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Universidad de Lima

Facultad de Ingeniería y Arquitectura

Carrera de Arquitectura

El rol de la vivienda como formador de tejido urbano en


asentamientos urbanos espontáneos y planificados: Casos
de El Ermitaño y Huaycán
Trabajo de investigación

Ofelia Sevilla Valeriano

Código 20171469

Lucía Tagle Belaúnde

Código 20161406

Profesor

Enroque Bonilla Di Tolla

Lima – Perú

Mayo de 2021
El rol de la vivienda como formador de tejido urbano en
asentamientos urbanos espontáneos y planificados: Casos
de El Ermitaño y Huaycán
El rol de la vivienda como formador de tejido urbano en asentamientos urbanos
espontáneos y planificados: Casos de El Ermitaño y Huaycán

Resumen 100-120

Actualmente Lima es una ciudad sin límites en donde conviven dos realidades: La Lima formal e
informal. Sin embargo, esta última ha logrado convertirse en asentamientos consolidados con
identidad y valor, la base de la nueva ciudad. Dentro de esta hemos identificado como potencialidad
principal nuestro objetivo de investigación: comprender el rol de la vivienda como formadora de
tejido urbano tanto en asentamientos urbanos informales como planificados. Es por ello que en el
presente trabajo nos enfocaremos en dos casos informales emblemáticos con inicios distintos: El
Ermitaño, asentamiento informal espontáneo, y Huaycán, asentamiento planificado. Estos han sido
descompuestos de manera que se han identificado las capas urbanas que los forman y cómo es que la
vivienda no solo las conforma sino que las impulsa.

Palabras clave

Lima informal, asentamientos espontáneos, asentamientos planificados, vivienda, tejido urbano,


ciudad, El Ermitaño, Huaycán.

Abstract

Today, Lima is a boundaryless city where two realities collide: formal and informal Lima. However,
the second one has achieved to become consolidated settlements with value and identity, the base of
the new city. Within this one, we have identified as a potencial and main objective of our
investigation: to understand the role of houses as a shaper of urban fabric, in both informal urban
settlements as planified. For this reason, this article is focused in two emblematic informal settlements
with different beginnings: El Ermitaño, spontaneous settlements, and Huaycan, planified settlement.
These two have been broken down in a way that it allowed us to identify the urban fabric which
shapes them, as well as how housing is not only present but its booster.

Keywords
Lima es conocida como una ciudad diversa y dispersa. Estas definiciones tienen gran relación con los
asentamientos humanos, ya que en estos se encuentra una enorme diversidad cultural producida por
las migraciones, así como una gran dispersión y fragmentación social y urbana entre los habitantes de
la Lima formal e informal. Según Ludeña (2006), el 60% de la ciudad actual está ocupada por barrios
informales. También, la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios afirma que cada año se
construyen más de 50 mil viviendas informales en Lima. Por estas razones, y como mencionan
Takano & Tokeshi (2007), no se puede entender a la Lima formal y la informal como fenómenos
aislados y no complementarios.

Los días en los que se veía a los asentamientos humanos como un problema marginado, en las
periferias de la ciudad, han cambiado. Como dice Sáez (2015), estos ya no son tierra de nadie con
aspiración de vivienda, sino barrios consolidados, con identidad y valor; la base de la nueva ciudad.
Lo que empezaron como viviendas de esteras han ido creciendo mediante cómo se formaba el barrio y
su tejido, e igual de manera inversa ya que las mismas y su evolución son las que han convertido a los
asentamientos en lo que son. Sin embargo, como la única manera de entender un proceso es a través
del tiempo, empezaremos por situarnos en su pasado y lo que los impulsó.

Contexto histórico: Aparición y aceptación de las barriadas en Lima

En el siglo XX, el crecimiento de Lima se debió a la vasta movilización urbana. Según Matos Mar
(1986), la aceptación del populismo en la política, la ampliación de la red vial y modificaciones
económicas, dieron pase a la migración provinciana masiva hacia la capital (p.31). En palabras de
Sáez (2015) en una Lima vista como “destino, posibilidad y utopía” (p.102), por parte del interior del
país, daría pase a una ciudad en cuyo plano social coexisten dos culturas fuertemente diferenciadas:
costumbres hispanas coloniales y costumbres andinas tradicionales.

Hacia 1920, en esta Lima segmentada, aparecen las primeras invasiones diferenciadas hacia los
márgenes del rio Rímac y los cerros interiores. Tenemos el caso del Cerro San Cristóbal hacia 1930,
como primera respuesta al desborde migratorio ya mencionado. Según Sáez (2015) este primer caso
diferenciado establecerá un patrón de asentamiento: la ocupación de un cerro, bajo la
autoconstrucción con una ocupación progresiva de vivienda tras vivienda en el espacio (p.110). Es así
como ante la falta de habilitaciones urbanas populares, Riofrío & Driant (1987) definen el barrio
como producto de urbanización por la propia población interesado sobre un terreno eriazo, que crece
bajo un proceso de agregación, según las necesidades de los pobladores y sin una planificación previa.

Pero es hacia la segunda mitad del Siglo XX, entre 1950 y 1960 que Lima sufre una crisis de
crecimiento gracias a la rápida expansión debido a las nuevas industrias y la falta de espacio y
alojamiento. Los asentamientos pasan a ser percibidos como parte de la solución y no solo como un
problema. Como señala Sáez (2015) ya no se busca erradicar los asentamientos humanos (p.119), sino
que se empieza a apoyar con asistencia técnica y planificación.

La creación de la Ley N° 13517 de Barrios Marginales establece una aceptación de las barriadas, pero
principalmente generó la expectativa de más y terminará fomentando nuevos asentamientos. Se
consiguió el apoyo del Estado y aunque se terminan aceptando no solo como ocupación sino como
distrito, aun no es entendido como forma de ciudad. (Calderón Cockburn, 2014)

Hacia 1980, los asentamientos eran el proceso típico de expansión. Se habla ya de un urbanismo
intermedio, según Sáez (2015), entre el asentamiento informal y la planificación. Se trazan calles y
manzanas, se especificaba el espacio público y equipamiento, para su posterior distribución, sin
embargo, los servicios y construcción de vivienda se mantienen progresivos con el tiempo y
ocupación. (p. 132).

Caso de El Ermitaño, Independencia, 1960.

Dentro de la expansión de las “tres Limas de origen informal” Sáez (2015), tenemos el caso de El
Ermitaño en el distrito de Independencia en Lima Norte. Asentamiento espontáneo que surgió hacia
las pampas a lo largo de los kilómetros 5 y 6 de la avenida Túpac Amaru. Siguiendo las características
de las barriadas de Riofrío & Driant (1987), los primeros pobladores de Independencia se asentaron
cerca a una zona industrial, conectando a la “Lima formal” mediante la antigua carretera a Canta, y
sobre un terreno eriazo.

Cabe diferenciar la creación del Ermitaño como asentamiento y su posterior fundación como distrito
de Independencia. En noviembre de 1960, mil ochocientas familias ingresaron a la zona conocida hoy
como Pampa de Cueva, se establecieron sobre un terreno el cual fue desalojado por un falso dueño,
causando la muerte de varios niños. (Municipalidad de Independencia, s.f.)

Como indican Almaroufi, S., Golda-Pongratz, K., Jauregui-Fung, F., Pereira, S., Pulido-Castro, N., &
Kenworthy, J. (2019), tras ser reubicados en el kilómetro 4 y resistir a posteriores desalojos, para
marzo de 1962 se crea la Asociación Pro Vivienda El Ermitaño, quienes lograron mediar con la
policía para iniciar un diálogo con las autoridades y los representantes de otras dos asociaciones más,
Pampa de Cueva y Tahuantinsuyo, debido a que el asentamiento inicial ya se había expandido. Es así
como gracias al precedente de la Ley Orgánica de Barriadas Marginales de 1961, que en 1964, el
presidente Fernando Belaúnde declara la creación oficial del distrito de independencia. (p.6)

Caso de Huaycán, Ate, 1980.

Por otro lado, existe el caso de Huaycán, un asentamiento informal que si fue planificado, incluyendo
dentro de sus actores a entidades del Estado que se encargaron de su planificación, gestión y
proyección de la ocupación. Como indica Ospina (2019), este fue una respuesta anticipada del Estado
a la creciente migración de la Sierra Central debido al “Conflicto Armado Interno” que perjudicaba a
las provincias y reducía sus posibilidades de desarrollo. Asimismo, según Sáez (2015) fue una
reubicación de invasiones ilegales.

Huaycán está ubicado en el distrito de Ate, en una serie de quebradas conectadas por la carretera
Central (Sáez, 2015). Fue fundado en 1984 y promovido por el ex alcalde de Lima, Barrantes Lingán,
a través de la creación del Programa Especial de Habilitación Urbana de Huaycán (PEH). Este
programa incluía como principales actores a la municipalidad de Lima, un grupo de profesionales y
técnicos, y a los mismos miembros de la comunidad. La intención de incluir a la comunidad
organizada dentro del plan de desarrollo era aprovechar su potencial como motor del proyecto.
(Ospina, 2019)

Según Ospina (2019), este empezó como un barrio planificado ubicado en llanos, pero en los años 90s
cuando el “Conflicto Armado Interno” pasó por sus épocas más duras, el Estado tomó ciertas medidas
(tales como la privatización de los servicios básicos) que conllevaron a la fragmentación del modelo
autogestionario participativo comunal. Esto causó que Huaycán empiece a crecer rápidamente y sin
planificación hacia las laderas. Como señala Ospina (2019), este Huaycán planificado y no
planificado fue evolucionando de tal manera que mientras la ocupación de las viviendas en llanos se
consolidaba, la ocupación en las laderas iba iniciando este proceso progresivo.

Según Sáez (2015), Huaycán empezó como un sistema de organización social basado en la trama de
Villa El Salvador. Este estaba conformado por la UCV (unidad comunal de vivienda), la cual ocupaba
un área aproximada de 1 hectárea e incluía 60 viviendas. Sin embargo, a raíz que empieza a crecer sin
planificación esto se empieza a perder y termina por parecerse a un barrio espontáneo con un pasado
planificado.

El habitar: más que alojar

Como menciona Yory (2007), habitar muchas veces se ha confundido con el “simple problema de
ocupar un espacio” (p.23). Sin embargo, la relación del hombre con el mundo es tan vieja como el
hombre mismo, por lo que se entiende que habitar siempre va a estar relacionado al entorno que lo
rodea. Sáez (2015) también hace referencia a esto, mencionando que mientras la ONU afirma esta
relación del hombre con su medio y los aspectos culturales, cuando se habla de asentamientos
humanos parece solo cuestión de viviendas e infraestructuras.

Sin embargo, a pesar de que los asentamientos son bastante criticados y vistos como ejemplo de
déficit, cabe recalcar que estos también tienen potencialidades. Puede que, bajo los estándares
formales, no muchas necesidades sean satisfechas en cuestiones prácticas, pero son barrios que son
formados por y para la comunidad.

Toda elaboración teórica, de acción, o de decisión política sobre la solución habitacional, debe tener
su basamento en el conocimiento profundo y constantemente actualizado de las necesidades de las
personas, entendido como conocimiento construido junto con la misma gente que las padece, no sólo
de las estadísticas y de las encuestas sino de las personas concretas, con nombres, rostros y diálogo,
una por una, uno por uno¨
(Pelli, 2006, p.23)

En base a lo descrito por Pelli anteriormente y como hemos observado en los orígenes de los
asentamientos y los casos de estudio, es innegable que los barrios informales surgen del
entendimiento y colaboración de la comunidad, de las personas concretas. Algunos serán casos de
éxito o fracaso, pero siempre, desde una perspectiva del entendimiento de su gente. Es por esto que es
de nuestro interés estudiar las viviendas y cómo se han asentado bajo la organización vecinal en el
tejido urbano. Las viviendas y su tejido se impulsan por el motor de la comunidad de cada
asentamiento.
Tejido de ciudad según Saez, García Claderón y Roch Peña

Para Sáez, Gracía Calderón, Roch Peña (2010) desde que las viviendas aparecen como módulos de
estera sobre el terreno eriazo ya se está generando la ciudad en lo que se podría identificar como una
primera fase de urbanismo.
Asimismo señalan que ante la falta de un ordenamiento inicial desde la zonificación, o mejor dicho,
ocupación establecida que diferencie espacios para parques, comercio e industria separado de la zona
residencial; es que la vivienda, en una segunda fase de ocupación, comienza a crecer adaptando estas
funciones urbanas a el crecimiento de la misma vivienda.
Es así como según estos autores, las funciones que adquiere la vivienda se definen según los tejidos de
ciudad diferenciados como tejido de soporte, de preexistencias, productivo y social. Los cuales se
procederá a detallar en el análisis sobre ambos casos de estudio.

Figura 1: Tejidos de ciudad según Sáez, Gracía Calderón, Roch Peña (2010).
Elaboración Propia

Tejido de Soporte

La primera capa es la correspondiente al soporte físico de vías conformado por las calles y manzanas,
que si aplicamos la teoría de análisis de Sáez, Gracía Calderón, Roch Peña (2010), estaría formado
por las formas de agregación de la vivienda desde su rol como unidad básica, y su consolidación
definiendo la morfología del tejido. En ambos casos podemos observar cómo es que las diferentes
adaptaciones de usos para la vivienda han producido tipologías de calles, entre los cuales podemos
identificar 3 ejes principales en ambos casos que se conectan con vías regionales o metropolitanas.
(Figura 2)

El caso de El Ermitaño es clara su formación al margen del eje principal de la antigua carretera a
Canta, ahora Av. Tupac Amaru. Estableciéndose al otro margen de la zona industrial de aquella Lima
de 1960. Siendo organizado a través de dos vías secundarias: av. Los Pinos y av. los jazmines, límites
los cuales podemos identificar como primera fase de asentamiento, a diferencia del sector sin
conexión a vías principales en el cual en los límites ya no se puede ni identificar vías ordenadoras.

Por otro lado, Huaycán se conecta con el resto del distrito de Ate a través de la carretera central.
Desde la cual se organizan tres ejes notorios: la Av. José Carlos Mariátegui, la Av. Andrés Avelino
Cáceres y la Av. 15 de Julio, siendo esta última una extensión que termina de conectar los límites del
sector.
Figura 2: Tejido de soporte en El Ermitaño (izquierda) y Huaycán (derecha).
Elaboración Propia

En ambos casos podemos ver como el tejido presenta una conexión principal a través de vías de
mayor escala. En el caso de El Ermitaño, ante su crecimiento espontáneo, sólo se puede identificar
una conexión de servicios a través de ejes que llegan hasta la mitad del sector. Sin embargo, en el caso
de Huaycán, y debido a su planificación pero posterior desborde, los ejes sí se extendieron hasta
abarcar el crecimiento informal.

Asimismo es importante aclarar que ambos casos presentan un desborde dentro de sus límites de
planificación, ya sea vecinal o desde el Estado. En ambos casos se puede identificar un tejido más
reticular y ordenado, mientras que hacia los límites de ambos sectores de estudio se diferencia una
trama más espontánea y sin una diferencia de manzanas y calles. (Figura 3)

Figura 3: Morfología de El Ermitaño (izquierda) y Huaycán (derecha).


Elaboración Propia

A pesar de que El Ermitaño fue espontáneo, muestra una organización vecinal con un primer intento
de diseño morfológico regular, incluyendo espacio para áreas públicas. Por otro lado, el caso de
Huaycán, a pesar de que partió de un plan de diseño inspirado en las UCV de Villa el Salvador, dió
mucho espacio para la informalidad, ya que igual se diseñaban de acuerdo a la voluntad popular, por
lo que como menciona Ospina (2019), difícilmente se encuentran dos UCVs con el mismo diseño.
Tejido de Preexistencias Geográficas

Siguiendo la teoría antes mencionada, el proceso de urbanización desde el asentamiento de la vivienda


sobre el lugar depende mucho de las preexistencias geográficas del terreno. Como ya se mencionó
previamente, en el tejido de soporte se identificó una diferencia en las retículas de ambos casos. Al
realizar un análisis de la topografía de ambos casos se pueden diferenciar sectores en pendiente y
sectores sobre suelo llano, los cuales coinciden con la diferencia de tramas. (Figura 4) Son estas
diferencias de nivel las que dividen el tejido morfológico y las condiciones de vida de los habitantes.

Figura 4: Topografía de El Ermitaño (izquierda) y Huaycán (derecha).


Elaboración Propia

Tejido Productivo y de Servicios

Los autores se refieren al tejido productivo como la adaptación de las viviendas a casa-taller referido a
las formas de producción compatibles con la vivienda como parte de la actividad industrial o hasta de
la misma producción artesanal entre vecinos; vivienda-almacén debido a estas industrias las cuales
mediante la acumulación de materiales permiten una acumulación de capital hasta que la misma
vivienda va creciendo. Sumado a estos tipos de vivienda descritos en la teoría de Sáez, Gracía
Calderón, Roch Peña (2010) se identificó una tercera tipología productiva referida al comercio de
pequeña escala el cual produce capital para las mismas viviendas en donde se establecen.

Los dos casos de estudio muestran una relación directa entre las vías principales previamente
mencionadas y el uso productivo de éstas. Un uso de comercio zonal y vecinal acompaña a los ejes
conectores con la ciudad de tal manera que se puede identificar claramente las vías de mayor
importancia solo con ver la zonificación de los barrios. (Figura 5)

En el caso de El Ermitaño, los ejes de comercio, vecinal, corresponden a la av. Los Pinos y Av. Los
Jazmines. Y en el caso de Huaycán el comercio se adapta a la Av. José Carlos Mariátegui, la Av.
Andrés Avelino Cáceres y la Av. 15 de Julio hacia las cuales es importante mencionar como prima el
comercio zonal debido a una mayor escala productiva del distrito de Ate, a comparación de
Independencia. A través de estos nuevos usos a la vivienda, el tejido de ciudad llega a alcanzar un
mayor valor económico como señalan los autores) Sin embargo es claro como ni los servicios
adaptados a la vivienda llegan hasta las partes más altas, desabasteciendo el territorio.

Figura 5: Ejes comerciales del tejido productivo de El Ermitaño (izquierda) y Huaycán (derecha).
Elaboración Propia

Tejido Social

Según Sáez, Gracía Calderón, Roch Peña (2010), la vivienda se comporta como “unidad social a
través de su espacio de extensión como espacio de relación vecinal”y termina definiendo la calle a
través de la relación casa-calle. (p.92) Estableciendo que la capa social no solo consiste en los
espacios públicos de parques a los cuales se refiere como espacios verdes, sino también a las losas
deportivas muy extensas en ambos casos, como espacios de interacción (Figura 6); y a el uso de la
calle como espacios intermedios.
Figura 6: Losas deportivas y parques El Ermitaño (izquierda) y Huaycán (derecha).
Elaboración Propia

El tejido social, entonces, forma los espacios en los que se convive permiten que una comunidad se
exprese y relacione como tal. Y como ya vimos que tan importante es la organización e identidad
vecinal, es curioso como contrariamente existen pocos espacios públicos diferenciados en ambos
casos, entendiendo así que en estos asentamientos la calle es el principal espacio público de
interacción.

Como primera capa social se identificaron los espacios verdes, los parques, existentes en ambos casos
de estudio.

En el caso de el Ermitaño, Independencia se encuentra por debajo de los 3m2 de área verde por
habitante, identificando sólo en el sector 10 parques dentro de los cuales encontramos parques en muy
buen estado (Figura 7) hacia la parte llana y reticular; y por otro lado debido a los pocos recursos y la
mínima intervención del municipio, la mayoría de estos parques y principalmente hacia las laderas se
encuentran en un estado casi nulo de conservación.

Por otro lado, en Huaycán los parques conforman casi el 10% de su extensión. Sin embargo, debido a
la poca precipitación, mínima intervención del Estado y pocos recursos de los habitantes del distrito,
la mayoría del tratamiento de las áreas verdes es deficiente, sin mobiliario ni elementos que permitan
una interacción e intercambio social de calidad

Figura 7: Parques de El Ermitaño (izquierda) y Huaycán (derecha).


Elaboración Propia

Como segunda capa social de espacios de interacción se identificaron las losas deportivas, las cuales
diferenciamos de los parques como espacios públicos.

Como menciona Sáez (2015), las canchas o losas deportivas son centro de las vidas cívicas de la
mayoría de los asentamientos. Su uso trasciende este uso para convertirse en un espacio de
congregación con uso multifuncional. Es un espacio de reunión de los vecinos y de celebración de
eventos que, aunque en estos casos de estudio se puedan encontrar de espaldas al entorno (Figura 8)
los vecinos prefieren mantener su cuidado de esta manera.

Figura 8: Losas deportivas de El Ermitaño (izquierda) y Huaycán (derecha).


Fuente: Google Maps y Municipalidad de Lima.

En el caso de El Ermitaño en todo el sector existen apenas 5 losas deportivas las cuales no
necesariamente son dispuestas por el municipio, sino al contrario están adaptadas por los mismos
usuarios, y al contrario de los espacios verdes, se encuentran hacia la zona sin retícula ny en ladera del
sector. En el caso de Huaycán ocupan el 2.5% del espacio público , siendo una de las obras de mayor
énfasis en el distrito, y de mayor cuidado como se puede ver en la Figura 8, en una renovación actual
de una de las losas del sector más alto de Huaycán.

Y, como tercera capa social de espacios se identificó el uso de la calle como espacios intermedios
siguiendo la teoría propuesta por Sáez, Gracía Calderón, Roch Peña (2010). A pesar de que su uso
está dirigido a la movilización y el transporte, en los asentamientos, principalmente, es utilizado como
un lugar de integración de la comunidad. Siendo importante diferenciar el espacio público apropiado
de la calle y el espacio privado cedido de la vivienda.

El espacio público apropiado suele ser este pedazo de vereda adicional que no suele ser mantenido por
los municipios. Según los autores, la población se lo apodera temporalmente haciendo de este su
jardín propio, y hasta extensión de el comercio propio de la vivienda adaptada , por lo que muchas
veces le colocan mobiliario y es cercado. (Figura 9)
Figura 9: Espacio público apropiado de la calle en El Ermitaño (izquierda) y Huaycán (derecha)
Elaboración Propia.

Por otro lado, el espacio privado cedido se refiere al conformado por retiros dentro del mismo lote de
la vivienda, por normativa. Pero es principalmente por las necesidades concretas de los habitantes que
se les termina designando cierto uso. En ambos casos suelen ser un espacio productivo como un
huerto o un lugar de jardín y sombra que establece las relaciones casa-calle. En el Ermitaño
encontramos en la parte llana menos espacios de este tipo debido a una mayor densificación de las
viviendas y se reduce a un jardín previo al ingreso; a diferencia de Huaycán en donde se encuentran
retiros de mayores dimensiones compartidos entre varios lotes. (Figura 9)

Figura 10: Espacio privado cedido a la calle en El Ermitaño (izquierda) y Huaycán (derecha)
Elaboración Propia.

Vivienda como formadora de tejido de ciudad según ..

Según la teoría de Sáez, García Calderón y Roch Peña (2010), se analizaron las capas de tejido para
cada caso de estudio y se identificaron las viviendas que ayudaban a formar el tejido de ciudad en
ambos asentamientos. En base a esta, se encontraron tres claras tipologías con relación directa a los
tres tejidos analizados. En primer lugar, se definió la vivienda en ladera, la cual está íntimamente
relacionada con el tejido de pre-existencias geográficas. En segundo lugar, la vivienda comercial, la
cual es una parte fundamental del tejido productivo. Por último, se encuentra la vivienda con
antejardín, la cual aporta espacios de interacción vitales al tejido social.
Figura 11: Tipologías de vivienda formadora de tejido según Sáez, García Calderón, Roch Peña (2010).
Elaboración Propia

Vivienda como tejido de preexistencias y de soporte

La vivienda en ladera se ve formada y delimitada por el tejido de pre existencias. La topografía de


ambos casos de estudio ha generado este tipo de viviendas que a la misma vez logran devolver en
aporte al mismo tejido.

En el caso de El Ermitaño, estas corresponden a las viviendas con mayor espontaneidad y con menor
tiempo de asentamiento, ya que aquellas primerizas lograron ubicarse en llanos, siendo las laderas la
opción menos favorable. Por otro lado, en Huaycán, vienen a ser las viviendas de la etapa espontánea
del asentamiento, la cual fue surgiendo a partir de los años 90s, cuando se empezó a expandir informal
y descontroladamente hacia las laderas.

Figura 12: Viviendas en ladera en los barrios de El Ermitaño y Huaycán.


Elaboración Propia

Debido a que en ambos casos, estas viviendas surgieron en momentos posteriores, se concluye que se
encuentran tanto en sus primeras etapas de asentamiento, con materiales tipo estera o madera, como
en etapa de consolidación, con una primera aproximación a la utilización de materiales nobles.
Algunas de las viviendas construidas con materiales nobles, han sido una forma de mejora, una
construcción sobre lo que antes eran esteras o una evolución por ambientes, de manera que mientras la
vivienda crece, lo hace con materiales nobles, como se puede apreciar en la figura 13. Por otro lado,
otras sí partieron con estos materiales desde su inicio. En la figura 12, se aprecian las viviendas en
ladera con la diferenciación de materiales. Asimismo, en la figura 13, se encuentran unas imágenes de
ambos casos, diferenciando los tipos de materiales de estas viviendas en ladera.

Figura 13: Tipologías de vivienda en crecimiento con materiales nobles, según Sáez, Gracía Calderón, Roch
Peña (2010).
Elaboración Propia

Asimismo, como se puede observar en la figura 14, esta tipología resalta por su aterrazamiento, el
cual es necesario para poder proporcionar un nivel plano para la construcción de las viviendas.
Además, resulta indispensable entender que para llegar a estas viviendas, muchas veces no existen
vías para el tránsito del vehículo, por lo que solo cuentan con accesos mediante escaleras. Estas
escaleras y caminos de mayor informalidad conforman un pequeño y singular tejido que solo se da por
la presencia de estas viviendas en las laderas, siendo una manera en la que ellas logran aportar
devuelta al tejido que las formó.

Figura 14: Aterrazamiento, viviendas en ladera.


Elaboración Propia

Por último, como menciona Ospina (2019), cabe resaltar que mientras más adentro en la ladera se
encuentran las viviendas, menos acceso tienen a servicios de agua y electricidad.

Vivienda como tejido comercial y de servicios

La vivienda-comercial es una tipología fundamental dentro de la capa productiva de ambos casos de


estudio. En el análisis sobre el tejido productivo, diferenciamos los dos tipos de viviendas
comerciales; la ubicada alrededor de las vías principales, y la que funciona de manera celular,
esparcida en la zona residencial de los asentamientos.

Las viviendas ubicadas en vías principales, como se ha podido apreciar en ambos casos de estudio y
en la figura 15, suelen tener una mayor altura, ubicando el comercio en el primer nivel, y viviendas a
partir del segundo o tercero. Sin embargo, el comercio de El Ermitaño es más barrial y de menor
escala que el de Huaycán, el cual logra llegar a escalas del tipo galerías. En adición, las viviendas
comerciales en El Ermitaño no logran superar los 4 pisos, mientras que las de Huaycán alcanzan los 8
pisos. Asimismo, mientras que ambas se extienden de los locales y crecen hacia las calles, en El
Ermitaño se interrumpe la movilidad vehicular y peatonal debido a sus calles angostas, mientras que
al Huaycán tener un retiro cedido a la calle mucho mayor, se aprovecha el espacio sin interrumpir el
tránsito, incluso dando paso a un mayor comercio ambulatorio.

Figura 15: Viviendas comercio en los ejes principales.


Elaboración Propia

Las viviendas comerciales que se encuentran esparcidas en las zonas residenciales de manera celular
suelen ser de menor altura, con el comercio en el primer nivel y las viviendas a partir del mismo o en
el segundo nivel en ambos casos de estudio. Como dice Sáez (2009), estas dinamizan el espacio
público, creando un tejido comercial disperso donde los servicios son asequibles.

Figura 15: Viviendas comercio en zonas residenciales.


Elaboración Propia

En adición, como se ha mencionado en el análisis de la capa productiva, es importante resaltar que


estas viviendas comerciales pueden ser tanto del tipo casa-taller, como casa-almacén.

Vivienda como tejido social

La última tipología es la vivienda como espacio intermedio. Esta es de suma importancia ya que
aporta al tejido social al generar un espacio crucial de interacción en el barrio a través del retiro.
Como menciona Sáez (2009), este es un espacio de relación social a menor escala que permite que
una vía tenga una capacidad relacional. Esta puede tener funciones como juegos para niños, espacios
verdes (antejardines), etc. Los espacios suelen generarse desde el inicio de la construcción de la
vivienda, pero se consolidan mediante se van utilizando y cuidando, como sucede cuando se agregan
jardines, cubiertas o mobiliario por los mismos vecinos. Estos retiros pueden o no incluir jardines, de
manera que cuando sí los tienen se les conoce como vivienda con antejardín.

En ambos casos de estudio, estas resultan de gran importancia, pues se encuentran inmersas en la
misma trama y generan espacios de interacción donde antes podría solo existir un espacio privado.
Asimismo, esta tipología es imprescindible para crear tejido social, ya que los equipamientos de
interacción social suelen ser escasos y ayudan a fortalecer la relación vecinal y la sensación de
comunidad, la cual fue de suma importancia para fundar ambos barrios. En la figura 16, se puede
apreciar como estos retiros aportan al barrio y generan un tejido social que tendría bastante menor
fortaleza si no fuera por su existencia.

Figura 16: Viviendas con retiro en los casos de El Ermitaño y Huaycán.


Elaboración Propia

Conclusiones

Una ciudad es la suma de sus capas, de sus limitaciones, producciones e interacciones. Se llegó a esta
premisa en ambos casos de estudio, tomando en cuenta la teoría de tejido según Sáez, García Calderón
y Roch Peña. Tras analizar cada una de las capas que conforman este tejido de ciudad en ambos
barrios, pudimos identificar que son asentamientos que han llegado a expandirse sobre terrenos
irregulares, cuya morfología depende de la topografía y cuya organización depende de la vivienda;
asimismo, sus ejes viales, conectores con el resto de la ciudad, zonifican los servicios los cuales no
necesariamente abastecen a todo el sector; generando así que la vivienda deba adaptarse a la falta de
estos de manera dispersa. Por un lado de manera productiva a través del uso comercial de sus
primeros niveles, y por otro social, a través del retiro.

Entonces, se podría decir que la vivienda al ser el primer elemento que aparece en los asentamientos,
funcionó como motor de la urbanización. Pero es ante la falta de servicios y equipamientos en las
distintas capas del tejido que esta toma el rol de adecuarse a completar estas necesidades,
trascendiendo el habitar, a las necesidades de interactuar con el medio y la cultura del lugar.

Es así como pudimos identificar tipologías de vivienda según las funciones urbanas que adquieren.
En una primera capa, en relación al tejido de preexistencias: las viviendas en ladera. Estas definen la
trama actual y futura por su capacidad de acomodarse a la topografía. Asimismo, generan nuevos
accesos en pendiente, creando un micro tejido que se extiende hacia estos nuevos límites. En una
segunda capa aparecen las viviendas comerciales, que no solo resultan fundamentales para el
abastecimiento de la población sino que son en su totalidad las que forman el tejido productivo y vial
de ambos sectores, organizando y zonificando espacialmente los usos. Por último, en la tercera capa
de análisis aparecen las viviendas como espacios intermedios entre lo público y lo privado, formando
el tejido social del barrio. Estas mismas viviendas, y en especial sus retiros, son las que dinamizan el
espacio público de la calle y lo vuelven accesible a una escala barrial, ya sea como un retiro cedido al
público como uno privado, a través del antejardín, que logra aportar a la zona a través de sus visuales.

Ambos casos de estudio, a pesar de tener inicios diferentes, uno siendo planificado y otro espontáneo,
se han consolidado de igual manera y actualmente presentan similitudes en las capas de tejido y cómo
las tipologías de vivienda ayudan en su formación. En ambos casos podemos afirmar que el
crecimiento progresivo de las viviendas generan la ciudad y no al revés: concluyendo como lo hace
Sáez, García Calderón y Roch Peña: ¨la ciudad desde la casa¨. Finalmente, es importante mencionar
que aunque el caso de Huaycán tuvo presencia del gobierno en su inicial planificación, este fue
olvidado y finalmente se desbordó al igual que el origen del caso de El Ermitaño. Se necesita entender
que el urbanismo generado en las ciudades informales no es el convencional, sigue un orden más
vecinal y propio de la población.

Sin estas y la adaptación del tipo productiva o tienda en las viviendas, los barrios probablemente no
verían mayores establecimientos comerciales. Y como

Las viviendas como espacios intermedios forman el tejido social ya que estas dinamizan el espacio
público y lo vuelven accesible a una escala barrial.

● según ambas partes de tejido y vivienda, según la misma estructura . 3 párrafos: tejido,
vivienda, general (apreciación nuestra)
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