República de Colombia: Desconoció El Precedente de Este Alto Tribunal, Por Cuanto, en Su Criterio, El
República de Colombia: Desconoció El Precedente de Este Alto Tribunal, Por Cuanto, en Su Criterio, El
República de Colombia: Desconoció El Precedente de Este Alto Tribunal, Por Cuanto, en Su Criterio, El
CORTE CONSTITUCIONAL
-Sala Quinta de Revisión-
Magistrado ponente:
ALEJANDRO LINARES CANTILLO
I. ANTECEDENTES
A. Demanda de tutela
B. Hechos relevantes
1
Cuaderno digital, 0004EscritoTutela.pdf. Si bien en el escrito de demanda el accionante invocó la violación del
derecho a la igualdad, lo cierto es que no hizo ningún planteamiento al respecto y tampoco mencionó una
situación de carácter relacional que permita su aplicación. Por tal motivo, la sentencia se enfocará en los otros
dos derechos que ya fueron mencionados.
Expediente T-9.080.857
2
Expediente T-9.080.857
4
“Artículo 31. Impugnación del fallo. Dentro de los tres días siguientes a su notificación el fallo podrá ser
impugnado por el Defensor del Pueblo, el solicitante, la autoridad pública o el representante del órgano
correspondiente, sin perjuicio de su cumplimiento inmediato. // Los fallos que no sean impugnados serán
enviados al día siguiente a la Corte Constitucional para su revisión.”
3
Expediente T-9.080.857
A. Competencia
13. Esta Corte es competente para conocer de la revisión del fallo de tutela
adoptado en la presente causa, con fundamento en los artículos 86, inciso 2° y
241, numeral 9, de la Constitución Política, en concordancia con los artículos 31
a 36 del Decreto 2591 de 1991, así como del auto del 19 de diciembre de 2022
que decidió someter a revisión la decisión adoptada por el juez de instancia.
5
Cuaderno digital, 0018FalloNiegaTutela.pdf
6
La citada Sala de Selección se conformó por los magistrados Jorge Enrique Ibáñez Najar y Antonio José
Lizarazo Ocampo. La selección del citado expediente se basó en los siguientes criterios: (i) objetivo, por la
posible violación y desconocimiento de un precedente de la Corte Constitucional; (ii) subjetivo, por la urgencia
de proteger un derecho fundamental; y (iii) complementario, por tratarse de una tutela contra providencias
judiciales en los términos de la jurisprudencia constitucional.
7
Expediente digital. Carpeta 22-258. Principal Tutela. C001. 25Constanciadenotificación.elm.
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Expediente T-9.080.857
16. Para estos efectos, en la sentencia C-590 de 2005 se fijó una metodología
consistente en verificar el cumplimiento de una serie de requisitos generales y
específicos de procedibilidad, los cuales han sido reiterados de manera uniforme
por la Corte, cuando se ha enfrentado al examen de acciones de tutela en contra
providencias judiciales.
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Expediente T-9.080.857
18. Por su parte, los requisitos específicos aluden a los yerros judiciales que
se advierten en la decisión judicial y que tornan inexorable la intervención del
juez de tutela. Según la jurisprudencia en vigor, tales deficiencias son las
siguientes: (i) el defecto material o sustantivo; (ii) el defecto fáctico; (iii) el
defecto procedimental absoluto; (iv) el defecto orgánico; (v) el error inducido;
(vi) el desconocimiento del precedente constitucional; (vii) la decisión sin
motivación; y (viii) la violación directa de la Constitución12.
6
Expediente T-9.080.857
25. En este punto, es menester señalar que, en primer lugar, el Decreto Ley
2591 de 1991 no prevé recursos para oponerse al auto que rechaza el recurso de
impugnación en el marco de un trámite de tutela, por lo que dado el carácter
especial del proceso de amparo y su imposibilidad de asimilarlo per se con el
resto de los procedimientos y actuaciones que se tramitan ante la justicia 19, es
claro que no existe una vía específica y particular para controvertir la decisión
que se adoptó por la autoridad judicial demandada.
26. En segundo lugar, aunque el Decreto 1069 de 201520 permite recurrir ante
cualquier vacío en el régimen normativo de la acción de tutela a los principios
básicos de procedimiento consagrados en el Código General del Proceso 21, a lo
que se agrega la autorización dada en el artículo 1° de esta última normativa, por
virtud de la cual puede emplearse su regulación en todos los asuntos de
cualquier jurisdicción que no tengan una definición expresa en sus propias
leyes22, lo cierto es que, por el carácter especial del juicio de amparo, la
17
Corte Constitucional, sentencias SU-298 de 2015 y SU-108 de 2018.
18
Corte Constitucional, sentencias SU-061 de 2018 y SU-213 de 2022.
19
Véanse, entre otras, las sentencias T-162 de 1997, SU-627 de 2015, T-286 de 2018 y SU-387 de 2022.
20
“Por medio del cual se expide el Decreto Único Reglamentario del Sector Justicia y del Derecho”.
21
Decreto 1069 de 2015, art. 2.2.3.1.1.3.
22
“Artículo 1o. Objeto. Este código regula la actividad procesal en los asuntos civiles, comerciales, de familia
y agrarios. Se aplica, además, a todos los asuntos de cualquier jurisdicción o especialidad y a las actuaciones
de particulares y autoridades administrativas, cuando ejerzan funciones jurisdiccionales, en cuanto no estén
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Expediente T-9.080.857
aplicación del citado Código solo puede tener ocurrencia en aquello que no sea
contradictorio con el trámite propio que regula el régimen de tutela. Así se
dispone, expresamente, en la parte final del artículo 2.2.3.1.1.3 del citado
Decreto 1069 de 201523. En este sentido, dadas las diferencias que existen entre
las figuras de la impugnación del fallo de tutela y de la apelación de los fallos
ordinarios no es posible extender ni aplicar en el proceso de amparo la
obligación de interponer el recurso de queja, el cual aplica en algunos procesos
ante los jueces ordinarios para cuestionar el auto que decide no conceder los
recursos de apelación o de casación, cuando el recurrente considera que éstos sí
resultan procedentes24. Este punto fue resuelto desde la sentencia T-162 de 1997,
en la que se expuso lo siguiente:
“(…) Como ya fue expresado por esta Corporación, el recurso consagrado por la Constitución
Nacional en su artículo 86, que permite impugnar las sentencias de tutela, es diferente al de
apelación contemplado por el Código de Procedimiento Civil. A pesar de ser figuras similares en
ciertos aspectos, son mecanismos de defensa judicial que pertenecen a trámites regidos por
modelos procesales diferentes, y en consecuencia no se les puede dar un tratamiento análogo. Al
respecto ha dicho la Corte: ‘(...) no es posible equiparar la impugnación del fallo de tutela con
los demás recursos consagrados en otras leyes, pues ellos tienen fines distintos y diferente
régimen, menos aún con el objeto de impedir su ejercicio haciéndole extensivos ‘por analogía’
requisitos expresamente indicados para los recursos ordinarios o extraordinarios.’
Así pues, por un lado, al ser la impugnación diferente de la apelación, no hay razón para que el
recurso de queja que procede contra el auto que niega la segunda de estas figuras procesales,
tenga que proceder contra el auto que niega la primera. Y por otro, si se acepta que son
diferentes pero se insiste en que son figuras parecidas, las similitudes que se encuentren entre
ellas no son argumentos suficientes para justificar aplicaciones analógicas, pues las diferencias
entre una y otra institución procesal se deben, no sólo a las características propias de cada una
de ellas, sino básicamente, a lo disímiles que son los procesos a los que pertenecen
respectivamente.
(…) Uno de los principios más importantes que rige el trámite de la acción de tutela es el de
la informalidad. Este rasgo surge de la naturaleza y finalidad misma de la acción, pues al ser la
tutela el medio que confirió la Constitución Política a los ciudadanos para hacer efectivos sus
derechos fundamentales, es necesario excluir el ritualismo y el tecnicismo. De hecho, al ser una
acción que pueden interponer las personas sin mayores conocimientos jurídicos, es imposible
exigir en su trámite formalidades que entienden y manejan sólo los expertos en derecho. Por otro
lado, la protección que reclaman con tanta urgencia los derechos fundamentales, y que la tutela
pretende brindar, no se puede supeditar a la observancia de cuestiones meramente procesales.
También, con fundamento en las mismas razones que implican informalidad, el procedimiento se
debe regir por la noción de celeridad. Si bien es cierto que en cualquier proceso la demora
injustificada no sólo es indeseable, sino que de hecho es sancionable por considerarse violatoria
del debido proceso, también es cierto que en materia de tutela la rapidez es un factor primordial.
En primer lugar, por su carácter de fundamentales, los derechos que protege esta acción deben
ser defendidos de forma inmediata; el efecto de su violación no puede aumentar por la lentitud de
la acción judicial. Y, en segundo lugar, la tutela no es un mecanismo que pretenda resarcir daños
sino evitarlos; por esto, más que en ningún otro proceso, la dilación debe ser abolida.
Ahora bien, el recurso de queja no puede ser considerado en ningún sentido informal;
comprenderlo, e incluso saber que existe, exige un alto grado de conocimiento jurídico. (…)
Como se ve, el recurso de queja es excesivamente técnico y dispendioso; en modo alguno se
compadece con los principios de informalidad y celeridad propios de un trámite de carácter
preferente y sumario, tal como es el caso de la acción de tutela. Si se sostiene la tesis de que la
queja procede en el trámite de tutela, habría que elegir entre dos caminos: aplicarlo tal cual
regulados expresamente en otras leyes.”
23
“Artículo 2.2.3.1.1.3 De los principios aplicables para interpretar el procedimiento previsto por el Decreto
2591 de 1991. Para la interpretación de las disposiciones sobre trámite de la acción de tutela previstas por el
Decreto 2591 1991 se aplicarán los principios generales del Código General del Proceso, en todo aquello en
que no sean contrarios a dicho Decreto. (…)” Énfasis por fuera del texto original.
24
El Código General del Proceso dispone que: “Artículo 352. Procedencia. Cuando el juez de primera instancia
deniegue el recurso de apelación, el recurrente podrá interponer el de queja para que el superior lo conceda si
fuere procedente. El mismo recurso procede cuando se deniegue el de casación.”
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Expediente T-9.080.857
como se encuentra en el estatuto procesal civil o acomodarlo a los principios que se han
señalado. Si se opta por el primero, se acabaría violando y desconociendo las directrices del
trámite de tutela consagradas en el artículo 86 de la Constitución Política y el Decreto 2591 de
1991, y si se opta por el segundo camino, tocaría hacer implementar tantas modificaciones al
recurso de queja, que se terminaría inventado uno nuevo, labor propia del Legislador.”25
25
Énfasis por fuera del texto original.
26
Corte Constitucional, autos 026 de 1996, 188 de 2003, 159 de 2018 y 1212 de 2022.
27
Véase, al respecto, la sentencia T-661 de 2014 y los autos 159 de 2018, 287 de 2019, 393 de 2019, 644 de
2019, 247 de 2021 y 1212 de 2022. En la primera de las providencias en mención se dijo que: “ Los procesos de
tutela pueden adolecer de vicios que afectan su validez, situación que ocurre cuando el juez omite velar por el
respeto al debido proceso de las partes e intervinientes del procedimiento. Ese deber es exigible al juez
constitucional, en la medida que este se encuentra vinculado a los principios de la prevalencia del derecho
sustancial sobre el procesal y a la economía procesal. // La Corte Constitucional ha señalado que ‘las nulidades
son irregularidades que se presentan en el marco de un proceso, que vulneran el debido proceso y que, por su
gravedad, el legislador –y excepcionalmente el constituyente– les ha atribuido la consecuencia –sanción– de
invalidar las actuaciones surtidas. A través de su declaración se controla entonces la validez de la actuación
procesal y se asegura a las partes el derecho constitucional al debido proceso’. Adicionalmente, ha precisado
que en materia de nulidades en los procesos de tutela se aplicará en lo pertinente el Código de Procedimiento
Civil –hoy Código General del Proceso–, de conformidad con la remisión que efectúa el artículo 4° del
Decreto 306 de 1992 [el cual corresponde, en la actualidad, al artículo 2.2.3.1.1.3 del Decreto 1069 de
2015]. // La Sala precisa que en las nulidades ocurridas en los procesos de tutela la norma aplicable y vigente
es Ley 1564 de 2012. Aunque, ese estatuto será parámetro normativo en los casos en que el Decreto 2591 de
1991 no haya establecido una disposición determinada y siempre que no sea contrario al procedimiento
expedito, además de sumario de la acción de tutela. Lo anterior, en razón de que la gradualidad de la entrada
en vigencia del Código General del Proceso fijado en el artículo 267 aplica para la jurisdicción ordinaria en
los juicios orales, característica que no tiene el proceso de tutela, el cual se adelanta en un trámite escritural .”
Énfasis por fuera del texto original.
28
Corte Constitucional, auto 159 de 2018.
9
Expediente T-9.080.857
31. En segundo lugar, se pretende que el recurso de amparo sea utilizado para
discutir asuntos que supongan una afectación de los derechos fundamentales 34,
por cuanto el objetivo mismo de la tutela es la protección inmediata y efectiva
de dichas garantías superiores. Por lo tanto, el caso debe involucrar un debate
jurídico que gire en torno al contenido, alcance y goce de uno de esos derechos,
y no simplemente una discusión dirigida a cuestionar asuntos de mera legalidad.
En tercer lugar, este requisito de procedencia tiene por objeto evitar que la
acción de tutela sea utilizada como un recurso adicional o se convierta en una
tercera instancia para cuestionar decisiones judiciales o para reabrir debates
concluidos en el proceso ordinario35.
29
Acuerdo 02 de 2015 de la Corte Constitucional, arts. 51 y 52.
30
En la sentencia C-037 de 1996 se señaló que: “[la facultad de selección] es una atribución libre y discrecional
de la corporación para revisar los fallos de tutela que sean remitidos por los diferentes despachos judiciales,
con el fin de unificar la jurisprudencia sobre la materia y de sentar bases sólidas sobre las que los demás
administradores de justicia se pueden inspirar al momento de pronunciarse acerca de los derechos
fundamentales dentro del ordenamiento jurídico colombiano”. En idéntico sentido, en la sentencia SU-245 de
2021, la Corte precisó que: “La eventual selección de tutelas por la Corte Constitucional fue prevista en el
ordenamiento jurídico como una facultad discrecional. Sin embargo, en armonía con su propia jurisprudencia,
que limita al máximo las funciones absolutamente discrecionales, este tribunal ha desarrollado un conjunto de
criterios que orientan su actuación hacia dos finalidades básicas, la unificación de jurisprudencia y la
protección de la justicia material. Por las razones expuestas, contra las decisiones adoptadas por las Salas de
Selección de esta corporación no procede recurso alguno. // Así las cosas, en el diseño constitucional y legal de
la acción de tutela, la selección es una posibilidad excepcional ya que la corrección de las decisiones de
instancia está reservada primordialmente al estudio de la impugnación por el juez de segunda instancia.”
31
Corte Constitucional, sentencia C-590 de 2005.
32
Corte Constitucional, sentencia SU-498 de 2016.
33
Corte Constitucional, sentencia C-590 de 2005.
34
Corte Constitucional, sentencias T-102 de 2006, SU-573 de 2019 y SU-103 de 2022.
35
Corte Constitucional, sentencias T-248 de 2018, SU-041 de 2018, T-304 de 2020 y SU-103 de 2022.
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32. Sobre la base de lo anterior, la Sala encuentra que la tutela bajo estudio
satisface el requisito de relevancia constitucional, pues los cuestionamientos que
se plantean en la solicitud de amparo no están relacionados con una prestación
económica, sino que persiguen la protección judicial del derecho a impugnar los
fallos de primera instancia proferidos en el marco de una acción de tutela, como
garantía constitucional que se prevé directamente en la Carta de 1991, en el
artículo 8636 y que, por lo tanto, involucran también el derecho a que se tramite
la acción en una segunda instancia, como elemento esencial del juicio de
amparo, en los términos planteados en la jurisprudencia constitucional37. Por lo
demás, la acción no busca reabrir debates concluidos en el proceso de tutela
cuya decisión se cuestiona, sino corregir irregularidades de carácter procesal
que, a juicio del actor, se vinculan con la indebida decisión de no conceder la
impugnación propuesta, respecto de la cual no existe otro mecanismo de defensa
judicial, con miras a garantizar el derecho de acceso a la administración de
justicia (CP art. 229).
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35. Por último, (iv) como se trató de una violación que se originó con
posterioridad a la adopción de la sentencia por parte del juez de instancia en otro
proceso de tutela y respecto de la cual no cabe ningún recurso o incidente
judicial, es claro que no le resulta exigible a la parte actora haber alegado la
irregularidad en la sede del respectivo proceso judicial primigenio, en tanto ello
no era posible.
36. Ahora bien, en este punto, la Sala de Revisión considera necesario aclarar
que, aun cuando el accionante adujo que la decisión censurada incurrió en los
defectos sustantivo y por desconocimiento del precedente, en realidad el primer
reproche está relacionado con un defecto procedimental. Lo anterior, por cuanto
no se endilga una indebida aplicación de las normas al fondo del asunto (defecto
sustantivo o material), sino la desviación por parte del operador judicial de las
reglas de procedimiento fijadas para el trámite sometido a su conocimiento, lo
cual constituye un vicio de carácter eminentemente procesal. Por tal motivo, así
se abordará en esta sentencia.
12
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41. Este último escenario ha sido objeto de estudio por parte de la Corte en
distintas oportunidades. A manera de ejemplo, en la sentencia SU-627 de 2015
y, más recientemente, en la sentencia SU-387 de 2022, este tribunal señaló que
el juez de tutela, al igual que cualquier otro funcionario judicial, puede realizar
actuaciones que vulneren un derecho fundamental. De esta manera, y teniendo
en cuenta que la impugnación materializa los derechos fundamentales de acceso
a la administración de justicia, contradicción y doble instancia, se ha admitido
la procedencia excepcional de la acción de tutela para controvertir autos que
niegan o rechazan el mencionado recurso, en el marco de un trámite de tutela
diferente.
39
Corte Constitucional, sentencia SU-1219 de 2001.
40
La Corte ha admitido la procedencia de la acción de tutela para cuestionar sentencias de tutela cuando existe
fraude y ello se ha denominado cosa juzgada fraudulenta. Para tal efecto, además de las exigencias generales que
se predican de toda tutela contra providencia judicial, deben cumplirse los siguientes requisitos: (i) la tutela “no
puede compartir identidad procesal con la solicitud de amparo cuestionada”; (ii) el actor debe demostrar, “de
manera clara y suficiente, que la decisión adoptada en la sentencia de tutela fue producto de una situación de
fraude (fraus omnia corrumpit)”; (iii) el juez debe constatar que “exista fraude y, por tanto, se esté ante el
fenómeno de la cosa juzgada fraudulenta” y, por último, (iv) dicha autoridad debe verificar que no existe “otro
medio ordinario o extraordinario eficaz para resolver la situación”. Corte Constitucional, sentencia SU-627 de
2015.
41
Corte Constitucional, sentencia SU-627 de 2015, reiterada en la sentencia SU-387 de 2022.
42
Ibidem.
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43
Caracterización efectuada tomando como referencia las sentencias T-1036 de 2001, T-389 de 2006, T-531 de
2010, T-637 de 2010, T-327 de 2011, T-429 de 2011, T-213 de 2012, T-582 de 2012, T-1049 de 2012, T-363 de
2013, T-518A de 2015, T-429 de 2016, T-025 de 2018, T-249 de 2018, T-272 de 2018, T-161A de 2019 y T-181
de 2019.
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49. Sobre la base de lo anterior, esta corporación ha señalado que existen dos
tipos de precedente judicial: (i) el horizontal, que refiere a las decisiones de
autoridades de una misma jerarquía o a una misma autoridad; y (ii) el vertical,
que alude a las providencias proferidas por un superior jerárquico o por la
autoridad de cierre encargada de unificar la jurisprudencia.
de impacto y/o permisos de funcionamiento, por el ejercicio de actividades que amenacen contaminar el
ambiente, la doctrina constitucional enunciada en esta sentencia tendrá carácter obligatorio para las
autoridades (…)”. Y se constata, igualmente, (iii) con la sentencia SU-146 de 2020, en donde la Sala Plena
estableció que el momento determinante para considerar la viabilidad del reconocimiento del derecho a la doble
conformidad en materia penal, a través de un mecanismo amplio e integral, debía ser el 30 de enero de 2014,
fecha en la cual la Corte IDH emitió la sentencia en el caso Liakat Ali Alibux vs. Suriname, pues allí determinó
alcance del derecho previsto en la Convención Americana en el artículo 8.2.h., instrumento que hace parte del
bloque de constitucionalidad en sentido estricto y que es vinculante para el Estado colombiano.
48
Corte Constitucional, sentencia SU-298 de 2015.
49
En el aparte pertinente, el artículo 243 de la Constitución dispone que: “Los fallos que la Corte dicte en
ejercicio del control jurisdiccional hace tránsito a cosa juzgada constitucional. (…)”. Por su parte, el artículo 21
del Decreto 2067 de 1991 señala que: “Las sentencias que proferirá la Corte (…) tendrán el valor de cosa
juzgada constitucional y son de obligatorio cumplimiento para todas las autoridades y los particulares”.
50
Corte Constitucional, sentencia SU-069 de 2019. A juicio de este tribunal, se produce un desconocimiento del
precedente derivado del ejercicio del control de constitucionalidad, cuando (1) se aplican disposiciones legales
que han sido declaradas inexequibles; (2) cuando se utilizan de normas de orden legal cuyo contenido normativo
ha sido encontrado contrario a la Constitución; (3) cuando se desconoce la parte resolutiva de una sentencia de
exequibilidad condicionada; o (4) cuando para la resolución de casos concretos se contraría la ratio decidendi de
un fallo de constitucionalidad, en el que la Corte fije el alcance de un derecho fundamental. Corte
Constitucional, sentencias SU-050 de 2017, SU-143 de 2020, SU-245 de 2021 y SU-380 de 2021.
51
Decreto 2591 de 1991, art. 36. Excepcionalmente, y como atribución de la Corte Constitucional, se han
admitido efectos distintos como el inter comunis y el inter pares, cuyo alcance se puede consultar en el auto 071
de 2001 y las sentencias T-284A de 2012, SU-037 de 2019 y SU-349 de 2019.
52
Corte Constitucional, sentencia T-439 de 2000.
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52. Finalmente, este tribunal ha admitido que, como expresión del principio de
autonomía judicial, los jueces excepcionalmente pueden apartarse de las reglas
jurisprudenciales dispuestas en materia de tutela, a diferencia de lo que ocurre
con lo resuelto con efectos erga omnes en los casos de control abstracto, cuando
se justifique su postura y los motivos de su decisión de manera rigurosa. Para
ello, se deban cumplir con los siguientes tres requisitos, a saber: (i) la carga de
transparencia, que implica reconocer y exteriorizar el precedente existente en la
materia54; (ii) la carga de suficiencia, que se traduce en llevar a cabo un ejercicio
argumentativo para sustentar las razones que legitiman un cambio de postura,
por ejemplo, a la luz de las transformaciones introducidas en el ordenamiento
jurídico, en la variación del contexto social dominante, en los errores que
puedan existir en la orientación vigente o en la importancia de brindar una nueva
lectura que, desde el punto de vista interpretativo, brinde una mayor protección
a los valores, principios y derechos consagrados en la Carta 55; y (iii) la carga de
idoneidad, en la que –por virtud del papel que cumple esta corporación como
intérprete último y definitivo de la Constitución– se impone el deber de realizar
una especial argumentación, en donde, adicional a los razones de suficiencia, se
exige revelar los motivos por los cuales, incluso desde la perspectiva de la
seguridad jurídica y la buena fe, los motivos que se exponen para no seguir un
precedente son más poderosos, respecto de la obligación primigenia de preservar
una misma lectura56.
53
Corte Constitucional, sentencias SU-113 de 2018, SU-312 de 2020, SU-449 de 2020 y SU-380 de 2021.
54
Corte Constitucional, sentencia SU-354 de 2017.
55
Corte Constitucional, sentencias T-446 de 2013, C-621 de 2015, SU-113 de 2018 y SU-449 de 2020.
56
Corte Constitucional, sentencias T-643 de 2017, T-661 de 2017 y SU-081 de 2020.
57
Corte Constitucional, autos 025A de 2012, 002 de 2017 y 1194 de 2021.
17
Expediente T-9.080.857
58
El artículo 16 del citado decreto prevé que “[l]as providencias que se dicten se notificarán a las partes o
intervinientes, por el medio que el juez considere más expedito y eficaz”. Por su lado, el artículo 30 de la misma
normativa dispone que “[e]l fallo se notificará por telegrama o por otro medio expedito que asegure su
cumplimiento, a más tardar al día siguiente de haber sido proferido”.
59
“Artículo 2.2.3.1.1.4. De la notificación de las providencias a las partes. De conformidad con el artículo 16
del Decreto 2591 de 1991 todas las providencias que se dicten en el trámite de una acción de tutela se deberán
notificar a las partes o a los intervinientes. Para este efecto son partes la persona que ejerce la acción de tutela
y el particular, la entidad o autoridad pública contra la cual se dirige la acción de tutela de conformidad con el
artículo 11 del Decreto 2591 de 1991. // El juez velará porque de acuerdo con las circunstancias, el medio y la
oportunidad de la notificación aseguren la eficacia de la misma y la posibilidad de ejercer el derecho de
defensa.”
60
Corte Constitucional, auto 1194 de 2021
61
Corte Constitucional, auto 065 de 2013.
62
Decreto 2591 de 1991, artículo 3.
63
Corte Constitucional, sentencia T-548 de 1995.
64
Decreto 2591 de 1991, art. 30.
65
La notificación personal está regulada en los artículos 289 y siguientes del Código General del Proceso.
66
Estas normas fueron citadas en las notas a pie 2 y 3 de esta sentencia.
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expedida, sino que se acredite, en concreto, que la misma es eficaz, y ello tan
solo se asegura cuando, como lo ha advertido la jurisprudencia de la Corte,
existe “(…) constancia de que la persona notificada recibió efectivamente la
comunicación y que, por consiguiente, se enteró de la determinación
adoptada”67.
61. Ahora bien, la impugnación del fallo debe realizarse dentro de los tres
días siguientes a su notificación, por el (i) el Defensor del Pueblo, (ii) el
67
Corte Constitucional, autos 091 de 2002 y 247 de 2021.
68
De conformidad con el artículo 86 de la Constitución, el fallo de primera instancia en el trámite de la acción
de tutela “será de inmediato cumplimiento” y “podrá impugnarse ante el juez competente”.
69
“Artículo 3. Principios. El trámite de la acción de tutela se desarrollará con arreglo a los principios de
publicidad, prevalencia del derecho sustancial, economía, celeridad y eficacia”; “Artículo 31. Impugnación del
fallo. Dentro de los tres días siguientes a su notificación el fallo podrá ser impugnado por el Defensor del
Pueblo, el solicitante, la autoridad pública o el representante del órgano correspondiente, sin perjuicio de su
cumplimiento inmediato. (…)”; “Artículo 32. Trámite de la impugnación. Presentada debidamente la
impugnación el juez remitirá el expediente dentro de los dos días siguientes al superior jerárquico
correspondiente. // El juez que conozca de la impugnación, estudiará el contenido de la misma, cotejándola con
el acervo probatorio y con el fallo. El juez, de oficio o a petición de parte, podrá solicitar informes y ordenar la
práctica de pruebas y proferirá el fallo dentro de los 20 días siguientes a la recepción del expediente. Si a su
juicio, el fallo carece de fundamento, procederá a revocarlo, lo cual comunicará de inmediato. Si encuentra el
fallo ajustado a derecho, lo confirmará. En ambos casos, dentro de los diez días siguientes a la ejecutoria del
fallo de segunda instancia, el juez remitirá el expediente a la Corte Constitucional, para su eventual revisión.”
70
Corte Constitucional, sentencia T-459 de 1992.
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75
Corte Constitucional, auto 567 de 2019 y sentencia SU-387 de 2022.
76
Decreto 2591 de 1991, artículo 32.
77
Corte Constitucional, autos 567 de 2019, 132 de 2007 y 109 de 2005.
78
El Estado de Emergencia Económica, Social y Ecológica fue declarado por medio del Decreto 637 del 6 de
mayo de 2020.
79
Corte Constitucional, sentencia C-420 de 2020.
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Para ello, este último sujeto debía afirmar bajo la gravedad del juramento, “(…)
que la dirección electrónica o sitio suministrado correspond[ía] al utilizado por
la persona a notificar, informar la forma como la obtuvo y allegar las
evidencias correspondientes”.
74. Si bien el Decreto Legislativo 806 de 2020 dispuso que las medidas que
fueron adoptadas con ocasión del Covid-19 tendrían una vigencia temporal 80, el
Legislador decidió acoger sus normas con carácter permanente, entre ellas la
referente a la notificación, a través de la Ley 2213 de 2022, sin modificar el
esquema normativo que había sido adoptado mediante el estado de emergencia,
y adicionando tan solo de forma expresa lo referente al condicionamiento fijado
en la sentencia C-420 de 2020. En este sentido, en lo que corresponde a dicho
80
“Artículo 16. Vigencia y derogatoria. El presente decreto legislativo rige a partir de su publicación y estará
vigente durante los dos (2) años siguientes a partir de su expedición.” La publicación se realizó el día 4 de junio
de 2020.
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76. En esta sentencia, la Sala Plena aclaró que las reglas de notificaciones del
artículo 8 del Decreto Legislativo 806 de 2020 –actualmente el mismo artículo
de la Ley 2213 de 2022– aplican a los fallos de tutela y no comprometen la
protección efectiva de los derechos fundamentales, pues es consistente con la
jurisprudencia relativa a la aplicación de las normas procesales generales al
proceso de tutela.
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H. Caso concreto
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86. Con base en los elementos de juicio obrantes en el expediente, esta Sala
de Revisión concluye que la impugnación interpuesta por el accionante en
contra de la sentencia del 11 de julio de 2022 fue oportuna. Al respecto, se
advierte una inconsistencia entre (i) lo afirmado por el juzgado en el auto de
rechazo a la impugnación, en relación con (ii) la constancia de notificación
contenida en el expediente digital remitida por dicha autoridad a este tribunal.
Así, en el primer acto se señaló que la sentencia de tutela fue notificada vía
correo electrónico el día 14 de julio de 2022 a la 1:29 p.m., mientras que, en el
segundo documento, se alega que el envío del correo se produjo ese mismo día a
las 6:29 p.m. Esta afirmación, sin duda, contrasta con lo afirmado por el
accionante, quien sostiene que recibió dicho correo el 15 de julio de 2022 a la
1:37 p.m., y adjunta un pantallazo acreditando dicha información82.
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89. Por lo tanto, esta Sala colige que al inaplicar el artículo 8 de la Ley 2213
de 2022 y rechazar por extemporáneo el recurso de impugnación, el Juzgado 1º
Civil Municipal de Zipaquirá pretermitió la segunda instancia del proceso de
tutela y vulneró los derechos fundamentales al debido proceso y al acceso a la
administración de justicia del señor Ciro Beltrán Beltrán. Precisamente, de haber
aplicado dicha normativa, la impugnación del 25 de julio de 2022 ha debido ser
admitida, pues se interpuso el último día de vencimiento del plazo legal fijado
para el efecto.
90. Este defecto procedimental acredita entonces todos los supuestos para su
configuración, toda vez que (i) no existe ninguna otra vía de defensa judicial a la
cual pueda recurrir el accionante; (ii) la irregularidad es manifiesta y tiene
incidencia directa en el curso del proceso; (iii) por razones procesales la misma
no era susceptible de ser alegada en el procedimiento primigenio; (iv) la
situación irregular no es atribuible al accionante, sino a la autoridad judicial
demandada, y (v) su ocurrencia es lesiva de los derechos al debido proceso y al
acceso a la administración de justicia del demandante, en los términos ya
mencionados.
datos, en los términos del artículo 8 de la Ley 2213 de 2022, la única fecha en la cual hay certeza de que el
accionante tuvo conocimiento de la sentencia del 11 de julio de 2022, fue la del 15 de julio de 2022, a la 1:37
p.m. pues así consta en un documento que se lleva su firma.
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Los días 16 y 17 de julio correspondían por calendario a sábado y domingo.
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IV. DECISIÓN
RESUELVE
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