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Del Ejercicio de La Profesión Docente

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Del Ejercicio de la Profesión Docente

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, reza: "La educación estará a cargo de


personas de reconocida moralidad y de comprobada idoneidad académica". Más adelante al
referirse al trabajo docente lo describe como "...elevada misión" y obliga al Estado a establecer
leyes que regulen el ingreso, promoción, permanencia en el sistema educativo y
evaluación de méritos (Art. 104).
Los cambios políticos e institucionales que caracterizan a la Venezuela de hoy obligan a los
ciudadanos venezolanos dedicados a la docencia a replantearse su rol en los centros educativos.
Su "elevada misión" debe enmarcarse dentro de los nuevos paradigmas o doctrinas que inspiran
los textos legales. No sólo es la Constitución y la Ley Orgánica de Educación, sino también la Ley
Orgánica para la Protección del Niño y Adolescente (Título II: Derechos, Garantías y Deberes) y la
Ley de Universidades.
Un aparte de importancia se le asigna en la Educación Física y Recreación; "como actividades que
benefician la calidad de vida individual y colectiva" (Art. 111).
En el título IV, Capítulo II, Art. 78 de la Ley Orgánica de Educación, reza: "El ejercicio de la
profesión docente estará a cargo de personas de reconocida moralidad y de idoneidad docente
comprobada, provistas del título profesional respectivo. El Ejecutivo Nacional establecerá un
régimen de concursos obligatorios..."
El Art. 85 de la Ley de Universidad, reza: "Para ser miembro del personal docente y de
investigación se requiere: poseer condiciones morales y cívicas que lo hagan apto para tal
función..." (Lea disposiciones y aspectos fundamentales de la ley en referencia).
En las nuevas leyes ya aprobadas y en plena vigencia, destacan la Doctrina de los Derechos
Humanos y los Derechos del Niño y el Adolescente. El Docente no puede ignorar estos nuevos
planteamientos; y, por el contrario, deberá convertirse en un celoso defensor y promotor de los
Derechos. (Analicemos ampliamente el Reglamento del Ejercicio de la Profesión Docente: Deberes
y Derechos del Personal Docente).
Estos derechos tienen que ver con la educación: todos tienen derecho a la Educación: "Toda
persona tiene derecho a una educación integral, de calidad, permanente, en igualdad de
condiciones y oportunidades, sin más limitaciones que las derivadas de sus aptitudes, vocación y
aspiraciones..." (Art. 103 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela).
Podemos resumir, que el papel del docente está delineado en la Carta Magna y replanteado en los
niveles educativos respectivos. El docente en cualquier espacio, de su ejercicio, es un guía, un
orientador...
Recordemos que el Docente no es el centro del proceso educativo, lo es el alumno sujeto de
deberes y derechos, pero el maestro puede convertirse en un líder, en un paradigma de la
ciudadanía universal, en cuanto que su vida personal y profesional constituye un modelo de
ciudadano respetuoso de la dignidad humana y convencido defensor de los Derechos Humanos,
por un lado; y por otro, un profesional que ponga muy en alto el orgullo de ser venezolano.
Recordemos que necesitamos instituciones y organizaciones formadoras de hombres y hombres
formadores de hombres. Recordemos también que el alumno tiene sus derechos y sus deberes
igual que las instituciones, y asociaciones gremiales que agrupan a los profesionales en el ejercicio
de sus funciones. Recordemos la finalidad fundamental de la educación (Art. 3, para su
comentario) y de este contexto determinemos nuestros deberes para dar respuestas como
profesionales de la educación.

Nos hallamos inscritos en un período histórico en el que se entrecruzan el confortable


relativismo escéptico, el autorreferencialismo y la creencia en una única narrativa del
progreso. Eneste período, desde diversas perspectivas e instancias abundan los
llamamientos a hacer de la educación el eje vertebrador de las reformas de toda índole –
sociopolíticas, culturales y morales- a la vez que, paradójicamente, se incrementa la
sensación relativa a la impotencia de lo educativo para afrontar los desafíos presentes en las
formas de producción y difusión de conocimientos, en las redes de sentido

las maneras de relacionarnos con elmundo, con los otros y con nosotros mismos Por otra
parte, hay que decir que la relación intencionalmente educativa es profundamente personal,
porque quien se muestra y expone como docente se expone todo él
comopersona.Entalrelación, lo explícito no es más que la antesala de un conocimiento
interpersonal en el que se entremezclan gestos, palabras, silencios,preocupaciones,
pasiones,talantes, aprecios y, también, desprecios e intimidaciones; en definitiva,
concepciones del hombre, de las relaciones interpersonales, de la sociedad, de la cultura y –
si se me permite decirlo- de la totalidad de lo real Si bien es cierto que
quien más se ex-pone en la relación educativaes el docente, sin embargo, éste pone al
alumno en situación de ex-ponerse, de donde se sigue la extrema importanciaque tiene el
desenfoque en los ámbitos antropológico y ético; las consecuencias negativas personales y
sociopolíticas son, por generaciones, casi irreparables. Por fortuna, la dignidad del hombre
no puede ser violada o lesionada por otro porque, en e

El presente artículo desarrolla una reflexión sobre el concepto de Estado Democrático y Social de
Derecho y de Justicia, los elementos que lo integran y su aplicación en Venezuela; la relación con
el concepto de Estado Docente, educación y sistema educativo y de educar para la democracia
verdadera a través de la construcción de una ciudadanía activa y efectiva sobre la base de una
educación liberadora. El Estado venezolano con su acción, garantiza la seguridad en sentido
amplio, la legalidad, la equidad y la justicia; el respeto al ejercicio democrático permanente, la
participación política, el equilibrio y complementariedad de los poderes públicos, la
representatividad efectiva y la participación en general y el protagonismo popular, entendiendo
que pueblo somos todos. Garantiza Educación no sólo porque tiene gran cantidad de planteles
oficiales en todos los niveles y modalidades del sistema educativo, sino porque la educación que
se imparte en todos los centros es de calidad, regulada y supervisada por el Estado como Estado
Docente conforme a un conjunto de principios generales dictados por él que promueven la
formación de verdaderos demócratas, ciudadanos y republicanos; con énfasis especial en la
democratización de la cultura.

En fin, un Estado que dirige su acción a crear un pueblo educado, culto, instruido, sano,
recreado, seguro, con trabajo, vivienda, etc. que sin lugar a dudas será un mejor
ciudadano, un mejor republicano y un mejor demócrata. Una acción estatal que
tranquiliza a los sectores medios de la población, pequeña burguesía mal llamada clases
medias, siempre asustadas y nerviosas por la pérdida de sus dudosos beneficios y una
eventual igualación hacia abajo. (Martínez de C., 2007)

Cada modelo de sociedad define un modelo de Educación que reproduce sus condiciones de
existencia y forma a los individuos dentro de los valores y creencias aceptados. La Educación
forma ciudadanos, la pregunta sería cuál ciudadano, qué tipo de ciudadano, ciudadanos para qué.
Los procesos históricos de transformación y cambio radical de una situación precedente
constituyen procesos altamente complejos que afectan todos los aspectos de la vida, junto con las
condiciones materiales y objetivas de existencia dentro de una sociedad se revolucionan las
condiciones subjetivas a través de las creencias, valores, modos, usos, costumbres, formas de ser,
de hacer, de pensar y de sentir colectivas de una sociedad.

Educar para la ciudadanía supone apostar por un modelo pedagógico, no solamente


escolar, en el cual se procura que la persona construya su modelo de vida feliz y al
mismo tiempo contribuya a la construcción de un modo de vida en comunidad justo y
democrático. Esta doble dimensión individual y relacional, particular y comunitaria,
debe conjugarse en el mismo tiempo y espacio si lo que pretendemos es construir
ciudadanía y sobre todo si ésta se pretende en sociedades plurales y diversas. (Martínez,
M. 2003)

La democracia participativa y protagónica supone el ejercicio de una ciudadanía


activa, transformadora de la realidad que no se puede improvisar. Constituye un modelo
que requiere acciones pedagógicas orientadas para la persona en su globalidad, a la
inteligencia, a la razón, al sentimiento y a la voluntad. Estos principios básicos se
refieren a la justicia y son identificados como la igualdad de libertades y de
oportunidades y la distribución equitativa de los bienes primarios.

Para conseguir estas condiciones hay que ir más allá de declaraciones verbales. La
formación de una ciudadanía activa precisa de un sistema educativo y de un cuerpo de
docentes, comprometidos, beligerantes en la defensa de principios como los apuntados y
respetuosos con las distintas creencias, formas de entender el mundo y formas de
construirnos como personas; que respetando los principios de justicia enunciados
conforman la base común de los diferentes modelos de vida buena de cada uno de
nosotros.
La construcción de una pedagogía de la esperanza, a través de una Educación liberadora,
no es solamente para estar más alegre, más vivo y confiar de forma ingenua que el
mundo alguna vez va a mejorar, sino que se trata de un compromiso activo con la
transformación social, reconociendo que de la construcción de esos horizontes de
transformación depende, también, la consolidación de la ciudadanía (Freire,1993). El fin
de esa esperanza de emancipación , es el fin, también de la ciudadanía. La ciudadanía -
por eso - no sólo se sustenta en una serie de derechos y en una serie de prácticas- sino
también – en valores, en principios, en horizontes que la sociedad se pone a si misma y
que los sujetos establecen consigo mismo. (Gentili, P. 2000)

Este nuevo Estado supone a partir de la aprobación de la Constitucional Nacional de


1999, la construcción de una nueva República y de un nuevo Republicano.

El proceso fundamental para esta construcción es la Educación asumida como


hecho político y social, como lo señala Paulo Freire (1995) “… Todo proyecto
pedagógico es político y se encuentra empapado de ideología… La discusión
fundamental es política. Tiene que ver con qué contenidos enseñar, a quién, a favor
de qué, de quién, contra qué, contra quién, cómo enseñar”. Todo Estado formula un
proyecto educativo para lograr sus fines establecidos en la Constitución, que
comúnmente se denomina Diseño Curricular.

Todo Diseño Curricular lleva implícita una filosofía de la educación que se


traduce en un conjunto de principios, valores, orientaciones, declaraciones,
propósitos, lineamientos, que se concretan a través de su administración. Para un
Estado democrático social de Derecho y de Justicia, ser un Estado Docente no es
una alternativa es una obligación.
Respondiendo a ese mandato el Ministerio del Poder Popular para la Educación
propone el Currículo Nacional Bolivariano (CNB, 2007), en consonancia con el Plan
2001-2007. El Estado venezolano diseñó e implementó políticas educativas para dar
respuestas al nuevo modelo político-social del país y asegurar la inclusión, permanencia,
prosecución y culminación de los estudios en todos los niveles educativos; lo cual
implica avanzar hacia una educación emancipadora, liberadora y dignificante, en el
marco de los principios constitucionales.

Con el fin de alcanzar esta concepción de educación, se generaron dos grandes


estrategias: los proyectos bandera (Simoncitos, Escuelas Bolivarianas, Liceos
Bolivarianos, Escuelas Técnicas Robinsonianas, y Educación Intercultural Bilingüe) y
las Misiones (Robinson, Ribas y Sucre), como medios para garantizar la inclusión de
todos los grupos sociales.

El Estado establece un conjunto de líneas orientadoras que imprimen coherencia y


pertinencia al proceso educativo propio del modelo de sociedad que está en
construcción; único camino para responder a un país donde prevalezca la justicia social,
la igualdad, la hermandad, el bienestar individual y colectivo.

El Currículo Nacional Bolivariano (CNB), declara estar fundamentado en bases


históricas, pedagógicas, filosóficas, sociales, culturales, psicológicas, políticas,
metodológicas, científicas y humanistas con las cuales se implementará la formación de
los niños, niñas, jóvenes, adultos y adultas de nuestro país, en los niveles y modalidades
que competen al Ministerio del Poder Popular para la Educación, respetando y
valorando la diversidad, multiétnica y pluricultural de Venezuela, como los principios y
valores inherentes a la nacionalidad venezolana, como son la libertad, la igualdad, la
fraternidad, la justicia y la paz.

En consecuencia, no es de extrañar que los principios, características, perfiles,


orientaciones, propósitos, componentes y metodologías de aprendizaje del Currículo
Nacional Bolivariano estén fundamentados en las ideas y praxis libertadoras, filosóficas,
pedagógicas, políticas, sociales, culturales de ilustres venezolanos y venezolanas, como
son: Simón Rodríguez, Francisco de Miranda, Simón Bolívar, Ezequiel Zamora, Luis
Beltrán Prieto Figueroa y Belén Sanjuan, y de eminentes pensadores, pedagogos y
pedagogas de América Latina y el mundo (por ejemplo: Paulo Freire y José Martí).

Sobre la base de la concepción de Simón Rodríguez acerca de la educación, vista


como un proceso colectivo e integrador y, a la sociedad, como una gran escuela
formadora de ciudadanos y ciudadanas; la Educación Bolivariana se define como un
proceso político y socializador que se genera de las relaciones entre escuela, familia y
comunidad; la interculturalidad, la práctica del trabajo liberador y el contexto histórico
social.

La sociedad en su proceso dinámico de aprender – desaprender - aprender hace de


la educación un proceso en permanente construcción, donde los niños, niñas, jóvenes,
adultos y adultas son asumidos en su integralidad y complejidad; considerando las
experiencias educativas que conllevan al desarrollo de conocimientos, valores, actitudes,
virtudes, habilidades y destrezas en cada una de éstas.

De las consideraciones anteriores, de los aportes realizados por distintas


organizaciones vinculadas con la educación a nivel nacional e internacional y los
postulados del pensamiento Robinsoniano, Bolivariano y Zamorano, se establecen
cuatro pilares fundamentales para el desarrollo integral del nuevo republicano y
republicana, humanista y ambientalista: Aprender a Crear, Aprender a Convivir y
Participar, Aprender a Valorar y Aprender a Reflexionar. (CNB, 2007)

El Currículo Nacional Bolivariano está estructurado en: las orientaciones teóricas


(legales, filosóficas, epistemológicas, sociológicas y educativas); los elementos
organizacionales (principios, características, objetivos, ejes y el perfil del y la estudiante,
del maestro y la maestra, y del profesor y la profesora); y las orientaciones funcionales
que cristalizan la realidad del currículo (praxis del docente, las áreas de aprendizaje, los
componentes, las mallas curriculares, la organización de las experiencias de aprendizaje
y la evaluación).

De allí que, la Educación Bolivariana tenga el reto de acabar con la estructura


rígida del modelo educativo tradicional, el de las asignaturas compartimentadas, y
promover el saber holístico, el intercambio de experiencias y una visión compleja de la
realidad, que permita a todos los involucrados en el proceso educativo valorar otras
alternativas de aprendizaje, tales como: aprendizaje experiencial, transformacional, por
descubrimiento y por proyectos.

Los aspectos mencionados referentes al Currículo Nacional Bolivariano se


encuentran publicados, y ampliamente difundidos por distintos organismos y a través de
diferentes escenarios, el mayor aporte que debe hacerse a este momento de la educación
venezolana es el estudio, el análisis, la comprensión, la reflexión y la apropiación de lo
que allí se propone, y no conformarnos con las posiciones, versiones y conceptos
transmitidas por los distintos medios de comunicación.

La discusión, a mi modo de ver, debe centrarse en el Estado Docente, la filosofía de


la educación que guía al Currículo Nacional Bolivariano (educar desde lo individual, en,
para y por lo colectivo o educar para la individualidad y un ser asocial), los fundamentos
legales necesarios y urgentes de aprobar por la Asamblea Nacional (por ejemplo: la
reforma de la Ley Orgánica de Educación de 1980).

La concepción curricular, los principios declarados en el Currículo Nacional


Bolivariano, la estructura, áreas, mallas, componentes, proyectos, en la regionalización
del currículo, la formación docente, así como también la diferencia entre lo que es la
educación como “deber público” en lugar de “servicio público”.

Los valores lo siembran el concepto de ciudadanía y de formación cívica que debe


tener cualquier diseño curricular de un país o de una nación. Una nación debe tener un
diseño curricular que represente la ideología que la misma tiene y que se profesa. No se
debe temer en decir que se está ideologizando a través de la educación. Paulo Freire
(2004), en su libro Política y Educación, en reflexiones en torno a la Universidad
Católica dice “… desmerezco mí misión de educador y ante mi mismo si, en nombre del
respecto a los educandos, callo mis opiniones políticas y mis sueños, o si pretendo, en
nombre de mi autoridad de educador, imponerles mis criterios de verdad”.

A continuación se destacan puntualmente aspectos muy importantes que debe


contemplar una EDUCACIÓN LIBERADORA (Freire, 2002).
El proceso de cambio que estamos viviendo debe hacer una contundente y valiente
ruptura con los supuestos valores educativos del pasado.
Crear medios para el compartir y no para la competencia. Compartir los saberes para
construir un conocimiento colectivo.
Configuración de la persona y de su identidad con el Ser, no con el Tener. La ideología
del Ser debe vencer los paradigmas alienantes del consumismo. En el consumismo se
cree que el existo y la felicidad se alcanza con la acumulación de objetos.
La educación es una herramienta para el crecimiento integral de la persona.
El conocimiento se construye partiendo de la articulación de las experiencias, la
discusión, la experimentación científica, el conocimiento comprensivo y crítico de las
teorías diversas y el sentido espiritual de la necesidad de aprender, de conocer y de
transmitir.
La formación no es un proceso de ascenso social en una escala de diferencias de clases;
es decir, no se puede sobreponer el ejercicio teórico por encima del trabajo manual
productivo. Se hace un esfuerzo por complementar las visiones sobre el trabajo teórico y
el manual-productivo tomando en cuenta la importancia de ambos y su integración en las
relaciones sociales de producción.
La acción humana creadora en sí misma es expresión de la cultura.
Los medios de comunicación social están al servicio de la promoción de la cultura, de la
identidad autodetermínate histórica, de la salud mental del colectivo y de la construcción
del conocimiento desde el intercambio de los saberes.
Hay que Superar los paradigmas conservaduristas caracterizados por puritanismos,
prejuicios, tabúes y sectarismos. Los medios para esto ya los conocemos: la enseñanza
dinámica de la historia, la educación en el diálogo, la anulación de la enseñanza religiosa
reaccionaria por una teología de la liberación y la superación de los conceptos de los
valores burgueses establecidos por la vivencia de la conciencia histórica. A los niños y
niñas, adolescentes, jóvenes y adultos, se les debe formar con conciencia de su papel
político en la historia.
Es responsabilidad de todos demandar del Estado las mayores garantías posibles,
para que se concrete el Currículo Nacional Bolivariano, una propuesta curricular con
todas las condiciones a favor requiere por lo menos 20 años para que se puedan apreciar
los resultados en términos de formación del hombre plasmado como aspiración en los
fundamentos del diseño curricular.

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