TFG Sheila Maria Gamez Criado
TFG Sheila Maria Gamez Criado
TFG Sheila Maria Gamez Criado
Tutores:
Enrique Nebot Sanz
Leonardo Romero Martínez
Cádiz, 2023
Índice
Resumen................................................................................................................................... 4
Abstract .................................................................................................................................... 5
1. Introducción ..................................................................................................................... 7
1.2.1. Convenio internacional para el control y la gestión del agua de lastre y los
sedimentos de los buques (OMI, 2004) ......................................................................... 10
1.2.2. Normas para los organismos vivos en el agua de lastre de buques descargada
en aguas de Estados Unidos (USCG, 2012) .................................................................. 12
3. Metodología ................................................................................................................... 16
2
4.1. Análisis y modelización de las curvas de crecimiento ............................................ 27
4.3. Valoración del organismo T. suecica como indicador para la eficacia del
tratamiento ......................................................................................................................... 38
4.4. Valoración del tratamiento térmico para la gestión de aguas de lastre ................... 38
5. Conclusiones .................................................................................................................. 42
6. Bibliografía .................................................................................................................... 43
3
Resumen
Cada vez es mayor el tráfico marítimo anual debido a que la mayor parte del transporte
internacional se realiza a través de buques. El vertido de aguas de lastre se ha convertido en
uno de los principales problemas ambientales, causado por intercambio de especies
contenidas en el agua de lastre que pueden convertirse en especies invasoras. Para solucionar
este problema, la Organización Marítima Internacional (OMI) aprobó en el año 2004 el
Convenio Internacional para el control y la gestión del agua de lastre y los sedimentos de los
buques (BWMC). El BWMC, en su regla D-2 establece unos estándares para la concentración
máxima de organismos viables en el agua de lastre descargada. Los buques de los países que
firmaron el convenio, más del 92% de la flota internacional, tienen hasta el 8 de septiembre
de 2024 para contar con un sistema de gestión del agua de lastre (BWMS) que cumpla los
estándares establecidos por el BWMC.
4
Abstract
Annual maritime traffic is increasing due to the fact that most international transport is car-
ried out by ships. The dumping of ballast water has become one of the main environmental
problems, caused by the exchange of species contained in the ballast water that can become
invasive species. To solve this problem, the International Maritime Organization (IMO) ap-
proved the International Convention for the Control and Management of Ships' Ballast Wa-
ter and Sediment (BWMC) in 2004. The BWMC, in its regulation D-2, establishes standards
for the maximum concentration of viable organisms in discharged ballast water. Ships from
the countries that signed the agreement, more than 92% of the international fleet, have until
September 8, 2024 to have a ballast water management system (BWMS) that meets the
standards established by the BWMC.
In this final degree project, caloric treatment has been evaluated as a method of inactivation
of phytoplankton organisms, because most of the research carried out to date has been fo-
cused on other types of treatment technologies. The heat treatment has been applied on a la-
boratory scale in a range of temperatures (35, 40, 45 and 50 ºC) for different exposure times,
up to a maximum of 48 hours of exposure to the heat treatment.
With the help of growth modeling and inactivation curves, it has been determined that 40 ºC
is the most effective and lowest temperature in the disinfection treatment of ballast water.
As the organism studied in the different experiments, the microalgae Tetraselmis suecica has
been used due to its ease of cultivation and handling in the successive tests. In this final de-
gree project, the microalgae T. suecica is proposed as a standard test organism (STO) for the
category of organisms between 10 and 50 µm of the BWMC rule D-2.
5
Listado de acrónimos
BWDS – “Normas para los organismos vivos en el agua de lastre de buques descargada en
aguas de Estado Unidos”.
BWMC – “Convenio internacional para el control y la gestión del agua de lastre y los
sedimentos de los buques” o simplificado como “Convenio sobre la gestión del agua de
lastre”.
BWMS – Sistema de gestión de las aguas de lastre.
CCMM – Colección de Cepas de Microalgas Marinas.
Código BWMS – Código para la aprobación de sistemas de gestión de aguas de lastre.
ICMAN – Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía.
OMI – Organización Marítima Internacional.
STO – Organismo de prueba normalizado.
TFG – Trabajo de Fin de Grado.
UCA – Universidad de Cádiz.
UFC – Unidades formadoras de colonias.
USCG – Guardia Costera de los Estados Unidos.
6
1. Introducción
Se presencia una invasión biológica cuando una especie de origen remoto alcanza un nuevo
territorio y se propaga por él a gran velocidad, alterando la estructura y funcionamiento del
ecosistema receptor, causando daños ecológicos, sociales y económicos (H.A. Mooney and
R.J. Hobbs, 2000). Se considera que las invasiones biológicas son una importante causa de
pérdida de biodiversidad en el mundo, por detrás de la destrucción de hábitats y la
fragmentación del paisaje (Williamson, 1996).
Otro motivo que hace que resalte la importancia de este tema es la gran variedad de
organismos presentes en el agua de lastre. Entre estos se incluyen moluscos, algas, bacterias,
ctenóforos, equinodermos y artrópodos. Pero son las proliferaciones de algas y cianobacterias
nocivas las que llegan a causar graves problemas ecológicos (eutrofización y posterior
anoxia), económicos (acuicultura y turismo) y sanitarios (producción de toxinas), episodios
que han ido aumentando en los últimos años (Masó and Garcés, 2006).
Por la cercanía tanto en tiempo como con el lugar donde se ha realizado el presente TFG es
interesante comentar la reciente invasión biológica del alga Rugulopterix okamurae. Es de la
familia Dictyotaceae y su distribución nativa se restringe a las costas de China, Corea, Japón,
Taiwán y Filipinas (Ministerio para la transición ecológica y el reto demográfico, 2022). Fue
en 2015 cuando se detectó por primera vez al sur del Estrecho de Gibraltar (Ceuta) y al año
siguiente al norte (Tarifa), desde donde se ha ido extendiendo hacia la costa tanto Atlántica
como Mediterránea. Se piensa que fueron las aguas de lastre de los buques asiáticos las que
favorecieron su penetración en estas aguas. La agresividad del proceso de invasión y los
7
impactos ecológicos y paisajísticos son tan grandes que se puede decir que no hay precedentes
en aguas europeas (García-Gómez et al., 2020).
El agua de lastre es esencial para la seguridad y operación eficiente de los buques porque
provee balance, estabilidad, maniobrabilidad y eficacia de propulsión a los barcos sin carga
(Gollasch et al., 2007). Los buques realizan maniobras de lastrado y deslastrado durante las
operaciones de carga y descarga de mercancía, en condiciones de mar gruesa, al reducir el
calado en áreas costeras y/o debido a consumos de combustible (Figura 1).
Cuando un buque incorpora agua de lastre, lo hace junto con los organismos de ese
ecosistema, tanto planctónicos como bentónicos y nectónicos, y con frecuencia también
adicionan limos y sedimentos. A pesar de que no todos estos organismos sobreviven en el
tanque, debido a que es un medio hostil en movimiento, con falta de alimento y luz, algunos
8
lo hacen, tanto en su forma vegetativa como en forma de huevos, quistes o estadios de
resistencia (Abelando, 2021). Estos organismos supervivientes al ser liberados en un nuevo
ecosistema pueden llegar a convertirse en especie dominante, eliminando las especies
autóctonas. Esto es debido a que estas especies carecen de depredadores naturales que limiten
su crecimiento, en cambio, una vez que se alojan, consumen los alimentos de las especies
nativas e incluso algunas las eliminan, alternado el ciclo de vida natural y destruyendo el
equilibrio ecológico, pudiendo afectar a la salud humana.
Algunos ejemplos de las especies que han podido ser transportadas por la actividad humana
y que han derivado en daños ecológicos (desaparición de especies por depredación o
competencia), económicos (turismo, acuicultura) o problemas sanitarios (producción de
toxinas) son el ctenóforo americano (Mnemiopsis leidyi), de origen norteamericano, se ha
propagado por el Mar Negro, acabando con el plancton autóctono (Poorter and MacKay,
2003), el cangrejo de mar común o cangrejo verde europeo (Carcinus maenas), originario del
litoral atlántico nororiental, se encuentra tanto en la costa oriental como en la occidental de
Estados Unidos (Grosholz and Ruiz, 1995), el alga Caulerpa taxifolia, procedente de aguas
tropicales del Mar de China y Filipinas, se ha introducido en el Mar Mediterráneo (Meinesz
et al., 1993), o el mejillón cebra (Dreissena polymorpha), originario del Mar Negro y Mar
Caspio, ha invadido amplias zonas de Europa Occidental y Norteamérica (Karatakev et al.,
1997), entre otros (Figura 2).
9
A B
C D
Figura 2. Mnemiopsis leidy (A); Carcinus maenas (B); Caulerpa taxifolia (C); Dreissena
polymorpha (D). Fuente: Shutterstock.
1.2.1. Convenio internacional para el control y la gestión del agua de lastre y los
sedimentos de los buques (OMI, 2004)
Es el convenio más importante en materia de manejo de aguas de lastre, ya que unificó los
estándares y procedimientos que deben cumplir los buques con respecto a estas. España firmó
el convenio el 14 de septiembre de 2005, siendo uno de los primeros países en hacerlo.
10
El BWMC está formado por 22 artículos y un anexo con 5 secciones (A-E) donde se especifica
como se deben de gestionar las aguas de lastre y los sedimentos. De las distintas secciones
del anexo serán importantes las siguientes reglas de la sección D que trata sobre los estándares
para el manejo de las aguas de lastre:
Se exige a los buques que opten por la opción de realizar el cambio de lastre en mar abierto,
un cambio volumétrico del agua de lastre de al menos un 95%. Las condiciones para este
intercambio están reguladas en la regla B-4 donde se indica que el cambio de agua de lastre
ha de hacerse, siempre que se pueda, como mínimo, a 200 millas marinas de la tierra más
próxima, con una profundidad mínima de 200 metros. También en la regla B-4 se indican las
posibles alternativas cuando estas condiciones no se puedan cumplir en el trayecto del buque.
Los buques se pueden acoger a esta regla hasta el 8 de septiembre de 2024, después de esta
fecha toda la gestión del agua de lastre deberá realizarse siguiendo la regla D-2.
Microorganismos indicadores
11
• Regla D-3. Prescripciones relativas a la aprobación de los sistemas de gestión del
agua de lastre.
Establece que los BWMS utilizados para cumplir con el BWMC deben ser aprobados por la
Administración y ser seguros para el buque, el equipo y la tripulación. El proceso para la
aprobación de un BWMS, regulado en el Código para la aprobación de sistemas de
tratamiento de aguas de lastre (Código BWMS) incluye pruebas en tierra y a bordo para
determinar la eficacia de los sistemas de tratamiento en la inactivación de los organismos y
su aceptabilidad ambiental (IMO, 2018). Los procedimientos para la aprobación de los
BWMS que utilicen sustancias activas (sustancia u organismo que tiene una acción específica
sobre o contra organismos acuáticos nocivos y patógenos) o compuestos que contengan
sustancias activas tienen una regulación específica (directriz G9) (IMO, 2008). En caso de
que se revoque la aprobación de alguna sustancia, su uso quedará prohibido en un periodo
máximo de un año desde la fecha de revocación.
1.2.2. Normas para los organismos vivos en el agua de lastre de buques descargada
en aguas de Estados Unidos (USCG, 2012)
Los tratamientos de desinfección han estado presentes desde hace décadas en la inactivación
de organismos patógenos en aguas para el consumo humano y aguas residuales, siendo nueva
12
su aplicación en la desinfección del agua de lastre. Existe una gran variedad de BWMS debido
a que existen un gran abanico de técnicas capaces de eliminar las especies biológicas de los
tanques. Todos estos sistemas de tratamiento de aguas presentan ventajas e inconvenientes.
En ocasiones, las ventajas de una solución son las desventajas de la otra, por lo que, en la
mayoría de los casos, un BWMS consta de varias etapas, un primer tratamiento de filtración
o separación mecánica, y posteriormente de desinfección tipo físico, químico o una
combinación de ambos (Tsolaki and Diamadopoulos, 2010). El tratamiento de desinfección
más común es la radiación UV, seguido de la electrocloración aunque también existen otros
como la ozonización, los ultrasonidos, la desoxigenación o el calor (Gerhard et al., 2019;
Hess-Erga et al., 2019), siendo este último en el que se centra el presente trabajo. Estos
tratamientos se pueden aplicar en el momento de la carga, durante el trayecto o en la descarga.
Este sistema de tratamiento térmico consiste en llevar el agua de lastre hasta una temperatura
a la cual los organismos presentes sean eliminados. Con este tipo de tratamiento a bordo del
buque, existen tres opciones, el uso del calor residual producido por los motores del barco, el
uso del calor creado por los sistemas de calderas de reserva instalados a bordo del buque y/o
el calor residual de los gases de escape. En los tratamientos térmicos los tiempos de
exposición depende de la temperatura utilizada y la resistencia del organismo que se quiera
eliminar si bien, para la mayoría de ellos, suele ser suficiente temperaturas de 40 ± 5 ºC
(Rigby, 2004). Tanto en tratamientos prolongados a temperaturas medias (Rigby, 2004; Rigby
et al., 1999) como cortos a temperaturas altas (Quilez-Badia et al., 2008) han demostrado ser
viables en el tratamiento del agua de lastre.
El tratamiento térmico del agua de lastre cuenta con dos grandes problemas que son la alta
demanda energética y el tiempo necesario para calentar el gran volumen de agua de lastre que
se emplea, convirtiéndolo así en tratamientos costosos tanto energética como en algunos casos
también económicamente. Por lo tanto, debido a la necesidad de tiempos de tratamiento
prolongados se puede decir que este sistema no se podría aplicar en trayectos cortos, debido
a que el agua de lastre no conseguiría llegar a la temperatura idónea. Por otro lado, en caso de
que se consiguiera calentar el agua de lastre, en el momento del deslastrado se debe tener en
cuenta que la alta temperatura del agua de lastre no provoque daños en el ecosistema receptor.
De los BWMS homologados por la IMO hasta agosto de 2023, los más comunes son los
basados en radiación UV. Por otro lado, solo se han encontrado dos BWMS que durante el
proceso utilicen el calor como método de desinfección, ambos pertenecientes a la misma
13
empresa, Bawat Water Technologies. El primero, el BAWAT BWMS Mk2, opera a
temperaturas de pasteurización mayores de 64 ºC y tiene una capacidad de 50 – 5.000 m3 h-1.
Del otro sistema lo único que se conoce es que lo han nombrado como Bawat BWMS y que
combina el tratamiento térmico con una extracción del oxígeno presente. Se desconoce el
grado de implementación de este equipamiento en buques reales.
14
2. Hipótesis y objetivos
El objetivo principal del presente trabajo final de grado es evaluar la eficacia del tratamiento
térmico como método de desinfección del agua de lastre.
Se parte de dos hipótesis diferentes, la primera es que la microalga Tetraselmis suecica es una
especie adecuada como indicadora de la eficacia de tratamientos térmicos al ser fácil de
cultivar en el laboratorio y ser representativa de las microalgas presentes en el agua de lastre,
por lo que se supone que los cambios experimentados por parte de T. suecica durante el
experimento serán semejantes a las alteraciones sufridas por el resto de las microalgas
presentes en el agua de lastre en las mismas condiciones. En la segunda hipótesis se prevé que
a medida que incrementamos la temperatura y el tiempo de tratamiento térmico en el estudio
aumentará la desinfección del agua de lastre existiendo un óptimo que se pretende determinar
en este trabajo.
15
3. Metodología
Es este apartado se describen tanto los instrumentos como los equipos empleados en la parte
experimental, así como las técnicas de evaluación de la eficacia del tratamiento utilizado en
el presente TFG.
T. suecica (Figura 3) es una microalga marina unicelular y móvil, con un tamaño entre 10 y
40 µm, y especialmente común en hábitats marinos, aunque también se puede encontrar en
aguas salobres y dulces.
Debido a su tamaño, T. suecica se encuentra en un rango controlado por la regla D-2 del
BWMC, exigiéndose que su concentración en la descarga del agua de lastre sea menor de 10
individuos viables por mL. Además, presenta una elevada adaptabilidad a las condiciones
16
estandarizadas de cultivo en masa y una alta tasa de reproducción en ambientes artificiales.
Esta última característica hace que sea una microalga fácil de cultivar a gran escala en cultivos
de interior, siendo una especie bastante utilizada en la alimentación de rotíferos, bivalvos y
peces herbívoros, por lo que su disponibilidad también es elevada (Robert et al., 2001). Por
estos motivos, la especie T. suecica puede ser considerada un organismo de prueba
normalizado (standard test organism, STO) para la categoría de organismos entre 10 y 50 µm
(Lundgreen et al., 2019).
Para los cultivos de la microalga T. suecica se elaboró agua salada sintética mediante sal
marina Instant Ocean, una sal utilizada frecuentemente en acuarios, y el medio de cultivo
utilizado fue el F/2, suministrado por la Planta de Cultivos Marinos de la Facultad de Ciencias
del Mar y Ambientales. Para que tanto el agua salada sintética elaborada como el medio de
cultivo utilizado se mantuviera en óptimas condiciones se conservaron refrigerados ambos en
recipientes a 2 ºC en oscuridad durante todo el periodo que abarcó la parte experimental del
presente trabajo.
Para la incubación de las muestras de T. suecica se utilizó una cámara de cultivo, que es un
equipo constituido por un habitáculo que permite condiciones controladas mediante el manejo
de parámetros como la temperatura, la iluminación, la humedad, etc. En el presente trabajo,
la cámara de cultivos empleada durante las etapas anteriores al tratamiento térmico tenía una
temperatura constante de 24 ºC con iluminación LED a 200 µmol m-2 s-1 y un fotoperiodo de
16:8 (Figura 4).
17
Figura 4. Fotografía del cultivo de T. suecica en una cámara de cultivo.
En primer lugar, una vez adquirido el vial de inóculo se procedió a diluir su contenido en 10
mL de la mezcla de agua salada y medio de cultivo en un tubo Falcon estéril. Este cultivo se
dejó incubando una semana en una cámara de cultivo. Pasado el periodo de incubación y con
la seguridad de que no se presentaba ninguna anomalía en el cultivo, se procedió a escalar el
cultivo una vez cada semana, pasando por volúmenes de 100 mL, 500 mL y finalmente de 1
L (Figura 5). De esta manera se consiguió tener un volumen de 1 L de cultivo de
mantenimiento de T. suecica a partir del volumen inicial del vial con el inóculo.
Figura 5. Esquema de la metodología del escalado del inóculo de T. suecica hasta alcanzar
un volumen de 1 L.
18
En el transcurso de las semanas que duró la parte experimental del presente trabajo se
realizaron renovaciones al cultivo de mantenimiento, así como decantaciones y cambios de
recipiente (Figura 6). Las renovaciones del cultivo se llevaron a cabo eliminado parte del
volumen del cultivo y adicionando nuevo medio de cultivo con el objetivo de producir una
renovación de los nutrientes, necesarios para un óptimo crecimiento y reproducción de la
especie. Para las decantaciones se utilizó un embudo de decantación de un litro y se dejó
reposar el cultivo durante aproximadamente dos horas; una vez pasado ese tiempo se eliminó
el volumen que contenía los precipitados y se devolvió el cultivo restante a una botella
autoclavada nueva. El cambio de botella lo que nos permitió fue la eliminación del fouling,
es decir, los incrustamientos y el crecimiento biológico de la superficie de la botella que
contenía el cultivo. De esta manera, se mantuvo el cultivo de mantenimiento en óptimas
condiciones para que siguiera creciendo y pudiera ser utilizado en los posteriores ensayos.
A B
Figura 7. Fotografía del florómetro portátil (AquaPen, Photon Systemns Instruments, Czech
Republic) utilizado para realizar las mediciones de fluorescencia diarias.
21
extendiendo los tiempos de exposición a 24 y 48 h, de manera que se aumentaron el número
de resultados con el objetivo de evaluar con más precisión el tratamiento térmico aplicado.
22
A B
Una vez aplicado el tratamiento térmico en el baño termostático, los matraces se introdujeron
en una cámara de cultivo durante dos semanas para examinar su estado de actividad. Por
motivos de disponibilidad de espacio, las condiciones de la cámara de cultivos fueron
diferentes; la temperatura se encontraba de manera constante a 20 ºC y la iluminación LED
presentaba una irradiancia de 30 µmol m-2 s-1 con un fotoperiodo de 24:00.
23
Figura 11. Fotografía del lector de microplacas (Tecan infinite F200, Tecan, Switzerland)
mientras que se introduce una microplaca para realizar una medición de la fluorescencia del
cultivo de T. suecica.
24
Figura 12. Recta de calibrado de fluorescencia (u.a.) frente a la concentración teórica (células
mL-1).
𝑁max · 𝐹v0 · 𝑒 𝑟𝑡
𝐹V (t) = Ecuación 1
𝑁max + 𝐹v0 ( 𝑒 𝑟𝑡 −1 )
25
Una vez obtenidos los parámetros del modelo, se pudo determinar la supervivencia (S) como
el cociente entre Fv0 de cada muestra y el Fv0 del control de la serie experimental, indicando
la proporción de organismos que conservan su viabilidad tras el tratamiento térmico.
26
4. Resultados y discusión
En este apartado se muestran y se discuten de manera conjunta todos los resultados obtenidos
en la totalidad de ensayos que conforman este presente trabajo, abordando algunos temas
transversales como el efecto del tratamiento o la aplicabilidad real en un buque, entre otros.
Las curvas de crecimiento representan los valores de fluorescencia (u.a.) frente al tiempo de
incubación (d) (Figura 13); el término de fluorescencia se utiliza como aproximación de la
concentración celular a lo largo de la incubación pos-tratamiento.
Se puede observar que, en general, la fase de crecimiento exponencial comienza tras un día
de incubación. A pesar de que el cultivo del pre-tratamiento se encontraba en crecimiento
exponencial, el cambio de condiciones de una cámara de cultivos a otra diferente, el transporte
y el tiempo que estuvieron fuera de la cámara pudo ser la causa de que los controles tardaran
un día en alcanzar de nuevo el crecimiento exponencial, debido a la necesidad de
aclimatación. Por tanto, el crecimiento exponencial, o continuo, se identifica a partir del
segundo día de incubación, donde se aprecia un aumento del valor de la fluorescencia cada
vez más rápido con respecto al tiempo. Tras varios días de incubación, el crecimiento presenta
una tendencia asintótica a un valor máximo semejante, en torno a una florescencia de 3.667,77
u.a., correspondiendo a una concentración aproximada de 1, 93 · 106 células mL-1.
27
máximo semejante en todas las muestras tratadas. En este sentido, la mayor diferencia entre
los controles y las muestras tratadas se observa en el tiempo que tarda en observarse la fase
de crecimiento exponencial. En el ensayo a 35 ºC (Figura 13-A) los valores de fluorescencia
de los diferentes tiempos de exposición son semejantes a los del control. En el ensayo a 40 ºC
(Figura 13-B) los valores de fluorescencia del control y del tiempo de exposición más corto
se vuelven a parecer, difiriendo del resto. Los valores de fluorescencia de las muestras que
estuvieron expuestas durante 0,5 horas y 2 horas presentan diferencias poco apreciables,
siendo la muestra que estuvo expuesta durante 1 hora la que presenta fluorescencias más bajas.
El motivo por el que la muestra que estuvo más tiempo influenciada en el tratamiento no es
la que produce un descenso mayor de la fluorescencia es debido a la aleatoriedad de los
resultados. En el ensayo a 45 ºC (Figura 13-C) hay comportamientos muy semejantes entre
las dos muestras sometidas a 0,18 horas, es decir, 10 minutos y 0,5 horas respectivamente, y
entre las dos muestras sometidas a 1 hora y 2 horas respectivamente, donde estas últimas son
las que dan lugar a una disminución mayor de los valores de la fluorescencia. Por último, en
el ensayo a 50 ºC (Figura 13-D) las muestras sometidas a diferentes tiempos de exposición
tienen valores de fluorescencia similares, siendo la que estuvo sumergida durante más tiempo
la que experimenta un descenso de la fluorescencia mayor con el paso del tiempo de
incubación.
En los ensayos que se llevaron a cabo en una segunda fase, utilizando tiempos de exposición
mayores, también se obtuvieron las curvas de crecimiento correspondientes (Figura 14). En
el ensayo a 35 ºC (Figura 14-A) hay comportamientos muy semejantes entre el control y la
muestra que estuvo sometida a un tiempo de exposición más corto. A diferencia con el primer
ensayo, las otras dos muestras sometidas a 24 y 48 horas de exposición, aunque sus valores
son semejantes, ambas dan lugar a una disminución de los valores de la fluorescencia. En el
ensayo de 40 ºC (Figura 14-B) de nuevo el control y la muestra que estuvo sometida a un
menor tiempo de exposición tienen valores de fluorescencia muy parecidos. Es la muestra que
estuvo durante más tiempo sometida al tratamiento térmico la que da lugar a una mayor
disminución de la fluorescencia. De esta manera se tiene diferentes valores de fluorescencia
dependientes de la temperatura y del tiempo de exposición a la que se haya sometido la
muestra.
28
4.1.2. Determinación cuantitativa de la supervivencia al tratamiento
Con el objetivo de ajustar las curvas de crecimiento mediante el modelo logístico de Verhulst
se procedió a descartar los puntos previos a la fase exponencial. En la aplicación del modelo
se utilizó una r promedio para todas las muestras de un mismo experimento. Tras la aplicación
del modelo, en su representación gráfica (Figura 13) junto a los valores de crecimiento, se
obtiene una línea diferente para cada muestra, que indica la tendencia que siguen los valores
de crecimiento. El ajuste de las curvas de crecimiento al modelo logístico de Verhulst también
se llevó a cabo en los experimentos adicionales de 24 y 48 horas de exposición (Figura 14).
29
Figura 13. Modelización de las curvas de crecimiento de las cuatro muestras de T. suecica
que estuvieron sometidas al tratamiento térmico durante un máximo de 2 horas.
Figura 14. Modelización de las curvas de crecimiento de las dos muestras de T. suecica que
estuvieron sometidas al tratamiento térmico durante un máximo de 48 horas.
30
A partir de la modelización de los datos experimentales se obtuvieron los parámetros
correspondientes a cada muestra expuesta tanto durante 2 horas como 48 horas (Tabla 2).
31
Tabla 2. Parámetros del modelo logístico de Verhulst aplicado para los cuatro ensayos que
estuvieron sometidos al tratamiento durante un máximo de 2 horas.
Temperatura (ºC) Tiempo de exposición (h) Fv0 (u.a.) Fmax (u.a.) r (d-1) R2
Los valores de la Fv0 para el ensayo a temperatura de 35 ºC durante dos horas disminuyen
hasta alcanzar el valor de 82,28 u.a., lo que supone una concentración de organismos viables
de 4,28 · 104 células mL-1. En las muestras sometidas a mayores temperaturas durante dos
horas, la Fv0 disminuyó hasta 0,25, 0,32 y 0,35 u.a., correspondiendo a concentraciones de
organismos viables demasiado bajas para ser calculadas mediante la recta de regresión (Figura
12). Al incrementar los tiempos de exposición a 48 horas para el tratamiento a 35 ºC, la Fv0
disminuyó hasta 10,87 u.a., correspondiendo a una concentración aproximada de 5,22 · 103
células mL-1. En cambio, para el tratamiento a 40 ºC durante 48 horas no se observó una
disminución destacable en el valor de Fv0 respecto a una exposición de 2 horas.
32
Una vez obtenidos los parámetros, se pudo determinar la supervivencia (S) como el cociente
entre Fv0 de cada muestra y el Fv0 del control de la serie experimental, indicando la proporción
de organismos que conservan su viabilidad tras el tratamiento térmico.
Las curvas de inactivación representan el log (S) frente al tiempo de exposición (horas). Para
una mejor comprensión de los resultados se agruparon las curvas de inactivación de los
ensayos de 2 horas en un gráfico (Figura 15-A) y los ensayos adicionales de 48 horas en otro
gráfico (Figura 15-B).
A 35 ᵒC 40 ᵒC 45 ᵒC 50 ᵒC B 35 ᵒC 40 ᵒC
0,5 0,5
0 0
-0,5 -0,5
-1 -1
Log (S)
Log (S)
-1,5 -1,5
-2 -2
-2,5 -2,5
-3 -3
-3,5 -3,5
0 0,5 1 1,5 2 0 8 16 24 32 40 48
Tiempo de exposición (h) Tiempo de exposición (h)
Figura 15. Modelización de las curvas de inactivación para los ensayos cuyo máximo de
tiempo de exposición fue de 2 horas (A). Modelización de las curvas de inactivación para los
ensayos cuyo máximo de tiempo de exposición fue de 48 horas (B).
En el ensayo a 35 ºC durante 2 horas los valores del log (S) se mantienen prácticamente
constantes sin producir una inactivación apreciable. Para el resto de las temperaturas, se
observa una inactivación superior a dos órdenes de magnitud a partir de 0,5 horas de
exposición, que no aumenta al incrementar el tiempo de exposición. En algunos casos la
inactivación es menor al aumentar la temperatura y el tiempo de exposición; esto puede
deberse a variaciones estocásticas al contener las muestras un número bajo de organismos
variables.
33
En la representación gráfica de los ensayos adicionales (Figura 15-B) se han representado
conjuntamente los resultados logrados en los ensayos iniciales y de los adicionales, con el
objetivo de obtener una representación gráfica con el mayor número posible de resultados.
El ANCOVA indicó la existencia de efecto significativo por parte del tiempo de exposición
(p=0.011) y de la temperatura de tratamiento (p= 0.013) en los valores de Log (S) (Tabla 3).
Tabla 3. Resultados del ANCOVA para Log (S) como variable dependiente, tiempo de
exposición como variable y temperatura como factor.
COVARIABLES
1 6,55428 8,44 0,0109
EFECTOS PRINCIPALES
A:Temperatura 11,6761 3 3,89202 5,01 0,0132
Residuos 11,6422 15 0,77615
Total (corregido) 29,9328 19
34
Tabla 4. Grupos homogéneos relativos al efecto de las diferentes temperaturas sobre Log (S),
según el ANCOVA.
35 5 -0,08627 0,393993 a
40 5 -1,71398 0,393993 b
45 5 -1,95482 0,393995 b
50 5 -1,85052 0,393992 b
Mediante la herramienta de GInaFit para MS Excel (Geeraerd et al., 2005) se ajustaron dichas
curvas al modelo Log – linear con cola (Ecuación 2) que proporcionó un gráfico por cada
curva de supervivencia. Este modelo se representó junto a los valores de inactivación en forma
de línea, que muestra la tendencia que siguen los valores de inactivación (Figura 15).
Gracias a la aplicación del modelo Log – linear con cola a los valores de inactivación se puede
apreciar una bajada más pronunciada en los ensayos cuya temperatura era mayor, es decir,
alcanzan en menor tiempo de exposición el valor de inactivación al que tienden al entrar en
cola. Como novedad se observa que en el ensayo de 40 ºC, al prolongar el tiempo de
exposición a 24 y 48 horas, no se produce un aumento de los órdenes de magnitud de la
inactivación debido a que ya en la Figura 15-A se observa cómo alcanza los tres órdenes de
magnitud de la inactivación tras 1 hora de exposición y entra en cola, es decir, se estabiliza.
Con la aplicación del modelo Log – linear con cola en cada uno de los ensayos se obtuvieron
los parámetros cinéticos de inactivación k: constante máxima de inactivación, log (Sres):
logaritmo de la supervivencia de los organismos residuales resistentes, y log (S0): logaritmo
de la supervivencia de los organismos viables al principio del proceso (Tabla 4).
35
Tabla 4. Parámetros del modelo Log – linear con cola aplicado a la totalidad de ensayos
llevados a cabo.
36
Figura 16. Parámetros cinéticos de inactivación t1 y t2 (horas) frente a cada una de las
temperaturas (ºC) de los experimentos.
Se puede observar una mayor resistencia por parte del cultivo frente a tratamientos térmicos
de menor temperatura, requiriendo tiempos mucho mayores para conseguir un determinado
grado de inactivación. En el caso del experimento de 35 ºC no se puede calcular el parámetro
cinético de inactivación t2 debido a que se alcanza el primer orden de magnitud de inactivación
casi a las 20 horas, tiempo mucho mayor en comparación con el resto de los ensayos, donde
se alcanzan los dos y casi los tres órdenes de magnitud en menos de una hora.
37
4.3. Valoración del organismo T. suecica como indicador para la eficacia del
tratamiento
Durante el tiempo que duró la parte experimental del presente trabajo se pudo apreciar la
adaptabilidad del cultivo a las condiciones establecidas y la alta tasa de reproducción, ya que
los primeros ensayos se hacían uno por semana, marcados por el crecimiento del cultivo, y
durante la etapa final de los experimentos, estos se podían hacer dos semanalmente.
El proceso de calentamiento del agua se puede llevar a cabo durante el lastrado en el puerto
de descarga, durante el trayecto en el tanque de lastre o durante el el proceso de deslastrado
en el puerto de carga.
38
Las principales opciones que se manejan para calentar el agua de lastre son la utilización del
calor residual producido por los motores del buque, el uso de calor creado por los sistemas de
una caldera auxiliar instalada a bordo o la utilización del calor procedente de los gases de
escape.
En el presente trabajo se apuesta por la utilización del calor de los gases de escape, debido a
que supondría una recuperación del calor emitido por los motores, reduciendo además las
emisiones de gases calientes a la atmósfera. Este sistema de recuperación del calor residual
ha sido descrito y empleado en varios estudios previos para buques marítimos de mediano
tamaño (Butrymowicz et al., 2021).
El sistema de recuperación del calor residual (Figura 17) comienza cuando se genera vapor
en el intercambiador de gases de combustión (1), este vapor pasa a través del separador de
fase líquida (2) y fluye hasta la estación de reducción (3), donde la presión se reduce hasta el
nivel deseado, correspondiente a la temperatura requerida en el intercambiador de calor. El
vapor del intercambiador de calor se condensa (4) y libera calor. El líquido condensado fluye
hacia un tanque receptor del líquido (5) y la bomba de circulación (6) se utiliza para transferir
de nuevo el agua líquida al conducto de gases de escape. El ciclo está equipado con un sistema
de seguridad de dos etapas que previene el aumento incontrolado de la presión. La primera
etapa es la válvula de purga (7) a través de la cual el refrigerante fluye hacia el colector de
condensado y la segunda etapa es la válvula de seguridad auxiliar (8), que no se muestra en
el esquema.
39
Figura 17. Esquema del prototipo de sistema de recuperación de calor (Butrymowicz et al.,
2021).
En los ensayos que se han llevado a cabo con este prototipo de sistema de recuperación de
calor, el sistema se ha configurado y acoplado según la distribución y el espacio disponible
del buque, procurando establecerlo en la zona más cercana en la que se encuentre los tubos
de escape de los motores de la embarcación en cuestión (Figura 18).
40
Figura 18. Fotografía del sistema de recuperación del calor residual probado en el astillero,
antes del montaje en el buque (Butrymowicz et al., 2021).
Considerando los resultados obtenidos tras la aplicación del tratamiento térmico se han
observado posibles mejoras en las que se podrían centrar futuras investigaciones. Una posible
continuación del estudio del presente trabajo sería la aplicación del tratamiento térmico a
muestras de aguas donde hubiera una gran variedad de microorganismos presentes. Otra
posible continuación podría ser la aplicación del tratamiento a muestras de sedimentos, debido
a que son numerosas las especies incrustadas en los sedimentos que terminan acumulándose
en el fondo de los tanques de aguas de lastre. Y finalmente, la búsqueda de nuevos STO es
otra de las posibles futuras líneas de investigación a tener en cuenta.
41
5. Conclusiones
Para la evaluación del efecto del tratamiento térmico se usó un baño termostático orientado al
estudio en laboratorio, pero entre las principales opciones se apuesta por la utilización de un
sistema de recuperación del calor residual de los gases de escape en la aplicación del trata-
miento a una escala real.
Durante la aplicación del tratamiento térmico a escala real se debe de tener en cuenta la tem-
peratura del deslastrado con el fin de no ocasionar un estrés térmico al medio receptor.
La modelización del crecimiento y de las curvas de inactivación son técnicas adecuadas para
la medición de la eficacia del tratamiento térmico.
42
6. Bibliografía
Abelando, M.I., 2021. Control del agua de lastre como fuente de ingreso de especies exóticas
invasoras en puertos argentinos de la Cuenca del Plata. Innotec 22, 1–25.
https://doi.org/10.26461/22.09
Butrymowicz, D., Gagan, J., Łukaszuk, M., Śmierciew, K., Pawluczuk, A., Zieliński, T.,
Kędzierski, M., 2021. Experimental validation of new approach for waste heat recovery
from combustion engine for cooling and heating demands from combustion engine for
maritime applications. J. Clean. Prod. 290.
https://doi.org/10.1016/j.jclepro.2020.125206
Čampara, L., Francic, V., Maglic, L., Hasanspahic, N., 2019. Overview and comparison of
the IMO and the US Maritime Administration ballast water management regulations. J.
Mar. Sci. Eng. 7. https://doi.org/10.3390/jmse7090283
Davidson et al., 2006. Preliminary investigations of biofouling of ships’ hulls: non-indigenous
species investigations in the Columbia River. Coast Guard Res. Dev. Cent.
García-Gómez, J.C., Sempere-Valverde, J., González, A.R., Martínez-Chacón, M., Olaya-
Ponzone, L., Sánchez-Moyano, E., Ostalé-Valriberas, E., Megina, C., 2020. From exotic
to invasive in record time: The extreme impact of Rugulopteryx okamurae (Dictyotales,
Ochrophyta) in the strait of Gibraltar. Sci. Total Environ. 704, 0–2.
https://doi.org/10.1016/j.scitotenv.2019.135408
Geeraerd, A.H., Valdramidis, V.P., Van Impe, J.F., 2005. GInaFiT, a freeware tool to assess
non-log-linear microbial survivor curves. Int. J. Food Microbiol. 102, 95–105.
https://doi.org/10.1016/j.ijfoodmicro.2004.11.038
Gerhard, W.A., Lundgreen, K., Drillet, G., Baumler, R., Holbech, H., Gunsch, C.K., 2019.
Installation and use of ballast water treatment systems – Implications for compliance and
enforcement. Ocean Coast. Manag. 181, 104907.
https://doi.org/10.1016/j.ocecoaman.2019.104907
Gollasch, S., David, M., Voigt, M., Dragsund, E., Hewitt, C., Fukuyo, Y., 2007. Critical
review of the IMO international convention on the management of ships’ ballast water
and sediments. Harmful Algae 6, 585–600. https://doi.org/10.1016/j.hal.2006.12.009
Gómez, F., Souissi, S., 2010. The diatoms odontelia sinensis, coscinodiscus wailesii and
thalassiosira punctigera in the european atlantic: Recent introductions or overlooked in
the past? Fresenius Environ. Bull. 19, 1424–1433.
Grosholz, E.D., Ruiz, G.M., 1995. Spread and potential impact of the recently introduced
43
European green crab, Carcinus maenas, in central California. Mar. Biol. 122, 239–247.
https://doi.org/10.1007/BF00348936
H.A. Mooney and R.J. Hobbs, 2000. Invasive Species in a Changing World. Isl. Press.
Washington, DC 384. https://doi.org/10.1177/0261018311403863
Hess-Erga, O.K., Moreno-Andrés, J., Enger, Ø., Vadstein, O., 2019. Microorganisms in
ballast water: Disinfection, community dynamics, and implications for management. Sci.
Total Environ. 657, 704–716. https://doi.org/10.1016/j.scitotenv.2018.12.004
IMO, 2018. Code for approval of Ballast Water Management Systems (BMWS Code) 300.
IMO, 2008. Procedure for Approval of Ballast Water Management Systems that make use of
Active Substances (G9) 169, 1–16.
IMO, 2004. International Convention for the Control and Management of Ships’ Ballast
Water and Sediments https://www.imo.org/es/About/Conventions/Pages/Int.
Karatakev et al., 1997. The effects of Dreissena Polymorpha (Pallas) invasion on aquatic
communities in eastern Europe 29, 271–279.
Lundgreen, K., Holbech, H., Pedersen, K.L., Petersen, G.I., Andreasen, R.R., George, C.,
Drillet, G., Andersen, M., 2019. Use of standard test organisms for sound validation of
UV-based ballast water treatment systems. Mar. Pollut. Bull. 144, 253–264.
https://doi.org/10.1016/j.marpolbul.2019.04.072
Masó, M., Garcés, E., 2006. Harmful microalgae blooms (HAB); problematic and conditions
that induce them. Mar. Pollut. Bull. 53, 620–630.
https://doi.org/10.1016/j.marpolbul.2006.08.006
Meinesz, A., de Vaugelas, J., Hesse, B., Mari, X., 1993. Spread of the introduced tropical
green alga Caulerpa taxifolia in northern Mediterranean waters. J. Appl. Phycol. 5, 141–
147. https://doi.org/10.1007/BF00004009
Ministerio para la transición ecológica y el reto demográfico, 2022. Estrategia De Control Del
Alga Rugulopteryx Okamurae En España. pp. 1–93.
Peleg, M., Corradini, M.G., Normand, M.D., 2007. The logistic (Verhulst) model for sigmoid
microbial growth curves revisited. Food Res. Int. 40, 808–818.
https://doi.org/10.1016/j.foodres.2007.01.012
Poorter y MacKay, 2003. Amenaza marina: especies exóticas invasoras en el entorno marino.
Programa Mar. Mund. la UICN 1–30.
Quilez-Badia, G., McCollin, T., Josefsen, K.D., Vourdachas, A., Gill, M.E., Mesbahi, E.,
Frid, C.L.J., 2008. On board short-time high temperature heat treatment of ballast water:
A field trial under operational conditions. Mar. Pollut. Bull. 56, 127–135.
44
https://doi.org/10.1016/j.marpolbul.2007.09.036
Rigby, G.H. and A.T., 2004. Ballast Water Heating Offers a Superior Treatment Option. J.
Mar. Environ. Eng. Vol. 7, 217–230.
Rigby, G.R., Hallegraeff, G.M., Sutton, C., 1999. Novel ballast water heating technique offers
cost-effective treatment to reduce the risk of global transport of harmful marine
organisms. Mar. Ecol. Prog. Ser. 191, 289–293. https://doi.org/10.3354/meps191289
Robert, R., Parisi, G., Rodolfi, L., Poli, B.M., Tredici, M.R., 2001. Use of fresh and preserved
Tetraselmis suecica for feeding Crassostrea gigas larvae. Aquaculture 192, 333–346.
https://doi.org/10.1016/S0044-8486(00)00456-7
Romero-Martínez, L., Moreno-Andrés, J., Acevedo-Merino, A., Nebot, E., 2016. Evaluation
of ultraviolet disinfection of microalgae by growth modeling: application to ballast water
treatment. J. Appl. Phycol. 28, 2831–2842. https://doi.org/10.1007/s10811-016-0838-z
Romero-Martínez, L., Rivas-Zaballos, I., Moreno-Andrés, J., Moreno-Garrido, I., Acevedo-
Merino, A., Nebot, E., 2020. Effect of the length of dark storage following ultraviolet
irradiation of Tetraselmis suecica and its implications for ballast water management. Sci.
Total Environ. 711, 1–10. https://doi.org/10.1016/j.scitotenv.2019.134611
Tsolaki, E., Diamadopoulos, E., 2010. Technologies for ballast water treatment: A review. J.
Chem. Technol. Biotechnol. 85, 19–32. https://doi.org/10.1002/jctb.2276
USCG, 2012. Standards for Living Organisms in Ships’ Ballast Water Discharged in U.S.
Waters. Waters 75, 56928–56935. https://doi.org/10.1016/0196-335x(80)90058-8
Williamson, M., 1996. Biological Invasions. Chapman & Hall, London.
{Bibliography
45