Piezadelmes 2020-02
Piezadelmes 2020-02
Piezadelmes 2020-02
Figura 1.- Piezas de Juan del Corral pertenecientes a su primera época e incluidos en el zócalo del
Claustro de San Francisco en Lima.
La confusión entre las obras de ambos talleres lleva a Alice Frothingham, a citar el
panel de San Juan Bautista del claustro del Monasterio de Santo Domingo como probable
obra del taller de Valladares.1 Debe tenerse en cuenta que desde finales del siglo XVI y en
una buena parte del siglo XVII, los Valladares van a realizar la mayor parte de los encargos
relativos a la ciudad de Sevilla (Pleguezuelo, 2013) y ello se reflejó también en el nuevo
continente donde las obras más importantes que se conservan de dicha época, proceden
de dichos alfares.
Insertada en el centro de uno de los laterales del Convento de Santo Domingo de Lima
la pieza se encuentra enmarcada por motivos utilizados habitualmente en el taller de los
Valladares, pero su estilo, ciertas diferencias en el colorido y la similitud indiscutible con las
piezas realizadas para la escalera que da acceso al primer piso del citado convento indican
que se trata de una obra de Juan del Corral.
Figura 2.- Escena San Juan Bautista. Zócalo del Claustro de Santo Domingo en Lima.
1
En “Tiles of Spain”. Tanto en el pie de la Figura 175, como en la página 81, indica dicha atribución,
citando los azulejos que enmarcan dicha escena.
El 13 de mayo de 1665 Juan de Barbarán, Padre Prior del Convento de Santo
Domingo de Lima celebra un concierto con Juan del Corral para la fabricación de unos
azulejos, en el que el maestro azulejero indica: “se me ha de dar el mismo precio que se
satisfizo por los que di para la escalera de la portería principal del dicho convento conforme
al concierto que para ello hice”. Los azulejos objeto del encargo no llegarían a realizarse
debido a la muerte de del Corral, pero nos proporcionan documentalmente la autoría del
conjunto antes citado.
Tanto en las piezas de la escalera como en la del panel objeto de este artículo se
observan características comunes: Los colores que se emplean son el azul, verde, blanco,
anaranjado y marrón con una paleta de tonalidades significativamente inferior a la utilizada
por el taller de Hernando de Valladares. Los árboles están diseñados de forma análoga,
mostrándose en ocasiones podados o con el mismo dibujo, siendo frecuentes las
presencias de pájaros y otros animales y con un tratamiento parejo de la figura humana,
presidiendo todas las escenas un horror vacui, llegando a un barroquismo exento en las
piezas de los Valladares.
Figura 4.- Escena San Juan Bautista. Zócalo del Claustro de Santo Domingo en Lima.
Podría sorprender la ubicación del retablo cerámico en lugar tan preeminente como
es el centro de uno de los laterales del claustro, pero ello posee una explicación y es la
importancia que adquiere la figura de San Juan Bautista para estos frailes dominicos que
al tiempo de llegar de España y dada la distancia con la Provincia de Santa Cruz, fundada
en la isla de Antigüa, fundan una nueva provincia a la que denominan Provincia de San
Juan Bautista del Perú. San Juan Bautista es predicador (“Yo soy la voz que clama en el
desierto”) y nadie mejor para ilustrar a la orden de Predicadores de Santo Domingo.
Este panel de cerámica sería de los últimos realizados por el taller de Juan del Corral,
un taller en el que trabajaron numerosos esclavos negros y que contrataba en numerosas
ocasiones a otros pintores de caballete para realizar sus obras. A diferencia de la primera
época del autor en el que el sincretismo con las piezas sevillanas es muy importante, hay
un alejamiento hacia una estética más barroca y personal.
La escena se descompone en dos partes, a la izquierda el santo aparece con las ropas
que utilizaba en su retiro del desierto, es decir el vestido de piel de camello (Mateo, 3,4) y
es iluminado por un rayo divino, a sus pies la figura del cordero que alude a Cristo. A la
derecha se muestra el bautismo de Cristo, figurando el santo de rodillas a pesar de
encontrarse en lugar más alto. Una filacteria con la leyenda “HOC EST FILIUS MEUS
DILECTUS”, es decir “Este es mi hijo muy amado”, tal y como se indica en el Evangelio de
San Mateo 3,17. Esta segunda escena podemos dividirla a su vez en dos elementos: la
purificación en el agua del río y la teofanía o descenso del EE.SS.
Hart-Terré, E., & Márquez, A. (1958). Las Bellas artes en el Virreinato del Perú:
Azulejos limeños. Revista del Archivo Nacional del Perú. Tomo XXII. Lima
Ramírez, L. (2004). Juan del Corral y la azulejería limeña del siglo XVII. Museo
Nacional de Arqueología, antropología e historia del Perú.