¿Qué Es El Insight?
¿Qué Es El Insight?
¿Qué Es El Insight?
¿Qué es el insight?1
Grazia Vittigni2
Novedad en la mirada
Para comenzar a introducirnos en la cuestión, podríamos empezar a
considerar el insight, como una mirada nueva sobre la realidad que llega de
repente. Se trata de una mirada que logra reconocer, captar casi
improvisamente relaciones entre aspectos de la realidad que antes no se
lograban ver. La realidad que antes aparecía fragmentada y problemática es
captada de modo más unitario y global. Por ejemplo, un problema que desde
hace tiempo estaba siendo debatido encuentra una nueva salida porque se lo
ve bajo una luz nueva.
Esta es una experiencia que a todos nos puede ocurrir en la vida cotidiana:
a lo mejor después de repetidas reflexiones sobre cierta situación, de forma
imprevista logramos verla de un modo diferente, y esta nueva comprensión nos
permite actuar de una forma más adecuada a la situación misma, frente a la
cual antes nos sentíamos como bloqueados. O bien, de vez en cuando hay un
1 VITTIGNI, Grazia, «Ma cosa e' l'insight?» en Tredimensioni 7 (2010) 279-285. Traducción: N. Suárez,
por gentileza de M.A. Crovara, para el Curso de Supervisión, Acompañamiento Psico-Espiritual
(UCUDAL). Montevideo, 2011.
2 Docente en el Instituto Superior para Formadores y Psicóloga del Centro de Acompañamiento
Vocacional de Milán.
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pensamiento nuevo, una sensación que aflora, un estado de ánimo que atraviesa
nuestra mente… luego desaparece… luego reaparece nuevamente… hasta que
algo nuevo se focaliza y nos hace exclamar «¡ahora entiendo lo que quería
decir!», «ahora sí veo ese tema en un nivel diferente, que no sé explicar», «es la
primera vez que me doy cuenta realmente de esto…».
A diferencia de la vida cotidiana donde estas intuiciones no llegan tan a
menudo y generalmente ocurren un poco por casualidad, el coloquio formativo
es un espacio privilegiado donde estas intuiciones, estos insight, pueden ocurrir de
modo más sistemático. Podríamos decir que el coloquio formativo (con sus
verificaciones sobre lo que se es y se hace) debería ser un tipo de laboratorio en
el cual poder, de algún modo, producir muchos insight que permitan mirar la
realidad en forma diferente, desde otro punto de vista, y eventualmente acelerar
un cambio de vida.
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Conocer no significa cambiar, sentir quizás sí
Es una noción generalmente consolidada y compartida que lo que puede
estimular concretamente un cambio efectivo en la vida corriente es el insight
emotivo: no son las ideas las que cambian la vida.
Sin embargo, no se trata de una regla absoluta. Si bien por una parte hace
falta vigilar para que la mayor consciencia de sí mismo no quede sólo en el plano
intelectual y se quede en el tipo de “conocer sin conocer” que difícilmente logra
producir un cambio, por otra parte también hace falta evitar el extremo opuesto.
Un contacto demasiado cálido y cargado afectivamente puede oscurecer la
comprensión intelectual del significado atribuido a lo “cálido”. El insight emotivo
requiere una integración equilibrada entre sentir y comprender, de modo que se
forme una experiencia total del significado de la experiencia en curso. Además
hay que considerar que la persona puede tener un buen insight en una dimensión
(por ejemplo en la de los afectos, del sentimiento social…) y menos en otra (por
ejemplo en la de las ideas, de la espiritualidad…).
“Soy un continuo volcán en erupción. Es más, soy como un hilo eléctrico
de alta tensión: si alguien se acerca queda fulminado.”
Así se describe una chica de 25 años, registrando sentir innumerables
episodios en los que, con cierta dosis de exhibicionismo y dominación, se pone
siempre en una actitud de ataque hacia la vida, incluso antes de ver qué ocurre
realmente. También sabe que usa muchas modalidades para iniciar el ataque:
1) muy frecuentemente mediante manifestaciones de inconfundible y exagerada
agresividad (similares a episodios maníacos reales); 2) a veces en la
dominación seductora y exhibicionista que aspira a detener preventivamente el
contraataque ajeno; 3) frecuentemente en la autonomía que se vale de la
desvalorización constante y continua de los otros con maneras de actuar
pendencieras y enjuiciantes; 4) otras veces, en el aislamiento rencoroso. Siendo
modalidades bastante diferentes e imprevisibles, ella sabe bien que es – y
también que es considerada - una mujer un poco complicada e imprevisible.
Conoce ya estas cuatro modalidades y generalmente logra preverlas
incluso antes de que se sucedan. Pero desde hace poco y con la ayuda de un
buen formador empieza a interesarse por las causas de estas reacciones. Antes
encontraba motivo en el padre arrogante, con el estribillo “no trata de
entenderme”, “no escucha mis razones”, “no le va bien nada”, “me impide hacer
lo que quiero”, “va recto como un tren sin considerarme”, luego en la
universidad que no enseña, después en los amigos que no se muestran como
amigos, después, después, después… Hasta aquí nada nuevo, sino sólo el usual
tema del ataque y de sus sus motivos.
Sin embargo, a medida que avanza en la lista, el tono continúa siendo
bastante irritado, pero los silencios se hacen más prolongados y los ojos dejan
filtrar una insatisfacción creciente. Estas razones la acontentan cada vez
menos: “Siento que no dan en el blanco. No hacen cuadrar las cosas. No me
tema P.A. Dewald, The supportive and active psychotherapies: a dynamic approach, Jason
Aronson, Northvale, 19942.
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calman…”.
Casi de repente y dirigiéndose hacia un 'quizás una razón pueda
también estar en mí misma', sonríe, los ojos se le iluminan y dice: “El problema
es que no me dan el OK”. ¿Qué quiso decir? No lo sabe bien tampoco ella, pero
decirlo así la hace sentir que ha acertado en algo importante, y sobre la estela
de este sentimiento fructuoso llega a decir que a menudo le ocurre que no siente
que se respeten sus derechos: “Siento que injustamente no me dan el certificado
para vivir como quiero” y con tal de obtener este certificado a veces se pone una
máscara con la que se convierte en el payaso de turno, capaz de suscitar en los
otros compasión y ternura. Ella misma se asombra de esta otra cara de sí
misma, la que no cuestiona, sino que suplica. Mientras habla de esta nueva
consciencia de sí misma, se seca una lágrima incluso antes de que se la pueda
ver salir de su párpado. He aquí el insight: la mujer del ataque se revela
también como la mujer de la súplica.
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anteriormente reprimidas, gracias a la atenuación de las defensas, en particular
de la represión. A veces el insight aumenta o crea ansiedad (la lágrima de
nuestro ejemplo); pero es una ansiedad en un estadio sucesivo del desarrollo:
aquella ansiedad que empuja a la incomodidad, pero también a la libertad de
darse nuevas respuestas a búsquedas ahora mejor focalizadas.
Podemos decir que dar un sentido significa conectar, poner juntas las
partes, llegar a una mirada de conjunto, capaz de captar lo que va más allá del
aspecto puramente concreto, gracias a la capacidad de ver también lo que
antes estuvo inconsciente o al menos pre-inconsciente. De este modo, la
capacidad de insight permite al sujeto tener una mirada sobre su psicodinámica,
sobre lo que podemos llamar la interioridad subjetiva.
El camino no termina aquí: el insight debería llegar a descubrir en el
fenómeno el principio universal, analizable, sintiendo cada vez más el fenómeno,
en el que por principio universal se entiende la común humanidad universal que
cada persona ha subjetivado en la forma de su interioridad5. Refiriéndonos aún a
la chica de nuestro ejemplo, el ataque, el rechazo del reconocimiento por parte
de los otros, los pedidos de respeto, las súplicas... podrán ahondarse quizás en las
preguntas de todos y de siempre: ¿Qué hacer cuando alguien decepciona?
¿Qué significa aceptar, perdonar, protestar? ¿Cómo defenderse sin cerrarse?…
En este punto, las grandes temáticas de la vida ya no se reservan solamente a los
libros de biblioteca, sino que se sienten recorrer la crónica cotidiana, y si esta
chica encontrará otras personas que atacan o suplican, sabrá decir palabras
menos convencionales y decirlas con más parsimonia porque – antes - las habrá
sentido en su propia piel.
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todavía no ha encontrado. Esto lleva consigo efectos a menudo desagradables
que deben ser tolerados sin censurarlos enseguida (“¡No!, así no queda bien”), o
sin ser arrollados o destruidos (“odio, he sido avergonzado”). Sólo en un segundo
momento, el Yo observador mirará al todo de modo más distanciado para
dotarlo con sentido.
En todos este pasos el formador desempeña un papel importante porque
cada una de estas funciones del Yo puede ser alterada por razones dinámicas: la
auto-observación puede precipitar actitudes narcisísticamente 'intelectualoides' o
agresivas, la regresión podría llevar a situaciones depresivas, el aflorar de afectos
desagradables podría llevar a episodios de acting-out…
Mientras que tener un buen insight no necesariamente significa crecer y
cambiar, no tenerlo parece vincularse mayormente con el “no crecimiento”. En
otras palabras, quien no tiene un insight fácilmente tiene lo contrario - una actitud
defensiva hacia la vida - por lo cual es difícil que cambie. Al mismo tiempo, no es
dicho que lo haga quien tiene una mejor consciencia de lo que está ocurriendo.
Este último está más favorecido, pero, más allá del insight, es necesario el deseo y
la decisión de “hacerse cargo”.