Anuario CEM 03
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LIBROS
José Martí, contemporáneo y compañero / Denia García Ronda / 405
BIBLIOGRAFÍA / 412
Bibliografía martiana (enero-diciembre de 1979) Araceli García Carranza / 412
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ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 3
OTROS TEXTOS MARTIANOS
NOTA
DQ El Partido Liberal
SOTA
Sr. Director de El Partido Liberal. Los días patrios no han di: ser descuidados. Está t’n cllos el
espíritu público. E5t5n en ellos las victorias futuras. Esrlin
Todavía está el aire rojo, \’ penetrado del olor de los fuegos c-j el/t~\ Iab 3rtch 1’ las l?tr.as. que levantan a los pueblos por-
con que se celebró ayer el 4 de Julio. Anoche, al sonar las docz, ,obrc las so:nbr& cuando se han podrido los huesos de slls
cuando a los reflejos carmesíes v violetas de las últimas luces hijos, !. cul?ir‘rto dc capas de tic:l‘ra 5~s bl-oilccs y sus mármo-
dc Bengala, pasaban cual fantkiicas figuras los paseantes cal?- 1~s. Está en ellos esa arrogante soberanía que hace a los pue-
sados de las playas y pueblos vecinos, parecía New York como 1310s capaces de defenderse, afuera de sus enemigos, y de sal-
un cesto de duendes, que se acostaban entre chispazos y vol- \‘arsc adentro de sus tiranos. En esta \-ida, donde cl hombre
teretas, saltando por sobre torres y techumbres, a la luz cái-- no vive feliz ni cumple su deber si no en un altar, el día patrio
dena del cielo encendido. Camino de la eternidad parecían ir l-canima el santo fuego, en las aras manchadas por las pasio-
los trenes del ferrocarril elevado, como serpientes aéreas por nes, empolvadas por la indiferencia, o pervertidas por el ocio
cuka piel agujerada se escapase su espíritu de luz. Las chi’z- y cl lujo, iSe necesita de vez en cuando respirar juntos, al
psi de una rueda de fuego clavada en un poste de esquina, ruido marcial de los tambores y al reflejo de las banderas, ese
caían sobre un niño en traje de soldado, dormido en la acera aire sobrehumano que embriaga, y que pone en los que viven,
sobre su tambor. De una estación de ferrocarril bajaban; en- para que anden y triunfen, la voluntad y el brazo de los muer-
tre familias alemanas y jugadores de pelota, trece mozas en tos! De sí debe tener vergüenza el que se avergüence de forta-
uniforme de cantineras, los trece Estados de la Unión, que lecer, con estas juntas brillantes de espíritus, esa alma com-
hace ciento diez años declararon en estos mismos días su wo- pacta y robusta sin la que, al embote de los avariciosos, caerá
luntad de ser unos y libres. Un veterano llevaba en brazos a como un montón de polvo la patria: o como la estatua de
su hijita, envuelta en una bandera nacional. Bufando, y como plomo del rey de Inglaterra, que derritieron los neoyorquinos
exhalando los últimos suspiros, vaciaban en el muelle EU carga hace ciento diez años, cuando supieron que estaba repicando
sofocada los vapores que volvían de los lugares de paseo, con- -n Filadelfia la campana sagrada, publicando al mundo que ha-
ciertos, baños, pugilatos, juegos y carreras. Como los pueblos bía nacido sobre una tierra nueva un pueblo libre.
se revelan en sus fiestas, y la alegría y la libertad desnudan .%qui da miedo ver cómo se disgrega el espíritu público. La
las almas, es bueno observar las ciudades en los días en que brega es muy grande por el pan de cada día. Es enorme el
el regocijo, expansivo de naturaleza, saca de ellas lo que tie- trabajo de abrirse paso por entr;: esta masa arrebatada, des-
nen de tierno, de indiferente o de bárbaro. bwdante, ciega, que sólo en sí se ocupa, y en quitar su puesto
Animadísimo ha sido aquí este 4 de Julio; pero iquien lo di- CI
-71 de adelante, y en cerrar el camino al que llega. Por cada
ría! no hubo fiesta patria sino en un barrio nuevo, allá por hombre del país, cincuenta extranjeros. El extranjero que de+
las afueras, que quiere llamar la atención sobre sus calles 1 rlmbarcó hace un año con sus botas de cuero, su gabán par-
sus casas, y tener por lo pintoresco y bul!anguero los atrac- duzco, su cachucha y su nariz colorada, mira de reojo como a
tivos que le quita la distancia. Allí hubo gran parada, coro el un enemigo a cada nueva barcada de inmigrantes. Nacidos de
coche redondo de Washington; hubo bandera de treinta yar- estos padres, los nuevos americanos no traen a su patria ca-
das, que se izó entre vítores en un parque que lleva el nom- sual aquella sutil herencia de afectos y orgullos, aquella insen-
bre de uno de los firmantes de la declaración de la Indepen- sata y adorable pasión por el país donde se viene al mundo,
dencia; hubo un general octogenario, que cantó con voz velada, que parece que sujeta con raíces a los que ven la luz sobre
ante la muchedumbre descubierta con respeto, una de las 61, con raíces que les orean la frente como alas cuando se la
tonadas de guerra del año de 1812, cuando Inglaterra mordía las enardecen o abaten los infortunios, y que los llaman como
alas del águila que había espantado de su nido. Pero fuera de brazos angustiosos cuando con un dolor que tuerce las entrañas,
la procesión de Harlem, y del pabellón que al abrir la aurora se siente resonar sobre la patria un pie extranjero.
iza en la Batería todos los años un nieto del que arrió la ban- En las luchas se acendran e inflaman los elementos que la
dera británica cuando salían, mosquete a tierra, los ingleses inspiran, por lo que acá llega a ser se5ora única del alma el
vencidos de New York, ini los hombres se pronunciaron en ansia de la fortuna. La nación se ha hecho de inmigrantes.
los discursos de los oradores en teatros y plazas, de aquellos Los inmigrantes se dan prisa frenética por acumular en lo
cincuenta y seis patriarcas que en la hora de la necesidad apa- que les queda de vida la riqueza que desearon en vano en la
recieron sobre su pueblo como hombres de mármol que daban tierra materna. De esta tierra adoptiva sólo les importa lo
luz! que puede favorecer o retardar su enriquecimiento o su traba-
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jo. NO Ies estorban para adelantar ni las creencias religiosaA, ciudad se iba vaciando desde por la mañana, sobre las arbole-
que aquí son libkrimas, ni las opiniones políticas, que caldea:] das y campos vecinos. Sobre cada adoquín estuvo estallando
el corazón y turban el juicio en el país propio. Acuestan sobre del aiba a la media noche un cohete. Caían las muchedumbres
la almohada por la noche la cabeza cargada de ambiciones \ sobre los ferrocarriles y vapores, como los potros sobre el
cifras. Sace el hijo entre un clzeck y una factura, o en uno portillo abierto en la dehesa. No se abre un brazo en estas
de esos goces sin espíritu en que buscan las mentes desasose- multitudes para hacer lugar al niño que se sofoca o al viejo
gadas compensación física y violenta a su fatiga: Amo 2s t‘/ que desfallece. Cada vapor lleva un ejército a Ias playas sere-
matrimonio aquella mutua v absoluta entrega que lo itacc nas de Caney Island, que atrae a las gentes con el fragor de
feliz, porque el ser humano solo lo es completamente cn darse, sus hoteles, la algazara y chirridos de los columpios y las
sino que en él continúa la preocupación abominaSle del bien ventas, sus cantos de tiroleses y de minstrales, sus orquestas
de cada cual, sin que el hijo llegue a ser un perfume, porque de mujeres descoloridas y huesudas, sus hediondos museos de
jamás se unen bien el céfiro y la rosa. En este aire sin gene- clcfantiacos y de enanos, su elefante de madera, que tiene en
rosidad, en esta patria sin raíces, en esta persecución adelan- el vientre un teatro, y es como símbolo y altar monstruoso de
tada de la riqueza, en este horror y desdén de la falta de ella, aquella parte glotona y fea de la isla, a cuyo alrededor, como
cn esta envidia y culto de los que la poseen, en esta deificación columnas de incienso, se eleva de los ventorrillos que le hor-
de todos los medios que llevan a su logro, en esta regata impía miguean a los pies el humo de las freideras de salchichas. Allá
yanauseabunda, crecen los hombres de las generaciones nuevas lejos, se tiende la playa, matizada de grupos de familias, recli-
sm más cuidado que el de sí, sin los consuelos y fuerzas que nadas o sentadas en la arena junto a los restos del festín ca-
trae la simpatía activa con lo humano, y sin más gustos que sero: se salen los trajes de los cuerpos canijos de los judíos;
los que pueden servir para la ostentación del caudal de que se se salen de sus talles morados y pomposos las irlandesas ubé-
envanecen, o los que apagan los fuegos de las bestias Q la rrimas; la vida se sale de algunos ojos apenados, que van allí
fiera que desarrolla en ellos su vida de acometimiento y ava- a hablar con el mar de la honestidad y la grandeza que no se
ricia. No es el hermoso trabajo, ni la prudente aspiración al hallan en los hombres; y se observa tristemente el contraste
bienestar, sin el que no hay honor, ni paz, ni mente seguras: que hacen las .caras varoniles y osadas de las niñas con sus
es el apetito seco de acaparar riqueza, afeado por el odio v vestidos de encaje y con sus cintas de colores. En una tienda
desdén a los oficios en que se la logra con honradez y lent.t- fríen maíz: en otra, bajo un toldo, comen ostras frescas en el
tud. Lo que admiran es el salto, la precipitación, la habilidad borde de un bote: allí cerca, alquilan caballos para los niños;
para engañar, el éxito; y se fían en el que han engañado más. van y vienen, arrancando risas con sus trajes de baño, los
flacos y los gordos, mostrando esa pobreza y caimiento de
La mujer, criada en el mismo amor de sí, ni siente con ardor
la necesidad de darse a otro, ni se presta a darse para la des- las formas consiguientes al ayuntamiento apresurado y huraño
de tanta casta diversa y egoísta. Se pavonean entre los grupos,
dicha, ni busca en su compañero más que el modo de asegu-
rarse su holgura y complacencia. Nacen los hijos pálidos y ojeados por damiselas de mala ocupación, los jugadores de
avarientos de este consorcio sórdido. Así, consagrado cada oficio que han tenido suerte en las últimas carreras; el pecho
uno al culto de sí propio se va extinguiendo el de la patria. es un brillante: llevan el pelo al rape, como los presidiarios;
No endulza acá las vidas la generosidad ni el agradecimiento. ostentan sombreros blancos: van seguidos y curioseados como
héroes. El mar fresco, surcado a lo lejos por botes de paseo
Y cuando, como en este cuatro de Julio, sienten las gentes llenos de galanes y de hermosas, echa su ola fragante sobre
políticas el deber de celebrar la fiesta patria, se juntan, como la vasta arena, blanca como la plata sin bruñir. Suena a lo lejos
se juntaron ayer en Tammany Hall, no para entonar alabanzas la marcha de Lohengrin.
a los fundadores y afirmar sus doctrinas, sino para flagelar al Pero no se fue toda la ciudad a estos gozos. Tienen disci-
Presidente porque no desaloja de sus empleos a los republi- plinada a la gente de color los trabajadores del espíritu. El
canos, y pone en ellos a aquellos mismos demócratas mercena- derecho, y toda ocasión de pedirlo, es una fiesta para los que
rios sobre cuya voluntad y traición fue elegido. padecen de hambre de él. Esos hombres buenos y graves que
La fiesta era ayer en todas partes: carreras de caballos corre- están procurando juntar en una asociación incontrolable a
dores, carreras de todo paso, apuestas entre caminadores, jue- todos los obreros, para que vuelquen de un común empuje las
gos escoceses, excursiones por los ríos, regatas de remadores, leyes de distribución de los productos del trabajo y la tierra
partidas de pelota. Pululaban los alrededores y las -layas. La pública, llamaron a una gran fiesta en la plaza de la Unión,
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donde obresos de todas nacionalidades, alemanes y america- mios toman puesto alrededor del estrado donde van a hablar
nos, franceses y bohemios, v los ingleses mismos, mostraran, los oradores en su propia lengua: oradores ardientes y excesi-
a la hora en que el sol está en el cenit, su simpatía por los VOS, como son siempre, precipitados sin duda, por el dolor
obreros irlandeses, en cuyas bolsas no se acaba nunca el cen- perpetuo de no hallarse en su pueblo, aquellos que concentran
tavo para el cura, ni el peso para ayudar a la faena política en los países lentos o duros las condiciones de poesía y pala-
de la magnífica cohorte que batalla por obtener la autonomía bra de que la comunidad carece; por eso han nacido de los
de Irlanda. países más recios los reformadores más violentos. En el estra-
Había más gente que hojas en los árboles. Llegaban por upa do de las damas, las oradoras se van poniendo en pie, y bendi-
calle, un gremio de alemanes, con un esplendor de barba ru- cen, al acabar sus razonamientos elocuentes, a aquel hombre
bia, serio el rostro, pesado el paso; y su guía, brillándole los joven de frente de templo y de brazos cruzados que va peleando
ojos con esa luz misteriosa e inquieta que distingue a los hom- sin sangre por la libertad de Irlanda. Habla después su propia
bres nacidos para conducir, clava la bandera del gremio, entre madre: icómo ha de hablar, si empieza por decir que cientos
cohetazos y aplausos, en el balcón de la casilla de madera de años de los dolores de Irlanda le hierven en el pecho? Ya
donde preside rodeada de señoras, la adorable anciana que se imagina lo que fue la fiesta: un hurra que duró tres horas.
trajo al mundo a Parnell. Los banderines azotaban contentos los altos mástiles del par-
que, coronados por una bola de oro.
Allí está, con su vestido negro y su cabeza blanca, la madre
del reformador irlandés. Ella es en Irlanda propietaria y no- JOSÉ MARTÍ
ble; pero donde están sus irlandeses, allí está ella. Su hijo
sienta a Irlanda, del otro lado del mar, sobre la cabeza de los [Et Partido Liberal, México, 25 de julio de 1886, t. III, n. 422, p. 1.3
ingleses; y como que se contiene, vence. Ella se muestra ergui-
da y sobria, cada vez que los irlandeses de este lado se reúnen
para mostrar simpatía o buscar ayuda a los que luchan en el
Parlamento de Londres por sus libertades; y no bien la ve el
público, se pone en pie frenético, como si viesen santificada
en un altar a su propia madre. No perora, pero dice cosas que
abofetean y que queman: parecen sus palabras, deliberadas,
profundas, centelleantes, breves, manojos de guantes que echa
al rostro inglés. Se eleva el espíritu, y se humedecen los ojos,
en la presencia de esta sublime dama que tiene involuntaria-
mente sobre su pueblo el prestigio de las antiguas sacerdo-
tisas.
Pasan, pasan delante de ella, todos los gremios que acuden, a
tomar parte en la fiesta. Unos clavan su estandarte junto al
de los alemanes, y las banderas quedan allí, dando guardia a
las mujeres que sufren y trabajan por los hombres. Otras de-
jan a sus pies ramos de flores. Otras le traen una insignia del
color de su patria, para que la ostente en el pecho, y al notar
la multitud que la insignia es verde, comienzan a sacudir los
árboles, al ruido de las músicas, y se adornan aquellos cin-
cuenta mil hombres los sombreros y las solapas con las hojas.
Los americanos e irlandeses se agrupan junto al estrado donde
están reunidos los consejeros mayores del partido obrero:
Henry George, con su cara benigna; Louis Post, con sus aires
de pelea; John Swinton, el que trabaja frente a un grabado de
John Brown flotando al aire en la horca. Los alemanes y bohe-
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da amarillenta, y sus ojos que mandan y acarician, y una mano dc sombrero, quitasol y pañoleta. Uno hablaba y la aplaudía
que arruga el sombrero cuando está saludando: usa fieltro, 5:1 grupo. Las mozas paseaban con sus novios. Se saludaban
lleva levita, carga botas: peleó en la guerra, y desde entonces por las calles los desconocidos. “;Allí viene!” “iAllí viene!” Es
anda “vagando, vagando:” él no es “hombre de mujeres,” ~1 negro que sale amarrado de la caballeriza: uno lo empuja,
como esos indios del territorio; él quiere “ser jefe, ser jefe de U~IIJ le da en 111cara: ti1 marcha a pie seguro: “;No ofendí a
alguna parte antes de morir:” de su bolsa ha pagado él como la señora Je\vell! ;IGe van a matar; pero no la ofendí!” “iTc:
la mitad del viaie de “todos estos hiios:” y con los brazos en t-amos a matar, perro Co‘;, a matar como un perro que eres,
alto da la seííal del coro, que cantan” de pie, los abuelos tcha- ;tntes de que este alcalde nos eche las tropas que le pidió al
dos sobre el bastón, las madres con cl pañuelo a la cabeza, Gobernador!” Y lo llevan calle arriba, cercado de rifles, y de-
los mocetones en su ropa de limosna; los picaninis con 105 rrás las carretas, y los carricoches, y los hombres y las muje-
brazos por los hombros. res, y las cinco mil almas. La plaza del pueblo va a pare.cerles
bien, la plaza, en que empiezan dos vecinos a reclamar la le!,:
“iatrás, esos oradores que quieren ley ahora!” Y al trote va
el negro amarrado, “afuera, el campo limpio, donde vean bien
Y todos se columpian y van coreando todos. todos”: y van corriendo, detrás de él, al trote, las cinco mil
“Conversen que conversen, almas. Llegó, al único árbol. Quiso un piadoso subir con la
cuerda, pidiendo aún que lo ahorcaran, y le bajaron a boca
“Nos quieren asustar,
de rifle la piedad. Apretaron a Coy contra el tronco con cin-
“Mientras tengamos piernas chos de hierro. Le echaron por la cabeza baldes clc petróleo,
“NOS hemos de embarcar, hasta que 1: etnpaparon los vestidos. ” iA un lado la gente, a
“iDe embarcar?” un lado, para que las señoras me vean bien!” Y crlr:ndo In señora
“;A Liberia, a Liberia! Jewell, de pañoleta y sombrero, saliú de entre el gentío, al
brazo de dos parientes suyos, rompió en vivas el pueblo: “iViva
Y a la puerta, de camisa colorada, bota a las rodillas, y la la señora Jewell!” Las mujeres ondeaban los pañuelos: los
cara fina, orlada de barbuja, perora un luisianés ante los mo- hombres ondeaban los sombreros. La señora Jewell llegó al
cetones que le oyen riendo, codeándose, zapateando, hundi- árbol, encendió un fósforo, puso dos veces el fósforo encen-
das las dos manos en los bolsillos:-“¿Con que somos cobar- dido a la levita del negro, que no habló, y ardió el negro, en
des porque no nos quedamos aquí, donde el agua tiene fango, presencia de cinco mil almas.
aquí, hasta que venga el Mesías?, pues ‘los cobardes viven JOSÉ MARTÍ
m;Icho’ . <Con que a Luisiana otra vez, y a Texas y Arkansas?:
‘igato quemado tiene miedo al fuego!’ ¿Y que no sabemos [El Partirlo Liberal, Mésico 5 de marzo de 1892, t. XIII, n. 2096, p. 1,
adónde vamos a ir?: ‘le1 puerco sabe en qué árbol se frota!’ col. 1 y 2.1
¿Y para qué nos hemos de quedar aquí, para ser como esos,
que no son más que medio caballeros? ‘El cortarle las orejas
a un mulo, no lo hace caballo.’ ¿Y a quién le importa que no
tengamos que comer? ‘iEl mono dice que si su lomo es pelón
no es cuenta de nadie!’ Dicen que allá vamos a esperar mucho
Para tener casa: ‘ipoco a poco hace el pájaro su nido!“’ Y
firmes, agradecidos, apretados unos a otros, esperan, alrede-
dor de la sopa de caridad, el barco que los lleva a “la miel
y la leche” de la Biblia.
Allá en Texarkana, en la frontera de Arkansas y de Texas, allá
donde el luisianés no quiere ir, el pueblo entero y los pueblos
del contorno vaciaban los carricoches y carretas a la puerta
de un establo. Los hombres iban de rifles y pistolas, en pelo-
tones, a carreras, saltando -para llevar el recado más de
prisa- al primer caballo que en’contraban: las mujeres iban
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ESTUDIOS
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sin querer, como el aire y la luz, \ra entrando la religión nueva, nen, y los arneses chischeando al trote largo, mientras el sol,
que surge de todas partes a la vez, y enseña la esperanza y la de una llamarada, incendia el cielo y se hunde cn las olas
resignación, _v la utilidad y belleza del mal, en el orden libre ny-ras.
y ascendente del mundo.
.\ Saratoga ya no va “lo mejor”, aunque aún le quedan, por
iA qu2 van. si no, tantos clérigos en estos últimos años a la compromiso o por hábito, patrones poderosos, o colonias es-
montaña? “En las rocas de Dios”, osó decir uno de ellos, tranjeras que tienen allí casa, y gustan de aquei espacio y
“hallo cl testo más claro que en los libros del hombre”. Y no lujo. Pero lo más que va allí es gente que quiere que la vean,
se podía echar por una senda del monte, aún por la más v abogados que se ponen donde les suena el nombre, o damas
escondida, sin darse con un cltirigo, de barba a medio tórax, que estén en el período rudimentario de los diamantes: Por
con el chaleco hasta la tirilla, y la levita por los carcañales, 0 que una gota de agua, fina y sencilla, está bien en el lóbulo de
Iban, con-w el monje Ignacio, a hablar de pan de centeno, y de una oreja coqueta o en un dedo de nácar; como estA bien en
la nccesidnd de entregarse a Dios por la persona de sus mi- una anémona o en un lirio, ipero salir hecha una gualdrapa
nistros, en pleno mes de baile y caza, y cotillones y giras, a de elefante hindú, con un parche de esmeraldas y un rosetdn
la capilla desierta de Newport, teatro ahora de grandes ‘suce- de zafiros, como estas damas saratogueñas! Por la mañana van
sos, como la pelea, poco menos que a puños, de las dos damas a las aguas, y es hermoso aquel aire, todo de oro y limpieza,
que cargan el apellido dc Astor, y cada cual pretende ser Ya cual si no hubiese pobres en el mundo, con los tílburis dies-
señora de Astor”, y cabeza de nombre; o la otra pelea, a tros, del novio y la novia, como flores en vacantes, de pétalos
puños de veras, de una señorita robusta, con millones en caja, negros: y a lo lejos la música. De noche, luego de la comida
y otra señorita, más linda que ella, que habló mal del origen ceremoniosa, en descote o casaca, es el baile del hotel, o la
del mill6n; o el paseo victorioso en el hotel del chalán ebrio visita en cuerpo de un hotel a otro, o la conferencia sobre
que le sacó manchas a los ojos de una esposa de Washington; Shakespeare, o sobre la virtud de la hermosura, que pronun-
dama iiustre y columna de la sociedad, que andaba de chalana cia un alma buena, para entretenimiento de los trasnochados.
por un pueblo de baños, mientras pescaba lenguados el ma- En la estación, montes de baúles.
rido en las Mil Islas; o la hazaña del millonario Astor, que
A Narragansett no fue este año tanta gente, porque no estaban
jugaba al polo, con calzón de cuero y gorra azul de iniciales
allí, como otros las “poetisas de pasión”, como Amélie Rives
doradas, y apuntó tan bien a la bola con el mallete que dio
y Ella Wheeler, que antes del matrimonio ensalzaban en verso
en la frente a su caballo, y el animal, de la coz, dio a la bola, y apetecían todos los deleites y licencias de él; ni había esta
la cual fue al campo donde del malletazo hubiera debido ir: y
vez permiso, según rumor previo, para aquellos trajes de bai-
las damas aplaudieron con palmadas, y ondeo de pañuelos; <al
larina, con el descote de corazón y la saya de poca tela, con
héroe de la gorra con las iniciales de oro. Otro día iba Aster que entraban al baño las matronas de coturno y las hijas
de jinete, y se le enredaron las piernas en el botafangos de ,su
frondosas, ni para entretenimiento como el de “bañarlas”, que
carruaje, de lo cual cayó a tierra sin sentido, lo que resintie-
era alzar, cara a cara, por los codos a la compañera, que, de
ron los nobles del pueblo en una enérgica solicitud, donde pi-
den al municipio que “en lo venidero tenga pista aparte para puro miedo, se caía sobre su bañista: ni el otro juego se había
no sea que vuelva a caer por tierra el millonario de permitir, que era el de abrir un hueco para el cuerpo en la
los jinetes”,
arena caliente, y ponerle una almohada de arena, y luego, poco
Astor.
a poco -como quien saborea una aceituna- ir cubriendo los
A Long Branch van -fuera de los pocos a quienes lleva la fama miembros tendidos, hasta que de ella o de él no quedaba vi-
del nombre- los políticos de brillante al pecho y el geritio sible más que la cabeza, lo que debía ser amable ocupación,
de ruleta, que pasean brazo en brazo, como que son todos unos; xx-que la dama enarenada devolvía siempre al compañero ci
y lo mejor de los judíos va allí, porque en otros lugares ri$s, servicio: y así pasaban en la playa las horas.
y aun en los pobres, les es difícil, y aun imposible, la entrada.
El paseo se llena de trenes, que vienen a toda librea pal’ la A Cape-May fueron más veraneadores que los de uso, unos por
orilla del mar; o van a Monmouth, a las carreras de caballos, el escándalo y otros por la novelería, porque allí está la casa
con las iudías robustas en la imperial de la carroza,-y el guía que los proteccionistas de Filadelfia regalaron a la esposa del
de calzú;? de dril y chistera blanca,--y el guarda coche sonando presidente, que con la casa queda atado a los que se la re-
el cuernti: y luego vwl:~cn de Ias carreras, a champañear y Lra!an,- I’-v que ha parecido a la opinión tal flaqueza que de
ruletear, con los cuernos caídos o roncos, según pierdan o ga- gos!auo y a úitima hora tuvo Harrison que dar la casa corno
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comprada, o como que la había tomado a prueba: p da pena ,mndes, y hoy imagina un baile de año nuevo, amarillo y car-
de veras ver cómo silba y vocea el público, cada vez que el mesí, y mañana su lonche campestre, con la tortilla de huevos
bufo Wilson, que hace de sotana amarilla el Rey Alegre, alude, de faisán, y el ponche romano dc veras, dc la piña pura y la
sacudiéndose la sotana, al regalo de la casa. Ni es Cape-Ma‘ champaña mejor, como el famoso de los papas: y la fiesta
pueblo de muchas tentaciones, porque la mar da en la arena es alegre, con los carruajes que llegan, piafando y sonando, “
continua, sin la alegría y salud de los árboles, y las casas, en la mesa los cestos de rosas, y de las ramas de los parasoles
calientes > monótonas sc están allí, sin verde que las agracie, chinescos, y por entre los árboles las risas, los vestidos blan-
como una hilera de dispépticos, o como quejidos. cos, las sombrillas de colores.
New-London empieza ahora, lo mismo que Bar Harbor, que 0 es la carrera al otro día, como ensayo para la caza, donde
son cosa de la nobleza, y no menos que Lenox, tan bello que los cazadores, de chupa negra y bota negra, corren, con la
“convida a morir”, con sus jardines salvajes, puestos de in- guía del maestrecampo, saltando cercas y zanjas detrás de los
tento para contraste y naturalidad, y sus rocas amenas, coro- mastines: y si la cerca es muy alta, se vuelven atrás, a que
nadas de verde, adonde viene caracoleando, la espuma, y su el maestrecampo salte solo.
césped peinado y caminos de álamos. 0 es el gran juego de “polo”, que se juega montado, donde cua-
En New York está aún el señorío de los que en verano van tro caballeros, con su mallete cada uno, pelean, al mando de
al mar, y allí es, del lado de las casas ricas, donde a toda su capitán, por echar la bola del juego al campo de sus cuatro
hora hay concurso y festejo, porque mientras dura agosto contrarios; y uno embiste, y cae sentado sobre la bola, con el
andan de almuerzo en baño, y de baño en lonche, y de lonche caballo riéndose; y otro, de un ancazo de su competidor, suelta
en parada o cacería, y de la caza o la parada al banquete, y las bridas, y se ampara de las orejas. Cuatro de ellos se llaman
del banquete al baile, y del baile al almuerzo. Los ricos todos los “Ridemouts”, y los otros cuatro se llaman los “Backemups”.
se juntan allí, y el mes entero en su afán, por ver quién queda El capitán de los “Ridemouts” carga botas de cuero, blusa :!e
por encima de quién, si los Coelet, o los Whitney, o los de sed3 y cardenal y cachucha amarilla; y el de los “Bac,kemups”
Astor, o la Paran Stevens. Uno trae de Boston los zíngaros de 1.a sin birrete, con la blusa de lana gris, calzón curado
un teatro, a que le toquen durante la comida sus czardas fre- y perneras. Los “Backemups” y los “Ridemouts”, mallete por
néticas. Otro saca, de lo más hondo de New York, un flamen- tierra y a galope, se echan sobre la bola, a empujarla estos y
co de Madrid, de los que da la hora y el opio, honra y estribo a resistirla aquellos; y van de pareja a veces, con los bigotes
de la calle de la Comadre, que taconea con arte en el tablado, al viento, uno a darle a la bola, y el otro a quitársela; y a
y echa los brazos al aire y revuelve las caderas, hasta que los veces los dos jinetes, de un salto de los caballos, caen sentados
mismos “juancitos”, por no verlo, dejan avergonzado y solo, a tierra, cachucha a cachucha, con la bola en medio. Alrededor,
al anfitrión. Otra levanta una clase de baile aéreo, entre las jó- en carruajes magníficos, la nobleza ve el torneo, ansiosa y
venes de “lo mejor”, y van adonde Madama Malvina, huésped atenta.
de un hotel del pueblo, a que les enseñe el paso de entre dos,
y el paso batido, y el otro paso animado, que acaba echando [El Partido Liberal, México, 26 de septiembre de 1890, t. X, n. 1662, p.
por tierra con la punta del pie los sombreros. Otra, la Paran 1 Y 2.1
Stevens, convida a hipnotizar; y unas se dejan pinchar el bra-
zo, y este hace como que se duerme, y a aquella la quieren en
vano tender, por la nuca y los talones, sobre el espaldar de
dos sillas.
I!n día se va de yacht, a navegar por la costa, con baile y Ayala
seco a bordo, y otro se va, con la luz de la luna, a la diversión
nueva, que es vadear el arroyo, lo cual hacen descalzas las
señoritas, porque parece ser cosa muy bella verse a la luna
los pies en el agua, mientras que los señores aplauden de cer-
ca, en una el grito, y en otra el pie, y en otra el valor.
0 es gira por subscripción, en la hacienda de un caballero de
oficio, que pone la gloria en bastonear estas fiestas de los
-~ AJ,-LARJO DEL CESTRO DE ESTliDJOS .MARTI+OS 25
ro \)or el aire: se frota contento las manos. ;Ahora, desde que asusté”, dice Edison: “también yo me asusté un poco”. Y Ba-
chelor perdió el barril de manzanas.
es persona de París y anda en comidas de holand:srs, J’:I no
Aquel inventor, no había ido más que dos meses a la escuela.
pasa tantas noches en \.eln como antes!
El padre vive > se anda hoy mismo diez millas diarias, con
,-l \-eces, despu (12 ;t:rilorLar, !~e un libro dc fil(JsJtc) ti de pero era hombre 6: más fuerza>
5.u~ ochi‘nta v cuatro años:
pueta. Los pactas de la esfinge son los que lee él: Emerson. que medios. -La madre era maestra, y le enseñó en la casa
CI adivinador: \Yhi tm,!n, c 1 \-erdadero: ¿IIO fue Emerso:~ el cuanto sabía. A los doce años, estaba Edison leyendo los Prirf-
que dijo, cuarenta afios antes
del fonógrafo, que ya lmdría cipios de Newton. A los doce años, “Madre”, dijo, “soy un
“cjaIcn organizxe los wos”? i no dice Tyndall que la poesía de bushe de trigo: peso ochenta libras”: y se fue por el mundo,
Emerson le sugirió muchas de sus leyes, y le ayudó a descu- como un btlshel de trigo. ¿A qué? iA lo primerc; en que se pu-
brir? ¿y no está todo Darwin en un verso de Emerson, publi- diese trabajar!: A vender diarios en el ferrocarril. Pero dc w:n-
cado veinte años antes del Origen (íe las especies? ¿Y la poetisa dcr diarios se sacaba poco: ia aprender a inlpresor, en cl t\‘(~~o1z
Jean Ingelow no pintó, mucho tiempo hace, en un cuento de mismo, durante el viaje! ia publicar, impreso por sus mano:>,
hadas, el “acustígrafo” que reproducía la música? ¿Y en otro el Grand Trunk Herald!: y se vendía el periodiquín entre la
libro de imaginaciones, Helionda, o aventuras en el sol, no gente de los trenes, porque Edison andaba como hormiga loca
dice el personaje Alutedon, en 185.5, que ya los autores no levantando noticias, y ponía en su papel todo lo que podía
tenían que padecer con la escritura, y sujetar el águila del interesarles: para los del tren escribía, y escribía sobre el tren:
pensamiento a la hormiga de sus manos, “porque las vibra- que “John Robinson se cayó del tren, y los muchachos lo
ciones del aire, puestas en movimiento por la voz, movían una uicnte:i mucho”: “que la máquina num. 3 entró a patio, par:\
dclicadísima máquina, que iba recogiendo las palabras”? To- remiendos”. -Y esa imprenta la compró Edison con lo que le
dos esos precursores tuvo el fonógrafo; y el Teniente Maury, dio una idea feliz. Para no comprar más ejemplares del diario
que se lamentaba de que Daguerre no hubiese inventado un que los que podía vender, se escurría por la imprenta del Free
modo de escribir, sin más que hablar, por un tubo, sobre unti Press, a ver, por la novedad de las noticias que veía en prue-
hoja de papel; y Tom Hood, en el Anual Cómico de 1839, cuan- bas, si debía comprar más o menos: iy un día, vio que iba a
do au_rura que ha de venir quien invente “un papel de escribir salir el parte de la batalla de Shiloh, la batalla carnicera, que
que repita lo que oiga”. Lee poetas ahora Edison, de cuando peleó Grant sobre los ,cadáveres de sus propios soldados! iah,
en cuando, de esos que ven con ojos nuevos, y escriben música si el telegrafista amigo quisiese, a cambio de un mes de los
extraña y poco oída, -como la que oyó él cuando su primer periódicos de Harper, y de un mes del Free Pvess, mandar la
prueba en el fonógrafo. iEntonces no leía poetas Edison, ni noticia de la batalla a todas las estaciones! Quiere el telegra-
sabía de Alutedon! fista. Logra que le den a crédito mil quinientos ejemplares. Y
Trabajaba de telegrafista; inventó un aparato para repetir, por los vende en el camino, a cinco, a diez, a veinte, a cincuenta
las marcas del papel, los golpes del receptor, pensaba ya en centavos. Pasa por una iglesia, que estaba en oraciones: pre-
el telégrafo, y en las vibraciones del sonido: pues “ipor qué, gona el periódico: y sale la congregación a arrebatarle los nú-
si las marcas del papel vuelven a hacer sonar el martillo del meros que le quedan: las americanas vienen anudándose la
receptor, no han de quedar recogidas, y de sonar otra vez, las cofia: el pastor viene sin sombrero, dando trancos.
vibraciones del diafragma. 3” Anhelante, con un compañero des-
De ahí subió a “caballero de la llave”, como se llamaban los
creído, armó un instrumento rudo y habló sobre una tira de ttile;x-afistas. Noches enteras pasaba con un compañero, sir-
papel: “iHallo!” dijo: iy repitió el saludo, como si viniera de viendo de balde el puesto de un operario que dormía largo
muy lejos, la hoja de papel! A su mecánico se fue en seguida
la cerveza. Años tardó, practicando e inventando. Imaginó Ün
Edison con su dibujo de la máquina de hablar. Cuatro pesos
aparato; con dos registros de Morse y una taza de papel, para
le puso de precio, y se burló el mecánico de él. Edison acababa
recibir de prisa y repetir despacio. De ahí paso a paso, llegó
de contar la primera prueba. Estaba él, el compañero Bache-
“por deducción lógica”, por la idea de las marcas del papel
lor, y el mecánico Kruesi. Un barril de manzanas apostó Ba- que daban el sonido, a la invención del repetidor automático,
chelor “ a que no andaba la cosa” iSe reía el mecánico! que ahorraba los operarios y yerros de la transmisión en cada
Pnso Edison en la máquina una hoja de lata, y habló sobre oficina ---llegó a la invención del fonógrafo. Hoy, de privile-
ella. iSe reía el mecánico! Volvió Edison a poner la hoja de gios originales, tiene lleno un libro. iQué no ha inventado él?
lata, a que repitiese los sonidos. Echó a andar: iy no se rió, Desde los alambres de seis mensajes a la vez, desde los apara-
el mecánico! Palideció y dio un paso atrás. “También yo me
ANUARIO DEL CEKTRO DE ESTCDIOS MiRTI.\NOS 29
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No desenvuelve la palabra graciosamente, sino la emite con En este instante, la concurrencia que se apretaba a las puer-
la violencia de la catapulta. Los ojos ora le relampaguean, ora tas, aprovechando el silencio de emoción que acogió estas pa-
se le llenan de llanto: adelanta el brazo con lentitud, como labras, braceó por entrar en la sala. No podían. “iHurrah”,
si lo retuviese al extenderlo: todo en ella parece invitar a creer gritó una voz, “hurrah por los anarquistas de Chicago!” Por
y subir. Su discurso, de puro sincero, resulta literario. Ondean un impulso unánime saltó sobre sus pies la concurrencia. Di-
sus doctrinas, como una bandera: no pide merced para los con- cen que temblaban las mejillas de ver aquella escena. Les co-
denados a muerte, para su propio marido, sino denuncia las rrían las lágrimas a los hombres barbados. Las mujeres, de
causas y cómplices de la miseria que lleva los h 9,mbres a la pie sobre los asientos, movían sus pañuelos. Las niñas grita-
desesperación: dice que en la reunión en que estalló la bomba, ban “hurrah” alzando sus manecitas, subidas sobre los hom-
la policía se echó encima de los hombres y mujeres con el bros de sus padres. iHay tanto triste en el mundo que de
revólver en la mano y el asesinato en los ojos: los anarquistas recordar estas cosas se aprieta involuntariamente la garganta!
llevaron allí la bomba, para resistir, como la policía llevó cl La Marsellesa unió a ese arrebato sus notas eternas.
revólver, para atacar: “iMiente!“, exclama, “el que diga que
Spies y Fisher arrojaron la bomba”. No se abochorna de con- *
fesar sus hábitos llanos: “Fisher”, dice, “estaba entonces to- * *
mando cerveza conmigo en un salón cercano. iQuién ha dicho
en el proceso que vio tirar la bomba, a ninguno de los conde- Singular espectáculo, el de esa mujer que recorre los Estados
nados? LAcaso los que van a matar llevan a ver el crimen, Unidos pidiendo desde los escenarios, desde las aceras, desde
como llevó mi marido, a su mujer y a sus hijos?” “{Ah, la las plazas públicas, justicia para su propio esposo condenado
prensa, las clases ricas, el miedo a este levantamiento formi- 3 muerte. Pero no parece tan raro si se observa la prominencia
dable de nuestra justicia ha falseado la verdad en ese proceso curiosísima de la mujer en la vida norteamericana. No se trata
ridículo e inicuo! Alguno, indignado por el asalto de los po- sólo de aquel rudo desembarazo y libertad afeadora de que
licias, lanzó la bomba que causó las muertes: iqué culpa tiene aquí la mujer goza; sino de la condensación de ellas, con el
el dolor humano de que la ciencia haya puesto a su alcance curso del tiempo, en una fuerza viril que en sus efectos y mé-
la dinamita?” todos se confunde con la fuerza del hombre. Esta condición,
útil para el individuo y funesta para la especie, viene de la
Cuando habla de la miseria de los obreros, halla frases como frecuen,cia con que la mujer se ve aquí abandonada a sí misma,
csia: “Oigo vibrar y palpitar las fábricas inmensas; pero s6 de lo mudable de la fortuna en este país de atrevimiento, y de
que hay mujeres que tienen que andar quince millas al día lo inseguro de las relaciones conyugales. Aquella encantadora
para ganar una miserable pitanza”. “Decid que no es verdad, a dependencia de la mujer nuestra, que da tanto seliorío a la
los que os dicen que aquí se adelanta. Cuando a mis propios que la sufre, y estimula tanto al hombre a hacerla grata, aquí
ojos andaban en Chicago descalzos diez mil hijos de obreros, se convierte en lo general por lo interesado de los espíritus
en Washington se presentaba en un baile una seííora con todo en una relación hostil, en que evaporada el alba de la boda,
el vestido lleno de diamantes, que valían $850 000: y otra lleva- el hombre no ve más que la obligación, y de la mujer más
ba en el pelo $75 000, y el pelo después de todo no era suyo! que su comodidad y su derecho. Ni cede la mujer tan dulce
;No! ino es b urno que los ojos de vuestros hijos piel-dan S;L y ampliamente a su misión de darse, como se da a la noche
luz puliendo esos diamantes!” “{Oh, pobre niño de las fábri- la luz de las estrellas; sino que, por lo áspero e independiente
cas”;- seguía diciendo con el cuerpo inclinado hacia adelan- de la existencia, el amor va quedando en ellas, cuando no
te, con la voz convulsa, con las manos tendidas a SU auditorio muerto, amenguado hasta su expresión fea de sentido: y como
en gesto de plegaria, - “oh pobre niño de las fábricas: las k- sólo se aperciben de él en esta forma tediosa e intermitente,
grimas que ahora hacen correr por tus mejillas la avaricia J- tiénenlo en mucho menos que la independencia que conviene
la brutalidad, se transformarán pronto en caricias y en besos. a sus espíritus sin cariño. En otros casos desenvuelve la per-
Los hombres que las ven correr las secarán con sus robustos sona de la mujer su larga soledad, las pruebas de una vida sin
brazos. No los detendrá en su camino de justicia el hambre, simpatía ni apoyo, o el disgusto de un brutal marido. Y así se
la mentira ni la horca, sino se erguirán como SUS padres bra- ve vencer a muchas mujeres en la lucha de la vida por su in-
vamente, y salvarán por sobre sus cabezas, si es preciso a sus l-repidez y su talento, no sólo en los gratos oficios de arte y
hijos!” letras que requieren delicadeza e imaginación, sino en la crea-
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CENTRO - DE _-~~-
ESTLIDIOS MARTIANOS
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42 ANIIARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
el flaco Boabdil, orlado de lo más fino y recumbente de aque- manos tenía el báculo siempre: la melena de los setenta y tres
113 morería, a quien pronto asusta el clamor del pueblo que anos, marco imponente de la cara leonina, le caía rizada por
entra al encaje de la Alhambra, a pedir de comer al rey, por- los hombros: allí - estaba, viendo venir “el cercano, curioso,
que perece la ciudad hermosa con la privacion del sitio: y las sombrío, incierto espectro: ¿y volveré a quedarme en esta vida,
seiscientas bailarinas, en nubes y en estrellas y en coronas de \.iejo, lento, cotorrón, con la voz cascada que chilla y parlea, o
hi abrir&2 los cielos y los soles ?” Allí- estaba, poniendo en
color, danzando en los tres circos, mientras Ia guerra afuera
~LI !-itmo estraño, entre hebraico y aborígen, su pensamiento
suena, y el heraldo carmesí de Aragón y Castilla pone en fuga
a 10s músicos moros con su caballo blanco. Isabel viene de d:snudo v como descoyuntado, sin miedo a palabra de hombre
armiño en su hacanea, con el paje encarnadlo, y Fernando ni a vis& femenina: tal un águila, en un cuarto de mujer,
con aquella corona suya que era, como su carácter, mitad cu- ahora clava y desgarra un pañuelo de seda, ahora rompe de
rona y mitad gorro: y a los pies del trono de Boabdil viento a un picotazo el vaso de cristal y sube al aire la potente esen-
enseñarles las cartas, entre soñadas y aprendidas, un Colón cia,-ahora alza la cortina, v le ve a la hermosa el sueño.
que del de la leyenda no tiene más que el águila de la nariz De padre de Inglaterra y madre de Holanda nació el niño que
y 10 abundante y rebelde de las canas, más el Colón de Giovio besó Lafayette; que vio campo y trabajo desde que abrió los
capuchino o el que le suponen a Cristóphano Altissimo, con la ojos grises: que entró en el pensamiento por el plomo de las
rica frente y el ojo hondo, y el ancho entrecejo que el marcial cajas de imprimir, que fortaleció la adolescencia con su em-
y romántico de Capriolo, o aquel barbudo de Montanus, donde pleo de maestro ambulante de casa campesina, que en las ciu-
está como cabecilla de la mar. Y alrededor, amigos y enemigos, dades prefería a la amistad de los magnates la de los guías
y en uno como lo quiere Geraldino, el Juan Pérez y el Antonio de los ómnibus, que al caérsele de enfermedad las riendas a
de Marchena. En Pantomima, como si el del libro no hubiese un cochero amigo se las alzó por todo Broadway para ganarle
leído a Pedro Mártir, ni a Bernáldez, ni los papeles de Estado el jornal a la familia, que de la dignidad de cabecera de un
de Bergenroth, la reina ofrece aquellas joyas que ya andaban gran diario bajó a ganapán por la culpa de poner en verso
en prenda por los grandes apuros de la guerra contra el moro. rugoso su admiración libre del génesis perenne, y amor vivi-
do de la naturaleza; que en la guerra escogió el oficio de dar
Luego en Palos, con las tres carabelas, y el motín en la capi- ternura y medicina a los heridos; que del puesto rehecho de
tana, y el alboroto cuando se va acercando la isla verde. Luego periodista mayor salió para acompañar al hermano pobre >
es el desembarco, acero en mano, con el cura al pie, y la na- moribundo por las montañas y los prados donde el aire fra-
turaleza confiada. Luego es la vuelta triunfal a Barcelona, con gante renueva la vida; que al volver de la peregrinación por
todo lo de Cortés y de Pizarro metido entre la piña y el mamey los lagos y árboles gigantescos, se anunció de maestro de obras
de Guanahaní; y el paso de los indios cautivos, con tobilleras y cepilló madera con sus manos; que el oficio mezquino de la
y brazaletes de colores, en sus sillas talladas, a la sombra del gobernación, de que lo echó una vez por la culpa de su poesía
plátano; y tras el golpe de estandartes, el paso de los reyes, un secretario paviculto, salió a la limosna de su casa de fami-
en los sitiales de terciopelo, bajo el dosel de damasco amari- lia, donde le llevó el pan de enfermo la admiración inglesa:
llo; luego, ceñido de capitanes, entra Colón, de armiño como que en los últimos días de sol de su vida natural iba hilando
un rey, y la cabeza hecha un vellón, y alrededor bailan y on- los metros abruptos donde hierven desnudos el hombre y la
dean las mozas sus banderolas azules y blancas. Acaba todo mujer, a ver cómo encajaban las piedras colosales de las se-
en fuegos artificiales. pulturas de puertas de granito donde dice, con letras acuchi-
Allá, como una luz, en la casita blanca de Camden, se fue la lladas, “Walt Whitman”.
vida dolorosa de aquel cuerpo que pareció a Lincoln el de [El I->(zrticlo Libewl, 8 de abril de 1892,t. XIII, n. 2124, p. 1, col. 4 Y 5,
mejor equipo de toda la casta americana. Walt Whitman iba p. 2, col. 1.1
entonces, después de la guerra donde estuvo de enfermero, a
llevar a los “camaradas” de los hospitales el placer que les
podía comprar con los ahorros de SU .cuarto de soltero: iba
robusto, de fieltro militar, con el bigote y la perilla del Sur,
y el cuello entero al aire. Ahora vivía en la silla de la enfer-
medad, del consuelo de las cartas de Inglaterra, que lo procla-
ma poeta grandioso, y de la caridad de sus amigos: en las
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANO5 51
50 ANU\RIO DEL CEXTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
no, ni sancionar con su premura la que se mostraba en la sc- que estuvo a punto de cometer, se aseguró cuando las afirma-
cretaría de Estado. Ha sido un voto de censura silencioso ! ciones de Hitt, vinieron, calientes aún en sus labios, a ser
enérgico. Parece increíble, después de la agitación de antier, \ corroboradas por la clarísima exposición y la severa modes-
del enojo que desde el primer momento viene declarando il tia con que exponía el caso en México el Presidente y el Sr.
la faz de la Cámara, dispuesta a intimar la libertad de Cutting, Romero Rubio. Acá ha parecido sinceramente bien ese len-
que la correspondencia en cuya virtud se había propuesto guaje, que ni teme, ni desafía.
por la comisión de negocios extranjeros la resolución agre-
siva sobre la que se pedía el voto, revelaba precisamente lo *
contrario de lo que se desprendía del resumen del secretario * *
de Estado, único documento conocido a la comisión cuando
redactó SU propuesta. Se sorprendió la Cámara de oír seme-
jante revelación en boca de uno de los miembros mismos dc Pero no hubo nada más brioso que la denuncia en los labios
la comisión de extranjeros. Habló poco, y ásperamente, como de Hitt. “Yo voté por esa resolución en la comisión porque
quien ha sufrido de un engaño. Declaró que en México no me aseguraron que eran ciertas las bases en que descansaba:
había habido arrogancia, sino constante espíritu de compla- que México estaba maltratando a un ciudadano americano;
que se resistía a entregarlo, so pretexto de que tenía juris-
cencia. El caso no era como el secretario lo decía; era que en
dicción sobre nuestros ciudadanos en nuestro territorio. Pero
México, como en los Estados Unidos, él pintaba en los repre-
eso no es verdad. México ha tratado de hacer con prontitud
sentantes lo que se les señalaba de parte de México como de-
y empeño lo que le pedíamos que hiciera, y ha explicado ple-
safío y audacia. Dejar de tomar resolución en un caso que
namente en esas cartas que no tiene autoridad para compeler
el secretario de Estado pintaba como tan grave y atentatorio
en sus procedimientos a un Tribunal de Estado ni a un Esta-
al honor nacional, ha sido decir sin palabras al secretario que
el C:.)ngreso no cree en sus representaciones,. 0 que estas no lo do. Me he llenado de sorpresa al ver esta mañana en prensa
convencen de que se atente al honor de la nación. la correspondencia de estas negociaciones, que no dice lo que
se la ha hecho decir; que dice lo que se ha callado; que en
cada palabra del Secretario de Estado y el Presidente de
*
México muestra la voluntad de atender a nuestras reclama-
ciones. No ha habido evasión por parte de México; no ha ha-
* *
bido desafío: hasta exceso de complacencia, pudiera decirse,
que ha habido.”
Y es justo decir que a este aquietamiento de la opinión, han
contribuido como un elemento importante y activo las nobles -“Pero jno está Cutting preso?“, le preguntó un representan-
y tranquilas declaraciones hechas en México a un miembro te de Georgia.
de la prensa americana por el Presidente de la República y el -“Sí lo está, dijo Hitt prontamente, pero porque quiere,
Sr. Romero Rubio. Llegaron sus palabras impregnadas -se- porque ha rehusado con desdén la libertad bajo fianza que se
gún ha parecido aquí a la prensa- de una conmovedora dig- le ofrecía. Esa fue la obra de la imprudente persona que tene-
nidad, en momentos en que se oía aun el eco de las del re- mos allá de cónsul; que anda ha#ciendo discursos por las ca-
presentante republicano Hitt, demostrando que el poder fede- lles, para que se vindiquen los derechos de nuestro país. Es
ral no puede someter a su voluntad sumariamente los tri- la encarnación de la indiscreción el hombre que tenemos allí
bunales de un Estado. Los representantes se miraban unos encargado de nuestros negocios nacionales. Él ha insistido en
a otros con sorpresa. Abandonaron sus asientos para formar que se estuviera preso un hombre que en todo instante ha
grupos. Desoyeron a los que les argüían, que las declaraciones estado libre para salir de la prisión.”
del republicano Hitt, que por su espíritu de partido deseaba
desacreditar al Secretario de Estado, debían ser contestadas A otros oponentes se encaró Hitt con no menos energía.
unánimemente por el voto de los demócratas, como una cues- -“iPor qué tanta bravura con un país menos populoso y
tión de partido. Se veía materialmente desvanecerse ante la menos fuerte que el nuestro ? ¿Por qué con México tan impe-
voz de aquel hombre sencillo la nube de guerra. Y la simpatía tuoso y con Inglaterra tan mansos y complacientes”? Y los
hacia México despertaba entre los representantes, con la vi- representantes que lo oían le concedieron razón: porque Es-
vacidad natural de quien tiene prisa en reparar la injusticia paña ha podido con impunidad encerrar hace un año en un
54 ANUARIO DEI. CENTRO DE ~-ESTUDIOS MARTIANOS ~__~
aquí existe una especie de preparación constante para ella, actividad definitiva en los Estados Unidos.- Descomposición
iavorecida por una cruda y tradicional confianza; por los de los factores que han producido la presentación de un candi-
rticucrdos de la victoria que fuerza y traición ganaron en dato de los obreros al Corregimiento de New York.- La histo-
1848 sobre justicia y heroísmo; por la desocupación de la ria viva.- La levadura de la Revolución Francesa fermenta en
gente de guerra que no sabe estar quieta una vez que ha gu.s- los Estados Unidos.- Causas especiales de la desigualdad social
tado las armas, por Ia naturaleza penetrante e invasora del en Norte América.- La tierra y las ciudades.- Límite de ac-
carácter del hombre en los Estados Unidos; y más que por ción de la libertad política: su eficacia y su deficiencia.- Razo-
todo, acaso, por el desconocimiento cn que está la masa del nes del aspecto original del movimiento social en los Estados
país de las virtudes, de la originalidad, de la resistencia, de Unidos.- Influjo de la inmigración en el carácter del movimien-
la inteligencia, de las dificultades, de la fuerza de trabajo to social.- iSerá la libertad inútil?- Problema nuevo en polí-
que hacen respetable a México. Sólo esas armas pueden con- tica: <los efectos de la educación despóti,ca predominarán
seguir aquí una durable victoria; sólo esos escudos podrán a la sobre los efectos de la educación liberal?- La libertad sua-
larga detener la guerra. La inteligencia tiene aquí que jugar viza al hombre y lo hace enemigo de la violencia.- Aspecto
sus astas contra la fuerza. Porque no puede ser enteramente presente del movimiento.- Fuerza definitiva del voto.- Los
vana, en medio del apetito de riqueza y pudridor egoísmo que movimientos se concentran en los que poseen en mayor grado
las vician, esta educación y práctica del hombre en la laborio- sus factores.- Razón de la candidatura de Henry George al
sa libertad de la República; porque los que trabajan apren- corregimiento de la ciudad.
den en sí propios a respetar a los trabajadores; porque ese
irritante desdén que es aquí usual para las cosas nuestras, New York, 15 de Octubre de 1886.
viene principalmente de que nos creen pueblos azucarados y
viciosos, sin la fuerza realmente titánica de que en luchas
enormes venimos dando muestra; porque esta batalla, en Sefior Director de El Partido Liberal.
suma, que acaba de ganar México; no la ha ganado por inti- Se pudren las ciudades; se agrupan sus habitantes en castas
midación, ni por agencias peligrosas; ni por conciertos con endurecidas; se oponen con la continuación del tiempo ma-
pueblos extranjeros, sino por el respeto que ha inspirado su sas de intereses al desenvolvimiento tranquilo y luminoso del
honradez, y por la habilidad con que sus representantes han hombre; en la morada misma de la libertad se amontonan
expuesto su justicia. de un lado los palacios de balcones de oro, con sus aéreas
JOSÉ MARTí mujeres y sus caballeros mofletudos y ahítos, y ruedan dc
otro en el albañal, como las sanguijuelas en su greda pegajo-
[El Partido Liberal, México, 20 de agosto de 1886, t. III, n. 444, p. 2, col. 5 sa, los hijos enclenques y deformes de los trabajadores, en
?’ p. 3, col. l-3.1 quienes por la prisa y el enojo de la hora violenta de la con-
cepción, aparece sin dignidad ni hermosura la naturaleza. Esta
contradicción inicua engendra odios que ondean bajo nuestras
piantas como la fuerza misteriosa de los terremotos, vientos
que caen sobre las ciudades como una colosal ave famélica,
ímpetus que arrancan a las naciones de su quicio y las vuel-
Correspondencia ~articdar ven del revés, para que el aire oree sus raíces. Y cuando ya
parece que son leyes fatales de la especie humana la desigualdad
de El Partido Liberal y servidumbre; cuando se ve gangrenado por su obra misma
el pueblo donde se ha permitido con menos trabas su ejerci-
cio al hombre; cuando se ve producir a la libertad política
la misma descomposición, ira y abusos que crea la tiranía
-más irrespetuosa; cuando se llega a ver vendido por un ciu-
Sumario: Estudio indispensable para comprender los aconte-
dadano de la República a cambio de un barril de harina o de
cimientos venideros en los Estados Unidos.- Análisis del movi-
un par de zapatos el voto con que ha de contribuir a gober-
miento social, causas que lo producen y elementos que lo im- nar su pueblo y mejorar su propia condición; cuando parece
pulsan.- Influjo de las prácticas de la libertad política en el
que va a venirse a tierra al peso de sus vicios, con un escán-
carácter de la guerra social.- El movimiento social está ya en
58 ANL’ARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
dalo que resonaría por los siglos como resuena cl eco poy, los
agujeros de las ca\rernas, la fábrica más limpia y ostentosa que
tiemblan a la simple presencia de este hombre sencillo los
ha levantado el hombre a sus derechos, ihe aquí que surge, por
la virtud de permanencia y triunfo del espíritu humano, y pecados públicos, el cohecho político, el falso sufragio, el trá-
por la magia de la razón, una fuerza reconstructora, un ejér- fico de los empleos, el comercio en los votos, la complicidad
cito de creadores, que avienta a los cuatro rumbos los hom- de las castas favorecidas, la caridad interesada, la elocuencia
alquilona, como viejos vicios sorprendidos en su sueño por
bres, los métodos y las ideas podridas, y con !a luz de la pie-
la luz del alba a los postres de una orgía. Se les ve por las
dad en el corazón y el empuje de la fe en las manos, sacuden
calles despavoridos, cubriéndose las cabezas con los mantos,
las paredes viejas, limpian de escombros el suelo eternamen-
para que no se les descubra lo vil del rostro. Los formidables
te bello, y levantan en los umbrales de la edad futura las tien-
intereses ligados en paz criminal con los políticos de oficio,
das de la justicia!
que prosperan con la venta y manejo del voto público, ven con
iOh, el hombre es bueno, el hombre es bello, el hombre es estupor la aparición de un hombre honrado que les disputa
eterno! Está en el corazón de la naturaleza, como está la el primer puesto de la ciudad, para inaugurar desde 6i las
fuerza en el seno de la luz. No hay podredumbre que le llegue batallas ordenadas de votos y leyes que han de asentar la
a la médula. Cuando todo él parece comido de gusanos, enton- Constitución social de la Repúbli’ca sobre nuevos cimientos
ces brilla, de súbito con mayor fulgor, tal cual la carne corrom- de justicia.
pida brilla, como para enseñar la perpetuidad de la existencia,
y la inefable verdad de que las descomposiciones no son más *
que los obrajes de la luz. J; *
*
Para ojos menores, esto que en New YorI; sucede no es rn&’
* * que la candidatura de Henry George, autor Ce1 Pvog~so y i’il
pobreza, al corregimiento de la ciudad; pero para yu;c:~ tien\:
por oficio ver, y por hábito ir a buscar las raíces de las CC.ZS,
Sí: de esta tierra misma donde el exceso del cuidado pro-
pio sofoca en los hombres el cuidado público, donde el comba- este es el nacimiento, con tamaños bíblicos, de una nur:\.::
te febril por la subsistencia y la fortuna exige como contra- era humana. Grandes son nuestros ti.empos: es grande el
peso y estímulo el placer acre, violento y ostentoso; donde se gozo de vivir en ellos: y como se ha extinguido justamente
evaporan abandonadas las vidas de ternura, idea o desinterés la fe en las religiones incompletas que en su infancia deslum-
braron el jui,cio y lo satisficieron; como e! hombre, necesitado
que no han logrado la sanción vulgar y casi siempre culpable
por su naturaleza de creer, padece de esa soledad mortal en
de la riqueza; de esta tierra misma, que cría con el grandor
que ningún cuerpo de creencias admisible a la razón ha venido
de sus medios y la soledad espiritual de sus habitantes un
a sustituir los mitos bellos que se la tenían oscurecida, es
egoísmo brutal y frenético, se está levantando con una fuerza bueno, con las dos manos llenas de flores, señalar como una
y armonía de himno uno de los movimientos más sanos y vi-
causa de fe perpetua cse poder de la naturaleza humana para
vos en que ha empeñado jamás su energía el hombre.
vibrar como una novia a los besos viriles del pensamiento, >
Es hora de estudiarlo, hoy que se manifiesta en New York surgir con nueva virtud de su propia degradación y podre-
con inesperado brío, sustentando un candidato ingenuo al dumbre.
puesto de Corregidor de la ciudad, de donde en manos de los
políticos toda virtud parece haber huido. Vuelve a verse, para *
pasmo de intrigantes y soberbios, que en los grandes instan- * *
tes de revolución y crisis, basta la voluntad de la virtud, tan
tarda siempre en erguirse como segura, para acorralar a los <Cómo se ha de decir bien en una mera carta de periódico,
que se disfrazan de ella. Un niño humilde, un aprendiz de im- escrita ahogadamente sobre la barandilla del vapor, toda la
prenta, un grumete, un periodista, un mero autor de libros, significación de un movimiento que trata de cambiar pacífica-
ha estremecido ‘con un volumen claro y sincero a toda la na- mente las condiciones desiguales en que viven los hombres,
ción; y cuando los que se ven representados en él lo alzan para evitar con un sistema equitativo de distribución de los
por sobre su cabeza para que los conduzca en sus batallas, productos del trabajo la tremenda arremetida de los meneste-
rosos por la igualdad social, que dejaría atrás, y que dejará
&-) ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS - ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 61
manifestaciones de la opinión, y el gobierno no supiese que en el Sur, cuyos votos corteja a fin de que le ayude a ser elec-
aquella no se cree responsable de los yerros de este ni lo cs to candidato a la presidencia. iEs tan doloroso como oportu-
cn realidad, como se ha visto ahora. no saber que la paz de un pueblo depende a veces de los juegos
políticos de dos rivales que se disputan el mando de un pueblo
Pero Blaine es político felino, y tiene de su especie el salto extranjero!
elástico y la garra. Él sabe que este país no tiene tiempo de
ver hacia atrás ni hacia adelante. Sabe que va tras lo que le *
deslumbra de presente. Tiene el don hábil de apoderarse del
asunto palpitante en la época de sus camparías, y oscurecer
con él su propia historia y los asuntos más graves de política
menos ostentosa. Vienen las elecciones de candidatos a la pre- Ni exagerarse, ni desconocerse, deben estos elementos reales
sidencia. Él, que sólo en mil votos casuales fue ven’cido por de la política viva. Determinada así por el caudillo de los re-
Cleveland, se presenta de nuevo candidato por el partido re- publicanos la campaña sobre este fra’caso ostentoso del Secre-
publicano. Ve que los demócratas van sin rumbo, y quitan a tario de Estado, no sólo emprende él con fe una lucha en que
su partido con sus abusos locales v su oposición a Clevelanc! tiene de su lado la opinión que no quiere esta vez la guerra,
el prestigio de reformador que llevó a este de triunfo en triun- y en la que a un tiempo combate con posibilidad de victoria,
fo al poder. Ve que a Cleveland no lo siguen los demócratas. a un partido despedazado y a un rival terrible por su influjo
Ve que sin Cleveland y lo que él representa, no volverá a con- político; sino que a su voz, que tantas veces le ha llevado a la
fiarse a los demócratas el país. iQué fortuna para él, que en victoria, le sirven con admirable disciplina sus amigos en el
su discurso de vencido anunció el riesgo de dar el gobierno Congreso y en la prensa, a quienes tiene Blaine enseñado con
al Sur, el poder antes de dos años presentarse a la nación su ejemplo la ventaja de dar sobre el enemigo cuando está
denunciándole que se ha estado a punto de envolverle en una aún aturdido por el golpe.
guerra ridícula para complacer al Sur que la desea! Blaine no Es digno de estudio como caudillo político este hombre tenaz:
pierde tiempo, no se cuida de lo que le dirán sobre su propia tiene siempre a sus huestes dispuestas para la pelea: inspira
manera de entenderse, ‘cuando fue Secretario de Garfield, con en ellas el mismo ardor y presteza pasmosa que a él le animan:
nuestros países hispano-americanos, con Colombia, con Chile, da sus batallas de intriga con la misma precisión y rapidez
con el mismo México. Lo que él ve es que la cabeza del par- con que se dan las batallas en ‘campaña: está despierto cuan-
tído demócrata le está temblando sobre los hombros, v que do todos sus rivales duermen. Es hoy el único pretendiente
él puede ponerse en lugar del descabezado: y de las mtsmas activo para la candidatura de los republicanos; y toda esa cien-
manos de Bayard toma el hacha con que ha de echar abajo cia y estrategia la ha empleado desde el primer instante sin
la cabeza. descanso, para exhibir ante el país los errores del secretario
pcr:jbiFj ;:sq su 0:;) de águila la importancia del instrumento Bayard en el caso de Cutting, y hacer más completa e irreme-
que le 0~1~r-ate la fortuna, y ha usado y usará dc él, como medio diable su derrota, para dejar así a la vez anonadado al candi-
de campaña, con esa deslumbradora rapidez que llega a da1 dato y desacreditado por incapaz y riesgoso a su partido. De
apariencia de hombre de Estado a aquel a quien solo falta este modo ha venido la política interior a ser auxiliar eficaz
para serlo el concepto superior dc humanidad y de justicia ipero eventual! de la justicia y habilidad con que México ha
que los produce y consagra. sabido esta vez librarse de la guerra.
Por ahí va a comenzar su campaña; por eso ha puesto tanto *
empeño, ya que Bayard le dio hechas las razones con sus y-c-
rros en demostrar la ineptitud y ligereza con que ha llevado * *
el secretario el caso de Cutting; porque de ahí sacará Cl su
argumento principal para combatir a los demócratas más se- Ya se sabe que no es, por desdicha, amigo de la paz con Mexi-
guros *----el
. peligro de dar el gobierno de la nación al Sur, CO el espíritu de los Estados del Sur; y que en una nación
que se ha apresurado a comprometerla en una guerra necesa- regida principal, si no exclusivamente, por el apego desmedido
ria y sin defensa.-Así lo ha visto Bayard, que acaso, descono- de cada hombre a su bien propio, ha de tenerse siempre como
ciendo la entereza y habilidad de Mexico, creyó adecuado el probable la acción en que esté a la vez empeñado el interés
caso de Cutting para hacerse sin gran riesgo de capital político individual de un número crecido de hombres. Ya se sabe que
56 ANUARIO DEL CENTRO DE ES’IUDIOS MARTIANOS -
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 67
cl Sur desea las tierras feraces y mineras de la frontera mexi- Era de aquellos hombres, aquí raros, que no se satisfacen con
cana, y que, con una prisa que ha sido dignamente contestada la mera posesión de la fortuna; famoso en los tribunales por
en la otra orilla, ha mostrado esta vez disposición, y en algunos lo sagaz, por lo previsor en la política, en los negocios por pru-
lugares, hasta ansia de la guerra. dente y feliz, y en la historia de su patria por haberse negado
Pero más que ese mal constante, que ~510 puede prevenirse a disputar con las armas su derecho clarísimo a la Presidencia
favoreciendo apresuradamente y a toda costa las poblaciones de los Estados Unidos, para la cual fue electo en 1880 contra
y comarcas de la frontera, y teniendo en sus ciudades un buen el republicano Hayes, a quien la adjudicó una Comisión del
número de personas de prtidencia exquisita, llama la atención Congreso con fraude visible.
aquí la insistencia y naturalidad con que la prensa del Oeste Noble fuc aquella alma. Él era varón de virtud, que desde la
y cl Este se refieren, con ese tono seguro de las cosas sabidas, mayor humildad se había levantado, sobre los puntales de su
a la posibi!idad de que los intereses norteamericanos en Méxi- talento, a la posesión de cuantiosísima fortuna, y a la cabeza
co pudiesen producir -cano dice cl IVovld de Nueva York, de su gran partido. Él sentía natural pasión por el soberbio
no extraño a esos intereses según se presume,-“un estado de puesto que lleva de mano de la ley a un hijo de pobres hasta
cosas en el que hubiera muchos que deseasen una guerra con el Gobierno del pueblo más numeroso de hombres libres.-Él
México, para dar de ese modo un valor permanente a sus pro- quería barrer de arriba los vicios de compadrazgo e interés
piedades. ” “Los profetas dicen” -continúa el WorId- “que que muerden con diente hediondo en la política americana,
eso ha de suceder tarde o temprano”. ¡lNo lo quiera Dios, y ya tal como había barrido desde su asiento de Fiscal del Estado
México sabrá evitarlo, apresurándose a explotar por sf, como y de Gobernador a los bribones coaligados que con su influjo
medio acaso único de impedir el conflicto, las riquezas que en las votaciones venían atrincherándose en empleos que les
los extraños le codician, para no tener de este modo que ac& permitían defraudar las arcas públicas con robos estupen-
tar un capital cuyo interés es demasiado caro! 0 legislando dos.-Y luego, él tenía grande alma, que lleva con irresistible
eficazmente la posesión de tierras y minas en su territorio, con empuje a lo encumbrado y peligroso: iél veía en sí coronada
una ley parecida a la que ahora acaban de dictar los Estados
Ilr.idos para prohibir la absorción de su suelo por compañías la persona humana! iQué suprema angustia no debió sentir
aquel trabajador hecho de sí, aquel espíritu de derecho, cuan-
extranjeras.
do se vio burlado en la posesión del mayor premio que es
dable en la tierra apetecer a un hombre, y vio ultrajada la
*
ley pública en el mismo que ganó su eminencia en defenderla?
* *
El había sido abogado grandísimo: huroneaba en los rincones
de sus casos: penetraba en ellos como un espía de oficio, estu-
No esta guerra con México, que aquí está en la raíz de las diaba su parte con ojos de juez: tendía a la vista del contrario
gentes y hay que ir quemando día sobre día en la misma rafz, atónito el tejido mismo de intenciones y argumentos que se
en el desconocimiento que acá se tiene de la nobleza y brío del guardaba callado en la mente: manejaba sus pruebas, con el
carácter mexicano; no esta guerra con México, sino otra con brillo y ardor con que guía y abate un general en las batallas:
Europa por el canal de Panamá es la que tenía en la mente tenía el placer y cl vicio de la justicia.
Samuel Tilden, el anciano que acaba de morir, cuando reco-
mendó al Congreso, desde su sillón de enfermo, viendo correr ~2.1veía en sí un ejemplo para la juventud que se acobarda, o
anchas y serenas como sus pensamientos las ondas del río se corrompe, o se vende a un matrimonio, o se vende a un
Hudson, que procediese sin demora a fortificar las costas des- Gobierno: de estudiante infeliz, llegó a dueño legítimo de cinco
amparadas de los Estados Unidos. millones, sin venderse a nadie, ni al Gobierno, que fue a bus-
carlo a su casa por honrado, ni al matrimonio porque amó de
Le temblaban las manos al octogenario; sus criados tenían joven a una noble criatura que le quiso pobre y se volvió
que darle de comer: su sobrina pasaba el día a su lado leyén- imbécil, Y él le mantuvo en su desdicha la fe que le empeñó
dole filosofías y versos; pero él no podía librarse de la agonía en la hora de la razón. Deslució acaso sus primeros años,
celosa con que perseguía de lejos las luchas de partido que cuando la guerra de los esclavos debió llamarlo a una carrera
le cautivaban el alma, ni del noble deseo de dejar puesto su activa, por el afán -iexcusable en quien conoce la vida!- de
nombre entre los que han hecho en su país algo de extraor- comprar con una fortuna libre el derecho de ser honrado y
dinario y perdurable. virtuoso: no enseñó la mano hasta que la tuvo fuerte: no ha-
68 ANC4RIO DEL CENTRO DE Fsmnios MAK’rIAxOs ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 69
cía negocios al azar, ni ponía sus ahorros en ambiciosas em- guientes, para dar ocasión de victoria sin violencia al derecho
presas, sino que estudiaba los elementos de cada operación burlado!
como 10s puntos de un caso de derecho, entraba a negociar
sobre seguro con fuerza matemática. Pero su influjo subía poco a poco: su voluntad designaba a
los candidatos: su consejo dirigía al partido: sus comunica-
El tenía mente mayor, con la que consideraba que si en tiem- ciones interesaban a la nación: su silla de viejo era a manera
pos pasados fueron precisos aquellos patriarcas generosos Y de trono: su carta definitiva de renuncia a la candidatura en
sabios que preparaban a su pueblo para la riqueza, hoy era 1884 está escrita como por un profeta tallado en la montaña:
necesario un sabio nuevo que lo redimiese de los vicios públi- su testamento otorga tres millones de pesos para la formación
cos a que lo ha llevado el exceso de ella. de una biblioteca pública: y este magnífico legado enseña,
Él veía el voto ignorante, los audaces apoderados de él, el como resumen de su cuantiosa vida, que la suma deducción
egoísmo comiéndose al heroísmo, el amor a sí sofocando en del político más práctico y agudo que vivía en este pueblo
fue que la madre del decoro, la savia de la libertad, el mante-
cada hombre el amor a la patria, el amor al goce pervirtiendo
nimiento de la República y el remedio de sus vicios, es, sobre
en la mujer aquella majestad y dulcedumbre con que ilumina
todo lo demás, la propagación de la cultura.
y enamora.
Él se sentía ayudado de la habilidad en la virtud. JOSÉ MARTf
Él rebosó de justo júbilo cuando en pago de sus honrados [El Partido Liberal, México, 8 de septiembre de 1886, t. III, n. 460, p.
hechos, de su maestría mental, de su capacidad para pensar 1, col. 5 y p. 2, col. 14.1
por sí y directamente, de su influjo sobre los miembros no-
tables de su partido, con quienes se mantenía en cartas cons-
tantes sobre los asuntos públicos, se vio electo candidato de
los demócratas para presidir por cuatro años su República,
para limpiar los establos, para infundir idea nueva y tamaño
de grandeza en la vida de la nación, para entusiasmar y estre-
mecer a un pueblo que ha empezado a podrirse en la pros-
peridad.
Y itodo, todo vino a tierra, a la voluntad de una camarilla
injusta! Se aceptó como buena la elección falsa del estado
dudoso que debía darle el triunfo. Se consumó el robo del
puesto sagrado. Muy a borbotones le saltó al gran viejo la
sangre en el pecho. Muy amargamente vio pasar para sí y para
su pueblo la ocasión de volver a ser grande. Y con mucha
crueldad le llamaron cobarde sus amigos, porque no quiso
hacer andar sobre su sangre su derecho.
Pero él se fue a hablar con su hermana canosa, quien vive
en una casa que le regaló él de su trabajo, y departió mucho
con ella en sigilo en una tarde solemne; y templado en piedad
salió de aquella plática con mujer, decidido a perder su dere-
cho al honor más grande a que podía aspirar un hombre en
su patria, si había de costar una sola vida el conseguirlo.
iA esta abnegación han llamado miedo los que no son capaces
de ella! iLos que sólo a sí ven en el mundo, y a su engrande-
cimiento propio! ilos que no aman a la patria bastante para
posponerle todo amor de sí ! iPor aquella abnegación se negó
su partido a presentarlo de candidato en las elecciones si-
\ ANUARIO DU CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 71
70 ANUARIO DEL CENCKO DE ESTUDIOS MARTIANOS
Del pensamiento martiano dijo Julio Antonio Mella: Analicemos también lo siguiente: el pensamiento de José Martí
era profundamente anticolonialista y antimperialista. Martí
Consiste, en el caso de Martí y de la revolución, tomados avizoró los peligros del imperio yanqui con una profundidad
únicamente como ejemplos, en ver el interés económico- como no lo había hecho nadie antes que él en nuestro conti-
social que “creó” al Apóstol, sus poemas de rebeldía, su nente. Asimismo, se vinculó a las clases y capas más populares
acción continental y revolucionaria: estudiar el juego fatal de la sociedad cubana de entonces.
de las fuerzas históricas, el rompimiento de un antiguo
equilibrio de fuerzas sociales, desentrañar el misterio del Precisamente dos aspectos que le dan modernidad y universa-
programa ultrademocrático del Partido Revolucionario, c! lidad al pensamiento de Martí están en su profundo antimpe-
milagro -así parece hoy- de la coperación estrecha entre rialismo y en su incondicional vinculación a la causa de las
el elemento proletario de los talleres de la Florida y la clases y capas explotadas de su época histórica.
burguesía nacional; la razón de la existencia de anarquis-
tas y socialistas en las filas del Partido Revolucionario, Sería interesante que se evalúen científicamente los siguientes
etc., etc. hechos: no debemos abundar en estas palabras introductorias
acerca de la composición de clases de la sociedad cubana en
Efectivamente compañeros, resulta indispensable realizar esc 1895. Tampoco vamos a entrar ahora en e! análisis del triste
estudio. papel desempeñado por la burguesía, parasttaria y entreguista,
del siglo xx en nuestro país.
Veamos este otro hecho histórico. A raíz del asalto al cuartel
Moncada, Fidel Castro postuló que Martí había sido “cl autor No son estas palabras la ocasión de profundizar en un análisis
intelectual” del mismo. El ideario martiano tuvo una marcadí- de la composición de clases en Cuba durante la república me-
sima influencia en el proceso revolucionario cubano que con- diatizada. Sin embargo, debemos subrayar que un estudio del
dujo a la victoria del lro. de Enero de 1959. Puede decirse que pensamiento de José Martí y de la democracia revolucionaria
esa fue una etapa democrático-revolucionaria. La misma cul- en Cuba tomará seguramente en cuenta la composición de cla-
minó con el siguiente resultado literalmente expuesto en la ses de la sociedad cubana en 1895 y a lo largo del siglo XX,
Plataforma Programática de nuestro Partido: así como el miserable papel de la burguesía parasitaria, su de-
pendencia al imperialismo y, desde luego, el importantísimo
La victoria revolucionaria del lro. de enero de 1959 alteró papel desempeñado por el proletariado y otras capas explota-
en sus fundamentos la correlación entre las clases socia- das de la población.
les del país. El bloque burgués-latifundista fue desplazado
del poder político. Por primera vez en nuestra historia Debe estudiarse cuáles son las condiciones económicas, socia-
este poder pasa a manos de una alianza de las masas po- les y políticas que han prevalecido en las sociedades donde han
surgido figuras o movimientos democrático-revolucionarios.
pulares, donde tienen el papel dominante los intereses de
la clase obrera y de los campesinos trabajadores, repre- Las ideas democrático-revolucionarias no se han manifestado
sentados por el Ejército Rebelde victorioso y su dirección de igual forma en todos los ámbitos donde han tenido lugar
revolucionaria. movimientos o personalidades populares de este carácter. El
momento, el tiempo histórico, han ido adecuando diversas
Es indispensable, compañeros y amigos, valorar debidamente formas de manifestarse las ideas democrático-revolucionarias.
este hecho histórico.
Sería útil analizar, en las condiciones del mundo de hoy, donde
Por otro lado, consideremos lo siguiente: los cubanos hemos el sistema socialista se ha convertido en la fuerza más dinámica
apreciado que existe una profunda relación entre el pensamien- de la humanidad, en qué forma y profundidad pueden manifes-
to democrático-revolucionario de José Martí y nuestras ideas tarse las ideas democrático-revolucionarias en las sociedades
socialistas de hoy. Fidel señaló, refiriéndose a las guerras por
subdesarrolladas, y en especial, en los países en los cuales no
la independencia: “Nosotros entonces habríamos sido como ha concluido el ciclo de la revolución burguesa.
ellos, ellos hoy habrían sido como nosotros”.
Esto nos hace sugerir la necesidad de estudiar la relación dia- Este y otros muchos problemas se plantean ante nosotros. Hay
léctica del ideario democrático-revolucionario de José Martí un arsenal de elementos para investigar, de gran utilidad cien-
con el pensamiento socialista de la Revolución Cubana. tífica para el movimiento revolucionario.
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76 ANK4RIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS
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MARTIANOS
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ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 77
José Martí señala “el poder creciente de la casta llana, por el axiomas morales del filósofo y pedagogo Jose de la Luz y Ca-
acuerdo súbito de las masas obreras”.l La situación social en ballero, discípulo de Varela, adquieren un sentido anticolonial
los Estados Unidos la imagina como dos ejércitos contrapues- v van enfilados contra la esclavitud. Fue precisamente Luz y
tos: el ejército del capital armado hasta los dientes v cl ejer- Caballero quien sentaría en las bases de su doctrina ética el
cito del trabajo, engrosando y cohesionando sus filas. concepto “procomunal o bien general”; para el pueblo cubano
este “bien general”, ante todo, era la independencia.
<Hace falta decir que todas las simpatías de José Martí en
este conflicto estaban de parte de los oprimidos? En las ES- Luz y Caballero declararía que “la divisa de su corazón” era
ceMas norteamericanas puede verse cómo llega primeramente “la teoría del sacrificio y la abnegación en obsequio del pro-
a la conclusión de que la violencia revolucionaria es razonable comunal”.
en un país burgués donde la democracia es una máscara que
encubre el poder del capital (“por la ley o por el diente, aquí En estas palabras está el origen de los conceptos de José Martí,
ha de haber justicia”, “Cartas de Martí” O.C., t. ll, p. 172), quien, en su juventud, había proclamado por boca de Abdala:
y concluye que la revolución es inevitable: “aquel pueblo de
ayer, crudo y espantadizo, está tomando asiento delantero, y iOh, qué dulce es morir cuando se mwere
viendo como limpia el templo humano de víboras y momias. Lurl~anclo arldaz por defender la patria!
De vez en cuando es necesario sacudir el mundo para que lo [O.C., t. 18, p. 241
podrido raiga a tierra” (“La excomunión del padre Mc Glynn”,
O.C., t. 11, p. 242). Este llamado que José Martí repitió durante toda su vida y
que confirmó con su propia sangre, revestía un fondo político
José Martí no ve aún en el proletariado al portador del nuevo concreto, ya que sólo al precio de un heroísmo inconmensura-
y progresista método de producción, pero lo reconoce como ble, al precio del sacrificio, el pueblo cubano podría alzarse
fuerza motriz fundamental, coherente y decisiva del movimien- con el triunfo.
to revolucionario. En esto, por ejemplo, se distingue de algunos
demócratas revolucionarios rusos del siglo XIX que cifraban Reuniendo entre la emigración cubana medios para organizar
SLIS esperanzas en el campesinado. la guerra popular, José Martí vio en los obreros de la industria
tabaquera una disposición al sacrificio, al hacer entrega del
El democratismo revolucionario de José Martí fue un fenóme- último dinero a la causa popular. A ello se referirá en el
no nuevo en la historia del pensamiento político-social del artículo “Los pobres de la tierra”:
mundo. El Apóstol de la libertad cubana pensaba con categorías
históricas de alcance universal. Pero eso la guerra por la inde- Que el rico dé de lo que le sobra, es justo, y bien poco es
penden,cia de Cuba era para él “suceso de gran alcance humano, [. . .] Pero el que, a puro afán [. . .] quite de su jornal
y servicio oportuno que el heroísmo juicioso de las Antillas inseguro, que sin anuncio suele fallarle por meses, el pan
presta a la firmeza y trato justo de las naciones americanas v y la carne que lleva medidos a su casa infeliz, y dé de SU
al equilibrio aún vacilante del mundo” (Manifiesto de Monte- extrema necesidad a una república invisible y tal vez in-
cristi, O.C., t. 4, p. 101). grata, sin esperanza de pago o de gloria, es mérito muy
Y, sin embargo, el pensamiento revolucionario de José Martí puro, en que no puede pensarse sin que llene de amor el
tiene raíces nacionales, cubanas. Sus ideas políticas y sociales corazón, y la patria de orgullo [O.C., t. 3, p. 3041.
las expresaba, con frecuencia, en sentencias morales y éticas.
Hay que decir que en la historia del pensamiento social pro- Para Martí el ideal de estructura social era la república popu-
gresista cubano del siglo XIX, la moral y la ética desempeñaron lar democrática, una sociedad justa, basada en la igualdad, en
un singular papel. Ya el primer alentador de la lucha popular el derecho al trabajo y a la instrucción, en el respeto a la dig-
por la independencia, Félix Varela, consideraba la participación nidad de cada persona, un Estado “de equilibrio social” basado
en esta lucha como un deber moral de todo cubano. En los en el trabajo, ya que “ni indirectamente debe la sociedad hu-
años cuarenta, durante el brutal terror militar y policiaco, los mana alimentar a quien no trabaja directamente en ella” (“In-
migración italiana”, O.C., t. 8, p. 379).
1 José Martí: “Un drama terrible”, Obras compktas, La Habana, Editorial Nacional de
Cuba, 1963.1965, t. 11, p. 334. (En lo adelante, las citas que se refieran a la obra de Para esa república, José Martí no veía un prototipo concreto
José Martí se remitirzin a la mencionada edición de sus Obras completas. [N. de la R.]). entre los Estados vigentes en el mundo: “En un día no se hacen
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82 ANl:.ZRIO DEL CENTRO DE ESTUDlOS MARTIANOS
ANUARIO DEL CENTRO
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DE ESTUDIOS MTIANOS 83
repúblicas; ni ha de lograr Cuba, con !as simples batallas de La yerra no se puede desear, por su horror y desdicha
la independencia, la victoria a que en sus continuas renovacio- aunque un observador atento no puede desconocer que
nes, 1~lucha perpetua entre el desinterés y la codicia y entre la la guerra fomenta en vez de mermar, la bondad y justicia
libertad y la soberbia, no ha llegado aún en la faz toda del entre hombres, y que estos adquieren, en los oficios dia-
mundo, el género humano” (“Los pobre; de la tierra”, art. rios y sublimes del combate, tal conocimiento de las fuer-
cit., p. 304). zas naturales y modo de servirse de ellas, tal práctica de
unión, y tal poder de improvisación que, en un pueblo
Y Martí reitera que la independencia política es só!o el primer nuevo y heterogéneo sobre todo, los beneficios de la gue-
paso para crear un nuevo Estado, una república popular, que rra [ . . . ] son mayores que el desastre parcial, por la des-
la lucha princip;ìl está por delante y que será una lucha social: trucción de la riqueza reparable y la viudez de las familias
“La revolución no es la que vamos a iniciar en la manigua, [“La guerra”, O.C., t. 2, p. 611.
sino la que vamos a desarrollar en la república” y “se morirá
por la república después, si es preciso, como se morira por la La fuerza y la vitalidad de los conceptos de Martí quedaron
independencia primero”. demostrados sesenta años después de su heroica muerte. La
Revolución Cubana triunfó bajo la bandera de Martí. “Martí
La principal fuerza motriz de la guerra por la independencia, fue el mentor directo de nuestra revolución”, diría el Che
“la guerra necesaria”, según Martí, deben ser las masas popu- Guevara. Y los primeros pasos de la revolución triunfante
lares, y tal guerra se lleva a cabo, ante todo, en interés de ias fueron dirigidos a cumplir los legados de Martí. Cuba se eman-
masas populares. Era “la guerra de dignidad y de miseria”. Lo cipó de la dependencia política y económica de los Estados
de “miseria” estaba claro; la premisa de la dignidad y de una Unidos; en el país se hizo la reforma agraria y se entregó la
vida humana para los trabajadores y explotados será el trabajo tierra de los latifundistas al pueblo trabajador; se alfabetizó
libre y garantizado. a toda la población.
Fidel Castro y sus correligionarios, actuando en nuevas condi-
Más, Lqué hacer con los terratenientes, funcionarios, con toda ciones históricas, siguen por el camino abierto por José Martí.
la casta parásita de la sociedad cubana, que perdió su dignidad, Y con la misma consecuencia con que el Apóstol de la indepen-
arrastrándose a los pies de las autoridades españolas o de los dencia cubana llegó al democratismo-revolucionario llegaron
capitalistas norteamericanos? <Cómo incorporarlos al trabajo ellos al socialismo, pues sólo con la teoría marxista revolucio-
y hacerlos “útiles” para la sociedad? Hay que decir que José naria pudo la nueva república, resolver, en bien de las masas
Martí, todavía a principios de los años ochenta, en el poema
populares, los problemas que tenía planteados, tanto sociales
“Al buen Pedro” prometía liberar de “su infamia” a estos
como económicos. Y sólo dentro del campo de países socialis-
“bribones”.
tas, podría mantener Cuba su independencia, la dignidad
En las obras del Apóstol de la independencia cubana no vemos ganada en el combate, la dignidad del país, la dignidad del
propuestas concretas ni proyecto alguno sobre la forma estatal pueblo, la dignidad de cada cubano.
de la futura república. Tal vez no expusiera sus planes porque
no quería suscitar recelos antes de tiempo y provocar una
escisión en las filas de los combatientes por la independencia.
Sin embargo, sí podemos decir con pleno fundamento que
Martí confiaba en la iniciativa de las masas populares. Poco
antes de morir, en una carta a Manuel Mercado, escribía: “Pero
en cuanto a formas, caben muchas ideas, y las cosas de hom-
bre, hombres son quienes las hacen” (Carta a Manuel Mercado,
18 de mayo de 1895, O.C., t. 4, p. 170).
del ideario de José Martí José Martí, que fue el guía y organizador
guerra emancipadora, dedicó sus primeros
de la nueva
esfuerzos a
unir todas las clases y sectores interesados en el propósito
y su significación internacional nacional liberador. Agrupó a los cubanos de la emigra-
ción, organizó el primer partido revolucionario de Cuba
para luchar por la independencia y por una república de-
VALENTINA 1. SHÍSHKINA mocrática, y enarboló un arsenal de ideas avanzadas que
habrían de servir de bandera no sólo a los revolucionarios
de la época, sino también a los de generaciones posterio-
res. [Plataforma programática del Partido Comunista di
Una de las cuestiones más importantes de la lucha ideológica Cuba; Tesis y resolución, La Habana, Departamento de
contemporánea es la relación del marxismo-leninismo con el Orientación Revolucionaria del PCC, 1976, p. 71
pensamiento sociopolítico progresista premarxista, con la he-
rencia teórica que nos legaron los grandes precursores revolu- La ideología de José Martí reflejó las necesidades de las capas
cionarios. más progresistas de la sociedad cubana y rebasó las limitaciones
Puede afirmarse que los estudios teórkos que se han propuesto ideológicas de la etapa de 1868-1878.
destacar los aspectos revolucionarios de la obra de José Martí, El ideario martiano constituye una nueva etapa en el desarrollo
en este marco, constituyen aportes decisivos a su caracterización de las ideas progresistas en el país; es, de hecho, la forma su-
como demócrata revolucionario. En esta dirección han desem- perior del pensamiento premarxista en Cuba. Las ideas del
peñado un papel importante las palabras de Fidel Castro y de Maestro prepararon las condiciones para la difusión en Cuba
otros dirigentes revolucionarios, los estudios de Juan Marine110 de la teoría marxista-leninista.
y Carlos Rafael Rodríguez, así como las investigaciones de José
Antonio Portuondo, Roberto Fernández Retamar, y José Cantón En la concepción martiana, el núcleo central de la ideología
Navarro. Gran interés ha suscitado este tema entre los estudio- democrático-revolucionaria se expresa en sus ideas sobre la
sos soviéticos que como Stolbov, Ermoláev, A. Zorina, Grigu- guerra de liberación nacional y el papel que desempeñan el
levich y Ternovoi, le han ronsagrado diversos trabajos. El pueblo y el partido revolucionario en la transformación revolu-
tema ha atraído también la atención de jóvenes estudiosos cionaria de la sociedad, y en su contenido antimperialista y
cubanos, como Adalberto Ronda, Elena Jorge y Joel Sosa. humanista. Este ideario fue tomado y continuado de manera
creadora por el Partido Comunista de Cuba.
La historia del pueblo cubano es la de una lucha ininterrum-
pida contra el opresor extranjero. En esta contienda las ideas Roberto Fernández Retamar ha señalado que para comprender
de Céspedes, Agramonte, Sanguily y Máximo Gómez influyeron a Martí es necesario definir el lugar que este ocupa entre sus
en la conciencia revolucionaria del pueblo. La profundización contemporáneos. En realidad, al comparar la ideología martia-
de las contradicciones y los nuevos conflictos sociales determi- na con la de los ideólogos progresistas revolucionarios de su
naron el desarrollo de la teoría revolucionaria. Uno de los es- época, tenemos la posibilidad de comprender la significación
labones más importantes en la historia del pensamiento cuba- internacional de su ideología, que estaba determinada no sólo
no es el ideario de José Martí, jefe e ideólogo de la revolución por la interpretación de la sociedad cubana, sino también por
cubana de 1895. la profundidad con que formuló las exigencias del desarrollo
de los países coloniales y semicoloniales. Esto es precisamente
A diferencia de Céspedes y Agramonte, héroes nacionales de la 10 que caracteriza a los ideólogos progresistas de aquel período
Guerra de los Diez Años, Martí tipifica al hombre de pueblo. de fines del siglo XIX. Tenían ellos toda una serie de elementos
Podemos afirmar que en la última etapa de la guerra de libe- comunes, dado que las leyes universales del período se mani-
ración José Martí representaba los intereses de los trabajado- festaban en cada país de una forma concreta y específica y
res de la nación cubana. reflejaban el pensamiento progresista de los mismos.
86 ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
~~ -
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
meno imperialista, cuenta con extraordinaria sensibilidad, luchador?s independentistas suele hai;;r -como los habu ~11
aguda inteligencia y honestidad a toda prueba, cualidades que
nuestro país- elemento5 COIlSei-vadores, c‘ incluso l-c‘aCcic;:ik-
le permiten apreciar algunas características del imperialismo,
rios, ajenos a los intereses y anhelos de las masas populares.
denunciar los peligros que este supone y señalar vías adecua-
das para enfrentarlos. El caso de Alarti c’s, dcsdc ~LW~O, 1-adicalr-n~!;!~ distinto. s:i:
concepciones wnst itu!.en Irc fLlll~!,?,~ll~ilt~Ció~~ tdúrica de la I’c-
Pese a que el imperialismo/no ha alcanzado aún su plenitud
\-oluc.ión democrtitica, a la que SC‘ entrega tot;ilmentt: cun ;,I:!la
Martí observa certeramente la concentración de la producción
y del capital, que conducen a la formación de los monopolios, y conciencia de que, como ha ocurrido en muchos casos yu- 21
conoce y cita, no basta con k[Tarantizar la independencia nacic:lrll
denuncia claramente el papel de estos; comprende el signifi-
para lograr con ello la democracia. Independencia es una c’:..a
cado del capital sobrante (él usa los términos de “capital deso-
v revolución otra, afirma categóricamente, >- :ld\iertc qac !a
cupado” y “capital ocioso”); se refiere a la aparición de una
independencia sería más temible que deseable si diera paso a
oligarquía finan:ciera (él habla de una “aristocracia pecuniaria”)
y a la exportación de capitales, y enjuicia la pelea por el reparto una nueva tiranía (Cf.: “Autonomismo e indcpcndencin”, O.C.,
del mundo entre las potencias rivales. Rasgos que expondría t. 1, p. 355). En una ocasión le dice claramente a Carlos &liÍ%J:
Lenin décadas después, como resultado de un estudio más “LLa revolución? La revolución no es la que vamos a iric:iar en
acabado y con absoluto rigor científico. la manigua, sino la que vamos a desarrollar en la wpúblics”
(Instituto de Historia del Movimiento Comun;sta y de la Revo-
Martí ve en el imperialismo norteamericano el peligro mayor lución Socialista de Cuba: Mella. Documentos y ar!í:.lrlos, LLI
para nuestra América, y particularmente para Cuba. Y lucha Habana, Ed. Ciencias Sociales, 1975, p. 269).
activamente contra él, poniendo en guardia a los demás pue-
blos latinoamericanos. Aunque la guerra que organiza está 0 sea, que Martí no veía la independencia como LI:-: fin cn ~1,
dirigida contra el poder colonial de España, sabe que es mucho sino como un primer paso indispensable para erigir u;a re+-
más temible el poderoso vecino agazapado al norte de la Isla, blica democrática, libre de toda la herencia reaccionaria, anti-
y advierte pocas horas antes de morir que todo cuanto ha popuIar y burocrática de la colonia. Y en esa república, 13s
hecho y hará comporta una finalidad esencial: “impedir a tiem- masas serían el factor esencial.
po, con la independencia de Cuba, que se extiendan por la
Como Chernichevski, para quien el pueblo es el sujeto de la his-
Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre toria, Martí advierte desde muy temprano: “Ignoran los cl&-
y;sp,;$rras de América” (Carta a Manuel Mercado, O.C., potas que el pueblo, la masa sufridora, es el verdadero jefe
* > * de las revoluciones” (Cuaderno de apuntes, O.C., t. 21, p. 108).
Creemos, pues, que es totalmente justo considerar a José Martí Y cuando comienza a organizar la insurrección afirma: “Del
como el primer líder concientemente antimperialista de la in- pueblo es la guerra, y hay que ordenarla de modo que no de-
dependencia americana. Es más, su agudeza al apreciar el fraude al pueblo (“A Francisco María González”, O.C., t. 1, p.
fenómeno imperialista, la naturaleza bárbara y expoliadora del 347). Está totalmente convencido, por la experiencia de la gue-
mismo, su cabal comprensión de la táctica correcta para la rra anterior y por su espíritu genuinamente democrático, de
lucha contra el colonialismo y el imperialismo -en primer que la revolución a que aspira jamás podrá lograrse si se le
lugar, su temprana y genial concepción de un virtual frente pretende conducir con métodos personalistas, sobre la base
popular de liberación nacional-, y el modo de llevar a la prác- del caudillismo y el elltismo.
tica sus ideas y tácticas, constituyen preciosas experiencias v Por eso crea una organización -el Partido Revolucionario Cu-
enseñanzas para los luchadores contra la opresión y explotación bano- en que se conjugan la disciplina indispensable a una
imperialistas, todavía en el mundo de hoy. empresa de tal envergadura, con la democracia que obliga LI
los dirigentes a pensar y actuar en función dr los dirigidos. ES
DEMOCRATISMO el primer partido político que se organiza en este continente
para dirigir la lucha por la independencia nac’onal; un partido
Pero solamente la categoría de luchador anticolonialista Y an- que aspira, según su fundador, a unir, “en disciplina estrecha
timperialista, con todo su extraordinario valor, no sería sufi-
y democrática a la vez”, a todos los que, sin distingos de razas,
ciente para permitirnos calificar el pensamiento de Martí como
credos ni nacionalidades, están interesados en tener ima patria
democrático y revolucionario. Sabemos que en las filas de los
libre.
-
ANCARIO DEL CENTRO DE EST‘t DIOS MARTIAKOS 99
’ h,î~>íc\rl lOSJt.ado inocular- -como resultado de u~la continua Coc idtktico valor !. justeza enfrentó Martí otros asp,Jctos del
;‘i;t ?o: de propaganda y educación que duró siglos- en las capas misa;?0 problema, lo que !iamG “la cuestión toral”: la respuesta
medias y hasta CR sectores humildes de In población blanca. a la cterna pregunta sobre si él pc‘rmitiría el matrimonio dc
‘;u hija blanca con un hombre negro. Responde firmeme~tt~ que,
En fin, cn la sociedad de blancos cubanos se nw;!c;aban, con de presentarse esa situación, él tendría la sensatez y e! valo
rcspccto 31 ne gro, por aquella época, el menosprecio, la descon-
de airontar el aislamiento social y de consentir en esa u!lión.
fianza, cl miedo y otras manifestaciones discriminatorias. Y el Expresa que “el matrimonio no es un derecho dc cada hombre
dirigenic político que, en esas condiciones, se aireviesc a asu-
sobre cada mujer, sino la unión voluntaria de dos seres de di-
mir la defensa de los derechos democráticos ‘; humanos del ne- verso sexo”. De modo que cuando existe la mutua adhesión,
gro, se exponía a pcl.der su ascendencia sobrr, la poblaci<in la voluntad libre a la vez de los seres de un color y los de otro,
blanca del país. exisiirá la condición esencial del matrimonio, y se hará en la Iey,
Pues bien, Martí supo encarar ese dificilísimo problema, cn porque ya está hecho en el orden del espíritu y en el tribunal de
todos sus aspectos, con absoluta justeza, aguda inteligencia ? la naturaleza.
extraordinario valor.
“La fusión de las dos razas se ha hecho”, agrega Martí, “y se
Comprendió que, en un país donde las masas negras consti- continuará haciendo”. Y vinculando SLZ concepcibn de la igual-
tuían la tercera parte de la población y donde habían aportado dad de razas con su fe inquebrantable en las masas humildes,
decenas de miles de vidas en la lucha por SLI liberación social se hace esta pregunta: “; Por dbnde empezará la fusión?” Y él
y nacional, no podía hablarse de integración de la nacionalidad mismo se responde:
cubana ni aspirarse, con posibilidades de victoria, a una patria
libre e independiente, sin que los negros se incorporaran jun- Por donde empieza todo lo justo y lo difícil, por la gente
to a los blancos, con plena igualdad de derechos, en los ejkci- humilde. Los matrimonios comenzarán entre las dos razas
tos liberadores. Y grande habría de ser su lucha contra los pre- entre aquellos a quienes el trabajo mantiene juntos. Los
juicios raciales, incluso dentro de las propias filas indepen- que se sientan todos los días a la misma mesa, están más
dentistas. cerca de elegir en la misma mesa su compañera, que los
Ahora bien, la vehemente defensa que hizo Martí de la igual- que no se sientan nunca en ella. De abajo irán viniendo
dad plena de negros y blancos, no constituye sólo la expresión de esa manera [G~~VZFFZU, La Habana, 28 de enero de 1978,
de una táctica política acertada. Es igualmente el resultado P. 21.
natural del análisis científico que él hizo, J’ que lo llevó a ex-
presar. Estas ideas, en la Cuba colonial del siglo pasado, sólo podían
ser concebidas por un marxista o por un representante del
No hay odio de razas, porque no hay razas. Los pensado- má- genuino pensamiento democrático revolucionario.
res canijos, los pensadores de lámparas, enhebran y reca-
lientan las razas de librería, que el viajero justo y el ob- GUERRA DE LIBERACIÓN Y LUCHA DE CLASES
servador cordial buscan en vano en la justicia de la natu-
raleza, donde resalta, en el amor victorioso y el apetito Un aspecto muy discutido es la posición de Martí en lo que
turbulento, la identidad universal del hombre [ . .] Peca atañe a la violencia revolucionaria. Él, que predicó desde su
contra la humanidad el que fomente y propag,ye la oposi- infancia la violencia como vía de los pueblos subyugados para
cir;n v el odio de las razas [“Nuestra -4mérica , O.C., t. 6, librarse del yugo opresor (recuérdese, por ejemplo, su obra
Po 32j. .Ibdaln), demoró muchos años en comprender, sin embargo,
la necesidad de la violencia revolucionaria para resolver las
Sobre ia base dci anjlisis objctivu, considera un crroï sociolO- contradicciones sociales. Hasta mediados de los años ochenta
glso cl conside:-c.r inf:,riot- a un purb!o o raza por el hecho cle se pronuncia a menudo por la conciliación de clases, y esa es
que se encuentre e:~ Q:IO dc los cst2dios inferiores de su c.1~~ rma dc las razones que lo impulsa a simpatizar con la Noble
arrollo. Y rcbatc cn el orden científico las teorías racistas del Orden de los Caballeros del Trabajo. Como Herzen, aspiraba a
sociií!ogo francés Le Tourneau y de otros portadores de simi- ganar, mediante la prédica, a ricos y pobres, a patronos y
lares ideas oscurantistas y reaccionarias. obreros.
102 ANCARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIA!!OS
__ . - - ~.~
1. En los procesos de cambio que les tocó vivir, los llama- Chernichevski, bien se sabe, fue un materialista tenaz \’ militan-
dos demócratas revolucionarios llevaron o intentaron te. Cierto que Plejanov -por ejemplo- encontrabaUmás que
llevar hasta el extremo las posibilidades que Lenin Ila- rasgos de idealismo en algunos de sus estudios históricos, y que
con cierta chocante machaconería, insiste en calificarle de sor
maría “verdaderamente demócratas” de sus particula-
res circunstancias. cialista utópico -con lo que se nos remite a una cateaoría
engelsiana de significado básicamente negativo-. Ha de &tar-
2. Todos ellos fueron periféricos a los que serían o eran se, sin embargo, que tal insistencia es particularmente caracte-
ya en su época, los países del capitalismo avanzado, y rística de la segunda edición de su libro sobre Chcrnichevski
fueron también, por tanto, ajenos a los orígenes, evolu- (1910), cuyas correcciones (exclusiones y añadidos) a la primera
ción e impacto directo e inmediato del marxismo (o so- edición, por ser ya del Plejanov menchevique, van muy especial-
cialismo científico) . mente dirigidas a criticar en Chernichevski un “idealismo” que
-según Plejanov- se revela especialmente en su idea de la his-
3. Así, los demócratas revolucionarios pueden ser pre- toria y, más concretamente, en la idea de que las “gentes me-
marxistas (como Petöffi) ; desconocedores del marxis- jores” eran las que elevaban la conciencia de las masas, prepa-
mo en pleno marxismo (Chernichevski); ajenos al mar- rándolas así para los “saltos” revolucionarios’. Puesto que los
xismo, e incluso negadores en alguna ocasión de aspec- bolcheviques podían encontrar ahí un antecedente de su propia
tos centrales del mismo en el momento definitorio del
idea sobre el Partido y la revolución, Plejanov insiste en denun-
imperialismo (como Martí), o ya incluso en los años ciar el “idealismo” de tal propuesta, en tanto que pasa a la ligera
de la revolución rusa de 1905 y la revolución de 1917 no sólo sobre otros textos de Chernichevski al respecto, sino
(como Sun Yat Sen). -según nota Lenin en sus comentarios al texto- sobre lo que
Pero esta relación general de parentesco plantea tales proble- se refiere a la praxis misma del gran publicista. Lenin leyó con
mas con respecto a la especificidad de las condiciones socio- gran atención el texto de Plejanov y resulta significativo que en
económicas y políticas de cada una de las sociedades a las que un momento en que este escribe que no debe temerse la “repeti-
pertenecen estos individuos, así como respecto a la originalidad ción” de su idea central -es decir, que Chernichevski, en el
particular de los mismos, en tanto que, por lo demás, dejan tan fondo, era idealista- Lenin escriba al margen una soIa palabra:
en el aire el significado del término “verdaderamente democrá- “iexcesivo!” Con lo cual, por supuesto, no se pretende negar las
tico”, que tal vez no resulte del todo ocioso dudar de que gane- huellas del idealismo en el materialismo de Chernichevski, sino
mos algo en precisión remitiendo cada una de estas figuras -y, darle su sentido histórico más justo.
en nuestro caso, a Martí- a una “familia” tan amplia y diversa, También es verdad que el materialismo de Chernichevski tiende
que bien puede parecer excesivamente difusa para algunos. No a veces al mecanicismo y resulta curiosamente adialéctico para
sin razón se han expresado ya aquí mismo algunas dudas al quien fue tan buen conocedor de Hegel y, en tantos otros senti-
respecto.
2 Cf. en particular el cap. 3 de la Primera Parte y los caps. 1, 2 y 4 de la Segunda
Las dudas, claro está, han de resolver, en última instancia, a la Parte de G.V. Plejanov: N.G. Cfzernychevsky, San Petersburgo, 1910. Utilizó aquí la
versuh parcial reproducida en el val. 38 de las Obras de Lenin (correspondiente a
luz de los resultados concretos que arrojen las diversas ponen- Cuadernos filosó~icosl, ya que en ella se encuentran los comentarios de Lenin a que
cias que sobre la obra de Martí y su circunstancias se presentan nos referimos más adelante.
cn este Simposio. Sin embargo, puesto que el término “demó- 3 Ob. cii., frase final del cap. 2 de la Segunda Parte.
crata revolucionario” viene de Lenin, no estará de más tratar
4NCARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS ANCARIO DEL CES I-RO DE ESTUDIOS MARTIANOS
110 _~___--
111
dos, tan buen dialéctico. Pero ni ello ni el alegato de Plejanov de la humanidad como historia de la lucha de clases; que dis-
excluyen que la importancia radical de Chernichevski en la his- :inguía con claridad entre nación v clase, así como entre cultu-
toria del pensamiento ruso se encuentra en su materialismo ra nacional y cultura de clase; L- &e, apurándose en las ideas
explícito y militante tal como se expone, por ejemplo, en El más avanzadas de su tiempo, polemiz6 lú’cidamente contra cI
principio ulztropológico CU filosofía (1860);” o en su estética, racismo ya rampante en aquellos años del imperialismo vic-
:anto, por ejemplo, en su tesis doctoral sobre La relación entre ioriano.
el arte y la realidad (1855), como en su antiplatónico ensayo Es obvio que ninguna de estas características permite Ia com-
sobre “La poética de Aristóteles” (en el cual, dicho sea de paso, paración con, por ejemplo, Petöffi, aquel espléndido poeta que,
se encuentra ya una notable, aunque breve, recuperación de habiendo sido siempre un ser profundamente romántico, entra
Spinoza para el pensamiento materialista) ; o en las extraordi- en la historia del pensamiento revolucionario porque su pasión
narias cartas sobre educación y ciencia escritas a sus hijos, ya política se disparó vertiginosamente a partir de la Revolución
desde Siberia, en 1878, en las que se encuentran aquellas pala- europea de 1848, llevándole a la lucha -y a temprana muerte-
bras que fueron casi su consigna de lucha contra el idealismo: por la independencia de Hungría. Parece igualmente claro que,.
“Lo que existe es la materia. Nuestro conocimiento de las pro- salvo en sus ideas antirracistas -y dicho sea ello sin ánimo dc
piedades de la materia es conocimiento de la materia en cuanto entrar aquí en la compleja cuestión del idealismo del Martí-,
materia, lo que existe invariablemente. Cualquier propiedad nada es tampoco comparable a este nivel entre Martí y Cher-
dada es invariablemente materia. La fuerza es una propiedad nichevski.
desde cl punto de vista de su operación. Por tanto, la fuerza es
materia misma”.’ Si así resulta que tres de los hipotéticos miembros dc la “fami-
lia” de los demócratas revolucionarios no son comparables
Rigurosa y polémicamente, Chernichevski se propuso -y entre sí en cuestiones tan fundamentales, ¿se nos desintegra
logró- avanzar en Rusia la causa del materialismo. En tal lucha, acaso la gran “familia”? Antes de llegar a tal conclusión con-
v en conflicto con el idealismo escéptico, llegó, por ejemplo, vendrá ya recordar la lectura que Lenin hace en este sentido
incluso a adelantarse en su argumentación contra el relativismo de Chernichevski.
y sobre la posibilidad de conocer las cosas en sí a algunos de
los aspectos desarrollados posteriormente por Lenin en la polé- Calificándole alguna vez, simplemente, de “democrata” ‘i Lenin
mica contra los machianos en Materialismo y empiriocriticismo. llama a Chernichevski también, indistintamente, “gran kocialis-
Parte nada despreciable de ese materialismo es también su ta ruso del periodo premarxista”,* “demócrata de aquella época
tesis acerca de la relación determinante que existe entre el en que democracia y socialismo no aparecían divididos”,s “gran
momento histórico en que se producen las ideas y la historia revolucionario rus~“,~O ” representante de la nueva generación
de esas ideas. tesis en la que Chernichevski llega incluso a pro- de revolucionarios de procedencia no noble”ll (vuznochintsi: a
poner una relación análoga a la que luego se llamaría “partidis- diferencia de Herzen, por ejemplo) y “demócrata combativo”,‘”
mo” entre el pensamiento y los intereses de clase, de fracción así como, también, “socialista utópico”.13 “Pero” -explica
de clase y hasta de “partido” de los pensadores.6 Lenin, y aquí radicaría su diferencia con la interpretación de
Por si todo ello no bastara para considerarle como eslabón Plejanov- “Chernichevski no fue sólo un socialista utópico.
fundamental en la evolución del pensamiento revolucionario Fue también un demócrata revolucionario”, porque -en ÚItima
de su patria, hemos de recordar también -y para Len+ esto instancia- “su espíritu respira el espíritu de la lucha de
llega a ser lo central- que Chernichevski entendió la historia cIases”.14
4 Donde escribe, por ejemplo, que “el organismo humano es una combinación que-
7 En “El orgul10 nacional de los gran-rusos”.
ca extremadamente compleja que sufre un proceso extremadamente complejo que Ila-
mamos vida” y que “el hombre ha de ser considerado como un ser uno poseedor 8 En Comunismo de “izquierda”, una enfermedad infantil.
de una sola naturalezn, que la vida humana no ha de dividirse en dos mitades, per- 9 En ¿Qttiénes son los “amigos del prleblo”?
teneciente cada una a una naturaleza diferente”. The Anthropological Principie in
10 “Carta a los obreros americanos”.
Philocophg, en N.G. Cltem!‘chemky, Selected Philosophical Essays, Moscú, 1953; p. 104
\’ 132-3. 11 Cf. “En memorias de Herzen”.
5 Oh cit., p. 536. En una de esas cartas (oh. cit., p. 558) encontramos txnbién lo si- 12 En Historia de la prensa obrera en Rusia.
pxliente: "Sikrates fue uq ho;n!x-e que en mochos actos demostró tener un noble ca- 1s Por ejemplo en Zoc. cit. y en “La reforma agraria y la revolución obrera y calñpe-
r;lctec. Pero cra enemigo de la verdad científica y por ello enseñ6 muchas COSOS sina” (Cf. fragmentos en Escritos sobre Za literatura y el arte, Barcelona, 1975, p.
L
îhsurcl?s”. I 59.60).
14 Escritos sobre la literatura y el arte, p. 60.
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTMNOS
- __~.___ -~~ 113
Entendidas estas expresiones en sus respectivos contextos, re- mismo se distinguía’* son, precisamente, los primeros populis-
sulta claro que van todas dirigidas a distinguir a Chemichevski tas, y que, por otro lado, los populistas de fin de siglo, que se-
clc 10s dcmocratas burgueses de su tiempo, y, muy especialmente, guían insistiendo en que las relaciones de producción en el
ct¿ lo que, de hecho, cra la ideología capitalista de los populistas campo ruso no eran capitalistas, pretenden incluir entre sus
liberal-s, con los cuales solo en términos muy generales puede antecedentes nada menos que al joven Hcrzen y a Chernichevski.
Lt-ociarse a Chernichcvski. Ello resulta evidente, por ejemplo,
~1-1 con30 Lcnin opone la evolución y el sentido de la obra de Lenin, pues, de un solo golpe, e insistentemente, I-ecrrpel-a a
Chernichcvski a las de Herzen, en cuya travectoria política Chernichevski para el pensamiento revolucionario según desen-
Lenin distingue un primer momento “revolucionario” de una mascara la ideología pequcñoburguesa que se esconde bajo el
larga ci:lpa últiilla “liberal”. Lenin califica al primer Herzen de pretendido “socialismo” de los populistas finiseculares cuvos
“dernócrz ta, revolucionario [y] socialista” y, a la vez que anade “antepasados” en los años sesenta significaron un avance rèvo-
que su socialismo era una de tantas variantes del socialismo bur- lucionario gracias a gentes como Chernichevski, en tanto que
gutis v pcqueñoburgués de la primera mitad del XIX, propone ellos son va. decididarnentc, enemigos del socialismo; i.e., de la
tambiln que el sentido progresista de la obra de Herzen desa- “‘verdadera democracia”.
parece cuando “toda traza de socialismo desaparece” de ella. Esta polémica está implícita en todo lo que Lenin escribió
sobre Chernichevski; pero aparece de manera explícita ya cn
De todos modos, el Herzen joven y de la primera madurez signi- 18dO en ;Q:~kkes son los “amigos del pueblo”?, texto ql:e, de
nifica un momento imprescindible en el desarrollo del pensa- hecho, cs- el contexto al oce debemos referir todo lo que Lenin
miento revolucionario ruso, y su importancia radica en que escribió después sobre Chernichevski y casi todo lo que dijo
“empezó cl trabajo de agitación revolucionaria”, trabajo que sobre los “demócratas revolucionarios”. No es cuestión, desde
“asumieron, extendieron, fortalecieron y templaron los ‘raz- luego, de entrar aquí en ningún análisis mínimamente demllado
nochintsi’ revolucionarios, desde Chernichevski hasta 10s héroes de obra tan importante y tan densa. Bástenos la referencia y el
de Narodnaya Volya”.lj Chernichevski -insiste Lenin en otra recordar cómo Lenin explica que cuando “semejantes señores
parte- a pesar de su “socialismo utópico”, “dio un gran paso [los populistas] hablan de los ‘ideales de nuestros antepasados’
adelante en comparación con Herzen”.ls Por tanto, Chernichevs- pretenden que ellos, precisamente ellos, conservan las tradicio-
ki y los que “representaban la nueva generación de revoluciona- nes de los tiempos en que Francia difundía por toda Europa las
rios de procedencia no noble, tenían razón cuando reprochaban ideas del socialismo y en que la asimilación de estas ideas daba
a Herzen su paso de la democracia al liberalismo”.l’ en Rusia las teorías y las doctrinas de Herzen, de Chernichevski.
Esto es ya del todo escandaloso. . . “l’. A lo que siguen unas pá-
En toda esta cuestión, que desde fuera del pensamiento revolu- ginas decisivas sobre lo que significaba ser demócrata en Rusia
cionario bien podría parecer bizantino entretenimiento de erudi- en los años sesenta del XIX y lo que eso mismo significaba frente
to estudioso de la historia de las ideas, mueven a Lenin dos al sociahsmo a fin de siglo. Y es aquí, precisamente, donde Lenin
razones políticas urgentes por una parte, la necesidad de re- escribe sus primeras páginas magistrales sobre el significado de
construir la historia del pensamiento revolucionario ruso ante- la obra de Chernichevski, subrayando su materialismo, su con-
rior ai marxismo y a la socialdemocracia; por otra, y esta es cepción de la lucha de clases, etc., y oponiendo al gran demócra-
quizás la clave de todo el asunto, según veremos, la necesidad ta a quienes han llevado al “envilecimiento del populismo”,20 es
de aclarar las posiciones revolucionarias socialdemócratas decir, de lo que había de revolucionario, de verdaderamente
frente al reformismo de los populistas de fines del XIX y princi- democrático, o sea, de germen del socialismo, en la obra de
pios del xx. Chernichevski.
Ahora bien, estas dos preocupaciones resultan ser una sola en Ahora bien, esta misma distinción entre liberales y demócratas
cuanto entendemos, por un lado, que los liberales de los que verdaderos, sean estos populistas antiliberales de mediados del
Lenin distingue a Chernichevski y de los cuales Chernichevski siglo x1x 0 socialistas científicos, es la que Lenin se propone
aclarar a proposito de mo\.imientos y personas antimperialistas artículo, con un final giro dialéctico, termine proponiendo que
en situaciones coloniales y anticoloniales cuando, entre otras cuando aumente y se fortalezca el proletariado chino, sabrá
cosas. escribe en 1912 el artícuio sobre “La democracia y el encontrar “ el núcleo democrático revolucionario” de las “uto-
populismo en China”. pías pequeñoburguesas” de Sun Yat Sen y los suyos -como
ja socialdemocracia rusa, y Lenin en particular, encontraron
Se recordará que la tesis del artículo es que existe una analogía el núcleo democrático revolucionario de los primeros populis-
entre el populismo ruso y “la democracia y el populismo en las tas y, muy especialmente, del pensamiento materialista y anti-
revoluciones contemporáneas de Asia”. El caso más notable liberal de Chernichevski.
sería el de China, cuya “democracia burguesa. . . está teñida de
un color populista completamente análogo al ruso [del siglo En la comparación del artículo dedicado a Sun Yat Sen con las
XIX]“. El ejemplo mejor lo encuentra Lenin en la plataforma múltiples páginas y referencias que Lenin dedica a Cherni-
política de Sun Yat Sen, “cada línea” de la cual está “impreg- chevski, podríamos, pues, subrayar, entre otras, tres cosas:
nada de un sincero y combativo democratismo”. A ese demo- 1. Es evidente que -al igual que ocurre en su tratamiento de
cratismo Lenin lo califica también de “íntegro”, de “elevado y Merzen- Lenin encuentra en Sun Yat Sen elementos profun-
sincero”, de “consecuente”, y llama a Sun Yat Sen “demócrata damente negativos, en tanto que hasta cuando califica a Cherni-
avanzado” y, en fin, “demócrata revolucionario”. A lo que afia- chevski de socialista utópico (o cuando reconoce en él una cier-
de que Sun Yat Sen lo es porque está “pletórico de la nobleza ta tendencia mecanicista), entiende su papel histórico y ei
y del heroísmo propios de una clase no en descenso, sino c:n ccntido general de su obra de manera totalmente positiva
ascenso”, clase que, por tanto, es “digna compañera de los
grandes predicadores y grandes hombres de finales del siglo 2. El artículo sobre Sun Yat Sen es característicamente leni-
XVIII en Francia”. niano, comparable, por ejemplo, a sus extraordinarios artículos
sobre Tolstoi, en cuanto que, al igual que en las páginas dedi-
Lo que no impide que, inmediatamente, Lenin llame a Sun Yat cadas al novelista, Lenin precisa cuáles son las contradicciones
Sen “sociahsta subjetivo”, por lo cual no es extraño que, acto de un pensamiento, de una ideología o de un movimiento no
seguido, tache a sus teorías socioeconómicas de “seudosocialis- científico en la situación histórica concreta en que se desarro-
tas”. De ahí no hay más que un paso a su ataque devastador a llan, logrando así deslindar meticulosamente los aspectos posi-
la “teoría del ‘socialista’ pequeñoburgués reaccionario” que era tivos de los negativos (y oponiéndose con ello, de paso, a que
Sun Yat Sen “desde el punto de vista de la doctrina”. sectarios de derechas o de izquierdas puedan impunemente
Y es que, claro está, la teoría o “doctrina” de Sun Yat Sen, en tergiversar la realidad de las cosas).
cuanto que participa de los mismos errores de análisis de los Pero también son, en este sentido, característicamente “leninia-
populistas rusos, no corresponde a la realidad de las relaciones nas” las muchas páginas que Lenin dedica a Chernichevski, y
de producción existentes en la China de 1900, y de llevarse a es a este nivel -en el interior del pensamiento-praxis de Lenin-
cabo su programa desembocaría no en el socialismo, sino en el donde se encuentra una de las articulaciones más fuertes entre
capitalismo que, en apariencia, trata de evitar. No se puede, los miembros de la gran familia de demócratas revolucionarios.
pues, tomar en serio esa “teoría” en cuanto tal; importa des- Ese pensamiento no es nunca dogmático ni excluyente y, en su
montarla y demostrar que el pretendido socialismo de Sun historicismo, se caracteriza, precisamente, por su capacidad
Yat Sen no es sino una utopía pequeñoburguesa. Esto está claro para distinguir a la vez, en los individuos y en los movimientos,
“desde el punto de vista de la doctrina”; pero en la práctica no aquello en que su tiempo les limita de aquello en que avanzan
ha de tratarse a Sun Yat Sen y a los suyos como a los populistas (o no) con respecto a las limitaciones de su tiempo (y su clase,
rusos de fines del XIX y principios del xx, que eran ya, declara- etc.). A la vez, este pensamiento es polémico y no cede el menor
damente, enemigos de la socialdemocracia: China no es Rusia, terreno al enemigo en la “recuperación” de grandes figuras o
y la analogía entre la plataforma política de Sun Yat Sen y el movimientos en los que de alguna manera avanzó la praxis
populismo es sólo eso, una analogía. La diferencia estriba en socialista. En este sentido, pues, el procedimiento leniniano ha
que en la China de su tiempo, el pensamiento de Sun Yat Sen de ser el que permita lo que Roa Uamaba la “recuperación” de
no sólo no es antisocialista, sino que es en su praxis verdadera- Martí.
mente revolucionario. De ahí que Lenin emplee el mismo tér-
mino al referirse a Sun Yat Sen que al referirse a Cherni- Por ‘Jo demás, este artículo de 1912 en el que también se habla
chevski: demócrata revolucionario. Y de ahí que el notable de “la democracia burguesa china”, al introducir el término
116 ,AXC:\RIO DEI. ( EYTRO DE ESTL’LJIOS MARTIANOS
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ANIIARIO
-.
DEL
~~
CENTRO DE ES’TL’DIOS MARTIANOS 117’
“demócrata revolucionario” y los otros adjetivos que hemos familia que, originándose en la burguesía ascerldiente del
\.isto, resulta como un anticipo del problema que se plantearía siglo U‘III m Europa, es la de aquellos revolucionarios no
en la Internacional acerca de las revoluciones democraticobur- marxistcis que, de diversas maneras y en contextos difesentes,
¿
~~ucsas t‘n los países coloniales o neocoloniales, problema que itztentarr iicvur al extremo 10 idea verdadera de delnocracia
se intentó resolver en 1920 con la introducción de la categoría dentro de las posibilidades objetivas de nn momento histórico
“nacionalista revolucionario”. determi72ado.
3. En tercer lugar, importa no pasar por alto que Lenin com-
para a Sun Yat Sen y los suyos en cuanto clase “no en descenso, Al hablar, pues, de la gran “familia” de los demócratas revolu-
de finales del cionarios, en ningún caso podrá tratarse de identificar personas
sino en ascenso” con los “grandes hombres”
siglo xv111 cn Francia. o movimientos cada uno a su manera extraordinarios. Es obvio
que Chernichevski resulta un caso demasiado notable para que
Así, pues, no sólo no tenemos un modelo fijo, sino que, por pueda comparársele con nadie; pero igualmente extraordinario
anaioyía -y como para complicarnos las cosas-, la categoría e incomparable es Martí.
de democrúta revoluciollurio se cruza con la de nacionalista
revoltrcionmio y se nos extiende, además, hasta el centro mismo Y son incomparables, entre otras cosas, porque si entendemos
del capitalismo en sus orígenes. bien esa historia del pensamiento revolucionario, si entende-
mos la historia dialécticamente, hemos de tener siempre pre-
Y en este sentido importa recordar que ya Engels, para diieren- sente la noción del salto. Ya Chernichevski, precisamente, expli-
ciar a ciertos franceses de fines del XVIII de los diversos socia- caba que el “movimiento da salto tras salto”.‘L1 Me parece claro
listas utópicos del x1x, les llamaba “revolucionarios extremos”, que la noción del salto existe también en el Martí que se veía
en tanto que Chernichevski mismo había calificado a uno de a sí mismo como continuador y renovador de los del 68. Se
esos hombres, a Rousseau, de “demócrata revolucionario”. trata, por supuesto, de una noción absolutamente central al pen-
samiento de Marx y Engels. Y uno de esos saltos es, precisa-
Al referir, pues, el término “demócrata revolucionario” a sus mente, el “milagro” por el que se preguntaba Mella. Todo en
orígenes y su contextos leninianos, resulta claro que nos move- la vida y obra de Martí se dirigía hacia ese “salto” en tanto
mos dentro de la historia de un pensamiento revolucionario que, sólo en apariencia, paradójicamente, la misma originalidad
que se extiende desde fines del siglo XVIII hasta, por lo menos, de esa vida y esa obra parecen conspirar para que su significado
el primer cuarto del siglo xx, según aparece reflejado no sólo se nos escape. Como consecuencia, el simple incluir a Martí en
en figuras 0 movimientos periféricos a los países capitalistas esa gran familia de demócratas revolucionarios no ha de resol-
avanzados y según se entrecruza con la noción de “nacionalista vemos de por sí ningún problema; pero en el juego dialéctico
revolucionario”, de la cual, sin embargo, es diferente (por lo entre el significado a la vez riguroso y flexible que daba Lenin
que el término “democrata revolucionario“ no puede aplicarse al término y la notable concreción de las ponencias de este
exclusivamente, como creen algunos, a personas 0 movimientos simposio, ha de encontrarse la posibilidad de tratar de lo par-
antimperialistas: ello excluiría no sólo a Rousseau o Diderot, ticular a la vez que no perdemos de vista lo general, de com-
sino al mismo Chernichevski). prender, a propósito de Martí, la relación siempre viva entre la
abstracción y el caso concreto.
Desde una perspectiva mecanicista o sectaria, podría tal vez
pensarse que ante tal ampliación y cruce de términos, aplicados Lenin dijo alguna vez que el fenómeno es siempre más rico que
a personas tan obviamente incomparables entre sí, se nos des- la ley; pero también escribió que “en la naturaleza y en la socie-
dibujan los perfiles de la idea hasta hacer que esta pierda su dad todas las distinciones son fluidas y hasta cierto punto
validez como instrumento de análisis. Ha de entenderse, sin convencionales”. Y también nos recordó que “la historia en
embargo, que en esta historia es el pensamiento revolucionario general, y la historia de la revolución en particular, es siempre
el que funciona concientemente para, sin despegarse nunca de más rica de contenido, más variada, más multiforme, más viva
los casos concretos, recuperarse a sí mismo, lo mismo en las e ingeniosa de lo que se imaginan hasta los mejores partidos”.
precisiones que hace Lenin que en las clasificaciones arriba Por ahí, sin duda, han de andar el milagro y el misterio de que
citadas de Engels y de Chernichevski. Así entendidas las cosas, el Partido Revolucionario fundado por Martí fuese tan sorpren-
lo que ocurre es que -en efecto- se nos amplian significativa- dentemente “ultrademocrático”.
mente las posibilidades de aplicación de la categoría, siempre
que entendamos cuál es el nucleo esencial de esa gran y divers.a 21 Sefected Philosophicnl Essays, p. 36.
Ah:‘,\RIO DEL c ESTRO DE ESTL’DIOS >UARTIANOS ANUARIO DEL CEtiTRO DE ESTCDIOS MARTIA-;OS
118 .- 119
;t ios rwones de orden políiico qut‘ lo !ie\-aron forzosamente a finición en que se encontr-aba 21 CuIlCèpto: “pues ienor.a:i~l~><.
l;? PCI:IIT\LI~. Teniendo en cuenta la propensión espiritual dei en general, la verdadera sig!iifica¿ion de la palabrarllcga ha-r;l
!--c.ién !Icgado. cs natural 1. Ió_uico q~ue obser\rara a~c‘ntnm~n~ confundirse con la de intl~i7cnd~Iici~~” (p. 3).
I,+ ~~~~olucion clc todos csos acontccimicn:os, - c!uG, en id que a
Cuba se refería en particular, inrc!-viniera en mas dc una oca- Para dicho autor, existínn npti.ì:ls doa i;ltcrprctaciones: “cl :;::<;
SiGil durante su permanencia en Espafia. se declaró partidario clc’ relormas cn sentido autonomist:.
el otro lo hizo con ei de la asimilacitjn” (Ernesto Fonviellc: Cfil.
Como reconoce Gonzalo c!e Quesada y Miranda, fue en bladrid cit., p. 6). A renglón seguido afirma qw “inmediatamente iba
donde Martí pudo “conocer las raíces de la política española, Cuba a ser asimilada a E,;paña en su regimen y gobierno”. E;:
tomarle el pulso a los planes futuros para Cuba, y esclarecer qué consistía esa propuesta de aqimilacit;n se puede deducir
lo que está sucediendo en la Isla, poniendo de manifiesto las del Proyecto de constitució1z autonótnica, donde, ya en su “ti-
lacras de la administración coloniai” (Martí, hot~bre, p. 42). tulo primero”, se establecen las “atribuciones y deberes di-1
En realidad, se sabe que José Martí frecuentó en la capital espa- gobernador superior civil, delegado por España para el mando
supremo de la isla de Cuba” (E. Fonvielle: ob. cit., p. 16), man-
ñola clubes y logias masónicas (según cuenta la tradición, el fu-
teniendo así la designación anterior, para significar de este
turo Apóstol de la revolución cubana estaba vinculado a la
modo que todo seguiría igual.
masonería). Pero, independientemente de la ccnvivencia con
sus compatriotas y de las noticias que le llegaban por vías sub- Abordó también el aspecto social (la abolición de la esclavitud)
terráneas y a través de “correos”, fieles en mayor o menor para reconocer cínicamente que “por la Ley Moret, resulta que
medida a la causa de la insurrección, con toda seguridad que todos los esclavos nacidos antes de junio de 1870 serán libres
la fuente más abundante sobre los acontecimientos de Cuba al cumplir los sesenta años: es decir, que los pocos afortunados
cla la propia prensa española. que publicaba diariamente rela- que nacieron en 1869 y vivan más de sesenta años, si no se sus-
loa. muchas \.eces distorsionados, en torno a la colonia. El joven tituye la Ley Moret, quedarán libres en 1929” (E. Fonvielle:
:“I,ll-:í , a:lcmás. colaboró en forma irregular con esa prensa, ob. cit., p. 30).
en la que denunció con vigor los atropellos perpetrados en la
Isla por las autoridades gubernamentales. En cuanto a la reglamentación social que permitiría la subsis-
tencia de esos “libertos” destruidos físicamente por un trabajo
En 1871, dos problemas se disputaban el orden del día en la penoso, al alcanzar la liberación, en el caso improbable de que
prensa española: el de la aboiición de la esclavitud y el de la “vivan más de sesenta años”, no se hablaba ni una palabra.
autonomía, cuando no aparecían ambos bajo la designación
común de “la cuestión cubana”, lo que era frecuente. Como se Uno de los hombres más tristemente célebres en la tarea de
podrá imaginar, no existía unanimidad de criterios al respecto. defender la vinculación de la colonia a la Corte española fue
Juan Antonio José Argudín, que La Época presentaba como
Bien vale la pena hacer una breve digresión para tener una idea “hijo de Cuba, poseedor de una gran fortuna, profundamente
de cómo la prensa española reflejaba la opinión de varios sec- conocedor de las necesidades de aquella Antilla” (n. 7347, 13
tores en relación con la situa’ción de la guerra en Cuba. de julio de 1871).
El La Época, al responderle
diario a su colega La Reptíblica Argudín, el “distinguido cubano”, según el redactor de La .Épo-
Ibérica la afirmación de que “los cubanos quieren la autono- cn, editó en Madrid La Gaceta de Cuba v escribió muchos ar-
mía”, interrogaba ingenuamente: “[Qué cubanos, hermano?“, títulos sobre “la cuestión de Cuba”. Ei una carta publicada
y preguntaba si se refería a los que causaban la ruina y la mi- el 13 de julio de 1871, definía la sumisión a España en est*>s
seria de los pueblos con sus ejemplos, o los que desde NueT:a términos:
York dirigían y suswntaban la emigración, y acababa por con-
denar lo que denominaba la “irljustificada rebelión” (n. 7185, Aunque finjan un falso españolismo, no conseguirán nunca
2.5 de enero de 1871). destruir los lazos que amorosamente y para siempre r‘s-
No todos entendían del mismo modo el concepto “autonomia”. trecharán la unión entre España y sus provincias ultrama-
Después del Pacto del Zanjón (10 de febrero de 1878). Ernesto rinas y la fraternidad de sentimientos y de intereses que
Fonvielle publicó en 1879 el folleto Cuba y Za autonomia, en el ha formado una sola patria de todos los pueblos que vil-et-1
que, en pocas palabras, ofrece con claridad la idea de la inde- a la sombra de la bandera espafiola [n. 7347, cit.].
124 .ANI‘ARIO DEL CENTRO DE ESTGDIOS MtRTIAXOS
k’iChRI0 DEL CEXTKO DE ESTL’D:Os \I-\RTIA\OS
~.__ 125
Las campañas por la abolición dz la cscl3\ itud experimentaron La Época reproduce de El Cronista, de Nueva York, cl llamado
varias 1 i:isitudej. De la rrur,itjn realizada por la Sociedad de José de Armas “proponiendo que todos los emi-rados ¿U-
A;;o!icionista Española, según 1,cl .~irc~!jió;~. salieron inlpti,rtar,- banos vuell-an a Cuba a participar de la suerte de los insurgen-
IC”. ïcsoluciones, tales como: tes”. Y añade el siguiente comentario: “Realmente. este scría
el camino más honroso; pero no deja Lic tener gracia la pro-
2da.) QLIZ una comisión de la Soclekid se pI<s<iltai- al posición, cuando Bembetta abandona el terreno de la lucha”
Wnistro de Ultramar, para pedirle que haga cumplir en (n. 7310, 6 de julio de 1871).
Cuba ?; Puerto Rico las leyes que han dictado las Cortes
sobre la esclavitud. El mismo diario da a conocer las propuestas del capitrin ge-
neral Balmaseda en las que “ofrece en UXI proclama perdona1
3ra.) Que se pida al gobierno que, cn cumplimiento dc iu a los desertores del Ejército y rebajarles el tiempo de servicio
que las Cortes acordaron, presente en la prbsimn legisla- si entregan a sus actwles jefes muertos 0 vivos” (n. 7349, 15
tura el plan de abolición para las islas de Cuba - Puerto de julio de 1871). Además, el carnicero de Camagüey ofrece im-
Rico [n. 723, 16 de febrero de 18711. portantes recompensas a los hipotéticos traidores que “conduz-
can las tropas leales a los lugares en que puedan sorprender los
Luego, en plena campaña (renovada) de la abolición de la es- campamentos insurrectos” o proporcionen con la delacibn “la
clavitud, durante la reunión del 18 de julio dc 1871, ese mismo captura de los principales jefes de la insurrección”.
Argudín hizo imprimir un volante en el que acusaba a los zboli-
cionistas de estar al servicio de “extranjeros enemigos” (n. Como contrapartida, La Época confirma la noticia del desem-
7343, 19 de julio de 1871). barco en Ciego Santana de Lleo de una fuerza de doscientos
venezolanos, comandada por Rafael Quesada (n. 7353, 29 de
Al mismo tiempo que debatia el problema de la esclavitud, la julio de 1871).
prensa española insertaba abundantes noticias sobre los .acon-
tecimientos de la guerra independentista, o relacionadas con Para levantar los ánimos desfallecidos con la guerra prolongada
ella, denigrándolos o alabándolos, según las tendencias ideoló- y sangrienta, en España se dan en seguida las noticias de los
gicas. arrestos y fusilamientos de patriotas:
De esta forma, Lu Época anunciaba la salida, vía Sevilla, de -Muerte del coronel insurgente norteamericano Carlos
trescientos noventa voluntarios de Madrid que iban a combatir Westrop [n. 7349, cit].
en Cuba (n. 7203, 13 de febrero de 1871). Más tarde, reproducía -Captura y fusilamiento de Alvarez y Hernández, emisa-
la noticia de que el general Córdoba estaba organizando un rios de Céspedes; y de Felipe Augusto Pagés (en Puerto
cuerpo expedicionario de cinco mil hombres, perfectamente Príncipe), además de la muerte del insurgente Bobadilla
equipados, “para mandarlos a Cuba, tan luego como pase la ín. 7368, 13 de agosto de 18711.
estación peligrosa, en aquella Isla” (n. 7353, 29 de julio de 1871).
-Confirmada la noticia del arresto y fusilamento de
La Epoca informa que el general conde de Balmaseda Carlos Quesada, Miguel Figueredo y su hijo Gustavo Fi-
gueredo.
desplegaba la mayor actividad para el envío de las tropas
que llegan de la Península a los puntos más necesarios, Los disparates y las distorsiones sobre la guerra patribtica
con el objeto de concluir la inicua insurrección que ho>- independentista de Cuba no conocen límites ni decoro. La
no tiene otro objeto que destruir y ûniquilar las propieda- Gaceta Intemaciofzal, revista hispanoamericana editada en Bru-
des de los leales. Las disposiciones que el general toma, selas: que en su nota de presentación se proponla ser “el cen-
en unión dc la “Zarina, darán ì~u;V’ pronto ‘sueno; ;esuIta- tinela avanzado de la raza latina en ambos hemisferios” (n. 1,
dos [n. 7205, 13 de febrero de 18711. lro. de noviembre de 1871), al relatar los insu!tos dirigidos
al cónsul español en Port-au-Princc (Haití), conclw;t con una
Ln Época menciona cl documento pi’ublicado yo“ “?lna cosa qze grosería que es una incitación a las represalias: “Suponemos
SC llama Liga de los Hijos de Cuba”, cvl;.,;itu!da clll los Esit.dos que, si esto es cierto, el nivei patrio 1:o habrá bajado ianto, sea
Unidos, de la cual cra pT&denta klge!a Quesada dc Embii s cual sea el gobierno en nuestra altiva España, que allí ~ìo se
secretaria Emilia Casanova de Villaverde (n. 7239, 22 de marzo sepa cómo debe ser tratada una republiquita de zambos y de
de 1871). negros” (n. 4, 15 de diciembre de 1871).
126 ANUARIO DEL CENTRO DE ESTCDIOS .MARTIANOS ANUARIO DEL CEXlRO DE ESTL’DIOS .U.\RTIAS’)5
____. - ~~.-~~ 127
En un extenso artículo: “La cuestión de Cuba”, considera que Otro peribdico que se mostró favorable al lel.antamienio de!
“la guer-7-a que de\,a.stn In gran Antilla cs hija legítima de .,u pueblo cubano fue El A?rzericalzo, que comenzó a edila!--e en
digna madre, la !-evolucitin de septiembre de 1868”. y concluye 1872 en París y tuvo por jefe de redacción a F?!zctor _‘I. Varc!a.
afirmando que “a pesar dc que !a rebelión cubana, por sí sola, Este diario insertó una carta di: AndrCs Clemente I’ázquez, COII
jamk triunfará de nosotros, buc:-no es hawr un empuje supre- cj hignificatil’o titular de “Cuba libre y España república” (n.
mo, digno de nuestra sangre, de nuestra noble raza, y, penetrar lj> 2 de junio de 1873). El autor relata algunos sucesos de la
en la manigua ‘; concluir esa lucha” (n. 9, 11-0. dc marzo cie glX!-:2 de Cuba y se asombra ante el kcho insólito de que
1872). los republicanos españoles en el poder no ha>ran dado la liher-
t?,’ a CubE.
Al refutar un artículo de El Americano, dc Buellos Aires, que .JII
su primer número reclamaba para toda la América “la indepen- E: +jtro número, publica un vibrante articulo de Manuel J. Vega
dencia y la república”, la Gaceta Interrlaciollal afirmaba: “que- Pb ‘a conmemorar el 10 de Octubre, y termina con un “iSalud
remos a Cuba y a Puerto Rico ESPA~OI..~S” (n. 10, 15 de mar<0 a?1 ,í’ cfc octubre de 1868! iUn ardiente y sincero deseo dc ni-óxi-
de 1872). i~;rl triunfo al estandarte de la independencia!” (11. 30, 12 de
di-iïrnbre de 1873).
Al referirse a Cuba, lo hace con una expresión patriotera: “Es-
paña tiene predilección especial por sus posesiones ultramari- E: &17ericano vuelve a ocuparse de la cuestitin dc Cuba en otra
nas, no por lo que producen a su tecoro, sino porque simbo~lican en!rega, para afirmar: “la cuestión de Cuba es una cuestión
Zas glorias patrias” (n. 15, lro. de junio de 1872). Subrayo ias e~::inc7ltemente americana” (n. 45, 3 de febrero d-e 1873. La
últimas palabras para poner de relieve el cinismo de tal afir- cu;-siT-a es del autor de este trabajo. N. de la R.).
mación. Púja complementar el largo rastreo, que, como se podrá infe-
Sin embargo, existían otros periódicos que estaban en favor de rir, podría haber sido, sin embargo, más largo, reproduzco se-
guidamente algunas sentencias de Fernando Garrido, que
la revolución cubana. La Discusión, cotidiano democrático, di-
rigido por Bernardo García que defendía la masonería y ataba como síntesis de otras fuentes inspiradoras, me parecen guàr-
a los jesuitas -“el terrible poder negro”, como les liamaba (n. dar alguna relación con la génesis del ideario martiano. Y es
689, 4 de enero de 1871)-, al abordar el problema cubano se- curioso señalar que Garrido fue el autor que en 1854, en EZ E.co
ñala: “Seguimos, pues, creyendo que la insurrección de Cuba de las Barricadas, corroboró la denuncia hecha contra el genc-
no será dominada mientras no se adopte otro sistema distinto ral O’Donnell “de haber cometido horrendos crímenes en la
isla de Cuba” (F. Garrido: ob. cit., p. 227).
al hasta hoy empleado” (n. 727, 21 de febrero de 1871).
El mismo diario transcribe la petición presentada por varks 1) La esclavitud de un hombre , jno es una amenaza para
españoles a las Cortes para que los demás? [p. 721.
sin pérdida de tiempo se proceda a dar cumplimiento a 2) Por esto, ni hombre ni pueblo deben tolerar la esclavi-
la promesa solemne del gobierno, pidiéndole con este fin tud ni la opresión, y deben consagrar sus esfuerzos a
que presente para su discusión en esta legislatura cl plan defender a los débiles, a emancipar a los oprimidos
completo para abolir la esclavitud en las islas de Cuba [p. 72-731.
y Puerto Rico, según lo ofreció a la nación por boca deI 3) El pueblo español debe prepararse para esc día solem-
Excmo. Sr. D. Segismundo Moret Prendesgast, [en] Ma- ne a fin de ser digno de entrar a forma;- parte de la gran
drid, [en] abril de 1871 [n. 800, 21 de mayo de 18711. confederación de los pueblos libres [p. 901.
En la prosecución de la campaña en favor de Cuba, La Discld- 4 La instrucción, para ser racional, debe ser universal >-
si& inserta una serie de artículos titulada “Los asuntos #Ae gratuita, profesional, mezclando la enseñanza práctica
Cuba”, donde ataca a La Época. En su segundo artículo se puede y la teoría [y debe ser administrada en] grandtis aso-
leer lo siguiente: “Y verá La Época que en Cuba no ha habido ciaciones doméstico-agrícolas, industriales, cuyos jar-
ni hay lega!idad ni derecho, justicia ni libertad, y que su go- dines, establos, talleres y campiñas, invernáculos y es-
bierno ha sido, regularmente, el gobierno de la arbitrariedad, tanques, serán otras tantas cátedras en que se ilustra-
de la intolerancia, de los abusos y los privilegios más repugnan- rán las operaciones mecánicas con las explicaciones de
tes y culpables” (n. 829, 27 de junio de 1871). la ciencia [. . .] [p. 1921.
AKL’ARIO DEL CENTRO DE
_ _ _---
ESTUDIOS .MARTIANOS li9
128 ASCARIO DEL CENTRO DE ESTCDIOS MARTIANOS
--~__
El futuro teórico e inspirador de la revolución cubana prevé José Martí frente a los caudillismos
que la lucha será larga, pero que no habrá otra alternativa.
“La República sabe que para conservar a Cuba, nuevos cadá-
veres se han de amontonar, sangre abundantísima se ha de de la época liberal
verter” (p. 93).
Utilizando una dialéctica cerrada en favor de la idea indepen-
(Guatemala y Venezuela)
dentista del pueblo cubano, niega todo y cualquier vínculo con
la nación que siempre había oprimido y humillado a la patria JEAN LAMORE
amada. “ iCómo ha de consentir la revolución cubana que Es-
paña conceda como dueña derechos que tanta sangre y tanto
duelo ha costado a Cuba defender?” (p. 93) Y concluye con
esta síntesis sorprendente: “Cuba quiere ser libre. -Así lo 1
escribe, con privaciones sin cuento, con sangre para la Repú-
blica preciosa, porque es sangre joven, heroica y americuna”. Sc suele considerar -con bastante razón- que, hasta los
(p. 97). (Subrayo intencionalmente la palabra americana.) años 1885, 1886 ó 1887, Martí se adhiere a los ideales del libe-
ralismo. Después de estas fechas, su pensamiento va radica-
En conclusión, cuando José Martí abandonó España en 1874, lizándose cada vez más a la luz de las experiencias vividas en
una vez concluidos SLIS estudios de Derecho Civil y Canónigo, la América del Norte y dentro de la praxis revolucionaria de
y seguidamente de Filosofía y Letras (abril y octubre de 1874, independencia naciona1.l
respectivamente), los pilares de su pensamiento revolucionario
formaban ya un cuerpo doctrinario fuertemente estructurado En este trabajo, queremos examinar del modo más riguroso
y había tomado la decisión de sacrificarse por la liberación de dos momentos del período anterior al año 1882, es decir, las
su patria, como en realidad ocurrió. experiencias de Martí en Guatemala y en Venezuela. En efec-
to, si es verdad que en aquella época, Martí mantiene como ideal
Las sucesivas experiencias y la diversidad de vivencias en paí- cierta forma de liberalismo, dichas experiencias le llevan ya a
ses de Hispanoamérica, contribuyeron al enriquecimiento de una toma de conciencia crítica acerca de los regímenes “libe-
su ideario. Por último, el conocimiento que adquirió de la rales” latinoamericanos. Martí se encuentra en el Continente
vida política, las costumbres y las ambiciones de los Estados en un período en que la reforma liberal es productora de nue-
Unidos, lo elevaron al lugar descollante dc precursor de la vas formas de poder que no garantizan las libertades democrá-
lucha antimperialista en el mundo. ticas ni son reductoras de las desigualdades sociales.
Antes que nadie, vislumbró en el coloso imperialista -prácti- Julio Le Riverend, en un trabajo publicado en 1968 (“Martí
camente antes de que este asumiera su papel-, lo que la his- en la Revolución de 1868”, Casa de Zas Américas n. 50, sep
tor;.:.L xiendría a confirmar -y hoy más que nunca-: que tiembre-octubre de 1968), observó justamente a propósito de
los Estados Unidos, “el caimán estrellado”, como lo caracteri- Martí que si algunos biógrafos e historiadores describieron el
26 Paul Laraque, “nada en nuestras aguas [y] en todas las personaje y los hechos, nos toca ahora la tarea impres:cindible
aguas del mundo”, que “devora a nuestros hijos [y] devora y urgente de subrayar mucho más rigurosamente la relación
a todos los hijos del mundo” (Paul Laraque: Les armes que entre el uno y los otros. Esta preocupación es exactamente la
tidienlzes. Poésie quotidiennee, Ciudad de La Habana, Ed. Casa que nos guía ahora y, por eso, hemos emprendido un trabajo
de las Américas, 1979, p. 21. En francés en el original). sistemático de descripción de los contextos. Esa “aproxima-
ción contextual” es el único método que nos permite buscar
las relaciones entre José Martí y los hechos que constituyen
la trama del medio sociopolítico dentro del cual le tocó vivir
y obrar.
1 Wase, por ejemplo, el articulo de Isabel Monal, “Jo.+. Marti: del liberalismo al
democratismo antimperialista”, Casa de las Américas, n. 76, enero-febrero de 1973. En
este trabajo, Isabel Mona1 sitúa la verdadera radicalizacibn del pensamiento de Martí
entre julio de 1886 y noviembre de 1887. La autora escribe que Martl. despu& de 1887,
puede ser considerado como “demócrata popular avanzado y antimperialista radical”.
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS hIARTIAh’OS
135
134 ;\X;ZRIO
____~ DF1. CESTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
una política “antiliberal” decidida por un gobierno liberal. que utiliza el liberalismo para enriquecer a la alta burguesía
Esto todavía no lo analiza Martí en 1878. Son observaciones \. la clientela de los caciqupes locales.
que enriquecerán su doctrina sobre la explotación de los indios .’
varios años después. Dentro de aquel marco, Martí es esencialmente periodista >
c,rador. Conoce de cerca a la joven generacitin de escritores
En cambio, en Guatemala adopta una actitud muy radical so- \xznezolanos , ;\e cwnta con !a amistad preciosa de un hombre
bre el lugar que debe ocupar el indio en la historia de Améri- rscepcjonal como CecI!io Acosta. La ^ gran preocupaci6n de
ca. Es el tema de una disputa que surge entre él y el director Martí durante ,rqu~!los n~se~ es in de In libertad: libertad para
de El Progreso, Valero Pujol. 5 Ya en Guatemala, Martí plantea Cuba, libertad rea! pnrn Amtirica, y Ilbcrtad para el hombre.
tres ideas: la pluralidad de las civilizacionees, la grandeza de Por s~,nunda ve7, 12 a sei- victima per;onal del ckspotismo dc
las civilizaciones precolombinas, y la visión de la Conquista_ LIII cx~dillo de fi!iación lil-lí-al. \. l, ?ene
:
q:ic i rx precipitada-
como ruptura violenta de una cultura en marcha. Tres ideas r-!Tentc del país.
negadas por gran parte de la sociedad liberal en que se mueve
Martí en aquel entonces.’ No es _extraño,
^^^ cwtoï!cei;, d~cw~.s
.r .
Todo esto se desarrolla bajo un régimen que se hace cada día
más personal y mas despótico. Esa experiencia de un poder
neocaudillesco, a la vez fruto y simiente del liberalismo fini-
secular, se repite para Martí bajo una forma algo distinta tres
años más tarde en Venezuela, donde permanece desde fines de
enero hasta el 28 de julio de 1881.’
Guzmán Blanco, hijo de Antonio Leocadio Guzmán, fundador,
del Partido Liberal, después de tomar a Caracas por la fuerza,
establece un orden autocrático. El también quiere promover
la instrucción gratuita y obligatoria, pero es un fracaso. En
realidad es un caudillo central que se apoya en los caciques
locales y los neutraliza después, dándoles ventajas económicas.
Cuando Martí llega a Caracas, Guzmán se ha asegurado la
alianza con la élite comercial y financiera. Política personalista
6 El articulo de JosC Martí, “Los Códigos Nuevos”, fue publicado en El Progreso el
22 de abril de 1877, con la carta de Martí al ministro Joaquín Macal. Pero el director
de EZ Progreso, Valero Pujol, puso antes la nota siguienk “Se nos remite para su
inserción una carta dirieida al Sr. D. Joaauín Macal. ministro de Relaciones Exteriores.
Y un notable artículo sobre los Códkos- Nuevos. ámbas cosas escritas por el joven
íI
é ilustrado abogado cubano D. José Martí. Con mucho gusto les dimos tábida
aun retirando parte considerable del original [. . .] Apreciando en mucho los brillan-
tes oensamientos del señor Martí. necesitamos, sin embargo. declinar la responsabili-
dad de ciertas afirmaciones, comÓ aquella con. que comieñza el artículo, no- sea que
pueda creerse aprobación tácita de opiniones que suponen una cultura extraordinaria
en pueblos que sí fueron torpemente atropellados, pero que carecían de la grandeza
y desarrollo que se les atribuye. Esto no afecta al conjunto del bien meditado
trabajo [. . .l”
6 Las ideas de Valero Pujol correspondían en realidad a una corriente. En la prensa
de aquellos años, son numerosos los artículos que desarrollan la misma linea. Se
suele analizar la Conquista como un período cruel, pero necesario para fecundar un
territorio poblado por grupos salvajes. Por ese medio, se niega a los indios la capa-
cidad de desarrollar una verdadera civilización para hacer de ellos unos siervos del tiago 73arbexna, alta personalidad del gob’ierno; toma la paja-
progreso movido por el poder liberal.
S Advirtamos que durante su estancia en Guatemaia, la preocupación cubana de Martí
Hubo excepciones. En el seno de la sociedad El Porvenir, autores como Salvador Falla, no desapareció mnca. Se sabe que rednctú el borrador de un:i obra crítica sobre
amigo de Martí, presentaban una visión más dialéctica del indio. la guerra de 1868. Ese manuscrito, por desgracia, desapareció.
7 Nuestras investigaciones permiten pensar que Martf llegb a Caracas a mediados del 9 NO desconocemos -ni menospreciamos- la experiencia martiana c:, ?&5xico;
mes de enero de 1881. Su nombre no aparece en ninguna lista de pasajeros. Sin embar. sin
go, en la lista del vapor aleman Felicia, entrado en La Guaira el dla 20 de enero, .embarg«, la dejamos fuera dc este tr.:hnjo poque Rlnrtí no viviu dirci:nrnente
dentro del régimen porfirista.
figura un pasajero llamado “Mantilla”. iMera coincidencia?
.‘INI!-\~iIO i)EL CES I’KO DE ESTL:DIOS MARTI.A,\c)~
-
de que puede vivirse en un país, enseñando y pensando, sin Por otra parte, dentro del régimen “liberal” de Barrios, im-
viciar el alma y pervertir el carácter en la innoble corte hecha pera la mano fuerte para lograr el orden público a toda costa:
a un hombre torpe y brusco” (0. C., t. 20, p. 48). todo responde al binomio “orden v progreso”. Así, Martí pue-
de observar de manera directa un producto del liberalismo,
En cuanto a la xenofobia, no es sólo una actitud de los medios donde sólo se acata la idea de progreso económico, con go-
profesionales. El propio Martí dice: “En los colegios, como bierno fuerte que deja los ideales de libertad para un futuro
en el gobierno, hay una animosidad, hipócrita-y por tanto indeterminado. Puede observar de cerca una forma nueva de
más vehemente-contra los extranjeros [ . . ] Pero el gobierno caudillismo hecho de una mezcla de paternalismo y de mano
continúa en su obra:-iqué he pues, de esperar?” (0. C., t. férrea, representativa de los intereses de la burguesía ladina.
20, p. 48). En el caso personal de Martí, ese caudillismo ha adoptado for-
El 6 de julio de 1878, en carta a Mercado: hace acusaciones mas var:adas: despues & crear las condiciones de una situa-
muy duras a la sociedad podrida dentro de la cual se ha mo- ción privilegiada para el joven abogado cubano (paternalis-
vido durante más de un año: mo), Barrios de.ja desencadenarse la envidia y la hostilidad
contra el espíritu de independencia de Jose Martí. Esie llega
Figúrese V. eso que los franceses llaman égoltlt: tendrá a ser persona non grata. La destitución de Izaguirre, ordenada
V. idea de los hombres y cosas reinantes. Los que creen por el Ministro de la Guerra -10 que significa que fue por la
como el gobierno, aunque esto no es cuestión de creen- voluntad suprema del caudi!lo-, provoca en Marjí urla reac-
ción inmediata de solidaridad que reviste el carácter evidente
cia, son lacayos; los que quisieran morder la mano que
los azota, más que la besan, la lamen. Toda verdad común de gesto político.lZ
es una osadía; toda institución democrática elemental, Así se puede ver que, aunque no lo manifestó públicamente,
propaganda demagógica [. . .] Trocado esto, con más ra- Martí se rebeló prol’undamente contra lo arbitrario del poder
pidez desde los asuntos de noviembre, en una gran ha- personal y contra la corrupción y el servilismo de la adminis-
cienda, donde todo obedece al látigo de un caprichoso tración de Barrios.
mayoral [O. C., t. 20, p. 51-521. Fue una experiencia importante de algunas de las contradic-
ciones del gobierno de la Reforma Liberal, donde Martí no en-
Un país gobernado como lo sería una finca particular, un go- cuentra la garantía de una vida democrática.
bernante torpe y caprichoso, una clientela de cortesanos.. .,
estos son los principales rasgos propios del caudillismo. Es- III
tas frases constituyen también una crítica del liberalismo
Tres años más tarde, Martí está en Venezuela. Despu% de unos
puesto en práctica en Guatemala, donde Martí se da cuenta
seis meses en Caracas, sale del país “con premura . ¿Por qué?
de que el régimen no garantiza la democracia; al contrario,
Lo que caracteriza esa partida es una ausencia casi tota! de
puede llegar al extremo de producir una vida social profun-
documentos, por lo menos sobre lo que toca directamente a las
damente antidemocrática. Es patente que Martí reacciona en actividades de Martí durante los días inmediatamente anterio-
1878 como un demócrata radical, lo que no deja de producir
res a su viaje de regreso. Esta ausencia de docnmen tos escri-
discrepancias muy hondas entre el gobierno de la Reforma
tos nos parece por sí sola una información reveladora de la
Liberal y él; esta situación es la que le lleva a irse del país.
discreción oficial en torno a la salida del cubano. Se trata de
De hecho, se trata de la época en que Barrios se orienta, por una muralla de silencio. Por eso, fuimos realizando un trabajo
etapas rápidas, hacia un poder de tipo personal. Desde la gue- de aproximación contextual que nos permitiera aclarar las cir-
rra contra El Salvador (1876), Barrios dispone de poderes dis- custancias de la salida de Martí con un buen grado de pro-
crecionales -se apoya sobre los caciques locales, que son los babilidad.13
jefes políticos, la Asamblea Constituyente le deja campo abier- 12 Es precioso el testimonio personal del bibliógrafo Gilberto Valenzuela, quien recuer-
to con confianza ilimitada-. En realidad, en 1878 todo el po- da que la dimisión de Izaguuirre sobrevino despu& de una fiesta escolar, y que
todos los alumnos se pusieron en huelga. El propio Izaguirre escribe en 1895, despu&
der estaba en las manos de Barri0s.l’ de la muerte de Marti, en El Mensajero de Centro Amkrica. de Guatemala, el 24 de
mayo de 1895: Martí “renunci6 sus puestos cuando, por orden del Ministro de la
ll Después de romper con Barrios, Montúfar escribió en 1882: “El general Barrios, Guerra, se quitó d? la Escwla Normal a persona de tanta competencia como el
por su cmlcter, por su genio, por su indole. por su organizacibn, por la costumbre cubano señor Josd Maria de Izaguirre”.
militar, no sufre restricciones [. . .] Una Constitución liberal era imposible. siendo W El propio Martí habla de “premura” en la carta que dirige a La OPinidn Nacional
presidente el general Barrios” (cit. por Paul Burguess en Justo Rufino Barrros: UM el 27 de julio: “Con tal premura he resuelto este viaje [. . .]”
biografía, Guatemala, 155’1).
ANCkRIO ___~~~DEL CE.pYTRO DE ESTVDIOS
___---__ ?+!?RiI.iS3S 143
IV
* En primer lugar, reflexión acerca del liberalismo como filo- sitivismo libe1 .al no es el remedio al caudillismo. Al contrario.
sofía estatal para el progreso. Martí es un liberal, se suele Para Cuba, él quiere una revolución democrática: esta noción
decir, por lo menos hasta 1886. Es liberal -<Tomo lo destaco se anlica a la situación colonial de la Isla, pero en él hay una
-- I
Carlos Rafael Rodríguez en su ensayo “Marti, conternp,raneo exigencia de liberación total para toda América, frente al ene-
y compañero”‘” en cuanto está siempre inquieto por la libertad migo exterior, así como frente a las formas antidemocráticas
individual, la propiedad individual, etc., pero se dio cuenta dc del interior como lo son los despotismos acarreados por el
que el liberalismo no resolvía las desigualdades sociales (lo liberalismo finisecular. Esa inquietud nace ya en las tensiones
pudo ver en Guatemala y en Venezuela), ni garantiza las liber- de su Cuba esclavizada, pero adquiere su contenido más rico
tades cuando genera regímenes personales antidemocráticos. con sus experiencias centroamericanas, especialmente las de
A partir de una reflexión sobre el caudillismo de la Indcpen- Guatemala y Venezuela.”
dcncia de principios de siglo, pudo observar la evolución de
ese caudillismo desde unas formas “bárbaras” hacia formas
más edulcoradas bajo una fachada liberal. En sus Apmtes [de
188 1j, Martí condena al Partido Liberal de Cuba, al mismo
tiempo que demuestra una gran lucidez con respecto a los
aportes limitados del liberalismo en las repúblicas americanas:
“En América, la revolución está en su período de iniciación.
-Hay que cumplirlo. Se ha hecho la revolución intelectual de
la clase alta: helo aquí todo. Y de esto han venido más males
que bienes” (O.C., t. 21, p. 178).
Para los ,cubanos de Cuba, la forma suprema de la tiranía es
naturalmente la del gobierno colonial. Ocurre lo mismo con
Martí. Pero él sabrá ver que el liberalismo puede aportar -y
justificar- otras formas de tiranía.
Esa crítica del liberalismo es también crítica del positivismo.
Martí plantea la delicada cuestión de las relaciones entre po-
sitivismo y libertad. En Guatemala, no puede aceptar que
Barrios ponga el orden para el progreso antes que la libertad
democrática. iDebe el orden garantizar la libertad?, o bien,
jse tiene que sacrificar la libertad al progreso, y aceptar la
dictadura de un caudillo? Eso nos hace pensar en la búsqueda
en Méxijco, en la misma época, de una “tiranía honrada”, se-
gún decían los discípulos de Gabino Barreda.ls Según Barreda,
el Estado debía garantizar “el orden material” (1877) . Y des-
pués del progreso material, las libertades llegarán “por aña-
didura”. Y Justo Sierra pide un gobierno fuerte, para orga-
nizar el país donde la única libertad es la de enriquecerse, por
lo menos para una minoría privilegiada. Es el principio del
porfirismo. En la misma época, el peruano Manuel González
Prada denuncia el culto a los caudillos y cree salir de ese cau-
dillismo recurriendo a la ciencia positiva. Martí ve que el po-
18 Carlos Rafael
Rodríguez: “Martf, contemporheo y compatlero”, discurso pronm-
ciado en la
Universidad de La Habana, el 27 de enero de 1972. Reproducido en
Siete enfoques mar.zistas sobre Josd Martf, La Habana, Centro de Estudios Martianos,
Ed. Politica, 1978, p. 79-114.
DD Esto no quiere decir que excluyamos otros campos de experienc+ En Pdcd*.
19 Vé-m de Leopoldo Zea Ef pensamiento Iatinoamericano, Barcelona, 3a. edición, Ed. Martí, en esta &oca, mantiene una postura radicalmente anti~utista f-te a la
Ariel, 1976. esp. p. 388406. Guerra Chiquita de Cuba.
----
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTAfKE 15 1
Martí, Betances, Rizal.
establecer, hasta donde sea fructífero, un natural parale!o en-
tre aquellas figuras cimeras de tres movimientos anticolonia-
les coetáneos.
Llevado a cabo ese par;t!elo en lo que atañe a su pensamiento
y su acción, terminaremos
tratando de ver en qué medida se
les puede considerar como “demócratas revolucionarios”, par-
tiendo del uso leninista de aquella ancha categoría, desde cuyo
enfoque el Centro de Estudios Martianos ha propuesto &e
reflexionemos juntos.
Por eso hará falta que cotejemos las posiciones teóricas y
prácticas que Martí, Betan’ces y Rizal adoptaron con respecto
a determinadas cuestiones claves: el separatismo, el inte:;na-
cionalismo, el imperialismo, la democracia (el pueblo). Otros
criterios útiles, como son, por ejemplo, sus posiciones respec-
to de la moral, la religidn, la educación o la ciencia, podían
asadirse, pero es necesario ceñirnos a los puntos esenciales
dentro de la perspectiva trazada, más aún cuando dos de estas
obras multifacéticas son poco conocidas por los martianos
(isin ofender a nadie!), y que nuestra tarea primordial con-
siste en analizar, volver a analizar y profundizar, el alcance
revolucionario, en su dimensión histórica y universal, del
Maestro: José Martí.
Permítasenos, antes del examen de los cuatro temas definido-
res, echar una ojeada de índo!e biográfica, y otra metodo-
lógica.2
Sinceramente, si no fuera por las circunstancias históricas de
su bregar y por lo que constituyó su razón fundamental de
ser -la lucha y el sacrificio por la patria irredenta-, no ha-
bría motivo para asociar a Martí, Betances y Rizal. Les dife-
rencia el temperamento y la formación, el medio ambiental
de SU madurez y los medios económicos de su existencia. Les
separa también la edad. Betances pertenece, en realidad, a la
generación anterior, a la de Lares y Yara, que es la de los
presbíteros ejecutados en Manila; además a la temprana edad
en que cae fusilado Rizal, el médico puertorriqueño no se ha-
bía lanzado aún a la acción revolucionaria abierta. Por último
los mantiene alejados la inmensidad de los océanos: fijados
por necesidad, uno en América, otro en Europa, el tercero en
Asia.
2 Huelga consignar aqui cualquier referencia a las conocidas biografias martianas
(aunque, dicho sea de paso, una nueva no vendrfa mal). A quien se interese por la
vida y obra de Betances y Rizal, bastante mal tratados en comparación con el cubano,
podemos remitirle a Jose de la Luz Mn: Lo diplomacia de la manigua: Betonces,
La Habana, Lex, 1947; Ada Sukez Díaz: El doctor Ramdn Emeterio Betances: su
vida y SI( obra, San Juan, Ateneo Puertorriqueño. 1965: Wenceslas Emjlio Retana:
Vida y escritos del Dr. Josi Rizal. Madrid, V. Sukez. 19(n; Georges Rscher: Josd
Hizal, philippin (1861-1896). Un aspect du nacionalisme moderne, París, Frawools
Masp6ro. 1970.
152 :\SUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS M4RTIANOS ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 153
es otra, es la “Madre América” a la que, hijo fervoroso, José Granada: “Viva el Rey, muera el mal gobierno”. Rizal, en efec-
Martí canta un himno permanente. Con respecto a eso asoma to, criticó más el mal gobierno que la imposición de un gobier-
una infranqueable diferencia entre Martí y Betances, por una no q~lr no era el del país.
parte, y Rizal, por la otra. Verdad es que Rizal, en un magní-
fico artículo, lleno de ironía, acerca de “Cómo se gobiernan las Pero sin llegar al concepto de que no había solución fuera de
Filipinas”, afirmó como Betances y Martí que “newzo d~t quad la independencia absoluta y fuera de la lucha armada popular,
non habet” (nadie da lo que no tiene), pero aplicando el aforis- trabajo incuestionablemente por ellas, en particular contra el
mo al solo ministerio de Ultramar (La Solidaridad, Barcelona, despotismo y en favor del hombre y la cultura filipinos.
15 de diciembre de 1890, Escritos, t. 7, p. 287).
La Liga Filipina, fundada por él pocos meses después del
En 1884, José Rizal brinda a la vez por “la juventud filipina, P.R.C. (julio de 1892), so capa de fomentar la unión, la instruc-
esperanza de mi patria”, ción, la agricultura y el comercio del archipiélago, tendía a
y “porque la madre España, solícita
y atenta al bien de sus provincias, ponga pronto en práctica agrupar a los patriotas y a hacerlos solidarios en la búsqueda
las reformas que largo tiempo medita” (Escritos, t. 7, p. 22). del bien común. Su estructura y sus fines declarados (aunque
Repite lo mismo en una proclama publicada en París el 10 de era secreta) recuerdan la Sociedad Patriótica de Caracas (1810)
octubre de 1889: “*,A nuestra querida Madre Patria! iiiEspa- creada para desarrollar la agricultura y la ganadería, y que
ña!!!“* En 1891, ofreciendo sus servicios al gobernador general pronto se convirtió, bajo la influencia de Miranda y Bolívar,
Despujol, le explica que “ha hecho todo lo que debía para, sin en club político partidario de la independencia. Rizal se resis-
dejar de amar el bien de mi patria, conservarla para España tió a que evolucionara de esa manera. Sin embargo, como lo
por medio de una política sólida, basada en la justicia y en la ha nrttado Fischer, la Liga “estaba basada, en cierta medida,
comunidad de intereses” (Carta al gobernador general Eulogio en la idea del nacionalismo económico” (Fischer: ob. cit., p.
Despujol, 23 de noviembre de 1891, Escritos, t. 2, p. 167). En 84), rl cual nutría el nacionalismo político.
1894, en carta al gobernador general Blanco, al establecer el Además, su prédica no fue nunca de resignación. “La resigna-
distingo entre libertad e independencia, declara aspirar a la ción no es siempre virtud: es crimen cuando alienta tiranías”,
primera porque “sé muy bien que un pueblo puede ser in- escribió en su segunda novela (EI filibusterismo, Gante, 1891,
dependiente y esclavo al mismo tiempo, como muchos del Asia, Escritos, t. X, p. 210), y a sus compatriotas les señalaba en
y por el contrario se puede ser colonia y dependiente pero libre 1890 que “e] triunfo es hijo de la lucha” (“Como se gobiernan
y feliz a la par, como vemos es muchos países de la Oceanía”
las Filipinas”, La Solidaridad, 15 de diciembre de 1890, Escritos,
(Carta al gobernador general Ramón Blanco, 8 de febrero de
t. VII, p. 285). Cuando cierto anónimo (El Castellano) intentó
1894, Escritos, t. 2, p. 304). Aun en diciembre de 1895, mientras
solicitaba del mismo Gobernador General “plaza de médico atenuar en un periódico inglés de Hong Kong la durísima re-
presión ordenada por el gobernador general Weyler contra los
provisional en la Isla de Cuba por el tiempo que dure la cam-
paña”, Rizal no aceptaba que se calificaran de “separatistas” campesinos de Calamba -su propio pueblo-, Rizal salió a la
sus ideas. palestra firmando Philippino, como Betances había firmado
EI Antillano en la prensa parisiense en defensa de los cubanos
A Rizal le costaba trabajo convertirse al separatismo. No lo insultados durante la Guerra de los Diez Años, y como los es-
admitió. Desaprobó la insurrección patriótica de 1896. Hasta tudiantes Martí y SauvaIle firmaron Varios Cubarzos SU digní-
en la cárcel, en sus postrimerías, pensaba que la Metrópoli, con sima respuesta al periódico madrileño que se empeñaba en lla-
reformas idóneas, hubiera podido evitar la guerra desastrosa. marlos “Sociedad Anónima”. Son momentos en que Se Yergue
Sus mayores reproches al poder colonial en Filipinas estriban orgulloso el sentimiento nacional lastimado.
en la política frailuna local, mezquina y oscurantista, y en lo Hemos hecho hincapié. en estos aspectos contradictorios de la
que él suele designar por la palabra “desgobierno”. Oiríase un ideología de Rizal, no solo por parecernos menos familiar en
eco tardío al grito de los comuneros del siglo XVIII en la Nueva estas tierras -aunque haya quien lo reivindicara no sin razón
como “hispano-americano”-, sino también para mostrar cuan-
8 Vale la pena recordar lo que aquel mismo día -10 de octubre-, cargado de
emoción para los cubanos, Martí les dijo a sus compatriotas de Nueva York: “Este
to más firmes y radicales fueron Martí y Betances. El revolu-
es el problema despu6s de diez afios: o ellos [los españoles] o nosotros (“Discurso cionario filipino equiponderante a estos fue más bien el funda-
en comnemoracíón del 10 de octubre de 1868, en Hardman Hall, Nueva York”, O.C.,
t. 4. p. 241-242). dor del Katipunan y organizador del levantamiento de julio de
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTL’DIOS MARTIANOS 159
158 ANL’ARIO DEL CI:XIRO DE ISTCDIOS hf.\R~I;\!;O$
las cuales Martí pudo recibir algún cco por la prensa. . . o no merón, et n1.i Entre 1895 y 1898, en 1 irlud de esta cstmtcgk,
tener noticia alguna. Betances sc e-forzó igualmente para qu: en Paris, Roma, Lar,-
La revolución anticolonial no podía desarrollarse entonces sin dres o Lieja S: scmbrnse la desconkmza J\- fracasasc‘ ci cmpr2s-
tito espaiío!, para que sus compatriotas ll2\-asen In guerra 3.
fuertes limitaciones y trabas. Limitaciones que eran a veces
Pu(:rto Ri\:d, para que el Comitè Filipino dc I-I,lng Kong es?:;-
las de los sectores dirigentes del movimiento (capas burguesas \-iesc en <oI?tacto continuo C3n .a 1 Uelwación
- Cubana dr Nl~::-a
y pequeñoburguesas estrechamente nacionalistas) ; trabas que
siempre estaban relacionadas con el dramático aislamiento de York, etc.”
los pueblos en un planeta aún carente de comunicaciones rápi- Resul t:a. si(inifjcativo que Belances, que en la G:Ierl.: de ‘us
das y seguras. Tamañas debilidades sólo podían superarse con Diez Alios ‘había escrito cn La Ixdeperderzck; (de Nueya Yo!-k’i
el tiempo y la técnica, y con el crecer del movimiento obrero sobre la cuestión filipina, fue1.a quien despu;s, el presidir .-I
revolucionario. Recordemos que sólo en 1896, con motivo del ib‘omi!!j cll: Paris, cit ::iera de enlace cn!rl: i’ulì;ln(i-~ :. i ilipij:l,,
congreso socialista de Londres, el movimiento obrero se plan- en 1896-1897. a Fetición de los filipinos.
teó a sí mismo la cuestión nacional desde un punto de vista Sin restarle inteligencia política ni eficacia i:;medi~ta a tan
internacionalista, asociándose allí, en una misma moción dc desbordante actividad patriótica -la cual recuerda, ;ccí~-.w no?,
solidaridad, “los pueblos que luchan por su libertad” con a los peregrinos de la libertad de los pueblos, a los ?,!Ic!:.iewicz,
los pueblos de Armenia, Creta, Macedonia y Cuba. Distaba aún Garibaldi, Cipriani, et al.---, cabe preguntarse si esta no tradu-
bastact:: dc esta timida postura a la nítida orientacibn leninista cirá la situación punzante de un hombre que, al no vcïse re+
adoptada por los bolcheviques y la Tercera Internacional. paldado por su pueblo, intenta suplir desesperadam:cte s:l
Volviendo a Martí, otra consideración se impone. Existe en 61 momentánea pasividad.
la idea, que le es propia y no surge de las #condiciones de la EI pueblo cubano estuvo con Martí, quien trabajaba “c:jq :odus
época, de que Cuba y Puerto Rico no deben esperar su inde- y para el bien de todos”. Las condiciones de obtención de la i:l-
pendencia de otras potencias u otros pueblos, y menos aún dependencia contaban para él tanto como la mera independen-
de una conjunción propicia de factores extrafios, sino de sí cia, porque se trataba de preparar el ordenamiento de la re@-
mismas, stricto semu. blka “ justa” y “trabajadora”. Asumiendo la plena responsabi-
lidad del futuro inminente de un pueblo llamado a “equilibrar
Ya Betances en 1851 había expresado el mismo criterio -idén-
el mundo” “ en la puerta misma de la nueva humanidad”, Martí
tico en la forma con el “Italia fara cla se”, del rey piamontés- no podía permitirle a aquel pueblo suyo que buscase escapato-
cuando supo del ambiguo desembarco de Narciso López.‘”
rias cómodas, confiase su destino a los azares de la coyuntura
Pero aprovechó luego las circunstancias que se le ofrecieron
y a los trabajos de valientes combatientes lejanos, se relajase
para acometer y hacer acometer el gobierno español, por fuera v renunciase a su conciente y reñido esfuerzo unitario por
y por dentro, por cuan;os elementos tuvieran interés en su pér- emanciparse a tiempo por sí solo.
dida. No había aventurismo en ello. Sin comprometer nunca las
fuerzas de la revolución ni la misma independencia, quiso ace- De ahí, explicó, que
lerar la hora de esta última. Pensaba, además, que la instaura,.
ción de la república en España constituiría el factor decisivo acá en Patria, hablamos poco de Mzlilla. Con moros o
del proceso independentista. Partidario de encender varios fue- sin ellos, haremcs la independencia de Cuba. Hasta más
gos simultáneos, que a la vez socaven la resistencia del poder me- placer tendríamos, porque sería más de hombrEs, en hz-
tropolitano y solivianten la carga soportada por los heroicos cerla cuando no hubiese guerra el? Melilla 1. ] Xo entra-
mambises, Betances no vaciló en apoyar sigilosamente cualquier remos f:n la libertad por la gatera de Melilla. Xucstro aiia-
posibilidad insurreccional en el corazón de España: las velei- do no será la casualidad, sino el orden de nuestra prepa-
dades carlistas, los atentados anarquistas, las demostraciones ración, el conocimiento y remedio de los yerros pasados,
multitudinarias republicanas. Contó mucho con los republica- la simpatía merecida de los esparioies liberales de nuestro
nos, entre quienes tenía amigos influy-entes (Ruiz Zorrilla, Sal- país, :a esperanza legitima de tod:s SLIS hTJos LI: um repsl-
blica de respeto y concordia, y el ímpetu y poesía de
12 “Cuba triunfará por sí misma”, decIar Betances, según su propio testimonio:
“Souvenirs d’un Rholutionnaire” (La Revue Diplomatique, París, del 10 de octubre 13 Estudiamos con detalles estos aspectos del “laborante” Betances c:l 4 libro citara
de 18Y7). Texto recopilado en el apéndice de nuestro estudio La colonia cubana de en la nota anterior; en particular, en el capítulo XI, en Jo que SC refiae a la so!;d~.
París (18951898), La Habana, Ed. Ciencias Sociales, 1980. ridad cubano-filipina.
AhX’ARIO DEL CENTRO DE ESWDIOS MARTIANOS
162 ANV.%RIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIAFJOS 163
.\i.>\-\ll- Ix idc/ 1’ actuzcirin cokren,, ewontramo4 t‘il Betan- ribcì)la. Martí resumió sin ambigüedad ni torturadas perífraki;
;crl Ya en iS63 denunció al “minotauro americano”. Sostul- lo que opinaban muchos pzitriotas antiliw35: “\; C:!ba citi’T=
-í:e para prevenirlo, hacía falta la independencia u;-gcnw clc scl: libre de España y :lc los Estados Lni3,,.” C‘.J:;:~~’ :zo.z LI,
la; colonias espafi,)las. Llamí, a la unión de !os puc’n!t~s a;l~i- CL~ii~:~c’.i, O.C., t. 21, p. 380).
i’X?CF. r::::cc-,zados todos de anesión, tanto Cu’b:! CO~IIO la lic- En Alarti, como en Bztances. aque!!-, atel:cir:i inquieta nu íL:c
-~~k:‘;;~
, _.’ aa:;;inica-,y., tac:c, Haití como Pxnrto Rica. Propuso casual ni secundaria. ;Quién no sabe de rn~~cria las frases
q;re SC :s:abara en el fronti:Ticio del templo de !u inc’>penc’.c;:- de SY última carta a klanuel hlercado donde da a en;endcr l( s
c;a “es:;\ inscripcikn imperecedera lcomo la patria, que nos dic- impresionantes y secretos que fueron sus pasos para inknt::I
ta [.. .] 1.3 mBs generosa inteligencia y el más egoístrt instir..o cerrarle el camino al gigante ? Y no se ignora que 31 hacer eso,
d; conservaci<ín: las -<ntillas para los Antillanos”.l” En de-s:\- Martí no pensaba sólo en sal\,aguardar la posibilidad de una
finnte coiltrapusicicín ai lema hi!?ócrita de la Doctril;: \~:JIT:I,:. completa soberanía nacional a raíz de la independencia. Pclsa-
ba en nombre y en favor de Cuba, de Puerto Rico, de ias demás
Luchó constantemente por cse ideal de independencia absol:lra
Antillas y de toda Hispanoamérica: “El desdén del Tcecino for-
y de confederación antillana. Alzó la voz e hizo múltiples ges- midable, que no la conoce, es el peligro mayor de nuestra .4m¿-
tior.cs, desde los más cándidos ardides hasta las m5s scrias iI:-
rica; y 1.. .] el día de la visita está próximo [. . .]” (“Nuestra
tervencioncs diplomáticas (cuando con la confianza c& Lupercin AmCrica”, O.C., t. 6, p. 22). Urgía que la América Latina libre
desempeñaba el puesto de secretario de la Legación dominica- \e ~:n:¿;‘,l ‘7 fortalcclera. Pero pocas voces continentalc:, habla-
na en París), para que los anexionistas locales, en inteligeccia ban en ese sentido. Bolívar “tenía todavía que hacer”. .
con los de Washington, no cediesen en Haití la peninsula de
San Nicolás, y en la Reptiblica Dominicana la bahía de Sama- La primera conferencia panamericana en Washington (1889-
n5. magníficas bases estratégicas codiciadas por la potencia 1890) y la conferewia monetaria internacional americana en
imperialista norteña, evidentes cabezas de puente para fatorz- Washington (1891), en la que Martí representó honrosamente
cet una ulterior e ineludible toma de posesión de la Isla. a la República del Uruguay, le proporcionaron nuevas pruebas
del apetito mal disimulado del imperialismo, y oportunas tri-
-41 cabo de medio siglo de combates revolucionarios, en Ic:s
‘bunas para desenmascararlo hábilmente. Esas asambleas le
r:<iagos días del desembarco norteamericano en su idolatrada
brindaron también la oportunidad de desmitificar lo que en-
E*;r-inquen, Beta!lces dijo amargo al periodista Ronafou:; que
volvía el lema seductor de “unión continental”: “Dos cóndores,
“lo mismo da ser colonia yanqui que española” (Betmces, p.
o dos corderos, se unen sin tanto peligro como un cóndor y un
LXXV), y escribió, enérgico como siempre a pesar de la fatal
cordero” (O.C., L. 6, p. 159). Cóndor, pulpo, coloso, Goliat, mons-
el:fermedad: “No quiero la colonia con España ni con los Es-
truo, Roma Imperial, etc., son los vocablos empleados por Mar-
tados Unidos. <Qué hacen los puertorriqueños que no se re- tí para representar concretamente a los Estados Unidos expan-
belan?“17 No compartía las ilusiones de sus compatriotas que sionistas. Sin embargo, Martí no exagera ni anatematiza, ya
acogían con júbilc a los “libertadores” rubios. que “la alarma falsa fuera tan culpable romo el disimulo”
Las orientaciones e incluso las formulaciones de Betances evo- (“Congreso internacional de Washington”, O.C., t. 6, p. 46). Des-
ca!-án para los martianos mucho de cuanto Martí dijo e hizo pierta, enseña, orienta. Lo valioso y específico de su aporte
respecto de los torvos designios de los Estados Unidos. UNO esta, además del ropaje brillante, en el análisis que desde las
\.amos a exigirle a Martí que se adelantara a Betances! En tan entrañas de la naciente potencia imperialista, hace de la OVO-
firme trayectoria antimperialista una generación los separa, lución política, económica y social, moral y espiritual de la
pt;-0 ‘ía -qntes de 1890, coinciden plenamente. No puede habrr patria de Washington y Lincoln, la cual yendo de “más a me-
en esc preminencia ni exclusividad. Maceo, Gómez, Luperón, nos”, cría ahora un Cutting o un Blaine, y pervierte el espíritu
Hoctcs. Firmin y otros se pronunciaron asimismo contra la democrático original.
arìlenn.::;nte po!ítica norteamerica.na, contra la inie:pretac%n Ante los convites “de los Estados Unidos potentes, repletos de
Tc!:.-cida de la D;;ctrina Monroe, que rechazaban, contra el cum- productos invendibles, y determinados a extender SJS dorniqic.7
13.imiento inexorable del “destino manifiesto” cn la zona cs.- en América [. . .] urge decir, porque es la verdad, que ha lle-
gado para la América española la hora de declarar su segmda
IG Del discurso en francés pronunciado por Betances en el recinto de la Chn Logia independencia” (“Congreso internacional de Washington”. O.C.,
de Port-au-Prince en 1870 (Betames, p. 115-116).
t. 6, p. 46). Lo que no concierne sólo a los gobiernos sino sobre
17 Cit. por Manuel Maldonado Dais: puzrto Rico, una i,zterpretación histd~co-soc%
4ta. ed., México, Siglo XXI, 1971. p. 49.
todo a los pueblos.
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Creen [los Estados Cnidos] en la necesidad, en ~1 derecho de mera forma no merecería el sacrificio 3 que nos ;ipr.estamo\”
bárbaro, como único derecho: “esto será nuestro, porque (O.C., t. 1. p. 319). La r2~~olución anticolonin! si_oni!icz la Cr!‘-.-
10 necesitamos”. Creen en la superioridad ir,contrastablL> dicación imprescindible clc las 2sLr~;itura5 1. de las mcntalid:.-
& la “raza an~l0sajona contra 13 raza latina”. Creen en des co!oninl>s, a difcrcrxia de lo qu: ocu:-!.ii tic MZxico ~1 p.iu
la bajeza de la raza negra, que esciavizaìun avc’r \- vejan de la Plaia cuando la primera iì-d~~;~zndencia, hipotxada po~-
hoy, $ de la india, que exterminan. Creen que ios pueblos que “con los oprimic!os habia quc hacer causa común” (“Nues-
de Hispanoamérica están formados, principalmente, de in- tra América”) y apenas se hizo.
dios y de negros [“La conferencia monetaria de las repú-
blkas de América”, O.C., i. 6, p. 1601. Amo repetiremos lo que apuntamos hace poco en cuanto c? la
estrategia martiana de “unión patriótica J’ dcmocrática”.l”
Y es evidente que, lejos de despreciar a aquellos indios y ne-
gros -realidad viva de la “América mestiza,” componente esen- Cuando Martí recalca que “para todos será el beneficio de In
revolución a que hayan contribuido todos” (“Nuestras ideas”,
cial de “nuestra América”-, José Martí les tiene reservado en
su proyecto libertador el papel de ciudadanos fundadores di: art. cit., p. 320), su invitacicín a todos los cubanos -blancos :
la “república cordial”. negros, ricos y pobres, capitalistas y obreros, comerciantes -
campesinos, militares y civiles, cubanos del país y emigrados-
¿DE,&CR%TAS? para que participen conjuntamente en la redención de la pa-
tria, es al mismo tiempo el compromiso de promover y defen-
La república democrática, como sustituto del régimen despb- der en la república la “política popular”. Simultáneamente to-
tico colonial, es la aspiración inequívoca de Martí, Betances 5 ma iniciativas conciliadoras y medidas organizativas para que
Rizal, y la finalidad de los movimientos nacionales que trata- esa indispensable unión se plasme ya en los hechos cotidianos
ron de encabezar. y arraigue.
Su revolución anticolonial no se asienta en los feudales (ya ine- Aunque no dejaron un solo tratado en que hubieran vertido
xistentes en Cuba y Puerto Rico, ni en los oligarcas (hacenda- sistemáticamente sus pensamientos de estadistas, puede cole-
dos o comerciantes) ni en los religiosos, ni en los militares, ni girse de su obra dispersa que Martí, Betances y Rizal concibie-
en los caudillos, cuyo peligro denuncian y cuya eventual pre- ron una república de “libertad, igualdad, fraternidad”. Al pre-
ponderancia quieren imposibilitar. En países donde, no obstan- parar la revolución de Lares, Betances y los miembros del Co-
te el arcaísmo del colonialismo, el modo de producción capi- mité Revolucionario de Puerto Rico enarbolaban el lema de
talista se estaba generalizando, incluso en el campo (más en “patria, justicia, libertad”; un lema afín al de la Revolución
Cuba y Puerto Rico que en Filipinas), la lucha nacional iba a Francesa, porque en 1868 la justkia significaba allí la aboli-
ser necesariamente diferente de la que capitanearon en Africa, ción radical de la esclavitud y la igualdad esencial de los hom-
Abd-el-Kader o Arabi Pacha o Abd-el-Krim. bres. Betances no dejó de ponderar los valores de la Revolu-
La reivindicación democrática es una exigencia fundamental de ción Francesa, brindando en un banquete por “la Francia de
su programa de liberación, no ~610 en el sentido de la observa- la libertad, y por encima de ella, por la Francia de la dignidad,
ción que le hizo Lenin a Rosa Luxemburgo: “En todo naciona- ya que al decir derechos del hombre, se dice dignidad humana”
lismo burgués de una nación oprimida existe un contenido de- lBetames, p. 256). Nariño del Asia hispano hablante, Rizal tra-
mocrático general CO~ZZYUla opresión”18 -Martí y Betances no dujo al español y al tagalo, en una hoja bilingüe, la Declaración
pertenecen a esa corriente y Rizal sólo indirectamente-, sino de los Derechos del Hombre de 1789. Unos años después, esa
también en el sentido de que llaman a la concienicia de las ma- Declaración se publicaba el mismo día de la proclamación de
sas, a la acción de las masas, para que con la independencia la República Filipina por Aguinaldo. Por su parte, en las déca-
se impongan en la república asegurada, Ia libertad y la justicia. das del setenta y del ochenta, atento al afianzamiento del ré-
gimen republicano y el avance democrático en Francia -con-
De fos tres, fue José Martí quien desarrolló co!1 la mayor insis- fundidos en la persona de Gambetta, “el republicano prácti-
tencia y sinceridad este tema de las transformaciones econó- co”-, Martí notó con satisfacción que “desde que no tiene re?
micas y sociales, morales y espirituales, implicadas por la re-
volución. Sintetizó su sent’ir en “Nuestras ideas”: “El cambio 19 P. Estrade. “Martí: une stratégie d’onion patriotique et democratique”, Les Languzs
Neo-Latines, París, 1979 (1). n. 228, p. 29-65. Un compendio de este estudio se ha
18 “El derecho de las naciones a disponer de sí-mismas”, Lenin: ob. cit., p. 335. Cf. leído en ~11 IX Seminario Juwnil de Estudios Martianos (enero 1980), y se publicará
nota No 5. Traducción nuestra del francés. entre los trabajos del mismo.
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El m;dico Betances, ya quincuagenario, se preocupa por acli- Más que nunca el pueblo, al que nunca olvidaron ni en sus
matar en ~1 Caribe una planta textil oriental (el ramio) y se corazones ni en sus planes, se les impone como protagonista
dedica por algím tiempo a empresas comerciales. Una es más central de la historia y actor irremplazable de la revolución
bien de índoie. . . política: lo hallamos en 1884 interesado en democrática anticolonial.
una sociedad colonizadora qe se encarga de reclutar, trasladar
e instalar obreros y agricultores franceses en la bahía domi- i SERIN CABALES DEM6CRATAS REVOLUCIONARIOS?
nicana de Samaná, sobre la cual el tío Sam tiene echado el ojo. <Cuál fue su concepción del “pueblo”?, {su actitud con respec-
Pero lo hallamos en 1888 accionista principal de un “estable- to a las clases populares?, ¿su compromiso con el pueblo? Son
cimiento de aguas azoadas”, comprado por ochenta mil fran- estos algunos aspectos decisivos para fundamentar o invalidar
cos que.. . no tenía. Por falta de crédito se ve obligado a ce- en última instancia el rango “demócrata-revolucionario” de
derlo en 1891 al antiguo dueño, saliendo arruinado de este lan- Martí, Betances y Rizal.
ce, cuando precisamente lo había emprendido por motivos
económicos al aproximarse la vejez y quedar sin fortuna. No se trata de buscar la definición idónea que hayan dado del
“pueblo”, sino de los actos concretos que de por sí definen su
Martí también, cuando estuvo en Guatemala y asistía a la rá- espíritu democrático. Sustanciales diferencias aparecen entre
pida expansión cafetalera acarició la idea de convertirse en los tres revolucionarios.
modesto agricultor y le escribió de ello a Manuel Mercado:
“Si tuviera medios de cultivar la tierra [. . .] me encerraría en Rizal, el hombre de color mestizo por los cuatro costados, se
ella” (O.C., t. 20, p. 41). La soñada finquita sería un dulce re- portó como valeroso antirracista, de callado dolor y bruscas
fugio. . . iAcaban de quitarle las clases que daba en la Univer- rebeldías, ante lo inhumano de la discriminación racial. Recién
sidad, y en Cuba el Zanjón acaba de desmoronar la insurrec- concluido EZ filibusterismo confesó al sabio Blumentritt, su
ción! amigo checo, que había escrito el libro “para el bien de los
Rizal, deportado, Betances, envejecido, Martí, deprimido, sue- que sufren, para los derechos de la humanidad tagala, aunque
ñan con hacerse empresarios o productores independientes, en morena y no tenga buenas facciones” (“Carta a F. M. Blumen-
período de calma política, retroceso revolucionario, abatimien- tritt, 29 de marzo de 1891, Escritos, t. V, p. 585). Sufre y tra-
to personal. Pasados esos momentos, ya no piensan en las so- baja por los pobres y los “indios, tagalos y habitantes de Fili-
luciones de acomodo individual, y se entregan de nuevo a la pinas”. Esta serie singular no comporta exclusiones, debe en-
patria, en busca de la salida colectiva nacional. Esto vale par- tenderse como si dijera: y otros habitantes de Filipinas, pues
en el primer discurso de su vida pública enfatizó: “mis labios
ticularmente para Betances y Martí, cada día más desintere-
sados y más radicales en los asuntos sociales, en el transcurso han olvidado los nombres de las razas para no decir más que
de sus últimos cinco años. filipinos” (“Discurso del 31 de diciembre de 1883, en el Café
de Madrid”, Escritos, t. VII, p. 9).
La colaboración de Betances con periódicos reputados socia-
listas (L’Intransigeant) y su amistad con notorios anarquistas Con minorías nada integradas, el archipiélago filipino ofrecía
(Malato, Tarrida del Mármol) y comuneros, le acercan a cier- una situación interna mucho más compleja que la de las An-
tos medios populares de París, mientras se encara con los ri- tillas españolas. Graves problemas étnicos, que incluían aspec-
cachos de la colonia cubana local, insensibles los más, por in- tos económicos, religiosos y lingüísticos, frenaban la acción
tereses de clase, a la patria ensangrentada. El Martí liberal de común anticolonial y la toma de conciencia nacional. iQué
México y Guatemala deja de serlo, en rigor, en los Estados mucho que en esas condiciones Rizal haya mirado con prejui-
Unidos a mediados de la década del ochenta, cuando ve aumen- cios el grupo de los comerciantes chinos, haciéndolos corres-
tar la miseria obrera y las tensiones sociales. Empieza enton- ponsables de la explotación del pueblo y teniéndolos al fin y
ces a poner en tela de juicio el liberalismo económico que ha al cabo por extranjeros. TJ*OAdemás de aquella flojedad, cabe
desembocado en el monopolio de los trusts todopoderosos. Cri- mencionar que silenció la cuestión de los llamados “moros”
tica entonces el egoísmo de las “compañías, ahítas de dividen- -o sea, los musulmanes de Mindoro-. iQué mucho que ante
do, [que contestan] aumentando las horas y disminuyendo
el sueldo” de los trabajadores, provocándolos a la huelga que 20 Esta debilidad del pensamiento rizalino ha sido puesta en evidencia por G. Fischer
(ob. cit.). En NoIi me tangere hay varias frases denigrantes del individuo chino “que
la policía reprime (“La revolución del trabajo”. O.C., t. 10, p. explota la candidez o los vicios de los labradores” @. 57); “más vale abogarse que
397). estar entre chinos” (p. 74): etcdtera.
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p:-cciso sei’ más cubano que obrero, 61 manifestaba ser tan liz6 Roberto Fernández Retamar al evocar en 1978 en el Colo-
oS:-ero como cubano, y por lo tanto la mesa podía ordenarle quio de Tolosa el tema que iba a reunirnos hoy: “un demócrata
b; retirase del salón [ . 1”” La acusación no prosperó y a revolucionario en vías de creciente radicalización”.“Y Ahora,
?;ndie se esclul-6. ¿quG hemos hecho del escritor?. .
Eq:a posición de! primer mnrsista cubano ratifica la peculia-
ri,iad de la revolución martiana, al mismo tiempo que aclara
Ia diferencia que había de existir entre la revolución anticolo-
nial (en la que el obrero se alistaría por ser cubano, y nada
más) 5’ !a re~:olución proletaria en la que la motivación princi-
pal del obrero sería su pertenencia de clase, y nada más). En
la revolución martiana pueden estar uno y otro sin renunciar
9 Farte de su ser. Desde luego, a causa del insuficiente desa-
kollo del capitalismo y del movimiento obrero, la revolución
lnariiana 110 podía ser una combinación acabada y equilibrada
de ambas revoluciones; pero, por lo menos hasta 1895, ella re-
presentó la opción social y antimperialista más avanzada, en
Tcs límites de lo posible, dentro de la revolución democrática
anticolonial.
Ee modo que con el fraternal respeto que debemos a la asam-
bìe~ y a los organizadores del evento -nunca bastante agra-
decidos por las tareas que desempeñan y la invitación que
nos han cursado- nos preguntamos si a Martí no le resultará
corto el concepto de demócrata revolucionario. El caso de
Martí nos parece evidenciar una vez más que la realidad con-
creta es siempre más rica que su representación teórica. Nos
preguntamos si a Martí cualquier rótulo que se le pegue (con
justeza, incluso), en vez de añadirle algo, no suprime algo de
su personalidad y de sus proyecciones, a menos de caer en
generalidades inútiles (de las que abarcan sin apretar) o en
inaceptables anacronismos.
Con todo, si se cree oportuna alguna formulación sintetizante
que resuma su inmenso aporte y lo sitúe históricamente, ¿no
habremos de preferir la menos contrigente? Por ejemplo, la
que empleó con fortuna en 1948 Blas Roca: “un revolucionario
radical de su tiempo”;26 o la que propuso con rigor Isabel
Mona1 al ceñirse al segundo período de la vida de Martí tras
su abandono del liberalismo: “un demócrata antimperialista
(de tono populista)“;26 o bien la que con tino y prudencia uti-
24 Del libro de Actas del Cuerpo de Consejo de Key West (Florida). Sesión del 8 de
mayo de 1592. Revolución de 1895. Legajo 17. Archivo Nacional de Cuba.
recuento de sus años en el sur del Continente, y en una airada la anexión de más territorios dentro de su órbita imperial.
reacción frente al fusilamiento de los expedicionarios del vapor
Aun así, Hostos es, como Martí, antianesionista: lo es en el mo-
Virginius, dice Hostos en carta al redactor de El Argentino,
mento en q.ue los Estados Unidos se ciernen amenazadores
fechada el 9 de diciembre de 1873: sobre Santo Domingo con el propósito de anexárselo. lo ser-5
Durante esos Lres años [de exilio en el sur del Continente], cuando se haya consumado la anexión del territorio nacional
a toda hora, en todos los momentos, asociándome con puertorriqueño a los Estados Unidos como secuela de la guerra
presurosa conciencia a cuanto intento he secundado, recha- hispano-cubano-norteamericana. Creemos que es importante
zando con indignada conciencia cuanto mal para América destacarlo: Hostos, como Martí, es antimperialista, y lo demos-
me ha salido al paso; durante esos tres años, consagrados tró con su palabra y con su acción. Es cierto que, en un de-
con mi voz, con mi pluma y con el ejemplo de una vida terminado momento de su vida, considera que la anexión de
desinteresada a la confraternidad de todos estos pueblos, Puerto Rico a los Estados Unidos, si sobreviniera como resul-
a la defensa de todos los desheredados, fueran “huasos” y tado de un plebiscito que cumpliese las normas del derecho
araucanos en Chile, fueran chinos o quechuas en Perú, internacional, debería ser acatada como resultado de la volun-
sean gauchos o indios en la Argentina: durante esos tres tad popular. Pero queda claro en todo momento que su prefe-
años dedicados a pedir práctica leal de los principios rencia -su única preferencia- es la independencia de Puerto
democráticos, formación de un pueblo americano para la Rico y de todas las Antillas. Tanto es así, que cuando ve frus-
democracia, educación de la mujer americana para preci- trada su gestión patriótica iniciada con la fundacibn de la
pitar el porvenir de América, nunca, en un solo momento, Liga de Patriotas, opta por emigrar voluntariamente a Santo
en la vida activa y en la vida sedentaria, hablando para Domingo y pide como último deseo que se le dé sepultura en
uno o para todos, ante el público o ante un alma igno- Quisqueya mientras Puerto Rico fuese, como es hoy, una colo-
rante y generosa, en la santa obra que no debe un solo nia. Allí permanecen sus restos todavía.
hombre realizar. No debe, porque el porvenir de América
no es competencia de un solo americano, sino de todos los El segundo paralelismo que cabe entre Hostos y Martí es eì
americanos, y todos ellos tienen el derecho de poner su atinente a la oposición de ambos al autonomismo como solu-
óbolo en la obra de redimir a las Antillas. Redención de ción al problema colonial en las Antillas. Como es sabido, el
las Antillas y porvenir de América Latina son hechos idén- autonomismo fue, tanto en Cuba como en Puerto Rico, la solu-
ticos. El tiempo, mejor argumentador que ningún hombre, ción mediatizadora, la fórmula política intermedia que señala-
argumentará por mí.l ba el camino del reformismo. Si el anexionismo es la solución
concebida, por esa “sacarocracia” antillana que tan brillante-
Conforme con lo recién citado, tenemos a Hostos estudiando mente nos ha descrito Moreno Fraginals en su clásica obra El’
el problema de las inmigraciones chinas en el Perú, o la con- ingenio, el autonomismo era la solución politíca de la débil
dición de los campesinos en Chile y Argentina, o la presencia burguesía criolla atada por lazos de profunda dependencia a la
africana en Brasil. Es decir, tenemos a un Hostos con raigal metrópoli española. Martí combatirá frontalmente esta tenden-
conciencia social e histórica que quiere encontrar en la fuerza cia, y su posición ha sido resumida magistralmente durante el
generada por nuestros pueblos la energía necesaria para que famoso discurso pronunciado el 21 de abril de 1879 en el ban-
la América nuestra pueda superar sus lacras seculares y en- quete al periodista Adolfo Márquez Sterling, mientras se
cauzarse por el camino del verdadero porvenir. Hostos no ten- encontraba en Cuba. Podemos decir sin temor a equivocarnos
,drá, como Martí, el beneficio de haber vivido en las entrañas que Martí nunca fue autonomista. Hostos, por el contrario,
,del monstruo por un largo período de tiempo. Máxime cuando abrigó ilusiones en su años mozos sobre la posibilidad de una
es precisamente en los últimos cuatro lustros del siglo XX, política conciliadora de España en las Antillas, pero estas fue-
cuando vemos con meridiana claridad el auge del imperialismo. ron de corta duración. El propio general Serrano se encargó
Hostos, como Sarmiento, admira en los Estados Unidos sus de echarlas por tierra en una entrevista que le concede a
instituciones democráticas y su pujanza económica. No acer- Hostos mientras preside el gobierno provisional de la revolu-
tará a ver, con la claridad que habrá de captarlo Martí, que el ción septembrina de 1868. A partir de ese momento, Hostos se
apetito expansionista estadounidense no se saciaría sino con lanza de forma clara y patente en el campo independentista an-
tillano. Y cuando, una vez consumada la ocupación militar de
1 Eugenio Maria de Hostos: Obras conrpIetas, San Juan de Puerto Rico, Instituto de
Cultura Puertorriqueño, 1969, t. IV, p. 44. En lo sucesivo, las citas acerca de la
Puerto Rico en 1898 le toca enfrentar una modalidad análoga
obra de Hostos, se remitix& a la mencionada edición. (N. de la R.) al autonomismo que había conocido -pero esta vez como
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el derecho del pueblo puertorriqueño a su autodeterminación IC, son precios2,-. Con elln 2n In iiT,î20. \- sin o?.ro dato c‘uc
e independencia nacional. clla ‘. sin otro instrumento dc an2liqis qw j-l c‘o:I~~;~~;~JI~
de cjos versos bochornosos con las dcmk poesías (;I.I,-
En tercer lugar debemos notar que Hostos, como Martí, es un constituyen la honra v la gloria del poeta, pue& el ?-.or~~-
firme y tenaz adversario del colonialismo en todas sus formas bre de espíritu ekvacío conocer la horrenda situación de
y disfraces. Martí compara el colonialismo con un tigre, siem- las Antillas, odiarla, condenarla y maldecirla.
pre agazapado y esperando su presa aun en el caso de los países
recién independizados: la colonia continuó viviendo bajo la Nótese que para Hostos, como para Martí, el colonialismo es
república y es menester que los pueblos de la América nuestra una institución que, entre su secuela de males, trae la úegrada-
entiendan que su lucha es, de una parte, contra los rezagos ción del carácter y la procreación de la abyección y el servilis-
co!onialistas, y de la otra, contra la potencia imperialista que: mo. Hov, cuando conocemos los estudios sobre el colonialismo
ha’ce el “convite” a la Amk-ica Latina bajo condiciones desven- de Cesaire, Fanon, Memmi, Fernández Retamar J’ muchos otros,
tajosas para ella. Desde fines de la dkada de 1880 Martí pro- comprendemos hasta qué punto calaron hondo los dos próceres
clama que ha llegado la hora para que los pueblos de la Amé- antillanos en la descripcitn de ese fcn6meno hoy universa!-
rica que se extienden desde el Río Bravo hasta la Patagonia mente condenado por la humanidad.
declaren su segunda independencia. Hostos no irá tan Iejos
como Martí en este aspecto. No obstante, comparte plenamen- En cuarto lugar debe sefialarse la tenaz oposición de ambos re-
te con el libertador cubano su aborrecimiento del colonialismo. volucionarios a las tiranías que para aquel entonces -y aún
Podríamos citar innumerables pasajes de la obra de Hostos hoy- asolan a nuestr- <I América.. Es sabido cómo Martí optó
que abonarían lo que acabarnos de decir, pero nos limitaremos repetidamente por el exilio cn Guatemala y Venezuela al enfrèn-
a lo que nos dice sobre los efectos deletéreos del colonialismo tarse allí con el asomo de regímenes tiránicos. Martí, asimismo,
en uno de los más finos espíritus del siglo XIX cubano: Gabriel disecta con agudeza insular las causas de estas tiranías y pre-
de la Concepción Valdés (“Plácido”), ejecutado por las autori- viene a los revolucionarios cubanos contra la repetici6n de los
dades españolas con motivo de la famosa conspiración de La mismos males que plagaban a las repúblicas latinoamericanas.
Escalera. “Plácido” es víctima del colonialismo pero a su vez Así, por ejemplo, Martí considera que toda revolución, si bien
termina superando a este en su lucha por la libertad de Cuba. no puede prescindir del elemento militar, debe no obstante
Por eso en el memorable ensayo que dedica a “Plácido” en el responder primordialmente a un liderato civil. \‘ale decir, la
volumen dedicado a Temas cubanos, Hostos nos dice: victoria revolucionaria será el resultado de la feliz conjunción
de lo político y lo militar, pero donde la política mande sobre
En cuanto sirven para demostrar, por contraste, hasta qué lo militar. Prueba fehaciente de ello es su ya famosa carta a
punto se descomponían en aquella atmósfera infecta el Máximo Gómez y su determinación de alejarse momentánea-
sentimiento de la dignidad por la indignidad reinante; la mente de la política con miras a forjar el instrumento de lucha
noción de lo bueno y lo justo, por el mal omnipotente y por que luego plasmaría en el Partido Revolucionario Cubano. En-
la iniquidad procaz; el concepto del derecho individual y contramos en Hostos una postura similar. Tenemos por 10
social por el desprecio de la autoridad hacia el derecho, menos dos instancias que revelaí; su oposición militar frente
por el abatimiento de la sociedad, por la fuerza del egoís- a tiranías unipersonales y su determinación de escoger el exilio
mo individual: la abjuración de la libertad, por el instinto antes que el sometimiento a hombres como Guzmán Bkmco,
de seguridad; el orden moral, por el soborno de caracteres en Venezuela, y Lilis Heraus, en Santo Domingo. De igval ma-
y conciencias; la moralidad intelectual, por el escep!,icismo; nera Hostos, eri su análisis sociológico de la realidad latmoame-
en cuanto sirven para demostrar la hedionda lacería que ricana y antillana, coincide de manera impresionante con el
gangrenaba a aqwlla infortunada sociedad, aún no for- análisis n?artiano. Para Hostos, como para Martí, las lacras del
mada y va postrada, aún no organizada y ya desorganizada, caudillismo y del personalismo son la secuela de males que apa-
cadáv&’ de un cuerpo no desarrollado, esqueleto de un rejan el desigual reparto de la tierra, las rémoras del colon-ia-
lismo y Ia triste condición del campesinado latinoamericano.
1 &j ANUARIO L)f.L- CEXTRO DE ESTCDIOS hl~RTI.iNOSm _ _ _
.ANL’ARIO DEL CENTRO
~___
DE
.--
ESTCDIOS
_____
.MARTI.\NOS
187
Los males d< nues:ros pueblos no son por ende de caracter titulará “Catecismo democrático”. Coìno indicamos anterior-
endémico, sino producto dc situaciones sociohistu-í.icas mu>- mente, una vez consumada la invasión de Puerto Rico en í898,
concwtas. Por cso e! camino
’ dc la dcmoct-acia deberA st’r si?- Hostos fundó la Liga de Patriotas y continuh su tarea esclarece-
nado pi-e\ iamèntc poI. la tr,cnsf ormación de 1~ estructuras so- dora en pro de nuestra independencia hasta cl múmento de su
ciales que pwducet: y r>m-oduc,:n -males como el caudillismo. exilio voluntario en Santo Domingo. Podríamos citar varios
Por eso Hostos, tanto como hlartí, conciben una revolución pasajes en la obra hostosiana que viene al caso en esta discu-
antifeudal v democrática que transforme las relaciones de pro- sión, pero nos limitaremos a lo que nos dice en un artículo
ducción e&tentes !; pavimente la vía para un régimen demo- sobre la noticia de la muerte de Maceo:
crático. Ninguno de los dos podía, en cse momento, y dadas
las circunstancias que les rocó vivir, concebir la posibilidad del Todo un siglo, o casi todo un siglo, consagrado por un
establecimiento de un régimen socialista en las Antillas. Si pueblo a soñar y realizar una revolución, cs un dato bas-
tomamos en consideración que el problema del trabajo esclavo tante en demostración de su necesidad. A la revolución,
y servil era el eje de la política antillana por lo menos basta aunque efectivamente no fuera, como es, un hecho necesa-
1886 -cuando queda abolida la esclavitud en Cuba-, no podía rio, una crisis fatal en el desarrollo de las colonias; a la
ser de otra manera. En todo caso, creemos importante señalar revolución no va por gusto ningún pueblo. Van, primero,
que, a diferencia de >/Iartí, no hay en toda la vasta obra hosto- los más altos de pensamiento y los más prontos de cora-
siana referencia alguna a Marx, y que sus breves menciones zón; después, los peor hallados en su suerte; en seguida,
del socialismo demuestran que el gran pensador antillano en- los afines en ideas, sentimientos e intereses; por último, la
tendía muy poco de su verdadero significado. masa. Cuando la masa se pone en movimiento, la revolu-
En quinto lugar, tenemos la concepción hostosiana de la revo- ción es un hecho incontrastable [ . . .]
lución. Aquí hay importantes similaridades -aunque también
La revolución habría seguido hasta el fin, y habría triun-
diferencias- entre Hostos y Martí. Contrario a la imagen que
fado, si la masa hubiera tenido tiempo para entrar en ella,
muchas veces se presenta de un Hostos puramente académico,
pero el desamparo, el cansancio, el soborno y la traición,
de1 intelectual puro que no se contaminaba con los inciertos precipitaron la revolución en aquel pacto lastimoso que
avatares de la política, Hostos fue un hombre profimdamente dejó en suspenso la guerra de independencia, y que mostró
comprometido ‘con la causa de la revolución antillana. Ya hemos a la luz de la evidencia que aún no tenía Cuba la fuerza
notado que en 1869 se unió a los exiliados cubanos y puertorri- orgánica que desprende de su núcleo de formación a los
queños que conspiraban desde Nueva York para derrocar el organismos sociales ya constituidos por su fuerza interna.
régimen colonial español en las Antillas. Hemos hecho referencia Hoy, cuando conlcurren en la revolución todas las condi-
también a su ingente labor como propagandista de la causa in- ciones de la ley histórica que la produce, es imposible
dependentista cubana y puertorriqueña en toda la América que la independencia caiga en la fosa de Maceo [O.C., t.
del Sur. Pero merecen destacarse otras instancias del Hostos IX, p. 473-475-J.
revolucionario: participará en la frustrada expedición del pa-
triota cubano Francisco Vicente Aguilera. El 29 de abril de Es indudable que Martí concibió que el proceso revolucionario
1874 parten de Boston los patriotas en el vapor Charles Miller debería canalizarse a través de su vanguardia: el Partido Re-
con destino a Cuba, pero la expedición fracasa debido a las volucionario Cubano. Martí es además el organizador infatiga-
condiciones meteorológicas así como por la intervención enemi- ble, el hombre de espíritu práctico que combina su estraordi-
ca. Una vez fracasada la expedición, Hostos no se da por ven- naria visión poética con la tediosa labor cotidiana de aunar las
cido y se dirige a Santo Domingo, donde junto a Betances J. voluntades más dispares. No es por cierto el suspirante román-
Luperón contGn<ta su prédica por la liberación de las Antillas. tico de la rosa blan’ca en que pretenden convertirlo los enemi-
En 1876 redacta el programa de la Liga de los Independientes, gos de la revolución que él contribuyó a iniciar mediante su
cuyo objeto seTía el de trabajar material, intelectual y moral- verbo y su acción. El proyecto revolucionario martiano es, no
mente en favor de la independencia absoluta de Cuba y Puerto obstante, de una dimensión que trasciende al hostosiano. Nos
Rico, hasta conseguir su total separación de España y su indis- referimos primordialmente al hecho de que, para Hostos, or-
cutible existencia como naciones soberanas. Cuando Martí lee ganismos tales como la Liga de Patriotas se concebían más
el documento, escribe un significativo artículo sobre Hostos bien con el propósito de educar y esclarecer al pueblo como
en El Federalista de México, el 5 de diciembre de 1876, que paso previo a la toma del poder político, mientras que, para
í88
i\lartí, el Pa: tido Re;-olucion:lrio Cub>i;o di‘;: el instrumsnto p2rn maestro XIendive. Sin duda Ia obra multiìacética de hIartí es
la toma del pf)dei- revolu:ionz:- i0. Ig pesar de 10 dich(J, crecmO5 una gigantesca contribución a ia didáctica. ur:a demostración
qae ambo5 con,,--x’Jíen ía 1-2\.olucitin ~nlillam c:~ìnu cl2rl!c>crrítir‘a. viviente de un hombre con una profunda I.ticaciUil pedagógica.
I-epublicz,,2., ;3op;:ii_ita. anticoloniaiir!a y ai:rimp2ri;?iis!a; si Esta \-o:nción encuentra una de sLi\ ~;las finas expresiones en
bien no prc:2!ldei2;os nc’zar ‘Martí 1-a más allá que Zostos
Q,LJ~ e<a obra admirable que es ea ELi& lic~ (:Ko, u quizás en cada
en rodos estos factores prczramáticos de la re\roiucibn. Deci- oraciun del famoso ensayo ‘sL\uesrrn An:L;:ica”, donde nos pide
mos esto, no es desdo1.c; ?c la gran fisura que fue Hostos, sino que estudiemos a fondo la historia de nuestros pueblos aunque
coI>lo justo reconocimiento al carácter tanguardis!a del pcnsa- no conozcamos con igual profundidad ìa dc los arcontes de
micn~o n!nrtiar:o, sobre :ocld cn lo que se refiere a la inc(Jrpcrn- GwLia. Martí, como Hostos, favorece u~:n pedagogía conforme
ción al proceso revolucionario antillano de las masas populares. a !as necesidades y las realidades específicas de nuestros puc-
En este sentido, lo que es para Hostos motivo de elucubracio- b!::~. no aquella que se edifica sobre modelos falsos concebidos
nes teóricas, es para Martí un paso más allá: el de la unidad ba,jc circunstancias diametralmente opuestas a las nuestras.
de la teoría con la práctica, el de conl.ertir las ideas en fuerzas También, como Hostos, cree en combatir cl oscurantismo \
materialcs asentadas sobre una organización revolucionaria el dogmatismo eclesiásticos, el autoritarismo y el caudillismo,
como el Partido Revolucionario Cubano donde tenían cabida los cn Sin, todos los males sempiternos de uria América cuya sal-
mjs amplios sectores de la sociedad cubana cn lucha contra c! \-nci.~n consiste precisamente en la superación de esas lacras
oprobioso colonialismo español. heredadas del colonialismo español y su secuela de males bajo
la independencia precariamente conquistada. Martí es tambié’n,
En sexto lugar habría que puiltualizar la gran obra pedagógica COV.J Hostos, sociólogo de nuestra América, aunque no lo es
que epitomizan estos dos grandes maestros antillanos del siglo fy -1 sentido sistemático en que sí lo fue el último. Podemos
Y,IX. La labor pcdacr¿cica de Engenio María de Hostos cs, sin por eso decir, sin temor a equivocarnos, que en ambos la his-
lugar a duda, una-de las más extraordinarias realizadas por toria de la humanidad es el esfuerzo conciente del hombre por
educador alguno en la América Latina. De ello tenemos pruebas conocerse y conocer a su mundo circundante, de transformarse
fehacientes en iu yida misma, que es siempre la del educador ?- transformar la naturaleza hasta humanizarla, es decir, hacerla
y ei maestro, y, más específicamente, por su apostolado peda- parte de nuestro mundo. Para ambos, cl magisterio que prac-
gcjgico en Santo Domingo y Chile. Hostos trae a la pedagogía .ticaron y vivieron fue un quehacer entrañablemente ligado a
de la época !as más modernas técnicas pedagógicas -como las sus ~jdas como revolucionarios.
de Froebel y Pestalozzi-, así como el espíritu racionalista y,
por ende,, antiescolasticista, que emana directamente de las En séptimo lugar, no podemos pasar por alto que ambos pen-
profundas influencias krausistas y positivistas que inciden sadores antillanos fueron sin lugar a duda grandes moralistas.
decisivamente en su pensamiento sociológico. Así, en su labor De hecho, una de las más famosas obras de Eugenio María de
pedagógica en la República Dominicana, Hostos se sitúa en Hostos se titula precisamente Moral sociul. En ella, Hostos
abierta oposición a las anquilosantes t6cnicas pedagógicas de estudia \- analiza todo lo atinente a los deberes del hombre con
10s dem& hombres, incluyendo aquello que él llama “el deber
una educación oscurantista y autoritaria. Por ello se gana la
hostilidad inmediata de los sectores eclesiásticos que ven el de los deberes”. En la lectura de ese texto, así como en la obra
nuevo métodr; como uno que atenta contra el orden establecido. misma del maestro mayagüezano, notamos de inmediato la
importancia capital que reviste para él eso que llama “el deber”
La batalla de Hostos por los principios que guían la fundación
y que es piedra angular de toda SU concepción ética. Más aún,
d: la E>,:uela Ncrrnai en Sa::to Domingo merecerían una exten-
la vida misma de costos es una especie de monumento viviente
sa cxp~ciciin q;e KO nos es dab!e hacer en este trabajo. Baste
al principio del deber, tal y como 10 demuestra esa admirable
con decir qnc, como todo gran revolucionario, Hostos concibe
a la pedo-onía COYO un i;lstrumento en la toma de conciencia autobiografía que constitu;fe su Diario. Dc igual forma Martí
que debeip&eder a todo cambio social realmente profundo. es un gran moralista, un hombre cuya trayectoria política res-
En esto ec claro s.3 paralelismo con Martí. ponde íntegramente a su con,cepto del deber. Deber que implica
al unísono la devoción total al esfuerzo revolucionario antillano
En una memorable wllferencia pronunciada cn la Universidad que, a SU vez, se entrelaza con los deberes de lucha por la igual-
de Puerto Rico titulada “Martí: >maestro y revolucionariq”, Fina dad racial, contra las profundas desigualdades sociales, contra
García Marruz aclaró certeramente la dimensión del Martí los enemigos de nuestros pueblos como el colonialismo y el
mentor, de la gran obra pedagógica del alumno preclaro del imperialismo, así como en pro de la independencia de las An-
-
1
tenis una escelente opinibn de Hostos como orador, como es- tcrk tan abwluto, acompañando a tal capacidad de mo\.txL
critor J. como hombre compronletido con la causa revol;:cio- >. coilino~k2~~ IOS intereses más estimulantes, pocos son ca-
n2ïia. paces dt: apreciarlo en este siglo codicioso: abnegación tan
fkil de los bienes J. placeres y delicias con que adulan 1:)s
En cW.:lto fi la oniniUn de T605;:~)~ sobre 1\Ia-11, forzosa.1;1:~1:< hombres las debilidades de los héroes, sólo con SU fsci]
tenemos que referirnos al ai-título “El testamento de Alartí” heroísmo se concibe [O.C., t. XIV, p. 341.
publicado en Lu Ley, dc S;u::i:,go dc Chile, c’n wtabre dc: lW5.
En él Hostos sc refiere a ia última caria que ‘i!artí zscribicae
a Federico Hcnríquez >. Car\-aja1 y que SC conoce, justkiera-
mente, como el testamento de Martí. Lameniabl~mente, la wa-
luación que Hostos hace de Martí en ese artículo no le hace ver-
dadera justicia al libertador cubano. Cierto cs que las ideas
expresadas en el documento “de comunidad de vida de porve-
nir y de civilización para las Antillas están expresadas con tan
íntima buena fe por el último apóstol de la Revolución de las
Antillas, que toman nuevo realce”, pero todo ello en el con-
texto de que esas ideas “no son ideas de Martí, sino de la Re-
volución, y especialmente de los revolucionarios puertorrique-
ños, que, en cien discursos y mil escritos e innumerables actos
de abnegación, han predicado y apostolado en favor de la Con-
federación de las Antillas”. Aun los grandes hombres no pueden
a menudo sustraerse de los arranques de vanidad y egoísmo, 3
este pasaje, sin lugar a duda, demuestra que el prócer maya-
güezano, o desconocía la obra de Martí, o se ciega por efecto
de una vanidad humana, demasiado humana. Pues no hace falta
mucho cacumen para comprender que Hostos reclama para sí
la paternidad de las ideas de Martí, una vez que leemos cui-
dadosamente el pasaje recién citado.
En todo caso, creemos que estas pequeñeces que pueden afec-
tar aun a los grandes hombres no deben ser óbice para recono-
cer los grandes méritos de Hostos como pensador y como actor
revolucionario contemporáneo de Martí. Se trata de dos gran-
des revolucionarios antillanos cuyas figuras se entrelazan en
la lucha por nuestra aún inconclusa lucha por la liberación
nacional.
Hostos, ,como Martí, fue a menudo autor de palabras que más
tarde podrían servir para definir sus vidas fecundísimas. Así,
escogemos ahora el juicio que aquel hace sobre Garibaldi, como
remate a este trabajo sobre 20s grandes revolucionarios anti-
llanos.
Pudo ser poderoso y no quiso; pudo poner precio a sus
servicios y no lo puso; pudo gozar de todos los bienes ma-
teriales que se piden a la fama o que se obtienen de ella,
y los desdeñó. Carencia tan completa de ambición, unida
a tal aptitud para fabricar poderes, sólo en los tiemP.Os
heroicos se nos presentan como ideal inaccesible: desln-
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTLIDIOS \lZKTI%\ )Y
194 AM‘4RIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS M4RTIA&OS __- 195
en los planteamientos pioneros kladr-id, Taurus, 1972, p. 284). El annrquismo continuó pi.cdoIni-
nando. Y conforme el socialismo crecirj tendió al reformismo
PABLO GOKZALEZ CXSANOVX (Tuñin de Lara: ob. cit., p. 287-291).
En la Amkrica Latina el movimiento de difusión del pzn.;arnicli-
to marxista fue parecido al de España. Encontró sc’mejan~i~
obstáculos para su difusión y profundización. “Las idcas del
En la misma Europa la difusión del marxismo mostró un marxismo aparecieron en la Argentina en 1871, con cl auge de
atraso considerable. Desde la fundación de la Primera Inter- la Internacional y con los acontecimientos de la Comuna de
nrrcional, algunos escritos de Marx fueron traducidos al francés París” (Leonardo Paso: La clase obrercc y el naciinienlo (~‘(1 IIICW-
y al español. Pero la mayor parte de los trabajos teóricos y los xismo en la argentina. Selección de los artículos de Germán .!vt,
tratados sólo quedaron en el idioma original. A la falta de in-
Lallemant. Buenos Aires, Arteo, 1974, p. 7). En 1882 un grupo
formación se añadieron obstáculos ideológicos y culturales socialista alemán fundó en Buenos Aires el club Vorwärts, pri-
para la visión dialéctica de una historia y una tierra novedosas.
mero de la América Latina en hacer propaganda marxista. El
En francés el marxismo se difundió al tiempo del reformismo. Club tuvo vínculos con la Primera Internacional a partir dc
En español cayó en un medio anarquista. Cuando llegó a 1889. Su principal ideólogo se llamaba Germán Avé Lallemant
España la circular redactada por Marx con motivo de la Inter- y su principal órgano de expresión, El Obrero, fundado en 1890.
nacional “lo que se aplaudió en ella fue la crítica al sistema Ambos se vieron envueltos en el reformismo, rodeados del
capitalista”, no las propuestas de lucha política y revoluciona- anarquismo.
ria, (Abad de Santillán: El proletariado militante, cit. por
Juan Gómez Casas, Historia del anarco-sindicalismo españòl, En México se publicó el Manifiesto comunista, en 1870; volI%
Madrid, ZYX, 1969, p. 30.) El anarquismo distorsionó la mar- a aparecer el 12 de julio de 1884 en El Socialista, y nuevamente
xismo sin quererlo, y también deliberadamente. Los anarquistas en 1888. De 1883 a 1886 El Socialista comenzó a difundir el
españoles, según informe de Engels a la AIT de octubre de marxismo. En 1883 publicó un obituario de Marx; en 1883,
1872, difundieron sus ideas como si fueran de la Internacional. La lucha de clases en Francia y varios artículos de Paul Lafar-
La abolición inmediata del Estado, el antiautoritarismo, la abs- gue. Pero al mismo tiempo continuó publicando artículos anar-
tención de toda acción política, la propia anarquía se hicieron quistas, y sus directores siguieron una política reformisla.
pasar por doctrinas marxistas (Manuel Tuñón de Lara: La Es- Cuando estalló la Revolución Mexicana todavía el marxismo no
palla del siglo x1x, 1808-1914, París, Librería Española, 1971, tenía un ideólogo que lo expresara.’ El primer marxista brasi-
1, p. 222). leño fue Silverio Fontes, fundador del Centro Socialista de
A la caída de La Comuna en 1871 Paul Lafargue, hijo de madre Santos (1889), director de un periódico llamado A Questao So-
cubana, se fue a España. Ahí tradujo y editó el Manifiesto co- cial. Fontes luchó contra las tesis anarquistas. Según sus pala-
?,lrrnista y parte de El capital. En La Emancipación, un periódi- bras, inició “la propaganda de la doctrina reformista [sic],
dico fuertemente influido por el anarquismo, se consagrd a basada en la trilogía marxista: interpretación materialista de la
“defender ~1 criterio de que la clase obrera debía participar ac- historia, determinismo económico y lucha de clases”.- Redacró
tivamente en las luchas políticas, sin limitarse a las acciones algunos manifiestos socialistas en 1889, 1893, 1902 (Pereira:
de carácter estrictamente económico” (Turión de Lara: ob. cit ob. cit.). Euclides da Cunha, el famoso autor de Os sertóes,
p. 226). Sus palabras fueron más bien acogidas por los refofl organizó en 1901 en San José del Río Pardo (Brasil) cl Club
mistas. Internacional Hijos del Trabajo. Se proponía divulgar el mar-
Pocos afios después un marxista español, de nombre Mesa, 1 Véase Gastón García Cantú: El socialismo en México, México, Era, 1969.
tradujo al castellano la Miseria de la filosofía y preparó otra piomro do manismu no Bras:!“,
2 Cit. por Astrojildo Pereira: “Silvério Fontes,
versión del MarTifiesto comtmisfa (Tuñón de Lara: ob. cit., p. Lsktdios Sociais n. 12, abril de 1961.
1 96 ~~L.~~‘O DEL CENTRO DE F’$lUDTOS hl.ARTIANOS ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS LlARTIASOS 197
-
xismo, por él llamado “racionalismo” (Helio Jaguaribe: “0 im- autoritario y metafisico difícil de superar, y era en general
pacto de Marx sobre la América Latina”, en Pr&lenla do de- incapaz de comprender un viejo fenómeno ligado a otro nacien-
.s~~zI~o~I~~~?z~c~z~o latilzor¿l~?er-ictr,io, RifI C:vili;lacao B;asi]eira 1967, te: el del coloniaje y el imperialismo, con las necesarias luchas
p. 173). Editú UII per-i:idico socialista (Nelson Werneck Sodré: de liberación y clases.
Historia da literatwa brasileira, Río, Civilizacao Brasileira,
1969, p. 497), buscando orientar la conciencia de los trabajado- El problema era pues de ignorancia e incomprensión de los
res conforme a las normas trazadas por el Congreso Socialista símbolos. También de la realidad. Con un agravante: el método
de 1900 (Vamireh Chactin: Vistoria das idéias socialistas no de corregir errores consistía en tomar como referentes los tex-
Brasil, Río, Civilizacao Brasileira, 1965, p. 282283). Euclides da tos y conceptos, los autores y las categorías estampadas. La cita
Cunha no fue marxista; fue un rebelde, divulgador del marxis- respaldaba el juicio. El arte de citar sustituía la útil mediación
mo durante una época de su vida. Los problemas del campesi- del nuevo sistema filosófico. La invocación de un autor suplan-
no nordestino y amazónico hicieron que denunciara la esplota- taba el método para aprehender una lucha desconocida por el
cibn del capital y se inclinara por Marx. Como Silvério Fontes, ;tutc)~- invocado. El Viejo Mundo y sus clases ocultaban al Nuevo
sufrió una rara confusión 3 la vez conceptual y terminológica. Mundo y las suyas. Se escapaba, inasible, una lucha de clases
inserta en el movimiento liberador, anticolonial y antimperia-
En 1883 el gran revolucionario cubano José Martí escribió un lista, en que la dialéctica de las reformas y la revolución, de
artículo en que rindió homenaje póstumo a Marx. Con él v des- la política y el poder, del nacionalismo y el internacionalismo
pués de él Carlos Baliño publicó varios documentos y articulos ocurrían en las mallas de eun capitalismo dependiente, de origen
revolucionarios. Baliño fue el primer marxista cubano. Su pen- colonial, al que empezaban a transformar los monopolios y los
samiento presentó la visión más avanzada del socialismo cier~- ntarines, combinando las viejas y las nuevas formas de explo-
tífico dc! Nuevo Mundo. tación y dominación. A la novedad de la historia se añadía su
complejidad. Las variadas y barrocas combinaciones de clases,
A pesar de esos y otros esfuerzos, a fines del sig!o XIX y prin- oligarquías, Estados, ideologías y culturas resultaban aún más
cipios del xx, el marxismo era mal conocido y pegr entendido opresoras por objetivamente confusas y novedosas. Para colmo
incluso en los países y regiones de la Ambrica Latina donde se se hallaba ausente en el medio americano esa clase obrera in-
habían desarrollado más las relaciones de producción capita- dustrial, “libre” y asalariada, que tanto ayudó en Europa a
lista, como Argentina, Brasil o México. íaclarar la esencia de la sociedad capitalista. La realidad pareci-
c.la, oculta a ia distinta. 0 esta estalla creyéndose única.
Por entonces [escribe Sergio Bagú refiriéndose a los últi-
mos años del siglo pasado y principios dc este] nadie tenía En la tremenda red de impedimentos reales y conceptuales del
en Buenos Aires trato frecuente con Marx y Engels, ni aun proceso liberador surgieron sin embargo las primeras luces del
los dirigentes socialistas más cultos. Se les había vertido nuevo pensamiento marxista y revolucionario. Mezcladas a
al español en escasas ocasiones v hasta los que pudieran ignorancias y espejismos, su incursión en el largo proceso des-
buscarles en otras lenguas prefirieron hallar en sus co- mistificador, representó la vivencia de los primeros pasos, el
mentadores la exposición de su teoría, lo que, demis está enriquecimiento de una revolución dialéctica que en Europa
decirlo, los puso siempre en la ingenua creencia de cono- ya había adquirido carácter de sistema filosófico, y empezaba
cer lo que ignoraban. No extraña encontrar [añade] en las a padecer altibajos reformistas como método de comprender
glosas caseras de la época un marxismo corregido y adap- y cambiar el mundo.
tado, simple y mecanicista, en el que el padre de la doc- Dos autores pioneros iniciaron el difícil proceso esclarecedor.
trina reconocería sólo algUnos criterios flmdamentales Esos dos autores son el ideólogo argentino poco conocido Ger-
[Sergio Bagú: Vida eje?r?p!ar de José Ií:;cr:icros, Buenos mán Avé Lallemant, y el gran líder escritor revolucionario
Aires, Claridad, 1937, p. 511. cubano, José Martí. Germán Avé Lallemant destaca como pio-
nero del marxismo latinoamericano. José Martí como un revolu-
A la ignorancia y escasez de textos se afiadió la dificultad pal-a cionario genial, al que Fidel Castro ha llamado “autor intelec-
comprender el significado pwfundo de la nueva ¿ialktica. tual de la Revolución Cubana”. Aunque el talento de uno y otro
Esta no sólo se enfrentaba a las hipóstasis deformantes del son incomparables, aunque Lallemant no es famoso y Martí
anarquismo y el reformismo, con todas sus secuelas de caminos no fue marxista, su obra es particularmente significativa para
ilusorios e inhibiciones colectivas. Chocaba con un pensamiento el análisis del nacimiento del marxismo y del pensamiento revo-
198 ANU.4RIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIASOS
.\NUARIO DEL CEXTRO DE ESTUDIOS M.ARTI.9SOS 199
sobre la imp<\rtancia dc la educacion política de los trabaja- ciones como parte de una historia llena de rupturas v obedien-
dores del campo y la ciudad. Avé Lallemant y el grupu cncabe- te a los impulsos de un Estado oligárquico empleado del im-
Lado por él representaron la primera experiencia latinoamcri- perialisnio.
cana de la lucha marxista contra las posiciones idcologica,
anarquistas y contra las posiciones reformistas. Plantearon Desde el punto de vista teórico el reformismo fue inevitable.
por \.ez primera la necesidad dc la lucha política dCl proleta- Se integró facilmente a los proyectos combinados de una oli-
riado, y la indispensable autonomía que este debía gx+rdar CI; garquía burguesa, dependiente. Desde el punto de vista prác-
sus organizaciones. Frente a los anarquistas propusieron 1~ tico los componentes de la clase obrera argentina con residuos
lucha política necesaria en lo inmediato; frente a los refor- artesanales, reclutas campesinos, y trabajadores inmigrantes
mistas y economicistas, la lucha final por el poder y la instau- europeos, a la vez discriminados y privilegiados como gauchos
racion del socialismo. Los redactores de El Obrero se enfrcn- y extranjeros, cayeron en la hábil política de dominación crio-
taron al apoliticismo de los anarquistas y afirmaron que es lla, burguesa y oligárquica. Sus dificultades aumentaron por
“inseparable la lucha de la clase proletaria por el mejoramiento la táctica de las clases dominantes, alternativamente represiva
de SU situación económica, de la participación enérgica que y conciliadora, que suscitó en las organizaciones de trabaja-
como clase tiene que tomar en la política del país”. Igualmen- dores rebeldías simples frente a la represión -rebeldías anar-
te criticaron las acciones directas y espontáneas de los anar- quistas- 0 anuencias elementales frente a la conciliación
quistas. “Como sea”, sostuvieron, “hemos aprendido una his- -anuencias reformistas-. Aquellas tenían honda raigambre
toria de la Comuna, y es que importa un error creer que de protesta absoluta, estas se avivaron con la acción de una
pueda el proletariado apoderarse simplemente, en un día cual- pequeña burguesía en ascenso, en parte socialista. La debili-
quiera, de los poderes del Estado, para manipularlos en pro- dad original de los esquemas aumentó con la polarización de
vecho de la clase de los explotados”. También enjuiciaron la la lucha. El proceso dialéctico real se convirtió en antagonis-
conducta de los anarquistas que entorpecían la organización mo de lo abstracto.
proletaria, y que “acostumbraban CCJIWertir todas las asam- En la Argentina las categorías formales del socialismo mar-
bleas obreras en escándalos, y darse maña para que la policía, xista fortalecieron toda una tradición de luchas que arrancaba
en cada oportunidad, atacara a los obreros con rebeques de de Sarmiento. Buena parte de ellas rehicieron falsas disyun-
cuero crudo y desbande de asambleas”. Por otro lado se en- tivas entre civilización y barbarie, ciudad y campo, Europa y
frentaron a los reformistas proponiendo no sólo “luchar por el el “gauchaje”. Por razones históricas concretas y explicables
salario”, sino “ser propagandistas de la nueva y sublime doc- los marxistas argentinos de finales de siglo no rebasaron sui
trina del socialismo científico, que enseña al proletariado cómo antinomias sarmientanas, y quienes lo intentaron pocos años
está llamado a ser el poderoso agente por cuya acción la hu- después, como Manuel Ugarte, que planteó la lucha contra el
manidad conquistará el máximo de libertad posible”. imperialismo, terminaron siendo relegados o expulsados del
La debilidad teórica de los marxistas argentinos de los años Partido Socialista Argentino .4 Lo más dramático fue que ellos
noventa fue la de su tiempo, aunque de repercusiones más mismos, por su parte, acabaron sosteniendo un nacionalismo,
graves en países como Argentina, a falta de una perspectiva cada vez más alejado del proyecto socialista y el análisis de
antimperialista sobre el desarrollo de las contradicciones del clase. La disyuntiva metafísica se volvió imperante. Los so-
capitalismo semicolonial o dependiente. Lo abstracto del mar- cialistas cosmopolitas pugnaron contra los nacionalistas an-
xismo político europeo -eurocentrista- se volvió más abs- timperialistas, los socialistas reformistas contra los anarquis-
tracto en la Argentina. Lo abstracto del marxismo como *Isis- tas insurrectos o sus sucesores, los partidarios de la acción
tema” o código de categorías, se volvió más ilusorio en Buenos política contra los partidarios de la acción directa. El razona-
Aires. De lo real surgió un esquema. De una vaga idea y una miento revolucionario halló dificultades enormes para preci-
atención fugaz, sobre la necesidad de librar las luchas políti- sar las categorías del proceso de liberación latinoamericano
cas inmediatas para preparar las luchas finales y revoluciona- y argentino.
rias, nació una visión lejana de estas y la presencia absorbente La realidad de la lucha de clases en la Argentina de finales
de aquellas. Si interesaba contradecir el apoliticismo y el in- del siglo XIX no permitió superar los esquemas, los sistemas
mediatismo revolucionario anarquista, aclarar los triunfos y sus aplicaciones formales. Armó una imagen incompleta en
posibles en la democracia burguesa, y el potencial progresivo
del capitaiismo, jamás se plantearon a fondo SUS contradic- 4 Vtase Norberto Galasco: Los orfgenes del socfdismo, Buenos Aires, Editorial Univcr-
taria, 1973.
203 ASV'.91<10 DEI. CENTRO DE ESTUDIOS XlAI<TI;\NOS ANUARIO UEL CENTRO DE ESTI!DlOS MAR I I:\xoS _ 205
que el final apareció fuera del comienzo, y el principio Je;l.- hemos dejado dc ser martianos po;qut‘ no hay contradicción
gado de las batallas finales. en es!o, por lo menos para nosotros.”
En México y Brasil las dificultades fueron mayores. En aqrl<i Ser martiano consecuente implica ser revolucionario. Suponc
tiempo no había nada del pensamiento revoiucion;~rio, que s: una I&;i,,n 1. Ima c?l!ducta que cn l\lar:í fue re\~olucionaria
pudiera asemejar al marxismo, o dd marxismo que cspresa;:: y se con\.irtió en parte de la Ibpica y conducta de su pueblo.
la lucha del pueblo trabaj:.:lor y la clase obrera conrra el inri Es2 conducta v eza ltigica WV tascinantea erî él como ~zpw
perialismo y el capitalismo. sión, or;en:atión v miro. Ptsro no soil f:íciles de desenrrafiai.
en lo que tienen cir exclusivamente revolucionario.
En un terreno muy distinto al de los luchadore., marxistas
argentinos de! noventa sc halla la vida y obra de José 321:-i!, La fajcinacion que ejerce cl p:~iwuniento martiano puede lle-
cuyo sentido revolucionario se desprende de una posiciGn i.u~~ var a forrar el s.;ntido dc? mismo. Así, en 1910, Antonio Mar-
damciltalmente antimperialista. tínez Bello, en sus Itlvcis sociales y ecolzó??licas de Jost; Marfí
(La Habana, 1910) “llegó a considerar a Martí un mn!ttrialista
Varias son las razones por las cuales Martí pertenece a 1:: ::is- diakctico”. Drsd< luego tal afirmaci6n cst6 Irjos de la realidad
toria del pensamiento socialista en la Amkica Latina, :;in c~“L y n9 permite recuperarla. An;es Ge 1961, G.D.H. Cole incluvci. .
haya sido ni marxista ni socia!is!a. La significati\,: 2.5, sill a 1Marti en su Histwicr del ,wnsamiei~to ~~nciaiista. Cole aclaró
duda, que sea considerado por Fidel Castro y otros dirigcn:L,-. que Martí era un “nacionaiis&. re\~olacic)nario más que un
como “el autor intele.ctusl de la Revolución Cubana”. Scmc- socialista” , y sin embargo consideró que Y’Iartí merecía un lu-
jante tesis no es nada más que una exaltación reGrica dc !n gar en su historia.” Algunas de las razones que lo indujeron a
figura del gran hombre, ni corresponde a una lógica ~locuc:~ic. ello son indiscutibles: “::5 nacionalismo era muy radical”. EFa
La seriedad con que hablan los dirigentes de la Revol~ci~5;: partidario de “la igualdad racial”. Fue “un fuerte opoc,itor del
Cubana y la forma en que emplea? expresiones que pai-*w2n colonialismo”. Escribió contra “el capitalismo, nortea-merica-
retóricas ): son prácticas es una caracterísiica de la cultura no”. Abogaba por una “legislac;ón social avanzada”. Otros argu-
martiana y obliga a analizar el tipo de elementos qtle hacen Jt: mentas de Cole son tal vez más sól.jdos, como cuando escribe:
Martí el autor intelectual de la primera Revo!uciGn Socisliat.; “reconoció la necesidad de fundar 5 :u aovimirnto revolucic-
en el Nuevo Mundo. nario en la clase trabajadora, en la que confiaba principal-
Martí es precurso; moral, político, revolucionario J’ práctico mente, y en In clase media nacionalista” (05. cit., p. 91). Pero
de la Revolucidn Cubana. Lo es por la mediación del dirigente no son del todo exactos. Dejan escaTar lo que en el fondo lo
comunista Julio Antonio Mella y de otros héroes de la libc- ilevó a incluir a Martí en su historia d:! socjalismo.
“‘.i’ qur sin s1r comunistas retomarcn al !:?ai+ r,:vi311!-
Martí es un brillante precursor del pensamiento socialista
cionario.
latinoamericano porque fue un revolucionario que luchó a fon-
La presencia de Martí es parte de la cultura revolucionaria dc do contra el colonialiL:mo 1 los primeros embates del imperia-
Cuba. Más que un hombre es un pueblo cuya imagen se ob- lism,>. Como político comprendió que en la situación colonial
serva en la vida cotidiana, como estilo de pensar y actuar. no era posible la lucha reformista, como revolucionario corn-
Toda la historia revolucionaria de Cuba refuerza hasta hoy la batió el anarquismo, y a! enfrentarse al imperialismo naciente
herencia moral, ideológica, política y revolucionaria de Martí, de los Estados Unidos p?!anteó un problema al que todavía no
considerada como un todo. Para akanzar los objetivos mo- “-
-.c i-;:!~iy. ;i/;oc;1 clrj e,1 pensamiento marxista tlt su éptic.3, el de la
rales y revolucionarios, señalados por el Apóstol, pueblo y li- “predestinación lógica” de Ios pueblos coloniales por su libera-
deres descubren que es necesario hacer la revolución, y tam- ción del imperialismo, el de la apariencia y la esencia de esa
bién el socialismo. Con ello la idea misma de Apóstol y la lucha, el de su momento y ser, el de su movimiento, que él
Salvación adquieren un sentido no sólo laico, como en la eta- supo apuntar a etapas no Gividas. El legado de Martí consistió
pa de las luchas liberales y democráticas, sino revolucionario. en una sólida ideología para enfrentar tres tipos de problemas
que tendría el revolucionario latinoamericano: el del reformis-
Haydée Santamaría, una de las dirigentes de la Revolución
mo, el de la espontaneidad, y el de !a lucha de clases que no
Cubana, ha sostenido que el asalto al cuartel Moncada se rea-
lizó cuando sus protagonistas -encabezados por Fidel Cas- 6 Cit. por Jos6 Cant6n Navarro: Algunas ideas de Josd Martf en relacidn con la clare
tro- eran martianos. “Hoy somos marxistas”, afirma, “y no obreru y el socialismo, La Habana, Dirección Polttica de las FAR. iYi3, p. 31.
j\‘! 4RlO DEI. CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
A.\;cARIO DEL CESTRC) DI‘. ESTI,DIOS MRTI.4NO’; 2(
hombres de toAa< !as naciL,nes. La multitud, qui: es dc tiL2 “iporar ~1 pasac!o” \ los “valores de a;,-cr” ctin la idea “fan-
bi’¿lVOS b:.I¿ero3, cuya vista cilternece !. conforta, enstiñs rás?ica y ridícu!a” dc :lac’ los re\.olucionarios de hoy “sop.
más músc.:~lc>; que :i:lhajas , > Inris caras 11”!112&x que p- toda la historia” > “no nacic:on c!e madre alguna”.
Ilos xxluso~, El trabajo em%i~l!c~~. I<~uIo.~;~ ii’r 2 ::!i Iabi i:*-
go, a un h~r;ador, a un marinc!.ù. 1)~ m;tilcj‘lr Iah fuer., LI\ \Icl!a exigí,\ una real intcrpretacicin hist!jricLl.
ile la 1Iatur;da;t, les \riene ser hermosoY cr:~iio clla> [. ]
Karl M~I-\; estudió los modos dc asentar al mundo sob~ .Y Debe ser la cierta [afirmaba, y añadía]: Consiste en c!
nuevas bases, y despertó a los dormidos, y 1~s enseñó CI caso de Martí y de la ReTrolución, tomados tinicamentc
modo de echar a tierra ios puntales rotos [ J .4quí cstin como ejemplos, en \‘er el interés económico J’ social que
buenos amigos de Karl Marx, que no fuc sijlo movedo], “creó” el Apóstol, sus poemas de rebeldía, su acción con-
titánico de las cóleras de los trabajadores cu~~peos, sino tinental revolucionaria; en estudiar el juego fatal de las
veedor profundo en la razón de las miserias humanas, :: fuerzas históricas, el rompimiento de un antiguo equilibrio
en los destinos de los hombres, y hombre colnido del ansia de fuerzas sociales; en desentrañar el misterio del progra-
de hacer bien. Él veía en todo lo que en sí propio llevaba: ma ultrademocrático del Partido Revolucionario, el mi-
rebeldía, camino a lo alto, lucha [“Carta de Martí”, O.C., lagro, -así parece hoy- de la ,cordinación estrecha entre
t. 9, p. 3881. el elemento proletario de los tallwes de La Florida y 1;~
burguesía nacional; la razón de la existencia de anarquista>
No fue Martí nlarxista, sino revolucionario que SC planteaba y socialistas en las filas del Partido Revolucionario, etc..
la liberación de un pueblo frente al imperialismo, más que la etc. Aquí no estaría terminada la obra [añadia Mella].
de una clase frente a la burguesía. Sus diferencias con Marx Habría que ver los antagonkmos nacientes de las fuerzas
eran de posición histórica e ideológica, siendo ambos rex:olu- sociales de ayer. La lucha de clases de hoy [ . . .] El es-
cionarios. Sus afinidades revolucionarias ie hicieron ocupar, tudio debe terminar con un análisis de los principios ge-
antes de Lenin, y con una ideología dz raigambre liberal, una nerales revolucionarios de Martí, a la luz de los hechos
posición parecida a la que Lenin encauzaría en la lucha contra históricos de hoy [Julio Antonio Mella: “Glosando los pen-
el imperialismo, en la preparación de la revolución frente a samientos de José Martí”, Hnmhes de la revolución, La
quienes pensaba qu, ca iban demasiado aprisa por no prepararla, Habana, Imprenta IJniversitaria, 1971, p, 42-431.
Y tgmbién frente a los que se conformaban con las perspectiva.:
Todos estos problemas siguen siendo motivo de estudio. Dos
de una evolución natural hacia la justicia y liberta-d, o co;’
meras reformas para alcanzarla. destacan: la esencia de la dialéctica de Martí y lo que la deter-
mino. Martí no fue un pensador sistemático. No buscó acordal
Como revolucionario, Martí enarboló la tarea moral contra cl su discurso a un sistema ni se propuso elaborarlo. Su pensa-
conformismo, y por la creacicín de una sociedad nuca. So miento estuvo orientado por el acto final revolucionario. Obe-
dejó a la moral aislada de la política ni a esta de la revolu- decid a un proceso revolucionario. De ahí que siga vivo, como
ción. Con categorías distintas a las de Marx o Lenin planteó explicación y Itlcha esclarecida. En el debate ideológico, Marti
el problema de la revolución, acometió contra el reformismo no quiso invocar fidelidad a los textos. Su problema no era ese.
y el ay>oliticismo, contra el fatalismo y la espontaneidad, contra La buena conducta teórica se prueba con las citas. La revolucio-
el oportunismo y el dogmatismo, el izquierdismo, el yoluntaris- naria, con acciones y reflesiones. En Martí la lucha ideológica
mo, el militarismo. Sin las categorías de Marx o Lenin, y sin se redujo a un punto clave. Combatir lo que impedía la accion
cl lenguaje por cllos empleado, levantó los mismos problema-; revolucionaria, !o que restaba fuerzas a la lucha revolucionari,?.
que aquellos, con una perspectiva antimperialista y revolucio- Ya Ic decía a Macal: “La \,ida debe ser diaria, movible, útil
naria, que lo acercaba más -desde su Isla y tiempo- a Lenin, [. . ] 90 aplicar teorías ajenas, sino descubrir las propias.
que a Marx. No estorbar a su país con abstracciones, sino inquirir la mane-
ra de hacer prácticas las útiles” (“A Joaquín Macal”, O.C., t. 7,
Al proponer LII~ estudio serio de la obra de Martí, Julio Antonio p. 97). Con lo que hacía una crítica revolucionaria de las “teo-
Mella -líder brillante del Partido Comunista Cubano en los rías ajenas”, a las que no rechazaba por venir de otros mundos,
años veinte- no sólo pidió que se realizara la tarea crítica des- sino por quedarse en ellos. Mientras, inquiría en las abstrac-
vinculándola de “los intereses dc la burguesía cubana”, sino ciones útiles -vinieran de donde vinieran- para hacerlas
rechazando todo “fetichismo” histórico, o cualquier intento prácticas. Levantar obstáculos a la acción revolucionaria y
210 A\lJIRIO
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DEL
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CESTRO DE ESTLUIOS lL4RTIANOS
ANUARIO
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DEL CESTRO
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DI: ESTUDIOS \I.ARTIASOS 211
aumentar las fuerzas re\-olucionarias implicaba una claboracihn cerlas con la vida y la lucha. Su pensamiento no solo fue me-
teórica suficiente, exprèai\.a 1. prsctica, uni\.ers:ll \- col:::‘eta, nos profundo, sino menos influyente en el mundo, y en sus
a largo plazo e inmediata. herederos.
En la cstratcgia mctafís;ca del proceso revolucionario e! fin En la historia pasada y presente del pensamiento revoluciona-
está antes del comienzo. E! metafísico exige que se realice el fin rio Martí sigue siendo actual. La belleza de formas en su prosa,
desde el comienzo. En la estrategia dialéctica el fin no e-j lo la profundidad y concisión de sus pensamientos, más que un
mismo que el principio. Se piensa en el resultado, pero cum- sistema filosófico materialista o idealista, un sistema que nun-
pliendo las tareas actuales. Martí se planteó cl fin en término> ca e!aboró, expresan imágenes de lo vivo de hoy, pensamientos
morales de libertad, igualdad, justicia social. Hacia esos obje- para la revolución de hoy. Su método de razonar revolucionario,
tivos habría de moverse, c!ando la primera batalla por la in&- su forma de vincular imaginación, intelección, moral y volun-
pendencia, y enseñando a dar otras que implicaban la del so- tad con la práctica final del “partido revolucionario” siguen
cialismo. SUS sucesores rehicieron la dialéctica de la indepdn- siendo el mejor camino para no caer en la búsqueda de “deter-
dencia, la libertad, la igualdad, incluyendo en ella lo qui: el minaciones abstractas” supuestamente capaces de iluminar ‘:
socialismo había descubierto como una de las bases fundamen- cambiar lo concreto. Son, como vida, expresión del pensamien-
tales de la opresión y la liberación, la existencia de una sociedad to, y como pensamiento expresión de la revolución. Su estilo
de clases que es necesario eliminar para que sin explotadores traspasa el modernismo. Su retórica encierra formas de actuar.
ni explotados se planteen bajo una nueva faz los problemas de
pueblos y hombres. En la Cuba de fines de siglo se concentraron las contradicciones
en forma que la isla y la fábrica, el pueblo y el ingenio, la
En la historia del pensamiento marxista y revolucionario cl nación y la clase se pusieron a luchar y pensar como un todo.
caso del marxismo y de Martí en la América Latina tienen sisni- Así se juntaron en el “programa ultrademocrático” de que ha-
ficado universal. Hoy mismo entraña inmensa actualidad. El bla Mella, el “nacionalismo revolucionario” de José Martí, y
sistema filosófico, el método codificado de pensar, el recurso el pensamiento marxista más avanzado y preciso de su tiempo,
a la coherencia de un pensamiento dado y de un método esta- representado por Baliño.
blecido, sólo alcanzan plena validez, como asidero de lo nece-
sario y lo original, y eficacia de la secuencia y la creación, en Nacido en 1848 en la Villa de Guanajay, Carlos Baliño fundó
la lógica práctica, moral e intelectual de la acción revoluciona- con Martí el Partido Revolucionario Cubano en enero de 1892.
ria. Es esta lógica, esta dialéctica -entre sus relaciones socia- Era ya desde entonces socialista y revolucionario. Unió en su
les contradictorias, vividas y percibidas para transformarlas vida y obra el socialismo científico a una lógica y una lucha
en el avance de la imaginación a,comunada- la que permite revolucionarias cada vez más reveladoras. Blas Roca dijo de él
en cada lugar y tiempo precisar y ahondar la interpretación que tenía una “sólida cultura marxista”. Habría que precisar
y transformación del mundo. en qué consistía. Lo que impresiona en Baliño es sobre todo
la exactitud con que expresó observaciones teóricas extremada-
En la América Latina de fines del siglo XIX, ignorante del mar- mente concisas, aplicadas siempre a vincular los ideales del
xismo, o en la que conociéndolo en sus primeros planteamientos socialismo con el movimiento de las luchas revolucionarias y
los recibía y repetía con superficialidad, surgió un hombre sus problemas actuales, sus debates vivos, sus inquietudes de
capaz de ver con una filosofía de origen liberal, y un método la hora, la calle, el periódico, la fábrica, el sindicato, el partido.
de pensar y actuar revolucionario, lo que su sistema filosófico Él mismo fundó en 1903 un club de propaganda socialista. En
jamás le habría entregado y lo que el propio marxismo no había 1905 fundó el Partido Socialista de Cuba, y en 1925 el Partido
aún descubierto en su tiempo. Y no sólo vio Martí el nuevo Comunista. Su obra completa no ha sido publicada. Por todos
imperialismo, sino la necesidad de una lucha de liberación que conceptos debería serlo. Sin el genio literario de Martí, Baliño
planteó problemas de alianza, unidad, partido, clase y pueblo tuvo el de revolucionario, y con este dio ejemplo de aplicación
trabajador, difíciles de percibir para quienes tuvieran como tesonera, reflexiva, clara en la expresión y el concepto, en la
principal obsesión intelectual aplicar un sistema. Él se metió unión del sistema y la línea de pensamiento, de la teoría codi-
por el río del sistema. Vivió su “Filosofía de relación” (“Jui- ficada y la descodificación activa que enriquece generaliza-
cios”, O.C., t. 19, p. 367). Otros en cambio arrastraron a cuestas ciones, descubre lo general situado, y este a partir de la teoría,
los sistemas, en procesión de formas laicas reverenciadas. No como noseología, y a partir de la situación, de las luchas con
pudieron escapar de hipótesis circunscritas a textos ni enrique- perspectiva de vida.
2 12 _.__~__DEL
ANIIARIO CENTRO DE ESTUDIOS hlARTIANOS
_- __~~__-. -
Ab!I’ARIO DEL CENTRO
~____--
DE ESTUDIOS
..-~
XliRTIAKOJ
~~
2 13
Varios años antes de formar parte del Partido Revolucionari<, jaría de ser colonia de España para pasar a ser fe:ldo de algunos
Cubano, Ra!iño 1-a rcxalizaba una labor de “agit:lcijn” en favor sindicatos (monopolios) extranjeros y el pueblo de Cuba habría
del socialismo. vio en la revolucibn de indc?endenria “l.in epi- derramado la más generosa de su sangre para cambiar amos”.
sodio de la gran lachcl por la libertad y la justicia” (“Discurso Y obsen;a cómo con el proceso s-p mueven los otros inter¿.: :5,
de Carlos Balifio con motivo del 10 de octubre dtx 189?“, ~13 los de la esclavización a la moderna, de clase: “ya un peritid!¿o
Ralitio. Documentos y artícuios. La Habana, Instituto de Hiy- americano que empezó csprcsando ardientes simpatías por la
toria del i2lovimiento Comunista v & la Re\-oluci.ín Socialis::\ revolución, empieza a volverse contra ella precisamente por
de Cuba, 1976, p. 33-38). Supo de sus limitaciones: y neligros. lo que rn5.s simpática debe hacknosla, por sus métodos radica-
Participó en ella pensando en unir a todas 1;js fl!cr-;:;i\ l,b~;-~:- !es” (Zdenz, p. 43). El autor advierte que a la postre el pueblo
doras para orientar a las del pueblo cuando se c:i\idic;.a!ì bul- de Cuba seguirá la marcha destructora de la propiedad privada
guesías y trabajadores. Escribió con sencilla dial;clica: “Claro de los medios de producción, y anuncia escaladas y contra-eica-
es que debemos estar con las masar, cuando se rc’oei;,n coi:t;.a ladas. Antes de aceptar nuevas formas de esclavitud, el pueblo
una esc!avitud patente, para luego tener derecho ;\ exciiar:as “convertirá toda la riqueza de Cubn en una masa de humeantes
a que se revelen con nosotros contra una csclavjtud di$;lnula- y ennegrecidos escombros”. Es la amenaza viva y revivida.
da” (“DOS prólogos de Carlos Baiiño r:! 1ib1.o de Il. D:i!:is”,
1896, ob. cit., p. 41. En las notas subsecuentes la cursiva es Ver claramente el curso de la lucha de clases, implica en Ba-
del autor de este trabajo. N. de la R.). Dar la lucha en lo frno- liño apoyar las batallas actuales apuntando a las futuras, librar
ménico para ir al fondo de las cosas. aquellas y preparar estas, aunque sea en el conceptot en una
conciencia todavía general, de fuerza insuficiente, n,> expresa-
El campesino de Cuba [decía] no percibe más forma dc da como conocimiento y creaciSn colectiva, y que rompe como
opresión que la del gobierno español sobre Cuba, porque a enajenación con el anuncio del momcntn en que la creación
no necesita un largo razolzamieflto para percibirla [y es- se unirá a! conocimiento, la colectividad a una idea hoy todavía
presaba así la lógica revolucionaria de conocer las bnta- ausente del pueblo que la hará suya macana, dándole otra vida.
Ilas finales y apovar las pioneras (o peoneras)] “De l,i El discurso de Baliño supone un vínculo del sistema dialéctico
esclavitud econ6mica, esclavitud disimulada que lo eE-:‘:)- del “socialismo científico” (sic) con el campo de batalla, y el
brete y aniquila y que es elz tíltimo at&lisis el verdadero de este con las luchas remotas previsibles, profundas. La intui-
móvil de todas las esclavitudes políticas, no sc ha perci- ción genial de Martí es discurso que se expresa en posibilidades
bido aún el campesino cubano, ni podrá hacérsele perci- de clase en Baliño. Estas ya tienen el auxilio del sistema y el
bir mientras no se emancipe del coloniaje que es hoy para método dialéctico, pero a partir de la misma realidad o situa-
él la esclavitud visible v patente. Pero ahi Ilay madera rc- ción de relaciones liberadoras mutantes que encierran, desde
belde y buena. Hoy está empeñado en un duelo a muerte las primeras batallas, el embrión de las últimas. El “largo
que absorbe necesariamente toda su atencijn y todas sus
razonamiento” parte de “la esclavitud visible y patente” para
energías, y no es la hora de hablarle de otnz cosa sin que
hacer su “último análisis” sin derivar de este la; líneas de la
recele que se le quiere distraer de su empeño. Ahora es la
acción inmediata como si estuvieran condicionadas y prefi-
hora de ayudarlo a trizmfar porque él es el oprimido, el
jadas por aquel. Las líneas de la acción inmediata se deducen
explotado, el pisoteado y lo que wmbate contra él es Ii1
de la lucha que “absorbe necesariamente toda la atención y
fuerza, es la autoridad sin freno, la negación del dereclzo.
las energías” de un pueblo enfrentado a la “tiranía política”,
Después le hablaremos [Idem, p. 421. a la “negación del derecho”.
a “la autoridad sin freno”,
El discurso dialéctico va de lo fenoménico a lo esencial, de lo El complejo discurso encierra un procedimiento notable: pide
inmediato y las mediaciones primeras a la opresión profunda, “no hablar de otra cosa”, no “distraer de los empeños actuales”.
de la conciencia útil colectiva actual a su potencial rebelde Pero de ahí no concluye que es necesario guardar silencio ab-
(“hay buena madera”) de que aún no entiende y con la que soluto sobre el curso final y las causas profundas. Selecciona
no quiere ser distraído, pero que el elaborado discurso no deja dialécticamente el grito principal y el mensaje previsor, sin
de apuntar y denunciar, preparando otras luchas: “El movi- acallar este. “Lo primero”, ha escrito antes de cualquier otro
miento insurreccional de Cuba ha de despertar a la codicia razonamiento “es desvanecer en los esclavos del salario la
de los egoístas extranjeros que buscan nuevos pueblos que es- ilusión de que son libres, porque ningún esclavo se rebela
clavizar a Za moderna. “Si les fuese dable”, anuncia, “Cuba de mientras no sabe que lo es”. (Idem, p. 41). El discurso relacio-
2 1 ij ANU?\RIO DEL CEURO DE ESTUDIOS MARTIASOS
na lo inmediato, lo sucesivo, lo final, la causa \,isible a las Objeti\.os inmediatos y finales se presentan en forma de luchas
masas y la que todavía no ven. Pero en un nivel de abstracción distintas, políticas, legales, y violentas. De las luchas se habla
más alto, con menor énfasis, busca prepararlas para nuevas como opción y necesidad. Se decide por las tranquilas si es
batallas, difundiendo otro saber. posible. Por las broncas si es necesario.
Baliño emplea el mismo método dc pensar J’ educa en lo que Yo no estay TODAVÍA [escribe en 1906, asi con mayúscu-
se refiere a las luchas políticas, democráticas* v sindicales. Para las] por los procedimientos violentos en la cuebrión obre-
el las “reformas” son meros “paliativos”. Algunas producen ra, ni lo estaré mientras tenga esperanzas de que por las
“alivios pasajeros”. En general y n largo plazo, son ilusorias. \rías pacíficas puedan llegar a plantearse las fórmulas re-
Los “proletarios” no pueden “conformarse con ellas”. Tampoco dentoras del socialismo: pero donde quiera que los que
dejarán de luchar por reivindicaciones inmediatas. estén en autoridad se opongan a la propaganda y al libre
desenvolvimiento de las nuevas ideas yo seré un rebelde
El obrero ha de librar su batalla y ha de defender el pan contra esa autoridad, y si me viese en la alternativa de op-
de sus hijos tanto en el campo económico como en el polí- tar entre la revolución social o la perpetuidad del salario,
tico. En el económico organizandose en sociedades gremia- yo optaría por la revolución en todas sus violencias y de-
les en las que sus miembros estén estrechamente unidos sastres [“Cartas a Rafael Serra”, del 6 de octubre de 1894,
por la tolerancia y el compañerismo, en organizaciones ob. cit., p. 401.
sólidas y bien disciplinadas, unidas por pactos federales
que multipliquen su fuerza. En el campo político, hacien- Ya había dicho un año antes: “Hágase la transformación social
do uso del sufragio de una manera inteligente y previsora sin derramar una gota de sangre si así es posible, o derramando
sin confundir la disciplina que enaltece con el carnerismo torrentes de sangre si así es necesario” (“Las huelgas en Rusia”,
que esclaviza y degrada [“Paliativos”, ob. cit., p. 641. ob. cit., p. 73). En cualquier caso pensaba llevar la revolución
hasta el fin, pues si no la reacción sería espantosa. Los revolu-
Luchar por lo inmediato y preparar el futuro implica enarbo- cionarios no pueden quedarse “a las puertas del templo”. “En
lar programas mínimos y máximos: todo movimiento revolucionario”, escribía, “hay gran diversi-
dad de tendencias: desde la que quiere restringir y recortar la
Todo lo que no sea socialización de los medios de produc- revolución, haciéndola llegar demasiado cerca y que sea menos
ción, contenida en el programa máximo del Partido So- revolución posible, hasta la que quiere que la revolución vaya
cialista Internacional [escribía en 19OSJ deja al obrero a lo más lejos posible [ . . ] Si la revolución no barre la autocra-
merced de la explotación burguesa más o menos atenuada. cia, la aristocracia y la burguesía, estas harán terribles escar-
Las reformas contenidas en el programa mínimo [añadía] mientos” -dijo en comentario sobre la revolución rusa de
vienen a ser únicamente lo que ha de recabarse de los Go- 1905, (Ibid.) acuñando una ley elemental.
biernos burgueses para hacer más fáciles las condiciones
de lucha mientras la mayoría de la masa obrera adquiere Las generalizaciones temporales en Baliño comprenden todo el
conciencia de clase, y, conquistado el Poder, realiza el concepto con claridad de que la vida habrá de enriquecerlo. Se
hermoso ideal de la producción socializada [“Adelante”, empieza por la primera parte. Al fin se enriquece el todo, y se
ob. cit., p. 83-J. abre un nuevo camino. Las generalizaciones especiales son pa-
recidas. Se empieza en Cuba, en la lucha de liberación, en la
No puede optarse en abstracto por lo máximo contra lo mínimo; gremial, en la política, lo cual no quiere decir que Cuba haya
se asumirán ambos luchando según las circunstancias por cada de quedarse en esas luchas, ni que allí exista algo así como un
uno, hasta alcanzar el objetivo final, revolucionario: “Todos “socialismo especial”. La falsa especificación es abiertamente
enjuiciada por Baliño. Consiste en pensar que lo específico
los hombres amantes del bien anhelan que la revolución social
sea una transformación realizada pacíficamente: mas si la co- só¡o corresponde a lo circundante, como causa y objetivo. “Se
dicia y la soberbia ciegan a los que quieren mantener a per- ha hablado aquí más de una vez de “un socialismo especial”
petuidad la explotación del hombre por el hombre, es seguro para Cuba, como si esta tierra, desde las leyes especin!es d;
que la mayoría triunfante por el sufragio no se dejará arrebatar antaño, estuviese destinada a que todo sea especial para ella
mansamente el fruto de su victoria” (“Verdades Socialistas, ob. [ . . . ] El “socialismo especial” puede tener “mucho de especial
cit., p. 125). pero nada de socialismo” [ . . . ] Puede ser “un socialismo que no
ANU4RIO Df.L CENTRO DE ESTïDIOS MAKTIANOS
_- -.- - .~ 217
216 A\l’\RIO
- ~.__-
Dtl CE\ l f<O
_~
DE ESTL’DIOS hliRTIhSOS
P~IILIP S. FOSER .A ~1.1lic>g:& it Su~‘\‘i J’oI-l\ jil’OCCllCll!C clC 1’~ llc,/;;t’:3, c‘ll juli:)
de 1881 , .\lartí curneiizc~ ;i , (l~;l~~Oiill~ i c’~Ui~ll~J1ltdiìte Con 1.9 op!-
trióri .LUL~iOi!d, (ii, C‘;cJ-XYZiS, \ su rrpl:aci(>n c‘om~) c:,critcir.
i>ri>llto hizo cl~ie !OS editortis clc 1.l~ ?V’ticic!//. d< Hue:lus Ailes, ci
Al recibir, en París, la noticia de la muerte de José Martí, Rubun periódico más irnportantc de ia Amtirica Latina, lo invitara a
Darío escribió un artículo cn cl cual describía a Martí en colaborar con artículos sobre los Estados Unidos. Invitaciones
LXueva York: de la misma índole llegaron de El Purtitlo LiberaZ, de México,
de La Opirliótz Plíblicu, de Montevideo, y de, otros. Aceptó con
No hay duda de que su tiempo fue el más hermoso tiem- entusiasmo, no sólo para aliviar su precaria situación econó-
po de José Martí. Entonces fue cuando se mostró su per- mica, sino también por tencr ahora la oportunidad de alcanzar
sonalidad intelectual más bellamente. En aquellas kilomE- un vasto público. Nadie, con anterioridad, había tenido tal
tricas epístolas [a los periódicos suramericanos] [. . . ] ocasión para interpretar a los Estados Unidos para tantas
hallaréis [ . . . ] regentes y ko-hinoores. Allí aparecía Martí personas en la América Latina, y publicó en los Estados Uni-
pensador, Martí filósofo, Martí pintor, Martí músico, Martí dos, para los latinoamericanos allí residentes, en La Am&ica
poeta siempre. Con una magia incomparable hacía ver unos y en El Latiilou?7uzt?cm~o.
Estados Unidos vivos y palpitantes, con su sol y sus almas
Desde el momento en que Martí comenzt a e-cribir para Lc¿
[. . ] los Estados Unidos de Martí son estupendo y encan-
Opirzi& Naciofzal, el 20 de agosto de 1881, leyó copiosamente
tador diorama que casi se diría aumenta el color de la
sobre cada tema que forma&, parte de su labor periodística.
visión xal [ ] recuerdo un Grant marcial y un Shelman
heroico que no he visto más bellos en otra parte: una lle- A través de los aííos, Martí produjo una serie de inleligentes
gada dc héroes del Polo; un puente de Brooklin literario críticas sobre la política, la cducacicin y la cultura norteameFi-
igual al de hierro [. .] unos indios Sioux que hablaban canas. Las suyas no son nielas impresiones periodísticas, pue
en lengua de Marti como el ì;Ianitu mismo les inspirase son ricas en análisis. Martí demostró ser no sólo un competen-
[. . . ] >. un Walt \iVhitman patriarcal, prestigioso Iírica- te y claro sintetizador de los detalles descriptil-os, sinu tambif::
mente nugasto, antEs, mucho antes de que Francia cono- un perito en la comprensión tic los cambios xaecidos en la
ciera pol Sarrazin al bíblico autor de Irlr>j/i.s tlca Jz~cT~w.’ sociedad norteamcrican ü entre 1880 y 1895 --la es:!2tificacitJl~
dc las clases económicas, la aiienación de los trab:ijadores
norteamericanos, la transformación del capitaiisino competi:i-
i.0 en monopo!ista y su impacto cn el expansionismo norteame-
ricano- y del peligro que ello cntiafia?x para la .4mé:-ica La-
tina.
Cuando &rtí arribó a los Estado\ Unidos. c’n 1,90, :e sintic;
inmediatamc1ite atraídc,. incluso deslumbrado, ;)tir ‘LIS insti-
tuciones democráticas. su poder creativo >. la oportur-,idad que
brindaba a todo tipo c1t’ lnicinti\a indi\-idua!. Fara quien pw-
cedía de Cuba, de Espafia y de algunas rep<~b!icas latinoam-ri-
cmas, con sus sociedadc%< fetldalci, sus ca31as socialw, sus je-
I arq:&s clericales \- su, dwigualdades artii‘icialcs, la dcmocra-
cia rlorlcl~mericana, cieïtnnicntc, parecía wr una “tierra prv
220 A.Vl‘ARIO DEL CENTRO DE ESTCDIOS MARTIANOS
___ - .-. ANCARIO DEL CENTRO DE ESTL’DIOS MARTIANOS 221
metida”. En su primera impresión, escrita en lo que él Ilam6 última línea o es atrapado de muerte bajo un pie rle !:ie-
SU “inglés bárbaro”, expresó con entusiasmo: rro. Las corporaciones, que debían ser criaturas cuidado-
samente restringidas por la ley y sirvientas del pueblo. sv
Estoy, al fin, en un país donde cada uno palece ser su convierten rápidamente en dueñas del pueblo.
propio dueño. Se puede respirar libremente, por ser aquí
la libertad, fundamento, escudo, esencia de la vida. Aquí “Hay demasiados millonarios y demasiados mrndigos”, se que-
uno puede estar orgulloso de su especie [ . . . ] Estoy honda- jaba el Hartford Cozlrant en 1883. Toda América, proseguía, era
mente reconocido a este país, donde los que carecen de una tierra de contrastes, de pobreza entre una enarme riqueza.
amigos encuentran siempre uno, y los que buscan hones- En un extremo de la escala estaba la magnificencia sin restric-
tamente trabajo encuentran siempre una mano generosa. 46n. Los “barones del robo”, guiados por Jay Gould, quien
Una buena idea siempre halla aquí terreno propicio, be- creó la nueva plutocracia, competían entre sí con “evidente
nigno, agradecido. Hay que ser inteligente; eso es todo. despilfarro”. En el otro extremo de la escala, los obreros gana-
D&e algo útil y se tendrá todo lo que se quiera. Las puer- ban entre cincuenta centavos y un dólar por un día laboral de
tas están cerradas para los torpes y perezosos; la vida diez a doce horas, vivían en carcomida pobreza, no podían sa-
está asegurada para los fieles a la ley del trabajo.” tisfacer las más esenciales necesidades de la vida.
Estaba profundamente en deuda con ese país, en que el desam- J,os dueño; del capital, de los bancos, de la indrlstria y del co-
parado siempre encuentra un amigo y en que el trabajo honesto mercio eran también dueÍíos de la vida política del país. La
\. la buena idea son bien acogidos. influencia perniciosa de los grandes negocios en todas las r-+
mas del gobierno -la ejecutiva, la le&slativa v la judicia!-
Poco a poco, sin embargo, la amarga realidad de muchos as- ya había sido advertida por Mark Tlvain en Li edad d~l-mla.
pectos de la vida en los Estados Unidos quitó la bruma de los obra que publicó (en colaboración con Charles Dudle‘r Warner-)
ojos de Martí. Había llegado en medio de una transformación cn. 1873. Pero en la dccada del ochenta esta Fituación alcanzó
radical de la vida económica y social, y pronto comprendió proporciones tan escandalosas, que rara vez pasaba una semana
la necesidad de revisar su concepto acerca de los Estados Uni- sin la revelación pública de concesiones ventajosas e ilegales
dos como una tierra en la cual las diferencias sociales se obli- otorgadas a las corp&-aciones, convertidas en ley por legisla-
teraban y donde el pobre y el rico tenían igualdad de oportu- dores sobornados, firmadas por ejecutivos corrompidos y apro-
nidades para gozar de los frutos de la democracia. badas por jueces que eran herramientas subordinadas a los
i: jtereses de las corporaciones.
La década del ochenta del pasado siglo se caracterizó por un
rápido crecimiento de la industria norteamericana, acompaña- La década drl ochenta fue también época de grandes luchzs
do de una tremenda concentración de capital y de la aparición obreras, muchas de ellas dirigidas por los Caballeros del Tra-
de corporaciones gigantescas. Con el surgimiento de los mono- bajo. En ciudades y pueblos, los ejércitos del trabajo oi-gani-
polios industriales, como la Standard Oil Company, los gran- zaron y dieron espresihn a la reprimida amargura de los años
des bancos, J. P. Morgan y Cia., el monopolio se convirtió en de explotación por medio de una serie de huelgas que sacudió
el rasgo predominante del capitalismo norteamericano. La era la nación hnsta sus mismos cimientos. Nunca a<ter los Estados
de los pequeños manufactureros y de la libre empresa competi- Unidos habían presenciado una lucha de clases de tal vigor y
tiva pasaba, sustituida por lo que en los años ochenta se llamó envergadura.3
comúnmente “el nuevo feudalismo”. El presidente Grover Cle- i\Jartí observó y reportó estos cambios radicales. Sus reportes
\.eland dijo en un mensaje al Congreso el 3 de diciembre de reflejaron una nueva visión de los Estados Unidos. Ya en 1881
1888: convirtió el nombre de Jay Gould en sinónimo de capital tira-
nizante, “a cuya merced suben y bajan los valores púb1i.e.os,
Mientras observamos los logros de la concent:-ación de! sc tienden y enmudecen los cables, hienden altos techos v dP-
capital, descubrimos la existencia de trtcsts, combinaciones siwtos vastos los hilos del telégrafo” (“Carta de Nueva Y&k”,
y monopolios, mientras que el ciudadano combate cn la
:( C;‘. Philip S. Foner: Ifistrwv of i.hr L.:i~r ~ove~!zott in tho UGred Ctntcs, N!wva I.ork.
2 Jose Martf: “Impresiones de Am&ica”, Obras completas, La Habana, Editorial Nacio- 1955, val. II, p. 3-14; Eliot Jones, The Trusf Probfem in the Uni:ed Stafes, Nueva
nal de Cuba, 1963-1965, t. 19, p. IU6 y 107-108 respectivamente. (En lo sucesivo las York, 1921. p. 20-22, Hartford Couranf, reimpreso por John Swinton’s Paper, 30 de
citas que se refieren a la obra de José Marti, corresponderan a la mencionada diciembw :ic 1533; Charles E. Sp.lhr: An Essay on fhe Presente Distribution of
edlci<ln de sus Obras cmzplcfas. N. de la R.) iVed:h iv 11:~ Unifed Smes, Nueva York. 1896, p. 114.
-7’) AtiL’ARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIASOS
-LL- ASCRIO DEL CESTRO DE ESTCDIOS \!\RTI.1TOr,
223
cas. Durante un tiempo cjcribió que no era tanto la explota- hlartí no llegó a ser nunca socialista, pero sus artículos “El cis--
ción de los capitalistas, sino el sistema proteccionista estable- ma de los católicos en AVueva York” y, sobre todo, “Cn drama
<ido por el gobierno, el responsable de Ias infames condiciows terrible”, indican que estaba des&ando mtichas dc :,us tem-
de los obreros. ,Más ailn, si había una lucha de clases, Martí pranas concepciones xcrca del capital y 2~1 trabajo en lo5
cntendib que tanto el capital como el trabajo eran culpable\, Estados Unidos. En el primer artículo, ‘rlartí csp~sa SU ad-
no tanto como los socialistas y anarquistas, partidarios de I’<‘- miración por el rebelde padre ~lucGl~~nn, así como su &sprr:cio
solver los antagonismos de clases en vez de permitir. la evo!tg- hacia Ia ieïarquía ecIcsiástica por haber castigado al sacerdote
ción “natural” del proceso social. Así, mientras rendía honor debido ai apoyo que brindaba a las acpiraciones poIiticas de
a Carlos Marx en su crónica de marzo dt: 1883, porque “se puso la clase obrera. Además, Martí se toma un interés especial en
del lado de los débiles”, y le llamó “movedor titánico de las defender no sólo el derecho del sacerdote para poiletse del
cóleras de los trabajadores europeos”, “hombre comido del lado de los pobres, sino también su deber de trabajar en esc
ansia de hacer bien” (O.C., t. 9, p. 388), sintió que Mal-x “iba sentido en favor de los sectores explotados de la sociedad.
muy de prisa”, y que sus seguidores estaban demasiado cn También en ese artículo Martí descarta el punto de visia según
favor de la violencia. Encontró que los principios y las ense- el cual el capital y el trabajo son igualmente culpables del tur-
ñanzas de Henry George eran más dc su agrado, ya que eran bulento conflicto social, y se coloca completa e inequívocamente
capaces de lograr cambios sociales mediante el simple proceso del lado de los obreros y contra los insensibles capitalistas.
Además, comprendió entonces, como nunca antes, que son los.
de una reforma de los impuestos y de la tierra, sin apelar a
voceros políticos y la prensa capitalistas los verdaderos res-
un cambio revolucionario.
ponsables de mucha de la violencia que se produce en la re-
Martí escribió con simpatía sobre el hecho de que miembros de lación entre el capital y el trabajo. Así escribió con escarnio:
los Caballeros del Trabajo se veían en la obligación de ir a “ ‘iBuscad remedio de vuestros males en la ley!‘, dicen los
huelgas por la “insolencia y desdén del capital organizado, de partidos políticos a los obreros, cuando censuran sus tenta-
las combinaciones ilegítimas de este, del sistema de desigual tivas violentas o anárquicas, pero apenas forman los obreros
distribución de las ganancias que mantiene al trabajador en un partido para buscar en la ley su remedio, 10s Ilamaron revo-
un perpetuo estado de limosnero” (“Las grandes huelgas en lucionarios y anarquistas” (O.C., t. 11, p. 146). En “Un drama
los Estados Unidos”, O.C., t. 10, p. 413). Pero advirtió a los terrible” (O.C., t. 11, p. 333-356), abandonó su anterior hostili-
obreros norteamericanos que ellos debían ser extremadamente dad hacia los radicales, incluidos los socialistas y anarquistas,
cuidadosos para no actuar injustamente. Hay huelgas injustas, y aunque no abrazó la causa socialista y su ideología, mostró
comentó, y el sentirse infeliz no es razón suficiente para ir a comprensión hacia Ia necesidad de un partido revolucionarìo
una huelga. Por otra parte, cuando los obreros iban a la huelga para defender 10s intereses del proletariado. El artículo hace
y actuaban ilegalmente para quebrantar la ley por la vla de la muy evidente el respeto de Martí por el coraje de 10s anarquis-
violencia, justificaban el leve castigo que las cortes imponían tas condenados en Chicago, por su devoción a sus principios,
sobre sus cabezas. así como su simpatía por Ia causa proletaria y su comprensión,
del papel del Estado, especialmente de las cortes, en Ia defensa
En realidad, Martí, en esta etapa, pensaba que era posible para de los intereses del poder de los negocios sobre los intereses dc
el obrero norteamericano alcanzar sus demandas sin una lucha la clase obrera.
revolucionaria, y culpj a los obreros inmigrantes, nacidos en
Puesto que fue testigo de la transformación de 10s Estados
el extranjero, de haber introducido en la escena del trabajo
Unidos durante Ia década del ochenta, Martí era conciente de
norteamericano ideas y prácticas que podían ser adecuadas que representaban un verdadero peligro para la América La-
en la decadente y retrasada sociedad de Europa, pero que re- tina.
sultaban inadecuadas en la joven sociedad en desarrollo de 10s
Estados Unidos. Martí condenó en un inicio a 10s anarquistas
de Chicago, enjuiciados por la tragedia de la bomba en cl Y lo que se ve es que va cambiando en lo real la esencia
Haymarket, quienes no supieron comprender que los Estados del gobierno norteamericano, y que, bajo los nombres
Unidos no eran Europa y que no había necesidad de violencia Iviejos de republicanos y demócratas, sin más novedad que
revolucionaria en los conflictos sociales norteamericanos. Acla- la de los accidentes de lugar y carácter, la república se
ró que deseaba que los obreros encontraran una salida para su hace cesárea e invasora, y sus métodos de gobierno vuel-
indignación. . . pero sin que esta estallase y causara miedo. ven, con el espíritu de clases de las monarquías, a las
226 U&‘ARIO DEJ. CE?iTRO DE ESTVDIOS XI.IRTI.4SOS
_~~ ~~ ANYL’ARIO DEL CENTRO DE ESTL’DIOS
~__-- M4RTIASOS
-- -- 227
formas monárquicas [“En IOS Estados Unidos”, O.C., t. portantes, y demuestran el intzr& >- In intcg:-idad con que
12, p. 1351. enfrentó esta fasc c?c su la’oor periodística. La pwi‘undidad
del trabajo hecho po~ Llartí puc& apreciarse, nilcx’~s, si 10
.~! mismo ticrnpa, .\Iartí cd,nidcró n los escritoi’cs & los Es-
f ;ì (1’ : $ 1: ll i d \>$ CO~‘:I) indi\-ic!u;>; que ],!-eScil;aba-; i:‘?:i noblC e
comparamos con ~1 d cl otros escritores his;:,,l~loan~~., icanl7>s de
su época qur: abordaron 1a literatura dc io<; Es~n:l:,s Lni30s.*
i2~sAiiStr;i a1i.Xl;atii.a a los iníereszs más avaricioho\ ci!!e se mo-
Jos? Antonio Portuondo, cl distinguido crítico lIter,clio c-iba-
vil:1 en la nación. De h~llc>, hasta ciertc> límirc, 1,;~ escritos de
no, apuntó en 1953: “Ni antes ni después de 61 1x: habido un
\lnrrí sobre la lit2ral.l. n norteamericana sirvier~Ji1 ]>Zi’a lx&jJ;- escritor en nuestra lengua que haya ciljuiciadc la ii:cratura
i _’ .i : !o cruz Cscribicj 7c cerca de otros aspectos de In vida en los norteamericana en tal cantidad y con mayor rendiri~l,~,lto”.’
Estados *Unidos, especia!mentc sobre política.
En Martí escritor, publicado en la Ciudad dc ,ìZésico cn 19-1.5,
En un artícul.) cscritU en 1889 para El Partido Lihzr.c~l, Mal-ti Andrés Iduarte valora el ensayo de Martí sobi-e Ralph Waldo
criticó c! libro Jo;zcr;lzn;z s ~24 continente, de Max C)‘Rell, seu- Emerson como uno de los mejores ensayos de la lengua espa-
drjnimo de su autor Yc Bloz4ct. En su trabajo Martí descartó ñola del siglo XIX, y como “la clave de la profundidad y de la
el libro por dar una visión superficial de los Estados Unidos, forma de Martí” (p. 163). Martí vio a Emerson como un pro-
pero reservó su más aguda crítica para el trato que el autor, feta solitario que se elevaba en Norteamérica para enseñar
periodista francés, da a la literatura de los Estados Unidos. a la humanidad. En su opinión, Emerson fue un hombre que
D<spu& de comentar la superficialidad general del libro, vio la esencia del espíritu humano como algo eviden~.c en to-
Martí escribió: das las personas -un hombre cuyo espíritu serviria de sal-
Y en nada se ve tan bien esa deficiencia y ligereza como vación a los intereses egoístas que se movían en los Estados
en lo que dice de la literatura, que es una lista cortés de Unidos .*
nombres, sin grados ni departamentos, ni esas frases de Lo que más admiró Martí de Emerson fue su completa inde-
paso por donde se entiende que la modestia del crítico pendencia mental respecto de las cadenas del pasado y de las
.calla lo mucho que sabe. Con poner “Whitman”, cree que instituciones establecidas. Leyó con alegría como Emerson ha-
ha dicho bastante: sin saber quién fue Thoreau, dice que bía atacado audazmente la tradición, las instituciones, la opi-
Norteam&ica no tiene escritores que pinten la naturale- nión pública, todas aquellas autoridades externas que a otros
za: y como que desconoce a Emerson a punto que omite norteamericanos interesaba conservar -las cuales impedían
su nombre, el nombre del primer poeta americano, en la el desarrollo de la imaginación individual y con ello Ia virtud
lista de los poetas, asegura que los Estados Unidos no han republicana-. Aquello que tanto chocó a Harvard. era noble
dado aún LIII genio trascendental [. . .] CO. C., t. 12, p. 1631. para Martí. Incluso, antes que John Dewey, Marti proclamó,
a Emerson como “el filósofo de la democracia”.
En su “testamento literario”, escrito sólo un mes antes de su
muerte y dirigido a su discípulo Gonzalo de Quesada, Martí Un aspecto del pensamiento de Emerson que parece haber re-
tenido particularmente la atención de hlartí fue la idea de que
reveló su preocupación porque sus textos sobre autores nortea-
el poeta puede encontrar la verdad antes que el científico.
mericanos estuviesen bien representados en la colección de
Martí no denigró el papel de la ciencia; ciertamente, como se
sus obras para la posteridad. Esos textos incluyen siete ar-
evidencia ampliamente en sus escritos sobre la educación, ir?-
tículos c, ensat.os, cada uno de los cuales trata sobre un autor sistió en que !a ciencia se incorporase al currículo cducacionaI
estadounidense: Ralph Waldo Emerson, Walt Whitman, Henr! desde la escuela elemental.” Pero 61 creía que el universo pre-
!vadsworth Longfello\s, John Greenlead Whittier, Amos Bron- sentaDa un desafío tanto para los hombres de ciencia como
son A!coi!, Lou& May Alcott y Mark Twain. Pero hIartí abor-
dó tambi¿n a Edgar Allan Poe, James Russell Lowell, Washins- Tales como Domingo del Montc: Escritor de Domingo tef .‘&m!e, La Habana 1920,
tan Irving, Hen?- David Thoreau, Nathaniel Hawthorne, COI-I notas de Jos A. Fernández de Castro: Rafael Pornbo: Pûesias
1957;Enrique Piñeyro: Hombres y giorias de Atnéricn, París, 19U3; y Domirgo Faustim
completas, Madrid,
Filz-Greene ETalleck, Harriet Beecher S towe, Helen Hunt Jack-, sarmiento: Viajes de Sarmienf~ por los E.U. en 1847. Traducci3n e ;~troducción de
!rnchxI A-lxm Rocklnnd. Princ&n1, 197%
son y Williax Dean Howells.
JOSCAntonio Portuondo: Josd Martf, critico liternrio, Washkgtcc, i953.
Los ensayos sobre las principales figuras, los comentarios so- Fc%x LiLasa “Emerson visto por Martí”, Hurnanistno, La Habana, val. J:J, :95.+, p. 37.
bre otros escritores estadounidenses y las traducciones hechas On Educaion: W’ritincs of losC Alnrtí on Ed*ccntion, Pedagogy, CII~ II.. ;+i;lgs for Chi!-
dren /ro??z the Age uf Gu!d. Conìpiixiúa de P!lilip S. leoner. Xetva York, Monthly
por Martí de obras literarias norteamericanas, son todos im- Review Pmss, 1979.
ANUARIO DEL CEhíRO DE ESTUDIOS MARTIASOS
228 __
para los de letras, ?. quz los últimos eran, con frecuencia, más importnntc al estudio de ivhitman fue su ensayo de 1887 en e!
comprensivos que los primeros. Cuando el ciclo de la ciencia que honraba al “gran poeta gris”. Publicado en El Pci~ritlo Ll-
se complete y se sepa todo 10 que haY de saber, ella no sabrA /jcral 1. ~1: ~(7 .?‘ació:l, fu- reproducido poste!-iorm~~;lte en cjtloc:
más de lo que e! espíritu sabe ho!v, escribió él. En un artículo pcriodicos ;!e la ?mx!ricn Latina.
dc jimio de 1883, Martí menciona la contribucibn dV: Emerboi-:
rt! pensamiento de Tyndall como un ejemplo de la penetración ?\! llot;lr C!~IZ 211 1887 Ia grandeza d,: \Vhi!man era aún pucc;
en el universo de la naturaleza que puede pro:.cer un poeta. ;iprcci;lcla en los Estados Unidos, 513rtí ohser\-ci CLIC la SI‘~C-
Sie;<: afios más tarde, al describir los diversos tipo- de er;rc. dcza natural pasa inadvertida porque los hombres buscan la5
fianza que ofrecía Chatauqua, Martí mencionó el ejemplo de rjiferencias insignificantes entre cllos en vez de rtxxonoccr 105
un hombre que se levantó para decir: En mi pueblo nosotro elementos esenciales y eternos que tienen en comUn. Debido a
siempre hemos dicho que los poetas ven la verdad antes qtlc’ que la educación moderna no enseñaba al hombre a distinguir
nadie, y esta conversación lo demuestra, porque ]os llombic,\ entre las ensefianzas de las distintas escuelas filosóficas, cuan-
no son más que gusanos crecidos, que es lo que ha dicho Emer. do se enfrentaban con un individuo sincero como Walt Whit-
son antes que Darwin, .cuando dijo que “vio al gusano, en su man, se negaban a reconocer que ahí había un hombre supe-
brega por llegar a hombre, ‘axendiendo por todas las espiras rior. Martí comparó la solitaria posicirjn de Whitman con la
cl- la forma’ ” (“Seis conferencias”, O.C., t. 5, p. 120). da Gladstone cuando se alzO en el Pariamento para pedir un
gobierno más justo para Irlanda. Ambos hombres, apuntó, se-
Martí se sintió profundamente impresionado por el hecho de mejaban un invencible mastín rodeados de una jauría.
que Emerson jamás capitulara ante los adoradores de ]a cien-
ciz y de la tecnología, y de que pudiera estar de acuerdo de Martí subrayó que Whitman estuvo muy por encima de los
Podo corazón con la observación hecha por Emerson en Natzl- pequeños filósofos, de los poetas de fórmula (“poetas mezqui-
raleza de que “el uso de bienes materiales, como tal, es mal- nos”) y de los maniquíes literarios; que escribió una poesía
:Tado v <:cuáIido [. . .] Una cosa es buena soiamentz rnientrds adecuada a la nueva vida en el nuevo continente -una poesía
sea í&l’*. Martí se sintió regocijado cuando ley6 la audaz ase- a la altura del vigor de esta tierra-. Era él un hombre “natu-
veración de Emerson, en su conferencia “El poera”, de que ral” que vivió abiertamente, un hombre “veraz, sonoro y amo-
roso” porque vivía por su creencia de que los hombres sor;
erra el poeta quien tenía el poder d= controla>: la tecnología,
hermanos y cantó a las glorias del mundo y del hombre. Mar-
integrandc la tecnología consumidora con el mundo natural
tí sintió que a pesar de la falta de buen gusto que a veces mos-
mediante la fuerza de la imaginacióu creadora. En una de sus
tró, Whitman merecía estudio y lectura profunda por haber
múltiples referencias a Emerson, Martí cita este comentaricj sido el poeta más “intrépido, abarcador y desembarazado de
acerca de las críticas a Poe.<ia e imaginnciórt, de Emerson: “la su tiemp0”.*2
crítica ktruye; el poet.z dif:e sólo aquello que ayude a al-
ccuien” (Cuaderno de apmtes, O.C., t. 21, p. 421).ln Martí creyó también que Whitman era representativo de las
cualidades y tendencias de su tiempo. Señaló su aceptación de
?Jar!.i !:IZO a Emerson par;c de ca:;i toda SLI obra, y gracias a la teoría de Whitman de que el poeta debe estar vinculado con
él Emerson se convirtió en un ser viviente en la América La- la sociedad y debe, pues, tener un propósito éfico. Para Martí.
tina. A trav6s de Martí se difundió por toda Hispanoamérica la poesía era una fueza social mucho más importante para e!
la corriente del pensamiento trascendentalista y universalistn ho-??:;rc que la industria, J a que esta última ~610 proporciona
dc Emerson.” al hombre una forma de subsistencia, mientras que la primera
Martí fue el primero en revelar a Hispanoamérica la figura de le ofrece deseos y fuerzas para vivir.13
Wrlt 1’.‘hitman, el “poeta de la democracia” norteamericana.
El ferviente amor de Whitman por la humanidad, su respeto
Ya desde 3851, Martí expuso breves comentarios sobre Whit-
por 10 heroico, su desprecio por la cobardía, y por la envidia,
ma,l en sus artículos periodísticos. Pero su contribución más
su identificación con cada hombre, independiente de su raza,
10 Cf.: Tlze Complete Works of Ralph 1YaIdo ~~ersort, Boston, 1904, t. .X1, p. 442; 12 “El porta ‘;u!; \vh;t,xn”, 0. C., t. 17. p, 1.31-1~3. Portuondo: 0’0. cit.. p, 57.39; Apnì
t. VIII, p. 37. tien Pontain: “José Martí and North Ameritan Authors”, tesis inédita, Universidad
de Coiumbia, 1973, p. 85.86.
11 Ethal Rios: “Jos6 Martí: A study of Biographical Essays”, cf.: tesis inkdita, Univer-
sidad de Columbia, 1947, p. 33. 13 Cf.: Portuondo: ob. cit., p, 57-58.
kXl!4RIO DEL CENTRO DE ESTLDIOS MARTIANOS
AS;CRIO DEI. CE.?XRO DE ESTCDIOS MARTIANOS 231
quero, con lazo !’ revólver” (“En los Estados Unidos”, O.C., t. que comenzaba a sentir !vIartí de que la “otra América” repre-
13, p. 460). Aún así, el yanqui, aseguró Martí a Gonzalo de <entara un verdadero peligro para “nuestra América”. En ~‘1
Quesada, podía pararse sobre SUS propios pies y Twain no le prólogo a sus Versas wtdlos, describe su an_mstia ante la
,;cbía “ni LIII ;ípicc” :\ Cer\-ante-, o a Julio \Terp... “Es u;~ libr:, idea de la dominación de los pueblos latinoamericanos por Io?
Lle chiste que sudic arranar kgrimas” (Carpa ;I Go;lzalo d< Estados Unidos. Recuerda haber escrito esos versos en:
Quesada, 3.3 de enero de 1890, O.C., t. 20, p, 363).
X veces Martí se sinticí desconcertado ante e] humor de Twain aquel invierno de angustia, en que por ignorancia, o por
y consideró SUS chlstes como “de bota fuerte y camisa colora- fe fanática, o por miedo, o por cortesía, se reunieron en
da” (Caría a Gonzalo de Quesada, 20 de enero de 1890, cit.) Washington, bajo el águila temible, los pueblos hispanoa-
Pero todo esto se desvaneció cuando leyó cn yu?tqui en Connec- mericanos . iCuál de nosotros ha olvidado aquel escudo,
tic&. . . y se sintió tan sobrecogido que en un momento dijo: el escudo en que el águila de Monterrey y de Chapultepec,
“Hay párrafos en el libro de Mark Twain oue dan deseos de el águila de López y de Walker, apretaba en sus garras los
ponerse en camino para Hartford, a darle 1; mano” (“En los pabellones todos de la América? Y la agonía en que viví,
Estados Unidos”, cit., p. 460). hasta que pude confirmar la cautela y el brío de nues-
Escritores como Emerson, Whitman v Mark Twain, revelaron tros pueblos; y el horror y vergüenza en que me tuvo
a Martí que dentro de la “otra AméXca” había otros nortea- el temor legítimo de que pudiéramos los cubanos, con
mericanos además de 1.0s Gould, de los Morgan y de los “baro- manos parricidas, ayudar el plan insensato de apartar a
nes del robo”. Otro tanto hicieron hombres como Wendell Phi- Cuba, para bien único de un nuevo amo disimulado, de
la patria que la reclama y en ella se completa, de la patria
Ilips, de quien escribió Martí: “El Universo entero adquirió
hispanoamericana [O.C., t. 16, p. 611.
para él la forma de un negro esclavo [. . .] implacable era’ \:
fiero, como todos 10s hombres tiernos que aman la justicia” -4quel “invierno de angustia” que menciona Martí fue el de
(“Wendell Phillips”, O.C., t. 13, p. 66 y 70, respectivamente) y 1889, cuando James G. Blaine era secretario de Estado y el ver-
como Peter Cooper, de quien dijo: “practicó el Evangelio hu- dadero líder de la nueva administración republicana bajo el pre-
mano”, y “se veía a sí mismo como el administrador de su sidente Benjamín Harrison. Desde antes de ocupar su puesto,
riqueza, y no como su dueño” (“Peter Cooper”, O.C., t. 13, p. 49 comenzaron a aparecer en la prensa reportes de que Blaine
y 52, respectivamente). Después estaban Clara Barton, Harriet favorecía la adquisición de Cuba con el fin de asegurarles a los
Beecher Stowe y Helen Hunt Jackson. Cuando Johnstown, en Estados Unidos una valiosa fuente de azúcar y un puesto es-
Pennsylvania, fue destruida por una inundación el 31 de mayo tratégico para la defensa exterior. Aclamando la posición del
de 1889, Clara Barton se unió a los ocho mil hombres que lim- secretario de Estado, los elementos expansionistas de LOS Es-
piaron las ruinas. Con una cruz roja en su brazo y una bata tados Unidos deseaban extender la influencia económica y po-
blanca sobre su vestido gris, estuvo allí entre médicos y ayu-
lítica norteamericana hacia el exterior. “No está lejos el día”,
dantes dispuesta a morir si era necesario. “Viva, elocuente,
profetizó el senador Randa11 Gibson, que “se extienda el do-
fea, muy hermosa” (“Johnstown”, O.C., t. 12, p. 234) fue el tR-
minio de los Estados Unidos [. . .] a cada parte del continente
buto de Martí para ella.
americano -América británica, México, Cuba, América Cen-
La señora Stowe, con su Cabnfin nel tía Tom -“una lágrima tral y las islas de nuestras costas”.1s
que habla”- había abierto los corazones a la compasión para
el negro a quien nadie como ella ayudó a liberar. También fue Aquel “invierno de angustia” fue también el invierno en que
una mujer -Helen Hunt Jackson- quien trabajó tierna y sa- se celebró la primera Conferencia Panamericana en Washing-
biamente año tras año para aliviar la desdicha de los indios. ton. Todas las repúblicas de la América Latina, excepto Santo
Con una mente fuerte y un corazón amoroso, ella había cs- Domingo, enviaron delegados en respuesta a un llamado dei
crito su encantadora novela Ramona, uno de los cinco libros secretario de Estado, Blaine, quien habló de la necesidad “de
traducidos por Martí al español.” cimentar los intereses” entre todas las naciones del hemis-
Aunque grandes y buenos fueron todos estos hombres y muje- ferio occidental, para “traer la paz”, para “cultivar nexos CD
res de 10s Estados Unidos, ellos no pudieron disipar el temor merciales amistosos con todos los países americanos” y para
18 Además de Ramona, hlartí trzdujo para D. Appleton y Co., de ?iueva York, Called
mejorar las comunicaciones. Pero la prensa expansionista de
Buk. de Hugh Conway; Logic, de W. Stanley Jevons; Romnn Anziquities, de A. S
Wolbrins, y Grcek Antiquities, de J. P. Mahaffy. 19 Congressioml Record, L Congreso, primera sesión, 7653.
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ANlXRIO
233 _____-__- DEL CEMRV DE ESTIJDIOS - .MARTIANOS
los Estados Unidos, al alabar la acción dc Blaine cuando :>t; nismo como el de Blaine, cuyo objetivo específico era el de
se dirigió a la Conferencia, hablo francamente accrc~r ci: Li\ extender las oportunidades comerciales de los Estados Unidos
\.r2: !;!&.:,.J5; ;‘azonr’5 del agrupamiento. Apnrccían tii:!ria:-i:.?tc en el hemisferio, no un panamericanismo falso y obsequioso
editoriales ensabwados con “Destino manifiesto”, “t3 tr~~h k- que serviría de máscara a la política imperialista de los Esta-
cia Sluramerica”, dos Unidos. Pero esto era precisamente lo que la Conferencia
“Es nuestro golfo” J. “Rccip!-ocid;!ti, priu::;-
paso para la penetración americana”. “Los [norti] int~ntab:l alcanzar. La idea de la reciprocidad, tal v como la
Lilllll‘lCL-
nos”, dijo el New Yor-k Z‘ribmze, “están obligados concebía Blaine, aparentaba ser una política comercial liberal,
a i-eco~:~ui~-
tar su supremacía comercial [. . .] y a ejercer una inf!uznci.: pero al examinarla de cerca saltaba a la vista que no era sino
directa y general en los asuntos del continente americano”. un instrumento a través del cual los Estados Unidos podrían
Otros escritos predijeron que la Conferencia implicaría ~1 es- descargar productos excedentes en el mercado latinoamericano
tablecimiento de un protectorado norteamericano t’n lai rc.- y dominarlo en beneficio de los intereses económicos de Norte-
públicas de la América Latina.‘O américa. Todo esto sería el preludio del control político de la
America Latina.
Como cónsul de Uruguay en los Estados Unidos, Martí cs;taba El artículo de Martí ayudó a alertar a las naciones latinoame-
en estrecho contacto con los delegados a la Conferencia. Vic, ricanas y fue el mayor responsable de que la Conferencia no
claramente el peligro para la independencia económica y po- aceptara ninguna de las propuestas importantes hechas por
lítica de la América Latina en el “juego oculto y [. . .] la sc- Blaine. En 1891 Martí advirtió nuevamente a las naciones ‘de
creta intención” de Blaine de utilizar n la Conferencia Lar::- la América Latina sobre los propósitos imperialistas de los
mericana para expandir la dominación económica Y poiitrcn Estados Unidos. La ocasión fue el Congreso Monetario Intema-
de los Estados Unidos hacia el Sur de su frontera. Sabía t:nn- cional convocado por el secretario de Estado, Blaine, que se
bien que algunos de los latinoamericanos en la Confcrencla ‘t?ci reunió en Washington D. C. del 7 de enero al 3 de abril de
verían este peligro y, lo que es más importante aún, que algl:- B891. Martí, que fue designado delegado por Uruguay al Con-
nos cubanos estaban dispuestos a llevar allí el problema de la greso, escribió un magnífico estudio sobre el origen y el pro-
independencia de Cuba con la esperanza de obtener ayuda iii- pósito de la conferencia, en el cual demostró que la mayoría
recta de los Estados Unidos. A esto, Martí se opuso en&-gka- de los paises de la América Latina tenían poco que ganar en el
mente. “Nunca hubiera pensado yo en sentar el precedente, dc Congreso. Una vez más, advirtió que la dominación económica
poner a debate nuestra fortuna, en un cuerpo donde, por su llevaría implícita la dominación política. En una de sus obser-
inflrtjo de pueblo mayor, y por el aire del país, han de tener vaciones más famosas, escribió:
los Estados Unidos parte principal” (Carta a Gonzalo de Que- Quién dice unión económica, dice unión política. El pue-
sada, 29 de octubre de 1889, O.C., t. 1, p. 249). La participación blo que compra, manda. El pueblo que vende, sirve. Hay
de los Estados Unidos en la guerra por la independencia de
que equilibrar el comercio, para asegurar la libertad. El
Cuba, sostenía él, estaba llena de peligros: Una vez que los vende a un solo pueblo, y el
pueblo que quiere morir,
Estados Unidos estuviesen en Cuba, iquién los iba a sacar? que quiere salvarse, vende a más de uno. El influjo exce-
Estaba convencido de que el único camino a seguir para Cuba sivo de un país en el comercio de otro se convierte en
era lograr la independencia por sí misma y mantener firmc- influjo político [O.C., t. 6, p. 1601.
mente su soberanía durante y después de la revolución. Este
era el único camino para lograr la realidad de la inde- La advertencia de Martí, en forma de discurso en la sesión del
pendencia. 30 de marzo, tuvo su efecto. Su informe fue aceptado unánime-
Martí, en un artículo escrito en dos partes, titulado “Congreso mente y se le acreditó el haber “frustrado los designios del
Panamericano de Washington”, publicado en La Nación el 19 Departamento de Estado”.‘l
y el 20 de diciembre de 1889 (O.C., t. 6, p, 46-63), desenmascaro x * *
los propósitos supuestamente benévolos de Blaine al dirigirse
a la Conferencia y los señaló como imperialismo norteamerica- Los años que Martí pasó en los Estados Unidos lo hicieron
no. Él favorecía el panamericanismo, pero no un panamerica- entrar en contacto .con las dos caras de la nación. Por una
parte estaban los sustentadores de las grandes tradiciones
Zil Cf.: Richard Carlyle \Vinc!:cster: James G. Blaine and the Ideo!oby of ,%:r,zr~c.~ii
Expansionism”: tesis inédita, Universidad de Rochester, 1966, p. 67-68; David S. 21 Cf.: Manuel Pedro GonzAlez: José Martf, Epic Chrotticler of the United States in
?vluzzey, James G. Blaine: A Political Ido1 oi 0th~~ Dflys, Nueva York, 1934, p. 207; Eighties, Chape1 Hill, 1953, p. 56.
?.w Yo,k í‘i-ii>wze, lro. de octubre di: 1889, >Vav Y-ork iierald, 8 de <.c;zbrc de KW.
236 ANUARIO DEL CESTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
__ ~~-- .____ .- AhWARIO DEL CENTRO DE ESTtiDIOS MARTIANQ!S 237
sus objetivos revolucionarios estratégicos, y su clara conciencia nuestros específicos problemas latinoa,mcricnn~s L,.::lieren so-
(de la vinculación entre la liberación nacional con respEcto al luciones específicas vinculadas tanto a nlle,jtras c¿t, acterísti~as
imperialismo norteamericano y el cumplimiento de avanzados histijricas y culturales, como a nucsir? conip:.:sici~;n :-iaci<;n2I
objetivos históricos de reparación -ya que no de liberación- y a nuestro momento concreto de desarrollo ccontjmico. En
social. Tanto en lo uno como en lo otro, su visión estará fun- este punto se hace para Martí evidente, a :>uesti~~i entenclcr, que
damentada en una acertada comprensión -dentro de su ana- para enfrentar esos problemas especificos no son válidas ias
rato conceptual propio- de las estructuras clasistas de nws- soluciones elaboradas para países industriales -que en noso-
tras sociedades latinoamericanas. tros resultan postizas y que son de dudosa eficiencia, además,
:n los propios países para los que fueron concebidas-. Parece
En su expresión menos mediada por realidades prexistentes a\:ertado considerar que ya en este momento se ha producido
-es decir, en las soluciones concretas que propugna, en el un importante alejamiento del liberalismo originario.
caso particular de Cuba, para la inauguración de una república
.que será resultado directo de la acción revolucionaria durante Pero será con el inicio de la década del ochenta cuando se irán
la guerra y después es la guerra-, las soluciones políticas y incorporando -a partir de las premisas anteriormente mencio-
sociales que Martí propone deben conducir a la fundación de nadas- los elementos de análisis que le permitirán elaborar
una república de mayoría popular capaz de ejercer sobre la respuestas a los nuevos problemas que en el plano interno y
propiedad (mediante una administración de la economia en la en el plano externo plantea a nuestras sociedades !a nueva
que el Estado deberá tener determinada intervención) limita- época histórica cuyo surgimiento sigue Martí muy de cerca
ciones y regulaciones que comporten una disminución objetiva dentro de los Estados Unidos. Será en este período que a !a
de las diferencias sociales y permitan una más equitativa dis- conciencia en Martí de la problemática social generada por
tribución de la riqueza. En Martí, esta acción limitadora o re- nuestra organización económica, social y política -organización
guladora que deberá ejercer el Estado se apoya en la partici- que excluye y oprime a las grandes masas mayoritarias-, se
pación indirecta y proporcional de todas las clases y grupos sumará ahora la problemática nacional, la problemática mayor
sociales en la gestión de gobierno. planteada por el peligro nuevo de la absorción imperialista. Y
se sumará, igualmente, la conciencia de que ese peligro de ab-
En el plano ideológico, esta acción reguladora es presentada, sorción es en medida importante propiciado, facilitado o viabi-
básicamente, a travks de los conceptos éticos de desinterés y lizado por las estructuras vigentes en nuestras sociedades y
equidad, que en el cuerpo de las ideas de José Martí adquieren por las clases que ejercen el predominio económico y político-’
una definida carga político-social, y expresan un objetivo eco- en las repúblicas americanas.
nómico que en !a realidad se corresponde adecuadamente con
la estructura clasista de la sociedad cubana a él contemporá- Ya en este prrrzto de comprensión itztegral de LL coyuntura
nea, y COX el grado de desarrollo alcanzado en la época por las continental americana, al objetivo de hacer avarazar política y
fuerzas productivas de dicha sociedad. económicamente al país como medio para clar cwnplimiento a
240 _rlNUARI0 DEL CEPrTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
__.~ - --~-_. ANUARIO
~._____ DEL
__- CENTRO DE ESTtiDIOS hlARTIANOS 241
tas rectificaciones que Martí se ha planteado como solución a pero como yo trabajo, amo a los que trabajan: yo también
pruestros problemas sociales llistóricos, se Iza adicionado el he abierto piedras, y he saltado minas, y he cargado por ias
metro objetivo -la nuel>a rlecesidad- de desarrollar y forta- calles sus pedazos [. . . ] yo me he visto las manos y los
!ecer el país como medio de obstaculiznr, detener o -en el pies tan rotos como si me los hubieran clavado en la cruz;
peor de los casos- retrasar la expansión impesialista. yo me he abierto un abrigo contra la deshonra arando en
En el plano continental, la unidad latinoamericana será para la roca con mis propias manos [. . ]
.%lartí -como acción unida para la oposición- la principal de- De todos los oficios, prefiero el de la imprenta, porque es
fensa y la principal riposta. Cuba deberá ser elemento de im- el que más ha ayudado a la dignidad de! hombre, y el de
portancia capital -junto a Puerto Rico, después de alcanzada edificador y cantero, porque yo rompí p!edras para UTU-
independencia de ambas con respecto a España, y junto a San- 5ar edificios.’
to Domingo- en la obstaculización inicial al imperialismo, 1’ El psrrafo retrata al hombre. Sus trabajos forzados en la cár-
en evitar, sobre todo, que pueda adquirir nuevas fuerzas sobre cel, cuando era casi niño todavía, marcaron su carácter de
Za base de su absorción. modo indeleble y señalaron rumbo y derrotero a su trayectoria
Pero la sociedad cubana de la época no ofrecerá a Martí, entre vital. Ello corre parejo a sus recuerdos sobre la esclavitud.
lias clases que en ella dominan económicamente, o entre las “Qué vi yo en los albores de mi vida?“, pregunta. Y como re-
que están posibilitadas de hacerlo, las fuerzas sociales votadas cuerdo segundo en importancia menciona: “El boca abajo en
a una defensa de los intereses nacionales. Muy por el contrario, el campo, en la Hanábana”, o sea, el azote de los esclavos en el
ia acción política de la burguesía azucarera cubana -10s pro- pequeño caserío donde vivió una parte de su infancia (Frag-
ductores azucareros, para Martí- habrá de demostrar que ha mentos, O.C., t. 22, p. 250). Más adelante abundará: “<Quién
devenido clase definidamente antinacional en el plano político, que ha visto azotar a un negro no se considera para siempre
como consecuencia de ser una clase dependiente de los propios su deudor? Yo lo vi, lo vi cuando era niño, y todavía no se
Estados Unidos en el plano económico. Por su parte, la insu- me ha apagado en las mejillas la vergüenza [. . . ] Yo lo vi, y
ficientemente desarrollada burguesía productora para mercado me juré desde entonces a su defensa” (Fragmentos, O.C., t.
interno -de evolución históricamente inhibida por la condi- 22, p. 189). Este último será, también, un elemento de perma-
ción exportadora de Cuba- no podrá constituir una fuerza nente presencia en el cuerpo de ideas de José Martí, y una
social de consideración. Y al papel inicial de las más amplias condicionante fundamental -si bien no siempre expresada-
masas populares -que incluyen, desde luego, a la pequeña de su acción política. Así, dice en 1889, en carta a Rafael Serra,
burguesía urbana y rural- como objeto de la acción política fundador de la sociedad de cubanos negros La Liga, de Nueva
resultante de la gestión republicana futura, se sumará ahora York:
el papel de esas masas populares como fuerza social fundamen- para ir a donde debemos, que no es tanto el mero cambio
aal en la consecución del doble objetivo de reparación social y político como la buena, sana, justa y equitativa constitu-
de liberación nacional en relación con el imperialismo norte- ción social, sin lisonjas de demagogos ni soberbias de
americano. Para el cumplimiento de estos objetivos estrat&$ potentados, sin olvidar jamás que los sufrimientos ma-
@OS -sin abandonar, claro está, la obtención de la independen- yores son un derecho preeminente a la justicia [. . .] Ya
cia política con respecto a España, que es primera condición verá lo que me sale del alma, cuando llegue la hora de
y requisito- habrá de allegar fuerzas José Martí. la necesidad, a propósito de estas cosas [. . . J
Ya Vd. sabe que yo no digo todo lo que tenyo en el co-
II razón, por miedo de que los que han padecido tanto en
Permítasenos detenernos brevemente en las dos premisas a que manos de los falsos amigos, vayan a tomar mi entusias-
hemos hecho referencia al iniciar nuestra exposición. mo, y el juramento que me tengo hecho de vivir para ‘et--
virles, por entrometimiento y adulación, o deseo de bus-
La primera de ellas, la filiación inicial de José Martí al lado carme popularidad [Fragmentos, O.C., t. 20, p. 345-3461.’
de las masas populares.
Jos& Martf: Obras completas, La Habana, Editorial Kacionzl de Cuba, 1963.1965. t. 22,
“No es nada”, nos deja dicho el Maestro en uno de sus frag- p. 252. En esta y en las siguientes citas, salvo indicación contraria, las cursivas
son rmestras. (En lo adelante, las citas que se refieran a la obra de José Mxtí, SB
mentos de fecha imprecisa, y del que hasta hoy sólo sabemos remitirfin a la mencionada edición de sus Obras compfefas. N. de la R.)
que fue escrito con posterioridad a 1885, Ver tambikn Versos sencillos (XxX), 0. C., t. 16, p. iO6-107.
232 4\‘L \RIO DEL CEhTRO DE ESTL’DIOS MARTIANOS ANUARIO DEL CENTRO DE ESTL’DIOS M4RRTICXOS 213
He ahi al hombre, espejándose a sí mismo en factores que han ni debe en muchos puntos asemejarse [. . .] jcómo con
condicionado .. han configurado contenidos objetivos vitalez leyes iguales vamos a regir a dos pueblos difcrelrtes?
Apermanen t-t1”>. Por ~110s actuará: por los hombres que llevan Las leyes americanas han dado al Norte alto grado de
sobre sí la carga del problema sucia1 de su ipoca, y por los prosperidad, y lo han elevado también al más alto grado
otros hombres que IIcvan -además del primero, y como parte de corrupción [Cuadernos de apllntes, O.C., t. 21, p. 15-161.
de c!- ia carga t;<mi-nda del problema racial. Ellos. toJtis,
\fZr-:1,2 “1~s humildes”, “!OA pobres de la tierra”, “la masa su- Cierto es que Martí se refiere fundamentalmente a factores
fridora”, “la gran masa irredenta”. Estos no serán sólo giros vinculados al carácter nacional, aunque también habla Ce dife-
!lermosos de excelente prosa: son contenidos concretos y pre- rencias de organización, de vida y de ser. Pero ya en esos tiem-
cisos dentro de in estructuración social de su realidad cubana pos de su primera deportación a España, cuando escasamente
y americana. Y consideramos oportuno dejarlo sentado aquí: tiene dieciocho años de edad, ha definido estos dos elementos
110 se trata de objcli:,os rkticos: se trata de objetivos estraté- determinantes: primero, somos diferentes; segundo, no se ade-
gicos de la revolución de Martí, planteados ante sí mismo cúan sus leyes a nuestras características, a pesar de la pros-
desde los inicios de su acción politica. iz aquellos que se !o peridad con ellas alcanzada. Y parece indudable la conclusión:
cuestionaron alguna :z, les respondería: “Pues mi pzdre, Srej., esa república no es nuestra república.
fue un soldado; pues i>li madre, Sres., [. ] es una mujer lru- Puede considerarse e3te como un primer momento, un punto
milde; PUS mi hijo, señores, aunque en :;ersos Iv llame j’o de arranque, en su definición paulatina de la especificidad
mi príncipe, será un tr:ibajador, y si no lo ec;, le quemar& lk latinoamericana. Pero cuatro años más tarde, al México PO>-
dos mano:;” (Fragmezicls, O.C., t. 22, p. 17). terior a la reforma juarista cabría un papel de la más alta
trascendencia en la evolución de esta concepci& que nos ocu-
Como segrlnd:r premisa d:z In evolución ascendente de! pensa- pa. Recalquemos aquí que su análisis horada la superficie po-
miento martiano y de su adecuación a las exigencias de la nue- lítica del fenómeno, supera el plano de las manifestaciones
va época histórica que se inicia, se nos presenta, a nuestro supraestructurales, para calar muy hondo en que esa especi-
ver, la compr-ensión certera de nuestras peculiaridades -pe- ficidad es, también, una especificidad en la esfera económica,
culiaridades que en realidad son comunes, en lo fundamental, en la esfera de la producción y del desenvolvimiento de esa
al conjunto de países llamados subdesarrollados-; es decir, producción. No solamente -no sería suficiente- porque ya
la intelección por par+ Le de Martí de la especificidad latinoa- sepa, como sabe en el mismo año 1875 de su llegada a México,
mericana. que “en pueblos como en hombres, la vida se cimienta sobre
Esta intelección, ciertamente, ha atravesado, a su vez, distin- la satisfacción de las necesidades materiales” (“Escenas mexi-
tas etapas. canas”, O.C., t. 6, p. 337). Sino porque ya no concibe Martí,
ni acepta, otra forma de análisis que no tenga como base la
La primera estancia de Martí en España nos ha dejado testi- consideración más transparente de nuestra originalidad y di-
monio muy temprano de sus análisis iniciales -de 1871, presu- ferenciación en planos concretos.
miblemente- de lo que se presenta como un primer momento
de esta comprensión: la especificidad cubana, con relación al Allí, ciertamente, sólo estará el inicio. Pero no es difícil reco-
modelo republicano de más fuerte vigencia en la época: el nocer, en escritos martianos tan tempranos como los de la
modelo republicano norteamericano. “Los norteamericanos”, Revista Universal en 1875, y aplicados en este caso al análisis
no;: dlce, particular de realidades nacionales mesicanas, sólo una versión
más estrecha -más local, si se quiere- de ideas que avanzada
posponen a la utilidad el sentimiento. -Nosotros pospo- ya la década del ochenta habrán de formar parte de su enten-
nemos al sentimiento la utilidad. dimiento preciso de la realidad latinoamericana, y que tendrán
su expresión más cabal y más madura -si bien no su primera
Y si hay esta diferencia de organización, de vida, de ser expresión- en el conocido texto “Nuestra América” publicado
[. . .] jcómo queréis que nosotros nos legislemos por las en 1891 en el diario EZ Partido Liberal. Citemos solamente al-
leyes ccn que ei!os se legislan? gunos de estos momentos: “Utilísima es para ux país formado
Imitemos. iNo!- Copiemos. iNo!- Es bueno, nos dicen. la libertad absoluta de comercio: <es de la misma manera iltil
Es americano, decimos.- Creemos, porque tenemos ne- para un país qtle se forma?” (<‘Escenas mexicanas”, O.C., t. 6,
cesidad de creer. Nuestra vida no se asemeja a la suya, p. 269). Ya allí va, en cada caso, al caso concreto: va a lo espc-
244 ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS __-- ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS _ 245
tífico mexicano; y ya esta aprendiendo -y enseñando- rómo y la precisión cognocitivas que tendrá después. Martí 10 uti-
y qué buscar en la evolucitn y estructura característica dc; nuez;- liza en 1883 (O.C., t. 9, p. 345) en sus crónicas norteamericanas.
tra economía y dc nuestra producción: Es aún, también, una utilización aislada, casual, carente de los
contenidos que el propio Maestro le ira sumando a medida que
Un principio debe ser bueno en -México, porque se Aplico ahonde en su análisis no sólo de la producción v la política de
con buen éxito en Francia. Asiéntase esto a vec?;, sin la sociedad norteamericana, sino de las afectaciones de ambas
pensar en que esto provoca una pregunta elocuent? ¿Es sobre la parte nuestra de América, fundamentalmente.
la situación financiern de México igual a la francesa’? ¿Se
producen las mismas cosas ? (Están los dos países et! igna- No debemos perder de vista, sin embargo, que en las crónicas
les condiciones industriales? que escribe para distintos periódicos de nuestra América -y
que publica desde 1881-, José Martí se limita a lo que ya en
Debe haber en la aplicación del principio económico rc- cada momento puede ser dicho sobre el país donde radica. En
lación igual a In relación diferencial que existe entre los carta a Bartolomé Mitre, director de Lu Nación de Buenos
dos países.
Aires, en 19 de diciembre de 1882, Martí precisa:
Así con los Estados Unidos, con Inglaterra y Ale:iisnia
[“Escenas mexicanas”, O.C., t. 6, p. 3351. Mi método para las cartas de New York que durante un
año he venido escribiendo [a La Opinión Nncional de
Y en México aprehendería también que a la visión de la re- México] hasta tres meses hace que cesé en ellas, ha sido
pública cubana aún sólo soñada e imprecisa, y al conocimien- poner los ojos limpios de prejuicios en todos los campos,
to de la república española, colonialista y antirrepublicana, y el oído a los diversos vientos, y luego de bien henchido
habría que sumarle un elemento mayor: la confirmación de la el juicio de pareceres distintos e impresiones, dejarlos
existencia de la república colonial, la certeza de que la colonia hervir, y dar de sí la esencia, -cuidando no adelantar
puede seguir viviendo (y de hecho ha sobrevivido) en el orde- juicio enemigo sin que haya sido antes pronunciado por
namiento político republicano. Allí comenzamos a ser, para boca de la tierra,- porque no parezca mi boca temera-
Martí, “pueblos nuevos”, “sociedades nacientes”, “pueblos for- ria;- y de no adelantar suposición que los diarios, deba-
zosamente embrionarios”, de condición muy diversa a la de los tes del Congreso y conversaciones corrientes, no hayan de
“pueblos industriales”. En su aparato conceptual, comenzamos antemano adelantado [O.C., t. 9, p. 16-171.
a ser, para Martí, lo que en el aparato conceptual contempo-
ráneo a nosotros llegaría a conocerse con el nombre genérico En todo caso resulta evidente que el concepto de imperialismo
y cuestionable de “países subdesarrollados”. irá ganando en Martí contenidos concretos durante la prime-
ra mitad de la década del ochenta, y de su utilización inicial
III para identificar un ala de un partido políti.co -la de mayor
empuje expansionista-, ampliará su alcance para llegar a ca-
Hemos apuntado más arriba la idea de que el pensamiento racterizar la tendencia mayor del conjunto del país, y marcar
de José Martí corresponde a la época histórica del imperialis- la desemejanza entre el período de predominio del librecambio
mo no sólo por el análisis que de este efectúa, sino por las y las nuevas prácticas imperiales desatadas con el inicio del pre-
características de la estrategia revolucionaria que elabora, de dominio del capital monopolista. Porque lo que se ha propues-
las soluciones que propugna y de las fuerzas sociales con que to Martí -a través de su función de corresponsal de prensa-
cuenta. Pero la comprensión y la corrección histórica de estos es analizar, y denunciar, “elementos, acontecimientos y ten-
últimos elementos estarán, desde luego, en dependencia de su dencias de los Estados Unidos” (“Carta a Manuel Mercado
intelección del propio fenómeno imperialista como tal. [1886], O.C., t. 20, p. 85). Y tal es, por ejemplo, el contenido
Permítasenos referirnos a algunos aspectos que, en este sen- de su comentario de 1885 sobre el recién inaugurado periódico
tido, parecen resultar de importancia. presidencial de Cleveland. La política más atenuada y relativa-
mente antiproteccionista de una buena parte del Partido De-
Hacia principios de la década del ochenta, ya en la política mócrata norteamericano no deslumbra ni confunde al analista
norteamericana se uti!iza el término imperialistas para calificar sagaz, quien nos dice:
a los integrantes de una de las alas del Partido Republicano.
Esta calificación es, desde luego, una definición nacida de la Campaña presidencial ninguna fue tan enmarañada, tras-
práctica, sin que el concepto esté siquiera cercano a la carga cendental y significativa como la que dio el triunfo a Gro-
246 ANl:ARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
Ha!. provecho como hay peligro en la intimidad inevitable nidos esenciales de la Gpoca histUrica que aún solamente se
de las dos secciones del Continente Americano. inicia, y del nuevo tipo de relaciones, sornctimientos e imposi-
ciones que trae consigo. Y todo ello. ademk, integrando un
La intimidad se anuncia tan cercana, y acaso por algunos análisis altamente 0bjetiL.o que es inmediatamente puesto CI:
puntt~ tan al-roiladora, que apenas hay tiempo necesario función de la oportuna y adecuada clcfensa dc In par:e nuec;trn
par;1 ponerse en pie, ver y decir [“Los propósito<, de LÍ¿.s del Continente.
n/;lSric~s bajo sus nuevos propietarios”, O.C., t. 8, p. 2681. Tal es el caso -tintrt los rnllchos que valdría observar cn de-
No parece necesario insistir aquí en su urgente llamado pos- ralie- de la t-aloracicín q11; hlartí hace cl: !os tratados d< re-
terior a decir, cuando ya las circunstancias hacen factible de- ciprocidad.
cirlo, y “porque es la verdad, que ha llegado para la AmCrica Desde muy temprano cn la dkada -al comentar en enero de
española la hora de declarar su segunda independencia” 1883 el tratado en estudio por Mtkico y los Estados Unidos-
(“Congreso Internacional de Washington” 1, O.C., t. 6, p. 46 Martí ha avisado de la importancia que las consecuencias ge-
-1889-). Pero sí es oportuno destacar sus señalamientos de nerales de este tipo de convenios tendría para nuestros países,
lo que resulta irreversible en la nueva tendencia de los que y lo ha calificado de “acontecimiento de gravedad mayor para
dominan en la sociedad norteamericana: “ya es de los ferro- los pueblos de nuestra América Latina”. Señala:
carriles y millonarios el Senado”; lo que se intenta es “ir ex-
tendiendo el imperio vanqui”; SC está cn período de prcpara- El tratado concierne a todos los pueblos de la América
ción para “empujarlo, [al país] al gobierno imperial, a la casa Latina que comercian con los Estados Unidos. No es el
ajena, a la conquista”. Y alerta -sobre todo- de que no se tratado en sí lo que atrae a tal grado la atención; es lo
trata de luchas entre fracciones políticas o entre intereses de que viene tras él. Y no hablamos aquí de riesgos de orden
partido, porque “está muerto acá en política”, nos dice en político [. . .] Hablamos de lo único que nos cumple, mo-
1889, “el que ose decir que no debe cubrir el mundo la sombra vidos como estamos del deseo de ir poniendo en claro
del águila”.4 todo lo que a nuestros intereses afecta: hablamos de ries-
Se trata, ciertamente, de la política -de la política económi- gos económicos [“El tratado comercial entre los Estados
ca- de los Estados Unidos. Un personaje como James G. Blai- Unidos y México”, O.C., t. 7, p. 171.
ne puede resultar blanco de sus denuncias por erigirse en el
Congreso Panamericano de Washington en vocero visible del Sabe que no son causas contingentes las que conducen a sucesos
intento imperialista de imponer al resto de América una reci- como “este proyecto de tratado, de tal alcance, de tan profunda
procidad que sería vía para la más rápida penetración econó- trascendencia, de tanta monta para todos nuestros países. Cuan-
mica. Pero no es cuestión en realidad, de personas: para Martí, do existen para un suceso causas históricas, constantes, crecien-
más peligrosa aún que la agresiva táctica expansionista de Blai- tes y mayores, no hay que buscar en una pasajera causa ínfima
ne, es la política de más profunda fundamentación económica la explicación del suceso” (“El tratado comercial. . “, cit., p.
-I17 -1883-).
de “Sherman, de agresión más temible, de planes más firmes
y no menos osados, de más arraigo, por SM política de invasión .\lgo más tarde, en 1885, ya advertirá más concretamente sobre
lenta y su ciencia deI tesoro” (“En los Estados Unidos”, OX., la política norteamericana en relación con los tratados de reci-
t. 12, p. 135 -1884--). procidad, precisamente con mecanismo de dominación y de pe-
netración económica. Sus palabras rezuman conciencia de las
Es evidente que -sin desarrollar una teoría sobre el imperia-
transformaciones que se están operando en los Estados Unidos,
lismo- la suya es una acertadísima y anticipada explicación
y de que ello afecta de manera directa e inmediata al resto de
de la praxis económico-social de la sociedad norteamericana
América. Se está allí, reitera, “en el momento de un grave cam-
a él contemporánea, de por sí (concentración de capitales, sur- bio histórico, de trascendencia suma para los pueblos de Amé-
gimiento de monopolios, etc.), y en sus relaciones con el resto
rica”. Se trata de
de América. Parecen extraordinarios, en su época, la selección,
el destaque, la precisión y el deslinde precisos y certeros de un conjunto de medidas que implican el cambio más grave
aquellos aspectos que en la realidad misma constituyen cont:‘-
que desde la guerra han experimentado acaso los Estados
6 Las citas seleccionadas han sido tomadas de: ” iElecciones!“. 0. C., t. 12, p. 95 -188&; Unidos [. . . ] ¿A qué explicarlo en más detalles, que a tal’
“Crónica nortenmericana”, O.C., t. 12, p. 114 -188%: y “En los Estados Unidos”, O.C.,
t. 12, p. 132 y 550, respectivamente.
distancia pudieran parecer complicados y enojosos? Ye
--- -__- -~.__.~.~--~-~ ANUARIO DEL CEKI’RO DE ESTUDIOS MARTIhSOS
De su clara l,isión de la inserción de nuestra América -y de sucedi& la entrega cómplice de la naciói] a los intereses nor-
Cuba- en esta coyuntura, resu!tar.A no sólo su estrategia revo- teamericanos a los cuales se asocia dicha burguesía.
lucionaria para el conjunto del Continerltc, sino su ;~c’cit>n pu Años después (1894) el propio Martí precisaría y describiria
lítica concreta en relación con la reT.olucibn cubana -revolu- t! papel desempeñado por el Partido Autonomista en un pasado
ciOn que, hdc: luego, ;~rcsup!;112 LT incluyti Ia indtipt’nd<:nci;L entonces no totalmente superado, y los pclisros a que aún
con respcsto ;I E~p;uia, J que constituye, a su 1.c‘~. condici:):i x podía vincularse como alternativa de futuro:
esca?<jn inicial dc SLI estrategia continental.
.4 la realidad estamos aquí [en la emigración] y hemos
Ahora aparecen ya níticin:nente definidos dos planos, dos obje- de estar allá [en Cuba] todos, y no a la combinación ya
tivos centrales, cuya consecución se evidencia posible sólo extinta, con nombre de autonomismo, de las diversas
como parte de un mismo proceso: uno, el cumplimiento de los I‘uerzas públicas que, a faltar vigilancia y acción, hubieran
fines originarios de reparación y justicia sociales hacia los podido convertirse en Cuba en el funesto imperio de una
cuales Martí dirigió su acción desde los comienzos mismos de Jigarquía criolla [ . . . ] cuya existencia sólo se hubiera
su vida política, y que responden, como hemos sefialado más podido mantener por la liga encubierta COIZel poder espa-
arriba, a su filiación inicial; otro, la urgencia de detener la ñol, o pov la entrega del país a una civilización extrana,
expansión imperialista sobre nuestras tierras, ante la amenaza que niega a Cuba la capacidad probada para el gobierno
visible de que se entronice sobre las mismas un nuevo género Sbre, y declara necesitar de ella para fines sociales y es-
de opresión y de dominio -un peligro mayor que el preceden- tratégicos hostiles a la paz y albedrío del país. Ese eya
te-. Las soluciones, a su vez, quedarán también unificadas: el peligro del autonomismo, y para salvar a los cubanos
porque precisa transformar las estructuras vigentes no sólo para de él, autonomistas o no, hemos acá afuera, trabajado y
alc*anzar aquellos niveles de justicia social que la época y las -.Gvido. A la significación y curso estamos aquí de las fuer-
circunstancias históricas permiten a nuestra sociedad, sino zas sociales, que, por el enconado apetito del privilegio,
ahora también para evitar -sobre todo- que los intereses eco- ‘; el hábito y consejo de la arrogancia, y la docilidad de las
nómicos (las clases sociales, en nuestra terminología) domi- preocupaciones naturales en Cuba, pudieran impedir, aún
nantes en ella puedan impedir a los nuevos grupos sociales Jespués de la independencia, el equilibrio justiciero de los
JIamados a sustituirles dirigir hacia aquellos dos objeti\,os cen- elementos diversos de la isla, y el reconocimiento, ni de-
trales la política nacional. magógico ni medroso, de todas sus capacidades y poten-
De ahí los dos grandes peligros a que se enfrenta la revolución .:ias políticas, sin el cual vendría la patria, desmigajada en
en Cuba, expuestos muchas veces por Martí de diferentes ma- !a continua guerra, a parar en el yanqui aniquilador y
neras, pero sintetizados de manera notable en 1886 y 1887, res- rapaz, retardando acaso -por culpa que de otro modo
pectivamente. Porque ya Martí sabe, entonces, que “tal vez sea puede ser gloria útil- la distribución natural y convenien-
nuestra suerte que un vecino hábil nos deje desangrar en sus te de los pueblos del mundo. Ese sí -y no más- era el
,wnbrales, para poner al cabo, sobre lo que quede de abonc problema, y el elemento social, incongruo y anacrónico,
para la tierra, sus manos hostiles, sus manos egoístas e irres- que venían acentuándose en el autonomismo: y a eso sí
petuosas” (“A R icardo Rodríguez Otero”, O.C., t. 1, p. 196 que hay que estar, porque es insensato y dañino [“El len-
-1886--) . Y porque, al mismo tiempo, lo que urge, lo que im- guaje reciente de ciertos autonomistas”, O.C., t. 3, p. 2641.
porta ahora, es impedir que la revolución “fracase por precipi- Y estará claro para Martí el contenido clasista de las posicio-
tación o mala dirección nuestra [ . ] o caiga por no haberia nes contrarias a una revolución “que no ha deseado jamás”
sabido dirigir nosotros en un grupo de cubanos egoíslas, que por parte del grupo político que
no la han deseado jamás, ni comprenden su espíritu, ni llevan
la intención de aprovechar la libertad en beneficio de los humil- ;Jor disfraz cómodo de SU complacencia o sumisión a Es-
des, que SOll ios que han sabido defenderla” (“A JosC Dol~~rcs paña, le pide sin fe la autonomía de Cuba, contenta sólo
Poyo”, O.C., t. 1, p. 212 -1887--). de que haya un amo, yanqui o español, que les nraxtcngn,
Es casi innecesario resaltar que se refiere aquí al Partido Auto- o les cree, en premio de oficios de celestinos, la posición
nomista, el cual expresa (aunque no sólo él) la postura antirre- de prohombres, desdeñosos de la masa pujante,-la masa
volucionaria y antinacional de la burguesía azucarera cubana, mestiza, hábil y conmovedora, del país,-‘Ia masa inteli-
y encarna dentro de la correlación clasista de fuerzas cn la SO- gente y creadora de blancos y de negros [Carta a Manue:
ciedad cubana del período -como históricamente, en efecto, Mercado, O.C., t. 4, p. 168 -1895-I.
.4ZC.\RIO DEL CENTRO
.-___ DE ESTDDIOS MARTIANOS ANUARIO - DEL CEb-rRO DE ESTUDIOS AI\RTi.LVOS
2.55
Son esos, en efecto, los dos grandes polos de la sociedad cu- Y de ahí también -abordando a la luz de la col-untura conti-
bana: la gran masa del pueblo, la gran mayoría popular, fren:t: nental, que ha aprehendido de manera integral, ‘el enfoque de
a la clase económicamente dominante -enfrascada, a su vez, los procesos internos de Cuba- la trascendencia de pens~~r
en h5bil e ininterrumpida lucha po!ítica que le garantice aque-
‘1
i.2 p;;t’te de p<)C!,-i. fla 3Ut ir:omia) 2 In que su :recic!;te tr:r.or 3 cómo s: ha de hacer todo desde ei principio para que con
la nlterl~ativa rr~~oluciì>n:~l-ia le permita llt~ar .-::l riesgos. nuestros elementos lie~erog~neos se produzca el menor
mal posible, có171o se ha de or,gafzi:ar itr Izacie:zda, Purque
.1 c:iita uno de -os cias p~,;os se adscribe una sr,lución -pro- nosotros, enclavados como estamos, entre pueblos E.U. L‘
piciatoria y cómplice la una, contrapuesta la otra-- a la nueva Istmo, no tenemos tiempo ni para errores, ni para tra\~e-
coyuntura histórica en que ya se hallan inmersos, como con- suras políticas, A los tra\ksos, tenemos que desnudarlos
junto, los países todos del Continente. Y entre ambos polos [Fragmentos, O.C., t. 22, p. 190-1911.
sociales, otros sectores burgueses de escaso desarrollo, y los
grupos sociales que poseen la cultura, susceptibles a ser invo- Es widente, partiendo siempre de la condicionante básica qul:
lucrados en la remoción de España, y capaces dc participar, por es su filiación inicial, que a la urgencia de unir SC suma la
tiempo impreciso, en la dirección de la nueva república que necesidad de conjugar, a través de una acertada orowizacion
debe surgir. de la economía, los disímiles intereses involucrad:; Ambo-
factores están en la base de los criterios de José Martí sobri
De ahí la urgencia de unir: “Juntarnos, es tan necesario q.
la política, que anticipan el sentido y el alcance de la gestióc
estemos todos juntos! que nos sintamos fuertes y consolados que deberá realizar la dirección de la revoluciOn al frente dei
[sic] para lo q. ienenzos q. hacer” (Cuadernos de apurttes, O.C., Estado, una vez fundada la república: “Por poljtica no se ha
t. 21, p. 368 -[ 1892-18941. Es esta función principalísima que de entender solamente los asuntos de mero gobierno silao ei
condiciona la materialización y la supervivencia de la revolu- estudio y la admini~tració~î de los itlterescs del país” (kragmen-
ción: tos, O.C., t. 22, p. 232). Porque -bien lo sabe Martí- “cs nece-
sario contar siempre que los intereses rigen principalmente 3
Que c!ónde estoy? en la revolución; con la revolución, Pero los hombres, y que rara vez están las virtudes del lado de los
no para perderla, ayudándola a ir por malos caminos! Sino intereses” (Fragmentos, O.C., t. 22, p. 317). Así lo ratifica al de-
para poner en ella, con mi leal entender, los elementos finir la política: ” política es eso: el arte de ir levantando hasta
quienes, aunque no sean reconocidos al principio por la la justicia la humanidad injusta [. . .] de favorecer y de a~mu-
gente de poca vista o mala voluntad, serán los que en las nizar para el biela gelferal, y con miras a la virtud, los intereses”
batallas de la guerra, y en los días difíciles y trascenden- (“En los Estados Unidos”, O.C., t. 12, p. 57 -JS88-).
tales batallas de la paz, han de salvarla [Fragnzerztos, O.C., De ese modo, para Martí la república ha de estudiar
t. 22, p. 731. ha de ar-
monizar, ha de acomodar los intereses. La repúblic’a -la re-
volución triunfante- ha d e organizar la hacienda: deberá ga-
La fórmula que viabilizará la unión -10 sabemos- szrá el rantizar el equilibrio de la riqueza, la equidad en su distribu-
Partido Revolucionario Cubano: deberá ser, además, el germen ción. El momento de desarrollo de la sociedad c;lbana -las
v el preámbulo de la república que debe posibilitar. Y la ga- fuerzas sociales con que cuenta-, y la covuntura continental
iantía de la participación y representación en la república es- _, le permiten,
cn que la nación se inserta, no le exigen. y no más.
rará anticipada por la propia participación y representación en
el Partido que habrá de hacer la revolución. Es más: ha previsto y ha prevenido lasc nsi-as luchas que ha-
brán de tener lugar una vez a!canzada la independencia. Y en
De la necesidad de unir, a su vez, viene la importancia de re- ese sentido, s’_: 1JAen
: conocido artículo “Los pobres de la tici-1-a”
conocer en la emigración cubana en los Estados Unidos “una es un canto a los que habrán de padecer bajo el posib!? triunfo
entidad moral y una base de República, de gran importancia, temporal de las fuerzas opuestas a la equidad y a la ,justicia
porque han vivido juntar, conociéndose y estimándose, y per- social por las que lo han dado todo los obreros cubanos en la
diundu en el roce la soberbia, ignorancia y dexonocimien- --+ación. Será entonces cuando “todas las vanidades v am-
to q:le pudieran dividirlas, tcdas las clases sociales, tal como ha servidas por la venganza y el interk, se junten vfriun-
de ser ell Cuba si !ia de haber repziblica verdadera” (Fragmen- ‘T~?rantevrte al menos, sobre los corazones equitativos
tos, O.C., t. 22, p. 191). I ’ (O.C., t. 3, p. 305 -1896). Seri este el momento de
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS hiARTIANOS 257
256 AKUARIG DEL CENTRO DE ESTtiDIOS MARTIANOS
binaciones [. .] necesarias al comercio [“Cartas de Mar-- de c;te capital financiero, de la oligarquín financiera. Lz:lin
tí”, oc., t. 10, p. 53-8-l]. añaclin qu<
el capital financiero, concentrado en mc>- poca> mano,
En su penetrante análisis, Lenin recurre al economista okmán nfccti\.o, obtiene un beneficicj
I- que goza del monopolio _
Kestner (Lenin: ob. cit., p. 741), cuando enumera los mctodos sin cesar con la constituciti? ~‘2
c’nOri312, que se acrecc
que emplean los monopolios para imponer a los patronos inde-
pendientes la subordinación forzosa a las asociaciones mono- Sociedades, la emisión de valores, los emprthtitos del Es-
polistas. Estos métodos son: privación de materias primas y dr: tado, etc., consolidando la dominación de la oligarquík
medios de transporte, privación de mercados y de ckditos, financiera e imponiendo a toda la sociedad ~rn tributo el’
provecho de los monopolistas [Lenin: ob. cit., p. 7661.
disminución de precios para arruinar a las empresas que ilo se
someten a los monopolistas (pues durante un tiempo determi- Sob:-c este aspecto, en otra correspondencia a La .k’,‘aciór; idc
nado se gastan millones para vender a precios inferiores al cos- junio de 1887), Martí volvió a instalar en su comentario al mo-
to), etc. Y concluye Lenin: “Nos hallamos ante la estrangula- nopolista Jay Gould, esta vez convertido en banquero. Ante la
ción por los monopolistas de todos aquellos que no se someten edicibn extraordinaria de un periódico que oye vocear en la
al monopolio, a su yugo, a su arbitrariedad”. calle, el cronista se pregunta si será motivada por
Por su parte, Martí, en aquella misma crónica, había trazado algún pánico como el que acaba de desatar sobre el país
un cuadro algo semejante: pasmado el banquero Jay Gould, recogiendo de súbito SUS
préstamos, alarmando la plaza, acorralando el dinero,
Donde un sembrador, allá en el Oeste, siembra un campo, vendiendo a la baja sus acciones del ferrocarril elevado,
el monopolio se lo compra a la fuerza 0 lo arruina: si espantando con el descenso que provocó en estas acci0ne.j
vende barata su cosecha el sembrador, el monopolio, que las demás, todo para levantarse sobre estas ruinas, tum-
tiene grandes fondos a la mano, da la suya de balde: y si bos de millones, catástrofes y quiebras, dueño mayor del
decide el sembrador luchar, al año muere de hambre, fkxrocarril, cuyos socios menores a quienes forzó a la
mientras que el monopolio puede seguir viviendo sin ga- \.enta de su parte, le estorbaban [“Historia de un proces<)
nancia muchos años. El monopolio está sentado, como famoso”, OK., t. 11, p. 2241.
un gigante implacable, a la puerta de todos los pobres.’
Todo aquello en que se puede emprender está en manos Al analizar esta fase del proceso, subrayaba Lenin que “Za z~zió~r
de corporaciones invencibles, formadas por la asociación ~xrso~zal de los bancos y la industria se completa con ia tcniót:
de capitales desocupados a cuyo influjo y resistencia no ~xrcci~~nl de unas y otras sociedades con el gobierno” (Lenin:
puede esperar a sobreponerse el humilde industrial que ob. cit., p. 756). La forma en que los monopolios y los bancos
empeña la batalla con su energía inútil y unos cuantos -en definitiva, el capital financiero- manejaba la cosa pública.
millares de pesos. en los Estados Unidos por aquellos tiempos -para llegar a !cj
plutocracia que ya se sabe-, fue comentada y denunciada po’
Y termina Martí esa crónica con estas consideraciones: Martí en numerosas ocasiones.
La tiranía acorralada en lo político, reaparece cn lo co- “Yése aquí”, apunta en una correspondencia de marzo de 1881
mercial. Este país industrial tiene un tirano industrial. a La OpilZi&z Nacional de Caracas, “cómo los ric,os se van agru-
Este problema, apuntado aquí de pasada, es uno de aque- pando y espaldando, y buscando gobierno para SI, que les ponga
llos graves y sombríos que acaso en paz no puedan deci- a cubierto de las demandas de los pobres” (“Carta de NueL-a
dirse, y ha de ser decidido aquí donde se plantea, antes York”, O.C., t. 9, p. 277). Y un año después, en crónica a
tal vez de que termine ei siglo [“Cartas de Marti”, art. cit., La .Ynción, cuenta cómo
p. 84-851.
ayudaban los políticos a los ricos, y los ricos a IOS ,poli-
No iba a decidirse el problema, sino que se haría más com- ticos. Los poderosos del mercado vaciaban sus mejores
-lejo, profundo y peligroso. Precisamente, el segtwclo de los bolsas para cosechar votos, ganarse empleados y favorece!
:-asgos del imperialismo que señalara Lenin, es la fusión del ardides en la hora de las elecciones, a trueque de que ios
capital bancario con el industrial, y la creación, sobre la base electos favoreciesen luego con sus votos los planes en que
4 Puede considerarse una metiera de lo que expresarfa luego Lenin: el monopolio cifraban mayores esperanzas de fortuna los rictus merc:t-
“actúa en unas condiciones en que Ia masa de la población pasa hambre”. Ob. deres.
ca., p. 7%.
264 LïL’ARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS .MARTIANOS ANCARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIAKOS 255
Y agregaba -Martí: No podía Martí, como revolucionario cabal que era, contemplar
injusticias sin denunciarlas con justificada ira. En abril de 1888,
Quedaban sin hacer cosas urgentes, de que necesitaba i;ì al analizar una vez más la evolución histórica de los Estados
masa humilde y común. Se hacían a gran costo cosas enor- Unidos, escribe:
mes y no indispensables, que fa\.orecerían los proyectos de
los potentados de la Banca. Era una liga incontestable de se ve como todo un sistema está sentado en el banquillo.
los magnates de la pecunia, que ayudaban al partido so+ el sistema de los bolsistas que estafan, de los empresarios
pechado en la hora de los comicios, y los magnates de !s que compran la legislación que les conviene, de los repre-
política, que pagaban en leyes sustanciosas el apo~vo de los sentantes que se alquilan, de los capataces de electores
de la pecunia [“Cartas de Martí”, O.C., t. 9, p. 341 y 342, que sobornan a estos, o los defienden contra la ley, o los
respectivamente]. engañan; el sistema en que la magistratura, la representa-
ción nacional, la Iglesia, la prensa misma, corrompidas por
Hacía Martí en ese caso un recuento histórico del pasado, que la codicia, habían llegado, en veinticinco años de consor-
era presente todavía. Cuando comenta un movimiento huelguís- cio, a crear en la democracia más libre del mundo la más
tico, en mayo de 1886, escribe: injusta y desvergonzada de las oligarquías.6
Las compañías de ferrocarril, con la complicidad de legis- No hay duda de que se trata de la oligarquía financiera, como
ladores y jueces venales, han falseado las leyes públicas la denominaría más tarde Lenin. “Trescientos bancos mueven
y poseído y distribuido de mal modo su riqueza [por lo el dinero del país”, escribe Martí en julio de 1889 [“En los
que la estrategia de los huelguistas era] herirlas en su Estados Unidos”, O.C., t. 12, p. 2661. Pero en otra corrcspon-
riqueza mal ganada, someterlas a la confesión de su orga- dencia anterior, de 1885, había trazado una estampa del capi-
nismo interior, ir desintegrando poco a poco el caudal talismo financiero difícilmente superable:
enorme que han amontonado por la fusión ilegal de em-
presas contendientes [“Cartas de Martí”, OC., t. 10, p. 4371, Forman sindicatos, ofrecen dividendos, compran elocuen-
cia e influencia, cercan con lazos invisibles al Congreso,
Las funestas consecuencias de esa práctica le hacen volver al sujetan de la rienda la legislación, como un caballo ven-
tema, en otra crónica, dos meses después: cido, y, ladrones colosales, acumulan y se reparten ganan-
cias en la sombra. Son los mismos siempre; siempre con
Del abuso de la tierra pública, fuente primaria de toda la pechera llena de diamantes; sórdidos, finchados, recios:
propiedad, vienen esas atrevidas acumulaciones de rique- los senadores los visitan por puertas excusadas; los secre-
zas que arruinan en la competencia estéril a los aspirantes tarios los visitan en las horas silenciosas; abren y cierran
pobres: vienen esas corporaciones monstruosas que inun- la puerta a los millones: son banqueros privados
dan o encogen con su avaricia y estremecimientos la for-
tuna nacional: vienen esos inicuos consorcios de los capi- Pero Martf no se contenta con esa vigorosa descripción, que
tales que compelen al obrero a perecer sin trabajo, o a prosigue con estos rasgos complementarios:
trabajar por un grano de arroz: vienen esas empresas cuan-
tiosas que eligen a su costo senadores y representantes: Tienen soluciones dispuestas para todo: periódicos, telé-
o los compran después de elegidos, para asegurar el acuer- grafos, damas sociales, personajes floridos y rotundos, po-
do de las leyes que les mantienen en el goce de su abuso; lemistas ardientes que defienden sus intereses en el Con-
y les reparten, con la autoridad de la nación, nuevas por- greso con palabra de plata y magnífico acento. Todo lo
ciones de la tierra pública, en cuyo producto siguen ama- tienen: se les vende todo: cuando hallan algo que no se les
sando su tremenda fuerza [“Nueva York en junio”, O.C.. vende, se coligan con todos los vendidos, y lo arrollan.
t. 11, p. 191.
NO se contenta Martí, repetimos, con la simple descripción,
Pero, además, advierte cómo dominan el Congreso, personai- porque ha descubierto hasta donde llega ese brazo brutal del
mente, los capitalistas, cuando escribe en marzo de 1887, que imperialismo, y después de agregar que “un deseo absorbente
en el Senado de Washington, “los millonarios, los grandes terra-
6 J.M.: “Cartas de Marti”, 0. C., t. 11. p, 437. Lenin: ob. cit., p. 767.768, cita al francés
tenientes, los grandes ferrocarrileros, los grandes mineros com- Lysis: “La omnipotencia de la oligarquía financiera es absoluta, domina a la prensa
ponen mayoría” (“Cartas de Martí”, O.C., t. 11, p. 175). y al &obiernd’. en su libro Contra la oligarquía financiera en Francia, Paris, 1908.
ANUARIO DEL CENTRO DE JXSTUDIOS MARTIANOS
256 ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTI&OS ~~~ __~
267
!es anima siempre, rueda continua de esta tremenda máquina: En el prologo a sus Versos serzcillos, estampó iMartí el testi-
adquirir: tierra, dinero, subvenciones, el guano del Perdí. los monio de la angustia en que vivió durante los meses de la Con-
ferencia donde se reunieron “bajo el águila temible, los pueblos
Estados del Norte de ,Mé.xico” -tuvo propósito detalla-, ey:-
hispanoamericanos”, y la agonía que le duró hasta que pudo
clama en el clímax de su indignacion: “iEn cuerda pública.
confirmar “la cautela y el brio de nuestros pueblos”. Puede
descalzos y con la cabeza mondada, debían ser paseados por
afirmarse que esa ruda experiencia le mostró en toda su trá-
las calles esos malvados que amasan su fortuna con las preocu-
gica intensidad el peligro abismal del imperialismo, que ya
paciones y los odios de los pueblos:
había vislumbrado y comentado esporádicamente. Desde en-
-iBanqueros no: bandidos!” (“Cartas de Martí”, O.C., E 13, tonces se afirmó en su convicción antimperialista. La expuso
;. 289.290). en la correspondencia periodística sobre la conferencia pana-
mericana que envió a los diarios donde colaboraba, y luego la
Hasta aquí, es fácil apreciar lo certeramente que percibió y incorporaría como ideario político de la revolución, cuyos pre-
diagnosticó Martí dos de los cinco rasgos fundamentales del im- parativos no tardaría en emprender.
perialismo expuestos por Lenin. Los tres rasgos restantes, que
también configuran etapas sucesivas del fenómeno y que, por Por ser bastante conocidos esos trabajos de Martí, sólo extrae-
tanto, se interrelaciona, son los siguientes: remos de ellos algunos de sus fragmentos referidos al tema de
esta ponencia, y que pueden reflejar puntos coincidentes con
3) La exportación de capitales, a diferencia de la exportación de los tres últimos rasgos fundamentales del imperialismo anali-
mercancías, adquiere una gran importancia efectiva. zados por Lenin.
Uno de los intereses del capitalismo monopolista norteameri-
4) La formación de asociaciones internacionales monopolistas
cano que percibió Martí respecto de la América Latina -aparte
de capitales capitalistas, las cuales se reparten el mundo.
de la agresiva ambición expansionista ya mostrada antes-, fue
5) La terminación del reparto territorial del mundo entre las la exportación de mercancías de su plétora industrial. En mu-
potencias más importantes [Lenin: ob. cit., p. 7991. chas ocasiones, comentó en sus crónicas norteamericanas los
incidentes de la lucha entre los proteccionistas y los librecam-
No sólo pudo Martí captar, desde sus primeros tiempos de bistas, y lo que significaba el predominio de aquellos, traducido
residencia en los Estados Unidos, las típicas manifestaciones en la fabricación en exceso de productos caros y malos que no
del capitalismo en fases sucesivas de transformación, precisa- podían competir fuera del mercado estadounidense.
mente en el país donde el sistema presenta sus más acusadas Afirmaba Lenin que lo que caracterizaba al “viejo capitalismo”
características. Tuvo también la oportunidad de participar -donde predominaba la libre competencia- era la exportación
en dos acontecimientos internacionales, convocados por el go- de mercancías, y que el capitalismo moderno, donde predomina
bierno norteamericano con el propósito encubierto de estable- el monopolio, se caracteriza por la exportación de capitales, el
cer la hegemonía económica y política sobre los países de la cual sólo alcanza sus gigantescas proporciones a principios del
América Latina, cuando el imperialismo -conforme al concepto siglo xx (Lenin: ob. cit., p. 773 y 775); fase esta última que sólo
leninista- aún estaba en su etapa inicial de amagos y tanteos. pudo advertir Martí en sus inicios.
Esos dos acontecimientos fueron la Conferencia Internacional El primario interés en la exportación de mercancías aparece
también en la primera información sobre la Conferencia que
Americana, celebrada en Washington de octubre de 1889 a abril
envía Martí al diario bonaerense a fines de septiembre de 1889,
de 1890, y la Conferencia Monetaria de las Repúblicas de Amé-
donde alude al paseo a que han sido invitados los delegados
rica, que también tuvo lugar en la capital norteamericana, de
enero a marzo de 1891. En el primero de estos eventos, la par- latinoamericanos por el gobierno anfitrión, para mostrarles sus
ticipación de Martí fue en calidad de observador, pero como ciudades.
patriota y revolucionario cubano y como periodista estuvo Dice el reticente periodista:
pendiente de sus más mínimos detalles y rumbos, con su cálida
pasión latinoamericana. En la conferencia monetaria participó y aquella parte de las industrias que se puede ensenar, a
como delegado del gobierno de Uruguay -del que era cónsul fin de que se les arraigue la convicción de que es de la
en Nueva York desde abril de 1887-, y en ella tuvo un papel conveniencia de sus pueblos comprar lo de este Y no de
determinante. otros, aunque lo de este sea más caro, sin ser en todo
268 ANl’ARIO DEI. CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS -
-~__ ANUARIO DEL CEKIRO -...DE -~___
ESTUDIUS MARTIASOS
__-- 269
Er, su citado trabajo, Martí analiza a fondo la lección que para ten “según el capital”, “según la fuerza”; otro pïOCt?diITl;CD
“nuestra Am&-ica” se desprendía “de la Comisión Monetaria to de reparto es imposible en el sistema dc la producciin
In:ernacional, que los Estados Unidos provocaron”. Entre otras mercantil y del capitalismo.
conclusiones, consigna esta: “Los pueblos menores, que estAn
Y agregaba:
aún en los vuelcos de la gestación, no pueden unirse sin peligro
con 10s que buscan un remedio al exceso de productos de una La época del capitalismo contemporáneo nos muestra qtiti
población compacta y agresiva, y un desagüe a sus turbas in- entre los grupos capitalistas se están estableciendo derrr-
quietas, en la unión con los pueblos menores” (p. 158). minadas relaciones sobre la base del reparto económico
del mundo, y que, al mismo tiempo, en conexión con esto,
Cuando se pregunta dramáticamente si “conviene a Hispano- se están estableciendo entre los grupos políticos, entre los
américa la unión política y económica con los Estados Unidos”, Estados, determinadas relaciones sobre el reparto terri-
la respuesta no puede ser más concluyente: torial del mundo, de la lucha por las colonias, de la “lukt
Quien dice unión económica, dice unión política. El pueblo por el territorio económico” [Lenin: ob. cit., p. 786-737).
que compra, manda. El pueblo que vende, sirve. Hay que Después de haber establecido que el período de desarrollo má-
equilibrar el comercio, para asegurar la libertad. El pueblo ximo del capitalismo premonopolista, ~1 capi;aii3mo en que
que quiere morir, vende a un solo pueblo, y el que quiere predominaba la libre competencia, nbarcú de 1860 a 1880, selia-
salvarse, vende a más de uno. El influjo excesivo de un laba Lenin que
país en el comercio de otro, se convierte en influjo político
1. . . 1 El pueblo que quiera ser libre, sea libre en negocios. es precisamente después de este período cuando empieza el
Distribuya sus negocios entre países igualmente fuertes enorme “auge” de las conquistas coloniales, se exacerba
[ . . . 1 Ni uniones de América contra Europa, ni con Euro- hasta un grado extraordinario la lucha por el reparto terri-
pa contra un pueblo de América [p. 1601. torial del mundo. Es indudable, por consiguiente, que el
paso del capitalismo a la fase del capitalismo monopolista,
Era la aspiración legítima del revolucionario, a quien se mos- al capital financiero, se halla relaciomdo con la exacerba-
traban los peligros evidentes de la dependencia política origi- ción de la lucha por el reparto del mundo [Lenin: ob. cit.,
nada en la dependencia económica. En su análisis del imperia- p. 7551.
iismo, Lenin habría de confirmar en los hechos la previsión
martiana: Martí, combatiente contra el dominio colonial español en su
tierra natal, y contra todo tipo de opresión en el mundo, regis-
El capital financiero es una fuerza tan considerable, puede tró en sus primeras correspondencias periodísticas de la década
decirse tan decisiva, en todas las relaciones económicas e de los ochenta, desde Nueva York, su repudio al proceso de es-
internacionales, que es capaz de subordinar, y en efecto pansión imperialista entonces iniciado. En septiembre de 1881,
subordina, incluso a los Estados que gozan de la indepen- en sus “Noticias de España” para La Opinión Nacional, de
dencia política más completa [ . . . ] Pero, se comprende, la Caracas, se refiere a “lo que piensan los graves políticos”
subordinación más beneficiosa y más “cómoda“ para el españoles:
capital financiero es aquella que trae aparejada consigo la
pérdida de la independencia política de los países y de los que ya las agitaciones populares tienen un nuevo freno, y
pueblos sometidos. Los países semicoloniales son típicos España más segura la vía que ha de llevar a sus impacien-
en este sentido, como “caso intermedio” [Lenin: ob. cit., p. tes hombres de guerra a las playas infortunadas de Ma-
792-7931. rruecos. Locura y crimen grande, verter en inútiles con-
quistas fuera, la sangre que hace falta para abono de la
En cuanto a la percepción que tuvo Martí del reparto del mundo tierra olvidada y sustento de la libertad amenazada en lo
por las potencias imperialistas, pueden mostrarse numerosos interior [O.C., t. 14, p. 691.
ejemplos. Advertía Lenin que los capitalistas no se reparten el
mundo En otra correspondencia, “Noticias de Francia”, de ese mismo
mes, consigna Martí:
llevados de una particular perversidad, sino porque el
grado de concentración a que se ha llegado les obliga a Cuestiones graves extranjeras embargan hoy a la Repúbli-
seguir este camino para obtener beneficios; y se lo repar- ca: [ , . . ] ya es esa guerra de Túnez, en que la reparación
272 h’~LAKIO DEL CEXTRO DE ESTUDIOS MARTIMOS ANUARIO DEL CEbiTRO DE ESTUDIOS hfARTIANOS 273
del honor nacional es con tanta vivacidad exigida, que grandes banqueros de Inglaterra;-tiende con brío y sin
se confunde con el deseo indómito de agrandar sus pose- máscara al partido nacional rebelde. Desconoce el derecho
siones en el Africa. de intervención de Francia o Inglaterra.
[ . ] El gobierno de Argel, para hacer más estrecha la Y concluía Martí, en pintura elegante y exacta:
relación con Francia, ha sido reducido a una prefectura.
así queda el problema: el ancla británica quiere clavarse
Y refiriéndose a una insurrección militar egipcia: “Egipto con- en los ijares del caballo egipcio: el Corán va a librar ba-
tra Inglaterra; Túnez contra Francia; Argel complicado en la talla al Libro Mayor: el espíritu de comercio intenta aho-
revuelta: Turquía azuzando a los tunecinos y enviando tropas gar el espíritu de independencia: el hijo generoso del de-
a Trípoli. . . iSon estos por ventura hechos casuales? (“Noti- sierto muerde el látigo y quiebra la mano del hijo egoís-
cias de Francia”, O.C., t. 14, p. 79 y 80, respectivamente). ta del Viejo Continente [O.C., t. 14, p. 113, 115, 116 y 117,
El mismo día escribió la crónica sobre “La revuelta en Egipto”, respectivamente].
en la que se refiere a la insurrección militar anticolonial, y
describe así la situación del país en vísperas de la revuelta: En otra correspondencia al mismo diario caraqueño, de octu-
bre de 1881, sobre la situación política en Francia, recoge Mar-
Inglaterra y Francia tienen vencido a Egipto: sus repre- tí las acusaciones hechas al gobierno de Gambetta “de haber
sentantes manejan, por acuerdo con el jedive, y en repre- encendido la guerra en Túnez para aprovecharse de sus acci-
sentación y garantía de los tenedores de bonos egipcios dentes en la Bolsa”, y se pregunta: “iLos 28 000 soldados que
en Europa, la desmayada hacienda egipcia. A los contra- acaban de partir de Tolón para Africa van a tomar satisfacción
tos fraudulentos, para la tierra del felá ruinosos y para de la ofensa, o a lanzar a Francia en una guerra mortífera con-
Europa muy beneficiosos, ajustados en el tiempo infausto tra pueblos decididos a ser libres?” (“Francia”, O.C. t. 14, p.
del jedive Ismaíl, seguía una esclavitud poco disimulada. 129 y 130, respectivamente).
A continuación narraba Martí el movimiento revolucionario. El 12 de noviembre vuelve a escribir sobre política francesa, y
“El motín ha triunfado: el ministerio llamado europeo ha de- hace referencia a un discurso de Clemenceau en la Asamblea
saparecido”, escribía. Al referirse al ministro Chérif Pachá, in- Nacional, sobre el mismo asunto de Túnez: “Declara, entre
vestido por el movimiento, agrega: “Es hombre grave, penetra- grandes aplausos, que tres grandes operaciones financieras ha-
do de la necesidad de costear hábilmente entre los abismos bían determinado la expedición a Túnez-el ferrocarril de
que al Egipto abre la tradición francesa, que tiende a la po- Bone-Guelma; la hacienda Enfida; y el Crédit Foncier (“Fran-
sesión por Francia del Africa del Mediterráneo, y la avaricia cia”, O.C., t. 14, p. 202).
inglesa, que quiere el Istmo de Suez, como la llave de su domi- No interrumpe Martí el examen de la candente situación de esa
nio en la India asiática”. parte de Africa y del juego imperialista que allá se desarrolla.
Vuelve sobre el tema en otra correspondencia, sobre España,
No podían faltar sus consideraciones políticas: “El poderoso
del 24 de diciembre de aquel mismo año:
aliento de independencia y la fatiga de tanta vergonzosa expio-
tación, y tanta intervención extraña y oprobiosa jno mueven
Como cuarenta mil familias árabes han salido de tierras
allí todos los pechos?” tunecinas a pedir amparo al sultán marroquí Muley-Hasan,
Con aguda visión política, comenta Martí en esa crónica las y como tiene España, para empresas futuras, y como
contradicciones entre Francia e Inglaterra en cuanto al domi- quien ve a lo propio, puestos los ojos en Marruecos, esta
uio de Africa y al movimiento panislámico, animado por Tur- cuestión que bulle ahora como nueva, y parece cercana a
quía, que se le enfrentaba, para considerar: violentas soluciones, preocupa a los políticos de España.
Teme Francia a Marruecos, porque pudiera ser que los
A la expulsión de los poderes de Europa: al establecimien- árabes de la comarca diesen auxilio a los árabes que se
to de un poder independiente que tendría en sus manos alzan, con el estandarte de Mahoma, contra el poder fran-
la riqueza inglesa y contendría las conquistas francesas cés en Túnez. Ve Italia como hacienda suya esas tierras
en Africa; al desconocimiento probable de la fabulosa deu- de moros, que juzga necesarias a su mantenimiento y ran-
da europea, fuente hoy de pingües beneficios para los go de nación. No quiere Inglaterra que venga a menos el
27-C L\L.ARIO
___ DLL CENTKO UE EJTLDIOS :MARTIANOS
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AIWARIO DEL CESTRO DE ESTUDIOS hl.\RTIASOS
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dominio espiritual que en los marroquíes ejerce, ni que paña provecho de estar a la boca del Mediterráneo, y en
vayan naciones de Europa a hacerse dueñas de una tierra el camino de la India, porque Rusia y Alemania, celosas
que pudiera dejarle libre, o cerrarle el paso a la India. Ni del poder inglés en Asia, quieren alzar a España contra
ve España con ojos serenos tentativa alguna encaminada los ingleses, y fortalecerla en sus dominios marroquíes, lo
a levantar, por el prestigio y dominación ajenos, obstácu- que obliga a Inglaterra a ser davidosa con España, y te-
los al absoluto señorío que en secreto prepara y con ansia nerla de amiga, por lo que dan por cierto los buenos po-
anhela en territorio que ve como prolongación del actual líticos de Madrid que el gobierno inglés reformará bené-
de España [“España”, O.C., t. 14, p. 2951. volamente los impuestos que en las Islas Británicas gra-
van los vinos españoles, con lo que crecerá mucho la ri-
La cuestión de Túnez y su trasfondo imperialista vuelve al co- queza de España, y ajustará al cabo la contienda pendien-
mentario de Martí, en otra crónica sobre Francia de la misma te sobre señorío del agua alrededor de Gibraltar, y dere-
fecha que la anterior , y que se refiere a los rejuegos del capi- cho de soberanía de España sobre la islas Soolvo y parte
tal francés: de la de Borneo [. . .] E Inglaterra, que envía sus buques
Se sabía en París que León Renault, ex prefecto de policía por las bocas del estrecho en que tiene España señorío,
de la ciudad, había ido a Túnez, tres meses antes del co- quiere tener libre el paso de la India [“España”, O.C., t.
mienzo de la guerra, a negocios de Bolsa y de Comercio. 14, p. SOS-5061.
Decían especuladores notables que había obtenido del bey Y en correspondencia a La Nación de febrero de 1890, comen-
concesiones para el establecimiento de un monte de pie- taba Martí el convenio tripartito entre los Estados Unidos,
dad y un Banco nacional, para la administración de los Alemania e Inglaterra por el que se distribuían el dominio co-
faros de Túnez, para el monopolio del esparto, para la lonial del archipiélago de Samoa, en el Pacífico. Al reflejar la
explotación del mármol tunecino y para el disfrute de sus opinión del presidente de la comisión de relaciones exterio-
haciendas que habían de dedicarse al cultivo de la vid. res del Senado, Edmunds, en el sentido de que el convenio
Pública era ya la existencia de la sociedad Marsellesa, la perjudicaba a los Estados Unidos consigna:
Compañía Bone-Guelma, y la sociedad de los Batignolles,
que habían, a lo que se decía, conseguido favores del bey será lo natural que Inglaterra y Alemania se unan siem-
para la construcción de ferrocarriles y muelles, el laboreo pre en el propósito común de impedir el adelanto de los
de minas, y la apertura de canales. Vino a esto la expe- Estados Unidos, cuando en la alta diplomacia se tienen
dición a Túnez [ . . . ] y una mañana leía París con asom- hoy por seguro que Inglaterra y Alemania se han dado de
bro un artículo acusador y violento, que publicaba Henry mano en la sombra para repartirse las comarcas nuevas
Rochefort en El Intratzsigente: “El secreto de la cuestión que vayan apareciendo por el mundo e impedir que Italia,
de Tunez”, en que sostenía que era la causa de la guerra que Francia, que España, que los Estados Unidos extien-
una causa meramente pecuniaria, y que tenían partes dan por Africa y por el Pacífico sus posesiones coloniales
en las empresas que en Túnez se auerían nrovectar. nerso-
a
[“La política internacional de los Estados TJnidos”, O.C.,
I d A‘ l
nas que gozan de toda la estima del gobierno, y que con t. 12, p. 3841.
poderes de él trabajan [“Francia”, O.C., t. 14, p, 3001, Sería prolijo reproducir más citas demostrativas de cómo per-
cibió Martí este aspecto culminante del fenómeno imperialista,
Una panorámica de la lucha por el reparto
. - del - mundo en aque- en sus días. “A fines del siglo XIX”, señalaba Lenin, “sobre
110s días, ofreció Martí en otra crónica sobre España, de mayo todo desde la década del ochenta, todos los Estados capita-
de 1882: listas se esforzaron por adquirir y ampliar sus colonias, lo que
constituye un hecho universalmente conocido de la historia de
Y en España, se agita el [problema] de Marruecos, Espa- la diplomacia y de la política exterior”. Y Martí pudo ser tes-
ña teme que si las tropas de Inglaterra y Francia invaden tigo y notario también de ese aspecto del imperialismo, como
el Egipto, no haya alfanje en cinto, ni caballo sin jinete,
también tuvo conciencia desde temprano de una realidad que
ni moro sin espingarda, de Egipto a Marruecos. Ve Espa-
el genial conductor de la Revolución Rusa iba a explicar así:
ña como la morisma está encendida, y Túnez muerde co-
lérico el freno de Francia, y Trípoli parece campo de ba- El imperialismo es la época del capital financiero y de los
talla, y lo es ya Egipto, y se anuncia general alzamiento monopolios, los cuales traen aparejada en todas partes la
contra todos los cristianos [ . . . ] Ahora mismo saca Es- tendencia a la dominación y no a la libertad. La reacción
276 ANtARIO DEL CENTRO DE
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ESTLDIOS ‘MARTIANOS
---- .~. ANUARIO DEL CENYRO DE ESTI’DIOS--_ VARTIANW
-- 277
en toda la línea, sea cual fuere el régimen político; la exa- Su muerte en combate, el 19 de mavo de 1895. libraría a Martí
cerbación extrema de las contradicciones en esta esfera de ver frustrada esa suprema aspiración y confirmados sus
también: tal es el resultado de dicha tendencia. Particu!ar- temores de que las Antillas, en el fiel de América, “serían, si
mente se intensifica asimismo la opresión nacional v la esclavas, mero pontón de la guerra de una república imperial
tendencia a las anexiones, eso es, a la violación de la inde- [. . .] mero fortín de la Roma americana” (“El tercer año del
pendencia nacional (pues la anexión no es sino la viola- Partido Revolucionario Cubano”, O.C., t. 3, p. 142).¡ A punto
ción del derecho de las naciones a su libre determinación) los combatientes cubanos de lograr solos la victoria frente a
[Lenin: ob. cit., p. 8271. las tropas coloniales españolas, declararon los Estados Unidos,
La conciencia de esa realidad en Martí le llevo a la conviccion en 1898, la guerra a España y se injirio en la contienda para
de que la lucha revolucionaria por la independencia de Cuba decidirla en favor de sus ambiciones hegemónicas. Y es para-
del dominio español, tenía que estar vinculada a una estra-- dójicamente la guerra antimperialista que organiza y desenca-
tegia global de lucha contra el creciente imperialismo norte- dena Martí, la que con esa decisiva injerencia norteamericana
americano. Esa convicción la expuso Martí en la carta a un se convierte en lo que diagnosticaría Lenin como el primer
compatriota, fechada en los días del cónclave panamericano jalón histórico de la nueva época dc la historia abierta por
de Washington: el imperialismo; es decir, en la primera guerra imperialista de
Llegó ciertamente para este país, apurado por el proteccio- esta época convulsa.
nismo, la hora de sacar a plaza su agresión latente, y como Tan convulsa y dinámica que más que nunca SC han agudizado
ni sobre México ni sobre el Canadá se atreve a poner los en ella las contradicciones interimperialistas y la lucha por el
ojos, los pone sobre las islas del Pacífico y sobre las An reparto del mundo, para culminar en la Primera Guerra Mun-
tillas, sobre nosotros. Podríamos impedirlo, con habilidad dial iniciada en 1914, casi veinte años después de comenzar la
y recursos; que los arranques y la claridad de juicio, pue- frustrada guerra de independencia de Cuba. El gran líder del
den, con buen manejo, vencer a la fuerza. En la soledad proletariado mundial que con tanta profundidad analizó y de-
en que me veo [. . ] lo he de impedir [“A Serafín Bello”, finió el imperialismo como fase superior del capitalismo, ar-
O.C., t. 1, p. 2551.
mado como estaba de la ideología marxista y de sus resortes
Y en otra carta histórica escrita más de cinco años después tácticos y estratégicos, supo conducir en 1917, al año siguiente
al entrañable amigo mexicano, en el corazón de la tierra cu- de escribir su penetrante obra, al proletariado y al pueblo de
bana ya alzada a la revolución que él organizara y desencade- Rusia a la toma del poder, para crear el primer Estado socia-
nara, y en vísperas de morir en combate, confesaría Marti su lista, en plena guerra imperialista y contra esa criminal cul-
cumplimiento del heroico propósito: “ya estoy todos los días minación del capitalismo.
en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber [ . . 03
de impedir a tiempo, con la independencia de Cuba, que se En la teoría y en la praxis, demostró así Lenin que la revolu-
extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con ción socialista es la única que sería capaz de erradicar el ca-
esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto pitalismo y su siniestra secuela, el imperialismo, y lograr el
hice hasta hoy, y haré, es para eso” (Carta a Manuel Mercado. justo equilibrio del mundo ansiado por Martí. Vale la pena
O.C., t. 4, p. 167). transcribir el párrafo final de la resolución sobre la guerra y
la paz aprobada por el Séptimo Congreso del Partido Comu-
Días antes de desembarcar en la Isla, para impulsar la
nista (bolchevique) de Rusia en marzo de 1918:
lucha armada con su presencia, había reiterado Martí en el
Manifiesto de Montecrkri el carácter universal y antimperia- Convencido de que la revolución obrera madura cada día
lista que atribuía a la gesta emprendida: más en todos los países beligerantes, preparando la derro-
La guerra de independencia de Cuba, nudo del haz de ta inexorable y total del imperialismo, el Congreso declara
islas donde se ha de cruzar, en plazo de pocos años el que el proletariado socialista de Rusia apoyará con todas
comercio de los continentes, es suceso de gran alcance sus fuerzas y por todos los medios a su alcance el fraterno
humano, y servicio oportuno que el heroísmo juicioso de movimiento revolucionario del proletariado de todos los
las Antillas presta a la firmeza y trato justo de las nacio- 7 La idea del equilibrio del mundo, que Marti incorporb a su pensamiento revolucio-
nes americanas, y al equilibrio aún vacilante del mundo nario, aparece estudiada con profundidad en el brillante ensayo de Julio Le Riverend
titulado “El historicismo martiano en la idea del equilibrio del muodo”, Armario del
[O.C., t. 4, p. loo-1011. Centro de Estudios Martianos, no. 2, La Habana, 1979.
- .~__
AXUARIO DEL CENTRO DE ESIZ;DIOS MARfL4NO.5 279
con lvcndell Phillips, el destacado abolicionista a quien tanto no cabe duda de que la lección uni\.ersaiista !. justiciera de la
y con tanta justicia admir-6. En una nota acerca de SLI sem- interpretación histhrica ~L!C en ella di\~ul~(í, contribuiría deci-
blanza del estadounidense, el cubano lo caracterizb diciendo sivamente a su tarea conciente de participar con ella en la
que fue formación de las nuc\.as gwleraciones di: nuestra Ami-rica. De
1889 es ~1 discurso que Martí I>ronunció ante los delegados la-
el famoso orador norteamericano, que mereció bien su fa- tinoamericanos a la primera Conferencia, y que 1.a siendo co-
ma, puesto que, si fueron dc oro sus palabras, todavía más nocido con el título que merece: “Madre Amkrica”. En él esta-
de oro fueron sus hechos. Un orador brilla por lo que
bleció un esbozo de un hecho que contribuyó a fomentar lo
habla; pero definitivamente queda por lo que hace. Si no mejor de su historicismo: las diferencias entre la constitución
sustenta con SUS actos sus frases, aun antes de morir viene de nuestra América ~7 la de los Estados Unidos.
a tierra, porque ha estado de pie sobre columnas de humo.2
Por supuesto, en estas páginas se abordan documentos del for-
midable Partido Revolucionario Cubano y artículos con él rela-
También en la interpretación histórica nuestro héroe es grande cionados. Pero en ellos, además de continuarse la búsqueda
y merece bien su fama, pues vale lo que él dijo y, fundamen- de elementos teóricos acerca de la historia, se encaran, sobre
talmente, lo que hizo: no estuvo de pie sobre columnas de todo, las conclusiones prácticas que ella demandaba. De ahí
humo. Los comentarios siguientes han sido escritos con el fin quizás su menor presencia en este estudio, más afincado en el
de esclarecer diversos lados de su concepción de la historia, arsenal teórico del héroe cubano y universal.
tema al cual, por lo que llevamos sabido, se le ha dedicado
menos atención directa que la debida. Las fuentes bibliográfi- No se descarta programáticamente el detenimiento en posi-
cas la han constituido, principalmente, los textos de la época bles deudas o coincidencias de Martí con otros pensadores, ni
el comentario acerca de las aristas de sus concepciones filo-
de mayor madurez de Martí, y de forma especial los escritos
entre 1889 y 1891. En este período se celebraron en Washing- sóficas, lo que de alguna forma me he propuesto hacer en otra
ton dos reuniones internacionales de trágica significación para parte.3 Los presentes apuntes se ajustan preferentemente a la
nuestra América, y que estimularon en Martí la búsqueda de interpretación de las ideas propias del fundador del Partido
explicación histórica acerca de un hecho que tuvo en ellas Revolucionario Cubano. La pesquisa aludida podrá esclarecer
--las llamadas Conferencias Panamericanas- una expresión fuentes y avatares de los nutrientes del pensamiento martiano,
alarmante: la formación del imperialismo en los Estados Uni- pero tal vez no contribuiría en un grado decisivo a esclarecer
dos. El claro historicismo que él tuvo al respecto en relación lo extraordinario de su riqueza y su originalidad creadoras,
siempre sometidas, sobre todas las cosas, al imperativo de la
con ese hecho, y la consecuente dedicación a enfrentarlo con
práctica revolucionaria.
Ia acción revolucionaria, representan lo que acaso sea su ma-
yor fuente de vigencia. Su lúcido, temprano y radical antim- El aspecto de la ideología martiana aquí estudiado, contribuye
perialismo marcó las mejores dimensiones de su lucha, y to- a apreciar el radicalismo de nuestro héroe. Su concepción de
davía tiene mucha lección que ofrecer al mundo revolucionario la historia lo sitúa en un lugar muy alto del pensamiento revo-
de hoy. lucionario. Rebasó con creces los límites de la confianza en la
democracia burguesa, y apuntó hacia soluciones futuras. Por
A esos años corresponden no sólo sus célebres crónicas, aún razones de íntima justicia más que por afectividad, merece su
insuficientemente estudiadas, que abordan de modo directo las reconocimiento como autor intelectual de nuestra Revolución,
Conferencias, sino también, entre otros textos capitales, “Vin- y como fuente de lecciones para el mundo revolucionario. Es-
dicación de Cuba”, y los cuatro números de La Edad de Oro, pecialmente para los pueblos cuyo desarrollo les confiere si-
cuyos artículos fundamentales están traspasados de un histori- tuaciones semejantes a la Cuba por la cual él luchó, incluso
cismo luminoso. La interrupción de la revista impidió contar cuando ya han alcanzado estadios notables en la vía de la
con quién sabe cuánta nueva orientación, y deben considerarse independencia y la liberación nacionales. Los criterios de Martí
las precauciones con que Martí preparaba su contenido. Pero acerca de la historia, son también un voto para su inclusión
en el seno de la democracia revolucionaria más avanzada, con
2 José Martí: Wendell Phillips”, Obras completas, La Habana, 1963.1973, t. 13, p. 55. En
lo sucesivo. salvo indicación contraria, las referencias señaladas para los textos de una sobrecogedora actualidad.
Jo& Martí, remiten a la edición citada de sus Obras completas, de la que existe una 3 Aunque no a modo de tema principal, este asunto lo abordé en “Anticlericalismo,
reimpresión fotográfica hecha en 1975, en La Habana, por la Editorial de Ciencias idealismo, religiosidad y practica en JosC Marti”, publicado en ei primer número
Sociales, y con la cual, obviamente, coincide la paginación de la primera, descontando del Amnrio del Centro de Estudios Martimros. En ese trabajo cornrnté aspectos afines
el tomo 28 y último de esta, no recogido por la mencionada reimpresión.) con el presente estudio, en el cual s610 aparecen aludidos.
ANIIARIO DEL CEKTRO DE ESTIIDIOS hlARTtASOS
282 ANUARIO DEL CENTRO
___~ DE ESTCDIOS MARTIASOS
283
Es natural en l,Iar!í el respeto al ~iitsndimiento hist(>ric:o a la hecho: SU búsqueda de veracidad no se basb nunca en la pre-
hora de abordar una ilgura, un acuntecimicnto o una emprcyn. tensión de situarse cúmodamente en una posición ajena a los
De ahí proviene -1 historicism<,
C. que t’kiimci;te sr) descubre c<;nf:ie;os. p:.upia de “diosecillos infalibles”. Por el contrario,
en sus testo5 capi!;~Ii‘s. Esta cal.:cctc‘rí5ti~:\~ es :nk pir~i5!cnt~ 61 militb “, ,crdicntementc en un bando poIític<:” v escribió accr-
en sus aìios de mndurc’z ma\-or. pt‘rc, des& temprano lli:/ SLL ca de 1;! historia “C’CBT,la liuta CICI bnn~?o”. Pero .a diferencia dd
p cnsamiento‘del !ltiroe. -isí, por ejemplo, c‘uan- actitudeh >. tendencia\ que él combatiú, st’ coiocó siemp;-ti c!el
cjcribiti la primera carta que dirigió ai General lado de Ia justicia I-C: tilucionaria mlis al.a,:.llda que podía ir
&ximo Gómez (O.C., t. 20, p. 263-364), lo hizo para pedirle. realizándose en slu medio, cn dependencia de las circunstan-
acerca de Céspede; y Agramonte, la iIll‘~~IllaciÓn hiSt<Jrica que cias por las cuales iba atravesando. Esa es, a fin de cuentas,
le permitiría comprender y valorar con justicia a los dos cs- la mejor manera de poder coincidir con la verdad histórica cn
traordinarios luchadores y, es de suponer que sobre todo, las el momento en que al juzgador le corresponde ejercer el juicio.
enseñanzas que se requería recibir de la Guerra de los Diez Por ello pudo ver con acierto “en el fondo de los actos huma-
Años para acometer, llegado el momento, una nueva etapa de nos” y hacer un extraordinario servicio a los hombres.
combate.
La objetividad de su interpretación histórica debe mucho aI
Un estrecho vínculo con su acatamiento a la señal planteada. respeto mantenido a la situación específica abordada. El acier-
por la historia, lo guarda su búsqueda de objetividad en eI to le permitió escindir, lúcidamente, las apariencias o cualida-
análisis. En un artículo de 1882 en el cual aparecen varios cri- des circunstanciales de un fenómeno y el contenido esencial
terios suyos importantes para el estudio del tema al cual se del mismo. Por ejemplo, una sagaz conciencia del futuro de
dedican estas páginas, dijo en relación con el autor lombardo nuestra América le hizo posible emitir juicios que señalan, a
César Cantú: la vez, cl carácter táctico de su relativa “indulgencia” en rela-
La historia universal no ha de construirse con arreglo a ción con los países desari-ollados europeos de entonces -todos
las creencias narciales y sectarias del que la escriba-sino ellos asentados sobre la explotación-, su clara comprensión
como un refI;jo leal de lo que el Universo dé de sí. “La del parentesco intrínseco que los vinculaba al vecino peligroso,
tradición”, dice Cantú. “ha de ser su base: la tradición su- y la naturaleza conciente de su previsión del futuro. En este
jeta a buena crítica.” En lo que ì-erra, porque ya la razón, sentido resulta revelador un apunte que escribió en algún mo-
va demostrando lo que puede ser, y no se ha de enseñar mento de su vida, quizás al comienzo de los años ochenta:
que fui: 1~ que no pudo ser.
--iQue la Inglaterra, (La Great Zaruma Gold Mining Co.),
ha obtenido ya la concesión de la mitad de la vía!- Pues
Y más adeian:c añadió en tono categrjrico:
lo que otros ven como un peligro, yo lo veo como una
Historiar es juzgar, y cs fuerza pal-a historiar esta!- por salvaguardia: mientras llegamos a ser bastante fuertes para
encima clc los hombres, - no soldadear dc un lado de la defendernos por nosotros mismos, nuestra salvación, y la
batalla. El que puede ser reo, no ha de >cr juez. El quti garantía de nuestra independen,cia, esthn en el equilibrio-
es falible, no ha de dar fallo. El que mi!ita ardientcmt:itc de potencias extranjeras rivales. Allá, muy en lo futuro,
un bando político, o en un bando filosófico, escribirá su para cuando estemos completamente desenvueltos, corre-
libro de historia con la tinta del bando. Mas !a verdad. mos el riesgo de que se combinen en nuestra contra las
como el sol, ilumina la tierra a travk de las nubes. Y coll naciones rivales, pero nfirzes,-(Inglaterra, Estados Uni-
las mismas manos que escribe el error, va escribiendo Ia dos): de aquí que la política extranjera de la América
verdad. La pluma, arrebatada por -u12poder que no cíJIloc~!:. Central y Meridional haya de tender a la creación de inte-
va rompiendo las nubes que alza. Y a despecho de sí X;S- reses extranjeros,-de naciollcs dlvelsas y desemejantes,
mo y dc sus pasiones, la verdad quedará dicha, porque y de intereses encontrados,-en nuestros diferentes paises,
reposa cn el fondo de los actos humanos, como la felicidad sin dar ocasión de preponderancia definitiva a ninguna
en el fondo de la muerte; y el escritor glorioso. buen hijo aunque es obvio que ha de haber, y en ocasiones ha de
de la brava Lombardía, ha’brá hecho un ser-vicio a lo; hom- col:\cnir que haya, una preponderancia aparente y acci-
bres [OC., t. 14, p. 398-4001. dental, de algún poder [. . ] europeo [O.C., t. 22, p. 116.
La cursi\-a es de! autor de este trabajo. N. de la R.].
Aquí conviene hacer algunos comentarios. El conocimiento de
la práctica y la ideología martianas enseñan claramente un
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIA..OS
-__ 285
Con sólo veintidós años de edad, hlartí emitió criterios que otros pueblos, por tener más mando, por quitarle a otro pue-
demuestran que SII sostenido >- peculiar espiritualismo y SU blc sus tierras, no son héroes, sino criminales”. Y como com-
creencia, tambiGn personal, en un principio divino, no 10 lle- plemento, en ese mismo texto se comprueba que la heroicidad
varon a admitir la existencia de una providencia suprahumana. no era para él una virtud elitaria. Dijo que no sólo debía
Esos juicios, aparecidos en un texto de 1875, sitúan SLI con- amarse a Bolívar, sino a todos los que pelearon como él por
cepción acerca de la acti\.idad del hombre en puntos muy avan- el bien de nuestra América: “ A todos: al héroe famoso y al
zados con respecto al idealismo subjetivo a ultranza y los ras- último soldado, que es un héroe desconocido” (“Tres hékoes”
>
gos de escolasticismo que, frecuentemente al servicio del colo- art. cit., p. 308 y 304, respectivamente).
nialismo, predominaban en los medios en los cuales había * * *
transcurrido la mayor parte de su vida hasta entonces: “La
Providencia”, sentenció, “no es más que el resultado lógico y En un importante apunte, presumiblemente entre 1877 y 1878
preciso de nuestras acciones, favorecido o estorbado por las sostuvo algo que evidencia su comprensión de que en su époci
acciones de los demás” (Crrademos de apmtes, O.C., t. 21, se asistía al establecimiento de nuevas maneras de interpretar
p. 17). la. historia. Esas nuevas maneras, favorablemente asimiladas
De esa forma defendía dos caras importantes de la verdad por él, deben verse como estímulo en el acierto de sus juicios
histórica: la capacidad de iniciativa del hombre para la prác- Er. el apunte mencionado, se preguntó: “iQué será, pues, His:
tica, y la dependencia de la misma en relación con las circuns- toria de la Filosofía?” Y se dio la siguiente respuesta: “Ciencia
tancias en que se llega al resultado de las acciones de aquel: moderna, debe conformarse a la acepción moderna de la His-
“favorecido o estorbado por las acciones de los demás”. Por toiia. Antes se asignaban hechos; ahora se encadenan y razo-
este rumbo se orientaría su concepto de la función de la indi- nan. Antes se narraba; ahora se traba, se funde, se engranan
vidualidad en la historia, in’cluido el héroe. Para Martí, un los sucesos y explican” (O.C., t. 19, p. 365). El aserto denota
gran héroe era un hombre extraordinario, pero cuya voluntad junto con la comprensión del cambio en el estudio histórico
no bastaba para conducir la marcha de los sucesos históricos. una postura abierta a la integración dialéctica del mundo v’
por consiguiente, opuesta al dañino particularismo positivist>.’
Nada menos que a propósito de un combatiente como Simón
Contra este se expresó reiteradamente Martí, respaldado por
Bolívar, de quien le enorgullecería sentirse hijo y continuador,
mas de una válida razón, aunque no deben descontarse los
les escribió en estos términos a los más jovenes lectores de
nuestra América: “Un hombre solo no vale nunca más que un lados favorables que determinadas formas de cientifismo po-
sitivista aportaron a nuestra América y al mismo Martí.
pueblo entero; pero hay hombres que no se cansan, cuando
su pueblo se cansa, y que se deciden a la guerra antes que los Es indudable que la certeza de sus opiniones debe mucho a su
pueblos, porque no tienen que consultar a nadie más que a disposición para asimilar los mejores logros de las ciencias.
sí mismos, y los pueblos tienen muchos hombres, y no pueden En 1883 afirmó con entusiasmo: “Nuestras tierras [alude a
consultarse tan pronto” (“Tres héroes”, en La Edad de Oro, Hispanoamérica] son tan fecundas en oradores y en poetas,
O.C., t. 18, p. 305). En 1875 dijo acerca del peruano Francisco como en sabios. Ya va siendo notabilísimo en los poetas y
de Paula Vigil, a quien mucho admiró: “Así se es hombre: ver- oradores de nuestra raza el afán de hacerse hombres de cien-
tido en todo un pueblo”. Y en otra ocasión expresó: “Nada es cia. 1Y hacen bien!” (“El libro de un cubano”, O.C., t. 5, p. 97).
un hombre en sí, y lo que es, lo pone en él su pueblo”.4 Estas Y el año anterior había sostenido: “Las ciencias [. . . ] contri-
formulaciones deben su contenido medular a la funcionalidad buyen con sus revelaciones a la historia”. En esa misma oca-
revolucionaria de las ideas de Martí, lo que también a su va- sión atribuyó a determinados criterios biológicos un sustrato
loración del héroe confirió marcas de mucha y muy buena teórico con el cual parece haber ido simpatizando: “el mundo
actualidad. Piénsese que, desde tiempos suyos, el individua- no fue producido por creación, sino por continuado desenvol-
lismo hurgues había ido haciendo cada vez mayor su desafuero vimiento” (“Italia”, O.C., t. 14, p. 398).
gracias a aportaciones del corte de las ofrecidas por Nietzsche. Estas opiniones hacen pensar, entre otras cosas, en una salu-
El revolucionario cubano exigía a los hombres extraordinarios, dable influencia del evolucionismo darwiniano. En más de una
para considerarlos realmente héroes, actos de sentido positi- oportunidad puso reparos a ideas evolucionistas, pero 10s con-
vo: “Los que pelean por la ambición, por hacer esclavos a textos en que los expresó permiten sospechar que se trata de
rechazo a cierto evolucionismo, vulgar y testarudo, que ade-
4 J M.: “I.:-.>:lcisco d.: Paulz~ \‘igil”, 0. C., t. 6, p. 31-l; ) “Hcnr) Ward Bcecher. SU vida
y su oratoria”, 0. C., t. 13, p. 34, respectivamente. más de considerar al hombre como posible descendiente de
~NLAJ¿IO DEL CENTKO DE ESTUDIOS MARTIANOS A?iUARIO DEL CENTRO DE ESTI’DIOS %14RT14S0$
286 ___- 287
cualquier especie animal, absolutizaba faliblemente el menos- naturaleza del medio donde a cada grupo humano le corrsspon-
precio de los elementos espirituales en la vida humana, lo que dió desarro!larse:
también merecía la oposición del dialéctico espiritualismo mar- La edad de piedra fu? al empezar a I.i\.ir, qw los hombros
tian0.5 EJI genera!, sobran las razones para afirmar que abrazó andaban errantes hu!.endo de los animales, y Irivían 1101.
!as mejores enseñar-isas dnl7\-ir:istas. En un apun:\: que SC su- por acá >- macana allá, y no sabían que eran buenos cI>
pone de 189-I dijo sin transparentar aprcnsicín alguna: “Dar- comer los frutos de la tkrra. Luego los hombres encontra-
lvin dice lo mismo que Tennyson;-y BroLvnning en el Pnrn- ron el cobre, que era más blando que el pedernal, y el es-
celsrts dice, sobre: la aparición y formación del hombre, poco taño, que era más blando que el cobre, y vieron que con
m8s 0 menos lo que la mitología evolucionista dc los chiiw,s. el fuego se le sacaba el metal a la roca, y que con el estaño
-y 10 de Emerson --tle gr~a~to CI l~o~nbl-e” (Cundermx de y el cobre juntos se hacía un metal nuevo, muy bueno para
apntes, O.C., t. 21, p. 409). Para valorar mejor estas palabras, hachas y lanzas y cuchillos, y para cortar la piedra. Cuan-
conviene saber que Emerson fue un pensador por quien sinti(J do los pueblos empiezan a saber cómo se trabaja el metal
una admiración especial. y a juntar el cobre con el estaño, entonces están en su edad
de bronce. Hay pueblos que han llegado a la edad de hierro
Es difícil no relacionar el abrazo al buen evolucionismo con sin pasar por la de bronce, porque el hierro es el metal
criterios martianos acerca del devenir de la sociedad. Ese es de su tierra, y con él empezaron a trabajar, sin saber que
el caso de una opinión expresada en 1884: en el mundo había cobre ni estaño.
Cazando y pescando: desentendiéndose a golpes de peder- En estas palabras se aprecian, por lo menos, dos virtudes im-
nal del tigrillo y el puma y de los colosales paquidermos; portantes: por un lado, la comprensión del carácter universal
soterrando de una embestida de colmillo el tronco mon- del desarrollo histórico y de sus determinaciones; v por el
tuoso en que se guarecía, vivió errante por las selvas de otro, la particularización de esa universalidad en fukión de
América el hombre primitivo en las edades cuaternarias. las características específicas de las zonas donde se observa
En amar y en defenderse ocupaba acaso su vida vagabunda el desarrollo. En ello hay, además de una indudable médula
y azarosa, hasta que los animales cuaternarios desapare- dialéctica, rasgos de un plausible materialismo. En el texto
cieron, y el hombre nómada se hizo sedentario [“El hombre del cual procede la cita anterior, puede también leerse lo si-
antiguo de América y sus artes primitivas”, O.C., t. 8, guiente:
p. 3321. No es que hubo una edad de piedra, en que todos los pue-
Y también lo es de esta otra, que corresponde a 1889, cuando blos vivían a la vez del mismo modo; v luego otra dc
escribió que en la Exposición de París podía verse “cuanto bronce, cuando los hombres empezaron ã trabajar el mc-
ha descubierto y hecho [el hombre] desde que andaba por tal, y luego otra edad de hierro. Hay pueblos que viven
los bosques desnudo hasta que navega por lo alto del aire y como Francia ahora, en lo más hermoso de la edad de!
lo hondo de la mar” (O.C., t. 18, p. 408). Poco tiempo antes hierro, con su torre de Eiffel que se entra por las nubes:
había expuesto un juicio en el cual, de alguna forma, se rela- y otros pueblos que viven en la edad de piedra, como el
ciona la evolución del hombre con las necesidades que le indio que fabrica su casa en las ramas de los árboles, y con
fueron planteando el trabajo y, lo que es muy importante, la su lanza de pedernal sale a matar los pájaros del bosque
>- a ensartar en el aire los peces yo!adores del río. Pero
5 Al respecto,
“Bien vio, a pesar
son muy ilustrativos
de sus yerros,
el siguiente
que le vinieron
juicio de Martí
de ver, en la mitad
acerca de Dar\iio:
del ser, y co
Eos pueblos de ahora crecen más de prisa, porque se jun-
en todo el ser” (“Darwin ha muerto”, t. 15, p. 380), y su oposición a la creencia de tan con los pueblos más viejos, y aprenden con ellos lo
we
lejano
“el hombre
y recdndito
es, o puede
que sea (“Un
ser, el vC<stago de cualquiera
congreso antropol6gico
otra
en los Estados
especie ankmal,
Unidos”,,
por
t. Il,
que 110 saben; no como antes, que tenían que ir poco a
p. 479. El subrayado es mío). Marti siguió confiando en el alcance de un comxlmiento POCO
- - descubriéndolo todo elios mismos [“La historia dei
& preciso. Acerca del lombardo Cantú, coment6: “en cuanto a hombres, IXI ptie? hombre contada por sus casas”, en Lci E&d de Oro, O.C.,
el anciano lombardo creer que corren parejos el adelanto moral y el matcrml. nl
quiere creer que acusen adelanto esa fe nueva en el abolengo del hombre, que Ie t. 18, p. 358-3591.
hace nacer de simio, ni la creencia en que el conocimiento de sí ha vendo desecvol-
viendose de seres que no tienen conocirmento, ni que el mundo de fen6menos pSfWiCo,Sv Esta opinión tiene su antecedente en otra de 1883, según la
el soberano mundo espiritual, haya nacido como un v8stago del orden ffsico, del b!Jo
mundo corpóreo”. Pero, hombre de pensamiento en importante apertura dialktXa. cual
cambió de párrafo y afii6: "Mas ya no hay valla para los modos de saber. La cle+a
lYst6rlca ha crecido y cambiado, a la par de todas las ciencias. Se h+ descubIerto en una misma época, y a un mismo tiempo unos hombres
pueblos ignorados. Se han sacado a la vida naciones sepultadas. El E@pto de Jorge
~bcrs, no eS cl &ipto dc los sabios de Napoleón” (“Italia”, 0. C., t. 14, P. 3VB-39V). trabajan y convierten los elementos más rebeldes y recón-
288 ASCARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS --- -~~ ~- -
4NïARIO
._~ _---~---~___
DEL CENTRO DE
..~.
ESTLDIOS MARTLiNOS 289
ditos de la naturaleza, y otros emplean apenas los rnk bano y el español, por el bien de la liar-ra común y la re-
superficiales y burdos. La edad de piedra subsiste en me- belión del decoro, co~z[r(z el sisterlzcl incurable e insolcnrc
dio de la edad moderna. No hay- leyes de la vida adscritas del gobierno que les ahoga la personalidad, anula el cs-
a una época especial de la historia humana. Dondequiera fuerzo de su indust:.ia, cría a los hijos sin rumbo en cl
que nace un pueblo nuevo, allí renace con él,-nueva, gran- hogar inquieto y les pudre el aire que respiran. [“La Ale\-
diosa y feral,-la vida [“Arte aborigen”, O.C., t. 8, p. 33 l] clrianza”, 0. C., t. 2, p. 171. La cursiva es del autor de este
trabajo. N. de la R.]
Hombre de tanta amplitud universal, tuvo para esta una cdn-
secuente raíz y un complemento fecundante en el amor a nues-
tra América y a su tierra cubana, amor Util y libre de estreche-
ces nacionalistas, como que estuvo siempre moldeado por aque- En 1882 IMartí c!ijo en lorma hipotctica a propósito del rena-
lla amplitud. Por esa razón pudo sostener en su programático cimiento del cristianismo primitivo: “cll lo humano todo el
ensayo “Nuestra Amérka “*. “La historia de América, de los incas progreso consiste acaso en volver al punto de que se partió
acá, ha de enseñarse al dedillo, aunque no se enseñe la de (“El Poema cfel Niágwa”, O.C., t. 7, p. 226). Pero lo definitivo
los arcontes de Grecia. Nuestra Grecia es preferible a la Grecia de su pensamiento estuvo lejos de la negación de In evolución
que no es nuestra. Nos es más necesaria. Los políticos nacio- superadora de la historia. Muchos textos suyos -algunos de
nales han de reemplazar a los políticos exóticos”. Pero lo hizo los cuales se han visto o se verán aquí- insisten en el hecho
sólo después de haber dicho sentenciosamente: “Cree el aldea. de que la historia de la humanidad apunta hacia una indudable
no vanidoso que el mundo entero es su aldea, y con tal que él superación desde que el hombre anduvo desnudo por los b-w
quede de alcalde, o le mortifique al rival que le quitó la novia, ques hasta que construía monumentos formidables como la
o le crezcan en la alcancía los ahorros, ya da por bueno el torre Eiffel. Su creencia en que la Edad Media subsistía dentro
orden universal” (O.C., t. 6, p. 18 y 15 respectivamente). Por de la moderna, remite en realidad a su confianza en que cl
esa misma fecha, en distintos poemas de sus Versos sencillos progreso histórico también significa acumulación, sedimenta-
confesó: “Yo sé de Egipto y Nigricia,/ Y de Persia y Xeno- ción de los mejores logros alcanzados, o, incluso, asentamients3
phonte” y -consecuencia de ese ancho entendimiento- “Yo de experiencias. Así puede comprenderse este aserto suyo: “La
sé de un pesar profundo/ Entre las penas sin nombres:/ ;La Edad Media, como seno de madre, dio de sus sombras creado-
esclavitud de los hombres/ Es la gran pena del mundo!” (0. ras a nuestra Edad, que no la rechaza ya como hija impía, sino
C., t. 16, p. 66 y 112 respectivamente). que anhela conocerla, porque nació de ella” (“Italia”, art. cit.,
Ello constituye, entre otras cosas, una declaración del saber p. 399). Dos anos más tarde, en 1884, sostuvo: “En el espíritu
universal con que alimentó su pensamiento este hombre ejem- del hombre estan, en el espíritu de cada hombre, todas las eda-
plar, cuyo entendimiento del mundo le permitió llegar, en des de la Naturaleza” (“El hombre antiguo de América y sus
1895, a esta formulación conmovedora: “Patria es humanidad” artes primitivas”, O.C., t. 8, p. 333). Y en 1889 habló con emo-
(“La Revista Literaria Dominicense”, O.C., t. 5, p. 468). Y si ción acerca de un templo levantado por mexicanos “como para
la rica información favoreció al afincamiento de su pensa- que no les tocasen su historia, que es como madre de un país,
miento revolucionario, puede decirse que la naturaleza de su los que no la tocaran como hijos” (“La Exposición de París,”
lucha impuso la mejor orientación a su universalismo. Diri- art. cit., p. 418).
gente mayor de una revolución inmediatamente dirigida wn- ildemás, con;-:erte conocer que su confianza en el desarrollo
tra el colonialismo español, supo, basado en su lucidez acerca
progresivo de la historia, tenía, a diferencia de Hegel, a quien
de la contradicción decisiva del conflicto, amar lo mejor de
con justicia llamó “el grande” (“Juicios”, O.C., t. 19, p. 367), un
España, y plantearse: carácter saludablemente abierto, inconforme. No estuvs dentro
Nada menos que enemigo de Cuba sería quien pretendiese de sus propositos jmtljical interesadamente el estadio histó-
levantar una valla funesta entre cubanos y españoles; y rico alcanzado por ninguna de las fuerzas dominantes hasta
la responsabilidad o insensatez fueran mayores hoy, cuan entonces. Más adelante SC hará referencia a elementos clasistas
do oprimidos por igual bajo la tradición española, con en la concepción martiana de la historia. Por ahora parece
su séquito de contratistas, beneficiarios y militares, el bastante apuntar que en 1882 hizo una elocuente generalización
hijo de Cuba y el de España, y cerrados a ambos por igual de 10~; sitemac: filosóficos y políticos que él alcanzó a conocer,
el porvenir legítimo y su entidad humana, líganse el i‘u- y, por supuesto, los religiosos. En esa ocasión dijo:
290 I\'L\RIO
.+: DEL CEhTRO DE ESTUDIOS MRTIAKOS ~~.- ANLARIO
~~~ DEL CENTRO DE LSTCDIOS h%ARTlAiiO~_ 291
So pretexto de completar el ser humano, lo interrumpen. tllzte Itr r-e\wlzlciól/ cltbatztl (1873), asumio posiciones propia-
No bien nace, ya están en pie, junto a su cuna con grandes ‘ie aquella tendencia. habrá que buscar las razones en zonas
y fuertes vendas preparadas en las manos, las filosofias, profundas del contexto histórico. Debe tenerse en cuenta que
las religiones, las pasiones de !os padres, los sistemas polí- C:I Cuba, donde más de un rasgo feudal o fcudalizante sc ha&
ticos. Y lo atan; y lo enfajan; y el homb-e es va, por todn arraigado con el coloniaje español, el liberalismo burgués podía
su vida en la tierra, un caballo embridado. Asi es la tierra cs:imular aspiraciones de progreso; y, además, es necesario
ahora una vasta morada de enmascarados. Se viene a la contar con que el folleto fue escrito y publicado precisamente
vida como cera, y cl azar nos vacía en moldes prehechos en España, donde el triunfo temporal de los liberales no habí‘l
[“El Poema del Niágara”, O.C., !. 7, p. 230-J. sido, y no lo sería, fuerza suficiente para estimular la renuncia
del gobierno a su dominación sobre las colonias. ~NO habría de
Y en su comentario acerca de la Exposición de París, sostuvo: ser tentadora para el joven Martí la posibilidad de emplear
el lenguaje de los liberales justamente contra vicios de explo-
Los pueblos todos del mundo se han juntado este verano tación que ellos, a pesar de ciertas resonancias de ese lenguaje,
de 1889 en París. Hasta hace cien años, los hombres vivían se empecinaban en mantener ? Sea cual fuera la respuesta final
como esclavos de los reyes, que no los dejaban pensar, y a estas interrogantes, no cabe duda de que a Martí no podía
les quitaban mucho de lo que ganaban en sus oficios, para sastisfacerle el que con la Revolución Francesa los hombres
pagar tropas con que pelear cou otros reyes, y vivir en sólo hubieran dejado de ser tan esclavos como antes, con lo
palacios de mármol y de oro, con criados de seda, y seÍío- cual, por supuesto, seguían siéndolo en algún grado. El con-
ras y caballeros de pluma blanca, mientras los caballeros fiaba, y lo buscaba, en el “fin humano del bienestar en el deco-
de veras, los que trabajaban en el campo y en la ciudad, ro” (“Crece”, O.C., t. 3, p. 117), lo que en su pensamiento se
no podían vestirse más que de pana, ni ponerle pluma al Irt:forzaba con su abarcadora universalidad:
sombrero: y si decían que no era justo que los holgazanes
viviesen de lo que gann’oan los trabajadores, si decian que Estudiando se aprende [ ] que el hombre es el mismo
un país entero no debía quedarse sin pan para que un hom- en todas partes, y aparece y crece de la misma manera.
bre solo y sus amigos tuvieran coches, y ropas de tis#Ji y y hace y piensa las mismas co;as, sin más diferencia que
encaje, y cenas con quince vinos, el rey los mandaba a la de la tierra en que vive, porque el hombre que nace en
apalear, o los encerraba vivos en la prisión de la Bastilla, tierra de árboles y de flores piensa más en la hermosurs
y el adorno, y tiene más cosas que decir, que el que nace
hasta que se morían, locos y mudos [O.C., t. 18, p. 4001.
en una tierra fría, donde ve el cielo oscuro y su cueva en
la roca. Y otra cosa se aprende, y es que donde nace el
En su elogio de la Revolución Francesa destacan, entre otros,
hombre salvaje, sin saber que hay ya pueblos en el mun-
los siguientes rasgos: condena el régimen monárquico feudal
do, empieza a vivir lo mismo que vivieron los hombres di:
que empezó a ser definitivamente derrotado con aquelii Re-
voluci<jn; pero, al mismo tiempo, la pupila con la cual st rXo- hace miles de años [“La historia del hombre contada por
noce el logro no es la de la clase dominante de esa campaña, sus casas”, art. cit., p. 3571.
sino, por el .contrario, una pupila centrada con simpatía en "los * * *
caballeros de veras, los que trabajaban en el campo y en la ciu-
dad”. 0 sea, habla de ella con una visión opuesta a los holga- En el fragmento se aprecia, junto con su acendrado universa-
zanes que vivían de lo que ganaban los trabajadores. Sin ello lismo, que Martí tendía a buscar los móviles de la historia en
no puede comprenderse en qué se basaba su compl.ensión factores objetivos: ias condiciones de “la tierra en que vive” el
de que la Revoloción Francesa, con todas sus excc!encias. sólo hombre. En 1889 se refirió a la unificación política de Alemania,
había rcnresentado un grado de liberación aún insuficienk: y la reconoció como justa “por ser toda de unos mismos pa-
“ni en Frarlcia, ni en ningún otro país han vuelto los hombres dres” esa nación, pero se apresuró a indicar que esa posibilidad
, >t
a ser .fcw es:!n!~s como al7tej” (“La Exposición de Paris , art. no cabía en América, “por estar poblada por dos naciones que
cit., p. 403, La cursiva es del autor de este trabajo. N. de la R.). pueden visitarse como amigos, y tratarse sin pelear, pero no
De esta mantera, la visici!l martiana de la historia se aleja deci- echar por un camino, porque una quiere ponerFe sobre el mun-
didamente de las concepciows propias del liberalismo burgués, do, mie::tras que la otra !e quiere abrir los bi-azos” (“La Co;?-
y se adentra en un democratismo revolucionario de los más ferencia de Washington”, O.C., t. 6, p. 83). Esa clara compren-
dtOS vuelos. Si joven aún, en su opúsculo La repGblica española sión fue un estímulo decisivo para las formulaciones contenidas
292 ANUARIO
.~. -~- DEL_~-__._
CENTRO DE ESTUDIOS - MARTIANOS
~~~__~~ _~~ ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 293
en su discurso “Madre America”. En él hizo una ejemplar y dominio en la república, y en el universo, el pere,srino
apasionada síntesis histórica de la formación de nuestra Amé- que no consentía señor sobre él, ni criado bajo él, ni más
rica y de los Estados Unidos. Fue conciente de que ambas conquistas que la que hace el grano en la tierra y eì amor
regiones habían sido objeto de modos diferentes de colonización eil los corazones,--” v el aventurero sagaz y rapante, hecho
lo que había beneficiado a !n América norteña: “De] arado naI a adquirir v adelantar en la selva, sin más ley que su
ció ?a América del Noïtè , y la Española, del perro de presa”. deseo, ni mks límite que el de su brazo, compañero solita-
Marti elogió el carácter liberal y emprendedor de los funda- rio y temible del leopardo y el águila [La cursiva es del
dores de las Trece Colonias: “De 10 más vehemente de la liber- autor de este trabajo N. de la R.]
tad nació en días apostólicos la América del Norte. No querían
los hombres nuevos, coronados de luz, inclinar ante ninguna A propósito de estos juicios acerca de la formación de la socie-
otra su corona” ([Madre América], O.C., t. 6, p. 136 y 134, res- dad estadounidense, cabe hacer la siguiente anotación: al ca-
pectivamente). Pero se preocupó por dar a conocer, a veces con rácter abierto de la dialéctica martiana debe añadirse la con-
saludable perspectiva clasista, los lados y las raíces negativas ciencia del elemento de la contradicción en el desarrollo his-
dc esa nación. En el breve trazo que hace de la formación his- tbrico, tal como se describe en el fragmento. Se trata de lo
tórica de las Trece Colonias, intercala pinceladas como estas, que -como se verá más adelante- él llegaría a nombrar en
referidas a sus fundadores: 1894, con una significativa generalización, “lucha perpetua entre
el desinterés y la codicia y entre la libertad y la soberbia”. En
viene el caballero, de fusta y sombrero de plumas, y su ello radica una importante fuente de la concepción martiana de
Inismo hábito de mandar esclavos le da altivez de rey para la historia, por más que haya que tener en cuenta las condicio-
defender su libertad. Alguno trae en su barco una negrada nes prácticas y teóricas que moldearon el pensamiento del héroe
que vender, o un fanático que quema a las brujas, o un ~11respecto, a lo cual aquí se dedican comentarios posteriores.
gobernador que no quiere oír hablar de escuelas [. . . ]
Allá, por los bosques, el aventurero taciturno caza hom- * * *
bres y lobos, y no duerme bien sino cuando tiene de almo-
hada un tronco recién caído o un indio muerto. La atención a los factores objetivos determinantes, protegió a
Martí de faltas que han dañado la concepción de la historia en
Esos son algunos de los elementos en que basó Martí su valo- más de un pensador. Su análisis acerca del elemento racial
ración del modo de sociedad al cual habían llegado para enton- en la evolución del mundo, lo salvó de fatalismos nocivos.
ces los Estados Unidos. Un poco más adelante señaló: Lleg6 a ser, a un tiempo, un sólido luchador contra el racismo
\ WT: juzgador de la historia liberado de tendencias racialistas8
Cuando el inglés, por darla de amo, les impone [a sus Observando el auge en la consolidación de lo que él mismo en-
colonias] un tributo que ellas no se quieren imponer, el tendería como imperialismo, propuso a nuestra América una
gtlante que le echaron al rostro las colonias fue el que táctica valiosa, a la vez que hizo la siguiente formulación:
el inglés mismo había puesto en sus manos. A su héroe, le
traen el caballo a la puerta. El pueblo que luego había de Ni hay que traer sobre sí a un enemigo a quien no se pue-
negarse a ayudar, acepta ayuda. La libertad que triunfa es de derribar, ni que invitarlo a que se eche encima, con lo
como él, señorial j sectaria, de puño de encaje y de dosel flojo de la oposición. Ni mayordomos de raza ajena, ni
de terciopelo, más de la localidad que de la humanidad, mayordomos de nuestra raza. No es cuestidn de razas, sino
una libertad que bambolea, egoísta e injusta, sobre los cuestión de independencia o servidumbre. Ni pueblos fuer-
hombros de una raza esclava, que antes de un siglo echa tes rubios, para su beneficio y moral, sobre los pueblos
en tierra las andas de 11x1 sacudida; iy surge, con un hacha meritorios y capaces de América; ni pueblos fuertes tri-
en la mano, el leñador de ojos piadosos, entre el estruendo gueños, para su poder injusto, sobre las naciones afligidas
y el polvo que levantan al caer las cadenas de un millón de la América del Sur [“La Conferencia de Washington”,
de hombres emancipados! Por entre los cimientos desenca- t. 6, p. 911.
jados en la estupenda convulsión se pasea, codiciosa y so-
\1 Aunque en el fondo no son del todo diferentes: distingo aqul dos modos de enfrentar
heróia, la victoria; reaparecen, acentuados por la guerra, el problema racial: el que asume actitudes discriminatorias contra una raza u otra
los factores que constituyeron la nación; y junto al cadáver y el queatribuye al elemento racial un poder desmedido en la marcha de la historia.
BI primero es el racismo tradicional; el segundo es el que en estas p&ginas recibe
del caballero, muerto sobre sus esclavos, luchan por el pre- la designación rncialiomo.
ANUARIO DEL CE?$TRO DE ESTUDIOS MARTIASOS 295
En 1891 sería, si cabe, más radical en ~1 cnfoqu~ del papel de de refutar no sólo prejuicios de los opresores, sino también
las razas cn la i~~-~~m3ónhistórica de los pueblos. En una Gpoca de los oprimidos. Según el relato martiano, los anamitas afir-
en que la cuestión racial podía conducir, y conducía, a conflic- maban
tos violentos, y, cn el caso cubano, a entorpecer la unidad nc- que los hombres no deben llevar barba, que es cosa de
cesaria para la lucha independentista, 61 llegó a reducir a su fieras: aunque los franceses, que son ahora los amos cte
mínima expresiún el contenido del k-mino razu, y, al mismo Anam, responden que esto de la barba no es más que en-
tiempo, destací> implícitamente el valor de otros factores his- vidia, porque bien que se deja el anamita el poco bigote
tóricos: que tiene: iy en sus teatros, quién hace de rey, sino el que
tiene la barba más larga? ¿y el mandarín, no sale a las
No hay odio de razas, porque no hay razas. Los pensa-
dores canijos, tablas con bigotes de tigre? iy los generales, no llevan la
los pensadores de lámparas, enhebran J
barba colorada? [O.C., t. 18, p. 460 y 461, respectivamente].
recalientan las razas de librería, que el viajero justo y cl
observador cordial buscan en vano en la justicia de la Na- * * *
turaleza, donde resalta en el amor victorioso y el apetito
turbulento, la identidad universal del hombre. El alma En los planos decisivos de la campaña desmistificadora llevada
emana, igual y eterna, de los cuerpos diversos, en forma :I cabo por Martí en el nivel de la interpretación histórica, SC
y en color. Peca contra la humanidad el que fomente y ~.;:::uc;nira su anticolonialismo, que tuvo un nutridor refuerzo
propague la oposición y el odio de las razas. Pero en el 1: G:*ic.o en su rico y luminoso universalismo. Afincado en 61, su-
amasijo de los pueblos se condensan, en la cercanía de ;>.) r: Ifrentar, también en la valoración de la historia, un lastre
otros pueblos diversos, caracteres peculiares y activos, ideológico que tanto afectó y aún afecta a muchos hijos de
de ideas y de hábitos, de ensanche y adquisición, de nuestra América: el europeísmo deslumbrado, hijo y guardián
vanidad y de avaricia, que del estado latente de preo- del coloniaje sufrido por estas tierras. En La Edad de Oro,
cupaciones nacionales pudieran, en un período de de- alltdiendo implícitamente a la abrupta intervención de la con-
sorden interno o de precipitación del carácter acumu- quista sufrida en ellas, expresó: “En los pueblos de Europa es
lado del país, trocarse en amenaza grave para las donde se ven más claras las tres edades, y meior mientras más
tierras vecinas, aisladas y débiles, que el país fuerte de- ai norte, porque allí los hombres vivieron solos, cada uno en
clara perecederas e inferiores. Pensar es servir. Ni ha de su pueblo, por siglos de siglos, y como empezaron a vivir por
suponerse por antipatía de aldea, una maldad ingénita ì; el mismo tiempo, se nota que aunque no se conocían unos 3
fatal al pueblo rubio del continente, porque no habla nues- otros, iban adelantando del mismo modo”. Y, después de refe-
tro idioma, ni ve la casa como nosotros la vemos, ni st’ rirse a la superposición de capas geológicas en el planeta,
nos parece en sus lacras políticas, que son diferentes de las añadió:
nuestras; ni tiene en mucho a los hombres biliosos y tri-
gueños, ni mira caritativo, desde su eminencia aún ma! comparando las capas de un lugar con las de otro se ve
segura, a los que, con menos favor de la Historia, suben :& que los hombres viven en todas partes casi del mismo modo
tramos heroicos la vía de las repúblicas; ni se han de e.q en cada edad de la tierra: ~610 que la tierra tarda mucho
conder los datos patentes del problema que puede reso!- en pasar de una edad a otra, y en echarse una capa nueva,
verse, para la paz de los siglos, con el estudio oportuno > y así sucede lo de los romanos y los bretones de Inglaterra
la unión tácita y urgente del alma continental [“Nuestrd en tiempos de Julio César, que cuando los romanos tenían
América”, O.C., t. 6, p. 22-231. palacios de mármol con estatuas de oro, y usaban trajes de
lana muy fina, la gente de Bretaña vivía en cuevas, y se
Semejante luz le permitió emprender desmistificaciones que vestía con las pieles salvajes, y peleaba con mazas hechas
van desde lo aparentemente trivial hasta los planos más impo!-- de los troncos duros [“La historia del hombre contada
tantes. A propósito de los bravos anamitas, por quienes sintiri por sus casas”, art. cit., p. 360-3611.
una admiración desbordada, y cuya lucha liberadora divulgó
como ejemplo guiador en las páginas de La Edad de Oro, negó klientras había quienes divulgaban criterios racistas, o se ha-
que existiera una verdadera superioridad estética absoluta de c.í;ln eco cle ellos, para justificar actitudes colonialistas, él se
una raza con respecto a otra: “No nos parecen de cuerpo her- preocupó por ubicar justamente a la población negra de Africa
moso, ni nosotros les parecemos hermosos a ellos”. Y fue capaz dentro del devenir universal: “Cuentan muchas cosas del valor
296 4Y:I’ARIO
:i.we DEL CENTRO
-~~-~-_-__-- DE FSTUDIOS MARTIANOS ~. .~___
ASLARIO DEL CESTRO DE ESTCDIOS ,2I.\RTIANo?
297
res. Y de beber clarete y borgoña, y del mucho comer, 5~ los pobres de la tierra”, como se lee en el tercer poema de
mueren, colorados y gordos, los que se dejan halar en IA sus Versos sencillos.
djiri~cka, echándose aire con el abanico; los militares in- Además, la re!ativa indife:enciacion de su concepto de traba-
gleses, los empleados franceses, los comerciantes chino\ jador debe ,ju¿garse sin ol\-idar ~!*?a circun-titncia decisiva. EX
[O.C., t. 18, p. 4621. los Estados Cnidos el ad\.irtió que se \cnía encima, “amasado
por los trabajadores, un universo nuevo” (“Carta a La Repú-
En cuanto a nuestra Amcrica, y a Cuba como parte de aquella, blica”, O.C., t. 8, p. 22-23); pero la estructura social dei mundo
tuvo el buen cuidado de diferenciar la verdadera lucha inde- para el cual elaboraba directamente un cuerpo teórico y orga-
pendentista, y el afán de las clases poderosas nativas, hostiles nizaba una extraordinaria revolucion práctica, tenía peculia-
a la realización de esa lucha. En Patria, donde divulgó las idcaa ridades importantes, marcadas, entre otras causas, por el insu-
principales del Partido Revolucionario Cubano, publicó en 1894 ficiente desarrollo de! capitalismo y, por consiguiente, del
una formidable semblanza del general José Antonio Páez: Al proletariado. Y a ello es imprescindible sumar la necesidad
aludir a un momento difícil de la vida del heroico caudillo, de constituir un frente, fuerte y unido, con todas las clases
dijo: y los sectores interesados en la salvación nacional. Hechos de
esta índole siguen siendo determinantes -a pesar de! cambio
no era aquella vez la de vencer, porque ya no defendía a en la correlación de fuerzas y de la correspondiente mundiali-
América, caballero lanceador a la cabecera de la cuna, zación de las ideas y las vías socialistas de solución clc los pro-
como en las Queseras y en Carabobo: ya deslucía la in- blemas- en los países a los que ha dado en llamar re subde-
signe gloria, poniéndola al servicio de la oligarquía que sarrollados.
en la independencia sólo vio el modo de despojar a lo:.
Todas estas razones pueden aludar a comprender el conocido
españoles del poder, para sentarse, sobre el lomo de la
juicio que Martí virtió acerca de Marx en ocasión de su muer-
patria recién nacida, en los sitiales de cordobán vacíos
te. :.:: :,-rricla en 1883, cuando él viviría varios ano<; más de
[O.C., t. 8, p. 2541. a 5:~:?i:roso crìriqueci:-nie?~to ideológico. Cierta zona rl~: los es-
:urll :.s ;ìn torno a Martí, gusta de enfatizar la objeciin que en-
Estas palabras hacen pensar en otras de su ensayo “Nuestra
t!)rce<; este hizo a Marx:
América”, publicado simultáneamente en Nueva York y Buz-
no hace bien el que seÍíaia el daño, y arde en ansias gene-
nos Aires a principios de 1891. En él, el autor, quien se encar-
rosas de ponerle remedio, sino el que enseña remedio
garía de dejar bien claro que la independencia debía ser una
blando al daño. Espanta la tarea de echar a los hombres
campaña de repercusiones sociales, dijo que “el problema dc
sobre los hombres. Indigna el forzoso abestiamiento de
la independencia no era el cambio de formas, sino el cambio
unos hombres en provecho de otros. Mas se ha de hallar
de espíritu”. E inmediatamente pasó a señalar, con mano se-
salida a la indignación, de modo que la bestia cese, sin que
gura, la necesidad cuya insatisfacción explicaba las insuficien-
cias capitales de la gran gesta:“ Con los oprimidos había que se desborde, y espante 1. . .] Pero [Marx] anduvo de prisa,
hacer causa común, para afianzar el sistema opuesto a los y un tanto en la sombra, sin ver que no nacen viables, ni
intereses y hábitos de mando de los opresores (O.C., t. 6, p. 19). de seno de pueblo en la historia, ni de seno de mujer en
En 1889 había escrito a Serafín Bello: “Lo social está ya en lo el hogar, los hijos que no han tenido generación natural
y laboriosa.
político en nuestra tierra, como en todas partes: yo no le tengo
miedo, porque la justicia y el peso de las cosas son remedios Sin embargo, sería una equivocación, o una seria injusticia,
que no fallan” (O.C., t. 1, p. 253). iPueden leerse estas demanda: ocultar otros aspectos de la fuente textual. En primer lugar,
sin notarles la consecuencia con su juicio de 1889 acerca de la debe decirse que el párrafo que precede a la cita y da inicio
Revolución Francesa, según el cual a partir de ella los hombres a la crónica, traza una caracterización del movimiento obrero
fueron solamente wzeflos esclavos? 0 sea, aún no eran totalmen- estadounidense. En esta sobresalen rasgos que hacen pensar
te libres “los caballeros de veras, los que trabajaban en el cam- en el anarquismo, el cual tampoco contaba con la aprobación
po y en la ciudad”. Para que lo fueran debía afianzarse “el sis- de Marx. Sobre todo, es necesario subrayar que, junto con la
tema opuesto a los intereses y hábitos de mando de los opre- objeción que se comenta, Martí expresó un rotundo rechazo
sores”. Si definir ese sistema en los tiempos y las circunstancias contra “el abestiamiento de unos hombres en provecho de
de Martí no era ciertamente fácil, no cabe duda de que se está otros”, y que aquella aparece como apresada entre elogios bien
en presencia de un hombre que decidiría echar su suerte “Con explícitos:
302 .\Yl’?RIO DEL CESTRO
-.
DT. ESTCDIOS
-~-~__
WARTI\SOC
---- -- .~___ .WY.ARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOs ~liR'II..\O~ 303
Karl Marx ha muerto.Coí sc .rxl~o tic71 lado cle los dC;hi- país”. Y, como se verA más adelante, parece que hay razones
!cs, mertjce honor (Aquí, la primera
[. parte del frag- para no menospreciar el ciirectc!nlellte con que se acompafia
mcnto !.n citado.)] Ved esta sala: la pwside, ~~dcado cl: la idea de no trabajar “por cl predominio actual o \,enidero
!:uias ~~crdi~~. 2! rctt‘ato dc aqut.1 refvrmndo~- nrdicn:c. rc~:- de clase alguna”. No se trata de for7ar la mano y mostrar a
I;icl:)r clc !~orr:‘,rcs de diversos pueblos. \ or+ni/;~dor ix- Martí como un político que ei;c011d~ h8bilmente su diaposi<ióll
cansn!,lc 1. pujante. La Internacional fcc iu obra: \,icncn ;I de preseniar, en cuanto llegara e! momento. su condici6n dc
ho*lrnrlo hon!hrcs de todas las naciones [. .] k~rl !fary. ide6Iogo de la lucha de ciases. Tampoco hay que poner en duda
Cstlrdi:i loc 777odos de a.9entar al mf111d0 sohrc i~lkw.s hasc \. cierta propensión a desear wa n:- monía futura de la sociedad
-2tlcspertii cl lo.7 dormidos, y les ell.sc;iti ill 17rodo tfi~ cchar ii sin acudir a métodos violentos. Tal propensión sG10 tendría
tierra los pr4rltales rotos [. . (Aquí, la segunda parte del de censurable, a la larga, lo que lamentablemente tenga de
fragmento.)] Karl Marx [. . ] no flw sólo rt-zovcdor- titri- irrealizable, si es mantenida con empecinamiento. Pero. por
nico de las cóleras de los trabajndores c~vopcos, sino VC?L’- otra parte, ipuede desconocerse que Martí, quien confesó rei-
dar profundo en la razdn de las miserias hmnnas, y eu los teradamente que hubiera preferido lograr para su patl-ia una
destinos de los hombrey, y hombre comido del alisia GIL’ libertad digna sin llegar a la lucha armada, organizó una
hacer bien. El veía en todo lo que en sí propio llevaba: guerr-a ~zecesnricr, en la cual murió combatiendo? En cuanto
rebeldía, camino a lo alto, lucha [“Carta de Martí”, OX’.. a la cuesticín social, es ,justo hacer 0;ras consideraciolles.
t. 9, p. 388. La cursiva es del autor de este trabajo. N. Él, que en 1589 dció d:ocho C~IIC desFu& de 1; ?woItlciin Fran-
de la R.] cesa lou hornbrw “segrlian <iendo e ,c!:t~at, c:;cribió a finales
Lo que puede valorarse como inalcance teórico en estas opi- de ese año, y a!udiendo a I? abeliciór &:: la esclavitud (la
niones, requiere la explicación de condiciones extratextuales antigua) en los Estados Unidcs, acerca de una nueva abolición:
determinantes, como algunas ya mencionadas: la misma ubi- En norte enti.ei.ra, 3 tiempo que se levantan los “nuevos
cación cronológica dentro de la evolución de Martí, las carac-
abolicionistas”, los que quieren abolir la propiedad pri-
terísticas del movimiento obrero estadounidense de cntonctt-;
vada en los Eiznes de naturaleza lkbljca, a uso de aquellos
-en relación con el cual se enjuicia a Marx- y la naturaleza
doce famoTos, que si!: mS? tesoro C~L::C ~7.1 idea, ni m5s ej&--
de la lucha que preparaba el cubano. Es inevitable recordar,
cito que su voluntadi f:rndaro>? en 51xto?, befado; y Iapi-
con la lectura de la objeción antes vista, algunas formulaciones
dados, la primera sociedad abolicionista de la esr:avitÜd
que Martí necesitaría hacer en la época del Partido Revolucio-
que fue cl fundamen:o de la nuwa nación. ¡Malhava el que
nario Cubano, ya en vísperas de la guerra rlecesaria. En varias
teme verse soIo, o acampanado de los humildes-, cuando
de ellas se aprecia la huella de la necesidad de fomentar lo
que hoy llamamos un frente multiclasista. En la tercera de tiene una idea noble que defender, y los de cuenta de banco
las “Resoluciones” que la emigración cubana de Tampa tom0 y botín de charol están del lado de los que la sofocan o
en noviembre de 1891 con vistas a la fundación del Partido, abandonan! [“La Conferencia Americana”, O.C., t. 6, p. 641
se lee: En un texto rle Patria aparece una señal que desborda los lí-
La organización revolucionaria no ha de desconocer las mites de una insinuación intuitiva. El mismo dirigente que
tzecesidades prácticas derivadas de la constituci&z e his- buscaba la formación de un frente multiclasis:a, publicaría en
toria del país, ni ha de trabajar directamente por el pre- 1894, en ese periódico, un artículo tuvo título, “Los pobres
dominio actual o venidero de clase alguna; sino por la de la tierra”, hace rememorar una de 1;s declaraciones de sus
agrupación, conforme a métodos democráticos, de todas Versos seucillos, ya citada en los presentes comentarios. En la
las fuerzas vivas de la patria [ .] por el respeto y auxilio aludida página de Patria se refirió a los obreros cubanos emi-
de las repúblicas del mundo, y por la creación de una Rc- grados, y habló de “la viril fiereza de quien no se tiene por
pública justa y abierta, una en el territorio, en el derecho, varón mientras haya en la tierra una criatura mermada o hu-
en el trabajo y en la cordialidad, levantada con todos J- millada”. Expresó reconocimiento por todo el que ayudara a
para bien de todos [O.C., t. 1, p. 272. La cursiva es del los preparativos de la revolución, pero elogió sobre todo la
autor de este trabajo. N. de la R.]. contribución de “los héroes de la miseria”:
Nótese que el llamado a agrupar para la lucha a “todas las A otros podrá parecer que no hay sublime grandeza en
fuerzas vivas de la patria”, se remite euprcsamente a “las ne- este sacrificio, que cae sobre tantos otros. Que el rico dé
cesidades prácticas derivadas de la constitución e historia del de lo que le sobra, es justo, y bien poco es, y no hay que
\\L!4KlO DEL CESTRO DE F’STI.DIOS h4.4RlIA\OS
304 ANC.\RIO DEL CCSTRO DE ESTLDIOS ~I.\RTlAZc’~ 305
celebrarlo, o la celebracibn debe sc‘v menor, por ser menor para un pwblo donde cra difícilmente previsible la inslaura-
el esfuerzo. Pero que el que, 3 puro afán, tienc apena b <,ión de un gobierno de ka masa trabajadora, tal declaración
blancas las pareces del dcsticrro y cubiertos los pies clti icpresentaba más bien la precolocaciGn de obstáculos contra
sus hijos, quite dc su jornal inseguro, que sin anuncio “los intereses y hábitos de mando de los opresores”. Muy cerca
suele fallarle por mes-s, el pan y la carne que lleva medi- de los fragmentos precedentes, c incluso antes, sostuvo: “L;i
dos a su casa infeliz, y dé de su cstrcma necesidad a una patria no es comodín, que se abre y cierra a nuestra voluntad;
república invisible y tal vez ingrata, sin esperanza de pago ni la república es un nuevo modo de mantener sobre el pavéb.
o de gloria, es rnk-ilo muy puro, en que no puede pensar- a buena cama y mesa, a los perezosos y soberbios que, en la
se sin que llene de amor el corazón, y Ia patria de orgull,,. ruindad de su egoísmo, se creen carga natural y señores inelu-
dibles de su pueblo inferior”. Y de manera categórica dijo:
E insistió en lo bello que era ver a los obreros cubanos traba- “Volverá a haber, en Cuba y Puerto Rico, hombres que mueran
jar por la patria, pero precisó que se trataba de una “patria, puramente, sin mancha de interés, en la defensa del derecho
‘ingrata acaso, que abandonan al sacrificio de los humildes los de los demás hombres” (O.C., t. 2, p. 255).
que mañana querrán, astutos, sentarse sobre ellos” (O.C., t. 3,
Se trata dc juicios que refuerzan la veracidad de un testimonio
p. 304 y 305, respectivamente). El lenguaje de esta reserva hace
que Carlos Baliño, introductor del marxismo en Cuba, tras-
recordar la caracterización de Páez que aquí se ha citado, apa-
mitió a Julio Antonio Mella, a quien acompañe’,, en 1925, en
l.L,cida, tambik~ cn Putria, escasos meses antes que “Los pobres
la fundación del Partido Comunista de Cuba. Según el testi-
de la tierra”. A propósito de Páez habló de la oligarquía de
monio, Martí le dijo a Baliño acerca de la necesidad de cambios
nuestras tierras, que había visto en la independencia ei modo
de sentarse “sobre el lomo de la patria recién nacida”. Pero sociales en el país: “i La revolución? La revolución no es la que
\-amos a iniciar en las maniguas, sino la que vamos a de-
después de la reserva planteada con respecto al futuro de
barrollar en la república”.O En lo que pueda valorarse como
Cuba, pudo él, desde su posición de combatiente por la justi-
indefinición conceptual de lo que sería esa revolución en la
cia, asegurarles a los obreros cubanos: “Sépanlo al menos. No
república, pudo influir el conjunto de razones que en estos
trabajan para traidores. [ . . . ] no será esta, no, la revolución
apuntes han venido exponiéndose como condicionantes del
que se avergiience- como tanto hijo insolente se avergüenza
pensamiento martiano al respecto. Él mismo, en “Los pobres
de su padre humilde-de los que en la hora de la soledad fue-
de la tierra”, se refirió también a la falta de experiencia sobre
ron SUS abnegados mantenedores” (“Los pobres de la tierra”,
eJ asunto a nivel mundial: “En un día no se hacen repúblicas;
art. cit., p. 304). Es imposible no relacionar estos temores con
ni ha de lograr Cuba, con las simples batallas de la indepen-
una promesa hecha por Martí a través de Patria, en marzo &
1893: “Moriremos por la libertad verdadera; no por la libertad dencia, la victoria a que, en sus continuas renovaciones, y lu-
que sirve de pretesto para mantener a unos hombres en el cha perpetua entre el desinterés y la codicia y entre la libertad
goce excesivo, 1’ a otros en el dolor innecesario. Se morirá y la soberbia, no ha llegado aún, en la faz toda del mundo, el
por la república después, si es preciso, como se morirá por género humano” (O.C., t. 3, p. 304-305).
la independencia primero”. Este hecho ofrece luz, en gran medida, sobre el porqué de su
inconformidad con el estadio histórico hasta entonces alcan-
Es cierto que el artículo, dedicado a Cuba y Puerto Rico, une zado en el mundo, y sobre el correspondiente carácter abierto
a esa promesa la esperanza -quizás táctica en alguna medi- de su dialktica, estimulado por la búsqueda conciente de!
da- en Ia posibilidad de lograr una armonía social futura: “fin humano del bienestar en el decoro”. El mismo lenguaje
“La República [ . ] no será el predominio injusto de una de la cita tomada de “Los pobres de la tierra”, remite a su
clase de cubanos sobre las demás, sino el equilibrio abierto definición de 1899 en torno al desarrollo contradictorio, que
y sincero de todas las fuerzas reales del país, y del pensamiento él observó en los Estados Unidos, país donde predominaron
y deseo libres de los cubanos todos. No queremos redimirnos la codicia y la soberbia. Pero en el texto de 1894 se valora como
de una tiranía para entrar en otra”. Pero urge precisar que universal, 0 perpetua, la lucha entre esos elementos, de un
no se está en presencia de un conciliador que pretende ate- lado, y el desinterés y la libertad, del otro. La vena ética del
nuar la lucha de clases para preservar las prerrogativas de los juicio no opaca las perspectivas que atisban con soltura hacia
poderosos. Hay razones para afirmar que para Martí, quien
demandaba que se hiciera causa común con los oprimidos Q Julio Anlonio ~&lMelln: “ Glosas al pensamiento de José Mar-ti”, en el volumen colectivo
Siete enfoques waarxistas sobre José Martí, La Habana, Centro de Estudios Martianos,
contra el sistema de los opresores, pero dirigía una revolución Editora Política, 1978, p. 14.
306 -L’ARIO DLL ClXTRO
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DT. ESTUDIOS MXKTIAKWS ASL’ARIO DLL CFSTRO DE r..STL’DIOS -.- IlARTI.\\OS
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la necesidad del triunfo de la equidad revolucionaria. Y no t~rnacionalismo revolucionario- y en planos de una indudable
exageremos ni carguemos la mano, no intentemos forzar co111- simpatía por los humildcas. Dentro de las circunstancias cubn-
paraciones, pero ;no será también forzado ignorar qac algún :~ns de su tiempo, en las cuales no cuistía un proletariado nu-
parecido, alguna re:.onancia común, emparienta al xconoci- meroso v concientc?mentc constituido como clase para sí, bu
miento martiano de la naturaleza perpetua de la lgcha “entri pcnsamiénto apunta hacia una radicalización constante que de
el desintcks >. 1;~ codicia y entre la libertad >. !a s(Jbcrbia”, -.!I modo ejemplar lo aleja de la confianza en la democracia bur-
los “continuas renoI.aciones” del mundo, con esa cardinal a& guesa. Se sitúa, sin detención que merme el alcance y la capa-
vertencia -hecha por Marx y Engels en 103 primeros pkrafos ciktd generadora dc sus ideas. t’n los límites mas avanzado5
del Malzifiesto del Partido Conzlmista- según la cual “ia his- del democratismo re\rolucionario, el cual se enriqueció tempr-
toria de todas las sociedades hasta nuestros días es la h;stor.(:! namente con lo que acaso le otorga a nuestro héroe su mayor
de las luchas de clases”? (Carlos Marx, Federico Engels: jVg!jl- razón de vigencia: el antimperialismo.
fiesta del Partido Commista, ob. cit., t. 1, p. 21).
Las mejores perspectivas de su programa revolucionario
Aunque se reiteren todas las explicables limitaciones histól J- -siempre como listo a dar un paso más, y ya con el pie en
cas que moldearon el pensamiento de Martí y podían provoca1 alto- sólo han podido ser desarrolladas y llevadas a cauces
falta de precisión en una LI otra forma de plantear el prob!ema. de ancha y total realización en nuestra patria, gracias al triun-
es justo insist.ir también en su creciente y acendrada sinlp-îtía fo socialista. En este sentido es que tuvo razón Juan Marinello
por los humildes, por los trabajadores del campo y la ciudad. ;,ara afirmar que “el mundo de Martí, es, en lo más profundo,
Y aun considerando que en su tiempo cubano no esis:ia un el mundo del socialismo”.11 La ubicación de Martí en el seno
proletariado fuerte que reclamara ya, con radicnlidad intran- de la democracia revolucionaria, será un aporte para el enten-
sigente, la defensa de sus in!ereses, hay que recordar, illc!uso. dimiento de su obra escrita y de sus actos. Dentro de esa zona
que la revolución socialista es dirigida poy cl proletariadc. de ideología de transición a nivel internacional es -aunque
pero no sólo pua el proletariado, sino también pera todos los no sólo en ella- donde quizás su lección revolucionaria en-
trabajadores y personas que se subordinen a la justicia gex.- cuentra la mayor actualidad. Pero también es justo reconocer,
ral, esa que sA10 puede representar cabalmente la clasc ol::xx:. sin asomo de nacionalismo estrecho, que él no perdonaría,
Cabe citar aquí las últimas palabras de un apunte mar:iaIli, que en nuestro héroe tiene la democracia revolucionaria, in-
recientemente dado al conocimiento publico, y que al r-:rccci. cluso hoy, uno de sus miembros más destacados, cuyo lúcido
corresponde a la época del Partido Revolucionar:o Cu!>r:no. arraigo combativo en su tiempo le otorga una inagotable di-
En él defendió, audazmente para sus días, la i.ealizaciUn de mensión de futuro.
matrimonios entre la raza blanca y la negra. Al sostener qw
esa fusión contribuiría a ir eliminando el conflicto racial, plan-
teó una generalización de hondas implicaciones para su con-
cepción de la historia. Aludiendo seguramente a la mrsa dn
los talleres, dijo:
¿Por dónde empezará la fusión? Por donde empieza todo
lo justo y lo difícil, por la gente humilde. Los matrimonios
comenzarán entre las dos razas entre aquellos a quienes
el trabajo mantiene juntos. Los que se sientan todos 105
días a la misma mesa, están más cerca de elegir en la
nlesa s11compañera que [los] que no se sientan munca en
el!a.‘O
* * *
de la administración, deberán desconocerse en los dos continen- que esta se formalizara, escribió a su amigo Enrique E,trk
tc’s americanos”. zulas (15 de febrero de 1889): “lo que desde años vengo te-
El sistema salía de su fase lar-varia de 1881
\- entraba en plena metamorfosis. miendo y anunciando se viene encima, que es la política cc)n-
quistadora de los Estados Unidos, que >.a anuncia oficialmente
La primera Conferencia Internacional Americana, como vino a por boca de Blaine y Harrison su deseo de tratar de mano alta
llamarse después, terminó hace noventa años. En el curso de a todos nuestros países, como depedcncias naturales de este,
cllos se cumplió la metamorfosis del sistema inaugurado en !. de comprar a Cuba”. Pudo, por ese conocimiento, advertir
1890. Seguir las fases de esa metamorfosis, que son las etapas que “las entrañas del congreso están como todas las cntrañns,
del panamericanismo, no en sus apariencias institucionales & donde no se las ve” y, aún más penetrantemente, “de raíz ha!.
enunciados principistas y lujo de retórica, todavía con rem’m- que ver a los pueblos, que llevan sus raíces donde no se las
bramas del discurso de Blaine, sino en la aplastante e inin- ve, para no tener a maravilla estas mudanzas en apariencia sil-
terrumpida realidad histórica del Hemisferio, tan radicalmente bitas, y esta cohabitación de las virludes eminentes y las dotc>s
contrario a aquellas apariencias, principios y declamaciones es rapaces”.
confirmar, con sorprendente exactitud, las previsoras adier-
tencias de Martí. No se había inaugurado aún la primera con- Decía esto porque sabía muy bien que una cosa era el lenguaji,
ferencia panamericana y ya él diagnosticaba, con la certidum- edulcorado de Blaine y de la convocatoria a la conferencia pa-
bre que le daban su conocimiento de los antecedentes de la namericana y otra la ideología expansionista, imperial y dc
convocatoria, de la política yanqui y de los personajes e inte- voluntad hegemónica, no sólo continental, sino mundial, incl!l-
reses que se movían alrededor de aquella, que “el que comen- cada al pueblo norteamericano desde los días originales de los
zó por ser ardid prematuro de un aspirante diestro [Blaine] Estados linidos. Sabía muy bien cuál había sido el evangt:iio
viene a ser [ . . . ] el planteamiento desembozado de la era deí de Jefferson, de Adams, de Clay, de Webster, todos imbuidos
predominio de los Estados Unidos sobre los pueblos de Amé- en lo que vino a llamarse “el destino manifiesto”, que no era
rica”. Es decir, como en efecto lo fue, la era panamericana. sino lo que, más recientemente, Russell Fish llamara “thc
path of Empire”.3 Sabía lo que había tras la musilaginosa doc-
¿Y por qué, como decía Martí a continuación, era lícito afirmar trina Monroe y tenía muy presente el llamado “sueño de
aquello, “a pesar de la aparente mansedumbre de la convoca- Seaward”, es decir, la visión de que “el convulso estado de anar-
toria”? Porque, responde él mismo, a esta “no se la puede veI quía y disolución de las repúblicas hispanoamericanas, era la
como desligada de las relaciones y tentativas y atentados con- etapa preparatoria para su reorganjzación, libre, justa y dc
fesos, de los Estados Unidos en la América, en los instantes autogobierno, como miembros de los Estados Unidos de Am&
mismos de la reunión de sus pueblos sino que por lo que son rica”. Sabía que el norteamericano era “un pueblo rapaz de
estas relaciones presentes se ha de entender cómo serán y para raíz, criado en la esperanza y certidumbre de la posesión del
qué, Ias venideras” . ¿Y cómo han sido y para qué estas sino Continente [ . . . ] con la espuela de los celos de Europa y dc
como fueron aquellas, por supuesto magnificadas, inmen- su ambición de pueblo universal, como la garantía indispe>-i-
samente más ambiciosas, agresivas y prepotentes? Vienen sable de su poder futuro”. También ahora vienen a la mcmo-
fácilmente a nuestra memoria nombres dolorosos asocia- ria, muy reciente, nombres no menos dolorosos que aquellos
dos a muchos otros “días culpables”, nombres que no es de nuestro continente: Corea, Vietnam y esa funesta onomato-
preciso repetir, porque los conocemos todos. Nombres que peya de cuatro letras que estalla como explosivo: OTAN. Es
malcan el itinerario de un viento negro arrasante, violento la “ambición de pueblo universal”, anunciada por Martí y ho>-
desde las Antillas y el Istmo, hasta el extremo austral de Chi: hecha historia.
le. El siglo panamericano, desde la última década del XIX Pero aquella doble voluntad de dominio continental y dc hc-
hasta esta misma del setenta, está plagado también, como veía’
Martí el pasado, de “relaciones, tentativas v atentados confe- gemonía mundial tenía que chocar, hace un siglo, con otras
sos”. Fue su honda penetración analítica de-ese pasado lo que voluntades similares y competidoras cn ambición. Nuevas po-
le permitió ver con ojo luminoso el futuro. Preverlo y prede- tencias imperialistas, como Alemania, venían a sumarse a las
cirlo premonitoria e inequívocamente. más viejas, como Inglaterra y Francia, para participar en eì
Tan profundamente conocía Martí todo lo que había tras “la 3 Carl Rusell Fish: The pnth of Empire. A chronicle of rhe Uniral Srares as a World
pvcr, Yale University Press, 1919.
aparente mansedumbre de la convocatoria”, que aún antes de
j 1 LJ ANOBIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS ~~ARTIANOS
AKUARIO DEL CLN’IKO ~~DE ESTUDIOS LLARTIANUS 315
campo socialista. Los tiempos cambian, naturalmente. La his- desinterés, se promete reaparecer a su hora”. En mayo, Martí
toria de las aventuras bélicas yanquis en Asia es reciente y estaba seguro: “por sobre todos está Blaine, que no renunció
sabido es cómo tiene desplegado cn cl planeta su poderío a la candidatura en su carta de Florencia sino para asegurar
agresor. Ahora mismo asociamos al pronóstico martiano los con este aparente desinterés su renominación que parece ine-
nombres de Irán y Afganistán. Vuelve a estallar la palabra \ i table”. Dos años antes, la perspicacia martiana había captado
OTAN y Carter propugna nuevamente una política de peligro- la verdadera razón del “desinterés” de Blaine: “los republica-
sas presiones y amenazas, “al borde de la guerra”. Desde 1947 nos puros se muestran dispuestos a mantener en el gobierno
el panamericanismo fue metamorfoseado, por los Estados Uni: 21 los demócratas antes que contribuir a dar el poder a un
dos, en un bloque militar continental. Fuimos “el coro sujeto político culpable que a su juicio deshonra al partido republi-
a un pueblo de intereses distintos”, los aliados en el desafío cano”. Por último, como proyectara aspirar en 1872 y Harrison
yanqui a una gran parte del mundo. Tal fue el Tratado de lo hiciera secretario de Estado, vio entonces la ocasión de
Asistencia Recíproca (TIAR) de Río de Janeiro. Bochornosa ganar electores y apeló al gran truco panamericano. Pero, ni
confirmación del pronóstico martiano. Inconsecuente sordera aún así, logró ser presidente.
a sus advertencias justas.
Comprendo que toda esta breve historia, propia de las inti-
Pero no fue sólo aquella colosal entraña ecuménica la que midades de la cocina política yanqui, carece, por sí misma, de
detectó el genio martiano. También detectó otras muy propias importancia. Pero es que la incurable fobia presidencial de
del monstruo dentro del cual, como Jonás, vivía, las cuales Blaine estaba vinculada estrechamente a situaciones que sí
;t su vez, eran motivaciones de la convocatoria panamericana: eran decisivas para los Estados Unidos, por una parte, y para
plataforma, esta de Blaine, al servicio de sus recurrentes y nuestra América, por la otra. Tanto, que de allí nació el pana-
nunca logrados sueños presidenciales. El cuadro sería poco mericanismo imperialista, ya secular. Además, había que esbo-
inteligible, a no ser por el escalpelo o, si se quiere, la lapa- zarla nara interpretar muchas referencias ilustrativas de Martí.
roscopía que Martí aplicó a la política yanqui de su tiempo, Por ejemplo, esta, donde, como ciertos personajes teatrales
que, mutatis mutaudi, es igual, cualitativamente, a la del nues- o cinematográficos, Blaine es el protagonista, pero no aparece.
tro, según lo he ejemplificado hace un momento, con aquel La primera conferencia panamericana sería, en concepto de
lector del Srln, de Nueva York. Estas son las claves, sacríle- Martí,
gamente resumidas por mí, para conocer otras de las entrañas el instrumento de que se vale un político hábil y conocedor
panamericanas. de sus huestes, para triunfar sobre sus rivales por el aga-
Blaine siempre quiso ser presidente. Aspiró en 1876, pero, sajo doble a las industrias ricas, ofreciéndoles, sin el tra-
“había quedado algo manchado por uno de los escándalos bajo lento de la preparación comercial, los mercados que
ferroviarios del día”, dice el historiador ya citado aquí,6 quien apetecen, y a la preocupación nacional, que ve en Ingla-
agrega: “con sólo un pequeño salario del gobierno, Blaine se terra su enemigo nato, y se regocija con lo mismo que com-
hizo rico y rehusó tenazmente explicar cómo”. No fue postu- place a la masa irlandesa, potente en las urnas.
lado por la convención republicana, pero fue al Senado. Vol-
Habiendo sido Blaine el motor incidental que puso en marcha
vió a aspirar en 1880 y tampoco logró la postulación, aunque
la voluntad imperial de los Estados Unidos, en su fase de apa-
su vencedor, Garfield, lo hizo secretario de Estado. Lo que
riencia? diplomáticas y de derecho internacional, que no ex-
entonces pasó ya lo sabemos. Logró la postulación republi-
c!uían las violentas y agresivas de las armas, las referencias
cana en 1884, “contra los deseos de los hombres más intelec- de Martí a 61 son iwumerables y van desde una consideración
tuales y honrados de las grandes ciudades de la costa”, se&n admirativa hasta la más rotunda condenación. Porque la ima-
su correligionario Teodoro Roosevelt, que no necesita ad.$ti- gen de Blaine fue deteriorándose, en el curso de una década,
vación alguna. Pero entonces las elecciones fueron ganadas por de 1881 a 1891, en la apreciación martiana, en la medida en que
los demócratas. En 1888, Blaine estaba en Europa y rehusó el tránsito norteamericano hacia el imperialismo y su amenaza
la candidatura presidencial . ZEstaba curado, acaso? Martí no sobre nuestra América se conformaban más lúcidamente ante
lo creía así, en febrero de aquel año: “Unos creen que e! desis- el espíritu sagazmente crítico de Martí.
timiento ha sido obra de político previsor que conoce su poder
sobre la mente nacional y, con el crédito de este aparente No porque este creyera, como no lo puede creer nadie, que
Blaine fuera el autor o el impulsor de aquel tránsito. He dicho
6 Truslow Adarus. que aquel sólo fue un motor incidental, que supo aprovechar
31s \\I 4RIO DEI. C'f.\TRO DE EsTL'DIOS hL-\RTIAiiOS ANUARIO DEL CENTRO DE ___--hl.iRTIASO?
ESTUDIOS __- 319
para sí -o quiso hacerlo- una transformación cualitativa Ni ]a proposición de crear líneas de vapores, ni la de unifi-
I-egida por las leves generales del desarrollo del capitalismo. cación de documentos mercantiles, despachos de aduanas, pe-
ES decir, el salto-de este a su faw superior y última, según el sas v medidas y leyes sobre marcas y privilegios; ni la de extra-
ccrtc1.o J generalizado análisis de Lcnin. Lo que Blainc sí hizv, dicikn, ni la de moneda común, ni la de arbitraje, ni la de
que Martí pcrcibii, y de lo cual dejó reiterada constancia, fuc unión aduanera serían alarmantes para Martí, “a ver las cosas
jugar con las fuerzas económicas, políticas 3’ sociales actuan- c3 la superficie”. Así ha pasado por lo general en los cónclaves
tes en el proceso norteamericano de transformación capitalista, del sistema. No han sido alarmantes, “a ver las cosas en la
como piezas de su tablero electoral. superfjcie”. Lo grave era lo que había tras aquellas propo-
sicioncs.
Para él no hay cumbre inaccesible [escribió a La Nacib;z,
en febrero de 18881 ni distancia que no mida con el o,jo Ejemplo típico de ello era la propuesta unión aduanera “que
avariento, ni ardid a que no acuda para asegurar su presa; nermitiría la entrada libre de lo de cada país en todos los de
mas su mente cesárea no es de aquellas que los pueblos unión”. 1x0 sería para alarmar, si fuera posible una verda-
deben nutrir, porque se ejercen en su bien, sin más ambi- dera reciprocidad, por la equidad en lo que hoy los economis-
ción personal que la natural y deseable que asegura la IUS llaman “términos de intercambio”. Pero en realidad, aquella
energía, sino de las que se han de temer, porque usan de unión significaba una monstruosidad contra nuestros pueblos
su pueblo como de instrumento para el adelanto propio, v cn favor de los Estados Unidos
y de sus problemas como de piezas de ajedrez que combi-
na para el triunfo el jugador interesado. Porque [profundiza Martí] tomar sin derechos lo de los
Estados Unidos, que elaboran, en sus taileres cosmopoli-
Casi dos años después, en noviembre de 1889, Martí corrobo- tas, cuanto conoce y da al mundo, fuera como echar al
raría aquel juicio, ‘Ia la hora en que se pinian, en apogeo mar de un pufiado la renta principal de las aduanas, mien-
común, el ansia de mercados de sus industrias pletóricas, la tras que los Estados Unidos seguirían cobrando poco me-
ocasión de imponer a naciones lejanas y a vecinos débiles el nos que todas las suyas, como de los que les viene de
protectorado ofrecido en las profecías, la fuerza material ne- América no pasan de cinco artículos valiosos y gravados
cesaria para cl acometimiento, y la ambición de un político al entrar: sobre que sería inmoral e ingrato, caso de ser
atrevido y rapaz”. Blaine, sobra aclararlo. posible por las obligaciones previas, despojar del derecho
de vender en los países de América sus productos baratos
í<sa ansia de “mercados de sus industrias pletóricas” fue la
que dio a la primera conferencia panamericana su carácter a los pueblos que sin pedirles sumisión política les ade-
lantan caudales y les conceden créditos, para poner en
más acusado. Esa necesidad de expansión comercial era ya
una manifestación del ímpetu imperial, una manera de con- condición dc vender sus productos caros e inferiores a un
quistar, para sí y nada más que para sí, el continente reputado pueblo que no abre créditos ni adelanta caudales, sino
como propio por virtud de un supuesto designio superior. Era donde hay minas abiertas y provechos visibles, y exige ade-
a ese ímpetu mercantil al que Blaine prometía servir con su más la sumisión.
política continental, de atracción de las repúblicas latinas. En Anticipa aquí hl:!rtí lo que vino a ser la “diplomacia del dólar”
eso consistía aquel “agasajo a las industrias ricas, ofreciéndo- y su garantía violenta, “el gran garrote”, es decir la sumisión
les [ . . . ] los mercados que apetecen”. Monopolizar esos mer- como prenda de los créditos; la insaciable demanda de conce-
cados, eliminar la competencia de otras naciones era el fin siones de yacimientos y tierras fértiles, el empleo de las tari-
perseguido. Para ello había que persuadir a los drlegados de fas aduaneras, con los gobiernos insumisos, entre otras más
aquellas repúblicas “que es de la conveniencia dc SUS pueblos drásticas sanciones económicas.
comprar lo de este [los Estados Unidos] y no de otros, aun-
que lo de este sea más caro, sin ser en todo mejor, y aunque Tkl mismo modo dcveló Martí cómo, bajo nombres sin arisrns,
para comprar de él hayan de obligarse a no recibir ayuda ni se ocultaban pretensiones sórdidas. Por ejemplo, como la pa-
aceptar tratos de ningún otro pueblo del mundo”. Por eso labra “arbitraje” era “el lema con que corrían la idea de la
señalaba Martí cómo en la convocatoria a la Conferencia “SC tutela continental”, el excipiente de “las tentativas débiles del
unieron el interés privado y político de un candidato sagaz, famoso secretario de estado en pro de árbitros permanentes y
la necesidad exigente de los proveedores del partido, la tra- predominios encubiertos”. 0 cómo, con la promesa de “tra-
dición de dominio continental perpetuada en la República”. :atlos de colnercio”, Blaine quería ganar para sí los votos de
~K~*ARIO DEL CENTRO -- DE EST~‘DIOS L~ARTIASOS
-_~~-- -- ANL'ARIO - DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 321
Salvo solitarias y esporádicas voces, caídas en los oídos sordos
los intereses incompatibles de librecambistas y proteccionis- de los delegados de gobiernos débiles v venales, no se había
tas, unos deseosos de abrir a sus manufacturas los mercados oído nuestra r-espucsla unánime y viril hasta 1959. Viril se
Jaticoamericanos y otros esigentes de altas tarifas para Jas oyó entonces y se ha oído en los últimos veinte años, por
materias primas latinoamericanas, a fin de mantener los altoc; parte de Cuba. Unánime aún no. Pero casi. En Washington,
precios de sus lanas, de su azúcar, de su cobre, de su plomo, dc cl año pasado, en la XVII Reunión de Consulta, la dignidad
sus cueros. 0 cómo la idea de la moneda común, de plata, que fue ma>.oritaria. No como antes, en que la mayoritaria era “la
“a ver las cosas en la superficie” tampoco era de temer, porque sumisicín humillante [ ] a un poder temible e indiferente
“cuanto ayude al trato de los pueblos es un favor para su de apetitos gigantescos y objetos distintos”, dicho con palabras
paz”, venía a resultar “cuestión viva; y para la América más, de fierro al rojo vivo de Martí. Sin embargo, noventa años des-
porque los Estados Unidos quieren venderle por un peso dc pués, podemos decir como él: todavía hay tiempo. Estamos
oro el peso de plata que les cuesta setenta y cinco centavos”. seguros. Las leyes inexorables de la historia lo están confir-
Porque Blaine quería los votos de los Estados mineros del mando. Nicaragua es el ejemplo más joven. Pero no el único.
Oeste. Pretensión que Martí destrozó magistralmente en su Cumpliremos con Martí.
“Informe a la Comisión Monetaria Internacional” y en su al--
?ículo sobre la “Conferencia Monetaria de las repúblicas dc
América”, publicado en la Revista Ilust~uda, de Nueva York,
en mayo de 1891. En fin, los intereses de los empresarios fa-
mélicos de subvenciones, que merodeaban la Conferencia, pro-
metiéndose ventajas de las recomendaciones sobre líneas dc
\.apores y ferrocarriles.
C orno la plata
en las raáces de loS Andes.
El sentido de la unidad continental
.
en el latinoamerrcanismo . 1.2 dt’Sdc: 1:: iU\~CilLLicl, las ict2:ts (1~ Uartí .~o~L.c.cl carrícler de
las Socicdad& latinoamci ican,?S ~~[>i~t’h~‘!l~I~ll :lSpt!CtOs 0CLllt(~h
de José Martí LJ \~alor::tlo-; de mudo c?puc,;to por SUS CC,I?~C~~~~OI~~I~COS. ES na-
tural imaginar que, formado en la tradición del pensamiento
;w!ític.o Iibcrai cubano, el adolescel!ie .Jos¿ Martí haJ.a obscl-
PEDRO PABLO RODRÍGUEZ \.ndo ilitcl.L,ses comunes y vínculos entre las naciones rep:lbli-
canas del ilortc y c!cl sur de América, en su 16gico rccko a 1~1
Iilonarcluía absolutista cspafiola. Sin dejar de xra!urar a!tamen-
te !a significación, en el desarrollo de sus ideas, de SLL crític:?
Cuaudo se trata del tema de la unidad latinoamericana en a In repúblic;ì espaíiola por no permitir cl es;ablecimiento clc
Martí, suele tenerse la impresión de que el revolucionario CW la república cubana independiente, se ha dc considerar su cs-
bario se refirió a la unión política de las naciones del Conti- lai:cia d:: casi cuatro alios en Mixico y en Guatemala c(:mo cl
ncntc. Quizás sean responsabilidad de ello sus juicios a prvpcí- mxnento de forrnxikl de sus concepciones latinoamericnnis-
sito dc Bolívar, en los cuales se destaca su entusiasmo ante eI tas. Tras salir de SU isla dc cañaxrales v alegros esclavos, 1~
proyecto y la práctica de! Estado unificado impulsado por cl de conocer las brumas europeas y los se& soles de Cas+illa,
Libertador, y la sistemática presencia en sus escritos de los cl joy:Pn Martí conocl cn aqucilos países latinoamrricant2s 1;i
llamados a la u;lión, los cuales sintetizó en su fórmula particu- naturaleza continental siempre imponente -ya en sus bos-
lar dc nominar a la región: nuestra América. Sin embargo, ver c’:t~zs tupidos o ::n sus cumbres nevadas, va en SLIS ?neserris
tinicamen!e en tal sentido la idea de Martí sobre la unidad de f‘rír~s o w SUS calidas costas de! golfo y de¡ Caribe----, y junt:)
los pueb!os al sur del río Bravo, compromete seriamente t,? c‘vn ella, sociedades donde cohabitaban h!mbres y costumbx-
entendimiento de la riqueza de sus apreciaciones sobre el Z.SW:- establecidos desde muchos siglos antes en esas tiw-as, y otros
to y hasta la comprensión verdadera de todo su pensamkntcl venidos del otro !ado del Atlántico. Así espresó la rcvciaciún
larinoamericanista. que tuvo entonces de nuestra América:
A pesar dc haber sido admirador de la obra y el pensamiento J;>terrumpida por la conquista la obra ratul.al y majrstul)-
políticos bolivarianos, Martí se refirió con gran realismo a :as sa de la civi!i~acii~n americana, se creó con el advenimiento
limitaciones histórico-sociales que impidieron la permanencia de los europeos un pueblo extraño, no español, porque la
del Estado que el Libertador denominara Colombia. En su dis- savia nue\-a rwha7a el cuerpo viejo: no indigtma, p0-q~~~
curso de 1893 sobre Bolívar, escribió Martí lo siguiente: se ha sufrido 1~ injerencia de una civilizaci& deca,;tadora,
dos palabras que ‘siendo un antagonismo,, constituyen ull
Acaso pr~xso; se creó LI!: puebio mestizo en la forma, que con
. , en su SLK~O dc gloria, para la América y para sí, :w
vio que la unidad de espíritu, indispensable a la salvación la reconquista c!z su lik?ad, ciescnv!re!1~2 v r.:staura SLI
v dicha de nuestros pueblos americanos, padecía, más que alma propia [O.C., t. 7, p. 981.
se ;!jíu;I.21:a, con tu ~wiljn en formas teóricas y a.rtificiales
quc’ni! sc acomodaban sobre el seguro de ia reahdad: aca- (timo se pucdc a::recinr en esta cita de “Los códigos nuevos”,
trabajo escrito en Guatemala, cl ,joven Martí demostraba po-
so cl gc3ial previsor que proclamó que la salvaci6n de
nue:;ya Am&-& está en la acción una y compacta de sus .xer Lina conciencia latir~c~~mrricaiiista sólidamente afincada &
repúblicas, en cuanto a S:IS relaciones con el mundo Ij al 1 JosB Martí: “Discurso pronunciado e11 la velada de la Sociedad Literaria Hispano-
sentido y conjunto de su por\,bT-nir, no pudo, por no tenerla americana en honor de Simón FWívar el 26 de octubre de 1893”, Obras completas,
La Habana, Editorial Nacional do Cuba, 1963-1965,t. 8, p. 2%. (En lo sucesivo. las
en el redaño, ni venirle del hábito ni de la casta, conocer Iclerencias a la obra de José Alarti, se remitirán a la citada edición de sus Obras
la fwxza moderadora del alma popular, de la pelea de completas. N. de la R.)
324 ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
__~ ANUARIO DEL CEt.TRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
325
la comprensión del carácter mixto de las sociedades latino- en buena medida, de materias primas propias, por el que atra-
americanas, y, sobre todo, que la materialización vesdadera dc vesaron los Estados Unidos durante la segunda mitad del siglo
esa mezcla de aborigen y de europeo definiría el futuro de la XIX, no levantaría en el revolucionario cubano el afán de se-
que en 1877 comenzaba ya a llamar nuestra América, como afir- guir las vías y métodos de aquella nación para alcanzar el
ma en el propio trabajo citado: “Toda obra nuestra, de nuestra desarrollo latinoamericano: Martí estaba protegido por la fuer-
América, robusta, tendrá, pues, inevitablemente el sello de la re conciencia de autoctonía, lo que le apreciamos desde México,
civilización conquistadora; pero la mejorar& adelantará y asom- cluc contribuiría, indudablemente, al proceso de su apresa-
brará con la energía y creador empuje de un pueblo en esencia miento de rasgos significativos del paso a la etapa imperialista
distinto, superior en nobles ambiciones, y si herido, no muerto” en los Estados Unidos, y sus consecuencias de dominación
(O.C., t. 7, p. 98). Es importante observar, de paso, que esa defi- para la América Latina.
nición de la América Latina, abierta hacia el futuro, se aleja de
In tradicional visión que por enton,ces definía a la región ex- En fecha tan temprana como 1881 escribía en su intimidad,
clusivamente por su oposición, a España como metrópoli po- en mo de los Cuadernos de apuntes: “¿Se unirán, en consor-
lítica. pero que sustentaba -hasta con la denominación .de cio urgente, esencial y bendito, los pueblos conexos y antiguos
Hispanoamérica- el reconocimiento de la identidad continen- de América? ¿Se dividirán, por ambiciones de vientre y celos
de villorio, en nacioncillas desmeduladas, extraviadas, latera-
tal, de modo unilateral, en la vertiente europea, y echaba a un
lado, -en la mayoría de los casos- al elemento aborigen. Es ies, dialécticas?” (O.C., t. 21, p. 164). E insistía desde entonces
obvio, además, que semejante apreciación de su pertenencia en la unidad del modo siguiente:
a una unidad histórico-social que se definía a partir de una iPues no vive próspera ni largamente pueblo alguno que
mezcla de aportes étnico-cultUrUles, no incluye ya a los Esta- tuerce su vía de aquello que le marcan sus orígenes, y se
dos Unidos, como el mismo Martí señal6 expresamente en el consagra a otro fin que aquel fatal que presentaban los
prospecto de la Revista Guatemalteca, al escribir que el pro- elementos de que consta! iPues en igual continente, de
pósito de la publicacm "ii era promover el intercambio út,ii y el iguales padres, y tras iguales dolores, y con iguales proble-
conocimiento mutuo entre las tierras que van desde “el Bravo mas ,-se ha de ir a iguales fines! iAcelera su fin particular
Fiero hasta donde acaba el digno Chile”, por una parte, y el el pueblo que se niega a obrar de concierto con los pueblos
“mundo viejo, y el septentrión del nuevo”, por el otro (O.C., que le son afines en el logro del fin general! [Cuadernos
t. 7, p. 104). de apuntes, O.C., t. 21, p. 164-1651.
Estos puntos de vista le ayudarían, durante sus años en los Obsérvese que la fundamentación de la unidad la hace aten-
Estados Unidos, a profundizar en aspectos de esa sociedad que diendo a razones geográficag (“en igual continente”), históri-
no fueron comprendidos por buena parte de sus contemporá- cas (“de iguales padres y tras iguales dolores”), y sociales (“con
neos en Latinoamérica. Despreciando o ignorando, en el mejor iguales problemas”).
de los casos, el aporte de las culturas indias, la oligarquía
agraria del Continente permaneció viéndose como una conti- Ya en los Estados Unidos, las observaciones de los primeros
nuadora exclusiva de la cultura hispánica, y por extensión de tiempos sobre ese país, en las cuales el juicio ético expresaba
la europea, mientras que las poderosas burguesías comerciales la asunción de los valores latinoamericanos, se fueron convir-
y. las germinales burguesías industriales oteaban hacia un ho- tiendo en el transcurso de los años ochenta en un dramático
rlzo:?tC -)! Norte: Inglaterra, en Europa, o los Estados Unidos llamado de alerta y en una vigilia permanente, que culminarían
en América, El desarrollo industrial capitalista, responsable en el angustioso quehacer político de la última década para,
principal del mantenimiento de las sociedades agrarias o mi- en una carrera contra reloj, detener la expansión norteameri-
neras, exportadoras de materias primas o alimentos, fue la 1~17 cana hacia nuestra América.
que atrajo los cnjueños de mariposa de los ideólcgvs del pro- El estudio detenido de los orígenes, la evolución histórica y el
greso latir;o;\mcricano, quienes vieron, por 10 general, al eltl- impetuoso desarrollo de los Estados Unidos tras la Guerra de
menta aborigen como un obstáculo al avance hacia cl camiro Secesión, demostró a Martí que se estaba abriendo una época
de la indu:;&alización. La G.;in,cena de años en los Estadtis de franco peligro para la independencia latinoamericana. Y
Unidos sirvió a Martí, sin embargo, pdra extraer conclusiones ante ello, la unidad de la región se torna imprescindibie para
diferentes. El gigantesco desarrollo industrial sustentado C:I él: “Hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en
un aumento sostenido del mercado interno, y autoabastecido, las raíces de los Andes”, decía en 1891 en “Nuestra América”.
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ANUARIO DEL CENTRO DE
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ESTL’DIOS hfARTIASOS
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Es evidente, como se ha visto en las citas, que junto a la es- -<zuda lucha contra Inglaterra por el dominio de los mercados
pansión territorial, Martí aprecia que los Estados Unidos preten- Idtinoamericanos. En aquella apoca es indudable que el peso
den una expansión económica a expensas de la América Latina: \ el sentido de la expansión económica del imperialismo ncr-
con ambas, nos ha di,cho, se trataba de “crear en forma nueva tzamericano se daba por cl intento del control comercial -co-
el despotismo” (“Congreso Internacional de Washington” II, art. ino ya sucedía en Cuba, donde el financiamiento norteameri-
cit., p. 62). Sabido es que la fase imperialista del capitalismo -ano de las operaciones comerciales ya era de gran peso en
destaca la exportación de capitales como forma principal de !a producción azucarera-, paso indispensable para asegurar
la dominación sobre los pueblos dependientes. Martí no atri- ia entrada posterior en la esfera productiva de los capitales
buye a este aspecto la responsabilidad fundamental en la ex- Lxcedentes. Y, por otra parte, no puede descontarse que la
pansión económica del imperialismo de los Estados Unidos exportación de mercawías es un objetivo del comercio capi-
hacia la América Latina, sino que reitera el interés por encon- talista, que caracterizó las relaciones, durante su fase indus-
trar mercados consumidores de sus productos industriales, trial, entre las naciones desarrolladas y las que ya se sumergían
puesto ya de manifiesto en 1883 con el tratado comercial con en el subdesarrollo, pero que no desaparece en la etapa impe-
México, tan criticado por el cubano.3 Incluso en una de las rialista, sino que hasta se incrementa cuantitativamente al
crónicas sobre la conferencia panamericana llama a poner ca- ampliarse el mercado mundial, aunque cambiando su carácter:
pitales en Argentina (“Los delegados argentinos en Nueva cn la medida en que la producción monopolística domina las
York”, O.C., t. 6, p. llO), repitiendo una idea expresada también exportaciones, es obvio que el comercio internacional en tiem-
para La Nación de Buenos Aires en 1888 (“La República Argen- pos del imperialismo se ajusta a los requerimientos de las gran-
tina en el exterior”, O.C., t. 7, p. 343), aunque advierte, ante la des corporaciones financieras. Por tanto, aunque no estamos
presencia norteamericana en Honduras seis años más tarde, cn condiciones de ofrecer referencias martianas que indiquen
desde las páginas de Patria: la comprensión de este asunto, sus señalamientos críticos al
hegemonismo comercial norteamericano en la América Latina
De tiempo atrás venía apenando a los observadores ame- constituyen, objetivamente, una oposición a un movimiento
ricanos la imprudente facilidad con que Honduras, por económico del naciente imperialismo.
sinrazón visible más confiada en los extraños que en los Sin embargo, la sagacidad martiana no dejó de advertir sobre
propios, se abrió a la gente rubia que con la fama del pro- los peligros que acarreaban las exportaciones de capital, que
greso le iba del Norte a obtener allí, a todo por nada, las ya comenzaban a ser frecuentes a través de los préstamos o de
empresas pingües que en su tierra les escasean 0 se les las inversiones directas en las vías de comunicación: “viene con
cierran. Todo trabajador es santo y cada productor es una el extranjero”, decia en 1889, “el veneno de los empréstitos,
raíz; y al que traiga trabajo útil y cariño, venga de tierra de los canales, de los ferrocarriles” (“Congreso Internacional de
fría o caliente, se le ha de abrir hueco ancho, como a un Washington” II, art. cit., p. 61).
árbol nuevo; pero con el pretexto del trabajo, y la simpa-
tía del americanismo, no han de venir a sentársenos sobre Veamos cómo él mismo responde a la pregunta iconviene a
la tierra, sin dinero en la bolsa ni amistad en el corazón, Hispanoamérica la unión política y económica de los Estados
los buscavidas y los ladrones [“Honduras y los extranje- Unidos?“, que se hizo en “La conferencia monetaria de las
ros”, O.C., t. 8, p. 361. repúblicas de América”, en mavo de 1891:
(art. cit., p. 15-23), por no fundarse de acuerdo con. 1:s intc- cuanto cayese en fomIa cerrada su unicín natural, las tres
reses del indio, del negro y del campesino, y por imitar ell is!as que, en lo esencial de su independencia y en ia as-
su forma de nobierno los modelos liberales de Europa y dc piración del porvenir, se tienden los brazos por sobre los
Iris Estados UGidos, se levantaría la república democrática ? mares, y se estrechan ante el mundo, como tres tajos de
popular, que, según dijo hace ochenta años en el .\I<l~:!i~estr) un mismc corazón sangriento, como tres guardianes de
de A/iontecristi, daría la América cordial y verdadera, que sobrepujará al fin a
la América ambiciosa, como tres hermanas [“Las Antillas
un porvenir en que las condiciones de asiento, y de’ trL)- y Baldoriory Castro”, ar-t. cit., p. 4057.
bajo inmediato de un pueblo feraz en la república Justa,
excederán a las de disociación y parcialidad provemcntes En rigor, pues, parece admisible que parn el revolucionario
de la pereza o arrogancia que la guerra a veces cría, de! cubano la unidad latinoamericana -imperativo motivado por
rencor ofensivo de una minoría de amos caída de SLIS prl las intenciones expansionistas tanto territoriales como econó-
vilegios; de la censurable premura con que una minoría micas del naciente imperialismo norteamericano- era un pro-
aún invisible de libertos des,contentos pudiera aspirar, con ceso a largo plazo y que abarcaba muchas instancias antes de
violación funesta del albedrío y naturaleza humanos, al poder arribar a la unidad estatal. Esa unidad, que no se
respeto social que sola y seguramente ha de venirles de oponía, sino que estimulaba la formación de unidades subre-
la igualdad probada en las virtudes y talentos; y de la giona!es como la de las Antillas Mayores y la de la América
súbita desposesión en gran parte de los pobladores l&-a. Central -cuyo unidad política incluso fue aplaudida por Martí
dos de las ciudades de la suntuosidad o abundancia rela- como una aspiración !egítimamente asentada en la historia-,
tiva que hoy les viene de las gabelas inmorales y fácil+ exigía como condición sine qtlu non, la restructuración de la.5
de la colonia, y de los oficios que habrán de desaparecel, repúblicas latinoamericanas, cargadas, como dijo en varias
con la libertad [O.C., t. 4, p. 96-J. ocasiones, de peligros internos, los cuales sintetizó en la idea
de la permanencia de los hábitos y costumbres coloniales a
Parece que Martí, comprometido en la ejecución del primer través de !a ausencia de formas de gobieino que respondiesen
paso de su estrategia revolucionaria, en la guerra para la in- a los intereses de !as mayorías populares. Al ser el lógico rema-
dependencia de Cuba, y en fomentar y auxiliar la de Puerto te de su estrategia de liberación nacional, el sentido de la
Rico, según reza el artículo primero de las Bases del Partldr) unidad continental en Martí, aunque continúa una tradición
Revoh&nario Cubano, pensaba que el acercamiento entre del pensamiento de la regicín -y no podía dejar de ser así
las Antillas mayores -Cuba, Santo Domingo y Puerto Rl’co: puesto que, objetivamente, la identidad latijloamericana, como
“las tres Antillas hermanas, que han de salvarse juntas, o entendió el revolucionario cubano, e-a hi<t&-ica: se manifes-
juntas han de perecer ” (“Las Antillas y Baldorioty Cas+tro”, taba en concordancia con el proceso ocurrido durante la ,colo-
O.C., t. 4, p. 407)- seria de más temprano alcance en ulrtud nia y la república indepcndicnte-, significa, al mismo tiempo,
de las desembozadas aspiraciones de ocupación de las mlsmas una ruptura, al ascender a un esca!ón superior. Porque con-
que se manifestaban en los Estados Unidos. Pero ni aún en cientemente defiende los intereses populares en Cuba al luchar
ese caso en que parece evidente su deseo de que la aproxima- por la indepedencia, y en la América Latina al pretender ase-
ción entre ellas no fuese lejana, osa Martí insinuar la convc- gurar su independencia con el detenimiento de la expansión
niencia de la unión estatal: imperialista y con el reajuste de sus estructuras sociales, oco-
nómicas y políticas de manera de hacer causa común con lo3
No parece que la seguridad de las Antillas, ojeadas de oprimidos, José Martí abre la concepción de la unidad latino-
cerca por la codicia pujante, dependa tanto de la alianza americana para dar cabida en ella -más que a las formas
ostentosa y, en lo material, insuficiente, que provocase político-estatales- al jugoso contenido de las transformacio-
reparos y justificara la agresión como de la I.III$~ sud, nes sociales que darían base firme al combate contra la domi-
y manifiesta en todo, sin el asidero de la provocaclon con- nación imperialista.
fesa de las islas que han de sostenerse juntas, o juntas han
Este aspecto, punto noda! de su estrategia continental, cuya
de desaparecer, en el recuento de los pueblos libres. Por
materialización se iniciaría al crearse la república “nueva” en
la rivalidad de los productos agrícolas, o por diversidad
o por temor de acarrearse la Cuba, quedó, como sabemos, sin una amplia fundamentación
de hábitos y antecedentes,
positiva en su pensamiento: el programa de transformaciones
enemiga del vecino hostil, pudieran venir a apartarse, en
cw!lcl~t’tns sGl0 puccl c estimarse a tra;.<S dc SLIS crítica5 a as-
pectos específicos de las rc,\lidades latinoamerica?nas, J. d< Martí: la república
sus idcns a propósito de la rqública cubana poi- fundar. 1.
organizacitin
ncces2rin
. >’
del Partido,
-imp!cmentaci;)il
v los prqarati\.os
en la práctica
para la “guZ1.i-.:
dè los obj:t1\ i~b
“con todos y para el bien de todos”
d2 su estrategia-, lt: impidiL,ron desarrolla:. .i;~ a.1
t’.~/c/;\o t’5.t
fundamentación. Pero, de todos modos, es ¡ndLlciable C~LW .Y.IJ 6LEG TERSOVOI
idea unitaria continental se basa en las transformaciones d;,
chtructuras sociales, dando así a 5~1 ~ntimpcriali~nlo 1111com-
plctamiento tal que lo hace rebasar la simple observacicín saga.1
de una coyuntura política, para convertirlo en un elemento
caracterizador de SLI especificidad como pensador y dirigente La tesis s0bL.e la repúb!:ca “con todos y para ei bien de tocios”
es testimonio de que en Martí se encuentra un gran programa
político. Ello lo sitúa como el hombre mayor del mundo colo-
de trans.‘ormaci6n del r&imcn social y estatal de Cuba sobre
nial y dependiente en el siglo XIX, muy por encima del movi-
una bas;i: democrática que se concreta en las concepciones
miento democrático-revolucionario de entonces, tanto, que des-
fundamentales del Partido Revolucionario Cubano y el Al:iyli-
brozt el camino a quienes, cn el siglo XX y partiendo de su
jies;, ~13Moli:ccvisli. E-;f.:l tZ:qi’j coroRa io el sistema de la:;
pensamknto, han asumido, desde la teoría marxista-leninista,
la conducción del movimiento de liberación nacional par:) ideas sociopolíticas de Marti. Ella Fe ciesarrol!a por Martí en
muchos de SIS trabajqs, pero quizás con más relieve y ciari-
unirlo, en armonioso proceso único, a las transformaciones
dad la divisa misma de la república est5. formulada er. el dis-
de tipo socialista. Así, pues, las palabras que dejó escritas >.
curso “Con todos y p::ra cl bien de todos”, que pronxnci!í e!
cl ejemplo de SLI obra política han servido y sirven como
26 de no:&xxbrr de 169; en el Liceo Cr:bar-:o de la ciudad nor-
trincheras de ideas para la continuación del combate por Ic+
liberación nacional, ese que él convocara en la América Latina tlamericanz de Tampa.
cuando llamó a los árboles a ponerse en fila, para que no Es imporiante hacer ill~tar que en la Imagen di: la rep”blica
pasase el gigante de las siete leguas. “con todos y para cl bie!-i de todos” Xxtí trató (ll: crear cl
ideal de la xpublica 1 dpv
verCLÜ .-?arx?!ltc: yopalx basada zn la
tnero de 1980. igualdad y just~ck social, cuyo proLotipo no eJ:‘stía cntonccs
en la rralidad. MzT:í mismo, h!-!antlo de que tai rep:íb::ca 1-i<,
podía crcx-sc en WI día y coi? ía aI,-Ltda ímica de la gue;t-a
por la Independencia, subrayó que ella no la había realixdo
ningún pueblo e:? el mundo.
El ideal de ta! repítblica i?c.)es solamente un fenómeno <:F.F,c-
cíficamente cubano; tiene m5s dimensiones latinoamericanas.
El retraso de la Am&ica Latina, que contrastaba mucho en
comparación con el gran desarrollo del capitalismo en los
Estados IJnidos, se convirticí en un “enigma hispanoamericz-
no”, cuya clave, según las palabras de Martí, no podían darla
autores europeos y norteamericanos. Martí trató de resolver
este enigma: la república “con todos y para el bien de todos”
debía llevar a Cuba por el camino del progreso social, y con
esto servir de ejemplo para otros pueblos de la América Latina.
Este ideal no se formó en Martí de una vez. Sólo en el trans-
curso de la actividad revolucionaria llegó a esta conclusión
teórica importante que constituye la esencia fundamental de
5uS concepciones democrático-revolucionarias en las tareas de
la lucha nacional-liberadora, en las vías del desarrollo social,
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fiNGAR,O DEL CESTRO DE ESTUDIOS MI\RTI.AIiOS 337
en el carácter J’ direxion de las transformaciones ewntimico- lidad norteamericana ta1 cual es, tanto en 10 bueno como en
soclales. En las condiciones dc retraso de las relaciones socia- lo malo. No disminuyendo la importancia de las conquistas
les y de antagonismos de clases en el ámbito del yuxo fcud;ll del pueblo norteamericano en la esfera de la democracia po-
y colonial, el ideal de 1lartí se presento ¿omo un r:flcjc dc lítica y la libertad, y saludandolas, al mismo tiempo señala
los anhelos tic l:r$ capas bajas hacia 1;1 creación de III~:~ so,;c- que esas conquistas se someten cada vez más a la corrupción
dad ideal, basada en los principios la igualdad de todos >. I;I por parte de la oligarquía financiera en el poder.
justicia social. Obcervando las maquinaciones políticas y financieras creadas
.4demás de esto, una influencia detzrminan!e sobre Martí fuc en los Estados Unidos por los “poderosos de este mundo”,
la ideología política de los pensadores progresistas franceses Martí les llamó justamente “presidio ambulante”. La camarilla
del siglo xc’rrr, cn particular Rousseau; Marli también conocio de los banqueros es omnipotente. Como deseando concluir sus
los trabajos de los demócratas norteamericanos Jefferson \ observaciones, Martí resume: “Todo lo tienen: se les vendz
Paine. Sin embargo, esta influencia no debe exagerarse. AMI! todo”.’
más: el ideal de la república “con todos y para el bien de Martí descubre el pacto habitual en los círculos de los nego-
todos”, aunque no desbordó los límites del dzmocratismo cios que reciben acciones de la industria y las compafifas a
perlueñoburgttés, surgió desde el principio como antípoda de cambio de “favores” políticos, de modo tal que desaparece
los estados burgueses existentes en Europa y América. Si cn cualquier diferencia entre el comerciante y el diputado, el cual
1a aurora del capitalismo muchos pensadores políticos se incli- subordina su influencia como elegido del pueblo a los hidos
naron a idealizar el futuro reino de la burguesía, Martí, como intereses de las compañías. En palabras de Martí, esto signi-
algunos de sus contemporáneos, tomando en cuenta el ejemplo fica el hurto del tesoro más precioso, que son los derechos
de los Estados Unidos y otros países capitalistas, ya pudo con- legítimos del pueblo.
: ,-b:lccrse, evidentemente, de lo que representaba en SIIS entra Martí desenmascaró el llamado “democratismo” del sistema
ñas este reino. La democracia política v la soberanía nacional bipartidista en los Estados Unidos, al mostrar que ambos
enmascaran en la realidad el poder de la burguesía, es decir, partidos sirven obedientemente a un mismo amo: el capita-
su dictadura. Así, de esta manera, Martí pudo ver lo que otros lismo. Ambos partidos se convirtieron en “corporaciones ra-
pensadores progresistas en la época del nacimiento del capi- paces ” a las cuales les interesa más apoderarse de los cargos
talismo no pudieron ver. Por eso formuló las concepciones publicos y usarlos en su interés que las victorias de los ideales
democrático-revolucionarias más perspicaces, las cuales se políticos. Según sus palabras, en los Estados Unidos “en vez
dirigían directamente contra el régimen capitalista. de robustecerse la democracia y salvarse del odio y la miseria
Un importante papel en la formación del ideal de Martí lo de las monarquías, se corrompe y aminora la democracia, )
desempeño su larga estancia en los Estados Unidos y su ob- renacen, amenazantes, el odio y la miseria”.
servación sobre el sistema de vida norteamericano. No encon- Martí nota los conflictos y contradicciones sociales entre el
tró en los Estados Unidos el poder verdadero del pueblo, aun- trabajo y el capital, los cuales en Cuba, entonces, sólo se per-
que en aquel tiempo la democracia norteamericana era pre- filaban, y en los Estados Unidos ya se manifestaban con toda
sentada por los apologistas del ,capitalismo como la democra- fuerza. Somos, escribió Martí, testigos de una lucha aguda
cia más perfecta, como modelo de “democracia para todos”. entre capitalistas y obreros. Utilizando su poder y su riqueza.
Una completa explicación de las relaciones de Martí con los los capitalistas agotan las últimas fuerzas, y lanzan de la vida
Estados Unidos permite no solamente descubrir más profun- a los que vinieron a ella teniendo sólo sus manos y su inteli-
damente el contenido de su ideal -la república “con todos > gencia. En un solo polo se concentra la riqueza, en otro la
para el bien de todos”-, sino también desenmascarar a todos miseria. “El monopolio”, dice Martí, “está sentado, como un
los partidarios contemporáneos del sistema de vida nortea- sigante implacable, a la puerta de todos los pobres” (“Cartas
mericano en la América Latina, los cuales tratan en los países de Martí”, O.C., t. 10, p. 84).
latinoamericanos de representar a Martí como el Apóstol de El antagonismo de clase entre los capitalistas y los proletarios
la democracia v el orden social según el modelo de los Estados
alcanzó una agudeza tal que Martí corrobora: “la república
Unidos.
1 Jos Martí: “Cartas de Martí”, Obras cnrnpletas, La Habana, Editorial Nacional de
Criticando el sistema de vida norteamericano, Martí no cayó Cuba, 1963.1965, t. 13, p. 290. (En lo adelante, todas las referencias a la obra de JosC
ni en el exclusivismo, ni en la exageración. Considerará la rea- MartI, se mmtirAn a 13 citada edición de sus Obras completas. N. de la R.)
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_-ANL’ARIO DEL CI-.XTRO DE ESTC’D!OS .\LiI?TIANOS 339
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popular [nortc’ameri\.ana] se va trocando en una república cl, rcgímenes caudillistas que lueron característicos de la vida
clasns” (“Lu religión cn los Estados Ullidos”, O.C., t. ll, n. 3-45) política de muchos países latinoamericanos. “Para zares, no
t‘s nuestra sangre”, escri’bía llartí. “Otras repúblicas nncicrgn
En su a;-título “La rtvolución” (1591), !tIaïtí diI-;~i¿-iIc!~jsc: ,\
los cubanos, <iicv qu~x ei!os no pucdcn esperar hace setenta y cinco año<: nosotros, ahora. Lo que ha pasado
:ii!cin b?lcl:~~ .!,.
lo-; Estados CniL!os , !c:s que han caído “en los proi~!c:n?~: : ’ c’11 otras repúblicas no pasar2 en la nuestra” (“Pcrsonn, y Pa-
dc las sscirdadc-; fc:!dalcs v en los vicies todos de la i.l'jiiilt: tria”, O.C., t. 2, p. 278).
quía” (0.C.. t. 3. p. 79). Parã e\.itar el tris!e clcstins d~\l No;.L~’ Lo,? revolucionarios cubanos, según las palabras de Martí, de-
Cuba d-5,: hacer-r i:na rcpí!blica popular v no de clases cc:mo ben extraer una lección Util de la historia política de las repU-
IOS E-;hdos Unidos, por \Ga de la creatibn de un ri’::i~?~~Il blicas feudales de la America Latina, que sólo formalmente
“para el bien dc todos”‘. Un año antes, en el artículo “La-cr-:Fi- eran repúblicas. Ellos deben aprender sólidamente la verdad de
~1 el Partido Revolucionario Cubano”, escribió: “E] ~‘ro!-tt: fi:! ci:¡: u;la dc Ias causas fundamentales, si no la principal, de qlue
sido in.j?!sto .y codicioso; ha pensado m:(.; cn ascgul-2.r a unoh “entró a padecer América, y padece” es la violación por los ven-
~IOCOS la fortuna que en crear un pueblo para el hiel-: de todos” cedores que triunfaron gracias al pueblo, y gracias a tiI llegaron
(O.C., t. 2, p. 367). “A! &-monos, para la república verdadel.:! al poder, de la regla fundamental: “con el alma de la tierra ha-
[. . ] Y pongamos alrededor dc la estrella, en la bend!;r:i 17uc”- bía de gobernar, y no contra ella ni sin ella”. El Continente, dice
va, esta fórmula del amor triunfante: ‘Con todos v nara ci ?dartí, “entró [ . ] en un gobierno que tenía por base la
d
bien de todos’ ” (“D., Iscurso en el Liceo Cubano, Tampa’“. 0.C’. razón; la razón de todos en las cosas de todos, y no la razón
t. 4, p. 279). universitaria de unos sobre la razón campestre de otros”
<Cuáles son los princinios del sistema social v ttstntnl q:!- (“Nuestra América”, O.C., t. 6, p. 19).
Martí deseaba pone? como fundan;;-!to de la reptiblica “coro
todos y para el biez. de todos”? De este modo, para Martí el problema de la transformación
del régimen estatal de Cuba no sólo consiste en el cambio de
Como ideal futuro del sistema estatal de Cuba libre e inclr~e:~ las formas de gobierno, sino también, y ante todo y principal-
diente, Martí consideró ia reptiblica democrática basada ,:k cl mente, en el cambio de raíz de la base política misma de este
mantenimiento riguroso de los principios de 1Ü soberanía n:jcio- gobierno, porque “la libertad, para ser viable, tiene que ser
nal y del poder del pneblo. El poder en la república cI&: p-r:,:- sincera y plena”, y, “si la república no abre los brazos a todos
neccr por completo al pueblo cubano, y la Igualdad com:ín ZT~1 y adelanta con todos, muere la república” (“Nuestra América”,
respeto de los derechos y libertades poIíti.cas para todos 1 :s’c::- cit., p. 20-21).
banos debe hacerse una de sus leyes fundame:-:tales.
La república democrática que proclamaba la superioridad ab-
Este ideal político-social martiano fue el resultado ideol+co soluta del pueblo, e iguales derechos y libertades políticas
regular de la guerra popular por la independencia, cuyas fus{.- para todos, resolvía sólo una parte de la tarea; esta igualdad
zas motrices fueron el campesinado y el proletariado en fo!-- política, como la consideraba Martí, debía ser completada por
mación. Así, ya en el transcurso de la guerra misma por ia una igualdad económica para que el sistema social de Cuba
independencia, se cristalizaron algunos contornos de la futut-2 fuera correspondientemente reorganizado.
república.
Marti señalaba que en la república “con todos y para el bien
El Partido Revolucionario Cubano creado por Martí se cons-
de todos” sería liquidada la explotación y reinaría la justicia,
truyó sobre bases democráticas. El mismo Martí señalaba que
desaparecerían la miseria y la pobreza, no habría ni ricos ni
la grandeza del Partido consistía en que para crear la república
pobres, ni explotadores ni explotados. Para Martí “esclavo es
cubana, se partió de la construcción del Partido sobre princi-
todo aquel que trabaja para otro que tiene dominio sobre él”
pios republicanos: en el trabajo de todos, daba a todos iguales (<(La fllflllY1 esclnvitrrd”, O.C., t. 15, p. 391). Mientras haya un
derechos. Los dirigentes del Partido, incluso su deleoado se
pobre, hay una injusticia, dice Martí. Expresando los anhelos
elegían por los miembros del Partido, y fueron servidores’ de
de las masas populares, declara que el pueblo cubano creará
su pueblo y no bases del partido a los cuales es imposible un país que proclamará el de-
“una república trabajadora”,
quitar de sus cargos.
recho común al trabajo, “que es el aire y el sol de la libertad”.
Apoyando los principios del democratismo y el republicanis- El trabajo, según sus palabras, es garantía de la prosperidad
mo verdaderos, Martí rechaza decididamente 10s antipopulares de la república.
340 ANUAKIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS bIARTIANOS AWARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 341
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lxiunario”, “cl milagro [ ] cle la coperacitin eltrecha eiltrt comprensible si se investigan las vinculaciones de su ideario
~1 elemento proletario de los talleres de la Florida y la bur- con otras corrientes democráticas de su siglo. Se ha estudia-
rueía nacional, la razGn de la existencia de anarquistas v so- do cómo, por ejemplo, en la búsqueda de soluciones teórica\
cialistas en las filas del Partido Revolucionario” (Julio Xnionio a los males que creía crecer en la sociedad capitalista, da solt!-
2IeIla: “Glosando los pensamientos de José Martí”, Casa dc> ciones a los problemas derivados de lo que llamó, a propósito
IOC Américas, La Habana, n. 76, enero-febrero de 1973). de los Estados Unidos, “guerra de clases”; Martí conoció las
X! establecer las analogías del pensamiento martiano con otras tesis de Henry George durante una ctapa importante de su
corrientes democráticas radicales, Mella se apovaba en la ca- obra, y superó las limitaciones de este.
!,acterización leninista de Sun Yat Sen, subrayando, ante todo, Sin embargo, se ha hablado muy poco de las observaciones
la interpretación martiana de las necesidades de transforma- martianas en torno al movimiento de liberación en Rusia du-
ción que planteaba su época; respondía Mella, de este modo rante el siglo XIX, y, dentro de ese marco, sobre su actitud antc
a la imposibilidad de encerrar a Martí en los marcos de un los demócratas revolucionarios de cse país. A propósito de este
pensamiento meramente liberal. Mucho se ha avanzado a par- tema en la obra de Martí nos parece importante valorar la
tir de aquella inicial observación en la búsqueda de una ubi- significación de su atención, nunca decreciente, en torno a 13
cación que resulte adecuada a la superación martiana del libe- lucha política en Rusia y sus raíces históricas, así como el
ralismo, y se dispone hoy de un conjunto de estudios que juicio que sus escritos evidencian en relación con las fuerzas
examinan el desarrollo en Martí de un democratismo-revolucio- políticas en pugna. Por otra parte, tiene un interés peculiar ei
nario consecuente y profundo -mucho más del que era capaz enriquecimiento paulatino de la visión martiana desde sus pri-
no sólo la burguesía de su época, sino la de décadas pos’te- meras notas hasta sus últimos apuntes, interés que se hace
riores-, de un ideario tremendamente revolucionador que con mayor si tenemos en cuenta la complejidad de la etapa coetá-
tanto acierto se ha definido como “democratismo antimperia- nea de Martí y el carácter limitado de los materiales que po-
lista”.l dían servirle de referencia.
El anAlisis y la ubicación del pensamiento martiano en esta Parece oportuno recordar muy brevemente algunas caracterís-
perspectiva responde a algo más que la importancia propia de ticas del movimiento de liberación ruso y de las figuras a las
la obra de Martí. Para comprender hasta qué punto la solucidn que haremos alusión, pues son ellas, precisamente, las que
de las tareas democráticas correspondientes a una etapa bur- aparecen mencionadas y valoradas por Martí. Al hacerlo, nos
guesa tenía que preceder en Cuba durante un largo perfodo basamos en algunas claves esenciales señaladas por Lenin a
u la proclamación de un programa socialista de carácter mar- propósito de la historia del movimiento de liberación ruso del
xista-leninista, es preciso estudiar el movimiento real de las siglo XIX.
ideas revolucionarias hasta una altura que, luego de cambios
profundos en la estructura política de las fuerzas sociales, per- En la etapa de tránsito de la vieja Rusia feudal al desarrollo
mitiera asumir a generaciones posteriores una concepción del del capitalismo, momento que tiene su punto de viraje funda-
mundo más integradora y científica. Significa profundizar en mental en la Reforma “desde arriba” de 1861, que abolió la
las razones por las que se ha llamado a José Martí “contempo- servidumbre, se destaca una serie de pensadores que tiene sus
ráneo y compañero” (Carlos Rafael Rodríguez: ob. cit.) raíces más remotas en la acción de los decembristas, a princi-
pios de siglo. Lenin explica el desarrollo de ese proceso a
Sin perder de vista la especificidad propia del pensamiento partir de tres etapas, según se considere la clase, decía, que
martiano, su proyección universal se hace verdaderamente impone a cada una su sello. El período anterior a 1861 consti-
Esta definici6n del pensamiento democrático martiano es argumentada en el excelente tuye el del predominio de los representantes de la nobleza en
estudio de Isabel Monal: “José Martí, del liberalismo al democratismo antimperialista” este proceso. Mas después de la Reforma, hasta 1895, en la
Casa de las Américos, n. 76, cit. En realidad, existe un conjunto respetable de trabajos’
ademas del ya citado, que subrayan la actualidad del pensamiento martiano a partir etapa verdaderamente coetánea a Martí, se abre un período
de su contenido democrático. y aunque la mencibn de estos se convertiría en una en que se produce un desplazamiento de las fuerzas revolucio-
lista interminnble, se incluyen entre ellos “Jos&. Martí, revolucionario radical de su
tiempo”, de Blas Roca: “Marti, contemporáneo y compañero”, de Carlos Rafael narias hacia los sectores populares, con intereses democráti-
Rodríguez; “Puntos de vista político-sociales en la obra de José Martí” de V. 1 cos, período que es llamado por Lenin “de los revolucionarios
Shíshkina, y el ensayo de Cantún Navarro Algtlnas ideos de Martí en relacidn con
In cíase obrera y el socialismo, sin contar Las referencias a Marti como revolucionario no aristócratas o democrático-burgueses”, y que es el antece-
y demócrata que aparecen en numerosos documentos de la Revoluci6n Cubana desde dente directo al desplazamiento del eje de la lwha política
Lo Historia me nbsolverd hasta la Plataforma progromdtica del ler. Congreso del
Porttdo. hacia el movimiento obrero. Es esta etapa de auge del movi-
ASllAR DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTI.INOS
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AWARIO DEL CE&TRO -___DE ESTI’DIOS &í-\KTIAS:US _ 347
De este modo, en su primer contacto con los datos que podía su producción, situada al margen de las esferas oficiales y en
suministrarle la visión liberal del movimiento político ruso, oposición a ellas, a la denuncia de las realidades coloniales y
Martí demuestra el sesgo de su radicalismo cuando descubre, de la injusticia esencial de la sociedad norteamericana. Como
(1 pesar de Castelar, el intrínseco valor político de la actividad CS sabido, este aspecto de su obra se radicalizada decisivamen-
de los “nihilistas”, contraria a los ideales de “ortodoxia, auto- te a partir de 1887.
cracia v nacionalidad” que había enarbolado el zarismo. Testi- Por otra parte, aunque 1Martí no dejó extensas referencias pe-
monian los Cuadernos que los datos obtenidos sirven a Martí riodísticas al tema de la Reforma de 1861, recopiló sobre ella
-siempre desde un ángulo crítico- durante un largo periodo una cantidad de datos considerable, hasta el punto que, entre
para valorar diversas manifestaciones de la vida intelectual sus apuntes, la preparación de la Reforma, sus antecedentes,
rusa, y seguir con respeto e interés crecientes la lucha de libe- sus propósitos esenciales y sus consecuencias ocupan un
ración que durante el siglo XIX se ha ido desplegando en ese considerable lugar. e Por ello no es extraño que en sus Cuader-
país.’ IZOS de apzuztes, entre aquellos datos que recopilaba para su
El interés martiano por las figuras más radicales de la histo- oportuna utilización, aparezcan referencias al úkase zarista
ria rusa que le es contemporánea, está, sin duda, favorecido del 19 de febrero de 1861, en virtud del cual se suprimía la
por la circunstancia de que Belinski y Herzen habían sido servidumbre, así como las condiciones que limitaban la apli-
publicistas agudos, escritores, críticos literarios, como 10 se- cación de esta medida; pero sabe también, y lo consigna ailí,
ría también Chernichevski, de quien Martí, al parecer, deja que es el ascenso de la ola revolucionaria lo que ha estado
solo una referencia.6 La afinidad de las tareas llevadas a cabo forzando a la autocracia a dictar la Reforma, y recoge entre
por estos hombres con las propias del Maestro, hizo segura- sus notas la famosa declaración del Zar: “MAS vale abolir la
mente que se sintiera inclinado a su lectura, e influido por servidumbre desde arriba que esperar el momento en que ella
su labor de denuncia. Tanto en sus notas como en sus artícu- misma comience a abolirse desde abajo”. Martí percibe, sobre
los los menciona siempre con un sentido admirativo y llega todo a través de los datos de que dispone, las consecuencias
en ocasiones a citar sus opiniones en calidad de juicios defi- desalentadoras de la Reforma en el plano social y la secuela
nitivos. de empobrecimiento campesino a que da lugar. Por ello no es
extraño tampoco, que tome cuidadosamente nota de las moda-
Desde el punto de vista de las posibilidades, Martí debe haber lidades de socialismo que se debaten en Rusia, y que reco’a
conocido mejor a Herzen que a ningún otro publicista ruso. más de un comentario sobre el problema de la vuelta a ! a
Tengamos a cuenta que muchas obras de este autor fueron propiedad comunal de la tierra, rasgo esencial al socialismo
traducidas al francés, que durante largos períodos permaneció campesino específico del populismo ruso, que había pasado
fuera de Rusia y era una figura bien conocida en Europa. Con al primer plano como alternativa al rezago feudal y al empo-
relación a su país, Herzen había desempeñado una actividad brecimiento de los campesinos que se agudiza a partir de la
periodística de denun,cia desde Inglaterra, amparado por la Reforma.
posibilidad de editar sin estar sometido a la censura. Activi- Son estas razones las que hacen explicable que el tema de la
dad muy semejante a la que desempeñaría el propio Martí lucha política aflore con tanto vigor en su artículo del 28 de
desde los Estados Unidos cuando dedica una gran parte de agosto de 1880 dedicado a Pushkin, arti’culo que supuestamen-
_- te no debió exceder los marcos de una valoración literaria so-
taron para la abolición mesurada y gradual; si haciendo esto, obró bien el gober- bre el más grande de los poetas románticos rusos. Una pre-
nante español, La Iberia lo juzgue: a nosotros nos basta con tener conocimiento gunta introduce, desde el principio mismo, una referencia di-
de estos hechos. Pero fue ap6stata en verdad <Olvida L.a Iberia cómo subió
Castelar la última vez al poder? iOlvida para qud subió? Lo defiende porque recta a las fuerzas revolucionarias contenidas por la opresión:
al propagandista republicano se debe la vuelta de la monarquia borb&dca? “iEstá el Este, sacudido en sus propias entrañas, preparando
r”Cî\telar
/ I v I.n Ib~mz”. Ohras com~ktaî, La Habana. Editorinl Nacional de Cuba
1963.1965, t.‘ 1, p. 132-133. (En lo adelante, las citas que se refieran a la obra de’ con más firmeza y sentido común práctico que su prototino,
Jos6 Martí se remitirfm a la señalada edici6n de sus Obras compfetas. N. de la R.)] su terrible 89?” La pregunta es respondida con una sentencia
-I AMarti utiliza los datos de Castelar, pero desde sus primeros apuntes demuestra un enfo. conminativa al zarismo: “Si la monarquía no hace una revo-
que dc ellos mu) propio. Aún cuando los primeros apuntes martianos referentes al
tema buscan soluciones liberales a los problemas sociales de acuerdo con modelos lución, la revolución deshará la monarquía. Un jefe prudente
modelos europeos republicanos, lo cual es propio de un primer período del pensamien- se hará jefe de las fuerzas que no pueden ser contenidas”
to martiano, percibe. a pesar de ello, una similitud entre la situaciún de los trabaja-
c!o:e ru?;)s y los de Occidemz. (Véase: Crrndexos dc apuntes, 0. C., t. 21, p. 105.) 0 Vease ademis de los antes indicadas, la p. 386 del t. 21, y su referencia a los nrir-s
5 V&se: Cuadernos de apuntes, 0. C., t. 21, p, 233.236 y 238.240. rusos.
- ___-~ -__ ANUARIO DEL -__- DE
CENTRO ESTCDIOS --.--
hl-(RTIANO:;
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La génesis dc ezla afirmación, apaivtltcmente fuera de conir\- vez más violentos plasmados en la acción.’ Por estos años Mar-
IU cn un artículo dedicado a la literatura rusa, aún más,. di tí hace blanco, de nuevo, en Castelar, rechazando SU alarma
un trabajo dedicado al pacta mayor de una etapa romántica en cuanto al pretendido peligro de expansión con que amena-
1.a transitada, se hace comprcnsiblc solamente si tenemos en zan los generales rusos, e indicando el peligro verdadero: la
cuenta .un :i~c~ho: qaierl firma este arlículo conoce mucho ma> necesidad creciente del imperio de “sofocar males interI?os”,
dc la esplosi\.idad de la situación dr !a dG<ada del setenta C’II de “extinguir nihilistas”. Y a propósito de un congreso litera-
Rusia de lo que el propio al-título cvidencia, lo cual purdL rio internacional, Martí condena la prisión de Chernichevski
comprobarse, como hemos dicho, a tr;;vCs de la lectura de SELLA en la “Sección constante”, y, al mismo tiempo, plasma las pf2-
apuntes, 1 conoce (y puede afirmarse que comparte una buena ticiones hechas al zar en favor de su libertad. No desaprove-
parte de 410s) los puntos de vista de los demócratas-revolu- cha Martí esta ocasión para poner de manifiesto que, en caso
cionarios cn lo relativo a la función social que 11~ de demal]- de aprobarse una censura de la condena zarista al destacado
dársele a la literatura. Es la comprensión de la intensidad escritor, se liaría inevitable el castigo para la delegación dc
que hri alcanzado en Rusia la lucha política, el factor drcisi\ o intelectuales rusos participantes en el propio congreso.*
de las alabanzas martianas al co!ltcnido revolucionario de la
En 13 “Sección constante” existe una peculiarísima nota mar-
actividad potitica de Pushkin, lo que justifica su mención dc
tiana, donde se hace muy evidente el propósito de esclarecer
hielinski como un filiísofo que aprueba ías satiric;ls censuras el carácter y cl programa de aquellos luchadores contra In au-
del poeta a la monarquía y a la religibn, las cuc~l~‘s ve Marlí tocracia que aparecen como agentes temibles de la destruc-
indisolublemente ligadas. A pesar del carácter Fragmentario cirín. Allí hace énfasis, precisamente, en su carácter democrá-
y lejano del conocimiento que tuvo sobre Rusia, Alartí se haw tico, en su intención de elevar al pueblo a la conducción del
eco, en suma, de la denuncia de las condiciones de opresión. país. Al come?itar la represión de la División negra (conocida
y como consecuencia de ello rechaza la visi¿in castelariana so- entre nosotros como Reparto negro) Martí hace ver que sz
bre la lucha de los “nihilistas”. No olvidemos que en este ar- trata de rmn organización que se propone seriamente una lu-
t;~u. J ss:‘Lre liushkin Martí pone en ridículo al políii.:o ::Spafio! cha poiítica en favor del cambio revolucionario necesario! J
al comparar la “absoluta originalidad” y ei “ilustre literario” demuestra respeto y aprobación en relación con sus objetivos
de Dostoyevski con la condición de “advenedizo” de Castelar. y métodos:
Si Martí no hubiera deseado censurar una vez má, :I. Castelar,
ahoya a propósito de Rusia y de man er 3 encarnizada, semejan Ln Divisiórz Ntlp, el periódico de nombre terrible, cuyos
tc comparación parecería inexplicable. redactores fueron el mes pasado juzgados y sentenciados
en Rusia, era sin embargo representante de la fracción mo-
De la etapa (‘II que Martí publica su artículo w8re Pushkin a derada en la política nihilista. Condenaba las medidas de
la ayaï-rción de “La exposición de pinturas del ruw Verescha- terror extremo. Quevía lo que quiere el célebre Herzen, el
guin , media un período aproximado de una d&ada. Por esos gran propagandista YUSO: alzar al pueblo a la discusión y
tiempos se recogen en los Crtadeunos, de manera dispersa, otras participar erz la gestión de los negocios p¿íbIicos; promo-
referencias, entre ellas palabras rusas que desigllall instrumen-
tos di tortura, nombres de personalidadrs qL!e han sufrido 7 171 5 de octubre de 1881 Martí publica en La Opilzión Nacional una resefia de la
entrevista del zar Alejandro (III) y el emperador Guillermo, en la que “entre el
opresión bajo cl zarismo en condiciones infrahI!m~r:as, incluso sonar de los cafioncs, el flamear de las banderas y el ruido de las olas han jurado,
ciertas cifras alusivas a la composición numérica dc las ciases estrechándose cordialmente las dos manos de hierro, odio eterno a los pueblos”.
Este mismo año, Alejandro III ha subido al trono luego de un atentado que terminó
en aquel país. Estos apuntes precederán tambitin al segundo con La vida de su antecesor. La entrevista que reseña Martí es pintada en detalles
que son meramente descriptivos ~610 si se les lee superficialmente, y que apUntan
y último artículo suyo publicado en tor.10 a Rusia, cl dedicado todos a enfatizsr la pompa, los abrazos, las medidas de seguridad. Y en torno a lo
a la pintura de Vereschaguin. que llamó “la guerra de conspiración y de venganza contra los nihilistas” que Ale-
jandro llevaba a cabo, Martí pone en boca de Guillermo un consejo: “Combate,
Rlas antes de la publicación de ese artículo aparecen tambidn como yo desde el atentado de Nobiling he combatido, a los socialistas: iCwrra a
cuchillo! -Tres mil procesos de socialistas hubo en el año que siguió a la adopción
algunos comentarios en torno a la realidad rusa cn el marco *Ic cltil po;itis.i: nleniis hay hf~y sin diida”. (“Esccn3s europeos”, 0. C.. t. 14, 11 :‘i;l.
de sus reseñas periodísticas dedicadas a diversos aspectos de 3 AunqUe esta refeìrncin aparece de manera aislada, es importante relacionarla con la
mcnciGn & Zcm!ia y Volis (tierra y libertad) que aparece en los Cuadernos (p. 235)
la situación política europez. En esos come!ltarios irrumpe con un explicable error de rransliteración. Es dudoso que Martí no conociera de
una actitud v&ementc de !lamar la atención sobre el car&- Chcrnichevski más que los datos relativos a SU condena que recoge en la “Sección
<‘OllctYnirl”, pues 7emIia v Volia como organi7sciiln wvolucionnria dirigida contra
tcr injusto y sangriento de la opresiún zarista, de Lo que es ya la autocracia, es inseparable del nombre de Chernichevski y SU actividad encaminada
represión a tendencias democrríticas que utilizan métodos ca&. a formar un vasto movimiento de liberación política del pafs.
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.b- 4’iCARIO DEI. CF.XTRO DE ESTUDIOS MARTIAYOS
-- _--- ,A!Cl’4RIO DEL CENTRO DE ESTt’DlOS MARTINOS
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ver cru:ada coHtra los goberttarltes que odian a sus pue- ;Y que arte hay sin sinceridad ni qu6 hombre sincero em-
blos; pedir reformas en asambleac geuerates; organizar las pleará su fuerza, sea de fantasía o de razbn, sea de hermo-
masas elz caso de que estas refounas fuesen rehusadas; sura o de combate, en meros escarceos, adornos e imagina-
establecer una federación dc municipios independientes; ciones, cuando está enfrente, sobre templos que parecen
prepaT.ar al país para la revolución que parece inevitable. montes, sobre las cárceles de donde no se vuelve, sobre
Expresti su abominación del asesinato. Dijo que venía n palacios que son pueblos de palacios, sobre la pared qut
defender las clases humilladas contras las clases principr:- se levanta en hombros de cien razas unidas, la hecatombe
les. No fueron, a pesar de tales declaraciones ). tal progra- de donde saldrá, cuando la podredumbre llegue a luz, el
ma, menos severos los castigos que impuso a los reforma- esplendor que pasme al mundo, cuando está enfrente la
dores el gobierno ruso [O.C., t. 23, p. 92. La cursiva es dc “pirámide del mal” de Herzen?
la autora de este trabajo. N. de la R.].
iLa justicia primero, y el arte después! iHembra es el que
Toda la indignación martiana estalla en sus reseñas propia- en tiempos sin decoro se entretiene en las finezas de lit
mente periodísticas, como la del 5 de octubre de 1881. Allí imaginación, y en las elegancias de la mente! Cuando no
comentando la entrevista del zar y del emperador alemán, 10; se disfruta de la libertad, la única excusa del arte y su
acusa de coligarse en una “eterna guerra a los pueblos”, en único derecho para existir es ponerse al servicio de ella.
una política encaminada a suprimir socialistas mediante una iTodo al fuego, hasta el arte, para alimentar la hoguera!
sangrienta “guerra a cuchillo”.
iNi de que vive el artista sino de los sentimientos de la
Mas el testimonio que con mayor altura reflejó los juicios patria? iEmpléese, por lo mismo que invade y conmueve,
martianos sobre la vida intelectual y política en Rusia es su en la conquista del derecho! Y como la defensa directa de
comentario sobre la exhibición en Nueva York de la obra del la justicia, el comentario dramático, la composición elo-
pintor ruso Vereschaguin. cuente, están vedadas al ruso, por su propio terror, tanto
En ese artículo la falta de fe, la desesperanza, la deslntegra- como por la ley, iel medio único, la osadía única, la protes-
ción moral de la sociedad rusa tienen su justificación, según ta única, la defensa única e indirecta, la plegaria, sin alas
dice Martí, en el garrote suspendido sobre las espaldas del y sin voz, del ruso desolado, es la pintura, fea si puede,
labriego; en el dolor del hombre esclavo, sólo comparable con fétida si puede, de las miserias que contempla, de la ver-
el del hombre castrado, en la imposibilidad de “rogar por el dad desgarradora! [“La exhibición de pinturas del ruso
vencido” en alta voz, en los centinelas muertos de frío, en los Vereschaguin”, O.C., t. 15, p. 4331.
campesinos “cercenados en masa por un vuelo de alfanje”.
No puede hablarse ya aquí solamente de simpatía o respeto.
Hay que decir, además, que por su carácter cse artículo ha El tono es de plena identificación con la crítica literaria y ar-
ocupado un lugar especial, verdaderamente antológico dentro tística hecha por los demócratas rusos. Es imposible dejar de
del conjunto de ideas martianas sobre el arte y la literatura evocar la frase de Herzen tantas veces citada, que encierra un
en servicio obligado a la causa revolucionaria. No es una ca- sentido idéntico: “la literatura de un pueblo que no tiene li-
sualidad que en él Martí se refiera específicamente v enfática- bertad política es la única tribuna desde cuya altura puede
mente a la cultura rusa. Aquí la demanda de realismo en el hacer oír el grito d e su indignación y su vergüenza” (A. 1.
reflejo artístico de la opresión de la tristeza del hombre por la Herzen: “Acerca del desarrollo de las ideas revolucionarias en
pérdida de su libertad es un imperativo dirigido al artista, un Rusia”, Obras escogidas, Moscú, GIJL, 1937, p. 391. En ruso).
requisito ético irrenunciable. Si antes ha recogido entre SLIS
notas la ardiente denuncia de las prisiones lanzada por Her- Esta identificación en el plano de la crítica literaria, no lo
zen, si antes se ha referido al odio por la guerra injusta y de- olvidemos, no estaba ceñida solamente a las opiniones concer-
vastadora que despierta la pintura de Vereschaguin y ha anun- nientes al arte y la literatura. Tenía sus raíces en una pro-
ciado su exposición al público de New York, ahora, el Martí funda comprensión de las funciones ideológicas y de propa-
de 1889, el Martí que desde hace una década ha comprendido ganda del movimiento de liberación ruso, y en un conocimien-
el carácter inevitable de “la revolución que deshará la monar- to efectivo de sus propósitos esenciales.
quía” llama, desde el lado de los luchadores rusos por la dc- Si juzgamos a Martí, en este aspecto, a partir del estado del
mocracia, a la subordinación de toda obra artística a las nece- periodismo y de la crítica literaria de la época, comprendere-
sidades de la lucha revolucionaria: mos aún mejor su excepcionalidad. Ningún otro cubano y
354 -NCARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS
._____ M-\RTI.A!iOS AXC4RIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
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que provoque un simp!e cambio de gobierno con la consiguien- Dar un modelo de república distinto para la América La-
te copia tradicional de esquemas republicanos importado3: tina y buscar la unidad, garantía de contención di: In ex-
“El cambio de mera forma no pansión imperialista.
En “Nuestras ideas” plantea:
merecería el sacrificio a que nos aprestamos; ni bastaría una Este punto de vista rebasa los límites de una concepción libe.
sola guerra para completar z(tza re~)oltccióH cuyo primer triun- ral burguesa tradicional. En primer térmho, porque la reph-
fo sólo diese por resultado la mudanza de sitio de una autori- blica, en el sentido c!Ssico burgués, es la experiencia latinoa-
dad injusta” (O.C., t. 1, p. 319. La cursiva es del autor de este mericana, la de 1868, la de N 01‘t eamfriza, que él critica, y que
trabajo. N. de la R.). conducía al orden social de dependencia que quería impedir
En segundo lugar, porque los intereses y aspiraciones que
Y ya en el documento programático de la revolución señala: Martí expresaba en su república tenían como soporte otras
Punible ignorancia o alevosía fuera desconocer las causas fuerzas sociales. “ La dirección de la nueva guerra era ejerci-
a menudo gloriosas y ya generalmente redimidas, de los da por representantes de los sectores radicales de las Capas
trastornos americanos, venidos del error de ajustar mol- medias de la sociedad cubana cuyos intereses coincidían con
des extranjeros [. . . ] La con’centración de la cultura me- los intereses generales de la nación y de las clases v capas
ramente literaria en las capitales; el erróneo apego de las trabajadoras del pueblo” (Tesis y resoltm’c:~cs cit., p. “12. VW,
repúblicas a las costumbres señoriales de la colonia; la además, Carlos Rafael Rodríguez: “José Martí: contemnoráneo
creación de caudillos rivales consiguiente al trato receloso y compañero”, y Roberto F~n~h~dez Rezunar: Inti-odhxirín a
o imperfecto de las comarcas apartadas; la condición ru- José Martf).
dimentaria de la única industria, agrícola o ganadera; y el Este proyecto revolucionario
abandono y desdén de la fecunda raza indígena en las “de carktci- democráticcwevo-
lucionario y de liberación nacional”, como lo califica la Plata-
disputas de credo o localidad que esas causas de los tras- forma p~ograwdtica de nuestro Partido, representa una con-
tornos en los pueblos de América mantenían, -no son, de cepción cualitativamente nuwa y, por consiguiente, su mate-
ningún modo los problemas de la sociedad cubana [Mani- rialización exige de procedimientos y formas que rompan con
fiesto de Montecristi, cit., p. 94-95-j. los esquemas tradicionales de concebir, organizar y conducir
Él refiere el concepto de revolución a profundas transforma- la guerra, y, por añadidura, que eviten los errores que llevaron
ciones político-sociales y económicas. “Desde sus raíces ” , dc- a la contienda armada anterior al fracaso.
cía, “se ha de constituir la patria con formas viables, y dc En el centro de esta concepciAn distinta sobre la guerra y la
sí propia nacidas, de modo que un gobierno sin realidad ni revolución está el otro presupuesto teórico: la necesidad de
sanción no la conduzca a las parcialidades o la tiranía” (Man;-- organizar un partido de la independencia. La experiencia his-
fiesto de Montecristi, cit., p. 99). tórica y su análisis histórico-concreto le indican que ni con
Así, el contenido de este concepto puede concretarse en los organización de expediciones de grupos aislados, ni con rebe-
siguientes términos: liones de grupos, ni con creación de organizaciones a partir
de un grupo, era posible la victoria en la guerra; y si se lo-
Destrucción del Estado colonial y su sustitución por un graba, no se garantizaba la consecución del objetivo supremo:
Estado nacional genuino e independiente. la revolución.
Establecimiento de una república nueva que rompiera Martí no trató de exponer ningún esquema organizativo desde
con eI colonialismo político, económico, ideológico y cul- afuera, ni a partir de un grupo. El se basó en las organizacio-
tural español e impidiera que Cuba cayera en nuevos víncu- nes ya existentes en la emigración para iniciar un proceso de
los de dependencia respecto de los Estados Unidos; esta- unificación concreta planteando como principios la volunta-
blecimiento de un nuevo orden sociopolítico y económico, riedad, la renuncia a toda pretensión personal y la fe en el
dentro de los parámetros de la propiedad privada, pero pueblo y sus hombres. Se dio a una titánica labor de unifica-
que apuntara a una distribución equitativa de las riquezas ción de todas las voluntades en un solo partido para la inde-
y evadiera el desarrollo capitalista hacia el monopolio; pendencia, sin distinción de clases, razas ni generaciones* uni&
Bloquear la expansión yanqui sobre las Antillas y el resto de todos los cubanos indepedientemente de su posición’sociai
de la AmCrica Latina y con ello contribuir al equilibrio de blancos y negros, de la generación del 68 con la nueva gene:
del mundo. ración, de la emigración con la población del país, de todas
ASl.:!RIO DEL CENTRO DE ESTCDIOS .$l\K i I \ZOS
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despu& dc: Iinwbnel.os, sal\-ando a>i 21 primer cscullu, q.1: sicanas, y la importancia de evitar la enemistad del gobierno
sería el ni) inspirar rzspc;o, por la a.xcsiva Jt’p~nclcncid, norteamericano, buscando por lo menus una pusicitin de neutra-
a aquellos de cu}‘a ayuda iellcmos q:~i: dcpc’nd21. 211 tod.! lidad en él. Para esto último, consideraba capital ganar la oli-
nuestra obra [Carta a Serafín Sánch~L, Id de ago>!cb (;L~c nión pública norteamericwa para la causa cubana. X1 respecto
1892?), OC.. t. 2, p. 1211. plante6:
El Maestro comprendía perfectamente que la lucha armada I:IJ Pero estas razones, aplicables en especial a !os países de
sO10 era el choque de dos políticas, sino tambiGn dc dos iderj- nuestra habla, no lo son tanto al pueblo en que la mavor::i
logías. Su labor en la lucha contra la ideología colonialist:i. de los emigrados vi\?mos [ . . . ]
autonomista y anexionista fue decisiva para la propia forma-
Y en esta labor presente de levantar la revolución, se
ción del Partido y la preparacihn de la guerra necesaria. Es
correría gran riesgo si no se lograse mover a efecto y con-
más, durante los pocos días en que se vio envuelto en la taren
sideración al pueblo y gobierno de los Estados Unidos
de direccibn de la lucha armada, expresó sistemáticamente c‘!
[“A los presidentes de los clubes del Partido Revoluciona-
criterio de que en la guerra también hay que librar lwtalla~
rio Cubano, en el cuerpo del consejo de Kcy West”, O.C..
ideológicas.
t. 1, p. 446 y 447, respectivamente].
Su labor ideológica de propaganda y agitación fue diversa, pro-
funda, rica, activa y amplia. La desplegó por medio de discur- Por último, queremos llamar la atencidn sobr< un2 constant:
sos y reuniones, de una correspondencia personal extraordina- en el pensamiento y la actividad del Maestro cll !a prclparación
ria, y de la fundación de un periddico, Patria, que en la prác- y desencadenamiento de la guerra. Estudió y cvaluó multilate-
tica fue el periódico de la revolución. Su trabajo de agitación ralmente la situación en Cuba, insistiendo en evadir todo tipo
y propaganda tuvo como fundamento las direcciones principa- de precipitación y aventurerismo. Trabajaba activamente y
les si_guientes: deseaba ardientemente el inicio de la insurrección, pero a la
vez combatía todo tipo de precipitación y alertaba reiterada-
-La crítica al sistema colonial español, así como de 105 mente contra las provocaciones del enemigo para evitar los
defectos de la sociedad capitalista norteamericana 1 alzamientos aislados. Esta actitud, que presupone una concep-
de la amenaza que representaba para Cuba y demás ción global de la guerra y las circunstancias histórico-concretas
pueblos de América. de Cuba, fue incluso objeto de su trabajo político-ideológico
-La unidad como cuestión estratégica para el logro de los en contra de las acusaciones autonomistas en este sentido e
ideales de independencia y libertad. Papel del Partido insistía: “debamos extender con gran energía callada la organi-
Revolucionario Cubano y la unión de todo el pueblo zación, sin exponernos a que nos saquen a la obra antes de que
para la lucha. ni adentro ni afuera tengamos fuerza para ella” (Carta a Se-
rafín Sánchez, agosto 18 de [1892] O.C., t. 2, p. 121).
-El carácter necesario, inevitable y justo de la guerra.
Su natu ralczs popular. Su concepción de la guerra Si importante era la rectoría política en la preparación, en
como procedimiento político en función de los objeti- igual medida lo era en la dirección de la guerra. En el núcleo de
vos de la revolución: la república “con todos y para ei su concepción general estaba la creación de un aparato político
bien de todos” que contribuiría de modo sensible al que fuese representante del poder soberano del pueblo, un
equilibrio necesario en América y el mundo. gobierno que fuese “simple y eficaz, útil, amado, uno, respeta-
ble, viable” (Carta al general Antonio Maceo, 3 de mayo [ 18951,
-Combatir la ideología colonialista y sus campañas poli- O.C., t. 4, p. 161).
ticas, así como a las corrientes ideológicas que le hacían
el juego al dominio colonial español o aspiraba al carn- Todo parece indicar que esta estructura de poder no era el
bio de metrópoli. Partido, sino un gobierno elegido por el pueblo en armas. Esto
se observa en distintas afirmaciones categóricas suyas. Ya en
Martí dio especial atención a las relaciones con los gobiernos 1893 plantea: “El Partido Revolucionario Cubano, cuya misión
de la América Latina y con el gobierno y pueblo de los Estados previa y transitoria cesa el día en que ponga en Cuba su parte
Unidos. Era conciente de dos cuestiones básicas en este orden: de la guerra que haya acordado con la isla” (“Los emigrados,
la posibilidad y necesidad de ayudar a las repúblicas latinoame- las expediciones y la revolución”, O.C., t. 2, p. 275). Y en carta
370 \!;I!.ZRIO Di:!. CkkIKG Di: ESTLDIOS AlARTI..\KOS
4SCARIO DEL CF.\TRO DE ESTKDIOS .\I.ARTIAZOS 371
mientos, así como sus medios de comunicación. En de manifiesto cuando escribía en Patria: “se pelea cuando se
este punto 5~ hace particular insistencia en las ciuda- organizan las fuerzas para la victoria. Se pelea cuando se de-
des, las cuales se debían privar de todo recurso Y man- mora el pelear hasta que los ejércitos están en condición de
tenerse en alarma continua, para que en lu_uar de bases aspirar a vencer (“El arte de pelear”, O.C., t. 1, p. 340).
de apoyo al enemigo, este tuviese que atel:derlas 1. pro-
l.eerlas; “y los habitantes, viendo al gobierno impoten- En la necesidad de la guerra se fundamenta la necesidad dz un
te, respeten o deseen la revolución” (“Circular a los ejkrcito. Esta era la guerra inevitable y justa del pueblo cubano
jefes. . .“, cit., p. 301). para la obtención de la independencia colonial, luego el ejército
sería de naturaleza popular. Se fundaba por el pueblo para li-
4) Una línea precisa en cuanto a la actitud \’ trato llacia berar a la patria de la opresión colvnial; por tanto, era el
todos los sectores de la pob!ación de la Isla que es un mismo pueblo en armas. “Arando en los campos, contando en
modelo de trabajo político concreto: los bancos, enseñando en los colegios, comerciando en las tien-
-Con el enemigo: la guerra inexorable. das, trabajando con sus manos de héroe en los talleres”, decía,
“están hoy los que ayer, ebrios de gloria, peleaban por la in-
-A los cubanos tímidos: combatirles las ideas, dependencia del país. Y aguardan impacientes, a la generación
pero no las personas, para dejarles una puerta que ha de emularlos” (“Nuestras ideas”. cit., p. 318).
hacia la revolución.
Martí concebía el ejército como una organización militar es-
-Con los propietarios: respetar a los que respeten tructurada y cohesionada que tenía como misión el aniquila-
a la revolución. miento del ejército que sustentaba el poder colonial, y, al mis-
mo tiempo, constituirse en defensor del poder del pueblo de
-Con el español: darle confianza de que podrá vi-
Cuba representado legítimamente por la república. Este ejér-
vir libre y tranquilo en Cuba.
cito, pensado por él como pueblo armado, debía ser soporte
-Atraer a los soldados españoIes. armado y fiel defensor de las conquistas de la revolución de-
mocrático-revolucionaria, popular y antimperialista, esto es,
5) Establecer como base de la preparación, disposición de la república nueva con la que aspiraba el Apóstol impedir
combativa y disciplina del ejército la actividad de la expansión imperialista norteamericana por nuestras tierras
guerra. de América.
6) Concentrar los esfuerzos de la emigracien en el envío
de material de guerra y jefes militares experimentados. De acuerdo a la naturaleza y al papel de este ejército, sus ras-
gos distintivos serían:
Este criterio fue manifestado por Martí ya desde el
período de preparación de la guerra. “En lo que urgr 1) Un organismo del aparato de gobierno proyectado por
Martí para las condiciones de la contienda de libera-
que nos pongamos de acuerdo”, decía en carta a Gon- ción nacional y de la república donde se alcanzaría eI
zalo de Quesada y Benjamín Guerra, “es en la especie equilibrio de intereses y el bienestar de todos.
de servicio que aquí se necesita verdaderamente, y en
rl modo de atenderlo con el menor gasto y peligro. 2) Su fundamento ideológico era el ideal democrático-re-
volucionario, de liberación nacional y antimperialista.
1Hombres, sobran, y sólo faltan aquí los representativos:
Yeteranos que ordenen, o gente capaz de encabezar” 3) Una composición popular, en tanto que era una fuerza
‘O.C., t. 4, p. 145). exponente de la unión de todos los cubanos, sin distin-
ciones de raza o de clase, en la voluntad de ser inde-
NATURALEZA Y PAPEL DEL EJCRCITO LIBERTADOR.
pendientes y libres.
PRINCIPIOS DE SU CONSTRUCCI6N 4) Un ejército latinoamericanista e internacionalista, pues
la revolución que defendía se proyectaba en ambas
Una de las tareas fundamentales que aborda Martí en la pre- direcciones.
paración de la lucha armada fue la creación de las condiciones
necesarias a la formación del ejército de liberación como ins- En cuanto a la fundación y construcción del ejército libertador,
trumento armado de la revolución para llevar a cabo la guerra al igual que en los demás aspectos del pensamiento y la activi-
necesaria. La importancia que concedía a esta tarea se pone dad militares de José Martí, es evidente que su desaparición
374 :\VUARIO
- __. DEL -~ c‘LSTRO DE ESTUDIOS
- ~~--- -.~- ~.
IIARTIASOS
--------- __ ---- - ANV.4RIO DEL __
CENTRO DE- ESTL-DIOS XI-\RTI.\z 375
El pueblo de Cuba estA preparado para vencer en la guc- Al carácter férreo de la disciplina basada en la exigencia estric-
rra que ha vuelto a emprender para su libertad* pero ta del cumplimiento de las órdenes y disposiciones, el Maestro
será inútil tal vez SLI sacrificio, o costará demasiado sin agregaba el aspecto conciente de la actividad disciplinada del
necesidad, si todo el Ejército Libertador no obedece a la combatiente, fundamentado en el ideal democrático y en la
vez el mismo impulso, si no se hace de todas partes lo dignidad moral del hombre al luchar por la libertad. “A nues-
tras fuerzas se les tratará de manera que se vaya fomentando
376 ~~UAWO DEL CEKIRO DE ESTUDIOS M.~TI~OS
-___ ~fqum10 DEL CEWHU3 DE ESTVDIOS MMTIANOS 377
sn ellas, a la vez, la disciplina estricta y el decoro de hombres, estético, etc., sino también militar, que en él hay un cuerpo
que es el que da fuerza y razón al soldado de la Libertad pars de concepciones teóricas sobre la guerra Y el ejército en corrcs-
pelear” C’Circular”, O.C., t. 4, p, 141). pendencia con el contexto socio-histórico que enfrentó, el Cual
11 los principios organizativos unía Martí 10s principios políticos tiene una vigencia y significación extraordinarias para la pro-
sociales de construcción del ejército. Estos debían garantizar blemática de la liberación nacional Contemporánea.
loS rasgos característicos del ejército combatiente por el ideal ~~~~ concepciones teórico-militares están presentes en el peri-
democrático-revolucionario y antimperialista que él concibió, samiento y la obra de Martí y constituyen parte esencial de su
Así planteaba ante la tarea de fundación del ejército los phn- demOcratismo-revOluciOnariO. Expresión de ello son sus Pala-
tipios siguientes: bras cuando planteó en el discurso del 10 de octubre de. 18%):
“~1 politice de razón es vencido, en los tiempos de acción, Por
-La educación de los combatientes y de los oficiales en el político de acción; vencido y despreciado, 0 usado como meI.
el espiritu de fidelidad sin límites al gobierno de Ia re- instmento y cómplice, a menos que, a la hora de montar, 1~’
pública en armas, representante del pueblo en armas ! se eche la razón al frente, y monte. iLa razón, Si quiere guial-:
del ideal democrático-revolucionario.
tiene que entrar en la caballería! y morir, para que la resPeteI
-El fortalecimiento sistemático y constante de la unidad. los que saben morir” (O.C., t. 4, p. 252).
La prédica unitaria que dio lugar al surgimiento y des-
arrollo del Partido Revolu,cionario Cubano, tiene una
connotación estratégica en el proyecto revolucionario
martiano. La unidad hizo posible el reinicio de la guerra
y, con ella, el resurgir del ejército mambí. Ahora debía
ser factor de fortalecimiento y desarrollo del mismo,
puesto que para Martí el ejército era el pueblo en armas.
-El fortalecimiento constante del espíritu latinoameeca-
nista e internacionalista con que surgió. El ejército, en
fin de cuentas, era un producto genuino del partido
que se fundó para la independencia de Cuba y Puerto
Rico. Pero, además, era un ejército de una revolución
que, en última instancia, pretendía impedir la domina-
ción imperialista en América,
-La realización de un trabajo político sistemático en las
filas del ejército a partir de estos principios político-
sociales que debían constituir su basamento ideológico.
En este sentido Martí indicaba en la “Circular política
de la guerra”: “No se perderá ocasión para explkarles
en arengas y conversaciones, el espíritu fraternal de la
guerra; los beneficios que el cubano obtendrá con la
Independencia, y la incapacidad de España para mejo-
rar la condición de Cuba y para vencernos” (o.c., t. 4,
p. 141).
La
esencia filosófica
;ì\-anzando así progresivamente hacia una interpretación cien-
del pensamiento tífica del desarrollo socio-histórico. Esta es la etapa en la que
1Iartí evolutivamente adopta las posiciones más radicaltis d<l
democrático-revolucionario pensamiento
tal periodización
democrático-revolucionario.
en cl contenido
Lo obstanrc,
del pensamiento
al ha¿c%r
filosófico,
cs imprescindible recordar las palabras del compañero Car1o.s
de José Martí Rafael Rodríguez en su trabajo “Martí, guía de su tiempo :’
anticipador del nuestro”: “nadie más fue m5s hijo de SLI mo-
ADALBERTO RONDA VARONA mento, más expresivo de su clase, más apegado a los modo>
- ~__- -~-- dc su día, que José Martí. De esa fidelidad extrae su grand:7a
de líder. Y ella determina, también, las limitaciones que sería
IA ?latnforwa Psogramática del Partido Conzunista de Cuba, reprobable encubrir” (Anuario del Cellrro de Estudios Mar-titr-
:1nwbada en su Primer Congreso, planteó: nos, La Habana, n. 1, 1978, p. 311). Lo que implica que sc
combinen dialécticamente en el análisis los principios del del-
José Martí, que fue el guía y organizador de la nueva gue-
sarrollo y del enfoque histórico-concreto.
rra emancipadora, dedicó sus primeros esfuerzos a unir
a todas las clases y sectores interesados en el propósito José Martí, que no fue marxista, no desconoció a Marx. Con
nacional liberador. Agrupó a los cubanos en la emigración, sus convicciones socio-políticas, que expresaban sobre todo la
organizó el primer partido revolucionario de Cuba para situación concreta de su país, enjuició críticamente los mé!o-
la lucha por la independencia y por una república demo- dos marxistas relativos a la lucha de clases. Sin embargo, en
crática y elaboró un arsenal de ideas avanzadas que ha- más de una ocasión elogió calurosamente la calidad humana
bría de servir de bandera no sólo a los revolwcionarios de de Marx y la grandeza de la obra revolucionaria que se pro-
la época, sino también de las generaciones posteriores ponía realizar. Así, a raíz de la muerte del fundador del socia-
[Plataforma. . . , La Habana, Departamento de Orientación lismo científko, en 1883, exclamó públicamente:
Revolucionaria, 1976, p. 71.
Karl Marx estudió los modos de asentar al mundo sobre
En este sentido puede afirmarse, que el pensamiento y la nuevas bases, y despertó a los dormidos, y les enseñó el
acción de José Martí representan la culminación del ideario modo de echar a tierra los puntales rotos. Pero anduvo de
rìk :Trorjresis!a y radical de Cuba y de la América hispana en prisa, y un tanto en la sombra, sin ver que no nacen via-
el siglo XIX, y a la vez el inicio de una nueva etapa en la re- bles, ni de seno del pueblo en la historia, ni de seno de
volución de la ideología democrático-revolucionaria, que pa- mujer en el hogar, los hijos que no han tenido gestación
sando las fronteras de su siglo y de su patria, se proyectó a natural y laboriosa. Aquí están buenos amigos de Karl
la época contemporánea, en la que tienen lugar, junto a las Marx, que no fue sólo movedor titánico de las cóleras de
revoluciones proletarias, las revolwiones nacional-liberadoras los trabajadores europeos, sino veedor profundo de la ra-
de profundo contenido antimperialista y popular. zón de las miserias humanas, y en los destinos de los
Precisamente, en este trabajo nos proponemos analizar, aun- hombres, y hombre comido del ansia de hacer bien. Él
que brevemente, la esencia filosófica del pensamiento demo- veía en todo lo que en sí propio llevaba: rebeldía, camino
cráticcîrevolucionario de José Martí. La filosofía de José Mar- a lo alto, 1ucha.l
tí en su desarrollo progresivo tuvo dos etapas fundamentales:
A pesar del reconocimiento hecho por Martí de las condicio-
la primera transcurrió desde 1869 hasta 1881, y la segunda
nes humanas y revolucionarias de Marx y a su titánica obra,
considerada de madurez filosófica, desde 1882 hasta 1895. Er;
todo parece indicar, por lo que se conoce hasta ahora, que
la segunda etapa de la evolución de su filosofía se produce
Martí no conoció la filosofía del hombre que “estudió los mo-
un proceso de objetivización noseológica en la interpretación
de los fenómenos y procesos naturales y sociales, sobre todo dos de asentar el mundo sobre nuevas bases”: el materialismo
dialéctico e histórico. Verdaderamente, las concepciones filo-
de los últimos. AdemAs, se enriquecen los elementos de mate-
sóficas de José Martí fueron predominantemente idealistas
rialismo en su concepción del mundo, unido esto a la profun-
dixación en el enfoque dialéctico de los diversos problemas 1 Jose Martí: “Carta de Martí”, Obras compfctas, La Habana, Edito1i.d Nacionnl dL
políticos y sociales que ocuparon su atención en este período; Cuba, 1963.1965, t. 9, p. 388. (En lo adelante, la cita? Peferentes 3 la obra de Jos:
Martl, se remitirán a la mencionada edición, de sus Obras completos. N. de la R.)
380 ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTI~OS .~ ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 381
Pero a pesar de ello, no es posible valorar correctamente la b) el carácter social de su portador material, lo que de-
esencia de su pensamiento filosófico si no se tiene en cuenta penderá ante todo de los objetivos e intereses que
que: defiendan las clases sociales o grupos humanos que
lo asimilen como arma espiritual;
4 en la evolución de la filosofía de Martí aparecen y se 4 la existencia de una determinada correspondencia del
desarrollan puntos de vista materialistas en diversas contenido ideológico con la tendencia del progreso
esferas de su concepción del mundo. social;
la pktica revolucionaria de José Martí alcanza todo ch) las condiciones histórico-concretas, objetivas y sub-
su significado histórico sólo a la luz de la filosofía de jetivas, en que se origina y desarrolla el contenido
Marx, Engels y Lenin. ideológico.
La eficacia histórica de un contenido ideológico no se realiza
Independientemente de la compleja composición teórica del por su propio fundamento científico independientemente de
pensamiento filosófico de José Martí, puede afirmarse que la las condiciones concretas en las que se convertirá en realidad
esencia filosófica de la concepción del mundo del HCroe Na- su posibilidad revolucionaria. La condicionalidad histórica es
cional de Cuba, en la etapa en que su pensamiento socio-polí- de gran importancia; para ello, al valorar la eficacia histórica
tico es expresión del ideario democrático-revolucionario más como medida de la función social de determinado contenido
radical, consiste en una interpretación idealista de la relación -si se desea ser objetivo-, es imprescindible la
ideológico
existente entre el ser y el pensar -principalmente idealista utilización del principio marxista-leninista del enfoque histó-
objetivo- en la que se observa una insistente tendencia a rico-concreto. Una muestra particular es el caso de la influen-
aumentar los elementos del materialismo, ya presentes en su cia del positivismo en José Martí, sobre todo en su etapa de
interpretación del mundo desde la primera etapa de su evolu- madurez filosófica, es decir, de 1882 a 1895.
ción, sin que por esto se produzca la ruptura total con la ca-
lidad filosófica definida. Es cierto que el positivismo, desde que surgió, en la primera
mitad del siglo XIX en Europa, representó en la filosofía y en
El contenido filosófico del pensamiento democrático-revolu- la sociología una imagen anticientífica y reaccionaria de los
cionario del Maestro, estimulado por su propia personalidad, intereses objetivos de la burguesía explotadora, que trataba
y condicionado histórkamente por la situación económica, de dar una visión ideológica del capitalismo, que encllbrin Ir!
politica, cultural y social en general de Cuba en la segunda esencia de sus verdaderas contradicciones. Acción ideológica
mitad del siglo XIX, desprende un mensaje emancipador, que que intentaba sustentarse en el avance extraordinario que se
se fortalece bajo la influencia de la asimilación de importan- estaba dando en las ciencias particulares, la técnica y la in-
tes logros de las ciencias naturales y sobre todo, como dijera dustria.
Marx en sus “Tesis sobre Feuerbach”, de la “actuación revo-
El positivismo de Augusto Comte, Herbert Spencer, y otros
lucionaria, práctico-crítica”, constituyendo así la filosofía de representantes de esa con8cepción idealista subjetiva del mun-
Marti el fundamento de una actitud profundamente optimista
do, también se hizo sentir en América y de forma especial en
y progresiva ante las posibilidades reales del hombre en su
la parte sur del Continente, en la que no pocas veces se levan-
actividad cognoscitiva y de transformación revolucionaria.
taron para alabar los esquemas de desarrollo económico, y sus
Aquí conviene introducir una digresión teórica importante.
mecanismos internos propuestos en Europa y los Estados Uni-
La eficacia histórica de determinado contenido ideológico de- dos de Norteamérica. Específicamente en Cuba, las concepcio-
pende en gran medida de sus fundamentos científicos, aunque nes positivistas fueron asimiladas parcialmente y bajo un pris-
no se puede reducir a estos. En el análisis de la función social ma ajeno a las consideraciones válidas en las circunstancias
que puede desempeñar un contenido ideológico debe tenerse europeas de mediados del siglo XIX. En la patria de Martí, con
en cuenta también otros aspectos: sus estructuras económicas y sociales distintas en gran medi-
da a las existentes en Europa y, sobre todo, por el atraso
científico y cultural, diversos puntos de vista del positivismo
a) las particularidades del contenido ideológico en cuan- significaban un paso adelante en el pensamiento y una mues-
to a esencia, composición, tendencia de desarrollo, tra de las ansias de saber y de progreso en contra del idea-
etcétera; lismo absoluto y la metafísica.
AKUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS td4RTIANOS 383
Martí, es el elemento activo, ordenador y eterno, que los que han vivido bien, ni para los que les conocían de cerca
cuando el cuerpo cansado ya abandona el mundo de las virtudes. Morir es seguir viaje” (“En casa”, O.C., t. 5, p-
los seres I.ivos, se rencuentra con el ser encamaclun 464) .
del todo universal. En este sentido dice: “la vida hu-
mana no es toda la vida” (“El Poema de2 Nicígara”. Es fácil comprender que talcs considcracioncs martianas en-
O.C., t. 7, p. 236). Martí consideraba que la vida no SC troncan directamente con determinados aspectos del espiri-
podía limitar a la existencia en la tierra, sino que esta tualismo. Es verdad que el espiritualismo -al igual que Alar-
se proyecta y realiza en el alma extrahumana que existe tí-, reconoce la inmortalidad del alma y la existencia limi-
como torrente inigualable. En este sentido es aconse- tada del cuerpo en el tiempo y el espacio. Sin embargo, Martí,
jable hacer una aclaración. a diferencia del espiritualismo, opina que, el alma o espíritu
humano es parte de la naturaleza. Es uno dc los clemente-
El espiritualismo es un componente necesario de toda la filo- básicos del ser humano, por cierto, lo esencial y rector. La
sofía idealista, independientemente de su forma histórica. El creencia martiana de la existencia del espíritu no se basa en
idealismo filosófico de Martí también está marcado por e!c- la contraposición de este y la materia. Todo lo contrario, pre-
mentos de espiritualismo. Sin embargo, no debe considerarse supone su coexistencia e interrelación natural y por tanto
a Martí como un espiritualista clásico. Sobre todo si el len- panteística.
guaje teórico que utilizamos es el de la filosofía de Marx,
Engels y Lenin. Pero la distancia entre Martí y el espiritualismo se acentúa
en otros elementos más. En todas sus formas, el espiritualismo
El espiritualismo está presente en la filosofía martiana en la tiene en común algunas tesis fundamentales. Entre ellas se
medida en que el hombre de Dos Ríos se adhiere a la doctrina destacan las siguientes:
del separatismo del alma, cuestión esta que se aprecia sin
muchas dificultades en sus múltiples trabajos literarios y pe- 1) Niega la existencia de la realidad objetiva, dei “mundo
riodísticos. externo” independientemente de la corkencia. Directa
En el Cuaderno de apmtes número uno, Martí escribe: “el o indirectamente reduce toda realidad material a ob-
alma post-existe y si post-existe, y no nacemos iguales, pre- jeto inmediato de la conciencia.
existe, ha pasado por distintas formas” (O.C., t. 21, p. 43).
2) Se haya estrechamente ligado a la religión y al misti-
Bajo la misma orientación filosófica que la del fragmento an- cismo, así como al espiritismo y reconoce abiertamen-
terior -en el Cuaderno de apwztes número ocho, escrito entre te que no tiene nada de común con la ciencia.
los años 1880 y 1882-, seííala:
3) Considera que en la conciencia se encuer,tran los datos
allá en otros mundos, en tierras anteriores, e!l que firme- adecuados para la “construcción” di: la naturaleza y
mente creo, como creo en las tierras venideras, -porque la sociedad, así como los elementos fundamentales para
de aquellas tenemos la intuición pasmosa que puesto que llegar a Dios o a un principio divino en particular,
es conocimiento previo de la vida revela vida previa- y
a estas hemos de llevar este exceso de ardor de pensa- 4) La defensa de la tradición y de las instituciones en las
miento, inempleada fuerza, incumplidas ansias y descon- cuales encarna, ya que la tradición es interpretada como
soladoras energías con que salimos de esta vida; -allá, en la manifestación en el “mundo humano” del “priwipio
tierras anteriores, he debido cometer para con la que fue divino”, que se revela en la conciencia. Esto conduce
entonces mi patria alguna falta- grave, por cuanto está al conservadurismo político, a llamar a los hombres a
siendo desde que vivo mi castigo, vivir perpetuamente renunciar a los bienes terrenales y a poner fin a sus
luchas por el mejoramiento de la vida sobre la tierra.
desterrado de mi natural país, que no sé donde está [O.C.,
t. 21, p. 2461. Los elementos de espiritualismo contenidos en el ideario fiko-
También en esa misma línea de pensamiento y refiriéndose a sófico de Martí no son suficientes para emparen:al.lo con re-
Joaquín Baralt y Celis y a Rodrigo Ponce de Léon, plantea en presentantes de esa doctrina religioso-idealista y anticientífica
1895: “De la estación de la vida acaban de salir, allá en tierra como Cousin, Maine de Biran, H. Bergson y otros.
de Cuba, dos cubanos que tienen larga y fiel familia en Nueva A Martí le es ajena la idea de la construcción mental de fa
York”. Luego continúa: “La muerte no debe ser penosa para naturaleza y la sociedad. Además, para él los fenómenos tan-
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 387
gibles -entitindai;c materiales- existen independientemente no es la toma de conciencia del sujete. de la existencia de la
de la conciencia !- son l-ef!tijados ~OI- cl hombre. idea enajenada, como opinaba Hegel.
Por otra parte, c! :~moï 7, c ja sabid:iií4 científiCa, Cl reconoci- Según Martí, “no hay nada más útil que deseai- cwocer la for-
miento del ndp;i p3si:ix.o ClL:c‘ Cl c’rr:l::peña nzre. el hombre 1:~ mación de nuestro mundo, >- sus cambios y épocas, y las rela-
labor inyesl;gatiya 3’ ~i descubrimiento de Ias causas y leyes, ciones de !cls objetos que lo pueblan, y la transformación de
que rigen a 103 fenómenos natur-ales, su actitud r?nticlericahsta unos y otros, que es tan ordenada y maravillosa” (O.C., t. 23,
y el rechazo a toda forma de religiGn establecida, como ins- p. 267). Dice, además, que “conocer las causas posibles, y usar
iitución v como reflejo fantástico de las relaciones entre los los medios libres y correctos para investigar Ias no conocidas,
hombres-y la naturale/ía y entre los propios hombres, separan cs ser fil:jsofrJ” (“Juicios”, O.C., t. 19, p. 362).
a Martí del misticismo religioso absoluto y del agnosticismo En Martí está bien clara la idea de que el h>mbrc- asimila
anticientífico del espiritualismo. teóricamente el objeto, lo refleja subjetivamente, idealmente,
pero que a la vez existe una diferencia de principio entre el
El espiritualismo postula el conservadurismo político y la
reflejo y lo reflejado. Martí opina que el objeto exterior existe
resignación espiritual ante el “castigo terrenal”, como expre-
independientemente del conocimiento y que es anterior a este.
sión de la voluntad divina y única vía de lograr “el bienestar
“El sujeto”, dice Martí, “no puede pensar sin que existiese
celestial”. Martí fue cl fundador y dirigente máximo de un
antes la cosa sobre la que piensa. La cosa pensada es una
partido político, organizado en torno a un programa social y y anterior: el pensamiento del sujeto sobre ella es posterior
político que interpretaba las aspiraciones históricas de las fuer- y otra: he aquí la dualidad inevitable que destruye la imposible
zas patrióticas en la segunda mitad del siglo XIX en Cuba.
Identidad” (Cuadernos de npurltes, O.C., t. 21, p. 57).
Aspiraciones que giraban alrededor de la revolución y la crea-
ción de una nueva república. Revolución v república que eran Pero, además, criticando a Balmes, que opinaba que la certeza
un no radical al autonomismo, al anexiol;ismo, a la dependen- se forma sin actos reflejos Martí decía: “la vista o el tacto o
cia colonial y a todo intento de negar la realización progresi- nuestra inteligencia nos dan la inmediata seguridad en la ver-
vamentc social del pueblo de Cuba. El hombic: que hizo de la dad de lo que inmediatamente vemos a nuestro lado, y conce-
patria motivo de “agonía y deber”, convirtió su idealismo fi- bimos, y tocamos” (C ua d elnos
. de nptiiztes, O.C., t. 21, p. 5q).
losófico, cargado de un sentimiento moral, en un arma de lu- “Los sentidos nos trasmiten las sensaciones. Las sensaciones
cha y no de resignación. son producidas por los objetos exteriores” (Cuaciernos de
En Martí la religiosidad 210 es acatamiento ciego de la volun- apuntes, O.C., t. 21, p. 53). Es indiscutible que tales enuncia-
tad divina. Adquiere así el “sacrificio” del hombre, el simbG- dos son claras expresiones de elementos de materialismo en
lico lcarácter de la lucha por cl bienestar general. la interpretación martiana sobre la relación noseológica entre
el sujeto y el objeto.
La tendencia al aumento do elementos de materialismo, que R.ecordemos a V. 1. Lenin cuando en su obra político-filosófica
se manifiesta en la etapa de 1882 a 1895, tiene sus anteceden- Materinlismo y empiriocriticistrlo, afirmaba: “Así, pues, la teo-
tes teóricos en la primera etapa de la evolución de la filosofí:i ría materialista, la teoría de la reflexión de los objetos por el
de Martí. pensamiento está aquí expuesta con la más completa claridad:
Las reflcyiones de Marti acerca de la relación noseolhgica entl~ fuera de nosotros existen cosas. Nuestras percepciones y re-
el sujeto y el objeto, sobre todo en lo que respecta al princ.ipio presentaciones son imágenes, de las cosas”. (Obras completas,
de la cognoscibilidad dei mundo, la diferencia entre el reflejo Buenos Aires, Ed. Cartago, 1960, t. XIV, p. 108-109).
v lo reflejado, el punto de origen del conocimiento, muestran La realidad, que es dada al hombre por sus sensaciones, ocupa
ía existencia de una concepción permeada por criterios mate- un lugar muy importante en la concepción martiana de la na-
rialistas. turaleza, es una de las partes indispensables de ella. Para el
JOsé Martí reconoce la posibilidad real del sujeto para cono- Maestro, la naturaleza no es, como para Hegel, ulia forma de
cer el objeto. Se ubica al lado de aquellos que solucionan fa- existencia del espíritu, o sea, la idea absoluta enajenada. Tam-
vorablemente el segundo aspecto del problema cardinal de la poco es comparable su concepción con la de Mac-h, quien afir-
filosofía. Sin embargo, no hizo como Hegel y otros filósofos maba que la naturaleza es el complejo de sensaciones de un
idealistas. Martí opina que el conocimiento debe proporcionar sujeto. La concepción martiana de la naturaleza 112 coincide
al hombre las leyes de las cosas, de la naturaleza, y, por tanto, con la del materialismo, pues, “concebir materialistamente la
ANUARIO DEL CEKTRO DE ESTUDIOS M4RTIANOS
388 ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 389
supremo, sino que se limita a enseñar que obra por leyes na-
turales y no por milagros. No ataca su existencia, sino que ob-
serva que es distinta su manera de obrar de la que se venía
creyendo” (“Libros 5ue1.o~” O.C., t. 13, p. 443).
Pero es más, llega n afirmar qu t’ Só!cJ obser\.ando los postula-
dos científicos de la íeoría de la evo!uc;&, se podrá desentra-
ñar la confusión que aún ofrecía, wgún su criterio, la forma-
ción de la vida. Así escribió:
pero la biología no resolver3 los problemas, ni desvanzce- “Los genios”, di,jo Raúl Roa, “obedecen iambiGl1 ;: las Ii,!eh
rá la confusión que aún ofrece la formación de la vida, si inexorables del espacio >. cl tiempo y mientras más de su iris-
no busca la respuesta a sus preguntas por las vías que tanfc y de su medio sea el poeta, el pensador o cl revolucitina-
derivan de la teoría de la Evolución: que con nombre más ric. más dilatada resonancia tendrán su acento, su mensaje o
comprensivo y seguro, aunque no tan aparentemente cla- su conducta en la historia” (“Rescate y proyección de Martí”,
ro, pudiera llamarse, por lo universal de la vida, en esencia Siere eufoqnes marxistas sobre José Murtí, La Habana, Ed.
idéntica y varias formas armónicas, la teoría de la expan- Política v Centro de Estudios Martianos, 1978, p. 22-23). La
sión análoga [“Las leyes de la herencia”, O.C., t. 13, p. maduración teórica de Martí y su actividad revolucionaria
4261. constituyeron el fundamento de una concepción del mundo,
que en su desarrollo fue cada vez más un reflejo exaclo de
Los conocimientos científico-naturales, analizados, asimilados
la realidad, fue una imagen fiel de su mundo, en SLI época, de
y comentados por José Martí, favorecieron la evolución de su ahj su perdurabilidad histórica. El realismo político de José
pensamiento filosófico -núcleo de su concepción del mundo-, Martí tiene su explkación en la unidad indisoluble que existe
sobre la base del fortalecimiento de criterios que se acercaban entre su pensamiento y su acción. Carlos Marx apuntb diáfa-
paulatinamente a los postulados del materialismo. Pero, ade-
namente que, “la vida social es, en esencia, práctica. Todos
más, al profundizar en problemas tan complejos como los del los misterios que descarrían la teoría hacia el misticismo, cn-
origen de la vida y del hombre, y los procesos de su desarrollo cuentran su solución racional en la práctica humana y ?n la
cualitativo, su interpretación del mundo se hizo más comple- comprensión de esta pktica” (ob. cit., p. 403). Martí com-
ta. Tales conocimientos adquirieron su significado metodoló- pTcndió las complejas condiciones v las P‘rigencias histórica;
gico, convirtiéndose en instrumento para la comprensión de de la práctica humana :.evo!ucionaris. y bajo 1~ influencirì dc-
la diversidad fenoménica de la naturaleza y la sociedad, del terminante de esta actncí, concientc, como dijera él mkmo de
carácter concatenado e histórico de ellos. Se hizo más dialéc-
que, “confiar en lo que no se conoce no mejora mundos, sino
tico su pensamiento. trabajar en ello“ (“Cartas de Martí”, 0.C.. t. 9, 13. 464).
Con una concepción objetiva y flexible, Jos6 Martí interpretó
las necesidades históricas de su pueblo; penetró profunda-
mente en los aspectos esenciales de la guerra de liberación na-
cional, que darían la independencia política a su patria; en los
factores objetivos y subjetivos que posibilitarían el kxito de la
misma; en las experiencias combativas y políticas de la guerra
anterior; en el papel determinante de las masas populares en
la realización de la historia; en los vínculos existentes entre
la economía y la política y entre esta última y la guerra: en
los nexos existentes entre la economía y la vida espiritual de
la humanidad, y, sobre todo, en la actitud agresiva del impe-
rialismo norteamericano y la tendencia a su actuación expan-
sionista en el Continente. Con conocimiento de causa actu&
por hacer realidad el objetivo fundamental de su obra revolu-
cionaria, la que le dio sentido a su vida: el lopro de la indc-
pendencia de Cuba y la creación de una república justa y dc-
ANUARIO DEL CENTRO DB ESTUDIOS MARTIANOS -
392 ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
393
DEL IX SEMINARIO NACIONAL JUVENIL
DE ESTUDIOS MARTIANOS
Esta labor, cuya culminación ha tenido lugar en este IX Semi-
nario, en modo alguno puede quedar aquí concluida, sino debe
ccristituir un nuevo punto de partida para continuar profun-
dizando en la temática escogida. El seminario de estudios
Discurso de clausura martianos,
diferentes
ustedes lo saben, es una actividad
fechas de celebración
que, si bien tiene
en los distintos niveles, no
recesa en todo el año. Su esencia, radica, precisamente, en
FERNANDO VECINO ALEGRET que los integrantes de cada equipo estudien, sistemática y
constantemente, la obra martiana. En esto se encuentra, sin
duda, la importancia, la utilidad y la trascendencia de este
fructífero movimiento.
La celebración del Seminario Nacional Juvenil de Estudios En los ya lejanos años de la década del veinte, la aguda visión
Martianos se ha convertido ya, nos complace comprobarlo, en política de Julio Antonio Mella, le hizo escribir:
una hermosa tradición de nuestro país en relación con el es-
tudio de la vida y de la obra fecunda de nuestro Héroe Na- Hace ya mucho tiempo que llevo en el pensamiento un li-
cional, y el propio hecho de que haya devenido un fuerte mo- bro sobre José Martí, libro que anhelaría poner en letras
vimiento de masas es palpable demostración de la vigencia de imprenta [ . . . ] Tanto lo he pensado, tanto lo he amado,
del pensamiento de José Martí y del infinito amor con que que me parece un viejo libro leído en la adolescencia
nuestro pueblo revolucionario recuerda, venera y hace realidad [ . . . ] De todas maneras este libro se hará. Es una nece-
el ideario de sus héroes. sidad, no ya un deber para con la época. Lo hará esta
pluma en una prisión, sobre la puerta de un barco, en el
El acto de hoy, en que clausuramos este noveno Seminario, vagón de tercera de un ferrocarril, o en la cama de un
dedicado a saludar el Segundo Congreso de nuestro Partido, hospital, convalesciente de cualquier enfermedad [ . . .1
nos ofrece ocasión propicia para expresar algunas ideas en tor- U otro hará el libro, cualquiera de mis compañeros, her-
no a esta importante actividad. manos en ideales, más hecho para el estudio que para la
acción, Pero hay que afirmarlo definitivamente, el libro
En realidad, si medimos la importancia de los seminarios ju- se hará. . . Es necesario que se haga. Es imprescindible
veniles de estudios martianos en función del tiempo transcu- que una voz de la nueva generación, libre de prejuicios,
rrido desde la celebración del primero -hace apenas nueve y compenetrada con la clase revolucionaria de hoy, escri-
años- puede parecer, a primera vista, que este lapso no es bra este libro [ . . . ]
suficiente para medir la historia de un movimiento politico-
cultural. Si, en cambio, se analizan sus resultados, se observa Mella no llegó a escribir este libro; sin embargo, a los revolu-
que el Seminario es ya una realidad sin precedentes en la vida cionarios de hoy, compañeros, nos complace el hecho de que,
cultural de nuestra patria y que merece toda nuestra atención, se ha escrito no uno, sino muchos libros sobre Martí. Nos llena
respeto y apoyo por las infinitas posibilidades que este movi- de satisfacción comprobar que, sobre todo después del triun-
miento encierra para la educación política, moral y estética de fo de la Revolución, se ha estudiado a Martí y se ha escrito
nuestra juventud. Sirva como muestra de ello el hecho de que sobre Martí para darle su real y profunda dimensión histórica.
Es necesario continuar estudiándolo en las distintas facetas
este año la impresionante cifra de 78 305 jóvenes a todo lo
de su pensamiento y sentirse siempre inconformes con el ni-
largo y ancho del país, organizados en 12 165 equipos de es- vel de los conocimientos que se vayan adquiriendo con rela-
tudio, han estado enfrascados en el análisis de distintos aspec- ción a él. Esta necesidad está dada, fundamentalmente, por
tos de la vida, la obra y la significación histórica de José Martí. la actualidad revolucionaria que mantiene y por su tremenda
El propio Martí escribió en una ocasión que “se afirma un fuerza ideológica.
pueblo que honra a sus héroes”. Y la labor que ustedes han
realizado estudiando a Martí, seguramente ha contribuido a Como todos ustedes conocen, Martí no es, para los revolucio-
afirmar en cada uno el sentimiento patriótico y la visión inter- narios cubanos, una simple veneración teórica, ni se le estudia
nacionalista, como jóvenes herederos del pensamiento mar- tampoco por una simple motivación intelectual. La obra del
tiano. Maestro es, ante todo, un inagotable arsenal de ideas, una
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~--.- .--~ ~~~ - ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTUVOS
395
sólida fuerza revolucionaria para la lucha que desarrollamos ver:irse cn hermosa esperanza para la humanidad que aún vive
cada día, un pilar fundamental en el que se asienta nue>tro bajo la terrible explotación capitalista; la vigencia de su pen-
sistema nacional de educación. samiento y de su obra lo hace así alcanzar una dimensión uni-
le]-sal, a la par que su trascendencia histórica lo convierte en
Se ha dicho, con razón, que Martí cs parte de la llistoria de! entrañable compañero de acción para los hombres de hoy. No
pensamiento social más avanzado de su época en este Coílii- q;~remos decir, con ello, que intentamos situar a Martí dentro
nente y uno de sus más grandes genios políticos, el que toda- de las ideas socialistas. Del estudio de su ideario y de sus con-
vía puede considerarse en función de guía permanente de Io< cepciones sociales, se desprende que José Martí no fue un
pueblos de nuestra América. Martí ha estado y está preseatc marxista, lo que ya ha sido apuntado en reiteradas ocasiones.
en todos los momentos de nuestra Revolución, a lo largo de Precisamente su extraordinaria significación histórica radica
su desarrollo histórico. Desde el inicio de nuestro proceso ha er: que, sin ser socialista, se proyectó en su praxis política,
estado presente su pensamiento revolucionario. En su histó- tiZtndo respuesta a los problemas de su tiempo. Por ello, a un
rico alegado La historia me absolverá, el propio compañero enjuiciamiento sereno y certero no puede escapar el hecho de
Fidel lo señala como “el autor intelectual del Moncada” y cita que él es, sin duda, un precursor del ideario socialista de la
en diversas ocasiones las palabras del Maestro. Porque la Re- Revolución Cubana, papel que le viene dado por el contenido
volución Cubana, ustedes lo saben, es una sola, desde que la de sus ideas y por la esencia de su pensamiento político.
inició Carlos Manuel de Céspedes en La Demajagua, hace ua
más de cien años, que, siguiendo un camino ascendente, ha Es importante destacar, en este sentido, que en Martí existe
sabido estar siempre a la altura de cada momento histórico. una clara y definida toma de posición ideológica y política en
Nos llena de profundo orgullo revolucionario proclamar, hoy conrra del colonialismo y en contra, como señalábamos ante-
que conmemoramos los ciento veintisiete años de SLI natalicio, riorm.ente, de la amenaza que significaba para nuestra Amé-
que el ideario martiano está incorporado a nuestras invirtas rica el creciente poderío de los Estados Unidos. Si bien es
banderas de combate. cierto que Martí no se planteó el problema de Cuba a partir
de la confrontación de clases, sí se proyectó consecuentemen-
Es necesario destacar, por ello, que José Martí da a la gucrt’a tc para dar solución a la problemática fundamental de la lucha
de independencia de Cuba, la tónica de ser la más avanzada anticolonialista y al establecimiento, en la república que él
de las revoluciones democráticas y anticolonialistas de ‘su luchaba por fundar, de una legislación avanzada, puesta verda-
tiempo, hecho dato, en lo fundamental, por la comprensión deramente al servicio de las grandes masas populares. Advier-
de la amenaza que constituía el desarrollo imperialista en los te así, a su amigo y compañero, Carlos Baliño, acerca de que
Estados Unidos y la denuncia del mismo, no ya en el marco la revolución no era la que harían en la manigua, sino la que
nacional, sino también en la esfera internacional. La protun- habría que hacer en la república.
didad del pensamiento revolucionario martiano se qbserva,
la investigación histórica ha demostrado que Martí no pudo
igualmente, en la fe infinita en las capacidades y posiblhdades
abarcar en todas sus facetas el fenómeno imperialista moderno
del pueblo para la lucha inclaudicable; en su acercamiento ,a por la sencilla razón de que en la época en que el Maestro
la clase obrera, puesto de manifiesto en la notable presencia realizó su campaña revolucionaria por la independencia de
obrera en las filas del Partido Revolucionario Cubano funds-
Cuba y Puerto Rico no estaban definidos totalmente todos los
do como expresan sus Bases, para lograr con el concurso de componentes de esa fase superior y última del capitalismo,
toAos los hombres de buena voluntad, la independencia de que serían analizados en este siglo por Lenin, en quien coin-
Cuba y fomentar y auxiliar la de Puerto Rico. cidieron la genialidad y el método, cuya resultante es el concl
Toda nuestra historia reciente confirma la poderosa herencia cido ensayo El imperialismo, fase superior del capitalismo.
moral y revolucionaria que nos legó el Maestro. De él se pue- Sin arribar a la generalización científica de Lenin -cuestión
de afirmar que fue un verdadero revolucionario, porque fue imposible en las condiciones históricas en que se desewolví?
capaz de estar a la altura de las exigencias de su tiempo, POY- ‘l4ar rí---, ‘iï~~tio Héroe Nacional previó el F%dvcnimiento de!
que fue, también capaz de luchar por la transformación +l fenómeno y el peligro inmediato que ello significaba para las
mundo, porque fue capaz de buscar, mediante la acción pfac- AnGllas y el resto de América. Es decir, que la genialidad polí-
tica concreta, un futuro mejor para SLL pueblo. Esto fue José tica de Martí radica, entre otras cosas, en haberse planteado
Martí, pero fue más aún. La acción transformadora emprendi- la lucha independentista de Cuba, no simplemente como una
da por él trasciende las fronteras de nuestro pueblo, para con- acciún revolucionai-ia de fronteras meramente nacionales, sino
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
306 ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
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ligencia le era profundamente querido y cercano el ideario de El estudio de la vida y el pensamiento de Xlartí requiere de
José Martí y- sin duda, la fuerza revolucionaria de Celia, su Inosotros un estudio profundo v permanente de la historia co-
amor por los pobres de la tierra, su incondicional entrega a knial de Cuba y de AmGrica, sin descuida:- tampoco cl estudio
la causa del pueblo, tu\-ieron como fundamento ese idcario. de aspcc;us escxncialzs de la historia dc Ep.t;la !’ <‘(: ¡CJ Estadus
La encontramos, ají, realizando. junto a su padre y a un grupo L’nidos.
dc hacestos martianoi, una visita a la tumba del Maestro, cn EI estudio de la obra del illae\tro demanda de todos nosotros,
c! Cemcnl::rio de Sdi;t&l Ifi ::nia, ei 19 de malc) de 1953, para y de manera especial de ustedes, ,jóvencs investigadores, un
oponer-x, con este gesto sencillo, a los hipócritas honores ofi- nivel cada vez más alto de naest1.n preparación histúrica y
ciales que la tiranía batistiana había organizado a propósito filosófica. Tenemos que armarnos con las herramientas teóri-
del centenario. cas del marxismo-leninismo para poder interpretar adecuada-
mente cada momento de la vida de Martí. De ahí la importan-
Record.\mos a Celia, cn aquella iniciativa de colocar el busto cia de nuestra preparación que debe ser cada 1.c‘~ más sGlida
del Maestro en !a cima mjs alta de Cuba, como símbolo con- y profunda.
trastante de la corrupción moral en que los lacayos del impe-
rialismo yanqui querían sumir a la República. Pensamos en He aquí, compañeros, un principio que debemos aplicamos
ella, en SU hermosa condición de protagonista de una revolu- todos: tenemos que ser mejores marristas-leninirtas para ser
ción que reconoce y hace suyo el pensamiento martiano. Y mejores martianos.
la recordamos, eu este Seminario Juvenil de Estudios Martiu- Pienso, asimismo, que una de las mrjores formas clc: saludar
nos, como custodio de los documentos del Maestro, eztrega- los diez años que cumplen el próximo año los seminarios ju-
dos a ella por el profesor Gonzalo de Quesada, y que consti- veniles de estudios martianos puede ser la de perfeccionar
tuyen un preciado tesoro de nuestro patrimonio nacional. todas las vías y métodos de urientacibn v asesc. ::mieuto cien-
tífico y mstodológico a los equipos de estudios martianos.
Queremos resaltar, en este día, el serio y positivo aporte que
está haciendo el Centro de Estudios Martianos con la publi- Para esto será necesario lograr mayor y mejor participación
cación de valiosos materiales cuyo enfoque constituye una va- desde la base misma, por parte de los profesores de los dife-
liosa orientación para el trabajo con los documentos martia- rentes niveles de educación y, de manera esnecial, los de ia
nos. Estos materiales contienen intervenciones de dirigentes de educación superior en sus respectivos cenkos.
de nuestro Partido y de autorizados investigadores marxistac- A pesar de los logros alcanzados hasta el momento, a pesar
leninistas que esclarecen conceptualmente los aspectos funda- de la creciente vinculación de nuestros jóvenes al estudio de
mentales de enfoque de la personalidad de José Martí. Estos la obra de Martí, no debemos nunca darnos por satisfechos
materiales deben servir de apoyo y de consulta sistemática pa- y es necesario ser más exigentes en el aspecto cualitativo de
ra la labor investigativa de ustedes. este trabajo.
Es muy importante, además, para los jóvenes estudiosos que En otro orden de cosas, y en aras de este interk que despierta
se dan cita en los seminarios juveniles de estudios martianos el estudio de Martí y de la exitosa continuidad de estos semi-
en todos los niveles, el no descuidar el estudio de los compo- narios, consideramos que por todos los que de una forma u
nentes histórico-sociales que son imprescindibles para estudiar otra estamos comprometidos institucionalmente con estos
y comprender a Martí. ES necesario, por ejemplo, estudiar eventos, se debe contribuir por todos los medios a nuestro al-
cance para que se domine con profundidad la metodología
!as características de la época histórica en que vivió Martí, de
orientada por la Comisión Nacional. De la misma forma, de-
las relaciones económicas internacionales, de Ias relaciones de
bemos propiciar que los profesores de los diferentes niveles
producción dominantes, así como las formas y matices que re-
educacionales y los especialistas en la obra martiana se vincu-
+,ten estas en Cuba, en la América Latina y en los Estados
len cada vez más a las labores de los seminarios, como modo
Unidos. De igual forma, urge documentarse acerca de la his-
de lograr un asesoramiento más directo y eficaz a los jóvenes
tol’ia de los procesos políticos que atravesaron los países don-
integrantes de los equipos, que redunde en la superación de
& vj,i~ .-j’ ‘:“,ae<,;rr_); t<>cfo ello sustenkado -desde Iwgo- cn cl
estos.
único mbtodo cicntifico para abordar dicho estudio: ei del ma-
terialismo histórico que, como es sabido, constituye la base Es justo reconocer las valiosas intervenciones que los especia-
metodoiógica pz<a el est-udio de los fenómenos de la sociedad. listas, todos ellos prestigiosos investigadores de la obra mar-
400 ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 401
tiana, han realizado en este IX Seminario, así como la par- tro jefe y guía, el compañero Fidel. Y esta actitud nuestra
ticipación que muchos de ellos, a través de estos nueve años responde, estoy seguro de ello, a la más íntima esencia del
de trabajo, han tenido en las distintas comisiones, en las que pensamiento del Maestro. El quería que la ley primera de
han ofrecido interesantes orientaciones que han contribuido nuestra república fuera el culto de los cubanos a la dignidad
a enriquecer posteriormente los trabajos de investigación. La plena del hombre. Nosotros, los revolucionarios cubanos, po-
experiencia de esta participación constituye, en realidad, un demos afirmar, con la plena dignidad conquistada por la san-
estilo de trabajo que se debe establecer en todos los niveles gre y el sudor de nuestro pueblo admirable, que, como dijo
del Seminario. Es necesario, como una manera de continuar Fidel en el Moncada, traemos en el corazón las doctrinas
elevando la calidad y el rigor de los trabajos, que se utilicen, del Maestro y en el pensamiento las nobles ideas de todos
desde la base misma, en cada municipio, en cada centro docen- los hombres que han defendido la libertad de los pueblos.
te o laboral donde se constituyan los equipos, los mejores
recursos intelectuales de que se disponga. Indudablemente, el En este año, en que todo el país se prepara para celebrar, con
valor del asesoramiento adecuado y de la orientación oportu- inagotable entusiasmo, el Segundo Congreso de nuestro Par-
na radica en que en ellos descansa buena parte de la calidad tido, deben tener ustedes una mayor dedicación a la obra de
de estos eventos, especialmente para aquellos niños y jóvenes, Martí. En las nuevas tareas que nos plantee el Partido, estará
estudiosos y trabajadores que, en número cada vez más cre- presente su legado patriótico; en los nuevos combates frente -a
ciente, tenemos el deber de iniciar en el estudio de la obra de nuestros enemigos estará presente Martí, vivo para siempre
José Martí. Por supuesto que, al hacer estas consideraciones, en la entraña misma de su pueblo; en nuestro diario trabajo
hagamos palpable realidad de este hermoso precepto martia-
.en modo alguno pretendemos que estos estudios se conviertan
no: “;La mejor manera de decir es hacer!”
en algo tan complicado, que ~610 personas de alto nivel cul-
tural o de preparación especializada, sean capaces de realizar- iVIVAN LOS HÉROES Y MhRTIRES DE L.4 PATRIA!
los. De lo que se trata es de garantizar la esencial información
histórica y al correcto enfoque que deben ser requisitos indis- IVIVA NUESTRO GLORIOSO P;\,RTTW COMUNISTA!
pensables para el estudio de las distintas facetas del pensa-
miento y de la acción de nuestro Héroe Nacional. MAFCTf !
j VIVA
No queremos concluir estas palabras sin expresar nuestra
cálida felicitación a cada uno de ustedes, que constituyen la j VIVA FIDEL!
con penerración z.ahorí, que no socialista; una revolución po- Enjuicia, asimismo, Carlos Rafacl
cue3cias y vaciiaciones pru-
no seria e.xcesivo llamar ge- pular “realizada y orientada por Rodríguez las relaciones de Martí
pias de ese grupo social a
!lial, que la lucha que él y factores democráticos del pueblo, con la clase obrera, que fue un
que pertenecían, v enfre,:- innegable tactor en la evolución
sus cumpafieros hablan em- tar la dirección de? proceso sufragada por la clase obrera de
PI-2ndido. no era rr5s que la emigración”. De dar los ele- de las ideas martianas en rela-
revolucionario con un3 fir-
fas<, vencida la cu n!cntos precisos para probar que cl,n con los Estados Unidos, con
una se meza, sagacidrtd y sentido
pwscnxiría otra faena mu- .blartí IlegG todo lo lejos que se la participación popular cI1 13
de 13 táctica, que muy po
podía llegar en las condiciones guerra que preparaba afanosa-
cos dirigentes pequeñobur-
específicas de Cuba, se encarga mente, y aun con las bases de In
gueses han poseido en cual-
era indispensable: pero pre- el autor, y el valor dc los razona- futura república.
quier país y tiempo.
pararnos para impedir que mientos ameritan la larga cita:
ios Estados Unidos la sus- [. . .] Martí no mira el pro-
Repasadas las condicionantes his- blema obrero con la óptica
tituyeran en su predominio, tóricas y clasistas del liderazgo
afianzar una repíi!>lica dis- A fines del siglo XIX, sin regresiva de quien arrima
revolucionario de Martí, el autor haberse constituido toda;Ga sus ascuas a la burguesía
finta a aquellas que las re- analiza ias características de su
voluciones liberndoras en la un centro socialista como y teme, para la futura repú-
ideario: la radicalidad de sus el que surgiría veinte años blica que está creando, el
América hispana habían concepciones, la inteligencia en más tarde, en una isla sin crecimiento de la conciencia
dado paso, constituía la eta- la determinación de la contradic- base industrial, sometida al proletaria, sino que -dej31ì-
pa ulterior dc ese proceso, ción básica de la fase de la libe- ccloniaje más absorbente, dose llevar a veces de un
sin la cual el objetivo de ración nacional que le tocó dki- los planteamientos de Martí ímpetu romhnlico que le
los combatientes criollos gir, y la flecha lanzada al futuro eran de muv hondo calado hace idealizar aspectos dc
quedaría trunco. al comprender que “con sblo revolucionaho, y su progra- la batalla obrera- expresa
arrojar a España de la isla no ma venía a ser el aia radi- su adhesión inequívoca 11.!a
Asimismo demuestra el autor la terminaba la -obra de afianzar la cal del movimiento libera- protesta kurgcnte del l:ro-
unidad dialéctica entre ese carác- independencia” porque un nuevo dor. Exigir igualdad para el letariado norteamericano, y
ter anticipador de! pensamiento peligro se cernía sobre Cuba y negro frente a los esclavis- anuncia para la pairia qui:
martiano y su condici6n de guía sobre Nuestra América: el impe- tas supervivientes, prome- está fundando, una política
exacto y eficaz de su mom&to rialismo norteamericano, que ter tierra a los campesinos asentada en el afkn de s:IL~s-
histórico. Este último elemento Martí veía desarrollarse ante sus y emigrantes a expensas de facer las aspiraciones que
:e la pareja dialéctica lo enfoca ojos. las grandes propiedades él juzga Icgítimas y que
Carlos Rafael Rodríguez a partir los monopolios yanquis dz
inactivas, afirmar el dere-
de la estructuración clasista de No se trata, como a veces cho del pueblo a ejercer la sus días americanos niegan
nuestro país en el siglo x1x y los sucede con los caudillos ex- dirección revolucionaria, abruptamente.
faL,!c:res que inciden en el perfil cepcionales, de un simple era acometer a plenitud las
de Ia revolución independentista atisbo adivinador. En Martí tareas de la revolución de A la excelente lección de tipo
cubana. la idea de que América debe mocráticeburguesa. Lo otro metodológico que ofrece Carlos
precaverse contra la ofen- tendría que realizarlo un Rafael Rodríguez en este ensayo
Aband,:nado [. . .1 el lideraz- siva inminente, es toda una partido de la clase obrera hay que sumar la función de res-
go revolucionario por los teoría política. Revísense con una ideología proletaria cate de la significación martiana
burgueses de finales de si- sus trabajos y cartas sobre y revolucionaria. Sólo cuan- que tuvo en su momento y que
glo,-incapaces de igualar a la Conferencia Monetaria de do aparecieron en el esce- continúa teniendo actualmente.
sus predecesores del 68, Washington y se encontrara, nario histórico los bolchevi-
Cuba se encuentra en una sin necesidad de lupa auxi- ques bajo la jefatura de Como bien indica la nota preli-
situación específica :J casi liar, el cuerpo inicial de esa Lenin y Stalin (en 1905, diez minar del propio autor, el dis-
excepcional. No existe entre doctrina. [. . . ] Ttidr5 verse afios después de morir Mar- curso pronunciado en la Unión
ìlcxsotros , en ese instante, entonces cómo va surgiendo tí), se planteó la tesis de la de Escritores y Artistas de Cuba
una clase obrerF 13 bastan- en él la médula de una pos- hegemonía prcletaria en la en el año 63, es un puente entre
te numerosa y @\ílutinada tura antimperialista confir- revolución democráticebur- el ensayo de diez años antes y
poZ!icamente pk‘u hacerse mada después, frente a cada guesa y su transformación el discurso-conferencia dictado en
caso y sin desvíos ocasio- en revolución socialista, de- la Universidad de La Habana en
cnles. sarrollando, con genialidad 1972. Separados cada uno de ellos
propia de los dos grandes por casi un3 década, la publica-
conductores, las ideas ger- ciijn conjunta de los tres traha-
L’no de los aspectos más impor- minales expuestas por Marx jo; Semuestra varias cosas, entre
t:iiiìr‘s de! ensayo que glosamos y Engels en 1848, cuando las ellas la confirmación de ia juak-
es la c’efkición dei tipo dc re- guerras civiles de Francia za de los planteamientos de Car-
lucibn que propugnaba Martí: ya y Alemania. los Rafael Rodríguez en el ensayo
no liberal burguesa, pero todavfa
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS NARTIANOS EsTuDIos
408 ANUARIO DEL CENTRO DE ~~ARTMNOS
409
del 53, y por tanto, la validez de tenientes era capaz de rea- en el proceso de desarrollo 1 sus concepciones filosóficas y su
la metodología marxista en el lizar, como Carlos Manuel histórico y económico a la ubicación político-ideológica, ca.
analisis de una situación o figu- y los suyos, la hazaña de suerte de los dominadores, racterizada por la comprensión
ra histórica; y la vigencia del ponerle fuego a su propia otra porción, desvinculada de la tarea histórica que le corres-
ideario martiano en las distintas riqueza porque era necesa- del usufructo de las fuerzas pondía y por la previsión del pe-
ctapas de nuestras luchas. rio para lograr la indepen- productivas siquiera como ligro imperialista. Y
dencia de su Dueblo. Tuvo copartícipe lejana, ve la li-
Aunque se “retornan conceptual- Cuba a Fidel. - beración como parte de un cuando José Martí habla de
mente” los planteamientos en tor-
proceso que también le “imperialistas” en la frase
no a Martí presentes en el ante [. . .] los dirigentes de la re- corresponde, y comprende célebre a Manuel Mercado,
rior trabajo, hay en el discurso volución martiana de 1959 que la emancipación es la no lo hace ya sólo en el
del 63 factores de análisis dife comprendieron el momento única capaz de garantizarle tono de quienes hablan del
rentes: el que habla no lo hace en que vivían y entendieron el señorío de su independen- imperialismo de la Roma
ya desde una patria esclavizada, con toda claridad lo que cia como patriotas y el de- del pasado, sino en el tono
sino desde un país que ha entra- José Martí habría entendido sarrollo de su personalidad nuevo de quienes, sin haber
do en la construcción del socia- si hubiera vivido en nuestro dentro de la sociedad en llegado todavía a escudriñar
lismo, y aún puede decir: propio tiempo y no en la que vive. a la manera de Lenin el
Cuba y en la Norteamérica fenómeno, sin embargo se
La Cuba socialista de hoy de finales de siglo. Y de aht dan cuenta de la naturaleza
puede acercarse a José Mar- Y como Martí fue expresión de
que si la revolución de 1959 esencial, de las raíces eco-
esa realidad en su momento, y
ti mirándolo de cerca, no lleva al 26 de julio hacia nómicas del mismo y de las
como la figura a la cual se las vías del 7 de noviembre, como “nos da en su obra el
anuncio de la tarea revoluciona- características de ese nuevo
honra para continuar el si el documento formidable imperialismo, que no actúa
curso de la historia, pero ria de hoy, de la revolución lati-
que es La historia me absol- tan solo por la fuerza de
muy en la lejanía, sino verá desemboca inexorable noamericana que está por hacer”,
Martí “tiene mucho que hacer en las armas, sino que tendrá
como un batallador de nues- mente en el Manifiesto co- la penetración en las econo-
América todavía”, como él mismo
tra propia pelea, como a un nz!cnis?a, La historia me ab- mías como su instrumento
hombre con el cual compar- solverá tenía como origen, dijera de Bolívar.
más adecuado.
timos todavía mucha por- como inicio, el Manifiesto
ción de su ideario, porque de Montecristi. Si en las condiciones del 53, la
tarea develadora de la contempo- El remedio martiano al avance
es un hombre situado en el
raneidad del dictado martiano del mal imperialista por Nuestra
centro mismo de la angus- En el utilísimo discurso-conferen-
cia en la Universidad, que tituló debía priorizar la problemática América: la unidad monolítica y
tia de su patria y de las
“José Martí, contemporáneo y cubana -sin dejar de mencionar activa de los pueblos ante el ene-
esperanzas contemporáneas
compañero”, Carlos Rafael Rodrf- la vinculación del Maestro con migo común, conserva su total ac-
de su pueblo.
Nuestra América-, en la Cuba tualidad. Así lo hace ver C. R. R.,
guez profundiza acertadamente poniendo como ejemplo el llama-
Puede, con la nueva experiencia en algunos planteamientos ante revolucionaria, heredera del lati-
histórica, analizar la continuidad noamericanismo de su Héroe na- do de nuestro otro gran líder
riores y analiza otros que tam-
de la tarea liberadora hasta su cional y que se sabe parte inse- latinoamericano y universal:
bién prueban la contemporanek
última fase, que necesariamente, dad del ideario martiano. parable del continente mestizo,
para que aquella sea auténtica, no es extraño que Carlos Rafael Fidel, en sus varias compa-
debe conducir al Socialismo. Es insoslayable, tanto desde el Rodríguez -sin dejar de recono- recencias núblicas de Chile
punto de vista histórico como cer la actualidad martiana en su -donde nos ha dejado todo
[. . .] la Revolución tenía metodológico, la valoración de la patria- enfoque la vigencia de un proceso de enseñanza de
que hacerse y la Revolución escisión de la pequefia burguesfa los postulados de Martí, desde la estrategia y tácticas revolu-
se hizo, y el pueblo, en el de los países dependientes en perspectiva del resto de la Amé- cionarias que debemos apre-
momento en que cuajaron cuanto a la liberación nacional. rica Latina. surarnos a estudiar- señaló
todas las fuerzas históricas Y esto no sólo para el enfoque los límites inmediatos de la
necesarias para llevar ade- correcto de Martí, sino incluso Para llegar a ello, se refiere con revolución latinoamericana
lante la Revolución, tuvo el para comprender la realidad ao objetiva claridad a los distintos cuando precisó que se tra-
guía que la historia produ- tual de muchos países de Nues aspectos del ideario martiano y taba ahora de unir a todas
ce cuando esas fuerzas es- tra América y del mundo subcle a los factores que inciden en él. las fuerzas de potencialidad
tán cuajadas. Tuvo el pue- sarrollado: Expone el autor las ideas de Mar- revolucionaria en América
blo a un hombre que no tí acerca de las razas, de la clase Latina contra el enemigo
había surgido de la clase En nuestros países coloni- obrera, de la que “supo ver el común, el imperialismo nor-
obrera, que no había surgi- zados ocurre en la zona de papel histórico”, aunque “convie- teamericano. Definió tarn-
do siquiera de la pequeña la pequeña burguesía una ne siempre recordar que esto lo bién estratégicamente las
burguesía, pero que vinien- dualidad histórica: mientras acerca a nuestras posiciones, sin fuerzas coincidentes en esa
do de la clase de los terra- una parte de ella se vincula identificarlo con ellas”. Analiza revolución, incluyendo no
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTIIDIOS MARTIANOS
410 ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS 411
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1977 143 LEWIS, BART L. Sarmiento, Marti and Rodó: three views of the
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331 CALLEJAS, BERNARDO. ¿Qué es una ponencia? Para los equipos nyr T. Portrayal of America in various literatures. Texas, Lu-
Juveniles de Estudios Martianos en la Universidad de La Habana. block, 1978p. 2940)
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na, 1977136 p. (Serie Literatura y Arte) 144 LEYGONIER, JO!%. Nexos martianos con Guanabacoa. (A propb
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133 Academia de Ciencias de la URSS. Instituto General de Historia. 946-. Influencia de Martí en los movimientos revolucionarios CU-
Jo& Martf y la fundación del Partido Revolucionario Cubano. (En banos del siglo xx. (En: México, Universidad Michoacana de San
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Texto en ruso
426 ANIARIO DKI. CLKTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
- __~~.
,4NIJARIO DEL CEYTRO DE ESI-UDIOS M4Rf14NOS 427
-B-
Baños, Pedro Cosme; 53
Benedetti, Mario; 25
Benítez, Maria; 26
Bibliografías; 26, 50
Biografias; 139
Bolívar, Simón; 11, 66
-c-
Cahobob, M. A.; 135
Calderón González, Jorge; 27
ANUARIO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS
428 429
-T-
Teatro - Crítica e Interpretación: 59
Teatro Mexicano - Historia y Critica; 15
Tirado Avilés, Modesto; 128
Tirado García, Modesto; 128
Toledo, Josefina; 104, 105
Toledo Sande, Luis; 106
Torres, Mario; 107
Torres-Cuevas, Eduardo; 108
Torroella, Alfredo; 54, 87, 93
Tres ensayos (Bibliografía Pasiva); 46
Turner Martí, Lidia; 109
-u-
Unamuno, Miguel de: 36
UNESCO. Comisión Nacional Cubana de la UNESCO; 78
Ureña Rib, Pedro R.; 117
-v-
Valdés Marín, Rolando; 110
DE ESTIDIOS MARTIAKOS
fNDICE DE TITULOS
Centenario de la segunda deportacitin del Maestro: 100
149 ponencias en el Seminario Martiano; 90
Colaboración martiana en La Ofrenda de Oro (Notas sobre un artículo
- x - desconocido de José Martí); 59
Marti y el Urugüay; 25
Para luchar, vivo; 95
Martí y Ho Chi Minh, dirigentes anticolonialistas; 137
Para su Patria deben trabajar todos los hombres; 96
hfarti y la educación nacional; 110
Para ubicar a Jost ,Martí; 106
Martí y la formación multilateral y armónica de la personalidad; 109
El Partido Revolucionario Cubano y la guerra; 108
Marti y la guerra necesaria; 51
Cn paseo por la tierra de los anamitas; 5
hlartf y la música; 135
La pasi&? rnnrtiana dc Emilio Roig de Leuchsenring; 22
Martí y la revolución de los humildes; 82
La Patria <<tá lwcha del merito de sus hi.jos; 34
‘Martí y los derechos humanos; 83
Los Pinkerton tras José Martí; 101
Un martiano de la República Democrática Alemana; 126
Una poesía desconocida de José Martí; 123
La más alta lección; 69
Por pentitima vez Martí en Cuba cien afios atrás; 73
hlelchor Ocampo; 15
Ptir qué estfi vivo Martí: 45
Meñique; 10
El precursor de la RevolucMn Cubana: 56
1887: un año clave en la radicalización martiana; 28
Presencia de Martí: 87
El mundo nuevo requiere la escuela nueva; 34
Primer discurso de Marti; 54
La muñeca negra; 10
Principios educacionales martianos en la Plataforma Programática del
-N- Partido; 34
La Puertorriqueña fundadora del primer Club Femenino del Partido
Nexos martianos con Guanabacoa; 144 Revolucionario Cubano; 104
Notas americanas; 15 EI puertorriqUeño Sotero Figueroa, editor del peribdico Patria; 105
[Notas de prensa sobre el VIII Seminario Juvenil de Estudios Mar-
tianos]; 77 -Q-
Notas sobre el margen del antimperialismo martiano; 62
;Qu& es una ponencia?; 131
Notas sobre la personalidad de Martí en México (18X-1876); 40
-R-
Noticias y comentarios; 78
Una novedad en educación pública; 15 Reseñasdeportivas de JosC Martí; 107
Nuestra América; ll, 13 La revelación de Nuestra América; 137
Revista del mercado: 15
-o-
Una rosa, una oruga y un cardo; 80
La obra de Martí no quedó inconclusa; 61 Las ruinas indias; 5
On Education; 14
-s-
Oratoria popular; 15
Sangre sobre la nieve: un reportaje de José Martí sobre la vocación
Otros libros; 84 de los derechos humanos en los Estados Unidos; 21
Otros textos martianos; 15 Sarmiento, Martí y Rodb: three views of the United States in the Latin
American essay; 143
-P-
Selección de lecturas; 10
El Padre Las Casas; 5
Sobre Lucía JerCs; 112
Para leer realmente a Josb Martf; 97
Sobre Ramona, de Helen Hunt Jackson y JosC Martí; 138
-- .-4Xl~.4RIO Dttl. ( ESTRO l)F ESTI DiOS MXRTI 1SOS
443
DISCOS
Poemas de Josk Martí, cantados por Amaury Pérez
Ismaeíillo, cantado por Teresita Fernández