Hemorragia Subaracnoidea: Epidemiologia
Hemorragia Subaracnoidea: Epidemiologia
Hemorragia Subaracnoidea: Epidemiologia
EPIDEMIOLOGIA
Este tipo de ictus con una relación 3:2 y un pico de incidencia entre los 50 y 60 años.
Cuando aparece antes de la cuarta o después de la sexta década de la vida es más común en
el sexo masculino. Raramente aparece en las edades infantiles. La HSA se incrementa con la
edad (En Norteamérica el riesgo para las personas de piel negra es 2.1 veces superior a las
personas blancas (2,7) La HSA representa solamente el 2–5% de los ictus, pero causa cerca
del 25% de los fallecimientos relacionados al ictus. Aproximadamente el 50–70% de los
pacientes con HSA fallece en los primeros 30 días. El 20–25% fallece antes de llegar al hospital
y en los pacientes hospitalizados existe un promedio de 40% de mortalidad en el primer mes. El
riesgo de muerte súbita es superior en los aneurismas de la circulación posterior. Entre el 20–
30% de los sobrevivientes quedan con secuelas neurológicas incapacitantes. Los estudios de
calidad de vida sugieren que menos de un tercio de los enfermos recuperan su ocupación y
estilo de vida previo a los 18 meses
Etiología
Aunque la etiología de los aneurismas saculares no está clara, la alteración estructural en el
vaso afectado (ausencia de músculo liso y de la lámina elástica interna) sugiere que se trata de
una alteración del desarrollo. Aunque la mayoría son esporádicos, los factores genéticos
pueden ser importantes en su patogenia, dado que se describe un aumento de la incidencia en
los familiares de primer grado de los pacientes afectados.
Otros factores predisponentes son el tabaquismo y la hipertensión. Aunque en ocasiones se
llaman congénitos, estos aneurismas no aparecen al nacimiento, sino que se desarrollan con el
tiempo por un defecto basal en la media vascular.
MANIFESTACIONES CLINICAS:
Aparición súbita
Cefalea muy intensa, de inicio súbito, acompañada de nauseas, vomito, fotofobia
Aparición asociada a esfuerzos físicos
Vómitos en chorro
Trastornos de conciencia variable: somnolencia, coma profundo
Posible déficit motor: leve paresia, parálisis completa
Paralisis de pares craneales III Y VI
La rigidez de nuca es común, pero demora aproximadamente 3–12 horas en aparecer y puede no
desarrollarse cuando el paciente está en coma profundo o tienen una HSA menor. Por lo tanto, la ausencia
de este signo no excluye el diagnóstico de HSA en un paciente con cefalea súbita.
Los déficits neurológicos focales agudos ocurren cuando el aneurisma comprime un nervio craneal,
por hemorragia en el parénquima cerebral o por isquemia focal secundaria a vasoconstricción
inmediatamente después de la ruptura del aneurisma. Los signos focales indicativos de la localización de
un aneurisma son:
• Parálisis parcial o completa del tercer nervio craneal con midriasis. Indica la
ruptura de un aneurisma de la arteria carótida interna en el origen de la arteria
comunicante posterior
PRUEBAS DIAGNOSTICAS
TC de cráneo: la primera investigación que debe realizarse ante la sospecha clínica de HSA es la
TC de cráneo no contrastada. En condiciones apropiadas se debe de indicar su obtención de urgencia y
con cortes finos (3 mm) a través de las cisternas basales. La posibilidad para detectar la HSA depende del
volumen de sangre subaracnoidea, el intervalo de tiempo transcurrido entre el inicio de la cefalea y la
obtención de la TC, la resolución del equipo y la experiencia del que interpreta las neuroimágenes. El
rendimiento diagnóstico de la TC usualmente es aproximadamente del 90%, pero con los equipos de TC
multicortes modernos se alcanza del 93 al 100%. En las primeras 12 horas de la HSA la sensibilidad es
del 98–100%, y declina al 93% a las 24 horas, y al 57–85% a los 6 días después. La proporción cae
abruptamente a medida que la sangre en el espacio subaracnoideo circula y se aclara el LCR.
Generalmente la HSA casi esta reabsorbida a los 10–14 días. La HSA se presenta en la TC como una
lesión hiperdensa lineal localizada en surcos subaracnoideos o como una lesión hiperdensa que ocupa de
forma difusa las cisternas basales. En ocasiones, la HSA brinda una apariencia nodular o “tumefactiva”
por la agrupación de algunos coágulos. Además, es frecuente la asociación de un teñido hemático en el
tentorio/hoz cerebral.
Punción lumbar: la punción lumbar con examen del LCR debeefectuarse en el paciente con
sospecha de HSA y resultados negativos o equívocos en la TC de cráneo. Estos casos constituyen cerca
del 3% del total de pacientes con HSA. El hallazgo de abundante sangre en el tubo inicial indica la
necesidad de recoger otras muestras en tres o cuatro tubos sucesivos para distinguir entre HSA y “punción
traumática”. Cuando el LCR no aclara durante su flujo continuo y el número de eritrocitos no decrece se
debe sospechar una HSA. Hay que subrayar que la cuenta de eritrocitos en tubos seriados no permite la
exclusión segura de HSA porque la disminución de la cantidad de eritrocitos no implica que se alcance el
valor normal. Por lo tanto, es incorrecto usar el criterio de +decrecimiento de eritrocitos (al igual que los
eritrocitos no crenados) para descartar la HSA. El riesgo de creación en vitro de oxihemoglobina se
reduce haciendo que la última muestra del LCR sea transportada al laboratorio con la mano y
centrifugada inmediatamente. Para prevenir la degradación de la bilirrubina por la luz del día se debe
envolver con un papel el tubo que contiene la muestra del LCR. La bilirrubina causa una pigmentación
amarilla del sobrenadante después del centrifugado denominada xantocromía. Este signo es el estándar de
oro para el diagnóstico de HSA con una sensibilidad superior al 99%. Aparece aproximadamente a las 6
horas después de la HSA y es detectable por 2–3 semanas. Su detección confiable puede realizarse por
neurólogos y neurocirujanos experimentados al comparar a simple vista el color del sobrenadante del
LCR con agua contra un fondo blanco en un lugar bien iluminado (ambas muestras son contenidas en
tubos de cristal). Aunque dicho método clásico es útil, toda muestra requiere de espectrofotometría para
detectar o excluir la bilirrubina.