Abigail Mejía
Abigail Mejía
Abigail Mejía
Esta destacada escritora dominicana partió hacia España muy joven, tan pronto
concluyó sus estudios en el Instituto de señoritas Salomé Ureña y en el Liceo
Dominicano. En aquel país, continuó su preparación en la ciudad de Barcelona,
(teniendo como profesora a María Montesorri), en el colegio de la Compañía de Santa
Teresa de Jesús y en la Escuela Normal, obteniendo en esta última el título de
Maestra Normal de Segunda Enseñanza, en 1912, cuando apenas contaba con 17 años de
edad. Siguió viviendo en España hasta que cumplió los 30 años de edad y allí
publicó los siguientes libros: “Por entre frivolidades”, “Brotes de raza”,
“Historia de la literatura castellana” y la novela “Sueña Pilarín”, a la que hemos
estado haciendo referencia.
Después de regresar al país, cosa que hizo en 1925, Abigaíl Mejía publicó los
libros: “Biografía de Meriño”, “Ideario feminista”, “Vida de Máximo Gómez” e
“Historia de la literatura dominicana”, que fue la primera Historia de la
Literatura Dominicana, editada en la Imprenta Caribe en 1937, la que consta de 146
páginas. También colaboró con periódicos y revistas, en donde publicó una serie de
ensayos y conferencias suyas, entre los que destacan: “Hojas de un Diario viajero”,
“De mi peregrinación a Roma y Lourdes”, “Evolución del feminismo”, “Plan acerca de
la Fundación de un Museo Nacional”, “Blanco y negro”, “El Porvenir de la Raza”,
“Cromos” y “La Mujer y el Amor en las obras de Lope de Vega, Tirso y Calderón”.
Durante sus años de maestra en la Escuela Normal de Santo Domingo, fue profesora de
mi madre, que es egresada de dicha escuela como maestra. Los frecuentes relatos que
ella me hacía sobre aquella profesora feminista regresada de España, de tez blanca
y frente amplia, me motivaron a interesarme en su literatura. Ese interés creció
años más tarde, cuando en numerosas ocasiones conversé sobre ella con su hijo, el
poeta y abogado Abel Fernández Mejía, con quien llevé una buena amistad hasta su
muerte. Aquel poeta amigo, que quedó en la orfandad muy tempranamente, se quejaba
amargamente de no tener más que recuerdos muy vagos de su breve convivencia con su
madre, a la que, sin embargo, conoció plenamente a través de su literatura.
Volviendo a la novela “Sueña, Pilarín”, sobre ella nos dijo el laureado escritor
dominicano, don Virgilio Díaz Grullón, que “relata con lenguaje a la vez sencillo y
tierno, salpicado a ratos de humorismo, la historia de una niña de origen
dominicano, pero nacida y criada en España, que vive intensamente los episodios de
una vida accidentada que se inicia con una orfandad temprana, padece luego de
tristezas de una adopción impuesta por las circunstancias, sufre la severidad de un
convento de monjas, confronta los embates de una pasión incestuosa y finalmente,
encuentra en el amor de un apasionado joven domincano la felicidad plena que le
había negado hasta entonces la vida”.
Es curioso, pero vale la pena señalar, que durante su último año de vida, Abigaíl
Mejía utilizó el pseudónimo de Pilarín, extraído, precisamente, de su novela
“Sueña, Pilarín”. Quién sabe si queriendo confesar que algunas partes de su novela
son autobiográficas.