El Lamento de Las Estrellas: Libro Primero
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El Lamento de Las Estrellas: Libro Primero
LAS ESTRELLAS
LIBRO PRIMERO
1
EL FUNERAL
03
Mientras caminaba detrás del ataúd, notó que algunos de los presentes la observaban
con curiosidad. No era una cara conocida en la corte, a pesar de ser la hija del rey. Pero
Cadmia no tenía el aspecto típico de una princesa: su cabello era corto y oscuro, sus
ojos grandes y de un color azul profundo, y su piel era más bronceada que la de su
hermana mayor. Pero lo que más destacaba eran sus cejas, finas y arqueadas, que le
daban una expresión seria y decidida.
Cadmia se sumió en sus pensamientos mientras la procesión continuaba avanzando. Los
soldados, con sus armas levantadas, se detuvieron frente a la entrada del gran mausoleo
real, donde se colocaría el cuerpo del rey Octavio VIII. Pero para Cadmia, el funeral
había perdido su significado. Ahora, solo pensaba en cómo continuar sin su padre a su
lado.
Cadmia permaneció en un estado de letargo mientras los líderes extranjeros hablaban en
el funeral. A pesar de su aparente calma, su mente estaba en otro lugar, reviviendo
recuerdos de su padre. Recordó cómo él solía leerle cuentos en su habitación, y cómo la
llevaba a dar paseos por el jardín del castillo en los días soleados. También recordó los
momentos en que discutían sobre los asuntos del reino y cómo él siempre buscaba su
opinión.
De repente, una voz interrumpió sus pensamientos. Era el rey Gregor de Calendria, un
hombre corpulento y de cabello rojizo que había venido a expresar sus condolencias.
Mientras él hablaba, Cadmia se dio cuenta de que había algo raro en el ambiente. La
gente murmuraba entre ellos y parecían inquietos.
Fue entonces cuando Cadmia se dio cuenta de que su hermana mayor, Liem, no estaba
presente en el funeral. Liem, una mujer de belleza inigualable y cuyo carácter fuerte a
menudo la ponía en desacuerdo con su padre, había partido de la capital después de la
muerte del rey. Cadmia recordó que Liem había dicho que necesitaba tiempo para
reflexionar sobre lo que había sucedido y que regresaría a la capital en unos días.
Cadmia se sintió un poco inquieta por la ausencia de Liem, pero tuvo que dejar ese
pensamiento para después y operar en el funeral de su padre. La procesión continuó y,
finalmente, el cuerpo de su padre fue enterrado en el cementerio real. Cadmia
permaneció allí en silencio, con la cabeza inclinada, sintiendo una profunda tristeza por
la pérdida de su padre.
Cadmia caminaba por los pasillos del castillo, sintiendo el peso del dolor en su corazón.
El cielo aún permaneció gris y lúgubre, cada paso que daba era más pesado que el
anterior, y su mente estaba aturdida con los recuerdos de su padre. Finalmente llegué a
su habitación y se dejó caer en la cama, abrumada por la tristeza.
04
Intentó contener las lágrimas, pero era imposible. Cerró los ojos y las dejó correr por su
rostro, mientras grababa la última vez que habló con su padre. El rey le había dado un
consejo sabio, pero en ese momento ella no le dio la importancia que merecía. Ahora lo
lamentaba y deseaba poder volver atrás en el tiempo.
De repente, su momento de soledad fue interrumpido por un llamado en la puerta. Era
Greathor; un hombre alto, moreno, con cabello oscuro como la del roble y mostraba en
su rostro una gran fuerza de voluntad. Él la informó que los demás nobles la estaban
esperando en una asamblea formada a última hora para discutir la sucesión de la corona.
Cadmia caminó en silencio junto a Greathor por los pasillos del castillo. La lluvia afuera
había cesado, pero el ambiente seguía impregnado de tristeza. Greathor parecía
nervioso, como si algo lo atormentara. Cadmia lo notó y se detuvo.
- ¿Qué sucede, Greathor? - preguntó.
- Es solo que... -dudó por un momento- ...no sé si es el momento adecuado para
esto, pero quiero que sepas que estoy aquí para lo que necesitas. -
Cadmia sonrió tristemente y asintió con la cabeza. Sabía que Greathor era uno de los
pocos en el castillo en los que podía confiar en ese momento.
- Gracias, Greathor. -dijo- Me duele mucho la perdida de mi padre. Él era un gran
rey y un mejor padre. –
- Lo sé, princesa. Pero debe seguir adelante, debe ser fuerte. El reino la necesita
ahora más que nunca. -
Cadmia asintió y ambos continuaron caminando. Finalmente llegaron a la sala donde los
nobles estaban esperando para la asamblea de sucesión. Greathor se despidió de Cadmia
y le deseó suerte antes de retirarse.
Cadmia tomó entonces una bocanada profunda de aire antes de entrar en la sala. Camino
en silencio intentando mostrar serenidad hacia el trono vacío de su padre bajo la mirada
de todos. Finalmente se sentó y miró a su alrededor. Los nobles estaban en silencio,
esperando a que ella hablara.
05
2
UN REINO DIVIDIDO
- Como saben, mi padre, el rey Octavio VIII, ha fallecido -dijo Cadmia con voz
temblorosa- Su muerte es una gran pérdida para nuestro reino y para mí
personalmente. -
Los nobles asintieron en silencio.
- Pero debemos seguir adelante, como dijo Greathor. -continuó- El reino no puede
detenerse por la muerte de mi padre. Debemos elegir un nuevo rey para
liderarnos en este momento difícil. -
Los nobles llegaron a murmurar entre ellos, debatiendo sobre quién podría ser el
próximo rey. Cadmia los demostró en silencio, sin prestar atención a sus palabras. En su
mente solo podía pensar en la pérdida de su padre y en lo mucho que lo extrañaba.
Pronto, toda la sala se silenció completamente, volviéndolo en una situación incómoda,
todos los nobles colocaron su atención sobre Cadmia, esperando a que algo sucediera.
Cadmia se sintió abrumada por la inmensidad de la situación y se preguntó cómo podría
enfrentar todo esto. En ese momento, John; un hombre regordete con grandes cachetes
rosados y una pequeña melena café, levantó la mano y Cadmia le dio la palabra.
John hablaba torpemente intentando mantener la tranquilidad, pero necesitaba tomar
aire cada corto tiempo para mantener su compostura.
- Cadmia es la mejor para liderar el reino en estos momentos difíciles. Ella tiene
la sabiduría y el coraje de su padre, y esas actitudes son las necesarias para
tomar decisiones difíciles. Debe ser nuestra reina –
Cadmia, al ver esto, no pudo evitar sonrojarse y sentirse halagada por el comentario de
John. Aparte, su carácter torpe y descuidado hizo que Cadmia sintiese ternura por él.
Sin embargo, Mounth; un hombre pequeño y hermoso por su cabellera café y ondulada,
quien era jefe del clan Clopper y uno de los nobles más influyentes de la isla, alzo la
voz.
- ¿Cómo puedes ser tan ingenioso, John? ¿Acaso no te das cuenta de que Cadmia
es demasiada joven e inexperta para gobernar el reino? Además, hay alguien
más calificada para el trono: la hermana mayor de Cadmia, Liem. -
06
Greathor levanto la voz con la intención de hacer frente a Mounth y le respondió en un
tono agresivo.
- Mounth, fuiste hijo de Naeb Clopper, quien fue un hombre justo y leal a su país.
Todos en esta sala recordamos con orgullo a tu padre por su dedicación y todos
recordamos como tu padre siempre tomo las decisiones de tu clan según la ética
y la moral. La princesa Cadmia fue la segunda hija nacida del ya muerto rey
Octavio, pero ella nació dentro de la familia real y no fuera de ella. Haz honor a
los antiguos ideales de tu padre y acepta que Cadmia es la legitima heredera de
la corona. -
- Todo lo que dijiste tendría que ser considerado como traición a nuestra nación –
respondió Mounth. – Mi padre fue un idealista de una generación antigua y
destrozada. Yo sigo las leyes que mi nación impuso sobre todas nuestras
nosotros y por las cuales yo daré mi vida. Cadmia fue la segunda hija del rey y,
por lo tanto, no es digna de esa corona… sin mencionar que ella sería la peor
reina que tuvimos –
Un estallido repentino de los nobles se expandió por toda la habitación. Y lo que había
sido un lugar silencioso pocos segundos atrás, ahora se había convertido en una batalla
de gritos.
Cadmia se sintió frustrada por la presencia de Mounth y por sus palabras. Ella nunca
había considerado la posibilidad de ser reina, y mucho menos la posibilidad de tener que
luchar por ello. Sin embargo, sabía que no podía permitir que Liem o cualquier otro
noble gobernara en su lugar. Ella era la única que podía liderar el reino en estos tiempos
difíciles.
Hizo que los guardias calmaran a los nobles para poder después tomar la palabra.
- Comprendo que la situación actual es difícil para todos - dijo Cadmia con voz
firme -, pero el hecho es que mi padre nunca nombró una sucesora. Eso significa
que la elección debe recaer en ustedes, los nobles del reino. Pero permítanme
recordarles que el verdadero líder no se define por su linaje o su experiencia,
sino por su compromiso y su dedicación al pueblo. Yo no puedo tener la
experiencia de Liem, pero demostró mi valentía y mi dedicación al reino en
muchas ocasiones. Les pido que me den la oportunidad de liderar el reino en
estos tiempos difíciles. -
Un nuevo estallido de gritos llego a cada rincón de la habitación nuevamente, y Cadmia
demostró con asombro cómo la situación se descontrolaba rápidamente. Los nobles
comenzaron a gritar y a pelearse entre ellos, cada uno defendiendo a su propio
candidato y acusando a los demás de traición y corrupción.
07
Cadmia intentó poner orden en la asamblea, pero sus palabras fueron ahogadas por el
caos y la confusión. Se dio cuenta de que la situación estaba fuera de control y que la
sucesión de la corona iba a ser una tarea mucho más difícil de lo que había imaginado.
Finalmente, después de horas de discusión y enfrentamientos, la asamblea termino, los
nobles habían decidido postergar la asamblea para cuando la princesa Liem retornase.
Cadmia camino a sus aposentos, agotada y desanimada. Se sentó en su cama, tratando
de ordenar sus pensamientos y encontrar una solución a la crisis que enfrentaba el reino.
Sabía que tenía que actuar rápidamente y encontrar una forma de unir a los nobles
detrás de un candidato común, antes de que la situación se tornara aún más peligrosa.
Pero por el momento, Cadmia solo podía pensar en la pérdida de su padre y en el caos
que había estallado en el reino después de su muerte. Se sintió abrumada por la
responsabilidad que había caído sobre sus hombros y por la difícil tarea que tenía por
delante.
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UN ENCUENTRO
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John sonrió de nuevo, esta vez con una expresión un poco triste.
- Sí, pero el problema es que muchos de los nobles no ven más allá de sus propios
intereses. Creen que solo aquellos que tienen títulos nobiliarios pueden gobernar
bien. -
Cadmia suspiró.
- Sé que tienes razón, John. Y es algo que me preocupa profundamente. ¿Cómo
podemos unir a nuestro reino cuando la mayoría de los nobles solo piensan en sí
mismos? -
John pensó en la pregunta durante un momento antes de responder.
- Creo que la clave está en encontrar un objetivo común que todos pueden apoyar.
Algo que no está basado en nuestros títulos o en nuestros clanes, sino en el
bienestar del reino como un todo.
Cadmia asintió lentamente, pensando en lo que John acababa de decir.
- Tienes razón, John. Tal vez deberíamos trabajar juntos para encontrar ese
objetivo común y unirnos para lograrlo. -
John pareció sorprendido por la oferta.
- ¿Trabajar juntos? ¿Tú y yo? -
Cadmia asintió de nuevo, determinada y emocionada.
- Sí, John. Creo que juntos podemos lograr grandes cosas. No importa de dónde
vengamos o a qué clan pertenecemos. Lo que importa es que ambos queremos lo
mejor para nuestro reino. -
John asintió lentamente, pareciendo considerar la oferta.
- Tienes razón, Cadmia. Trabajar juntos podría ser la clave para unir a nuestro
reino. Acepto tu oferta. -
Cadmia sonrió, sintiéndose un poco emocionada por la idea de trabajar junto a John.
- Me alegra oír eso, John. Juntos podemos hacer una gran diferencia, podremos
vivir cada momento juntos. –
Cadmia miro la amplia y tierna sonrisa dentro del rostro de su acompañante, el cual veía
con fascinación a todo lo que le rodeaba. Sintió la extrema necesidad de abrazar a John
y nunca dejarlo ir, y cuando estuvo a punto de hacerlo, el momento se había
interrumpido. Un mensajero se postro a lado de Cadmia y hablo:
- ¡Su Alteza, la princesa Liem, ha llegado y se dirige hacia el castillo! –
se puso en pie y asintió al mensajero.
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- Gracias por avisarme. Por favor, dígale a mi hermana que me uniré a ellos en
cuanto pueda. –
El mensajero asintió y se retiró. Cadmia se dio la vuelta en busca de una mirada de
John, pero este se había retirado el momento en que el mensajero llego.
Cadmia se quedó ahí, sumida en sus pensamientos. Sabía que la llegada de su hermana
era importante, pero también se sintió un poco desilusionada de que el momento con
John hubiera sido interrumpido. Pero, al mismo tiempo, sabía que aún había mucho por
descubrir con él. Con un suspiro, se dirigió hacia la puerta, lista para enfrentar lo que
vendría con la llegada de Liem.
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