Praxias
Praxias
Praxias
Denominamos praxias a las habilidades motoras adquiridas. En otras palabras, son los movimientos organizados que
realizamos para llevar a cabo un plan o alcanzar un objetivo.
Praxias ideatorias:capacidad para manipular objetos mediante una secuencia de gestos, lo que implica el
conocimiento de la función del objeto, el conocimiento de la acción y el conocimiento del orden serial de los actos
que llevan a esa acción.
Praxias faciales: capacidad de realizar de manera voluntaria movimientos o gestos con diversas partes de la cara :
labios, ojos, lengua, cejas, carrillos, etc.
Praxias visoconstructivas: capacidad de planificar y realizar los movimientos necesarios para organizar una serie de
elementos en el espacio para formar un dibujo o figura final.
Cómo explicamos más arriba, praxia es la habilidad de ejecutar un movimiento. Cuando caminamos, nos vestimos o
hacemos cualquier actividad de tipo motor hacemos uso de esta habilidad, y a la incapacidad de realizar estas
acciones lo denominamos apraxia. Praxia también implica el conocimiento de las funciones de los objetos que
queremos utilizar, o de los actos que queremos llevar a cabo para utilizar un objeto o realizar una acción.
Así, las praxias son una parte muy importante de nuestro día a día, cualquier acción que queramos realizar implica
esta habilidad. Actividades tan sencillas e importantes como sonreír o hablar son capacidades que necesitan de estas
habilidades para ser llevadas a cabo y que las personas con apraxia no pueden realizar.
Para trabajar esta capacidad, en NeuronUP hemos diseñado ejercicios tan necesarios como copiar una serie de
figuras (praxias visoconstructivas) o representar el uso de un objeto (praxias ideomotoras), bien a la orden o por
imitación, y tanto con objeto como sin él para adecuar la dificultad a cada caso.
https://www.neuronup.com/areas-de-intervencion/funciones-cognitivas/praxias/#:~:text=%C2%BFQu
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Muchas de las habilidades motoras que nos permiten llevar a cabo actos elementales y cotidianos están tan
automatizadas y nos resultan tan sencillas, que no les prestamos ninguna atención.
Sin embargo, cuando se ven impactadas a causa de alguna enfermedad, como el Alzheimer, somos conscientes de su
relevancia para el desempeño en las actividades de la vida diaria. Ese es el caso de las praxias, relacionadas con la
ejecución precisa y coordinada de actos motores implicados en la realización de muchas actividades. En este artículo
hablaremos de ellas, de sus distintos tipos y de cómo estimularlas para mantener su funcionalidad en la vida
cotidiana el máximo tiempo posible cuando el Alzheimer hace mella en ellas.
“Praxias” es el nombre colectivo que recibe un conjunto de capacidades cognitivas que dependen de la praxis: un
proceso neurológico por el que la cognición dirige las acciones motoras. Supone la generación y ejecución precisa de
movimientos voluntarios para la realización de una acción o la consecución de un objetivo determinado. Son muchas
las acciones motoras cotidianas resultantes de una buena ejecución de las praxias, como atarse los zapatos, lavarse
los dientes, utilizar los cubiertos, apretar un tornillo, soplar las velas de un pastel o decir adiós con la mano, escribir o
dibujar, por mencionar algunas.
Tipos de praxias
Puede parecer sorprendente que sean tan diversas las acciones que se ven mediatizadas por las praxias, pero
responde a que existen distintos tipos, como los que aquí se refieren:
Praxias ideomotoras: en este tipo se incluye la realización de movimientos simples con una intención, como los
gestos comunicativos (decir adiós con la mano, pedir silencio, hacer el saludo militar, decir que no con el dedo…).
Praxias ideatorias: permiten la adecuada manipulación de utensilios o herramientas a partir de una ordenada y
precisa secuencia de acciones motoras bien coordinadas, requiriendo un correcto conocimiento de la para qué sirve
y cómo se usa el utensilio en cuestión. Algunas acciones que requieren de las praxias ideatorias son: peinarse,
lavarse los dientes, atarse los zapatos, o cortar la carne con cuchillo y tenedor.
Praxias visoconstructivas: en ellas hemos de considerar la capacidad de planificar y ejecutar los movimientos
necesarios para organizar ciertos elementos en el espacio con una finalidad específica, como puede ser realizar un
dibujo, aunque sea tan sencillo como hacer un círculo, o construir algo a partir de sus componentes, como un puzle,
un rompecabezas o armar un kit de montaje.
Praxias orofaciales: estas hacen referencia a la ejecución de movimientos intencionales o gestos con diferentes
partes de la cara (labios, ojos, cejas, lengua, mofletes…). Este tipo de praxias se reflejan en actos o gestos tan simples
como soplar, apretar los dientes, chascar la lengua, fruncir el ceño o dar un beso.
El adecuado funcionamiento de las praxias o de alguno de sus tipos puede verse alterado a consecuencia de distintos
procesos o alteraciones que impactan la integridad del cerebro, como traumatismos craneoencefálicos, accidentes
vasculares cerebrales, tumores cerebrales o enfermedades neurodegenerativas que conllevan deterioro cognitivo y
demencia, como es el caso del Alzheimer.
La alteración de cualquier forma de praxias se conoce como apraxia y es una consecuencia de una disfunción
cerebral y, aunque su impacto se refleja en acciones motoras, el fallo en su ejecución no se explica por problemas de
movilidad física o musculoesqueléticos.
El proceso práxico requiere de la concepción de la idea de lo que se quiere hacer, de la planificación de los
movimientos necesarios, de la propia ejecución precisa y coordinada y de una autoevaluación de todo ello. Y todo
este proceso depende de una compleja orquestación de funciones cerebrales.
Con el lápiz en la mano nos dispondremos a plasmarlo en un espacio determinado del papel (planificación.
En circunstancias normales, realizamos estas acciones sin ningún esfuerzo consciente, simplemente, hacemos las
cosas porque el cerebro planifica y ejecuta las acciones motoras necesarias, digamos, de forma automática.
Apraxia y Alzheimer
La apraxia forma parte de los síntomas cognitivos de la enfermedad de Alzheimer. A consecuencia de ella, las praxias
pierden ese sustento automatizado al que, en condiciones normales, no damos valor o no le prestamos atención.
Y es que las praxias están implicadas, como ahora podemos deducir fácilmente, en infinidad de actividades de
nuestra vida cotidiana: al vestirnos, al comer, al ducharnos, peinarnos, afeitarnos, actividades de bricolaje, cocinar, ir
en bicicleta, conducir, y un largo etcétera.
Es por ello que las personas con Alzheimer, con el progreso de los síntomas de la enfermedad, muestran dificultades
para usar los cubiertos adecuadamente, abrocharse botones, cerrar cremalleras o atarse los cordones de los zapatos,
copiar o realizar dibujos, o realizar gestos que pueden parecer raros o inapropiados en determinadas situaciones.
Por ello, es importante estimular las praxias mientras sea factible y facilitar su desempeño en las actividades de la
vida diaria y fomentar su autonomía en la medida de lo posible.
En la realización de actividades cotidianas es importante dar tiempo para que la persona con apraxia pueda
desenvolverse, asistiéndola en lo necesario, pero permitiendo, siempre que sea posible, que sea ella quien realice las
acciones, simplificándolas o buscando alternativas cuando la incapacidad sea evidente.
Por ejemplo, una persona con Alzheimer con dificultades para atarse los cordones, puede beneficiarse durante un
tiempo de contar con tiempo suficiente para hacerlo, sin sentirse presionada, tal vez le resulte de ayuda que la
acción se acompañe de una secuencia verbalizada: “Primero hago un arco con un cordón, lo rodeo con el otro, paso
por aquí debajo, saco el otro arco, estiro los dos con fuerza y ¡listo!”. Cuando estas estrategias dejen de ser útiles, se
deberá optar por la simplificación como, por ejemplo, pasar a usar zapatos con cierre de velcro.
Actividades útiles para estimular las praxias:
Escribir o dibujar.
Juegos de mímica: adivinar títulos de películas o canciones mediante gestos, transmitir mensajes solo mediante
comunicación no verbal, o imitar movimientos o gestos que realiza otra persona…
Lógicamente, las actividades deberán ajustarse a las posibilidades de cada persona según su grado de afectación
cognitiva, haciendo primar siempre la seguridad y la promoción de su autoestima. La apraxia puede ser fuente de
frustración y ansiedad en quien la padece, pudiendo estar en la base de la manifestación de algunos de los síntomas
conductuales de la enfermedad de Alzheimer.
Desde bien pequeños aprendemos a realizar acciones en respuesta a estímulos determinados. Esto es lo que se
conoce como praxias, una serie de movimientos automáticos y coordinados que nos permiten desenvolvernos
satisfactoriamente en la vida cotidiana. Si quieres formarte sobre estos procesos del desarrollo, especialmente en
aquellos relacionados con las habilidades orofaciales, quizá te interese especializarte con el Máster en Logopedia,
donde podrás adquirir un conocimiento profesional sobre ello.
Las praxias son movimiento organizados, que se ejecutan con la intención de alcanzar un objetivo. Por ejemplo,
cuando nos vestimos, caminamos o realizamos cualquier acción motora se están desarrollando este tipo de
habilidades.
Se trata de aptitudes que son imprescindibles en el desarrollo a partir de la infancia, para manejar objetos o llevar a
cabo alguna acción. Por ello, se trata de habilidades motoras fundamentales en el día a día, ya que se requieren para
realizar cualquier movimiento. Incluso, el hecho de sonreír o de hablar, también se contemplan como praxias.
Es importante saber que estas capacidades motoras adquiridas se basan en dos tipos de acciones: motoras y
cognitivas,
Acción cognitiva: engloba los procesos de planificación e intención del acto motor.
Dicho en otras palabras, la intención lleva a la organización y esta a la ejecución de la acción. Cuando en este proceso
se produce alguna interacción que impide el acto motor, hablamos de una clara dificultad para llevar a cabo
movimientos adquiridos, lo que se conoce como apraxia, una disfunción sobre la que profundizamos la cual
profundizamos brevemente a continuación.
¿Y qué son las apraxias?
Teniendo en cuenta que la praxia está ligada también a la función cognitiva, en el caso de haber algún trastorno
neurológico, puede dar lugar a apraxias. Hablamos de una dificultad o imposibilidad de realizar de forma adecuada
los movimientos aprendidos como consecuencia de una afección de origen neurológico.
Los principales signos de apraxias los observamos en la incapacidad de ejecutar un movimiento en respuesta a un
objeto, de manipularlo correctamente o de imitar diferentes gestos y acciones.
En forma de ejemplo, podemos decir que una persona tiene una apraxia ideomotora cuando es incapaz de
materializar una idea a la práctica. Es decir, puede ser capaz de atarse los zapatos (acción automática), pero no saber
utilizar el mando de la televisión correctamente, dado que desconoce su función.
Existen diferentes tipos de praxias y en general estas son algunas de las principales: bucofonatorias, linguales,
ideomotoras, ideatorias, ideomotoras y visoconstructivas.
Bucofonatorias
Las praxias bucofonatorias se refieren a las acciones que implican una estimulación a nivel orofacial. En este sentido,
algunos ejemplos son: fruncir el ceño, soplar, apretar los dientes o dar un beso.
Por tanto, la idea es trabajar los músculos de la cara, además de otras habilidades orales, como la lengua o el velo
del paladar. En este caso, si se dan complicaciones, puede requerirse la ayuda de un logopeda para mejorar las
capacidades que involucran a la zona facial.
Linguales
Este tipo de praxia implica todo movimiento que esté relacionado con la lengua, que es clave en la deglución, el
habla y también en la respiración. Por tanto, la idea es que se desarrolle y mejore la sensibilidad, anatomía y acción
de dicha parte de la boca.
La lengua se ve involucrada en una gran mayoría de procesos esenciales y, por ello, es fundamental que su
funcionalidad y tono sean los adecuados y que, en el caso de darse alguna anomalía, se acuda a un logopeda para
trabajar las habilidades relacionadas con la praxia lingual.
Normalmente, trabajar las praxias linguales consiste en realizar ejercicios frente a un espejo, para practicar los
movimientos y lograr la ejecución correcta. Para ello, se pueden practicar acciones como las siguientes:
Mover la lengua de arriba a abajo.
Realizar movimientos con la lengua de un lado a otro con la boca entreabierta e ir tocando las comisuras de los
labios.
Tocar las mejillas con la punta de la lengua lado a lado, como si hiciéramos fuerza hacia afuera.
Ideatorias
Son aquellas que hacen referencia a la capacidad de iniciar una secuencia de acciones motoras coordinadas. Ejemplo
de ello es peinarse, lavarse los dientes, cortar comida con cuchillo y tenedor, atarse los zapatos, servirse un vaso de
agua, entre otras.
En la praxia ideatoria hay varias habilidades implicadas: conocer la función del objeto en cuestión, conocer la acción
y también el proceso que lleva a la misma.
Aquí también se incluyen las habilidades relacionadas con el vestido. Es decir, con el hecho de saber cómo vestirse y
dónde ubicar cada prenda.
Ideomotoras
La praxia ideomotora consiste en la realización de gestos o movimientos básicos con una clara intención. En general,
estas acciones responden a una orden o a un estímulo.
Visoconstructivas
La praxia visoconstructiva engloba las capacidades para organizar y realizar los movimientos requeridos en un
espacio específico para una acción concreta, como puede ser copiar un dibujo, modelar un objeto, hacer un puzzle o
seguir los pasos de una receta, entre otros procesos similares.
¿Sabías que existen varias alternativas para estimular las capacidades motoras aprendidas? No obstante, todo
depende de las habilidades de cada persona y de sus necesidades a trabajar.
Cabe tener en cuenta que, en la praxia, como hemos explicado anteriormente, están implicadas tanto las
capacidades motoras como las cognitivas. Por tanto, puede requerirse un tipo de intervención multidisciplinar en la
que colaboren diferentes perfiles profesionales: neuropsicólogos, logopedas, terapeutas ocupacionales,
fisioterapeutas, entre otros especialistas.
Algunas de las actividades que permiten trabajar las praxias son las siguientes:
Hacer manualidades.
Hacer un rompecabezas.
https://formainfancia.com/que-son-praxias-tipos-ejercicios/
Las praxias podrían definirse como “la habilidad o capacidad para poner en marcha programas motores de manera
voluntaria y, normalmente, aprendidos” [5]. Es decir, esta función cognitiva podría ser descrita como los
movimientos dotados de una organización que tienden a un fin, a un objetivo [1].
En los primeros trabajos en Neurociencia se centró la atención únicamente en el control motor, al ser una respuesta
directamente observable [5]. Sin embargo, en la actualidad, este proceso se ha descompuesto en dos componentes:
uno cognitivo y otro puramente motor [5]. El componente cognitivo, contienen aspectos internos y no observables
de la acción, por ejemplo, la intención de actuar, la planificación, etc.; diferentes etapas que componen el acto
motor [5]. Por otra parte, el componente motor posee parámetros relacionados con la implementación del acto
motor en los músculos, como por ejemplo la precisión del movimiento, la fuerza con la que se ejecuta, etc. [5].
Aunque estos dos componentes trabajan juntos para alcanzar una meta común, funcionan de forma independiente,
sustentados por distintas regiones cerebrales [5].
Tipos de praxias
Para la delimitación de los tipos práxicos nos centraremos en diferentes autores, los cuales han tratado de
diferenciar distintos tipos dentro de las praxias. En la actualidad parece existir un consenso en torno al número de
tipos práxicos, en concreto, parece ser que podemos distinguir tres tipos: la praxia constructiva, la praxia ideomotora
y la praxia ideatoria.
Constructiva: la praxia constructiva podría ser definida como la capacidad para llegar a la construcción de un todo a
partir de sus elementos [5].
Ideomotora: por otro lado, la praxia ideomotora podría ser descrita como la capacidad de ejecutar y/o reconocer
gestos y acciones motoras ante una petición verbal [5].
Ideatoria: finalmente, la praxia ideatoria se definiría como la capacidad para realizar y simbolizar actos motores, así
como las secuencias gestuales que lo integran [5]. En otras palabras, las praxias ideatorias podrían ser definidas
como la capacidad para manipular objetos mediante una secuencia de gestos [5]. Dicho proceso implicaría el
conocimiento de la función del objeto, de la acción y del orden serial de los actos que llevan a esa acción [5].
Procesos práxicos
Para analizar los procesos práxicos nos centraremos en el modelo de Jeannerod (1997), ya que se es el único modelo
que recoge las características básicas de los modelos comparadores y las características conocidas hasta la fecha de
la regulación del acto motor [5]. Dicho modelo se basa en el postulado de que un sistema intencional genera por
defecto una expectativa o predicción. Para ello, el sistema utiliza la información almacenada y las pistas internas,
hasta que el acto motor se empareja con la predicción creada. Si la acción generada no se asemeja a la esperada, el
comparador sigue activo mientras se realizan los ajustes necesarios [2]. Una de las características principales de este
modelo es su organización jerárquica. Ésta indica que la acción que se realiza debe estar almacenada con un nivel
superior, y que durante la activación inicial de la información no puede saltarse ningún paso [5].
En concreto, propone la existencia de cinco etapas o pasos, necesarios para llevar a cabo la acción [2].
Planificación. Para el correcto desarrollo del acto motor es necesario cierta planificación, la cual se relaciona con el
contexto en el que tiene lugar el acto motor. Sin dicha planificación, el acto motor llevado a cabo se desarrollará de
forma incorrecta.
Programación. Para el correcto desarrollo del acto motor es necesario cierta programación, la cual está
estrechamente ligada a agentes externos.
Ejecución. Una vez ha sido planificado y programado el acto motor, el siguiente paso es la ejecución, paso previo a la
acción.
Acción. Finalmente, tiene lugar la acción, cuyo componente fundamental es la voluntariedad o intención.
En resumen, para que se produzca dicho acto motor deben darse una serie de procesos, los cuales hemos
mencionado anteriormente. El fallo en alguno de éstos podría tener como resultado la alteración práxica, es decir, el
sujeto sería incapaz de ejecutar un acto motor en presencia de una orden verbal que ponga de manifiesto la
intención o voluntariedad del mismo.
Conclusiones
En definitiva, las praxias podrían ser definidas como una función psicológica superior responsable de la capacidad de
realizar movimientos intencionados, con una finalidad u objetivo. La voluntariedad o intencionalidad es la
característica definitoria de esta función, por tanto, cuando hablamos de acciones inconscientes e involuntarias
hablamos de otro tipo de función [5].
Referencias bibliográficas
Blázquez Alisente, J. L., Galpasoro Izaguirre, N., González Rodríguez, B., Lubrini, G., Periáñez Morales, J. A., Ríos Lago,
M., . . . Zulaica Cardoso, Z. (2012). Estimulación cognitiva y rehabiltación neuropsicológica. Barcelona: UOC.
Ibarra, R. A., & Amoruso, L. (2011). Acción intencional, intención en acción y representaciones motoras: Algunas
puntualizaciones sobre la Teoría Causal revisada y su posible articulación con la neurofisiología de la acción. Revista
Argentina de Ciencias del Comportamiento, 3(1), 12-19.
Tirapu Ustárroz, J., Rios Lago, M., & Maestú Unturbe, F. (2008). Manual de Neuropsicología. Barcelona: Viguera
Editores S.L.
https://hablemosdeneurociencia.com/praxias/
Praxias
¿Qué son?
Según Tallis J y Soprano M (1991), «Las praxias son un sistema de
movimientos coordinados en función de un resultado o de una intención»
Es decir, cualquier habilidad motora aprendida (adquirida) y planificada,
con una finalidad y que, por repetición, termina por automatizarse.
Cada vez que andamos, comemos, nos vestimos o realizamos cualquier
actividad que implique una coordinación motora, estamos desarrollando
esta habilidad. Además, no sólo implica conocer el movimiento sino la
información que necesitamos para llevarla a cabo: en qué orden se
realizan los movimientos, qué objetos necesitamos y con qué finalidad,
cómo se utilizan esos objetos, etc.
PROCESO
El proceso de las praxias se divide en tres partes diferenciadas: