Let Ani As
Let Ani As
Let Ani As
Por lo que se refiere a las letanías propiamente marianas parece que han nacido basándose en un
poema mariano letánico de la alta edad media, inspirado a su vez en el himno oriental Akáthistos. El
texto más antiguo sobre ellas se encuentra en un manuscrito parisino de finales del siglo XII.
Las letanías a la Virgen más importantes son las lauretanas. Su importancia viene sobre todo del
siglo XVII, desde que en 1601, ante la proliferación de letanías de poca calidad, Clemente VIII prohibió
todas las letanías, salvo las litúrgicas del Misal y el Breviario Romano y las que se rezaban en Loreto,
donde está la Santa Casa de Nazaret. Incluso hoy en día -que existen otras letanías- sólo el Papa
puede añadir alguna invocación a la letanía lauretana.
Aunque son una devoción independiente del Rosario, la costumbre suele unir ambas devociones.
Unidas al Rosario se rezan al menos desde 1626, cuando el maestro general de los dominicos, P. Ricci,
mandó que al Rosario se añadiesen la Salve y las Letanías y sobre todo desde que León XIII, en la
encíclica “Supremi Apostolatus”, de 1883, mandó que el Rosario se rezase en las parroquias todos los
días del mes de Octubre “añadiendo las letanías lauretanas”.
Autor: P. Anotnio Rivero LC | Fuente: Catholic.net Las letanías lauretanas. Aunque no forman parte del rosario, las letanías de María
suelen rezarse a continuación del Santo Rosario. Los orígenes de las letanías se remontan a los primeros siglos de la cristiandad. Las
letanías eran súplicas dialogadas entre los sacerdotes y los fieles, y se rezaban sobre todo en las procesiones. Aunque al principio eran
dirigidas sólo a Dios (en súplicas) se añadieron con el tiempo invocaciones a santos y sobre todo a la Virgen María (en intercesiones)
usadas a partir del siglo VII. En la liturgia oriental se usaron desde el siglo III. La composición de letanías marianas siguió la línea de las
generales y de las de los Santos. En éstas se invocaba a María de tres modos: Sancta María, Sancta Dei Genetrix y Sancta Virgo
Virginum. A lo cual siguió una serie de reflexiones y elogios de los santos padres orientales que constituyen el germen de las futuras
letanías marianas. El germen halló ambiente en la popularidad del Oficio de la Virgen Santísima que se cantaba en algunos monasterios.
Este "Oficio" no era fijo y tenía variaciones según la orden religiosa que lo cantaba; éstas variaciones fueron abolidas por Pío V cuando
estableció el "Oficio Parvo de la Virgen" reformado. Lo cierto es que entre las variantes que existían habían ciertas letanías que se
parecían a las futuras Lauretanas. Las más antiguas letanías a María propiamente dichas se encuentran en un códice de Maguncia
del siglo XII titulado Letania de Domina Nostra Dei genenetrice Virgine Maria. Ora valde bona, cotidie pro quacumque tribulatione
dicenda est, con alabanzas largas y en cada verso repitiendo el Sancta María. En el siglo XV y XVI las letanías marianas empezaron a
multiplicarse. Por el año 1500 fueron creadas una serie de letanías en el santuario de Loreto hechas para el lugar. Hacia 1575 surgen
unas nuevas letanías lauretanas conocidas como "modernas" con alabanzas puramente bíblicas, que se hicieron tan populares que las
primeras versiones fueron pasadas a segundo plano. Sixto V las aprobó en 1587 e incluso les dio indulgencias. Hacia el siglo XVII la
situación se hizo exagerada, en Loreto se tenía una letanía para cada día de la semana y no era el único caso. En 1601, con el
decreto Quoniuam multi del 6 de septiembre, el Papa Clemente VIII prohibió todas las letanías que existían con excepción de las
incluidas en el Misal y el Breviario y también las del santuario de Loreto, aquellas letanías ya eran llamadas como lauretanas. Paulo V,
en 1503, ordenó que se cantasen en la basílica romana de Santa María La Mayor en festividades de la Virgen María.
Los dominicos en 1615 ordenaron que se recite en todos sus conventos después de sus oraciones de los sábados.
(1) Su historia. Es muy antiguo el origen de las invocaciones letánicas, y se remonta a los primeros siglos de la Iglesia. Eran una serie de
oraciones dialogadas entre los ministros del culto y el pueblo fiel, destinadas a implorar la misericordia divina. Se rezaban durante la
Santa misa y en las procesiones. Al principio las invocaciones se hacían únicamente a Dios, pero más tarde se fueron introduciendo
invocaciones a los Santos y, sobre todo, a la Virgen. Más o menos en el siglo VIII. Estas letanías marianas se compusieron en 15000 en
Loreto. Y la Iglesia las aprobó definitivamente en 1587. Fueron añadiendo algunas más, con el paso de los siglos.
- León XIII añadió: “Reina del Santísimo Rosario” y “Madre del Buen Consejo”
- Pío IX añadió: “Reina concebida sin pecado original”
- Benedicto XV añadió: “Madre de la paz”
- Pío XII añadió: “Reina asunta a los cielos”
- Pablo VI añadió: “Madre de la Iglesia”
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- Juan Pablo II añadió: “Reina de la familia”
(2) Son excelsas las letanías. Giran en torno a la criatura más excelsa puesta por Dios en medio del mundo. Son como un diamante, que
a cada giro desprende un nuevo rayo hermoso. Son como dardos de amor que lanzamos a María, nuestra madre celestial.
El rezarlas pacifica el alma, enfervoriza el espíritu, deleita el corazón.
(3) ¿Cuál es su contenido? Comienzan con letanías dirigidas a Cristo y a la Santísima Trinidad. Así no deshacemos de un supuesto culto
idolátrico a la Virgen. Solamente a Dios se le pide misericordia. A María se le invoca para que ruegue por nosotros. Hay un abismo entre
ambas formulas. A Dios, misericordia, porque estamos llenos de miseria, materiales y espirituales.
A María, una oración de súplica para que interceda por nosotros ante Dios.
¿Cómo podríamos agrupar la 51 piadosas invocaciones marianas? Las podemos agrupar en torno a los 6 títulos o grandezas más
sublimes de María: Su santidad, su maternidad divina, y espiritual, su virginidad, su ejemplaridad, su mediación y su realeza.
1° Su santidad: Esta santidad de María es invocada desde tres puntos de vista diferentes: en el orden individual, con relación a Dios y
con relación a las demás mujeres.
- Individualmente: Santa María.
- Con relación a Dios: Santa Madre de Dios.
- Con relación a las demás mujeres: Santa Virgen de las Vírgenes.
2° Su maternidad divina y espiritual: Es el título supremo de María y el fundamento de todas sus demás grandezas y maravillas.
- Madre de Cristo.
- Madre de la Iglesia.
- Madre de la divina gracia.
- Madre Purísima.
- Madre Castísima.
- Madre virginal.
- Madre Inmaculada.
- Madre Amable.
- Madre Admirable.
- Madre del Buen Consejo.
- Madre del Creador.
- Madre del Salvador.
3° Su virginidad: La maternidad divina no menoscabó en lo más mínimo su gloriosa y perpetua virginal, como nos enseña la fe católica.
- Virgen prudentísima.
- Virgen digna de veneración.
- Virgen digna de alabanza.
- Virgen poderosa.
- Virgen clemente.
- Virgen fiel.
4° Su ejemplaridad: Después de Saludarla como ejemplo acabado de virtudes, se recogen algunos símbolos y figuras bellísimas de la
ejemplaridad admirable de María.
- Espejo de justicia (= santidad)
- Trono de sabiduría.
- Causa de nuestra alegría.
- Vaso espiritual.
- Vaso digno de honor.
- Vaso insigne de devoción.
- Rosa mística.
- Torre de David (adornada de trofeos)
- Torre de marfil (es uno de los objetos más bellos y duros de la naturaleza. Símbolo de hermosura y fortaleza)
- Casa de oro.
5° su mediación: predicadora entre Dios y los hombres. Aquí es presentada bajo tres bellísimos símbolos y en el ejercicio de cuatro
emocionantes aspectos de su mediación:
- Arca de la Alianza.
- Puerta del Cielo.
- Estrella de la mañana.
- Salud de los enfermos.
- Refugio de los pecadores.
- Consuelo de los afligidos.
- Auxilio de los cristianos.
6° Su realeza universal: María es Reina y Señora de cielo y tierra.
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- Reina de los ángeles.
- Reina de los patriarcas.
- Reina de los profetas.
- Reina de los apóstoles.
- Reina de los mártires.
- Reina de los confesores.
- Reina de las Vírgenes.
- Reina de todos los Santos.
- Reina concebida sin pecado original.
- Reina elevada al cielo.
- Reina del Santísimo Rosario.
- Reina de la familia.
- Reina de la paz.
En total 51. Letanías.
¿Cómo acaban las letanías? Invocando a Cristo, el Señor, Cordero de Dios que quita los pecados, pidiendo que nos perdone, que nos
escuche, que nos dé su Santa paz.
Y termina con el versículo: “Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de las promesas de Cristo. Y la
siguiente bellísima oración final: “Te rogamos, Señor, que nos concedas a nosotros tus siervos, gozar de perpetua salud de alma y
cuerpo y, por la gloriosa intercesión de la bienaventurada Virgen María, seamos librados de las tristezas presente, y disfrutemos de la
eterna alegría. Por Cristo Nuestro Señor” Amén.
Las letanías son alabanzas, piropos de amor, de ternura. ¿Te aburres rezándolas? No amas, no comprendes. ¿Te gustan? Sí amas, sí
comprendes. Autor: P Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net El que las inventó sí amaba, sí comprendía. Son, en definitiva, un poema
de amor; sólo quien ama a María lo entiende.
Santa María Es el nombre de la mujer más maravillosa... ¡Cuantas iglesias dedicadas a su nombre!¡Cuantas mujeres llevan este nombre
de María! Por algo será. Yo me llamo Mariano y me alegro de llevar ese nombre. Cuanta gente canta, reza, dice ese nombre que a los
mismos ángeles impresiona y enternece el corazón de Dios. Los ángeles obedecen a Dios y luego a su Reina, a una mujer, una criatura
humana, a María. Nosotros le hemos puesto un sobrenombre llamándola Santa María de Guadalupe. Cuanto significa este nombre para
los mexicanos. María es amor, toda amor; es el lado misericordioso y tierno del amor de Dios para nosotros.
Santa Madre de Dios Esta es su grandeza incomparable, Nos merece un respeto tremendo. Pero su amor y humildad la convierten en una
Madre incomparable, única. Podía el Hijo de Dios habérsela quedado. Era suya, solo suya y toda suya. Pero el amor es donación y
entrega. Y por amor -¡qué grande amor!- nos la regaló. Cristo nos dio el derecho de ser sus hijos. La sangre que Cristo derramó en el
Calvario esa la sangre de una mártir,, era su propia sangre. Dios lleva en sus venas la sangre de María.
Santa Virgen de las vírgenes Es la inmaculada, la llena de gracia, La hicieron las manos del tres veces santo para ser digna morada del
Hijo de Dios. Está a la cabeza de todas las vírgenes, es reina de todas ejemplo para cada una de ellas.
Madre de Cristo La sangre que derramó en el Calvario era la sangre de una mártir, María, la Corredentora. Madre del Niño Jesús que
nació de Ella en Belén. Madre del Cristo que predicó en Palestina. Madre del Cristo del Calvario: Madre mártir.
Madre de la Iglesia Pablo VI le otorgó ese título durante el Concilio Vaticano II. Madre de Cristo Cabeza, Madre de su cuerpo, la Iglesia.
Madre de todos nosotros: madre tuya, madre mía. Una prueba de que Jesús nos ha tomado en serio como hermanos es que nos ha dado
a su Madre, y para siempre. Te cuida y te ama como si fueras el único. Pero María no puede besar al hijo que la rechaza, no puede curar
al hijo que no la quiere, no puede ayudar al hijo que la rehuye. No puede ser Madre de quien no quiere ser su hijo. Y es más madre de
quien desea con toda su alma ser hijo suyo. Madre que cuida de una manera especial a sus hijos enfermos, pecadores, tristes... Madre de
las almas consagradas. Para Jesús son sagrados, para María también. Mexicano, si alguna vez has sentido en tu corazón un algo de
ternura por la Morenita del Tepeyac, ten cuidado, te la quieren arrebatar. Te habrán quitado mucho. Ya solo nos falta que nos quiten la fe
en Dios y en la Virgen de Guadalupe. Y a ver qué nos queda de mexicanos.
Madre de la divina gracia No en el sentido de productora de la gracia, sino distribuidora, medianera de la misma. Todas las gracias que
recibes pasan por las manos de una Madre, por voluntad de Dios. Al ser la Madre de Cristo m de alguna manera es la madre de esa
gracia que Cristo nos dio. Porque el sí de María pondría en marcha la Redención de los hombres, la redención que nos otorgaría la gracia.
Madre purísima. Castísima, virginal, inmaculada Un abismo de pureza. La Mujer con mayúscula fue una mujer purísima. Cualquier mujer
que quiera conservar su grandeza, no puede menospreciar esta virtud. La impureza te hace menos mujer y te acerca al reino inferior de la
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naturaleza. Las mujeres, las muchachas que hoy aman la pureza y la tratan de vivir tienen el beneplácito de Dios y la sonrisa de la Mujer
ideal. Con ello no quiero decir que las caídas en este campo no se puedan reparar. Como nadie dice que un vestido manchado no se
puede lavar. Los gustos del cielo tan distintos a los del mundo. ¿Qué han hecho de la mujer? Hoy la mujer ideal es totalmente distinta. Si
eres mujer, escoge el perfil del cielo o el de la tierra. La pureza no roba belleza a una persona, al contrario, la realza. El rostro más bello y
los ojos más hermosos son aquellos en los que se refleja Dios. La mujer pura tiene un encanto adicional, un toque de cielo azul, aunque
hoy no se le quiera tener en cuanta. Si se quiere rescatar al mundo debe ser desde la mujer, Y gran parte del recate de la mujer se llama
castidad.
Madre amable Digna de todo nuestro amor. Por lo buena que es. Por lo santa .Por ser mi Madre .Por todo lo que le debo. Porque,
después de Dios, nadie me quiere tanto. Por su encantadora sencillez. María es digna de todo nuestro amor. Totus tuus. Todo tuyo y para
siempre. Te quiero, madre del cielo, como quiero al mismo cielo, como quiero los bellos paisajes, los mares, los ríos, las montañas... Te
quiero en los amaneceres y puestas de sol, en las flores de la pradera. Lo mismo que siento a Dios, te siento a Ti en cada rosa, en el
canto del jilguero, en las estrellas de la noche. Algo de tu hermosura ha quedado en la naturaleza. Y por eso te veo en todas partes.
Madre admirable De María nunca se dirá todo. No se puede. Siempre hay algo más que decir de hermoso, de dulce, de grande. Las
letanías son un amable intento de decir todas las grandezas de María, pero se quedan cortas. Admirable por sus privilegios: gentilezas de
Dios para su Flor: Inmaculada es su nombre, lo que la distingue y la hace brillar en la noche del mundo. Admirable por su sencillez: Tan
grande y tan chica. Con una mano toca a Dios Omnipotente y con otra a sus niños de la tierra. “He aquí la esclava del Señor”. Queremos
conocer a la esclava más maravillosa del mundo. Sirve en los atrios del Señor. Nos han contado tantas cosas de su santidad, de su
belleza. Dicen que sus manos son las más bellas y que las usa solamente para servir, para hacer el bien... Admirable como el paisaje que
se mira y se vuelve a mirar y nunca se quiere dejar de contemplar, porque infunde alegría, ternura, admiración. Oh Madre admirable,
maravillosa...Todos los adjetivos se quedan chicos porque eres demasiado grande, santa y hermosa. Quiero mirarme en tus ojos
purísimos, en ese océano de amor y pureza para que, por contagio, algo de Ti se pase a mí: algo de tu pureza, de tu amor, de tu santidad.
Eres un paisaje que han admirado millones de seres antes que nosotros, y detrás de nosotros seguirán admirándote sin cansarse jamás.
¿¡Qué tienes, criatura celestial, que todos se enamoran de Tú...?
Madre del buen consejo Gentil Pastora que sabe guiar a la vida eterna y a la vida digna de vivirse. “El Señor es mi Pastor”. También
quiero decir : María es mi pastora. Maestra insuperable: Dichosos los alumnos de tu escuela, María. Consejera única, porque le asiste el
Espíritu Santo en persona. Yo necesito tu maravilloso consejo para los mil asuntos que ignoro. Yo tengo los problemas y Tú tienes las
soluciones. Guíame a la vida eterna, mi destino final, aquello por lo que existo y para lo que fui creado. Dame algo de tu sabiduría para
resolver amablemente las dificultades de miles de hermanos míos que sufren, que lloran y no saben para qué sirve el vivir. Enséñame
cuál es el sentido del vivir, de sufrir, de morir. Ayúdame a amar mucho esta vida, pero infinitamente más la otra. Aconseja al Jesús de la
tierra, al Vicario de tu Hijo, a los obispos, sacerdotes...Enséñanos a discernir los engaños del Padre de la Mentira de las luces del Espíritu
Santo. Madre del buen consejo, te necesitamos tanto en un mundo lleno de confusión y de sombras...
Madre del Creador El Creador quiso ser creado en su naturaleza humana y por eso requirió de una madre. Eres madre del Creador por
eso, porque le diste la naturaleza humana, un cuerpo de hombre. Madre del que creó el mundo. Por un lado criatura y por otra creadora
de la vida humana del Creador. Tú tuviste entre tus brazos y alimentaste al Creador niño. Lo acunaste, le enseñaste a caminar, a hablar, a
rezar, a vivir como hombre. Y te obedeció durante treinta años. Engendradora del Camino, la Verdad y la Vida. Cuánto nos diste a
nosotros al darla la vida a Él. Porque hiciste hermano nuestro al Dios, nuestro Salvador. Y Él, a su vez, te convirtió en Madre nuestra
también. Y todo por amor de Dios a Ti y a nosotros. Estableciste un parentesco inusitado: Hija del Padre, Madre del Hijo, Esposa del
Espíritu Santo, Madre nuestra.
Madre del Salvador Como el Creador de mundos se hizo Salvador del Hombre, Tú adquiriste un nuevo título y parentesco: Madre del
Salvador. Cuando otra mujer escuchó a tu Hijo Salvador pensó amorosamente en Ti. “Bendito el seno que te llevó y los pechos que te
criaron”. Te llamó bendita. Te llamamos bendita porque eres la fuente de la fuente de aguas vivas y eres la Madre de la salvación que se
llama Jesús. Al dar las gracias a Cristo, volvemos la mirada a quien fue su Madre. El Salvador debía morir en una cruz< y en una
montaña. En esa montaña estuviste Tú. No podías faltar. Allí fuiste nombrada solemnemente madre de todos los salvados. Tu maternidad
es inmensa; tus hijos incontables. No sólo fuiste madre del Redentor, sino Corredentora, compañera de martirio como nueva Eva junto al
nuevo Adán. Jesús ha salvado al hombre con tu ayuda, con tu sufrimiento. Colaboraste en la salvación de tus hermanos, antes de ser
Madre de todos ellos.
Virgen prudentísima Hablas cuando se requiere y callas cuando debes callar. No hablaste cuando José, ignorante del milagro que crecía
en Ti, sufría sin saber. A los doce años de Jesús le preguntaste por qué. Pero cuando Él te respondió con otro por qué, callaste, aunque
no tenías la respuesta. Conservabas todas aquellas palabras y misterios en tu corazón. Pero en Caná hablaste, insististe, porque era
necesario el milagro. No sólo conseguiste el mejor vino del mundo, para alegría de los comensales, sino que hiciste crecer la fe de los
apóstoles. Yo suelo hablar cuando debo y también cuando no debo. Y callo, por cobardía, muchas veces que debida hablar. ;e sobra
cobardía y me falta prudencia. Virgen prudente, me inscribo en tu escuela para aprender esta difícil virtud. Te apareces a gente sencilla y
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humilde, porque no quieres inquietar a los poderosos Eso es también prudencia, Sigues siendo en el cielo la Niña eterna que aquí
fuiste..En los primeros siglos de la Iglesia dejaste actuar a Pedro y a los Apóstoles, y Tú actúas y ayudas desde la segunda fila. No
quieres ser protagonista.
Virgen digna de veneración, de alabanza He visto cientos de fervorosas procesiones de la Virgen, altares adornados con millares de
flores, las flores más bellas, desde niño. En el calendario abundan las fiestas dedicadas a María, comenzando por la del primero de enero,
María Madre de Dios, Esta fiesta invita a colocar el nuevo año en sui corazón. Un mes primaveral, Mayo, se le dedica entero a la Virgen
María. ¿Quién no ha llevado flores a la Virgen en el mes de Mayo? Tanto derroche de flores, ¿por qué? La flor es en sí hermosa, pero
además es portadora de cariño, de ternura. En los altares de María hay infinidad de bellas flores, porque es mucho el amor de sus hijos.
Y las advocaciones tratan de obligar a María a quedarse en una región, a emparentar con un pueblo. Y así, la Virgen del Carmen, del
Perpetuo Socorro, La Virgen de Guadalupe, Fátima, Lourdes... Así, la Madre de todos se convierte especialmente en Madre de los
habitantes de un pueblo, añadiéndole su título particular. El amor también canta. No podían faltar las hermosas canciones a la Virgen,
que, si las juntáramos, serían miles y miles. Lo mejor de la cariño se muestra cantando. Millones de cristianos cantan a diario a su Madre
del cielo. El que nunca te lleve una flor o te entone una canción, no sabe nada del amor...
Virgen poderosa A la más poderosa de las Reinas, Dios no le niega nada. Se le llama La omnipotencia suplicante. Semper vivens ad
interpellandum pro filiis suis: Que vive siempre para interceder por sus hijos. “No tienen vino”, dijo en una boda. Y qué vino más exquisito
se bebió en Caná. Los que se acogen a Ella no deben tener miedo a nada. Ni al demonio, ni a la muerte, ni a los peligros. El rosario
parece una oración frágil, y como propia de abuelitas, pero Dios ha querido que sirva para detener los cañones y las bombas. La tierna
Virgencita es el terror del infierno entero. Por eso los devotos de María no tienen nada que temer. Buscar una alianza perpetua con María
de Jesús equivale a ser inexpugnable en la lucha por el cielo. Ella es la puerta del cielo y la causa de nuestra alegría. Los hijos de María
son personas muy alegres, como su Madre. No se explica que los hijos e hijas de María Santísima se dejen morder por la serpiente de la
desesperanza y del temor. No tienen ningún temor.
Virgen clemente Lo aprendió de Jesús. Es la Madre del Hijo pródigo. Sabe curar las heridas, consolas las penas, enjugar las lágrimas,
suavizar todo, perdonar todo. Como Ella no debe juzgar, sólo perdona e intercede por sus hijos. Cualquier madre es clemente, pero María
más que todas juntas. Buena falta nos hace, pues la clemencia la requieren los malhechores. Hemos de saber que los tales no son los
que andan en las cárceles, pues cada uno de nosotros, sumando todas sus maldades es un verdadero malhechor que necesita
clemencia.. Cuando María intercede ante el Juez divino por uno de sus hijos, obtiene el perdón. Oh Madre del Hijo pródigo, que aprendiste
de Jesús a perdonar, a hacer una fiesta cuando éste regresa a casa. He huido de casa muchas veces, creyendo ingenuamente que sin
Dios la vida es más atractiva y emocionante. Cuantas veces he regresado a casa herido, decepcionado, miserable. Tú has sido, junto con
Dios, la que me ha puesto un anillo en el dedo, nuevas sandalias a mis pies descalzos, una túnica, y has mandado hacer la fiesta del
becerro gordo. Si en el corazón de Dios hay más alegría por un pecador que se convierte, también en el tuyo una de las más grandes
alegrías es la de recuperar un hijo perdido, un hijo muerto. Hay un momento crucial en el que clemencia me es absolutamente necesaria:
el día del juicio particular. No dejes de asistir, como abogada defensora, a la cita definitiva en la que se decide mi eternidad.
Virgen fiel Es uno de sus títulos más grandes. La fidelidad hecha carne de mujer. Fidelidad a Dios, demostrada en su fórmula favorita: “He
aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”. Fidelidad a sus hijos; aún a los hijos que se pierden los ha amado hasta el
último segundo de su vida. Estaba junto a la cruz... Ella no cayó en la tentación del sueño como Pedro y sus compañeros.
¿Qué más se te podía pedir, Virgen Fiel? Todo lo diste.
Espejo de justicia Espejo de santidad...Es la Inmaculada. El tres veces Santo se refleja en Ella como en un espejo.
Pero no es espejo que, cuando la imagen desaparece, también del espejo desaparece. María es, más bien, una copia muy bien hecha,
del Modelo, la más perfecta, hermosa y fiel que se haya dado. María nos aventaja con mucho. Irradia la santidad, la transmite. Quisiera
que todos sus hijos se parecieran a Ella. Con más verdad que san Pablo puede decirnos:”Hijos, sed imitadores míos, como yo lo soy de
Jesús”. Debemos parecernos a nuestra Madre. “Sed santos como yo soy santa”, podría decir, al estilo de Jesús. Cualquier virtud adquiere
un brillo y un encanto particular en María. Ella no hace amables practicar dichas virtudes. Es una Maestra incomparable que hace amar y
apasionarse por la vida cristiana. Queremos ser discípulos en tu escuela, María.
Trono de sabiduría Lugar donde se asienta la sabiduría. La sabiduría del arte de vivir: Maestra del vivir, porque es maestra del amor.
Vivir, en su esencia más alta, es amar. Maestra en el arte del amor: Madre del amor hermoso se le llama. Maestra de todas las virtudes
cristianas: Enséñame a ser un discípulo excelente. Por ser la mejor discípula de Jesús se convirtió en la mejor Maestra de los hombres.
Ella nos enseña la sabiduría más alta, la de cumplir la voluntad de Dios, de la santidad. De acuerdo a la frase: “El que se salva sabe, y el
que no, no sabe nada”. Nos enseña la verdad de Dios en las Escrituras. Nos ha dado al Verbo, la Palabra de Dios, de una forma en que le
podemos tocar, abrazar, mirar, comer. “Haced lo que Él os diga”. Esta frase pronunciada en las bodas de Caná resuena en todos los
corazones de los cristianos. Si le hiciéramos más caso a Jesús, nos iría mucho mejor. Es una sabiduría humilde. No es fácil hallar sabios
humildes, porque la ciencia suele hinchar. María nunca reclamó a su esposo nada, nunca insistió en las preguntas, aceptaba las
respuestas que le resolvían solo en parte los misterios.
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Causa de nuestra alegría Ella lo sabe. Se lo recordó a Juan Diego. “¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra y
resguardo? ¿No soy yo la causa de tu alegría?”¿Quién es esa persona? ¿Dónde vive? ¿Cómo se llama? Me muero por verla.
El que se junta con María es un ser alegre por contagio. Porque Ella contagia la alegría a los hijos de Dios. Su sí a Dios abrió la puerta
que estaba cerrada. Nos abrió la puerta de la felicidad eterna. Nos dará un abrazo y nos presentará a Jesús y al Padre. ¡Qué ilusión me
da el pensar en ese momento! Las legítimas alegrías humanas tienen color y sabor mariano. Pienso en la sonrisa de María; lo más
entrañable de su rostro. Una sonrisa de María vale más que todos los cariños humanos del mundo, por hermosos que sean.
Vaso espiritual, vaso digno de honor, vaso insigne de devoción Se habla aquí de los vasos sagrados, como son el cáliz y la patena. María
es un vaso sagrado, como una patena que ha encerrado al Verbo en sus entrañas; es un cáliz precioso, porque encerró en sus venas la
sangre de Jesús, la que se derramaría en Getsemaní, en la flagelación y en el Calvario. Vaso digno de ser honrado por todos. A María no
se le puede faltar al respeto, es una ingratitud y una grosería sin nombre. Pienso en los que, con la Biblia en la mano, predican que María
no es la Madre de Dios. Al llegar al cielo, les va a abrir María la puerta. Antes que nada tendrán que pedir atentas disculpas. Y al
presentarse ante Dios las disculpas deben ser muy serias, porque, aunque de buena fe, toda la vida dijeron que la Madre de Dios no era
su Madre. Eso es muy fuerte. Cuando se habla de devoción a la Santísima Virgen, a esto se refieren. Por eso los que sinceramente tienen
una gran devoción a María están en el justo y recto camino. Dios los bendice y los premia. Amar y bendecir a su Madre, es amarlo y
bendecidlo a Él mismo. Si Él dijo: “Todo lo que hacéis a uno de mis hermanos más pequeños me lo hacéis a Mí”, ¿qué decir cuando se lo
hacen a la hermana más grande y a su misma Madre? Se lo hacen a Él en persona. No tengan miedo, por tanto, los que aman a María,
Madre de Dios. Sepan que cuentan con la bendición de Dios. Vaso insigne de devoción, es decir que merece nuestra devoción, amor y
cariño como nadie.
Rosa mística Esta letanía la comprenden quienes aman las flores y son capaces de extasiarse ante alguna de ellas. Pues, bien, María es
una flor bellísima, la más bella de todas. ¿Te gustan las flores, una rosa, un clavel...? María es una rosa que no se marchita, perfumada
siempre, que nos hace mirarla, quererla como la flor más hermosa. La mejor rosa que ha producido la tierra. Todas las bellas flores
acaban marchitándose, no pueden mantener su encanto sino por un tiempo reducido. María ha florecido en el jardín del cielo y no se
marchitará jamás. Por eso produce una ilusión perenne, un éxtasis eterno, una ternura inacabable.
Torre de David La comparación se refiere a la muralla que rodea y defiende la ciudadela de Jerusalén, la Ciudad Santa. Una torre en la
muralla es la parte más fuerte. Así se quiere comparar a María como un bastión inexpugnable en la Iglesia, la nueva Jerusalén, una fuerza
imbatible contra los enemigos de Dios y de nosotros, sobre todo del enemigo eterno de Dios y de los hombres, el Diablo. Contra la Torre
de David nada puede el Demonio. Lo sabe desde hace mucho tiempo. Por eso él odia a María con todas sus fuerzas y a los hijos de
María. Contra Ella y contra Dios nada puede, pero sí puede contra sus hijos. Ahí se centra su venganza. Se podría decir que ahí está la
debilidad de Dios y de la Santísima Virgen. Pero depende de nosotros. Si estamos cerca de María no hay nada que temer. Si nos
alejamos de Ella, hay que temer todo, y con razón.
Torre de marfil El marfil es un elemento muy valioso, muy cotizado. Esto pone en serio peligro de extinción a los pobres elefantes que lo
producen en sus colmillos. Se quiere significar que María está hecha de material precioso, de virtudes celestiales, de santidad, de pureza.
Casa de oro Nuevamente se habla de un mineral precioso, el rey de los metales, el oro. Si una casa se construye completamente de oro,
su valor es incalculable. Queremos decir que María vale más que el oro, vale tanto que no tiene precio en los mercados. Por ninguna
criatura ha apostado Dios tanto como por María. La valora tanto que la ha hecho su Madre. Y nos valora tanto que la ha hecho nuestra
Madre. Aquí podemos comprender el amor de Dios a nosotros. La casa de oro se llama María de Nazareth y se llama nuestra Madre.
Arca de la alianza El Arca antigua de la Alianza era respetada fuertemente por los judíos, por una razón; encerraba las dos tablas de los
mandamientos que Dios había revelado a Moisés. María encerró no las tablas de los mandamientos sino a Dios mismo, el autor de la
Antigua y de la Nueva Alianza. De ahí que la veneración hacia Ella se alarga y se eleva casi hasta el infinito. Rezar las letanías con
devoción es como ir llenando un cántaro, el de nuestro corazón, de más amor, alegría y admiración. Al final, el cántaro se ha llenado de
todas esas hermosas realidades. ¡Qué diferencia de los que las rezan sin amor, distraídos! Su cántaro se llena de nada.
Puerta del cielo Si el cielo es la felicidad eterna, el lugar donde reside Dios y donde estamos destinados a vivir felices por toda la
eternidad, la puerta de entrada es muy importante. Resulta que la puerta se llama María. Al cielo se entra por María. Quien ama a María,
quien le tiene gran devoción, tiene el boleto asegurado y la puerta abierta para entrar. Su sí a Dios abrió la puerta que estaba cerrada.
Ella nos abrirá la puerta de la felicidad eterna; nos dará un abrazo cariñoso. y nos presentará a Jesús y al Padre. ¡Cuanta ilusión me da el
pensar en ese momento! A medida que conocemos a la Virgen, nos vamos enterando de su gran importancia en esta vida y en la otra
vida. María nos es completamente necesaria e indispensable. Y los que opinan de otra manera, muy su opinión, que respetamos, pero
andan muy equivocados. Abrir la puerta, y encontrarnos con María Santísima es el comienzo del cielo, su preludio, el inicio del éxtasis
eterno que comienza...pero no terminará jamás...
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Estrella de la mañana Lucero que precede a la salida del Sol, de Jesús. Estrella del Mar, que orienta a los que andan perdidos. Me llama
mucho la atención la devoción que tienen a la Virgen los marineros de muchos puertos. Ellos saben de tormentas, de difíciles momentos
pasados en alta mar. Por eso saben también invocar con todas sus fuerzas a la Estrella del Mar.
Salud de los enfermos María lleva en sus manos y en su corazón la salud, tan necesaria para vivir en plenitud. Por eso, uno de los
momentos en que más se invoca a María por parte de todos sus hijos es en la enfermedad. Uno de los momentos en que más
necesitamos invocar a María es en los momentos de dolor. Y cuando más se acerca a sus hijos como buena madre es en esos dolorosos
momentos... Salud de los enfermos del alma. Sabe curar enfermedades del cuerpo, pero sobre todo del alma. Ella sabe otorgar algo tan
grande como la salud, la paciencia y el amor en la enfermedad. Como buena Madre está a la cabecera de sus hijos enfermos. Y sobre
todo en la hora de la muerte. Todos los buenos cristianos mueren en brazos de su Madre, de María. Y morir así, no es triste, todo lo
contrario. Cada uno de nosotros nos preparamos la propia muerte. Si queremos morir en brazos de María, digámoselo.
Refugio de los pecadores Es muy importante que lo sepan todos. El pecador se siente muy solo, terriblemente lejos de Dios y de los
hombres. Pero hay un refugio seguro, donde vive una persona muy querida, muy nuestra, tan nuestra que es nuestra Madre. También en
el pecado sigue siendo nuestra Madre. Es cuando más la necesitamos, cuando Ella sabe que la necesitamos más. A cuantos ha salvado,
incluso en el último instante. No desesperes, mientras exista María. Un recado urgente, un S.O.S. para todos los que han perdido la
esperanza: Mientras exista María Santísima, hay remedio para todos los males, hay perdón para todos los pecados. De todos los títulos
hermosos que tiene María, este es el más querido y más aprovechado precisamente por ellos, los pecadores. Ruega por nosotros,
pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Quien reza frecuentemente el rosario hace esta petición miles de veces y quien hace
una petición miles de veces, la consigue. Mira por donde el rezo del rosario tanto tendrá que ver con nuestra salvación eterna.
Todos conocemos aquella bella reflexión :“Yo les cierro la puerta...pero tu Madre les abre la ventana”. Si tienes miedo de Dios, no lo
tengas de María. La Virgen María, la Immaculada, la Madre de Dios no tiene repugnancia de besar las llagas purulentas de sus hijos
enfermos.
Consuelo de los afligidos Hoy se buscan calmantes, pastillas contra el dolor, porque el dolor se ha multiplicado por todas partes. Cuando
no son las enfermedades del cuerpo, son las tribulaciones del alma. El hombre de hoy, tú y yo, requerimos como algo urgente la mano
que acaricia, el rostro que se inclina hacia nuestro dolor, el corazón que compadece y suaviza el sufrimiento. Necesitamos las manos, el
rostro, el corazón de María. A todos los que sufren sin esperanza vayamos a decir que tienen una Madre, que los ama mucho.....
Auxilio de los cristianos Se requería esta ayuda porque, si el Demonio la trae con todos los hombres, principalmente se ensaña con los
cristianos. Entrar en el Corazón de María es estar a salvo de todos los peligros. Y si en todo tiempo ha sido necesario este auxilio, hoy
más que nunca, pues perece que todo el infierno ha salido de sus antros para hacer daño a la Iglesia y a los cristianos. Por eso, si invocar
a María, rezar el rosario siempre ha sido necesario, hoy es de vida o muerte. A los que defienden lo contrario los veremos muertos por el
camino, desangrados por ese vampiro infernal.
Reina de los ángeles, de los patriarcas, de los profetas. Reina de los apóstoles, de los mártires, de los confesores, de las vírgenes. Reina
de todos los santos. Nadie quiere estar fuera de su reinado. Hasta los ángeles, que no son humanos, han pedio y obtenido tenerla como
Reina. No como Madre, que ese privilegio sólo a los humanos ha sido dado. Pero al menos como Reina. Ningún ángel la llama con el
tierno nombre de Madre, sino con el nombre respetuoso de Reina mía. Los patriarcas y los profetas, que son los grandes del Antiguo
Testamento están bajo su protección. Su grandeza ha quedado pequeña ante la Gran Señora y Reina. Así me imagino yo a Abrahán, a
Moisés, a Isaías y a los demás besando respetuosamente las manos de quien llevó en ellas a Dios mismo.
Los grandes del Nuevo Testamento son los que entran en esta lista envidiable: apóstoles, mártires, confesores, vírgenes. De todos es la
Reina, la que los supera a todos, la que les ha dado la fortaleza en sus batallas, la que les ha guiado hasta el cielo y hasta la santidad.
Reina de muchos, Reina de los mejores, porque eres la Mejor de todos. Reina de los santos. Podría ser reina de ti y de mí, si llegamos a
ser tales. Hay que ganarlo con esfuerzo. La posibilidad está abierta, mientras dura la vida. Todos los santos han amado de manera
particular a su Reina. Y Dios los premia de manera muy especial en el cielo, por haber honrado tan hermosamente a su Joya.
Reina concebida sin pecado original El privilegio de la Inmaculada Concepción. Estamos muy de acuerdo con que Dios hiciera una
excepción con su Madre, que también es nuestra Madre. Nuestra Madre nació igual a nosotros en todos menos en el pecado original.
¡Bendita Tú, que no pasaste por la amargura del pecado! Así, no manchada por nada, puedes ayudar más eficazmente a los manchados
con todos los pecados. Vemos que los doctores y enfermeras se ponen guantes y tapabocas para no contagiarse y poder curar mejor.
María no necesita de eso. No necesita antivirus. Más bien los virus mueren en el acto en su presencia. A veces podría uno pensar que,
como uno es pecador, si intenta tocar o dar un beso o una flor a María la contamina. No es cierto. Ella no se contagia de nuestra basura,
sino que nosotros nos contagiamos de su pureza y de su santidad.
Reina elevada al cielo Esto está defendido en un dogma, el de la Asunción. Alguien de nuestra raza, alguien muy especial ya está en el
cielo en cuerpo y alma. Nuestra Madre nos dice que es verdad lo de los nombres escritos en el cielo; nos dice que vale la pena sufrir todo
con tal de ganar el cielo. Nos anima, nos ayuda a conseguirlo. Puedes estar seguro de que para conseguir que tú vayas al cielo María
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Santísima hará todo lo que está en su mano para lograrlo, lo está haciendo. Déjala hacer, deja que te lleve al cielo, no la estorbes con tu
ingratitud. ¡Qué alegría tan profunda y tan pura nos da el saber que nuestra Madre está ya para siempre en el cielo, eternamente feliz..!
Solo faltamos nosotros. Ella lo sabe y ruega a diario para lograrlo. Suplica a su Hijo que tenga misericordia. En fin que, si bien fue Jesús el
que me mereció la redención, será mi Madre la que al fin lo obtenga. ¡Gracias infinitas, Madre!
Reina del Santísimo Rosario Es una Madre que nos pide rezar el Rosario. Es Ella y no algún fraile disgustado. Porque Dios mismo ha
prometido gracias realmente excelentes. Si rezando el rosario todos los días se obtiene el cielo, díganme si vale la pena rezarlo.
Desapreciar esta oración es despreciar a María y despreciar a Dios. Una de las mejores cosas que se pueden hacer es, precisamente,
rezar el rosario y hacer que otros lo recen. El Papa instituyó un año del rosario. Nos consta que lo reza diariamente. Todos los grandes
santos han sido devotos de María y han tenido un gran aprecio por la oración que más le gusta a la Madre de Dios.
Reina de las familias Es un título que faltaba en las letanías y que Juan Pablo II se encargo de añadir. Las familias tenían necesidad de
una Reina. Y una Reina fuerte, que fuera parte de una familia, abogada y defensora contra un enemigo abiertamente declarado contra las
familias, el Demonio. Hoy tiene el maléfico pensamiento de destruir la familia. Y ya ha hecho bastante mal. Pero se le enfrenta su eterna
rival, María Santísima. Todos somos miembros de una familia y todos queremos que las familias se sostengan en el amor y en la unidad.
Invoquemos a la Reina de la Familia.
Reina de la paz Tan necesaria en nuestros tiempos. Si invocáramos más a María, si rezáramos el rosario con más frecuencia y devoción
se acabarían las guerras, todas las guerras. Está prometido. Pero no lo creemos. Seguimos tercamente empeñados en pelear con
nuestras piedras, flechas, espadas, cañones y bombas. A su Hijo se le llama entre otras cosas, Príncipe de la paz. Pues bien, este
príncipe, cansado de que no le hagamos caso, nos ha dicho insistentemente: “ Si quieren la paz, hagan lo que Ella les diga”. Él nos ha
pedido que recemos el rosario. Dios mismo ha prometido paz a cambio de rosarios. María es una Reina bellísima, muy poderosa. María
es una Madre amorosísima, la mejor de todas. María es la delicia de Dios. María es la flor más bella que ha producido la tierra. Su nombre
es dulzura, es miel de colmena. Dios la hizo en molde de diamantes y rubíes, y luego rompió el molde. Le salió hermosísima, adornada de
todas las virtudes, con sonrisa celestial. Y, cuando moría en la cruz, nos la regaló. Esa mujer es mi madre bendita...