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Lógica de Lo Peor

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CLÉMENT ROSSET

LÓGICA DE LO PEOR
ELEMENTOS PARA UNA FILOSOFÍA TRÁGICA

el cuenco de plata
LJ h isrori~1 de L1 fi losofí..1 occidcn ra l se ll hrL· L·on u11 ~1cL1 tk·
duelo: L1 ~aesl11:~1rició11 de las nociones de ~1'/,ll r, de dcsordl'll, de
~: 10 ~~-D~1n rcstii11onfc.~ de ello las pl1L1bras de A11l1x l1gor;1s: ~~/\l

pri nci pío csc1bJ L'l cl1os, luego vino L1 in te ligc11cil1 y lo a rrcglú
rodo" . l Jnl1 de L1s prin1cc.1s pl1L1bL1s i1nporra11tcs que hl1 y(u1
rcsonJ do en L1 concicnci~1 filosófica del ho1n brc occidcn ta l fue
b que dijo que sL~g~~t va n o erg_ : palabrl1 inauguL1l, que cvl1cú,1 t ,.
del ca1npo filosófico la idea de azar original, constitucional,
genera dor de existencil1. Acaso el ..azar
'- ~ -..........debía,
_ en el seno de.: csc1
filosofía que lo había rechaza.c to-,-;:ecobrar un cierto lugar; pero
nunca debía rrlit~1rse, o casi, n1l.-1s que de un rango secund~1rio.
El azar existíl1, pero sólo a partir y en el 1narco de un orden q uc
le servía de horizonte: concepción sisren1atizada por la célebre
tesis de Co urnot 1• Así se hacía posible lo que" en el curso de los
siglos, h~1 sido designado con el non1bre de en1presa filosófica.
Todos aquellos para quienes la expresión ~,tarea filosófica" tie-
ne algún sentido -es decir, casi todos los filósofos- estarán de
acuerdo, en efecto, en pensar que dicha tarea tiene por obj eto
la re,·elación de cierto orden. i\rreglar el desorden a paren te,
hacer a parecer relaciones constantes y dotadas de inteligibili-
dad~ conYertirse en arna y señora de los can1pos de actividad
abiertos por el descubrin1iento de estas relaciones, asegurando
1
Tesis que 3firn1;1 que el indererm in isn10 del azar no es, en realidad,
n-1:is que un simple '· en rrecruzam ie n ro " de series perfectamente
dercrrn inadas . \ T. infra, ca p. III, 1.
¡ 1 >< 11 l ¡ >/ ¡ , ¡•¡ , , ,i,

así a la hum ~rnicfad y a sí misma b concesión de u11


. • - 111 Jvor
bienestar respecto de la desdicha vinc ulada con el hech o d ·
. . . . e errar
l ' ll lO 111mte 11g1 61 e -ese_es un p,rogra ma _común a tod a fil osofi,
1
cons1dcr;1d a como sena : comun , por eiemplo a en1pr·es ,
. ' as tan
diferentes e incluso tan opues tas como la s de Descincs ~
\ºF.l Clll1
Se volvía igualme~1te po~ible el fantasma fundam ental ~l e Jqu c.
!los que, con razon o sm ella, son llamados peyorativamente
'' intelectuales " : la~ pera_:2.~a- ~ creta de que a fuerz,1 de i nrcl 1
_

~ nci~1, de pen etración y de astucia es posibl e disolver la des -


di°Ji~1 y obtei1c r la felici dad . Fanu sma cu yo op timi-.mo es de
~ turaleza o nrol ógíca a la vez que teleológi c1. Ontologiu : se
considera que el orden de los pens~1mientos est,1 .i-;ido al "or-
den " de los ~eres, lo que supone por lo demás que el ser está, de
cierta manera , ordenado . '[~leológica : b revelaci ón de este or-
den inrclecrual a la vez que existencial es susceptible de condu-
~ir a la obtención de un ma yor bienestar. Con semejantes pers-
pectivas, el ejercicio de la filosofía encubre una tJrea sería y
tranq uilizante: un acto constructor a la vez que sa lvador.
En oposición, y al margen de esta filosofía , aparecieron, por
aq uí y por allí, pensadores que se asignaron un a rarea exacta -
mente inversa . Filósofos trágicos, cuyo objetivo radicaba en
gisolver el orden aparente p:1ra recobrar el caos enterrado por
Anaxágoras; por otra parte, d_esca rtar la idea de roc.b felicidad
~i;llFJ l p_ara afi rmar la desdich a e incluso, en la medida del
genio filosófico de que di sponía n, la peor de la s desdichas . Te-
rrorismo filo sófico, que asimila el ejercicio del pensa miento J
una lógica de lo peor: se parte del orden aparente y de la fclici -
9_3d virtual para desembocar, pasa ndo por el necesario corola -
rio de la imposibilidad de toda felicidad, en el desorden, el azar,
el _silencio ~' en última instancia, la negación de todo pensa-
~i~nto. La tilo~ofía se vuelve así un acto destructor y ca tastró-
fico: cl pensamiento en o 6ra aqu1, tiene · , · d es 11a-
como propos1ro
cer, destruir disolver -d d l . d
' e un mo o genera , pnvar al hombre e
todo lo que se h"3. prop • d .
. _
" orc1ona o intelectualmente a sí mismo a
mo dO de prev1s1ón v de d 10
·
, reme en caso de desdicha . Así como

12
!) / I ll l<J<. CJ /U\ M <> l·.N 1-/ / C) \ U l·fr\

el n;.1 n o con el cuí.1 1 Anronin Artaud, al principio del Teatro y


:;.u tfo/Jlc, simboliza el reatro, aquella no aporra a los hombres
L1 cur~1. sino b peste. As1 aparecieron sucesivamente en el hori-
zonrl" de b culrnra occidenra l pensadores como los sofistas,
,:ümO Lucrecio, i\dontaigne, Pasca l o Nietzsche -y otros. Pen-
s~hJores rerroristí.ls y lógicos de lo peor: su preocupación común
:· r ~1radójica es lograr pensar y afirmar lo peor. La inquietud
.1qu1 ha c 1n1bia do de rumbo: la preocupación ya no radica en
tTitar o superar un naufragio filosófico, sino en volverlo cer-
rero e inel uctable al eliminar, una tras otra, todas las posi bili-
Jades de escapatoria . Si existe una angustia en el filósofo te-
rrorista, consiste en hacer caso omiso de tal aspecto absurdo
del sentido o de tal aspecto irrisorio de lo serio que tiene lugar,
en olúdar un agravante; en una palabra, en presentar de lo
crJgico un cuadro incompleto y superficial. Considerado así, el
acro de la filosofía es por naturaleza destructor y desastroso.
Lograr pensar lo peor -ese es, pues, el objetivo más general
de la filo sofía terrorista, la preocupación común a pensadores
ran diferentes como los pocos filósofos citados anteriormente.
Es ra rarea envenenada apareció a tales pensadores no sólo como
rarea única, sino como tarea necesaria de la filosofía . Lo que
rienen en común los sofistas, Lucrecio, Pascal y Nietzsche es
que el disc urso según lo peor es reconocido de entrada como el
discurso necesario -necesario, y por consiguiente también el úni-
co posible, al ser la hipótesis de lo peor exclusiva respecto de cual-
quier otra . El discurso de la convención en los sofistas, de la
narura leza en Lucrecio, del hombre sin Dios en Pascal y del
hombre dionisíaco en Nietzsche, es ordenado según una pro-
blemá tica de lo peor considerada como necesario punto de par-
rid2. En el oriaen :::, del discurso hallamos una misma intención
general, un rnismo presupuesto metodológico: lo que debe ser
buscJdo ~· dicho ante todo es lo trágico. Y es precisamente por
ello que la fil osofía trágica constituye una "lógica de lo peor":
s1e'<:isre una "lógica'' en la empresa de destrucción que tien~ ~n
;--e.:-sr ecti,·a. es porque considera -de antemano- la desrruccwn
1/ 1 / ,.

Lotll" uii.1 rn:u . ·., ,<.l.1d -111c¡or, <.. 01110 L1 unH.:a y c-.. pcufi l..;\ 111.Xl'\ t
d.Hl 1..k lo qu e .1dm1tc a t nulo JL· íil o'.'-.of1:1 .
l·.1ohJ(.:to <.k l.1 prc"cntc l.og1, ·a de lu ¡;cor e~ prt.: gu 111 c1 r~c.: \ohre
1.i ,1~,tur.1 k:1,;1 de c~ t.l •\1tc<...c\1d a<l " . No p ;1r;1 ¡,u11crL1 l ' 11 duda ; !11 ;\ -.,
hi cn p.l r,1 prnic rL1 en L'\Cr11 ;1: han:rl ;, a p~Hc.:ccr, cl :1r1f1c; 111do h -. cir
l llll~t ,1 ,K t,l '-1 qu e: co11tnhu yc11, <.: ll el c:~ píri t u dc:1 filo . , ofo tr<1gi co, a

h,iu: r l'.\t.l 11c-u .:-,1dad '" nccc\;_HJJ" . F,nr,rc.:"'a qu e rH1cdc, p<)r ucno
- ,
p.ircu ·r ,1lll h1 gtw . N l!lgu n pc:11 'iam 1<.: n to, n 111gu11 ;:-i tilo\0ÍÍ¡1, ~on,
obv i.1111l·ntc, ncccsa n o'i en !-i Í mi ~rno<;: y, ha¡o este: as¡x:cro, b n:
flcx ,011 con h cual tcrm ma Bcrg~on la Introducción <.k E/ ¡;cnsa-
1men/ () y fu ,nov1ente no J eja de ser grave (" uno nun ca c~tá obli
g:H.lo a t '-tcrib 1r un libro") . La ncccsiJad <le la sa lida trágica sólo
~1dqu1crc scnticlo, para el lógico J e lo peor, a partir del momento
c.: 11 que: se acl m1tc la existencia de un pensamiento: pues su postul a-
do c'-i que, <;i hay pensamiento, es necesa riamente de orden dcsas-
trO",O . b,ta necesida d reviste, además , un ca rácter evidentemente
\uh¡ctivo: <; Ítrnprc <.;e tratará de las razones que dé el fi lósofo para
dar c.: uenrn J e la ncccsicbd de su propio quehacer. Pero acaso pue-
de resultar in te resa nte conocer esta s razones. Sicn1prc se tratará,
en efecto, de: un a necesidad lcJgica, qu e se a poya en un a serie
ord(.'. nada <le con"iderac ion cs y que constituye así una fi loso fía :
libcra<l ;1, por consiguiente, de las consideraciones de orden emo-
tivo o ~cn timcntal que hubieran podido, en tal o cu al pensador
con~idcrado angustiado, servir de funda1nento a la meditación
trágica . Si existe un a lógica de lo peor, es decir, una cierta necesi-
dad in herente a la filosofía trágica, no debe obviamente buscarse
ni en la angustia vinculada a incertidun1bres de orden 1noral o
religioso (lo trágico según Kicrkegaard), ni en el desasosiego ante
la muerte (lo trágico según Chestov o Max Scheler), ni en la
cxp~ricncia de 1~ soledad y de _la agonía espiritual (lo trágico
'><:gun _Unamuno) . Tal vez es en este tipo de pcnsan1iento trágico
que piensa Jacques Maritain cuando declara en Lovaina que
'~ nada c_s más fácil para una filosofía que ser trágica, pues no
tiene· 1nas~ que ª6an dona rse a su peso h un1ano" : • .
Co nfe rencia so bre el Problema
·
de la ,r·¡ f' . .
1 oso za cnstiana .
/)/ / / / /<f< I J}<f\MI) / N / 1/ ( J\11 / /¡\

El exan1en de estos ensayos sobre lo trágico , r,11 corno Jo


encontramos en autores con10 Chestov o Unamuno, conduce a
una doble consideración. La prin1era, accesoria, es e¡ uc el pen-
samiento trágico no ha encontrado, desde Nietzsche, dcma~ia -·
dos intérpretes filósofos . La otra es que la existencia de: ta les
ensayos::- contribuye a confirmar a los filó sofos en su n.:s isten-
cia a admitir que el pensa111iento trágico pued a constituirse al-
guna vez como filosofía . Nada 111ás fácil que escribir sobre: lo
trágico: no existe nada en el mundo que no se preste a la elabo-
ración de una serie de consideraciones sombrías. La filosofía
admitirá entonces de buen grado que existe algo "trágico" en
la existencia, en la literatura y en el arte. Pero que una filo sofía
pueda ser trágica en sí misn1a, es algo que generalmente se re-
husará a admitir. Razón que se confiesa : el pensan1iento trágico
es incapaz de erigirse en filosofía (véase Chestov y Unamuno ).
Razón que no se confiesa : una "filosofía trágica" sería inadmi-
sible porque significaría la previa negación de cualquier otra
filosofía . Así, es preferible abandonar lo trágico al arte y la
literatura . De ahí un contraste frecuente, que parece haberse
observado poco, entre la producción literaria y filosófica de
una misma civilización y de una misma época : aquella brillan-
do lo más a menudo por su resplandor trágico, ésta por su
aptitud a expulsar a lo trágico . El siglo XVII francés ha legado
así a la posteridad, por una parte, °i.in -conj~únto de escritores
que s~ caracterizan por una visión del mundo pesimista y deses-
perada, y, por otra parte, un cierto número de filósofos que
~ffá5an unánimemente ta
razón y el orden del mundo -salvo
Pascal-; pe-ro: precisam~n te, '"Pascal no es un filósofo" (Bréhier );
sería fácil poner en evidencia un contraste similar en la Francia
contemporánea . Contraste que encubre un paralelismo: la ta-
rea de la filosofía consiste a menudo en volver a hacer lo que la
literatura ha deshecho, en reparar los grandes temas una vez

~- ChestoY, Filo sofía de la tragedia; Scheler, El fen ómeno de lo trágico;


l1namuno, El sentimiento trágico de la vida .
¡ () (,/CA DI·. I U N :O R

q ue han quedado inutilizados . Pero si la ma yoría de lo f· ,


fos se hicieron as1, 1og1cos
, . de 1 or den, de 1a sa bid· uría ds iloso
l -
. . , d l , . d
zón de la contradicc1on, e a s1ntes1s o el progreso _ , . -
' e a ra
' . , 1 f 1, . 1og1cos
de la reparac1on-, a gunos otros ueron og1cos de lo peor
. . 1 , . 'cuya
?
tarea consistió en sistematizar ~ragico puesto en obra en tal
0
cua l literatura y en buscar su logica . Como los pocos fil ós f
. o os
a.gres citados, gue a portaron, cada cual a su manera , la peste al
discurso-filosófico, y de quienes debe observarse que su oficio
de verdugo de la filosofía les valió ocupar un lugar aparte, a
veces eminente, pero cuya eminencia no era reconocida más
que en favor de una relegación fuera del campo propiamente
fil osófico . Así Lucrecio, por ejemplo, fue abandonado a los
latinistas y a un cierto materialismo superficial que, sin dejar de
acogerlo y por esta misma razón, desnaturalizaba su pensa-
miento; o Pascal, a los teólogos y a los moralistas que pudie-
ron, casi hasta hoy, disimular la presencia de una filosofía
pascaliana bajo interminables controversias sobre la apuesta,
la gracia y los milagros. En una palabra, ni Lucrecio ni Pascal
son verdaderamente filósofos . Lo que la orden de expulsión no
precisa es su principal reproche: no que no sean filósofos, sino
que sean filósofos trágicos.
En efecto, es la noción de "filosofía trágica" la que está en el
centro del debate. Noción que impugna una reciprocidad exclu-
siva: lo trágico sólo es admitido en calidad de no filosófico, y la
filosofía en calidad de no trágica. Si en Montaigne y Pascal hay
sitio para un cierto pensamiento trágico, se precisará que no se
trata exactamente de filosofía · a la inversa se la buscará en re-
. ' '
g~ones que no .tienen precisamente, si se les considera de manern
aislada
. , ' ninguna resonancia · trag1ca, · : declaraciones sobre 1a ed u-
cacion o el arte de 6. · · f ,.
, , . ien v1v1r, ragmentos sobre el esp1ntu de geo-
metna y el espintu de f.
f
E
inura . n una palabra unas veces 1 oso-
t·l , ,
os, otras trágicos· nu f.l , f , . '
· nea i oso os tragICos . · De qué se trata en
este proceso de excl u . , ,, e
reco • . sion reciproca? De la simple cuestión del
noc1m1ento o del . .
existencia de ' "f'l no ,reconocimiento, de los derechos a la
una 1 osofia t , · " d . . . . d¡
ragica : e saber sz el e¡erc1c10 e
l)J-1 TLRR. <JR. f\.\t <, / .\ r /1 <>,e¡ ¡ /,\

pcnsm11iento puede ser habilitado para descalificarse a sí mismo.


En cuyo caso podrá hablarse de filosofía trágica; pero ese es pre-
cisamente el punto que no se admite. El desca lificar al pensa-
miento por el pensamiento, según un esquema, por ejemplo,
pascaliano (''nada más conforme a la razón que esa desaproba -
ción de la razón ''), se considera una empresa no filosófica . En
ello hay que entender: empresa que no ha nacido de las exigen-
cias de la razón, sino de otros imperativos (como el "corazón "
-en Pascal-, la afectividad, la angustia) . Desaprobación del pen-
samiento trjgico que encuentra como apoyo, por una parte, el
elevado número de filosofías pseudotrágicas nacidas de dichas
exigencias afectivas, y por otra parte, y más profundamente, la
desaparición del azar en el horizonte de la conciencia filosófica
-o, para ser más preciso, de la afectividad filosófica .
Si, no obstante, existe una filosofía trágica, ésta no es en
nada más ilógica que las otras formas de filosofía . De ahí el
título de la presente empresa: Lógica de lo peor, donde el término
"lógica " pretende designar el carácter filosófic o del discurso
trágico . Nada más : no se tratará aquí de ninguna manera de
buscar los vínculos lógicamente necesarios que permitirían, una
vez planteado un "mal" cualquiera, conducir, de mal en peor,
hasta la evidencia filosófica de lo peor. De tal encadenamiento
de acontecünientos -utilizado por ejemplo por Zola, cuyo iti-
nerario novelesco consiste en componer la generación de un
desastre a partir de la falla que amenaza al edificio al principio
de cada volumen 2- no va a tratarse aquí. Semejante lógica de lo
peor, ya sea de orden filosófico o novelesco, supone, en efecto,
que esté dada la existencia de "acontecimientos" : existencia
que im pugna la filosofía trágica, o más bien por debajo de la
cual aquella busca el terreno específico de su saber. " Lógica de
lo peor '' no sionifica pues nada más que : de la filo soíía trági-
:::, ' '
ú1 considerada conzo posible.

Cf. De leu ze. G. ,;zola y b grieta .. , en: Lógica del se~1ti~o. L~ filosofía
de Deleuze es. en efecto, una ''fi losofía del aconrec1mienro ·
, . , , -oinicttlLl ;l 1~ 1 ¡1l r 11<.. t< >11 ltlo,,,,l,l , 1 IL,J(> ·I
l ,o quL Sl l I 1l , , . ,, ' ( ,,, ,
ccpro le ... )· . es
i t1 l1g tl ..0 , , de un ,nodo 111u y gt li t r ,il 1
(), r lwld,, 1
,, l11d "
. , . )l!U'!lldno . Inclu so p~1rn ~,qu vll <> -., (111( ' l( ·u ,,
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· , ro . de riJ1o tra g,co., lo tr;1g 1c o t·111p1 c1.. 1 (() ,.1111 ), •i
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h~1h11,1) 11. 1d . 1 q11 {· d ('t 11 111 (j li ('

pcns~11.. 1. ,..n L,s·r1,\., ,s·e1u ido , Io t r ~,g, I eo ~1 h. ~ t re 1 dv l 11 1 111< 1d(, 1, , 1,,1•111 1,,
1
Jlll'l.' Uaul 1 ) ¡ /,<) 11 ee , ro de ;1ven ~
1,
\., \., 1 1: des Ig 11~ 1 t 111 d 1"'u I r ½o d,' .1(' ( 1 /~
111 1
un pcns:1micnto inn1o~iliz~1do. F11 el Cll .1dro de 111 ; 11l(l<,½ (k]
~-c.1·011 ,..1111 icnro filosófi co y ~1 110 fu11uo11 ~1 11111 g 1111c, . \( · vii vlv(·
l, llCS

v;i 110 inúril, sino itnposiblc pregu11t1r ~'¿y qu e h~1y <le ~'~,, ~4,.1•11
~1ombrc Je qué?". Todas las pregunr~,s y fonn ul ac,011 <·\, ;1 111 c

nudo urilízaJas, sie1nprc eficaces, Je pront o se d1 ~uclvv11 (; 11 el


espíritu de quien querría cuestionar dt nu evo, inc lu "-io ;111l c\ (k
lograr tornar fonna . Ya no son sólo las rcsp u<:~t ~h, "> Oli L1 " rn.:
gunt1s las que faltan, al sustraerse a toch di ~ron1hil1J ad. /\~uí
ya no se pregunta. Ningún auxilio ,1 la vi sta , puc.;4..,to que: Jl(J 1t
concibe ningún llamado: se trata de un paro Jdm iuvo, Jt una
avería irreparable, de una perdición .
_ Es r_rágico lo que deja mudo todo discur~o, lo qu<: t ~<.apa 3
1.. u~lqu1er tentar· , d · · ,. · 1 re·
., na e 1ntcrprctac1on: en ran1cu lar a rntc.:rp
tac1 on racional ( j :) d . . j
1
d . orcen e la s ca usas y f1n t)) n.:l1g1o'>a o mora
\Or en de las Ju srl 1 ~ . ·. , , .
co es . lCJctones de cualquier natural<.:za). Lo rragJ
, ' pues, el sdenc 10
cunda ri a 1· .
·
· 1

l • . · e se-
as 1ntcrpretac1one(,, <;Oíl s1empr
(. s, s , Justo a ll 1" ,1 rxis,
mo) no
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"t,Otan, en lo
en uonde actú an (p~icoanál1s1s, m, ·
.
1
J l ·r as1
, que interpretan, L-1 r~1zó n ~, 4
' t se
I () TRA ( ,/C() \' ¡ ¡ \// ¡ ,\ '( / r J

interpretado, se dirá que todo es trágico . Las manzanas del jar-


dín en la misma medida que los cien mil muertos de Hiroshima,
sin lugar a dudas . O incluso más : las manzanas del jardín 110
entran en una red interpretativa que agota buena parte de la
tragedia de Hirosh ima . Si se busca lo que queda de trágico en
los cien mil muertos de Hiroshima luego de la intervención de
la interpretación histór ica , sociológica, política y militar, ¿qué
queda? Cien mi l muertos , es decir, un muerto (no má s
interpretable que cien mil) , o sea, un muerto como todos los
muertos, algo banal, cotidiano, silencioso, en un a palabra, trá -
gico -de ese trágico al que ya convida el espectáculo de las man-
zanas del jardín, de manera m ás inmediata y simple. La propia
muerte no es a priori trágica; en todo caso, no más que la vida,
ni que cua lquier otra cosa, a partir del momento en que esa
cosa resiste la interpretación .
Esta definición inicial rechaza de entrada todas las cualida-
des que, en el curso de los tien1pos, han estado vinculadas al
concepto de lo trágico: tristeza, crueldad, absurdo, inevitabilidad,
irracionalidad . A tales cualidades, si se tiene en perspectiva el
silencio como concepto específicamente trágico, se les repro-
chará ha bla r demasiado y saber demasiado (saber, por ejemplo,
lo que es la felicidad, la armonía, la razón) .
Dos de estas cualidades merecen un breve examen previo : la
irracionalidad y la inevitabilidad -nociones a las que está uni-
do, según el pensamiento trágico, un contrasentido bastante
banal.
Primer contrasentido: lo trágico consistiría en un halo irra-
cional alrededor del núcleo de racionalidad que constituye la
vida y el pensamiento cotidiano . Halo que retrocede a medida
que se habilita y se acrecienta el territorio de la razón y la inter-
pretación. Habría entonces una esfera de la razón y, afuera,
una esfera de lo trágico. Exterioridad de lo trágico, cuya vaga Y
lejana afi rmación sirve de coartada al hombre de ciencia o de
filosofía moral para ase ntar mejor la solidez de su propia esfe-
ra. Pero lo trágico es tá por todas partes, siempre es Y está por

79
[ ( )( , /( :-\ /)/. I () / '/ ( l /{

doquier: se define_por la corid 1¡_1 n idad, n_o por \a _cxccpcion V


las catástrofes. Existen dos n1aneras de n11r~1r (tL1gtca, no trag:_
ca) la realidad , no dos ~sfeL:1S de _r~a lida~ (tr¡_1gic1, 1~0 rragica; .
Segundo contrasentido: lo tragico griego, que significa ne-
cesidad, destino, estaría en de~acuerdo c?:1 la de fin icion de lo
trágico como rebelión an_te la mterpretac~on, ~n la medida que
introduce un desarrollo ineluctable qu e 1111plica su propia ra-
zón y que, por consiguiente, se presta a cierta interpretación
causal. Pero se1nejante desacuerdo no puede pensarse a menos
que se juegue con dos sentidos 111uy diferentes de la noción de
necesidad: confusión n1antenida por dos mil años de mala lec-
tura de los trágicos (en la estela de Aristóteles) . Mala lectura de
anhelo interpretativo: la necesidad se concibe como causa de-
terminante (aunque sea oscura en su origen), el destino como
sistema de finalidad (aunque deba triturar toda finalidad de
orden antropomórfico: la búsqueda de la felicidad ). Ahora bien,
lo que hace la necesidad griega -la de los trágicos- es el estar
aquí, no el estar aquí a causa de: el destino no designa sino el
carácter irrefutablemente presente de lo que existe. Más preci-
samente: la necesidad trágica no significa el desarrollo ineluc-
table de un proceso a partir de cierta solución dada, sino que
designa eso mismo que está dado a partir de lo cual un desarro-
llo es posible a la vez que necesario, por lo demás, ya inscrito en
el detalle de lo dado inicialmente. Allí, la "acción" trágica no
hace más que decir lo que ya estaba dicho en las pre1nisas (en
cierta ~anera, lo repite); allí, tarnbién, el lugar de lo necesario
no re s1 de en la serie de determinaciones que conducen fatal -
mente ª 1ª cnsis· · Y a 1a muerte, sino, al contrario, en el caracter,
globalmente no necesano · d e esa misma
• red . No-neces1·dad glo-
bal .de. una cacle na de necesidades
· fatales as1, es como se pu ede
def mir lo que 1 , · 0 negos
. ' • ha noci·ón
. os tragicos
de necesidad (cxv ' ) , b entendían por die
. d el
s ·d . ªYKT) • Esta se distingue de la neces1da en
ent1 o ordinario p . , t' eros.
D or cuanto designa hechos mas que e e
e un modo ºen 1 1 . 1rema
:mtitrág· b era , a idea de exterioridad es acaso e l·
ico por exc 1 · l de ª
e encia, al ser el ten1a fundamenta
/li 1 R\C. /UJ )' / J \// / MI <>

paranoia (" se " me ha llevado a la perdición) . Tema existente


en las dos visiones pseudotrágicas descritas anteriormente: lo
trágico es, en an16os casos, lo que se mantiene al exterior, y
asegura, por su exterioridad, el carácter no trágico de un ser
que sólo puede ser accidentalmente alcanzado por lo trágico .
O bien un halo disperso alrededor de la esfera del mundo ra -
cional (idea de irracionalidad), o bien una potencia fatal que
viene a frenar un determinismo humano que, sin esta inferen-
cia exterior, sería en sí mismo sano, normal, armonioso (idea
de destino) . De todas formas, algo que de entrada no es, sino
que interviene y estropea : la alteridad en persona, el enemigo.
Fantasma elemental que, de Rousseau ha sta nuestros días37 ,
mantiene todo lo perfectamente mediocre, o perfectamente loco,
que se ha concebido en materia de filosofía . Las figuras para-
noicas de la falta hacia los otros o de la falta hacia Dios son
sólo variantes, entre otras, del tema original de la atribución
del carácter trágico de lo que existe a un "otro lugar " respecto
de la existencia . "Otro lugar" que resume con bastante preci-
sión el desconocimiento de lo trágico a la vez que el reconoci-
miento del lugar en el que se elabora la génesis de la idea de
" desdicha" . Ya que ambos temas -desdicha y trágico- están
indisociablemente unidos por una relación de exclusión: si existe
lo trágico, no existe la desdicha .
Un filósofo poco sospechoso de complacencia con el pensa-
miento trágico, Jules Monnerot, reconocía recientemente en este
fantasma del "otro lugar" una negación fundamental de la tra-
gedia: "No existe por una parte el hombre, y por la otra fuer-
zas exteriores al hombre a las que también él sería exterior. Las
fuerzas 'exteriores', 'cósmicas', 'naturales' están también en no-
sotros. [ ... ] Un hombre solo contra todo no es necesariamente

r Entre much as otras, se puede pensar en la filosofía, o más_bien e_n la


moral de Emmanuel Levi nas : la Creación era buena Y rema sent1 d0 ,
1u ego vino el hombre (o e ie r to hombre) e insta 1ó el ?1 a_l Y ~~
· · .
1rrac1onalrdad-con la sa lveda d d e que para Levmas
· la "exrenondad
;, ._ l'
Dios, es lo que está bien y "lo que existe" (el ser, o lo tragico ), ma ·
¡ r:C,/ ( A !J I l <J l ' f- 1 I<

trágico . Se vuelve trágico cuando 'el enemigo' también est ·


uno mismo. Es lo que Hegel expresaba con extrema el ~ en
diciendo que el destino es la conciencia de sí como de aridad
. un en
migo . No hay trage d 1a a menos que el héroe sea el artesa e-
su propia pérdida " ,:- . no dt
Si_la_idea de exterioridad desig~a lo no-trá~ico, la idea
intenondad basta acaso, en cambio, para designar el e de
111
específico de lo trágico, así como los lazos que unen la traª P_o
. d b. ged1a
griega a las perspectivas mo ern as a 1ertas por el psicoanál ..
.
No situar e1 ongen de l es panto en otro lugar, sino
. en uno 1s1s. ·
m o es un programa comun , a So, f oc 1es y a Freud • el m·tnis-
' . , . isrno
rechazo de una fuerza extenor que vendna a oprimir al h
bre, el mismo descubrimiento de una fuerza interior al ho::-
que le basta para_ desc~}bir la ,totali~ad de su~ de~dichas -~~
menos de sus desdichas ps1colog1cas . Nada mas tragico, nada
más aterrador para el hombre que lo que proviene de su propio
fondo . Nada más extraño, nada más desconocido: aquí, en
este espanto primero ante sí mismo, encuentra su origen lo que
Freud ha descrito bajo el nombre de "represión" . La idea de
que lo que está más próximo es también lo más lejano, lo más
conocido lo más desconocido, lo más familiar lo más extraño l
es un tema que alimenta a la tragedia griega a la vez que a la
técnica del enigma policíaco y al pensamiento psicoanalítico.
¿Quién es esa x desconocida igualmente buscada por el héroe
trágico, el inspector de policía y el psicoanalista? "Tú mismo",
dice la tragedia; el inocente número uno, descrito desde el prin·
cipio como personaje demasiado familiar para ser un sospe·
choso, dice la novela policíaca; la fuerza desconocida de ti Y
que en ti reprime, dice el psicoanálisis .
En este sentido la historia contada por Edgar Poe en La
ca r tª ro ba da, previamente
: a convertirse en una 1·1ustr ación de
1as tesis. de Lacan sobre la naturaleza del sign1.f.icante, es ante.
tod 0 · · d Poe una
Y pnncipalmente, como todos los cuentos e '

Les lois du tragique, París, P. U. F., 1969, pág. 51.


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:,, ::..;i~:.:- Y J ~lllt' tT.l (.)b\'ltJ "). As1. cualq uier '"'· os;,1 es rcalnH.: tHl'
1..'~ ~'-Hlf,)~.l \" J l1llc ~ok1 l'l'\"l'l,l J todo p :lStldu Sll c1nkrcr /Jn>xi1110 :
;-' w.'~ "'l puntt") t.k n~r-1 . llt\.·c~.1rio pJra L1 Yision sólo se produce
"·~utkk' ~e fl'flLl - ü ,d menos ~l' ,1kj ~1- el objeto ~1 ver. De un
::h.''-!t) nu ~ ~cncr,1l ~- hlosofi('o diremos que cualquier cxisten -
( U t'~ rr..1p ~-1 ~'l) r ('tU tHo es \·1\·id~1 . 1ntcs de ser pc11s~H.b , y que lo
½uc \..' t! t' ll f.l l , ¡ t ·.. irt.1 rob,1d.1 es lo que incumbe ante todo al
""s r.1ntt'' .1 lJ Yt' Z que -1 b histori . 1 lll" tod . 1 h trngcdi . 1: o sea, el
(J~·.h.·rc.' r "'\.)Ibrttlk'i01ulm~nrc impens~1blc Je b proximidad .
En un e~n h.i io tt r u Lh io Di.1 s U11 he in IÍ i ehe ( 19 19 ), Fre u d
!-'LHnt~-1b.1 L1 L'Lll JLion entre L1 cxrr~111eza y lo familiar : ec ua -
( ton cxrre ~.1tb por l..1 nocion intrad ucible d~ hcimlich, cuya
J :r:~"igüeJJJ rt'sume el mt'CJnismo del es pan to . Ver de pronto

-, dem..1s t,h.JO urde- d presente. lo proxi1110, lo famili~1r, como


..1u~t"n tc. kj Jno y t xtr.1ño . t~ ~ b experiencia rr~1gica por cxcelen-
~:.! ~:- ..-\hor.1 bien. Je rodü lo que t.'S proximo . 1l hon1bre, nada

;\ C:. ~-1 .1nc>..:- Jou ~ue rd.HJ R1.1 s5eT. en Lo re.1'. Tr,1t1.uio de la idiotez
-.-..::. r:-~-T-?:\:rr\~ ,. 'i. 5 . en L1 que. Jesrues de un:.1 ruprura amorosa, el
·~:~.1::--..2ré'
' ..:-:-~· :~ :!~'.,.Jn.h.io Se' cncuenu~1 "cara a CJC1 con !o rea I '' , " ei ow 11·
:: _: ·--=- :t . .1 r/._t· CS(: rt h :~ Ros~ c'r p,H ,.ltr ~1sea t1LÍ O 3 Lar ba ud •. Y se ve
'--"'-' .:~J(:C ::. ~-:-d:.l~cr .. d mundo qu~ y~ no existe a parnr de los
:::---"~ .:' '.' -.=e rt' .1 : : ..:.;~~ ~ 0:1 Lt q uc se en cuentra ~11 ~1 k-1 nLe de L1 mano.
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lo es tanto como él mismo co O .
· , _ , m 1:1s I u e rz,1s , . -
Juegan en el. Extraneza familiar 1, 1 . 1 s 1lo log1<:-11.,
l . d d . . t e l)s poder . . t¡l¡ l'
tan a e1a a e cu~:d q urer verdad e. __ l \ P '-i 1l ·cil 1 i, 'V
. d "1
11a d a o e nombre de mconcientc · . . . r o conoc 1m1 c 11to < . ~)' l 1,\
111 L 1 \ .
. 1,1 pos, 11il1d .1d 1 . 1 l11.1 lt•
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., l . ~ .
cion en e mconoenre, que se efrc n 1. . . l l h rL•I .
,, • . .. _ . , a e n s I 1e 11 u O , de 1 (~\.i
mas familiar pero tamb1en m ·is clcs, ·o . ·1 1111 11
'· ' . _ nocic1;1 del 111 , ' ('r.¡
l os " pun t os " d e angustia · · n1as - carJctcnst _ '. ) 1. ,l\1 llll() d.
. ILOS . 1 ¡LJl ;l ) . . (
va de Freud se encuen tra exp licitaJ a en un e . I Li 1.,Pl\1
Ih .b . . , , . ll~,1yopo
1

n 1 1c1on, sznto,na y angustw, 0 uc nb ntc,, . . "1crior,


-1 t u llll ,l <..llCl.,ll< .
dan1ental para nosotros : ¿es el contcniclo ang . )11 fu11
. (. ll\t1antc de al'
nos temas el que lleva al hornbre a rcpnmirlo s e . gu
. . ., · , >, •11 conrrari ti
es el propio mecanismo de repres ,on el q uc susc 1ta ¡, '
• , • • • c1 ,lngu1,r1<1 ~
e
Cuest1on importante: la ang ustia, s1 se optc1 por ¡,, se· ·
,, . . . u • gunc1~ h,
potes1s, ya no se de •
fin e por •
un obJeto •
cualouicra
-1
s· <
, , • 111 ) ror t:I
,nodo en que el ob1eto ha sido excluido de la concic nc1·,, M , 1
• '
1
Ouo•

angustian te, en tanto que es la obra más íntim a del homhrc Y


no obstante escapa a su control : lo q ue es más "suyo " es tam-
bién lo que le es más a jeno . ¿De q ué tiene usted miedo ?, prt:
gunta el psicoanálisis a l neuró tico, es decir, a todo s lo) hom-
bres . Quizá no d e lo qu e er a terri bl e en lo que usted olvidó,
sino de que usted lo o lvid ó a sus espaldas . Es de usted mi ~mo
que tiene miedo, d e es ta p ersona qu e usted desconoce qu e or-
dena en usted el meca n is mo g rac ias zd cua l usted admite o ex-
cluye de su conc ien cia ta l o c u a l representac ión -poco importa,
en definitiva, cuá l. Y si se despi erta ang ustia do, intentando en
va no volver a hallar ese sueño qu e lo as ustó, no es el miedo de
vo 1ver a vivir . . e l sueno _ e I que lo a su sta , smo · e1m1·cdO de: ha11 arsc
cara a cara con la fuerza desconoc1 a qu e acrua en 'E ·d , usted que
· l ·d I ueño 50
acaba hace apenas un instante de h acerl e o v 1 ar e 5 / · e
· que o qu
que reprime en usted es n1ucho m á s a ngustian te _ ba la
usted reprime. Eso es lo que enseñó Freud , y lo qu e cnsehna de
. . . L que ace
trage d ia gnega, en particular con Edzpo rey. 0 que
. ,, / . o no es
Ed ipo un heroe tanto psicoan a lítico co rno tragic nori·
. na e>~te
sea mcestuoso y p a rricid a, sino qu e interr ogue ª _u
dad sobre un as unto q ue sólo a ta ñe a la in teri ori dad .

84
I ' 1 I< , \ 1 /' 1 , '1' J / 11 ¡ , 1 ¡, 1

¿Que es lo mj ~ '" fom 1k1r '' p:ira t: I homhn:~ ¿Qu é C\ <..:~o que
las lcng u;1s a lcm ~111a e I nglcsa ll ;.1 nrn n fo mil 1a riJ acJ ba¡o la c:x
prcs1011 hl'imhch y hume? ¿Qu ~ conocc:rno<, Jc.: cc:rc;-i, íntima -
mente, sin siquiera nccc~ tta r hablar de ello ? C ierto ca l() r c.k ho-
g~ir que d cs ign~1 t ~1I1to el ambiente cerca no como el \Í mi~mo
íntimo, y q ue ddinc pn:c isa mcntc, má \ a ll á clC'. la in util1Jad ck
un discurso al respec to, una cierta im/)0s1h1hdad clC'. e.l ar cuc:nta
de ello. Lo fomi liar es el " peq ueño sec reto" : lo que ningun a
seña indica dora si rve pa ra seña lar, lo LJJC no habl a. Lo que:
reúne un conjun to cua lq uiera - una fami lia, por ejC'.rnpl(;, pero
también el " yo '' ps ico lógico- en el seno de una familiarid ad e<,
un,1 suma de sil encios co locados un o tras otro, que.: tod a pala-
bra ten dría como efecto su crítica y su destru cción . Esa ce, la
represió n descrita por Frcud : cercana a la vez que desconocida,
presente a la vez que sil enciosa . Lo q ue rep rime en c:I hombre c:s
la po tencia famili a r por excelencia, pero también una potencia
desco nocida : el "gran secreto " pa ra aqu el en quien se alo ja (in -
cl uso si , pa ra el otro, el psicoana li sta en particul ar, puede ocu-
rrir que sea secreto de Polichinela) . El mecanismo de la repre-
sión es, pues, el luga r decisivo en el que se reúnen lo ajeno y lo
familia r: noción modern a pa ra des ignar el mecanismo de \o<; trá-
gicos griegos, exclusivo de toda fuerza exterior al ho mbre -esa es
la idea de destino-, asertivo de un a fuerza interior y silenciosa,
"capaz" , en el sentido geomé trico, de todos los terrores y de
todas las a legría s acces ibl es para quien está inves tid o <le tila .
Así, lo que afirm a n co n jun tamente los trágicos griegos y el
psicoan:á li sis de Freud es la proxin11dad del sdenoo : a <:,abe r,
que -y contrari amente, en esto, a b teoría de L ac1n- lo que en
el homb re es fuerza efica z no rw ola, no C<:, t ¿1 e~tructurad0 como
H

un lenguaje ,•.

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