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Resumen Tema 2 Historia de España

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CONQUISTA Y EVOLUCIÓN DE AL-ÁNDALUS (parte 1 tema 2)

CONQUISTA MUSULMANA

La conquista musulmana de la península ibérica en 711 se debió a dos razones principales: la


crisis en el reino visigodo y la expansión del islam. Un ejército bereber liderado por Tarik
cruzó el estrecho de Gibraltar, aliado con una facción visigoda, y derrotó al rey don Rodrigo
en la batalla de Guadalete. La conquista fue rápida porque algunos aristócratas visigodos y
comunidades judías optaron por hacer acuerdos con los musulmanes para mantener su
estatus y practicar su religión cristiana.

EL EMIRATO DEPENDIENTE

Durante el emirato dependiente en al-Ándalus (718-756), la región estuvo bajo la autoridad


del califato de Damasco. En el año 750, la dinastía Omeya en Damasco fue reemplazada por
la dinastía Abasí. Sin embargo, un miembro de la familia Omeya, Abderramán, logró escapar
a al-Ándalus y, con el apoyo de varios grupos, derrocó al emir gobernante cerca de Córdoba
en 756, proclamándose emir.

EL EMIRATO INDEPENDIENTE

Abderramán I estableció el emirato independiente de Córdoba en al-Ándalus (756-929). Los


emires en Córdoba gobernaron de forma autónoma pero reconocieron al califa en Bagdad.
Abderramán I atrajo a otros omeyas y ganó el apoyo de ciudades como Sevilla, Zaragoza y
Toledo, estableciendo su propia dinastía. Se fortaleció el poder islámico en la Península con
mejoras en la administración y la recaudación de impuestos. Esto permitió la formación de
un ejército mercenario y se realizaron incursiones en los reinos cristianos del norte para
debilitarlos y obtener botín.

EL CALIFATO DE CÓRDOBA

En el siglo X, Abderramán III asumió el poder en el emirato de Córdoba, enfrentando crisis


internas y amenazas de reinos cristianos. Tras victorias militares, se proclamó califa en 929,
estableciendo la independencia de Bagdad. Abderramán III pacificó al-Ándalus, centralizó la
administración y recaudación de impuestos, y fortaleció su autoridad como califa en lo
religioso, político y militar. Detuvo el avance de reinos cristianos y expandió su influencia en
el Magreb. Su legado fue continuado por su hijo al-Hakén II, quien promovió el desarrollo
intelectual y artístico en el califato.

EL FINAL DEL CALIFATO

Tras la muerte de al-Hakén II, los califas perdieron su poder real, que quedó en manos de
Almanzor, un influyente hachib. Almanzor creó un nuevo ejército con bereberes y
mercenarios cristianos, consolidando su poder y llevando a cabo incursiones saqueadoras
contra los cristianos, como la de Santiago de Compostela en 997.

Después de la muerte de Almanzor en 1002, sus hijos asumieron su cargo, pero la


inestabilidad política y conspiraciones limitaron su control hasta 1009. Esto desencadenó
una guerra civil entre mercenarios bereberes, árabes andalusíes y mercenarios eslavos,
debilitando gravemente el poder central. Finalmente, en 1031, el califato desapareció, y
al-Ándalus se fragmentó políticamente.

LAS TAIFAS Y LAS INVASIONES BEREBERES

Tras la desintegración del califato, se formaron pequeños estados independientes llamados


taifas en al-Ándalus. Lucharon entre sí y muchas pagaron tributos a los reinos cristianos. En
1085, Alfonso VI de Castilla y León tomó Toledo. Las taifas más grandes buscaron la ayuda
de los almorávides, bereberes con creencias religiosas estrictas que conquistaron al-Ándalus
en 1086.

Los almorávides impusieron su ortodoxia religiosa y ocuparon militarmente las taifas. En el


siglo XII, algunas taifas pidieron ayuda a los almohades, otro movimiento religioso con
aspiraciones políticas. Invadieron al-Ándalus en 1146 y controlaron la mitad sur del
territorio. Sin embargo, sufrieron una derrota en las Navas de Tolosa en 1212, lo que marcó
su declive en al-Ándalus.

La fragmentación política llevó a la caída de muchas taifas en manos cristianas, excepto


Granada.

EL REINO NAZARÍ DE GRANADA

El reino nazarí de Granada, gobernado por la dinastía nazarí, fue el último estado musulmán
en la península ibérica desde el siglo XIII hasta finales del siglo XV. Su independencia se
debió a su habilidad diplomática al hacerse vasallo de Castilla y pactar con los benimerines
del norte de África. Además, la población cristiana y judía era pequeña, evitando tensiones
religiosas, y recibieron un flujo constante de andalusíes que huían del avance cristiano, lo
que aumentó la población y la prosperidad económica basada en la agricultura de regadío y
la producción de seda.

El reino nazarí alcanzó su apogeo durante el siglo XIV, destacando la construcción de


monumentos como la Alhambra. Sin embargo, a principios del siglo XV, la estabilidad
política se debilitó debido a problemas sucesorios y Castilla conquistó algunas ciudades.
Entre 1482 y 1492, las principales ciudades del reino cayeron en manos cristianas, y en 1492,
los Reyes Católicos acordaron la rendición de Granada con el rey Boabdil, marcando el fin
del dominio musulmán en la península.

EL ESTADO CALIFAL

Gobierno y administración:
El Estado andalusí tenía una estructura piramidal con un líder al mando, ya sea un valí al
principio o un emir o califa después, que tenía plenos poderes políticos y económicos.

Abderramán III se convirtió en califa, rompiendo la dependencia religiosa de Bagdad, y


obtuvo poderes casi absolutos. La administración se delegaba a un "hachib" o primer
ministro, y la estructura administrativa estaba en manos de la aristocracia omeya. El
territorio se dividía en provincias gobernadas por valíes, y en las zonas fronterizas con los
reinos cristianos existían las "marcas," con valíes que tenían un gran poder militar. El
número y ubicación de las marcas variaba debido a la expansión cristiana.
La hacienda pública:
En al-Ándalus, el sistema de impuestos se dividía en dos partes: los impuestos normales y los
especiales. Los impuestos normales incluían la "limosna legal" para musulmanes, un pago
por cada persona para mozárabes y judíos, y un impuesto sobre la tierra en lugares
conquistados. Los impuestos especiales eran pagos excepcionales para financiar guerras o
tributos de reinos cristianos.

ECONOMÍA Y SOCIEDADES ANDALUSÍES

La sociedad andalusí se destacaba por ser urbana y mercantil. La agricultura era la ocupación
principal, con cultivos como cereales, vid y olivo. La artesanía florecía, con textiles, cuero,
vidrio y cerámica. El comercio era esencial, gracias a una sólida red urbana y un sistema de
comunicaciones eficiente. Las monedas de oro y plata impulsaban el comercio exterior,
exportando productos de lujo y agrarios e importando materias primas y armas. Las rutas
comerciales conectaban a los reinos cristianos del norte, el Magreb y el Mediterráneo.

La sociedad andalusí era diversa y se componía de distintos grupos. La élite estaba formada
por árabes, mientras que los bereberes tenían una posición inferior. La población
hispanovisigoda se dividió en una minoría privilegiada y una mayoría que se convirtió al
islam (muladíes).

Además de la mayoría musulmana, había minorías religiosas, como los mozárabes y los
judíos, que vivían en barrios separados. En el escalafón más bajo se encontraban los
esclavos, muchos de los cuales se convirtieron al islam y desempeñaron roles importantes en
el ejército y en el servicio doméstico. La sociedad andalusí era un mosaico de grupos étnicos
y religiosos.

EL PAPEL DE LAS CIUDADES

Las ciudades en al-Ándalus eran muy importantes. Eran centros de comercio y vida. Algunas
eran antiguas ciudades romanas, otras nuevas para estrategia o agricultura. Las más grandes
tenían hasta 100,000 personas. Después de un tiempo, muchas ciudades perdieron
importancia.

En estas ciudades, las personas vivían principalmente en privado, con pocos espacios
públicos. Las calles eran sinuosas, y las ciudades tenían murallas para protegerse. La
mezquita y el mercado eran lugares públicos esenciales. Las ciudades más grandes tenían
múltiples murallas para su defensa.
LOS REINOS CRISTIANOS (parte 2 tema 2)

LA FORMACIÓN DE LOS REINOS CRISTIANOS

Los reinos y condados occidentales:


En la región poco poblada y poco romanizada de la cornisa cantábrica, líderes locales
controlaban pequeños valles, pero la llegada de refugiados visigodos cambió el poder. En el
año 718, Pelayo, un noble visigodo, se convirtió en líder de un grupo de refugiados en las
montañas asturianas y, en 722, ganó una escaramuza en Covadonga contra los musulmanes,
estableciendo el Reino de Asturias y reivindicando la legitimidad visigoda.

Los reinos y condados orientales:


Carlomagno creó la Marca Hispánica para detener la expansión musulmana al sur de los
Pirineos, limitando su control a Cataluña y zonas pirenaicas, gobernadas por condes. En
torno al 830, surgieron el Reino de Navarra en Pamplona y el Condado de Aragón en los
Pirineos centrales. Los condados catalanes se independizaron en 988 bajo el liderazgo del
conde Borrell II.

LA PRIMERA EXPANSIÓN DE LOS REINOS CRISTIANOS

La consolidación de los reinos cristianos comenzó en los territorios despoblados al norte del
Duero. El reino asturiano se fortaleció con los reinados de Alfonso II y Alfonso III, quienes
restablecieron la legislación visigoda y expandieron su territorio hasta el río Duero,
trasladando la capital a León.

También surgieron el condado de Castilla en la frontera oriental de León y el reino de


Navarra, que se expandió hacia el sur en el siglo X bajo Sancho III el Mayor, quien controló
varios condados pirenaicos y Castilla. Sin embargo, la muerte de Sancho III marcó el fin de la
hegemonía navarra, ya que su patrimonio se dividió entre sus hijos, con García Sánchez III
gobernando Navarra, Fernando I en Castilla y León, y Ramiro I en Aragón.

EL PROCESO DE RECONQUISTA

A partir del siglo X, los reinos cristianos iniciaron la Reconquista, recuperando territorios a
los musulmanes. La batalla de Simancas en 939 fue un hito, y en el siglo XII, los avances
cristianos se aceleraron.

LA CORONA DE CASTILLA

En el siglo XI, Fernando I unificó León, Castilla y la cuenca del Duero, fortaleciendo su poder
con ingresos de incursiones en tierras musulmanas. Castilla y León se convirtieron en la
principal potencia ibérica. Luego, en 1085, Alfonso VI tomó Toledo, expandiendo sus
dominios al valle del Tajo. El siglo XII enfrentó obstáculos debido a conflictos dinásticos y
derrotas ante los almohades. Pero en el siglo XIII, una alianza de reinos cristianos y cruzados
franceses venció a los musulmanes en las Navas de Tolosa en 1212, debilitando su poder
militar. Con la unificación de Castilla y León bajo Fernando III en 1230, avanzaron por el
valle del Guadalquivir, conquistando Córdoba, Jaén y Sevilla. Finalmente, en 1492, Granada
fue el último reino musulmán en la península ibérica.

LA CORONA DE ARAGÓN

Alfonso I el Batallador tomó Zaragoza en 1118. Su sobrina se casó con Ramón Berenguer IV
en 1137, y su hijo Alfonso II unificó Aragón y Cataluña en 1150. En el siglo XIII, Jaime I
conquistó las Islas Baleares y Valencia, configurando el reino de Aragón.

LOS MODELOS DE REPOBLACIÓN

Las conquistas cristianas desde el siglo XI posibilitaron la repoblación de tierras


despobladas. Los reyes otorgaron fueros y cartas pueblas a ciudades para atraer población
cristiana, formando comunidades con una ciudad central y su territorio circundante. En el
siglo XIII, se asignaron grandes parcelas de tierra a la nobleza y órdenes militares,
generando latifundios en el sur. También se entregaron tierras al clero y la nobleza, y los
campesinos recibieron propiedades más pequeñas llamadas heredamientos.

LA ORGANIZACIÓN POLÍTICA DE LOS REINOS CRISTIANOS

Las instituciones

El gobierno y las cortes:


En las monarquías medievales de la península ibérica, el rey era la figura principal del poder,
aunque su poder real estaba limitado por los nobles y la Iglesia. A su alrededor, formó una
corte con consejeros y cargos especiales. A partir del siglo XIII, se establecieron instituciones
como los Parlamentos o Cortes, que incluían representantes de la nobleza, el clero y la
ciudadanía. Las Cortes se reunían para discutir temas económicos y, a cambio, el rey
consideraba sus peticiones. Estas reuniones comenzaron en León en 1188 y se difundieron en
otros reinos de la península ibérica en los siglos XII y XIII.

El modelo político en la corona de castilla:


En Castilla, se estableció una monarquía autoritaria, con el rey ejerciendo un gran poder. Las
instituciones, como el Consejo Real y las Cortes, tuvieron un papel limitado y se centraron en
asesorar al rey y aprobar impuestos. El rey fortaleció su control sobre las ciudades,
permitiéndole gobernar con menos dependencia de estas instituciones, en parte debido al
desinterés de la nobleza y la Iglesia.

El modelo político en la corona de aragón


En esta zona, se usó un modelo político pactista. Cada reino tenía sus Cortes, donde la
nobleza y la Iglesia tenían poder. Las Cortes tenían un papel legislativo y el rey no podía
legislar sin su consentimiento. El rey se comprometía a respetar las leyes locales, y las Cortes
podían hacer propuestas y pedir concesiones económicas a cambio de apoyar al rey.
LA SOCIEDAD

En la sociedad medieval cristiana, tres grupos: nobleza, clero y pueblo llano. Nobleza y clero
tenían privilegios debido a tierras y lazos familiares. En el siglo XIV, se creó el mayorazgo
para la alta nobleza.

El pueblo llano se dividió en campesinos, algunos propietarios al norte, otros sin tierras al
sur. En las ciudades, había artesanos y comerciantes, algunas prosperaron en el siglo XIII. La
monarquía protegió a la élite urbana que a veces representaba al pueblo en las Cortes, pero la
mayoría vivía modestamente, con personas empobrecidas.

Minorías religiosas: mudéjares (musulmanes) y judíos. Mudéjares trabajaban en agricultura


y artesanía, los judíos en comercio y administración. Hasta el siglo XIII, buenas relaciones,
pero luego hostilidad por influencia eclesiástica, envidia y recaudación de impuestos.

LA ECONOMÍA

La economía de los primeros reinos cristianos era principalmente agraria, con cultivos de
cereales, vid y olivo. Mejoró cuando conquistaron tierras del sur con sistemas avanzados de
cultivo y riego.

Castilla:
En Castilla, la agricultura de regadío en valles fluviales abastecía a ciudades cercanas. La
ganadería trashumante, liderada por la oveja merina, se respaldó con el Honrado Concejo de
la Mesta. Se destacaron en actividades artesanales y el comercio global, exportando lana y
hierro vizcaíno a Inglaterra.

Aragón:
En Aragón, en el siglo XI, la agricultura y ganadería prosperaron, especialmente con el
cultivo de la vid. Las ciudades se volvieron centros de actividad artesanal y comercial,
destacando en textiles y metalurgia. El comercio internacional se expandió, con destinos en
al-Ándalus, Castilla, Italia y África del Norte. Barcelona fue un importante centro comercial,
junto con otras ciudades. Surgieron instituciones mercantiles como consulados de mar y
mesas de cambio.

LA CRISIS BAJOMEDIEVAL

La crisis demográfica:
Desde el siglo XI hasta mediados del siglo XIV, la economía y la población de la península
ibérica crecieron. Sin embargo, a mediados del siglo XIV, una grave crisis comenzó debido a
malas cosechas y hambruna. La peste negra, una epidemia, afectó a la península en 1348 y
resultó en la pérdida de alrededor del 25 al 35% de la población, lo que paralizó el
crecimiento de la población hasta el siglo XV.

Crisis y recuperación económica:


La economía medieval se centraba en la agricultura, pero era primitiva y no podía alimentar
a la creciente población. Un cambio climático en el siglo XIV, conocido como la pequeña era
glacial, con más lluvias y heladas, afectó gravemente la agricultura. Esto llevó a hambrunas y
desnutrición, lo que contribuyó a la propagación de la peste negra.

La peste negra provocó despoblación en áreas rurales, reducción de la producción y precios


más altos, empeorando la hambruna. La lana en bruto se convirtió en un artículo de
exportación importante, impulsando el comercio en Castilla. En Aragón, la crisis tuvo efectos
más negativos, incluyendo pérdida de población y disminución del comercio exterior, lo que
llevó a un aumento de la conflictividad social.

LOS PROBLEMAS SOCIALES

La crisis demográfica y económica generó conflictos sociales. La nobleza impuso nuevos


impuestos y hubo violencia nobiliaria. Los campesinos se rebelaron, como los payeses de
remensa catalanes en 1462 y las revueltas irmandiñas gallegas entre 1467 y 1469. También
hubo violencia contra minorías, como el pogromo de Sevilla en 1391.

EVOLUCIÓN POLÍTICA EN LA BAJA EDAD MEDIA

En la Baja Edad Media, la península ibérica estaba dividida en varios reinos cristianos,
incluyendo Portugal, Navarra, Aragón y Castilla. A pesar de fluctuantes relaciones entre
ellos, la tendencia dominante fue la unificación, que se consolidó con la formación de
Portugal y la unión de las coronas de Castilla y Aragón bajo los Reyes Católicos.

En Castilla, hubo conflictos entre la monarquía y la nobleza, con la nobleza acumulando


poder tras la Reconquista. La monarquía trató de fortalecerse, pero enfrentó rebeliones
nobles y guerras civiles. A nivel exterior, Castilla mantuvo interés en Granada, controlando
rutas marítimas clave y comenzando la conquista de las Islas Canarias.

En Aragón, la lucha política involucró al monarca y la nobleza. A pesar de conflictos, la


monarquía prevaleció con el respaldo de la burguesía catalana. Tras una crisis sucesoria, los
reinos de Aragón y Castilla se unieron bajo los Reyes Católicos. En política exterior, Aragón
expandió su dominio en el Mediterráneo occidental.

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