Administrativo I
Administrativo I
Administrativo I
CE
Art. 97. El Gobierno dirigirá la política interior y exterior, la Administración civil y
militar y la defensa del Estado. Además ejercitará el función ejecutiva y la potestad
administrativa de acuerdo con la CE y las leyes.
Art. 103.
1. Las Administraciones públicas sirven con objetividad a los intereses generales y
actúan de acuerdo de acuerdo con los principios de eficacia, jerarquía,
descentralización, desconcentración y coordinación, con pleno sometimiento a la
ley y a la Constitución.
Art.106.
1. Los juzgados y los tribunales controlarán la potestad reglamentaria y la
legalidad de la actuación administrativa.
2. Los particulares que se vean damnificados en sus derechos o en sus bienes por la
actuación de los servicios públicos, tendrán derecho a ser indemnizados.
Art. 2
1. El contenido de la presente ley se aplicará al Sector Público, siendo éste
integrado por la AGE, las Administraciones de las CC. AA., las entidades de
la Administración Local y el Sector Público Institucional.
2. El Sector Público Institucional está compuesto por:
a. Entidades de derecho público dependientes o vinculadas a las
Administraciones Públicas.
b. Entidades de derecho privado dependientes o vinculadas a las
administraciones públicas que en dicho caso se regirán por la
normativa correspondiente, y cuando ejerzan potestades
administrativas
c. Universidades públicas, que se regirán por su normativa específica.
Art. 1. Los juzgados y tribunales conocerán de las pretensiones suscitadas por los
particulares respecto a la actuación de las Administraciones Públicas sujetas a derecho
administrativo, la potestad reglamentaria y los decretos legislativos cuando excedan el
límite de delegación.
- Características
Los organismos públicos (que pueden ser organismos autónomos, agencias estatales,
entidades públicas empresariales, autoridades administrativas independientes,
consorcios, etc.) son creados por las Administraciones Territoriales para una actuación
sectorial o la dispensa de un servicio público concreto, atribuido a la Administración
matriz. Por ello asumen el nombre de instrumentales y la Administración matriz ejerce
sobre ellas una relación de control y tutela. Además se rigen por derecho público
aunque pueden también regirse por derecho privado, y su estructura y régimen jurídico
queda definido en la norma de creación.
Las entidades privadas del sector público (sociedades mercantiles y las fundaciones)
son creadas tanto por las Administraciones Territoriales como por los organismos
públicos. También son entidades instrumentales y la Administración matriz ejercer una
relación de tutela y control, diferenciándose de los organismos públicos en que éstos se
rigen por derecho privado.
Finalmente, las Corporaciones de Derecho Público (Colegios Profesional – Consejo,
Comunidad de Usuarios, etc.) son asociaciones de personas físicas o jurídicas a las que
se les atribuye además de la gestión de sus intereses, la gestión de unos intereses
públicos relacionados con su ámbito. Por ello, se les otorgan una serie de potestades
administrativas y se suscriben a un régimen de derecho público en cuanto a las mismas,
mientras que en su funcionamiento normal se rigen por Derecho Privado.
Si bien es cierto que en la mayoría de las ocasiones la otra parte de las relaciones
jurídico – administrativas suele ser una persona física, la verdad es que la “persona
administrada” puede ser una persona física, jurídica o incluso otra administración. En
cualquier caso lo único que se requiere según el art. 3 LPAC es la capacidad de obrar
para entablar relación con la Administración. Sin embargo, hay variables que
determinan de alguna manera esta relación, como la nacionalidad o la vecindad civil.
Una vez definido, la primera de las referencias sobre las fuentes es el CC, que en su art.
1 establece que son fuentes del Derecho la ley, la costumbre y los principios generales
del Derecho. Se aplican en ese orden de prelación y los pp generales no tendrán sino
valor completivo, informador e integrador, ya que son elaborados por la doctrina y la
jurisprudencia.
CE.
Se trata de la norma suprema del ordenamiento jurídico. Su valor como fuente radica en
el hecho de que incorpora un sistema de valores que informa al ordenamiento, en que al
ser la norma suprema dispensa de legitimidad y reconocimiento al resto de normas y
que la interpretación de las mismas debe ser acorde a la Constitución. Además, su
eficacia como fuente se hace tomar a través del control de constitucionalidad de
reglamentos que es ejercido por los tribunales.
El proceso inverso se conoce como deslegalización y reviste cuando la propia ley que
regula la materia establece que la misma materia será regulada por un reglamento. En
este caso se desciende de rango, aunque está prohibido sobre materias que tienen
reserva de ley material. Normalmente suele darse en materias organizativas.
Hablamos de potestad reglada cuando nos referimos a una actuación que está
minuciosamente regulada por el ordenamiento, mientras que la potestad discrecional
establece un margen de opción para elegir la forma de aplicación de la norma. Así la
actividad administrativa es tanto reglada como discrecional, permitiendo que la
administración aplique la norma correspondiente a cada supuesto de hecho (potestad
reglada), al tiempo que puede adaptarse a la realidad del momento ya situaciones no
contempladas. En esta discrecionalidad se tienen en cuenta: las circunstancias
concurrentes en el caso, el aprovechamiento para los intereses públicos y las
valoraciones técnicas. Asimismo, podemos hablar de varios tipos de discrecionalidad:
política, técnica, ordinaria o de gestión o jurídica.
o Actos Decisorios, que son aquellos por los cuales se declara, se constituye, se
modifica o se extingue una relación o situación jurídicas. A su vez pueden
dividirse los actos decisorios en:
Actos declarativos de situaciones o relaciones jurídicas
preexistentes
Actos constitutivos de situaciones o relaciones jurídicas
o Actos no decisorios. Son aquellos actos que no inciden en el nacimiento o
extinción de las situaciones o relaciones jurídicas. Al igual que los decisorios,
por su contenido pueden clasificarse en:
Informativos o acreditativos. Como son las actas o los informes
Jurídicos o de valoración. Como son los dictámenes
De deseo. Como son las peticiones interorgánicas.
o Actos firmes. Son aquellos sobre los cuales pesa una sentencia/resolución
confirmatoria que agota la vía en cuestión, o aquellos actos sobre los cuales el
plazo de recurso ha expirado. Por lo tanto no pueden ser objeto de recurso
o Actos consentidos. Son aquellos sobre los cuales no se ha formulado recurso
alguno porque la persona interesada ha aceptado su contenido. Sin embargo, han
podido ser recurridos por terceras personas por lo que cabe que no sean firmes.
En relación directa con los actos firmes cabe mencionar que no puede recurrirse
un acto que sea la reproducción de otro que ya sea firme, al tiempo que tampoco
puede recurrirse un acto que sea la confirmación de un acto consentido. De la
misma manera, la anulación de un reglamento no afectará a los actos de
aplicación previos del mismo.
o Actos favorables. Son aquellos que generan efectos o situaciones favorables para
el interesado. Pese a que la administración no pueda revocarlos, si puede
revisarlos si localiza algún vicio o defecto. Si el vicio es de nulidad, a través de
la revisión de oficio, los declara nulos. Si el vicio fuese de anulabilidad debe
declarar la lesividad e impugnar el acto ante el orden contencioso –
administrativo para que un órgano judicial lo anule.
o Actos de gravamen. Son aquellos que suponen un situación o condición
desfavorable para el interesado. Pueden ser revocados por la administración sin
ceñirse a los requisitos del procedimiento por oportunidad o por
discrecionalidad.
o Actos singulares. Con un destinatario definido, pudiendo ser una sola personas o
un grupo concreto de personas. Además este tipo de actos promueven la
participación del destinatario en el procedimiento administrativo a través de
actos como el de alegaciones.
o Actos plúrimos. Actos con destinatarios más abstractos o genéricos. A diferencia
del tipo anterior estos no suelen tener trámites de participación del destinatario,
como mucho una fase de información pública.
o Actos separables. Cuando la Administración actúa en ámbitos en los que opera a
través de Derecho Privado se producen dos tipos de actuaciones: una
actuaciones previas necesarias de naturaleza administrativa y otras posteriores
de naturaleza jurídica privada. Las actuaciones previas de rigen por el Derecho
Administrativo y son fiscalizadas por la jurisdicción contencioso –
administrativa, mientras que las demás actuaciones con de ámbito privado y son
competentes de la jurisdicción social o civil. Los actos previos se denominan
“separados”.
- Elementos subjetivos
- Elementos objetivos
Rige el principio de tipicidad (art. 34.2 LPAC) de los actos administrativos, por lo que
el contenido de los mismos se ajustará a las normas del ordenamiento y a los fines que
persigan, lo cual no es lo mismo que la libertad de pactos en negocios jurídicos. Así el
contenido del acto administrativo será el permitido por sus normas reguladoras.
Así los actos presentarán una declaración unilateral de intención (informativa, de juicio
o de deseo) que podrá ser reglada o discrecional. En cualquier caso, el acto deberá de
fundarse en unos supuestos de hecho que activarán la potestad de la Administración y
de la misma manera, deberá de contar con motivación y finalidad. En cualquier caso, los
supuestos de hecho generarán un deber de actuación indeclinable para la
Administración, mientras que la finalidad del acto deberá de ser proporcional o
adecuada así como legal.
Se trata del elemento que exterioriza las razones de la decisión que conlleva el acto
administrativo. Se trata de un elemento formal (en la medida que es una exigencia del
principio de transparencia por el cual el destinatario conoce el fundamento del acto,
susceptible de impugnación, al tiempo que se convierte en una vía de control de la
actividad administrativa), así como material (en la medida que expresa el fundamento
sobre el que se cimenta la decisión).
De esta prerrogativa nace la presunción de validez iuris tantum, es decir, una ficción
jurídica por la que a priori, se entiende que el acto administrativo es válido de por sí.
Así pues de forma inherente a esta presunción el acto administrativo despliega su
eficacia. Por norma general, el despliegue de la eficacia es inmediata, aunque caben
excepciones en las que el acto deba ser aprobado por un superior, necesite ser
comunicado o publicado, o cuando el acto en sí disponga otra cosa.
En lo que a la presunción de validez se refiere, ésta es iuris tantum por lo que puede
ser desvirtuada a través de prueba en contrario. El supuesto opuesto es presunción de
iuris et de iure que establece la certeza como probada y no admite prueba en contrario.
En cualquier caso, en cuanto a la presunción iuris et de iure se refiere, ésta podrá ser
destruida a través de los recursos (administrativos o en vía conten. – admin.) o de oficio
a través de la revocación o revisión de oficio. Mientras que la presunción no se destruya
el acto es válido por lo que habrá de ser aplicado. Asimismo, cabe suspender el efecto
de un acto administrativo válido.
La eficacia del acto estará vinculada a la presunción de validez del mismo y mientras
ésta perdure, la eficacia habrá de desplegarse. No obstante, incluso los actos válidos
pueden ser sometidos a la suspensión de la eficacia si se interpone recurso contra ellos y
si así se acuerda por parte del órgano competente.
En cualquier caso, por regla general la eficacia es inmediata pero en algunos supuestos
se produce lo que se conoce como retrase de la eficacia:
o Cuando así lo disponga el acto
o Cuando se requiera comunicación o publicación del mismo
o Cuando una disposición general así lo establezca. Por ejemplo, hasta que
se agoten los recursos y el acto sea firme no cabe desplegar su eficacia.
De la misma manera, cabrá que se aplique la eficacia retroactiva aplicando el acto a
situaciones previas a la aprobación del mismo. Por regla genera los actos
administrativos son irretroactivos, pero en dos supuestos cabe la retroactividad:
- Notificación
- Publicación
La publicación deberá de contar con los mismos elementos que la notificación para
que sea válida y deberá de publicarse en el Boletín Oficial de la Administración
correspondiente. En cuanto a los plazo de recursos, comprenderá su inicio la
publicación si se trata de una medida sustitutoria, y comprenderá la fecha de
notificación si se trata de una medida complementaria.
- Cese de la eficacia
El acto administrativo tiene una eficacia limitada, que cesa por tres clases de motivos:
Cuando un acto administrativo presenta un vicio o defecto que infringe alguna norma
del ordenamiento jurídico podemos hablar de irregularidad o invalidez. Si se trata del
supuesto en el que el efecto del acto es de distinto tipo a los esperados, hablaremos de
irregularidad, mientras que si el acto administrativo produce efectos no previstos
hablaremos de invalidez. Los defectos de irregularidad suelen ser poco graves de
manera que no son suficientes para invalidar el acto. Así, rige el principio de
conservación de los actos administrativos.
El art. 47 LPAC establece los supuestos en los que se incurrirá en nulidad de pleno
Derecho:
a) Cuando el acto administrativo vulnere derechos y libertades susceptibles de
amparo constitucional
b) Cuando tengan contenido imposible
c) Cuando sean dictados por órganos manifiestamente incompetentes por razón de
territorio o de materia
d) Cuando sean dictados constituyendo infracción penal o a consecuencia de una
infracción penal
e) Cuando sean actos expresos o presuntos contrarios al ordenamiento jurídicos por
atribuirse potestades para las cuales no poseen requisitos correspondientes
f) Cuando prescindan del procedimiento administrativo o de las normas esenciales
para la formación de la voluntad de los órganos colegiados
g) En los demás supuestos en los que así lo establezca una norma con rango de ley.
Como se aprecia la nulidad de pleno Derecho se prevé para supuestos en los que la
infracción es muy grave y es a su vez insubsanable e imprescriptible, incapaz de ser
convalidada. Frente a estos actos se abre un breve periodo de impugnación por vía
administrativa o conten – admin, y si no se impugna será firme. No obstante, dada la
gravedad del asunto, una vez transcurrido el plazo sin recursos, la Administración puede
iniciar la revisión de oficio o un interesado puede ejerce la “acción de nulidad” (que no
es lo mismo que recurrir). Si el procedimiento de revisión termina con la nulidad del
acto, produce efectos ex tunc (desde cuando fue adoptado; nunca habría existido), por
regla general. No obstante, en los actos favorables, se aplica el principio de seguridad
jurídica, por lo que se aplicará el efecto ex nunc para que no se vean afectados los
derechos e intereses de los sujetos destinatarios, terceros y su buena fe.
5.2. Anulabilidad
Aunque un acto que contenga un vicio de anulabilidad sea firme y no haya sido
recurrido, la Administración aún puede combatirlo. Si el acto es desfavorable puede
revocarlo de oficio, al tiempo que si es favorable puede declara la lesividad del acto
dentro del plazo de 4 años desde que se dictó, a reglón seguido de interponer recurso
contencioso – administrativo para que sea anulado en un plazo de 2 meses desde la
declaración de lesividad del acto.
La anulación del acto produce efectos ex nunc, es decir, se mantienen los efectos
desplegados hasta la anulación del acto.
No obstante, pese a que el contenido sea válido los actos con irregularidades pueden
tener otras consecuencias:
- Responsabilidad patrimonial de la Administración
- Responsabilidad disciplinaria del funcionario en cuestión
- Silencio administrativo o caducidad del procedimiento cuando el retraso no sea
atribuible al interesado.
También llamado “favor acti” es un principio que se hace ver en situaciones como que
no se puede interponer recurso frente a actos confirmatorios de otros previos o en la
convalidación de actos administrativos anulables, y se fundamenta en otros principios
como: seguridad jurídica, buena fe, economía procedimental y confianza legítima.
De la misma manera, hay una serie de reglas básicas que rigen la ejecución forzosa:
o Sólo se toman las medidas necesarias para hacer cumplir el contenido del
acto
o La ejecución forzosa se rige por los principios de proporcionalidad y
favor libertatis.
o Además del acto declarativo se requerirá el apercibimiento tras el
incumplimiento. De esta forma el destinatario goza de una segunda
oportunidad para cumplir la obligación o derecho en cuestión. No
obstante, por previsión legal se podrá omitir el apercibimiento si acarrea
peligro de imposibilidad de cumplimiento o peligro para el interés
público.
o Es imposible la ejecución forzosa en los supuesto en los que así lo
determine la ley o la CE disponiendo la necesidad de auxilio o
intervención judicial. Al mismo tiempo, tampoco podrá ser posible la
ejecución cuando se produzca la suspensión del acto en cuestión.