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REVISTA MEDICA HONDURENA 165

LA PERSONALIDAD
Por el Doctor Ramón Alcerro> (Castro

Ya el hecho de tener que referirnos a la Personalidad, nos


pone desde un comienzo ante un gran problema, cual es el de sabsr
a qué vamos a atenernos cuando pensemos y hablemos de esa
"personalidad". Las concepciones y las deficiones de la misma, son,
en efecto, tan varias. Muchas son ellas desde el punto de vista
popular, muchas también las filosóficas y varias también las que
la enfocan desde los puntos de vista psicológicos. Sobre todo de
éstos últimos trataremos de obtener algunas ideas que nos permi-
tan tener una concepción operante de la personalidad.
En términos populares la personalidad está en las caracterís-
ticas externas del individuo y en sus acciones visibles; es lo más
llamativo en el modo de ser y de hacer las cosas que tenemos las
gentes. Se habla como resultado de esas características externas
de personalidades repulsivas, delicadas, suaves, etc. Con frecuen-
cia, y no sólo en términos populares, se habla de la personalidad
como del carácter, el cual para otros no es más que una parte de
la misma, la'que se refiere al aspecto moral de la persona o a la
fuerza básica de su actividad (independientemente de su valor
moral J.
Desde el punto de vista filosófico diferente ha sido la teoría
de la persona y la personalidad en la Escolástica, entre los racio-
nalistas y en los sistemas posteriores a éstos. (En su libro "Psico-
logía y Filosofía de la Persona, Dujovne se decide por la conve-
niencia de emplear la palabra persoma para lo genérico y persona-
lidad para lo específico de cada posible clase de personas y para
lo peculiatr de caída perscna singular. Trata así de salvar lo indis-
tintamente con que muchos usan los dos termines). Citemos de las
concepciones filosóficas de la personalidad la que la considera
como "una fuerza no analizable que da dirección a los actos y sig-
nificado a la experiencia"; la que la ve como sinónimo de corriente
de ideas, sentimientos y emociones; o la que la entiende como "una
estructura compleja construida por la experiencia sobre una base
de mecanismos psicofisiológicos preformados, heredados, dinámi-
cos (instintos, etc.) que contienen dentro de sí mismos sus propias
fuerzas impulsoras (Prince).
Desde el punto de vista de la Psicología abundan las deficio-
nes. Para algunos es un conjunto de componentes, un organismo
unificado que es más que la suma de sus partes. Para Symonds
es "la descripción más completa del conjunto constitucional, inclu-
yendo físico, inteligencia, temperamento y carácter". Dice Brodes:
"En suma, todos los rasgos, útiles o inútiles, así como los que real-
mente obstaculizan la adaptación de la personalidad a las situacio-
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nes de vida". Y Morrison: "La suma total de lo que el individuo


ha llegado a ser, asimilando los productos culturales de la evo-
lución social".
Los elementos de ese conjunto que es algo más que la suma
de sus partes son interpretados por unos como rasgos de la per-
sonalidad (el número de esos rasgos varía de unos autores a otros, I
Dashiel los reúne en los siguientes: Físico, Inteligencia, Movilidad, j
Temperamento, Motivación y Sociabilidad); por otros cerno "es-
tructuras". Estas "estructuras" se forman por el aprendizaje a
medida que el bebé va reaccionando al medio ambiente. En ese
aprendizaje se forman "tendencias principales", que tienen el ca-
rácter de más importante en las situaciones de vida dadas en esa
época; y a ellas se les denomina "estructuras". Morrison divide
esa estructura; en seis grupos: 1) estructuras aprendidas en la in-
fancia (obsd'.encia, afecto familiar, andar, hablar, autoindepencien-
cia, frugalidad, cautela y atención de nuestras necesidades corpo-
rales) ; 2) la estructura volicional; 3) la estructura del pensamiento;
4) la estructura moral (la conducta fundamentalmente correcta) 5)
los valores humanísticos (apreciación de lo bello, lo bueno y lo
verdadero) y 6) la inteligencia (en cuanto capacidad para
comprender las operaciones mecánicas, los principios de salud, la
naturaleza de las cosas vivientes y las complejidades del orden
social).
Por otra parte, no hay que olvidar que los rasgos, estructu-
ras, etc., no tienen calidad inmutables y de estáticos, sino que la
conducta (más marcadamente en los niños) es una función espe-
cífica de la índole de la situación que se le presenta; si bien esas
respuestas específicas son sometidas a las normas generalizadas
y a las imposiciones de una sociedad organizada. Es así como ad-
quieren cohesión y se transforman en formas de conducta, que lla-
mamos "rasgos", etc.
Bríggs considera que son las "actividades emocionales" las
que forman la base de las respuestas situacicnales determinantes
de la conducta y del carácter. Cree que esas "actitudes emociona-
les" son muy persistentes y difíciles de descartar aún cuando la
inteligencia comprenda su irracionalidad. Ya Hall había dicho que
"nuestra inteligencia es sólo un átomo flotante en un mar de sen-
timientos". Para citar un ejemplo de Thorpe: a un hombre de letras
le puede ser muy difícil o imposible liberarse de una preferencia
instintiva por un antiguo partido político, a pesar de comprender
que las diferencias entre la filosofía política de ese partido y de
otro u otros que adversa, hayan dejado de existir.
Briggs reduce a treinta las actitudes emocionales, represen-
tadas* por la calidad de: honesto, cooperativo, democrático, saluda-
ble, frugal, competente, tolerante, industrioso, inteligente, patrió-
tico, digno de crédito, leal, eficiente, apreciativo, cortés, alerta,
¿sincero, capaz, escrupuloso, justo, ingenioso, que se domina, fide-
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digno, veraz, seguro, valiente, de su casa, exacto, progresista y


delicado, que pueden darse una persona.
AI discutir tos "ragas", las "estructuras" y las "actitudes",
se nota cierta identidad de fondo, teniendo tedas por base formas
reacción del individuo que son específicas al principio y eme des-
pués se unifican y generalizan en parte, "pero que no alcanzan
nunca a representar otra cosa que un sistema de mallas flojas,
formado por tendencias amalgamadas de reacción". (Thorpe)
La noción de personalidad, pues, parece que no tiene valor
absoluto, sino solamente relativo. Es el conjunto diversamente
apreciable por cada uno de nosotros "en cada uno de los demás, y
por cada uno de los demás en nosotros; conjunto de naturaleza
biosocial más que biofísica, y que está formado de agregados, tam-
bién relativos que ofrecen cierta objetividad desde el punto de vista
biesocial (llamados rasgos, estructuras, etc.), y que sen única-
mente .nembres para clases de comportamiento que se interfieren
recíprocamente.
Esta personalidad no se da, pues, como cosa hecha, sino que
se forma, se desarrolla sobre la base biológica indispensable para
la existencia humana, mas el constante reaccionar —humanamente
también— a las condiciones biosociales y a través de las diferen-
tes edades del individuo. Es decir que la personalidad se desarro-
lla por un proceso gradual que se integra a través del nacimiento,
la infancia, la adolescencia y la madurez, y que es siempre, en un
momento dado, el resultado de todo lo que le antecedió.
Esto no puede ser más importante porque quiere decir que
cada individuo tendrá la personalidad que se le ayude a formar y
en cuyo ulterior, ser él mismo contribuya según las herramientas
con que se le haya dotado para, su función en la vida.
Querrían también decir que las personalidades nuestras nos
las hacen hasta cierto grado los que se encargan de nuestra forma-
ción; primordialmente nuestros padres y maestros, y el medio en
que ellos y nosotros vivimos; y que de lo que hemos llegado a ser
al llegar a la adultez, dependerá la mayor o menor flojedad de esa
malla movible y siempre capa,z de mayor apretamiento o afloja-
miento, según su constitución primitiva y las nuevas circunstancias
que favorezcan o se opongan al grado de laxitud "normal" de la red.
De qué dependerá, entonces, en un momento dado la actitud
que ante una situación asumirá la personalidad? De los siguientes
factores: de las cualidades físicas, la constitución corporal o base
biológica de la personalidad; del temperamento, formado por las
cualidades emocionales; de las cualidades intelectuales; de las cua-
lidades morales y sociales (el carácter y la disposición ética) de
las cualidades espirituales, es decir de la experiencia religiosa; de
la previa experiencia en situaciones análogas, de las circunstan-
cias antecedentes inmediatas, de la situación externa actual, del
tipo medio de reacción social colectiva y del modo de percepción
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de la situación. (Según Mira y López pero subdividiendo el Carác-


ter en cualidades morales, sociales y religiosas). Refirámonos más
despacio a la constitución corporal, el temperamento, la inteligen-
cia, el carácter y la experiencia religiosa, antes de volver sobre
su integración dinámica dentro de la personalidad.
a) Constitución corporal. Las relaciones de ésta en la integra-
ción de la personalidad han sido investigadas desde hace mucho
tiempo y se continúan aportando importantes contribuciones. Se
discute en este sentido la influencia de la herencia. El ya citado
Thorpe afirma que "nad'e ha probado la presencia de un mecanis-
mo positivo para la herencia, por los genes, de cualidades huma-
nas, tales cerno la conducta moral consecuente y el espíritu de
iniciativa o industria personal". Se cree más bien que tales cuali-
dades son efectos de situaciones estimulantes primitivas, favora-
bles en el sentado social-psicológico a la producción de estas reac-
ciones.,
Se han llevado y se llevan a cabo investigaciones para demos-
trar o negar si existe relación entre la forma corporal del indivi-
duo y sus reacciones temperamentales y caracterológica.s. Según
la explicación del predominio de una de las hoias blastodérmicas
'en la forma corporal, los individuos se clasificarían como: normo-
tipos con variantes hacia la ectomorfia (por predominio del ecto-
tíermo y que corresponden al tipo longilíneo, leptosómico. asténico
y microsplácnico de las otras clasificaciones); la mesomorfia (seme-
jante al t;po atlético) y la endomerfía (que sería el tipo pícnico,
brevilíneo, macrosplácnicc y eurisomo de las otras clasificaciones).
Más conocida probablemente es la clasificación de Kretsch-
mer en tipos leptosómícos, pícnicos, atléticos y displásticos. En
los leptosómicos predomina el tipo longitudinal, son sujetos del-
gados, de hombros estrechos, de pecho aplanado, vientre sin grasa
y caderas estrechas; las extremidades son largas y delgadas y
hay frecuentemente hipoplasla e hipofunción genital. Este tipo
mcrfológico correspondería desde el punto de vista psicológico al
esquizotímico como leptosómico normal, al esquizoide como fron-
terizo y al esquizofrénico dentro ya de Lo patológico. El esquizotí-
mico varía entre la sensibilidad y la. frialdad, entre la variabilidad
y la tenacidad, y en la psicomotricidad se caracteriza por inade-
cuación de la reacción (reprimida, desfalleciente, interceptada o
inflexible). El esquizotímico es autista, tiende a la reserva mental,
se encierra dentro de sí mismo, se introvierte, n.o se pone en
comunicación can el ambiente; tiende a la independencia de la
conducta, es hermético, reservado y lógico. Poceen fineza de espí-
ritu, capacidad de abstracción, idealismo y tenacidad. Les falta
adaptación a la realidad práctica de la vida, calidez de los senti-
mientos y humor. Desde el punto de vista de las aptitudes especiaos
y actividad profesional, los esquizotímicos, si poetas, son patéticos
y románticos; si investigadores, son lógico-matemáticos, sis-
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temáticos y metafísicos y si conductores de masas, son idealistas


puros, déspotas y fanáticos o calculadores fríos.
En el pícnico predomina el diámetro anteroposterior abdomi-
nal. La cara, el abdomen y el pecho son anchos y gruesos; los
miembros son cortos, las manos anchas, la cabeza hundida entre
los hombros. Son calvcsi precoces. Psicológicamente correspondería
al ciclotímico, dentro de la normalidad; al cocloide en los inter-
medios y a la psicosis maníaco depresivas dentro de lo patológico.
En el eiclotímico el ánimo oscila entre la alegría y la tristeza; el
tempo psíquico es entre rápido y tranquilo y la psicomotilida.d es
adecuada al estímulo; es sociable, alegre y calmo, de amistad fácil;
con frecuencia; tiende a la melancolía y la irritabilidad y la cólera.
Sintonizan con el medio ambiente, son extrovertidos; propenden
a los empleos lucrativos y de fácil desempeño, a la politiquería, la
abogacía y el comercio. Si poetas, son realistas y humoristas; si
investigadores, son empíricos' y objetivos; si conductores ele masas,
son caudillos briosos, organizadores simpáticos y mediadores con-
ciliadores.
El tipo atlético o muscular es aquel de predominio relativo
del diámetro transversal sobre Los demás. Hombros anchos, pecho
grande, caderas estrechas, cuello grueso, cara de grandes relieves
óseos y piel con abundantes' pelos. Desde el punto de vista psicoló-
gico da el tipo enequético, sujeto moderado, tranquilo, comedido
y a veces pesado y tosco; participa en aquello que necesita fuerza
y energía; la fantasía es pobre pero ■combinada con gran tenacidad
de la atención, con tendencia a la. perseverancia. Son otras de sus
características la falta de agilidad, de fluidez y de variedad del
pensamiento y obtusión espiritual; son sobrios, minuciosos y pe-
dantes. Como reacción afectiva muestra la cólera explosiva.
Ei tipo displástico está caracterizado por la falta de euritmia,
por la tosquedad o la falta de proporción. Presenta como varieda-
des los gigantes eunu-coides, los eunocoides y obesos pluriglan-
dulares y los hipoplásticos e infantiles. Desde el punto de vista de
la patología mental tiende a la esquizofrenia...
Digamos para terminar estas referencias al componente orgá-
nico de la personalidad que a más de éstas relaciones generales
con la constitución hay que recordar las que se refieren en par-
ticular al 1) sistema nervioso central, sin olvidar las relaciones
del hipotálamo y el cerebro medio en las emociones básicas y los
patrones de impulsos; y la relación de la corteza con la discrimi-
nación y adaptación; 2) la especializaeión de los lóbufrontales en
la previsión del futuro y en la reputación individual por el senti-
miento de autoestima; 3) las relaciones con el sistema nervioso
autónomo y 4) las relaciones con los productos endocrinos.
b) El Temperamento. Entre los factores de la personalidad
que hemos mencionado, está el formado por las cualidades emo-
cionales, las cuales hacen lo que se llama el Temperamento. Este
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tiene hondas raíces biológicas, se encuentra profundamente empo-


t r a d o e n l o s i n s t i n t o s y m u c h o s h ab l a n d e l t e m p e r a m e n t o c o m o
de la constitución misma. Tal es la intimidad de la reacción emo-
cional con diversos cambios orgánicos que Lange lanzó la teoría
de que es.os trastornos o cambios corporales son la emoción misma;
y James los considera como el fenómeno esencial y causal que cons-
tituye la emoción. Se lian comprobado las relaciones de las emo-
ciones con el tálamo y las zonas subtaláraicas y con los sistemas
simpático y para simpático.
Sobre estas bases se asientan las reacciones de afecto, grandes
determinantes de nuestra conducta, puestas en términos de mayor
importancia o por lo menos de anterioridad por tantos pensadores
de todos los tiempos: "He sentido antes de pensar", escribía Rous-
seau y Una muno ha dicho: "Amo, ergo sum" expresando que e l
amor precede al conocimiento.
La reacción emocional une a la profundidad de asentamiento
visce ral, m u scular y gla ndular el se r de tal naturaleza que ti at a
de adaptar al individuo para una futura reacción de ejecución,
provocando un aumento o disminución del funcionamiento general
de la conducta. K. Schneider clasifica los setimientos en a) físicos,
con determinada Icealización orgánica; b) vitales, con raída difu-
sión por el cuerpo y c) Sentimientos Psíquicos, que son estadoy
agradables del yo, y que pueden dividirse en 1) Sentimientos de
situación, con referencia única aj yo, los cuales serían: a) agrada-
bles: alegría, placer, agilidad, felicidad, júbilo, reposo, satisfacción
y seguridad.
b) Desagradables: tristeza, preocupación, angustia, miedo,
intranquilidad, .desasociego, fracaso, desamparo, nostalgia, desfa-
llecimiento, perplejidad, amargura, espanto, mal humor, cólera,
rabia, envidia, celos, aburrimiento y vacuidad, y 2) Sentimientos
Úe valoración, que expresan una, calificación, sea de la propia per-
sonalidad, dando lugar a los sentimientos de autovaloración, sea
de una personalidad diferente de uno mismo, dando lugar a los
sentimientos de valoración, que expresan una calificación, sea de
la propia personal'dad, dando lugar a los sentimientos de auto-
valoración, eea de una personalidad diferente de uno mismo, dando
lugar a los sentimientos de exvaloración. Les primeros serían: a)
afirmativos, como la fuerza, el orgullo, la vanidad, la dignidad, la
superioridad, fti triunfo y el consuelo, y b) negativos, como 1?,
vergüenza, la culpabilidad, cí remordimiento, la timidez, la humil-
dad y la modestia. Los segundos se dividirían también en a) afir-
mativos cerno el amor, la. inclinación, la confianza, la compasión,
la atención, el interés, la justicia, el agradecimiento, la nobleza,
la admiración y la adhesión; y b) negativos, como el odio, la
repugnancia, la desconfianza, el desprecio, la enemistad, la burla,
la desaprobación y la indignación.
REVISTA MEDICA HONDURENA 171

No podemos dejar de mencionar, sino que por el contrario


debemos hacer énfasis en el hecho de que nuestras emociones y
nuestros sentimientos, en cuanto formas perdurables de respues-
ta, son en gran parte formados por la educación; es decir que
aparte de la disposición constitucional la educación determinará
la agradabilidad y afirmatividad, .o bien la .negatividad y desagra-
dab'lidad de nuestros sentimientos; esto es, que somos alegres,
placenteros, seguros y reposados, o por el contrario tristes, preo-
cupados, angustiados y miedosos, o tensos, malhumorados, celo-
fos, etc., según se nos enseñe a ser, sobre todo en la infancia, cuan-
do se asientan las bases de nuestro futuro ser social. Y asimismo
ccn ios sentimientos de valoración, la educación determinará que
nos sintamos dignos, superiores, orgullosos y fuertes, o por el
contrario, culpables tímidos y con remordimientos; o en fin que
desarrollemos hacia los demás sentimientos afirmativos de amor,
confianza, atención, justicia, nobleza, admiración, etc., .o por el
contrario sentimientos negativos del odio, repugnancia desprecio,
desaprobación, etc.
e) Nos toca ahora, referirnos al componente intelectual de la
personalidad. Los problemas se presentan de nuevo cuando quere-
mos definir la inteligencia.
Dieron en contra de los que creen que con el progreso de la
ciencia se llegará a penetrar la esencia íntima de la inteligencia,
cree que ello es una resultante funcional en condiciones definidas.
Cree que tratar de llegar a esa naturaleza íntima de la inteligencia
es como querer encontrar la "velocidad" desmontando un automó-
vil. Cree, en fin, que; no se trata de una realidad teórica, pero que
sí tiene realidad práctica, y que no debemos contentarnos con
reducirla al conjunto de las funciones mentales de adquisición,
elaboración y empleo de la experiencia, que son constitutivas del
pensamiento.
Hay que considerar, entonces, que se trata de una resultante,
en 'el mecanismo productor de la cual hay muchas funciones y
operaciones psíquicas. Habría una serie de funciones previas, la
percepción, la atención, la memoria, la fatigabilidad psíquica, la
mímica y el lenguaje (todas ellas funciones intelectuales adqui-
sitivas) ; unas funciones intelectuales de elaboración (juicio, racio-
cinio, etc.); otras ejecutivas (habilidad y combinación) y un cau-
dal psíquico de la inteligencia formado por la suma de conoci-
mientos adquiridos intuitivamente o por experiencia.
Del conjunto de elementos de cuya integraron resulta la inte-
ligencia, unos son congénitos y otros adquiridos. Se cree que hay
un factor hereditario, pero a pesar de él la inteligencia no es un
valor fijo e inmetable, sino que es influenciada por los factores y
condiciones del ambiente.
En interesantes estud : £>s sobre los factores ambientales en
la determinación de la inteligencia, expresada en coeficientes inte-
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lectuales, varios autores han demostrado la elevación del C. I. de


l o s n i ñ o s a d o p t a d o s a n t e s d e l o s s e i s m e s e s. L e a h y e n c o n tr ó u n
V. I. medio de 110,5; Skeels un promedio de 115,4 para 147 niños,
encontrando en 41 de ellos C. I. de 120 o más (nótese la diferencia
con un 14% o menos de personas con 120 de C. I. o más en el
prome dio de la poblac ión). En estudios sobre este mismo cam po
la investigación de Skodak demostró en. 80 madres verdaderas de
hijos adoptivos se encontró un C. I. medio en los hijos era de 116.
S e pu ede pe ns ar q ue e s t a e le va ció n de la i n te l i g enc ia se d e be a
un medio a mbiente ade cuado, en hogares en donde rea lme nte se
les deseaba y en los que se les dieron las mejores oportunidades,
sobre todo con buenas condiciones de desarrollo en los primeros
años, los de mayor influencia, en la formación de la personalidad
(su factor intelectual incluido).
Por otra parte, se han hecho investigaciones con grupos de
niños en malas condiciones ambientales de educación. Gordon, por
ej., hizo una investigación en grupos de niños hijos de barqueros.
Estos niños llevaban una vida irregular,* casi sin escolaridad ni
intercambio social, salvo raras excepciones. La vida intelectual de
los adultos con quienes se encontraban en contacto era un gran
número de ellos muy elemental, muchos de ellos sin saber leer ni
escribir. El C. I. media,de la inteligencia fue, en, ese grupo de 69.9,
es decir dentro de la mentalidad deficiente o en los límites de la
normal. Es más, el grupo de edad de 4 a 6 años tenía un C. I. de 90
(norm a l ba j o), m ie n tra s q ue e ntre l os 12 a 22 a ños el C . I . e ra
sólo de 60 (debilidad mental).
Reste decir, aunque sólo sea de pasada, que :de las investigaciones
actuales, puede asegurarse que no hay diferencia en cuanto a
inteligencia general, entre los hombres y las mujeres; y que no es
privilegio de ninguna raza la superioridad intelectual sobre las
ot ras. La aseveración de Boas no parece despr ovis ta de verdad :
"Si hubiéramos de seleccionar una tercera parte de los más inteli-
gentes, imaginativos, energéticos y emocionalmente estables entre
los seres humanes, todas las razas estarían representadas". d)Las
cualidades mora les.
S e pue de ente nd er el c ará cter, a vec e s co mo a) e l aspe cto
moral de la persona, su implicación en relación a cierta norma (lo
bueno y lo malo); o, como la conación, es decir la fuerza de la
actividad, manifiesta en la persistencia, la fortaleza, la prontitud,
la rapidez. Estas manifestaciones deberían estar libres de toda
influencia valorativa (bueno, malo, incorrecto, etc.)
Por otra parte, se habla de la personalidad misma como
el ■carácter. Dice Jaspers: Pero ningún concepto es empleado tan
ambigua y variablemente come el concepto de la "personalidad o
del carácter"... "Vemos el carácter en el modo especial en que
el individuo se manifiesta, se mueve; en su manera de experimentar
situaciones, de reaccionar ante ellas; en la manera cómo ama,
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cómo si ent e los c elo s, con duce la vid a; e n la s nece sida de s que
tiene y en el anhelo que le es propio; en, los objetivos que se pro-
pone, cómo forma ideales y cuáles; en los valores que le atraen;
en lo que hace y produce; en el modo como actúa. En una palabra,
dice, llamamos "personalidad" al conjunto individualmente distinto
y característico de las relaciones comprensibles de la vida psíquica".
En otra parte dice: " . . . . s e aprenderá la personalidad o el carácter
como un ser que. es como es" " .. .es igualmen te devenir y haber
devenido, es lo que en el mundo se realiza poz- las situaciones, las
ocasiones y problemas que se le han dado. El carácter es, por sus
motivos históricamente dados el producirse del hombre e n el
tie mpo, ,no sólo la a cu ñación de un ser — así defi nitivo e n la
aparición del transcurso del tiempo".
Roracher dice que cop el concepto de carácter se quiere real-
zar lo que un hombre es en general, independientemente de las
circunstancias particulares de su vida. "La personalidad es la pecu-
liaridad psíquica actual del hombre; el carácter, es la personalidad
pisiquica general... " "La personalidad es el hombre como ha lle-
gado a ser por las circunstancias de su vida hasta el momento:
c! hombre como lo ha formado el destino por su carácter'.' (Para
Roracher el Destino es la totalidad de los sucesos externos que
ocurren a un hombre en el curso de su vida: "El destino es tam-
bién naturalmente el medio ambiente particular en el que alguien
vive, y es, asimismo, la cultura particular en que alguien se des-
arrolla, así como la convivencia con determinados hombres que
suscitan sentimientos particulares en otros efectos psíquicos".}
Se han descrito muchos sistemas de caracterología, unos fun-
dados científicamente (según el método de las ciencias naturales)
y otros con fundamentos filosóficos. Se encuentran entre los pri-
meros la tipología de Kretschmer (leptosómicos, atléticos y pícni-
cos) ; la de Jaensch (basedowiano y tetánico); la de Jung (extra-
vertidos e intravertidos; la de Rosanof (tipos antisocial, ciclotími-
cos y epilépticos), etc.
E ntre los s ist ema s f und ado s filosó f ic am e nte e ntra n l os de
Klages (caracteres llenos y vacíos, profundos y superficiales, cáli-
dos y fríos, pesados y ligeros); de Spranger {teoréticos, económi-
cos, estéticos, sociales, políticos y religiosos); de Adler (agresi-
vos, no agre sivos, conjuntivos, supe riores e inferiores).
Mira y López al estudiar la psicología de las actitudes mora-
les llega a las siguientes conclusiones: "a) la conducta moral no
obedece a la existencia de un solo factor general; b) en su deter-
minación intervienen mucho más eficazmente las actitudes afec-
tivas, que el juicio lógico; c) no existen criterios morales standar-
dizados que permitan una valoración ética constante de los distin-
tos tipos posibles de conducta moral frente a situaciones concre-
tas ; d) no sólo varía considerablemente el criterio juzgador de los
actos morales de unas y otras personas, sino que en una misma se
174 REVISTA MEDICA HONDURENA

observan notables diferencias de rigor al colocarse en actitud crí-


tica frente a las divers as acciones inmorales; e) existen gru pos
h uma nos que son colectiva me nte juz gad os como deficientes éticos
y que, no obstante, en pruebas de conducta, se han mostrado más
g e n e r o so s q ue l e s c o ns i d e ra d o s c o m o nor m a l e s " . Co ns i d e ra M i ra
que una conducta es moral en sentido estricto sola mente cuan do
quien la realiza se propone libremente conseguir con ella un. mayor
bien —material o psíquico—, s ; n tener en cuenta el provecho pro-
pio que de él pueda derivarse.
Para el mi s m o M ira la c ond uc ta huma na e stá li ga da a l de s-
a r r o l l o d e l o s t r e s e s t a d o s e m o c i o n a l e s f u n d a me n t a le s: el mie d o ,
la cólera y el afecto (amor). Al miedo'se ligan las actitudes defen-
si va s, a la cóle ra las ofensiva s o a gr esiva s e n la s c ua les se tien de
a dominar absoluta y violentamente al medio ambiente; en la
emoción amorosa o afectuosa, se funda una actitud en la cual ya se
ha superado la vida elemental, no hay de quien defenderse o a quien
atacar, se viv o en fusión y conf usió n con el ambiente como "par te
de algo que lo atrae en vez de repelerle". En cada uno de los casos
anteriores la conducta humana es diferente; en el primero es inhi-
bida, en el segundo destructivay en el tercero, creadora. La moral
q u e s e d e s p r e n d e de c a d a, c a s o e s t a m b i é n d if er e n t e ; e n e l
primero, la moral primitiva, disciplinaria; en el segundo la re-
volucionaria y anárquica y en el tercero la moral de coopera-
ción, semejante a la moral abierta de Bergso.n, la que M/ra
llama la verdadera moral o moral humana propiamente dicha.
E n la s d i v e r s a s e da d e s de l i n d i v i d u o p r e d o m i n a u n a d e l as a c -
ti t u d e s e m o c i o n a le s y v ar í a ta mb i é n, c o n s e c u e n t e me n t e, l a a e t 5 -
t u d mo r a l, a s í: e n e l n i ñ o p r e d o mi n a l a mo r a l d is c i p l i n a r i a , d e
respeto a la regla; en la pubertad se muestra más la agresividad
y la rebeldía y la revolución conceptual; en la juventud liabría un
balance entre lo colérico y lo amoroso, hay destrucción y creación,
utilitarismo e idea moral, se es si mismo tiempo generoso y egoísta.
En la a du ltez pr e do mi n a la ac ti ud cr ea dor a , mie nt r as que e n la
madurez vuelve la actitud colérica, al mismo tiempo pesimista y
destruc tiva, y finalmen te en la vejez volve mo s a ve r la ac titu d
m i e d o s a a h o r a m a t iz a d a d e p r u d e n c i a , d es c o n f i a n za y t a c a ñ er í a .
(La tipología de Mira, fundada en las ideas anteriores divide a Los
hombres en tres tipos: a) tipo moral miedoso, desconfiado, pesi-
mi s ta , i n se g u r o 1 y s u mi s o, c u y a f ó r m u l a mo r a l es " n o t e m e ta s " ;
b) Tipo moral colérico, el cuál es ambicioso, dominante, envidios o
y rebelde y cuya fór mula es "no des tu brazo a torcer"; y c) tipo
mora l a mor oso, c uya s c ara cterístic as sen la t olera ncia, la simpa ría,
la gener osidad y la creac ! ón, y cuya f ór mula moral es "piensa , e n
los demás antes que en ti".
.Terminemos la mención de estas diversas ideas sobre el Carác-
ter refiriéndonos a la influencia de la socialización sobre el mismo.
^Nuestro modo de ver está de acuerdo con el d& Powers, quien con-

,.
REVISTA MEDICA HONDURENA 175

sidera que la socialización del carácter debe surgir de las caracte-


rísticas fundamentales del' protoplasma mismo, más cierta dota-
ción mental original y alguna capacidad afectiva o emocional. Sobre
ellos prende la socialización a través del hábito, por el acondicio-
namiento, la asociación y la práctica. De la conducta del niño aza-
rosa, indiferen ciada, difusa, desequilibrada, no centralizada, tran-
sitoria e inmediata, ha de surgir después del complejo proceso de
socialización la conducta inteligentemente adapada del adulto.
Varias instituciones influyen en la formación del carácter: a) el
hogar, encargado del condicionamiento primitivo de la conducta,
sobre el cua l prenderán los nuevos aprendizajes; b) la iglesia; e)
e l g o bi e r n o , a t r a v és d e la s no r m a s q u e la s o c i e d a d m i s m a s e
impone y que se cumplen en el hogar, la escuela, la iglesia, etc.,
d) la institución de la propiedad personal; e) la del lenguaie y
del número y f) la educación, que lleva al niño a través de el domi-
nio de ciertos hechos, las costumb res del gru po y las técnicas
sociales,
ej La experiencia religiosa. Sadler aboga porque se dé inde-
pendencia a la experiencia religiosa como componente de la per-
sonalidad y habla de la "filosofía cósmica" que es como la religión
sin la abundancia de credo,, dogma y teología. Me parece que en-
to n c e s v a q ue d a n d o r e d uc i da a l a m o r a l h u m a na d e M i r a , en l a
q ue el h o m br e se u ne a m o ro s a m e n te a s u a m b ie nt e . S a dl e r di c e
que en esa filosofía cósmica hay "una actitud hacia el universo",
y que puede ser dirigida en una de estas tres actitudes: a) la curio-
sidad, como el hambre de saber, como la búsqueda de la verdad,
b) la a pr e ci ación e s té tic a, c om o el a m or a l o bello; c) la ét ica ,
como el desea de servir, el amor a lo bueno.
Dunlap va más al fondo de la cuestión desde el punto de vista
psicológico, cuando considera la religión: "como la institución o
rasgo de la cultura, que se hace cargo en servicio de la humanidad,
de las funciones para las cuales ninguna otra institución esté pre-
parada todavía adecuadamente. Estas funciones con frecuencia
comprenden el intento del hombre de "hacer lo que no puede hacer
y de saber lo que no puede saber". Cree que considerada así la
religión es una institución suicida que promueve el desarrollo de
otras instituciones que la suplantarán, tomando a su cargo las fun-
ciones para las cuales la religión las impulsó y que antes estuvie-
ra n a c argo de la misma reli gión . T al pa sa ría co n la ci encia que
ha suplantado a la religión en sus funciones económicas; con la
filosofía, nacida también de la religión; con la organización política
y gubernamental, antes guiadas p¿>r la religión, y con el arte, que
también tiende a la secularización. Cree Dunlap que del estudio del
pasado y presente de la religión parecen haber cinco posibilidades
para las funciones religiosas en el mundo civilizado del futuro: a )
qu e las o rga niz acion es religiosas enc ue ntre n ca mpos p ara lo s que
no ha ya org ani za ci ón se cular ca pa z de di rigirl os; b ) que
176 REVISTA MEDICA HONDURENA

la iglesia promueva y mantenga ritos desprovistos de doctrinas


y aplicaciones; c) que la iglesia continúe sus servicios en lo moral,
aceptando un papel secundario bajo la dirección del estado u otra
organización secular; d) que la iglesia restrinja sus funciones para
aquellas en las que no ha habido, no hay ni habrá organizaciones
seculares, para aquellas cuestiones que no so.n sujetos del cono-
cimiento (la fe, los conceptos del otro mundo), y e) que la religión
deje de existir en las culturales civilizadas.
No cree en esta última posibilidad como cercana porque sólo
sería posible si la religión cesara de tener funcwnes importantes,
y no parece ser ese el caso por el momento; y además, recuerda la
característica saliente de la religión que es su hab'lidad para adap-
tarse a condiciones cambiantes; cuando la adaptación es necesaria
para asegurar su supervivenc a (de la religión).
Mencionados así l.os componentes que en un corte transversal
de la personalidad ,nos ayudan en su comprensión, y anotada la
conüición dinámica de la misma,, el hecho de hacerse en cada mo-
mento y de ser al mismo t'empo todo lo que le antecedió, digamos
ahora algunas palabras sobre las características más salientes de
la personalidad en las diversas etapas de la vida.
En la infancia hay un primer período en el cual el niño de-
muestra interés en lo que percibe, vive más con sus sentidos. Un
poce más allá ya hay proceses de asociación entre las cosas que
ve y que oye y trata de imitar los sonidos con que se llaman las
cosas, Hacia los cuatro años se presentan los intereses intelectua-
les, se preocupa del para qué y por qué, sobre todo en cuanto les
capacita para saber cómo usar las cosas. De los siete a los doce
años no sólo hay intereses intelectuales generales, sino también
especiales. Durante la infancia se' aprende a diferenciarse uno mis-
mo del medio ambiente, a reconocer un mundo exterior y otro inte-
rior, a encontrar el principio de contradicción y más adelante —ha-
cia los 10 a 12 años— el juicio de realidad.
A continuación de la etapa infantil está la juvenil, también
divisible en períodos: adolescencia, pubertad y juventud propia-
mente dicha. Se inicia aquí el pensamiento abstracto, el adolescente
principia a organizar, evaluar y ponderar los hechos concretos;
establece conceptos generales y relaciones lógicas entre ellos. Llega
también a darse cuenta y a reflexionar sobre la responsabilidad
social, sobre su papel en el mundo. Y en esta etapa termina el
desarrollo sexual "con sus cambios glandulares y aparecimiento de
caracteres secundarios masculinos o femeninos. Hay una afecti-
vidad exagerada y sin dirección fija, una dificultad para encontrar
su miev© camino.
Salido ei individuo de la juventud entra en la adultez, que com-
prende más o menos de los veinte a los cincuenta años;,da entonces
el individuo su mayor rendimiento, aprovecha la experiencia adqui-
rida y actúa en su mayor adaptación social. Sabe el hombre en
REVISTA MEDICA HONDURENA 177

esta época negarse algunos deseos, usa el mecanismo imaginativo


de la realización de otros, y dirige sus deseos, sublimándolos, de tal
manera que los realiza en formas que no encuentran obstáculos
invencibles y que sean socialmente útiles. También se notan en el
adulto, mecanismos psicológicos por medio de los cuales ve las
cosas como él desearían que fuesen (catatimia), de achacar a los
demás la causa de sus propias acciones (proyección) y de trans-
formar en razones los pretextos para justificar sus actos; o deseos
que contrarían la censura moral (racionalización).
Los diez años siguientes forman el período de la madurez, en
el que se inicia la involución, disminuye la actividad genital, cam-
bia la situación hogareña por la independencia de¡ los hijos, cambia
la situación social por el cambio de tipo de empleo o de actividad.
La vejez está ya a las puertas y hay deseo de gozar de la vida con
egoísmo. Se presentan cambios en la afectividad, los reservados y
tímidos se vuelven expansivos y los alegres y sociables se hacen
retraídos y tristes.
Llega por último la vejez con la disminución de la eficiencia
y de la energía, y volviendo a los individuos desconfiados y a veces
con la idea de ser perseguidos, hostilizados o perjudicados.
Integración de la personalidad: Los diferentes componentes
de la personalidad van desarrollándose a medida que el individuo
progresa en sus diferentes etapas de vida, hasta llegar a la adultez
y continúa modificándose diariamente mientras el individuo vive
y está sometido a diferentes circunstancias. El ideal es el de la
actuación unificada, integrada y socialmente adaptada, digna de
confianza, que dé seguridad y efectividad y que permita al indivi-
duo darse cuenta y poner toda su fuerza en las acciones que decide;
los diversos sistemas de acción antes mencionados trabajan enton-
ces unitariamente sin contradicciones entre unos y otros y sin vaci-
laciones debidas a esas contradicciones.
Ante una situación dada la personalidad puede poner en juego
sus mecanismos de adaptación bien y armónicamente desarrolla-
dos y verificar así una actuación exitosa, desarrollada, de manera
consecuente y que llamamos normal. O bien puede encontrarse en
la imposibilidad de llegar a esa actuación exitosa y tener un fracasa
que puede dar por resultado tres clases de soluciones: una ruptura
de la personalidad (que se manifieste en suicidio, alcoholismo,
afición a las drogas, rasgos neuróticos, enfermedades neuróticas
y psicosis), ( J ) una ruptura de la situación (conducta anárquica

C) (Actualmente ya es casi universal la aceptación de que la bebida exagerada


de alcohol es nada más que uno de los síntomas de una desarmonía de la persona-
lidad, siendo varias las formas desarmónimas que pueden presentarlo, y diversas
también las clasificaciones de esos trastornos que hacen los diferentes autores. Por
ejemplo, Dale y Ebaugh dividen los síndromes alcohólicos en cinco categorías pro-
visionales: a) Alcoholismo esencial, que aplican a aquellos casos que se derivan de
un "desorden del carácter", que es a su vez resultado de fijaciones y frustraciones
U
ÍW t$EyiSTA MEDICA HONDURENA

y delincuencial, asesinato, violación de las leyes, de los conven-


cionalismos, anarquía, etc.), o bien realizar una re adaptación, un
arreglo constructivo (en la ciencia, asistencia social, religión, etc.)
(Esquema de Grane).
Nuestra meta será la del desarrollo de las mejores condiciones
mentales en cada uno de nosotros, de llegad a la formación de per-
sonalidades normales, integradas y adaptadas eficientemente. Ese
es papel de la higiene mental movimiento que necesita unirnos a
todos en nuestra actuación individual y como parte de las clases
e instituciones a que pertenezcamos, para que ayudemos a los des-
adaptados a encontrar su n^evo camino hacia la integración en
cuanto ello sea posible y sobre todo, para que evitemos que las
generaciones venideras se encuentren en situaciones desfavorables
para la. formación de personalidades sanas (se asevera que la
influencia del trato que se nos dé durante las primeras semanas
y meses de vida, y durante los primeros años es de suma impor-
tancia en nuestra conducta posterior). La. Higiene mental extien-
de su acción a las situaciones prematrimoniales, prenatales, del
embarazo, del nacimiento, del desarrollo todo, a la educación de
los padres, de los maestros, a la orientación vocacional a la edu-
cación universitaria, a. la investigación y promoción de las mejores
condiciones de trabajo, sea en la ciudad o en el campo, en las labo-
res agrícolas .o industriales;., en las relaciones entre patronos y em-
pleados, en los programas de sanidad y de educación, etc. etc., ya
que como bien dice Fromm, la salud mental es un problema sobre
todo social, económico, político y ético; y como sueña Line el siglo
XX podría ser nuestro, si se hiciera un cuidadoso estudio del hom-

orales (términos de explicación de origen psicoanaüstico que indican fases del


desarrollo de personalidad, íegún esa teoría). En estos casos el alcoholismo es la prin-
cipal expresión de la neurosis. Se trata de personas inseguras, que dependen de los
demás (en sentido de su emotividad), y que son dominados por la figura paternal
del sexo opuesto, bl Alcoholismo reactivo. También neuróticos con mecanismos
similares a los del grupo anterior, pero,con mayor cohesión de la personalidad; tienen
rasgos depresivos y caen el alcoholismo como consecuencia de situaciones difíciles
sobre todo cuando son de importancia psicotraumática. c) Alcoholismo periódico, que
se manifiesta en personalidades afines a las maníaco depresivas. El alcoholismo es
sólo un síntoma del episodio depresivo o maniaca!, d) Alcoholismo en las neurosis
del carácter. En estos pacientes ha faltado en el curso del desarrollo de su persona-
lidad el padre que corresponde a su mismo sexo (ha faltado en el sentido de su
importancia psicológica), y como consecuencia el superego se ha desarrollado insu-
ficientemente. Estos enfermos con frecuencia son hijos de padres alcohólicos, quienes
en el proceso de formación del superego de los hijos no llegaron a tener para estos
suficientes méritos para convertirlos en la figura de identificación. Puede también
tratarse de padres demasiados estrictos, con quienes la identificación fue bastante
difícil. Los pacientes de éste tipo beben buscando una gratificación inmediata; sus
intereses se detienen en sus impulsos instintivos y son incapaces de progresar hasta
formar serios proyectos sobre ganancias y satisfacciones posteriores, e) Alcoholismo
como manifestación, de Psicosis Mayores- Es el caso de los alcohólicos esquizofrénicos,
maníaco-depresivos y de las psicosis orgánicas.)
HEVÍSTÁ MEDICA HONDURENA 179

bre de cual emergería una, filosofía social vibrante, viril y univer-


sal, basada en nuestra mayor entendimiento del proceso de la vida
en el infante, el niño, el joven, el adulto.

CONCLUSIONES

1 Q — La personalidad en términos populares es la conducta apa-


rente del hom bre, la máscara conque hace el teatro de
la vida.
2?— Desde el punto de vísta psicológico la personalidad puede
concebirse como lo que permite predecir, cómo se actuará
en un momento determinado.
39 — Podemos aislar en esa personalidad varios factores, o com-
ponentes, tales como, I9 El fondo biológico y hereditar'o, 2 9
El componente temperamental o emocional; 39 Un compo-
nente intelectual; 4° Uno ético, al que llamamos carácter;
y 5 9 Si queremos, uno religioso.
4 9 —- Para formar una personalidad sana debe haber una. inte-
gración armoniosa entre sus diversos componentes.
5 9 — Esa integración armoniosa depende en gran parte de la edu-
cación, concebida en su más amplio sentido.
G<?— Ante una situación dada, la personalidad puede responder:
a) Normalmente, por una adaptación exitosa.
b) Por una desadaptación que resulte en 1) la ruptura de
la situación (asesinato, irrespeto y menosprecio de la socie
dad y las leyes, etc.) 2) Ruptura de la personalidad, mani
fiesta en alcoholismo, suicidio, enfermedad mental, fsicó-
tica, etc.
7"— La ingestión patológica (anormal) de las bebidas alcohólicas
hacen presuponer siempre y generalmente se comprueba,
una personalidad anormal.
8C'— La esencia de toda campaña contra ías anormalidades de la
personalidad (entre ellas el alcoholismo) está en proveer
los medios para evitar que se formen esas personalidades
y en ayudar a la recuperación de las que ya llegaron a la
anormalidad.
9"— Este es el papel de la Higiene Mental y de la Psiquiatría, las
cuales han de valerse de todo medib aceptable para proveer
a los individuos una mejor base hereditar'a, un. fondo bioló-
gico mejor, un temperamento robusto, una inteligencia efi-
ciente, un carácter superior y Una concepción religiosa sin
conflicto.
180 REVISTA MEDICA HONDURENA

10?— Agrandemos nuestras miras y nuestro campo de acción, c


integremos nuestra campaña anti-alcohólica como una parto
de las ambiciones de la Higiene Mental y propugnemos li
creación y acción inmediata de uña Liga Nacional de Higie-
ne Mental.
B I B L I O G R A F Í A

Personality, Cattell, McCraw Hill Book Co. 1950.''


Fundamentos Psicológicos de la Personalidad, L Thorpe, Editora I Guillermo
Kraft Ltda. Buenos Aires 1946. ■
Religión, Its functions in human life. Dunlap, McCraw Hill Book Co. 1946.
Tratado de Psicología General, Agramonte, Cultural, S. A. Habana, 1949.
Psicopatologla General, ¡aspers, A. Bini y Cía., Buenos Aires, 1951.
Modern Psychiatry, Sadler, C. V. Mosby Co. 1945.
Manual de Psicología jurídica, Mira y López, El Ateneo Buenos Aires, 1950.
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Higiene Mental, Alcerro-Castro, Revista de la Universidad, Tomo XV, N^ 6.
Tesucigalpa, D. C, Honduras.

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