Ud5 Politica
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A. INTRODUCCIÓN.
¿Para qué sirve la sociedad? ¿Por qué vivimos en sociedad, si es tan complicado, sobre todo
cuando hablamos de sociedades de millones y millones de personas? ¿No sería todo mucho
más sencillo si viviéramos en pequeños grupos, con las relaciones sociales mucho más
limitadas, sin plantearnos crear estructuras gigantescas? ¿Qué sentido tiene la política, como
forma de organizar la sociedad y la convivencia?
Sea como sea, vivimos en comunidad. Somos animales políticos por naturaleza, zoom
politikón, como decía Aristóteles. Y cuando convivimos con otras personas, hay conflictos.
Cada uno tenemos una forma de ver la realidad. Y se producen ideas enfrentadas que hacen
que antes o después haya que tomar una decisión que todos aceptemos. La política es la forma
de solucionar los conflictos. Pero ¿por qué necesitamos de la sociedad, y por lo tanto de la
política?
Dos autores han respondido a estas preguntas de forma muy clara, y con sus respuestas han
generado muchísimas ideas en autores posteriores. Thomas Hobbes, en el siglo XVII, afirma
que los seres humanos somos malvados, somos animales que buscamos la supervivencia,
nuestra satisfacción. Somos como lobos unos contra otros. Por eso la política es la forma de
controlarnos, de poder vivir juntos sin acabar matándonos unos a otros.
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Por su parte, Jean Jacques Rousseau, en el siglo XVIII, afirma una idea contraria. Los seres
humanos viviríamos muy bien sin sociedad, de forma individual, ya que somos buenos por
naturaleza. Pero desde tiempos inmemoriales empezamos a competir unos con otros, a
compararnos, a querer tener más que los demás. La sociedad, y por lo tanto la política, nos ha
hecho peores personas.
¿Cuándo surgieron las primeras sociedades? No lo sabemos exactamente, pero sí sabemos que
las primeras sociedades eran matriarcales. Y pensamos que esos primeros seres humanos
formaron sociedades para sobrevivir, para protegerse, para ayudar a los más débiles, para
satisfacer sus necesidades y mejorar sus vidas.
Y suponemos que desde el comienzo de las primeras sociedades rudimentarias debieron surgir
conflictos. La política es la forma de organizar la sociedad para solucionar, o al menos
encauzar, los conflictos. El gran problema es que la política siempre exige tomar decisiones, y
por lo tanto alguien tiene que tomar esas decisiones. El poder tiene que existir, porque antes o
después hay que decidir. Y las decisiones no siempre satisfacen a todo el mundo.
A esta idea se opondrá el Anarquismo. Su tesis es que no es necesario ningún poder en una
sociedad. En cuanto hay poder, hay opresión, porque otra persona va a tomar una decisión por
mí que tendré que obedecer.
Obedecer, rebelarse: ¿no sería mejor que nadie mandase, para que no tuviésemos que buscar
razones para obedecerle ni encontrásemos motivos para sublevarnos en contra suya? Ésta es
más o menos la opinión de los anarquistas, gente por la que reconozco que tengo bastante
simpatía. Según el ideal anárquico, cada cual debería actuar de acuerdo con su propia
conciencia, sin reconocer ningún tipo de autoridad. Son las autoridades, las leyes, las
instituciones, el aceptar que unos pocos guíen a la mayoría y decidan por todos, lo que provoca
los infinitos quebraderos de cabeza que padecemos los humanos: esclavitud, abusos,
explotación, guerras... La anarquía postula una sociedad sin razones para obedecer a otro y por
tanto también sin razones para rebelarse contra él. En una palabra: el final de la política, su
jubilación. Los hombres viviríamos juntos pero como si viviésemos solos, es decir, haciendo
cada cual lo que le da la gana. Pero ¿no le daría a alguno la gana de martirizar a su vecino o de
violar a su vecina? Los anarquistas suponen que no, pues los hombres tenemos tendencia
espontánea y natural a la cooperación, a la solidaridad, al apoyo mutuo que a todos beneficia.
Son las jerarquías sociales, el poder establecido y las supersticiones que lo legitiman, las que
producen los enfrentamientos y enloquecen a los individuos. Los jefes sostienen que nos
mandan por nuestro bien; los anarquistas responden que nuestro verdadero bien sería que
nadie mandase, porque entonces cada cual se portaría obedientemente... pero no obedeciendo
a ningún hombre falible y caprichoso sino a la verdadera bondad de la naturaleza humana.
Hoy día vivimos en una sociedad totalmente crítica con la política. Eso hace que haya muchos
tópicos sobre la política, ideas que la gente repite sin ser conscientes de lo que implica. .
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En la película “La sociedad de la nieve”, como indica el propio nombre, los supervivientes del
accidente de avión en Los Andes sobreviven porque forman una pequeña sociedad. Nadie
habría podido sobrevivir sólo. Necesitaron unirse, tomar decisiones, dialogar, en algunos
momentos darle el poder a una persona, en otros tomar decisiones en conjunto… Para
sobrevivir como individuos y como especie necesitamos de la sociedad.
Denominamos acciones sociales a aquellas acciones que implican interrelaciones con otros
miembros de la sociedad. Las acciones sociales son aquellas acciones en las que suponemos, o
esperamos, que las otras personas actúen de una determinada manera. En una acción social,
como por ejemplo dar la mano, cuando alargo mi mano espero que la otra persona haga lo
mismo. Cuando voy a un bar y un camarero se me acerca, supongo que me va a preguntar qué
quiero tomar.
Las acciones sociales las aprendemos a través del proceso de socialización, que consiste en la
transmisión de unas determinadas reglas de comportamiento. El proceso de socialización se
produce desde los primeros meses de vida, hasta la vejez, por parte de los agentes
socializadores (familia, educación, medios de comunicación…) que transmiten las formas de
comportarnos correctas para la sociedad. Se puede hablar de una socialización primaria, que
es la que se produce en los primeros años de vida, con la que el niño aprende las normas
básicas de convivencia, y una socialización secundaria, que dura el resto de la vida, con la que
aprendemos más formas de comportarnos en nuevas situaciones.
S. GINER, Sociología.
Nuestras relaciones sociales están determinadas por las acciones sociales que realizamos a
partir del proceso de socialización. Por eso, en la sociedad aparecen dos conceptos esenciales:
el rol social y el status social. El rol social es el papel que en la sociedad realizamos. Es la forma
de comportarnos que nos ha enseñado la sociedad, adecuada a lo que se espera de nosotros.
El rol social está muy relacionado con el status social. El status social es la posición que una
persona ocupa en la sociedad, y que en nuestra sociedad, hoy día, está muy relacionada con el
nivel económico (aunque no es lo único que determina el status social, también influye la
herencia familiar, o muchas otras cuestiones). Así, todos tenemos un determinado papel en la
sociedad, una determinada forma de comportarnos, una determinada forma como los demás
esperan que nos comportemos, en virtud de lo que se espera de una persona que tiene un
status determinado.
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Es necesario insistir en el carácter orgánico de los papeles sociales. Lo que constituye un papel
social no es una colección de normas sino un complejo de pautas de conducta. Al mismo
tiempo, cada papel forma parte de un sistema o estructura social, de tal forma que no cabe
una consideración aislada de cada uno de ellos. Un “rol” cualquiera existe siempre en relación
y contrapartida con su “rol” opuesto: es el caso del binomio padre-hijo o profesor-alumno, por
ejemplo.
Cualquier entramado social, bien sea un grupo reducido bien sea un complejo sistema social –el
Estado- puede ser descrito en términos de redes de papeles sociales y también, lógicamente, en
término de entramado de “status”. Nuestra identidad social consiste en tener un lugar, en
ocupar un “status” en el entramado de posiciones socialmente definidas. Así, se nos identifica
como hijos, estudiantes, deportistas…
El rol y el status de una persona determina la forma como la cataloguemos. En virtud de su rol
y de su status, a cada persona la ubicamos en un determinado grupo social. Un grupo social
sería un conjunto de personas que viven en una determinada sociedad y que comparten roles
y status sociales similares. Para el filósofo alemán Marx, lo que determina el que
pertenezcamos a un grupo social u otro son los factores económicos. Por eso, para Marx los
grupos sociales son clases sociales.
La existencia de clases sociales, cada una con unos intereses particulares, hace que aparezcan
conflictos sociales. Los conflictos sociales son enfrentamientos producidos por el choque de
intereses de diferentes grupos o clases sociales. Como hemos señalado ya, la forma de
solucionar, o al menos encauzar, los conflictos sociales, es la Política. La Política es una rama
de la Filosofía que analiza las características de las sociedades humanas, y estudia cómo lograr
un equilibrio para evitar conflictos y permitir que los miembros de una sociedad puedan
realizarse lo más plenamente posible.
En toda forma política hay alguna forma de control social, ya que para lograr el equilibrio hay
que tomar decisiones que todos los miembros de la sociedad acepten. El poder político ejerce
el control social de forma siempre coercitiva, ya que castiga a quien no acepta las decisiones.
Para que todo el mundo quiera aceptar las decisiones, la política crea ideas que unan a los
ciudadanos (por ejemplo, la idea de patria), que se concretizan en instituciones sociales.
Así, hay dos grandes tipos de sociedades: las sociedades abiertas, que son aquellas sociedades
más flexibles, que aceptan de forma más sencilla los cambios sociales, y las sociedades
cerradas, que dificultan más la aparición de cambios y evolución social.
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C. EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LAS TEORÍAS POLÍTICAS.
MUNDO ANTIGUO. GRECIA Y ROMA. La reflexión política como una rama de la Filosofía nace
en Grecia, concretamente en Atenas. Eso no quiere decir que en anteriores civilizaciones no
hubiera estados, o sociedades políticas. Pero donde nace la reflexión filosófica separada
completamente de la religión y del poder sacerdotal, es en Grecia, cuya civilización estaba
formada por muchas polis, ciudades estado con múltiples formas de gobierno: tiranías,
monarquías, diarquías, democracias…
La política griega parte de la idea de que los seres humanos somos sociales por naturaleza.
Esto quiere decir que una persona que no vive en la polis, en la sociedad, estará
desperdiciando su vida porque no está actuando como su naturaleza humana le pide. Será un
“idiotés”, una persona que viven en la más absoluta inopia, pues no se preocupa ni reflexiona
sobre lo importante.
Aristóteles clasifica varias posibles formas de gobierno, según quién ostente el poder. Si
gobierna uno, aparece la monarquía, que es una forma de gobierno buena si el rey gobierna
para el bien común. Si por el contrario toma decisiones pensando en su propio beneficio, es
decir, en el bien de unos pocos, la monarquía degenera y se convierte en tiranía. Cuando
gobiernan unos pocos, la forma de gobierno es la aristocracia, que es una buena forma
también cuando se busca el bien común. Si los aristócratas degeneran y buscan el bien de unos
pocos, la aristocracia se convierte en oligarquía. Cuando gobiernan todos la forma de gobierno
es la democracia o república, siempre que se busque el bien común. Cuando la democracia yo
república degenera y se busca el bien particular, se convierte en demagogia.
Como vemos, hay una relación clara entre la política y la ética, porque el buen gobierno se
diferencia del malo en virtud de si hay una degeneración moral o no. El gobierno que piensa en
el bien común es bueno, el que piensa en el bien propio es malo.
Disfrutamos de un régimen político que no imita las leyes de los vecinos; más que imitadores de
otros, en efecto, nosotros mismos servimos de modelo para algunos. En cuanto al nombre,
puesto que la administración se ejerce en favor de la mayoría, y no de unos pocos, a este
régimen se lo ha llamado democracia; respecto a las leyes, todos gozan de iguales derechos en
la defensa de sus intereses particulares; en lo relativo a los honores, cualquiera que se distinga
en algún aspecto puede acceder a los cargos públicos, pues se lo elige más por sus méritos que
por su categoría social; y tampoco al que es pobre, por su parte, su oscura posición le impide
prestar sus servicios a la patria, si es que tiene la posibilidad de hacerlo.
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Tenemos por norma respetar la libertad, tanto en los asuntos públicos como en las rivalidades
diarias de unos con otros, sin enojarnos con nuestro vecino cuando él actúa espontáneamente,
ni exteriorizar nuestra molestia, pues ésta, aunque innocua, es ingrata de presenciar. Si bien en
los asuntos privados somos indulgentes, en los públicos, en cambio, ante todo por un
respetuoso temor, jamás obramos ilegalmente. DISCURSO FÚNEBRE DE PERICLES.
Con el auge de Roma se produce una forma diferente de entender la política, ya que aparece
un gran Imperio. No se trata ya de tomar decisiones que afectan a una polis, sino de tomar
decisiones que afectan a millones de personas. Por eso, Roma desarrolló de forma
impresionante el Derecho, como la forma de desarrollar la política. Hoy día, en las carreras
universitarias de Derecho, se siguen estudiando los principios del Derecho Romano.
LA EDAD MEDIA. Con la aparición del cristianismo y la Edad Media la reflexión política genera
una serie de cambios. Aparece el Feudalismo, con nobles que tienen más poder que los
propios reyes y establecen unas relaciones de vasallaje con los ciudadanos.
Además, el poder religioso toma y dirige el poder político. El Papa tiene el poder total, y este
poder está por encima del poder que puedan tener los reyes o emperadores. San Agustín, en
el siglo V, escribe una obra que marcará toda la forma de entender la política medieval,
llamada Civitas dei, La ciudad de Dios. En ella afirma que existen dos formas de entender la
política, que él denomina la Ciudad Pagana y la Ciudad Divina. Las ciudad pagana se porudce
cuando las decisiones de los políticos no están dirigidas por la fe, por los intereses religiosos y
por la Iglesia. En cambio, la ciudad divina es la ciudad que tiene en cuenta que el fin de todos
los seres humanos es la trascendencia. Por lo tanto, la política correcta es aquella que se basa
en la religión y la salvación en el más allá.
Donde no se dé la justicia que consiste en que el sumo Dios impere sobre la sociedad y que así
en los hombres de esta sociedad el alma impere sobre el cuerpo y la razón sobre los vicios, de
acuerdo con el mandato de Dios, de manera que todo el pueblo viva de la fe, igual que el
creyente, que obra por amor a Dios y al prójimo como a sí mismo; donde no hay esta justicia,
no hay sociedad fundada en derechos e intereses comunes y, por tanto, no hay pueblo, de
acuerdo con la auténtica definición de pueblo, por lo que tampoco habrá política, porque
donde no hay pueblo, no puede haber política.
a. El gobernante tiene que partir de la maldad innata de todos los ciudadanos de su país.
Si el gobernante piensa que sus súbditos son buenos por naturaleza está cayendo en
un grave error.
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b. La política debe ser lo más parecido a una ciencia. Es decir, la política consiste en
poder predecir cómo va a comportarse la realidad, para poder adelantarse a ella.
Partiendo de estas dos ideas, Maquiavelo afirma que el gobernante que quiera que su país se
convierta en el país más admirado, lo primero que tiene que hacer es tomar todo el poder.
Maquiavelo está en contra de la democracia, porque piensa que el aglutinar todo el poder en
una persona es la forma más efectiva para gobernar. El gobernante deberá usar toda la fuerza
que esté en su mano cuando sea necesario. Y tendrá que adelantarse a los acontecimientos,
para poder prever que va a ocurrir y usar de la bondad o la maldad para conseguir sus
objetivos.
Las cualidades que tiene que poseer el gobernante son la fuerza y la determinación a la hora
de tomar decisiones. De igual manera, la astucia, la capacidad de adelantarse a los
acontecimientos, la capacidad de mostrar seguridad. Todas estas virtudes son esenciales para
un político. Como vemos, ideas que hoy día siguen siendo válidas. Por eso se considera la obra
El Príncipe aún hoy día como un manual de política fundamental.
El gobernante, afirma Maquiavelo, tiene que saber cuándo usar mano dura con sus
ciudadanos, y cuándo regalar y relajar las normas. No tiene que tener ningún remordimiento
moral ni religioso, ya que si es necesario mentir, o engañar, no le deberá temblar la mano al
hacerlo. Así, la política se separa de la ética: el gobernante sabe lo que tiene que hacer,
aunque su conciencia le diga que ha actuado mal, en el mundo de la política no entra la moral
personal. La frase más famosa de Maquiavelo refleja esta idea: “El fin justifica los medios”, es
decir, si el fin es bueno (y lo es si va a beneficiar al estado), todos los medios que tenga a su
alcance el gobernante (incluso los medios que puedan ser inmorales) son aceptados.
Hay dos maneras de combatir: una con leyes; otra con la fuerza. La primera es distintiva del
hombre; la segunda, de la bestia. Pero como a menudo la primera no basta, es forzoso recurrir
a la segunda. Un prínciper debe saber entonces comportarse como bestia y como hombre. (...)
De manera que, ya que se ve obligado a comportarse como bestia, conviene que el príncipe se
transforme en zorro y en león, porque el león no sabe protegerse de las trampas ni el zorro
protegerse de los lobos. Hay, pues, que ser zorro para conocer las trampas y león para espantar
a los lobos. Los que sólo se sirven de las cualidades del león demuestran poca experiencia. Un
príncipe prudente no debe observar la fe jurada cuando semejante observancia vaya en contra
de sus intereses y cuando hayan desaparecido las reazones que le hicieron prometer.
MAQUIAVELO, El Príncipe
SIGLOS XVII Y XVIII. REVOLUCIONES LIBERALES. EL ESTADO LIBERAL. En los siglos XVII y XVIII
se producen una serie de cambios trascendentales en la política. Por primera vez surgen
revoluciones populares que cambian la estructura de la sociedad. En 1642 en Inglaterra se
produce una revolución que culminará en 1688 con la Revolución Gloriosa, que acaba con la
Monarquía Absoluta y la aceptación por parte de la monarquía de las decisiones del
parlamento. En 1766 se produce la Declaración de Independencia de EEUU, a través de una
Constitución que promulga la libertad de todos los ciudadanos. En 1789 la Revolución Francesa
acaba con la monarquía absoluta francesa y establece la República Francesa.
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En esta época una serie de filósofos, Hobbes, Locke y Rousseau, comienzan a defender una
idea que rompe con la filosofía política griega. Si para los griegos el ser humano es por
naturaleza social, y la sociedad es algo innato en nosotros, es decir, algo natural, para estos
autores la sociedad no es natural. En realidad, afirman, la sociedad nace de un acuerdo entre
los ciudadanos, nace de un contrato. Por eso esta teoría se llama Contractualismo.
Esta idea de que la sociedad nace de un acuerdo entre los ciudadanos es muy importante,
porque ahora la política se va a centrar en los sujetos, en los ciudadanos. Así, gracias a esta
idea van a surgir las primeras democracias modernas, que se basan en el sufragio universal
(que tardará años todavía en llegar porque el voto femenino no será aceptado hasta
prácticamente el siglo XX en la mayoría de los países).
Montesquieu, con su obra “El espíritu de las leyes” defiende la idea de que hay un único
principio que debe respetar cualquier forma de organización social, que es la libertad política.
La libertad política no es hacer lo que quiero, sino hacer aquello que me permitan las leyes.
Para ello es necesaria la separación de los tres poderes
Aparece entonces una nueva forma de Estado, que ya está desligado de la influencia de la
Iglesia: el Estado Liberal. Es un estado cuya finalidad es garantizar a través de las leyes los
derechos y libertades de los ciudadanos que lo forman. Las ideas esenciales de los estados
liberales son tres:
Poco a poco, cada vez más países, a partir de las revoluciones de las que hemos hablado, van
tomando medidas políticas que les acercan a esta forma de estado liberal. La clase social de la
burguesía adquiere un gran poder.
EL SIGLO XIX. LAS REVOLUCIONES OBRERAS. EL ESTADO SOCIAL. En el siglo XIX se produce
una revolución industrial que cambia la forma de producir bienes. Las grandes ciudades se
llenan de fábricas e industrias que requieren una gran cantidad de mano de obra. Aparece así
una nueva clase social, el proletariado, que ha llegado desde el campo, donde tenía unas
condiciones de vida pésimas, hasta la ciudad, donde sus condiciones de vida siguen siendo
muy malas.
Esto genera la aparición de nuevas revoluciones, pero en vez de ser unas revoluciones que
luchan contra la monarquía absoluta para obtener libertades burguesas, estas revoluciones
luchan contra la burguesía para obtener derechos sociales. Se crea así una nueva forma de
estado, que es el estado social que defiende los derechos de los trabajadores.
EL SIGLO XX. EL ESTADO DEL BIENESTAR. En el siglo XX, con el desarrollo del capitalismo tras
las dos guerras mundiales y la guerra fría, se genera un nuevo modelo de estado, el Estado del
Bienestar, cuya función es producir bienes que mejoran la capacidad de consumo de los
ciudadanos e intenta ofrecer protección, servicios sociales, mejoras de calidad de vida e
igualdad de oportunidades a todos los ciudadanos.
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D. ¿QUIÉN DEBE TENER EL PODER?
En todos los grupos humanos hay siempre conflictos. Dichos conflictos implican la existencia
de un poder, ya que siempre alguien tiene que tomar las decisiones dentro del grupo. En este
apartado nos haremos la pregunta esencial: ¿quién debería tener el poder en un grupo? Esto
nos llevará a preguntarnos qué formas de acceder al poder existen, pero si trasladamos la
cuestión a las sociedades actuales, la pregunta poe el poder se amplía a más cuestiones:
cuando una persona tiene el poder en un estado, ¿las decisiones que tome deben beneficiar a
los ciudadanos del estado, o a estado en sí? Por otro lado, ¿debe el poder dirigirse a algún fin,
como por ejemplo cambiar la sociedad, o más bien tiene que dedicarse a la pura gestión de los
recursos para mantener el statu quo de la sociedad? Una de las diferencias respecto a
“izquierda” y “derecha” desde la política está referida a esta última pregunta. La mentalidad
de izquierdas es progresista porque defiende que todo poder debe dirigirse a cambiar y
modificar la sociedad. La mentalidad de derechas es conservadora
MAX WEBER. El filósofo alemán Max Weber (1864-1920) señala que existen a lo largo de la
historia tres formas de legitimación del poder, tres formas por las que se adquiere el poder. La
primera forma de legitimación es la legitimación tradicional: una persona ostenta el poder por
tradición, porque su familia desde siempre es la que ha tenido el poder. En este caso
estaríamos hablando de las monarquías. En segundo lugar, existe la legitimación carismática,
que consiste en que una persona llega al poder por sus cualidades personales, que hacen que
el resto de la sociedad decida que a través de la confianza otorgarle el poder. Aquí aparecerían
las dictaduras, las tiranías, los caudillos o los líderes religiosos que toman el poder político. En
tercer lugar aparece la legitimación racional o legal, que se basa en la ostentación del poder de
acuerdo a la ley que determina que los votos de la sociedad son los que deciden quién tiene el
derecho a ostentar el poder. Aquí aparecería la democracia.
En general, sobre todo a partir del siglo XX y la aparición de los grandes sistemas totalitarios,
hay dos grandes razonamientos ante la pregunta de ¿a quién debería darse el poder?
Razonamiento #1. En una sociedad todo el mundo tiene derecho a dar su opinión y que sea
escuchada. Las minorías tienen derecho a ser oídas, y todo el mundo puede aportar su visión
de la realidad. El diálogo y los acuerdos entre diferentes formas de pensar son esenciales para
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una sociedad sana. Aunque puede ser verdad que los diálogos y acuerdos pueden ser
complicados, el debate y el escuchar todas las opiniones es mucho más preferible que eliminar
los puntos de vista individuales. El poder debe residir en el pueblo, no en una sola persona o
clase social. El pueblo es quien otorga el poder.
Razonamiento #2. Si dejamos que todo el mundo opine sobre qué se debe hacer en una
sociedad, el estado no avanzará. Si todo el mundo tiene voz y todas las opiniones son
escuchadas, estaremos dando vueltas a discusiones y más discusiones, sin llegar jamás a
acuerdos concretos. Es mucho más efectivo el que le demos el poder a una persona, o a un
grupo pequeño, y le demos toda la confianza para que sean él o ellos los que decidan. El resto
de la sociedad nos uniremos para ir todos a una, dejando a un lado nuestras opiniones
personales.
El razonamiento #2 nos lleva a todos los sistemas totalitarios que se produjeron en el siglo XX.
Este razonamiento se tomó especialmente en sociedades que tenían muchos problemas
sociales, económicos, culturales e ideológicos. En esas sociedades comenzó a difundirse la idea
de que el debate político, el escuchar las opiniones, las diferentes ideologías tenían que
desaparecer porque era mucho más efectivo un pensamiento único.
Los ideales ilustrados, como decimos, están plenamente en los principios de las democracias
modernas. Estos ideales son la libertad, la justicia, la igualdad ante la ley, la defensa de la
verdad, la universalidad (en tanto que una democracia tiene que estar abierta a todo el que
quiera participar en ella), y la defensa de la dignidad de todos los ciudadanos. Todos estos
ideales se conocen como “Estado de Derecho”, ya que deben dirigir las leyes que se hacen en
cualquier democracia.
Toda democracia tiene que estar basada en una constitución en la que se exponga la
separación de los tres poderes. Partiendo de aquí, hay esencialmente tres formas de
democracia: la democracia directa, en la que todas las decisiones se toman por votación
directa de todos los miembros de la sociedad (forma de democracia que retomará el
anarquismo); la democracia indirecta o representativa, en la que los ciudadanos eligen cada
cierto tiempo a unos representantes que toman las decisiones; democracia participativa, que
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es un intermedio entre las anteriores, ya que en la participativa hay algunas decisiones que se
toman de forma directa, y otras de forma representativa.
La democracia tiene que estar construida sobre unas circunstancias que si desaparecen, puede
tambalearse. Esas circunstancias son la existencia de una constitución; la fiscalidad, es decir, la
existencia de un sistema que recaude impuestos; la capacidad coercitiva de la ley, es decir, la
posibilidad de que la ley castigue a quien la incumple; la división de poderes; la existencia de
cauces legales para poder modificar la ley; la existencia de formas de participación ciudadana
que permitan que cualquiera pueda intervenir y proponer puntos de vista, lo que implica la
existencia de diferentes partidos políticos; y la libertad de los medios de comunicación, es
decir, la no existencia de ningún tipo de censura. Desde este punto de vista, el pensar si
nuestra democracia goza de buena salud, se convierte en un debate interesante.
LOS SISTEMAS TOTALITARIOS. El razonamiento #2 nos lleva a los Sistemas Totalitarios, que
han existido desde hace siglos, pero que en el siglo XX se formalizan en ideologías claramente
definidas. El punto de partida de todos los sistemas totalitarios es el fracaso y el sinsentido de
toda democracia. Para el totalitarismo no tiene sentido que escuchemos opiniones que nos
van a enfrentar socialmente. Por eso proponen un sistema fuerte que obligue a seguir una
única ideología.
Las principales características de todos los sistemas totalitarios son las siguientes:
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- Existencia de dos clases sociales, una que dirige el estado, y la otra formada por el
resto de la población. No hay una clase media.
- Pensamiento uniforme. La educación, los medios de comunicación y cualquier
forma de expresión de ideas son controladas por el poder para eliminar cualquier
forma de oposición ideológica.
- Control social férreo, a través de fuerzas del orden y seguridad, que con cualquier
medio a su alcance aseguran la seguridad dentro del estado y el exterminio de
ideas críticas con el poder.
- Fanatismo, exaltación de ideales entendidos de forma fanática e irracional.
Entre los principales líderes fascistas encontramos a Mussolinni en Italia, Hitler en Alemania,
Franco en España. En la mayoría de países europeos se produjeron movimientos fascistas que
tuvieron menos éxito.
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individuo no es nada sin el Estado, que es entendido como la Patria. Cualquier
acción o proyecto, tanto individual como colectivo, que no vaya dirigido a los
intereses del Estado, es rechazado.
- Surgimiento de un líder que se exalta por sus características personales. Se
promulga, en todos los órdenes de la vida, una obediencia absoluta a la figura del
líder.
- Odio a la democracia, y eliminación de cualquier forma de disenso. Se eliminan los
partidos políticos y se exalta la importancia de la unidad ideológica de todos los
individuos. Aquellos que no participen de la ideología del Estado son reconducidos
o eliminados.
- Odio y oposición a los movimientos obreros. Surgimiento de un único sindicato
oficial, dirigido por el propio Estado. Supresión del derecho a la huelga.
- Patriotismo exacerbado, exaltación irracional de símbolos patrióticos.
- Militarización, exaltación de los valores militares y expansión territorial.
- Control social absoluto por parte de fuerzas de seguridad y del ejército.
- Exaltación de valores raciales e identitarios. Nacionalismo excluyente y
exacerbación de símbolos identitarios.
- Control de la información, uso de la propaganda y revisionismo histórico. El
presente se controla a través de la censura y el control de cualquier información,
el futuro se proyecta a través de la propaganda y el pasado se reescribe de
acuerdo a los intereses del Estado.
- Economía intervencionista que favorece los intereses de una clase social alta, que
de forma paternalista trata a las clases bajas.
COMUNISMO. Es una ideología económica y política que surge en el siglo XIX con las obras del
filósofo alemán Karl Marx. Partiendo de que la realidad depende de las condiciones materiales
de vida que tienen las personas, defiende como punto de partida un cambio radical en la
forma de producir bienes e intercambiarlos. Y a partir de aquí, propone un cambio total en la
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sociedad. Marx, en obras como El Capital o Manifiesto Comunista postuló que en
determinados países el sistema capitalista estaba a punto de terminar, y que pronto llegaría
(con ayuda de determinadas revoluciones) un nuevo sistema económico y social, el
Comunismo, que llevaría a una nueva sociedad, sin clases sociales, sin diferencias económicas,
y que permitiría a los seres humanos su plena realización.
Existen muchas discusiones respecto a la relación que existe entre las propuestas que hizo
Marx en sus obras, y las aplicaciones prácticas que se hicieron en el siglo XX en países como
Rusia, Cuba, países del este de Europa, China… que se convirtieron en sistemas totalitarios. Por
ello, tal vez deberíamos diferenciar entre lo que dijo Marx en sus libros acerca de cómo
debería ser el Comunismo, y lo que luego fue el Comunismo en países concretos. Marx
afirmaba que para poder pasar al comunismo, los países antes tenían que estar en un pleno
capitalismo. Por eso es curioso que ninguno de los países que adoptaron el Comunismo había
pasado por el capitalismo aún (Rusia y China estaban en una etapa prácticamente feudal,
medieval). Marx nunca habría aceptado el surgimiento del Comunismo en estos países.
Los principales líderes comunistas del siglo XX fueron Lenin y Stalin en Rusia, Mao Tse Tung en
China, Fidel Castro y Ernesto Che Guevara en Cuba. Junto a ellos, muchos otros países en el
este de Europa, en África y en Asia produjeron dictaduras comunistas, en la mayoría de los
casos con actuaciones atroces contra los derechos humanos.
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el futuro se proyecta a través de la propaganda y el pasado se reescribe de
acuerdo a los intereses del Estado.
- Eliminación de las libertades individuales.
- Militarización de la sociedad.
- Eliminación de una clase media. Existencia de una clase social en forma de élite, y
de una inmensa clase baja.
- Exaltación absoluta del líder.
Democracia para una minoría insignificante, democracia para los ricos: ésa es la democracia de
la sociedad capitalista. Si nos fijamos más de cerca en el mecanismo de la democracia
capitalista, veremos que siempre y en todas partes, hasta en los detalles pequeños,
aparentemente pequeños, del derecho de sufragio (requisito de residencia, exclusión de la
mujer, etc.), en las instituciones representativas, en los obstáculos reales que se oponen al
derecho de reunión (¡los edificios públicos no son para los “miserables”¡), en la organización
puramente capitalista de la prensa diaria, etc. en todas partes vemos restricciones a la
democracia. (...)
Por tanto, en la sociedad capitalista tenemos una democracia amputada, mezquina, falsa, una
democracia sólo para los ricos, para la minoría, para los explotadores.
ANARQUISMO. Es un movimiento ideológico que se produce en la segunda mitad del siglo XIX,
junto al Comunismo. Los principales representantes serán Kropotkin, Proudhon y Bakunin.
Formarán parte de la I Internacional creada por Marx, pero posteriormente se separarán de los
comunistas.
El punto de partida es la eliminación de cualquier tipo de poder. Todo poder, toda decisión que
una persona tome por mí es una forma de opresión. Uno de los autores que comienza a
exponer estas ideas es Max Stirner, que escribe un libro llamado “El único y su propiedad”,
donde defiende la tesis de que el único propietario de uno mismo es, sencillamente, uno
mismo.
Como hemos dicho, el Anarquismo comienza su andadura unido al Comunismo. Pero al poco
tiempo se produjo una separación, ya que los anarquistas entendieron que el Comunismo era
una forma de opresión similar a cualquier otro sistema. Al trabajador le da igual estar oprimido
por un empresario, que por un líder comunista.
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Las principales características del Anarquismo son:
Ese es el punto que divide principalmente a los socialistas o colectivistas revolucionarios de los
comunistas autoritarios, partidarios de la iniciativa absoluta del Estado.
Ellos afirman que solamente la dictadura -la de ellos, evidentemente- puede crear la voluntad
del pueblo. Nosotros les respondemos: ninguna dictadura puede tener otro objeto que el de
perpetuarse; ninguna dictadura podría engendrar y desarrollar en el pueblo que la soporta otra
cosa que la esclavitud. La libertad sólo puede ser creada por la libertad.
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