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Nutrición en La Etapa Adulta Mayor - Grupo

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Universidad Católica de Honduras

“Nuestra Señora Reina de la Paz”


Campus SPSP

Asignatura:
Nutrición

Sección:
1602

Nutrición en la etapa adulta mayor

Catedrático:
Dr. Rony Varela

Estudiantes:
Felix Noel Arias Diaz 1808200300080

Rafael Antonio Mejia Elvir 0401200300113

Cindy Elizabeth Oseguera Silva 0801200103496

Alejandra Sofia Henriquez Alvarado 0501200210610

Lugar y fecha:
San Pedro Sula, 09 de marzo de 2023
Índice del contenido

Objetivos .................................................................................................................................... 4

Introducción ............................................................................................................................... 5

Nutrición en la etapa adulta mayor ............................................................................................ 6

Morbilidad y mortalidad ..................................................................................................... 6

Envejecimiento y nutrición ................................................................................................. 7

Desnutrición y obesidad en el envejecimiento ................................................................... 8

Evaluación dietética ............................................................................................................ 9

Necesidades dietéticas especiales para los adultos mayores .............................................. 9

Conclusiones ............................................................................................................................ 12

Anexos ..................................................................................................................................... 13

Bibliografía .............................................................................................................................. 14

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Índice de imágenes

Imagen 1 Indice de masa corporal ........................................................................................... 13

Imagen 2 Mini Nutritional Assessment ................................................................................... 13

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Objetivos

Objetivo General:

 Analizar la evidencia científica actual respecto a la nutrición del adulto mayor y de esta
manera ver si hay un avance positivo o un retroceso en cuanto a su nutrición.

Objetivos específicos:

 Identificar los aspectos más relevantes de la misma que debe tener en cuenta el
profesional de enfermería para brindar una educación nutricional acertada y adaptada a
las necesidades individuales.

 Ver de qué manera se puede mejorar la nutrición en la vida adulta desde un enfoque
más clínico.

 Enfocar la nutrición vista como el factor más influyente en la salud de los adultos
mayores debe ser un aspecto vital, ya que los pueden llevar a una serie de enfermedades
o llevarlos hacer más saludables.

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Introducción

En la mayoría de los países, la población de edad mayor de 60 años se está


incrementando más rápido que cualquier otro grupo; este aspecto, generado por el aumento de
la esperanza de vida y por el descenso de la tasa de fecundidad así como por los avances en la
atención médica, impone un reto para la sociedad y los sistemas de salud, ya que es en este
período del ciclo de la vida cuando se presentan, en mayor medida, las enfermedades crónicas,
causadas por el propio deterioro funcional y por las interacciones propias de las dolencias.

En el envejecimiento la persona atraviesa cambios fisiológicos, psicológicos y sociales


importantes que pueden hacer que la dinámica cotidiana del adulto se altere, también aumenta
la prevalencia de problemas ligados al estado nutricional, que van desde la desnutrición hasta
el sobrepeso y la obesidad.

Por tal razón, la nutrición vista como el factor más influyente en la salud de los adultos
mayores debe ser un aspecto vital a tener en cuenta en la intervención por parte del personal de
enfermería, desde la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad que tienen su base
en la modificación de hábitos y conductas para incorporar otras como: la realización de
actividad física regular, disminución del consumo de alcohol o tabaco y la adopción de una
dieta saludable adaptada a las necesidades propias del envejecimiento. Estas acciones deben
ser parte de un tratamiento conjunto en el mantenimiento integral de la salud y control de las
enfermedades crónicas, para proporcionar así una mejor calidad de vida al individuo en donde
se pueda adaptar a su nueva condición.

La presente revisión tiene como objetivo analizar la evidencia científica actual respecto
a la nutrición en el adulto mayor, para identificar los aspectos más relevantes de la misma, que
deben ser considerados por el profesional de enfermería para brindar una educación nutricional
acertada y adaptada a las necesidades individuales.

A pesar de ser un tema de gran relevancia y que impone un reto constante para los
profesionales sanitarios, así como para los servicios de salud, algunos aspectos de la nutrición
del adulto mayor no son abordados de acuerdo con las características propias de esta población.

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Nutrición en la etapa adulta mayor

Los cambios derivados del incremento de la esperanza de vida han sido muy drásticos
debido a la elevada incidencia de enfermedades crónicas que va aparejada al proceso de
envejecimiento. Más aún, las personas ancianas se encuentran en riesgo de desarrollar diversos
problemas nutricionales. En ellas es común tanto la pérdida de peso no intencional como la
anorexia; ambas condiciones dependen no solo de la gestión sino también de factores
fisiológicos, hormonales, neuroendocrinos y sociales. La prevalencia de desnutrición en los
ancianos hospitalizados va de 30 a 60% y se asocia con depresión, infecciones, sarcopenia,
fragilidad, caídas, fracturas, pérdida de la autonomía, y ocasiona un incremento en la
mortalidad. Por otro lado, el problema del sobrepeso y la obesidad adquiere relevancia por sus
implicaciones en el estado de salud al aumentar el riesgo de enfermedades cardiacas,
hipertensión arterial y síndrome metabólico.

Es de interés dividir esta época de la vida en dos segmentos: uno, de los 65 a los 74
años de edad, y, el otro, de más de 75 años. La tercera edad (65 a 74 años) es un periodo vital
avanzado pero aún con gran oportunidad para llevar una vida en condiciones aceptables de
funcionalidad y salud. Durante la cuarta edad (75 años y más), una proporción mucho más
grande de las personas de edad sufre pérdidas en su capacidad para realizarlas actividades de
la vida diaria como consecuencia de las enfermedades crónicas degenerativas y de una
dependencia creciente para su sostenimiento y cuidado.

Morbilidad y mortalidad

Una serie de estudios realizados a mediados de los años ochenta en Europa, Asia y
Oceanía mostraron que los ancianos de los países industrializados comen mal, al grado de que
cerca de 50% de ellos ingiere apenas dos terceras partes de las cantidades de nutrimentos que
señalan las recomendaciones. Se ha demostrado que la deficiencia tiene particular importancia
en el caso de ciertos nutrientes críticos, como el calcio, los folatos, el hierro y la tiamina, entre
otros.

El conocimiento de las relaciones entre las enfermedades crónicas y el proceso de


envejecimiento han progresado de manera considerable. Esto nos permite hoy dia modificar la
historia natural de algunos padecimientos crónicos degenerativos. Es bien sabido que los

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factores nutricios tienen una profunda influencia en el desarrollo del individuo y en su
predisposición hacia este tipo de enfermedades, como la diabetes o la aterosclerosis.

Envejecimiento y nutrición

Los factores fisiológicos, psicológicos y sociales asociados al envejecimiento afectan


la ingesta de alimentos, aspecto vital en la salud nutricional del adulto mayor, lo que aumenta
la exposición a padecer desnutrición u obesidad. (N., 2011)

Algunos cambios fisiológicos propios del envejecimiento hacen que el metabolismo de


los alimentos cambie y que sea necesario un aporte adecuado para mantener un equilibrio
nutricional, es preciso que las enfermeras conozcan los cambios que atraviesan los adultos
mayores durante el envejecimiento, para brindar una educación acertada que permita mejorar
el bienestar de los mismos, además de asegurarse de que el adulto mayor reciba atención
centrada y adaptada a las necesidades individuales.

El disfrute de los alimentos se ve afectado por la disminución en el sentido del olfato y


el gusto, el bulbo olfatorio disminuye su eficacia al igual que las papilas gustativas, lo que
reduce el deseo de comer. Los hábitos alimentarios pueden cambiar debido a la dificultad para
masticar a causa de la pérdida de piezas dentales o el mal estado de las mismas, por lo que se
eligen alimentos fáciles de masticar y se resta importancia al valor nutricional. La formación
del bolo alimenticio se ve afectada por la xerostomía, y en asociación con la disminución del
peristaltismo esofágico puede causar incomodidad para tragar.

 Se segrega menos ácido clorhídrico, pepsina y el pH del intestino cambia, favoreciendo el


sobrecrecimiento de la microflora intestinal, que junto a el acortamiento de las vellosidades
del intestino delgado dificultan la absorción de algunos minerales, vitaminas, proteínas y
de otros elementos esenciales como el hierro, calcio y ácido fólico.

 El páncreas sufre una disminución de segregación de bicarbonato y enzimas que dan lugar
a algunas de las intolerancias y problemas digestivos.

 El hígado reduce de tamaño y el flujo sanguíneo también es más escaso, por tanto disminuye
su capacidad de desintoxicar el organismo, asociado el metabolismo de algunos alimentos
y fármacos.

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Factores culturales, prácticas alimentarias no saludables transmitidas de generación en
generación y que marcan pautas de comportamiento arraigadas.

Factores psicosociales, pérdida de motivación para cocinar para sí mismo y para los
demás, fluctuaciones en el estado de ánimo influenciado por eventos de la vida, por ejemplo,
duelo, cambios en las habilidades cognitivas y en la memoria para preparar las comidas y
utilizar el equipo, baja autoestima y confianza en la preparación de alimentos, pobreza o
recursos limitados, incapacidad para ir de compras y preparar su comida, reducido contacto
social, soledad, demencia, necesidad de asistencia en el cuidado y depresión. (C., B., & Raats,
2013)

La combinación de estos incrementa la vulnerabilidad en los adultos mayores frente a


la nutrición.

Desnutrición y obesidad en el envejecimiento

La desnutrición se define como la condición patológica resultante de una dieta


insuficiente o mala asimilación de los alimentos, relacionada con pérdida de peso y masa
muscular, disminución de la fuerza e inmunodeficiencia. A menudo es subestimada, pero su
importancia es fundamental, ya que incrementa la morbilidad, la mortalidad, reingresos o
mayor duración de la estancia hospitalaria y de los costos de la atención en salud.

Factores sociales como la pobreza, la soledad, los bajos niveles de educación pueden
afectar la disponibilidad de alimentos y, posteriormente, el estado nutricional; algunas
condiciones médicas como diarrea, transpiración excesiva, hemorragia, insuficiencia renal e
infección también pueden contribuir.

Dentro de los cuadros de desnutrición en el adulto mayor, la deficiencia de


micronutrientes como calcio, vitamina D, vitamina B12 y folato puede inducir a una
disminución de reacción del sistema inmune.

La obesidad se define como el almacenamiento excesivo de grasa, se asocia con un


elevado riesgo para la salud, conduce a una alta prevalencia de enfermedades crónicas, efectos
metabólicos adversos sobre la presión arterial, los triglicéridos y la resistencia a la insulina, el
riesgo de eventos cardiovasculares se incrementa con el acúmulo de grasa visceral y el riesgo

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de diabetes se duplica, la incidencia del deterioro cognitivo y la discapacidad aumentan,
además se altera el equilibrio hormonal. (Kan, y otros, 2008)

Los adultos mayores que son obesos experimentan más limitaciones funcionales y
dificultades para realizar las actividades de la vida diaria y esta condición se relaciona con el
sedentarismo y la disminución de la capacidad funcional; esta situación constituye un círculo
vicioso, ya que como consecuencia de la obesidad se producen dolor articular, reducción de la
movilidad e intolerancia a la actividad, lo que hace más difícil la pérdida de peso.

Evaluación dietética

La detección precoz de adultos mayores que se encuentran en riesgo o que ya padecen


desnutrición u obesidad permite restaurar tempranamente el estado nutricional y evitar la
progresión de alteraciones, así como las consecuencias negativas que estas producen.

Las técnicas frecuentemente empleadas para realizar control del estado nutricional
consideran el cálculo del IMC, evaluar las medidas antropométricas que incluyen peso, altura,
mediciones de circunferencia de brazos, muslo medio, pantorrilla y cintura a nivel del ombligo.
(Alvarado-Garcíaa, Lamprea-Reyes, & Murcia-Tabares, 2017)

En la actualidad el Mini Nutritional Assessment (MNA) es un instrumento diseñado y


validado para realizar la valoración nutricional en pacientes geriátricos. Está compuesto por 18
preguntas agrupadas en 4 dimensiones: Medidas antropométricas (peso, altura y pérdida de
peso), evaluación global (preguntas relacionadas con el estilo de vida, medicación y
movilidad), cuestionario dietético (número de comidas, proteínas, frutas y verduras, consumo
de líquidos y autonomía de alimentación), evaluación (autopercepción de salud y nutrición).
Cada respuesta es evaluada según el número de puntos, máximo 30. La suma del puntaje de
MNA distingue entre pacientes ancianos con estado nutricional adecuado > 24 puntos, con
riesgo de desnutrición 17-23.5 puntos y malnutrición < 17 puntos.

Necesidades dietéticas especiales para los adultos mayores

Se han podido identificar algunos de los componentes indispensables en la dieta para el


adulto mayor, los cuales serán expuestos a continuación (N., 2011):

 Líquidos

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La ingesta diaria recomendada para los adultos mayores es de 30 ml/kg de peso
aproximadamente, es necesario un mínimo de 1,000 ml de líquidos para compensar las pérdidas
insensibles exclusivamente. La hidratación es una de las necesidades de mayor importancia
para el adulto mayor debido a la reducción de la sensación de sed y el consumo de ciertos
medicamentos como los diuréticos que alteran este equilibrio.

 Fibra

El consumo de fibra entre los adultos mayores es escaso en la mayoría de los casos,
debido a una disminución de la ingesta de frutas y vegetales por distintos factores. Algunos de
los alimentos en los que se encuentra la fibra son verduras, frutas, legumbres, cereales,
tubérculos, raíces y plátano no procesados

 Reducción de sodio

Algunas condiciones de salud relacionadas con el envejecimiento como la presión


arterial alta, el riesgo de accidente cerebrovascular, la hipertrofia ventricular izquierda y la
proteinuria, se ven contrarrestadas con una disminución en el consumo de sal/sodio. Por lo
tanto es necesario evitar los alimentos como lo son: enlatados, salchichas, jamón, sal de mesa,
sal de ajo, queso, condimentos procesados, salsa de soya, papa fritas de paquete, galletas
saladas y palomitas.

 Reducción de azúcares

A causa de la disminución de segregación de enzimas por parte del páncreas y por la


reducción de los receptores de la insulina durante el envejecimiento, los adultos mayores se
hacen más propensos a la diabetes mellitus. Se debe evitar los azúcares refinados presentes en
pasteles, tortas y productos procesados; de igual forma se debe controlar el consumo de frutas
dulces como el banano, la manzana, uvas, remolacha y zanahoria. Se debe favorecer el uso de
endulzantes naturales como miel, panela, entre otros

 Vitamina D

La vitamina D es indispensable para promover la absorción de calcio, puesto que


favorece la salud ósea; junto al calcio son los componentes más importantes en la dieta como
protectores contra la osteoporosis. También tiene un papel que ayuda al funcionamiento del
sistema inmunológico, la secreción de insulina, el funcionamiento del corazón, la regulación

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de la presión arterial y la función cerebral. Tercio de los requerimientos de vitamina D se
pueden obtener de la dieta si se incluyen los siguientes alimentos: salmón, productos de mar
frescos, las sardinas o atún en aceite de oliva, el aceite de hígado de bacalao, los huevos, entre
otros

 Proteína, lípidos y antioxidantes

Aunque la proteína, los lípidos y los antioxidantes deben ser incluidos en la dieta del
adulto mayor, la evidencia sigue siendo débil respecto a las recomendaciones específicas y los
beneficios que estos nutrientes aportan en la salud nutricional de esta población.

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Conclusiones

 Es preciso fortalecer la enseñanza sobre cómo debe ser el abordaje nutricional del
adulto mayor.

 El profesional de enfermería tiene la responsabilidad de educar al adulto mayor en la


adopción de hábitos nutricionalmente saludables, de acuerdo a sus propias necesidades
y de sus enfermedades de base, así como tomar en cuenta lo referido por la literatura.

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Anexos

Imagen 1
Indice de masa corporal

Imagen 2
Mini Nutritional Assessment

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Bibliografía

 Alvarado-Garcíaa, A., Lamprea-Reyes, L., & Murcia-Tabares, K. (2017). La nutrición


en el adulto mayor: una oportunidad para el cuidado de enfermería. Enfermería
universitaria.

 C., A., B., O., & Raats, M. (2013). Nutritional risk of European elderly. European
journal of clinical nutrition, 9-1215.

 Kan, G. A., Gambassi, G., L C P G M de Groot, S. A., Ritz, P., Salva, A., Sinclair, A.,
. . . Latgé, C. (2008). Nutrition and aging. The Carla Workshop. The journal of nutrition,
health and aging, 64-355.

 N., D. (2011). Promoting healthy ageing: the importance of lifestyle. Nursing standard,
9-43.

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