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Bases Teoricas Parafraseadas

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INDICADORES URBANOS COMO INSTRUMENTO DE ANÁLISIS PARA EL DISEÑO DE PROYECTOS DE

ESPACIO PÚBLICO

Alexander Stward Niño Soto, Walberto Lucas Badillo Jimenez, Mariolly Dávila Cordido

Los indicadores agrupados por ejes permiten analizar el grado de adaptación de los sistemas urbanos en
el territorio y también son útiles para intervenir y mejorar otras dinámicas espaciales. Se pueden
analizar en lecturas cartográficas cruzadas con valores significativos o relativos a censos e inventarios,
así como estándares estimados como óptimos para un espacio determinado o dentro del
comportamiento. Se han definido cuatro ejes - Compacidad, Complejidad, Eficiencia y Cohesión Social -
que ayudan a sintetizar la cadena de valores de un ecosistema urbano, y cada uno se desarrolla con
indicadores que permiten analizar las condiciones existentes en los casos urbanos escogidos para el
estudio.

Compacidad.

Se pueden definir dos categorías de ciudad según su área de implantación: ciudad dispersa para grandes
extensiones y ciudad compacta para áreas más reducidas. Sin embargo, la valoración de una ciudad
como dispersa o compacta depende de su relación con otros ejes e indicadores. Dentro de sus
características se encuentran:

- Morfología: La forma en que la ciudad se expande físicamente sobre el territorio se denomina


morfología urbana, y esta se caracteriza por la presencia de polígonos regulares y manchas
orgánicas, que pueden tener su origen en procesos de planificación o crecimiento espontáneo,
influenciados por diversos factores normativos, políticos, sociales, culturales o económicos.
Esta imagen geométrica está determinada por elementos como el emplazamiento, la situación,
el plano, la construcción y el uso del suelo, lo que da lugar a distintas formas de geometría
urbana, como polígonos irregulares orgánicos, radio céntricos y ortogonales en cuadrícula o
lineales, con relaciones que pueden ser yuxtapuestas, mixtas, utópicas o espontáneas.

- Ocupación del suelo y densidad: La relación entre áreas libres y ocupadas genera una
proporcionalidad que permite identificar la saturación o escasez del suelo urbano y crear
percepciones sobre los niveles de compactación del desarrollo urbano en el área dominada por
las dinámicas urbanas.

- Equipamientos: La categoría de equipamientos hace referencia a una serie de elementos


específicos que forman parte de los sistemas de apoyo y que proporcionan espacios para las
diversas actividades urbanas, tales como educación, salud, comercio, servicios administrativos,
entre otros. Es importante que estos equipamientos se correspondan adecuadamente con los
diferentes tipos de usos, dinámicas urbanas y usuarios, y que su ubicación sea estratégica y
cercana a los usuarios. De manera que permitan, niveles de conectividad, identidad y relaciones
socioculturales.

- Espacio público: Es una estructura de la ciudad que se encuentra disponible para el uso y
disfrute de la población, y que contribuye a crear una percepción específica de la ciudad,
basada en la idea colectiva de su capacidad urbana para permitir la libre circulación y
permanencia de la comunidad. Su cuantificación se basa en la cantidad de población urbana y
en la identificación de los diferentes elementos urbanos, tales como parques, jardines, calles
peatonales, paseos, bulevares, malecones, plazas y andenes consolidados. Además, la
habitabilidad de este espacio debe garantizar la accesibilidad universal, ergonomía, confort,
seguridad, luz, sonido, temperatura, aire y estabilidad, lo que genera un conjunto de elementos
que influyen en la percepción del bienestar y la seguridad ambiental en el espacio construido
para la sociedad.
- Movilidad: La movilidad urbana se refiere a las formas de conectividad que permiten el
intercambio y transporte de recursos y personas, y se caracteriza por la calidad del tránsito
entre diferentes sistemas de transporte para identificar la facilidad de uso multimodal. Se
valora la cercanía y la eficiencia de los servicios complementarios a las dinámicas urbanas, y se
evalúa su nivel de proximidad para determinar su eficacia.

Complejidad.

Se refiere a la variedad de elementos que interactúan entre sí y a la capacidad que tienen para crear
conexiones en función de la infraestructura y el uso del suelo urbano disponibles.

- Complejidad Urbana: Se determina mediante la definición de áreas y su nivel se establece


según las intersecciones, colindancias y cruces presentes en la zona de análisis. La complejidad
de la ciudad define áreas que, según la cantidad de usos, se clasifican como baja (con dos usos),
mediana (tres usos) y alta (cuatro o más usos).

- Espacios verdes y Biodiversidad: Se entiende por espacios verdes a aquellos lugares que
preservan dinámicas ecosistémicas propias del territorio y albergan comunidades bióticas, así
como aquellos espacios urbanos que, debido a su alto valor de conservación o necesidad de
controlar o prevenir riesgos naturales, se convierten en reservas urbanas. Estos espacios se
caracterizan por ser permeables o semipermeables y contar con una abundancia de coberturas
verdes, y se consideran lugares transitorios o permanentes para la flora y fauna; que
interactúan, y se conectan en redes y estructuras verdes.

Cohesión Social.

Se enfoca en la evaluación de las relaciones sociales positivas entre grupos diversos para reducir la
exclusión y la creación de áreas marginales en el contexto urbano. Esta cohesión se basa en la calidad de
las interacciones entre los diferentes componentes y sus funciones.

- Cohesión: Se refiere a la medida en que se logran procesos de integración social y se evitan los
procesos de segregación socio-espacial, lo que resulta en una mayor integración de las diversas
comunidades urbanas y mejora los índices de bienestar. Se utilizan lecturas espaciales basadas
en la estratificación social y su ubicación para identificar los niveles de integración por
proximidad espacial y los escenarios que delimitan zonas marginales, periféricas o no
integradas, independientemente del nivel socioeconómico de la población.

PRINCIPIOS PARA LA EVALUACIÓN DEL ESPACIO PÚBLICO: UNA PROPUESTA METODOLÓGICA.

Esta propuesta metodológica, tiene como fin, la evaluación de espacios públicos, a partir de conceptos
modernos del diseño urbano y transformarlos en indicadores medibles. Se hace referencia las ideas de
expertos como Jan Gehl, Jane Jacos y Oscar Newman.

El arquitecto danés Jan Gehl, en su obra de 2006 titulada "La Humanización del Espacio: Vida entre
Edificios", aborda tres tipos de actividades que ocurren en los espacios al aire libre dentro de una
ciudad: a) actividades necesarias, b) actividades opcionales y c) actividades resultantes o sociales. Según
Gehl, un factor crucial en estas actividades es el grado en que dependen de la calidad del soporte físico
para su realización.
LOS PRINCIPIOS DESEABLES EN EL ESPACIO PÚBLICO

1. Amenidad urbana
La amenidad urbana es entendida como las configuraciones que posibilitan la comodidad física,
antropométrica y psicológica de quienes utilizan el espacio urbano. Este es un criterio que corresponde
al nivel de análisis micro sobre un espacio público; en otras palabras, es el usuario en su entorno
inmediato. Este criterio incorpora, desde el adecuado diseño del mobiliario urbano y la lejanía del ruido
urbano, hasta el manejo de las sombras y la inserción de la vegetación. La preocupación por el confort
en el espacio público se expresa, por parte de Gehl (2006), al indicar que las cualidades físicas del
entorno influyen en el carácter y alcance de las actividades exteriores. Por esta razón, plantea que el
espacio público debe cumplir con ciertas cualidades para ser confortable física y psicológicamente para
el usuario. El autor, sin embargo, no plantea un diseño global para lograr que los espacios urbanos sean
amenos, sino que indica requisitos que deben cumplir los espacios, como, por ejemplo: «condiciones
deseables para actividades exteriores necesarias», «condiciones deseables para actividades opcionales y
recreativas», o «condiciones deseables para actividades sociales» (Gehl 2006, 57-59).
Por su parte, Cristopher Alexander en «Un lenguaje de patrones» (1980) ahonda puntualmente en las
pautas que afectan un espacio, por ejemplo: la vegetación accesible, la gradiente de intimidad,
secuencia de espacios de estar, lugares árbol, entre otros. Al mismo tiempo, es consciente en cuanto a
las diferencias culturales que se presentan al interpretar el espacio público. Por lo tanto, de este autor
se rescata la importancia del análisis del diseñador para considerar las variables contextuales y
culturales que pueden afectar el espacio y la percepción de amenidad por parte del grupo de usuarios al
que se enfrenta.

2. Variedad urbana
La variedad urbana es entendida como la posibilidad de integración de funciones, actividades y usuarios
dentro de la ciudad. Esta idea se antepone principalmente a la especialización en usos de la ciudad,
aunque no se trata solo de diversificar los usos del espacio urbano, sino también de la respuesta espacial
que posibilite el encuentro, las entradas y salidas sobre algún punto en común y que, de esta forma, la
variedad de actividades y usuarios tenga sentido. Este criterio incorpora desde la disposición del
mobiliario urbano, hasta el detalle de las actividades circundantes de los parques.
Alexander (1980) indica que la ciudad es multicultural y esta multiculturalidad debe tener lugar en todas
las escalas de la misma, tanto en la oferta de servicios y actividad como en la elección y disposición del
mobiliario. Jane Jacobs, en «Muerte y Vida de las Grandes Ciudades» (2011), plantea la necesidad de la
combinación de usos primarios con el fin de mantener los espacios seguros y económicamente activos.
Para este fin existen dos tipos de variedad: la variedad de usos primarios y la variedad secundaria. Los
usos primarios son descritos como «anclas» que llevan a la gente a un sitio determinado, es decir,
actividades que pueden ser sitios de trabajo, vivienda o espacios educativos. Por otro lado, la variedad
secundaria es aquella que se plantea como «respuesta a la previa presencia de usos primarios».
Además, indica que, para lograr una variedad eficaz, debe cumplir con tres características:
1. «Debe de existir un apoyo mutuo entre diferentes actividades primarias, yuxtaposición de usos.
Quienes usan las calles en horas diferentes han de usar las mismas calles»
2. «Quienes usan las mismas calles a distintas horas deben usar las mismas instalaciones.»
3. «La cantidad y mezcla de personas debe ser constante durante las diferentes horas del día.» (Jacobs
2011: 194-197).

3. Versatilidad urbana
La versatilidad urbana se entiende como la facultad de transformación y de ocupación heterogénea del
espacio público. Este criterio incorpora en sus indicadores las posibilidades de uso, de generación de
actividades por parte de diferentes grupos etarios en diversas temporalidades y de agrupar diferentes
volúmenes de personas.
Este criterio nos revela que la invitación del parque tiene dos escalas: la más amplia tiene que ver con lo
adaptable que puede ser el espacio en su totalidad para recibir diversas actividades, y la escala menor,
identifica desde las posibilidades que dan los asientos primarios para agruparse hasta el manejo de las
distancias sociales o los elementos de apoyo para estar de pie.
Gehl indica que la presencia de personas en el espacio público por algún acontecimiento en un tiempo
considerable, posibilita la creación de nuevas actividades o, como se ha querido resumir: algo ocurre
porque algo ocurre. Sin embargo, para generar nuevas actividades, el espacio debe tener la capacidad
de apoyar la presencia de estas, lo cual se logra a través del diseño de espacios y mobiliarios no
especializados, con el fin de hacer posibles los diferentes usos. El criterio de versatilidad se vincula con la
amenidad, pues, para que los espacios puedan ser utilizados con diferentes fines, deben siempre contar
con condiciones confortables, considerando cantidad de personas, tiempo de estancia y tipo de
actividad (Gehl 2006)

4. Legibilidad urbana
La legibilidad urbana es la cualidad que posibilita la orientación dentro del entramado urbano y el
reconocimiento de las funciones urbanas. El reconocimiento y jerarquización permiten trazar relaciones
deseadas y dan pautas sobre el volumen de los edificios, la distancia conveniente entre ellos y sobre los
componentes del espacio público previsto entre los edificios. En esta indagación, la legibilidad urbana es
utilizada para establecer jerarquías espaciales, como son los lugares de llegada, nodos e hitos. Este es un
criterio que corresponde a la evaluación integral del parque o espacio púbico en algunas aristas como la
escala urbana, geometría urbana y percepciones del espacio que posibiliten el reconocimiento de
determinada función (en este caso reconocimiento y acceso como parque, como hito, como espacio
público).
La legibilidad urbana tiene otra escala implícita, ya que no solo es importante que se reconozca el
parque dentro de la ciudad, sino que además es sustancial reconocer las partes que componen el
parque mismo. Con esta escala se espera que el usuario pueda leer cómo transitar y cómo utilizar los
diferentes espacios que lo componen.
Kevin Lynch indica que la importancia de la legibilidad radica en el sentimiento de seguridad y en la
capacidad que esta transfiere al usuario para poder movilizarse libremente, lo cual es vital para que las
personas puedan habitar la ciudad. «Una ciudad legible sería aquella cuyos distritos, sitios
sobresalientes o sendas son identificables fácilmente y se agrupan, también fácilmente, en una pauta
global» (Lynch 2008, 11-15).
Jean Gehl también indica que la escala es importante para la legibilidad del espacio y la humanización de
este, expresando que «el establecimiento de una estructura social y su correspondiente estructura
física, con espacios comunitarios a varios niveles, permite el desplazamiento desde grupos y espacios
pequeños hacia otros mayores, desde los espacios más privados a los gradualmente públicos, ofreciendo
una mayor sensación de seguridad» (Gehl 2006, 63-72).

5. Permeabilidad urbana
Permeabilidad urbana se entiende como las condiciones que facilitan la articulación, transición, la
conectividad con los usos adyacentes y la realización de eventos diversos. Incorpora indicadores como la
posibilidad de caminar desde los cuadrantes aledaños hacia el interior del parque, la transparencia de
las fachadas contiguas, y la medida en la cual estas permiten contacto sensorial entre los dominios
público y privado. Al interior del parque se evalúa la facilidad de atravesarlo por diferentes puntos y,
desde el aspecto visual, se indaga sobre el contacto visual entre los diferentes ámbitos dentro y fuera
del parque.
La permeabilidad se puede entender como conectividad. Jacobs y Gehl hablan de esta cualidad en
diferentes escalas: para Jacobs, dentro de la ciudad es importante la creación de cuadrantes pequeños,
con el fin de fortalecer relaciones vecinales y dotar a la ciudad de mayor variedad y, de esta forma,
lograr ciudades más seguras, visibles y activas. En este planteamiento es importante tomar en
consideración los diferentes accesos y formas de atravesar la ciudad (o el parque en este caso). Por otro
lado, Gehl se refiere a una escala de detalle, pues analiza la permeabilidad a partir del contacto que se
puede generar dependiendo del diseño específico de un espacio (Jacobs 2011, 211-219).
En este sentido, Gehl mezcla la permeabilidad física y la permeabilidad sensorial, pues indica que como
indispensable para humanizar los espacios el tomar en consideración los cinco sentidos (olfato, vista,
oído, tacto y gusto), a los cuales llama «principios». Así, afirma que «si se trabaja con estos cinco
principios por separado, o en distintas combinaciones, es posible establecer los principios físicos para el
aislamiento y contacto respectivamente.» (Gehl 2006, 82).
Además, Gehl plantea el análisis de los bordes como un factor importante para determinar la
permeabilidad del espacio público sobre las fachadas de los edificios que circunscriben el espacio
público. Por esta razón, se habla de la importancia de la creación de “bordes suaves” como una
transición entre el espacio público y el espacio privado. Los bordes suaves son una forma de vincular los
principios de amenidad y permeabilidad, ya que se plantean como espacios de estar que generan
transiciones. Por lo tanto, son una posibilidad de incentivar la concentración y versatilidad del espacio
urbano. El siguiente cuadro muestra las soluciones físicas planteadas por Gehl (ver Tabla 1).

6. Concentración de usos urbanos


La concentración de usos urbanos se entiende como la mezcla estratégica y razonada de usos. Se
relaciona a su vez con la permeabilidad y la variedad, ya que el éxito de concentrar actividades depende
en gran medida de la fluidez de conexión entre los diferentes usos, y de la posibilidad física y visual de
llegar hasta donde se observa.
Alexander (1980: 533-535) indica que, para promover la permanencia de las personas, los espacios
públicos deben encontrarse rodeados de bolsas de actividad. Para promover la permanencia en el
espacio público, considera importante el diseño de los bordes de los edificios. Para Gehl (2006), la
concentración en el espacio público es una característica que depende de las dimensiones de este. En
sus propias palabras: «La concentración de las actividades depende de las zonas de intercambio
activas…Edificios grandes con fachadas largas, pocas entradas y pocos visitantes significan una
dispersión efectiva de los acontecimientos. Por el contrario, el principio sería hacer piezas estrechas y
muchas puertas» (Gehl 2006, 105).

7. Territorialidad urbana
La territorialidad urbana se entiende como la configuración de espacios defendibles y de jerarquías
entre los espacios públicos y privados. En un parque funciona en la medida que exista una jerarquía
espacial que separe física y simbólicamente espacios de estar de espacios de tránsito o en tanto la
configuración posibilite un resguardo de las áreas de juego infantiles.
La territorialidad se retoma principalmente desde Oscar Newman, quien plantea que existen diferentes
factores que convierten las comunidades en zonas inseguras. Para Newman (1996, 9-28) dentro de las
principales causas se encuentran la presencia de desconocidos en los espacios comunitarios, la ausencia
de vigilancia natural «ver y ser visto» y la ausencia de legibilidad en los espacios urbanos y en los
accesos a las comunidades. Por esta razón, propone la territorialidad como una forma de dotar a las
comunidades de seguridad mediante el diseño urbano, para así crear espacios defendibles.
Esta propuesta es discutida por contraponerse a la premisa de promover la presencia de diversos
usuarios en el espacio público para impulsar la creación de espacios seguros de Jacobs (2011), pues
Newman (1996) considera a todo extraño una potencial amenaza. Sin embargo, Carmona, Tiesdell,
Heath y OC (2010,151- 152), consideran que ambas ideas tienen sus méritos y que la clave se encuentra
en la densidad para diseñar la tipología de espacio defendible según condiciones contextuales. Esta
conclusión se une a lo propuesto por Alexander (1980, 499-501) quien promueve la jerarquización en los
espacios públicos a partir de un respaldo natural y la vista hacia una superficie extensa.
Se debe tomar en consideración que todos los principios están relacionados, y que, por esta razón,
todos dependen en alguna medida de las calidades de otros. El captar estos conceptos en su amplitud
implicó la aplicación de diversos instrumentos. De cada técnica se obtuvieron resultados propios de
alguno de los conceptos o de la relación entre estos. Seguidamente, se hizo una muestra de los
resultados por cada una de las técnicas aplicadas y el modo en que estos se interpretan según los
principios de diseño anteriormente descritos.

PAISAJES URBANOS (AUTORES CONTEMPORANEOS)

Ciudad, espacio público y paisaje

El espacio público define el carácter de la ciudad que

tenemos, precisa cómo se gobierna y cómo viven sus habitantes. Si las condiciones del espacio
físico determinan en gran medida la manera de pensar, sentir y comportarse de la gente', es
preciso detenernos a analizar cómo se diseña, se construye y se mantienen las áreas de uso
público en nuestro medio.

Desde su origen, el espacio público ha sido el lugar del encuentro, del intercambio, de la
práctica de actividades indispensables para el desarrollo físico, emocional e intelectual. Ha sido
el lugar destinado a estimular el interés por la relación entre ciudadanos y el que provee
condiciones de participación en los asuntos relacionados con el bienestar de la gente.

El paisaje colectivo es, desde épocas en que se abrió el debate en Inglaterra, sobre la
necesidad de proporcionar mejor calidad de ambiente para generar bienestar a los habitantes
(surgimiento de La Ciudad Jardín, 1902), una necesidad social, cuyo objetivo es garantizar
salud, recreación, educación y desarrollo emocional.

No en vano, sus conceptos sociológicos y urbanísticos de creación, basados en principios de


protección a la salud de los habitantes, necesidad de con- tacto con la naturaleza y
mejoramiento de las condiciones de desarrollo de la población, fueron modelo universal de
urbanización, y su práctica, hoy en día, aún conlleva aliviar las deterioradas condiciones en que
se encuentran algunas ciudades del territorio nacional.

El paisaje urbano, conformado por elementos artificiales y naturales, posee cualidades


definidas por aquellos que se ven (como las vías, los edificios, los puentes, las quebradas) y por
los que no se ven, pero se sienten (como la brisa, la radiación, la legibilidad, la facilidad de
interrelación, las visuales, los sonidos, el aroma de su entorno y el contacto con lo natural).

Cuando estas últimas están ausentes, o son negativas, las percepciones son también negativas
y el paisaje se torna desapacible, angustiante y con poco interés para el habitante, ¿dando
como resultado inconformidad, violencia, desapego e indiferencia?

¿Por qué actualmente el diseño del espacio público se caracteriza por la ausencia de
cualidades subjetivas? ¿Qué hace que el diseñador olvide introducir en su diseño las variables
positivas que "no se ven, pero se sienten"? La respuesta, aunque no es objeto de este estudio,
vale la pena considerarla. Quizás reflexionemos sobre la enseñanza en los talleres de diseño
arquitectónico, quizás entendamos mejor que las acciones de los profesionales están definidas
por intereses políticos o intereses financieros personales, o tal vez entendamos que el modelo
de arquitectura moderna, si bien es cierto le dio el lugar de artista al profesional arquitecto, y
éste, convencido de su posición de artista-creador, se dedicó a establecer maquetas en las
ciudades sin la responsabilidad y grandiosidad de los conceptos teóricos de los planteamientos
de aquella arquitectura.

La definición de espacio público urbano se ha mantenido en el tiempo, pero el concepto de lo


que ese término implica ha ido cambiando en el proceso de la transformación de las ciudades.

¿En qué ha cambiado?, En la manera como se explica su significado: ¿Se construye para el
hombre?, ¿para dignificarlo?, ¿para proteger su entorno?, ¿para propiciar su desarrollo?,
¿para valorar su cultura? El espacio urbano, por el solo hecho de estar expuesto al uso
colectivo y a la opinión pública, debe ser objeto de análisis y de continuo debate.

Su actual diseño, encaminado por la mayor parte de profesionales de la arquitectura a obtener


con esmero un carácter funcional y escultural, requiere con urgencia ocuparse no solo de los
criterios estéticos sino también del gusto y necesidad imperante de la comunidad, que solicita
espacios menos endurecidos, capaces de recuperar el equilibrio establecido en la relación
hombre -naturaleza, espacios que minimicen el caos circulatorio, la contaminación y la
desorganización por ausencia de andenes, lugares confortables para estar, recrearse, educarse
y obtener sentimiento por el territorio.

En las ciudades colombianas, donde el espacio público se "enaltece" por la jerarquía del
espacio duro sobre el espacio verde y donde los árboles son un obstáculo para los
requerimientos del diseño, se siente olvidada la importancia de los parques urbanos que
ofrecen el verdor de los prados, el microclima de la arborización y el aprecio por los valores
patrimoniales que facilitan la sana convivencia, el ocio, la contemplación, la recreación y el
descanso.

Y se presenta una falta de estrategias que conlleven la creación de un espacio dinámico,


sostenible y vegetalizado, integrado en forma consciente a su entorno, y con ello, al paisaje de
la ciudad.

El presente trabajo analiza 26 obras de diez profesionales del Paisajismo, que a partir de sus
proyectos logran demostrar que el diseño del espacio público no es solamente una práctica de
artistas expertos en producción de formas sino un trabajo de investigación sobre las variables
físicas, sociales y ambientales del sitio y su interrelación, para lograr la obtención de pautas y
lineamientos con los cuales se pueden generar diseños que garanticen la calidad sensible y
estética necesaria para tener una ciudad amable.

Y presenta los proyectos de estos profesionales del Paisajismo, que con mayor rigor han
utilizado un proceso metodológico que facilita la creación de escenarios donde se evidencia el
respeto por la naturaleza, por la identidad del ciudadano, por la biodiversidad, por la
valoración de las raíces de una cultura. Proyectos que examinan las relaciones entre el paisaje,
el arte y el recurso natural como medio de integración del quehacer del hombre con el espacio
que ocupa.

Si vemos la importancia de minimizar el conflicto social presente en los espacios públicos


urbanos, que motiva a actuaciones de notable repercusión en el comportamiento de los
habitantes de la ciudad, pensaríamos en la necesidad de plantear nuevas propuestas y
soluciones de diseño a problemas y demandas del ciudadano.

Los proyectos que se presentan en Paisajes Urbanos: Autores Contemporáneos dan cuenta de
las diferentes variables a utilizar en el diseño, las cuales permiten dar cabida a una mejor
calidad ambiental, a un disfrute estético, y a un despertar de las emociones del habitante
frente al lugar donde desarrolla su cotidianidad

Demuestran que, a partir del diseño y construcción consciente del desarrollo ambiental y
ecológico, basado en la conservación y protección del recurso natural, la ciudad puede
convertirse en el lugar que soñamos para vivir. Lógicamente, juega posteriormente un papel
muy importante la planeación del mantenimiento que logre establecer el administrador del
espacio urbano.

TESIS ESPACIOS PÚBLICOS SUSTENTABLES


El espacio público es una pieza fundamental dentro del funcionamiento de las ciudades, de sus
habitantes y relaciones entre sí. A través, de los años varios autores han contribuido a el
entendimiento de este concepto. Se entiende por espacio público como un lugar para el
encuentro, el intercambio, la práctica de distintas actividades físicas, emocionales e
intelectuales. Es un lugar para las relaciones entre ciudadanos, que provee de buenas
condiciones para el bienestar de la gente. (Paisajes Urbanos)

Con el tiempo, las ciudades fueron desarrollando en varios aspectos, incluyendo el espacio
público, alterando el valor primordial que tenía. Hoy, la sociedad tiene una percepción
diferente sobre el espacio público. Solo la percepción social identifica y hace propio el uso y
función de un espacio público, empieza a tomar en cuenta la dimensión estética. Pero
también, es verdad que, la calidad de un espacio público, potencia su uso y mejora la
percepción social. Esta interacción debe encontrarse correctamente equilibrada. (Percepción
Social y estética del espacio público, Sergio)

Para Gehl (Ciudades para la gente) La dimensión humana ha sido minimizada dentro de la
agenda urbana. Los obstáculos urbanos, el ruido, cantidad de espacios, condiciones de uso
deplorables, son problemas con los que los usuarios deben enfrentarse. El espacio que invitaba
al encuentro y foro social para los habitantes se ha ido reduciendo y en algunos casos a
eliminarlos.

De igual manera, Jane Jacobs (Muerte y vida) menciona. La mala configuración física del
espacio público, puede ocasionar problemas de relación y de uso. Esta falta de conexión entre
diseño urbano y realidad. Condicionando a las personas a quebrantar los usos normativos del
espacio urbano, para moldear el espacio físico a sus necesidades.

Estas dimensiones parten de la propia estructura de la palabra espacio público. Donde, espacio
se refiere a la dimensión física o espacial, y público a la dimensión humana o social. Cada una
tiene clasificaciones y características, que ayudan a la buena calidad del espacio público y
relaciones sociales, dentro del contexto urbano.

Jan Gehl dentro de la dimensión humana, clasifica según las relaciones sociales, en tres
categorías: actividades necesarias, opcionales y sociales (Gehl, vida entre edificios). Las
actividades necesarias, son casi obligatorias, como caminar, estar de pie, trasladarse de un
lugar a otro, generalmente son cotidianas y para realizarlas solo se ven condicionadas por la
calidad del espacio físico. Por otro lado, en las actividades opcionales, el participante cuenta
con un deseo de realizarlas o si el lugar donde se encuentra lo permite; por ejemplo: pasear,
sentarse, mirar, entre otros. En cambio, las actividades sociales, comprende a las anteriores y
ocurren de manera espontánea, dependen de la presencia de otra persona; por ejemplo: Los
juegos infantiles, saludos, diálogos, actividades comunitarias, entre otros.

De igual manera que las relaciones sociales son importantes, es imprescindible saber sobre el
protagonista que habita el espacio público, llamado usuario. Según Helle Soholt, clasifica seis
grupos de usuarios.
TIPOS DE USUARIO DEFINICIÓN
Los usuarios cotidianos Personas que viven y trabajan en la zona.
Los visitantes y clientes Personas que visitan las funciones del área
Los transeúntes y peatones en tránsito Personas que transitan por la zona
Los visitantes recreativos Personas que visitan la zona porque el
espacio público les resulta agradable, para
utilizar el espacio público con fines de
recreación, placer, ejercicio, juego, etc
Los visitantes a eventos Personas que visitan el espacio público con
motivo de eventos especiales
Cuadro de usuario (citar a helen)

Sin embargo, como se mencionó anteriormente, la dimensión humana ocurre dentro de un


espacio físico, tangible y sensorial. Del cual dependen muchos factores que se deben tomar en
cuenta para su configuración, y así, asegurar su funcionamiento. Esto se puede lograr a través
de indicadores y metodologías de diseño, que se pueden aplicar en la planificación previa a la
intervención.

Bryan Roberto (Principios para la evaluación del espacio público), plantea siete principios
deseables en el espacio público.

- Amenidad Urbana: La amenidad urbana es entendida como las configuraciones que


posibilitan la comodidad física, antropométrica y psicológica de quienes utilizan el
espacio urbano. Este es un criterio que corresponde al nivel de análisis micro sobre un
espacio público; en otras palabras, es el usuario en su entorno inmediato.

- Variedad Urbana: La variedad urbana es entendida como la posibilidad de integración


de funciones, actividades y usuarios dentro de la ciudad. Esta idea se antepone
principalmente a la especialización en usos de la ciudad, aunque no se trata solo de
diversificar los usos del espacio urbano, sino también de la respuesta espacial que
posibilite el encuentro, las entradas y salidas sobre algún punto en común y que, de
esta forma, la variedad de actividades y usuarios tenga sentido. Este criterio incorpora
desde la disposición del mobiliario urbano, hasta el detalle de las actividades
circundantes de los parques.

- Versatilidad Urbana: La versatilidad urbana se entiende como la facultad de


transformación y de ocupación heterogénea del espacio público. Este criterio
incorpora en sus indicadores las posibilidades de uso, de generación de actividades por
parte de diferentes grupos etarios en diversas temporalidades y de agrupar diferentes
volúmenes de personas.

- Legibilidad urbana: La legibilidad urbana es la cualidad que posibilita la orientación


dentro del entramado urbano y el reconocimiento de las funciones urbanas. El
reconocimiento y jerarquización permiten trazar relaciones deseadas y dan pautas
sobre el volumen de los edificios, la distancia conveniente entre ellos y sobre los
componentes del espacio público previsto entre los edificios. En esta indagación, la
legibilidad urbana es utilizada para establecer jerarquías espaciales, como son los
lugares de llegada, nodos e hitos. Este es un criterio que corresponde a la evaluación
integral del parque o espacio púbico en algunas aristas como la escala urbana,
geometría urbana y percepciones del espacio que posibiliten el reconocimiento de
determinada función (en este caso reconocimiento y acceso como parque, como hito,
como espacio público).
- Permeabilidad Urbana: Permeabilidad urbana se entiende como las condiciones que
facilitan la articulación, transición, la conectividad con los usos adyacentes y la
realización de eventos diversos. Incorpora indicadores como la posibilidad de caminar
desde los cuadrantes aledaños hacia el interior del parque, la transparencia de las
fachadas contiguas, y la medida en la cual estas permiten contacto sensorial entre los
dominios público y privado.

AISLAMIENTO CONTACTO
muros Sin muros
Distancias largas Distancias cortas
Velocidades altas Velocidades bajas
Varios niveles Un solo nivel
Orientación opuesta a los demás Orientación hacia los demás

Tabla: Cuadro de aislamiento/contacto, 2018 (fuente, Gehl 2006, BZ)

- Concentración de usos urbanos: La concentración de usos urbanos se entiende como


la mezcla estratégica y razonada de usos. Se relaciona a su vez con la permeabilidad y
la variedad, ya que el éxito de concentrar actividades depende en gran medida de la
fluidez de conexión entre los diferentes usos, y de la posibilidad física y visual de llegar
hasta donde se observa.

- Territorialidad Urbana: La territorialidad urbana se entiende como la configuración de


espacios defendibles y de jerarquías entre los espacios públicos y privados. En un
parque funciona en la medida que exista una jerarquía espacial que separe física y
simbólicamente espacios de estar de espacios de tránsito o en tanto la configuración
posibilite un resguardo de las áreas de juego infantiles. (CITAR CON PAGINAS)

- Definida por la configuración urbana de la arquitectura.


- Definida por los usos del suelo, las volumetrías reglamentadas y la permeabilidad de las
Dimensión morfológica
tramas urbanas.
- Definida por la red de espacio público.
- Definida por la red vial.
- Definida por la actividad humana que organiza, estructura, evalúa los estímulos que
provienen del entorno construido.
Dimensión perceptual - Definida por el significado y el simbolismo otorgado al entorno construido.
- Definida por el sentido de lugar (fruto de la estructura formal, el significado social y la
actividad que se desarrolla).
- Definida por las relaciones entre espacio y sociedad.
- Definida por las relaciones entre dominio público y esfera pública.
Dimensión social - Definida por la noción de barrio.
- Definida por la noción de seguridad.
- Definida por la noción de accesibilidad.
- Definida por las preferencias estéticas.
- Definida por las cualidades estéticas de la ciudad.
Dimensión visual
- Definida por dos ámbitos de intervención en el diseño de la ciudad: la arquitectura, y la
estructura y elementos del paisaje urbano.
- Definida por los usos del espacio público.
- Definida por aspectos de densidad y multifuncionalidad.
Dimensión funciona
- Definida por el diseño del entorno.
- Definida por el funcionamiento de toda la red urbana.
- Definida por los ciclos temporales y por los tiempos de las actividades.
- Definida por los criterios de continuidad, sostenibilidad y estabilidad.
Dimensión temporal - Definida por la dicotomía entre los elementos que se mantienen y los elementos que se
transforman o se degradan.
- Definida por los diferentes tiempos entre políticas y proyectos de diseño urbano
Cuadro confeccionado por N. Ricart (2009) a partir del trabajo de Carmona y otros
Por ejemplo, definieron el diseño urbano como la creación de lugares para las personas. De
manera más precisa y realista, lo vieron como el proceso de crear mejores lugares para las
personas que los que se producirían de otro modo. Una definición que afirmaba la importancia
de cuatro temas: que el diseño urbano es para y sobre las personas;

el significado de "lugar"; que el campo de oportunidades para los diseñadores urbanos suele
estar limitado y limitado por fuerzas económicas (mercado) y políticas (reguladoras); y la
importancia del diseño como proceso.

Es útil reconocer la diferencia entre una comprensión del diseño urbano con fines analíticos (es
decir, ¿qué es el diseño urbano?), según la cual se puede considerar que todo desarrollo
urbano contribuye al diseño urbano, y una comprensión más normativa del diseño urbano (es
decir, ¿qué ¿Qué es el "buen" diseño urbano?), según el cual sólo parte del desarrollo urbano
podría considerarse diseño urbano. Visto analíticamente, el diseño urbano es el proceso
mediante el cual se produce el entorno urbano; Visto normativamente, es –o debería ser– el
proceso mediante el cual se crean mejores entornos urbanos. También debemos ser
conscientes de la posibilidad y existencia de brechas de implementación entre lo que el diseño
urbano busca hacer y lo que realmente hace.

El diseño urbano también se refiere a productos o resultados y a diversos procesos. Es, por
ejemplo, un producto (el diseño del entorno creado), intervenciones en un proceso (por
ejemplo, un proceso de desarrollo de tierras y propiedades -o bienes raíces-) y un proceso en sí
(es decir, el proceso de diseño). (INTRODUCCIÓN DE MATTEW)

Entendiendo el diseño urbano

El término “diseño urbano” entró en vigencia en América del Norte a fines de la década de
1950, reemplazando y reemplazando el término más tradicional, más restringido y algo
anticuado de “diseño cívico”. Este último, tipificado por el Movimiento Ciudad Bella, se asoció
con un enfoque altamente artístico y físico (visual y espacial) del diseño urbano, centrándose
en la ubicación y el diseño de los principales edificios cívicos (ayuntamientos, teatros de ópera
y museos) y su relación. para abrir espacios. El diseño urbano contemporáneo es más amplio
que esto. Se ocupa principalmente de la calidad del ámbito público –tanto físico como
sociocultural– y de la creación (y gestión) de “lugares” significativos para que la gente disfrute
y utilice. Más recientemente, la búsqueda de una forma urbana más sostenible se ha
convertido en un componente más explícito. (pag7)

The morphological dimension

¿Qué es el espacio perdido?

El problema del diseño urbano hoy.

En las ciudades actuales, los diseñadores se enfrentan al desafío de crear entornos al aire libre
como marcos colectivos y unificadores para un nuevo desarrollo. Con demasiada frecuencia, la
contribución del diseñador se convierte en un tratamiento cosmético posterior de espacios
que, en primer lugar, están mal formados y mal planificados para el uso público. El proceso
habitual de desarrollo urbano trata a los edificios como objetos aislados situados en el paisaje,
no como parte de un tejido más amplio de calles.
plazas y espacios abiertos viables. Las decisiones sobre patrones de crecimiento se toman a
partir de planes bidimensionales de uso del suelo, sin considerar las relaciones
tridimensionales entre edificios y espacios y sin una comprensión real del comportamiento
humano. En este proceso tan común, rara vez se piensa en el espacio urbano como un
volumen exterior con propiedades de forma y escala y con conexiones con otros espacios. Por
lo tanto, lo que surge En la mayoría de los entornos ambientales actuales es un anti espacio
informe. (pagina 7)

Espacio perdido definido

¿Qué es exactamente el espacio perdido y en qué se diferencia del espacio urbano positivo o
del espacio “encontrado”? El espacio perdido es el paisaje desestructurado sobrante en la base
de las torres de gran altura o la plaza hundida sin uso, alejada del flujo de actividad peatonal
en la ciudad. Los espacios perdidos son los aparcamientos de superficie que rodean el núcleo
urbano de casi todas las ciudades estadounidenses y cortan la conexión entre el centro
comercial y las zonas residenciales. Son tierras de nadie a lo largo de los bordes de las
autopistas que a nadie le importa mantener, y mucho menos usar. Los espacios perdidos son
también los muelles abandonados, los patios de trenes, los emplazamientos militares
desocupados y los complejos industriales que se han trasladado a los suburbios para facilitar el
acceso y tal vez reducir los impuestos. Son los sitios vacíos de limpieza de plagas (restos de los
días de renovación urbana) que, por una multitud de razones, nunca fueron remodelados. Son
las zonas residuales entre distritos y franjas comerciales de composición vaga que emergen sin
que nadie se dé cuenta. Los espacios perdidos son parques deteriorados y proyectos
marginales de vivienda pública que deben ser reconstruidos porque no cumplen con el
propósito previsto. En términos generales, los espacios perdidos son áreas urbanas
indeseables que necesitan ser rediseñadas: antiespacios que no aportan ninguna contribución
positiva al entorno ni a los usuarios. Están mal definidos, sin límites mensurables y no logran
conectar elementos de manera coherente. Por otro lado, ofrecen enormes oportunidades al
diseñador para la reurbanización urbana y el relleno creativo y para redescubrir los muchos
recursos ocultos en nuestras ciudades. (pag 64)

Las causas

Hay cinco factores principales que han contribuido a la pérdida de espacio en nuestras
ciudades: (1) una mayor dependencia del automóvil; (2) la actitud de los arquitectos del
Movimiento Moderno hacia los espacios abiertos; (3) políticas de zonificación y uso del suelo
del período de renovación urbana que dividió la ciudad; (4) una falta de voluntad por parte de
las instituciones contemporáneas (públicas y privadas) para asumir la responsabilidad del
entorno público urbano; y (5) un abandono de sitios industriales, militares o de transporte en
el centro de la ciudad.

El automóvil

De todos estos factores, la dependencia del automóvil es el más difícil de abordar, ya que está
profundamente arraigada en el estilo de vida estadounidense. Ha resultado en un entorno
urbano en el que las autopistas, las vías públicas y los estacionamientos son los tipos
predominantes de espacio abierto. La movilidad y la comunicación han dominado cada vez
más el espacio público, que en consecuencia ha perdido gran parte de su significado cultural y
propósito humano.
Movimiento moderno en diseño.

También contribuyó a la pérdida de espacio exterior el Movimiento Moderno en el diseño


arquitectónico. En su apogeo entre 1930 y aproximadamente 1960, este movimiento se basó
en ideales abstractos para el diseño de edificios independientes; en el proceso ignoró o negó la
importancia del espacio callejero, las plazas y jardines urbanos y otros espacios exteriores
importantes.

Zonificación y renovación urbana

La pérdida de las cualidades tradicionales del espacio urbano también ha sido resultado de
políticas de zonificación y proyectos de renovación urbana implementados durante las décadas
de 1950 y 1960. Estos enfoques de planificación estrechamente relacionados fueron
respuestas bien intencionadas, aunque en última instancia equivocadas, al deterioro urbano. El
impulso fue limpiar el terreno, sanear y promover el bienestar humano mediante la
segregación de usos de la tierra en zonas discretas y la sustitución de torres de gran altura por
la densidad a nivel del suelo. Los proyectos de renovación urbana rara vez correspondían en
estructura espacial al patrón comunitario evolucionado que reemplazaron, ni respondían a las
relaciones sociales que daban significado a la existencia comunitaria. La legislación sobre
zonificación tuvo el efecto de separar funciones que a menudo habían estado integradas.
Distritos discretos segregaban el espacio habitable del espacio de trabajo.

Privatización del espacio público

Las regulaciones destinadas a definir el vocabulario urbano más amplio y a regir proyectos
individuales normalmente no se aplican si no se ajustan a los caprichos del desarrollador en
particular. Las continuidades de las calles se ven rotas por edificios mal ubicados, las
ordenanzas de altura se violan con frecuencia y diversos materiales y estilos de fachadas
compiten estridentemente por la atención. La ciudad se convierte en un escaparate del ego
privado a expensas del ámbito público. En las ciudades del pasado, los diseños de calles,
plazas, parques y otros espacios del ámbito público se integraban con el diseño de edificios
individuales.

Cambios de Uso del Suelo

La última causa importante de la pérdida de espacio ha sido el cambio generalizado en el uso


del suelo en la mayoría de las ciudades estadounidenses durante las últimas dos décadas. La
reubicación de industrias, instalaciones de transporte obsoletas, propiedades militares
abandonadas y edificios comerciales o residenciales desocupados han creado vastas áreas de
espacio desperdiciado o infrautilizado dentro del centro de muchas ciudades.

Camino-portal-lugar
Estos son los tres tipos de espacio público considerados en esta discusión. Son nuestros
principales objetos de atención junto con las formas en que podemos conocer y apreciar un
lugar. Caminos, portales y lugares constituyen la mayor parte del espacio exterior significativo
en los entornos urbanos. Los lugares son las plazas, patios, jardines y parques. Los portales son
las puertas de entrada a los lugares. Y los caminos son los bulevares, avenidas, calles, paseos y
callejones que conectan los lugares y unen la ciudad.
Los buenos caminos y portales también son tipos de lugares. A efectos de discusión, se harán
aquí distinciones definiendo los caminos como dedicados principalmente al movimiento y con
configuraciones lineales. Los portales son los puntos donde los caminos se encuentran. Y los
lugares son las habitaciones urbanas de la ciudad donde se invita, se acomoda y se
experimenta la vida peatonal. Los lugares tienden a tener formas estables como cuadrados,
rectángulos, círculos y óvalos.

Camino
Los caminos en entornos urbanos están dedicados a la circulación. Se trata de trasladarse de
un lugar a otro. Los caminos implican experiencias de acercamiento, anticipación, invitación y
llegada. El movimiento hacia y desde lugares urbanos es un ritual de procesión, una
participación en la pertenencia a la vida de la ciudad y un umbral de transformación donde los
caminos se abren hacia los lugares. Recorrer un buen camino hacia un lugar urbano exitoso es
saborear la expectativa de llegar al destino, de nuestro primer vistazo del lugar a medida que
nos acercamos, de la aceleración a medida que la atracción gravitacional del lugar se vuelve
más fuerte, de cruzar el portal donde no. -el lugar se convierte en lugar, y de trasladarnos al
espacio donde nos transformamos en ciudadanos. El poder de invitación de las buenas plazas,
plazas, patios y jardines fluye por los caminos que conducen a ellos. En la mayoría de los
entornos urbanos, los caminos peatonales se corresponden con los vehiculares. El grado en
que un camino está dedicado al tráfico peatonal versus al tráfico rodado se lee por la
proporción del plano del suelo dedicado a aceras y calles y por las restricciones al uso de
vehículos. Algunos senderos con paseos breves son claramente de dominio vehicular. Otros
senderos son principalmente peatonales, todos peatonales con poca o nula actividad
vehicular. El carácter de una vía peatonal-vehicular está fuertemente afectado por el volumen,
la velocidad y el tipo de tráfico vehicular. Una arteria urbana puede ser un canal primario de
movimiento vehicular que transporta todo tipo de medios de transporte sobre ruedas. Un
callejón puede ser un camino íntimo lo suficientemente ancho para el tráfico de peatones en
una sola fila. Entre estos extremos tenemos amplios bulevares con bandas de calle-paisaje-
estacionamiento-pasarelas, calles típicas con paseos aledaños y senderos donde los peatones
comparten espacio con las bicicletas. Los caminos pueden describirse en términos de sus
atributos físicos (contenedor), uso (actividad) y sensación (ambiente). También podemos
entenderlos por su significado histórico.

Envase
Físicamente, las secciones transversales a través de un camino revelan la configuración del
espacio del camino, el perfil del plano del suelo y el carácter seccional de las fachadas de los
edificios que dan al camino. Un camino urbano suele ser un canal simple, una ranura lineal
tallada en la forma sólida de la ciudad. El canal puede ser ancho y poco profundo, igualmente
ancho y profundo, o Profundo y estrecho. Puede ser simple y de sección esencialmente
rectilínea o más gimnástico y complicado. La personalidad arquitectónica de un camino está
determinada por las fachadas de los edificios que forman los límites del espacio. Los anchos,
alturas, transparencia, material, color, textura, patrón de ventana, composición y
ornamentación de la fachada son atributos que contribuyen al carácter del camino. En planta,
los caminos pueden ser rectos, curvos, curvos, irregulares o serpenteantes, y cada uno ofrece
su propia experiencia única a medida que avanzamos a lo largo de su ruta. Los caminos rectos
revelan sus destinos o convergen en puntos de fuga distantes. Otras geometrías del plan de
ruta atraen y provocan, invitándonos a ver lo que hay a la vuelta de la esquina.

Actividad
Por definición, la mayor parte de la actividad en un espacio de camino es movimiento. Los
caminos permiten la circulación entre orígenes y destinos. El flujo de peatones varía desde un
tráfico lento, de paseo y de poco volumen hasta un tráfico abarrotado, rápido, decidido y
medio trotando. Algunos caminos están dedicados únicamente a la circulación, sin activar
escaparates ni usos de edificios o funciones de aceras que nos inviten a reducir la velocidad y
quedarnos un rato. Otros están animados por escaparates, tiendas interesantes, cafés al aire
libre, patios y vendedores ambulantes. Estos caminos son esencialmente plazas lineales,
destinos en sí mismos, lugares para venir, estar y participar en la vida urbana. Ciertos espacios
de senderos sirven como sitios para eventos cívicos periódicos, como desfiles, mercados de
pulgas, mercados de agricultores, ferias de artesanía, discursos, exhibiciones de arte,
conciertos y bienvenida a dignatarios. En estas ocasiones, el camino se transforma en espacio
urbano, un lugar no sólo de circulación sino de ser y pertenencia. La demografía de los
usuarios, el volumen, la dirección y el ritmo del tráfico peatonal, el perfil de uso de vehículos y
la activación de las tiendas tienden a ser cíclicos, lo que contribuye al ritmo y pulso de la
ciudad. Los ciclos pueden ser estacionales (turistas), anuales (estudiantes universitarios),
mensuales (ventas en tiendas), semanales (mercado de agricultores), entre semana/fin de
semana (compradores fuera del trabajo), día/noche (vida de fiesta) y mañana/tarde (horas
punta). horas). La rica superposición de estos ritmos infunde a los espacios del camino
identidades muy reales como organismos vivos. La distribución espacial de los tipos e
intensidades de actividad a lo largo de un camino suele ser variada y desigual. Muchos caminos
tienen zonas de mayor o menor intensidad de acción y áreas donde ciertos tipos de actividades
tienden a ocurrir o no. Los puntos calientes y fríos de acción pueden deberse a la ubicación de
los tipos de edificios a lo largo de la calle (museo), la ubicación de las funciones exteriores (café
en la acera), las conexiones con los caminos secundarios (nodo de intersección) y las
posiciones de las paradas de transporte público (autobuses, metro). ). A lo largo de una calle
puede haber un centro de acción o varios. Un lado de la calle puede estar ocupado mientras
que el otro lado está tranquilo. La actividad también se distribuye en bandas a lo largo de la
sección de un camino. A menudo hay una banda de actividad estacionaria, como compradores
de escaparates parados en los escaparates de las tiendas o personas sentadas en las terrazas
de los cafés. En caminos más anchos a veces encontramos dos corrientes de movimiento, una
más rápida y otra más lenta. O las dos bandas pueden ser peatones que se mueven en
direcciones opuestas. Las bandas también pueden acomodar bicicletas, cochecitos y otros
vehículos de ruedas pequeñas. Por último, una acera podría tener áreas donde grupos de
personas se reúnen para conversar o donde se estacionan Scooter y bicicletas. Estas corrientes
lineales de actividad van y vienen, refluyen y fluyen a lo largo de ciclos de tiempo y en
respuesta a factores contextuales como el clima y eventos especiales.

Ambiente
El ambiente del camino se ve fuertemente afectado por el tipo, volumen y velocidad del tráfico
vehicular que comparte el espacio con los peatones. La atmósfera también está impulsada por
estos mismos atributos del tráfico peatonal. Una calle puede ser ruidosa y contaminada con
múltiples carriles de tráfico a alta velocidad compuestos por todo tipo de vehículos
imaginables. O puede que en un callejón estrecho sólo haya bicicletas que circulan
lentamente. Un espacio de sendero urbano podría albergar grandes y bulliciosas multitudes de
turistas que caminan a paso ligero, dando tumbos, en filas de diez. O sólo algún anciano
ocasional, solitario y tramposo con su perro de hocico gris.
La actividad vehicular y peatonal genera energía, vitalidad. El movimiento, la estimulación y la
vitalidad se crean mediante una especie de fricción que genera una carga eléctrica. Si se
maneja incorrectamente, la presencia de vehículos pesados puede degradar la experiencia del
peatón. En estos desafortunados casos, la velocidad resulta peligrosa y amenazadora, el ruido
asalta los sentidos y los eructos de los gases de escape son cualquier cosa menos afirmativos
de la vida. La sensación de un camino implica su sentido de propósito, su razón de ser y su
papel en el tapiz de los lugares de la ciudad. Una calle podría servir como eje/ceremonial.
acercamiento a un edificio o monumento importante, como una colección lineal de galerías de
arte de la ciudad, o como la principal arteria vehicular hacia el centro de la ciudad. Un camino
podría ser el lugar donde se encuentran todos los garajes de los apartamentos, donde los
camiones hacen entregas y recogen la basura, o donde se congregan los vendedores
ambulantes. El ambiente es la suma de nuestros recuerdos, expectativas, emociones,
sensaciones, preferencias, elecciones y acciones. Una síntesis de propiedades del lugar y
posibilidades y procesos humanos. Nuestra experiencia de la atmósfera tiene que ver tanto
con nosotros como con las cualidades del camino. La experiencia en caminos urbanos está
determinada tanto por el lugar físico como por nuestra anticipación, disposición, alerta y
atención plena. El grado en que nuestro aparato perceptivo está abierto o cerrado, sensible o
entumecido. Podemos comprometernos con las cualidades del camino con todos nuestros
sentidos y nuestra capacidad de dar sentido o preocuparnos por pensamientos que eclipsan el
lugar y nos sitúan en nuestra mente en lugar del entorno construido. La sensación del camino
se ve afectada por nuestro entorno.
preferencias, nuestras predisposiciones positivas y negativas a la escala, la composición, el
material, las multitudes, el tráfico. Las inclinaciones personales con respecto a los entornos
visual, auditivo, olfativo, táctil y gustativo se relacionan con los detalles de este camino, y los
dos interactúan para producir nuestro sentido de lugar, energía y estado de ánimo.

Significado histórico
La sensación de un camino y nuestras emociones cuando estamos allí se ven afectadas por la
importancia histórica del lugar. Una calle puede ser especialmente importante para la historia
de la ciudad. Podría marcar una ruta antigua que utilizaron los primeros colonos, que los
revolucionarios irrumpieron para tomar el palacio o que ejércitos victoriosos desfilaron en su
camino de regreso a la ciudad. El impacto de la importancia histórica en el ambiente del
camino y en la consideración de la comunidad por el camino depende de nuestra conciencia de
su historia. Cuando una carretera tiene un pasado significativo que se comprende y aprecia, la
historia se convierte en un contexto tangible, un medio en el que se sitúan el lugar presente,
las funciones presentes y los atributos presentes. Los espíritus de eventos y personas
importantes están muy vivos allí y se combinan con nuestra experiencia inmediata para crear
un contenido emocional más profundo y rico. Una calle triste y deteriorada es aún más triste
cuando sabemos que alguna vez fue una avenida grandiosa y brillante en un lejano apogeo. Un
callejón estrecho y anodino se vuelve sagrado si sabemos que allí vivió un poeta famoso. Y un
bulevar generoso y ajardinado es más interesante cuando entendemos su historia como un
antiguo sendero de carretas lleno de baches.

el buen camino
¿Qué hace que un camino sea bueno? Los caminos peatonales exitosos son un placer para
transitar y estar en ellos. Nos sumergen en la vida de la ciudad. Sentimos la alegría y la
satisfacción de ser ciudadanos cuando estamos allí. El buen camino nos atrae con destinos
interesantes y nos invita a detenernos en lugares atractivos del camino. El espacio de senderos
exitoso goza de un propósito significativo en la red de senderos de la ciudad. Une lugares
importantes, nos lleva a sitios importantes y puede ser en sí mismo un imán para la actividad
urbana. Los caminos son lugares más ricos cuando tienen una historia, una genealogía. La
experiencia en un espacio de camino mejora cuando sabemos que allí sucedieron cosas
importantes. Los buenos caminos nutren nuestros sentidos. El entorno visual es hermoso,
interesante y legible. Es un placer tocar los materiales, caminar sobre ellos y sentarse. Aromas
y sonidos agradables llenan el aire. Los espacios de circulación positiva tienen que ver con algo.
Tienen un tema. Un camino puede ser el punto de recogida de las joyerías de la ciudad o el
principal acceso ceremonial al ayuntamiento. Las calles exitosas se definen y escalan
adecuadamente al incluir edificios bien diseñados, cuidadosamente detallados y fielmente
mantenidos.
Portal
Los portales en entornos urbanos tienen que ver con la transición y la transformación. Puntos
en caminos por los que entramos y salimos de plazas, jardines y patios. Los portales son
puertas de acceso, umbrales, esos lugares maravillosos donde el exterior se convierte en
interior. Somos cambiados cuando pasamos por portales. Nuestro propio ser es realineado
como limaduras de hierro por un campo magnético. Nos alteramos en virtud de entrar en el
espacio público, convertirnos en ciudadanos urbanos a un nivel más elevado y sentir la
intensidad intensificada de una pertenencia superior. Los portales son los lugares donde la
experiencia del camino de avanzar hacia, del devenir, se desplaza hacia el lugar de la
experiencia de llegar, de ser. Esta cualidad alquímica de los portales los dota de misterio y
magia. Las puertas urbanas culminan rituales de procesión hacia lugares importantes de la
ciudad. Son las puertas que nos arrastran por senderos, como invitaciones visibles, aberturas
que enmarcan nuestra mirada hacia las plazas. Un portal canaliza nuestra visión hacia un lugar
urbano a medida que nos acercamos y orquesta el desarrollo de nuestra visión del espacio
cuando entramos. Como todas las puertas, los portales son puntos de orientación, lugares
donde nos recogemos y nos orientamos. Al entrar, escaneamos el espacio en busca de
posibilidades, opciones, invitaciones. Y decidimos nuestro próximo movimiento dentro del
lugar. Los portales a veces aparecen en los puntos medios de los caminos o como elementos
independientes en los bulevares. En estos casos, pueden marcar límites en los distritos de la
ciudad o servir como monumentos conmemorativos. A veces, los portales se forman
inadvertidamente por eventos aéreos como puentes o por elementos que flanquean el
camino, como edificios coincidentes. En esta sección, nos concentraremos en las entradas
peatonales al espacio urbano. Se empleará la misma taxonomía que se utilizó para discutir las
rutas. Las categorías de organización incluyen contenedor-actividad-ambiente, importancia
histórica, híbridos, escala de atención y el buen portal.

Envase
Como entidades urbanas físicas, los portales pueden planificarse deliberadamente como
puertas de entrada, o pueden simplemente aparecer como puntos no diseñados donde los
caminos se conectan con lugares. La señalización deliberada de una entrada a un espacio
público puede adoptar muchas formas. En los portales de la plaza se atraviesan arcos, puertas
y dinteles que atraviesan columnas. La entrada a una plaza puede acentuarse con columnas,
pilares o pilastras flanqueantes sin ningún componente elevado. A veces, un par de edificios
combinados sirven para crear la sensación de puerta de entrada. Un portal podría establecerse
de manera más sutil con un cambio en el nivel del suelo, un cambio de material, un patrón de
pavimento alterado o una variación en el paisajismo. Pasar de un camino sin jardines a un
patio lleno de árboles puede crear una experiencia transformadora vital para un buen portal.
Por supuesto, la transformación esencial en cualquier portal es espacial, pasando de una
experiencia de camino estrecho, lineal y dinámico a una experiencia de lugar urbano más
generosa y estable.
Cuando el portal ha sido diseñado especialmente como puerta de entrada a una habitación
urbana, su configuración física y sus cualidades son de interés. La planta, la sección, el alzado y
la perspectiva son herramientas útiles en este sentido.
Un plano muestra el ancho, largo, forma,
y posición en relación con el camino y lugar que conecta. La vista en planta también indica
relaciones sólido-vacío, ya sea que la masa del portal contenga escaleras, espacios interiores o
pasajes secundarios. En planta se entiende la relación de un portal con los edificios
adyacentes. ¿El portal toca físicamente los edificios? ¿Flotar como elemento independiente en
el camino? ¿Sentarse en la plaza y extenderse más allá de la boca del camino?
Las secciones a través de portales se pueden realizar a través de la abertura del camino o en
eje con el camino. Las secciones transversales revelan la altura, el ancho y la forma de la
abertura del portal y la configuración de la arquitectura que forma la abertura. ¿La apertura
del portal es arqueada? ¿Cuadrado? ¿Rectangular? ¿El límite de la apertura es simple o
complejo? ¿Hay nichos, puertas laterales, cornisas? Las secciones del portal a lo largo del eje
del camino indican la longitud o profundidad de la puerta, así como su altura. Algunas puertas
de entrada son tan profundas como el espesor de una pared o columna, esencialmente solo
planos a través de los cuales nos movemos hacia la plaza. Otros son más largos y parecidos a
túneles. Incluso puede haber una serie de portales por los que pasemos al espacio urbano al
final del camino. Las secciones longitudinales muestran el carácter en elevación de las
superficies interiores del portal y cualquier configuración de perfil que se produzca en el techo
del portal. Cuando se extienden, las secciones longitudinales revelan las relaciones entre el
portal, el camino que termina y el espacio urbano al que sirve.

La elevación de un portal puede ser simplemente las dos fachadas del edificio entre las cuales
se produce la apertura a la plaza. Un portal situado entre las fachadas de los edificios que
flanquean el camino tendrá sólo dos elevaciones. Las elevaciones de los portales se muestran
con frecuencia como aspectos de secciones a través de caminos y plazas. Un alzado puede
indicar la dimensión, escala y carácter de la fachada del portal, su relación con los edificios
adyacentes y el carácter figurativo y de fondo de la abertura del portal y su marco
arquitectónico. La arquitectura de la puerta de entrada podría extenderse hasta la altura de los
edificios flanqueantes, elevarse por encima de ellos o descender por debajo de ellos.

Las vistas en perspectiva ofrecen la ventaja de mostrar lo que vemos cuando miramos a través
de la apertura del portal, así como la arquitectura del propio portal. La vista en perspectiva
podría ser por el eje del camino hacia el portal y hacia la plaza. O quizás hacia el portal desde la
plaza y subiendo por el camino más allá. Una serie de perspectivas ilustrará la experiencia de
acercarse al portal, llegar a él y atravesarlo hasta la plaza. Lo mismo se aplica a la experiencia
de salir de la plaza. Las perspectivas proporcionan la simulación más holística del uso del portal
porque todas las superficies urbanas están incluidas en el punto de vista. El plano del suelo, las
fachadas de los caminos, los elementos superiores, los elementos independientes en el
espacio de los caminos, el portal y el espacio de la plaza más allá, todos suceden juntos en una
relación de perspectiva.

Actividad
La principal actividad asociada con las puertas de enlace es el paso, una transición del camino
al lugar. La atención a la actividad en los portales se puede ampliar para incluir la anticipación
de la primera vista del portal; previsualizarlo desde caminos lejanos; mirada inicial completa al
portal; la experiencia de avanzar hacia ella, llegar a ella, atravesarla y sentir su presencia detrás
al entrar a la plaza. Si el portal es tan profundo como una pared o columna, atravesarlo sólo
lleva un momento. Los portales extendidos, como los túneles, tardan más en atravesar.
Algunas puertas urbanas
requieren alguna actividad especial como abrir una puerta, subir o bajar escalones o cambiar
de dirección antes de entrar a la plaza. La abertura de un portal puede ser tan ancha como el
espacio del camino o alguna dimensión más estrecha.
Las aberturas que son más estrechas que el camino que conduce a ellas canalizarán el
movimiento de los peatones hacia una abertura más estrecha y pueden provocar
hacinamiento, congestión, turbulencia y movimientos más lentos. Estas no son
necesariamente experiencias negativas y podrían contribuir al drama de ingresar al espacio de
destino. Los portales suelen ser lugares para desfiles, espectáculos, discursos y ceremonias
cívicas, especialmente cuando tienen un significado histórico o su arquitectura sirve como
escenario.
Ambiente
La energía de un portal urbano se produce, en parte, por el ambiente que se atraviesa en el
camino para llegar a la entrada, en parte por lo que sucede en el portal mismo y en parte por
lo que se ve en la plaza a través de la abertura. Como componente del camino, el portal
participa en el estado de ánimo del camino. Como componente de la plaza, el portal también
participa en el ambiente de ese espacio. La energía del camino y la plaza puede ser similar o
contrastante. Por ejemplo, ambos pueden ser pacíficos o ruidosos. O uno puede estar
bullicioso y el otro tranquilo. Tanto el camino como el destino pueden ser lentos y de humor
reverente, mientras que la energía en el portal está abarrotada y presionada.
Esta posibilidad de un ambiente multivalente crea una interesante complejidad de estados de
ánimo en torno a algunos portales. Pueden tener una maravillosa multiplicidad de
personalidades, una del lado de la plaza, otra del lado del camino y una tercera del lado mismo
del portal. En este sentido, una puerta puede ser mucho más que una transición entre el
espacio-camino y el espacio-lugar. También puede ser una transición entre energías urbanas
enormemente difíciles.

Significado histórico
El ambiente a veces está aromatizado y amplificado por la historia. El portal puede ser el lugar
de antiguas tradiciones, rituales y celebraciones. Quizás sea la entrada a la ciudad donde
alguna vez fueron recibidos los dignatarios visitantes, el escenario de los discursos políticos de
la ciudad o la puerta ceremonial que santificaba a los soldados de la ciudad cuando marchaban
para enfrentarse a los enemigos. El significado y la atmósfera de la historia está mágicamente
presente aquí y ahora cuando conocemos el pasado del lugar. Participamos de alguna manera
en esos acontecimientos históricos, rituales, transformaciones.

el buen portal
Una entrada urbana puede considerarse exitosa por su belleza como objeto o por su papel en
la forma de la ciudad. Un arco triunfal puede no funcionar como un portal real, pero aun así
ser un elegante adorno urbano. La bondad de un portal que funciona se basa en gran medida
en el éxito del camino y el lugar al que conecta. Es difícil describir una entrada como exitosa si
sirve como invitación a una plaza muerta y poco atractiva. Los portales no necesitan diseñarse
deliberadamente para ser buenos. Las configuraciones de edificios no planificadas pueden dar
forma a una hermosa experiencia de entrada al jardín y convertirse en un término adecuado
para una calle. Si hay evidencia de atención al diseño en la fabricación de la puerta de entrada,
podemos considerar la aplicación de los criterios de éxito discutidos anteriormente.
Los epígrafes de Definición, Identidad, Carácter,
Belleza, Habitabilidad, Importancia,
La conectividad y la sensualidad nos guían para responder preguntas sobre el éxito del portal.
¿Está bien formado el portal? ¿Tiene forma, una sensación de entidad, de existencia? ¿La
puerta posee presencia? ¿Es memorable como elemento y experiencia por derecho propio?
¿Cuál es la calidad de la energía allí, el tono del sentimiento? ¿Es de apoyo a
¿El espacio de ruta y el espacio de lugar que une? ¿El portal ofrece una experiencia estética?
¿Nos conmueven emocionalmente sus atributos? ¿El portal afirma la vida urbana? ¿Tiene la
entrada una historia que profundice nuestra experiencia allí? ¿Cómo se relaciona el portal con
otros portales, caminos y lugares? ¿Es parte de un patrón más amplio? Preguntas como estas
pueden llevarnos a posiciones y actitudes de valor personal sobre el éxito del portal.

Lugar
Los lugares en las ciudades son las plazas, patios, jardines y parques. Son los destinos a los que
nos llevan los caminos, las habitaciones urbanas a las que nos movemos a través de portales.
En la forma de ciudad densa, los lugares son los vacíos entre la solidez del edificio, el relieve y
la liberación de la compresión de las calles. Mientras que el camino es lineal y el portal es un
punto entre el camino y el lugar, el lugar tiene volumen espacial, estabilidad de forma y
proporción similar a la de una habitación.

El camino se trata de anticipación, expectativa, acercamiento. Portal se trata de transición,


umbral, entrada, llegada, divulgación, orientación. El lugar se trata de unirse, ser, pertenecer.
Mientras que el camino nos invita a movernos y el portal a transitar, el lugar nos invita a
quedarnos, a instalarnos y a participar en la vida de la ciudad. Algunos lugares urbanos están
dedicados al tráfico de vehículos o al aparcamiento, pero aquí nos interesan los espacios de
uso peatonal. Un espacio urbano puede haber sido planificado deliberadamente o puede
haber evolucionado inconscientemente durante muchos años sin que jamás se le haya
dedicado una atención integral al diseño. Una gran plaza actual podría haber tenido comienzos
humildes como el sitio del mercado de la ciudad en los primeros días de la historia de la
ciudad. La ampliación y configuración de los lugares urbanos a menudo ocurre junto con la
construcción de importantes
edificios cívicos o como un gesto de poder por parte de un nuevo régimen de gobierno.
Cuando se planifican espacios, con frecuencia están dedicados y nombrados en honor a
eventos o personas importantes en la historia de la ciudad.

Envase
Los aspectos de la presencia física de los lugares urbanos que tendemos a notar en el primer
encuentro son el volumen espacial, las fachadas de los edificios, los elementos independientes
en el espacio y el plano del suelo. El volumen espacial es el área abierta contenida por los
edificios, sus cualidades seccionales, dimensionales y escalares. El volumen espacial tiene
forma, largo, ancho, alto, proporción.
Tiene condiciones de borde que están claramente definidas y planas o enrevesadas y
divagantes. Un espacio de plaza puede estar completamente formado y definido por edificios
delimitadores o apenas inferido por unas pocas estructuras que solo implican el espacio.
Las fachadas de los edificios que dan forma a un espacio urbano pueden presentarse como
varios tipos de tejidos de cerramiento. Puede que no haya edificios destacados ni ningún
esfuerzo integral para planificar las fachadas como una composición total. Una o más de las
fachadas de la plaza podrían diseñarse como una unidad coherente. Se puede presentar un
solo edificio, anclar el espacio, proporcionar un enfoque y establecer el tema y el carácter del
espacio.

Podría haber varias estructuras destacadas que contribuyan a la identidad del lugar. Un
espacio urbano puede estar formado por fachadas contiguas continuas o por un conjunto de
estructuras independientes. Los atributos de las elevaciones de las plazas se pueden entender
jerárquicamente. Podemos apreciar la fachada a lo largo del borde de un espacio en términos
de su altura y longitud total, su coloración general y el perfil de su techo. La atención podría
centrarse en la paleta de materiales, las articulaciones de masa y el tratamiento de superficies,
como el patrón de ventanas, pilastras, columnas, cornisas y balcones. Escaneamos la elevación
en busca de puertas de construcción, escaparates y espacios entre estructuras.
que ofrecen opciones de entrada y salida. Nuestra intensidad de enfoque, nivel de atención
prestada a los detalles de la fachada y tipos de información de elevación que nos interesan
están influenciados por nuestras razones para mirar. Porches, toldos, arcadas y entradas son
objeto de intenso escrutinio si empieza a llover.

Los lugares urbanos suelen contener elementos independientes como estatuas, esculturas,
bancos, pabellones, fuentes, banderas o árboles. Pueden representar eventos importantes,
marcar lugares históricos, definir áreas, responder a ejes visuales, formar parte de una
composición, anclar posiciones geométricas significativas u organizar el espacio y la actividad.
Estos elementos pueden contribuir en gran medida al poder temático del lugar o simplemente
servir como decoración y escenario funcional.

El plano del suelo en una plaza puede estar principalmente pavimentado o con césped. Los
espacios combinados de paisaje duro y suave crean patrones formados por sus relaciones
figurativas. Los caminos pueden diferenciarse como paseos definidos, o el espacio puede estar
completamente pavimentado, ofreciendo oportunidades de paseo en todas direcciones.
Algunas plazas son inclinadas o de varios niveles. Los materiales molidos también son de
interés. ¿De qué está hecho el pavimento? ¿Cuáles son sus cualidades más destacables? El
color, la textura, la forma de la unidad, el tamaño y la escala, el acabado, la consistencia frente
a la variación, la carpintería, las condiciones de los bordes y los patrones dentro del pavimento
pueden llamar nuestra atención. ¿Se utiliza más de un material? ¿Cómo están organizados?
Las propiedades paisajísticas que se pueden apreciar son el tipo, la ubicación, la condición y la
madurez de los materiales vegetales, los sublugares en el espacio creado por el paisajismo, las
configuraciones geométricas y las características del agua. La geometría del carril de tierra a
menudo responde a la geometría y configuración general del espacio y a las dimensiones,
composición y posiciones de entrada de fachadas importantes.

Actividad
Las taxonomías pueden resultar útiles para reconocer, comprender y describir la actividad
humana en los espacios públicos. Estos sistemas de notar/nombrar tienden a ocurrir en dos
niveles. El primer nivel de actividad de observación implica atributos de comportamiento
inmediatamente observables. El segundo nivel avanza hacia el reconocimiento de distinciones
y similitudes de actividades más finas y sutiles. Las categorías de notación/nombramiento de
primer nivel para reconocer y describir acciones en el espacio urbano son activo-inactivo,
vehículo-peatón, móvil-estacionario, nativo-turista e híbrido temático.

Una de las primeras cosas que percibimos acerca de un espacio público es su vitalidad. ¿Está
pasando algo? ¿Hay gente ahí? ¿O el espacio está vacío, muerto? Se trata del grado en que las
personas están presentes independientemente de lo que estén haciendo. Una plaza puede ser
elegante como contenedor arquitectónico pero inactiva. La gente no viene porque no hay
motivo para venir. No existen propósitos que animen a la población a llegar y permanecer allí.
La intensidad de la vitalidad puede variar con el tiempo. Las plazas a veces están activas
durante el horario laboral entre semana, pero inactivas por las noches y los fines de semana.
La vitalidad puede significar que el lugar está densamente poblado y activado con mucha
energía. Acción tipo Mardi Gras. La vitalidad también puede tomar la forma de pequeños
grupos que se mueven lentamente en silenciosa reverencia.

Vehículo-peatón es otra categoría mediante la cual damos sentido inmediato a la actividad. ¿El
espacio está dedicado principalmente al tránsito de vehículos o a personas a pie? Si ambos
comparten el espacio, rápidamente notamos los dominios reclamados por cada uno. Una plaza
puede estar llena de bocinazos, conductores bloqueados, agitados o grupos de scooters
ruidosos, a alta velocidad y humeantes. La plaza está activada pero no es un ambiente muy
amigable para los peatones. Un espacio utilizado exclusivamente como aparcamiento está
muerto. Lleno, no de personas sino de máquinas sin vida.

Móvil-estacionario se refiere a la medida en que la actividad peatonal en el lugar es


principalmente circulación y movimiento o quedarse quieto y hacer cosas. Una plaza puede
estar llena de movimiento con corrientes de personas caminando alrededor y a través del
espacio. El lugar es cinético, dinámico con la energía arremolinada del movimiento. Orígenes y
destinos o simplemente pasear por el placer de hacerlo. O el lugar podría ser activado
principalmente por personas dedicadas a actividades estacionarias como comer en cafés al
aire libre, sentarse en bancos, estar de pie y hablar, tumbarse en el césped o tomar fotografías.
Por lo general, están presentes tanto actividad estacionaria como en movimiento, y notamos
el alcance de cada una y, en general, dónde ocurre cada una. Los aspectos del movimiento que
se desarrollan más adelante en Ambience son la velocidad y el ritmo. La circulación peatonal
puede ser lenta, fluida y uniforme. Al ritmo de pasear y demorarse. Y puede ser rápido,
vertiginoso y turbulento.

La temática híbrida aborda en qué medida


Los comportamientos en el lugar se centran y organizan en torno a un propósito o tema
central o son mixtos y no temáticos. La actividad temática a menudo resulta de una función o
edificio dominante o puede evolucionar como una tradición de la ciudad. Una plaza puede ser
conocida por sus oportunidades de compras. Las compras pueden incluso ser especializadas
como en ropa de alta costura, artículos de cuero, joyas o antigüedades. Otros temas que se
encuentran con frecuencia incluyen comportamientos asociados con restaurantes, museos,
iglesias, gobiernos, galerías de arte y salas de conciertos. La acción temática moldeada por la
tradición está menos determinada por los tipos y funciones de los edificios y más por el hábito
cívico. Una plaza podría ser el lugar donde juegan los niños del vecindario, los ancianos juegan
a juegos de mesa, los amantes pasean y se acurrucan en los bancos, los residentes vienen por
la noche para compartir los chismes del día. La actividad de la plaza híbrida es menos pura en
su constitución. Hay varios tipos de acciones que suceden juntas. Estas mezclas de
comportamiento pueden apoyarse mutuamente cuando todas contribuyen a la energía
celebrativa del espacio.

O pueden ser compañeros extraños, incluso contradictorios, como las prostitutas que
deambulan por la plaza de una iglesia. Las categorías de segundo nivel para sentir, nombrar y
apreciar la actividad en lugares públicos se ocupan de atributos de comportamiento que no
son tan inmediatamente perceptibles como los atributos de las categorías de primer nivel.
Tenemos que mirar más de cerca o realizar investigaciones por encuestas para recolectar
información de segundo nivel. Las categorías de notación/nombramiento de primer nivel
implican escalas bipolares para describir las características de la actividad. Las categorías de
segundo nivel son menús abiertos para ver y comprender el comportamiento del espacio
urbano. Son el tipo y descripción de comportamiento, la distribución espacial, el momento, la
sensibilidad a las condiciones contextuales y la demografía. Exploraremos cada una de estas
categorías según se apliquen a la actividad peatonal. El tipo de comportamiento y la
descripción nos involucran en los detalles de lo que sucede en el espacio. Si bien una
observación de primer nivel podría ser que una plaza está poblada de vendedores ambulantes
que atraen a turistas, un estudio de segundo nivel podría abordar cuántos hay, qué venden,
precio y calidad de la mercancía, o técnicas y comportamiento de venta de los vendedores.
Podríamos estar interesados en aspectos específicos de la actividad de los proveedores, como
la agresividad de los proveedores, la voluntad de negociar precios, la mercancía más popular,
la rentabilidad y el impacto económico en la comunidad. La distribución espacial analiza dónde
se han posicionado los proveedores en el espacio. ¿Se mueven o permanecen en un solo
lugar? ¿Existe entendimiento entre los vendedores sobre el territorio? ¿Sus sitios están
asignados o los seleccionan ellos? ¿Cuáles se consideran los lugares principales y por qué?
¿Cómo se relacionan sus ubicaciones con la circulación de la plaza, las entradas a los edificios,
el sol y la sombra, la visibilidad y la exposición, el prestigio, el atractivo del entorno y la
conveniencia? ¿Existen patrones creados por las posiciones de los proveedores? ¿De qué
manera los vendedores se relacionan y utilizan los elementos y cualidades de la plaza para
mejorar las ventas?
Ambiente
El ambiente del lugar está determinado por el carácter y la condición de la arquitectura que
forma el espacio, por la actividad y energía allí, y por una amplia variedad de circunstancias
contextuales. El estado de ánimo y la atmósfera pueden verse influenciados por factores como
la reputación, el simbolismo y el nombre del lugar.
¿Cuáles son la textura, el patrón y el estado del material de pavimentación? La arquitectura de
una plaza incluye su paisajismo. Las plazas bordeadas de árboles, cubiertas por arboledas,
articuladas espacialmente por grupos de árboles tienen una atmósfera diferente a los espacios
sin ningún tipo de paisajismo. Los paseos cubiertos de enredaderas, los maceteros en las
ventanas, los árboles que se asoman por encima de las puertas de los claustros y las
vislumbres de exuberantes patios privados pueden suavizar la severidad del paisaje de una
plaza. ¿Cómo nos describimos el paisaje espacial? ¿Tropical? ¿Repuesto? ¿Prosperando?
¿Latente? ¿Maduro? ¿Criado con cuidado? ¿Está el lugar adornado con flores y lleno del aroma
de las flores?

el buen lugar
¿Qué es un buen lugar? ¿Qué lo hace bueno o no tan bueno? Anteriormente aplicamos
criterios de éxito a la ruta y al portal. Ahora aplicamos definición, identidad, carácter, belleza,
habitabilidad, significado, conectividad y sensualidad al lugar. Un lugar exitoso está bien
definido y proporciona una sensación de llegada, de experiencia culminante. Su espacio es
claramente distinto de los espacios del camino que conducen a él. Sabemos que hemos llegado
a un allí-espacio. Paradójicamente, la forma y las dimensiones proporcionan encerramiento,
abrazo, contención y liberación, libertad y apertura. Las condiciones de los límites son claras,
bien formadas y legibles, lo que crea un espacio urbano definido.
El buen lugar tiene cualidades distintivas que establecen una identidad única. Algo que hace
que el sitio sea especial. Único en su clase. La forma en que diferenciamos un lugar de otros
lugares puede ser por sus elementos arquitectónicos y paisajísticos, por actividades y usos
dominantes, por atmósfera y estado de ánimo. ¿Qué tiene el espacio que es notable,
destacable y memorable? ¿Una única fachada convincente? ¿Una galería circundante?
¿Puertas y ventanas? La zona puede estar llena de músicos ambulantes, turistas ruidosos,
o niños del barrio jugando al fútbol. La firma de un espacio puede ser su intensa festividad, su
caótico remolino o su sombría reverencia.

el buen lugar
¿Qué es un buen lugar? ¿Qué lo hace bueno o no tan bueno? Anteriormente aplicamos
criterios de éxito a la ruta y al portal. Ahora aplicamos definición, identidad, carácter, belleza,
habitabilidad, significado, conectividad y sensualidad al lugar. Un lugar exitoso está bien
definido y proporciona una sensación de llegada, de experiencia culminante. Su espacio es
claramente distinto de los espacios del camino que conducen a él. Sabemos que hemos llegado
a un allí-espacio. Paradójicamente, la forma y las dimensiones proporcionan encerramiento,
abrazo, contención y liberación, libertad y apertura. Las condiciones de los límites son claras,
bien formadas y legibles, lo que crea un espacio urbano definido.
El buen lugar tiene cualidades distintivas que establecen una identidad única. Algo que hace
que el sitio sea especial. Empodera, habilita y anima a las personas a venir y participar. Todo en
el lugar invita, acoge y promueve un clima de seguridad, comodidad y elección. La ubicación
del lugar, la escala y la configuración, la composición y las superficies, los muebles y accesorios,
la ornamentación y el paisajismo se combinan simbióticamente como un entorno de apoyo
para la intención y la acción humana. El éxito de la habitabilidad se mide por la presencia
humana sostenida, por la vitalidad día y noche, durante todo el año.
Edificios en profundidad
Si la apreciación de la arquitectura es en gran medida una cuestión de vista, la práctica de la
arquitectura se basa en la realidad: social, económica y física. Para que un edificio tenga éxito
no sólo debe ser agradable a la vista, sino también resistir las fuerzas de la naturaleza y cumplir
su propósito.

Planificación y estética.
Al evaluar los méritos de un edificio, puede resultar útil distinguir entre el edificio considerado
de forma aislada y los aspectos más amplios, generalmente considerados como cuestiones de
planificación, de impacto ambiental, entorno, adaptación a un contexto determinado, espacios
entre edificios y otros aspectos del diseño cívico. El uso, la densidad, el volumen, la altura y los
espacios abiertos se consideran cuestiones de planificación, pero todas las decisiones de
planificación tienen implicaciones estéticas. Aceptar, por ejemplo, un único edificio grande con
un único uso en toda una manzana de la ciudad, en lugar de dividir el sitio con varios edificios y
usos, tiene implicaciones de escala, ritmo y silueta.
que son cuestiones estéticas. En general, se acepta que los edificios altos, si están mal
diseñados y ubicados incorrectamente, pueden tener un efecto desastroso al eclipsar calles o
edificios bonitos, destruir horizontes famosos o causar daños a espacios abiertos como
parques, plazas o orillas de ríos. Sin embargo, hay pocos esfuerzos sistemáticos por parte de
las autoridades de planificación para estudiar el efecto en la etapa de aplicación de la
planificación y así evitar sorpresas desagradables. Cuanto más grandes sean los espacios
abiertos y cuanto más bajos sean los edificios circundantes, mayor será la amenaza.

Contexto
Adaptar los nuevos edificios a su contexto y, por el contrario, proteger el entorno de los
edificios existentes es hoy en día un tema de gran preocupación. Esta es una reacción al
período de posguerra, cuando la conciencia pública sobre estos problemas era inadecuada.
Ahora existe miedo al contraste, a la disonancia e incluso al contrapunto. Sin embargo, hay
muchos ejemplos de edificios de aspecto moderno que han sido aceptados e incluso
admirados en su entorno. La Comisión Real de Bellas Artes se pronunció por primera vez sobre
este tema en relación con la Ley de planificación urbana y rural de 1947. “La cuestión de la
adecuación de los nuevos edificios a su entorno arquitectónico y, de hecho, la calidad general
de su diseño, son ahora cuestiones sobre las cuales la Autoridad de Planificación puede ejercer
sus poderes de control conforme a la Ley. El ejercicio de estos poderes puede ayudar a elevar
el nivel general de la arquitectura; también pueden llegar lejos para embrutecer la energía
creativa y la imaginación”.11 Si bien la Comisión pidió repetidamente que el nuevo trabajo
simpatizara en escala y carácter con el ya existente, también señaló que el nuevo trabajo
debería ser al menos tan bueno como un ejemplo de diseño contemporáneo ya que la obra
más antigua era de su propia época.

El contexto y el entorno de un edificio a menudo se consideran hoy en día de suma


importancia. Un sitio totalmente nuevo es tanto un contexto como un área urbana urbanizada.
Ya sea en un terreno totalmente nuevo o en una ciudad, existe la necesidad de algo apropiado
al lugar, a las circunstancias y a la función, pero que también debe abarcar la original e
innovadora, una gran arquitectura a la vanguardia del arte y, por lo tanto, inicialmente
desconocida. Existe la necesidad de una apreciación crítica de las cualidades de los edificios
existentes y es esencial entender bien los aspectos básicos, como la altura, la masa y la silueta,
antes de considerar el tratamiento elevacional. Los diseños apropiados suelen ser bastante
comunes y, por lo tanto, familiares y más fácilmente aceptados por los funcionarios de
planificación. Pero también hay que reconocer el diseño verdaderamente original e innovador
y valorar si el contraste resultante es tolerable.
Portal
Portals in urban environments are about transition and transformation. Points in paths where we move into and out of
plazas, gardens, and courts. Portals are gateways, thresholds, those wonderful places where outside becomes inside.
We are changed when we pass through portals. Our very being is realigned like iron filings by a magnetic field. We
are altered by virtue of entering public space, becoming urban citizens at a loftier level and feeling the heightened
intensity of a higher belonging. Portals are where the path experience of moving toward, of becoming, shifts to the
place experience of arriving, of being. This alchemical quality of portals endows them with mystery and magic.
Urban gateways culminate rituals of procession toward significant city locales. They are the doorways that draw us
along paths, as visible

invitations, apertures that frame our view to plazas. A portal channels our vision into an urban place as we approach
and orchestrates the unfoldment of our view of the space as we enter. Like all doorways, portals are points of
orientation, places where we collect ourselves and get our bearings. On entry, we scan the space for possibilities,
options, invitations. And we decide our next move within the place. Portals sometimes occur at path midpoints or as
freestanding elements in boulevards. In these instances, they may mark boundaries in city districts or serve as
commemorative monuments. Portals are sometimes inadvertently formed by overhead events such as bridges or by
path-flanking elements like matching buildings.In this section, we will concentrate on pedestrian entryways to urban
space. The same taxonomy Will be employed as was used to discuss paths. Organizing categories include container-
activity-ambience, historical significance, hybrids, scale of attention, and the good portal.

Container
As physical urban entities, portals can be deliberately planned as gateways, or they can just appear, as undesigned
points where paths happen to connect to places. The deliberate marking of an entry to a public space may assume
many forms. Archways, gates, and lintels spanning columns are walked through and under at plaza portals. A plaza
entry might be accentuated with flanking columns, pillars, or pilasters with no overhead component. Sometimes
a matched pair of buildings serves to create the sense of gateway. A portal could be established more subtly with a
ground level change, material shift, altered paving pattern, or variation in landscaping. Moving from an unlandscaped
path into a court filled with trees can create the transformational experience vital to a good portal. Of course, the
essential transformation at any portal is a spatial one, moving from a narrow, linear, dynamic path experience into a
more generous, stable, urban place experience.

Lost space defined


What exactly is lost space and how does it differ from positive urban space, or ‘found’ space? Lost space is the
leftover unstructured landscape at the base of high-rise towers or the unused sunken plaza away from the flow of
pedestrian activity in the city. Lost spaces are the surface parking lots that ring the urban core of almost all American
cities and sever the connection between the commercial center and residential areas. They are the no-man’s-lands
along the edges of freeways that nobody cares about maintaining, much less using. Lost spaces are also the
abandoned waterfronts, train yards, vacated military sites, and industrial complexes that have moved out to the
suburbs for easier access and perhaps lower taxes. They are the vacant blight-clearance sites— remnants of the urban-
renewal days—that were, for a multitude of reasons, never redeveloped. They are the residual areas between districts
and loosely composed commercial strips that emerge without anyone realizing it. Lost spaces are deteriorated Parks
and marginal public-housing projects that have to be rebuilt because they do not serve their intended purpose.
Generally speaking, lost spaces are the undesirable urban areas that are in need of redesign—
antispaces, making no positive contribution to the surroundings or users. They are ill-defined, without measurable
boundaries, and fail to connect elements in a coherent way. On the other hand, they offer tremendous opportunities to
the designer for urban redevelopment and creative infill and for rediscovering the many hidden resources in our
cities.

The causes
There are five major factors that have contributed to lost space in our cities: (1) an increased dependence on the
automobile; (2) the attitude of architects of the Modern Movement toward open space; (3) zoning and land-use
policies of the urban-renewal period that divided the city; (4) an unwillingness on the part of contemporary
institutions—public and private—to assume responsibility for the public urban environment; and (5) an abandonment
of industrial, military, or transportation sites in the inner core of the city.

The automobile
Of all these factors, dependence on the automobile is the most difficult to deal with, since it is so deeply ingrained in
the American way of life. It has resulted in an urban environment in which highways, thoroughfares, and parking lots
are the predominant types of open space. Mobility and communication have increasingly dominated public space,
which has consequently lost much of its cultural meaning and human purpose.
Modern Movement in design
Also contributing to lost outdoor space was the Modern Movement in architectural design. At its zenith from 1930 to
about 1960, this movement was founded on abstract ideals for the design of freestanding buildings; in the process it
ignored or denied the importance of street space, urban squares and gardens, and other important outdoor rooms.

Zoning and urban renewal


The loss of traditional qualities of urban space has also been the result of zoning policies and urbanrenewal projects
implemented during the 1950s and 1960s. These closely allied approaches to planning were well-intentioned, if
ultimately misguided, responses to urban decay. The impulse was to clear the ground, sanitize, and promote human
welfare through the segregation of land uses into discrete zones and the substitution of high-rise towers for ground-
level density. Urban-renewal projects rarely corresponded in spatial structure to the evolved community pattern they
replaced, nor did they respond to the social relationships that gave meaning to community existence. Zoning
legislation had the effect of separating functions that had often been integrated. Discrete districts segregated living
space from working space.

Privatization of public space


The sanctity of private enterprise has also contributed significantly to lost space in our urban centers. While the
economic health of a city strengthens its downtown, it also creates a heavy demand for floor space in the center,
thereby pushing toward the vertical city. A byproduct has been the appropriation of public space for private
expression. Each site is seen as a place for ‘image’ buildings as a potential corporate flagship. The very idea of
modestly fitting into the collective city is antithetical to corporate aspirations and the chest-beating individualism of
the American way. We have transformed the city of collective spaces into a city of private icons. Regulations
intended to define the broader urban vocabulary and to govern individual projects are regularly waived if they do not
suit the whims of the particular developer. The continuities of streets are broken by ill-placed buildings, height
ordinances are frequently violated, and varied materials and facade styles compete stridently for attention. The city
becomes a showplace for the private ego at the expense of the public realm. In cities of the past, the designs for
streets, squares, parks, and other spaces in the public realm were integrated with the design of individual buildings.
‘Standards for the integration of architecture and urban spaces were set by the patrons and builders of the
Renaissance—that model society architects should take as their most important precedent.’4 But in the modern city,
each element is the responsibility of a different public or private organization, and the unity of the total environment
is lost. Various development and urban-renewal projects are, by and large, put together separately, without an
overriding plan for public space. The result is a patchwork quilt of private buildings and privately

Changing land use


The final major cause of lost space has been the pervasive change in land use in most American cities over the past
two decades. The relocation of industry, obsolete transportation facilities, abandoned military properties and vacated
commercial or residential buildings have created vast areas of wasted or underused space within the downtown core
of many cities. These sites offer enormous potential for reclamation as mixed-use areas, especially since the exodus
from the inner city seems to be reversing. The obsolete shipping or rail yard frequently occupies a
desirable waterfront site. The abandoned warehouse, factory, or wholesale outlet may have attractions as centrally
located, architecturally interesting, and relatively inexpensive housing. Vacant land can be temporarily used for
productive urban gardens, commercial horticulture, or neighborhood playgrounds. For the developer, advantages in
reusing such sites are obvious; however, the contribution that well-conceived spatial changes might make to the urban
fabric of the entire city offers social advantages that go far beyond those of economic gain.

Path–portal–place
These are the three kinds of public space considered in this discussion. They are our primary objects of attention
together with the ways we can know and appreciate a place. Paths, portals, and places make up the majority of
meaningful exterior space in urban environments. The places are the plazas, courts, gardens, and parks. Portals are
the gateways into the places. And paths are the boulevards, avenues, streets, walks, and alleys that connect the places
and knit the city together.

Good paths and portals are also kinds of places. Distinctions will be made here for the sake of discusión by defining
paths as primarily dedicated to movement and having linear configurations. Portals are the points where paths meet
places. And places are the urban rooms of the city where pedestrian life is invited, accommodated, and experienced.
Places tend to be stable shapes such as squares, rectangles, circles, and ovals.

Path
Paths in urban settings are devoted to circulation. They are about moving from place to place. Pathways involve
experiences of approach, anticipation, invitation, and arrival. Movement to and from urban places is a ritual of
procession, a participation in the belonging of city life, and a threshold of transformation where paths open into
places. To walk a good path to a successful urban place is to savor the expectation of reaching the destination, of our
first glimpse of the place as we approach, of the quickening as the gravitational pull of the place becomes stronger, of
crossing the portal where not-place becomes place, and of moving into the space where we are transformed into
citizens. The invitational power of good plazas, squares, courts, and gardens flows out down the paths that lead to
them. In most urban environments, pedestrian pathways correspond with vehicular ones. The extent to which a path is
devoted to foot versus wheel traffic is read by the proportion of ground plane devoted to sidewalk and street and by
restrictions on vehicular use. Some paths with stingy walks are clearly vehicular domains. Other paths are mainly
walkway, all pedestrian with little or no vehicular activity. The carácter of a pedestrian-vehicular path is strongly
affected by the volume, speed, and type of vehicular traffic. An urban artery may be a primary vehicular movement
channel carrying any and all kinds of wheeled conveyances. An alley way may be an intimate path wide enough for
only single file pedestrian traffic. Between these extremes we have wide boulevards with bands of street-landscape-
parking-walkways, typical streets with bordering walks, and paths where pedestrians share space with bicycles. Paths
can be described in terms of their physical attributes (container), use (activity), and feel (ambience). We may also
understand them by their historical significance.

Container
Physically, cross sections through a path reveal the configuration of the pathspace, the profile of the ground plane,
and the sectional character of the building facades that enfront the path. An urban pathway is typically a simple
channel, a linear slot carved through solid city form. The channel can be wide and shallow, equally wide and deep, or
Deep and narrow. It can be simple and essentially rectilinear in section or more gymnastic and convoluted. The
architectural personality of a path is determined by the building facades that form the boundaries of the space. Facade
widths, heights, transparency, material, color, texture, window pattern, composition, and ornamentation are attributes
that contribute to path character. In plan, paths can be straight, bent, curved, jogged, or meandering, each offering its
own unique experience as we move along its route. Straight paths reveal their destinations or converge to distant
vanishing points. Other path plan geometries entice and tease, inviting us to come see what’s around the bend.

Activity
By definition, most of the activity in a path space is movement. Paths accommodate circulation between origins and
destinations. Pedestrian flow ranges from slow, strolling, low-volume traffic to crowded, rapid, purposeful, half-
jogging. Some paths are devoted only to circulation, with no activating storefronts or building uses or sidewalk
functions to invite us to slow down and stay awhile. Others are enlivened by window displays, interesting shops,
sidewalk cafes, courtyards, and street vendors. These paths are essentially linear plazas, destinations in themselves,
places to come, be, and participate in urban life. Certain pathway spaces serve as sites for periodic civic events such
as parades, flea markets, farmer’s markets, craft fairs, speeches, art shows, concerts, and welcoming dignitaries. On
these occasions, path is transformed to urban room, a place not just for circulation but for being and belonging. User
demographics, foot traffic volume, direction and pace, vehicular use profile, and storefront activation tend to be
cyclical, contributing to the rhythm and pulse of the town. Cycles can be seasonal (tourists), yearly (college students),
monthly (store sales), weekly (farmer’s market), weekday/weekend (off-work shoppers), day/night (party life), and
morning/afternoon (rush hours). The rich overlay of these rhythms infuses path spaces with very real identities as
living organisms. The spatial distribution of activity types and intensities along a path is often varied and uneven.
Many paths have zones of greater or lesser action intensity and areas where certain kinds of activities tend to occur or
not occur. Action hot spots and cool spots may be due to the locations of building types along the street (museum),
location of exterior functions (sidewalk cafe), connections to feeder paths (intersection node), and positions of public
transportation stops (buses, subways). Along the length of a street there might be one center of action or several. One
side of the street may be busy while the other side is quiet. Activity is also distributed in bands across the section of a
path. There is often a band of stationary activity such as window shoppers standing at store windows or people sitting
at sidewalk cafes. On wider paths we sometimes find two streams of movement,
one faster and one slower. Or the two bands may be pedestrians moving in opposing directions. Bands can also
accommodate bicycles, strollers, and other small-wheeled vehicles. Finally, a sidewalk could have reas where groups
of people huddle for conversation or where scooters and bicycles are parked. These linear streams of activity come
and go, ebb and Flow over time cycles and in response to contextual factors such as weather and special events.

Ambience
Path ambience is strongly affected by type, volume, and speed of vehicular traffic that shares the space with
pedestrians. Atmosphere is likewise driven by these same attributes of foot traffic. A street can be noisy and smoggy
with multiple lanes of speeding traffic composed of every conceivable kind of vehicle. Or there may be only slow-
moving bicycles in a narrow alley. An urban pathspace might accommodate large bustling crowds of tourists walking
briskly, bumpingly, ten abreast. Or only an occasional, solitary, doddling old man with his grey-muzzled dog.
Vehicular and pedestrian activity creates energy, vitality. Movement, stimulation, and aliveness are created by a kind
of rubbing friction that builds up an electrical charge. If handled improperly, heavy vehicular presence can degrade
the pedestrian experience. In these unfortunate instance, speed feels dangerous and threatening, noise assaults the
senses, and belching exhausts are anything but life-affirming. The feel of a path involves its sense of purpose, its
reason for being, and role in the tapestry of city places. A street might serve as the axial/ceremonial
approach to an important building or monument, as a linear collection of the town’s art galleries, or as the main
vehicular arterial to the city center. A path could be where all the apartment garages face, where trucks make
deliveries and collect trash, or where street vendors congregate. Ambience is the sum of our memories, expectations,
emotions, sensations, preferences, choices, and actions. A synthesis of properties of place and human possibilities and
processes. Our experience of atmosphere is as much about us as about qualities of the path. Experience in urban paths
is shaped by both the physical place and our anticipation, readiness, alertness, mindfulness. The extent to which our
perceptual apparatus is open or closed, sensitive or numb. We can be engaged with path qualities with all our senses
and sense-making capability or preoccupied with place-eclipsing thoughts that situate us in our minds instead of the
built environment. Path feel is affected by our environmental
preferences, our positive and negative predispositions to scale, composition, material, crowds, traffic. Personal
leanings regarding visual, audial, olfactory, tactile and taste environments map onto the particulars of this path, and
the two interact to produce our sense of place, energy, and mood.

Historical significance
The feel of a path and our emotions when we’re there are affected by the historical significance of the place. A street
may be especially important to the town’s story. It could mark an ancient route that early settlers used, that
revolutionaries stormed down to take the palace, or that victorious armies paraded along on their way back into the
city. The impact of historical significance on path ambience and on the community regard for the path is dependent
on our awareness of its history. When a road has a significant past that is understood and appreciated, history
becomes a tangible context, a medium in which the present place, present functions, and present attributes are
situated. The spirits of important events and people are very alive there, and they combine with our immediate
experience to create a deeper and richer emotional content. A sad, run-down street is all the sadder when we know
that it was once a grand and glittering avenue in a distant heyday. A narrow, nondescript alley becomes sacred if we
are aware that a famous poet lived there. And a generous, landscaped boulevard is more interesting when we
understand its story as an early rutted wagon trail.

The good path


Analytical efforts to understand urban pathways are frequently followed by evaluation. Our orientation shifts from
careful attention and study to appreciation, judgments about goodness and success. What makes a path good?
Successful pedestrian paths are a pleasure to move on and be in. They draw us into the life of the city. We feel the joy
and satisfaction of itizenship when we’re there. The good path entices us along with interesting destinations and
invites us to linger in inviting places on the way. Successful pathspace enjoys a meaningful purpose in the city path
network. It links important places, takes us to significant sites, and may itself be a magnet for urban activity. Paths
are richer places when they have a story, a genealogy. Experience in a pathspace is enhanced when we know that
important things happened there. Good paths nourish our senses. The visual environment is beautiful, interesting, and
legible. The materials are a pleasure to touch, walk on, sit on. Agreeable aromas and sounds fill the air. Positive
circulation spaces are about something. They have a theme. A path may be the collection point for the city’s jewelry
shops or the main ceremonial approach to city hall. Successful streets are appropriately defined and scaled by
enclosing buildings that are well designed, carefully detailed, and faithfully maintained.

En este contexto, el espacio público se entiende como calles, callejones, edificios, plazas,
bolardos: todo lo que puede ser considerado como parte del entorno construido.

El espacio público ha sido el lugar del encuentro, del intercambio, de la práctica de actividades
indispensables para el desarrollo físico, emocional e intelectual. Ha sido el lugar destinado a
estimular el interés por la relación entre ciudadanos y el que provee condiciones de
participación en los asuntos relacionados con el bienestar de la gente. (paisajes Urbanos)
Si la ciudad es el lugar de encuentro por excelencia, más que cualquier otra cosa, la ciudad es su
espacio público peatonal. Los se res humanos no pueden estar en el espacio de los automotores, ni
en los espacios privados que no les pertenecen. (vida entre edificios)

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