Wuolah Free TEMA 1A. MODERNISMO
Wuolah Free TEMA 1A. MODERNISMO
Wuolah Free TEMA 1A. MODERNISMO
El modernismo literario, concretamente, se produce entre 1880 y la Primera Guerra Mundial. Los escritores de esta época
emprendieron una renovación estética que les valió la calificación de “modernistas”, asumido con orgullo. Se van a diferenciar
dos corrientes distintas: modernistas y generación del 98.
El modernismo se desarrolla sobre todo en la poesía, pero también en la narrativa y en el teatro. Por primera vez en la
literatura española el impulso inicial viene de Hispanoamérica, con el nicaragüense Rubén Darío.
Este movimiento se inspira en dos movimientos renovadores franceses de la 2ª mitad del siglo XIX: el parnasianismo, “el Arte
por el Arte” busca la belleza en lo legendario y lo exótico; y el simbolismo, que se sirve de los símbolos y las metáforas para
reflejar el mundo interior del poeta. En cuanto a las características del modernismo:
Los nuevos temas que incorpora el modernismo son: 1) El escapismo unido al cosmopolitismo. Los modernistas rechazan la
vulgaridad de la sociedad de su tiempo, y prefieren evadirse buscando lo legendario y lo exótico. Ese escapismo les lleva al
cosmopolitismo, y a la devoción por París. 2) La propia intimidad del poeta. Les gusta mostrar su mundo interior, unas veces
desde un vitalismo optimista con un goce desenfrenado de la vida; otras desde una profunda insatisfacción, melancolía y
soledad. 3) Amor y erotismo, con un fuerte contraste entre unos poemas de amor idealizado y espiritual, y otros de erotismo
amoral y decadente. 4) Lo hispánico y lo indigenista. En Hispanoamérica se reivindica lo hispano frente al avance de la cultura
estadounidense, y se ponen de relieve los mitos indígenas.
En lo formal: 1) Lenguaje sensorial. Pone el énfasis en destacar todo tipo de sensaciones para componer una atmósfera de
sensualidad con una serie de motivos recurrentes. 2) Renovación formal. Enriquecen el vocabulario y emplean abundantes
sinestesias, adjetivación y metáforas. 3) Riqueza métrica. Tienen un repertorio métrico muy variado: recuperan versos olvidados
(alejandrino), crean versos nuevos, usan el verso libre. El lenguaje es muy musical gracias a las aliteraciones.
Su principal representante es Rubén Darío. Este autor nicaragüense, muy cosmopolita, viajó primero a Francia, empapándose
de las corrientes renovadoras francesas; después llegó a España, donde publica en 1888 Azul (18 cuentos y 7 poemas), donde
exalta los ambiente exóticos de la Grecia clásica y el Versalles dieciochesco. Prosas profanas supone la culminación del
modernismo sensual y colorista de corte parnasiano. En Cantos de vida y esperanza el autor se sitúa en una línea más intimista
y simbolista, con dos temas principales, la preocupaciones filosóficas y el mundo hispánico frente al Imperialismo
estadounidense. Canto a Argentina fue fruto de uno de sus múltiples viajes por los países latinoamericanos.
La estancia en España de Darío y su amistad con los jóvenes poetas españoles hicieron que estos se sintieran atraídos por las
innovaciones estéticas de la nueva poesía y su búsqueda de la belleza, aunque con un tono intimista, melancólico, de raíces
becquerianas. Unos se mantendrán en esta línea durante toda su carrera literaria, como Villaespesa, Marquina y Manuel
Machado. Otros comenzarán en la estética modernista, pero tendrán una evolución personal propia, como Antonio Machado,
Valle-Inclán y el novecentista Juan Ramón Jiménez.
Manuel Machado, poeta sevillano, que tras una estancia como traductor en París, donde coincidió con Rubén Darío, publicó
Alma, Capricho y Museo. Sus poemas ofrecen delicadas escenas versallescas y orientales, descripciones de cuadros,
recreaciones de escenas de la tradición española y estados de ánimo dominados por la apatía y el cansancio de la vida,
inclinándose por temas llenos de melancolía. Escribió las obras de teatro Las adelfas y La Lola se va a los puertos, en
colaboración con su hermano.
Otros autores como Francisco Villaespesa y Eduardo Marquina cultivaron un teatro escrito en verso de corte modernista.
Son obras del primero Abén Humeya y El alcázar de las perlas, mientras que Las hijas del Cid y En Flandes se ha puesto el sol,
las escribió el segundo. Ricardo Gil escribió La caja de música y Manuel Reina Montilla, El jardín de los poetas.
Otra serie de escritores que se sienten atraídos por el modernismo en los comienzos de su creación, pero que posteriormente
evolucionaron hacia una obra más personal. Entre ellos se encuentran:
Antonio Machado escribió Soledades (1903), libro de carácter modernista, ampliado en 1907 con el título Soledades, galerías
y otros poemas. Destaca esta obra por su tono intimista y por la combinación de evocaciones de la infancia con meditaciones
sobre el paso del tiempo y la proximidad de la muerte.
Valle-Inclán, autor de las Sonatas, consideradas la cumbre de la prosa modernista, pronto dará un giro a su creación literaria
para ser partícipe de las preocupaciones existenciales y sociales de la Generación del 98.
Juan Ramón Jiménez fue el discípulo preferido de Rubén Darío, quien le animó a publicar sus primeros libros. Entre ellos se
encuentran Rimas, Arias tristes, Jardines lejanos, y La soledad sonora, obras estas de acentuado tono melancólico y
becqueriano dentro de la escuela rubeniana. Sin embargo, poco a poco irá renunciando a este modernismo sensual e intimista
para transformarlo en poesía pura, libre de todo tipo de adornos.
Para concluir, el modernismo se puede definir como un movimiento que intenta romper con las reglas establecidas en este
tiempo, debido a la angustia existente que reinaba en la sociedad. Los temas tratados en algunos poemas se pueden llevar a
nuestra actualidad, sobre todo los que incitan a la reflexión. 1