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Observacion

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Universidad Católica Argentina – Facultad de Humanidades y Ciencias

de la Educación
Cátedra de Psicología General

OBSERVACIÓN

Observación: Es la técnica propia de los métodos científicos que consiste en


dirigir todas las capacidades de captación del individuo hacia el objeto de
observación. No es simplemente MIRAR sino es CAPTAR A TRAVÉS DE
TODOS LOS SENTIDOS posibles, es el examen sistemático de un objeto en su
devenir a fin de adquirir de él nuevos conocimientos.

Tipos de observación:

1) Según la muestra de individuos a observar:


a) Longitudinal:
Es la observación de un individuo a lo largo de toda la vida. Mide a los
mismos sujetos en períodos sucesivos.

b) Transversal:
Es la observación de muchos individuos de diversa edad y diferente nivel,
colocándolos en situaciones similares. Se obtienen datos sobre el proceso
de crecimiento y se forman normas o standards que pueden compararse
con el desempeño de otros sujetos.

2) Según la preparación de la misma:


a) Incidental
Registra un incidente, no obedece a una situación previamente planeada
sino que se obtiene información de algo inesperado o no programado y
requiere agudeza y preparación para que el observador la registre.
b) Sistemática
Es una tarea de seguimiento en donde está previsto el reactivo. Se
controlan los factores, se modifica a voluntad, se registran las respuestas,
intensidad, duración, etc.

3) Según si se dirige a hechos externos o internos del mismo:


a-Externos
Podemos diferenciar según el grado de participación del observador en el
hecho observado:
 El observador se mantiene ajeno al hecho de
observación, no está presente en el acontecimiento en
cuestión.(Por ejem. Video). Se eliminan o disminuyen
importantes fuentes de error.
 El observador está presente en la situación de
observación.
 El observador puede ser una persona no entrenada. Las
fuentes de error se incrementan

b- Internos
La autoobservación o introspección donde se pide un informe verbal.

Registros de observación:
La observación para que sea útil debe registrarse. En este punto les voy a
presentar un extracto del Capítulo 6 de Rocío Fernández-Ballesteros, en el que la
autora presenta distintos tipos de registros de observación.

3. TÉCNICAS DE REGISTRO (¿CON QUÉ OBSERVAR?)

La estructuración del protocolo o del sistema de observación es una de las


condiciones de la observación sistemática por cuanto permite la replicabilidad y el control de
los resultados. Pero, hasta cierto punto, la sistematización de la observación depende del
marco referencial teórico del observador. Evaluadores partidarios de los enfoques
psicodinámico y constructivista suelen utilizar protocolos muy poco sistemáticos que
permiten la descripción del continuo de conducta o la descripción mediante atributos de lo
observado. Por el contrario, los observadores conductuales y los que desde una perspectiva
diferencialista o médica utilizan productos de conducta emplean sistemas estructurados y
estándar de observación en forma de códigos de categorías de conducta o de protocolos
tipificados de recogida de datos.
Por otra parte, el nivel de estructuración puede depender también de la fase en la
que se efectúa la observación. Como señala Anguera (1981, 1990), la observación ha de
realizarse mediante un plan en el que en un primer momento se efectúa una observación
escasamente sistematizada, con el fin de estudiar la forma de operativizar el evento a
observar, fundamentalmente cuando no existen códigos tipificados sobre el fenómeno objeto
de examen. En estos casos suele comenzarse con una observación no sistemática con la
que se trata de observar el continuo de la conducta con una observación prácticamente ad
libitum. Una vez realizada esa observación, se procederá a seleccionar los eventos
relevantes al objeto de la evaluación, que, en un segundo momento, pasarán a ser
observados de forma sistemática.
En la misma línea que en el apartado anterior, en el que ordenábamos las unidades
de observación en un continuo de molaridad-molecularidad, cabe ahora graduar los códigos
o instrumentos de observación en un continuo de estructuración. No obstante, cualquier
clasificación que realicemos en base a esto será, hasta cierto punto al menos, arbitraria. La
que proponemos es la siguiente:
1) registros narrativos;
2) escalas de apreciación;
3) protocolos observacionales de conducta;
4) códigos o sistemas de categorías;
5) valoración de productos de conducta, y
6) recogida de datos mediante dispositivos mecánicos.
Veamos con cierto detenimiento cada uno de estos procedimientos de recogida de datos
observacionales.

3.1. Registros narrativos: Etólogos, psicólogos sociales constructivistas, ecólogos y


fenomenólogos suelen efectuar minuciosos registros narrativos de lo observado. Los
evaluadores que realizan descripciones sobre lo observado suelen dejar constancia de sus
observaciones mediante registros narrativos o descriptivos, de la misma manera que otros
investigadores naturalistas. Tales registros presentan un formato flexible para permitir
recoger muy diferentes características y modalidades de las actividades de los sujetos, y,
por tanto, el protocolo que los sustenta no presenta especificidad más allá de la fecha de
registro y las circunstancias generales de la sesión (tiempo, lugar, personas presentes y
otras circunstancias potencialmente relevantes).
En el cuadro 6.2 se presenta un buen ejemplo de un registro narrativo. Como en él
puede apreciarse, no existe estructuración previa que dirija o articule la recogida de datos
siguiendo un estilo textual. El observador se limita a tomar nota escrita u oral (a través de
un magnetófono) de lo que va ocurriendo en la situación de observación.

Cone y Foster (1982) citan dos fuentes fundamentales de error que afectan a la fiabilidad de
estos registros:
1. Los observadores pueden utilizar distintas descripciones verbales para una misma
conducta o patrón de conductas.
2. De acuerdo con ello, puede llegar a categorizarse o a dar distinta significación a los
mismos eventos.
Estos tipos de error pueden controlarse en tanto en cuanto los observadores sean
previamente entrenados en el uso de un mismo lenguaje descriptivo de las posibles
actividades que vayan a producirse en el campo de observación.
Como ya se ha señalado repetidamente, los registros narrativos se utilizan
frecuentemente como paso previo a la elaboración de códigos estructurados tanto de
catálogos de conducta como de sistemas de categorías o de interacciones. Por último, tales
registros pueden ser también útiles cuando las conductas a examen presentan una baja
frecuencia de aparición y han de ser, por tanto, registradas por observadores participantes.

3.2. Escalas de apreciación. Basadas en técnicas escalares (rating scales), las escalas de
apreciación, o estimación, son utilizadas cuando se pretende la cuantificación, calificación o
clasificación de las actividades de un sujeto según específicas definiciones conductuales,
dimensiones o atributos de personalidad previamente establecidos.
Existen distintos tipos de escalas de apreciación, aunque a través de todas ellas se
pretende que el observador valore en una serie de unidades de medida (frecuencia,
intensidad, apropiación) la unidad de análisis seleccionada. En definitiva, se trata de valorar
en qué medida una determinada descripción es aplicable a un sujeto. Un ejemplo aparece
en el cuadro 6.3.
Las características comunes a todos estos tipos de escalas son las siguientes:
1. El observador realiza, o ha realizado, la observación en períodos amplios de tiempo y,
generalmente, es un observador participante. Así, por ejemplo, una madre, tras la primera
entrevista con el evaluador y una vez que éste le ha entregado y explicado las conductas
presentes en un determinado protocolo, observa durante un tiempo especificado la conducta
habitual de su hijo y, finalmente, valora la frecuencia de aparición de esas conductas
problemáticas.
2. La información que se da sobre el sujeto se produce, generalmente, de forma diferida a
la observación realizada aunque puede ser replicada en la actualidad.
3. Las descripciones conductuales que seutilizan pueden ser de muy variado tipo, dependen
del marco referencial teórico del evaluador y oscilan en un continuo molaridad-
molecularidad, en el nivel de inferencia que requieren y en los objetivos que se persiguen
en la exploración.
4. Por último, conviene señalar que pueden utilizarse muy distintos descriptores o
categorías. Así, pueden emplearse minuciosas descripciones de conducta, así como,
también, los descriptores pueden ser atributos.

Las escalas de apreciación son útiles a la hora de tener una primera aproximación
cuantificada de la/s conducta/s problemática/s y adaptativa/s de un sujeto, como también lo
son otras opiniones que personas allegadas o jueces tengan sobre él. También son útiles a
la hora de tener datos sobre la validación social de un determinado tratamiento; es decir,
cuando se trata de conocer si una intervención psicológica ha surtido efectos según los
agentes sociales (véase Kazdin, 1977, 1979). No obstante, el riesgo máximo de este tipo de
registro observacional es que el evaluador se contamine con opiniones externas y se
provoque un efecto halo que encauce, indebidamente, futuras observaciones.

3.3. Protocolos observacionales de conducta. Los protocolos observacionales de conducta


—también llamados listas de rasgos (Anguera, 1991)— contienen una serie bien
especificada de conductas, encuadradas o no en clases y con o sin indicación de
antecedentes o consecuentes ambientales de las mismas. En resumen, a través de estos
protocolos observacionales se tienen en cuenta conductas, clases de conductas y relaciones
funcionales entre éstas y otros eventos ambientales.
Dos son los más frecuentes protocolos observacionales: los registros de conductas,
las matrices
de interacción y los mapas de conducta. Veamos con cierto detenimiento estos dos tipos de
instrumentos.

3.3.1. Registros de conductas: Se trata de la agrupación de una serie de eventos conductuales


bien definidos que se supone son relevantes al caso que se está estudiando, sin pretender
ser exhaustivo en la observación. A la hora de desarrollar un registro de conductas, el
procedimiento a seguir es el siguiente:
1. Selección de las unidades de análisis o conductas a observar y definición operativa de
ellas. La selección y definición de las conductas objeto de observación se realiza en función
de la demanda y los objetivos de la evaluación, tras una primera recogida de información
(véase capítulo 2), en estrecha relación con el sujeto o cliente y allegados, pudiéndose
complementar con una observación asistemática en la situación natural.
2. Decisión sobre unidades de medida o dimensiones o parámetros relevantes a las
conductas eligidas. En general, lo que se pretende es constatar con qué ocurrencia o
frecuencia aparecen las conductas (previamente especificadas).
3. Diseño del formato o protocolo de observación, que podrá conllevar especificación
situacional y desde luego anotación de la fecha, lugar, intervalo de observación y cualquier
otro particular relevante para esa observación.
4. Entrenamiento del/los observador/es, que, en algunos casos, podría/n ser no experto/s
allegado/s al sujeto.
En resumen, en este tipo de técnica se observan unas cuantas conductas
previamente definidas como «conductas objetivo» que han sido escogidas y descritas por el
evaluador en función del caso específico que se está explorando. Generalmente este tipo
de registros se emplea en diseños de caso único y son construidos ad hoc para él,
permitiendo la indicación situacional.
En el cuadro 6.4 se presenta un Registro de conductas en el que se han inventariado
una serie de conductas inadecuadas y adecuadas en el hogar junto con las situaciones de
ocurrencia probable.
La elección de unas y otras se ha realizado de acuerdo con las informaciones
recogidas inicialmente de las entrevistas habidas con las personas allegadas a un niño de
seis años sobre el que se consultaba por problemas de adaptación familiar.
Estos protocolos tienen una serie de inconvenientes:
1. No puede tenerse constancia del exacto momento en el que la conducta se da, y ello
influye en la dificultad de determinar la fiabilidad interjueces.
2. Resultan inviables cuando la/s conducta/s a examen presenta/n una alta frecuencia o
cuando existen multitud de conductas a observar.
3. Cuando lo que ha de ser observado presenta muy baja frecuencia, existe el riesgo
contrario, que el observador disminuya su atención (véanse Cone y Foster, 1982; Nay,
1979).
A pesar de todos esos inconvenientes, en multitud de ocasiones la observación
mediante estos protocolos puede resultar la única posibilidad que le queda al observador,
que, tras un minucioso entrenamiento a allegados o con la utilización de expertos, puede
lograr datos observacionales.

3.3.2. Matrices de interacción: Tales procedimientos observacionales están dirigidos,


exclusivamente, a la constatación de las interacciones que se producen entre el ambiente
social y la conducta; es decir, de las relaciones funcionales antecedente-respuesta o
respuesta-consecuente que se producen en la interacción de dos o más sujetos humanos.
En el cuadro 6.5 presentamos un ejemplo de una matriz de interacción.

En múltiples ocasiones se requiere no sólo la evaluación de un sujeto, sino la de las


interacciones que se producen entre individuos o entre un individuo y un grupo. Así, por
ejemplo, puede ser necesario el análisis de las interacciones que mantiene una pareja que
consulta por problemas familiares o bien las relaciones que se dan entre un esquizofrénico
y su familia o entre un niño y su maestra. Así también, es posible que nuestro objetivo resida
en las interacciones sociales que se producen en un determinado ambiente (por ejemplo, en
una institución). Es decir, dos son los objetivos de este tipo de códigos:
1) el de la constatación de las relaciones funcionales entre una/s conducta/s y sus
contingencias, y
2) el estudio de las relaciones interpersonales que se mantienen en un determinado
grupo social o ambiente.
Haynes (1978) enumera las características fundamentales de este tipo de registro:
1. Requieren un menor esfuerzo por parte del observador que los códigos de categorías, ya
que no se tienen que memorizar las abreviaturas correspondientes a cada categoría, y su
descripción y las conductas a examen suelen ser más simples.
2. Suponen un tipo de registro multiuso aplicable a distintas situaciones con sólo variar las
conductas a examen.
3. El número de categorías de conducta que generalmente se incluyen es reducido.
4. Son fundamentalmente aplicables en el registro de interacciones diádicas o triádicas; así,
por ejemplo, son útiles en el análisis de las interacciones madre-hijo, marido-mujer, padre-
madre-hijo.
5. La mayor dificultad estriba en la definición operacional de las conductas que se integran
en cada una de las conductas listadas.
En resumen, las ventajas que este tipo de matrices presentan decrecen en la medida
en la que han de utilizarse muchas categorías de conducta o bien es necesario tener en
cuenta largas cadenas de respuesta que impliquen a más de dos o tres personas.

3.3.3. Mapas de conducta: Como señala Anguera (1987), un mapa de conducta (también
llamado en algunos textos «formato de campo») consiste en un procedimiento de
observación sistemática de conductas específicas que se sitúan en unas coordenadas
espacio-temporales con el fin de someterlas a un análisis de las relaciones entre la conducta
y variables ambientales.
Como en el caso de las matrices de interacción, los mapas de conducta suponen
una técnica observacional muy flexible que habrá de ajustarse a los objetivos de la
evaluación. El procedimiento a seguir es el siguiente:
1) selección de las unidades de análisis u observación (qué tipo de comportamientos
o categorías comportamentales van a ser observadas) según determinados parámetros o
unidades de medida (por ejemplo, frecuencia),
2) selección de los lugares donde se va a observar (por ejemplo, el cuarto de estar
y el comedor) y reproducción esquemática del lugar con las distintas condiciones físicas
presentes en ellos; en definitiva se trata de establecer el «plano» del lugar de observación
(como el que realizaría un arquitecto, que incluye el mobiliario),
3) diseño de protocolos: protocolo de observación y registro y hoja de resultados y
representación gráfica,
4) muestreo de lugares y tiempos en la misma línea que veremos más adelante, y
5) entrenamiento de los observadores.
Con el fin de evaluar las relaciones entre el ambiente y la conducta, Fernández-
Ballesteros et al. (1995) han desarrollado el MICA (Mapa de interacción conducta ambiente),
que es un procedimiento de observación en residencias de ancianos. En la figura 6.1 se
presenta un mapa de conducta en el que aparecen el número de individuos promedio de un
concreto lugar (una sala de estar de una residencia), áreas existentes en ese lugar
(configuradas por los grupos de sofás y sillones) y las categorías comportamentales
observadas: «nivel de ocupación», «interacción», «actividad a solas», «no actividad» en su
aparición en porcentajes.
Actividad de Comprensión

La observación es uno de los mejores medios de reunir información acerca de


los niños y niñas, observarlos en el trabajo, en el juego durante el horario
escolar. El comportamiento que un niño despliega puede revelar información
importante en cuanto al patrón del desarrollo de su personalidad.

Para facilitar tu aprendizaje de este tema te propongo realices un resumen


de cada Técnicas de Registro propuesta por Fernández-Ballesteros y que piensen
en cuál de ellas te gustaría profundizar el aprendizaje.

Bibliografía:

 Garrido, Sandra. Extracto del Cuadernillo de la cátedra Psicología General


– UCA – Mza. 2018

 FERNÁNDEZ BALLESTEROS. (2013). Evaluación Psicológica. 2013.


Edición Piramide. – Extracto del Capítulo 6: La Observación.

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