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Caso Harold

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ESTUDIO DE CASO REALIZADO DURANTE LA PRÁCTTICA PROFESIONAL

DEL ESTUDIANTE AL INTERIOR DEL HOSPITAL PSIQUIÁTRICO


UNIVERSITARIO DEL VALLE

JOSÉ ALEJANDRO VARONA RIASCOS


Cód. 1135771

Asesora académica:
MÓNICA PATRICIA LARRAHONDO

UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA CALI


FACULTAD DE PSICOLOGÍA
PROGRAMA DE PSICOLOGÍA
SANTIAGO DE CALI

2018
1 DATOS PRELIMINARES

Nombre: Harold Alberto Morales Ríos.


Edad: 24 Años.

Origen y procedencia: Vereda ‘La María’, corregimiento Puerto Frasadas, Tuluá, Valle del
Cauca.
Residencia actual: Cali, Valle del Cauca.
Escolaridad: Segundo de primaria.
Ocupación: Agricultor.
Acompañado por: La madre y una de sus hermanas hermana.

2 MOTIVO DE CONSULTA

Para la presentación del caso en cuestión, se tendrán en cuenta dos momentos en los que se
refiere un motivo de consulta. En primer lugar, se registrará el que tuvo lugar en urgencias
del Hospital Psiquiátrico Universitario del Valle, para después permitir al paciente expresar
una demanda en torno a su proceso.

MC-Urgencias: El paciente ingresa al servicio en compañía de una de sus hermanas y de su


madre, esta última es quien refiere: “Está muy mal”.

MC-Paciente: Por su parte, el paciente realiza una demanda clara al ingresar a la sala de
hospitalización número 6: “Yo necesito hablar con el más inteligente del lugar, solo él me va
a entender”.

3 CONTEXTO DE LA ATENCIÓN

Para contextualizar el paso del paciente por el Hospital Psiquiátrico Universitario del Valle,
se decide describir brevemente su paso por los diferentes servicios de la institución.

Urgencias: El paciente ingresa urgencias bajo la premisa de que asistían para que le
colocaran un medicamento a la madre, la cual presentaba afecto lábil. Ante la entrevista con
el psiquiatra de turno en dicho servicio, éste decide hospitalizarlo, ante lo cual el paciente se
torna vociferante e irritable, por lo cual es necesario suministrar sedación con 7,5 mg de
Midazolam e ingresarlo a la Sala 8 para control de impulsos y agresividad.

Hospitalización en sala 8: Harold ingresa a Sala 8, servicio de hospitalización de máxima


contención, en la cual presenta múltiples confrontaciones físicas y verbales con el personal
de salud y con otros pacientes de la sala. Tras dos semanas de internación, las ideas de
heteroagresión parecen disminuir, razón por la cual se decide traslado hacia sala de menor
contención.

Hospitalización en sala 6: Al ingreso al servicio de menor contención, en este caso la Sala


6, el paciente se torna más tranquilo, lográndose la contención verbal requerida para el
control de impulsos sin necesidad de inmovilización. En una oportunidad muestra señales de
agitación al interior del consultorio, por lo que el residente de turno decide suministrar
sedación inyectable, nuevamente 7,5 mg de Midazolam. Sin embargo tras esto, se realizan
múltiples intervenciones por parte de psicología y trabajo social, hasta finalmente conseguir
el control de síntomas maniformes y la desestructuración parcial de los delirios referenciales
hacia los familiares.

4 ESTRUCTURA DINÁMICA Y FAMILIAR

Frente a las dinámicas predominantes en la estructura familiar del paciente, es importante


resaltar la cualidad más llamativa de la familia del mismo; el extenso número de hermanos y
hermanas que tiene. Durante las entrevistas, el paciente refiere que su niñez tuvo lugar en
una zona rural cercana al municipio de Tuluá, lugar donde su padre se dedicaba
principalmente a la agricultura.

Su madre por su parte, se dedicaba a las labores del hogar, las cuales según el propio paciente
no eran pocas, pues el paciente cuenta con nueve hermanos. Al hablar de éstos, el paciente
refiere tener una relación lejana con todos sus hermanos, desde muy corta edad había sido
más apegado a su abuela que a su misma familia nuclear.

Su padre finalmente culmina la relación con la madre del paciente, quedándose sólo en la
finca, excepto por Harold y su hermana Luz Adriana. Los demás hermanos continuaron
trabajando en la finca del padre, pero solo el paciente y su hermana vivían en dicha zona. Su
madre decidió partir con ocho de sus hijos a una finca a pocos minutos de distancia.

Finalmente, Harold contrae matrimonio por lo civil con una mujer que vivía en el perímetro
urbano del municipio de Tuluá. De esta unión, nace la hija del paciente; Sara. Durante su
hospitalización, los lazos matrimoniales con esta mujer se debilitaron, continuamente el
paciente afirma que no necesita de ella, pues su hija es su único interés.

Tras la hospitalización en la cual el practicante conoce a este paciente, las dinámicas


relacionales al interior de esta familia estaban cada vez más tensas, razón por la cual fue
necesario realizar intervenciones individuales con algunos de sus hermanos y con su madre
directamente.

5 ANTECEDENTES DE SALUD MENTAL (PROPIOS O FAMILIARES)

Familiares: Al indagar en torno a posibles antecedentes de enfermedad mental en la familia


del paciente, la hermana refiere que un tío paterno, en sus propias palabras; “se enlocó”. Sin
embargo no aporta mayor información sobre un diagnóstico o un cuadro sintomático. La
madre afirma haber presentado múltiples episodios depresivos durante su vida, afirmando
que “duerme dos horas diarias” y mostrándose hipertímica durante la entrevista, se estima
una impresión diagnóstica de síntomas depresivos y maniformes, posiblemente asociados a
un Trastorno Afectivo Bipolar, sin embargo no cuenta con tal diagnóstico ni realiza consulta
por psiquiatría.

Propios: El paciente no es conocido en la institución (HPUV), sin embargo refieren sus


familiares que el cuadro clínico exacerbado inicia en diciembre del 2017, siendo
hospitalizado por primera vez en enero de 2018 en la clínica San Francisco de Tuluá,
institución en la cual, según el relato de la hermana, solo se le suministraban planes de
sedación constantemente, por lo cual deciden pedir el alta voluntaria a tan solo dos semanas
de haberlo hospitalizado.

Patológicos: Niega.
Quirúrgicos: Niega.
Alérgicos: Niega.
Traumáticos: Ingresa al HPUV con lesión en antebrazo derecho, provocada por un golpe
contundente.
Tóxicos: Consumo de marihuana desde los 15 años. Niega consumo de otras sustancias.
Farmacológicos: Niega. Se desconoce manejo farmacológico empleado en la clínica San
Francisco de Tuluá.

6 ENFERMEDAD ACTUAL

Harold Alberto es un paciente de 24 años de edad. Consulta en compañía de su hermana y


madre quienes refieren cuadro de siete meses de evolución así:

Inicia con cuadro maniforme y delirios referenciales hacia un hermano en específico, el


mayor de los nueve hermanos, el cual, según el paciente, era su competencia directa en la
recolección de café, por ser el hermano “más grande y fuerte”.

Posteriormente empieza a aquejar síntomas alucinatorios, expresados en soliloquios y risas


inmotivadas; “hablaba solo todo el tiempo, él decía que hablaba con unos espíritus y con un
señor de nombre Aníbal, que nunca hemos visto nosotros y que él dice que es un negro mudo
que habla con él y le da consejos”, afirma la hermana.

En diciembre del año 2017, el paciente ingresa al hogar de su madre y sus hermanos, en el
cual se encuentra también su esposa e hija. Armado con un machete, agrede a dos perros del
hogar con dicha arma y destruye varios objetos de la casa, como los juguetes de su hija y
algunos cuadros del lugar. Tras esto, encierra a su esposa, su hija, dos hermanas y su madre
en una habitación, orina en las puertas de algunas habitaciones, se desnuda y sale de la casa
hacia “el monte”, como él mismo lo expresa.

Sus hermanos llegan al hogar tras la recolección de café y ante la escena de las personas
encerradas, deciden esperarlo para realizar una contención física. Una vez el paciente vuelve
al hogar, entre siete hermanos consiguen contenerlo, sufriendo algunas lesiones en el
procesos, y finalmente deciden amarrarlo a una silla durante varias semanas, la hermana
afirma que aproximadamente un mes. Hasta su internación en la clínica San Francisco de
Tuluá.
De la contención física realizada, el paciente refiere que fue torturado por sus hermanos,
recibiendo en ocasiones burlas, obligándolo a comer en el mismo lugar en el que realizaba
sus necesidades básicas y en ocasiones incluso siendo golpeado con un objeto contundente
en sus extremidades; “el hermano mayor me metió un palazo en el brazo, vea como me lo
dejó de hinchado, todos son unos cobardes, sabían que si me desamarraban los picaba a
todos”.

Al egreso de dicha institución, el paciente se tornaba amenazante con estos hermanos que le
amarraron y torturaron, además de claros síntomas maniformes y labilidad emocional. Razón
por la cual deciden finalmente asistir al Hospital Psiquiátrico Universitario del Valle, en la
ciudad de Cali, bajo recomendación de un conocido de la familia.

7 DESCRIPCIÓN SEMIOLÓGICA (EXAMEN MENTAL)

Examen Mental (Ingreso a Urgencias): Paciente que cursa por la tercera década de la vida,
aparenta edad cronológica, tez trigueña, talla media, contextura delgada, organizado en
presentación e higiene personal. Colabora parcialmente con la entrevista. Establece contacto
visual intermitente con el entrevistador. Psicomotor con presencia de movimientos
adaptativos en las manos. Afecto lábil, al inicio de la entrevista eufórico, al final se torna
triste, con llanto fácil. Curso del pensamiento asindético e irrelevante, con producción
ideo/verbal aumentada e intervalo pregunta-respuesta corto, vociferante por momentos.
Contenido del pensamiento expresa ideas delirantes de grandeza, referenciales y
persecutorias, niega ideas de muerte, niega ideación suicida estructurada, niega ideas de
agresión a otros. Forma del pensamiento ilógica. Sin alteración sensoperceptiva durante la
entrevista. Sensorio alerta, orientado en persona y lugar parcialmente en tiempo, distractil.
Juicio de realidad comprometido.

Examen Mental (Ingreso a Sala 6): Paciente masculino que cursa por la tercera década de
la vida, quien aparenta una edad mayor a la cronológica, tez trigueña, talla y contextura
media. Presentación personal adecuada. Realiza contacto visual con su entrevistador,
colabora con la entrevista. Psicomotor: Euquinético. Afecto: Exaltado hacia la manía.
Pensamiento: Asociación laxa de ideas, logorreico, intervalo pregunta-respuesta corto,
aumento en la producción ideativa. Habla en volumen de voz sin alteraciones. Delirio de
grandeza, místico, persecutorio y referencial hacia familiares. Niega ideas de auto y de
heteroagresión. Forma ilógica. Sensopercepción: Niega alucinaciones e ilusiones, no se
observa conducta alucinatoria durante la entrevista. Sensorio: Alerta, orientado en persona,
lugar, desorientado en tiempo, sin fallas evidentes en la memoria, disproséxico,

Juicio y raciocinio: Comprometido.

8 INTERVENCIONES

Frente a las intervenciones, es importante empezar aclarando que no se realizaron


pruebas de tipo proyectivo, ni se emplearon técnicas o herramientas estéticas como el dibujo
o las narrativas, sino que desde la primera impresión generada a partir del ingreso del paciente
a la Sala 6, hasta su posterior egreso y cierre de la misma; se empleó única y exclusivamente
el discurso.

Ingreso a Sala 6:

Durante el ingreso a la sala, el paciente refiere haber sido llevado bajo el engaño de
la familia, los cuales le comentaron que necesitaban realizar un ajuste a la medicación para
la depresión de la madre, la cual presentaba un cuadro de llanto presuntamente inmotivado,
presenciado por el paciente; “yo vine porque mamá dijo que se sentía muy triste y que
necesitaba pastas, yo la veía muy mal siempre, llorando”.

Este engaño, como él mismo lo califica, se suma a los eventos anteriormente


mencionados como el maltrato; “…y fuera de eso la otra vez me torturaron, me tuvieron que
coger entre todos los hermanos porque saben que yo tengo mucha fuerza, Dios me dio a mí
muchos talentos para cambiar este mundo”. Además refiere que desea hacerles daño en
cuanto salga, a manera de venganza por lo ocurrido.

Finalmente concluye diciendo que necesita hablar con la persona más importante de
la sala, pues refiere que aunque no tenga un alto grado de escolaridad ni de profesionalización
como los individuos que se encontraban en ese momento al interior del consultorio, él se
considera alguien de una sapiencia subestimada. Ante esta petición, la Dra. Ordóñez,
psiquiatra a cargo de la sala en ese momento, le refiere que todos estarán a cargo de su caso,
pero que considera que es posible que el psicólogo, quien redacta este caso, esté al tanto de
las situaciones y emociones que desee expresar, de esta forma el paciente accede a un espacio
psicoterapéutico diferente al ámbito psiquiátrico formal.

Sesiones iniciales:

Tras esto, Harold busca constantemente entablar diálogo, permaneciendo en


ocasiones largas jornadas fuera del consultorio. Esto hasta que en una oportunidad, es posible
entablar una entrevista inicial, de conocimiento principalmente de su situación familiar y de
aspectos de su infancia.

Refiere entonces que decide no estudiar más porque realmente siente mayor afinidad
por el trabajo que se realiza en el campo, específicamente en el cultivo de café. Se auto-
concibe como un sujeto tranquilo, que aunque cuente con una gran fuerza e inteligencia, no
busca generar un daño directo al otro con estos talentos, descubiertos además desde temprana
edad; “yo me daba cuenta que recogía más café que todos, solo un hermano me daba pelea,
y siempre competimos por eso”.

Dentro de su discurso, priman ideas religiosas y místicas, en torno a brujería; “a mí


me tienen es rezado doctor, aquí la gente no me cree y antes le dicen a uno que está loco, me
rezó mi hermano”. Y al cristianismo principalmente; “yo cuando era pequeño iba mucho
donde una abuela, ella me enseñaba a orar y me decía que yo tenía que estar con Dios, que
no podía levantarme ni acostarme sin orar y que todo había que agradecérselo”.

Estas ideas se muestran inflexibles en un primer momento, no toleraba ningún


comentario al respecto que pudiera desacreditar el valor otorgado a Dios o a la existencia de
la brujería, razón por la cual era necesario contenerlo al interior de la sala, por agitaciones y
confrontaciones con un paciente que afirmaba ser “el diablo”. Sin embargo, era posible la
contención verbal.

Sesión quinta:

Hacia la quinta sesión, el paciente esperaba cada semana el espacio donde podía ser
escuchado durante una larga jornada, pues aunque el estudiante de psicología hablara con él
durante 20 minutos o una hora, con la repetición se observó que tras una entrevista de mayor
duración, que llegaba en ocasiones a superar incluso la hora, se mostraba satisfecho,
manifestando tal sentimiento con una progresiva reducción del contenido ideo-verbal.

Pues bien, durante esta sesión en específico, Harold parecía menos concentrado en la
conversación, mostrando una posible distractibilidad intra-psíquica, que lejos de parecer una
conducta alucinatoria, lucía más como un debate interno alrededor de contar o no lo que
pasaba por su pensamiento. Hasta que finalmente se decide por postergar dicho tema;
“doctor, yo después de lo de mis hermanos pienso que no puedo confiar en nadie, deme más
tiempo para hablar de eso”. El estudiante le explica que no tiene ningún tipo de presión y
que incluso podría tener egreso de la institución sin haberle referido lo que quería contar,
quizá como una pobre y esperanzada herramienta para que el espacio fuese interpretado como
libre de interpretaciones rotuladoras.

9 ANÁLISIS DE CASO

Impresión diagnóstica:

Frente al diagnóstico que podría contener los síntomas presentes en el paciente, resulta
importante descartar en primer lugar el Eje II del DSM IV, correspondiente a los trastornos
de la personalidad, principalmente porque ni Harold ni su familia refieren una personalidad
previa consonante con los síntomas actuales por los que ingresa al hospital.

Por otra parte, el diagnóstico que engloba al paciente y que abarca de la mejor manera el
cuadro sintomático del mismo, podría establecerse como un Trastorno Afectivo Bipolar,
colocando énfasis en el evento de manía que experimentaba el paciente, los ademanes de
seducción, el afecto exaltado, la presencia de ideas de grandeza y finalmente, el componente
de la psicosis.

Este último, pese a que no corresponde a una característica exclusiva de dicho diagnóstico,
se puede observar acompañada de los síntomas de manía en Harold, lo cual daría como
resultado un F-312; TAB con evento manía y síntomas psicóticos. Las ideas pasan de ser
sobrevaloradas a convertirse en delirios y la presencia de conducta alucinatoria, corresponden
a los síntomas más peculiares en el paciente durante el evento que tuvo lugar meses antes de
la hospitalización, por encima incluso de los síntomas maniformes.
Psicosis y Psicoanálisis:

Frente al psicoanálisis por otra parte, no se tratará ya de la pertenencia a una de las múltiples
variantes de trastornos mentales descritas por el DSM o el CIE; sino que se establecerán los
conceptos propios del psicoanálisis en torno a la psicosis, entendida de manera diferencial
por establecer un diagnóstico que hace referencia a una organización psíquica, a una
ubicación específica frente al deseo.

Freud, por su parte, interesado principalmente en delimitar un objeto de estudio, adopta a las
neurosis bajo este interés, y no es sino hasta que la Escuela de Zúrich le interroga en torno a
las psicosis, que este autor se interesará por el tema del presente trabajo de grado; la locura.

Bien, para esta tarea, se hace necesario dilucidar que hasta esa fecha, puntualmente entre
1910 y 1911, existirían dos grandes escuelas que empezarían a mostrar interés por el
psicoanálisis y la integración de los conceptos hasta el momento abordados por Freud: Las
escuelas psicoanalíticas de Viena y de Zúrich, estas últimas lideradas por Carl Gustav Jung
y Eugen Bleuler.

De esta manera, Jung y Bleuler mostrarían interés por lo que a la fecha se le llamaba como
dementia praecox, conjunto que tomaría el nombre de esquizofrenia, y realizarían sus
publicaciones Sobre la psicología de la demencia precoz de 1907, y Demencia precoz o el
grupo de las esquizofrenias de 1911, respectivamente. Sin embargo, se toparán con los
desafíos propios del abordaje clínico de las psicosis, razón por la cual, acudirán al padre del
psicoanálisis por respuestas a sus encrucijadas frente al extrañamiento del mundo exterior en
ejercicio de la clínica psicoanalítica.

Freud, a este respecto, publicará en 1911 su estudio de caso sobre las memorias del presidente
del tribunal de Dresde; Paul Daniel Schreber, pero antes de abordar dicho análisis que
comprendería, en palabras de Lacan, en una de las mayores genialidades interpretativas jamás
realizadas por el padre del psicoanálisis, es necesario decir que esta publicación se ve
acompañado de constantes alusiones a dos artículos publicados por el mismo Freud.

Entonces se hará mención del primer texto en el abordaje de dicho análisis: Tres ensayos
sobre una teoría sexual que verá la luz en 1905. Para esta publicación, Freud advierte que
desconocer la posibilidad de una sexualidad infantil repercutirá en un error crucial en el
entendimiento del aparato psíquico y sus vicisitudes, argumento que servirá para que sus
detractores realicen diversas acusaciones sobre su persona, pero que, lejos de significar algo
entorno a su personalidad, más bien daban cuenta de la profundización de su teoría.

Expone entonces en dicho artículo una conjetura en torno a la infancia, la cual define que el
niño tiene un primer estadio en el cual su cuerpo, su carácter erógeno y su interés principal,
se centrará en el lugar del propio sujeto, de predominancia genital, dotando a éste de un
carácter autoerótico, estadio más primitivo de la evolución psicosexual y en el salto al amor
de objeto.

Entonces, una evolución en dicho desarrollo psicosexual, le llevará a dar un paso hacia la
entrega objetal, visto como un estadio narcisista de carácter homosexual, esbozo primero en
la consolidación y entrega hacia los objetos. Pero, ¿Por qué se dice que significa un esbozo
primero? Pues bien, porque su primer objeto de entrega será sí mismo, su propio ser y su
propio sexo, paso crucial para el paso a la heterosexualidad, donde marcará la inclinación
hacia el otro sexo.

Una vez superado el lugar del narcisismo, visto tras el advenimiento del estadio entendido en
el psicoanálisis como el complejo de Edipo, el infante hará del otro su objeto, entregándose
a él y llegando al tercer estadio, al amor de objeto.

Sin embargo, una vez esclarecido lo anterior, Freud hace hincapié sobre dos posibilidades
siempre presentes en el aparato psíquico de todos los sujetos, la regresión y la fijación,
entendidos, en el primer caso, como un retorno a uno de los estadios del desarrollo
psicosexual y, en el segundo, al mantenimiento en dicho estadio.

Ahora bien, una vez aclarado lo anterior, seis años han de pasar para que Freud acepte la
petición de la escuela de Zúrich y emprenda su camino hacia entender y teorizar las psicosis.
Pero debe decirse, por él mismo y por quienes estudian su lugar en dicha estructura clínica,
que no le era posible ni viable acceder a los pacientes psicóticos, principalmente porque no
se encontraba adscrito a una institución pública, las cuales debe decirse, colocaban al
psicótico en un lugar de delincuente y tornillo suelto de la sociedad.
Esto, sumado a que consideraba imposible la clínica con estos pacientes, por razones que se
abordarán posteriormente, lo llevaron a realizar el análisis de las memorias escritas
autobiográficamente por Schreber, texto que tiene por nombre Memorias de un enfermo de
nervios. Y a publicar en 1911 su análisis sobre las mismas, titulado Puntualizaciones
psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (Dementia paranoides) descrito
autobiográficamente, al que le precedió Un caso de paranoia que contradice la teoría
psicoanalítica, publicado cuatro años después en 1915.

Pues bien, ambos textos tienen por finalidad realizar una descripción del cuadro clínico
expuesto por el mismo Schreber en sus memorias, a la vez que se van realizando
puntualizaciones y análisis sobre lo descrito por éste en los tres momentos de su enfermedad.

Ahora, esta publicación cobrará mayor importancia en otros apartados del presente trabajo
de grado, pero puede decirse llegados a este punto, que Freud establece gracias a este caso
sus precisiones frente a la paranoia, en conjunto con Tres ensayos sobre una teoría sexual y
el texto que se verá posteriormente, estableciendo que para esta patología, existiría una
defensa similar a la represión, de mismo nombre pero que difiere de la que tiene lugar en las
neurosis, y que se erige ante una supuesta homosexualidad.

Esto sumado a un desasimiento de las cargas libidinales presentes en los objetos, a un delirio
de grandeza y a una fijación en el estadio del desarrollo psicosexual de carácter narcisista
que, al no poderse fijar sobre el narcisismo primario, encuentra lugar en una segunda
manifestación de éste, entendido como narcisismo secundario. Establece además que para
todas las psicosis existiría una regresión y fijación de este tipo, pero para el caso de la
esquizofrenia, ocurriría una regresión y fijación sobre el estadio más primitivo, el autoerótico,
y dichas fijaciones representarían la razón principal que imposibilita la clínica con estos
pacientes.

Entonces, además de los paranoicos y los esquizofrénicos, se suma a una nueva categoría que
mostraría por igual un desasimiento de las cargas libidinales y un extrañamiento del mundo
exterior, emergerían las parafrenias. Estas tipologías clínicas, se inscribirán dentro de su
nueva nosología dentro de las neurosis narcisistas, y se entenderían como aquellos pacientes
que han realizado un desagarro en la realidad al retirar las cargas libidinales de los objetos,
retornando las mismas sobre el yo.
Pero ¿qué significa esto para la clínica? Pues bien, no sería posible llevarse a cabo una clínica
psicoanalítica propiamente dicha, pues las cargas libidinales que antes pertenecían a los
objetos, migran hacia el yo, imposibilitando el tránsito libidinal presente en la transferencia,
y como se sabe, no hay transferencia posible sin dicho tránsito.

Ahora bien, finalizando la segunda nosología de Freud, emerge en 1914 su publicación


Introducción al narcisismo, artículo final que pretenderá dar luz hasta lo que hasta ahora
parecía aún inocuo. En este punto, y para dar inicio al artículo, remarca la importancia del
estadio narcisista en el desarrollo psíquico de todo ser humano, pues comprenderá el
momento en que el individuo dota a su propio cuerpo de una cualidad sexual, una
complacencia y satisfacción para él mismo, que de no mudar a la elección de objeto, entraría
a constituir lo que más adelante se entendería como estructura perversa.

Tras esto, realiza una diferenciación entre las neurosis de transferencia, categoría que
englobaría a la histeria, la obsesión y las fobias, por su cualidad de poder acceder a la clínica
psicoanalítica a través de la transferencia entre el analizado y el analista, pues éstos tendrán
la cualidad de mantener un vínculo erótico sobre los objetos que, si bien puede mostrar en
algunas ocasiones un deseo por ignorar o desligarse de una porción de la realidad objetiva,
mantendrá dicha relación aún contra su voluntad.

Y, por otro lado, continuando con lo anterior, emergen las neurosis narcisistas, que
contendrán a lo que más adelante se situará como las psicosis, que ya han sido mencionadas
con anterioridad y que comprenderán a todos aquellos pacientes a los que, por el arrancar de
la libido objetal, centran su energía libidinal sobre el propio yo, imposibilitando la
transferencia.

Así que, en síntesis, puede decirse que hay dos libidos que serían cruciales para pertenecer a
una u otra categoría, la libido objeta y la libido yoica, en las cuales, para el primer caso,
comprenderían un mantenimiento absoluto de la energía libidinal sobre los objetos a través
de la fantasía, mientras que, del lado de las yoicas, la energía retirada de los objetos retorna
al yo desde una fijación en el estadio narcisista denominado secundario o, como segunda
posibilidad, una fijación en el estadio más primitivo, el autoerotismo.
De esta forma es posible apreciar en Harold un cuerpo que es extraño, que parece poseerle a
él y no al contrario. Esto fundamentado principalmente en su discurso, desde el momento en
el que narra los acontecimientos y significados experimentados a partir del evento psicótico,
hasta la verbalización misma de su delirio, pasando incluso por su personalidad previa.

De esta forma, en primer lugar podría establecerse los acontecimientos de la noche en que
Harold huyó al “monte” como él mismo lo describe. El paciente refiere un cuerpo que
cambiaba de color en base a las emociones y que le otorgaba cualidades propias de cada
variante. Así, cuando su cuerpo se tornó rojo, sintió tener la fuerza “de mil hombres” para
liberarse de las retenciones de sus hermanos, de igual forma en que se tornó verde en cuanto
entabló un diálogo con la alucinación durante su “bautizada”.

Por fuera de las entrevistas, además, se evidenciaba cómo Harold observaba continuamente
su rostro al espejo, acercándose y alejándose para ver y re-contemplar la imagen que
reflejaba, sumado a que continuamente miraba sus manos cuando refería el trabajo que
realizaba en la zona rural en la que vive.

Este cuerpo extraño puede conjeturar, en compañía por supuesto de los síntomas positivos
de la psicosis, los más floridos en el discurso del paciente; las alucinaciones y los delirios, la
estructura propia de las Psicosis en la que podría ubicarse al paciente: La Esquizofrenia. Este
otro que no puede gozar de su cuerpo, este cuerpo que actúa y otorga cualidades según su
propia norma y este cuerpo que resiste incluso situaciones adversas, conjeturan alrededor de
un cuerpo desfragmentado, que no permite que un otro goce de él, a la expectativa de
cualquier movimiento con este propósito. Un cuerpo que retorna sobre sí, mostrando una
posible fijación en un estadio más primitivo dentro de las etapas del narcisismo; el
autoerotismo.

10 DIAGNÓSTICO

Diagnóstico Psiquiátrico: Trastorno Afectivo Bipolar, con evento manía presente y


síntomas psicóticos. Código F312.

Diagnóstico Psicológico: Desde el psicoanálisis, se considera una estructura psicótica, tipo


clínico paranoide.
11 RECOMENDACIONES/PLAN DE MANEJO

Manejo farmacológico: El paciente es manejado al interior de la sala con múltiples


antipsicóticos, mostrando síntomas extra-piramidales con Haloperidol y Clozapina.
Finalmente se decide optar por la Quetiapina como antipsicótico. Se establece uso de doble
modulador afectivo para el control de síntomas maniformes, utilizando Ácido Valpróico y
Carbonato de Litio. Se realiza remisión de control por psiquiatría cada mes por consulta
externa.

 Quetiapina x 200mg. (2-0-3).


 Carbonato de litio x 300mg. (2-0-2).
 Ácido Valpróico x 250mg. (1-0-2).

Manejo psicológico: El paciente al egreso solicita remisión por psicología, razón por la cual
se decide remitir a la Unidad de Salud Mental del Hospital Universitario del Valle. Esto
justificado bajo la premisa de que la referencialidad del paciente hacia sus familiares
corresponde a sucesos de agresión previos a su hospitalización, así que para favorecer la
desestructuración total del contenido delirante en el pensamiento, se considera que el manejo
farmacológico deberá estar acompañado por psicoterapia.

12 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Álvarez, J. (1985). Recorrido por los clásicos, de la paranoia y reflexiones nosológicas que
de éste dimanan: Paranoia y esquizofrenia. Cuadernos de Psicología, 125-153.

Calle Archila, V. P. (2016). De la psicopatología freudiana a las estructuras clínicas


lacanianas (Tesis de maestría). Universidad Nacional, Bogotá, Colombia.

Freud, S. (1991). Conferencias de introducción al psicoanálisis. En Obras completas, vol.


XV. Buenos Aires: Amorrortu.
Freud, S. (1910). Obras Completas. En Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de
paranoia (Dementia Paranoides) descrito autobiográficamente (1911 [1910[) (Vol.
XII, págs. 1-73). Buenos Aires: Amorrortu Editores.

Galante, D. (2009). Concepción freudiana de las psicosis. En J. C. Fantin, D. Galante, & P.


Fridman, Escuchar las psicosis (págs. 73-100). Buenos Aires: Grama Ediciones.

Galende, E. (2003). De las psicosis paranoicas: Lacan y la nosografía. Intercambio de


Psicoanálisis, pp.25-39.

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