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03 PALABRA Y EUCARISTÍA Marzo 2024 Dig

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Liturgia del Mes MARZO 2024

V 1 2.a semana
S 2 2.a semana
D 3 III de Cuaresma 3.a semana
L 4 San Casimiro Memoria libre 3.a semana
M 5 3.a semana
M 6 3.a semana
J 7 Santas Perpetua y Felicidad Mem. obligatoria 3.a semana
V 8 3.a semana
S 9 3.a semana
D 10 IV de Cuaresma (Laetare) 4.a semana
L 11 4.a semana
M 12 4.a semana
M 13 4.a semana
J 14 4.a semana
V 15 4.a semana
S 16 4.a semana
D 17 V de Cuaresma 1.a semana
L 18 San Cirilo de Jerusalén Memoria libre 1.a semana
M 19 San José Solemnidad Propio
M 20 1.a semana
J 21 1.a semana
V 22 1.a semana
S 23 1.a semana
D 24 Domingo de Ramos Propio
L 25 Lunes Santo 2.a semana
M 26 Martes Santo 2.a semana
M 27 Miércoles Santo 2.a semana
J 28 Jueves Santo Propio
COLECCIÓN

El viacrucis, en el tiempo de Cuaresma, s


gurarse con el sufrimiento de Cristo y apre

V 29 Viernes Santo Propio


lo que él hizo por nosotros en el camino de l
una de las quince estaciones representa e
resaltante del sufrimiento de nuestro Señor
Esta devoción ha sido asumida por la Ig
meditada todos los viernes, especialmente
de Cuaresma.

S 30 Sábado Santo Propio


Cada estación es un misterio humano
salvación. En cada estación, debemos encon
de darle gracias a Dios por concedernos
entregando su propia vida en la cruz hasta
Asimismo, contiene la meditación del p
que está basada en la Exhortación apostólic

D 31 Dom. de Pascua de la Resurrección del Señor Solemnidad Propio


sobre la familia Amoris Laetitia.

Jaime Quispe Palomino, Pbro


enero de 1976, en la ciudad de H
Junín (Perú). A los 18 años de
Seminario Mayor “San Pio X”
Huancayo para la formación a
1996 al 2000 estudió filosofía e
el bachillerato en el Ateneo P
Apostolorum” y licenciatura en la Universidad Pontific

Tiempos especiales Tiempo Ordinario Mártires y apóstoles Adviento y Cuaresma


“Gregoriana”. El 16 de julio del 2005 recibió la ordenació
sacerdotal. Desde el mes de mayo del 2013 asumió
responsabilidad de guiar las Parroquias solidarias d
Yauli, Morococha y La Oroya. Como escritor ha promovid
la literatura ecológica y la liturgia con la publicación d
varios libros que ayudan a tomar conciencia y a vivir co
radicalidad nuestra vida humana y cristiana.

VIA CRUCIS carat 2016 03.indd 1


SEMANA SANTA
Triduo Pascual
Equipo Paulinas

Este libro contiene


las celebraciones del
Domingo de Ramos,
del Triduo Pascual
y del Domingo de
Resurrección corres-
pondientes a los tres
ciclos litúrgicos (A, B
y C) y más contenido
para la celebración
TEXTOS PAR A LA MISA DE CADA DÍA de
la Semana Santa.

Ciclo B N.º 159

MARZO Libros y otros


materiales que
nos ayudarán

2024 a prepararnos
para el tiempo
de Cuaresma y
Semana Santa
Viviendo Cómo celebrar Viacrucis pasión de Viacrucis. La pasión de
la Semana el Tiempo de Jesús en los jóvenes Jesús según los niños
Santa Cuaresma de hoy

significa confi-
ender a valorar
Viacrucis
de la familia
la pasión. Cada
el detalle más
r Jesucristo.
glesia para ser
e, en el tiempo
Meditaciones del
o y divino de papa Francisco
ntrar el motivo
s la salvación,
la muerte.
papa Francisco
ca postsinodal

o. Nació el 15 de
Huancayo, Región
Jaime Quispe
e edad, ingresó al
” de la ciudad de
Palomino, Pbro.
al sacerdocio. De
en Roma; así como
Pontificio “Regina
cia
ón
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de
do
de
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Viacrucis de la familia 06/01/2017 04:27:25 p.m.

Las Siete Palabras Viacrucis de la Misericordia Oremos y Vivamos El secreto de la Cuaresma


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TEXTOS UTILIZADOS
marzo

CENTROS DE DIFUSIÓN
Contiene: La celebración del Domingo
de Ramos, Triduo Pascual y Domingo de PERÚ
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4
marzo
Viernes 1 de marzo
II SEMANA DE CUARESMA (abstinencia)
2.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
Las relaciones familiares no siempre son armónicas, como nos
lo muestra la primera lectura. Favoritismo del padre, poca modestia
de un hermano y celos de los otros ponen en marcha una cadena de
sucesos trágicos.
El evangelio de hoy también nos muestra otra confrontación, la de
Jesús con los líderes de Israel. A ellos, el Señor les confió el cuidado de su
viña, pero ¿supieron acaso acoger a su Hijo cuando lo envió al mundo?
Cegueras e intereses se juntan a menudo para cerrarnos el corazón.
Señor, a nosotros también nos has confiado tu viña,
permite que sepamos acogerte siempre.

Antífona de entrada Sal 30, 2.5


A ti, Señor, me acojo, no quede yo nunca defraudado; sácame
de la red que me han tendido, porque tú eres mi protector.
Oración colecta
Concédenos, Dios todopoderoso, llegar a lo que está por venir
con los corazones limpios, por el santo esfuerzo purificador de la
penitencia. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro del Génesis 37, 3-4.12-13a.17b-28
Israel amaba a José más que a todos los otros hijos, porque le
había nacido en la vejez, y le hizo una túnica con mangas. Al ver
sus hermanos que su padre lo prefería a los demás, empezaron
a odiarlo y le negaban el saludo. Sus hermanos trashumaron
a Siquén con los rebaños de su padre. Israel dijo a José: «Tus
hermanos deben de estar con los rebaños en Siquén; ven, que te
voy a mandar donde están ellos». José fue tras sus hermanos y
los encontró en Dotán. Ellos lo vieron desde lejos y, antes de que

5
1 VIERNES
marzo

se acercara, maquinaron su muerte. Se decían unos a otros: «Ahí


viene el soñador. Vamos a matarlo y a echarlo en un aljibe; luego
diremos que una fiera lo ha devorado; veremos en qué paran sus
sueños». Oyó esto Rubén, e intentando salvarlo de sus manos,
dijo: «No le quitemos la vida». Y añadió: «No derramen sangre;
échenlo en este aljibe, aquí en la estepa; pero no pongan las
manos en él». Lo decía para librarlo de sus manos y devolverlo
a su padre.
Cuando llegó José al lugar donde estaban sus hermanos,
lo sujetaron, le quitaron la túnica, la túnica con mangas que
llevaba puesta, lo cogieron y lo echaron en un pozo. El pozo
estaba vacío, sin agua. Luego se sentaron a comer y, al levantar
la vista, vieron una caravana de ismaelitas que transportaban
en camellos goma, bálsamo y resina de Galaad a Egipto. Judá
propuso a sus hermanos: «¿Qué sacaremos con matar a nuestro
hermano y con tapar su sangre? Vamos a venderlo a los ismaeli-
tas y no pongamos nuestras manos en él, que al fin es hermano
nuestro y carne nuestra». Los hermanos aceptaron. Al pasar unos
mercaderes madianitas, tiraron de su hermano; y, sacando a José
del pozo, lo vendieron a unos ismaelitas por veinte monedas de
plata. Estos se llevaron a José a Egipto.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 104, 16-21
R . Recuerden las maravillas que hizo el Señor.
Llamó al hambre sobre aquella tierra, cortando el sustento de
pan; por delante había enviado a un hombre, a José, vendido
como esclavo.R.
Le trabaron los pies con grillos, le metieron el cuello en la argo-
lla, hasta que se cumplió su predicción, y la palabra del Señor
lo acreditó.R.

6
II de Cuaresma
2.a semana del Salterio
VIERNES
marzo 1
El rey lo mandó desatar, el Señor de pueblos le abrió la pri-
sión, lo nombró administrador de su casa, señor de todas sus
posesiones.R.

Aclamación antes del Evangelio Jn 3, 16


Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Unigénito; todos los
que cree en Él tienen vida eterna.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 21, 33-43.45-46

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los
ancianos del pueblo: «Escuchen otra parábola: “Había un pro-
pietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella
un lagar, construyó una torre, la arrendó a unos labradores y se
marchó lejos. Llegado el tiempo de los frutos, envió sus criados
a los labradores para percibir los frutos que le correspondían.
Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno,
mataron a otro y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo otros
criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo.
Por último, les mandó a su hijo diciéndose: ‘Tendrán respeto a
mi hijo’. Pero los labradores, al ver al hijo se dijeron: ‘Este es el
heredero: vengan, lo matamos y nos quedamos con su herencia’.
Y agarrándolo, lo sacaron fuera de la viña y lo mataron. Cuando
vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?”».
Le contestan: «Hará morir de mala muerte a esos malvados
y arrendará la viña a otros labradores que le entreguen los fru-
tos a su tiempo». Y Jesús les dice: «¿No han leído nunca en la
Escritura: “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la
piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro
patente”? Por eso les digo que se les quitará a ustedes el Reino de
Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos». Los sumos
sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que

7
1 VIERNES
marzo

hablaba de ellos. Y, aunque intentaban echarle mano, temieron


a la gente, que lo tenía por profeta.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Te pedimos, oh, Dios, que tu misericordia prepare debida-
mente a tus siervos y los conduzca a celebrar estos misterios con
una conducta piadosa. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión 1 Jn 4, 10
Dios nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propi-
ciación por nuestros pecados.
Oración después de la comunión
Señor, después de recibir la prenda de la eterna salvación, haz
que la procuremos de tal modo que podamos llegar a ella. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Te pedimos, Señor, que concedas a tu pueblo la salud de alma
y cuerpo, para que, haciendo el bien, merezca ser defendido
siempre por tu protección. Por Jesucristo, nuestro Señor.

L a Cuaresma es un tiempo de gracia en la


medida en que escuchamos a Aquel que nos
habla. ¿Y cómo nos habla? Ante todo, en la Palabra
de Dios, que la Iglesia nos ofrece en la liturgia.
Papa Francisco

8
marzo
Sábado 2 de marzo
II SEMANA DE CUARESMA
2.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
La primera lectura fue compuesta luego del retorno del exilio de
Babilonia. Judá se encontraba en ruinas, pero el profeta Miqueas
vislumbra una luz de esperanza: Dios se compadecerá y tomará las
riendas de su pueblo.
El evangelio, nos muestra hasta dónde es capaz de llegar el amor
misericordioso de Dios. Para el hijo perdido existe una oportunidad de
redención; incluso al que cometió las ofensas más graves, el Padre lo
acoge con júbilo y fiesta.
Padre compasivo, que atraídos por la fuerza
de tu amor sepamos volver a ti.

Antífona de entrada Sal 144, 8-9


El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico
en piedad; el Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas
sus criaturas.
Oración colecta
Señor, Dios nuestro, que, por medio de los sacramentos, nos
permites, ya en la tierra, participar de los bienes del cielo, diríge-
nos tú mismo en esta vida, para que nos lleves hacia esa luz en la
que habitas. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura de la profecía de Miqueas 7, 14-15.18-20
Pastorea a tu pueblo, Señor, con tu cayado, al rebaño de tu
heredad, que anda solo en la espesura, en medio del bosque;
que se apaciente como antes en Basán y Galaad. Como cuando
saliste de Egipto, les haré ver prodigios. ¿Qué Dios hay como tú,
capaz de perdonar el pecado, de pasar por alto la falta del resto
de tu heredad? No conserva para siempre su cólera, pues le gusta

9
2 SÁBADO
marzo

la misericordia. Volverá a compadecerse de nosotros, destrozará


nuestras culpas, arrojará nuestros pecados a lo hondo del mar.
Concederás a Jacob tu fidelidad y a Abrahán tu bondad, como
antaño prometiste a nuestros padres.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 102, 1-4.9-12
R. El Señor es compasivo y misericordioso.
Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios.R.
Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades; Él
rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura.R.
No está siempre acusando ni guarda rencor perpetuo; no nos
trata como merecen nuestros pecados ni nos paga según nuestras
culpas.R.
Como se levanta el cielo sobre la tierra, se levanta su bondad
sobre los que lo temen; como dista el oriente del ocaso, así aleja
de nosotros nuestros delitos.R.

Aclamación antes del Evangelio Lc 15, 18


Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre, y le
diré: «Padre, he pecado contra el cielo y contra ti».
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 15, 1-3.11-32

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, se acercaron a Jesús todos los publicanos y
los pecadores a escucharlo. Y los fariseos y los escribas murmura-
ban diciendo: «Ese acoge a los pecadores y come con ellos». Jesús
les dijo esta parábola: «Un hombre tenía dos hijos; el menor de
ellos dijo a su padre: “Padre, dame la parte que me toca de la for-
tuna”. El padre les repartió los bienes. No muchos días después,

10
II de Cuaresma
2.a semana del Salterio
SÁBADO
marzo 2
el hijo menor, juntando todo lo suyo, se marchó a un país lejano,
y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo
había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y
empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y se contrató con uno
de los ciudadanos de aquel país que lo mandó a sus campos a
apacentar cerdos. Deseaba saciarse de las algarrobas que comían
los cerdos, pero nadie le daba nada. Recapacitando entonces,
se dijo: “Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de
pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me levantaré, me
pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he
pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo
tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros”.
Se levantó y partió adonde estaba su padre. Cuando todavía
estaba lejos, su padre lo vio y se le conmovieron las entrañas;
y, echando a correr, se le echó al cuello y lo cubrió de besos. Su
hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no
merezco llamarme hijo tuyo”. Pero el padre dijo a sus criados:
“Saquen enseguida la mejor túnica y vístansela; pónganle un
anillo en la mano y sandalias en los pies; traigan el ternero ceba-
do y sacrifíquenlo; comamos y celebremos un banquete, porque
este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo
hemos encontrado”. Y empezaron a celebrar el banquete.
Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acer-
caba a la casa, oyó la música y la danza, y llamando a uno de los
criados, le preguntó qué era aquello. Este le contestó: “Ha vuelto
tu hermano; y tu padre ha sacrificado el ternero cebado, porque
lo ha recobrado con salud”. Él se indignó y no quería entrar, pero
su padre salió e intentaba persuadirlo. Entonces él respondió a
su padre: “Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer
nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para
tener un banquete con mis amigos; en cambio, cuando ha venido
ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le

11
2 SÁBADO
marzo

matas el ternero cebado”. El padre le dijo: “Hijo, tú estás siempre


conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero era preciso celebrar un
banquete y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto y
ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado”».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Lleguen hasta nosotros, Señor, por medio de este sacramento,
los frutos de la redención, para que nos aparten de los excesos
humanos y nos conduzcan hacia los bienes del cielo. Por Jesu-
cristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Lc 15, 32
Deberías alegrarte, hijo, porque este hermano tuyo estaba
muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado.
Oración después de la comunión
Señor, que la gracia recibida de tu sacramento llegue a lo más
hondo de nuestro corazón y nos comunique su fuerza divina.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Estén abiertos, Señor, los oídos de tu misericordia a los ruegos
de los que te suplican, y, para que les concedas lo que desean,
haz que pidan lo que a ti te agrada. Por Jesucristo, nuestro Señor.

E n este tiempo de Cuaresma, tiempo de con-


versión, hoy la Iglesia nos hace reflexionar
sobre la conversión del pensamiento. Sí, también
el pensamiento debe convertirse: no por lo que
piensa solamente, sino por cómo piensa.
Papa Francisco

12
marzo
Domingo 03 de marzo
III DOMINGO DE CUARESMA
3.a semana del Salterio - Morado

«Destruyan este templo, y en tres días lo levantaré»


Ex 20, 1-17; F. B. Ex 20, 1-3.7-8.12-17; Sal 18, 8-11; 1 Co 1, 22-25; Jn 2, 13-25

El decálogo o las «diez palabras» no son una carga, como a veces


se piensa, sino un conjunto de pautas para vivir una vida plena y en
libertad. No amenazan con castigos, solo subrayan que transgredir-
las nos causan daño a nosotros mismos y a los demás. El libro del
Éxodo destaca que son un don de Dios para proteger la libertad de
su pueblo y evitar que recaiga en la esclavitud.
En el evangelio de hoy, Jesús, por su parte, realiza un acto sor-
prendente: expulsa a los mercaderes del templo. Durante la Pascua,
los peregrinos necesitaban cambiar sus monedas romanas por
monedas aceptadas en el templo, las únicas admitidas como ofren-
da. También se vendían animales para los sacrificios. Jesús llega al
templo y se indigna al verlo transformado en un mercado más que
en lugar de oración. Por eso, expulsa a los mercaderes a latigazos;
un gesto con el cual condena la mezcla entre religión y lucro. Pero
existe algo aún más importante, Jesús anuncia la construcción de
un nuevo templo, refiriéndose a su propio cuerpo. En adelante, el
lugar de encuentro con Dios y con el prójimo será Cristo mismo.
No obstante, esta comunión, más que en actos de culto, se efectuará
mediante el servicio generoso a los demás, sobre todo a los más
necesitados. Unos verán esto como una locura o necedad, pero,
para los discípulos de Jesús, es una muestra de la fuerza y sabiduría
de Dios, como lo expresa san Pablo en la segunda lectura.

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comentario al evangelio de hoy:
https://libreriapaulinasonline.com/lecturas_dominicales_b15.jsp

13
3 DOMINGO
marzo

Monición general
La liturgia de la Palabra de este tercer domingo de Cuaresma nos
invita a reflexionar sobre dos aspectos de nuestra vida de fe: la ley
(los mandamientos) y el culto. Jesús resumió toda la ley en un solo
mandato, el del amor. ¿Pero cuán dispuestos estamos a vivirlo? «Amar
al prójimo como a uno mismo», más que una prohibición, es un llamado
a la activa búsqueda del bien de los demás. Por eso, más que un medio
para mirar las faltas ajenas, el mandato del amor es siempre un espejo
para mirarnos a nosotros mismos. Así como la primera lectura nos
ofrece los límites mínimos de ese amor; Jesús, en el evangelio, nos
indica el grado máximo del mismo: la donación de sí mismo, hasta dar
la propia vida. Este es el nuevo culto que instaura Jesús.
Señor Jesús, infúndenos tu Espíritu para que,
hagamos vida tu Evangelio en el amor al prójimo.
Antífona de entrada Sal 24, 15-16
Tengo los ojos puestos en el Señor, porque Él saca mis pies de la
red. Mírame, oh, Dios, y ten piedad de mí, que estoy solo y afligido.
No se dice el gloria.
Oración colecta
Oh, Dios, autor de toda misericordia y bondad, que aceptas
el ayuno, la oración y la limosna como remedio de nuestros
pecados, mira con amor el reconocimiento de nuestra pequeñez
y levanta con tu misericordia a los que nos sentimos abatidos
por nuestra conciencia. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Dios no solamente libera a su pueblo de la esclavitud de Egipto, sino
que le ofrece también un camino para vivir esa libertad. ¡Escuchemos!
Lectura del libro del Éxodo 20, 1-17
En aquellos días, el Señor pronunció las siguientes palabras:
«Yo soy el Señor, tu Dios, que te saqué de Egipto, de la esclavitud.
No tendrás otros dioses fuera de mí. No te harás ídolos, figura
alguna de lo que hay arriba en el cielo, abajo en la tierra o en el
agua debajo de la tierra. No te postrarás ante ellos, ni les darás

14
III de Cuaresma
3.a semana del Salterio
DOMINGO
marzo 3
culto; porque yo, el Señor, tu Dios, soy un Dios celoso: castigo el
pecado de los padres en los hijos, nietos y biznietos, cuando me
aborrecen. Pero actúo con piedad por mil generaciones cuando
me aman y guardan mis preceptos.
No pronunciarás el nombre del Señor, tu Dios, en vano, por-
que no dejará el Señor sin castigo a quien pronuncie su nombre
en vano. Fíjate en el sábado para santificarlo. Durante seis días
trabaja y haz tus tareas, pero el día séptimo es un día de descan-
so, dedicado al Señor, tu Dios: no harás trabajo alguno, ni tú, ni
tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu ganado, ni el
forastero que viva en tus ciudades. Porque en seis días hizo el
Señor el cielo, la tierra y el mar y lo que hay en ellos. Y el séptimo
día descansó: por eso bendijo el Señor el sábado y lo santificó.
Honra a tu padre y a tu madre: así prolongarás tus días en la
tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar. No matarás. No come-
terás adulterio. No robarás. No darás testimonio falso contra tu
prójimo. No codiciarás los bienes de tu prójimo; no codiciarás la
mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su
asno, ni nada que sea de él».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 18, 8-11
R . Señor, tú tienes Palabras de vida eterna.
La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma; el precepto
del Señor es fiel e instruye al ignorante.R.
Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma
del Señor es límpida y da luz a los ojos.R.
La voluntad del Señor es pura y eternamente estable; los manda-
mientos del Señor son verdaderos y enteramente justos.R.
Más preciosos que el oro, más que el oro fino; más dulces que la
miel de un panal que destila.R.

15
3 DOMINGO
marzo

Segunda lectura
Frente al ideal de un Dios todopoderoso, Jesús crucificado resulta
un escándalo o locura para muchos. ¿Y nosotros cómo lo vivimos?
¿Hallamos en la cruz del Señor fuerza y sabiduría? ¡Escuchemos!
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo
a los Corintios 1, 22-25
Hermanos: Mientras los judíos exigen milagros, los griegos
buscan sabiduría; nosotros predicamos a Cristo crucificado:
escándalo para los judíos, locura para los paganos; pero, para los
que Dios ha llamado –sean judíos o griegos–, Cristo es fuerza de
Dios y sabiduría de Dios. Pues lo que en Dios parece locura es
mucho más sabio que toda sabiduría humana; y lo que en Dios
parece debilidad es más fuerte que toda fuerza humana.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio Jn 3, 16
Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único. Todo el
que cree en Él tiene vida eterna.
Santo Evangelio
Jesús llega al templo de Jerusalén, seguramente, esperando hallar
un lugar de recogimiento y oración. Sin embargo, encuentra algo más
parecido a un mercado que a un lugar de culto. Por eso, realiza un
gesto que nos enseña cuál es el nuevo templo y el culto verdadero.
¡Escuchemos!
Lectura del santo Evangelio según san Juan 2, 13-25
R. Gloria a ti, Señor.
Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Y
encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palo-
mas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles,
los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les
esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían
palomas les dijo: «Quiten esto de aquí; no conviertan en un

16
III de Cuaresma
3.a semana del Salterio
DOMINGO
marzo 3
mercado la casa de mi Padre». Sus discípulos se acordaron de lo
que está escrito: «El celo de tu casa me devora». Entonces intervi-
nieron los judíos y le preguntaron: «¿Qué signos nos muestras
para obrar así?». Jesús contestó: «Destruyan este templo, y en
tres días yo lo levantaré». Los judíos replicaron: «Cuarenta y seis
años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en
tres días?». Pero Él hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando
resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de
que había dicho eso, y dieron fe a la Escritura y a la palabra que
había dicho Jesús. Mientras estaba en Jerusalén por las fiestas
de Pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo los signos
que hacía; pero Jesús no confiaba en ellos, porque los conocía
a todos y no necesitaba el testimonio de nadie acerca de los
hombres, porque Él conocía lo que hay dentro de cada hombre.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice el credo.

Oración universal
Al Señor nuestro Dios, que quiere liberarnos de cuanto nos
esclaviza e impide ir a Él, supliquemos con confianza diciendo:
R. Padre, escúchanos.
1. Para que, anunciando la gracia del Señor, los cristianos nos
comprometamos en la transformación de nuestra sociedad.
Oremos.R.
2. Para que la ley del amor sea la norma de nuestras vidas, y para
que como Iglesia nunca traicionemos el Evangelio de la vida,
el amor y la paz. Oremos.R.
3. Para que en todo el mundo se respecten los derechos humanos,
y todos gocen de salud, educación, vivienda y trabajo digno.
Oremos.R.

17
3 DOMINGO
marzo

4. Para que cuantos viven angustiados por el peso del pecado,


descubran que Jesús tiene palabras de vida eterna y que los
quiere salvar. Oremos.R.
5. Para que el Crucificado dé sentido al dolor de los enfermos,
los marginados y excluidos de la sociedad. Oremos.R.
6. Para que Jesucristo crucificado y ahora resucitado haga de
nuestras vidas templos vivos de su gracia salvadora. Oremos.R.
Oración sobre las ofrendas
Señor, por la celebración de este sacrificio concédenos, en tu
bondad, que, al pedirte el perdón de nuestras ofensas, nos es-
forcemos en perdonar las de nuestros hermanos. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal 83, 4-5
Hasta el gorrión ha encontrado una casa; la golondrina, un
nido donde colocar sus polluelos: tus altares, Señor del universo,
Rey mío y Dios mío. Dichosos los que viven en tu casa, alabán-
dote siempre.
Oración después de la comunión
Alimentados ya en la tierra con el pan del cielo, prenda de
eterna salvación, te suplicamos, Señor, que se haga realidad
en nuestra vida lo que hemos recibido en este sacramento. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Te pedimos, Señor, que dirijas los corazones de tus fieles y les
concedas benigno la gracia de permanecer firmes en el amor a ti
y al prójimo, y de cumplir plenamente tus mandamientos. Por
Jesucristo, nuestro Señor.

18
Lunes 4 de marzomarzo
III SEMANA DE CUARESMA
San Casimiro (ML) - 3.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
En la Antigüedad, la lepra era una de las enfermedades más
temidas, ya que, además de contagiosa, era asociada generalmente
con la muerte. Sin embargo, el general sirio Naamán, sostenido por
la fe de distintas personas, recobrará la vida plena de manos del Dios
de Israel.
En el evangelio, Jesús nos recuerda la universalidad del mensaje
del Reino y del amor de Dios, algo que con frecuencia olvidamos, pues
nos gustaría que fuera exclusivo para nosotros, para nuestro grupo.
Por eso, vale preguntarnos si nos alegramos de que Dios vele por
todos sus hijos.
Padre, danos entrañas compasivas como las tuyas para que sepamos
compartir tu amor con nuestro prójimo, mucho más con quienes sufren.

Antífona de entrada Sal 83, 3


Mi alma se consume y anhela los atrios del Señor, mi corazón
y mi carne se regocijan en el Dios vivo.
Oración colecta
Señor, purifica y protege a tu Iglesia con misericordia continua
y, pues, sin tu ayuda no puede mantenerse incólume, que tu pro-
tección la dirija y la sostenga siempre. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del segundo libro de los Reyes 5, 1-15a
En aquellos días, Naamán, jefe del ejército del rey de Siria, era
hombre notable y muy estimado por su señor, pues por su medio
el Señor había concedido la victoria a Siria. Pero, siendo un gran
militar, era leproso. Unas bandas de arameos habían hecho una
incursión trayendo de la tierra de Israel a una muchacha, que pasó
al servicio de la mujer de Naamán. Dijo ella a su señora: «Ah, si

19
4 LUNES
marzo
San Casimiro
Memoria libre

mi señor pudiera presentarse ante el profeta que hay en Samaría.


Él lo curaría de su lepra». Fue (Naamán) y se lo comunicó a su
señor diciendo: «Esto y esto ha dicho la muchacha de la tierra de
Israel». Y el rey de Siria contestó: «Vete, que yo enviaré una carta al
rey de Israel». Entonces tomó en su mano diez talentos de plata,
seis mil siclos de oro, diez vestidos nuevos y una carta al rey de
Israel que decía: «Al llegarte esta carta, sabrás que te envío a mi
siervo Naamán para que lo cures de su lepra».
Cuando el rey de Israel leyó la carta, rasgó sus vestiduras,
diciendo: «¿Soy yo Dios para repartir vida y muerte? Pues me
encarga nada menos que curar a un hombre de su lepra. Dense
cuenta y verán que está buscando querella contra mí». Eliseo,
el hombre de Dios, oyó que el rey de Israel había rasgado sus
vestiduras y mandó a que le dijeran: «Por qué has rasgado tus
vestiduras? Que venga a mí y sabrá que hay un profeta en Israel».
Llegó Naamán con sus carros y caballos y se detuvo a la en-
trada de la casa de Eliseo. Envió este un mensajero a decirle: «Ve
y lávate siete veces en el Jordán. Tu carne renacerá y quedarás
limpio». Naamán se puso furioso y se marchó diciendo: «Yo me
había dicho: “Saldrá seguramente a mi encuentro, se detendrá,
invocará el nombre de su Dios, frotará con su mano mi parte
enferma y sanaré de la lepra”. El Abaná y el Farfar, los ríos de
Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Podría
bañarme en ellos y quedar limpio». Dándose la vuelta, se mar-
chó furioso. Sus servidores se le acercaron para decirle: «Padre
mío, si el profeta te hubiese mandado una cosa difícil, ¿no lo
habrías hecho? ¡Cuánto más si te ha dicho: “Lávate y quedarás
limpio”!». Bajó, pues, y se bañó en el Jordán siete veces, con-
forme a la palabra del hombre de Dios. Y su carne volvió a ser
como la de un niño pequeño: quedó limpio. Naamán y toda su
comitiva regresaron al lugar donde se encontraba el hombre de

20
III de Cuaresma
3.a semana del Salterio
LUNES
marzo 4
Dios. Al llegar, se detuvo ante él exclamando: «Ahora conozco
que no hay en toda la tierra otro Dios que el de Israel».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 41, 2-3; 42, 3-4
R. Mi alma tiene sed del Dios vivo:
¿cuándo veré el rostro de Dios?
Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a
ti, Dios mío.R.
Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo, ¿cuándo entraré a ver
el rostro de Dios?R.
Envía tu luz y tu verdad, que ellas me guíen y me conduzcan
hasta tu monte santo, hasta tu morada.R.
Me acercaré al altar de Dios, al Dios de mi alegría; que te dé
gracias al son de la cítara, Dios, Dios mío.R.

Aclamación antes del Evangelio Sal 129, 5.7


Espero en el Señor, espero en su palabra; porque de Él viene la
misericordia, la redención copiosa.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 4, 24-30

R. Gloria a ti, Señor.


Habiendo llegado Jesús a Nazaret, le dijo al pueblo en la si-
nagoga: «En verdad les digo que ningún profeta es aceptado en
su pueblo. Puedo asegurarles que en Israel había muchas viudas
en los días de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis
meses y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a
ninguna de ellas fue enviado Elías sino a una viuda de Sarepta,
en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en
tiempos del profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue
curado sino Naámán, el sirio». Al oír esto, todos en la sinagoga

21
4 LUNES
marzo
San Casimiro
Memoria libre

se pusieron furiosos y, levantándose, lo echaron fuera del pueblo


y lo llevaron hasta un precipicio del monte sobre el que estaba
edificado su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se
abrió paso entre ellos y seguía su camino.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Lleva a plenitud, Señor, las ofrendas de tus siervos, hacién-
dolas para nosotros sacramento de salvación. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal 116, 1.2
Alaben al Señor todas las naciones, firme es su misericordia
con nosotros.
Oración después de la comunión
Que la comunión en tu sacramento, Señor, nos purifique
de nuestras culpas y nos conceda la unidad. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Señor, protege con tu mano poderosa a este pueblo supli-
cante; dígnate purificarlo y orientarlo con el consuelo presente,
para que tienda sin cesar hacia los bienes futuros. Por Jesucristo,
nuestro Señor.

Q ue el Espíritu Santo nos anime durante esta


Cuaresma en nuestra escalada con Jesús,
para que experimentemos su resplandor divino y
así, fortalecidos en la fe, prosigamos juntos el cami-
no con Él, gloria de su pueblo y luz de las naciones.
Papa Francisco

22
Martes 5 de marzomarzo
III SEMANA DE CUARESMA
3.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
El profeta Daniel, de quien se toma la primera lectura de hoy,
escribe en el contexto de la persecución de Antíoco IV a los judíos, que
tuvo lugar en el siglo II a. C. ¿Qué le quedaba al creyente sino aferrarse
a su fe? Incluso en medio de semejante «fuego abrazador», el grito y el
lamento orante pueden mantener viva la esperanza.
En el evangelio, Jesús, por su parte, nos llama a no dejarnos vencer
por otras llamas, las de la venganza. En su Hijo, el Padre nos ha
mostrado cuánto nos ama, pero ¿estamos dispuestos a corresponder
con el mismo amor a nuestros hermanos?
Padre santo, que la experiencia de tu misericordia con nosotros
nos haga siempre compasivos con nuestro prójimo.

Antífona de entrada Sal 16, 6.8


Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío; inclina el
oído y escucha mis palabras. Guárdame como a las niñas de tus
ojos, a la sombra de tus alas escóndeme.
Oración colecta
Señor, que tu gracia no nos abandone, para que, entregados
plenamente a tu servicio, sintamos sobre nosotros tu protección
continua. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura de la profecía de Daniel 3, 25.34-43
En aquellos días, Azarías, puesto en pie, oró de esta forma;
alzó la voz en medio del fuego y dijo: «Por el honor de tu nom-
bre, no nos desampares para siempre, no rompas tu alianza, no
apartes de nosotros tu misericordia. Por Abrahán, tu amigo; por
Isaac, tu siervo; por Israel, tu consagrado; a quienes prometiste
multiplicar su descendencia como las estrellas del cielo, como

23
5 MARTES
marzo

la arena de las playas marinas. Pero ahora, Señor, somos el más


pequeño de todos los pueblos; hoy estamos humillados por toda
la tierra a causa de nuestros pecados. En este momento no tene-
mos príncipes, ni profetas, ni jefes; ni holocausto, ni sacrificios,
ni ofrendas, ni incienso; ni un sitio donde ofrecerte primicias,
para alcanzar misericordia. Por eso, acepta nuestro corazón
contrito y nuestro espíritu humilde, como un holocausto de
carneros y toros o una multitud de corderos cebados. Que este
sea hoy nuestro sacrificio, y que sea agradable en tu presencia:
porque los que en ti confían no quedan defraudados. Ahora te
seguimos de todo corazón, te respetamos, y buscamos tu rostro;
no nos defraudes, Señor; trátanos según tu piedad, según tu gran
misericordia. Líbranos con tu poder maravilloso y da gloria a tu
nombre, Señor».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 24, 4-9
R. Recuerda, Señor, tu misericordia.
Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas, haz
que camine con lealtad; enséñame, porque tú eres mi Dios y
salvador.R.
Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas;
acuérdate de mí con misericordia, por tu bondad, Señor.R.
El Señor es bueno y es recto, y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud, enseña su camino a
los humildes.R.

Aclamación antes del Evangelio Jl 2, 12-13


Ahora —dice del Señor— conviértanse a mí de todo corazón,
porque soy compasivo y misericordioso.

24
III de Cuaresma
3.a semana del Salterio
MARTES
marzo 5
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 18, 21-35

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús le preguntó:
«Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que
perdonarlo? ¿Hasta siete veces?». Jesús le contesta: «No te digo
hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Por esto, se parece
el Reino de los Cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con
sus criados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que
debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor
mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus
posesiones, y que pagara así. El criado, arrojándose a sus pies,
le suplicaba diciendo: “Ten paciencia conmigo y te lo pagaré
todo”. Se compadeció el señor de aquel criado y lo dejó marchar,
perdonándole la deuda.
Pero al salir, el criado aquel encontró a uno de sus compa-
ñeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba
diciendo: “Págame lo que me debes”. El compañero, arroján-
dose a sus pies, le rogaba diciendo: “Ten paciencia conmigo y
te lo pagaré”. Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta
que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido,
quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo
sucedido.
Entonces el señor lo llamó y le dijo: “¡Siervo malvado!
Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo rogaste. ¿No
debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo
tuve compasión de ti?”. Y el señor, indignado, lo entregó a los
verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con
ustedes mi Padre celestial, si cada cual no perdona de corazón a
su hermano».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

25
5 MARTES
marzo

Oración sobre las ofrendas


Concédenos, Señor, que este sacrificio de salvación, purifique
nuestros pecados y atraiga sobre nosotros la ayuda de tu poder.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal 14, 1-2
Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda y habitar en tu
monte santo? El que procede honradamente y practica la justicia.
Oración después de la comunión
La participación en este santo sacramento nos vivifique,
Señor, expíe nuestros pecados y nos otorgue tu protección. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Oh, Dios, maestro y guía de tu pueblo, aleja de él los pecados
que lo afean, para que te sea siempre agradable y se sienta seguro
con tu auxilio. Por Jesucristo, nuestro Señor.

D esde nuestro Bautismo, Dios nos ha perdo-


nado, perdonándonos una deuda insoluta:
el pecado original. Pero aquella es la primera vez.
Después, con una misericordia sin límites, Él nos
perdona todos los pecados en cuanto mostramos
incluso solo una pequeña señal de arrepentimien-
to. Dios es así: misericordioso.
Papa Francisco

26
marzo
Miércoles 6 de marzo
III SEMANA DE CUARESMA
3.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
La ley para Israel debía ser un don no una carga, como lo expresa
Moisés en la primera lectura. Si se la entiende de ese modo, más que
una camisa de fuerza, es un sendero que nos va señalando por dónde
conducirnos en la vida. Sin embargo, es fácil convertir la observancia
de la ley en legalismo. Jesús, sin embargo, cuestionó con dureza esta
actitud. Pero ¿significa eso que debemos rechazar toda norma? En el
evangelio de hoy, Jesús nos muestra el camino.
Señor Jesús, como hiciste tú, enséñanos a apartar nuestras vidas
del legalismo y permite que todo nos encamine hacia el amor
a nuestro prójimo.

Antífona de entrada Sal 118, 133


Asegura mis pasos con tu promesa, que ninguna maldad me
domine.
Oración colecta
Señor, instruidos por las prácticas cuaresmales y alimentados
con tu palabra, concédenos que te sirvamos fielmente con una
santa austeridad de vida y perseveremos unidos en la plegaria.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro del Deuteronomio 4, 1.5-9
Moisés habló al pueblo, diciendo: «Ahora, Israel, escucha los
mandatos y decretos que yo les enseño para que, cumpliéndolos,
vivan y entren a tomar posesión de la tierra que el Señor, Dios
de sus padres, les va a dar. Miren: yo les enseño los mandatos
y decretos, como me mandó el Señor, mi Dios, para que los
cumplan en la tierra donde van a entrar para tomar posesión
de ella. Obsérvenlos y cúmplanlos, pues esa es su sabiduría y su
inteligencia a los ojos de los pueblos, los cuales, cuando tengan

27
6 MIÉRCOLES
marzo

noticia de todos estos mandatos, dirán: “Ciertamente es un pue-


blo sabio e inteligente esta gran nación”. Porque ¿dónde hay una
nación tan grande que tenga unos dioses tan cercanos como el
Señor, nuestro Dios, siempre que lo invocamos? Y ¿dónde hay
otra nación tan grande que tenga unos mandatos y decretos tan
justos como toda esta ley que yo les propongo hoy? Pero, ten cui-
dado y guárdate bien de olvidar las cosas que han visto tus ojos
y que no se aparten de tu corazón mientras vivas; cuéntaselas a
tus hijos y a tus nietos».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 147, 12-13.15-16.19-20
R. Glorifica al Señor, Jerusalén.
Glorifica al Señor, Jerusalén; alaba a tu Dios, Sion, que ha re-
forzado los cerrojos de tus puertas, y ha bendecido a tus hijos
dentro de ti.R.
Él envía su mensaje a la tierra, y su palabra corre veloz; manda la
nieve como lana, esparce la escarcha como ceniza.R.
Anuncia su palabra a Jacob, sus decretos y mandatos a Israel; con
ninguna nación obró así, ni les dio a conocer sus mandatos.R.

Aclamación antes del Evangelio Jn 6, 63b.68b


Tus palabras, Señor, son espíritu y vida; tú tienes palabras de vida
eterna.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 17-19

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No crean que he
venido a abolir la ley y los profetas: no he venido a abolir, sino a
dar pleno cumplimiento. Les aseguro que antes pasarán el cielo
y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la
ley. El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes

28
III de Cuaresma
3.a semana del Salterio
MIÉRCOLES
marzo 6
y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el
Reino de los Cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será consi-
derado grande en el Reino de los Cielos».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Con la ofrenda de estos dones, Señor, recibe las súplicas de
tu pueblo y defiende de todo peligro a los que ahora celebramos
tus misterios. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal 15, 11
Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu
presencia, Señor.
Oración después de la comunión
Señor, que nos santifique la comida celestial que hemos reci-
bido, para que, libres de nuestros errores, podamos alcanzar las
promesas eternas. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Concede a tu pueblo, Dios nuestro, una voluntad agradable a
ti, porque le otorgarás toda clase de bienes al hacerle conforme a
tus mandatos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

J esús no quiere borrar los mandamientos que


el Señor ha dado por medio de Moisés, sino
que quiere llevarlos a su plenitud. Este «cumpli-
miento» de la ley requiere una justicia superior,
una observancia más auténtica.
Papa Francisco

29
Jueves
marzo 7 de marzo
SANTAS PERPETUA Y FELICIDAD, mártires (MO)
III semana de Cuaresma - 3.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
La liturgia de la Palabra de hoy nos recuerda el dicho tradicional «No
hay peor ciego que el que no quiere ver». Así, en la primera lectura, el
profeta Jeremías recrimina la sordera de sus compatriotas. Se estaban
encaminando al abismo, la invasión babilónica, pero no querían oír ni
ver. Igualmente, en el evangelio, los adversarios de Jesús, a pesar de
haber estado presentes cuando Él devuelve la palabra a un mudo, se
niegan a reconocer en ello la acción de Dios.
Señor, cura nuestras cegueras, abre nuestros corazones
para reconocer tu obra y tu presencia en el mundo y en nuestras vidas.
Antífona de entrada
Yo soy la salvación del pueblo, dice el Señor. Cuando me invo-
quen en la tribulación, los escucharé y seré para siempre su Señor.
Oración colecta
Invocamos humildemente, Señor, tu grandeza para que, a
medida que se acerca la fiesta de nuestra salvación, vaya crecien-
do en intensidad nuestra entrega para celebrar dignamente el
misterio pascual. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de Jeremías 7, 23-28
Esto dice el Señor: «Esta fue la orden que di a mi pueblo: “Es-
cuchen mi voz, yo seré su Dios y ustedes serán mi pueblo. Sigan
el camino que les señalo, y todo les irá bien”. Pero no escucharon
ni hicieron caso. Al contrario, caminaron según sus ideas, según
la maldad de su obstinado corazón. Me dieron la espalda y no
la cara. Desde que salieron sus padres de Egipto hasta hoy, les
envié a mis siervos, los profetas, un día tras otro; pero no me
escucharon ni me hicieron caso. Al contrario, endurecieron la
cerviz y fueron peores que sus padres. Ya puedes repetirles este
discurso, seguro que no te escucharán; ya puedes gritarles, seguro

30
III de Cuaresma
3.a semana del Salterio
JUEVES
marzo 7
que no te responderán. Aun así, les dirás: “Esta es la gente que
no escuchó la voz del Señor, su Dios, y no quiso escarmentar.
Ha desaparecido la sinceridad, se la han arrancado de la boca”».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 94, 1-2.6-9
R. Ojalá escuchen hoy la voz del Señor:
«No endurezcan su corazón»
Vengan, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos
salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con
cantos.R.
Entren, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador
nuestro. Porque Él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el
rebaño que Él guía.R.
Ojalá escuchen hoy su voz: «No endurezcan el corazón como
en Meribá, como el día de Masá en el desierto; cuando sus
padres me pusieron a prueba y me tentaron, aunque habían
visto mis obras».R.
Aclamación antes del Evangelio Jl 2, 12-13
Ahora —dice el Señor— conviértanse a mí de todo corazón,
porque soy compasivo y misericordioso.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 11, 14-23
R. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, estaba Jesús echando un demonio que era
mudo. Sucedió que, apenas salió el demonio, empezó a hablar
el mudo. La multitud se quedó admirada, pero algunos de ellos
dijeron: «Por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios, echa
los demonios». Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo
del cielo. Él, conociendo sus pensamientos, les dijo: «Todo reino
dividido contra sí mismo va a la ruina y cae casa sobre casa. Si,
pues, también Satanás se ha dividido contra sí mismo, ¿cómo se

31
7 JUEVES
marzo
Santas Perpetua y Felicidad
Memoria obligatoria

mantendrá su reino? Pues ustedes dicen que yo echo los demo-


nios con el poder de Belzebú. Pero, si yo echo los demonios con
el poder de Belzebú, los hijos de ustedes, ¿por arte de quién los
echan? Por eso, ellos mismos serán sus jueces. Pero, si yo echo los
demonios con el dedo de Dios, entonces es que el Reino de Dios
ha llegado a ustedes. Cuando un hombre fuerte y bien armado
guarda su palacio, sus bienes están seguros, pero, cuando otro
más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba
y reparte su botín. El que no está conmigo está contra mí; el que
no recoge conmigo desparrama».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Señor, preserva de toda maldad a tu pueblo, para que sus
ofrendas sean gratas a tus ojos, y no permitas entregarse a los fal-
sos placeres a quien prometes alcanzar los premios de tu verdad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal 118, 4-5
Tú promulgas tus mandatos para que se observen exactamen-
te. Ojalá esté firme mi camino para cumplir tus decretos.
Oración después de la comunión
Presta benigno tu ayuda, Señor, a quienes alimentas con tus
sacramentos, para que consigamos tu salvación en la celebra-
ción de estos misterios y en la vida cotidiana. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Confiados en tu misericordia, imploramos, Señor, tu clemen-
cia, pues, así como hemos recibido de ti lo que somos, por tu
gracia, procuremos desear el bien y poner en práctica lo deseado.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

32
marzo
Viernes 8 de marzo
III SEMANA DE CUARESMA (abstinencia)
3.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
El profeta Oseas, en la lectura de hoy, nos invita a volver a Dios
seguros de que siempre seremos acogidos con misericordia. Este
tiempo de Cuaresma es propicio para tomar conciencia de los rumbos
equivocados que estamos siguiendo y emprender el camino de regreso.
Por otro lado, anteayer escuchamos a Jesús decir que Él no había
venido a abolir la ley, sino a darle pleno cumplimiento. Hoy nos ofrece
el significado profundo de esta afirmación: la ley tiene sentido si nos
orienta a un único camino, el del amor.
Señor Jesús, danos tu fuerza para que, como tú, sepamos vivir
la centralidad del amor hasta el final.

Antífona de entrada Sal 85, 8.10


No tienes igual entre los dioses, Señor: grande eres tú y haces
maravillas, tú eres el único Dios.
Oración colecta
Infunde bondadosamente, Señor, tu gracia en nuestros cora-
zones, para que sepamos apartarnos de los errores humanos y
secundar las inspiraciones que, por tu generosidad, nos vienen
del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura de la profecía de Oseas 14, 2-10
Esto dice el Señor: «Vuelve, Israel, al Señor tu Dios, porque
tropezaste por tu falta. Tomen sus promesas con ustedes, y
vuelvan al Señor. Díganle: “Tú quitas toda falta, acepta el pac-
to. Pagaremos con nuestra confesión: Asiria no nos salvará, no
volveremos a montar a caballo, y no llamaremos ya ‘nuestro
Dios’ a la obra de nuestras manos. En ti el huérfano encuentra
compasión”. “Curaré su deslealtad, los amaré generosamente,
porque mi ira se apartó de ellos. Seré para Israel como el rocío,

33
8 VIERNES
marzo

florecerá como el lirio, echará sus raíces como los cedros del
Líbano. Brotarán sus retoños y será su esplendor como el olivo, y
su perfume como el del Líbano. Regresarán los que habitaban a
su sombra, revivirán como el trigo, florecerán como la viña, será
su renombre como el del vino del Líbano. Efraín, ¿qué tengo que
ver con los ídolos? Yo soy quien le responde y lo vigila. Yo soy
como un abeto siempre verde, de mí procede tu fruto”. ¿Quién
será sabio, para comprender estas cosas, inteligente, para cono-
cerlas? Porque los caminos del Señor son rectos: los justos los
transitan, pero los traidores tropiezan en ellos».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 80, 6-11.14.17
R . Yo soy el Señor, Dios tuyo; escucha mi voz.
Oigo un lenguaje desconocido: «Retiré sus hombros de la car-
ga, y sus manos dejaron la espuerta. Clamaste en la aflicción,
y te libré.R.
Te respondí oculto entre los truenos, te puse a prueba junto a la
fuente de Meribá. Escucha, pueblo mío, doy testimonio contra ti;
¡ojalá me escuchases, Israel!R.
No tendrás un dios extraño, no adorarás un dios extranjero; yo
soy el Señor, Dios tuyo, que te saqué del país de Egipto.R.
¡Ojalá me escuchase mi pueblo y caminase Israel por mi ca-
mino! Lo alimentaría con flor de harina, lo saciaría con miel
silvestre». R.

Aclamación antes del Evangelio Mt 4, 17


Conviértanse —dice el Señor—, porque está cerca el Reino de
los Cielos.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 12, 28b-34

R. Gloria a ti, Señor.

34
III de Cuaresma
3.a semana del Salterio
VIERNES
marzo 8
En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó:
«¿Qué mandamiento es el primero de todos?». Respondió Jesús:
«El primero es: “Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único
Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda
tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser”. El segundo es este:
“Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No hay mandamiento
mayor que estos». El escriba replicó: «Muy bien, Maestro, sin
duda tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay
otro fuera de Él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el
entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno
mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios». Jesús,
viendo que había respondido sensatamente, le dijo: «No estás le-
jos del Reino de Dios». Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Mira, Señor, con bondad los dones que te dedicamos, para
que sean gratos a tus ojos y nos alcancen siempre la salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Mc 12, 33
Amar a Dios con todo el corazón, y al prójimo como a uno
mismo, vale más que todos los sacrificios.
Oración después de la comunión
La acción de tu poder, Señor, penetre nuestros cuerpos y al-
mas, para que poseamos en la plenitud de la salvación lo que en
esta participación hemos recibido. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Señor, mira a los fieles que imploran tu misericordia, para que
puedan difundir por todas partes los dones de tu amor quienes
han puesto en ti su confianza. Por Jesucristo, nuestro Señor.

35
Sábado
marzo 9 de marzo
III SEMANA DE CUARESMA
Santa Francisca Romana (ML) - 3.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
El profeta Oseas escribe en un momento de aguda crisis moral
y social, marcado por la idolatría y distintas formas de injusticias.
¿Estaba todo perdido, entonces? El profeta, en la primera lectura de
hoy, llama a su pueblo a la conversión.
El evangelio, por su parte, nos cuestiona sobre nuestras pretensio-
nes de rectitud. ¿Llevar una vida de bien es una causa de soberbia y
de exclusión a los demás? Si es así, ¿acaso podremos hacer realidad
el mandamiento de amar al prójimo como a uno mismo? Jesús nos
propone un camino distinto que brota de la confianza en un Dios mi-
sericordioso.
Padre bueno, llena nuestros corazones de humildad para que,
como tú, dejemos primar la compasión en nuestras vidas.

Antífona de entrada Sal 102, 2-3


Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios. Él
perdona todas tus culpas.
Oración colecta
Llenos de alegría, al celebrar un año más la Cuaresma, te
pedimos, Señor, al unirnos a los sacramentos pascuales, que
gocemos plenamente de su eficacia. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura de la profecía de Oseas 6, 1-6
Vamos, volvamos al Señor. Porque Él ha desgarrado, y Él nos
curará; Él nos ha golpeado, y Él nos vendará. En dos días nos
volverá a la vida y al tercero nos hará resurgir; viviremos en su
presencia y comprenderemos. Procuremos conocer al Señor. Su
manifestación es segura como la aurora. Vendrá como la lluvia,
como la lluvia de primavera que empapa la tierra». ¿Qué haré de

36
III de Cuaresma
3.a semana del Salterio
SÁBADO
marzo 9
ti, Efraín, qué haré de ti, Judá? El amor de ustedes es como nube
mañanera, como el rocío que al alba desaparece. Sobre una roca
tallé mis mandamientos; los castigué por medio de los profetas
con las palabras de mi boca. Mi juicio se manifestará como la
luz. Quiero misericordia y no sacrificio, conocimiento de Dios,
más que holocaustos.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 50, 3-4.18-21
R . Quiero misericordia, y no sacrificio.
Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión
borra mi culpa; lava del todo mi delito, limpia mi pecado. R.
Los sacrificios no te satisfacen: si te ofreciera un holocausto, no
lo querrías. El sacrificio agradable a Dios es un espíritu quebran-
tado; un corazón quebrantado y humillado, tú, oh, Dios, tú no
lo desprecias.R.
Señor, por tu bondad, favorece a Sion, reconstruye las murallas
de Jerusalén: entonces aceptarás los sacrificios rituales, ofrendas
y holocaustos.R.

Aclamación antes del Evangelio Sal 94, 8ab


No endurezcan hoy su corazón; escuchen la voz del Señor.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 18, 9-14

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, dijo Jesús esta parábola a algunos que
confiaban en sí mismos por considerarse justos y despreciaban
a los demás: «Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era
fariseo; el otro, publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su
interior: “¡Oh, Dios!, te doy gracias porque no soy como los de-
más hombres: ladrones, injustos, adúlteros; ni tampoco como
ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo

37
9 SÁBADO
marzo
Santa Francisca Romana
Memoria libre

de todo lo que tengo”. El publicano, en cambio, quedándose


atrás, no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo, sino que se
golpeaba el pecho diciendo: “¡Oh, Dios!, ten compasión de este
pecador”. Les digo que este bajó a su casa justificado, y aquel
no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se
humilla será enaltecido».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Oh, Dios, cuya gracia nos permite, purificados nuestros senti-
dos, acercarnos a tus santos misterios, concédenos rendirte una
alabanza adecuada, al celebrar solemnemente lo que nos has
entregado en ellos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Lc 18, 13
El publicano, quedándose atrás, se golpeaba el pecho dicien-
do: «Oh, Dios, ten compasión de este pecador».
Oración después de la comunión
Concédenos, Dios misericordioso, celebrar con sincera entre-
ga las realidades santas que nos alimentan continuamente, y re-
cibirlas siempre con espíritu de fe. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Extiende, Señor, sobre tus fieles tu mano derecha como
auxilio celestial, para que te busquen de todo corazón y me-
rezcan conseguir todo lo que piden dignamente. Por Jesucristo,
nuestro Señor.

38
marzo
Domingo 10 de marzo
IV DOMINGO DE CUARESMA (Laetare)
4.a semana del Salterio - Rosado o Morado

«Dios mandó su Hijo al mundo para que el mundo


se salve por Él»
2 Cro 36, 14-16.19-23; Sal 136, 1-6; Ef 2, 4-10; Jn 3, 14-21

Dos siglos después del exilio, el pueblo judío se seguía pre-


guntando por qué Dios permitió la destrucción del templo y de la
Ciudad Santa. El libro de las Crónicas, escrito en esos años, plantea
distintas respuestas según la mentalidad de la época, que concebía
las desgracias como castigos de Dios debido a nuestros pecados. El
autor señala como causas las infidelidades e insensatez de los líderes
políticos y religiosos y el incumplimiento del descanso sabático de
la tierra (cada seis años debía dejarse uno para el descanso de los
campos). Con todo, el pasaje concluye con un mensaje de esperan-
za: después de «setenta años», Dios liberó a su pueblo por mano del
rey persa Ciro. Por tanto, la historia está en sus manos.
El evangelio, por su parte, nos presenta una sección del diá-
logo de Jesús y Nicodemo, un miembro destacado del Sanedrín.
Jesús compara su crucifixión con la serpiente curativa, salvífica que
Moisés elevó en el desierto para sanar a quienes eran picados por
víboras venenosas. De igual forma, la cruz, un signo de muerte, con
Jesús, se transforma en una fuerza salvífica, una fuente de vida, ya
que allí Dios nos ha mostrado cuánto ama al mundo. La cruz es el
máximo signo de entrega y servicio a los demás, en contraste con su
uso histórico como un medio de ejecución para esclavos. Jesús, con
la entrega de sí mismo, proclama que una vida plena es aquella que
se dona a favor del prójimo.

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comentario al evangelio de hoy:
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39
10 DOMINGO
marzo

Monición general
Las lecturas de este domingo nos hablan de distintos modos
sobre el amor de Dios. El libro de las Crónicas rememora uno de los
acontecimientos más trágicos de la historia de Israel: el exilio. Pero
no todo había quedado allí, Dios, por el profeta Jeremías, también
había prometido rescatar a su pueblo, como efectivamente lo hace. La
segunda lectura, por su parte, nos recuerda que la cruz de Jesús nos ha
rescatado del camino de muerte en que andábamos, para conducirnos
hacia la vida plena. Y el evangelio nos ilumina para comprender el sentido
salvífico de la cruz de Jesús, ella nos revela cuánto ama Dios al mundo.
Señor Jesús, confiamos que la expresión de tu amor,
nos haga mejores personas.
Antífona de entrada Is 66, 10-11
Alégrate, Jerusalén, reúnanse todos los que la aman, regocí-
jense los que estuvieron tristes para que exulten; mamarán a sus
pechos y se saciarán de sus consuelos.
No se dice el gloria.
Oración colecta
Oh, Dios, que, por tu Verbo, realizas de modo admirable la
reconciliación del género humano, haz que el pueblo cristiano
se apresure, con fe gozosa y entrega diligente, a celebrar las próxi-
mas fiestas pascuales. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
La tragedia de la destrucción del templo y la deportación a Babilo-
nia seguía resonando en la mente del pueblo judío incluso dos siglos
después. Por eso, el autor del libro de las Crónicas nos ofrece una
respuesta acorde con la mentalidad de su tiempo. ¡Escuchemos!
Lectura del segundo libro de las Crónicas 36, 14-16.19-23
En aquellos días, todos los jefes de los sacerdotes y el pueblo
multiplicaron sus infidelidades, según las costumbres abominables
de los paganos, y mancharon la casa del Señor, que el Señor había
consagrado en Jerusalén. El Señor, Dios de sus padres, les envió

40
IV de Cuaresma
4.a semana del Salterio
DOMINGO
marzo 10
desde el principio avisos por medio de sus mensajeros, porque tenía
compasión de su pueblo y de su morada. Pero ellos se burlaron de
los mensajeros de Dios, despreciaron sus palabras y se mofaron de
sus profetas, hasta que la ira del Señor se encendió sin remedio con-
tra su pueblo. Los caldeos incendiaron la casa de Dios y derribaron
las murallas de Jerusalén; prendieron fuego a todos sus palacios y
destruyeron todos sus objetos preciosos. Y a los que escaparon de la
espada los llevaron cautivos a Babilonia, donde fueron esclavos del
rey y de sus hijos hasta la llegada del reino de los persas; para que
se cumpliera lo que dijo Dios por boca del profeta Jeremías: «Hasta
que el país haya pagado sus sábados, descansará todos los días de la
desolación, hasta que se cumplan los setenta años».
En el año primero de Ciro, rey de Persia, en cumplimiento
de la Palabra del Señor, por boca de Jeremías, movió el Señor el
espíritu de Ciro, rey de Persia, que mandó publicar de palabra y
por escrito en todo su reino: «Así habla Ciro, rey de Persia: “El
Señor, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la
tierra. Él me ha encargado que le edifique una casa en Jerusalén,
en Judá. Quien de entre ustedes pertenezca a su pueblo, que
parta hacia allá, y que su Dios lo acompañe”».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 136, 1-6
R . Que no me olvide de ti, Señor.
Junto a los canales de Babilonia nos sentamos a llorar con nostalgia
de Sion; en los sauces de sus orillas colgábamos nuestras cítaras.R.
Allí los que nos deportaron nos invitaban a cantar; nuestros
opresores, a divertirlos: «Cántennos un cantar de Sion».R.
¡Cómo cantar un cántico del Señor en tierra extranjera! Si me
olvido de ti, Jerusalén, que se me paralice la mano derecha.R.
Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti, si
no pongo a Jerusalén en la cumbre de mis alegrías.R.

41
10 DOMINGO
marzo

Segunda lectura
El Bautismo y el don de la fe en Jesús, ¿es un don o un privilegio? A
veces, parece que lo asumimos como si fuera un privilegio, sin embar-
go, san Pablo nos recuerda su auténtico sentido. ¡Escuchemos!
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 2, 4-10
Hermanos: Dios, rico en misericordia, por el gran amor con
que nos amó, estando nosotros muertos por los pecados, nos ha
hecho vivir con Cristo —por pura gracia están ustedes salvados—,
nos ha resucitado con Cristo Jesús y nos ha sentado en el cielo
con Él. Así quiso mostrar a los siglos venideros la inmensa rique-
za de su gracia, por la bondad que nos manifestó en Cristo Jesús.
Por la gracia, en efecto, han sido salvados mediante la fe. Y no se
debe a ustedes, sino que es un don de Dios; y tampoco se debe
a las obras, para que nadie pueda presumir. Pues somos obra
suya. Nos ha creado en Cristo Jesús, para que nos dediquemos a
las buenas obras, que Él nos asignó para que las practicásemos.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio Jn 3, 16
Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único. Todo
el que cree en Él tiene vida eterna.
Santo Evangelio
Próximos al acontecimiento central de nuestra fe, el pasaje evan-
gélico de hoy nos revela el sentido de la cruz de Jesús. Con frecuencia,
anunciamos o, de hecho, tememos a un Dios juez, ¿pero es ese el rostro
que nos ha mostrado en la cruz de su Hijo? ¡Escuchemos!
Lectura del santo Evangelio según san Juan 3, 14-21
R. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: «Lo mismo que
Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado
el Hijo del Hombre, para que todo el que cree en Él tenga vida
eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único

42
IV de Cuaresma
4.a semana del Salterio
DOMINGO
marzo 10
para que no perezca ninguno de los que creen en Él, sino que
tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo
para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por me-
dio de Él.
El que cree en Él no será condenado; por el contrario, el que
no cree ya está condenado, porque no ha creído en el nombre
del Hijo único de Dios. El juicio consiste en esto: que la luz vino
al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque
sus obras eran malas. Pues todo el que obra perversamente de-
testa la luz y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus
obras. En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para
que se vea que sus obras están hechas según Dios».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice el credo.

Oración universal
Oremos a Dios, que es rico en misericordia, y que en Jesucris-
to nos ha llamado a obrar según la ley del amor. Digámosle:
R. Salva a tu pueblo, Señor.
1. Para que Jesús, que murió en la cruz para conseguirnos la
reconciliación con Dios, ayude a su Iglesia a mantenerse fiel y
a dispensar su misericordia y su perdón. Oremos.R.
2. Para que en todos los cristianos, contemplando el gran acon-
tecimiento de entrega de amor de Jesús, broten sentimientos
de bondad y solidaridad. Oremos.R.
3. Para que el Señor que fue colgado de un madero para
enseñarnos la locura del amor de Dios Padre, conceda a los
consagrados una entrega radical, un espíritu sin fronteras y un
corazón nuevo. Oremos.R.
4. Para que quien nos abrió el camino hacia la Vida, introduzca
en ella a quienes hoy morirán. Oremos.R.

43
10 DOMINGO
marzo

Señor Dios, que tanto amas al mundo que nos diste a tu Hijo
para que nos salvara de la muerte y del pecado, escucha las súpli-
cas que, en nombre de todos los hombres te hemos presentado,
y haz que un día gocemos de tu luz y de tu verdad. Por Jesucristo
nuestro Señor.R. Amén.
Oración sobre las ofrendas
Señor, al ofrecerte alegres los dones de la eterna salvación,
te rogamos nos ayudes a celebrarlos con fe verdadera y a saber
ofrecértelos de modo adecuado por la salvación del mundo. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal 121, 3-4
Jerusalén está fundada como ciudad bien compacta. Allá
suben las tribus, las tribus del Señor, a celebrar tu nombre, Señor.
Oración después de la comunión
Oh, Dios, luz que alumbra a todo hombre que viene a este mun-
do, ilumina nuestros corazones con la claridad de tu gracia, para
que seamos capaces de pensar siempre, y de amar con sinceridad,
lo que es digno y grato a tu grandeza. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Defiende, Señor, a los que te suplican, fortalece a los débiles,
vivifica siempre con tu luz a los que caminan en sombras de
muerte y, libres de todo mal por tu compasión, concédeles llegar
a los bienes definitivos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

44
marzo
Lunes 11 de marzo
IV SEMANA DE CUARESMA
4.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
Las lecturas de hoy nos invitan a la esperanza. ¿Llegará un día en que
ya no haya dolor ni llanto?, nos preguntamos con frecuencia. El profeta
Isaías nos exhorta a ver el futuro desde la confianza puesta en Dios.
El evangelio de hoy, justamente, nos presenta una escena que
muestra cuán confiable es el Señor. Un funcionario romano debe
fiarse tan solo de la Palabra de Jesús, y verá cumplido lo que espera.
Señor, fortalecidos por la esperanza que tu animas en nuestros corazones
y en el mundo, ayúdanos a superar nuestros pesimismos.
Antífona de entrada Sal 30, 7-8
Yo confío en el Señor. Que tu misericordia sea mi gozo y mi
alegría porque te has fijado en mi aflicción.
Oración colecta
Oh, Dios, que renuevas el mundo por medio de sacramentos
divinos, concede a tu Iglesia la ayuda de estos auxilios del cielo sin
que le falten los necesarios de la tierra. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de Isaías 65, 17-21
Esto dice el Señor: «Miren: voy a crear un nuevo cielo y una
nueva tierra: de las cosas pasadas ni habrá recuerdo ni vendrá
pensamiento. Regocíjense, alégrense por siempre por lo que voy
a crear: yo creo a Jerusalén “alegría”, y a su pueblo, “júbilo”. Me
alegraré por Jerusalén y me regocijaré con mi pueblo, ya no se
oirá en ella ni llanto ni gemido; ya no habrá allí niño que dure
pocos días, ni adulto que no colme sus años, pues será joven
quien muera a los cien años, y quien no los alcance se tendrá
por maldito. Construirán casas y las habitarán, plantarán viñas y
comerán los frutos».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
45
11 LUNES
marzo

Salmo responsorial Sal 29, 2.4-6.11-13


R . Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.
Te ensalzaré, Señor, porque me has librado y no has dejado que
mis enemigos se rían de mí. Señor, sacaste mi vida del abismo,
me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa.R.
Canten para el Señor, fieles suyos, celebren el recuerdo de su
nombre santo; su cólera dura un instante; su bondad, de por
vida; al atardecer nos visita el llanto; por la mañana, el júbilo.R.
Escucha, Señor, y ten piedad de mí; Señor, socórreme. Cambiaste
mi luto en danzas. Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre. R.

Aclamación antes del Evangelio Am 5, 14


Busquen el bien y no el mal, y vivirán, y así estará con ustedes
el Señor.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 4, 43-54

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, salió Jesús de Samaría para Galilea. Jesús
mismo había atestiguado: «Un profeta no es estimado en su
propia patria». Cuando llegó a Galilea, los galileos lo recibieron
bien, porque habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén
durante la fiesta, pues también ellos habían ido a la fiesta. Fue
Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua
en vino. Había un funcionario real que tenía un hijo enfermo en
Cafarnaún. Oyendo que Jesús había llegado de Judea a Galilea,
fue a verlo, y le pedía que bajase a curar a su hijo que estaba mu-
riéndose. Jesús le dijo: «Si no ven signos y prodigios, no creen».
El funcionario insiste: «Señor, baja antes de que se muera mi
niño». Jesús le contesta: «Anda, tu hijo vive». El hombre creyó en
la palabra de Jesús y se puso en camino. Iba ya bajando, cuando
sus criados vinieron a su encuentro diciéndole que su hijo vivía.
Él les preguntó a qué hora había empezado la mejoría. Y le con-

46
IV de Cuaresma
4.a semana del Salterio
LUNES
marzo 11
testaron: «Ayer a la hora séptima lo dejó la fiebre». El padre cayó
en la cuenta de que esa era la hora en que Jesús le había dicho:
«Tu hijo vive». Y creyó él con toda su familia. Este segundo signo
lo hizo Jesús al llegar de Judea a Galilea.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Señor, concédenos recibir el fruto de estas ofrendas dedica-
das a ti, para que, limpios de la vieja conducta de pecado, nos
renovemos con el anticipo de la vida celestial. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Antífona de comunión Ez 36, 27
Les infundiré mi espíritu y haré que caminen según mis pre-
ceptos, y que guarden y cumplan mis mandatos, dice el Señor.
Oración después de la comunión
Te pedimos, Señor, que tus sacramentos, renovándonos, nos
llenen de vida y, santificándonos, nos conduzcan a los premios
eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Te pedimos, Señor, que renueves interior y exteriormente a tu
pueblo, para que aumente su propósito de santificación sin que
lo impidan los placeres corporales. Por Jesucristo, nuestro Señor.

47
Martes
marzo 12 de marzo
IV SEMANA DE CUARESMA
4.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
El profeta Ezequiel escribe para sus compatriotas en el contexto
de la deportación babilónica. ¿Había aún alguna esperanza, incluso
allí en el exilio y lejos del templo de Jerusalén? El profeta vislumbra
una realidad nueva: del templo brotarán aguas nuevas que sanarán
las heridas y darán vida en abundancia a lo que parece muerto. En el
evangelio un hombre, casi sin esperanzas ya, encuentra esa agua viva
en la Palabra sanadora de Jesús.
Señor Jesús, gracias por salir a nuestro encuentro,
danos ojos atentos hacia los que sufren.

Antífona de entrada Is 55, 1


Sedientos, acudan por agua, dice el Señor; vengan los que no
tienen dinero y beban con alegría.
Oración colecta
Señor, que el ejercicio respetable de este tiempo santo prepare
el corazón de tus fieles para acoger adecuadamente el misterio
pascual y anunciar a todos los hombres el mensaje de tu salva-
ción. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura de la profecía de Ezequiel 47, 1-9.12
En aquellos días, el ángel me hizo volver a la entrada del
templo del Señor. De debajo del umbral del templo corría agua
hacia el este —el templo miraba al este—. El agua bajaba por
el lado derecho del templo, al sur del altar. Me hizo salir por
el pórtico septentrional y me llevó por fuera hasta el pórtico
exterior que mira al este. El agua corría por el lado derecho. El
hombre que llevaba el cordel en la mano salió hacia el este,
midió quinientos metros y me hizo atravesar el agua, que me
llegaba hasta los tobillos. Midió otros quinientos metros y me

48
IV de Cuaresma
4.a semana del Salterio
MARTES
marzo 12
hizo atravesar el agua, que me llegaba hasta las rodillas. Midió
todavía otros quinientos metros y me hizo atravesar el agua, que
me llegaba hasta la cintura. Midió otros quinientos metros: era
ya un torrente que no se podía vadear, sino cruzar a nado.
Entonces me dijo: «¿Has visto, hijo de hombre?». Después me
condujo por la ribera del torrente. Al volver vi en ambas riberas
del torrente una gran arboleda. Me dijo: «Estas aguas fluyen
hacia la zona oriental, descienden hacia la estepa y desembocan
en el mar de la Sal. Cuando hayan entrado en él, sus aguas serán
saneadas. Todo ser viviente que se agita, allí donde desemboque
la corriente, tendrá vida; y habrá peces en abundancia. Porque
apenas estas aguas hayan llegado hasta allí, habrán saneado el
mar y habrá vida allí donde llegue el torrente. En ambas riberas
del torrente crecerá toda clase de árboles frutales; no se marchita-
rán sus hojas ni se acabarán sus frutos; darán nuevos frutos cada
mes, porque las aguas del torrente fluyen del santuario; su fruto
será comestible y sus hojas medicinales».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 45, 2-3.5-6.8-9
R . El Señor del universo está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza, poderoso defensor en
el peligro. Por eso no tememos, aunque tiemble la tierra, y los
montes se desplomen en el mar.R.
Un río y sus canales alegran la ciudad de Dios, el Altísimo con-
sagra su morada. Teniendo a Dios en medio, no vacila; Dios la
socorre al despuntar la aurora.R.
El Señor del universo está con nosotros, nuestro alcázar es el
Dios de Jacob. Vengan a ver las obras del Señor, las maravillas
que hace en la tierra.R.

49
12 MARTES
marzo

Aclamación antes del Evangelio Sal 50, 12a.14a


Oh, Dios, crea en mí un corazón puro, devuélveme la alegría de
tu salvación.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 5, 1-16

R. Gloria a ti, Señor.


Se celebraba una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén.
Hay en Jerusalén, junto a la Puerta de las Ovejas, una piscina que
llaman en hebreo Betesda. Esta tiene cinco pórticos, y allí esta-
ban echados muchos enfermos, ciegos, cojos, paralíticos. Estaba
también allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo.
Jesús, al verlo echado, y sabiendo que ya llevaba mucho tiempo,
le dice: «¿Quieres quedar sano?». El enfermo le contestó: «Señor,
no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se remueve
el agua; para cuando llego yo, otro se me ha adelantado». Jesús le
dice: «Levántate, toma tu camilla y echa a andar». Y al momento
el hombre quedó sano, tomó su camilla y echó a andar.
Aquel día era sábado, y los judíos dijeron al hombre que había
quedado sano: «Hoy es sábado, y no se puede llevar la camilla».
Él les contestó: «El que me ha curado es quien me ha dicho:
“Toma tu camilla y echa a andar”». Ellos le preguntaron: «¿Quién
es el que te ha dicho que tomes la camilla y eches a andar?». Pero
el que había quedado sano no sabía quién era, porque Jesús,
a causa del gentío que había en aquel sitio, se había alejado.
Más tarde lo encuentra Jesús en el templo y le dice: «Mira, has
quedado sano; no peques más, no sea que te ocurra algo peor».
Se marchó aquel hombre y dijo a los judíos que era Jesús quien
lo había sanado. Por esto los judíos perseguían a Jesús, porque
hacía tales cosas en sábado.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

50
IV de Cuaresma
4.a semana del Salterio
MARTES
marzo 12
Oración sobre las ofrendas
Te ofrecemos, Señor, estos dones que tú mismo nos diste; haz
que manifiesten la ayuda de tu providencia sobre nuestra vida
mortal y actúen en nosotros como remedio de inmortalidad. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal 22, 1-2
El Señor me guía, nada me falta, en verdes praderas me hace
recostar, me conduce hacia fuentes tranquilas.
Oración después de la comunión
Purifica con bondad, Señor, nuestro espíritu y renuévanos
con los sacramentos del cielo, para que alcancemos también en
nuestro cuerpo los auxilios presentes y futuros. Por Jesucristo,
nuestro Señor.

Oración sobre el pueblo


Concede, Dios misericordioso, que tu pueblo mantenga siem-
pre su entrega a ti y que incesantemente obtenga de tu clemencia
lo que le conviene. Por Jesucristo, nuestro Señor.

J esús nos ayuda a superar aquello que nos


detiene, que nos paraliza. Por eso, podemos
acudir a Él aun cuando nos sintamos impedidos de
todo, carentes de cualquier recurso.
Anónimo

51
Miércoles
marzo 13 de marzo
IV SEMANA DE CUARESMA
4.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
Los israelitas llevaban ya varios años en el exilio de Babilonia.
¿Quedaba todavía algo que esperar o no había más opción que
resignarse? En este contexto surge un profeta genial, con un anuncio
inaudito: pronto acabará el exilio y podrían volver a la tierra prometida.
Solo hacía falta abrir los ojos para poder ver los caminos que estaba
trazando el Señor.
En el evangelio, Jesús es cuestionado por quebrantar el sábado.
¿Acaso tenía autoridad para atreverse a tanto? Quienes lo critican,
en realidad, se niegan a ver que Él proviene del Padre, que está por
encima de la norma porque es la fuente de la vida.
Señor Jesús, abre nuestros ojos para que te reconozcamos
como el enviado del Padre.

Antífona de entrada Sal 68, 14


Mi oración se dirige a ti, Señor, el día de tu favor; que me
escuche tu gran bondad, que tu fidelidad me ayude.
Oración colecta
Oh, Dios, que concedes a los justos el premio de sus méritos,
y a los pecadores, por la penitencia, les perdonas sus pecados, ten
piedad de nosotros, para que la humilde confesión de nuestras
culpas nos obtenga tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de Isaías 49, 8-15
Esto dice el Señor: «En tiempo de gracia te he respondido,
en día propicio te he auxiliado; te he defendido y constituido
alianza del pueblo, para restaurar el país, para repartir heredades
desoladas, para decir a los cautivos: “Salgan”, a los que están
en tinieblas: “Vengan a la luz”. Aun por los caminos pastarán,
tendrán praderas en todas las dunas; no pasarán hambre ni sed,

52
IV de Cuaresma
4.a semana del Salterio
MIÉRCOLES
marzo 13
no les hará daño el bochorno ni el sol; porque los conduce el
compasivo y los guía a manantiales de agua. Convertiré mis
montes en caminos, y mis senderos se nivelarán. Mírenlos venir
de lejos; mírenlos, del norte y del poniente, y los otros de la
tierra de Sinín. Exulta, cielo; alégrate, tierra; rompan a cantar,
montañas, porque el Señor consuela a su pueblo y se compadece
de los desamparados». Sion decía: «Me ha abandonado el Señor,
mi dueño me ha olvidado». ¿Puede una madre olvidar al niño
que amamanta, no tener compasión del hijo de sus entrañas?
Pues, aunque ella se olvidara, yo no te olvidaré.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 144, 8-9.13-14.17-18
R . El Señor es clemente y misericordioso.
El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en
piedad; el Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus
criaturas.R.
El Señor es fiel a sus palabras, bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer, endereza a los que ya se
doblan.R.
El Señor es justo en todos sus caminos, es bondadoso en todas
sus acciones; cerca está el Señor de los que lo invocan, de los que
lo invocan sinceramente.R.
Aclamación antes del Evangelio Jn 11, 25a.26
Yo soy la resurrección y la vida —dice el Señor—; el que cree en
mí no morirá para siempre.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 5, 17-30

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: «Mi Padre sigue
actuando, y yo también actúo». Por eso los judíos tenían más

53
13 MIÉRCOLES
marzo

ganas de matarlo: porque no solo quebrantaba el sábado, sino


también llamaba a Dios Padre suyo, haciéndose igual a Dios.
Jesús tomó la palabra y les dijo: «En verdad, en verdad les digo:
el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que viere
hacer al Padre. Lo que hace este, eso mismo hace también el
Hijo, pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que Él hace,
y le mostrará obras mayores que esta, para su asombro.
Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida,
así también el Hijo da vida a los que quiere. Porque el Padre
no juzga a nadie, sino que ha confiado al Hijo todo el juicio,
para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que
no honra al Hijo, no honra al Padre que lo envió. En verdad, en
verdad les digo: quien escucha mi palabra y cree al que me envió
posee la vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado
ya de la muerte a la vida. En verdad, en verdad les digo: llega la
hora, y ya está aquí, en que los muertos oirán la voz del Hijo de
Dios, y los que hayan oído vivirán. Porque, igual que el Padre
tiene vida en sí mismo, así ha dado también al Hijo tener vida
en sí mismo. Y le ha dado potestad de juzgar, porque es el Hijo
del Hombre. No los sorprenda esto, porque viene la hora en que
los que están en el sepulcro oirán su voz: los que hayan hecho el
bien saldrán a una resurrección de vida; los que hayan hecho el
mal, a una resurrección de juicio. Yo no puedo hacer nada por
mí mismo; según le oigo, juzgo, y mi juicio es justo, porque no
busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Te pedimos, Señor, que la eficacia de este sacrificio borre
nuestra condición antigua con la misericordia y nos haga crecer
en la novedad de la salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.

54
IV de Cuaresma
4.a semana del Salterio
MIÉRCOLES
marzo 13
Antífona de comunión Jn 3, 17
Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino
para que el mundo se salve por Él.
Oración después de la comunión
Después de recibir los dones del cielo, te pedimos, Señor, que
no sean motivo de juicio para nosotros, pues los instituiste como
medicina para tus fieles. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Que tus siervos, Señor, se sientan protegidos por tu amor,
para que, haciendo el bien en este mundo, logren llegar a ti,
suma bondad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

E l Padre encomendó al Hijo la misión de dar a


los hombres la vida eterna, amándolos hasta el
supremo sacrificio y, al mismo tiempo, le otorgó el
poder de juzgarlos, desde el momento que se hizo
Hijo del hombre, semejante en todo a nosotros. [...]
En su Reino eterno, Dios acoge a los que día a día se
esfuerzan por poner en práctica su palabra. Por eso
la Virgen María, la más humilde de todas las cria-
turas, es la más grande a sus ojos y se sienta, como
Reina, a la derecha de Cristo Rey. A su intercesión
celestial queremos encomendarnos una vez más
con confianza filial, para poder cumplir nuestra
misión cristiana en el mundo.
Benedicto XVI

55
Jueves
marzo 14 de marzo
IV SEMANA DE CUARESMA
4.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
La desesperación nunca es la mejor consejera. Angustiados porque
Moisés no volvía del Sinaí, los israelitas deciden fabricarse un becerro
de oro, reemplazan a Dios por un ídolo. De acuerdo con la mentalidad
de la época, la reacción del Señor no podía ser otra que el castigo. Sin
embargo, incluso en una situación así, prevalece su misericordia.
En el evangelio de hoy, prosiguen las disputas de Jesús con sus
adversarios. ¿Pero acaso son solo las palabras de Jesús las que lo
presentan como el Hijo de Dios? Él, más bien, nos muestra distintos
testimonios que lo acreditan como el enviado del Padre.
Padre santo, danos apertura de corazón
para acoger a tu Hijo en nuestras vidas.

Antífona de entrada Sal 104, 3-4


Que se alegren los que buscan al Señor. Recurran al Señor y a
su poder, busquen continuamente su rostro.
Oración colecta
Imploramos deseosos, Señor, tu perdón, para que tus siervos,
corregidos por la penitencia y educados por las buenas obras,
nos mantengamos fieles a tus mandamientos, para llegar, bien
dispuestos, a las fiestas de Pascua. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro del Éxodo 32, 7-14
En aquellos días, el Señor dijo a Moisés: «Anda, baja de la
montaña, que se ha pervertido tu pueblo, el que tú sacaste de
Egipto. Pronto se han desviado del camino que yo les había
señalado. Se han hecho un becerro de metal, se postran ante él,
le ofrecen sacrificios y proclaman: “Este es tu Dios, Israel, el que
te sacó de Egipto”». Y el Señor añadió a Moisés: «Veo que este

56
IV de Cuaresma
4.a semana del Salterio
JUEVES
marzo 14
pueblo es un pueblo de dura cerviz. Por eso, déjame: mi ira se va
a encender contra ellos hasta consumirlos. Y de ti haré un gran
pueblo». Entonces Moisés suplicó al Señor, su Dios: «¿Por qué,
Señor, se va a encender tu ira contra tu pueblo, que tú sacaste de
Egipto, con gran poder y mano robusta? ¿Por qué han de decir
los egipcios: “Con mala intención los sacó, para hacerlos morir
en las montañas y exterminarlos de la superficie de la tierra”?
Aleja el incendio de tu ira, arrepiéntete de la amenaza contra
tu pueblo. Acuérdate de tus siervos, Abrahán, Isaac e Israel, a
quienes juraste por ti mismo: “Multiplicaré su descendencia
como las estrellas del cielo, y toda esta tierra de que he hablado
se la daré a su descendencia para que la posea por siempre”».
Entonces se arrepintió el Señor de la amenaza que había pro-
nunciado contra su pueblo.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 105, 19-23
R. Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo.
En Horeb se hicieron un becerro, adoraron un ídolo de fundi-
ción; cambiaron su gloria por la imagen de un toro que come
hierba.R.
Se olvidaron de Dios, su salvador, que había hecho prodigios
en Egipto, maravillas en el país de Cam, portentos junto al mar
Rojo.R.
Dios hablaba ya de aniquilarlos; pero Moisés, su elegido, se puso
en la brecha frente a Él, para apartar su cólera del exterminio.R.

Aclamación antes del Evangelio Jn 3, 16


Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito; todo el
que cree en Él tienen vida eterna.

57
14 JUEVES
marzo

Lectura del santo Evangelio según san Juan 5, 31-47

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: «Si yo doy testimonio
de mí mismo, mi testimonio no es verdadero. Hay otro que da
testimonio de mí, y sé que es verdadero el testimonio que da de
mí. Ustedes enviaron mensajeros a Juan, y él ha dado testimonio
en favor de la verdad. No es que yo dependa del testimonio de
un hombre; si digo esto es para que ustedes se salven. Juan era
la lámpara que ardía y brillaba, y ustedes quisieron gozar un
instante de su luz.
Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: las
obras que el Padre me ha concedido llevar a cabo, esas obras que
hago dan testimonio de mí: que el Padre me ha enviado. Y el
Padre que me envió, Él mismo ha dado testimonio de mí. Nunca
han escuchado su voz, ni visto su rostro, y su palabra no habita
en ustedes, porque al que Él envió no le creen. Estudian las Es-
crituras pensando encontrar en ellas vida eterna; pues ellas están
dando testimonio de mí, ¡y no quieren venir a mí para tener
vida! No recibo gloria de los hombres; además, los conozco y sé
que el amor de Dios no está en ustedes. Yo he venido en nombre
de mi Padre, y no me recibieron; si otro viene en nombre propio,
a ese sí lo recibirán.
¿Cómo podrán creer ustedes, que aceptan gloria unos de otros
y no buscan la gloria que viene del único Dios? No piensen que
yo los voy a acusar ante el Padre, hay uno que los acusa: Moisés,
en quien tienen su esperanza. Si creyeran a Moisés, me creerían
a mí, porque de mí escribió él. Pero, si no creen en sus escritos,
¿cómo van a creer en mis palabras?».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

58
IV de Cuaresma
4.a semana del Salterio
JUEVES
marzo 14
Oración sobre las ofrendas
Concédenos, Dios todopoderoso, que la ofrenda de este sacri-
ficio libre siempre de todo mal nuestra debilidad y nos llene de
fortaleza. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Jr 31, 33
Pondré mi ley en su interior y la escribiré en sus corazones; yo
seré su Dios y ellos serán mi pueblo, dice el Señor.
Oración después de la comunión
Te pedimos, Señor, que nos purifiquen los sacramentos que
hemos recibido y que concedas a tus siervos liberarse de todas
sus culpas, para que se gloríen en la plenitud de la ayuda del
cielo los que se ven agobiados por el peso de su conciencia. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Oh, Dios, protector de los que en ti esperan, bendice a tu pue-
blo, sálvalo, defiéndelo, prepáralo con tu gracia, para que, libre
de pecado y protegido contra sus enemigos, persevere siempre en
tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.

E ntendernos a nosotros mismos como criaturas


de Dios nos permite reconocer que la vida es
un don, que se realiza en el servicio y comunión con
el prójimo. Toda la Sagrada Escritura habla de esto:
somos criaturas, un don del amor de Dios.
Raúl Enrique Castro Chambi

59
Viernes
marzo 15 de marzo
IV SEMANA DE CUARESMA (abstinencia)
4.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
Solemos pensar que las personas justas son queridas por todo el
mundo. Sin embargo, la primera lectura nos muestra una cara distinta,
el justo se convierte en el blanco de las hostilidades de quienes lo ven
como una amenaza para sus intereses y privilegios injustos. Basta
mirar a nuestra realidad para ver cuánta razón tiene el autor. Jesús
es el paradigma del justo perseguido, como vemos en el evangelio de
hoy. Debe subir a Jerusalén a escondidas porque lo buscaban para
matarlo. El justo nos incomoda, a menos que acojamos su llamado y
su mensaje.
Señor Jesús, ilumínanos para abrir nuestros corazones
y nuestras vidas a ti y a tu Evangelio.

Antífona de entrada Sal 53, 3-4


Oh, Dios, sálvame por tu nombre, líbrame con tu poder. Oh,
Dios, escucha mi súplica, atiende mis palabras.
Oración colecta
Oh, Dios, que has preparado el remedio adecuado para
nuestra fragilidad, concédenos recibir con alegría la salvación
que nos otorgas y manifestarla en nuestra propia conducta. Por
nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de la Sabiduría 2, 1a.12-22
Se decían los impíos, razonando equivocadamente: «Aceche-
mos al justo, que nos resulta fastidioso: se opone a nuestro modo
de actuar, nos reprocha las faltas contra la ley y nos reprende
contra la educación recibida; presume de conocer a Dios y se
llama a sí mismo hijo de Dios. Es un reproche contra nuestros
criterios, su sola presencia nos resulta insoportable. Lleva una
vida distinta de todos los demás y va por caminos diferentes.

60
IV de Cuaresma
4.a semana del Salterio
VIERNES
marzo 15
Nos considera moneda falsa y nos esquiva como a impuros.
Proclama dichoso el destino de los justos, y presume de tener
por padre a Dios. Veamos si es verdad lo que dice, comprobando
cómo es su muerte. Si el justo es hijo de Dios, Él lo auxiliará y lo
librará de las manos de sus enemigos. Lo someteremos a ultrajes
y torturas, para conocer su temple y comprobar su resistencia.
Lo condenaremos a muerte ignominiosa, pues, según dice, Dios
lo salvará». Así discurren, pero se equivocan, pues los ciega su
maldad. Desconocen los misterios de Dios, no esperan el premio
de la santidad, ni creen en la recompensa de una vida intachable.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 33, 17-21.23
R. El Señor está cerca de los atribulados.
El Señor se enfrenta con los malhechores, para borrar de la tierra
su memoria. Cuando uno grita, el Señor lo escucha y lo libra de
sus angustias.R.
El Señor está cerca de los atribulados, salva a los abatidos. Aun-
que el justo sufra muchos males, de todos lo librará el Señor.R.
Él cuida de todos sus huesos, y ni uno solo se quebrará. El Señor
redime a sus siervos, no será castigado quien se acoge a Él.R.

Aclamación antes del Evangelio Mt 4, 4b


No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de
la boca de Dios.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 7, 1-2.10.25-30

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, recorría Jesús Galilea, pues no quería andar
por Judea porque los judíos trataban de matarlo. Se acercaba
la fiesta judía de las Tiendas. Una vez que sus hermanos se
hubieron marchado a la fiesta, entonces subió Él también, no

61
15 VIERNES
marzo

abiertamente, sino a escondidas. Entonces algunos que eran de


Jerusalén dijeron: «¿No es este el que intentan matar? Pues miren
cómo habla abiertamente, y no le dicen nada. ¿Será que los jefes
se han convencido de que este es el Mesías? Pero este sabemos
de dónde viene, mientras que el Mesías, cuando llegue, nadie
sabrá de dónde viene». Entonces Jesús, mientras enseñaba en el
templo, gritó: «A mí me conocen, y conocen de dónde vengo.
Sin embargo, yo no vengo por mi cuenta, sino que el Verdadero
es el que me envía; a ese ustedes no lo conocen; yo lo conozco,
porque procedo de Él y Él me ha enviado». Entonces intentaban
agarrarlo; pero nadie le pudo echar mano, porque todavía no
había llegado su hora.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Dios todopoderoso, que este sacrificio nos purifique con su
eficacia, para que lleguemos más limpios a ti. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Antífona de comunión Ef 1, 7
En Cristo, por su sangre, tenemos la redención, el perdón de
los pecados, conforme a la riqueza de su gracia.
Oración después de la comunión
Señor, así como pasamos de lo antiguo a lo nuevo, haz que,
abandonada la vieja condición de pecado, nos renovemos con
un espíritu santificado. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Mira, Señor, a tus siervos, y a los que ponen su confianza en tu
misericordia, protégelos generosamente con tu celestial auxilio.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

62
marzo
Sábado 16 de marzo
IV SEMANA DE CUARESMA
4.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
El profeta Jeremías se presentó a su pueblo procurando infundirles
sensatez, para que, frente a la amenaza del Imperio babilónico, se
condujeran con prudencia. No obstante, en lugar de hacerle caso, solo
lo hostilizaban, principalmente los jefes de Israel. En la lectura de hoy,
nos expresa su lamento frente a semejante decepción. Algo parecido
le ocurre a Jesús. Su presencia no dejaba indiferente a nadie, pero los
poderosos confabulan contra Él para sacarlo de en medio, como en
realidad harán un tiempo después.
Señor Jesús, tú no nos ofreces caminos fáciles, pero infúndenos
tu Espíritu para que sepamos hacer vida tu Evangelio.

Antífona de entrada Sal 17, 5-7


Me cercaban olas mortales, me envolvían las redes del abismo;
en el peligro invoqué al Señor, desde su templo Él escuchó mi voz.
Oración colecta
Te pedimos, Señor, que tu acción misericordiosa mueva nues-
tros corazones, ya que sin tu ayuda no podemos complacerte.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de Jeremías 11, 18-20
El Señor me instruyó, y comprendí, me explicó todas sus
intrigas. Yo, como manso cordero, era llevado al matadero; des-
conocía los planes que estaban urdiendo contra mí: «Talemos el
árbol en su lozanía, arranquémoslo de la tierra de los vivos, que
jamás se pronuncie su nombre». Señor del universo, que juzgas
rectamente, que examinas las entrañas y el corazón, deja que yo
pueda ver cómo te vengas de ellos, pues a ti he confiado mi causa.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

63
16 SÁBADO
marzo

Salmo responsorial Sal 7, 2-3.9-12


R . Señor, Dios mío, a ti me acojo.
Señor, Dios mío, a ti me acojo, líbrame de mis perseguidores
y sálvame; que no me atrapen como leones y me desgarren sin
remedio.R.
Júzgame, Señor, según mi justicia, según la inocencia que hay en
mí. Cese la maldad de los culpables, y apoya tú al inocente, tú
que sondeas el corazón y las entrañas, tú, el Dios justo.R.
Mi escudo es Dios, que salva a los rectos de corazón. Dios es un
juez justo, Dios amenaza cada día.R.

Aclamación antes del Evangelio Lc 8, 15


Bienaventurados los que escuchan la Palabra de Dios con un co-
razón noble y generoso, la guardan y dan fruto con perseverancia.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 7, 40-53

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, algunos de entre la gente, que habían oído
los discursos de Jesús, decían: «Este es de verdad el profeta».
Otros decían: «Este es el Mesías». Pero otros decían: «¿Es que de
Galilea va a venir el Mesías? ¿No dice la Escritura que el Mesías
vendrá del linaje de David, y de Belén, el pueblo de David?». Y así
surgió entre la gente una discordia por su causa. Algunos querían
prenderlo, pero nadie le puso la mano encima. Los guardias del
templo acudieron a los sumos sacerdotes y fariseos, y estos les di-
jeron: «¿Por qué no lo han traído?». Los guardias respondieron:
«Jamás ha hablado nadie como ese hombre». Los fariseos les re-
plicaron: «También ustedes se han dejado embaucar? ¿Hay algún
jefe o fariseo que haya creído en Él? Esa gente que no entiende
de la ley son unos malditos». Nicodemo, el que había ido en
otro tiempo a visitarlo y que era fariseo, les dijo: «¿Acaso nuestra

64
IV de Cuaresma
4.a semana del Salterio
SÁBADO
marzo 16
ley permite juzgar a nadie sin escucharlo primero y averiguar lo
que ha hecho?». Ellos le replicaron: «¿También tú eres galileo?
Estudia y verás que de Galilea no salen profetas». Y se volvieron
cada uno a su casa.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Te pedimos, Señor, que seas propicio al recibir nuestras ofren-
das y, compasivo, atraigas hacia ti nuestras voluntades rebeldes.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión 1 P 1, 18-19
Hemos sido liberados con una sangre preciosa, como la de un
Cordero sin defecto y sin mancha, Cristo.
Oración después de la comunión
Que tus santos misterios nos purifiquen, Señor, y, por su
acción eficaz, nos vuelvan agradables a tus ojos. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Protege, Señor, a tu pueblo que avanza presuroso hacia las
próximas celebraciones y acompáñalo con la abundancia de tu
gracia, para que, sostenido por las realidades visibles, se vea aún
más estimulado hacia las invisibles. Por Jesucristo, nuestro Señor.

65
Domingo
marzo 17 de marzo
V DOMINGO DE CUARESMA
1.ª semana del Salterio - Morado

«Si el grano de trigo cae en tierra y muere, da mucho fruto»


Jr 31, 31-34; Sal 50, 3-4.12-15; Hb 5, 7-9; Jn 12, 20-33

El profeta Jeremías había visto que la alianza pactada en el


Sinaí había sido rota ya múltiples veces. Por eso, irrumpe con
una promesa inaudita: Dios sellará con Israel una nueva alianza.
En lugar de la ley escrita en tablas de piedra, ahora la esculpirá en
el corazón de cada ser humano. Para un hebreo, el corazón era la
sede de la voluntad, de las pasiones y del coraje, del conocimiento
y de la memoria. Si Dios quería un pueblo fiel, no podía limitarse a
dar disposiciones, debía penetrar en el corazón mismo de los seres
humanos. Solo así ellos sentirían una íntima necesidad de practicar
el bien, tendrían un impulso divino que los mueva a pensar y obrar
de acuerdo con Dios.
En el evangelio, unos griegos buscan hablar con Jesús, es decir,
descubrir su identidad profunda y saber si Él podía darle un nuevo
horizonte a sus vidas. No sabemos si, al final, fueron llevados a Je-
sús. Juan los hace salir de escena porque, ante todo, quiere hacernos
ver a Jesús (a nosotros, los lectores). Por eso, en lugar de concluir el
relato, introduce un discurso donde Jesús se deja ver realmente, nos
muestra su rostro (vv. 22-23). Toma la imagen del trigo. Para que
broten espigas preciosas, los granos deben, primero, ser «sepulta-
dos» en la tierra; solo de esa muerte surge una vida centuplicada. He
allí el sentido de lo que está a punto de acontecer: la cruz de Jesús.
De lo que parece una derrota absoluta, irrumpirá la vida plena.

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comentario al evangelio de hoy:
https://libreriapaulinasonline.com/lecturas_dominicales_b17.jsp

66
V de Cuaresma
1.a semana del Salterio
DOMINGO
marzo 17
Monición general
Dios había establecido una alianza con su pueblo y le había
concedido la ley como guía para que orientara su vida. Sin embargo, las
infidelidades eran constantes. ¿Había fracasado la alianza, entonces?
El profeta Jeremías anuncia una alianza nueva, distinta a la anterior,
una que será inscrita en la interioridad de cada persona. El evangelio,
nos habla de un grupo de griegos que se presentan pidiendo ver a
Jesús. Él responde diciendo dónde lo podremos ver en plenitud: en
el acontecimiento de su muerte y resurrección. La segunda lectura
reflexiona sobre el significado de este acontecimiento, que Dios
hecho hombre haya pasado por la experiencia de la muerte y una
muerte de cruz.
Señor, abre nuestros ojos y corazones, para que, de verdad,
la luz de tu cruz nos ayude a ver quién eres.
Antífona de entrada Sal 42, 1-2
Hazme justicia, oh, Dios, defiende mi causa contra gente sin
piedad; sálvame del hombre traidor y malvado, porque tú eres
mi Dios y mi fortaleza.
No se dice el gloria.

Oración colecta
Te pedimos, Señor Dios nuestro, que, con tu ayuda, avance-
mos animosamente hacia aquel mismo amor que movió a tu
Hijo a entregarse a la muerte por la salvación del mundo. Por
nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
La alianza que Dios pactó con Israel en el monte Sinaí había fraca-
sado en múltiples ocasiones, debido a las infidelidades del pueblo. Por
eso, el profeta Jeremías anuncia una nueva alianza inscrita ya no en
tablas, sino de una forma completamente distinta. ¡Escuchemos!
Lectura del libro de Jeremías 31, 31-34
«Miren ustedes que llegan días —oráculo del Señor— en que
haré con la descendencia de Israel y de Judá una alianza nueva.

67
17 DOMINGO
marzo

No como la alianza que hice con sus padres, cuando los tomé de
la mano para sacarlos de Egipto: ellos quebrantaron mi alianza,
aunque yo era su Señor —oráculo del Señor—. Sino que así será
la alianza que haré con ellos, después de aquellos días —oráculo
del Señor—: Pondré mi ley dentro de ellos, la escribiré en sus
corazones; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Y no tendrá
que enseñar uno a su prójimo, el otro a su hermano, diciendo:
“Reconoce al Señor”. Porque todos me conocerán, desde el
pequeño al grande —oráculo del Señor—, cuando perdone sus
crímenes y no recuerde sus pecados».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 50, 3-4.12-15
R. Oh, Dios, crea en mí un corazón puro.
Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión
borra mi culpa; lava del todo mi delito, limpia mi pecado. R.
Oh, Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro
con espíritu firme; no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites
tu santo espíritu.R.
Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu
generoso: enseñaré a los malvados tus caminos, los pecadores
volverán a ti.R.

Segunda lectura
Por lo general, nos gusta imaginar a un Dios todopoderoso y siem-
pre victorioso. Sin embargo, en Jesús, Él nos ha mostrado un rostro
completamente distinto, uno que nos dice que nada de lo humano le
es ajeno. ¡Escuchemos!
Lectura de la carta a los Hebreos 5, 7-9
Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas,
presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte,

68
V de Cuaresma
1.a semana del Salterio
DOMINGO
marzo 17
cuando en su angustia fue escuchado. Él, a pesar de ser Hijo,
aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación,
se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de
salvación eterna.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio Jn 12, 26
El que quiera servirme, que me siga —dice el Señor—; y donde
esté yo, allí también estará mi servidor.
Santo Evangelio
Jesús atraía multitudes, entre ellos también los no judíos o gentiles
simpatizantes con el judaísmo que llegaban a Jerusalén por la fiesta de
Pascua. Eso es lo que nos presenta el evangelio de hoy, pero Jesús le da
un sentido más profundo a ese hecho.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 12, 20-33

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, entre los que habían venido a celebrar la
fiesta había algunos griegos; estos, acercándose a Felipe, el de
Betsaida de Galilea, le rogaban: «Señor, quisiéramos ver a Jesús».
Felipe fue a decírselo a Andrés; y Andrés y Felipe fueron a decír-
selo a Jesús. Jesús les contestó: «Ha llegado la hora de que sea
glorificado el Hijo del Hombre. Les aseguro que, si el grano de
trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere,
da mucho fruto. El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se
desprecia a sí mismo en este mundo se guardará para la vida
eterna. El que quiera servirme, que me siga; y donde esté yo, allí
también estará mi servidor. A quien me sirva, el Padre lo pre-
miará. Ahora mi alma está agitada, y ¿qué diré?: Padre, líbrame
de esta hora. Pero si por esto he venido, para esta hora. Padre,
glorifica tu nombre». Entonces vino una voz del cielo: «Lo he
glorificado y volveré a glorificarlo». La gente que estaba allí y lo

69
17 DOMINGO
marzo

oyó decía que había sido un trueno; otros decían que le había
hablado un ángel. Jesús tomó la palabra y dijo: «Esta voz no
ha venido por mí, sino por ustedes. Ahora va a ser juzgado el
mundo; ahora el Príncipe de este mundo va a ser echado fuera.
Y cuando yo sea elevado sobre la tierra atraeré a todos hacia mí».
Esto lo decía dando a entender la muerte de que iba a morir.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice el credo.

Oración universal
Presentamos nuestras intenciones a Dios que puede salvarnos
de la angustia y de la muerte eterna, y pidámosle que mire con
amor a su pueblo que le suplica. Digamos:
R. Escucha, Señor, nuestra oración.
1. Por la Iglesia: que, como María, sea madre de todos los que
buscan a Dios con sinceridad. Oremos.R.
2. Por nuestro país, especialmente por los que sufren el des-
empleo, la explotación y la marginación: que todos vivamos
como hermanos y construyamos un mundo más justo, frater-
no y solidario. Oremos.R.
3. Por los que anuncian el Evangelio: que su entrega dé frutos de
santidad y conversión en los que los escuchan. Oremos.R.
4. Por todos los hombres y mujeres: que, en Jesús, que dio su
vida por amor, encuentren consuelo, esperanza y fortaleza.
Oremos.R.
5. Por los que son perseguidos a causa de la verdad: que no
claudiquen de sus convicciones y den testimonio de los
valores auténticos. Oremos.R.
Escucha, Padre, nuestras oraciones, crea en nosotros un
corazón puro, renuévanos por la fuerza de la cruz de Cristo, y

70
V de Cuaresma
1.a semana del Salterio
DOMINGO
marzo 17
haz que Él nos transforme en testigos de tu amor. Por Jesucristo
nuestro Señor.R. Amén.

Oración sobre las ofrendas


Escúchanos, Dios todopoderoso, y, por la acción de este sa-
crificio, purifica a tus siervos, a quienes has iluminado con las
enseñanzas de la fe cristiana. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Jn 12, 24
En verdad, en verdad les digo: si el grano de trigo no cae en
tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto.
Oración después de la comunión
Te pedimos, Dios todopoderoso, que nos cuentes siempre
entre los miembros de Cristo, cuyo Cuerpo y Sangre hemos
recibido. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Oración sobre el pueblo
Señor, bendice a tu pueblo que espera siempre el don de tu
misericordia, y concédele, inspirado por ti, recibir lo que desea
de tu generosidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

C omo Felipe y Andrés, deberíamos ser amigos


de Jesús, amigos que lo conocen y pueden
abrir a los demás el camino que lleva a Él. Por
eso, creo que ahora deberíamos orar así: Señor,
ayúdanos a ser hombres en camino hacia ti. Señor,
concédenos que podamos verte cada vez más.
Ayúdanos a ser tus amigos, que abren a los demás
la puerta hacia ti.
Benedicto XVI

71
Lunes
marzo 18 de marzo
V SEMANA DE CUARESMA
San Cirilo de Jerusalén (ML) - 1.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
Las lecturas de hoy nos presentan dos situaciones parecidas, pero
opuestas. Dos mujeres acusadas de adulterio son procesadas y se
intenta ajusticiarlas, pero una de ellas es inocente y la otra culpable. El
Dios compasivo se apiada de ambas, cuida de los inocentes, pero en su
Hijo Jesús también nos ha revelado que Él ofrece su misericordia a los
pecadores. Él nos levanta de las cenizas de la injusticia, y también de
las miserias del pecado y la culpa.
Padre de bondad, limpia nuestros corazones, para que, en vez
de juzgar a los demás, aprendamos a mírarlos desde la misericordia.

Antífona de entrada Sal 55, 2


Misericordia, Dios mío, que me hostigan, me atacan y me
acosan todo el día.
Oración colecta
Oh, Dios, por tu gracia inefable nos sentimos enriquecidos
con toda bendición; haz que pasemos de la corrupción del hom-
bre viejo a la novedad de vida, de modo que nos preparemos
para la gloria del Reino celestial. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura de la profecía de Daniel 13, 1-9.15-17.19-30.33-62
En aquellos días, vivía en Babilonia un hombre llamado
Joaquín, casado con Susana, hija de Jelcías, mujer muy bella y
temerosa del Señor. Sus padres eran justos y habían educado a su
hija según la ley de Moisés. Joaquín era muy rico y tenía un jardín
junto a su casa; y como era el más respetado de todos, los judíos
solían reunirse allí. Aquel año fueron designados jueces dos an-
cianos del pueblo, de esos que el Señor denuncia diciendo: «En
Babilonia la maldad ha brotado de los viejos jueces, que pasan
por guías del pueblo». Solían ir a casa de Joaquín, y los que tenían

72
V de Cuaresma
1.a semana del Salterio
LUNES
marzo 18
pleitos que resolver acudían a ellos. A mediodía, cuando la gente
se marchaba, Susana salía a pasear por el jardín de su marido.
Los dos ancianos la veían a diario, cuando salía a pasear, y sin-
tieron deseos de ella. Pervirtieron sus pensamientos y desviaron
los ojos para no mirar al cielo, ni acordarse de sus justas leyes.
Sucedió que, mientras aguardaban ellos el día conveniente, salió
ella como los tres días anteriores sola con dos criadas, y tuvo ga-
nas de bañarse en el jardín, porque hacía mucho calor. No había
allí nadie, excepto los dos ancianos escondidos y acechándola.
Susana dijo a las criadas: «Tráiganme el perfume y las cremas y
cierran la puerta del jardín mientras me baño». Apenas salieron
las criadas, se levantaron los dos ancianos, corrieron hacia ella
y le dijeron: «Las puertas del jardín están cerradas, nadie nos ve,
y nosotros sentimos deseos de ti; así que consiente y acuéstate
con nosotros. Si no, daremos testimonio contra ti diciendo que
un joven estaba contigo y que por eso habías despachado a las
criadas». Susana lanzó un gemido y dijo: «No tengo salida: si
hago eso, mereceré la muerte; si no lo hago, no escaparé de sus
manos. Pero prefiero no hacerlo y caer en sus manos antes que
pecar delante del Señor».
Susana se puso a gritar, y los dos ancianos, por su parte, se
pusieron también a gritar contra ella. Uno de ellos fue corriendo
y abrió la puerta del jardín. Al oír los gritos en el jardín, la ser-
vidumbre vino corriendo por la puerta lateral a ver qué le había
pasado. Cuando los ancianos contaron su historia, los criados
quedaron abochornados, porque Susana nunca había dado que
hablar. Al día siguiente, cuando la gente vino a casa de Joaquín,
su marido, vinieron también los dos ancianos con el propósi-
to criminal de hacer morir a Susana. En presencia del pueblo
ordenaron: «Vayan a buscar a Susana, hija de Jelcías, mujer de
Joaquín». Fueron a buscarla, y vino ella con sus padres, hijos y
parientes. Toda su familia y cuantos la veían lloraban. Entonces

73
18 LUNES
marzo
San Cirilo de Jerusalén
Memoria libre

los dos ancianos se levantaron en medio de la asamblea y pusie-


ron las manos sobre la cabeza de Susana. Ella, llorando, levantó
la vista al cielo, porque su corazón confiaba en el Señor. Los
ancianos declararon: «Mientras paseábamos nosotros solos por
el jardín, salió esta con dos criadas, cerró la puerta del jardín y
despidió a las criadas. Entonces se le acercó un joven que estaba
escondido y se acostó con ella. Nosotros estábamos en un rincón
del jardín y, al ver aquella maldad, corrimos hacia ellos. Los
vimos abrazados, pero no pudimos sujetar al joven, porque era
más fuerte que nosotros, y, abriendo la puerta, salió corriendo.
En cambio, a esta le echamos mano y le preguntamos quién era
el joven, pero no quiso decírnoslo. Damos testimonio de ello».
{Como eran ancianos del pueblo y jueces, la asamblea les
creyó y la condenó a muerte. Susana dijo gritando: «Dios eterno,
que ves lo escondido, que lo sabes todo antes de que suceda, tú
sabes que han dado falso testimonio contra mí, y ahora tengo
que morir, siendo inocente de lo que su maldad ha inventado
contra mí». Y el Señor escuchó su voz. Mientras la llevaban
para ejecutarla, Dios suscitó el espíritu santo en un muchacho
llamado Daniel; y este dio una gran voz: «Yo soy inocente de la
sangre de esta». Toda la gente se volvió a mirarlo, y le pregunta-
ron: «Qué es lo que estás diciendo?». Él, plantado en medio de
ellos, les contestó: «Pero ¿están locos, hijos de Israel? ¿Conque,
sin discutir la causa ni conocer la verdad condenan a una hija de
Israel? Vuelvan al tribunal, porque esos han dado falso testimo-
nio contra ella».
La gente volvió a toda prisa, y los ancianos le dijeron: «Ven,
siéntate con nosotros e infórmanos, porque Dios mismo te ha
dado la ancianidad». Daniel les dijo: «Sepárenlos lejos uno del
otro, que los voy a interrogar». Cuando estuvieron separados el
uno del otro, él llamó a uno de ellos y le dijo: «¡Envejecido en
días y en crímenes! Ahora vuelven tus pecados pasados, cuando

74
V de Cuaresma
1.a semana del Salterio
LUNES
marzo 18
dabas sentencias injustas condenando inocentes y absolviendo
culpables, contra el mandato del Señor: “No matarás al inocente
ni al justo”. Ahora, puesto que tú la viste, dime debajo de qué
árbol los viste abrazados». Él contestó: «Debajo de una acacia».
Respondió Daniel: «Tu calumnia se vuelve contra ti. Un ángel
de Dios ha recibido ya la sentencia divina y te va a partir por
medio». Lo apartó, mandó traer al otro y le dijo: «¡Hijo de Ca-
naán, y no de Judá! La belleza te sedujo y la pasión pervirtió tu
corazón. Lo mismo hacían con las mujeres israelitas, y ellas por
miedo se acostaban con ustedes; pero una mujer judía no ha
tolerado su maldad. Ahora dime: ¿bajo qué árbol los sorpren-
diste abrazados?». Él contestó: «Debajo de una encina». Replicó
Daniel: «Tu calumnia también se vuelve contra ti, el ángel de
Dios aguarda con la espada para dividirte por medio. Y así aca-
bará con ustedes».
Entonces toda la asamblea se puso a gritar bendiciendo
a Dios, que salva a los que esperan en Él. Se alzaron contra
los dos ancianos, a quienes Daniel había dejado convictos de
falso testimonio por su propia confesión, e hicieron con ellos
lo mismo que ellos habían tramado contra el prójimo. Les
aplicaron la ley de Moisés y los ajusticiaron. Aquel día se salvó
una vida inocente.}
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Forma breve: Daniel 13, 41c-62 {...}
Salmo responsorial Sal 22, 1-6
R. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo,
porque tú vas conmigo.
El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me
hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis
fuerzas.R.

75
18 LUNES
marzo
San Cirilo de Jerusalén
Memoria libre

Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque


camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.R.
Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos; me unges
la cabeza con perfume, y mi copa rebosa.R.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de
mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término.R.
Aclamación antes del Evangelio Ez 33, 11
No quiero la muerte del malvado —dice el Señor—, sino que
cambie de conducta y viva.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 8, 1-11

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al
amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo
acudía a Él, y, sentándose, les enseñaba. Los escribas y los fariseos
le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en
medio, le dijeron: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en
flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las
adúlteras; tú, ¿qué dices?». Le preguntaban esto para comprome-
terlo y poder acusarlo.
Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.
Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: «El que
esté sin pecado, que le tire la primera piedra». E inclinándose otra
vez, siguió escribiendo. Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo
uno a uno, empezando por los más viejos. Y quedó solo Jesús,
con la mujer en medio, que seguía allí delante. Jesús se incorpo-
ró y le preguntó: «Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno
te ha condenado?». Ella contestó: «Ninguno, Señor». Jesús dijo:
«Tampoco yo te condeno. Anda y en adelante no peques más».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

76
V de Cuaresma
1.a semana del Salterio
LUNES
marzo 18
Oración sobre las ofrendas
Te pedimos, Señor, que, al disponernos a celebrar los santos
misterios, te presentemos, como fruto de la penitencia corporal,
una gozosa pureza de corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Jn 8, 10-11
Mujer, ¿ninguno te ha condenado? Ninguno, Señor. Tampoco
yo te condeno. En adelante no peques más.
Oración después de la comunión
Fortalecidos con la gracia de tus sacramentos, te pedimos,
Señor, ser purificados siempre por ellos de nuestros pecados, y
avanzar presurosos hacia ti en el seguimiento de Cristo. Él, que
vive y reina por los siglos de los siglos.
Oración sobre el pueblo
Libra, Señor, de tus pecados al pueblo que te suplica, para
que, llevando una vida santa, no se vea afligido por adversidad
alguna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

E l pasaje evangélico que nos presenta a Jesús, a


la mujer adúltera y a los fariseos nos ayuda a
contemplar el rostro amoroso y misericordioso de
Cristo. A los escribas y fariseos, que eran conside-
rados los grandes sabios, maestros y doctores de la
ley, no les gusta ver que la gente siga y escuche a
otro Maestro. Jesús va cumpliendo su obra de pre-
dicación y la gente lo escucha, porque saben que
enseña con autoridad y, sobre todo, con su ejemplo.
Anónimo

77
Martes
marzo 19 de marzo
SAN JOSÉ, esposo de la Virgen María (S)
V semana de Cuaresma - Propio del Salterio - Blanco

Monición general
La solemnidad de hoy nos invita a meditar sobre san José, esposo
de la Virgen María y padre adoptivo de Jesús. Nos sorprende su
presencia silenciosa en la Sagrada Escritura, ninguna palabra suya se
nos transmite, solo lo que hace. Pero ¡cuánto nos hablan sus acciones!
Creyendo haber sido traicionado, procura separarse de María sin
causarle daño, renuncia a toda venganza de varón ofendido. Y, cuando
el ángel del Señor lo reconforta, deposita toda su confianza en la
Palabra de Dios. Jesús, seguramente, aprendió de su fe tanto como de
su oficio de carpintero.
San José, que el ejemplo de tu confianza en el Señor, fortalezca
nuestra fe en tu hijo Jesús y nos haga crecer como discípulos suyos.

Antífona de entrada Lc 12, 42


Este es el administrador fiel y prudente a quien el Señor puso
al frente de su servidumbre.
Se dice el gloria.

Oración colecta
Concédenos, Dios todopoderoso, que tu Iglesia conserve
siempre y lleve a su plenitud los primeros misterios de la sal-
vación humana que confiaste a la fiel custodia de san José. Por
nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del segundo libro de Samuel 7, 4-5a.12-14a.16
En aquellos días, recibió Natán la siguiente palabra del Señor:
«Ve y dile a mi siervo David: “Esto dice el Señor: Cuando tus días
se hayan cumplido y te acuestes con tus padres, afirmaré después
de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas, y consolidaré el
trono de su realeza. Él construirá una casa para mi nombre, y yo
consolidaré el trono de su realeza para siempre. Yo seré para él

78
V de Cuaresma
Propio del Salterio
MARTES
marzo 19
padre y él para mí hijo. Tu casa y tu reino durarán por siempre en
mi presencia; tu trono permanecerá por siempre”».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 88, 2-5.27.29
R . Su linaje será perpetuo.
Cantaré eternamente las misericordias del Señor, anunciaré tu
fidelidad por todas las edades. Porque dije: «Tu misericordia es un
edificio eterno, más que el cielo has afianzado tu fidelidad». R.
Sellé una alianza con mi elegido, jurando a David, mi siervo:
«Te fundaré un linaje perpetuo, edificaré tu trono para todas las
edades».R.
Él me invocará: «Tú eres mi padre, mi Dios, mi Roca salvado-
ra». Le mantendré eternamente mi favor, y mi alianza con él
será estable.R.
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los Romanos 4, 13.16-18.22
Hermanos: No fue la observación de la ley, sino la justificación
obtenida por la fe, la que obtuvo para Abrahán y su descendencia
la promesa de heredar el mundo. Por eso, como todo depende
de la fe, todo es gracia; así, la promesa está asegurada para toda
la descendencia, no solamente para la descendencia legal, sino
también para la que nace de la fe de Abrahán, que es padre de
todos nosotros. Así dice la Escritura: «Te hago padre de muchos
pueblos». Al encontrarse con el Dios que da vida a los muertos
y llama a la existencia lo que no existe, Abrahán creyó. Apoyado
en la esperanza, creyó, contra toda esperanza, que llegaría a ser
padre de muchas naciones, según lo que se le había dicho: «Así
será tu descendencia». Por lo cual le valió la justificación.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
79
19 MARTES
marzo
San José
Solemnidad

Aclamación antes del Evangelio Sal 83, 5


Dichosos los que viven en tu casa, Señor, alabándote siempre.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 1, 16.18-21.24a

R. Gloria a ti, Señor.


Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació
Jesús, llamado Cristo. El nacimiento de Jesucristo fue de esta ma-
nera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir
juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu
Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla,
decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta
resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le
dijo: «José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María,
tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu
Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús,
porque Él salvará a su pueblo de los pecados». Cuando José se
despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
O bien:
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 2, 41-51a

R. Gloria a ti, Señor.


Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las
fiestas de Pascua. Cuando Jesús cumplió doce años, subieron
a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron;
pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén sin que lo supieran sus
padres. Estos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una
jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos;
al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca. A los
tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los
maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas; todos los que
le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas
que daba. Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:

80
V de Cuaresma
Propio del Salterio
MARTES
marzo 19
«Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te
buscábamos angustiados». Él les contestó: «¿Por qué me busca-
ban? ¿No sabían que yo debía estar en la casa de mi Padre?».
Pero ellos no comprendieron lo que quería decir. Él bajó con
ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice el credo.

Oración universal
Invoquemos a Dios, que confió a san José la custodia de su
Hijo, y pidámosle que por su intercesión escuche lo que con fe
queremos pedirle. Digamos:
R. Te rogamos, óyenos.
1. Para que la Iglesia sea como san José: dé testimonio de
fidelidad y confianza en la Palabra de Dios. Oremos.R.
2. Para que san José, que fue un trabajador fiel y un padre ejemplar,
consiga de Dios que a nadie le falte trabajo e interceda por
quienes deben mantener y educar una familia. Oremos.R.
3. Para que, mirando a san José, que supo contemplar al Hijo de
Dios, muchos jóvenes fijen su mirada en Jesucristo, que los
ama, y lo sigan con generosidad. Oremos.R.
4. Para que los agonizantes y los que hoy dejan este mundo,
descubran la misericordia y la paz que Dios les manifiesta.
Oremos.R.
5. Para que, al celebrar esta Eucaristía, dejemos que Dios avive
nuestra fe y nos haga testigos de su amor. Oremos.R.
Ayúdanos, Señor, y ya que, en nombre de san José, fiel custo-
dio de tu Verbo encarnado, te hemos suplicado, no permitas que
nunca nos apartemos de ti; antes bien, danos tu luz y tu verdad
para permanecer atentos a tu voz y dóciles en tu servicio. Por
Jesucristo, nuestro Señor.R. Amén.

81
19 MARTES
marzo
San José
Solemnidad

Oración sobre las ofrendas


Te pedimos, Señor, que, así como san José se entregó con
piadoso afecto a servir a tu Unigénito, nacido de la Virgen María,
merezcamos, también nosotros, servir a tu altar con un corazón
puro. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio: La misión de san José
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno. Y alabar, bendecir y proclamar tu gloria
en la solemnidad de san José. Porque él es el hombre justo que
diste por esposo a la Virgen Madre de Dios; el servidor fiel y
prudente que pusiste al frente de tu familia para que, haciendo
las veces de padre, cuidara a tu Unigénito, concebido por obra
del Espíritu Santo, Jesucristo, Señor nuestro. Por él, los ángeles
alaban tu gloria, te adoran las dominaciones y tiemblan las po-
testades; los cielos, sus virtudes y los santos serafines te celebran
unidos en común alegría. Permítenos asociarnos a sus voces
cantando humildemente tu alabanza: Santo, Santo, Santo…
Antífona de comunión Mt 25, 21
Siervo bueno y fiel: entra en el gozo de tu Señor.
Oración después de la comunión
Defiende, Señor, con tu protección continua a tu familia,
alegre por la solemnidad de san José, y, al saciarla con el ali-
mento de este altar, conserva con bondad tus dones en ella. Por
Jesucristo, nuestro Señor.

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comentario al evangelio de hoy:
https://libreriapaulinasonline.com/lecturas_dominicales_68.jsp

82
marzo
Miércoles 20 de marzo
V SEMANA DE CUARESMA
1.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
La primera lectura nos presenta a tres jóvenes creyentes a quienes
un poderoso los pone ante el dilema de renunciar a su fe o padecer
la muerte. ¿Qué hacer frente a semejante situación límite? Los tres
jóvenes nos dan ejemplo de plena confianza en el Señor.
Por otra parte, en el evangelio prosigue la polémica entre Jesús y los
judíos. Ellos se sentían seguros de su herencia, de ser hijos de Abrahán;
pero Jesús los exhorta a dar un salto hacia la fe, a creer que Él es el
enviado de Dios. La fe se demuestra con la vida más que con palabras.
Señor Jesús, fortalece nuestra débil fe con la fuerza de tu Espíritu
para que sepamos acogerte y hacer vida tu Evangelio.

Antífona de entrada Sal 17, 49


Señor, me librarás de mis enemigos, me levantarás sobre los
que resisten y me salvarás del hombre cruel.
Oración colecta
Ilumina, Dios misericordioso, el corazón de tus hijos, san-
tificado por la penitencia, y, al infundirles el piadoso deseo de
servirte, escucha compasivo a los que te suplican. Por nuestro
Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura de la profecía de Daniel 3, 14-20.91-92.95
En aquellos días, el rey Nabucodonosor dijo: «¿Es cierto,
Sidrac, Misac y Abdénago, que no temen a mis dioses ni adoran
la estatua de oro que he erigido? Miren: si al oír tocar la trompa,
la flauta, la cítara, el laúd, el arpa, la vihuela y todos los demás
instrumentos, están dispuestos a postrarse adorando la estatua
que he hecho, háganlo; pero, si no la adoran, serán arrojados
inmediatamente al horno encendido, y ¿qué dios los librará de
mis manos?». Sidrac, Misac y Abdénago contestaron al rey Nabu-

83
20 MIÉRCOLES
marzo

codonosor: «A eso no tenemos por qué responderte. Si nuestro


Dios a quien veneramos puede librarnos del horno encendido,
nos librará, oh, rey, de tus manos. Y aunque no lo hiciera, que te
conste, majestad, que no veneramos a tus dioses ni adoramos la
estatua de oro que has erigido».
Entonces Nabucodonosor, furioso contra Sidrac, Misac y Ab-
dénago, y con el rostro desencajado por la rabia, mandó encender
el horno siete veces más fuerte que de costumbre, y ordenó a sus
soldados más robustos que atasen a Sidrac, Misac y Abdénago y
los echasen en el horno encendido. Entonces el rey Nabucodono-
sor se alarmó, se levantó y preguntó, estupefacto, a sus consejeros:
«¿No eran tres los hombres que atamos y echamos al horno?». Le
respondieron: «Así es, majestad». Preguntó: «Entonces, ¿cómo es
que veo cuatro hombres, sin atar, paseando por el fuego sin sufrir
daño alguno? Y el cuarto parece un ser divino». Nabucodonosor,
entonces, dijo: «Bendito sea el Dios de Sidrac, Misac y Abdénago,
que envió un ángel a salvar a sus siervos, que, confiando en Él,
desobedecieron el decreto real y entregaron sus cuerpos antes que
venerar y adorar a otros dioses fuera del suyo».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Dn 3, 52-56
R . ¡A ti gloria y alabanza por los siglos!
Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres. Bendito tu nombre,
santo y glorioso.R.
Bendito eres en el templo de tu santa gloria.R.
Bendito eres sobre el trono de tu Reino.R.
Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas los
abismos.R.
Bendito eres en la bóveda del cielo.R.

84
V de Cuaresma
1.a semana del Salterio
MIÉRCOLES
marzo 20
Aclamación antes del Evangelio Lc 8, 15
Bienaventurados los que escuchan la Palabra de Dios con un co-
razón noble y generoso, la guardan y dan fruto con perseverancia.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 8, 31-42

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos que habían creído
en Él: «Si permanecen en mi Palabra, serán de verdad discípulos
míos; conocerán la verdad, y la verdad los hará libres». Le repli-
caron: «Somos linaje de Abrahán y nunca hemos sido esclavos de
nadie. ¿Cómo dices tú: “Serán libres”?». Jesús les contestó: «En
verdad, en verdad les digo: todo el que comete pecado es esclavo.
El esclavo no se queda en la casa para siempre, el hijo se queda
para siempre. Y si el Hijo los hace libres, serán realmente libres.
Ya sé que son linaje de Abrahán; sin embargo, tratan de matar-
me, porque mi palabra no cala en ustedes. Yo hablo de lo que he
visto junto a mi Padre, pero ustedes hacen lo que le han oído a
su padre». Ellos replicaron: «Nuestro padre es Abrahán». Jesús les
dijo: «Si fueran hijos de Abrahán, harían lo que hizo Abrahán.
Sin embargo, tratan de matarme a mí, que les he hablado de la
verdad que le escuché a Dios; y eso no lo hizo Abrahán. Ustedes
hacen lo que hace su padre». Le replicaron: «Nosotros no somos
hijos de prostitución; tenemos un solo padre: Dios». Jesús les
contestó: «Si Dios fuera el padre de ustedes, me amarían porque
yo salí de Dios y he venido de parte suya. Pues no he venido por
mi cuenta, sino que Él me envió».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Señor, te consagramos las ofrendas que nos has concedido
presentar en honor de tu nombre, para que se conviertan en
remedio de nuestra debilidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

85
20 MIÉRCOLES
marzo

Antífona de comunión Col, 1, 13-14


Dios nos ha trasladado al Reino del Hijo de su amor, por cuya
sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados.
Oración después de la comunión
Señor, el sacramento que acabamos de recibir sea medicina
del cielo, para que elimine las culpas de nuestros corazones y nos
asegure tu constante protección. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Atiende, Dios todopoderoso, las súplicas de tu pueblo, y con-
cede, compasivo, tu inagotable misericordia a quienes esperan
confiadamente en tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.

L a alegría de la fe, la alegría del Evangelio es el


criterio de la fe de una persona. Sin alegría esta
persona no es un verdadero creyente. «Abrahán,
vuestro padre, exultó en la esperanza de ver mi día.
Lo vio y se llenó de alegría». Les exhorto a pedir al
Señor la gracia de ser exultantes en la esperanza,
la gracia de poder ver el día de Jesús cuando nos
encontremos con Él y la gracia de la alegría.
Papa Francisco

86
marzo
Jueves 21 de marzo
V SEMANA DE CUARESMA
1.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
Abrahán, el creyente, a pesar de no tener todavía ningún hijo con
Sara, recibe de Dios la promesa de ser padre de multitudes. Él se fía
plenamente del Señor, de su Palabra. Por eso, es el modelo más alto de
creyente, no requirió ver para creer. El evangelio, por el contrario, nos
muestra cómo, quienes se proclaman hijos de Abrahán, son incapaces
de dar el salto de la fe para reconocer que Jesús es el enviado del Padre.
Señor, infúndenos la fe de nuestro padre Abrahán, para que,
como él, nos fiemos de ti sin necesidad de exigir pruebas.

Antífona de entrada Hb 9, 15
Cristo es mediador de una alianza nueva, en ella ha habido
una muerte, y así los llamados pueden recibir la promesa de la
herencia eterna.
Oración colecta
Escucha nuestras súplicas, Señor, y protege con amor a los que
han puesto su esperanza en tu misericordia, para que, limpios de
la mancha de los pecados, perseveren en una vida santa y lleguen
de este modo a heredar tus promesas. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro del Génesis 17, 3-9
En aquellos días, Abrán cayó rostro en tierra y Dios le habló
así: «Por mi parte, esta es mi alianza contigo: serás padre de
muchedumbre de pueblos. Ya no te llamarás Abrán, sino Abra-
hán, porque te hago padre de muchedumbre de pueblos. Te
haré fecundo sobremanera: sacaré pueblos de ti y reyes nacerán
de ti. Mantendré mi alianza contigo y con tu descendencia en
futuras generaciones, como alianza perpetua. Seré tu Dios y el
de tus descendientes futuros. Les daré a ti y a tu descendencia

87
21 JUEVES
marzo

futura la tierra en que peregrinas, la tierra de Canaán, como


posesión perpetua, y seré su Dios». El Señor añadió a Abrahán:
«Por tu parte, guarda mi alianza, tú y tus descendientes en
sucesivas generaciones».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 104, 4-9
R. El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
Recurran al Señor y a su poder, busquen continuamente su rostro.
Recuerden las maravillas que hizo, sus prodigios, las sentencias
de su boca.R.
¡Estirpe de Abrahán, su siervo; hijos de Jacob, su elegido! El
Señor es nuestro Dios, Él gobierna toda la tierra.R.
Se acuerda de su alianza eternamente, de la palabra dada, por mil
generaciones; de la alianza sellada con Abrahán, del juramento
hecho a Isaac.R.

Aclamación antes del Evangelio Sal 94, 8ab


No endurezcan hoy su corazón; escuchen la voz del Señor.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 8, 51-59

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «En verdad, en ver-
dad les digo: quien guarda mi palabra no verá la muerte para
siempre». Los judíos le dijeron: «Ahora vemos claro que estás
endemoniado; Abrahán murió, los profetas también, ¿y tú dices:
“Quien guarde mi palabra no gustará la muerte para siempre”?
¿Eres tú más que nuestro padre Abrahán, que murió? También
los profetas murieron, ¿por quién te tienes?». Jesús contestó: «Si
yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. El que
me glorifica es mi Padre, de quien ustedes dicen: “Es nuestro

88
V de Cuaresma
1.a semana del Salterio
JUEVES
marzo 21
Dios”, aunque no lo conocen. Yo sí lo conozco, y si dijera “No lo
conozco” sería, como ustedes, un embustero; pero yo lo conozco
y guardo su palabra. Abrahán, su padre, saltaba de gozo pensan-
do ver mi día; lo vio, y se llenó de alegría». Los judíos le dijeron:
«No tienes todavía cincuenta años, ¿y has visto a Abrahán?». Je-
sús les dijo: «En verdad, en verdad les digo: antes de que Abrahán
existiera, yo soy». Entonces cogieron piedras para tirárselas, pero
Jesús se escondió y salió del templo.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Complacido, Señor, con las ofrendas presentes, haz que favo-
rezcan nuestra conversión y la salvación de todo el mundo. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Rm 8, 32
Dios no se reservó a su propio Hijo, sino que lo entregó por
todos nosotros: con Él nos lo ha dado todo.
Oración después de la comunión
Saciados con los dones de la salvación, invocamos, Señor, tu
misericordia, para que este sacramento, con el que nos alimentas
en nuestra vida temporal, nos haga partícipes de la vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Sé propicio, Señor, a tu pueblo para que, rechazando día tras
día lo que te desagrada, encuentre su alegría en el cumplimiento
fiel de tus mandatos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

89
Viernes
marzo 22 de marzo
V SEMANA DE CUARESMA (abstinencia)
1.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
La misión profética de Jeremías le acarreó muchos inconvenientes,
inclusos sus amigos confabulaban contra él. Pero, a diferencia de
otros momentos de desesperanza, en la lectura de hoy, el profeta nos
muestra su confianza en que Dios lo fortalecerá y ayudará.
En el evangelio, también se agudiza aún más el conflicto de Jesús con
ciertos sectores del pueblo judío. Ellos se niegan a ver que, de verdad,
Jesús viene de parte del Padre, a pesar de que así lo atestiguan no solo
sus palabras, sino sus obras, y también un personaje tan insigne como
Juan Bautista. No obstante, en medio de esa oscuridad, en unos pocos,
se va encendiendo la luz de la fe.
Señor, danos tu valentía, para que, frente a las mareas de la vida,
nuestra fe no se apague, sino que se fortalezca.

Antífona de entrada Sal 30, 10.16.18


Piedad, Señor, que estoy en peligro, líbrame de mis enemigos
que me persiguen; Señor, no quede yo defraudado tras haber
acudido a ti.
Oración colecta
Perdona las culpas de tu pueblo, Señor, y que tu bondad nos
libre de las ataduras del pecado, que hemos cometido a causa de
nuestra debilidad. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de Jeremías 20, 10-13
Oía la acusación de la gente: «“Pavor entorno”, delátenlo,
vamos a delatarlo». Mis amigos acechaban mi traspié: «A ver si,
engañado, lo sometemos y podemos vengarnos de él». Pero el
Señor es mi fuerte defensor: me persiguen, pero tropiezan impo-
tentes. Acabarán avergonzados de su fracaso, con sonrojo eterno
que no se olvidará. Señor del universo, que examinas al honrado

90
V de Cuaresma
1.a semana del Salterio
VIERNES
marzo 22
y sondeas las entrañas y el corazón, ¡que yo vea tu venganza
sobre ellos, pues te he encomendado mi causa! Canten al Señor,
alaben al Señor, que libera la vida del pobre de las manos de
gente perversa.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 17, 2-7
R. En el peligro invoqué al Señor, y me escuchó.
Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza; Señor, mi roca, mi alcázar,
mi libertador.R.
Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío, mi fuerza salva-
dora, mi baluarte. Invoco al Señor de mi alabanza y quedo libre
de mis enemigos.R.
Me cercaban olas mortales, torrentes destructores me aterraban,
me envolvían las redes del abismo, me alcanzaban los lazos de
la muerte.R.
En el peligro invoqué al Señor, grité a mi Dios: desde su templo,
Él escuchó mi voz, y mi grito llegó a sus oídos.R.

Aclamación antes del Evangelio Jn 6, 63b.68b


Tus palabras, Señor, son espíritu y vida; tú tienes palabras de vida
eterna.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 10, 31-42

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, los judíos agarraron piedras para apedrear
a Jesús. Él les replicó: «Les he hecho ver muchas obras buenas
por encargo de mi Padre: ¿por cuál de ellas me apedrean?». Los
judíos le contestaron: «No te apedreamos por una obra buena,
sino por una blasfemia: porque tú, siendo un hombre, te haces
Dios». Jesús les replicó: «¿No está escrito en su ley: “Yo les digo:

91
22 VIERNES
marzo

son dioses”? Si la Escritura llama dioses a aquellos a quienes


vino la Palabra de Dios, y no puede fallar la Escritura, a quien el
Padre consagró y envió al mundo, ¿dicen ustedes: “¡Blasfemas!”,
porque he dicho: “Soy Hijo de Dios”? Si no hago las obras de mi
Padre, no me crean, pero si las hago, aunque no me crean a mí,
crean a las obras, para que comprendan y sepan que el Padre está
en mí y yo en el Padre». Intentaron de nuevo detenerlo, pero se
les escabulló de las manos. Se marchó de nuevo al otro lado del
Jordán, al lugar donde antes había bautizado Juan, y se quedó
allí. Muchos acudieron a Él y decían: «Juan no hizo ningún
signo; pero todo lo que Juan dijo de este era verdad». Y muchos
creyeron en Él allí.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Concédenos, Dios misericordioso, servir siempre a tu altar
con dignidad y alcanzar la salvación por la participación cons-
tante en él. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión 1 P 2, 24
Jesús llevó nuestros pecados en su cuerpo hasta el leño, para
que, muertos a los pecados, vivamos para la justicia; con sus
heridas somos curados.
Oración después de la comunión
Que nos acompañe, Señor, la continua protección del sa-
cramento recibido y aleje siempre de nosotros todo mal. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Dios todopoderoso, concede a tus siervos, deseosos de la
gracia de tu protección, que, libres de todo mal, te sirvan con
ánimo sereno. Por Jesucristo, nuestro Señor.

92
Sábado 23 de abrilmarzo
V SEMANA DE CUARESMA
1.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
Las lecturas de hoy nos pueden resultar contradictorias. Mientras
el profeta Ezequiel anuncia la restauración y reunificación de Israel
bajo el gobierno del nuevo David; en el evangelio vemos que las
autoridades judías solo andan maquinando cómo dar muerte al Mesías,
el hijo de David. Sus palabras maliciosas, sin embargo, como dice san
Juan, revelan la realidad salvífica de la entrega, de la muerte de Jesús.
Este es el misterio central de nuestra fe en el que nos adentramos la
siguiente semana.
Padre santo, que, al mirar la entrega de tu Hijo, comprendamos,
de verdad, cuánto amas al mundo y a cada una de tus criaturas.

Antífona de entrada Sal 21, 20.7


Señor, no te quedes lejos, defiéndeme; porque soy un gusano,
no un hombre, vergüenza de la gente, desprecio del pueblo.
Oración colecta
Oh, Dios, que has hecho a todos los renacidos en Cristo
pueblo escogido y sacerdocio real, concédenos querer y realizar
cuanto nos mandas, para que el pueblo, llamado a la vida eterna,
tenga una misma fe en el corazón y una misma santidad en los
actos. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura de la profecía de Ezequiel 37, 21-28
Esto dice el Señor Dios: «Recogeré a los hijos de Israel de entre
las naciones adonde han ido, los reuniré de todas partes para
llevarlos a su tierra. Los haré una sola nación en mi tierra, en
los montes de Israel. Un solo rey reinará sobre todos ellos. Ya
no serán dos naciones ni volverán a dividirse en dos reinos. No
volverán a contaminarse con sus ídolos, sus acciones detestables

93
23 SÁBADO
marzo

y todas sus transgresiones. Los liberaré de los lugares donde


habitan y en los cuales pecaron. Los purificaré; ellos serán mi
pueblo y yo seré su Dios. Mi siervo David será su rey, el único
pastor de todos ellos.
Caminarán según mis preceptos, cumplirán mis prescripcio-
nes y las pondrán en práctica. Habitarán en la tierra que yo di a
mi siervo Jacob, en la que habitaron sus padres: allí habitarán
ellos, sus hijos y los hijos de sus hijos para siempre, y mi siervo
David será su príncipe para siempre. Haré con ellos una alianza
de paz, una alianza eterna. Los estableceré, los multiplicaré y
pondré entre ellos mi santuario para siempre; tendré mi morada
junto a ellos, yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Y reco-
nocerán las naciones que yo soy el Señor que consagra a Israel
cuando esté mi santuario en medio de ellos para siempre».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Jr 31, 10-13
R . El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño.
Escuchen, pueblos, la Palabra del Señor, anúncienla en las islas
remotas: «El que dispersó a Israel lo reunirá, lo guardará como
un pastor a su rebaño.R.
Porque el Señor redimió a Jacob, lo rescató de una mano más
fuerte». Vendrán con aclamaciones a la altura de Sion, afluirán
hacia los bienes del Señor.R.
Entonces se alegrará la doncella en la danza, gozarán los jóvenes
y los viejos; convertiré su tristeza en gozo, los alegraré y aliviaré
sus penas.R.

Aclamación antes del Evangelio Ez 18, 31


Aparten de ustedes sus delitos —dice el Señor—, renueven su
corazón y su espíritu.

94
V de Cuaresma
1.a semana del Salterio
SÁBADO
marzo 23
Lectura del santo Evangelio según san Juan 11, 45-57

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, muchos judíos que habían venido a casa de
María. Al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en Él. Pero al-
gunos acudieron a los fariseos y les contaron lo que había hecho
Jesús. Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron el Sanedrín
y dijeron: «¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos signos. Si
lo dejamos seguir, todos creerán en Él, y vendrán los romanos y
nos destruirán el lugar santo y la nación». Uno de ellos, Caifás,
que era sumo sacerdote aquel año, les dijo: «Ustedes no entien-
den ni palabra; no comprenden que les conviene que uno muera
por el pueblo, y que no perezca la nación entera». Esto no lo dijo
por propio impulso, sino que, por ser sumo sacerdote aquel año,
habló proféticamente, anunciando que Jesús iba a morir por la
nación; y no solo por la nación, sino también para reunir a los
hijos de Dios dispersos. Y aquel día decidieron darle muerte.
Por eso, Jesús ya no andaba públicamente entre los judíos,
sino que se retiró a la región vecina al desierto, a una ciudad
llamada Efraín, y pasaba allí el tiempo con los discípulos. Se
acercaba la Pascua de los judíos, y muchos de aquella región
subían a Jerusalén, antes de la Pascua, para purificarse. Buscaban
a Jesús y, estando en el templo, se preguntaban: «¿Qué les pare-
ce? ¿Vendrá a la fiesta?». Los sumos sacerdotes y fariseos habían
mandado que el que se enterase dónde estaba les avisara para
prenderlo.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Acepta, Señor, las ofrendas de nuestro ayuno para que nos
purifiquen, nos hagan dignos de tu gracia y nos conduzcan a los
bienes eternos prometidos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

95
23 SÁBADO
marzo

Antífona de comunión Jn 11, 52


Cristo fue entregado para reunir a los hijos de Dios dispersos.
Oración después de la comunión
Señor, pedimos humildemente a tu majestad que, así como
nos fortaleces con el alimento del Santísimo Cuerpo y Sangre
de tu Hijo, nos hagas participar de su naturaleza divina. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Ten piedad, Señor, de tu Iglesia suplicante y atiende, com-
pasivo, los corazones que se humillan ante ti; no permitas que
los redimidos por la muerte de tu Unigénito se dejen seducir
por el pecado, ni sean víctimas de la adversidad. Por Jesucristo,
nuestro Señor.

J esucristo cancela la deuda contraída por la


humanidad pecadora, su sangre es el precio
valioso que ha conseguido la vida para nosotros.
Es difícil comprender que un inocente pague por
todos. Lo que hizo Dios fue enviar a su Hijo para que
se identificara con sus hermanos mediante un amor
que lo llevaría incluso a asumir solidariamente el
sufrimiento y la muerte.
Raúl Enrique Castro Chambi

96
marzo
Domingo 24 de marzo
DOMINGO DE RAMOS
Propio del Salterio - Rojo

«Jesús, dando un fuerte grito, expiró»


Is 50, 4-7; Sal 21, 8-9.17-20.23-24; Flp 2, 6-11; Mc 14, 1—15, 47

El pasaje de Isaías nos presenta al Siervo de Yahvé con dos cua-


lidades principales: posee una gran capacidad de escucha (Dios le
ha dado oídos de discípulo) y su palabra tiene el poder de consolar
a los abatidos y desesperanzados. Su misión, sin embargo, resulta-
ba incómoda para ciertos grupos, para los poderosos. Por eso, lo
someten a golpes, insultos y escupitajos para doblegarlo, pero él se
mantiene firme, porque confía plenamente en el Señor (v. 7). Los
cristianos pronto vieron en este siervo un preanuncio de Jesús.
El relato de la pasión que leemos hoy, justamente, nos muestra
lo que debió pagar Jesús por su coherencia y fidelidad al proyecto
del Padre: la condena a una muerte de cruz. Marcos, por una parte,
nos muestra un Jesús manso y desarmado, que se entrega en manos
de sus enemigos sin reaccionar. Sabía que su muerte ya estaba deci-
dida de antemano, nada que dijera los haría cambiar de parecer. Por
otro lado, también resalta su soledad (todos lo abandonan) y sus
actitudes completamente humanas. Siente miedo y lanza un grito
que parece escandaloso: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abando-
nado? (Mc 15, 34). Marcos lo presenta, ante todo, como enseñanza
para los discípulos. La fidelidad al proyecto del Reino de Dios tiene
su costo, pero siempre podremos gritar al Padre junto con Jesús. Y
entonces veremos brotar en nosotros la confianza en que son las
manos de Dios las que siempre nos sostienen.

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comentario al evangelio de hoy:
https://libreriapaulinasonline.com/lecturas_dominicales_b18.jsp

97
24 DOMINGO
marzo Domingo de Ramos

Monición general
Como cada Domingo de Ramos, la liturgia de hoy nos hace transitar
por emociones contrapuestas. Entramos en la iglesia portando ramos,
cantando himnos de alegría, dando vivas al Señor que viene. Luego, nos
disponemos para acompañar a Jesús en el camino de su cruz, quizás
invadidos por el dolor y la indignación. Pero los autores sagrados,
más que eso, nos invitan a contemplar el camino de donación total de
Jesús, el Dios-con-nosotros. Él no eligió la senda de la grandeza. Entra
en Jerusalén en un humilde borrico, ¿qué rey o príncipe haría eso?
Después camina silencioso hacia la sentencia con que los poderosos
buscaban poner fin a su proyecto. No obstante, al final, el evangelio de
hoy nos deja con una escena reveladora: al morir Jesús, se rasga el velo
del templo y un centurión reconoce en ese crucificado al Hijo de Dios.
¿Estamos nosotros dispuestos a hacer también el mismo camino de fe?
Padre santo, que la fuerza sanadora que nos das en tu amado Hijo
nos ayude a luchar por un mundo con menos dolor y sufrimiento.

Antífona de entrada Mt 21, 9


Hosanna al Hijo de David, bendito el que viene en nombre
del Señor, el Rey de Israel. Hosanna en el cielo.
PROCESIÓN DE LAS PALMAS
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.R. Amén.
El sacerdote se dirige al pueblo con estas palabras u otras semejantes:
Queridos hermanos: Ya desde el principio de la Cuaresma
nos venimos preparando con obras de penitencia y caridad.
Hoy nos disponemos a inaugurar, en comunión con toda la
Iglesia, la celebración anual del misterio pascual de la pasión
y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo quien, para llevarlo
a cabo, hizo la entrada en la ciudad santa de Jerusalén. Por este
motivo, recordando con fe y devoción esta entrada salvadora,
acompañemos al Señor para que, participando de su cruz por la
gracia, merezcamos un día tener parte en su resurrección y vida.
Después de la monición, el sacerdote dice la siguiente oracion:

98
Semana Santa
Propio del Salterio
DOMINGO
marzo 24
Oremos: Dios todopoderoso y eterno, santifica con tu † ben-
dición estos ramos, y, a cuantos vamos a acompañar a Cristo Rey
aclamándolo con cantos, concédenos, por medio de Él, entrar
en la Jerusalén del cielo. Él, que vive y reina por los siglos de los
siglos.R. Amén.
Aspersión con agua bendita y proclamación el evangelio.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 11, 1-10
R. Gloria a ti, Señor.
Cuando se acercaban a Jerusalén, por Betfagé y Betania, junto
al monte de los Olivos, Jesús mandó a dos de sus discípulos,
diciéndoles: «Vayan a la aldea de enfrente y, en cuanto entren,
encontrarán un pollino atado, que nadie ha montado todavía.
Desátenlo y tráiganlo. Y si alguien les pregunta por qué lo ha-
cen, contéstenle: “El Señor lo necesita, y lo devolverá pronto”».
Fueron y encontraron el pollino en la calle atado a una puerta;
y lo soltaron. Algunos de los presentes les preguntaron: «¿Qué
hacen desatando el pollino?». Ellos les contestaron como había
dicho Jesús; y se lo permitieron. Llevaron el pollino, le echaron
encima los mantos, y Jesús se montó. Muchos alfombraron el
camino con sus mantos, otros con ramas cortadas en el campo.
Los que iban delante y detrás, gritaban: «¡Hosanna! ¡Bendito el
que viene en nombre del Señor! ¡Bendito el Reino que llega, el
de nuestro padre David! ¡Hosanna en el cielo!».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
O bien
Lectura del santo Evangelio según san Juan 12, 12-16
R. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, la gran multitud de gente que había venido
a la fiesta, al oír que Jesús venía a Jerusalén, tomaron ramos
de palmeras y salieron a su encuentro gritando: «¡Hosanna!
¡Bendito el que viene en nombre del Señor, el Rey de Israel!».
99
24 DOMINGO
marzo Domingo de Ramos

Encontrando Jesús un pollino montó sobre él, como está escrito:


«No temas, hija de Sion; he aquí que viene tu Rey, sentado sobre
un pollino de asna». Estas cosas no las comprendieron sus dis-
cípulos al principio, pero cuando Jesús fue glorificado, entonces
se acordaron de que esto estaba escrito acerca de Él y que así lo
habían hecho para con Él.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Breve homilía. La procesión puede iniciar con estas palabras:
Queridos hermanos, imitemos a la muchedumbre que acla-
maba a Jesús, y vayamos en paz.
R. En el nombre de Cristo. Amén.
Comienza la procesión. Durante la procesión, los cantores, junto con el
pueblo, cantan los siguientes cantos u otros apropiados en honor de Cristo
Rey:

Antífona 1
R. Los niños hebreos, llevando ramos de olivo, salieron al
encuentro del Señor, aclamando: «Hosanna en el cielo».

Salmo 23
Del Señor es la tierra y cuanto la llena, el orbe y todos sus habi-
tantes. Él la fundó sobre los mares, Él la afianzó sobre los ríos.R.
¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en
el recinto sacro? El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos ni jura contra el prójimo en falso.R.
Ese recibirá la bendición del Señor, le hará justicia el Dios de
salvación. Esta es la generación que busca al Señor, que busca tu
rostro, Dios de Jacob.R.
¡Portones!, alcen los dinteles, que se alcen las puertas eternales:
va a entrar el Rey de la gloria. ¿Quién es ese Rey de la gloria? El
Señor, héroe valeroso, el Señor valeroso en la batalla.R.

100
Semana Santa
Propio del Salterio
DOMINGO
marzo 24
¡Portones!, alcen los dinteles, que se alcen las puertas eternales:
va a entrar el Rey de la gloria. ¿Quién ese Rey de la gloria? El
Señor, Dios del universo: Él es el Rey de la gloria.R.

MISA
Oración colecta
Dios todopoderoso y eterno, que hiciste que nuestro Salvador
se encarnase y soportara la cruz para que imitemos su ejemplo
de humildad, concédenos, propicio, aprender las enseñanzas
de la pasión y participar de la resurrección gloriosa. Por nuestro
Señor Jesucristo.
Primera lectura
Llevar adelante los proyectos de Dios con frecuencia acarrea la
hostilidad de quienes ven amenazados o cuestionados sus intereses.
¿Cómo permanecer fieles en situaciones así? El Siervo del Señor nos
enseña el camino. ¡Escuchemos!
Lectura del libro de Isaías 50, 4-7
Mi Señor me ha dado una lengua de discípulo, para saber de-
cir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me despierta
el oído, para que escuche como los discípulos. El Señor me abrió
el oído, y yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que
me golpeaban, las mejillas a los que tiraban mi barba; no me
tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por
eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como roca,
sabiendo que no quedaría defraudado.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 21, 8-9.17-20.23-24
R. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Al verme, se burlan de mí, hacen muecas, menean la cabeza:
«Acudió al Señor, que lo ponga a salvo; que lo libre si tanto lo
quiere».R.

101
24 DOMINGO
marzo Domingo de Ramos

Me acorrala una jauría de mastines, me cerca una banda de


malhechores; me taladran las manos y los pies, puedo contar
mis huesos.R.
Se reparten mi ropa, echan a suertes mi túnica. Pero tú, Señor, no
te quedes lejos; fuerza mía, ven corriendo a ayudarme.R.
Contaré tu fama a mis hermanos, en medio de la asamblea te
alabaré. Fieles del Señor, alábenlo; linaje de Jacob, glorifíquenlo;
témanlo, linaje de Israel.R.

Segunda lectura
Una de las aspiraciones humanas más comunes es el deseo de
escalar, ascender, ir ganando poder. Sin embargo, san Pablo nos re-
cuerda que Jesús nos ha enseñado el camino inverso. ¡Escuchemos!
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 2, 6-11
Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su
categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la
condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando
como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso
a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre
todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo
que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la
tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor,
para gloria de Dios Padre.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio Flp 2, 8-9
Cristo, por nosotros, se sometió incluso a la muerte, y una muer-
te de cruz. Por eso, Dios lo levantó sobre todo y le concedió el
«Nombre-sobre-todo-nombre».
Indicaciones para la lectura dialogada

X = Sacerdote, C = Cronista, S = Otros personajes

102
Semana Santa
Propio del Salterio
DOMINGO
marzo 24
Santo Evangelio
Acompañemos al Señor de la vida en el último tramo de su camino
de donación total de sí mismo. Con su cruz, ha sembrado el germen de
una humanidad nueva.
Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 14, 1—15, 47

R. Gloria a ti, Señor.


Pretendían prender a Jesús a traición y darle muerte
C. Faltaban dos días para la fiesta de la Pascua y de los Panes Ázi-
mos. Los sumos sacerdotes y los escribas andaban buscando el
modo de arrestar a Jesús con engaño y darle muerte. Pero decían:
S. «No durante las fiestas; podría amotinarse el pueblo».
Se ha adelantado a embalsamar mi cuerpo para la sepultura
C. Estando Jesús en Betania, en casa de Simón, el leproso, sen-
tado a la mesa, llegó una mujer con un frasco de perfume muy
caro, de nardo puro; quebró el frasco y lo derramó en la cabeza
de Jesús. Algunos comentaban indignados:
S. «¿A qué viene este derroche de perfume? Se podía haber ven-
dido por más de trescientos denarios para dárselo a los pobres».
C. Y regañaban a la mujer. Pero Jesús replicó:
X «Déjenla, ¿por qué la molestan? Lo que ha hecho conmigo
está bien. Porque a los pobres los tienen siempre con ustedes
y pueden socorrerlos cuando quieran; pero a mí no me tienen
siempre. Ella ha hecho lo que podía: se ha adelantado a embal-
samar mi cuerpo para la sepultura. Les aseguro que, en cualquier
parte del mundo donde se proclame el Evangelio, se recordará
también lo que ha hecho esta mujer».
Prometieron dinero a Judas Iscariote
C. Judas Iscariote, uno de los Doce, se presentó a los sumos sacer-
dotes para entregarles a Jesús. Al oírlo, se alegraron y le prometie-
ron dinero. Él andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.

103
24 DOMINGO
marzo Domingo de Ramos

¿Dónde está la habitación en la que voy a celebrar la Pascua?


C. El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero
pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos:
S. «¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?».
C. Él envió a dos discípulos, diciéndoles:
X «Vayan a la ciudad, encontrarán un hombre que lleva un
cántaro de agua; síganlo y, en la casa en que entre, díganle al
dueño: “El Maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación en que
voy a comer la Pascua con mis discípulos?”. Él les mostrará en el
piso de arriba una sala grande y bien alfombrada. Prepárennos
allí la cena».
C. Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontra-
ron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua.
Uno de ustedes me va a entregar
C. Al atardecer fue Él con los Doce. Mientras estaban a la mesa
comiendo, dijo Jesús:
X «Les aseguro que uno de ustedes me va a entregar: uno que
está comiendo conmigo».
C. Ellos, consternados, empezaron a preguntarle uno tras otro:
S. «¿Seré yo?».
C. Respondió:
X «Uno de los Doce, el que está mojando en la misma fuente
que yo. El Hijo del Hombre se va, como está escrito de Él; pero
¡ay del que va a entregar al Hijo del Hombre! ¡Más le valdría no
haber nacido!».
Esto es mi cuerpo, esta es mi sangre, sangre de la alianza
C. Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición,
lo partió y se lo dio, diciendo:
X «Tomen, esto es mi cuerpo».
C. Y, tomando en sus manos una copa, pronunció la acción de
gracias, se la dio, y todos bebieron. Y les dijo:

104
Semana Santa
Propio del Salterio
DOMINGO
marzo 24
X «Esta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos.
Les aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día
que beba el vino nuevo en el Reino de Dios».
Antes que el gallo cante dos veces, me habrás negado tres
C. Después de cantar el salmo, salieron para el monte de los
Olivos. Jesús les dijo:
X «Todos ustedes se van a escandalizar, como está escrito: “Heri-
ré al pastor, y se dispersarán las ovejas”. Pero, cuando resucite, iré
antes que ustedes a Galilea».
C. Pedro replicó:
S. «Aunque todos te abandonen, yo no».
C. Jesús le contestó:
X «Te aseguro que tú hoy, esta noche, antes que el gallo cante dos
veces, me habrás negado tres».
C. Pero él insistía:
S. «Aunque tenga que morir contigo, no te negaré».
C. Y los demás decían lo mismo.
Empezó a sentir terror y angustia
C. Fueron a un huerto, que llaman Getsemaní, y dijo a sus discípulos:
X «Siéntense aquí mientras voy a orar».
C. Se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, empezó a sentir terror y
angustia, y les dijo:
X «Me muero de tristeza; quédense aquí velando».
C. Y, adelantándose un poco, se postró en tierra pidiendo que, si
era posible, se alejase de Él aquella hora; y dijo:
X «¡Abba! (Padre), tú lo puedes todo; aparta de mí este cáliz.
Pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que tú quieres».
C. Volvió y, al encontrarlos dormidos, dijo a Pedro:
X «Simón, ¿duermes?; ¿no has podido velar ni una hora? Velen
y oren, para no caer en la tentación; el espíritu es decidido, pero
la carne es débil».

105
24 DOMINGO
marzo Domingo de Ramos

C. De nuevo se apartó y oraba repitiendo las mismas palabras. Vol-


vió, y los encontró otra vez dormidos, pues sus ojos se cerraban de
sueño. Y no sabían qué contestarle. Volvió por tercera vez y les dijo:
X «¿Todavía están dormidos y descansando? ¡Basta ya! Ha llega-
do la hora; miren que el Hijo del Hombre va a ser entregado en
manos de los pecadores. ¡Levántense, vamos! Ya está cerca el que
me va a entregar».
Arréstenlo y llévenlo bien custodiado
C. Todavía estaba hablando, cuando se presentó Judas, uno de
los Doce, y con él gente con espadas y palos, mandada por los
sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos. El traidor les había
dado una contraseña, diciéndoles:
S. «Al que yo bese, ese es; arréstenlo y llévenlo bien custodiado».
C. Y en cuanto llegó, se acercó y le dijo:
S. «¡Maestro!».
C. Y lo besó. Ellos le echaron mano y lo arrestaron. Pero uno de
los presentes, desenvainando la espada, de un golpe le cortó la
oreja al criado del sumo sacerdote. Jesús tomó la palabra y les dijo:
X «¿Han salido a prenderme con espadas y palos, como a un ban-
dido? A diario estaba con ustedes enseñando en el templo, y no
me detuvieron. Pero es necesario que se cumplan las Escrituras».
C. Y todos lo abandonaron y huyeron. Lo iba siguiendo un mu-
chacho, cubierto tan solo con una sábana. Lo detuvieron, pero él
soltando la sábana se escapó desnudo.
¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios bendito?
C. Condujeron a Jesús a casa del sumo sacerdote, y se reunieron
todos los sumos sacerdotes y los ancianos y los escribas. Pedro
lo fue siguiendo de lejos, hasta el interior del palacio del sumo
sacerdote; y se sentó con los criados junto al fuego para calen-
tarse. Los sumos sacerdotes y el Sanedrín en pleno buscaban un
testimonio contra Jesús, para condenarlo a muerte; y no lo en-

106
Semana Santa
Propio del Salterio
DOMINGO
marzo 24
contraban. Pues, aunque muchos daban falso testimonio contra
Él, los testimonios no concordaban. Y algunos, poniéndose en
pie, daban testimonio contra Él diciendo:
S. «Nosotros le hemos oído decir: “Yo destruiré este templo, edi-
ficado por hombres, y en tres días construiré otro no edificado
por hombres”».
C. Pero ni en esto concordaban los testimonios. El sumo sacer-
dote se puso en pie en medio e interrogó a Jesús:
S. «¿No tienes nada que responder? ¿Qué son estos cargos que
levantan contra ti?».
C. Pero Él callaba, sin dar respuesta. El sumo sacerdote lo inte-
rrogó de nuevo, preguntándole:
S. «¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios bendito?».
C. Jesús contestó:
X «Sí, lo soy. Y verán que el Hijo del Hombre está sentado a la
derecha del Todopoderoso y que viene entre las nubes del cielo».
C. El sumo sacerdote se rasgó las vestiduras, diciendo:
S. «¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Han oído la blasfe-
mia. Ustedes, ¿qué dicen?».
C. Y todos lo declararon reo de muerte. Algunos se pusieron a
escupirle y, tapándole la cara, lo abofeteaban y le decían:
S. «Adivina quién fue».
C. Y los criados le daban bofetadas.
No conozco a ese hombre de quien ustedes hablan
C. Mientras Pedro estaba abajo en el patio, llegó una criada del
sumo sacerdote y, al ver a Pedro calentándose, lo miró y dijo:
S. «También tú andabas con Jesús, el Nazareno».
C. Él lo negó, diciendo:
S. «Ni sé ni entiendo lo que quieres decir».
C. Salió fuera, a la entrada, y un gallo cantó. La criada, al verlo,
volvió a decir a los presentes:

107
24 DOMINGO
marzo Domingo de Ramos

S. «Este es uno de ellos».


C. Y él volvió a negar. Al poco rato, también los presentes dijeron
a Pedro:
S. «Seguro que eres uno de ellos, pues eres galileo».
C. Pero él se puso a echar maldiciones y a jurar:
S. «No conozco a ese hombre de quien ustedes hablan».
C. Y en seguida, por segunda vez, cantó un gallo. Pedro se acordó
de las palabras que le había dicho Jesús: «Antes de que cante el
gallo dos veces, me habrás negado tres», y se echó a llorar.
¿Quieren que les suelte al rey de los judíos?
C. Apenas se hizo de día, los sumos sacerdotes, con los ancianos,
los escribas y el Sanedrín en pleno, se reunieron, y, atando a
Jesús, lo llevaron y lo entregaron a Pilato. Pilato le preguntó:
S. «¿Éres tú el rey de los judíos?».
C. Él respondió:
X «Tú lo dices».
C. Y los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas. Pilato le
preguntó de nuevo:
S. «¿No contestas nada? Mira cuántos cargos presentan contra ti».
C. Jesús no contestó más; de modo que Pilato estaba muy ex-
trañado. Por la fiesta solía soltarse un preso, el que le pidieran.
Estaba en la cárcel un tal Barrabás, con los revoltosos que habían
cometido un homicidio en la revuelta. La gente subió y empezó
a pedir el indulto de costumbre. Pilato les contestó:
S. «¿Quieren que les suelte al rey de los judíos?».
C. Pues sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado
por envidia. Pero los sumos sacerdotes alborotaron a la gente
para que pidiera la libertad de Barrabás. Pilato tomó de nuevo la
palabra y les preguntó:
S. «¿Qué hago con el que ustedes llaman rey de los judíos?».
C. Ellos gritaron de nuevo:
S. «¡Crucifícalo!».

108
Semana Santa
Propio del Salterio
DOMINGO
marzo 24
C. Pilato les dijo:
S. «Pues ¿qué mal ha hecho?».
C. Ellos gritaron más fuerte:
S. «¡Crucifícalo!».
C. Y Pilato, queriendo dar gusto a la gente, les soltó a Barrabás; y
a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran.
Le pusieron una corona de espinas, que habían trenzado
C. Los soldados se lo llevaron al interior del palacio —al pre-
torio— y reunieron a toda la tropa. Lo vistieron de púrpura, le
pusieron una corona de espinas, que habían trenzado, y comen-
zaron a hacerle el saludo:
S. «¡Salve, rey de los judíos!».
C. Le golpearon la cabeza con una caña, le escupieron; y, do-
blando las rodillas, se postraban ante Él. Terminada la burla, le
quitaron el manto de color púrpura y le pusieron su ropa. Y lo
sacaron para crucificarlo.
Llevaron a Jesús al Gólgota y lo crucificaron
C. Y a un tal Simón, natural de Cirene, el padre de Alejandro y
Rufo, que al regresar del campo pasaba por allí, lo obligaron a
llevar la cruz de Jesús. Y llevaron a Jesús al Gólgota (que quiere
decir lugar de «la calavera»), y le ofrecieron vino con mirra; pero
Él no lo aceptó. Lo crucificaron y se repartieron sus ropas, echán-
dolas a suerte, para ver lo que se llevaba cada uno. Era media ma-
ñana cuando lo crucificaron. En el letrero estaba escrita la causa
de su condena: «El rey de los judíos». Crucificaron con Él a dos
bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda. Así se cumplió
la Escritura que dice: «Lo consideraron como un malhechor».
A otros ha salvado, y a sí mismo no se puede salvar
C. Los que pasaban lo injuriaban, haciendo muecas y diciendo:
S. «¡Eh, tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres días,
sálvate a ti mismo bajando de la cruz!».

109
24 DOMINGO
marzo Domingo de Ramos

C. Los sumos sacerdotes con los escribas se burlaban también de


Él, diciendo:
S. «A otros ha salvado, y a sí mismo no se puede salvar. Que el Mesías,
el rey de Israel, baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos».
C. También los que estaban crucificados con Él lo insultaban.
Jesús, dando un fuerte grito, expiró
C. Al llegar el mediodía, toda la región quedó en tinieblas hasta
la media tarde. Y, a la media tarde, Jesús clamó con voz potente:
X «Eloí, Eloí, lamá sabaktaní».
C. Que significa:
X «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?».
C. Algunos de los presentes, al oírlo, decían:
S. «Mira, está llamando a Elías».
C. Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la
sujetó a una caña, y le daba de beber, diciendo:
S. «Déjenlo, a ver si viene Elías a bajarlo».
C. Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró.
Todos se arrodillan y se hace una pausa.
C. El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. El centu-
rión, que estaba enfrente, al ver cómo había expirado, dijo:
S. «Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios».
C. Había también unas mujeres que miraban desde lejos; entre
ellas, María Magdalena, María, la madre de Santiago el Menor y de
José, y Salomé, que, cuando Él estaba en Galilea, lo seguían para
atenderlo; y otras muchas que habían subido con Él a Jerusalén.
José rodó una piedra a la entrada del sepulcro
C. Al anochecer, como era el día de la Preparación, víspera del
sábado, vino José de Arimatea, noble senador, que también
aguardaba el Reino de Dios; armándose de valor, se presentó
ante Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato se extrañó de
que hubiera muerto ya; y, llamando al centurión, le preguntó

110
Semana Santa
Propio del Salterio
DOMINGO
marzo 24
si hacía mucho tiempo que había muerto. Informado por el
centurión, concedió el cadáver a José. Este compró una sábana
y, bajando a Jesús, lo envolvió en la sábana y lo puso en un se-
pulcro, excavado en una roca, y rodó una piedra a la entrada del
sepulcro. María Magdalena y María la madre de José observaban
dónde lo ponían.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice el credo.
Oración universal
Acudamos a Jesús, nuestro Rey y Mesías, nuestro único Sal-
vador, y sabiendo que sube a Jerusalén para consumar nuestra
liberación definitiva, salgamos a su paso diciendo:
R. Bendito el que viene en nombre del Señor.
1. Porque das a tu Iglesia el privilegio de vivir y contemplar los
misterios de tu amor.R.
2. Porque, consumando tu obra redentora, borraste los pecados
del mundo.R.
3. Porque, haciéndote hombre, hiciste de nuestra historia una
historia de salvación universal.R.
4. Porque fuiste capaz de padecer hasta el extremo y de aceptar
con confianza la voluntad de Dios, tu Padre.R.
5. Porque visitas a los agonizantes, das la vida eterna a los
difuntos, y nos regalas el don de la esperanza que no falla.R.
6. Porque nos permites acompañarte en tu sacrificio, en tu
banquete y en tu victoria pascual.R.
Adéntranos, Señor, en el misterio de tu amor, haz que te des-
cubramos presente en nuestras vidas como el enviado de Dios, y
escucha muestras oraciones de alabanza, súplica y acción de gra-
cias. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.R. Amén.

111
24 DOMINGO
marzo Domingo de Ramos

Oración sobre las ofrendas


Señor, que por la pasión de tu Unigénito se extienda sobre
nosotros tu misericordia y, aunque no la merecen nuestras obras,
que con la ayuda de tu compasión podamos recibirla en este
sacrificio único. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Mt 26, 42
Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba,
hágase tu voluntad.
Oración después de la comunión
Saciados con los dones santos, te pedimos, Señor, que, así
como nos has hecho esperar lo que creemos por la muerte de tu
Hijo, podamos alcanzar, por su resurrección, la plena posesión
de lo que anhelamos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Dirige tu mirada, Señor, sobre esta familia tuya por la que
nuestro Señor Jesucristo no dudó en entregarse a los verdugos
y padecer el tormento de la cruz. Por Jesucristo, nuestro Señor.

C omienza la Semana Santa, llamada antigua-


mente «Semana Mayor». Es la fiesta cristiana
que recuerda los últimos momentos de Cristo en la
tierra: la pasión, la muerte y la resurrección.
Vívela con gratitud reconociendo el gran amor de
Dios por la humanidad.

112
Lunes 25 de marzomarzo
LUNES SANTO
2.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
Una de las tradiciones de Israel esperaba un Mesías poderoso y
glorioso; sin embargo, en lugar de eso, el profeta Isaías nos ofrece
otra figura, la del siervo sufriente. A él no lo definen ni el poder ni
la prepotencia, sino la compasión y la entrega total de sí mismo. Por
eso, los cristianos vieron en él un eco, una prefiguración de Jesús, que
prefirió el camino del anonadamiento, del dar y donarse antes que
dominar. Hoy, el evangelio nos presenta los preparativos para ese
momento culmen.
Señor Jesús, tus caminos contradicen con frecuencia nuestras
ambiciones, por eso, fortalécenos con tu amor.

Antífona de entrada Sal 34, 1-2; 139, 8


Pelea, Señor, contra los que me atacan, guerrea contra los que
me hacen guerra; empuña el escudo y la adarga, levántate y ven
en mi auxilio, Señor Dios, mi fuerte salvador.
Oración colecta
Concédenos, Dios todopoderoso, que, quienes desfallecemos
a causa de nuestra debilidad, encontremos aliento en la pasión
de tu Hijo unigénito. Él, que vive y reina contigo.
Primera lectura
Lectura del libro de Isaías 42, 1-7
Miren a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, en quien
me complazco. He puesto mi espíritu sobre él, manifestará la
justicia a las naciones. No gritará, no clamará, no voceará por
las calles. La caña cascada no la quebrará, la mecha vacilante no
la apagará. Manifestará la justicia con verdad. No vacilará ni se
quebrará, hasta implantar la justicia en el país. En su ley esperan
las islas. Esto dice el Señor, Dios, que crea y despliega los cielos,
consolidó la tierra con su vegetación, da el respiro al pueblo que

113
25 LUNES
marzo Lunes Santo

la habita y el aliento a quienes caminan por ella: «Yo, el Señor, te


he llamado en mi justicia, te cogí de la mano, te formé e hice de
ti alianza de un pueblo y luz de las naciones, para que abras los
ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la cárcel, de la prisión
a los que habitan en tinieblas».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 26, 1-3.13-14
R. El Señor es mi luz y mi salvación.
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la
defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar?R.
Cuando me asaltan los malvados para devorar mi carne, ellos,
enemigos y adversarios, tropiezan y caen.R.
Si un ejército acampa contra mí, mi corazón no tiembla; si me
declaran la guerra, me siento tranquilo.R.
Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida. Espera en
el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor.R.

Aclamación antes del Evangelio


Salve, Rey nuestro, solo tú te has compadecido de nuestros errores.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 12, 1-11

R. Gloria a ti, Señor.


Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía
Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le
ofrecieron una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que
estaban con Él a la mesa. María tomó una libra de perfume de
nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enju-
gó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume.
Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar,
dice: «¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos

114
Semana Santa
Propio del Salterio
LUNES
marzo 25
denarios para dárselos a los pobres?». Esto lo dijo no porque le
importasen los pobres, sino porque era un ladrón; y como tenía
la bolsa, se llevaba de lo que iban echando. Jesús dijo: «Déjala;
lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los po-
bres los tienen siempre con ustedes, pero a mí no siempre me
tienen». Una muchedumbre de judíos se enteró de que estaba
allí y fueron no solo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al
que había resucitado de entre los muertos. Los sumos sacerdotes
decidieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos, por
su causa, se les iban y creían en Jesús.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Mira, Señor, con bondad los santos misterios que estamos
celebrando y, ya que tu amor providente los instituyó para librar-
nos de nuestra condena, haz que fructifiquen para la vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal 101, 3
No me escondas tu rostro el día de la desgracia. Inclina tu
oído hacia mí; cuando te invoco, escúchame enseguida.
Oración después de la comunión
Visita, Señor, a tu pueblo, y guarda los corazones de quienes
se consagran a tus misterios con amor solícito, para que conser-
ven, bajo tu protección, los medios de la salvación eterna que
han recibido de tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Defiende, Señor, a los sencillos y protege continuamente a los
que confían en tu misericordia, para que, al disponerse a cele-
brar las fiestas de Pascua, tengan en cuenta no solo la penitencia
corporal, sino, lo que es más importante, la pureza interior. Por
Jesucristo, nuestro Señor.

115
Martes
marzo 26 de marzo
MARTES SANTO
2.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
En la primera lectura, el profeta Isaías presenta a Israel como siervo
de Dios, pero este duda de la validez de su misión. ¿Merecía la pena?
Por medio del profeta, Dios no solo le confirma a Israel su misión, sino
que le confía una todavía mayor.
En el evangelio, en vísperas de su pasión, Jesús prepara a sus
discípulos para los acontecimientos que se avecinan. Frente a la
oscuridad que se aproxima, les deja algo de luz para que no se pierdan
y, luego, puedan retomar el camino.
Gracias, Señor, por mostrarnos cuánto nos amas.
¡Cuánta luz en ese oscuro día, lámpara para nuestros pasos!

Antífona de entrada Sal 26, 12


No me entregues, Señor, a la saña de mis adversarios, porque
se levantan contra mí testigos falsos, que respiran violencia.
Oración colecta
Dios todopoderoso y eterno, concédenos participar de tal
modo en las celebraciones de la pasión del Señor, que merezca-
mos tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de Isaías 49, 1-6
Escúchenme, islas; atiendan, pueblos lejanos: El Señor me
llamó desde el vientre materno, de las entrañas de mi madre,
y pronunció mi nombre. Hizo de mi boca una espada afilada,
me escondió en la sombra de su mano; me hizo flecha bruñida,
me guardó en su aljaba y me dijo: «Tú eres mi siervo, Israel, por
medio de ti me glorificaré». Y yo pensaba: «En vano me he can-
sado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas». En realidad,
el Señor defendía mi causa, mi recompensa la custodiaba Dios.
Y ahora dice el Señor, el que me formó desde el vientre como

116
Semana Santa
Propio del Salterio
MARTES
marzo 26
siervo suyo, para que le devolviese a Jacob, para que le reuniera
a Israel; he sido glorificado a los ojos de Dios. Y mi Dios era mi
fuerza: «Es poco que seas mi siervo para restablecer las tribus de
Jacob y traer de vuelta a los supervivientes de Israel. Te hago luz
de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín
de la tierra».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 70, 1-6.15.17
R . Mi boca contará tu salvación, Señor.
A ti, Señor, me acojo: no quede yo derrotado para siempre; tú
que eres justo, líbrame y ponme a salvo, inclina a mí tu oído, y
sálvame.R.
Sé tú mi roca de refugio, el alcázar donde me salve, porque mi peña
y mi fortaleza eres tú. Dios mío, líbrame de la mano perversa.R.
Porque tú, Dios mío, fuiste mi esperanza y mi confianza, Señor,
desde mi juventud. En el vientre materno ya me apoyaba en ti,
en el seno tú me sostenías.R.
Mi boca contará tu auxilio, y todo el día tu salvación. Dios mío, me
instruiste desde mi juventud y hasta hoy relato tus maravillas. R.

Aclamación antes del Evangelio


Salve, Rey nuestro, obediente al Padre; fuiste llevado a la cru-
cifixión, como manso cordero a la matanza.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 13, 21-33.36-38

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, estando Jesús a la mesa con sus discípulos,
se turbó en su espíritu y dio testimonio diciendo: «En verdad, en
verdad les digo: uno de ustedes me va a entregar». Los discípulos
se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo decía.
Uno de ellos, el que Jesús amaba, estaba reclinado a la mesa en

117
26 MARTES
marzo Martes Santo

el seno de Jesús. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase


por quién lo decía. Entonces él, apoyándose en el pecho de Je-
sús, le preguntó: «Señor, ¿quién es?». Le contestó Jesús: «Aquel a
quien yo le dé este trozo de pan untado». Y, untando el pan, se
lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote. Detrás del pan, entró
en él Satanás. Entonces Jesús le dijo: «Lo que vas a hacer, hazlo
pronto». Ninguno de los comensales entendió a qué se refería.
Como Judas guardaba la bolsa, algunos suponían que Jesús le
encargaba comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los
pobres. Judas, después de tomar el pan, salió inmediatamente.
Era de noche.
Cuando salió, dijo Jesús: «Ahora es glorificado el Hijo del
Hombre, y Dios es glorificado en Él. Si Dios es glorificado en Él,
también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará.
Hijitos, me queda poco de estar con ustedes. Me buscarán, pero
lo que dije a los judíos se lo digo ahora a ustedes: “Donde yo voy
no pueden venir ustedes”». Simón Pedro le dijo: «Señor, ¿adónde
vas?». Jesús le respondió: «Adonde yo voy no me puedes seguir
ahora, me seguirás más tarde». Pedro replicó: «Señor, ¿por qué
no puedo seguirte ahora? Daré mi vida por ti». Jesús le contestó:
«¿Conque darás tu vida por mí? En verdad, en verdad te digo: no
cantará el gallo antes de que me hayas negado tres veces».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Mira, Señor, con bondad las ofrendas de esta familia tuya a
la que haces partícipe de tus dones santos, y concédele llegar a
poseerlos plenamente. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Rm 8, 32
Dios no se reservó a su propio Hijo, sino que lo entregó por
todos nosotros.

118
Semana Santa
Propio del Salterio
MARTES
marzo 26
Oración después de la comunión
Saciados con el don de la salvación, invocamos, Señor, tu mi-
sericordia, para este sacramento, con el que quisiste que fuése-
mos alimentados en nuestra vida temporal, nos haga participar
de la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Que tu misericordia, oh, Dios, limpie al pueblo fiel del enga-
ño del viejo pecado y le haga capaz de la novedad de una vida
santa. Por Jesucristo, nuestro Señor.

E l pasaje del Evangelio nos revela que Jesús


vence a la muerte, aunque, por momentos,
pareciera que el mal triunfa. Lo vemos en la actitud
de Judas que nos genera múltiples interrogantes:
¿impotencia de Dios ante la libertad del ser hu-
mano? ¿Cómo se posiciona Dios ante la debilidad
humana? ¿Puede evitarse el mal? Ciertamente,
Dios respeta la libertad del ser humano, pero no
cabe duda de que la luz vencerá a las tinieblas. Ju-
das empleó mal su libertad; al abandonar al Señor,
dejó que el mal entre en él. Pero Jesús no cede a la
decepción, ve más allá: «Ahora ha sido glorificado
el Hijo del Hombre, y Dios ha sido glorificado en Él.
Si Dios ha sido glorificado en Él, también Dios lo
glorificará en sí mismo, y lo hará muy pronto».
Raúl Enrique Castro Chambi

119
Miércoles
marzo 27 de abril
MIÉRCOLES SANTO
2.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
La reacción usual hacia la violencia suele ser responder con más
violencia. Sin embargo, en la primera lectura, el siervo de Yahvé,
nos enseña una vía diferente, una que pone freno a la agresividad.
Jesús predicó este camino y lo demostró con su vida, con su entrega.
Contaba con un enorme apoyo del pueblo, pero no se amparó en eso
para hacer frente a sus enemigos. Su camino fue el de la entrega, el del
amor, incluso hacia quienes lo perseguían.
Señor, tú nos enseñaste el sendero del amor, por eso, como tú,
ayúdanos a ser fermento de paz y misericordia en el mundo.

Antífona de entrada Flp 2, 10.8.11


Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tie-
rra, en el abismo: porque Él se hizo obediente hasta la muerte y
una muerte de cruz; por eso, es Señor, para gloria de Dios Padre.
Oración colecta
Oh, Dios, que, para librarnos del poder del enemigo, quisiste
que tu Hijo soportase por nosotros el suplicio de la cruz, con-
cédenos a tus siervos alcanzar la gracia de la resurrección. Por
nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de Isaías 50, 4-9a
El Señor Dios me ha dado una lengua de discípulo; para
saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me
espabila el oído, para que escuche como los discípulos. El Señor
Dios me abrió el oído; yo no resistí ni me eché atrás. Ofrecí la
espalda a los que me golpeaban, las mejillas a los que mesaban
mi barba; no escondí el rostro ante ultrajes y salivazos. El Señor
Dios me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el
rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado. Mi

120
Semana Santa
Propio del Salterio
MIÉRCOLES
marzo 27
defensor está cerca, ¿quién pleiteará contra mí? Comparezcamos
juntos, ¿quién me acusará? Que se acerque. Miren, el Señor Dios
me ayuda, ¿quién me condenará?
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 68, 8-10.21-22.31.33-34
R. Señor, que me escuche tu gran bondad el día de tu favor.
Por ti he aguantado afrentas, la vergüenza cubrió mi rostro. Soy
un extraño para mis hermanos, un extranjero para los hijos de
mi madre; porque me devora el celo de tu templo, y las afrentas
con que te afrentan caen sobre mí.R.
La afrenta me destroza el corazón, y desfallezco. Espero com-
pasión, y no la hay; consoladores, y no los encuentro. En mi
comida me echaron hiel, para mi sed me dieron vinagre.R.
Alabaré el nombre de Dios con cantos, proclamaré su grandeza
con acción de gracias. Mírenlo los humildes y alégrense, busquen
al Señor y revivirá su corazón. Que el Señor escucha a sus pobres,
no desprecia a sus cautivos.R.
Aclamación antes del Evangelio
Salve, Rey nuestro, solo tú te has compadecido de nuestros errores.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 26, 14-25
R. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue
a los sumos sacerdotes y les propuso: «¿Qué están dispuestos a dar-
me si se lo entrego a ustedes?». Ellos se ajustaron con él en treinta
monedas de plata. Y desde entonces andaba buscando ocasión
propicia para entregarlo. El primer día de los Ácimos se acercaron
los discípulos a Jesús y le preguntaron: «¿Dónde quieres que te
preparemos la cena de Pascua?». Él contestó: «Vayan a la ciudad, a
casa de quien ustedes saben, y díganle: “El Maestro dice: mi hora
está cerca; voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos”».

121
27 MIÉRCOLES
marzo Miércoles Santo

Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon


la Pascua. Al atardecer se puso a la mesa con los Doce. Mientras
comían dijo: «En verdad les digo que uno de ustedes me va a
entregar». Ellos, muy entristecidos, se pusieron a preguntarle uno
tras otro: «¿Soy yo acaso, Señor?». Él respondió: «El que ha metido
conmigo la mano en la fuente, ese me va a entregar. El Hijo del
Hombre se va como está escrito de Él; pero, ¡ay de aquel por quien
el Hijo del Hombre es entregado!, ¡más le valdría a ese hombre no
haber nacido!». Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar:
«¿Soy yo acaso, Maestro?». Él respondió: «Tú lo has dicho».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Recibe, Señor, las ofrendas que te presentamos, y muestra la
eficacia de tu poder, para que, al celebrar sacramentalmente la
pasión de tu Hijo, consigamos sus frutos saludables. Por Jesucris-
to, nuestro Señor.
Antífona de comunión Mt 20, 28
El Hijo del Hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y
dar su vida en rescate por muchos.
Oración después de la comunión
Dios todopoderoso, concédenos sentir vivamente que, por
la muerte de tu Hijo en el tiempo manifestada en estos santos
misterios, confiemos en que tú nos has dado la vida eterna. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Concede, Señor, a tus fieles recibir pronto los sacramentos
pascuales y esperar, con vivo deseo, los dones futuros, para
que, perseverando en los santos misterios que los hicieron
renacer, se sientan impulsados por ellos hacia una nueva vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

122
Jueves 28 de abrilmarzo
JUEVES SANTO
Propio del Salterio - Blanco

MISA DE LA CENA DEL SEÑOR


Monición general
Empezamos hoy la celebración del Triduo Pascual, el acontecimiento
central de nuestra fe. Estos días transitamos, asombrados, apenados
y agradecidos, desde los acontecimientos trágicos de una muerte
injusta hacia la irrupción de la vida plena. Hoy, particularmente, la
Iglesia agradece a Dios por la Eucaristía, nuestra nueva Pascua, y por
el sacerdocio; dones que, como nos lo muestra Jesús en el evangelio de
hoy día, adquieren su pleno sentido en el servicio. Llenos de gratitud,
nos sumergimos en este misterio de nuestra fe.
Señor Jesús, que, alimentados por el don de tu cuerpo,
hagamos del servicio al prójimo nuestro camino de vida.

Antífona de entrada Ga 6, 14
Nosotros hemos de gloriarnos en la cruz de nuestro Señor
Jesucristo: en Él está nuestra salvación, vida y resurrección, por
Él hemos sido salvados y liberados.
Se dice el gloria.
Oración colecta
Oh, Dios, al celebrar la Cena santísima en la que tu Unigé-
nito, cuando iba a entregarse a la muerte, confió a la Iglesia el
sacrificio nuevo y eterno y el banquete de su amor, te pedimos
alcanzar, de tan gran misterio, la plenitud de caridad y de vida.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro del Éxodo 12, 1-8.11-14
En aquellos días, dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de
Egipto: «Este mes será para ustedes el principal de los meses; será
para ustedes el primer mes del año. Digan a toda la comunidad

123
28 JUEVES
marzo Jueves Santo

de Israel: “El diez de este mes cada uno tomará un cordero para
su familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña
para comer el cordero, que se junte con el vecino de casa, hasta
completar el número de personas; y cada uno comerá su ración
hasta terminarlo. Será un animal sin defecto, macho, de un año,
cordero o cabrito. Lo guardarán hasta el día catorce del mes, y
congregada toda la comunidad de Israel lo matará al atardecer.
Tomarán la sangre y la rociarán por todo el marco de la puerta
de la casa donde lo vayan a comer. Esa noche comerán la carne,
asada al fuego, comerán panes sin levadura y verduras amargas.
Y lo comerán así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies,
un bastón en la mano; y lo comerán a toda prisa, porque es la
Pascua, el paso del Señor.
Esa noche yo pasaré por todo el país de Egipto, dando muerte a
todos sus primogénitos, de hombres y de animales; y haré justicia
contra todos los dioses de Egipto. Yo soy el Señor. La sangre servirá
de señal en las casas donde estén; cuando vea la sangre, pasaré de
largo; no los tocará la plaga exterminadora, cuando yo pase hirien-
do a Egipto. Este día será para ustedes memorable, en Él celebrarán
la fiesta del Señor, ley perpetua para todas las generaciones”».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 115, 12-13.15-18
R. El cáliz que bendecimos es la comunión
de la sangre de Cristo.
¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Alzaré la
copa de la salvación, invocando su nombre.R.
Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles. Señor, yo soy tu
siervo, hijo de tu esclava; rompiste mis cadenas.R.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza, invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo. R.

124
Semana Santa
Propio del Salterio
JUEVES
marzo 28
Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo
a los Corintios 11, 23-26
Hermanos: Yo he recibido una tradición, que procede del
Señor y que a mi vez les he transmitido: que el Señor Jesús, en
la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando
la acción de gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi cuerpo, que
se entrega por ustedes. Hagan esto en conmemoración mía». Lo
mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: «Este cáliz
es la nueva alianza sellada con mi sangre; cuantas veces beban
de él, háganlo en conmemoración mía». Por eso, cada vez que
ustedes comen de este pan y beben de este cáliz, anuncian la
muerte del Señor, hasta que vuelva.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del evangelio Jn 13, 34
Les doy un mandamiento nuevo —dice el Señor—: que se amen
unos a otros, como yo los he amado.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 13, 1-15
R. Gloria a ti, Señor.
Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había lle-
gado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado
a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.
Estaban cenando, cuando el diablo ya había metido en el cora-
zón de Judas Iscariote, hijo de Simón, la idea de entregar a Jesús.
Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos,
que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la mesa, se quita
el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en
una jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secán-
doselos con la toalla que se había ceñido. Llegó a Simón Pedro,
y este le dijo: «Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?». Jesús le replicó:
«Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás

125
28 JUEVES
marzo Jueves Santo

más tarde». Pedro le dijo: «No me lavarás los pies jamás». Jesús le
contestó: «Si no te lavo, no tendrás parte conmigo». Simón Pedro
le dijo: «Señor, no solo los pies, sino también las manos y la
cabeza». Jesús le dijo: «Uno que se ha bañado no necesita lavarse
más que los pies, porque todo él está limpio. También ustedes
están limpios, aunque no todos». Porque sabía quién lo iba a
entregar, por eso dijo: «No todos están limpios». Cuando acabó
de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo:
«¿Comprenden lo que he hecho con ustedes? Ustedes me llaman
“el Maestro” y “el Señor”, y dicen bien, porque lo soy. Pues si
yo, que soy el Maestro y el Señor, les he lavado los pies, también
ustedes deben lavarse los pies unos a otros; les he dado ejemplo,
para que lo que hice con ustedes, ustedes también lo hagan».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Homilía.
LAVATORIO DE LOS PIES
Terminada la homilía, se procede al lavatorio de los pies
No se dice el credo.
Oración universal
En esta tarde en la que anticipamos el misterio pascual de
Cristo y celebramos su amor, oremos con cordial confianza al
autor de nuestra salvación. Digamos:
R. Escucha, Señor, nuestra oración.
1. En esta tarde santa, en la que Cristo hecho Eucaristía se da a su
Iglesia, pidamos por ella, para que proclame a la humanidad
la fuerza salvadora del sacramento del amor. Oremos a
Cristo, Pan de vida.R.
2. En esta tarde santa, en que Jesús quiso prolongar su sacerdocio
eterno, oremos por el Santo Padre y por todos los que han
sido ungidos para actualizar el sacrificio redentor de Cristo,

126
Semana Santa
Propio del Salterio
JUEVES
marzo 28
para que encarnen en sus vidas lo que celebran en el altar.
Oremos a Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote.R.
3. En esta tarde, en la que Cristo fue entregado a la muerte por uno
de sus amigos, oremos por los que hoy lo traicionan derramando
sangre inocente, profanando el amor, renegando de su fe; para
que la fuerza del misterio que celebramos se haga vida en sus
corazones. Oremos a Cristo, nuestra Víctima Pascual.R.
4. En esta tarde santa, en la que Jesús nos quiere unidos en
comunión, oremos por el pueblo de Israel y por los que no lo
reconocen como el Mesías de Dios, el Salvador que tenía que
venir. Oremos a Cristo, nuestro Salvador.R.
5. En esta tarde, en la que Cristo oró por sus amigos, oremos por
nuestra comunidad parroquial, por nuestros enfermos, por
los que entregan su vida por el Evangelio, para que el paso del
Señor les otorgue la paz, la salud, el perdón y el gozo de su
cercanía y amistad. Oremos a Cristo, nuestro hermano.R.
6. En esta tarde santa, en que Jesús nos dejó el mandato del
amor, oremos por todo el pueblo de Dios, para que, reunido
en torno al banquete eucarístico, seamos capaces de crear una
fraternidad universal que rompa las ataduras del egoísmo y
las injusticias. Oremos a Cristo, Príncipe de la paz.R.
Señor Jesús, que antes de derramar tu sangre por nuestra salva-
ción quisiste quedarte en la Eucaristía para ser nuestro alimento
y nuestra vida, concédenos gustar el sacramento del amor y ser
signos de tu presencia en medio de los hombres. Tú que vives y
reinas por los siglos de los siglos.R. Amén.
Oración sobre las ofrendas
Concédenos, Señor, participar dignamente en estos sacra-
mentos, pues cada vez que se celebra el memorial del sacrificio
de Cristo, se realiza la obra de nuestra redención. Por Jesucristo,
nuestro Señor.

127
28 JUEVES
marzo Jueves Santo

Prefacio: El sacrificio y el sacramento de Cristo


En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro. El cual, ver-
dadero y único sacerdote, al instituir el sacrificio de la eterna
alianza se ofreció el primero a ti como víctima de salvación, y
nos mandó perpetuar esta ofrenda en memoria suya. Su carne,
inmolada por nosotros, es alimento que nos fortalece; su sangre,
derramada por nosotros, es bebida que nos purifica. Por eso, con
los ángeles y arcángeles, con los tronos y dominaciones, y con
todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu
gloria: Santo, Santo, Santo…
Antífona de comunión 1 Co 11, 24-25
Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes; este cáliz es la
nueva alianza en mi sangre, dice el Señor; hagan esto, cada vez
que lo beban, en memoria mía.
Oración después de la comunión
Dios todopoderoso, alimentados en el tiempo por la Cena de
tu Hijo, concédenos, de la misma manera, merecer ser saciados
en el banquete eterno. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Traslado del Santísimo Sacramento

Reserva y adoración
Prepárese una capilla, convenientemente adornada, que invite a la oración y
meditación. Se invita a los fieles a una adoración prolongada del Santísimo
Sacramento en la reserva solemne durante la noche.

Escanea el QR o digital el enlace para ver el video o PDF del


comentario al evangelio de hoy:
https://libreriapaulinasonline.com/lecturas_dominicales_b19.jsp

128
marzo
Viernes 29 de marzo
VIERNES SANTO (ayuno y abstinencia)
Propio del Salterio - Rojo

CELEBRACIÓN DE LA PASIÓN DEL SEÑOR


Monición general
Hoy acompañamos a Jesús en el camino hacia el Gólgota. A
veces, nos centramos demasiado en los aspectos dolorosos de este
acontecimiento. Sin embargo, las lecturas nos invitan a mirar no
tanto la pasión del sufrimiento, sino la pasión del amor: «Tanto amó
Dios al mundo que nos entregó a su Hijo único», nos dice san Juan.
La cruz expresa el sentido máximo de esa entrega, nos revela hasta
dónde llega el amor de Dios por nosotros y por su creación. Por eso,
caminemos hoy junto a Jesús con actitud contemplativa y agradecida.
Gracias, Padre santo, porque en tu Hijo nos has revelado
cuánto y cómo nos amas.
Oración
Oh, Dios, que, por la pasión de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo,
has destruido la muerte, herencia del antiguo pecado que alcanza a
toda la humanidad, concédenos que, semejantes a Él, llevemos la
imagen del hombre celestial por la acción santificadora de tu gracia,
así como hemos llevado grabada la imagen del hombre terreno por
exigencia de la naturaleza. Por nuestro Señor Jesucristo.R. Amén.
PRIMERA PARTE
LITURGIA DE LA PALABRA
Primera lectura
Lectura del libro de Isaías 52, 13—53, 12
Miren, mi siervo tendrá éxito, crecerá y llegará muy alto. Así
como muchos se espantaron de él, porque estaba tan desfigurado
que no parecía hombre, ni tenía aspecto humano, así asombrará a
muchos pueblos, ante él los reyes se quedarán sin palabras, al ver
algo que nunca les habían contado y comprender algo que nunca

129
29 VIERNES
marzo Viernes Santo

habían oído. ¿Quién creyó nuestro anuncio? ¿A quién ha revelado


el Señor su poder? Creció en su presencia como un retoño, como
raíz en tierra árida, sin figura, sin belleza. Lo vimos sin aspecto atra-
yente, despreciado y rechazado por los hombres, como un hombre
de dolores, acostumbrado al sufrimiento, ante el cual se ocultan
los rostros, despreciado y no tenido en cuenta. Él soportó nuestros
sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo creíamos
castigado, herido por Dios y humillado; pero él fue traspasado
por nuestras rebeldías, triturado por nuestras culpas. El castigo que
sufrió nos trajo la paz, y por sus heridas fuimos curados.
Todos andábamos errantes como ovejas, siguiendo cada uno
su camino; y el Señor cargó sobre él todas nuestras culpas. Mal-
tratado, voluntariamente se humillaba y no abría la boca; como
cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, en-
mudecía y no abría la boca. Sin defensa, sin haber sido juzgado,
se lo llevaron, ¿quién se preocupó de su suerte? Lo arrancaron de
la tierra de los vivos, por los pecados de mi pueblo lo hirieron. Le
dieron sepultura con los malvados, y lo enterraron con los mal-
hechores, aunque no había cometido crímenes ni hubo engaño
en su boca. El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento, y entregar
su vida como expiación; verá su descendencia, prolongará sus
años, y por medio de él la voluntad del Señor se cumplirá. Por
las fatigas de su alma verá la luz, y se saciará de conocimiento.
Mi siervo traerá a muchos la salvación, porque cargó sobre sí
las culpas de ellos. Por eso, le daré un puesto de honor entre los
grandes, y con los poderosos participará del triunfo. Porque in-
defenso se entregó a la muerte y fue contado entre los pecadores,
él cargó con el pecado de muchos e intercedió por los pecadores.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 30, 2.6.12-13.15-17.25
R. Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.

130
Semana Santa
Propio del Salterio
VIERNES
marzo 29
A ti, Señor, me acojo, no quede yo nunca defraudado; tú, que
eres justo, ponme a salvo. En tus manos encomiendo mi espíritu,
tú, el Dios leal, me librarás.R.
Soy la burla de todos mis enemigos, motivo de risa de mis veci-
nos, el espanto de mis conocidos; me ven por la calle, y escapan
de mí. Me han olvidado como a un muerto, me han desechado
como a un objeto inútil.R.
Pero yo confío en ti, Señor, te digo: «Tú eres mi Dios». En tu mano
está mi destino; líbrame de los enemigos que me persiguen.R.
Haz brillar tu rostro sobre tu siervo, sálvame por tu misericordia.
Sean fuertes y valientes de corazón, los que esperan en el Señor. R.
Segunda lectura
Lectura de la carta a los Hebreos 4, 14-16; 5, 7-9
Hermanos: Puesto que tenemos un gran Sumo Sacerdote, que
ha penetrado en los cielos, Jesús, Hijo de Dios, mantengámonos
firmes en la fe que profesamos. Pues no tenemos un sumo sacer-
dote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino que
ha sido probado en todo exactamente como nosotros, menos
en el pecado. Por eso, acerquémonos con seguridad al trono de
la gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia que nos
auxilie oportunamente. Cristo, en los días de su vida mortal, a
gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía
salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado. Él, a
pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la
perfección, se ha convertido para todos los que le obedecen en
autor de salvación eterna.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del evangelio Flp 2, 8-9
Cristo, por nosotros, se sometió incluso a la muerte, y una muer-
te de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el
«Nombre-sobre-todo-nombre».

131
29 VIERNES
marzo Viernes Santo

Indicaciones para la lectura dialogada


X= Sacerdote, C = Cronista, S = Otros personajes
Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 18, 1—19, 42

R. Gloria a ti, Señor.


Prendieron a Jesús y lo ataron
C. En aquel tiempo, salió Jesús con sus discípulos al otro lado
del torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí Él y
sus discípulos. Judas, el traidor, conocía también el lugar, porque
Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos. Judas entonces,
llevando consigo un destacamento de soldados romanos y unos
guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos, entró allá con
faroles, antorchas y armas. Jesús, que sabía todo lo que le iba a
suceder, se adelantó y les dijo:
X «¿A quién buscan?».
C. Le contestaron:
S. «A Jesús, el Nazareno».
C. Les dijo Jesús:
X «Yo soy».
C. Estaba también con ellos Judas, el traidor. Al decirles «Yo soy»,
retrocedieron y cayeron a tierra. Les preguntó otra vez:
X «¿A quién buscan?».
C. Ellos dijeron:
S. «A Jesús, el Nazareno».
C. Jesús contestó:
X «Les he dicho que soy yo. Si me buscan a mí, dejen que estos
se vayan».
C. Y así se cumplió lo que Él había dicho: «No he perdido a nin-
guno de los que me diste». Entonces Simón Pedro, que llevaba
una espada, la desenvainó e hirió al criado del sumo sacerdote,
cortándole la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo
entonces Jesús a Pedro:

132
Semana Santa
Propio del Salterio
VIERNES
marzo 29
X «Mete la espada en la vaina. El cáliz que me ha dado mi Padre,
¿no lo voy a beber?».
Llevaron a Jesús primero a Anás
C. El destacamento, el comandante y los guardias de los judíos
prendieron a Jesús, lo ataron, y lo llevaron primero a Anás, por-
que era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año; era Caifás el
que había dado a los judíos este consejo: «Conviene que muera
un solo hombre por el pueblo». Simón Pedro y otro discípulo
seguían a Jesús. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote
y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras
Pedro se quedó fuera junto a la puerta. Salió el otro discípulo, el
conocido del sumo sacerdote, habló a la portera e hizo entrar a
Pedro. La criada que hacía de portera dijo entonces a Pedro:
S. «¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?».
C. Él dijo:
S. «No lo soy».
C. Los criados y los guardias habían encendido un brasero, por-
que hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos
de pie, calentándose. El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca
de sus discípulos y de su doctrina. Jesús le contestó:
X «Yo he hablado abiertamente al mundo; yo he enseñado
continuamente en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen
todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me
interrogas a mí? Interroga a los que me han oído, y que ellos
digan de qué les he hablado. Ellos saben lo que he dicho yo».
C. Apenas dijo esto, uno de los guardias que estaba allí le dio
una bofetada a Jesús, diciendo:
S. «¿Así contestas al sumo sacerdote?».
C. Jesús respondió:
X «Si he faltado al hablar, muestra en qué he faltado; pero, si he
hablado como se debe, ¿por qué me pegas?».
C. Entonces Anás lo envió atado a Caifás, sumo sacerdote.

133
29 VIERNES
marzo Viernes Santo

¿No eres tú también de sus discípulos? No lo soy


C. Simón Pedro estaba en pie, calentándose, y le dijeron:
S. «¿No eres tú también de sus discípulos?».
C. Él lo negó, diciendo:
S. «No lo soy».
C. Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a
quien Pedro le cortó la oreja, le dijo:
S. «¿No te he visto yo con Él en el huerto?».
C. Pedro volvió a negarlo, y enseguida cantó un gallo.
Mi Reino no es de este mundo
C. Llevaron a Jesús de la casa de Caifás al palacio del gobernador
romano. Era el amanecer, y ellos no entraron en el palacio para
no incurrir en impureza y poder así comer la Pascua. Salió Pilato
afuera, adonde estaban ellos, y dijo:
S. «¿Qué acusación presentan contra este hombre?».
C. Le contestaron:
S. «Si este no fuera un malhechor, no te lo habríamos entregado».
C. Pilato les dijo:
S. «Llévenselo ustedes y júzguenlo conforme a su propia ley».
C. Los judíos le dijeron:
S. «No estamos autorizados para dar muerte a nadie».
C. Y así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué
muerte iba a morir. Entró otra vez Pilato en el palacio, llamó a
Jesús y le dijo:
S. «¿Eres tú el rey de los judíos?».
C. Jesús le contestó:
X «¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?».
C. Pilato replicó:
S. «¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han
entregado a mí; ¿qué has hecho?».
C. Jesús le contestó:
X «Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuera de este
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Semana Santa
Propio del Salterio
VIERNES
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mundo, mis servidores habrían luchado para que no cayera en
manos de los judíos. Pero mi Reino no es de aquí».
C. Pilato le dijo:
S. «Entonces, ¿tú eres rey?».
C. Jesús le contestó:
X «Tú lo dices, soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he
venido al mundo, para ser testigo de la verdad. Todo el que es de
la verdad escucha mi voz».
C. Pilato le dijo:
S. «Y, ¿qué es la verdad?».
C. Dicho esto, salió otra vez a donde estaban los judíos y les dijo:
S. «Yo no encuentro en Él ninguna culpa. Es costumbre entre
ustedes que por Pascua ponga a uno en libertad. ¿Quieren que
deje en libertad al rey de los judíos?».
C. Volvieron a gritar:
S. «A ese no, a Barrabás».
C. El tal Barrabás era un bandido.
¡Salve, rey de los judíos!
C. Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Y los soldados
trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le
vistieron un manto color púrpura; y, acercándose a Él, le decían:
S. «¡Salve, rey de los judíos!».
C. Y le daban bofetadas. Pilato salió otra vez afuera y les dijo:
S. «Miren, lo traigo de nuevo, para que sepan que no encuentro
en Él culpa alguna».
C. Y salió Jesús afuera, llevando la corona de espinas y el manto
color púrpura. Pilato les dijo:
S. «Aquí está el hombre».
C. Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron:
S. «¡Crucifícalo, crucifícalo!».
C. Pilato les dijo:
S. «Llévenselo ustedes y crucifíquenlo, porque yo no encuentro
culpa en Él».

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29 VIERNES
marzo Viernes Santo

C. Los judíos le contestaron:


S. «Nosotros tenemos una ley, y según esa ley tiene que morir,
porque se ha declarado Hijo de Dios».
C. Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún más y, entran-
do otra vez en el palacio, dijo a Jesús:
S. «¿De dónde eres tú?».
C. Pero Jesús no le dio respuesta. Y Pilato le dijo:
S. «¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para
soltarte y autoridad para crucificarte?».
C. Jesús le contestó:
X «No tendrías ninguna autoridad sobre mí si no te la hubieran
dado de lo alto. Por eso, el que me ha entregado a ti tiene un
pecado mayor».
¡Fuera, fuera; crucifícalo!
C. Desde este momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos
gritaban:
S. «Si sueltas a ese, no eres amigo del César. Todo el que se declara
rey está contra el César».
C. Pilato entonces, al oír estas palabras, sacó afuera a Jesús y lo
sentó en el tribunal, en el sitio que llaman «el Enlosado» (en
hebreo Gábata). Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia
el mediodía. Y dijo Pilato a los judíos:
S. «Aquí tienen a su rey».
C. Ellos gritaron:
S. «¡Fuera, fuera; crucifícalo!».
C. Pilato les dijo:
S. «¿Acaso voy a crucificar a su rey?».
C. Contestaron los sumos sacerdotes:
S. «No tenemos más rey que el César».
C. Entonces se lo entregó para que lo crucificaran.
Lo crucificaron, y con Él a otros dos
C. Tomaron a Jesús, y Él, cargando con la cruz, salió hacia el lugar
llamado «de la Calavera» (que en hebreo se dice Gólgota), donde

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Propio del Salterio
VIERNES
marzo 29
lo crucificaron; y con Él a otros dos, uno a cada lado, y, en medio,
Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en
él estaba escrito: «Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos». Leyeron
el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde cruci-
ficaron a Jesús, y estaba escrito en hebreo, latín y griego. Entonces
los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato:
S. «No escribas: “El rey de los judíos”, sino: “Este ha dicho: Soy
el rey de los judíos”».
C. Pilato les contestó:
S. «Lo escrito, escrito está».
Se repartieron mis ropas
C. Los soldados, después que crucificaron a Jesús, cogieron su
ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron
la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de
arriba abajo. Y se dijeron:
S. «No la rasguemos, vamos a sortearla, a ver a quién le toca».
C. Así se cumplió la Escritura: «Se repartieron mis vestiduras y
echaron a suerte mi túnica». Esto fue lo que hicieron los soldados.
Ahí tienes a tu hijo. Ahí tienes a tu madre
C. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su
madre, María, esposa de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver
a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre:
X «Mujer, ahí tienes a tu hijo».
C. Luego, dijo al discípulo:
X «Ahí tienes a tu madre».
C. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.
Todo está cumplido
C. Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su
término, para que se cumpliera la Escritura dijo:
X «Tengo sed».
C. Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja

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empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la


boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo:
X «Todo está cumplido».
C. E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
Todos se arrodillan, y se hace una pausa.
Y al punto brotó sangre y agua
C. Los judíos entonces, como era día de la Preparación, para que
no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel
sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran
las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron
las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con
Él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le que-
braron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le
traspasó el costado, y al punto brotó sangre y agua. El que lo vio
da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice
la verdad, para que también ustedes crean. Esto ocurrió para que
se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro
lugar la Escritura dice: «Mirarán al que traspasaron».
Vendaron todo el cuerpo de Jesús, con los aromas
C. Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús,
aunque en secreto por miedo a los judíos, pidió a Pilato que
le dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue
entonces y se llevó el cuerpo. Llegó también Nicodemo, el que
había ido a verlo de noche, y trajo unos treinta kilos de una mez-
cla de mirra y áloe. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo vendaron
todo, con los aromas, según se acostumbra a sepultar entre los
judíos. Había un huerto en el lugar donde lo crucificaron, y en
el huerto un sepulcro nuevo donde nadie había sido sepultado
todavía. Y como para los judíos era el día de la Preparación, y el
sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

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Propio del Salterio
VIERNES
marzo 29
Oración universal
lI. Por la santa Iglesia
Oremos, hermanos, por la Iglesia santa de Dios, para que el
Señor le dé la paz, la mantenga en la unidad, la proteja en toda
la tierra, y a todos nos conceda una vida confiada y serena, para
gloria de Dios, Padre todopoderoso.
Oración en silencio. Prosigue el sacerdote:
Dios todopoderoso y eterno, que en Cristo manifiestas tu
gloria a todas las naciones, vela solícito por la obra de tu amor,
para que la Iglesia, extendida por todo el mundo, persevere con
fe inquebrantable en la confesión de tu nombre. Por Jesucristo,
nuestro Señor.R. Amén.
II. Por el Papa
Oremos también por nuestro Santo Padre, el Papa Francisco,
para que Dios, que lo llamó al orden episcopal, lo asista y proteja
para bien de la Iglesia, como guía del pueblo santo de Dios.
Oración en silencio. Prosigue el sacerdote:
Dios todopoderoso y eterno, cuya sabiduría gobierna todas
las cosas, atiende bondadoso nuestras súplicas y guarda en tu
amor a quien has elegido como Papa, para que el pueblo cris-
tiano, gobernado por ti, progrese siempre en la fe bajo el cayado
del mismo pontífice. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
III. Por todos los ministros y por los fieles
Oremos también por nuestro obispo N., [por el obispo coad-
jutor (auxiliar) N., o bien: y por sus obispos auxiliares,] por todos
los obispos, presbíteros, diáconos, y por todos los miembros del
pueblo santo de Dios.
Oración en silencio. Prosigue el sacerdote:
Dios todopoderoso y eterno, cuyo Espíritu santifica y gobierna
todo el cuerpo de la Iglesia, escucha las súplicas que te dirigimos
por tus ministros, para que, con la ayuda de tu gracia, todos te
sirvan con fidelidad. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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marzo Viernes Santo

IV. Por los catecúmenos


Oremos también por los (nuestros) catecúmenos, para que
Dios, nuestro Señor, les abra los oídos del espíritu y la puerta
de la misericordia, de modo que, recibida la remisión de todos
los pecados por el baño de la regeneración, sean incorporados a
Jesucristo, nuestro Señor.
Oración en silencio. Prosigue el sacerdote:
Dios todopoderoso y eterno, que haces fecunda a tu Iglesia
dándole constantemente nuevos hijos, acrecienta la fe y la sabi-
duría de los (nuestros) catecúmenos, para que, al renacer en la
fuente bautismal, sean contados entre los hijos de adopción. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
V. Por la unidad de los cristianos
Oremos también por todos los hermanos nuestros que creen
en Cristo, para que Dios, nuestro Señor, asista y congregue en
una sola Iglesia a los que viven de acuerdo con la verdad.
Oración en silencio. Prosigue el sacerdote:
Dios todopoderoso y eterno, que vas reuniendo a tus hijos
dispersos y velas por la unidad ya lograda, mira con amor a la
grey de tu Hijo, para que la integridad de la fe y el vínculo de
la caridad congregue a los que consagró un solo Bautismo. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
VI. Por los judíos
Oremos también por el pueblo judío, el primero a quien ha-
bló el Señor, Dios nuestro, para que acreciente en ellos el amor
de su nombre y la fidelidad a la alianza.
Oración en silencio. Prosigue el sacerdote:
Dios todopoderoso y eterno, que confiaste tus promesas a
Abrahán y a su descendencia, escucha con piedad las súplicas
de tu Iglesia, para que el pueblo de la primera alianza llegue
a conseguir en plenitud la redención. Por Jesucristo, nuestro
Señor. Amén.

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Semana Santa
Propio del Salterio
VIERNES
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VII. Por los que no creen en Cristo
Oremos también por los que no creen en Cristo, para que, ilumi-
nados por el Espíritu Santo, encuentren el camino de la salvación.
Oración en silencio. Prosigue el sacerdote:
Dios todopoderoso y eterno, concede a quienes no creen en
Cristo encontrar la verdad al caminar en tu presencia con sincero
corazón, y a nosotros, deseosos de ahondar en el misterio de tu
vida, ser ante el mundo testigos más convincentes de tu amor y
crecer en la caridad fraterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
VIII. Por los que no creen en Dios
Oremos también por los que no conocen a Dios, para que
merezcan llegar a Él por la rectitud y sinceridad de su vida.
Oración en silencio. Prosigue el sacerdote:
Dios todopoderoso y eterno, que creaste a todos los hombres
para que, deseándote siempre, te busquen y, cuando te encuentren,
descansen en ti, concédeles, en medio de sus dificultades, que los
signos de tu amor y el testimonio de las buenas obras de los creyen-
tes los lleven al gozo de reconocerte como el único Dios verdadero
y Padre de todos los hombres. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
IX. Por los gobernantes
Oremos también por los gobernantes de todas las naciones,
para que Dios, nuestro Señor, según sus designios, los guíe en
sus pensamientos y decisiones hacia la paz y libertad de todos
los hombres.
Oración en silencio. Prosigue el sacerdote:
Dios todopoderoso y eterno, en tu mano están los corazones
de los hombres y los derechos de los pueblos, mira con bondad
a los que nos gobiernan, para que en todas partes se mantengan,
por tu misericordia, la prosperidad de los pueblos, la paz estable
y la libertad religiosa. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

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marzo Viernes Santo

X. Por los atribulados


Oremos, queridos hermanos, a Dios Padre todopoderoso, para
que libre al mundo de todos los errores, aleje las enfermedades,
destierre el hambre, abra las prisiones injustas, rompa las cadenas,
conceda seguridad a los caminantes, el retorno a casa a los pere-
grinos, la salud a los enfermos y la salvación a los moribundos.
Oración en silencio. Prosigue el sacerdote:
Dios todopoderoso y eterno, consuelo de los afligidos y fuerza
de los que sufren, lleguen hasta ti las súplicas de quienes te invo-
can en su tribulación, para que todos sientan en sus adversidades
el gozo de tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
SEGUNDA PARTE
ADORACIÓN DE LA SANTA CRUZ
Mostración de la santa cruz
El diácono u otro ministro idóneo, acompañado de otros ministros, va a la
sacristía y, de allí, trae la cruz procesionalmente por la iglesia, cubierta con
un velo morado, hasta el centro del presbiterio. Lo acompañan dos ministros
con velas encendidas.
El sacerdote, de pie ante el altar, de cara al pueblo, toma la cruz, descubre un
poco su parte superior y la eleva, comenzando la invitación: Miren el árbol de la
cruz acompañándole en el canto el diácono o el coro. Todos responden: Vengan
a adorarlo, y acabado el canto se arrodillan y adoran en silencio, durante unos
momentos, la cruz, que el sacerdote, de pie, mantiene en alto. Seguidamente,
el sacerdote descubre el brazo derecho de la cruz, y de nuevo, elevándola, canta
la invitación: Miren el árbol, y se hace todo lo restante como la primera vez.
Al final, descubre totalmente la cruz y, elevándola, canta por tercera vez la
invitación: Miren el árbol, y se hace todo lo restante como la primera vez.
El sacerdote dice:
Miren el árbol de la cruz, donde estuvo clavada la salvación
del mundo.R. Vengan a adorarlo.
Adoración de la santa cruz
Para la adoración de la cruz, primero se acerca el sacerdote celebrante. A
continuación, los ministros laicos y los fieles se acercan procesionalmente y

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VIERNES
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adoran la cruz mediante una genuflexión simple o con algún otro signo de
veneración (por ejemplo, besándola), según las costumbres de cada lugar.
Mientras tanto, se canta la antífona «Tu cruz adoramos», los improperios, el
himno «Oh, cruz fiel», u otros cánticos apropiados. Los que ya han adorado la
cruz regresan a sus lugares y se sientan.
Terminada la adoración, se lleva la cruz a su lugar junto al altar. Las velas
encendidas se colocan cerca del altar, sobre el altar o junto a la cruz

TERCERA PARTE
SAGRADA COMUNIÓN
Sobre el altar se pone el mantel y sobre el mismo se coloca el corporal y el
misal. Mientras tanto, el diácono o el mismo sacerdote, traslada el Santísimo
Sacramento desde el lugar de la reserva hasta el altar, mientras todos permanecen
de pie y en silencio. Dos ministros con velas encendidas acompañan el Santísimo
Sacramento y dejan luego las velas cerca del altar o sobre el mismo.
Después, el sacerdote, con voz clara y teniendo las manos juntas, dice:

Oración después de la comunión


Dios todopoderoso y eterno, que nos has renovado con la
gloriosa muerte y resurrección de tu Ungido, continúa realizan-
do en nosotros, por la participación en este misterio, la obra de
tu misericordia, para que vivamos siempre entregados a ti. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Descienda, Señor, tu bendición abundante sobre tu pueblo
que ha celebrado la muerte de tu Hijo con la esperanza de su
resurrección; llegue a él tu perdón, reciba el consuelo, crezca su fe
y se afiance en él la salvación eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Todos se retiran en silencio.

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comentario al evangelio de hoy:
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Sábado
marzo 30 de abril
SÁBADO SANTO
Propio del Salterio - Blanco

Vigilia pascual en la noche santa


Monición general
La liturgia de esta celebración nos invita a recorrer toda la historia
de salvación. Fuimos creados por Dios; Él pactó una alianza eterna
con nosotros; nos liberó de la esclavitud para llevarnos a la tierra
prometida; nuestra infidelidad nos apartó de Él, pero su amor supera
nuestras debilidades; con ternura y misericordia nos vuelve a llamar
para que, en libertad, volvamos a Él; pronuncia su Palabra para que la
acojamos y germine en nosotros; nos da su ley, sus mandamientos con
suprema sabiduría, y nos reclama nuestras idolatrías.
Jesús muere por nosotros para que muertos con Él vivamos
eternamente en Él. Y toda esta obra redentora se concretiza en el
Evangelio de su resurrección. Él ha resucitado porque la muerte no
puede contener al Dios-amor, al Dios que es la Vida. Llenos de júbilo,
acogemos la luz del Resucitado que irrumpe en nuestras vidas.
Señor Jesús, reconfórtanos por la luz y el júbilo,
ayúdanos a ser fuente de vida para nuestro prójimo.

PRIMERA PARTE:
SOLEMNE COMIENZO DE LA VIGILIA O LUCERNARIO
Bendición del fuego y preparación del cirio
Queridos hermanos: En esta noche santa, en que nuestro Se-
ñor Jesucristo ha pasado de la muerte a la vida, la Iglesia invita a
todos sus hijos, diseminados por el mundo, a que se reúnan para
velar en oración. Si recordamos así la Pascua del Señor, escu-
chando su palabra y celebrando sus misterios, podremos esperar
tener parte en su triunfo sobre la muerte y vivir con Él en Dios.
Bendición del fuego: Oremos.
Oh, Dios, que por medio de tu Hijo has dado a los fieles la
claridad de tu luz, santifica † este fuego nuevo y concédenos que
la celebración de estas fiestas de Pascua encienda en nosotros
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Semana Santa
Propio del Salterio
SÁBADO
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deseos tan santos que podamos llegar con corazón limpio a las
fiestas de la eterna luz. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Bendecido el fuego nuevo, un acólito, u otro ministro, lleva el cirio pascual
ante el celebrante; este, con un punzón, graba una cruz en el cirio. Después,
traza en la parte superior de esta cruz la letra griega alfa, y debajo de la
misma la letra griega omega; en los ángulos que forman los brazos de la cruz
traza los cuatro números del año en curso. Mientras hace estos signos, dice:
1. Cristo ayer y hoy. Graba el trazo vertical de la cruz.
2. principio y fin. Graba el trazo horizontal.
3. alfa. Graba la letra alfa sobre el trazo vertical. A
4. y omega. Graba la letra omega debajo del trazo vertical.
5. Suyo es el tiempo. Graba el primer número del año en curso
en el ángulo izquierdo superior de la cruz. 2 0
6. y la eternidad. Graba el segundo número del año en curso
en el ángulo derecho superior de la cruz.
2 4
7. A Él la gloria y el poder. Graba el tercer número del año en
curso en el ángulo izquierdo inferior de la cruz.
8. por los siglos de los siglos. Amén. Graba el cuarto número
del año en curso en el ángulo derecho inferior de la cruz.
Acabada la incisión de la cruz y de los otros signos, el sacerdote puede
incrustar en el cirio cinco granos de incienso, en forma de cruz, mientras dice:
1. Por sus llagas
2. santas y gloriosas,
3. nos proteja
4. y nos guarde
5. Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
El sacerdote enciende el cirio pascual con el fuego nuevo diciendo:
La luz de Cristo, que resucita glorioso, disipe las tinieblas del
corazón y del espíritu.
Procesión
A la puerta de la Iglesia, el sacerdote o diácono levantando el cirio, canta:
V. Luz de Cristo.
R. Demos gracias a Dios.

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marzo Vigilia Pascual

Pregón pascual (forma breve)


Exulten por fin los coros de los ángeles, exulten las jerarquías del
cielo y, por la victoria de Rey tan poderoso, que las trompetas
anuncien la salvación.
Goce también la tierra, inundada de tanta claridad, y que, ra-
diante con el fulgor del Rey eterno, se sienta libre de la tiniebla
que cubría el orbe entero.
Alégrese también nuestra madre la Iglesia, revestida de luz tan
brillante; resuene este templo con las aclamaciones del pueblo.
V.El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario aclamar con nuestras voces y con
todo el afecto del corazón a Dios invisible, el Padre todopodero-
so, y a su único Hijo, nuestro Señor Jesucristo.
Porque Él ha pagado por nosotros al eterno Padre la deuda de
Adán y, derramando su sangre, canceló con misericordia el reci-
bo del antiguo pecado.
Porque estas son las fiestas de Pascua, en las que se inmola el
verdadero Cordero, cuya sangre consagra las puertas de los fieles.
Esta es la noche en que sacaste de Egipto a los israelitas, nuestros
padres, y los hiciste pasar el mar Rojo por camino seco.
Esta es la noche en que la columna de fuego esclareció las tinie-
blas del pecado.
Esta es la noche en que, por toda la tierra, los que confiesan su fe
en Cristo son arrancados de los vicios del mundo y de la oscuridad
del pecado, son restituidos a la gracia y son agregados a los santos.
Esta es la noche en que, rotas las cadenas de la muerte, Cristo
asciende victorioso del abismo.

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¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros! ¡Qué incompa-
rable ternura y caridad! ¡Para rescatar al esclavo, entregaste al Hijo!
Necesario fue el pecado de Adán, que ha sido borrado por la
muerte de Cristo. ¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor!
Y así, esta noche santa ahuyenta los pecados, lava las culpas,
devuelve la inocencia a los caídos, la alegría a los tristes.
¡Qué noche tan dichosa en que se une el cielo con la tierra, lo
humano y lo divino!
En esta noche de gracia, acepta, Padre santo, este sacrificio vespertino
de alabanza que la santa Iglesia te ofrece por medio de sus ministros
en la solemne ofrenda de este cirio, hecho con cera de abejas.
Te rogamos, Señor, que este cirio, consagrado a tu nombre, arda
sin apagarse para destruir la oscuridad de esta noche.
Y, como ofrenda agradable, se asocie a las lumbreras del cielo.
Que el lucero matinal lo encuentre ardiendo: ese lucero que no
conoce ocaso, y es Cristo, tu Hijo resucitado, que, al salir del
sepulcro, brilla sereno para el linaje humano, y vive y reina por
los siglos de los siglos. Amén.
SEGUNDA PARTE
LITURGIA DE LA PALABRA
Apagadas las velas, todos se sientan.
Queridos hermanos: Con el pregón solemne de la Pascua,
hemos entrado ya en la noche santa de la resurrección del Señor.
Escuchemos, en silencio meditativo, la Palabra de Dios. Recorde-
mos las maravillas que Dios ha realizado para salvar al primer
Israel, y cómo en el avance continuo de la historia de la salvación,
al llegar los últimos tiempos, envió al mundo a su Hijo, para
que, con su muerte y resurrección, salvara a todos los hombres.
Mientras contemplamos la gran trayectoria de esta historia santa,
oremos intensamente, para que el designio de salvación universal,

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marzo Vigilia Pascual

que Dios inició con Israel, llegue a su plenitud y alcance a toda la


humanidad por el misterio de la resurrección de Jesucristo.
Primera lectura (forma larga)
Lectura del libro del Génesis 1, 1—2, 2
{Al principio creó Dios el cielo y la tierra}. La tierra era un caos
informe; y las tinieblas cubrían la faz del abismo. El espíritu de
Dios aleteaba sobre la superficie de las aguas. Y dijo Dios: «Que
exista la luz». Y la luz existió. Y vio Dios que la luz era buena. Y
separó Dios la luz de las tinieblas; llamó Dios a la luz «día»; a
las tinieblas, «noche». Pasó una tarde, pasó una mañana: el día
primero. Y dijo Dios: «Que exista un firmamento entre las aguas,
que separe unas aguas de otras aguas». E hizo Dios un firmamen-
to y separó las aguas de debajo del firmamento de las aguas de
encima del firmamento. Y así fue. Y llamó Dios al firmamento
«cielo». Pasó una tarde, pasó una mañana: el día segundo.
Y dijo Dios: «Que se junten las aguas de debajo del cielo en
un solo lugar, y que aparezca lo seco». Y así fue. Y llamó Dios a
lo seco «tierra», y al conjunto de las aguas lo llamó «mar». Y vio
Dios que era bueno. Y dijo Dios: «Produzca la tierra vegetación:
hierbas que den semilla, y árboles frutales que den sobre la tierra
frutos de su misma especie con su semilla adentro». Y así fue.
Produjo vegetación: hierbas que dan semilla según su especie, y
árboles que dan fruto con su semilla adentro según su especie. Y
vio Dios que era bueno.
Pasó una tarde, pasó una mañana: día tercero. Y dijo Dios:
«Que existan lumbreras en el firmamento del cielo, para separar el
día de la noche, para señalar las fiestas, los días y los años; y sirvan
de lumbreras en el firmamento del cielo, para dar luz sobre la
tierra». Y así fue. E hizo Dios dos lumbreras grandes: la lumbrera
mayor para regir el día, la lumbrera menor para regir la noche,
y las estrellas. Y las puso Dios en el firmamento del cielo, para
dar luz sobre la tierra; para regir el día y la noche, para separar

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la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno. Pasó una tarde,
pasó una mañana: día cuarto. Y dijo Dios: «Llénense las aguas de
seres vivientes, y que las aves vuelen sobre la tierra a lo ancho del
firmamento». Y creó Dios los grandes monstruos marinos y los
seres vivientes que llenan las aguas deslizándose en ellas, y todas
las especies de animales con alas. Y vio Dios que era bueno. Y Dios
los bendijo, diciendo: «Crezcan, multiplíquense, llenen las aguas
del mar y que las aves se multipliquen sobre la tierra». Pasó una
tarde, pasó una mañana: el día quinto. Y dijo Dios: «Produzca la
tierra viviente según sus especies: animales domésticos, reptiles y
fieras según sus especies». Y así fue. E hizo Dios las fieras según sus
especies, los animales domésticos según sus especies y los reptiles
según sus especies. Y vio Dios que era bueno.
{Y dijo Dios: «Hagamos al hombre a nuestra imagen y se-
mejanza; que domine los peces del mar, las aves del cielo, los
animales domésticos, los reptiles de la tierra». Y creó Dios al
hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; varón y mujer los
creó. Y los bendijo Dios diciéndoles: «Crezcan, multiplíquense,
llenen la tierra y sométanla; dominen los peces del mar, las aves
del cielo, los vivientes que se mueven sobre la tierra». Y dijo Dios:
«Miren, les entrego todas las hierbas que producen semilla sobre
la faz de la tierra; y todos los árboles frutales que producen frutos
con semilla les servirán de alimento; y a todos los animales de
la tierra, a todas las aves del cielo, a todos los reptiles de la tierra,
a todo ser que respira, la hierba verde les servirá de alimento».
Y así fue. Y vio Dios todo lo que había hecho; y era muy bueno.
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día sexto. Y quedaron
concluidos el cielo, la tierra y todos los seres que hay en ellos. Y
concluyó Dios para el día séptimo todo su trabajo. Y descansó el
día séptimo de todo el trabajo que había hecho}.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Forma breve: Génesis 1, 1. 26-31a {...}

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30 SÁBADO
marzo Vigilia Pascual

Salmo responsorial Sal 103, 1-2.5-6.10.12-14.24.35


R . Envía tu espíritu, Señor, y renueva la faz de la tierra.
Bendice, alma mía, al Señor: ¡Dios mío, qué grande eres! Te vis-
tes de belleza y majestad, la luz te envuelve como un manto.R.
Asentaste la tierra sobre sus cimientos, y no vacilará jamás; la
cubriste con el manto del océano, y las aguas se posaron sobre
las montañas.R.
De los manantiales sacas los ríos, para que fluyan entre los mon-
tes; junto a ellos habitan las aves del cielo, y entre las ramas se
oye su canto.R.
Desde tu morada riegas los montes, y la tierra se sacia de tu ac-
ción fecunda; haces brotar hierba para los ganados, y forraje para
los que sirven al hombre.R.
Cuántas son tus obras, Señor, y todas las hiciste con sabiduría; la
tierra está llena de tus criaturas. ¡Bendice, alma mía, al Señor!R.
O bien:

Salmo responsorial Sal 32, 4-7.12-13.20.22


R. La misericordia del Señor llena la tierra.
La Palabra del Señor es sincera, y todas sus acciones son leales; Él
ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra.R.
La Palabra del Señor hizo el cielo; el aliento de su boca, sus ejér-
citos; encierra en un odre las aguas marinas, mete en un depósito
el océano.R.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que Él se
escogió como herencia. El Señor mira desde el cielo, se fija en
todos los hombres.R.
Nosotros aguardamos al Señor: Él es nuestro auxilio y escudo;
que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo espe-
ramos de ti.R.

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Semana Santa
Propio del Salterio
SÁBADO
marzo 30
Oración
Oremos. Dios todopoderoso y eterno, admirable en todas
tus obras, que tus redimidos comprendan cómo la creación
del mundo, en el comienzo de los siglos, no fue obra de mayor
grandeza que el sacrificio de Cristo, nuestra Pascua inmolada, en
la plenitud de los tiempos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
O bien (La creación del hombre):
Oremos. Oh, Dios, que admirablemente creaste al hombre y
de modo más admirable aún lo redimiste: concédenos resistir
sabiamente a los atractivos del pecado para alcanzar la eterna
alegría. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Segunda lectura
Lectura del libro del Génesis 22, 1-18
En aquellos días, Dios puso a prueba a Abrahán, llamándole:
«¡Abrahán!». Él respondió: «Aquí me tienes». Dios le dijo: «Toma
a tu hijo único, al que tanto amas, a Isaac, y vete a la tierra de
Moria y ofrécemelo allí en sacrificio en uno de los montes que yo
te indicaré». Abrahán madrugó, aparejó el asno y se llevó consigo
a dos criados y a su hijo Isaac; cortó leña para el sacrificio y se
encaminó al lugar que le había indicado Dios. Al tercer día levan-
tó Abrahán los ojos y descubrió el lugar desde lejos. Y Abrahán
dijo a sus criados: «Quédense aquí con el asno; el muchacho y yo
iremos hasta allá arriba para adorar, y después regresaremos junto
a ustedes». Abrahán tomó la leña para el sacrificio, se la cargó a su
hijo Isaac, y él llevaba el fuego y el cuchillo. Los dos caminaban
juntos. Isaac dijo a Abrahán, su padre: «Padre». Él respondió:
«Aquí estoy, hijo mío». El muchacho dijo: «Tenemos fuego y
leña, pero ¿dónde está el cordero para el sacrificio?». Abrahán
contestó: «Dios proveerá el cordero para el sacrificio, hijo mío».
Y siguieron caminando juntos. Cuando llegaron al lugar que le
había dicho Dios, Abrahán levantó allí el altar y apiló la leña,

151
30 SÁBADO
marzo Vigilia Pascual

luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña.


Entonces Abrahán tomó el cuchillo para degollar a su hijo, pero
el ángel del Señor le gritó desde el cielo: «¡Abrahán, Abrahán!». Él
contestó: «Aquí me tienes». El ángel le ordenó: «No extiendas la
mano contra tu hijo ni le hagas daño. Ahora sé que temes a Dios,
porque no me has negado a tu hijo único». Abrahán levantó los
ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la maleza. Se
acercó, tomó el carnero y lo ofreció en sacrificio en lugar de su
hijo. Abrahán llamó a aquel lugar «El Señor provee», y por eso
todavía hoy se llama «El monte del Señor provee».
El ángel del Señor volvió a llamar a Abrahán desde el cielo:
«Juro por mí mismo —oráculo del Señor—: Por haber hecho
esto, por no haberme negado a tu hijo único, te bendeciré,
multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y
como la arena que hay en la orilla del mar. Tus descendientes
conquistarán las puertas de las ciudades enemigas. Todas las
naciones de la tierra serán benditas a través de tu descendencia,
porque me has obedecido».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 15, 5.8-11
R. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
El Señor es la parte de mi herencia y mi copa; mi suerte está en
tu mano. Tengo siempre presente al Señor, con Él a mi derecha
no vacilaré.R.
Por eso, se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas, y mi
carne descansa serena. Porque no me entregarás a la muerte, ni
dejarás a tu fiel conocer la corrupción.R.
Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu
presencia, de alegría perpetua a tu derecha.R.

152
Semana Santa
Propio del Salterio
SÁBADO
marzo 30
Oración
Oremos. Oh, Dios, Padre supremo de los creyentes, que mul-
tiplicas sobre la tierra los hijos de tu promesa con la gracia de la
adopción y, por el Misterio pascual, hiciste de tu siervo Abrahán
el padre de todas las naciones, como lo habías prometido, con-
cede a tu pueblo responder dignamente a la gracia de tu llamada.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Tercera lectura
Lectura del libro del Éxodo 14, 15—15, 1
En aquellos días, el Señor dijo a Moisés: «¿Por qué sigues cla-
mando a mí? Ordena a los israelitas que emprendan la marcha.
Y tú, alza tu bastón, extiende tu mano sobre el mar y divídelo,
para que los israelitas pasen por medio del mar, en seco. Que yo
voy a endurecer el corazón de los egipcios para que los persigan,
y me cubriré de gloria a costa del faraón y de todo su ejército, de
sus carros y de sus guerreros. Sabrán los egipcios que yo soy el
Señor, cuando me haya cubierto de gloria a costa del faraón, de
sus carros y de sus guerreros».
Se puso en marcha el ángel del Señor, que iba al frente del
ejército de Israel, y pasó a retaguardia. También la columna de
nube que iba delante de ellos se desplazó de allí y se colocó
detrás, poniéndose entre el campamento de los egipcios y el
campamento de los israelitas. La nube era tenebrosa, y transcu-
rrió toda la noche sin que los ejércitos pudieran trabar contacto.
Moisés extendió su mano sobre el mar, y el Señor hizo soplar
durante toda la noche un fuerte viento del este, que secó el mar,
y se dividieron las aguas. Los israelitas pasaron en seco por en
medio del mar, mientras que las aguas formaban una muralla a
derecha e izquierda. Los egipcios se lanzaron en su persecución,
entrando tras ellos, en medio del mar, todos los caballos del
faraón y los carros con sus guerreros. Mientras velaban al ama-

153
30 SÁBADO
marzo Vigilia Pascual

necer, miró el Señor al campamento egipcio, desde la columna


de fuego y nube, y sembró el pánico en el campamento egipcio.
Trabó las ruedas de sus carros y las hizo avanzar pesadamente. Y
dijo Egipto: «Huyamos de Israel, porque el Señor pelea a favor
de ellos contra Egipto». Dijo el Señor a Moisés: «Extiende tu
mano sobre el mar, y vuelvan las aguas sobre los egipcios, sus
carros y sus jinetes». Y extendió Moisés su mano sobre el mar; y
al amanecer volvía el mar a su cauce normal.
Cuando los egipcios trataron de huir, se toparon con el mar,
y así el Señor los hundió en él. Y volvieron las aguas y cubrieron
los carros, los jinetes y todo el ejército del faraón, que lo había
seguido por el mar. Ni uno solo se salvó. Pero los hijos de Israel
caminaban por el cauce seco en medio del mar; las aguas les
hacían de muralla a derecha e izquierda. Aquel día salvó el Señor
a Israel de las manos de Egipto. Israel vio a los egipcios muertos,
en la orilla del mar. Israel vio la mano grande del Señor obrando
contra los egipcios, y el pueblo temió al Señor, y creyó en el Se-
ñor y en Moisés, su siervo. Entonces Moisés y los hijos de Israel
cantaron este cántico al Señor:
Salmo responsorial Ex 15, 1-6.17-18
R. Cantaré al Señor, sublime es su victoria.
Cantaré al Señor, sublime es su victoria; caballos y carros ha
arrojado en el mar. Mi fuerza y mi poder es el Señor, Él fue mi
salvación. Él es mi Dios, yo lo alabaré; el Dios de mis padres, yo
lo ensalzaré.R.
El Señor es un guerrero, su nombre es «El Señor». Los carros
del faraón los lanzó al mar, ahogó en el mar Rojo a sus mejores
capitanes.R.
Las olas los cubrieron, bajaron hasta el fondo como piedras.
Tu diestra, Señor, es fuerte y terrible; tu diestra, Señor, tritura al
enemigo.R.

154
Semana Santa
Propio del Salterio
SÁBADO
marzo 30
Los introduces y los plantas en el monte de tu herencia, lugar del
que hiciste tu trono, Señor; santuario, Señor, que fundaron tus
manos. El Señor reina por siempre jamás.R.

Oración
Oremos. También ahora, Señor, vemos brillar tus antiguas
maravillas, y lo mismo que en otro tiempo manifestabas tu po-
der al librar a un solo pueblo de la persecución del faraón, hoy
aseguras la salvación de todas las naciones, haciéndolas renacer
por las aguas del Bautismo; te pedimos que los hombres del
mundo entero lleguen a ser hijos de Abrahán y miembros del
nuevo Israel. Por Jesucristo, nuestro Señor.
O bien:
Oremos. Oh, Dios, que has iluminado los prodigios de los
tiempos antiguos con la luz del Nuevo Testamento, el mar Rojo
fue imagen de la fuente bautismal, y el pueblo, liberado de la
esclavitud, imagen de la familia cristiana; concede a todas las gen-
tes, elevadas por su fe a la dignidad de pueblo elegido, regenerarse
por la participación de tu Espíritu. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Cuarta lectura
Lectura del libro de Isaías 54, 5-14
Tu esposo es Aquel que te hizo: su nombre es Señor de los
ejércitos; tu redentor es el Santo de Israel: se llama Dios de toda
la tierra. Como a mujer abandonada y afligida te vuelve a llamar
el Señor; ¿acaso se puede despreciar a la esposa de la juventud?
—dice tu Dios—. Por un instante te abandoné, pero con gran
cariño te reuniré. En un arrebato de ira te escondí un instante mi
rostro, pero con misericordia eterna te quiero —dice el Señor, tu
redentor—. Me sucede como en tiempo de Noé: juré que las aguas
del diluvio no volverían a cubrir la tierra; así juro no irritarme
contra ti ni amenazarte. Aunque se retiren los montes y vacilen las
colinas, mi amor de tu lado no se apartará, mi alianza de paz no

155
30 SÁBADO
marzo Vigilia Pascual

vacilará —dice el Señor, que se compadeció de ti—. ¡Oh afligida,


zarandeada, desconsolada! Mira, yo mismo te coloco piedras
de azabaches, tus cimientos sobre zafiros; te pondré almenas de
rubí, y puertas de esmeralda, y muralla de piedras preciosas. Tus
hijos serán discípulos del Señor, será grande la paz de tus hijos.
Serás consolidada en la justicia. Estarás lejos de la opresión, y no
tendrás que temer; y lejos del terror, que no se te acercará.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 29, 2.4-6.11-13
R . Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.
Te ensalzaré, Señor, porque me has librado y no has dejado que
mis enemigos se rían de mí. Señor, sacaste mi vida del abismo,
me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa.R.
Toquen instrumentos para el Señor, fieles suyos, den gracias a
su nombre santo; su cólera dura un instante; su bondad, de por
vida; al atardecer nos visita el llanto; por la mañana, el júbilo.R.
Escucha, Señor, y ten piedad de mí; Señor, socórreme. Cambiaste
mi luto en danzas. Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre. R.

Oración
Oremos. Dios todopoderoso y eterno, multiplica, fiel a tu pa-
labra, la descendencia que aseguraste a la fe de nuestros padres,
y aumenta con tu adopción los hijos de la promesa, para que
tu Iglesia vea cómo se ha cumplido ya, en gran medida, cuanto
creyeron y esperaron los patriarcas. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Quinta lectura
Lectura del libro de Isaías 55, 1-11
Así dice el Señor: «Todos los que tengan sed, vengan a beber
agua, también los que no tienen dinero: vengan, compren trigo,
coman gratuitamente y beban vino y leche sin pagar nada. ¿Por

156
Semana Santa
Propio del Salterio
SÁBADO
marzo 30
qué gastan dinero en lo que no alimenta, y el salario en lo que no
deja satisfecho? Escúchenme atentos, y comerán bien, saborearán
platos sustanciosos. Inclinen el oído, vengan a mí: escúchenme
y vivirán. Sellaré con ustedes una alianza eterna, la promesa que
aseguré a David: a él lo hice mi testigo para los pueblos, jefe y
soberano de naciones; tú llamarás a un pueblo desconocido, un
pueblo que no te conocía correrá hacia ti; por amor del Señor,
tu Dios, por el Santo de Israel, que te honra. Busquen al Señor
mientras se deje encontrar, invóquenlo mientras está cerca; que el
malvado abandone su camino, y el criminal sus planes; que regrese
al Señor, y Él tendrá piedad, a nuestro Dios, que es rico en perdón.
Mis pensamientos no son los pensamientos de ustedes ni sus
caminos son mis caminos —oráculo del Señor—. Como el cielo
está por encima de la tierra, mis caminos están por encima de
los de ustedes, mis pensamientos, de sus pensamientos. Como
bajan la lluvia y la nieve del cielo, y no vuelven allá sino después
de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que
dé semilla al sembrador y pan al que come, así será la palabra,
que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará mi
voluntad y cumplirá mi encargo».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Is 12, 2-6
R . Sacarán aguas con gozo de las fuentes de la salvación.
El Señor es mi Dios y Salvador: confiaré y no temeré, porque
mi fuerza y mi poder es el Señor, Él fue mi salvación. Y sacarán
aguas con gozo de las fuentes de la salvación.R.
Den gracias al Señor, invoquen su nombre, cuenten a los pueblos
sus hazañas, proclamen que su nombre es excelso.R.
Toquen instrumentos para el Señor, que hizo proezas, anúncien-
las a toda la tierra; griten jubilosos, habitantes de Sion: «Qué
grande es en medio de ti el Santo de Israel».R.

157
30 SÁBADO
marzo Vigilia Pascual

Oración
Oremos. Dios todopoderoso y eterno, esperanza única del
mundo, que anunciaste por la voz de tus profetas los misterios
de los tiempos presentes, atiende complacido los deseos de tu
pueblo, porque ninguno de tus fieles puede progresar en la vir-
tud sin la inspiración de tu gracia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Sexta lectura
Lectura del libro de Baruc 3, 9-15.32—4, 4
Escucha, Israel, los mandamientos de vida; presta oídos
para aprender a discernir. ¿A qué se debe, Israel, que estés aún
en país enemigo, que envejezcas en tierra extranjera, que estés
contaminado entre los muertos, y te cuenten con los habitan-
tes del abismo? Es que abandonaste la fuente de la sabiduría.
Si hubieras seguido el camino de Dios, habitarías en paz para
siempre. Aprende dónde se encuentra la prudencia, el valor y la
inteligencia; así aprenderás dónde se encuentra larga vida, la luz
de los ojos y la paz. ¿Quién encontró su lugar o quién ha entrado
en sus tesoros? El que todo lo sabe la conoce, la examina y la
descubre con su inteligencia.
El que creó la tierra para siempre y la llenó de animales cua-
drúpedos; manda a la luz, y ella va, la llama, y le obedece tem-
blando; a los astros que velan gozosos en sus puestos de guardia,
los llama, y responden: «Aquí estamos», y brillan gozosos para
su Creador. Él es nuestro Dios, y no hay otro comparable a Él;
investigó el camino de la sabiduría y se lo enseñó a su hijo, Ja-
cob, a su amado, Israel. Después apareció sobre la tierra y vivió
entre los hombres. La sabiduría es el libro de los mandatos de
Dios, la ley de validez eterna: los que la guarden vivirán; los que
la abandonen morirán. Vuélvete, Jacob, a recibirla, camina a la
claridad de su resplandor; no entregues a otros tu gloria, ni tu

158
Semana Santa
Propio del Salterio
SÁBADO
marzo 30
dignidad a un pueblo extranjero. ¡Dichosos nosotros, Israel, que
conocemos lo que agrada al Señor!
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 18, 8-11
R. Señor, tú tienes palabras de vida eterna.
La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma; el precepto
del Señor es fiel e instruye al ignorante.R.
Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma
del Señor es límpida y da luz a los ojos.R.
La voluntad del Señor es pura y eternamente estable; los manda-
mientos del Señor son verdaderos y enteramente justos.R.
Más preciosos que el oro, más que el oro fino; más dulces que la
miel de un panal que destila.R.

Oración
Oremos. Oh, Dios, que sin cesar haces crecer a tu Iglesia con
la convocatoria de todas las gentes, defiende con tu constante
protección a cuantos purificas en el agua del Bautismo. Por Jesu-
cristo, nuestro Señor.
Séptima lectura
Lectura de la profecía de Ezequiel 36, 16-28
La Palabra del Señor se dirigió a mí en estos términos: «Hijo
de hombre, cuando el pueblo de Israel habitaba en su tierra, la
profanó con su conducta, con sus acciones; como sangre inmunda
fue su proceder ante mí. Entonces derramé mi cólera sobre ellos,
por la sangre que habían derramado en el país, por haberlo profa-
nado con sus idolatrías. Los esparcí entre las naciones, anduvieron
dispersos por los países; según su proceder, según sus acciones los
sentencié. Cuando llegaron a las naciones donde se fueron, profa-

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30 SÁBADO
marzo Vigilia Pascual

naron mi santo nombre; decían de ellos: «Estos son el pueblo del


Señor, han tenido que salir de su tierra». Sentí lástima de mi santo
nombre, profanado por el pueblo de Israel en las naciones adon-
de había ido. Por eso, di a los descendientes de Israel: “Esto dice
el Señor: No lo hago por ustedes, pueblo de Israel, sino por mi
santo nombre, profanado por ustedes, en las naciones en las que
estuvieron. Mostraré la santidad de mi nombre ilustre profanado
entre las naciones, profanado por ustedes; y sabrán las naciones
que yo soy el Señor —oráculo del Señor—, cuando les muestre mi
santidad por medio de ustedes. Los recogeré de entre las naciones,
los reuniré de todos los países y los llevaré a su tierra. Derramaré
sobre ustedes un agua pura que los purificará: de todas sus inmun-
dicias e idolatrías los he de purificar. Y les daré un corazón nuevo
y les infundiré un espíritu nuevo; les arrancaré de su cuerpo el
corazón de piedra y les daré un corazón de carne. Les infundiré mi
espíritu, y haré que caminen según mis preceptos y que guarden
y cumplan mis mandatos. Y habitarán en la tierra que di a sus
padres. Ustedes serán mi pueblo, y yo seré su Dios”».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 41, 3.5; 42, 3-4
R. Como busca la cierva corriente de agua,
así mi alma te busca a ti, Dios mío.
Tiene sed de Dios, del Dios vivo, ¿cuándo entraré a ver el rostro
de Dios?R.
Cómo marchaba a la cabeza del grupo, hacia la casa de Dios,
entre cantos de júbilo y alabanza, en el bullicio de la fiesta.R.
Envía tu luz y tu verdad; que ellas me guíen y me conduzcan
hasta tu monte santo, hasta tu morada.R.
Que yo me acerque al altar de Dios, al Dios de mi alegría; que te
dé gracias al son de la cítara, Dios, Dios mío.R.

160
Semana Santa
Propio del Salterio
SÁBADO
marzo 30
O bien, cuando se celebra el Bautismo:
Is 12, 2-3.4bcd.5-6, como después de la quinta lectura.
O bien:

Salmo responsorial Sal 50, 12-15.18-19


R . Oh, Dios, crea en mí un corazón puro.
Oh, Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro
con espíritu firme; no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites
tu santo espíritu.R.
Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu
generoso; enseñaré a los malvados tus caminos, los pecadores
volverán a ti.R.
Los sacrificios no te satisfacen; si te ofreciera un holocausto, no
lo querrías. Mi sacrificio es un espíritu quebrantado; un corazón
quebrantado y humillado, tú no lo desprecias.R.

Oración
Oremos. Oh, Dios, poder inmutable y luz sin ocaso, mira con
bondad el sacramento admirable de la Iglesia entera y, en cum-
plimiento de tus eternos designios, lleva a feliz término la obra
de la salvación humana; y que todo el mundo experimente y vea
cómo lo abatido se levanta, lo viejo se renueva y todo vuelve a
su integridad original, por el mismo Jesucristo, de quien todo
procede. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
O bien:
Oremos. Oh, Dios, que para celebrar el misterio pascual
nos instruyes con las páginas de ambos Testamentos, danos a
conocer tu misericordia, para que, al percibir los bienes pre-
sentes, se afiance la esperanza de los futuros. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Se encienden los cirios del altar, y el sacerdote entona el himno Gloria a Dios.
Acabado el himno, el sacerdote dice la oración colecta, como de costumbre.

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30 SÁBADO
marzo Vigilia Pascual

Oración colecta
Oremos. Oh, Dios, que has iluminado esta noche santísima
con la gloria de la resurrección del Señor, aviva en tu Iglesia el
espíritu de la adopción filial, para que, renovados en cuerpo y
alma, nos entreguemos plenamente a tu servicio. Por nuestro
Señor Jesucristo.
Epístola
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 6, 3-11
Hermanos: ¿No saben ustedes que todos los que fuimos
bautizados en Cristo Jesús nos hemos sumergido en su muerte?
Por el Bautismo fuimos sepultados con Él en la muerte, para que,
así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria
del Padre, así también nosotros empezamos en una vida nue-
va. Porque, si nuestra existencia está unida a Él en una muerte
como la suya, lo estará también en una resurrección como la
suya. Comprendamos que nuestra vieja condición humana ha
sido crucificada con Cristo, quedando destruido este cuerpo de
pecado, y nosotros libres de la esclavitud al pecado; porque el
que muere ha quedado libre del pecado.
Por tanto, si hemos muerto con Cristo, creemos que también
viviremos con Él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de
entre los muertos, ya no muere más; la muerte no tiene ya dominio
sobre Él. Porque su morir fue un morir al pecado de una vez para
siempre; y ahora su vivir es un vivir para Dios. Lo mismo ustedes,
considérense muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 117, 1-2.16-17.22-23
V . Aleluya, aleluya, aleluya.
Den gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su mise-
ricordia. Diga la casa de Israel, eterna es su misericordia.R.

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Semana Santa
Propio del Salterio
SÁBADO
marzo 30
La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa.
No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor.R.
La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angu-
lar. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. R.

Santo Evangelio
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 16, 1-7
R. Gloria a ti, Señor.
Pasado el sábado, María Magdalena, María, la madre de
Santiago, y Salomé compraron aromas para ir a embalsamar a
Jesús. Y muy temprano, el primer día de la semana, al salir el
sol, fueron al sepulcro. Y se decían unas a otras: «¿Quién nos
correrá la piedra de la entrada del sepulcro?». Al mirar, vieron
que la piedra estaba corrida, y eso que era muy grande. Entraron
en el sepulcro y vieron a un joven sentado a la derecha, vestido de
blanco. Y se asustaron. Él les dijo: «No se asusten. ¿Buscan a Jesús
el Nazareno, el crucificado? No está aquí. Ha resucitado. Miren el
sitio donde lo pusieron. Ahora vayan a decirle a sus discípulos y
a Pedro: Él va camino de Galilea; allí lo verán tal como les dijo».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
TERCERA PARTE:
LITURGIA BAUTISMAL
A. Si hay Bautismos
Queridos hermanos: acompañemos unánimes con nuestra
oración la esperanza de nuestros hermanos que van a la fuente
de la regeneración, para que el Padre omnipotente les otorgue
todo el auxilio de su misericordia.
B. Si se bendice la fuente, pero no hay Bautismos:
Invoquemos, queridos hermanos, a Dios todopoderoso para
que su gracia descienda sobre esta fuente, y cuantos en ella re-
nazcan sean incorporados a Cristo como hijos de adopción.
163
30 SÁBADO
marzo Vigilia Pascual

Dos cantores entonan las letanías a las que todos responden estando en pie
(por razón del tiempo pascual).
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Santa María, Madre de Dios. Ruega por nosotros.
San Miguel. Ruega por nosotros.
Santos Ángeles de Dios. Rueguen por nosotros.
San Juan Bautista. Ruega por nosotros.
San José. Ruega por nosotros.
Santos Pedro y Pablo. Rueguen por nosotros.
San Andrés. Ruega por nosotros.
San Juan. Ruega por nosotros.
Santa María Magdalena. Ruega por nosotros.
San Esteban. Ruega por nosotros.
San Ignacio de Antioquía. Ruega por nosotros.
San Lorenzo. Ruega por nosotros.
Santas Perpetua y Felicidad. Rueguen por nosotros.
Santa Inés. Ruega por nosotros.
San Gregorio. Ruega por nosotros.
San Agustín. Ruega por nosotros.
San Atanasio. Ruega por nosotros.
San Basilio. Ruega por nosotros.
Santo Toribio de Mogrovejo. Ruega por nosotros.
San Martín. Ruega por nosotros.
San Benito. Ruega por nosotros.
Santos Francisco y Domingo. Rueguen por nosotros.
San Francisco Javier. Ruega por nosotros.
San Juan María [Vianney]. Ruega por nosotros.
Santa Catalina [de Siena]. Ruega por nosotros.
Santa Teresa de Jesús. Ruega por nosotros.
Santa Rosa de Lima. Ruega por nosotros.

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Semana Santa
Propio del Salterio
SÁBADO
marzo 30
San Martín de Porres. Ruega por nosotros.
Santos y santas de Dios. Rueguen por nosotros.
Muéstrate propicio. Líbranos, Señor.
De todo mal. Líbranos, Señor.
De todo pecado. Líbranos, Señor.
De la muerte eterna. Líbranos, Señor.
Por tu encarnación. Líbranos, Señor.
Por tu muerte y resurrección. Líbranos, Señor.
Por el envío del Espíritu Santo. Líbranos, Señor.
Nosotros, que somos pecadores. Te rogamos, óyenos.
A. Si hay Bautismos
Para que regeneres a estos elegidos
con la gracia del Bautismo. Te rogamos, óyenos.
B. Si no hay Bautismos
Para que santifiques esta agua
en la que renacerán tus nuevos hijos. Te rogamos, óyenos.
Jesús, Hijo de Dios vivo. Te rogamos, óyenos.
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos.
Si hay Bautismos, el sacerdote dice la siguiente oración con las manos
extendidas:
Dios todopoderoso y eterno, manifiesta tu presencia en estos
sacramentos, obra de tu amor sin medida, y envía el espíritu de
adopción para recrear los nuevos pueblos que alumbrará para ti
la fuente bautismal; así tu poder dará eficacia a la humilde acción
de nuestro ministerio. Por Jesucristo, nuestro Señor.R. Amén.
Bendición del agua bautismal
El sacerdote bendice el agua bautismal, diciendo la siguiente oración con las
manos extendidas:
Oh, Dios, que realizas en tus sacramentos obras admirables
con tu poder invisible, y de diversos modos te has servido de tu
criatura, el agua, para significar la gracia del Bautismo.

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30 SÁBADO
marzo Vigilia Pascual

Oh, Dios, cuyo Espíritu, en los orígenes del mundo, se cernía


sobre las aguas, para que ya desde entonces concibieran el poder
de santificar.
Oh, Dios, que incluso en las aguas torrenciales del diluvio
prefiguraste el nuevo nacimiento, de modo que una misma agua,
misteriosamente, pusiera fin al pecado y diera origen a la santidad.
Oh, Dios, que hiciste pasar a pie enjuto por el mar Rojo a los
hijos de Abrahán, para que el pueblo liberado de la esclavitud
del faraón fuera imagen de la familia de los bautizados.
Oh, Dios, cuyo Hijo, al ser bautizado por Juan en el agua
del Jordán, fue ungido por el Espíritu Santo; colgado en la cruz
vertió de su costado agua, junto con la sangre; y después de su
resurrección mandó a sus apóstoles: «Vayan y hagan discípulos
de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre,
y del Hijo, y del Espíritu Santo», mira el rostro de tu Iglesia y
dígnate abrir para ella la fuente del Bautismo.
Que esta agua reciba, por el Espíritu Santo, la gracia de tu
Unigénito, para que el hombre, creado a tu imagen, lavado, por el
sacramento del Bautismo, de todas las manchas de su vieja condi-
ción, renazca, como niño, a nueva vida por el agua y el Espíritu.
Y, metiendo el cirio en el agua, prosigue:
Te pedimos, Señor, que el poder del Espíritu Santo, por tu
Hijo, descienda hasta el fondo de esta fuente,
Y, teniendo el cirio en el agua, prosigue:
para que todos los sepultados con Cristo en su muerte, por el Bau-
tismo, resuciten a la vida con Él. Que vive y reina contigo. R. Amén.
Seguidamente saca el cirio del agua, y el pueblo hace la siguiente aclamación:
Manantiales, bendigan al Señor, ensálcenlo con himnos por
los siglos.

166
Semana Santa
Propio del Salterio
SÁBADO
marzo 30
Bendición del agua común
Si no hay Bautismos, el sacerdote bendice el agua con la siguiente oración:
Invoquemos, queridos hermanos, a Dios Padre todopodero-
so, para que bendiga esta agua, que va a ser derramada sobre
nosotros en memoria de nuestro Bautismo, y pidámosle que
nos renueve interiormente, para que permanezcamos fieles al
Espíritu que hemos recibido.
Después de una breve oración en silencio, prosigue con las manos juntas:
Señor, Dios nuestro, muéstrate propicio a tu pueblo que
vela en esta noche santa. Dígnate bendecir † esta agua ahora
que celebramos la acción admirable de nuestra creación y la
maravilla, aún más grande, de nuestra redención. Tú la creaste
para hacer fecunda la tierra y para dar alivio y frescor a nuestros
cuerpos. La hiciste también instrumento de tu misericordia
al librar a tu pueblo, por medio de ella, de la esclavitud y al
apagar su sed en el desierto; por los profetas la revelaste como
signo de la nueva alianza que quisiste sellar con los hombres.
Y finalmente, también por ella, santificada por Cristo en el
Jordán, renovaste nuestra naturaleza pecadora en el baño del
nuevo nacimiento. Que esta agua, Señor, avive en nosotros el
recuerdo de nuestro Bautismo y nos haga participar en el gozo
de nuestros hermanos, bautizados en la Pascua. Por Jesucristo,
nuestro Señor. R. Amén.
Renovación de las promesas bautismales
Queridos hermanos: Por el Misterio pascual hemos sido
sepultados con Cristo en el Bautismo, para que vivamos una
vida nueva. Por tanto, terminado el ejercicio de la Cuaresma,
renovemos las promesas del santo Bautismo, con las que en otro
tiempo renunciamos a Satanás y a sus obras, y prometimos servir
fielmente a Dios en la santa Iglesia católica. Así pues.

167
30 SÁBADO
marzo Vigilia Pascual

I
Sacerdote: ¿Renuncian a Satanás?
Todos: Sí, renuncio.
Sacerdote: ¿Y a todas sus obras?
Todos: Sí, renuncio.
Sacerdote: ¿Y a todas sus seducciones?
Todos: Sí, renuncio.
II
Sacerdote: ¿Renuncian al pecado para vivir en la libertad de los
hijos de Dios?
Todos: Sí, renuncio.
Sacerdote: ¿Renuncian a todas las seducciones del mal, para que
no domine en ustedes el pecado?
Todos: Sí, renuncio.
Sacerdote: ¿Renuncian a Satanás, padre y príncipe del pecado?
Todos: Sí, renuncio.
Sacerdote: Creen en Dios, Padre todopoderoso, ¿creador del
cielo y de la tierra?
Todos: Sí, creo.
Sacerdote: ¿Creen en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor,
que nació de santa María Virgen, murió, fue sepultado, resucitó
de entre los muertos y está sentado a la derecha del Padre?
Todos: Sí, creo.
Sacerdote: ¿Creen en el Espíritu Santo, en la santa Iglesia cató-
lica, en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados,
en la resurrección de la carne y en la vida eterna?
Todos: Sí, creo.
Y concluye el sacerdote: Que Dios todopoderoso, Padre de nues-
tro Señor Jesucristo, que nos regeneró por el agua y el Espíritu
Santo y que nos concedió la remisión de los pecados, nos guarde
en su gracia, en el mismo Jesucristo, nuestro Señor, para la vida
eterna.R. Amén.

168
Semana Santa
Propio del Salterio
SÁBADO
marzo 30
Antífona
El sacerdote rocía al pueblo con agua bendita, mientras todos cantan:
Vi que manaba agua del lado derecho del templo, aleluya.
Y habrá vida dondequiera que llegue la corriente y cantarán:
Aleluya, aleluya.
Se puede cantar otro canto de índole bautismal.

Oración universal
En esta noche de resurrección y vida, pidamos a Jesús que
nos ayude a renacer a la gracia y nos dé la fuerza de su Espíritu.
Digamos:
R. Señor Resucitado, escúchanos.
1. Por todos los hombres y mujeres del mundo: para que la vida
de Cristo se les manifieste y los transforme por la fuerza de su
amor. Oremos al Señor. R.
2. Por los que sufren, por los que en estos días han permanecido
asociados a la pasión de Cristo: para que la gracia de su
resurrección los fortalezca y libere. Oremos al Señor.R.
3. Por los que con buena fe trabajan por la paz y luchan por la
justicia: para que la gracia salvadora que surge del sepulcro
vacío y del mensaje del ángel los ayude a no desfallecer.
Oremos al Señor.R.
4. Por los que en esta noche recibirán el Bautismo y se incorporarán
a la vida de la Iglesia: para que la vida de Cristo los transforme
y los haga signos de su amor. Oremos al Señor. R.
5. Por todos los difuntos: para que puedan contemplar cara a
cara al Dios de la vida, y desde Él intercedan por sus familiares
y amigos. Oremos al Señor.R.
6. Por todos los cristianos que celebramos con gozo la Pascua
del Señor: para que renazcamos a la vida del Resucitado.
Oremos al Señor.R.

169
30 SÁBADO
marzo Vigilia Pascual

Señor resucitado, tú que eres el Sumo Sacerdote que vive para


interceder por nosotros, escucha nuestras oraciones, intercede ante
el padre por tu Iglesia, y danos tu Espíritu para que anunciemos al
mundo el triunfo de tu resurrección sobre el pecado y la muerte.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.R. Amén.

CUARTA PARTE:
LITURGIA EUCARÍSTICA
El sacerdote va al altar y comienza la liturgia eucarística como de costumbre.

Oración sobre las ofrendas


Acepta, Señor, con estas ofrendas la oración de tu pueblo, para
que los sacramentos pascuales que inauguramos nos hagan lle-
gar, con tu ayuda, a la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión 1 Co 5, 7-8
Ha sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo. Así pues, cele-
bremos con los panes ázimos de la sinceridad y la verdad. Aleluya.
Oración después de la comunión
Derrama, Señor, en nosotros tu Espíritu de caridad, para que
hagas vivir concordes en el amor a quienes has saciado con los
sacramentos pascuales. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Para despedir al pueblo, el diácono, o el mismo sacerdote, canta:
Pueden ir en paz, aleluya, aleluya.
Y todos responden:
Demos gracias a Dios, aleluya, aleluya.

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170
marzo
Domingo 31 de marzo
PASCUA DE RESURRECCIÓN DEL SEÑOR (S)
Propio del Salterio - Blanco

«Él había de resucitar de entre los muertos»


Hch 10, 34a.37-43; Sal 117, 1-2.16-17.22-23; Col 3, 1-4; Jn 20, 1-9

La primera lectura recoge un discurso de Pedro que resume la


predicación de las primeras comunidades cristianas. En una sola
frase se sintetiza la actividad que Jesús desarrolló en Galilea: pasó
curando y haciendo el bien a todos aquellos que eran víctimas del
mal, porque la fuerza de Dios actuaba en Él (vv. 37-38). Sin embar-
go, los hombres (las autoridades) no reconocieron en Él al enviado
de Dios y le dieron muerte colgándolo de un madero (Hch 10, 39). Mas
Dios no podía abandonar a su «Siervo fiel» como prisionero de la
muerte, por eso, lo resucitó y ha constituido a sus discípulos en
testigos suyos a lo largo y ancho del mundo.
El evangelio, por su parte, nos presenta el camino de fe de algu-
nos discípulos y discípulas de Jesús. María Magdalena descubre la
tumba de Jesús vacía y piensa lo más lógico: se han llevado su cuer-
po. Avisa a Pedro y al «discípulo amado» y ambos corren a verificar.
Resulta que este discípulo anónimo es el más ejemplar. Solo de él
nos dice Juan que, al observar la tumba vacía, el sudario y las ben-
das, vio y creyó (v. 8). Todos eran signos de muerte, pero él comienza
a percibir la victoria de la vida. No necesitó pruebas, solo supo leer
los signos. Por eso, el evangelista nos lo presenta como modelo de
creyente. Como él, nosotros también necesitamos abrir los ojos del
corazón para ver los signos que nos conducen al Resucitado, sobre
todo, los que nos ofrece la Sagrada Escritura.

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171
31 DOMINGO
marzo
Pascua de Resurrección
del Señor

Monición general
La alegría nos invade. Jesús, el Resucitado, el Viviente, ha vencido
a la muerte y nos ha abierto el camino hacia la vida plena. Es un
acontecimiento que nos llena de esperanza porque Jesús nos hace
partícipes de su nueva vida, como lo expresan las lecturas de hoy.
Pero, asimismo, nos llama al compromiso, nos convoca para ser
testigos de su resurrección. El camino de los discípulos, según vemos
en el evangelio, es cierto, estuvo marcado también por las dudas. Sin
embargo, después, fortalecidos por la fe, dieron inicio a la comunidad
de testigos, de discípulos, de la que nosotros también formamos parte.
Somos herederos de su fe, pero también de su misión.
Padre santo, aviva nuestra fe para acoger en nuestros corazones
a tu Hijo y para ser testigos valientes de su resurrección.

Antífona de entrada Lc 24, 34; Ap 1, 6


Verdaderamente ha resucitado el Señor, aleluya. A Él la gloria
y el poder por toda la eternidad, aleluya, aleluya.
Se dice el gloria.

Oración colecta
Oh, Dios, que, en este día, vencida la muerte, nos has abierto
las puertas de la eternidad por medio de tu Unigénito, concede,
a quienes celebramos la solemnidad de la resurrección del Señor,
que, renovados por tu Espíritu, resucitemos a la luz de la vida.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
La Buena Noticia de Jesús resucitado no conoce fronteras, pero
todo inició con el Bautismo de un centurión romano y de su familia. Ese
fue el comienzo de la apertura hacia todos los pueblos. ¡Escuchemos!
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 10, 34a.37-43
En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: «Ustedes bien
saben lo que sucedió en el país de los judíos, comenzando en
Galilea, después que Juan predicó el Bautismo. Me refiero a Jesús
de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo,
172
I Domingo de Pascua
Propio del Salterio
DOMINGO
marzo 31
que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el
diablo, porque Dios estaba con Él. Nosotros somos testigos de
lo que hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de
un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver,
no a todo el pueblo, sino a los testigos que Él había designado:
a nosotros, que hemos comido y bebido con Él después de su
resurrección. Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne
testimonio de que Dios lo ha nombrado juez de vivos y muertos.
El testimonio de los profetas es unánime: que los que creen en Él
reciben, por su nombre, el perdón de los pecados».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 117, 1-2.16-17.22-23
R. Este es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Den gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su mise-
ricordia. Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia.R.
La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa.
No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor.R.
La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angu-
lar. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente.R.

Segunda lectura
Por el Bautismo, nosotros también participamos de la muerte y
resurrección de Cristo. Pero ¿qué significa eso para nuestra vida coti-
diana? Escuchemos al apóstol san Pablo.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los Colosenses 3, 1-4
Hermanos: Ya que ustedes han resucitado con Cristo, bus-
quen los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la
derecha de Dios; aspiren a los bienes de arriba, no a los de la
tierra. Porque ustedes han muerto, y su vida está escondida con

173
31 DOMINGO
marzo
Pascua de Resurrección
del Señor

Cristo en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces


también ustedes aparecerán gloriosos con Él.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
O bien:
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo
a los Corintios 5, 6b-8
Hermanos: ¿No saben que un poco de levadura fermenta la
masa? Quiten la levadura vieja para ser una masa nueva, ya que
ustedes son como el pan sin levadura. Porque ha sido inmolada
nuestra víctima pascual: Cristo. Así, pues, celebremos la Pascua,
no con levadura vieja, levadura de corrupción y de maldad, sino
con los panes ázimos de la sinceridad y la verdad.
V.Palabra de Dios. R.Te alabamos, Señor.
Secuencia
Ofrezcan los cristianos los ángeles testigos,
ofrendas de alabanza sudarios y mortaja.
a gloria de la Víctima ¡Resucitó de veras
propicia de la Pascua. mi amor y mi esperanza!
Cordero sin pecado Vengan a Galilea,
que a las ovejas salva, allí el Señor aguarda;
a Dios y a los culpables allí verán los suyos
unió con nueva alianza. la gloria de la Pascua».
Lucharon vida y muerte Primicia de los muertos,
en singular batalla, sabemos por tu gracia
y, muerto el que es la Vida, que estás resucitado;
triunfante se levanta. la muerte en ti no manda.
«¿Qué has visto de camino, Rey vencedor, apiádate
María, en la mañana?». de la miseria humana
«A mi Señor glorioso, y da a tus fieles parte
la tumba abandonada, en tu victoria santa.

174
I Domingo de Pascua
Propio del Salterio
DOMINGO
marzo 31
Aclamación antes del Evangelio 1 Co 5, 7b-8a
Aleluya. Ha sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo. Así,
pues, celebremos la Pascua en el Señor. Aleluya.
Santo Evangelio
María Magdalena acude de madrugada a la tumba de Jesús, pero
no encuentra su cuerpo. ¿Qué había pasado? Los discípulos tendrán
que aprender a leer los signos para descubrir la irrupción de la Vida.
¡Escuchemos!
Lectura del santo Evangelio según san Juan 20, 1-9

R. Gloria a ti, Señor.


El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro
muy temprano, cuando aún estaba oscuro, y vio la piedra quitada
del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el
otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo: «Se han lle-
vado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
Salieron Pedro y el otro discípulo y fueron rápidamente al sepul-
cro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que
Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose,
vio las vendas en el suelo, pero no entró. Llegó también Simón
Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el
suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el
suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces
entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al
sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la
Escritura: que Él había de resucitar de entre los muertos.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
En lugar de este evangelio, puede leerse el de la Vigilia pascual.
En las misas vespertinas, puede también leerse el siguiente evangelio:

175
31 DOMINGO
marzo
Pascua de la Resurrección
del Señor

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 24, 13-35

R. Gloria a ti, Señor.


Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día, el
primero de la semana, a un pueblo llamado Emaús, distante
unos once kilómetros de Jerusalén; iban comentando todo lo
que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en
persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no
eran capaces de reconocerlo. Él les dijo: «¿Qué es lo que vienen
conversando por el camino?». Ellos se detuvieron preocupados.
Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le replicó: «¿Eres tú el
único forastero en Jerusalén que no sabe lo que ha pasado allí
estos días?». Él les preguntó: «¿Qué ha pasado?».
Ellos le contestaron: «Lo de Jesús, el Nazareno, que fue un
profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo
el pueblo. Los sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron
para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros
esperábamos que Él fuera el futuro liberador de Israel. Y ya ves:
hace dos días que sucedió esto. Es verdad que algunas mujeres
de nuestro grupo nos han desconcertado: pues fueron muy de
mañana al sepulcro, no encontraron su cuerpo, e incluso vinie-
ron diciendo que habían visto una aparición de ángeles, que les
habían dicho que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron
también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las
mujeres; pero a Él no lo vieron». Entonces Jesús les dijo: «¡Qué
necios y torpes son ustedes para creer lo que anunciaron los
profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para
entrar en su gloria?». Y, comenzando por Moisés y siguiendo por
los profetas, les explicó lo que se refería a Él en toda la Escritura.
Ya cerca del pueblo donde iban, Él hizo ademán de seguir ade-
lante; pero ellos le insistieron, diciendo: «Quédate con nosotros,
porque ya atardece y está anocheciendo». Y entró para quedarse

176
I Domingo de Pascua
Propio del Salterio
DOMINGO
marzo 31
con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció
la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos
y lo reconocieron. Pero Él desapareció. Ellos comentaron: «¿No
ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos
explicaba las Escrituras?». Y, levantándose al momento, regre-
saron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con
sus compañeros, que estaban diciendo: «Era verdad, el Señor ha
resucitado y se ha aparecido a Simón». Y ellos contaron lo que
les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al
partir el pan.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice el credo.
Oración universal
Hermanos, el sepulcro está vacío, ¡Jesús está vivo! Dirijamos
nuestras súplicas al Padre que lo resucitó de entre los muertos,
diciéndole llenos de confianza:
R. Padre, escúchanos, en Jesús somos hijos tuyos.
1. Por el Papa y todos los ministros de la Iglesia: para que sigan
proclamando con gozo que en Cristo muerto y resucitado
está nuestra salvación definitiva. Oremos.R.
2. Por las comunidades cristianas de nuestro país y del mundo:
para que vivamos la alegría de la resurrección del Señor
construyendo la unidad y cuidando de los hermanos más
frágiles y vulnerables. Oremos.R.
3. Por los que han recibido el sacramento del Bautismo: para que
se sientan acogidos por nuestra comunidad y reciban de cada
uno de nosotros el testimonio y el estímulo constante para
seguir con alegría el camino trazado por Jesús. Oremos.R.
4. Por los enfermos, los más pobres, los que se sienten tristes
y abandonados o están alejados de Dios: para que a través

177
31 DOMINGO
marzo
Pascua de Resurrección
del Señor

de nuestra cercanía y acogida solidaria experimenten el amor


que Dios les tiene. Oremos.R.
5. Por todos nosotros, que al participar en la celebración pascual
renacemos con Cristo a una vida nueva para que seamos
signos de esperanza y canales de su amor para quienes se
sienten debilitados en la fe por el peso del dolor, o nunca la
han tenido. Oremos.R.
6. Por los que han fallecido en este tiempo: para que, al
contemplar el rostro radiante de Jesús resucitado, que entregó
su vida por todos, vivan felices con Él por toda la eternidad.
Oremos.R.
Atiende, Padre bueno, nuestras oraciones, y haz que sigamos
viviendo la alegría de la resurrección de tu Hijo en todas las
circunstancias alegres y tristes de la vida cotidiana. Por Jesucristo,
nuestro Señor.R. Amén.
Oración sobre las ofrendas
Rebosantes de gozo pascual, ofrecemos, Señor, este sacrificio
en el que tan maravillosamente renace y se alimenta tu Iglesia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión 1 Co 5, 7-8
Ha sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo. Aleluya.
Así, pues, celebremos con los panes ázimos de la sinceridad y la
verdad. Aleluya, aleluya.
Oración después de la comunión
Protege, oh, Dios, a tu Iglesia con misericordia perpetua, para
que, renovada por los sacramentos pascuales, llegue a la gloria de
la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.

178
ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

RITOS INICIALES
Canto de entrada
Terminado el canto de entrada, el sacerdote y los fieles, de pie, se santiguan
con la señal de la cruz, mientras el sacerdote, vuelto hacia el pueblo, dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
El pueblo responde: Amén.
◊ TIEMPO DE CUARESMA
La gracia y el amor de Jesucristo, que nos llama a la conversión,
estén con ustedes.
El pueblo responde: Y con tu espíritu.
◊ TIEMPO PASCUAL
El Dios de la vida que ha resucitado, rompiendo las ataduras de la
muerte, esté con todos ustedes.
El pueblo responde: Y con tu espíritu.

Acto penitencial
El sacerdote invita a los fieles, diciendo:
Hermanos: Para celebrar dignamente estos sagrados misterios, reco-
nozcamos nuestros pecados.
O bien:
El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía,
nos llama ahora a la conversión. Reconozcamos, pues, que somos
pecadores e invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.
O bien, pero solo en los domingos y durante la Octava de Pascua:
En el día en que celebramos la victoria de Cristo sobre el pecado
y sobre la muerte, reconozcamos que estamos necesitados de la
misericordia del Padre para morir al pecado y resucitar a la vida nueva.
Se hace una breve pausa en silencio. Después, todos dicen en común la
fórmula de la confesión general:

179
ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que


he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Y, golpeándose el pecho, dicen:
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a
santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes,
hermanos, que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.
El sacerdote concluye con la siguiente plegaria:
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nues-
tros pecados y nos lleve a la vida eterna.
Y el pueblo responde: Amén.
◊ TIEMPO DE CUARESMA I
Tú, que nos has hecho renacer por el agua y el Espíritu: Señor, ten
piedad.R. Señor, ten piedad.
Tú, que enviaste al Espíritu Santo para crear en nosotros un corazón
nuevo: Cristo, ten piedad.R. Cristo, ten piedad.
Tú, que eres el autor de la salvación eterna: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
◊ TIEMPO DE CUARESMA II
Tú, que borras nuestras culpas: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
Tú, que creas en nosotros un corazón puro: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
Tú, que nos devuelves la alegría de la salvación: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
◊ TIEMPO PASCUAL
Tú, el primogénito de entre los muertos: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
Tú, el vencedor del pecado y de la muerte: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.

180
ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

Tú, la resurrección y la vida: Señor, ten piedad.


R. Señor, ten piedad.
El sacerdote concluye con la siguiente plegaria:
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nues-
tros pecados y nos lleve a la vida eterna.
El pueblo responde: Amén.
A continuación, cuando está prescrito, se canta o se dice el himno Gloria:
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que
ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos,
te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey
celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo;
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado
del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del
mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha
del Padre, ten piedad de nosotros. Porque solo tú eres Santo, solo tú
Señor, solo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria
de Dios Padre. Amén.
Oración colecta
Acabado el himno, el sacerdote dice: Oremos.
Al final de la oración colecta, el pueblo aclama: Amén.
—Si la oración se dirige al Padre:
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
—Si la oración se dirige al Padre, pero al final de ella menciona al Hijo:
Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios
por los siglos de los siglos.
—Si la oración se dirige al Hijo:
Tú, que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y
eres Dios por los siglos de los siglos.

181
ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

LITURGIA DE LA PALABRA
Primera lectura
El lector se dirige al ambón y lee la primera lectura. Al final de la lectura, el
lector dice: Palabra de Dios.
Todos responden: Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial
El pueblo pronuncia la respuesta.

Segunda lectura
El lector lee desde el ambón la segunda lectura.
Para indicar el final de la lectura, el lector dice: Palabra de Dios.
Todos responden: Te alabamos, Señor.

Aclamación que precede a la lectura del Evangelio


En tiempo de Cuaresma se elige un canto indicado antes del Evangelio.

Evangelio
Si el diácono va a proclamar el Evangelio, profundamente inclinado ante el
sacerdote, pide la bendición, diciendo en voz baja:
Padre, dame tu bendición.
El sacerdote, en voz baja, dice:
El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que anuncies
dignamente su Evangelio; en el nombre del Padre, y del Hijo †, y
del Espíritu Santo.
El diácono se signa con la señal de la cruz y responde: Amén.
El sacerdote, o el diácono, dice: El Señor esté con ustedes.
El pueblo responde: Y con tu espíritu.
El sacerdote, o el diácono, dice: Lectura del santo Evangelio según san N.
Y, mientras tanto, hace la señal de la cruz sobre el libro y sobre su frente,
labios y pecho. El pueblo aclama: Gloria a ti, Señor.

182
ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

Luego el diácono, o el sacerdote, si se usa incienso, inciensa el libro y


proclama el Evangelio. Acabado el Evangelio, el diácono, o el sacerdote,
aclama: Palabra del Señor.
El pueblo responde: Gloria a ti, Señor Jesús.
Homilía
Luego se pronuncia la homilía, que corresponde al sacerdote o al diácono, y
que debe hacerse todos los domingos y fiestas de precepto; se recomienda
los otros días.
Profesión de fe
Acabada la homilía, cuando está prescrito se canta o se dice el símbolo o
profesión de fe:

Credo Niceno-constantinopolitano
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y
de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido
del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios
verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma
naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros,
los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo; y por obra del
Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato;
padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo
vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su Reino no
tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede
del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma
adoración y gloria, y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.

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DE LLA
A MISA
MISA

Credo de los Apóstoles


Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue con-
cebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María
Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado,
muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó
de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha
de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a
vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión
de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y
la vida eterna. Amén.
Oración universal
Después se hace la oración universal u oración de los fieles.

LITURGIA EUCARÍSTICA
Preparación de los dones
El sacerdote, de pie junto al altar, toma la patena con el pan y dice:
Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este pan, fruto de la
tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y
ahora te presentamos; él será para nosotros pan de vida.
El pueblo aclama:
Bendito seas por siempre, Señor.
El sacerdote echa vino y un poco de agua en el cáliz, diciendo en secreto:
Por el misterio de esta agua y este vino, haz que compartamos la
divinidad de quien se ha dignado participar de nuestra humanidad.
Después, el sacerdote toma el cáliz y, teniéndolo con ambas manos un poco
elevado sobre el altar, dice en voz baja:
Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este vino, fruto de la vid
y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora
te presentamos; él será para nosotros bebida de salvación.

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MISA

El pueblo aclama:
Bendito seas por siempre, Señor.
Luego el sacerdote, inclinado, dice en secreto:
Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde;
que este sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu
presencia, Señor Dios nuestro.
Luego el sacerdote, de pie a un lado del altar, se lava las manos diciendo:
Lava del todo mi delito, Señor, y limpia todo mi pecado.
Extendiendo y juntando las manos, dice:
Oren, hermanos, para que este sacrificio, mío y de ustedes, sea
agradable a Dios, Padre todopoderoso.
El pueblo se pone de pie y responde:
El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y
gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa
Iglesia.
Oración sobre las ofrendas
Luego el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración sobre las
ofrendas. Concluida esta oración, el pueblo aclama: Amén.

PLEGARIAS EUCARÍSTICAS
Entonces, el sacerdote empieza la plegaria eucarística. Extendiendo las
manos, dice: El Señor esté con ustedes.
El pueblo responde: Y con tu espíritu.
El sacerdote, elevando las manos, prosigue: Levantemos el corazón.
El pueblo responde: Lo tenemos levantado hacia el Señor.
El sacerdote, con las manos extendidas, dice: Demos gracias al Señor,
nuestro Dios.
El pueblo responde: Es justo y necesario.
El sacerdote prosigue el prefacio, con las manos extendidas. Al final del
prefacio, junta las manos y, en unión con el pueblo, concluye el mismo
prefacio, cantando o diciendo con voz clara:

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MISA

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo. Llenos están el


cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que
viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.
PREFACIOS
Prefacio I de Cuaresma: Significado espiritual de la Cuaresma
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro. Por Él concedes a tus fieles anhelar, año tras
año, con el gozo de habernos purificado, los sacramentos pascuales,
para que, dedicados con mayor entrega a la oración y a la caridad
fraterna, por la celebración de los misterios que nos dieron nueva vida,
lleguemos a ser con plenitud hijos de Dios. Por eso, con los ángeles
y arcángeles, tronos y dominaciones, y con todos los coros celestiales,
cantamos sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo…
Prefacio I de la Pasión del Señor: La fuerza de la Cruz
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno. Porque en la pasión salvadora de tu Hijo el universo aprende
a proclamar tu grandeza y, por la fuerza inefable de la cruz, se hace
patente el juicio del mundo y el poder del Crucificado. Por eso, Señor,
nosotros, llenos de alegría, te aclamamos con los ángeles y con todos
los santos, diciendo: Santo, Santo, Santo…
Prefacio pascual I: El Misterio Pascual
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte
siempre, Señor; pero más que nunca exaltarte en este día glorioso
(o bien: en esta noche, o bien: en este tiempo) en que Cristo, nuestra
Pascua, ha sido inmolado. Porque Él es el verdadero cordero que
quitó el pecado del mundo; muriendo destruyó nuestra muerte, y
resucitando restauró la vida. Por eso, con esta efusión de gozo pascual,
el mundo entero se desborda de alegría, y también los coros celestiales,
los ángeles y los arcángeles, cantan el himno de tu gloria diciendo sin
cesar: Santo, Santo, Santo...

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MISA

PLEGARIA EUCARÍSTICA I O CANON ROMANO


V. El Señor esté con ustedes.R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V.Demos gracias al Señor, nuestro Dios.R. Es justo y necesario.
El sacerdote, con las manos extendidas, dice:
Padre misericordioso, te pedimos humildemente por Jesucristo,
tu Hijo, nuestro Señor, que aceptes y bendigas estos † dones, este
sacrificio santo y puro que te ofrecemos, ante todo por tu Iglesia santa
y católica, para que le concedas la paz, la protejas, la congregues en
la unidad y la gobiernes en el mundo entero, con tu servidor el Papa
N., con nuestro obispo N.,
*Aquí se puede hacer mención del obispo coadjutor o de los
obispos auxiliares: con el obispo coadjutor (auxiliar) N.,
o bien: y sus obispos auxiliares,
**El obispo, cuando celebra en su diócesis, dice: conmigo,
indigno siervo tuyo,
o bien, cuando celebra un obispo que no es el ordinario
diocesano, dice: con mi hermano N., obispo de esta Iglesia de
N., conmigo, indigno siervo tuyo,
y todos los demás obispos que, fieles a la verdad, promueven la fe
católica y apostólica.
Acuérdate, Señor, de tus hijos [N. y N.] y de todos los aquí
reunidos, cuya fe y entrega bien conoces; por ellos y todos los
suyos, por el perdón de sus pecados y la salvación que esperan, te
ofrecemos, y ellos mismos te ofrecen, este sacrificio de alabanza a ti,
eterno Dios, vivo y verdadero.
Reunidos en comunión con toda la Iglesia,
(En los domingos, cuando no hay otro)
Reunidos en comunión (propio, puede añadirse:) para
celebrar el domingo, día en que Cristo ha vencido a la
muerte y nos ha hecho partícipes de su vida inmortal,

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MISA

veneramos la memoria, ante todo de la gloriosa siempre Virgen


María, Madre de Jesucristo, nuestro Dios y Señor; la de su esposo,
san José, la de los santos apóstoles y mártires Pedro y Pablo, Andrés,
[Santiago y Juan, Tomás, Santiago, Felipe, Bartolomé, Mateo, Simón
y Tadeo; Lino, Cleto, Clemente, Sixto, Cornelio, Cipriano, Lorenzo,
Crisógono, Juan y Pablo, Cosme y Damián,] y la de todos los santos;
por sus méritos y oraciones concédenos en todo tu protección. [Por
Cristo, nuestro Señor. / Amén.]
Acepta, Señor, en tu bondad, esta ofrenda de tus siervos y de
toda tu familia santa; ordena en tu paz nuestros días, líbranos de
la condenación eterna y cuéntanos entre tus elegidos. [Por Cristo,
nuestro Señor. / Amén.]
Bendice y santifica esta ofrenda, Padre, haciéndola perfecta,
espiritual y digna de ti: que se convierta para nosotros en el Cuerpo
y la Sangre de tu Hijo amado, Jesucristo, nuestro Señor.
El cual, la víspera de su pasión, tomó pan en sus santas y
venerables manos, y, elevando los ojos hacia ti, Dios, Padre suyo
todopoderoso, dando gracias te bendijo, lo partió y lo dio a sus
discípulos, diciendo:
TOMEN Y COMAN TODOS DE ÉL, PORQUE ESTO ES MI
CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR USTEDES.
Del mismo modo, acabada la cena, tomó este cáliz glorioso en
sus santas y venerables manos, dando gracias te bendijo y lo dio a
sus discípulos, diciendo:
TOMEN Y BEBAN TODOS DE ÉL, PORQUE ESTE ES EL CÁLIZ
DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA POR USTEDES Y POR MUCHOS
PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HAGAN ESTO EN
CONMEMORACIÓN MÍA.
Luego el sacerdote dice: Este es el Misterio de la fe.
O bien: Este es el Sacramento de nuestra fe.

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Y el pueblo prosigue, aclamando: Anunciamos tu muerte, procla-


mamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
O bien: Aclamemos el Misterio de la fe.
Y el pueblo prosigue, aclamando: Cada vez que comemos de este pan
y bebemos de este cáliz, anunciamos tu muerte, Señor, hasta que
vuelvas.
O bien: Proclamemos el Misterio de la fe.
Y el pueblo prosigue, aclamando: Sálvanos, Salvador del mundo, que
nos has liberado por tu cruz y resurrección.
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice:
Por eso, Padre, nosotros, tus siervos, y todo tu pueblo santo, al
celebrar este memorial de la muerte gloriosa de Jesucristo, tu Hijo,
nuestro Señor; de su santa resurrección del lugar de los muertos y de
su admirable ascensión a los cielos, te ofrecemos, Dios de gloria y
majestad, de los mismos bienes que nos has dado, el sacrificio puro,
inmaculado y santo: pan de vida eterna y cáliz de eterna salvación.
Mira con ojos de bondad esta ofrenda y acéptala, como aceptaste
los dones del justo Abel, el sacrificio de Abrahán, nuestro padre en
la fe, y la oblación pura de tu sumo sacerdote Melquisedec.
Te pedimos humildemente, Dios todopoderoso, que esta
ofrenda sea llevada a tu presencia, hasta el altar del cielo, por
manos de tu ángel, para que cuantos recibimos el Cuerpo y la
Sangre de tu Hijo, al participar aquí de este altar, seamos colmados
de gracia y bendición.
Acuérdate también, Señor, de tus hijos [N. y N.], que nos han
precedido con el signo de la fe y duermen ya el sueño de la paz. A
ellos, Señor, y a cuantos descansan en Cristo, concédeles el lugar del
consuelo, de la luz y de la paz.
Y a nosotros, pecadores, siervos tuyos, que confiamos en tu infinita
misericordia, admítenos en la asamblea de los santos apóstoles
y mártires Juan el Bautista, Esteban, Matías y Bernabé, [Ignacio,

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Alejandro, Marcelino y Pedro, Felicidad y Perpetua, Águeda, Lucía,


Inés, Cecilia, Anastasia,] y de todos los santos; y acéptanos en su
compañía, no por nuestros méritos, sino conforme a tu bondad.
Por Cristo, Señor nuestro. Por quien sigues creando todos los
bienes, los santificas, los llenas de vida, los bendices y los repartes
entre nosotros.
Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la
unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos
de los siglos.
El pueblo responde: Amén.

RITO DE LA COMUNIÓN
El sacerdote, con las manos juntas, dice:
Fieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su divina
enseñanza, nos atrevemos a decir:
O bien:
Llenos de alegría por ser hijos de Dios, digamos confiadamente
la oración que Cristo nos enseñó:
Extiende las manos y, junto con el pueblo, continúa:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre;
venga a nosotros tu Reino; hágase tu voluntad en la tierra
como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona
nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los
que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos
del mal.
Solo el sacerdote, con las manos extendidas, prosigue diciendo:
Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en
nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos
siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras
esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
El pueblo concluye la oración aclamando:
Tuyo es el Reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.

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MISA

RITO DE LA PAZ
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice en voz alta:
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: «La paz les dejo, mi
paz les doy»; no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu
Iglesia y, conforme a tu Palabra, concédele la paz y la unidad. Tú
que vives y reinas por los siglos de los siglos.
El pueblo responde: Amén.
El sacerdote añade: La paz del Señor esté siempre con ustedes.
El pueblo responde: Y con tu espíritu.
Luego el diácono, o el sacerdote, añade: Dense fraternalmente la paz.

Fracción del pan


Después toma el pan consagrado, lo parte sobre la patena y pone un
fragmento dentro del cáliz, diciendo en secreto:
El Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, unidos en este
cáliz, sean para nosotros alimento de vida eterna.
Mientras tanto se recita:
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
danos la paz.
Comunión
El sacerdote muestra a los fieles el pan eucarístico y dice:
Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos
los invitados a la cena del Señor.
Y, juntamente con el pueblo, añade:
Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya
bastará para sanarme.

191
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MISA

Después toma la patena y se acerca a los que van a comulgar, y les dice:
El Cuerpo de Cristo.
El que va a comulgar responde: Amén.
Oración después de la comunión
Oremos.
Junto con el sacerdote, oran en silencio. Al final el pueblo aclama: Amén.

RITO DE CONCLUSIÓN
Después tiene lugar la despedida.
El sacerdote, vuelto hacia el pueblo, extendiendo las manos, dice:
El Señor esté con ustedes.
El pueblo responde: Y con tu espíritu.
El sacerdote bendice al pueblo, diciendo:
La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo † y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes.
El pueblo responde: Amén.
El diácono, o el sacerdote, dice: Pueden ir en paz.
El pueblo responde: Demos gracias a Dios.

Bendiciones solemnes y oraciones sobre el pueblo


◊ TIEMPO DE CUARESMA
Dios, Padre misericordioso, les conceda a todos ustedes, como al
hijo pródigo, el gozo de volver a la casa paterna.R. Amén.
Cristo, modelo de oración y de vida, los guíe a la auténtica conversión
del corazón a través del camino de la Cuaresma.R. Amén.
El Espíritu de sabiduría y de fortaleza los sostenga en la lucha contra
el maligno, para que puedan celebrar con Cristo la victoria pascual.
R. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo †, y Espíritu
Santo, descienda sobre ustedes y los acompañe siempre. R. Amén.

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MISA

◊ PASIÓN DEL SEÑOR


Dios, Padre de misericordia, que en la pasión de su Hijo les ha
dado ejemplo de amor, les conceda, por su entrega a Dios y a los
hombres, la mejor de sus bendiciones.R. Amén.
Y que, gracias a la muerte temporal de Cristo, que alejó de ustedes
la muerte eterna, obtengan el don de una vida sin fin.R. Amén.
Y así, imitando su ejemplo de humildad, participen un día en su
resurrección gloriosa.R. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo †, y Espíritu
Santo, descienda sobre ustedes y los acompañe siempre.R. Amén.
◊ VIGILIA PASCUAL Y DÍA DE PASCUA
Que los bendiga Dios todopoderoso en la solemnidad pascual que
hoy celebramos y, compasivo, los defienda de toda asechanza del
pecado.R. Amén.
El que los ha renovado para la vida eterna, en la resurrección de su
Unigénito, los colme con el premio de la inmortalidad.R. Amén.
Y quienes, terminados los días de la pasión del Señor, han participa-
do en los gozos de la fiesta de Pascua, puedan llegar, por su gracia,
con espíritu exultante a aquellas fiestas que se celebran con alegría
eterna.R. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo †, y Espíritu
Santo, descienda sobre ustedes y los acompañe siempre.R. Amén.

193
30
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sobre la familia Amoris Laetitia.

Jaime Quispe Palomino, Pbro. N

editorial@paulinas.org.pe
enero de 1976, en la ciudad de Hua
Junín (Perú). A los 18 años de ed
Seminario Mayor “San Pio X” de
Huancayo para la formación al s
1996 al 2000 estudió filosofía en Ro
el bachillerato en el Ateneo Pont
Apostolorum” y licenciatura en la Universidad Pontificia

Tiempos especiales Tiempo Ordinario Mártires y apóstoles Adviento y Cuaresma


“Gregoriana”. El 16 de julio del 2005 recibió la ordenación
sacerdotal. Desde el mes de mayo del 2013 asumió la
responsabilidad de guiar las Parroquias solidarias de
Yauli, Morococha y La Oroya. Como escritor ha promovido
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