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Anuario CEM 03

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Vol 3. 1980.

ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS


OTROS TEXTOS MARTIANOS
Dos poemas desconocidos / 3
[iQué susto! iQué temor!] / 3
[Como el mar es el alma] / 4
De El Partido Liberal / 5
Correspondencia particular para El Partido Liberal / 5
Carta de José Martí / 12
Cómo murió Martín Barrundia / 16
La Universidad de los pobres / 19
Edison / 24
Correspondencia particular de EL Partido Liberal. La cuestión social y el remedio del voto /
29
Correspondencia particular de El Partido Liberal / 36
Carta de José Martí / 44
Correspondencia particular para El Partido Liberal / 50
Correspondencia particular de El Partido Liberal / 56
Correspondencia particular para El Partido Liberal / 61

DEL SIMPOSIO INTERNACIONAL SOBRE JOSÉ MARTÍ Y EL PENSAMIENTO


DEMOCRÁTICO-REVOLUCIONARIO / 70
Discurso de inauguración / Armando Hart Dávalos / 72
José Martí, demócrata revolucionario / V. Stolbov / 77
El democratismo revolucionario del ideario de José Marti y su significación internacional /
Valentina I. Shíshkina / 84
Rasgos del pensamiento democrático y revolucionario de José Martí / José Cantón Navarro /
92
Sobre el concepto leniniano del término demócrata revolucionario / Carlos Blanco Aguinaga /
106
La influencia de la primera deportación en eI pensamiento revolucionario de José Martí /
Alexandre Cabral / 118
José Martí frente a los caudillismos de la época liberal. (Guatemala y Venezuela) / Jean
Lamore / 133
Martí, Betances, Rizal. Lineamientos y prácticas de la revolución democrática anticolonial /
Paul Estrade / 150
Martí y Hostos: paralelismos en la lucha de ambos por la independencia de Ias Antillas en el
siglo XIX / Manuel Maldonado Denis / 178
América Latina: marxismo y liberación en los planteamientos pioneros / Pablo González
Casanova / 194
Visión martiana de los dos rostros de los Estados Unidos / Phillip S. Foner / 218
José Martí y la época histórica del imperialismo / Ramón de Armas / 237
Anticipaciones de José Martí a la teoría leninista del imperialismo / Angel Augier / 258
Pensamiento y combate en la concepción martiana de la historia / Luis Toledo Sande / 279
Martí y el panamericanismo: propósito de un siglo / Manuel Galich / 308
Como la plata en las raíces de los Andes. El sentido de la unidad continentaI en el
latinoamericanismo de José Martí / Pedro Pablo Rodríguez / 332
Martí: Ia república “con todos y para el bien de todos” / Oleg Ternovoi / 335
Vision martiana del movimiento de liberación ruso / Elena Jorge / 343
Concepciones teórico-militares en el democratismo revolucionario de José Marti / Joel Sosa /
353
La esencia filosófica del pensamiento democrático revolucionario de José Martí / Adalberto
Ronda Varona / 378

DEL IX SEMINARIO NACIONAL JUVENIL DE ESTUDIOS MARTIANOS


Discurso de clausura / Fernando Vecino Alegret / 392
Declaración final / 402

LIBROS
José Martí, contemporáneo y compañero / Denia García Ronda / 405

OTROS LIBROS / 411

BIBLIOGRAFÍA / 412
Bibliografía martiana (enero-diciembre de 1979) Araceli García Carranza / 412

NOTICIAS Y COMENTARIOS / 445

Cada trabajo expresa la opinión de su autor.


El criterio del Consejo de Dirección se hace constar en los editoriales.
Edición: Ela López Ugarte
© 1980 CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
CALZADA 807, ESQUINA A 4
EL VEDADO, HABANA 4
CUBA

Imprenta Urselia Díaz Báez, Ministerio de Cultura


5 --

Anuario del Centro de Estudios Martianos


3 / 1980

3
i

2 1 de la IlOi3 Di.icürxo prormnciado por el compnñe-


IU Al,inan:!u IIart Rivalos, miembro
del BurJ
32 31 ~~~~r~xi:nándoàcal matxismo
95 3 t~mcmos a la patria de Cutting
99 8 icrxnte revolucionario
137 2 cnciqlues locaies
198 41 rnáx pur un delirio de
216 8Y9 [Texto empastelado]
221 5-6 SC ql-leja’oa en el Hartford Courant en
1883.
245 39 el recién inaugurado período
305 39 definición de 1889
310 4 En S:JSextensos comentarios
26 Perilvian Company
330 24 la abso!uta originalidad del ilustre lite-
rato
412 Autora Araceli García-Carranza
414 Asiento 21 la violación de los derechos humanos
427 Encabezamiento [Fai:a PI subtítulo fndice n:zalítico]
441 1 de la S reporta,ie de Jos; Martí sobre la violación
44.5 Ira. columna [ So!sra 3er subtítulo]
2da. columna [En cl subtítulo sobra la 3ra. línea]
446 Ira. columna [Entre los dos p6rrafos falta el subtítulo
posé Martí en el volumen-memoria de UN
encuentro generoso]

Responsable de la documentación martiana: NYDIA SARABIA. Kesponsable


de la ediciórz critica de ZasObras completas de JOSé Martí: CINTIO VITIEX
Responsable de publicaciones: LUIS TOLEM) SANDE. Responsable de
diseño: UMBERTO PEÑA.
Secretaria: MARINA FHW&DEZ

’ Direccidn postal: Apartado postal 6640,Habana 6, Cuba.

>

-
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 3
OTROS TEXTOS MARTIANOS

Dos p OQtiZaS dQSCOKtOCidOS

NOTA

Cn el transcurso del trabajo que se está llevando a cabo en


cl Centro de Estudios Martianos con el propósito dc realizar
la edición crítica de los versos completos de Marti, se descu-
br-ieron entre los manuscritos que formaban parte del archivo
de Gonzalo de Quesada y Miranda, los siguientes poemas o
apuntes poemáticos. Su desciframiento -especialmente en el
caso del primero de los textos que presentamos- ha consti-
Tuido una ardua tarea, en la que siempre queda algún margen
de duda, por lo confuso y borroso de la letra. Llama la aten-
ción en estos versos la capacidad de concenlracickt lírica pro-
pia de los años de madurez de Martí, en la línea de las com-
posiciones más sintéticas de sus Versos tibres,

;Qtlé slssto! qué tenzcw.’ qué delicado


Gozo, yuc cl pecho itzllrula, chcet breve,2
Alza aroma ablrndaute que le llena!
iQué ncgasse” la plumu at pensanzie~~to!
iY grlé terzder et’ pensamieilto et ata!
Un ver-so, que es viviente, mi íínget muerto
Ya sin vida T cotor: sti estraíia esencia
Como perftme a 1 wgo viento escapa!
Este miedo sclbsoso, esta ternrrr’cr
iuêfab!e, ertíc alarrm; es:0 es poesía!”
Los ojos, de irc llenos, acariciar7,
La sienu maizo’ c01no zui cil¿r tie?!lb?a.
Y la frèlzte de llamas cosomda
Corzo ttn IYISO de óútsamo r<bo.sa.”
1 Este poema aparece, en tinta >CS rn~~y dChi1, al doi. de \;na hcja del cuaderno
manuscrito de ,Mnrfí, titulado “Voces”.
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS M4RTIANOS 5
4 ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS M4RTIANOS --

DQ El Partido Liberal

SOTA

En c-1 número 7 -y último- del Aurrario Mar-tiauo (La Haba-


na, “977),
1 el acucioso investigador nicaragüense Ernesto Mejía
Sánchez publicó cl trabajo “José Martí en El Pal.tido Liberal
(1&&5-1892) “, donde dio a conocer los resultados de sus mu-
chos años de búsqueda en torno a las colaboraciones quz en-
viara José Martí al periódico mexicano El Partido Liberal. En
C01no cl IIIUP es el ulnzu: Ll77 oleaje’
esas búsquedas participaron también, siguiendo orientaciones
La sentonta hasta el cielo: otsa la lleva de Mejía Sánchez, diversos investigadores, entre los que se en-
contró el licenciado cubano Salvador Morales. Según explica
Hasta el siniestro abismo. El sol colora, Ernesto Mejía Sánchez en el mentado trabajo, el número de
Cuando el mar cielo arriba la ola empuja,” colaboraciones que el Maestro envió a El Partido Liberal se
elevó a ciento cuarentiséis, 0 a ciento cuarentisiete, si se cuen-
Los claros pliegues y las Cr-estas blancas. ta una “que no llegó a publicarse, seguramente porque su
Cualdo se hunden en la sirte, rugen;’ amigo Mercado la juzgó imprudente para la política exterior
mexicana de ese momento” (p. 303). Veintinueve de tales cróni-
Revientan y oscwécense las olas?- cas no han sido incluidas aún en las ediciones de las Obras conz-
pZe2u.s de Martí, aunque han de ser recogidas en la edición crí-
tica que prepara el Centro de Estudios Martianos: y, por lo
Se añade coma. Primera versión: “Gozo, que como un balsarno rebosa / De mi trému-
lo pecho, vaso Lckcel] breve”. pronto, serán publicadas en un volumen preparado por ei
CEM, en La Habana, y la Editorial Siglo XXI, en México. Ade-
Primera versión: ” iQué escapar de”.
lantamos en esta sección varias de tales crónicas.
Primera versión: “este [bien?]”
CENTRO DE ESTUDIOS &~ARTI.IXOS

Tachado parcialmente a continuación: “La mano [p.i.] se abre y tiembla / Y la


frente de llamas coronada / Los pies, cual pies a las plantas [p. i.] / Los ojos, de
amor llenos, se humedecen / La mano, torpe [el ala?], se abre y tiembla / Y la frente /
Y la frente, de llamas coronada”.
Primera versión: “torpe mano esclava” Correspondencia particular
En nutra estrofa, estos versos incompletos: ” iUn incendio de amor! El cuf,-po
trémulo / Vibra y [. .] lira armoniosa / Donde el. 1 .” para El Partido Liberal
1 Este poema, de puño y letra de Martí, aparece en el dorso del manuscrito de “ iH&,
hala!“, composición incluida en Flores del destierro.
Sumario: El 4 de Julio.- New York a media noche.- Falta
2 Tachada la siguiente línea: “De cresta blanca toca el cielo”. de espíritu patrio en las fiestas.- Los días patrios.- Obser-
8 Primera versión: “Cuando la mar al cielo la ola empuja,“. vaciones sobre el espíritu público en los Estados Unidos.-
4 Primera versión: “enluta”. Variantes: “envuelve”, “anúblanse”, “entúrbianse”, ‘<anu. Cómo se forma este país.- Efectos sociales de la inmigración;
bla”. Tachadas las siguientes líneas: “Con el reflejo / Cual a un sol negro, las”, y el excesivo amor a la riqueza. -Las fiestas.- Día de pa-
En la mitad inferior de la hoja se lee: ” iAy de la mano que pasa [que pena] / Ay
de la frente afligida / [p. i.] [fachudo: no se [p. i.]]“. En el margen inferior: “A lo. seo.- Coney Island.- La fiesta de los irlandeses.- La mach
malvados / Que a los pueblos oprimen [mesarfa], [tachado: [p. i.]] / La barba, des- de Parnell .- Hermosa escena en la plaza de la UniGn.
nudaria los pies, / [tachado: escribirfa] pondria un sayo, tejido / con serpientes, les
darfa un bkulo de madera que quemase, / y los echaría a andar sobre la / tierra,
a que dieran horror a los tiranos.-” New York, 6 de Julio de 1886.
6 ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS
.~__~___.~~ MARTIANOS ~~ --~ .4NI’-\RIO D1.f. CCSTRO DE ESTL DIOS !.ViKTI,\~OS

Sr. Director de El Partido Liberal. Los días patrios no han di: ser descuidados. Está t’n cllos el
espíritu público. E5t5n en ellos las victorias futuras. Esrlin
Todavía está el aire rojo, \’ penetrado del olor de los fuegos c-j el/t~\ Iab 3rtch 1’ las l?tr.as. que levantan a los pueblos por-
con que se celebró ayer el 4 de Julio. Anoche, al sonar las docz, ,obrc las so:nbr& cuando se han podrido los huesos de slls
cuando a los reflejos carmesíes v violetas de las últimas luces hijos, !. cul?ir‘rto dc capas de tic:l‘ra 5~s bl-oilccs y sus mármo-
dc Bengala, pasaban cual fantkiicas figuras los paseantes cal?- 1~s. Está en ellos esa arrogante soberanía que hace a los pue-
sados de las playas y pueblos vecinos, parecía New York como 1310s capaces de defenderse, afuera de sus enemigos, y de sal-
un cesto de duendes, que se acostaban entre chispazos y vol- \‘arsc adentro de sus tiranos. En esta \-ida, donde cl hombre
teretas, saltando por sobre torres y techumbres, a la luz cái-- no vive feliz ni cumple su deber si no en un altar, el día patrio
dena del cielo encendido. Camino de la eternidad parecían ir l-canima el santo fuego, en las aras manchadas por las pasio-
los trenes del ferrocarril elevado, como serpientes aéreas por nes, empolvadas por la indiferencia, o pervertidas por el ocio
cuka piel agujerada se escapase su espíritu de luz. Las chi’z- y cl lujo, iSe necesita de vez en cuando respirar juntos, al
psi de una rueda de fuego clavada en un poste de esquina, ruido marcial de los tambores y al reflejo de las banderas, ese
caían sobre un niño en traje de soldado, dormido en la acera aire sobrehumano que embriaga, y que pone en los que viven,
sobre su tambor. De una estación de ferrocarril bajaban; en- para que anden y triunfen, la voluntad y el brazo de los muer-
tre familias alemanas y jugadores de pelota, trece mozas en tos! De sí debe tener vergüenza el que se avergüence de forta-
uniforme de cantineras, los trece Estados de la Unión, que lecer, con estas juntas brillantes de espíritus, esa alma com-
hace ciento diez años declararon en estos mismos días su wo- pacta y robusta sin la que, al embote de los avariciosos, caerá
luntad de ser unos y libres. Un veterano llevaba en brazos a como un montón de polvo la patria: o como la estatua de
su hijita, envuelta en una bandera nacional. Bufando, y como plomo del rey de Inglaterra, que derritieron los neoyorquinos
exhalando los últimos suspiros, vaciaban en el muelle EU carga hace ciento diez años, cuando supieron que estaba repicando
sofocada los vapores que volvían de los lugares de paseo, con- -n Filadelfia la campana sagrada, publicando al mundo que ha-
ciertos, baños, pugilatos, juegos y carreras. Como los pueblos bía nacido sobre una tierra nueva un pueblo libre.
se revelan en sus fiestas, y la alegría y la libertad desnudan .%qui da miedo ver cómo se disgrega el espíritu público. La
las almas, es bueno observar las ciudades en los días en que brega es muy grande por el pan de cada día. Es enorme el
el regocijo, expansivo de naturaleza, saca de ellas lo que tie- trabajo de abrirse paso por entr;: esta masa arrebatada, des-
nen de tierno, de indiferente o de bárbaro. bwdante, ciega, que sólo en sí se ocupa, y en quitar su puesto
Animadísimo ha sido aquí este 4 de Julio; pero iquien lo di- CI
-71 de adelante, y en cerrar el camino al que llega. Por cada
ría! no hubo fiesta patria sino en un barrio nuevo, allá por hombre del país, cincuenta extranjeros. El extranjero que de+
las afueras, que quiere llamar la atención sobre sus calles 1 rlmbarcó hace un año con sus botas de cuero, su gabán par-
sus casas, y tener por lo pintoresco y bul!anguero los atrac- duzco, su cachucha y su nariz colorada, mira de reojo como a
tivos que le quita la distancia. Allí hubo gran parada, coro el un enemigo a cada nueva barcada de inmigrantes. Nacidos de
coche redondo de Washington; hubo bandera de treinta yar- estos padres, los nuevos americanos no traen a su patria ca-
das, que se izó entre vítores en un parque que lleva el nom- sual aquella sutil herencia de afectos y orgullos, aquella insen-
bre de uno de los firmantes de la declaración de la Indepen- sata y adorable pasión por el país donde se viene al mundo,
dencia; hubo un general octogenario, que cantó con voz velada, que parece que sujeta con raíces a los que ven la luz sobre
ante la muchedumbre descubierta con respeto, una de las 61, con raíces que les orean la frente como alas cuando se la
tonadas de guerra del año de 1812, cuando Inglaterra mordía las enardecen o abaten los infortunios, y que los llaman como
alas del águila que había espantado de su nido. Pero fuera de brazos angustiosos cuando con un dolor que tuerce las entrañas,
la procesión de Harlem, y del pabellón que al abrir la aurora se siente resonar sobre la patria un pie extranjero.
iza en la Batería todos los años un nieto del que arrió la ban- En las luchas se acendran e inflaman los elementos que la
dera británica cuando salían, mosquete a tierra, los ingleses inspiran, por lo que acá llega a ser se5ora única del alma el
vencidos de New York, ini los hombres se pronunciaron en ansia de la fortuna. La nación se ha hecho de inmigrantes.
los discursos de los oradores en teatros y plazas, de aquellos Los inmigrantes se dan prisa frenética por acumular en lo
cincuenta y seis patriarcas que en la hora de la necesidad apa- que les queda de vida la riqueza que desearon en vano en la
recieron sobre su pueblo como hombres de mármol que daban tierra materna. De esta tierra adoptiva sólo les importa lo
luz! que puede favorecer o retardar su enriquecimiento o su traba-
--.-
8 ANCARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIAKOS
-. .~
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS M.ARTIANOS 9

jo. NO Ies estorban para adelantar ni las creencias religiosaA, ciudad se iba vaciando desde por la mañana, sobre las arbole-
que aquí son libkrimas, ni las opiniones políticas, que caldea:] das y campos vecinos. Sobre cada adoquín estuvo estallando
el corazón y turban el juicio en el país propio. Acuestan sobre del aiba a la media noche un cohete. Caían las muchedumbres
la almohada por la noche la cabeza cargada de ambiciones \ sobre los ferrocarriles y vapores, como los potros sobre el
cifras. Sace el hijo entre un clzeck y una factura, o en uno portillo abierto en la dehesa. No se abre un brazo en estas
de esos goces sin espíritu en que buscan las mentes desasose- multitudes para hacer lugar al niño que se sofoca o al viejo
gadas compensación física y violenta a su fatiga: Amo 2s t‘/ que desfallece. Cada vapor lleva un ejército a Ias playas sere-
matrimonio aquella mutua v absoluta entrega que lo itacc nas de Caney Island, que atrae a las gentes con el fragor de
feliz, porque el ser humano solo lo es completamente cn darse, sus hoteles, la algazara y chirridos de los columpios y las
sino que en él continúa la preocupación abominaSle del bien ventas, sus cantos de tiroleses y de minstrales, sus orquestas
de cada cual, sin que el hijo llegue a ser un perfume, porque de mujeres descoloridas y huesudas, sus hediondos museos de
jamás se unen bien el céfiro y la rosa. En este aire sin gene- clcfantiacos y de enanos, su elefante de madera, que tiene en
rosidad, en esta patria sin raíces, en esta persecución adelan- el vientre un teatro, y es como símbolo y altar monstruoso de
tada de la riqueza, en este horror y desdén de la falta de ella, aquella parte glotona y fea de la isla, a cuyo alrededor, como
cn esta envidia y culto de los que la poseen, en esta deificación columnas de incienso, se eleva de los ventorrillos que le hor-
de todos los medios que llevan a su logro, en esta regata impía miguean a los pies el humo de las freideras de salchichas. Allá
yanauseabunda, crecen los hombres de las generaciones nuevas lejos, se tiende la playa, matizada de grupos de familias, recli-
sm más cuidado que el de sí, sin los consuelos y fuerzas que nadas o sentadas en la arena junto a los restos del festín ca-
trae la simpatía activa con lo humano, y sin más gustos que sero: se salen los trajes de los cuerpos canijos de los judíos;
los que pueden servir para la ostentación del caudal de que se se salen de sus talles morados y pomposos las irlandesas ubé-
envanecen, o los que apagan los fuegos de las bestias Q la rrimas; la vida se sale de algunos ojos apenados, que van allí
fiera que desarrolla en ellos su vida de acometimiento y ava- a hablar con el mar de la honestidad y la grandeza que no se
ricia. No es el hermoso trabajo, ni la prudente aspiración al hallan en los hombres; y se observa tristemente el contraste
bienestar, sin el que no hay honor, ni paz, ni mente seguras: que hacen las .caras varoniles y osadas de las niñas con sus
es el apetito seco de acaparar riqueza, afeado por el odio v vestidos de encaje y con sus cintas de colores. En una tienda
desdén a los oficios en que se la logra con honradez y lent.t- fríen maíz: en otra, bajo un toldo, comen ostras frescas en el
tud. Lo que admiran es el salto, la precipitación, la habilidad borde de un bote: allí cerca, alquilan caballos para los niños;
para engañar, el éxito; y se fían en el que han engañado más. van y vienen, arrancando risas con sus trajes de baño, los
flacos y los gordos, mostrando esa pobreza y caimiento de
La mujer, criada en el mismo amor de sí, ni siente con ardor
la necesidad de darse a otro, ni se presta a darse para la des- las formas consiguientes al ayuntamiento apresurado y huraño
de tanta casta diversa y egoísta. Se pavonean entre los grupos,
dicha, ni busca en su compañero más que el modo de asegu-
rarse su holgura y complacencia. Nacen los hijos pálidos y ojeados por damiselas de mala ocupación, los jugadores de
avarientos de este consorcio sórdido. Así, consagrado cada oficio que han tenido suerte en las últimas carreras; el pecho
uno al culto de sí propio se va extinguiendo el de la patria. es un brillante: llevan el pelo al rape, como los presidiarios;
No endulza acá las vidas la generosidad ni el agradecimiento. ostentan sombreros blancos: van seguidos y curioseados como
héroes. El mar fresco, surcado a lo lejos por botes de paseo
Y cuando, como en este cuatro de Julio, sienten las gentes llenos de galanes y de hermosas, echa su ola fragante sobre
políticas el deber de celebrar la fiesta patria, se juntan, como la vasta arena, blanca como la plata sin bruñir. Suena a lo lejos
se juntaron ayer en Tammany Hall, no para entonar alabanzas la marcha de Lohengrin.
a los fundadores y afirmar sus doctrinas, sino para flagelar al Pero no se fue toda la ciudad a estos gozos. Tienen disci-
Presidente porque no desaloja de sus empleos a los republi- plinada a la gente de color los trabajadores del espíritu. El
canos, y pone en ellos a aquellos mismos demócratas mercena- derecho, y toda ocasión de pedirlo, es una fiesta para los que
rios sobre cuya voluntad y traición fue elegido. padecen de hambre de él. Esos hombres buenos y graves que
La fiesta era ayer en todas partes: carreras de caballos corre- están procurando juntar en una asociación incontrolable a
dores, carreras de todo paso, apuestas entre caminadores, jue- todos los obreros, para que vuelquen de un común empuje las
gos escoceses, excursiones por los ríos, regatas de remadores, leyes de distribución de los productos del trabajo y la tierra
partidas de pelota. Pululaban los alrededores y las -layas. La pública, llamaron a una gran fiesta en la plaza de la Unión,
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 11

donde obresos de todas nacionalidades, alemanes y america- mios toman puesto alrededor del estrado donde van a hablar
nos, franceses y bohemios, v los ingleses mismos, mostraran, los oradores en su propia lengua: oradores ardientes y excesi-
a la hora en que el sol está en el cenit, su simpatía por los VOS, como son siempre, precipitados sin duda, por el dolor
obreros irlandeses, en cuyas bolsas no se acaba nunca el cen- perpetuo de no hallarse en su pueblo, aquellos que concentran
tavo para el cura, ni el peso para ayudar a la faena política en los países lentos o duros las condiciones de poesía y pala-
de la magnífica cohorte que batalla por obtener la autonomía bra de que la comunidad carece; por eso han nacido de los
de Irlanda. países más recios los reformadores más violentos. En el estra-
Había más gente que hojas en los árboles. Llegaban por upa do de las damas, las oradoras se van poniendo en pie, y bendi-
calle, un gremio de alemanes, con un esplendor de barba ru- cen, al acabar sus razonamientos elocuentes, a aquel hombre
bia, serio el rostro, pesado el paso; y su guía, brillándole los joven de frente de templo y de brazos cruzados que va peleando
ojos con esa luz misteriosa e inquieta que distingue a los hom- sin sangre por la libertad de Irlanda. Habla después su propia
bres nacidos para conducir, clava la bandera del gremio, entre madre: icómo ha de hablar, si empieza por decir que cientos
cohetazos y aplausos, en el balcón de la casilla de madera de años de los dolores de Irlanda le hierven en el pecho? Ya
donde preside rodeada de señoras, la adorable anciana que se imagina lo que fue la fiesta: un hurra que duró tres horas.
trajo al mundo a Parnell. Los banderines azotaban contentos los altos mástiles del par-
que, coronados por una bola de oro.
Allí está, con su vestido negro y su cabeza blanca, la madre
del reformador irlandés. Ella es en Irlanda propietaria y no- JOSÉ MARTÍ
ble; pero donde están sus irlandeses, allí está ella. Su hijo
sienta a Irlanda, del otro lado del mar, sobre la cabeza de los [Et Partido Liberal, México, 25 de julio de 1886, t. III, n. 422, p. 1.3
ingleses; y como que se contiene, vence. Ella se muestra ergui-
da y sobria, cada vez que los irlandeses de este lado se reúnen
para mostrar simpatía o buscar ayuda a los que luchan en el
Parlamento de Londres por sus libertades; y no bien la ve el
público, se pone en pie frenético, como si viesen santificada
en un altar a su propia madre. No perora, pero dice cosas que
abofetean y que queman: parecen sus palabras, deliberadas,
profundas, centelleantes, breves, manojos de guantes que echa
al rostro inglés. Se eleva el espíritu, y se humedecen los ojos,
en la presencia de esta sublime dama que tiene involuntaria-
mente sobre su pueblo el prestigio de las antiguas sacerdo-
tisas.
Pasan, pasan delante de ella, todos los gremios que acuden, a
tomar parte en la fiesta. Unos clavan su estandarte junto al
de los alemanes, y las banderas quedan allí, dando guardia a
las mujeres que sufren y trabajan por los hombres. Otras de-
jan a sus pies ramos de flores. Otras le traen una insignia del
color de su patria, para que la ostente en el pecho, y al notar
la multitud que la insignia es verde, comienzan a sacudir los
árboles, al ruido de las músicas, y se adornan aquellos cin-
cuenta mil hombres los sombreros y las solapas con las hojas.
Los americanos e irlandeses se agrupan junto al estrado donde
están reunidos los consejeros mayores del partido obrero:
Henry George, con su cara benigna; Louis Post, con sus aires
de pelea; John Swinton, el que trabaja frente a un grabado de
John Brown flotando al aire en la horca. Los alemanes y bohe-
-

f 2 A.Nt'ARIO DEL CEANTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
.-

los certámenes, sus banqueros embellecen cl hogar, y ruedan


coche sus médicos? iEsos judas sin honor, por un tanto en
las ganancias de la payasada, se pondran de pe:files y cha-
roles, con escarpines ellas y ellos de gran pechera, a que los
Carta de Jose Martí befen y escarnezcan, a que los silben y voceen, a que les echen
monedas a la cabeza, los jugadores de los garitos, frenéticos
y ensortijados, los jugadores de las bolsas, que pasan con el
nombre de corredores, y los estudiantes de los dos grandes co-
legios, que se abrazan y trompean del gusto, y no hallan piedad
en su juventud, ni hallan hombría, para padecer, con el hom-
bre que va naciendo en ellos, de aquella degradación de1 hom-
bre! iEsas parejas criminales, por una botella de vino agrio
El negro en los Estados Unidos.- El paseo del pastel.- Los y unos cuantos pesos, se vestirán de etiqueta rígida, convida-
cultos y los ignorantes.- Los peregrinõs a Liberia.- Un pue- rán al público al gran circo, darán vueltas pavoneándose al
blo quema a un negro.- pastel, fomentarán con su vileza el desprecio de w propia
raza!. . “iPero eran cien hace dos años las parejas.” dice en
New York, Febrero 23 de 1892. la puerta un negro elocuente y hermoso, a quien refrenan en
vano sus amigos, “y este año los desvergonzados nc) son más
Sr. Director de El Partido Liberal. que diecisiete. 1 iPor sobre la torre de esta mala casa he de
decir qué los negros honrados sangramos cn el corrl.<,in de la
<Dónde se reúnen diez mil almas, hombres de paño \’ muieres ignominia de estos negros viles,- que el nuc-;trac casas el
de seda, a ver envilecerse a veinte parejas huma&, v&nte
piano toca a Tchaikowsky y en la librería está Draper y está
parejas negras? ¿De dónde huyen, limosneros y deshechos, Littré,- que aborrecemos a esos limpiaplatos y a esas besa-
doscientos negros sin agua y sin pan? iDónde se juntan cinco
bocas que quieren comprarse gusto con el dinero que cobra
mil almas, y una mujer prende las ropas de un negro atado, y
a la puerta este garitero por la burla que le vienen a hacer al
queman vivo al negro ? En New York, en el circo de pórfido color negro de su cara!” Se le saltaba el llanto al negro her-
y cristal, y ladrillo crema, se reunieron los diez mil, a ver bai-
moso, y el garitero rebosante, de casaca y clac, levantaba la
lar y andar a las parejas que competían por el pastel del
cortina de terciopelo carmesí, para abrir paso, llena la carona
premio, el pastel que va cada año al andador más elegante. Del
de sonrisas, a un mozo rubio y brusco, y n la amiga sonante,
territorio indio, donde se asentó el blanco celoso, huyen a
Liberia los doscientos míseros, buscando “la leche y la miel”. toda seda y pulseras, que le iba a los faldones.- Por la cor-
En Arkansas se unieron texanos y arkanseños, y mujeres y tina se veía la multitud en la humareda, cargándose a la valla;
hombres, y quemaron contra un pino un negro untado de pe- la pista reluciente, alisada por la procesión; las parejas del
tróleo:- “ iA Liberia!” ” iA Liberia!“, gritaban en coro por las brazo, andando en punta, meciéndose, midiéndose, a ver cuál
calles, con su capitán barbudo a la cabeza, los doscientos que saca el pie con más fuerza; el tambor mayor, al frente de la
vienen del territorio: y en vano los detienen los hombres dd cohorte, de chupa y casquete, voleando la porra.- Y luego
se desborda y revuelve en el circo todo aquel gentío.
su raza que cargan levitones y espejuelos: ni al abogado, ni ai
re\-erendo, ni al representante, ni al senador quieren atender-: En el sótano de una misión, picaninis y madres y abuelos
-sino ir “adonde no nos quemen los hombres”. comen ávidos la sopa de caridad que lo mejor de la famiIia
Ni las parejas pizpiretas quisieron escuchar los consejos, las negra de New York envía a los que vienen, de allá
súplicas, la protesta de aquellos negros, ya redimidos, que ven del territorio indio, buscando el barco que les ofreció el
en esta befa anual del “paseo del pastel” un obstáculo al res- agente de una compafiía de Liberia. ¿Y se esparcirá
peto que con el ejemplo de su virtud e inteligencia pudieran la raza infeliz? Los que ya tienen raíces y alfombra no
merecer para su raza. iA qué iría anoche la familia del pastor ~~11 la patria en el color, ni abjuran de la tierra en que
de RrookIyn, é! con la barba blanca, ella con su Traje rico, nacieron; ni Favorecen ia peregrinación que quitaría a
matriarcal y canosa, de rosas y de encajes las hermanas, a su raza e! peso que en la justicia de la !ey pueda darle el
oír!? :ìI prirno~énilo, en la escuela de leyes, el discurso del número. Pero a Liberia se quieren ir los que no tienen alfom-
agrado? ¿A qug escriben sus historiadores, y sus poetas ganan bra: “Jorge Washington” los quiere llevar, con su barba lanu-
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 15
14 ANUARIO DEL CENTRO DE
-___-- ESTUDIOS
MARTIANOS
.-___- .~~__

da amarillenta, y sus ojos que mandan y acarician, y una mano dc sombrero, quitasol y pañoleta. Uno hablaba y la aplaudía
que arruga el sombrero cuando está saludando: usa fieltro, 5:1 grupo. Las mozas paseaban con sus novios. Se saludaban
lleva levita, carga botas: peleó en la guerra, y desde entonces por las calles los desconocidos. “;Allí viene!” “iAllí viene!” Es
anda “vagando, vagando:” él no es “hombre de mujeres,” ~1 negro que sale amarrado de la caballeriza: uno lo empuja,
como esos indios del territorio; él quiere “ser jefe, ser jefe de U~IIJ le da en 111cara: ti1 marcha a pie seguro: “;No ofendí a
alguna parte antes de morir:” de su bolsa ha pagado él como la señora Je\vell! ;IGe van a matar; pero no la ofendí!” “iTc:
la mitad del viaie de “todos estos hiios:” y con los brazos en t-amos a matar, perro Co‘;, a matar como un perro que eres,
alto da la seííal del coro, que cantan” de pie, los abuelos tcha- ;tntes de que este alcalde nos eche las tropas que le pidió al
dos sobre el bastón, las madres con cl pañuelo a la cabeza, Gobernador!” Y lo llevan calle arriba, cercado de rifles, y de-
los mocetones en su ropa de limosna; los picaninis con 105 rrás las carretas, y los carricoches, y los hombres y las muje-
brazos por los hombros. res, y las cinco mil almas. La plaza del pueblo va a pare.cerles
bien, la plaza, en que empiezan dos vecinos a reclamar la le!,:
“iatrás, esos oradores que quieren ley ahora!” Y al trote va
el negro amarrado, “afuera, el campo limpio, donde vean bien
Y todos se columpian y van coreando todos. todos”: y van corriendo, detrás de él, al trote, las cinco mil
“Conversen que conversen, almas. Llegó, al único árbol. Quiso un piadoso subir con la
cuerda, pidiendo aún que lo ahorcaran, y le bajaron a boca
“Nos quieren asustar,
de rifle la piedad. Apretaron a Coy contra el tronco con cin-
“Mientras tengamos piernas chos de hierro. Le echaron por la cabeza baldes clc petróleo,
“NOS hemos de embarcar, hasta que 1: etnpaparon los vestidos. ” iA un lado la gente, a
“iDe embarcar?” un lado, para que las señoras me vean bien!” Y crlr:ndo In señora
“;A Liberia, a Liberia! Jewell, de pañoleta y sombrero, saliú de entre el gentío, al
brazo de dos parientes suyos, rompió en vivas el pueblo: “iViva
Y a la puerta, de camisa colorada, bota a las rodillas, y la la señora Jewell!” Las mujeres ondeaban los pañuelos: los
cara fina, orlada de barbuja, perora un luisianés ante los mo- hombres ondeaban los sombreros. La señora Jewell llegó al
cetones que le oyen riendo, codeándose, zapateando, hundi- árbol, encendió un fósforo, puso dos veces el fósforo encen-
das las dos manos en los bolsillos:-“¿Con que somos cobar- dido a la levita del negro, que no habló, y ardió el negro, en
des porque no nos quedamos aquí, donde el agua tiene fango, presencia de cinco mil almas.
aquí, hasta que venga el Mesías?, pues ‘los cobardes viven JOSÉ MARTÍ
m;Icho’ . <Con que a Luisiana otra vez, y a Texas y Arkansas?:
‘igato quemado tiene miedo al fuego!’ ¿Y que no sabemos [El Partirlo Liberal, Mésico 5 de marzo de 1892, t. XIII, n. 2096, p. 1,
adónde vamos a ir?: ‘le1 puerco sabe en qué árbol se frota!’ col. 1 y 2.1
¿Y para qué nos hemos de quedar aquí, para ser como esos,
que no son más que medio caballeros? ‘El cortarle las orejas
a un mulo, no lo hace caballo.’ ¿Y a quién le importa que no
tengamos que comer? ‘iEl mono dice que si su lomo es pelón
no es cuenta de nadie!’ Dicen que allá vamos a esperar mucho
Para tener casa: ‘ipoco a poco hace el pájaro su nido!“’ Y
firmes, agradecidos, apretados unos a otros, esperan, alrede-
dor de la sopa de caridad, el barco que los lleva a “la miel
y la leche” de la Biblia.
Allá en Texarkana, en la frontera de Arkansas y de Texas, allá
donde el luisianés no quiere ir, el pueblo entero y los pueblos
del contorno vaciaban los carricoches y carretas a la puerta
de un establo. Los hombres iban de rifles y pistolas, en pelo-
tones, a carreras, saltando -para llevar el recado más de
prisa- al primer caballo que en’contraban: las mujeres iban
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16 MUARIO
~~ _~
DEL CENTRO
_~ - ~~~. DE -.~--.
ESTUDIOS
- .- MARTIANOS
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Barrundia los recibió con la mayor calma en la puerta de su


camarote, pero adivinando que había llegado su última hora,
c ómo murió entró en el cuarto y tomó su revólver, y diciendo: “Muy bien”,
hizo fuego. La bala pasó junto al capitán Pitts, sin txarle, el
cual en compañía del comandante guatemalteco, corrió a re-
fugiarse en su camarote, dejando a los agentes especiales que
cazaran al General.
Barrundia era corto de vista, y estando bajo una excitacihn
nerviosa, no pudo herir a nadie, sin embargo, hizo correr ;?
sus perseguidores fuera de la cámara del vapor, persiguiéndo-
los a tiros hasta que cayó sobre el puente, mortalmente herido
Nueva York, Septiembre 14 [de 18901 - El vapor Colón, de de varios balazos que le habían atravesado el cuerpo de parte
la Compañía del Pacífico, llegó aquí ayer, trayendo algunos a parte. Entonces salió el valiente comandante guatemalteco
de los pasajeros de los que estaban a bordo del vapor cuando de su escondrijo y llegándose adonde estaba el cadáver del
al general Barrundia lo mataron. Nuestro corresponsal pasó General, le disparó un tiro en el cráneo.
en seguida a tener una entrevista con varios de los que fueron Al dejar el puerto el vapor, los agentes guatemaltecos, mofán-
testigos de la muerte y se le hizo la siguiente relación: dose y en burla se despedían riéndose y llevándose las mano>
El general Barrundia subió a bordo del vapor en Acapulco y a la nariz, haciéndole el gesto que el vulgo llama “tanto pico”.
se decía que iba a San Salvador acompañado de dos asisten- Nueva York, Septiembre 15 [de 18901 - Se ha sabido con
tes. Cuando el vapor llegó a Champerico, las autoridades de gran placer, que el representante al Congreso, Mac Crear?,
Guatemala pidieron al capitán del vapor que se les entregara presentó el sábado a la Cámara la siguiente resolución vis:
al General, a lo cual se negó el capitán Pitts. Entonces las que la muerte del general Barrundia a bordo de un vapor amc-
autoridades demoraron durante veinticuatro horas la entrega ricano, el Acapulco, por las autoridades guatemaltecas, y es-
de los papeles del buque, sin los cuales este no podía salir tando no sólo a bordo del vapor americano, sino también bajo
del puerto. Cuando el vapor llegó a San José, subieron a bor- la protección de la bandera americana, pide una investigación
do un piquete de soldados que habían venido en dos botes, inmediata, y se le ruega al señor Presidente de los Estados Uni-
los cuales tenían la consigna de no dejar desembarcar a nin- dos de América, de que si no es incompatible con el interés
guna persona que no tuviera sus papeles en debido orden, A público, transmita a la Cámara de Diputados todos los infor-
tiro de pistola del vapor estaban anclados dos buques de mes sobre este asunto que hayan llegado a sus manos.
guerra de los Estados Unidos.
Nueva York, Septiembre 15.- Todos los pasajeros que esta-
El capitán Pitts telegrafió desde Champerico al oficial en ban en tierra dicen a una voz que la viruela y fiebres malignas
mando pidiendo que se le prestase auxilio, y en San José re- reinaban en Guatemala, y que por todas partes no se veía más
pitió la súplica personalmente a dicho oficial. La única con- que miserias y sufrimientos.
testación que obtuvo fue de que no podía hacer nada por él,
sin orden del capitán del puerto. Al día siguiente el vapor fue Dos mil soldados pasaron por las calles de la ciudad en el
invadido otra vez por un comandante con un piquete de agen- mayor estado de extrema miseria, y estos nos informaron que
tes especiales y un gran número de soldados venidos en botes. el número de los heridos, muertos y los que han fallecido de
hambre es horroroso.
El comandante guatemalteco produjo y mostró al capitán Pitts Se nota la mayor necesidad en todas las clases en la ciudad:
una orden de prisión firmada por M. Mizner, ministro ameri- los campesinos traen muy pocas provisiones y comestibles a
cano y al mismo tiempo hizo la petición formal de que se le la capital, y su carestía es tal que sólo los ricos pueden pagar
entregara al general Barrundia. Se ordenó a los pasajeros que los pl.ecios pedidos por ellas.
bajaran al entrepuente, y llenada esta orden fueron todos
acompañados por el capitán Pitts al camarote del general Ba- Algunos días después de haber salido de ese puerto, se supo
rrundia. Llegados al camarote el capitán leyó la orden de que aunque se había levantado una gran indignación pública
prisión dictada contra él, al General. por la muerte del general Barrundia en Guatemala, solamente
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTMNr)S 19

la policía acompañó el cadáver del General al cementerio el Cartas de verano


día siguiente de su muerte, cuando se le dio sepultura.
II
* * *

Confirmando lo que dice el anterior telegrama, leemos en Lu;


La Universidad
Novedades de Nueva York y en el número correspondiente ai
9 de septiembre, lo que sigue: de los pobres
“He aquí el texto de la comunicación del ministro de los Es-
tados Unidos Mr. Mizner al capitán del vapor Acapulco a CUYO
bordo se hallaba el general Barrundia: Nueva York, 2 de Septiembre de 1890.
Legación de los Estados Unidos, Guatemala, 27 de agosto.
Ya las hojas amarillean, y vuelven de la montaña los pere-
Si vuestro buque se halla dentro del límite de una milla del grinos, con el bordón de maple coronado de helechos y de
territorio de Guatemala, y lleváis a bordo al general Barrun- siemprevivas; ya, con el novio a la zaga, vuelve de la costa,
dia, tenZis el deber según el derecho internacional, de entre- en casaquín blanco y gorra de marino, la “muchacha de vera-
garlo a las autoridades de Guatemala a petición de estas, ha- no”, premiada en el torneo del volante, o en el certamen del
biéndose dicho que el tal Barrundia es enemigo de esta Re- boliche; vuelven ya, con la cáscara compuesta, los que fueron
pública. a buscar verdad y asilo a las grutas de las Mil Islas, o los
Se me ha garantizado por este gobierno que no será puesta picos de Adirondack o de Catskill, o allá lejos, en lo alto de
en peligro su vida ni se le impondrá otro castigo que el que California, donde tiene la naturaleza como un sublime orato-
resulte contra él por las causas manifestadas en la carta de rio, con las paredes de granito, y el cielo de techo, y de alfom-
ayer del señor Anguiano al cónsul general Mr. Hosmer.” bra las caléndulas de oro puro, y de coristas las cascadas. Los
clerigos, los políticos, los periodistas, vuelven rubicundos,
[El Partido Liberal, México, 18 de septiembre de 1890, t. X, n. 1655, p 2.1 dándose con las manos en los hombros, rociando con Cham-
paña y apolinaris los cuentos nuevos, ponderando la habilidad
de las anguilas y las truchas. Vuelven, de faja de seda y botín
amarillo, los “bravos” veraniegos, puntales de mesa y trompos
de danza, que enseñan a nadar a sus señoritas ingenuas, y les
sujetan el estribo durante la temporada; y ahora cambian por
el saco de media etiqueta y el hongo de Septiembre. Para las
primeras fiestas de la ciudad, el traje de franela y sombrero
de paja del hotel de bafios, o el chupetín de rayas amarilias o
negras, con la gorra como él, o azul y roja, o verde y habano.
Los “Juancitos”, como llaman aquí a estos inútiles, a estas
verrugas del mundo, a estos hijos de otro, se echan sobre Del-
mónico y Sherry, a graduarse de varones, cenando queso fuer-
te y cerveza pesada: o van de teatro, a ver al Judío Mansfield
en “Beau Brummel”, que fue el petimetre de antaño, con los
calzones enjutos y los dijes a la rodilla, y una chupa que le
ajustaba como un corsé y la corbata de encajes y vuelos, y la
chistera acanalada y peluda, sin más caudal que el bastón de
puño gordo, la caja de rapé, y la desvergüenza.
LOS clérigos en su gabinete de cristales de colores, ponen en
fila las imágenes, y con un arco iris aquí y un cuento de ar-
dillas allá, retocan el sermón, de saludo del año pasado, donde
20 .4?.CARlO DLL CENTRO DE ESTLDIOS MARTIkVOS AM'ARRIO DEL CEKTRO DE ESTUDIOS MARTINQOS 21

sin querer, como el aire y la luz, \ra entrando la religión nueva, nen, y los arneses chischeando al trote largo, mientras el sol,
que surge de todas partes a la vez, y enseña la esperanza y la de una llamarada, incendia el cielo y se hunde cn las olas
resignación, _v la utilidad y belleza del mal, en el orden libre ny-ras.
y ascendente del mundo.
.\ Saratoga ya no va “lo mejor”, aunque aún le quedan, por
iA qu2 van. si no, tantos clérigos en estos últimos años a la compromiso o por hábito, patrones poderosos, o colonias es-
montaña? “En las rocas de Dios”, osó decir uno de ellos, tranjeras que tienen allí casa, y gustan de aquei espacio y
“hallo cl testo más claro que en los libros del hombre”. Y no lujo. Pero lo más que va allí es gente que quiere que la vean,
se podía echar por una senda del monte, aún por la más v abogados que se ponen donde les suena el nombre, o damas
escondida, sin darse con un cltirigo, de barba a medio tórax, que estén en el período rudimentario de los diamantes: Por
con el chaleco hasta la tirilla, y la levita por los carcañales, 0 que una gota de agua, fina y sencilla, está bien en el lóbulo de
Iban, con-w el monje Ignacio, a hablar de pan de centeno, y de una oreja coqueta o en un dedo de nácar; como estA bien en
la nccesidnd de entregarse a Dios por la persona de sus mi- una anémona o en un lirio, ipero salir hecha una gualdrapa
nistros, en pleno mes de baile y caza, y cotillones y giras, a de elefante hindú, con un parche de esmeraldas y un rosetdn
la capilla desierta de Newport, teatro ahora de grandes ‘suce- de zafiros, como estas damas saratogueñas! Por la mañana van
sos, como la pelea, poco menos que a puños, de las dos damas a las aguas, y es hermoso aquel aire, todo de oro y limpieza,
que cargan el apellido dc Astor, y cada cual pretende ser Ya cual si no hubiese pobres en el mundo, con los tílburis dies-
señora de Astor”, y cabeza de nombre; o la otra pelea, a tros, del novio y la novia, como flores en vacantes, de pétalos
puños de veras, de una señorita robusta, con millones en caja, negros: y a lo lejos la música. De noche, luego de la comida
y otra señorita, más linda que ella, que habló mal del origen ceremoniosa, en descote o casaca, es el baile del hotel, o la
del mill6n; o el paseo victorioso en el hotel del chalán ebrio visita en cuerpo de un hotel a otro, o la conferencia sobre
que le sacó manchas a los ojos de una esposa de Washington; Shakespeare, o sobre la virtud de la hermosura, que pronun-
dama iiustre y columna de la sociedad, que andaba de chalana cia un alma buena, para entretenimiento de los trasnochados.
por un pueblo de baños, mientras pescaba lenguados el ma- En la estación, montes de baúles.
rido en las Mil Islas; o la hazaña del millonario Astor, que
A Narragansett no fue este año tanta gente, porque no estaban
jugaba al polo, con calzón de cuero y gorra azul de iniciales
allí, como otros las “poetisas de pasión”, como Amélie Rives
doradas, y apuntó tan bien a la bola con el mallete que dio
y Ella Wheeler, que antes del matrimonio ensalzaban en verso
en la frente a su caballo, y el animal, de la coz, dio a la bola, y apetecían todos los deleites y licencias de él; ni había esta
la cual fue al campo donde del malletazo hubiera debido ir: y
vez permiso, según rumor previo, para aquellos trajes de bai-
las damas aplaudieron con palmadas, y ondeo de pañuelos; <al
larina, con el descote de corazón y la saya de poca tela, con
héroe de la gorra con las iniciales de oro. Otro día iba Aster que entraban al baño las matronas de coturno y las hijas
de jinete, y se le enredaron las piernas en el botafangos de ,su
frondosas, ni para entretenimiento como el de “bañarlas”, que
carruaje, de lo cual cayó a tierra sin sentido, lo que resintie-
era alzar, cara a cara, por los codos a la compañera, que, de
ron los nobles del pueblo en una enérgica solicitud, donde pi-
den al municipio que “en lo venidero tenga pista aparte para puro miedo, se caía sobre su bañista: ni el otro juego se había
no sea que vuelva a caer por tierra el millonario de permitir, que era el de abrir un hueco para el cuerpo en la
los jinetes”,
arena caliente, y ponerle una almohada de arena, y luego, poco
Astor.
a poco -como quien saborea una aceituna- ir cubriendo los
A Long Branch van -fuera de los pocos a quienes lleva la fama miembros tendidos, hasta que de ella o de él no quedaba vi-
del nombre- los políticos de brillante al pecho y el geritio sible más que la cabeza, lo que debía ser amable ocupación,
de ruleta, que pasean brazo en brazo, como que son todos unos; xx-que la dama enarenada devolvía siempre al compañero ci
y lo mejor de los judíos va allí, porque en otros lugares ri$s, servicio: y así pasaban en la playa las horas.
y aun en los pobres, les es difícil, y aun imposible, la entrada.
El paseo se llena de trenes, que vienen a toda librea pal’ la A Cape-May fueron más veraneadores que los de uso, unos por
orilla del mar; o van a Monmouth, a las carreras de caballos, el escándalo y otros por la novelería, porque allí está la casa
con las iudías robustas en la imperial de la carroza,-y el guía que los proteccionistas de Filadelfia regalaron a la esposa del
de calzú;? de dril y chistera blanca,--y el guarda coche sonando presidente, que con la casa queda atado a los que se la re-
el cuernti: y luego vwl:~cn de Ias carreras, a champañear y Lra!an,- I’-v que ha parecido a la opinión tal flaqueza que de
ruletear, con los cuernos caídos o roncos, según pierdan o ga- gos!auo y a úitima hora tuvo Harrison que dar la casa corno
ANUARIO-- DEL CENTRO DE ESTUDIOS ~lARTIANOS 23
33 Aïl!,lRIíJ DEI. (‘ENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS --- - - ~- ~- ~-
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comprada, o como que la había tomado a prueba: p da pena ,mndes, y hoy imagina un baile de año nuevo, amarillo y car-
de veras ver cómo silba y vocea el público, cada vez que el mesí, y mañana su lonche campestre, con la tortilla de huevos
bufo Wilson, que hace de sotana amarilla el Rey Alegre, alude, de faisán, y el ponche romano dc veras, dc la piña pura y la
sacudiéndose la sotana, al regalo de la casa. Ni es Cape-Ma‘ champaña mejor, como el famoso de los papas: y la fiesta
pueblo de muchas tentaciones, porque la mar da en la arena es alegre, con los carruajes que llegan, piafando y sonando, “
continua, sin la alegría y salud de los árboles, y las casas, en la mesa los cestos de rosas, y de las ramas de los parasoles
calientes > monótonas sc están allí, sin verde que las agracie, chinescos, y por entre los árboles las risas, los vestidos blan-
como una hilera de dispépticos, o como quejidos. cos, las sombrillas de colores.
New-London empieza ahora, lo mismo que Bar Harbor, que 0 es la carrera al otro día, como ensayo para la caza, donde
son cosa de la nobleza, y no menos que Lenox, tan bello que los cazadores, de chupa negra y bota negra, corren, con la
“convida a morir”, con sus jardines salvajes, puestos de in- guía del maestrecampo, saltando cercas y zanjas detrás de los
tento para contraste y naturalidad, y sus rocas amenas, coro- mastines: y si la cerca es muy alta, se vuelven atrás, a que
nadas de verde, adonde viene caracoleando, la espuma, y su el maestrecampo salte solo.
césped peinado y caminos de álamos. 0 es el gran juego de “polo”, que se juega montado, donde cua-
En New York está aún el señorío de los que en verano van tro caballeros, con su mallete cada uno, pelean, al mando de
al mar, y allí es, del lado de las casas ricas, donde a toda su capitán, por echar la bola del juego al campo de sus cuatro
hora hay concurso y festejo, porque mientras dura agosto contrarios; y uno embiste, y cae sentado sobre la bola, con el
andan de almuerzo en baño, y de baño en lonche, y de lonche caballo riéndose; y otro, de un ancazo de su competidor, suelta
en parada o cacería, y de la caza o la parada al banquete, y las bridas, y se ampara de las orejas. Cuatro de ellos se llaman
del banquete al baile, y del baile al almuerzo. Los ricos todos los “Ridemouts”, y los otros cuatro se llaman los “Backemups”.
se juntan allí, y el mes entero en su afán, por ver quién queda El capitán de los “Ridemouts” carga botas de cuero, blusa :!e
por encima de quién, si los Coelet, o los Whitney, o los de sed3 y cardenal y cachucha amarilla; y el de los “Bac,kemups”
Astor, o la Paran Stevens. Uno trae de Boston los zíngaros de 1.a sin birrete, con la blusa de lana gris, calzón curado
un teatro, a que le toquen durante la comida sus czardas fre- y perneras. Los “Backemups” y los “Ridemouts”, mallete por
néticas. Otro saca, de lo más hondo de New York, un flamen- tierra y a galope, se echan sobre la bola, a empujarla estos y
co de Madrid, de los que da la hora y el opio, honra y estribo a resistirla aquellos; y van de pareja a veces, con los bigotes
de la calle de la Comadre, que taconea con arte en el tablado, al viento, uno a darle a la bola, y el otro a quitársela; y a
y echa los brazos al aire y revuelve las caderas, hasta que los veces los dos jinetes, de un salto de los caballos, caen sentados
mismos “juancitos”, por no verlo, dejan avergonzado y solo, a tierra, cachucha a cachucha, con la bola en medio. Alrededor,
al anfitrión. Otra levanta una clase de baile aéreo, entre las jó- en carruajes magníficos, la nobleza ve el torneo, ansiosa y
venes de “lo mejor”, y van adonde Madama Malvina, huésped atenta.
de un hotel del pueblo, a que les enseñe el paso de entre dos,
y el paso batido, y el otro paso animado, que acaba echando [El Partido Liberal, México, 26 de septiembre de 1890, t. X, n. 1662, p.
por tierra con la punta del pie los sombreros. Otra, la Paran 1 Y 2.1
Stevens, convida a hipnotizar; y unas se dejan pinchar el bra-
zo, y este hace como que se duerme, y a aquella la quieren en
vano tender, por la nuca y los talones, sobre el espaldar de
dos sillas.
I!n día se va de yacht, a navegar por la costa, con baile y Ayala
seco a bordo, y otro se va, con la luz de la luna, a la diversión
nueva, que es vadear el arroyo, lo cual hacen descalzas las
señoritas, porque parece ser cosa muy bella verse a la luna
los pies en el agua, mientras que los señores aplauden de cer-
ca, en una el grito, y en otra el pie, y en otra el valor.
0 es gira por subscripción, en la hacienda de un caballero de
oficio, que pone la gloria en bastonear estas fiestas de los
-~ AJ,-LARJO DEL CESTRO DE ESTliDJOS .MARTI+OS 25

de tabaco en la pared la máquina que im.enta. De pronto echa


por tierra las sillas y se sienta, sin quitarse ~1 sombrero, a
tocar el órgano, en las horas profundas de la noche. Se levan-
ta del órgano, a anotar, wn dibujos, la máquina en que piensa.
Ed ison Cientos, miles de máquinas.
métodos
LOS C~!CU~OS IOS hace pronto, po!
su!-os. Cuando Lu1 wvctlista 10 1.a a \t’r, Ie saca el
libro de los dibujos: “iAquí tiene mi novela!” Y le deja el
libro en las manos: Ic ha ocurrido una idea, ha recordado la
página dc un libro, y 1.n a LLI cuarto cle lwl-, donde mesas, sillas,
alfombra, están llenas de libros abiertos. Salta de uno a otro.
Lee en todos ;I la vez. Estudia un asunto, y manda comprar
cuanto hay escrito sobre 10 que estudia. Resuelve, y olvida.
Desde que estuvo Edison en París, se habla más de él. El Si algún amigo entra a hora propicia, de le\rita y sombrero alto
hombre, misterioso y natural, admira tanto como el inventor. se pone a picar chistes, a canturrear, a hablar yankee por lo
Vive con las manos en lo desconocido, y tiene visiones como fino: o a bailar el zapateo, sombrero en mano y faldones por
las del místico Swedenborg, y fantasías como las de Poe o de c! :‘ ; Jy, WJn0 cuando 10 fue a IC:- Sarah Bernhardt. ;Siempre el
Quincey. Para este físico, todo átomo tiene alma. Le pregun- mu~h~ho cr-rante, siernprc el telegrafista aprendiz, siempre
tan por Dios, y dice que casi lo ha visto, “casi se puede probar el que aprendió la vida en lo duro! Se las da ahora de prohom-
la existencia de Dios con la química”. Tiene este mecánicb, bre, desde que vino de París; hace que lo retraten en su biblio-
una poesía matemática y formidable. Un día, de sobremesa, teca, de gorro y bata de señor; se siente, de mucha casaca, en
rompe a hablar así, desde la nube de humo: “iQué gran cosa el banquete de los descendientes, de holandeses, porque él
sería que el hombre pudiese mandar en sus átomos a voluntad también desciende de ellos, y la nobleza lo quiere ir levan-
v que cada átomo fuese de quitar y poner! Así podría yo, por tando como persona nacional: pero de los ojos inquisidores
éjemplo, decir a mi átomo número 4 520: Ve, y sé parte de no se le cae nunca la burla: jacaso ven los hombres lo que él
una rosa por un poco de tiempo: y a cada uno de los átomos ve? (qué saben esos, que peroran y que beben? ila hora de
lo mandaría a que se hiciese parte de los minerales, de las fumar es la que en los banquetes le place a Edison! Del taba-
plantas, de las sustancias todas. Luego, tocando un botón, los co negro, negro como la sombra, saca a bocanadas el humo
átomos volverían a mi cuerpo, con todo lo que hubieran apren- azul.
dido, y yo sabría el misterio de la piedra, del gusano de luz Sus amigos hablan de SLI grandeza en las rtiplicas; de SLIS
y de la rosa.” ¿No es el hombre de las “tres mil” teorías sobre juicios breves y originales sobre los hombres; de cuando fue
la luz incandescente? ~NO hizo viajar a decenas de hombres
por primer vez a Washington, a pedir privilegio de invención
por las florestas vírgenes, para encontrar la fibra que da luz?
Los átomos, para él, se condensan y coronan en el hombre, para un aparato de marcar sin demora en los congresos los
síes y los noes: de cuando los despidió por celos eí ,jctfe de su
que representa la inteligencia total, “porque los átomos, todos
¿Sin inteligencia, producirían con sus con- oficina, y entró en San Luis, en una mañana de nieve, con el
son inteligentes.” gab& de dril con que venía del Sur: de cuando llegó de te-
juntos el color, la forma, el aroma? La vida es aroma. Lo que
Iegraf’ista a Boston, se sentú a recibir mensajes, y cansó al
decae, hiede. Los pícaros parece que hieden. Se limpian las bo-
tas y usan brillantes en el plastrón, pero hieden. La inte- empleado más hábil del telégrafo de New York: de la celeri-
dad con que concibe, el orden con que trabaja, >; la infalibili-
ligencia está en nosotros; pero no nos viene de nosotros mis-
dad con que calcula. so le den “sociedades ni mtisicas”, ni le
mos. La materia no es inerte, ni recibe su fuerza de afuera.
traigan de “esos conversadores asesinos” a quitarle el tiempo:
Y estas son las cosas de que habla de sobremesa el inventor
el día es claro, pero es más clara la noche: encaramado en la
del tasímetro, envuelta la cara pálida en la nube de humo. banqueta, o arrellanado en el sofá a la turca, es su placer
Porque Edison fuma sin cesar: fuma quince, veinte tabacos mayor ver asomar al alba, como si la hubiera citado a duelo,
al día: cuando no fuma, masca: recostado en una silla, con los J- ++ardase, t‘n una hora de descuido, a arrebatarìe ei secreto
pies sobre el respaldo de otra, a la nuca el sombrero de pelo, de su luz. :Y si hay gusto de rey, Iuego de una buena noche
por el sue!o los faldones de la levita negra, cambiándole de cle íí-abajo, en ver salir el sol? A las siete tocan a la puerta, }
color los ojos chispeantes, va dibujando con los mascullones el im,entor se echa famélico sobre el almuerzo: Tira el sombre-
ANLiARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 27
--.
26 Ab.LAKIt, DEL (‘1:NTRO Dtl ESTLDIOS XIRTI.\SOS

ro \)or el aire: se frota contento las manos. ;Ahora, desde que asusté”, dice Edison: “también yo me asusté un poco”. Y Ba-
chelor perdió el barril de manzanas.
es persona de París y anda en comidas de holand:srs, J’:I no
Aquel inventor, no había ido más que dos meses a la escuela.
pasa tantas noches en \.eln como antes!
El padre vive > se anda hoy mismo diez millas diarias, con
,-l \-eces, despu (12 ;t:rilorLar, !~e un libro dc fil(JsJtc) ti de pero era hombre 6: más fuerza>
5.u~ ochi‘nta v cuatro años:
pueta. Los pactas de la esfinge son los que lee él: Emerson. que medios. -La madre era maestra, y le enseñó en la casa
CI adivinador: \Yhi tm,!n, c 1 \-erdadero: ¿IIO fue Emerso:~ el cuanto sabía. A los doce años, estaba Edison leyendo los Prirf-
que dijo, cuarenta afios antes
del fonógrafo, que ya lmdría cipios de Newton. A los doce años, “Madre”, dijo, “soy un
“cjaIcn organizxe los wos”? i no dice Tyndall que la poesía de bushe de trigo: peso ochenta libras”: y se fue por el mundo,
Emerson le sugirió muchas de sus leyes, y le ayudó a descu- como un btlshel de trigo. ¿A qué? iA lo primerc; en que se pu-
brir? ¿y no está todo Darwin en un verso de Emerson, publi- diese trabajar!: A vender diarios en el ferrocarril. Pero dc w:n-
cado veinte años antes del Origen (íe las especies? ¿Y la poetisa dcr diarios se sacaba poco: ia aprender a inlpresor, en cl t\‘(~~o1z
Jean Ingelow no pintó, mucho tiempo hace, en un cuento de mismo, durante el viaje! ia publicar, impreso por sus mano:>,
hadas, el “acustígrafo” que reproducía la música? ¿Y en otro el Grand Trunk Herald!: y se vendía el periodiquín entre la
libro de imaginaciones, Helionda, o aventuras en el sol, no gente de los trenes, porque Edison andaba como hormiga loca
dice el personaje Alutedon, en 185.5, que ya los autores no levantando noticias, y ponía en su papel todo lo que podía
tenían que padecer con la escritura, y sujetar el águila del interesarles: para los del tren escribía, y escribía sobre el tren:
pensamiento a la hormiga de sus manos, “porque las vibra- que “John Robinson se cayó del tren, y los muchachos lo
ciones del aire, puestas en movimiento por la voz, movían una uicnte:i mucho”: “que la máquina num. 3 entró a patio, par:\
dclicadísima máquina, que iba recogiendo las palabras”? To- remiendos”. -Y esa imprenta la compró Edison con lo que le
dos esos precursores tuvo el fonógrafo; y el Teniente Maury, dio una idea feliz. Para no comprar más ejemplares del diario
que se lamentaba de que Daguerre no hubiese inventado un que los que podía vender, se escurría por la imprenta del Free
modo de escribir, sin más que hablar, por un tubo, sobre unti Press, a ver, por la novedad de las noticias que veía en prue-
hoja de papel; y Tom Hood, en el Anual Cómico de 1839, cuan- bas, si debía comprar más o menos: iy un día, vio que iba a
do au_rura que ha de venir quien invente “un papel de escribir salir el parte de la batalla de Shiloh, la batalla carnicera, que
que repita lo que oiga”. Lee poetas ahora Edison, de cuando peleó Grant sobre los ,cadáveres de sus propios soldados! iah,
en cuando, de esos que ven con ojos nuevos, y escriben música si el telegrafista amigo quisiese, a cambio de un mes de los
extraña y poco oída, -como la que oyó él cuando su primer periódicos de Harper, y de un mes del Free Pvess, mandar la
prueba en el fonógrafo. iEntonces no leía poetas Edison, ni noticia de la batalla a todas las estaciones! Quiere el telegra-
sabía de Alutedon! fista. Logra que le den a crédito mil quinientos ejemplares. Y
Trabajaba de telegrafista; inventó un aparato para repetir, por los vende en el camino, a cinco, a diez, a veinte, a cincuenta
las marcas del papel, los golpes del receptor, pensaba ya en centavos. Pasa por una iglesia, que estaba en oraciones: pre-
el telégrafo, y en las vibraciones del sonido: pues “ipor qué, gona el periódico: y sale la congregación a arrebatarle los nú-
si las marcas del papel vuelven a hacer sonar el martillo del meros que le quedan: las americanas vienen anudándose la
receptor, no han de quedar recogidas, y de sonar otra vez, las cofia: el pastor viene sin sombrero, dando trancos.
vibraciones del diafragma. 3” Anhelante, con un compañero des-
De ahí subió a “caballero de la llave”, como se llamaban los
creído, armó un instrumento rudo y habló sobre una tira de ttile;x-afistas. Noches enteras pasaba con un compañero, sir-
papel: “iHallo!” dijo: iy repitió el saludo, como si viniera de viendo de balde el puesto de un operario que dormía largo
muy lejos, la hoja de papel! A su mecánico se fue en seguida
la cerveza. Años tardó, practicando e inventando. Imaginó Ün
Edison con su dibujo de la máquina de hablar. Cuatro pesos
aparato; con dos registros de Morse y una taza de papel, para
le puso de precio, y se burló el mecánico de él. Edison acababa
recibir de prisa y repetir despacio. De ahí paso a paso, llegó
de contar la primera prueba. Estaba él, el compañero Bache-
“por deducción lógica”, por la idea de las marcas del papel
lor, y el mecánico Kruesi. Un barril de manzanas apostó Ba- que daban el sonido, a la invención del repetidor automático,
chelor “ a que no andaba la cosa” iSe reía el mecánico! que ahorraba los operarios y yerros de la transmisión en cada
Pnso Edison en la máquina una hoja de lata, y habló sobre oficina ---llegó a la invención del fonógrafo. Hoy, de privile-
ella. iSe reía el mecánico! Volvió Edison a poner la hoja de gios originales, tiene lleno un libro. iQué no ha inventado él?
lata, a que repitiese los sonidos. Echó a andar: iy no se rió, Desde los alambres de seis mensajes a la vez, desde los apara-
el mecánico! Palideció y dio un paso atrás. “También yo me
ANUARIO DEL CEKTRO DE ESTCDIOS MiRTI.\NOS 29
___~ _ ~~ ._---- ~~-~

10s de telqraf!a privada desdi: el motógrafo del tclGfono, has-


ta la subdivisión de la luz elktrica que los esperto4 ingleses
Com2spondencia particular
habían declarado “imposible” ante la Cámara de los Comunes.
Y cuando \-ol\,ía de Francia. notti que no tenían los marinos de El Partido Liberal.
modo seguro de tomar cl sol en días nublados, calculó unas
pocas horas, e inventrí un aparato
no nubes. Y tienc palacio, riqueza,
para tomar
procesos,
el sol, haya o
fama, mujer, > La cuestión sociaZ
aquel inefable honor con que se empieza a ver el hombre
cuando se enoreullece dc él su patria. Pero deja su alcoba y Ql rQWlQdi0 dQl Voto
tranquila, para &- a oír ansioso a media noche la voz que lo
llama, la voz que en Ln obl-n de Zola llama al pobre Claudio.
[EI Partidu LiberaI, México, 5 de febrero dc 1890,t. IX, n. 1173,p. l-2.1 Sumario: Policías letrados.- Reforma social cn los Estados
P. 1.1 Unidos.- Las doctrinas de George en los tribunales.- Nacio-
nalización de la tierra.- Los “Clubs de Bellamy”.- La refor-
ma pacífica.- Peligros visibles.- Las últimas elecciones.-
Los amigos de Cleveland.- La reforma del voto.- Foraker
vericido.- Importancia y prueba triunfante del modo nuevo
de votar.- El voto australiano.- Los “taloneras”.

New York, noviembre 21 de 1889.

Sr. Director de El Partido Liberal.

Una millonaria compra, con el contrato de matrimonio, un


títujo roído de princesa, y otra se queda en las puertas de la
boda, porque su príncipe sesentón quiere más de diez mil
pesos al año por su título napoleónico y su dormán de húsar.
Otra entra, coronada de perlas, en el monasterio católico, y
anuncia que va a levantar una orden americana de monjas cari-
tativas, a ver si salva de la suerte del búfalo a lo que poco queda
de .los indios. Muere un policía heroico, que al expirar halla aún
fuerzas para levantarse de entre las ropas que van a ser su
mortaja: “ i los tres golpes! “, dijo, “ilos tres golpes! me llama
el inspector”, y los comentarios son numerosos, luego que se
averigua que el policía era hombre de pensamiento libre, sin
fe en la divinidad providencial, ni respeto a más ley que la
que ha de venir de la distribución equitativa de las fuerzas
naturales entre los hombres. Otro policía de la misma mente
dijo el discurso funerario, y aseguró después a la prensa CU-
riosa que como el muerto y él pensaban muchos entre los de
levita azul de botón de oro: “de cada cinco policías, uno es
sectario de Henry George. y quiere que la tierra sea devuelta
a la nación, que es su única dueña, que la alquilará a quien
la haga producir o le pague alquiler por el derecho de fabricar
su casa en ella, y así no habrá hambres de un lado y millones
30 ANUARIO
___~ DEL
--- CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
ANUARIO DEL CEN-IK~ DE ESTUDIOS ~IXRTI-\XOS

de otro, sino la paz que viene a los pueblos donde la masa


famélica no se ve privada de la ocasión de emplear sus fuer- sobre El Progreso y lu Pobreza? ¿Y va George a recorrer, con
su dogma al hombre, Ia Australia entera, como huésped de
zas sobre los elementos acaparados, al amparo de la le>~. poi-
honor, bajo los auspicios del partido liberal de la isla? Un
Una Cabra favorecida”, y cuando los periódicos alegan que
diario dice: “~0 es posible dejar de notar que aumentz e;l las
la custodia de la propiedaú no debe estar en manos de quien
masas el culto por los anarquistas ahorcados en Chicago: a la
niega el derecho a ella, el sargento Tims responde que la poca sombra de la horca, en Chicago mismo, han ido en procesión.
propiedad que él se ha ganado con la labor de sus sesos o de 10s obreros a xrisitar las sepulturas, y llevaba la bandera roja
sus manos, la defenderá como a su vida, y la dc los demás la mulata clocucnte, la viuda del americano Parsons; en el mu-
ciudadanos, porque el único señorío que cree él injusto y peli- seo de figuras de cera, en New York, iquién no observa el si-
groso es el que saca los elementos naturales de su cualidad lellcio y la tristeza de los que rodean el grupo, y aun las lágri-
esencial de bien común, y da los rendimientos de ellos, a un mas? Rusos, alemanes y americanos han conmemorado juntos,
grupo que goza con exceso por la falta de equidad en la admi- en salones henchidos, los méritos que adornaban a sus ojos a
nistración de los dominios públicos. “Ni a mí se me paga el ‘las cuatro víctimas del terror de los privilegiados.’ Jueces y
salario, dice el sargento Tims, para que le caiga encima con’los banqueros han vuelto a decir en Chicago, con motivo de la
clientes de punta a los que desnudan juntos y de viva voz, c:lmo conmemoración, que se anduvo sin duda de prisa en quitar
la ley lo permite, una reforma que con el mejor orden CC-onO- la -jida ignominiosamente a cuatro hombres que acaso sólo
mico asegure el orden social; sino para que ayude a limpia1 eran culpables de la vehemencia con que afincan en las almas
la ciudad de pícaros, y a tener a raya a los asesinos y ladrones.” infelices las esperanzas de justicia y regeneración.” <Los libros
Nunca hubiera semejante opinión visto la luz sin que se cla- del conde Tolstoi, que son una plegaria para los pobres, su
mase contra ella; pero el debate ha sido más prolongado p Vi& su Confesión, su Escuela de Yasrlaia Polialza, no andan de
abierto por la novedad pintoresca, y ya aquí frecuente, de veI maao en mano y los celebra la revista de Havpev, que es de lo
oficiar de sacerdote junto a un ataúd, que por crucifijo tenía más sesudo y granado del país. 3 <No se leen con favor creciente
un lirio, a un lego de bigotes militares, con su uniforme KZU~. los estudios en que aboga desde la otra revista, The Cosnzop~~
Ayer se casó la hija de Ingersoll, el que ha puesto a h&rvir Zitat?, en pro de la reforma social; un pastor venerado, Everett
juntos a Shakespeare y a Voltaire, y el sacerdote fue un juez Heale? ¿Y el libro del elegante Bellamy, Mitwzdo arrás, nc,
de respeto, que proclamó cónyuges a Eva y al banquero Brown, estA ya cerca de los doscientos mil ejemplares, y no se juntxi
en un discurso que hizo llorar, y oyeron todos con la cabeza cn “clubs de Bellamy”, pensadores, artistas y cuicos, a leer v co-
baja. rmxtar reunidos la hábil pintura de las desigUaldades peligro-
sas de la nación de hoy, y las propuestas de reforma que deja
Y otros sucesos, que por lo principal que es cada uno no inferir la pintura hábil, so pretexto de contar cómo es el mun-
pueden Ilamarse incidentes, vinieron a mover las ideas susci- do de ahora, en una familia de mi1 años adelante? ¿Y no da a
tadas por la oración fúnebre de Tims; porque en vano se cie- todo eso carácter de urgencia y testimonio intachable, la prue-
rran los ojos a lo que de todas partes, y por los caminos m&s ba plena con que un millonario respetado demuestra que, en
opuestos, viene a la vez. LA qué le reprochan al sargento sus medio siglo a lo más, a seguir como van las leyes y las fortunas,
ideas sobre la “tierra nacional” cuando el Tribunal de Apela- estará la propiedad total de los Estados Unidos en manos de
ción revoca la sentencia que privó a G. Henry George, el prín- doscientas cincuenta familias? Nace el partido de la reforma
cipe de la doctrina, del legado que le dejó un amigo entusiasta social de aquel mismo Boston, llamado Atenas del Norte, don-
pa:a ayudarle a propagar sus obras? iCuando el Tribunal, al de :lació, con el sublime Phillips y con Garrison, el partido
fundar la revocación, celebra, con el desinterés de quien no d£ 1a abolición de la esclavitud. Nace de los altos del pensa-
las comparte, la franqueza y honradez de estas doctrinas, y miento cuyo fervor apostólico inspira menos desconfianza que
aiaba a su autor? ¿Y el mismo George, que de su primer es- el clamor que viene de abajo, donde la justicia puede traer
fuerzo en política llega por poco a Corregidor de New York, mano ignorante, y espuelas de odios. Se ha puesto casaca la
no trabaja en amistad, respetado y mimado, con los reforma- reforma social, está a la moda, y ha comenzado a triunfar, en
d!:r-cs rrr>u!>licanos y demócratas que quieren poner en boga, 3 Boston mismo, con el establecimiento del voto australiano. Los
ha:1 puesto ya por ley, el nuevo modo de votar a la austraiiana, *
que popularizó Geo rge en su libro, nunca más leído que ahora, * *
32 A\l.?ARIO
..L~.- DEI.
~_.. CEXTRO
~~~ DE ESTCDIOS .U.kRTIASOS
4SCARIO DEL CEh‘TRO DE ESTL’DIOS
__ MARTIANOS
~~--___--
-~_- ~~~.~

comprados vienen de afuera. Ya no se compra a la cara de las


casillas con uno, con dos, con cinco pesos, con una promesa, roja y el cuchillo en los dientes, como aconsejan los apóstoles
el voto. desesperados, sino con cl sombrero puesto y una cuartilla
Porque en el af,?lì !. ruidos de esta csistt‘ncia del ?;or!e, de papel, donde en el sigilo de la alcoba, sin el tentad61
tienden unos, con brutalidad y desafuero, a llegar junto a sí al pic, marca una cruz junto al nombre de su candidato prc-
por codicia y por vicio, los caudales del orbe; v otros vil.211 ferido el votante devuelto a la libertad por la ley nueva del
de celestinos y mercurios, so pretexto de polítici Fbogacia, voto australiano.
sacando los caudales de donde están por la ley o Ia naturaleza, Entre bastidores es donde SC ve la verdad, mr’ìs que en lo que
y llevándoselos, por la propina de habanos y champaña, a sus sale al público, y el que cuida de andar por ellos asiste a la
señores; y otros creen que la corona del universo les ha caído pclc~ n:ortal empeñada de un lado entre los politicones e intc-
en la cabeza, y han tocado a salir por el mundo a traerse 10s LCS?S que sacan por ellos las leyes benévolas, y de otro,
pueblos bajo el brazo; y otros se quitan de las sienes las ador- por todos los hombres de juicio, que desde un bando u otro,
mideras, miran el fondo de la copa de oro, y se levantan Cll ven la urgencia de dar un arma pacífica a la reforma, para
medio del festín a decir sin miedo que ir a turbar la casa ajena privarla del derecho de blandir otras armas. Hay que sacar
no es remedio para que con los haces encendidos no se queme el voto de las manos de los que han hecho comercio de él. Ha>.
la propia. “Ya pasaron, dicen, los tiempos de la libertad nomi- que echar sobre el tesoro público los gastos de las elecciones,
nal y de la ilusión política: sólo la felicidad contentará a los para que, so pretexto de estos gastos, no levanten las socieda-
hombres. La política no está en buscar colocación falsa a los des políticas sobre los candidatos un impuesto que el candida-
productos de una minoría privilegiada, que sólo puede man- to ha de procurarse a su vez de quienes se lo anticipan a cam-
tener sus privilegios a costa de la mayoría desposeída, ociosa bio de 10s servicios que se obliga él a hacerles de los fondos,
y descontenta; ni en buscar climas tórridos donde vayan de de las leyes, de los derechos públicos. Hay que impedir que,
peones de los magnates concesionarios, de los encomenderos de en la hora misma de la elección, dé nueva y justa causa de ira
la República, los hombres de bota fuerte que han leído dos a los pacientes descontentos la venta abierta al poderoso y al
veces el libro de George sobre la propiedad de la tierra: ;’ no bribón del único recurso que concede la ley para sacar de SU
quieren ir de patrulla por tierras extrañas, sino ser felices junto imperio continuo a la liga de los bribones y los poderosos. ES,
a la cuna de sus hijos, 3’ la losa de sus abuelos en la tierra pro- pues, una cuestión social, y acaso LíilLl solucibn social, en este
pia. La política está, y no hay otra política, en administrar los país donde el voto es el poder, el voto australiano.
bienes nacionales con la equidad que por sí sola, sin más siste-
mas ni panaceas, hace a los pueblos libres y felices. Por la pose- Grande fue la importancia, y la lección, de las elecciones dc
sión, so capa de creencias y de doctrinas, son todas las batallas este otoño. La opinión, sofocada a fuerza de paga, en las elec-
del hombre. Se conoce el hombre, independiente y pensador, v ciones presidenciales, se enseñó como es, sin el enemigo del
todo lo ataca y derriba dt un codazo hoy, de otro mañana, has& soborno, o con la fuerza magna de la indignación, a tal. punto
que tiene campo libre donde mover los codos; y esa es la lucha que, un año despues de ser derrotado en la candidatura a la
por la poscsidn dessí. Unos luchan, con la complicidad de todos presidencia, es Cleveland reconocido, por impulso unánime,
los fuertes, por retener en sus manos, en una forma u otra, los como el candidato victorioso. Sus amigos han vencido. i-ian
dominios públicos; y el hombre no ha de parar hasta poner a vencido los reformadores dc la tarifa. Campbell, el abogado 4~;
los sistemas y a los credos en nombre versiones de naturale.:a la lana libre, ha sido electo gobernador, contra el gobernad?:.
nacional, de modo que no hava causa para vivir en zozobra J- que estaba en ei poder, contra Foraker, tan come-fuegos y azu-
acecho, como fieras, arremetiendo 10s unos con la rabia del za-guerras que va se dice fcrnkear a hablar de fanfarrón, J’
desheredado, y escudando los otros con nombres complaciw- hombre de muCha amistad con las empresas proteg;das, ~uc
tes, y en la red de las clases, la propiedad mal hallada. ven en él su campeón extremo, _v el mejor aboyado que pudie-
ran sentar en la presidencia de la república. Porque este fenó-
La paz es la condición normal del hombre. Es brutal e inmoral meno hay ac eil la política: “Pa.gamos al abogado donde
el precepto de la lucha por la vida. Convienen, pues, los que nos pueda servir mejor, cn el corregimiento, en el gobierno
aquí piensan sobre el porvenir, en que el único modo de atajar del Estado, en la Suprema Corte, en la presidencia dc la repú-
los males que vienen de la administración parcial de los bienes blica; y las empresas que tienen los mismos intereses, se jun-
pítblicos, es administrarlos con equidad. Y ~1 problema est5, tan para poner en la presidencia al candidato que le promete
a sus ojos, en venir a esta administración, no con la bandera servirlos. Y al candidato de reserva, a Foraker, echó de la silla
34 ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS AURTIAKOS
AKGARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
35

LI amic:i; L1~ Cldvcland, cl reformista Campbell. N Io:l:a, repu-


blicana ardiente hace un año, por los amigos de C!eveland van cinco pesos. Por el amor del tablado vagaban, con el tabaco
dirigidos los telegramas todo; & la victoria. Cleveland, que caído, y la nariz con menos color, los esquirzeros, talowros -
estaba cn Washington dc visita, y SI p:só sus horas con Harri- ~~~u&ucltos, merodeando sin ocupación por la acera desnuda
son en la Casa Blanca, súlo tiene uila frase que decir, al YCL’* de garitas. Jubilosas iban y venían, de distrito en distrito, con
clast:! Li;‘< sti la arranca cn ci estribo ticl COC~C: “iCom~ cl::? \ 3 permiso del ayuntamiento las comisiones inspectoras de la so-
levadura de la reforma di la tarifa 5.:: ha entrado por tod;; la ciedades que propagaban la reforma. En un mismo carruaje,
masa!” Solemne y completa ha sido la victoria, y bienvenida detrás de Henry George, entraron un demócrata y un republi-
para 10s que no quisieran vzr deslucida la libertad en su casa C:ii?ti. En la casilla, entra el votante por una de las puertas de
mayor con tentativas indignas ci:: clla, y de la especie humana. la h,:r~ncia que separa el recinto público del de sufragar; dos
Pero la lucha misma de los partidos, quiera al fin combate vigilantes, de diversos partidos tiene la mesa donde el votante
común, levantó curiosidad menor ci?i!; kt prueba del voto austra- toma la lista en que están, debajo de cada candidatura, los
liano, befado por los que le temen ‘7 resisten, defendido por C~i’*y’i~.ltir‘.
< ,IC > dt: los partidos, diferentes; entra el votante en una
los que lo saludan como la garantía de L paz, y la nlborada de de las particiones de madera, sin puerta, que han levantado al
la purificación. fondo: marca allí, solo, con una cruz en cada candidatura el
nombre que prefiere; va, por el lado opuesto al de la entrada,
Eil ?.k~rs¿:..Quset?s y en Connecticut se vo:abA así j”:)r la p;-imc- a la mesa de registro, donde llevan los libros, como en la de
ra vez. Con ligeras variantes, la ley era la misma. Que el E:;:r.- las listas, vigilantes de los partidos hostiles; tachan el nombre
do imprima las papeletas, y las reparta donde nadie las p;:Aa en el registro, y el votante echa, antes de salir por otra puerta,
cambiar ni falsificar, y las vea llenar en xecreto por el votcntc su lista en la urna. Si no sabe leer, lleva consigo, a la partición,
libre. Fueron a Boston, sobre todo, emisarios de las sociedadtls autoridad de la ley, a uno de los vigilantes que le lea los nom-
que abogan por el método, y de las que lo acusan de confuso, bres y marque los que le dicta. Al contxse en Boston los votos,
de lento, ti3 abusivo, de atentatorio a la libertad dei ‘;.otantc. libres de compra y de bebida, se vio que en aquellas elecciones,
Y era de ver Boston, en verdad, el día de las elecciones; por- más rápidas y serenas que las de antes, había acuerdo real entre
que no fue la casa de zaguán y esquina que la elección hasta las fuerzas que los partidos se ca!culaban; y las que probaron
ahora es, con el votante perezoso que viene sobre las casillas en las urnas. Ni el taloízeuo tendría corno saber que el votante
a paso de quien busca, y la jauría de taluneros como les llaman comprado le cumplió la paIabra; ni el que debe a otro su sus-
acá por ir sobre el talón, saliéndole al camino con el mazo de tento votará, por miedo a perder el pan de sus hijos, como se
papeletas del partido en una mano, y los billetes de a dos pesos ‘0 1’ Id:: af.i!Kl cU> interés está en ncgarlc el suyo. Fdmpic:fa
en la otra; ni fue el cambio inicuo de papeletas que mandan a asegurar la paz amenazada, el voto blanco.
hacer los caciques de las so’ciedades, dando como propias a los
votantes las papeletas del candidato enemigo a la judicatura, o
al corregimiento, o al Gobierno del Estado, a cambio de que el
enemigo, que quiere estos puestos, vote, a dos por uno o uno [El Partido Liberal, Mkico, 11 de diciembre de 1889, t. VIII, n. 1428,
por dos, en pro del candidato rival a la presidencia en que P. 1.1
tienen interés mayor los sacrificadores, que fue como salió
electo de gobernador el demócrata Hill en el mismo estado y
elecciones en que salió derrotado para la presidencia el demó-
crata Cleveland. Ni las bebederías estaban con el costado abier-
to, como suelen en estos días en que las ordenanzas les mandan
cerrar la puerta principal; porque el mostrador les .kxie a 10s
tnloneros para mantenerse el valor, o para aturdir a un votante
desconfiado, o para llevarlo donde no vean que le da el billete
de dos pesos, o para echarse en alcoholes 10s cinco pesos que
gana por cazar votos, y con el sistema nuevo, como que el vo-
tante entra sin papeletas en la casilla, y vota sin consejero y
sin que nadie lo vea, no hay talones que pisar, ni mostradores
donde comprar honras baratas, ni oficio en que ganar los
36 ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
__~_~-
AWJARIO DEL
.~-
CENTRO
___
DE ESTUDIOS
- ~~
hfARTIANOS

que, para hacer cumplir la ley tal como la concibe, usa la


\ dinamita, que no es más que pólvora concentrada. Y como
Correspondencia j9articuZar cualquiera que sea el extravío de sus medios y la locura de
su propaganda, es verdad que esta y aquellos arrancan de un
dQ El Partido Liberal espíritu de justicia
siglo, y de una compasión
ofendido en las clases humildes
febril por los dolores
siglo sobre
del linaje
humano, resulta, hoy como siempre, que el mundo se dispone
a olvidar las manchas rojas que deshonran la mano, atraído
por el rayo de luz que brota de la frente: y que un grano de
piedad basta a excusar una tonelada de crimen.
En la certeza de sus móviles humanitarios toman fuerza para
Sumario: La mujer. norte-americana.- La “inulata" Lucy Par- arrostrar el martirio estas criaturas de juicio desequilibrado,
sons, mestiza de mexicano e indio.- Lucy Parsons recorre los ya por la viveza e intensidad de sus penas, ya porque no es
Estados Unidos hablando en defer;sa de su marido, condenado la fetidez de los agujeros de los artesanos buen lugar de cría
a muerte entre los anarquistas dc Chicago.- La sentencia no para la divina paciencia con que soportan el ultraje los reden-
ha amedrentado a las asociaciones de anarquistas.- Lucv Par- tores. Si a duras penas concibe cada civilización un Jesús, ¿có-
sons en Nueva York.- Su elocuencia.- Escena memorable en mo se pretende que sea un Jesús cada uno de estos pobres
Clarendon Hall.- Carácter viril de la mujer norte-americana trabajadores? Así al ver próximos a morir a siete de sus com-
y su r.T-<:n
I I,I>“LI. ..- Una mujer decide cl debate en una convención pañeros en la horca, no se paran a pensar en que de sus manos
política.- La mujer como organizadora y empresaria.- La salió un proyectil de muerte, porque no ven su proyectil más
muir:;- i-n los teatros: Hrlen Daubray: Lilian Olcot y la Fedo~ criminal que la bala de un soldado, que también sale a matar
de Sardou.- Mrs. Langtry. en la batalla sin saber adónde: sólo ven que van a morir sus
siete amigos por el delito de buscar sinceramente el que ellos
New York, 17 de O’ctubre de 1886. miran como modo de hacer feliz al hombre; y los arrebata, esa
es la verdad, la misma voluptuosidad de sacrificio que poseyó
cuando la iglesia virgen a los mártires cristianos. iAh, no, no
cs en la rama donde debe matarse el crimen, sino en la raíz!
Señor director de El Partido Liberal. No es en los anarquistas donde debe ahorcarse el anarquismo,
sino en la injusta desigualdad social que los produce.
“Santo es el mismo crimen, cuando nace de una semilla de
justicia. El horror de los medios no basta en los delitos de Aquí el aire está cargado de estos problemas: no hay otra cosa
caracter público a sofocar la simpatía que inspira la humanidad en el aire: se oye el ruido cercano de la cólera: en New York
de la intención. El verdadero culpable de un delito no es el los trabajadores, partidarios de la nacionalización de la tierra,
que lo comete, sino el que provoca a cometerlo”: eso parecía están a punto de sacar a su apóstol Henry George Mayer de
decir ayer a los que la observaban de cerca la reunión de los la ciudad: en Richmond hay un Congreso de Caballeros del
anarquistas en New York. ¿Y se creía que la sentencia a muer- Trabajo, que hace alarde de simpatía a la raza negra: en todos
te de los siete anarquistas de Chicago, los convictos en el pro- los Estados los gremios de obreros entran en masa en la políti-
ceso de la bomba, los había hecho enmudecer? iComo una “3, y en algunos triunfan de lleno y eligen casi sin obstáculos a
condecoración llevan al pecho desde entonces hombres y mu- la legislatura y al gobernador: todavía funcionan por encima,
jeres la rosa encarnada! Ahora parecen más que antes: se como actores segundones que entretienen la escena, los par-
reúnen con más frecuencia: afirman con más atrevimiento sus tidos y personajes que han perdido con el uso su eficacia y
ideas: se ven injustamente miserables; desesperan de la po- pureza; pero de todas partes se asiste a la elaboración de una
sibilidad de reducir al mundo por la ley a un sistema equita- fuerza tremenda: nadie se oculta la importancia de los nuevos
tivo; se sienten como purificados y glorificados por el espíritu sucesos: es preciso hablar de esto.
humanitario de sus dogmas; se convencen de que la civiliza-
ción que usa la pólvora para hacer cumplir su coecepto de la
ley, no es más legal ante el alma del hombre que la reforma
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trabaje comerá, dentro de nuestro sistema, y el que no, pere-


Sí; los anarquistas no temen al sacrificio, y aun lo provocan, cera, lo mismo que hoy: pero no se amontonarán capitales
como los héroes cristianos. Sus sufrimientos explican su vio- locos, que tientan a todos los abusos: no habrá dinero de
lencia; pero esta misma parece menos repugnante por la ge- sobra con que corromper a los legisladores y a los jueces: no
nerosa pasión que los inspira. Y se ve aquí, como en aquellos habrá la miseria que viene del exceso de la producción, porque
tiempos de almas, que esa exuberancia de amor al hombre crea sólo se producirá en cada ramo lo necesario para la vida na-
kazos más fuertes entre los que la sienten en omun, y da al cional.”
cariño de los amantes y a los deberes de fami l7 a una poesía c
intensidad que les visten de flores eI martirio. De todo esto, por supuesto, solo se puede considerar el buen
deseo, y la verdad de los dolores punzantes que por serlo tan-
Ayer mismo se asistió en New York a una escena de interés to llevan los planes de reforma a tal exceso. En esos planes
penetrante y extraordinario. En ninguna iglesia de la ciudad falta el espacio preciso para el crecimiento irrepresible de
hubo ayer domingo un sacerdote más ferviente; ni una congre- la naturaleza humana, que es la base de todo sistema social
gación más atribulada, que en Clarendon Hall, el salón de los posible; porque un conjunto de hombres, sólo por transición
desterrados y los pobres. Pugnaba en vano la concurrencia de y descanso puede ser distinto de como el hombre es: lo inna-
afuera por entrar en la sala atestada, donde hablaba a los tural, aun cuando sea lo perfecto, no vive largo tiempo. El
anarquistas de Ne~v York, alemanes en su mayor parte, la Luzy hombre tratará de satisfacer siempre en lo tangible del mundo
Parsons, la “mulata” elocuente. Lucy Parsons, 1a esposa de su ansia de lo desconocido e inmenso.
uno de los anarquistas condenados en ChiNcago a la horca. *
El sábado llegó. Anda hablando de ciudad en ciudad para le.. * *
vantar la opinión pública contra la ejecución de la sentencia
a muerte. En la estación la esperaban un centenar de perso- A Lucy Parsons le dicen mulata por su color cobrizo. Es mes-
nas, y entre ellas muchas mujeres y niños. Todas las mujeres tiza de indio y mexicano. Tiene el pelo ondeado y sedoso: la
la besaron: lloraban casi todas: dos niñas le ofrecieron un frente clara, y alta por las cejas: los ojos grandes, apartados
ramo de rosas rojas: “La bandera roja”, dice ella, “no signi- y reiucientes; los labios llenos; las manos finas y de linda
fica sangre: significa que las grandes fábricas donde hoy :,,I forma, Viste toda de brocado negro: usa largos pendientes:
asesina ci alma y cuerpo de los niños, se convertirán pronto habla con una voz suave y sonora, que parece nacerle de las
en verdaderos kindergartens”. Sabe de evolución y revolución, entrañas, y conmueve las de los que la escuchan. ¿Por qué no
y de fuerzas medias, de todo lo cual habla con capacidad de ha de decirse? Esa mujer habló ayer con todo el brío de los
economista lo mismo en inglés que en castellano. “La anarquía grandes oradores. Rebosaba la pena; es verdad, en los cora-
está”, según ella, “en su estado de evolución: luego vendrá la zones de los que la oían: y auditorio conmovido quiere decir
revolución, si es imprescindible: y luego la justicia.” “La anar- orador triunfante; pero a ella, más que del arte natural con
quía no es desorden, sino un nuevo orden.” He aquí cómo eI& que gradúa y acumula sus efectos, le viene su poder de elo-
misma la describe, con sus propias palabras: “Pedimos la des- cuencia de donde viene siempre, de la intensidad de la convic-
centralización del poder en grupos o clases. LOS agricultores ción. A veces su palabra levanta ampollas, como un látigo; de
proveerán a la comunidad con un tanto de los productos de pronto rompe en un arranque cómico, que parece roído con
la tierra, con otro tanto de zapatos los zapateros, los sombre- labios de hueso, por lo frío y lo duro; sin transición, porque lo
reros con otro tanto de sombreros, y así cada uno de los gru- vasto de su pena y creencia no la necesitan, se levanta con
pos, de modo que quede cubierto el consumo nacional; del extraño poder a lo patético, y arran,ca a su voluntad sollozos
que se publicara una cuidadosa estadística. La tierra será po- y lágrimas. Momentos hubo en que no se percibía más ruido
seída en común, y no habrá por consiguiente renta, ni inte- en la asamblea que su voz inspirada, que fluía lentamente de
reses, ni ganancias, ni corporaciones, ni el poder del dinero sus labios, como globos de fuego, y la respiración anhelosa de
acumulado. No pesará sobre los trabajadores la tarea bruial ir):; c~ue retenían por oírla los sollozos en la garganta. Cuando
que hoy pesa. Los niños no se corromperán en las fábricas, acabó de hablar esta mestiza de mexicano e indio, todas las
que es lo mismo que corromper a la nación; sino irán a los cabezas estaban inclinadas, como cuando se ora sobre los ban-
museos y a las escuelas. No se trabajará desde el alba hasta cos de la iglesia, y parecía la sala henchida, un campo de espi-
el crepúsculo y los obreros tendrán tiempo de cultivar su men- gas encorvadas por el viento.
te y salir de la condición de bestia en que viven ahora. El que
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No desenvuelve la palabra graciosamente, sino la emite con En este instante, la concurrencia que se apretaba a las puer-
la violencia de la catapulta. Los ojos ora le relampaguean, ora tas, aprovechando el silencio de emoción que acogió estas pa-
se le llenan de llanto: adelanta el brazo con lentitud, como labras, braceó por entrar en la sala. No podían. “iHurrah”,
si lo retuviese al extenderlo: todo en ella parece invitar a creer gritó una voz, “hurrah por los anarquistas de Chicago!” Por
y subir. Su discurso, de puro sincero, resulta literario. Ondean un impulso unánime saltó sobre sus pies la concurrencia. Di-
sus doctrinas, como una bandera: no pide merced para los con- cen que temblaban las mejillas de ver aquella escena. Les co-
denados a muerte, para su propio marido, sino denuncia las rrían las lágrimas a los hombres barbados. Las mujeres, de
causas y cómplices de la miseria que lleva los h 9,mbres a la pie sobre los asientos, movían sus pañuelos. Las niñas grita-
desesperación: dice que en la reunión en que estalló la bomba, ban “hurrah” alzando sus manecitas, subidas sobre los hom-
la policía se echó encima de los hombres y mujeres con el bros de sus padres. iHay tanto triste en el mundo que de
revólver en la mano y el asesinato en los ojos: los anarquistas recordar estas cosas se aprieta involuntariamente la garganta!
llevaron allí la bomba, para resistir, como la policía llevó cl La Marsellesa unió a ese arrebato sus notas eternas.
revólver, para atacar: “iMiente!“, exclama, “el que diga que
Spies y Fisher arrojaron la bomba”. No se abochorna de con- *
fesar sus hábitos llanos: “Fisher”, dice, “estaba entonces to- * *
mando cerveza conmigo en un salón cercano. iQuién ha dicho
en el proceso que vio tirar la bomba, a ninguno de los conde- Singular espectáculo, el de esa mujer que recorre los Estados
nados? LAcaso los que van a matar llevan a ver el crimen, Unidos pidiendo desde los escenarios, desde las aceras, desde
como llevó mi marido, a su mujer y a sus hijos?” “{Ah, la las plazas públicas, justicia para su propio esposo condenado
prensa, las clases ricas, el miedo a este levantamiento formi- 3 muerte. Pero no parece tan raro si se observa la prominencia
dable de nuestra justicia ha falseado la verdad en ese proceso curiosísima de la mujer en la vida norteamericana. No se trata
ridículo e inicuo! Alguno, indignado por el asalto de los po- sólo de aquel rudo desembarazo y libertad afeadora de que
licias, lanzó la bomba que causó las muertes: iqué culpa tiene aquí la mujer goza; sino de la condensación de ellas, con el
el dolor humano de que la ciencia haya puesto a su alcance curso del tiempo, en una fuerza viril que en sus efectos y mé-
la dinamita?” todos se confunde con la fuerza del hombre. Esta condición,
útil para el individuo y funesta para la especie, viene de la
Cuando habla de la miseria de los obreros, halla frases como frecuen,cia con que la mujer se ve aquí abandonada a sí misma,
csia: “Oigo vibrar y palpitar las fábricas inmensas; pero s6 de lo mudable de la fortuna en este país de atrevimiento, y de
que hay mujeres que tienen que andar quince millas al día lo inseguro de las relaciones conyugales. Aquella encantadora
para ganar una miserable pitanza”. “Decid que no es verdad, a dependencia de la mujer nuestra, que da tanto seliorío a la
los que os dicen que aquí se adelanta. Cuando a mis propios que la sufre, y estimula tanto al hombre a hacerla grata, aquí
ojos andaban en Chicago descalzos diez mil hijos de obreros, se convierte en lo general por lo interesado de los espíritus
en Washington se presentaba en un baile una seííora con todo en una relación hostil, en que evaporada el alba de la boda,
el vestido lleno de diamantes, que valían $850 000: y otra lleva- el hombre no ve más que la obligación, y de la mujer más
ba en el pelo $75 000, y el pelo después de todo no era suyo! que su comodidad y su derecho. Ni cede la mujer tan dulce
;No! ino es b urno que los ojos de vuestros hijos piel-dan S;L y ampliamente a su misión de darse, como se da a la noche
luz puliendo esos diamantes!” “{Oh, pobre niño de las fábri- la luz de las estrellas; sino que, por lo áspero e independiente
cas”;- seguía diciendo con el cuerpo inclinado hacia adelan- de la existencia, el amor va quedando en ellas, cuando no
te, con la voz convulsa, con las manos tendidas a SU auditorio muerto, amenguado hasta su expresión fea de sentido: y como
en gesto de plegaria, - “oh pobre niño de las fábricas: las k- sólo se aperciben de él en esta forma tediosa e intermitente,
grimas que ahora hacen correr por tus mejillas la avaricia J- tiénenlo en mucho menos que la independencia que conviene
la brutalidad, se transformarán pronto en caricias y en besos. a sus espíritus sin cariño. En otros casos desenvuelve la per-
Los hombres que las ven correr las secarán con sus robustos sona de la mujer su larga soledad, las pruebas de una vida sin
brazos. No los detendrá en su camino de justicia el hambre, simpatía ni apoyo, o el disgusto de un brutal marido. Y así se
la mentira ni la horca, sino se erguirán como SUS padres bra- ve vencer a muchas mujeres en la lucha de la vida por su in-
vamente, y salvarán por sobre sus cabezas, si es preciso a sus l-repidez y su talento, no sólo en los gratos oficios de arte y
hijos!” letras que requieren delicadeza e imaginación, sino en la crea-
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americana, SC: llenaban los teatros de gente. ¿Y quién sacó so-


ción y manejo de empresas complicadas, en el desempeño bre sus hombros toda esta obra. 3 Una señora rica, que la con-
cibió y puso en practica; que reunió entre amigos la prifnera
trabajoso de empleos nacionales, y en la fatiga de los com-
bates políticos. Pero esta victoria es genuina y absoluta, inde- ‘ruma, que organizo a su modo la administracion, y que anura,
pendiente de todo encanto de sexo y de la extravagancia y dejando sin pena su casa de Ne\v York, está en San Luis agen-
, ~L.,C~ICL cc)11 que aquí mismo se distinguían hasta hace poco ciando la colecta de unos cincuenta mil pesos que necesita
las tentativas de la mujer por emplearse en los oficios del para llevar 3 término su empresa favorita.
hombre. - En los teatros, no solo triunfan las damas como actrices, sino
No hay día en verdad, sin caso notable. Hace unas dos semanas como organizadoras y dueñas. Helen Daubray, que es ameri-
cana a pesar de lo francés del nombre, ha establecido por
luchaban con escándalo los partidarios de una Convención
política, y fueron vanos durante días enteros los empeños de primera vez, en un teatro en bancarrota, el drama nativo: un
calmarla, hasta qlle una señora que dXruta de buen nombre de drama que dicen bello, aunque las escenas de mas vida suce-
abogado expuso con tal lucidez las quejas de una y otra parte, &n en una estación de telégrafos, y descarrilamientos y tele-
y ios llamó a razón en un discurso tan lógico, que la Conven- gramas figuran entre los recursos de la trama: dos trenes
ción votó con ella, y hoy la miran como árbitro de la política Chocan en la escena: la heroína se decide en su deber de te-
del Estado, sin que la acuse nadie de “media azul”, como lla- legrafista a poner un despacho que ha de costarle su propia
man aquí a las mal-i-sabidillas, antes dicen que lleva su triun- ventura. En otro teatro, Lilian Olcot, una actriz sin talento,
compra a Sardou mismo en París e introduce aquí con pompa,
fo con sencillez y modestia.
esa rapsodia desconocida y brillante que morirá con Sarah
En N,?w York crece a ojos vistas la fortuna de una bella se- Bernhardt y sus decoraciones, a quienes debe la majestad c
ncj.-a oue se vio caer en un día de lo más alto de la riqueza a interés aparente que la salvan, porque fuera de la habilidad
la miseria en su palacio vacío: le quedaban sus muebles inú- pie zurcidos que en algunas escenas maravilla, es Fedora una
tiles, sus hijos sin pan, su puerta sin amigos y su marido en desmayadísima invención, en que no vibra la humanidad, ni
fuga. Sabía que en una tienda de objetos de arte apreciaban el interés cubre los huecos de la armadura, ni se levanta un
mucho el gusto fino de que había dado muestras cuando com- carácter. Y Mrs. Langtry, con su talle de flor, tiene lleno de
praba en su hora de abundancia las lindas chucherías de que aromas, y de música maga y sutil el teatro de la Quinta Ave-
tiene aún llena su casa: y la aristocrática mujer que tenía fama nida donde, realzando con un talento verdadero su exquisita
en las mayores ciudades de Estados Unidos, de rica y hermosa, hermosura, representa con la compañía de que es cabeza esa
ofreció sus servicios como vendedora a la tienda de objetos finísima comedia de Sardou Nos Intimes, que en inglés SC
artísti’cos. Llamaron pronto la atención a los parroquianos el llama El peligro de una esposa. No parece mujer, sino lira,
tino de sus consejos, y la gracia con que disponía las compras o jazmín que anda.
en sus casas. Empezaron a comisionarla para que alhajase JOSÉ MARTÍ
casas enteras. Se puso al oficio con una bravura de domadora.
Con sus primeros ahorros imprimió circulares. Y en tres años
apenas ha levantado con su industria tan amplio modo de vivir [El Partido Liberal, Mético, 7 de noviembre de 1886, t. III, n. 509, p. 2,
que ya puede habitar su casa propia, a donde ha vuelto por col. 14.1
camino más seguro a manos de la mujer el lujo que se perdió
en ella a manos del esposo.
Y hoy mismo se lee en los diarios otra curiosa noticia. Acá ,se
ha zurcido una compañía de Opera americana, compuesta de
alemanes, franceses, suecos, italianos, y una bailarina de Bos-
ton: y la verdad es que el año pasado no cantaron mal, y está
en vías de formarse permanentemente con sus productos un
Conservatorio de música, donde de veras aprendan arte los afi-
cionados americanos. En un año se puso en pie la empresa,
contrató gran número de artistas, creó un cuerpo de baile;
representó en los teatros mejores de los Estados Unidos, gan6
lindamente ciento cincuenta mil pesos. Porque ~610 por ser
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ESTUDIOS MARTIA%OS ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
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cias entre los hermanos, ni aguzar en la carne propia las


armas que sólo se han de esgrimir en caso de gran necesidad
contra la ajena, ni avivar el espíritu de secta y bandera que
quiere freno más que espuela en el hombre. Criar amor de-
Carta de José Martí biera ser la funcibn de Ics colegios, y no robustecerse
para zarandearle a Harvard en su propio
el pic
campo la pelota
victoriosa de Yale, o poner el nervio en hombros para sacarle
a Harvard los remos invencibles. Y este es punto grave, sobre
si debe la educación afilarle el diente al hombre, por la teoría
que ve la vida como una mesa puesta, donde gana el mejor
puesto, quien sabe dar más dentelladas; o si ha de tender la
educación, reconociendo la suma de competencia que funge
La inmigración y los estudiantes de las Universidades.- De-
en el mundo junto con el poder de Ia unión, a buscar la defcn-
bates de elocuencia.- i Conviene la inmigración? ¿Por qué no sa contra la agresión en el aminoramiento de esta por los
conviene?- ¿Qué inmigración ,conviene?- El circo del des- hábitos fraternales de la cultura: sobre si se le fomenta la
cubrimiento de América.- Barnum y Co%n.- Colón.- Mar- bestia al hombre, o se le reduce.
chena.- Las joyas.- Procesiones y bailes.- La muerte del
“bue: poeta viejo”, de Walt Whitman. Pero si es dañina la competencia sistemática, y de pura loca-
lidad, entre unos colegios y otros, porque el uno tiene pinos
New York, 25 de marzo de 1892. alrededor de la casa y el otro tiene cipreses, la otra competen-
cia, que sigue a lo natural, es de gran beneficio, porque se han
de ensayar de antemano las armas que deben esgrimirse luego,
y porque el caballo más fino saca más peso y gallardía cuando
Señor Director de El Partido Liberal: siente los cascos de otro al pie. Ni es posible, en el ajuste del
mundo mentaI, que los que se entran por las nubes dejen de te-
Estos han sido días de caer. En su tumba heroica, hecha como ner quien les tire del faldón, para que se les vaya el calce de la
con dólmenes, está ya el cuerpo del poeta Walt Whitman: de tierra, ni que los que se meten de covachuelistas, y ven la vida
una cuchillada, por denunciador, cayó en tierra un mozo ele- por su mostrador, estén sin quien los saque de vez en ‘cuando
gante, que se alquiló de policía privado contra una larga huel- a la verdad y hermosura de las nubes. Porque es verdad la
ga: por amigo de damas derribaron del púlpito a balazos, allá cueva, y las nubes también.-Sobre que en una repúb’ica. no
en Georgia, a cierto obispo negro: en sus mismas mañas se hay más paz ni prosperidad que la que viene del eJerclclo
está enredando, por lo mismo que son muchas, el candidato serio y oportuno de la lengua, y es mal republicano, y desertor
Hill: cae, sin el llanto usual, la oficina de Repúblicas de Amé- de. su país, quien no piensa en todo lo de él, y se acostumbra,
rica, que tenía a los diarios nutridos de noticias constantes como deber militar, a poner en palabras lo que piensa. Al
y desdeñosas sobre los países americanos: cae, después de desgobierno no hay que temer por esta abundancia de opinio-
batalla vehemente, el proyecto agraz de la acuñación libre de nes, porque los intereses, en cualquier sistema se abren paso,
la plata. Por sí, y desde su raíz, ha de verse, en campo aparte, lo mismo que el amor del hombre a toda la realidad de su
la batalla de la plata, y por ella la probabilidad de que la can- persona, y en lo real de la política, como en lo de la naturaleza,
didatura de Cleveland no perezca en un partido cuya mayoría se agrupan de una parte los dichosos, siempre abocados a la
en la Casa votó, de acuerdo con su carta famosa, contra el parcialidad, y los que desean serlo: y todo está en que unos
cuño libre, ahora se ha de ver lo del día: cómo discuten sobre no lo sean mucho, y otros demasiado poco. En la pelea huma-
inmigración los estudiantes, cómo principian en circo las fies- na hay ejércitos sueltos, o guerrillas que salen a anunciar por
tas del descubrimiento de América. Cómo muere Whitman. dónde viene la gran guerra, pero, con palabra o sin ella, quie-
De todo el Norte, más famosas que otras de más utilidad, son nes carecen de felicidad se pondrán de una parte, y los desin-
las universidades de Harvard y de Yale, que en todo creen teresados con ellos, y de la otra los que gozan de ventura,
deber estar de punta, desde regatas hasta certámenes públicos, con la legión ‘de mandones y serviles. Y con la resistencia de
cuando lo que se ha de ver en los colegios no es el modo de los unos y la aspiración de los otros, se van componiendo, en
alzar a unos contra otros, ni perder la actividad en competen- vuelcos y accidentes, las justicias humanas.
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A vc’ccs, como en lo de la inmi~racion. la pelea no cs de hu-


manidad, sino de conveniencia. [EI respeto al dcrcc!lo del nuevo del país, sin fe, patria ni orgullo de fundador, que en
hombre ha de llegar hasta permitirle podrir con su compañía el anhelo de la fortuna rápida y desordenada, deja por rìlin el
impura a los demás hombres? ¿El pueblo que admitici inmi- trabajo del campo al inml,,‘‘uT-?nte que ~610 de peón va a Cl, a
Z<;ral?tes buenos, debe continuar adrni;i-ndo inmigran IL‘S malos? hacer bolsa con que \-olvcrse a la familia y el ternlño, o \-ive
;El pueblo que aceptcí la inmicy,. +ación cuando la necesitaba, de tronchos dc col, arrodillado de’, mi’ d.: IL Lc;;as cl:: In ciuc’nd.
debe continuar fomentándola, o debe contenerla, cuando P 1
la necesita? Los que \-en sobrantes las fAC,-ica., y laryns las huelgas, nu
observan sin miedo la arribada con;inL,n c’c más trabajadores
¿El pueblo que ya ha producido de si, con toda la república, para las fAbricas, y de más huelgu.*:tcs. ¿(j< que piensan en
los males monárquicos, la división de clases y la desigualdad que cada ruso que desembarca, con la rabia histórica en el
excesiva de fortunas, debe continuar recibiendo inmigrante5 pecho y en el carácter de la miseria, trae en la bota la pape-
que vienen buscando, tácita o confesamente, un país sin d-,.- leta de gobernar a un pueblo nuevo y libre, creen, como 1~s~;
igualdad excesiva y sin división de clases? ¿El pueblo que no estudiantes de Yale, como los gremios de trabajadores, como
tiene ya, a pesar de su cáscara de oro, qué repartir entre los la Secretaría de Hacienda en Washington, que la inmigración
que viven mal contentos en él, traerán más inmigrantes ha de ser sana, y no !o puede ser si 110 SC: !a restringe,- que
mal ‘contentos? Unos, como Harvard, que es colegio de huma- Ia inmigración no ha de ser como los setecientos mil del año
nidades más caliente, creen que las puertas se han de tenel pasado, que eran páuperos y bribones en su may. ría; o gen.te
de par en par, para que el hombre infeliz del mundo llene el sin realidad y sin poder,- qu e no se ha de permitir desembar-
campo vacante, cuya labor, heroica y pri aria, le dará médula car cuadrillas pordioseras, como desembarcan hoy, bajo la ga-
de ciudadano: y otros, como Yale, do 3 e van más hijos de rantía nominal de las sociedades que por compasión de raza
magnates, hijos almidonados de los jayanes que inmigraron o por inmoral beneficio proiege y t;ae la horda in-Útil,--
ayer, mantienen, con muchos tantos de razón, que estas turbas que afuera, y an:es del embarque, ha de ver la repúb!ica por
que caen ahora sobre los pueblos, azuzadas por la policía que sus agentes qué sangre le va a entrar, y castigar, como envene-
quiere librarse de pícaros o por los gobiernos que quieren nador, al que por sus convenios y menjurjes dé pase a sangre
echar afuera el gentío rebelde, son más veneno para la ciudad mala,-que el inmigrante venga de la casa y el campo y el
que sangre para el campo; que el hormiguero mendicante, >. taller, no de las traperías y los hospitales y las cárceles,-y
tifoideo o tiñoso, que viene, roído hasta el corazón de la mise- que no puede votar sobre la Constitución quien no sepa leer
ria, en los vapores que buscan la ganancia en el golpe de ca- en ella.
bezas que acarrean, no es ya la inmigración creadora que en
los días de un viaje peligroso arrastraba el espanto de lo des- De los hijos que cría en los barrios bajos la inmigración de
conocido para levantarle casa propia al pensamiento libre:- la ciudad, puede hacerse idea quien vaya en estos días a la
“ iAquellos eran los caracteres, y esto es la hez!“- “iEntonces pompa y bombolla cicl descïlbrmicnto de America en el cir-
venían los osados y los fuertes, los valientes venían que se co,-en el circo triple y colosal de Barnum. Allí, mientras los
arrancaban como en raíz del suelo de su corazón, y ahora vie- concurrentes aturdidos no saben a cuál ver de las tres pistas,
nen las hordas estupefactas, con el marchamo del hombre en donde a la vez, por aire y tierra, trabajan gimnastas y jirafas,
la frente, o la idea de justicia reducida, por la privación de bailarinas y prestidigitadores, elefantes y payasos, mientras
ella en lo de más necesidad, al apetito frenético del bienestal un ‘Iombre jinetea en una rueda y la catapulta ccha a una
oL:c Ile>;a a la codicia violenta de lo ajeno.” -“¿Y qué ciuda- mujer, de tierra al techo; se visten de soldados o monjes o
danos para la república son estos hombres que votan en ella caballeros o pajes los petimetres del suburbio, que tienen a
por el consejo de ideas y odios no nacidos en ella; que desco- honra dormir de día, y pasear la oscuridad sin bigote y sin
nocen los rudimentos de la ley que pueden alterar con su voto, cuello. Estos de malla y coraza, con casco de pluma; aquellos
que no leen ni entienden la lengua del país que gobiernan, que de manto y sombrereta, con zapatilla judicial y cruz al cuello;
buscan en la tierra americana -si algo más que el pan buscan, uno, de negro y gris, como el rencoroso Talavera; otro, de oro
el triunfo de sus ideales europeos?” Y así van los juiciosos resplandeciente, como un Diego de Arana. Y moras de a cinco
temiendo, con la lección de lo que ven, la caída del carácter por peso, vestidas de lila y amarillo, y caribes con todo el
del yankee nativo; que con el padre de afuera ama la selva plumerío y joyel de un rico azteca, y los maestros de baile
que taló y la ciudad que armó con ella, en este otro carácter disfrazados de sayal y capuchón, y señoritas con abanicos:
hasta que se alza el cartón de los muros de Granada y aparece
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el flaco Boabdil, orlado de lo más fino y recumbente de aque- manos tenía el báculo siempre: la melena de los setenta y tres
113 morería, a quien pronto asusta el clamor del pueblo que anos, marco imponente de la cara leonina, le caía rizada por
entra al encaje de la Alhambra, a pedir de comer al rey, por- los hombros: allí - estaba, viendo venir “el cercano, curioso,
que perece la ciudad hermosa con la privacion del sitio: y las sombrío, incierto espectro: ¿y volveré a quedarme en esta vida,
seiscientas bailarinas, en nubes y en estrellas y en coronas de \.iejo, lento, cotorrón, con la voz cascada que chilla y parlea, o
hi abrir&2 los cielos y los soles ?” Allí- estaba, poniendo en
color, danzando en los tres circos, mientras Ia guerra afuera
~LI !-itmo estraño, entre hebraico y aborígen, su pensamiento
suena, y el heraldo carmesí de Aragón y Castilla pone en fuga
a 10s músicos moros con su caballo blanco. Isabel viene de d:snudo v como descoyuntado, sin miedo a palabra de hombre
armiño en su hacanea, con el paje encarnadlo, y Fernando ni a vis& femenina: tal un águila, en un cuarto de mujer,
con aquella corona suya que era, como su carácter, mitad cu- ahora clava y desgarra un pañuelo de seda, ahora rompe de
rona y mitad gorro: y a los pies del trono de Boabdil viento a un picotazo el vaso de cristal y sube al aire la potente esen-
enseñarles las cartas, entre soñadas y aprendidas, un Colón cia,-ahora alza la cortina, v le ve a la hermosa el sueño.
que del de la leyenda no tiene más que el águila de la nariz De padre de Inglaterra y madre de Holanda nació el niño que
y 10 abundante y rebelde de las canas, más el Colón de Giovio besó Lafayette; que vio campo y trabajo desde que abrió los
capuchino o el que le suponen a Cristóphano Altissimo, con la ojos grises: que entró en el pensamiento por el plomo de las
rica frente y el ojo hondo, y el ancho entrecejo que el marcial cajas de imprimir, que fortaleció la adolescencia con su em-
y romántico de Capriolo, o aquel barbudo de Montanus, donde pleo de maestro ambulante de casa campesina, que en las ciu-
está como cabecilla de la mar. Y alrededor, amigos y enemigos, dades prefería a la amistad de los magnates la de los guías
y en uno como lo quiere Geraldino, el Juan Pérez y el Antonio de los ómnibus, que al caérsele de enfermedad las riendas a
de Marchena. En Pantomima, como si el del libro no hubiese un cochero amigo se las alzó por todo Broadway para ganarle
leído a Pedro Mártir, ni a Bernáldez, ni los papeles de Estado el jornal a la familia, que de la dignidad de cabecera de un
de Bergenroth, la reina ofrece aquellas joyas que ya andaban gran diario bajó a ganapán por la culpa de poner en verso
en prenda por los grandes apuros de la guerra contra el moro. rugoso su admiración libre del génesis perenne, y amor vivi-
do de la naturaleza; que en la guerra escogió el oficio de dar
Luego en Palos, con las tres carabelas, y el motín en la capi- ternura y medicina a los heridos; que del puesto rehecho de
tana, y el alboroto cuando se va acercando la isla verde. Luego periodista mayor salió para acompañar al hermano pobre >
es el desembarco, acero en mano, con el cura al pie, y la na- moribundo por las montañas y los prados donde el aire fra-
turaleza confiada. Luego es la vuelta triunfal a Barcelona, con gante renueva la vida; que al volver de la peregrinación por
todo lo de Cortés y de Pizarro metido entre la piña y el mamey los lagos y árboles gigantescos, se anunció de maestro de obras
de Guanahaní; y el paso de los indios cautivos, con tobilleras y cepilló madera con sus manos; que el oficio mezquino de la
y brazaletes de colores, en sus sillas talladas, a la sombra del gobernación, de que lo echó una vez por la culpa de su poesía
plátano; y tras el golpe de estandartes, el paso de los reyes, un secretario paviculto, salió a la limosna de su casa de fami-
en los sitiales de terciopelo, bajo el dosel de damasco amari- lia, donde le llevó el pan de enfermo la admiración inglesa:
llo; luego, ceñido de capitanes, entra Colón, de armiño como que en los últimos días de sol de su vida natural iba hilando
un rey, y la cabeza hecha un vellón, y alrededor bailan y on- los metros abruptos donde hierven desnudos el hombre y la
dean las mozas sus banderolas azules y blancas. Acaba todo mujer, a ver cómo encajaban las piedras colosales de las se-
en fuegos artificiales. pulturas de puertas de granito donde dice, con letras acuchi-
Allá, como una luz, en la casita blanca de Camden, se fue la lladas, “Walt Whitman”.
vida dolorosa de aquel cuerpo que pareció a Lincoln el de [El I->(zrticlo Libewl, 8 de abril de 1892,t. XIII, n. 2124, p. 1, col. 4 Y 5,
mejor equipo de toda la casta americana. Walt Whitman iba p. 2, col. 1.1
entonces, después de la guerra donde estuvo de enfermero, a
llevar a los “camaradas” de los hospitales el placer que les
podía comprar con los ahorros de SU .cuarto de soltero: iba
robusto, de fieltro militar, con el bigote y la perilla del Sur,
y el cuello entero al aire. Ahora vivía en la silla de la enfer-
medad, del consuelo de las cartas de Inglaterra, que lo procla-
ma poeta grandioso, y de la caridad de sus amigos: en las
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANO5 51
50 ANU\RIO DEL CEXTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS

<xclusivamente sobre la pretensitin de 1Mésico a juzgar p-or


bus leyes en su territorio los actos de los ciudadanos ameri-
canos en el territorio de los Estados Unidos. Parecía inexpli-
cable que la suprema disco-e ción con que ha venido costeando
Correspondencia particular la diplomacia mexicana todos 10s casos de roce difícil con 103
Estados Unidos, hubiera wlucido una contro\.ersia de resul-
para El Partido Liberal tados inminentes a un extremo de que no había apenas salida;
pero nadie osó dl:dar que ese era el único punto de la contro-
irersin. porque así lo afirmaba en su resumen al Congreso el
Secretario de Estado. Esta relacion inesperada, vino a avivar
\ las llamas encendidas por los representantes de Texas, que
no habían logrado aún ver aceptadas sus resoluciones beli-
cosas por un Congreso que esta guerra venía a sorprender,
J- que no tiene hoy por hoy el ánimo hecho a ella. Pero cuando
Sumario: El caso “Cutting”.- Cambio de la opinión.- Cen- cl Secretario de Estado sometió al Congreso en ardiente len-
s::~‘::.; l;:lanimes al Secretario Bayard.- El Congreso SUS~CK~~ guaje el caso desnudo de derecho, por el que aparecía que
sus sesiones sin votar la resolución hostil a México.- El resu- un país extranjero pretende tener jurisdicción sobre los ac-
men del Secretario Bayard resulta contrario a los hechos.- tos de los Estados Unidos en su propio territorio; cuando el
México es celebrado en el Congreso por su cortesía y pruden- telégrafo trasmitió por todo el país la pintura vivísima que
cia.- El republicano Hitt defiende a México.- El discurso de hacía el secretario de los sufrimientos y violaciones de per-
Hitt.- El Congreso da un voto silencioso por la paz.- La sona y de ley, que estaba padeciendo Cutting a manos mexi-
prensa ataca a Bayard duramente. -Importancia e influjo de canas; cuando no aparecía de esta presentación de los su-
las entrevistas del Presidente Díaz y el Sr. Romero Rubio con cesos que México hubiese hecho cuanto ha hecho por resol-
un miembro de la prensa americana.- El Heuald celebra al ver con honra y prudencia el conflicto, y que lo mismo que
Sr. Mariscal.- El HeraZd da un consejo a los texanos.- Las el Secretario decía, o no era, o era de diferente modo, hubo
verdaderas armas contra los Estados Unidos, y la razó, de instantáneamente en la Cámara de Representantes, y en la
esta victoria. prensa toda un revertimiento grave en la opinión, no se vio
New York, 6 de Agosto [de 18853 más que el caso de derecho en que se ponía en duda la juris-
dicción exclusiva de los Es:ados Unidos sobre los actos de
sus hijos en su propio territorio, se dispuso de prisa por la
Senor director de El Partido Liberal. comisión de negocios extranjeros la resolución que intimaba al
Presidente una nueva demanda de la libertad de Cutting, y
Dos días han bastado para alterar profundamente el estado como la seca negativa que el secretario daba como respuesta
producido por el caso de Cutting, que hoy anuncia paz, y ayer única de México parecía indicar su decisión dc no atender
aún, sin la menor exageración, parecía un caso de guerra. Por- la demanda, se sintió indudablemente la decisión de la guerra.
que hace dos días no habían descubierto aún los republica- Pero ayer cambió todo. Puede decirse, porque es verdad, que
nos de la Cámara de Representantes lo que hoy sabe todo el la justificación de México la ha hecho el mismo Congreso de
psis. que el resumen violento con que el Secretario de Estado
los Estados Unidos. La prensa entera censura hov ásperamen-
acompañó al Congreso la documentación del caso de Cutting,
te al secretario por haber reseñado las negociaciones con un
no presentaba este caso a su verdadera luz y en todos sus
espíritu diverso del que las anima, con ocultación de hechos
aspectos, sino que lo desfiguraba, y callaba como de propósito esenciales, v con desentendimiento de las legítimas razones
los esfuerzos hechos con firme prudencia por el gobierno expuestas por México para no atender inmediatamente a la
mexicano para evitar un conflicto, sin que perdiese México petición de libertad de Cutting. Y el Congreso, en vez de apro-
un ápice de su decoro, ni el temor a una guerra inoportuna
bar la resolución de la comisión de negocios extranjeros a
lo compeliese a sacrificar a una demanda injusta las relacio- que lo urgía el Representante Belmont, so pretexto de que era
nes respetuosas entre el poder federal y los Estados. grata al secretario, acaba de interrumpir su período de se-
Hace dos días, se creía, sobre la fe del Secretario Bayard, siones sin tomarla en consideración, ni urgir resultado algu-
que el caso era sólo como él lo exhibía, y que todo él versaba
52 ANl:ARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 53

no, ni sancionar con su premura la que se mostraba en la sc- que estuvo a punto de cometer, se aseguró cuando las afirma-
cretaría de Estado. Ha sido un voto de censura silencioso ! ciones de Hitt, vinieron, calientes aún en sus labios, a ser
enérgico. Parece increíble, después de la agitación de antier, \ corroboradas por la clarísima exposición y la severa modes-
del enojo que desde el primer momento viene declarando il tia con que exponía el caso en México el Presidente y el Sr.
la faz de la Cámara, dispuesta a intimar la libertad de Cutting, Romero Rubio. Acá ha parecido sinceramente bien ese len-
que la correspondencia en cuya virtud se había propuesto guaje, que ni teme, ni desafía.
por la comisión de negocios extranjeros la resolución agre-
siva sobre la que se pedía el voto, revelaba precisamente lo *
contrario de lo que se desprendía del resumen del secretario * *
de Estado, único documento conocido a la comisión cuando
redactó SU propuesta. Se sorprendió la Cámara de oír seme-
jante revelación en boca de uno de los miembros mismos dc Pero no hubo nada más brioso que la denuncia en los labios
la comisión de extranjeros. Habló poco, y ásperamente, como de Hitt. “Yo voté por esa resolución en la comisión porque
quien ha sufrido de un engaño. Declaró que en México no me aseguraron que eran ciertas las bases en que descansaba:
había habido arrogancia, sino constante espíritu de compla- que México estaba maltratando a un ciudadano americano;
que se resistía a entregarlo, so pretexto de que tenía juris-
cencia. El caso no era como el secretario lo decía; era que en
dicción sobre nuestros ciudadanos en nuestro territorio. Pero
México, como en los Estados Unidos, él pintaba en los repre-
eso no es verdad. México ha tratado de hacer con prontitud
sentantes lo que se les señalaba de parte de México como de-
y empeño lo que le pedíamos que hiciera, y ha explicado ple-
safío y audacia. Dejar de tomar resolución en un caso que
namente en esas cartas que no tiene autoridad para compeler
el secretario de Estado pintaba como tan grave y atentatorio
en sus procedimientos a un Tribunal de Estado ni a un Esta-
al honor nacional, ha sido decir sin palabras al secretario que
el C:.)ngreso no cree en sus representaciones,. 0 que estas no lo do. Me he llenado de sorpresa al ver esta mañana en prensa
convencen de que se atente al honor de la nación. la correspondencia de estas negociaciones, que no dice lo que
se la ha hecho decir; que dice lo que se ha callado; que en
cada palabra del Secretario de Estado y el Presidente de
*
México muestra la voluntad de atender a nuestras reclama-
ciones. No ha habido evasión por parte de México; no ha ha-
* *
bido desafío: hasta exceso de complacencia, pudiera decirse,
que ha habido.”
Y es justo decir que a este aquietamiento de la opinión, han
contribuido como un elemento importante y activo las nobles -“Pero jno está Cutting preso?“, le preguntó un representan-
y tranquilas declaraciones hechas en México a un miembro te de Georgia.
de la prensa americana por el Presidente de la República y el -“Sí lo está, dijo Hitt prontamente, pero porque quiere,
Sr. Romero Rubio. Llegaron sus palabras impregnadas -se- porque ha rehusado con desdén la libertad bajo fianza que se
gún ha parecido aquí a la prensa- de una conmovedora dig- le ofrecía. Esa fue la obra de la imprudente persona que tene-
nidad, en momentos en que se oía aun el eco de las del re- mos allá de cónsul; que anda ha#ciendo discursos por las ca-
presentante republicano Hitt, demostrando que el poder fede- lles, para que se vindiquen los derechos de nuestro país. Es
ral no puede someter a su voluntad sumariamente los tri- la encarnación de la indiscreción el hombre que tenemos allí
bunales de un Estado. Los representantes se miraban unos encargado de nuestros negocios nacionales. Él ha insistido en
a otros con sorpresa. Abandonaron sus asientos para formar que se estuviera preso un hombre que en todo instante ha
grupos. Desoyeron a los que les argüían, que las declaraciones estado libre para salir de la prisión.”
del republicano Hitt, que por su espíritu de partido deseaba
desacreditar al Secretario de Estado, debían ser contestadas A otros oponentes se encaró Hitt con no menos energía.
unánimemente por el voto de los demócratas, como una cues- -“iPor qué tanta bravura con un país menos populoso y
tión de partido. Se veía materialmente desvanecerse ante la menos fuerte que el nuestro ? ¿Por qué con México tan impe-
voz de aquel hombre sencillo la nube de guerra. Y la simpatía tuoso y con Inglaterra tan mansos y complacientes”? Y los
hacia México despertaba entre los representantes, con la vi- representantes que lo oían le concedieron razón: porque Es-
vacidad natural de quien tiene prisa en reparar la injusticia paña ha podido con impunidad encerrar hace un año en un
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ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS hI;\RTIANOS 55


calabozo inmundo de carcel de provincia a un ciudadano amc-
rlano a quien quería hacer soldado; porque Inglaterra, so
pretexto de que violan las leyes de pesca, un día, sobre todo, Tal es hoy en este asunto el sentimiento público. En los pe-
se apodera de buques y pescadores de los Estados Unidos, riódicos de más opuestos bandos se lee la misma censura
y les niega lo que les concede en los tratados; J. en el Canada acre y desembozada: se dice en alta voz que el Presidente
los expulsa de sus puertos: porque iqué más! para libertarse no ha favorecido esas prisas, ni quiere solución violenta al-
de responsabilidad en las matanzas bárbaras de chinos en guna, como lo prueba, él que es amigo de enviar mensajes
los Estados del Oeste, donde los tribunales no osan castigar particulares al Congreso, con haber remitido con simples
a los asesinos, los Estados Unidos han invocado precisamente frases de fórmula la correspondencia que pudo acompañar de
ante el Gobierno de China, la misma razón que hoy invoca el i::d:acioi;es y consejos. -Se desmiente al Secretario en frases
Gobierno de México ante los Estados Unidos. “Y se nos callo como esta: “En su desdichado resumen, Mr. Bayard hizo hin-
que el Gobierno de México nos hubiese dado esa razón legí- capié principal sobre el punto de que Cutting estaba siendo
tima, como resulta que nos la ha dado. No porque lo creemos procesado en México por un delito cometido en Texas. Nada
menos débil que nosotros, debemos hacer con México lo que absolutamente hay en los despachos que pruebe esto. Eso es
no osamos hacer con los más fuertes. Este caso no es más una simple suposición de Mr. Bayard, que no se ha tomado el
que un caso común de intervención para la libertad de un trabajo de demostrar con un solo hecho de la corresponden-
preso entre los gobiernos amigos. Si hubiera ofensa de veras, c:a - y censuras son estas que han de llamar la atención, no
no le negaríamos nuestro apoyo por cierto al Secretario. Pero sólo por lo unánimes, sino porque los diarios y representantes
está en nuestro interés, en el de nuestro propio pueblo, en el de su partido propio son tan severos en ellas como los del
de las naciones todas que preservamos la paz con un país bando enemigo. No es enemigo del Gobierno el HevaZd, y he
que no nos da ninguna razón para turbarla.” aquí lo que decía ayer con irónica amargura: “Aconsejamos a
los tejanos que aprendan paciencia de nuestros pescadores del
Norte, de los que hay muchos cientos que han sufrido pro-
*
vocaciones más graves e irritantes a manos de Inglaterra, sin
que les haya aún socorrido con una palabra de consuelo nues-
* *
tro Departamento de Estado. No parecen los pescadores estar
tan favorecidos con la amistad de Mr. Bayard como los vale-
rosos tejanos; pero no debe la confianza en esta predilección
Después de este discurso, que oyeron los representantes con-
Ilevurlos muy lejos, porque la guerra desautorizada ha lleva-
firmándolo con la lectura de la correspondencia que invocaba,
do antes de ahora en nuestro país a los hombres a la prisión
se esparció ese unánime sentimiento que hoy censura al Se-
y a la horca, y sería doloroso que la prisa de los tejanos por
cretario por las ocultaciones de su resumen, y reconoce la
sinceridad y maestría con que ha llevado México este caso. hacerse de esos viñedos de Naboth al otro lado del Río Gran-
“El despacho del Sr. Mariscal”, dice el HeraZd de hoy, “debe de, los precipitase a empresas que obligaran a los Estados
ruborizar a Mr. Bayard. En el, respondiendo Unidos a usar sus tropas contra ellos, en vez de echarlas contra
a la demanda aquellos con quienes muestran tanta ansia de reñir”.
imperiosa de Mr. Bayard por la inmediata excarcelación de
Cutting, alega el Sr. Mariscal con la mayor moderación y cor- *
tesía, que el caso está ante un tribunal de uno de los Estados
de la República; que el Presidente ha ejercido su influjo en * *
cuanto puede ejercerlo para que el proceso sea breve y justo;
que ha hecho ya el gobierno mexicano cuanto cabe en sus fuer- El telégrafo habrá sin duda dado cuenta hora a hora a Méxi-
zas legítimamente; y que debe el Secretario recordar que en co de los varios aspectos de este conflicto, que parece haber
México, como en los Estados Unidos, el poder federal no puede salido ya de su gravedad inmediata; pero no sólo es útil, sino
dar órdenes al Tribunal de un Estado.” indispensable, sino vital, sino de tal importancia, que no se
ha de sacar de esto un momento los ojos, el conocer en todas
* sus corrientes la opinión de los Estados Unidos sobre los
asuntos de México. De una mera oportunidad, de la honradez
* * de un hombre, acaso de un movimiento de partido celoso, ha
dependido esta vez la suspensión de una medida que se con-
sideraba generalmente como precursora de la guerra. Y es que
.~--..-----__ ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 57

aquí existe una especie de preparación constante para ella, actividad definitiva en los Estados Unidos.- Descomposición
iavorecida por una cruda y tradicional confianza; por los de los factores que han producido la presentación de un candi-
rticucrdos de la victoria que fuerza y traición ganaron en dato de los obreros al Corregimiento de New York.- La histo-
1848 sobre justicia y heroísmo; por la desocupación de la ria viva.- La levadura de la Revolución Francesa fermenta en
gente de guerra que no sabe estar quieta una vez que ha gu.s- los Estados Unidos.- Causas especiales de la desigualdad social
tado las armas, por Ia naturaleza penetrante e invasora del en Norte América.- La tierra y las ciudades.- Límite de ac-
carácter del hombre en los Estados Unidos; y más que por ción de la libertad política: su eficacia y su deficiencia.- Razo-
todo, acaso, por el desconocimiento cn que está la masa del nes del aspecto original del movimiento social en los Estados
país de las virtudes, de la originalidad, de la resistencia, de Unidos.- Influjo de la inmigración en el carácter del movimien-
la inteligencia, de las dificultades, de la fuerza de trabajo to social.- iSerá la libertad inútil?- Problema nuevo en polí-
que hacen respetable a México. Sólo esas armas pueden con- tica: <los efectos de la educación despóti,ca predominarán
seguir aquí una durable victoria; sólo esos escudos podrán a la sobre los efectos de la educación liberal?- La libertad sua-
larga detener la guerra. La inteligencia tiene aquí que jugar viza al hombre y lo hace enemigo de la violencia.- Aspecto
sus astas contra la fuerza. Porque no puede ser enteramente presente del movimiento.- Fuerza definitiva del voto.- Los
vana, en medio del apetito de riqueza y pudridor egoísmo que movimientos se concentran en los que poseen en mayor grado
las vician, esta educación y práctica del hombre en la laborio- sus factores.- Razón de la candidatura de Henry George al
sa libertad de la República; porque los que trabajan apren- corregimiento de la ciudad.
den en sí propios a respetar a los trabajadores; porque ese
irritante desdén que es aquí usual para las cosas nuestras, New York, 15 de Octubre de 1886.
viene principalmente de que nos creen pueblos azucarados y
viciosos, sin la fuerza realmente titánica de que en luchas
enormes venimos dando muestra; porque esta batalla, en Sefior Director de El Partido Liberal.
suma, que acaba de ganar México; no la ha ganado por inti- Se pudren las ciudades; se agrupan sus habitantes en castas
midación, ni por agencias peligrosas; ni por conciertos con endurecidas; se oponen con la continuación del tiempo ma-
pueblos extranjeros, sino por el respeto que ha inspirado su sas de intereses al desenvolvimiento tranquilo y luminoso del
honradez, y por la habilidad con que sus representantes han hombre; en la morada misma de la libertad se amontonan
expuesto su justicia. de un lado los palacios de balcones de oro, con sus aéreas
JOSÉ MARTí mujeres y sus caballeros mofletudos y ahítos, y ruedan dc
otro en el albañal, como las sanguijuelas en su greda pegajo-
[El Partido Liberal, México, 20 de agosto de 1886, t. III, n. 444, p. 2, col. 5 sa, los hijos enclenques y deformes de los trabajadores, en
?’ p. 3, col. l-3.1 quienes por la prisa y el enojo de la hora violenta de la con-
cepción, aparece sin dignidad ni hermosura la naturaleza. Esta
contradicción inicua engendra odios que ondean bajo nuestras
piantas como la fuerza misteriosa de los terremotos, vientos
que caen sobre las ciudades como una colosal ave famélica,
ímpetus que arrancan a las naciones de su quicio y las vuel-
Correspondencia ~articdar ven del revés, para que el aire oree sus raíces. Y cuando ya
parece que son leyes fatales de la especie humana la desigualdad
de El Partido Liberal y servidumbre; cuando se ve gangrenado por su obra misma
el pueblo donde se ha permitido con menos trabas su ejerci-
cio al hombre; cuando se ve producir a la libertad política
la misma descomposición, ira y abusos que crea la tiranía
-más irrespetuosa; cuando se llega a ver vendido por un ciu-
Sumario: Estudio indispensable para comprender los aconte-
dadano de la República a cambio de un barril de harina o de
cimientos venideros en los Estados Unidos.- Análisis del movi-
un par de zapatos el voto con que ha de contribuir a gober-
miento social, causas que lo producen y elementos que lo im- nar su pueblo y mejorar su propia condición; cuando parece
pulsan.- Influjo de las prácticas de la libertad política en el
que va a venirse a tierra al peso de sus vicios, con un escán-
carácter de la guerra social.- El movimiento social está ya en
58 ANL’ARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS

__~ ~~~ ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS


- -..__ - -.- ~__ -___-

dalo que resonaría por los siglos como resuena cl eco poy, los
agujeros de las ca\rernas, la fábrica más limpia y ostentosa que
tiemblan a la simple presencia de este hombre sencillo los
ha levantado el hombre a sus derechos, ihe aquí que surge, por
la virtud de permanencia y triunfo del espíritu humano, y pecados públicos, el cohecho político, el falso sufragio, el trá-
por la magia de la razón, una fuerza reconstructora, un ejér- fico de los empleos, el comercio en los votos, la complicidad
cito de creadores, que avienta a los cuatro rumbos los hom- de las castas favorecidas, la caridad interesada, la elocuencia
alquilona, como viejos vicios sorprendidos en su sueño por
bres, los métodos y las ideas podridas, y con !a luz de la pie-
la luz del alba a los postres de una orgía. Se les ve por las
dad en el corazón y el empuje de la fe en las manos, sacuden
calles despavoridos, cubriéndose las cabezas con los mantos,
las paredes viejas, limpian de escombros el suelo eternamen-
para que no se les descubra lo vil del rostro. Los formidables
te bello, y levantan en los umbrales de la edad futura las tien-
intereses ligados en paz criminal con los políticos de oficio,
das de la justicia!
que prosperan con la venta y manejo del voto público, ven con
iOh, el hombre es bueno, el hombre es bello, el hombre es estupor la aparición de un hombre honrado que les disputa
eterno! Está en el corazón de la naturaleza, como está la el primer puesto de la ciudad, para inaugurar desde 6i las
fuerza en el seno de la luz. No hay podredumbre que le llegue batallas ordenadas de votos y leyes que han de asentar la
a la médula. Cuando todo él parece comido de gusanos, enton- Constitución social de la Repúbli’ca sobre nuevos cimientos
ces brilla, de súbito con mayor fulgor, tal cual la carne corrom- de justicia.
pida brilla, como para enseñar la perpetuidad de la existencia,
y la inefable verdad de que las descomposiciones no son más *
que los obrajes de la luz. J; *

*
Para ojos menores, esto que en New YorI; sucede no es rn&’
* * que la candidatura de Henry George, autor Ce1 Pvog~so y i’il
pobreza, al corregimiento de la ciudad; pero para yu;c:~ tien\:
por oficio ver, y por hábito ir a buscar las raíces de las CC.ZS,
Sí: de esta tierra misma donde el exceso del cuidado pro-
pio sofoca en los hombres el cuidado público, donde el comba- este es el nacimiento, con tamaños bíblicos, de una nur:\.::
te febril por la subsistencia y la fortuna exige como contra- era humana. Grandes son nuestros ti.empos: es grande el
peso y estímulo el placer acre, violento y ostentoso; donde se gozo de vivir en ellos: y como se ha extinguido justamente
evaporan abandonadas las vidas de ternura, idea o desinterés la fe en las religiones incompletas que en su infancia deslum-
braron el jui,cio y lo satisficieron; como e! hombre, necesitado
que no han logrado la sanción vulgar y casi siempre culpable
por su naturaleza de creer, padece de esa soledad mortal en
de la riqueza; de esta tierra misma, que cría con el grandor
que ningún cuerpo de creencias admisible a la razón ha venido
de sus medios y la soledad espiritual de sus habitantes un
a sustituir los mitos bellos que se la tenían oscurecida, es
egoísmo brutal y frenético, se está levantando con una fuerza bueno, con las dos manos llenas de flores, señalar como una
y armonía de himno uno de los movimientos más sanos y vi-
causa de fe perpetua cse poder de la naturaleza humana para
vos en que ha empeñado jamás su energía el hombre.
vibrar como una novia a los besos viriles del pensamiento, >
Es hora de estudiarlo, hoy que se manifiesta en New York surgir con nueva virtud de su propia degradación y podre-
con inesperado brío, sustentando un candidato ingenuo al dumbre.
puesto de Corregidor de la ciudad, de donde en manos de los
políticos toda virtud parece haber huido. Vuelve a verse, para *
pasmo de intrigantes y soberbios, que en los grandes instan- * *
tes de revolución y crisis, basta la voluntad de la virtud, tan
tarda siempre en erguirse como segura, para acorralar a los <Cómo se ha de decir bien en una mera carta de periódico,
que se disfrazan de ella. Un niño humilde, un aprendiz de im- escrita ahogadamente sobre la barandilla del vapor, toda la
prenta, un grumete, un periodista, un mero autor de libros, significación de un movimiento que trata de cambiar pacífica-
ha estremecido ‘con un volumen claro y sincero a toda la na- mente las condiciones desiguales en que viven los hombres,
ción; y cuando los que se ven representados en él lo alzan para evitar con un sistema equitativo de distribución de los
por sobre su cabeza para que los conduzca en sus batallas, productos del trabajo la tremenda arremetida de los meneste-
rosos por la igualdad social, que dejaría atrás, y que dejará
&-) ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS - ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 61

donde no se la evite, la que cerró e iluminó el siglo pasado en


busca de la libertad política?
La historia que vamos viviendo es más difícil de asir y con-
tar que la que se espuma en los libros de las edades pasadas:
esta se deja coronar de rosas, como un buey manso: la otra, Correspondencia particular
resbaladiza y de numerosas cabezas como el pulpo, sofoca
a los que la quieren reducir a forma viva. Vale más un detalle para El Partido Liberal
finamente apercibido de lo que pasa ahora, vale más la pulsa-
ción sorprendida a tiempo de una fibra humana, que esos
rehervimientos de hechos y generalizaciones pirotécnicas tan
usadas en la prosa brillante y la oratoria. Complace más en-
tender en sus actos al hombre vivo y acompañarle en ellos, que --- -
redorar con mano afeminada sus hechos pasados. Pero cuando
se vive en una ciudad enorme a donde el Universo entero envía Sumario: El caso de Cutting visto en los Estados Unidos.- La
sin tregua sus más alborotadas corrientes; cuando se ve ade- política interior americana ha favorecido la paz.- Influjo del
lantar a la vez contra los mismos abusos sociales las lenguas partido republicano en las censuras unánimes de Bayard.- Inte-
encendidas de todas las naciones, y los pechos velludos, y los rés de los republicanos en la derrota de Bayard.- Blaine: su ac-
brazos alzados, y no se da por la ciudad un paso sin que salten titud en el conflicto: su próxima campaña: sus condiciones de
a los ojos como voces que clamen, la opulencia indiscreta de caudillo.- México usado como instrumento político.- El Sur
los unos, y de los otros la miseria desgarradora; cuando no y México.- Peligros permanentes.- Los capitales norte-ameri-
es posible desviarse de las calles cuidadas de los acomodados canos en México .- Muerte de Samuel Tilden: su carácter y su
y los ricos sin que el calor de la batalla suba al rostro, vida: su elección y sacrificio: su lección final: la salvación de
y una ola empuje el pecho, y se enrosque en la mente una las repúblicas está en la propagación de la cultura.
sierpe encendida, al ver degradarse en el vicio forzoso, en las
cargas inicuas, en un trabajo sin paga ni descanso, en una vis-
da que no da tiempo al amor ni a la luz, el espíritu de la es- New York, 19 de Agosto.
pecie y la nobleza del cuerpo que lo encarna; cuando aumen-
tan día a día el refinamiento y provechos de los indolentes,
la desesperación, la desocupación, la insuficiencia de salarios,
el frío cruel, el hambre espantable de los que trabajan; cuan- Sr. Director de El Partido Liberal.
do no hay sol sin boda de oro en catedral de mármol ni suici-
dio de un padre o una madre que por librarse de la miseria Ni la muerte de Tilden, aquel sabio político a quien defraudaron
se dan muerte con todos sus hijos; cuando se habla mano a Uc su elección a la presidencia los republicanos, ni la reve-
mano en las plazas con el desocupado hambriento, en los lacion del modo ignominoso con que trafican y venden entre sí
ómnibus con el cochero menesteroso, en los talleres finos con los beneficios de su empleo los más altos funcionarios de la
el obrero joven, en sus mesas fétidas con los cigarreros bohe- ciudad; ni la campaña ruda que se dispone a hacer Blaine con-
mios y polacos; cuando no se tiene el alma vendida a la am- tra el gobierno del partido democrático; ni el proceso de los
bición y el bienestar, ni se sufre del miedo infame a la des- anarquistas de Chicago, que tienen ya sobre la cabeza la sombra
dicha, entonces vuelven a entreverse con realidad terrible de la horca; ni el gran Parlamento irlandés que con el nombre
las escenas de horror fecundo de la revolución francesa, y se de Convención celebran aquí ahora los amigos de la autono-
aprende que en New York, en Chicago, en San Luis, en Mil- mía de Irlanda, tienen hoy para nosotros el interés de los
waukee, en San Francisco, fermenta hoy la sombría levadura
que sazonó con sangre el pan de Francia. asuntos de México.
(Continuará.) Y esto no es tanto por la noticias que lleva el telégrafo antes
J’ no cabrían en carta, cuanto porque con el sacudimiento de
[Ef Partido Liberal, México, 4 de noviembre de 1886, t. III, n. 506, p. 2,
rol zs.1 opiniones que este conflicto súbito ha traído a la superficie,
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTCDIOS M4RTI:WOS

62 ANUARTn DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIASOS

amenazas con que el Secretario, acorralado de todas partes


ayudado por la mayor independencia que va permitiendo a los y vencido, ha llegado hasta a anunciar su intento de acusar
diarios la descomposición gradual de los partidos políticos, de traición a “los prohombres republicanos que han estado
se están viendo las corrientes por donde van aquí los juicios comunicándose con el gobierno de México en este conflicto
que importan tanto a México, y los peligros, y las ambiciones, para ayudarle a ridiculizar e impedir la política del departa-
y acaso la manera de contrastarlos. Y se ven además con ma- mento de Estado”. Los mismos diarios de Blaine levantaron el
yor claridad los elementos que han ido impidiendo la termi- guante, y revelaron que ese ataque era a Blaine y al ex-mi-
nación fatal del conflicto de Cutting, cosa que se debe tener nistro Foster: y aun parecía llegar la amenaza encubierta has-
muy en cuenta para prever conflictos posteriores, y no abrigai ta el mismo Ministro de México en Washington, que ha sabido
esperanzas vanas sobre la facilidad de esquivarlos. afrontarla por fortuna con decorosa entereza.
Lejos ha ido el Secretario en el desconcierto en que lo tiene
* su derrota; y sus palabras fueron oídas como de persona a
quien se ha de compadecer, por no haber sabido borrar con
* * una retirada cauta y un silencio discreto el yerro grave de
afirmar una demanda interna,cional sobre el hecho seguro de
la prisión ilegal de un ciudadano, para venir a parar un mes
La justicia de México, y la habilísima firmeza con que la han después en enviar un comisionado a inquirir si la prisión fue
defendido sus representantes han sido, sin duda, causa prin- i.~‘cctivamcnie ilegal.
cipal de la reversión instantánea y definitiva del juicio público
en el caso de Cutting. Los alegatos de México, reproducidos II!? penoso trastorno ha caracierizado los actos del Departa-
aquí minuciosamente con elogio, han ganado ante el público incnto de Estado en todo este conflicto. A la una negaba que
la batalla. Las contestaciones del Ministerio dc Re!acio.,c*< tuviese hecho lo que tenía determinado desde las doce, y hacía
de México se han opuesto como modelo de cortés raciocinio a publico a las dos. Ha dado a la prensa el Departamento los
los documentos arrogantes e impremeditados del Secretario rn5s oi3uestos rumores. Y ha caído en descrédito mayor por
Bavard. Nunca prestaron documentos diplomáticos servicio prt:lcnder ocultar con declaraciones de aparente firmeza las
mayor: ellos han sido los abogados feli’ces de este pleito gra- conc.esiones que se venía viendo forzado a hacer en virtud de
ve: ellos parecían pedir cada día desde las columnas de los :-as yerros y de la op inión pública, a la cual revelaba la prensa
periódicos la justicia que no se pudo negar a su digna elocucn- día a día todo lo que insistía en negar el Secretario. Así fue
cia y su lógica cerrada. Pero en la prisa con qde ios proìmul- como SC le vino a arrancar ?a confesión de que se había nom-
gaba cierta parte de la prensa, en la fruición con que daba hado enviado especial a Mr. Sedgwick, de quien se dijo al prin-
~-,n eij,~s L:tli ei roJtro al Secretario aturdido y colcrico, y CII clpio que era general, y hombre de mucha ciencia jurídica, sin
la falta de analogía entre los comentos especiales sobre el caso que luego haya pc>dicio averiguarse que sea, más que un esti-
de hoy y la opinión general que continúan teniendo dc Meorico mable caballero que ha escrito con juicio un libro sobre con-
algunos diarios que lo han defendido, se observa claramente !ratcs.
que en la guerra inclemente y unánime que se hace aquí :ì
Bayard por su torpe e inconsiderada demanda ha habido una Pero si en el atolondramiento y disgusto que le ha causado
razón de política interior, sin cuya ayuda no hubiera podido su inoportuna derrota ha ido quizá lejos en su acusación el
acaso libertarse México de la guerra que tenía ya encima, Secretario Bayard, ni a él que es político de oficio se le han
(“LlC:-!iiG por su propio interés acudió a estorbarle el partido rc- podido escapar los manejos y el interés de sus rivales, ni de-
in : :>c:r ciaras las razones por que ha caído sobre él con tanto
publicano.
fuego el partido rcpubiicano.
Esa reflexión, apuntada ya a El Partido Liberd antes de que
Dirig:ido este por hombre de más escrúpulos y menor viveza
aq,j se hubiese ni ligeramente enseñado, no sólo se confirma Y ambición que Blaine, acaso hubiera creído deber contribuir,
por la premura con que salta Blaine de nuevo a la arena po- si no a ayudarle, a salir por lo menos con decoro de un lance
lítica para aprovecharse de ella con SU usual oportunidad y en que no quedaría bien puesta la nación, si aquí no fuese
audacia, y por el implacable empeño con que ha desnudado
tanta la libertad de los hábitos públicos y la división de las
los actos de Bayard en este conflicto el principal diario de
Rlain~ 7-17~ Tribune de New York, sino por las indiscretas
64 ANUARIO
~-- DEL
- CENTRO
~~---- DE ESTUDIOS MARTIANOS ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 65

manifestaciones de la opinión, y el gobierno no supiese que en el Sur, cuyos votos corteja a fin de que le ayude a ser elec-
aquella no se cree responsable de los yerros de este ni lo cs to candidato a la presidencia. iEs tan doloroso como oportu-
cn realidad, como se ha visto ahora. no saber que la paz de un pueblo depende a veces de los juegos
políticos de dos rivales que se disputan el mando de un pueblo
Pero Blaine es político felino, y tiene de su especie el salto extranjero!
elástico y la garra. Él sabe que este país no tiene tiempo de
ver hacia atrás ni hacia adelante. Sabe que va tras lo que le *
deslumbra de presente. Tiene el don hábil de apoderarse del
asunto palpitante en la época de sus camparías, y oscurecer
con él su propia historia y los asuntos más graves de política
menos ostentosa. Vienen las elecciones de candidatos a la pre- Ni exagerarse, ni desconocerse, deben estos elementos reales
sidencia. Él, que sólo en mil votos casuales fue ven’cido por de la política viva. Determinada así por el caudillo de los re-
Cleveland, se presenta de nuevo candidato por el partido re- publicanos la campaña sobre este fra’caso ostentoso del Secre-
publicano. Ve que los demócratas van sin rumbo, y quitan a tario de Estado, no sólo emprende él con fe una lucha en que
su partido con sus abusos locales v su oposición a Clevelanc! tiene de su lado la opinión que no quiere esta vez la guerra,
el prestigio de reformador que llevó a este de triunfo en triun- y en la que a un tiempo combate con posibilidad de victoria,
fo al poder. Ve que a Cleveland no lo siguen los demócratas. a un partido despedazado y a un rival terrible por su influjo
Ve que sin Cleveland y lo que él representa, no volverá a con- político; sino que a su voz, que tantas veces le ha llevado a la
fiarse a los demócratas el país. iQué fortuna para él, que en victoria, le sirven con admirable disciplina sus amigos en el
su discurso de vencido anunció el riesgo de dar el gobierno Congreso y en la prensa, a quienes tiene Blaine enseñado con
al Sur, el poder antes de dos años presentarse a la nación su ejemplo la ventaja de dar sobre el enemigo cuando está
denunciándole que se ha estado a punto de envolverle en una aún aturdido por el golpe.
guerra ridícula para complacer al Sur que la desea! Blaine no Es digno de estudio como caudillo político este hombre tenaz:
pierde tiempo, no se cuida de lo que le dirán sobre su propia tiene siempre a sus huestes dispuestas para la pelea: inspira
manera de entenderse, ‘cuando fue Secretario de Garfield, con en ellas el mismo ardor y presteza pasmosa que a él le animan:
nuestros países hispano-americanos, con Colombia, con Chile, da sus batallas de intriga con la misma precisión y rapidez
con el mismo México. Lo que él ve es que la cabeza del par- con que se dan las batallas en ‘campaña: está despierto cuan-
tído demócrata le está temblando sobre los hombros, v que do todos sus rivales duermen. Es hoy el único pretendiente
él puede ponerse en lugar del descabezado: y de las mtsmas activo para la candidatura de los republicanos; y toda esa cien-
manos de Bayard toma el hacha con que ha de echar abajo cia y estrategia la ha empleado desde el primer instante sin
la cabeza. descanso, para exhibir ante el país los errores del secretario
pcr:jbiFj ;:sq su 0:;) de águila la importancia del instrumento Bayard en el caso de Cutting, y hacer más completa e irreme-
que le 0~1~r-ate la fortuna, y ha usado y usará dc él, como medio diable su derrota, para dejar así a la vez anonadado al candi-
de campaña, con esa deslumbradora rapidez que llega a da1 dato y desacreditado por incapaz y riesgoso a su partido. De
apariencia de hombre de Estado a aquel a quien solo falta este modo ha venido la política interior a ser auxiliar eficaz
para serlo el concepto superior dc humanidad y de justicia ipero eventual! de la justicia y habilidad con que México ha
que los produce y consagra. sabido esta vez librarse de la guerra.
Por ahí va a comenzar su campaña; por eso ha puesto tanto *
empeño, ya que Bayard le dio hechas las razones con sus y-c-
rros en demostrar la ineptitud y ligereza con que ha llevado * *
el secretario el caso de Cutting; porque de ahí sacará Cl su
argumento principal para combatir a los demócratas más se- Ya se sabe que no es, por desdicha, amigo de la paz con Mexi-
guros *----el
. peligro de dar el gobierno de la nación al Sur, CO el espíritu de los Estados del Sur; y que en una nación
que se ha apresurado a comprometerla en una guerra necesa- regida principal, si no exclusivamente, por el apego desmedido
ria y sin defensa.-Así lo ha visto Bayard, que acaso, descono- de cada hombre a su bien propio, ha de tenerse siempre como
ciendo la entereza y habilidad de Mexico, creyó adecuado el probable la acción en que esté a la vez empeñado el interés
caso de Cutting para hacerse sin gran riesgo de capital político individual de un número crecido de hombres. Ya se sabe que
56 ANUARIO DEL CENTRO DE ES’IUDIOS MARTIANOS -
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 67

cl Sur desea las tierras feraces y mineras de la frontera mexi- Era de aquellos hombres, aquí raros, que no se satisfacen con
cana, y que, con una prisa que ha sido dignamente contestada la mera posesión de la fortuna; famoso en los tribunales por
en la otra orilla, ha mostrado esta vez disposición, y en algunos lo sagaz, por lo previsor en la política, en los negocios por pru-
lugares, hasta ansia de la guerra. dente y feliz, y en la historia de su patria por haberse negado
Pero más que ese mal constante, que ~510 puede prevenirse a disputar con las armas su derecho clarísimo a la Presidencia
favoreciendo apresuradamente y a toda costa las poblaciones de los Estados Unidos, para la cual fue electo en 1880 contra
y comarcas de la frontera, y teniendo en sus ciudades un buen el republicano Hayes, a quien la adjudicó una Comisión del
número de personas de prtidencia exquisita, llama la atención Congreso con fraude visible.
aquí la insistencia y naturalidad con que la prensa del Oeste Noble fuc aquella alma. Él era varón de virtud, que desde la
y cl Este se refieren, con ese tono seguro de las cosas sabidas, mayor humildad se había levantado, sobre los puntales de su
a la posibi!idad de que los intereses norteamericanos en Méxi- talento, a la posesión de cuantiosísima fortuna, y a la cabeza
co pudiesen producir -cano dice cl IVovld de Nueva York, de su gran partido. Él sentía natural pasión por el soberbio
no extraño a esos intereses según se presume,-“un estado de puesto que lleva de mano de la ley a un hijo de pobres hasta
cosas en el que hubiera muchos que deseasen una guerra con el Gobierno del pueblo más numeroso de hombres libres.-Él
México, para dar de ese modo un valor permanente a sus pro- quería barrer de arriba los vicios de compadrazgo e interés
piedades. ” “Los profetas dicen” -continúa el WorId- “que que muerden con diente hediondo en la política americana,
eso ha de suceder tarde o temprano”. ¡lNo lo quiera Dios, y ya tal como había barrido desde su asiento de Fiscal del Estado
México sabrá evitarlo, apresurándose a explotar por sf, como y de Gobernador a los bribones coaligados que con su influjo
medio acaso único de impedir el conflicto, las riquezas que en las votaciones venían atrincherándose en empleos que les
los extraños le codician, para no tener de este modo que ac& permitían defraudar las arcas públicas con robos estupen-
tar un capital cuyo interés es demasiado caro! 0 legislando dos.-Y luego, él tenía grande alma, que lleva con irresistible
eficazmente la posesión de tierras y minas en su territorio, con empuje a lo encumbrado y peligroso: iél veía en sí coronada
una ley parecida a la que ahora acaban de dictar los Estados
Ilr.idos para prohibir la absorción de su suelo por compañías la persona humana! iQué suprema angustia no debió sentir
aquel trabajador hecho de sí, aquel espíritu de derecho, cuan-
extranjeras.
do se vio burlado en la posesión del mayor premio que es
dable en la tierra apetecer a un hombre, y vio ultrajada la
*
ley pública en el mismo que ganó su eminencia en defenderla?
* *
El había sido abogado grandísimo: huroneaba en los rincones
de sus casos: penetraba en ellos como un espía de oficio, estu-
No esta guerra con México, que aquí está en la raíz de las diaba su parte con ojos de juez: tendía a la vista del contrario
gentes y hay que ir quemando día sobre día en la misma rafz, atónito el tejido mismo de intenciones y argumentos que se
en el desconocimiento que acá se tiene de la nobleza y brío del guardaba callado en la mente: manejaba sus pruebas, con el
carácter mexicano; no esta guerra con México, sino otra con brillo y ardor con que guía y abate un general en las batallas:
Europa por el canal de Panamá es la que tenía en la mente tenía el placer y cl vicio de la justicia.
Samuel Tilden, el anciano que acaba de morir, cuando reco-
mendó al Congreso, desde su sillón de enfermo, viendo correr ~2.1veía en sí un ejemplo para la juventud que se acobarda, o
anchas y serenas como sus pensamientos las ondas del río se corrompe, o se vende a un matrimonio, o se vende a un
Hudson, que procediese sin demora a fortificar las costas des- Gobierno: de estudiante infeliz, llegó a dueño legítimo de cinco
amparadas de los Estados Unidos. millones, sin venderse a nadie, ni al Gobierno, que fue a bus-
carlo a su casa por honrado, ni al matrimonio porque amó de
Le temblaban las manos al octogenario; sus criados tenían joven a una noble criatura que le quiso pobre y se volvió
que darle de comer: su sobrina pasaba el día a su lado leyén- imbécil, Y él le mantuvo en su desdicha la fe que le empeñó
dole filosofías y versos; pero él no podía librarse de la agonía en la hora de la razón. Deslució acaso sus primeros años,
celosa con que perseguía de lejos las luchas de partido que cuando la guerra de los esclavos debió llamarlo a una carrera
le cautivaban el alma, ni del noble deseo de dejar puesto su activa, por el afán -iexcusable en quien conoce la vida!- de
nombre entre los que han hecho en su país algo de extraor- comprar con una fortuna libre el derecho de ser honrado y
dinario y perdurable. virtuoso: no enseñó la mano hasta que la tuvo fuerte: no ha-
68 ANC4RIO DEL CENTRO DE Fsmnios MAK’rIAxOs ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 69

cía negocios al azar, ni ponía sus ahorros en ambiciosas em- guientes, para dar ocasión de victoria sin violencia al derecho
presas, sino que estudiaba los elementos de cada operación burlado!
como 10s puntos de un caso de derecho, entraba a negociar
sobre seguro con fuerza matemática. Pero su influjo subía poco a poco: su voluntad designaba a
los candidatos: su consejo dirigía al partido: sus comunica-
El tenía mente mayor, con la que consideraba que si en tiem- ciones interesaban a la nación: su silla de viejo era a manera
pos pasados fueron precisos aquellos patriarcas generosos Y de trono: su carta definitiva de renuncia a la candidatura en
sabios que preparaban a su pueblo para la riqueza, hoy era 1884 está escrita como por un profeta tallado en la montaña:
necesario un sabio nuevo que lo redimiese de los vicios públi- su testamento otorga tres millones de pesos para la formación
cos a que lo ha llevado el exceso de ella. de una biblioteca pública: y este magnífico legado enseña,
Él veía el voto ignorante, los audaces apoderados de él, el como resumen de su cuantiosa vida, que la suma deducción
egoísmo comiéndose al heroísmo, el amor a sí sofocando en del político más práctico y agudo que vivía en este pueblo
fue que la madre del decoro, la savia de la libertad, el mante-
cada hombre el amor a la patria, el amor al goce pervirtiendo
nimiento de la República y el remedio de sus vicios, es, sobre
en la mujer aquella majestad y dulcedumbre con que ilumina
todo lo demás, la propagación de la cultura.
y enamora.
Él se sentía ayudado de la habilidad en la virtud. JOSÉ MARTf
Él rebosó de justo júbilo cuando en pago de sus honrados [El Partido Liberal, México, 8 de septiembre de 1886, t. III, n. 460, p.
hechos, de su maestría mental, de su capacidad para pensar 1, col. 5 y p. 2, col. 14.1
por sí y directamente, de su influjo sobre los miembros no-
tables de su partido, con quienes se mantenía en cartas cons-
tantes sobre los asuntos públicos, se vio electo candidato de
los demócratas para presidir por cuatro años su República,
para limpiar los establos, para infundir idea nueva y tamaño
de grandeza en la vida de la nación, para entusiasmar y estre-
mecer a un pueblo que ha empezado a podrirse en la pros-
peridad.
Y itodo, todo vino a tierra, a la voluntad de una camarilla
injusta! Se aceptó como buena la elección falsa del estado
dudoso que debía darle el triunfo. Se consumó el robo del
puesto sagrado. Muy a borbotones le saltó al gran viejo la
sangre en el pecho. Muy amargamente vio pasar para sí y para
su pueblo la ocasión de volver a ser grande. Y con mucha
crueldad le llamaron cobarde sus amigos, porque no quiso
hacer andar sobre su sangre su derecho.
Pero él se fue a hablar con su hermana canosa, quien vive
en una casa que le regaló él de su trabajo, y departió mucho
con ella en sigilo en una tarde solemne; y templado en piedad
salió de aquella plática con mujer, decidido a perder su dere-
cho al honor más grande a que podía aspirar un hombre en
su patria, si había de costar una sola vida el conseguirlo.
iA esta abnegación han llamado miedo los que no son capaces
de ella! iLos que sólo a sí ven en el mundo, y a su engrande-
cimiento propio! ilos que no aman a la patria bastante para
posponerle todo amor de sí ! iPor aquella abnegación se negó
su partido a presentarlo de candidato en las elecciones si-
\ ANUARIO DU CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 71
70 ANUARIO DEL CENCKO DE ESTUDIOS MARTIANOS

El concepto “demócrata revolucionario”, como se reitera en no


pocas de las páginas que siguen, fue usado por Lenin y desarro-
llado y empleado después por investigadores y dirigentes leni-
DEL SIMPOSIO INTERNACIONAL nistas. En la propia Plataforma Programática del Partido Co-
SOBRE JOSÉ MARTf Y EL PENSAMIENTO munista de Cuba se habla de la guerra independentista cubana
dr 1895 -la erlerra organizada por José Martí- como de una
DEMOCRATICO REVOLUCIONARIO “revo?ución Be carácter democrático-revolucionario y de libe-
ración nacional”. Así, si bien es cierto que el concepto todavía
no es de aceptación global por los marxistas, también es cierto
que ha venido abriéndose camino para designar aquellas fi u-
ras y procesos revolucionarios que han desbordado ya Pos
marcos del capitalismo1 sin poder plantearse aún, por exigen-
cias objetivay, metas proletarias.
Durante los días 17, 18 y 19 de enero de 1980, organizado por
Por nuestra parte, al convocar este Simposio lo hicimos con el
el Centro de Estudios Martianos con la estrecha colaboración
de la Casa de las Américas, se celebró en esta última instituciójl propdsito de situar el pensamiento martiano, a nivel planeta-
rio, en un universo de problemas semejantes, a fin de hacerlo
el primer Simposio Internacional sobre Martí y el Pensamiento
Democrático Revolucionario. cada vez más comprensible en todo el mundo. Entendemos,
además, que en nuestra América, y en los países subdesarro-
Este número del Anuario del Centro de Estudios Martianos llados en su conjunto, la democracia revolucionaria no ha agoL
recoge el discurso inaugural y las ponencias que fueron presen- tado su virtualidad renovadora. Todo lo contrario: con frecuen-
tadas en el Simposio. Ellas abordaron de distinta manera el cia allí están por realizarse procesos democrático-revoluciona-
tema que fuera propuesto por el CEM: un primer grupo tratìí rios que, como el de Cuba entre 19.53 y 19.59, habrán de desem-
con carácter general la condición democrático-revolucionaria l~~,-cw en revoluciones socialistas. Tales, para nosotros, la razón
del pensamiento y la obra de madurez de José Martí. Un segun- del engarce de Martí con nuestra Revolución, y lo que le da
do grupo de ponencias se remitió a los orígenes de dicho pensa- vigencia beligerante al Maestro.
miento, cuando, visiblemente, no podía azin ser considerado
democrático-revolucionario. Un tercer grupo señaló las afinida- CENTRO DE ESTUDIOS ~TIANOS
des v diferencias de Martí con otras figuras. Un cuarto grupo
colwderó el esencial antimperialismo martiano. Y un quinto-y
último grupo estudió otros aspectos de la obra de madurez del
héroe de Dos Ríos.
Como es habitual en estos casos, las ponencias fueron seguidas
por comentarios diversos. En ellos se hizo aún más evidente
lo que las propias ponencias habían proclamado: para un gru-
po apreciable de participantes, no cabía duda sobre el hecho
de que Martí llegó a ser un demócrata revolucionario extrema-
damente radical: condición esta última que se puso cle mani-
fiesto en su temprano antimperialismo, en su vínctr!o con “los
pobres de la tierra” y en especial la incipiente clase obrera
cubana, en la organización del Partido Revo5ucionario Cubano:
todo lo cual hizo posible que Fidel lo llamara autor intelectual
del 26 de Julio, y por extensión de la revolución desencadenada
entonces. Otro grupo de ponentes no se manifestó sobre este
punto. Y un tercer grupo expresó reservas sobre el hecho de
que Martí fuera considerado demócrata revolucionario, adu-
ciéndose lo poco usado que es, en muchos países, este concepto,
e insuficiente claridad en cuanto a su contenido.
72 ANUARIO DEL CENTRO 3E ESTUDIOS MARTIANOS
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 73
-..__~-

lados como tales. Sugerimos que se proceda con el método


científico de analizar detalladamente cada uno de los procesos
Discurso de inauguración* históricos y sociales, de los movimientos populares así como
las personalidades caracterizados como tales, y que más ade-
ARMANDO HART DAVALOS !nntc se elaboren, en forma muy tentativa, algunas considera-
ciones de carácter muy general.
Es un honor para los cubanos que ustedes puedan realizar este
trabajo en función del pensamiento revolucionario de José
Martí y de la etapa histórica en que él desempeñó el papel de
Inauguramos la primera reunión internacional de carácter cien- primer orden. Les manifestamos nuestra alegría por el hecho
.- de que ustedes se planteen profundizar en el análisis del pen-
tífico que se ha organizado en Cuba para estudiar las ideas
de José Martí . Felicitamos samiento democrático-revolucionario a la luz de la práctica
al Centro de Estudios Martianos por
la iniciativa. e ideas revolucionarias de Josc Martí, que fue, en la experiencia
Ninguna institución cubana mejor para servir
histórica cubana, antesala necesaria de la Revolución socialis-
de sede de esta reunión, que la Casa de las Américas. Saluda-
ta. Les invitamos a evaluar científicamente esta afirmación.
mos, muy especialmente, a las personalidades científicas cuba-
nas y de diversos países que nos honran con su participación La Plataforma Programatica de nuestro Partido empleó el tér-
en el evento. mino “democrático-revolucionario” para señalar el carácter de
Es significativo que el Centro de Estudios Martianos esté inte- la guerra de independencia iniciada cn 1895. Concretamente
resado en que un valioso grupo de especialistas y científicos dice la Plataforma Programática que aquella fue una revolución
de varias nacionalidades lleve a cabo un análisis del pensamien- de carácter democrático-revolucionaria y de liberación nacio-
to de José Martí, y que el mismo se realice desde la perspectiva nal. Por esta razón las ideas democrático-revolucionarias tienen
de las ideas democrático-revolucionarias. para los cubanos una gran importancia desde el punto de vista
de la historia del pensamiento político cubano. Y pensamos
Siempre hemos creído en la universalidad y modernidad de las que, ademis, la tiene para diversas situaciones que se le pre-
ideas de Martí. El estudio del pensamiento democrático-revo- sentan al movimiento revolucionario contemporáneo en muchos
lucionario nos permitirá confirmar esa universalidad y ratifi- países de Asia, África y América Latina.
car su actualidad.
En los países llamados subdesarrollados que hoy luchan por
El concepto democrático-revolucionario fue, como se sabe, em- vencer innumerables dificultades, las ideas democrático-revo-
pleado por Lenin a principios del siglo. Posteriormente, estu- lucionarias se presentan como una exigencia del momento. Bás-
diosos soviéticos y de otros países socialistas lo desarrollaron tenos recordar un ejemplo que nos llena de íntima satisfacción:
para fijar con él un pensamiento revolucionario muy avanzado, el pueblo nicaragüense lleva a cabo un proceso de profundas
pero que no podía situarse como socialista cientíFico. transformaciones revolucionarias y está animado y orientado
por la figura de Augusto César Sandino. Es sabido que en otras
En estas cortas palabras inaugurales no es posible llegar a ocasiones Sandino ha sido conceptuado como un demócrata
conclusiones definitivas sobre tan importante cuestión teórica. revolucionario.
El interés principal de este Simposio consiste en incitar al aná-
lisis científico del tema, y, en especial, destacar su importancia Para invitar a la reflexión sobre el tema, permítaseme exponer,
muy sintéticamente, algunas cuestiones relacionadas con
práctica en la política revolucionatia de nuestra época.
José Martí y el proceso revolucionario cubano. Me limitaré a
Para arribar a ideas ilustrativas de lo que pretendemos y para presentar hechos ampliamente conocidos y a solicitar de uste-
tratar de indagar acerca de en qué consiste el pensamiento des que mediten sobre los mismos.
democrático-revolucionario, resultará útil estudiar concreta-
Empecemos por el siguiente hecho histórico: los fundadores
mente los movimientos políticos y sociales que han sido seña- del Primer Partido Comunista de Cuba, Julio A. Mella y Carlos
Democrático-Revolucionario, el 17 de enero de 1980. (N. de la R.)
Baliño, buscaron algunas inmportantes raíces del programa
Politice del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y ministro de Cultura, político que debía servir de plataforma revolucionaria a la clase
en la inauguracibn del Simposio Internacional sobre Jos6 Martf y el Pensamiento
Demochtico-Revolucionario el 17 de enero de 1980. (N. de la R.) obrera cubana, en su época histórica, en el ideario revolucio-
naric de José Martí.
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS h4ARTIAh’OS ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
-___ --

Del pensamiento martiano dijo Julio Antonio Mella: Analicemos también lo siguiente: el pensamiento de José Martí
era profundamente anticolonialista y antimperialista. Martí
Consiste, en el caso de Martí y de la revolución, tomados avizoró los peligros del imperio yanqui con una profundidad
únicamente como ejemplos, en ver el interés económico- como no lo había hecho nadie antes que él en nuestro conti-
social que “creó” al Apóstol, sus poemas de rebeldía, su nente. Asimismo, se vinculó a las clases y capas más populares
acción continental y revolucionaria: estudiar el juego fatal de la sociedad cubana de entonces.
de las fuerzas históricas, el rompimiento de un antiguo
equilibrio de fuerzas sociales, desentrañar el misterio del Precisamente dos aspectos que le dan modernidad y universa-
programa ultrademocrático del Partido Revolucionario, c! lidad al pensamiento de Martí están en su profundo antimpe-
milagro -así parece hoy- de la coperación estrecha entre rialismo y en su incondicional vinculación a la causa de las
el elemento proletario de los talleres de la Florida y la clases y capas explotadas de su época histórica.
burguesía nacional; la razón de la existencia de anarquis-
tas y socialistas en las filas del Partido Revolucionario, Sería interesante que se evalúen científicamente los siguientes
etc., etc. hechos: no debemos abundar en estas palabras introductorias
acerca de la composición de clases de la sociedad cubana en
Efectivamente compañeros, resulta indispensable realizar esc 1895. Tampoco vamos a entrar ahora en e! análisis del triste
estudio. papel desempeñado por la burguesía, parasttaria y entreguista,
del siglo xx en nuestro país.
Veamos este otro hecho histórico. A raíz del asalto al cuartel
Moncada, Fidel Castro postuló que Martí había sido “cl autor No son estas palabras la ocasión de profundizar en un análisis
intelectual” del mismo. El ideario martiano tuvo una marcadí- de la composición de clases en Cuba durante la república me-
sima influencia en el proceso revolucionario cubano que con- diatizada. Sin embargo, debemos subrayar que un estudio del
dujo a la victoria del lro. de Enero de 1959. Puede decirse que pensamiento de José Martí y de la democracia revolucionaria
esa fue una etapa democrático-revolucionaria. La misma cul- en Cuba tomará seguramente en cuenta la composición de cla-
minó con el siguiente resultado literalmente expuesto en la ses de la sociedad cubana en 1895 y a lo largo del siglo XX,
Plataforma Programática de nuestro Partido: así como el miserable papel de la burguesía parasitaria, su de-
pendencia al imperialismo y, desde luego, el importantísimo
La victoria revolucionaria del lro. de enero de 1959 alteró papel desempeñado por el proletariado y otras capas explota-
en sus fundamentos la correlación entre las clases socia- das de la población.
les del país. El bloque burgués-latifundista fue desplazado
del poder político. Por primera vez en nuestra historia Debe estudiarse cuáles son las condiciones económicas, socia-
este poder pasa a manos de una alianza de las masas po- les y políticas que han prevalecido en las sociedades donde han
surgido figuras o movimientos democrático-revolucionarios.
pulares, donde tienen el papel dominante los intereses de
la clase obrera y de los campesinos trabajadores, repre- Las ideas democrático-revolucionarias no se han manifestado
sentados por el Ejército Rebelde victorioso y su dirección de igual forma en todos los ámbitos donde han tenido lugar
revolucionaria. movimientos o personalidades populares de este carácter. El
momento, el tiempo histórico, han ido adecuando diversas
Es indispensable, compañeros y amigos, valorar debidamente formas de manifestarse las ideas democrático-revolucionarias.
este hecho histórico.
Sería útil analizar, en las condiciones del mundo de hoy, donde
Por otro lado, consideremos lo siguiente: los cubanos hemos el sistema socialista se ha convertido en la fuerza más dinámica
apreciado que existe una profunda relación entre el pensamien- de la humanidad, en qué forma y profundidad pueden manifes-
to democrático-revolucionario de José Martí y nuestras ideas tarse las ideas democrático-revolucionarias en las sociedades
socialistas de hoy. Fidel señaló, refiriéndose a las guerras por
subdesarrolladas, y en especial, en los países en los cuales no
la independencia: “Nosotros entonces habríamos sido como ha concluido el ciclo de la revolución burguesa.
ellos, ellos hoy habrían sido como nosotros”.
Esto nos hace sugerir la necesidad de estudiar la relación dia- Este y otros muchos problemas se plantean ante nosotros. Hay
léctica del ideario democrático-revolucionario de José Martí un arsenal de elementos para investigar, de gran utilidad cien-
con el pensamiento socialista de la Revolución Cubana. tífica para el movimiento revolucionario.
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76 ANK4RIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS
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MARTIANOS
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ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 77

Compañeros y amigos: con breves pinceladas hemos querido


señalar algunas ideas, a modo de incitación y de estímulo, al
estudio de una cuestión de enorme interés teórico y que puede
José Martí,
llegar a tener -0 que tiene ya- gran interés práctico para el
movimiento revolucionario internacional: se trata de analizar demócrata revolucionario
el valor de las ideas democrático-revolucionarias en los países
subdesarrollados. Y hacerlo además teniendo en cuenta que el V. STOLBOV
socialismo ejerce una enorme influencia internacional.
Al saludar el evento que comienza, señalamos la responsabili-
dad que implica hacer aún más comprensible, desde un punto
de vista teórico, la magna e inmensa obra acometida por el Es para mí un orgullo figurar en los orígenes de las investiga-
gran demócrata-revolucionario, el revolucionario radial de su ciones sovieticas de la obra ideológica y artística del Apóstol
tiempo, que dijo Blas Roca, José Martí. Ustedes estudiarán de la independencia cubana. Un cuarto dc siglo atrás, junto con
aspectos de esa labor, destacarán sus semejanzas con otros el conocido latinoamericanisia Vasili Ycrmoláiev, actualmente
movimientos, contribuirán a que se entienda y propague el valor fallecido, preparamos y publicamos las primeras Obws esco-
de las ideas de este hombre que escribió en las últimas horas gidas de José Martí en ruso. Más tarde, sería promotor y com-
de su vida: “ sé desaparecer, pero no desaparecerán mis ideas”. pilador de cuatro tomos más de José Martí, así como redactor,
Sus ideas no han desaparecido. En Cuba renacieron con más traductor, autor de prólogos y comentarios.
fuerza con la hazaña del Moncada, orientaron la gesta épica Todavía a principios de los aRos sesenta, en los ensayos “José
de la Sierra y del llano y constituyen un permanente aliento Martí, revolucionario y poeta” (Cuba, volumen editado en 1961
para los que llevamos adelante la Revolución socialista. por la Academia de Ciencias de la URSS) y “José Martí, publ!-
Al dejar oficialmente inaugurado este Simposio Internacional cista” (prólogo a Escenas norteamericanas de José Martí, Edl-
sobre José Martí y el pensamiento democrático-revolucionario torial Literaria, 1963), el hecho de considerar el lugar de Martí
les damos la bienvenida en nombre del Ministerio de Culturá en el campo del pensamiento social del mundo nos llevó a
y les deseamos éxitos en los trabajos fructíferos que ustedes de .ik. que la última etapa sociopolítica de José Martí (la
van a emprender. última década de su vida) podría catalogarse como revolucio-
naria y democrática y que precedía inmediatamente a la teoría
marxista-leninista del socialismo. A esta misma idea llegarían
también otros estudiosos, cubanos y soviéticos, de la obra’ideo-
lógica de Martí. En lo que se refiere a los investigadores sovié-
ticos, una de las interpretaciones más originales, reveladoras
y polifacéticas del democratismo revolucionario de José Martí
se !elr>e a Valentina Ivánovna Shíshkina. Sus ideas están ex-
pu~:tas en el relevante estudio “Pensamiento social y político
de --w? Martí”, así como en su tesis doctoral. Shíshkina ha sido
profesora de la Universidad de La Habana, y en la actualidad
dir e las labores de postgrado de los cubanos en la Universi-
dad de Moscú.
Consideramos a José Martí demócrata-revolucionario porque
su principal objetivo y la médula de su doctrina política y so-
cial, en el último período de su vida, fue la liberación de Cuba
del yugo colonial español y de la dependencia económica de
los Estados Unidos, con miras a convertirla en una república
democrática independiente, y esto debía realizarse por la vía
revolucionaria, a través de la guerra popular de liberación na-
cional.
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p.-.--p
ANUARIO DEL CENTRO
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En su inconmovible fe en las fuerzas del pueblo están las raíces


de la concepción del mundo revolucionaria v democrática de feudal y clerical, y las capas de la burguesía liberal,
José Martí, y de su optimismo heroico, a vece’; trágico. Las ma- mientras que la población autóctona permanece sumida
en la opresión y la miseria. En este período podrían in-
sas populares, para Martí, son la fuerza motriz no sólo dc todas
las revoluciones, sino también de cualquier progreso auténtico. cluirse los primeros años de permanencia de Josi hlartt
en los Estados Unidos.
Al darnos la imagen de sus héroes preferidos entre los lucha-
dores por la independencia de la América Latina -Bolívar,
San Martín, Juárez, Agramonte-, Jose Martí siempre subraya 3) 1885-1891. Vida en los Estados Unidos de América, país;
los estrechos nexos de estos con las masas populares, cuyas capitalista desarrollado, en la época en que nace el im-
aspiraciones protagonizaron en la historia. perialismo, país azotado por ia crisis económica y en
un momento en que adquiere vigor la lucha de clases
Las masas populares, en general, y la clase obrera, en parti- del proletariado.
cular, son los protagonistas principales en el panorama épico
desplegado por José Martí en las Escenas norteamericanas. En 4) 1891-1895. Etapa preparatoria y de la guerra popular
sus ensayos sobre la guerra civil en los Estados Unidos (1863- de independencia en Cuba y comienzo de la hostilida-
1865), Martí estudia la táctica de la guerra popular, en la cual des.
la victoria, ante todo, no se alcanza por los conocimientos mi-
litares ni por el saber maniobrar en el campo de batalla, ni
Especial importancia tendrá la tercera etapa, en que José Martí
incluso por la fuerza de las armas, sino con el arrojo y el de- se forja como demócrata y revolucionario de nuevo trpo, no
nuedo, con una inmensa estatura moral, con incesantes golpes como un predecesor del socialismo en general, sino de 10 nuevo
que en todos los frentes, paralizan la iniciativa del enemigo. que aporto Lenin a la doctrina marxista en el siglo xx, prede-
Los conceptos filosóficos, políticos, sociales de José Martí cesor de la doctrina leninista sobre el imperialismo y de la lucha
siempre estaban en desarrollo y se enriquecían sin cesar. Las actual por la paz y la dicha de los pueblos, lucha que la huma-
bases que los estructuraron fueron las experiencias políticas nidad progresista, encabezada por los países socialistas, lleva
y sociales adquiridas por el pensador y revolucionario cubano contra los monopolios imperialistas y sus secuaces.
., Así pues,
en distintos países del mundo, y podría decirse que en las di- entre los rasgos determinantes de la concepcron revolucrona-
versas épocas que convivían en la tierra. Esta última cincuns- ria y democrática de José Martí, descuellan el antimperialismo
y el internacionalismo. De esto hablaría Fidel Castro en el acto
tancia engendraría en la conciencia de Martí un sentido acen-
tuado del tiempo histórico, le ayudaría a comprender la época conmemorativo del quincuagésimo aniversario de la formación
histórica en que le tocó vivir, como tiempo trascendente, tiem- de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (22 de diciem-
po en que nacía una sociedad nueva, tiempo en que la humani- bre de 1972) :
dad se constituía en una sola familia, tiempo en que el pueblo
José Martí, guía y Apóstol de nuestra guerra de indepen-
saldría al proscenio de la historia.
dencia contra España, nos enseñó este espíritu internacio-
Las etapas fundamentales que formaron la concien,cia revolu- nalista que Marx, Engels, Lenin confirmaron en la con-
cionaria y democrática de José Martí podrían ser cuatro: ciencia de nuestro pueblo; Martí pensaba que “patria es
humanidad”, y nos trazó la imagen de una América Latina
unida, frente a la otra América imperialista y soberbia,
1) 1868-1874. Vida en Cuba, colonia española, donde im- como él decía, que nos despreciaba.
pera la esclavitud y donde ha estallado la guerra de “revuelta y brutal”,
liberación nacional, y en España, país atrasado en lo
social y económico, potencia colonial que atraviesa una La importancia que tiene la experiencia histórico-social adqui-
honda crisis política y social. rida por José Martí en los Estados Unidos, al ser testigo de la
brutal explotación capitalista de la que era objeto la clase
2) 1874-1885. Vida en Estados latinoamericanos indepen- obrera, así como de la heroica lucha de los obreros por su
dientes como México, Guatemala, Venezuela, países de derechos, radica en que se despojó de muchas ilusiones demo-
remota cultura indígena en los que su situación inter- crático-burguesas y, en particular, de la fe en el omnipotente
na se caracteriza por una tensa lucha entre la reacción derecho electoral y en una posible coperación pacífica entre el
trabajo y el capital.
ANUARIO DEL CENTRO DE FSTUDIOS hlARTIANOS ANUARIO~~~~._. DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 81

José Martí señala “el poder creciente de la casta llana, por el axiomas morales del filósofo y pedagogo Jose de la Luz y Ca-
acuerdo súbito de las masas obreras”.l La situación social en ballero, discípulo de Varela, adquieren un sentido anticolonial
los Estados Unidos la imagina como dos ejércitos contrapues- v van enfilados contra la esclavitud. Fue precisamente Luz y
tos: el ejército del capital armado hasta los dientes v cl ejer- Caballero quien sentaría en las bases de su doctrina ética el
cito del trabajo, engrosando y cohesionando sus filas. concepto “procomunal o bien general”; para el pueblo cubano
este “bien general”, ante todo, era la independencia.
<Hace falta decir que todas las simpatías de José Martí en
este conflicto estaban de parte de los oprimidos? En las ES- Luz y Caballero declararía que “la divisa de su corazón” era
ceMas norteamericanas puede verse cómo llega primeramente “la teoría del sacrificio y la abnegación en obsequio del pro-
a la conclusión de que la violencia revolucionaria es razonable comunal”.
en un país burgués donde la democracia es una máscara que
encubre el poder del capital (“por la ley o por el diente, aquí En estas palabras está el origen de los conceptos de José Martí,
ha de haber justicia”, “Cartas de Martí” O.C., t. ll, p. 172), quien, en su juventud, había proclamado por boca de Abdala:
y concluye que la revolución es inevitable: “aquel pueblo de
ayer, crudo y espantadizo, está tomando asiento delantero, y iOh, qué dulce es morir cuando se mwere
viendo como limpia el templo humano de víboras y momias. Lurl~anclo arldaz por defender la patria!
De vez en cuando es necesario sacudir el mundo para que lo [O.C., t. 18, p. 241
podrido raiga a tierra” (“La excomunión del padre Mc Glynn”,
O.C., t. 11, p. 242). Este llamado que José Martí repitió durante toda su vida y
que confirmó con su propia sangre, revestía un fondo político
José Martí no ve aún en el proletariado al portador del nuevo concreto, ya que sólo al precio de un heroísmo inconmensura-
y progresista método de producción, pero lo reconoce como ble, al precio del sacrificio, el pueblo cubano podría alzarse
fuerza motriz fundamental, coherente y decisiva del movimien- con el triunfo.
to revolucionario. En esto, por ejemplo, se distingue de algunos
demócratas revolucionarios rusos del siglo XIX que cifraban Reuniendo entre la emigración cubana medios para organizar
SLIS esperanzas en el campesinado. la guerra popular, José Martí vio en los obreros de la industria
tabaquera una disposición al sacrificio, al hacer entrega del
El democratismo revolucionario de José Martí fue un fenóme- último dinero a la causa popular. A ello se referirá en el
no nuevo en la historia del pensamiento político-social del artículo “Los pobres de la tierra”:
mundo. El Apóstol de la libertad cubana pensaba con categorías
históricas de alcance universal. Pero eso la guerra por la inde- Que el rico dé de lo que le sobra, es justo, y bien poco es
penden,cia de Cuba era para él “suceso de gran alcance humano, [. . .] Pero el que, a puro afán [. . .] quite de su jornal
y servicio oportuno que el heroísmo juicioso de las Antillas inseguro, que sin anuncio suele fallarle por meses, el pan
presta a la firmeza y trato justo de las naciones americanas v y la carne que lleva medidos a su casa infeliz, y dé de SU
al equilibrio aún vacilante del mundo” (Manifiesto de Monte- extrema necesidad a una república invisible y tal vez in-
cristi, O.C., t. 4, p. 101). grata, sin esperanza de pago o de gloria, es mérito muy
Y, sin embargo, el pensamiento revolucionario de José Martí puro, en que no puede pensarse sin que llene de amor el
tiene raíces nacionales, cubanas. Sus ideas políticas y sociales corazón, y la patria de orgullo [O.C., t. 3, p. 3041.
las expresaba, con frecuencia, en sentencias morales y éticas.
Hay que decir que en la historia del pensamiento social pro- Para Martí el ideal de estructura social era la república popu-
gresista cubano del siglo XIX, la moral y la ética desempeñaron lar democrática, una sociedad justa, basada en la igualdad, en
un singular papel. Ya el primer alentador de la lucha popular el derecho al trabajo y a la instrucción, en el respeto a la dig-
por la independencia, Félix Varela, consideraba la participación nidad de cada persona, un Estado “de equilibrio social” basado
en esta lucha como un deber moral de todo cubano. En los en el trabajo, ya que “ni indirectamente debe la sociedad hu-
años cuarenta, durante el brutal terror militar y policiaco, los mana alimentar a quien no trabaja directamente en ella” (“In-
migración italiana”, O.C., t. 8, p. 379).
1 José Martí: “Un drama terrible”, Obras compktas, La Habana, Editorial Nacional de
Cuba, 1963.1965, t. 11, p. 334. (En lo adelante, las citas que se refieran a la obra de Para esa república, José Martí no veía un prototipo concreto
José Martí se remitirzin a la mencionada edición de sus Obras completas. [N. de la R.]). entre los Estados vigentes en el mundo: “En un día no se hacen
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,
82 ANl:.ZRIO DEL CENTRO DE ESTUDlOS MARTIANOS
ANUARIO DEL CENTRO
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DE ESTUDIOS MTIANOS 83

repúblicas; ni ha de lograr Cuba, con !as simples batallas de La yerra no se puede desear, por su horror y desdicha
la independencia, la victoria a que en sus continuas renovacio- aunque un observador atento no puede desconocer que
nes, 1~lucha perpetua entre el desinterés y la codicia y entre la la guerra fomenta en vez de mermar, la bondad y justicia
libertad y la soberbia, no ha llegado aún en la faz toda del entre hombres, y que estos adquieren, en los oficios dia-
mundo, el género humano” (“Los pobre; de la tierra”, art. rios y sublimes del combate, tal conocimiento de las fuer-
cit., p. 304). zas naturales y modo de servirse de ellas, tal práctica de
unión, y tal poder de improvisación que, en un pueblo
Y Martí reitera que la independencia política es só!o el primer nuevo y heterogéneo sobre todo, los beneficios de la gue-
paso para crear un nuevo Estado, una república popular, que rra [ . . . ] son mayores que el desastre parcial, por la des-
la lucha princip;ìl está por delante y que será una lucha social: trucción de la riqueza reparable y la viudez de las familias
“La revolución no es la que vamos a iniciar en la manigua, [“La guerra”, O.C., t. 2, p. 611.
sino la que vamos a desarrollar en la república” y “se morirá
por la república después, si es preciso, como se morira por la La fuerza y la vitalidad de los conceptos de Martí quedaron
independencia primero”. demostrados sesenta años después de su heroica muerte. La
Revolución Cubana triunfó bajo la bandera de Martí. “Martí
La principal fuerza motriz de la guerra por la independencia, fue el mentor directo de nuestra revolución”, diría el Che
“la guerra necesaria”, según Martí, deben ser las masas popu- Guevara. Y los primeros pasos de la revolución triunfante
lares, y tal guerra se lleva a cabo, ante todo, en interés de ias fueron dirigidos a cumplir los legados de Martí. Cuba se eman-
masas populares. Era “la guerra de dignidad y de miseria”. Lo cipó de la dependencia política y económica de los Estados
de “miseria” estaba claro; la premisa de la dignidad y de una Unidos; en el país se hizo la reforma agraria y se entregó la
vida humana para los trabajadores y explotados será el trabajo tierra de los latifundistas al pueblo trabajador; se alfabetizó
libre y garantizado. a toda la población.
Fidel Castro y sus correligionarios, actuando en nuevas condi-
Más, Lqué hacer con los terratenientes, funcionarios, con toda ciones históricas, siguen por el camino abierto por José Martí.
la casta parásita de la sociedad cubana, que perdió su dignidad, Y con la misma consecuencia con que el Apóstol de la indepen-
arrastrándose a los pies de las autoridades españolas o de los dencia cubana llegó al democratismo-revolucionario llegaron
capitalistas norteamericanos? <Cómo incorporarlos al trabajo ellos al socialismo, pues sólo con la teoría marxista revolucio-
y hacerlos “útiles” para la sociedad? Hay que decir que José naria pudo la nueva república, resolver, en bien de las masas
Martí, todavía a principios de los años ochenta, en el poema
populares, los problemas que tenía planteados, tanto sociales
“Al buen Pedro” prometía liberar de “su infamia” a estos
como económicos. Y sólo dentro del campo de países socialis-
“bribones”.
tas, podría mantener Cuba su independencia, la dignidad
En las obras del Apóstol de la independencia cubana no vemos ganada en el combate, la dignidad del país, la dignidad del
propuestas concretas ni proyecto alguno sobre la forma estatal pueblo, la dignidad de cada cubano.
de la futura república. Tal vez no expusiera sus planes porque
no quería suscitar recelos antes de tiempo y provocar una
escisión en las filas de los combatientes por la independencia.
Sin embargo, sí podemos decir con pleno fundamento que
Martí confiaba en la iniciativa de las masas populares. Poco
antes de morir, en una carta a Manuel Mercado, escribía: “Pero
en cuanto a formas, caben muchas ideas, y las cosas de hom-
bre, hombres son quienes las hacen” (Carta a Manuel Mercado,
18 de mayo de 1895, O.C., t. 4, p. 170).

Estos hombres tendrían que ser los combatientes de los ejér-


citos populares en los cuales la justa guerra popular debería
promover la iniciativa, inculcarles conciencia de su fuerza y
su unidad, insertarles un alto espíritu moral.
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84 ANL'ARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS h.lAlGlTl~~~~ 85

En la Plataforma programática del Partido Comunista se se-


El democratismo revolucionario ñala:

del ideario de José Martí José Martí, que fue el guía y organizador
guerra emancipadora, dedicó sus primeros
de la nueva
esfuerzos a
unir todas las clases y sectores interesados en el propósito
y su significación internacional nacional liberador. Agrupó a los cubanos de la emigra-
ción, organizó el primer partido revolucionario de Cuba
para luchar por la independencia y por una república de-
VALENTINA 1. SHÍSHKINA mocrática, y enarboló un arsenal de ideas avanzadas que
habrían de servir de bandera no sólo a los revolucionarios
de la época, sino también a los de generaciones posterio-
res. [Plataforma programática del Partido Comunista di
Una de las cuestiones más importantes de la lucha ideológica Cuba; Tesis y resolución, La Habana, Departamento de
contemporánea es la relación del marxismo-leninismo con el Orientación Revolucionaria del PCC, 1976, p. 71
pensamiento sociopolítico progresista premarxista, con la he-
rencia teórica que nos legaron los grandes precursores revolu- La ideología de José Martí reflejó las necesidades de las capas
cionarios. más progresistas de la sociedad cubana y rebasó las limitaciones
Puede afirmarse que los estudios teórkos que se han propuesto ideológicas de la etapa de 1868-1878.
destacar los aspectos revolucionarios de la obra de José Martí, El ideario martiano constituye una nueva etapa en el desarrollo
en este marco, constituyen aportes decisivos a su caracterización de las ideas progresistas en el país; es, de hecho, la forma su-
como demócrata revolucionario. En esta dirección han desem- perior del pensamiento premarxista en Cuba. Las ideas del
peñado un papel importante las palabras de Fidel Castro y de Maestro prepararon las condiciones para la difusión en Cuba
otros dirigentes revolucionarios, los estudios de Juan Marine110 de la teoría marxista-leninista.
y Carlos Rafael Rodríguez, así como las investigaciones de José
Antonio Portuondo, Roberto Fernández Retamar, y José Cantón En la concepción martiana, el núcleo central de la ideología
Navarro. Gran interés ha suscitado este tema entre los estudio- democrático-revolucionaria se expresa en sus ideas sobre la
sos soviéticos que como Stolbov, Ermoláev, A. Zorina, Grigu- guerra de liberación nacional y el papel que desempeñan el
levich y Ternovoi, le han ronsagrado diversos trabajos. El pueblo y el partido revolucionario en la transformación revolu-
tema ha atraído también la atención de jóvenes estudiosos cionaria de la sociedad, y en su contenido antimperialista y
cubanos, como Adalberto Ronda, Elena Jorge y Joel Sosa. humanista. Este ideario fue tomado y continuado de manera
creadora por el Partido Comunista de Cuba.
La historia del pueblo cubano es la de una lucha ininterrum-
pida contra el opresor extranjero. En esta contienda las ideas Roberto Fernández Retamar ha señalado que para comprender
de Céspedes, Agramonte, Sanguily y Máximo Gómez influyeron a Martí es necesario definir el lugar que este ocupa entre sus
en la conciencia revolucionaria del pueblo. La profundización contemporáneos. En realidad, al comparar la ideología martia-
de las contradicciones y los nuevos conflictos sociales determi- na con la de los ideólogos progresistas revolucionarios de su
naron el desarrollo de la teoría revolucionaria. Uno de los es- época, tenemos la posibilidad de comprender la significación
labones más importantes en la historia del pensamiento cuba- internacional de su ideología, que estaba determinada no sólo
no es el ideario de José Martí, jefe e ideólogo de la revolución por la interpretación de la sociedad cubana, sino también por
cubana de 1895. la profundidad con que formuló las exigencias del desarrollo
de los países coloniales y semicoloniales. Esto es precisamente
A diferencia de Céspedes y Agramonte, héroes nacionales de la 10 que caracteriza a los ideólogos progresistas de aquel período
Guerra de los Diez Años, Martí tipifica al hombre de pueblo. de fines del siglo XIX. Tenían ellos toda una serie de elementos
Podemos afirmar que en la última etapa de la guerra de libe- comunes, dado que las leyes universales del período se mani-
ración José Martí representaba los intereses de los trabajado- festaban en cada país de una forma concreta y específica y
res de la nación cubana. reflejaban el pensamiento progresista de los mismos.
86 ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
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ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS

A finales del siglo XIX los países capitalistas desarrollados se


habian repartido el mundo; la explotación de los pueblos colo- En los países capitalistas desarrollados, la cuestión fundamen-
niales por las metrópolis es una de las leyes de ese período. tal era, como señalaba Lenin, el problema del socialismo. El
Los filósofos y sociólogos, los escritores y políticos que refleja- comunismo científico es la expresión teórica de los conflictos
ban la realidad desde las posiciones de las capas democráticas sociales de la sociedad capitalista, y resuelve la cuestión del
de la población, llegaron a la conclusión de que era necesario desarrollo social, de las formas y métodos de la lucha de clases
luchar contra el colonialismo para lograr la libertad y la inde- y de la misión histórica de las clases y ante todo del proleta-
pendencia de los pueblos. riado, y plantea el problema de las leyes del desarrollo de la
sociedad comunista.
Marx y Engels, que vivieron en países capitalistas desarrollados,
presentaron por primera vez en la historia una verdadera solu- La mayoría de los países de Asia, Africa y la América Latina
ción científica al problema de la dominación colonial y mostra- tuvo una dependencia directa de España, Inglaterra, Estados
ron el camino de las luchas de liberación nacional. Esta solu- Unidos, Francia y otros Estados. El destino del progreso de
ción fue dada desde la posición de clase más revolucionaria y estos países, dependía, en primer lugar, de la solución dada al
democrática: el proletariado. antagonismo entre los explotadores y las naciones explotadas.
Los intereses cardinales de las naciones explotadas exigían la
La ideología de José Martí, de Sun Yat Sen, así como la de otros lucha por la independencia nacional. La \atención principal de
representantes de países colonizados, también estaba dirigida los demócratas-revolucionarios estaba dirigida al estudio de
contra la política de explotación que desarrollaban las nacio- los objetivos y de las fuerzas motrices, así como de las condi-
nes “civilizadas”. Se pueden definir algunas características ge- ciones concretas del desarrollo de los movimientos liberadores
nerales de estos ideólogos, tales como el patriotismo, el huma- en sus respectivos países. Lenin señalaba que teníamos ante
nismo y el internacionalismo. Sin embargo, para el análisis pro- nosotros la ideología de un verdadero pueblo, en aquel que no
fundo y completo de la herencia de un pensador u otro no es sólo llora la explotación de siglos y no sólo sueña con la liber-
suficiente determinar las características generales de su ideolo-
tad y la igualdad, sino que también puede luchar contra aque-
gía en comparación con el pensamiento de otros ideólogos;
resulta indispensable señalar la especificidad del pensamiento llos que durante más de un siglo lo explotaron. Esta idea la
del científico, del político, del escritor revolucionario. Al reco- podemos encontrar entre las principales de José Martí, quien
nocer la existencia de puntos de coincidencia entre Carlos Marx no sólo criticaba la existencia de las relaciones coloniales, sino
y José Martí, no estamos igualando la ideología proletaria con también luchaba al frente de las fuerzas democráticas del país
el pensamiento revolucionario democrático. Martí, como otros contra los explotadores del pueblo.
ideólogos de los países coloniales y dependientes, en virtud de Martí, al estudiar las necesidades de su pueblo, como otros
determinadas condiciones históricas, no era marxista. ideólogos de países coloniales, planteaba los problemas del
Indudablemente, la profundidad de la solución dada a los pro- desarrollo de la sociedad en estos países. Uno de esos proble-
blemas de la época por los ideólogos del proletariado, así como mas fue la necesidad de unir todas las fuerzas democráticas en
el lugar que ocupaban unos problemas u otros en su sistema la lucha contra el colonialismo y la creación de un frente único
de ideas, difería de las soluciones y jerarquías de la pequeña de los elementos patrióticos del país. Al mismo tiempo, las
burguesía en los países subdesarrollados de ese mismo período. condiciones socioeconómicas de estos países no brindaban aún
suficiente material para el análisis científico de los problemas
Esas diferencias están determinadas, entre otras causas con-
de la lucha de clases en el interior del país, como en el caso
cretas, por la especificidad de las contradicciones existentes
de los países capitalistas.
en los países desarrollados y coloniales y por la posición de
clase de los ideólogos. Para los países con bajo nivel de de- En los países coloniales y semicoloniales, dominaban las rela-
sarrollo, en los cuales la revolución democrático-burguesa ma- ciones de producción feudales o las capitalistas que se mezcla-
duraba en la misma etapa en que en los Estados Unidos se ban con los restos de las relaciones feudales de propiedad, dis-
manifestaban las contradicciones fundamentales del impe- tribución y cambio. El dominio de las relaciones feudales, o su
rialismo, lo más característico era la ideología democráticó- existencia paralela con las relaciones capitalistas en desarro-
revolucionaria (en Rusia, los demócratas revolucionarios; en llo, determinaba la estructura de clases de la sociedad. La fuer-
China, Sun Yat Sen; en Cuba, José Martí). za motriz y el apoyo social de la lucha de liberación nacional de
estos pueblos, como señala Lenin, era ante todo el campesinado.
88 ANUARIO DEL CEWRO DE ESTtil)IOS MARTIANOS
ANUARIO
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necesidad de eliminar el odio entre los trabajadores de diferen-


El proletariado de Cuba daba sus primeros pasos en una direc-
tes nacionalidades, difundía entre los trabajadores el carácter
ción propiamente política. La practica revrolucionaria del pue-
dañino de la discriminación racial; llegó a comprender que el
blo cubano, como la de otros pueblos coloniales y semicolonia-
enemigo principal de los intereses legítimos del pueblo era
les en aquel período, todavía no planteaba el problema de la
uno solo: el colonialismo primero, y más tarde el imperialismo.
hegemonía del proletariado, ni de la revolución socialista, ni
Martí trataba de unir a los trabajadores en la lucha contra el
la del socialismo. El mérito de Martí y de Sun Yat Sen fue el
enemigo que usurpaba las riquezas del país y explotaba al
reconocer la necesidad de la guerra revolucionaria de libera-
pueblo. No se puede hablar de una manera abstracta sobre el
ción y la lucha por la independencia nacional. Lenin señaló que
sentimiento de amor que aparentemente caracteriza la obra
no existe en la ideología de estos demócratas revolucionarios
martiana, olvidando que fue precisamente Martí quien juzgaba
ni una gota de apoliticismo o desprecio hacia la libertad polí- al colonialismo en cualesquiera de sus formas, y quien llamó al
tica. . . El democratismo pleno, con la exigencia de una repú- pueblo a la revolución.
blica, el planteamiento directo de la situación de las masas y
de la lucha de estas, la denuncia de la explotación de los tra- El ideario martiano instaba a la lucha diaria por la realización
bajadores y la fe en su razón, en su fuerza, forma parte del de los principios revolucionarios de la independencia nacional.
pensamiento de los demócratas revolucionarios. A estos los une del internacionalismo, de la transformación de la lucha de li-
la ideología de un democrutismo combativo, el planteamiento beración nacional en revolución, de la creación de condiciones
de las tareas de la lucha por las transformaciones democráticas materiales necesarias para la felicidad del hombre.
de las relaciones sociales existentes. La comunidad ideológica
de José Martí y Sun Yat Sen es indudable. ¿Qué relación exis- La doctrina martiana en gran medida preparó a las masas
te entre las ideas de Martí y las de Ghandi? Indudablemente, para recibir la ideología socialista y estableció un puente hacia
existen algunas características generales en la ideología de los el pensamiento científico.
pensadores democráticos; sin embargo, hay también diferen-
Martí, por sus posiciones de clase, por su concepción de los
cias sustanciales entre la ideología y el programa político de
métodos de lucha contra los explotadores, se diferencia marca-
Ghandi y de Martí. Algunos escritores latinoamericanos señalan
damente de Ghandi. Es precisamente en esto en lo que se
que el núcleo central de la ideología de Martí y Ghandi fue el
acerca a los demócratas revolucionarios rusos. Martí se expre-
“cul;o al amor”. En realidad, al igual que Ghandi, Martí enjui-
saja con admiración de Herzen, Belinski y Chernichevski, com-
cia el racismo y el capitalismo. El amor a los hombres, el
partía sus luchas contra la Iglesia y la ideología religiosa, su
deseo de ver una nueva generación de cubanos libres y en
fe en la verdadera fuerza motriz de la historia: el pueblo. Tenía,
condiciones donde imperara el respeto a la dignidad plena del
en suma, sus mismas ideas acerca de la revolución como un
hombre, determinaba el odio que sentía Martí hacia los explo-
medio para transformar el mundo, sostenía la misma lucha
tadores. Y si para Ghandi la sumisión sin la aplicación de la
que ellos contra el racismo y la nacionalidad estrecha. Martí
fuerza era el medio final para la solución de los problemas
ve en Herzen a un gran propagandista que trataba de sublevar
sociales, para Martí este medio era la revolución, la guerra
al pueblo contra sus gobernantes, que lo preparaba para la ine-
justa, la fuerza revolucionaria.
vitable revolución. Para Martí la significación histórica de Her-
zen residía en la defensa que este hacía de los oprimidos y su
Los estudiosos burgueses han tratado y tratan de presentar a
Martí como un poeta a quien le era ajeno el problema de la posición contra los opresores. Martí apoyó la petición del con-
fuerza. Con ello tratan de velar toda intransigencia, todo espí- greso internacional de escritores que se celebraba en Viena
ritu de lucha de clases, ya que según dicen tal violencia “lo des- para que el zar amnistiara a Chernichevski, cuando estaba des-
truye todo y no crea nada”. Pero era Martí precisamente quien terrado en Siberia.
llamaba a expulsar “la sangre mala por las venas abiertas”, El Maestro dedica una atención especial a la obra de Belinski,
fue precisamente Martí el ideólogo y organizador del Partido a quien denomina “acerado crítico” y “Voltaire ruso”. En los
Revolucionario Cubano, quien reconocía que sólo mediante la trabajos de Martí se revela su conocimiento de grandes figuras
lucha revolucionaria se puede terminar con la dominación de de la cultura rusa, como Derzhavin, Koltsov, Lérmontov, Push-
los colonizadores y destruir la causa general del odio: la explo- kin y Gogol, el propio Belinski y el pintor Vereschaguin.
tación, el hambre y la pobreza del pueblo. Martí planteaba-la
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No sólo se interesó Martí por las obras literarias y periodísticas


de los demócratas revolucionarios rusos; analizó, ademas, algu-
nos trabajos históricos y económicos en los que de una forma Rasgos del pensamiento
u otra se trataban cuestiones referentes a las relaciones econó-
micas y políticas y a las tradiciones de liberación nacional exis- democrático y revolucionario
tentes en Rusia. “Rusia”, señala Martí, “padece de cáncer y
solamente extirpándolo se puede curar [ . . . ] el final del siglo
mostrará una gran revolución en Europa”. No se trata de una de José Martí
adivinanza, no es una suposición: es una hipótesis correcta,
que estaba basada en la generalización de los hechos, de las JOSÉ CANTÓN NAVARRO
condiciones reales y en la generalización del desarrollo del mo-
vimiento revolucionario en Rusia y Europa.
Los demócratas revolucionarios rusos resultan cercanos a Martí,
ya que su teoría estaba determinada por las necesidades de la Sin la prédica luminosa de José Martí, sin el ejemplo
práctica revolucionaria. Al mismo tiempo, la poca madurez vigoroso y la obra inmortal de Céspedes, Agramonte,
del desarrollo de las relaciones de producción limitaba en cier- Gómez, Maceo y tantos hombres legendarios de las
ta medida las ideas de los demócratas revolucionarios rusos luchas pasadas; sin los extraordinarios descubrimien-
tos científicos de Marx y Engels; sin la genial interpre-
y de José Martí. tación de Lenin y su portentosa hazana histórica, no
La coincidencia de condiciones históricas y las necesidades del se habría concebido un 26 de Julio.
-..
desarrollo social generaban una comunidad de posiciones de Martí nos enseñó su ardiente patriotismo; su amor
clase (de la representación de los intereses del pequeño produc- apasionado a la libertad, la dignidad y el decoro del
tor) y algunas características generales de la ideología revolu- hombre; su repudio al despotismo y su fe ilimitada en
cionaria, pero siempre conservaban las especificidades, los pro- el pueblo. En su prédica revolucionaria estaba el fun-
damento moral y la legitimidad histórica de nuestra
blemas nacionales concretos que se resolvían en dependencia acción armada. Por eso dijimos que él fue el autor
de la realidad concreta del país. intelectual del 26 de Julio.
El democratismo revolucionario es el predecesor del socialismo FIDEL CASTRO: Discurso pronunciado
científico en Rusia, en Cuba y en otros países. En Cuba, pre- el 26 de julio de 1973
paró las condiciones para que las masas populares, y en especial
el proletariado y el campesinado trabajador, recibieran favo-
rablemente las ideas del socialismo científico. Y no es casual La extraordinaria personalidad de José Martí -el ideólogo y
que los revolucionarios que continuaron la lucha por las trans- dirigente máximo de las luchas independentistas de nuestro
formaciones democráticas de la sociedad, después de la Guerra pueblo en el siglo pasado- ha sido objeto de estudios cada vez
del 9.5 pasaran a las posiciones del socialismo científico. Uno más numerosos y profundos en muchos países. Es difícil en-
de los compañeros de lucha de José Martí fue Carlos Baliño, contrar hoy un idioma al que no se haya traducido alguna de
en quien, como señala Blas Roca, “se unen los predecesores de sus obras, o un escritor destacado que no haya hecho mención
la independencia cubana y los luchadores por ella y el funda- de él, o un luchador revolucionario que no haya manejado al-
dor del partido del proletariado”. gunas de las valiosas armas de su arsenal político e ideológico.
La lógica del desarrollo del pensamiento revolucionario va de Al mismo tiempo, abundan los esfuerzos por ubicar su pensa-
la ideología democrático-revolucionaria a la ideología marxista- miento dentro de tales o cuales posiciones políticas, filosóficas
leninista. En ello también radica la significación internacional o estéticas. De ahí que estimemos conveniente precisar que,
de la ideología martiana. Por eso muchos estudiosos cubanos, al participar en este encuentro, no tenemos tales pretensiones:
soviéticos y latinoamericanos estudian la obra y el ideario de sólo nos proponemos abordar algunos aspectos de la vinrula-
Martí como una fuente de inspiración para nuestra época. ción del pensamiento de Martí con la democracia revolucionaria.
Desde luego que está muy lejos de nuestros propósitos el hacer
comparaciones artificales. Tomamos en cuenta que el concepto
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de democracia revolucionaria no puede circunscribirse a cier-


tas concepciones fijas, estáticas, propias exclusivamente de un imperialismo -en la acepción moderna del término, pues la
lugar y un momento histórico determinados. A nuestro juicio, última fase del capitalismo no se había iniciado todavía; pero
sería erróneo reservar el término de demócrata revolucionario este fenómeno sería abordado necesariamente por los que iban
solamente, por ejemplo, para aquellos que sostienen la misma a actuar a fines de esa centuria o a lo largo de la presente.
plataforma política e idénticas ideas filosóficas, estéticas, mo- No obstante esas obligadas diferencias, los demócratas revo-
rales, etc., que los demócratas revolucionarios rusos de los
lucionarios asumen, por regla general, posiciones comunes ante
años cuarenta del siglo pasado. los problemas políticos y sociales más importantes: lucha con-
No. Se trata de un concepto histórico, que presenta sus parti- tra la opresión nacional, contra la explotación colonialista y
cularidades a tono con las diferencias de lugar y de época, con por la independencia nacional; lucha contra los regímenes auto-
las condiciones específkas dadas. 0 sea, que podemos conside- cráticos, contra las dictaduras sangrientas y por las libertades
rar la existencia de etapas más o menos diferenciadas en el y derechos democráticos del pueblo; crítica del capitalismo
estudio de la democracia revolucionaria. primero, y después, desde fines del siglo pasado, también deí
imperialismo; defensa de los intereses de las masas oprimidas
El pensamiento democrático-revolucionario es un producto na- (campesinos trabajadores, obreros, artesanos) y confianza en
tural en países donde el capitalismo pugna por imponerse ven- ellas. Todo ello, apelando a las vías revolucionarias, aunque con
ciendo trabas feudales, semifeudales -y a veces, como en Cuba, elementos más o menos acentuados de utopismo. Precisamen-
esclavistas-, o donde se dan las condiciones de atraso que te es esa comprensión de la necesidad de la transformación
caracterizan la explotación colonial 0 semicolonial; países en revolucionaria de la sociedad, un rasgo eserrcial que los distin-
los cuales, por las propias condiciones en que se desarrollan gue de los socialistas utópicos.
las relaciones de producción burguesas, sus portadores no son
En el terreno filosófico, la gama de similitudes es más reducida.
capaces de luchar consecuentemente contra aquellas trabas,
Casi siempre explica sobre bases materialistas los fenómenos
inclinándose más bien a la conciliación con las castas y clases
de la naturaleza y el proceso del conocimiento, y no faltan los
que representan el viejo orden.
que avanzan bastante por ese camino en el estudio de la socie-
Entonces, suelen surgir representantes de las clases y capas in- dad; pero ninguno llega a asumir consecuentemente las posicio-
conformes con esa situación, los cuales, a la vez que luchan nes del materialismo histórico.
consecuentemente contra las relaciones de producción caducas,
comprenden la incapacidad del capitalismo para dar solución A nuestro juicio, es dentro de ese amplio marco de diferencias
adecuada a los problemas de las masas. Por ello buscan una evidentes y de posiciones comunes, en el que podemos relacio-
nueva vía -que casi siempre reconocen como el socialismo, nar el pensamiento de José Martí con las ideas de la democra-
superando en muchos aspectos a los socialistas utópicos y cia revolucionaria.
aproximándose al máximo, pero sin adoptar aún la ideología
de la clase obrera. ANTICOLONIALISMO Y PATRIOTISMO REVOLUCIONARIO
Son, por ejemplo, abanderados de la revolución campesina en La condición de colonia en que vivía Cuba en el siglo pasado,
Rusia en la segunda mitad del siglo XIX, o bien organizadores Frenando su desarrollo económico-social y aprisionando en
de la revolución anticolonial y antifeudal en China y otros moldes ya insoportables a la nacionalidad cubana, hacía que
países asiáticos a fines del siglo XIX y principios del XX, o bien la tarea principal de la nación fuera la de conquistar su inde-
paladines de las revoluciones de liberación nacional en países pendencia. Y este objetivo constituía, a su vez, un prerrequisito
del Africa actual, partidarios del desarrollo no capitalista, pero, para acabar con las nefastas consecuencias de la esclavitud
como hemos dicho, sin estar ganados aún para el marxismo- -no abolida hasta 1886-, para liquidar los rasgos feudales
leninismo. existentes en el campo cubano, eliminar los principales obs-
Como en cada nueva etapa se plantean problemas nuevos y táculos que se oponían al desarrollo de las fuerzas productivas
los viejos problemas aún no resueltos se desarrollan en con- y construir una república verdaderamente democrática.
diciones diferentes, se comprende que existan ciertas diferen- No cabe duda de que fue José Martí quien interpretó más fiel y
cias inevitables en la lucha concreta de los demócratas revolu- enteramente esas necesidades y aspiraciones de la sociedad
cionarios de un tiempo y de otro. Por ejemplo, los que vivieron cubana.
a mediados del siglo XIX no podían pronunciarse acerca del
,
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por el pueblo norteamericano y por sus representantes más


En esa batalla, él no representó los intereses ni las ideas de la legítimos. Recordemos aquella frase suya: “Amamos a la patria
burguesía criolla, ni siquiera los de su ala liberal. Si esta había de Lincoln tanto como tenemos a la patria de Cutting”.’
desempeñado, en general, un papel progresista hasta la primera
mitad de la pasada centuria, perdió ese carácter en el transcurso En su lucha perenne por la libertad, se manifiesta constante-
de la guerra de 1868 a 1878 y se convirtió en una fuerza con- mente su espíritu internacionalista. Más que el representante
servadora, objetivamente contrarrevolucionaria, en el periodo de una colonia que combate por su liberación, es el aban-
de preparación y desarrollo de la guerra liberadora de 1895- derado de todo un mundo que pugna por sacudir el yugo colo-
1898. Ya para entonces, buscaba una conciliación con Espalia nial o semicolonial. Para él, “patria es humanidad” (En casa”,
o iniciaba su largo y abyecto maridaje con los monopolios O.C., t. 5, p. 468), y consecuente con esta concepción, alza su
norteamericanos. palabra de denuncia y combate contra las potencias colonialis-
tas de su época, y expresa la solidaridad de los revolucionarios
Martí, por el contrario, surgido de las capas medias de la so- cubanos con los pueblos que pelean por su redención en cual-
ciedad, supo encarnar los intereses de los sectores más radi- quier rincón del planeta. La palabra martiana es, con la de
cales de la misma y convertirse en el ideí;logo, el organizador Cuba, la palabra de nuestra América india y mestiza. Ella dice
y el dirigente de todo nuestro pueblo en la lucha por su inde- al mundo que aquí no peleamos por la libertad cubana sola-
pendencia plena, por su libertad y felicidad, por la justicia y mente, que “peleamos en Cuba para asegurar, con la nuestra, la
el progreso social. independencia hispanoamericana” (“En casa”, O.C., t. 5, p. 375).
En este sentido, hay una indudable afinidad entre nuestro Es la palabra que condena a los colonialistas ingleses por
eximio líder independentista y los destacados demócratas re- tener “un tacón clavado en la boca de Irlanda y una rodilla
volucionarios que lucharon por la independencia de sus patrias metida en el corazón de los cipayos” (“De Nueva York”, O.C.,
respectivas, como Dombroswki y Wrobleski, en Polonia, Pe- t. 12, p. 240); que exalta la lucha prolongada y heroica de los
töfi, en Hungría, Sun Yat Sen, en China o aquellos que, desa- anamitas o del pueblo avasallado de Cambodia; que recuerda a
fiando la reacción zarista, defendieron la independencia de la “Polonia insigne que tampoco ha rendido la bandera”, “la
Polonia contra la opresión ejercida por su propia patria, la Polonia conmovedora y heroica de 1832 y 1863” (“Roloff”, O.C.,
Rusia imperial. t. 4, p. 401); que rechaza la acción bandidesca de los Estados
Unidos sobre Samoa y Hawaii, en 1889 y 1890; que alienta el
Desde luego que la época en que cuajó la talla de líder dc espíritu de rebeldía de los pueblos árabes contra sus opresores
Martí y las condiciones político-sociales en que desarrolló su europeos; que desenmascara la falsedad de la llamada “misión
lucha, fueron factores que le permitieron radicalizar singular- civilizadora” del colonialismo.
mente las concepciones anticolonialistas existentes y sental
importantes premisas para hacer frente al imperialismo, des- Ningún combatiente por la independencia en el mundo repre-
tacándose como el genial conductor que convirtió esas justas sentó mejor que Martí los anhelos y necesidades de su pueblo,
y avanzadas ideas en una formidable fuerza material en la ni tuvo, a la vez, un sentido más universal de su lucha.
batalla por la independencia de su pueblo.
ANTIMPERIALISMO
Además, Martí no libra ese combate bajo la bandera del nacio-
nalismo burgués, sino del patriotismo revolucionario. Compren- Ahora bien, Martí no es sólo un consecuente luchador contra
de que la lucha del pueblo cubano no va dirigida contra los es- el viejo colonialismo. Coincide su acción liberadora con el p.e-
pañoles en general, sino contra los colonialistas. Trata de unir ríodo de nacimiento y despegue del imperialismo, y realiza la
tras la causa de la independencia de Cuba incluso a los hijos mayor parte de su actividad en los Estados Unidos, país donde
de la Península que en nuestra tierra sufren, igual que los ese fenómeno se desarrolla aceleradamente. Y aunque, por no
cubanos, la opresión y explotación de la metrópoli. Para él, dominar el materialismo histórico, carece del instrumento idó-
los oprimidos de todas las nacionalidades son hermanos en su neo para descubrir en toda su profundidad el incipiente fenó-
lucha contra el yugo opresor.
1 Jos6 Martf: “Vindicacih de Cuba”, Obras completado, La Habana, Editorial Nacional
Es la misma idea que lo conduce a condenar con toda energía de Cuba,
de Josb
1963-1%5.
Martl,
t. 1, p. 237. (En lo sucesivo,
se rcmitilán a la mencionada
las citas
edkibn
que se refieran
de sus Obras
a la obra
completas.
las injusticias y afanes de conquista de las clases dominantes IN. de la R.1).
de los Estados Unidos, mientras expresa, a la vez, su amor
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ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS RL4RTI:\NGS 97
- ~~

meno imperialista, cuenta con extraordinaria sensibilidad, luchador?s independentistas suele hai;;r -como los habu ~11
aguda inteligencia y honestidad a toda prueba, cualidades que
nuestro país- elemento5 COIlSei-vadores, c‘ incluso l-c‘aCcic;:ik-
le permiten apreciar algunas características del imperialismo,
rios, ajenos a los intereses y anhelos de las masas populares.
denunciar los peligros que este supone y señalar vías adecua-
das para enfrentarlos. El caso de Alarti c’s, dcsdc ~LW~O, 1-adicalr-n~!;!~ distinto. s:i:
concepciones wnst itu!.en Irc fLlll~!,?,~ll~ilt~Ció~~ tdúrica de la I’c-
Pese a que el imperialismo/no ha alcanzado aún su plenitud
\-oluc.ión democrtitica, a la que SC‘ entrega tot;ilmentt: cun ;,I:!la
Martí observa certeramente la concentración de la producción
y del capital, que conducen a la formación de los monopolios, y conciencia de que, como ha ocurrido en muchos casos yu- 21
conoce y cita, no basta con k[Tarantizar la independencia nacic:lrll
denuncia claramente el papel de estos; comprende el signifi-
para lograr con ello la democracia. Independencia es una c’:..a
cado del capital sobrante (él usa los términos de “capital deso-
v revolución otra, afirma categóricamente, >- :ld\iertc qac !a
cupado” y “capital ocioso”); se refiere a la aparición de una
independencia sería más temible que deseable si diera paso a
oligarquía finan:ciera (él habla de una “aristocracia pecuniaria”)
y a la exportación de capitales, y enjuicia la pelea por el reparto una nueva tiranía (Cf.: “Autonomismo e indcpcndencin”, O.C.,
del mundo entre las potencias rivales. Rasgos que expondría t. 1, p. 355). En una ocasión le dice claramente a Carlos &liÍ%J:
Lenin décadas después, como resultado de un estudio más “LLa revolución? La revolución no es la que vamos a iric:iar en
acabado y con absoluto rigor científico. la manigua, sino la que vamos a desarrollar en la wpúblics”
(Instituto de Historia del Movimiento Comun;sta y de la Revo-
Martí ve en el imperialismo norteamericano el peligro mayor lución Socialista de Cuba: Mella. Documentos y ar!í:.lrlos, LLI
para nuestra América, y particularmente para Cuba. Y lucha Habana, Ed. Ciencias Sociales, 1975, p. 269).
activamente contra él, poniendo en guardia a los demás pue-
blos latinoamericanos. Aunque la guerra que organiza está 0 sea, que Martí no veía la independencia como LI:-: fin cn ~1,
dirigida contra el poder colonial de España, sabe que es mucho sino como un primer paso indispensable para erigir u;a re+-
más temible el poderoso vecino agazapado al norte de la Isla, blica democrática, libre de toda la herencia reaccionaria, anti-
y advierte pocas horas antes de morir que todo cuanto ha popuIar y burocrática de la colonia. Y en esa república, 13s
hecho y hará comporta una finalidad esencial: “impedir a tiem- masas serían el factor esencial.
po, con la independencia de Cuba, que se extiendan por la
Como Chernichevski, para quien el pueblo es el sujeto de la his-
Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre toria, Martí advierte desde muy temprano: “Ignoran los cl&-
y;sp,;$rras de América” (Carta a Manuel Mercado, O.C., potas que el pueblo, la masa sufridora, es el verdadero jefe
* > * de las revoluciones” (Cuaderno de apuntes, O.C., t. 21, p. 108).
Creemos, pues, que es totalmente justo considerar a José Martí Y cuando comienza a organizar la insurrección afirma: “Del
como el primer líder concientemente antimperialista de la in- pueblo es la guerra, y hay que ordenarla de modo que no de-
dependencia americana. Es más, su agudeza al apreciar el fraude al pueblo (“A Francisco María González”, O.C., t. 1, p.
fenómeno imperialista, la naturaleza bárbara y expoliadora del 347). Está totalmente convencido, por la experiencia de la gue-
mismo, su cabal comprensión de la táctica correcta para la rra anterior y por su espíritu genuinamente democrático, de
lucha contra el colonialismo y el imperialismo -en primer que la revolución a que aspira jamás podrá lograrse si se le
lugar, su temprana y genial concepción de un virtual frente pretende conducir con métodos personalistas, sobre la base
popular de liberación nacional-, y el modo de llevar a la prác- del caudillismo y el elltismo.
tica sus ideas y tácticas, constituyen preciosas experiencias v Por eso crea una organización -el Partido Revolucionario Cu-
enseñanzas para los luchadores contra la opresión y explotación bano- en que se conjugan la disciplina indispensable a una
imperialistas, todavía en el mundo de hoy. empresa de tal envergadura, con la democracia que obliga LI
los dirigentes a pensar y actuar en función dr los dirigidos. ES
DEMOCRATISMO el primer partido político que se organiza en este continente
para dirigir la lucha por la independencia nac’onal; un partido
Pero solamente la categoría de luchador anticolonialista Y an- que aspira, según su fundador, a unir, “en disciplina estrecha
timperialista, con todo su extraordinario valor, no sería sufi-
y democrática a la vez”, a todos los que, sin distingos de razas,
ciente para permitirnos calificar el pensamiento de Martí como
credos ni nacionalidades, están interesados en tener ima patria
democrático y revolucionario. Sabemos que en las filas de los
libre.
-
ANCARIO DEL CENTRO DE EST‘t DIOS MARTIAKOS 99

Como ha erpresado. cn relación con ssc partido, el jefe 1. guía


de la Rel.olucion Cubana, Fidel Cas!.-c, “esta idca, iuc parale- tampoco lo habían comnrer,dido los dcmosratas r-cvoluciona-
Iamcnte desarroll(j !ambicn Lenin para IIe\-ar- ;l cabo 12 re\-olu- rios dc otras latituc!cs. la misiGn hihtoricn del prole;a<iado. Sin
ción socialista en ;! viejo iinperio clc los lares, ~5 mini: de los embarso. al conttmplar la aguda lucha dc clases que estalla
mis admirables aForte% de Alarti ii! pc’nsami?nto cn lo; Es;ndo% mido<, pronostica: “.Aquí, donde los trabaja-
i,CJli:i;U”
(Il!-
fc)rtnc cer7:t.al al Priitzeu Corigreso del PCC). dores son fU::rtcs, lucharan >- \-dncerán los trabajadores” (“Car-
ta de Nueva York”, O.C., t. 9, p. 277). Y a! hablar de la masa
Martí c>.xplica que la iirlportancia de las Bases \ Estatutos del laboriosa que desde la miseria digna y cl trabajo creador cons-
Partido radica fundamentalmente en cl hecho & que: =I pueblo tituye el venero del torrente circulatorio, SC expresa en esta
es el sustento de la organización. Y afirma que con ello procu- forma: “Esta es In turba obrera, el arca de nuestra alianza, 2.1
ra “desde la raí/. salìar a Cuba de los peligros de la autorid::cI tahalí [ . . .] donde se ha guardado la espada dc Cuba” (“Dis-
personal y de las disensiones en que, por la falta de la inter- curso en el Liceo Cubano, Tampa”), O.C., t. 4, p. 278).
vención popular y de los hábitos democráticos en su organiza-
ción, cayeron las primeras repúblicas americanas” (“Al pre- Nada de extraño tiene, pues, que confíe a Carlos Baliño ---obre-
sidente del club Josti María IHeredia”, O.C., t. 1, p. 458). ro tabaquero, pionero del marxismo en nuestro país y fundador.
junto con Martí, del Partido Revolucionario Cubanc- una
Cuando se acerca la hora decisiva, observa en la dirección del inquietud y un mandato que el propio Baliño dio a conocer
movimiento a hombres que no comparten “la vasta humanidad con estas reveladoras palabras:
y el ánimo republicano” de los principales jefes de la revo-
lución; hombres cu?;os intereses y ambiciones pueden hacer Hay miles de obreros aquí y en la emigracibn [ . .] que
necesarias nuevas guerras en la república. Y previendo esta recibieron de labios del Maestro el encargo supremo de
posibilidad, le escribe a Fermín Valdés Domínguez, su herma- velar siempre para que no se conculcaran en Cuba los
no de estudios y de luchas: “Juntos, probablemente, moriremos derechos populares. Cuando aquel paladín de la libertad,
en el combate necesario para la conquista dc la libertad, o en que a alguno no gustaba por sus tendencias socialistas,
la pelea que con los justos y desdichados del mundo se ha de tenía como la visión profética de su martirio, solia decirnos
mantener contra los soberbios para asegurarla” (“Discurso en a los obreros: Todo hay que hacerlo después de la inde-
honor de Fermín Valdés Domínguez, en el salón Saeger’s, Nueva pendencia. Pero a mí no me deja&1 vivir. A vosotros os
York, O.C., t. 4, p. 325). tocará como clase popular como clase trabajadora, de-
fender teflaznzente ltu conqtlistas de Za revolución. [La Voz
Porque, al igual que los demócratas revolucionarios de otros
países y épocas, Martí tuvo una fe inquebrantable en Ias masas, Obrera, La Habana, 5 de agosto de 1906, p. 11.
en los humildes, en los trabajadores. Aunque, lógicamente, re-
clama la unidad más amplia y más sólida para su empeño libe- LUCIIt\ CONTRX EL RACISNO Y PCIZ LOS DERECHOS DEL NEGRO
rador, y no obstante sus advertencias sobre el peligro que
para esa unidad representaría el estallido de una guerra ‘de Uno de los rasgos que mejor caracterizan el ideario democrá-
clases, cuando funda el Partido va a buscar su sustentación tico y socialmente avanzado de Martí es su posición radical,
en los talleres de tabaquerías. Está seguro de que, como afir- totalmente correcta, en relación con la discriminación del negro.
ma, “la tribuna de la verdad se mantendrá siempre, cuando La esclavitud se abolió en Cuba, como hemos dicho en 1886;
todas las demás tribunas caigan, por la fuerza v la fe de Ios pero la explotación y opresión brutales de la población negra,
%tjos del trabajo” (“Discurso en Hardman Hall, “~NL~zT;;~Yor?.;“. la bárbara discriminación a que se hallabr: sometida (en 10
O.C., t. 4, p. 302). económico, social, político, cultural, etc.) y las cah:mnias más
infamantes que sobre ella se descargaban, no menguaron COI~
Cuando funda e! periódico Patria, vocero del Partido y de !a la abolición.
revolución, cita los factores patrió:ico:; que moverían su pluma,
y destaca entre ellos. para que no hada dudas, la fe en los hrr- Es necesario señalar, además, que esa aS>-cc;a política de dis-
mildes. criminación no era caracierística cscicsilca de la camarilla co-
lonialisia españoia ni de las capa s más aristocráticas y reaccio-
Es .cierto que, como Belinski, solía mezclar los conceptos de narias de la burguesía y l~,~s terratcnientcs cubanos, sino tam-
slase obrera y masas oprimida< -, sin llegar a comprender, como bién de la burguesía liberal. Es más, los prejuicios antincgros
ANCARIO DEL CENTRO DE ESTL'DIOS hMRTL4NOS 101

’ h,î~>íc\rl lOSJt.ado inocular- -como resultado de u~la continua Coc idtktico valor !. justeza enfrentó Martí otros asp,Jctos del
;‘i;t ?o: de propaganda y educación que duró siglos- en las capas misa;?0 problema, lo que !iamG “la cuestión toral”: la respuesta
medias y hasta CR sectores humildes de In población blanca. a la cterna pregunta sobre si él pc‘rmitiría el matrimonio dc
‘;u hija blanca con un hombre negro. Responde firmeme~tt~ que,
En fin, cn la sociedad de blancos cubanos se nw;!c;aban, con de presentarse esa situación, él tendría la sensatez y e! valo
rcspccto 31 ne gro, por aquella época, el menosprecio, la descon-
de airontar el aislamiento social y de consentir en esa u!lión.
fianza, cl miedo y otras manifestaciones discriminatorias. Y el Expresa que “el matrimonio no es un derecho dc cada hombre
dirigenic político que, en esas condiciones, se aireviesc a asu-
sobre cada mujer, sino la unión voluntaria de dos seres de di-
mir la defensa de los derechos democráticos ‘; humanos del ne- verso sexo”. De modo que cuando existe la mutua adhesión,
gro, se exponía a pcl.der su ascendencia sobrr, la poblaci<in la voluntad libre a la vez de los seres de un color y los de otro,
blanca del país. exisiirá la condición esencial del matrimonio, y se hará en la Iey,
Pues bien, Martí supo encarar ese dificilísimo problema, cn porque ya está hecho en el orden del espíritu y en el tribunal de
todos sus aspectos, con absoluta justeza, aguda inteligencia ? la naturaleza.
extraordinario valor.
“La fusión de las dos razas se ha hecho”, agrega Martí, “y se
Comprendió que, en un país donde las masas negras consti- continuará haciendo”. Y vinculando SLZ concepcibn de la igual-
tuían la tercera parte de la población y donde habían aportado dad de razas con su fe inquebrantable en las masas humildes,
decenas de miles de vidas en la lucha por SLI liberación social se hace esta pregunta: “; Por dbnde empezará la fusión?” Y él
y nacional, no podía hablarse de integración de la nacionalidad mismo se responde:
cubana ni aspirarse, con posibilidades de victoria, a una patria
libre e independiente, sin que los negros se incorporaran jun- Por donde empieza todo lo justo y lo difícil, por la gente
to a los blancos, con plena igualdad de derechos, en los ejkci- humilde. Los matrimonios comenzarán entre las dos razas
tos liberadores. Y grande habría de ser su lucha contra los pre- entre aquellos a quienes el trabajo mantiene juntos. Los
juicios raciales, incluso dentro de las propias filas indepen- que se sientan todos los días a la misma mesa, están más
dentistas. cerca de elegir en la misma mesa su compañera, que los
Ahora bien, la vehemente defensa que hizo Martí de la igual- que no se sientan nunca en ella. De abajo irán viniendo
dad plena de negros y blancos, no constituye sólo la expresión de esa manera [G~~VZFFZU, La Habana, 28 de enero de 1978,
de una táctica política acertada. Es igualmente el resultado P. 21.
natural del análisis científico que él hizo, J’ que lo llevó a ex-
presar. Estas ideas, en la Cuba colonial del siglo pasado, sólo podían
ser concebidas por un marxista o por un representante del
No hay odio de razas, porque no hay razas. Los pensado- má- genuino pensamiento democrático revolucionario.
res canijos, los pensadores de lámparas, enhebran y reca-
lientan las razas de librería, que el viajero justo y el ob- GUERRA DE LIBERACIÓN Y LUCHA DE CLASES
servador cordial buscan en vano en la justicia de la natu-
raleza, donde resalta, en el amor victorioso y el apetito Un aspecto muy discutido es la posición de Martí en lo que
turbulento, la identidad universal del hombre [ . .] Peca atañe a la violencia revolucionaria. Él, que predicó desde su
contra la humanidad el que fomente y propag,ye la oposi- infancia la violencia como vía de los pueblos subyugados para
cir;n v el odio de las razas [“Nuestra -4mérica , O.C., t. 6, librarse del yugo opresor (recuérdese, por ejemplo, su obra
Po 32j. .Ibdaln), demoró muchos años en comprender, sin embargo,
la necesidad de la violencia revolucionaria para resolver las
Sobre ia base dci anjlisis objctivu, considera un crroï sociolO- contradicciones sociales. Hasta mediados de los años ochenta
glso cl conside:-c.r inf:,riot- a un purb!o o raza por el hecho cle se pronuncia a menudo por la conciliación de clases, y esa es
que se encuentre e:~ Q:IO dc los cst2dios inferiores de su c.1~~ rma dc las razones que lo impulsa a simpatizar con la Noble
arrollo. Y rcbatc cn el orden científico las teorías racistas del Orden de los Caballeros del Trabajo. Como Herzen, aspiraba a
sociií!ogo francés Le Tourneau y de otros portadores de simi- ganar, mediante la prédica, a ricos y pobres, a patronos y
lares ideas oscurantistas y reaccionarias. obreros.
102 ANCARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIA!!OS
__ . - - ~.~

En 1883, con motivo de la mueric de Carlos Alar\, le critica quz


“anduvo demasiado de prisa” ì- que no le buscó ~~I~n~~~ti~u b:ctn-
do al daño”. So obstante, su artícuio rebosa simpatía ha:/,2
cl fundador del socialismo cientlfico, dc quien dijo q:lt> “~‘s:II-
dió 105 modos de ncentar ai mlwdo -obre r.uc~-as baos. ;. ci:>-
pcrt8 a los dormidos, >- les enseñó ~1 modo de echar 3 iii.. r;:
los puntales rotos”; “que no fue sólo mo\.cdor tit6nico J< i;!.,
cóleras de los trabajadores europeos. sino \wdor- profundo cn
la razón de las miserias humanas, >. cn los debtinos de los i;onl-
bres, y hombre comido del ansia dc hacer bien”. Y señallj:
“Como se puso del lado de los dcbiles, merccc honor” (“Carta
de Martí”, O.C., t. 9, p. 388).
ejemplos: su condenación a muchas de las injusticias del r&ri-
men capitalista; su crítica del papel elnbrutecedor v reaccioiã-
El contacto con las grandes batallas que se libraban en los Es-
rio de la religión; su justa censura al anarquismo,” inc!u,vendo
tados Unidos entre capitalistas y obreros, así como las expe-
una correcta valoracibn de !a lucha política y del patriotismo
riencias que adquirió en la difícil tarea de organizar a los cuba-
revolucionario; SL~ rechazo al liberalismo; sus ideas avanzadas
nos para la guerra necesaria -tarea en la que pudo comprobar
en relación con la educación L’ contra lo que hoy llamamos “co-
muchas de las insondables diferencias de intereses, de com-
lonialismo cultural”; la posiiiva evolución de sus ideas acerca
prensión y espíritu de lucha entre explotados y explotadores-,
de la propiedad privada de los servicios pìíblicos; la tierra \’
le ayudaron a comprender la necesidad, en determinadas crin- otrw medios de producción; su concepción revolucionaria de
diciones, de la violencia de clase. la literatura y el arte; sus geniales rasgos de razonamiento dia-
léctico; sus simpatías hacia los socialistas de los Estados Unidos
Así, al analizar el criminal proceso seguido contra los o::hu y su alta estimación por Carlos Baliño; su adhesión al núcleo
anarquistas de Chicago en 1886-1887, justifica que los traba- materialista de la teoría de Darwin sobre el origen de las espe-
jadores, cuando agoten el recurso parífico, acudan al remedio cies; sus simpatías hacia los clecembristas y hacia los demócri-
violento. tas revolucionarios rusos, así como su cõndenación reiterada
de la autocracia zarista y sus referencias críticas de la reforma
Más tarde, al defender la idea correcta de que “es lícito y ho- campesina de 1860.
nesto aborrecer la violencia y predicar contra ella mientras
No es casual, pues, que lo medular del ideario martiano penna-
haya modo visible y racional de obtener sin violencia la justicia
indispensable al bienestar del hombre”, advierte justamente, neciera totalmente olvidado durante casi sesenta años por
los gobernantes de la república neocolonial, sometidos por en-
sin embargo, que cuando no es posible lograr ese objetivo sin
tero al imperialismo norteamericano y a la oligarquía burgués-
la fuerza, “0 es ciego el que sostiene, contra la verdad hirviente,
latifundista. Ni es casual que, pese a la frustración del &eño
el modo pacífico; o es desleal a su pueblo el que no lo ve, y martiano, la estatura del ilustre prócer se agigantara en el de-
se empeña en proclamarlo” (“Ciegos y desleales”. O.C., t. 2, p. cursar de los años en el respeto y el cariño de su pueblo.
215).
Es que las radica!e- 3 idcas dc Martí, sin Ilctgar, como hemoh
Martí se burla del temor de los liberales a que de la re~:oiuciw repetido a las posiciones del marxismo, se oponían diametral-
surja la anarquía, y dándonos un buen ejemplo de análisis dia- mente a las concepciones e intereses de las minorías explotado-
léctico, proclama la necesidad del choque violento al definir La ras y significaban la más selw-a condenación de nuestra socie-
revolución como “una de las formas de la evolución, que lle+ (1 3~: !lc~.~!:oioniai -rìr?:ítesis dc la república martiana-, mien-
i:~as. pJ1- :jii‘O IaLiO. COlIStituian JIlagllíf~co 3bmo dc eSta tiel.iYI
a ser indispensable en las horas de hostilidad esencial, para
que en el choque súbito se depuren y acomoden en condiciones i~-‘eiin Pa!‘:! que ~~erii:inara
- triunfalmente en ella la semilla de la
definitivas de vida 10s factores opuestos que se dcsenvt:.elvèn revolución.
en común” (“Discurso CII conmemoración del 10 dc octubre d1: En el pensamiento de Jose Martí se inspiró el destacado inte-
1868, en cl Masonic Temple, Nueva York”, O.C., t. 4, p. 22 i3. lectual cubano Diego Vicente Tejera para crear, todavía en
.. ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
104 ANlh,RIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
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Por todo ello, podemos afirmar que si los demócratas revolu-


1899, el Partido Socialista de Cuba, de carácter evidentemente cionarios rusos fueron, como acertadamente se ha dicho los
utopista, pero con un programa popular, democrático, e inspi- predecesores de la social democracia revolucionaria en la patria
rado en la comprensión de que el proletariado necesitab.2 upL de Lenin, nosotros, con orgullo sano de martianos y de marxis-
partido propio, independiente, un partido de clase. tas, podemos considerar a José Martí, gracias a su talla cimera
de Jíder independentista y antimperialista y a su pensamiento
Del pensamiento dc Martí tomó Carlos Baliiío su cont<nidc.: democrático y revolucionario, como predecesor de los comba-
profundamente democrático y revolucionario y lo unió con las tientes más heroicos y avanzados de nuestra historia republi-
grandes ideas del socialismo científico, para fundar las prime- cana, como predecesor, incluso, de los marxista-leninistas cu-
ras organizaciones marxistas de nuestro país a partir de 1903, banos.
y para sostener hasta su muerte la causa de la clase obwra >
el pueblo. 17 de enero de 1980

En el pensamiento de Martí se inspiraron Julio Antonio -Molla


y aquellos jóvenes que, al comenzar los años veinte, protagoni-
zaron -junto al movimiento obrero organizado- el despertar
de. la conciencia democrática y antimperialista de nuestro
pueblo.

En el pensamiento radical de nuestro Héroe Nacional se basG


el primer Partido Comunista de Cuba para expresar el mismu
día de su fundación, el 16 de agosto de 1925: “Con la ensefianza
de Lenin, hagamos una realidad el postulado ideológico de
Martí adaptado al momento histórico: con todos y para e! bien
de todos” (Lucha de CZases, La Habana, 16 de agosto de 1925,
p. 3). Y fundiendo en uno solo objetivo las ideas patrióticas con
las internacionalistas, la aspiración a la independencia nacional
plena con el anhelo de emancipación social de todos los oprimi-
dos y explotados, pelearon y cayeron a partir de entonces miles
de revolucionarios cubanos.
E inspirados en el ejemplo de rebeldía sin mengua de José Martí,
en su ideario de libertad y de justicia, iniciaron los héroes y
mártires de la epopeya del 26 de julio de 1953, bajo la guía
suprema de Fidel Castro, la última etapa de lucha por nuestra
total y definitiva emancipación. Con toda razón, ante una pre-
gunta del tribunal que lo juzgaba, pudo contestar certeramente
Fidel que el autor intelectual del asalto al Moncada había sido
José Martí.
La grandeza y las enseñanzas sublimes de Martí est%n asI pre-
sentes en el primer programa de la Revolución Cubana en su
última etapa: el de La historia me absolverá. Su nombre glorioso
encabeza documentos trascendentales de la RevoluciGn, como
las dos Declaraciones de La Habana y nuestra Constitución so-
ciaIista. Y su espíritu está presente en cada una de las medida>
y leyes revolucionarias, en el aliento de los que combaten, en
la razón de los que han caído, en toda la obra de una revolución
que ha cumplido por primera vez y definitivamente su mandato.
106 ANCARIO DEL CESTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
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tc.rio 1. cl rnilugro), Mella calificaba de ultrademocrático el Pro-


Sobre el concepto leniniano grama del Partido Revolucionario, en 1948, y en base a una
similar percepción, Blas Roca calificaba al PR de “partido
del término c xiremo”, en tanto que llamaba
cal”. El mismo término -revolucionario
a Martí “revolucionario
radical-
radi-
emplea Car-
los Rafael Rodríguez en 1953, en tanto que en 1972 insistirá
demócrata revolucionario cn que Martí fue una “nueva fuerza revolucionaria en su tiem-
po”. Por su parte, en 1975, Armando Hart llama a Martí “pre-
cursor de los revolucionarios radicales”, y, empleando ya el
CARLOS BLANCO AGUINAGA término leniniano que da el tema de este simposio, habla de
“su idea democrática revolucionaria”.1
&n ánimo de excluir otras contribuciones a esta búsqueda de
Cualquier intento de precisar en qué consistió el genio particu- definición de lo característicamente martiano, recordamos que
lar de Martí, cuál es la esencia de su legado histórico, parece también Valentina Shíshkina y Roberto Fernández Retamar
desmerecer ante la extraordinaria evidencia de su vida y obra. hace ya algún tiempo que vienen proponiendo la categoría de
*‘demócrata revolucionario” como la más adecuada para enten-
Todo en Martí -su talento y su temple; su revolucionario len-
der, a una vez, lo que distingue a Martí y lo que le une al resto
guaje; la relación tan natural y, a veces, sin embargo, contra-
del pensamiento revolucionario universal. Por extensión -dada
dictoria entre su pensamiento filosófico y su praxis-, todo en Ja particular situación colonial en que se desarrollan su obra y
él parece conspirar contra cualquier intento de definición, su guerra- se propone que también podría considerarse a Martí
puesto que toda definición ha de encerrar lo específico y ha de como “nacionalista revolucionario”, según este término quedó
ser a la vez, por fuerza, comparativa. definido en julio de 1920 en el Segundo Congreso de la Interna-
El problema así planteado no tiene por qué interesar o haber cional Comunista,
interesado a los intérpretes burgueses de Martí, quienes si, por Se encontraría así José Martí ya no en incomparable soledad ni
un lado, se conforman con apelar a vagas generalidades (huma- exclusivamente en la compañía americana de un Bolívar o’ de
nismo, patriotismo, sentido de la justicia, de la libertad, etc.), quienes le preceden y acompañan en la lucha por la independen-
por otro -y es precisamente lo suyo- pretenden en ultima cia de Cuba, sino, además -en lista de todos conocida-, junto a
instancia resolverlo todo recurriendo a la categoría idealista de un Chernichevski, un Petöffi, un Sun Yat Sen. . “La familia
ío genial incomparable. que le corresponde verdaderamente”, según la expresión de
Fernández Retamar.
Ha sido, en cambio, antigua preocupación del pensamiento
revolucionario cubano entender a Martí en su historia, precisar Se entiende, desde luego, que cuando así se propone la inclusión
cuál es la relación dialéctica entre lo que le distingue y lo que de Martí en esa gran ” familia”, no solo no queda excluida su
particular circunstancia hispanoamericana y cubana, sino que
le une determinantemente a su tiempo, para entender así qué según ha indicado aquí mismo Valentina Shíshkina ha dé
es, de hecho, lo que hace que Martí se encuentre en la avanzada quedar también claro que no debemos de ninguna manera supo-
de su tiempo y en los orígenes mismos de la Revolución. Se trata ner identidad entre los varios individuos o movimientos a los
-según lenguaje de Raúl Roa- de “rescatar” a Martí para eI cuales, a partir de Lenin, calificamos de “demócratas revolucio-
movimiento revolucionario. narios”.
La cuestión está planteada por lo menos desde que Mella se Excluido, pues, tal reduccionismo, resulta inevitable preguntar
preguntaba ya en 1926 por “el misterio del programa ultrade- de entrada: cqué * es, entonces, lo que a través de los tiempos y
mocrático del Partido Revolucionario”, por “el milagro” que de condiciones históricas tan diversas, puede permitirnos unir
significó en ese Partido “la cooperación estrecha entre el ele-
1 Con excepción de la primera referencia a Carlos Rafael Rodríguez, que se encuen-
mento proletario de los talleres de la Florida y la burguesía tra en su ensayo de 1953 ” Martí, guia de su tiempo y anticipador del nuestro”
nacional”. Si en aquel artículo de 1926, y en busca de lo que cogido ey José Ma~ií, guíc y ~otnpniiero (Centro de Estudios Martianos, 1979),’ :$
<lemás termInOs IOh emp!enn los autores citados en los artícuios correspondientes
hacía de la obra de Martí algo mucho más avanzado que la de rrcogIdw en btcte er;Íoqrtes >mxus~as sohe los.4 Martí (La Habana, Centro de Es-
cualquier liberal progresista de su tiempo (ahí estarían el mis- tudios Martianos, 1978).
ASIIARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS \lARTIANOS
308 ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS hURTIA!‘IOS -- -~ _ __ ______ - 109

de re1 CSOS resultados en cl contesto gcnrral dc lu


como en una gran “familia” a figuras tan extraordinariam*:ntc qui: pl:rcz Lrrzilz significaba ese termino -10 que erige, ine\.ita-
originales como Chernichevski, Petöffi, hlartí o Sun Ya: S,n !. blemente, que nos preguntemos cómo, por que y con que provec-
a los movimientos que representan o reflejan? Y ique puede de- ciones empleó Lenin el tCrmin0 dell2ócl-arn retolrlcio;zciriui. ‘i-
cirnos de Martí su inserción en tal “familia”? puesto que mucho medito Lcnin en este contexto sobre el siuni~
Aun a sabiendas de que repetimos algunos aspectos dc la CWS- ficado de la vida y. la obra de Chernichevski, calificándole pryci-
tión ya explicados aquí mismo por varios de los ponentes, no samentc de demócrata revolucionario, nada mejor que tomar al
importará, quizás, empezar por recordar y resumir de entrada (‘ran publicista v revolucionario ruso como fiwra clave de una
las respuestas más generales y de todos conocidas a la primera Eosible explicación comparativa que nos permrta entender hasta
pregunta. qué punto puede o no extenderse cl significado del termino.

1. En los procesos de cambio que les tocó vivir, los llama- Chernichevski, bien se sabe, fue un materialista tenaz \’ militan-
dos demócratas revolucionarios llevaron o intentaron te. Cierto que Plejanov -por ejemplo- encontrabaUmás que
llevar hasta el extremo las posibilidades que Lenin Ila- rasgos de idealismo en algunos de sus estudios históricos, y que
con cierta chocante machaconería, insiste en calificarle de sor
maría “verdaderamente demócratas” de sus particula-
res circunstancias. cialista utópico -con lo que se nos remite a una cateaoría
engelsiana de significado básicamente negativo-. Ha de &tar-
2. Todos ellos fueron periféricos a los que serían o eran se, sin embargo, que tal insistencia es particularmente caracte-
ya en su época, los países del capitalismo avanzado, y rística de la segunda edición de su libro sobre Chcrnichevski
fueron también, por tanto, ajenos a los orígenes, evolu- (1910), cuyas correcciones (exclusiones y añadidos) a la primera
ción e impacto directo e inmediato del marxismo (o so- edición, por ser ya del Plejanov menchevique, van muy especial-
cialismo científico) . mente dirigidas a criticar en Chernichevski un “idealismo” que
-según Plejanov- se revela especialmente en su idea de la his-
3. Así, los demócratas revolucionarios pueden ser pre- toria y, más concretamente, en la idea de que las “gentes me-
marxistas (como Petöffi) ; desconocedores del marxis- jores” eran las que elevaban la conciencia de las masas, prepa-
mo en pleno marxismo (Chernichevski); ajenos al mar- rándolas así para los “saltos” revolucionarios’. Puesto que los
xismo, e incluso negadores en alguna ocasión de aspec- bolcheviques podían encontrar ahí un antecedente de su propia
tos centrales del mismo en el momento definitorio del
idea sobre el Partido y la revolución, Plejanov insiste en denun-
imperialismo (como Martí), o ya incluso en los años ciar el “idealismo” de tal propuesta, en tanto que pasa a la ligera
de la revolución rusa de 1905 y la revolución de 1917 no sólo sobre otros textos de Chernichevski al respecto, sino
(como Sun Yat Sen). -según nota Lenin en sus comentarios al texto- sobre lo que
Pero esta relación general de parentesco plantea tales proble- se refiere a la praxis misma del gran publicista. Lenin leyó con
mas con respecto a la especificidad de las condiciones socio- gran atención el texto de Plejanov y resulta significativo que en
económicas y políticas de cada una de las sociedades a las que un momento en que este escribe que no debe temerse la “repeti-
pertenecen estos individuos, así como respecto a la originalidad ción” de su idea central -es decir, que Chernichevski, en el
particular de los mismos, en tanto que, por lo demás, dejan tan fondo, era idealista- Lenin escriba al margen una soIa palabra:
en el aire el significado del término “verdaderamente democrá- “iexcesivo!” Con lo cual, por supuesto, no se pretende negar las
tico”, que tal vez no resulte del todo ocioso dudar de que gane- huellas del idealismo en el materialismo de Chernichevski, sino
mos algo en precisión remitiendo cada una de estas figuras -y, darle su sentido histórico más justo.
en nuestro caso, a Martí- a una “familia” tan amplia y diversa, También es verdad que el materialismo de Chernichevski tiende
que bien puede parecer excesivamente difusa para algunos. No a veces al mecanicismo y resulta curiosamente adialéctico para
sin razón se han expresado ya aquí mismo algunas dudas al quien fue tan buen conocedor de Hegel y, en tantos otros senti-
respecto.
2 Cf. en particular el cap. 3 de la Primera Parte y los caps. 1, 2 y 4 de la Segunda
Las dudas, claro está, han de resolver, en última instancia, a la Parte de G.V. Plejanov: N.G. Cfzernychevsky, San Petersburgo, 1910. Utilizó aquí la
versuh parcial reproducida en el val. 38 de las Obras de Lenin (correspondiente a
luz de los resultados concretos que arrojen las diversas ponen- Cuadernos filosó~icosl, ya que en ella se encuentran los comentarios de Lenin a que
cias que sobre la obra de Martí y su circunstancias se presentan nos referimos más adelante.
cn este Simposio. Sin embargo, puesto que el término “demó- 3 Ob. cii., frase final del cap. 2 de la Segunda Parte.
crata revolucionario” viene de Lenin, no estará de más tratar
4NCARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS ANCARIO DEL CES I-RO DE ESTUDIOS MARTIANOS
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dos, tan buen dialéctico. Pero ni ello ni el alegato de Plejanov de la humanidad como historia de la lucha de clases; que dis-
excluyen que la importancia radical de Chernichevski en la his- :inguía con claridad entre nación v clase, así como entre cultu-
toria del pensamiento ruso se encuentra en su materialismo ra nacional y cultura de clase; L- &e, apurándose en las ideas
explícito y militante tal como se expone, por ejemplo, en El más avanzadas de su tiempo, polemiz6 lú’cidamente contra cI
principio ulztropológico CU filosofía (1860);” o en su estética, racismo ya rampante en aquellos años del imperialismo vic-
:anto, por ejemplo, en su tesis doctoral sobre La relación entre ioriano.
el arte y la realidad (1855), como en su antiplatónico ensayo Es obvio que ninguna de estas características permite Ia com-
sobre “La poética de Aristóteles” (en el cual, dicho sea de paso, paración con, por ejemplo, Petöffi, aquel espléndido poeta que,
se encuentra ya una notable, aunque breve, recuperación de habiendo sido siempre un ser profundamente romántico, entra
Spinoza para el pensamiento materialista) ; o en las extraordi- en la historia del pensamiento revolucionario porque su pasión
narias cartas sobre educación y ciencia escritas a sus hijos, ya política se disparó vertiginosamente a partir de la Revolución
desde Siberia, en 1878, en las que se encuentran aquellas pala- europea de 1848, llevándole a la lucha -y a temprana muerte-
bras que fueron casi su consigna de lucha contra el idealismo: por la independencia de Hungría. Parece igualmente claro que,.
“Lo que existe es la materia. Nuestro conocimiento de las pro- salvo en sus ideas antirracistas -y dicho sea ello sin ánimo dc
piedades de la materia es conocimiento de la materia en cuanto entrar aquí en la compleja cuestión del idealismo del Martí-,
materia, lo que existe invariablemente. Cualquier propiedad nada es tampoco comparable a este nivel entre Martí y Cher-
dada es invariablemente materia. La fuerza es una propiedad nichevski.
desde cl punto de vista de su operación. Por tanto, la fuerza es
materia misma”.’ Si así resulta que tres de los hipotéticos miembros dc la “fami-
lia” de los demócratas revolucionarios no son comparables
Rigurosa y polémicamente, Chernichevski se propuso -y entre sí en cuestiones tan fundamentales, ¿se nos desintegra
logró- avanzar en Rusia la causa del materialismo. En tal lucha, acaso la gran “familia”? Antes de llegar a tal conclusión con-
v en conflicto con el idealismo escéptico, llegó, por ejemplo, vendrá ya recordar la lectura que Lenin hace en este sentido
incluso a adelantarse en su argumentación contra el relativismo de Chernichevski.
y sobre la posibilidad de conocer las cosas en sí a algunos de
los aspectos desarrollados posteriormente por Lenin en la polé- Calificándole alguna vez, simplemente, de “democrata” ‘i Lenin
mica contra los machianos en Materialismo y empiriocriticismo. llama a Chernichevski también, indistintamente, “gran kocialis-
Parte nada despreciable de ese materialismo es también su ta ruso del periodo premarxista”,* “demócrata de aquella época
tesis acerca de la relación determinante que existe entre el en que democracia y socialismo no aparecían divididos”,s “gran
momento histórico en que se producen las ideas y la historia revolucionario rus~“,~O ” representante de la nueva generación
de esas ideas. tesis en la que Chernichevski llega incluso a pro- de revolucionarios de procedencia no noble”ll (vuznochintsi: a
poner una relación análoga a la que luego se llamaría “partidis- diferencia de Herzen, por ejemplo) y “demócrata combativo”,‘”
mo” entre el pensamiento y los intereses de clase, de fracción así como, también, “socialista utópico”.13 “Pero” -explica
de clase y hasta de “partido” de los pensadores.6 Lenin, y aquí radicaría su diferencia con la interpretación de
Por si todo ello no bastara para considerarle como eslabón Plejanov- “Chernichevski no fue sólo un socialista utópico.
fundamental en la evolución del pensamiento revolucionario Fue también un demócrata revolucionario”, porque -en ÚItima
de su patria, hemos de recordar también -y para Len+ esto instancia- “su espíritu respira el espíritu de la lucha de
llega a ser lo central- que Chernichevski entendió la historia cIases”.14
4 Donde escribe, por ejemplo, que “el organismo humano es una combinación que-
7 En “El orgul10 nacional de los gran-rusos”.
ca extremadamente compleja que sufre un proceso extremadamente complejo que Ila-
mamos vida” y que “el hombre ha de ser considerado como un ser uno poseedor 8 En Comunismo de “izquierda”, una enfermedad infantil.
de una sola naturalezn, que la vida humana no ha de dividirse en dos mitades, per- 9 En ¿Qttiénes son los “amigos del prleblo”?
teneciente cada una a una naturaleza diferente”. The Anthropological Principie in
10 “Carta a los obreros americanos”.
Philocophg, en N.G. Cltem!‘chemky, Selected Philosophical Essays, Moscú, 1953; p. 104
\’ 132-3. 11 Cf. “En memorias de Herzen”.
5 Oh cit., p. 536. En una de esas cartas (oh. cit., p. 558) encontramos txnbién lo si- 12 En Historia de la prensa obrera en Rusia.
pxliente: "Sikrates fue uq ho;n!x-e que en mochos actos demostró tener un noble ca- 1s Por ejemplo en Zoc. cit. y en “La reforma agraria y la revolución obrera y calñpe-
r;lctec. Pero cra enemigo de la verdad científica y por ello enseñ6 muchas COSOS sina” (Cf. fragmentos en Escritos sobre Za literatura y el arte, Barcelona, 1975, p.
L
îhsurcl?s”. I 59.60).
14 Escritos sobre la literatura y el arte, p. 60.
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTMNOS
- __~.___ -~~ 113

Entendidas estas expresiones en sus respectivos contextos, re- mismo se distinguía’* son, precisamente, los primeros populis-
sulta claro que van todas dirigidas a distinguir a Chemichevski tas, y que, por otro lado, los populistas de fin de siglo, que se-
clc 10s dcmocratas burgueses de su tiempo, y, muy especialmente, guían insistiendo en que las relaciones de producción en el
ct¿ lo que, de hecho, cra la ideología capitalista de los populistas campo ruso no eran capitalistas, pretenden incluir entre sus
liberal-s, con los cuales solo en términos muy generales puede antecedentes nada menos que al joven Hcrzen y a Chernichevski.
Lt-ociarse a Chernichcvski. Ello resulta evidente, por ejemplo,
~1-1 con30 Lcnin opone la evolución y el sentido de la obra de Lenin, pues, de un solo golpe, e insistentemente, I-ecrrpel-a a
Chernichcvski a las de Herzen, en cuya travectoria política Chernichevski para el pensamiento revolucionario según desen-
Lenin distingue un primer momento “revolucionario” de una mascara la ideología pequcñoburguesa que se esconde bajo el
larga ci:lpa últiilla “liberal”. Lenin califica al primer Herzen de pretendido “socialismo” de los populistas finiseculares cuvos
“dernócrz ta, revolucionario [y] socialista” y, a la vez que anade “antepasados” en los años sesenta significaron un avance rèvo-
que su socialismo era una de tantas variantes del socialismo bur- lucionario gracias a gentes como Chernichevski, en tanto que
gutis v pcqueñoburgués de la primera mitad del XIX, propone ellos son va. decididarnentc, enemigos del socialismo; i.e., de la
tambiln que el sentido progresista de la obra de Herzen desa- “‘verdadera democracia”.
parece cuando “toda traza de socialismo desaparece” de ella. Esta polémica está implícita en todo lo que Lenin escribió
sobre Chernichevski; pero aparece de manera explícita ya cn
De todos modos, el Herzen joven y de la primera madurez signi- 18dO en ;Q:~kkes son los “amigos del pueblo”?, texto ql:e, de
nifica un momento imprescindible en el desarrollo del pensa- hecho, cs- el contexto al oce debemos referir todo lo que Lenin
miento revolucionario ruso, y su importancia radica en que escribió después sobre Chernichevski y casi todo lo que dijo
“empezó cl trabajo de agitación revolucionaria”, trabajo que sobre los “demócratas revolucionarios”. No es cuestión, desde
“asumieron, extendieron, fortalecieron y templaron los ‘raz- luego, de entrar aquí en ningún análisis mínimamente demllado
nochintsi’ revolucionarios, desde Chernichevski hasta 10s héroes de obra tan importante y tan densa. Bástenos la referencia y el
de Narodnaya Volya”.lj Chernichevski -insiste Lenin en otra recordar cómo Lenin explica que cuando “semejantes señores
parte- a pesar de su “socialismo utópico”, “dio un gran paso [los populistas] hablan de los ‘ideales de nuestros antepasados’
adelante en comparación con Herzen”.ls Por tanto, Chernichevs- pretenden que ellos, precisamente ellos, conservan las tradicio-
ki y los que “representaban la nueva generación de revoluciona- nes de los tiempos en que Francia difundía por toda Europa las
rios de procedencia no noble, tenían razón cuando reprochaban ideas del socialismo y en que la asimilación de estas ideas daba
a Herzen su paso de la democracia al liberalismo”.l’ en Rusia las teorías y las doctrinas de Herzen, de Chernichevski.
Esto es ya del todo escandaloso. . . “l’. A lo que siguen unas pá-
En toda esta cuestión, que desde fuera del pensamiento revolu- ginas decisivas sobre lo que significaba ser demócrata en Rusia
cionario bien podría parecer bizantino entretenimiento de erudi- en los años sesenta del XIX y lo que eso mismo significaba frente
to estudioso de la historia de las ideas, mueven a Lenin dos al sociahsmo a fin de siglo. Y es aquí, precisamente, donde Lenin
razones políticas urgentes por una parte, la necesidad de re- escribe sus primeras páginas magistrales sobre el significado de
construir la historia del pensamiento revolucionario ruso ante- la obra de Chernichevski, subrayando su materialismo, su con-
rior ai marxismo y a la socialdemocracia; por otra, y esta es cepción de la lucha de clases, etc., y oponiendo al gran demócra-
quizás la clave de todo el asunto, según veremos, la necesidad ta a quienes han llevado al “envilecimiento del populismo”,20 es
de aclarar las posiciones revolucionarias socialdemócratas decir, de lo que había de revolucionario, de verdaderamente
frente al reformismo de los populistas de fines del XIX y princi- democrático, o sea, de germen del socialismo, en la obra de
pios del xx. Chernichevski.

Ahora bien, estas dos preocupaciones resultan ser una sola en Ahora bien, esta misma distinción entre liberales y demócratas
cuanto entendemos, por un lado, que los liberales de los que verdaderos, sean estos populistas antiliberales de mediados del
Lenin distingue a Chernichevski y de los cuales Chernichevski siglo x1x 0 socialistas científicos, es la que Lenin se propone

15 Cf. “En memoria de Herzcn”; pnssim.


16 “Histom de la prensa obrera en Rusia”, en Lenin. On Liieric:ure and Arr, ~loscú,
19h7. p. 98.
17 “En memoria de Ilerzcn”.
ANUARIO DEL CENTRO DE ____~____
ESTUDIOS MARTIANOS
113 .ASKARIO DEL CENTRO DE ES'IXDIOS .MARTIANOS 11.5

aclarar a proposito de mo\.imientos y personas antimperialistas artículo, con un final giro dialéctico, termine proponiendo que
en situaciones coloniales y anticoloniales cuando, entre otras cuando aumente y se fortalezca el proletariado chino, sabrá
cosas. escribe en 1912 el artícuio sobre “La democracia y el encontrar “ el núcleo democrático revolucionario” de las “uto-
populismo en China”. pías pequeñoburguesas” de Sun Yat Sen y los suyos -como
ja socialdemocracia rusa, y Lenin en particular, encontraron
Se recordará que la tesis del artículo es que existe una analogía el núcleo democrático revolucionario de los primeros populis-
entre el populismo ruso y “la democracia y el populismo en las tas y, muy especialmente, del pensamiento materialista y anti-
revoluciones contemporáneas de Asia”. El caso más notable liberal de Chernichevski.
sería el de China, cuya “democracia burguesa. . . está teñida de
un color populista completamente análogo al ruso [del siglo En la comparación del artículo dedicado a Sun Yat Sen con las
XIX]“. El ejemplo mejor lo encuentra Lenin en la plataforma múltiples páginas y referencias que Lenin dedica a Cherni-
política de Sun Yat Sen, “cada línea” de la cual está “impreg- chevski, podríamos, pues, subrayar, entre otras, tres cosas:
nada de un sincero y combativo democratismo”. A ese demo- 1. Es evidente que -al igual que ocurre en su tratamiento de
cratismo Lenin lo califica también de “íntegro”, de “elevado y Merzen- Lenin encuentra en Sun Yat Sen elementos profun-
sincero”, de “consecuente”, y llama a Sun Yat Sen “demócrata damente negativos, en tanto que hasta cuando califica a Cherni-
avanzado” y, en fin, “demócrata revolucionario”. A lo que afia- chevski de socialista utópico (o cuando reconoce en él una cier-
de que Sun Yat Sen lo es porque está “pletórico de la nobleza ta tendencia mecanicista), entiende su papel histórico y ei
y del heroísmo propios de una clase no en descenso, sino c:n ccntido general de su obra de manera totalmente positiva
ascenso”, clase que, por tanto, es “digna compañera de los
grandes predicadores y grandes hombres de finales del siglo 2. El artículo sobre Sun Yat Sen es característicamente leni-
XVIII en Francia”. niano, comparable, por ejemplo, a sus extraordinarios artículos
sobre Tolstoi, en cuanto que, al igual que en las páginas dedi-
Lo que no impide que, inmediatamente, Lenin llame a Sun Yat cadas al novelista, Lenin precisa cuáles son las contradicciones
Sen “sociahsta subjetivo”, por lo cual no es extraño que, acto de un pensamiento, de una ideología o de un movimiento no
seguido, tache a sus teorías socioeconómicas de “seudosocialis- científico en la situación histórica concreta en que se desarro-
tas”. De ahí no hay más que un paso a su ataque devastador a llan, logrando así deslindar meticulosamente los aspectos posi-
la “teoría del ‘socialista’ pequeñoburgués reaccionario” que era tivos de los negativos (y oponiéndose con ello, de paso, a que
Sun Yat Sen “desde el punto de vista de la doctrina”. sectarios de derechas o de izquierdas puedan impunemente
Y es que, claro está, la teoría o “doctrina” de Sun Yat Sen, en tergiversar la realidad de las cosas).
cuanto que participa de los mismos errores de análisis de los Pero también son, en este sentido, característicamente “leninia-
populistas rusos, no corresponde a la realidad de las relaciones nas” las muchas páginas que Lenin dedica a Chernichevski, y
de producción existentes en la China de 1900, y de llevarse a es a este nivel -en el interior del pensamiento-praxis de Lenin-
cabo su programa desembocaría no en el socialismo, sino en el donde se encuentra una de las articulaciones más fuertes entre
capitalismo que, en apariencia, trata de evitar. No se puede, los miembros de la gran familia de demócratas revolucionarios.
pues, tomar en serio esa “teoría” en cuanto tal; importa des- Ese pensamiento no es nunca dogmático ni excluyente y, en su
montarla y demostrar que el pretendido socialismo de Sun historicismo, se caracteriza, precisamente, por su capacidad
Yat Sen no es sino una utopía pequeñoburguesa. Esto está claro para distinguir a la vez, en los individuos y en los movimientos,
“desde el punto de vista de la doctrina”; pero en la práctica no aquello en que su tiempo les limita de aquello en que avanzan
ha de tratarse a Sun Yat Sen y a los suyos como a los populistas (o no) con respecto a las limitaciones de su tiempo (y su clase,
rusos de fines del XIX y principios del xx, que eran ya, declara- etc.). A la vez, este pensamiento es polémico y no cede el menor
damente, enemigos de la socialdemocracia: China no es Rusia, terreno al enemigo en la “recuperación” de grandes figuras o
y la analogía entre la plataforma política de Sun Yat Sen y el movimientos en los que de alguna manera avanzó la praxis
populismo es sólo eso, una analogía. La diferencia estriba en socialista. En este sentido, pues, el procedimiento leniniano ha
que en la China de su tiempo, el pensamiento de Sun Yat Sen de ser el que permita lo que Roa Uamaba la “recuperación” de
no sólo no es antisocialista, sino que es en su praxis verdadera- Martí.
mente revolucionario. De ahí que Lenin emplee el mismo tér-
mino al referirse a Sun Yat Sen que al referirse a Cherni- Por ‘Jo demás, este artículo de 1912 en el que también se habla
chevski: demócrata revolucionario. Y de ahí que el notable de “la democracia burguesa china”, al introducir el término
116 ,AXC:\RIO DEI. ( EYTRO DE ESTL’LJIOS MARTIANOS
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ANIIARIO
-.
DEL
~~
CENTRO DE ES’TL’DIOS MARTIANOS 117’

“demócrata revolucionario” y los otros adjetivos que hemos familia que, originándose en la burguesía ascerldiente del
\.isto, resulta como un anticipo del problema que se plantearía siglo U‘III m Europa, es la de aquellos revolucionarios no
en la Internacional acerca de las revoluciones democraticobur- marxistcis que, de diversas maneras y en contextos difesentes,
¿
~~ucsas t‘n los países coloniales o neocoloniales, problema que itztentarr iicvur al extremo 10 idea verdadera de delnocracia
se intentó resolver en 1920 con la introducción de la categoría dentro de las posibilidades objetivas de nn momento histórico
“nacionalista revolucionario”. determi72ado.
3. En tercer lugar, importa no pasar por alto que Lenin com-
para a Sun Yat Sen y los suyos en cuanto clase “no en descenso, Al hablar, pues, de la gran “familia” de los demócratas revolu-
de finales del cionarios, en ningún caso podrá tratarse de identificar personas
sino en ascenso” con los “grandes hombres”
siglo xv111 cn Francia. o movimientos cada uno a su manera extraordinarios. Es obvio
que Chernichevski resulta un caso demasiado notable para que
Así, pues, no sólo no tenemos un modelo fijo, sino que, por pueda comparársele con nadie; pero igualmente extraordinario
anaioyía -y como para complicarnos las cosas-, la categoría e incomparable es Martí.
de democrúta revoluciollurio se cruza con la de nacionalista
revoltrcionmio y se nos extiende, además, hasta el centro mismo Y son incomparables, entre otras cosas, porque si entendemos
del capitalismo en sus orígenes. bien esa historia del pensamiento revolucionario, si entende-
mos la historia dialécticamente, hemos de tener siempre pre-
Y en este sentido importa recordar que ya Engels, para diieren- sente la noción del salto. Ya Chernichevski, precisamente, expli-
ciar a ciertos franceses de fines del XVIII de los diversos socia- caba que el “movimiento da salto tras salto”.‘L1 Me parece claro
listas utópicos del x1x, les llamaba “revolucionarios extremos”, que la noción del salto existe también en el Martí que se veía
en tanto que Chernichevski mismo había calificado a uno de a sí mismo como continuador y renovador de los del 68. Se
esos hombres, a Rousseau, de “demócrata revolucionario”. trata, por supuesto, de una noción absolutamente central al pen-
samiento de Marx y Engels. Y uno de esos saltos es, precisa-
Al referir, pues, el término “demócrata revolucionario” a sus mente, el “milagro” por el que se preguntaba Mella. Todo en
orígenes y su contextos leninianos, resulta claro que nos move- la vida y obra de Martí se dirigía hacia ese “salto” en tanto
mos dentro de la historia de un pensamiento revolucionario que, sólo en apariencia, paradójicamente, la misma originalidad
que se extiende desde fines del siglo XVIII hasta, por lo menos, de esa vida y esa obra parecen conspirar para que su significado
el primer cuarto del siglo xx, según aparece reflejado no sólo se nos escape. Como consecuencia, el simple incluir a Martí en
en figuras 0 movimientos periféricos a los países capitalistas esa gran familia de demócratas revolucionarios no ha de resol-
avanzados y según se entrecruza con la noción de “nacionalista vemos de por sí ningún problema; pero en el juego dialéctico
revolucionario”, de la cual, sin embargo, es diferente (por lo entre el significado a la vez riguroso y flexible que daba Lenin
que el término “democrata revolucionario“ no puede aplicarse al término y la notable concreción de las ponencias de este
exclusivamente, como creen algunos, a personas 0 movimientos simposio, ha de encontrarse la posibilidad de tratar de lo par-
antimperialistas: ello excluiría no sólo a Rousseau o Diderot, ticular a la vez que no perdemos de vista lo general, de com-
sino al mismo Chernichevski). prender, a propósito de Martí, la relación siempre viva entre la
abstracción y el caso concreto.
Desde una perspectiva mecanicista o sectaria, podría tal vez
pensarse que ante tal ampliación y cruce de términos, aplicados Lenin dijo alguna vez que el fenómeno es siempre más rico que
a personas tan obviamente incomparables entre sí, se nos des- la ley; pero también escribió que “en la naturaleza y en la socie-
dibujan los perfiles de la idea hasta hacer que esta pierda su dad todas las distinciones son fluidas y hasta cierto punto
validez como instrumento de análisis. Ha de entenderse, sin convencionales”. Y también nos recordó que “la historia en
embargo, que en esta historia es el pensamiento revolucionario general, y la historia de la revolución en particular, es siempre
el que funciona concientemente para, sin despegarse nunca de más rica de contenido, más variada, más multiforme, más viva
los casos concretos, recuperarse a sí mismo, lo mismo en las e ingeniosa de lo que se imaginan hasta los mejores partidos”.
precisiones que hace Lenin que en las clasificaciones arriba Por ahí, sin duda, han de andar el milagro y el misterio de que
citadas de Engels y de Chernichevski. Así entendidas las cosas, el Partido Revolucionario fundado por Martí fuese tan sorpren-
lo que ocurre es que -en efecto- se nos amplian significativa- dentemente “ultrademocrático”.
mente las posibilidades de aplicación de la categoría, siempre
que entendamos cuál es el nucleo esencial de esa gran y divers.a 21 Sefected Philosophicnl Essays, p. 36.
Ah:‘,\RIO DEL c ESTRO DE ESTL’DIOS >UARTIANOS ANUARIO DEL CEtiTRO DE ESTCDIOS MARTIA-;OS
118 .- 119

Lógicamente, cuando Martí es deportado a España, adonde


La influencia de la primera llega probablemente en los primeros días de febrero de 1871,
y a pesar de tener solamente dieciocho años, era un hombre
deportación en el pensamiento adulto, con la experiencia de las vicisitudes sufridas en la pri-
sión, que le dejaron huellas indelebles en el cuerpo v en el
revolucionario de José Martí espíritu; un hombre que llevaba consigo un importanté
de cultura que le fuera suministrado por su maestro, el poeta
caudal

Rafael María Mendive; un hombre que se había identificado


ALEXANDRE CABRAL no tan inocente o románticamente, como se pudiera juzgar a
primera vista, con la rebelión de La Demajagua (10 de octubre
de 1868), inicio de la primera guerra independentista del pueblo
Al abordar el tema de la influencia de la primera deportación cubano; un hombre que, por último, conocía bastante bien,
en el pensamiento revolucionario de José Martí, intenté inves- por sus estudios y por su experiencia, el estado de degradación
tigar las líneas del pensamiento y los factores de diversa ín- y de decadencia de la población (aborigen, criolla y hasta espa-
dole que concurrieron y contribuyeron a la elaboración de la ñola) sometida a la ávida y cínica explotación colonialista.
exuberante y polifacética personalidad de José Martí. (Estoy Ya en ese momento era un alma poética -así se había revelado
pensando, naturalmente, en la individualidad integral de Martí, antes de la prisión- con arraigados principios moralizantes 1~.
en el hombre, en el poeta, en el prosista, en el teórico político, de justicia social.
en una palabra, en el revolucionario, porque son todos estos
Sin embargo -y lo repito- la prolongada permanencia en Es-
atributos los que forman su excelsa personalidad.)
paña, de 1871 a 1874, resultó ser de fundamental importancia
El alcance de la investigación que me propuse hacer fue el para la sedimentación de los sentimientos que llevaba de su
resultado de haber encontrado en la vasta bibliografía martia- Isla, para su formación intelectual y, sobre todo, para la con-
na -tan diversificada, tan rica, tan actual, tan estimulante, figuración y definición de su ideario cívico, moral, literario y
en suma, en sentimientos patrióticos- una formulación teórica, patriótico, que vendría a consolidarse y a enriquecerse de ma-
universalista y humanista que hasta sorprende al lector que no nera definitiva con las experiencias vividas posteriormente.
está del todo desatento a las particularidades históricas del
Todo indica -0 por lo menos, así lo interpreto yo- que fue en
período en el cual vivió y luchó. la Península donde nació el sueño de transformar su vida en
Adivinamos -e innumerables textos martianos lo comprue- un maravilloso poema, al desear fundir su existencia predesti-
ban- los trabajos, las fatigas, las luchas, los sacrificios y las nada de hombre, de artista y de político en la epopeya eman-
agonías que el eminente Apóstol de la revolución cubana tuvo cipadora del pueblo cubano y de la patria humillada, que era
que soportar hasta alcanzar la cumbre de la montaña en donde una y la misma cosa.
finalmente su fragilidad física se convierte en ejemplo y ban- En aquella época, existía en España un grupo de hombres que
dera, más que eso: en guía, educador y libertador de su pueblo. luchaba con persistencia por la implantación de un nuevo
Sin embargo, lcuándo esa aspiración, que muy pronto se con- status social, que buscaba la liberación de las masas trabaja-
vertirá en certidumbre, se adueñó de su espíritu? doras de la explotación, sobre la base de los principios utópicos
de la asociación y de la federación.
En mi opinión, fue a partir de la dolorosa experiencia de la pri-
mera deportación, cuando José Martí tuvo la deslumbrante Recuérdese solamente que ya ‘en 1874 había sido publicado en
percepción del papel que podría llegar a desempeñar -que Madrid, por Fernando Garrido, el periódico La Atraccióq consi-
quiso desempeñar y que desempeñó efectivamente- en la socie- derado “el primer periódico socialista [utópico] que se publi-
dad de su tiempo, en beneficio de su pueblo y de su patria, có en España” (Fernando Garrido: La federación y el socialismo,
terminando finalmente por definirse como un exponente cul- 2da. ed., Barcelona, 1975, p. 12); que en 1855 este político
minante de un pensamiento filosófico, de un comportamiento había editado La república democrática federal universal; que
cívico y de una acción revolucionaria que empezó a tenc:- con- en 1871, en España, proliferaban los cafés y los clubes políticos
tornos más nítidos en SLIS trabajos publicados en España entre entre los cuales el más conocido era el Café de Madrid, quizá
2871 y 1873. el centro más importante en que se reunían los republicanos:
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
-~ ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MRTIANOS 123

que esistían igualmente muchas logias masónicas; y que, por


último, entre 1871 y 1872 un cubano, Pablo Lafargue, intentó brillantemente sus estudios superiores, abandonaba la Penítl-
fundar en España un partido socialista obrero, y obtener incluso sula. Cori-ia el año 1875 ,:unndo iLlar-tí iniciaba en !.Iésico .~LI
cl apoyo de Pi y Margall, quien se negó a ello (F. Garrido: ob. experiencia americana !. Mfonso XII hacía 5~1 cntracia en
cit., p. 28). Incluso en 1871, un pequeño grupo de diputados Madrid.
“se negó a apoyar la condena por parte de las Cortes de los Coincidie,;Zü incluso con la ll cgada de Jose Martí a la Pcnín-
sucesos de la Comuna de París” (F. Garrido: ob. cit., p. 27). sula, cn 13’71, se pruc!~e cn Francia un acontccimicnro político
En realidad, la Península (empleo aquí la terminología de la que tendría reixrcusion~s en todo el mundo: la Comuna dc
Ppoca, que al hablar de Península de refería únicamente a Es- París y los setentidós días en que el pueblo parisicn goberno
paña, cuando en realidad la expresión “península ibérica”, com- Francia dentro de moldes inéditos en la historia uni\rcrsal: un
prendía dos nacionalidades distintas: España y Portugal), la genuino gobie;-no del pueblo y para el pueblo.
Península, decía, era una caldera en plena ebullición en lo que En España, esos hechos se reflejan de inmediato y abren es-
se refiere a la actividad sociopolítica, ya que se había estreme- peranzadoras perspectivas para la lucha del pueblo español
cido en sus bases los viejos principios feudales, por la influen- y, en el caso que aquí nos ocupa, entre los patriotas cubanos
cia de la Revolucion Francesa de 1789 y también de las revolu- desterrados o radicados en la Península. Debemos dxir desde
ciones de 1848 y 1850. ahora que la colonia cubana en tierras de España era numcro-
Ei fenómeno no era totalmente nuevo: venía desde lejos la tra- sa y recibía la solidaridad afectiva de algunos sectores, natural-
dición del pueblo español en el combate a las fuerzas rctr$ra- mente restrictos, de la intelectualidad española y mantenía con
das de la sociedad, siendo una de sus expresiones más notibIes, la isla lejana contactos asiduos.
entre tantas otras, la Constitución de 1812. En el período con- El intercambio de personas entre España y Cuba era frecuente
siderado, la actividad política en España es muy intensa y se en lo que se refiere al transporte de colonos españoles hacia
suceden las luchas intestinas, con ramificaciones conspirativas Cuba o a los residentes en Cuba que iban a la Península en
en Francia y en Bélgica, entre las fuerzas liberales y absolutis- viajes de negocios o de estudio. Además, la Isla funcionaba
tas. Sin embargo, la cohesión en los dos bloques, que acaban como lugar de destierro para los condenados españoles, al igual
por fragmentarse en diversas organizaciones y facciones, es que la Metrópoli era el lugar dc destierro para los condenados
aleatoria. cubanos.
En efecto, de acuerdo con Edmundo de Amicis, el partido repu- En 1869 se preparaba la deportación masiva de quinientos pri-
blicano estaba dividido en tres: “los unitarios, dirigidos por sioneros complicados en la revolución de septiembre de 1868,
García Ruiz, los federales, por Figueras, y los socialistas por los cuales, de acuerdo con las informaciones del diario La Reptí-
Fernando Garrido” (F. Garrido: ob. cit., p. 28-29). Jorge Malu- bíica Ibérica, “iban a ser conducidos a Cuba” (n. 7, 9 de diciem-
quer de Motes destaca, por otra parte, que “la ruptura del mo- bre de 1869). El mismo órgano de prensa señala: “entre los
vimiento obrero respecto del republicano federal debe situarse deportados cubanos llegados a Cádiz en el vapor-correo España,
después de la revolución de septiembre de 1868” (F. Garrido: se encuentra D. Enrique Céspedes, sobrino del jefe de la insu-
ob. cit., p. 34). rrección” (n. 39, 16 de enero de 1870). La Épocu anuncia la
próxima llegada a Mahón de “varios deportados de la isla de
Sea como sea, la unión establecida entre demócratas y repu- Cuba, destinados a dicha ciudad” (n. 7282, 26 de mayo de 1871).
blicanos condujo a la revolución septembrina de 1868, que pio-
votó el derrocamiento de la reina Isabel II, y con lo cual podrá En su interesante estudio sobre la actividad conspirativa de
asociarse, quizá, la guerra independentista de Cuba, iniciada Francisco de hliranda, J. Grigulevich refiere que alrededor de
casi de inmediato. ochenta años antes, el llamado “príncipe de los conspiradores”
recibía en París emisarios patriotas de Hispanoamérica, a pe-
Precisamente, el 2 de enero de 1871 ilegaba a España el nuevo sar de los peligros y de encontrarse en plena Revolución Fran-
rey, Amadeo de Ssbo;,la, quien abdicaría en febrero de 1873, cesa (F!-mcisco de Mimada y la lucha por la liberaciórz de la
para dar lugar a la pi,imera P.epLblica, que fue proclamada .4néric~: Latitq Ciudad dc La Habana, Ed. Casa de las Américas,
el ll de febrero. Cuando se produce la restauración de la Casa 1978, p. 73).
de los Borboncs en el trono d e Esparia, con la caída de la Repú-
blica (3 de enero de 1374), ya José AJartí, que había concluido Como es sabido, José Martí se vinculó inmediatamente a sus
compatriotas, de quienes debió recibir apoyo y estímulo, debido
122 :',i ARIO r)I.L <FUlRO DE ESTLDIOS MARTIANOS %NV-\RIO DEL CESTRO DE ESTUDIOS y \~fii\Ui 123

;t ios rwones de orden políiico qut‘ lo !ie\-aron forzosamente a finición en que se encontr-aba 21 CuIlCèpto: “pues ienor.a:i~l~><.
l;? PCI:IIT\LI~. Teniendo en cuenta la propensión espiritual dei en general, la verdadera sig!iifica¿ion de la palabrarllcga ha-r;l
!--c.ién !Icgado. cs natural 1. Ió_uico q~ue obser\rara a~c‘ntnm~n~ confundirse con la de intl~i7cnd~Iici~~” (p. 3).
I,+ ~~~~olucion clc todos csos acontccimicn:os, - c!uG, en id que a
Cuba se refería en particular, inrc!-viniera en mas dc una oca- Para dicho autor, existínn npti.ì:ls doa i;ltcrprctaciones: “cl :;::<;
SiGil durante su permanencia en Espafia. se declaró partidario clc’ relormas cn sentido autonomist:.
el otro lo hizo con ei de la asimilacitjn” (Ernesto Fonviellc: Cfil.
Como reconoce Gonzalo c!e Quesada y Miranda, fue en bladrid cit., p. 6). A renglón seguido afirma qw “inmediatamente iba
donde Martí pudo “conocer las raíces de la política española, Cuba a ser asimilada a E,;paña en su regimen y gobierno”. E;:
tomarle el pulso a los planes futuros para Cuba, y esclarecer qué consistía esa propuesta de aqimilacit;n se puede deducir
lo que está sucediendo en la Isla, poniendo de manifiesto las del Proyecto de constitució1z autonótnica, donde, ya en su “ti-
lacras de la administración coloniai” (Martí, hot~bre, p. 42). tulo primero”, se establecen las “atribuciones y deberes di-1
En realidad, se sabe que José Martí frecuentó en la capital espa- gobernador superior civil, delegado por España para el mando
supremo de la isla de Cuba” (E. Fonvielle: ob. cit., p. 16), man-
ñola clubes y logias masónicas (según cuenta la tradición, el fu-
teniendo así la designación anterior, para significar de este
turo Apóstol de la revolución cubana estaba vinculado a la
modo que todo seguiría igual.
masonería). Pero, independientemente de la ccnvivencia con
sus compatriotas y de las noticias que le llegaban por vías sub- Abordó también el aspecto social (la abolición de la esclavitud)
terráneas y a través de “correos”, fieles en mayor o menor para reconocer cínicamente que “por la Ley Moret, resulta que
medida a la causa de la insurrección, con toda seguridad que todos los esclavos nacidos antes de junio de 1870 serán libres
la fuente más abundante sobre los acontecimientos de Cuba al cumplir los sesenta años: es decir, que los pocos afortunados
cla la propia prensa española. que publicaba diariamente rela- que nacieron en 1869 y vivan más de sesenta años, si no se sus-
loa. muchas \.eces distorsionados, en torno a la colonia. El joven tituye la Ley Moret, quedarán libres en 1929” (E. Fonvielle:
:“I,ll-:í , a:lcmás. colaboró en forma irregular con esa prensa, ob. cit., p. 30).
en la que denunció con vigor los atropellos perpetrados en la
Isla por las autoridades gubernamentales. En cuanto a la reglamentación social que permitiría la subsis-
tencia de esos “libertos” destruidos físicamente por un trabajo
En 1871, dos problemas se disputaban el orden del día en la penoso, al alcanzar la liberación, en el caso improbable de que
prensa española: el de la aboiición de la esclavitud y el de la “vivan más de sesenta años”, no se hablaba ni una palabra.
autonomía, cuando no aparecían ambos bajo la designación
común de “la cuestión cubana”, lo que era frecuente. Como se Uno de los hombres más tristemente célebres en la tarea de
podrá imaginar, no existía unanimidad de criterios al respecto. defender la vinculación de la colonia a la Corte española fue
Juan Antonio José Argudín, que La Época presentaba como
Bien vale la pena hacer una breve digresión para tener una idea “hijo de Cuba, poseedor de una gran fortuna, profundamente
de cómo la prensa española reflejaba la opinión de varios sec- conocedor de las necesidades de aquella Antilla” (n. 7347, 13
tores en relación con la situa’ción de la guerra en Cuba. de julio de 1871).
El La Época, al responderle
diario a su colega La Reptíblica Argudín, el “distinguido cubano”, según el redactor de La .Épo-
Ibérica la afirmación de que “los cubanos quieren la autono- cn, editó en Madrid La Gaceta de Cuba v escribió muchos ar-
mía”, interrogaba ingenuamente: “[Qué cubanos, hermano?“, títulos sobre “la cuestión de Cuba”. Ei una carta publicada
y preguntaba si se refería a los que causaban la ruina y la mi- el 13 de julio de 1871, definía la sumisión a España en est*>s
seria de los pueblos con sus ejemplos, o los que desde NueT:a términos:
York dirigían y suswntaban la emigración, y acababa por con-
denar lo que denominaba la “irljustificada rebelión” (n. 7185, Aunque finjan un falso españolismo, no conseguirán nunca
2.5 de enero de 1871). destruir los lazos que amorosamente y para siempre r‘s-
No todos entendían del mismo modo el concepto “autonomia”. trecharán la unión entre España y sus provincias ultrama-
Después del Pacto del Zanjón (10 de febrero de 1878). Ernesto rinas y la fraternidad de sentimientos y de intereses que
Fonvielle publicó en 1879 el folleto Cuba y Za autonomia, en el ha formado una sola patria de todos los pueblos que vil-et-1
que, en pocas palabras, ofrece con claridad la idea de la inde- a la sombra de la bandera espafiola [n. 7347, cit.].
124 .ANI‘ARIO DEL CENTRO DE ESTGDIOS MtRTIAXOS
k’iChRI0 DEL CEXTKO DE ESTL’D:Os \I-\RTIA\OS
~.__ 125

Las campañas por la abolición dz la cscl3\ itud experimentaron La Época reproduce de El Cronista, de Nueva York, cl llamado
varias 1 i:isitudej. De la rrur,itjn realizada por la Sociedad de José de Armas “proponiendo que todos los emi-rados ¿U-
A;;o!icionista Española, según 1,cl .~irc~!jió;~. salieron inlpti,rtar,- banos vuell-an a Cuba a participar de la suerte de los insurgen-
IC”. ïcsoluciones, tales como: tes”. Y añade el siguiente comentario: “Realmente. este scría
el camino más honroso; pero no deja Lic tener gracia la pro-
2da.) QLIZ una comisión de la Soclekid se pI<s<iltai- al posición, cuando Bembetta abandona el terreno de la lucha”
Wnistro de Ultramar, para pedirle que haga cumplir en (n. 7310, 6 de julio de 1871).
Cuba ?; Puerto Rico las leyes que han dictado las Cortes
sobre la esclavitud. El mismo diario da a conocer las propuestas del capitrin ge-
neral Balmaseda en las que “ofrece en UXI proclama perdona1
3ra.) Que se pida al gobierno que, cn cumplimiento dc iu a los desertores del Ejército y rebajarles el tiempo de servicio
que las Cortes acordaron, presente en la prbsimn legisla- si entregan a sus actwles jefes muertos 0 vivos” (n. 7349, 15
tura el plan de abolición para las islas de Cuba - Puerto de julio de 1871). Además, el carnicero de Camagüey ofrece im-
Rico [n. 723, 16 de febrero de 18711. portantes recompensas a los hipotéticos traidores que “conduz-
can las tropas leales a los lugares en que puedan sorprender los
Luego, en plena campaña (renovada) de la abolición de la es- campamentos insurrectos” o proporcionen con la delacibn “la
clavitud, durante la reunión del 18 de julio dc 1871, ese mismo captura de los principales jefes de la insurrección”.
Argudín hizo imprimir un volante en el que acusaba a los zboli-
cionistas de estar al servicio de “extranjeros enemigos” (n. Como contrapartida, La Época confirma la noticia del desem-
7343, 19 de julio de 1871). barco en Ciego Santana de Lleo de una fuerza de doscientos
venezolanos, comandada por Rafael Quesada (n. 7353, 29 de
Al mismo tiempo que debatia el problema de la esclavitud, la julio de 1871).
prensa española insertaba abundantes noticias sobre los .acon-
tecimientos de la guerra independentista, o relacionadas con Para levantar los ánimos desfallecidos con la guerra prolongada
ella, denigrándolos o alabándolos, según las tendencias ideoló- y sangrienta, en España se dan en seguida las noticias de los
gicas. arrestos y fusilamientos de patriotas:

De esta forma, Lu Época anunciaba la salida, vía Sevilla, de -Muerte del coronel insurgente norteamericano Carlos
trescientos noventa voluntarios de Madrid que iban a combatir Westrop [n. 7349, cit].
en Cuba (n. 7203, 13 de febrero de 1871). Más tarde, reproducía -Captura y fusilamiento de Alvarez y Hernández, emisa-
la noticia de que el general Córdoba estaba organizando un rios de Céspedes; y de Felipe Augusto Pagés (en Puerto
cuerpo expedicionario de cinco mil hombres, perfectamente Príncipe), además de la muerte del insurgente Bobadilla
equipados, “para mandarlos a Cuba, tan luego como pase la ín. 7368, 13 de agosto de 18711.
estación peligrosa, en aquella Isla” (n. 7353, 29 de julio de 1871).
-Confirmada la noticia del arresto y fusilamento de
La Epoca informa que el general conde de Balmaseda Carlos Quesada, Miguel Figueredo y su hijo Gustavo Fi-
gueredo.
desplegaba la mayor actividad para el envío de las tropas
que llegan de la Península a los puntos más necesarios, Los disparates y las distorsiones sobre la guerra patribtica
con el objeto de concluir la inicua insurrección que ho>- independentista de Cuba no conocen límites ni decoro. La
no tiene otro objeto que destruir y ûniquilar las propieda- Gaceta Intemaciofzal, revista hispanoamericana editada en Bru-
des de los leales. Las disposiciones que el general toma, selas: que en su nota de presentación se proponla ser “el cen-
en unión dc la “Zarina, darán ì~u;V’ pronto ‘sueno; ;esuIta- tinela avanzado de la raza latina en ambos hemisferios” (n. 1,
dos [n. 7205, 13 de febrero de 18711. lro. de noviembre de 1871), al relatar los insu!tos dirigidos
al cónsul español en Port-au-Princc (Haití), conclw;t con una
Ln Época menciona cl documento pi’ublicado yo“ “?lna cosa qze grosería que es una incitación a las represalias: “Suponemos
SC llama Liga de los Hijos de Cuba”, cvl;.,;itu!da clll los Esit.dos que, si esto es cierto, el nivei patrio 1:o habrá bajado ianto, sea
Unidos, de la cual cra pT&denta klge!a Quesada dc Embii s cual sea el gobierno en nuestra altiva España, que allí ~ìo se
secretaria Emilia Casanova de Villaverde (n. 7239, 22 de marzo sepa cómo debe ser tratada una republiquita de zambos y de
de 1871). negros” (n. 4, 15 de diciembre de 1871).
126 ANUARIO DEL CENTRO DE ESTCDIOS .MARTIANOS ANUARIO DEL CEXlRO DE ESTL’DIOS .U.\RTIAS’)5
____. - ~~.-~~ 127

En un extenso artículo: “La cuestión de Cuba”, considera que Otro peribdico que se mostró favorable al lel.antamienio de!
“la guer-7-a que de\,a.stn In gran Antilla cs hija legítima de .,u pueblo cubano fue El A?rzericalzo, que comenzó a edila!--e en
digna madre, la !-evolucitin de septiembre de 1868”. y concluye 1872 en París y tuvo por jefe de redacción a F?!zctor _‘I. Varc!a.
afirmando que “a pesar dc que !a rebelión cubana, por sí sola, Este diario insertó una carta di: AndrCs Clemente I’ázquez, COII
jamk triunfará de nosotros, buc:-no es hawr un empuje supre- cj hignificatil’o titular de “Cuba libre y España república” (n.
mo, digno de nuestra sangre, de nuestra noble raza, y, penetrar lj> 2 de junio de 1873). El autor relata algunos sucesos de la
en la manigua ‘; concluir esa lucha” (n. 9, 11-0. dc marzo cie glX!-:2 de Cuba y se asombra ante el kcho insólito de que
1872). los republicanos españoles en el poder no ha>ran dado la liher-
t?,’ a CubE.
Al refutar un artículo de El Americano, dc Buellos Aires, que .JII
su primer número reclamaba para toda la América “la indepen- E: +jtro número, publica un vibrante articulo de Manuel J. Vega
dencia y la república”, la Gaceta Interrlaciollal afirmaba: “que- Pb ‘a conmemorar el 10 de Octubre, y termina con un “iSalud
remos a Cuba y a Puerto Rico ESPA~OI..~S” (n. 10, 15 de mar<0 a?1 ,í’ cfc octubre de 1868! iUn ardiente y sincero deseo dc ni-óxi-
de 1872). i~;rl triunfo al estandarte de la independencia!” (11. 30, 12 de
di-iïrnbre de 1873).
Al referirse a Cuba, lo hace con una expresión patriotera: “Es-
paña tiene predilección especial por sus posesiones ultramari- E: &17ericano vuelve a ocuparse de la cuestitin dc Cuba en otra
nas, no por lo que producen a su tecoro, sino porque simbo~lican en!rega, para afirmar: “la cuestión de Cuba es una cuestión
Zas glorias patrias” (n. 15, lro. de junio de 1872). Subrayo ias e~::inc7ltemente americana” (n. 45, 3 de febrero d-e 1873. La
últimas palabras para poner de relieve el cinismo de tal afir- cu;-siT-a es del autor de este trabajo. N. de la R.).
mación. Púja complementar el largo rastreo, que, como se podrá infe-
Sin embargo, existían otros periódicos que estaban en favor de rir, podría haber sido, sin embargo, más largo, reproduzco se-
guidamente algunas sentencias de Fernando Garrido, que
la revolución cubana. La Discusión, cotidiano democrático, di-
rigido por Bernardo García que defendía la masonería y ataba como síntesis de otras fuentes inspiradoras, me parecen guàr-
a los jesuitas -“el terrible poder negro”, como les liamaba (n. dar alguna relación con la génesis del ideario martiano. Y es
689, 4 de enero de 1871)-, al abordar el problema cubano se- curioso señalar que Garrido fue el autor que en 1854, en EZ E.co
ñala: “Seguimos, pues, creyendo que la insurrección de Cuba de las Barricadas, corroboró la denuncia hecha contra el genc-
no será dominada mientras no se adopte otro sistema distinto ral O’Donnell “de haber cometido horrendos crímenes en la
isla de Cuba” (F. Garrido: ob. cit., p. 227).
al hasta hoy empleado” (n. 727, 21 de febrero de 1871).
El mismo diario transcribe la petición presentada por varks 1) La esclavitud de un hombre , jno es una amenaza para
españoles a las Cortes para que los demás? [p. 721.

sin pérdida de tiempo se proceda a dar cumplimiento a 2) Por esto, ni hombre ni pueblo deben tolerar la esclavi-
la promesa solemne del gobierno, pidiéndole con este fin tud ni la opresión, y deben consagrar sus esfuerzos a
que presente para su discusión en esta legislatura cl plan defender a los débiles, a emancipar a los oprimidos
completo para abolir la esclavitud en las islas de Cuba [p. 72-731.
y Puerto Rico, según lo ofreció a la nación por boca deI 3) El pueblo español debe prepararse para esc día solem-
Excmo. Sr. D. Segismundo Moret Prendesgast, [en] Ma- ne a fin de ser digno de entrar a forma;- parte de la gran
drid, [en] abril de 1871 [n. 800, 21 de mayo de 18711. confederación de los pueblos libres [p. 901.
En la prosecución de la campaña en favor de Cuba, La Discld- 4 La instrucción, para ser racional, debe ser universal >-
si& inserta una serie de artículos titulada “Los asuntos #Ae gratuita, profesional, mezclando la enseñanza práctica
Cuba”, donde ataca a La Época. En su segundo artículo se puede y la teoría [y debe ser administrada en] grandtis aso-
leer lo siguiente: “Y verá La Época que en Cuba no ha habido ciaciones doméstico-agrícolas, industriales, cuyos jar-
ni hay lega!idad ni derecho, justicia ni libertad, y que su go- dines, establos, talleres y campiñas, invernáculos y es-
bierno ha sido, regularmente, el gobierno de la arbitrariedad, tanques, serán otras tantas cátedras en que se ilustra-
de la intolerancia, de los abusos y los privilegios más repugnan- rán las operaciones mecánicas con las explicaciones de
tes y culpables” (n. 829, 27 de junio de 1871). la ciencia [. . .] [p. 1921.
AKL’ARIO DEL CENTRO DE
_ _ _---
ESTUDIOS .MARTIANOS li9
128 ASCARIO DEL CENTRO DE ESTCDIOS MARTIANOS
--~__

El presidio político en Cuba es esencialmente un libelo aplas-


Algunas de estas ideas, revolucionarias para la época, ya ha- tante contra la situación vejaminosa del preso político en la
bían llegado, naturzlmente, a Cubz, por las influencias v los Isla y, por consiguiente, contra la acción represiva de la Co-
canales más diversos. En las primicias literarias del Joven rona española sobre la martirizada posesión ultramarina, ac-
Llartí, se aprecia !.a un eco de ese pensamiento que pone de ción que ofende “la fibra noble del alma de los pueblos” (EZ
relieve las nociones dc martirio 1; amar patrios. He aquí algu- presidio político en Cuba, O.C., t, 1, p. 48), y traduce al mismo
nos ejemplos: tiempo la solidaridad fraternal hacia la insurrección de los
oprimidos, iniciada en 1868 y expresaba en un estilo elocuente
1) En El Diablo Coj~~c>lo, n la pregunta “;QuZ te falta aho- y a veces dramático y patético.
ra, pobre Diablo?“, responde: “Fáltanme pesetas para Me parece que el folleto es fruto de la colaboración dispersa
poder hacer diabluras. iQué mc \-a!iera gritar con eI que el joven Martí publicó en La Soberanía Nacional, de Cádiz.
b(.iisillo vacío L’i:.;? la Repúb!ica Federal?“’
Apenas se conoce un fragmento, dado como publicado el 24 de
2) En Abdula, se refiere a “La corona del mrírtir dc la marzo de 1871, e integrado en la serie Gente Cthzna con el
patria!” [O.C., t. 18, p. 171. número XII. En ese artículo se menciona el tratamiento cruel
a que fue sometido el valetudinario Nicolás del Castillo.
3) También de Abdala: “Y de escudo te siri-a joh patria
mía!/ El ballico valor de nuestras almas!” [O.C., t. 18, Se desprende, al leer Ia nota de la redacción que acompaiía el
p* 171. rwticulo (“Insertamos B continuación el relato que se nos ha
entregado”) que ya se habían publicado otros textos de Martí
Este conjunto de sentimientos aparece, incluso, como el em- y que seguramente seguían publicándose.
brión del futuro ideario martiano, en el que se destaca la idea Desafortunadamente, no encontré en las bibliotecas de España,
abnegada y de hondas raíces dd sacrificio por la patria. Es ni en las de Portugal, la colección de este periódico para poder
elocuente el final de Abdala: confirmar la autenticidad de la hipótesis. De lo que no cabe
duda es de que Ia primera versión, pues como tal considero
;Oh, qntí’ dulce es man? cuatzda se :mere el artículo aparecido en La Soberapzía Nacional, cotejada con
Lucl~anclo audaz po~ defmdev la patria! [O.C., t. 18, p, 241. la versión definitiva de El presidio político en CU&, presenta
diferencias sustanciales.
En mi opinibn, sin embargo, es en Ia Península donde madura
Sea como sea, El presidio político cn Cubn apenas refleja so-
~~7se consolida cl pensamiento político de Martí, al enti-ar en
lamente las vivas reminiscencias que guarda en la memoria de
contacto con !a realidad contradictoria de la política eSpa-
las atrocidades perpetradas ante sus ojos sobre ancianos y,
ñola, al asociarse a la viì-encia fecunda del destierro y de Ias
crimen quizá aún mayor, sobre indefensas criaturas de diez,
influencias de diverso orígenes.
doce y catorce afios de edad, condenadas a diez años de pri-
Señalemos, de pasada, que el joven Martí mantuvo relaciones, sión.
directa o indirectamente, con Nicolás María Rivera (1814-?-1878) Al enumerar sus propios sufrimientos, a los diecisiete años de
y Francisco Díaz Quintero (1819-1878), ya que Rivera fue el edad, afirmará que “el orgullo con que agito estas cadenas,
fundador de La Discusiór; y Quintero el de El Jurado Federal, valdrá más que todas mis glorias futuras; que el que sufre por
en los que, como se sabe, colaboró Martí. su patria y vive para Dios, en este u otros mundos tiene ver-
dadera gloria” (p. 54).
Una vez dicho todo esto, o,rrizás con excesiva minuciosidad, es
el momento de analizar k)s dos folletos publicados por Martí Existe algo más que los recuerdos de las torturas físicas y mo-
en Espafia: El presidio político eiz Cuba (1871) y La Rep:íólictr rales y sus respectivas denuncias.
e.spaf?oln ante la re\.wlucióil cubam (1873, y, por último, sacar No se cansa de señalar Ia dualidad gravosa de la España de
las conclusiones que se imponen, es decir, subrayar la evolu- acá “tan injusta, tan indiferente”, de la España de allá, “rcp?-
ción de los principales lineamientos de la doctrjna revoluciona- lente y desbordada” (p. 46).
ria martiana.
Ante tantos crímenes, hace un llamado al sentido común y al
1 José Mxtí: Obras completas, La Habana, Editorial Nacional de Cuba I963-I%5, t. 1
p. 36. (En lo adelante, les citas que se refieren a Ia obra de José Martí, se =mitir& sentido del honor de la nación española, reclamando la rege-
a la mencionada edición de sus obras completas. N. de la R.)
.

A?X‘ZRIO DtL CESTRo DI: ESTCDIOs MARTI\SOs 131

En contrapartida, refleja un conocimiento profundo de la com-


pleja realidad política española, expresando muchas wces la
esencia dc las doctrinas defendidas por los republicanos espa-
fieles ~nás coherentes:
Hombre de buena iroluniad, saludo a la República que
triunfa, la saludo hoy como la maldeciré mañana cuar.do
una República ahogus a otra Repúblicr!, cwxdo un pueblo
libre al fin carnpyima las li5ertadcs dc otro pueblo, cuando
una nación ouc se explica que lo es, subyuguac y someta a
otra nación ;ue 1x3 de probar que quiere serlo [p. 891.
132 ANUARIO DEL CENTRO DE ESTL’DIOS ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 133

El futuro teórico e inspirador de la revolución cubana prevé José Martí frente a los caudillismos
que la lucha será larga, pero que no habrá otra alternativa.
“La República sabe que para conservar a Cuba, nuevos cadá-
veres se han de amontonar, sangre abundantísima se ha de de la época liberal
verter” (p. 93).
Utilizando una dialéctica cerrada en favor de la idea indepen-
(Guatemala y Venezuela)
dentista del pueblo cubano, niega todo y cualquier vínculo con
la nación que siempre había oprimido y humillado a la patria JEAN LAMORE
amada. “ iCómo ha de consentir la revolución cubana que Es-
paña conceda como dueña derechos que tanta sangre y tanto
duelo ha costado a Cuba defender?” (p. 93) Y concluye con
esta síntesis sorprendente: “Cuba quiere ser libre. -Así lo 1
escribe, con privaciones sin cuento, con sangre para la Repú-
blica preciosa, porque es sangre joven, heroica y americuna”. Sc suele considerar -con bastante razón- que, hasta los
(p. 97). (Subrayo intencionalmente la palabra americana.) años 1885, 1886 ó 1887, Martí se adhiere a los ideales del libe-
ralismo. Después de estas fechas, su pensamiento va radica-
En conclusión, cuando José Martí abandonó España en 1874, lizándose cada vez más a la luz de las experiencias vividas en
una vez concluidos SLIS estudios de Derecho Civil y Canónigo, la América del Norte y dentro de la praxis revolucionaria de
y seguidamente de Filosofía y Letras (abril y octubre de 1874, independencia naciona1.l
respectivamente), los pilares de su pensamiento revolucionario
formaban ya un cuerpo doctrinario fuertemente estructurado En este trabajo, queremos examinar del modo más riguroso
y había tomado la decisión de sacrificarse por la liberación de dos momentos del período anterior al año 1882, es decir, las
su patria, como en realidad ocurrió. experiencias de Martí en Guatemala y en Venezuela. En efec-
to, si es verdad que en aquella época, Martí mantiene como ideal
Las sucesivas experiencias y la diversidad de vivencias en paí- cierta forma de liberalismo, dichas experiencias le llevan ya a
ses de Hispanoamérica, contribuyeron al enriquecimiento de una toma de conciencia crítica acerca de los regímenes “libe-
su ideario. Por último, el conocimiento que adquirió de la rales” latinoamericanos. Martí se encuentra en el Continente
vida política, las costumbres y las ambiciones de los Estados en un período en que la reforma liberal es productora de nue-
Unidos, lo elevaron al lugar descollante dc precursor de la vas formas de poder que no garantizan las libertades democrá-
lucha antimperialista en el mundo. ticas ni son reductoras de las desigualdades sociales.
Antes que nadie, vislumbró en el coloso imperialista -prácti- Julio Le Riverend, en un trabajo publicado en 1968 (“Martí
camente antes de que este asumiera su papel-, lo que la his- en la Revolución de 1868”, Casa de Zas Américas n. 50, sep
tor;.:.L xiendría a confirmar -y hoy más que nunca-: que tiembre-octubre de 1968), observó justamente a propósito de
los Estados Unidos, “el caimán estrellado”, como lo caracteri- Martí que si algunos biógrafos e historiadores describieron el
26 Paul Laraque, “nada en nuestras aguas [y] en todas las personaje y los hechos, nos toca ahora la tarea impres:cindible
aguas del mundo”, que “devora a nuestros hijos [y] devora y urgente de subrayar mucho más rigurosamente la relación
a todos los hijos del mundo” (Paul Laraque: Les armes que entre el uno y los otros. Esta preocupación es exactamente la
tidienlzes. Poésie quotidiennee, Ciudad de La Habana, Ed. Casa que nos guía ahora y, por eso, hemos emprendido un trabajo
de las Américas, 1979, p. 21. En francés en el original). sistemático de descripción de los contextos. Esa “aproxima-
ción contextual” es el único método que nos permite buscar
las relaciones entre José Martí y los hechos que constituyen
la trama del medio sociopolítico dentro del cual le tocó vivir
y obrar.
1 Wase, por ejemplo, el articulo de Isabel Monal, “Jo.+. Marti: del liberalismo al
democratismo antimperialista”, Casa de las Américas, n. 76, enero-febrero de 1973. En
este trabajo, Isabel Mona1 sitúa la verdadera radicalizacibn del pensamiento de Martí
entre julio de 1886 y noviembre de 1887. La autora escribe que Martl. despu& de 1887,
puede ser considerado como “demócrata popular avanzado y antimperialista radical”.
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS hIARTIAh’OS
135
134 ;\X;ZRIO
____~ DF1. CESTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS

nada entre la nación y la humanidad. Martí introduce la idea


de una educación realmente americana, dentro de la cual tie-
ne un lugar preminente la necesaria educación de los indios.
Sobre la cuestion indígena también es interejantísima la ex-
periencia de Martí en Guatemala. A pesar dc las apariencias
de la propasanda oficial, el período fugaz que vive i’,lartí en
Guatemala no es una época de felicidad para los indios. Se
habla mucho de ellos en la prensa y en los medios guberna-
mentales, porque la clase dominante, la de los ladinos, la de
los liberales positivistas, quiere integrarlos en la marcha hacia
el progreso. Pero, con tal que el motor sea esa misma clase
ladina, y que el indio sea el auxiliar del progreso, su brazo
docil y barato. El retrato que hace Martí del indio en Guate-
mala no es un retrato idílico, sino dialectico. Cuando sus con-
temporáneos positivistas sólo destacan cn el indio sus “de-
fectos” y lo consideran como una traba en la marcha de la
civilización, Martí, sin ocultar los aspectos negativos de Ia rea-
lidad indígena, empieza a buscar las causas, para combatirlas.
.IZn sus “Reflexiones” (O.C., t. 7, p. 159-169) destinadas a pre-
r~ecìer los informes de los jefes políticos, aunque es todavía un
texto de juventud, ya se esboza una teoría histórica de Ia suer-
te del indio americano. Martí se encuentra en Guatemala pre-
cisamente cuando Barrios decreta el famo;o Reglmnentol de
Jornrrleros (3 de abril de 1877) que restaura el sistema colonial
Jel mandarxiento para hacer de las masas de indios campesi-
rws mano de obra a las órdenes de la burguesía Zadina. El
desarrollo de una “capa media alta” -según la expresión del
historiador Severo Martínez Peláez-, se hace merced a la con-
fiscación de las tierras municipales indias y a una “neoescla-
vitud”. Esa nueva mesocracia rural se desarroila gracias a
1

Con::rero de la República de Guatemala, p. 69-75. Ese decreto fue precedida por


una carta dirigida por Barrios a los jefes políticos de los Departamentos el 3 dc
,:wic iibre de 1876, ~:unde sc refleja muy bien la opimon de la c!lse Ircdinu :,cercrl
de! p;i.ì.:t ~;TI,I+O n 1:~ indic:, dent~-o d:,t pc~:teni~ d.~ :,; sr, ird:iJ “li~:erai”: “tstj
rcl se?~or Presidente] así mismo persuadido de que el único medio de mejorar la
sltunción de los indios, sack?do!es d-1 estado de miseria y abyecci6n en que se
encuentran, es crearles necesidades que adquirirán por medio del contacto continuo
con la c!asc ladirm, habittitindolos tambi&> al trabajo para que puedan llenarlas,
î?nvirtirndo así en ú:i: y prOdi!ctiVa p-i-2 13 r,grk~ltilra, parñ el COiIICrCiO y para
la indu,!ria del país, esa i?mcnsa mn~oiín de los habitantes de la República, para
iì c ix’:? SLl ha pl%lc;pl:i!iu ic!ln: ia ;t da:ibrar iî clrlli;:ic:on”.

%uninisirar cierto número de “1:unos” al propikrio qw lo pida. SobrC esas dispo-


siciones, escribe cl l-istoriadx Severo ?.iartinz Pelzkz: “Grandes se;toi-es de 1.1s
c?p.:s medias rornperbn en+nnces 5;:s ataduras, todavía coloniaies. v tendrán un
formidable desarrollo. Pers sobre cl indio caerán nuevas ataduras. nueras cadenas que
VAC a consolidar y proionànr su condición de siervo de pxx~uctor b,islco no libre,
aterrorizatlo, despind:d,lr,le!i+- Lc exp!ot;tdo, para mucho tkmpo n;ls [. . .l 1.x rnxherías
wn a rm~ltiplicnrse con !3s fincas cnfetalrs, y en csos ânt~~os van a crmmtraïse y
confundirse indios y lndino~ pobres, prota$oni/ando una ruevn v dura servidumbre”
(1~ patria del criollo, Sta. edición, San José de Costa Rica, EDUCA, 1979, p. 413).
136 ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS ANL’ARIO DEL CESTRO DE ESTCDIOS hlARTIANOS 137

una política “antiliberal” decidida por un gobierno liberal. que utiliza el liberalismo para enriquecer a la alta burguesía
Esto todavía no lo analiza Martí en 1878. Son observaciones \. la clientela de los caciqupes locales.
que enriquecerán su doctrina sobre la explotación de los indios .’
varios años después. Dentro de aquel marco, Martí es esencialmente periodista >
c,rador. Conoce de cerca a la joven generacitin de escritores
En cambio, en Guatemala adopta una actitud muy radical so- \xznezolanos , ;\e cwnta con !a amistad preciosa de un hombre
bre el lugar que debe ocupar el indio en la historia de Améri- rscepcjonal como CecI!io Acosta. La ^ gran preocupaci6n de
ca. Es el tema de una disputa que surge entre él y el director Martí durante ,rqu~!los n~se~ es in de In libertad: libertad para
de El Progreso, Valero Pujol. 5 Ya en Guatemala, Martí plantea Cuba, libertad rea! pnrn Amtirica, y Ilbcrtad para el hombre.
tres ideas: la pluralidad de las civilizacionees, la grandeza de Por s~,nunda ve7, 12 a sei- victima per;onal del ckspotismo dc
las civilizaciones precolombinas, y la visión de la Conquista_ LIII cx~dillo de fi!iación lil-lí-al. \. l, ?ene
:
q:ic i rx precipitada-
como ruptura violenta de una cultura en marcha. Tres ideas r-!Tentc del país.
negadas por gran parte de la sociedad liberal en que se mueve
Martí en aquel entonces.’ No es _extraño,
^^^ cwtoï!cei;, d~cw~.s
.r .
Todo esto se desarrolla bajo un régimen que se hace cada día
más personal y mas despótico. Esa experiencia de un poder
neocaudillesco, a la vez fruto y simiente del liberalismo fini-
secular, se repite para Martí bajo una forma algo distinta tres
años más tarde en Venezuela, donde permanece desde fines de
enero hasta el 28 de julio de 1881.’
Guzmán Blanco, hijo de Antonio Leocadio Guzmán, fundador,
del Partido Liberal, después de tomar a Caracas por la fuerza,
establece un orden autocrático. El también quiere promover
la instrucción gratuita y obligatoria, pero es un fracaso. En
realidad es un caudillo central que se apoya en los caciques
locales y los neutraliza después, dándoles ventajas económicas.
Cuando Martí llega a Caracas, Guzmán se ha asegurado la
alianza con la élite comercial y financiera. Política personalista
6 El articulo de JosC Martí, “Los Códigos Nuevos”, fue publicado en El Progreso el
22 de abril de 1877, con la carta de Martí al ministro Joaquín Macal. Pero el director
de EZ Progreso, Valero Pujol, puso antes la nota siguienk “Se nos remite para su
inserción una carta dirieida al Sr. D. Joaauín Macal. ministro de Relaciones Exteriores.
Y un notable artículo sobre los Códkos- Nuevos. ámbas cosas escritas por el joven
íI
é ilustrado abogado cubano D. José Martí. Con mucho gusto les dimos tábida
aun retirando parte considerable del original [. . .] Apreciando en mucho los brillan-
tes oensamientos del señor Martí. necesitamos, sin embargo. declinar la responsabili-
dad de ciertas afirmaciones, comÓ aquella con. que comieñza el artículo, no- sea que
pueda creerse aprobación tácita de opiniones que suponen una cultura extraordinaria
en pueblos que sí fueron torpemente atropellados, pero que carecían de la grandeza
y desarrollo que se les atribuye. Esto no afecta al conjunto del bien meditado
trabajo [. . .l”
6 Las ideas de Valero Pujol correspondían en realidad a una corriente. En la prensa
de aquellos años, son numerosos los artículos que desarrollan la misma linea. Se
suele analizar la Conquista como un período cruel, pero necesario para fecundar un
territorio poblado por grupos salvajes. Por ese medio, se niega a los indios la capa-
cidad de desarrollar una verdadera civilización para hacer de ellos unos siervos del tiago 73arbexna, alta personalidad del gob’ierno; toma la paja-
progreso movido por el poder liberal.
S Advirtamos que durante su estancia en Guatemaia, la preocupación cubana de Martí
Hubo excepciones. En el seno de la sociedad El Porvenir, autores como Salvador Falla, no desapareció mnca. Se sabe que rednctú el borrador de un:i obra crítica sobre
amigo de Martí, presentaban una visión más dialéctica del indio. la guerra de 1868. Ese manuscrito, por desgracia, desapareció.
7 Nuestras investigaciones permiten pensar que Martf llegb a Caracas a mediados del 9 NO desconocemos -ni menospreciamos- la experiencia martiana c:, ?&5xico;
mes de enero de 1881. Su nombre no aparece en ninguna lista de pasajeros. Sin embar. sin
go, en la lista del vapor aleman Felicia, entrado en La Guaira el dla 20 de enero, .embarg«, la dejamos fuera dc este tr.:hnjo poque Rlnrtí no viviu dirci:nrnente
dentro del régimen porfirista.
figura un pasajero llamado “Mantilla”. iMera coincidencia?
.‘INI!-\~iIO i)EL CES I’KO DE ESTL:DIOS MARTI.A,\c)~
-

138 ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS hlARTIANOS

bra de manera regular en las ye!adas de la Escuela Normal


Central; en septiembre, toma una parte muy activa en los actos
de conmemoración de la independencia. En mayo, había usa-
do de la palabra ante los Jefes políticos, de los Depart:Jmentos
reunidos en el congreso anual en la capital.

Esta vida “oficial” no tiene nada extraño: acogido oficialmente


por el gobierno, sintiéndose a SLI llegada en acuerdo con las
grandes opciones de desarrollo y progreso de ia Reforma Li-
beral, hace la promesa de no decir nada que pueda perjudicar
a ese gobierno que le ha abierto sus puertas. Hasta firmará
un manifiesto de solidaridad con el general Barrios en no-
viembre de 187’7, después del intento de asesinato perpetrado
contra la persona del Presidente.‘”

Por otra parte, varios documentos y testimonios permiten


pensar que Martí solicitó y sostuvo un encuentro con el ge-
nera! Barrios en persona,
El folleto Gtraiemala es un buen reflejo de esta cara oficial
y agradecida de Martí en GUatemala. Muy preocupado por la
ignorancia de los extranjeros respecto de las reformas gua-
temaltecas, Martí escribe ese libro como una manifestación
de agradecimiento, pero también con el fin de incitar a los
inmigrantes a establecerse en esta tierra. Haciendo esto, Mar-
tí quiere aportar su contribución en !a construcción de una
república latinoamericana que proclama SLI fe en la educación
y en el progreso económico.
Pero detrás del Martí público, cumplidor escrupuloso de su
deber de huésped hacia las autoridades guatemaltecas, hay un
Martí íntimo, el Martí confidencial de las cartas a Manuel
Mercado. Esas cartas, desconocidas hasta 1946, han sido es-
tudiadas en Guatemala, esenciamente con el propósito de des-
tacar las informaciones que ofrecen acerca de las inquietudes
sentimentales y profesionales de Martí (César Brañas: “Las
cartas de Martí a Manuel Mercado”, EZ Znepavciaí, Guatemala,
20, 26, y 28 de enero de 1952). Un nuevo examen de esas cartas
nos brinda una serie de observaciones que, a pesar de su bre-
vedad, no carecen de importancia por revelar la evolución del
pensamiento de Martí respecto del régimen liberal y del modo
de gobernar del general Justo Rufino Barrios.
10 El periódico oficial EI G~~~femalteco del 11 de noviembre de 1877 publica un manifies-
to dirigido al presidente Barrios redactado y firmado por los profesores de la
Escuela Normal. Comienza asi: “Hay heroísmos crhninales que inspiran dudas a LS
Historia y respeto ít ius twln‘ores honrados: pero hay criminales de tan repugnante
naturaleza que, por increfbles, se les rechaza antes de verlos [. . .] Y si, en la
sombra, se afllan los puliales, no os u!arme, señor. que en la Escuela se adiestran
las conciencias. Los que educ&is setin vuestros soldados”. El texto lleva fecha del
6 de noviembre, y entre las firmas, aparece la de Jose Marti.
140 ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 141

de que puede vivirse en un país, enseñando y pensando, sin Por otra parte, dentro del régimen “liberal” de Barrios, im-
viciar el alma y pervertir el carácter en la innoble corte hecha pera la mano fuerte para lograr el orden público a toda costa:
a un hombre torpe y brusco” (0. C., t. 20, p. 48). todo responde al binomio “orden v progreso”. Así, Martí pue-
de observar de manera directa un producto del liberalismo,
En cuanto a la xenofobia, no es sólo una actitud de los medios donde sólo se acata la idea de progreso económico, con go-
profesionales. El propio Martí dice: “En los colegios, como bierno fuerte que deja los ideales de libertad para un futuro
en el gobierno, hay una animosidad, hipócrita-y por tanto indeterminado. Puede observar de cerca una forma nueva de
más vehemente-contra los extranjeros [ . . ] Pero el gobierno caudillismo hecho de una mezcla de paternalismo y de mano
continúa en su obra:-iqué he pues, de esperar?” (0. C., t. férrea, representativa de los intereses de la burguesía ladina.
20, p. 48). En el caso personal de Martí, ese caudillismo ha adoptado for-
El 6 de julio de 1878, en carta a Mercado: hace acusaciones mas var:adas: despues & crear las condiciones de una situa-
muy duras a la sociedad podrida dentro de la cual se ha mo- ción privilegiada para el joven abogado cubano (paternalis-
vido durante más de un año: mo), Barrios de.ja desencadenarse la envidia y la hostilidad
contra el espíritu de independencia de Jose Martí. Esie llega
Figúrese V. eso que los franceses llaman égoltlt: tendrá a ser persona non grata. La destitución de Izaguirre, ordenada
V. idea de los hombres y cosas reinantes. Los que creen por el Ministro de la Guerra -10 que significa que fue por la
como el gobierno, aunque esto no es cuestión de creen- voluntad suprema del caudi!lo-, provoca en Marjí urla reac-
ción inmediata de solidaridad que reviste el carácter evidente
cia, son lacayos; los que quisieran morder la mano que
los azota, más que la besan, la lamen. Toda verdad común de gesto político.lZ
es una osadía; toda institución democrática elemental, Así se puede ver que, aunque no lo manifestó públicamente,
propaganda demagógica [. . .] Trocado esto, con más ra- Martí se rebeló prol’undamente contra lo arbitrario del poder
pidez desde los asuntos de noviembre, en una gran ha- personal y contra la corrupción y el servilismo de la adminis-
cienda, donde todo obedece al látigo de un caprichoso tración de Barrios.
mayoral [O. C., t. 20, p. 51-521. Fue una experiencia importante de algunas de las contradic-
ciones del gobierno de la Reforma Liberal, donde Martí no en-
Un país gobernado como lo sería una finca particular, un go- cuentra la garantía de una vida democrática.
bernante torpe y caprichoso, una clientela de cortesanos.. .,
estos son los principales rasgos propios del caudillismo. Es- III
tas frases constituyen también una crítica del liberalismo
Tres años más tarde, Martí está en Venezuela. Despu% de unos
puesto en práctica en Guatemala, donde Martí se da cuenta
seis meses en Caracas, sale del país “con premura . ¿Por qué?
de que el régimen no garantiza la democracia; al contrario,
Lo que caracteriza esa partida es una ausencia casi tota! de
puede llegar al extremo de producir una vida social profun-
documentos, por lo menos sobre lo que toca directamente a las
damente antidemocrática. Es patente que Martí reacciona en actividades de Martí durante los días inmediatamente anterio-
1878 como un demócrata radical, lo que no deja de producir
res a su viaje de regreso. Esta ausencia de docnmen tos escri-
discrepancias muy hondas entre el gobierno de la Reforma
tos nos parece por sí sola una información reveladora de la
Liberal y él; esta situación es la que le lleva a irse del país.
discreción oficial en torno a la salida del cubano. Se trata de
De hecho, se trata de la época en que Barrios se orienta, por una muralla de silencio. Por eso, fuimos realizando un trabajo
etapas rápidas, hacia un poder de tipo personal. Desde la gue- de aproximación contextual que nos permitiera aclarar las cir-
rra contra El Salvador (1876), Barrios dispone de poderes dis- custancias de la salida de Martí con un buen grado de pro-
crecionales -se apoya sobre los caciques locales, que son los babilidad.13
jefes políticos, la Asamblea Constituyente le deja campo abier- 12 Es precioso el testimonio personal del bibliógrafo Gilberto Valenzuela, quien recuer-
to con confianza ilimitada-. En realidad, en 1878 todo el po- da que la dimisión de Izaguuirre sobrevino despu& de una fiesta escolar, y que
todos los alumnos se pusieron en huelga. El propio Izaguirre escribe en 1895, despu&
der estaba en las manos de Barri0s.l’ de la muerte de Marti, en El Mensajero de Centro Amkrica. de Guatemala, el 24 de
mayo de 1895: Martí “renunci6 sus puestos cuando, por orden del Ministro de la
ll Después de romper con Barrios, Montúfar escribió en 1882: “El general Barrios, Guerra, se quitó d? la Escwla Normal a persona de tanta competencia como el
por su cmlcter, por su genio, por su indole. por su organizacibn, por la costumbre cubano señor Josd Maria de Izaguirre”.
militar, no sufre restricciones [. . .] Una Constitución liberal era imposible. siendo W El propio Martí habla de “premura” en la carta que dirige a La OPinidn Nacional
presidente el general Barrios” (cit. por Paul Burguess en Justo Rufino Barrros: UM el 27 de julio: “Con tal premura he resuelto este viaje [. . .]”
biografía, Guatemala, 155’1).
ANCkRIO ___~~~DEL CE.pYTRO DE ESTVDIOS
___---__ ?+!?RiI.iS3S 143

info-me (12 cuenta de la Cctt2ncibn c!e Aguilar y, cn una hcja


suelta, apnrèccn las palab~s siguientes:

Cecilia Acosta, ni dobla.s.ci~ la roilil!a ante el cl&potn,


ni qilemaswis iwicnso n los ?iranos! [ .] Injusticia e
ingi2ti:ud coscchastcis en In tie-r!x; pi;:0 VU~SITOS talcn-
tos y virtude; scr&n prl:niados en el cielo. José Lecín
Aguilar
(Esto se obtuvo del mismo Sr. . .)15

Notemos quz esta de!e.rlcIG:: nr; aparcre refc:rida en la ¿rGnica


policiaca quc publicaba dia: i::“ien!e L¿L O,r)i:l;G:l iv’,ic:!! ,:rnl, lo
que demuestra la dis,.eTci:jn oficial e-xigida en ese tipo de asun-
to; sucede lo mismo con la salida de Mnrtí de Venezuela.
Ese incidente es un buen revelador del ambicnle de aquel mo-
mento, dentro del qUinque;Go de Grlzmán Blanco. Para él, unas
palabras de elogio dj,@das a Acosta por el hecho de no so-
meterse al cauc!iilo c3nst:tuyen ~:na “base de justicia” sufi-
ciente para el elX-,
*~~wce:amiento inmediato. Y ese suceso es tan-
to más intercsan?e cuanLo qu 2 precede en unos pocos días la
salida del segundo nhmero de La ??evis:n Venezolnm de Martí.
Ahora bien, esa revista, difundida en seguida en Caracas,
ofrece a sus lectores un elogio de Cecilio Acosta: ese texto,
que debía reditarse muchas veces durante el siglo XX en Ve-
nezue!a, elogia al hombre de letras, al hombre de grandes do-
tes humanas e intelecluales. El texto de Martí no es, en cuanto
al fondo, un texto pdíiico; en cambio, cl mero hecho de ha-
berlo escrito y publicado cn tales circunstancias constituía en
sí mismo un acto político para el caUdillo. Y este no pudiendo
obrar con un extranjero del mismo modo que lo hizo con
Aguilar, y como Martí gozaba de cierta notoriedad, obró con
prudencia y discreción, y el cubano tuvo que salir del país en
el próximo vapor.
De regreso a Mueva York, Martí reanuda, sin embargo, gra-
cias a la amistad de A!drey, su colaboración periodística con
Lu Opinión h~acioxz~ de Caracas. A partir del 5 de septiembre,
inicia la publicación de las “Cartas de Nueva York”, pero las
firma M. de Z. Más tarde, a partir del 4 de noviembre, apare-
ce la “Sección constante”, sin firma. Pero esas dos crónicas co-
15 Este documento se mcuentra en un legajo de papeles sin clasificar, procedentes
de la Secretaria de Guzmh Blanco. Lo pudimos consultar gracias a la amabilidad
del Dr. Ph-ez Vila. director de la Fundación Boulton en Caracas.
ANUARIO DEL -
CENTRO DE ESTUDIOS hIARTIANOS 14.5

ES ¿..rante cl quinquenio, ell In Cpoca cn que hlartí se e:lcueIltra en Caracas,


cuando Guzmán Blanco obra cada din más como un autkrata, afirmando su poder
146 ANL'ARIO
__-~~ DEL CESTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS

IV

Es muy interesante comprobar la importancia de la f:tncion dc


la espeiiencia cn Cl CûSO de Martí: nunca sc COi:tt.!lió de las
generalizaciones teóricas, y siempre estuvo abi>r:o ;ì nuevos
analisis a la luz de situaciones reales. Asi ocurre coil c3as ex-
periencias americanas que van a madurar c,n su espíritu d~t-
rante los anos vividos en el No1 te. Es iniercnantísiino ver, por
ejemplo, como unos meses sohmente dzsgués de su salida &
Caracas, Martí denuncia con indignación ciertas formas ncga-
tivas de la democracia norteamericana. Condena el papel &l
boss que, en las corporaciones, hace y deshace las elecciones
según SUS intereses circunstanciales: “del nombre de Oos.r que
se da a estos caudillos [. . .] viene el nombr,e de ¿KX~~S~~~O,oue
pudiera traducirse por el nuestro de cacicazgo [. . .j El ókw
no consulta, ordena; el Ooss se irrita, riñe, concede, niega,
expulsa; e! boss ofrece empleos, adquiere concesiones a cam-
bio de ellos, dispone de los votos y los dirige” (“Carta de
Nueva York”, O.C., t. 9, p. 64).
Y saluda ,con entusiasmo la rebelión de ciertos ciudadanos
contra esas practicas antidemocraticas. Ese ejemplo es muv
revelador: primero, demuestra la constante inquietud en Marll
por una sociedad realmente democrática, y su rechazo de todo
personalismo en el poder. En segundo lugar, tomando como
ejemplo el Norte, modelo mitificado de democracia para mu-
chos latinoamericanos de su tiempo, plantea la universalidad
del fenómeno, rechazando la tesis del caudillismo tenido noy
una lacra, una “enfermedad” de la “raza latina”, como una
especie de fatalidad que dirige la historia de la América La-
tina. Martí demuestra exprofeso que la sociedad norteameri-
cana también tiene sus “caciques” antidemocráticos en el
corazón de la sociedad liberal.
Se sabe que en Guatemala como en Venezuela, Martí piensa
constantemente en Cuba. La inquietud por la democracia real,
reiterada en sus escritos de 1882 a 1885, adquiere en el marco
de la preparación de la guerra la importancia de un elemento
esencial de su estrategia: la de la unión en el orden, lo que
implica la participación activa del pueblo y la desaparición
de las iniciativas personales, es decir, caudillistas. El debate
entre José Martí y Máximo Gómez sobre ese asunto es muy
conocido, y por ello no lo evocamos más ahora: en el compor-
tamiento de Martí confluyen entonces el recuerdo de las divi-
siones entre los jefes de la Guerra de los Diez Años, y las
experiencias personales y recientes de los males de las repú-
blicas del Continente. Se trata ahora de una crítica radical de
1,
Li ::xperiencias americanas del siglo XIX, con una perspectiva
148 ANL’.kRIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS .MARTIANOS kNUARI0 DEL CENTRO DE ESTUDIOS ~-..
MARTIANOS - 149

* En primer lugar, reflexión acerca del liberalismo como filo- sitivismo libe1 .al no es el remedio al caudillismo. Al contrario.
sofía estatal para el progreso. Martí es un liberal, se suele Para Cuba, él quiere una revolución democrática: esta noción
decir, por lo menos hasta 1886. Es liberal -<Tomo lo destaco se anlica a la situación colonial de la Isla, pero en él hay una
-- I
Carlos Rafael Rodríguez en su ensayo “Marti, conternp,raneo exigencia de liberación total para toda América, frente al ene-
y compañero”‘” en cuanto está siempre inquieto por la libertad migo exterior, así como frente a las formas antidemocráticas
individual, la propiedad individual, etc., pero se dio cuenta dc del interior como lo son los despotismos acarreados por el
que el liberalismo no resolvía las desigualdades sociales (lo liberalismo finisecular. Esa inquietud nace ya en las tensiones
pudo ver en Guatemala y en Venezuela), ni garantiza las liber- de su Cuba esclavizada, pero adquiere su contenido más rico
tades cuando genera regímenes personales antidemocráticos. con sus experiencias centroamericanas, especialmente las de
A partir de una reflexión sobre el caudillismo de la Indcpen- Guatemala y Venezuela.”
dcncia de principios de siglo, pudo observar la evolución de
ese caudillismo desde unas formas “bárbaras” hacia formas
más edulcoradas bajo una fachada liberal. En sus Apmtes [de
188 1j, Martí condena al Partido Liberal de Cuba, al mismo
tiempo que demuestra una gran lucidez con respecto a los
aportes limitados del liberalismo en las repúblicas americanas:
“En América, la revolución está en su período de iniciación.
-Hay que cumplirlo. Se ha hecho la revolución intelectual de
la clase alta: helo aquí todo. Y de esto han venido más males
que bienes” (O.C., t. 21, p. 178).
Para los ,cubanos de Cuba, la forma suprema de la tiranía es
naturalmente la del gobierno colonial. Ocurre lo mismo con
Martí. Pero él sabrá ver que el liberalismo puede aportar -y
justificar- otras formas de tiranía.
Esa crítica del liberalismo es también crítica del positivismo.
Martí plantea la delicada cuestión de las relaciones entre po-
sitivismo y libertad. En Guatemala, no puede aceptar que
Barrios ponga el orden para el progreso antes que la libertad
democrática. iDebe el orden garantizar la libertad?, o bien,
jse tiene que sacrificar la libertad al progreso, y aceptar la
dictadura de un caudillo? Eso nos hace pensar en la búsqueda
en Méxijco, en la misma época, de una “tiranía honrada”, se-
gún decían los discípulos de Gabino Barreda.ls Según Barreda,
el Estado debía garantizar “el orden material” (1877) . Y des-
pués del progreso material, las libertades llegarán “por aña-
didura”. Y Justo Sierra pide un gobierno fuerte, para orga-
nizar el país donde la única libertad es la de enriquecerse, por
lo menos para una minoría privilegiada. Es el principio del
porfirismo. En la misma época, el peruano Manuel González
Prada denuncia el culto a los caudillos y cree salir de ese cau-
dillismo recurriendo a la ciencia positiva. Martí ve que el po-
18 Carlos Rafael
Rodríguez: “Martf, contemporheo y compatlero”, discurso pronm-
ciado en la
Universidad de La Habana, el 27 de enero de 1972. Reproducido en
Siete enfoques mar.zistas sobre Josd Martf, La Habana, Centro de Estudios Martianos,
Ed. Politica, 1978, p. 79-114.
DD Esto no quiere decir que excluyamos otros campos de experienc+ En Pdcd*.
19 Vé-m de Leopoldo Zea Ef pensamiento Iatinoamericano, Barcelona, 3a. edición, Ed. Martí, en esta &oca, mantiene una postura radicalmente anti~utista f-te a la
Ariel, 1976. esp. p. 388406. Guerra Chiquita de Cuba.
----
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTAfKE 15 1
Martí, Betances, Rizal.
establecer, hasta donde sea fructífero, un natural parale!o en-
tre aquellas figuras cimeras de tres movimientos anticolonia-
les coetáneos.
Llevado a cabo ese par;t!elo en lo que atañe a su pensamiento
y su acción, terminaremos
tratando de ver en qué medida se
les puede considerar como “demócratas revolucionarios”, par-
tiendo del uso leninista de aquella ancha categoría, desde cuyo
enfoque el Centro de Estudios Martianos ha propuesto &e
reflexionemos juntos.
Por eso hará falta que cotejemos las posiciones teóricas y
prácticas que Martí, Betan’ces y Rizal adoptaron con respecto
a determinadas cuestiones claves: el separatismo, el inte:;na-
cionalismo, el imperialismo, la democracia (el pueblo). Otros
criterios útiles, como son, por ejemplo, sus posiciones respec-
to de la moral, la religidn, la educación o la ciencia, podían
asadirse, pero es necesario ceñirnos a los puntos esenciales
dentro de la perspectiva trazada, más aún cuando dos de estas
obras multifacéticas son poco conocidas por los martianos
(isin ofender a nadie!), y que nuestra tarea primordial con-
siste en analizar, volver a analizar y profundizar, el alcance
revolucionario, en su dimensión histórica y universal, del
Maestro: José Martí.
Permítasenos, antes del examen de los cuatro temas definido-
res, echar una ojeada de índo!e biográfica, y otra metodo-
lógica.2
Sinceramente, si no fuera por las circunstancias históricas de
su bregar y por lo que constituyó su razón fundamental de
ser -la lucha y el sacrificio por la patria irredenta-, no ha-
bría motivo para asociar a Martí, Betances y Rizal. Les dife-
rencia el temperamento y la formación, el medio ambiental
de SU madurez y los medios económicos de su existencia. Les
separa también la edad. Betances pertenece, en realidad, a la
generación anterior, a la de Lares y Yara, que es la de los
presbíteros ejecutados en Manila; además a la temprana edad
en que cae fusilado Rizal, el médico puertorriqueño no se ha-
bía lanzado aún a la acción revolucionaria abierta. Por último
los mantiene alejados la inmensidad de los océanos: fijados
por necesidad, uno en América, otro en Europa, el tercero en
Asia.
2 Huelga consignar aqui cualquier referencia a las conocidas biografias martianas
(aunque, dicho sea de paso, una nueva no vendrfa mal). A quien se interese por la
vida y obra de Betances y Rizal, bastante mal tratados en comparación con el cubano,
podemos remitirle a Jose de la Luz Mn: Lo diplomacia de la manigua: Betonces,
La Habana, Lex, 1947; Ada Sukez Díaz: El doctor Ramdn Emeterio Betances: su
vida y SI( obra, San Juan, Ateneo Puertorriqueño. 1965: Wenceslas Emjlio Retana:
Vida y escritos del Dr. Josi Rizal. Madrid, V. Sukez. 19(n; Georges Rscher: Josd
Hizal, philippin (1861-1896). Un aspect du nacionalisme moderne, París, Frawools
Masp6ro. 1970.
152 :\SUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS M4RTIANOS ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 153

Sensibles, inquietos, desinteresados, les movió ante todo la


pasión por la libertad humana y una inquebrantable fuerza
ética.
Los tres fueron conspicuos conspiradores, vivieron fuera del
suelo natal la mayor parte de sus años, desaparecieron, mártires
de la causa, antes de que se realizara su sueño de la patria
libre; y sus pueblos sufrieron, a raíz del sacrificio de aquellos
hombres, el mismo oprobioso destino neocolonial que siguió
a la intervención y ocupación militar norteamericana de 1898.
Pero el legado de los tres, recogido con dificultad en el pasado,
cuando no sepultado adrede, va abriendo hoy para las nuevas
generaciones la vía de la verdadera liberación nacional.
Su tiempo, que era ya en los países industrializados el de la
revolución social -la cual asomara con la Comuna de París
y empezaría a triunfar con la Revolución de Octubre en Petro-
grado-, era aún en la mayoría de los países, desde las pose-
siones periféricas del imperio zarista hasta las posesiones
ultramarinas del imperio español, tanto en Hungría como en
Turquía y tanto en China como en México, el tiempo de la re-
volución democrática. Lenin lo planteó al enjuiciar los acontc-
cimientos revolucionarios de 1905 en Rusia, rebatiendo a los
dogmáticos.
iQué explicó Lenin en Dos tácticas de la social-democracia etz
la revolución democrática?5 Que “la revolución democrática
es burguesa”, pero que, “no se desprende de ello que la revo-
lución democrática (burguesa por su contenido económico y
social) no sea de un inmenso interés para el proletariado”;
que “no postergamos (la revolución socialista), sino que hace-
mos el primer paso hacia ella por el único medio posible y por
el único camino seguro, a saber: por el camino de la república
democrática”. Invitó a mirar toda revolución democrática en su
desarrollo, teniendo en cuenta su contenido clasista real y la
evolución de la correlación de fuerzas en la miama.
Se observará que entre la Revolución Francesa de 1789 y la
Revolución Portuguesa de los Claveles, o bien entre la revolu-
ción Sandinista de Nicaragua, transcurren más o menos dos
siglos. En esas condiciones, <podrán semejarse las numerosas
revoluciones democráticas, en cuanto a propósitos, amplitud,
forma? Frecuentemente antifeudales y agrarias, las hubo tam-
bién sencillamente anticoloniales (antiesclavistas unas, otras
no) y las hay francamente antimperialistas (y otras no) etc.,
etc.: sin que lo uno excluya lo otro y sin que estén resueltas sus
Rizal tenis razón para no creer en aquella fAbula. Basta la revolucidn deycrdticn, fue
leer los diarios de Jos 6 Esta obra, Dos tácticas de la social-democracia en
Marti
Wz
Y Máximo
los patriotas
Gómez, e innumerables
de la manigua
crónicas
no estaban nada
mambisas
desmorhzados
para darse cuenta
a mediados
de
de
escrita en Ginebra en 1905. Aparece en el tomo 1 -2a. parta- de Ia acu%h fracesa
de Oevres choisies, Moscú, Ediciones en Lenguas Extranjeras, 19% P. 117, $l Y 22
map de 1895 y no trataban dc negociar su rendición. respectivamenti. De ella tomamos las frases que tradujimos para ~.aste
~-~___ UabaJo. _
154 -CARIO DLL CENTRO DE ESTLDIOS MARTIANOS

AVCARIO DEL CENTRO DE ESTC’DIOS Mi\RTIANOS i55

includib!es contradicciones internas. Subrayar el carácter o los


caracteres peculiares de cada revolución o intento de revolu-
ció:? democrática es una c?>iigación elemental, prel:ia a toda
disquisición.
Estimamos que la revoluclórl que i\lartí ideó y encabezó, y la
que Uetances y Rizal sembraron y a!en;aron, es fundnmental-
mente anticolonial. La consideramos como fase y aspecto de la
revolución democrática en la época del incipiente imperia-
lismo y las primeras pugnas interimpci-ialistas. La llamamos
revolución democrática anticolonial. 0 si se prefiere, en vez
de anticolonial, independentista o libertadora. Sólo en el caso
de la revolución de Martí sería dable califácarla de revolución
democrática de liberación nacional, con tal que no se confunda
dicha revolución con la guerra hispano-cubano-norteamericana
a la que dio lugar.
Siendo la preocupación patriótica anticolonial (o si se quiere,
repetimos: independentista o libertadora) la esencial cn Martí,
Betances e incluso Rizal, erraríamos si nos propusiéramos estu-
diar su pensamiento poIítBco y socio-económico como si 30s
tres parangonados fuesen exponentes coherentes del democra-
tismo revolucionario europeo de tendencias sociales de media-
dos del siglo pasado. Resulta más íntimo su parentesco ideoló-
gico con Mazzini, Garibaldi, Kossuth, Botev, Parnell, portavo-
ces de naciones desmembradas u oprimidas, que con Blanqui
o Valles, He!-zen o Chernichevski, portavoces de clases explo-
tadas o insarisfechas. Un parentesco que les viene de su perte-
nencia al mtmdo de los p:leblos sometidos, dependientes o
colonizados. 17n parentesco análogo al qi:e tienen con Zapata
o Sandino, Svn-Yat-sen o Gandhi, como acertadamente lo se-
ñaló Roberto Fernández Retamar en un cèlcbye ensayo escrito
en vísperas de la celebración de la primera conferencia tri-
cont.incntal.”
¿ SEPAR.4TISTíiS ?

Desde que R los veinte zfios, y madrilerio por fuerza, redaciara


l,a vepríblica cspa~?ola ante la revolucibr: cit&w!, Maríí llegó
a la conclusión de q,-1 1 e la libertad de Cuba 110 procedería de
Espaiia, sino de la misma Cuba. Ya en 1867, al \-er el cariz
tomado por la in;on;;:!cló!z y al sziir exnulsado cì.2 Puerto Rico
con P.uiz y Easol-2, Edances proFelizó: A”España nc puede c’:ar
,C) que 110 ticx”.

El Pacto del Zanjón y el inri-izdia!o ai:ge del eutonomismo cn


las dos Antillas no les hi,cicron cambiar de opinión. Ni Martí
ni Bctanccs, en 10s aííos de estancamiento del movimiento re-

7 Por ejemplo, cn una carta a Enrique Trujillo del 22 de septiembre de 1892 Y en eI


“Manifiesto a los Puertcrriqaxios” que Purria (Nueva York) dio a Conocer en, su
entrega del 4 de ,?xtyo de 1895.
156 ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
-~
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTC‘DIOS MARTIANOS

es otra, es la “Madre América” a la que, hijo fervoroso, José Granada: “Viva el Rey, muera el mal gobierno”. Rizal, en efec-
Martí canta un himno permanente. Con respecto a eso asoma to, criticó más el mal gobierno que la imposición de un gobier-
una infranqueable diferencia entre Martí y Betances, por una no q~lr no era el del país.
parte, y Rizal, por la otra. Verdad es que Rizal, en un magní-
fico artículo, lleno de ironía, acerca de “Cómo se gobiernan las Pero sin llegar al concepto de que no había solución fuera de
Filipinas”, afirmó como Betances y Martí que “newzo d~t quad la independencia absoluta y fuera de la lucha armada popular,
non habet” (nadie da lo que no tiene), pero aplicando el aforis- trabajo incuestionablemente por ellas, en particular contra el
mo al solo ministerio de Ultramar (La Solidaridad, Barcelona, despotismo y en favor del hombre y la cultura filipinos.
15 de diciembre de 1890, Escritos, t. 7, p. 287).
La Liga Filipina, fundada por él pocos meses después del
En 1884, José Rizal brinda a la vez por “la juventud filipina, P.R.C. (julio de 1892), so capa de fomentar la unión, la instruc-
esperanza de mi patria”, ción, la agricultura y el comercio del archipiélago, tendía a
y “porque la madre España, solícita
y atenta al bien de sus provincias, ponga pronto en práctica agrupar a los patriotas y a hacerlos solidarios en la búsqueda
las reformas que largo tiempo medita” (Escritos, t. 7, p. 22). del bien común. Su estructura y sus fines declarados (aunque
Repite lo mismo en una proclama publicada en París el 10 de era secreta) recuerdan la Sociedad Patriótica de Caracas (1810)
octubre de 1889: “*,A nuestra querida Madre Patria! iiiEspa- creada para desarrollar la agricultura y la ganadería, y que
ña!!!“* En 1891, ofreciendo sus servicios al gobernador general pronto se convirtió, bajo la influencia de Miranda y Bolívar,
Despujol, le explica que “ha hecho todo lo que debía para, sin en club político partidario de la independencia. Rizal se resis-
dejar de amar el bien de mi patria, conservarla para España tió a que evolucionara de esa manera. Sin embargo, como lo
por medio de una política sólida, basada en la justicia y en la ha nrttado Fischer, la Liga “estaba basada, en cierta medida,
comunidad de intereses” (Carta al gobernador general Eulogio en la idea del nacionalismo económico” (Fischer: ob. cit., p.
Despujol, 23 de noviembre de 1891, Escritos, t. 2, p. 167). En 84), rl cual nutría el nacionalismo político.
1894, en carta al gobernador general Blanco, al establecer el Además, su prédica no fue nunca de resignación. “La resigna-
distingo entre libertad e independencia, declara aspirar a la ción no es siempre virtud: es crimen cuando alienta tiranías”,
primera porque “sé muy bien que un pueblo puede ser in- escribió en su segunda novela (EI filibusterismo, Gante, 1891,
dependiente y esclavo al mismo tiempo, como muchos del Asia, Escritos, t. X, p. 210), y a sus compatriotas les señalaba en
y por el contrario se puede ser colonia y dependiente pero libre 1890 que “e] triunfo es hijo de la lucha” (“Como se gobiernan
y feliz a la par, como vemos es muchos países de la Oceanía”
las Filipinas”, La Solidaridad, 15 de diciembre de 1890, Escritos,
(Carta al gobernador general Ramón Blanco, 8 de febrero de
t. VII, p. 285). Cuando cierto anónimo (El Castellano) intentó
1894, Escritos, t. 2, p. 304). Aun en diciembre de 1895, mientras
solicitaba del mismo Gobernador General “plaza de médico atenuar en un periódico inglés de Hong Kong la durísima re-
presión ordenada por el gobernador general Weyler contra los
provisional en la Isla de Cuba por el tiempo que dure la cam-
paña”, Rizal no aceptaba que se calificaran de “separatistas” campesinos de Calamba -su propio pueblo-, Rizal salió a la
sus ideas. palestra firmando Philippino, como Betances había firmado
EI Antillano en la prensa parisiense en defensa de los cubanos
A Rizal le costaba trabajo convertirse al separatismo. No lo insultados durante la Guerra de los Diez Años, y como los es-
admitió. Desaprobó la insurrección patriótica de 1896. Hasta tudiantes Martí y SauvaIle firmaron Varios Cubarzos SU digní-
en la cárcel, en sus postrimerías, pensaba que la Metrópoli, con sima respuesta al periódico madrileño que se empeñaba en lla-
reformas idóneas, hubiera podido evitar la guerra desastrosa. marlos “Sociedad Anónima”. Son momentos en que Se Yergue
Sus mayores reproches al poder colonial en Filipinas estriban orgulloso el sentimiento nacional lastimado.
en la política frailuna local, mezquina y oscurantista, y en lo Hemos hecho hincapié. en estos aspectos contradictorios de la
que él suele designar por la palabra “desgobierno”. Oiríase un ideología de Rizal, no solo por parecernos menos familiar en
eco tardío al grito de los comuneros del siglo XVIII en la Nueva estas tierras -aunque haya quien lo reivindicara no sin razón
como “hispano-americano”-, sino también para mostrar cuan-
8 Vale la pena recordar lo que aquel mismo día -10 de octubre-, cargado de
emoción para los cubanos, Martí les dijo a sus compatriotas de Nueva York: “Este
to más firmes y radicales fueron Martí y Betances. El revolu-
es el problema despu6s de diez afios: o ellos [los españoles] o nosotros (“Discurso cionario filipino equiponderante a estos fue más bien el funda-
en comnemoracíón del 10 de octubre de 1868, en Hardman Hall, Nueva York”, O.C.,
t. 4. p. 241-242). dor del Katipunan y organizador del levantamiento de julio de
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTL’DIOS MARTIANOS 159
158 ANL’ARIO DEL CI:XIRO DE ISTCDIOS hf.\R~I;\!;O$

Cuba, sin la de Borinquen, no será más que media indcpen-


1896, fue más bien el bodeguero Andrk RonifaciJ. de quien tfencia, v esto por pocos años s0lamente”.11
Rizal pronto SC distanció.” Ese compromiso queda ejemplarizado asimismo por la actua-
Rizal no rc<onoció cn la n:ciGn IXX.O! .Icionarin c!cl Katipunall c,ión de h!artí, quien hizo de Patria el vocero de la emigración
In obra consecuente dc SLIS propias idcas; no recorlusió la hij:l puertorriquc:ia, estimuló ia formacibn de los clubes borinque-
emancipada engendrada por su pluma lecunda. El ; olbierno C:S-- 50s y su integración a la Iwcha corniln, y abogó por la unión
pañol, sí. antillana, “convencido de que la independencia de Cuba y
iN0 falla el pci-~s;~Uor nxiul:a:ista, por pui. o,u<> sea, que SC Puerto Rico Cserál [ . . . ] el suceso histórico indispensable para
empareda en ia xItirada dei puro pC:lS~llli~ilto? C’l-~;i~n-Ut~o CO:I;- salvar la inckpendencia amenazada de las Antillas libres, [y]
prl;ndiií la dolol-oba incompre?iGn y las vacilacionci del márlil la independencia amenazada de la América libre” (“El tercer
filipino y tratj de disculparlo: “ios héroes drl pxsnmienl o año del Partido Revolucionario Cubano”, O.C., t. 3, p. 143).
110 soa dueños de su acción”‘0 dijo, pero ~~ortulladc?lllcrlI~~
LIarti y Be;anccs, y el mismo Unamuno, entcndicron de otra Esas “Anti!las libres”, incluyen, tanto para Martí como para
marra en In prrkt~i~l la responsabi!idad LeI inielcctital. .. Hetances, la República Dominicana. Su unión, que Betances y
tfostos co-xiben bajo la forma de una confederación, pero no
Warrí, cementada por la solidaridad moral, corxsponde a una
: ,txesidad revo!ucionaria: conseguir y garantizar la independen-
6.;:I de cada una de las “tres hermanas”, impedir el avance im-
i>t.;‘ialista hacia el istmo y el sur del Continente, preservar la
p,qz mun:lia! en una región estratégica disputada.
!i lado de tan entrafiables vínculos -tan vivos hoy mismo-,
:los llama Ia atención la ausencia de relaciones de solidxidad
6,(,:jl.ra 211tJg los movimienio: antillanos y filipino, objetivamen-
!i: coI;vergcíìLes y concomitantes a fines del sigls XIX, y sin
c~nba~go desconectados y hasta desatendidos.
I;:J ,$“i:\Jyí la cosn parece rnhs sorprendente por cuanto no dejó
c!.: manifestar en 1893 la comprensión del P.R.C. por ia lucha
t!c los JI1!jrCIS &èl norte de &~arruecos~ CpIe hO~ti~ZIhl1 2l lOS
cGdpanies espaikles fortificados en su tierra: “seamos moros”
IXC’l3Tlló Cii P;Lf\+fl. Aquí van, para mayor claridad, las líneas
iìliciales de su pr-ime: artículo sobre Tos acontecimientos de
;V(~jilla: ” ~an?:>S c& una r;!za oprimida, jamás cede el pueb’?:, a
cluieil ocuDa ej c:<;ranj;ro ia tierra amada con huesos de SUS
Il;jo~. El Piif[ ha vuelto a Guerra contra España, y España vivirá
<!!l r i ~(?y:.p,<: )n cl PifE ha~s(a que le desaloje su país sagrado”
io.?-.; t. 5, 19. 333). y a;~~.& cl cUbano ~&$s adelante que “1:I
;jL] r,. !,lff nc> c : c.-!ya sola, sino escaramuza dci cambio y reaj:We
cn que ~:>~.,.;~c h7:;eF cntrp.!lo el mundo”. iN significaria IO
mismo la 7.:i)clicjn pcrmaxen[e d!~ los fiiipin0S -moros o ta-
galos, Cl-iC!iL:s 3 T;~e,,sti;:,‘)s-- contra ]as tropas cO!OnideS de Gcu-
rwión? hX:: (12 doce suI~l~~,~acione; se produjeron Sil cl siglo
XIX en cl ;ìyil;j~i-‘I I .2aL;3
,._ magaliánico: ckco entre 1872 y 1894, de
160 ANUARIO DEL CESTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIAZOS
.--~ ~__ 161

las cuales Martí pudo recibir algún cco por la prensa. . . o no merón, et n1.i Entre 1895 y 1898, en 1 irlud de esta cstmtcgk,
tener noticia alguna. Betances sc e-forzó igualmente para qu: en Paris, Roma, Lar,-
La revolución anticolonial no podía desarrollarse entonces sin dres o Lieja S: scmbrnse la desconkmza J\- fracasasc‘ ci cmpr2s-
tito espaiío!, para que sus compatriotas ll2\-asen In guerra 3.
fuertes limitaciones y trabas. Limitaciones que eran a veces
Pu(:rto Ri\:d, para que el Comitè Filipino dc I-I,lng Kong es?:;-
las de los sectores dirigentes del movimiento (capas burguesas \-iesc en <oI?tacto continuo C3n .a 1 Uelwación
- Cubana dr Nl~::-a
y pequeñoburguesas estrechamente nacionalistas) ; trabas que
siempre estaban relacionadas con el dramático aislamiento de York, etc.”
los pueblos en un planeta aún carente de comunicaciones rápi- Resul t:a. si(inifjcativo que Belances, que en la G:Ierl.: de ‘us
das y seguras. Tamañas debilidades sólo podían superarse con Diez Alios ‘había escrito cn La Ixdeperderzck; (de Nueya Yo!-k’i
el tiempo y la técnica, y con el crecer del movimiento obrero sobre la cuestión filipina, fue1.a quien despu;s, el presidir .-I
revolucionario. Recordemos que sólo en 1896, con motivo del ib‘omi!!j cll: Paris, cit ::iera de enlace cn!rl: i’ulì;ln(i-~ :. i ilipij:l,,
congreso socialista de Londres, el movimiento obrero se plan- en 1896-1897. a Fetición de los filipinos.
teó a sí mismo la cuestión nacional desde un punto de vista Sin restarle inteligencia política ni eficacia i:;medi~ta a tan
internacionalista, asociándose allí, en una misma moción dc desbordante actividad patriótica -la cual recuerda, ;ccí~-.w no?,
solidaridad, “los pueblos que luchan por su libertad” con a los peregrinos de la libertad de los pueblos, a los ?,!Ic!:.iewicz,
los pueblos de Armenia, Creta, Macedonia y Cuba. Distaba aún Garibaldi, Cipriani, et al.---, cabe preguntarse si esta no tradu-
bastact:: dc esta timida postura a la nítida orientacibn leninista cirá la situación punzante de un hombre que, al no vcïse re+
adoptada por los bolcheviques y la Tercera Internacional. paldado por su pueblo, intenta suplir desesperadam:cte s:l
Volviendo a Martí, otra consideración se impone. Existe en 61 momentánea pasividad.
la idea, que le es propia y no surge de las #condiciones de la EI pueblo cubano estuvo con Martí, quien trabajaba “c:jq :odus
época, de que Cuba y Puerto Rico no deben esperar su inde- y para el bien de todos”. Las condiciones de obtención de la i:l-
pendencia de otras potencias u otros pueblos, y menos aún dependencia contaban para él tanto como la mera independen-
de una conjunción propicia de factores extrafios, sino de sí cia, porque se trataba de preparar el ordenamiento de la re@-
mismas, stricto semu. blka “ justa” y “trabajadora”. Asumiendo la plena responsabi-
lidad del futuro inminente de un pueblo llamado a “equilibrar
Ya Betances en 1851 había expresado el mismo criterio -idén-
el mundo” “ en la puerta misma de la nueva humanidad”, Martí
tico en la forma con el “Italia fara cla se”, del rey piamontés- no podía permitirle a aquel pueblo suyo que buscase escapato-
cuando supo del ambiguo desembarco de Narciso López.‘”
rias cómodas, confiase su destino a los azares de la coyuntura
Pero aprovechó luego las circunstancias que se le ofrecieron
y a los trabajos de valientes combatientes lejanos, se relajase
para acometer y hacer acometer el gobierno español, por fuera v renunciase a su conciente y reñido esfuerzo unitario por
y por dentro, por cuan;os elementos tuvieran interés en su pér- emanciparse a tiempo por sí solo.
dida. No había aventurismo en ello. Sin comprometer nunca las
fuerzas de la revolución ni la misma independencia, quiso ace- De ahí, explicó, que
lerar la hora de esta última. Pensaba, además, que la instaura,.
ción de la república en España constituiría el factor decisivo acá en Patria, hablamos poco de Mzlilla. Con moros o
del proceso independentista. Partidario de encender varios fue- sin ellos, haremcs la independencia de Cuba. Hasta más
gos simultáneos, que a la vez socaven la resistencia del poder me- placer tendríamos, porque sería más de hombrEs, en hz-
tropolitano y solivianten la carga soportada por los heroicos cerla cuando no hubiese guerra el? Melilla 1. ] Xo entra-
mambises, Betances no vaciló en apoyar sigilosamente cualquier remos f:n la libertad por la gatera de Melilla. Xucstro aiia-
posibilidad insurreccional en el corazón de España: las velei- do no será la casualidad, sino el orden de nuestra prepa-
dades carlistas, los atentados anarquistas, las demostraciones ración, el conocimiento y remedio de los yerros pasados,
multitudinarias republicanas. Contó mucho con los republica- la simpatía merecida de los esparioies liberales de nuestro
nos, entre quienes tenía amigos influy-entes (Ruiz Zorrilla, Sal- país, :a esperanza legitima de tod:s SLIS hTJos LI: um repsl-
blica de respeto y concordia, y el ímpetu y poesía de
12 “Cuba triunfará por sí misma”, decIar Betances, según su propio testimonio:
“Souvenirs d’un Rholutionnaire” (La Revue Diplomatique, París, del 10 de octubre 13 Estudiamos con detalles estos aspectos del “laborante” Betances c:l 4 libro citara
de 18Y7). Texto recopilado en el apéndice de nuestro estudio La colonia cubana de en la nota anterior; en particular, en el capítulo XI, en Jo que SC refiae a la so!;d~.
París (18951898), La Habana, Ed. Ciencias Sociales, 1980. ridad cubano-filipina.
AhX’ARIO DEL CENTRO DE ESWDIOS MARTIANOS
162 ANV.%RIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIAFJOS 163

nuestro d~echo [“Esparía en ?~Ielilla”, O.C., t. 5, p. 335


7361. En Asia, China no estaba en cond;ciones de e>:tendelse a c’s-
pzncas de las Filipinas, y el Japón per-cguía otro fin priorita-
Pensamos que el silencio de ?.!,i:tí 3:c‘rca clc la aspil-;\cion y la rio: “Verdad es que tiene exceso de poblacion, pero Corca 1~
labor de los independentista, fiiipinos (sin ol\rid;:!- c;~~:: c;l brote atrae n::;., que Filipinas, y, ademas, es i;?hS fscil de !o1llar” (“Fi-
:wurrcccic;nal decisivo tuvo l:.lgar al ano de la caicla clc Xíartíj. lipirias dentro de cien años”, cit., p. !62).
n-, puede interpretarse por alguna forma de despr:cio ni jus-
tificarse por su descí-1::ocimienio de la realidad cxistt‘ntz en Sin embargo, sus últimos escritos de 1596 traducen un cambio
iLeía tanto y se interesaba por cl en su pensamiento. Declara entonces que ha trabajado en favor
aquella rc:ión del Pacilico.
de la unión, la prosperidad y la dignidad de los filipinos “para
mundo entero! Pensamos que 10 que dijo del patriotismo ri-
que cuando lleguen los acontecimientos [entiéndase: la insu-
fcño ha de aplicarse a lo que pudiera decir, si bien no lo dije,
saludarlo, pero no apoyarse en ~110~. rrección temida], no caigamos en manos del Japbn, ni de In-
del patriotismo filipino:
glaterra, ni de Alemania” (“Datos para mi defensa”, 12 de di-
Existe un abismo entre este silencio meditado -quf_: no es ig- ciembre de 1896, Escritos, t. VII, p. 333). No olvidemos 9~1e
norancia ni indiferencia, insistimos- y la brusca adhesio!? di: unos años antes, por poco se dejaba seducir por la “libertad”
Rizal a la causa española cuando quiso ir a combatir la insu- de que se gozaba en Francia, Inglaterra y Alemania. Los Esta-
rrección cubana como médico castrensc . . l4 Pero que la prime- dos Unidos no lo atrajeron tanto por la falta de “libertad civil”
ra Constitución filipina de 1897 se inspirase en la cubana de y el racismo. No le alarmó la política estadounidense en cl Pa-
1895 demuestra que en el curso de la guerra -tal vez gracias cífico. La juzgaba en estos términos:
a gente de la estirpe de Betances- ya vislumbraron las dos
revoluciones anticoloniales su identidad fundamental. Acaso la gran República Americana, cuyos intereses se en-
cuentran en el Pacífico y que no tiene participación en
LANTI-MPEKIALlSTAS? los despojos de Africa, piense un día en posesiones ultra-
El camino recorrido a trancos a fines del siglo XX, median!r marinas. No es imposible, pues cl ejemplo es contagioso,
una lucha a sangre y fuego, por las nacionalidades potenciales la codicia y la ambición son vicios de los fuertes, y Harri-
(cubana, puertorriqueña, filipina) hacia las correspondientes son se manifestó algo en este sentido cuando la cuestión
naciones constituidas dentro del marco estatal, se abrió tambien de Samoa; pero ni el Canal de Panamá está abierto, ni
a través de unas enmarañadas relaciones internacionales. La los territorios de los Estados Unidos tienen plétora de ha-
disímil apreciación del contexto separa de nuevo a los antillanos bitantes, y caso de que lo intentara abiertamente, no le
del asiático. dejarían paso libre a las potencias europeas, que saben
muy bien que el apetito se excitó con los primeros boca-
No es que Rizal no haya analizado el destino previsible de su dos. La América del Norte sería un rival demasiado mo-
patria dentro dc la evolución mundial, ni contemplado las ten- lesto, si una vez practica el oficio. Es, además, contra sus
dencias antagónicas de las potencias imperialistas enfrentadas tradiciones [“Filipinas dentro de cien años”, cit., p. 1631.
en el reparto del mundo. En 1890, en su opinión, la futura in-
dependencia de Filipinas no peligra por ese lado: “Si las Fili- Rizal no imaginaba la descarada intervención que pronto se
pinas consiguen su independencia al cabo de luchas heroicas produciría en su patria -prolongándose por medio siglo-.
y tenaces, pueden estar seguras de que ni Inglaterra, ni Alema.- Por lo tanto, no alerió a sus compatriotas contra un peligro
nia, ni Francia, y menos Holanda, se aireverán a recoger lo en el que no creía mucho.” Pero el no deseó intromisión ex-
que España no ha podido conservar. Africa, dentro tie algunos tranjera alguna, ni contó con ella para alcanzar In libertad.
anos, absorberá por completo la atención de Ivs europeos. . .” Precisamente quiso qu’=L su pueblo tuviera libertad (siempre
(“Filipinas dentro de cien años”, L!: So?irlari¿lad, 185%í8/0, Es- distinguida de la independencia) para resistir cualqluier inter-
critos, t. VII, p. 161). vención europea 0 japonesa.
14 Leopoldo Zea (ob. cit., p. XSIII) dice en lix xota que “cn el homenaje que el
pueblo filipino hizo a Runl, n: cumplirse en 1961, el primer centenario d:: su nail-.iien-
15 Reflejo de semejante drspreccupación: cuando Ia guerra conil~ España los revol~~o-
to, urios de los pnr:icipan;z5 :Firmawr que Rim! SUG;:,J, por ccia vía, tomar coTl?ac.
narios firmaron con los Estados Unidos un pacto de alianza y les ayudaron en su
to con los rebeldes cubanos”. camptia militar. Después del vejaminoso Tratado de París, y ante la evidente mala
El gobierno español tardó en asentir a la demanda hecha en diciembre de 1895, Y fe yanqui, los mismos filipinos, otra vez con Aguinaldo a la cabeLa del moviuiento
Riïnl no SC cmbarcó para Barcelona srno cn sep:iemóre de 1596. de guerrillas, intentaron expulsar a los nuevos dueños del archipiélago. Durante tres
años (1899.1902) se prolong6 aquella heroica resistencia nacional.
__-
ANI;.ARIO DEL CESTRO DE ESTUDIOS
_~ MARTI.ANOS
--__ 165

.\i.>\-\ll- Ix idc/ 1’ actuzcirin cokren,, ewontramo4 t‘il Betan- ribcì)la. Martí resumió sin ambigüedad ni torturadas perífraki;
;crl Ya en iS63 denunció al “minotauro americano”. Sostul- lo que opinaban muchos pzitriotas antiliw35: “\; C:!ba citi’T=
-í:e para prevenirlo, hacía falta la independencia u;-gcnw clc scl: libre de España y :lc los Estados Lni3,,.” C‘.J:;:~~’ :zo.z LI,
la; colonias espafi,)las. Llamí, a la unión de !os puc’n!t~s a;l~i- CL~ii~:~c’.i, O.C., t. 21, p. 380).
i’X?CF. r::::cc-,zados todos de anesión, tanto Cu’b:! CO~IIO la lic- En Alarti, como en Bztances. aque!!-, atel:cir:i inquieta nu íL:c
-~~k:‘;;~
, _.’ aa:;;inica-,y., tac:c, Haití como Pxnrto Rica. Propuso casual ni secundaria. ;Quién no sabe de rn~~cria las frases
q;re SC :s:abara en el fronti:Ticio del templo de !u inc’>penc’.c;:- de SY última carta a klanuel hlercado donde da a en;endcr l( s
c;a “es:;\ inscripcikn imperecedera lcomo la patria, que nos dic- impresionantes y secretos que fueron sus pasos para inknt::I
ta [.. .] 1.3 mBs generosa inteligencia y el más egoístrt instir..o cerrarle el camino al gigante ? Y no se ignora que 31 hacer eso,
d; conservaci<ín: las -<ntillas para los Antillanos”.l” En de-s:\- Martí no pensaba sólo en sal\,aguardar la posibilidad de una
finnte coiltrapusicicín ai lema hi!?ócrita de la Doctril;: \~:JIT:I,:. completa soberanía nacional a raíz de la independencia. Pclsa-
ba en nombre y en favor de Cuba, de Puerto Rico, de ias demás
Luchó constantemente por cse ideal de independencia absol:lra
Antillas y de toda Hispanoamérica: “El desdén del Tcecino for-
y de confederación antillana. Alzó la voz e hizo múltiples ges- midable, que no la conoce, es el peligro mayor de nuestra .4m¿-
tior.cs, desde los más cándidos ardides hasta las m5s scrias iI:-
rica; y 1.. .] el día de la visita está próximo [. . .]” (“Nuestra
tervencioncs diplomáticas (cuando con la confianza c& Lupercin AmCrica”, O.C., t. 6, p. 22). Urgía que la América Latina libre
desempeñaba el puesto de secretario de la Legación dominica- \e ~:n:¿;‘,l ‘7 fortalcclera. Pero pocas voces continentalc:, habla-
na en París), para que los anexionistas locales, en inteligeccia ban en ese sentido. Bolívar “tenía todavía que hacer”. .
con los de Washington, no cediesen en Haití la peninsula de
San Nicolás, y en la Reptiblica Dominicana la bahía de Sama- La primera conferencia panamericana en Washington (1889-
n5. magníficas bases estratégicas codiciadas por la potencia 1890) y la conferewia monetaria internacional americana en
imperialista norteña, evidentes cabezas de puente para fatorz- Washington (1891), en la que Martí representó honrosamente
cet una ulterior e ineludible toma de posesión de la Isla. a la República del Uruguay, le proporcionaron nuevas pruebas
del apetito mal disimulado del imperialismo, y oportunas tri-
-41 cabo de medio siglo de combates revolucionarios, en Ic:s
‘bunas para desenmascararlo hábilmente. Esas asambleas le
r:<iagos días del desembarco norteamericano en su idolatrada
brindaron también la oportunidad de desmitificar lo que en-
E*;r-inquen, Beta!lces dijo amargo al periodista Ronafou:; que
volvía el lema seductor de “unión continental”: “Dos cóndores,
“lo mismo da ser colonia yanqui que española” (Betmces, p.
o dos corderos, se unen sin tanto peligro como un cóndor y un
LXXV), y escribió, enérgico como siempre a pesar de la fatal
cordero” (O.C., L. 6, p. 159). Cóndor, pulpo, coloso, Goliat, mons-
el:fermedad: “No quiero la colonia con España ni con los Es-
truo, Roma Imperial, etc., son los vocablos empleados por Mar-
tados Unidos. <Qué hacen los puertorriqueños que no se re- tí para representar concretamente a los Estados Unidos expan-
belan?“17 No compartía las ilusiones de sus compatriotas que sionistas. Sin embargo, Martí no exagera ni anatematiza, ya
acogían con júbilc a los “libertadores” rubios. que “la alarma falsa fuera tan culpable romo el disimulo”
Las orientaciones e incluso las formulaciones de Betances evo- (“Congreso internacional de Washington”, O.C., t. 6, p. 46). Des-
ca!-án para los martianos mucho de cuanto Martí dijo e hizo pierta, enseña, orienta. Lo valioso y específico de su aporte
respecto de los torvos designios de los Estados Unidos. UNO esta, además del ropaje brillante, en el análisis que desde las
\.amos a exigirle a Martí que se adelantara a Betances! En tan entrañas de la naciente potencia imperialista, hace de la OVO-
firme trayectoria antimperialista una generación los separa, lución política, económica y social, moral y espiritual de la
pt;-0 ‘ía -qntes de 1890, coinciden plenamente. No puede habrr patria de Washington y Lincoln, la cual yendo de “más a me-
en esc preminencia ni exclusividad. Maceo, Gómez, Luperón, nos”, cría ahora un Cutting o un Blaine, y pervierte el espíritu
Hoctcs. Firmin y otros se pronunciaron asimismo contra la democrático original.
arìlenn.::;nte po!ítica norteamerica.na, contra la inie:pretac%n Ante los convites “de los Estados Unidos potentes, repletos de
Tc!:.-cida de la D;;ctrina Monroe, que rechazaban, contra el cum- productos invendibles, y determinados a extender SJS dorniqic.7
13.imiento inexorable del “destino manifiesto” cn la zona cs.- en América [. . .] urge decir, porque es la verdad, que ha lle-
gado para la América española la hora de declarar su segmda
IG Del discurso en francés pronunciado por Betances en el recinto de la Chn Logia independencia” (“Congreso internacional de Washington”. O.C.,
de Port-au-Prince en 1870 (Betames, p. 115-116).
t. 6, p. 46). Lo que no concierne sólo a los gobiernos sino sobre
17 Cit. por Manuel Maldonado Dais: puzrto Rico, una i,zterpretación histd~co-soc%
4ta. ed., México, Siglo XXI, 1971. p. 49.
todo a los pueblos.
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
166 ______-~ __ -.-_ ---. . -. --..DEL
ANCARIO CESTRO DE ESTUDIOS M4RTIAP;OS 167

Creen [los Estados Cnidos] en la necesidad, en ~1 derecho de mera forma no merecería el sacrificio 3 que nos ;ipr.estamo\”
bárbaro, como único derecho: “esto será nuestro, porque (O.C., t. 1. p. 319). La r2~~olución anticolonin! si_oni!icz la Cr!‘-.-
10 necesitamos”. Creen en la superioridad ir,contrastablL> dicación imprescindible clc las 2sLr~;itura5 1. de las mcntalid:.-
& la “raza an~l0sajona contra 13 raza latina”. Creen en des co!oninl>s, a difcrcrxia de lo qu: ocu:-!.ii tic MZxico ~1 p.iu
la bajeza de la raza negra, que esciavizaìun avc’r \- vejan de la Plaia cuando la primera iì-d~~;~zndencia, hipotxada po~-
hoy, $ de la india, que exterminan. Creen que ios pueblos que “con los oprimic!os habia quc hacer causa común” (“Nues-
de Hispanoamérica están formados, principalmente, de in- tra América”) y apenas se hizo.
dios y de negros [“La conferencia monetaria de las repú-
blkas de América”, O.C., i. 6, p. 1601. Amo repetiremos lo que apuntamos hace poco en cuanto c? la
estrategia martiana de “unión patriótica J’ dcmocrática”.l”
Y es evidente que, lejos de despreciar a aquellos indios y ne-
gros -realidad viva de la “América mestiza,” componente esen- Cuando Martí recalca que “para todos será el beneficio de In
revolución a que hayan contribuido todos” (“Nuestras ideas”,
cial de “nuestra América”-, José Martí les tiene reservado en
su proyecto libertador el papel de ciudadanos fundadores di: art. cit., p. 320), su invitacicín a todos los cubanos -blancos :
la “república cordial”. negros, ricos y pobres, capitalistas y obreros, comerciantes -
campesinos, militares y civiles, cubanos del país y emigrados-
¿DE,&CR%TAS? para que participen conjuntamente en la redención de la pa-
tria, es al mismo tiempo el compromiso de promover y defen-
La república democrática, como sustituto del régimen despb- der en la república la “política popular”. Simultáneamente to-
tico colonial, es la aspiración inequívoca de Martí, Betances 5 ma iniciativas conciliadoras y medidas organizativas para que
Rizal, y la finalidad de los movimientos nacionales que trata- esa indispensable unión se plasme ya en los hechos cotidianos
ron de encabezar. y arraigue.
Su revolución anticolonial no se asienta en los feudales (ya ine- Aunque no dejaron un solo tratado en que hubieran vertido
xistentes en Cuba y Puerto Rico, ni en los oligarcas (hacenda- sistemáticamente sus pensamientos de estadistas, puede cole-
dos o comerciantes) ni en los religiosos, ni en los militares, ni girse de su obra dispersa que Martí, Betances y Rizal concibie-
en los caudillos, cuyo peligro denuncian y cuya eventual pre- ron una república de “libertad, igualdad, fraternidad”. Al pre-
ponderancia quieren imposibilitar. En países donde, no obstan- parar la revolución de Lares, Betances y los miembros del Co-
te el arcaísmo del colonialismo, el modo de producción capi- mité Revolucionario de Puerto Rico enarbolaban el lema de
talista se estaba generalizando, incluso en el campo (más en “patria, justicia, libertad”; un lema afín al de la Revolución
Cuba y Puerto Rico que en Filipinas), la lucha nacional iba a Francesa, porque en 1868 la justkia significaba allí la aboli-
ser necesariamente diferente de la que capitanearon en Africa, ción radical de la esclavitud y la igualdad esencial de los hom-
Abd-el-Kader o Arabi Pacha o Abd-el-Krim. bres. Betances no dejó de ponderar los valores de la Revolu-
La reivindicación democrática es una exigencia fundamental de ción Francesa, brindando en un banquete por “la Francia de
su programa de liberación, no ~610 en el sentido de la observa- la libertad, y por encima de ella, por la Francia de la dignidad,
ción que le hizo Lenin a Rosa Luxemburgo: “En todo naciona- ya que al decir derechos del hombre, se dice dignidad humana”
lismo burgués de una nación oprimida existe un contenido de- lBetames, p. 256). Nariño del Asia hispano hablante, Rizal tra-
mocrático general CO~ZZYUla opresión”18 -Martí y Betances no dujo al español y al tagalo, en una hoja bilingüe, la Declaración
pertenecen a esa corriente y Rizal sólo indirectamente-, sino de los Derechos del Hombre de 1789. Unos años después, esa
también en el sentido de que llaman a la concienicia de las ma- Declaración se publicaba el mismo día de la proclamación de
sas, a la acción de las masas, para que con la independencia la República Filipina por Aguinaldo. Por su parte, en las déca-
se impongan en la república asegurada, Ia libertad y la justicia. das del setenta y del ochenta, atento al afianzamiento del ré-
gimen republicano y el avance democrático en Francia -con-
De fos tres, fue José Martí quien desarrolló co!1 la mayor insis- fundidos en la persona de Gambetta, “el republicano prácti-
tencia y sinceridad este tema de las transformaciones econó- co”-, Martí notó con satisfacción que “desde que no tiene re?
micas y sociales, morales y espirituales, implicadas por la re-
volución. Sintetizó su sent’ir en “Nuestras ideas”: “El cambio 19 P. Estrade. “Martí: une stratégie d’onion patriotique et democratique”, Les Languzs
Neo-Latines, París, 1979 (1). n. 228, p. 29-65. Un compendio de este estudio se ha
18 “El derecho de las naciones a disponer de sí-mismas”, Lenin: ob. cit., p. 335. Cf. leído en ~11 IX Seminario Juwnil de Estudios Martianos (enero 1980), y se publicará
nota No 5. Traducción nuestra del francés. entre los trabajos del mismo.
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS hl4RTIANOS 169
168 ASUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS

pondrán de ese derecho en Cuba independiente, como todos


este pueb!o, CS en verdad un pueblo-rey” (“Noticias de Fran- los patriotas ya lo tienen en el P.R.C. para designar anualmen-
cia”, O.C., t. 14, p. 53). te, por \rotaclón secreta, a los presidentes de los clubes y al
Curiosa, pero sintomáticameni-, la Revolución Frnnc~sa ad- delegado y al tesorero del Partido. Otra es la opinión de Rizal,
quiere tanto u m!ts importancia a sus ojos
que 12 IT;-til~ión otra por lo menos mientras persista la dominación española
Norteamericana. El jacobinismo audaz & la primera Ics con- con sus fabricantes de votos, los frailes. Admite “cierta res-
I-icne más que la pusil animidad de la segunda. Perc su apecd tricción en el sufragio, no tanta como lo que propone el señor
al pasado, aunque luminoso, no es tal que limiten sus an;bi:ro- Calvo Muñoz, ni tan lato como el sufragio universal. Cierto
nes de desear, a un siglo de distancia, la reproducción del cxm- que en un país, donde la única tribuna permitida es el confe-
bio político y social iniciado en 1789. Viven en otra Spoca y sior,ario, conceder el sufragio universal es hacer que triunfen
otras sociedades. Por ejemplo, la república cubana a que aspira los reaccionarios [. . .]” (“Filipinas en el Congreso”, La Solida-
Martí será ante todo americana; fruto de la experiencia y la ridad, 31 de marzo de 1899, Escritos, t. VII, p. 199).
mente hispanoamericana, no será copia de la “gran república Detengámonos ahora, siempre a manera de ejemplo, en un as-
del norte” ni imitará en sus instituciones tal o cual democracia pecto de la libertad: la libertad (capitalista) de empresa. En
europea. islas sometidas a monopolios extranjeros, en países de econo-
Además, el progreso de ia humanidad plantea, aun en los paí- mía dependiente y nivel atrasado (aunque con notables dife-
ses colonizados, cuestiones nuevas. A la república democrática rencias), esta libertad parece ser una condición del progreso
le toca resolverlas en sentido progresista. Martí, Betances y material general; por lo tanto, la aceptan. No se puede decir
Rizal son partidarios de la absoluta laicidad del Estado y de la que eludir o frenar la vía capitalista de desarrollo económico
educación. Testigos y víctimas del clericalismo en sus tierras para sus patrias; más bien intentaron precipitarla, tratando
o en las que pisaron (por ejemplo, Martí en México y Gu?te- (Martí) de atenuar los efectos antisociales que aquella vía en-
mala), les une el anticlericalismo. Pero, incluso en el caso de cerraba.
Rizal, cuyas novelas reflejan una rabia anticlerical que el clero Rizal canta al “vapor, quinto elemento” y hace del fomento
no le perdonó, la tolerancia reiigiosa es el verdadero credo del comercio, de la industria y de la banca un objetivo priori-
de estos tres masones. tario de su actividad práctica (como se lee en los estatutos de
Páginas enteras y frases antológicas se podrían extraer de la la Liga Filipina), porque entiende “que un pueblo no puede
obra de estos tres prohombres de saber hondo y enciclopédico, 3: ,‘L r libertades sin tener antes prosperidad material; que tener
en lo referente al impulso que debe recibir la instrucción pú- libertades sin tener qué comer, es oír discursos y ayunar” (“Da-
blica, científica y práctica, renovada, en una palabra, para el tos para mi defensa” -escritos para su defensor Luis Taviel
beneficio material y espiritual de cada hijo de la nación, y la de Andrade-, 12 de diciembre de 1896, Escritos, t. VII, p. 333).
ilustraci6n (palabra predilecta de Rizal) de la nación en su De regreso a Filipinas y a pesar de su inmediata deportación
conjunto. Lo que ha de redundar en provecho de la democracia a Dapitan (isla de Mindanao), José Rizal proyecta crear socie-
también. dades de tipo capitalista, primero en Borneo (la British North
Martí, Betances y Rizal comparten, pues, los ideales, remoza- Borneo Company, integrada por colonos filipinos al frente de
dos y puestos al color del día, de la Revolución Francesa -re- los cuales iría), luego en Dapitan, donde encuentra a un socio
volución democrático-burguesa por excelencia-, y desean lo para construir una fábrica de cal (1893) y compra tierras po-
que ella significa para ellos: el fin de la tiranía de los privile- bladas de cafetos y cacaos, tratando de levantar la Sociedad
giados s- la instauración de una sociedad republicana libre en de Agricultores Dapitanos cuyos estatutos establece en 1895.
que el pueblo tenga un papel activo y una justa consideración. Tiene entonces servidumbre. El burgués emprendedor cohabita
Ahora bien , {interpretan del mismo modo los preceptos que en Rizal con el intelectual cohibido. Esto ocurre en un lugar
invocan a diario?, ¿se forman del pueblo la misma idea? y en una época en que el capitalismo es todavía un factor de
progreso. Como lo es todavía veinte años después, cuando en
Detengámonos, a manera de ejemplo, en un aspecto de la igual- 1913 Lenin escribe que “en Asia crece, se extiende y se forta-
dad. Quieren las más amplias libertades individuales y públi- lece un poderoso movimiento democrático. La burguesía está
cas compatibles con e! desarrollo de la sociedad, pero iesta- todavía con el pueblo contra la reacción” (Lenin: ob. cit., p.
rán en favor del sufragio universal sin reparos? Sí, en cuanto 312).
a Martí. Negro, mujer, analfabeto, obrero, pobre, todos dis-
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
170 ANLARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
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El m;dico Betances, ya quincuagenario, se preocupa por acli- Más que nunca el pueblo, al que nunca olvidaron ni en sus
matar en ~1 Caribe una planta textil oriental (el ramio) y se corazones ni en sus planes, se les impone como protagonista
dedica por algím tiempo a empresas comerciales. Una es más central de la historia y actor irremplazable de la revolución
bien de índoie. . . política: lo hallamos en 1884 interesado en democrática anticolonial.
una sociedad colonizadora qe se encarga de reclutar, trasladar
e instalar obreros y agricultores franceses en la bahía domi- i SERIN CABALES DEM6CRATAS REVOLUCIONARIOS?

nicana de Samaná, sobre la cual el tío Sam tiene echado el ojo. <Cuál fue su concepción del “pueblo”?, {su actitud con respec-
Pero lo hallamos en 1888 accionista principal de un “estable- to a las clases populares?, ¿su compromiso con el pueblo? Son
cimiento de aguas azoadas”, comprado por ochenta mil fran- estos algunos aspectos decisivos para fundamentar o invalidar
cos que.. . no tenía. Por falta de crédito se ve obligado a ce- en última instancia el rango “demócrata-revolucionario” de
derlo en 1891 al antiguo dueño, saliendo arruinado de este lan- Martí, Betances y Rizal.
ce, cuando precisamente lo había emprendido por motivos
económicos al aproximarse la vejez y quedar sin fortuna. No se trata de buscar la definición idónea que hayan dado del
“pueblo”, sino de los actos concretos que de por sí definen su
Martí también, cuando estuvo en Guatemala y asistía a la rá- espíritu democrático. Sustanciales diferencias aparecen entre
pida expansión cafetalera acarició la idea de convertirse en los tres revolucionarios.
modesto agricultor y le escribió de ello a Manuel Mercado:
“Si tuviera medios de cultivar la tierra [. . .] me encerraría en Rizal, el hombre de color mestizo por los cuatro costados, se
ella” (O.C., t. 20, p. 41). La soñada finquita sería un dulce re- portó como valeroso antirracista, de callado dolor y bruscas
fugio. . . iAcaban de quitarle las clases que daba en la Univer- rebeldías, ante lo inhumano de la discriminación racial. Recién
sidad, y en Cuba el Zanjón acaba de desmoronar la insurrec- concluido EZ filibusterismo confesó al sabio Blumentritt, su
ción! amigo checo, que había escrito el libro “para el bien de los
Rizal, deportado, Betances, envejecido, Martí, deprimido, sue- que sufren, para los derechos de la humanidad tagala, aunque
ñan con hacerse empresarios o productores independientes, en morena y no tenga buenas facciones” (“Carta a F. M. Blumen-
período de calma política, retroceso revolucionario, abatimien- tritt, 29 de marzo de 1891, Escritos, t. V, p. 585). Sufre y tra-
to personal. Pasados esos momentos, ya no piensan en las so- baja por los pobres y los “indios, tagalos y habitantes de Fili-
luciones de acomodo individual, y se entregan de nuevo a la pinas”. Esta serie singular no comporta exclusiones, debe en-
patria, en busca de la salida colectiva nacional. Esto vale par- tenderse como si dijera: y otros habitantes de Filipinas, pues
en el primer discurso de su vida pública enfatizó: “mis labios
ticularmente para Betances y Martí, cada día más desintere-
sados y más radicales en los asuntos sociales, en el transcurso han olvidado los nombres de las razas para no decir más que
de sus últimos cinco años. filipinos” (“Discurso del 31 de diciembre de 1883, en el Café
de Madrid”, Escritos, t. VII, p. 9).
La colaboración de Betances con periódicos reputados socia-
listas (L’Intransigeant) y su amistad con notorios anarquistas Con minorías nada integradas, el archipiélago filipino ofrecía
(Malato, Tarrida del Mármol) y comuneros, le acercan a cier- una situación interna mucho más compleja que la de las An-
tos medios populares de París, mientras se encara con los ri- tillas españolas. Graves problemas étnicos, que incluían aspec-
cachos de la colonia cubana local, insensibles los más, por in- tos económicos, religiosos y lingüísticos, frenaban la acción
tereses de clase, a la patria ensangrentada. El Martí liberal de común anticolonial y la toma de conciencia nacional. iQué
México y Guatemala deja de serlo, en rigor, en los Estados mucho que en esas condiciones Rizal haya mirado con prejui-
Unidos a mediados de la década del ochenta, cuando ve aumen- cios el grupo de los comerciantes chinos, haciéndolos corres-
tar la miseria obrera y las tensiones sociales. Empieza enton- ponsables de la explotación del pueblo y teniéndolos al fin y
ces a poner en tela de juicio el liberalismo económico que ha al cabo por extranjeros. TJ*OAdemás de aquella flojedad, cabe
desembocado en el monopolio de los trusts todopoderosos. Cri- mencionar que silenció la cuestión de los llamados “moros”
tica entonces el egoísmo de las “compañías, ahítas de dividen- -o sea, los musulmanes de Mindoro-. iQué mucho que ante
do, [que contestan] aumentando las horas y disminuyendo
el sueldo” de los trabajadores, provocándolos a la huelga que 20 Esta debilidad del pensamiento rizalino ha sido puesta en evidencia por G. Fischer
(ob. cit.). En NoIi me tangere hay varias frases denigrantes del individuo chino “que
la policía reprime (“La revolución del trabajo”. O.C., t. 10, p. explota la candidez o los vicios de los labradores” @. 57); “más vale abogarse que
397). estar entre chinos” (p. 74): etcdtera.
ANL:ARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
ANCARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS M9RTIAXW 173

Fue Rizal más reformista que revolucionario. Fue un nacion,i-


tamañas divisiones Rizal haya pensado en un sistema federai
lista progresista, un republicano liberal, un anticolonialista \e-
para el país? hemente, pero tímido ante la revolución democrática anri~uio-
La unidad de los diversos pueblos que componen las isla- 1 nial. Enfrentó la violencia 1’ el anacronismo del ri-zirn-n ir,l-
la de las distintas clases sociales que hay en ellos preocupan perante en Filipinas con la visikn críticr;, de los en¿iclopedisr,l,.
más a Martí que a Rizal, quien se fija en un pueblo casi indi- y la fe generoha de los romántico:;. Fue un hombre dc iir:cs
ferenciado, casi abstracto. Al pueblo real (convendría más un del siglo xi.111 y principios del slx, un destructor del aniigw
plural, como el que suele usar Martí al dirigirse a las emigra- régimen, un soñador atormentado. En gran parte recuperable
ciones) no lo desprecia; lo ve, lo mira con compasión, pero no por la burguesía nativa, ha sido, efectivamente, recuperado. Fz-
está vinculado con él. Lo ve, por culpa de la administración nómeno pasajero este, porque al final el puebIo libre recupc-
y de las congregaciones, despreciado, abestiado, enviciado, fa- rará la sustancia depurada de su obra positiva de liberación
natizado, necesitado de instrucción y de libertad, y también de humana.
tutores. Tal como lo halla entorpecido por tres siglos de co- El genuino demócrata revolucionario parece ser rnk bien Ra-
lonización, tal lo defiende íntegro. Sentado a su lado, se con- món Betances. Así lo calificó un revolucionario francés qué
vierte en su abogado. Su magistral estudio “Sobre la indolen- simpatizó con él en París durante la última fase de la guerra
cia de los filipinos” (1890) recuerda el de Pablo Lafargue, “El de independencia de Cuba, Charles Malato quien precisó: “XI
derecho a la pereza” (1880). iPara qué y para quién trabajar? demócrata revolucionario del 48” (Mér-loires d’w !ibe-ta&“.
Exponen ambos que sólo sacan beneficio del trabajo embratp- Le Peuple, París, 6 de marzo de 1938). De hecho I%::i~~es c:n-
ceder los amos y los patronos. Su viva réplka al crítico espa- pezó su vida de revolucionario profesional y perm~nentr tin
ñol Vicente Barrantes, quien se había burlado del teatro taga- las barricadas parisienses de la revolución de febrero de 1848.
lo, recuerda la vibrante respuesta -“Vindicación de Cuba”- Nunca dejó caer la bandera de la libertad y de 12 juslIcia social:
que en el mismo año 1889 Martí dirigió a dos periódicos nor- en Puerto Rico combatió la esclavitud como el que más, Si3
teamericanos: “El mayor insulto de V.E.“, le dice Rizal a Ba- satisfacerse de palabras. Después de 1873 este apóstol de la
rrantes, “es para mi raza una honra” (La Solidaridad, Barce- abolición luchó para erradicar la llaga ominosa de Cuba y de-
lona, 15, y 30 de junio de 1889, Escritos, t. VII, p. 113). fendió en repetidas ocasiones el honor conculcado de I-ktí 3:
los derechos de aquellos descendientes de esclavos. Admirabà
Rizal se mueve dentro de una minoría: no la de los “indios” a Toussaint L’Ouverture y a Wendell Phillips. En su despa-
(los malayos en genera!) que representan la mayoría de la po. cho, según José de la Luz León, colgaban los cuadros de Lin-
blación, sino la de la élite culta de las capas burguesas y coln, Garibaldi y Orsini.
pequeñoburguesas. ¿Qué es la Liga Filipina sino una agrupa-
ción cerrada y jerarquizada de masones que pertenecen a aque- José de la Luz León da también por sentado que “para él
lla élite? [Betances] la revolución francesa de febrero de 1848 y la re\-o-
lución cubana de 1895 tenían un mismo y común ideal” (Jose
Este pueblo esclavizado no está, según Rizal, listo para la inde- de la Luz León: ob. cit., p. 259). De la revolución de 1848 con-
pendencia. Pueden ser incontrolables y temibles sus reaccio- servó el caborrojeño, además de la magnanimidad, total en-
nes, en nada guiadas por la razón. Al estallar la sublevación trega y oratoria altisonante, cierta afición a los métodos de
del Katipunan, Rizal la condena. . . por “absurda y salvaje” lucha que preconizó Augusto Blanqui. Bien 10 define Carlos
(“Datos para mi defensa”, cit., p. 341). iHasta se ofrece a sofo- M. Rama como un conspirador blanquista.21 Betances juz 6
carla! Aún esperaba algo de España, y el movimiento insurrec- siempre más eficiente la acción determinada de un reduci fí o
cional trabado a espaldas suyas le parece prematuro y peligro- grupo de revolucionarios abnegados, y así actuó en los años
so: teme que la barbarie esté barriendo la civilización. .. preparatorios de Lares. Sin embargo, sería exagerado ver en
No era “cobarde” como lo creyó entonces Bonifacio, es que no ello el resultado de alguna teoría de las “minorías activas”‘.
era un hombre de acción. Pero abrigaba recelos. En el fondo Comprendió la necesidad del frente nacional multiclasista. A
la cabeza del Comité de París supo atraer a la revolución \ra-
no tenía confianza en el pueblo coizcreto, en el pueblo primi- rios elementos de la rica burguesía criolla, mientras mantenía
tivo, en la irrupción de las masas filipinas, mientras estas no
tuvieran “ilustración”, y sin embargo las querk intensa y con- -1 Carlos hl. Rama. Prólogo â Betances: Las Antillas para los Aiztiizanos, san J&lli
Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1975. Esta obra constituye una interesante sc.
tradictoriamente. En eso tiene íntima afinidad con los populis- lección de los textos de Betances publicados hasta la fecha.
tas rusos antizaristas, los narcdniki del reinado de Alejandro II.
ANU,\RIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
174 --- ANCARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS M4RTIANO> 175

estrechas relaciones con elementos radicales internacionalistas


(comuneros, socialistas, anarquistas), pero es de notar que en res” (capitalistas) ni los letrados debían monopc;lizar el pod21
dicho Comité de París, de composición secreta, no entró más en la república independiente: “la patria es dicha de to?os, >
que un puñado de fieles amigos, y que este Comité no funcio- dular dz todos, y cielo para todos, v no feudo ni capellanía dc
naba como club adscrito al P.R.C. aunque perseguía los rnis- nadie” (“Discurso en cc~nmemoración del 10 de octubre LI<
mas fines democrAtico;.” 1868, en Hardman Hall, Nueva York, OX., t. 4, p. 239). SLI
afirmación de que estaba, v costaría el día que se necesita-c,
El que habla sido en Cabo Rojo “el padre de los pobrea y de incluso en otra revolución c;.cntual de cakter social (cf. su
los negros”, no desdeñaba al pueblo, por cierto, ni temía a las discurso en homenaje a Fermín Valdés Domínguez del 24 de
masas; antes bien, deseaba que despertaran e interviniesen febrero de 1894), al lado de los pobres y de los obreros en
-aunque fuese brutalmente-. Su tragedia es que se encontra- defensa de su mejora y decoro, se halla corroborada amplia-
ba casi solo, separado y desconocido de su pueblo por un lar- mente por su militancia política y social: como delegado al
guísimo esilio, incapaz de influir sobre él. No fue un fanático Congreso Obrero de México, como compañero de los tabaqae-
de la agitación y de la subversión, sino un hombre de princi- ros de la Florida, como profesor de la Liga de Instrucción
pios elevados, de ideas radicales, enemigo de toda componen- destinada a los trabajadores negros de Nueva York, etc.
da, un “revolucionario antillano del siglo xix” (expresión de
C. Rama) de marcado temple antimpeïialista. En la batalla Tercero, en SLI gradual acercamiento a la clase obrera, tuvo
difícil contra el imperialismo por el reconocimiento de sus papel en la sociedad destaca y en la revolución favorece. Si
el P.R.C. no es, y no podía ni debía ser el partido de !a claw
derechos nacionales, el pueblo de Puerto Rico lo está invo-
obrera cubana, la vanguardia de la misma en la emigración 10
cande. cada día más. Ya no es el revo!ucionario sin pucbío que
integra con entusiasmo y contribuye magníficamente: a sus
fue en su vida de proscripto.
fondos. Hay más todavía y más elocuente: más de un dirigen-
De nuestras conclusiones sobre Rizal y Betances, puede dedu- te obrero alcanza en el P.R.C. un puesto de dirigente político,
cirse ya que José Martí es p!enamente un demócrata revolu- más de un torcedor se codea en la dirección de los clubes y
cionario. Pero siéndolo plenamente e identificado dialectica- de los Cuerpos de Consejo con el dueño de LIII taller impor-
mente con su pueblo, va más allá de lo que supone esa cate- tante.
goría. Hombre del siglo XIX y también del xx, su ejemplo y Cuarto, en la novedosa práctica democrática del P.R.C. dele-
su enseñanza son irrecuperables -salvo a costa de falseamien- gado electo y relecto anualmente por miles de miembros acti-
tos- por la burguesía entreguista proimperialista: la Gene- vos, Martí hizo del P.R.C. una organización abierta a todos los
ración del Centenario y los asaltantes al Moncada lo han de- patriotas, donde podían caber y cupieron, donde podían com-
mostrado para siempre. partir las responsabilidades y las compartieron, todos “los hom-
En cuatro aspectos supera lo que podríamos considerar como bres de buena voluntad” (incluidas las mujeres que formaron
propio del democratismo revolucionario de mediados y fines decenas de clubes), independientemente de su color, de su lu-
del siglo XIX -el de Garibaldi o Kossuth, digamos-, distinto gar de nacimiento, de su saber, de sus creencias filosóficas ‘y
del que posteriormente Lenin valoraría en China. religiosas, de su clase.
Primero, en su comprensión y denuncia del peligro imperia- En un debate que tuvo lugar en las primeras reuniones del
lista, y en su acción constante contra las incipientes manifes- Cuerpo de Consejo de Cayo Hueso, constituido conforme a los
taciones imperialistas norteamericanas, obrando no sólo por estatutos por los presidentes de las agrupaciones patrióticas
su pueblo, sino por todos los pueblos latinoamericanos por afiliadas d e 1 peñón rebelde, terciaron varios obreros, entre
cuya unidad de miras aboga. ellos Carlos Baliño. A un presidente (Ramón G. Socorro) que
acusaba a otro (José Méndez Núñez) “por haber públicamente
Segundo, en su fe sin reservas en las capacidades intrínsecas protestado ser obrero antes que cubano” y que exponía que
del pueblo, fuera este negro, obrero, tosco, analfabeto. El pue- “él también era obrero pero que dentro del P.R.C. era cubano
blo no era para él un rebaño al que se manejaba desde arriba. antes que obrero y antes que todo lo demás”, Carlos Baliño
Ninguna camarilla, ningún grupo ensoberbecido, ni los “seño- le “dijo que si para tener representación en el Consejo era
2’2 Que sepamos, este Comité (18951898) no tuvo estatutos, ni presidente electo, ni te
sorero, ni tuvo reunión plenaria abierta. iBetances era el ComirC! 23 Este es el caso de Gualterio Garcia, Ramón Rivero, Ramón Rubiera, Ramón G.
Socorro, Angel Peláez, Carlos Baliño. et al.
176 4Vt’&RIO
:-LL-- DEL CEtGTRO DE ESTUDIOS LIARTIANOS ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS WiRTIAVOS 177

p:-cciso sei’ más cubano que obrero, 61 manifestaba ser tan liz6 Roberto Fernández Retamar al evocar en 1978 en el Colo-
oS:-ero como cubano, y por lo tanto la mesa podía ordenarle quio de Tolosa el tema que iba a reunirnos hoy: “un demócrata
b; retirase del salón [ . 1”” La acusación no prosperó y a revolucionario en vías de creciente radicalización”.“Y Ahora,
?;ndie se esclul-6. ¿quG hemos hecho del escritor?. .
Eq:a posición de! primer mnrsista cubano ratifica la peculia-
ri,iad de la revolución martiana, al mismo tiempo que aclara
Ia diferencia que había de existir entre la revolución anticolo-
nial (en la que el obrero se alistaría por ser cubano, y nada
más) 5’ !a re~:olución proletaria en la que la motivación princi-
pal del obrero sería su pertenencia de clase, y nada más). En
la revolución martiana pueden estar uno y otro sin renunciar
9 Farte de su ser. Desde luego, a causa del insuficiente desa-
kollo del capitalismo y del movimiento obrero, la revolución
lnariiana 110 podía ser una combinación acabada y equilibrada
de ambas revoluciones; pero, por lo menos hasta 1895, ella re-
presentó la opción social y antimperialista más avanzada, en
Tcs límites de lo posible, dentro de la revolución democrática
anticolonial.
Ee modo que con el fraternal respeto que debemos a la asam-
bìe~ y a los organizadores del evento -nunca bastante agra-
decidos por las tareas que desempeñan y la invitación que
nos han cursado- nos preguntamos si a Martí no le resultará
corto el concepto de demócrata revolucionario. El caso de
Martí nos parece evidenciar una vez más que la realidad con-
creta es siempre más rica que su representación teórica. Nos
preguntamos si a Martí cualquier rótulo que se le pegue (con
justeza, incluso), en vez de añadirle algo, no suprime algo de
su personalidad y de sus proyecciones, a menos de caer en
generalidades inútiles (de las que abarcan sin apretar) o en
inaceptables anacronismos.
Con todo, si se cree oportuna alguna formulación sintetizante
que resuma su inmenso aporte y lo sitúe históricamente, ¿no
habremos de preferir la menos contrigente? Por ejemplo, la
que empleó con fortuna en 1948 Blas Roca: “un revolucionario
radical de su tiempo”;26 o la que propuso con rigor Isabel
Mona1 al ceñirse al segundo período de la vida de Martí tras
su abandono del liberalismo: “un demócrata antimperialista
(de tono populista)“;26 o bien la que con tino y prudencia uti-

24 Del libro de Actas del Cuerpo de Consejo de Key West (Florida). Sesión del 8 de
mayo de 1592. Revolución de 1895. Legajo 17. Archivo Nacional de Cuba.

“f Blas Roca: “Josd Martf: revolucionario radical de su tiempo”, Siete enfoques


mnrxistns sobre José Mnrti, La Habana, Centro de Estudios hlartianos y Ed. Polltica,
197’3. p. 39-67.
21 Roberto Fernández Retamar. “Algunos prol,:.mas dc una biografía ideo!ó$ca de
: T Is.i!>d Xlonal: ” JcsG Xartí: del liberalismo al dcmocratismo a;ltimperi;ilisía”. Ca.x~ de José Martí”. Cubnt les etapa d’une Wxm~iîr. L’niuersité de ToulOwe-Le htiwd, Cen-
:cc An?l*ricns, La Hahann, 1973, n. ib, p. 24.41. tre d’Etudes Cubames, 1979, t. 1, p. 98.
178 ANUARIO DEL __-__-
CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS -.-__ ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 179

Martíy Hostos: paralelismos A riesgo de caer en lo anecdótico creemos importante señalar


que para la fecha del nacimiento de Martí, Hostos es ya un ado-
en la lucha de ambos lescente que cursa estudios de secundaria en Bilbao y que, ade-
más, cuando el maestro mayagüezano publica su primera obra
por la independencia de las Antillas literaria, Ln peregrinación de Bayoh (1863), Martí tiene sólo
diez años de edad. Hostos habrá de formarse intelectualmente
en España. Más aún, habrá de participar activamente en las
en el siglo XIX grandes luchas políticas y sociales que caracterizan la década
de 1860 en España. Cuando Martí es encarcelado a la temprana
MANUEL MALDONADO-DENIS edad de quince aíios, Hostos milita en las filas de la revolu-
ción septembrina en la Metrópoli. Ello le sirve para aquilatar
las verdaderas intenciones de los liberales españoles respecto
de las Antillas y su condición colonial. Es por ello que resulta
decisiva para su trayectoria política posterior la entrevista
Cuando estudiamos con detenimiento las figuras históricas de que sostiene en 1868 con el general Serrano. Allí y entonces
los grandes revolucionarios del siglo XIX antillano: BetanCes Hostos pudo comprender que no había diferencia esencial en-
Hostos, Martí, Luperon, Maceo, Gómez, no podemos menos que tre liberales y conservadores españoles cuando del porvenir
notar un hecho histórico muy importante: a todos les une una de las Antillas se trataba. La posición hostosiana frente al
preocupación singular: la liquidación definitiva del colonialis- colonialismo español será expuesta con toda claridad en su
mo español con toda SLI secuela de males. Los más perspicaces famoso discurso y rectificación en la sesión celebrada en cl
entre ellos, los que aciertan a ver con sibilina claridad lo que Ateneo de Madrid el 20 de diciembre de 1868. En esa ocasión
se avizora en el porvenir para las Antillas en lucha por su se hace patente su ideario independentista, abolicionista, así
liberación nacional, no pueden sino notar que otro peligro aún como su concepción de lo que habrá de ser eje del pensa-
mayor se cierne sobre los pueblos de América: el que repre- miento de Betances y Martí sobre las Antillas. Me refiero a
senta la América del Norte, que, en palabras de Martí, ansía la idea de la Federación Antillana. Es bueno notar en el con-
“ponerse sobre el mundo”. Pero hay más. Las repúblicas anti- texto presente que el adolescente Martí paga con la cárcel su
llanas que nazcan como resultado de la derrota del colonialis- inequívoca adhesión a la independencia de las Antillas, que
mo español deben cuidarse de los errores y desaciertos cometi- se resume en su planteamiento de que había que echar la
dos por nuestras “dolorosas repúblicas” una vez obtenida la suerte con Yara o con Madrid, de que no había instancias
independencia, a la vez que no deben imitar servilmente los intermedias entre los dos polos del dilema. Lo que Martí apren-
modelos exóticos que buscan injertarse mecánicamente en un derá en las canteras de San Lázaro y quedará plasmado lite-
medio donde no podrán florecer. Por eso el desiderátum que rariamente en El presidio político en Cuba (1871), será cap-
se impone por la fuerza misma de la realidad social antillana y tado meridianamente por Hostos en el seno mismo de la Me-
latinoamericana debe emanar de la entraña de la vida de nues- trópoli. Es así como comienza su primera peregrinación por
tras sociedades y no de la mímesis de los modelos europeos las tierras de América en 1869, poco tiempo después del Grito
o norteamericanos. Es en ese contexto que nos proponemos de Lares y el Grito de Yara.
analizar las similaridades y diferencias entre dos figuras cime-
ras del pensamiento latinoamericano del siglo XIX: José Martí Hostos parte de Europa hacia Nueva York para allí hacer
(1853-1895) y Eugenio María de Hostos (1839-1903). El tema es causa común con los revolucionarios cubanos y puertorrique-
ños que habían fundado en la gran urbe la Sociedad Republi-
de suyo intimidante dada su amplitud y la obra vastísima de
los dos grandes maestros (las obras de Hostos abarcan veinte cana de Cuba y Puerto Rico. Es en Nueva York donde Hostos
y Betances se conocen. Ya el patriarca de la revolución anti-
volúmenes y las de Martí veintiocho, de manera que un intento
llana (Betances) se disponía a continuar sus esfuerzos infati-
como el presente representa, en verdad, una tarea de propor-
ciones titánicas). Claro que lo que nos proponemos realizar gables por prender la llama revolucionaria en Borinquen, que
amenazaba con extinguirse definitivamente luego de la sofoca-
en este trabajo es abordar un aspecto particular de la vasta
ción del Grito de Lares (23 de septiembre de 1868). El encuen-
producción hostosiana y martiana, es decir, aquel que se re-
tro entre los dos grandes antillanos desilusionará a Hostos,
fiere a cómo ambos enfocan el problema de la democracia en
el porvenir de las Antillas y de la América Latina. quien, pletórico de idealismo, confronta la señera figura del
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ESTUDIOS .\l.UCTIANOS 181

hombre de acción que siempre latió en Betances. (.4fios ims


tarde, Hostos, recordando a Betances, señalaría que este lt: ambos a la vez que intentaremos deslindar 10s campos entre
había dicho que no podía hacerse una tortilla sin romper !o, ambos próceres antillanos.
huevos y que no podía haber revolución sin rcvo1tur.a.) Desilu-
sionado por las luchas intestinas de las emigraciones cubanas II
y puertorriqueñas en ese .momento histórico, Hostos emoren- Xntes de continuar, consideramos imperativo hacer una im-
derá SU famoso viaje al Sur, convirtiendo su periplo en &:otai portante salvedad. A diferencia de Martí quien, según Isabel
devoción por la causa de la revolución antillana. Monal, “sal\-o de versos, no llegó nunca a escribir un libro. No
obstante, su extensa y prolífica labor de prosista llena varias
A partir de ese momento Hostos se convertirá en el más ar- decenas de volúmenes. Las expresiones que dejó de su pensa-
diente y preclaro propagandista de la causa cubana en la Amé- miento político y social ha habido que rastrearlas, dispersas,
rica Latina. El sociólogo mayagiiezano veía en la liberación de a lo largo de crbnicas, artículos, discursos, cartas, elc.” (José
Cuba la rotura de un eslabón vital del colonialismo español IMartí: del liberalismo al democratismo antimperialista”, Casa
en :?mérica. De ahí que dedique prácticamente el resto & s~l rle lus Anzéricas, n. 76, enero-febrero de 1973), Hostos sí es un
vida a servir como abanderado de la libertad de Cuba y des- pensador con una obra sistemática, condensada muchas veces
de luego, de las Antillas. Su vasta obra muestra-su proiunda en densos tratados como los de de:-<cho constitucional y socio-
admiracibn por la Cuba ievolucionaria de aquel entonces: tra- iogía. Es importante notar el hecho de que Hostos nunca cul-
bajos dedicados a Francisco Vicente Aguilera a PIácido a ,Ma- tivó la poesía, y que su lenguaje sobrio y preciso contrasta
ceo; en fin, que Hostos siente y padece la caka de Cubá como vivamente con el fogoso, vibrante y metafórico de Martí. En el
la suya propia. Cuando se funda el Partido Revoluciocario artículo que acabamos de citar, la Mona1 indica la ínfluencia
Cubano, en 1892, Hostos SC encuentra en Chile. Allí habia al- del pensamiento de Henry George sobre las ideas de Martí en
canzado no sólo el reconocimiento generoso del pueblo chileno torno a la economía politica. En Hostos, por otra sarte, en-
por su ingente labor pedagógica, sino también las más altas contramos una marcada influencia del krausismo -roke todo
distinciones académicas. En 1895 Hostos es designado avente en su vertiente española- y del positivismo de Agc,sto Comte.
de la Junta del Partido Revolucionario Cubano, y pocopm& Hay que recordar que Eugenio Maria de Hostos es uno de los
tarde funda la Liga de Patriotas, organización cívico-política precursores de la sociología latinoamericana, y que escribe una
que in’tentará establecer, infructuosamente, en suelo puer:*arri- obra sistemática dedicada a! iema -su Trnlado de sociolo-
queño a su retorno a la Isla amada luego de la invasión norte- gía-, donde se percibe con toda claridad la influencia del
americana. Desilusionado por el sesgo que tomaron los aconte- positivismo en su pensamiento social y político. !‘Jo obstante
cimientos políticos en Puerto Rico luego del 1898, Hostos decide lo dicho, es forzoso señalar que tanto Martí como Hostos no
regresar a Santo Domingo para continuar la labor pedagiagica calcan servilmente esas teorías, y que, sobre todo, como jmbi-
que había interrumpido en la hermana Antilla cuando asciende to interpretativo aquel que les imponen los pueblos antillanos
al poder Lilis Heraux en el decenio de 1880. Allí le sorpren- y latinoamericanos.
derá la muerte en 1903.
Todos conocemos el llamado a la autenticidad y a la grandeza
Las vidas de Hostos y Martí se entrecruzan en múltiples ins- que nos hace Martí en su afamado ensayo “Nuestra América”.
tancias, aun cuando no existe evidencia de que se conocieran Como se recordará, en ese ensayo el libertador cubano esta-
en algún momento de sus vidas. Ambos luchaban en diferen- blece un agudo y justiciero contraste entre la América de Juá-
tes latitudes y momentos por un mismo propósito: la indepen- rez y la de Lincoln, y nos pide que no imitemos servilmente
dencia y la liberación de las Antillas. Sabemos que Martí cono- los modelos extranjeros que tan mal sientan a las necesidades
cía la obra de Hostos como orador y como pensador profundo. reales de nuestros pueblos. Pues bien, si alguien cumple con
De igual forma, Hostos dedica unas páginas enjundiosas a la el mandato de conocer la historia de nuestra América de los
memoria de Martí, a quien llama en ese momento “apóstol” incas hasta el presente, ese es Eugenio María de Hostos. En
de la libertad de las Antillas. Pero el propósito de este trabajo toda su obra captamos su preocupación americanista, su cono-
es más bien de carácter ideológico o teórico, es decir, quere- cimiento profundo de la historia pre y poscolombina, su agudo
mos demostrar las tangencias en el pensamiento social de estas y certero análisis de la realidad social del continente latinoame-
dos grandes figuras latinoamericanas del siglo x1x. Para ello ricano. Si Martí nos dice que mientras no se haga andar al
nos proponemos puntualizar algunos temas compartidos por indio no habrá de andar bien la América, Hostos abarca con
su abrazo a todos los desheredados de América. Al hacer un
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recuento de sus años en el sur del Continente, y en una airada la anexión de más territorios dentro de su órbita imperial.
reacción frente al fusilamiento de los expedicionarios del vapor
Aun así, Hostos es, como Martí, antianesionista: lo es en el mo-
Virginius, dice Hostos en carta al redactor de El Argentino,
mento en q.ue los Estados Unidos se ciernen amenazadores
fechada el 9 de diciembre de 1873: sobre Santo Domingo con el propósito de anexárselo. lo ser-5
Durante esos Lres años [de exilio en el sur del Continente], cuando se haya consumado la anexión del territorio nacional
a toda hora, en todos los momentos, asociándome con puertorriqueño a los Estados Unidos como secuela de la guerra
presurosa conciencia a cuanto intento he secundado, recha- hispano-cubano-norteamericana. Creemos que es importante
zando con indignada conciencia cuanto mal para América destacarlo: Hostos, como Martí, es antimperialista, y lo demos-
me ha salido al paso; durante esos tres años, consagrados tró con su palabra y con su acción. Es cierto que, en un de-
con mi voz, con mi pluma y con el ejemplo de una vida terminado momento de su vida, considera que la anexión de
desinteresada a la confraternidad de todos estos pueblos, Puerto Rico a los Estados Unidos, si sobreviniera como resul-
a la defensa de todos los desheredados, fueran “huasos” y tado de un plebiscito que cumpliese las normas del derecho
araucanos en Chile, fueran chinos o quechuas en Perú, internacional, debería ser acatada como resultado de la volun-
sean gauchos o indios en la Argentina: durante esos tres tad popular. Pero queda claro en todo momento que su prefe-
años dedicados a pedir práctica leal de los principios rencia -su única preferencia- es la independencia de Puerto
democráticos, formación de un pueblo americano para la Rico y de todas las Antillas. Tanto es así, que cuando ve frus-
democracia, educación de la mujer americana para preci- trada su gestión patriótica iniciada con la fundacibn de la
pitar el porvenir de América, nunca, en un solo momento, Liga de Patriotas, opta por emigrar voluntariamente a Santo
en la vida activa y en la vida sedentaria, hablando para Domingo y pide como último deseo que se le dé sepultura en
uno o para todos, ante el público o ante un alma igno- Quisqueya mientras Puerto Rico fuese, como es hoy, una colo-
rante y generosa, en la santa obra que no debe un solo nia. Allí permanecen sus restos todavía.
hombre realizar. No debe, porque el porvenir de América
no es competencia de un solo americano, sino de todos los El segundo paralelismo que cabe entre Hostos y Martí es eì
americanos, y todos ellos tienen el derecho de poner su atinente a la oposición de ambos al autonomismo como solu-
óbolo en la obra de redimir a las Antillas. Redención de ción al problema colonial en las Antillas. Como es sabido, el
las Antillas y porvenir de América Latina son hechos idén- autonomismo fue, tanto en Cuba como en Puerto Rico, la solu-
ticos. El tiempo, mejor argumentador que ningún hombre, ción mediatizadora, la fórmula política intermedia que señala-
argumentará por mí.l ba el camino del reformismo. Si el anexionismo es la solución
concebida, por esa “sacarocracia” antillana que tan brillante-
Conforme con lo recién citado, tenemos a Hostos estudiando mente nos ha descrito Moreno Fraginals en su clásica obra El’
el problema de las inmigraciones chinas en el Perú, o la con- ingenio, el autonomismo era la solución politíca de la débil
dición de los campesinos en Chile y Argentina, o la presencia burguesía criolla atada por lazos de profunda dependencia a la
africana en Brasil. Es decir, tenemos a un Hostos con raigal metrópoli española. Martí combatirá frontalmente esta tenden-
conciencia social e histórica que quiere encontrar en la fuerza cia, y su posición ha sido resumida magistralmente durante el
generada por nuestros pueblos la energía necesaria para que famoso discurso pronunciado el 21 de abril de 1879 en el ban-
la América nuestra pueda superar sus lacras seculares y en- quete al periodista Adolfo Márquez Sterling, mientras se
cauzarse por el camino del verdadero porvenir. Hostos no ten- encontraba en Cuba. Podemos decir sin temor a equivocarnos
,drá, como Martí, el beneficio de haber vivido en las entrañas que Martí nunca fue autonomista. Hostos, por el contrario,
,del monstruo por un largo período de tiempo. Máxime cuando abrigó ilusiones en su años mozos sobre la posibilidad de una
es precisamente en los últimos cuatro lustros del siglo XX, política conciliadora de España en las Antillas, pero estas fue-
cuando vemos con meridiana claridad el auge del imperialismo. ron de corta duración. El propio general Serrano se encargó
Hostos, como Sarmiento, admira en los Estados Unidos sus de echarlas por tierra en una entrevista que le concede a
instituciones democráticas y su pujanza económica. No acer- Hostos mientras preside el gobierno provisional de la revolu-
tará a ver, con la claridad que habrá de captarlo Martí, que el ción septembrina de 1868. A partir de ese momento, Hostos se
apetito expansionista estadounidense no se saciaría sino con lanza de forma clara y patente en el campo independentista an-
tillano. Y cuando, una vez consumada la ocupación militar de
1 Eugenio Maria de Hostos: Obras conrpIetas, San Juan de Puerto Rico, Instituto de
Cultura Puertorriqueño, 1969, t. IV, p. 44. En lo sucesivo, las citas acerca de la
Puerto Rico en 1898 le toca enfrentar una modalidad análoga
obra de Hostos, se remitix& a la mencionada edición. (N. de la R.) al autonomismo que había conocido -pero esta vez como
184 ANUARIO
--___ DEL~--- CENTRO DE ESTUDIOS ~IARTMKOS
A'iL'ARIO DEL CENTRO DE ESTL'DIOS MiRTIANOS
_ 185

solucion intermedia y contemporizadora frenlc al nuevo co-


loni.t!ismo de signo norteamericano-, el patriota n?aya_cüe7;tno muerto que no había \,i\-ido, infante contamir-adu des& el
i’&L! ] :-in;l u113 Y.IA
. &z m5s sus cocviccioncs indcpen<i<r:tistac;. Es claustro materno PC.;. !a mortal enfermedad dc su; gex~ra-
de estas que emana la fundación de la Liga de Patriotas, oroa- dores. las páginas dedicadas por Plácido a aduiar ~1 ma!
nismo cívico-político creado con el propósito de hacer respekr <ircun5knte, el ~,ic:,, ci;~u2stnntt2, la iniusticis Cl:-:lninotc!i-

el derecho del pueblo puertorriqueño a su autodeterminación IC, son precios2,-. Con elln 2n In iiT,î20. \- sin o?.ro dato c‘uc
e independencia nacional. clla ‘. sin otro instrumento dc an2liqis qw j-l c‘o:I~~;~~;~JI~
de cjos versos bochornosos con las dcmk poesías (;I.I,-
En tercer lugar debemos notar que Hostos, como Martí, es un constituyen la honra v la gloria del poeta, pue& el ?-.or~~-
firme y tenaz adversario del colonialismo en todas sus formas bre de espíritu ekvacío conocer la horrenda situación de
y disfraces. Martí compara el colonialismo con un tigre, siem- las Antillas, odiarla, condenarla y maldecirla.
pre agazapado y esperando su presa aun en el caso de los países
recién independizados: la colonia continuó viviendo bajo la Nótese que para Hostos, como para Martí, el colonialismo es
república y es menester que los pueblos de la América nuestra una institución que, entre su secuela de males, trae la úegrada-
entiendan que su lucha es, de una parte, contra los rezagos ción del carácter y la procreación de la abyección y el servilis-
co!onialistas, y de la otra, contra la potencia imperialista que: mo. Hov, cuando conocemos los estudios sobre el colonialismo
ha’ce el “convite” a la Amk-ica Latina bajo condiciones desven- de Cesaire, Fanon, Memmi, Fernández Retamar J’ muchos otros,
tajosas para ella. Desde fines de la dkada de 1880 Martí pro- comprendemos hasta qué punto calaron hondo los dos próceres
clama que ha llegado la hora para que los pueblos de la Amé- antillanos en la descripcitn de ese fcn6meno hoy universa!-
rica que se extienden desde el Río Bravo hasta la Patagonia mente condenado por la humanidad.
declaren su segunda independencia. Hostos no irá tan Iejos
como Martí en este aspecto. No obstante, comparte plenamen- En cuarto lugar debe sefialarse la tenaz oposición de ambos re-
te con el libertador cubano su aborrecimiento del colonialismo. volucionarios a las tiranías que para aquel entonces -y aún
Podríamos citar innumerables pasajes de la obra de Hostos hoy- asolan a nuestr- <I América.. Es sabido cómo Martí optó
que abonarían lo que acabarnos de decir, pero nos limitaremos repetidamente por el exilio cn Guatemala y Venezuela al enfrèn-
a lo que nos dice sobre los efectos deletéreos del colonialismo tarse allí con el asomo de regímenes tiránicos. Martí, asimismo,
en uno de los más finos espíritus del siglo XIX cubano: Gabriel disecta con agudeza insular las causas de estas tiranías y pre-
de la Concepción Valdés (“Plácido”), ejecutado por las autori- viene a los revolucionarios cubanos contra la repetici6n de los
dades españolas con motivo de la famosa conspiración de La mismos males que plagaban a las repúblicas latinoamericanas.
Escalera. “Plácido” es víctima del colonialismo pero a su vez Así, por ejemplo, Martí considera que toda revolución, si bien
termina superando a este en su lucha por la libertad de Cuba. no puede prescindir del elemento militar, debe no obstante
Por eso en el memorable ensayo que dedica a “Plácido” en el responder primordialmente a un liderato civil. \‘ale decir, la
volumen dedicado a Temas cubanos, Hostos nos dice: victoria revolucionaria será el resultado de la feliz conjunción
de lo político y lo militar, pero donde la política mande sobre
En cuanto sirven para demostrar, por contraste, hasta qué lo militar. Prueba fehaciente de ello es su ya famosa carta a
punto se descomponían en aquella atmósfera infecta el Máximo Gómez y su determinación de alejarse momentánea-
sentimiento de la dignidad por la indignidad reinante; la mente de la política con miras a forjar el instrumento de lucha
noción de lo bueno y lo justo, por el mal omnipotente y por que luego plasmaría en el Partido Revolucionario Cubano. En-
la iniquidad procaz; el concepto del derecho individual y contramos en Hostos una postura similar. Tenemos por 10
social por el desprecio de la autoridad hacia el derecho, menos dos instancias que revelaí; su oposición militar frente
por el abatimiento de la sociedad, por la fuerza del egoís- a tiranías unipersonales y su determinación de escoger el exilio
mo individual: la abjuración de la libertad, por el instinto antes que el sometimiento a hombres como Guzmán Bkmco,
de seguridad; el orden moral, por el soborno de caracteres en Venezuela, y Lilis Heraus, en Santo Domingo. De igval ma-
y conciencias; la moralidad intelectual, por el escep!,icismo; nera Hostos, eri su análisis sociológico de la realidad latmoame-
en cuanto sirven para demostrar la hedionda lacería que ricana y antillana, coincide de manera impresionante con el
gangrenaba a aqwlla infortunada sociedad, aún no for- análisis n?artiano. Para Hostos, como para Martí, las lacras del
mada y va postrada, aún no organizada y ya desorganizada, caudillismo y del personalismo son la secuela de males que apa-
cadáv&’ de un cuerpo no desarrollado, esqueleto de un rejan el desigual reparto de la tierra, las rémoras del colon-ia-
lismo y Ia triste condición del campesinado latinoamericano.
1 &j ANUARIO L)f.L- CEXTRO DE ESTCDIOS hl~RTI.iNOSm _ _ _
.ANL’ARIO DEL CENTRO
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ESTCDIOS
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.MARTI.\NOS
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Los males d< nues:ros pueblos no son por ende de caracter titulará “Catecismo democrático”. Coìno indicamos anterior-
endémico, sino producto dc situaciones sociohistu-í.icas mu>- mente, una vez consumada la invasión de Puerto Rico en í898,
concwtas. Por cso e! camino
’ dc la dcmoct-acia deberA st’r si?- Hostos fundó la Liga de Patriotas y continuh su tarea esclarece-
nado pi-e\ iamèntc poI. la tr,cnsf ormación de 1~ estructuras so- dora en pro de nuestra independencia hasta cl múmento de su
ciales que pwducet: y r>m-oduc,:n -males como el caudillismo. exilio voluntario en Santo Domingo. Podríamos citar varios
Por eso Hostos, tanto como hlartí, conciben una revolución pasajes en la obra hostosiana que viene al caso en esta discu-
antifeudal v democrática que transforme las relaciones de pro- sión, pero nos limitaremos a lo que nos dice en un artículo
ducción e&tentes !; pavimente la vía para un régimen demo- sobre la noticia de la muerte de Maceo:
crático. Ninguno de los dos podía, en cse momento, y dadas
las circunstancias que les rocó vivir, concebir la posibilidad del Todo un siglo, o casi todo un siglo, consagrado por un
establecimiento de un régimen socialista en las Antillas. Si pueblo a soñar y realizar una revolución, cs un dato bas-
tomamos en consideración que el problema del trabajo esclavo tante en demostración de su necesidad. A la revolución,
y servil era el eje de la política antillana por lo menos basta aunque efectivamente no fuera, como es, un hecho necesa-
1886 -cuando queda abolida la esclavitud en Cuba-, no podía rio, una crisis fatal en el desarrollo de las colonias; a la
ser de otra manera. En todo caso, creemos importante señalar revolución no va por gusto ningún pueblo. Van, primero,
que, a diferencia de >/Iartí, no hay en toda la vasta obra hosto- los más altos de pensamiento y los más prontos de cora-
siana referencia alguna a Marx, y que sus breves menciones zón; después, los peor hallados en su suerte; en seguida,
del socialismo demuestran que el gran pensador antillano en- los afines en ideas, sentimientos e intereses; por último, la
tendía muy poco de su verdadero significado. masa. Cuando la masa se pone en movimiento, la revolu-
En quinto lugar, tenemos la concepción hostosiana de la revo- ción es un hecho incontrastable [ . . .]
lución. Aquí hay importantes similaridades -aunque también
La revolución habría seguido hasta el fin, y habría triun-
diferencias- entre Hostos y Martí. Contrario a la imagen que
fado, si la masa hubiera tenido tiempo para entrar en ella,
muchas veces se presenta de un Hostos puramente académico,
pero el desamparo, el cansancio, el soborno y la traición,
de1 intelectual puro que no se contaminaba con los inciertos precipitaron la revolución en aquel pacto lastimoso que
avatares de la política, Hostos fue un hombre profimdamente dejó en suspenso la guerra de independencia, y que mostró
comprometido ‘con la causa de la revolución antillana. Ya hemos a la luz de la evidencia que aún no tenía Cuba la fuerza
notado que en 1869 se unió a los exiliados cubanos y puertorri- orgánica que desprende de su núcleo de formación a los
queños que conspiraban desde Nueva York para derrocar el organismos sociales ya constituidos por su fuerza interna.
régimen colonial español en las Antillas. Hemos hecho referencia Hoy, cuando conlcurren en la revolución todas las condi-
también a su ingente labor como propagandista de la causa in- ciones de la ley histórica que la produce, es imposible
dependentista cubana y puertorriqueña en toda la América que la independencia caiga en la fosa de Maceo [O.C., t.
del Sur. Pero merecen destacarse otras instancias del Hostos IX, p. 473-475-J.
revolucionario: participará en la frustrada expedición del pa-
triota cubano Francisco Vicente Aguilera. El 29 de abril de Es indudable que Martí concibió que el proceso revolucionario
1874 parten de Boston los patriotas en el vapor Charles Miller debería canalizarse a través de su vanguardia: el Partido Re-
con destino a Cuba, pero la expedición fracasa debido a las volucionario Cubano. Martí es además el organizador infatiga-
condiciones meteorológicas así como por la intervención enemi- ble, el hombre de espíritu práctico que combina su estraordi-
ca. Una vez fracasada la expedición, Hostos no se da por ven- naria visión poética con la tediosa labor cotidiana de aunar las
cido y se dirige a Santo Domingo, donde junto a Betances J. voluntades más dispares. No es por cierto el suspirante román-
Luperón contGn<ta su prédica por la liberación de las Antillas. tico de la rosa blan’ca en que pretenden convertirlo los enemi-
En 1876 redacta el programa de la Liga de los Independientes, gos de la revolución que él contribuyó a iniciar mediante su
cuyo objeto seTía el de trabajar material, intelectual y moral- verbo y su acción. El proyecto revolucionario martiano es, no
mente en favor de la independencia absoluta de Cuba y Puerto obstante, de una dimensión que trasciende al hostosiano. Nos
Rico, hasta conseguir su total separación de España y su indis- referimos primordialmente al hecho de que, para Hostos, or-
cutible existencia como naciones soberanas. Cuando Martí lee ganismos tales como la Liga de Patriotas se concebían más
el documento, escribe un significativo artículo sobre Hostos bien con el propósito de educar y esclarecer al pueblo como
en El Federalista de México, el 5 de diciembre de 1876, que paso previo a la toma del poder político, mientras que, para
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i\lartí, el Pa: tido Re;-olucion:lrio Cub>i;o di‘;: el instrumsnto p2rn maestro XIendive. Sin duda Ia obra multiìacética de hIartí es
la toma del pf)dei- revolu:ionz:- i0. Ig pesar de 10 dich(J, crecmO5 una gigantesca contribución a ia didáctica. ur:a demostración
qae ambo5 con,,--x’Jíen ía 1-2\.olucitin ~nlillam c:~ìnu cl2rl!c>crrítir‘a. viviente de un hombre con una profunda I.ticaciUil pedagógica.
I-epublicz,,2., ;3op;:ii_ita. anticoloniaiir!a y ai:rimp2ri;?iis!a; si Esta \-o:nción encuentra una de sLi\ ~;las finas expresiones en
bien no prc:2!ldei2;os nc’zar ‘Martí 1-a más allá que Zostos
Q,LJ~ e<a obra admirable que es ea ELi& lic~ (:Ko, u quizás en cada
en rodos estos factores prczramáticos de la re\roiucibn. Deci- oraciun del famoso ensayo ‘sL\uesrrn An:L;:ica”, donde nos pide
mos esto, no es desdo1.c; ?c la gran fisura que fue Hostos, sino que estudiemos a fondo la historia de nuestros pueblos aunque
coI>lo justo reconocimiento al carácter tanguardis!a del pcnsa- no conozcamos con igual profundidad ìa dc los arcontes de
micn~o n!nrtiar:o, sobre :ocld cn lo que se refiere a la inc(Jrpcrn- GwLia. Martí, como Hostos, favorece u~:n pedagogía conforme
ción al proceso revolucionario antillano de las masas populares. a !as necesidades y las realidades específicas de nuestros puc-
En este sentido, lo que es para Hostos motivo de elucubracio- b!::~. no aquella que se edifica sobre modelos falsos concebidos
nes teóricas, es para Martí un paso más allá: el de la unidad ba,jc circunstancias diametralmente opuestas a las nuestras.
de la teoría con la práctica, el de conl.ertir las ideas en fuerzas También, como Hostos, cree en combatir cl oscurantismo \
materialcs asentadas sobre una organización revolucionaria el dogmatismo eclesiásticos, el autoritarismo y el caudillismo,
como el Partido Revolucionario Cubano donde tenían cabida los cn Sin, todos los males sempiternos de uria América cuya sal-
mjs amplios sectores de la sociedad cubana cn lucha contra c! \-nci.~n consiste precisamente en la superación de esas lacras
oprobioso colonialismo español. heredadas del colonialismo español y su secuela de males bajo
la independencia precariamente conquistada. Martí es tambié’n,
En sexto lugar habría que puiltualizar la gran obra pedagógica COV.J Hostos, sociólogo de nuestra América, aunque no lo es
que epitomizan estos dos grandes maestros antillanos del siglo fy -1 sentido sistemático en que sí lo fue el último. Podemos
Y,IX. La labor pcdacr¿cica de Engenio María de Hostos cs, sin por eso decir, sin temor a equivocarnos, que en ambos la his-
lugar a duda, una-de las más extraordinarias realizadas por toria de la humanidad es el esfuerzo conciente del hombre por
educador alguno en la América Latina. De ello tenemos pruebas conocerse y conocer a su mundo circundante, de transformarse
fehacientes en iu yida misma, que es siempre la del educador ?- transformar la naturaleza hasta humanizarla, es decir, hacerla
y ei maestro, y, más específicamente, por su apostolado peda- parte de nuestro mundo. Para ambos, cl magisterio que prac-
gcjgico en Santo Domingo y Chile. Hostos trae a la pedagogía .ticaron y vivieron fue un quehacer entrañablemente ligado a
de la época !as más modernas técnicas pedagógicas -como las sus ~jdas como revolucionarios.
de Froebel y Pestalozzi-, así como el espíritu racionalista y,
por ende,, antiescolasticista, que emana directamente de las En séptimo lugar, no podemos pasar por alto que ambos pen-
profundas influencias krausistas y positivistas que inciden sadores antillanos fueron sin lugar a duda grandes moralistas.
decisivamente en su pensamiento sociológico. Así, en su labor De hecho, una de las más famosas obras de Eugenio María de
pedagógica en la República Dominicana, Hostos se sitúa en Hostos se titula precisamente Moral sociul. En ella, Hostos
abierta oposición a las anquilosantes t6cnicas pedagógicas de estudia \- analiza todo lo atinente a los deberes del hombre con
10s dem& hombres, incluyendo aquello que él llama “el deber
una educación oscurantista y autoritaria. Por ello se gana la
hostilidad inmediata de los sectores eclesiásticos que ven el de los deberes”. En la lectura de ese texto, así como en la obra
nuevo métodr; como uno que atenta contra el orden establecido. misma del maestro mayagüezano, notamos de inmediato la
importancia capital que reviste para él eso que llama “el deber”
La batalla de Hostos por los principios que guían la fundación
y que es piedra angular de toda SU concepción ética. Más aún,
d: la E>,:uela Ncrrnai en Sa::to Domingo merecerían una exten-
la vida misma de costos es una especie de monumento viviente
sa cxp~ciciin q;e KO nos es dab!e hacer en este trabajo. Baste
al principio del deber, tal y como 10 demuestra esa admirable
con decir qnc, como todo gran revolucionario, Hostos concibe
a la pedo-onía COYO un i;lstrumento en la toma de conciencia autobiografía que constitu;fe su Diario. Dc igual forma Martí
que debeip&eder a todo cambio social realmente profundo. es un gran moralista, un hombre cuya trayectoria política res-
En esto ec claro s.3 paralelismo con Martí. ponde íntegramente a su con,cepto del deber. Deber que implica
al unísono la devoción total al esfuerzo revolucionario antillano
En una memorable wllferencia pronunciada cn la Universidad que, a SU vez, se entrelaza con los deberes de lucha por la igual-
de Puerto Rico titulada “Martí: >maestro y revolucionariq”, Fina dad racial, contra las profundas desigualdades sociales, contra
García Marruz aclaró certeramente la dimensión del Martí los enemigos de nuestros pueblos como el colonialismo y el
mentor, de la gran obra pedagógica del alumno preclaro del imperialismo, así como en pro de la independencia de las An-
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ANUARIO DEL CEKTRO DE ESTCDIOS M4RTIASOS


A’G;C4RIO DEL CENTRO DE ESTL’DiOS MARTIANOS
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pendencia de Cuba, su identificación con el destino de Santo


tillas, de la federación antillana, del establecimiento de go- Domingo y SLI inquebrantab!? fervor por la causa que no aban-
biernos democrático-republicanos. En todo caso 3Iarti ~erin donó ni un solo momento: la independencia dc Pu?;-to Rico.
cl admirable precursor de la frase que más tarde recorrería
ci mundo “cl de?:cr de todo revolucionario es hncer la r~~ol:~- Creemos qur‘ lo dicho hasta aquí p-rfila. si bien no asota, los
ciGi1”. ?>aralelismos entre estos dos singulares i-e\-olucionarios anti-
! ianos.
En octavo lugar, Hostos, como Martí y Betanìcs, concib;!; la
idea de la federación antillana como un proyecto histórico cie III
gran envergadura que redundaría en beneficio para todas las Para concluir este trabajo quisicramos referirnos a la relación
Antillas. La visión martiana de una federación antillana es bien que medió entre estos dos grandes maestros antillanos. Cuando
conocida. Bastaría aquí con recordar su famoso ensayo “Las decimos relación no queremos decir que Hostos y Martí se ha-
Antillas y Baldorioty Castro”, donde nos habla de las tres An- yan conocido en algún momento de sus vidas. Nos referimos
tillas como “tres tajos de un mismo corazón sangriento” 3. ii<)s más bien al hecho de que la obra y la acción de Hostos y de
advierte que las Antillas, “han de sostenerse juntas, o ,juntas han MarTi es algo que podemos considerar como hechos por am-
de desaparecer, en el recuento de los pueblos libres”.Z Más aún, bos conocidos. Ello es así, sin lugar a duda, cn cl caso de Martí.
recordemos su última carta a Manuel Mercado donde advierte Así, por ejemplo, y bajo el título “Oradores”, de los fragmentos
que si triunfa el imperialismo norteamericano en sus designios de Martí publicados en cl tomo veintidós (p. 172) de sus 05~~
expansionistas caerá “con esa fuerza más, sobre nuestras tierras completas, encontrarno; una referencia a “Hostos, el profun-
de América” (ob. cit., t. 20, p. 161). Hostos tiene una visión clísimo orador de Puerto Rico”. También en un articulo publi-
análoga a Martí en lo que respecta al papel extremadamente cado en Patria, el 21 de noviembre de 1893, titulado “A tres
importante de las Antillas en el equilibrio político de 10s dos antillanos”, Martí, refiriéndose a las fiestas del descubrimiento
continentes. En una fecha tan temprana como 1868, sustenta de América en Santo Domingo, nos habla de que entre las com-
el principio de la federación antillana como proyecto histórico. posiciones elegidas para esa ocasión se encuentra una de Fede-
Ello es así porque las Antillas son: rico Henríquez y Carvajal “dedicada, con hondo pensamiento
a tres antillanos que no descansan en la obra de contribuir al
El lazo, el medio de unión entre la fusión de tipos y de rescate, equilibrio y bienestar de nuestra América: a Betancés,
ideas europeas y de Norteamkrica y la fusión de razas l-
caracteres dispares que penosamente realiza Colombia [la a Hostos y a Martí” (O.C., t. 7, p. 302). Ese mismo año, el í4
América La tina] ; medio geográfico natural entre una y otra de marzo de 1893, en un artículo titulado “iVengo a darte
fusión trascendental en razas, las Antillas son políticamen- Patria!“, escribe Martí en el mismo órgano respecto de un
te el fiel de la balanza, el verdadero lazo federal de la gi- discurso de Gonzalo de Quesada donde se hacía referencia a
gantesca federación del porvenir: social, humanamente, el Eugenio María de Hostos, “menos seguido de lo que se debió
crisol definitivo de las razas. en los tiempos confusos en que la revolución de Cuba iba como
al garete, entre la guerra poco ayudada de afuera en el interior,
Aquí, como puede notarse, el sociólogo Hostos nos habla sobre y el parlamento indeciso que imperaba entre los cubanos de la
ese ente caleidoscópico que es el Caribe, lugar donde han con- emigración” (O.C., t. 2, p. 259).
vergido todos los imperios y donde la fusión de razas ha hecho Pero donde Martí demostraría en forma superlativa su gran
de la nuestra lo que Martí llamaría “la América mestiza”. Den- admiración por Hostos sería antes. Hostos había publicado,
tro de ese contexto, la solidaridad antillana será un paso hacia como ya dije, su importante programa sobre la Liga de los In-
la federación de las Antillas, que de esta forma podrán con- dependientes. Martí, al escribir en El Fui’er-rT!isia, de México, el
vertirse en una gran fuerza política que impida cl expansionis- 5 de diciembre de 1876, llamará al documento “Catecismo de-
mo y la anexión eventual de nuestros pueblos concebida por los inocráticu”, y escribirá que “Eugenio María de Hostos CS una
Estados Unidos. Pues para Hostos, como para Betances y hlarti, hermosa inteligencia puertorriqueña cuya enérgica palabra
el destino de las Antillas y de los pueblos que la componen no vibró rayos contra los abusos del coloniaje, en las cortes espa-
puede ser otro que la independencia. Muestra palpable de zsta colas, y cuya dicción sólida y profunda anima hoy las columnas
solidaridad antillana lo es su devoción por la causa de la inde- de los periódicos de Cuba Libre y Sur América que se publican
2 José Martí: Obras con~pleias, La Habana, Editorial Nacional de Cuba, 1963.IU%, t.
en Nueva York” (O.C., t. 8, p. 53). Como puede notarse, Martí
4, p. 405.
i/2 AZUR10 DEL CE:<TRO DE ESTCDIOS .MARTIANOS

tenis una escelente opinibn de Hostos como orador, como es- tcrk tan abwluto, acompañando a tal capacidad de mo\.txL
critor J. como hombre compronletido con la causa revol;:cio- >. coilino~k2~~ IOS intereses más estimulantes, pocos son ca-
n2ïia. paces dt: apreciarlo en este siglo codicioso: abnegación tan
fkil de los bienes J. placeres y delicias con que adulan 1:)s
En cW.:lto fi la oniniUn de T605;:~)~ sobre 1\Ia-11, forzosa.1;1:~1:< hombres las debilidades de los héroes, sólo con SU fsci]
tenemos que referirnos al ai-título “El testamento de Alartí” heroísmo se concibe [O.C., t. XIV, p. 341.
publicado en Lu Ley, dc S;u::i:,go dc Chile, c’n wtabre dc: lW5.
En él Hostos sc refiere a ia última caria que ‘i!artí zscribicae
a Federico Hcnríquez >. Car\-aja1 y que SC conoce, justkiera-
mente, como el testamento de Martí. Lameniabl~mente, la wa-
luación que Hostos hace de Martí en ese artículo no le hace ver-
dadera justicia al libertador cubano. Cierto cs que las ideas
expresadas en el documento “de comunidad de vida de porve-
nir y de civilización para las Antillas están expresadas con tan
íntima buena fe por el último apóstol de la Revolución de las
Antillas, que toman nuevo realce”, pero todo ello en el con-
texto de que esas ideas “no son ideas de Martí, sino de la Re-
volución, y especialmente de los revolucionarios puertorrique-
ños, que, en cien discursos y mil escritos e innumerables actos
de abnegación, han predicado y apostolado en favor de la Con-
federación de las Antillas”. Aun los grandes hombres no pueden
a menudo sustraerse de los arranques de vanidad y egoísmo, 3
este pasaje, sin lugar a duda, demuestra que el prócer maya-
güezano, o desconocía la obra de Martí, o se ciega por efecto
de una vanidad humana, demasiado humana. Pues no hace falta
mucho cacumen para comprender que Hostos reclama para sí
la paternidad de las ideas de Martí, una vez que leemos cui-
dadosamente el pasaje recién citado.
En todo caso, creemos que estas pequeñeces que pueden afec-
tar aun a los grandes hombres no deben ser óbice para recono-
cer los grandes méritos de Hostos como pensador y como actor
revolucionario contemporáneo de Martí. Se trata de dos gran-
des revolucionarios antillanos cuyas figuras se entrelazan en
la lucha por nuestra aún inconclusa lucha por la liberación
nacional.
Hostos, ,como Martí, fue a menudo autor de palabras que más
tarde podrían servir para definir sus vidas fecundísimas. Así,
escogemos ahora el juicio que aquel hace sobre Garibaldi, como
remate a este trabajo sobre 20s grandes revolucionarios anti-
llanos.
Pudo ser poderoso y no quiso; pudo poner precio a sus
servicios y no lo puso; pudo gozar de todos los bienes ma-
teriales que se piden a la fama o que se obtienen de ella,
y los desdeñó. Carencia tan completa de ambición, unida
a tal aptitud para fabricar poderes, sólo en los tiemP.Os
heroicos se nos presentan como ideal inaccesible: desln-
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTLIDIOS \lZKTI%\ )Y
194 AM‘4RIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS M4RTIA&OS __- 195

231). En los años ochenta los socialista; aumentaron su influcn-


América Latina: cia. Publicaron nuevamente el Ma~zifiesto comunisra. Pero si-
gdieron siendo “raros los casos en que se produjo la conjun<i,5n
marxismo y liberación entre socialismo científico y movimiento obrero” (Manuel Tu-
rión de Lara: El ~rlr:~ifiziclzto obrero CIZ la lzi.ptc)!.icl dd EYJIi:7t?lti,

en los planteamientos pioneros kladr-id, Taurus, 1972, p. 284). El annrquismo continuó pi.cdoIni-
nando. Y conforme el socialismo crecirj tendió al reformismo
PABLO GOKZALEZ CXSANOVX (Tuñin de Lara: ob. cit., p. 287-291).
En la Amkrica Latina el movimiento de difusión del pzn.;arnicli-
to marxista fue parecido al de España. Encontró sc’mejan~i~
obstáculos para su difusión y profundización. “Las idcas del
En la misma Europa la difusión del marxismo mostró un marxismo aparecieron en la Argentina en 1871, con cl auge de
atraso considerable. Desde la fundación de la Primera Inter- la Internacional y con los acontecimientos de la Comuna de
nrrcional, algunos escritos de Marx fueron traducidos al francés París” (Leonardo Paso: La clase obrercc y el naciinienlo (~‘(1 IIICW-
y al español. Pero la mayor parte de los trabajos teóricos y los xismo en la argentina. Selección de los artículos de Germán .!vt,
tratados sólo quedaron en el idioma original. A la falta de in-
Lallemant. Buenos Aires, Arteo, 1974, p. 7). En 1882 un grupo
formación se añadieron obstáculos ideológicos y culturales socialista alemán fundó en Buenos Aires el club Vorwärts, pri-
para la visión dialéctica de una historia y una tierra novedosas.
mero de la América Latina en hacer propaganda marxista. El
En francés el marxismo se difundió al tiempo del reformismo. Club tuvo vínculos con la Primera Internacional a partir dc
En español cayó en un medio anarquista. Cuando llegó a 1889. Su principal ideólogo se llamaba Germán Avé Lallemant
España la circular redactada por Marx con motivo de la Inter- y su principal órgano de expresión, El Obrero, fundado en 1890.
nacional “lo que se aplaudió en ella fue la crítica al sistema Ambos se vieron envueltos en el reformismo, rodeados del
capitalista”, no las propuestas de lucha política y revoluciona- anarquismo.
ria, (Abad de Santillán: El proletariado militante, cit. por
Juan Gómez Casas, Historia del anarco-sindicalismo españòl, En México se publicó el Manifiesto comunista, en 1870; volI%
Madrid, ZYX, 1969, p. 30.) El anarquismo distorsionó la mar- a aparecer el 12 de julio de 1884 en El Socialista, y nuevamente
xismo sin quererlo, y también deliberadamente. Los anarquistas en 1888. De 1883 a 1886 El Socialista comenzó a difundir el
españoles, según informe de Engels a la AIT de octubre de marxismo. En 1883 publicó un obituario de Marx; en 1883,
1872, difundieron sus ideas como si fueran de la Internacional. La lucha de clases en Francia y varios artículos de Paul Lafar-
La abolición inmediata del Estado, el antiautoritarismo, la abs- gue. Pero al mismo tiempo continuó publicando artículos anar-
tención de toda acción política, la propia anarquía se hicieron quistas, y sus directores siguieron una política reformisla.
pasar por doctrinas marxistas (Manuel Tuñón de Lara: La Es- Cuando estalló la Revolución Mexicana todavía el marxismo no
palla del siglo x1x, 1808-1914, París, Librería Española, 1971, tenía un ideólogo que lo expresara.’ El primer marxista brasi-
1, p. 222). leño fue Silverio Fontes, fundador del Centro Socialista de
A la caída de La Comuna en 1871 Paul Lafargue, hijo de madre Santos (1889), director de un periódico llamado A Questao So-
cubana, se fue a España. Ahí tradujo y editó el Manifiesto co- cial. Fontes luchó contra las tesis anarquistas. Según sus pala-
?,lrrnista y parte de El capital. En La Emancipación, un periódi- bras, inició “la propaganda de la doctrina reformista [sic],
dico fuertemente influido por el anarquismo, se consagrd a basada en la trilogía marxista: interpretación materialista de la
“defender ~1 criterio de que la clase obrera debía participar ac- historia, determinismo económico y lucha de clases”.- Redacró
tivamente en las luchas políticas, sin limitarse a las acciones algunos manifiestos socialistas en 1889, 1893, 1902 (Pereira:
de carácter estrictamente económico” (Turión de Lara: ob. cit ob. cit.). Euclides da Cunha, el famoso autor de Os sertóes,
p. 226). Sus palabras fueron más bien acogidas por los refofl organizó en 1901 en San José del Río Pardo (Brasil) cl Club
mistas. Internacional Hijos del Trabajo. Se proponía divulgar el mar-
Pocos afios después un marxista español, de nombre Mesa, 1 Véase Gastón García Cantú: El socialismo en México, México, Era, 1969.
tradujo al castellano la Miseria de la filosofía y preparó otra piomro do manismu no Bras:!“,
2 Cit. por Astrojildo Pereira: “Silvério Fontes,
versión del MarTifiesto comtmisfa (Tuñón de Lara: ob. cit., p. Lsktdios Sociais n. 12, abril de 1961.
1 96 ~~L.~~‘O DEL CENTRO DE F’$lUDTOS hl.ARTIANOS ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS LlARTIASOS 197
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xismo, por él llamado “racionalismo” (Helio Jaguaribe: “0 im- autoritario y metafisico difícil de superar, y era en general
pacto de Marx sobre la América Latina”, en Pr&lenla do de- incapaz de comprender un viejo fenómeno ligado a otro nacien-
.s~~zI~o~I~~~?z~c~z~o latilzor¿l~?er-ictr,io, RifI C:vili;lacao B;asi]eira 1967, te: el del coloniaje y el imperialismo, con las necesarias luchas
p. 173). Editú UII per-i:idico socialista (Nelson Werneck Sodré: de liberación y clases.
Historia da literatwa brasileira, Río, Civilizacao Brasileira,
1969, p. 497), buscando orientar la conciencia de los trabajado- El problema era pues de ignorancia e incomprensión de los
res conforme a las normas trazadas por el Congreso Socialista símbolos. También de la realidad. Con un agravante: el método
de 1900 (Vamireh Chactin: Vistoria das idéias socialistas no de corregir errores consistía en tomar como referentes los tex-
Brasil, Río, Civilizacao Brasileira, 1965, p. 282283). Euclides da tos y conceptos, los autores y las categorías estampadas. La cita
Cunha no fue marxista; fue un rebelde, divulgador del marxis- respaldaba el juicio. El arte de citar sustituía la útil mediación
mo durante una época de su vida. Los problemas del campesi- del nuevo sistema filosófico. La invocación de un autor suplan-
no nordestino y amazónico hicieron que denunciara la esplota- taba el método para aprehender una lucha desconocida por el
cibn del capital y se inclinara por Marx. Como Silvério Fontes, ;tutc)~- invocado. El Viejo Mundo y sus clases ocultaban al Nuevo
sufrió una rara confusión 3 la vez conceptual y terminológica. Mundo y las suyas. Se escapaba, inasible, una lucha de clases
inserta en el movimiento liberador, anticolonial y antimperia-
En 1883 el gran revolucionario cubano José Martí escribió un lista, en que la dialéctica de las reformas y la revolución, de
artículo en que rindió homenaje póstumo a Marx. Con él v des- la política y el poder, del nacionalismo y el internacionalismo
pués de él Carlos Baliño publicó varios documentos y articulos ocurrían en las mallas de eun capitalismo dependiente, de origen
revolucionarios. Baliño fue el primer marxista cubano. Su pen- colonial, al que empezaban a transformar los monopolios y los
samiento presentó la visión más avanzada del socialismo cier~- ntarines, combinando las viejas y las nuevas formas de explo-
tífico dc! Nuevo Mundo. tación y dominación. A la novedad de la historia se añadía su
complejidad. Las variadas y barrocas combinaciones de clases,
A pesar de esos y otros esfuerzos, a fines del sig!o XIX y prin- oligarquías, Estados, ideologías y culturas resultaban aún más
cipios del xx, el marxismo era mal conocido y pegr entendido opresoras por objetivamente confusas y novedosas. Para colmo
incluso en los países y regiones de la Ambrica Latina donde se se hallaba ausente en el medio americano esa clase obrera in-
habían desarrollado más las relaciones de producción capita- dustrial, “libre” y asalariada, que tanto ayudó en Europa a
lista, como Argentina, Brasil o México. íaclarar la esencia de la sociedad capitalista. La realidad pareci-
c.la, oculta a ia distinta. 0 esta estalla creyéndose única.
Por entonces [escribe Sergio Bagú refiriéndose a los últi-
mos años del siglo pasado y principios dc este] nadie tenía En la tremenda red de impedimentos reales y conceptuales del
en Buenos Aires trato frecuente con Marx y Engels, ni aun proceso liberador surgieron sin embargo las primeras luces del
los dirigentes socialistas más cultos. Se les había vertido nuevo pensamiento marxista y revolucionario. Mezcladas a
al español en escasas ocasiones v hasta los que pudieran ignorancias y espejismos, su incursión en el largo proceso des-
buscarles en otras lenguas prefirieron hallar en sus co- mistificador, representó la vivencia de los primeros pasos, el
mentadores la exposición de su teoría, lo que, demis está enriquecimiento de una revolución dialéctica que en Europa
decirlo, los puso siempre en la ingenua creencia de cono- ya había adquirido carácter de sistema filosófico, y empezaba
cer lo que ignoraban. No extraña encontrar [añade] en las a padecer altibajos reformistas como método de comprender
glosas caseras de la época un marxismo corregido y adap- y cambiar el mundo.
tado, simple y mecanicista, en el que el padre de la doc- Dos autores pioneros iniciaron el difícil proceso esclarecedor.
trina reconocería sólo algUnos criterios flmdamentales Esos dos autores son el ideólogo argentino poco conocido Ger-
[Sergio Bagú: Vida eje?r?p!ar de José Ií:;cr:icros, Buenos mán Avé Lallemant, y el gran líder escritor revolucionario
Aires, Claridad, 1937, p. 511. cubano, José Martí. Germán Avé Lallemant destaca como pio-
nero del marxismo latinoamericano. José Martí como un revolu-
A la ignorancia y escasez de textos se afiadió la dificultad pal-a cionario genial, al que Fidel Castro ha llamado “autor intelec-
comprender el significado pwfundo de la nueva ¿ialktica. tual de la Revolución Cubana”. Aunque el talento de uno y otro
Esta no sólo se enfrentaba a las hipóstasis deformantes del son incomparables, aunque Lallemant no es famoso y Martí
anarquismo y el reformismo, con todas sus secuelas de caminos no fue marxista, su obra es particularmente significativa para
ilusorios e inhibiciones colectivas. Chocaba con un pensamiento el análisis del nacimiento del marxismo y del pensamiento revo-
198 ANU.4RIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIASOS
.\NUARIO DEL CEXTRO DE ESTUDIOS M.ARTI.9SOS 199

lucionario Iarinoamericano. is. ellos se afiade un tercer autor,


Carlos Baliño, otro cubano, que al unir la lógica revolucionaria manecisn aienos al socialismo, e incluso Tran parte d- el!oï
1‘ la marxista reveló algunos problemas del socialismo cicnti- ocupan una posición hosti! frente al sociali~rno”. En ct:ln;o
f‘ico como sisrcma >- crin10 nkiodo, de la ruptura de la opacidad, a “lo< elementos pi-opulsorcs del partid(.) socialista”, decía.
a partir tie un acervo de conocimientos organizados e inferidos, “son idcólo:os burguews q~!e no c<+cin dispaeìto5 a cruznr- LI]:
y de una acción revolucionaria a la vez estructurada v creadora. determinado Rubicijn [ .] De ahi su turaticmo” (Paso: o!>.
cit., p. 2071.
Germán Al.2 Laì!emant, ingeniero, naciG cn Lubeck, Xlemania.
Emigrado a la Argentina, no sólo fundó el club Vorwärts con Lallemant .!cstacó varios obstáculos al desarrullo del marxis-
sus coterráneos, sino otras asociaciones proletarias criollas en mo, tenaces, duraderos. En los trabajadores, el anarquismo.
las que militó para difundir el socialismo científico. Fue funda- En los ,jó\,enes intelectuales, la falta de in!er& pvi- el estu;iio
dor y, director de El Obrero “primer periódico realmente mar- profundo de las teorías sociales. En los líderes socialistas de
sista publicado en la Argentina y en Latinoamérica (Paso: ob. clase media, una distancia del proletariado, que inevitable-
cit., p. 17). mente los llevaba a oscilar entre el anarquismo y el reformis-
Con el Club l:orwärts, Avé Lallemant desplegó una serie de ac- mo, aquel para amenazar y este para avanzar hacia posiciones
tividades para organizar y educar al proletariado argentino y parlamentarias y políticas, más individuales o de facción, que
estudiar el carácter de la lucha de clases en la Argentina. En propias de la clase obrera.
1890, de acuerdo con el programa de la Asociación Internacio- Las descripciones de Lallemant sobre la sociedad Argentina
nal de Trabajadores, organizó el primer desfile del 10 de Mayo constituyen una contribución pionera al análisis de la lucha
auxiliado por los miembros del Club, los anarquistas col&- de clases, grupos y caudillos en Latinoamérica. Sin embargo
tivistas y los republicanos mazzirzistas. Se reunieron más de son típicas de un marxismo que aún no acordaba importancia
dos mil trabajadores que formularon un petitorio con deman- prioritaria al problema na’cional y al imperialismo naciente.
das sobre la jornada de ocho horas, la prohibición del trabajo Lallemant mantenía aquella visión de la historia universal por
a menores de catorce años, la prohibición del trabajo a destajo, la cual se consideraba que la expansión del capitalismo europeo
y el descanso dominical (José Ratzer: Los marxistas argentinos y norteamericano ejercía “una influencia ‘civilizadora’ sobre
del 90, Buenos Aires, Pasado y presente 1969, p. 69-74). los países bárbaros aún no capitalistas”, los sacaba de su es-
tancamiento, y aceleraba así indirectamente el proceso de la
En el terreno de la educación o propaganda marxista, Avé revolución social.
Lallemant realizó una intensa labor, enfrentando las dificulta-
des que presentaba una clase obrera, formada de españoles, Las críticas de Lallemant al desarrollo del capitalismo y a la
italianos, argentinos, en su mayoría analfabetos y que mostra- expansión de las grandes potencias quedaron a la postre cir-
ban resistencia e incluso hostilidad a las ideas socialistas, in- cunscritas al rechazo formal del capitalismo como sistema so-
clinados como estaban por la filosofía ácrata. cial. Lo que es más, se mezclaron a un apoyo implícito e inclu-
so explícito al desarrollo de la empresa capitalista frente a la
“Sin los compañeros alemanes la totalidad de los obreros ha- feudal, y de la democracia burguesa frente a las autocracias y
bría caído en brazos del anarquismo”, escribía Lallemant en los caudillos latinoamericanos. Una visión relativamente lineal
18951896 para Die Neue Zeit, periódico al que envió impor- de la historia de los sistemas, impidió a Lallcmant advertir
tantes artículos sobre la situación de la Argentina. En su opini- la combinación creciente de las empresas capitalistas co:: lai
nión “la agitación socialista” se había desarrollado en forma formas de explotación semi-capitalistas, la combinación de1
satisfactoria desde un punto de vista práctico. Pero “no ocu- imperialismo con el caudillismo, la posibilidad de wla lucha
rría lo mismo con la instrucción teórica”. “Nuestros estudian- revolucionaria antimperialista y antioligárquica.
tes”, afirmaba, “con pocas excepcior,es, constituyen una masa
de jóvenes totalmente incultos e ignorantes, caracterizada ade- No pudo Lallemant ir más aI!5 de los marxistas europeos de
más un por delirio de grandeza de origen español” (Paso: ob. su época, ni acogió las correcciones que el -ropi Xars hizo
cit., p. 167). de semejantes teorías. Pensó en el desarrollo de la lucha de
clases, a partil- de un proceso que no mostraba aún ni todas
No fue fácil el desarrollo del marxismo en la Argentina. TO- las posibilidades del desarrollo imperialista, ni todas las posi-
davía en la edicirjn de Die Neue Zeit de 1908-1909 Ax+ Lalle- bilidades del desarrollo revolucionario (Karl Mars t’ Friedrich
mant escribía: “nuestros obreros, con pocas excepciones, per- Engels, Muteriules para la histwiu dc hréricn Lati]:;, Córdova,
Presente y Pasado, 1972, p. 5-15).
En El Obrero sostu1.o que el proletariado entraba a ]a lucha,
como clase, al fin de un “rdgimen dc caudi]Iajc” hcrcdado Jt> t.aIlemant ;nmpoco ad\ irtió c1 :ipo dc combinaciones de po-
los conquistadores >’ de Ia “clerigalla cat6Iica”. Tras Ia Ind:- c:c:r que cstabatl ‘;urgi<ndo >. que habrían de desarrollarse con
pendencia de España, ese régimen había abolido “Ia escla~~itud e! imperialismo. Crc‘ó que los Estadcs Unidos podrían inter-
de derecho”, pero había conservado “la esclavitud de hecho”. l.enir contra ~‘1 mi!itnrismo. No imagin<i que lo emplearíarl.
Empezaba a sucederlo “la dominación para burgueses” hasta Hasta llegó :I decir: “El desarrollo liberal burgués de Suda-
entonces “claudicada por las tradiciones caudilleras hispano- Limérica, su liberaci~ín del sistema de violencia dominante de
americanas”. El régimen burgués “importaba un progreso”, UIi Ias oligarqulns que todo lo absorben, serB posible únicamente
“gran progreso”, no por sí SO10 sino porque acercaba la posi- cliando el panamericanismo extienda sus alas cn este conti-
bilidad del socialismo. Ilente” (Dic-.Vel~~ Zeil, t. 1, 18951896, cita por Paso en ob. cit.,
1’. 179).
Lallemant y los redactores de El Obrero “confesaban la l(.;,
1312 el terreno político ocurriti algo parecido. Al inicio de los
fundamental del materialismo dialéctico”. Creían saber “cómo
en la sociedad burguesa se halla el germen de la futura socic- años noventa Lallemant afirmó qw la Unión Cívica era un
dad wmunista, cuya realización”, afirmaban, “es el objetiyo “clemente revolucionario” y que: a los marxistas les resultaba
final de nuestras empresas y deseos”. Y por ello “aclamaban” a “muy simpálica su lucha en favor de la democracia, aunque
la “nueva sociedad”, a Ia sociedad capitalista, “como un avance no fuera más que la democracia burguesa” (Ratzer: ob. cit.,
p. lS0). EI Obr-em y su director apoyaron a la Unión Cívica
en la lucha de clases”, a sabiendas de que “importaba una
cuando esta intentó luchar por la democracia burguesa, v cri-
crecida apropiación del trabajo no pagado” (Paso: ob. cit.,
ticaron después a Yrigoyen y a otros líderes que la dirigían,
p. í9-20). Su lógica parecía impecable. Resultó raquítica. Los por haber excllrido de sus filas al “pueblo trabajador”, lo que
alejó de las luchas agrarias y de liberación nacional contra cn su opinión los había conducido a la derrota. Fue un esbozo
una oligarquía asociada al imperialismo naciente, para ellos para captar la compleja dialéctica. Puro sus preocupaciones
imperceptible. o intentos de mantener una dob!e perspectiva, política y revo-
Lallemant no propuso el ataque al latifundio. No alcanz6 :t iucionaria, no resultaron ni sui‘icientemente claros desde el
ver la necesidad de la lucha antimperialista y de la moviliza- punto de vista de la teoría, ni suficientemente fuertes desde
ción campesina. Denunció el carácter del imperialismo inglés cl punto de vista de la clase. Pronto se vieron remplazados
y alemán, la forma en que explotaban a la Argentina, en que por el “oportunismo reformista” que ellos intentaron denun-
se maridaban con los terratenientes criollos, en que influían ciar y enfrentar. El Partido Socialista, fundado en 1894, y su
en su gobierno, pero su bandera no fue nunca campesina ni periódico Lu V/angtrnrdia ignoraron esa difícil e incipiente lí-
antimperialista. Buscó alentar la categoría abstracta y libera- nea de análisis y lucha, que trataba de mantener e incrementa1
dora del “trabajador asalariado”, apoyando el desarrollo del la autonomía proletaria con una vis&1 a la vez política y re-
capitalismo en el propio campo. “El fomento de la explotación volucionaria de] proceso histórico. Desde la fundación del Par-
de latifundios es lo que necesitamos”, escribió. La gran empre- tido Socialista, Juan B. Justo ocupó un papel destacado como
sa agrícola sería fuente de crecimiento del proletariado rural, presidente del mismo. Encabezó desde entonces la línea re-
considerado como una Fuerza Revolucionaria en sí misma. Slt formista.
lógica lo llevó demasiado lejos. Llegó a pedir apoyo para las EI socialismo reformista siguió siendo, en la política como en
empresas monopólicas, como la Argentina Land Investmen t la filosofía, la alternativa del anarquismo. Dominó a los ideó-
Co. (Paso: ob. cit., p. 89). Escapando a los errores “agraristas” logos mas conocidos de la Argentina, José Ingenieros, pasó de
se embaló en los de un trabajo asalariado, necesario y deseable. posiciones ultristas y anarquistas en la juventud a otras evo-
Un ideólogo de la mediana burguesía rural, Hugo Koppe. lc lucionistas >. positivistas, características de su pensamiento
hizo ver que estaba equivocado. Las empresas capitalistas no maduro, incluso después de 1917, cuando manifestó emociona-
iban a desarrollar a un proletariado y a un obrero agrícola qut da solidaridad con la Rclwlucitjn Rusa.J
no les convenía. “El capital” alirmó el sagaz opositor, “pro-
Entre !os marxistas argentinos del noventa, el proyecto de acu-
cura siempre reducir los gastos y sacar mayores intereses, 3’ mulación de fuerzas SC limitó a débiles apuntes sobre la auto-
para obtener estos resultados, hará lo que hicieron última- nomía de clase, sobre la doble lucha política y revolucionaria,
mente los hacendados brasileños; introducir verdaderos koo1i.q
chinos” (Paso: ob. cit., p. 113). 8 VCUse HCctor P. Agosti: Jos.! Ingenieros, cirrdndam de la juventud, Buenos Aires,
Futuro, 1945, p. 13-82.
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS M4RTIANOS ~ 203

sobre la imp<\rtancia dc la educacion política de los trabaja- ciones como parte de una historia llena de rupturas v obedien-
dores del campo y la ciudad. Avé Lallemant y el grupu cncabe- te a los impulsos de un Estado oligárquico empleado del im-
Lado por él representaron la primera experiencia latinoamcri- perialisnio.
cana de la lucha marxista contra las posiciones idcologica,
anarquistas y contra las posiciones reformistas. Plantearon Desde el punto de vista teórico el reformismo fue inevitable.
por \.ez primera la necesidad dc la lucha política dCl proleta- Se integró facilmente a los proyectos combinados de una oli-
riado, y la indispensable autonomía que este debía gx+rdar CI; garquía burguesa, dependiente. Desde el punto de vista prác-
sus organizaciones. Frente a los anarquistas propusieron 1~ tico los componentes de la clase obrera argentina con residuos
lucha política necesaria en lo inmediato; frente a los refor- artesanales, reclutas campesinos, y trabajadores inmigrantes
mistas y economicistas, la lucha final por el poder y la instau- europeos, a la vez discriminados y privilegiados como gauchos
racion del socialismo. Los redactores de El Obrero se enfrcn- y extranjeros, cayeron en la hábil política de dominación crio-
taron al apoliticismo de los anarquistas y afirmaron que es lla, burguesa y oligárquica. Sus dificultades aumentaron por
“inseparable la lucha de la clase proletaria por el mejoramiento la táctica de las clases dominantes, alternativamente represiva
de SU situación económica, de la participación enérgica que y conciliadora, que suscitó en las organizaciones de trabaja-
como clase tiene que tomar en la política del país”. Igualmen- dores rebeldías simples frente a la represión -rebeldías anar-
te criticaron las acciones directas y espontáneas de los anar- quistas- 0 anuencias elementales frente a la conciliación
quistas. “Como sea”, sostuvieron, “hemos aprendido una his- -anuencias reformistas-. Aquellas tenían honda raigambre
toria de la Comuna, y es que importa un error creer que de protesta absoluta, estas se avivaron con la acción de una
pueda el proletariado apoderarse simplemente, en un día cual- pequeña burguesía en ascenso, en parte socialista. La debili-
quiera, de los poderes del Estado, para manipularlos en pro- dad original de los esquemas aumentó con la polarización de
vecho de la clase de los explotados”. También enjuiciaron la la lucha. El proceso dialéctico real se convirtió en antagonis-
conducta de los anarquistas que entorpecían la organización mo de lo abstracto.
proletaria, y que “acostumbraban CCJIWertir todas las asam- En la Argentina las categorías formales del socialismo mar-
bleas obreras en escándalos, y darse maña para que la policía, xista fortalecieron toda una tradición de luchas que arrancaba
en cada oportunidad, atacara a los obreros con rebeques de de Sarmiento. Buena parte de ellas rehicieron falsas disyun-
cuero crudo y desbande de asambleas”. Por otro lado se en- tivas entre civilización y barbarie, ciudad y campo, Europa y
frentaron a los reformistas proponiendo no sólo “luchar por el el “gauchaje”. Por razones históricas concretas y explicables
salario”, sino “ser propagandistas de la nueva y sublime doc- los marxistas argentinos de finales de siglo no rebasaron sui
trina del socialismo científico, que enseña al proletariado cómo antinomias sarmientanas, y quienes lo intentaron pocos años
está llamado a ser el poderoso agente por cuya acción la hu- después, como Manuel Ugarte, que planteó la lucha contra el
manidad conquistará el máximo de libertad posible”. imperialismo, terminaron siendo relegados o expulsados del
La debilidad teórica de los marxistas argentinos de los años Partido Socialista Argentino .4 Lo más dramático fue que ellos
noventa fue la de su tiempo, aunque de repercusiones más mismos, por su parte, acabaron sosteniendo un nacionalismo,
graves en países como Argentina, a falta de una perspectiva cada vez más alejado del proyecto socialista y el análisis de
antimperialista sobre el desarrollo de las contradicciones del clase. La disyuntiva metafísica se volvió imperante. Los so-
capitalismo semicolonial o dependiente. Lo abstracto del mar- cialistas cosmopolitas pugnaron contra los nacionalistas an-
xismo político europeo -eurocentrista- se volvió más abs- timperialistas, los socialistas reformistas contra los anarquis-
tracto en la Argentina. Lo abstracto del marxismo como *Isis- tas insurrectos o sus sucesores, los partidarios de la acción
tema” o código de categorías, se volvió más ilusorio en Buenos política contra los partidarios de la acción directa. El razona-
Aires. De lo real surgió un esquema. De una vaga idea y una miento revolucionario halló dificultades enormes para preci-
atención fugaz, sobre la necesidad de librar las luchas políti- sar las categorías del proceso de liberación latinoamericano
cas inmediatas para preparar las luchas finales y revoluciona- y argentino.
rias, nació una visión lejana de estas y la presencia absorbente La realidad de la lucha de clases en la Argentina de finales
de aquellas. Si interesaba contradecir el apoliticismo y el in- del siglo XIX no permitió superar los esquemas, los sistemas
mediatismo revolucionario anarquista, aclarar los triunfos y sus aplicaciones formales. Armó una imagen incompleta en
posibles en la democracia burguesa, y el potencial progresivo
del capitaiismo, jamás se plantearon a fondo SUS contradic- 4 Vtase Norberto Galasco: Los orfgenes del socfdismo, Buenos Aires, Editorial Univcr-
taria, 1973.
203 ASV'.91<10 DEI. CENTRO DE ESTUDIOS XlAI<TI;\NOS ANUARIO UEL CENTRO DE ESTI!DlOS MAR I I:\xoS _ 205

que el final apareció fuera del comienzo, y el principio Je;l.- hemos dejado dc ser martianos po;qut‘ no hay contradicción
gado de las batallas finales. en es!o, por lo menos para nosotros.”

En México y Brasil las dificultades fueron mayores. En aqrl<i Ser martiano consecuente implica ser revolucionario. Suponc
tiempo no había nada del pensamiento revoiucion;~rio, que s: una I&;i,,n 1. Ima c?l!ducta que cn l\lar:í fue re\~olucionaria
pudiera asemejar al marxismo, o dd marxismo que cspresa;:: y se con\.irtió en parte de la Ibpica y conducta de su pueblo.
la lucha del pueblo trabaj:.:lor y la clase obrera conrra el inri Es2 conducta v eza ltigica WV tascinantea erî él como ~zpw
perialismo y el capitalismo. sión, or;en:atión v miro. Ptsro no soil f:íciles de desenrrafiai.
en lo que tienen cir exclusivamente revolucionario.
En un terreno muy distinto al de los luchadore., marxistas
argentinos de! noventa sc halla la vida y obra de José 321:-i!, La fajcinacion que ejerce cl p:~iwuniento martiano puede lle-
cuyo sentido revolucionario se desprende de una posiciGn i.u~~ var a forrar el s.;ntido dc? mismo. Así, en 1910, Antonio Mar-
damciltalmente antimperialista. tínez Bello, en sus Itlvcis sociales y ecolzó??licas de Jost; Marfí
(La Habana, 1910) “llegó a considerar a Martí un mn!ttrialista
Varias son las razones por las cuales Martí pertenece a 1:: ::is- diakctico”. Drsd< luego tal afirmaci6n cst6 Irjos de la realidad
toria del pensamiento socialista en la Amkica Latina, :;in c~“L y n9 permite recuperarla. An;es Ge 1961, G.D.H. Cole incluvci. .
haya sido ni marxista ni socia!is!a. La significati\,: 2.5, sill a 1Marti en su Histwicr del ,wnsamiei~to ~~nciaiista. Cole aclaró
duda, que sea considerado por Fidel Castro y otros dirigcn:L,-. que Martí era un “nacionaiis&. re\~olacic)nario más que un
como “el autor intele.ctusl de la Revolución Cubana”. Scmc- socialista” , y sin embargo consideró que Y’Iartí merecía un lu-
jante tesis no es nada más que una exaltación reGrica dc !n gar en su historia.” Algunas de las razones que lo indujeron a
figura del gran hombre, ni corresponde a una lógica ~locuc:~ic. ello son indiscutibles: “::5 nacionalismo era muy radical”. EFa
La seriedad con que hablan los dirigentes de la Revol~ci~5;: partidario de “la igualdad racial”. Fue “un fuerte opoc,itor del
Cubana y la forma en que emplea? expresiones que pai-*w2n colonialismo”. Escribió contra “el capitalismo, nortea-merica-
retóricas ): son prácticas es una caracterísiica de la cultura no”. Abogaba por una “legislac;ón social avanzada”. Otros argu-
martiana y obliga a analizar el tipo de elementos qtle hacen Jt: mentas de Cole son tal vez más sól.jdos, como cuando escribe:
Martí el autor intelectual de la primera Revo!uciGn Socisliat.; “reconoció la necesidad de fundar 5 :u aovimirnto revolucic-
en el Nuevo Mundo. nario en la clase trabajadora, en la que confiaba principal-
Martí es precurso; moral, político, revolucionario J’ práctico mente, y en In clase media nacionalista” (05. cit., p. 91). Pero
de la Revolucidn Cubana. Lo es por la mediación del dirigente no son del todo exactos. Dejan escaTar lo que en el fondo lo
comunista Julio Antonio Mella y de otros héroes de la libc- ilevó a incluir a Martí en su historia d:! socjalismo.
“‘.i’ qur sin s1r comunistas retomarcn al !:?ai+ r,:vi311!-
Martí es un brillante precursor del pensamiento socialista
cionario.
latinoamericano porque fue un revolucionario que luchó a fon-
La presencia de Martí es parte de la cultura revolucionaria dc do contra el colonialiL:mo 1 los primeros embates del imperia-
Cuba. Más que un hombre es un pueblo cuya imagen se ob- lism,>. Como político comprendió que en la situación colonial
serva en la vida cotidiana, como estilo de pensar y actuar. no era posible la lucha reformista, como revolucionario corn-
Toda la historia revolucionaria de Cuba refuerza hasta hoy la batió el anarquismo, y a! enfrentarse al imperialismo naciente
herencia moral, ideológica, política y revolucionaria de Martí, de los Estados Unidos p?!anteó un problema al que todavía no
considerada como un todo. Para akanzar los objetivos mo- “-
-.c i-;:!~iy. ;i/;oc;1 clrj e,1 pensamiento marxista tlt su éptic.3, el de la
rales y revolucionarios, señalados por el Apóstol, pueblo y li- “predestinación lógica” de Ios pueblos coloniales por su libera-
deres descubren que es necesario hacer la revolución, y tam- ción del imperialismo, el de la apariencia y la esencia de esa
bién el socialismo. Con ello la idea misma de Apóstol y la lucha, el de su momento y ser, el de su movimiento, que él
Salvación adquieren un sentido no sólo laico, como en la eta- supo apuntar a etapas no Gividas. El legado de Martí consistió
pa de las luchas liberales y democráticas, sino revolucionario. en una sólida ideología para enfrentar tres tipos de problemas
que tendría el revolucionario latinoamericano: el del reformis-
Haydée Santamaría, una de las dirigentes de la Revolución
mo, el de la espontaneidad, y el de !a lucha de clases que no
Cubana, ha sostenido que el asalto al cuartel Moncada se rea-
lizó cuando sus protagonistas -encabezados por Fidel Cas- 6 Cit. por Jos6 Cant6n Navarro: Algunas ideas de Josd Martf en relacidn con la clare
tro- eran martianos. “Hoy somos marxistas”, afirma, “y no obreru y el socialismo, La Habana, Dirección Polttica de las FAR. iYi3, p. 31.
j\‘! 4RlO DEI. CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
A.\;cARIO DEL CESTRC) DI‘. ESTI,DIOS MRTI.4NO’; 2(

;‘:+rticio rwlítico revolucionario. “So se han de orrraniLar cun


prlorizaba la batalla contra el imperialismo a partir de la si- la prisa -indigna y artificiosa del intertis pcrso;ial,Lsino comr,
ruación colonial. Su pensamiento supuso además un inconfor- SI organiza el Parrido Re\,olucionario Cubano”, cxribici cn i Sc>?
mismo moral y revolucionario, que tendía a movilizar preci- (cit. por Rodríguez en ob. cit.. p. 36).
samente a las clases medias -tan importantes en el proceso
revolucionario latinoamericano-, y a identificarlas con las Fxntc LI quienes wnfundí:!n la lógica contc’stataria con la : Ll.
luchas de su pueb!o, parte importante del cual son los trabaja- \.olucionaria, la acción an,í:.quica con la toma del poder, dcL.!a
ciares. Martí se preocupó, efectivamente, por atraer a las clases hablando de los bakunistas I-uws: “;llo son aún estos hombr<.
n:tidias hacia el pueblo y hacia los trabajadores, y por acercar impacientes v generosos, manchados de ira, los que han de
LL los trabajadores a la lucha por el poder y con el pueblo. Así, poner cimienio al mundo nuevo; ellos son la esptiela, y vienen a
a partir dc marcos teóricos que nada tenían que ver con la punto, como la voz de la conciencia, que pudiera dormirse:
lectura directa del marxismo, Martí se colocó como revolucio. pero cl acero del acicate no sirve bitan para martillo fundador-!“‘;
nario, no sólo entre los pioneros de la lucha contra el impe- El papel del partido, la lucha unida del pueblo contra el impc-
rialismo (otros lo harían), sino entre los pioneros de la lucha rialismo, el conocimiento concreto del país -a que SC refiricrn
contra el reformismo y el anarquismo. Sin ser marxista, como en múltiples ocasiones- todo se inscribía en cl pensamiento
rei-olucionario, p!anteó el mismo tipo de problemas que Lenin martiano dentro de una lógica revolucionaria que habría de
levantaría a partir del marxismo. Su encuentro con los revo- desarrollarse y profundizarse en el siglo XX
lucionarios del siglo xx quedó asegurado.
En un ensayo sobre La idea de liberación lucio!to! WI Mavií.
Una mistificación de Martí, de Fidel Castro y la Revolución Pedro Pablo Rodríguez sefiala tres etapas de !a evolución ~1-1
Cubana, consiste en separar lo que en ellos está unido: la lucha pensamiento martiano. Sorprende ver la coincidencia con las
moral y política, la política y la revolucionaria, la revoluciona- etapas del pensamiento socialista en la Amgrica Latina: de
ria y la práctica, la de líderes, grupos y masas. Ni Martí era 1871 a 1884 iría la primera; de 1884 a 1889, la segunda; de
un hombre puramente moral, ni la Revolución Cubana fue un 1890 a 189.5, en que Martí murió, iría la ter,cera. En la primera
acto de voluntad y valor exclusivo de una docena de jóvenes. Martí acentuó sus ideas independentistas: en la segunda pro-
Martí no aceptaba la lucha por la independencia sin la acción fundizó sus estudios sobre la guerra contra España y la si-
de los trabajadores, ni la de los trabajadores sin la lucha polí- tuación latinoamericana, en la tercera “concibió el partido
tica y revolucionaria por la independencia. Crítico del refor- como organizador de la guerra” (Rodríguez: ob. cit., p. 26-29).
mismo político representado por los “autonomistas”, lo fue
también del anarquismo que se negaba a la lucha política y a Con Martí, y como miembro y fundador del Partido Revolucio-
la guerra patria. nario Cubano estuvo Carlos Baliño, cuya “actitud consecuente
con respecto a la lucha por la independencia de Cuba, está
“El zarismo es política”, escribía en 1892, “y es política Ia presente en su larga hoja de servicios a la Patria” (Cantón:
anarquía, la anarquía que en mucho corazón ferviente es el ob. cit., p. 95). En la Cuba de los años noventa no se podía va
título de moda de la aspiración santa y confusa a la justicia, ser marxista 0 premarxista sin ser antimperialista. Lo f;e
v en manos del gobierno español, que echa anarquistas por Baliño. Él también se adelantó. Y Martí, que no fue marxista,
todas partes, es un habilísimo instrumento (ob. cit., p. 109). al reseñar el acto póstumo de homenaje a Marx, explicó, con
Frente al Partido Liberal Autonomista, que se ilusionaba o en- los motivos de su admiración, el sentido permanente de su
gañaba con el reformismo, Martí organizó el Partido Revolu- propia herencia ideológica:
cionario Cubano. En sus Bases afirmaba el propósito de “con-
tribuir al triunfo rápido de la guerra y a la mayor fuerza y Ved esta gran sala [escribía en 18831, Karl Marx ha muer-
eficacia de las instituciones que después se fundaran”, así como to. Como se puso del lado de los débiles merece honor
el de “propagar en Cuba el conocimiento del espíritu y los mé- [. . . ] Ved esta sala: la preside, rodeado de hojas verdes,
todos de la revolución, y, congregar a los habitantes de la isla el retrato de aquel reformador ardiente, reunidor de hom-
en un ánimo favorable a su victoria” (Pedro Pablo Rodríguez: bres de diversos pueblos, y organizador incansable y pu-
“La idea de liberación nacional en José Martí”, Santiago, Qui- jante. La Internacional fue su obra: vienen a honrarlo
mantú, 1973, p. 38). 6 José Martí: “Cartas de Martí”, Obras compZt?tas, La Habana, Editorial Nacional de
Cuba, 1963-1965, t. 9, p. 388-389. (En lo adelante, las referencias a la obra de Jose Martí,
Frente a la otra faceta del anarquismo -en sentido lato- que se remitirdn a la mencionada edición de sus Obras completas (N. de la R.).
cs la acción espontánea, Martí propugnó la organización de un
208 ANUARIO DEL Ci-STKO DE ESTVDIO5 >lARTI\Sq’\
209

hombres de toAa< !as naciL,nes. La multitud, qui: es dc tiL2 “iporar ~1 pasac!o” \ los “valores de a;,-cr” ctin la idea “fan-
bi’¿lVOS b:.I¿ero3, cuya vista cilternece !. conforta, enstiñs rás?ica y ridícu!a” dc :lac’ los re\.olucionarios de hoy “sop.
más músc.:~lc>; que :i:lhajas , > Inris caras 11”!112&x que p- toda la historia” > “no nacic:on c!e madre alguna”.
Ilos xxluso~, El trabajo em%i~l!c~~. I<~uIo.~;~ ii’r 2 ::!i Iabi i:*-
go, a un h~r;ador, a un marinc!.ù. 1)~ m;tilcj‘lr Iah fuer., LI\ \Icl!a exigí,\ una real intcrpretacicin hist!jricLl.
ile la 1Iatur;da;t, les \riene ser hermosoY cr:~iio clla> [. ]
Karl M~I-\; estudió los modos dc asentar al mundo sob~ .Y Debe ser la cierta [afirmaba, y añadía]: Consiste en c!
nuevas bases, y despertó a los dormidos, y 1~s enseñó CI caso de Martí y de la ReTrolución, tomados tinicamentc
modo de echar a tierra ios puntales rotos [ J .4quí cstin como ejemplos, en \‘er el interés económico J’ social que
buenos amigos de Karl Marx, que no fuc sijlo movedo], “creó” el Apóstol, sus poemas de rebeldía, su acción con-
titánico de las cóleras de los trabajadores cu~~peos, sino tinental revolucionaria; en estudiar el juego fatal de las
veedor profundo en la razón de las miserias humanas, :: fuerzas históricas, el rompimiento de un antiguo equilibrio
en los destinos de los hombres, y hombre colnido del ansia de fuerzas sociales; en desentrañar el misterio del progra-
de hacer bien. Él veía en todo lo que en sí propio llevaba: ma ultrademocrático del Partido Revolucionario, el mi-
rebeldía, camino a lo alto, lucha [“Carta de Martí”, O.C., lagro, -así parece hoy- de la ,cordinación estrecha entre
t. 9, p. 3881. el elemento proletario de los tallwes de La Florida y 1;~
burguesía nacional; la razón de la existencia de anarquista>
No fue Martí nlarxista, sino revolucionario que SC planteaba y socialistas en las filas del Partido Revolucionario, etc..
la liberación de un pueblo frente al imperialismo, más que la etc. Aquí no estaría terminada la obra [añadia Mella].
de una clase frente a la burguesía. Sus diferencias con Marx Habría que ver los antagonkmos nacientes de las fuerzas
eran de posición histórica e ideológica, siendo ambos rex:olu- sociales de ayer. La lucha de clases de hoy [ . . .] El es-
cionarios. Sus afinidades revolucionarias ie hicieron ocupar, tudio debe terminar con un análisis de los principios ge-
antes de Lenin, y con una ideología dz raigambre liberal, una nerales revolucionarios de Martí, a la luz de los hechos
posición parecida a la que Lenin encauzaría en la lucha contra históricos de hoy [Julio Antonio Mella: “Glosando los pen-
el imperialismo, en la preparación de la revolución frente a samientos de José Martí”, Hnmhes de la revolución, La
quienes pensaba qu, ca iban demasiado aprisa por no prepararla, Habana, Imprenta IJniversitaria, 1971, p, 42-431.
Y tgmbién frente a los que se conformaban con las perspectiva.:
Todos estos problemas siguen siendo motivo de estudio. Dos
de una evolución natural hacia la justicia y liberta-d, o co;’
meras reformas para alcanzarla. destacan: la esencia de la dialéctica de Martí y lo que la deter-
mino. Martí no fue un pensador sistemático. No buscó acordal
Como revolucionario, Martí enarboló la tarea moral contra cl su discurso a un sistema ni se propuso elaborarlo. Su pensa-
conformismo, y por la creacicín de una sociedad nuca. So miento estuvo orientado por el acto final revolucionario. Obe-
dejó a la moral aislada de la política ni a esta de la revolu- decid a un proceso revolucionario. De ahí que siga vivo, como
ción. Con categorías distintas a las de Marx o Lenin planteó explicación y Itlcha esclarecida. En el debate ideológico, Marti
el problema de la revolución, acometió contra el reformismo no quiso invocar fidelidad a los textos. Su problema no era ese.
y el ay>oliticismo, contra el fatalismo y la espontaneidad, contra La buena conducta teórica se prueba con las citas. La revolucio-
el oportunismo y el dogmatismo, el izquierdismo, el yoluntaris- naria, con acciones y reflesiones. En Martí la lucha ideológica
mo, el militarismo. Sin las categorías de Marx o Lenin, y sin se redujo a un punto clave. Combatir lo que impedía la accion
cl lenguaje por cllos empleado, levantó los mismos problema-; revolucionaria, !o que restaba fuerzas a la lucha revolucionari,?.
que aquellos, con una perspectiva antimperialista y revolucio- Ya Ic decía a Macal: “La \,ida debe ser diaria, movible, útil
naria, que lo acercaba más -desde su Isla y tiempo- a Lenin, [. . ] 90 aplicar teorías ajenas, sino descubrir las propias.
que a Marx. No estorbar a su país con abstracciones, sino inquirir la mane-
ra de hacer prácticas las útiles” (“A Joaquín Macal”, O.C., t. 7,
Al proponer LII~ estudio serio de la obra de Martí, Julio Antonio p. 97). Con lo que hacía una crítica revolucionaria de las “teo-
Mella -líder brillante del Partido Comunista Cubano en los rías ajenas”, a las que no rechazaba por venir de otros mundos,
años veinte- no sólo pidió que se realizara la tarea crítica des- sino por quedarse en ellos. Mientras, inquiría en las abstrac-
vinculándola de “los intereses dc la burguesía cubana”, sino ciones útiles -vinieran de donde vinieran- para hacerlas
rechazando todo “fetichismo” histórico, o cualquier intento prácticas. Levantar obstáculos a la acción revolucionaria y
210 A\lJIRIO
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DEL
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CESTRO DE ESTLUIOS lL4RTIANOS
ANUARIO
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DEL CESTRO
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DI: ESTUDIOS \I.ARTIASOS 211

aumentar las fuerzas re\-olucionarias implicaba una claboracihn cerlas con la vida y la lucha. Su pensamiento no solo fue me-
teórica suficiente, exprèai\.a 1. prsctica, uni\.ers:ll \- col:::‘eta, nos profundo, sino menos influyente en el mundo, y en sus
a largo plazo e inmediata. herederos.
En la cstratcgia mctafís;ca del proceso revolucionario e! fin En la historia pasada y presente del pensamiento revoluciona-
está antes del comienzo. E! metafísico exige que se realice el fin rio Martí sigue siendo actual. La belleza de formas en su prosa,
desde el comienzo. En la estrategia dialéctica el fin no e-j lo la profundidad y concisión de sus pensamientos, más que un
mismo que el principio. Se piensa en el resultado, pero cum- sistema filosófico materialista o idealista, un sistema que nun-
pliendo las tareas actuales. Martí se planteó cl fin en término> ca e!aboró, expresan imágenes de lo vivo de hoy, pensamientos
morales de libertad, igualdad, justicia social. Hacia esos obje- para la revolución de hoy. Su método de razonar revolucionario,
tivos habría de moverse, c!ando la primera batalla por la in&- su forma de vincular imaginación, intelección, moral y volun-
pendencia, y enseñando a dar otras que implicaban la del so- tad con la práctica final del “partido revolucionario” siguen
cialismo. SUS sucesores rehicieron la dialéctica de la indepdn- siendo el mejor camino para no caer en la búsqueda de “deter-
dencia, la libertad, la igualdad, incluyendo en ella lo qui: el minaciones abstractas” supuestamente capaces de iluminar ‘:
socialismo había descubierto como una de las bases fundamen- cambiar lo concreto. Son, como vida, expresión del pensamien-
tales de la opresión y la liberación, la existencia de una sociedad to, y como pensamiento expresión de la revolución. Su estilo
de clases que es necesario eliminar para que sin explotadores traspasa el modernismo. Su retórica encierra formas de actuar.
ni explotados se planteen bajo una nueva faz los problemas de
pueblos y hombres. En la Cuba de fines de siglo se concentraron las contradicciones
en forma que la isla y la fábrica, el pueblo y el ingenio, la
En la historia del pensamiento marxista y revolucionario cl nación y la clase se pusieron a luchar y pensar como un todo.
caso del marxismo y de Martí en la América Latina tienen sisni- Así se juntaron en el “programa ultrademocrático” de que ha-
ficado universal. Hoy mismo entraña inmensa actualidad. El bla Mella, el “nacionalismo revolucionario” de José Martí, y
sistema filosófico, el método codificado de pensar, el recurso el pensamiento marxista más avanzado y preciso de su tiempo,
a la coherencia de un pensamiento dado y de un método esta- representado por Baliño.
blecido, sólo alcanzan plena validez, como asidero de lo nece-
sario y lo original, y eficacia de la secuencia y la creación, en Nacido en 1848 en la Villa de Guanajay, Carlos Baliño fundó
la lógica práctica, moral e intelectual de la acción revoluciona- con Martí el Partido Revolucionario Cubano en enero de 1892.
ria. Es esta lógica, esta dialéctica -entre sus relaciones socia- Era ya desde entonces socialista y revolucionario. Unió en su
les contradictorias, vividas y percibidas para transformarlas vida y obra el socialismo científico a una lógica y una lucha
en el avance de la imaginación a,comunada- la que permite revolucionarias cada vez más reveladoras. Blas Roca dijo de él
en cada lugar y tiempo precisar y ahondar la interpretación que tenía una “sólida cultura marxista”. Habría que precisar
y transformación del mundo. en qué consistía. Lo que impresiona en Baliño es sobre todo
la exactitud con que expresó observaciones teóricas extremada-
En la América Latina de fines del siglo XIX, ignorante del mar- mente concisas, aplicadas siempre a vincular los ideales del
xismo, o en la que conociéndolo en sus primeros planteamientos socialismo con el movimiento de las luchas revolucionarias y
los recibía y repetía con superficialidad, surgió un hombre sus problemas actuales, sus debates vivos, sus inquietudes de
capaz de ver con una filosofía de origen liberal, y un método la hora, la calle, el periódico, la fábrica, el sindicato, el partido.
de pensar y actuar revolucionario, lo que su sistema filosófico Él mismo fundó en 1903 un club de propaganda socialista. En
jamás le habría entregado y lo que el propio marxismo no había 1905 fundó el Partido Socialista de Cuba, y en 1925 el Partido
aún descubierto en su tiempo. Y no sólo vio Martí el nuevo Comunista. Su obra completa no ha sido publicada. Por todos
imperialismo, sino la necesidad de una lucha de liberación que conceptos debería serlo. Sin el genio literario de Martí, Baliño
planteó problemas de alianza, unidad, partido, clase y pueblo tuvo el de revolucionario, y con este dio ejemplo de aplicación
trabajador, difíciles de percibir para quienes tuvieran como tesonera, reflexiva, clara en la expresión y el concepto, en la
principal obsesión intelectual aplicar un sistema. Él se metió unión del sistema y la línea de pensamiento, de la teoría codi-
por el río del sistema. Vivió su “Filosofía de relación” (“Jui- ficada y la descodificación activa que enriquece generaliza-
cios”, O.C., t. 19, p. 367). Otros en cambio arrastraron a cuestas ciones, descubre lo general situado, y este a partir de la teoría,
los sistemas, en procesión de formas laicas reverenciadas. No como noseología, y a partir de la situación, de las luchas con
pudieron escapar de hipótesis circunscritas a textos ni enrique- perspectiva de vida.
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ANIIARIO CENTRO DE ESTUDIOS hlARTIANOS
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Ab!I’ARIO DEL CENTRO
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DE ESTUDIOS
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XliRTIAKOJ
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2 13

Varios años antes de formar parte del Partido Revolucionari<, jaría de ser colonia de España para pasar a ser fe:ldo de algunos
Cubano, Ra!iño 1-a rcxalizaba una labor de “agit:lcijn” en favor sindicatos (monopolios) extranjeros y el pueblo de Cuba habría
del socialismo. vio en la revolucibn de indc?endenria “l.in epi- derramado la más generosa de su sangre para cambiar amos”.
sodio de la gran lachcl por la libertad y la justicia” (“Discurso Y obsen;a cómo con el proceso s-p mueven los otros inter¿.: :5,
de Carlos Balifio con motivo del 10 de octubre dtx 189?“, ~13 los de la esclavización a la moderna, de clase: “ya un peritid!¿o
Ralitio. Documentos y artícuios. La Habana, Instituto de Hiy- americano que empezó csprcsando ardientes simpatías por la
toria del i2lovimiento Comunista v & la Re\-oluci.ín Socialis::\ revolución, empieza a volverse contra ella precisamente por
de Cuba, 1976, p. 33-38). Supo de sus limitaciones: y neligros. lo que rn5.s simpática debe hacknosla, por sus métodos radica-
Participó en ella pensando en unir a todas 1;js fl!cr-;:;i\ l,b~;-~:- !es” (Zdenz, p. 43). El autor advierte que a la postre el pueblo
doras para orientar a las del pueblo cuando se c:i\idic;.a!ì bul- de Cuba seguirá la marcha destructora de la propiedad privada
guesías y trabajadores. Escribió con sencilla dial;clica: “Claro de los medios de producción, y anuncia escaladas y contra-eica-
es que debemos estar con las masar, cuando se rc’oei;,n coi:t;.a ladas. Antes de aceptar nuevas formas de esclavitud, el pueblo
una esc!avitud patente, para luego tener derecho ;\ exciiar:as “convertirá toda la riqueza de Cubn en una masa de humeantes
a que se revelen con nosotros contra una csclavjtud di$;lnula- y ennegrecidos escombros”. Es la amenaza viva y revivida.
da” (“DOS prólogos de Carlos Baiiño r:! 1ib1.o de Il. D:i!:is”,
1896, ob. cit., p. 41. En las notas subsecuentes la cursiva es Ver claramente el curso de la lucha de clases, implica en Ba-
del autor de este trabajo. N. de la R.). Dar la lucha en lo frno- liño apoyar las batallas actuales apuntando a las futuras, librar
ménico para ir al fondo de las cosas. aquellas y preparar estas, aunque sea en el conceptot en una
conciencia todavía general, de fuerza insuficiente, n,> expresa-
El campesino de Cuba [decía] no percibe más forma dc da como conocimiento y creaciSn colectiva, y que rompe como
opresión que la del gobierno español sobre Cuba, porque a enajenación con el anuncio del momcntn en que la creación
no necesita un largo razolzamieflto para percibirla [y es- se unirá a! conocimiento, la colectividad a una idea hoy todavía
presaba así la lógica revolucionaria de conocer las bnta- ausente del pueblo que la hará suya macana, dándole otra vida.
Ilas finales y apovar las pioneras (o peoneras)] “De l,i El discurso de Baliño supone un vínculo del sistema dialéctico
esclavitud econ6mica, esclavitud disimulada que lo eE-:‘:)- del “socialismo científico” (sic) con el campo de batalla, y el
brete y aniquila y que es elz tíltimo at&lisis el verdadero de este con las luchas remotas previsibles, profundas. La intui-
móvil de todas las esclavitudes políticas, no sc ha perci- ción genial de Martí es discurso que se expresa en posibilidades
bido aún el campesino cubano, ni podrá hacérsele perci- de clase en Baliño. Estas ya tienen el auxilio del sistema y el
bir mientras no se emancipe del coloniaje que es hoy para método dialéctico, pero a partir de la misma realidad o situa-
él la esclavitud visible v patente. Pero ahi Ilay madera rc- ción de relaciones liberadoras mutantes que encierran, desde
belde y buena. Hoy está empeñado en un duelo a muerte las primeras batallas, el embrión de las últimas. El “largo
que absorbe necesariamente toda su atencijn y todas sus
razonamiento” parte de “la esclavitud visible y patente” para
energías, y no es la hora de hablarle de otnz cosa sin que
hacer su “último análisis” sin derivar de este la; líneas de la
recele que se le quiere distraer de su empeño. Ahora es la
acción inmediata como si estuvieran condicionadas y prefi-
hora de ayudarlo a trizmfar porque él es el oprimido, el
jadas por aquel. Las líneas de la acción inmediata se deducen
explotado, el pisoteado y lo que wmbate contra él es Ii1
de la lucha que “absorbe necesariamente toda la atención y
fuerza, es la autoridad sin freno, la negación del dereclzo.
las energías” de un pueblo enfrentado a la “tiranía política”,
Después le hablaremos [Idem, p. 421. a la “negación del derecho”.
a “la autoridad sin freno”,
El discurso dialéctico va de lo fenoménico a lo esencial, de lo El complejo discurso encierra un procedimiento notable: pide
inmediato y las mediaciones primeras a la opresión profunda, “no hablar de otra cosa”, no “distraer de los empeños actuales”.
de la conciencia útil colectiva actual a su potencial rebelde Pero de ahí no concluye que es necesario guardar silencio ab-
(“hay buena madera”) de que aún no entiende y con la que soluto sobre el curso final y las causas profundas. Selecciona
no quiere ser distraído, pero que el elaborado discurso no deja dialécticamente el grito principal y el mensaje previsor, sin
de apuntar y denunciar, preparando otras luchas: “El movi- acallar este. “Lo primero”, ha escrito antes de cualquier otro
miento insurreccional de Cuba ha de despertar a la codicia razonamiento “es desvanecer en los esclavos del salario la
de los egoístas extranjeros que buscan nuevos pueblos que es- ilusión de que son libres, porque ningún esclavo se rebela
clavizar a Za moderna. “Si les fuese dable”, anuncia, “Cuba de mientras no sabe que lo es”. (Idem, p. 41). El discurso relacio-
2 1 ij ANU?\RIO DEL CEURO DE ESTUDIOS MARTIASOS

na lo inmediato, lo sucesivo, lo final, la causa \,isible a las Objeti\.os inmediatos y finales se presentan en forma de luchas
masas y la que todavía no ven. Pero en un nivel de abstracción distintas, políticas, legales, y violentas. De las luchas se habla
más alto, con menor énfasis, busca prepararlas para nuevas como opción y necesidad. Se decide por las tranquilas si es
batallas, difundiendo otro saber. posible. Por las broncas si es necesario.

Baliño emplea el mismo método dc pensar J’ educa en lo que Yo no estay TODAVÍA [escribe en 1906, asi con mayúscu-
se refiere a las luchas políticas, democráticas* v sindicales. Para las] por los procedimientos violentos en la cuebrión obre-
el las “reformas” son meros “paliativos”. Algunas producen ra, ni lo estaré mientras tenga esperanzas de que por las
“alivios pasajeros”. En general y n largo plazo, son ilusorias. \rías pacíficas puedan llegar a plantearse las fórmulas re-
Los “proletarios” no pueden “conformarse con ellas”. Tampoco dentoras del socialismo: pero donde quiera que los que
dejarán de luchar por reivindicaciones inmediatas. estén en autoridad se opongan a la propaganda y al libre
desenvolvimiento de las nuevas ideas yo seré un rebelde
El obrero ha de librar su batalla y ha de defender el pan contra esa autoridad, y si me viese en la alternativa de op-
de sus hijos tanto en el campo económico como en el polí- tar entre la revolución social o la perpetuidad del salario,
tico. En el económico organizandose en sociedades gremia- yo optaría por la revolución en todas sus violencias y de-
les en las que sus miembros estén estrechamente unidos sastres [“Cartas a Rafael Serra”, del 6 de octubre de 1894,
por la tolerancia y el compañerismo, en organizaciones ob. cit., p. 401.
sólidas y bien disciplinadas, unidas por pactos federales
que multipliquen su fuerza. En el campo político, hacien- Ya había dicho un año antes: “Hágase la transformación social
do uso del sufragio de una manera inteligente y previsora sin derramar una gota de sangre si así es posible, o derramando
sin confundir la disciplina que enaltece con el carnerismo torrentes de sangre si así es necesario” (“Las huelgas en Rusia”,
que esclaviza y degrada [“Paliativos”, ob. cit., p. 641. ob. cit., p. 73). En cualquier caso pensaba llevar la revolución
hasta el fin, pues si no la reacción sería espantosa. Los revolu-
Luchar por lo inmediato y preparar el futuro implica enarbo- cionarios no pueden quedarse “a las puertas del templo”. “En
lar programas mínimos y máximos: todo movimiento revolucionario”, escribía, “hay gran diversi-
dad de tendencias: desde la que quiere restringir y recortar la
Todo lo que no sea socialización de los medios de produc- revolución, haciéndola llegar demasiado cerca y que sea menos
ción, contenida en el programa máximo del Partido So- revolución posible, hasta la que quiere que la revolución vaya
cialista Internacional [escribía en 19OSJ deja al obrero a lo más lejos posible [ . . ] Si la revolución no barre la autocra-
merced de la explotación burguesa más o menos atenuada. cia, la aristocracia y la burguesía, estas harán terribles escar-
Las reformas contenidas en el programa mínimo [añadía] mientos” -dijo en comentario sobre la revolución rusa de
vienen a ser únicamente lo que ha de recabarse de los Go- 1905, (Ibid.) acuñando una ley elemental.
biernos burgueses para hacer más fáciles las condiciones
de lucha mientras la mayoría de la masa obrera adquiere Las generalizaciones temporales en Baliño comprenden todo el
conciencia de clase, y, conquistado el Poder, realiza el concepto con claridad de que la vida habrá de enriquecerlo. Se
hermoso ideal de la producción socializada [“Adelante”, empieza por la primera parte. Al fin se enriquece el todo, y se
ob. cit., p. 83-J. abre un nuevo camino. Las generalizaciones especiales son pa-
recidas. Se empieza en Cuba, en la lucha de liberación, en la
No puede optarse en abstracto por lo máximo contra lo mínimo; gremial, en la política, lo cual no quiere decir que Cuba haya
se asumirán ambos luchando según las circunstancias por cada de quedarse en esas luchas, ni que allí exista algo así como un
uno, hasta alcanzar el objetivo final, revolucionario: “Todos “socialismo especial”. La falsa especificación es abiertamente
enjuiciada por Baliño. Consiste en pensar que lo específico
los hombres amantes del bien anhelan que la revolución social
sea una transformación realizada pacíficamente: mas si la co- só¡o corresponde a lo circundante, como causa y objetivo. “Se
dicia y la soberbia ciegan a los que quieren mantener a per- ha hablado aquí más de una vez de “un socialismo especial”
petuidad la explotación del hombre por el hombre, es seguro para Cuba, como si esta tierra, desde las leyes especin!es d;
que la mayoría triunfante por el sufragio no se dejará arrebatar antaño, estuviese destinada a que todo sea especial para ella
mansamente el fruto de su victoria” (“Verdades Socialistas, ob. [ . . . ] El “socialismo especial” puede tener “mucho de especial
cit., p. 125). pero nada de socialismo” [ . . . ] Puede ser “un socialismo que no
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216 A\l’\RIO
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Dtl CE\ l f<O
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DE ESTL’DIOS hliRTIhSOS

taron una y otra, en forma que la dialéctica anunció al sistema


intente socializar nada, semejánduse en esto, según una frase o lo enriqueció con la lucha y con la vida.
muy corriente en los países de habla inglesa, a una representa-
cibn de Hamiet en la que no aparece Hamlet” (“Adelante”, cit.). Las condiciones de Cuba hicieron de ella una isla del mundo.
En Cuba como en cualquier otro país del mundo “lo fundamen- De su siglo XIX anuncio del SS. Permitieron plantear algunos
tal y esencial es la socialización de los medios de produccibn”. problemas que vive hasta ahora el pensamiento revolucionario
latinoamericano.
Dc ese objetivo -fundamental y esencial- Baliño parte para
desplegar nuevas verdades y enfrentar otros prejuicios relacio- Diciembre de 1979
nueva sociedad no por eso deja de hacer Baliño llamados cons-
nados con causas y caminos. Si la clase obrera es la base de la
tantes a “los miembros de las clases privilegiadas” para que
se sumen a la causa revolucionaria”. La unión de fuerzas, como
esperanza v revolución con un sentido real de la necesidad de
las mediaciones propias, lo lleva a defender abiertamente la la-
cha por el poder y por la instauración de un estado del pueblo.
La dialéctica es múltiple, riquísima. A los reformistas les mues-
tra el camino izecesario de la revolución. A los “impacientes” el
necesario de la lucha contra el coloniaje. A los jóvenes “tols-
toianos” y caritativos la necesidad de la propaganda y la acción
revolwionaria. A los anarquistas, In necesidad del Estado-pue-
blo. Y a todos les anuncia en forma menos precisa un estado
sin estado represivo, administrador, reformador. Las tendencias
no son confundidas con el destino. Los procesos naturales del
capitalismo que acentúan las contradicciones no son avalados.
Tmsts y monopolios aBcercan al socialismo, hacen más patente
la contradicción entre la socia!izaciGn de los medios de produc-
ción y la propiedad privada, pero la lucha es también contra
cllos, y empezará nuevamente contra sus imperios y formas dc
esclavitud salarial, preparando el momento de la gran transfor-
mación.
Balilio siempre busca la lucha mis popular, y pol. ello efectiva,
sin olvidar que la más profunda es de clases explotadoras y ex-
plotadas. Centrada en esta, se despliegan las mejores manio-
bras desde aquella de acuerdo con la conciencia actual y las
necesidades vivas de las masas. Las contradicciones entre lo
popular y lo efectivo se manejan buscando aumentar, con la
opción final, la conciencia de clase, y con la batalla primera
la práctica de alcanzarla. Si la popular aumenta la práctica de
la opción final por ella se opta.
En Baliño y Martí influyen los obreros dc Cuba. En el Con-
greso Obrero de 1892 los obreros cubanos pidieron luchar por
la independencia. En 1505 pidieron también luchar por el so-
cialismo. Cuba cra ya un mirador J- un campo de lucha de lo
inmediato v lo profundo. Si en otras condiciones y circunstan-
cias de la América Latina, al doblar el siglo, sólo se dio el mar-
xismo como sistema, o la dialéctica como anarquía, allí se jun-
librus, cam> c!c :\>csill:riu> 1. iuiLic~-. L.1 p:-ul>l.~~ c 7:-,,I C!C lo\ ne~i-~Jk
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Visi6n martia na de los dos rostros \ ìi::iu::2h ~wlltii“,~. Cl C-.I, d:‘ilJ ilc’ lLi\ !ìl:iiG. j c\, c;iJl?],C{J?;:,, “ T2
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P~IILIP S. FOSER .A ~1.1lic>g:& it Su~‘\‘i J’oI-l\ jil’OCCllCll!C clC 1’~ llc,/;;t’:3, c‘ll juli:)
de 1881 , .\lartí curneiizc~ ;i , (l~;l~~Oiill~ i c’~Ui~ll~J1ltdiìte Con 1.9 op!-
trióri .LUL~iOi!d, (ii, C‘;cJ-XYZiS, \ su rrpl:aci(>n c‘om~) c:,critcir.
i>ri>llto hizo cl~ie !OS editortis clc 1.l~ ?V’ticic!//. d< Hue:lus Ailes, ci
Al recibir, en París, la noticia de la muerte de José Martí, Rubun periódico más irnportantc de ia Amtirica Latina, lo invitara a
Darío escribió un artículo cn cl cual describía a Martí en colaborar con artículos sobre los Estados Unidos. Invitaciones
LXueva York: de la misma índole llegaron de El Purtitlo LiberaZ, de México,
de La Opirliótz Plíblicu, de Montevideo, y de, otros. Aceptó con
No hay duda de que su tiempo fue el más hermoso tiem- entusiasmo, no sólo para aliviar su precaria situación econó-
po de José Martí. Entonces fue cuando se mostró su per- mica, sino también por tencr ahora la oportunidad de alcanzar
sonalidad intelectual más bellamente. En aquellas kilomE- un vasto público. Nadie, con anterioridad, había tenido tal
tricas epístolas [a los periódicos suramericanos] [. . . ] ocasión para interpretar a los Estados Unidos para tantas
hallaréis [ . . . ] regentes y ko-hinoores. Allí aparecía Martí personas en la América Latina, y publicó en los Estados Uni-
pensador, Martí filósofo, Martí pintor, Martí músico, Martí dos, para los latinoamericanos allí residentes, en La Am&ica
poeta siempre. Con una magia incomparable hacía ver unos y en El Latiilou?7uzt?cm~o.
Estados Unidos vivos y palpitantes, con su sol y sus almas
Desde el momento en que Martí comenzt a e-cribir para Lc¿
[. . ] los Estados Unidos de Martí son estupendo y encan-
Opirzi& Naciofzal, el 20 de agosto de 1881, leyó copiosamente
tador diorama que casi se diría aumenta el color de la
sobre cada tema que forma&, parte de su labor periodística.
visión xal [ ] recuerdo un Grant marcial y un Shelman
heroico que no he visto más bellos en otra parte: una lle- A través de los aííos, Martí produjo una serie de inleligentes
gada dc héroes del Polo; un puente de Brooklin literario críticas sobre la política, la cducacicin y la cultura norteameFi-
igual al de hierro [. .] unos indios Sioux que hablaban canas. Las suyas no son nielas impresiones periodísticas, pue
en lengua de Marti como el ì;Ianitu mismo les inspirase son ricas en análisis. Martí demostró ser no sólo un competen-
[. . . ] >. un Walt \iVhitman patriarcal, prestigioso Iírica- te y claro sintetizador de los detalles descriptil-os, sinu tambif::
mente nugasto, antEs, mucho antes de que Francia cono- un perito en la comprensión tic los cambios xaecidos en la
ciera pol Sarrazin al bíblico autor de Irlr>j/i.s tlca Jz~cT~w.’ sociedad norteamcrican ü entre 1880 y 1895 --la es:!2tificacitJl~
dc las clases económicas, la aiienación de los trab:ijadores
norteamericanos, la transformación del capitaiisino competi:i-
i.0 en monopo!ista y su impacto cn el expansionismo norteame-
ricano- y del peligro que ello cntiafia?x para la .4mé:-ica La-
tina.
Cuando &rtí arribó a los Estado\ Unidos. c’n 1,90, :e sintic;
inmediatamc1ite atraídc,. incluso deslumbrado, ;)tir ‘LIS insti-
tuciones democráticas. su poder creativo >. la oportur-,idad que
brindaba a todo tipo c1t’ lnicinti\a indi\-idua!. Fara quien pw-
cedía de Cuba, de Espafia y de algunas rep<~b!icas latinoam-ri-
cmas, con sus sociedadc%< fetldalci, sus ca31as socialw, sus je-
I arq:&s clericales \- su, dwigualdades artii‘icialcs, la dcmocra-
cia rlorlcl~mericana, cieïtnnicntc, parecía wr una “tierra prv
220 A.Vl‘ARIO DEL CENTRO DE ESTCDIOS MARTIANOS
___ - .-. ANCARIO DEL CENTRO DE ESTL’DIOS MARTIANOS 221

metida”. En su primera impresión, escrita en lo que él Ilam6 última línea o es atrapado de muerte bajo un pie rle !:ie-
SU “inglés bárbaro”, expresó con entusiasmo: rro. Las corporaciones, que debían ser criaturas cuidado-
samente restringidas por la ley y sirvientas del pueblo. sv
Estoy, al fin, en un país donde cada uno palece ser su convierten rápidamente en dueñas del pueblo.
propio dueño. Se puede respirar libremente, por ser aquí
la libertad, fundamento, escudo, esencia de la vida. Aquí “Hay demasiados millonarios y demasiados mrndigos”, se que-
uno puede estar orgulloso de su especie [ . . . ] Estoy honda- jaba el Hartford Cozlrant en 1883. Toda América, proseguía, era
mente reconocido a este país, donde los que carecen de una tierra de contrastes, de pobreza entre una enarme riqueza.
amigos encuentran siempre uno, y los que buscan hones- En un extremo de la escala estaba la magnificencia sin restric-
tamente trabajo encuentran siempre una mano generosa. 46n. Los “barones del robo”, guiados por Jay Gould, quien
Una buena idea siempre halla aquí terreno propicio, be- creó la nueva plutocracia, competían entre sí con “evidente
nigno, agradecido. Hay que ser inteligente; eso es todo. despilfarro”. En el otro extremo de la escala, los obreros gana-
D&e algo útil y se tendrá todo lo que se quiera. Las puer- ban entre cincuenta centavos y un dólar por un día laboral de
tas están cerradas para los torpes y perezosos; la vida diez a doce horas, vivían en carcomida pobreza, no podían sa-
está asegurada para los fieles a la ley del trabajo.” tisfacer las más esenciales necesidades de la vida.

Estaba profundamente en deuda con ese país, en que el desam- J,os dueño; del capital, de los bancos, de la indrlstria y del co-
parado siempre encuentra un amigo y en que el trabajo honesto mercio eran también dueÍíos de la vida política del país. La
\. la buena idea son bien acogidos. influencia perniciosa de los grandes negocios en todas las r-+
mas del gobierno -la ejecutiva, la le&slativa v la judicia!-
Poco a poco, sin embargo, la amarga realidad de muchos as- ya había sido advertida por Mark Tlvain en Li edad d~l-mla.
pectos de la vida en los Estados Unidos quitó la bruma de los obra que publicó (en colaboración con Charles Dudle‘r Warner-)
ojos de Martí. Había llegado en medio de una transformación cn. 1873. Pero en la dccada del ochenta esta Fituación alcanzó
radical de la vida económica y social, y pronto comprendió proporciones tan escandalosas, que rara vez pasaba una semana
la necesidad de revisar su concepto acerca de los Estados Uni- sin la revelación pública de concesiones ventajosas e ilegales
dos como una tierra en la cual las diferencias sociales se obli- otorgadas a las corp&-aciones, convertidas en ley por legisla-
teraban y donde el pobre y el rico tenían igualdad de oportu- dores sobornados, firmadas por ejecutivos corrompidos y apro-
nidades para gozar de los frutos de la democracia. badas por jueces que eran herramientas subordinadas a los
i: jtereses de las corporaciones.
La década del ochenta del pasado siglo se caracterizó por un
rápido crecimiento de la industria norteamericana, acompaña- La década drl ochenta fue también época de grandes luchzs
do de una tremenda concentración de capital y de la aparición obreras, muchas de ellas dirigidas por los Caballeros del Tra-
de corporaciones gigantescas. Con el surgimiento de los mono- bajo. En ciudades y pueblos, los ejércitos del trabajo oi-gani-
polios industriales, como la Standard Oil Company, los gran- zaron y dieron espresihn a la reprimida amargura de los años
des bancos, J. P. Morgan y Cia., el monopolio se convirtió en de explotación por medio de una serie de huelgas que sacudió
el rasgo predominante del capitalismo norteamericano. La era la nación hnsta sus mismos cimientos. Nunca a<ter los Estados
de los pequeños manufactureros y de la libre empresa competi- Unidos habían presenciado una lucha de clases de tal vigor y
tiva pasaba, sustituida por lo que en los años ochenta se llamó envergadura.3
comúnmente “el nuevo feudalismo”. El presidente Grover Cle- i\Jartí observó y reportó estos cambios radicales. Sus reportes
\.eland dijo en un mensaje al Congreso el 3 de diciembre de reflejaron una nueva visión de los Estados Unidos. Ya en 1881
1888: convirtió el nombre de Jay Gould en sinónimo de capital tira-
nizante, “a cuya merced suben y bajan los valores púb1i.e.os,
Mientras observamos los logros de la concent:-ación de! sc tienden y enmudecen los cables, hienden altos techos v dP-
capital, descubrimos la existencia de trtcsts, combinaciones siwtos vastos los hilos del telégrafo” (“Carta de Nueva Y&k”,
y monopolios, mientras que el ciudadano combate cn la
:( C;‘. Philip S. Foner: Ifistrwv of i.hr L.:i~r ~ove~!zott in tho UGred Ctntcs, N!wva I.ork.
2 Jose Martf: “Impresiones de Am&ica”, Obras completas, La Habana, Editorial Nacio- 1955, val. II, p. 3-14; Eliot Jones, The Trusf Probfem in the Uni:ed Stafes, Nueva
nal de Cuba, 1963-1965, t. 19, p. IU6 y 107-108 respectivamente. (En lo sucesivo las York, 1921. p. 20-22, Hartford Couranf, reimpreso por John Swinton’s Paper, 30 de
citas que se refieren a la obra de José Marti, corresponderan a la mencionada diciembw :ic 1533; Charles E. Sp.lhr: An Essay on fhe Presente Distribution of
edlci<ln de sus Obras cmzplcfas. N. de la R.) iVed:h iv 11:~ Unifed Smes, Nueva York. 1896, p. 114.
-7’) AtiL’ARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIASOS
-LL- ASCRIO DEL CESTRO DE ESTCDIOS \!\RTI.1TOr,
223

O.C., t. 9, p. 131). hlientras caracterizaba a Gould como un


la gloria mayor de la humanidad; pero no pueden cre’r)~
gigante que dominaba cortes L‘ jueces v explotaba a los pobres;
honradamente que el individualismo excesivo, la adoración
reconwía que Gould era si>10 tin símbolo del poder qut- el rn’,:!u-
de la riqueza, y cl júbilo prolongado de una victoria tzrri-
polio empezaba a ejerct’r cn IOS Estados Unido5. “Este pi.‘)-
hlema”, ad\.;rtió Alartí, “:%h uno de aquellos gralrcs y sombríos ble, esih preparando a los Estados Unidos para ser I:I
nación típica de la libertad, donde no ha dc, haber opinión
que acaso en PLIL RO pucdail decidirse, y ha dc sel c!wjdido, aqui
basada en el apetito inmoderado de poder, ni adquisición
donde se plantea, tal 1.c‘~ antes de que termine el siglo” ( ‘Car-
o triunfos contrarios a la bondad y a la justicia. Amamos
tas de Martí”, O.C., t. 10, p. 85).
a la patria de Lincoln, tanto como tememos a Ia patria
El problema, señaló Martí, se presentó, como todo lo demas de Cutting.’ [“Vindicación de Cuba”, OX., t. 1, p. 237.1
en esta nación, de forma colosal y repentina. Aquí, cuando 1~2~
hambre, hay mucha hambre. Y había mucha hambre. El so- Martí reportó extensamente sobre el conllicto entre el trabajo
brante que se incrementaba anualmente como consecuencia de y el capital en la sociedad norteamericana durante el período
una alta tarifa protectora, era de cien millones de dó!ares, de í883-1886. Suministró estadísticas sobre el número de huel-
pero, además, se acumulaban montañas de bienes manufactu- gas que arrasaban el país. En 188.5, de acuerdo con sus esta-
rados que los obreros que los producían no podían comprar. dísticas, dieciocho mil obreros fueron a la huelga, mientras que
En 1882, escribió: en 1886, excluyendo algunos paros menores, había sesenta mil
desempleados. Escribió también sobre las grandes demostra-
Estamos en plena lucha de capitalistas y obreros. Para ciones en favor de las jornadas de ocho horas laborales del
los primeros son el crédito en los bancos, las esperas 1~ de mayo de 1886, la primera celebración de esta fecha en la
de los acreedores, los plazos de los vendedores, las cuen- historia del movimiento obrero mundial. “Grandiosos aconte-
tas de fin de año. Para el obrero es la cuenta diaria, la cimientos tuvieron lugar en Chicago”, comenzaba su artículo
necesidad urgente e inaplazable, la mujer y el hijo que “El primero de mayo de 1886”, “pero hay rebelión a travCs de
comen por la tarde lo que el pobre trabajó para ellos por tods la nación”. Y explicó a continuación:
la mañana. Y el capitalista holgado constriñe al pobre Las cosas no están bien cuando un hombre honrado e in-
obrero a trabajar a precio ruin [“Carta de los Estados teligente que ha trabajado con tesón y humildad toda
Unidos”, O.C., t. 9, p. 3221. la vida, no tiene al cabo de ella un pan en que reclinar
la #cabeza, ni un peso ahorrado, ni el derecho de pasear
.41 describir la pobreza de los distritos de la clase obrera de tranquilo al sol, tan necesario de los viejos. Las cosas no
Nueva York, Martí escribió enojado que era un crimen navio- están bien cuando el que en las ciudades “agua las accio-
nal y una obligación del Estado abolir esa miseria innecesaria. nes” de los ferrocarriles, que es como aguar el vino, ha-
Espantado por el amansamiento sin escrúpulos de riquezas ciendo aparecer más vino del que hay, vive en considera-
y por la corrupción política que vio a su alrededor, Martí escri- ción y holganza que exasperan al minero, al cargador, al
bió mensajes en los que condenaba el “culto a la riqueza”. Co- guarda agujas, al maquinista, a tanto minero que tiene
mo él lo vio, el poderío del gran negocio había conseguido co- que contentarse con setenticinco centavos al día, en lo
rromper las cortes, las legislaturas, la iglpyia, y la prensa, y crudo del invierno, para que la compañía pueda pagar a
había logrado, en veinticinco años de asociación, crear la m8s sus accionistas dividendos pingües sobre U!I capital falso,
injusta y penosa de las oligarquías dentro de la más libre de mucho mayor que el que realmente empleara [ . . 1”
las democracias. Al hablar en nombre de todos los “cubanos Martí, sin embargo, no manifestó opinión alguna en relación
honestos”, escribió elocuentemente el 21 de marzo de 1889, un3 con la existencia de clases sociales verdaderamente antagóni-
carta a The Evening Post:
4 Francis Cuttiny era uno dc los líderes de la Liga Anwricana Anexionista.
Admiran esta nacibn, la más grande de cuantas erigió 5 El articulo “El primero de mayo de 1886” fue publicado originalmente. en Ef Parlid->
jamAs la libertad; pero desconFían de los elementos fu- Liberal (Méhico). Permaneció en el anonimato hasta que fue descubierto por lar,
estudiosos de IMartí en Ciudad de México y publicado en el suplemento cultural de
nestos que, como gusanos en la sangre, han comenzado la pubiicaci6n periódica mexicana Siempre!, en junio de 1962. Apareció tambien en
en esta república porientosa su obra de destrucción. Han Bohemia (La Habana) el 23 de mayo de 1972. Fl~e traducido al inglés por Elino:
I<audalI y publicado con un prologo y noias de Philip S. Foner en ilionil/:y Review,
hecho de los héroes de este país sus propios héroes, y ar- XXVII (enero de 1976). p. 57-59. Fue reimpreso por Philip S. Foner en 0~’ América:
helan el éxito definitivo de la Unión Norteamericana, como Wrirings on Latin America and The Struggle for Cuba Independence by Josd Martí,
Nueva York, Monthly Review Press, 1977, p, 62-64.
ANUARIO DEL CENTRO DE FSlWDIOS hlb”TIANOS
-___ 225

cas. Durante un tiempo cjcribió que no era tanto la explota- hlartí no llegó a ser nunca socialista, pero sus artículos “El cis--
ción de los capitalistas, sino el sistema proteccionista estable- ma de los católicos en AVueva York” y, sobre todo, “Cn drama
<ido por el gobierno, el responsable de Ias infames condiciows terrible”, indican que estaba des&ando mtichas dc :,us tem-
de los obreros. ,Más ailn, si había una lucha de clases, Martí pranas concepciones xcrca del capital y 2~1 trabajo en lo5
cntendib que tanto el capital como el trabajo eran culpable\, Estados Unidos. En el primer artículo, ‘rlartí csp~sa SU ad-
no tanto como los socialistas y anarquistas, partidarios de I’<‘- miración por el rebelde padre ~lucGl~~nn, así como su &sprr:cio
solver los antagonismos de clases en vez de permitir. la evo!tg- hacia Ia ieïarquía ecIcsiástica por haber castigado al sacerdote
ción “natural” del proceso social. Así, mientras rendía honor debido ai apoyo que brindaba a las acpiraciones poIiticas de
a Carlos Marx en su crónica de marzo dt: 1883, porque “se puso la clase obrera. Además, Martí se toma un interés especial en
del lado de los débiles”, y le llamó “movedor titánico de las defender no sólo el derecho del sacerdote para poiletse del
cóleras de los trabajadores europeos”, “hombre comido del lado de los pobres, sino también su deber de trabajar en esc
ansia de hacer bien” (O.C., t. 9, p. 388), sintió que Mal-x “iba sentido en favor de los sectores explotados de la sociedad.
muy de prisa”, y que sus seguidores estaban demasiado cn También en ese artículo Martí descarta el punto de visia según
favor de la violencia. Encontró que los principios y las ense- el cual el capital y el trabajo son igualmente culpables del tur-
ñanzas de Henry George eran más dc su agrado, ya que eran bulento conflicto social, y se coloca completa e inequívocamente
capaces de lograr cambios sociales mediante el simple proceso del lado de los obreros y contra los insensibles capitalistas.
Además, comprendió entonces, como nunca antes, que son los.
de una reforma de los impuestos y de la tierra, sin apelar a
voceros políticos y la prensa capitalistas los verdaderos res-
un cambio revolucionario.
ponsables de mucha de la violencia que se produce en la re-
Martí escribió con simpatía sobre el hecho de que miembros de lación entre el capital y el trabajo. Así escribió con escarnio:
los Caballeros del Trabajo se veían en la obligación de ir a “ ‘iBuscad remedio de vuestros males en la ley!‘, dicen los
huelgas por la “insolencia y desdén del capital organizado, de partidos políticos a los obreros, cuando censuran sus tenta-
las combinaciones ilegítimas de este, del sistema de desigual tivas violentas o anárquicas, pero apenas forman los obreros
distribución de las ganancias que mantiene al trabajador en un partido para buscar en la ley su remedio, 10s Ilamaron revo-
un perpetuo estado de limosnero” (“Las grandes huelgas en lucionarios y anarquistas” (O.C., t. 11, p. 146). En “Un drama
los Estados Unidos”, O.C., t. 10, p. 413). Pero advirtió a los terrible” (O.C., t. 11, p. 333-356), abandonó su anterior hostili-
obreros norteamericanos que ellos debían ser extremadamente dad hacia los radicales, incluidos los socialistas y anarquistas,
cuidadosos para no actuar injustamente. Hay huelgas injustas, y aunque no abrazó la causa socialista y su ideología, mostró
comentó, y el sentirse infeliz no es razón suficiente para ir a comprensión hacia Ia necesidad de un partido revolucionarìo
una huelga. Por otra parte, cuando los obreros iban a la huelga para defender 10s intereses del proletariado. El artículo hace
y actuaban ilegalmente para quebrantar la ley por la vla de la muy evidente el respeto de Martí por el coraje de 10s anarquis-
violencia, justificaban el leve castigo que las cortes imponían tas condenados en Chicago, por su devoción a sus principios,
sobre sus cabezas. así como su simpatía por Ia causa proletaria y su comprensión,
del papel del Estado, especialmente de las cortes, en Ia defensa
En realidad, Martí, en esta etapa, pensaba que era posible para de los intereses del poder de los negocios sobre los intereses dc
el obrero norteamericano alcanzar sus demandas sin una lucha la clase obrera.
revolucionaria, y culpj a los obreros inmigrantes, nacidos en
Puesto que fue testigo de la transformación de 10s Estados
el extranjero, de haber introducido en la escena del trabajo
Unidos durante Ia década del ochenta, Martí era conciente de
norteamericano ideas y prácticas que podían ser adecuadas que representaban un verdadero peligro para la América La-
en la decadente y retrasada sociedad de Europa, pero que re- tina.
sultaban inadecuadas en la joven sociedad en desarrollo de 10s
Estados Unidos. Martí condenó en un inicio a 10s anarquistas
de Chicago, enjuiciados por la tragedia de la bomba en cl Y lo que se ve es que va cambiando en lo real la esencia
Haymarket, quienes no supieron comprender que los Estados del gobierno norteamericano, y que, bajo los nombres
Unidos no eran Europa y que no había necesidad de violencia Iviejos de republicanos y demócratas, sin más novedad que
revolucionaria en los conflictos sociales norteamericanos. Acla- la de los accidentes de lugar y carácter, la república se
ró que deseaba que los obreros encontraran una salida para su hace cesárea e invasora, y sus métodos de gobierno vuel-
indignación. . . pero sin que esta estallase y causara miedo. ven, con el espíritu de clases de las monarquías, a las
226 U&‘ARIO DEJ. CE?iTRO DE ESTVDIOS XI.IRTI.4SOS
_~~ ~~ ANYL’ARIO DEL CENTRO DE ESTL’DIOS
~__-- M4RTIASOS
-- -- 227

formas monárquicas [“En IOS Estados Unidos”, O.C., t. portantes, y demuestran el intzr& >- In intcg:-idad con que
12, p. 1351. enfrentó esta fasc c?c su la’oor periodística. La pwi‘undidad
del trabajo hecho po~ Llartí puc& apreciarse, nilcx’~s, si 10
.~! mismo ticrnpa, .\Iartí cd,nidcró n los escritoi’cs & los Es-
f ;ì (1’ : $ 1: ll i d \>$ CO~‘:I) indi\-ic!u;>; que ],!-eScil;aba-; i:‘?:i noblC e
comparamos con ~1 d cl otros escritores his;:,,l~loan~~., icanl7>s de
su época qur: abordaron 1a literatura dc io<; Es~n:l:,s Lni30s.*
i2~sAiiStr;i a1i.Xl;atii.a a los iníereszs más avaricioho\ ci!!e se mo-
Jos? Antonio Portuondo, cl distinguido crítico lIter,clio c-iba-
vil:1 en la nación. De h~llc>, hasta ciertc> límirc, 1,;~ escritos de
no, apuntó en 1953: “Ni antes ni después de 61 1x: habido un
\lnrrí sobre la lit2ral.l. n norteamericana sirvier~Ji1 ]>Zi’a lx&jJ;- escritor en nuestra lengua que haya ciljuiciadc la ii:cratura
i _’ .i : !o cruz Cscribicj 7c cerca de otros aspectos de In vida en los norteamericana en tal cantidad y con mayor rendiri~l,~,lto”.’
Estados *Unidos, especia!mentc sobre política.
En Martí escritor, publicado en la Ciudad dc ,ìZésico cn 19-1.5,
En un artícul.) cscritU en 1889 para El Partido Lihzr.c~l, Mal-ti Andrés Iduarte valora el ensayo de Martí sobi-e Ralph Waldo
criticó c! libro Jo;zcr;lzn;z s ~24 continente, de Max C)‘Rell, seu- Emerson como uno de los mejores ensayos de la lengua espa-
drjnimo de su autor Yc Bloz4ct. En su trabajo Martí descartó ñola del siglo XIX, y como “la clave de la profundidad y de la
el libro por dar una visión superficial de los Estados Unidos, forma de Martí” (p. 163). Martí vio a Emerson como un pro-
pero reservó su más aguda crítica para el trato que el autor, feta solitario que se elevaba en Norteamérica para enseñar
periodista francés, da a la literatura de los Estados Unidos. a la humanidad. En su opinión, Emerson fue un hombre que
D<spu& de comentar la superficialidad general del libro, vio la esencia del espíritu humano como algo eviden~.c en to-
Martí escribió: das las personas -un hombre cuyo espíritu serviria de sal-
Y en nada se ve tan bien esa deficiencia y ligereza como vación a los intereses egoístas que se movían en los Estados
en lo que dice de la literatura, que es una lista cortés de Unidos .*
nombres, sin grados ni departamentos, ni esas frases de Lo que más admiró Martí de Emerson fue su completa inde-
paso por donde se entiende que la modestia del crítico pendencia mental respecto de las cadenas del pasado y de las
.calla lo mucho que sabe. Con poner “Whitman”, cree que instituciones establecidas. Leyó con alegría como Emerson ha-
ha dicho bastante: sin saber quién fue Thoreau, dice que bía atacado audazmente la tradición, las instituciones, la opi-
Norteam&ica no tiene escritores que pinten la naturale- nión pública, todas aquellas autoridades externas que a otros
za: y como que desconoce a Emerson a punto que omite norteamericanos interesaba conservar -las cuales impedían
su nombre, el nombre del primer poeta americano, en la el desarrollo de la imaginación individual y con ello Ia virtud
lista de los poetas, asegura que los Estados Unidos no han republicana-. Aquello que tanto chocó a Harvard. era noble
dado aún LIII genio trascendental [. . .] CO. C., t. 12, p. 1631. para Martí. Incluso, antes que John Dewey, Marti proclamó,
a Emerson como “el filósofo de la democracia”.
En su “testamento literario”, escrito sólo un mes antes de su
muerte y dirigido a su discípulo Gonzalo de Quesada, Martí Un aspecto del pensamiento de Emerson que parece haber re-
tenido particularmente la atención de hlartí fue la idea de que
reveló su preocupación porque sus textos sobre autores nortea-
el poeta puede encontrar la verdad antes que el científico.
mericanos estuviesen bien representados en la colección de
Martí no denigró el papel de la ciencia; ciertamente, como se
sus obras para la posteridad. Esos textos incluyen siete ar-
evidencia ampliamente en sus escritos sobre la educación, ir?-
tículos c, ensat.os, cada uno de los cuales trata sobre un autor sistió en que !a ciencia se incorporase al currículo cducacionaI
estadounidense: Ralph Waldo Emerson, Walt Whitman, Henr! desde la escuela elemental.” Pero 61 creía que el universo pre-
!vadsworth Longfello\s, John Greenlead Whittier, Amos Bron- sentaDa un desafío tanto para los hombres de ciencia como
son A!coi!, Lou& May Alcott y Mark Twain. Pero hIartí abor-
dó tambi¿n a Edgar Allan Poe, James Russell Lowell, Washins- Tales como Domingo del Montc: Escritor de Domingo tef .‘&m!e, La Habana 1920,
tan Irving, Hen?- David Thoreau, Nathaniel Hawthorne, COI-I notas de Jos A. Fernández de Castro: Rafael Pornbo: Pûesias
1957;Enrique Piñeyro: Hombres y giorias de Atnéricn, París, 19U3; y Domirgo Faustim
completas, Madrid,

Filz-Greene ETalleck, Harriet Beecher S towe, Helen Hunt Jack-, sarmiento: Viajes de Sarmienf~ por los E.U. en 1847. Traducci3n e ;~troducción de
!rnchxI A-lxm Rocklnnd. Princ&n1, 197%
son y Williax Dean Howells.
JOSCAntonio Portuondo: Josd Martf, critico liternrio, Washkgtcc, i953.
Los ensayos sobre las principales figuras, los comentarios so- Fc%x LiLasa “Emerson visto por Martí”, Hurnanistno, La Habana, val. J:J, :95.+, p. 37.
bre otros escritores estadounidenses y las traducciones hechas On Educaion: W’ritincs of losC Alnrtí on Ed*ccntion, Pedagogy, CII~ II.. ;+i;lgs for Chi!-
dren /ro??z the Age uf Gu!d. Conìpiixiúa de P!lilip S. leoner. Xetva York, Monthly
por Martí de obras literarias norteamericanas, son todos im- Review Pmss, 1979.
ANUARIO DEL CEhíRO DE ESTUDIOS MARTIASOS
228 __

para los de letras, ?. quz los últimos eran, con frecuencia, más importnntc al estudio de ivhitman fue su ensayo de 1887 en e!
comprensivos que los primeros. Cuando el ciclo de la ciencia que honraba al “gran poeta gris”. Publicado en El Pci~ritlo Ll-
se complete y se sepa todo 10 que haY de saber, ella no sabrA /jcral 1. ~1: ~(7 .?‘ació:l, fu- reproducido poste!-iorm~~;lte en cjtloc:
más de lo que e! espíritu sabe ho!v, escribió él. En un artículo pcriodicos ;!e la ?mx!ricn Latina.
dc jimio de 1883, Martí menciona la contribucibn dV: Emerboi-:
rt! pensamiento de Tyndall como un ejemplo de la penetración ?\! llot;lr C!~IZ 211 1887 Ia grandeza d,: \Vhi!man era aún pucc;
en el universo de la naturaleza que puede pro:.cer un poeta. ;iprcci;lcla en los Estados Unidos, 513rtí ohser\-ci CLIC la SI‘~C-
Sie;<: afios más tarde, al describir los diversos tipo- de er;rc. dcza natural pasa inadvertida porque los hombres buscan la5
fianza que ofrecía Chatauqua, Martí mencionó el ejemplo de rjiferencias insignificantes entre cllos en vez de rtxxonoccr 105
un hombre que se levantó para decir: En mi pueblo nosotro elementos esenciales y eternos que tienen en comUn. Debido a
siempre hemos dicho que los poetas ven la verdad antes qtlc’ que la educación moderna no enseñaba al hombre a distinguir
nadie, y esta conversación lo demuestra, porque ]os llombic,\ entre las ensefianzas de las distintas escuelas filosóficas, cuan-
no son más que gusanos crecidos, que es lo que ha dicho Emer. do se enfrentaban con un individuo sincero como Walt Whit-
son antes que Darwin, .cuando dijo que “vio al gusano, en su man, se negaban a reconocer que ahí había un hombre supe-
brega por llegar a hombre, ‘axendiendo por todas las espiras rior. Martí comparó la solitaria posicirjn de Whitman con la
cl- la forma’ ” (“Seis conferencias”, O.C., t. 5, p. 120). da Gladstone cuando se alzO en el Pariamento para pedir un
gobierno más justo para Irlanda. Ambos hombres, apuntó, se-
Martí se sintió profundamente impresionado por el hecho de mejaban un invencible mastín rodeados de una jauría.
que Emerson jamás capitulara ante los adoradores de ]a cien-
ciz y de la tecnología, y de que pudiera estar de acuerdo de Martí subrayó que Whitman estuvo muy por encima de los
Podo corazón con la observación hecha por Emerson en Natzl- pequeños filósofos, de los poetas de fórmula (“poetas mezqui-
raleza de que “el uso de bienes materiales, como tal, es mal- nos”) y de los maniquíes literarios; que escribió una poesía
:Tado v <:cuáIido [. . .] Una cosa es buena soiamentz rnientrds adecuada a la nueva vida en el nuevo continente -una poesía
sea í&l’*. Martí se sintió regocijado cuando ley6 la audaz ase- a la altura del vigor de esta tierra-. Era él un hombre “natu-
veración de Emerson, en su conferencia “El poera”, de que ral” que vivió abiertamente, un hombre “veraz, sonoro y amo-
roso” porque vivía por su creencia de que los hombres sor;
erra el poeta quien tenía el poder d= controla>: la tecnología,
hermanos y cantó a las glorias del mundo y del hombre. Mar-
integrandc la tecnología consumidora con el mundo natural
tí sintió que a pesar de la falta de buen gusto que a veces mos-
mediante la fuerza de la imaginacióu creadora. En una de sus
tró, Whitman merecía estudio y lectura profunda por haber
múltiples referencias a Emerson, Martí cita este comentaricj sido el poeta más “intrépido, abarcador y desembarazado de
acerca de las críticas a Poe.<ia e imaginnciórt, de Emerson: “la su tiemp0”.*2
crítica ktruye; el poet.z dif:e sólo aquello que ayude a al-
ccuien” (Cuaderno de apmtes, O.C., t. 21, p. 421).ln Martí creyó también que Whitman era representativo de las
cualidades y tendencias de su tiempo. Señaló su aceptación de
?Jar!.i !:IZO a Emerson par;c de ca:;i toda SLI obra, y gracias a la teoría de Whitman de que el poeta debe estar vinculado con
él Emerson se convirtió en un ser viviente en la América La- la sociedad y debe, pues, tener un propósito éfico. Para Martí.
tina. A trav6s de Martí se difundió por toda Hispanoamérica la poesía era una fueza social mucho más importante para e!
la corriente del pensamiento trascendentalista y universalistn ho-??:;rc que la industria, J a que esta última ~610 proporciona
dc Emerson.” al hombre una forma de subsistencia, mientras que la primera
Martí fue el primero en revelar a Hispanoamérica la figura de le ofrece deseos y fuerzas para vivir.13
Wrlt 1’.‘hitman, el “poeta de la democracia” norteamericana.
El ferviente amor de Whitman por la humanidad, su respeto
Ya desde 3851, Martí expuso breves comentarios sobre Whit-
por 10 heroico, su desprecio por la cobardía, y por la envidia,
ma,l en sus artículos periodísticos. Pero su contribución más
su identificación con cada hombre, independiente de su raza,
10 Cf.: Tlze Complete Works of Ralph 1YaIdo ~~ersort, Boston, 1904, t. .X1, p. 442; 12 “El porta ‘;u!; \vh;t,xn”, 0. C., t. 17. p, 1.31-1~3. Portuondo: 0’0. cit.. p, 57.39; Apnì
t. VIII, p. 37. tien Pontain: “José Martí and North Ameritan Authors”, tesis inédita, Universidad
de Coiumbia, 1973, p. 85.86.
11 Ethal Rios: “Jos6 Martí: A study of Biographical Essays”, cf.: tesis inkdita, Univer-
sidad de Columbia, 1947, p. 33. 13 Cf.: Portuondo: ob. cit., p, 57-58.
kXl!4RIO DEL CENTRO DE ESTLDIOS MARTIANOS
AS;CRIO DEI. CE.?XRO DE ESTCDIOS MARTIANOS 231

credo, color o posición social,14 ciertamente influl-eron c’tl la


alta estimación que Martí tuvo por el poeta. Amó a hombres
como Walt Whitman, escribib con entusiasmo. Martí 1.i~ a
\Vhitman como el poeta de la democracia en los Estado Vni-
dos, pero también lo \.io como el poeta del mundo 1 Al Ixtu- i, ?;i,:.tj, \/II Cmbaïgo, :-c) lC ~~ìti:sir~.,~;:(i mu:1Jo Cl lJurn3r dc
r-0 -un futuro dc Lln,? IJucvL1, justa J. democrática ‘era. Jira;-:.: Ti~.xir:, qus Ic causo t>l c!;:~fcrcr,<ist.:
>. la iIiJpre216z nc>
~
?nrc:< !~nlxl. sid:, mu\; ;a:.o!-:liJ 1c. Sin embargo, sc lllosi!~ó j?i‘(?-
El ensayo de Martí sobre Walt Whitman cs de singular ill-tl><)l.- ;ln~.~~~~:l~:il;c
. ronmo~ido e imp:.i‘sionndo por TI:-sin como cxll-
tancia, y hay pocas evaluaciones contemporáneas tan valiosas. ;)c&; dc la reforma con\-tncido de que la se-
soci31.‘” Estaba
Martí introdujo a Whitman entre los hispanoamericanos. y al &ri&d di: Twain a! escribir provenía dc su familiaridad con
hacerlo ejerció una enorme influencia en el movimiento in«- muzi;os niveles de vida, y SC adelantó a muchos críticos con-
derno de la poesía. El ensayo de Martí sobre Whitman no sóio tcmporáneos al advertir que el propósito del “novelista pers-
fue el primero escrito en español, sino que sirvió de fuente :;Jicaz del Sur” era presentar todas las contradicciones e hipo-
de referencia indiscutible para los poetas modernistas duran- cresías di: la sociedad norteamericana contemporc?nea. Su
te muchos añ0s.l” estilo estaba adecuado para cstc propbsito. Martí observó >.
De la misma forma en que Martí presentó a Emerson y a Whit- añadió: “Dibuja con carbón, pero con líneas rápidas y firmes.
man a hispanoamérica, fue también, como se ha señalado, Entiende el poder de los adjetivos, los adjetivos que ahorran
quien primero popularizd la producción literaria de Samuel frases, y los apila sobre un carácter de manera que el hombre
descrito echa a andar, como si estuviera vivo” (“Cartas de
L. Clemens a través del mundo hispano parlante. En toda la
gama de los estudios de Martí sobre los Estados Unidos (1880- XIaríi”, O.C., t. 10, p. 136).
189.5), hay una creciente estimación hacia los trabajos de Mark El Irbro de Mark Twain más admirado por Martí fue UIZ yan-
Twain. Cuatro de los libros de Mark Twain son mencionados qui de Connecticut en la corte del rey Arturo, que reseñó en
por Martí en distintos momentos (Un vagabundo en viaje. Ino- enero de 1890 para La Nación, y el cual describió, en una carta
centes por el mundo, A la dura, y Un yanqui de Connecticut en a Gonzalo de Quesada del 2 de enero de 1890 como “un servi-
la corte del rey Arturo) y existen notas acerca de tres de ellos. cio 2 la humanidad; de lenguaje característico y ligero, y dc
idea conmovedora y honda” (O.C., t. 20, p. 363). Martí vio
Martí se sentía a SLIS anchas como crítico cuando podía admi- correctamente que Un yanqui de Connecticut. . . era un llama-
rar y elogiar a un hombre honestamente. En Mark Twain ama- do contra la injusticia, la hipocresía y los abusos del poder ‘;.
ba las cualidades domésticas que hacían del humorista nurtea- !a riqueza, y vislumbró su aplicación a su propia época. Él era
mericano un ser querido por su pueblo. Después de oír una de también admirador del episodio en que, al final de la novela,
las conferencias de Mark Twain en Nueva York, habló de la po- se describe la derrota de veinticinco mil caballeros. Como es-
pularidad del conferencista con su auditorio. Describió su ca- cribib a Gonzalo de Quesada: “Cincuenta y dos mancebos y no
beza grande con melena de cabellos blancos, sus ojos que hombres de años preocupados y podridos, ayudaron al yanqui
mostraban “experiencia, profundidad y astucia”, su gran l?íl- :t vcnce~~ a veinticinco mil caballeros armados 1. . .] co;: quic-
riz aguileña, su bigote marcial y sus encorvados hombros. En ~1% murió la :-ana caballería”.l’
esa forma suya de dar un detalle que fuera capaz de insuflar
Cua;clo la mayor parte de la crítica norteamericana sc coctw-
Para una visión critica de la posici6n de Whitman sobre la esclavitud y los nrgics taba con comparar el libro de Twain con Marte d’Ari!z::;*, de
norteamericanos cf.: Ken Peeples (Jr.): “The Paradox of the ‘Good Gm:: Poe!‘. Wa!r T~CZJI~S Malory, Martí reconoció la relación entre el Yanqui
Whitman on Slavery and the Blacks Man”, Phylon, val. XXXV, n. 1, p 22.32. \’ Dc;;n Quijote.
(“Whitman era resultado de su momento; no fue capaz de trascender el dewrlfrena.
do sentimiento contra el negro existente en ,LI sociedad norteamericana”.) :,!au~;te
Mendelson, una autoridad sovi&ica en Whitman, demuestra en Vida y obra de Ii’a:: .ApU!:l!í que e! QlLijotc era “pintura sabia y dolorosa de la vi&
Whitmn
. .
convicciones
(en ruso,.
antlesclavlstas
Moscú,
. 1976, p. 132.139),
y abolicionistas
Ia profundidad
de Whitman,
y la intensidad
y argumenta
de j-5
que s:ts xi.-
del hombre”, mientras que el Yanqui, con su honesta indigna-
timientos antiesclavistas fueron los que provocaron sus diversos despidos de una ción contw la opresión y la pobreza, es “una batalla a lo xx-
serie de periódicos neoyorquinos. Pzra ~1~1 enfoque semejante al de esta cdi:ión cf.:
Joseph Ray Rubin: The Hisroric IVlzitrnutr, University Park, 19X.
16 Pxa ampliar este aspecto de Mark Twain cf.: Philip S. Foner, Mwk Txl’ain; Socio!
Para una sintesis de la influencia de Walt Whitman en la poesía hispanoamaricaoa, Cri:ic, Nueva York, 1968.
cf.: John E. Englekirk: “Notes on Whitman in Spanish America”, Hispanic Review,
val. VI, 1938, p. 133-138. Para un estudio tis reciente del tema, cf.: Few:;ndo Alegrís:
1VaIf Wl~itman en Hispano .4m&ica, Ciudad de M&ico, 1954.
232 AKC;ARIO
~__ __~--~ DEL CENTRO DE
- ESTCDIOS MARTIASOS
.~..~ ~_~ ANUARIO DEL CE,WRO DE ESl-UDIOS MARTIANOS
___. 233

quero, con lazo !’ revólver” (“En los Estados Unidos”, O.C., t. que comenzaba a sentir !vIartí de que la “otra América” repre-
13, p. 460). Aún así, el yanqui, aseguró Martí a Gonzalo de <entara un verdadero peligro para “nuestra América”. En ~‘1
Quesada, podía pararse sobre SUS propios pies y Twain no le prólogo a sus Versas wtdlos, describe su an_mstia ante la
,;cbía “ni LIII ;ípicc” :\ Cer\-ante-, o a Julio \Terp... “Es u;~ libr:, idea de la dominación de los pueblos latinoamericanos por Io?
Lle chiste que sudic arranar kgrimas” (Carpa ;I Go;lzalo d< Estados Unidos. Recuerda haber escrito esos versos en:
Quesada, 3.3 de enero de 1890, O.C., t. 20, p, 363).
X veces Martí se sinticí desconcertado ante e] humor de Twain aquel invierno de angustia, en que por ignorancia, o por
y consideró SUS chlstes como “de bota fuerte y camisa colora- fe fanática, o por miedo, o por cortesía, se reunieron en
da” (Caría a Gonzalo de Quesada, 20 de enero de 1890, cit.) Washington, bajo el águila temible, los pueblos hispanoa-
Pero todo esto se desvaneció cuando leyó cn yu?tqui en Connec- mericanos . iCuál de nosotros ha olvidado aquel escudo,
tic&. . . y se sintió tan sobrecogido que en un momento dijo: el escudo en que el águila de Monterrey y de Chapultepec,
“Hay párrafos en el libro de Mark Twain oue dan deseos de el águila de López y de Walker, apretaba en sus garras los
ponerse en camino para Hartford, a darle 1; mano” (“En los pabellones todos de la América? Y la agonía en que viví,
Estados Unidos”, cit., p. 460). hasta que pude confirmar la cautela y el brío de nues-
Escritores como Emerson, Whitman v Mark Twain, revelaron tros pueblos; y el horror y vergüenza en que me tuvo
a Martí que dentro de la “otra AméXca” había otros nortea- el temor legítimo de que pudiéramos los cubanos, con
mericanos además de 1.0s Gould, de los Morgan y de los “baro- manos parricidas, ayudar el plan insensato de apartar a
nes del robo”. Otro tanto hicieron hombres como Wendell Phi- Cuba, para bien único de un nuevo amo disimulado, de
la patria que la reclama y en ella se completa, de la patria
Ilips, de quien escribió Martí: “El Universo entero adquirió
hispanoamericana [O.C., t. 16, p. 611.
para él la forma de un negro esclavo [. . .] implacable era’ \:
fiero, como todos 10s hombres tiernos que aman la justicia” -4quel “invierno de angustia” que menciona Martí fue el de
(“Wendell Phillips”, O.C., t. 13, p. 66 y 70, respectivamente) y 1889, cuando James G. Blaine era secretario de Estado y el ver-
como Peter Cooper, de quien dijo: “practicó el Evangelio hu- dadero líder de la nueva administración republicana bajo el pre-
mano”, y “se veía a sí mismo como el administrador de su sidente Benjamín Harrison. Desde antes de ocupar su puesto,
riqueza, y no como su dueño” (“Peter Cooper”, O.C., t. 13, p. 49 comenzaron a aparecer en la prensa reportes de que Blaine
y 52, respectivamente). Después estaban Clara Barton, Harriet favorecía la adquisición de Cuba con el fin de asegurarles a los
Beecher Stowe y Helen Hunt Jackson. Cuando Johnstown, en Estados Unidos una valiosa fuente de azúcar y un puesto es-
Pennsylvania, fue destruida por una inundación el 31 de mayo tratégico para la defensa exterior. Aclamando la posición del
de 1889, Clara Barton se unió a los ocho mil hombres que lim- secretario de Estado, los elementos expansionistas de LOS Es-
piaron las ruinas. Con una cruz roja en su brazo y una bata tados Unidos deseaban extender la influencia económica y po-
blanca sobre su vestido gris, estuvo allí entre médicos y ayu-
lítica norteamericana hacia el exterior. “No está lejos el día”,
dantes dispuesta a morir si era necesario. “Viva, elocuente,
profetizó el senador Randa11 Gibson, que “se extienda el do-
fea, muy hermosa” (“Johnstown”, O.C., t. 12, p. 234) fue el tR-
minio de los Estados Unidos [. . .] a cada parte del continente
buto de Martí para ella.
americano -América británica, México, Cuba, América Cen-
La señora Stowe, con su Cabnfin nel tía Tom -“una lágrima tral y las islas de nuestras costas”.1s
que habla”- había abierto los corazones a la compasión para
el negro a quien nadie como ella ayudó a liberar. También fue Aquel “invierno de angustia” fue también el invierno en que
una mujer -Helen Hunt Jackson- quien trabajó tierna y sa- se celebró la primera Conferencia Panamericana en Washing-
biamente año tras año para aliviar la desdicha de los indios. ton. Todas las repúblicas de la América Latina, excepto Santo
Con una mente fuerte y un corazón amoroso, ella había cs- Domingo, enviaron delegados en respuesta a un llamado dei
crito su encantadora novela Ramona, uno de los cinco libros secretario de Estado, Blaine, quien habló de la necesidad “de
traducidos por Martí al español.” cimentar los intereses” entre todas las naciones del hemis-
Aunque grandes y buenos fueron todos estos hombres y muje- ferio occidental, para “traer la paz”, para “cultivar nexos CD
res de 10s Estados Unidos, ellos no pudieron disipar el temor merciales amistosos con todos los países americanos” y para
18 Además de Ramona, hlartí trzdujo para D. Appleton y Co., de ?iueva York, Called
mejorar las comunicaciones. Pero la prensa expansionista de
Buk. de Hugh Conway; Logic, de W. Stanley Jevons; Romnn Anziquities, de A. S
Wolbrins, y Grcek Antiquities, de J. P. Mahaffy. 19 Congressioml Record, L Congreso, primera sesión, 7653.
---
-

ANlXRIO
233 _____-__- DEL CEMRV DE ESTIJDIOS - .MARTIANOS

los Estados Unidos, al alabar la acción dc Blaine cuando :>t; nismo como el de Blaine, cuyo objetivo específico era el de
se dirigió a la Conferencia, hablo francamente accrc~r ci: Li\ extender las oportunidades comerciales de los Estados Unidos
\.r2: !;!&.:,.J5; ;‘azonr’5 del agrupamiento. Apnrccían tii:!ria:-i:.?tc en el hemisferio, no un panamericanismo falso y obsequioso
editoriales ensabwados con “Destino manifiesto”, “t3 tr~~h k- que serviría de máscara a la política imperialista de los Esta-
cia Sluramerica”, dos Unidos. Pero esto era precisamente lo que la Conferencia
“Es nuestro golfo” J. “Rccip!-ocid;!ti, priu::;-
paso para la penetración americana”. “Los [norti] int~ntab:l alcanzar. La idea de la reciprocidad, tal v como la
Lilllll‘lCL-
nos”, dijo el New Yor-k Z‘ribmze, “están obligados concebía Blaine, aparentaba ser una política comercial liberal,
a i-eco~:~ui~-
tar su supremacía comercial [. . .] y a ejercer una inf!uznci.: pero al examinarla de cerca saltaba a la vista que no era sino
directa y general en los asuntos del continente americano”. un instrumento a través del cual los Estados Unidos podrían
Otros escritos predijeron que la Conferencia implicaría ~1 es- descargar productos excedentes en el mercado latinoamericano
tablecimiento de un protectorado norteamericano t’n lai rc.- y dominarlo en beneficio de los intereses económicos de Norte-
públicas de la América Latina.‘O américa. Todo esto sería el preludio del control político de la
America Latina.
Como cónsul de Uruguay en los Estados Unidos, Martí cs;taba El artículo de Martí ayudó a alertar a las naciones latinoame-
en estrecho contacto con los delegados a la Conferencia. Vic, ricanas y fue el mayor responsable de que la Conferencia no
claramente el peligro para la independencia económica y po- aceptara ninguna de las propuestas importantes hechas por
lítica de la América Latina en el “juego oculto y [. . .] la sc- Blaine. En 1891 Martí advirtió nuevamente a las naciones ‘de
creta intención” de Blaine de utilizar n la Conferencia Lar::- la América Latina sobre los propósitos imperialistas de los
mericana para expandir la dominación económica Y poiitrcn Estados Unidos. La ocasión fue el Congreso Monetario Intema-
de los Estados Unidos hacia el Sur de su frontera. Sabía t:nn- cional convocado por el secretario de Estado, Blaine, que se
bien que algunos de los latinoamericanos en la Confcrencla ‘t?ci reunió en Washington D. C. del 7 de enero al 3 de abril de
verían este peligro y, lo que es más importante aún, que algl:- B891. Martí, que fue designado delegado por Uruguay al Con-
nos cubanos estaban dispuestos a llevar allí el problema de la greso, escribió un magnífico estudio sobre el origen y el pro-
independencia de Cuba con la esperanza de obtener ayuda iii- pósito de la conferencia, en el cual demostró que la mayoría
recta de los Estados Unidos. A esto, Martí se opuso en&-gka- de los paises de la América Latina tenían poco que ganar en el
mente. “Nunca hubiera pensado yo en sentar el precedente, dc Congreso. Una vez más, advirtió que la dominación económica
poner a debate nuestra fortuna, en un cuerpo donde, por su llevaría implícita la dominación política. En una de sus obser-
inflrtjo de pueblo mayor, y por el aire del país, han de tener vaciones más famosas, escribió:
los Estados Unidos parte principal” (Carta a Gonzalo de Que- Quién dice unión económica, dice unión política. El pue-
sada, 29 de octubre de 1889, O.C., t. 1, p. 249). La participación blo que compra, manda. El pueblo que vende, sirve. Hay
de los Estados Unidos en la guerra por la independencia de
que equilibrar el comercio, para asegurar la libertad. El
Cuba, sostenía él, estaba llena de peligros: Una vez que los vende a un solo pueblo, y el
pueblo que quiere morir,
Estados Unidos estuviesen en Cuba, iquién los iba a sacar? que quiere salvarse, vende a más de uno. El influjo exce-
Estaba convencido de que el único camino a seguir para Cuba sivo de un país en el comercio de otro se convierte en
era lograr la independencia por sí misma y mantener firmc- influjo político [O.C., t. 6, p. 1601.
mente su soberanía durante y después de la revolución. Este
era el único camino para lograr la realidad de la inde- La advertencia de Martí, en forma de discurso en la sesión del
pendencia. 30 de marzo, tuvo su efecto. Su informe fue aceptado unánime-
Martí, en un artículo escrito en dos partes, titulado “Congreso mente y se le acreditó el haber “frustrado los designios del
Panamericano de Washington”, publicado en La Nación el 19 Departamento de Estado”.‘l
y el 20 de diciembre de 1889 (O.C., t. 6, p, 46-63), desenmascaro x * *
los propósitos supuestamente benévolos de Blaine al dirigirse
a la Conferencia y los señaló como imperialismo norteamerica- Los años que Martí pasó en los Estados Unidos lo hicieron
no. Él favorecía el panamericanismo, pero no un panamerica- entrar en contacto .con las dos caras de la nación. Por una
parte estaban los sustentadores de las grandes tradiciones
Zil Cf.: Richard Carlyle \Vinc!:cster: James G. Blaine and the Ideo!oby of ,%:r,zr~c.~ii
Expansionism”: tesis inédita, Universidad de Rochester, 1966, p. 67-68; David S. 21 Cf.: Manuel Pedro GonzAlez: José Martf, Epic Chrotticler of the United States in
?vluzzey, James G. Blaine: A Political Ido1 oi 0th~~ Dflys, Nueva York, 1934, p. 207; Eighties, Chape1 Hill, 1953, p. 56.
?.w Yo,k í‘i-ii>wze, lro. de octubre di: 1889, >Vav Y-ork iierald, 8 de <.c;zbrc de KW.
236 ANUARIO DEL CESTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
__ ~~-- .____ .- AhWARIO DEL CENTRO DE ESTtiDIOS MARTIANQ!S 237

democráticas de los Estados Unidos: la clase obrera, los lu-


chadores por la justicia y por la democracia y los poderosos
escritores de Norteamérica. Por otra parte estaban las fuerzas
que convertían a la república en “cesárea e invasora”.
admiró y respetó las fuerzas progresistas
Aunque
en los Estados Uni-
José Martí y la época histórica
dos, observó con creciente aprehensión la agresividad que
emergía del imperialismo norteamericano. Él estaba convenci- del imperialismo
do de que el imperialismo norteamericano estaba a punto de
lanzar una ofensiva para devorar a la América Latina, y que
empezaría por devorar a Cuba.
Alertado por el peligro que afrontaba Hispanoamérica, Martí
trabajó infatigablemente por evitar que el gigante norteameri-
cano devorara a Cuba, mientras organizaba la conquista de su
;como si cada época pudiera
independencia de España. Como escribió en una libreta de dar de sí más ni menos de lúp
notas en la víspera de su muerte, “Cuba debe ser libre- de que en sí lleva!
España y de los Estados Unidos” (Cuadernos de apuntes, O.C.,
JOSÉ MARti
t. 21, p. 380).

Con el trabajo que traemos ante ustedes, aspiramos a contri-


buir a la consideración de que el pensamiento de José Martí,
analizado en la expresión más madura que logró alcanzar en
un proceso que fue temprana y bruscamente interrumpido por
su muerte, es respuesta a la época histórica del imperialismo
y se corresponde con ella, no sólo por su análisis profundo de8
propio fenómeno imperialista en su manifestación norteameri-
cana, sino, sobre todo, por las características de la estrategia
revolucionaria que elabora, las soluciones que propone y las
fuerzas sociales a las que apela para lograrlo.
El pensamiento martiano maduro es, en nuestro criterio, unat
respuesta revolucionaria de nuevo tipo, ajustada a los requeri-
mientos de la nueva época, adecuada a las circunstancias reales
concretas del conjunto de países para los cuales fue concebida,
y a las posibilidades que ofrece el período en que se produce,
en momentos en que no se ha iniciado aún, dentro de la misma
época histórica, el tránsito de la humanidad del capitalismo al
socialismo.
Intentaremos reproducir, en su movimiento y en sus princi-
pales trazos, el que parece haber sido el recorrido de ese pen-
samiento a partir de las soluciones iniciales clásicas del libe-
ralismo burgués implícitas en la respuesta republicana de Mar-ti
a la necesidad de independencia nacional con respecto a Es-
paña, hasta llegar a las soluciones exigidas por las nuevas y
más complejas tareas que el surgimiento del imperialismo plan-
tea ante la sociedad cubana y las sociedades del resto de his-
panoamérica.
238 ASWUO
-~-
DT.¿ CENTRO DE ESTUDIOS hlARTIANOS AXUARIO DEL CESTRO DE ESTUDIOS
____ XARTLthOS
L_.. 239

1 La trayectoria que conduce a este punto del Jesarro!lo del


pensamiento martiano se inicia, 3 nueì’.ro \.er, 503 !a intelec-
KO prentendemos en el presente trabajo aproximar fechas ni ción, muy en su juventud, de la necesidad cle dar wlución
señalar ctapas. Es nuestro propósito destacar solamente aleu- lirgente a graves problemas de justici,l >oci31 cj:_~c: parecen
nas de 1.1s premisas que conducen a esa madu;ez, y detec‘íal ~~t:~r viwulados a In depcndc:J-ia colonLl rcbpc;:u de Espak,
algunos de Ioj momentos qcc parecen haber tenido importancia y CiUl” ILl plG;li3 Oï~Clili%3Cifjll rcpablicana liberal debía sdi.
mayor en un proceso cuyos múltiples aspectos están muy es- capaz, por sí misn:-1, dt: rcsu!>.cr. Esta pGción inicial, que es
trechamente intervinculados, y en el que Ia inteleccicín por
ademk premisa de la e\.olL:citi;l de 511 ~2cnssmiento revolucio-
Martí de determinados fenómenos económicos y sociales reper- nario hasta lle.gar a la altura de su 6poc3 histórica, será nota-
cute de manera inmediata, directa, en la profundidad de su anj- blemente modlflcada por su enE; ~‘~tamI*:nt*> con el liberalismo
lisis de otros aspecto; de esa misma realidad, y en la dirección republicano español. Y será profundww:~:~ zu!~n:i Ifa por el
y ei rumbo de su accibn política. conocimiento, por Martí, de los prob!emac, .I, ;’:x--s <lue L.Lt
51..1 1T’C-
Como principal resultante y elemento fundamental de este tan a otras naciones ya republicanas de nuestra ;\:nGI.ica. DC
proceso de maduración, en el plano político, se nos presenta, ahí la trascendencia de SLI estancia en &II¿.zic~): >!il le desarrc-
a nuestro ver, la diáfana comprensión de Martí acerca de las Ilará lo que devendrá segunda premisn & la t’v3illcic;!l que nos
fuerzas sociales con que puede contar en el cumplimiento d. ocupa; allí se efectuará su temprana l~Oill2, cl.2 ~:)Ilc.i~:~c;ja dt; que

sus objetivos revolucionarios estratégicos, y su clara conciencia nuestros específicos problemas latinoa,mcricnn~s L,.::lieren so-
(de la vinculación entre la liberación nacional con respEcto al luciones específicas vinculadas tanto a nlle,jtras c¿t, acterísti~as
imperialismo norteamericano y el cumplimiento de avanzados histijricas y culturales, como a nucsir? conip:.:sici~;n :-iaci<;n2I
objetivos históricos de reparación -ya que no de liberación- y a nuestro momento concreto de desarrollo ccontjmico. En
social. Tanto en lo uno como en lo otro, su visión estará fun- este punto se hace para Martí evidente, a :>uesti~~i entenclcr, que
damentada en una acertada comprensión -dentro de su ana- para enfrentar esos problemas especificos no son válidas ias
rato conceptual propio- de las estructuras clasistas de nws- soluciones elaboradas para países industriales -que en noso-
tras sociedades latinoamericanas. tros resultan postizas y que son de dudosa eficiencia, además,
:n los propios países para los que fueron concebidas-. Parece
En su expresión menos mediada por realidades prexistentes a\:ertado considerar que ya en este momento se ha producido
-es decir, en las soluciones concretas que propugna, en el un importante alejamiento del liberalismo originario.
caso particular de Cuba, para la inauguración de una república
.que será resultado directo de la acción revolucionaria durante Pero será con el inicio de la década del ochenta cuando se irán
la guerra y después es la guerra-, las soluciones políticas y incorporando -a partir de las premisas anteriormente mencio-
sociales que Martí propone deben conducir a la fundación de nadas- los elementos de análisis que le permitirán elaborar
una república de mayoría popular capaz de ejercer sobre la respuestas a los nuevos problemas que en el plano interno y
propiedad (mediante una administración de la economia en la en el plano externo plantea a nuestras sociedades !a nueva
que el Estado deberá tener determinada intervención) limita- época histórica cuyo surgimiento sigue Martí muy de cerca
ciones y regulaciones que comporten una disminución objetiva dentro de los Estados Unidos. Será en este período que a !a
de las diferencias sociales y permitan una más equitativa dis- conciencia en Martí de la problemática social generada por
tribución de la riqueza. En Martí, esta acción limitadora o re- nuestra organización económica, social y política -organización
guladora que deberá ejercer el Estado se apoya en la partici- que excluye y oprime a las grandes masas mayoritarias-, se
pación indirecta y proporcional de todas las clases y grupos sumará ahora la problemática nacional, la problemática mayor
sociales en la gestión de gobierno. planteada por el peligro nuevo de la absorción imperialista. Y
se sumará, igualmente, la conciencia de que ese peligro de ab-
En el plano ideológico, esta acción reguladora es presentada, sorción es en medida importante propiciado, facilitado o viabi-
básicamente, a travks de los conceptos éticos de desinterés y lizado por las estructuras vigentes en nuestras sociedades y
equidad, que en el cuerpo de las ideas de José Martí adquieren por las clases que ejercen el predominio económico y político-’
una definida carga político-social, y expresan un objetivo eco- en las repúblicas americanas.
nómico que en !a realidad se corresponde adecuadamente con
la estructura clasista de la sociedad cubana a él contemporá- Ya en este prrrzto de comprensión itztegral de LL coyuntura
nea, y COX el grado de desarrollo alcanzado en la época por las continental americana, al objetivo de hacer avarazar política y
fuerzas productivas de dicha sociedad. económicamente al país como medio para clar cwnplimiento a
240 _rlNUARI0 DEL CEPrTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
__.~ - --~-_. ANUARIO
~._____ DEL
__- CENTRO DE ESTtiDIOS hlARTIANOS 241

tas rectificaciones que Martí se ha planteado como solución a pero como yo trabajo, amo a los que trabajan: yo también
pruestros problemas sociales llistóricos, se Iza adicionado el he abierto piedras, y he saltado minas, y he cargado por ias
metro objetivo -la nuel>a rlecesidad- de desarrollar y forta- calles sus pedazos [. . . ] yo me he visto las manos y los
!ecer el país como medio de obstaculiznr, detener o -en el pies tan rotos como si me los hubieran clavado en la cruz;
peor de los casos- retrasar la expansión impesialista. yo me he abierto un abrigo contra la deshonra arando en
En el plano continental, la unidad latinoamericana será para la roca con mis propias manos [. . ]
.%lartí -como acción unida para la oposición- la principal de- De todos los oficios, prefiero el de la imprenta, porque es
fensa y la principal riposta. Cuba deberá ser elemento de im- el que más ha ayudado a la dignidad de! hombre, y el de
portancia capital -junto a Puerto Rico, después de alcanzada edificador y cantero, porque yo rompí p!edras para UTU-
independencia de ambas con respecto a España, y junto a San- 5ar edificios.’
to Domingo- en la obstaculización inicial al imperialismo, 1’ El psrrafo retrata al hombre. Sus trabajos forzados en la cár-
en evitar, sobre todo, que pueda adquirir nuevas fuerzas sobre cel, cuando era casi niño todavía, marcaron su carácter de
Za base de su absorción. modo indeleble y señalaron rumbo y derrotero a su trayectoria
Pero la sociedad cubana de la época no ofrecerá a Martí, entre vital. Ello corre parejo a sus recuerdos sobre la esclavitud.
lias clases que en ella dominan económicamente, o entre las “Qué vi yo en los albores de mi vida?“, pregunta. Y como re-
que están posibilitadas de hacerlo, las fuerzas sociales votadas cuerdo segundo en importancia menciona: “El boca abajo en
a una defensa de los intereses nacionales. Muy por el contrario, el campo, en la Hanábana”, o sea, el azote de los esclavos en el
ia acción política de la burguesía azucarera cubana -10s pro- pequeño caserío donde vivió una parte de su infancia (Frag-
ductores azucareros, para Martí- habrá de demostrar que ha mentos, O.C., t. 22, p. 250). Más adelante abundará: “<Quién
devenido clase definidamente antinacional en el plano político, que ha visto azotar a un negro no se considera para siempre
como consecuencia de ser una clase dependiente de los propios su deudor? Yo lo vi, lo vi cuando era niño, y todavía no se
Estados Unidos en el plano económico. Por su parte, la insu- me ha apagado en las mejillas la vergüenza [. . . ] Yo lo vi, y
ficientemente desarrollada burguesía productora para mercado me juré desde entonces a su defensa” (Fragmentos, O.C., t.
interno -de evolución históricamente inhibida por la condi- 22, p. 189). Este último será, también, un elemento de perma-
ción exportadora de Cuba- no podrá constituir una fuerza nente presencia en el cuerpo de ideas de José Martí, y una
social de consideración. Y al papel inicial de las más amplias condicionante fundamental -si bien no siempre expresada-
masas populares -que incluyen, desde luego, a la pequeña de su acción política. Así, dice en 1889, en carta a Rafael Serra,
burguesía urbana y rural- como objeto de la acción política fundador de la sociedad de cubanos negros La Liga, de Nueva
resultante de la gestión republicana futura, se sumará ahora York:
el papel de esas masas populares como fuerza social fundamen- para ir a donde debemos, que no es tanto el mero cambio
aal en la consecución del doble objetivo de reparación social y político como la buena, sana, justa y equitativa constitu-
de liberación nacional en relación con el imperialismo norte- ción social, sin lisonjas de demagogos ni soberbias de
americano. Para el cumplimiento de estos objetivos estrat&$ potentados, sin olvidar jamás que los sufrimientos ma-
@OS -sin abandonar, claro está, la obtención de la independen- yores son un derecho preeminente a la justicia [. . .] Ya
cia política con respecto a España, que es primera condición verá lo que me sale del alma, cuando llegue la hora de
y requisito- habrá de allegar fuerzas José Martí. la necesidad, a propósito de estas cosas [. . . J
Ya Vd. sabe que yo no digo todo lo que tenyo en el co-
II razón, por miedo de que los que han padecido tanto en
Permítasenos detenernos brevemente en las dos premisas a que manos de los falsos amigos, vayan a tomar mi entusias-
hemos hecho referencia al iniciar nuestra exposición. mo, y el juramento que me tengo hecho de vivir para ‘et--
virles, por entrometimiento y adulación, o deseo de bus-
La primera de ellas, la filiación inicial de José Martí al lado carme popularidad [Fragmentos, O.C., t. 20, p. 345-3461.’
de las masas populares.
Jos& Martf: Obras completas, La Habana, Editorial Kacionzl de Cuba, 1963.1965. t. 22,
“No es nada”, nos deja dicho el Maestro en uno de sus frag- p. 252. En esta y en las siguientes citas, salvo indicación contraria, las cursivas
son rmestras. (En lo adelante, las citas que se refieran a la obra de José Mxtí, SB
mentos de fecha imprecisa, y del que hasta hoy sólo sabemos remitirfin a la mencionada edición de sus Obras compfefas. N. de la R.)
que fue escrito con posterioridad a 1885, Ver tambikn Versos sencillos (XxX), 0. C., t. 16, p. iO6-107.
232 4\‘L \RIO DEL CEhTRO DE ESTL’DIOS MARTIANOS ANUARIO DEL CENTRO DE ESTL’DIOS M4RRTICXOS 213

He ahi al hombre, espejándose a sí mismo en factores que han ni debe en muchos puntos asemejarse [. . .] jcómo con
condicionado .. han configurado contenidos objetivos vitalez leyes iguales vamos a regir a dos pueblos difcrelrtes?
Apermanen t-t1”>. Por ~110s actuará: por los hombres que llevan Las leyes americanas han dado al Norte alto grado de
sobre sí la carga del problema sucia1 de su ipoca, y por los prosperidad, y lo han elevado también al más alto grado
otros hombres que IIcvan -además del primero, y como parte de corrupción [Cuadernos de apllntes, O.C., t. 21, p. 15-161.
de c!- ia carga t;<mi-nda del problema racial. Ellos. toJtis,
\fZr-:1,2 “1~s humildes”, “!OA pobres de la tierra”, “la masa su- Cierto es que Martí se refiere fundamentalmente a factores
fridora”, “la gran masa irredenta”. Estos no serán sólo giros vinculados al carácter nacional, aunque también habla Ce dife-
!lermosos de excelente prosa: son contenidos concretos y pre- rencias de organización, de vida y de ser. Pero ya en esos tiem-
cisos dentro de in estructuración social de su realidad cubana pos de su primera deportación a España, cuando escasamente
y americana. Y consideramos oportuno dejarlo sentado aquí: tiene dieciocho años de edad, ha definido estos dos elementos
110 se trata de objcli:,os rkticos: se trata de objetivos estraté- determinantes: primero, somos diferentes; segundo, no se ade-
gicos de la revolución de Martí, planteados ante sí mismo cúan sus leyes a nuestras características, a pesar de la pros-
desde los inicios de su acción politica. iz aquellos que se !o peridad con ellas alcanzada. Y parece indudable la conclusión:
cuestionaron alguna :z, les respondería: “Pues mi pzdre, Srej., esa república no es nuestra república.
fue un soldado; pues i>li madre, Sres., [. ] es una mujer lru- Puede considerarse e3te como un primer momento, un punto
milde; PUS mi hijo, señores, aunque en :;ersos Iv llame j’o de arranque, en su definición paulatina de la especificidad
mi príncipe, será un tr:ibajador, y si no lo ec;, le quemar& lk latinoamericana. Pero cuatro años más tarde, al México PO>-
dos mano:;” (Fragmezicls, O.C., t. 22, p. 17). terior a la reforma juarista cabría un papel de la más alta
trascendencia en la evolución de esta concepci& que nos ocu-
Como segrlnd:r premisa d:z In evolución ascendente de! pensa- pa. Recalquemos aquí que su análisis horada la superficie po-
miento martiano y de su adecuación a las exigencias de la nue- lítica del fenómeno, supera el plano de las manifestaciones
va época histórica que se inicia, se nos presenta, a nuestro supraestructurales, para calar muy hondo en que esa especi-
ver, la compr-ensión certera de nuestras peculiaridades -pe- ficidad es, también, una especificidad en la esfera económica,
culiaridades que en realidad son comunes, en lo fundamental, en la esfera de la producción y del desenvolvimiento de esa
al conjunto de países llamados subdesarrollados-; es decir, producción. No solamente -no sería suficiente- porque ya
la intelección por par+ Le de Martí de la especificidad latinoa- sepa, como sabe en el mismo año 1875 de su llegada a México,
mericana. que “en pueblos como en hombres, la vida se cimienta sobre
Esta intelección, ciertamente, ha atravesado, a su vez, distin- la satisfacción de las necesidades materiales” (“Escenas mexi-
tas etapas. canas”, O.C., t. 6, p. 337). Sino porque ya no concibe Martí,
ni acepta, otra forma de análisis que no tenga como base la
La primera estancia de Martí en España nos ha dejado testi- consideración más transparente de nuestra originalidad y di-
monio muy temprano de sus análisis iniciales -de 1871, presu- ferenciación en planos concretos.
miblemente- de lo que se presenta como un primer momento
de esta comprensión: la especificidad cubana, con relación al Allí, ciertamente, sólo estará el inicio. Pero no es difícil reco-
modelo republicano de más fuerte vigencia en la época: el nocer, en escritos martianos tan tempranos como los de la
modelo republicano norteamericano. “Los norteamericanos”, Revista Universal en 1875, y aplicados en este caso al análisis
no;: dlce, particular de realidades nacionales mesicanas, sólo una versión
más estrecha -más local, si se quiere- de ideas que avanzada
posponen a la utilidad el sentimiento. -Nosotros pospo- ya la década del ochenta habrán de formar parte de su enten-
nemos al sentimiento la utilidad. dimiento preciso de la realidad latinoamericana, y que tendrán
su expresión más cabal y más madura -si bien no su primera
Y si hay esta diferencia de organización, de vida, de ser expresión- en el conocido texto “Nuestra América” publicado
[. . .] jcómo queréis que nosotros nos legislemos por las en 1891 en el diario EZ Partido Liberal. Citemos solamente al-
leyes ccn que ei!os se legislan? gunos de estos momentos: “Utilísima es para ux país formado
Imitemos. iNo!- Copiemos. iNo!- Es bueno, nos dicen. la libertad absoluta de comercio: <es de la misma manera iltil
Es americano, decimos.- Creemos, porque tenemos ne- para un país qtle se forma?” (<‘Escenas mexicanas”, O.C., t. 6,
cesidad de creer. Nuestra vida no se asemeja a la suya, p. 269). Ya allí va, en cada caso, al caso concreto: va a lo espc-
244 ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS __-- ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS _ 245

tífico mexicano; y ya esta aprendiendo -y enseñando- rómo y la precisión cognocitivas que tendrá después. Martí 10 uti-

y qué buscar en la evolucitn y estructura característica dc; nuez;- liza en 1883 (O.C., t. 9, p. 345) en sus crónicas norteamericanas.
tra economía y dc nuestra producción: Es aún, también, una utilización aislada, casual, carente de los
contenidos que el propio Maestro le ira sumando a medida que
Un principio debe ser bueno en -México, porque se Aplico ahonde en su análisis no sólo de la producción v la política de
con buen éxito en Francia. Asiéntase esto a vec?;, sin la sociedad norteamericana, sino de las afectaciones de ambas
pensar en que esto provoca una pregunta elocuent? ¿Es sobre la parte nuestra de América, fundamentalmente.
la situación financiern de México igual a la francesa’? ¿Se
producen las mismas cosas ? (Están los dos países et! igna- No debemos perder de vista, sin embargo, que en las crónicas
les condiciones industriales? que escribe para distintos periódicos de nuestra América -y
que publica desde 1881-, José Martí se limita a lo que ya en
Debe haber en la aplicación del principio económico rc- cada momento puede ser dicho sobre el país donde radica. En
lación igual a In relación diferencial que existe entre los carta a Bartolomé Mitre, director de Lu Nación de Buenos
dos países.
Aires, en 19 de diciembre de 1882, Martí precisa:
Así con los Estados Unidos, con Inglaterra y Ale:iisnia
[“Escenas mexicanas”, O.C., t. 6, p. 3351. Mi método para las cartas de New York que durante un
año he venido escribiendo [a La Opinión Nncional de
Y en México aprehendería también que a la visión de la re- México] hasta tres meses hace que cesé en ellas, ha sido
pública cubana aún sólo soñada e imprecisa, y al conocimien- poner los ojos limpios de prejuicios en todos los campos,
to de la república española, colonialista y antirrepublicana, y el oído a los diversos vientos, y luego de bien henchido
habría que sumarle un elemento mayor: la confirmación de la el juicio de pareceres distintos e impresiones, dejarlos
existencia de la república colonial, la certeza de que la colonia hervir, y dar de sí la esencia, -cuidando no adelantar
puede seguir viviendo (y de hecho ha sobrevivido) en el orde- juicio enemigo sin que haya sido antes pronunciado por
namiento político republicano. Allí comenzamos a ser, para boca de la tierra,- porque no parezca mi boca temera-
Martí, “pueblos nuevos”, “sociedades nacientes”, “pueblos for- ria;- y de no adelantar suposición que los diarios, deba-
zosamente embrionarios”, de condición muy diversa a la de los tes del Congreso y conversaciones corrientes, no hayan de
“pueblos industriales”. En su aparato conceptual, comenzamos antemano adelantado [O.C., t. 9, p. 16-171.
a ser, para Martí, lo que en el aparato conceptual contempo-
ráneo a nosotros llegaría a conocerse con el nombre genérico En todo caso resulta evidente que el concepto de imperialismo
y cuestionable de “países subdesarrollados”. irá ganando en Martí contenidos concretos durante la prime-
ra mitad de la década del ochenta, y de su utilización inicial
III para identificar un ala de un partido políti.co -la de mayor
empuje expansionista-, ampliará su alcance para llegar a ca-
Hemos apuntado más arriba la idea de que el pensamiento racterizar la tendencia mayor del conjunto del país, y marcar
de José Martí corresponde a la época histórica del imperialis- la desemejanza entre el período de predominio del librecambio
mo no sólo por el análisis que de este efectúa, sino por las y las nuevas prácticas imperiales desatadas con el inicio del pre-
características de la estrategia revolucionaria que elabora, de dominio del capital monopolista. Porque lo que se ha propues-
las soluciones que propugna y de las fuerzas sociales con que to Martí -a través de su función de corresponsal de prensa-
cuenta. Pero la comprensión y la corrección histórica de estos es analizar, y denunciar, “elementos, acontecimientos y ten-
últimos elementos estarán, desde luego, en dependencia de su dencias de los Estados Unidos” (“Carta a Manuel Mercado
intelección del propio fenómeno imperialista como tal. [1886], O.C., t. 20, p. 85). Y tal es, por ejemplo, el contenido
Permítasenos referirnos a algunos aspectos que, en este sen- de su comentario de 1885 sobre el recién inaugurado periódico
tido, parecen resultar de importancia. presidencial de Cleveland. La política más atenuada y relativa-
mente antiproteccionista de una buena parte del Partido De-
Hacia principios de la década del ochenta, ya en la política mócrata norteamericano no deslumbra ni confunde al analista
norteamericana se uti!iza el término imperialistas para calificar sagaz, quien nos dice:
a los integrantes de una de las alas del Partido Republicano.
Esta calificación es, desde luego, una definición nacida de la Campaña presidencial ninguna fue tan enmarañada, tras-
práctica, sin que el concepto esté siquiera cercano a la carga cendental y significativa como la que dio el triunfo a Gro-
246 ANl:ARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS

ver Cleveland. De lejos, no se distingue tal vez más que


ciencias de nuestro desenvolvimiento económico, y a evitar
el hecho de bulto; la victoria del partido demkrata; > entregarse, por las necesidades imperiosas del desarrollo, a la
se srlporze, con error, que implica m cambio decisivo m donìinacion de alguno de los países que en la nueva Gpoca pug-
la o.pilzión y tei2derlcia del país [. . .] De cerca, se s:be nan por i;i hegemonía sobre la parte espafi2ia de AmGrica. Así.
que el cambio 110 ha sido escJ,lcial y dwable, sino ocasio-
en fech-, que hemos pidido precisar como inmediatn!nent: pos-
nal y como de prueba [“Cartas de Martí”, O.C., t. 10, p. . 7.
:er:or a JL”lO & 1883, >. con motivJ de la proyecta& construc-
186 -lSSS--1. ciLn de una via f&-x: I cn una sección de! sxr ticl Coiltincnte,
1Iarti apunta:
No parece posible estar de acuerdo con aquellos criterios que
ven en la intelección del naciente imperialismo por José Martí
;Que la Inglarcxa [. . .] ha obtenido ya la concesión dc la
un análisis que atiende fundamentalmente el plano político, mitad de la vía!- Pues lo que otros ven como un peligro,
y mantiene poco calado en la revelación de sus aspectos eco-
yo lo veo como una salvaguardia: mierztras llegamos a ser
ntimicos y de la penetración y expansión que llevan implícitos.
úasrante fuertes para defendenzos por nosotros mismos,
Su análisis de las determinantes económicas y de los mecanis-
nuestra salvación, y la garantía de nuestra independencia,
mos de dominación corre parejo al de la expansión política, > estAn en el equilibrio de potencias extranjer>is rivaies.---
detecta con acierto, en nuestra opinión, fenómenos de nuelw
Allá, muy cn lo futuro, para ctrantlo lZS¿tlliOS coiilpleta-
tipo que corresponden a la nueva época de desarrollo dc: sis-
mente deselzweltos, corremos el riesgo de que sc combi-
tema capitalista.
nen en nuestra contra las naciones rivales, pei‘o afines,-
Desde luego, no se opone Martí, ni podía oponerse, a la im- (Inglaterra, Estados Unidos): de aquí que Za políiica ex-
prescindible introducción de todos los elementos productivos tranjem de le A!&ri.:a Central y Meridional hay2 de ten-
que puedan contribuir a destrozar una estructura secular en der a la creación de intereses extranjeros,- de naciones
nuestra América, y a situarla en condiciones de alcanzar su diversas y desemejantes, y de intereses encontrados, -en
propio desarrollo independiente. No se opone al comercio y nuestros diferex?tes países, sin dar ocasión de preponde-
a las inversiones que puedan ayudar a romper la estructura rancia definitiva a ninguna, aunque es obvio qtle ha de
colonial superviviente y aún vigente, y que puedan ser condu- haber, y en ocasiones ha de convenir que haya, una pre-
cidos en un plano de igualdad y conveniencia -viniendo tan- ponderancia aparente y accidental, de algún poder, que
to de los Estados Unidos como de países europeos-. Así lo acaso deba ser siempre un poder europeo.- [Fragmentos,
plantea en numerosos trabajos durante toda la década del OC., t. 22, p. 116.1
ochenta.3 Pero en 1881 ya ha llamado a defendernos, “al ha-
cernos dueños de nosotros, y prepararnos de manera que no De ese modo, su conciencia de la imperiosa necesidad de de-
sirvamos ciegamente a sombrías intenciones, o a vergonzantes sarrollo de nuestra economía, y su conciencia del peligro im-
intereses” (Cuadernos de apuntes, O.C., t. 21, p. 179). Y en plícito en las inversiones extranjeras capaces de contribuir a
1883 ha avisado sobre los riesgos que para nuestra América propiciarlo, muy particularmente en la; inversiones norteame-
implica la política que en los Estados Unidos da por sentado ricanas -cuando aún 110 pueden ser siquiera visilies las con-
y presupone “que un poder continental, en suma, tiene que secuencias económicas concretas de dichas inversiones-, son
acumular capitales, y atraerse fondos de repuesto, y ganarse condicionantes permanentes y siempre presentes en su análi-
la voluntad de las gentes de grandes fondos, para vaciarse en sis de las relaciones entre ambas partes del Continente durante
la hora precisa soibre el continente” (“Cartas de Martí”, O.C., toda la década en cuestión. Así, por ejemplo, en el caso con-
t. 9, p. 342). creto de Honduras: saluda los esfuerzos que hace -como los
Más aún: ha dado fundamentación temprana y cabal, para su hace el resto de América- “para sacar al tráfico las riquezas
época, a una política en relación con las inversiones extranje- que han de constituir sólidamente la República”, y “por en-
ras en los países nuestros de América, de modo que a un mis- señar al extranjero pudiente los tesoros que puede darle a
mo tiempo contribuyan a superar las peculiaridades e insufi- cambio de su capital y su trabajo”. Y 10s acepta, porque sabe
que “sox, verdad es, riqueza para las compañías extranjeras;
8 Ver, por ejemplo: “Los Estados Unidos y Venezuela”, 0. C., t. 7, p. 244 -X%3-: pero riqueza sin la cual jamás sería posible In de la patria”
“Exposición de productos americanos”, 0. C., t. 8, p. 367 -1884- y “Carta a ti
Repúólicn’ , 0. C., t. 8, p. 31 -1886; “La república Argentina en el exterior”. 0. C. (“Car-rn a La Rep:íiílica”, OX., t. 8, p. 22-31 -1886-). Pero
t. 7, p. 342.343 -ISU-. desde mucho antes (1884) ha advertido:
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTGDIOS MARTIANOS
248 ANL’ARIO
-__.~-~
!ll.l CENTRO
.____-__ DE ESTL’DIOS MARTIANOS 248

Ha!. provecho como hay peligro en la intimidad inevitable nidos esenciales de la Gpoca histUrica que aún solamente se
de las dos secciones del Continente Americano. inicia, y del nuevo tipo de relaciones, sornctimientos e imposi-
ciones que trae consigo. Y todo ello. ademk, integrando un
La intimidad se anuncia tan cercana, y acaso por algunos análisis altamente 0bjetiL.o que es inmediatamente puesto CI:
puntt~ tan al-roiladora, que apenas hay tiempo necesario función de la oportuna y adecuada clcfensa dc In par:e nuec;trn
par;1 ponerse en pie, ver y decir [“Los propósito<, de LÍ¿.s del Continente.
n/;lSric~s bajo sus nuevos propietarios”, O.C., t. 8, p. 2681. Tal es el caso -tintrt los rnllchos que valdría observar cn de-
No parece necesario insistir aquí en su urgente llamado pos- ralie- de la t-aloracicín q11; hlartí hace cl: !os tratados d< re-
terior a decir, cuando ya las circunstancias hacen factible de- ciprocidad.
cirlo, y “porque es la verdad, que ha llegado para la AmCrica Desde muy temprano cn la dkada -al comentar en enero de
española la hora de declarar su segunda independencia” 1883 el tratado en estudio por Mtkico y los Estados Unidos-
(“Congreso Internacional de Washington” 1, O.C., t. 6, p. 46 Martí ha avisado de la importancia que las consecuencias ge-
-1889-). Pero sí es oportuno destacar sus señalamientos de nerales de este tipo de convenios tendría para nuestros países,
lo que resulta irreversible en la nueva tendencia de los que y lo ha calificado de “acontecimiento de gravedad mayor para
dominan en la sociedad norteamericana: “ya es de los ferro- los pueblos de nuestra América Latina”. Señala:
carriles y millonarios el Senado”; lo que se intenta es “ir ex-
tendiendo el imperio vanqui”; SC está cn período de prcpara- El tratado concierne a todos los pueblos de la América
ción para “empujarlo, [al país] al gobierno imperial, a la casa Latina que comercian con los Estados Unidos. No es el
ajena, a la conquista”. Y alerta -sobre todo- de que no se tratado en sí lo que atrae a tal grado la atención; es lo
trata de luchas entre fracciones políticas o entre intereses de que viene tras él. Y no hablamos aquí de riesgos de orden
partido, porque “está muerto acá en política”, nos dice en político [. . .] Hablamos de lo único que nos cumple, mo-
1889, “el que ose decir que no debe cubrir el mundo la sombra vidos como estamos del deseo de ir poniendo en claro
del águila”.4 todo lo que a nuestros intereses afecta: hablamos de ries-
Se trata, ciertamente, de la política -de la política económi- gos económicos [“El tratado comercial entre los Estados
ca- de los Estados Unidos. Un personaje como James G. Blai- Unidos y México”, O.C., t. 7, p. 171.
ne puede resultar blanco de sus denuncias por erigirse en el
Congreso Panamericano de Washington en vocero visible del Sabe que no son causas contingentes las que conducen a sucesos
intento imperialista de imponer al resto de América una reci- como “este proyecto de tratado, de tal alcance, de tan profunda
procidad que sería vía para la más rápida penetración econó- trascendencia, de tanta monta para todos nuestros países. Cuan-
mica. Pero no es cuestión en realidad, de personas: para Martí, do existen para un suceso causas históricas, constantes, crecien-
más peligrosa aún que la agresiva táctica expansionista de Blai- tes y mayores, no hay que buscar en una pasajera causa ínfima
ne, es la política de más profunda fundamentación económica la explicación del suceso” (“El tratado comercial. . “, cit., p.
-I17 -1883-).
de “Sherman, de agresión más temible, de planes más firmes
y no menos osados, de más arraigo, por SM política de invasión .\lgo más tarde, en 1885, ya advertirá más concretamente sobre
lenta y su ciencia deI tesoro” (“En los Estados Unidos”, OX., la política norteamericana en relación con los tratados de reci-
t. 12, p. 135 -1884--). procidad, precisamente con mecanismo de dominación y de pe-
netración económica. Sus palabras rezuman conciencia de las
Es evidente que -sin desarrollar una teoría sobre el imperia-
transformaciones que se están operando en los Estados Unidos,
lismo- la suya es una acertadísima y anticipada explicación
y de que ello afecta de manera directa e inmediata al resto de
de la praxis económico-social de la sociedad norteamericana
América. Se está allí, reitera, “en el momento de un grave cam-
a él contemporánea, de por sí (concentración de capitales, sur- bio histórico, de trascendencia suma para los pueblos de Amé-
gimiento de monopolios, etc.), y en sus relaciones con el resto
rica”. Se trata de
de América. Parecen extraordinarios, en su época, la selección,
el destaque, la precisión y el deslinde precisos y certeros de un conjunto de medidas que implican el cambio más grave
aquellos aspectos que en la realidad misma constituyen cont:‘-
que desde la guerra han experimentado acaso los Estados
6 Las citas seleccionadas han sido tomadas de: ” iElecciones!“. 0. C., t. 12, p. 95 -188&; Unidos [. . . ] ¿A qué explicarlo en más detalles, que a tal’
“Crónica nortenmericana”, O.C., t. 12, p. 114 -188%: y “En los Estados Unidos”, O.C.,
t. 12, p. 132 y 550, respectivamente.
distancia pudieran parecer complicados y enojosos? Ye
--- -__- -~.__.~.~--~-~ ANUARIO DEL CEKI’RO DE ESTUDIOS MARTIhSOS

esto no es más que 1~1~~meva m~~zer~ cle hacer, co;1 b!an-


dura y sin desatención apar-elIte c!e sus deberes de I;aci,‘:,: :3ti3 sc!iaiar, por su importancia, que su análisis no se limita a
i;t i ,1:ni.-.1n,a:i:;n
-1 aislac!a 221 fcnómepo, v 1.a a<,>mpañado de
republicana. lo que allri en sueño- J- \;!I saber cci:nc,. qui,r_
Grant [“Cartas de aVartí”, O.C.. !. 8, p. 871. r;i c‘o, -.[>rL.‘lLi,3n J’ la denuncia del papel entreguista que en >.jta
i-elacititr tie: Ilxevo tipo desempeñan las propias burguesías la-
Este último -prez..,, ic \;r,?l-tí l-;lBS r:&lnt?:&.- hnbi:, \/,iì.:id!! “C;.>‘ tinoamericanas. En efecto, para Martí, “de las revoluciones L-
debía entrar a saco. disilnulando el 2?;‘:1I;i ‘oa,iO il.atLlCl,j. .\ r:J ‘- pobrezas que [. . .] han agitado nuestros países de América,
venios como cl !oxador su scspada bajo la muleta, por c’~;l~~ta~: ha venido a los hombres activos de ellos un inmoderado deseo
tierras baíía el mar y orean !os cuatro vieiitos en 1~s aìrc:d~:d!.- saludable y urgente cuando se encierra en naturales límites dé
res de Norteamérica” (“Cartas de iiíartí”, O.C., t. IrJ, p. Mi desarrollar, a costa ah de la libertad frltlwa de la Naci&z, ‘sus
!‘i(lLi;),<-.5 materialc:;” (“Carias de Martí”, O.C’., t. 8, p. 87
-1885-).
--íS83-).
Ahora, dentro de esa “nueva manera de hacer”, uno de lo.< tra-
Y no puede tampoco pasarse por alto -por lo que en su mo-
tados ha sido firmado con España: compromete a Puerto Rico
mento pudo en ello ver el Maestro respecto de las fuerzas so-
Y -fundamentalmente- a Cuba, y “de tan absoluta manera
ciales con que podría contar en su empeño- que esos tratados
liga la existencia de la Isla a los Estados Unidos, que es poco
dc reciprocidad que Martí condena con precisamente el tipo de
menos que el vertimiento de cada uno de estos países cn c!
tratado por el que ya ha abogado durante largos años la bur--
otro, lo que acaso vendrá a parar, con gran dolor de muchas guesía azucarera cubana, y que garantizaría la entrada libre
almas latinas, en perder para la América Española la isla que de azúcar crudo wbano en los Estados Unidos, a cambio de
hubiera debido ser su baluarte”.
“reciprocidad” en las aduanas de la colonia para las exporta-
ciones norteamericanas. Será también de igual género el tra-
otro más, entre los convenios que comenta, es
rado que en 1903 remate y deje ratificada la dependencia de
el que acaban de firmar los Estados Unidos con Santo nuevo tipo que -después de la interven.ción norteamericana
Domingo, en virtud del cual, como en el tratado con í’iiba en la revolución de Cuba- consolidará aquella dependencia pre-
y Puerto Rico, cuando acá [en Estados Unidos] sobra, y no via que se ha venido desenvolviendo durante una buena parte-
tiene por lo caro donde venderse, allá entrará sin derechos, del siglo XIX entre la burguesía cubana productora para la ex-
como acá los azúcares. Y vendrán los Estados Unidos a portación, y la economía norteamericana.
ser, como que les tendrdn toda ~14 hacienda, los señoïes Puede prescindirse de la mención de la influencia nefasta de.
pacíficos y proveedores forzosos de todas las Antillas estos tratados de reciprocidad en la fijación y afianzamiento
[“Cartas de Martí”, O.C., t. 8, p. 88, -1885--1. de una especialización productora, mayormente monoproduc-
tora, en los países dependientes o subordinados, de sus efectos
Pero ve más allá Martí -y se anticipa tanto cn verlo con;ú sobre la imposibilidad de desarrollo de la producción indus-
Cuba en padecerlo- que “alentado el crédito en la Isla y o?;uiz- trial para mercado interno en dichos países, y de su acción
da por la penuria la natural perspicacia de sus habitantts, ;c inhibitoria del desarrollo de un sector de la burguesía, produc-
establecerán, con capitales rzorteamel-icanos acaso, múltip;-5 tor de ese mercado interno y capaz de propiciar un desarrollo
empresas, que ocasionarán demanda extraordinaria de articu- capitalista no dependiente.
los del único mercado donde tendría la Jsla crédito J: dirw3” Debe enfatizarse, sin embargo, que esas características de la
(“Cartas de Martí”. O.ê., t. 8, p. 89).” estructura económica -y, consiguientemente, de la estructura
Desde luego, no es posible esperar que ILlartí pueda prc\-cr clasista- habrán de condicionar las vías por las que deberá.
consecuencias económicas concretas de una penetración cj~‘i z:i transitar todo movimiento verdaderamente revolucionario en la
su momento hist8rico scílo se está iniciaxlq, ;wr parte de un época histórica que se inicia.
imperialismo que aún est2í en fr-axco proce5o de gestación 7, IV
surgimiento, n?3mentc foxx~?o. Pero si debe-
:\. dista cl,: estar pl,,.,
NO parece quedar lugar a duda de que a estas alturas del pen-
5 Al enfrentarnns al análisis del Maestro, cs inevitabl; :-ecorkr que .‘I gx~ 1.. I. samiento de José Martí nos encontramos ante un nuevo nivel
Lenin señalaría precisamente, como característim de la éI>ica del imperir~lismo. qx
“la exportación dc capitales pasa a ser un medio de es:i:nular la espnrtaciún de de comprensión de la realidad política y económica que Ie,
merc.íncias” CEl iwpcriulismo, fase .s~,perior del cnpi!a!isv~o, Obrar compic’as, La rodea: la collzprewión integral de la coyuntura con~inenta1 a
Habana, Editora Política, 1963. t. XXII, p. 2.57).
que la nueva época histórica está dando lugar.
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTLDIOS hlARTIANO5
2.52 ___-. -- __- _ --. ANUARIO DEL CENTRO DE
-~
ESTUDIOS MARTIX?;OS 253

De su clara l,isión de la inserción de nuestra América -y de sucedi& la entrega cómplice de la naciói] a los intereses nor-
Cuba- en esta coyuntura, resu!tar.A no sólo su estrategia revo- teamericanos a los cuales se asocia dicha burguesía.
lucionaria para el conjunto del Continerltc, sino su ;~c’cit>n pu Años después (1894) el propio Martí precisaría y describiria
lítica concreta en relación con la reT.olucibn cubana -revolu- t! papel desempeñado por el Partido Autonomista en un pasado
ciOn que, hdc: luego, ;~rcsup!;112 LT incluyti Ia indtipt’nd<:nci;L entonces no totalmente superado, y los pclisros a que aún
con respcsto ;I E~p;uia, J que constituye, a su 1.c‘~. condici:):i x podía vincularse como alternativa de futuro:
esca?<jn inicial dc SLI estrategia continental.
.4 la realidad estamos aquí [en la emigración] y hemos
Ahora aparecen ya níticin:nente definidos dos planos, dos obje- de estar allá [en Cuba] todos, y no a la combinación ya
tivos centrales, cuya consecución se evidencia posible sólo extinta, con nombre de autonomismo, de las diversas
como parte de un mismo proceso: uno, el cumplimiento de los I‘uerzas públicas que, a faltar vigilancia y acción, hubieran
fines originarios de reparación y justicia sociales hacia los podido convertirse en Cuba en el funesto imperio de una
cuales Martí dirigió su acción desde los comienzos mismos de Jigarquía criolla [ . . . ] cuya existencia sólo se hubiera
su vida política, y que responden, como hemos sefialado más podido mantener por la liga encubierta COIZel poder espa-
arriba, a su filiación inicial; otro, la urgencia de detener la ñol, o pov la entrega del país a una civilización extrana,
expansión imperialista sobre nuestras tierras, ante la amenaza que niega a Cuba la capacidad probada para el gobierno
visible de que se entronice sobre las mismas un nuevo género Sbre, y declara necesitar de ella para fines sociales y es-
de opresión y de dominio -un peligro mayor que el preceden- tratégicos hostiles a la paz y albedrío del país. Ese eya
te-. Las soluciones, a su vez, quedarán también unificadas: el peligro del autonomismo, y para salvar a los cubanos
porque precisa transformar las estructuras vigentes no sólo para de él, autonomistas o no, hemos acá afuera, trabajado y
alc*anzar aquellos niveles de justicia social que la época y las -.Gvido. A la significación y curso estamos aquí de las fuer-
circunstancias históricas permiten a nuestra sociedad, sino zas sociales, que, por el enconado apetito del privilegio,
ahora también para evitar -sobre todo- que los intereses eco- ‘; el hábito y consejo de la arrogancia, y la docilidad de las
nómicos (las clases sociales, en nuestra terminología) domi- preocupaciones naturales en Cuba, pudieran impedir, aún
nantes en ella puedan impedir a los nuevos grupos sociales Jespués de la independencia, el equilibrio justiciero de los
JIamados a sustituirles dirigir hacia aquellos dos objeti\,os cen- elementos diversos de la isla, y el reconocimiento, ni de-
trales la política nacional. magógico ni medroso, de todas sus capacidades y poten-
De ahí los dos grandes peligros a que se enfrenta la revolución .:ias políticas, sin el cual vendría la patria, desmigajada en
en Cuba, expuestos muchas veces por Martí de diferentes ma- !a continua guerra, a parar en el yanqui aniquilador y
neras, pero sintetizados de manera notable en 1886 y 1887, res- rapaz, retardando acaso -por culpa que de otro modo
pectivamente. Porque ya Martí sabe, entonces, que “tal vez sea puede ser gloria útil- la distribución natural y convenien-
nuestra suerte que un vecino hábil nos deje desangrar en sus te de los pueblos del mundo. Ese sí -y no más- era el
,wnbrales, para poner al cabo, sobre lo que quede de abonc problema, y el elemento social, incongruo y anacrónico,
para la tierra, sus manos hostiles, sus manos egoístas e irres- que venían acentuándose en el autonomismo: y a eso sí
petuosas” (“A R icardo Rodríguez Otero”, O.C., t. 1, p. 196 que hay que estar, porque es insensato y dañino [“El len-
-1886--) . Y porque, al mismo tiempo, lo que urge, lo que im- guaje reciente de ciertos autonomistas”, O.C., t. 3, p. 2641.
porta ahora, es impedir que la revolución “fracase por precipi- Y estará claro para Martí el contenido clasista de las posicio-
tación o mala dirección nuestra [ . ] o caiga por no haberia nes contrarias a una revolución “que no ha deseado jamás”
sabido dirigir nosotros en un grupo de cubanos egoíslas, que por parte del grupo político que
no la han deseado jamás, ni comprenden su espíritu, ni llevan
la intención de aprovechar la libertad en beneficio de los humil- ;Jor disfraz cómodo de SU complacencia o sumisión a Es-
des, que SOll ios que han sabido defenderla” (“A JosC Dol~~rcs paña, le pide sin fe la autonomía de Cuba, contenta sólo
Poyo”, O.C., t. 1, p. 212 -1887--). de que haya un amo, yanqui o español, que les nraxtcngn,
Es casi innecesario resaltar que se refiere aquí al Partido Auto- o les cree, en premio de oficios de celestinos, la posición
nomista, el cual expresa (aunque no sólo él) la postura antirre- de prohombres, desdeñosos de la masa pujante,-la masa
volucionaria y antinacional de la burguesía azucarera cubana, mestiza, hábil y conmovedora, del país,-‘Ia masa inteli-
y encarna dentro de la correlación clasista de fuerzas cn la SO- gente y creadora de blancos y de negros [Carta a Manue:
ciedad cubana del período -como históricamente, en efecto, Mercado, O.C., t. 4, p. 168 -1895-I.
.4ZC.\RIO DEL CENTRO
.-___ DE ESTDDIOS MARTIANOS ANUARIO - DEL CEb-rRO DE ESTUDIOS AI\RTi.LVOS
2.55

Son esos, en efecto, los dos grandes polos de la sociedad cu- Y de ahí también -abordando a la luz de la col-untura conti-
bana: la gran masa del pueblo, la gran mayoría popular, fren:t: nental, que ha aprehendido de manera integral, ‘el enfoque de
a la clase económicamente dominante -enfrascada, a su vez, los procesos internos de Cuba- la trascendencia de pens~~r
en h5bil e ininterrumpida lucha po!ítica que le garantice aque-
‘1
i.2 p;;t’te de p<)C!,-i. fla 3Ut ir:omia) 2 In que su :recic!;te tr:r.or 3 cómo s: ha de hacer todo desde ei principio para que con
la nlterl~ativa rr~~oluciì>n:~l-ia le permita llt~ar .-::l riesgos. nuestros elementos lie~erog~neos se produzca el menor
mal posible, có171o se ha de or,gafzi:ar itr Izacie:zda, Purque
.1 c:iita uno de -os cias p~,;os se adscribe una sr,lución -pro- nosotros, enclavados como estamos, entre pueblos E.U. L‘
piciatoria y cómplice la una, contrapuesta la otra-- a la nueva Istmo, no tenemos tiempo ni para errores, ni para tra\~e-
coyuntura histórica en que ya se hallan inmersos, como con- suras políticas, A los tra\ksos, tenemos que desnudarlos
junto, los países todos del Continente. Y entre ambos polos [Fragmentos, O.C., t. 22, p. 190-1911.
sociales, otros sectores burgueses de escaso desarrollo, y los
grupos sociales que poseen la cultura, susceptibles a ser invo- Es widente, partiendo siempre de la condicionante básica qul:
lucrados en la remoción de España, y capaces dc participar, por es su filiación inicial, que a la urgencia de unir SC suma la
tiempo impreciso, en la dirección de la nueva república que necesidad de conjugar, a través de una acertada orowizacion
debe surgir. de la economía, los disímiles intereses involucrad:; Ambo-
factores están en la base de los criterios de José Martí sobri
De ahí la urgencia de unir: “Juntarnos, es tan necesario q.
la política, que anticipan el sentido y el alcance de la gestióc
estemos todos juntos! que nos sintamos fuertes y consolados que deberá realizar la dirección de la revoluciOn al frente dei
[sic] para lo q. ienenzos q. hacer” (Cuadernos de apurttes, O.C., Estado, una vez fundada la república: “Por poljtica no se ha
t. 21, p. 368 -[ 1892-18941. Es esta función principalísima que de entender solamente los asuntos de mero gobierno silao ei
condiciona la materialización y la supervivencia de la revolu- estudio y la admini~tració~î de los itlterescs del país” (kragmen-
ción: tos, O.C., t. 22, p. 232). Porque -bien lo sabe Martí- “cs nece-
sario contar siempre que los intereses rigen principalmente 3
Que c!ónde estoy? en la revolución; con la revolución, Pero los hombres, y que rara vez están las virtudes del lado de los
no para perderla, ayudándola a ir por malos caminos! Sino intereses” (Fragmentos, O.C., t. 22, p. 317). Así lo ratifica al de-
para poner en ella, con mi leal entender, los elementos finir la política: ” política es eso: el arte de ir levantando hasta
quienes, aunque no sean reconocidos al principio por la la justicia la humanidad injusta [. . .] de favorecer y de a~mu-
gente de poca vista o mala voluntad, serán los que en las nizar para el biela gelferal, y con miras a la virtud, los intereses”
batallas de la guerra, y en los días difíciles y trascenden- (“En los Estados Unidos”, O.C., t. 12, p. 57 -JS88-).
tales batallas de la paz, han de salvarla [Fragnzerztos, O.C., De ese modo, para Martí la república ha de estudiar
t. 22, p. 731. ha de ar-
monizar, ha de acomodar los intereses. La repúblic’a -la re-
volución triunfante- ha d e organizar la hacienda: deberá ga-
La fórmula que viabilizará la unión -10 sabemos- szrá el rantizar el equilibrio de la riqueza, la equidad en su distribu-
Partido Revolucionario Cubano: deberá ser, además, el germen ción. El momento de desarrollo de la sociedad c;lbana -las
v el preámbulo de la república que debe posibilitar. Y la ga- fuerzas sociales con que cuenta-, y la covuntura continental
iantía de la participación y representación en la república es- _, le permiten,
cn que la nación se inserta, no le exigen. y no más.
rará anticipada por la propia participación y representación en
el Partido que habrá de hacer la revolución. Es más: ha previsto y ha prevenido lasc nsi-as luchas que ha-
brán de tener lugar una vez a!canzada la independencia. Y en
De la necesidad de unir, a su vez, viene la importancia de re- ese sentido, s’_: 1JAen
: conocido artículo “Los pobres de la tici-1-a”
conocer en la emigración cubana en los Estados Unidos “una es un canto a los que habrán de padecer bajo el posib!? triunfo
entidad moral y una base de República, de gran importancia, temporal de las fuerzas opuestas a la equidad y a la ,justicia
porque han vivido juntar, conociéndose y estimándose, y per- social por las que lo han dado todo los obreros cubanos en la
diundu en el roce la soberbia, ignorancia y dexonocimien- --+ación. Será entonces cuando “todas las vanidades v am-
to q:le pudieran dividirlas, tcdas las clases sociales, tal como ha servidas por la venganza y el interk, se junten vfriun-
de ser ell Cuba si !ia de haber repziblica verdadera” (Fragmen- ‘T~?rantevrte al menos, sobre los corazones equitativos
tos, O.C., t. 22, p. 191). I ’ (O.C., t. 3, p. 305 -1896). Seri este el momento de
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS hiARTIANOS 257
256 AKUARIG DEL CENTRO DE ESTtiDIOS MARTIANOS

nos- de que, por el contrario, no hubiera llegado a conocer S’J


las “trascendentales batallas de la paz”, que deberán Scí‘ libra- alcance y perspectivas. Entre los testimonios que han llegado
das en favor de 10s que hoy han quitado pan a su miseria “pol hasta hoy sobre su conocimiento de los principios fundamen-
la patria, ingrata XXSO, que abandonan el sacrificio de los tales del socialismo y de los aspectos generales relacionados
humildes los que mañana querrán, astutos, sentarse >ob!.c con la abolición de la propiedad y con los objetivos de justicia
ellos” (“LOS pobres de la tierra”, art. cit., p, 305). “S+;lr:lo ~1 social perseguidos por sus distintas variantes, anteriores o pos-
menos”, les ha dicho. “No trabajan para traidores”. Cuent,) teriores al socialismo científico, se destacan muy particular-
con esas derrotas pasajeras, y cuenta con esas batallas iormi- mente estos apuntes de 1894:
dables. Y entiende, sobre todo, que la organización pohri~a del
Estado deberá ser tal que garantice la plena participaci,;n dc Socialismo.-Lo primero que hay que saber es de qut! cIase
aquellos que hasta entonces han sido excluidos: aquellos junio de socialismo se trata, si de la Icaria cristiana de Cabet,
a los cuales se produjo su filiación inicial. o las visiones socráticas de Alcott, o el mutualismo de
Prudhomme, o el familisterio de Guisa, o el Colins-ismo de
En efecto, en breves apuntes sin fecha, de aquellos que ,ai(cri- Bélgica, o el de los jóvenes hegelianos de Alemania:-
bía para sí mismo, nos deja la fórmula de participación ma- aunque bien puede verse, ahondando un poco, que todos
yoritaria, de participación de las grandes masas populares: ellos convienen en una base general, el programa de na-
cionalizar la tierra y los elementos de producción; y como
Ha de tenderse a una forma de gobierno en que estén pre-requisito indispensable de toda su organización “the
representadas todas las diversidades de opinión del país land of the country and al1 other instruments of production
en la misma relación en que están sus votos. Un consejo shall be made the joint property of the community, and
de gobierno, que elija, cada año, su presidente de su seno. the conduct of al1 industrial operations be placed under
El Congreso: electo cada cuatro años.- the direct administration of the State” [Cuadenzos de
Que el pueblo elija los gobernadores; el Consejo d? Go- aprontes, O.C., t. 21, p. 386l.O
bierno corresponderá al n? de votos.-
pío hay ocultación, ni hay desconocimiento. De lo que se trata
De siete, por ejemplo, los siete q. relativamente obtengan -eso sí- es de que fue un intérprete profundo y cabal de la
más votos. necesidad histórica de su momento y de sus circunstancias.
Que cada opinión esté representada en el gobierno. nacionales y continentales. Y de que llegó a todas las alturas
a que su época le permitió llegar.
Que la minoría estará siempre en minoría: ;como debe
estar, puesto que es In minoría! Garantía para todos. Poder Así se penetró en nuestro siglo, hacia nuestro presente, dando
para todos.- [Frngnzentos, O.C., t. 22, p. 108-109.1 cimiento y autoría -y entregándonosla- a la revolución que
hoy, en Cuba, completa su obra.
Y de ese modo, con la minoría en minoría, la república que
Martí procura para Cuba --concebida como primer paso en una “Haremos por vivir”, dijo una vez, ya finalizando la década
que hemos intentado analizar en el presente trabajo, “hasta
estrategia revolucionaria continental, y sobre la base de una
que[...]l os q ue pda ecen de hambre de justicia no necesiten
intelección acertada del surgimiento de una nueva época his- de nosotros” (“A MeIguel Tedín”, O.C., t. 7, p. 396 -1889-) . Y
tórica: la época histórica del imperialismo- es, evidentemente, ya había dicho, desde muchos años atrás: “No hay más que un
la república de mayoría popular. medio de vivir después de muerto: haber sido un hombre de
Es el máximo que su país, y su momento, parecen permitirle. todos los tiempos- o un hombre de su tiempo” (Cuadernos de
Dos décadas más tarde, V. 1. Lenin dará ubicación y significa- apuntes, O.C., t. 21, p. 143 [1878-18801).
ción precisa a esta plena participación de las masas en el go- Por eso, vive todavía.
bierno de la nación: “Si todos intervienen realmente en la di-
rección del Estado”, sentenciará, “el capitalismo no podrá ya Enero de 1980
sostenerse” (V. 1. Lenin: El Estado y la revolución, ob. cit., t.
B Solamente las segundas cursivas son nuestras. El texto citado en inglés en cl origi-
XXV, p. 466). nal puede leerse: “la tierra del país y todos los demás instrumentos de pïoduccion
deben ser hechos propiedad conjunta de la comunidad, y la conducción dc todas las
No se trata, desde luego, de que Martí fuera, veladamente, un operaciones industriales debe ser puesta bajo la administración directa del Estado”.
propulsor de las ideas del socialismo. Ni se trata -mucho me-
258 ANI’ARIO DEL CENTRO DE EiTLJDlfG MARTIANOS
__---~
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS ~ 259

Anticipaciones de José Martí Sin embargo, la dura y prolongada espc’rienci:! dr !n L’\pans;l<.,l


realidad norteamericana, proporcionaría al generoso colnbati<r:-
a la teoria leninista te de la libertad cuanto necesitaba para completar una 1~5s
exacta visión del mundo y de la época y para enriquecer ideGia,-
del imperialismo gicamente su doctrina y su acción revolucionarias.
A Martí, que examinaba toda experiencia político-socia1 i:>n
ÁNGEL ALGIER ánimo de asimilarla a sus fines patrióticos ulteriores, eo nat:!:-11
que de primera vista le fueran atractivas las instituciones de-
mocráticas surgidas de la revolución norteamericana de 1774,
en sus rasgos más aparentes que reales. Y es natural, tambign,
La llegada de José Martí al Nueva York de hace cien años, no que advirtiera su verdadera imagen, a medida que penetrara en
fue la del simple imigrante deslumbrado por la vigorosa ci- aquel macromundo del capitalismo en la etapa inicial de sus
vilización que allí se desarrollaba, ni por las amplias posibili- más brutales manifestaciones, la de su fase monopolista, con
dades abiertas a quienes sólo interesaba la aventura de. “hacer su secuela de injusticias y corrupción y de agudos conflictos
fortuna”. Su llegada fue la de un joven revolucionario cubano sociales. El nuevo fenómeno, de proporciones y colisccuenìias
que desde el arribo a la gran urbe reanudó, de inmediato, una excepcionales, no sólo amenazaba destruir las instituciones po-
actividad interrumpida: la de asistencia al movimiento armado líticas creadas por la revolución democrático burguesa, sino
de la Isla, que apenas tres meses antes provocara su prisión en que además amenazaba mortalmente la independencia nacio-
La Habana y el segundo destierro a España, del que acababa nal de los países de “nuestra América”, sin exceptuar la aiin
de evadirse. En plena tarea revolucionaria, pues, celebró Martí inconquistada de su patria esclava, Cuba. El peligro de la poli-
su \,igésimo séptimo cumpleaños en el nevado enero neoyorkino tica expansionista de los Estados Unidos lo había advertido 21
de 1880. antes de arribar al país. Ya en sus entrañas, pudo conocer el
monstruo en sus dimensiones e intenciones desaforadas.
KO era escaso el bagaje de cultura y de experiencia política que
p-a poseía Martí. Su rebelde adolescencia había sufrido los ri- El nuevo fenómeno económico-político, ya también en proceso
gores del presidio colonial en Cuba, que denunciara en patético en otras partes del mundo, habría de merecer después la deno-
testimonio; inmediatamente después, la amargura del destierro minación al mismo tiempo definitoria y calificadora de imperiu-
en la Metrópoli, sólo compensado por cuanto pudo aprovechar Zismo. Martí no sólo fue testigo sino también notario de su
SI; inteligencia de la sabiduría de las universidades y de los nacimiento y evolución, como lo demuestra en su correspon-
pueblos españoles, en Castilla y Aragón. Luego, sus mansionss dencia periodística para distintos diarios de países latinoamzri-
sucesivas en México y Guatemala -breves en el tiempo pero canos, sobre la actualidad política, social y cultural de los Es-
inrensas y decisivas, como sería la de Venezuela más tarde- tados Unidos, donde registraba hechos y tendencias generales,
le aportaron la fuerte certidumbre de la identidad latinoameril pero en particular aquellos que revelaban -y denunciaban-
caxa y la dramática realidad de “las repúblicas feudales o teb- la ambición latente de echar al país “en son de conquista por
ricas de Hispano-América”. Además, no había estado ajeno a todos los ámbitos de la tierra”.
las inquietudes sociales que estremecían el escenario histó-
Aquel “revolucionario radical de su tiempo”’ pudo y supo per-
rico de su época. cibir, con su buida visión, las diversas manifestaciones típicas
P;lede afirmarse que al penetrar entonces en el ámbito norte- del fenómeno imperialista y exponerlas de manera dispersa,
americano al que habría de vincular su existencia, Martí ya ha fragmentaria y empírica en sus vigorosas Escenas norteamri-
logrado establecer las bases de su formación ideológica que, cana\; escritas sin otra pretensión que la de informar a sas
aunque polarizada en la lucha por la independencia de Cuba, lectores, pero con la preocupación natural de quien obsen:a la
abarcaba una visión de más amplio radio y de más lejano al- realidad con espíritu revolucionario. Y su percepción fue lan
cance, en SUS afanes de genuina realización democrática. Ei lúcida y penetrante, que muchos de los rasgos esenciales del
otrora adolescente romántico ha evolucionado, para dar paso a imperialismo que él advierte y describe en sus reportajes y
un joven cuya prematura madurez le permite tomar plena con-
ciencia de la realidad histórica en lo político, como en lo artí.+ 1 Asi 10 denominó certeramente Blas Roca en su magmficn confcrenci~ 4:: cse th.io !‘.
Siete enfoques rnarxisfus sobre José Marlí, La Habana, Ed. Política y Cmtro de
tico de los resortes expresivos de un estilo propio. Estudios Martianos, 1978, p. 37.68.
cr8nicas neoyorquinos coinciden con los que, veinte años des- ,-uando “la gigantesca
L compañía tele,i n--áfica I~~ntern Cnion”.
pués de la muerte de Martí, iba a exponer Vladímir Ilich Lenin nbsorbib, “sin cuidarse de la inquictrd publica. a 5~1 únicp,
en su ya clásico estudio El illrperialismo, fase stlperio,. clel capi- rival poderosa, la Balti!nore and Ohio” (“Lo, s~uc‘t‘sos de la w-
z~!i.~nzo (Obras escogidas, Moscú, Instituto de ,2lar.xismo Leni- mana”, O.C., t. 11, p. 315); en uira ocasicin, sc refiere a la com-
nismo del C.C. del PCUS, p. 719-834) -aunque, como es obvio, nañía de Bcll, “que con los pro\-eclloj del nlullupolio ‘1~1 tele-
la expresión “imperialismo” empleada a veces por hlartí, no íono ha acumulado UII caudal con\iddrable”; y apro\.echa Mart:
tuviera aún Ia categoría que le otorgaron después 10s econo- para consignar que no “se soporta en lo seneral con calma e!
mistas. abuso que hace la compañía de su privilegio, cobrando altísimu
So hay que recordar que ese “análisis teórico -sobre todo cco- precio por el uso del teléfono” (“Un gran escándalo”, O.C.. t.
nGmic0”-, f ue escrito por Lenin en Zurich en la primavera 10, p, 380)."
cíe
1916. Pero la más profunda caracterización del monopolio que hi-
El fenómeno imperialista ya había evolucionado lo suficiente ciera Martí, aparece en su crónica de septiembre de 1884, tam-
como para merecer un examen a fondo de todos sus aspectos bién dirigida al diario bonaerense de que era colaborador,
> consecuencias, lo que, con su rigor científico y polémico habi- sobre el desfile de las organizaciones obreras neoyorquinas
tual, consumaría -en plena primera guerra mundial imperia- para celebrar el Día del Trabajo.
lista- quien supo unir genialmente la teoría y la praxis de la Martí describe la poderosa manifestación proletaria con entu-
revolución en dosis tan exactas, que al año siguiente de escribir siasmo y maestría capaces de convertir al lector en espectador
ía obra, guiaría al Partido bolchevique a hacer despuntar en del acontecimiento. De repente, llama la atención hacia una
Rusia la aurora del gran Octubre socialista. alegoría pintada en lienzo en el carro de los armadores, que
Et primero de los cinco rasgos fundamentales del imperialismo pasa a describir de inmediato:
que Lenin consigna en su análisis, es el de “la concentración Un trabajador lleva a cuestas, como carga que lo abruma,
de la producción y del capital llegada hasta un erado tan eleva- al Monopolio, representado en la caricatura de Jau Gould,
do de desarrollo, que ha creado los monopolios, los cuales de- gran estratégico de Corporaciones y Bolsas, que en SUS
sempeñan un papel decisivo en la vida económica”. Lo que ha\ manos tiene las bridas de empresas innumerables y de uil
de fundamental en este proceso, subraya Lenin, es la sustiti- lado y otro las guía con goce frío y maligno que,-más
ción de la libre competencia capitalista por los monopolios que de la posesión de la fortuna que le rinden, le vienen
capitalistas. de ganar, en previsión y astucia a cuantos le disputan sti.
-Muchas son las referencias de Martí a este respecto. En una de poder: abre vorágines, levanta montañas, desata océanos;
sus correspondencias a La Nación de Buenos Aires, en abril conjura y desencadena vendavales, juega como con una
de 1888, comentaba: “la congregación cada día más descarada perinola con la Bolsa. Con una voz, hace surgir un ferroca-
y alarmante de las grandes empresas e industrias en ‘ligas’ que rril: lo hunde COII otra.
aquí llaman trusts, para mantener altos los derechos sobre
artículos de necesidad, y a su favor limitar la producción inte- En su estilo peculiar, el periodista presenta el poder financiero
rior, alzar los precios y repartirse a prorrata el provecho entre con atributos y facultades de hechicería, en imagen de gran
10s coligados”.2 efecto. Y prosigue Martí:
Esta definición recuerda el párrafo de Lenin en dicha obra, Jay Gould es gran monopolizador, y sobre la espalda del
cuando explica que “1 os cartels convienen entre sí las condi- trabajador de la alegoría va representado el Monopolio:
ciones de venta, los plazos de pago, etc. Se reparten los mer- ---él lo representa bien, que ha centralizado en enormes
cados de venta. Establecen los precios. Distribuyen las ganan- compañías, empresas múltiples, las cuales impiden con
cias entre las distintas empresas, etc.” (Lenin: ob. cit., p. 737.) su inaudita riqueza y el poder social que con ella se asegu-
ra, el nacimiento de cualquiera otra compañía de su ge-
De pasada, en otros artículos, su glosa de la actualidad lleva
nero, y gravan con precios caprichosos, resultado de com-
a Martí a mencionar ejemplos de monopolios: en un caso,
8 En la misma crónica se refiere a la acusación hecha a Gsrland, secretario de Justicia
* hsd Martí: “Cartas de Martf”, Obras compkfas, La Habana Ed. Nacional de Cuba del presidente Cleveland, por haber favorecido primero como senador y después com43
1%3-1965, t. l!,. P, 436. (En 10 adelante, las citas que se rekeran a la obra de Josi miembro del gobierno, a una nueva empresa de teléfonos, Pan Electric, competidora
hrtf, se renut&n a la mencionada edición de sus Obras completas. N. de la R.) de la Bell, a cambio de medio millón de dólares en acciones de dicha compaíifa.
ANCARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS ANCARIO DEL CEYTRO DE ESTL:DIUq M-tKl IKiO’
262

binaciones [. .] necesarias al comercio [“Cartas de Mar-- de c;te capital financiero, de la oligarquín financiera. Lz:lin
tí”, oc., t. 10, p. 53-8-l]. añaclin qu<
el capital financiero, concentrado en mc>- poca> mano,
En su penetrante análisis, Lenin recurre al economista okmán nfccti\.o, obtiene un beneficicj
I- que goza del monopolio _
Kestner (Lenin: ob. cit., p. 741), cuando enumera los mctodos sin cesar con la constituciti? ~‘2
c’nOri312, que se acrecc
que emplean los monopolios para imponer a los patronos inde-
pendientes la subordinación forzosa a las asociaciones mono- Sociedades, la emisión de valores, los emprthtitos del Es-
polistas. Estos métodos son: privación de materias primas y dr: tado, etc., consolidando la dominación de la oligarquík
medios de transporte, privación de mercados y de ckditos, financiera e imponiendo a toda la sociedad ~rn tributo el’
provecho de los monopolistas [Lenin: ob. cit., p. 7661.
disminución de precios para arruinar a las empresas que ilo se
someten a los monopolistas (pues durante un tiempo determi- Sob:-c este aspecto, en otra correspondencia a La .k’,‘aciór; idc
nado se gastan millones para vender a precios inferiores al cos- junio de 1887), Martí volvió a instalar en su comentario al mo-
to), etc. Y concluye Lenin: “Nos hallamos ante la estrangula- nopolista Jay Gould, esta vez convertido en banquero. Ante la
ción por los monopolistas de todos aquellos que no se someten edicibn extraordinaria de un periódico que oye vocear en la
al monopolio, a su yugo, a su arbitrariedad”. calle, el cronista se pregunta si será motivada por
Por su parte, Martí, en aquella misma crónica, había trazado algún pánico como el que acaba de desatar sobre el país
un cuadro algo semejante: pasmado el banquero Jay Gould, recogiendo de súbito SUS
préstamos, alarmando la plaza, acorralando el dinero,
Donde un sembrador, allá en el Oeste, siembra un campo, vendiendo a la baja sus acciones del ferrocarril elevado,
el monopolio se lo compra a la fuerza 0 lo arruina: si espantando con el descenso que provocó en estas acci0ne.j
vende barata su cosecha el sembrador, el monopolio, que las demás, todo para levantarse sobre estas ruinas, tum-
tiene grandes fondos a la mano, da la suya de balde: y si bos de millones, catástrofes y quiebras, dueño mayor del
decide el sembrador luchar, al año muere de hambre, fkxrocarril, cuyos socios menores a quienes forzó a la
mientras que el monopolio puede seguir viviendo sin ga- \.enta de su parte, le estorbaban [“Historia de un proces<)
nancia muchos años. El monopolio está sentado, como famoso”, OK., t. 11, p. 2241.
un gigante implacable, a la puerta de todos los pobres.’
Todo aquello en que se puede emprender está en manos Al analizar esta fase del proceso, subrayaba Lenin que “Za z~zió~r
de corporaciones invencibles, formadas por la asociación ~xrso~zal de los bancos y la industria se completa con ia tcniót:
de capitales desocupados a cuyo influjo y resistencia no ~xrcci~~nl de unas y otras sociedades con el gobierno” (Lenin:
puede esperar a sobreponerse el humilde industrial que ob. cit., p. 756). La forma en que los monopolios y los bancos
empeña la batalla con su energía inútil y unos cuantos -en definitiva, el capital financiero- manejaba la cosa pública.
millares de pesos. en los Estados Unidos por aquellos tiempos -para llegar a !cj
plutocracia que ya se sabe-, fue comentada y denunciada po’
Y termina Martí esa crónica con estas consideraciones: Martí en numerosas ocasiones.
La tiranía acorralada en lo político, reaparece cn lo co- “Yése aquí”, apunta en una correspondencia de marzo de 1881
mercial. Este país industrial tiene un tirano industrial. a La OpilZi&z Nacional de Caracas, “cómo los ric,os se van agru-
Este problema, apuntado aquí de pasada, es uno de aque- pando y espaldando, y buscando gobierno para SI, que les ponga
llos graves y sombríos que acaso en paz no puedan deci- a cubierto de las demandas de los pobres” (“Carta de NueL-a
dirse, y ha de ser decidido aquí donde se plantea, antes York”, O.C., t. 9, p. 277). Y un año después, en crónica a
tal vez de que termine ei siglo [“Cartas de Marti”, art. cit., La .Ynción, cuenta cómo
p. 84-851.
ayudaban los políticos a los ricos, y los ricos a IOS ,poli-
No iba a decidirse el problema, sino que se haría más com- ticos. Los poderosos del mercado vaciaban sus mejores
-lejo, profundo y peligroso. Precisamente, el segtwclo de los bolsas para cosechar votos, ganarse empleados y favorece!
:-asgos del imperialismo que señalara Lenin, es la fusión del ardides en la hora de las elecciones, a trueque de que ios
capital bancario con el industrial, y la creación, sobre la base electos favoreciesen luego con sus votos los planes en que
4 Puede considerarse una metiera de lo que expresarfa luego Lenin: el monopolio cifraban mayores esperanzas de fortuna los rictus merc:t-
“actúa en unas condiciones en que Ia masa de la población pasa hambre”. Ob. deres.
ca., p. 7%.
264 LïL’ARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS .MARTIANOS ANCARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIAKOS 255

Y agregaba -Martí: No podía Martí, como revolucionario cabal que era, contemplar
injusticias sin denunciarlas con justificada ira. En abril de 1888,
Quedaban sin hacer cosas urgentes, de que necesitaba i;ì al analizar una vez más la evolución histórica de los Estados
masa humilde y común. Se hacían a gran costo cosas enor- Unidos, escribe:
mes y no indispensables, que fa\.orecerían los proyectos de
los potentados de la Banca. Era una liga incontestable de se ve como todo un sistema está sentado en el banquillo.
los magnates de la pecunia, que ayudaban al partido so+ el sistema de los bolsistas que estafan, de los empresarios
pechado en la hora de los comicios, y los magnates de !s que compran la legislación que les conviene, de los repre-
política, que pagaban en leyes sustanciosas el apo~vo de los sentantes que se alquilan, de los capataces de electores
de la pecunia [“Cartas de Martí”, O.C., t. 9, p. 341 y 342, que sobornan a estos, o los defienden contra la ley, o los
respectivamente]. engañan; el sistema en que la magistratura, la representa-
ción nacional, la Iglesia, la prensa misma, corrompidas por
Hacía Martí en ese caso un recuento histórico del pasado, que la codicia, habían llegado, en veinticinco años de consor-
era presente todavía. Cuando comenta un movimiento huelguís- cio, a crear en la democracia más libre del mundo la más
tico, en mayo de 1886, escribe: injusta y desvergonzada de las oligarquías.6
Las compañías de ferrocarril, con la complicidad de legis- No hay duda de que se trata de la oligarquía financiera, como
ladores y jueces venales, han falseado las leyes públicas la denominaría más tarde Lenin. “Trescientos bancos mueven
y poseído y distribuido de mal modo su riqueza [por lo el dinero del país”, escribe Martí en julio de 1889 [“En los
que la estrategia de los huelguistas era] herirlas en su Estados Unidos”, O.C., t. 12, p. 2661. Pero en otra corrcspon-
riqueza mal ganada, someterlas a la confesión de su orga- dencia anterior, de 1885, había trazado una estampa del capi-
nismo interior, ir desintegrando poco a poco el caudal talismo financiero difícilmente superable:
enorme que han amontonado por la fusión ilegal de em-
presas contendientes [“Cartas de Martí”, OC., t. 10, p. 4371, Forman sindicatos, ofrecen dividendos, compran elocuen-
cia e influencia, cercan con lazos invisibles al Congreso,
Las funestas consecuencias de esa práctica le hacen volver al sujetan de la rienda la legislación, como un caballo ven-
tema, en otra crónica, dos meses después: cido, y, ladrones colosales, acumulan y se reparten ganan-
cias en la sombra. Son los mismos siempre; siempre con
Del abuso de la tierra pública, fuente primaria de toda la pechera llena de diamantes; sórdidos, finchados, recios:
propiedad, vienen esas atrevidas acumulaciones de rique- los senadores los visitan por puertas excusadas; los secre-
zas que arruinan en la competencia estéril a los aspirantes tarios los visitan en las horas silenciosas; abren y cierran
pobres: vienen esas corporaciones monstruosas que inun- la puerta a los millones: son banqueros privados
dan o encogen con su avaricia y estremecimientos la for-
tuna nacional: vienen esos inicuos consorcios de los capi- Pero Martf no se contenta con esa vigorosa descripción, que
tales que compelen al obrero a perecer sin trabajo, o a prosigue con estos rasgos complementarios:
trabajar por un grano de arroz: vienen esas empresas cuan-
tiosas que eligen a su costo senadores y representantes: Tienen soluciones dispuestas para todo: periódicos, telé-
o los compran después de elegidos, para asegurar el acuer- grafos, damas sociales, personajes floridos y rotundos, po-
do de las leyes que les mantienen en el goce de su abuso; lemistas ardientes que defienden sus intereses en el Con-
y les reparten, con la autoridad de la nación, nuevas por- greso con palabra de plata y magnífico acento. Todo lo
ciones de la tierra pública, en cuyo producto siguen ama- tienen: se les vende todo: cuando hallan algo que no se les
sando su tremenda fuerza [“Nueva York en junio”, O.C.. vende, se coligan con todos los vendidos, y lo arrollan.
t. 11, p. 191.
NO se contenta Martí, repetimos, con la simple descripción,
Pero, además, advierte cómo dominan el Congreso, personai- porque ha descubierto hasta donde llega ese brazo brutal del
mente, los capitalistas, cuando escribe en marzo de 1887, que imperialismo, y después de agregar que “un deseo absorbente
en el Senado de Washington, “los millonarios, los grandes terra-
6 J.M.: “Cartas de Marti”, 0. C., t. 11. p, 437. Lenin: ob. cit., p. 767.768, cita al francés
tenientes, los grandes ferrocarrileros, los grandes mineros com- Lysis: “La omnipotencia de la oligarquía financiera es absoluta, domina a la prensa
ponen mayoría” (“Cartas de Martí”, O.C., t. 11, p. 175). y al &obiernd’. en su libro Contra la oligarquía financiera en Francia, Paris, 1908.
ANUARIO DEL CENTRO DE JXSTUDIOS MARTIANOS
256 ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTI&OS ~~~ __~
267

!es anima siempre, rueda continua de esta tremenda máquina: En el prologo a sus Versos serzcillos, estampó iMartí el testi-
adquirir: tierra, dinero, subvenciones, el guano del Perdí. los monio de la angustia en que vivió durante los meses de la Con-
ferencia donde se reunieron “bajo el águila temible, los pueblos
Estados del Norte de ,Mé.xico” -tuvo propósito detalla-, ey:-
hispanoamericanos”, y la agonía que le duró hasta que pudo
clama en el clímax de su indignacion: “iEn cuerda pública.
confirmar “la cautela y el brio de nuestros pueblos”. Puede
descalzos y con la cabeza mondada, debían ser paseados por
afirmarse que esa ruda experiencia le mostró en toda su trá-
las calles esos malvados que amasan su fortuna con las preocu-
gica intensidad el peligro abismal del imperialismo, que ya
paciones y los odios de los pueblos:
había vislumbrado y comentado esporádicamente. Desde en-
-iBanqueros no: bandidos!” (“Cartas de Martí”, O.C., E 13, tonces se afirmó en su convicción antimperialista. La expuso
;. 289.290). en la correspondencia periodística sobre la conferencia pana-
mericana que envió a los diarios donde colaboraba, y luego la
Hasta aquí, es fácil apreciar lo certeramente que percibió y incorporaría como ideario político de la revolución, cuyos pre-
diagnosticó Martí dos de los cinco rasgos fundamentales del im- parativos no tardaría en emprender.
perialismo expuestos por Lenin. Los tres rasgos restantes, que
también configuran etapas sucesivas del fenómeno y que, por Por ser bastante conocidos esos trabajos de Martí, sólo extrae-
tanto, se interrelaciona, son los siguientes: remos de ellos algunos de sus fragmentos referidos al tema de
esta ponencia, y que pueden reflejar puntos coincidentes con
3) La exportación de capitales, a diferencia de la exportación de los tres últimos rasgos fundamentales del imperialismo anali-
mercancías, adquiere una gran importancia efectiva. zados por Lenin.
Uno de los intereses del capitalismo monopolista norteameri-
4) La formación de asociaciones internacionales monopolistas
cano que percibió Martí respecto de la América Latina -aparte
de capitales capitalistas, las cuales se reparten el mundo.
de la agresiva ambición expansionista ya mostrada antes-, fue
5) La terminación del reparto territorial del mundo entre las la exportación de mercancías de su plétora industrial. En mu-
potencias más importantes [Lenin: ob. cit., p. 7991. chas ocasiones, comentó en sus crónicas norteamericanas los
incidentes de la lucha entre los proteccionistas y los librecam-
No sólo pudo Martí captar, desde sus primeros tiempos de bistas, y lo que significaba el predominio de aquellos, traducido
residencia en los Estados Unidos, las típicas manifestaciones en la fabricación en exceso de productos caros y malos que no
del capitalismo en fases sucesivas de transformación, precisa- podían competir fuera del mercado estadounidense.
mente en el país donde el sistema presenta sus más acusadas Afirmaba Lenin que lo que caracterizaba al “viejo capitalismo”
características. Tuvo también la oportunidad de participar -donde predominaba la libre competencia- era la exportación
en dos acontecimientos internacionales, convocados por el go- de mercancías, y que el capitalismo moderno, donde predomina
bierno norteamericano con el propósito encubierto de estable- el monopolio, se caracteriza por la exportación de capitales, el
cer la hegemonía económica y política sobre los países de la cual sólo alcanza sus gigantescas proporciones a principios del
América Latina, cuando el imperialismo -conforme al concepto siglo xx (Lenin: ob. cit., p. 773 y 775); fase esta última que sólo
leninista- aún estaba en su etapa inicial de amagos y tanteos. pudo advertir Martí en sus inicios.
Esos dos acontecimientos fueron la Conferencia Internacional El primario interés en la exportación de mercancías aparece
también en la primera información sobre la Conferencia que
Americana, celebrada en Washington de octubre de 1889 a abril
envía Martí al diario bonaerense a fines de septiembre de 1889,
de 1890, y la Conferencia Monetaria de las Repúblicas de Amé-
donde alude al paseo a que han sido invitados los delegados
rica, que también tuvo lugar en la capital norteamericana, de
enero a marzo de 1891. En el primero de estos eventos, la par- latinoamericanos por el gobierno anfitrión, para mostrarles sus
ticipación de Martí fue en calidad de observador, pero como ciudades.
patriota y revolucionario cubano y como periodista estuvo Dice el reticente periodista:
pendiente de sus más mínimos detalles y rumbos, con su cálida
pasión latinoamericana. En la conferencia monetaria participó y aquella parte de las industrias que se puede ensenar, a
como delegado del gobierno de Uruguay -del que era cónsul fin de que se les arraigue la convicción de que es de la
en Nueva York desde abril de 1887-, y en ella tuvo un papel conveniencia de sus pueblos comprar lo de este Y no de
determinante. otros, aunque lo de este sea más caro, sin ser en todo
268 ANl’ARIO DEI. CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS -
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ESTUDIUS MARTIASOS
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Señalamos la conexión de los ferrocarriles con la gran pro-


mejor, y aunque para comprar de él havan de obligarse a ducción, con los monopolios, los sindicatos patronales, los
no recibir aLuda ni aceptar tratos de n’lngún otro pueblo
cartels, los trusts, los bancos, la olifarquía financiera. La
del mundo [“El Congreso de Washington”, O.C., t. 6, p. 341. distribucitn de la red ferro\-iaria, la desigualdad de esa
.41 analizar la Conferencia con profundidad, en una corresptic- distribución y de su desarrollo, constituyen un exponente
dencia con todos los atributos de ensayo político, entriada a LL: del capitalismo moderno, monopolista, en escala nlundial.”
‘Vación en noviembre de 1889, llama Martí la atención sobre el Antes, Martí hizo alusión al “\.cneno dc los empréstitos” qlx
grave peligro que para nuestros países puede derivarse del en los países subdesarrollados entrzk? con cl dominio impe-
“convite que 10s Estados Unidos potentes, repletos de produc- rialista. Corresponde con la explicación dc Lenin de que “es
tos invendibles, y determinados a extender sus dominios en muy corriente que entre las cláusulas de los emprktitos se
.4mérica, hacen a las naciones americanas de menos poder”. imponga la inversión de una parte del mismo en la compra de
Más adelante apunta los riesgos con que amenaza a los pueblos productos del país acreedor”, por lo que “la exportación de
latinoamericanos capitales pasa a ser un medio de estimular la exportación de
la política secular y confesa de predominio de un vecino mercancías” (Lenin: ob. cit., p. 777).
pujante y ambicioso, que no los ha querido fomentar También en su trabajo sobre “La conferencia monetaria de las
jamás, ni se ha dirigido a ellos sino para impedir su exten- repúblicas de América” (O.C., t. 6, p. 155167), Martí volvió a
sión, como en Panamá, o apoderarse de su territorio, como señalar los móviles del que denominaba “Congreso Panamc-
en México, Nicaragua, Santo Domingo, Haití y Cuba, o ricano”:
para cortar por la intimidación sus tratos con el resto del la p!étora fabril traída por el proteccionismo desordenado
universo, como en Colombia, o para obligarlos, cqmo [. . .] la ligereza con que un prestidigitador político [eI
ahora, a comprar lo que no puede vender, y confederarsr secretario de Estado Blaine], poniéndole colorines de re-
para su dominio [“Congreso Internacional de Washington” pública a una idea imperial, podía lisonjear a la vez, como
1, O.C., t. 6, p. 46-471. bandera de candidato, el interés de los productores ansio-
sos de vender y la conquista latente y poco menos que
Este vigoroso alegato, antecedente y complemento del otro irre- madura en la sangre nacional [p. 1621.
batible y de inagotable vigencia, “Nuestra América” (1891), En ese mismo trabajo, recuerda Martí que al convenir en 1888
pone al descubierto las verdaderas intenciones del imperialis- la convocatoria a la Conferencia Internacional Americana, el
mo y la necesidad de cerrarle el paso “al carro de Juggernaut” gobierno de Washington pretendía que este cónclave estudiara,
y preservar, con la independencia de la América española, el entre otras cosas, “la adopción por cada uno de los gobiernos
equilibrio del mundo, teoría que transforma en base de su de una moneda común de plata, que sea de uso forzoso en las
acción revolucionaria. transacciones comerciales recíprocas de los ciudadanos de todos
En esa y otras correspondencias, señala Martí el interés de las los Estados de América” (p. 157).
empresas de vapores norteamericanos de obtener subvenciones Este intento de hegemonía económica por parte de la naciente
y concesiones de los países latinoamericanos para su tráfico; oligarquía financiera norteamericana, fue trasladado por la con-
señala aquí el peligro de que entre con el extranjero “el veneno ferencia panamericana a una unión monetaria internacional, y
de los empréstitos, de los canales, de los ferrocarriles” (“Con- a ese efecto acordó la reunión de la Comisión Monetaria Inter-
greso Internacional de Washington” II, O.C., t. 6, p. 61). Y no nacional, que comenzó sus labores en Washington a principios
es ocioso en este punto recordar uno de los métodos peculiares de 1891, y en la que, como antes se ha dicho, participó MartP
de los monopolios apuntados por Lenin: el control de las vías como delegado de Uruguay, habiéndosele encomendado la po-
y medios de comunicación y transporte: las líneas férreas y las nencia del informe final. Las contradicciones internas de los
compañías navieras. En prólogo a su obra, afirma: monopolios yanquis y de estos con los de los países europeos,
en relación con el oro o la plata como metal fiduciario, hizo
Los ferrocarriles constituyen el exponente de las princi- fracasar la reunión.
pales ramas de la industria capitalista, de la industria del
6 Lenin: ob. cit., p, 726. (En 5:~ ensayo sobre el “Congreso Internacional de Washington”,
carbón y del hierro; el exponente y el índice más palmario Martí expresa [p. 591 que “nadie tacha de inmoral, ni de trabajo de salteador, aunque
del desarrollo del comercio mundial y de la civilización lo sería, la intentona de llevar por Amkica en los tiempos modernos la civilizaci6r;
ferrocarrilera como Pizarro llev6 la fe de La c~u”.)
democrático-burguesa.
B.\,“‘.YIO Dtl. CEKTRO DE ESTUDIOS hlARTIANOS ANUARIO DEL CENTRO DE ESTL’DIOS MARTLLWJS
270 ~- 271

Er, su citado trabajo, Martí analiza a fondo la lección que para ten “según el capital”, “según la fuerza”; otro pïOCt?diITl;CD
“nuestra Am&-ica” se desprendía “de la Comisión Monetaria to de reparto es imposible en el sistema dc la producciin
In:ernacional, que los Estados Unidos provocaron”. Entre otras mercantil y del capitalismo.
conclusiones, consigna esta: “Los pueblos menores, que estAn
Y agregaba:
aún en los vuelcos de la gestación, no pueden unirse sin peligro
con 10s que buscan un remedio al exceso de productos de una La época del capitalismo contemporáneo nos muestra qtiti
población compacta y agresiva, y un desagüe a sus turbas in- entre los grupos capitalistas se están estableciendo derrr-
quietas, en la unión con los pueblos menores” (p. 158). minadas relaciones sobre la base del reparto económico
del mundo, y que, al mismo tiempo, en conexión con esto,
Cuando se pregunta dramáticamente si “conviene a Hispano- se están estableciendo entre los grupos políticos, entre los
américa la unión política y económica con los Estados Unidos”, Estados, determinadas relaciones sobre el reparto terri-
la respuesta no puede ser más concluyente: torial del mundo, de la lucha por las colonias, de la “lukt
Quien dice unión económica, dice unión política. El pueblo por el territorio económico” [Lenin: ob. cit., p. 786-737).
que compra, manda. El pueblo que vende, sirve. Hay que Después de haber establecido que el período de desarrollo má-
equilibrar el comercio, para asegurar la libertad. El pueblo ximo del capitalismo premonopolista, ~1 capi;aii3mo en que
que quiere morir, vende a un solo pueblo, y el que quiere predominaba la libre competencia, nbarcú de 1860 a 1880, selia-
salvarse, vende a más de uno. El influjo excesivo de un laba Lenin que
país en el comercio de otro, se convierte en influjo político
1. . . 1 El pueblo que quiera ser libre, sea libre en negocios. es precisamente después de este período cuando empieza el
Distribuya sus negocios entre países igualmente fuertes enorme “auge” de las conquistas coloniales, se exacerba
[ . . . 1 Ni uniones de América contra Europa, ni con Euro- hasta un grado extraordinario la lucha por el reparto terri-
pa contra un pueblo de América [p. 1601. torial del mundo. Es indudable, por consiguiente, que el
paso del capitalismo a la fase del capitalismo monopolista,
Era la aspiración legítima del revolucionario, a quien se mos- al capital financiero, se halla relaciomdo con la exacerba-
traban los peligros evidentes de la dependencia política origi- ción de la lucha por el reparto del mundo [Lenin: ob. cit.,
nada en la dependencia económica. En su análisis del imperia- p. 7551.
iismo, Lenin habría de confirmar en los hechos la previsión
martiana: Martí, combatiente contra el dominio colonial español en su
tierra natal, y contra todo tipo de opresión en el mundo, regis-
El capital financiero es una fuerza tan considerable, puede tró en sus primeras correspondencias periodísticas de la década
decirse tan decisiva, en todas las relaciones económicas e de los ochenta, desde Nueva York, su repudio al proceso de es-
internacionales, que es capaz de subordinar, y en efecto pansión imperialista entonces iniciado. En septiembre de 1881,
subordina, incluso a los Estados que gozan de la indepen- en sus “Noticias de España” para La Opinión Nacional, de
dencia política más completa [ . . . ] Pero, se comprende, la Caracas, se refiere a “lo que piensan los graves políticos”
subordinación más beneficiosa y más “cómoda“ para el españoles:
capital financiero es aquella que trae aparejada consigo la
pérdida de la independencia política de los países y de los que ya las agitaciones populares tienen un nuevo freno, y
pueblos sometidos. Los países semicoloniales son típicos España más segura la vía que ha de llevar a sus impacien-
en este sentido, como “caso intermedio” [Lenin: ob. cit., p. tes hombres de guerra a las playas infortunadas de Ma-
792-7931. rruecos. Locura y crimen grande, verter en inútiles con-
quistas fuera, la sangre que hace falta para abono de la
En cuanto a la percepción que tuvo Martí del reparto del mundo tierra olvidada y sustento de la libertad amenazada en lo
por las potencias imperialistas, pueden mostrarse numerosos interior [O.C., t. 14, p. 691.
ejemplos. Advertía Lenin que los capitalistas no se reparten el
mundo En otra correspondencia, “Noticias de Francia”, de ese mismo
mes, consigna Martí:
llevados de una particular perversidad, sino porque el
grado de concentración a que se ha llegado les obliga a Cuestiones graves extranjeras embargan hoy a la Repúbli-
seguir este camino para obtener beneficios; y se lo repar- ca: [ , . . ] ya es esa guerra de Túnez, en que la reparación
272 h’~LAKIO DEL CEXTRO DE ESTUDIOS MARTIMOS ANUARIO DEL CEbiTRO DE ESTUDIOS hfARTIANOS 273

del honor nacional es con tanta vivacidad exigida, que grandes banqueros de Inglaterra;-tiende con brío y sin
se confunde con el deseo indómito de agrandar sus pose- máscara al partido nacional rebelde. Desconoce el derecho
siones en el Africa. de intervención de Francia o Inglaterra.
[ . ] El gobierno de Argel, para hacer más estrecha la Y concluía Martí, en pintura elegante y exacta:
relación con Francia, ha sido reducido a una prefectura.
así queda el problema: el ancla británica quiere clavarse
Y refiriéndose a una insurrección militar egipcia: “Egipto con- en los ijares del caballo egipcio: el Corán va a librar ba-
tra Inglaterra; Túnez contra Francia; Argel complicado en la talla al Libro Mayor: el espíritu de comercio intenta aho-
revuelta: Turquía azuzando a los tunecinos y enviando tropas gar el espíritu de independencia: el hijo generoso del de-
a Trípoli. . . iSon estos por ventura hechos casuales? (“Noti- sierto muerde el látigo y quiebra la mano del hijo egoís-
cias de Francia”, O.C., t. 14, p. 79 y 80, respectivamente). ta del Viejo Continente [O.C., t. 14, p. 113, 115, 116 y 117,
El mismo día escribió la crónica sobre “La revuelta en Egipto”, respectivamente].
en la que se refiere a la insurrección militar anticolonial, y
describe así la situación del país en vísperas de la revuelta: En otra correspondencia al mismo diario caraqueño, de octu-
bre de 1881, sobre la situación política en Francia, recoge Mar-
Inglaterra y Francia tienen vencido a Egipto: sus repre- tí las acusaciones hechas al gobierno de Gambetta “de haber
sentantes manejan, por acuerdo con el jedive, y en repre- encendido la guerra en Túnez para aprovecharse de sus acci-
sentación y garantía de los tenedores de bonos egipcios dentes en la Bolsa”, y se pregunta: “iLos 28 000 soldados que
en Europa, la desmayada hacienda egipcia. A los contra- acaban de partir de Tolón para Africa van a tomar satisfacción
tos fraudulentos, para la tierra del felá ruinosos y para de la ofensa, o a lanzar a Francia en una guerra mortífera con-
Europa muy beneficiosos, ajustados en el tiempo infausto tra pueblos decididos a ser libres?” (“Francia”, O.C. t. 14, p.
del jedive Ismaíl, seguía una esclavitud poco disimulada. 129 y 130, respectivamente).

A continuación narraba Martí el movimiento revolucionario. El 12 de noviembre vuelve a escribir sobre política francesa, y
“El motín ha triunfado: el ministerio llamado europeo ha de- hace referencia a un discurso de Clemenceau en la Asamblea
saparecido”, escribía. Al referirse al ministro Chérif Pachá, in- Nacional, sobre el mismo asunto de Túnez: “Declara, entre
vestido por el movimiento, agrega: “Es hombre grave, penetra- grandes aplausos, que tres grandes operaciones financieras ha-
do de la necesidad de costear hábilmente entre los abismos bían determinado la expedición a Túnez-el ferrocarril de
que al Egipto abre la tradición francesa, que tiende a la po- Bone-Guelma; la hacienda Enfida; y el Crédit Foncier (“Fran-
sesión por Francia del Africa del Mediterráneo, y la avaricia cia”, O.C., t. 14, p. 202).
inglesa, que quiere el Istmo de Suez, como la llave de su domi- No interrumpe Martí el examen de la candente situación de esa
nio en la India asiática”. parte de Africa y del juego imperialista que allá se desarrolla.
Vuelve sobre el tema en otra correspondencia, sobre España,
No podían faltar sus consideraciones políticas: “El poderoso
del 24 de diciembre de aquel mismo año:
aliento de independencia y la fatiga de tanta vergonzosa expio-
tación, y tanta intervención extraña y oprobiosa jno mueven
Como cuarenta mil familias árabes han salido de tierras
allí todos los pechos?” tunecinas a pedir amparo al sultán marroquí Muley-Hasan,
Con aguda visión política, comenta Martí en esa crónica las y como tiene España, para empresas futuras, y como
contradicciones entre Francia e Inglaterra en cuanto al domi- quien ve a lo propio, puestos los ojos en Marruecos, esta
uio de Africa y al movimiento panislámico, animado por Tur- cuestión que bulle ahora como nueva, y parece cercana a
quía, que se le enfrentaba, para considerar: violentas soluciones, preocupa a los políticos de España.
Teme Francia a Marruecos, porque pudiera ser que los
A la expulsión de los poderes de Europa: al establecimien- árabes de la comarca diesen auxilio a los árabes que se
to de un poder independiente que tendría en sus manos alzan, con el estandarte de Mahoma, contra el poder fran-
la riqueza inglesa y contendría las conquistas francesas cés en Túnez. Ve Italia como hacienda suya esas tierras
en Africa; al desconocimiento probable de la fabulosa deu- de moros, que juzga necesarias a su mantenimiento y ran-
da europea, fuente hoy de pingües beneficios para los go de nación. No quiere Inglaterra que venga a menos el
27-C L\L.ARIO
___ DLL CENTKO UE EJTLDIOS :MARTIANOS
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AIWARIO DEL CESTRO DE ESTUDIOS hl.\RTIASOS
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dominio espiritual que en los marroquíes ejerce, ni que paña provecho de estar a la boca del Mediterráneo, y en
vayan naciones de Europa a hacerse dueñas de una tierra el camino de la India, porque Rusia y Alemania, celosas
que pudiera dejarle libre, o cerrarle el paso a la India. Ni del poder inglés en Asia, quieren alzar a España contra
ve España con ojos serenos tentativa alguna encaminada los ingleses, y fortalecerla en sus dominios marroquíes, lo
a levantar, por el prestigio y dominación ajenos, obstácu- que obliga a Inglaterra a ser davidosa con España, y te-
los al absoluto señorío que en secreto prepara y con ansia nerla de amiga, por lo que dan por cierto los buenos po-
anhela en territorio que ve como prolongación del actual líticos de Madrid que el gobierno inglés reformará bené-
de España [“España”, O.C., t. 14, p. 2951. volamente los impuestos que en las Islas Británicas gra-
van los vinos españoles, con lo que crecerá mucho la ri-
La cuestión de Túnez y su trasfondo imperialista vuelve al co- queza de España, y ajustará al cabo la contienda pendien-
mentario de Martí, en otra crónica sobre Francia de la misma te sobre señorío del agua alrededor de Gibraltar, y dere-
fecha que la anterior , y que se refiere a los rejuegos del capi- cho de soberanía de España sobre la islas Soolvo y parte
tal francés: de la de Borneo [. . .] E Inglaterra, que envía sus buques
Se sabía en París que León Renault, ex prefecto de policía por las bocas del estrecho en que tiene España señorío,
de la ciudad, había ido a Túnez, tres meses antes del co- quiere tener libre el paso de la India [“España”, O.C., t.
mienzo de la guerra, a negocios de Bolsa y de Comercio. 14, p. SOS-5061.
Decían especuladores notables que había obtenido del bey Y en correspondencia a La Nación de febrero de 1890, comen-
concesiones para el establecimiento de un monte de pie- taba Martí el convenio tripartito entre los Estados Unidos,
dad y un Banco nacional, para la administración de los Alemania e Inglaterra por el que se distribuían el dominio co-
faros de Túnez, para el monopolio del esparto, para la lonial del archipiélago de Samoa, en el Pacífico. Al reflejar la
explotación del mármol tunecino y para el disfrute de sus opinión del presidente de la comisión de relaciones exterio-
haciendas que habían de dedicarse al cultivo de la vid. res del Senado, Edmunds, en el sentido de que el convenio
Pública era ya la existencia de la sociedad Marsellesa, la perjudicaba a los Estados Unidos consigna:
Compañía Bone-Guelma, y la sociedad de los Batignolles,
que habían, a lo que se decía, conseguido favores del bey será lo natural que Inglaterra y Alemania se unan siem-
para la construcción de ferrocarriles y muelles, el laboreo pre en el propósito común de impedir el adelanto de los
de minas, y la apertura de canales. Vino a esto la expe- Estados Unidos, cuando en la alta diplomacia se tienen
dición a Túnez [ . . . ] y una mañana leía París con asom- hoy por seguro que Inglaterra y Alemania se han dado de
bro un artículo acusador y violento, que publicaba Henry mano en la sombra para repartirse las comarcas nuevas
Rochefort en El Intratzsigente: “El secreto de la cuestión que vayan apareciendo por el mundo e impedir que Italia,
de Tunez”, en que sostenía que era la causa de la guerra que Francia, que España, que los Estados Unidos extien-
una causa meramente pecuniaria, y que tenían partes dan por Africa y por el Pacífico sus posesiones coloniales
en las empresas que en Túnez se auerían nrovectar. nerso-
a
[“La política internacional de los Estados TJnidos”, O.C.,
I d A‘ l

nas que gozan de toda la estima del gobierno, y que con t. 12, p. 3841.
poderes de él trabajan [“Francia”, O.C., t. 14, p, 3001, Sería prolijo reproducir más citas demostrativas de cómo per-
cibió Martí este aspecto culminante del fenómeno imperialista,
Una panorámica de la lucha por el reparto
. - del - mundo en aque- en sus días. “A fines del siglo XIX”, señalaba Lenin, “sobre
110s días, ofreció Martí en otra crónica sobre España, de mayo todo desde la década del ochenta, todos los Estados capita-
de 1882: listas se esforzaron por adquirir y ampliar sus colonias, lo que
constituye un hecho universalmente conocido de la historia de
Y en España, se agita el [problema] de Marruecos, Espa- la diplomacia y de la política exterior”. Y Martí pudo ser tes-
ña teme que si las tropas de Inglaterra y Francia invaden tigo y notario también de ese aspecto del imperialismo, como
el Egipto, no haya alfanje en cinto, ni caballo sin jinete,
también tuvo conciencia desde temprano de una realidad que
ni moro sin espingarda, de Egipto a Marruecos. Ve Espa-
el genial conductor de la Revolución Rusa iba a explicar así:
ña como la morisma está encendida, y Túnez muerde co-
lérico el freno de Francia, y Trípoli parece campo de ba- El imperialismo es la época del capital financiero y de los
talla, y lo es ya Egipto, y se anuncia general alzamiento monopolios, los cuales traen aparejada en todas partes la
contra todos los cristianos [ . . . ] Ahora mismo saca Es- tendencia a la dominación y no a la libertad. La reacción
276 ANtARIO DEL CENTRO DE
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ESTLDIOS ‘MARTIANOS
---- .~. ANUARIO DEL CENYRO DE ESTI’DIOS--_ VARTIANW
-- 277

en toda la línea, sea cual fuere el régimen político; la exa- Su muerte en combate, el 19 de mavo de 1895. libraría a Martí
cerbación extrema de las contradicciones en esta esfera de ver frustrada esa suprema aspiración y confirmados sus
también: tal es el resultado de dicha tendencia. Particu!ar- temores de que las Antillas, en el fiel de América, “serían, si
mente se intensifica asimismo la opresión nacional v la esclavas, mero pontón de la guerra de una república imperial
tendencia a las anexiones, eso es, a la violación de la inde- [. . .] mero fortín de la Roma americana” (“El tercer año del
pendencia nacional (pues la anexión no es sino la viola- Partido Revolucionario Cubano”, O.C., t. 3, p. 142).¡ A punto
ción del derecho de las naciones a su libre determinación) los combatientes cubanos de lograr solos la victoria frente a
[Lenin: ob. cit., p. 8271. las tropas coloniales españolas, declararon los Estados Unidos,
La conciencia de esa realidad en Martí le llevo a la conviccion en 1898, la guerra a España y se injirio en la contienda para
de que la lucha revolucionaria por la independencia de Cuba decidirla en favor de sus ambiciones hegemónicas. Y es para-
del dominio español, tenía que estar vinculada a una estra-- dójicamente la guerra antimperialista que organiza y desenca-
tegia global de lucha contra el creciente imperialismo norte- dena Martí, la que con esa decisiva injerencia norteamericana
americano. Esa convicción la expuso Martí en la carta a un se convierte en lo que diagnosticaría Lenin como el primer
compatriota, fechada en los días del cónclave panamericano jalón histórico de la nueva época dc la historia abierta por
de Washington: el imperialismo; es decir, en la primera guerra imperialista de
Llegó ciertamente para este país, apurado por el proteccio- esta época convulsa.
nismo, la hora de sacar a plaza su agresión latente, y como Tan convulsa y dinámica que más que nunca SC han agudizado
ni sobre México ni sobre el Canadá se atreve a poner los en ella las contradicciones interimperialistas y la lucha por el
ojos, los pone sobre las islas del Pacífico y sobre las An reparto del mundo, para culminar en la Primera Guerra Mun-
tillas, sobre nosotros. Podríamos impedirlo, con habilidad dial iniciada en 1914, casi veinte años después de comenzar la
y recursos; que los arranques y la claridad de juicio, pue- frustrada guerra de independencia de Cuba. El gran líder del
den, con buen manejo, vencer a la fuerza. En la soledad proletariado mundial que con tanta profundidad analizó y de-
en que me veo [. . ] lo he de impedir [“A Serafín Bello”, finió el imperialismo como fase superior del capitalismo, ar-
O.C., t. 1, p. 2551.
mado como estaba de la ideología marxista y de sus resortes
Y en otra carta histórica escrita más de cinco años después tácticos y estratégicos, supo conducir en 1917, al año siguiente
al entrañable amigo mexicano, en el corazón de la tierra cu- de escribir su penetrante obra, al proletariado y al pueblo de
bana ya alzada a la revolución que él organizara y desencade- Rusia a la toma del poder, para crear el primer Estado socia-
nara, y en vísperas de morir en combate, confesaría Marti su lista, en plena guerra imperialista y contra esa criminal cul-
cumplimiento del heroico propósito: “ya estoy todos los días minación del capitalismo.
en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber [ . . 03
de impedir a tiempo, con la independencia de Cuba, que se En la teoría y en la praxis, demostró así Lenin que la revolu-
extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con ción socialista es la única que sería capaz de erradicar el ca-
esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto pitalismo y su siniestra secuela, el imperialismo, y lograr el
hice hasta hoy, y haré, es para eso” (Carta a Manuel Mercado. justo equilibrio del mundo ansiado por Martí. Vale la pena
O.C., t. 4, p. 167). transcribir el párrafo final de la resolución sobre la guerra y
la paz aprobada por el Séptimo Congreso del Partido Comu-
Días antes de desembarcar en la Isla, para impulsar la
nista (bolchevique) de Rusia en marzo de 1918:
lucha armada con su presencia, había reiterado Martí en el
Manifiesto de Montecrkri el carácter universal y antimperia- Convencido de que la revolución obrera madura cada día
lista que atribuía a la gesta emprendida: más en todos los países beligerantes, preparando la derro-
La guerra de independencia de Cuba, nudo del haz de ta inexorable y total del imperialismo, el Congreso declara
islas donde se ha de cruzar, en plazo de pocos años el que el proletariado socialista de Rusia apoyará con todas
comercio de los continentes, es suceso de gran alcance sus fuerzas y por todos los medios a su alcance el fraterno
humano, y servicio oportuno que el heroísmo juicioso de movimiento revolucionario del proletariado de todos los
las Antillas presta a la firmeza y trato justo de las nacio- 7 La idea del equilibrio del mundo, que Marti incorporb a su pensamiento revolucio-
nes americanas, y al equilibrio aún vacilante del mundo nario, aparece estudiada con profundidad en el brillante ensayo de Julio Le Riverend
titulado “El historicismo martiano en la idea del equilibrio del muodo”, Armario del
[O.C., t. 4, p. loo-1011. Centro de Estudios Martianos, no. 2, La Habana, 1979.
- .~__
AXUARIO DEL CENTRO DE ESIZ;DIOS MARfL4NO.5 279

paises [Lenin: “Resolucion sobre la guerra 1. In paz del Pensamiento y combate


VII Congreso del Partido Comunista (bolchel’ique) de Ru-
sia”, Obras escogidas, t. 2, p. 654655].$ en la concepción martiana
En ese preciso instante histórico, el proletariado cubano era
escaso y débil, en un país reducido a neocolonia por cl domi- de la historia
nio imperialista, y en ausencia de su propio movimiento re-
volucionario, se limitó a saludar con simpatía la gran Revolu- LUIS TOLEDO SANDE
ción de Octubre.
Pero la doctrina de Martí, a la que él ofrendo la vida, no podía
perderse en el vacío de la historia, por lo que ella representaba
para Cuba, para las Antillas, para nuestra América y para la Como en otros aspectos, puede decirse que Jose Martí no se
humanidad, y por la fuerza de su justa razón: fue recogida por dedicó a elaborar una teoría orgánica de la historia. Pero ello
los cubanos mejores durante el sombrío período de la Repú- no significa que no tuviera, dejados ver aquí y allá en un texto
blica frustrada. Y en un momento dado habría de conjugarse u otro, criterios en los que aflora una coherente concepción del
con las ideas de Lenin, en el primer partido marxista en cuya dsarrollo de la sociedad. Por supuesto, con arreglo a las posi-
constitución, en 1925, participaron un colaborador de Martí bilidades o exigencias de su tiempo y de su ambiente y de la
en el Partido Revolucionario Cubano, Carlos Baliño, y un cxé- lucha que en ellos llevaba a cabo, nada menos que desde la
geta de Martí, Julio Antonio Mella. Y esa doctrina martiana posición del héroe dirigente y ejemplar. Su interpretación de
impulsaría a los heroicos combatientes de la Juventud del Cen- la historia estuvo en concordancia con esas determinaciones,
tenario, que el 26 de julio de 1953 asaltaron el cuartel Monta- <orno lo estuvo tambicn la marcha práctica de sus propósitos
da comandados por Fidel Castro, para abrir el nuevo movi- revolucionarios. Ya Carlos Marx lo advirtió: “Los hombres ha-
miento revolucionario cubano, del que no estuvo ausente Lenin. cen su propia historia, pero no la hacen a su libre ar’bitrio, bajo
Y conjugadas una doctrina y otra, habrían de desembarcar en circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas
el Granma en 1957, y de combatir en la Sierra Maestra, en cuya circunstancias con que se encuentran directamente, que existen
y les han sido legadas por el pasado”.l
más alta cima las nubes saludan la imagen esculpida del Héroe
cubano; y a la vanguardia de la Invasión harían estallar la Las ideas de Martí acerca de la historia tienen, sobre el valor
gloriosa victoria del primero de enero de 19.59. La estrella an- de ellas mismas, el del ajuste a su condición de instrumento
timperialista resplandeciente en la bandera de la Revolución para la explicación de la realidad que él se impuso transformar.
Cubana de cien años de lucha, no tardaría en fundir sus des- De ahí le viene su mejor mérito: el de cumplir -presumible-
tellos a los de la estrella roja de la gran patria del proletariado, mente sin conocerla- la lección dada por Carlos Marx en la
para consagrar en abril de 1961 el carácter socialista de la primera y la última de sus Tesis sobre Feuerbach. Al revelar,
nueva Cuba Revolucionaria, una vez rebasada la etapa de libe- en 1845, las más grandes limitaciones de su compatriota, Marx
ración nacional. akirmó:
La dinámica de la historia, a través de distancias de tiempo y
espacio, hizo coincidir a ambos geniales conductores revolucio- El defecto fundamental de todo el materialismo anterior
narios -sin el más remoto conocimiento mutuo y con distintas -incluido el de Feuerbach- es que solo concibe las cosas,
perspectivas y circunstancias- en la percepción y determina- la realidad, la sensoriedad, bajo la forma de objeto o de
ción de los rasgos esenciales y las consecuencias del fenómeno contemplación, pero no como actividad sensorial humana,
imperialista. Y la misma dinámica uniría a los pueblos de no como práctica [ . . . ] Los filósofos no han hecho más
Martí y Lenin en el objetivo común de librar a la humanidad, que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo
en el contexto contemporáneo y junto a los demás pueblos, del que se trata es de transformarlo.
azote cada día más agresivo y funesto del imperialismo.
Regocija comprobar la cercanía de esas palabras de &rx y las
8 A propósito y como si vislumbrara la Cpoca en que los obreros todos, el pueblo, que casi cuarenta años después escribiría Martí en relación
tomara las armas para hacer y defender la revoluci6n socialista, sentenció Martí en
,-orrespon&n& de agosto de 1889 al diario La Opinió?~ PUblica, de hfontetideq:
**Porque el dnico modo de vencer el imperialismo en 10s pueblos mayores Y el IIW 1 Carlos Marx: “El dieciocho brumario de Luis Bonaparte”, Carlos Marx y Federico
litarismo en 10s me,,<>rL‘s, es ser todos soldados (“Cal-tris de Martí”, O.C., t. 1’. p. 306’. Engels: Otiras exogidcs, La Habana, Editora Política, 1963, t. 1, p. 250.
280 ANC\RIO DEL CEN7RO DE ESTUDIOS M.4RTIANOS ANL’4RIO DEL CENTRO DE ESTCDIOS
____ MARTIASOS
~~--. 281

con lvcndell Phillips, el destacado abolicionista a quien tanto no cabe duda de que la lección uni\.ersaiista !. justiciera de la
y con tanta justicia admir-6. En una nota acerca de SLI sem- interpretación histhrica ~L!C en ella di\~ul~(í, contribuiría deci-
blanza del estadounidense, el cubano lo caracterizb diciendo sivamente a su tarea conciente de participar con ella en la
que fue formación de las nuc\.as gwleraciones di: nuestra Ami-rica. De
1889 es ~1 discurso que Martí I>ronunció ante los delegados la-
el famoso orador norteamericano, que mereció bien su fa- tinoamericanos a la primera Conferencia, y que 1.a siendo co-
ma, puesto que, si fueron dc oro sus palabras, todavía más nocido con el título que merece: “Madre Amkrica”. En él esta-
de oro fueron sus hechos. Un orador brilla por lo que
bleció un esbozo de un hecho que contribuyó a fomentar lo
habla; pero definitivamente queda por lo que hace. Si no mejor de su historicismo: las diferencias entre la constitución
sustenta con SUS actos sus frases, aun antes de morir viene de nuestra América ~7 la de los Estados Unidos.
a tierra, porque ha estado de pie sobre columnas de humo.2
Por supuesto, en estas páginas se abordan documentos del for-
midable Partido Revolucionario Cubano y artículos con él rela-
También en la interpretación histórica nuestro héroe es grande cionados. Pero en ellos, además de continuarse la búsqueda
y merece bien su fama, pues vale lo que él dijo y, fundamen- de elementos teóricos acerca de la historia, se encaran, sobre
talmente, lo que hizo: no estuvo de pie sobre columnas de todo, las conclusiones prácticas que ella demandaba. De ahí
humo. Los comentarios siguientes han sido escritos con el fin quizás su menor presencia en este estudio, más afincado en el
de esclarecer diversos lados de su concepción de la historia, arsenal teórico del héroe cubano y universal.
tema al cual, por lo que llevamos sabido, se le ha dedicado
menos atención directa que la debida. Las fuentes bibliográfi- No se descarta programáticamente el detenimiento en posi-
cas la han constituido, principalmente, los textos de la época bles deudas o coincidencias de Martí con otros pensadores, ni
el comentario acerca de las aristas de sus concepciones filo-
de mayor madurez de Martí, y de forma especial los escritos
entre 1889 y 1891. En este período se celebraron en Washing- sóficas, lo que de alguna forma me he propuesto hacer en otra
ton dos reuniones internacionales de trágica significación para parte.3 Los presentes apuntes se ajustan preferentemente a la
nuestra América, y que estimularon en Martí la búsqueda de interpretación de las ideas propias del fundador del Partido
explicación histórica acerca de un hecho que tuvo en ellas Revolucionario Cubano. La pesquisa aludida podrá esclarecer
--las llamadas Conferencias Panamericanas- una expresión fuentes y avatares de los nutrientes del pensamiento martiano,
alarmante: la formación del imperialismo en los Estados Uni- pero tal vez no contribuiría en un grado decisivo a esclarecer
dos. El claro historicismo que él tuvo al respecto en relación lo extraordinario de su riqueza y su originalidad creadoras,
siempre sometidas, sobre todas las cosas, al imperativo de la
con ese hecho, y la consecuente dedicación a enfrentarlo con
práctica revolucionaria.
Ia acción revolucionaria, representan lo que acaso sea su ma-
yor fuente de vigencia. Su lúcido, temprano y radical antim- El aspecto de la ideología martiana aquí estudiado, contribuye
perialismo marcó las mejores dimensiones de su lucha, y to- a apreciar el radicalismo de nuestro héroe. Su concepción de
davía tiene mucha lección que ofrecer al mundo revolucionario la historia lo sitúa en un lugar muy alto del pensamiento revo-
de hoy. lucionario. Rebasó con creces los límites de la confianza en la
democracia burguesa, y apuntó hacia soluciones futuras. Por
A esos años corresponden no sólo sus célebres crónicas, aún razones de íntima justicia más que por afectividad, merece su
insuficientemente estudiadas, que abordan de modo directo las reconocimiento como autor intelectual de nuestra Revolución,
Conferencias, sino también, entre otros textos capitales, “Vin- y como fuente de lecciones para el mundo revolucionario. Es-
dicación de Cuba”, y los cuatro números de La Edad de Oro, pecialmente para los pueblos cuyo desarrollo les confiere si-
cuyos artículos fundamentales están traspasados de un histori- tuaciones semejantes a la Cuba por la cual él luchó, incluso
cismo luminoso. La interrupción de la revista impidió contar cuando ya han alcanzado estadios notables en la vía de la
con quién sabe cuánta nueva orientación, y deben considerarse independencia y la liberación nacionales. Los criterios de Martí
las precauciones con que Martí preparaba su contenido. Pero acerca de la historia, son también un voto para su inclusión
en el seno de la democracia revolucionaria más avanzada, con
2 José Martí: Wendell Phillips”, Obras completas, La Habana, 1963.1973, t. 13, p. 55. En
lo sucesivo. salvo indicación contraria, las referencias señaladas para los textos de una sobrecogedora actualidad.
Jo& Martí, remiten a la edición citada de sus Obras completas, de la que existe una 3 Aunque no a modo de tema principal, este asunto lo abordé en “Anticlericalismo,
reimpresión fotográfica hecha en 1975, en La Habana, por la Editorial de Ciencias idealismo, religiosidad y practica en JosC Marti”, publicado en ei primer número
Sociales, y con la cual, obviamente, coincide la paginación de la primera, descontando del Amnrio del Centro de Estudios Martimros. En ese trabajo cornrnté aspectos afines
el tomo 28 y último de esta, no recogido por la mencionada reimpresión.) con el presente estudio, en el cual s610 aparecen aludidos.
ANIIARIO DEL CEKTRO DE ESTIIDIOS hlARTtASOS
282 ANUARIO DEL CENTRO
___~ DE ESTCDIOS MARTIASOS
283

Es natural en l,Iar!í el respeto al ~iitsndimiento hist(>ric:o a la hecho: SU búsqueda de veracidad no se basb nunca en la pre-
hora de abordar una ilgura, un acuntecimicnto o una emprcyn. tensión de situarse cúmodamente en una posición ajena a los
De ahí proviene -1 historicism<,
C. que t’kiimci;te sr) descubre c<;nf:ie;os. p:.upia de “diosecillos infalibles”. Por el contrario,
en sus testo5 capi!;~Ii‘s. Esta cal.:cctc‘rí5ti~:\~ es :nk pir~i5!cnt~ 61 militb “, ,crdicntementc en un bando poIític<:” v escribió accr-
en sus aìios de mndurc’z ma\-or. pt‘rc, des& temprano lli:/ SLL ca de 1;! historia “C’CBT,la liuta CICI bnn~?o”. Pero .a diferencia dd
p cnsamiento‘del !ltiroe. -isí, por ejemplo, c‘uan- actitudeh >. tendencia\ que él combatiú, st’ coiocó siemp;-ti c!el
cjcribiti la primera carta que dirigió ai General lado de Ia justicia I-C: tilucionaria mlis al.a,:.llda que podía ir
&ximo Gómez (O.C., t. 20, p. 263-364), lo hizo para pedirle. realizándose en slu medio, cn dependencia de las circunstan-
acerca de Céspede; y Agramonte, la iIll‘~~IllaciÓn hiSt<Jrica que cias por las cuales iba atravesando. Esa es, a fin de cuentas,
le permitiría comprender y valorar con justicia a los dos cs- la mejor manera de poder coincidir con la verdad histórica cn
traordinarios luchadores y, es de suponer que sobre todo, las el momento en que al juzgador le corresponde ejercer el juicio.
enseñanzas que se requería recibir de la Guerra de los Diez Por ello pudo ver con acierto “en el fondo de los actos huma-
Años para acometer, llegado el momento, una nueva etapa de nos” y hacer un extraordinario servicio a los hombres.
combate.
La objetividad de su interpretación histórica debe mucho aI
Un estrecho vínculo con su acatamiento a la señal planteada. respeto mantenido a la situación específica abordada. El acier-
por la historia, lo guarda su búsqueda de objetividad en eI to le permitió escindir, lúcidamente, las apariencias o cualida-
análisis. En un artículo de 1882 en el cual aparecen varios cri- des circunstanciales de un fenómeno y el contenido esencial
terios suyos importantes para el estudio del tema al cual se del mismo. Por ejemplo, una sagaz conciencia del futuro de
dedican estas páginas, dijo en relación con el autor lombardo nuestra América le hizo posible emitir juicios que señalan, a
César Cantú: la vez, cl carácter táctico de su relativa “indulgencia” en rela-
La historia universal no ha de construirse con arreglo a ción con los países desari-ollados europeos de entonces -todos
las creencias narciales y sectarias del que la escriba-sino ellos asentados sobre la explotación-, su clara comprensión
como un refI;jo leal de lo que el Universo dé de sí. “La del parentesco intrínseco que los vinculaba al vecino peligroso,
tradición”, dice Cantú. “ha de ser su base: la tradición su- y la naturaleza conciente de su previsión del futuro. En este
jeta a buena crítica.” En lo que ì-erra, porque ya la razón, sentido resulta revelador un apunte que escribió en algún mo-
va demostrando lo que puede ser, y no se ha de enseñar mento de su vida, quizás al comienzo de los años ochenta:
que fui: 1~ que no pudo ser.
--iQue la Inglaterra, (La Great Zaruma Gold Mining Co.),
ha obtenido ya la concesión de la mitad de la vía!- Pues
Y más adeian:c añadió en tono categrjrico:
lo que otros ven como un peligro, yo lo veo como una
Historiar es juzgar, y cs fuerza pal-a historiar esta!- por salvaguardia: mientras llegamos a ser bastante fuertes para
encima clc los hombres, - no soldadear dc un lado de la defendernos por nosotros mismos, nuestra salvación, y la
batalla. El que puede ser reo, no ha de >cr juez. El quti garantía de nuestra independen,cia, esthn en el equilibrio-
es falible, no ha de dar fallo. El que mi!ita ardientcmt:itc de potencias extranjeras rivales. Allá, muy en lo futuro,
un bando político, o en un bando filosófico, escribirá su para cuando estemos completamente desenvueltos, corre-
libro de historia con la tinta del bando. Mas !a verdad. mos el riesgo de que se combinen en nuestra contra las
como el sol, ilumina la tierra a travk de las nubes. Y coll naciones rivales, pero nfirzes,-(Inglaterra, Estados Uni-
las mismas manos que escribe el error, va escribiendo Ia dos): de aquí que la política extranjera de la América
verdad. La pluma, arrebatada por -u12poder que no cíJIloc~!:. Central y Meridional haya de tender a la creación de inte-
va rompiendo las nubes que alza. Y a despecho de sí X;S- reses extranjeros,-de naciollcs dlvelsas y desemejantes,
mo y dc sus pasiones, la verdad quedará dicha, porque y de intereses encontrados,-en nuestros diferentes paises,
reposa cn el fondo de los actos humanos, como la felicidad sin dar ocasión de preponderancia definitiva a ninguna
en el fondo de la muerte; y el escritor glorioso. buen hijo aunque es obvio que ha de haber, y en ocasiones ha de
de la brava Lombardía, ha’brá hecho un ser-vicio a lo; hom- col:\cnir que haya, una preponderancia aparente y acci-
bres [OC., t. 14, p. 398-4001. dental, de algún poder [. . ] europeo [O.C., t. 22, p. 116.
La cursi\-a es de! autor de este trabajo. N. de la R.].
Aquí conviene hacer algunos comentarios. El conocimiento de
la práctica y la ideología martianas enseñan claramente un
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIA..OS
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Con sólo veintidós años de edad, hlartí emitió criterios que otros pueblos, por tener más mando, por quitarle a otro pue-
demuestran que SII sostenido >- peculiar espiritualismo y SU blc sus tierras, no son héroes, sino criminales”. Y como com-
creencia, tambiGn personal, en un principio divino, no 10 lle- plemento, en ese mismo texto se comprueba que la heroicidad
varon a admitir la existencia de una providencia suprahumana. no era para él una virtud elitaria. Dijo que no sólo debía
Esos juicios, aparecidos en un texto de 1875, sitúan SLI con- amarse a Bolívar, sino a todos los que pelearon como él por
cepción acerca de la acti\.idad del hombre en puntos muy avan- el bien de nuestra América: “ A todos: al héroe famoso y al
zados con respecto al idealismo subjetivo a ultranza y los ras- último soldado, que es un héroe desconocido” (“Tres hékoes”
>
gos de escolasticismo que, frecuentemente al servicio del colo- art. cit., p. 308 y 304, respectivamente).
nialismo, predominaban en los medios en los cuales había * * *
transcurrido la mayor parte de su vida hasta entonces: “La
Providencia”, sentenció, “no es más que el resultado lógico y En un importante apunte, presumiblemente entre 1877 y 1878
preciso de nuestras acciones, favorecido o estorbado por las sostuvo algo que evidencia su comprensión de que en su époci
acciones de los demás” (Crrademos de apmtes, O.C., t. 21, se asistía al establecimiento de nuevas maneras de interpretar
p. 17). la. historia. Esas nuevas maneras, favorablemente asimiladas
De esa forma defendía dos caras importantes de la verdad por él, deben verse como estímulo en el acierto de sus juicios
histórica: la capacidad de iniciativa del hombre para la prác- Er. el apunte mencionado, se preguntó: “iQué será, pues, His:
tica, y la dependencia de la misma en relación con las circuns- toria de la Filosofía?” Y se dio la siguiente respuesta: “Ciencia
tancias en que se llega al resultado de las acciones de aquel: moderna, debe conformarse a la acepción moderna de la His-
“favorecido o estorbado por las acciones de los demás”. Por toiia. Antes se asignaban hechos; ahora se encadenan y razo-
este rumbo se orientaría su concepto de la función de la indi- nan. Antes se narraba; ahora se traba, se funde, se engranan
vidualidad en la historia, in’cluido el héroe. Para Martí, un los sucesos y explican” (O.C., t. 19, p. 365). El aserto denota
gran héroe era un hombre extraordinario, pero cuya voluntad junto con la comprensión del cambio en el estudio histórico
no bastaba para conducir la marcha de los sucesos históricos. una postura abierta a la integración dialéctica del mundo v’
por consiguiente, opuesta al dañino particularismo positivist>.’
Nada menos que a propósito de un combatiente como Simón
Contra este se expresó reiteradamente Martí, respaldado por
Bolívar, de quien le enorgullecería sentirse hijo y continuador,
mas de una válida razón, aunque no deben descontarse los
les escribió en estos términos a los más jovenes lectores de
nuestra América: “Un hombre solo no vale nunca más que un lados favorables que determinadas formas de cientifismo po-
sitivista aportaron a nuestra América y al mismo Martí.
pueblo entero; pero hay hombres que no se cansan, cuando
su pueblo se cansa, y que se deciden a la guerra antes que los Es indudable que la certeza de sus opiniones debe mucho a su
pueblos, porque no tienen que consultar a nadie más que a disposición para asimilar los mejores logros de las ciencias.
sí mismos, y los pueblos tienen muchos hombres, y no pueden En 1883 afirmó con entusiasmo: “Nuestras tierras [alude a
consultarse tan pronto” (“Tres héroes”, en La Edad de Oro, Hispanoamérica] son tan fecundas en oradores y en poetas,
O.C., t. 18, p. 305). En 1875 dijo acerca del peruano Francisco como en sabios. Ya va siendo notabilísimo en los poetas y
de Paula Vigil, a quien mucho admiró: “Así se es hombre: ver- oradores de nuestra raza el afán de hacerse hombres de cien-
tido en todo un pueblo”. Y en otra ocasión expresó: “Nada es cia. 1Y hacen bien!” (“El libro de un cubano”, O.C., t. 5, p. 97).
un hombre en sí, y lo que es, lo pone en él su pueblo”.4 Estas Y el año anterior había sostenido: “Las ciencias [. . . ] contri-
formulaciones deben su contenido medular a la funcionalidad buyen con sus revelaciones a la historia”. En esa misma oca-
revolucionaria de las ideas de Martí, lo que también a su va- sión atribuyó a determinados criterios biológicos un sustrato
loración del héroe confirió marcas de mucha y muy buena teórico con el cual parece haber ido simpatizando: “el mundo
actualidad. Piénsese que, desde tiempos suyos, el individua- no fue producido por creación, sino por continuado desenvol-
lismo hurgues había ido haciendo cada vez mayor su desafuero vimiento” (“Italia”, O.C., t. 14, p. 398).
gracias a aportaciones del corte de las ofrecidas por Nietzsche. Estas opiniones hacen pensar, entre otras cosas, en una salu-
El revolucionario cubano exigía a los hombres extraordinarios, dable influencia del evolucionismo darwiniano. En más de una
para considerarlos realmente héroes, actos de sentido positi- oportunidad puso reparos a ideas evolucionistas, pero 10s con-
vo: “Los que pelean por la ambición, por hacer esclavos a textos en que los expresó permiten sospechar que se trata de
rechazo a cierto evolucionismo, vulgar y testarudo, que ade-
4 J M.: “I.:-.>:lcisco d.: Paulz~ \‘igil”, 0. C., t. 6, p. 31-l; ) “Hcnr) Ward Bcecher. SU vida
y su oratoria”, 0. C., t. 13, p. 34, respectivamente. más de considerar al hombre como posible descendiente de
~NLAJ¿IO DEL CENTKO DE ESTUDIOS MARTIANOS A?iUARIO DEL CENTRO DE ESTI’DIOS %14RT14S0$
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cualquier especie animal, absolutizaba faliblemente el menos- naturaleza del medio donde a cada grupo humano le corrsspon-
precio de los elementos espirituales en la vida humana, lo que dió desarro!larse:
también merecía la oposición del dialéctico espiritualismo mar- La edad de piedra fu? al empezar a I.i\.ir, qw los hombros
tian0.5 EJI genera!, sobran las razones para afirmar que abrazó andaban errantes hu!.endo de los animales, y Irivían 1101.
!as mejores enseñar-isas dnl7\-ir:istas. En un apun:\: que SC su- por acá >- macana allá, y no sabían que eran buenos cI>
pone de 189-I dijo sin transparentar aprcnsicín alguna: “Dar- comer los frutos de la tkrra. Luego los hombres encontra-
lvin dice lo mismo que Tennyson;-y BroLvnning en el Pnrn- ron el cobre, que era más blando que el pedernal, y el es-
celsrts dice, sobre: la aparición y formación del hombre, poco taño, que era más blando que el cobre, y vieron que con
m8s 0 menos lo que la mitología evolucionista dc los chiiw,s. el fuego se le sacaba el metal a la roca, y que con el estaño
-y 10 de Emerson --tle gr~a~to CI l~o~nbl-e” (Cundermx de y el cobre juntos se hacía un metal nuevo, muy bueno para
apntes, O.C., t. 21, p. 409). Para valorar mejor estas palabras, hachas y lanzas y cuchillos, y para cortar la piedra. Cuan-
conviene saber que Emerson fue un pensador por quien sinti(J do los pueblos empiezan a saber cómo se trabaja el metal
una admiración especial. y a juntar el cobre con el estaño, entonces están en su edad
de bronce. Hay pueblos que han llegado a la edad de hierro
Es difícil no relacionar el abrazo al buen evolucionismo con sin pasar por la de bronce, porque el hierro es el metal
criterios martianos acerca del devenir de la sociedad. Ese es de su tierra, y con él empezaron a trabajar, sin saber que
el caso de una opinión expresada en 1884: en el mundo había cobre ni estaño.
Cazando y pescando: desentendiéndose a golpes de peder- En estas palabras se aprecian, por lo menos, dos virtudes im-
nal del tigrillo y el puma y de los colosales paquidermos; portantes: por un lado, la comprensión del carácter universal
soterrando de una embestida de colmillo el tronco mon- del desarrollo histórico y de sus determinaciones; v por el
tuoso en que se guarecía, vivió errante por las selvas de otro, la particularización de esa universalidad en fukión de
América el hombre primitivo en las edades cuaternarias. las características específicas de las zonas donde se observa
En amar y en defenderse ocupaba acaso su vida vagabunda el desarrollo. En ello hay, además de una indudable médula
y azarosa, hasta que los animales cuaternarios desapare- dialéctica, rasgos de un plausible materialismo. En el texto
cieron, y el hombre nómada se hizo sedentario [“El hombre del cual procede la cita anterior, puede también leerse lo si-
antiguo de América y sus artes primitivas”, O.C., t. 8, guiente:
p. 3321. No es que hubo una edad de piedra, en que todos los pue-
Y también lo es de esta otra, que corresponde a 1889, cuando blos vivían a la vez del mismo modo; v luego otra dc
escribió que en la Exposición de París podía verse “cuanto bronce, cuando los hombres empezaron ã trabajar el mc-
ha descubierto y hecho [el hombre] desde que andaba por tal, y luego otra edad de hierro. Hay pueblos que viven
los bosques desnudo hasta que navega por lo alto del aire y como Francia ahora, en lo más hermoso de la edad de!
lo hondo de la mar” (O.C., t. 18, p. 408). Poco tiempo antes hierro, con su torre de Eiffel que se entra por las nubes:
había expuesto un juicio en el cual, de alguna forma, se rela- y otros pueblos que viven en la edad de piedra, como el
ciona la evolución del hombre con las necesidades que le indio que fabrica su casa en las ramas de los árboles, y con
fueron planteando el trabajo y, lo que es muy importante, la su lanza de pedernal sale a matar los pájaros del bosque
>- a ensartar en el aire los peces yo!adores del río. Pero
5 Al respecto,
“Bien vio, a pesar
son muy ilustrativos
de sus yerros,
el siguiente
que le vinieron
juicio de Martí
de ver, en la mitad
acerca de Dar\iio:
del ser, y co
Eos pueblos de ahora crecen más de prisa, porque se jun-
en todo el ser” (“Darwin ha muerto”, t. 15, p. 380), y su oposición a la creencia de tan con los pueblos más viejos, y aprenden con ellos lo
we
lejano
“el hombre
y recdndito
es, o puede
que sea (“Un
ser, el vC<stago de cualquiera
congreso antropol6gico
otra
en los Estados
especie ankmal,
Unidos”,,
por
t. Il,
que 110 saben; no como antes, que tenían que ir poco a
p. 479. El subrayado es mío). Marti siguió confiando en el alcance de un comxlmiento POCO
- - descubriéndolo todo elios mismos [“La historia dei
& preciso. Acerca del lombardo Cantú, coment6: “en cuanto a hombres, IXI ptie? hombre contada por sus casas”, en Lci E&d de Oro, O.C.,
el anciano lombardo creer que corren parejos el adelanto moral y el matcrml. nl
quiere creer que acusen adelanto esa fe nueva en el abolengo del hombre, que Ie t. 18, p. 358-3591.
hace nacer de simio, ni la creencia en que el conocimiento de sí ha vendo desecvol-
viendose de seres que no tienen conocirmento, ni que el mundo de fen6menos pSfWiCo,Sv Esta opinión tiene su antecedente en otra de 1883, según la
el soberano mundo espiritual, haya nacido como un v8stago del orden ffsico, del b!Jo
mundo corpóreo”. Pero, hombre de pensamiento en importante apertura dialktXa. cual
cambió de párrafo y afii6: "Mas ya no hay valla para los modos de saber. La cle+a
lYst6rlca ha crecido y cambiado, a la par de todas las ciencias. Se h+ descubIerto en una misma época, y a un mismo tiempo unos hombres
pueblos ignorados. Se han sacado a la vida naciones sepultadas. El E@pto de Jorge
~bcrs, no eS cl &ipto dc los sabios de Napoleón” (“Italia”, 0. C., t. 14, P. 3VB-39V). trabajan y convierten los elementos más rebeldes y recón-
288 ASCARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS --- -~~ ~- -
4NïARIO
._~ _---~---~___
DEL CENTRO DE
..~.
ESTLDIOS MARTLiNOS 289

ditos de la naturaleza, y otros emplean apenas los rnk bano y el español, por el bien de la liar-ra común y la re-
superficiales y burdos. La edad de piedra subsiste en me- belión del decoro, co~z[r(z el sisterlzcl incurable e insolcnrc
dio de la edad moderna. No hay- leyes de la vida adscritas del gobierno que les ahoga la personalidad, anula el cs-
a una época especial de la historia humana. Dondequiera fuerzo de su indust:.ia, cría a los hijos sin rumbo en cl
que nace un pueblo nuevo, allí renace con él,-nueva, gran- hogar inquieto y les pudre el aire que respiran. [“La Ale\-
diosa y feral,-la vida [“Arte aborigen”, O.C., t. 8, p. 33 l] clrianza”, 0. C., t. 2, p. 171. La cursiva es del autor de este
trabajo. N. de la R.]
Hombre de tanta amplitud universal, tuvo para esta una cdn-
secuente raíz y un complemento fecundante en el amor a nues-
tra América y a su tierra cubana, amor Util y libre de estreche-
ces nacionalistas, como que estuvo siempre moldeado por aque- En 1882 IMartí c!ijo en lorma hipotctica a propósito del rena-
lla amplitud. Por esa razón pudo sostener en su programático cimiento del cristianismo primitivo: “cll lo humano todo el
ensayo “Nuestra Amérka “*. “La historia de América, de los incas progreso consiste acaso en volver al punto de que se partió
acá, ha de enseñarse al dedillo, aunque no se enseñe la de (“El Poema cfel Niágwa”, O.C., t. 7, p. 226). Pero lo definitivo
los arcontes de Grecia. Nuestra Grecia es preferible a la Grecia de su pensamiento estuvo lejos de la negación de In evolución
que no es nuestra. Nos es más necesaria. Los políticos nacio- superadora de la historia. Muchos textos suyos -algunos de
nales han de reemplazar a los políticos exóticos”. Pero lo hizo los cuales se han visto o se verán aquí- insisten en el hecho
sólo después de haber dicho sentenciosamente: “Cree el aldea. de que la historia de la humanidad apunta hacia una indudable
no vanidoso que el mundo entero es su aldea, y con tal que él superación desde que el hombre anduvo desnudo por los b-w
quede de alcalde, o le mortifique al rival que le quitó la novia, ques hasta que construía monumentos formidables como la
o le crezcan en la alcancía los ahorros, ya da por bueno el torre Eiffel. Su creencia en que la Edad Media subsistía dentro
orden universal” (O.C., t. 6, p. 18 y 15 respectivamente). Por de la moderna, remite en realidad a su confianza en que cl
esa misma fecha, en distintos poemas de sus Versos sencillos progreso histórico también significa acumulación, sedimenta-
confesó: “Yo sé de Egipto y Nigricia,/ Y de Persia y Xeno- ción de los mejores logros alcanzados, o, incluso, asentamients3
phonte” y -consecuencia de ese ancho entendimiento- “Yo de experiencias. Así puede comprenderse este aserto suyo: “La
sé de un pesar profundo/ Entre las penas sin nombres:/ ;La Edad Media, como seno de madre, dio de sus sombras creado-
esclavitud de los hombres/ Es la gran pena del mundo!” (0. ras a nuestra Edad, que no la rechaza ya como hija impía, sino
C., t. 16, p. 66 y 112 respectivamente). que anhela conocerla, porque nació de ella” (“Italia”, art. cit.,
Ello constituye, entre otras cosas, una declaración del saber p. 399). Dos anos más tarde, en 1884, sostuvo: “En el espíritu
universal con que alimentó su pensamiento este hombre ejem- del hombre estan, en el espíritu de cada hombre, todas las eda-
plar, cuyo entendimiento del mundo le permitió llegar, en des de la Naturaleza” (“El hombre antiguo de América y sus
1895, a esta formulación conmovedora: “Patria es humanidad” artes primitivas”, O.C., t. 8, p. 333). Y en 1889 habló con emo-
(“La Revista Literaria Dominicense”, O.C., t. 5, p. 468). Y si ción acerca de un templo levantado por mexicanos “como para
la rica información favoreció al afincamiento de su pensa- que no les tocasen su historia, que es como madre de un país,
miento revolucionario, puede decirse que la naturaleza de su los que no la tocaran como hijos” (“La Exposición de París,”
lucha impuso la mejor orientación a su universalismo. Diri- art. cit., p. 418).
gente mayor de una revolución inmediatamente dirigida wn- ildemás, con;-:erte conocer que su confianza en el desarrollo
tra el colonialismo español, supo, basado en su lucidez acerca
progresivo de la historia, tenía, a diferencia de Hegel, a quien
de la contradicción decisiva del conflicto, amar lo mejor de
con justicia llamó “el grande” (“Juicios”, O.C., t. 19, p. 367), un
España, y plantearse: carácter saludablemente abierto, inconforme. No estuvs dentro
Nada menos que enemigo de Cuba sería quien pretendiese de sus propositos jmtljical interesadamente el estadio histó-
levantar una valla funesta entre cubanos y españoles; y rico alcanzado por ninguna de las fuerzas dominantes hasta
la responsabilidad o insensatez fueran mayores hoy, cuan entonces. Más adelante SC hará referencia a elementos clasistas
do oprimidos por igual bajo la tradición española, con en la concepción martiana de la historia. Por ahora parece
su séquito de contratistas, beneficiarios y militares, el bastante apuntar que en 1882 hizo una elocuente generalización
hijo de Cuba y el de España, y cerrados a ambos por igual de 10~; sitemac: filosóficos y políticos que él alcanzó a conocer,
el porvenir legítimo y su entidad humana, líganse el i‘u- y, por supuesto, los religiosos. En esa ocasión dijo:
290 I\'L\RIO
.+: DEL CEhTRO DE ESTUDIOS MRTIAKOS ~~.- ANLARIO
~~~ DEL CENTRO DE LSTCDIOS h%ARTlAiiO~_ 291

So pretexto de completar el ser humano, lo interrumpen. tllzte Itr r-e\wlzlciól/ cltbatztl (1873), asumio posiciones propia-
No bien nace, ya están en pie, junto a su cuna con grandes ‘ie aquella tendencia. habrá que buscar las razones en zonas
y fuertes vendas preparadas en las manos, las filosofias, profundas del contexto histórico. Debe tenerse en cuenta que
las religiones, las pasiones de !os padres, los sistemas polí- C:I Cuba, donde más de un rasgo feudal o fcudalizante sc ha&
ticos. Y lo atan; y lo enfajan; y el homb-e es va, por todn arraigado con el coloniaje español, el liberalismo burgués podía
su vida en la tierra, un caballo embridado. Asi es la tierra cs:imular aspiraciones de progreso; y, además, es necesario
ahora una vasta morada de enmascarados. Se viene a la contar con que el folleto fue escrito y publicado precisamente
vida como cera, y cl azar nos vacía en moldes prehechos en España, donde el triunfo temporal de los liberales no habí‘l
[“El Poema del Niágara”, O.C., !. 7, p. 230-J. sido, y no lo sería, fuerza suficiente para estimular la renuncia
del gobierno a su dominación sobre las colonias. ~NO habría de
Y en su comentario acerca de la Exposición de París, sostuvo: ser tentadora para el joven Martí la posibilidad de emplear
el lenguaje de los liberales justamente contra vicios de explo-
Los pueblos todos del mundo se han juntado este verano tación que ellos, a pesar de ciertas resonancias de ese lenguaje,
de 1889 en París. Hasta hace cien años, los hombres vivían se empecinaban en mantener ? Sea cual fuera la respuesta final
como esclavos de los reyes, que no los dejaban pensar, y a estas interrogantes, no cabe duda de que a Martí no podía
les quitaban mucho de lo que ganaban en sus oficios, para sastisfacerle el que con la Revolución Francesa los hombres
pagar tropas con que pelear cou otros reyes, y vivir en sólo hubieran dejado de ser tan esclavos como antes, con lo
palacios de mármol y de oro, con criados de seda, y seÍío- cual, por supuesto, seguían siéndolo en algún grado. El con-
ras y caballeros de pluma blanca, mientras los caballeros fiaba, y lo buscaba, en el “fin humano del bienestar en el deco-
de veras, los que trabajaban en el campo y en la ciudad, ro” (“Crece”, O.C., t. 3, p. 117), lo que en su pensamiento se
no podían vestirse más que de pana, ni ponerle pluma al Irt:forzaba con su abarcadora universalidad:
sombrero: y si decían que no era justo que los holgazanes
viviesen de lo que gann’oan los trabajadores, si decian que Estudiando se aprende [ ] que el hombre es el mismo
un país entero no debía quedarse sin pan para que un hom- en todas partes, y aparece y crece de la misma manera.
bre solo y sus amigos tuvieran coches, y ropas de tis#Ji y y hace y piensa las mismas co;as, sin más diferencia que
encaje, y cenas con quince vinos, el rey los mandaba a la de la tierra en que vive, porque el hombre que nace en
apalear, o los encerraba vivos en la prisión de la Bastilla, tierra de árboles y de flores piensa más en la hermosurs
y el adorno, y tiene más cosas que decir, que el que nace
hasta que se morían, locos y mudos [O.C., t. 18, p. 4001.
en una tierra fría, donde ve el cielo oscuro y su cueva en
la roca. Y otra cosa se aprende, y es que donde nace el
En su elogio de la Revolución Francesa destacan, entre otros,
hombre salvaje, sin saber que hay ya pueblos en el mun-
los siguientes rasgos: condena el régimen monárquico feudal
do, empieza a vivir lo mismo que vivieron los hombres di:
que empezó a ser definitivamente derrotado con aquelii Re-
voluci<jn; pero, al mismo tiempo, la pupila con la cual st rXo- hace miles de años [“La historia del hombre contada por
noce el logro no es la de la clase dominante de esa campaña, sus casas”, art. cit., p. 3571.
sino, por el .contrario, una pupila centrada con simpatía en "los * * *
caballeros de veras, los que trabajaban en el campo y en la ciu-
dad”. 0 sea, habla de ella con una visión opuesta a los holga- En el fragmento se aprecia, junto con su acendrado universa-
zanes que vivían de lo que ganaban los trabajadores. Sin ello lismo, que Martí tendía a buscar los móviles de la historia en
no puede comprenderse en qué se basaba su compl.ensión factores objetivos: ias condiciones de “la tierra en que vive” el
de que la Revoloción Francesa, con todas sus excc!encias. sólo hombre. En 1889 se refirió a la unificación política de Alemania,
había rcnresentado un grado de liberación aún insuficienk: y la reconoció como justa “por ser toda de unos mismos pa-
“ni en Frarlcia, ni en ningún otro país han vuelto los hombres dres” esa nación, pero se apresuró a indicar que esa posibilidad
, >t
a ser .fcw es:!n!~s como al7tej” (“La Exposición de Paris , art. no cabía en América, “por estar poblada por dos naciones que
cit., p. 403, La cursiva es del autor de este trabajo. N. de la R.). pueden visitarse como amigos, y tratarse sin pelear, pero no
De esta mantera, la visici!l martiana de la historia se aleja deci- echar por un camino, porque una quiere ponerFe sobre el mun-
didamente de las concepciows propias del liberalismo burgués, do, mie::tras que la otra !e quiere abrir los bi-azos” (“La Co;?-
y se adentra en un democratismo revolucionario de los más ferencia de Washington”, O.C., t. 6, p. 83). Esa clara compren-
dtOS vuelos. Si joven aún, en su opúsculo La repGblica española sión fue un estímulo decisivo para las formulaciones contenidas
292 ANUARIO
.~. -~- DEL_~-__._
CENTRO DE ESTUDIOS - MARTIANOS
~~~__~~ _~~ ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 293

en su discurso “Madre America”. En él hizo una ejemplar y dominio en la república, y en el universo, el pere,srino
apasionada síntesis histórica de la formación de nuestra Amé- que no consentía señor sobre él, ni criado bajo él, ni más
rica y de los Estados Unidos. Fue conciente de que ambas conquistas que la que hace el grano en la tierra y eì amor
regiones habían sido objeto de modos diferentes de colonización eil los corazones,--” v el aventurero sagaz y rapante, hecho
lo que había beneficiado a !n América norteña: “De] arado naI a adquirir v adelantar en la selva, sin más ley que su
ció ?a América del Noïtè , y la Española, del perro de presa”. deseo, ni mks límite que el de su brazo, compañero solita-
Marti elogió el carácter liberal y emprendedor de los funda- rio y temible del leopardo y el águila [La cursiva es del
dores de las Trece Colonias: “De 10 más vehemente de la liber- autor de este trabajo N. de la R.]
tad nació en días apostólicos la América del Norte. No querían
los hombres nuevos, coronados de luz, inclinar ante ninguna A propósito de estos juicios acerca de la formación de la socie-
otra su corona” ([Madre América], O.C., t. 6, p. 136 y 134, res- dad estadounidense, cabe hacer la siguiente anotación: al ca-
pectivamente). Pero se preocupó por dar a conocer, a veces con rácter abierto de la dialéctica martiana debe añadirse la con-
saludable perspectiva clasista, los lados y las raíces negativas ciencia del elemento de la contradicción en el desarrollo his-
dc esa nación. En el breve trazo que hace de la formación his- tbrico, tal como se describe en el fragmento. Se trata de lo
tórica de las Trece Colonias, intercala pinceladas como estas, que -como se verá más adelante- él llegaría a nombrar en
referidas a sus fundadores: 1894, con una significativa generalización, “lucha perpetua entre
el desinterés y la codicia y entre la libertad y la soberbia”. En
viene el caballero, de fusta y sombrero de plumas, y su ello radica una importante fuente de la concepción martiana de
Inismo hábito de mandar esclavos le da altivez de rey para la historia, por más que haya que tener en cuenta las condicio-
defender su libertad. Alguno trae en su barco una negrada nes prácticas y teóricas que moldearon el pensamiento del héroe
que vender, o un fanático que quema a las brujas, o un ~11respecto, a lo cual aquí se dedican comentarios posteriores.
gobernador que no quiere oír hablar de escuelas [. . . ]
Allá, por los bosques, el aventurero taciturno caza hom- * * *
bres y lobos, y no duerme bien sino cuando tiene de almo-
hada un tronco recién caído o un indio muerto. La atención a los factores objetivos determinantes, protegió a
Martí de faltas que han dañado la concepción de la historia en
Esos son algunos de los elementos en que basó Martí su valo- más de un pensador. Su análisis acerca del elemento racial
ración del modo de sociedad al cual habían llegado para enton- en la evolución del mundo, lo salvó de fatalismos nocivos.
ces los Estados Unidos. Un poco más adelante señaló: Lleg6 a ser, a un tiempo, un sólido luchador contra el racismo
\ WT: juzgador de la historia liberado de tendencias racialistas8
Cuando el inglés, por darla de amo, les impone [a sus Observando el auge en la consolidación de lo que él mismo en-
colonias] un tributo que ellas no se quieren imponer, el tendería como imperialismo, propuso a nuestra América una
gtlante que le echaron al rostro las colonias fue el que táctica valiosa, a la vez que hizo la siguiente formulación:
el inglés mismo había puesto en sus manos. A su héroe, le
traen el caballo a la puerta. El pueblo que luego había de Ni hay que traer sobre sí a un enemigo a quien no se pue-
negarse a ayudar, acepta ayuda. La libertad que triunfa es de derribar, ni que invitarlo a que se eche encima, con lo
como él, señorial j sectaria, de puño de encaje y de dosel flojo de la oposición. Ni mayordomos de raza ajena, ni
de terciopelo, más de la localidad que de la humanidad, mayordomos de nuestra raza. No es cuestidn de razas, sino
una libertad que bambolea, egoísta e injusta, sobre los cuestión de independencia o servidumbre. Ni pueblos fuer-
hombros de una raza esclava, que antes de un siglo echa tes rubios, para su beneficio y moral, sobre los pueblos
en tierra las andas de 11x1 sacudida; iy surge, con un hacha meritorios y capaces de América; ni pueblos fuertes tri-
en la mano, el leñador de ojos piadosos, entre el estruendo gueños, para su poder injusto, sobre las naciones afligidas
y el polvo que levantan al caer las cadenas de un millón de la América del Sur [“La Conferencia de Washington”,
de hombres emancipados! Por entre los cimientos desenca- t. 6, p. 911.
jados en la estupenda convulsión se pasea, codiciosa y so-
\1 Aunque en el fondo no son del todo diferentes: distingo aqul dos modos de enfrentar
heróia, la victoria; reaparecen, acentuados por la guerra, el problema racial: el que asume actitudes discriminatorias contra una raza u otra
los factores que constituyeron la nación; y junto al cadáver y el queatribuye al elemento racial un poder desmedido en la marcha de la historia.
BI primero es el racismo tradicional; el segundo es el que en estas p&ginas recibe
del caballero, muerto sobre sus esclavos, luchan por el pre- la designación rncialiomo.
ANUARIO DEL CE?$TRO DE ESTUDIOS MARTIASOS 295

En 1891 sería, si cabe, más radical en ~1 cnfoqu~ del papel de de refutar no sólo prejuicios de los opresores, sino también
las razas cn la i~~-~~m3ónhistórica de los pueblos. En una Gpoca de los oprimidos. Según el relato martiano, los anamitas afir-
en que la cuestión racial podía conducir, y conducía, a conflic- maban
tos violentos, y, cn el caso cubano, a entorpecer la unidad nc- que los hombres no deben llevar barba, que es cosa de
cesaria para la lucha independentista, 61 llegó a reducir a su fieras: aunque los franceses, que son ahora los amos cte
mínima expresiún el contenido del k-mino razu, y, al mismo Anam, responden que esto de la barba no es más que en-
tiempo, destací> implícitamente el valor de otros factores his- vidia, porque bien que se deja el anamita el poco bigote
tóricos: que tiene: iy en sus teatros, quién hace de rey, sino el que
tiene la barba más larga? ¿y el mandarín, no sale a las
No hay odio de razas, porque no hay razas. Los pensa-
dores canijos, tablas con bigotes de tigre? iy los generales, no llevan la
los pensadores de lámparas, enhebran J
barba colorada? [O.C., t. 18, p. 460 y 461, respectivamente].
recalientan las razas de librería, que el viajero justo y cl
observador cordial buscan en vano en la justicia de la Na- * * *
turaleza, donde resalta en el amor victorioso y el apetito
turbulento, la identidad universal del hombre. El alma En los planos decisivos de la campaña desmistificadora llevada
emana, igual y eterna, de los cuerpos diversos, en forma :I cabo por Martí en el nivel de la interpretación histórica, SC
y en color. Peca contra la humanidad el que fomente y ~.;:::uc;nira su anticolonialismo, que tuvo un nutridor refuerzo
propague la oposición y el odio de las razas. Pero en el 1: G:*ic.o en su rico y luminoso universalismo. Afincado en 61, su-
amasijo de los pueblos se condensan, en la cercanía de ;>.) r: Ifrentar, también en la valoración de la historia, un lastre
otros pueblos diversos, caracteres peculiares y activos, ideológico que tanto afectó y aún afecta a muchos hijos de
de ideas y de hábitos, de ensanche y adquisición, de nuestra América: el europeísmo deslumbrado, hijo y guardián
vanidad y de avaricia, que del estado latente de preo- del coloniaje sufrido por estas tierras. En La Edad de Oro,
cupaciones nacionales pudieran, en un período de de- alltdiendo implícitamente a la abrupta intervención de la con-
sorden interno o de precipitación del carácter acumu- quista sufrida en ellas, expresó: “En los pueblos de Europa es
lado del país, trocarse en amenaza grave para las donde se ven más claras las tres edades, y meior mientras más
tierras vecinas, aisladas y débiles, que el país fuerte de- ai norte, porque allí los hombres vivieron solos, cada uno en
clara perecederas e inferiores. Pensar es servir. Ni ha de su pueblo, por siglos de siglos, y como empezaron a vivir por
suponerse por antipatía de aldea, una maldad ingénita ì; el mismo tiempo, se nota que aunque no se conocían unos 3
fatal al pueblo rubio del continente, porque no habla nues- otros, iban adelantando del mismo modo”. Y, después de refe-
tro idioma, ni ve la casa como nosotros la vemos, ni st’ rirse a la superposición de capas geológicas en el planeta,
nos parece en sus lacras políticas, que son diferentes de las añadió:
nuestras; ni tiene en mucho a los hombres biliosos y tri-
gueños, ni mira caritativo, desde su eminencia aún ma! comparando las capas de un lugar con las de otro se ve
segura, a los que, con menos favor de la Historia, suben :& que los hombres viven en todas partes casi del mismo modo
tramos heroicos la vía de las repúblicas; ni se han de e.q en cada edad de la tierra: ~610 que la tierra tarda mucho
conder los datos patentes del problema que puede reso!- en pasar de una edad a otra, y en echarse una capa nueva,
verse, para la paz de los siglos, con el estudio oportuno > y así sucede lo de los romanos y los bretones de Inglaterra
la unión tácita y urgente del alma continental [“Nuestrd en tiempos de Julio César, que cuando los romanos tenían
América”, O.C., t. 6, p. 22-231. palacios de mármol con estatuas de oro, y usaban trajes de
lana muy fina, la gente de Bretaña vivía en cuevas, y se
Semejante luz le permitió emprender desmistificaciones que vestía con las pieles salvajes, y peleaba con mazas hechas
van desde lo aparentemente trivial hasta los planos más impo!-- de los troncos duros [“La historia del hombre contada
tantes. A propósito de los bravos anamitas, por quienes sintiri por sus casas”, art. cit., p. 360-3611.
una admiración desbordada, y cuya lucha liberadora divulgó
como ejemplo guiador en las páginas de La Edad de Oro, negó klientras había quienes divulgaban criterios racistas, o se ha-
que existiera una verdadera superioridad estética absoluta de c.í;ln eco cle ellos, para justificar actitudes colonialistas, él se
una raza con respecto a otra: “No nos parecen de cuerpo her- preocupó por ubicar justamente a la población negra de Africa
moso, ni nosotros les parecemos hermosos a ellos”. Y fue capaz dentro del devenir universal: “Cuentan muchas cosas del valor
296 4Y:I’ARIO
:i.we DEL CENTRO
-~~-~-_-__-- DE FSTUDIOS MARTIANOS ~. .~___
ASLARIO DEL CESTRO DE ESTCDIOS ,2I.\RTIANo?
297

con que SC defienden los negros, y de las guerras cn que andatl


como todos los pueblos cuando empiezan a vi\rir, que pelean como que’ nadie tacha de itlrlzoral, 71i de trabrljo sa2reatior.
por ver quién es más fuerte, 0 por quitar a su vecino lo que almqlce lti sería, la intentona de llel)ar por América en 105
quieren tener ellos” (“Cuentos de clefantcs”, cn Ln Edad de Ow. tiempos nloderr2os la ci~*ilizaciórl ferrocarrilera con10
Pizarro ZlelG Irr fe de la uu=. [“El Congreso Internacional
O.C., t. 18, p. 485). Otro tanto hizo con los anamitas cuando, en
de Washington (II)“, t. 6, p. 57 y 59, respectivamente. La
el texto que acerca de ellos escribió y que aquí se ha citado, su-
cursiva es del autor de este trabajo. N. de la R.]
brayó las características de su desarrollo hist<írico que daban
ventaja material a sus agresores. En el caso de nuestra Améric;),
núcleo fundamental de sus inquietudes combativas, opuso dc L;is presentes p$ginas no son lugar adecuado para un escruti-
igual manera el buen universalismo a los prejuicios coloniali<- llio centrado en el antimperialismo de Martí, pero parece ine-
12s. Con etc propósito dijo: “Llorente, que ha escrito la Vida rJ;> ludible reconocer que en ningún otro acontecimiento se le reve-
Lr!.s COSOS, escribió también la Historia de la Iuquisicióp?, que? IG mejor que en la formación del imperialismo, el papel de los
cra quien quemaba: el rey iba de gala a vt’r la quemazón, coti intereses económicos en la marcha de la historia. Esa seria
la reina y los caballeros dc la corte: delante dc los condenadou una de las mayores lecciones que recibiría nuestro héroe de su
venían cantando los obispos, con un estandarte verde: de la atención al desarrollo de las fatídicas Conferencias de 1889 a
hoguera salía un humo negro”. Y después cit0 estas palabras dc, 1891. Ciertas pretensiones de trabazón económica de nuestra
Las Casas en defensa dc los indígenas americanos: América al aparato comercial yanqui, fueron lúcidamente abor-
dadas por él en el plano de sus trágicas consecuencias políticas.
“iNo es verdad que los indios de México mataran cincuell- Fechada el 28 de junio de 1890, se publicaría el 31 de agosto de
ta mil en sacrificios al año, sino veinte apenas, que es ese año una crónica martiana en la cual el autor incluyó la
menos de lo que mata EspaÍía en la horca!” “iNo es ver- siguiente cita del Swz: “La esperanza, o el sueño, de la unión
dad que sean gente bárbara y de pecados horribles, porque comercial, si no política, de este continente, está en la mente
no hay pecado suyo que no lo tengamos más los europeos; de todos los americanos”.T Pero en su colosal crónica de mayo
ni somos quién, con todos nuestros cañones y nuestr:] de 1891 acerca de la Comisión Monetaria Internacional Ame&
avaricia, para compararnos con ellos en tiernos y amiga- cana, Martí sería categk-ico al plantear el carácter dependiente
bles; ni es para tratado como a fiera un pueblo que tiene del elemento político con respecto al económico, y daría lo que
virtudes, y poetas, y oficios, y gobierno, y artes!” [O.C.. parece una respuesta a la incertidumbre del Sun. Se opuso al
t. 18, p. 4451. sometimiento de nuestra América a los planes comerciales de
* * * los Estados Unidos, y afirmb acertadamente con remisión a
i’*s valores que predominaban en las relaciones internacionales
Su sólida y universal concepción de la historia no sólo le sir- c!e su época: “Quien dice unión económica, dice unión política.
vi6 para iluminar su combate contra el colonialismo tradicio- El pueblo que compra, manda. El pueblo que vende, sirve. Hay
nal, sino que también le permitió hacerse conciente del hecho que equilibrar el comercio para asegurar la libertad” (O.C.,
que, tal vez como ningún otro, marcó las mejores dimensiones t. 6, p. 160).
de su pensamiento: comprendió que sobre nuestra América
Conocedor de la historia de “nuestras dolorosas repúblicas” y
se cernía el peligro de un nuevo colonialismo devorador. El de la rapaz avaricia yanqui, advirtió que no había que esperar
alcance de su lucha -incluidas la fundación y las miras del
verdadera reciprocidad de los convenios comerciales que los
Partido Revolucionario Cubano- podrá entenderse cabalmente Estados Unidos intentaban imponer. En 1883 se manifestó
si se tiene en cuenta su enfrentamiento de aquel fenómeno. EV entra el que en ese año el país norteño propuso a México (“El
una de las crónicas de 1880, había hecho la siguiente formula- tratado comercial entre los Estados Unidos y México”, OX., t.
ción advertidora: “iPor qué han de pelear [los Estados Unidos1 7, p. 17-22); y en 1889, en relación con los propuestos en la
sobre las repúblicas de América sus batallas con Europa, !- Conferencia de entonces, mantuvo sus combativas advertencias:
elzsayar en pueblos libres su sistema de colonización?” Y, al-
gunos párrafos después, esta otra:
<Por quk ajustar en la sala del congreso proyectos de re-
Nótase, pues, en la opinión escrita, mirando a lo hondo, ciprocidad con todos los pueblos americanos cuando un
una como idea táctica e imperante, visible cn el mismo 7 J.M.: “Los asuntar hispauoamericanos en Washington” t. 6, p. 116. Posiblemente se
cuidado que ponen los más justos en no herirla de frente, a(t cn presencia de la traducción del soberbio gentkio amcricans, de indudable
kansparencla geófaga.
ANI:%RIO DEL CE.YTRO Di? ESTI’DIOS
~. ~__.
M.ARTIA?.‘OS
299

í na respuesta al problema antes planteado obligaría a tener en


proyecto de reciprocidad, el de AWico, ajustado entl.
L,uenta diversos factores. Tal vez el primero de ellos lo constitu-
los dos gobiernos con ventajas mutuas, espera en vanc, ? c.1hecho de que a Martí la encrucijada histórica que lo rodeci
de años atrás la sanción del congreso, porque se oponen ;i no le exigía convertirse en dirigente de una lucha que, en un
61, con dctrimen:o del int&s general de la ración, 10~ primer plano, lo fuera de clases. El reclamo que le planteó la
intereses especiales heridos en el tratado? En 1883, mien- historia, y al cual respondió ejemplarmente, fue el de organi-
tras iba la comisión convidando al congreso internacional Lar una revolución llamada a vencer al coloniaje español >
ino se cerraron las puertas, para contentar a los criadore- oponerse a la dominación del imperialismo, que t;l vio nacer
nativos, a las lanas sudamericanas? \’ combatió tempranamente. 0 sea, le correspondió ser el con-
iluctor de una revolución que sería, a un tiempo, de indepen-
Más que el mismo importante rechazo en bloque a los llamado.\ dencia y de liberación nacional. Por otra parte, la teoría cien-
tratado.5 de reciprocidad, debe atendcrsc en el texto a la bús- iífica, acabada y consecuente, que ya se había ido consolidan-
queda que Martí hacía en los intereses peculiares de los secto- do alrederor de la lucha de clases -el marxismo--, lejos de
res económicos. Nótese que enfrenta a los que debían resp;‘- tener una divulgación amplia y eficaz en los medios en que él
tarse como intereses generales de la nación, “los intereses es-. \-ivió, sufría en estos la influencia de perniciosos contagios e
peciales heridos en el tratado”. Unas líneas después de la cita impurezas. Y todavía no había recibido el medular enriqueci-
anterior, sería aún más explícito al decir: miento de las aportaciones leninistas, tan útiles y esclarecedoras
:-\l;v están levantando protestas los estancieros del oeste para los mejores dirigentes de revoluciones anticoloniales.
Contra las compañías de vapores, que quieren valerse de! Pero nada de ello tenía fatalmente que impedir a Martí, aun
partido que los estancieros ayudaron a vencer, para traer sin la información y el lenguaje que podía haber recibido de
de venta de Sudamérica al este, con el dinero nacional, aquella teoría, comprender, basado en una observación inteli-
reses vivas y carnes frescas más baratas que Ias que puc- ,gente y hmruda en la verdad histórica, muchos de los elemen-
den mandar del oeste por los ferrocarriles los estancieros 10s que sirvieron a los fundadores del materialismo científico
de la nación? ¿Y a qué se convida a Chile, que exportn como fuente para el análisis de la sociedad y su historia.
cobre, si el cobre del país, que ayudó tanto a los republi- En su estudio de la formación de la sociedad yanqui destacó la
canos, les exige la condición, que fue cerrar la entrada a! heterogeneidad de la misma, en la cual la preponderancia de
cobre? ¿Y los azucareros, para qué trajeron a los republi- los opresores había impuesto un carácter soberbio y ambicioso.
canos al poder, sino para que les cerraran las puertas al Pero ese no sería el único caso en que se detuvo a señalar
azúcar? [O.C., t. 6, p. 571. tales diferenciaciones en la sociedad de un país. Se conoce que
en su primera estancia en México, entre 1875 y 1877, ya asumió
Se podría ofrecer un amplio muestrario de ejemplos que reitc- posiciones en defensa de los trabajadores,s y que en los Es-
ran la lucidez con que Martí comprendía, y hacía pública, In tados Unidos llegó a expresar solidaridad con los obreros, que
interdependencia de la política y la economía en los Estado> se veían obligados a emplear la violencia. Su valoración en
Unidos, tanto en el plano interno como, aspecto todavía más 1889 acerca de los anamitas no sólo lo condujo a defender su
interesante para el héroe, en sus relaciones con el exterior. Pero lucha contra el colonialismo, sino también a llamar la atención
los hasta aquí vistos resultan suficientes para plantearse esta sobre la necesidad de eliminar la opresión económica interna
interrogante: lsería posible que a este hombre, hecho a ve1 ejercida contra los pobres por los poderosos colonialistas. En
en lo hondo de las cosas, y conocedor del carácter universa! su texto al respecto mencionó al
de las leyes que rigen el desenvolvimiento de la sociedad, sc
le ocultara el hecho de que los intereses de sectores o clases pobre cargador, que se muere joven del cansancio de halar
sociales ejercen una función determinante en el devenir histó- la djirincka, que es el coche de dos ruedas, de que va
rico? Parece poco probable. La dificultad con que a veces se halando el anamita pobre: trota, trota como un caballo:
tropieza al intentar dilucidar esta cuestión, de suyo apasionante, más que cl caballo anda, y más aprisa: iy dentro, sin pena
acaso venga de un peligroso acom~dumiento a la fácil precisión y sin vergüenza, va un hombre sentado!: como los caballos
de un sí o un no absolutamente libres de contaminaciones recí- se mueren después del mal de correr, los pobres cargado-
procas. 8 Paul Estrade ha hecho una útil contribución al conocimiento de este aspecto de la
vida de Marti. (“Un ‘socialista’ mexicano: JosC Martí”. Casa de las ~Iméricns,
* * * LL Habana, II. 82, enero-febrero de 1974, p. 40-50.)
300 ALIUARIO
2:. DEL CENTRO DE ESTtiDIOS hfARTIAE;OS ANL'ARIO DEL CENTRO DE ESTL'DIOS AI:RTIAXO.5 301

res. Y de beber clarete y borgoña, y del mucho comer, 5~ los pobres de la tierra”, como se lee en el tercer poema de
mueren, colorados y gordos, los que se dejan halar en IA sus Versos sencillos.
djiri~cka, echándose aire con el abanico; los militares in- Además, la re!ativa indife:enciacion de su concepto de traba-
gleses, los empleados franceses, los comerciantes chino\ jador debe ,ju¿garse sin ol\-idar ~!*?a circun-titncia decisiva. EX
[O.C., t. 18, p. 4621. los Estados Cnidos el ad\.irtió que se \cnía encima, “amasado
por los trabajadores, un universo nuevo” (“Carta a La Repú-
En cuanto a nuestra Amcrica, y a Cuba como parte de aquella, blica”, O.C., t. 8, p. 22-23); pero la estructura social dei mundo
tuvo el buen cuidado de diferenciar la verdadera lucha inde- para el cual elaboraba directamente un cuerpo teórico y orga-
pendentista, y el afán de las clases poderosas nativas, hostiles nizaba una extraordinaria revolucion práctica, tenía peculia-
a la realización de esa lucha. En Patria, donde divulgó las idcaa ridades importantes, marcadas, entre otras causas, por el insu-
principales del Partido Revolucionario Cubano, publicó en 1894 ficiente desarrollo de! capitalismo y, por consiguiente, del
una formidable semblanza del general José Antonio Páez: Al proletariado. Y a ello es imprescindible sumar la necesidad
aludir a un momento difícil de la vida del heroico caudillo, de constituir un frente, fuerte y unido, con todas las clases
dijo: y los sectores interesados en la salvación nacional. Hechos de
esta índole siguen siendo determinantes -a pesar de! cambio
no era aquella vez la de vencer, porque ya no defendía a en la correlación de fuerzas y de la correspondiente mundiali-
América, caballero lanceador a la cabecera de la cuna, zación de las ideas y las vías socialistas de solución clc los pro-
como en las Queseras y en Carabobo: ya deslucía la in- blemas- en los países a los que ha dado en llamar re subde-
signe gloria, poniéndola al servicio de la oligarquía que sarrollados.
en la independencia sólo vio el modo de despojar a lo:.
Todas estas razones pueden aludar a comprender el conocido
españoles del poder, para sentarse, sobre el lomo de la
juicio que Martí virtió acerca de Marx en ocasión de su muer-
patria recién nacida, en los sitiales de cordobán vacíos
te. :.:: :,-rricla en 1883, cuando él viviría varios ano<; más de
[O.C., t. 8, p. 2541. a 5:~:?i:roso crìriqueci:-nie?~to ideológico. Cierta zona rl~: los es-
:urll :.s ;ìn torno a Martí, gusta de enfatizar la objeciin que en-
Estas palabras hacen pensar en otras de su ensayo “Nuestra
t!)rce<; este hizo a Marx:
América”, publicado simultáneamente en Nueva York y Buz-
no hace bien el que seÍíaia el daño, y arde en ansias gene-
nos Aires a principios de 1891. En él, el autor, quien se encar-
rosas de ponerle remedio, sino el que enseña remedio
garía de dejar bien claro que la independencia debía ser una
blando al daño. Espanta la tarea de echar a los hombres
campaña de repercusiones sociales, dijo que “el problema dc
sobre los hombres. Indigna el forzoso abestiamiento de
la independencia no era el cambio de formas, sino el cambio
unos hombres en provecho de otros. Mas se ha de hallar
de espíritu”. E inmediatamente pasó a señalar, con mano se-
salida a la indignación, de modo que la bestia cese, sin que
gura, la necesidad cuya insatisfacción explicaba las insuficien-
cias capitales de la gran gesta:“ Con los oprimidos había que se desborde, y espante 1. . .] Pero [Marx] anduvo de prisa,
hacer causa común, para afianzar el sistema opuesto a los y un tanto en la sombra, sin ver que no nacen viables, ni
intereses y hábitos de mando de los opresores (O.C., t. 6, p. 19). de seno de pueblo en la historia, ni de seno de mujer en
En 1889 había escrito a Serafín Bello: “Lo social está ya en lo el hogar, los hijos que no han tenido generación natural
y laboriosa.
político en nuestra tierra, como en todas partes: yo no le tengo
miedo, porque la justicia y el peso de las cosas son remedios Sin embargo, sería una equivocación, o una seria injusticia,
que no fallan” (O.C., t. 1, p. 253). iPueden leerse estas demanda: ocultar otros aspectos de la fuente textual. En primer lugar,
sin notarles la consecuencia con su juicio de 1889 acerca de la debe decirse que el párrafo que precede a la cita y da inicio
Revolución Francesa, según el cual a partir de ella los hombres a la crónica, traza una caracterización del movimiento obrero
fueron solamente wzeflos esclavos? 0 sea, aún no eran totalmen- estadounidense. En esta sobresalen rasgos que hacen pensar
te libres “los caballeros de veras, los que trabajaban en el cam- en el anarquismo, el cual tampoco contaba con la aprobación
po y en la ciudad”. Para que lo fueran debía afianzarse “el sis- de Marx. Sobre todo, es necesario subrayar que, junto con la
tema opuesto a los intereses y hábitos de mando de los opre- objeción que se comenta, Martí expresó un rotundo rechazo
sores”. Si definir ese sistema en los tiempos y las circunstancias contra “el abestiamiento de unos hombres en provecho de
de Martí no era ciertamente fácil, no cabe duda de que se está otros”, y que aquella aparece como apresada entre elogios bien
en presencia de un hombre que decidiría echar su suerte “Con explícitos:
302 .\Yl’?RIO DEL CESTRO
-.
DT. ESTCDIOS
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WARTI\SOC
---- -- .~___ .WY.ARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOs ~liR'II..\O~ 303

Karl Marx ha muerto.Coí sc .rxl~o tic71 lado cle los dC;hi- país”. Y, como se verA más adelante, parece que hay razones
!cs, mertjce honor (Aquí, la primera
[. parte del frag- para no menospreciar el ciirectc!nlellte con que se acompafia
mcnto !.n citado.)] Ved esta sala: la pwside, ~~dcado cl: la idea de no trabajar “por cl predominio actual o \,enidero
!:uias ~~crdi~~. 2! rctt‘ato dc aqut.1 refvrmndo~- nrdicn:c. rc~:- de clase alguna”. No se trata de for7ar la mano y mostrar a
I;icl:)r clc !~orr:‘,rcs de diversos pueblos. \ or+ni/;~dor ix- Martí como un político que ei;c011d~ h8bilmente su diaposi<ióll
cansn!,lc 1. pujante. La Internacional fcc iu obra: \,icncn ;I de preseniar, en cuanto llegara e! momento. su condici6n dc
ho*lrnrlo hon!hrcs de todas las naciones [. .] k~rl !fary. ide6Iogo de la lucha de ciases. Tampoco hay que poner en duda
Cstlrdi:i loc 777odos de a.9entar al mf111d0 sohrc i~lkw.s hasc \. cierta propensión a desear wa n:- monía futura de la sociedad
-2tlcspertii cl lo.7 dormidos, y les ell.sc;iti ill 17rodo tfi~ cchar ii sin acudir a métodos violentos. Tal propensión sG10 tendría
tierra los pr4rltales rotos [. . (Aquí, la segunda parte del de censurable, a la larga, lo que lamentablemente tenga de
fragmento.)] Karl Marx [. . ] no flw sólo rt-zovcdor- titri- irrealizable, si es mantenida con empecinamiento. Pero. por
nico de las cóleras de los trabajndores c~vopcos, sino VC?L’- otra parte, ipuede desconocerse que Martí, quien confesó rei-
dar profundo en la razdn de las miserias hmnnas, y eu los teradamente que hubiera preferido lograr para su patl-ia una
destinos de los hombrey, y hombre comido del alisia GIL’ libertad digna sin llegar a la lucha armada, organizó una
hacer bien. El veía en todo lo que en sí propio llevaba: guerr-a ~zecesnricr, en la cual murió combatiendo? En cuanto
rebeldía, camino a lo alto, lucha [“Carta de Martí”, OX’.. a la cuesticín social, es ,justo hacer 0;ras consideraciolles.
t. 9, p. 388. La cursiva es del autor de este trabajo. N. Él, que en 1589 dció d:ocho C~IIC desFu& de 1; ?woItlciin Fran-
de la R.] cesa lou hornbrw “segrlian <iendo e ,c!:t~at, c:;cribió a finales
Lo que puede valorarse como inalcance teórico en estas opi- de ese año, y a!udiendo a I? abeliciór &:: la esclavitud (la
niones, requiere la explicación de condiciones extratextuales antigua) en los Estados Unidcs, acerca de una nueva abolición:
determinantes, como algunas ya mencionadas: la misma ubi- En norte enti.ei.ra, 3 tiempo que se levantan los “nuevos
cación cronológica dentro de la evolución de Martí, las carac-
abolicionistas”, los que quieren abolir la propiedad pri-
terísticas del movimiento obrero estadounidense de cntonctt-;
vada en los Eiznes de naturaleza lkbljca, a uso de aquellos
-en relación con el cual se enjuicia a Marx- y la naturaleza
doce famoTos, que si!: mS? tesoro C~L::C ~7.1 idea, ni m5s ej&--
de la lucha que preparaba el cubano. Es inevitable recordar,
cito que su voluntadi f:rndaro>? en 51xto?, befado; y Iapi-
con la lectura de la objeción antes vista, algunas formulaciones
dados, la primera sociedad abolicionista de la esr:avitÜd
que Martí necesitaría hacer en la época del Partido Revolucio-
que fue cl fundamen:o de la nuwa nación. ¡Malhava el que
nario Cubano, ya en vísperas de la guerra rlecesaria. En varias
teme verse soIo, o acampanado de los humildes-, cuando
de ellas se aprecia la huella de la necesidad de fomentar lo
que hoy llamamos un frente multiclasista. En la tercera de tiene una idea noble que defender, y los de cuenta de banco
las “Resoluciones” que la emigración cubana de Tampa tom0 y botín de charol están del lado de los que la sofocan o
en noviembre de 1891 con vistas a la fundación del Partido, abandonan! [“La Conferencia Americana”, O.C., t. 6, p. 641
se lee: En un texto rle Patria aparece una señal que desborda los lí-
La organización revolucionaria no ha de desconocer las mites de una insinuación intuitiva. El mismo dirigente que
tzecesidades prácticas derivadas de la constituci&z e his- buscaba la formación de un frente multiclasis:a, publicaría en
toria del país, ni ha de trabajar directamente por el pre- 1894, en ese periódico, un artículo tuvo título, “Los pobres
dominio actual o venidero de clase alguna; sino por la de la tierra”, hace rememorar una de 1;s declaraciones de sus
agrupación, conforme a métodos democráticos, de todas Versos seucillos, ya citada en los presentes comentarios. En la
las fuerzas vivas de la patria [ .] por el respeto y auxilio aludida página de Patria se refirió a los obreros cubanos emi-
de las repúblicas del mundo, y por la creación de una Rc- grados, y habló de “la viril fiereza de quien no se tiene por
pública justa y abierta, una en el territorio, en el derecho, varón mientras haya en la tierra una criatura mermada o hu-
en el trabajo y en la cordialidad, levantada con todos J- millada”. Expresó reconocimiento por todo el que ayudara a
para bien de todos [O.C., t. 1, p. 272. La cursiva es del los preparativos de la revolución, pero elogió sobre todo la
autor de este trabajo. N. de la R.]. contribución de “los héroes de la miseria”:
Nótese que el llamado a agrupar para la lucha a “todas las A otros podrá parecer que no hay sublime grandeza en
fuerzas vivas de la patria”, se remite euprcsamente a “las ne- este sacrificio, que cae sobre tantos otros. Que el rico dé
cesidades prácticas derivadas de la constitución e historia del de lo que le sobra, es justo, y bien poco es, y no hay que
\\L!4KlO DEL CESTRO DE F’STI.DIOS h4.4RlIA\OS
304 ANC.\RIO DEL CCSTRO DE ESTLDIOS ~I.\RTlAZc’~ 305

celebrarlo, o la celebracibn debe sc‘v menor, por ser menor para un pwblo donde cra difícilmente previsible la inslaura-
el esfuerzo. Pero que el que, 3 puro afán, tienc apena b <,ión de un gobierno de ka masa trabajadora, tal declaración
blancas las pareces del dcsticrro y cubiertos los pies clti icpresentaba más bien la precolocaciGn de obstáculos contra
sus hijos, quite dc su jornal inseguro, que sin anuncio “los intereses y hábitos de mando de los opresores”. Muy cerca
suele fallarle por mes-s, el pan y la carne que lleva medi- de los fragmentos precedentes, c incluso antes, sostuvo: “L;i
dos a su casa infeliz, y dé de su cstrcma necesidad a una patria no es comodín, que se abre y cierra a nuestra voluntad;
república invisible y tal vez ingrata, sin esperanza de pago ni la república es un nuevo modo de mantener sobre el pavéb.
o de gloria, es rnk-ilo muy puro, en que no puede pensar- a buena cama y mesa, a los perezosos y soberbios que, en la
se sin que llene de amor el corazón, y Ia patria de orgull,,. ruindad de su egoísmo, se creen carga natural y señores inelu-
dibles de su pueblo inferior”. Y de manera categórica dijo:
E insistió en lo bello que era ver a los obreros cubanos traba- “Volverá a haber, en Cuba y Puerto Rico, hombres que mueran
jar por la patria, pero precisó que se trataba de una “patria, puramente, sin mancha de interés, en la defensa del derecho
‘ingrata acaso, que abandonan al sacrificio de los humildes los de los demás hombres” (O.C., t. 2, p. 255).
que mañana querrán, astutos, sentarse sobre ellos” (O.C., t. 3,
Se trata dc juicios que refuerzan la veracidad de un testimonio
p. 304 y 305, respectivamente). El lenguaje de esta reserva hace
que Carlos Baliño, introductor del marxismo en Cuba, tras-
recordar la caracterización de Páez que aquí se ha citado, apa-
mitió a Julio Antonio Mella, a quien acompañe’,, en 1925, en
l.L,cida, tambik~ cn Putria, escasos meses antes que “Los pobres
la fundación del Partido Comunista de Cuba. Según el testi-
de la tierra”. A propósito de Páez habló de la oligarquía de
monio, Martí le dijo a Baliño acerca de la necesidad de cambios
nuestras tierras, que había visto en la independencia ei modo
de sentarse “sobre el lomo de la patria recién nacida”. Pero sociales en el país: “i La revolución? La revolución no es la que
\-amos a iniciar en las maniguas, sino la que vamos a de-
después de la reserva planteada con respecto al futuro de
barrollar en la república”.O En lo que pueda valorarse como
Cuba, pudo él, desde su posición de combatiente por la justi-
indefinición conceptual de lo que sería esa revolución en la
cia, asegurarles a los obreros cubanos: “Sépanlo al menos. No
república, pudo influir el conjunto de razones que en estos
trabajan para traidores. [ . . . ] no será esta, no, la revolución
apuntes han venido exponiéndose como condicionantes del
que se avergiience- como tanto hijo insolente se avergüenza
pensamiento martiano al respecto. Él mismo, en “Los pobres
de su padre humilde-de los que en la hora de la soledad fue-
de la tierra”, se refirió también a la falta de experiencia sobre
ron SUS abnegados mantenedores” (“Los pobres de la tierra”,
eJ asunto a nivel mundial: “En un día no se hacen repúblicas;
art. cit., p. 304). Es imposible no relacionar estos temores con
ni ha de lograr Cuba, con las simples batallas de la indepen-
una promesa hecha por Martí a través de Patria, en marzo &
1893: “Moriremos por la libertad verdadera; no por la libertad dencia, la victoria a que, en sus continuas renovaciones, y lu-
que sirve de pretesto para mantener a unos hombres en el cha perpetua entre el desinterés y la codicia y entre la libertad
goce excesivo, 1’ a otros en el dolor innecesario. Se morirá y la soberbia, no ha llegado aún, en la faz toda del mundo, el
por la república después, si es preciso, como se morirá por género humano” (O.C., t. 3, p. 304-305).
la independencia primero”. Este hecho ofrece luz, en gran medida, sobre el porqué de su
inconformidad con el estadio histórico hasta entonces alcan-
Es cierto que el artículo, dedicado a Cuba y Puerto Rico, une zado en el mundo, y sobre el correspondiente carácter abierto
a esa promesa la esperanza -quizás táctica en alguna medi- de su dialktica, estimulado por la búsqueda conciente de!
da- en Ia posibilidad de lograr una armonía social futura: “fin humano del bienestar en el decoro”. El mismo lenguaje
“La República [ . ] no será el predominio injusto de una de la cita tomada de “Los pobres de la tierra”, remite a su
clase de cubanos sobre las demás, sino el equilibrio abierto definición de 1899 en torno al desarrollo contradictorio, que
y sincero de todas las fuerzas reales del país, y del pensamiento él observó en los Estados Unidos, país donde predominaron
y deseo libres de los cubanos todos. No queremos redimirnos la codicia y la soberbia. Pero en el texto de 1894 se valora como
de una tiranía para entrar en otra”. Pero urge precisar que universal, 0 perpetua, la lucha entre esos elementos, de un
no se está en presencia de un conciliador que pretende ate- lado, y el desinterés y la libertad, del otro. La vena ética del
nuar la lucha de clases para preservar las prerrogativas de los juicio no opaca las perspectivas que atisban con soltura hacia
poderosos. Hay razones para afirmar que para Martí, quien
demandaba que se hiciera causa común con los oprimidos Q Julio Anlonio ~&lMelln: “ Glosas al pensamiento de José Mar-ti”, en el volumen colectivo
Siete enfoques waarxistas sobre José Martí, La Habana, Centro de Estudios Martianos,
contra el sistema de los opresores, pero dirigía una revolución Editora Política, 1978, p. 14.
306 -L’ARIO DLL ClXTRO
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DT. ESTUDIOS MXKTIAKWS ASL’ARIO DLL CFSTRO DE r..STL’DIOS -.- IlARTI.\\OS
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la necesidad del triunfo de la equidad revolucionaria. Y no t~rnacionalismo revolucionario- y en planos de una indudable
exageremos ni carguemos la mano, no intentemos forzar co111- simpatía por los humildcas. Dentro de las circunstancias cubn-
paraciones, pero ;no será también forzado ignorar qac algún :~ns de su tiempo, en las cuales no cuistía un proletariado nu-
parecido, alguna re:.onancia común, emparienta al xconoci- meroso v concientc?mentc constituido como clase para sí, bu
miento martiano de la naturaleza perpetua de la lgcha “entri pcnsamiénto apunta hacia una radicalización constante que de
el desintcks >. 1;~ codicia y entre la libertad >. !a s(Jbcrbia”, -.!I modo ejemplar lo aleja de la confianza en la democracia bur-
los “continuas renoI.aciones” del mundo, con esa cardinal a& guesa. Se sitúa, sin detención que merme el alcance y la capa-
vertencia -hecha por Marx y Engels en 103 primeros pkrafos ciktd generadora dc sus ideas. t’n los límites mas avanzado5
del Malzifiesto del Partido Conzlmista- según la cual “ia his- del democratismo re\rolucionario, el cual se enriqueció tempr-
toria de todas las sociedades hasta nuestros días es la h;stor.(:! namente con lo que acaso le otorga a nuestro héroe su mayor
de las luchas de clases”? (Carlos Marx, Federico Engels: jVg!jl- razón de vigencia: el antimperialismo.
fiesta del Partido Commista, ob. cit., t. 1, p. 21).
Las mejores perspectivas de su programa revolucionario
Aunque se reiteren todas las explicables limitaciones histól J- -siempre como listo a dar un paso más, y ya con el pie en
cas que moldearon el pensamiento de Martí y podían provoca1 alto- sólo han podido ser desarrolladas y llevadas a cauces
falta de precisión en una LI otra forma de plantear el prob!ema. de ancha y total realización en nuestra patria, gracias al triun-
es justo insist.ir también en su creciente y acendrada sinlp-îtía fo socialista. En este sentido es que tuvo razón Juan Marinello
por los humildes, por los trabajadores del campo y la ciudad. ;,ara afirmar que “el mundo de Martí, es, en lo más profundo,
Y aun considerando que en su tiempo cubano no esis:ia un el mundo del socialismo”.11 La ubicación de Martí en el seno
proletariado fuerte que reclamara ya, con radicnlidad intran- de la democracia revolucionaria, será un aporte para el enten-
sigente, la defensa de sus in!ereses, hay que recordar, illc!uso. dimiento de su obra escrita y de sus actos. Dentro de esa zona
que la revolución socialista es dirigida poy cl proletariadc. de ideología de transición a nivel internacional es -aunque
pero no sólo pua el proletariado, sino también pera todos los no sólo en ella- donde quizás su lección revolucionaria en-
trabajadores y personas que se subordinen a la justicia gex.- cuentra la mayor actualidad. Pero también es justo reconocer,
ral, esa que sA10 puede representar cabalmente la clasc ol::xx:. sin asomo de nacionalismo estrecho, que él no perdonaría,
Cabe citar aquí las últimas palabras de un apunte mar:iaIli, que en nuestro héroe tiene la democracia revolucionaria, in-
recientemente dado al conocimiento publico, y que al r-:rccci. cluso hoy, uno de sus miembros más destacados, cuyo lúcido
corresponde a la época del Partido Revolucionar:o Cu!>r:no. arraigo combativo en su tiempo le otorga una inagotable di-
En él defendió, audazmente para sus días, la i.ealizaciUn de mensión de futuro.
matrimonios entre la raza blanca y la negra. Al sostener qw
esa fusión contribuiría a ir eliminando el conflicto racial, plan-
teó una generalización de hondas implicaciones para su con-
cepción de la historia. Aludiendo seguramente a la mrsa dn
los talleres, dijo:
¿Por dónde empezará la fusión? Por donde empieza todo
lo justo y lo difícil, por la gente humilde. Los matrimonios
comenzarán entre las dos razas entre aquellos a quienes
el trabajo mantiene juntos. Los que se sientan todos 105
días a la misma mesa, están más cerca de elegir en la
nlesa s11compañera que [los] que no se sientan munca en
el!a.‘O
* * *

Su concepción de la historia sitúa a Martí como hombre dc


un radical universalismo -complemento ideológico de su in-
11 Cito de memoria este aserto emitido por Marinello en una conferencia pública qr?r
10 J.M.: “Para las escenus.-“, Anuario del Centro de Estudios Martianos, n. 1, 1978, en torno al héroe ofreció en la Biblioteca Nacional Jo& Martí en enero de 1975, y
p. 34. La cursiva es mía; los corchetes. del organismo editor. que, lamentablemente, parece que no fue fijada en texto escrito.
308 ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS hlARTI/,NOS
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS XIRTIANOS _ 309

“a las naciones independientes del Norte y del Sur [ ] para


Martí y el panamericanismo: que tomen parte en un congreso general que se reunirá en la
ciudad de LVashington el 24 de noviembre de 1882, con el obje-
propósito de un siglo to de considerar y discutir los métodos de prevenir !a guerra
entre las naciones de América”, según decía la circular.

MANUEL GALICH El tono de la nota era respetuoso, medido, altruista. Reitera-


damente expresaba sus elevados sentimientos en relación con
la “buena voluntad y coperación activa de todos los Estados
del hemisferio occidental, en interés de la humanidad y para
el bien de todas las naciones”; a “nuestro común sentimiento
Por una parte, es muy difícil comparcccr ante ~111 ~iinposio, de humanidad y a la fuerza de los vínculos que nos unen en
como este, de especialistas en la vida, la obra y el pensamien- un grande y amistoso sistema de repúblicas americanas” y,
to de Martí, sin decir cosas que no sean harto sabidas, ni en fin, al “in:erés de la humanidad” y al “firme propósito que
repetir conceptos y hacer citas que no sean sumamente cono- tienen los Estados Unidos de sostener una posición de abso-
cidos. Por otra parte, el universo inmenso que es la obra cuan- luta e imparcial amistad para con todos”. Tanta filantropía,
tiosa, multifacética y profunda del máximo ideólogo latino- sin embargo, se apoyaba en una afirmación que no concor-
americano, nos produce inevitablemente la sensación de in- daba con el pasado, poco humanitario, de las relaciones norte-
significancia de cuanto uno diga en relación con aquella obra. americanas con sus vecinos del Sur, sobre todo con México,
Pero como no se puede desoír el llamado a ratificar urea vez ni con la complicada trama, urdida por el propio Blaine, para
más, nuestra fe martiana, pues sin ella sólo seríamós latino- intervenir provechosamente en el conf!icto entre Chile y el
americanos revolucionarios de nombre, estoy aquí para expo- Perú. La afirmación era esta:
ner algunas ideas sobre los verdaderos orígenes del paname-
La actitud de los Estados Unidos con respecto a la cues-
ricanismo -esa patraña secular del impel?alismo norteameri-
tión de la paz general del continente americano es bien
cano-, según el tes!imonio irrecusable, infinitamente supcrio~~
conocida por sus persistentes esfuerzos, por sus consejos
a toda excepción, de Martí. Creo que aunque nada originai
pacíficos o su recomendaciún del arbitraje imparcial para
aporte mi intervención, es nuestro deber insistir, en cuantas
resolver los conflictos existentes. Esa actitud ha sido inva-
oportunidades tenTamos, sobre el trasfondo real dei sistema
riable; la hemos sostenido siempre con tal lealtad que no
llamado interamericano, forjado por el imnerialismo yanqui,
deja el menor pretexto para imputar a nuestro gobierno
como cobertura seudojurídica de su predorñinio sobre nuestra
ningún motivo que no sea el humano y desinteresado de
América. Esclarecer esto en la conciencia de nuestros pueblos
salvar a las naciones hermanas del continente americano
es robustecer su posición antimperialista, es destruir to=lo un
de las cargas de la guerra.
sistema de mitos falsos y de principios mendaces con lo que
se nos ha aturdido por un siglo y es, además, reivindicar la Esa nota de Blaine a las cancillerías latinoamericanas puede
figura eminente de Bolívar, a quien los amanuenses del sistema considerarse como la semilla del panamericanismo. Mejor di-
han querido atribuir la paternidad del mismo. Al tema mV cho, como la larva, si tomamos en consideración las diversas
llevan, también, mi inclinación por la historia de nuestra Amé- acepciones de esta palabra y lo que ha sido, en el siglo trans-
rica y mi condición de afiliado a la causa de la liberación inte- currido, del sistema que surgió, nueve años después de aquel
gral y definitiva de nuestros pueblos. Causa en la que Martí primer convite. El congreso general convocado para el 24 de
es el guía supremo. noviembre de 1882 no pudo efectuarse y sólo en 1889-1890
Blaine logró la realización de su proyectada conferencia con-
El año próximo, hará un siglo de la nota circular dirigida por tinental.
el secretario de Estado de los Estados Unidos, James G. Blaine
Detrás de este aplazamiento hay una complicada y sórdida his-
a sus representantes diplomáticos en las repúblicas latinoamé
toria, en la cual figuran un brazo ejecutor y toda una intriga
ricanas, dieciocho entonces, sin Cuba, ni Panamá, que todavía política de los enemigos del presidente Garfield, republicanos
no existían como tales, para que aquellos, a su vez, la hicieran como este, pero servidores de poderosos intereses contra los
del conocimiento de los ministros de Relaciones Exteriores
cuales apuntaba la política de aquel. El brazo ejecutor fue
de dichas repúblicas. Se trataba, nada menos, de la invitación Charles Guiteau y la intriga provino del sector más reaccio-
3 10 -(‘ARIO DEL CETTRO DE ESTUDIOS XIARTIANOS
AKCARIO DEL CENTRO DE ESTCDIOS \IARTIATOS
-- 311

nario del partido de Garfield. del de “los imperialistas, los


mejores -v sus apodos son esos-“, dice Martí, a cuvas ma- 1889. La lama de lo que seria después el panamericanismo na-
nos, agrega-, murió el Presidente, más que a las de Guiieau. ció en aquellos días, si bien !os orígenes del Listema se rem’Jl:-
tan mucho más atrss. Casi a los mismos orígenes de los Estados
En sus extremos comentarios dedicados a aquel asesinato.’ Unidos.
).eproducc este de un lector del diario Tlze Srut, ck Nueva York:
En 1889, tras los cuatro años del demócrata Cleveland, \-olvie-
Este es un gran país, 3; sin embargo, es un hecho que ron los republicanos al poder, con Harrison, como presidente.
dentro de los últimos dieciséis afios dos presidentes han y Blaine, como secretario de Estado. Una ley del Congreso au-
muerto asesinados; otro Presidente fue procesado y a poco forizó al Presidente para invitar a las otras repúblicas ameri-
se le echa indignamente de su puesto; y otro presidente canas a una Conferencia que tendría lugar en Washington,
ocupó su puesto por abominable fraude. ~NO es esta una cuando aquel lo considerase oportuno. La ley señaló los obje-
interesante situación: iQué viene ahora? tivos de la Conferencia: conservar la paz y fomentar la pros-
peridad; establecer la unión aduanera americana y comunica-
La historia se encargó de responder al lector del St~rz: ¿QuC: ciones marítimas frecuentes y regulares; adoptar un sistema
vino después? Lo mismo. En 1980, podemos repetir, casi tes- uniforme de disposiciones aduaneras y de pesas y medidas,
tualmente, aquel prîrrafo de 1881, si pensamos en lo acaecido así como de leyes protectoras respecto de patentes o privile-
en los Estados Unidos, en los últimos diecisiete alios. gios de invención, marcas de fábricas y propiedad literaria, y
Arthur, sucesor de Garfield, y Blaine pertenecían al mismo disposiciones idénticas sobre extradición; crear una moneda
sector republicano, al de “los mejores”. Sin embargo, el segun- común de plata, acuñada por cada uno de los gobiernos, y
do fue separado por el primero de la Secretaría de Estado. elaborar un plan definitivo de arbitraje, para resolver pacífi-
No por haber convocado al frustrado congreso continental de camente las dificultades y cuestiones entre los Estados ameri-
1882, sino por lo que un historiador’ llama “actitud harto agre- canos y evitar la guerra. La Conferencia, en efecto, fue convo-
siva en las relaciones exteriores”, cada para octubre de 1889 y a ella asistieron las repúblicas
actitud que coincidía, cierta-
mente, con la nota circular de Blaine. Se trataba de la inter- americanas, menos una: la Dominicana, “porque”, comenta
ITención de este al final de la Guerra del Pacífico, entre Perú Martí, en su primera crónica a La Nación, de 28 de septiembre
y Chile (Bolivia había quedado fuera de combate desde los de 1889, “no puede venir a sentarse a la mesa de los que le
Inicios de la guerra), coludido con discutibles acreedurías con- aiden a mano armada su bahía de Samaná, y en castigo de sil
tra el Perú, de una sedicente Peruoain Company, de Nueva ;-esistencia le imponen derechos subidos a la caoba”.
York, y el del Credit Industrial, francés, que pretendían co- El 2 de octubre de 1889, en la Secretaría de Estado, se efectuó
brarse aquellas acreedurías con el guano y el salitre peruanos. la ceremonia inaugural de la Conferencia, con un discurso de
En apoyo de esos intereses y para hacer del Perú un protecto- Blaine, “un hombre pálido, de ojo incisivo y cabello a la frente,
rado yanqui, Blaine presionó a Chile para que se conformara de sonrisa imperial y mano suave”, segxín la imagen recogida
con una indemnización, sin apoderarse de ningún territorio por Martí. El discurso refleja los generosos ideales que inspi-
peruano. Incluso, estuvo a punto de enviar una flota de guerra raron la convocatoria a la Conferencia y las bellas perspectivas
al Pacífico austral para amedrentar a Chile. Pero el represen- que ella abriría para las repúblicas americanas. Todo es ele-
tante demócrata Perry Belmont denunció todo eso y Blaine vado y puro en la fraseología de la pieza: “relaciones perma-
fue interpelado por una comisión senatorial, con el consiguien- nentes de confianza, respeto y amistad”, ninguna “alianza egoís-
te escándalo. Así salió, desprestigiado, de la Secretaría dc
ta contra las antiguas naciones”, el “destino común”, “la
Estado. igualdad de situaciones [que] trae igualdad de simpatías e
Estos fueron “los días culpables, cuando la política del secre- igualdad de deberes”, el “ayudarse mutuamente”, la “cop-e-
tario Blaine en Chile y Perú salía tachada del banco del reo ración cordial”, la “fe mutua”, el “espíritu de justicia, de co-
donde la sentó Belmont”, a los que se refiere Martí, en su munidad e igualdad de intereses”, el “espíritu de amistad”, la
crónica a La Nación, de Buenos Aires, del 2 de noviembre de “cordialidad y no la fuerza”, la “unión amistosa internacional”,
3 Cartas a la Opiniótr Nacional, de Caracas,
el “conocimiento más íntimo” y tantas otras elevadas concep-
entre septiembre de 1881 y septiembre
de 1882. ciones, de las cuales la más alta quizás fuera esta: “confiamos
3 James Truslow Adams: Historia de los Estados Unidos. que los ejércitos permanentes fuera de lo estrictamente indis-
pensable para la conservación del orden público y la seguridad
ANUARIO DEL CEkZRO DE ESTL‘DIOS MARTIAIiOS _ 313

de la administración, deberán desconocerse en los dos continen- que esta se formalizara, escribió a su amigo Enrique E,trk
tc’s americanos”. zulas (15 de febrero de 1889): “lo que desde años vengo te-
El sistema salía de su fase lar-varia de 1881
\- entraba en plena metamorfosis. miendo y anunciando se viene encima, que es la política cc)n-
quistadora de los Estados Unidos, que >.a anuncia oficialmente
La primera Conferencia Internacional Americana, como vino a por boca de Blaine y Harrison su deseo de tratar de mano alta
llamarse después, terminó hace noventa años. En el curso de a todos nuestros países, como depedcncias naturales de este,
cllos se cumplió la metamorfosis del sistema inaugurado en !. de comprar a Cuba”. Pudo, por ese conocimiento, advertir
1890. Seguir las fases de esa metamorfosis, que son las etapas que “las entrañas del congreso están como todas las cntrañns,
del panamericanismo, no en sus apariencias institucionales & donde no se las ve” y, aún más penetrantemente, “de raíz ha!.
enunciados principistas y lujo de retórica, todavía con rem’m- que ver a los pueblos, que llevan sus raíces donde no se las
bramas del discurso de Blaine, sino en la aplastante e inin- ve, para no tener a maravilla estas mudanzas en apariencia sil-
terrumpida realidad histórica del Hemisferio, tan radicalmente bitas, y esta cohabitación de las virludes eminentes y las dotc>s
contrario a aquellas apariencias, principios y declamaciones es rapaces”.
confirmar, con sorprendente exactitud, las previsoras adier-
tencias de Martí. No se había inaugurado aún la primera con- Decía esto porque sabía muy bien que una cosa era el lenguaji,
ferencia panamericana y ya él diagnosticaba, con la certidum- edulcorado de Blaine y de la convocatoria a la conferencia pa-
bre que le daban su conocimiento de los antecedentes de la namericana y otra la ideología expansionista, imperial y dc
convocatoria, de la política yanqui y de los personajes e inte- voluntad hegemónica, no sólo continental, sino mundial, incl!l-
reses que se movían alrededor de aquella, que “el que comen- cada al pueblo norteamericano desde los días originales de los
zó por ser ardid prematuro de un aspirante diestro [Blaine] Estados linidos. Sabía muy bien cuál había sido el evangt:iio
viene a ser [ . . . ] el planteamiento desembozado de la era deí de Jefferson, de Adams, de Clay, de Webster, todos imbuidos
predominio de los Estados Unidos sobre los pueblos de Amé- en lo que vino a llamarse “el destino manifiesto”, que no era
rica”. Es decir, como en efecto lo fue, la era panamericana. sino lo que, más recientemente, Russell Fish llamara “thc
path of Empire”.3 Sabía lo que había tras la musilaginosa doc-
¿Y por qué, como decía Martí a continuación, era lícito afirmar trina Monroe y tenía muy presente el llamado “sueño de
aquello, “a pesar de la aparente mansedumbre de la convoca- Seaward”, es decir, la visión de que “el convulso estado de anar-
toria”? Porque, responde él mismo, a esta “no se la puede veI quía y disolución de las repúblicas hispanoamericanas, era la
como desligada de las relaciones y tentativas y atentados con- etapa preparatoria para su reorganjzación, libre, justa y dc
fesos, de los Estados Unidos en la América, en los instantes autogobierno, como miembros de los Estados Unidos de Am&
mismos de la reunión de sus pueblos sino que por lo que son rica”. Sabía que el norteamericano era “un pueblo rapaz de
estas relaciones presentes se ha de entender cómo serán y para raíz, criado en la esperanza y certidumbre de la posesión del
qué, Ias venideras” . ¿Y cómo han sido y para qué estas sino Continente [ . . . ] con la espuela de los celos de Europa y dc
como fueron aquellas, por supuesto magnificadas, inmen- su ambición de pueblo universal, como la garantía indispe>-i-
samente más ambiciosas, agresivas y prepotentes? Vienen sable de su poder futuro”. También ahora vienen a la mcmo-
fácilmente a nuestra memoria nombres dolorosos asocia- ria, muy reciente, nombres no menos dolorosos que aquellos
dos a muchos otros “días culpables”, nombres que no es de nuestro continente: Corea, Vietnam y esa funesta onomato-
preciso repetir, porque los conocemos todos. Nombres que peya de cuatro letras que estalla como explosivo: OTAN. Es
malcan el itinerario de un viento negro arrasante, violento la “ambición de pueblo universal”, anunciada por Martí y ho>-
desde las Antillas y el Istmo, hasta el extremo austral de Chi: hecha historia.
le. El siglo panamericano, desde la última década del XIX Pero aquella doble voluntad de dominio continental y dc hc-
hasta esta misma del setenta, está plagado también, como veía’
Martí el pasado, de “relaciones, tentativas v atentados confe- gemonía mundial tenía que chocar, hace un siglo, con otras
sos”. Fue su honda penetración analítica de-ese pasado lo que voluntades similares y competidoras cn ambición. Nuevas po-
le permitió ver con ojo luminoso el futuro. Preverlo y prede- tencias imperialistas, como Alemania, venían a sumarse a las
cirlo premonitoria e inequívocamente. más viejas, como Inglaterra y Francia, para participar en eì

Tan profundamente conocía Martí todo lo que había tras “la 3 Carl Rusell Fish: The pnth of Empire. A chronicle of rhe Uniral Srares as a World
pvcr, Yale University Press, 1919.
aparente mansedumbre de la convocatoria”, que aún antes de
j 1 LJ ANOBIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS ~~ARTIANOS
AKUARIO DEL CLN’IKO ~~DE ESTUDIOS LLARTIANUS 315

reparto del mundo supuestamente conquistable y/o coloniza-


ble. Se trataba del “imperialismo moderno“ como lo llama que Harrison y Blaine llamaran a los latinoamericanos par-a
Lenin, es decir, de “la nueva ola de imperialismo que barrió envolverlos en su trama. En junio de 1889, escribió a La ,Vació!I:
al mundo después de 1870”: Asia, Africa, Oceanía y la Amé-
rica Latina constituían aquel mundo disponible, en opinión Lo que queda de la Conferencia de Samoa no es el reco-
de las potencias imperialistas europeas y, en el oriente, del nocimiento, es imposible de parte de los grandes pueblos
Japón. Pero, para los Estados Unidos, que, desde Henry Clay, mercantiles de Europa, del derecho preeminente de los
soñaban con su protectorado sobre todo el continente ameri- Estados Unidos, a la tutela y goce, cuando no a la adqui-
cano, había una variante. Concurrirían ellos, con las otras po- sición final, de los pueblos débiles que habitan las tierras
tencias imperialistas, y mares americanos, sino que compartirán el influjo s
al reparto de Asia, Africa y Oceanía,
pero se adjudicarían para sí, exclusivamente, este continente. disfrute de las tierras amenazadas con los pueblos mayo-
Esa versión actualizada del monroísmo, supondría, desde luego, res que tengan en ellos intereses comparables a los suyos.
un enfrentamiento con los competidores ambiciosos. Era el
momento de unificar a los otros pueblos americanos para Y en enero de 1890, en plena Conferencia:
oponerlos a tales competidores y cerrar a estos las puertas será lo natural que Inglaterra y Alemania se unan siempre
continentales o sacarlos si ya estaban adentro. con el propósito común de impedir el adelanto de los fis-
tados Unidos, cuando en la alta diplomacia se tiene hoy
Y urgía hacerlo, porque ya se había producido una primera por seguro que Inglaterra y Alemania se han dado de
escaramuza interimperialista en el archipiélago de Samoa, en mano en la sombra para repartirse las comarcas nuevas
Oceanía. No era el momento, ni los Estados Unidos tenían la que vayan apareciendo por el mundo c impedir que Italia,
capacidad militar suficiente para el caso, de ocupar con tropas
que Francia, que España, que los Estados Unidos extien-
todo el Continente. A nadie se le podía ocurrir semejante dis- dan por Africa y por el Pacífico sus posesiones coloniales.
parate. Pero había otros modos. Estaban la diplomacia y la
tradición hispanoamericana, que, desde Bolívar, buscaba ‘for- De allí las reiteradas previsiones de Martí contra “las amis-
mas de asociación entre los pueblos mestizos del Sur. La tades proyectadas”, que perseguían convertirnos en “coro su-
diplomacia, que habia sido manejada por Clay para sabotear jeto a un pueblo de intereses distintos, composición híbrida
los planes anfictiónicos de Bolívar, podía servir, medio siglo y problemas pavorosos, resuelta a entrar, antes de tener arre-
después e invocando la tradición, para disfrazar de fraterni- glada su casa, en desafío arrogante, y acaso pueril, con el
dad panamericana una posible “junta de naciones congrega- mundo”. 0 esta: “¿A qué ir de aliados, en lo mejor de la
das para que entren en liga contra el mundo”, como bien caló iuventud, en la batalla que los Estados Unidos se preparan a
Martí. Surgió así una de las formas transitorias propias de la librar con el resto del mundo? ¿Por qué han de pelear sobre
época del imperialismo capitalista, del capital financiero y de las republicas de América sus batallas con Europa, y ensayar
su correspondiente política internacional, tan bien perfilada en pueblos libres su sistema de colonización?” Así llamó Martí,
por Lenin y tan semejante a aquello en que vino a metamorfo- aun antes de que naciera, al panamericanismo: sistema de
searse el panamericanismo: “países dependientes que desde colonización. Porque lo es. Un siglo de deplorable experiencia
un punto de vista formal gozan de independencia política, pero panamericana demuestra suficientemente la justeza de la de-
que en realidad se hallan envueltos en las redes de la depen- finición martiana. Después llamaríamos “Ministerio de Colo-
dencia financiera y diplomátka”. nias” a la OEA, metamorfosis última de la Oficina Internacio-
nal Americana, de la resolución IX, de la primera Conferencia.
Esta era una de las entrañas de la Conferencia de Washington,
larva, a su vez, de la Unión Panamericana. Y finalmente “en
de 1889, que estaba donde no se la veía. Salvo para el ojo de
América no cabe [el panamericanismo], por estar poblada pal
Martí, que, como el ojo bíblico a Caín, seguía los pasos del
dos naciones que pueden visitarse, como amigas, y tratarse
imperialismo hasta lo más oscuro de las cavernas donde fra- sin pelear, pero no echar por un camino, porque una quiere po-
guaban sus atentados contra nuestra América y el mundo. nerse sobre el mundo, mientras que la otra le quiere abrir los
Eran constantes las denuncias y las advertencias martianas brazos”.
sobre ese tenebroso proyecto imperialista de los Estados Uni-
dos. Preveía los conflictos mundiales futuros, aun antes de La visión martiana tui.0 pasmosa confirmación, sobre todo
después de la segunda guerra mundial. Sólo que, desde enton-
4 Harold Undenwod Faulkner: Historia econdmica de los Estados Unidos.
ces acá, el mundo contra el cual apunta el imperialismo es cl
3 16 AJWJARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
317

campo socialista. Los tiempos cambian, naturalmente. La his- desinterés, se promete reaparecer a su hora”. En mayo, Martí
toria de las aventuras bélicas yanquis en Asia es reciente y estaba seguro: “por sobre todos está Blaine, que no renunció
sabido es cómo tiene desplegado cn cl planeta su poderío a la candidatura en su carta de Florencia sino para asegurar
agresor. Ahora mismo asociamos al pronóstico martiano los con este aparente desinterés su renominación que parece ine-
nombres de Irán y Afganistán. Vuelve a estallar la palabra \ i table”. Dos años antes, la perspicacia martiana había captado
OTAN y Carter propugna nuevamente una política de peligro- la verdadera razón del “desinterés” de Blaine: “los republica-
sas presiones y amenazas, “al borde de la guerra”. Desde 1947 nos puros se muestran dispuestos a mantener en el gobierno
el panamericanismo fue metamorfoseado, por los Estados Uni: 21 los demócratas antes que contribuir a dar el poder a un
dos, en un bloque militar continental. Fuimos “el coro sujeto político culpable que a su juicio deshonra al partido republi-
a un pueblo de intereses distintos”, los aliados en el desafío cano”. Por último, como proyectara aspirar en 1872 y Harrison
yanqui a una gran parte del mundo. Tal fue el Tratado de lo hiciera secretario de Estado, vio entonces la ocasión de
Asistencia Recíproca (TIAR) de Río de Janeiro. Bochornosa ganar electores y apeló al gran truco panamericano. Pero, ni
confirmación del pronóstico martiano. Inconsecuente sordera aún así, logró ser presidente.
a sus advertencias justas.
Comprendo que toda esta breve historia, propia de las inti-
Pero no fue sólo aquella colosal entraña ecuménica la que midades de la cocina política yanqui, carece, por sí misma, de
detectó el genio martiano. También detectó otras muy propias importancia. Pero es que la incurable fobia presidencial de
del monstruo dentro del cual, como Jonás, vivía, las cuales Blaine estaba vinculada estrechamente a situaciones que sí
;t su vez, eran motivaciones de la convocatoria panamericana: eran decisivas para los Estados Unidos, por una parte, y para
plataforma, esta de Blaine, al servicio de sus recurrentes y nuestra América, por la otra. Tanto, que de allí nació el pana-
nunca logrados sueños presidenciales. El cuadro sería poco mericanismo imperialista, ya secular. Además, había que esbo-
inteligible, a no ser por el escalpelo o, si se quiere, la lapa- zarla nara interpretar muchas referencias ilustrativas de Martí.
roscopía que Martí aplicó a la política yanqui de su tiempo, Por ejemplo, esta, donde, como ciertos personajes teatrales
que, mutatis mutaudi, es igual, cualitativamente, a la del nues- o cinematográficos, Blaine es el protagonista, pero no aparece.
tro, según lo he ejemplificado hace un momento, con aquel La primera conferencia panamericana sería, en concepto de
lector del Srln, de Nueva York. Estas son las claves, sacríle- Martí,
gamente resumidas por mí, para conocer otras de las entrañas el instrumento de que se vale un político hábil y conocedor
panamericanas. de sus huestes, para triunfar sobre sus rivales por el aga-
Blaine siempre quiso ser presidente. Aspiró en 1876, pero, sajo doble a las industrias ricas, ofreciéndoles, sin el tra-
“había quedado algo manchado por uno de los escándalos bajo lento de la preparación comercial, los mercados que
ferroviarios del día”, dice el historiador ya citado aquí,6 quien apetecen, y a la preocupación nacional, que ve en Ingla-
agrega: “con sólo un pequeño salario del gobierno, Blaine se terra su enemigo nato, y se regocija con lo mismo que com-
hizo rico y rehusó tenazmente explicar cómo”. No fue postu- place a la masa irlandesa, potente en las urnas.
lado por la convención republicana, pero fue al Senado. Vol-
Habiendo sido Blaine el motor incidental que puso en marcha
vió a aspirar en 1880 y tampoco logró la postulación, aunque
la voluntad imperial de los Estados Unidos, en su fase de apa-
su vencedor, Garfield, lo hizo secretario de Estado. Lo que
riencia? diplomáticas y de derecho internacional, que no ex-
entonces pasó ya lo sabemos. Logró la postulación republi-
c!uían las violentas y agresivas de las armas, las referencias
cana en 1884, “contra los deseos de los hombres más intelec- de Martí a 61 son iwumerables y van desde una consideración
tuales y honrados de las grandes ciudades de la costa”, se&n admirativa hasta la más rotunda condenación. Porque la ima-
su correligionario Teodoro Roosevelt, que no necesita ad.$ti- gen de Blaine fue deteriorándose, en el curso de una década,
vación alguna. Pero entonces las elecciones fueron ganadas por de 1881 a 1891, en la apreciación martiana, en la medida en que
los demócratas. En 1888, Blaine estaba en Europa y rehusó el tránsito norteamericano hacia el imperialismo y su amenaza
la candidatura presidencial . ZEstaba curado, acaso? Martí no sobre nuestra América se conformaban más lúcidamente ante
lo creía así, en febrero de aquel año: “Unos creen que e! desis- el espíritu sagazmente crítico de Martí.
timiento ha sido obra de político previsor que conoce su poder
sobre la mente nacional y, con el crédito de este aparente No porque este creyera, como no lo puede creer nadie, que
Blaine fuera el autor o el impulsor de aquel tránsito. He dicho
6 Truslow Adarus. que aquel sólo fue un motor incidental, que supo aprovechar
31s \\I 4RIO DEI. C'f.\TRO DE EsTL'DIOS hL-\RTIAiiOS ANUARIO DEL CENTRO DE ___--hl.iRTIASO?
ESTUDIOS __- 319

para sí -o quiso hacerlo- una transformación cualitativa Ni ]a proposición de crear líneas de vapores, ni la de unifi-
I-egida por las leves generales del desarrollo del capitalismo. cación de documentos mercantiles, despachos de aduanas, pe-
ES decir, el salto-de este a su faw superior y última, según el sas v medidas y leyes sobre marcas y privilegios; ni la de extra-
ccrtc1.o J generalizado análisis de Lcnin. Lo que Blainc sí hizv, dicikn, ni la de moneda común, ni la de arbitraje, ni la de
que Martí pcrcibii, y de lo cual dejó reiterada constancia, fuc unión aduanera serían alarmantes para Martí, “a ver las cosas
jugar con las fuerzas económicas, políticas 3’ sociales actuan- c3 la superficie”. Así ha pasado por lo general en los cónclaves
tes en el proceso norteamericano de transformación capitalista, del sistema. No han sido alarmantes, “a ver las cosas en la
como piezas de su tablero electoral. superfjcie”. Lo grave era lo que había tras aquellas propo-
sicioncs.
Para él no hay cumbre inaccesible [escribió a La Nacib;z,
en febrero de 18881 ni distancia que no mida con el o,jo Ejemplo típico de ello era la propuesta unión aduanera “que
avariento, ni ardid a que no acuda para asegurar su presa; nermitiría la entrada libre de lo de cada país en todos los de
mas su mente cesárea no es de aquellas que los pueblos unión”. 1x0 sería para alarmar, si fuera posible una verda-
deben nutrir, porque se ejercen en su bien, sin más ambi- dera reciprocidad, por la equidad en lo que hoy los economis-
ción personal que la natural y deseable que asegura la IUS llaman “términos de intercambio”. Pero en realidad, aquella
energía, sino de las que se han de temer, porque usan de unión significaba una monstruosidad contra nuestros pueblos
su pueblo como de instrumento para el adelanto propio, v cn favor de los Estados Unidos
y de sus problemas como de piezas de ajedrez que combi-
na para el triunfo el jugador interesado. Porque [profundiza Martí] tomar sin derechos lo de los
Estados Unidos, que elaboran, en sus taileres cosmopoli-
Casi dos años después, en noviembre de 1889, Martí corrobo- tas, cuanto conoce y da al mundo, fuera como echar al
raría aquel juicio, ‘Ia la hora en que se pinian, en apogeo mar de un pufiado la renta principal de las aduanas, mien-
común, el ansia de mercados de sus industrias pletóricas, la tras que los Estados Unidos seguirían cobrando poco me-
ocasión de imponer a naciones lejanas y a vecinos débiles el nos que todas las suyas, como de los que les viene de
protectorado ofrecido en las profecías, la fuerza material ne- América no pasan de cinco artículos valiosos y gravados
cesaria para cl acometimiento, y la ambición de un político al entrar: sobre que sería inmoral e ingrato, caso de ser
atrevido y rapaz”. Blaine, sobra aclararlo. posible por las obligaciones previas, despojar del derecho
de vender en los países de América sus productos baratos
í<sa ansia de “mercados de sus industrias pletóricas” fue la
que dio a la primera conferencia panamericana su carácter a los pueblos que sin pedirles sumisión política les ade-
lantan caudales y les conceden créditos, para poner en
más acusado. Esa necesidad de expansión comercial era ya
una manifestación del ímpetu imperial, una manera de con- condición dc vender sus productos caros e inferiores a un
quistar, para sí y nada más que para sí, el continente reputado pueblo que no abre créditos ni adelanta caudales, sino
como propio por virtud de un supuesto designio superior. Era donde hay minas abiertas y provechos visibles, y exige ade-
a ese ímpetu mercantil al que Blaine prometía servir con su más la sumisión.
política continental, de atracción de las repúblicas latinas. En Anticipa aquí hl:!rtí lo que vino a ser la “diplomacia del dólar”
eso consistía aquel “agasajo a las industrias ricas, ofreciéndo- y su garantía violenta, “el gran garrote”, es decir la sumisión
les [ . . . ] los mercados que apetecen”. Monopolizar esos mer- como prenda de los créditos; la insaciable demanda de conce-
cados, eliminar la competencia de otras naciones era el fin siones de yacimientos y tierras fértiles, el empleo de las tari-
perseguido. Para ello había que persuadir a los drlegados de fas aduaneras, con los gobiernos insumisos, entre otras más
aquellas repúblicas “que es de la conveniencia dc SUS pueblos drásticas sanciones económicas.
comprar lo de este [los Estados Unidos] y no de otros, aun-
que lo de este sea más caro, sin ser en todo mejor, y aunque Tkl mismo modo dcveló Martí cómo, bajo nombres sin arisrns,
para comprar de él hayan de obligarse a no recibir ayuda ni se ocultaban pretensiones sórdidas. Por ejemplo, como la pa-
aceptar tratos de ningún otro pueblo del mundo”. Por eso labra “arbitraje” era “el lema con que corrían la idea de la
señalaba Martí cómo en la convocatoria a la Conferencia “SC tutela continental”, el excipiente de “las tentativas débiles del
unieron el interés privado y político de un candidato sagaz, famoso secretario de estado en pro de árbitros permanentes y
la necesidad exigente de los proveedores del partido, la tra- predominios encubiertos”. 0 cómo, con la promesa de “tra-
dición de dominio continental perpetuada en la República”. :atlos de colnercio”, Blaine quería ganar para sí los votos de
~K~*ARIO DEL CENTRO -- DE EST~‘DIOS L~ARTIASOS
-_~~-- -- ANL'ARIO - DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 321
Salvo solitarias y esporádicas voces, caídas en los oídos sordos
los intereses incompatibles de librecambistas y proteccionis- de los delegados de gobiernos débiles v venales, no se había
tas, unos deseosos de abrir a sus manufacturas los mercados oído nuestra r-espucsla unánime y viril hasta 1959. Viril se
Jaticoamericanos y otros esigentes de altas tarifas para Jas oyó entonces y se ha oído en los últimos veinte años, por
materias primas latinoamericanas, a fin de mantener los altoc; parte de Cuba. Unánime aún no. Pero casi. En Washington,
precios de sus lanas, de su azúcar, de su cobre, de su plomo, dc cl año pasado, en la XVII Reunión de Consulta, la dignidad
sus cueros. 0 cómo la idea de la moneda común, de plata, que fue ma>.oritaria. No como antes, en que la mayoritaria era “la
“a ver las cosas en la superficie” tampoco era de temer, porque sumisicín humillante [ ] a un poder temible e indiferente
“cuanto ayude al trato de los pueblos es un favor para su de apetitos gigantescos y objetos distintos”, dicho con palabras
paz”, venía a resultar “cuestión viva; y para la América más, de fierro al rojo vivo de Martí. Sin embargo, noventa años des-
porque los Estados Unidos quieren venderle por un peso dc pués, podemos decir como él: todavía hay tiempo. Estamos
oro el peso de plata que les cuesta setenta y cinco centavos”. seguros. Las leyes inexorables de la historia lo están confir-
Porque Blaine quería los votos de los Estados mineros del mando. Nicaragua es el ejemplo más joven. Pero no el único.
Oeste. Pretensión que Martí destrozó magistralmente en su Cumpliremos con Martí.
“Informe a la Comisión Monetaria Internacional” y en su al--
?ículo sobre la “Conferencia Monetaria de las repúblicas dc
América”, publicado en la Revista Ilust~uda, de Nueva York,
en mayo de 1891. En fin, los intereses de los empresarios fa-
mélicos de subvenciones, que merodeaban la Conferencia, pro-
metiéndose ventajas de las recomendaciones sobre líneas dc
\.apores y ferrocarriles.

i!l enjuiciar así la primera Conferencia panamericana, Marti


emplazó al panamericanismo ante el tribunal de la historia. Y,
desde luego, a su creador: el imperialismo. Frente al peligro
de este, que se cernía sobre nuestra América, lar-& angustio-
SOS pronósticos, que se han cumplido en lo esencial. Pero tam-
bién di0 la fórmula para conjurarlos:
Sólo una respuesta unánime y viril, para la que todavía
hay tiempo sin riesgo, puede libertar de una vez a los
pueblos españoles de Am&ica [hoy somos, con espíritu
martiano precisamente, la América Latina y el Caribe] dc
la inquietud y perturbación, fatales en su hora de dc-
sarrollo, en que les tendría sin cesar, con la complicidad
posible de las repúblicas venales o débiles, la política secu-
lar y confesa de predominio de un vecino pujante y am-
bicioso.
Otra vez cl alcance profético de Martí. Así ha mantenido R
nuestra América, en el siglo de panamericanismo, la política
de predominio del vecino pujante y ambicioso: en inquietud
y perturbación y, abochorna admitirlo, con la complicidad dc
las repúblicas [gobiernos, sería mejor] venales o débiles. Cuba,
Puerto Rico, Panamá, México, Haití, República Dominicana,
Nicaragua, Guatemala, otra vez Cuba y República Dominicana,
Chile y otros más son eslabones lacerantes del siglo paname-
ricano.
322 s\N,
____-,\RIO DEL CENTR.0 DE I‘STCDIOS hí.ART: ISOS

C orno la plata
en las raáces de loS Andes.
El sentido de la unidad continental
.
en el latinoamerrcanismo . 1.2 dt’Sdc: 1:: iU\~CilLLicl, las ict2:ts (1~ Uartí .~o~L.c.cl carrícler de
las Socicdad& latinoamci ican,?S ~~[>i~t’h~‘!l~I~ll :lSpt!CtOs 0CLllt(~h
de José Martí LJ \~alor::tlo-; de mudo c?puc,;to por SUS CC,I?~C~~~~OI~~I~COS. ES na-
tural imaginar que, formado en la tradición del pensamiento
;w!ític.o Iibcrai cubano, el adolescel!ie .Jos¿ Martí haJ.a obscl-
PEDRO PABLO RODRÍGUEZ \.ndo ilitcl.L,ses comunes y vínculos entre las naciones rep:lbli-
canas del ilortc y c!cl sur de América, en su 16gico rccko a 1~1
Iilonarcluía absolutista cspafiola. Sin dejar de xra!urar a!tamen-
te !a significación, en el desarrollo de sus ideas, de SLL crític:?
Cuaudo se trata del tema de la unidad latinoamericana en a In repúblic;ì espaíiola por no permitir cl es;ablecimiento clc
Martí, suele tenerse la impresión de que el revolucionario CW la república cubana independiente, se ha dc considerar su cs-
bario se refirió a la unión política de las naciones del Conti- lai:cia d:: casi cuatro alios en Mixico y en Guatemala c(:mo cl
ncntc. Quizás sean responsabilidad de ello sus juicios a prvpcí- mxnento de forrnxikl de sus concepciones latinoamericnnis-
sito dc Bolívar, en los cuales se destaca su entusiasmo ante eI tas. Tras salir de SU isla dc cañaxrales v alegros esclavos, 1~
proyecto y la práctica de! Estado unificado impulsado por cl de conocer las brumas europeas y los se& soles de Cas+illa,
Libertador, y la sistemática presencia en sus escritos de los cl joy:Pn Martí conocl cn aqucilos países latinoamrricant2s 1;i
llamados a la u;lión, los cuales sintetizó en su fórmula particu- naturaleza continental siempre imponente -ya en sus bos-
lar dc nominar a la región: nuestra América. Sin embargo, ver c’:t~zs tupidos o ::n sus cumbres nevadas, va en SLIS ?neserris
tinicamen!e en tal sentido la idea de Martí sobre la unidad de f‘rír~s o w SUS calidas costas de! golfo y de¡ Caribe----, y junt:)
los pueb!os al sur del río Bravo, compromete seriamente t,? c‘vn ella, sociedades donde cohabitaban h!mbres y costumbx-
entendimiento de la riqueza de sus apreciaciones sobre el Z.SW:- establecidos desde muchos siglos antes en esas tiw-as, y otros
to y hasta la comprensión verdadera de todo su pensamkntcl venidos del otro !ado del Atlántico. Así espresó la rcvciaciún
larinoamericanista. que tuvo entonces de nuestra América:

A pesar dc haber sido admirador de la obra y el pensamiento J;>terrumpida por la conquista la obra ratul.al y majrstul)-
políticos bolivarianos, Martí se refirió con gran realismo a :as sa de la civi!i~acii~n americana, se creó con el advenimiento
limitaciones histórico-sociales que impidieron la permanencia de los europeos un pueblo extraño, no español, porque la
del Estado que el Libertador denominara Colombia. En su dis- savia nue\-a rwha7a el cuerpo viejo: no indigtma, p0-q~~~
curso de 1893 sobre Bolívar, escribió Martí lo siguiente: se ha sufrido 1~ injerencia de una civilizaci& deca,;tadora,
dos palabras que ‘siendo un antagonismo,, constituyen ull
Acaso pr~xso; se creó LI!: puebio mestizo en la forma, que con
. , en su SLK~O dc gloria, para la América y para sí, :w
vio que la unidad de espíritu, indispensable a la salvación la reconquista c!z su lik?ad, ciescnv!re!1~2 v r.:staura SLI
v dicha de nuestros pueblos americanos, padecía, más que alma propia [O.C., t. 7, p. 981.
se ;!jíu;I.21:a, con tu ~wiljn en formas teóricas y a.rtificiales
quc’ni! sc acomodaban sobre el seguro de ia reahdad: aca- (timo se pucdc a::recinr en esta cita de “Los códigos nuevos”,
trabajo escrito en Guatemala, cl ,joven Martí demostraba po-
so cl gc3ial previsor que proclamó que la salvaci6n de
nue:;ya Am&-& está en la acción una y compacta de sus .xer Lina conciencia latir~c~~mrricaiiista sólidamente afincada &
repúblicas, en cuanto a S:IS relaciones con el mundo Ij al 1 JosB Martí: “Discurso pronunciado e11 la velada de la Sociedad Literaria Hispano-
sentido y conjunto de su por\,bT-nir, no pudo, por no tenerla americana en honor de Simón FWívar el 26 de octubre de 1893”, Obras completas,
La Habana, Editorial Nacional do Cuba, 1963-1965,t. 8, p. 2%. (En lo sucesivo. las
en el redaño, ni venirle del hábito ni de la casta, conocer Iclerencias a la obra de José Alarti, se remitirán a la citada edición de sus Obras
la fwxza moderadora del alma popular, de la pelea de completas. N. de la R.)
324 ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
__~ ANUARIO DEL CEt.TRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
325

la comprensión del carácter mixto de las sociedades latino- en buena medida, de materias primas propias, por el que atra-
americanas, y, sobre todo, que la materialización vesdadera dc vesaron los Estados Unidos durante la segunda mitad del siglo
esa mezcla de aborigen y de europeo definiría el futuro de la XIX, no levantaría en el revolucionario cubano el afán de se-
que en 1877 comenzaba ya a llamar nuestra América, como afir- guir las vías y métodos de aquella nación para alcanzar el
ma en el propio trabajo citado: “Toda obra nuestra, de nuestra desarrollo latinoamericano: Martí estaba protegido por la fuer-
América, robusta, tendrá, pues, inevitablemente el sello de la re conciencia de autoctonía, lo que le apreciamos desde México,
civilización conquistadora; pero la mejorar& adelantará y asom- cluc contribuiría, indudablemente, al proceso de su apresa-
brará con la energía y creador empuje de un pueblo en esencia miento de rasgos significativos del paso a la etapa imperialista
distinto, superior en nobles ambiciones, y si herido, no muerto” en los Estados Unidos, y sus consecuencias de dominación
(O.C., t. 7, p. 98). Es importante observar, de paso, que esa defi- para la América Latina.
nición de la América Latina, abierta hacia el futuro, se aleja de
In tradicional visión que por enton,ces definía a la región ex- En fecha tan temprana como 1881 escribía en su intimidad,
clusivamente por su oposición, a España como metrópoli po- en mo de los Cuadernos de apuntes: “¿Se unirán, en consor-
lítica. pero que sustentaba -hasta con la denominación .de cio urgente, esencial y bendito, los pueblos conexos y antiguos
Hispanoamérica- el reconocimiento de la identidad continen- de América? ¿Se dividirán, por ambiciones de vientre y celos
de villorio, en nacioncillas desmeduladas, extraviadas, latera-
tal, de modo unilateral, en la vertiente europea, y echaba a un
lado, -en la mayoría de los casos- al elemento aborigen. Es ies, dialécticas?” (O.C., t. 21, p. 164). E insistía desde entonces
obvio, además, que semejante apreciación de su pertenencia en la unidad del modo siguiente:
a una unidad histórico-social que se definía a partir de una iPues no vive próspera ni largamente pueblo alguno que
mezcla de aportes étnico-cultUrUles, no incluye ya a los Esta- tuerce su vía de aquello que le marcan sus orígenes, y se
dos Unidos, como el mismo Martí señal6 expresamente en el consagra a otro fin que aquel fatal que presentaban los
prospecto de la Revista Guatemalteca, al escribir que el pro- elementos de que consta! iPues en igual continente, de
pósito de la publicacm "ii era promover el intercambio út,ii y el iguales padres, y tras iguales dolores, y con iguales proble-
conocimiento mutuo entre las tierras que van desde “el Bravo mas ,-se ha de ir a iguales fines! iAcelera su fin particular
Fiero hasta donde acaba el digno Chile”, por una parte, y el el pueblo que se niega a obrar de concierto con los pueblos
“mundo viejo, y el septentrión del nuevo”, por el otro (O.C., que le son afines en el logro del fin general! [Cuadernos
t. 7, p. 104). de apuntes, O.C., t. 21, p. 164-1651.
Estos puntos de vista le ayudarían, durante sus años en los Obsérvese que la fundamentación de la unidad la hace aten-
Estados Unidos, a profundizar en aspectos de esa sociedad que diendo a razones geográficag (“en igual continente”), históri-
no fueron comprendidos por buena parte de sus contemporá- cas (“de iguales padres y tras iguales dolores”), y sociales (“con
neos en Latinoamérica. Despreciando o ignorando, en el mejor iguales problemas”).
de los casos, el aporte de las culturas indias, la oligarquía
agraria del Continente permaneció viéndose como una conti- Ya en los Estados Unidos, las observaciones de los primeros
nuadora exclusiva de la cultura hispánica, y por extensión de tiempos sobre ese país, en las cuales el juicio ético expresaba
la europea, mientras que las poderosas burguesías comerciales la asunción de los valores latinoamericanos, se fueron convir-
y. las germinales burguesías industriales oteaban hacia un ho- tiendo en el transcurso de los años ochenta en un dramático
rlzo:?tC -)! Norte: Inglaterra, en Europa, o los Estados Unidos llamado de alerta y en una vigilia permanente, que culminarían
en América, El desarrollo industrial capitalista, responsable en el angustioso quehacer político de la última década para,
principal del mantenimiento de las sociedades agrarias o mi- en una carrera contra reloj, detener la expansión norteameri-
neras, exportadoras de materias primas o alimentos, fue la 1~17 cana hacia nuestra América.
que atrajo los cnjueños de mariposa de los ideólcgvs del pro- El estudio detenido de los orígenes, la evolución histórica y el
greso latir;o;\mcricano, quienes vieron, por 10 general, al eltl- impetuoso desarrollo de los Estados Unidos tras la Guerra de
menta aborigen como un obstáculo al avance hacia cl camiro Secesión, demostró a Martí que se estaba abriendo una época
de la indu:;&alización. La G.;in,cena de años en los Estadtis de franco peligro para la independencia latinoamericana. Y
Unidos sirvió a Martí, sin embargo, pdra extraer conclusiones ante ello, la unidad de la región se torna imprescindibie para
diferentes. El gigantesco desarrollo industrial sustentado C:I él: “Hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en
un aumento sostenido del mercado interno, y autoabastecido, las raíces de los Andes”, decía en 1891 en “Nuestra América”.
326 .\Vl:IRIO Dtl. ~'1 11 RO DE ESTL:DIOS hlARTIASOS -
ANUARIO DEL CENTRO DE
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ESTL’DIOS hfARTIASOS
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de la Conferencia. Con un brillante análisis histórico apoyado


La unidad latinoamericana cs, pues, 1Ogica conscc‘ucncia del ::n un sólido conocimiento de los estudios que se comenzaban
antimperialismo martiano, o, mejor, cs la oll ;i cara dc: es;t entonces sobre los diferentes procesos históricos rscorxidos
moneda, debido a la estrecha interdcpedc‘ncia de ambos as- por ambas partes de América,? Martí insiste, en las crónicas
pectos dc su pcnsamicnto. Por tanto, deben sentarse algunos <obre esa primera conferencia panamericana, en que la nación
juicios a propkito de su antimperialismo. del Norte es “un pueblo agresivo de otra composición y fin”
En rápida ojeada, resulta evidente dc la lectura de las “ESCC- (“Congreso Internacional de Washington” 1, O.C., t. 6, p. 53),
nas norteamericanas” que Martí comprendió que los Estado< Y que el Continente está “ocupado por dos pueblos de natu-
Unidos atravesaban por una fase de formación de monopoiiw raleza y objeto distintos” (“Congreso Internacional de Wash-
industriales, los cuales establecían nc~os de propiedad ~011 la ington” II, O.C., t. 6, p. 63). Incluso dedicó todo un trabajo
banca, a la vez que utilizaban sus posicio:lcs y relaciones GI: a demostrar las causales históricas de tales distinciones; se
los grupos en los partidos políticos -especialmente cyn c‘! trata del discurso llamado “Madre América”, leído a los dele-
Partido Republicano-, para influir en la política del pals, dc q.udos a la conferencia panamericana, en el cual hace un por-
manera de ampliar sus mercados exteriores. La agresividad menorizado estudio paralelo de los procesos evolutivos en
comercial que se destapó en los Estados Unidos a Fines del ambas partes de América. No cabe duda, al estudiar tales tex-
tos, que el latinoamericanismo de Martí cuenta con una pode-
siglo XIX fue el lógico resultado de la concentración monopo-
rosa apoyatura histórica que insiste en señalar la especificidad
Iística, la cual se sirvió de los tradicionales anhelos de expan’
Gn territorial, que habían agrandado la nación hacia el Oe.;!c de las sociedades latinoamericanas frente a la norteamericana.
a lo largo del siglo, para impulsar lm renovado interés haci#i Podría decirse que su pensamiento entra, con los artículos
cl Caribe, MCxico y Amkrica Central. dedicados a la conferencia panamericana de Washington, en
In fase del explícito deslinde definitivo entre la Amérka Latina
Que Martí entendió cabalmente que comenzaba un nuevo pe- ,v los Estados Unidos. Pero hay más. Como Martí no fue un
ríodo en las relaciones interamericanas, lo demuestran sus historiador ni un sociólogo, sino un político, ese deslinde a
conocidas palabras al enjuiciar las razones y los propósitos que arriba en sus análisis es motivado por el gran problema
que movieron al bCJobierno norteamericano a convocar la Co: de su tiempo: la política expansionista del naciente imperia-
ferencia Internacional AmeScana de Washington, que sesion:‘, Iisrno norteamericano cuya marcha, a plena conciencia, inten-
durante 1889 y 1890. tará detener desde entonces.
Jamás hubo en América, de la independencia acá, asunto Por eso su latinoamericanismo se define por oposición: la
que requiera más sensatez, ni obligue a más vigilancia, r;; América Latina es una identidad, no sólo por razones histó-
pida examen más claro y minucioso, que el convite qu:’ ricas y btnico-culturales, sino también porque su presente y
los Estados Unidos potentes, repletos de productos inrc:- ill futuro enfrentan una nueva amenaza de dominación.
dibles, y determinados a extender sus dominios en Amé- De una parte hay en América un pueblo que proclama su
rica, hacen a las naciones americanas de mcnos poder, derecho de propia coronación a regir, por moralidad geo-
ligadas por el comercio libre y titil con 10; pueblos ell. gráfica, en el continente, y anuncia, por boca de sus esta-
ropeos, para ajustar una liga contra Europ::, y cerrar tra- distas, en la prensa y en el púlpito, en el banquete v en
tos con el resto del mundo. De la tiranía de España supO el congreso, mientras pone la mano sobre una isla y k-ata
salvarse la América espaíiola; y ahora, despuk de wr con de comprar otra, que todo el norte de América ha de ser
ojos judiciales los antecedentes, causas y factores del con- suyo, y se le ha de reconocer derecho imperial del istmo
vite, urge decir, porque es la verdad, que ha llegado p;ir:1 abajo, y de otra están los pueblos de origen y fines diver-
la América española, la hora de declarar su se:;unda indc- sos, cada día más ocupados y menos recelosos, que no
pendencia [O.C., t. 6, p. 461. tienen más enemigo real que su propia ambición, y la del
vecino que los convida a ahorrarle el trabajo de quitarles
Es de suma importancia señalar que en el propio trabajo dc: mañana por la fuerza lo que le pueden dar de grado ahora
donde se ha tomado la cita anterior, Martí explica cónlo el C“Congreso Internacional de Washington” II, art. cit.,
desarrollo histórico de los Estados IJnidos, desde su f.~se co- p. 561.
lonial, ha seguido derroteros diferentes a Latinoam~2rica, y que
recorrido el que desemboca en 2 Cf. SU articulo sobre el libro del argentino Vicente G. Quesada, que estudia la epoca
es precisamente ese camino colonial (OX., t. 7, p. 369-392).
los objetivos expansionistas que han llevado a la convocatoria
328 ASUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS AFiLiARI DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
329

Es evidente, como se ha visto en las citas, que junto a la es- -<zuda lucha contra Inglaterra por el dominio de los mercados
pansión territorial, Martí aprecia que los Estados Unidos preten- Idtinoamericanos. En aquella apoca es indudable que el peso
den una expansión económica a expensas de la América Latina: \ el sentido de la expansión económica del imperialismo ncr-
con ambas, nos ha di,cho, se trataba de “crear en forma nueva tzamericano se daba por cl intento del control comercial -co-
el despotismo” (“Congreso Internacional de Washington” II, art. ino ya sucedía en Cuba, donde el financiamiento norteameri-
cit., p. 62). Sabido es que la fase imperialista del capitalismo -ano de las operaciones comerciales ya era de gran peso en
destaca la exportación de capitales como forma principal de !a producción azucarera-, paso indispensable para asegurar
la dominación sobre los pueblos dependientes. Martí no atri- ia entrada posterior en la esfera productiva de los capitales
buye a este aspecto la responsabilidad fundamental en la ex- Lxcedentes. Y, por otra parte, no puede descontarse que la
pansión económica del imperialismo de los Estados Unidos exportación de mercawías es un objetivo del comercio capi-
hacia la América Latina, sino que reitera el interés por encon- talista, que caracterizó las relaciones, durante su fase indus-
trar mercados consumidores de sus productos industriales, trial, entre las naciones desarrolladas y las que ya se sumergían
puesto ya de manifiesto en 1883 con el tratado comercial con en el subdesarrollo, pero que no desaparece en la etapa impe-
México, tan criticado por el cubano.3 Incluso en una de las rialista, sino que hasta se incrementa cuantitativamente al
crónicas sobre la conferencia panamericana llama a poner ca- ampliarse el mercado mundial, aunque cambiando su carácter:
pitales en Argentina (“Los delegados argentinos en Nueva cn la medida en que la producción monopolística domina las
York”, O.C., t. 6, p. llO), repitiendo una idea expresada también exportaciones, es obvio que el comercio internacional en tiem-
para La Nación de Buenos Aires en 1888 (“La República Argen- pos del imperialismo se ajusta a los requerimientos de las gran-
tina en el exterior”, O.C., t. 7, p. 343), aunque advierte, ante la des corporaciones financieras. Por tanto, aunque no estamos
presencia norteamericana en Honduras seis años más tarde, cn condiciones de ofrecer referencias martianas que indiquen
desde las páginas de Patria: la comprensión de este asunto, sus señalamientos críticos al
hegemonismo comercial norteamericano en la América Latina
De tiempo atrás venía apenando a los observadores ame- constituyen, objetivamente, una oposición a un movimiento
ricanos la imprudente facilidad con que Honduras, por económico del naciente imperialismo.
sinrazón visible más confiada en los extraños que en los Sin embargo, la sagacidad martiana no dejó de advertir sobre
propios, se abrió a la gente rubia que con la fama del pro- los peligros que acarreaban las exportaciones de capital, que
greso le iba del Norte a obtener allí, a todo por nada, las ya comenzaban a ser frecuentes a través de los préstamos o de
empresas pingües que en su tierra les escasean 0 se les las inversiones directas en las vías de comunicación: “viene con
cierran. Todo trabajador es santo y cada productor es una el extranjero”, decia en 1889, “el veneno de los empréstitos,
raíz; y al que traiga trabajo útil y cariño, venga de tierra de los canales, de los ferrocarriles” (“Congreso Internacional de
fría o caliente, se le ha de abrir hueco ancho, como a un Washington” II, art. cit., p. 61).
árbol nuevo; pero con el pretexto del trabajo, y la simpa-
tía del americanismo, no han de venir a sentársenos sobre Veamos cómo él mismo responde a la pregunta iconviene a
la tierra, sin dinero en la bolsa ni amistad en el corazón, Hispanoamérica la unión política y económica de los Estados
los buscavidas y los ladrones [“Honduras y los extranje- Unidos?“, que se hizo en “La conferencia monetaria de las
ros”, O.C., t. 8, p. 361. repúblicas de América”, en mavo de 1891:

Quien dice unión econ0mica, dice unión política. El pueblo


La cita parece referirse a la emigración de trabajadores, de cu-
recordar que tales empresas de que compra, manda. El pueblo que vende, sirve. Hay que
lonos, pero es conveniente
equilibrar el comercio, para asegurar la libertad. El pue-
colonización, de cierta frecuencia en la América Central de fi- blo que quiere morir, vende a un solo pueblo, y el que
nales de siglo, solían tener poderosos vínculos con los círculos
De todos modos, estos criterios quiere salvarse, vende a más de uno. El influjo excesivo
financieros norteamericanos.
de un país en el comercio de otro, se convierte en influjo
martianos parecen obedecer no sólo a la obvia necesidad dL
capitales para el desarrollo de las economías latinoamericanas político. La política es obra de los hombres, que rinden
sus sentimientos al interks, 0 sacrifican al interés una par-
de entonces, sino, además, al hecho de que a finales del siglo te de sus sentimientos. Cuando un pueblo fuerte da de
pasado todavía los Estados Unidos estaban empeñados en una comer a otro, se hace servir de Ql. Cuando un pueblo fuerte
8 Cf. “El tratado comercial entre los Estados Unidos y Mkxico”, O.C., t. 7, p. 17-U. quiere dar batalla a otro, compele a la alianza y al servicio
ASl'\RIO DEL CESTRO DI? ESTI'DIOS .\I.\RTIASOS
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330 _
~\l \RiO DEL CENTKO DE ESTUDIOS hIARTIANOS

limitan el horizonte v no deian ver en el cielo a los cometas


de los que necesitan dr él. Lo primero que hace un p:~eb:: que andan engul1end.o mundos. Al mismo tiempo, el combate
para llegar a dominar a otro, es separarlo de los dem5s p;li’ de jiberación nacional, que comenzó en Cuba v que se habría
blos. El pueb!o que quiera ser libre, sea libre en negocio\ de extender a Puerto Rico, es, entonces, una fase qw const i-
Distribuya SLIS negocios entre paises igualmente fue:.tcs. Si tuye un prerrequisitr) de la unidad continental.
ha de prèferir a alguno, prefiera al que lo nccesi;a nl;‘:~ol;, ::! Por cso, en absoluta concordancia con todo lo anterior, su
que lo desdeñe menos. Ni uniones de Améric:; COI:;!:: E:: estrategia político-revolucionaria, para llegar a esa unidad la-
ropa, ni con Europa contra Lm pueb!o de Am&ica [“L:! t inoamericana, habría dc obstaculizar la expansión territorial
conferencia monetaria de las rep<lblicas c!e América”, 0.c del imperialismo nortcamcricano, como va escribía, seis afios
t. 6, p. 1601. antes de su muerte en combate, a Goñzalo de Quesada, en
medio de los trajines de la conferencia panamericana:
Obskvese cómo la agudeza de los juicios martianos apresa 1:)
íntima re!ación entre la dominación económica y la política. El interés dc lo que queda de honra en la América Latina,
relación que precisamente caracteriza a la opresiórt ncocol;: -el respeto que impone un pueblo decoroso-la obliga-
nial, propia de la época del im;?erialismo. ción en que esta tierra está de no declararse aún ante el
mundo pueblo conquistador-lo poco que queda aquí de
Ante esta mIeva dependencia hacia el naciente impcrialismi~ republicanismo sano-y la posibilidad de obtener nuestra
de los Estados IJnidos, que tomaba las formas de la ex:pansiól: independencia antes de que le sea permitido a este pueblo
territorial v económica, sólo cabía comi-, respuesta la unidact. por los nuestros extenderse sobre sus cercanías, y regirlos
entendida en sentido estrak?gico. Por eso escribiría en 1890: a todos:-hc ahí nuestros aliados, y con ellos emprendo
“Las familias de pueblos, como los narcidos políticos, frenlt la lucha [“Cartas a Gonzalo de Quezada”, O.C., t. 6, p. 122-J.
al peligro común, aprietan sus !auos” (“La confereccia de Wa :?I
ington”, O.C., t. 6, p. 80). Y por esto también su insistencia en que las Antillas libres
wrían una encrucijada comercial abierta a todos los continen-
Martí no esfzbleció explícitamente el plan para la ti:lidad IX- tes, de manera de obstaculizar el expansionismo económico
t:noamerlcana n:,’ much meno::, habló de un provecto de Es- norteamericano hacia la América Latina. Se trata, pues, de
tado unificado. En sus apreciaciones críticas sobre el idea! que el internacionalismo martiano, expresado a través de su
bolivariano --es,critas en 1893, en su interrumpido periodo dc, objetivo unitario para la América Latina, pasa por su naciona-
madurez- ya observamos e! realismo de SLI pcns;-miento c~i
lismo popular y revolucionario.
este sentido; pero es indudable que su proyecto reVOh?Orliiri(J
v antimperialista tendía a allanar el camino estratégico para El que en silencio tuviera que ser la tarea martiana, como de-
tal unidad. Como escribió en el prólogo a los Versos se~zdlo: Lia a Mercado el 18 de mayo de 1895, y como había advertido
(1891): Cuba no podía apartarse por las intr!,cas imperialit;!nc también a Quesada desde dkiembre de 1889 (“En las manos
“de la patria que la reclama y en ella se completa, de la patri:ì de todos no podemos poner nuestro pensamiento, porque sería
hispanoamericana ” (O.C., t. 6, p. 143). Es de sumo interés esta lo mismo que entregarlo al enemigo, que tiene tantos lomos a
idea suya -que reitera- sobre el completamiento, en Cuba. sus pies” [OC., t. 6, p. 126]), no es óbice para entender que
de “la patria hispanoamericana”. Ella hace estimar que en cI Cuba independiente, con la fundación de la república “nuevi”,
Maestro hay una peculhar y avanzada idea nacional: esta no .sc abriría el camino de la imprescindible unidad latinoamericana,
remite a las fronteras administrativas creadas por el coloma- gradual >’ a largo plazo en las formas político-estatales, más
lismo español o a las estatales aparecidas tras la independell- mediata en el acercamiento de las estructuras económicas como
cia. La verdadera nación es una sola -la América Latina resultado del abandono de los moldes oligárquico-agrarios, y
toda-, pues ella, como vimos que entendió desde los años en de urgencia extrema en cuanto a la acción diplomática y política
México y Guatemala, es -como conjunto- una identidad concertada contra los apetitos del imperialismo norteamericano.
histórico-cultural diferenciada de Europa y de los Estados Esos eran los “deberes difíciles” que la situación geográfica se-
Unidos. Y por eso es válido afirmar que su sentido nacional ñalaba a Cuba, y que la labor del Partido Revolucionario Cubano
no tuvo una naturaleza localista, que se reafirmó en la medida habría de preparar, como se expresa en el artículo tercero de
en que comprendió los objetivos expansionistas de los Estados sus Bases (O.C., t. 1, p. 279). Así, frente a la república oligár-
Unidos. Recordemos al efecto, simplemente, sus advertencias quica que Martí puso cn solfa cn 1891 en “Nuestra América”
en “Nuestra América” con respecto a los celos aldeanos que
332 ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS ANCARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
333

(art. cit., p. 15-23), por no fundarse de acuerdo con. 1:s intc- cuanto cayese en fomIa cerrada su unicín natural, las tres
reses del indio, del negro y del campesino, y por imitar ell is!as que, en lo esencial de su independencia y en ia as-
su forma de nobierno los modelos liberales de Europa y dc piración del porvenir, se tienden los brazos por sobre los
Iris Estados UGidos, se levantaría la república democrática ? mares, y se estrechan ante el mundo, como tres tajos de
popular, que, según dijo hace ochenta años en el .\I<l~:!i~estr) un mismc corazón sangriento, como tres guardianes de
de A/iontecristi, daría la América cordial y verdadera, que sobrepujará al fin a
la América ambiciosa, como tres hermanas [“Las Antillas
un porvenir en que las condiciones de asiento, y de’ trL)- y Baldoriory Castro”, ar-t. cit., p. 4057.
bajo inmediato de un pueblo feraz en la república Justa,
excederán a las de disociación y parcialidad provemcntes En rigor, pues, parece admisible que parn el revolucionario
de la pereza o arrogancia que la guerra a veces cría, de! cubano la unidad latinoamericana -imperativo motivado por
rencor ofensivo de una minoría de amos caída de SLIS prl las intenciones expansionistas tanto territoriales como econó-
vilegios; de la censurable premura con que una minoría micas del naciente imperialismo norteamericano- era un pro-
aún invisible de libertos des,contentos pudiera aspirar, con ceso a largo plazo y que abarcaba muchas instancias antes de
violación funesta del albedrío y naturaleza humanos, al poder arribar a la unidad estatal. Esa unidad, que no se
respeto social que sola y seguramente ha de venirles de oponía, sino que estimulaba la formación de unidades subre-
la igualdad probada en las virtudes y talentos; y de la giona!es como la de las Antillas Mayores y la de la América
súbita desposesión en gran parte de los pobladores l&-a. Central -cuyo unidad política incluso fue aplaudida por Martí
dos de las ciudades de la suntuosidad o abundancia rela- como una aspiración !egítimamente asentada en la historia-,
tiva que hoy les viene de las gabelas inmorales y fácil+ exigía como condición sine qtlu non, la restructuración de la.5
de la colonia, y de los oficios que habrán de desaparecel, repúblicas latinoamericanas, cargadas, como dijo en varias
con la libertad [O.C., t. 4, p. 96-J. ocasiones, de peligros internos, los cuales sintetizó en la idea
de la permanencia de los hábitos y costumbres coloniales a
Parece que Martí, comprometido en la ejecución del primer través de !a ausencia de formas de gobieino que respondiesen
paso de su estrategia revolucionaria, en la guerra para la in- a los intereses de !as mayorías populares. Al ser el lógico rema-
dependencia de Cuba, y en fomentar y auxiliar la de Puerto te de su estrategia de liberación nacional, el sentido de la
Rico, según reza el artículo primero de las Bases del Partldr) unidad continental en Martí, aunque continúa una tradición
Revoh&nario Cubano, pensaba que el acercamiento entre del pensamiento de la regicín -y no podía dejar de ser así
las Antillas mayores -Cuba, Santo Domingo y Puerto Rl’co: puesto que, objetivamente, la identidad latijloamericana, como
“las tres Antillas hermanas, que han de salvarse juntas, o entendió el revolucionario cubano, e-a hi<t&-ica: se manifes-
juntas han de perecer ” (“Las Antillas y Baldorioty Cas+tro”, taba en concordancia con el proceso ocurrido durante la ,colo-
O.C., t. 4, p. 407)- seria de más temprano alcance en ulrtud nia y la república indepcndicnte-, significa, al mismo tiempo,
de las desembozadas aspiraciones de ocupación de las mlsmas una ruptura, al ascender a un esca!ón superior. Porque con-
que se manifestaban en los Estados Unidos. Pero ni aún en cientemente defiende los intereses populares en Cuba al luchar
ese caso en que parece evidente su deseo de que la aproxima- por la indepedencia, y en la América Latina al pretender ase-
ción entre ellas no fuese lejana, osa Martí insinuar la convc- gurar su independencia con el detenimiento de la expansión
niencia de la unión estatal: imperialista y con el reajuste de sus estructuras sociales, oco-
nómicas y políticas de manera de hacer causa común con lo3
No parece que la seguridad de las Antillas, ojeadas de oprimidos, José Martí abre la concepción de la unidad latino-
cerca por la codicia pujante, dependa tanto de la alianza americana para dar cabida en ella -más que a las formas
ostentosa y, en lo material, insuficiente, que provocase político-estatales- al jugoso contenido de las transformacio-
reparos y justificara la agresión como de la I.III$~ sud, nes sociales que darían base firme al combate contra la domi-
y manifiesta en todo, sin el asidero de la provocaclon con- nación imperialista.
fesa de las islas que han de sostenerse juntas, o juntas han
Este aspecto, punto noda! de su estrategia continental, cuya
de desaparecer, en el recuento de los pueblos libres. Por
materialización se iniciaría al crearse la república “nueva” en
la rivalidad de los productos agrícolas, o por diversidad
o por temor de acarrearse la Cuba, quedó, como sabemos, sin una amplia fundamentación
de hábitos y antecedentes,
positiva en su pensamiento: el programa de transformaciones
enemiga del vecino hostil, pudieran venir a apartarse, en
cw!lcl~t’tns sGl0 puccl c estimarse a tra;.<S dc SLIS crítica5 a as-
pectos específicos de las rc,\lidades latinoamerica?nas, J. d< Martí: la república
sus idcns a propósito de la rqública cubana poi- fundar. 1.
organizacitin
ncces2rin
. >’
del Partido,
-imp!cmentaci;)il
v los prqarati\.os
en la práctica
para la “guZ1.i-.:
dè los obj:t1\ i~b
“con todos y para el bien de todos”
d2 su estrategia-, lt: impidiL,ron desarrolla:. .i;~ a.1
t’.~/c/;\o t’5.t
fundamentación. Pero, de todos modos, es ¡ndLlciable C~LW .Y.IJ 6LEG TERSOVOI
idea unitaria continental se basa en las transformaciones d;,
chtructuras sociales, dando así a 5~1 ~ntimpcriali~nlo 1111com-
plctamiento tal que lo hace rebasar la simple observacicín saga.1
de una coyuntura política, para convertirlo en un elemento
caracterizador de SLI especificidad como pensador y dirigente La tesis s0bL.e la repúb!:ca “con todos y para ei bien de tocios”
es testimonio de que en Martí se encuentra un gran programa
político. Ello lo sitúa como el hombre mayor del mundo colo-
de trans.‘ormaci6n del r&imcn social y estatal de Cuba sobre
nial y dependiente en el siglo XIX, muy por encima del movi-
una bas;i: democrática que se concreta en las concepciones
miento democrático-revolucionario de entonces, tanto, que des-
fundamentales del Partido Revolucionario Cubano y el Al:iyli-
brozt el camino a quienes, cn el siglo XX y partiendo de su
jies;, ~13Moli:ccvisli. E-;f.:l tZ:qi’j coroRa io el sistema de la:;
pensamknto, han asumido, desde la teoría marxista-leninista,
la conducción del movimiento de liberación nacional par:) ideas sociopolíticas de Marti. Ella Fe ciesarrol!a por Martí en
muchos de SIS trabajqs, pero quizás con más relieve y ciari-
unirlo, en armonioso proceso único, a las transformaciones
dad la divisa misma de la república est5. formulada er. el dis-
de tipo socialista. Así, pues, las palabras que dejó escritas >.
curso “Con todos y p::ra cl bien de todos”, que pronxnci!í e!
cl ejemplo de SLI obra política han servido y sirven como
26 de no:&xxbrr de 169; en el Liceo Cr:bar-:o de la ciudad nor-
trincheras de ideas para la continuación del combate por Ic+
liberación nacional, ese que él convocara en la América Latina tlamericanz de Tampa.
cuando llamó a los árboles a ponerse en fila, para que no Es imporiante hacer ill~tar que en la Imagen di: la rep”blica
pasase el gigante de las siete leguas. “con todos y para cl bie!-i de todos” Xxtí trató (ll: crear cl
ideal de la xpublica 1 dpv
verCLÜ .-?arx?!ltc: yopalx basada zn la
tnero de 1980. igualdad y just~ck social, cuyo proLotipo no eJ:‘stía cntonccs
en la rralidad. MzT:í mismo, h!-!antlo de que tai rep:íb::ca 1-i<,
podía crcx-sc en WI día y coi? ía aI,-Ltda ímica de la gue;t-a
por la Independencia, subrayó que ella no la había realixdo
ningún pueblo e:? el mundo.
El ideal de ta! repítblica i?c.)es solamente un fenómeno <:F.F,c-
cíficamente cubano; tiene m5s dimensiones latinoamericanas.
El retraso de la Am&ica Latina, que contrastaba mucho en
comparación con el gran desarrollo del capitalismo en los
Estados IJnidos, se convirticí en un “enigma hispanoamericz-
no”, cuya clave, según las palabras de Martí, no podían darla
autores europeos y norteamericanos. Martí trató de resolver
este enigma: la república “con todos y para el bien de todos”
debía llevar a Cuba por el camino del progreso social, y con
esto servir de ejemplo para otros pueblos de la América Latina.
Este ideal no se formó en Martí de una vez. Sólo en el trans-
curso de la actividad revolucionaria llegó a esta conclusión
teórica importante que constituye la esencia fundamental de
5uS concepciones democrático-revolucionarias en las tareas de
la lucha nacional-liberadora, en las vías del desarrollo social,
336 ANUARIO DEL CP.NI’RO DE ESTUDIOS MARTIANOS
~~~- -.
fiNGAR,O DEL CESTRO DE ESTUDIOS MI\RTI.AIiOS 337

en el carácter J’ direxion de las transformaciones ewntimico- lidad norteamericana ta1 cual es, tanto en 10 bueno como en
soclales. En las condiciones dc retraso de las relaciones socia- lo malo. No disminuyendo la importancia de las conquistas
les y de antagonismos de clases en el ámbito del yuxo fcud;ll del pueblo norteamericano en la esfera de la democracia po-
y colonial, el ideal de 1lartí se presento ¿omo un r:flcjc dc lítica y la libertad, y saludandolas, al mismo tiempo señala
los anhelos tic l:r$ capas bajas hacia 1;1 creación de III~:~ so,;c- que esas conquistas se someten cada vez más a la corrupción
dad ideal, basada en los principios la igualdad de todos >. I;I por parte de la oligarquía financiera en el poder.
justicia social. Obcervando las maquinaciones políticas y financieras creadas
.4demás de esto, una influencia detzrminan!e sobre Martí fuc en los Estados Unidos por los “poderosos de este mundo”,
la ideología política de los pensadores progresistas franceses Martí les llamó justamente “presidio ambulante”. La camarilla
del siglo xc’rrr, cn particular Rousseau; Marli también conocio de los banqueros es omnipotente. Como deseando concluir sus
los trabajos de los demócratas norteamericanos Jefferson \ observaciones, Martí resume: “Todo lo tienen: se les vendz
Paine. Sin embargo, esta influencia no debe exagerarse. AMI! todo”.’
más: el ideal de la república “con todos y para el bien de Martí descubre el pacto habitual en los círculos de los nego-
todos”, aunque no desbordó los límites del dzmocratismo cios que reciben acciones de la industria y las compafifas a
perlueñoburgttés, surgió desde el principio como antípoda de cambio de “favores” políticos, de modo tal que desaparece
los estados burgueses existentes en Europa y América. Si cn cualquier diferencia entre el comerciante y el diputado, el cual
1a aurora del capitalismo muchos pensadores políticos se incli- subordina su influencia como elegido del pueblo a los hidos
naron a idealizar el futuro reino de la burguesía, Martí, como intereses de las compañías. En palabras de Martí, esto signi-
algunos de sus contemporáneos, tomando en cuenta el ejemplo fica el hurto del tesoro más precioso, que son los derechos
de los Estados Unidos y otros países capitalistas, ya pudo con- legítimos del pueblo.
: ,-b:lccrse, evidentemente, de lo que representaba en SIIS entra Martí desenmascaró el llamado “democratismo” del sistema
ñas este reino. La democracia política v la soberanía nacional bipartidista en los Estados Unidos, al mostrar que ambos
enmascaran en la realidad el poder de la burguesía, es decir, partidos sirven obedientemente a un mismo amo: el capita-
su dictadura. Así, de esta manera, Martí pudo ver lo que otros lismo. Ambos partidos se convirtieron en “corporaciones ra-
pensadores progresistas en la época del nacimiento del capi- paces ” a las cuales les interesa más apoderarse de los cargos
talismo no pudieron ver. Por eso formuló las concepciones publicos y usarlos en su interés que las victorias de los ideales
democrático-revolucionarias más perspicaces, las cuales se políticos. Según sus palabras, en los Estados Unidos “en vez
dirigían directamente contra el régimen capitalista. de robustecerse la democracia y salvarse del odio y la miseria
Un importante papel en la formación del ideal de Martí lo de las monarquías, se corrompe y aminora la democracia, )
desempeño su larga estancia en los Estados Unidos y su ob- renacen, amenazantes, el odio y la miseria”.
servación sobre el sistema de vida norteamericano. No encon- Martí nota los conflictos y contradicciones sociales entre el
tró en los Estados Unidos el poder verdadero del pueblo, aun- trabajo y el capital, los cuales en Cuba, entonces, sólo se per-
que en aquel tiempo la democracia norteamericana era pre- filaban, y en los Estados Unidos ya se manifestaban con toda
sentada por los apologistas del ,capitalismo como la democra- fuerza. Somos, escribió Martí, testigos de una lucha aguda
cia más perfecta, como modelo de “democracia para todos”. entre capitalistas y obreros. Utilizando su poder y su riqueza.
Una completa explicación de las relaciones de Martí con los los capitalistas agotan las últimas fuerzas, y lanzan de la vida
Estados Unidos permite no solamente descubrir más profun- a los que vinieron a ella teniendo sólo sus manos y su inteli-
damente el contenido de su ideal -la república “con todos > gencia. En un solo polo se concentra la riqueza, en otro la
para el bien de todos”-, sino también desenmascarar a todos miseria. “El monopolio”, dice Martí, “está sentado, como un
los partidarios contemporáneos del sistema de vida nortea- sigante implacable, a la puerta de todos los pobres” (“Cartas
mericano en la América Latina, los cuales tratan en los países de Martí”, O.C., t. 10, p. 84).
latinoamericanos de representar a Martí como el Apóstol de El antagonismo de clase entre los capitalistas y los proletarios
la democracia v el orden social según el modelo de los Estados
alcanzó una agudeza tal que Martí corrobora: “la república
Unidos.
1 Jos Martí: “Cartas de Martí”, Obras cnrnpletas, La Habana, Editorial Nacional de
Criticando el sistema de vida norteamericano, Martí no cayó Cuba, 1963.1965, t. 13, p. 290. (En lo adelante, todas las referencias a la obra de JosC
ni en el exclusivismo, ni en la exageración. Considerará la rea- MartI, se mmtirAn a 13 citada edición de sus Obras completas. N. de la R.)
338 .ISL“,!:IO DLL CENTRO-mvE JSTUDIq3~MARTIANOS
_-ANL’ARIO DEL CI-.XTRO DE ESTC’D!OS .\LiI?TIANOS 339
--~

popular [nortc’ameri\.ana] se va trocando en una república cl, rcgímenes caudillistas que lueron característicos de la vida
clasns” (“Lu religión cn los Estados Ullidos”, O.C., t. ll, n. 3-45) política de muchos países latinoamericanos. “Para zares, no
t‘s nuestra sangre”, escri’bía llartí. “Otras repúblicas nncicrgn
En su a;-título “La rtvolución” (1591), !tIaïtí diI-;~i¿-iIc!~jsc: ,\
los cubanos, <iicv qu~x ei!os no pucdcn esperar hace setenta y cinco año<: nosotros, ahora. Lo que ha pasado
:ii!cin b?lcl:~~ .!,.
lo-; Estados CniL!os , !c:s que han caído “en los proi~!c:n?~: : ’ c’11 otras repúblicas no pasar2 en la nuestra” (“Pcrsonn, y Pa-
dc las sscirdadc-; fc:!dalcs v en los vicies todos de la i.l'jiiilt: tria”, O.C., t. 2, p. 278).
quía” (0.C.. t. 3. p. 79). Parã e\.itar el tris!e clcstins d~\l No;.L~’ Lo,? revolucionarios cubanos, según las palabras de Martí, de-
Cuba d-5,: hacer-r i:na rcpí!blica popular v no de clases cc:mo ben extraer una lección Util de la historia política de las repU-
IOS E-;hdos Unidos, por \Ga de la creatibn de un ri’::i~?~~Il blicas feudales de la America Latina, que sólo formalmente
“para el bien dc todos”‘. Un año antes, en el artículo “La-cr-:Fi- eran repúblicas. Ellos deben aprender sólidamente la verdad de
~1 el Partido Revolucionario Cubano”, escribió: “E] ~‘ro!-tt: fi:! ci:¡: u;la dc Ias causas fundamentales, si no la principal, de qlue
sido in.j?!sto .y codicioso; ha pensado m:(.; cn ascgul-2.r a unoh “entró a padecer América, y padece” es la violación por los ven-
~IOCOS la fortuna que en crear un pueblo para el hiel-: de todos” cedores que triunfaron gracias al pueblo, y gracias a tiI llegaron
(O.C., t. 2, p. 367). “A! &-monos, para la república verdadel.:! al poder, de la regla fundamental: “con el alma de la tierra ha-
[. . ] Y pongamos alrededor dc la estrella, en la bend!;r:i 17uc”- bía de gobernar, y no contra ella ni sin ella”. El Continente, dice
va, esta fórmula del amor triunfante: ‘Con todos v nara ci ?dartí, “entró [ . ] en un gobierno que tenía por base la
d
bien de todos’ ” (“D., Iscurso en el Liceo Cubano, Tampa’“. 0.C’. razón; la razón de todos en las cosas de todos, y no la razón
t. 4, p. 279). universitaria de unos sobre la razón campestre de otros”
<Cuáles son los princinios del sistema social v ttstntnl q:!- (“Nuestra América”, O.C., t. 6, p. 19).
Martí deseaba pone? como fundan;;-!to de la reptiblica “coro
todos y para el biez. de todos”? De este modo, para Martí el problema de la transformación
del régimen estatal de Cuba no sólo consiste en el cambio de
Como ideal futuro del sistema estatal de Cuba libre e inclr~e:~ las formas de gobierno, sino también, y ante todo y principal-
diente, Martí consideró ia reptiblica democrática basada ,:k cl mente, en el cambio de raíz de la base política misma de este
mantenimiento riguroso de los principios de 1Ü soberanía n:jcio- gobierno, porque “la libertad, para ser viable, tiene que ser
nal y del poder del pneblo. El poder en la república cI&: p-r:,:- sincera y plena”, y, “si la república no abre los brazos a todos
neccr por completo al pueblo cubano, y la Igualdad com:ín ZT~1 y adelanta con todos, muere la república” (“Nuestra América”,
respeto de los derechos y libertades poIíti.cas para todos 1 :s’c::- cit., p. 20-21).
banos debe hacerse una de sus leyes fundame:-:tales.
La república democrática que proclamaba la superioridad ab-
Este ideal político-social martiano fue el resultado ideol+co soluta del pueblo, e iguales derechos y libertades políticas
regular de la guerra popular por la independencia, cuyas fus{.- para todos, resolvía sólo una parte de la tarea; esta igualdad
zas motrices fueron el campesinado y el proletariado en fo!-- política, como la consideraba Martí, debía ser completada por
mación. Así, ya en el transcurso de la guerra misma por ia una igualdad económica para que el sistema social de Cuba
independencia, se cristalizaron algunos contornos de la futut-2 fuera correspondientemente reorganizado.
república.
Marti señalaba que en la república “con todos y para el bien
El Partido Revolucionario Cubano creado por Martí se cons-
de todos” sería liquidada la explotación y reinaría la justicia,
truyó sobre bases democráticas. El mismo Martí señalaba que
desaparecerían la miseria y la pobreza, no habría ni ricos ni
la grandeza del Partido consistía en que para crear la república
pobres, ni explotadores ni explotados. Para Martí “esclavo es
cubana, se partió de la construcción del Partido sobre princi-
todo aquel que trabaja para otro que tiene dominio sobre él”
pios republicanos: en el trabajo de todos, daba a todos iguales (<(La fllflllY1 esclnvitrrd”, O.C., t. 15, p. 391). Mientras haya un
derechos. Los dirigentes del Partido, incluso su deleoado se
pobre, hay una injusticia, dice Martí. Expresando los anhelos
elegían por los miembros del Partido, y fueron servidores’ de
de las masas populares, declara que el pueblo cubano creará
su pueblo y no bases del partido a los cuales es imposible un país que proclamará el de-
“una república trabajadora”,
quitar de sus cargos.
recho común al trabajo, “que es el aire y el sol de la libertad”.
Apoyando los principios del democratismo y el republicanis- El trabajo, según sus palabras, es garantía de la prosperidad
mo verdaderos, Martí rechaza decididamente 10s antipopulares de la república.
340 ANUAKIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS bIARTIANOS AWARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 341

“La república trabajadora” de Martí fue en su base una repu-


que sería imposible conseguir la igualdad sin liquidar la pro-
blica de campesinos, una república de pequeños propietario>. piedad privada, la cual es la base de la existencia de las dife-
Su rzgimen social respondía por comp!eto a los deseos Y anhc- rencias de clases y la desigualdad social.
lo, del campesino cubano interesado en la coilscl.i.acibn de la
pequeña propiedad, de su pedazo de tierra, cu\a posesion 1~ La peculiaridad específica de la “república di: los trab:ljado-
parecía la mis alta felicidad en la tierra. “Lo; campesinor”, res ” de P.lartí consiste en que ella, al evitar el capitalismo, en-
escribía hlartí, “son la mtijor masa nacional, y la más 5311;l : tra en una sociedad sin clases donde sólo es posible la felici-
jugosa [. . ] Las ciudades son la mente de 1~s naciones; per;, dad de cada uno y de todos. Viviendo en los Estados Unidos
su corazón, donde s;’ agolpa, y de donde se reparte la sangre, Martí llega a la conclusión de _que en Cuba debe hacerse um. rc-
está en los campos” (“Maestros ambulantes”, O.C., t. 8, p. 290). pública popular, o sin clases, o de II, contrario le esperan todos
Por eso declara: ” Poseer, he aquí la garantía de las Repúbli- los vicios en los cuales se atascó ia “república clasista” norte-
cas” (“Carta de Nueva York”, O.C., t. 9, p. SS). “La propiedad amcricxna. El demócrata revolucionarfio cubano cree sincc-
conser:‘a 10s estados” (“Carta 3 Lu República”, O.C., t. 8, p. 27). ramente que la república en Cuba “no será el predominio in-
justo de una clase de cubanos sobre las demás, sino el equilibrio
En la actitud ocupada por Martí en el problema de ;a piopic-
abierto y sincero de todas las fuerzas reales del país, y del
dad se mostraron más evidentemEnte sus limitaciones peque-
pensamiento y deseo libres de los cubanos todos” (“iVengo a
ñoburguesas. Martí se levanta resueltamente contra la gran O.C., t. 2, p. 255).
darte patria!“,
propiedad de la tierra, condena el egoísmo inhumano de los
mi!ionarios para los cuales una pera madura importa más que Deteniéndose en las posiciones del democratismo revoluciona-
todos los dolores, y los impulsos y centelleos dc todo.5 ios rio, Martí, sin embargo, no se imaginaba un programa claro
hombres. “ Es ri,ca una nación que cuenta muchos pequeños de cómo debía realizarse en la práctica. Sólo el marxisn;o
propietarios”, escribía Martí. “No es rico el pueblo donde haì pudo dar una clara respuesta a esta pregunta: la misión hls-
algunos hombres ricos, sino aquel donde cada uno tiene un tórica de la construcción de la sociedad sin clases, el comu-
poco de riqueza” (Guatemala, O.C., t. 7, p. 134); “venturosa es nismo pertenece al proletariado, la más avanzada y revolucio-
la tierra en que cada hombre pc-;ee y cultiva un pedazo de naria Llase de la sociedad capitalista. No entendiendo el papel
terreno” (Guatema!a, cit., p. 124). histórico del proletariado, Martí no evitó el utopismo, y creyó
Pero él defiende e idealiza la pequeña propiedad considerár:- que Cuba podía escaparse del capitalismo y llegar a una so-
dola la base de la sociedad y el Estado. Partiendo de los inte- ciedad sin clases, de igualdad y justicia social, a través de la
reses del campesinado, Marií interviene en favor de la confis- guerra revolucionaria por la independencia la cual se apoyaba
en el movimiento ,cûmpesino. No entendía que la revolución
cación a los terratenientes de las grandes extensiones de tierra
que quedaban sin cultivar. En 1893, en “El Manifiesto de! Par- campesina no puede llevar a la creación de la sociedad sin cla-
tido Revolucionario Cubano”, Martí escribió: “Ancha es la tie- ses ,que deseaba, porque ella no es revolución socialista sino
rra en Cuba inculta, y clara es la justicia de abrirla a quien democrático-burguesa.
la emplee, y esquivarla de quien no la haya de usar” (“El Par- Para el marxista, el movimiento campesino no es un mo-
tido Revolucionario a Cuba”, O.C., t. 2, p. 346). vimiento socialista, sino democrático. Representa en Rusia,
Martí no pudo elevarse a una comprensión científica de In como ya sucedía en otros países, un componente necesario
igualdad, la cual fue dada primeramente por el marxismo. de la revolución democráti$ca, que es burguesa por su con-
Como argumentos teóricos, utilizó la concepción de que todos tenido económico-social. De ningún modo se dirige contra
los hombres son iguales por su naturaleza, y gozan de los mis- las bases del régimen burgués, contra la economía mercan-
mos e inalienables derechos naturales. “La igualdad social no til, contra el capital. Al contrario, va en contra de las re-
es más que el reconocimiento de la equidad visible de la natu- laciones viejas de servidumbre precapitalistas en el campo
raleza” (“Nuestras ideas”, O.C., t. 1, p. 321). y contra los terratenientes que son el baluarte principal
de los vestigios feudales. Por eso la victoria plena de este
Aunque Martí formuló la reivindicación de liquidar la explo- movimiento campesino no elimina el capitalismo sino, aI
tación y, aún más, crear una república sin clases, al mismo revés, ampliará el suelo para su desarrollo, e impulsará
tiempo, como demócrata pequeñoburgués, en lugar de la li- y agudizará un expedito desarrollo capitalista. La victoria
quidación de la propiedad privada propone de fado la teoría plena de la sublevación campesina sólo puede crear un
utópica igualitaria de su redistribución. Martí no entendía baluarte de la república democrática burguesa en la cual,
313 A\L'ARIO DEL CESTRO DE ESTUDIOS hl4RTI4NOS
~--
kïL"hRI0 ppp--- DEL CESTRO DE ESTTCDIOS ?.i\RTIANc)S
__._ 343

por primer-n \w, con toda claridad, se destncadenar; la


lucha del proletariado contra la burguesía. [V. 1. Lenin:
“El socialismo proletario y pequeñobur_ouk”, Ohms com- VisiCn martiana del movimiento
r!etas, hIoscú, 5ta. edición. t. 13, p. 311.

Xpreciando en SII totalidad la utopia social de Martí, encarna-


de liberación ruso
da en la imagen de la república “con todos v para el bien &
todos”, es necesario recordar un señalamien”to importante dc ELENA JORGE
Federico Engels: “lo que no es justo en el sentido económico-
formal puede ser justo en el sentido histórico-mundial”. Lenin
notó, siguiendo este señalamiento de Engels, que es necesario
apreciar todas las utopías modernas populistas y laboristas,
Al igual que ocurre con otros demócratas revolucionarios del
como en Rusia y en otros Estados, que engendra; las revolu-
siglo :.:r:<, Jos Martí no Ilc;?.:l, a alcanzar una comprcnsicín pro-
ciones burguesas. En su artículo “Dos utopías”, Lenin escribi<i:
piamente científica de la sociedad futura. En ello reside, bá-
sicamente, lo que separa las corrientes democrhtico-rcvol:~cio-
El democrutismo populista que no es justo en cl sentido
narias del pensamiento tT!¿íj avanzado, vanguardia en la que
económico-formal, es verdad en el sentido histórico; este sitúan, no hay que decirlo, los fundadores del socialismo
se
democratismo que no es justo en calidad de una utopía cicntifico. Mas, es de universal aceptación para los estudiosos
socialista, es la ZWI~L~U~ de esta lucha democrática oriuina- marxistas de hoy, que el pensamiento democrático del siglo
ria de las masas campesinas históricamente determinbad?
XT‘:, ?l c. calor de un desarrollo capitalista en naciones política
la cual constituye un elemento indisoluble de la tranfo;: v económicamente rezagadas, como es el caso de Rusia y dc
mación burguesa y la condicibn de su plena \Tictoria [Le-
‘Cuba, no constituvc un antecedente más, entre otros muchos,
nin: ob. cit., t. 22, p. 1201. del socialismo científi::o sino, utiliz;indo un:1 imagen lcnii~ista.
Esta importante tesis del marxismo SC relaciona con la valo- el “umi7ird” de una teoría política mu,cho más consecuente, el
raci0n de las concepciones político-sociales de Martí. En ver- moJ?ento m6s cercan:) hacia su desarrollo, que es necesario
dad, en el sentido económico-formal, la utopía socialista de examinar cada vez coli mayor atención.
Martí, su creencia en un camino peculiar no capitalista del
desarrollo para Cuba, cuando esta ya había entrado en cl ca- f,rì propiz d efLl
‘~Gción de la; modalidades del pensamiento Ge-
mino del capitalismo y no podía evitarlo, no fueron justas. mocrhtico en las figuras re;>resentativas de cada país as’umc
Pero el democratismo revohkionario de Martí fue “la verdad con frecuencia un carácter particular. Esta particularidad obe-
en el sentido histórico”, dece a las necesidades de reflejar la especificidad de las tareas;
verdad cuando en Cuba el democra-
tismo y el socialismo se unieron en el movimiento de liberación que debieron abordar los diversos demócratas revolucionarioì<
nacional como un todo, y la lucha de las masas proletarias \ en la lucha de liberación de cada uno de sus países, y en cadz
campesinas que participaron cn este movimiento fue el factoi, una de las etapas de esa lucha. Es por ello que no podemos
principal y la condición decisiva de la victoria plena de la re- enjkciar el pensamiento de los diversos representantes del de-
volwión popular democrático-burguesa de 1895. Por eso en mocratismo revolucionario suponiéndoles una pro’blemática
el ambiente de los años 1889-1890 del siglo pasado, la ut;>pía homogénea, ni un mismo punto de partida en sus concepcio-
social de Martí en.carnada en la imagen de la república “con nes filosóficas, ni una identidad en el alcance de su análisis
todos >. para el bien de todos”, tuvo una importancia proore- económico de la sociedad.
sista y causó una influencia revolucionadora en el desarrgllo &n embargo, se imponen por sí mismas determinadas analo-
de la lucha del pueblo cu’bano contra el régimen colonial cs- gías en el plano de las ideas políticas entre algunos pensadores
pañol. Con plena razbn podemos llamar a Martí el gran prc- del siglo XIX que resultan fundamentales para esclarecer los
cursor del socialismo en Cuba. rasgos comunes del pensamiento democrático en el tránsito
hacia una ideología proletaria. Observador profundo de estas
analogías, Julio Antonio Mella indicaba un método en la ca-
racterización del pensamiento martiano que hiciera énfasis
en su enorme potencialidad revolucionaria, que se explicara
el “misterio del programa ultrademocrático del Partido Revo-
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343 .A\l:ARIO
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DEL CESTRO
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DE ESTIIDIOS MiRTI.iNOS
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ANUARIO DEL CESTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 335

lxiunario”, “cl milagro [ ] cle la coperacitin eltrecha eiltrt comprensible si se investigan las vinculaciones de su ideario
~1 elemento proletario de los talleres de la Florida y la bur- con otras corrientes democráticas de su siglo. Se ha estudia-
rueía nacional, la razGn de la existencia de anarquistas v so- do cómo, por ejemplo, en la búsqueda de soluciones teórica\
cialistas en las filas del Partido Revolucionario” (Julio Xnionio a los males que creía crecer en la sociedad capitalista, da solt!-
2IeIla: “Glosando los pensamientos de José Martí”, Casa dc> ciones a los problemas derivados de lo que llamó, a propósito
IOC Américas, La Habana, n. 76, enero-febrero de 1973). de los Estados Unidos, “guerra de clases”; Martí conoció las
X! establecer las analogías del pensamiento martiano con otras tesis de Henry George durante una ctapa importante de su
corrientes democráticas radicales, Mella se apovaba en la ca- obra, y superó las limitaciones de este.
!,acterización leninista de Sun Yat Sen, subrayando, ante todo, Sin embargo, se ha hablado muy poco de las observaciones
la interpretación martiana de las necesidades de transforma- martianas en torno al movimiento de liberación en Rusia du-
ción que planteaba su época; respondía Mella, de este modo rante el siglo XIX, y, dentro de ese marco, sobre su actitud antc
a la imposibilidad de encerrar a Martí en los marcos de un los demócratas revolucionarios de cse país. A propósito de este
pensamiento meramente liberal. Mucho se ha avanzado a par- tema en la obra de Martí nos parece importante valorar la
tir de aquella inicial observación en la búsqueda de una ubi- significación de su atención, nunca decreciente, en torno a 13
cación que resulte adecuada a la superación martiana del libe- lucha política en Rusia y sus raíces históricas, así como el
ralismo, y se dispone hoy de un conjunto de estudios que juicio que sus escritos evidencian en relación con las fuerzas
examinan el desarrollo en Martí de un democratismo-revolucio- políticas en pugna. Por otra parte, tiene un interés peculiar ei
nario consecuente y profundo -mucho más del que era capaz enriquecimiento paulatino de la visión martiana desde sus pri-
no sólo la burguesía de su época, sino la de décadas pos’te- meras notas hasta sus últimos apuntes, interés que se hace
riores-, de un ideario tremendamente revolucionador que con mayor si tenemos en cuenta la complejidad de la etapa coetá-
tanto acierto se ha definido como “democratismo antimperia- nea de Martí y el carácter limitado de los materiales que po-
lista”.l dían servirle de referencia.
El anAlisis y la ubicación del pensamiento martiano en esta Parece oportuno recordar muy brevemente algunas caracterís-
perspectiva responde a algo más que la importancia propia de ticas del movimiento de liberación ruso y de las figuras a las
la obra de Martí. Para comprender hasta qué punto la solucidn que haremos alusión, pues son ellas, precisamente, las que
de las tareas democráticas correspondientes a una etapa bur- aparecen mencionadas y valoradas por Martí. Al hacerlo, nos
guesa tenía que preceder en Cuba durante un largo perfodo basamos en algunas claves esenciales señaladas por Lenin a
u la proclamación de un programa socialista de carácter mar- propósito de la historia del movimiento de liberación ruso del
xista-leninista, es preciso estudiar el movimiento real de las siglo XIX.
ideas revolucionarias hasta una altura que, luego de cambios
profundos en la estructura política de las fuerzas sociales, per- En la etapa de tránsito de la vieja Rusia feudal al desarrollo
mitiera asumir a generaciones posteriores una concepción del del capitalismo, momento que tiene su punto de viraje funda-
mundo más integradora y científica. Significa profundizar en mental en la Reforma “desde arriba” de 1861, que abolió la
las razones por las que se ha llamado a José Martí “contempo- servidumbre, se destaca una serie de pensadores que tiene sus
ráneo y compañero” (Carlos Rafael Rodríguez: ob. cit.) raíces más remotas en la acción de los decembristas, a princi-
pios de siglo. Lenin explica el desarrollo de ese proceso a
Sin perder de vista la especificidad propia del pensamiento partir de tres etapas, según se considere la clase, decía, que
martiano, su proyección universal se hace verdaderamente impone a cada una su sello. El período anterior a 1861 consti-
Esta definici6n del pensamiento democrático martiano es argumentada en el excelente tuye el del predominio de los representantes de la nobleza en
estudio de Isabel Monal: “José Martí, del liberalismo al democratismo antimperialista” este proceso. Mas después de la Reforma, hasta 1895, en la
Casa de las Américos, n. 76, cit. En realidad, existe un conjunto respetable de trabajos’
ademas del ya citado, que subrayan la actualidad del pensamiento martiano a partir etapa verdaderamente coetánea a Martí, se abre un período
de su contenido democrático. y aunque la mencibn de estos se convertiría en una en que se produce un desplazamiento de las fuerzas revolucio-
lista interminnble, se incluyen entre ellos “Jos&. Martí, revolucionario radical de su
tiempo”, de Blas Roca: “Marti, contemporáneo y compañero”, de Carlos Rafael narias hacia los sectores populares, con intereses democráti-
Rodríguez; “Puntos de vista político-sociales en la obra de José Martí” de V. 1 cos, período que es llamado por Lenin “de los revolucionarios
Shíshkina, y el ensayo de Cantún Navarro Algtlnas ideos de Martí en relacidn con
In cíase obrera y el socialismo, sin contar Las referencias a Marti como revolucionario no aristócratas o democrático-burgueses”, y que es el antece-
y demócrata que aparecen en numerosos documentos de la Revoluci6n Cubana desde dente directo al desplazamiento del eje de la lwha política
Lo Historia me nbsolverd hasta la Plataforma progromdtica del ler. Congreso del
Porttdo. hacia el movimiento obrero. Es esta etapa de auge del movi-
ASllAR DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTI.INOS

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AWARIO DEL CE&TRO -___DE ESTI’DIOS &í-\KTIAS:US _ 347

miento democrático vinculado muy directamente a la acción


lo que despierta el interés martiano por Rusia y por la lucha que JosC ,Martí conoce algunas peculiaridades del movimiento
que en ella se lleva a cabo, por encima de las limitaciones que de liberación, como ha sido señalado por JOS; Antonio PUI.-
la distancia g.eográfica o la peculiaridad histórica podían supo- tuondo. Sin embargo, no debemos por ello descartar, uunquc~
ner. Es precisamente este el período en que se produce un carezcamos de fuentes documentales probatorias las noticia\
cambio de importancia en el pensamiento democrático ruso, qllc sobre la lucha política rusa tiene que haber conocido Mar-
que ya no insiste predominantemente en la crítica del atraso tí al margen de la prensa liberal, a través de los círculos iecvo-
y el salvajismo que habían conducido a la defensa de la euro- lucionarios españoles, entre los emigrados incluso. Estas no-
peización de las costumbres y de la transformación del modo ticias, impresiones o corrientes de opinión debieron inflcir en
de vida. A esta tradición se sumaba, a partir de 1861, la censu- Martí atra>+ndolo cada vez m5s hacia cl ideario del dcmocra-
ra de las deformaciones que originaba el propio desarrollo cn- t ismn ruso.
pitalista junto a la supervivencia de relaciones feudales cn No cs estraiio que sea Emilio Castclar la primera fuente -ax~-
amplias zonas del país. gida en los mencionados Cuudei-110s pues se trataba en csic
Es ebte el período en que tiene lugar una profunda conmociún caso, de uno de los más importantes diFusores de la actividad
de la vida moral e intelectual, período de aguda denuncia del de los “nihilistas”, apelativo que serviría para reconocer, a par-
régimen zarista por su incapacidad para resolver los grandes tir del bautismo hecho por TurgutJnicv, a los opositores dcl
males sociales, y de combate directo al régimen de la autocra- régimen zarista.
cia en su conjunto.2 Castelar se manifestaba condclîatoriamente frcntc a las a: bi-
En su génesis histórica, para llegar a esta etapa del movimien- trariedades de la autocracia, horrorizado por la sangre vertidn.
to de los “demócratas de origen popular”, como les llama Le- Y demostraba continuadamente su repugnancia hacia los ni;-
nin, ha sido sucesivamente desarrollado por tres figuras cuya ;odos de represión del zarismo. Sin embargo, estaba muy lejos
consideración resulta imprescindible: Belinski, el impulsor de ser un partidario de la oposición a tales hechos, y con su
del despertar de las fuerzas populares por la liberación; Her- típica prosa, hinchada y vacía, al mismo tiempo que tratub:;
zen, el continuador brillante-de las tendencias democráticas de mantener una apariencia de liberalidad, presentada al “ni-
del movimiento, quien logró elevar su denuncia de la represión hilista” como un negador de la libertad, criticaba en su idea-
y el atraso de las masas a una altura universal, y Chernichevs- rio la inestabilidad de la idea de Dios, afirmaba que su pro-
ki, el demócrata -decía Lenin- “más consecuente y comba- pósito cra convertir a todos los hombres en rebafios de pro-
tivo” de todo el siglo XIX ruso, quien aplicó con rigor “la piedad colectiva.
línea del desenmascaramiento de las traiciones del liberalismo” Eran los “nihilistas”, en suma, el mayor de los peligros par”
y quien, “a pesar de su socialismo utópico fue un profundo y Rusia, el camino hacia su ruina.
admirable crítico del capitalismo” (V. 1. Lenin: La Ziteratura
y el arte, La Habana, Instituto Cubano del Libro, 1974, p. 117). El (cotejo de los Cu.:~&;-~zos con la o;jra de Casteldr, permite
Estos tres nombres, Belinski, Herzen y Chernichevski, men- convencei’se de que muchos de los daLos que MarLi conoció de
cionados en la obra martiana, sobre todo los dos primeros, Rusia fueron tomados de la obra de este español, a quien En-
mueven inevitablemente a reflexionar en torno al sentido de gels calificó de “burgu& sin disfrazar”. En particular reIrisó
continuidad que percibió el Maestro al abordar los aconteci- Martí su Histuria de las ideas republicanas eu Europa, y so-
mientos políticos en Rusia. metió este libro a una muy aguda crítica en los Cuadernos,
donde le señala la parcialidad y tibieza en cl tratamiento dc
Semc,jante cuestión plantea un imperativo al investigador: la la historia, así como algunas falsificaciones indignantes. Recor-
abligación de examinar las fuentes de donde toma Martí sus demos que no es esta la única censura martiana a Castelar,
conocimientos sobre Rusia. Al hacerlo, no encontraremos K- pues muy joven arremetía contra él a propósito de la oposi-
ferencias directas a las obras que estos u otros demócratas ción del políti$co español a los proyectos de la abolición dc
habían publicado, sino, en primer lugar, a la interpretación libe- la esclavitud.3
ral de la lucha revolucionaria rusa que en España se hacía. Se- 3 Martí se refiere a algunas declaraciones que desea hacer al periódico L.u Iberia en
gún los Cuurlernos de apuntes, es a trav& de Emilio Castelar cuanto a opiniones emitidas por él sobre Castelar. Declara haber afirmado qur
Castelar era un apóstata y expone sus razones:
2 VCase 1. K. Pantin: El pensamiento socialista en Rusia: paso de la utopía a In ciencia, Pero si Castelar, que había dicho en la oposición que era indigno y malvado el
Moscí~, Ed. P!-cqwso, 1919. gobierno que estuviese una hora en el poder sin abolir la esclavitud, ni la abolió
ni intentó abolirla, ni hizo más que oponerse a los proyectos que se le prescli-
348 ANU:\RIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS M.ZRTIANOS 349

De este modo, en su primer contacto con los datos que podía su producción, situada al margen de las esferas oficiales y en
suministrarle la visión liberal del movimiento político ruso, oposición a ellas, a la denuncia de las realidades coloniales y
Martí demuestra el sesgo de su radicalismo cuando descubre, de la injusticia esencial de la sociedad norteamericana. Como
(1 pesar de Castelar, el intrínseco valor político de la actividad CS sabido, este aspecto de su obra se radicalizada decisivamen-
de los “nihilistas”, contraria a los ideales de “ortodoxia, auto- te a partir de 1887.
cracia v nacionalidad” que había enarbolado el zarismo. Testi- Por otra parte, aunque 1Martí no dejó extensas referencias pe-
monian los Cuadernos que los datos obtenidos sirven a Martí riodísticas al tema de la Reforma de 1861, recopiló sobre ella
-siempre desde un ángulo crítico- durante un largo periodo una cantidad de datos considerable, hasta el punto que, entre
para valorar diversas manifestaciones de la vida intelectual sus apuntes, la preparación de la Reforma, sus antecedentes,
rusa, y seguir con respeto e interés crecientes la lucha de libe- sus propósitos esenciales y sus consecuencias ocupan un
ración que durante el siglo XIX se ha ido desplegando en ese considerable lugar. e Por ello no es extraño que en sus Cuader-
país.’ IZOS de apzuztes, entre aquellos datos que recopilaba para su
El interés martiano por las figuras más radicales de la histo- oportuna utilización, aparezcan referencias al úkase zarista
ria rusa que le es contemporánea, está, sin duda, favorecido del 19 de febrero de 1861, en virtud del cual se suprimía la
por la circunstancia de que Belinski y Herzen habían sido servidumbre, así como las condiciones que limitaban la apli-
publicistas agudos, escritores, críticos literarios, como 10 se- cación de esta medida; pero sabe también, y lo consigna ailí,
ría también Chernichevski, de quien Martí, al parecer, deja que es el ascenso de la ola revolucionaria lo que ha estado
solo una referencia.6 La afinidad de las tareas llevadas a cabo forzando a la autocracia a dictar la Reforma, y recoge entre
por estos hombres con las propias del Maestro, hizo segura- sus notas la famosa declaración del Zar: “MAS vale abolir la
mente que se sintiera inclinado a su lectura, e influido por servidumbre desde arriba que esperar el momento en que ella
su labor de denuncia. Tanto en sus notas como en sus artícu- misma comience a abolirse desde abajo”. Martí percibe, sobre
los los menciona siempre con un sentido admirativo y llega todo a través de los datos de que dispone, las consecuencias
en ocasiones a citar sus opiniones en calidad de juicios defi- desalentadoras de la Reforma en el plano social y la secuela
nitivos. de empobrecimiento campesino a que da lugar. Por ello no es
extraño tampoco, que tome cuidadosamente nota de las moda-
Desde el punto de vista de las posibilidades, Martí debe haber lidades de socialismo que se debaten en Rusia, y que reco’a
conocido mejor a Herzen que a ningún otro publicista ruso. más de un comentario sobre el problema de la vuelta a ! a
Tengamos a cuenta que muchas obras de este autor fueron propiedad comunal de la tierra, rasgo esencial al socialismo
traducidas al francés, que durante largos períodos permaneció campesino específico del populismo ruso, que había pasado
fuera de Rusia y era una figura bien conocida en Europa. Con al primer plano como alternativa al rezago feudal y al empo-
relación a su país, Herzen había desempeñado una actividad brecimiento de los campesinos que se agudiza a partir de la
periodística de denun,cia desde Inglaterra, amparado por la Reforma.
posibilidad de editar sin estar sometido a la censura. Activi- Son estas razones las que hacen explicable que el tema de la
dad muy semejante a la que desempeñaría el propio Martí lucha política aflore con tanto vigor en su artículo del 28 de
desde los Estados Unidos cuando dedica una gran parte de agosto de 1880 dedicado a Pushkin, arti’culo que supuestamen-
_- te no debió exceder los marcos de una valoración literaria so-
taron para la abolición mesurada y gradual; si haciendo esto, obró bien el gober- bre el más grande de los poetas románticos rusos. Una pre-
nante español, La Iberia lo juzgue: a nosotros nos basta con tener conocimiento gunta introduce, desde el principio mismo, una referencia di-
de estos hechos. Pero fue ap6stata en verdad <Olvida L.a Iberia cómo subió
Castelar la última vez al poder? iOlvida para qud subió? Lo defiende porque recta a las fuerzas revolucionarias contenidas por la opresión:
al propagandista republicano se debe la vuelta de la monarquia borb&dca? “iEstá el Este, sacudido en sus propias entrañas, preparando
r”Cî\telar
/ I v I.n Ib~mz”. Ohras com~ktaî, La Habana. Editorinl Nacional de Cuba
1963.1965, t.‘ 1, p. 132-133. (En lo adelante, las citas que se refieran a la obra de’ con más firmeza y sentido común práctico que su prototino,
Jos6 Martí se remitirfm a la señalada edici6n de sus Obras compfetas. N. de la R.)] su terrible 89?” La pregunta es respondida con una sentencia
-I AMarti utiliza los datos de Castelar, pero desde sus primeros apuntes demuestra un enfo. conminativa al zarismo: “Si la monarquía no hace una revo-
que dc ellos mu) propio. Aún cuando los primeros apuntes martianos referentes al
tema buscan soluciones liberales a los problemas sociales de acuerdo con modelos lución, la revolución deshará la monarquía. Un jefe prudente
modelos europeos republicanos, lo cual es propio de un primer período del pensamien- se hará jefe de las fuerzas que no pueden ser contenidas”
to martiano, percibe. a pesar de ello, una similitud entre la situaciún de los trabaja-
c!o:e ru?;)s y los de Occidemz. (Véase: Crrndexos dc apuntes, 0. C., t. 21, p. 105.) 0 Vease ademis de los antes indicadas, la p. 386 del t. 21, y su referencia a los nrir-s
5 V&se: Cuadernos de apuntes, 0. C., t. 21, p, 233.236 y 238.240. rusos.
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CENTRO ESTCDIOS --.--
hl-(RTIANO:;
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La génesis dc ezla afirmación, apaivtltcmente fuera de conir\- vez más violentos plasmados en la acción.’ Por estos años Mar-
IU cn un artículo dedicado a la literatura rusa, aún más,. di tí hace blanco, de nuevo, en Castelar, rechazando SU alarma
un trabajo dedicado al pacta mayor de una etapa romántica en cuanto al pretendido peligro de expansión con que amena-
1.a transitada, se hace comprcnsiblc solamente si tenemos en zan los generales rusos, e indicando el peligro verdadero: la
cuenta .un :i~c~ho: qaierl firma este arlículo conoce mucho ma> necesidad creciente del imperio de “sofocar males interI?os”,
dc la esplosi\.idad de la situación dr !a dG<ada del setenta C’II de “extinguir nihilistas”. Y a propósito de un congreso litera-
Rusia de lo que el propio al-título cvidencia, lo cual purdL rio internacional, Martí condena la prisión de Chernichevski
comprobarse, como hemos dicho, a tr;;vCs de la lectura de SELLA en la “Sección constante”, y, al mismo tiempo, plasma las pf2-
apuntes, 1 conoce (y puede afirmarse que comparte una buena ticiones hechas al zar en favor de su libertad. No desaprove-
parte de 410s) los puntos de vista de los demócratas-revolu- cha Martí esta ocasión para poner de manifiesto que, en caso
cionarios cn lo relativo a la función social que 11~ de demal]- de aprobarse una censura de la condena zarista al destacado
dársele a la literatura. Es la comprensión de la intensidad escritor, se liaría inevitable el castigo para la delegación dc
que hri alcanzado en Rusia la lucha política, el factor drcisi\ o intelectuales rusos participantes en el propio congreso.*
de las alabanzas martianas al co!ltcnido revolucionario de la
En 13 “Sección constante” existe una peculiarísima nota mar-
actividad potitica de Pushkin, lo que justifica su mención dc
tiana, donde se hace muy evidente el propósito de esclarecer
hielinski como un filiísofo que aprueba ías satiric;ls censuras el carácter y cl programa de aquellos luchadores contra In au-
del poeta a la monarquía y a la religibn, las cuc~l~‘s ve Marlí tocracia que aparecen como agentes temibles de la destruc-
indisolublemente ligadas. A pesar del carácter Fragmentario cirín. Allí hace énfasis, precisamente, en su carácter democrá-
y lejano del conocimiento que tuvo sobre Rusia, Alartí se haw tico, en su intención de elevar al pueblo a la conducción del
eco, en suma, de la denuncia de las condiciones de opresión. país. Al come?itar la represión de la División negra (conocida
y como consecuencia de ello rechaza la visi¿in castelariana so- entre nosotros como Reparto negro) Martí hace ver que sz
bre la lucha de los “nihilistas”. No olvidemos que en este ar- trata de rmn organización que se propone seriamente una lu-
t;~u. J ss:‘Lre liushkin Martí pone en ridículo al políii.:o ::Spafio! cha poiítica en favor del cambio revolucionario necesario! J
al comparar la “absoluta originalidad” y ei “ilustre literario” demuestra respeto y aprobación en relación con sus objetivos
de Dostoyevski con la condición de “advenedizo” de Castelar. y métodos:
Si Martí no hubiera deseado censurar una vez má, :I. Castelar,
ahoya a propósito de Rusia y de man er 3 encarnizada, semejan Ln Divisiórz Ntlp, el periódico de nombre terrible, cuyos
tc comparación parecería inexplicable. redactores fueron el mes pasado juzgados y sentenciados
en Rusia, era sin embargo representante de la fracción mo-
De la etapa (‘II que Martí publica su artículo w8re Pushkin a derada en la política nihilista. Condenaba las medidas de
la ayaï-rción de “La exposición de pinturas del ruw Verescha- terror extremo. Quevía lo que quiere el célebre Herzen, el
guin , media un período aproximado de una d&ada. Por esos gran propagandista YUSO: alzar al pueblo a la discusión y
tiempos se recogen en los Crtadeunos, de manera dispersa, otras participar erz la gestión de los negocios p¿íbIicos; promo-
referencias, entre ellas palabras rusas que desigllall instrumen-
tos di tortura, nombres de personalidadrs qL!e han sufrido 7 171 5 de octubre de 1881 Martí publica en La Opilzión Nacional una resefia de la
entrevista del zar Alejandro (III) y el emperador Guillermo, en la que “entre el
opresión bajo cl zarismo en condiciones infrahI!m~r:as, incluso sonar de los cafioncs, el flamear de las banderas y el ruido de las olas han jurado,
ciertas cifras alusivas a la composición numérica dc las ciases estrechándose cordialmente las dos manos de hierro, odio eterno a los pueblos”.
Este mismo año, Alejandro III ha subido al trono luego de un atentado que terminó
en aquel país. Estos apuntes precederán tambitin al segundo con La vida de su antecesor. La entrevista que reseña Martí es pintada en detalles
que son meramente descriptivos ~610 si se les lee superficialmente, y que apUntan
y último artículo suyo publicado en tor.10 a Rusia, cl dedicado todos a enfatizsr la pompa, los abrazos, las medidas de seguridad. Y en torno a lo
a la pintura de Vereschaguin. que llamó “la guerra de conspiración y de venganza contra los nihilistas” que Ale-
jandro llevaba a cabo, Martí pone en boca de Guillermo un consejo: “Combate,
Rlas antes de la publicación de ese artículo aparecen tambidn como yo desde el atentado de Nobiling he combatido, a los socialistas: iCwrra a
cuchillo! -Tres mil procesos de socialistas hubo en el año que siguió a la adopción
algunos comentarios en torno a la realidad rusa cn el marco *Ic cltil po;itis.i: nleniis hay hf~y sin diida”. (“Esccn3s europeos”, 0. C.. t. 14, 11 :‘i;l.
de sus reseñas periodísticas dedicadas a diversos aspectos de 3 AunqUe esta refeìrncin aparece de manera aislada, es importante relacionarla con la
mcnciGn & Zcm!ia y Volis (tierra y libertad) que aparece en los Cuadernos (p. 235)
la situación política europez. En esos come!ltarios irrumpe con un explicable error de rransliteración. Es dudoso que Martí no conociera de
una actitud v&ementc de !lamar la atención sobre el car&- Chcrnichevski más que los datos relativos a SU condena que recoge en la “Sección
<‘OllctYnirl”, pues 7emIia v Volia como organi7sciiln wvolucionnria dirigida contra
tcr injusto y sangriento de la opresiún zarista, de Lo que es ya la autocracia, es inseparable del nombre de Chernichevski y SU actividad encaminada
represión a tendencias democrríticas que utilizan métodos ca&. a formar un vasto movimiento de liberación política del pafs.
3K3
.b- 4’iCARIO DEI. CF.XTRO DE ESTUDIOS MARTIAYOS
-- _--- ,A!Cl’4RIO DEL CENTRO DE ESTt’DlOS MARTINOS
353

ver cru:ada coHtra los goberttarltes que odian a sus pue- ;Y que arte hay sin sinceridad ni qu6 hombre sincero em-
blos; pedir reformas en asambleac geuerates; organizar las pleará su fuerza, sea de fantasía o de razbn, sea de hermo-
masas elz caso de que estas refounas fuesen rehusadas; sura o de combate, en meros escarceos, adornos e imagina-
establecer una federación dc municipios independientes; ciones, cuando está enfrente, sobre templos que parecen
prepaT.ar al país para la revolución que parece inevitable. montes, sobre las cárceles de donde no se vuelve, sobre
Expresti su abominación del asesinato. Dijo que venía n palacios que son pueblos de palacios, sobre la pared qut
defender las clases humilladas contras las clases principr:- se levanta en hombros de cien razas unidas, la hecatombe
les. No fueron, a pesar de tales declaraciones ). tal progra- de donde saldrá, cuando la podredumbre llegue a luz, el
ma, menos severos los castigos que impuso a los reforma- esplendor que pasme al mundo, cuando está enfrente la
dores el gobierno ruso [O.C., t. 23, p. 92. La cursiva es dc “pirámide del mal” de Herzen?
la autora de este trabajo. N. de la R.].
iLa justicia primero, y el arte después! iHembra es el que
Toda la indignación martiana estalla en sus reseñas propia- en tiempos sin decoro se entretiene en las finezas de lit
mente periodísticas, como la del 5 de octubre de 1881. Allí imaginación, y en las elegancias de la mente! Cuando no
comentando la entrevista del zar y del emperador alemán, 10; se disfruta de la libertad, la única excusa del arte y su
acusa de coligarse en una “eterna guerra a los pueblos”, en único derecho para existir es ponerse al servicio de ella.
una política encaminada a suprimir socialistas mediante una iTodo al fuego, hasta el arte, para alimentar la hoguera!
sangrienta “guerra a cuchillo”.
iNi de que vive el artista sino de los sentimientos de la
Mas el testimonio que con mayor altura reflejó los juicios patria? iEmpléese, por lo mismo que invade y conmueve,
martianos sobre la vida intelectual y política en Rusia es su en la conquista del derecho! Y como la defensa directa de
comentario sobre la exhibición en Nueva York de la obra del la justicia, el comentario dramático, la composición elo-
pintor ruso Vereschaguin. cuente, están vedadas al ruso, por su propio terror, tanto
En ese artículo la falta de fe, la desesperanza, la deslntegra- como por la ley, iel medio único, la osadía única, la protes-
ción moral de la sociedad rusa tienen su justificación, según ta única, la defensa única e indirecta, la plegaria, sin alas
dice Martí, en el garrote suspendido sobre las espaldas del y sin voz, del ruso desolado, es la pintura, fea si puede,
labriego; en el dolor del hombre esclavo, sólo comparable con fétida si puede, de las miserias que contempla, de la ver-
el del hombre castrado, en la imposibilidad de “rogar por el dad desgarradora! [“La exhibición de pinturas del ruso
vencido” en alta voz, en los centinelas muertos de frío, en los Vereschaguin”, O.C., t. 15, p. 4331.
campesinos “cercenados en masa por un vuelo de alfanje”.
No puede hablarse ya aquí solamente de simpatía o respeto.
Hay que decir, además, que por su carácter cse artículo ha El tono es de plena identificación con la crítica literaria y ar-
ocupado un lugar especial, verdaderamente antológico dentro tística hecha por los demócratas rusos. Es imposible dejar de
del conjunto de ideas martianas sobre el arte y la literatura evocar la frase de Herzen tantas veces citada, que encierra un
en servicio obligado a la causa revolucionaria. No es una ca- sentido idéntico: “la literatura de un pueblo que no tiene li-
sualidad que en él Martí se refiera específicamente v enfática- bertad política es la única tribuna desde cuya altura puede
mente a la cultura rusa. Aquí la demanda de realismo en el hacer oír el grito d e su indignación y su vergüenza” (A. 1.
reflejo artístico de la opresión de la tristeza del hombre por la Herzen: “Acerca del desarrollo de las ideas revolucionarias en
pérdida de su libertad es un imperativo dirigido al artista, un Rusia”, Obras escogidas, Moscú, GIJL, 1937, p. 391. En ruso).
requisito ético irrenunciable. Si antes ha recogido entre SLIS
notas la ardiente denuncia de las prisiones lanzada por Her- Esta identificación en el plano de la crítica literaria, no lo
zen, si antes se ha referido al odio por la guerra injusta y de- olvidemos, no estaba ceñida solamente a las opiniones concer-
vastadora que despierta la pintura de Vereschaguin y ha anun- nientes al arte y la literatura. Tenía sus raíces en una pro-
ciado su exposición al público de New York, ahora, el Martí funda comprensión de las funciones ideológicas y de propa-
de 1889, el Martí que desde hace una década ha comprendido ganda del movimiento de liberación ruso, y en un conocimien-
el carácter inevitable de “la revolución que deshará la monar- to efectivo de sus propósitos esenciales.
quía” llama, desde el lado de los luchadores rusos por la dc- Si juzgamos a Martí, en este aspecto, a partir del estado del
mocracia, a la subordinación de toda obra artística a las nece- periodismo y de la crítica literaria de la época, comprendere-
sidades de la lucha revolucionaria: mos aún mejor su excepcionalidad. Ningún otro cubano y
354 -NCARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS
._____ M-\RTI.A!iOS AXC4RIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
355

quizás ningún otro hispanoamericano mostró semejante fami-


Concepciones teórico-militares
liaridad con nombres que aún hoy son desconocidos en la
‘América Latina, y relegados en algunas partes del mundo. Pero, en el democratismo revolucionario
en este caso, conviene aclarar que no estamos en presencia
de una muestra más de la voracidad martiana en el conoci- de José Martí
miento, sino de su afán superior por abarcar cuanta esfera de
la cultura universal le fuera posible, de su peculiar y nada
vacía erudición. El interés que aquí aparece, madurado al paso JOEL SOSA
de una evolución hacia un democratismo cada vez más radical,
CS ci resultado de una evidente afinidad que se expresa, al
menos, en dos grandes vertientes: la necesidad de extender su El estudio dc las raíces hist<jricas de nuestro proceso re\.olu-
ideario político a numerosos campos de debate, particular- cionario tiene una importancia vital para una comprensión
mente al de la literatura, en el marco de una opresión política científica de su génesis y las peculiaridades que la caracterizan
particularmente aguda, al margen de medios oficiales y mu- y, consiguientemente, para la evaluación de su experiencia en
chas veces en oposición a ellos; y la comprensión, común a función del movimiento revolucionario mundial contemporáneo.
Martí y a la última etapa del pensamiento democrático ruso,
de la necesidad de que nuevas fuerzas sociales decidieran los En la tesis sobre “Politica científica nacional” aprobada en el
destinos nacionales a través de una amplia participación po- Primer Congreso de nuestro Partido Comunista, se plantea
pular. Son estos dos ejes comunes del pensamiento democráti- como una de las direcciones en las investigaciones sociales &í
co que venimos examinando, rasgos que marcan el carácter de estudio de “las raices y la historia de nuestro pueblo aport*în-
su ruptura con los ideales liberales y la superación crítica de do los antecedentes imprescindibles para el desarróllo de la
estos. cultura política de nuestras masas, así como la interpretación
;I dc- L:;lc{a tie la problern5tica actual y el planeamiento de ìa
Cabe, pues, establecer algunas conclusiones primarias a partir futura sociedad” (Tesis y 1-esoluciones, La Habana, Departa-
de un enfoque inicial de Ia actitud martiana ante el movimien- mento de Orientacibn Revolucionaria, 1976, p. 438439).
to de liberacibn ruso:
Una característica esencial de nuestra Revolución es sin dud?
-Existe una admiración profunda, objetivamente compro- cl hecho de que su oric:ltación ideológka ha sicl;! ci resultad‘;
bable, hacia el movimiento de liberación ruso, del que tuvo de la interrelación dialéctica de! legado teórico-ideolóaico de
noticias que van desde su punto de arranque -10s decem- los próceres de nuestras luchas independentistas y la exPresión
bristas-hasta su expresión democrática más consecuente: del producto más acabado del pensamiento social en la con-
Chernichevski. temporaneidad, el marxismo-leninismo, en función de lo que
-Es cada vez más radical su rechazo a !a visión liberal, las particularidades concretas de Cuba exigían con carácter de
que se expresa a través de Castelar, y su crítica pública de necesidad.
esta. Con ello se evidencia la profunda agudeza martiana
que lleva al primer plano el problema de la lucha social en Sin la prédica luminosa de José Martí, sin el ejemplo vi-
Rusia, donde se oponen dos grandes grupos: las fuerzas goroso y la obra kmortal de Céspedes, Agramonte Gómez
democráticas y sus opresores, que son quienes han decla- Maceo y tantos hombres legendarios de las luchk pasa:
rado la “guerra a los pueblos” al decir del Maestro. das; sin los extraordinarios descubrimientos científicos
de Marx y Engels; sin la genial interpretación de Len¡:? v
---ES manifiesta una clara visión en cuanto a la posible su portentosa hazaña histo’rica, no se-habría concebido u,;
eficacia de las medidas reformistas tomadas desde el Po- 26 de julio [Fidel Castro: Discurso pronunciado el 26 de
der: estas no podrán contener las fuerzas radicales que se julio de 19731.
han desencadenado cn Rusia.
-Se hace particularmente evidente el apoyo al movimien- La presencia de las enseñanzas de Martí narticularmente, fuc
to revolucionario que, de no ver satisfechas las demandas expresada ya en 1953 por cl primer secrétjrio de nurstro Pa!.-
del pueblo, lo llamará acertadamente a la revolución, por tido en su alegato La historia me nhsolverd cuando csprescí
métodos violentos que Martí consideraba inevitables. que el Maestro había sido el autor intelectúal del asalto al
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
356 ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS --__- - 357

puntos de vista sobre la esencia, naturaleza, principios de cons-


cuartel Moncada. Esta filiación martiana de la Revolución
trucción y político-morales del ejército y su papel histórico.
tiene SU fundamento objetivo en la permanencia inalterable
Se trata de los problemas teórico-filosófico-sociol6gicos sobre
de las necesidades históricas que de modo genial interpretó
In guerra y el ejército, los cuales, aplicados a una realidad
Martí en su momegto.
concreta, dan lugar a una política o doctrina militar dada.
Martí comprendió con profundidad extraordinaria la necesi-
dad de SU momento histórico y captó sagazmente las manifes- En Martí se observa un conjunto de conceptos, sólidamente
taciones fenoménicas del peligro que se avecinaba, con la en- fundamentados, sobre la necesidad, esencia y carácter de la
trada del capitalismo en su fase monopolista a escala mundial, guerra; los métodos y formas de su preparación y realización,
para 10s paises por los que pensó, vivió y murió. así como de las exigencias que de esto se derivan para la pre-
paración del país y del ejército del pueblo para la guerra. Este
Con esta perspectiva histórica -en Cuba vigente hasta 1959 conjunto conceptual -disperso en su obra- constituye una
(Ver: Plataforma programática, La Habana Departamento de verdadera teoria de la guerra de liberación nacional, enmar-
Orientación Revolucionaria, 1976, p. 7) y en la América Latina cada en una perspectiva política de transformación social y
hasta el dfa de hoy- Martf concibió una estrategia político- antimperialista.
militar para la guerra de liberación nacional, en la cual encon- Algunos de los aspectos referidos han sido tratados en diver-
tramos un conjunto de presupuestos teóricos sobre la guerra sos discursos de nuestros dirigentes y trabajos de sensible
y el ejército de liberación nacional de una extraordinaria vi- profundidad sobre la significación histórica de la herencia
gencia en la actualidad, cuando el movimiento de liberación ideológica del Maestro y su actividad práctico-revolucionaria.
nacional constituye uno de los destacamentos principales del Sin embargo, el análisis de estos problemas está inmerso en
movimiento revolucionario mundial. otro enfoque, con otra perspectiva teórico-política. En la pre-
En tal grado estudió y planeó Martí la necesidad de una guerra sente ponencia, pretendemos llamar la atención sobre algunas
que diera paso a una verdadera liberación nacional, dadas la direcciones poco trabajadas: ante todo, hacia el enfoque de
condición colonia! de Cuba y la amenaza del IWWO fenómeno conjunto de estas concepciones y, consiguientemente, lo que
imperialista norteamericano, que algunos de sus presupuestos las mismas representan.
teóricos son coincidentes con el enfoque marxista-leninista de
Hemos planteado que Martí, como pensador y actor en la pro-
esta problemática en la contemporaneidad. Esto, entre otras
blemática de la cuestión nacional y colonial, elabora un cuer-
cosas, explica por qué su pensamiento puede ser fuente directa po de conceptos que develan de modo científico la necesidad,
de inspiración y orientación de los criterios que presiden la
esencia, contenido, carácter, complejidad y exigencias de la
guerra y el proceso revolucionario de liberación definitiva en
guerra en las condiciones de la lucha por la revolución de li-
Cuba concebidos dentro de una estrategia política marxlsta- beración nacional.
leninista. Esto nos demuestra, asimismo, que la expresión más
característica de la vigencia actual de las concepciones teonco- Nbtese la precisión: se trata de la guerra en una de sus formas
militares de Martí para los países coloniales, neocoloniales J de manifestación, según la clasificación leninista al respecto
dependientes, está dada en la propia experiencia de la Revo- (V. 1. Lenin: “De una carta a Inés Armand”, Obras completas,
lución Cubana. Ed. Cartago, Buenos Aires, 1960, t. 35, p. 219-220), es decir, de
La herencia teórico-ideológica del Maestro es asombrosamente la guerra que surge como consecuencia de las relaciones de
una nación oprimida con la nación opresora. Subrayamos esto,
multifacética y rica. En la presente ponencia, cent-ramos nves-
tro obietivo en el examen de los puntos de vista teorlco- porque no pretendemos demostrar que Martí llegara a descu-
militares dentro de su pensamiento democrático-revolucionar;o, brir la esencia de la guerra como fenómeno político-social en
popular 3 zntimperialista. general, pues esto sólo es posible a partir de una comprensión
dialéctico-materialista de la sociedad y su desarrollo, lo cual
Cuando hablamos de concepciones teórico-militares, entende- presupone poner en primer plano las raíces clasistas de las
mos por tales los criterios político-sociales sobre la guerra: guerras.
necesidad esencia, carácter de los objetivos político-militares
de la gueka, misiones del Estado en la guerra y su influencia Tal precisión no resta un átomo al mérito histórico del Maes-
en la estructuración de las fuerzas armadas, y los métodos de tro, y nos ayuda a ubicarnos en las cordenadas espacio-tempo-
preparación y realización de la lucha armada. Asimismo, los rales en que debemos estudiarlo y entenderlo. Las posibilida-
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
359

.ksimismo, el Maestro examina cómo se reflejan concretamen-


des y problemática históricas dc Martí condicional-on SU a:lri- te estas contradicciones en las dlstintas clases, capas y secto-
lisis‘ histórico-concl-eto dc la sociedad colonial cubana y la res que constituyen la nación cubana. Denuncia la falta de
disyuntiva histórica latinoamericana ante cl vertiginoso ;ì\.aw:c’ libertades, la imposibilidad de un desarrollo progresivo de la
del capitalismo monopolista o imperialismo de los Estadox agricultura, de la industria, etc., lo cual pesa sobre todas las
Unidos. En función de esta circunstancia, pclnsó v teorizó la c.lases y capas e incluso generaciones, pero llama la atención
guerra como fenómeno político-social. l En cstc seniido, el cuer-
que pone especial énfasis en la situación de miseria y penuria
po teórico que elaboró, constituyó un notable grado de acer-
LIC las masas trabajadoras, los campesinos y obreros:
camiento a la esencia de la guerra como tal, v, particularmel!-
te, en relación con una de sus manifestaciones, las guerras dc reducen a la miseria al padre criollo, que en vano busca
liberación nacional, presenta tal vigencia que deviene instru- empleo, salvo por grande y extraño favor, o lo compelen
mento y guía para la acción práctico-revolucionaria en los paí- en plena paz al destierro voluntario; cuando la guerra sube
ses coloniales, neocoloniales y dependientes. silenciosa, hombre por hombre, de cada campesino a
CARkTER NECESARIO Y .JlíS’TO DE LA GUEKlL3
quien priva del sustento el soldado que le oprime, de cada
obrero a quien desaloja el competidor de la península, de
Ante todo, sobresale en el pensamiento martiano su criterio cada desheredado que trabaja de peón en la comarca don-
de la guerra como una necesidad condicionada objetivamente. de su padre desposeído murió por la libertad [“El Partido
Martí fundamenta la necesidad de la guerra, en primer orderl, Revolucionario a Cuba”, O.C., t. 2, p. 3381.
cn la necesidad de la transformación radical de la sociedad
colonial cubana en virtud de la agudización de todas sus con- Con una valoración muy precisa de la situación objetiva de
tradicciones. Demuestra que el régimen político y económico las fuerzas motrices de la revolución, así como de la experien-
de dominación español mantiene a la Isla bajo una bru;al cia de la contienda independentista anterior y las tradiciones
explotación y opresión que cierra todo tipo de posibilidad de combativas y premisas de unidad nacional que sentó, lleg6 a
desarrollo progresivo y de realización de la propia nación cu- la siguiente conclusión: “Porque con los pueblos sucede como
bana, forjada al fragor de una guerra que duró diez años ~:11 con lo demás de la naturaleza, donde todo lo necesario se
contra de ese mismo régimen opresivo y caduco. crea a la hora oportuna, de lo mismo que se le opone y contra-
dice” (“Discurso en conmemoración del 10 de Octubre de 1868”,
La desigualdad tremenda con que estaba constituida la O.C., t. 4, p. 252-253).
sociedad cubana, necesitó de una convulsión para poner-
en condiciones de vida común los elementos deformes > Teóricamente hablando, se aprecia la convicción en Martí de
contradictorios que la componían. Tanta era la desigual- la existencia de lo que Lenin calificó conceptualmente como
dad, que el primer sacudimiento no bastó para echar 21 situación revolucionaria. Con base en esta convicción, comen-
tierra el edificio abominable, y Icvantar la casa nueva z0 una actividad intensa y sistemática con miras a la creación
con las ruinas.2 de las ‘condiciones subjetivas necesarias para el estallido re-
volucionario. Dentro de esta prédica, ocupó un lugar especial,
Obsérvese que su análisis parte del carácter antagónico de la la demostración de que de España no se obtendría nada por
contradicción entre las aspiraciones y necesidades de la nación otra vía que no fuera la lucha armada y la consecuente elimi-
cubana y el interés económico de España “cuya viciosa exis- nación de la dominación española. Desarrolló una amplia lu-
tencia nacional”, para utilizar sus propias palabras, “depende cha ideológica contra el autonomismo -reformismo de nuevo
principalmente de la explotación pública y secreta de nuestw cuño- destruyendo sus bases ideológicas a partir de la propia
isla” (“Circular a los jefes”, O.C., t. 4, p. 136). Este saqueo realidad posterior a la paz del Zanjón. De igual forma, comba-
tiene como contrapartida lógica en la superestructura polít;c;t tió la tendencia anexionista, también resucitada por determi-
un régimen de opresión insoportable. nado sector de la burguesía nativa v los terratenientes. Su
A esto hay que añadir, que no fue hasta años posteriores a la muerte de Martí, que
trabajo de agitación en función de criar determinadas condi-
este problema es desarrollado desde posiciones marxistas con el leninisma. Ver ciones subjetivas para la preparación de la guerra se basó en:
Roberto Fernández Retamar, Introducción a José Marti, La Habana. Centro dï
Estudios Martianos, 1978, p. 92.
del 10 <IC Octilbrc de 1868, EM lío:rlmcr?
1) Demostrar que las causas fundamentales de la derrota
José hlarti: “Biscrrrs~ erl con~?~e?t?orucidn
Hall, Nueva York”, Obras completas, La Habana, Editorial Nacional de Cuba! !963-1965. anterior estuvieron dadas en factores de carácter sub-
t. 4 p. 236. (En lo adelante, las referencias a la obra de José Marti, se remltlrh B Ia jetivo;
m&onada edición dc 5~s Obras co?npIetas. N. dc la R.)
-
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTL’DIOS MkKIUFiO‘;
---- 361
360 ASUARIO DEL CLSTRO DE ESWDIOS ?JARTlASOS

Cubano en la preparación de la guerra. En realidad, la guerra


2) Que las necesidades de la nación cubana stilo se resuel- de >Iartí significaba una concepción distinta, nueva, de la gue-
ven con la eliminación del dominio colonial. rra, que se basaba en el examen minucioso de las guerras de
3) Que la \.ida demostró que España no renunciaria YO- independencia en el Continente v sus resultados, incluyendo
luntariamente a su explotación y privilegios, por el la propia experiencia cLtbana ant&ior.
contrario reforzó SU opresión política protectora de Martí concibe la guerra como un fenómeno político-social com-
los mismos. piejo, en el cual se relacionan orgánicamente el aspecto pro-
4) Que la eliminación de la opresión colonial no tenía piamente político-social y el tknico-militar, que expresa el
otra fórmula que destruyéndola mediante la guerra. carkter específico de la guerra, esto es, la lucha armada.
5) Que en el pueblo cubano estaban dados todos los fac- En el contenido “archiabigarrado, variado v complejo” (V. 1.
tores para la consecución de una guerra necesaria, gc- Lenin: art. cit.), de la guerra, descubrió su* esencia, su conte-
nerosa y breve. nido político esencial. Martí, coincidiendo con uno de los es-
critores militares más profundos, el alemán K. V. Clausewitz.
Decía: “es más lícito, y m3s práctico, continuar con la miru v con el propio Lenin (art. cit.), planteó: “La guerra es un
en lo inevitable, la obra de fusión, de purificación, de reduc- procedimiento político, v este procedimiento de la guerra es
ción, de acumulación de los elementos necesarios para que la conveniente en Cuba” (“Nuestras ideas”, O.C., t. 1, p. 317).5
guerra sea corta y justa y de beneficios duraderos, sobre todo Es decir, para Nlartí, al igual que para Lenin, la guerra es polí-
cuando la obra pacífica para extinguir la servidumbre ha dadu tica, es la continuación de la política por determinados y es-
por único resultado el de aumentarla” (“Discurso en conme- pecíficos medios.
moración del 10 de Octubre de 1868”, cit., p. 249). Pudiera objetarse que en el pensamiento martiano -al igual
Pero además, donde se ve la comprensión de Martí acerca de que en Clausewitz- el concepto de política tiene una conno-
la nécesidad objetiva y urgencia de la guerra para una legí- tación distinta a la que tiene en la concepción leninista. En
tima liberación nacional, es en su significación específica para efecto, mientras que para Lenin la política tiene un sentido
impedir la anexión de Cuba a los Estados Unidos. Esto da una esencialmente clasista y de lucha de clases, para Martí la po-
idea de su penetración en la esencia del problema y las pers- lítica es
pectivas históricas de su pensamiento. En su conocida carta el arte de guiar, con sacrificio propio, los factores diver-
a Manuel Mercado plantea: sos u opuestos de un país de modo que, sin indebido favor
Por acá yo hago mi deber. La guerra de Cuba, realidad su- a la impaciencia de los unos ni negación culpable de la
perior a los vagos y dispersos deseos de los cubanos y necesidad del orden en las sociedades -sólo seguro con
españoles anexionistas, a que sólo daría relativo poder la abundancia del derecho- vivan sin choque, y en liber-
su alianza con el gobierno de España, ha venido a su tad de aspirar o de resistir, en la paz continua del dere-
hora en Amérka, para evitar, aun contra el empleo franco cho reconocido, los elementos varios que en la patria tie-
de todas esas fuerzas, la anexión de Cuba a los Estados nen título igual a la representación v la felicidad [“El ter-
Unidos, que jamás la aceptarán de un país en guerra, ni cer año del Partido Revolucionario ‘Cubano”, O.C., t. 3, p.
pueden contraer, puesto que la guerra no aceptara la 1391.
anexión, el compromiso odioso y absurdo de abatir por su Sin embargo, esta precisión, en general acertada y necesaria,
cuenta y con sus armas una guerra de independencia ame- no es válida a los efectos de nuestra afirmación, pues no po-
ricana [Carta a Manuel Mercado, 18 de mayo de 1895, demos olvidar que Martí pensó una guerra de liberación na-
O.C., t. 4, p. 1691. cional, antimperialista, cuya esencia radicaba en ser la con-
ESENCIA DE LA GUERRA COMO FENÓMENO POLfTICCHOCIAl. 8 Lenin en SU obra Ef socialitmo y fa guerra refiridndose a la expresi6n de que la
“guem? es la continuacibn de la política por otros medios” planteó: “Esta famosa
Cuando el general Máximo Gómez, en memorable carta al ge- expresldn ,pertenece a uno de los escritores militares mas profundos a Clausewitz
Los marxtstas han considerado siempre, y con raz6n esta fõrmula ‘como la base
neral Maceo le dice: “esta guerra, General, la haremos usted J te&ica de sus puntos de vista acerca de la significaci6n de toda guerra (la cursiva
yo pero esta guerra, será la guerra de Martí”, conciente o m- es del autor de este trabajo. N. de la R.). Ju~txnente desde este punto de vista exami-
naron siempre Marx y Engels las diferentes guerras. Ver obra citada 0. C., Ed. cit..
cokientemente no sólo está expresando el hecho incuestiona- t. 21, p. 271.277.
ble del papel decisivo del delegado del Partido Revolucionario
.4X IR10 DEI. CEXTRO DI1 CSTLDIOS .\lZRTIASOS
362 ASLARIO DEL CEKTRO DE ESTtiDIOS hL.~RTIi\Zi)S --.~- --
-- 363

“Para todos”, precisa, “será 21 beneficio de la revolu-


tinuación de la política independentista de un pueblo qur ah- ción a que hayan contribuido todos, y por una ley que
pira a consolidars en nación independiente y no tiene otra no est6 ZII mano de hombr-c evitar, los que se excluyan
alternativa que la vía armada. de la w-olución, por arrogancia de señorío o por repa-
La werr’a no es, en el concepto sereno de los que aún ho\ ros sociales, serAn, en lo que no choque con el derecho
la representan, 1_r de la !-evolución pública y responsable, humano, cscluidos del honor e influjo de ella” (“Nues-
que los eligió el insano triunfo de un partido cubano sobre tras ideas” , art. cit., p. 320).
otro o la humillación siquiera de un grupo equivocado d..k DL’ esta lógica, co11 un fundamento objetivo evidente, emana
cubanos; sino la demostración solemne de la voluntad dc su comprensitin de la política y los objetisos políticos que de-
un país harto probado en la guerra anterior para larzarse lerminarr Lu eserlcia de la guerra de liberación nacional. Este
a la ligera en un conflicto sólo terminable por la victoria criterio, por demás, es corroborado por el propio Lenin cuan-
0 el sepulcro [Adanifiesto de A4ontecristi, O.C., t. 4, p. 931. do, al hacer una clasificación de las guerras, señaló que “no
se les puedz enfocar con un patrón general” (Carta a 1. AI--
Aunque a Martí no le es ajena la existencia de grupos socialeh mand, Obras completas, ed. cit., t. 3.5, p. 219-220. El subrayado
o clases con condiciones d2 vida diferentes. y, congruente-
es nuestro): y en su trabajo “Acerca del folleto de Junius”
mente, con intereses tendentes a la contraposlclón,4 no capta señalaba: “La continuación de la política de liberaciótt naciu-
-ni puede captar- el carácter antagónico de los mismos, eri rzal de las colonias las conducirá inevitablemente a librar
particular, entre el proktariado y la burguesía. Decimos que guerras nacionales contra el imperialismo” (Obras escogidas,
no puede percatarse de este antagonismo, porque Martí todo La Habana, Instituto Cubano del Libro, 1970, p. 31).
lo pensó y estudió y Lqctuó en función de la realidad colonial
cubana en el contexto de una perspectiva neocolonial latinos-
L.4 GUERRA k- LA REVOLUCIór\r
mericana.
-amén de lo incipientee de la contradicci6i? EI esclal-ecimiento dc la esencia de la guerra, posibilita su
Esto implica comprensión en toda su multiformidad y complejidad. Se tra-
entre el tra’bajo y el capital en Cuba- que el problema fun- ra de la imposición de la política independentista por medios
damental de la política en Cuba era et de unir a todrfs laz violentos, hecho que presupone la lucha en los planos militar
clases, capas y sectores diversos del pals en yn frente unico. económico, ideológico y hasta diplomático. Esta concepci&
nacional, ponderando los intereses comunes y llmando los COV- determina los presupuestos básicos de que parte Martí en su
flictos, en la consecución del objetivo político primario: 11% actividad práctico revolucionaria.
independencia nacional.
1) Una distinción precisa entre la guerra v le revolución.
No obstante esta cuestión nodular, .a . su .,visión penetrante no La guerra es un medio necesario, ineiitable y justo
escapan dos aspectos de una sigmflcaclon específica en su
pero sólo un medio en función de un objetivo superior:
práctica revolucionaria: la revolución anticolonial.
1) La convicción de que el apoyo fundamental de la 2) Necesidad de un aparato político que trace la estrate-
guerra y la revolución estaba en las masas trabajado- gia política de la revolución y con base en ella, prepare
ras: el campesinado y los obreros. organice, desencadene y conduzca la guerra hasta 1;
2) Que había un sector de la burguesía y los terratenien- destrucción del dominio colonial cspaLo1.
tes que anteponían sus comodidades y riquezas al sa-
crificio por la nación y el miedo a las masas populares. El primer presupuesto constituye el principio definitorio de
toda su concepción y acción político-militar. En ellas los con-
4 Al examinar diversos escritos de Marti en
el período posterior a 1886 se aprecia ceptos de guerra y revolución tienen una connotación especí-
una evolución progresiva en sus ideas con respecto a la lucha de clases (el, proleta- fica ~7se relacionan de modo dialéctico.
luchas, así como el reconocmnento en
riado. Una comprensión de sus demandas y
6l de cierta capacidad de ver y prever por el solo hecho de pertenecer a la clase
obrera. Asimismo con respecto a Cuba se dio cuenta de que era una clase ~eVOlUCiO- Para Martí es de vital importancia que la guerra no se trueque
naria coo la que podía contar para la revolución. Sus palabras respecto de Marx y lOS en un fin en sí misma, que se pierda en pugnas localistas o
planteos en “El cisma de los cat6licos en Nueva York”, donde lleg6 a. sefialar que
allí explotarfa y tendría solucibn una crisis social de envergadura mun&al, sonesI: . devenga obra de caudillos militares, que sustituya un sistema
sugerentes. No obstante, al referirse a Cuba, siempre destacó la aspiración de
estos conflictos, de hallarles una soluci6n en la futura repúplica, UXI poc0 pospm.
opresivo por otro de sello criollo, o en el mejor de los casos,
do o subordinando este problema al fin inmedmto y primano.
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTCDIOS hMRTIASOS ANUARIO DEL CFdTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
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que provoque un simp!e cambio de gobierno con la consiguien- Dar un modelo de república distinto para la América La-
te copia tradicional de esquemas republicanos importado3: tina y buscar la unidad, garantía de contención di: In ex-
“El cambio de mera forma no pansión imperialista.
En “Nuestras ideas” plantea:
merecería el sacrificio a que nos aprestamos; ni bastaría una Este punto de vista rebasa los límites de una concepción libe.
sola guerra para completar z(tza re~)oltccióH cuyo primer triun- ral burguesa tradicional. En primer térmho, porque la reph-
fo sólo diese por resultado la mudanza de sitio de una autori- blica, en el sentido c!Ssico burgués, es la experiencia latinoa-
dad injusta” (O.C., t. 1, p. 319. La cursiva es del autor de este mericana, la de 1868, la de N 01‘t eamfriza, que él critica, y que
trabajo. N. de la R.). conducía al orden social de dependencia que quería impedir
En segundo lugar, porque los intereses y aspiraciones que
Y ya en el documento programático de la revolución señala: Martí expresaba en su república tenían como soporte otras
Punible ignorancia o alevosía fuera desconocer las causas fuerzas sociales. “ La dirección de la nueva guerra era ejerci-
a menudo gloriosas y ya generalmente redimidas, de los da por representantes de los sectores radicales de las Capas
trastornos americanos, venidos del error de ajustar mol- medias de la sociedad cubana cuyos intereses coincidían con
des extranjeros [. . . ] La con’centración de la cultura me- los intereses generales de la nación y de las clases v capas
ramente literaria en las capitales; el erróneo apego de las trabajadoras del pueblo” (Tesis y resoltm’c:~cs cit., p. “12. VW,
repúblicas a las costumbres señoriales de la colonia; la además, Carlos Rafael Rodríguez: “José Martí: contemnoráneo
creación de caudillos rivales consiguiente al trato receloso y compañero”, y Roberto F~n~h~dez Rezunar: Inti-odhxirín a
o imperfecto de las comarcas apartadas; la condición ru- José Martf).
dimentaria de la única industria, agrícola o ganadera; y el Este proyecto revolucionario
abandono y desdén de la fecunda raza indígena en las “de carktci- democráticcwevo-
lucionario y de liberación nacional”, como lo califica la Plata-
disputas de credo o localidad que esas causas de los tras- forma p~ograwdtica de nuestro Partido, representa una con-
tornos en los pueblos de América mantenían, -no son, de cepción cualitativamente nuwa y, por consiguiente, su mate-
ningún modo los problemas de la sociedad cubana [Mani- rialización exige de procedimientos y formas que rompan con
fiesto de Montecristi, cit., p. 94-95-j. los esquemas tradicionales de concebir, organizar y conducir
Él refiere el concepto de revolución a profundas transforma- la guerra, y, por añadidura, que eviten los errores que llevaron
ciones político-sociales y económicas. “Desde sus raíces ” , dc- a la contienda armada anterior al fracaso.
cía, “se ha de constituir la patria con formas viables, y dc En el centro de esta concepciAn distinta sobre la guerra y la
sí propia nacidas, de modo que un gobierno sin realidad ni revolución está el otro presupuesto teórico: la necesidad de
sanción no la conduzca a las parcialidades o la tiranía” (Man;-- organizar un partido de la independencia. La experiencia his-
fiesto de Montecristi, cit., p. 99). tórica y su análisis histórico-concreto le indican que ni con
Así, el contenido de este concepto puede concretarse en los organización de expediciones de grupos aislados, ni con rebe-
siguientes términos: liones de grupos, ni con creación de organizaciones a partir
de un grupo, era posible la victoria en la guerra; y si se lo-
Destrucción del Estado colonial y su sustitución por un graba, no se garantizaba la consecución del objetivo supremo:
Estado nacional genuino e independiente. la revolución.
Establecimiento de una república nueva que rompiera Martí no trató de exponer ningún esquema organizativo desde
con eI colonialismo político, económico, ideológico y cul- afuera, ni a partir de un grupo. El se basó en las organizacio-
tural español e impidiera que Cuba cayera en nuevos víncu- nes ya existentes en la emigración para iniciar un proceso de
los de dependencia respecto de los Estados Unidos; esta- unificación concreta planteando como principios la volunta-
blecimiento de un nuevo orden sociopolítico y económico, riedad, la renuncia a toda pretensión personal y la fe en el
dentro de los parámetros de la propiedad privada, pero pueblo y sus hombres. Se dio a una titánica labor de unifica-
que apuntara a una distribución equitativa de las riquezas ción de todas las voluntades en un solo partido para la inde-
y evadiera el desarrollo capitalista hacia el monopolio; pendencia, sin distinción de clases, razas ni generaciones* uni&
Bloquear la expansión yanqui sobre las Antillas y el resto de todos los cubanos indepedientemente de su posición’sociai
de la AmCrica Latina y con ello contribuir al equilibrio de blancos y negros, de la generación del 68 con la nueva gene:
del mundo. ración, de la emigración con la población del país, de todas
ASl.:!RIO DEL CENTRO DE ESTCDIOS .$l\K i I \ZOS
367

-Organizar un ejército de liberación que tendrá por nú-


cleo los jefes mi!itareb rnk experimentados y prestigio-
sos y de extracción popular de la guerra pasada, cuyas
ficurns centrales fueron Gómez v LIaceo. A ?ravk+dc
estos jefes se fueron creando las- condiciones del alza-
miento en toda la isla y de las erpediciones que llega-
rían del exterior.
-Eiaborar un plan de alzamiento y una estrategia de la
guerra en correspondencia -subordinada- a la estra-
tcgia política dc In Revolución. Los objetivos de la re-
volución debían determinar el carácter popular de la
lucha armada. Era una guerra de todo el pileSlo con
PAPEL DE LA POLÍTICA El\; 13 PREP~IIACIÓS.
los metodos y formas característicos a este tipo dc
DESENC4DBNAMTENTO Y DIRECCIóX DE LA GIlERR \
guerra.”
-Acum!~!ar y dispone: dc! axliamenio bélico indispenaa-
Martí asumid la preparaciún y desencadenamiento dz la gur- ble para el inicio. En este aspccco es de destacar cómo
rra en toda su complejidad y multiformidad. En esta dirección se ocupaba hasta de la determinaciún del tipo de armas
las tareas del Pat.tido se pueden concretar de la siguiente necesarias. En ,carta al presidenie del cuerpo de Jamaica
forma: szfialaba: “crey<j !a dciegación que mul!iplicaría estos
esfuerzos costosos ia compra de armas desiguales, y
1) PreparaciBn de la lucha armada.
reunió para este pxnto especial una junta de jefes y
2) Preparación económica. oficiales, a fin de acordar las armas, para cuya compra
debía recomendarse a los clubes” (C)X., t. 2. p. 57).
3) PreparaciGn ideológica.
-Crear las condiciones organizativas necesarias a fin dc
4) Preparación en ,cuanto a las relaciones con los dem;?s que la emigración se convir:iera en retaguardia eficiente
gobiernos y pueblos. de la lucha armada y suministrara a esta, sobre todo, ia
mayor cantidad posible de medios necesarios para -el
Al desarrollar y consolidar el Partido, Martí acomete la tarea desarrollo de la misma.
de crear toda ‘una red conspirativa que vinculaba el trabajo
del partido en la emigración, a fin de reunir los factores nece- Al aspecto económico también dedicó Martí una intensa acti-
sarios al inicio de la lucha armada, y el trabajo dentro del vidad. Sabía que la obtención de los recursos materiales in-
país, tendente a aglutinar las fuerzas dispuestas en todas las dispensables para iniciar la contienda, incluso para el desa-
regiones del país, en interés de un plan único en un momento rrollo sostenido de la misma, depcndfan de la recaudación
dado. En carta al general Gómez de marzo de 1894 decía: económica que por todas las vías organizó. En la corresponden-
cia personal se aprecia la atención que dedicó a este rubro. En
La situación, pues, en este instante, parece ser así: -de este punto trazó, asimismo, lineamientos concretos:
nosotros se espera todo, sin celos y con cariño, y de noso-
tros ha de pal tir el concierto, y sin nosotros nada concer- Guiar nuestra política, con energía y sin ostentación de
tarán entre sí, porque cada cual sólo tiene fe en sí, y en modo que por el resultado natural y pronto de ella entre
los demás en virtud de la certidumbre del concierto con los cubanos y los que no lo son, reunamos los recurkos de
~~~x,otros: esla cs, pees, por dicha una acción doble que la guerra [ . 1 A los fondos reales nos teriemos que ajus-
asegura, desde el principio, el arranque armado p vigoroso, tar, sin caer con la dificultad de intentar lo que nos tenga
sin aquella vacilación y recíprocos desconocimientos que
JJ Valorando la experiencia en relación COII la guerra de independencia norteamericana
desde el principio le aflojaron el corazón a la guerra de F. Ent+ planteó: .“Frente a las lineas torpes, se alzaron en la guerra norteamerica.
Yara [O.C., t. 3, p. 691. na de mdependencla los destacamentos rebeldes que, sin estar instruidos, disparaban
mucho IU& certeramente con sus carabinas rayadas y que, ademAs luchando como
luchaban por sus propios interzses, no desertaban como las tropas mercenarias [ .]
Sobre esta base político-or +wnizativa,
YL ,Martí centra la prepara- La línea impotente, hwv de tucuruhir nnte un enemigo invisible e inabordab’le”.
(Ami-Diihring, Montevideo, Ed. Puebk; Cnidos, 1960, p. 204-205.)
ción de la lucha armada en las tareas siguientes:
ANUARIO DEL CEhTRO DE ESTUDIOS híARTIAs;OS 369

despu& dc: Iinwbnel.os, sal\-ando a>i 21 primer cscullu, q.1: sicanas, y la importancia de evitar la enemistad del gobierno
sería el ni) inspirar rzspc;o, por la a.xcsiva Jt’p~nclcncid, norteamericano, buscando por lo menus una pusicitin de neutra-
a aquellos de cu}‘a ayuda iellcmos q:~i: dcpc’nd21. 211 tod.! lidad en él. Para esto último, consideraba capital ganar la oli-
nuestra obra [Carta a Serafín Sánch~L, Id de ago>!cb (;L~c nión pública norteamericwa para la causa cubana. X1 respecto
1892?), OC.. t. 2, p. 1211. plante6:

El Maestro comprendía perfectamente que la lucha armada I:IJ Pero estas razones, aplicables en especial a !os países de
sO10 era el choque de dos políticas, sino tambiGn dc dos iderj- nuestra habla, no lo son tanto al pueblo en que la mavor::i
logías. Su labor en la lucha contra la ideología colonialist:i. de los emigrados vi\?mos [ . . . ]
autonomista y anexionista fue decisiva para la propia forma-
Y en esta labor presente de levantar la revolución, se
ción del Partido y la preparacihn de la guerra necesaria. Es
correría gran riesgo si no se lograse mover a efecto y con-
más, durante los pocos días en que se vio envuelto en la taren
sideración al pueblo y gobierno de los Estados Unidos
de direccibn de la lucha armada, expresó sistemáticamente c‘!
[“A los presidentes de los clubes del Partido Revoluciona-
criterio de que en la guerra también hay que librar lwtalla~
rio Cubano, en el cuerpo del consejo de Kcy West”, O.C..
ideológicas.
t. 1, p. 446 y 447, respectivamente].
Su labor ideológica de propaganda y agitación fue diversa, pro-
funda, rica, activa y amplia. La desplegó por medio de discur- Por último, queremos llamar la atencidn sobr< un2 constant:
sos y reuniones, de una correspondencia personal extraordina- en el pensamiento y la actividad del Maestro cll !a prclparación
ria, y de la fundación de un periddico, Patria, que en la prác- y desencadenamiento de la guerra. Estudió y cvaluó multilate-
tica fue el periódico de la revolución. Su trabajo de agitación ralmente la situación en Cuba, insistiendo en evadir todo tipo
y propaganda tuvo como fundamento las direcciones principa- de precipitación y aventurerismo. Trabajaba activamente y
les si_guientes: deseaba ardientemente el inicio de la insurrección, pero a la
vez combatía todo tipo de precipitación y alertaba reiterada-
-La crítica al sistema colonial español, así como de 105 mente contra las provocaciones del enemigo para evitar los
defectos de la sociedad capitalista norteamericana 1 alzamientos aislados. Esta actitud, que presupone una concep-
de la amenaza que representaba para Cuba y demás ción global de la guerra y las circunstancias histórico-concretas
pueblos de América. de Cuba, fue incluso objeto de su trabajo político-ideológico
-La unidad como cuestión estratégica para el logro de los en contra de las acusaciones autonomistas en este sentido e
ideales de independencia y libertad. Papel del Partido insistía: “debamos extender con gran energía callada la organi-
Revolucionario Cubano y la unión de todo el pueblo zación, sin exponernos a que nos saquen a la obra antes de que
para la lucha. ni adentro ni afuera tengamos fuerza para ella” (Carta a Se-
rafín Sánchez, agosto 18 de [1892] O.C., t. 2, p. 121).
-El carácter necesario, inevitable y justo de la guerra.
Su natu ralczs popular. Su concepción de la guerra Si importante era la rectoría política en la preparación, en
como procedimiento político en función de los objeti- igual medida lo era en la dirección de la guerra. En el núcleo de
vos de la revolución: la república “con todos y para ei su concepción general estaba la creación de un aparato político
bien de todos” que contribuiría de modo sensible al que fuese representante del poder soberano del pueblo, un
equilibrio necesario en América y el mundo. gobierno que fuese “simple y eficaz, útil, amado, uno, respeta-
ble, viable” (Carta al general Antonio Maceo, 3 de mayo [ 18951,
-Combatir la ideología colonialista y sus campañas poli- O.C., t. 4, p. 161).
ticas, así como a las corrientes ideológicas que le hacían
el juego al dominio colonial español o aspiraba al carn- Todo parece indicar que esta estructura de poder no era el
bio de metrópoli. Partido, sino un gobierno elegido por el pueblo en armas. Esto
se observa en distintas afirmaciones categóricas suyas. Ya en
Martí dio especial atención a las relaciones con los gobiernos 1893 plantea: “El Partido Revolucionario Cubano, cuya misión
de la América Latina y con el gobierno y pueblo de los Estados previa y transitoria cesa el día en que ponga en Cuba su parte
Unidos. Era conciente de dos cuestiones básicas en este orden: de la guerra que haya acordado con la isla” (“Los emigrados,
la posibilidad y necesidad de ayudar a las repúblicas latinoame- las expediciones y la revolución”, O.C., t. 2, p. 275). Y en carta
370 \!;I!.ZRIO Di:!. CkkIKG Di: ESTLDIOS AlARTI..\KOS
4SCARIO DEL CF.\TRO DE ESTKDIOS .\I.ARTIAZOS 371

a Felis Rucncj de abril de 1895 escribe: “La re\.olucion, ya VI-


de Quesada >’ Bcnjnmín Guerra, 30 de abril de 1895.
gorosa v potente, requiere para desenvolver toda su cnerpí,i
O.C., 1. -I, p. lU)- lo cual un tanto sugiere la aplica-
que sin”demora decidan los cubanos que la componen tal c’;~:ll
ción >‘a de medidas dc tran~formacitin revolucionari:l
debe ser la repr-sentacibn que con toda autoridad leza pilt’d:!
h?.ll!ar c:~ SU ilbmbr<. J. aco!.da~-, >.
en cl curso de la guerra.
eninc/ar a ejccut~r. irlriic,
C!iat,?lll~~!?~i~ , !os plani‘s que han de conducir, CONci t:!ao v iLl L,t rempr3na muerw cn combate pri1.ó a >Iartí de continuar la
energía a la victoria” (O.C., t. 4, p. 131-135). obra concebida. Sin embargo, en el lapso de su participacicín
Este ayarato de gobierno con toda su autoridad legal \ lnor:\! en la guerra, trabaj9 inlcnsamente para materializar esta idea
wnslituiría el poder político de In rc~.olución, ajustado ;: 1:\, v acometer dichas tareas. Pero ademAs, anticipó en forma prk-
circunstancias de su desarrollo. En esta idea no hay nada d<~l tica algunas de las ideas de cómo concebía él la dirección
I.iejo civilismo del 68 -cspcriencia estudiada v cvaluada l)(J!' polílica d; la guerra. En las circulares a los jefes y oficiales
Martí amp!iamente-, por cl contrario, es la aplic;!ción dia!&- se trazan lineamientos estratégicos que emanan esencialmente.
tica del mismo principio de unificación del mando cn po!íti; il del objetivo general de la revolución en ajuste con las circuns-
sobre las bases democráticas, que aplicó en la organizz,ciG;; tancias concretas del desarrollo de la lucha armada en ew
del Partido. Tanto cs así, que en este gobierno ajustado a !;ii; momento y la estrategia política y militar de España. Esos
condiciones dc gUerra, veía un carácter transitoisio. Esta úlLi;n:c lineamientos de forma esquemática se concretan del siguiente
idca CS ~~~~~dcr,:e en ìa carta a Gonzalo de Quesada v Benjamì!1 modo:
Guerra de abril dc 189.5, cuando dice refiriéndose j Gómez “1.
de sí propio ha ido cuajando el pensamiento natural que ~1, 1) El trabajo político sistemático, explicando el caráct<t
necesario, justo e irreversible de la guerra, en contra-
el de reunir representantes de todas las masas cubanas’alzadas,
para que ellos, sin colzsidevcr~se totales y defilzlrivos ni cerral posición a la prédica diversionista colonial dc paz sin
el paso a los que han de venir, den a la revolución firmas bre- independencia, así como contra los cubanos que hacían
el juego a los enemigos. Junto a esta prédica, la medida
ves y solemnes de república, y viables, por co salirse de l.,
realidad, y cmterzei drástica de juzgar como traidor a la patria de todo ~1
a tm tiempo In actzral y la ve?zi’dera”; ì. que presente o insinúe la rendición o arreglo sin inde-
más adelante es categórico: “ que acaso el gobierno se pacdü
componer. de modo qr;c rehza diversas pusorlas, pendencia.
y luzidad d-
dirección, y sólo dure eíl su fonlm primera 10 que él y 10s sdc~‘- 2) En cuanto a la escalada, sucesión y fuerza de los gol-
sos tarden en sacar al país, y todas las fuerzas revolucionaria- pes, plantea la necesidad de generalizar, extender la
a la revolución” (O.C., t. 4, p. 143-144. La cursiva es del auto;’ guerra v unificar los métodos y formas de lucha en un
de este trabajo. N. de la R.). sistema” integral. En circular de fecha 14 de mayo de
1895 se plantea:
Ob,;ervando detenidamente 1.as referencias de Martí a este go-
bierno pueden deducirse las siguientes conclusiones respecto La parte más importante y decisiva de una guerra no está
de sus tareas y necesidad: en las batallas, ni en los hechos de valor personal; sino en
el sistema inexorable con que, de todas partes a la vez,
1) Con base en la estrategia política general, integrar la
se debilita y empobrece al contrario, se les quitan recur-
estrategia de la guerra teniendo en cuenta todas las
sos y se le aumentan obligaciones, se le obliga a pelear
manifestaciones de la lucha: armada, ideológica, eco-
contra su plan y voluntad, y se le impide que reponga sus
nómka y diplomática. fuerzas. Y en esa condición, son más fáciles y útiles las
2) Determinar los objetivos políticos de la estrategia de batallas. Hay que preparar el éxito de las batallas en ese
la lucha armada. trabajo continuo. [“Circular a los jefes y oficiales del
ejército !ibertador de 14 de mayo de 1895”, (Partido Revo-
3) Establecer formas concretas de organizar y mandar el
ejército. lucionario Crthnl~o y la Gzlcrra, La Habana, Edit. Ciencias
Sociales, 1978, p. 300) 1.
4) Garantizar los medios de apoyo y auxilio para el des-
arrollo exitoso de la lucha armada. 3) Desarrollar un ritmo constante en las acciones y man-
tener en el máximo de tensión al enemigo, privándolo
5) Ser exponente de la futura república -“contener a de todas las fuentes de aprovisionamiento y recursos
un tiempo la actual y la venidera” (Carta a Gonzalo de todo tipo, obstaculizando e impidiendo sus movi-
372 ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS hWRTIASOS
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 373

mientos, así como sus medios de comunicación. En de manifiesto cuando escribía en Patria: “se pelea cuando se
este punto 5~ hace particular insistencia en las ciuda- organizan las fuerzas para la victoria. Se pelea cuando se de-
des, las cuales se debían privar de todo recurso Y man- mora el pelear hasta que los ejércitos están en condición de
tenerse en alarma continua, para que en lu_uar de bases aspirar a vencer (“El arte de pelear”, O.C., t. 1, p. 340).
de apoyo al enemigo, este tuviese que atel:derlas 1. pro-
l.eerlas; “y los habitantes, viendo al gobierno impoten- En la necesidad de la guerra se fundamenta la necesidad dz un
te, respeten o deseen la revolución” (“Circular a los ejkrcito. Esta era la guerra inevitable y justa del pueblo cubano
jefes. . .“, cit., p. 301). para la obtención de la independencia colonial, luego el ejército
sería de naturaleza popular. Se fundaba por el pueblo para li-
4) Una línea precisa en cuanto a la actitud \’ trato llacia berar a la patria de la opresión colvnial; por tanto, era el
todos los sectores de la pob!ación de la Isla que es un mismo pueblo en armas. “Arando en los campos, contando en
modelo de trabajo político concreto: los bancos, enseñando en los colegios, comerciando en las tien-
-Con el enemigo: la guerra inexorable. das, trabajando con sus manos de héroe en los talleres”, decía,
“están hoy los que ayer, ebrios de gloria, peleaban por la in-
-A los cubanos tímidos: combatirles las ideas, dependencia del país. Y aguardan impacientes, a la generación
pero no las personas, para dejarles una puerta que ha de emularlos” (“Nuestras ideas”. cit., p. 318).
hacia la revolución.
Martí concebía el ejército como una organización militar es-
-Con los propietarios: respetar a los que respeten tructurada y cohesionada que tenía como misión el aniquila-
a la revolución. miento del ejército que sustentaba el poder colonial, y, al mis-
mo tiempo, constituirse en defensor del poder del pueblo de
-Con el español: darle confianza de que podrá vi-
Cuba representado legítimamente por la república. Este ejér-
vir libre y tranquilo en Cuba.
cito, pensado por él como pueblo armado, debía ser soporte
-Atraer a los soldados españoIes. armado y fiel defensor de las conquistas de la revolución de-
mocrático-revolucionaria, popular y antimperialista, esto es,
5) Establecer como base de la preparación, disposición de la república nueva con la que aspiraba el Apóstol impedir
combativa y disciplina del ejército la actividad de la expansión imperialista norteamericana por nuestras tierras
guerra. de América.
6) Concentrar los esfuerzos de la emigracien en el envío
de material de guerra y jefes militares experimentados. De acuerdo a la naturaleza y al papel de este ejército, sus ras-
gos distintivos serían:
Este criterio fue manifestado por Martí ya desde el
período de preparación de la guerra. “En lo que urgr 1) Un organismo del aparato de gobierno proyectado por
Martí para las condiciones de la contienda de libera-
que nos pongamos de acuerdo”, decía en carta a Gon- ción nacional y de la república donde se alcanzaría eI
zalo de Quesada y Benjamín Guerra, “es en la especie equilibrio de intereses y el bienestar de todos.
de servicio que aquí se necesita verdaderamente, y en
rl modo de atenderlo con el menor gasto y peligro. 2) Su fundamento ideológico era el ideal democrático-re-
volucionario, de liberación nacional y antimperialista.
1Hombres, sobran, y sólo faltan aquí los representativos:
Yeteranos que ordenen, o gente capaz de encabezar” 3) Una composición popular, en tanto que era una fuerza
‘O.C., t. 4, p. 145). exponente de la unión de todos los cubanos, sin distin-
ciones de raza o de clase, en la voluntad de ser inde-
NATURALEZA Y PAPEL DEL EJCRCITO LIBERTADOR.
pendientes y libres.
PRINCIPIOS DE SU CONSTRUCCI6N 4) Un ejército latinoamericanista e internacionalista, pues
la revolución que defendía se proyectaba en ambas
Una de las tareas fundamentales que aborda Martí en la pre- direcciones.
paración de la lucha armada fue la creación de las condiciones
necesarias a la formación del ejército de liberación como ins- En cuanto a la fundación y construcción del ejército libertador,
trumento armado de la revolución para llevar a cabo la guerra al igual que en los demás aspectos del pensamiento y la activi-
necesaria. La importancia que concedía a esta tarea se pone dad militares de José Martí, es evidente que su desaparición
374 :\VUARIO
- __. DEL -~ c‘LSTRO DE ESTUDIOS
- ~~--- -.~- ~.
IIARTIASOS
--------- __ ---- - ANV.4RIO DEL __
CENTRO DE- ESTL-DIOS XI-\RTI.\z 375

física no le permititi p!-o!-cctar en toda la magnitud su profun-


didad y genialidad. mismo a la vez, si no se lleva la guerra adelante con uil
pensamiento enérgico v claro. El valor suele resolver los
No obstante. esanlinando J. analkando algunos de sus docu- encuentros aislados, pero ~610 el orden en la guei-ra y l:t
mentos, carias y, particularmente escritos en el corto período unidad de pensamiento llevan a la victoria final [“Circu-
tic campaña, se encuentran idcas que permiten llegar a la con- lar a los jefes. . .“, cit., p. 2991.
clusión de que este genial y singular político revolucionario
comprendía la construcción del ejército de liberación sobre
Complemento de la dirección centralizada es el principio del
la base de determinados principios, los cuales pueden clasifi.
mando único. Martí también prestó atención a este aspecto,
carse desde dos puntos de vista: el organizativo y el político-
relacionándolo con la necesidad de la unidad de voluntad y de
social.
nación de las vastas masas de personas en funcibn ds alcanzar
Desde la llegada de Martí a los campos de Cuba se observ? 3 determinados fines como, por ejemplo, la concentración de
través de la correspondencia y de las circulares a los jefes y‘if;- todas las fuerzas en una dirección dada. El estaba convencido
ciales, la preocupación y premura por establecer las bases pali- de que el logro de tal unidad y actividad sólo era posible mc-
tico-organizativas para la conducción de la guerra con base en diante la supeditación de la voluntad de miles de personas a la
un plan único. Su actividad es expresión de la idea de la nece- voluntad de una sola, y la obediencia incondicional de las masas
sidad de estructurar orgánicamente el ejército apoyado en la a la voluntad única del jefe.
centralización del mando, la autoridad político-militar de los En circular escrita cinco días antes de morir, Martí exponía esta
jefes y una fkrrea y conciente disciplina militar.
idea a los jefes y oficiales del ejército libertador: “Con hombres
La centralización del mando constituye un principio básico de precisos, dispuestos a todas horas para todo, con el corazón
todo ejército para cumplir exitosamebte las tartas de la lucha más alegre mientras más difícil es el empleo que se les da, con
armada. Esto consiste en que todas las unidades se encuentran su arma limpia y su caballo entero y pronto se pueden intentar
rigurosamente subordinadas al aparato político de gobierno por en la guerra las sorpresas y las improvisaciones que son impo-
medio de un mando supremo único. Con base en este principio, sibles con hombres que no encajan de prisa y bien en su puesto,
todos los elementos de la estructura orgánica actúan de acuer- como las diferentes piezas de un arma a la hora de montarla
do a un plan único, asegurándose el máximo de organización (“Circular a los jefes. . .“, cit., p. 304).
y disciplina, de dinamismo y rapidez en las acciones que eran El principio del establecimiento de una disciplina férrea y con-
necesarias para cumplir las tareas militares de combate contra ciente es, en su criterio, un elemento que sirve de fundamento
el enemigo español. a los anteriores, para que en su conjunto el ejército sea un
Este principio era de vital importancia para evitar las funes- mecanismo con la suficiente preparación y disposición comba-
tas contradicciones que se dieron en la contienda independen- tivas. Para Martí
tista anterior. La idea de establecer una república ajustada a un ejército de hombres descuidados y voluntariosos, un
las condiciones de guerra, muy presente en Martí no con- ejército indisciplinado, no puede vencer a un ejército don-
tradice este principio. Por el contrario, el aparato pkítico de de todos los hombres tienen la costumbre de ir a la vez
gobierno, exponente del poder central, debía fijar los objetivos a un mismo objeto, montar a los caballos de un mismo
políticos de guerra y dirigirla a través del mando suprerio del salto, de manejar sus armas con facilidad e igualdad, de
ejército que tendría la autonomía e independencia necesarias obedecer la orden al instante en que se recibe, -un ejér-
al cumplimiento de la estrategia elaborada en forma común. cito disciplinado. Disciplina quiere decir orden, y orden
La necesidad e importancia de este principio están explícitas cn quiere decir triunfo [“Circular a los jefes. . .“, cit., p.
el siguiente fragmento: 3041.

El pueblo de Cuba estA preparado para vencer en la guc- Al carácter férreo de la disciplina basada en la exigencia estric-
rra que ha vuelto a emprender para su libertad* pero ta del cumplimiento de las órdenes y disposiciones, el Maestro
será inútil tal vez SLI sacrificio, o costará demasiado sin agregaba el aspecto conciente de la actividad disciplinada del
necesidad, si todo el Ejército Libertador no obedece a la combatiente, fundamentado en el ideal democrático y en la
vez el mismo impulso, si no se hace de todas partes lo dignidad moral del hombre al luchar por la libertad. “A nues-
tras fuerzas se les tratará de manera que se vaya fomentando
376 ~~UAWO DEL CEKIRO DE ESTUDIOS M.~TI~OS
-___ ~fqum10 DEL CEWHU3 DE ESTVDIOS MMTIANOS 377

sn ellas, a la vez, la disciplina estricta y el decoro de hombres, estético, etc., sino también militar, que en él hay un cuerpo
que es el que da fuerza y razón al soldado de la Libertad pars de concepciones teóricas sobre la guerra Y el ejército en corrcs-
pelear” C’Circular”, O.C., t. 4, p, 141). pendencia con el contexto socio-histórico que enfrentó, el Cual
11 los principios organizativos unía Martí 10s principios políticos tiene una vigencia y significación extraordinarias para la pro-
sociales de construcción del ejército. Estos debían garantizar blemática de la liberación nacional Contemporánea.
loS rasgos característicos del ejército combatiente por el ideal ~~~~ concepciones teórico-militares están presentes en el peri-
democrático-revolucionario y antimperialista que él concibió, samiento y la obra de Martí y constituyen parte esencial de su
Así planteaba ante la tarea de fundación del ejército los phn- demOcratismo-revOluciOnariO. Expresión de ello son sus Pala-
tipios siguientes: bras cuando planteó en el discurso del 10 de octubre de. 18%):
“~1 politice de razón es vencido, en los tiempos de acción, Por
-La educación de los combatientes y de los oficiales en el político de acción; vencido y despreciado, 0 usado como meI.
el espiritu de fidelidad sin límites al gobierno de Ia re- instmento y cómplice, a menos que, a la hora de montar, 1~’
pública en armas, representante del pueblo en armas ! se eche la razón al frente, y monte. iLa razón, Si quiere guial-:
del ideal democrático-revolucionario.
tiene que entrar en la caballería! y morir, para que la resPeteI
-El fortalecimiento sistemático y constante de la unidad. los que saben morir” (O.C., t. 4, p. 252).
La prédica unitaria que dio lugar al surgimiento y des-
arrollo del Partido Revolu,cionario Cubano, tiene una
connotación estratégica en el proyecto revolucionario
martiano. La unidad hizo posible el reinicio de la guerra
y, con ella, el resurgir del ejército mambí. Ahora debía
ser factor de fortalecimiento y desarrollo del mismo,
puesto que para Martí el ejército era el pueblo en armas.
-El fortalecimiento constante del espíritu latinoameeca-
nista e internacionalista con que surgió. El ejército, en
fin de cuentas, era un producto genuino del partido
que se fundó para la independencia de Cuba y Puerto
Rico. Pero, además, era un ejército de una revolución
que, en última instancia, pretendía impedir la domina-
ción imperialista en América,
-La realización de un trabajo político sistemático en las
filas del ejército a partir de estos principios político-
sociales que debían constituir su basamento ideológico.
En este sentido Martí indicaba en la “Circular política
de la guerra”: “No se perderá ocasión para explkarles
en arengas y conversaciones, el espíritu fraternal de la
guerra; los beneficios que el cubano obtendrá con la
Independencia, y la incapacidad de España para mejo-
rar la condición de Cuba y para vencernos” (o.c., t. 4,
p. 141).

Hasta aquí nuestra exposición con respecto a las concepciones


teórico-militares de José Martí. Evidentemente no es un tema
agotado ni esa fue la pretensión. Baste decir que hemos preten-
dido llamar la atención sobre esta faceta del Maestro v d.emos-
trar que su pensamiento no es sólo político, filosófico, ético,
378 AhUARIO
- .-
DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
ANUARIO DEL CESTRO DE ESTCDIOS hl4RTIANOS

La
esencia filosófica
;ì\-anzando así progresivamente hacia una interpretación cien-
del pensamiento tífica del desarrollo socio-histórico. Esta es la etapa en la que
1Iartí evolutivamente adopta las posiciones más radicaltis d<l
democrático-revolucionario pensamiento
tal periodización
democrático-revolucionario.
en cl contenido
Lo obstanrc,
del pensamiento
al ha¿c%r
filosófico,
cs imprescindible recordar las palabras del compañero Car1o.s
de José Martí Rafael Rodríguez en su trabajo “Martí, guía de su tiempo :’
anticipador del nuestro”: “nadie más fue m5s hijo de SLI mo-
ADALBERTO RONDA VARONA mento, más expresivo de su clase, más apegado a los modo>
- ~__- -~-- dc su día, que José Martí. De esa fidelidad extrae su grand:7a
de líder. Y ella determina, también, las limitaciones que sería
IA ?latnforwa Psogramática del Partido Conzunista de Cuba, reprobable encubrir” (Anuario del Cellrro de Estudios Mar-titr-
:1nwbada en su Primer Congreso, planteó: nos, La Habana, n. 1, 1978, p. 311). Lo que implica que sc
combinen dialécticamente en el análisis los principios del del-
José Martí, que fue el guía y organizador de la nueva gue-
sarrollo y del enfoque histórico-concreto.
rra emancipadora, dedicó sus primeros esfuerzos a unir
a todas las clases y sectores interesados en el propósito José Martí, que no fue marxista, no desconoció a Marx. Con
nacional liberador. Agrupó a los cubanos en la emigración, sus convicciones socio-políticas, que expresaban sobre todo la
organizó el primer partido revolucionario de Cuba para situación concreta de su país, enjuició críticamente los mé!o-
la lucha por la independencia y por una república demo- dos marxistas relativos a la lucha de clases. Sin embargo, en
crática y elaboró un arsenal de ideas avanzadas que ha- más de una ocasión elogió calurosamente la calidad humana
bría de servir de bandera no sólo a los revolwcionarios de de Marx y la grandeza de la obra revolucionaria que se pro-
la época, sino también de las generaciones posteriores ponía realizar. Así, a raíz de la muerte del fundador del socia-
[Plataforma. . . , La Habana, Departamento de Orientación lismo científko, en 1883, exclamó públicamente:
Revolucionaria, 1976, p. 71.
Karl Marx estudió los modos de asentar al mundo sobre
En este sentido puede afirmarse, que el pensamiento y la nuevas bases, y despertó a los dormidos, y les enseñó el
acción de José Martí representan la culminación del ideario modo de echar a tierra los puntales rotos. Pero anduvo de
rìk :Trorjresis!a y radical de Cuba y de la América hispana en prisa, y un tanto en la sombra, sin ver que no nacen via-
el siglo XIX, y a la vez el inicio de una nueva etapa en la re- bles, ni de seno del pueblo en la historia, ni de seno de
volución de la ideología democrático-revolucionaria, que pa- mujer en el hogar, los hijos que no han tenido gestación
sando las fronteras de su siglo y de su patria, se proyectó a natural y laboriosa. Aquí están buenos amigos de Karl
la época contemporánea, en la que tienen lugar, junto a las Marx, que no fue sólo movedor titánico de las cóleras de
revoluciones proletarias, las revolwiones nacional-liberadoras los trabajadores europeos, sino veedor profundo de la ra-
de profundo contenido antimperialista y popular. zón de las miserias humanas, y en los destinos de los
Precisamente, en este trabajo nos proponemos analizar, aun- hombres, y hombre comido del ansia de hacer bien. Él
que brevemente, la esencia filosófica del pensamiento demo- veía en todo lo que en sí propio llevaba: rebeldía, camino
cráticcîrevolucionario de José Martí. La filosofía de José Mar- a lo alto, 1ucha.l
tí en su desarrollo progresivo tuvo dos etapas fundamentales:
A pesar del reconocimiento hecho por Martí de las condicio-
la primera transcurrió desde 1869 hasta 1881, y la segunda
nes humanas y revolucionarias de Marx y a su titánica obra,
considerada de madurez filosófica, desde 1882 hasta 1895. Er;
todo parece indicar, por lo que se conoce hasta ahora, que
la segunda etapa de la evolución de su filosofía se produce
Martí no conoció la filosofía del hombre que “estudió los mo-
un proceso de objetivización noseológica en la interpretación
de los fenómenos y procesos naturales y sociales, sobre todo dos de asentar el mundo sobre nuevas bases”: el materialismo
dialéctico e histórico. Verdaderamente, las concepciones filo-
de los últimos. AdemAs, se enriquecen los elementos de mate-
sóficas de José Martí fueron predominantemente idealistas
rialismo en su concepción del mundo, unido esto a la profun-
dixación en el enfoque dialéctico de los diversos problemas 1 Jose Martí: “Carta de Martí”, Obras compfctas, La Habana, Edito1i.d Nacionnl dL
políticos y sociales que ocuparon su atención en este período; Cuba, 1963.1965, t. 9, p. 388. (En lo adelante, la cita? Peferentes 3 la obra de Jos:
Martl, se remitirán a la mencionada edición, de sus Obras completos. N. de la R.)
380 ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTI~OS .~ ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 381

Pero a pesar de ello, no es posible valorar correctamente la b) el carácter social de su portador material, lo que de-
esencia de su pensamiento filosófico si no se tiene en cuenta penderá ante todo de los objetivos e intereses que
que: defiendan las clases sociales o grupos humanos que
lo asimilen como arma espiritual;
4 en la evolución de la filosofía de Martí aparecen y se 4 la existencia de una determinada correspondencia del
desarrollan puntos de vista materialistas en diversas contenido ideológico con la tendencia del progreso
esferas de su concepción del mundo. social;
la pktica revolucionaria de José Martí alcanza todo ch) las condiciones histórico-concretas, objetivas y sub-
su significado histórico sólo a la luz de la filosofía de jetivas, en que se origina y desarrolla el contenido
Marx, Engels y Lenin. ideológico.
La eficacia histórica de un contenido ideológico no se realiza
Independientemente de la compleja composición teórica del por su propio fundamento científico independientemente de
pensamiento filosófico de José Martí, puede afirmarse que la las condiciones concretas en las que se convertirá en realidad
esencia filosófica de la concepción del mundo del HCroe Na- su posibilidad revolucionaria. La condicionalidad histórica es
cional de Cuba, en la etapa en que su pensamiento socio-polí- de gran importancia; para ello, al valorar la eficacia histórica
tico es expresión del ideario democrático-revolucionario más como medida de la función social de determinado contenido
radical, consiste en una interpretación idealista de la relación -si se desea ser objetivo-, es imprescindible la
ideológico
existente entre el ser y el pensar -principalmente idealista utilización del principio marxista-leninista del enfoque histó-
objetivo- en la que se observa una insistente tendencia a rico-concreto. Una muestra particular es el caso de la influen-
aumentar los elementos del materialismo, ya presentes en su cia del positivismo en José Martí, sobre todo en su etapa de
interpretación del mundo desde la primera etapa de su evolu- madurez filosófica, es decir, de 1882 a 1895.
ción, sin que por esto se produzca la ruptura total con la ca-
lidad filosófica definida. Es cierto que el positivismo, desde que surgió, en la primera
mitad del siglo XIX en Europa, representó en la filosofía y en
El contenido filosófico del pensamiento democrático-revolu- la sociología una imagen anticientífica y reaccionaria de los
cionario del Maestro, estimulado por su propia personalidad, intereses objetivos de la burguesía explotadora, que trataba
y condicionado histórkamente por la situación económica, de dar una visión ideológica del capitalismo, que encllbrin Ir!
politica, cultural y social en general de Cuba en la segunda esencia de sus verdaderas contradicciones. Acción ideológica
mitad del siglo XIX, desprende un mensaje emancipador, que que intentaba sustentarse en el avance extraordinario que se
se fortalece bajo la influencia de la asimilación de importan- estaba dando en las ciencias particulares, la técnica y la in-
tes logros de las ciencias naturales y sobre todo, como dijera dustria.
Marx en sus “Tesis sobre Feuerbach”, de la “actuación revo-
El positivismo de Augusto Comte, Herbert Spencer, y otros
lucionaria, práctico-crítica”, constituyendo así la filosofía de representantes de esa con8cepción idealista subjetiva del mun-
Marti el fundamento de una actitud profundamente optimista
do, también se hizo sentir en América y de forma especial en
y progresiva ante las posibilidades reales del hombre en su
la parte sur del Continente, en la que no pocas veces se levan-
actividad cognoscitiva y de transformación revolucionaria.
taron para alabar los esquemas de desarrollo económico, y sus
Aquí conviene introducir una digresión teórica importante.
mecanismos internos propuestos en Europa y los Estados Uni-
La eficacia histórica de determinado contenido ideológico de- dos de Norteamérica. Específicamente en Cuba, las concepcio-
pende en gran medida de sus fundamentos científicos, aunque nes positivistas fueron asimiladas parcialmente y bajo un pris-
no se puede reducir a estos. En el análisis de la función social ma ajeno a las consideraciones válidas en las circunstancias
que puede desempeñar un contenido ideológico debe tenerse europeas de mediados del siglo XIX. En la patria de Martí, con
en cuenta también otros aspectos: sus estructuras económicas y sociales distintas en gran medi-
da a las existentes en Europa y, sobre todo, por el atraso
científico y cultural, diversos puntos de vista del positivismo
a) las particularidades del contenido ideológico en cuan- significaban un paso adelante en el pensamiento y una mues-
to a esencia, composición, tendencia de desarrollo, tra de las ansias de saber y de progreso en contra del idea-
etcétera; lismo absoluto y la metafísica.
AKUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS td4RTIANOS 383

José Martí no asimilo las concepcioucs mas anticientíficas del


positivismo, es más, adoptó una posicion crítica con re>ncct(, El idealismo presente en la etapa de madurez del pensamiento
a algunos de sus fundamentos noseológicos 1. mctodolo_?icc,\. t’ilosófico de Jose Martí, tiene fundamentalmente su sustenta-
LOS elementos de positivismo en la filosofía martiana nad:r ción en concepciones que se originan y se manifiestan mas
tienen que \‘t’r con la negación que hace esa filosofía de Ia exis- insistentemente en el período que va de 1869 a 1881. Concep-
tencia de la realidad objetiva y del principio de la co(Tnoscibi- ciones que luego se atenúan por la acentuación de elementos
lidad del mundo, o sea, su agnosticismo, nada ticne>que \.c‘!. de materialismo, como resultado de la asimilación de diver-
con el intento de situarse por encima del materialismo y C>I sos logros del conocimiento científico natural, y sobre todo
idealismo y la negacibn del contenido objetixo del con;)ci. dc la mtensificación de la actuación práctica revolucionaria,
miento. aunque no desaparecen del todo. Un lugar importante dentro
de esas concepciones es el referente a la existencia del ser
El positivismo de Martí se manifiesta dilcctamentc cn conccll- complejo.
tos como cl de la “razón práctica”, que ocupa un lunar im-
portante en la noseología martiana. Martí dice: LOS criterios de Martí sobre la concepción compleja del ser
Z
se pueden sintetizar en tres tesis fundamentales:
Yo no afirmaría que debo existir superiormente a como
existo yo, Si no tuviese en mí razones prácticas para colir- 1) Cada forma individual de existencia del ser es expre-
probarlo.- sión de la unidad de lo material y lo espiritual. Unidad
Razón práctica no quiere decir razón material, sino razón en la que ambos elementos constitutivos coexisten, sin
que esta interrelación implique una conexión de engen-
experimental.
dramiento de uno por el otro en ninguno de los casos.
Yo no afirmaría la relación constante y armrínica del es- Martí dice concretamente: “Que cada grano de materia
níritu y el cuerpo, si yo mismo no fuese su confirmación. traiga en sí un grano de espíritu, quiere decir que lo
[“Juicios”, O.C., t. 19, p. 3621. trae, mas no que la materia produjo el espíritu: quiere
Se acoge así al postulado positivista de la verificación, que decir que coexisten, no que un elemento de este ser
no es otra cosa que la absolutizaciún de la comprobación dc compuesto creó el otro elemento” (“Sección constan-
la verdad por la comparación por la experiencia, la observa- te”, La Opinión Nacional, 15 de junio de 1882, O.C.,
ción y el experimento, como métodos universales del conoci- t. 23, p. 317).
miento, y su demostración. Es Martí quien afirma: “El hom-
bre no debe creer sino lo que puede demostrar. E! mundo es 2) En la relación coexistencia1 del espíritu y la materia,
el papel activo y ordenador le corresponde al primero.
bello, la humanidad adelanta. komte ha dicho la verdad. Le En el Cuaderno de apuntes número dos, que contiene
cs lícito al hombre esperarlo todo, pero creer sólo en lo d(a- anota,ciones, escritas durante su primera deportación
mostrable le es lícito” (Courtlandt Palmer”, O.C., t. 13, p. 3.50). a España (de enero de 1871 a octubre de 1874), comen-
La concencion de Martí acerca de que los frnómenos sociales es- ta brevemente los criterios filosóficos de Jaime Bal-
tán sujetos a leves naturales tiene una connotación esnecial mes2 acerca de los fenómenos sustanciales y los fenó-
por su orientación hacia una explicación científico-naturalista menos accidentales. Martí escribe que Balmes reconoce
de la sociedad, lo que está muy por arriba de las cor~ccnciones que el alma es sustancia como sujeto en que se experi-
diáfanamente idealistas. Sin embargo, esa idea martiana no mentan modificaciones y dice a continuación: “Para
deja de tener la marca del positivismo. La misma tiene ~11s mí es más, es esencial, es activa, es sujeto que los hace
puntos de contacto con el intento del positivismo de c!?contrar experimentar.
fórmulas de desarrollo social que se sustenten en la seguridad “ili ;3. materia cs sustancia pasiva. El alma es nk que
ofrecida por el auge de las ciencias naturales, lo que surues-
tamente brindaría garantías para un desarrollo csf,j.blc‘ dcl sustancia” [Cuadernos de apuntes, O.C., t. 21, p. 651.
orden social. Es interesante apreciar que bajo cl nrisma mar- 3) El hombre es la manifestación más excelsa del ser
tiano, condicionado por la situación histórica-concreta, diver- natural, es concebible sólo como unidad de lo espiri-
SOS elementos del positivismo pasaron a formar paiíc de una tual y lo material, unidad que en la materia depende
concepción filosófica del mundo, amante del verdadero saber del espíritu y viceversa. El espíritu humano, según
científico e interesada por la liberación nacional y el desarro-
llo social. 2 JAnc Bakn~s. Filósofo catakín idealista, nacido en Vich en 1810 y muerto CTI 1848,
representaba junto a Sanz del Ríos, un destacado pensador de la España del Siglo XIX.
3$-i 4SY?RTO
~_~__ DEL CI'STRO DE EST?'DIOS %í.ARTIASOS ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 385

Martí, es el elemento activo, ordenador y eterno, que los que han vivido bien, ni para los que les conocían de cerca
cuando el cuerpo cansado ya abandona el mundo de las virtudes. Morir es seguir viaje” (“En casa”, O.C., t. 5, p-
los seres I.ivos, se rencuentra con el ser encamaclun 464) .
del todo universal. En este sentido dice: “la vida hu-
mana no es toda la vida” (“El Poema de2 Nicígara”. Es fácil comprender que talcs considcracioncs martianas en-
O.C., t. 7, p. 236). Martí consideraba que la vida no SC troncan directamente con determinados aspectos del espiri-
podía limitar a la existencia en la tierra, sino que esta tualismo. Es verdad que el espiritualismo -al igual que Alar-
se proyecta y realiza en el alma extrahumana que existe tí-, reconoce la inmortalidad del alma y la existencia limi-
como torrente inigualable. En este sentido es aconse- tada del cuerpo en el tiempo y el espacio. Sin embargo, Martí,
jable hacer una aclaración. a diferencia del espiritualismo, opina que, el alma o espíritu
humano es parte de la naturaleza. Es uno dc los clemente-
El espiritualismo es un componente necesario de toda la filo- básicos del ser humano, por cierto, lo esencial y rector. La
sofía idealista, independientemente de su forma histórica. El creencia martiana de la existencia del espíritu no se basa en
idealismo filosófico de Martí también está marcado por e!c- la contraposición de este y la materia. Todo lo contrario, pre-
mentos de espiritualismo. Sin embargo, no debe considerarse supone su coexistencia e interrelación natural y por tanto
a Martí como un espiritualista clásico. Sobre todo si el len- panteística.
guaje teórico que utilizamos es el de la filosofía de Marx,
Engels y Lenin. Pero la distancia entre Martí y el espiritualismo se acentúa
en otros elementos más. En todas sus formas, el espiritualismo
El espiritualismo está presente en la filosofía martiana en la tiene en común algunas tesis fundamentales. Entre ellas se
medida en que el hombre de Dos Ríos se adhiere a la doctrina destacan las siguientes:
del separatismo del alma, cuestión esta que se aprecia sin
muchas dificultades en sus múltiples trabajos literarios y pe- 1) Niega la existencia de la realidad objetiva, dei “mundo
riodísticos. externo” independientemente de la corkencia. Directa
En el Cuaderno de apmtes número uno, Martí escribe: “el o indirectamente reduce toda realidad material a ob-
alma post-existe y si post-existe, y no nacemos iguales, pre- jeto inmediato de la conciencia.
existe, ha pasado por distintas formas” (O.C., t. 21, p. 43).
2) Se haya estrechamente ligado a la religión y al misti-
Bajo la misma orientación filosófica que la del fragmento an- cismo, así como al espiritismo y reconoce abiertamen-
terior -en el Cuaderno de apwztes número ocho, escrito entre te que no tiene nada de común con la ciencia.
los años 1880 y 1882-, seííala:
3) Considera que en la conciencia se encuer,tran los datos
allá en otros mundos, en tierras anteriores, e!l que firme- adecuados para la “construcción” di: la naturaleza y
mente creo, como creo en las tierras venideras, -porque la sociedad, así como los elementos fundamentales para
de aquellas tenemos la intuición pasmosa que puesto que llegar a Dios o a un principio divino en particular,
es conocimiento previo de la vida revela vida previa- y
a estas hemos de llevar este exceso de ardor de pensa- 4) La defensa de la tradición y de las instituciones en las
miento, inempleada fuerza, incumplidas ansias y descon- cuales encarna, ya que la tradición es interpretada como
soladoras energías con que salimos de esta vida; -allá, en la manifestación en el “mundo humano” del “priwipio
tierras anteriores, he debido cometer para con la que fue divino”, que se revela en la conciencia. Esto conduce
entonces mi patria alguna falta- grave, por cuanto está al conservadurismo político, a llamar a los hombres a
siendo desde que vivo mi castigo, vivir perpetuamente renunciar a los bienes terrenales y a poner fin a sus
luchas por el mejoramiento de la vida sobre la tierra.
desterrado de mi natural país, que no sé donde está [O.C.,
t. 21, p. 2461. Los elementos de espiritualismo contenidos en el ideario fiko-
También en esa misma línea de pensamiento y refiriéndose a sófico de Martí no son suficientes para emparen:al.lo con re-
Joaquín Baralt y Celis y a Rodrigo Ponce de Léon, plantea en presentantes de esa doctrina religioso-idealista y anticientífica
1895: “De la estación de la vida acaban de salir, allá en tierra como Cousin, Maine de Biran, H. Bergson y otros.
de Cuba, dos cubanos que tienen larga y fiel familia en Nueva A Martí le es ajena la idea de la construcción mental de fa
York”. Luego continúa: “La muerte no debe ser penosa para naturaleza y la sociedad. Además, para él los fenómenos tan-
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 387

gibles -entitindai;c materiales- existen independientemente no es la toma de conciencia del sujete. de la existencia de la
de la conciencia !- son l-ef!tijados ~OI- cl hombre. idea enajenada, como opinaba Hegel.
Por otra parte, c! :~moï 7, c ja sabid:iií4 científiCa, Cl reconoci- Según Martí, “no hay nada más útil que deseai- cwocer la for-
miento del ndp;i p3si:ix.o ClL:c‘ Cl c’rr:l::peña nzre. el hombre 1:~ mación de nuestro mundo, >- sus cambios y épocas, y las rela-
labor inyesl;gatiya 3’ ~i descubrimiento de Ias causas y leyes, ciones de !cls objetos que lo pueblan, y la transformación de
que rigen a 103 fenómenos natur-ales, su actitud r?nticlericahsta unos y otros, que es tan ordenada y maravillosa” (O.C., t. 23,
y el rechazo a toda forma de religiGn establecida, como ins- p. 267). Dice, además, que “conocer las causas posibles, y usar
iitución v como reflejo fantástico de las relaciones entre los los medios libres y correctos para investigar Ias no conocidas,
hombres-y la naturale/ía y entre los propios hombres, separan cs ser fil:jsofrJ” (“Juicios”, O.C., t. 19, p. 362).
a Martí del misticismo religioso absoluto y del agnosticismo En Martí está bien clara la idea de que el h>mbrc- asimila
anticientífico del espiritualismo. teóricamente el objeto, lo refleja subjetivamente, idealmente,
pero que a la vez existe una diferencia de principio entre el
El espiritualismo postula el conservadurismo político y la
reflejo y lo reflejado. Martí opina que el objeto exterior existe
resignación espiritual ante el “castigo terrenal”, como expre-
independientemente del conocimiento y que es anterior a este.
sión de la voluntad divina y única vía de lograr “el bienestar
“El sujeto”, dice Martí, “no puede pensar sin que existiese
celestial”. Martí fue cl fundador y dirigente máximo de un
antes la cosa sobre la que piensa. La cosa pensada es una
partido político, organizado en torno a un programa social y y anterior: el pensamiento del sujeto sobre ella es posterior
político que interpretaba las aspiraciones históricas de las fuer- y otra: he aquí la dualidad inevitable que destruye la imposible
zas patrióticas en la segunda mitad del siglo XIX en Cuba.
Identidad” (Cuadernos de npurltes, O.C., t. 21, p. 57).
Aspiraciones que giraban alrededor de la revolución y la crea-
ción de una nueva república. Revolución v república que eran Pero, además, criticando a Balmes, que opinaba que la certeza
un no radical al autonomismo, al anexiol;ismo, a la dependen- se forma sin actos reflejos Martí decía: “la vista o el tacto o
cia colonial y a todo intento de negar la realización progresi- nuestra inteligencia nos dan la inmediata seguridad en la ver-
vamentc social del pueblo de Cuba. El hombic: que hizo de la dad de lo que inmediatamente vemos a nuestro lado, y conce-
patria motivo de “agonía y deber”, convirtió su idealismo fi- bimos, y tocamos” (C ua d elnos
. de nptiiztes, O.C., t. 21, p. 5q).
losófico, cargado de un sentimiento moral, en un arma de lu- “Los sentidos nos trasmiten las sensaciones. Las sensaciones
cha y no de resignación. son producidas por los objetos exteriores” (Cuaciernos de
En Martí la religiosidad 210 es acatamiento ciego de la volun- apuntes, O.C., t. 21, p. 53). Es indiscutible que tales enuncia-
tad divina. Adquiere así el “sacrificio” del hombre, el simbG- dos son claras expresiones de elementos de materialismo en
lico lcarácter de la lucha por cl bienestar general. la interpretación martiana sobre la relación noseológica entre
el sujeto y el objeto.
La tendencia al aumento do elementos de materialismo, que R.ecordemos a V. 1. Lenin cuando en su obra político-filosófica
se manifiesta en la etapa de 1882 a 1895, tiene sus anteceden- Materinlismo y empiriocriticistrlo, afirmaba: “Así, pues, la teo-
tes teóricos en la primera etapa de la evolución de la filosofí:i ría materialista, la teoría de la reflexión de los objetos por el
de Martí. pensamiento está aquí expuesta con la más completa claridad:
Las reflcyiones de Marti acerca de la relación noseolhgica entl~ fuera de nosotros existen cosas. Nuestras percepciones y re-
el sujeto y el objeto, sobre todo en lo que respecta al princ.ipio presentaciones son imágenes, de las cosas”. (Obras completas,
de la cognoscibilidad dei mundo, la diferencia entre el reflejo Buenos Aires, Ed. Cartago, 1960, t. XIV, p. 108-109).
v lo reflejado, el punto de origen del conocimiento, muestran La realidad, que es dada al hombre por sus sensaciones, ocupa
ía existencia de una concepción permeada por criterios mate- un lugar muy importante en la concepción martiana de la na-
rialistas. turaleza, es una de las partes indispensables de ella. Para el
JOsé Martí reconoce la posibilidad real del sujeto para cono- Maestro, la naturaleza no es, como para Hegel, ulia forma de
cer el objeto. Se ubica al lado de aquellos que solucionan fa- existencia del espíritu, o sea, la idea absoluta enajenada. Tam-
vorablemente el segundo aspecto del problema cardinal de la poco es comparable su concepción con la de Mac-h, quien afir-
filosofía. Sin embargo, no hizo como Hegel y otros filósofos maba que la naturaleza es el complejo de sensaciones de un
idealistas. Martí opina que el conocimiento debe proporcionar sujeto. La concepción martiana de la naturaleza 112 coincide
al hombre las leyes de las cosas, de la naturaleza, y, por tanto, con la del materialismo, pues, “concebir materialistamente la
ANUARIO DEL CEKTRO DE ESTUDIOS M4RTIANOS
388 ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 389

La meditación sobre los aportes de las ciencias naturales y el


naturaleza no es sino concebirla pura y simplemente tal y esfuerzo por la asimilación profunda de los acontecimientos
como st> nos presenta, sin aditamentos extraños [. .]” (Fede-
importantes en el mundo científico, llevaron a Martí a que se
rico Engels: Dialktica de la Tl(ltlll-ali?ca, Ciudad de Mkico, Ed.
solidarizara con las teorías científicas de vanguardia sobre e!
Grijalbo, 1961, p. 168). hilartí sí inclu!.c elementos :tjenos a la
origen de la tierra, de la vida y del hombre, Fin que por esto
misma en su concepto. Naturaleza es, opina Martí,
abandonara su característica actitud crítico-analítica. En la
el pino agreste, el \Fiejo roble, el bravo mar, los ríos que divulgación de los conocimientos científicos-naturales de la
se van a la mar como a la eternidad vamos los hombres: época, el Maestro desempeñó un papel destacado. A través de
la naturaleza es el rayo de luz que penetra en las nubes y sus crónicas periodísticas resaltb el significado que le atribuía
se hace arcoiris; el espíritu humano que se acerca y eleva al pensamiento independiente con respecto al conocimiento
con las nubes del alma, y se hace bienaventurado, natura- tradicional.
leza es todo lo que existe, en toda forma, -espíritu y cuer- Martí escribió profundas e interesantes consideraciones cien-
pos, corrientes esclavas en su cauce, raíces esclavas en la tifico-filosóficas, que enjuician, según su criterio, los méritos
tierra, pies esclavos como las raíces, almas menos esclavas y las insuficiencias noseológicas sobre la preparación natural
que los pies. El misterioso mundo interno, el maravilloso de las condiciones necesarias para el surgimiento de la vida
mundo externo, cuanto es deforme o luminoso u oscuro, orgánica, la esencia de la vida, el origen de las especies, la
cercano 0 lejano, vasto 0 raquítico, licuoso 0 terroso, re- aparición del ser humano, sobre como se trasmite de un ser
gular todo, medido todo menos el cielo y el alma de los a otro la existencia, la herencia y otros muchos problemas pro-
hombres cs naturaleza [“Juicios”, O.C., t. 19, p. 3641. pios de la discusión científica. En su condición de divulgador
conciente del significado práctico y cognoscitivo del saber cien-
En el concepto de Martí de la naturaleza no aparece por nin-
tífico expone:
guna parte su sujeción a la acción divina de un Dios ni SU
creación por el espíritu universal. No obstante, Martí consi- Dos grandes exámenes ocupan hoy a los filósofos: el exa-
dera tan natural al cuerpo como al espíritu del hombre. Según men de la tierra, y el examen de la vida [ . . . ] estas mo-
el Maestro, naturaleza es lo tangible y lo intangible. Tal con- dernas verdades sobre la naturaleza de la tierra y la del
cepción es propia del panteísmo, el cual desconoce la existen- hombre, preguntadas a los esqueletos humanos, y a las
cia de un dios o espíritu personal, sobrenatural y tiende a ate- diversas capas sobre que vivimos, especie de inmensos es-
nuar las distancias entre lo realmente existente y lo supuesta- queletos térreos: todas estas modernísimas teorías, no
mente divino. Engels lo dice en su Ludwing Feuerbach y el fifz halladas en las caprichosas nebulosidades del espíritu, si-
de la filosofía clásica alemana: no en las huellas solemnes que los hechos geológicos han
dejado tras sí [O.C., t. 15, p. 1941.
desde Descartes hasta Hegel y desde Hobbes hasta Feuer-
Son bastantes las referencias que Martí hizo sobre las teorías
bach, los filósofos no avanzaban impulsados solamente
de la evolución, principalmente de la de Darwin. Al ordenarlas
como ellos creían, por la fuerza del pensamiento puro, al
contrario. Lo que en realidad los impulsaba era, principal- cronológicamente se aprecia que el Maestro se va identifican-
mente, los progresos formidables y cada vez más raudos do cada vez más con sus postulados principales. No obstante,
de las ciencias naturales y de la industria, En los filósofos en honor a la verdad, es acertado decir que en sus enjuicia-
materialistas esta influencia afloraba a la superficie, pero mientos se manifiesta la influencia de su concepción compleja
también los sistemas idealistas fueron llenándose más y del ser y también del principio de la verificación positivista.
más de contenido materialista y se esforzaron por conce- No obstante, lo más importante es que en general se produce
bir panteísticamente la antítesis entre el espíritu y Ia ma- una evolución en favor de posiciones tendentes al materialis-
teria [Obras escogidas, Moscú, Ed. Progreso, 1971, p. 30-J. mo en su concepción del mundo. Así vemos que, si en el tra-
bajo escrito en 1882 sobre el libro de Vignoli El mito y Za
El panteísmo existente en la concepción martiana de la antí- ciencia, al referirse a las teorías evolucionistas expresa con
tesis entre el espíritu :- Ia materia, que se acerca a las posicio- admiración “i ni que mucho que eso fuera cierto!” (“Sección
nes del materialismo, tiene como una de SUS causas principa- constante”, t. 23, p. 316); ya para 1884, al comentar el libro
les la asimilación crítica de importantes logros de las ciencias de Robert C. Adams, Evolución: indice de evidencia, dice: “la
naturales. Tal situación aumenta considerablemente en la eta- doctrina de la evolución, impotente aún para explicar todo el
pa de madurez filosófica de José Martí. misterio de la vida, no se opone a la existencia de un poder
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supremo, sino que se limita a enseñar que obra por leyes na-
turales y no por milagros. No ataca su existencia, sino que ob-
serva que es distinta su manera de obrar de la que se venía
creyendo” (“Libros 5ue1.o~” O.C., t. 13, p. 443).
Pero es más, llega n afirmar qu t’ Só!cJ obser\.ando los postula-
dos científicos de la íeoría de la evo!uc;&, se podrá desentra-
ñar la confusión que aún ofrecía, wgún su criterio, la forma-
ción de la vida. Así escribió:
pero la biología no resolver3 los problemas, ni desvanzce- “Los genios”, di,jo Raúl Roa, “obedecen iambiGl1 ;: las Ii,!eh
rá la confusión que aún ofrece la formación de la vida, si inexorables del espacio >. cl tiempo y mientras más de su iris-
no busca la respuesta a sus preguntas por las vías que tanfc y de su medio sea el poeta, el pensador o cl revolucitina-
derivan de la teoría de la Evolución: que con nombre más ric. más dilatada resonancia tendrán su acento, su mensaje o
comprensivo y seguro, aunque no tan aparentemente cla- su conducta en la historia” (“Rescate y proyección de Martí”,
ro, pudiera llamarse, por lo universal de la vida, en esencia Siere eufoqnes marxistas sobre José Murtí, La Habana, Ed.
idéntica y varias formas armónicas, la teoría de la expan- Política v Centro de Estudios Martianos, 1978, p. 22-23). La
sión análoga [“Las leyes de la herencia”, O.C., t. 13, p. maduración teórica de Martí y su actividad revolucionaria
4261. constituyeron el fundamento de una concepción del mundo,
que en su desarrollo fue cada vez más un reflejo exaclo de
Los conocimientos científico-naturales, analizados, asimilados
la realidad, fue una imagen fiel de su mundo, en SLI época, de
y comentados por José Martí, favorecieron la evolución de su ahj su perdurabilidad histórica. El realismo político de José
pensamiento filosófico -núcleo de su concepción del mundo-, Martí tiene su explkación en la unidad indisoluble que existe
sobre la base del fortalecimiento de criterios que se acercaban entre su pensamiento y su acción. Carlos Marx apuntb diáfa-
paulatinamente a los postulados del materialismo. Pero, ade-
namente que, “la vida social es, en esencia, práctica. Todos
más, al profundizar en problemas tan complejos como los del los misterios que descarrían la teoría hacia el misticismo, cn-
origen de la vida y del hombre, y los procesos de su desarrollo cuentran su solución racional en la práctica humana y ?n la
cualitativo, su interpretación del mundo se hizo más comple- comprensión de esta pktica” (ob. cit., p. 403). Martí com-
ta. Tales conocimientos adquirieron su significado metodoló- pTcndió las complejas condiciones v las P‘rigencias histórica;
gico, convirtiéndose en instrumento para la comprensión de de la práctica humana :.evo!ucionaris. y bajo 1~ influencirì dc-
la diversidad fenoménica de la naturaleza y la sociedad, del terminante de esta actncí, concientc, como dijera él mkmo de
carácter concatenado e histórico de ellos. Se hizo más dialéc-
que, “confiar en lo que no se conoce no mejora mundos, sino
tico su pensamiento. trabajar en ello“ (“Cartas de Martí”, 0.C.. t. 9, 13. 464).
Con una concepción objetiva y flexible, Jos6 Martí interpretó
las necesidades históricas de su pueblo; penetró profunda-
mente en los aspectos esenciales de la guerra de liberación na-
cional, que darían la independencia política a su patria; en los
factores objetivos y subjetivos que posibilitarían el kxito de la
misma; en las experiencias combativas y políticas de la guerra
anterior; en el papel determinante de las masas populares en
la realización de la historia; en los vínculos existentes entre
la economía y la política y entre esta última y la guerra: en
los nexos existentes entre la economía y la vida espiritual de
la humanidad, y, sobre todo, en la actitud agresiva del impe-
rialismo norteamericano y la tendencia a su actuación expan-
sionista en el Continente. Con conocimiento de causa actu&
por hacer realidad el objetivo fundamental de su obra revolu-
cionaria, la que le dio sentido a su vida: el lopro de la indc-
pendencia de Cuba y la creación de una república justa y dc-
ANUARIO DEL CENTRO DB ESTUDIOS MARTIANOS -
392 ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
393
DEL IX SEMINARIO NACIONAL JUVENIL
DE ESTUDIOS MARTIANOS
Esta labor, cuya culminación ha tenido lugar en este IX Semi-
nario, en modo alguno puede quedar aquí concluida, sino debe
ccristituir un nuevo punto de partida para continuar profun-
dizando en la temática escogida. El seminario de estudios
Discurso de clausura martianos,
diferentes
ustedes lo saben, es una actividad
fechas de celebración
que, si bien tiene
en los distintos niveles, no
recesa en todo el año. Su esencia, radica, precisamente, en
FERNANDO VECINO ALEGRET que los integrantes de cada equipo estudien, sistemática y
constantemente, la obra martiana. En esto se encuentra, sin
duda, la importancia, la utilidad y la trascendencia de este
fructífero movimiento.
La celebración del Seminario Nacional Juvenil de Estudios En los ya lejanos años de la década del veinte, la aguda visión
Martianos se ha convertido ya, nos complace comprobarlo, en política de Julio Antonio Mella, le hizo escribir:
una hermosa tradición de nuestro país en relación con el es-
tudio de la vida y de la obra fecunda de nuestro Héroe Na- Hace ya mucho tiempo que llevo en el pensamiento un li-
cional, y el propio hecho de que haya devenido un fuerte mo- bro sobre José Martí, libro que anhelaría poner en letras
vimiento de masas es palpable demostración de la vigencia de imprenta [ . . . ] Tanto lo he pensado, tanto lo he amado,
del pensamiento de José Martí y del infinito amor con que que me parece un viejo libro leído en la adolescencia
nuestro pueblo revolucionario recuerda, venera y hace realidad [ . . . ] De todas maneras este libro se hará. Es una nece-
el ideario de sus héroes. sidad, no ya un deber para con la época. Lo hará esta
pluma en una prisión, sobre la puerta de un barco, en el
El acto de hoy, en que clausuramos este noveno Seminario, vagón de tercera de un ferrocarril, o en la cama de un
dedicado a saludar el Segundo Congreso de nuestro Partido, hospital, convalesciente de cualquier enfermedad [ . . .1
nos ofrece ocasión propicia para expresar algunas ideas en tor- U otro hará el libro, cualquiera de mis compañeros, her-
no a esta importante actividad. manos en ideales, más hecho para el estudio que para la
acción, Pero hay que afirmarlo definitivamente, el libro
En realidad, si medimos la importancia de los seminarios ju- se hará. . . Es necesario que se haga. Es imprescindible
veniles de estudios martianos en función del tiempo transcu- que una voz de la nueva generación, libre de prejuicios,
rrido desde la celebración del primero -hace apenas nueve y compenetrada con la clase revolucionaria de hoy, escri-
años- puede parecer, a primera vista, que este lapso no es bra este libro [ . . . ]
suficiente para medir la historia de un movimiento politico-
cultural. Si, en cambio, se analizan sus resultados, se observa Mella no llegó a escribir este libro; sin embargo, a los revolu-
que el Seminario es ya una realidad sin precedentes en la vida cionarios de hoy, compañeros, nos complace el hecho de que,
cultural de nuestra patria y que merece toda nuestra atención, se ha escrito no uno, sino muchos libros sobre Martí. Nos llena
respeto y apoyo por las infinitas posibilidades que este movi- de satisfacción comprobar que, sobre todo después del triun-
miento encierra para la educación política, moral y estética de fo de la Revolución, se ha estudiado a Martí y se ha escrito
nuestra juventud. Sirva como muestra de ello el hecho de que sobre Martí para darle su real y profunda dimensión histórica.
Es necesario continuar estudiándolo en las distintas facetas
este año la impresionante cifra de 78 305 jóvenes a todo lo
de su pensamiento y sentirse siempre inconformes con el ni-
largo y ancho del país, organizados en 12 165 equipos de es- vel de los conocimientos que se vayan adquiriendo con rela-
tudio, han estado enfrascados en el análisis de distintos aspec- ción a él. Esta necesidad está dada, fundamentalmente, por
tos de la vida, la obra y la significación histórica de José Martí. la actualidad revolucionaria que mantiene y por su tremenda
El propio Martí escribió en una ocasión que “se afirma un fuerza ideológica.
pueblo que honra a sus héroes”. Y la labor que ustedes han
realizado estudiando a Martí, seguramente ha contribuido a Como todos ustedes conocen, Martí no es, para los revolucio-
afirmar en cada uno el sentimiento patriótico y la visión inter- narios cubanos, una simple veneración teórica, ni se le estudia
nacionalista, como jóvenes herederos del pensamiento mar- tampoco por una simple motivación intelectual. La obra del
tiano. Maestro es, ante todo, un inagotable arsenal de ideas, una
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~--.- .--~ ~~~ - ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTUVOS
395

sólida fuerza revolucionaria para la lucha que desarrollamos ver:irse cn hermosa esperanza para la humanidad que aún vive
cada día, un pilar fundamental en el que se asienta nue>tro bajo la terrible explotación capitalista; la vigencia de su pen-
sistema nacional de educación. samiento y de su obra lo hace así alcanzar una dimensión uni-
le]-sal, a la par que su trascendencia histórica lo convierte en
Se ha dicho, con razón, que Martí cs parte de la llistoria de! entrañable compañero de acción para los hombres de hoy. No
pensamiento social más avanzado de su época en este Coílii- q;~remos decir, con ello, que intentamos situar a Martí dentro
nente y uno de sus más grandes genios políticos, el que toda- de las ideas socialistas. Del estudio de su ideario y de sus con-
vía puede considerarse en función de guía permanente de Io< cepciones sociales, se desprende que José Martí no fue un
pueblos de nuestra América. Martí ha estado y está preseatc marxista, lo que ya ha sido apuntado en reiteradas ocasiones.
en todos los momentos de nuestra Revolución, a lo largo de Precisamente su extraordinaria significación histórica radica
su desarrollo histórico. Desde el inicio de nuestro proceso ha er: que, sin ser socialista, se proyectó en su praxis política,
estado presente su pensamiento revolucionario. En su histó- tiZtndo respuesta a los problemas de su tiempo. Por ello, a un
rico alegado La historia me absolverá, el propio compañero enjuiciamiento sereno y certero no puede escapar el hecho de
Fidel lo señala como “el autor intelectual del Moncada” y cita que él es, sin duda, un precursor del ideario socialista de la
en diversas ocasiones las palabras del Maestro. Porque la Re- Revolución Cubana, papel que le viene dado por el contenido
volución Cubana, ustedes lo saben, es una sola, desde que la de sus ideas y por la esencia de su pensamiento político.
inició Carlos Manuel de Céspedes en La Demajagua, hace ua
más de cien años, que, siguiendo un camino ascendente, ha Es importante destacar, en este sentido, que en Martí existe
sabido estar siempre a la altura de cada momento histórico. una clara y definida toma de posición ideológica y política en
Nos llena de profundo orgullo revolucionario proclamar, hoy conrra del colonialismo y en contra, como señalábamos ante-
que conmemoramos los ciento veintisiete años de SLI natalicio, riorm.ente, de la amenaza que significaba para nuestra Amé-
que el ideario martiano está incorporado a nuestras invirtas rica el creciente poderío de los Estados Unidos. Si bien es
banderas de combate. cierto que Martí no se planteó el problema de Cuba a partir
de la confrontación de clases, sí se proyectó consecuentemen-
Es necesario destacar, por ello, que José Martí da a la gucrt’a tc para dar solución a la problemática fundamental de la lucha
de independencia de Cuba, la tónica de ser la más avanzada anticolonialista y al establecimiento, en la república que él
de las revoluciones democráticas y anticolonialistas de ‘su luchaba por fundar, de una legislación avanzada, puesta verda-
tiempo, hecho dato, en lo fundamental, por la comprensión deramente al servicio de las grandes masas populares. Advier-
de la amenaza que constituía el desarrollo imperialista en los te así, a su amigo y compañero, Carlos Baliño, acerca de que
Estados Unidos y la denuncia del mismo, no ya en el marco la revolución no era la que harían en la manigua, sino la que
nacional, sino también en la esfera internacional. La protun- habría que hacer en la república.
didad del pensamiento revolucionario martiano se qbserva,
la investigación histórica ha demostrado que Martí no pudo
igualmente, en la fe infinita en las capacidades y posiblhdades
abarcar en todas sus facetas el fenómeno imperialista moderno
del pueblo para la lucha inclaudicable; en su acercamiento ,a por la sencilla razón de que en la época en que el Maestro
la clase obrera, puesto de manifiesto en la notable presencia realizó su campaña revolucionaria por la independencia de
obrera en las filas del Partido Revolucionario Cubano funds-
Cuba y Puerto Rico no estaban definidos totalmente todos los
do como expresan sus Bases, para lograr con el concurso de componentes de esa fase superior y última del capitalismo,
toAos los hombres de buena voluntad, la independencia de que serían analizados en este siglo por Lenin, en quien coin-
Cuba y fomentar y auxiliar la de Puerto Rico. cidieron la genialidad y el método, cuya resultante es el concl
Toda nuestra historia reciente confirma la poderosa herencia cido ensayo El imperialismo, fase superior del capitalismo.
moral y revolucionaria que nos legó el Maestro. De él se pue- Sin arribar a la generalización científica de Lenin -cuestión
de afirmar que fue un verdadero revolucionario, porque fue imposible en las condiciones históricas en que se desewolví?
capaz de estar a la altura de las exigencias de su tiempo, POY- ‘l4ar rí---, ‘iï~~tio Héroe Nacional previó el F%dvcnimiento de!
que fue, también capaz de luchar por la transformación +l fenómeno y el peligro inmediato que ello significaba para las
mundo, porque fue capaz de buscar, mediante la acción pfac- AnGllas y el resto de América. Es decir, que la genialidad polí-
tica concreta, un futuro mejor para SLL pueblo. Esto fue José tica de Martí radica, entre otras cosas, en haberse planteado
Martí, pero fue más aún. La acción transformadora emprendi- la lucha independentista de Cuba, no simplemente como una
da por él trasciende las fronteras de nuestro pueblo, para con- acciún revolucionai-ia de fronteras meramente nacionales, sino
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
306 ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
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Y agrega de inmediato: “Cuanto hice hasta hoy y hartí, es para


haciendo suyos los destinos de esta América nuestra, tan !rlis- eso. En silencio ha tenido que ser y como indirectamente, por-
tinta y tan distante de la otra que no era nuestra, pero que ya que hay cosas que para lograrlas han de andar ocultas, y de
pugnaba por apoderarse de lo nuestro. proclamarse en lo que son, levantarían dificultades demasiado
Resulta oportuno recordar que en carta del 13 de septiembre recias para alcanzar sobre ellas el fin”.
de 1892, ya constituido el Partido Revolucionario Cubano, .jc Las ideas contenidas en estas frases -tan cercanas y tan co
dirige como Delegado del mismo al general Máximo Gí>mez, so- nacidas por todo nuestro pueblo- expresan mucho del bata-
iicitando el concurso del noble dominicano en la contienda llar antimperialista que implicaba aquella guerra para aque-
independentista. En dicha carta, donde reconoce una vez rn& llos tiempos y para el futuro. Y es particularmente significativo
los altos méritos de Gómez, al ofrecerle la responsabilidad de la marcada intención de precisar su posición ideológica, sus
General en Jefe del Ejército Libertador, no pasa por alto el objetivos y sus férreas y profundas convicciones, a pesar de
reiterar nuevamente los propósitos que persigue el Partido su conciencia de que aquellas cosas debían andar ocultas para
ron la independencia de Cuba y Puerto Rico: “asegurar la it:- ser logradas.
dependencia amenazada de las Antillas y el equilibrio y el por-
venir de la familia de nuestros pueblos de Amkrica”. Y agre- Señalábamos al inicio de nuestra intervención la ineludibk
* “para la libertad y el bienestar de todos sus habitantes, y necesidad de que, para nuestros investigadores, constituya un
?l*independencia definitiva de las Antillas”. compromiso permanente el continuar estudiando y profundi-
zando con la obra martiana, en cada uno de los aspectos indi-
En el propio año de 1892, en un artículo sobre el poeta y diyio- cados para estos seminarios. Queremos señalar, además, que
mático guatemalteco Domingo Estrada, precisa: “Es cubano resulta igualmente necesario continuar sin descanso la divul-
todo americano de nuestra América, y en Cuba no pelearnos gación de esa obra: estudiar y divulgar a Martí adquiere espe-
por la libertad humana solamente; ni por cl bienestar irnp.o-
cial relevancia en el marco en que se desenvuelve la lucha ideo-
sable bajo un gobierno de conquista y un servicio de sobornos, lógica contemporánea; no es posible olvidar que nuestros
ni por el bien exclusivo de la isla idolatrada, que nos ilumma enemigos de clase han tratado, y tratan, de negar la objetiva
y fortalece con su simple nombre; peleamos en Cuba para ssc- vinculación del pensamiento martiano con nuestra actualidad
gurar, con la nuestra la independencia hispanoamericana”. revolucionaria. Por ello, en la medida en que nuestro pueblo,
Porque para Martí no eran tan sólo dos islas, Cuba y Puerto y en particular nuestros jóvenes y nuestros niños, conozcan
Rico, las que se iban a liberar: era un mundo el que se estaba más profundamente a Martí y se conviertan con ello en acti-
equilibrando. Equilibrio que significaba confrontación revolu- vos propagandistas de sus ideas, se estará contribuyendo a la
cionaria, lucha de liberación nacional como requisitos para educación politica y revolucionaria de las masas y a la pre-
frenar el apetito voraz de los Estados Unidos sobre la Hispa- paración de estas para la lucha ideológica, contra las fuerzas
noamérica deformada en sus estructuras económicas tras si- retrógadas, en cualesquiera de sus manifestaciones.
glos de coloniaje y de una primera independencia que no fue
realmente tal, en tanto que los males sociales y los vicios pali. La importancia de estas afirmaciones está dada, también, por
ticos lastraban el desarrollo de sus pueblos. la influencia que Martí ha tenido en las más destacadas figuras
de nuestra historia y por la significación que él ha tenido en
Este enfoque del problema principal de su tiempo está conte- el pensamiento y en la acción de todos los honestos luchadores
nido en el Manifiesto de Montecristi, en la carta de 25 de mar- a través de los años de la república neocolonial. El estudio de
zo de 1895 a Federico Henríquez y Carvajal -considerada su la obra martiana y el respeto por ella estuvieron presentes en.
testamento político- y reiterados en su carta póstuma a su nuestros abnegados combatientes comunistas. Martí ha estado
hermano mexicano Manuel Mercado el 18 de mayo de 1895, presente en Fidel a través de toda su obra. Martí ha estado
tan conocida para todos los cubanos. En esta última, con ple- presente, en una palabra, en todo aquel revolucionario cubaio
na conciencia del riesgo objetivo que acompaña a cada comba- que se haya entregado de lleno a la lucha por el avance de la
tiente, dice: “Ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida justicia, de la dignidad y de la transformación política y social
por mi país y por mi deber -puesto que lo entiendo y tenw de nuestra patria. Entre los muchos ejemplos que nos ofrece
ánimos con que realizarlo- de impedir a tiempo con la in- de ello nuestra historia, queremos evocar, a modo de emocio-
dependencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Es- nado y cálido homenaje, a la querida compañera, recientemen-
tados Unidos y caigan, con esa fuerza más sobre nuestras tie- te fallecida, Celia Sánchez Manduley. A su sensibilidad e inte-
rras de América”.
WL’ARI0 Dfi: CENTRO DE ESTL’DIOS hlARTIANOS
398 ____.__~ -__- ANLARIO DEL
_~___-- CENTRO DE -___-
ESTLDIOS hi4RTIANOS
399

ligencia le era profundamente querido y cercano el ideario de El estudio de la vida y el pensamiento de Xlartí requiere de
José Martí y- sin duda, la fuerza revolucionaria de Celia, su Inosotros un estudio profundo v permanente de la historia co-
amor por los pobres de la tierra, su incondicional entrega a knial de Cuba y de AmGrica, sin descuida:- tampoco cl estudio
la causa del pueblo, tu\-ieron como fundamento ese idcario. de aspcc;us escxncialzs de la historia dc Ep.t;la !’ <‘(: ¡CJ Estadus
La encontramos, ají, realizando. junto a su padre y a un grupo L’nidos.
dc hacestos martianoi, una visita a la tumba del Maestro, cn EI estudio de la obra del illae\tro demanda de todos nosotros,
c! Cemcnl::rio de Sdi;t&l Ifi ::nia, ei 19 de malc) de 1953, para y de manera especial de ustedes, ,jóvencs investigadores, un
oponer-x, con este gesto sencillo, a los hipócritas honores ofi- nivel cada vez más alto de naest1.n preparación histúrica y
ciales que la tiranía batistiana había organizado a propósito filosófica. Tenemos que armarnos con las herramientas teóri-
del centenario. cas del marxismo-leninismo para poder interpretar adecuada-
mente cada momento de la vida de Martí. De ahí la importan-
Record.\mos a Celia, cn aquella iniciativa de colocar el busto cia de nuestra preparación que debe ser cada 1.c‘~ más sGlida
del Maestro en !a cima mjs alta de Cuba, como símbolo con- y profunda.
trastante de la corrupción moral en que los lacayos del impe-
rialismo yanqui querían sumir a la República. Pensamos en He aquí, compañeros, un principio que debemos aplicamos
ella, en SU hermosa condición de protagonista de una revolu- todos: tenemos que ser mejores marristas-leninirtas para ser
ción que reconoce y hace suyo el pensamiento martiano. Y mejores martianos.
la recordamos, eu este Seminario Juvenil de Estudios Martiu- Pienso, asimismo, que una de las mrjores formas clc: saludar
nos, como custodio de los documentos del Maestro, eztrega- los diez años que cumplen el próximo año los seminarios ju-
dos a ella por el profesor Gonzalo de Quesada, y que consti- veniles de estudios martianos puede ser la de perfeccionar
tuyen un preciado tesoro de nuestro patrimonio nacional. todas las vías y métodos de urientacibn v asesc. ::mieuto cien-
tífico y mstodológico a los equipos de estudios martianos.
Queremos resaltar, en este día, el serio y positivo aporte que
está haciendo el Centro de Estudios Martianos con la publi- Para esto será necesario lograr mayor y mejor participación
cación de valiosos materiales cuyo enfoque constituye una va- desde la base misma, por parte de los profesores de los dife-
liosa orientación para el trabajo con los documentos martia- rentes niveles de educación y, de manera esnecial, los de ia
nos. Estos materiales contienen intervenciones de dirigentes de educación superior en sus respectivos cenkos.
de nuestro Partido y de autorizados investigadores marxistac- A pesar de los logros alcanzados hasta el momento, a pesar
leninistas que esclarecen conceptualmente los aspectos funda- de la creciente vinculación de nuestros jóvenes al estudio de
mentales de enfoque de la personalidad de José Martí. Estos la obra de Martí, no debemos nunca darnos por satisfechos
materiales deben servir de apoyo y de consulta sistemática pa- y es necesario ser más exigentes en el aspecto cualitativo de
ra la labor investigativa de ustedes. este trabajo.
Es muy importante, además, para los jóvenes estudiosos que En otro orden de cosas, y en aras de este interk que despierta
se dan cita en los seminarios juveniles de estudios martianos el estudio de Martí y de la exitosa continuidad de estos semi-
en todos los niveles, el no descuidar el estudio de los compo- narios, consideramos que por todos los que de una forma u
nentes histórico-sociales que son imprescindibles para estudiar otra estamos comprometidos institucionalmente con estos
y comprender a Martí. ES necesario, por ejemplo, estudiar eventos, se debe contribuir por todos los medios a nuestro al-
cance para que se domine con profundidad la metodología
!as características de la época histórica en que vivió Martí, de
orientada por la Comisión Nacional. De la misma forma, de-
las relaciones económicas internacionales, de Ias relaciones de
bemos propiciar que los profesores de los diferentes niveles
producción dominantes, así como las formas y matices que re-
educacionales y los especialistas en la obra martiana se vincu-
+,ten estas en Cuba, en la América Latina y en los Estados
len cada vez más a las labores de los seminarios, como modo
Unidos. De igual forma, urge documentarse acerca de la his-
de lograr un asesoramiento más directo y eficaz a los jóvenes
tol’ia de los procesos políticos que atravesaron los países don-
integrantes de los equipos, que redunde en la superación de
& vj,i~ .-j’ ‘:“,ae<,;rr_); t<>cfo ello sustenkado -desde Iwgo- cn cl
estos.
único mbtodo cicntifico para abordar dicho estudio: ei del ma-
terialismo histórico que, como es sabido, constituye la base Es justo reconocer las valiosas intervenciones que los especia-
metodoiógica pz<a el est-udio de los fenómenos de la sociedad. listas, todos ellos prestigiosos investigadores de la obra mar-
400 ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 401

tiana, han realizado en este IX Seminario, así como la par- tro jefe y guía, el compañero Fidel. Y esta actitud nuestra
ticipación que muchos de ellos, a través de estos nueve años responde, estoy seguro de ello, a la más íntima esencia del
de trabajo, han tenido en las distintas comisiones, en las que pensamiento del Maestro. El quería que la ley primera de
han ofrecido interesantes orientaciones que han contribuido nuestra república fuera el culto de los cubanos a la dignidad
a enriquecer posteriormente los trabajos de investigación. La plena del hombre. Nosotros, los revolucionarios cubanos, po-
experiencia de esta participación constituye, en realidad, un demos afirmar, con la plena dignidad conquistada por la san-
estilo de trabajo que se debe establecer en todos los niveles gre y el sudor de nuestro pueblo admirable, que, como dijo
del Seminario. Es necesario, como una manera de continuar Fidel en el Moncada, traemos en el corazón las doctrinas
elevando la calidad y el rigor de los trabajos, que se utilicen, del Maestro y en el pensamiento las nobles ideas de todos
desde la base misma, en cada municipio, en cada centro docen- los hombres que han defendido la libertad de los pueblos.
te o laboral donde se constituyan los equipos, los mejores
recursos intelectuales de que se disponga. Indudablemente, el En este año, en que todo el país se prepara para celebrar, con
valor del asesoramiento adecuado y de la orientación oportu- inagotable entusiasmo, el Segundo Congreso de nuestro Par-
na radica en que en ellos descansa buena parte de la calidad tido, deben tener ustedes una mayor dedicación a la obra de
de estos eventos, especialmente para aquellos niños y jóvenes, Martí. En las nuevas tareas que nos plantee el Partido, estará
estudiosos y trabajadores que, en número cada vez más cre- presente su legado patriótico; en los nuevos combates frente -a
ciente, tenemos el deber de iniciar en el estudio de la obra de nuestros enemigos estará presente Martí, vivo para siempre
José Martí. Por supuesto que, al hacer estas consideraciones, en la entraña misma de su pueblo; en nuestro diario trabajo
hagamos palpable realidad de este hermoso precepto martia-
.en modo alguno pretendemos que estos estudios se conviertan
no: “;La mejor manera de decir es hacer!”
en algo tan complicado, que ~610 personas de alto nivel cul-
tural o de preparación especializada, sean capaces de realizar- iVIVAN LOS HÉROES Y MhRTIRES DE L.4 PATRIA!
los. De lo que se trata es de garantizar la esencial información
histórica y al correcto enfoque que deben ser requisitos indis- IVIVA NUESTRO GLORIOSO P;\,RTTW COMUNISTA!
pensables para el estudio de las distintas facetas del pensa-
miento y de la acción de nuestro Héroe Nacional. MAFCTf !
j VIVA
No queremos concluir estas palabras sin expresar nuestra
cálida felicitación a cada uno de ustedes, que constituyen la j VIVA FIDEL!

representación de la base, y que han llegado hasta el evento


JPATRIA 0 MUERTE!, iVENCEREMOS!
nacional por la calidad de sus trabajos. Estoy seguro de que
regresarán todos a sus provincias con renovados bríos para
aprender cada día más de Martí, para estudiar sus obras,
para penetrarse de la belleza y de la profundidad de su estilo
literario, para admirarse de la universalidad de su cultura,
para comprender su visión política, para compenetrarse con
él en su profundo amor por la gran patria común que es nues-
tra América.
Cada uno de ustedes, los jóvenes y los niños que tanto amó
Martí, deben estar listos para vivir a la altura de los trascen-
dentales acontecimientos que marcan esta luminosa época
de la historia de nuestra patria socialista. Son hermosos y
difíciles estos tiempos, y todos debemos estar preparados para
enfrentarlos con decisión, valentía y coraje revolucionario.
Cada uno de nosotros, con amor profundo por la patria y por
el socialismo, está lleno de confianza en el triunfo de nuestros
principios marxista-leninistas, en la sabiduría de la acertada
dirección de nuestro glorioso Partido Comunista, y de nues-
miento de nuestra juventud de la meritoria obra creadora del
autor de Versos sencillos, Ismaelillo y 3’ersos t’il>res, subrayan-
do su calidad de intelectual revolui!,naric> c11 todos los ór-
denes del quehacer literario. Anticoionialismo, antimperialis-
Declaración final mo, internacionalismo, latinoamericanismo, entrega a la causa
ci< 1~s opriI,ild:Js, con,ribución al char;oilo de nuestrr! -ultul-a
!I;!k:ona! v latinoamericana, elementos todos d- la acción \- cl
perLWini&to martiano , se han integrado a n’uestrl: eduracio,,
poIí:~ca y cultural, de una manera coherente v riguru-
- ^_. samente fundamentada, lo cua! pone de reliere la importancia
ideológica del Seminario y la presencia militante de la obra d.:
El IX Seminario Nacional Jmrenil de Estudios Martianos ¿r)Il- Marti en nuestra ideología revolucionaria marxista-leninista.
C~L~VC SUS labores. En el CLWSO de las sesiones de trabajo de-
La Generación del Centenario y todos los revolucionarios cu-
anri,;-olladas de-l 24 a! 28 c?e enero, en los albores de este signifi-
banos, dirigidos por Fidel, se inspiraron en el ejemplo de
cativo año del II Congreso del Partido Comunista de Cuba,
Martí pues, a! decir de! Che, “coII10 se levanto con los prime-
estudiamos con singur .ar cuidado, y discutimos, con seriedad ros patriotas y como sufrió la cárcel a los quince anos; >
y camaradería, las ponencias presentadas en este evento na-
como toda su vida no fue nada más que una vida destinada
cional.
al sacrificio, pensando en el sacrificio y sabiendo qur el sa-
En el curso de las lecturas v de los debates desarrollados en crificio de Cl era necesario para la realidad fulura, para esta rea-
cl Seminario, se puso de relieve lo que ya es tradicional en lidab revolucionaria que todos ustedes viven hoy”.
tan importante acontecimiento ideológico y- cultural: las con-
Martí nos ensenó esto a nosotros también. Nos enseñó que
diciones revolucionarias y artísticas de Jose Martí, solo pue-
un revolucionario y un gobernante no pueden tener ni goces
den ser apreciadas mediante la investigación científica. Para
i,i vida privada, que deben destinarlo todo a su pueblo, al
ello contamos con los principios metodológicos del materia-
pueblo que lo eligió, y lo manda a una posición dx responsa-
lismo dialéctico e histórico, poderoso instrumento para pe-
netrar en los hechos históricos y en la obra escrita de nuestro bilidad y de combate.
Héroe Nacional. Pertrechados de este método riguroso, nues- Nunca antes en nuestro país se ha desarrollado un movimi.w-
tros resultados confirmaron e hicieron avanzar más nuestra to de tan amplias proporciones y que acerque masivamente a
comprensión del importante papel histórico desempeñado por las nuevas generaciones al ideario martiano, como el que se
Martí en su tiempo y en el nuestro. ha logrado a través del Seminario. Por ello nos proponemos
eliminar las deficiencias que aún subsisten y elevar cualitati-
Porque como dijera hace exactamente hoy veinte años el he- vamente las investigaciones, difundir la interpretación correc-
roico comandante Ernesto Guevara, “antes que naciera todo ta de José Martí y apoyar la extensión de ios trabajos del Se-
este impulso libertador del pueblo cubano, Martí había naci- minario Nacional Juvenil de Estudios Martianos en nuestros
do, había sufrido y había muerto en aras del ideal que hoy centros de estudio, de trabajo y unidades militares respectivas,
estamos realizando”. para alcanzar mejores resultados en el X Seminario, el cual
Delegados e invitados hemos comprobado en nuestra indaga- se dedicará a salludar el IV Congreso de la UJC.
ción, el liderazgo indudable de José Martí en la preparación Los partl’ripantes en este evento, concicntes de la atención
de la revolución del 95, cuyo inicio, hace ochenticinco años, que presta nuestro Partido a la lucha ideologica con;cmpo-
estamos conmem,,rando. Hecho formidable en que se reve- r6nea, agudizada por la agresividad imperialirra, concc;!~mos
laron sus dotes como organizador e ideólogo del Partido Re- especial 2.1e 77- ; 4 ,y ?, !2 -y&:facj~rl ( .:f- j ;(if,a 6.2 12s tzrg;i.-crsa-
vol:J.cionario Cubano, \:ehículo unitario que ordenó, disciplino c-iones ticl pensamiento rn?:‘ix:lo ?.:Y ta:, c, íoc n~ñcx. adoles-
y oriento a los revolucionarios cubanos de su época. Primer centes y jiven:.; r3~oInc~onarics “ss cc: ~!:~rom~ter;r-js a pe-
partido político revolucionario que se irguiú contra la e-xpan- r:ctral- r,i>;; ypì?i’Gr profund;.-:;l.d,
. eq I-J
i ,.L Tri da 1~ :;:---
IL :i ile! ?t’iecAsl,ro
sion imperialista de los Estados Unidos. Partido que es hon- para Uai- una rotunda resp-es:a a .!::, q’Le a.:jii n;::, cyL&:;l dis-
j*cso y legítimo predecesor de nuestro Partido Comunista de torsionar el legado ideológico ocl a,it~i;‘ inL~:lectual dc! asalto
Cuba. También se puso de manifiesto el creciente conoci- al cuarte; Moncada.
404 _
ANL’ARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
ANU?!IO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS ~__ _.~__ 405
LIBROS
A nosotros nos corresponde desempeñar un importante papel
en esta confrontación y recordemos, como expresara el Gue-
rrillero Heroico que “las palabras de Martí de hoy no son de
museo, están incorporadas a nuestra lucha y son nuestro em- JOSÉ MARTÍ, GUÍA Y COMPAÑERO”
blema, son nuestra bandera de combate”.
Acerquémosnos a Martí cada vez más, como decía el Che, “sin DENIA GARCf.4 ROKDA
pena, sin pensar que se acercan a un dios, sino a un hombre
más grande que los demás hombres, más sabio y más sacrifi-
cado que los demás hombres, y pensar que lo reviven un poco
cada vez que piensan en él y lo reviven mucho cada vez que La ubicación histórico-ideológica reivindicando su rectorado revo-
actúan como él quería que actuaran. de la revolución de José Martí, lucionario, un grupo de jóvenes
así como del pensamiento y ac- dirigidos por Fidel Castro inicia-
“Recuerden ustedes que de todos los amores de Martí su amor ción de su organizador y líder, ba heroicamente la última fase de
ha sido -y es- uno de los obje la batalla martiana por la libe-
más grande estaba en la niñez y en la juventud, que a ellas tivos de la investigación historio- ración nacional-, este ensayo for-
dedicó sus páginas más tiernas y más sentidas y muchos años gráfica cubana de base científica. ma parte, por derecho propio, de
de su vida combatiendo.” Muchos e importantes trabajos la digna respuesta de las fuerzas
que abordan esta temática se han progresistas ante el alud de fal-
iVIVA MARTÍ, QT-‘E ESTA VIVO! publicado: desde el precursor ar- sedades, tergiversaciones y home-
tículo de Julio Antonio Mella en najes de oropel con que el batis-
iVIVA EL II CONGRESO DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA! el año 26, hasta las actuales valo- tato y la burguesía pretendieron
raciones de los estudiosos de la mancillar la memoria de Martí.
iVIVA NUESTRO COMANDANTE EN JEFE, FIDEL CASTRO! obra de nuestro Héroe Nacional, Pero es, sobre todo, un pronós-
entre los que se encuentran, en tico, basado en datos científicos
primera línea, los máximos diri- del devenir histórico, de lo que
Dada en la Ciudad de la Habana, a los 28 días del mes de enero de 1980. gentes de la Revolución Cubana. ocurriría en Cuba a partir de
ese año: la continuación y con-
El Centro de Estudios Martianos secuente culminación de la labor
acaba de entregar, mediante sus martiana, de acuerdo con las nue-
Cuadernos, una colección de cua- vas condiciones nacionales.
tro trabajos que marcan hitos en
el desarrollo de ese objetivo. El porqué de la persistencia de
José Martí, guía y compaiiero la tarea y de la vigencia de las
recoge algunos de los más impor- indicaciones de Martí, tratandose
tantes analisis que acerca del de un líder de la ultima parte del
tema ha realizado Carlos Rafael siglo XIX, lo explica convicentc
Rodrfguez, uno de los más des- mente C. R. R. a lo largo del tra-
tacados intelectuales cubanos, bajo.
cuya dedicación a las tareas IX+
volucionarias, desde los tiempos
de la lucha contra Machado, DO La frustración del proceso
le ha impedido consolidar una independentista, la presen-
obra ensayística e interpretativa cia opresora del imperialis-
de primer orden. mo norteamericano que
vino a sustituir a la metró-
El libro abre con lo que ya es, a pali peninsular, unifico las
pesar de su hasta ahora escasa tareas de las sucesivas ge-
difusión, un clásico en el ensa- neraciones republicanas con
yismo de tema martiano: “Martí, las que los libertadores se
gufa de su tiempo y anticipador trazaron. [. . . ] Pero no es
del nuestro”. Escrito y publicado sólo eso. [. . . ] Lo singular
por primera vez en el año del de su rectoría histórica con-
Centenario del Maestro -cuando, siste en que supo advertir,

* Carlos Rafael Rodríguez: Josk Martí, guía y compañero, La Habana,


Centro de Estudios Martianos, Editora Política, 1979.
306 AVI,I\RIO
1.-s-: r>fL CENTRO
-_.- DE ESTUDIOS bMRTIAXO6
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ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS .\I4KT14'i1)¡ 407

con penerración z.ahorí, que no socialista; una revolución po- Enjuicia, asimismo, Carlos Rafacl
cue3cias y vaciiaciones pru-
no seria e.xcesivo llamar ge- pular “realizada y orientada por Rodríguez las relaciones de Martí
pias de ese grupo social a
!lial, que la lucha que él y factores democráticos del pueblo, con la clase obrera, que fue un
que pertenecían, v enfre,:- innegable tactor en la evolución
sus cumpafieros hablan em- tar la dirección de? proceso sufragada por la clase obrera de
PI-2ndido. no era rr5s que la emigración”. De dar los ele- de las ideas martianas en rela-
revolucionario con un3 fir-
fas<, vencida la cu n!cntos precisos para probar que cl,n con los Estados Unidos, con
una se meza, sagacidrtd y sentido
pwscnxiría otra faena mu- .blartí IlegG todo lo lejos que se la participación popular cI1 13
de 13 táctica, que muy po
podía llegar en las condiciones guerra que preparaba afanosa-
cos dirigentes pequeñobur-
específicas de Cuba, se encarga mente, y aun con las bases de In
gueses han poseido en cual-
era indispensable: pero pre- el autor, y el valor dc los razona- futura república.
quier país y tiempo.
pararnos para impedir que mientos ameritan la larga cita:
ios Estados Unidos la sus- [. . .] Martí no mira el pro-
Repasadas las condicionantes his- blema obrero con la óptica
tituyeran en su predominio, tóricas y clasistas del liderazgo
afianzar una repíi!>lica dis- A fines del siglo XIX, sin regresiva de quien arrima
revolucionario de Martí, el autor haberse constituido toda;Ga sus ascuas a la burguesía
finta a aquellas que las re- analiza ias características de su
voluciones liberndoras en la un centro socialista como y teme, para la futura repú-
ideario: la radicalidad de sus el que surgiría veinte años blica que está creando, el
América hispana habían concepciones, la inteligencia en más tarde, en una isla sin crecimiento de la conciencia
dado paso, constituía la eta- la determinación de la contradic- base industrial, sometida al proletaria, sino que -dej31ì-
pa ulterior dc ese proceso, ción básica de la fase de la libe- ccloniaje más absorbente, dose llevar a veces de un
sin la cual el objetivo de ración nacional que le tocó dki- los planteamientos de Martí ímpetu romhnlico que le
los combatientes criollos gir, y la flecha lanzada al futuro eran de muv hondo calado hace idealizar aspectos dc
quedaría trunco. al comprender que “con sblo revolucionaho, y su progra- la batalla obrera- expresa
arrojar a España de la isla no ma venía a ser el aia radi- su adhesión inequívoca 11.!a
Asimismo demuestra el autor la terminaba la -obra de afianzar la cal del movimiento libera- protesta kurgcnte del l:ro-
unidad dialéctica entre ese carác- independencia” porque un nuevo dor. Exigir igualdad para el letariado norteamericano, y
ter anticipador de! pensamiento peligro se cernía sobre Cuba y negro frente a los esclavis- anuncia para la pairia qui:
martiano y su condici6n de guía sobre Nuestra América: el impe- tas supervivientes, prome- está fundando, una política
exacto y eficaz de su mom&to rialismo norteamericano, que ter tierra a los campesinos asentada en el afkn de s:IL~s-
histórico. Este último elemento Martí veía desarrollarse ante sus y emigrantes a expensas de facer las aspiraciones que
:e la pareja dialéctica lo enfoca ojos. las grandes propiedades él juzga Icgítimas y que
Carlos Rafael Rodríguez a partir los monopolios yanquis dz
inactivas, afirmar el dere-
de la estructuración clasista de No se trata, como a veces cho del pueblo a ejercer la sus días americanos niegan
nuestro país en el siglo x1x y los sucede con los caudillos ex- dirección revolucionaria, abruptamente.
faL,!c:res que inciden en el perfil cepcionales, de un simple era acometer a plenitud las
de Ia revolución independentista atisbo adivinador. En Martí tareas de la revolución de A la excelente lección de tipo
cubana. la idea de que América debe mocráticeburguesa. Lo otro metodológico que ofrece Carlos
precaverse contra la ofen- tendría que realizarlo un Rafael Rodríguez en este ensayo
Aband,:nado [. . .1 el lideraz- siva inminente, es toda una partido de la clase obrera hay que sumar la función de res-
go revolucionario por los teoría política. Revísense con una ideología proletaria cate de la significación martiana
burgueses de finales de si- sus trabajos y cartas sobre y revolucionaria. Sólo cuan- que tuvo en su momento y que
glo,-incapaces de igualar a la Conferencia Monetaria de do aparecieron en el esce- continúa teniendo actualmente.
sus predecesores del 68, Washington y se encontrara, nario histórico los bolchevi-
Cuba se encuentra en una sin necesidad de lupa auxi- ques bajo la jefatura de Como bien indica la nota preli-
situación específica :J casi liar, el cuerpo inicial de esa Lenin y Stalin (en 1905, diez minar del propio autor, el dis-
excepcional. No existe entre doctrina. [. . . ] Ttidr5 verse afios después de morir Mar- curso pronunciado en la Unión
ìlcxsotros , en ese instante, entonces cómo va surgiendo tí), se planteó la tesis de la de Escritores y Artistas de Cuba
una clase obrerF 13 bastan- en él la médula de una pos- hegemonía prcletaria en la en el año 63, es un puente entre
te numerosa y @\ílutinada tura antimperialista confir- revolución democráticebur- el ensayo de diez años antes y
poZ!icamente pk‘u hacerse mada después, frente a cada guesa y su transformación el discurso-conferencia dictado en
caso y sin desvíos ocasio- en revolución socialista, de- la Universidad de La Habana en
cnles. sarrollando, con genialidad 1972. Separados cada uno de ellos
propia de los dos grandes por casi un3 década, la publica-
conductores, las ideas ger- ciijn conjunta de los tres traha-
L’no de los aspectos más impor- minales expuestas por Marx jo; Semuestra varias cosas, entre
t:iiiìr‘s de! ensayo que glosamos y Engels en 1848, cuando las ellas la confirmación de ia juak-
es la c’efkición dei tipo dc re- guerras civiles de Francia za de los planteamientos de Car-
lucibn que propugnaba Martí: ya y Alemania. los Rafael Rodríguez en el ensayo
no liberal burguesa, pero todavfa
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS NARTIANOS EsTuDIos
408 ANUARIO DEL CENTRO DE ~~ARTMNOS
409

del 53, y por tanto, la validez de tenientes era capaz de rea- en el proceso de desarrollo 1 sus concepciones filosóficas y su
la metodología marxista en el lizar, como Carlos Manuel histórico y económico a la ubicación político-ideológica, ca.
analisis de una situación o figu- y los suyos, la hazaña de suerte de los dominadores, racterizada por la comprensión
ra histórica; y la vigencia del ponerle fuego a su propia otra porción, desvinculada de la tarea histórica que le corres-
ideario martiano en las distintas riqueza porque era necesa- del usufructo de las fuerzas pondía y por la previsión del pe-
ctapas de nuestras luchas. rio para lograr la indepen- productivas siquiera como ligro imperialista. Y
dencia de su Dueblo. Tuvo copartícipe lejana, ve la li-
Aunque se “retornan conceptual- Cuba a Fidel. - beración como parte de un cuando José Martí habla de
mente” los planteamientos en tor-
proceso que también le “imperialistas” en la frase
no a Martí presentes en el ante [. . .] los dirigentes de la re- corresponde, y comprende célebre a Manuel Mercado,
rior trabajo, hay en el discurso volución martiana de 1959 que la emancipación es la no lo hace ya sólo en el
del 63 factores de análisis dife comprendieron el momento única capaz de garantizarle tono de quienes hablan del
rentes: el que habla no lo hace en que vivían y entendieron el señorío de su independen- imperialismo de la Roma
ya desde una patria esclavizada, con toda claridad lo que cia como patriotas y el de- del pasado, sino en el tono
sino desde un país que ha entra- José Martí habría entendido sarrollo de su personalidad nuevo de quienes, sin haber
do en la construcción del socia- si hubiera vivido en nuestro dentro de la sociedad en llegado todavía a escudriñar
lismo, y aún puede decir: propio tiempo y no en la que vive. a la manera de Lenin el
Cuba y en la Norteamérica fenómeno, sin embargo se
La Cuba socialista de hoy de finales de siglo. Y de aht dan cuenta de la naturaleza
puede acercarse a José Mar- Y como Martí fue expresión de
que si la revolución de 1959 esencial, de las raíces eco-
esa realidad en su momento, y
ti mirándolo de cerca, no lleva al 26 de julio hacia nómicas del mismo y de las
como la figura a la cual se las vías del 7 de noviembre, como “nos da en su obra el
anuncio de la tarea revoluciona- características de ese nuevo
honra para continuar el si el documento formidable imperialismo, que no actúa
curso de la historia, pero ria de hoy, de la revolución lati-
que es La historia me absol- tan solo por la fuerza de
muy en la lejanía, sino verá desemboca inexorable noamericana que está por hacer”,
Martí “tiene mucho que hacer en las armas, sino que tendrá
como un batallador de nues- mente en el Manifiesto co- la penetración en las econo-
América todavía”, como él mismo
tra propia pelea, como a un nz!cnis?a, La historia me ab- mías como su instrumento
hombre con el cual compar- solverá tenía como origen, dijera de Bolívar.
más adecuado.
timos todavía mucha por- como inicio, el Manifiesto
ción de su ideario, porque de Montecristi. Si en las condiciones del 53, la
tarea develadora de la contempo- El remedio martiano al avance
es un hombre situado en el
raneidad del dictado martiano del mal imperialista por Nuestra
centro mismo de la angus- En el utilísimo discurso-conferen-
cia en la Universidad, que tituló debía priorizar la problemática América: la unidad monolítica y
tia de su patria y de las
“José Martí, contemporáneo y cubana -sin dejar de mencionar activa de los pueblos ante el ene-
esperanzas contemporáneas
compañero”, Carlos Rafael Rodrf- la vinculación del Maestro con migo común, conserva su total ac-
de su pueblo.
Nuestra América-, en la Cuba tualidad. Así lo hace ver C. R. R.,
guez profundiza acertadamente poniendo como ejemplo el llama-
Puede, con la nueva experiencia en algunos planteamientos ante revolucionaria, heredera del lati-
histórica, analizar la continuidad noamericanismo de su Héroe na- do de nuestro otro gran líder
riores y analiza otros que tam-
de la tarea liberadora hasta su cional y que se sabe parte inse- latinoamericano y universal:
bién prueban la contemporanek
última fase, que necesariamente, dad del ideario martiano. parable del continente mestizo,
para que aquella sea auténtica, no es extraño que Carlos Rafael Fidel, en sus varias compa-
debe conducir al Socialismo. Es insoslayable, tanto desde el Rodríguez -sin dejar de recono- recencias núblicas de Chile
punto de vista histórico como cer la actualidad martiana en su -donde nos ha dejado todo
[. . .] la Revolución tenía metodológico, la valoración de la patria- enfoque la vigencia de un proceso de enseñanza de
que hacerse y la Revolución escisión de la pequefia burguesfa los postulados de Martí, desde la estrategia y tácticas revolu-
se hizo, y el pueblo, en el de los países dependientes en perspectiva del resto de la Amé- cionarias que debemos apre-
momento en que cuajaron cuanto a la liberación nacional. rica Latina. surarnos a estudiar- señaló
todas las fuerzas históricas Y esto no sólo para el enfoque los límites inmediatos de la
necesarias para llevar ade- correcto de Martí, sino incluso Para llegar a ello, se refiere con revolución latinoamericana
lante la Revolución, tuvo el para comprender la realidad ao objetiva claridad a los distintos cuando precisó que se tra-
guía que la historia produ- tual de muchos países de Nues aspectos del ideario martiano y taba ahora de unir a todas
ce cuando esas fuerzas es- tra América y del mundo subcle a los factores que inciden en él. las fuerzas de potencialidad
tán cuajadas. Tuvo el pue- sarrollado: Expone el autor las ideas de Mar- revolucionaria en América
blo a un hombre que no tí acerca de las razas, de la clase Latina contra el enemigo
había surgido de la clase En nuestros países coloni- obrera, de la que “supo ver el común, el imperialismo nor-
obrera, que no había surgi- zados ocurre en la zona de papel histórico”, aunque “convie- teamericano. Definió tarn-
do siquiera de la pequeña la pequeña burguesía una ne siempre recordar que esto lo bién estratégicamente las
burguesía, pero que vinien- dualidad histórica: mientras acerca a nuestras posiciones, sin fuerzas coincidentes en esa
do de la clase de los terra- una parte de ella se vincula identificarlo con ellas”. Analiza revolución, incluyendo no
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTIIDIOS MARTIANOS
410 ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 411

tan sOlo al yi-oletariado r+ ric.nnista por .Martí: desde el des-


volucionario y sus vanguar- s:::;r-imiento inicia1 en el Mexico
dias. no l,lr, sólo a los cam- del año 75 hasta la certidumbre,
pesinos c~pIotados, Si;10 ci ,sde su pussto “bajo el águila
también n fuerzas sfc!oria- !erribie” de i:~ Confcrelicia ,zIe
les como los militares ca,-2.- nei.i?‘ia. de que “el desdén del OTROS LIBROS
ces de icllt’r una posición vecino formidable, que no la ce
nacionalista, antimper-ialis- I: re, es ei peligro mayor dr nues-
ta, y los cristianos de diver- tra America”, y su decisión, ca-
sas confesiones que se in- llada, de impedirlo.
corporaran con honestidad
a la revolución ernancipa- Cuba SG ufana de esa entrc-
dora común. ga de su gran hombre a lo
que es, ahora más que nun-
Y como ca, una causa necesaria. To-
davía los gigantes se cnci.
la revolución latinoameri- man sobre esta parte arne-
cana es la revolución contra ricana que es la nuestra.
el imperialismo norteameri- Todavía es la hora del re-
cano, no es la revolución del cuento y de la marcha
socialismo inmediato [. . .] unida. José Martí: On Education. Arti- landés Drie Hefden), el libro, de
el “no socialista” Martí, nu cles on Education Theory and bella presentación, recoge cuatro
tiene nada de retrasado Pedagogy, and Writings for Chil- textos fundamentales de La Edad
para el comienzo inexorable KO caben dudas de que la pre- dren for the Age of Gold, Nueva de Oro: “Las ruinas indias”, “EI
de esta revolución latino- sente edición de los trabajos de York, Monthly Review Press, 1979. Padre las Casas”, “Tres h&oes”,
americana. Carlos Rafael Rodríguez consti- y “Un paseo por la tierra de los
tuye un hermoso aporte a la bi. anamitas”, presentados por una
Dentro de la misma temática de bliografía martiana, que agrade- -Este es el tercer volumen pro- nota introductoria: “iQuién fue
la contemporaneidad de José cerán no sólo los estudiantes y ducido por el valioso empeño de José Marti?”
Martí, la segunda parte del dis- estudiosos de la obra de Martí, Philip S. Foner de estimular en
curso está dedicada al intelectual que afortunadamente ya son casi los Estados Unidos el conoci-
rcvoiucionario que fue Martí y a todo ei puebio cubano, sino aqUa miento de Martí. (Los anteriores J. Grigulevich: José Martí. El pre-
la función que en este campo 20s que se inicien en Ia maravi- fueron Imide the Monster y Our cursor de la Revolución Cubana,
específico todavía realiza. Las ta- l!oca aventura de tratar de pro- America. El cuarto, y último Moscú, Ed. Ciencia, 1979. CEn
reas pedagógicas: literarias, nrtis- fundizar en su pensamiento. previsto de la serie, contendrá ruso.]
ticas que desarrolla cl pueblo re- textos martianos acerca del arte -El prestigioso académico sovié-
José Mar?í, guía y conzpañero, nos
voIucio:?ario de Cuba tienen tam- y la literatura.) Ahora el lector tico José Grigulevich, a quien se
bién en el &3Aaestro su anticipador da, con la visión autorizada de angloparlante recibe un conjunto deben numerosas páginas buenas
y su mejor modelo. uno de nuestros rná7 sólidos pen- de importantes escritos de Martí acerca de riquezas históricas de
sadores marxistas, la prasec-3a en torno a la teoría y la práctica nuestra América, ha publicado en
El último trabajo de ia selecciór, constan!e. batalladora y ejemplar educacionales, y, como comple Moscú este interesante estudio de
“Discurso en el CmItro cultural dc quien habiendo sido guía de
su tiempo hirtó-rioc, ncs acompa- mento afín, una selección de tex- Martí en ruso. A sus virtudes in-
JosC Martí, de México”, comple- tos de La Edad de Oro.
menta los estudios anteriores: en ña hoy en :es tareas de la n:wva formativas, que tanta buena
61 se bosqueja el proceso de apre- fase de su Rel-olución. huella ha de dejar en la URSS,
hensión del concepto latinoame- país donde la obra martiana vie- ’
José Martí: Drie Helden, Sjaloom ne despertando interés hace ya
Odijk, 1979. muchos años, debe sumarse la
justa preocupación del autor por
-Los lectores holandeses tienen revelar un aspecto sustancial: la
en este volumen la oportunidad íntima vinculación de nuestro
de conocer una muestra breve, y proceso revolucionario con quien
muy significativa, de la obra del el mismo Fidel Castro ha llama-
heroe americano de quien la sa- do autor intelectual del asalto al
biduría de Noël Salomon dejó cuartel Moncada y, por consi-
diciío que lo necesitan en el Vie- guiente, del apogeo renovador
ju 12lundo para seguir viviendo. que ese acontecimiento desenca-
Bajo el título Tres kévoes (en ho- denó.
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS kW(TIANOS
4 1 2 AERIO Dí:l CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
413

Contiene: Carta a la madre (Montecristi, 25 de marzo, 18951


BIBLIOGRAFÍA IMARTIANA Carta a María y Carmen Mantilla Miyares (25 de marzo, 1893’
Carta a Gonzalo de Quesada y Benjamín Guerra (Montecrihti
ESERO-DICIEhlBRE 19i9 25 de marzo, 1893) Carta a Federico Hsnriquez y C2majal (Mor.-
tecristi, 25 de marzo, 1895) illanifiesto de Montecristi.

5 Ensayos sobre arte y literatura. SelecciUn y prólogo RobesLl, Fes-


nindez Retamar. Ciudad dc La Habana, Cuba, Edi!orial Letras
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Sobre la crítica de Martí por R.F.R.: p. VII-AXIL’

c [Lecturas martianas] (En: Instituto de la Infancia. Lecturas pcda-


gógicas. Selección de artículos de diferentes autores. Ciudad de
BIBI,IWiRAFíA ACTIf’A La Habana, Editorial Orbe, 1979. p. 3-14)
Contenido martiano: A los niños que lean La Edad de Oro
1 Amistad funesta [Ciudad de La Habana, Editorial Gente Nueva, (tomado de La Edad de Oro). Igualdad de la mujer (Publicado
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1895)]. JUVENTUD REBELDE (Habana) 20 mayo, 1979:2, ilus. cional y religión. Los kindergartens de pobres. La próxima expu-
Publicada bajo el título: En silencio ha tenido que ser. . . sición de New Orleans. La América grande. Escenas mexicanas,
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Ciudad de La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1979. 10 p. l(! --. (En: Instituto de la Infancia. SeleciiUiI de lecturas. Ciudad
(Textos Martianos Breves) de La Habana, 1979. 246 p.)
Publicado en El Avisador Cubano, Nueva York, 10 de octubre Contenido martiano: Los zapaticos de rosa. Meñique (Del francés.
de 1888. de Laboulaye) Meñique (adaptación). El camarcin encantado
4 Discursos del 10 de octubre. Ciudad de La Habana, Editorial de (Cuento de magia, del francés Laboulaye) La muñeca negra.
Ciencias Sociales, 1978 [i. e.] 1979. 72 p. (Ediciones Políticas) Ismaelillo. Versos Sencillos. Versos Libres. La bailarina española.
Reimpresión de la edición de 1977. Los dos príncipes.

Contiene: Discurso cn conmemoración del 10 de octubre de 1868 fl Nuestra América. (En: Tres documentos de Nuestra América.
en Masonic Temple, Nueva York, 10 de octubre de 1887. Discurso [La Habana] Casa de las Américas [1979] p. 31-40, 99-109, 169-178,
en conmemoración del 10 de octubre de 1868, en Masonic Temple, 235243.)
Nueva York, 10 de octubre de 1888. Discurso en conmemoración Esta obra que incluye también la Carta de Jamaica de Simón
del 10 de octubre de 1868, en Hardman Hall, Nueva York, 10 de Bolívar y la Segunda Declaración de La Habana, presenta estos
octubre de 1889. Discurso en conmemoración del 10 de octubre documentos en español, inglés, francés y portugués.
de 1868, Hardman Hall, Nueva York, 10 de octubre de 1890. Dis-
curso en conmemoración del 10 de octubre de 1868, en Hardman 12 -. GRANMA RESWMEN SEMANAL. Suplemento de Literatura
Hall, Nueva York, 10 de octubre de 1891. Cubana. (Habana) 8 abril, 1979: 23. ilus.
Publicado en español, inglés y francés.
5 Drie Helden. Verhalen voor jong en oud [Amsterdam?] Sjaloom
[1979] 94 p. ilus. 13 -. [Presentacibn Centro de Estudios Martianos] Ciudad de
Texto en holandés. La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1979. 15 p.
Selección de La Edad de Oro. (Temas Martianos Breves)
Contiene: iQuién fue José Martí?. Las ruinas indias. El Padre
Las Casas. Tres héroes. Un paseo por la tierra de los anamita?. 14 Qn Education by José Martí. Articles on educational theory and
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1979. 28 p. ilus. (Textos Martianos Breves) [Poesía] Del &lbum de la eminente poetisa cubana ,Mercedes
414 4NUAPIO___- DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
___- ANUARIO DEL CEWRO DE ESTUDIOS MXRTIAKOS 415’

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31 COLINA, CINO. Introducción a José Martí. GRANMA (Habana) 27


febrero, 1979: 4. ilus.
BIHLIOGRAFíA PASI1.A
Título de Roberto Fernández Retamar publicado por la colección
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Sobre ediciones y difusion de esta revista. está hecha del mérito de sus hijos.

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la vocación de los derechos humanos en los Estados Unidos. 36 D1AZ MARTÍNEZ, MANUEL. Mar-ti en Unamuno. GACETA DE
BOHEMIA 71 (7): 11003-103;16 febrero. 1979.iius CUBA (Habana) (17?!: 17-18: r,ayo-junio, 1Wg.

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416 ANL’ARlO DEL CENTRO DE ESTC’DIOS MARTIANOS ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 417

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VENTUD REBELDE. (Habana) 24 diciembre, 1979: [ 11
58 HERNANDEZ NOVAS, RAUL. Un deslinde necesario. Libros. ANUA-
A la cabeza del título: COriginal o copia? RIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS (Habana) (2):
Se trata de un manuscrito que contiene la orden de alzannento 271-277;1979.
del 24 de febrero de 1895 Sobre Un deslinde necesario: los Versos Libres y Flores del Des-
48 Frac de Martí. REVISTA MUSEO (Santiago de Cuba), (1) 12-14; tierro, de Emilio de Armas (La Habana, Ed. Arte y Literatura,
enero-marzo, 1979. ilus. 1978)
49 FR4NC0, JOS6 LUCIAlrrO. Martí en Las Antillas. EL CAIMAN BAR- 59 HBRNANDEZ OTERO, RICARDO LUIS. Colaboración martiana en
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brc, 1978) Bibliografías. ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS 60 HERNANDEZ PARDO, HÉCTOR. “Dicha grande”, escribió el Maes-
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Incluye asientos bibliográficos rezagados. 2. ilus.
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51 GARCIA DEL PIXO, CÉSAR. Martí y la guerra necesaria. VERDE A la cabeza del título: El desembarco de Martí y Gómez por
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52 GARCÍA MARTI, R:!¿‘L. Fidel es un digno continuador del postula- 61 -La obra de Martí no qued6 inconclusa. GRANMA (Habana>
do martiano. Enttwkts por Aldo Isidrón del Valle. GRAKM.% (Ha- 19 mayo, 1979: 2. ilus.
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418 ANUARIO DEL CENTRO DE ESTCDIOS hL4RTIANOS
~~~~ --
_--~-
ASVARIO DEL CESTRO DE ESTLDIOS .U.ARTlAYOS
419

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Fragmento de un !ibro de próxima aparición: Etapn CIÉ cc)n>:~-.~. y CLLTURA (Habaan) (77): 14-19:eneI-u. 1YiY. idus.
ción del Partido Revolucionario Cubano. Sobre el Centro de Estudios Martianos
Incluye texto presumiblemente inédito, escrito en 1894.donado al
64 IZQUIERDO, ESTEL.4. La Conferencia Internacional ..lmericana en Centro en fecha reciente.
la \-aloración dr Alarti. GRANAlA (Habana) 1 cncro. 137.7: 2. Roberto Fernández Retamar responde al periodista sobre el ka-
ccpto dz “democracia reI olucionaria”.
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José Martí. (En: Colloque International, Université de Toulouse, 76 AIUSA, ARNALDO. “Tengo fe en el mejoramiento humano, tengo fe
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Toulouse-Le Mirail, 1979. p. [131]-149) tionbrc, 1976: 2.
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS l\IARTIANOS (Habanz) .4 la cabeza del título:A propósito de un documental de Santiago
(2): 92410; 1979. Alvarez.
Texto en español. 77 [Notas de prensa sobre el VIII Seminario Juvenil de Estudios Mar-
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67 LE RIVEREND BRUSSONE, JULIO. El historicismo martiano en ia Contiene: Martí en coloquio en homenaje a Marine110 y Salomon.
idea del equilibrio del mundo. ANUARIO DEL CENTRO DE ES- Aniversario Martiano [Ciclo de conferencias organizadas por el
TUDIOS MARTIANOS (Habana) (2) : ll l-134; 1979. Centro de Estudios Martianos y la Biblioteca Nacional José Martí;
68 MARINELLO VIDAURRETA, JUAN. La liberación económica. TR4- La esperanza del mundo [Exposición José Martí, la Revolución
BAJADORES (Habana) 5 abril, 1979: 2. Cubana v el Año Internacional del Niño, inaugurada por Jost
Cantón Navarro en el Salón de Exposiciones de 23 y M, en e1
Fragmento de su obra Once ensayos martianos. Vedado] Los niños con Martí [Exposición organizada por la poeti-
sa Rafaela Chacón Nardi y auspiciada por la Comisión Nacional
69 -. La más alta lección. TRABAJADORES (Habana) 21 agosto, Cubana de la UNESCO en colaboración con el Centro de Estudios
1979: 2. Martianos y la Biblioteca Nacional José Martí] Flora martiana
Fragmentos del ensayo leído el 12 de marzo de 1941 en el cicb [Esposición Flora Martiana-Diario cie CampaGa del pintor Jorge
de conferencias organizado por la Sociedad Cubana de Estudios Pérez Duporté, en el taller de cerámica del Parque Lenin] Cente-
Histbricos Internacionales. nario martiano en Regla. Centenario martiano en Guanabacoa.
Martí en la Universidad de Panamá [Ciclo de conferencias ofreci-
70 Martí en el año 20 de la Victoria. GRANMA (Habana) 27 enero, do por Roberto Fernández Retamar] Martí en México. México en
1979. ilus Martí. [Exposición en Santiago de Cuba inagurada por Ernesto
Editorial Madero] Martí en Barandol [Boletín que edita el Taller Literario
71 MELIS CAPPA, RAFAEL. Equipos literarios martianos. Entrevista de la Delegación de Gualdalajara correspondiente al Instituto
[por] María Josefa López. CON LA GUARDIA EN ALTO (Habana) Mexicano-Cubano de Relaciones Culturales José Martí]. Homenaje
18 (1): 26-27; enero, 1979. a Leonor Pérez [organizado por la Asociación de Amistad @ka-
El entrevistado gano primera mención en el Encuentro Nacional rio-Cubana José Martí]. Algo nuevo sobre José Martí en Francia
de Equipos Literarios Martianos de los CDR. [Título publicado por Paul Estrade en el boletín Cuba Sí que
edita la Asociación de Amistad Francia-Cuba]. Concurso Latinoa-
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Un libro que debe escribirse. GRANIMA (Habana) 10 enero, 1979: el Centro de Estudios -Martianos] Concurso Areito-CEM. .
2. ilus.
79 ORAMAS, ANGELA. Una fecha, dos héroes, el mismo amor. ELLAS
‘33 ‘MESA MARTÍNEZ, AIDA. Por penúltima \;ez Martí en Cuba ci;n EN ROMANCES (Habana) 42 (5): [14-151; mayo, 1979
.años atrás. BOHEMIA (Habana) 71 (38): 84-89; 21 septiembre, José iMartí y Hc, Chi Minh.
1979. ilus.
80 -. Una rosa, una oruga y un cardo. ELLAS EN ROAvANCES
Reportaje grafito. (Habana) 42 (1): 94-95; enero, 1979.
74 MORALES, SALVADOR. Las Antillas y el imperialismo noneameri- Sobre el poema La rosa blanca.
cano VERDE OLIVO (Habana) 20 (4): 10-13; 28 enero, 1979. ilus.
A la cabeza del título: 126 aniversario natalicio de José Martí. 81 ORTA RUIZ, JESrJS. Martí en Holguín. GRANMA (Habana) 23
julio, 1979: 2. ilus.
420 AN'GARIO
a- DFL
.. CENTRO DE ESTUDIOS M.kRTIAXOS ANCARTO I>FL
~-~__ CE!iTRO -__-__-.DE ESTUDIOS M9RTIANO~
~-~__- 421

52-. Martí y la revolución de los humildes. GR4N1l.4 íHabana) 411FECO, OSCAR F. 119 puncncias en el Seminarios .\lsr:iaw. IW?HE
24 mayo, 1979: 2. ilus. MIA (Habana) 71 (4): 56-57;26 enero, 1979.
A la cabeza del título: Mi honda es la de David.. . Sobre el VIII Seminario Juvenil de Estudios Martianos.
83 -. Martí y los derechos humanos. GRANMA (Habana: 10 mayo) 91 KODRfGUEZ, CARLOS RAFAEL. José Martí, guía y compañero. La
1979: 2. ilus. Habana, Editora Política, 1979. 118 p. ilus. (Cuadernos de Estu-
dios Martianos)
M Otros libros. ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIA- 4 ia cabeza del título: Cc~lro c!- Estudios 1lar!iano\.
NOS (Habana) (2): 281-282;1979. Contiene: Nota del autor. Martí guía de su tiempo y anticipador
Contiene: Jristo Botev/José Martí: Dvurechie. Selecciún y notas del nuestro. (La ultima Hora. La Habana, 1953). José Martí
de Nikola Indzhov. Tr. de A. Muratov y otros. Sofía 1977. De (UNEAC, 1963) José Martí, contemporáneo y compxiero (Jornada
José Martí: Discursos del 10 de octubre (La Habana Ed. Cien -Martiana en la Universidad de La Habana, 1972)
cias Sociales, 1977) Bases y estatutos secretos del Partido Rew >;; L.ODRlGLJEZ, PEDRO PABLO. El Anuario bobr.2 IMartí. BOHEMT.4
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A la cabeza del título: Comisión del Centenario Poder Popular. 1979.
Contiene: Proyecto de acuerdos Cporl Asamblea de Poder Popular. Sobre Introducción a José Martí de Roberto Fernández Retamar.
La vieja casona [por1 Alberto Acosta. Guanabacoa y Regla; pre-
sencia de Martí [por1 Camilo Domenech. Apuntes de José Martí, 98 SANTOS MORAY, MERCEDES. Empresa de corazón y no de mero
para discursos pronunciados en el fiCe0 htístico y Literario de negocio. CASA DE LAS AMERICAS (Habana) 20 (116): 3-13; sep-
Gmabacoa. Elogio del poeta Alfredo Torrella [por] JOS&Martí. tiembre-octubre, 1979.
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89 PROJOROV, VIACHESLAV. es versos. de José Martí en ucraniano 101-. Los Pinkerton tras José Martí. MONCADA (Habana) 13
URSS (Alo&). (4): 55; abril, 1979.llus. (18): 18-21,46; enero, 1979.
Traducción por Dmitro FavlYcpo de Versos sencillos, Versos 102 Seminario Juvenil de Estudios Martianos, VX. La Habana, 1980.
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por 30~6 Martí. TIANOS (Habana) (2): 263-265;1979.
4K1ARIO DEL CENTRO DE ESTCDIOS MARTIASOS
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104 TOLEDO, JOSEFINA. La puertorriquefia Wdadora de! primer Club
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A la cabeza del título: A los 84 años de su caída en combate, en Contiene: l.- De Ismaelillo. 2.- De Versos Libres, 3.- Flores de!
Dos Ríos. destierro. 4.- De Versos Sencillos. 5.- Versos de diferentes años.
6.- Escenas norteamericanas. 7.- América Latina. 8, De Patria.
Contiene: Máximas deportivas de José Martí.
117Los tres héroes. (En: Ureña Rib, Pedro R. [y] Ma. del Carmen Coz
108 TORRES-CUEVAS, EDUARDO. El Partido Revolucionario Cubano y de Ureña. Letras y hombres. Selección de textos [República Domi-
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ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS A4ARTIANOS (Habanaj
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- _ ~_._1975 .
121 FERNANDEZ RETAMAR, ROBERTO. De Introducción a Marti.
CASA DE L4S AMERICAS (Habana) 16 (93): 33-47; noviembre-
diciembre, 1975.
Contiene: Martí y el mundo colonial y semicolonial. Nuestra Amé-
1973 rica. La batalla social. Final.
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ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 425
424 ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS -__~- -

134 ALMENDROS, HERMINIO. JosC Marti. [Bratisàva, Smena, 19781


Muestra gráfica que formó parte del Primer Premio del Salón 117 p. (Edfcia Auróra)
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Texto en ruso
426 ANIARIO DKI. CLKTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
- __~~.
,4NIJARIO DEL CEYTRO DE ESI-UDIOS M4Rf14NOS 427

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Alvarez, Santiago; 76
La America (New York) ; 9
AmericaHistoria; 15
Amistad Funesta (Bibliografía Pasiva); 127
Las Antillas; 49, 74
Anuario del Centro de Estudios Martianos (Habana); 92
Arias, Salvador; 19
Armas, Emilio de-Un deslinde necesario; 58
Armas, Ramón de; 20, 21
Asamblea del Poder Popular, Guanabacoa; 87
Asociación de Amitad Canario-Cubana; 78
Augier, Angel; 22
El Avisador Cubano (New York) ; 3
Azor HemBndez, Ileana; 23

-B-
Baños, Pedro Cosme; 53
Benedetti, Mario; 25
Benítez, Maria; 26
Bibliografías; 26, 50
Biografias; 139
Bolívar, Simón; 11, 66

-c-
Cahobob, M. A.; 135
Calderón González, Jorge; 27
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
428 429

Callejas, Bernardo; 28, 131


Deportación a España (1879); 95, 100
Cantón Navarro, José; 29, 78
Deportes; 107
Cartas; 7
Derechos Humanos; 21, 83
Casa de la Américas (Habana) ; 78 ‘1; 46
Díaz Albertí, Rafael (1844-
Castro Ruz, Fidel; Il, 52
Díaz Castillo, Roberto: 136
Centro Cultural José Martí, México; 132
Díaz Martínez, Manuel; 36
Centro de Estudios Martianos;
3, 7, 15, 24, 31, 75, 78, 84, 91, 137
Díaz Rozzotto, Jaime; 37
C&pedes y del Castillo, Carlos Manuel de.; 3
10 de octubre de 1868; 114
Cine Cubano; 76
Dill, Hans-Otto; 126
Club Mercedes Varona; 104
Discursos; 4, 93, 114
Colina, Cirro; 31
Domenech, Camilo; 87
Colonialismo; 121
Dom, Nicolás; 39
CObqUe International, Universite de Toulouse, 1978; 37, 40, 42, 43. 55
Dumas, Claude; 40
66, 78, 88, 112.
-E-
Concurso Areito-CEM; 78
El Economista Americano (Nueva York); 15
Concurso La Edad de Oro; 32
Concurso Areito-CEM: 78 La Edad de Oro (Bibliografía Pasiva) ; 19, 98
Editoriales; 70
Concursos; 17, 24
Educación; 34, 147
Conferencia Internacional Americana. Washington, 1889; 64
-Cuba; 110
Congreso del Partido Comunista de Cuba, 1” Habana, 1975; 37
-Filosofía; 14
Cot de Ureña, Ma. del Carmen; 177
Educación Pública; 15
Crespo, Jesus; 16
EgiptoHistoria; 15
Crítica e Interpretación; 8, 69
Encuentro Nacional de Equipos Literarios Martianos de los CDR; 7B
Cruz, Mary; 33, 34
Entrevistas; 52
Cuba. Biblioteca Nacional Jose Martí; 78 Equipos Juveniles de Estudios Martianos; 131
Cuba-Historia-Guerra de los Diez Años, 18681878;4, 38, 114. Estados Unidos-Historia; 15
Guerra de Independencia, 18951898;51. Expediciones; 60. -Política y Gobierno; 15, 21
Revolución, 19.5~; 44 -Vida Social y Costumbres; 15
Cuba. Ministerio del Interior; 57 Estrade, Paul; 42, 78
-CH- Exposiciones; 78
Chacón Nardi, Rafaela; 78 -F-
-D- Fernández Retamar, Roberto; 8, 31, 4346, 75, 78, 87, 121, 137-139.III-
ducción a José Martí; 97, 106
De noche, en la imprenta (Bibliograffa Pasiva); 123 Festival Canario-Cubano; 140
Depew, Chatmcey; 15 Figueroa, Sotero; 105
ASL’AUIO DEL CESTKO DE ESTUDIOS M-\RTIASOS
430 ANCARIO DfX CENTRO DE EST~‘DIOS MARTMNOS
431

Fleites, Alex; 46, 47


I!.yrituto de la Ini,\iicia; 9, 10
Foner, Philip Sheldon; 14
l:;drón del Valle. .4fdo: 52
Franco, Jose Luciano; 49
i-mac!ill~~ cBibliogratía P;;q;\a’: 129
G- J~q:!erdv, Estela; 64
García, Ana María; 53 -- J -
Garcia-Carranza, Araceli; 50 Jackson, Helcrl Hunt-Ramora; 138
García del Pino, César; 51 ?imér.ez, José Olivio; 120
Garcia Martf, Raúl; 52 Jorge Viera, Elena; 141
Gidoni, A. G.; 118 Jornada Nacional Martiana; 30
Gómez Báez, Máximo; 60 Juárez Benito; 20
G6mez Luaces, Eduardo; 53
-L-
Gonzalez Bello, Manuel; 54
Lamennais, Felicidad Roberto de. (1782-1854) ; 124
Grandal, Ramón M.; 122
Lamore, Jean; 65
Gregori Torada, Nuria; 113
Lancha, Charles; 66
Grigulévich, Iosif; 35, 41, 55, 56 Le Riverend Brussone, Julio; 67
Guanabacoa-Historia; 87
Lenin, \ladimir Ilich; 137
Guerra, Benjamin; 7
Lelvis, Bart L.; 143
Guerra, Estela; 57 Leygonier, José; 144
GuiIlCn, Nicolas; 87 y Literario de Guanabacoa; 54, 57, 93, 144
Liceo Artístico
-H- Liceo Artístico y Literario de Regla; 53, 85
Hart Dávalos, Armando; 55 Literatura Cubana-Ensayos; 8
Hemíquez y Carvajal, Federico; 7 -Poesía; 15
Hernández-Chiroldes. Juan Alberto; 18 López, María Josefa; 71
Hernández Novas, Raúl; 58 Lucía Jeréz (Bibliografía Pasiva); 23, 112
Hernández Otero, Ricardo Luis; 59 -M-
Hernández Pardo, Héctor; 60, 61 Madero, Ernesto; 78
Herrera Franyutti, Alfonso; 123 Madrid-Vida Social y Costumbres; 15
Hidalgo Paz, Ibrahim; 62 Manifiesto de Montecristi; 7
Ho Chi Minh; 79, 137 Mantilla Miyares, Carmen; 7
Homenajes; 30 Mantilla Millares, María; 7
Mar-mello Vidaurreta, Juan; 55, 68, 69, 78, 137
-I- Martí en Francia; 78
Ibarra, Jorge; 63 Martí en Guanabacoa; 78
Indzhov, Nikola; 84 Martf en Guatemala; 136
ANUARIO DEL CEVTKO DE ESTUDIOS MARTIANOS ANUARIO DBL CFXTRO DE ESTUDIOS hMRTIA!!
432 _____--____
433

Martí en Holguín; 81 -P-


Martí en México; 20, 40, 78 Partido Comunista de Cuba; 34, 37
hfar-ti en otros idio:ìia;; 3, 12. 14, 41, 55, 89, 116, 118, 125, 133, 134, 142 Partido Revolucionario Cubano; 63, 104, 108, 133, 145
Martí en Regla; 78 Patria (New York); 16, 105
Martí en Santo Domingo; 148 Pavlychko, Dmitro; 89
Martí en Urugiiay; 25 Pela& Rosa Elena; 85
Martfnez, Inocencia; 104 Pensamiento Econ6mico; 27, 68
Marzo, Louis; 84 Pensamiento Político y Revolucionario; 28, 37, 4244, 62, 63, 65.67, 72,
74, 82, 91, 94, 103, 111, 119, 121, 137. 141, 146, 150
Mas, Jose L.; 124
Peralta, Víctor Julio; 115
Masonería-América; 15
Pérez, Leonor; 78, 140
Matamoros, Mercedes; 15
PCrez Duporté, Jorge; 78
Materialismo Dialéctico; 111
PCrez Guzmán, Francisco; 86
Melis Cappa, Rafael; 71
Pérez Pereira, Rafael; 84
Mella, Julio Antonio; 72
Personalidad; 109
Mercado, Manuel; 2
Pinkerton’s National Detective Agency; 101
Mesa Martínez, Aida; 73
Playitas; 60
Monumentos; 17
Poesia-Crftica e Interpretación; 88
Morales, Salvador; 74, 84, 14.5,146
Poumier Taguechel, María; 88
Mosquera, Gerardo; 75
Muerte de Martí; 61, 99 Projorov, Viacheslav; 89
Mujeres en Urugüay; 15 Pr6logo al Poema del Niágara (Bibliografía Pasiva); 120
Mesa, Arnaldo; 76 -Q-
Música-Historia y Critica; 135
Quesada Aróstegui, Gonzalo de; 7
-N- -R-
New York-Vida Social y Costumbres; 15 Regla-Historia; 87
Nuestra America (Bibliografía Pasiva); 137 Rego, Oscar F.; 90
-o- Reportaje gráfico; 73
Ocampo, Melchor; 15 Revista Areito (Estado Unidos); 24
La Ofrenda de Oro (New York); 59 Revista Universal (México) ; 15
Olivares Sánchez, Elsa; 147 Roca, Blas; 55
Opatrny Josef; 125 Rodó, José Enrique; 143
La Opinión Nacional (Caracas); 9 Rodríguez, Carlos Rafael; 46, 55, 91, 132
Bramas, Angela; 79, 80 Rodrfguez, Emilio Jorge; 126
Orta Ruiz, Jesús; 81-83 Rodríguez, Pedro Pablo: 92-96,108
Ortega, Víctor Joaqufn; 119 Rodríguez Demorizi, Emilio; 148
--- ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS %l.ARTIAiXOS 435
434 ..4’GCARIO DEL CEtXRO DE
..-- ESTCDIOS MARTIANOS -__

Rodríguez Núñez, \‘íctor; 97 24 ck febrero de 1895; 47

Roi2 C!C Lmchse!-Jring, Emilio; 27 26 de julio de 1953; 137

Rojas Herazo, Héctor; 130 Vareara, Alejandro; 111

La Rosa Blanca iBibliografin Pahi1.a); 80 Verse> Sencillos (Bibliografía Pasiva); 18


\‘inctcación de Cuba (Bibliograffa Pasiva); 29
-s-
Vitie:. Cintio; 112
Salas Lenin-hlartí; 57
Salomón, Noël; 78 -w-
Srinchez, Reinaldo; 127 WestJ~lI, L. Glenn; 149
Santos Moray, Mercedes; 98 Winocur, Marcos, 150
Sanzo, Nayda; 99 -Y-
Sarabia, Nydia; 100, 101 Ybor City State Museum (Tampa); 149
Sarmiento, Domingo Faustino; 143
-z-
Seminario Juvenil de E\tmiiw Martianos, i’IJ1. Habana 1979-1960;*t’;, 77
86,90,102 Zdcmk, Joseph W.; 129
Shishkina, V. 1.; 103 Zyla, Wolodymyr T.; 143
Sociedad Cubana de Estudios Históricos Internacionales; 69

-T-
Teatro - Crítica e Interpretación: 59
Teatro Mexicano - Historia y Critica; 15
Tirado Avilés, Modesto; 128
Tirado García, Modesto; 128
Toledo, Josefina; 104, 105
Toledo Sande, Luis; 106
Torres, Mario; 107
Torres-Cuevas, Eduardo; 108
Torroella, Alfredo; 54, 87, 93
Tres ensayos (Bibliografía Pasiva); 46
Turner Martí, Lidia; 109

-u-
Unamuno, Miguel de: 36
UNESCO. Comisión Nacional Cubana de la UNESCO; 78
Ureña Rib, Pedro R.; 117
-v-
Valdés Marín, Rolando; 110
DE ESTIDIOS MARTIAKOS

fNDICE DE TITULOS
Centenario de la segunda deportacitin del Maestro: 100
149 ponencias en el Seminario Martiano; 90
Colaboración martiana en La Ofrenda de Oro (Notas sobre un artículo
- x - desconocido de José Martí); 59

.4 los niños que lean La Edad de Oro; 9 Colección; 116


La Conferencia Internacional Americana en la valoración de Martí; 64
.4 través de mis pensamientos: 57
Contra el verso retórico y ornado (Quelques aspects de la poétique
El abogado de los ricos; 1.5 martienne); 88
Acerca de Martí, “el hombre mayor del siglo XIX en América”; 46 Convocan al concurso La Edad de Oro; 32
Aguafuerte de José Martí; 130 Curi;zafr americanas: Egipto y América; La masonería en Amé-
Algunos problemas de una biografía ideológica de José Martí; 43 ’ ;
Amistad Funesta; 1 -D-
Amplían fecha de admisión de proyectos al concurso “Monument:, a
José Martí en Cali, Colombia”; 17 De Introducción a Martí; 121
Análisis crítico de los Versos Sencillos de José Martí; 18 De noche, en la imprenta: 123
Antianexionismo y antimperialismo en Martí y el Partido Revolucionario De Yankeelandia; 15
Cubano; 145 Declaración final; 102
Las Antillas y el imperialismo norteamericano; 74 Dedicado a JosC Martí; 35
El anuario sobre ,Martí; 92 Del álbum de la eminente poetisa cubana Mercedes Matamoros; 15
Año cubano de José Martí (187&1879); 87 El democratismo revolucionario de José Martí; 103
El año nuevo en Madrid; 15 Desatar a América y desuncir el hombre; 137
Una aproximación existencial al Prólogo al Poema del Niágara. de Un deslinde necesario; 58
José Martí: 120
Diario de Campaña; 113
Apuntes de José Martí, para discursos pronunciados en el Liceo Artístico
y Literario de Guanabacoa; 87 “Dicha grande”, escribió el Maestro en su Diario de Campafia; 60
Apuntes sobre la presencia en Martí del MCxico de Benito Juárez; 20 Un discurso donde hubo “fuego cubano”; 93

-B- Discurso en el Centro Cultural Jod Martf, de MCxico; 132


Discursos del 10 de octubre; 4, 114
La bailarina española; 10
Documentos sobre Jo& Martf; 38
Bases del concurso sobre JosC Martí convocado por la Revista Areito
y el Centro de Estudios Martianos; 24 Los dos príncipes: 10
Bibliografía Martiana; 50 Los dudes; 15
Bibliograffa Martiana de Emilio Roig de Leuchs&g; 26
-E-
-c- h Edad de Oro; 5, 6, 14, 115
El camarón encantado; 10 La Edad de Oro noventa años después; 19
CeIepubra ce;tenario del primer discurso político de JosC Marti’ en Educación y Libertad; 9
Elogio del Poeta Alfredo Torroella; 87
Celebrarán Jornada Nacional por el 126 aniversario del natalicio de
José Martí: 30 En silencio ha tenido que ser.. .; 2
438 - .ASL’ARIO DEL CENTRO DE ESTI‘DICS MARTI\\
_ 439

En tclrno a la ideología de José Martí; 124 -J-


En vil-peras de un largo viaje; 7
José Martí; 125, 134
El encarcelamiento de Jose Martí; 33
Ensayos sobre arte y literatura; 8 José Martí acerca de la educación; 147
Equipos literarios martianos; 71 JOSé Martí: anexión o independencia; 150
Es la primera vez que hablo de mi patria.. .; 87 Jose Martí, el precursor de la revolución cubana; 55
Escenas neovorkinai;: Los vendcdorcs de diarios; 15 Jose Martí en el Liceo de Guanabacoa; 93
Un estudio de la poetica de Ismaelillo de José IMartí; 129 José Martí en La Habana; 142
Jose Martí en nuestra Revolución; 87
-F-
José Marti na Revolucao Cubana; 44
El falso mito de la inferioridad latina; 9
José Martf, su lucha: 119
Una fecha, dos héroes, el mismo amor; 79
José Marti y los demócratas rusos; 141
Fidel es un digno continuador del postulado martiano; 52
Jos.& Martí y los Estados Unidos a fines del siglo xrx; ll8
Formación del pensamiento latirmamericanista de Martí; 94
José Martf y sus criticas teatrales mexicanas; 39
Frac de Martí; 48
Los jbvenes escriben y hablan de Martf; 86
Era8mentos; 9
-G- -L-

Glosas al pensamiento de José Martí; 72 Lecturas Pedagógicas; 9


El grande y valioso aporte; 75 La liberación econ&nica; 68
Un libro que debe escribirse; 72
-H-
Liceo Artistiw y Literario de Regla fundado por José IMartí el 8 de
Hacia la organización revolucionaria; 63 febrero de 1879; 53
Una hermosura; 15 Los que conocieron a Martí: anecdotas de Modesto Tirado Avilés; 128
Historia y biología en la América mestiza de José Martí; 65
El historicismo martiano en la idea del equilibrio del mundo; 67 -M-
Martí en el Ario 20 de la Victoria; 70
-I-
Mar-ti en Guatemala; 136
El ideal democrático de José Martí y el Primer Congreso de3 P.C.
Cubano; 37 Mm-ti en Holgufn; 81
El ideal unionista latinoamericano en Bolívar y Martí; 66 Martí en Las Antillas; 49
Ideología y ética del héroe martiano en Amistad Funesta; 127 Martf en Marinello; 137
Igualdad de la mujer; 9 Martí en Santo Domingo: 148
La imagen constante, fragmento de un ensayo fotográfico de Gran- Martí en Unamuno: 36
dol; 122
Martf hombre sin muerte: 99
Incógnita que debe ser despejada por los especialistas; 47
Martf, Lenin y la Revolución Anticolonial; 137
Influencia de Martí en los movimientos revolucionarios cubanos del
siglo xx; 146 “iMartí no es de la raza vendible!“; 100
Introducción a José Martí; 31, 137 Martí: órden y revolución; 42
Ismaelillo; 10 Martí, propiedad humana: 87
ANL’ARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
440 ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 441

Marti y el Urugüay; 25
Para luchar, vivo; 95
Martí y Ho Chi Minh, dirigentes anticolonialistas; 137
Para su Patria deben trabajar todos los hombres; 96
hfarti y la educación nacional; 110
Para ubicar a Jost ,Martí; 106
Martí y la formación multilateral y armónica de la personalidad; 109
El Partido Revolucionario Cubano y la guerra; 108
Marti y la guerra necesaria; 51
Cn paseo por la tierra de los anamitas; 5
hlartf y la música; 135
La pasi&? rnnrtiana dc Emilio Roig de Leuchsenring; 22
Martí y la revolución de los humildes; 82
La Patria <<tá lwcha del merito de sus hi.jos; 34
‘Martí y los derechos humanos; 83
Los Pinkerton tras José Martí; 101
Un martiano de la República Democrática Alemana; 126
Una poesía desconocida de José Martí; 123
La más alta lección; 69
Por pentitima vez Martí en Cuba cien afios atrás; 73
hlelchor Ocampo; 15
Ptir qué estfi vivo Martí: 45
Meñique; 10
El precursor de la RevolucMn Cubana: 56
1887: un año clave en la radicalización martiana; 28
Presencia de Martí: 87
El mundo nuevo requiere la escuela nueva; 34
Primer discurso de Marti; 54
La muñeca negra; 10
Principios educacionales martianos en la Plataforma Programática del
-N- Partido; 34
La Puertorriqueña fundadora del primer Club Femenino del Partido
Nexos martianos con Guanabacoa; 144 Revolucionario Cubano; 104
Notas americanas; 15 EI puertorriqUeño Sotero Figueroa, editor del peribdico Patria; 105
[Notas de prensa sobre el VIII Seminario Juvenil de Estudios Mar-
tianos]; 77 -Q-
Notas sobre el margen del antimperialismo martiano; 62
;Qu& es una ponencia?; 131
Notas sobre la personalidad de Martí en México (18X-1876); 40
-R-
Noticias y comentarios; 78
Una novedad en educación pública; 15 Reseñasdeportivas de JosC Martí; 107
Nuestra América; ll, 13 La revelación de Nuestra América; 137
Revista del mercado: 15
-o-
Una rosa, una oruga y un cardo; 80
La obra de Martí no quedó inconclusa; 61 Las ruinas indias; 5
On Education; 14
-s-
Oratoria popular; 15
Sangre sobre la nieve: un reportaje de José Martí sobre la vocación
Otros libros; 84 de los derechos humanos en los Estados Unidos; 21
Otros textos martianos; 15 Sarmiento, Martí y Rodb: three views of the United States in the Latin
American essay; 143
-P-
Selección de lecturas; 10
El Padre Las Casas; 5
Sobre Lucía JerCs; 112
Para leer realmente a Josb Martf; 97
Sobre Ramona, de Helen Hunt Jackson y JosC Martí; 138
-- .-4Xl~.4RIO Dttl. ( ESTRO l)F ESTI DiOS MXRTI 1SOS
443

PL-BLiC.4CIONES SERI.\D:lS CONSLI,T.\D.AS

Universidad Michoacann de San Nicolás de Hidalgo, Escuci;~ de


Historia.
-u-
.-\nuario del Cclltro cll: EstLldios ~Inrtianos (Habana); 15, 22, 25. 26, 28,
La única novela de Jo& Martí; 23 38, 42, 33, SO, 58, 62, 65, 67, 78, 84, 94, 302, 103. 106, 10s. 111, 112
,inuario L/L véase Instituto dc Literatura ‘. Lingüística. Anuario L/‘L
-v- (Habana)
El 26 dc Julio y los compañervs desconocidos de Jo& Martí; 137 B~:randal. Boletín (Guadalajara, MC:xico); 78
Los versos de José Martí cn ucraniano; 89 Bohemia (Habana); 21, 23, 54, 63, 73, 90, 92, ‘1.7, 96
Versos Libres; 10 EI Caimán Barbudo (Habana); 45, 49
Versos Sencillos; 10 Casa de las Américas (Habana); ll, 20, 97, 98, 121, 123, 126, 132, 145
I’id3, [Poesía] ; 1.7
Con la Guardia en Alto (Habana); 71
Vida de Martí; 139
Conjunto (Habana); 39
La vieja casona; 87
Cuadernos Americanos (Mésico’~ ; 124, 127
VindicaciUn de Cuba; 29
Cuba Si (Paris); 78
-z- El Día (Las Palmas, Islas Canari;\y); 130
Los zapaticos de rosa; 10 DiAlogos (Mi-sico) ; 112
i~:n!~li> dc Lisbon (I,isbo:\): 44
Disserlation Abstractss Internatiollal (Eslados Unidosì; 18
Ellas en Romances véasc Romances (Habana)
Explicación de Textos Literarios (California, Estados Cnitiosì; 129
Gaceta de Cubn (Habana); 36, 141
Grnma (Habana); 17, 29, 31-34, 41, 52, 61, 7(?, 72, 76, 77, 81-83 85, 93, 96,
100, 104, 105, 109, 110
Granma Campesino (Habana); 27
Granma Resumen Semanal (Habana) ; 12
Instituto de Literatura y Lingüística. Anuario L/L (Habana); 59
Juventud Rebelde (Habana); 2, 46, 47, 77
hI¿sico. Universidad Michoacana de San Nicolás dc Hidalgo. E~nela
dc Historia. Anuario (México); 146
Moncada (Habana); 57, 101
h’o\&ades de Moscú (Moscú); 3.5
444 ANl’AR!O DL!. CENTRO DE ESTUDIOS hí.ARTIANOS AKUARIO DEL CESTRO DE ESTUDIOS LIARTI.LXOS 445

Nuevo Diario (Guatemala); 136 NOTICIAS Y COMENTARIOS


Patria (Habana); 144
Pwblemas de Historia (Petrozav.odsk) ; 118
Revista Museo (Santiago de Cuba); 48 EN EL CXXVII ANIVERSARIO Entre los objetivos del Grupo
DEL NATALICIO DE JOSE está el de proponer emisiones
Rcvoiución y Cultura (Habana); 19, 75, 122, 128 MARTi martianas, pues, como subrayó
Romances (Habana); 79, 80 Quesada Michclsen, “muchos son
“Algunos aspectos de la acción bS aspectos de la vida de Martí,
Semanario Deportivo LPV (Habana); 107 independentista de Jod Marti con relevancia histórica, que pue-
como expresión de su democra- den figurar en nuestras estam-
Simientes (Habana); 147 tismo revolucionario” fue el títu- pillas”.
Trabajadores (Habana) ; 68, 69, 99 lu de la conferencia pronunciada
por Emilio de Armas en la Casa
URSS !Mosc&; 89 de la Cultura de Guanabacoa el CONFERENCIAS EN EL IS
21 de enero último. SEMINARIO
Verde Olivo (Habana); 16, 51, 56, 74, 86 JOSÉ MARTI EN LA PRENSA
En su disertación, De Armas exa-
Victoria (Belgrado); 142 minó la acción revolucionaria En el marco del IX Seminario
martiana, cuya continuidad con Nacional Juvenil de Estudios
la gesta de 1868 constituye el Martianos, el 24 de enero de 1950
núcleo de la visión que el Héroe e1 sobresaliente historiador y pro-
de DOS Ríos tuvo de Céspedes y fesor cubano José Luciano Fran-
Agramonte. co ofreció una conferencia en tor
no a José Martí y Juan Gualberto
Gómez.
MARTf Y LA FILATELIA
Durante su exposición, que como
Auspiciado por la Federación de costumbre resultó francamen-
Filatélica Cubana, el 23 de enero te amena y apoyada en numero-
último quedó constituido el Gru- sos testimonios y citas bibliográ-
po Filatélico Nacional de Estudios ficas, el eminente investigador se
Martianos,‘el cual se ha propues- refirib a diferentes aspectos de
to “agrupar a lo largo y ancho la actividad revolucionaria des-
de toda la Isla, a los amantes de plegada por ambos y a la impor-
la filatelia interesados en la vida tancia de esa ardua labor que el
v obra de nuestro Héroe Na- sentimiento del deber patriótico
cional”. les impuso.
Especial atención dedica Franco
JOSÉ MARTí EN EL VOLUMEN
MEMORIA DE UN ENCUENTRO al “hermano mulato” del Héroe
GENEROSO Nacional cubano, al agente del
Partido Revolucionario en Occi-
Gonzalo de Quesada Michelsen, dente, a quien “se entregó de
quien tuvo a su cargo las pala- lleno a cumplir con las tareas
bras de presentación de la acti- que Martí le iba señalando”.
vidad, efectuada en el salón de En el mismo ámbito del IX Semi-
actos de la Biblioteca Nacional nario Nacional Juvenil de Estu-
José Martí, luego de destacar un dios Martianos, intervino el prc-
artículo preparado por Martí fesor e investigador hispanista
para el diario caraqueño La Opi- francés Paul Estrade para leer su
nión Nacional (24 de enero de trabajo “Martí; una estrategia de
1882) acerca de la exposición fila- unión patriótica y democrática”,
télica inaugurada en Viena el 14 en cl que pone de relieve que “la
de noviembre de 1881, señaló “la política martiana de unión es una
importancia del estudio de los obra maestra de estrategia en las
sellos como auxiliar importanti- condiciones nacionales e interna-
simo en el estudio de la historia.” cionales complejas y originales”.
ANCARIO DEL CEKTRO DE ESTCDIO’> M4RTIVO‘;
447
4.46
--4SI!.iKIO DEL CESTRO DE ESTLDIOS MARTIANOS ____-

tepiiientacion de los demás pai- LAS RAÍCES DE LOS AXDES”


JOSE AlARTI EN LA PRENS:! meditación par2 las dos ::guras ses dt Amci-ica Latina. l por 13s siguientes r2zoncs:
EXTRANJERA 3 las cuales se con52gro 4 ho-
menaje. A esa zonn espe-,íficu El Dileñador Gráfico Alfredo Gon-
-y, por supuesto, desbordante- ;/.ilez Rostga:lt-c!, secretario de
En 1979 la prensa cxtranji-ra cm- pertenecen los trabajos ;ue t‘:l organización de la Lnion de Es-
!inuó dando testimonio del cre- la reunión mencionada p::scnts- L:!tortb >- .Irtistas de Cub2
ciente interés mundial que ws- I UNEAC) cil representación de
ron, según el orden en q’;e apa-
cit2 12 figura formidable de Jose recen en el libro: Rober:,, Fer- l&i Ca::! clc las Amei-icas en Cuba.
.\lartí. Entre otras, el Centro de nández Retamar, P2ul E,tradc, Fl Arc,uitecto Fernando Salinas,
Estudios ,vai-lianos trwo nulicia I&wtor de Artes Pkísticas y Di- 1~~ Haber logi~clu la integración
Jean Lamore, Claude Dumas,
c!e las siguientes publicaciones z.~*!Io .leI Ministerio de Cultura dc entre c.1 p~waamiento martian,)
Cintio Vitier, María Poumicr,
foráneas que han contribuido, de Charles Lancha y Jaim? DiaL C’t~l~;i, CJ~ reprcscntncion del Cen- y el aspecto plástico form,ii
diversas maneras, 2 divulgar en t! :9 rir Estudios Martianos v el de In obra.
Rozzotto.
el cit2do año distintas facetas de l~tttit:.ro Cubano de Amistad‘con
nuestro héroe, cubano y univcr- Ellas forman una parte inscpara- 10s Pueblos (ICAP), decidió: c) Haber propuesto una cbtruc-
sal: URSS (Moscú), en su núme- ble de los principios y objetivos tura espacial que se integra af
1. Otcrgar el PREMIO al pro- contexto urbano de la ciudad
ro 55, de abril, incluye el texto de la Cuba socialista. Ellas son,
unidas al marxismo-leninismo, 12 vcclo titulado “COMO LA PLA- de Cali y enriquece la vid2
“LOS versos de José Martí en Tii EN LAS RAfCES DE LOS
fuerza movilizadora de lo cubano, peatonal del lugar, mediante
ucraniano”, firmado por Viaches- ANDES”, presentado por el
de su quehacer nacional 2 inter- la organización y escala de la
12v Projorov y que sirve de pre- 111 yuitecto NÉSTOR GAR- obra.
nacional”.
sentación a una selección de poe- MFSDfA RAFAEL de naciona-
sí2 martiana traducida por Dimi- 1kk.l cubana. cl> Por proponer un2 oh-2 ci<
tro Pavlychko; el Diario de Lis- gran simplicidad técnica-cons-
2. Oíirgar en igualdad de condi-
han recogio el 23 de octubre un ACTA DE PREMIALIóN DEL tructiva y cl uso de materia.
ciwes, mención 2 dos proyec- les característicos de la Arqui-
2rtículo de Roberto Fernández “CONCURSO LATINOAMEKICA-
NO Y DEL CARIBE PARA EL tos de los arquitectos cubanos
Retamar traducido al portugués: tectura de esta ciudad, así
MONUMENTO A JOSÉ .LBAKTí” Hugo Milián y José Solares,
“José Martí na Revolucao Cuba- 21 proyecto enviado por Luis como la utilización del color
na”; y particularmente novedo- EN CALI COLOMBI.$ con un sentido plástico de
Arnsl de V’enezuela; al proyec-
s2 resulta la aparición de textos to del escultor Héctor Fabio carácter simbólico.
martianos vertidos a la lengua El Jurado del Concurso Inter-
Ov,edo de Colombia y al pro-
finesa: en Finlandia, en número 1 nacional para el Monumslrto a En constancia de lo anterior, se
JosC Martí en Cali, Coiombia yecto del Arquitecto Ricardo
de Cuadernos Culturales, editó .Jaime de Panamá. firma 12 presente Acta en la ciu-
un2 selección de “Nuestra Amé- constató que fueron remitidos 28 dad de Cali, Colombia, a los
iica” y de versos martianos, pre- proyectos de los siguientes pai- El Jt~cddo concedió el premio al cinto(5) días del mes de mavo
ses: Cuba 13; Colombia 9, Vene- proyecto “COPIO LA PLATA EN de mil novecientos ochenta (198¡¡).
cedida de una nota de Matti ROS-
si en la cual pucdc leerse: “No zuela 2; Puerto Rico 2; P;rú 1;
es posible comprender 12 historia Panamá 1.
actual de Cuba sin conocer las
El Jurado reunido en esta ::iudacl
ideas centrales de José Martí.
los días 3 y 5 de mayo cl: 1980
En nuestro número anterior de- e integrado por:
dicamos un espacio de “Noticias
y comentarios” 2 un impar tante El Arquitecto Germán Cu%3 Lo-
i’ noble encuentro internacional: sada en representación -,e In
Casa dc la Amistad con 1~; PLK-
el coloquio que en homenaje al
blos de Cali.
cubano Juan Marinello y al fran-
ccs Noël Salomon tuvo lugar en El Pintor Pedro Alcánta::t Hc-
la universidad gala de Tolouse- rrán designado por el Ir.siituto
Le-Mirail, entre el 22 y el 24 de Colombiano de Cultura (COLCUL-
noviembre de 1978. Ahora nos re- TURA) para actuar en reprcsen-
gocija poder comunicar que ha tación del maestro Alej Indro
aparecido el volumen-memoria Obregón.
de la reunión. Dentro de su plau-
sible interés general, destaca el El Arquitecto Ernesto Alb;~, Di-
particular que el libro contiene rector de la Escuela Nacional de
para los estudiosos de iMartí, Arquitectura de la Universidad
quien fue objeto fundamental de Nacional Autónoma de Méslco en
PUBLICACIONES
DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
TEXTOS XIARTIASOS

Obras escogidas elz tres tomos, tomo 1, 1869-1884;tomo 2, 188hctubre


. de 1891
La Edad de Oro (edición facsimilar)

TEXTOS MARTIASOS BREVES


Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso
Bases y Estatutos secretos del Partido Revolucionario Cubans
La verdad sobre 10s Estados Unidos
Céspedes y Agramonte
Nuestra América
En vísperas , de un largo viaje

COLECCIbN DE ESTUDIOS MARTIANOS


Siete enjoques marxistas sobre José Martí
Blanche Zachal-ie de Baralt: El Martí que yo conocí
Roberto Fernández Retamar: Ilz@oducciótz a Jork Martí
Acerca de LA EDAD DE ORO, selección y prólogo de Salvador Arias

CVADERNOS DE ESTUDIOS MARTIANOS


Carlos Rafael Rodríguez: José Martí, guía y compañero

DISCOS
Poemas de Josk Martí, cantados por Amaury Pérez
Ismaeíillo, cantado por Teresita Fernández

ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS


Número 1/1978
Número 211979
Número 3/1980

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