TEMA 2 Al-Ándalus
TEMA 2 Al-Ándalus
TEMA 2 Al-Ándalus
A principios del siglo VIII casi toda la península y Baleares fue ocupada por los musulmanes y
llamada Al-Ándalus. La conquista convirtió a la península en una zona de contacto entre dos
grandes civilizaciones muy distintas: la islámica, urbana y mercantil y la cristiana, agrario-
ganadera. La frontera establecida entre ambas civilizaciones fue un fenómeno característico
del que destacan su oscilación a lo largo de casi 800 años y su permeabilidad comercial y
cultural.
Desde el siglo VIII al X se formaron centros de resistencia cristiana en las cordilleras del norte
peninsular: El reino astur-leonés, Pamplona, Aragón y Cataluña. Pero la mayoría de la
población hispano – visigoda aceptó la civilización musulmana y formó con sus conquistadores
un verdadero estado islámico. A partir del siglo XI los reinos cristianos irán extendiéndose
hasta terminar con la desaparición del reino Nazarí de Granada en 1492.
LA CONQUISTA.
La conquista fue rápida. Si los romanos habían tardado unos doscientos años en controlar
Hispania, los musulmanes lo lograron en apenas una década. La península estaba en manos de
los visigodos. El reino visigodo de Toledo estaba sumido en una profunda crisis política por las
disputas por la sucesión al trono tras la muerte de Witiza. Los partidarios de Witiza buscaron el
apoyo de los musulmanes, un ejército de bereberes dirigido por Muza y su lugarteniente, Táriq
cruzó el estrecho de Gibraltar y, aprovechando la ausencia de D. Rodrigo que estaba en el
norte en una campaña contras los vascones, inicia la penetración sin resistencia de la
población. Tras la batalla de Guadalete (711), en la que pierden los visigodos, los musulmanes
dominaron casi toda la península menos el norte, donde se desarrolló la legendaria batalla de
Covadonga (722).
Los musulmanes pudieron dominar el país por varios motivos: la debilidad del reino visigodo y
su ejército, el apoyo de nobles a los invasores, la precepción de libertadores que tenían los
hispanogodos y judíos sobre los musulmanes y los pactos que hacían con las ciudades que no
podían dominar.
Durante este periodo de asentamiento inicial, la península constituía una mera provincia del
califato de Damasco, gobernada por un valí o emir que dependía en lo político y religioso del
califa omeya (sucesor de Mahoma). Fueron años de una gran inestabilidad política y de fuertes
enfrentamientos entre los propios musulmanes. No cesaron las campañas militares, aunque
algunas terminaron en derrotas que marcaron los límites del avance islámico hacia el norte
como la batalla de Covadonga (722) que garantizó la independencia del pequeño núcleo
cristiano de Asturias y la batalla de Poitiers (732), a manos de los francos, frustró los intentos
de expansión de los musulmanes al otro lado de los Pirineos.
La familia Omeya era la más poderosa del estado islámico y tenía como enemigos a los
Abasies. Estos consiguieron asesinar a la mayoría de los miembros del clan omeya haciéndose
con el poder y trasladando la capital del califato a Bagdad. Un miembro de la familia omeya,
ABDERRAMÁN, logró escapar de Damasco y buscó refugio en Al-Ándalus, dónde tomó el poder
y declaró esta zona emirato independiente del califa rival de Bagdad. Afianzó su poder
Muy pronto Abderramán I tuvo que hacer frente a rivalidades entre diversos clanes y familias
musulmanas. Ante esta situación el nuevo emir inició una serie de reformas para fortalecer su
poder que incrementaron los gastos del estado por lo que se hizo necesaria una mayor
recaudación de impuestos.
Al-Ándalus quedó dividida en una treintena de reinos independientes. Su historia fue muy
cambiante y la mayoría fueron desapareciendo al ser conquistados por los más poderosos o
por los cristianos. Tenían cierta prosperidad económica y cultural pero debilidad política y
militar. Muchos gobernantes prefirieron pagar parias a los cristianos a cambio de treguas. Este
periodo de reconquista obligó a los reinos de taifas a solicitar en dos ocasiones la ayuda de
pueblos musulmanes africanos, que propiciaron breves periodos de unificación de los
territorios musulmanes hispanos: los almorávides (1086), tras la conquista de Toledo por
Alfonso VI; y los almohades (1146), derrotados en la batalla de las Navas de Tolosa (1212). Los
benimerines fueron la última tribu del norte de África que ayudaron a consolidar la última
taifa: el reino Nazarí de Granada que subsistió hasta 1492.
Son innumerables los términos del castellano derivados del árabe que hemos heredado. Sobre
todo los referidos a la agricultura de regadío en Murcia o valle de Ricote y gran cantidad de
topónimos. Sus manifestaciones artísticas son patrimonio de la humanidad como la mezquita
de Córdoba o la Alhambra. También son importantes los avances científicos que tuvieron lugar
en Al-Ándalus en una época de oscuridad en Europa. Destacamos la tolerancia cultural de las
tres religiones en Al-Ándalus y actualmente España juega un gran papel en el mundo en la
problemática del mundo árabe por nuestro pasado.