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Semana Santa: Tema: 3era Palabra: "Mujer He Aquí A Tu Hijo Hijo He Aquí Tu TEXTO: S. JUAN 9: 25 - 27

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FECHA: miércoles 05/04/23 Las 7 palabras ABRIL 2023

Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

SEMANA SANTA
TEMA: 3era PALABRA: “MUJER HE AQUÍ A TU HIJO…… HIJO HE AQUÍ TU
MADRE”
TEXTO: S. JUAN 9: 25 – 27

“¡Mujer, he ahí tu hijo! y “’He ahí tu madre! Cuando Jesús vio a Su madre de
pie cerca de la cruz con el apóstol Juan, a quien Él amaba, Él encomendó en
las manos de Juan el cuidado de Su madre. Y desde aquella hora Juan la
recibió en su propia casa (Juan 19:26-27). En este verso Jesús, siempre el Hijo
compasivo, se está asegurando de que Su madre terrenal sea cuidada
después de Su muerte.
Juan 19, 26-27

" Cerca de la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María


la esposa de Cleofás y María Magdalena. Cuando Jesús vio allí a su madre, y
al discípulo a quien amaba de pie cerca, dijo a su madre: ‘Mujer querida, aquí
tienes a tu hijo’. y al discípulo: 'Aquí está tu madre.' A partir de ese momento,
este discípulo la acogió en su casa”. (Juan 19:25-27)

De los cuatro escritores de los evangelios, Juan es el único que registra la


presencia de María en la cruz. Se esperaría que Jesús' madre esté en
Jerusalén en la Pascua — después de todo, leemos, “Todos los años sus
padres iban a Jerusalén para la Fiesta de la Pascua”. (Lucas 2:41).
Probablemente después de la muerte de José, que se presume tuvo lugar
antes de que Jesús comenzara su ministerio, María subiría a Jerusalén para la
Fiesta con amigos y parientes.

Ahora su hijo está en problemas: arrestado, juzgado, condenado, crucificado y


ahora agonizante. Seguramente, el lugar de María está cerca de su hijo. Y así
la profecía de Simeón dada en Jesús se cumple la dedicación:

"Y una espada traspasará tu alma también". (Lucas 2:35b)

Ella está cerca de él ahora. También es consolada por amigos.

¿Quiénes son estos amigos? El versículo 25 parece incluir a María y otras tres
mujeres. Estas son probablemente las mismas mujeres que aparecen en los
evangelios sinópticos. Mateo explica: "Muchas mujeres estaban allí, mirando
desde la distancia. Habían seguido a Jesús desde Galilea para atender sus
necesidades" (Mateo 27:55; Lucas 8:3).
FECHA: miércoles 05/04/23 Las 7 palabras ABRIL 2023
Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

Además de María, las mujeres en la cruz parecen ser: (1) María Magdalena (2)
María (la esposa) de Cleofás parece ser corresponden fácilmente a “María la
madre de Santiago el menor y de José (José)” (Marcos 15:40; Mateo 27:56).
Probablemente sea "la otra María" quien estuvo con María Magdalena en el
sepulcro el viernes por la noche y el domingo por la mañana (Mateo 27:61;
28:1). (3) La tercera mujer bien puede ser Salomé, que es la madre de
Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo. Ahora la historia se desarrolla aún más.

¿Quién es este "discípulo a quien amaba"? Vemos esta frase solo otras cuatro
veces, y solo en el Evangelio de Juan. Este discípulo está claramente
identificado como el autor del Evangelio de Juan (Juan 21:24). La tradición
eclesiástica identifica a este discípulo con Juan el Apóstol. Quizás el
evangelista no se identifica con su nombre por pudor.

Este discípulo a quien Jesús amaba, Juan, uno de los tres discípulos más
cercanos a él, es el único discípulo varón que está a los pies de la cruz
mientras Jesús está muriendo. Los demás tienen demasiado miedo de ser
identificados tan de cerca con un hombre condenado por los romanos, así
como por los líderes de su propio pueblo (Marcos 14:50; Lucas 23:49).

Jesús&#39 ; La Tercera Palabra desde la cruz a este pequeño grupo de


amigos fieles acurrucados abajo es fascinante por todo lo que implica.

Primero, Jesús se dirige a su madre no como “Madre”, sino como “Madre”. pero
como "mujer" traducido apropiadamente como "querida mujer" por la NIV.
Podríamos sentir una frialdad en el término como se usa en nuestra cultura,
pero en Jesús & # 39; cultura, era perfectamente apropiado que un hombre se
dirigiera a una mujer de esta manera, pero aún así era extraño que un hijo se
dirigiera a una madre. La razón de este discurso más formal es probablemente
que Jesús tiene la intención de que Sus palabras se entiendan como una
disposición testamentaria formal bajo la ley familiar judía.

Como primogénito de María, Jesús es legalmente responsable de su bienestar,


para asegurarse de que tiene un lugar para vivir y comida para comer durante
su viudez. Jesús encomienda a su madre al cuidado de Juan y Juan se toma
en serio este encargo:

"Desde entonces, este discípulo la acogió en su casa". (Juan 19:27b)

Mientras reflexiono sobre esta Tercera Palabra de la Cruz, empiezo a ver algo
sobre el alcance de Jesús' amor. Aquí está muriendo en agonía, jadeando por
cada respiración. Ve a su madre, la que lo consoló a través de todos los cortes
y moretones de la infancia. Cuando era niño, corría a casa con su madre e
instantáneamente se envolvía en su amor materno protector y consolador.
FECHA: miércoles 05/04/23 Las 7 palabras ABRIL 2023
Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

Pero ahora, cuando la ve al pie de la cruz, con el corazón roto, llorando,


desconsolada, Su el corazón está con ella. En lugar de ser consumido por una
preocupación comprensible por su propio bienestar, él está preocupado por el
bienestar de ella.

Ella es una viuda, pronto será una viuda que será conocida como la madre de
ese criminal crucificado, Jesús. . La vida no será fácil para ella.

¿Qué somos como Jesús? discípulos a aprender de esta Palabra de la cruz?

Primero, debemos amar a nuestros padres, pase lo que pase. A veces,


nuestros padres nos malinterpretan o desaprueban las decisiones que
tomamos. A veces pueden herirnos gravemente. Jesús también había sentido
el dolor de la incomprensión de su familia, incluso de su madre. Es evidente
que durante parte de su ministerio, su familia no lo entendió.

Su familia pensó: "Está loco". y fue a hacerse cargo de él (Marcos 3:21, 31-35)
— aparentemente sus hermanos vinieron con María.

"Ni aun sus propios hermanos creían en él". (Juan 7:5)

Dicho esto, no estamos absueltos de las obligaciones familiares.

El Apóstol Pablo es inflexible:

"Si alguno no no provee para sus parientes, y especialmente para su familia


inmediata, ha negado la fe y es peor que un incrédulo.” (1 Timoteo 5:8)

¿Cómo reconciliamos nuestro compromiso principal con Jesús con la


responsabilidad por nuestras familias? A veces con gran dificultad. Pero poner
a Cristo en primer lugar no significa que seamos libres de descuidar a nuestros
padres; solo significa que tenemos nuestras prioridades en la debida relación
entre nosotros. Dios nos dará sabiduría para resolver esto.

Aquí, al final de su vida, vemos en Jesús el tierno amor de un hijo por su


madre, una madre que a veces lo había malinterpretado. Al morir liquida sus
obligaciones terrenales lo mejor que puede, le oímos decir: "Querida mujer,
aquí está tu hijo… Aquí está tu madre" (Juan 19:26-27).

En el misterio de la Encarnación, el Cristo eterno se hizo un niño indefenso,


dependía de Su madre para el sustento físico y espiritual. Cuando Dios se hizo
hombre, no tomó medidas a medias. Pasó por la impotencia de cada niño, el
desarrollo en cuerpo, mente y alma que cada uno de nosotros ha conocido –
Lucas 2:40. Mientras Jesús crecía, alguien le enseñó a contemplar los lirios del
FECHA: miércoles 05/04/23 Las 7 palabras ABRIL 2023
Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

campo y las aves del cielo. Alguien le enseñó a observar con tanta atención el
patetismo y el drama de la vida del pueblo. El hijo del hombre vio la vida con
toda la sensibilidad de una mujer, y esa mujer era María. Cierto, era
plenamente Dios, pero también era plenamente hombre.

A la edad de doce años, Jesús hizo la declaración a sus padres: “En los
negocios de mi Padre debo estar”. Después de que comienza el ministerio
público de Jesús, los Evangelios mantienen a María en un segundo plano. En
las bodas de Caná de Galilea, Jesús le dijo a su madre: “Mujer, ¿qué tengo yo
que ver contigo? Mi hora no ha llegado" (Juan 2:4). Dos años después, Jesús
estaba enseñando en Cafarnaúm. Los rumores dicen que Jesús tenía un "
espíritu impuro" RV (Marcos 3:30-35). María vino a ver a su hijo y envió un
mensaje a Jesús. Los fariseos le dijeron: “Tu madre y tus hermanos están fuera
y quieren verte”.

Jesús respondió: “¿Quién es mi madre? ¿Y quiénes son mis hermanos?


(Mateo 12:48-50). "¡He aquí mi madre y mis hermanos! Porque todo el que
hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi madre, mis
hermanas y mi hermano.”

La profecía de Simeón está registrada para nosotros en Lucas 2:34 -35. “Y


Simeón los bendijo y dijo a María su madre: ‘He aquí, este Niño está puesto
para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal contra la
cual se opondrán, y una espada traspasará aun tu propia alma”. —a fin de que
se revelen los pensamientos de muchos corazones.'"

Alguien ha escrito con elocuencia acerca de este atravesamiento de la espada


de Simeón: Allí colgaba su hijo ante sus ojos, pero ella estaba indefensa. Sus
heridas sangraban, pero ella no se atrevía a detener el flujo de sangre. . Tenía
la boca reseca, caliente como un horno, pero ella no puede humedecerla. Le
dolía el cuerpo, arqueado por el dolor de los azotes, el desgarramiento de las
espinas, la perforación de los clavos, pero ella no puede calmarlo. Esos brazos
extendidos solían abrazar su cuello; ella solía acariciar esas manos y pies
perforados cuando Él era joven; ahora los clavos la traspasaban tanto como a
él. Las espinas alrededor de su frente eran un círculo de llamas alrededor de su
cabeza. Las burlas lanzadas contra Él también la hirieron. Para agregar a su
agonía, Jesús estaba muriendo la muerte de un criminal. María estaba pasando
por la experiencia profetizada por Simeón. "Una espada traspasará tu propia
alma también.

Ahora bien, si María necesita un hijo a quien amar y cuidar, y proveer para sus
necesidades, debe mirar al discípulo Juan.

Jesús es la persona central en el drama que tenemos ante nosotros. . Dios no


compartirá su gloria con otro, ni siquiera con la madre terrenal de Jesús.
FECHA: miércoles 05/04/23 Las 7 palabras ABRIL 2023
Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

Jesús estaba cumpliendo hasta el último detalle la letra de la Ley. "Honrarás a


tu padre y a tu madre."

El tema de honrar a nuestros padres es de gran importancia. Una razón de su


importancia es que tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento nos ordenan
honrar a nuestros padres. nuestros padres. El Quinto Mandamiento dice:
“Honra a tu padre ya tu madre, para que tus días sean prolongados en la tierra
que el Señor tu Dios te da” (Éxodo 20:12). Este mandamiento debe tomarse en
serio, no solo porque es un asunto de revelación del Antiguo Testamento, sino
porque la obligación de honrar a los padres es una que se reitera y refuerza en
el Nuevo Testamento:

Hijos, obedeced a vuestros padres. en el Señor, porque esto es justo. Honra a


tu padre y a tu madre (que es el primer mandamiento con promesa), para que
te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra (Efesios 6:1-3).

‘Mujer, he aquí a tu hijo.

Juan 19, 26-27

" Cerca de la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María


la esposa de Cleofás y María Magdalena. Cuando Jesús vio allí a su madre, y
al discípulo a quien amaba de pie cerca, dijo a su madre: ‘Mujer querida, aquí
tienes a tu hijo’. y al discípulo: 'Aquí está tu madre.' A partir de ese momento,
este discípulo la acogió en su casa”. (Juan 19:25-27)

De los cuatro escritores de los evangelios, Juan es el único que registra la


presencia de María en la cruz. Se esperaría que Jesús' madre esté en
Jerusalén en la Pascua — después de todo, leemos, “Todos los años sus
padres iban a Jerusalén para la Fiesta de la Pascua”. (Lucas 2:41).
Probablemente después de la muerte de José, que se presume tuvo lugar
antes de que Jesús comenzara su ministerio, María subiría a Jerusalén para la
Fiesta con amigos y parientes.

Ahora su hijo está en problemas: arrestado, juzgado, condenado, crucificado y


ahora agonizante. Seguramente, el lugar de María está cerca de su hijo. Y así
la profecía de Simeón dada en Jesús se cumple la dedicación:

"Y una espada traspasará tu alma también". (Lucas 2:35b)

Ella está cerca de él ahora. También es consolada por amigos.

¿Quiénes son estos amigos? El versículo 25 parece incluir a María y otras tres
mujeres. Estas son probablemente las mismas mujeres que aparecen en los
evangelios sinópticos. Mateo explica: "Muchas mujeres estaban allí, mirando
FECHA: miércoles 05/04/23 Las 7 palabras ABRIL 2023
Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

desde la distancia. Habían seguido a Jesús desde Galilea para atender sus
necesidades" (Mateo 27:55; Lucas 8:3).

Además de María, las mujeres en la cruz parecen ser: (1) María Magdalena (2)
María (la esposa) de Cleofás parece ser corresponden fácilmente a “María la
madre de Santiago el menor y de José (José)” (Marcos 15:40; Mateo 27:56).
Probablemente sea "la otra María" quien estuvo con María Magdalena en el
sepulcro el viernes por la noche y el domingo por la mañana (Mateo 27:61;
28:1). (3) La tercera mujer bien puede ser Salomé, que es la madre de
Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo. Ahora la historia se desarrolla aún más.

¿Quién es este "discípulo a quien amaba"? Vemos esta frase solo otras cuatro
veces, y solo en el Evangelio de Juan. Este discípulo está claramente
identificado como el autor del Evangelio de Juan (Juan 21:24). La tradición
eclesiástica identifica a este discípulo con Juan el Apóstol. Quizás el
evangelista no se identifica con su nombre por pudor.

Este discípulo a quien Jesús amaba, Juan, uno de los tres discípulos más
cercanos a él, es el único discípulo varón que está a los pies de la cruz
mientras Jesús está muriendo. Los demás tienen demasiado miedo de ser
identificados tan de cerca con un hombre condenado por los romanos, así
como por los líderes de su propio pueblo (Marcos 14:50; Lucas 23:49).

Jesús&#39 ; La Tercera Palabra desde la cruz a este pequeño grupo de


amigos fieles acurrucados abajo es fascinante por todo lo que implica.

Primero, Jesús se dirige a su madre no como “Madre”, sino como “Madre”. pero
como "mujer" traducido apropiadamente como "querida mujer" por la NIV.
Podríamos sentir una frialdad en el término como se usa en nuestra cultura,
pero en Jesús & # 39; cultura, era perfectamente apropiado que un hombre se
dirigiera a una mujer de esta manera, pero aún así era extraño que un hijo se
dirigiera a una madre. La razón de este discurso más formal es probablemente
que Jesús tiene la intención de que Sus palabras se entiendan como una
disposición testamentaria formal bajo la ley familiar judía.

Como primogénito de María, Jesús es legalmente responsable de su bienestar,


para asegurarse de que tiene un lugar para vivir y comida para comer durante
su viudez. Jesús encomienda a su madre al cuidado de Juan y Juan se toma
en serio este encargo:

"Desde entonces, este discípulo la acogió en su casa". (Juan 19:27b)

Mientras reflexiono sobre esta Tercera Palabra de la Cruz, empiezo a ver algo
sobre el alcance de Jesús' amor. Aquí está muriendo en agonía, jadeando por
cada respiración. Ve a su madre, la que lo consoló a través de todos los cortes
FECHA: miércoles 05/04/23 Las 7 palabras ABRIL 2023
Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

y moretones de la infancia. Cuando era niño, corría a casa con su madre e


instantáneamente se envolvía en su amor materno protector y consolador.

Pero ahora, cuando la ve al pie de la cruz, con el corazón roto, llorando,


desconsolada, Su el corazón está con ella. En lugar de ser consumido por una
preocupación comprensible por su propio bienestar, él está preocupado por el
bienestar de ella.

Ella es una viuda, pronto será una viuda que será conocida como la madre de
ese criminal crucificado, Jesús. . La vida no será fácil para ella.

¿Qué somos como Jesús? discípulos a aprender de esta Palabra de la cruz?

Primero, debemos amar a nuestros padres, pase lo que pase. A veces,


nuestros padres nos malinterpretan o desaprueban las decisiones que
tomamos. A veces pueden herirnos gravemente. Jesús también había sentido
el dolor de la incomprensión de su familia, incluso de su madre. Es evidente
que durante parte de su ministerio, su familia no lo entendió.

Su familia pensó: "Está loco". y fue a hacerse cargo de él (Marcos 3:21, 31-35)
— aparentemente sus hermanos vinieron con María.

"Ni aun sus propios hermanos creían en él". (Juan 7:5)

Dicho esto, no estamos absueltos de las obligaciones familiares.

El Apóstol Pablo es inflexible:

"Si alguno no no provee para sus parientes, y especialmente para su familia


inmediata, ha negado la fe y es peor que un incrédulo.” (1 Timoteo 5:8)

¿Cómo reconciliamos nuestro compromiso principal con Jesús con la responsabilidad


por nuestras familias? A veces con gran dificultad. Pero poner a Cristo en primer
lugar no significa que seamos libres de descuidar a nuestros padres; solo
significa que tenemos nuestras prioridades en la debida relación entre
nosotros. Dios nos dará sabiduría para resolver esto.

Aquí, al final de su vida, vemos en Jesús el tierno amor de un hijo por su


madre, una madre que a veces lo había malinterpretado. Al morir liquida sus
obligaciones terrenales lo mejor que puede, le oímos decir: "Querida mujer,
aquí está tu hijo… Aquí está tu madre" (Juan 19:26-27).

En el misterio de la Encarnación, el Cristo eterno se hizo un niño indefenso,


dependía de Su madre para el sustento físico y espiritual. Cuando Dios se hizo
FECHA: miércoles 05/04/23 Las 7 palabras ABRIL 2023
Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

hombre, no tomó medidas a medias. Pasó por la impotencia de cada niño, el


desarrollo en cuerpo, mente y alma que cada uno de nosotros ha conocido –
Lucas 2:40. Mientras Jesús crecía, alguien le enseñó a contemplar los lirios del
campo y las aves del cielo. Alguien le enseñó a observar con tanta atención el
patetismo y el drama de la vida del pueblo. El hijo del hombre vio la vida con
toda la sensibilidad de una mujer, y esa mujer era María. Cierto, era
plenamente Dios, pero también era plenamente hombre.

A la edad de doce años, Jesús hizo la declaración a sus padres: “En los
negocios de mi Padre debo estar”. Después de que comienza el ministerio
público de Jesús, los Evangelios mantienen a María en un segundo plano. En
las bodas de Caná de Galilea, Jesús le dijo a su madre: “Mujer, ¿qué tengo yo
que ver contigo? Mi hora no ha llegado" (Juan 2:4). Dos años después, Jesús
estaba enseñando en Cafarnaúm. Los rumores dicen que Jesús tenía un "
espíritu impuro" RV (Marcos 3:30-35). María vino a ver a su hijo y envió un
mensaje a Jesús. Los fariseos le dijeron: “Tu madre y tus hermanos están fuera
y quieren verte”.

Jesús respondió: “¿Quién es mi madre? ¿Y quiénes son mis hermanos?


(Mateo 12:48-50). "¡He aquí mi madre y mis hermanos! Porque todo el que
hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi madre, mis
hermanas y mi hermano.”

La profecía de Simeón está registrada para nosotros en Lucas 2:34 -35. “Y


Simeón los bendijo y dijo a María su madre: ‘He aquí, este Niño está puesto
para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal contra la
cual se opondrán, y una espada traspasará aun tu propia alma”. —a fin de que
se revelen los pensamientos de muchos corazones.'"

Alguien ha escrito con elocuencia acerca de este atravesamiento de la espada


de Simeón: Allí colgaba su hijo ante sus ojos, pero ella estaba indefensa. Sus
heridas sangraban, pero ella no se atrevía a detener el flujo de sangre. . Tenía
la boca reseca, caliente como un horno, pero ella no puede humedecerla. Le
dolía el cuerpo, arqueado por el dolor de los azotes, el desgarramiento de las
espinas, la perforación de los clavos, pero ella no puede calmarlo. Esos brazos
extendidos solían abrazar su cuello; ella solía acariciar esas manos y pies
perforados cuando Él era joven; ahora los clavos la traspasaban tanto como a
él. Las espinas alrededor de su frente eran un círculo de llamas alrededor de su
cabeza. Las burlas lanzadas contra Él también la hirieron. Para agregar a su
agonía, Jesús estaba muriendo la muerte de un criminal. María estaba pasando
por la experiencia profetizada por Simeón. "Una espada traspasará tu propia
alma también. .

Ahora bien, si María necesita un hijo a quien amar y cuidar, y proveer para sus
necesidades, debe mirar al discípulo Juan.
FECHA: miércoles 05/04/23 Las 7 palabras ABRIL 2023
Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

Jesús es la persona central en el drama que tenemos ante nosotros. . Dios no


compartirá su gloria con otro, ni siquiera con la madre terrenal de Jesús.

Jesús estaba cumpliendo hasta el último detalle la letra de la Ley. "Honrarás a


tu padre y a tu madre."

El tema de honrar a nuestros padres es de gran importancia. Una razón de su


importancia es que tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento nos ordenan
honrar a nuestros padres. nuestros padres. El Quinto Mandamiento dice:
“Honra a tu padre ya tu madre, para que tus días sean prolongados en la tierra
que el Señor tu Dios te da” (Éxodo 20:12). Este mandamiento debe tomarse en
serio, no solo porque es un asunto de revelación del Antiguo Testamento, sino
porque la obligación de honrar a los padres es una que se reitera y refuerza en
el Nuevo Testamento:

Hijos, obedeced a vuestros padres. en el Señor, porque esto es justo. Honra a


tu padre y a tu madre (que es el primer mandamiento con promesa), para que
te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra (Efesios 6:1-3).

Así , honrar a nuestros padres es un mandato que no nos atrevemos a ignorar.


Pero hay una segunda razón para estudiar cuidadosamente el Quinto
Mandamiento. Honrar a nuestros padres es uno de los llamados más
importantes y las tareas más grandes que enfrentamos en la vida.

La tercera razón para un estudio completo del Quinto Mandamiento es que


nuestra cultura a menudo obstaculiza y se opone a nuestros esfuerzos por
honrar a nuestros padres. padres.

El Quinto Mandamiento no solo se relaciona y facilita el cumplimiento de los


últimos mandamientos, sino que también está muy relacionado con el
cumplimiento de los mandamientos relacionados con la adoración de Dios.
Esto es especialmente evidente en Malaquías 1:6: “El hijo honra a su padre, y
el siervo a su señor. Entonces, si soy un padre, ¿dónde está mi honor? Y si Yo
soy un maestro, ¿dónde está Mi respeto? dice el Señor de los ejércitos a
vosotros, oh sacerdotes que menospreciáis mi nombre. Pero tú dices: ‘¿Cómo
hemos despreciado tu nombre?’”

Aquellos que honran a Dios también deben honrar a sus padres. Los que
honran a los padres ya han comenzado a honrar a Dios. Nuestros padres
terrenales son, por un lado, los representantes de Dios, instruyendo y
discipulando a sus hijos en Su lugar. Por otro lado, los padres sirven para
ilustrar la forma en que Dios está obrando en la vida de sus hijos, como un
Padre. Esto se ve, por ejemplo, en los capítulos 2 y 3 de Proverbios, donde el
cuidado del padre por su hijo se compara con el cuidado paternal de Dios por
sus hijos.
FECHA: miércoles 05/04/23 Las 7 palabras ABRIL 2023
Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

Honrar a los padres era una obligación de vital importancia, señalada por su
inclusión en los Diez Mandamientos, por la pena de muerte adosada a su
flagrante violación, y por el detalle que se nos da sobre las evidencias de
honrar a los padres o su descuido.

Honrar a los padres fue fundamental para la transmisión de la la fe de una


generación a otra. También era importante porque realzaba y facilitaba el
honrar a Dios (mandamientos 1-4) y a otros (mandamientos 6-10).

Cuando Jesús vio a su madre y al discípulo a quien amaba de pie cerca , dijo a
su madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo. Entonces dijo al discípulo: “¡Ahí tienes a tu
madre!”. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su propia casa.
Después de esto, Jesús, sabiendo que ya todo estaba cumplido, para que la
Escritura se cumpliera, dijo: “Tengo sed”

La tradición dice que Juan llevó a María a su casa y ella vivió con él. en
Jerusalén durante once años y murió. Otro dice que Juan la llevó con él a
Éfeso y ella vivió allí hasta que murió.
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Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

Jueves 06/04/23
SEMANA SANTA
TEMA: 5ta PALABRA “TENGO SED”
TEXTO: S. JUAN 19: 28

“Tengo sed” (Juan 19:28). Jesús está cumpliendo aquí la profecía Mesiánica
del Salmo 69:21: Y por comida me dieron hiel, y para mi sed me dieron a beber
vinagre.” Al decir que estaba sediento, los guardias romanos respondieron
dándole vinagre, que era lo acostumbrado en una crucifixión, con lo cual daba
cumplimiento a la profecía.
Juan 19:28 Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado,
dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed.

Durante las largas y angustiosas horas que culminaron en este momento de la


Cruz, Nuestro Señor Jesucristo jamás llamó la atención sobre sí mismo, ni
buscó la compasión de los curiosos. A las mujeres que lloraban por el trance en
el que estaba, les dijo que lo hicieran por sus propias vidas, a causa de lo que
les sucedería más adelante. La única excepción es esta, cuando reconoce sus
sentimientos y clama a gran voz diciendo: “Tengo sed”.

Se ha señalado que el Señor quería un trago para calmar la sed y poder así
hacer acopio de todas sus fuerzas para los momentos previos a la muerte: a fin
de estar en disposición de encomendarse consciente y voluntariamente a su
Padre celestial y despedir de su cuerpo a su propio espíritu, después de haber
cumplido lo que se había propuesto.

Pero deberíamos reparar en que Jesús no pidió de beber, sino que se limitó a
declarar su condición.

Sabemos que uno de los hombres que estaban cerca le trajo un poco de
vinagre en una esponja y lo levantó con una vara hasta la boca del Señor; y
sabemos que Nuestro Señor aceptó el vinagre sorbiéndolo de la esponja.

1. LA GRANDEZA DEL SUFRIMIENTO DE JESUS 2. LA HUMANIDAD DEL


SEÑOR JESUCRISTO 3 EL CUMPLIMIENTO DE LAS PROFECIAS

LA GRANDEZA DEL SUFRIMIENTO DE JESÚS

Probablemente la crucifixión sea la forma más cruel y dolorosa de morir: el


dolor que causa es al mismo tiempo insoportable y prolongado. Nuestro Señor
estuvo seis horas en la Cruz antes de entregar su espíritu; aunque otros vivían
mucho más en aquella espantosa y atormentada suspensión. La sangre
FECHA: miércoles 05/04/23 Las 7 palabras ABRIL 2023
Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

abandonaba el cuerpo del reo poco a poco causando la deshidratación y una


sed cada vez mayor. En el Salmo 22 leemos las palabras que describen esta
experiencia: “Como un tiesto se secó mi vigor, y mi lengua se pegó a mi
paladar, y me has puesto en el polvo de la muerte” (Sal. 22:15).

La última vez que el Señor había bebido antes de aquello fue en la Pascua:
cuando en el Aposento Alto compartía la última cena con sus discípulos, la
noche en que fue entregado. Desde allí había andado hasta Getsemaní, en
donde pasó varias horas orando, preparándose para lo que implicaba la Cruz:
la copa amarga que tenía que beber.

Al parecer, angustiado en su espíritu sudó entonces grandes gotas de sangre.


Luego vino la traición de Judas con un beso —parodia de amistad y discipulado
—; a continuación su arresto; y después, en rápida sucesión, sus cuatro
injustos juicios. Primeramente lo llevaron al sumo sacerdote Caifás, luego ante
Pilato, seguidamente le hicieron comparecer precipitadamente delante del rey
Herodes y, por último, otra vez ante Pilato.

Apenas podemos enumerar las humillaciones que sufrió Nuestro Señor


Jesucristo: los esputos en el rostro, la mesadura de su barba, el verse ataviado
con un falso manto real y que le pusieran en la cabeza una corona (pero de
espinas). Además lo azotaron: un castigo tan severo en sí mismo que algunos
prisioneros habían muerto al sufrirlo.

Después de todo aquello, tuvo que recorrer las calles —llenas de asistentes a
la Pascua— hasta el lugar de la ejecución, cargando con su pesada cruz;
trayecto en el que fue finalmente ayudado por un transeúnte, obligado por los
soldados a llevar un extremo de la cruz, porque el Señor tropezaba bajo su
peso. Este fue el único gesto de ayuda que recibió durante aquellas largas
horas de tormento y de crueldad.

Llegando por fin al monte Calvario, obligaron a Jesús y a los dos delincuentes a
tenderse sobre sus cruces, mientras les enclavaban las manos y los pies;
después de lo cual las cruces fueron levantadas —con las víctimas colgadas de
ellas en angustioso dolor— y dejadas caer con violencia en los agujeros que
tenían preparados en el suelo.

Nuestro Señor Jesucristo, “que no conoció pecado”, debe de haber tenido una
sensibilidad al dolor superior a la del hombre corriente: el pecado endurece
nuestra naturaleza humana; pero Jesús no había conocido el efecto del orgullo,
del odio o de la maldad, los cuales embotan la conciencia y envilecen la
personalidad del hombre, por lo que habrá sentido la angustia del dolor y del
sufrimiento en toda su intensidad.
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Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

Durante tres horas el Sol estuvo cayendo implacablemente y una chusma de


hombres, mujeres y niños, incitados por gente malintencionada, se agolpó a su
alrededor burlándose, mofándose y ridiculizándole; y a lo largo de las tres
horas siguientes hubo una misteriosa oscuridad, durante la cual el Señor
experimentó la negrura del abandono y de la separación del Padre, agobiado
como estaba bajo los pecados del mundo. Como dice Isaías: “Jehová cargó en
él el pecado de todos nosotros” (Is. 53:6).

Solo después de que las tinieblas se hubieran disipado, cuando ya había


pagado por el pecado y la obra de la redención estaba casi terminada, Jesús
sintió su propia necesidad y exclamó: “Tengo sed”. Fue casi como el grito de
alguien que ya percibe su victoria.

Es difícil encontrar una analogía humana para esta experiencia, pero


podríamos pensar en un atleta que corre con todos sus nervios en la máxima
tensión para ganar una carrera. Al tocar la cinta y poder por fin aflojar un poco
su tremendo esfuerzo, empieza a sentir severamente las punzadas y los
dolores en sus miembros, y su cuerpo le pide a gritos agua y descanso.

La preocupación imperiosa de Nuestro Señor Jesucristo en la Cruz era la


redención del mundo. Estaba allí para llevar los pecados del mundo, para
pelear con el diablo por las almas de los hombres. Sin minimizar su
padecimiento, podemos decir que la tarea le resultaba tan absorbente que no
hizo caso de sus propios sufrimientos:

No tuvo lágrimas para sus padecimientos,pero derramó gotas de sangre


por los míos.

Cuando la obra estaba casi terminada le quedó tiempo para darse cuenta de
sus sufrimientos y exclamó: “Tengo sed”. No lo hizo derrotado, sino como un
vencedor agotado por la batalla. Juan lo expresa con estas palabras: “Después
de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la
Escritura se cumpliese: Tengo sed”.

LA HUMANIDAD DEL SEÑOR JESUCRISTO

De este aspecto del sufrimiento de Cristo en la Cruz también emerge el


pensamiento de que Jesús es tanto humano como divino: las dos naturalezas
se hallaban perfectamente fundidas. Todo lo de Dios en su naturaleza divina;
todo lo del hombre —salvo el pecado— en su naturaleza humana. Un ser
perfecto como nunca ha habido ni puede haber otro igual: porque Dios es Dios
y el hombre hombre, y ninguno de los dos es lo que es el otro. Y sin embargo,
Dios Hijo —nacido de María— se convirtió en el Hijo del Hombre: Dios y
hombre a la vez en una sola persona.
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Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

Como Dios, Jesús estaba con su Padre: “En el principio era el Verbo, y el
Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios” (Jn. 1:1). Fue su agente en la creación
del mundo: “Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha
sido hecho fue hecho” (Jn. 1:3). Como hombre, nació como un bebé de María,
creció, aprendió, habló, rio y lloró. Cristo era plenamente divino y
completamente humano.

Ambos aspectos de su persona fueron evidentes durante la vida y la obra de


Nuestro Señor en la Tierra: como Dios ordenó que Lázaro saliese de la tumba;
como hombre lloró por su amigo. Como hombre lo vemos tan cansado que aun
el mar agitado por la tempestad no le despierta de su sueño; como Dios se
pone en pie y reprende al viento y al mar y los calma de inmediato.

En la Cruz vemos en Jesucristo a Dios y al hombre: a Dios ofreciendo perdón y


vida eterna inmediatos a un delincuente arrepentido de otra cruz; al hombre,
cuando experimenta sed. He aquí un misterio y un aspecto maravilloso del
Evangelio: en él tenemos a uno que es Dios y puede ser, por tanto, nuestro
Salvador; pero al mismo tiempo se trata de alguien que ha experimentado las
debilidades y limitaciones humanas. Con frecuencia, cuando llega la tragedia o
el luto, la gente se pregunta: “¿Por qué permite Dios que esto suceda, si es un
Dios de amor?”. Y la única respuesta a esto es que Dios también conoce el
sufrimiento, y que en su Hijo Jesucristo ha experimentado el dolor humano en
un grado mayor que ningún otro hombre: “En toda angustia de ellos él fue
angustiado” (Is. 63:9). Cristo era capaz de “compadecerse de nuestras
debilidades”.

Nuestro Dios es un Dios de amor que se compromete e identifica con nosotros:


como demostró con su propio sufrimiento en el Calvario. Por muy triste que sea
nuestra suerte o trágicas nuestras circunstancias, tenemos un Dios a quien
podemos acudir: que es compasivo con nosotros, se preocupa por nosotros, y
ha descendido en medio de nuestro sufrimiento y padecido más que nosotros
para acabar con el pecado y darnos vida nueva.

EL CUMPLIMIENTO DE LAS PROFECÍAS

Esas simples y claras palabras —“Tengo sed”— aportan más pruebas —si
acaso fueran necesarias— de que Jesús es ciertamente el Salvador del
mundo. Lo extraordinario acerca de la Crucifixión es que cada suceso
relacionado con ella se predice en el Antiguo Testamento y cada predicción se
cumple al pie de la letra. Juan comenta este hecho una y otra vez en su
Evangelio: “Estas cosas sucedieron para que la Escritura se cumpliese”.

Un ejemplo de ello lo tenemos en el capítulo 19, versículos 34 al 37: “Pero uno


de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y
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Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

agua. Y el que lo vio [es decir, Juan mismo] da testimonio, y su testimonio es


verdadero; y él sabe que dice verdad, para que vosotros también creáis.
Porque estas cosas sucedieron para que se cumpliese la Escritura: No será
quebrado hueso suyo. Y también otra Escritura dice: Mirarán al que
traspasaron”.

Ciertamente una de las mayores pruebas de la inspiración de la Biblia es el


cumplimiento de las profecías veterotestamentarias: hay demasiadas, y son
demasiado precisas, para desestimarlas o pasarlas por alto. La crucifixión no
se conocía en tiempos del Antiguo Testamento —era la forma brutal de aplicar
la pena de muerte inventada por los romanos— y, sin embargo, David, para
quien era desconocida, describe —guiado por el Espíritu Santo— la muerte del
Mesías de esta manera.

Luego tenemos en el Salmo 69, un salmo mesiánico, la referencia a la sed de


Cristo (v. 21), la cual podemos comparar con Juan 19:29: “Jesús […] dijo:
Tengo sed”.No podemos pensar que Jesús estuviera cumpliendo
conscientemente todas las cosas que habían sido profetizadas acerca de su
muerte y que Él recordaba —creer eso lo convertiría en poco menos que un
actor interpretando una obra teatral—; pero Juan está tan ansioso por
demostrar que Cristo es el Mesías que pone de relieve este aspecto de la
Crucifixión.

EL TRASFONDO DE ESTAS PALABRAS

Si consideramos los relatos que hacen Mateo, Lucas y Juan de este suceso en
particular, vemos que al Señor ya le habían ofrecido de beber: antes, durante y
después de la crucifixión: “Y cuando llegaron a un lugar llamado Gólgota, que
significa: Lugar de la Calavera, le dieron a beber vinagre mezclado con hiel;
pero después de haberlo probado, no quiso beberlo” (Mt. 27:33–34). El que le
ofrecieran esa extraña bebida fue un acto humanitario, ya que la misma estaba
reconocida generalmente como un narcótico, y se les daba a los reos para
reducir un poco sus sufrimientos durante la crucifixión. Pero el Señor rechazó
aquella bebida.

Jesús estaba preparado para afrontar todo el impacto y la embestida de la


agonía física, y deseaba mantener la mente lo más clara y lúcida posible
mientras llevaba a cabo la imponente tarea que había sido predestinada para
Él desde toda eternidad. Al tomar sobre sí mismo el pecado del mundo y pagar
la sanción que correspondía a este, no aceptó nada que pudiera actuar como
sedante para embotar sus facultades o disminuir su dolor.

Durante las tres primeras horas que Jesús pasó en la Cruz, los soldados se
burlaban entre sí: probablemente el hecho de que hubiera rechazado la bebida
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Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

que le ofrecieron los inducía a martirizarle, y tal vez estarían bebiendo del
vinagre hasta saciarse mientras el Señor se hallaba colgado encima de sus
cabezas. “Y los soldados también le escarnecían —dice Lucas—, acercándose
y presentándole vinagre” (Lc. 23:36). Tal es la falta de humanidad del hombre
para con sus semejantes: lo atormentaban con su vino, elevándoselo casi
hasta los labios y luego retirándolo para hacer peor sus aflicciones. Pero pronto
aquellas extrañas tinieblas hicieron su aparición, frenando las burlas y
ocultando los peores sufrimientos de Cristo de la mirada desvergonzada de los
hombres. En su agonía final, Jesús exclamó: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me
has desamparado?”.

Luego las tinieblas empezaron a remitir y muy pronto el Señor entregó su vida.
Las tres cosas siguientes que dijo se sucedieron rápidamente. Al clamar
“Tengo sed”, un soldado se le acercó —ahora sin escarnio, antes bien con
actitud sincera— y le aproximó una esponja empapada en vinagre a los labios.
Mateo indica que apretó dicha esponja una y otra vez contra los labios de
Jesús, para que este pudiera beber y beber. Ese parece haber sido el único
acto aislado de bondad que las multitudes tuvieron con el Señor Jesucristo
durante aquellas largas y dolorosas horas. Sería reconfortante pensar que
aquel soldado estaba mostrando signos de un cambio en su actitud hacia el
Señor y que la gracia actuaba así en su corazón. Puede que Jesús le haya
dicho a ese hombre: “Porque tuve sed y me diste de beber”.

Hay, sin embargo, una sed distinta de la física. A la mujer que estaba al lado
del pozo, Jesús le dijo: “Dame de beber” (Jn. 4:7). Y así fue como entabló
conversación con ella. Tal vez el Señor no bebiera de aquella agua que la
mujer sacó, pero enseguida comenzó a hablarle a ella del agua que Él ofrecía:
“Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le
pedirías, y él te daría agua viva […]. Cualquiera que bebiere de esta agua,
volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed
jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte
para vida eterna” (Jn. 4:10, 13–14). Cuando vamos a Él y recibimos de su
mano el agua de vida que Él nos brinda, entonces bebemos y vivimos, y
experimentamos esa frescura en lo profundo de nuestras almas.

Oí la voz del Salvadordecir: “¡Venid, bebed.Yo soy la fuente de saludque apaga


toda sed!”.Con sed de Dios, del vivo Dios,busqué a mi Salvador;lo hallé, mi sed
Él apagóy hoy vivo en mi Señor.
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Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

Desde la cruz: «Tengo sed»


Una de las últimas frases dichas por Jesús tiene que ver con una de las
necesidades humanas más básicas como lo es la sed. En concreto, sólo dos
frases fueron dichas después de ésta y tienen que ver con cosas gloriosas
como la consumación de su obra y la entrega final de su espíritu. Lo que me
llama la atención es cómo, en un momento tan crucial de su ministerio, nuestro
Señor estaba pensando en que estaba sediento. ¿Qué nos quiere decir con
esto? ¿Hay algo que nos estamos perdiendo? Veámoslo…
Juan 19:28-29 – Después de esto, sabiendo Jesús que todo ya se había
consumado, para que se cumpliera la Escritura, dijo: «Tengo sed.» Había allí
una vasija llena de vinagre. Colocaron, pues, una esponja empapada del
vinagre en una rama de hisopo, y se la acercaron a la boca. (NBLH)
A partir de ahí, podemos llegar a que este pasaje nos lleva a las siguientes
enseñanzas:

 La humanidad de Jesús.
 El cumplimiento de las escrituras.
 El abandono del Padre.

La Humanidad de Jesús
Por un lado, podemos comprender este deseo que tenía Jesús de beber como
algo que nos demuestra que él verdaderamente se hizo hombre para venir a
morir por nosotros. Luego de haber sido expuesto a un sinfín de castigos
físicos, tanto dolor y desgaste le debía estar produciendo una sed intolerable.
Además, debemos considerar como un detalle no menor que toda esta escena
se llevaba a cabo durante el mediodía y el comienzo de la tarde, y
considerando que se encontraban en el mes de abril, ya entrada la primavera,
debía hacer bastante calor. Es por eso que nuestro Señor hace esta
declaración, mostrando así una debilidad propia de un hombre semejante a
cualquiera de nosotros.
Al realzar la humanidad de Cristo de esta manera, Juan está dando testimonio
en contra de los gnósticos, que se caracterizaban por decir que el espíritu es
bueno y la materia mala. Por lo tanto, afirmaban que Jesús no había tenido un
cuerpo verdaderamente, sino que su cuerpo era más bien una ilusión, por lo
que el proceso de la crucifixión fue un trámite para él, y no sufrió en ningún
momento. Ellos llegaban al punto de decir que Jesús era una especie de
fantasma, que ni siquiera dejaba huellas en el suelo.
Pues bien, acá Juan nos da una de las tantas muestras de que nuestro Señor
verdaderamente se hizo hombre para habitar entre nosotros y, a su vez, morir
por nuestras transgresiones. No entra en nuestra mente limitada el entender
cómo Jesús se humilló a sí mismo de tal manera al punto de tomar un cuerpo
mortal y estar sujeto a las limitaciones que éste le imponía. Debe haber sido
algo humillante para él, luego de existir desde la eternidad, tener que vivir en
un cuerpo que se cansaba, que necesitaba comer y dormir. Él, que nunca
había tenido esas necesidades, vino a la tierra, se encarnó, se humilló a sí
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Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

mismo tomando forma de hombre, para llevar una vida perfecta y finalmente
ser hecho pecado por nosotros, para que por medio de su sacrificio, nosotros,
que estábamos muertos en nuestros pecados, pudiéramos tener vida. ¿Cómo
no postrarnos en adoración a Dios con tan inmenso y sublime sacrificio? ¡Esa
es la gracia de nuestro Dios!
Al tener sed, se nos dice que le ofrecieron a Jesús un poco de vinagre por
medio de una esponja. Esta bebida seguramente era una mezcla de agua con
vinagre llamada posca, que era usada habitualmente por los soldados durante
sus campañas y los tiempos de custodia. De hecho, si bien la Palabra no lo
indica, podemos suponer que fue un militar romano quien le alcanzó la esponja
mojada, aunque podría haber sido cualquier persona que se encontrara
alrededor. También era habitual el consumo de posca entre las clases bajas de
la sociedad romana.
La posca tenía el propósito, en muchos casos, de aliviar el dolor de aquellos
que estaban desfalleciendo en la cruz. Jesús no la tomó porque estaba
dispuesto a sufrir hasta el final por todos nosotros (Mateo 27:34, Marcos
15:23). Juan nos indica que lo tomó, aunque considerando lo indicado por los
otros evangelios, podemos concluir que sólo la probó; es decir, dio un pequeño
sorbo. ¿Por qué? Es posible que lo haya hecho porque necesitaba mojar la
boca para luego decir «Tetelestai» (que significa «Consumado es«) y
finalmente clamar a gran voz: «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu».
Jesús se hizo hombre para venir a salvarnos, y estuvo sujeto a todas las
limitaciones humanas que nosotros tenemos. ¡Ese es nuestro Salvador!

El Cumplimiento de las Escrituras


En segundo lugar, Jesús hizo esta exclamación teniendo en mente el
cumplimiento de cosas que habían sido escritas en el Antiguo Testamento. En
este pasaje, Juan nos demuestra que, a pesar de todo el sufrimiento, Jesús
estaba plenamente consciente de lo que hacía y decía. De hecho, nos indica
que él sabía que el propósito por el cual había venido a esta tierra ya estaba
cumplido. Pero aun así dice esta frase que tiene por propósito señalar a dos
salmos que apuntan hacia él, porque en definitiva toda la Palabra, tanto del
Nuevo como el Antiguo Testamento tiene por finalidad que el nombre de
nuestro Señor Jesucristo sea levantado; él es el centro de la Escritura (Lucas
24:44).
Veamos las dos referencias a los salmos que encontramos en esta sed que
tenía Jesús:

 Salmo 22:15 – Como un tiesto se ha secado mi vigor, Y la lengua se me


pega al paladar; Me has puesto en el polvo de la muerte. (NBLH)
 Salmo 69:21 – Y por comida me dieron hiel, Y para mi sed me dieron a
beber vinagre. (NBLH)

Es decir, había sido profetizado que el Mesías que vendría a padecer por todos
nosotros recibiría vinagre para saciar la sed que sentía. Es por ello que Jesús,
al afirmar que tiene sed, permite que la posca le sea ofrecida, cumpliéndose así
lo que estaba escrito. Es increíble como no sólo las profecías más generales se
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cumplieron en Cristo, sino también cosas específicas como el hecho de que


tendría sed y que le iban a dar vinagre para aliviarla.
Además, como adición a esto, debemos agregar un detalle más: Para acercarle
la esponja que fue mojada en la posca usaron una rama de hisopo. Hay
estudiosos que afirman que no tendría sentido esto, y que en realidad tiene que
tratarse de un error ortográfico, ya que «hisopo» y «jabalina» se escriben
parecido en griego; es decir, afirman que en realidad era un soldado utilizando
su lanza para este fin. Más allá de que este argumento parezca razonable, no
tenemos motivo para creer que se pudo haber usado una rama de hisopo lo
suficientemente larga y resistente para poder alcanzar la boca de Jesús con
ella. Y esto cobra mucho más sentido a la luz de los siguientes pasajes:

 Éxodo 12:22 – Tomarán un manojo de hisopo, y lo mojarán en la sangre


que está en la vasija, y untarán con la sangre que está en la vasija el
dintel y los dos postes de la puerta. Ninguno de ustedes saldrá de la
puerta de su casa hasta la mañana. (NBLH)
 Levítico 14:6-7 – En cuanto a la avecilla viva, la tomará junto con la
madera de cedro, el cordón escarlata y el hisopo, y los mojará junto con
la avecilla viva en la sangre del ave muerta sobre el agua corriente.
Después rociará siete veces al que ha de ser purificado de la lepra, lo
declarará limpio, y soltará al ave viva en campo abierto. (NBLH)
 Hebreos 9:19 – Porque cuando Moisés terminó de promulgar todos los
mandamientos a todo el pueblo, conforme a la Ley, tomó la sangre de
los becerros y de los machos cabríos, con agua y lana escarlata e
hisopo, y roció el libro mismo y a todo el pueblo, diciendo: «ESTA ES LA
SANGRE DEL PACTO QUE DIOS LES ORDENO A USTEDES.»

De modo que, en primer lugar y por sobre todo, se destaca que el hisopo es el
elemento usado por los israelitas para pintar el dintel y los postes de la puerta.
Por lo tanto, al utilizarse este elemento, encontramos que se nos está
señalando al cordero pascual, por medio de cuya sangre las personas serían
salvas de la ira de Dios. ¡Ese es Cristo! Nuestro cordero pascual que nos liberó
del poder del pecado y que recibió el castigo que nosotros merecíamos, siendo
nuestro sustituto y tomando nuestro lugar.
En segunda instancia, el hisopo era usado para rociar a las personas que
tenían lepra pero que habían sanado. Antes de volver a insertarlos en la
sociedad, el sacerdote realizaba con ellas una serie de ritos de purificación.
Siendo así, en este caso el hisopo señala a la santificación que nosotros
recibimos por medio de la sangre de Cristo. Al Señor hechos santos e ir siendo
transformados a la imagen de aquel que murió por nosotros, tenemos libertad
para acceder a la presencia de Dios.
En tercera y última instancia, la sangre era rociada con un hisopo para señalar
el establecimiento de un pacto. Y de la misma manera, nuestro Señor dice que
«este es el nuevo pacto en mi sangre, la cual es derramada por muchos»
(Mateo 26:28, Marcos 14:24, Lucas 22:20). Es decir, el hisopo nos remite al
nuevo pacto que Dios estaba estableciendo con la humanidad por medio de la
sangre de Cristo.
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Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

En vista de todas estas cosas, entendemos que además de mostrar su


humanidad con esta frase, Jesús pretendía asociarse con todos estos pasajes
del Antiguo Testamento, demostrando que él era el Mesías que traería al
mundo paz para con Dios.

El Abandono del Padre


Finalmente, llegamos a un tercer motivo por el cual Jesús realiza esta
exclamación estando crucificado. Su significado va mucho más allá de lo que la
frase a simple vista quiere decir. No se trata de una trivial muestra de debilidad,
sino que en lugar de representar su estado físico, lo que hace es señalarnos a
su estado espiritual. Nuestro Señor, allá en la cruz, tenía sed porque había
sufrido el abandono del Padre y había sido hecho pecado por todos nosotros.
Es por ello que la sed que siente tiene que ver con la falta de la presencia del
Padre en su vida, con la agonía espiritual que estaba viviendo y con el ser
hecho objeto de la ira de Dios. Esa agonía era la que merecíamos sufrir
nosotros por toda nuestra maldad y todas nuestras transgresiones, pero que
Cristo estuvo dispuesto a cargar para que nosotros hoy pudiéramos tener vida
eterna. ¡Cuán grande es nuestro Señor!
Juan 4:13-14 – Jesús le respondió: “Todo el que beba de esta agua volverá a
tener sed, pero el que beba del agua que Yo le daré, no tendrá sed jamás, sino
que el agua que Yo le daré se convertirá en él en una fuente de agua que brota
para vida eterna.”
La sed es una de las necesidades básicas que tenemos como humanos. Si
dejáramos de tomar, todo nuestro cuerpo empezaría a funcionar mal; estamos
hechos de agua y necesitamos tomarla constantemente para tener fuerzas y no
morir deshidratados. De la misma manera, nosotros tenemos un espíritu que
fue creado para relacionarse con Dios, pero cuando no recibimos de su Palabra
nos vamos deshidratando y padecemos por la necesidad que tenemos de él.
¡Todos necesitamos a Dios! Incluso cuando la gente no lo reconozca porque
trata de tapar esa necesidad con otras cosas, aún cuanto tengamos todas las
cosas mundanas que siempre necesitamos, si no tenemos al Señor en nuestro
corazón, vamos a sentir nuestra falta de él. Una falta que será eterna para
aquellos que rechacen la obra de Cristo en la cruz y no crean en él para
salvación.
Por tanto, lo que el agua es para la vida de nuestro cuerpo, lo es Dios para la
vida de nuestro espíritu. Él es el agua que sacia los anhelos más profundos del
ser humano y que le da un sentido a nuestras vidas, ya que después de todo
fuimos creados por él y para él. Es por eso que cuando el Espíritu Santo nos
hace nacer de nuevo, recibimos de esa agua que nos va a saciar para siempre.
En Dios encontramos nuestra plena satisfacción; no necesitamos nada más.
Esta necesidad; esta ausencia del Padre era la que estaba experimentando
Jesús en la cruz al haberse hecho pecado por nosotros. Por primera vez desde
la eternidad, él había sido abandonado por el Padre, y no podía resistir esa
ausencia en su interior. ¡Esta es la sed de la que habla con esta expresión! Esa
misma sed que sufren todos los que son separados de Dios:
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Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

Lucas 16:24 – Y gritando, dijo: ‘Padre Abraham, ten misericordia de mí, y


envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua y refresque mi
lengua, pues estoy en agonía en esta llama.’
Cuando Jesús nos narra la historia del rico y Lázaro, podemos ver la agonía
que siente una persona que no confió en nuestro Señor como su salvador, una
vez que termina su vida terrenal. Mientras se encuentran en el Seol,
aguardando el juicio final donde serán todos los impíos arrojados a lago de
fuego, vemos que estas personas tienen una característica: Están sedientas.
Esto se debe a que no tienen el agua viva que es capaz de saciarnos para
siempre, para vida eterna. Entonces, de eso se trata el infierno: De vivir una
eternidad separados completamente de Dios y con la plena conciencia de ello.
Haciendo un paralelo, podemos ver que eso mismo es lo que sintió Jesús al
hacerse maldición por nosotros, para que hoy podamos tener vida eterna. Esta
es la sed que tenía el Señor, y también la que teníamos nosotros hasta el
momento en que creímos. ¿Cómo no entregar nuestras vidas a aquel que nos
da plena satisfacción para siempre? ¿Cómo no agradecerle a Dios por esa
gracia sublime? ¿Cómo no adorar a quien recibió el castigo que nosotros
merecíamos?
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Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

SEMANA SANTA
TEMA: 2DA PALABRA “HOY ESTARÁS CONMIGO EN EL PARAÍSO”
TEXTO: LUCAS 23: 39 - 43

¿Cómo pudo Jesús haber visto al ladrón en la cruz en el paraíso el mismo día
que murió y fue sepultado?

El hecho que los críticos de la Biblia hagan esta pregunta revela su


falta severa de conocimiento bíblico. Supuestamente, la promesa que Jesús hizo
al ladrón penitente que colgaba en una cruz al lado de Él [“Hoy estarás conmigo
en el paraíso” (Lucas 23:43)], “no pudo haberse cumplido a menos que Jesús
fuera al cielo ese día, en cuyo caso no hubiera estado en el sepulcro por tres
días” (McKinsey, 1983, p. 3). El escéptico Steve Wells similarmente comentó
sobre la promesa de Jesús al ladrón, diciendo, “¿Cómo se pudo dar eso si
solamente era el viernes y, según los evangelios, ¿Jesús estuvo en la tumba el
viernes en la noche y todo el día sábado?” (2007). Obviamente, estos escépticos
no entienden las enseñanzas bíblicas acerca del más allá.

Jesús pudo decir que Él y el ladrón penitente podían estar juntos en el paraíso el
mismo día que morían (incluso cuando sus cuerpos estaban todavía en la Tierra)
porque Él estaba haciendo referencia a la cohabitación de sus almas en el
paraíso, no a la de sus cuerpos físicos. La Biblia enseña claramente que cuando la
gente muere sus almas se separan de sus cuerpos (cf. Génesis 35:18) y moran en
el hades—el “receptáculo de los espíritus incorpóreos” (Thayer, 1962, p. 11)
donde toda la gente que muere espera el regreso del Señor y el juicio
subsiguiente.

La palabra “hades” aparece diez veces en el Nuevo Testamento, y siempre hace


referencia al reino invisible de los muertos. Una de las partes del hades se
conoce como el paraíso [o “el seno de Abraham” (Lucas 16:22)], mientras que la
otra parte se conoce como el “tormento” (Lucas 16:23). Los espíritus de los
justos moran en el paraíso, mientras que los malos, como el hombre rico de
Lucas 16, se encuentran “en tormentos” en el hades (vs. 23).

En el Día de Pentecostés, Pedro citó una parte del Salmo 16 [“No dejarás mi
alma en el Hades” (Hechos 2:27)], y aplicó este pasaje a Cristo, diciendo, “Su [de
Cristo] alma no fue dejada en el Hades” (Hechos 2:31). ¿Cuándo estuvo el alma
de Jesús en el hades? Después de Su muerte y antes de Su resurrección. ¿Quién
estuvo con Él en la parte del hades conocida como el paraíso? El ladrón en la
cruz. ¿Mintió Jesús cuando dijo al ladrón, “Hoy estarás conmigo en el paraíso”?
¡Absolutamente no!
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Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

Desde la cruz: «Hoy estarás conmigo en el


paraíso»
Uno de los malhechores que estaban colgados allí Le lanzaba insultos
(blasfemias), diciendo: “¿No eres Tú el Cristo? ¡Sálvate a Ti mismo y a
nosotros!”
 
Pero el otro le contestó, y reprendiéndolo, dijo: “¿Ni siquiera temes tú a Dios a
pesar de que estás bajo la misma condena?  Nosotros a la verdad, justamente,
porque recibimos lo que merecemos por nuestros hechos; pero éste nada malo
ha hecho.”  Y añadió: “Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en Tu
reino.” Entonces Jesús le dijo: “En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el
paraíso.”
Lucas 23:39-43 (NBLH)
Jesús, habiendo ya soportado el sufrimiento físico y espiritual de la cruz, recibe
los últimos insultos de parte de uno de los ladrones que estaban siendo
ejecutado junto a Él.
Es increíble que tan malvado puede ser el corazón humano. Incluso en el
último instante de su vida, este ladrón estaba insultando al Hijo de Dios,
blasfemando contra Dios mismo y demandando cosas que no merecía. Hay
algo muy claro en la enseñanza Bíblica de la salvación, esto es: Nadie merece
la salvación. Es por eso que decimos que la salvación es por gracia. La gracia
es aquel favor inmerecido de Dios hacia los hombres. En el momento en que
empezamos a demandar a Dios alguna cosa, hemos perdido de vista el
concepto de la gracia. Nos hemos olvidado totalmente de nuestra condición
delante de Dios, es decir, no tenemos presente que estamos condenados
delante de Dios y no merecemos nada de parte de Él, más que juicio y
castigo ¡Este ladrón, a pesar de estar siendo ejecutado justamente por sus
pecados, demandaba de parte de Dios la salvación! Esto es mucho más que un
atrevimiento, es una total falta de irreverencia y temor ante la Santidad de Dios,
quien justamente castiga a los pecadores. No estaba en posición de demandar
la salvación y mucho menos para insultar al Hijo de Dios.
Esto fue lo que entendió el segundo ladrón, ya que lo reprendió diciendo: «¿Ni
siquiera temes tú a Dios a pesar de que estás bajo la misma condena?». La
falta de temor de Dios es una muestra grande del corazón endurecido y alejado
de Dios. Dios resiste este tipo de corazones(Salmos 138:6; Santiago 4:6). Por
lo tanto, hoy debemos inspeccionar nuestro corazón y preguntarnos: ¿Estoy
demandando cosas de parte de Dios? ¿Quién soy yo para demandar a Dios y
no satisfacerme con haber hallado gracia delante de sus ojos? En el pasaje
vamos a ver que no está mal pedir cosas a Dios, incluso, pedirle la salvación,
pero la forma en que la pedimos cambia todo. El ladrón que insultó a Jesús no
estaba arrepentido de su pecado. Indudablemente tuvo que reconocer su
pecado ante las autoridades, ya que estaba siendo condenado, pero el
reconocer no implica arrepentimiento. El arrepentimiento es un cambio de
mente total, por el cual nosotros comenzamos a odiar aquel pecado que antes
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Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

cometimos con gusto. Este hombre no reconoció su condición de pecador y


por lo tanto nunca se arrepintió de su rebeldía contra Dios.
Ahora, veamos que sucedió con el segundo ladrón. Él comprendió que merecía
morir en la cruz. Los ladrones no eran ciudadanos romanos. Esto es claro,
porque los romanos no crucificaban a sus ciudadanos. Ellos probablemente
eran judíos. Según la ley romana, un simple robo era suficiente para llevar a un
ladrón a la cruz, en caso de no ser ciudadano romano. Es por eso que
legalmente, el ladrón estaba cumpliendo con la pena que le correspondía. El
reconoció esto, también reconociendo su condición delante de Dios. Podemos
decir que en el último momento de su vida, este ladrón tuvo convicción de
pecado.
También vemos que en el último momento de su vida, el ladrón creyó en Jesús.
Él reconoció que Jesús era justo y no merecía morir. Además le dijo: «Jesús,
acuérdate de mí cuando vengas en Tu reino». Esta declaración es realmente
increíble ¡Él estaba viendo a Jesús morir junto a él en la cruz! ¿Cómo podía
creer que Jesús vendría en su Reino? ¿Cómo podía este hombre pensar que
Jesús reinaría, si estaba a punto de morir? No caben dudas de que este
hombre conocía el mensaje del evangelio. Pero en este momento, el comenzó
a creerlo realmente. Vemos los elementos de una verdadera conversión en
este hombre: El arrepentimiento y la fe en Jesús.
Sobre todo, vemos en este hombre un poderoso ejemplo de la misericordia y la
gracia de Dios ¿Por qué él creyó y el otro ladrón no? Evidentemente el Espíritu
Santo obró en este hombre en el momento más definitivo de su vida, es decir,
en su muerte. La conversión sólo pudo ser el resultado de la gracia de Dios
obrando en la vida de este hombre y es por eso que Jesús le responde: «En
verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso». Realmente difícil de creer.
Imaginá la situación. Si vos fueras el ladrón ¿Le creerías a Jesús? Pero la fe
salvadora es aquella que persevera y por eso, no hay dudas de que este
hombre creyó en la promesa de Jesús. Podemos ver en este pasaje dos cosas:
El juicio de Dios hacia el pecador no arrepentido y la gracia de Dios hacia el
pecador arrepentido. También vemos la maldad del hombre natural que no ha
sido regenerado y la nueva naturaleza que busca agradar a Dios en el ladrón
penitente.
Otra cosa que podemos aprender es que no hay pecador tan malvado que Dios
no pueda perdonar, ni nadie está demasiado perdido como para no ser
alcanzado por la gracia de Dios. Es por eso que debemos orar fervientemente
por las personas que no son salvas. No debemos darnos por vencido con las
personas. El evangelio debe estar siempre en nuestras bocas, preparados para
presentarles a Jesús. Y debemos orar y pedir a Dios que transforme sus vidas,
así como transformó la vida de este ladrón ¡Cuan grande es la misericordia de
Dios! Él atendió la suplica de ese malvado ladrón. Así también atenderá las
suplicas de todos nosotros, los malvados pecadores que nos arrepintamos y
creamos en Él. No hay forma que alguien discuta que la salvación es por obras.
Este ladrón merecía menos que nadie la salvación de su alma, pero Jesús se la
concedió ¡Qué distinto es el Dios verdadero a otros dioses! Los demás dioses
sólo tienen castigo para los pecadores. Pero el Dios verdadero ha provisto un
sacrificio aceptable para que todo el que crea en Él no se pierda, sino que
tenga vida eterna (Juan 3:16). Él no nos da nuestro merecido. Él nos perdona,
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Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

nos salva y nos santifica. No importa que tan inmoral hayas sido en tu vida,
Dios puede perdonarte. Dios puede salvarte. Hoy es el momento de
arrepentirse y pedir perdón por nuestros pecados y confiar en el sacrificio de
Cristo. Calvino dice: «Si Cristo, aun no habiendo derrotado a la muerte, pudo
prometer al ladrón la vida eterna, cuanto más nos salvará a nosotros, ya
habiendo resucitado con poder al tercer día».
"Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Entonces
Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso"
(Lucas 23: 42, 43).
Hay tal vez millones de personas que creen en la ida al cielo después de la
muerte física, y esta creencia se ha infiltrado en casi la mayoría de las
religiones “cristianas” y este verso que analizaremos es una base en que
sustentan su fe, para afirmar que toda persona al morir recibe como
recompensa el cielo o paraíso. Analizaremos a la luz de la palabra de Dios para
llegar a la conclusión, ¿Que fue lo que el Señor Jesús expreso al malhechor en
la cruz?
 

El Señor Jesucristo afirmo antes de morir, de que el estaría en la


tumba: “Porque como estuvo Jonás en el vientre de la ballena tres días y
tres noches, así estará el Hijo del hombre en el corazón de la tierra tres
días y tres noches” (Mateo 12:40) y esto fue exactamente lo que ocurrió
después de su crucifixión. Al morir el divino maestro no ascendió al cielo
como es la creencia tradicional, sino que el fue sepultado como todo hombre
que muere. ¿Pudo entonces el malhechor estar con Cristo en el paraíso ese
mismo día? Todos hemos leído acerca de la extraña historia del el malhechor
de la cruz que la biblia registra, muchos afirman que el malhechor entro al
paraíso el mismo día que fue crucificado. Si esto fuera real entonces el
malhechor llego al paraíso antes del Señor Jesucristo, porque como ya
analizamos que lo que sucedió con el Maestro después de su muerte fue
descender al sepulcro. Esto mismo lo afirmo el apóstol Pablo a la Iglesia de
Corinto: “Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí:
Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y
que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las
Escrituras”. (1 Corintios 15:3-4) Notemos, la palabra de Dios dice que Jesús
fue sepultado, aquí no menciona que le cuerpo fue enterrado y que su alma
fue al paraíso, especifica claramente que el fue sepultado (enterrado). El
estuvo muerto por tres días, el murió por nuestros pecados, pero después
resucito de lo muertos, al cumplirse los tres días y las tres noches. Pero
durante los tres días y las tres noches el Maestro estuvo en l sepulcro: “Y en
aquel lugar donde había sido crucificado, había un huerto, y en el huerto
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un sepulcro nuevo, en el cual aún no había sido puesto ninguno. Allí [en
la tumba - en el sepulcro]... pusieron a Jesús” (Juan 19:41-42) después de
la resurrección los ángeles corroboraron el lugar de donde había estado el
Señor Jesucristo: “No os asustéis; buscáis a Jesús nazareno,... ha
resucitado, no está aquí; mirad, el lugar en donde le pusieron” (Marcos
16:6). ¡Allí estaba el lugar a donde Jesús había ido ese día, el sepulcro, la
tumba en el huerto cerca del sitio donde ocurrió la crucifixión! Jesús estuvo en
el sepulcro ese día, durmiendo el sueño de la muerte. ¡Él no fue al paraíso
ese día, no estuvo con el ladrón ese día, el malhechor no fue sepultado con Él
en la misma tumba! ¡Lo anterior está plenamente comprobado!
 
Cuando Jesús murió, la vida cesó en Él. Estuvo muerto, “Porque los que
viven saben que han de morir: mas los muertos nada saben, ni tienen
más paga; porque su memoria es puesta en olvido. También su amor, y
su odio y su envidia, feneció ya: ni tiene ya másparte en el siglo, en todo
lo que se hace debajo del sol” (Ec. 9:5-6). Y “Todo lo que te viniere á la
mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el sepulcro,
adonde tú vas, no hay obra, ni industria, ni ciencia, ni sabiduría”. (Ec.
9:10). El lugar donde Jesús estuvo ese día fue el sepulcro, donde no hay
conocimiento de nada. ¡La Escritura así lo dice!
 
¿COMO ES EL PARAISO?
¿Pero dónde está el paraíso? Note 2 Corintios 12:1-5. El apóstol Pablo habla
de uno a quien él conoció y que tuvo visiones maravillosas y revelaciones del
Señor. En una visión fue “arrebatado hasta el tercer cielo” ¡el trono (Reino)
de Dios! “... al paraíso, donde oyó palabras secretas que el hombre no
puede decir”. Entonces, el paraíso se encuentra en la presencia del trono de
Dios.
 
Continuemos con la descripción bíblica del paraíso. “El que tiene oído, oiga
lo que el Espíritu dice á las iglesias. Al que venciere, daré á comer del
árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios” (Apocalipsis
2:7). Vea también Apocalipsis 21:1-2. Estos dos versículos se refieren a “la
santa ciudad, la nueva Jerusalén... [Que descendía] del cielo, de
Dios”. En esta ciudad, que es también tipo de la Iglesia, encontramos “un rio
limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono
de Dios y del Cordero. En el medio de la calle de la ciudad, y a uno y
otro lado del río, estaba el árbol de la vida…” (Ap. 22:1-2).
¿Notó usted eso? La nueva Jerusalén es el paraíso de Dios — que baja del
cielo — la ciudad cuyo hacedor y edificador es Dios. La nueva Jerusalén
contiene el árbol de la vida. En la nueva Jerusalén está el paraíso de Dios,
una verdadera ciudad, parque o jardín tan alejado de la comprensión humana,
que es imposible describirlo. ¡Un día, en el futuro, el paraíso estará finalmente
sobre esta Tierra hecha nueva!
 
¡Jesús afirmó que el malhechor arrepentido estaría con Él en ese paraíso!
Pero la nueva Jerusalén no está terminada todavía. Jesús está aún
preparando un lugar para nosotros en ella (Jn. 14:2). Y la nueva Jerusalén no
estará completamente preparada sino hasta después del milenio (Ap. 20:1-5).
Hasta entonces y no antes, descenderá ésta a la Tierra ¡y hasta entonces
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Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

entrará al paraíso el malhechor arrepentido!

¿Qué quiso decir entonces Jesús al expresar: “hoy estarás conmigo en el


paraíso”?
 
Lo que el Señor Jesucristo dijo realmente, no es lo que la mayoría de las
personas ha supuesto. A continuación veremos la trascripción original del
Griego; pues la palabra “que” no figura en el original:
 
και ελεγεν ιησου μνησθητι μου οταν ελθης εις την βασιλειαν σου
kai elegen iêsou mnêsthêti mou hotan elthês eis tên basileian sou
y decía a Jesús acuérdate de mí cuando vengas en [por] el reino tuyo
 
και ειπεν αυτω αμην σοι λεγω σημερον μετ εμου εση εν τω παραδεισω
kai eipen autô amên soi legô sêmeron met' emou esê en tô paradeisô
y dijo a él verdaderamente te digo hoy conmigo estarás en el paraíso
 
Entonces el versículo podría traducirse perfectamente bien de esta otra
manera: “De cierto te digo hoy: estarás conmigo en el paraíso”. (En otras
traducciones la palabra «que» ha sido agregada, pero en el manuscrito griego
original no existe.) El misterio de este famoso dicho de Jesús se soluciona
mediante una puntuación correcta. Nunca permitamos que nos confunda una
falsa interpretación. Porque ¿cómo podría Cristo o el ladrón haber ido al
paraíso ese mismo día? Así que toda esa confusión se debe solamente a un
defectuoso orden de palabras en las versiones comunes. Jesús, al utilizar la
palabra «hoy», estaba haciendo hincapié en el momento en que hizo su
promesa, y no en la hora cuando Él estaría en el paraíso. Aun después de su
resurrección, menciono que no subía aun al Padre: “Dícele Jesús: No me
toques: porque aun no he subido á mi Padre: mas ve á mis hermanos, y
diles: Subo á mi Padre y á vuestro Padre, á mi Dios y á vuestro Dios.
Fué María Magdalena dando las nuevas á los discípulos de que había
visto al Señor, y que Él le había dicho estas cosas.” (Juan 2017-18)
 
El malhechor arrepentido que fue crucificado con Jesús está todavía muerto y
enterrado. Jesús sólo es el primero de los que resucitarán de entre los
muertos (Romanos 8:29; Hechos. 26:23; 1 Corintios 15:23). ¡Pero vendrá el
tiempo cuando este hombre sea resucitado también y entre al paraíso de Dios
que descenderá a esta Tierra, según fue prometido!
 
El malhechor sabia de la segunda venida del hijo de Dios, y tenia conocimiento
que vendría a establecer un reino, y a eso se refería cuando el
suplicaba ¡Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino! .
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Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

SEMANA SANTA
TEMA: 7MA PALABRA “PADRE, EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI
ESPIRÍTU”
TEXTO: SAN JUAN 19: 29 - 30

Desde el mediodía y hasta la media tarde toda la tierra quedó sumida


en la oscuridad, pues el sol se ocultó. Y la cortina del santuario del templo se
rasgó en dos. Entonces Jesús exclamó con fuerza:
—¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!
Y al decir esto, expiró.
Lucas 23:44-46 (NVI)
Luego de extenuantes horas, llegamos a las últimas palabras de Jesús antes
de morir. El Señor se hallaba colgado en la cruz, ya lo habían burlado, azotado,
humillado, escupido, golpeado. Los romanos, los judíos, y hasta uno de los que
estaba muriendo a su lado lo burlaron. Pero en el verso 44 vemos el peor
castigo. Lucas nos dice que la tierra quedó sumida en una oscuridad tremenda.
Y de repente la cortina del lugar Santísimo fue rasgada en dos. Otros
evangelistas nos dicen que hubo un gran temblor en ese momento.
Si leemos el Antiguo Testamento, veremos que esta gran oscuridad y estos
temblores son utilizados en el contexto del juicio de Dios. Por ejemplo, el
profeta Joel nos dice lo siguiente:
¡Multitud tras multitud
    en el valle de la Decisión!
¡Cercano está el día del Señor
    en el valle de la Decisión!
15 
Se oscurecerán el sol y la luna;
    dejarán de brillar las estrellas.
16 
Rugirá el Señor desde Sión,
    tronará su voz desde Jerusalén,
    y la tierra y el cielo temblarán.
Pero el Señor será un refugio para su pueblo,
    una fortaleza para los israelitas.
Joel 3:14-17 (NVI)
Aquí es donde podemos ver el verdadero juicio de Dios sobre la vida de Jesús.
Hasta aquí, el Señor ha sufrido terribles injusticias a manos de los hombres.
Pero en este momento, es donde en verdad, el verdadero castigo vendría
sobre Cristo. Aquí es cuando Cristo cargó literalmente con todos nuestros
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Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

pecados. En este momento crucial, Dios se hace presente, pero no como


tantas veces, con gran luz incandescente, sino con una terrible oscuridad. El
juicio de Dios sobre el pecado ha llegado. Y en lugar de ser los pecadores los
que lo recibirán, es Cristo, el inocente Salvador de la humanidad. El Dios-
hombre. El Señor del Universo. Él recibirá en sí mismo el castigo. Como hemos
visto en otros posts, la Justicia de Dios demandaba el derramamiento de
sangre como consecuencia del pecado. La desobediencia y los crímenes
cometidos en contra de Dios por parte de la humanidad requerían que haya un
castigo. Dios no puede no cumplir con su propio carácter. Pero también, está
en carácter de Dios el ser misericordioso y ofrecer su gracia a las personas.
Por eso, Dios mismo, en la persona de Cristo, recibió el castigo en lugar de
nosotros.
Jesús tomó nuestro lugar, para ofrecernos ese perdón y esa gracia que
también forman parte del carácter de Dios. Y así tanto la Justicia de Dios como
la Gracia de Dios son glorificadas en la Cruz. En ese momento, el Señor sufrió
el mismísimo Infierno. Él atravesó el lugar más oscuro y horrible del mundo,
para que nosotros no tengamos que hacerlo. Porque eso es el infierno, el ser
despojado de todas las bendiciones de Dios y enfrentarnos totalmente contra la
justicia. Es el lugar donde no hay alivio. Donde la maldad del hombre causa
total destrucción y Dios los castiga, al negarles el alivio y la bendición. Es el
lugar donde no existe ya la gracia. No hay ni siquiera gracia común. No existe
ningún tipo de gozo ni felicidad, porque quienes están allí han rechazado a la
fuente de estos. Allí fue donde Cristo estuvo en la cruz. Vivió en ese momento
la ira de Dios. Eso que tanto temía cuando estaba orando en Getsemaní.
Una vez que hubo tomado todo el juicio de Dios, y se sintió totalmente
abandonado, Cristo entendió que su obra fue totalmente cumplida, y entonces
exclamó a gran voz: «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu». Vemos
aquí que Cristo realmente entregó su vida por nosotros. Tanto Mateo como
Lucas nos dicen que Jesús exclamó a gran voz. Una persona que ha sufrido
todo lo que Cristo sufrió, y padeciendo en la cruz la falta de oxigeno por la
extenuante posición, no puede exclamar a gran voz. Ya no tendría energía.
Pero el Hijo de Dios, incluso en ese momento, podría haber salido de la cruz y
salvar su vida. Sin embargo, decidió dar su vida por nosotros. El castigo debía
ser total. Antes de morir, le pide al Padre que lo reciba. Esta frase podemos
encontrarla en el Salmo 31:5.
Este era un salmo muy conocido para los judíos. Lo utilizaban para
encomendarse a Dios ante situaciones difíciles, en las cuales no tenían control.
Era una frase que mostraba total confianza en Dios en medio de cualquier
circunstancia. Y este salmo describe muchos de los sufrimientos de Cristo en la
cruz. El horror de las burlas, los azotes, las traiciones y conspiraciones. Te
recomiendo que lo leas entero, a la luz de la muerte de Cristo en la cruz y
sinceramente te sorprenderá el paralelismo entre la situación de Cristo y las
palabras escritas por el rey David.
Una de las frases que más llaman la atención de ese salmo es Salmo 31:22,
donde dice:
En mi confusión llegué a decir:
    «¡He sido arrojado de tu presencia!»
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Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

Pero tú oíste mi voz suplicante


cuando te pedí que me ayudaras.
Salmo 31:22 (NVI)
Allí David puede estar seguro de que Dios no lo abandonó. Por esto Cristo tuvo
que sufrir ese infierno, porque Dios no quiere abandonar a los seres humanos.
Por eso Cristo no fue salvado de la cruz. Por eso no decidió bajarse de ella.
Para que nosotros podamos experimentar el amor y la bendición de Dios en su
totalidad y por toda la eternidad.
Cristo entregó su espíritu al Padre. Y lo volvió a llamar Padre, contrario a lo que
había dicho antes: «Mi Dios». Esto nos muestra que el afecto y la relación entre
ellos no ha cambiado. Y Jesús sabe que el Padre no dejará al Hijo en la tumba.
Por eso confía plenamente en su Padre, que por medio del Espíritu Santo
resucitará su cuerpo. Que gran misterio el del Dios-hombre que vino a este
mundo a someterse a un sufrimiento que nunca habría sufrido, si no fuera
porque decidió salvarnos. Que gran misterio que el infinito y poderoso Señor
del Universo tomó un cuerpo de carne y padeció por nosotros. Es tan difícil de
entender lo que habrá pasado Cristo, que sólo podemos tratar de entender
superficialmente lo que fue esa cruz. Y así y todo, por más que estudiamos y
meditamos, nos quedamos cortos y nuestra minúscula mente sólo queda
confundida. Este misterio debe evocar en nosotros la más hermosa alabanza.
Nuestros labios deben ser abiertos y nuestro corazón conmovido. Nuestros
ojos deben empañarse con lágrimas de felicidad y dolor. Y nuestra alma debe
ser infundida de amor, el amor de Dios. Nuestro espíritu debe cobrar nuevas
fuerzas para anunciar las maravillas de Dios a todos aquellos que hoy viven en
oscuridad. No es necesario que sigan viviendo en esas condiciones. Cristo ya
padeció la oscuridad en la Cruz. No hay razón para someterse a la oscuridad
para siempre. Anunciemos el Evangelio. La salvación de Dios está disponible.
Cristo ha resucitado y su resurrección es la muestra de que Dios nos ha
perdonado y quiere que nos unamos a Él.

LA SÉPTIMA PALABRA— «PADRE, EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI


ESPÍRITU».
por Charles R. Swindoll15 de abril, 2022

Lucas 23:44–46
La historia de la muerte de Cristo es cautivante y está llena de lecciones. Así
como aprendemos lecciones penetrantes y poderosas de las palabras que
Jesús dijo durante Su perfecta vida terrenal, así aprendemos otras de las
tiernas cosas que dijo apenas pocos momentos antes de morir. En la historia
verdadera sobre Jesucristo encontramos hermosas lecciones no solo respecto
al gran significado de Su muerte, sino también acerca de la vida que podemos
tener quienes estábamos muertos en delitos y pecados, debido a la muerte del
Justo.
Las palabras finales del Salvador:
«Era ya como la hora sexta, cuando descendieron
tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena
al eclipsarse el sol. El velo del templo se rasgó en
dos. Y Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en
tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo
dicho esto, expiró». Lucas 23:44–46
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Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

Dios soberanamente eligió a un médico como Lucas para que prolijamente


relate los momentos finales de la vida de Jesús de una manera históricamente
precisa. Parece como si fuera un reportero de una cadena de televisión
reportando en el noticiero de la noche: Eran las tres de la tarde, y todo estaba
oscuro. Había reportajes de un misterioso rasgado del velo del templo de
Jerusalén, y Jesucristo pronunció Sus últimas palabras desde la cruz: «Padre,
en tus manos encomiendo mi espíritu».
Eso fue todo. El relato es específico y concreto. Se dice la verdad y punto
aparte. No hay ningún comentario emocional y solo se relatan los hechos tal
como Lucas los entendía. Pero, aunque el relato es concreto y sencillo, cada
palabra final de Cristo revelaba mucho en cuanto a la manera en que Él murió y
la manera en que nosotros debemos vivir.
Observemos estas impactantes palabras:
«Padre . . .»
Antes del proceso doloroso que vivió y en toda la prolongada y cruel odisea de
Su crucifixión, Jesús estuvo en constante e íntima comunicación con el Padre.
Primero, se le muestra relacionándose con Su Padre en algún punto entre el
Aposento Alto y el huerto. Allí está orando: «Padre, la hora ha llegado. . .»
(Juan 17). Luego, a solas en el Getsemaní, oró: «Padre, no se haga mi
voluntad, sino la tuya». Horas más tarde, después de haber sido clavado en la
cruz, pidió: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que están haciendo».
Cuando los eventos llegaron a su clímax, y recibió sobre Sus hombros todo el
peso de nuestros pecados, clamó: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
abandonado?».
Y aquí, en la escena que Lucas describe, Jesús lanza Su último clamor:
«Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu». Justo antes de deslizarse
detrás del telón de la muerte Jesús acude de nuevo en oración a Su Padre, el
Dios eterno de la creación.
Nuestro Señor mantuvo Su intimidad con Su Padre y aun colgado en el valle de
la sombra de la muerte, Jesús encomendó Su espíritu a Su Padre celestial, que
es luz y en quien «no hay tiniebla alguna» (1 Juan 1:5).
«. . . en tus manos . . .»
Jesús se preparó para la muerte reconociendo que Su futuro estaba en las
manos de Su Padre.
Hasta el momento en que se entregó al cuidado de Su Padre, hombres impíos
tenían cautivo a Jesús. El propio Señor lo comunicó a Sus discípulos horas
antes de Su muerte: «He aquí, ha llegado la hora, y el Hijo del Hombre es
entregado en manos de pecadores» (Mateo 26:45b).
Y esa predicción se cumplió fielmente. Manos pecadoras lo traicionaron, lo
ataron y le llevaron encadenado como si fuera un perro callejero. Manos
pecadores le azotaron y abofetearon en la cara. Manos pecadoras lo clavaron a
una viga y lo colgaron por sobre el suelo. Estas manos crueles asestaron golpe
tras golpe de injusticia y odio contra el que les había mostrado amor y
misericordia.
«. . . encomiendo . . .»
Esta palabra indica la acción de la oración gramatical. En preparación para Su
viaje por la muerte, Jesús voluntariamente encomendó Su espíritu al cuidado
de Su Padre.
Pero ¿cómo podía ser esto, si estaba llevando los pecados del mundo? ¿Cómo
podía Jesús esperar un tratamiento de tanta gracia de parte de Dios, que poco
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Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

antes le había vuelto la espalda? (Véase Marcos 15:34 y Mateo 27:46). Primera


de Juan 2:1–2 provee algo de perspectiva:
«Hijitos míos, os escribo estas cosas para que no
pequéis. Y si alguno peca, Abogado tenemos para
con el Padre, a Jesucristo el justo. El mismo es la
propiciación por nuestros pecados, y no sólo por
los nuestros, sino también por los del mundo entero».
Cuando Adán y Eva pecaron en el huerto, se encendió la ira justa de Dios. La
raza humana de inmediato quedó bajo la condenación del pecado. Sin
embargo, el sufrimiento de Cristo en la cruz propició, o alejó, la ira de Dios. La
muerte de Cristo llegó a ser una ofrenda aceptable que satisfizo los requisitos
divinos de justicia. El precio quedó pagado y la comunión fue restaurada.
«. . . mi espíritu».
La oración de Jesús mostró una tierna expresión de entrega. Probablemente
era una oración que había aprendido de niño, pero también fluye de un amado
salmo de David que dice:
«En tu mano encomiendo mi espíritu; tú me
has redimido, oh SEÑOR, Dios de verdad».
Salmos 31:5
La oración de David reflejaba su confianza como la que tiene un niño. Él
confiaba en la provisión de la gracia del Padre, no solo en la vida, sino también
en la muerte. Lo hemos notado al estudiar los últimos momentos de la vida de
Jesús y hemos visto que Él expresó la misma confianza en el cuidado de Su
Padre incluso unos momentos antes de morir.
Después de pronunciar Sus últimas palabras, nuestro Salvador murió. Antes de
que el eco de Su clamor se apagara, el Rey glorioso del cielo, el Dios
encarnado salió de Su estropeada envoltura física y pasó a los brazos de Su
Padre. Entonces el dolor y el sufrimiento cesaron y un ensordecedor silencio
flotaba en el aire. La ejecución se había acabado y la muerte de Cristo
quedaba terminada. Allí simbólicamente, en su sudario, estaba envuelto el
pago por los pecados del mundo entero.
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Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

Lucas 23:46 "Padre, en Tus Manos"


 
A principios de los Evangelios escuchamos a Cristo declarando que puso su
rostro con firmeza hacia Jerusalén y la cruz. Toda su vida fue dedicada a la
sombra de la cruz.
Siempre estaba ansioso por ir a la cruz, porque aparte de eso  él no podía
cumplir su misión divina.
La cruz estaba siempre presente en la mente de Cristo. Estaba siempre en su
corazón y en sus labios después de la gran confesión de Pedro a Él como el
Mesías, el Hijo del Dios viviente. Estaba siempre en movimiento hacia esa cruz
como victorioso, no como una víctima. Siempre estaba avanzando hacia la
victoria final sobre el pecado y la muerte.
Estaba en su mente mientras hablaba a Nicodemo, "Y como Moisés levantó la
serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del hombre sea
levantado,  para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga
vida eterna" (Juan 3:14). La cruz era la única manera en la que Jesús pudo
cumplir con su misión. Su muerte fue vicaria, la muerte sustitutiva por el
pecador a pesar de que Él nunca experimentó el pecado. Fue representante de
los pecadores muriendo en su lugar.
¿Por qué Dios eligió la crucifixión ya que era una muerte indeciblemente
horrible? Cicerón estaba muy familiarizado con ella y dijo que era la más cruel y
vergonzosa de todos los castigos. "Nunca", dijo, "vengan cerca al cuerpo de un
ciudadano romano, no, ni siquiera cerca de sus pensamientos, o los ojos o los
oídos."
Por lo tanto, agradó al Señor Dios para poner  la pena a Su Siervo Sufriente,
cuando Aquel que no conoció pecado se hizo pecado por nosotros.
Examinemos por un momento las circunstancias que rodearon la muerte de
Cristo.

LAS CIRCUNSTANCIAS QUE RODEARON LA MUERTE DE JESÚS (LUCAS


23:44-45)
El acuerdo de Lucas acerca de los acontecimientos en el Calvario el día que
Cristo murió es de actualidad, no cronológico. Tenemos toda la imagen cuando
se examina la muerte de Cristo en los cuatro Evangelios. Cada autor ha
seleccionado los eventos que le ayudaron a explicar el mensaje de la
salvación.
Había seis milagros en el Calvario. Una oscuridad envolvía la escena milagrosa
durante tres horas, y la espesa cortina del Templo se rasgó de arriba abajo,
como que si unas  manos gigantescas se apoderaron de ella en la parte
superior y la rompieron en pedazos. Un terremoto sacudió a Jerusalén y
dividieron las rocas. Las personas salieron de sus tumbas después de la
resurrección de Jesús y entraron en la ciudad de Jerusalén.
La misteriosa oscuridad          
"Era como la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora
novena" (Lucas 23:44; Cp. Mat. 27:45; Marcos 15:33).
El hecho de que esta oscuridad es mencionada muestra que debe haberse
destacado en la memoria como si hubieran sido de gran intensidad y una
experiencia inolvidable. Ocurrió cuando menos se espera, en pleno mediodía, y
duró tres horas, no en unos pocos minutos como un eclipse. Además, era el
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Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

momento de la luna llena en Pascua, cuando la oscuridad cubrió toda la tierra.


Nadie puede decir que la oscuridad no se extendió sobre el conjunto de la
media luz del día del planeta. Esta oscuridad estaba en la presencia en la
cubierta a pleno sol y el sol al mediodía. De repente, la oscuridad cubrió la
tierra y parece que se ha ido tan de repente. No fue la tarde como cuando el
sol  normalmente se pone en silencio, sino que era una oscuridad espantosa
que de repente se dejó caer como una cortina gruesa. Era muy amplia y
concentrada como la oscuridad de tres días en Egipto durante las plagas que
preceden a la primera Pascua. Al igual que el caso que exista una sola
explicación – Dios.. Fue un acto especial de Dios. Era como si Dios puso su
mano sobre el sol y  bloqueo  la luz durante tres horas.
Los escritores de los evangelios dicen "la oscuridad" y entonces todo queda en
silencio durante tres intensas horas. Incluso la Víctima divina esta en silencio
hasta que justo antes de la oscuridad termina. Fuera de la oscuridad
impenetrable  un grito de abandono de Dios: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me
has desamparado?" Lo increíble es la forma en que la oscuridad exclusiva se
vincula a la muerte de Cristo.
¿Qué significa esta oscuridad? La oscuridad significaba sentencia, el juicio de
Dios sobre nuestros pecados. El castigo fue dado por Jesús, para que Él, como
nuestro sustituto, sufriera la agonía más intensa, y indescriptible y terrible
aislamiento por nuestros pecados. El infierno llegó al Calvario ese día, y el
Salvador descendió en él y dio a luz sus horrores en nuestro lugar. Él murió por
ti y por  mí ese día.
El juicio de Dios vino sobre nuestros pecados, ese mismo día. Nuestro
representante y sustituto murió en nuestro lugar. Jesucristo, el Hijo de Dios
estaba sufriendo los tormentos del infierno. El Hijo de Dios se estaba muriendo
como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Él estaba soportando
la ira inconcebible de su Padre en contra de nuestro pecado. Él estaba
pagando nuestra deuda.
La oscuridad se asocia con el juicio de Dios en la Biblia. En la segunda venida
de Cristo se nos dice que los cambios climáticos tendrán lugar en los
cielos. Isaías 5:30; 60:2; Joel 2:30, 31; Amós 5:18, 20; Sofonías 1:14-18; Mateo
24:29, 30; Hechos 2:20; 2 Pedro 2:17; Apocalipsis 6:12-17.
En la cruz, la agonía de juicio que Jesús estaba sufriendo era tan intenso que
finalmente pronunció las palabras: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
desamparado?" Jesús estaba dando su vida como "rescate" por nuestros
pecados (Marcos 10:45; Mateo 20:28; 26:28). Y Dios corrió las cortinas sobre el
Calvario para que el hombre pecador no pudiera  ver la intensidad de Dios
abandonando a Dios.

El velo del Templo se rasgó


Por otra parte, en el momento en que Jesús murió la cortina colgante de una
pulgada de espesor tejido que separaba el Lugar Santo del Santo de los
Santos en dos salas se cortó de arriba a abajo. No se sacudió a pedazos, sino
que fue como una mano gigante que se apoderó de él en la parte superior del
velo y la rompió, aparte de arriba a abajo.
En el momento en que Cristo murió "Entonces el velo del Templo se rasgó en
dos, de arriba abajo; la tierra tembló, las rocas se partieron,  los sepulcros se
abrieron y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron;  y
después que él resucitó, salieron de los sepulcros, entraron en la santa ciudad
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Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

y aparecieron a muchos" (Mateo 27:51-53) Lucas dice simplemente: "el velo del
Templo se rasgó por la mitad" (Lucas 23:45). En relación con la marca de un
mismo hecho, escribe: "Pero Jesús, lanzando un fuerte grito, expiró. Entonces
el velo del Templo se rasgó en dos, de arriba abajo" (Marcos 15:37-38). La
rasgadura del velo se produjo en el momento de su muerte.
Dios  el Padre actuó, como cualquier padre devoto judío de pie junto a su lecho
de muerte. Este fue un gesto habitual duelo judío. Dios rasgó el velo como si
había alquilado su prenda exterior propia.
Esta ruptura del velo pasó  a las 3:00 p.m., cuando los sacerdotes estaban
ocupados en el templo  sacrificando el cordero pascual. Piense por un
momento si hubiera  sido un sacerdote judío tendría que cortar la garganta de
la preparación de los corderos para la Pascua, que comenzará a finales de la
tarde, cuando la primera estrella apareciera en el cielo lejano. Tal vez usted
estaría  lanzando incienso sobre el altar en ese preciso momento! ¿Y si hubiera
sido tu cordero de la Pascua que  estaba sacrificando en ese preciso
momento? Algunos de los sacerdotes que trabajan en el templo han sido
testigos de este evento. Esta es probablemente la razón por la cual "La palabra
del Señor crecía y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en
Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe" (Hechos 6:7).
A través de la muerte de Cristo el camino hacia el santuario celestial se abrió
para toda la humanidad. Ahora todos pueden libremente entrar por la gracia
mediante la fe en Jesucristo (Hebreos 6:19; 9:3). "Así que, hermanos, tenemos
libertad para entrar en el Lugar santísimo por la sangre de Jesucristo,  por el
camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne.
También tenemos un gran sacerdote sobre la casa de Dios.  Acerquémonos,
pues, con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los
corazones de mala conciencia y lavados los cuerpos con agua pura" (10:19-
22). Ahora podemos experimentar una relación íntima, de amor con Cristo,
porque su muerte sacrificial ha abierto un camino para todos los creyentes a
entrar en el santuario "a través del velo" de su carne. "Acerquémonos, pues,
confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia
para el oportuno socorro" (Hebreos 4:16; Cf. Efesios 2:18-19; 3:11-12).
En ese momento el trono de la gracia se abrió para todos los que creen. El
camino a la presencia de Dios está ahora abierto para que todos puedan entrar
Jesús es el único sacrificio  necesario para nosotros tener una relación correcta
con Dios. Sin embargo, sólo hay una manera de entrar y que es a través de la
sangre de Jesús (Hechos 4:12). El Templo de Jerusalén ya no era la morada
de Dios-su lugar. El templo fue profanado, y, por consiguiente abolido por el
mismo Dios, en el año 70 d.C. (después de Jesucristo) el ejército romano se
quemó. Desde el día de Pentecostés, el cuerpo de cada creyente se convirtió
en la morada de Dios (1 Cor. 3:16).

Terremoto y  tumbas abiertas


Mateo nos dice que otras cosas pasaron. "Entonces el velo del Templo se
rasgó en dos, de arriba abajo; la tierra tembló, las rocas se partieron,  los
sepulcros se abrieron y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se
levantaron;  y después que él resucitó, salieron de los sepulcros, entraron en la
santa ciudad y aparecieron a muchos" (Mateo 27:51-53). Josefo (Guerra VI.
299) habla de un temblor en el templo antes de la destrucción y el Talmud
habla de un temblor cuarenta años antes de la destrucción del templo.  
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Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

A. T. Robertson, da una visión aguda, "Volvemos a los milagros relacionados


con el nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios que viene al mundo. Si admitimos la
posibilidad de tales manifestaciones del poder de Dios,  hay un poco  que
molesta a uno aquí en la historia de la muerte del Hijo de Dios. "La conclusión
obvia es la tumba se abrió a la muerte de Cristo, cuando el terremoto sacudió a
Jerusalén, pero los cuerpos de los santos no fueron resucitados  hasta que
Cristo resucitó tres días después.
Sí, cosas maravillosas que sucedieron el día que Cristo murió. Pero ¿dónde
está la evidencia de su muerte?

EL GRITO DE JESÚS EN SU MUERTE (LUCAS 23:46)                                    


"Padre, en Tus manos encomiendo mi espíritu."
El Hijo victorioso se compromete por entero a su Padre. Esto es lo que se
espera de la persona que vive como Jesús lo hizo. Tenía una perfecta
confianza en el Padre celestial, que nunca se rompe.
Él se dirigió a su Padre en la declaración final de la cruz: "Padre, en tus manos
encomiendo mi espíritu" (Salmo 31:5). Jesús murió con una oración en sus
labios antes de acostarse que toda madre judía enseñó a sus hijos. Lo había
aprendido en los brazos de María. Sólo una palabra se agrega a este versículo:
"Padre." Nos dice cómo murió nuestro Señor: con confianza, de buena gana
(Juan 10:17-18), y victoriosamente (Juan 19:30). Barclay dice: "Incluso en una
cruz, Jesús murió como un niño dormido en brazos de su padre." Por otra
parte, todos los que conocen a Jesús como su Salvador pueden morir con la
misma confianza y seguridad (2 Corintios 5:1-8; Phil 1:20-23).
Jesús era un hijo obediente a través de Su vida y ministerio. Todo lo que él dijo
o hizo sólo puede entenderse a la luz de la cruz. El Calvario es la clave de la
verdad. El mensaje central de Dios es en su Hijo en la cruz muriendo por una
humanidad de pecado. A menos que seamos los instrumentos de su voluntad,
cometeremos error a través de nuestra existencia física sin ningún propósito
útil. Jesús repetidamente nos dice que Él no hizo nada excepto en la voluntad
del Padre. "No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo, y mi
juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del Padre, que me
envió" (Juan 5:30). "Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo mismo estoy
trabajando. . . Verdad, en verdad os digo, el Hijo no puede hacer nada por sí
mismo, a menos que lo que ve hacer al Padre, lo que el Padre hace, estas
cosas también lo hace el Hijo de igual manera" (vv. 19-20). Jesús vino a hacer
la voluntad del Padre y en la cruz  está logrando el objetivo final de su venida a
esta tierra.
"En las manos de Dios" debe ir todo lo que somos y todo lo que tenemos. Dios
nos reconcilió consigo mismo por Cristo. 2 Corintios 5:19 dice, "Dios estaba en
Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres
sus pecados..." ¿Cómo pudo hacer eso? Pablo nos dice que "Porque en él
habita corporalmente toda la plenitud de la divinidad..." (Colosenses 2:9).
Jesús murió en la obediencia a la voluntad del Padre.
Jesús respiró su último aliento. Él murió. La expresión "expiró", o "entregó el
espíritu" significa "aliento, a punto de expirar, a morir." Geldenhuys explica los
últimos momentos de la muerte de Jesús eran una "tranquilidad calma." Había
cumplido con satisfacción  lo que el Padre le dio a hacer.
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Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

El 21 de marzo, edición de 1986 del Journal of the American Medical


Asociación publicó un artículo sobre "La muerte física de Jesucristo." Esta es la
conclusión del autor:
"Por lo tanto, queda por sentado si Jesús murió de ruptura cardíaca,
insuficiencia respiratoria o cardiovascular, sin embargo la función importante
que no puede ser como Él murió, pero si murió. Es evidente que el peso de las
pruebas históricas y médicas indican que Jesús estaba muerto antes que le
hicieran las  heridas en su costado fue infligido, y apoya la idea tradicional de
que la lanza clavada entre sus costillas derechas probablemente perforó no
solo el pulmón derecho sino también el pericardio y el corazón, y por lo tanto
era una muerte asegurada. En consecuencia a interpretaciones basadas en la
suposición de que Jesús no murió en la cruz parecen estar en contradicción
con los conocimientos médicos modernos."

Jesús murió.
El significado de su muerte
¿Cuál fue el propósito de su muerte? El apóstol Pedro escribe, " pues ya
sabéis que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir (la cual
recibisteis de vuestros padres) no con cosas corruptibles, como oro o
plata,  sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y
sin contaminación" (1 Pedro 1:18, 19).
La sangre de Cristo es nada menos que el poder eterno de Dios. La
maravillosa verdad es que es la sangre de Jesús que nos limpia de todo
pecado y sus efectos sobre el pecador creyente. En lugar de los corderos es la
sangre de Jesús que se ofrece en el altar de nuestra redención. 
La Biblia nos dice, "Porque la paga del pecado es muerte." Es el castigo del
pecado. La sangre, la muerte, del inocente cordero en el altar era una cubierta
para el pecado. Se pagó por el pecado. El pecador puso sus manos sobre la
cabeza del sacrificio y confesó sus pecados, por lo tanto por sus pecados sobre
la víctima. La muerte del sustituto fue reconocida como la muerte o el castigo
para el adorador.
La sangre fue lo que la vida entrego a la muerte para la satisfacción de la ley
de Dios, y en obediencia a su mandato. El pecado fue tan completamente
cubierto y expiado, que ya no se calcula como la del transgresor. Él fue
perdonado. Basado en el sacrificio de Jesús, el SEÑOR Dios podía declarar al
pecador creyente  absuelto.
No se trata sólo de que Jesús murió, sino en que él murió como nuestro
Salvador personal. Su muerte no fue la muerte de cualquier persona. Él era el
Cordero de Dios murió por un propósito específico. Por lo tanto, su sangre es la
única limpieza.
Pero todos estos sacrificios y las ofrendas eran sólo los tipos y sombras, hasta
que el Señor Jesús vino. Su sangre fue la realidad a la que estos tipos
señalaron.
Su sangre era de un valor infinito, ya que llevaba su alma o la vida. No era
ningún particular sino el Hijo de Dios que murió. En la santa obediencia a la
voluntad del Padre, el Hijo de Dios mismo sometido a la pena de la ley
quebrantada, mediante el vertido de su vida hasta la muerte. Porque la muerte,
no sólo era la pena pagada en su totalidad, sino que la ley estaba
completamente satisfecha, y glorificó al Padre. Por lo cual Dios podría ser
"justo y el que justifica al que es de la fe de Jesús" (Romanos 3:26 b). Su
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Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

sangre pagó por el pecado, y así lo hizo impotente. Para ello, nos limpia de
todo pecado y la culpa (1 Juan 1: 7-10). Tiene un maravilloso poder para quitar
el pecado, y limpiarte y santificarte.
Los Evangelios cada uno nos recuerda que la muerte de Jesús fue una muerte
victoriosa. La única muerte que Jesús podía morir fue una muerte vicaria
voluntaria. Nadie podía quitarle la vida. Voluntariamente se entregó en calidad
de representante del pecador. Sólo la sangre de Jesús puede satisfacer la ley y
la justicia de Dios. Ningún pecador puede hacer eso.
Jesús murió el único tipo de muerte que fue capaz de satisfacer la justicia de
Dios y para salvar a los hombres (Juan 10:11, 15, 17-18).
Jesús no se rindió a la muerte en la debilidad. Jesús llamó a la muerte como un
carro o una limusina para servir a sus propósitos! Es significativo el escritor
inspirado no dice: "Él murió", pero "Él entregó el espíritu." NASB dice, "expiró".
Exhaló su vida, indicando claramente el carácter voluntario de la ley.
Agustín tuvo una buena comprensión de esta gran verdad. Él dijo: "Él dio su
vida, porque Él lo quiso, cuando quiso, y como él lo quiso." Ninguna otra
persona ha hecho eso. Usted y yo no tenemos ese tipo de opción sobre los
asuntos de la vida y la muerte.
La palabra traducida como "encomendar" o "compromiso" puede ser traducido
como "rendirse  o recostarse." Esto significa que, " depositar con otro, a darle
cargo, o compromiso." Señaló Lucas, que la muerte de Jesús se produjo
porque Él lo quiso dio Su último respiro  ((Lucas 23:46), de buena gana y
voluntariamente entregó su vida (Juan 10:15, 17-18).
Una de las cosas sorprendentes acerca de su muerte era el momento. La
muerte de Jesús fue inusualmente rápida. La mayoría de las víctimas de la
crucifixión se quedaban en la cruz durante una semana a morir una muerte
lenta y horrible de hambre, de sed, de deshidratación, de locura e  infección en
el sol ardiente de Palestina. Cuando Jesús sabía que el pago fue pagado en su
totalidad Eligió a renunciar a su espíritu. Él era soberano en su propia muerte.
Murió como ningún otro hombre. Jesús escogió el tiempo de su propia muerte.

Sólo la muerte de Jesús puede satisfacer la justicia de Dios.


Jesús, como el Sumo Sacerdote en el último Día de la Pascua, se estaba
ofreciendo a Dios como el sacrificio sangrado para expiar el pecado del
hombre. Su cruz es el altar del sacrificio. Su cuerpo es el sacrificio sangriento.
Jesús es el Sumo Sacerdote ofreciéndose a sí mismo como el sacrificio que
cubre cada uno de nuestros pecados por su muerte voluntaria, este sacerdote
llevó  su sacrificio a el Santo de los santos de la presencia de Dios. Y con estas
palabras se lo ofreció a Dios. ¡La cosa está hecha, terminada, completa!
Año tras año, durante siglos, los sacerdotes judíos habían estado haciendo.
Miles y miles de corderos habían sido asesinados. No se dieron cuenta ese
mismo día a las afueras de las murallas de la ciudad, un tipo diferente de
sacerdote había aparecido, con un cordero que trajo el sacrificio de sangre
para siempre a su fin. Jesús, el Hijo de Dios, ofrece su cuerpo destrozado, sin
mancha ni defecto, a Dios. Él derrama la sangre preciosa y eficaz a los pies de
la cruz. El velo del templo se rasgó en dos, de arriba a abajo. Dios
Todopoderoso cumple! Su ira se propicia a través de la sangre de Jesús. Él
viene de un lugar secreto, diciendo: "¡Basta! No hay más sacerdotes, sino
Jesús! La sangre no más, pero su sangre! El trabajo está hecho!"
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Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

El Nuevo Testamento tiene mucho que decir sobre el sacrificio de


Cristo. Hebreos 7:22-27; 9:24-28; Romanos 5:6, 8; 6:10; 8:34; 2 Corintios 5:14-
15.
En el altar del Calvario, el sacerdote crucificado se ofreció a sí mismo, el
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo.

TESTIMONIO DEL CENTURIÓN DESPUÉS DE LA MUERTE DE JESÚS


(LUCAS 23:47-48)
El centurión romano a cargo de la ejecución era un ejecutor profesional que
nunca había visto nada como esto antes. Observó cómo Jesús continuo en
medio de toda la hostilidad y odio. En sus últimos momentos hizo Jesús un
grito de "renuncia de descanso" fue profundo que nunca lo podrán olvidar los
soldado. Fue una "entrega voluntaria" de su vida en las manos del Padre. Este
fue un grito de confianza.
El centurión declaró: "Ciertamente este hombre era justo [inocentes], el Hijo de
Dios" (Marcos 15:39, Lucas 23:47). Él quedó muy impresionado por la
oscuridad, el terremoto (Mateo 27:54), y, ciertamente, la manera en que Jesús
sufrió y murió. Nunca había escuchado a una víctima de hora por sus
enemigos. Este soldado romano endurecido debe haber sido sorprendido
cuando Jesús gritó y luego murió al instante, por  las víctimas de la crucifixión a
menudo se quedan durante días y no tenían fuerzas para hablar.
Alabado a Dios (Lucas 23:47)
El centurión romano había visto morir a los hombres, pero ninguno como este.
Spurgeon sugiere que este rey ordenó que la muerte llegue a su servicio y
transmitir su espíritu a Dios. Nunca había visto el mundo nada como esto
antes. Jesús ordenó la muerte de Roma y un carro para llevarlo de vuelta a
casa! Desde ese momento la muerte se convirtió en la puerta y el vehículo al
cielo. Jesús transformó el símbolo romano del poder de la muerte y la convirtió
en su siervo mediante el uso de la misma cosa que lo que representaba - la
muerte y la desesperación - para llevar a cabo Su propósito eterno de la
victoria sobre la muerte.
A. T. Robertson señala que el centurión, "comenzó a glorificar... o mantenerse
glorificando." Él lo mantuvo. El centurión romano comenzó a alabar o glorificar
a Dios, probablemente mediante el reconocimiento de la justicia de Dios, y él
siguió haciéndolo (Mateo 27:54; Marco 15:39; Lucas 23:47).

La reacción de las multitudes

La reacción de las multitudes se ve en el versículo cuarenta y ocho. Lucas


describe a la gente poco a poco, abriéndose camino de regreso a Jerusalén.
Deben de haber dicho a sí mismos una y otra vez en la convicción de una
agonía profunda por la fiesta del mal, ya que caminaba lentamente, "Lo
hicimos!" "Lo hicimos!" "¿Cómo pudimos haber hecho fiesta de esto?"
Cf. Hechos 2:36; 1 Tes. 2:14, 15. Volviendo a la ciudad comenzaron  a golpear
sus pechos en el auto-reproche. Lenski dice, "Ellos vinieron a presenciar un
espectáculo, pero quedaron con sentimientos de dolor." Ellos sabían que eran
culpables delante de Dios y que  merecían la muerte (Romanos 6:23). Deben
de haber ido sonando como el recaudador de impuestos en Lucas 18:13: "Dios,
sé propicio a mí, pecador." Fue un momento de luto y lamento por la gente del
pueblo que estaban presentes.
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Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

El entierro de Jesús
Los cuatro escritores de los Evangelios presentan los detalles de la muerte y
sepultura de Jesús. Su muerte y el entierro es un hecho histórico.
Cuando Jesús murió, José se dirigió inmediatamente a Pilato pidiendo
autorización para tener el cuerpo, y Nicodemo probablemente permaneció en el
Calvario para vigilar. Ellos con ternura llevaron a Jesús de la cruz, rápidamente
lo llevó al jardín, lavo el cuerpo, lo envolvió con las especias. Fue un entierro
temporal apresurado. Volverían después del sábado en el primer día de la
semana para hacer el trabajo correctamente. Cuando pusieron a Jesús en el
sepulcro nuevo, ellos cumplieron Isaías 53:9 y evitaron que los romanos tiraran
su cuerpo en el vertedero de basura en el infierno fuera de la ciudad.
Criminales condenados perdieron el derecho a la sepultura, pero Dios se
encargó de que el cuerpo de su hijo fuese  enterrado con dignidad y amor.
Era importante que el cuerpo sea enterrado adecuadamente, para que Dios
resucitara a Jesús de entre los muertos. Si hubiera alguna duda acerca de su
muerte o entierro, que podría afectar el mensaje y el ministerio del Evangelio (1
Cor. 15:1-8). La resurrección de Jesús tomó a todos por sorpresa. No fue un
evento esperado. Nadie creía que Jesús cuando dijo que resucitaría de entre
los muertos. Ellos  espiritualizan la profecía o simplemente no podían entender
la posibilidad. Cada uno de los discípulos se sorprendió tres días después,
cuando resucitó. Ellos pensaban que era el final, cuando Jesús murió y fue
sepultado.

¿Qué hará usted con Jesús?


Las personas más exigentes que se mezclaron en la cruz aquel día no eran los
líderes religiosos judíos, sino un delincuente y un centurión romano. El criminal
ejecutado murió ese día con gran seguridad de vida eterna, y el centurión pasó
el resto de su vida alabando a Dios. Allí estaban dos convertidos, salvos por
gracia mediante la fe en Jesucristo!
¿Te imaginas conmigo lo que será como cuando Jesucristo regrese y los que
han escuchado el mensaje de la cruz y han cantado a lo largo de los siglos,
¡Crucifícalo! ¡Crucifícale! "Y luego, cuando ven su rostro sólo se golpeaban el
pecho y gritaban" Lo hicimos! "Somos culpables. Hemos pecado. Hemos hecho
lo malo. Lo hemos  rechazado! "Por cuanto todos pecaron y están destituidos
de la gloria de Dios." "Porque la paga del pecado es muerte." "El alma que
peca, ciertamente morirás." "¿Cómo escaparemos nosotros si descuidamos
una salvación tan grande?"
En ese momento será demasiado tarde. Será aún peor que cuando estas
personas regresaron de la escena fea en el Gólgota y profundo en el poder
convincente de Dios se dieron cuenta que habían crucificado a un Dios justo y
santo!
Hoy es el día de la salvación. Jesús fue a la cruz y murió por ti. Su deuda del
pecado ha sido pagada en su totalidad por Jesucristo. Él murió por ti en la cruz.
Dios puede perdonar y olvidar todos los pecados y les otorgará el don de la
vida eterna. La razón por la que Él puede hacer eso es porque Jesús fue
obediente a la voluntad del Padre hasta la muerte. Ahora, un Dios justo y santo
nos puede ofrecer el perdón a través de Su gracia. Jesucristo ya ha hecho todo
para usted. Al ofrecer a su Hijo, Dios es capaz de hacer hijos e hijas de todos
los que responden a este trabajo por la fe.
              Jesús lo pagó todo,
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Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

              Todo se lo debo a Él;


              El pecado había dejado una mancha carmesí -
              E la  lavó y quedo blanco como la nieve.
Dios ha oscilado  la puerta de la vida eterna de par en par para que usted
pueda venir a Él, aun cuando usted lea esto. Pon tu confianza en la obra
terminada de Jesucristo.
Martín Lutero estaba pasando por un período de una terrible depresión. Lutero
le pareció ver una forma repugnante y malvada inscribe el registro de sus
propios pecados y transgresiones en las paredes de su habitación. La mano
que condena anotó los pensamientos pecaminosos, las palabras pecaminosas,
las malas acciones, los pecados de omisión y comisión, los pecados secreto,
los pecados abiertos - parecía no tener fin a la lista de sus pecados. Lutero
inclinó la cabeza en la oración. Cuando miró de nuevo, el escritor se había
detenido y estaba frente a él. "has olvidado sólo una  cosa!" dijo Lutero. "¿Y
eso?" preguntó a su torturador. "Coge la pluma y escribe una vez más,
escríbelo todo: 'La sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado'" En
la mención de la sangre de Jesús, el espíritu malo se desvaneció y las paredes
estaban limpias!
Todo lo que necesitas hacer es confiar en él. "Cree en el Señor Jesucristo y
serás salvo." "Todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo."
El apóstol Pablo escribió: "Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y
crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo,
porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para
salvación" (Romanos 10:9-10).
Todo lo que necesitamos hacer es llamar a su nombre y creer en lo que Él hizo
por nosotros en la cruz. Su sacrificio es todo lo suficiente para que nos perdone
nuestros pecados y nos acerque  en la justicia de Cristo. "Cree en el Señor
Jesucristo y serás salvo."
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Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

SEMANA SANTA
TEMA: 1ERA PALABRA” PORQUE JESÚS DIJO. PADRE PERDÓNALOS
PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN”
TEXTO: SAN JUAN 19: 29 - 30

Por Que Jesús Dijo: Padre Perdónalos Porque No Saben Lo Que Hacen
Las palabras de Jesús Padre perdónalos porque no saben lo que hacen se
encuentran en Lucas 23:34. Jesús miró desde la cruz a una escena que debió
de ser angustiosa para Él. Los soldados romanos estaban apostando por su
vestimenta (Juan 19:23-24); uno de los criminales en la cruz de al lado de Él lo
estaban insultando (Mateo 27:44); los líderes religiosos se burlaban de Él
(Mateo 27:41-43); y la muchedumbre lo blasfemaba (Mateo 27:39). Rodeado
de este lote indigno, Jesús exclamo por ellos, al Padre; es una expresión de
inigualable misericordia y amor.

¿Por qué Jesús dijo: ¿Padre perdónalos porque no saben lo que hacen, en la
cruz?
Aun en su agonía, la preocupación de Jesús era el perdón de aquellos que se
consideraban entre sus enemigos. Él le pidió al Padre que perdonara a los
ladrones en la cruz que se burlaban de Él. Pidió al Padre que perdonara a los
soldados romanos que se habían burlado de Él, que le escupieran, le dieran
una paliza, le sacaran la barba, le azotaran, le pusieran una corona de espinas
en la cabeza y le clavaran en la cruz. Jesús pidió perdón por la muchedumbre
enfurecida que se había burlado de Él y pidió Su crucifixión (Marcos 15:29-30).

 3 aspectos en la oración de Jesús que decía: Padre, perdónalos porque no


saben lo que hacen.

Es importante notar que la oración de Jesús, "Padre perdónalos porque no


saben lo que hacen," no significa que todos fueron perdonados,
unilateralmente, sin arrepentimiento y sin fe.

1. Significa que Jesús estaba dispuesto a perdonarles, pues el perdón era,


de hecho, la razón por la que estaba en la cruz. Las palabras "Padre
perdónalos" muestran el corazón misericordioso de Dios.
2. Jesús oró:"Padre perdónalos porque no saben lo que hacen" porque estaba
cumpliendo la profecía del Antiguo Testamento: "Él llevó el pecado de muchos,
e intercedió por los transgresores" (Isaías 53:12). Desde la cruz, Jesús
intercedió por los pecadores. Hoy, resucitado y glorificado, Jesús sigue siendo
"el único mediador entre Dios y los hombres" (1 Timoteo 2:5).
3. Jesús oró: " Padre, perdónalos," porque estaba poniendo en práctica el
principio que había enseñado en el sermón del Monte:"Habéis oído que se dijo:'
Amad al prójimo y odiad a vuestro enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros
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Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

enemigos y orad por los que os persiguen "(Mateo 5:43-44). Jesús, el


perseguido, oró por sus perseguidores.
Junto con la buena disposición de Jesús para perdonar a sus verdugos está el
hecho de que ellos no sabían lo que estaban haciendo (Lucas 23:34).

¿Por que Jesús pedía perdón por sus enemigos?


Los pecadores que pusieron a Jesús en la cruz eran ignorantes de la verdadera
importancia de sus acciones. Los soldados personalmente no mostraron mala
voluntad hacia Él. Simplemente seguían órdenes. Así trataban normalmente a
los condenados, y creían que Él se lo merecía.

Ellos no sabían que estaban matando al Hijo de Dios (1 Corintios 2:8). La mafia
no sabía realmente a quién intentaban destruir. Los líderes judíos los habían
engañado para que creyeran que Jesús era un falso y alborotador (Hechos
3:17). Al orar "Padre, perdónalos," Jesús reveló su misericordia infinita; Él aún
los amó y los perdonaría si sólo ellos se humillaran y se arrepintieran (Mateo
18:14;2 Pedro 3:9).

La oración de Jesús Padre perdónalos porque no saben lo que hacen, fue


respondida en la vida de muchas personas. El centurión romano al pie de la
cruz, al ver cómo Jesús murió, exclamó: "Ciertamente este hombre era el Hijo
de Dios". (Marcos 15:39). Uno de los dos ladrones crucificados con Jesús
ejerció la fe en Cristo, que le prometió el paraíso (Lucas 23:39-43).

Un miembro del sanedrín se alineó públicamente con Jesús (Juan 19:39). Y,


poco más de un mes después, tres mil personas en Jerusalén fueron salvas en
un día como la iglesia comenzó (Hechos 2:41).

En la cruz Jesús proveyó perdón para todos aquellos que quisieran creer en Él
(Mateo 20:28). Jesús pagó el castigo por los pecados que cometimos en
nuestra ignorancia, e incluso por los pecados que cometimos deliberadamente.
Cuando nacemos de nuevo, nosotros también nos convertimos en una
respuesta a la oración de Jesús:" Padre perdónalos porque no saben lo que
hacen ".

Jesús mira el interior del hombre, allí donde se encuentra el pozo de agua viva.
Él mira cuánta capacidad de amar posee y cuánta de amarse. Y descubre lo
que cada uno busca mantener secreto.

Es consciente de la debilidad del hombre,

si le falta el impulso del amor verdadero,

y por ello se hizo hombre para curarnos por dentro.

No los perdona desde un espíritu de superioridad, sino desde la sinceridad más


profunda, siente en su alma que no son culpables, no lo son ni ellos ni ninguno,
al menos no del todo. Sabe que todos, unos y otros, solo han caído en una
marea de maldad que les ha arrastrado al desacierto.
FECHA: miércoles 05/04/23 Las 7 palabras ABRIL 2023
Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

No perdona porque se lo merezcan o por dar ejemplo, perdona por su propia


bondad, que siendo tan maravillosa, es solo una brizna de aire fresco.

Esta sociedad vive de la meritocracia, de hacer y hacer y hacer, perdiendo en


el camino las enormes bondades de lo que uno es y en qué le convierte ese
camino. Hemos de caminar en la verdad, sabiéndonos elegidos, sabiéndonos
amados, y sabiéndonos por todo ello inspirados por Dios en Cristo.

No saben lo que hacen pues para saber primero hay que conocer al otro,   y
ahí anida la gran pobreza de este mundo que descarta a todos y quedándose
con poco.

Cristo anuncia con su vida, con su ejemplo y entrega. No seguimos a un buen


hombre, ni al primer comunista, ni seguimos a un mesías, seguimos
sencillamente a Dios que se hizo hombre y de entre todos los hombres asumió
la condición de esclavo para desde ahí elevarnos al cielo, al cielo de los sueños
y esperanzas, al cielo de la verdad sin faltas.

No eran más libres esos romanos cuando lo hacían,

simplemente ordenes obedecían,

un claro ejemplo de una sociedad sin criterios propios,

solo modas y en consecuencia pobres en su oprobio.

Los romanos acabaron descubriendo que era quien decía, pero por desgracia,
como tantas veces en la vida, solo lo descubrieron cuando ya había muerto. De
niño nos dicen que si se tiran de un puente tú no los sigas, de adultos en
cambio nos decimos que es peor quedarse mirando mientras otros caminan. El
cristiano no solo no se tira a un puente, no se queda mirando como otros se
tiran, sino que se pone al frente y con su ejemplo inspira otro camino y otra
salvación, por si alguno, aunque sea alguno solo, se da cuenta y le alivias.

Cristo es ejemplo en todas sus cosas, pero en esta es:

paciencia, sabiduría,

y bondad sin medida.

Análisis del versículo: "Padre perdónalos porque no saben lo que hacen"

El versículo “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen” que se


encuentra en el libro de Lucas 23:34 muestra la total misericordia de Nuestro
Señor Jesucristo cuando estaba crucificado en la cruz del calvario, rodeado de
la crueldad de los soldados y junto a los criminales que igual que él se
encontraban en la cruz.
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Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

A pesar de la agonía que sentía Jesucristo luego de haber sido cruelmente


golpeado, humillado y crucificado, sentía preocupación por la salvación de sus
enemigos, por los soldados romanos que se habían burlado de él y por los
ladrones que también estaban en la cruz. Esto lo podemos visualizar en su
palabra:

“Y los que pasaban le injuriaban, meneando la cabeza y diciendo: !!Bah! tú que


derribas el templo de Dios, y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo, y
desciende de la cruz. De esta manera también los principales sacerdotes,
escarneciendo, se decían unos a otros, con los escribas: A otros salvó, a sí
mismo no se puede salvar. El Cristo, Rey de Israel, descienda ahora de la cruz,
para que veamos y creamos. También los que estaban crucificados con él le
injuriaban” (Marcos 15:29-32).
De esta manera podemos ver cómo Jesucristo a pesar de todas las injurias,
maltratos, humillaciones y crueldad, sintió la necesidad de orar por ellos, por su
ignorancia y falta de fe, para que Dios tuviera misericordia y pudiera darles el
perdón. Pero no todos pueden ser perdonados si no existe un real
arrepentimiento.

1.- Jesús perdonó a sus adversarios:


Jesucristo cuando vino a este mundo, lo hizo con un propósito divino, para
buscar a los que estaban perdidos y ofrecerles el camino, la verdad y la vida.
Nuestro Señor nos enseña con sus acciones el amor hacia el prójimo y lo
coloca como uno de los mandamientos:

“Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma,
y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo
es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22: 37-39)
Esta no constituye una Ley Nueva simple que debemos acatar, sino que nos
revela el criterio de autenticidad de nuestra fe y de nuestra manera de ser
personas comprometidas con Cristo. Por una parte nos manifiesta  que estos
dos mandamientos son la base fundamental de la verdad y puede sostener
cualquier ley.

Por otro lado, nos expone ante la realidad de Dios y a la realidad de nuestro
Prójimo. Así que en el amor encontramos esa fuente de agua viva, ese
alimento que nos sustenta y que nos alienta cada día.

Gracias a ese amor que Jesús nos muestra en la cruz del calvario y que
sobrepasa todo entendimiento, podemos percatarnos de la magnitud del amor
que Cristo sentía por la humanidad, aún cuando ésta lo haya puesto en una
situación muy dolorosa y humillante. Así que Cristo nos enseña con sus
acciones que sí podemos amar al prójimo a pesar de que éste nos haga daño.

En este sentido, cuando amamos a Dios y al prójimo, estamos sintiendo pasión


por Dios y compasión por la Humanidad, ya que Pasión-Compasión quiere
decir que alabamos la existencia desde su raíz, y debemos tomar parte en la
vida mostrando gratitud y optando siempre por aquello que es bueno, y vivir de
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Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

manera espiritual y no carnal, dejar morir todas las cosas que nos atan y
entregarnos a la voluntad de Dios. De esta forma, perdonaremos al prójimo de
corazón, así como Jesús lo hizo clavado en esa cruz.

2.- Jesús intercedió por sus enemigos


Jesús cuando estaba clavado en la cruz del calvario sintió la necesidad de orar
por todos aquellos que lo habían agredido, injuriado y humillado, ya que
comprendía que por su ignorancia, perderían el regalo de la salvación.

De esta forma Jesucristo sintió compasión y puso de manifiesto el nuevo


manifiesto de amar a nuestro prójimo como a uno mismo, ya que este acto
demuestra la verdadera fe del creyente.

Además estaba cumpliendo la profecía descrita en el Antiguo Testamento:  “Él


llevó el pecado de muchos, e intercedió por los transgresores” (Isaías 53:12).
De esta forma, y desde la cruz, Jesucristo intercedió por los pecadores. En la
actualidad, luego de que Jesucristo fuera resucitado y glorificado, continúa
siendo “el único mediador entre Dios y los hombres” (1 Timoteo 2:5).
3.- Jesucristo ponía en práctica el mandamiento: “amar al prójimo como a ti
mismo”
Jesucristo añadió a los mandamientos el amar a nuestro prójimo como a
nosotros mismos, así que en lugar de arremeter contra nuestros enemigos,
debemos amarlos y orar por ellos así como él lo hizo cuando estaba crucificado
y experimentaba dolor, humillación y cansancio.
Jesús oró de esta forma:  “Padre, perdónalos,” debido a que estaba llevando a
cabo el principio que había impartido con sus enseñanzas en sus evangelios,
tal como se evidencia en el sermón del Monte: ”Habéis oído que se dijo:’ Amad
al prójimo y odiad a vuestro enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros
enemigos y orad por los que os persiguen “(Mateo 5:43-44). Jesús, el aún
siendo perseguido, sintió la necesidad de orar por sus transgresores.
Por qué Jesús pedía perdón por sus adversarios
Aquellos pecadores que colocaron a Jesucristo en la cruz no conocían la
verdad y eran ignorantes de la real importancia de sus actos en contra del
maestro. Los soldados, específicamente, solo seguían órdenes, pero
desconocían lo que en realidad estaba pasando, ya que los que eran
condenados, eran tratados de esa manera y ellos pensaban que estaban
haciendo lo correcto al castigarlos.

En este sentido, los soldados romanos no sabían que estaban matando al Hijo
de Dios, tal como lo revela su palabra:  “Mas hablamos sabiduría de Dios en
misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para
nuestra gloria, la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si
la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria” (1 Corintios
2: 7-8).
Así que la mafia no sabía en realidad a quién trataban de destruir sin razón
alguna, más que su propia maldad y ego. Los líderes judíos fueron engañados
para que pensaran que Jesucristo era solo un charlatán. Tal como su palabra lo
revela: “Mas ahora, hermanos, sé que por ignorancia lo habéis hecho, como
también vuestros gobernantes” (Hechos 3:17).
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Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

Cuando Jesucristo oró diciendo “Padre, perdónalos,” Jesús dejó en evidencia


su infinita misericordia, demostrando que los amaba a pesar de todas sus
transgresiones: “Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos,
que se pierda uno de estos pequeños” (Mateo 18:14).
Esta oración hecha por Jesús cuando estaba en la cruz fue respondida en la
vida de mucha gente. El centurión romano al pie de la cruz, cuando vio la
manera en la que Jesús murió afirmó: “Ciertamente este hombre era el Hijo de
Dios”. (Marcos 15:39). Además uno de los ladrones que también estaba
crucificado le pidió a Cristo que lo llevara al paraíso:
“Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú
eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros. Respondiendo el otro, le
reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma
condenación? Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos
lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo” (Lucas 23:39-
43).
De esta manera, Jesús en la cruz otorgó el perdón para todos los que quisieran
creer en él. Nuestro Señor pagó el precio con su sangre para poder librarnos
de todos los pecados cometidos en nuestra ignorancia, ya que al no conocer el
plan divino estamos en la ignorancia y por lo cual la entrada al reino de los
cielos se nos era vedada.

Pero ahora gracias a su perfecto sacrificio, él decidió perdonarnos y librarnos


por completo de la esclavitud del pecado, el cual nos mantenía atados a las
cosas del mundo y a los deseos carnales, alejándonos cada día más de la
presencia de Dios.

Esto se puede apreciar en la palabra donde nos muestra el propósito de Cristo


en la tierra: “Como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para
servir, y para dar su vida en rescate por muchos” (Mateo 20:28).
La oración de Jesucristo en la cruz fue respondida
Una vez que analizamos la situación de Jesús en la cual le pide a Dios que
perdone a sus transgresores, pensaríamos que se trata de una oración dirigida
a personas que llevaron a cabo su arresto y que participaron en su muerte.

Sin embargo, este enfoque es algo limitado, ya que esta oración va mucho más
allá porque incluye a toda la humanidad que en su ignorancia puede caer
también en el pecado. Tal como lo revela su palabra: “Pues habiendo conocido
a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se
envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue
entenebrecido” (Romanos 1:21)
Aunque podemos encontrar evidencias acerca de la existencia de Dios y de
sus bondades, todos en algún sentido podemos rechazarlo y alejarnos de sus
mandatos, ya que somos humanos y tenemos libre albedrío. Pero quizás
éramos ignorantes de lo que estábamos haciendo cuando nos poníamos en
contra de nuestro Señor, creador del cielo y de la tierra.

Pero cuando Cristo oró por aquellos transgresores, también los hizo por
nosotros, que dentro de nuestra ignorancia, muchas veces le podemos fallar a
Dios, sin medir las consecuencias de nuestras acciones. Así que es un
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Predicación: Exp. Yazmin Villacreses Iglesia Adoración

privilegio poder conocer la palabra de Dios y saber el plan divino del sacrificio
de Cristo, ya que gracias a esto podemos apreciar la luz de la verdad, que
antes estada vedada.

Así que la situación cambió totalmente con esta hermosa oración de Nuestro
Señor Jesucristo al decir que nos perdonara por nuestra ignorancia. Por lo cual
la muerte del Hijo fue la respuesta a esta oración, ya que cuando Jesús murió,
el sacrificio le fue agradable a Dios para el perdón de nuestros pecados, de
forma que cualquier persona que crea en él para salvación y nazca de nuevo,
pueda llegar a obtener el regalo de la salvación. De esta manera que cuando
se consumó este sacrificio, se rasgó el velo que nos mantenía alejados de
Dios, y ahora podemos tener acceso a él mediante su hijo Jesucristo.

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