PROCESOS COGNITIVOS

EMOCIONES Y
PROCESOS
COGNITIVOS
MÓDULO

12
Curso: Procesos cognitivos
Módulo: Cognición, emoción y memoria

© Universidad Privada del Norte, 2021

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Contenido

1. Emoción 3
2. Proceso de la emoción 5
3. Biología de la emoción 6
4. Emoción y memoria 7
5. Emoción y cognición 8

6. Conclusiones 8
7. Bibliografía 9
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1 EMOCIÓN

1.1. Definición y teorías

Algunas de las definiciones que podemos mencionar:

Martínez afirma que las emociones representan complejos estados psicológicos que
muestran un índice de valor atribuido a la ocurrencia de un acontecimiento; es decir,
las emociones son involuntarias y completamente subjetivas. Además, este autor
señala que, en término filogenéticos, la emoción es un proceso anterior a la concien-
cia, ya que esta es un producto relativamente reciente de la evolución de nuestra
especie. En este sentido, la emoción cumpliría también un rol adaptativo, pues
permitiría hacer frente a las situaciones del entorno.

Para Tornay, la emoción es el prototipo de la experiencia psicológica; es decir, la

emoción sería la base primordial o molde de una experiencia psicológica.

Para Lazarus, las emociones son procesos adaptativos y comunicativos inter e intra-
personales.

Para Mestre y Palmero, las emociones son procesos episódicos provocados por la
experiencia de un estímulo externo o situación interna, que ha sido evaluada y valo-
rada como potencialmente capaz de producir algún desequilibrio en el organismo.
Esto da lugar a una serie de cambios o respuestas en el plano subjetivo, cognitivo,
fisiológico y motor expresivo, cambios que están relacionados con el mantenimiento
del equilibrio; es decir, está vinculada con la adaptación de un organismo a las condi-
ciones específicas del medioambiente.

También existen teorías que explican las emociones:

La teoría de James y Lange, quienes afirman que los estímulos generan cambios
fisiológicos en nuestro cuerpo, y que las emociones son el resultado de esos cambios
fisiológicos. En otras palabras, las emociones serían la interpretación que le damos a
esos cambios fisiológicos. Según James, el objeto percibido se convierte en el objeto
emocionalmente sentido.

La teoría de Cannon y Bard sostiene que el procesamiento de las emociones y las

respuestas corporales ocurren al mismo tiempo; es decir, la experiencia de la emo-
ción ocurre al mismo tiempo que los cambios biológicos.

La teoría cognoscitiva de la emoción resalta que nuestra percepción de las situacio-

nes es absolutamente esencial para la experiencia emocional. En ese sentido, la
situación nos brinda señales de cómo deberíamos interpretar nuestro estado de acti-
vación; o sea, la experiencia emocional depende de la percepción o juicio de la situa-
ción en que uno se encuentra.

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1.2. Emociones básicas

Mestre y Palmero (2008) señalan que las emociones básicas son la ira, el miedo, la
tristeza, el asco y la alegría, describiéndolas de la siguiente manera:

Ira. Se caracteriza por la secreción de sustancias que aportan

energía, principalmente catecolaminas, norepinefrina y cortisol, y
existe un predominio funcional del sistema simpático. La evalua-
ción y valoración están asociadas con la intención de mantener un
objetivo que se está perdiendo o de recuperar algo que se acaba
de perder. La experiencia subjetiva es aversiva, asociada a la
pérdida de algo positivo con connotaciones presentes o inmedia-
tamente pasadas. Todo ello lleva a la persona a realizar una con-
ducta motora de aproximación a la lucha.

Miedo. Se caracteriza por la secreción de sustancias que aportan

energía, fundamentalmente epinefrina y cortisol, y hay un predo-
minio funcional del sistema simpático. La evaluación y valoración
están asociadas con la intención de preservar algo que se posee y
puede perderse de forma inmediata. La experiencia subjetiva es
aversiva, asociada con la pérdida de algo positivo con connotacio-
nes de futuro. Todo ello lleva a la conducta motora de evitación
activa en forma de huida, y, ocasionalmente, puede producirse la
lucha con connotaciones de defensa.

Tristeza. Se da la secreción moderada de catecolaminas, funda-

mentalmente epinefrina, y existe un predominio, al igual que en
las dos anteriores, del sistema simpático. La evaluación y valora-
ción están asociadas con constatar que algo poseído se ha perdi-
do. La experiencia subjetiva es aversiva, asociada con la pérdida
de algo positivo con connotaciones pasadas. La conducta motora
producto de ello es la evitación pasiva, encogimiento, disminución
o ausencia de manifestaciones motoras.

Asco. Hay una secreción moderada de catecolaminas, con un

predominio funcional del sistema parasimpático. La evaluación y
valoración están asociadas con la intención de desprenderse de
algo que se acaba de conseguir, o de algo que puede llegar a con-
seguirse de forma inmediata. La experiencia subjetiva es aversiva,
asociada con la consecución o anticipación de la consecución de
algo negativo, y tiene que ver con connotaciones presentes o
inmediatamente futuras. La conducta motora de esta emoción se
orienta a la evitación activa, con claras manifestaciones de recha-
zo y repulsión.

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Alegría. Existe una secreción importante de catecolaminas,

fundamentalmente norepinefrina y dopamina, y hay un predo-
minio fundamental del sistema parasimpático. La evaluación y
valoración asociadas con la intención de mantener un objetivo
que se acaba de conseguir o que puede conseguirse de forma
inmediata. La experiencia subjetiva es gratificante, asociada con
la consecución con connotaciones presentes o inmediatamente
pasadas de algo positivo. La conducta motora es de aproxima-
ción, apertura y aceptación.

1.3 Comunicación no verbal de la emoción

Morris y Maisto (2011) resaltan las manifestaciones no verbales de las emociones y las
describen de la siguiente manera:

Calidad de la voz. Buena parte de la información que transmitimos no está conteni-

da en las palabras que usamos, sino en la forma en que las expresamos.

Expresión facial. Es el indicador emocional más evidentes. Ciertas expresiones

faciales innatas o universales cumplen una función adaptativa.

Lenguaje corporal. La postura, la forma en que nos movemos, la distancia personal

que preferimos mantener con respecto a los otros cuando les hablamos, también
expresa emoción.

Espacio personal. La distancia que las personas mantienen entre ellas y los demás
varía de acuerdo con las emociones sentidas.

Actos explícitos. Por ejemplo, azotar una puerta es otra señal del estado emocional
de una persona. La gente también varía en su sensibilidad a las señales no verbales.

2 PROCESO DE LA EMOCIÓN

Según Palmero (2001), el proceso de la emoción comprende: estímulo, percepción,

evaluación-valoración, sentimiento, respuesta fisiológica, orexis y expresión.

Ocurrencia o aparición del estímulo. Se requiere la presencia de un estímulo que

sea capaz de desencadenar el proceso de una emoción. El estímulo puede ser exter-
no o interno, y estar presente en el ambiente físico o ser parte de los recuerdos; es
decir, el estímulo puede ser del presente o del pasado, además de real o producto de
una distorsión cognitiva.

Percepción del estímulo. Permite adquirir el conocimiento acerca de la existencia

de un evento o situación con ciertas connotaciones de desequilibrio o peligro, por lo

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que el proceso no se inicia. Puede ocurrir de dos modos: conscientemente, cuando

el sujeto se da cuenta del estímulo, y la percepción no consciente, que no genera la
atención de la persona, pero sí produce un cierto procesamiento de estimulación.
Evaluación y valoración. Implica la existencia de un estímulo y unos receptores
especializados capaces de captar dicho estímulo, lo que da lugar a la percepción. Es
el paso previo a la experiencia de una emoción, ya que, dependiendo de cuál sea
este proceso de evaluación y valoración, el sujeto experimentará una emoción u
otra. Entonces, se refiere a la interpretación completa y la estimación de la
repercusión personal del estímulo.

Experiencia emocional. Es la toma de consciencia de la ocurrencia de una emoción,

la cual permite al sujeto poner un rótulo o una cualidad a la emoción que experimenta.

Respuesta fisiológica. Produce la activación de dos de los principales sistemas de

defensa del organismo: el sistema simpático adrenomedular y el sistema adenohi-
pofisario adrenocortical. Algunos análisis más específicos han permitido, no obstan-
te, localizar ciertas peculiaridades asociadas con emociones particulares. Es así que
en la emoción de miedo se produce un importante incremento en la secreción de
epinefrina, y en la emoción de ira, el incremento importante es de norepinefrina
(Henry, 1986).

Orexis. Hace referencia a las tendencias de acción, el deseo y los impulsos. En el

proceso emocional que proponemos, la orexis permitiría entender cómo la evalua-
ción-valoración da lugar a las conductas intencionales.

Expresión emocional. Se puede producir una expresión automática, instintiva, sin que
medie algún control voluntario sobre la misma. También cabe la posibilidad de ejercer
alguna forma de control voluntario sobre la manifestación externa de una emoción.

3 BIOLOGÍA DE LA EMOCIÓN

El cerebro es el encargado de la regulación de las emociones;

de manera concreta, el sistema límbico, que se encuentra
ubicado debajo de la corteza cerebral y está formado por el
tálamo, el hipotálamo, la amígdala cerebral y el hipocampo.

El sistema límbico es la zona del cerebro que dirige nuestras

emociones, las cuales están relacionadas con la
supervivencia y las sensaciones del ser humano en torno a
nuestro comportamiento sexual. En algunos casos se le ha
denominado el cerebro réptil, encargado de nuestros
instintos más básicos.

En el caso del hipotálamo y el hipocampo, son dos de las

estructuras más importantes del sistema límbico. La primera
es la encargada de liberar todas las hormonas generadas por

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el organismo, y la segunda controla los procesos mentales relacionados con la memoria, además
de permitirnos recordar y memorizar las experiencias más trascendentales de nuestra
existencia, aquellas que influirán luego en nuestra forma de actuar.

La amígdala es la estructura más importante del sistema límbico, la que guarda y maneja
nuestras emociones. Es la parte del cerebro encargada de regular las emociones, y, gracias a
esta, podemos escapar de situaciones que ponen en riesgo nuestra supervivencia. Por otro lado,
también puede provocar que nuestros miedos o traumas vuelvan a recordarse.

En cuanto a los hemisferios cerebrales, el hemisferio izquierdo está implicado en los aspectos
emocionales que se transmiten a través del lenguaje o que implican la descripción verbal de una
emoción, mientras que el hemisferio derecho estaría más relacionado con los aspectos
emocionales que se transmiten mediante características expresivas y gestuales.

4 EMOCIÓN Y MEMORIA

Los recuerdos se centran en los hechos acontecidos y en las respuestas fisiológicas que se
produjeron simultáneamente. En ciertas ocasiones, la memoria emocional de un evento sigue
existiendo incluso después de haberse olvidado los hechos.

La memoria emocional es el almacenamiento y el recuerdo de eventos asociados con las

respuestas fisiológicas; asimismo, es uno de los aspectos nucleares de la identidad humana,
pues tiene que ver con los recuerdos autobiográficos. Desde la perspectiva evolucionista, se
indica que la memoria emocional aumentaba nuestra capacidad de adaptación al entorno,
permitiéndonos reaccionar de manera rápida en situaciones que podrían implicar peligro para
la supervivencia.

Entonces, la memoria y la emoción están íntimamente ligadas. Todas las etapas del recuerdo,
desde la decodificación de la información hasta la recuperación a largo plazo, son facilitadas
por factores de tipo emocional, una influencia bidireccional en la que los recuerdos provocan
emociones. Como vemos, la emoción tiene efectos moduladores tanto en la memoria
declarativa o explícita como en la no declarativa o implícita, y lo que hace que recordemos
mejor o peor un suceso no es tanto su relevancia en la historia personal, sino en la intensidad de
las emociones que experimentamos cuando ese momento tuvo lugar.

4.1 Factores que influyen en el recuerdo

La activación emocional asociada con un estímulo o situación. Hace que la atención

se centre en este, de forma que se recordará mejor en el futuro. Las emociones
intensas también pueden interferir en la memoria procedimental y en la memoria
operativa.

La valencia. Tiene que ver con la designación de la cualidad positiva o negativa de la

emoción. En general, los recuerdos asociados con emociones positivas se recuerdan
mejor y con más detalles que los negativos. Un fenómeno relacionado con la valencia
es la dependencia de estado, propuesta por Bower, quien señalaba que recordamos
con más facilidad eventos emocionalmente positivos si estamos alegres, y más
experiencias negativas si nos sentimos tristes.

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5 EMOCIÓN Y COGNICIÓN

Las emociones influyen en los procesos cognitivos, nos ayudan a prestar atención en lo que real-
mente es importante, nos mueven, nos impulsan a actuar. De esta manera, las emociones influ-
yen en:

a) La atención. Nuestras emociones hacen que captemos una información y no otra, donde
ponemos nuestra atención es hacia donde nos dirigimos y enfocamos. Cuando sentimos una
emoción de alegría, prestamos atención a aquellas cosas que van en línea con la alegría que
sentimos. Las emociones incómodas reducen la atención y la concentración, mientras que
las agradables la amplían, lo que hace que prestemos más atención a más cosas, y aumenta
la capacidad para relacionar y asociar elementos diferentes.

b) La percepción. Nuestras emociones afectan la forma en la que interpretamos la informa-

ción. Nuestra percepción de las situaciones que vivimos o la realidad que vemos es muy
distinta, pues depende de la emoción con la que la afrontemos.

c) El aprendizaje. Nuestras emociones potencian o inhiben la adquisición de conocimientos y

habilidades. Las emociones desagradables tienen especial capacidad para concretar y rete-
ner la atención en lo que nos preocupa. Cuando la emoción es de tristeza, preocupación o
disgusto, nuestra atención se centra en las consecuencias negativas; eso nos lleva a no
buscar otras opciones para cambiarla, lo cual no propicia el aprendizaje.

6 CONCLUSIONES

La emoción es un proceso cognitivo, provocado por estímulos externos o internos que generan
una respuesta subjetiva, cognitiva, fisiológica y motora en la persona, que contribuye en la
adaptación de la persona al medio que la rodea. Las emociones básicas son la ira, la tristeza, el
miedo, el asco y la alegría, cada una de las cuales tiene manifestaciones en la comunicación no
verbal.

El proceso de la emoción inicia con el estímulo, que puede ser externo o interno, pasa por la
percepción, la evaluación y valoración, la experiencia emocional, la respuesta fisiológica, la
orexis, y culmina con la expresión emocional.

Las estructuras que participan en las emociones pertenecen al sistema límbico, de manera
principal la amígdala, con la contribución del hipocampo y el hipotálamo. Por otro lado, en la
expresión de las emociones participan los hemisferios derecho e izquierdo.

Las emociones influyen de manera determinante en el proceso cognitivo de la memoria y sus

diferentes manifestaciones, en la memoria a corto plazo o memoria de trabajo, y en la memoria
a largo plazo, tanto en la explícita como en la implícita.

Las emociones son determinantes en otros procesos cognitivos, como, por ejemplo, la
atención, la percepción y el aprendizaje.

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7 BIBLIOGRAFÍA

Hernández, A. (2012). Procesos psicológicos básicos. Red Tercer Milenio.

Morris, Ch. y Maistro, A. (2011). Introducción a la psicología (13.a ed.). Pearson Educación.

Smith, E. y Kosslyn, S. (2008). Procesos cognitivos: modelos y bases neurales.

Pearson Educación.

Módulo 12: Cognición, emoción y memoria pág. 9

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