Poesía S XX Subrayado
Poesía S XX Subrayado
Poesía S XX Subrayado
A este grupo pertenecen Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso, Luis
Cernuda, Gerardo Diego, García Lorca, Jorge Guillén, Pedro Salinas…
La época que les tocó vivir les hizo mostrar sus inquietudes sociales y políticas.
Mayoritariamente se mostraron partidarios de la República al iniciarse la guerra civil.
Tras la guerra, excepto Lorca fusilado en 1936, gran parte se fueron al exilio donde
mostrarán la nostalgia por la patria perdida.
Se han señalado varias fases en la evolución del grupo que pueden reducirse a tres,
pero advirtiendo que no todos los poetas las cumplen en la misma medida ni al mismo
tiempo.
Paralelamente, el interés por la perfección formal les lleva a los clásicos. A ello
responde el cultivo de estrofas tradicionales que, entre 1925 y 1927, se observa en
Lorca, Alberti, Gerardo Diego, Cernuda, Guillén…
A partir de todo esto, se desemboca en el fervor por Góngora que tres siglos antes ya
se había propuesto hallar un lenguaje especial para la poesía, muy alejado del
lenguaje usual.
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Segunda etapa: de 1927 a la Guerra Civil
El culto por Góngora marca la cima y el descenso por los ideales esteticistas.
Comienza a notarse cierto cansancio del puro formalismo. Se inicia un proceso de
rehumanización en distinta medida entre los miembros del Grupo. Esto coincide con la
irrupción del Surrealismo, radicalmente opuesto a la poesía pura.
La mayoría refleja en su poesía las inquietudes sociales y políticas del momento (caída
de la dictadura y de la monarquía, vicisitudes de la República). Algunos -Alberti,
Cernuda…- adoptan una militancia política concreta y, de forma más o menos activa,
todos se mostraron partidarios de la República al estallar la guerra.
Pasa la guerra civil. Lorca ha muerto en 1936. Los demás -salvo Aleixandre, Dámaso
Alonso y Gerardo Diego- parten a un largo exilio. Cada cual sigue su rumbo pero sin
abandonar una poesía entrañablemente humana.
Rafael Alberti vivió en el exilio hasta 1977 (fue diputado por el PCE en la primera
legislatura democrática). Entre sus obras podemos destacar “Marinero en tierra”
(1924) en el que recrea la lírica popular recordando la mar gaditana desde Madrid. Otra
obra suya, “Sobre los ángeles” (1929), es una buena muestra del Surrealismo.
También cultivó la poesía social y política desde 1931.
García Lorca suma a su interesante obra como dramaturgo, una importante obra
poética. Su personalidad nos ofrece dos vertientes: un Lorca de vitalidad arrolladora y
otro más hondo que siente un íntimo malestar, un dolor de vivir, un sentimiento de
frustración. El tema del destino trágico, la imposibilidad de realización es el elemento
que da unidad a su obra poética y teatral. Lo popular y lo culto van también
hermanados en sus poemas.
Entre sus libros destacamos “Romancero gitano” que nos acerca a la marginación, a
la frustración. Su visita a EEUU en 1929 le supuso una gran conmoción que podemos
apreciar en “Poeta en Nueva York”. Vemos el poder del dinero, la injusticia social, la
deshumanización, etc. Incorpora un acento social; la frustración y la angustia no son
solo del poeta sino que sintonizan con millones de seres humanos que sufren. Su
última obra es la colección de “Sonetos del amor oscuro”, publicados mucho
después de su muerte, en 1984.
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Pedro Salinas, junto a su interesante labor como crítico, nos ofrece una interesante
obra poética. En 1936 se instaló en EEUU y allí permaneció hasta su muerte en 1951.
Trata de manera recurrente dos temas, el amor y la búsqueda de la perfección
(integración entre el yo y el mundo). El amor en su poesía es un amor rabiosamente
optimista, una fuerza que da sentido a la vida. Sus obras más conocidas son “La voz a
ti debida” (verso de Garcilaso), “Razón de amor” (palabras de nuestra poesía
medieval) y “Largo lamento” (tomado de Bécquer).
Vicente Aleixandre, es uno de los que más fruto sacó del Surrealismo, pero
aprovecha de éste solo aquello que pueda serle útil para su proyecto poético. Su obra
suele dividirse en etapas, la primera (1928-1943) se caracteriza por una visión
pesimista del hombre. Destacan “Ámbito” (1928), “Espadas como labios” (1931),
“La destrucción o el amor” (1933) y “Sombras del paraíso” (1943).
Gerardo Diego, es otro de los exponentes generacionales que tan pronto elabora
teorías críticas como poemas de belleza infinita. Su poesía es rica y variada. La crítica
tiende a observar un movimiento oscilatorio entre su “poesía relativa” (la que se apoya
directamente en la realidad) y “poesía absoluta” (que se nutre sólo de sí misma). El
conjunto de su poesía se suceden composiciones con versos tradicionales con otras
con versos raros, nuevos y diversos. “Versos humanos” (1918-1924), “Imagen”
(1922) y “Manual de espumas” (1923), los dos últimos, exponentes del quehacer
vanguardista. Tras la Guerra Civil se volvió más tradicionalista. Trató todo tipo de
temas: religioso, amoroso, taurino, musical, pueblos de España…Gerardo Diego es la
mejor imagen de la síntesis entre tradición y renovación. Es un gran maestro en el arte
de versificar, a lo que añade sensibilidad y sabiduría.
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Miguel Hernández: El rayo que no cesa
Esta obstinada
piedra de mí brota y
sobre mí dirige la
insistencia
de sus lluviosos rayos destructores.
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A la vez, se trata de una obra colorista que sigue los preceptos impresionistas por su
enfoque sensorial: luz, color, aromas, sonidos e impresiones visuales. Al libro
pertenece la elegía escrita a su amigo Ramón Sijé -la muerte de su gran amigo
coincidió con la publicación del libro-. Luego, su compromiso social le inspira “Viento
del pueblo” (1937), una de las escasas obras de calidad escritas durante la contienda.
Algunos poemas de este libro como “El niño yuntero” o “Aceituneros” han sido
popularizados a través de versiones musicales de Joan Manuel Serrat, Víctor Jara…
POESÍA DE POSTGUERRA
Poesía social
1955 es un hito, con las dos obras de Blas de Otero y de Celaya: Pido la paz y la
palabra y Cantos íberos en las que ambos superaban su anterior angustia existencial
y se abrían a los sufrimientos de los demás. La solidaridad será la clave; “la poesía –
dice Celaya- es un instrumento para transformar el mundo”. La poesía, por tanto, debe
tomar partido ante los problemas del mundo que le rodea.
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incompletas”.
En cuanto a la temática hay que destacar la gran proporción que alcanza el tema de
España, más obsesivo que en los noventayochistas y con un enfoque bien distinto
(más político). Dentro de la preocupación general por España se sitúan temas
concretos: la injusticia social, el mundo del trabajo, el anhelo de libertad, etc.
Las intenciones de estos poetas hacen que se dirijan “a la inmensa mayoría” con un
lenguaje claro, directo. Las preocupaciones estéticas quedan pospuestas. Muchos
caerán en una poesía “prosaica”, de escaso interés; otros aciertan a descubrir las
posibilidades y los valores poéticos de la lengua cotidiana. Además de los poetas ya
mencionados debemos citar como poetas sociales a Ángel González, un poco más
joven, y a muchos de los representantes (como Victoriano Crémer, Eugenio de Nora o
Carlos Bousoño) de la llamada poesía “desarraigada”, la de quienes expresan –con
un estilo bronco, directo y poco preocupado por recursos- la desazón y angustia por
vivir en un mundo que les parece caótico y doloroso; además presentan una
religiosidad conflictiva y un humanismo dramático cercano al existencialismo y se
agrupan en torno a la revista Espadaña, fundada en 1944.
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De la poesía social a una nueva poética (años 60).
Generación de medio siglo.
Características
Ya durante los años de auge de la poesía social, se observan otras corrientes poéticas.
Poetas como José Hierro o José Mª Valverde, aunque presentan a veces acentos
sociales, no pueden encasillarse en aquella tendencia. Y ya hacia el final de la década
de los 50 comienzan a aparecer poetas nuevos que representan la superación de la
poesía social.
En 1960 Celaya admitía que “aunque uno no lo quisiera, seguía siendo un minoritario”,
se comprende que era ilusorio querer “transformar el mundo” con libros de poesía de
tiradas muy limitadas. El despego de la poesía social irá creciendo en los años 60. No
se abandona la preocupación por el hombre, pero domina cierto escepticismo que los
aleja de la poesía social. Huyen de todo tratamiento patético y se vuelve a una poesía
de la experiencia.
Destacan en esta línea Ángel González, Jaime Gil de Biedma, José Ángel Valente,
Francisco Brines y Claudio Rodríguez, autores que ejercerán un especial magisterio
en posteriores promociones y que son conocidos como la generación del cincuenta o
del medio siglo y que se agrupan en torno a Barcelona y Madrid. Coindicen en un
desplazamiento de lo colectivo a lo personal, en una refinada ironía, en el humor… Nos
hablan del tiempo, de la fugacidad de la vida, del “paraíso perdido”, de la infancia, del
amor, reflexionan sobre la propia poesía…
Ángel González (Oviedo, 1925-2008). Su obra presenta dos etapas, aunque, vistos en
su conjunto, sus versos constituyen un único libro en continuo desarrollo.
El primer ciclo comienza con “Áspero mundo” (1956) y se alarga hasta “Tratado de
urbanismo” (1967). Su poesía refleja una amarga decepción y un pesimismo de corte
existencial, que conjuga con una dura crítica del mundo que le rodea. El aspecto
fundamental de Áspero mundo es el paso del tiempo planteado con gran dramatismo, y
el dolor y la decepción son las notas predominantes. Otros libros: “Grado elemental”
(1962), “Palabra sobre palabra” (1965).
La segunda etapa comienza con “Breves acotaciones para una biografía” (1971) y
“Prosemas o menos” (1985), entre otros. Esta segunda etapa se caracteriza por una
mayor libertad expresiva que se traduce en distorsiones semánticas, rupturas de frases
hechas, juegos de palabras, deformaciones y violaciones sintácticas; también la ironía
y el humor que, en ocasiones, lleva al chiste; y el uso de un léxico muy poco poético
(los “antipoemas”).
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José Agustín Goytisolo (1928-1999). Se inicia con “El retorno”, elegía dedicada a
su madre muerta durante un bombardeo en Barcelona, tema que repite treinta años
después con “Final de un adiós”. Inició su poesía satírica con lenguaje sarcástico con
“Salmos al viento”, sigue con “Algo sucede” y “Bajo tolerancia”, obras en las que
muestra su irónica actitud ante la realidad española de entonces. En los años 80
publica tres nuevas recopilaciones de poemas: “Palabras para Julia y otras
canciones” donde agrupa sus “letras para cantar”, “A veces gran amor”, antología
de tema más o menos amoroso y “Sobre las circunstancias”, donde recoge poemas
de “circunstancias” con un tono irónico o sarcástico.
Jaime Gil de Biedma (1929-1990). Es breve la trayectoria poética de este poeta que
abandona la escritura de la poesía –según él– porque ya no siente la necesidad o la
pasión de escribir. El tema central de su poesía es el paso del tiempo y el cómo
salvarse del tiempo se convierte en una obsesión: él mismo declara que los dos temas
esenciales de su poesía son “el tiempo y yo”. Su obra poética “Compañeros de
viaje”, “Moralidades” y “Poemas póstumos” se halla recogida en un breve volumen
titulado “Las personas del verbo”.
Un aspecto importante de la poesía de Gil de Biedma es el escenario urbano en el que
se sitúan la mayoría de sus poemas, lo que se interpreta no solo como un signo de
modernidad sino también como una actitud irónica del poeta hacia los moldes poéticos
tradicionales en los que la naturaleza era un escenario convencional. Asimismo, es
frecuente en su poesía el empleo de un tono conversacional que acerca la expresión al
plano oral y le da una impresión de viveza.
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DEMOCRACIA
Poesía española contemporánea.
La poesía de los 70: los “Novísimos”
Pese a lo que acabamos de decir sobre su temática, estos autores no hacen “una
poesía de contenidos”. Como poetas persiguen metas estéticas. Lo que les importa,
ante todo, es el estilo. La renovación del lenguaje poético es su objetivo primordial;
estamos ante un nuevo vanguardismo paralelo a las corrientes experimentales de otros
géneros. Practican la escritura automática y recuperan elementos surrealistas. A veces
también recurren a la poesía visual: vuelven los caligramas de las primeras
vanguardias y añaden la técnica del collage, que consiste en incorporar al poema
textos procedentes de otros contextos (fragmentos periodísticos, publicitarios, citas en
francés o en inglés, partes de canciones, …).
Los modelos en los que se basan no pertenecen a la tradición literaria española. Las
influencias llegaron de muy diversas procedencias: el alemán Hölderlin, el griego
Kavafis, los simbolistas franceses de principios de siglo Verlaine y Rimbaud, poetas
hispanoamericanos como César Vallejo u Octavio Paz, etc. Practican una
intertextualidad que solo puede ser descifrada por lectores con la misma formación.
Son muy variadas las tendencias que se cultivan. Se sigue cultivando la poesía
surrelista (Blanca Andreu). Se mantiene una poesía culturalista (Luis Antonio de Villena
o Luis Alberto de Cuenca). Otros nombres destacados son: Andrés Trapiello, Julio
Llamazares, Julia Castillo, Leopoldo Alas,…
Luis Alberto de Cuenca: una lírica irónica y elegante Hola, mi amor, yo soy
el lobo
Su obra poética se caracteriza por una lírica irónica y elegante, a veces escéptica, o
desenfadada, en la que lo transcendental convive con lo cotidiano. Ha ido abordando
en sus libros diferentes aspectos de la antigüedad grecolatina, la mitología universal,
las letras románicas medievales, la literatura fantástica, el cine y los cómics.
La poesía de Luis Alberto de Cuenca ha ido evolucionando con el paso del tiempo,
desde un mayor hermetismo a una mayor comunicabilidad. Así, el poeta se aleja del
culturalismo superficial y el hermetismo de su etapa de nocturnidad, y empieza a
abogar por la claridad expositiva y la nueva estética, la denominada línea clara, donde
usa una métrica tradicional y temas clásicos, mezclando rasgos cotidianos, humor,
ironía, ambientación urbana, novela negra, tebeos, cine…, estilo también conocido
como su etapa de diurnidad.
Destaca su faceta de letrista musical; suyas son algunas de las letras más conocidas
del grupo de rock la Orquesta Mondragón. Alguno de sus poemas ha sido también
musicado por Gabriel Sopeña e interpretado por Loquillo.
Poesía del siglo XX
IES Nº 5 de Avilés- Lengua Castellana y Literatura 2º Bachillerato 2019-2020
Autores de la canción: Andy Taylor / Fernando Gonzales De Canales / Jaime Martinez Stinus /
Javier Gurruchaga Iriarte / John Taylor / Luis Alberto De Cuenca Y Prado / Nick Rhodes /
Roger Taylor / Simon Le Bon Letra de Caperucita feroz © Sony/ATV Music Publishing LLC
En esta antología se recogen los poemas que tratan del hilo temático del amor (la
mujer, el amor, el deseo y la pasión), en su vertiente del “romanticismo feroz” más
típico de las últimas obras del autor puesto que reflejan un concepto del romanticismo
como algo real, basado en lo físico y eminentemente urbano y repleto de contrastes,
paradojas y humor.
En la canción, Caperucita se nos presenta como una niña mujer que, en realidad,
busca el amor voraz del lobo, el lado salvaje del hombre («Yo solo quiero una noche
sin final en la que ambos nos podamos devorar»). El texto se carga de erotismo a
propósito, porque así el poema contrasta con la inocencia característica de la niña del
texto original y su adscripción al género de la literatura infantil.