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Teoria de La Mente

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TEORIA DE LA MENTE

Premack y Woodruff, Baron-Cohen - Joseph Perner

BASES CONCEPTUALES
La Teoría de la Mente se define como la habilidad psíquica que poseemos de interpretar
en forma automática e inmediata el estado anímico de nuestros congéneres, en especial
mientras sostenemos un diálogo es la química natural que fluye entre dos individuos o
entre un individuo y un grupo de ellos.

El origen del concepto de la ToM se encuentra en los trabajos pioneros de


Premack y Woodruf a finales de los años ochenta (1978) cuando
intentaron demostrar que los chimpancés podían comprender la mente
humana

La teoría de la mente es la capacidad de tener consciencia de las


diferencias que existen entre el punto de vista de uno mismo y el de los
demas
BASES CONCEPTUALES

‘funciones ejecutivas’ nos referimos a


El cerebro es, básicamente, la capacidad de establecer
una máquina predictiva soluciones a un problema novedoso
encaminada llevando a cabo predicciones de las
a reducir la incertidumbre del consecuencias a las que nos puede
entorno llevar cada una de las soluciones
imaginadas

‘teoría de la mente’ (ToM) se


refiere a la habilidad para
comprender y predecir la
conducta de otras personas,
sus conocimientos, sus
intenciones y sus creencias
Bases conceptuales

La Teoría de la Mente, es un paraguas que agrupa un amplio


número de habilidades cognitivas que nos permiten ver a los
otros como seres distintos de nosotros con sus propios
pensamientos, ideas y sentimientos. Gracias a esto, nos
hacemos una idea de lo que están pensando y sintiendo e
incluso podemos predecir cómo se van a comportar. De la
Teoría de la Mente se derivan funciones tan importantes como
la empatía

La metacognición alude a la capacidad para comprender y


reflexionar sobre los propios procesos mentales, es decir, tener
la habilidad de “pensar que pensamos” así como, a partir de la
psicología y especialmente de las aportaciones de la
neuropsicología, se han encontrado áreas cerebrales y
mecanismos específicos que pueden ayudar a detectar
déficits más o menos graves relacionados con la Cognición
Social.
El reconocimiento facial de emociones: la detección de tristeza, rabia y
especialmente del miedo, a través de gestos faciales específicos supone una
habilidad muy característica de las personas que tienen desarrollada de manera
adecuada esta habilidad. La amígdala es la principal responsable de este
complejo proceso.

No sólo somos capaces de inferir esto en otros seres humanos, si


no también en escenas dibujadas con personajes ficticios.
Gracias a esto podemos disfrutar de los cómics o de los dibujos
animados. Pero quizás lo más sorprendente es que ésta no es
una capacidad exclusivamente humana, si no que se ha
demostrado que también algunos animales, como primates o
perros, la poseen.

Estas habilidades son muy útiles a la hora de adaptarnos a la persona


con la que estamos. De esta forma, si estamos hablando con alguien y
detectamos que estamos metiendo por la cara que está poniendo
(despierta en él/ella una emoción desagradable como miedo, ira o
vergüenza) podemos rectificar. Por lo tanto, la Teoría de la Mente nos
permite comportarnos acorde a lo que es aceptable en nuestra
cultura.
Teoría de la Mente en salud mental

En los últimos años habido una gran proliferación de estudios sobre este concepto y
su afectación en diversas patologías, se propone una división del concepto.
Considerando los distintos procesos y cómo evaluar cada uno de ellos. Buscando
establecer las estructuras cerebrales relacionadas con cada nivel de la teoría de la
mente.
Estos niveles de complejidad son: reconocimiento facial de emociones, creencias de
primer y segundo orden, utilización social del lenguaje, comportamiento social y
empatía.

Los niños con trastorno del espectro autista


presentan problemas para desarrollar la teoría de la
mente y esto puede afectar a su comprensión de las
relaciones sociales
Baron-Cohen, Leslie y Frith

En 1985, Baron-Cohen, Leslie y Frith presentaron un estudio de investigación que iba a


revolucionar totalmente el conocimiento sobre el autismo y que iba a generar una
cantidad ingente de estudios, análisis y reflexiones posteriores. Este estudio se titulaba
¿Tiene el niño autista Teoría de la Mente?

El objetivo de la prueba que emplearon estos autores con niños con síndrome
Down, niños con autismo y niños normales. Se le presentan al niño dos muñecas,
Sally y Anne y se le teatraliza la siguiente escena: Sally tiene una cesta y Anne una
caja. Sally, en presencia de Anne, introduce una canica en su cesta y sale de
escena. Mientras está Sally fuera, Anne saca la canica de la cesta y la guarda en
su caja, cerrándola a continuación; Sally vuelve y es entonces cuando se le hace
la pregunta crítica al niño, que ha estado observando todo el proceso: ¿Dónde
buscará Sally su canica? Los niños de cuatro años normales suelen, generalmente,
ser capaces de contestar adecuadamente a esta pregunta, diciendo que en la
cesta. Es decir, son capaces de representarse en su mente el estado de
conocimiento de Sally -que no sabe que la canica no está en su cesta, porque no
ha visto el cambio- aún cuando el estado de conocimiento del propio niño sea
diferente -pues el niño sí sabe dónde está la canica-.
Baron-Cohen, Leslie y Frith

En el experimento de Baron-Cohen, Leslie y Frith el 85% de los niños normales respondía


adecuadamente; el 86% de los niños con síndrome Down también la pasaba; y el 80%
de los niños con autismo, igualados con los anteriores en niveles de desarrollo, ¡fallaban!,
siendo incapaces de asumir el estado de conocimiento de la muñeca. Para estos
autores, por tanto, el déficit básico es de naturaleza cognitiva (déficit en la capacidad
de metarrepresentación, déficit en la representación mental de las representaciones
mentales de los otros). Es decir, el niño al que se le cuenta la anterior historia tiene que
dejar a un lado su propio conocimiento de la realidad y representarse mentalmente la
representación mental de Sally.

Esta capacidad para atribuir pensamientos e intenciones en las otras personas, es una
capacidad mental que las persones con autismo no poseen. Esta habilidad mental sirve
para pensar y reflexionar sobre que saben, piensan y sienten los demás. Sin esta
capacidad, es complicado relacionarse y mantener relaciones sociales satisfactorias y de
calidad.
Los estudios, concretamente los de Wellman, demuestran que la teoría de la
mente se desarrolla de manera natural como fruto del desarrollo, en torno a los
4-5 años de edad, siendo esta edad cuando resuelven la tarea de las falsas
creencias de manera adecuada.

A los 3 años, aún no son capaces de elaborar una teoría de la mente


propiamente dicha, pero el niño adquiere la capacidad de distinguir claramente
entre el mundo físico y mental.
Entre los 4-5 años, el niño desarrolla una teoría intuitiva integrada y coherente y
es capaz ya de atribuir estados mentales a otras personas diferentes de los
propios
Como podemos ayudarles a desarrollar la teoría de la mente
 Cada niño sigue su propio proceso madurativo y de desarrollo, adquirirían esta capacidad de
manera natural cuando estén preparados para ello. Es importante respetar su ritmo y no forzarlo,
pero podemos estimularlo.

 Ayúdales a diferenciar lo mental e inmaterial de lo físico o material. A los 3 años es cuando pueden
establecer esta diferencia, para ello por ejemplo, pídeles que cierren los ojos e imaginen un perro, a
continuación explícales que el perro que formamos en nuestra mente no es un perro real.

 Ayúdales a crear un dominio de categorías mentales, para ello explícales que cosas pueden
interpretar los demás, o las que interpretas tú. Antes de los 4 años no debemos insistirles ya que no
están preparados para ello.

 Puedes hacer tareas de la falsa creencia, similares a la que hemos mencionado anteriormente.

 Ayúdales a imaginar que es lo que piensan los demás o cómo se sienten, puedes hacerlo a modo
de juego.
Hablamos de la Teoría de la mente como la capacidad de atribuir estados mentales
a los demás y a sí mismo, estados mentales que no son directamente observables. Se
refiere a la habilidad para comprender y predecir la conducta de otras personas, sus
conocimientos, sus intenciones y sus creencias.

El ser humano es un ser social y necesita de esta capacidad mentalista para


relacionarse y desarrollarse como individuo. Para atribuir estos estados es
necesario tener un sistema de inferencias que nos permita predecir el
comportamiento de los otros. Supongamos por un momento que un niño en el
patio del colegio ve a otro en el suelo, llorando y tocándose la rodilla con gesto
de dolor. El niño dice “llora porque se ha caído”, pero en ningún momento ha
visto la caída. Esto, que para nosotros es tan sencillo y obvio, en realidad es un
proceso mucho más complejo y elaborado de lo que parece.

En el mundo social, gran parte de la información no se ve de forma directa y por el


contrario, hay que “leer entre líneas”, teniendo en cuenta muchos factores para
entender la intencionalidad de otra persona, como son el contexto, su expresión facial o
el tono de voz. Imaginemos un niño que se acerca a su padre en el salón para enseñarle
su nuevo dibujo, pero el padre en esos momentos está enfadado por otros motivos.
Cuando mira el dibujo, dice con voz de enfado ¡Sí!, ¡Muy bonito! Y acto seguido sale de
la habitación. ¿Pensará el niño que le ha gustado el dibujo a su padre? Como hemos
comentado anteriormente, entender este tipo de situaciones depende de muchos
factores
Aunque es un proceso evolutivo normal, la teoría de la mente no
aparece así sin más en el niño. Existen una serie de prerrequisitos o
antecedentes necesarios, para que esta se desarrolle. Entre ellas
las más destacadas serían las siguientes:

Atención conjunta: son interacciones sociales en las que el niño y el


adulto prestan atención al mismo referente de forma simultánea,
por ejemplo mirar un libro. Aparece a los 9-12 meses, antes de los 9
meses el niño no tiene la capacidad de atender al objeto y al
adulto de forma simultánea.

Gestos y respuestas no verbales: entre la que destacan las


conocidas como “protos”. Los protos son conductas que guardan
la misma estructura funcional que los signos lingüísticos, solo que sin
la aparición de palabras. Existen dos tipos:

Proto-imperativos: se adquieren sobre los 9 meses de edad y


consisten en que el niño señala un objeto al adulto, con la
intención de que este se lo de, por ejemplo señala su coche
favorito que está encima de la estantería a su padre para
conseguirlo.
Proto-declarativos: se adquieren sobre los 12-18 meses y es
cuando el niño señala un objeto que le llama la atención,
para atraer la del adulto sobre dicho objeto y compartirlo
con él. Cuando por la calle caminando ve un gato y lo
señala mirando a su madre, no para que esta se lo dé sino
para que se fije en aquello que ha llamado su interés. El
uso de estos gestos proto- declarativos implican que el
niño concibe a los demás personas como seres
intencionales los cuales poseen estados psicológicos o
mentales distintos a los propio

Comprensión de las acciones como intencionales: entre los 9


y los 12 meses de edad los niños empiezan a comprender
que detrás de las acciones de los demás, hay intenciones y
que esas intenciones pueden ser distintas a las de uno mismo

Referencia social: entorno a los 12 meses, el niño comienza a


comprender que el adulto atribuye a los objetos o situaciones
expresiones emocionales de agrado o desagrado. Esto le sirve para
saber cómo comportarse ante una situación de novedad o
incertidumbre. Si un extraño lo coge en brazos, el niño reaccionará de
forma diferente si el adulto expresa temor a si expresa tranquilidad.
Juego simbólico: aparece alrededor de los 2 años y es el juego caracterizado por utilizar un
abundante simbolismo que se forma a partir de la imitación. Se reproducen escenas de la
vida real con símbolos que adquieren su significado en la actividad en sí. Un palo puede ser
un avión o un caballo. Mediante el juego, el niño somete la realidad a sus deseos y
necesidades. Entre otros, destacaremos algunos de los beneficios del juego simbólico:

comprender y asimilar el entorno que les rodea

aprender y practicar roles sociales

desarrollar el lenguaje

favorecer la imaginación y la creatividad

representar situaciones mentales reales o inventadas

mejorar el desarrollo emocional


ayuda a recrear situaciones que a lo mejor no se pueden hacer en la vida real

favorecer la socialización si se practica colectivamente


Referencias videos

https://youtu.be/NZ8FCEL_Oyk?si=brjuVqpqTiCGY_K
O

https://youtu.be/M4ESU74q6x4?si=Z0ItvmnJ_4ESXGTC

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