Psicología
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SANTIAGO DE CALI
Docente: JULIAN CASTRO RENGIFO E-mail: rengifosoft@gmail.com
Psicología Pastoral ….
Una breve reseña de la Psicología Pastoral nos ofrece el Psicólogo y Pastor Jorge A.
León 1 , en la cual afirma que uno de los iniciadores de la Psicología Pastoral por el
continente europeo es Oscar Pfister (1873-1956), pastor Suizo quien viniese a ser
discípulo de Sigmund Freud. Pfister fue la primera persona que realizó la combinación
de la psicoterapia con la cura de almas. Thouless en la obra Manual de Psicología 2 afirma
que Pfister creyó poder distinguir entre las doctrinas religiosas que liberan al hombre de
la angustia y las que las producen, y que se podría purificar la fe truncada, conservando
a las primeras y destruyendo a las últimas; y agrega que el problema que ocupa a Pfister
es, en resumen: "que el cristianismo, al principio, había tenido la finalidad de liberar a los
hombres de la angustia y capacitarlos para el amor, pero que en el curso de su historia
había perdido esta finalidad y había producido angustia y odio.
Por otra parte, en Estados Unidos se ubica a Anton Boisen como representante de la
naciente Psicología Pastoral, aunque se tiene como pionero a Pfister. Boisen padeció una
enfermedad mental, de la cual se recuperó. Fue en su experiencia como enfermo mental
que descubrió su vocación como capellán de tiempo completo en un hospital
psiquiátrico. El creyó descubrir elementos comunes entre la psicosis y la conversión .
Para Boisen, en oposición a Freud, la religión ofrece una posibilidad de curación del
conflicto. Nos dice que, trabajando por medio de la crisis, la religión puede conducir a
responsabilidades éticas que produzcan mayores lealtades. La obra fundamental de
Boisen se titula An exploration of the Inner World (Una exploración del mundo interior,
Willet, Clark & Co., Chicago, 1936).
El Doctor León sigue acotando en su reseña que los antecedentes citados, prepararon a la
Iglesia para enfrentar la necesidad de una pastoral más profunda, y adecuada, para
ayudar con mayor eficacia a las personas destrozadas por la segunda guerra mundial.
Esta que fue, realmente, la bancarrota del narcisismo humanista, con su secuela de
muerte y destrucción, trajo, sin embargo, el nacimiento de la psicoterapia de grupos y la
psicología pastoral. Ante miles de enfermos mentales, nefasto subproducto de la guerra,
la abundancia de pacientes y la escasez de psicoterapeutas trajo como consecuencia la
terapia de grupos, que ha dado muy buenos resultados, inclusive a nivel de la psicología
pastoral. Por otro lado, el eclipse de la psicología de la religión y las necesidades
espirituales que surgen de una situación catastrófica, dieron como resultado el
nacimiento de esta joven ciencia: La psicología pastoral.
1LEON, Jorge A. Historia de la Psicología Pastoral. "Breve reseña histórica de la Psicología Pastoral desde sus
comienzos hasta la actualidad" (http://www.icergua.org/latam/pdf/09-segsem/03-09-ea2/doc12.pdf)
Algunos conceptos de diferentes autores sobre esta joven ciencia teológica, han sido
recopilados por el Dr. Jorge A. León2, entre los cuales están los siguientes:
"La religión tiene ahora un aliado en lo que puede llamarse psicología revelada; una
ciencia que desnuda las secretas enfermedades de la perturbada alma del hombre y
proporciona una útil terapéutica para curarlas" (Joshua Loth Liebman)
Por eso se dispone que: “en la pastoral no deben tenerse en cuenta y utilizarse sólo los
principios teológicos, sino también los resultados de las ciencias profanas, sobre todo, de
2LEON, Jorge A (2000). Psicología Pastoral para Todos los Cristianos. Editorial Kairos, Buenos Aires, págs. 27-28
3BAUMGARTNER, Isidor (1997) Psicología Pastoral. Introducción a la Praxis de la Pastoral Curativa. Editorial
Desclée de Brouwer. Bilbao, págs. del prólogo
la psicología y de la sociología, de manera que también los laicos lleguen a una vida clara
y madura”. Los teólogos deberán, en el marco de su formación, ser instruidos “en los
últimos conocimientos de la psicología sana”.
Como puede apreciarse la discusión sobre si la Teología y Psicología tienen algún objeto
en común es más o menos obvia. Realmente lo significativo es apreciar que al hacer un
recorrido más o menos sintético acerca del tema, encontramos una buena proporción de
autores que le apuestan a la sana integración entre ambas disciplinas.
Momentos de integración:
*Motivación:
Se entrega a cada persona una fotocopia del texto “Un pastor recibe la visita de
una dama que le ha solicitado una entrevista”
*Análisis Vivencial:
Se conforman grupos pequeños y se les invita a enumerar y argumentar cuáles de
las contribuciones del Psicólogo Carl Rogers priorizarían en el caso de la dama
que recibe cuidado pastoral. De las 11 que describe Rogers deberán priorizar tres
(3) por su grado de importancia. Una persona voluntaria comunica los aportes del
grupo en una cartelera.
*Puesta en Común: Se escuchan las relatorías de los grupos y la persona
facilitadora sistematiza los portes de los grupos en el tablero o cartelera.
4 BETANCOURT, Esdras (1996) . Introducción a la Psicología Pastoral. Editorial Clie, pág. 103
D aniel Schipani – “En los últimos año hemos trabajado con una
comprensión del consejo (o asesoramiento) pastoral como una práctica de
Daniel Schipani expone que poco tiempo atrás, la Sociedad para el Cuidado y Consejo Pastoral
Intercultural (SIPCC) convocó a una reflexión muy necesaria por cierto sobre el cuidado
pastoral y espiritual para nuestros tiempos posmodernos. Se trata de una reflexión que debe
incluir una respuesta al desafío y la oportunidad que presenta actualmente la
“recuperación” de la espiritualidad en el campo del cuidado de la salud y, especialmente,
en la psicoterapia y el consejo (ej. la American Psychological Association [APA]), donde se
proponen nuevas directrices como las siguientes:
reciben ayuda
ej. creencias, fuentes de significado y
esperanza, etc.) durante la terapia
5SCHIPANI, Daniel S. (2011). La Psicoterapia como Disciplina Psicológica y Espiritual. Conferencia en "Primer Congreso
Internacional de Psicología con Énfasis en la Espiritualidad". Santiago de Cali, pág. 1
Orientación
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Consejería
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Cuidado Psicoespiritual
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Psicoterapia
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Siempre que se aborde o se intervenga a una persona o grupo de personas, existe una visión
de persona - antropológica, implícita o explícita, consciente o inconsciente. Es conveniente
por lo tanto hacer más consciente o explicitar esa antropología antes de sumergirse en la
orientación, consejo, cuidado o psicoterapia.
La dimensión somática.
La dimensión psíquica y
Dentro de este marco vemos que la dimensión somática y la dimensión psíquica (lo
anímico) son propias de los seres vivos, animados, es decir de los animales y también del ser
humano. Sin embargo, la tercera dimensión o del espíritu es una dimensión específica y
privilegio único del ser humano.
Ahora bien, esa dimensión existencial por ser la más específicamente humana exige ser
dilucidada.
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Fundamentos del Análisis Existencial y la Logoterapia (Modulo I). Universidad Javeriana / Instituto Logos
Lo que constituye a la persona espiritual, como tal, es su capacidad de tomar actitud ante sí
misma o tomar distancia de su dimensión psicofísica. Sólo así es como el ser humano se
estructura a sí-mismo, como una unidad espiritual y psicosomática. El ser humano, desde
esta perspectiva (analítica-existencial) siempre es visto como una unidad antropológica.
Recurriendo a dos comparaciones podemos decir que, si bien es cierto que un avión puede
moverse muy bien en una pista, también es cierto que el avión propiamente tal, es el avión
en cuanto logra despegar y volar pues para eso fue construido. Así, el ser humano, en
cuanto puede ir más allá de su facticidad psicofísica es cuando puede llegar a ser persona
en el sentido más pleno del término. De igual manera y de modo geométrico: “Si tomamos
un vaso y lo proyecto en el plano de una mesa, veré que la figura resultante es un círculo,
mientras que en el alzado veo una figura rectangular. Esas dimensiones son compatibles
pese a su contradicción si las entiendo como lo que son: proyecciones parciales de una
totalidad. Así como yo no podría afirmar que el vaso está compuesto de un círculo y de un
rectángulo, así tampoco puedo decir que el ser humano es un compuesto de cuerpo, alma y
espíritu. Son dimensiones del ser humano. Y de esas tres dimensiones la espiritualidad es la
genuina dimensión de la existencia humana.
Así pues, así como existe un paralelismo psicofísico también existe un antagonismo
psiconoético (o la fuerza opositora del espíritu humano ante la facticidad psicofísica). Y es
ante ese antagonismo psiconoético ante el que se puede apelar.
Sin embargo este antagonismo psiconoético no es algo a lo que el ser humano esté obligado.
Una vez más el ser humano ha de ser el ser-decisivo, según el pensamiento de Jaspers, que
se decide a favor de recurrir facultativamente al antagonismo psiconoético, ante el
avasallamiento del paralelismo psicofísico del padecimiento.
De esto tampoco podemos concluir que el ser humano siempre ha de estar en una actitud de
resistencia ni de recurrir siempre a la fuerza de su espíritu. Dicho en otros términos, la
afirmación se da no sólo como se piensa a través de la oposición a los instintos a la herencia
y al medio ambiente, sino también gracias a ellos.
Personalidad
Al relacionar este punto de vista en perspectiva con la personalidad enferma (por ejemplo la de
un abusador), se puede afirmar que un proceso de restricción de la persona no permite el
despliegue de la espiritualidad que está presente efectivamente en él, pero en potencia. Es
decir, que esos atributos (que en el lenguaje logoterapéutico se denominan recursos
noológicos), le permiten al ser humano autodistanciarse y ser autotrascenderse, esto es,
monitorearse a sí mismo, verse en situación, enfocarse en un proyecto por fuera de sí mismo
y entender al otro como otro ser en uso de su libertad y de su responsabilidad. A partir de
allí se habla de personalidad auténtica y personalidad inauténtica, lo cual facilita la comprensión
del porqué se actúa o se responde ante la vida de una u otra forma, inclinados básicamente
por medio de valores que llaman a la coherencia y la identidad personal.
Momentos de Integración:
Ante la temática planteada responda a las siguientes inquietudes de la manera más
espontánea y sincera posible:
¿Qué diferencia identifica entre “el espíritu” según Viktor Frankl y “el espíritu” de las Escrituras?
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2. ¿Qué significa para usted que “toda persona tiene una dimensión espiritual en potencia, sea
creyente en Dios o no los sea? Comente.
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D
Puede, entonces a partir de su fe y de su identidad cristianas, explorar
con libertad las diversas corrientes, escuelas y propuestas
contemporáneas sobre la condición humana y echar mano de lo que sea
compatible con su fe”.
La crisis es toda situación que nos cuestiona, movilizando gran cantidad de energía que nos
mantiene en una alta tensión y nos está exigiendo usar nuestra voluntad de sentido para
optar por una solución y hacernos responsables de la decisión tomada. La crisis se siente
como un abismo entre un pasado que ya no es vigente y un futuro que todavía no está
constituido. Se trata de una crisis de valores o una confusión de creencias.
Es usual que al sentirse uno en crisis se busque una solución para salir de ella. Pero esta
salida puede ser equivocada o superficial, provisional o temporal, auténtica o definitiva.
Será esta última en la medida en que reconozcamos estar frente a una situación límite; en la
medida en que podamos manejar los sentimientos profundos que se experimentan; en la
medida en que le busquemos un sentido a nuestra vida y estemos dispuesto a crecer,
enfrentándonos a lo desconocido y riesgoso. Cuando esta situación límite se evade y
optamos por una solución inmediata o superficial, sobreviene un estancamiento
insatisfactorio que nos deja debilitados y desprotegidos para la crisis que posteriormente
sobrevenga.
Tipos de crisis:
1. Naturales del desarrollo personal. Por ejemplo: la crisis de la adolescencia, la de los cuarenta,
la de los que llegan a la tercera edad.
2. De carácter único. Son precisamente las originadas por una pérdida sufrida en la vida;
pérdida de algo o de alguien significativo para la persona.
El problema del sufrimiento ha sido afrontado extensamente por la logoterapia, por ejemplo
Fizzotti e Punzi7 plantean dos condiciones necesarias para ayudar a las personas para que
asuman una actitud positiva en relación con un destino inmodificable. Dichas condiciones
son:
“Un sufrimiento puede ser superado sólo si se lo concibe en un contexto válido, es decir si
viene colocado en un cuadro de referencia que permita descubrir las posibilidades que aún
faltan por realizar. De frente al dolor, de hecho, nos podemos relacionar de una manera
masoquista o con una actitud de huida (por ejemplo con el suicidio). Pero se puede
también asumir son madurez y dignidad, no obstante toda la dificultad para comprender
el marco significativo. Y es entonces cuando Frankl nos indica cuatro maneras que
permiten colocar el sufrimiento en un contexto significativo8:
La primera, que caracteriza el dolor como un ejercicio, surge del hecho de considerar
cada decisión actual como fruto natural, no obstante su fatiga, de un camino precedente,
en el cual la persona ha individualizado como centrales algunos valores por realizar. En tal
perspectiva, la actitud que se asume ante el sufrimiento inevitable constituye el último
anillo de una completa cadena de decisiones, en cuyo origen hay un acto consciente de
libertad. Por eso se explica que "por el continuo hacer -el - bien al final resulta el ser -
bueno."
La tercera modalidad es aquella de la maduración que "se apoya sobre el hecho que
el hombre llega a una libertad interior no obstante la dependencia exterior" y por lo tanto
logra valorar mejor el estilo de vida precedente, superando la simple fase de la vanalidad y
de la superficialidad del cotidiano anónimo. No se está más arrullado por las ondas
7 Fizzotti E. Punzi I. Solidarieta`come ricerca di senso. Ed. Salcom. Varese 1994, p. 35-38
8 Frankl, V. E. Homo Patiens, Salcom,Brezzo di Bedero, 1979, p. 100.
tranquilas y seguras, sino que se encuentra por fuerza afrontando los peligros y los
obstáculos, los interrogantes y los llamados. ¡Y esto hace madurar!
La segunda condición necesaria para ayudar a las personas a hacer frente a las pruebas
dolorosas de la vida es aquella de que descubran la posibilidad de sufrir por "amor de
alguien o de algo". Esto quiere decir volver a la concepción de la intencionalidad, de la
orientación hacia valores y significados, de la superación de una relación egocéntrica y
solipsística, incapaz de alzar la mirada más allá de las propias necesidades y aspiraciones.
La superación del placer como objetivo e ideal de nuestra propia búsqueda. En realidad "el
hombre que busca ansiosamente el placer no lo alcanza jamás. El placer puede ser sólo un
efecto (un premio), no una intención; él se deja sólo realizar, no entender".
El dolor pertenece a la esfera más íntima y personal del hombre. El hombre no educado por el
dolor permanece siempre un niño. El crecimiento, la maduración, el enriquecimiento de una
vida humana están unidos al dolor y a la respuesta a la pregunta: "¿Para qué sufrir?". Y
una respuesta de estas no es pronunciada en voz alta, con soberbia, sino viene
pronunciada en el profundo del propio corazón, en el íntimo del ser propio. "La respuesta
que el hombre sufriente da a la pregunta sobre el porqué del dolor a través de cómo él lo
soporta es siempre una respuesta sin palabras…". Y no obstante, "esa es la única respuesta
significativa9".
Y aquel que se acerca al hombre sufriente ¿cuál actitud debe tomar cuando se encuentra
en situaciones en las cuales no es posible curarse, no es posible disminuir los dolores y los
sufrimientos físicos? ¿No se está tal vez tentado a distraerse con escapes
contraproducentes e inútiles? Frankl nos dice: "una última palabra no a la persona que
sufre, sino a la persona que se acerca al que sufre y sufre con él: como el dolor, es
significativo el vivir juntos, el sufrir juntos. Pero también esto es significativo y silencioso:
el consolar tiene límites: donde todas las palabras serían muy poca cosa, allí cada palabra es
de sobra".
“Una crisis de ninguna manera implica necesariamente patología. Es más bien una
respuesta normal de la persona o del sistema familiar ante la amenaza de factores internos y
externos significativos. Representa, eso sí, tanto oportunidad como peligro. Como
oportunidad, puede ayudar a las personas, las familias y las comunidades a crecer aún en
medio del dolor. La crisis representa un peligro porque tiene el potencial de llevar a las
personas y familias a paralizarse, a perder la confianza en ellos mismos, a aislarse y no
asumir responsabilidad por ellos ni por los demás. Tanto la crisis como su resolución
dependerán de una combinación de factores, entre los que se cuentan:
Por lo anterior, es propicio examinar el modelo de primera ayuda psicológica que Karl A.
Slaikeu propone, en donde destaca cinco componentes de la primera ayuda psicológica
basado en los esquema de solución de problemas individuales11. Dicho modelo subraya en
forma secuencial:
10
MALDONADO, Jorge E. Intervención Pastoral en Situaciones de Crisis de Familia - Modelos de Intervención. En:
Psicología y Consejo Pastoral: Perspectivas Hispanas, pág. 50
11 SLAIKEU, Karl A. Intervención en crisis. México: Editorial El Manual Moderno, 1988, pág. 27
Segundo, examinar las dimensiones del problema por medio de una serie de
preguntas sobre el suceso, los recursos y las decisiones inminentes. El objetivo es
establecer las necesidades inmediatas (qué va a hacer esta noche, por ejemplo) y las
necesidades menos urgentes.
Tercero, examinar las soluciones posibles por medio de explorar lo que se ha hecho y
lo que se puede hacer. El objetivo es identificar una o más soluciones a necesidades
inmediatas y posteriores.
El siguiente cuadro proporciona una lista de lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer,
mediante este procedimiento, en los cinco momentos sugeridos.
Momentos de Integración
Cerca del domicilio de Robert C. Barnes tuvo lugar un terrible accidente, que sucedió de la siguiente
manera: Dos familias vivían en casas vecinas, las dos madres eran amigas. Una mañana, una de las
dos llegó en su auto ante la puerta de la otra, dejando el motor en marcha, salió del coche, dejó abierta
la puerta del mismo porque pensaba seguir enseguida en dirección a un supermercado algo alejado, y
corrió hacia la casa. Le preguntó a su amiga, si necesitaba que le compre algo. La otra contestó
contenta que sí, porque su hijita iba a festejar su 4º cumpleaños al día siguiente y se habían invitado
varios chicos para la fiesta. Todavía le hacían falta varias cosas para la misma. Charlando fueron a la
cocina para hacer la lista de compras.
Mientras tanto, la pequeña que al día siguiente iba a festejar su cumpleaños, vio el auto de la vecina
delante de la casa. Como frecuentemente había sido llevada en ese auto y siempre le parecieron muy
divertidas esas excursiones, subió al coche, sin pensar en nada malo. Lo que luego sucedió, sólo puede
ser supuesto. Probablemente la criatura jugueteó con el freno de mano, soltándolo, por consiguiente el
auto avanzó de golpe. Quizá la pequeña se cayó del auto por ese motivo, o quizás ella saltó asustada
12
Lukas, Elisabeth. Psicoterapia en dignidad. Editorial San Pablo, Buenos Aires, 1995. págs. 125 - 128.
para afuera. De todos modos, el auto se puso en movimiento justa hacia la criatura por la posición de
las ruedas, la atrapó y pasó por encima de ella.
Casi en el mismo instante, en el que las ruedas liberaron a la niña, ambas mujeres salieron de la casa.
Horrorizada la madre se precipitó hacia su hija que yacía moribunda en el suelo, y la alzó en sus
brazos. La criatura, durante unos pocos segundos consciente, dirigió su mirada directamente a los
ojos de la madre, mientras la sangre brotaba de su nariz, boca y oídos. Luego falleció.
Como es de comprender, la madre sufrió un grave shock, y tampoco el tiempo que pasó después la
pudo calmar. Todas las noches se despertaba bañada en sudor, torturada por imágenes de sueños, en
los que siempre de nuevo veía la carita llena de sangre de su hija, la mirada moribunda dirigida hacia
ella. Finalmente consultó a un psicólogo. Pero éste no encontró la palabra consoladora; al contrario,
sus preguntas insistentes acerca de los antecedentes, por ejemplo si la criatura había sido deseada y
aspectos parecidos, angustiaron tanto a la mujer que en su consultorio tuvo un ataque histérico de
llanto. Indignado, el psicólogo la despachó por la puerta de atrás, porque no quería que sus pacientes
que se encontraban en la sala de espera presenciaran ese ""espectáculo". Finalmente le entregó, con
buenas intenciones pero falto de delicadeza, la dirección de un Centro para la Prevención del Suicidio,
y se retiró rápidamente a su consultorio.
Luego de este frustrado intento por obtener ayuda, pasaron varias semanas y la madre no pudo
tranquilizarse. Durante el día era pasiva y estaba como paralizada, temiendo las noches que seguían
torturándola con las pesadillas, en las que todo su ser, tanto físico como psíquico, se rebelaba y se
contraía convulsivamente. Al visitarla su hermana, le sugirió la idea de ir a consultar al Dr. Robert
C. Barnes. "El también es psicólogo y psicoterapeuta", le decía, "pero trabaja con un método distinto.
suavemente de un supremo estar resguardado a otro estar resguardado totalmente diferente… ¡Cuán
buena ha sido esta despedida! Aunque sea por el precio, que usted tenga que tomar a su cargo haber
visto ese terrible cuadro y llevarlo en su recuerdo`.
Mientras yo hablaba, la paciente escuchaba atentamente y se iba tranquilizando. ‘Usted entonces cree,
que fue bueno lo que hice ¿bueno para la criatura? ‘replicó ella y pude ver el amanecer del logos detrás
de la oscuridad de su sufrimiento. `Fue lo mejor que pudo hacer en esa situación`, le confirmé. `Sin
dolor y resguardada…`murmuraba la paciente, luego se enderezó. `Si es así, entonces puedo vivir con
la carita ensangrentada de mi hija ante mis ojos`. `Si ella vuelve a aparecer en sus sueños, tómela
nuevamente en sus brazos y acúnela…`. La paciente se retiró tranquila. En un futuro diálogo de
control informó que a partir de nuestra entrevista pudo dormir sin sobresaltos".
Preguntas de Comprobación
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2. El caso plantea que algunas preguntas insistentes del primer terapeuta acerca de los antecedentes,
por ejemplo si la criatura había sido deseada y aspectos parecidos, angustiaron tanto a la mujer que en
su consultorio tuvo un ataque histérico de llanto. Identifiquen algún parecido con un caso que les haya
tocado a ustedes, o que conocieran de alguien cercano?
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3. El reporte dice que el primer terapeuta remitió a la señora a un Centro de Prevención de Suicidio, ¿cuándo
creen oportuno remitir el caso a otro profesional, o cuando no? Argumenten.
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BIBLIOGRAFIA
BETANCOURT, Esdras (1996) . Introducción a la Psicología Pastoral. Editorial Clie, pág. 103
FRANKL, Viktor E. (1984). La Presencia ignorada de Dios: Psicoterapia y Religión. Editorial Herder,
págs. 55-56
LUKAS, Elisabeth. Psicoterapia en dignidad. Editorial San Pablo, Buenos Aires, 1995. págs. 125 - 128.
SLAIKEU, Karl A. Intervención en crisis. México: Editorial El Manual Moderno, 1988, pág. 27