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Drecho Romanop

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9.

1 Protección de los derechos:

La acción. Fernández, M. (s.f.) expresa que en los orígenes del Derecho romano, la protección de
los derechos del individuo se producía en el ámbito del grupo familiar por el ejercicio de la
potestad del paterfamilias, como jefe supremo de la familia, cuando el conflicto acaecía entre
personas integrantes de la misma familia. Sin embargo, ante disputas y lesiones de derechos entre
individuos de diferentes grupos familiares, la venganza privada era la forma habitual de
resolverlos.

Las nefastas consecuencias de la venganza privada y un mayor interés por parte de la organización
de la civitas de controlar las actuaciones entre los grupos familiares y gentilicios propició la
aparición, en el primer siglo de la República y dentro de la Ley de las XII Tablas, de un instrumento
procesal: La actio (La Acciòn) , es decir, como el instrumento jurídico-procesal ejercitado por la
persona que quiera hacer valer su derecho ante el tribunal legalmente instituido.

Según Morineau Iduarte; Iglesias González, (1993, pag. 86) en el derecho romano, la acción se
entiende como la facultad de solicitar la impartición de justicia en un caso concreto, y además
comprende todo el sistema procesal, es así que esta rama del derecho se denominó “Derecho de
las acciones”, tal como lo denominó Gayo en sus Institutas En un sentido formal la palabra acción
se refiere al “instrumento que abre puertas al proceso” (Iglesias González, 1972: 189), es decir, la
búsqueda de la protección jurisdiccional. En un sentido material, la acción se entiende “cual
reclamación de un derecho”, en el sentido de reclamación o pretensión. Segùn Petit( 1980, pag.
611), la palabra actio, de agere, se aplicaba a los medios de defensa de cualquier forma otorgados
a los sujetos para la sanción de los derechos.

El término romano de acción no tiene que confundirse, con los conceptos modernos de pretensión
y proceso. Asimismo, el término de acción es utilizada por los romanos en una doble perspectiva:

a) En sentido formal: Es el medio por el cual el titular de un derecho reclamaba la tutela del mismo
ante un órgano jurisdiccional.

b) En sentido material: Lo que se espera conseguir sobre el derecho que se reclama. Se puede
definir la acción como aquel medio de defensa que se interpone ante el órgano

jurisdiccional para hacer valer un derecho. La acción es la actuación dirigida a obtener una decisión
definitiva fundada en la sentencia del juez competente. Justiniano define la palabra acción de
manera siguiente: “Mas la acción no es otra cosa que el derecho de perseguir en juicio lo que a
uno se le debe”. El término acción se puede designar como “el conjunto de las reglas según las
cuales el recurso a la autoridad judicial debe ser ejercitado y, juzgado, el procedimiento a seguir
para llegar a la consagración de un derecho violado.”

La palabra acción o actio, según el diccionario de Derecho Romano es un “acto jurídico en cuya
virtud una persona afirma solemnemente su derecho a fin de que le sea reconocido o realizado en
juicio. En el derecho procesal romano de la época clásica aparece el concepto de acción como
facultad de derecho privado, que se tiene frente a la parte contraria; en la época bizantina tiene
más patente el sentido de facultad de Derecho público como medio o poder del particular frente al
Estado del cual demanda amparo o protección judicial. Puede también tomarse la palabra actio en
un sentido formal, equivalente al acto procesal de demandar ante el magistrado y en un sentido
material, sinónimo de pretensión o facultad para conseguir de otra persona una prestación activa o
una abstención.

9.2 La organización judicial de Roma De acuerdo con Petit, Op. Cit Pag. 638 y sigtes. desde los
primeros tiempos del derecho romano hasta la época de Diocleciano, la organización judicial
romana se caracterizó por la intervención de dos clases de funcionarios en los procesos judiciales:

Los Magistrados y los Jueces.

Por consiguiente, el proceso civil se dividía en dos etapas distintas: La primera se desarrollaba ante
el Magistrado, y se denominaba instancia In Iure, la segunda tenía lugar ante el Juez, y se
denominaba instancia in judicio. Al Magistrado correspondía la ordinatio judicii, o sea la
ordenación del proceso; mientras que al Juez correspondía desarrollar el juicio y pronunciar la
sentencia.

9.2.1 Función de los magistrados

La institución de los magistrados romanos fue variando según las distintas épocas. Generalmente,
si bien había separación de funciones administrativas y judiciales, no había una verdadera
separación de órganos en cuanto se refiere a los magistrados. En los primeros tiempos los
magistrados eran los reyes mismos. Después los cónsules y los Pretores, institución esta última que
data del año 387 de Roma.

Tal como lo expresamos en las primeras unidades, existía el Pretor Urbano y el Pretor Peregrino: el
primero conocía de las controversias entre ciudadanos romanos; el segundo, de los juicios entre
peregrinos o entre ciudadanos romanos y peregrinos.

En Roma hubo la institución de Magistrados municipales llamados duumviri o quatuorviri. En las


provincias ejercían la magistratura los presidentes de estas. Bajo el legado de Diocleciano se dividió
el Imperio en cuatro prefecturas, cada una de las cuales era gobernada por un funcionario llamado
Prefecto del Pretorio, el cual ejercía igualmente la magistratura. Cada una de esas prefecturas se
sub-dividía en provincias que eran regidas por un rector o praedes provinciae, investido a la vez de
las funciones de Magistrado. En Roma la magistratura era ejercida en aquella época por el Prefecto
de la ciudad.

La función del Magistrado en los procesos judiciales recibía el nombre específico de jurisdictio, de
donde viene el término que conocemos hoy en día como jurisdicción.

9.2.2 Función de los jueces En la institución de los jueces se puede observar un principio de
separación, no solo de funciones judiciales y administrativas, sino también de órganos. En tal
sentido, la única función de los jueces era la de desarrollar los procesos judiciales que a ellos
llegasen y dictar la sentencia respecto de los mismos.

9.2.2.1 Clasificación de los jueces Entre los jueces se distinguían los que eran escogidos para cada
proceso, y los quefuncionaban permanentemente formados en corporaciones. El juez que era
escogido para cada proceso se llamaba Iudex, Arbiter o Recuperator.

El Juez Iudex: Tenìa que fallar en estricto derecho, sin que le fuese permitido conciliar las
pretensiones de las partes. El Juez Arbiter: era el que tenía ese poder de conciliación de los
conflictos que le eran sometidos. Los Jueces Recuperatores: Se encargaban de conocer y fallar las
controversias entre ciudadanos romanos y peregrinos. Cuando el juez debía escogerse para cada
proceso era seleccionado de una lista numerosa formada por el magistrado y que se exhibía en el
Foro.

Dicha lista se llamaba álbum judío. Había además jueces permanentes que funcionaban en
corporaciones o tribunales, llamados Decenviros y Centunviros. Veamos la función de cada uno:

Los Jueces Decenviros: Se ocupaban de los procesos sobre el estado de libertad de ciudadanía. Los
Jueces Centunviros: Conocían de cuestiones relativas al estado civil de las personas y a los
derechos de sucesión por causa de muerte.

9.3 El procedimiento de acción en justicia romano Segùn Garcìa (2011), este procedimiento cobra
especial importancia debido a que los romanos consideran que si hay una acción entonces hay un
derecho. No puede sostenerse que se tiene un derecho, si no hay una manera de exigir su respeto
y cumplimiento. Como consecuencia de esto surge el llamado derecho honorario del cual hemos
hablado en unidades anteriores, que era emitido por los Pretor es peregrinos quienes resolvían los
asuntos en los que intervenían extranjeros.

Según Guzmán (2014), a menudo, la eficacia de un derecho subjetivo no depende solamente de la


voluntad de su titular, sino que requiere del comportamiento positivo o negativo de otras
personas. Cuando el ejercicio de un derecho subjetivo se ve impedido por las conductas activas o
pasivas de terceros, su titular puede reclamar que su derecho sea respetado por la vía jurídica,
acudiendo ante órganos del Estado encargados de

administrar justicia. La facultad de acudir a estos órganos jurisdiccionales para perseguir o


reclamar la eficacia de los derechos subjetivos, se denomina “derecho de acción”. El término
proceso, entendido como el conjunto de procedimientos que van desde el ejercicio de la acción a
la sentencia, que da origen al calificativo de “procesal” es posterior.

En Roma esta rama del derecho se denominó “derecho de las acciones”. El derecho romano
consideraba que “en tanto hubiera acción había derecho (subjetivo)”, es decir, no se separaba el
derecho procesal del derecho sustantivo, sino que eran considerados como una unidad. Por regla
general el sistema romano no admite la “justicia por propia mano” (o autocomposición) e incluso,
en la época clásica la sanciona penalmente, tolerándola solo en casos excepcionales y bajo
circunstancias bien definidas, como la legítima defensa, que se consideró una institución del
derecho natural. Las partes en el procedimiento romano se conocen como actor, quien solicita la
impartición de justicia, y reus, quien se considera como deudor de la obligación cuyo cumplimiento
se exige o a quien se le pide el reconocimiento de un derecho, es decir, el demandado”.
Inicialmente, las partes deben acudir personalmente a juicio y no pueden ser representadas salvo
en casos específicos de excepción cuando:

• El tutor actúa en nombre del pupilo

• Un ciudadano ejerce una acción popular

• Una persona interviene en nombre de un esclavo para pedir o abogar por èl

9.4 Los períodos históricos del procedimiento romano


Los juicios se realizan conforme a un «procedimiento», es decir, de acuerdo con un orden y
secuencia. El procedimiento para realizar los juicios es una parte esencial del orden jurídico, a tal
grado que los cambios sustanciales en el procedimiento son signos de cambios igualmente
importantes en todo el orden jurídico. Sin embargo, a lo largo de la historia jurídica de Roma se
conocieron sucesivamente tres sistemas de procedimiento:

1. Legis actiones (acciones de la ley)

2. Procedimiento formulario

3. Procedimiento extraordinario.

Cada uno de estos procedimientos tuvo su génesis en épocas diferentes, a saber:

a) En la época arcaica los juicios se siguen conforme Procedimiento de las Acciones de la ley (Legis
Actiones). No se puede afirmar que iniciò durante la Monarquía, pero quedó establecido hasta la
República, por la Ley de la XII Tablas y se mantuvo en vigencia hasta el siglo VII de Roma.

b) El sistema formulario, estuvo en vigor durante la época clásica y los tres primeros siglos de la Era
Cristiana. En el inicio lo ejercieron solo los extranjeros, luego lo usaron también los ciudadanos y al
final reemplazó al sistema de la legis actiones.

c) En la época posclásica el sistema según el Procedimiento Cognitorio o extraordinario que se


aplicó en el bajo Imperio. Se denominó extraordinario porque en un inicio se ejerció de manera
excepcional, cuando el sistema formulario era el que predominaba.

9.5 Generalidades sobre procedimiento de las acciones de la ley (legis actionis) El procedimiento
de las legis Actiones fue el más primitivo en Roma. Era un acto jurídico formal consistente en una
solemnidad verbal y ritos simbólicos. Este procedimiento contencioso tendía a dirimir un litigio
judicial o la ejecución de un derecho vulnerado. Este sistema es el más antiguo para la defensa
privada y la intervención del Magistrado y fue el primero en establecerse.

El procedimiento se denominó de las legis actiones porque toda acción que se ejerciera debía
apegarse a la ley. Este sistema se desarrolla mediante ritos de acuerdo a ciertas fòrmulas
establecidas por la costumbre. En la época arcaica las acciones o juicios tenían que ajustarse a lo
que estaba prescrito en las leyes (principalmente en la Ley de las XII Tablas). De ahí surge
llamárseles por «acciones de la ley» (legis actiones).

Poco se sabe de estas acciones, pero su número debió de ser reducido.

El procedimiento consistía principalmente en declaraciones formales, que tenían que cumplirse


puntualmente y al pie de la letra. Para Monroy (2001) las legis actiones eran procedimientos de
solución de conflictos para uso exclusivo de los ciudadanos romanos, tanto cuando estos se
encontraban en Roma como también dentro del perímetro de una milla de esta, es decir, se
presentó una forma de competencia exclusiva en razón de la persona y del territorio.

Este procedimiento servía para que el propietario pudiera reclamar una cosa suya a quien la
tuviera.
El actor tenía que declarar formalmente (originalmente parece haber sido un juramento) que una
determinada cosa era suya, y depositar una cantidad de dinero como apuesta de que su
declaración era verídica; el demandado hacía lo mismo.

El juicio consistía en decidir cuál de las dos declaraciones era la verdadera. Quien ganaba, se
apoderaba de la cosa y recuperaba su apuesta; el otro, perdía la apuesta a favor del erario público
o del templo.

9.6 Características del Procedimiento de las acciones de la ley (legis actiones) Según Abouhamad
(2005) en el sistema del procedimiento de las acciones de la ley (legis actiones) se distinguen las
siguientes características:

a) Eran formalistas, solemnes y rituales, sujetas a “verba certa”, esto significa, expresiones y
ademanes previamente establecidos y si los mismos no se observan se adquiría la nulidad del
procedimiento;

b) Su origen está en la ley;

c) Son de carácter judicial;

d) Se desarrollaba en presencia de las partes;

e) El procedimiento era verbal;

f ) Estaba prohibido acumular varias acciones en una, tampoco se ejercía dos veces una misma
acción; g) Las acciones eran del Derecho Civil, es decir, que no las podían aplicar los extranjeros. Se
dice también que el procedimiento de las acciones de la ley se caracterizaba por lo siguiente: 1. Por
ser un procedimiento bifásico, es decir, se desarrollaba en dos fases: una ante el Magistrado, y otra
ante el Juez. 2. Ante el Magistrado, las partes exponían sus pretensiones y preparaban el negocio o
asunto. En seguida era el juez el que arbitraba las diferencias, pronunciando la sentencia.

3. El papel del Magistrado era nulo. Presidía la realización de la legis actio, sin poder variar
absolutamente nada. 4. El procedimiento ante el Magistrado era formalista. Las partes debían
pronunciar palabras, hacer gestos, tal y como la ley lo había establecido, sin variar nada, so pena
de perder el juicio. 5. Los ritos de cada acción se realizaban in jure delante del Magistrado. 6. Las
partes, cuya presencia era necesaria, procedían a sus riesgos y peligros. De modo que las palabras
que pronunciaban las determinaban con gran precisión y según los términos de la ley; y el error
más pequeño traía consigo la pérdida del proceso. Para Foirgnet, (Pag. 248), la ignorancia de las
formalidades del procedimiento fue, desde luego, una de las grandes causas que mantuvieron a la
plebe bajo la dominación del patriciado, aunque llegò cierto tiempo en que fue divulgado el
secreto por la publicación de las obras: el Jus Flavianum y el Jus Aelianum. 7. Solo se podía
proceder a los ritos de las acciones de la ley durante los días fastos. Sin embargo, la pignoris capio
podía realizarse aun en un día nefasto, y fuera de la presencia del magistrado; por eso se dudó
fuese una verdadera acción de la ley. 8. Este procedimiento, al parecer, se reservó a los ciudadanos
romanos, siendo cierto también que en su origen no podían usarlo los Peregrinos. 9. Bajo las
acciones de la ley, nadie puede en asuntos de justicia figurar por otro; pero, en la práctica, el
empleo del adstipulator atenúa los inconvenientes de esta regla. Sin embargo, se hacía excepción
en los casos siguientes:
-Pro libertate, cuando un ciudadano tratado como esclavo reclama la libertad, no puede el mismo
sostener su pretensión, porque un esclavo no puede sostener una acción en justicia. Pero puede
hacerse reemplazar por una persona libre, que hace el papel de adsertor libertatis. -Pro populo,
cuando los intereses del pueblo, considerado como persona moral, deben defenderse en algún
proceso; o cuando se trata del ejercicio de una acción popular. -Pro tutela, si el tutor sostiene en
justicia los derechos del pupilo infans; o, según otra conjetura, si alguno intenta el crimen suspecti
tutoris. Ex lege Hostilia; cuando un

ciudadano cautivo o ausente en interés del Estado ha sido víctima de un robo: esta ley permite a
un tercero ejercitar para la acción furti. 9. El objeto de la condena es pecuniario. Aún en las
acciones reales, como la reivindicación, cuando el demandado que ha perdido el proceso rehúsa
devolver la cosa litigiosa, el demandante solo obtiene una indemnización en dinero. Esta solución,
aunque bien cierta bajo el procedimiento formulario, está en realidad fuertemente debatida por
las acciones de la ley. Por regla general se admite que bajo este procedimiento la condena era
sobre la misma cosa, cuando ningún obstáculo material se oponía. Sin embargo, el sistema
formulario no ha hecho más que continuar la práctica en uso bajo las acciones de la ley, por las
razones siguientes: -El principal fin al cual debe tender toda legislación es el de procurar a la
persona cuyo derecho haya sido violado, una satisfacción completa, y, por consiguiente, hacer que
obtenga la cosa que reclama todas las vece,s por lo menos, que este resultado sea posible. Sin
embargo, los pueblos primitivos llegaron con mucha lentitud a esta concepción, porque, en vista
del derecho violado, el primer sentimiento al cual obedecía la parte lesionada era el de la
venganza. La ley, entonces, se contenta con organizarla, siendo después un progreso
verdaderamente notable el de sustituir a la violencia y vías de hecho por la reparación pecuniaria. -
En fin, por un último perfeccionamiento, el demandante obtiene en su beneficio una condena
natural y el objeto mismo de su reclamación. Esta marcha histórica es la que ha debido seguir el
Derecho Romano. -La violación de un derecho fue considerada como una lesión personal, una
especie de delito, llegando a una reparación pecuniaria; el resultado de esta concepción ha
substituido bajo el procedimiento formulario. Fue por el procedimiento extraordinario, más que
por un progreso natural, como desapareció. Esta solución está conforme con el desarrollo
ordinario de las legislaciones; mientras que considero natural admitir que después de haber
concebido desde el principio el sistema de condena más perfeccionado, la hubiesen abandonado
los romanos en la época clásica a favor de las reparaciones pecuniarias y se haya vuelto más tarde
a las antiguas costumbres. El principio de las condenas pecuniarias bajo las acciones de la ley está
confirmado por otras consideraciones:

-La primera es que si se deja a un lado la pignoris capio, que solo tiene aplicaciones especiales, la
única vía de ejecución contra un demandado es la manus injectio. De manera que las palabras
componen el rito de esta acción, implican una condena pecuniaria. -La segunda es la autoridad de
un texto de Gayo, cuyo sentido está conforme con nuestra teoría, si se lee según está escrito en el
manuscrito y sin añadir absolutamente nada. 9.7 Tipos de acciones la ley (Legis actionis) Se dan
cinco clases de acciones en dicho procedimiento, Acciones declarativas: Dan lugar a juicios
declarativos, con la finalidad de alcanzar el reconocimiento de un derecho a través de sentencia,
siendo las siguientes: 1. Legis Actio Sacramento (Acción de Apuesta Sacramental): El que perdiera
durante el juicio, pagaría una cantidad de dinero (sacramentum), como pena previamente
establecida y a favor del pueblo. Llamada así pues durante el curso del litigio se celebran unas
apuestas sacramentales llamadas Sacramenta. Se distinguen dos tipos de Legis Actio Sacramento
(Acción de Apuesta Sacramental) a saber: 1. In Rem: se afirma el poder de una persona sobre una
cosa. 2. -In Personam: se exige algo de alguien.

-En la acción In Rem: ambas partes en litis afirman frente al Magistrado tener derecho sobre la
cosa y realizan una apuesta sacramental que el perdedor deberá pagar al erario y después al
vencedor. El magistrado atribuye la cosa a quien dé más garantías de que la restituirá. Ante el juez,
vista las pruebas, este procede a declarar cuál de las apuestas es justa. Si quien tiene la posesión
provisoria de la cosa vence se transforma en propiedad, si lo tiene el perdedor este debe
restituirlo, si no lo hace el vencedor puede iniciar una acción ejecutiva contra los fiadores. -En la
acción In Personam: Ante el magistrado el actor afirma sus créditos sobre la cosa y el demandado
la niega y se procede a la apuesta sacramental. Luego ante el juez, si este

declara que el demandante tiene la razón, el reo debe pagar dentro de 30 días si no lo hace el
actor podrá proceder ejecutivamente. 2. Legis Actio Per Iudicis Arbitriven Postulationem (Acción de
Ley por Petición de Juéz o Árbitro): Se limita a solicitar al Magistrado se nombre a un Juez o
Árbitro, cuando el demandado no acepta el pago de la deuda reclamada por el demandante,
consecuencia de un contrato verbal (sponcio), o en su caso, para solicitar la división de una
herencia. Desaparece la apuesta sacramental. 3. Legis Actio Per Condictionem (Acción de Ley por
Condicción): La Lex Silia le da origen para el reclamo de deudas ciertas de dinero, y posteriormente
la Lex Calpurnia la proyecta aún más, para el reclamo de casi cualquier otra cosa cierta. En estos
casos, el demandante, sin expresar motivos de su reclamación, ante la negativa del demandado del
reconocimiento de una deuda, solicita la comparecencia de éste último a los treinta días, con la
finalidad de seleccionar al Juez. Acciones Ejecutivas: En ellas se promueven juicios ejecutivos cuya
finalidad es el dar cumplimiento a un derecho anteriormente reconocido. 4. Legis Actio Per Manus
Iniectionem (Acción por Aprehensión Corporal): Se llevaba a cabo cuando el demandado no daba
cumplimiento a la sentencia dictada por un Juez, en el sentido del pago al demandante. Esta acción
se ejecutaba pasados treinta días contados a partir del pronunciamiento de la sentencia; o bien si
se había realizado la confiessio in iure (Confesión en la ley), es decir, el demandado reconoce ante
el Magistrado durante el proceso que las pretensiones del demandante son ciertas 5. Legis Actio
Per Pignoris Capionem (Acción por toma de Prenda): Se concedía a aquellos acreedores que con el
solo hecho de pronunciar algunas palabras solemnes, podía apoderarse de bienes del deudor ante
testigos, como resultado de no haber podido obtener el cobro de sus créditos.

9.8 Fases del Procedimiento de las Legis Actionis 1. Fase In Iure (Magister) Esta instancia o fase
estaba a cargo del Magistrado y se iniciaba con un acto privado de citación al demandado hecho
por el demandante y llamado in ius vocatio. Las partes debían pronunciar palabras, hacer gestos,
tal y como la ley lo había establecido, sin variar nada, so pena de perder el juicio. Los ritos de cada
acción se realizaban in jure delante de dicho Magistrado.

Las partes cuya presencia era necesaria procedían a sus riesgos y peligros. De modo que las
palabras que pronunciaban las determinaban con gran precisión y según los términos de la ley; y el
error más pequeño traía consigo la pérdida del proceso. Si el demandado no se presentaba, dado
que la concurrencia personal era indispensable, el magistrado investía al demandante de la
facultad de llevar por la fuerza al demandado de donde lo encontrara. Al encontrarlo se dirigía a él
en términos consagrados (in ius te voco o in ius sequere); si no obedecía, tomaba testigos y lo
llevaba a la fuerza, inclusive arrastrándolo. Esto último era el obtorto collo. La ignorancia de las
formalidades del procedimiento fue, desde luego, una de las grandes causas que mantuvieron a la
plebe bajo la dominación del patriciado. Si el demandado era anciano o enfermo, el demandante
debía proporcionarle una litera; inclusive si su situación era delicada, se permitía que el
demandado no concurriera hasta que se encontrara en mejor condición, para lo cual tenía que
nombrar un garante llamado vindex. La audiencia se desarrollaba ante el magistrado, y es ante él
que las partes exponían su pretensión y su defensa, en presencia de testigos. A todo este acto de
determinación de lo que iba a constituir el conflicto a someterse al iudex -con lo que finalizaba la
actuación ante el Magistrado, a esto se le llamaba litiscontestatio. Es preciso resaltar, que en la
legis actiones la litiscontestatio servía tanto para determinar el o los puntos controvertidos, como
para que las partes se presentaran ante el juez que acordaron elegir. Si respecto de la elección no
hubiera acuerdo, esta quedaba a cargo del Magistrado sobre la base de criterios que expresaban el
control del poder político sobre la función judicial. Lo anterior expuesto sobre la fase In Iure se
resume en siete pasos:

1. In ius vocatio (Citación): El demandante realiza un llamamiento privado o citación al demandado


para presentarse ambos ante el Magistrado, y dar inicio al proceso. 2. Manus inectio extrajudicial
(Si el demandado no acude): El demandante con la autorización del Magistrado, podrá ejercer acto
de violencia física, manus inectio,, al demandado en el caso que no quiera presentarse ante el
Magistrado, y obligarlo a hacerlo, como medida extrajudicial. 3. Vindex y vas—vadimonium (Forma
de evitarla): El demandado podía enviar

un vindex (fiador), en su nombre, como medida para evitar la manus inectio, el cual garantizara la
presentación del demandado ante el Magistrado en un momento posterior. Ya personado el
demandado, si no se resolvía el conflicto durante ese día, éste tendría que presentar otro vas
(Fiador), que garantice la presencia del demandado otro día se- ñalado. A este segundo tipo de
garantía se le denomina vadimonium. 4. Solicitar acción y concederla o no el Magistrado: El
demandante es el único que podrá solicitarle acción al Magistrado, quien podrá o no concederla.
En caso afirmativo, se da inicio formal al proceso, si es negada, el proceso se dará por nunca
iniciado. 5. Confesio in iure: El proceso ya iniciado podrá parar en el caso que el demandado
acepte y reconozca las pretensiones del demandante. La conefesio in iure, equivale a una
sentencia. En caso de incumplimiento del demandado, el demandante podrá dar inicio a un
proceso ejecutivo. 6. Litis contestatio: Es el momento intermedio del litigio, en primera instancia se
finaliza la fase in iure frente al Magistrado, en segunda instancia se procede a nombrar al Juez e
iniciar la fase apud iudicem. Todo lo ya realizado por las partes ha quedado acreditado por testigos.
7. Designación del Juez: Se elige de común acuerdo entre las partes o por sortituio (sorteo), de
entre los jueces inscritos en los Colegios de recuperatores y de centumviri. 2. Fase Apud iudicem o
in iudicio. (Fase de Juicio) Posteriormente, ya ante el Juez, se realiza la segunda etapa (apudin
iudicem), consistente en presentar los medios probatorios; entre ellos, escucha la versión de los
testigos sobre lo planteado ante el Magistrado, y luego procede a resolutar sobre el asunto.

Este juez (iudex) podía ser unipersonal o colegiado. Fijada la fecha para la audiencia, si alguna de
las partes no se presentaba, se le esperaba hasta el mediodía. Pasada dicha hora, se expedía
sentencia en favor del otro. Si las partes iban, cada quien sintetizaba su posición (la causae
conectio) y si era necesario los abogados podían aclarar la posición de sus clientes (la causae
peroratio), luego se presentaban y acreditaban los medios probatorios y todo quedaba listo para
que se expidiera sentencia. Hay una discusión inconclusa en torno de si las condenas expresadas
en las sentencias siempre debían ser pecuniarias. Esto se debe a una cita de Gayo que ha sido
objeto de diversas interpretaciones. En todo caso, nos parece que la sentencia se podía cumplir

sobre el bien litigioso, sin embargo, si la parte perdedora o sucumbiente no cumplía con su
entrega, no había forma de obligarlo. Por ello, la condena se resolvía en una estimación monetaria.
La audiencia se desarrollaba ante el magistrado, y es ante él que las partes exponían su pretensión
y su defensa, en presencia de testigos. A efectos de probar la realización de la audiencia ante el
Magistrado, las partes llamaban a las personas presentes y las convertían en testigos, expresando
la frase: testes estotes. 9.9 Formalidades del procedimiento en la instancia Apud iudicem o in
iudicio. (Fase de juicio) De acuerdo con Ramos (2012, pág. 350-351), las formalidades en esta fase
o instancia son las siguientes: • “El Juez o tribunal va a verificar la realidad de los hechos alegados
y se formar un criterio u opinión que va a expresar en la sentencia. • Acuerdo de comparecer ante
el juez el día determinado • La presencia de las partes es obligatoria • Exposición sumaria de las
causas ante el juez y los términos como quede planteada la controversia. • Alegatos jurídicos
reforzados por oraciones (discurso de los oradores) opiniones de jurisconsultos, intervenciones de
abogados. • Sentencia (parecer u opinión del juez) dependía de la clase”.

9.9.1 Acciones que se originan en la fase Apud iudicem o in iudicio. (Fase de juicio) Había dos
acciones de tipo acciones ejecutivas con las cuales se promovìan juicios ejecutivos cuya finalidad es
el dar cumplimiento a un derecho anteriormente reconocido. Perseguía lograr resarcir el derecho
vulnerado por vía ejecutiva de la sentencia favorable o confesión del demandado. Estas acciones
fueron:

-Acción por aprehensión corporal (Legis Actio Per Manus Iniectionem) - Acción por toma de prenda
(Legis Actio Per Pignoris Capionem) La gran ventaja de esta acción era que no se indicaba la causa
por la que se había originado la deuda, lo que permitía utilizar la acción para deudas de cantidad
cierta provenientes de promesas, delitos, préstamos o de cualquier otra causa. 9.10 El
procedimiento per formulam: Características.- Iglesias (2010) considera el Procedimiento Per
formulan como un proceso que tiene su naturaleza jurídica en la jurisdicción arbitral,
especialmente, a partir del Pretor peregrino (a mediados del siglo III a.C.). Pero es legitimado un
siglo un siglo más tarde (año 130 a.C.) mediante la Ley Aebutia y, junto al pocedimiento de las legis
actionis, conformaran el contenido del ordo iudiciorum privatorum. Si bien el procedimiento de
per formulam tiene de común con el de legis actionis el que se desarrolla en dos fases (in iure y
apud iudicem) y las sentencias son inapelables; ambos, se diferencian en lo siguiente: 1º) El
procedimiento per formulam es un procedimiento al que pueden acudir ciudadanos romanos y
extranjeros. 2º) Se aprecia una mayor actividad del magistrado en la ordenación y dirección del
proceso.

3º) Aparece un nuevo documento: la fórmula que, redactada por el magistrado, es un documento
jurídico procesal en donde se registran las actuaciones del demandante y del demandado, así
como otras medidas que pueda adoptar el magistrado. 4º) Una mayor actividad del demandado ya
que, ante la acción del demandante, puede responder con otra medida similar: la exceptio. Ambas
partes pondrán, en definitiva, contestarse mutuamente todo lo que soliciten y conceda el
magistrado. 5º) La condena recogida en la sentencia de este proceso es siempre de carácter
pecuniario 5. La sentencia en este proceso será siempre de carácter pecuniario.
6. Aumenta el número de acciones, tales como: -Acciones civiles o acciones honorarias o Pretorias:
Las civiles reguladas por el Ius civile, y las segundas por el Ius honorarium. -Acciones in rem y
acciones in personam: Las primeras para reclamar una cosa (res), en contra de quien la tenga en
sus manos al momento; la segunda se realizan en contra del deudor o deudores determinados, a
quienes se les exija el cumplimiento de una acción. -Acciones arbitrarias: El Magistrado le permite
al Juez que el demandado restituya o exhiba lo reclamado antes de dictar sentencia, de tal forma,
que le sea posible otorgar un valor pecuniario. -Acciones de buena fe y derecho estricto: En las
primeras el Magistrado autoriza al Juez a juzgar equitativamente; en cuanto a la segunda, el Juez
tomará únicamente en cuenta el contenido de la fórmula. -Acciones derivadas de actos ilícitos:
Como son las Acciones Penales, cuyo fin es conseguir una poena (pena), que consiste en una
cantidad de dinero para resarcir el daño causado; Acciones Reipersecutorias, buscan la
recuperación o devolución de alguna cosa; Acciones Mixtas, buscan conseguir una cosa y además
la pena. -Acciones temporales y acciones perpetuas: Las primeras tienen un período de tiempo
limitado para su ejercicio, prescriben después de cumplirse el plazo otorgado; las segundas, no
contienen un plazo limitado, por lo tanto no prescriben. -Acciones privadas y acciones populares:
Las primeras solo el propio interesado las puede ejecutar, las segundas, son ejecutables por
cualquier persona.

9.11 La fórmula Segùn Morineau Iduarte; Iglesias González, (1963, Pag. 94), la llamada fórmula es
un modelo que describe el asunto y que servirá al juez para poder resolverlo. Como parte inicial se
indica el juez al que se ha confiado el asunto y se conforma de las siguientes partes, mismas que se
adaptan a las necesidades del caso concreto. Fue un documento jurídico-procesal redactado por el
Magistrado conforme a un modelo establecido por la ley o por el propio Magistrado, recogiendo
las pretensiones de las partes y fijando definitivamente los términos en que se desarrollará el
litigio ante el juez.

La fórmula se estructura en unas partes principales o esenciales (que están presentes en toda
fórmula) y otras partes accesorias que, como indica su nombre, no es imprescindible que estén
presentes para que la fórmula tenga validez. -Elementos Principales de la fórmula: -El
nombramiento del juez o jueces -Demonstratio: Es aquella parte de la fórmula que se inserta al
principio de la misma para designar el asunto por el que se inicia el proceso. Se reconoce por la
expresión que aparece en la fórmula: Quod (puesto que) seguida de un sujeto y un verbo (“Puesto
que Aulo vendió a…”). -Intentio: Es la parte de la fórmula en la que se expresa el derecho que
pretende el demandante. -Condemnatio: Es la parte en donde se otorga al juez la facultad de
condenar o no al demandado, bien por una cantidad de dinero cierta o incierta de dinero. -
Adiudicatio: Es una parte de la fórmula que sólo se incluye si estamos ante un juicio divisorio, ya
que permite al juez adjudicar algo a alguno o a todos los que actúan como litigantes ejercitando
alguna de las acciones divisorias, tales como: - Actio familiae erciscundae, para la división de la
herencia - Actio communi dividendo, para la división de un bien común - Actio finium regundorum,
acción para establecer los límites entre fundos Elementos accesorios de la fòrmula:

1º.- Praescriptiones: En caso de existir, se sitúan al inicio de la fórmula y consisten en la advertencia


que el magistrado hace al juez señalándole una circunstancia para que la investigue y, en función
de ello, entrar o no en el fondo de la cuestión litigiosa. 2º.- Exceptio: Es una parte de la fórmula
que permite al demandado oponer a la acción del demandante una alegación que le hace rechazar
o paralizar dicha acción. También es verdad que, tras esta medida, el demandante podría
contrarrestar dicha exceptio con una replicatio, a su vez el demandado contestar con una
duplicatio y así, sucesivamente, hasta que se agoten las partes. 9.11.1 La sentencia y su ejecución
en el procedimiento de la Fórmula

Según Camacho (2012) una vez que se practican las pruebas ante el juez, éste tiene que comprobar
si se ajusta lo probado por las partes con el contenido de la fórmula que recibió del magistrado. En
este caso pueden ocurrir dos aspectos: O bien se comprueba que el demandante pidió más de lo
que realmente se ha probado, entonces el juez procedería a absolver al demandado por haber
incurrido el demandante en pluris petitio, es decir, el demandante en la intentio de la fórmula
pidió en exceso, ya sea con referencia a: - La cosa, o al tiempo (se reclama antes del tiempo
debido), - Al lugar (se reclama en lugar diferente al debido), - A la causa o tipo de negocio. O bien,
se comprueba que pidió menos de lo debido. Por ello, el demandante no pierde el proceso, pero el
demandado sería condenado por la cantidad realmente probada y el demandante no podría
reclamar por el resto no pagado, al menos durante el tiempo que estuviera ejerciendo el Pretor sus
funciones. En definitiva, la sentencia tiene que respetar y ser coherente con el contenido de la
fórmula y, una vez dictada, es asumida como cierta por las partes litigantes sin dar lugar a ningún
otro recurso de apelación. Por ello se dice que, una vez dictada la sentencia, el asunto del litigio se
convierte en res iudicata (cosa juzgada). Esto es, no se puede volver a litigar por el mismo
supuesto. Cuando el demandante vence en el proceso, el demandado tiene 30 días para cumplir el
contenido de la sentencia. En caso de incumplimiento, o de un mal cumplimiento, o en el caso de
confessus, el demandante dispone de la actio iudicati, iniciando lo que conocemos como un
procedimiento ejecutivo ante el magistrado.

Si el demandado respondiera a dicha acción con una exceptio, se tramitaría un nuevo proceso cuya
pérdida le condenaría al doble (in duplum). Una vez resuelto el proceso que se inició por la
exceptio, o bien porque no hubo ninguna exceptio, la ejecución de la sentencia se materializa
declarando al condenado infame y dirigiéndose contra todo su patrimonio, aunque la cuantía de la
condena fuese inferior al valor de dicho patrimonio. 9.12 La protección jurídica y extrajudicial. Al
decir de Fernandez (2013) con el fin de garantizar la marcha del proceso, o bien en otros supuestos
para evitarlo, el Magistrado en base al poder que le otorga su imperium podía desarrollar las
siguientes medidas:

1º) Estipulaciones Pretorias: Son contratos verbales que el Magistrado celebraba con las partes en
conflicto, bien para paralizar un proceso con motivo de la transactio, o bien para evitarlo. En
cualquier caso, se podían tomar las garantías necesarias (cautio o satisdatio) para que este
contrato se cumpliera con eficacia. 2º) Missio In Possessionem. Es el acto que el magistrado
autoriza para que una persona tome posesión de bienes de otra, no para usarlos, sino
simplemente para detentarlos y evitar la disponibilidad de su verdadero titular durante un tiempo
determinado. Esta medida podía hacer alusión a todo el patrimonio de una persona (missio in
bona) o bien a bienes concretos (missio in re). 3º) Interdictos: Son órdenes que da al Magistrado a
una sola parte (simple) o a ambas partes (dobles) que se encuentren en conflicto, bien durante la
marcha del proceso, o bien antes de iniciarse formalmente el mismo. 9.13 Procedimiento
extraordinario (cognitio extra ordinem). Es un procedimiento que surge con Octavio, en la época
del Principado. En un primer momento para cuestiones puntuales de Derecho de familia y Derecho
de Sucesiones, conviviendo durante los primeros siglos con el procedimiento formulario. Sin
embargo, progresivamente, irá adquiriendo el mismo protagonismo que la figura del Princeps en
cuanto a acumulación de poder en su figura. El Princeps (“primer ciudadano”) fue un título de la
primera etapa del Imperio romano (Principado), recibido del Senado por Octavio Augusto, el año
27 a. C., en reconocimiento de su poder y prestigio político. De ahí que, la evolución histórica, nos
muestre cómo se consolidó como único procedimiento judicial romano, ya que el procedimiento
formulario había casi desaparecido cuando fue suprimido oficialmente en el año 342 por una
Constitución de Constancio y Clemente (C. 2,57,1).

9.13.1 Características del Procedimiento extraordinario (cognitio extra ordinem). Sus características
más importantes son: - Es un procedimiento que se desarrolla en una única fase, es decir, ante un
Magistrado que al mismo tiempo actúa también de Juez. - Se unifica en este procedimiento la
jurisdicción civil y penal. - Desaparece la fórmula y la actio y la exceptio pierden su significado
original para convertirse en formas de pedir protección jurídica mediante el escrito de demanda en

donde debe incluir las pruebas que quiera hacer valer. - Las sentencias pueden ser impugnadas
mediante un recurso de apelación ante un superior jerárquico. 9.13.2 La sentencia, su ejecución y
recursos de apelación en el del Procedimiento extraordinario (cognitio extra ordinem). La
sentencia en el procedimiento extraordinario presenta las siguientes características: a) Se redacta
por escrito y es leída oralmente a las partes en audiencia pública. b) El contenido de la misma se
puede dirigir tanto contra el demandante como contra el demandado. c) La condena no tiene por
qué ser necesariamente pecuniaria, puede consistir también en la realización de un
comportamiento concreto que se le exija al condenado. d) En la sentencia se pueden incluir los
gastos o costas procesales que asumirá la parte que sea condenada. e) La sentencia puede ser
objeto de un recurso de apelación ante el mismo tribunal que la dictó y que elevaría ante el
superior jerárquico. Sólo es firme la sentencia no apelada o la que en última instancia dicta el
Emperador. En cuanto al modo de ejecutar la sentencia, hay que partir del ejercicio de la actio
iudicati que iniciaría el proceso ejecutivo y que se podría desarrollar de distintas formas: a. Con
carácter excepcional se habla de la ejecución personal del deudor o condenado (iudicatus),
consistente en encerrar al condenado en una prisión pública. Podía evitar esta situación si el
condenado cedía sus bienes (cessio bonorum) a la parte contraria o vencedora del proceso.

b. Ejecución en forma específica o singular por la que se pretende que el condenado realice la
conducta concreta que se espera de él, según reza en la sentencia, y es exigida, manu militari, por
los funcionarios u oficiales del juez. c. Ejecución por embargo y subsiguiente venta de algunos
bienes u objetos concretos del condenado, preferentemente bienes muebles o animales y, sólo en
último lugar, los bienes inmuebles, según Ulpiano (D.42,1,15). Dichos bienes eran previamente
tomados en prenda (pignus ex iudicati causa captum).

d. Ejecución concursal que se desarrolla cuando el condenado cede voluntariamente sus bienes
(cessio bonorum) al parte contraria o vencedora en el proceso, siguiendo la venta de los mismos
mediante el procedimiento de la distractio bonorum, esto es, no una venta en bloque de los
bienes, sino de forma individual o al detalle. Contra la sentencia dictada por el magistrado caben
dos opciones: I. La appellatio que se interpone ante el mismo magistrado que la dictó para que la
eleve ante el superior jerárquico: magistrados municipales, el gobernador de cada provincia
preside el tribunal provincial, vicarios de la diócesis, prefecto del Pretorio y el Emperador. Cuando
se producía un recurso de apelación, la sentencia dictada en primera instancia quedaba
suspendida hasta que se resolviese por el superior jerárquico y, si el apelante perdía el recurso,
debería pagar el cuádruplo de las costas procesales. II. Como recurso extraordinario dirigido a
evitar la eficacia de la sentencia estaba la restitutio in integrum 9.14 La Audiencia Episcopal.
Procedimiento Surgen en el siglo IV d.C. En ella actuaban los Obispos mediante decisiones
arbitrales. Constantino admite que las partes puedan abandonar el juicio ante el tribunal ordinario
para seguirlo sometiéndolo a la Audiencia Episcopal, pero la decisión de ésta sería inapelable.
Valentiniano III (s. V d.C.) considera que la decisión de la Audiencia Episcopal podía ser ejecutada
por un tribunal ordinario. Justiniano admite la posibilidad de apelar la decisión de la Audiencia
episcopal ante un tribunal laico, pero si coinciden en el contenido, entonces la sentencia es
inapelable y, si difieren en el contenido, podría ser apelada la del tribunal laico.

Resumen de la unidad IX

En esta unidad hemos visto que en el procedimiento civil romano se dan naturalmente los dos
componentes que inciden siempre en la organización procesal de la defensa de los derechos.

Por un lado el elemento privatístico, el interés particular del titular, representado en la acción y
por otro la intervención política del órgano adecuado.

Las nefastas consecuencias de la venganza privada y un mayor interés por parte de la organización
de la civitas de controlar las actuaciones entre los grupos familiares y gentilicios propició la
aparición, en el primer siglo de la República y dentro de la Ley de las XII Tablas, de un instrumento
procesal:

La actio (La Acciòn) , es decir, como el instrumento jurídico-procesal ejercitado por la persona que
quiera hacer valer su derecho ante el tribunal legalmente instituido. En un sentido formal la
palabra acción se refiere al “instrumento que abre puertas al proceso” (Iglesias González, 1972:
189).

La búsqueda de la protección jurisdiccional y en un sentido material, la acción se entiende “cual


reclamación de un derecho”, en el sentido de reclamación o pretensión. El término romano de
acción no tiene que confundirse con los conceptos modernos de pretensión y proceso Asimismo el
término de acción es utilizada por los romanos en una doble perspectiva:

c) En sentido formal: Es el medio por el cual el titular de un derecho reclamaba la tutela del mismo
ante un órgano jurisdiccional.

d) En sentido material: Lo que se espera conseguir sobre el derecho que se reclama. Se puede
definir la acción como aquel medio de defensa que se interpone ante el órgano jurisdiccional para
hacer valer un derecho. La organización judicial romana se caracterizó por la intervención de dos
clases de funcionarios en los procesos judiciales: Los Magistrados y los Jueces. Por consiguiente, el
proceso civil se dividía en dos etapas distintas: La primera se desarrollaba ante el Magistrado, y se
denominaba instancia In Iure, la segunda tenía lugar ante el Juez, y se denominaba instancia in
judicio.

En la institución de los jueces se puede observar un principio de separación, no solo de funciones


judiciales y administrativas, sino también de órganos. En tal sentido, la única función de los jueces
era la de desarrollar los procesos judiciales que a ellos llegasen y dictar la sentencia respecto de los
mismos.

Entre estos se distinguían los que eran escogidos para cada proceso, y los que funcionaban
permanentemente formados en corporaciones. El juez que era escogido para cada proceso se
llamaba Iudex, Arbiter o Recuperator.

Había además jueces permanentes que funcionaban en corporaciones o tribunales, llamados


Decenviros y Centunviros. Los primeros se ocupaban de los procesos sobre el estado de libertad de
ciudadanía, mientras que los segundos tenían a cargo conocer de cuestiones relativas al estado
civil de las personas y a los derechos de sucesión por causa de muerte.

El procedimiento de Acción en justicia romano cobra especial importancia debido a que los
romanos consideran que si hay una acción entonces hay un derecho. Por regla general el sistema
romano no admite la “justicia por propia mano” (o autocomposición) e incluso, en la época clásica
la sanciona penalmente, tolerándola solo en casos excepcionales y bajo circunstancias bien
definidas, como la legítima defensa, que se consideró una institución del derecho natural.

Las partes en el procedimiento romano se conocen como actor, quien solicita la impartición de
justicia, y reus, quien se considera como deudor de la obligación cuyo cumplimiento se exige o a
quien se le pide el reconocimiento de un derecho, es decir, el demandado”.

En la institución de los jueces se puede observar un principio de separación, no solo de funciones


judiciales y administrativas, sino también de órganos. En tal sentido, la única función de los jueces
era la de desarrollar los procesos judiciales que a ellos llegasen y dictar la sentencia respecto de los
mismos.

Entre estos se distinguían los que eran escogidos para cada proceso, y los que funcionaban
permanentemente formados en corporaciones. El juez que era escogido para cada proceso se
llamaba Iudex, Arbiter o Recuperator. Había además jueces permanentes que funcionaban en
corporaciones o tribunales, llamados Decenviros y Centunviros. Los primeros se ocupaban de los
procesos sobre el estado de libertad de ciudadanía, mientras que los segundos tenían a cargo
conocer de cuestiones relativas al estado civil de las personas y a los derechos de sucesión por
causa de muerte.

El procedimiento de Acción en justicia romano cobra especial importancia debido a que los
romanos consideran que si hay una acción entonces hay un derecho. Por regla general el sistema
romano no admite la “justicia por propia mano” (o autocomposición) e incluso, en la época clásica
la sanciona penalmente, tolerándola solo en casos excepcionales y bajo circunstancias bien
definidas, como la legítima defensa, que se consideró una institución del derecho natural.

Las partes en el procedimiento romano se conocen como actor, quien solicita la impartición de
justicia, y reus, quien se considera como deudor de la obligación cuyo cumplimiento se exige o a
quien se le pide el reconocimiento de un derecho, es decir, el demandado”.

Inicialmente, las partes deben acudir personalmente a juicio y no pueden ser representados salvo
en casos específicos de excepción cuando:

• El tutor actúa en nombre del pupilo


• Un ciudadano ejerce una acción popular

• Una persona interviene en nombre de un esclavo para pedir o abogar por èl Los juicios se
realizan conforme a un «procedimiento», es decir, de acuerdo con un orden y secuencia.

El procedimiento para realizar los juicios es una parte esencial del orden jurídico, a tal grado que
los cambios sustanciales en el procedimiento son signos de

cambios igualmente importantes en todo el orden jurídico. Sin embargo, a lo largo de la historia
jurídica de Roma se conocieron sucesivamente tres sistemas de procedimiento:

- Legis actiones (acciones de la ley)

- Procedimiento formulario

- Procedimiento Cognitorio o Procedimiento Extraordinario

Cada uno de estos procedimientos tuvo su génesis en épocas diferentes a saber:

- En la época arcaica los juicios se siguen conforme Procedimiento de las Acciones de la ley (Legis
Actiones),

- El sistema formulario, estuvo en vigor durante la época clásica y los tres primeros siglos de la era
cristiana.

- En la época posclásica el sistema según el Procedimiento Cognitorio o extraordinario que se


aplicó en el bajo Imperio.

Se denominó extraordinario porque en un inicio se ejerció de manera excepcional, cuando el


sistema formulario era el que predominaba. El procedimiento de las legis Actiones fue el más
primitivo en Roma, se resaltan las siguientes características:

a) Eran formalistas, solemnes y rituales, sujetas a “verba certa

b) Su origen está en la ley;

c) Son de carácter judicial;

d) Se desarrollaba en presencia de las partes;

e) El procedimiento era verbal;

f ) Estaba prohibido acumular varias acciones en una, tampoco se ejercía dos veces una misma
acción;

g) Las acciones eran del Derecho Civil, es decir que no las podían aplicar los extranjeros.

Otras características que se resaltan son: Es un procedimiento bifásico

El papel del magistrado era nulo.

El procedimiento ante el Magistrado era formalista.


Las partes debían pronunciar palabras, hacer gestos, tal y como la ley lo había establecido, sin
variar nada, so pena de perder el juicio.

Los ritos de cada acción se realizaban in jure delante del Magistrado. Este procedimiento, al
parecer, se reservó a los ciudadanos romanos, siendo cierto también que en su origen no podían
usarlo los Peregrinos.

La Fase In Iure (Magister) del procedimiento de las Legis Actionis, se resume en siete pasos:

1. In ius vocatio (Citación).

2. Manus inectio extrajudicial (Si el demandado no acude)

3. Vindex y vas—vadimonium (Forma de evitarla)

4. Solicitar acción y concederla o no el Magistrado

5. Confesio in iure

6. Litis contestatio

7. Designación del Juez Las formalidades en esta fase o instancia son las siguientes:

• “El Juez o tribunal va a verificar la realidad de los hechos alegados y se formar un criterio u
opinión que va a expresar en la sentencia.

• Acuerdo de comparecer ante el juez el día determinado

• La presencia de las partes es obligatoria

• Exposición sumaria de las causas ante el juez y los términos como quede planteada la
controversia.

• Alegatos jurídicos reforzados por oraciones (discurso de los oradores) opiniones de


jurisconsultos, intervenciones de abogados.

• Sentencia (parecer u opinión del juez) dependía de la clase”.

La gran ventaja de esta acción era que no se indicaba la causa por la que se había originado la
deuda, lo que permitía utilizar la acción para deudas de cantidad cierta provenientes de promesas,
delitos, préstamos o de cualquier otra causa. El procedimiento per formulam, al igual que el
Procedimiento de las Legis Actionis, se desarrolla en dos fases (In Iure y Apud Iudicem), pero se
diferencia en lo siguiente:

I. Sus sentencias son inapelables.


II. II. Pueden acudir a este procedimiento tanto ciudadanos romanos como extranjeros.
III. III. En relación a la ordenación y dirección del proceso el Magistrado tiene mayor
actividad.
IV. IV. Se utiliza un nuevo documento jurídico procesal denominado la fórmula, en el cual,
el Magistrado redacta y registra las actuaciones del demandante y del demandado, así
como cualquier tipo de medida adoptada por el propio Magistrado.
V. El demandado tiene también mayor actividad ante las acciones del demandante, ya
que le puede responder con una medida similardenominada la exceptio, de tal forma
que ambas partes podrán contestar lo que soliciten y les sea concedido por el
Magistrado.

VI. VI. La sentencia en este proceso será siempre de carácter pecuniario.

VII. VII. Aumenta el número de acciones, tales como:

• Acciones civiles o acciones honorarias o Pretor ias.

• Acciones in rem y acciones in personam


• Acciones arbitrarias
• Acciones de buena fe y derecho estricto
• Acciones derivadas de actos ilícitos
• Acciones Reipersecutorias,
• Acciones Mixtas
• Acciones temporales y acciones perpetuas
• Acciones privadas y acciones populares

En cuanto a la fórmula, es un modelo que describe el asunto y que servirá al juez para poder
resolverlo. Como parte inicial se indica el juez al que se ha confiado el asunto y se conforma de las
siguientes partes, mismas que se adaptan a las necesidades del caso concreto.

Fue un documento jurídico-procesal redactado por el Magistrado conforme a un modelo


establecido por la ley o por el propio Magistrado, recogiendo las pretensiones de las partes y
fijando definitivamente los términos en que se desarrollará el litigio ante el juez.

La fórmula se estructura en unas partes principales o esenciales (que están presentes en toda
fórmula) y otras partes accesorias que, como indica su nombre, no es imprescindible que estén
presentes para que la fórmula tenga validez. La sentencia y su ejecución en el procedimiento de la
Fórmula

Una vez que se practican las pruebas ante el juez, éste tiene que comprobar si se ajusta lo probado
por las partes con el contenido de la fórmula que recibió del magistrado.

En este caso pueden ocurrir dos situaciones: Si se comprueba que el demandante pidió más de lo
que realmente se ha probado, entonces el juez procedería a absolver al demandado por haber
incurrido el demandante en pluris petitio, es decir, el demandante en la intentio de la fórmula
pidió en exceso, ya sea con referencia a:

- La cosa, o al tiempo (se reclama antes del tiempo debido),

- Al lugar (se reclama en lugar diferente al debido),

- A la causa o tipo de negocio.


O bien, se comprueba que pidió menos de lo debido. En lo relativo al Procedimiento cognitorio o
extraordinario (cognitio extra ordinem).

Se resaltan sus características más importantes:

1º) Es un procedimiento que se desarrolla en una única fase, es decir, ante un Magistrado que al
mismo tiempo actúa también de Juez.

2º) Se unifica en este procedimiento la jurisdicción civil y penal.

3º) Desaparece la fórmula y la actio y la exceptio pierden su significado original para convertirse en
formas de pedir protección jurídica mediante el escrito de demanda en donde debe incluir las
pruebas que quiera hacer valer.

4º) Las sentencias pueden ser impugnadas mediante un recurso de apelación ante un superior
jerárquico.

La sentencia en el procedimiento extraordinario presenta las siguientes características:

- Se redacta por escrito y es leída oralmente a las partes en audiencia pública.

- El contenido de la misma se puede dirigir tanto contra el demandante como contra el


demandado.

- La condena no tiene por qué ser necesariamente pecuniaria, puede consistir también en la
realización de un comportamiento concreto que se le exija al condenado.

- En la sentencia se pueden incluir los gastos o costas procesales que asumirá la parte que sea
condenada.

- La sentencia puede ser objeto de un recurso de apelación ante el mismo tribunal que la dictó y
que elevaría ante el superior jerárquico.

Sólo es firme la sentencia no apelada o la que en última instancia dicta el Emperador.

En cuanto al modo de ejecutar la sentencia, hay que partir del ejercicio de la actio iudicati que
iniciaría el proceso ejecutivo y que se podría desarrollar de distintas formas:

• Con carácter excepcional se habla de la ejecución personal del deudor o condenado (iudicatus),
consistente en encerrar al condenado en una prisión pública.

• Ejecución en forma específica o singular por la que se pretende que el condenado realice la
conducta concreta que se espera de él, según reza en la sentencia, y es exigida, manu militari, por
los funcionarios u oficiales del juez.

• Ejecución por embargo y subsiguiente venta de algunos bienes u objetos concretos del
condenado, preferentemente bienes muebles o animales y, sólo en último lugar, los bienes
inmuebles, según Ulpiano (D.42,1,15). Dichos bienes eran previamente tomados en prenda (pignus
ex iudicati causa captum).

• Ejecución concursal que se desarrolla cuando el condenado cede voluntariamente sus bienes
(cessio bonorum) al parte contraria o vencedora en el proceso, siguiendo la venta de los mismos
mediante el procedimiento de la distractio bonorum, esto es, no una venta en bloque de los
bienes, sino de forma individual o al detalle.

En cuanto a la Audiencia Episcopal. Surge en el siglo IV d.C., Los Obispos actúan mediante
decisiones arbitrales. Constantino admite que las partes puedan abandonar el juicio ante el
tribunal ordinario para seguirlo sometiéndolo a la Audiencia Episcopal, pero la decisión de ésta
sería inapelable.

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