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Dig 05 PALABRA Y EUCARISTÍA Mayo 2024

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TEXTOS PAR A LA MISA DE CADA DÍA

Ciclo B N.º 161

MAYO
2024
TEXTOS UTILIZADOS
mayo
Valoremos la santidad:
San José obrero, pág. 29 CENTROS DE DIFUSIÓN
Santos Felipe y Santiago, pág. 40
PERÚ
Santo Domingo Savio, pág. 54
https://libreriapaulinasonline.com
Santa Rita de Casia, pág. 122
993317442
Curso Bíblico: Lección 14 LIMA: Jr. Callao 198 / Teléfonos: 427-8276 /
La Iglesia, casa de Dios. 1 Timoteo, 946763442 / librerialima@paulinas.org.pe
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Los textos de la liturgia de Palabra y Eu- libreriasisidro@paulinas.org.pe
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Título: Palabra y Eucaristía (Ciclo B)
IQUITOS: Jr. Arica 230 / Celular: 989594337
Autor: Equipo Paulinas libreriaiquitos@paulinas.org.pe
Editorial: Paulinas PIURA: Calle Cuzco 653 / Teléfonos: (073) 320743/
ISSN: 2220-0290 987507842 / libreriapiura@paulinas.org.pe
PUNO: Conde de Lemos 220
Año de publicación: Enero 2024
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4
marzo
Miércoles 1 de mayo
V SEMANA DE PASCUA
San José obrero (ML) - 1.ª semana del Salterio - Blanco

Monición general
Hoy, que conmemoramos el día del trabajador, la liturgia dedica esta
celebración a la memoria de san José. La primera lectura nos recuerda
que con nuestro trabajo participamos de la obra creadora de Dios.
San José, como leemos en el evangelio, seguramente comprendió
de ese modo su oficio, tanto así que los paisanos de Jesús lo conocían
como «el hijo del carpintero». El empeño con que ejercía su labor debió
ser ejemplar y, por eso, la gente lo recordaba de esa manera.
Señor Jesús, te pedimos que el ejemplo de tu padre san José
nos fortalezca en nuestras labores cotidianas.

Antífona de entrada Sal 127, 1-2


Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos. Comerás
del fruto de tu trabajo, serás dichoso, te irá bien. Aleluya.
Oración colecta
Dios creador del universo, que has establecido la ley del tra-
bajo para toda la humanidad, concédenos con bondad, por el
ejemplo y patrocinio de san José, que llevemos a cabo lo que nos
mandas y consigamos los premios que prometes. Por nuestro
Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro del Génesis 1, 26—2, 3
Dijo Dios: «Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejan-
za; que domine los peces del mar, las aves del cielo, los animales
domésticos, los reptiles de la tierra». Y creó Dios al hombre a su
imagen; a imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los creó. Y
los bendijo Dios y les dijo: «Crezcan, multiplíquense, llenen la
tierra y sométanla; dominen los peces del mar, las aves del cielo,
los vivientes que se mueven sobre la tierra». Y dijo Dios: «Miren,
les entrego todas las hierbas que engendran semilla sobre la faz

5
1 MIÉRCOLES
mayo
V semana de Pascua
1.a semana del Salterio

de la tierra y todos los árboles frutales que engendran semilla


les servirán de alimento; y a todas las fieras de la tierra, a todas
las aves del cielo, a todos los reptiles de la tierra, a todo ser que
respira, la hierba verde les servirá de alimento». Y así fue. Y vio
Dios todo lo que había hecho; y era muy bueno. Pasó una tarde,
pasó una mañana: el día sexto. Y quedaron concluidos el cielo,
la tierra y sus ejércitos. Y concluyó Dios para el día séptimo todo
el trabajo que había hecho; y descansó el día séptimo de todo
el trabajo que había hecho. Y bendijo Dios el día séptimo y lo
consagró, porque en él descansó de todo el trabajo que Dios
había hecho cuando creó.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
O bien:
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los Colosenses 3, 14-15.17.23-24
Hermanos: por encima de todo, el amor, que es el ceñidor de
la unidad consumada. Que la paz de Cristo actúe de árbitro en
sus corazones; a ella han sido convocados, en un solo cuerpo. Y
sean agradecidos. Y, todo lo que de palabra o de obras realicen,
sea todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre
por medio de Él. Lo que hagan, háganlo con toda el alma, como
para servir al Señor y no a los hombres: sabiendo que recibirán
del Señor en recompensa la herencia. Sirvan a Cristo Señor.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 89, 2-4.12-14.16
R. Haz prósperas, Señor, las obras de nuestras manos.
Antes de que naciesen los montes o fuera engendrado el orbe de
la tierra, desde siempre y por siempre tú eres Dios.R.
Tú reduces el hombre a polvo, diciendo: «Retornen, hijos de
Adán». Mil años en tu presencia son un ayer, que pasó; una vela
nocturna.R.

6
San José obrero
Memoria libre
MIÉRCOLES
mayo 1
Enséñanos a calcular nuestros años, para que adquiramos un
corazón sensato. Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo? Ten compasión
de tus siervos.R.
Por la mañana sácianos de tu misericordia, y toda nuestra vida
será alegría y júbilo. Que tus siervos vean tu acción, y sus hijos
tu gloria.R.

Aclamación antes del Evangelio Sal 67, 20


Aleluya. Bendito el Señor cada día. Dios lleva nuestras cargas, es
nuestra salvación. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 13, 54-58

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, fue Jesús a su ciudad y se puso a enseñar en
la sinagoga. La gente decía admirada: «¿De dónde saca este esa
sabiduría y esos milagros? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es
su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas?
¿No viven aquí todas sus hermanas? Entonces, ¿de dónde saca
todo eso?». Y aquello les resultaba escandaloso. Jesús les dijo:
«Solo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta». Y no hizo
allí muchos milagros, porque les faltaba fe.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Oh, Dios, fuente de toda misericordia, mira las ofrendas que
presentamos a tu majestad en la conmemoración de san José, y
concede, con bondad, que los dones ofrecidos se transformen
en ayuda para los que te invocan. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Col 3, 17
Todo lo que de palabra o de obra realicen sea en nombre del
Señor, dando gracias a Dios. Aleluya.

7
1 MIÉRCOLES
mayo
V semana de Pascua
1.a semana del Salterio

Oración después de la comunión


Saciados con los alimentos celestiales te pedimos humil-
demente, Señor, que, a ejemplo de san José, gustemos conti-
nuamente el fruto de una paz perpetua, dando testimonio de
la caridad que infundes en nuestros corazones. Por Jesucristo,
nuestro Señor.

O bien
V SEMANA DE PASCUA
1.ª semana del Salterio - Blanco

Monición general
La Iglesia crecía, muchos gentiles abrazaban la fe en Cristo. Pero,
en cierto momento, surge una controversia: ¿acaso no es necesario
convertirse primero al judaísmo para hacerse seguidor de Cristo?
Las opiniones estaban divididas, mas, mediante la deliberación, la
comunidad llegará a un consenso.
En el evangelio de hoy, Jesús emplea una imagen muy sugerente:
Él es la vid y nosotros los sarmientos. ¿Pueden estos producir fruto
alguno si se desligan de la vid? Alimentados por la savia del Señor
nuestra vida puede ser verdaderamente fecunda.
Señor, aliméntanos con la savia de tu Evangelio para que
permanezcamos unidos a ti o sepamos volver cuando nos alejamos.

Antífona de entrada Sal 70, 8.23


Llena estaba mi boca de tu alabanza para poder cantar. Te
aclamarán mis labios, Señor. Aleluya.
Oración colecta
Oh, Dios, que amas la inocencia y la devuelves a quien la ha
perdido, atrae hacia ti los corazones de tus siervos, para que nun-
ca se aparten de la luz de tu verdad los que han sido liberados de
las tinieblas del error. Por nuestro Señor Jesucristo.

8
San José obrero
Memoria libre
MIÉRCOLES
mayo 1
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 15, 1-6
En aquellos días, unos que bajaron de Judea se pusieron a
enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme
al uso de Moisés, no podían salvarse. Esto provocó un altercado
y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió que
Pablo, Bernabé y algunos más de entre ellos subieran a Jerusalén
a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre esta controversia.
Ellos, pues, enviados por la Iglesia provistos de lo necesario,
atravesaron Fenicia y Samaría, contando cómo se convertían los
gentiles, con lo que causaron gran alegría a todos los hermanos.
Al llegar a Jerusalén, fueron acogidos por la Iglesia, los apóstoles
y los presbíteros; ellos contaron lo que Dios había hecho con
ellos. Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían abra-
zado la fe, se levantaron, diciendo: «Es necesario circuncidarlos
y ordenarles que guarden la ley de Moisés». Los apóstoles y los
presbíteros se reunieron a examinar el asunto.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 121, 1-2.4-5
R. Vamos alegres a la casa del Señor.
¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»! Ya
están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén.R.
Jerusalén está fundada como ciudad bien compacta. Allá suben
las tribus, las tribus del Señor.R.
Según la costumbre de Israel, a celebrar el nombre del Señor; en
ella están los tribunales de justicia, en el palacio de David.R.

Aclamación antes del Evangelio Jn 15, 4.5


Aleluya. Permanezcan en mí, y yo en ustedes —dice el Señor—;
el que permanece en mí da fruto abundante. Aleluya.

9
1 MIÉRCOLES
mayo
V semana de Pascua
1.a semana del Salterio

Lectura del santo Evangelio según san Juan 15, 1-8

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Yo soy la ver-
dadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no
da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para
que dé más fruto. Ustedes ya están limpios por la palabra que
les he hablado; permanezcan en mí, y yo en ustedes. Como el
sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid,
así tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid,
ustedes los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da
fruto abundante; porque sin mí no pueden hacer nada. Al que
no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca;
luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecen en
mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que desean,
y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que den fruto
abundante; así serán discípulos míos».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Concédenos, Señor, alegrarnos siempre por estos misterios
pascuales y que la actualización continua de tu obra redentora
sea para nosotros fuente de gozo incesante. Por Jesucristo, nues-
tro Señor.
Antífona de comunión
Ha resucitado el Señor e ilumina a los que hemos sido redi-
midos con su sangre. Aleluya.
Oración después de la comunión
Escucha, Señor, nuestras oraciones para que el santo intercam-
bio de nuestra redención nos sostenga durante la vida presente y
nos dé las alegrías eternas. Por Jesucristo, nuestro Señor.

10
JUEVES
Valoremos la santidad
enero
abril

San José obrero


José, esposo de la Virgen María y padre
putativo de Jesús, es un «admirable
ejemplo de trabajo en el ejercicio fiel
de un arte». Hoy se lo propone a los
cristianos como modelo de fidelidad a
las responsabilidades que Dios confía a
cada persona. En 1870, el Papa Pío IX lo
proclamó patrono de la Iglesia universal
y Pío XII en 1955 quiso que, en relación
con la fiesta civil del trabajo, el primero de
mayo se celebrara también la fiesta de san José obrero.
El Papa León XIII ya había expresado esa misma indicación a los
«proletarios y obreros» en su célebre encí­clica Rerum novarum. Los
documentos recientes de los Papas, la enseñanza del Concilio Vati-
cano II y las diversas encíclicas sociales hasta la Sollicitudo rei socialis
de Juan Pablo II son otras tantas ilustraciones del espíritu cristiano
del trabajo, que la Iglesia ve realizado en el modelo de san José.
Cristo mismo quiso ser un trabajador, pues pasó gran parte de su
vida en el taller de José, el santo de las manos callosas, el carpintero
de Nazaret, el esposo de María Virgen.
En los relatos, es presentado como un esposo fiel y discreto,
atento a las exigencias de su familia y a la educación de su hijo. La
rectitud, honestidad, laboriosidad y obediencia hacen de José un
hombre justo, ejemplo y modelo para las familias humanas.
La teología se ha ocupado reiteradamente de él, desde Jerónimo
a Buenaventura, y una larga fila de santos y Papas. Son cientos los
institutos religiosos que se inspiran en san José o que se amparan
en su especial patrocinio. Se piensa que san José no vivió mucho
tiempo. Su tránsito, confortado por Jesús y por María, ha hecho que
se le invoque en el momento de la agonía.
Tomado de M. Castelli, Los santos del año, vol. 2. Paulinas.

11
mayo Jueves 2 de mayo
V SEMANA DE PASCUA
San Atanasio (ML) - 1.ª semana del Salterio - Blanco

Monición general
Finalmente, la discusión en torno a la circuncisión de los gentiles,
que suponía quedar obligado a cumplir la ley judía, se resuelve de
manera satisfactoria y en consenso. La asamblea decide establecer
unas simples reglas de conducta para los cristianos de origen pagano,
un paso decisivo para que el Evangelio esté abierto a todos los pueblos.
En el evangelio de hoy, Jesús, por su parte, nos recuerda un
principio básico de la vida cristiana: permanecer en su amor. Este es el
fundamento sólido y la fuente de unidad entre cristianos, lo que nos
hace partícipes del amor del Padre.
Padre bueno, danos tu fuerza para superar nuestros egoísmos y para
que tu amor sea el sostén de la unidad en nuestras comunidades.

Antífona de entrada Ex 15, 1-2


Cantemos al Señor; gloriosa es su victoria. Mi fuerza y mi
alabanza es el Señor, Él fue mi salvación. Aleluya.
Oración colecta
Oh, Dios, que, por tu gracia, nos has hecho pasar de pecadores
a justos y de infieles a dichosos, hazte presente con tus obras y
dones, para que no nos falte la fuerza de la perseverancia a quie-
nes hemos sido justificados por la fe. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 15, 7-21
En aquellos días, después de una larga discusión, se levantó
Pedro y dijo a los apóstoles y a los presbíteros: «Hermanos,
ustedes saben que, desde los primeros días, Dios me escogió
entre ustedes para que los gentiles oyeran de mi boca la palabra
del Evangelio, y creyeran. Y Dios, que penetra los corazones,
ha dado testimonio a favor de ellos dándoles el Espíritu Santo
igual que a nosotros. No hizo distinción entre ellos y nosotros,

12
San Atanasio
Memoria libre
JUEVES
mayo 2
pues ha purificado sus corazones con la fe. ¿Por qué, pues ahora
intentan tentar a Dios, queriendo poner sobre el cuello de esos
discípulos un yugo que ni nosotros ni nuestros padres hemos
podido soportar? No, creemos que lo mismo ellos que nosotros
nos salvamos por la gracia del Señor Jesús».
Toda la asamblea hizo silencio para escuchar a Bernabé y
Pablo, que les contaron los signos y prodigios que Dios había
hecho por medio de ellos entre los gentiles. Cuando terminaron
de hablar, Santiago tomó la palabra y dijo: «Escúchenme, herma-
nos: Simón ha contado cómo Dios por primera vez se ha dignado
escoger para su nombre un pueblo de entre los gentiles. Con
esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito:
“Después de esto volveré y levantaré de nuevo la choza caída de
David; levantaré sus ruinas y la pondré en pie, para que los demás
hombres busquen al Señor, y todos los gentiles sobre los que
ha sido invocado mi nombre: lo dice el Señor, el que hace esto
sea conocido desde antiguo”. Por eso, a mi parecer, no hay que
molestar a los gentiles que se convierten a Dios; basta escribirles
que se abstengan de la contaminación de los ídolos, de las unio-
nes ilegítimas, de animales estrangulados y de la sangre. Porque
desde tiempos antiguos Moisés tiene en cada ciudad quienes lo
predican, ya que es leído cada sábado en las sinagogas».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 95, 1-3.10
R . Cuenten las maravillas del Señor a todas las naciones.
Canten al Señor un cántico nuevo, canten al Señor, toda la tierra;
canten al Señor, bendigan su nombre.R.
Proclamen día tras día su victoria. Cuenten a los pueblos su
gloria, sus maravillas a todas las naciones.R.
Digan a los pueblos: «El Señor es rey, Él afianzó el orbe, y no se
moverá; Él gobierna a los pueblos rectamente».R.

13
2 JUEVES
mayo
V semana de Pascua
1.a semana del Salterio

Aclamación antes del Evangelio Jn 10, 27


Aleluya. Mis ovejas escuchan mi voz —dice el Señor—, y yo las
conozco, y ellas me siguen. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 15, 9-11

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como el Padre
me ha amado, así los he amado yo; permanezcan en mi amor.
Si guardan mis mandamientos, permanecerán en mi amor; lo
mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y
permanezco en su amor. Les he hablado de esto para que mi
alegría esté en ustedes, y su alegría llegue a plenitud».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Oh, Dios, que nos haces partícipes de tu única y suprema di-
vinidad por el admirable intercambio de este sacrificio, concéde-
nos alcanzar en una vida santa la realidad que hemos conocido
en ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión 2 Co 5, 15
Cristo murió por todos, para que los que viven, ya no vivan
para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos. Aleluya.
Oración después de la comunión
Asiste, Señor, a tu pueblo y haz que pasemos del antiguo
pecado a la vida nueva los que hemos sido alimentados con los
sacramentos del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

14
Viernes 3 de mayomayo
EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ (F)
Propio del Salterio - Rojo

Monición general
La festividad que celebramos hoy nos invita a reflexionar sobre el
significado de la cruz de Jesús. En la primera lectura, vemos cómo Dios
acude en auxilio de un pueblo afligido y le ofrece un símbolo salvífico.
Pero, la máxima expresión de ese amor salvífico de Dios se hizo
realidad en la cruz de Jesús, como nos muestra el evangelio. Al con-
templarla, afianzamos nuestra fe en que Dios nos amó primero y que,
bebiendo de ese amor, nosotros también estamos capacitados para
amar, para procurar siempre el bien del prójimo.
Señor, que tu amor revelado en tu cruz sea nuestra fuente
de fortaleza para ser testigos suyos en el mundo.

Antífona de entrada Ga 6, 14
Nosotros hemos de gloriarnos en la cruz de nuestro Señor
Jesucristo: en Él está nuestra salvación, vida y resurrección, por
Él somos salvados y liberados.
Se dice el gloria.

Oración colecta
Oh, Dios, que para salvar al género humano has querido que
tu Unigénito soportara la cruz, concede, a quienes hemos cono-
cido en la tierra este misterio, alcanzar en el cielo los premios de
su redención. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de los Números 21, 4b-9
En aquellos días, el pueblo estaba extenuado del camino, y
habló contra Dios y contra Moisés: «¿Por qué nos has sacado de
Egipto para morir en el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y
nos da náuseas ese pan sin cuerpo». El Señor envió contra el pue-
blo serpientes venenosas, que lo mordían, y murieron muchos
israelitas. Entonces el pueblo acudió a Moisés, diciendo: «Hemos

15
3 VIERNES
mayo
Exaltación de la Santa Cruz
Propio del Salterio

pecado hablando contra el Señor y contra ti; reza al Señor para


que aparte de nosotros las serpientes». Moisés rezó al Señor por
su pueblo, y el Señor le respondió: «Haz una serpiente venenosa
y colócala en un estandarte: los mordidos de serpientes queda-
rán sanos al mirarla». Moisés hizo una serpiente de bronce y la
colocó en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a uno, él
miraba a la serpiente de bronce y quedaba curado.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
O bien:
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 2, 6-11
Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su
categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la
condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando
como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso
a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre
todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo
que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la
tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor,
para gloria de Dios Padre.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 77, 1-2.34-38
R. No olviden las acciones del Señor.
Escucha, pueblo mío, mi enseñanza, inclina el oído a las pala-
bras de mi boca: que voy a abrir mi boca a las sentencias, para
que broten los enigmas del pasado.R.
Cuando los hacía morir, lo buscaban, y madrugaban para vol-
verse hacia Dios; se acordaban de que Dios era su roca, el Dios
Altísimo su redentor.R.
Lo adulaban con sus bocas, pero sus lenguas mentían: su corazón
no era sincero con Él, ni eran fieles a su alianza.R.

16
Exaltación de la Santa Cruz
Fiesta
VIERNES
mayo 3
Él, en cambio, sentía lástima, perdonaba la culpa y no los destruía:
una y otra vez reprimió su cólera, y no despertaba todo su furor.R.

Aclamación antes del Evangelio


Aleluya. Te adoramos, oh, Cristo, y te bendecimos, porque con
tu cruz has redimido al mundo. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 3, 13-17

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, dijo Jesús, a Nicodemo: «Nadie ha subido al
cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del Hombre. Lo mismo
que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser
elevado el Hijo del Hombre, para que todo el que cree en Él
tenga vida eterna». Tanto amó Dios al mundo que entregó a su
Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en Él,
sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al
mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se
salve por Él.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Señor, que nos limpie de toda culpa esta oblación, la misma
que en el ara de la cruz quitó el pecado del mundo entero. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio de la Victoria de la Cruz Gloriosa
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro. Porque has
puesto la salvación del género humano en el árbol de la cruz,
para que donde tuvo origen la muerte, de allí resurgiera la vida,
y el que venció en un árbol fuera en un árbol vencido, por Cristo,
Señor nuestro. Por Él, los ángeles alaban tu gloria, te adoran las

17
3 VIERNES
mayo
Exaltación de la Santa Cruz
Propio del Salterio

dominaciones y tiemblan las potestades, los cielos, sus virtudes


y los santos serafines te celebran unidos en común alegría. Permí-
tenos asociarnos a sus voces cantando humildemente tu alabanza:
Santo, Santo, Santo…
Antífona de comunión Jn 12, 32
Cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia
mí, dice el Señor.
Oración después de la comunión
Alimentados en tu sagrado banquete, te pedimos, Señor
Jesucristo, que lleves a la gloria de la resurrección a los que has
redimido mediante el leño de la cruz vivificadora. Tú, que vives
y reinas por los siglos de siglos.

En otros lugares
SANTOS FELIPE Y SANTIAGO, apóstoles (F)
V semana de Pascua - Propio del Salterio - Rojo

Ver los textos del día 4 de mayo

C uando dirigimos la mirada a la Cruz donde


Jesús estuvo clavado, contemplamos el signo
del amor, del amor infinito de Dios por cada uno
de nosotros y la raíz de nuestra salvación. De esa
Cruz brota la misericordia del Padre, que abraza al
mundo entero.
Papa Francisco

18
Sábado 4 de mayomayo
SANTOS FELIPE Y SANTIAGO, apóstoles (F) EN PERÚ
Propio del Salterio - Rojo

Monición general
En la fiesta de los apóstoles Felipe y Santiago, san Pablo nos
recuerda, en la primera lectura, los fundamentos de nuestra fe, los
principios del Evangelio que la sostienen. El punto de partida que dio
luz sobre la vida de Jesús e impulsó a sus discípulos a salir a anunciarlo
por todo el mundo fue su resurrección.
El pasaje del evangelio, reafirma que solo Jesús es nuestro camino al
Padre, porque Él es su rostro en el mundo. Fue así, como los discípulos
lo descubrieron, al fin, luego de la resurrección, como la fuente de vida
plena, el fundamento de la libertad verdadera.
Señor, nos distraemos buscando tantos caminos de vida cuando eres
tú a quien tanto anhelamos. Por eso, guía nuestros pasos hacia ti.

Antífona de entrada
Estos son los varones santos a quienes eligió el Señor amoro-
samente y les dio la gloria eterna. Aleluya.
Se dice el gloria.

Oración colecta
Oh, Dios, que nos alegras todos los años con la fiesta de los
apóstoles Felipe y Santiago, concédenos, por su intercesión,
participar en la pasión y resurrección de tu Unigénito, para que
merezcamos llegar a contemplarte eternamente. Por nuestro
Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo
a los Corintios 15, 1-8
Les recuerdo, hermanos, el Evangelio que les proclamé y que
ustedes aceptaron, y en el que están fundados, y que les está
salvando si es que conservan el Evangelio que les proclamé; de

19
4 SÁBADO
mayo
Santos Felipe y Santiago
Propio del Salterio

lo contrario, se ha malogrado su adhesión a la fe. Porque lo pri-


mero que yo les transmití, tal como lo había recibido, fue esto:
que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que
fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras;
que se le apareció a Cefas y más tarde a los Doce; después se
apareció a más de quinientos hermanos juntos, la mayoría de los
cuales viven todavía, otros han muerto; después se les apareció a
Santiago, después a todos los apóstoles; por último, como a un
aborto, se me apareció también a mí.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 18, 2-5
R. A toda la tierra alcanza su pregón.
El cielo proclama la gloria de Dios, el firmamento pregona la
obra de sus manos: el día al día le pasa el mensaje, la noche a la
noche se lo susurra.R.
Sin que hablen, sin que pronuncien, sin que resuene su voz, a
toda la tierra alcanza su pregón, y hasta los límites del orbe su
lenguaje.R.

Aclamación antes del Evangelio Jn 14, 6b.9c


Aleluya. Yo soy el camino, y la verdad, y la vida —dice el Señor—;
Felipe, quien me ha visto a mí ha visto al Padre. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 14, 6-14

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, dijo Jesús a Tomás: «Yo soy el camino, y la
verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si me conocen
a mí, conocen también a mi Padre. Ahora ya lo conocen y lo
han visto». Felipe le dice: «Señor, muéstranos al Padre y nos
basta». Jesús le replica: «Hace tanto que estoy con ustedes, ¿y no
me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre.

20
Santos Felipe y Santiago
Fiesta
SÁBADO
mayo 4
¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo estoy
en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo les digo no lo hablo por
cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, Él mismo hace
sus obras. Créanme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si
no, crean a las obras. Les aseguro: el que cree en mí, también él
hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy
al Padre; y lo que pidan en mi nombre, yo lo haré, para que el
Padre sea glorificado en el Hijo. Si me piden algo en mi nombre,
yo lo haré».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Recibe, Señor, las ofrendas que te presentamos en la fiesta de
tus santos apóstoles Felipe y Santiago, y concédenos practicar
una religión pura y sincera. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Jn 14, 8-9
Señor, muéstranos al Padre y nos basta. Felipe, quien me ha
visto a mí, ha visto al Padre. Aleluya.
Oración después de la comunión
Señor, dígnate purificar nuestros corazones por estos dones
santos que hemos recibido, y haz que, contemplándote en tu
Hijo, con los apóstoles Felipe y Santiago, merezcamos poseer la
vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

21
JUEVES
Valoremos enero
la santidad
abril

Santos Felipe y Santiago


Hoy la Iglesia conmemora a los
apóstoles Felipe y Santiago, dos gali-
leos que siguieron al Mesías.
Felipe era originario de Betsaida, a
orillas del lago Tiberíades. Estuvo en-
tre los primeros que siguieron al Señor,
cuando Él pasó por su ciudad. El Evan-
gelio de Juan muestra un particular in-
terés por este apóstol, ya que fue testi-
go de los milagros del Maestro, como
aquel de la multiplicación de los panes
en el que Felipe exclama: «Doscientos
denarios de pan no bastan para que a
cada uno le toque un pedazo». Después de la última cena, mientras
Jesús habla del Padre, él le pide: «Maestro, muéstranos al Padre y
esto nos bastará». La petición da ocasión al evangelista para mos-
trarnos la relación entre Jesús y el Padre: «Hace tanto que estoy con
ustedes, ¿y aún no me conoces, Felipe? El que me ha visto, ha visto
al Padre». Felipe mismo, después de la resurrección va a Samaria a
predicar a Cristo y es protagonista del episodio de la conversión del
eunuco, ministro de la reina de Etiopía. Muere mártir y sus reliquias
reposan en la basílica de los Doce Apóstoles, en Roma.
Santiago el Menor es llamado así por ser de menor estatura que
el otro apóstol que lleva el mismo nombre y que es hermano de san
Juan. Primo de Jesús e hijo de Alfeo, es el primero de los apóstoles
en ser asesinado: es arrojado por los fariseos de lo alto del templo
y rematado a golpes de bastón en el año 62, durante un levanta-
miento popular instigado por el sumo sacerdote Anán, quien será
destituido posteriormente debido a ese delito.
Tomado de M. Castelli, Los santos del año, vol. 2. Paulinas.

22
Sábado 4 de mayomayo
V SEMANA DE PASCUA - EN OTROS LUGARES
1.ª semana del Salterio - Blanco

Monición general
Luego de la asamblea de Jerusalén, Pablo emprende su segundo
viaje misionero para comunicar a las comunidades la decisión de los
apóstoles sobre la circuncisión. Pero no todo depende de sus planes.
Atento a la voz del Espíritu Santo, descubrirá que el Señor le abre un
nuevo campo de misión.
Y en el evangelio de hoy, Jesús nos recuerda que los valores evangé-
licos, con frecuencia, son opuestos a los que predominan en el mundo.
¿Qué consecuencias acarrea hacerlos vida? El mayor ejemplo es Jesús
mismo: la cruz forma parte de la senda del discipulado, pero también
la esperanza de que es ese el camino hacia la vida.
Señor, infúndenos la fuerza de tu Espíritu para que los obstáculos
de la vida, las cruces del camino no nos desanimen en dar testimonio
fecundo de tu Evangelio.

Antífona de entrada Col 2, 12


Por el Bautismo fueron sepultados con Cristo, y han resucita-
do con Él por la fe en la fuerza de Dios, que lo resucitó de entre
los muertos. Aleluya.
Oración colecta
Dios todopoderoso y eterno, que, por la regeneración bautis-
mal, te has dignado comunicarnos la vida del cielo, ayúdanos
a llegar, conducidos por ti, a la plenitud de la gloria a quienes
has santificado y hecho capaces de la inmortalidad. Por nuestro
Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 16, 1-10
En aquellos días, Pablo llegó a Derbe y luego a Listra. Había
allí un discípulo que se llamaba Timoteo, hijo de una judía cre-
yente, pero de padre griego. Los hermanos de Listra y de Iconio

23
4 SÁBADO
mayo
V semana de Pascua
1.a semana del Salterio

daban buenos informes de él. Pablo quiso que fuera con él y,


puesto que todos sabían que su padre era griego, por conside-
ración a los judíos de la región, lo tomó y lo hizo circuncidar.
Al pasar por las ciudades, comunicaban las decisiones de los
apóstoles y presbíteros de Jerusalén, para que las observasen.
Las iglesias se robustecían en la fe y crecían en número de día
en día. Atravesaron Frigia y la región de Galacia, al haberles
impedido el Espíritu Santo anunciar la palabra en Asia. Al lle-
gar cerca de Misia, intentaron entrar en Bitinia, pero el Espíritu
de Jesús no se lo consintió. Entonces dejaron Misia a un lado
y bajaron a Tróade. Aquella noche Pablo tuvo una visión: se
le apareció un macedonio, de pie, que le rogaba: «Pasa a Ma-
cedonia y ayúdanos». Apenas tuvo la visión, inmediatamente
tratamos de salir para Macedonia, seguros de que Dios nos
llamaba a predicarles el Evangelio.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 99, 1-3.5
R. Aclama al Señor, tierra entera.
Aclama al Señor, tierra entera, sirvan al Señor con alegría, entren
en su presencia con vítores.R.
Sepan que el Señor es Dios: que Él nos hizo y somos suyos, su
pueblo y ovejas de su rebaño.R.
El Señor es bueno, su misericordia es eterna, su fidelidad por
todas las edades.R.

Aclamación antes del Evangelio Col 3, 1


Aleluya. Ya que han resucitado con Cristo, busquen los bienes
de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios.
Aleluya.

24
SÁBADO
mayo 4
Lectura del santo Evangelio según san Juan 15, 18-21

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si el mundo los
odia, sepan que me ha odiado a mí antes que a ustedes. Si fueran
del mundo, el mundo los amaría como cosa suya, pero como no
son del mundo, sino que yo los elegí y los saqué de él, por eso
el mundo los odia. Acuérdense lo que les dije: “No es el siervo
más que su amo. Si a mí me han perseguido, también a ustedes
los perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán
la de ustedes”. Y todo eso lo harán con ustedes a causa de mi
nombre, porque no conocen al que me envió».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Acoge, Señor, con bondad las ofrendas de tu familia, para que,
bajo tu protección, no pierda los dones ya recibidos y alcance los
eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Jn 17, 20-21
Padre, por ellos ruego, para que todos sean uno en nosotros,
para que el mundo crea que tú me has enviado, dice el Señor.
Aleluya.
Oración después de la comunión
Guarda, Señor, con tu amor constante a los que has salvado,
para que los redimidos por la pasión de tu Hijo se alegren con
su resurrección. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

25
Domingo
mayo 05 de mayo
VI DOMINGO DE PASCUA
2.a semana del Salterio - Blanco

«Nadie tiene amor más grande que el que da la vida


por sus amigos»
Hch 10, 25-26.34-35.44-48; Sal 97, 1-4; 1 Jn 4, 7-10; Jn 15, 9-17

Pedro, guiado por el Espíritu Santo, llega a la casa de Cornelio,


un centurión romano, pero simpatizante del judaísmo. No obstante,
como no se había circuncidado, no terminaba de integrarse a Israel,
seguía siendo un pagano. Por eso, los judíos piadosos no podían
entrar en su casa. Sin embargo, Pedro, un tradicionalista, orgulloso
de su propia elección (cf. Dt 7, 6; 26, 19), debe sobreponerse a sus
propios prejuicios para hacer caso a la voz del Espíritu. Ese es el
primer milagro que observamos en este pasaje. El segundo ocurre
después. Ante los ojos del apóstol, el Espíritu desciende sobre el
grupo de paganos reunidos en la casa del centurión. La iniciativa
de derribar los muros, de anular la división entre puros e impuros y
reunir a los pueblos, por tanto, viene de Dios mismo. Pedro no hace
más que obedecer a su Palabra, al mandato de llevar el Evangelio
a toda la creación. Entonces, jamás discriminación alguna puede
justificarse apelando a Dios.
Años después, como leemos en la segunda lectura, san Juan lo supo
expresar con claridad: el fundamento de la vida cristiana no son la
doctrina ni el culto, sino el amor, el amor recibido y dado. Este no
deriva de una orden externa dictada por Dios, sino que es la manifes-
tación necesaria de una nueva realidad presente en lo más íntimo del
hombre: la semilla divina que Dios ha depositado en él. Quien ama no
construye muros, edifica puentes, derriba prejuicios, acoge al diferente.
En el evangelio de hoy, Jesús prosigue con la explicación de la
metáfora de la vid y los sarmientos. ¿Qué significa el discipulado
sino permanecer unidos a Él? ¿Puede acaso el sarmiento dar fruto
alguno separado de la vid? ¿De dónde recibiría su savia? Por eso,

26
DOMINGO
mayo 5
Jesús explica lo que sucede con aquellos que perseveran en una
adhesión firme y decidida hacia Él.
Jesús permanece en el amor del Padre porque siempre está unido a
Él, le es fiel y hace siempre «lo que le agrada» (Jn 8, 29). Los discípulos
pueden llegar a ser en el mundo un reflejo de esta unión solo si per-
manecen en su amor y guardan sus mandamientos: Si alguien me ama,
cumplirá mi palabra, mi Padre lo amará, vendremos a él y habitaremos en
él (Jn 14, 23). Esta es una clara alusión a la Eucaristía, el sacramento
donde se realiza esta unión íntima con el Señor. Sin embargo, Jesús
no presenta su amor como un modelo a imitar, sino como una vida
que continúa en los discípulos. Por tanto, por medio de los discípu-
los, es Cristo mismo quien anuncia la Buena Noticia al pobre, ama,
sana, consuela, enjuga las lágrimas de la viuda y el huérfano. Y el fruto
de esta unión con Cristo y con el Padre no son caras adustas, sino la
plenitud de la alegría, incluso en medio del sufrimiento (v. 11).
En la segunda parte de la lectura, Jesús especifica la forma
concreta de manifestar nuestra permanencia en Él: observar sus
mandamientos. Habla en plural, aunque, en realidad, es uno solo:
el amor a la persona humana. Todos los demás mandamientos son
solo aclaraciones de este, que Jesús practicó de manera perfecta. Por
eso, nos dice que amemos como Él nos ha amado. El bien del ser
humano debe ser el punto de referencia de todas las opciones mo-
rales, disposiciones, leyes, porque es la única manera que tenemos
para mostrar nuestro amor a Dios: Quien no ama al hermano a quien
ve, no puede amar a Dios a quien no ve (1 Jn 4, 20), y quien ama al
hermano ha cumplido toda la ley, porque toda la ley se cumple con un
precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo (Ga 5, 14).

Escanea el QR o digita el enlace para ver el video o PDF del comen-


tario completo del evangelio de hoy: https://libreriapaulinasonline.
com/lecturas_dominicales_b27.jsp

27
5 DOMINGO
mayo
VI domingo de Pascua
2.a semana del Salterio

Monición general
Probablemente nos preguntamos a menudo cómo podemos man-
tenernos unidos a Cristo. Quizás pensemos primero en rezos, celebra-
ciones litúrgicas, aceptación de doctrinas. ¿Pero son estas acciones la
finalidad de la vida cristiana o la fuente que nos alimenta para lo prin-
cipal: el amor al prójimo? Jesús nos despeja estas dudas en el evange-
lio, lo mismo que san Juan en la segunda lectura. Resulta que a Dios
se lo conoce no tanto por abstracciones intelectuales, sino desde la
vida misma, en el trato con los demás. El apóstol Pedro aprendió, poco
a poco, a hacer ese camino, el cual lo llevó a superar prejuicios que,
incluso, los creía queridos por Dios.
Padre de bondad, permite que, al sabernos amados por ti,
seamos capaces de amar a nuestro prójimo con gestos concretos,
no solo de palabra.
Antífona de entrada Is 48, 20
Anúncienlo con gritos de júbilo, publíquenlo y proclámenlo
hasta el confín de la tierra. Digan: «El Señor ha rescatado a su
pueblo». Aleluya.
Se dice el gloria.
Oración colecta
Dios todopoderoso, concédenos continuar celebrando con
fervor sincero estos días de alegría en honor del Señor resucitado,
para que manifestemos siempre en las obras lo que repasamos
en el recuerdo. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Una gran pregunta empezó a agitarse en la mente de los primeros
cristianos, todos de origen judío: ¿la Buena Noticia de Jesús estaba
destinada también a los paganos o solo era para Israel? Dios mismo le
muestra a Pedro cuáles son sus designios. ¡Escuchemos!
Lectura del libro de los Hechos
de los Apóstoles 10, 25-26.34-35.44-48
Cuando iba a entrar Pedro en casa del centurión Cornelio, sa-
lió este a su encuentro y se echó a sus pies a modo de homenaje,
28
DOMINGO
mayo 5
pero Pedro lo alzó, diciendo: «Levántate, que soy un hombre
como tú». Pedro tomó la palabra y dijo: «Está claro que Dios no
hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia sea
de la nación que sea». Todavía estaba hablando Pedro, cuando
descendió el Espíritu Santo sobre todos los que escuchaban sus
palabras. Al oírlos hablar en lenguas extrañas y proclamar la
grandeza de Dios, los creyentes circuncisos, que habían venido
con Pedro, se sorprendieron de que el don del Espíritu Santo se
derramara también sobre los paganos. Pedro añadió: «¿Se puede
negar el agua del Bautismo a los que han recibido el Espíritu
Santo igual que nosotros?». Y mandó bautizarlos en el nombre
de Jesucristo. Le rogaron que se quedara unos días con ellos.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 97, 1-4
R. El Señor revela a las naciones su salvación.
Canten al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas;
su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo.R.
El Señor da a conocer su victoria, revela a las naciones su justicia;
se acordó de su misericordia y su fidelidad a favor de la casa de
Israel.R.
Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro
Dios. Aclama al Señor, tierra entera; griten, vitoreen, toquen.R.

Segunda lectura
El conocimiento de Dios normalmente lo asociamos con saber un
conjunto de doctrinas o dogmas, pero san Juan nos dice que es algo
diferente, una realidad que se demuestra en el trato con el prójimo.
¡Escuchemos!
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 4, 7-10
Queridos hermanos: Amémonos unos a otros, porque el
amor procede de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y

29
5 DOMINGO
mayo
VI domingo de Pascua
2.a semana del Salterio

conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque


Dios es amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene:
en que Dios envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos
por medio de Él. En esto consiste el amor: no en que nosotros
hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó y nos envió a su
Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio Jn 14, 23
Aleluya. El que me ama guardará mi palabra —dice el Señor—,
y mi Padre lo amará, y vendremos a él. Aleluya.
Santo Evangelio
Hoy Jesús prosigue con la explicación de la metáfora de la vid y los
sarmientos que oímos el domingo pasado. Solo unidos a Él podemos
fructificar, pero ¿cuáles son esos frutos específicamente? Esto es lo
que nos explica ahora. ¡Escuchemos!

30
DOMINGO
mayo 5
Lectura del santo Evangelio según san Juan 15, 9-17

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como el Padre
me ha amado, así los he amado yo; permanezcan en mi amor.
Si guardan mis mandamientos, permanecerán en mi amor; lo
mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y
permanezco en su amor. Les he hablado de esto para que mi
alegría esté en ustedes, y su alegría llegue a plenitud. Este es mi
mandamiento: que se amen unos a otros como yo los he ama-
do. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus
amigos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando.
Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su
señor: a ustedes los llamo amigos, porque les he dado a conocer,
todo lo que he oído a mi Padre. No son ustedes los que me han
elegido, soy yo quien los he elegido y los he destinado para que
vayan y den fruto, y su fruto dure. De modo que lo que pidan
al Padre en mi nombre Él les concederá. Esto les mando: que se
amen unos a otros».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice el credo.

Oración universal
Hermanos, alegres por la resurrección de Jesús, oremos junto
a toda la Iglesia diciendo:
R. Te rogamos, óyenos.
1. Para que la Iglesia contribuya a la justicia y liberación evangé-
lica de los hombres y mujeres de nuestra sociedad. Oremos al
Señor.R.
2. Para que, con actitud de misericordia, el Papa y nuestros
obispos testifiquen que Cristo venció al pecado y nos mereció
la vida verdadera. Oremos al Señor.R.

31
5 DOMINGO
mayo
VI domingo de Pascua
2.a semana del Salterio

3. Para que el Espíritu Santo se derrame abundantemente con


sus dones en los que han sido incorporados a la Iglesia y los
haga testigos del Evangelio. Oremos al Señor.R.
4. Para que los que sufren pobreza, soledad y marginación expe-
rimenten en la solidaridad de sus hermanos el amor gratuito
y abundante de Dios. Oremos al Señor.R.
5. Para que los misioneros, médicos, maestros y todos los que
sirven a los más necesitados experimenten que Cristo es su
fortaleza y sabiduría. Oremos al Señor.R.
Escucha, Señor, nuestras oraciones, enséñanos a amar y a
permanecer unidos a ti, para que un día podamos disfrutar de la
gloria que Cristo nos mereció. Él, que vive y reina por los siglos
de los siglos. R. Amén.

Oración sobre las ofrendas


Suban hasta ti, Señor, nuestras súplicas con la ofrenda del sa-
crificio, para que, purificados por tu bondad, nos preparemos para
el sacramento de tu inmenso amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Jn 14, 15-16
Si me aman, guardarán mis mandamientos, dice el Señor. Y
yo le pediré al Padre que les dé otro Paráclito, que esté siempre
con ustedes. Aleluya.
Oración después de la comunión
Dios todopoderoso y eterno, que en la resurrección de
Jesucristo nos has renovado para la vida eterna, multiplica en
nosotros los frutos del Misterio pascual e infunde en nuestros
corazones la fortaleza del alimento de salvación. Por Jesucristo,
nuestro Señor.

32
Lunes 6 de mayo mayo
VI SEMANA DE PASCUA
Santo Domingo Savio (ML) - 2.ª semana del Salterio - Blanco

Monición general
Ya en Filipos, Pablo y sus compañeros se dedican a anunciar el
Evangelio en un lugar inesperado, que no era la sinagoga, sino un sitio
junto al río. Allí plantarán la semilla de la fe en Jesús que dará lugar a
una de las comunidades más queridas por el apóstol.
El evangelio de hoy corresponde al discurso de despedida de Jesús. Él
regresa al Padre, pero no nos deja solos, nos envía el Espíritu Santo como
defensor nuestro que nos fortalece frente a las dificultades de la vida.
Señor Jesús, envíanos al Espíritu Santo que procede de ti y del Padre,
para que podamos dar testimonio valiente de tu amor.

Antífona de entrada Rm 6, 9
Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere
más; la muerte ya no tiene dominio sobre Él. Aleluya.
Oración colecta
Dios misericordioso, concédenos recibir como fruto abun-
dante en toda nuestra vida lo que realizamos en las celebraciones
pascuales. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 16, 11-15
Nos hicimos a la mar en Tróade y pusimos rumbo hacia Sa-
motracia; al día siguiente salimos para Neápolis y de allí para Fili-
pos, primera ciudad del distrito de Macedonia y colonia romana.
Allí nos detuvimos unos días. El sábado salimos de la ciudad y
fuimos a un sitio junto al río, donde pensábamos que había un
lugar de oración; nos sentamos y trabamos conversación con las
mujeres que habían acudido. Una de ellas, que se llamaba Lidia,
natural de Tiatira, vendedora de púrpura, que adoraba al verda-
dero Dios, estaba escuchando; y el Señor le abrió el corazón para
que aceptara lo que decía Pablo. Se bautizó con toda su familia y

33
6 LUNES
mayo
VI semana de Pascua
2.a semana del Salterio

nos invitó: «Si están convencidos de que creo en el Señor, vengan


a hospedaros en mi casa». Y nos obligó a aceptar.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 149, 1-6.9
R . El Señor ama a su pueblo.
Canten al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la
asamblea de los fieles; que se alegre Israel por su Creador, los
hijos de Sion por su Rey.R.
Alaben su nombre con danzas, cántenle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los
humildes.R.
Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas, con
vítores a Dios en la boca; es un honor para todos sus fieles.R.

Aclamación antes del Evangelio Jn 15, 26.27


Aleluya. El Espíritu de la verdad dará testimonio de mí —dice el
Señor—; y también ustedes darán testimonio. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 15, 26—16, 4a

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga
el Paráclito, que les enviaré desde el Padre, el Espíritu de la ver-
dad, que procede del Padre, Él dará testimonio de mí; y también
ustedes darán testimonio, porque desde el principio están con-
migo. Les he hablado de esto, para que no se escandalicen. Los
excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora
cuando el que les dé muerte pensará que da culto a Dios. Y esto
lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí. Les he
hablado de esto para que, cuando llegue la hora, se acuerden de
que yo se lo había dicho».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
34
Santo Domingo Savio
Memoria libre
LUNES
mayo 6
Oración sobre las ofrendas
Recibe, Señor, las ofrendas de tu Iglesia exultante, y a quien
diste motivo de tanto gozo concédele disfrutar de la alegría eter-
na. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Jn 20, 19
Jesús se puso en medio de sus discípulos y les dijo: «Paz a
ustedes». Aleluya.
Oración después de la comunión
Mira, Señor, con bondad a tu pueblo y, ya que has querido
renovarlo con estos sacramentos de vida eterna, concédele llegar
a la incorruptible resurrección de la carne que habrá de ser glori-
ficada. Por Jesucristo, nuestro Señor.

E l Espíritu Santo, como promete Jesús, nos guía


«en toda la verdad»; nos lleva no solo al en-
cuentro con Jesús, plenitud de la Verdad, sino que
nos guía «en» la Verdad, es decir, nos hace entrar
en una comunión siempre más profunda con Jesús,
dándonos la inteligencia de las cosas de Dios. Y
esta no la podemos alcanzar con nuestras fuerzas.
Si Dios no nos ilumina interiormente, nuestro ser
cristianos será superficial.
Papa Francisco

35
JUEVES
Valoremos
abril
enero la santidad
enero

Santo Domingo Savio (1842-1857)


Domingo nace en Riva di Chieri, en la pro-
vincia de Asti, Italia, el 2 de abril de 1842. Su
padre Carlos era herrero y su madre Rosa, la
modista del pueblo. Por motivos de trabajo, la
familia se traslada cerca de Castelnuovo d´As-
ti, tierra natal de Don Bosco.
A los siete años, es admitido a la primera
Comunión, cosa insólita, porque en ese tiem-
po no se recibía este sacramento antes de los doce años. Justo a esta
edad, entra como estudiante en el oratorio de Francisco de Sales de
Turín, dirigido por Don Bosco.
«Era joven de edad, pero prudente como un adulto», testimoniará un
maestro. «Su empeño constante en el estudio y su gentil bondad atraían
el afecto del educador y lo hacían amigo de todos». Ese mismo año, Do-
mingo se encuentra con Don Bosco, quien ve su buena disposición: «Yo
soy la tela, sea usted el sastre —dice el muchacho—. Tómeme con usted
y haga un bello vestido para el Señor». Desde entonces, los dos trabajan
juntos para que aquel vestido sea lo más espléndido posible.
Don Bosco está tan impresionado con el progreso del joven que,
desde aquel momento, toma nota de lo que hace y de lo que dice. Le
asigna un programa de santidad: antes que nada, debe conservar una
alegría serena y constante; luego, cumplir cada día los deberes de estu-
dio y de piedad. No le prescribía rígidas mortificaciones o largas horas
de oración: debía jugar alegremente con sus compañeros.
El 8 de junio de 1856, nueve meses antes de morir, funda la Compañía
de la Inmaculada (cuyo reglamento escribe), como testimonio de la alta
espiritualidad que caracterizaba al muchacho de apenas catorce años.
Muere el 9 de marzo de 1857. Es canonizado por Pío XII el 12 de
junio de 1954.
Domingo Savio es patrono de los niños cantores.
Tomado de M. Castelli, Los santos del año, vol. 2. Paulinas.

36
Martes 7 de mayomayo 9
VI SEMANA DE PASCUA
2.ª semana del Salterio - Blanco

Monición general
A menudo, el anuncio del Evangelio encuentra oposición, tal como
ocurre con Pablo y Silas en Filipos. El pueblo se amotina contra ellos
y son encarcelados. Sin embargo, incluso en ese lugar encuentran la
ocasión de sembrar la semilla de la Buena Noticia.
En el evangelio de hoy, Jesús prosigue con su discurso de despedida.
Él se va, pero su partida no es abandono, es una nueva presencia.
Ahora nos acompaña con la presencia de su Espíritu, que nos ilumina
para comprender mejor la verdad de la Buena Noticia.
Espíritu de verdad, ven a nuestras vidas y concédenos adherirnos
firmemente a las enseñanzas de Jesucristo.

Antífona de entrada Ap 19, 7.6


Alegrémonos y gocemos y démosle gracias, porque reina el
Señor, nuestro Dios, dueño de todo. Aleluya.
Oración colecta
Dios todopoderoso y lleno de misericordia, concédenos lo-
grar verdaderamente nuestra participación en la resurrección de
Cristo, tu Hijo. Él, que vive y reina contigo.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 16, 22-34
En aquellos días, la plebe de Filipos se amotinó contra Pablo y
Silas, y los magistrados ordenaron que les arrancaran los vestidos
y que los azotaran con varas; después de molerlos a palos, los me-
tieron en la cárcel, encargando al carcelero que los vigilara bien;
según la orden recibida, él los cogió, los metió en la mazmorra y
les sujetó los pies en el cepo. A eso de media noche, Pablo y Silas
oraban cantando himnos a Dios. Los presos los escuchaban.
De repente, vino un terremoto tan violento que temblaron los

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7 MARTES
mayo
VI semana de Pascua
2.a semana del Salterio

cimientos de la cárcel. Al momento se abrieron todas las puertas,


y a todos se les soltaron las cadenas. El carcelero se despertó y,
al ver las puertas de la cárcel de par en par, sacó la espada para
suicidarse, imaginando que los presos se habían fugado. Pero
Pablo lo llamó a gritos, diciendo: «No te hagas daño alguno,
que estamos todos aquí». El carcelero pidió una lámpara, saltó
dentro, y se echó temblando a los pies de Pablo y Silas; los sacó
fuera y les preguntó: «Señores, ¿qué tengo que hacer para salvar-
me?». Le contestaron: «Cree en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu
familia». Y le explicaron la Palabra del Señor, a él y a todos los
de su casa. A aquellas horas de la noche, el carcelero los tomó
consigo, les lavó las heridas, y se bautizó en seguida con todos
los suyos; los subió a su casa, les preparó la mesa, y celebraron
una fiesta de familia por haber creído en Dios.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 137, 1-3.7-8
R. Tu derecha me salva, Señor.
Te doy gracias, Señor, de todo corazón; porque escuchaste las
palabras de mi boca; delante de los ángeles tañeré para ti, me
postraré hacia tu santuario.R.
Daré gracias a tu nombre: por tu misericordia y tu lealtad, porque
tu promesa supera tu fama. Cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma.R.
Tu derecha me salva. El Señor completará sus favores conmigo:
Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus
manos.R.

Aclamación antes del Evangelio Jn 16, 7.13


Aleluya. Les enviaré el Espíritu de la verdad —dice el Señor—; Él
los guiará hasta la verdad plena. Aleluya.

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MARTES
mayo 7
Lectura del santo Evangelio según san Juan 16, 5-11

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Ahora me voy
al que me envió, y ninguno de ustedes me pregunta: “¿Adónde
vas?”. Sino que, por haberles dicho esto, la tristeza les ha llenado
el corazón. Sin embargo, les digo la verdad: les conviene que yo
me vaya; porque si no me voy, no vendrá a ustedes el Paráclito.
En cambio, si me voy, se lo enviaré. Y cuando venga, dejará
convicto al mundo acerca de un pecado, de una justicia y de una
condena. De un pecado, porque no creen en mí; de una justicia,
porque me voy al Padre, y no me verán; de una condena, porque
el príncipe de este mundo está condenado».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Concédenos, Señor, alegrarnos siempre por estos misterios
pascuales y que la actualización continua de tu obra redentora
sea para nosotros fuente de gozo incesante. Por Jesucristo, nues-
tro Señor.
Antífona de comunión Lc 24, 46.26
Era necesario que el Mesías padeciera y resucitara de entre los
muertos, para así entrar en su gloria. Aleluya.
Oración después de la comunión
Escucha, Señor, nuestras oraciones, para que el santo inter-
cambio de nuestra redención nos sostenga durante la vida pre-
sente y nos dé las alegrías eternas. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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9 MARTES
Miércoles
mayo 8 de
II semana de Pascua
2.a semana del Salterio
mayo
VI SEMANA DE PASCUA
2.ª semana del Salterio - Blanco

Monición general
Huyendo de una nueva persecución en Tesalónica, Pablo arriba a
Atenas, el centro cultural más importante del mundo griego. Allí acude
a anunciar la Buena Noticia en el Areópago, el lugar donde se reunía la
gente a deliberar. Pablo se adapta a la mentalidad de sus interlocutores
y logra sembrar la semilla de la fe en algunos de sus oyentes.
Jesús, por su parte, nos reafirma que el Espíritu Santo que nos ha
enviado luego de su resurrección nos guiará a la verdad plena. La fe,
entonces, no es un mérito nuestro, es un don suyo. El Señor mismo ha
puesto su luz en nosotros para que nos encaminemos hacia Él.
Señor Jesús, ilumínanos con la luz de tu Espíritu Santo
para que nos señale el camino que conduce a ti.
Antífona de entrada Sal 17, 50; 21, 23
Te daré gracias entre las naciones, Señor; contaré tu fama a
mis hermanos. Aleluya.
Oración colecta
Escucha, Señor, nuestra oración y concédenos que, así como
celebramos las fiestas de la resurrección de tu Hijo, merezcamos
también, cuando vuelva, alegrarnos con todos sus santos. Por
nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 17, 15.22—18, 1
En aquellos días, los que conducían a Pablo lo llevaron hasta
Atenas, y se volvieron con el encargo de que Silas y Timoteo se re-
uniesen con él cuanto antes. Pablo, de pie en medio del Areópago,
dijo: «Atenienses, veo que son en todo extremadamente religiosos.
Porque, paseando y contemplando sus monumentos sagrados,
encontré incluso un altar con esta inscripción: “Al Dios descono-
cido”. Pues eso que veneran sin conocerlo se lo anuncio yo. “El
Dios que hizo el mundo y todo lo que contiene”, siendo como

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MIÉRCOLES
mayo 8
es Señor de cielo y tierra, no habita en templos construidos por
manos humanas, ni lo sirven manos humanas, como si necesitara
de alguien, Él que a todos da la vida y el aliento, y todo. De uno
solo creó el género humano para que habitara la tierra entera,
determinando fijamente los tiempos y las fronteras de los lugares
que habían de habitar, con el fin de que lo buscasen a Él, a ver si, al
menos a tientas, lo encontraban; aunque no está lejos de ninguno
de nosotros, pues en Él vivimos, nos movemos y existimos; así lo
han dicho incluso algunos de sus poetas: “Somos estirpe suya”.
Por tanto, si somos estirpe de Dios, no debemos pensar que la
divinidad se parezca a imágenes de oro o de plata o de piedra, escul-
pidas por la destreza y la fantasía de un hombre. Así pues, pasando
por alto aquellos tiempos de ignorancia, Dios anuncia ahora en
todas partes a todos los humanos que se conviertan. Porque tiene
señalado un día en que juzgará el universo con justicia, por medio
del hombre a quien Él ha designado; y ha dado a todos la garantía
de esto, resucitándolo de entre los muertos». Al oír «resurrección
de entre los muertos», unos lo tomaban a broma, otros dijeron:
«De esto te oiremos hablar en otra ocasión». Así salió Pablo de
en medio de ellos. Algunos se le juntaron y creyeron, entre ellos
Dionisio el areopagita, una mujer llamada Dámaris y algunos más
con ellos. Después de esto, dejó Atenas y se fue a Corinto.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 148, 1-2.11-14
R. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Alaben al Señor en el cielo, alaben al Señor en lo alto. Alábenlo,
todos sus ángeles; alábenlo, todos sus ejércitos.R.
Reyes del orbe y todos los pueblos, príncipes y jueces del mundo, los
jóvenes y también las doncellas, los ancianos junto con los niños.R.
Alaben el nombre del Señor, el único nombre sublime. Su ma-
jestad sobre el cielo y la tierra.R.

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8 MIÉRCOLES
mayo
VI semana de Pascua
2.a semana del Salterio

Él acrece el vigor de su pueblo. Alabanza de todos sus fieles, de


Israel, su pueblo escogido.R.
Aclamación antes del Evangelio Jn 14, 16
Aleluya. Le pediré al Padre que les dé otro Defensor, que esté
siempre con ustedes. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 16, 12-15

R. Gloria a ti, Señor.


En aquellos días, dijo Jesús a sus discípulos: «Muchas cosas
me quedan por decirles, pero no pueden cargar con ellas por
ahora; cuando venga Él, el Espíritu de la verdad, los guiará hasta
la verdad plena. Pues no hablará por cuenta propia, sino que
hablará de lo que oye y les comunicará lo que está por venir. Él
me glorificará, porque recibirá de lo mío y se lo anunciará. Todo
lo que tiene el Padre es mío. Por eso les he dicho que recibirá y
tomará de lo mío y se lo anunciará».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Oh, Dios, que nos haces partícipes de tu única y suprema di-
vinidad por el admirable intercambio de este sacrificio, concéde-
nos alcanzar en una vida santa la realidad que hemos conocido
en ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Jn 15, 16.19
Dice el Señor: «Yo los he escogido sacándolos del mundo y los
he destinado para que vayan y den fruto y su fruto permanezca».
Aleluya.
Oración después de la comunión
Asiste, Señor, a tu pueblo y haz que pasemos del antiguo
pecado a la vida nueva los que hemos sido alimentados con los
sacramentos del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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Jueves 9 de mayo
VI SEMANA DE PASCUA
2.ª semana del Salterio - Blanco

Monición general
Pablo prosigue con el anuncio del Evangelio, esta vez en Corinto.
Allí, junto con sus compañeros, se dedica a anunciar el Evangelio a sus
correligionarios judíos y a los paganos. Así dará inicio a una nueva y
floreciente comunidad cristiana.
En el pasaje del evangelio, vemos la perplejidad de los discípulos
frente a las palabras de Jesús, porque hablaba de partir para regresar
de nuevo. Después de la resurrección, los discípulos comprenderán el
significado de sus palabras.
Señor, que las esperanzas que hemos puesto en ti nos fortalezcan
para no desanimarnos frente a las adversidades de la vida.

Antífona de entrada Sal 67, 8-9


Oh, Dios, cuando salías al frente de tu pueblo, guiándolos y
acampando con ellos, la tierra tembló, el cielo destiló. Aleluya.
Oración colecta
Oh, Dios, que das parte a tu pueblo en tu obra redentora,
concédenos vivir siempre la alegría de la resurrección del Señor.
Él, que vive y reina contigo.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 18, 1-8
En aquellos días, Pablo dejó Atenas y se fue a Corinto. Allí
encontró a un tal Aquila, judío natural del Ponto, y a su mujer,
Priscila; habían llegado hacía poco de Italia, porque Claudio
había decretado que todos los judíos abandonasen Roma. Se
juntó con ellos y, como ejercía el mismo oficio, se quedó a vivir
y trabajar en su casa; eran tejedores de lona para tiendas de
campaña. Todos los sábados discutía en la sinagoga, esforzán-
dose por convencer a judíos y griegos. Cuando Silas y Timoteo

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9 JUEVES
mayo
VI semana de Pascua
2.a semana del Salterio

bajaron de Macedonia, Pablo se dedicó enteramente a predicar,


dando testimonio ante los judíos de que Jesús es el Mesías.
Como ellos se oponían y respondían con blasfemias, Pablo
sacudió sus vestidos y les dijo: «La sangre de ustedes recaiga
sobre sus propias cabezas. Yo soy inocente y desde ahora me voy
con los gentiles». Se marchó de allí y se fue a casa de un cierto
Ticio Justo, que adoraba a Dios y cuya casa estaba al lado de la
sinagoga. Crispo, el jefe de la sinagoga, creyó en el Señor con
toda su familia; también otros muchos corintios, al escuchar a
Pablo, creían y se bautizaban.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 97, 1-4
R. El Señor revela a las naciones su salvación.
Canten al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas;
su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo.R.
El Señor da a conocer su salvación, revela a las naciones su justi-
cia: se acordó de su misericordia y su fidelidad a favor de la casa
de Israel.R.
Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro
Dios. Aclama al Señor, tierra entera; griten, vitoreen, toquen.R.

Aclamación antes del Evangelio Jn 14, 18


Aleluya. No los dejaré huérfanos —dice el Señor—; me voy y
vuelvo al lado de ustedes, y se alegrará su corazón. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 16, 16-20

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Dentro de poco
ya no me verán, pero dentro de otro poco me volverán a ver».
Comentaron entonces algunos discípulos: «¿Qué significa eso

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JUEVES
mayo 9
de “dentro de poco ya no me verán, pero dentro de otro poco
me volverán a ver”, y eso de “me voy al Padre”?». Y se pregunta-
ban: «¿Qué significa ese “poco”? No entendemos lo que dice».
Comprendió Jesús que querían preguntarle y les dijo: «¿Están
discutiendo de eso que les he dicho: “Dentro de poco ya no me
verán, y dentro de otro poco me volverán a ver”? En verdad, en
verdad les digo: ustedes llorarán y se lamentarán, mientras el
mundo estará alegre; ustedes estarán tristes, pero su tristeza se
convertirá en alegría».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Suban hasta ti, Señor, nuestras súplicas con la ofrenda del sa-
crificio, para que, purificados por tu bondad, nos preparemos para
el sacramento de tu inmenso amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Mt 28, 20
Sepan que yo estoy con ustedes todos los días, hasta el final
de los tiempos. Aleluya.
Oración después de la comunión
Dios todopoderoso y eterno, que en la resurrección de
Jesucristo nos has renovado para la vida eterna, multiplica en
nosotros los frutos del misterio pascual e infunde en nuestros
corazones la fortaleza del alimento de salvación. Por Jesucristo,
nuestro Señor.

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Viernes
mayo 10 de mayo
VI SEMANA DE PASCUA
2.ª semana del Salterio - Blanco

Monición general
Pablo logra formar una comunidad sólida en Corinto, a pesar de
que no faltó la oposición de ciertos grupos. Se queda allí por más de un
año fortaleciendo la fe de la nueva Iglesia. Después, parte para llevar la
Buena Noticia a otros pueblos.
El evangelio, a su vez, nos muestra que la partida de Jesús es seme-
jante a los dolores de parto, como les dice a sus discípulos. Luego de
los fuertes dolores adviene una gran alegría. ¿No debe animarnos esta
misma esperanza cuando se levantan tempestades en nuestras vidas?
Señor Jesús, el sufrimiento te causaba angustia, pero supiste afrontarlo
con esperanza. Permite que tu ejemplo nos llene a nosotros también
de confianza.

Antífona de entrada Ap 5, 9-10


Señor, con tu sangre has adquirido para Dios hombres de
toda tribu, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para
nuestro Dios un reino de sacerdotes. Aleluya.
Oración colecta
Escucha, Señor, nuestras oraciones, para que se complete en
todo lugar, por la fuerza del Evangelio, lo que fue prometido
como fruto de la acción santificadora de tu Verbo, y lo anuncia-
do por la predicación de la verdad nos obtenga la plenitud de la
adopción filial. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 18, 9-18
Cuando estaba Pablo en Corinto, una noche le dijo el Señor
en una visión: «No temas, sigue hablando y no te calles, pues yo
estoy contigo, y nadie te pondrá la mano encima para hacerte

46
VIERNES
mayo 10
daño, porque tengo un pueblo numeroso en esta ciudad». Se
quedó, pues, allí un año y medio, enseñando entre ellos la Pa-
labra de Dios. Pero, cuando Galión era procónsul de Acaya, los
judíos se abalanzaron de común acuerdo contra Pablo y lo con-
dujeron al tribunal diciendo: «Este induce a la gente a dar a Dios
un culto contrario a la ley». Iba Pablo a tomar la palabra, cuando
Galión dijo a los judíos: «Judíos, si se tratara de un crimen o de
un delito grave, sería razón escucharlos con paciencia; pero, si
discuten de palabras, de nombres y de su ley, veánlo ustedes.
Yo no quiero ser juez de esos asuntos». Y les ordenó despejar
el tribunal. Entonces agarraron a Sóstenes, jefe de la sinagoga,
y le dieron una paliza delante del tribunal, sin que Galión se
preocupara de ello. Pablo se quedó allí todavía bastantes días;
luego se despidió de los hermanos y se embarcó para Siria con
Priscila y Áquila. En Cencreas se había hecho rapar la cabeza,
porque había hecho un voto.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 46, 2-7
R. Dios es el rey del mundo.
Pueblos todos, batan palmas, aclamen a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor altísimo y terrible, emperador de toda la tierra.R.
Él nos somete los pueblos y nos sojuzga las naciones; Él nos
escogió por heredad suya: gloria de Jacob, su amado.R.
Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas:
toquen para Dios, toquen, toquen para nuestro Rey, toquen.R.

Aclamación antes del Evangelio Lc 24, 26


Aleluya. Era necesario que el Mesías padeciera y resucitara de
entre los muertos; y entrara así en su gloria. Aleluya.

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10 VIERNES
mayo
VI semana de Pascua
2.a semana del Salterio

Lectura del santo Evangelio según san Juan 16, 20-23a

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «En verdad, en
verdad les digo: ustedes llorarán y se lamentarán, mientras el
mundo estará alegre; ustedes estarán tristes, pero su tristeza se
convertirá en alegría. La mujer, cuando va a dar a luz, siente
tristeza, porque ha llegado su hora; pero, en cuanto da a luz al
niño, ni se acuerda del apuro, por la alegría de que al mundo le
ha nacido un hombre. También ustedes ahora sienten tristeza;
pero volveré a verlos, y se alegrará su corazón, y nadie les quitará
su alegría. Ese día no me preguntarán nada».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Acoge, Señor, con bondad las ofrendas de tu familia, para que,
bajo tu protección, no pierda los dones ya recibidos y alcance los
eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Rm 4, 25
Cristo, nuestro Señor, fue entregado por nuestros pecados y
resucitó para nuestra justificación. Aleluya.
Oración después de la comunión
Guarda, Señor, con tu amor constante a los que has salvado
para que los redimidos por la pasión de tu Hijo se alegren con
su resurrección. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

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Sábado 11 de mayomayo
VI SEMANA DE PASCUA
2.ª semana del Salterio - Blanco

Monición general
Desde Antioquía, Pablo emprende un nuevo camino misionero por
las ciudades de la actual Turquía. Asimismo, el apóstol nos demuestra
que no lo mueve el interés por la fama; al contrario, se alegra de que
personas ajenas a su grupo vayan por las comunidades que formó
fortaleciendo la fe de los discípulos.
En el evangelio de hoy, Jesús nos exhorta a vivir desde la confianza
en el Padre del cielo, que no es indiferente a nuestras súplicas. Y, ante
todo, nos invita a orar para que nos conceda el don más importante
para cada uno y para la Iglesia: el Espíritu Santo.
Padre del cielo, envíanos tu Espíritu para que vivamos
y cumplamos tus mandamientos.

Antífona de entrada 1 P 2, 9
Pueblo adquirido por Dios, anuncien las proezas del que los
llamó de las tinieblas a su luz maravillosa. Aleluya.
Oración colecta
Instruye siempre, Señor, nuestros corazones con las buenas
obras, para que, orientándonos hacia lo mejor, aspiremos a
disfrutar plenamente el Misterio pascual. Por nuestro Señor
Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 18, 23-28
Pasado algún tiempo en Antioquía, Pablo marchó y recorrió
sucesivamente Galacia y Frigia, animando a los discípulos. Llegó
a Éfeso un judío llamado Apolo, natural de Alejandría, hombre
elocuente y muy versado en las Escrituras. Lo habían instruido
en el camino del Señor y exponía con entusiasmo y exactitud
lo referente a Jesús, aunque no conocía más que el bautismo de
Juan. Apolo, pues, se puso a hablar públicamente en la sinagoga.

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11 SÁBADO
mayo
VI semana de Pascua
2.a semana del Salterio

Cuando lo oyeron Priscila y Áquila, lo tomaron por su cuenta y


le explicaron con más detalle el camino de Dios. Decidió pasar a
Acaya, y los hermanos lo animaron y escribieron a los discípulos
de allí que lo recibieran bien. Una vez llegado, con la ayuda de
la gracia, contribuyó mucho al provecho de los creyentes, pues
rebatía vigorosamente en público a los judíos, demostrando con
la Escritura que Jesús es el Mesías.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 46, 2-3.8-10
R . Dios es el rey del mundo.
Pueblos todos, batan palmas, aclamen a Dios con gritos y júbilo;
porque el Señor altísimo es terrible, emperador de toda la tierra. R.
Porque Dios es el rey del mundo: toquen con maestría. Dios
reina sobre las naciones, Dios se sienta en su trono sagrado.R.
Los príncipes de los gentiles se reúnen con el pueblo del Dios
de Abrahán; porque de Dios son los grandes de la tierra, y Él es
excelso.R.

Aclamación antes del Evangelio Jn 16, 28


Aleluya. Salí del Padre y he venido al mundo, otra vez dejo el
mundo y me voy al Padre. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 16, 23b-28

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «En verdad,
en verdad les digo: si piden algo al Padre en mi nombre, se lo
dará. Hasta ahora no han pedido nada en mi nombre; pidan, y
recibirán, para que su alegría sea completa. Les he hablado de
esto en comparaciones; viene la hora en que ya no hablaré en
comparaciones, sino que les hablaré del Padre claramente. Aquel

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SÁBADO
mayo 11
día pedirán en mi nombre, y no les digo que yo rogaré al Padre
por ustedes, pues el Padre mismo los quiere, porque ustedes me
quieren y creen que yo salí de Dios. Salí del Padre y he venido al
mundo, otra vez dejo el mundo y me voy al Padre».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Te pedimos, Señor, que, en tu bondad, santifiques estos dones,
aceptes la ofrenda de este sacrificio espiritual y nos transformes
en oblación perenne. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Jn 17, 24
Padre, este es mi deseo: que los que me has dado estén con-
migo donde yo estoy y contemplen mi gloria, la que me diste.
Aleluya.
Oración después de la comunión
Señor, después de recibir el don sagrado del sacramento, te
pedimos humildemente que nos haga crecer en el amor lo que
tu Hijo nos mandó realizar en memoria suya. Él, que vive y reina
por los siglos de los siglos.

L a fe es un don y no se aprende en los libros. Un


don del Señor que se debe pedir. Dame la fe.
Creo, Señor, ayuda mi poca fe. Por ello, debemos
pedir al Señor la gracia de rezar con fe, de estar
seguros que cada cosa que pedimos a Él nos será
dada, con esa seguridad que nos da la fe.
Papa Francisco

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Domingo
mayo 12 de mayo
LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR (S)
Propio del Salterio - Blanco

Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales


«Subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios»
Hch 1, 1-11; Sal 46, 2-3.6-9; Ef 1, 17-23; o bien Ef 4, 1-13; Mc 16, 15-20

¿Cambió algo en el mundo con la entrada de Jesús en la gloria


del Padre, es decir, con la ascensión? Exteriormente, nada. La vida
de la gente siguió siendo la misma de siempre: sembrar y cosechar,
comerciar, construir casas, viajar, llorar, festejar, todo como antes.
Tampoco los apóstoles se beneficiaron de algún «descuento» de los
dramas y angustias de este mundo. Sin embargo, algo increíble-
mente nuevo había sucedido: una luz nueva fue proyectada sobre
la existencia humana. El final del camino no es un cierre, sino la
apertura a la vida plena y definitiva.
San Lucas compone esta página de teología con imágenes ac-
cesibles para sus contemporáneos para explicar el significado de
este acontecimiento. Por eso, hay que interpretarla como eso, como
un relato teológico, no como una noticia periodística. De allí que
el mismo Lucas presente un texto de la ascensión en su Evangelio
y otro diferente en Hechos (el que leemos hoy). Lo que busca es
responder a los problemas y dudas que surgían en su comunidad e
iluminar a los cristianos de su tiempo (finales del siglo I) sobre el
misterio inefable de la Pascua.
En tiempos de Jesús, la espera de la irrupción del Reino de Dios
era vívida y los escritores apocalípticos lo anunciaban como inmi-
nente. Muchos cristianos asumieron también esa convicción; sin
embargo, pasaban los años y el retorno de Jesús para instaurar el
Reino no se concretaba. Entonces empezaron a gestarse las dudas y
desesperanzas. Lucas escribe en este contexto de crisis. Se da cuenta
del equívoco: la Resurrección de Jesús ha marcado, sí, el comienzo
del Reino de Dios, pero no el fin de la historia. La construcción del

52
La Ascensión del Señor
Solemnidad
DOMINGO
mayo 12
mundo nuevo acaba de comenzar y requerirá largo tiempo y el
compromiso constante de los creyentes. Esto queda claro en la in-
terrogante de los discípulos: Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar la
soberanía de Israel? (v. 6), lo mismo que se preguntaban los cristianos
del tiempo de Lucas. Jesús responde que no les compete a ellos saber
ni el día ni la hora, lo que sí es su tarea es ser testigos suyos desde
Jerusalén hasta los confines del mundo. En consecuencia, nada de
escapismo (quedarse mirando al cielo), sino manos a la obra.
La ascensión, asimismo, no es un abandono, es una forma nueva
de presencia de Jesús, que exige incluso más compromisos por parte
de los discípulos. Jesús vuelve a su lugar originario, sentarse a la
derecha del Padre, pero nos deja con un encargo: Vayan por todo el
mundo proclamando la Buena Noticia a toda criatura (Mc 16, 15).
Su presencia en el mundo fue para los discípulos el tiempo de
preparación para este momento; ahora asumían cabalmente el rol de
misioneros, la tarea de llevar la luz del Evangelio a toda criatura. Puede
que esto nos resulte extraño, estamos demasiado acostumbrados a no
pensar más allá de la esfera humana, pero el texto es claro, toda criatura
es destinataria y beneficiaria del mensaje del Reino. A estas alturas,
tenemos claro cuánto pueden herir al mundo las relaciones rotas entre
los humanos y las demás criaturas. Por eso, san Pablo dirá también
que toda la creación tiene la esperanza de ser liberada de la esclavitud de
la corrupción (Rm 8, 21). El anuncio del Evangelio libera al hombre de
su insensato afán por dominar y acaparar, que tanta destrucción y su-
frimiento acarrea no solo para los demás humanos, sino también para
las distintas formas de vida. El Evangelio, entonces, lo lleva a asumir
su lugar protagónico en la creación, no como un privilegio, sino, ante
todo, como un deber, una exigencia de cuidado hacia ella.

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tario completo del evangelio de hoy: https://libreriapaulinasonline.
com/lecturas_dominicales_b28.jsp

53
12 DOMINGO
mayo
La Ascensión del Señor
Propio del Salterio

Monición general
La ascensión, el retorno de Jesús al Padre, marca el comienzo de la
acción misionera de los discípulos para poner en práctica el mandato
de Jesús de llevar la Buena Noticia a toda la creación. Pero no nos equi-
voquemos, este ministerio no es el resultado únicamente de nuestro
esfuerzo, pues, el Señor nos promete la asistencia permanente del Es-
píritu Santo. Por eso, ante los desafíos de la vida cristiana, no estamos
solos, contamos con la fuerza que viene de lo alto. Es Dios mismo, en-
tonces, quien nos capacita para ser testigos de su Hijo, para huir de la
tentación de quedarnos mirando al cielo.
Señor Jesús, gracias por no dejarnos solos, gracias por darnos el don
de tu Espíritu para llevar tu Evangelio a toda la creación.

Antífona de entrada Hch 1, 11


Galileos, ¿qué hacen ahí mirando al cielo? Volverá como lo
han visto marcharse al cielo. Aleluya.
Se dice el gloria.

Oración colecta
Dios todopoderoso, concédenos exultar santamente de gozo
y alegrarnos con religiosa acción de gracias, porque la ascensión
de Jesucristo, tu Hijo, es ya nuestra victoria, y adonde ya se ha
adelantado gloriosamente nuestra Cabeza, esperamos llegar
también los miembros de su cuerpo. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
La Ascensión de Jesús no es un abandono, sino una forma nueva de
su presencia entre nosotros. Los discípulos lo comprendieron desde
el inicio, como lo expresa su alegría luego de la partida del Señor.
¡Escuchemos!
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 1, 1-11
En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que
Jesús fue haciendo y enseñando desde el principio hasta que,
después de dar instrucciones por medio del Espíritu Santo

54
La Ascensión del Señor
Solemnidad
DOMINGO
mayo 12
a los apóstoles, ascendió al cielo. Después de su pasión se les
presentó, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, y,
apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del Reino de
Dios. Una vez que comían juntos, les recomendó: «No se alejen
de Jerusalén; aguarden que se cumpla la promesa de mi Padre,
de la que yo les he hablado. Juan bautizó con agua, dentro de
pocos días ustedes serán bautizados con Espíritu Santo». Ellos
lo rodearon preguntándole: «Señor, ¿es ahora cuando vas a res-
taurar el reino de Israel?». Jesús contestó: «No les toca a ustedes
conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con
su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes,
recibirán fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea,
en Samaria y hasta los confines del mundo».
Dicho esto, fue elevado, hasta que una nube lo ocultó de su
vista. Mientras miraban fijamente al cielo, viendo cómo Jesús
se alejaba, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco,
que les dijeron: «Galileos, ¿qué hacen ahí plantados mirando
al cielo? Este Jesús que de entre ustedes ha sido llevado al cielo
volverá de la misma manera que lo han visto marcharse».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 46, 2-3.6-9
R. Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas.
Pueblos todos, batan palmas, aclamen a Dios con gritos de júbi-
lo; porque el Señor es sublime y terrible, emperador de toda la
tierra.R.
Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas;
toquen para Dios, toquen, toquen para nuestro Rey, toquen.R.
Porque Dios es el rey del mundo; toquen con maestría. Dios
reina sobre las naciones, Dios se sienta en su trono sagrado.R.

55
12 DOMINGO
mayo
La Ascensión del Señor
Propio del Salterio

Segunda lectura
En ocasiones cedemos al pesimismo al percatarnos de nuestras
múltiples limitaciones. Por eso, san Pablo nos invita a tomar concien-
cia de los distintos dones que Dios nos ha concedido por medio de su
Hijo Jesucristo. ¡Escuchemos!
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 1, 17-23
Hermanos: Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre
de la gloria, les dé espíritu de sabiduría y de revelación para co-
nocerlo. Ilumine los ojos de su corazón, para que comprendan
cuál es la esperanza a la que han sido llamados, cuál es la riqueza
gloriosa que da en herencia al pueblo santo, y cuál la extraordi-
naria grandeza de su poder para con nosotros, los que creemos,
según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo,
resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en
el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y domi-
nación, y por encima de todo nombre conocido, no solo en este
mundo, sino en el futuro. Todo lo puso bajo los pies de Cristo,
constituyéndolo Cabeza suprema de la Iglesia, que es su cuerpo
y, por lo mismo, plenitud del que llena totalmente el universo.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
O bien:
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 4, 1-13
Hermanos: Yo, el prisionero por el Señor, les ruego que vivan
ustedes como pide la vocación a la que han sido llamados. Sean
siempre humildes y amables, sean comprensivos, sopórtense
mutuamente con amor; esfuércense en mantener la unidad del
Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíri-
tu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que han sido
llamados. Un solo Señor, una sola fe, un solo Bautismo. Un Dios,
Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo
invade todo. A cada uno de ustedes se le ha dado la gracia según

56
La Ascensión del Señor
Solemnidad
DOMINGO
mayo 12
la medida del don de Cristo. Por eso dice la Escritura: «Subió a
lo alto llevando cautivos y dio dones a los hombres». El «subió»
supone que había bajado a lo profundo de la tierra; y el que bajó
es el mismo que subió por encima de todos los cielos para llenar
el universo. Y Él ha constituido, a unos, apóstoles, a otros, pro-
fetas, a otros, evangelizadores, a otros, pastores y maestros, para
el perfeccionamiento de los santos, en función de su ministerio,
y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos
todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios,
al hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio Mt 28, 19-20
Aleluya. Vayan y hagan discípulos en todos los pueblos —dice
el Señor—; yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del
mundo. Aleluya.
Santo Evangelio
La partida de Jesús, su retorno al seno del Padre no es un final, es
un nuevo comienzo, el inicio del anuncio de la Buena Noticia a toda
criatura. ¡Escuchemos!
Conclusión del santo Evangelio según san Marcos 16, 15-20

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo:
«Vayan al mundo entero y proclamen el Evangelio a toda la
creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a
creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos
signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas
nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno
mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos,
y quedarán sanos». Después de hablarles, el Señor Jesús subió al

57
12 DOMINGO
mayo
La Ascensión del Señor
Propio del Salterio

cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a pregonar


el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando
la Palabra con las señales que los acompañaban.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice el credo.

Oración universal
Hermanos, oremos a Cristo que ha sido glorificado, para que
desde el seno de la Trinidad interceda por su Iglesia y por el
mundo entero. Digamos juntos:
R. Te rogamos, óyenos.
1. Por la Iglesia: para que viva y exprese su fe en Cristo resucitado
y glorificado. Oremos al Señor.R.
2. Por los catecúmenos: que el Espíritu Santo los prepare para
acoger la gracia en plenitud. Oremos al Señor.R.
3. Por los que viven en el egoísmo y el pecado: para que
abriéndose al amor de Cristo, trabajen por un mundo mejor.
Oremos al Señor.R.
4. Por los que sufren en el alma o en el cuerpo: que Jesús les dé
su luz y su fortaleza. Oremos al Señor.R.
5. Por nosotros y nuestra comunidad: para que, perseverando
en oración con María, la Madre de Jesús, aguardemos la
manifestación del Espíritu. Oremos al Señor.R.
Tú, que has sido glorificado por el Padre y ahora le ofreces las
primicias de nuestra naturaleza redimida, intercede por tu Iglesia
y enriquécela con el don de tu Espíritu consolador. Tú, que vives
y reinas por los siglos de los siglos.R. Amén.

Oración sobre las ofrendas


Te presentamos ahora, Señor, el sacrificio para celebrar la
admirable ascensión de tu Hijo; concédenos, por este sagrado

58
La Ascensión del Señor
Solemnidad
DOMINGO
mayo 12
intercambio, elevarnos hasta las realidades del cielo. Por Jesucris-
to, nuestro Señor.
Prefacio I de la Ascensión del Señor
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno. Porque Jesús, el Señor, el rey de la gloria,
vencedor del pecado y de la muerte, ha ascendido [hoy], ante el
asombro de los ángeles a lo más alto de los cielos, como Media-
dor entre Dios y los hombres, como Juez del mundo y Señor del
universo. No se ha ido para desentenderse de nuestra pobreza,
sino que nos precede el primero como cabeza nuestra, para que
nosotros, miembros de su Cuerpo, vivamos con la ardiente espe-
ranza de seguirlo en su Reino. Por eso, con esta efusión de gozo
pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y también los
coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan el himno de
tu gloria diciendo sin cesar: Santo, Santo, Santo...
Antífona de comunión Mt 28, 20
Sepan que yo estoy con ustedes todos los días, hasta el final
de los tiempos. Aleluya.
Oración después de la comunión
Dios todopoderoso y eterno, que, mientras vivimos aún en la
tierra, nos concedes gustar los divinos misterios, te rogamos que
el afecto de nuestra piedad cristiana se dirija allí donde nuestra
condición humana está contigo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

59
mayoLunes 13 de mayo
VII SEMANA DE PASCUA
Bvda. Virgen María de Fátima (ML) - 3.ª semana del Salterio - Blanco

Monición general
En Éfeso, Pablo se encuentra con una comunidad que solo había
recibido el bautismo de Juan. Como buen maestro, él los encamina para
dar un paso más y abrirse a la fe en Jesús. El Espíritu Santo confirmará
este acontecimiento con la fuerza de su presencia.
En el evangelio, Jesús nos recuerda que su muerte en la cruz es
la expresión máxima del amor del Padre por nosotros, sus hijos. Sin
embargo, eso no significa que nosotros estaremos libres de todo dolor,
sino que tendremos la fuerza para afrontar las tribulaciones con paz
y serenidad.
Señor Jesús, no nos dejes caer en la desesperanza, y que la fuerza
de tu amor nos dé serenidad.

Antífona de entrada Hch 1, 8


Recibirán la fuerza del Espíritu Santo que va a venir sobre
ustedes, y serán mis testigos hasta el confín de la tierra. Aleluya.
Oración colecta
Llegue a nosotros, Señor, la fuerza del Espíritu Santo, para
que podamos cumplir fielmente tu voluntad y demos testimonio
con una conducta santa. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 19, 1-8
Mientras Apolo estaba en Corinto, Pablo atravesó la región
montañosa y llegó a Éfeso. Allí encontró a algunos discípulos
y les preguntó: «Cuando ustedes abrazaron la fe, ¿recibieron el
Espíritu Santo?». Contestaron: «Ni siquiera hemos oído decir
que hay un Espíritu Santo». Pablo les volvió a preguntar: «En-
tonces, ¿qué bautismo recibieron?». Respondieron: «El bautismo
de Juan». Pablo les dijo: «El bautismo de Juan era signo de

60
Virgen María de Fátima
Memoria libre
LUNES
mayo 13
conversión, y él decía al pueblo que creyesen en el que iba a
venir después, es decir, en Jesús». Al oír esto, se bautizaron en
el nombre del Señor Jesús; cuando Pablo les impuso las manos,
descendió sobre ellos el Espíritu Santo, y se pusieron a hablar en
lenguas y a profetizar. Eran en total unos doce hombres. Pablo
fue a la sinagoga y durante tres meses habló en público del Reino
de Dios, tratando de persuadirlos.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 67, 2-7
R . Reyes de la tierra, canten a Dios.
Se levanta Dios, y se dispersan sus enemigos, huyen de su pre-
sencia los que lo odian; como el humo se disipa, se disipan
ellos; como se derrite la cera ante el fuego, así perecen los impíos
ante Dios.R.
En cambio, los justos se alegran, gozan en la presencia de Dios,
rebosando de alegría. Canten a Dios, toquen en su honor, su
nombre es el Señor.R.
Padre de huérfanos, protector de viudas, Dios vive en su santa
morada. Dios prepara casa a los desvalidos, libera a los cautivos
y los enriquece.R.

Aclamación antes del Evangelio Col 3, 1


Aleluya. Ya que han resucitado con Cristo, busquen los bienes
de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios.
Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 16, 29-33

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, dijeron los discípulos a Jesús: «Ahora sí
que hablas claro y sin parábolas. Ahora conocemos que lo sabes

61
13 LUNES
mayo
VII semana de Pascua
3.a semana del Salterio

todo y no necesitas que te pregunten; por esto creemos que tú


has salido de Dios». Les contestó Jesús: «¿Ahora creen? Miren:
se acerca la hora, ya ha llegado, en que ustedes se dispersarán
cada uno por su lado y a mí me dejarán solo. Pero no estoy solo,
porque el Padre está conmigo. Les he hablado de esto, para que
encuentren la paz en mí. En el mundo tendrán que sufrir; pero
tengan valor: yo he vencido al mundo».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Este sacrificio santo nos purifique, Señor, y derrame en nuestras
almas la fuerza divina de tu gracia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Jn 14, 18; 16, 22
No los dejaré huérfanos, dice el Señor; volveré a ustedes y se
alegrará su corazón. Aleluya.
Oración después de la comunión
Asiste, Señor, a tu pueblo y haz que pasemos del antiguo
pecado a la vida nueva los que hemos sido alimentados con los
sacramentos del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

V irgen de Fátima, tú que nos has dejado un her-


moso mensaje lleno de paz y salvación, tú que
nos pediste fidelidad sincera hacia los mandatos de
la divinidad de las alturas, ayúdanos a ser mejores
cada día y permítenos conocer el amor infinito de tu
hijo Jesucristo.

62
Martes 14 de mayomayo
SAN MATÍAS, apóstol (F)
Propio del Salterio - Rojo

Monición general
En la fiesta del apóstol san Matías, la liturgia de la Palabra nos
recuerda las circunstancias de su elección: reunidos en oración, los
Once se dejan guiar por la voz del Señor para nombrar a la persona
que ocupará el lugar de Judas Iscariote. No sabemos casi nada de su
vida posterior, pero de acuerdo con algunas tradiciones, se dedicó a
la evangelización de Etiopia, donde habría sido martirizado luego de
establecer sólidas comunidades cristianas. Su vida, entonces, estuvo
entregada de lleno a sembrar la semilla del Evangelio del amor en
todos los pueblos.
Señor, tú que elegiste a san Matías como tu apóstol, permite que,
por su intercesión, seamos testimonio vivo de tu Evangelio.

Antífona de entrada Jn 15, 16


No son ustedes los que me han elegido, dice el Señor; soy
yo quien los he elegido para que vayan y den fruto, y su fruto
permanezca. Aleluya.
Se dice el gloria.

Oración colecta
Oh, Dios, que agregaste a san Matías al colegio de los apósto-
les, concede, por su ayuda, a quienes nos alegramos en la suerte
de tu predilección, ser contados entre los elegidos. Por nuestro
Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 1, 15-17.20-26
Uno de aquellos días, Pedro se puso en pie en medio de los
hermanos y dijo (había reunidas unas ciento veinte personas):
«Hermanos, tenía que cumplirse lo que el Espíritu Santo, por
boca de David, había predicho, en la Escritura, acerca de Judas,
que hizo de guía a los que arrestaron a Jesús. Era uno de nuestro

63
14 MARTES
mayo
San Matías, apóstol
Propio del Salterio

grupo y compartía el mismo ministerio. En el libro de los Sal-


mos está escrito: “Que su morada quede desierta, y que nadie
habite en ella”, y también: “Que su cargo lo ocupe otro”. Hace
falta, por tanto, que uno se asocie a nosotros como testigo de la
resurrección de Jesús, uno de los que nos acompañaron mientras
convivió con nosotros el Señor Jesús, desde que Juan bautizaba,
hasta el día de su ascensión». Propusieron dos nombres: José,
apellidado Barsabá, de sobrenombre Justo, y Matías. Y rezaron
así: «Señor, tú penetras el corazón de todos; muéstranos a cuál de
los dos has elegido para que, en este ministerio apostólico, ocupe
el puesto que dejó Judas para marcharse al suyo propio». Echaron
suertes, le tocó a Matías, y lo asociaron a los once apóstoles.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 112, 1-8
R. El Señor lo sentó con los príncipes de su pueblo.
Alaben, siervos del Señor, alaben el nombre del Señor. Bendito
sea el nombre del Señor, ahora y por siempre.R.
De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del
Señor. El Señor se eleva sobre todos los pueblos, su gloria sobre
los cielos.R.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro, que se eleva en su trono y
se abaja para mirar al cielo y a la tierra?R.
Levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre, para
sentarlo con los príncipes, los príncipes de su pueblo.R.
Aclamación antes del Evangelio Jn 15, 16
Aleluya. Yo los he elegido del mundo, para que vayan y den
fruto, y su fruto dure —dice el Señor—. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 15, 9-17

R. Gloria a ti, Señor.

64
San Matías, apóstol
Fiesta
MARTES
mayo 14
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como el Padre
me ha amado, así los he amado yo; permanezcan en mi amor.
Si guardan mis mandamientos, permanecerán en mi amor; lo
mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y
permanezco en su amor. Les he hablado de esto para que mi
alegría esté en ustedes, y su alegría llegue a plenitud. Este es mi
mandamiento: que se amen unos a otros como yo los he ama-
do. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus
amigos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando.
Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su
señor: a ustedes los llamo amigos, porque todo lo que he oído a
mi Padre se lo he dado a conocer. No son ustedes los que me han
elegido, soy yo quien los he elegido y les he destinado para que
vayan y den fruto, y su fruto dure. De modo que lo que pidan al
Padre en mi nombre se lo dé. Esto les mando: que se amen unos
a otros».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Recibe, Señor, las ofrendas que tu Iglesia te presenta con de-
voción en la fiesta de san Matías, y, por ellas, confírmanos con el
poder de tu gracia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Jn 15, 12
Este es mi mandamiento: que se amen unos a otros como yo
los he amado, dice el Señor. Aleluya.
Oración después de la comunión
No dejes, Señor, de colmar a tu familia con los dones divi-
nos, y, por intercesión de san Matías, dígnate recibirnos en la
luz para tomar parte de la suerte de los santos. Por Jesucristo,
nuestro Señor.

65
Miércoles
mayo 15 de mayo
VII SEMANA DE PASCUA
San Isidro Labrador (ML) - 3.ª semana del Salterio - Blanco

Monición general
La primera lectura nos presenta la despedida de Pablo de los
presbíteros (los líderes) de la Iglesia de Éfeso. El apóstol presentía
que esa era la última vez que los vería, por eso, les deja su testimonio
como máximo ejemplo para que ejerzan un liderazgo acorde con el
Evangelio.
En el evangelio de hoy, Jesús nos encomienda al Padre del cielo en
vísperas de su partida. Con frecuencia, nos sentimos desamparados,
pero ¿cómo cambia nuestra forma de ver la vida si, de verdad, confia-
mos en que nuestra vida la sostiene las manos de Dios?
Gracias, Señor Jesús, porque nunca nos dejas solos.
Tú nos sostienes con el amor y la misericordia del Padre.

Antífona de entrada Sal 46, 2


Pueblos todos, batan palmas, aclamen a Dios con gritos de
júbilo. Aleluya.
Oración colecta
Dios misericordioso, concede a tu Iglesia, congregada por
el Espíritu Santo, entregarse a ti de todo corazón y mantenerse
unida con voluntad sincera. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 20, 28-38
En aquellos días, dijo Pablo a los presbíteros de la Iglesia de
Éfeso: «Tengan cuidado de ustedes y de todo el rebaño sobre
el que el Espíritu Santo los ha puesto como guardianes para
pastorear la Iglesia de Dios, que Él se adquirió con la sangre
de su propio Hijo. Yo sé que, cuando los deje, se meterán entre
ustedes lobos feroces, que no tendrán piedad del rebaño. In-
cluso de entre ustedes mismos surgirán algunos que hablarán

66
San Isidro Labrador
Memoria libre
MIÉRCOLES
mayo 15
cosas perversas para arrastrar a los discípulos en pos de sí. Por
eso, estén alerta: acuérdense de que, durante tres años, de día
y de noche, no he cesado de aconsejar con lágrimas en los ojos
a cada uno en particular. Ahora los encomiendo a Dios y a la
Palabra de su gracia, que tiene poder para construirlos y hacerlos
partícipes de la herencia con todos los santificados. De ninguno
he codiciado dinero, oro ni ropa. Bien saben que estas manos
han bastado para cubrir mis necesidades y las de los que están
conmigo. Siempre les he enseñado que es trabajando como se
debe socorrer a los necesitados, recordando las palabras del
Señor Jesús, que dijo: “Hay más dicha en dar que en recibir”».
Cuando terminó de hablar, se puso de rodillas y oró con todos
ellos. Entonces todos comenzaron a llorar y, echándose al cuello
de Pablo, lo besaban; lo que más pena les daba de lo que había
dicho era que, no volverían a ver su rostro. Y lo acompañaron
hasta la nave.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 67, 29-30.33- 36
R. Reyes de la tierra, canten a Dios.
Oh, Dios, despliega tu poder, tu poder, oh, Dios, que actúa a favor
nuestro. A tu templo de Jerusalén traigan los reyes su tributo.R.
Reyes de la tierra, canten a Dios, toquen para el Señor, que avan-
za por los cielos, los cielos antiquísimos, que lanza su voz, su voz
poderosa: «Reconozcan el poder de Dios».R.
Sobre Israel resplandece su majestad, y su poder, sobre las nubes.
¡Dios sea bendito!R.

Aclamación antes del Evangelio Jn 17, 17b.a


Aleluya. Tu palabra, Señor, es verdad; santifícanos en la verdad.
Aleluya.

67
15 MIÉRCOLES
mayo
VII semana de Pascua
3.a semana del Salterio

Lectura del santo Evangelio según san Juan 17, 11b-19

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, levantando los ojos al cielo, oró Jesús di-
ciendo: «Padre santo, guarda en tu nombre a los que me has
dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con
ellos, yo guardaba en tu nombre a los que me diste, y los cus-
todiaba, y ninguno se perdió, sino el hijo de la perdición, para
que se cumpliera la Escritura. Ahora voy a ti, y digo esto en el
mundo para que tengan en sí mismos mi alegría cumplida. Yo
les he dado tu Palabra, y el mundo los ha odiado porque no son
del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que
los retires del mundo, sino que los guardes del maligno. No son
del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos en la
verdad: tu Palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así
yo los envío también al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí
mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Acepta, Señor, el sacrificio establecido por ti y, por estos
santos misterios que celebramos en razón de nuestro misterio,
perfecciona en nosotros como conviene la obra santificadora de
tu redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Jn 15, 26-27
Cuando venga el Paráclito, que les enviaré, el Espíritu de la
verdad que procede del Padre, Él dará testimonio de mí, y uste-
des darán testimonio, dice el Señor. Aleluya.
Oración después de la comunión
La participación en este divino sacramento nos colme siempre
de tu gracia, Señor, y, al purificarnos con su fuerza, nos haga cada
vez más dignos de este gran regalo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

68
Jueves 16 de mayomayo
VII SEMANA DE PASCUA
3.ª semana del Salterio - Blanco

Monición general
Como lo había presentido Pablo, su viaje a Jerusalén terminó en su
arresto, y tiene que comparecer ante las autoridades judías y romanas.
Sin embargo, el Señor le mostrará que ese es el camino que lo llevará a
dar testimonio de la Buena Noticia en el corazón del imperio, en Roma.
En el evangelio de hoy, Jesús, en vísperas de su partida, ora al Padre no
solo por los discípulos que lo acompañaron por los caminos de Palestina,
sino también por sus futuros seguidores, por nosotros. Si todos estamos
en su corazón, ¿cómo no caminar con confianza en la vida?
Gracias, Señor Jesús, tú nunca nos abandonas, tú siempre estás
a nuestro lado. Ayúdanos a reconocer y sentir tu presencia.

Antífona de entrada Hb 4, 16
Comparezcamos confiados ante el trono de la gracia, para al-
canzar misericordia y encontrar gracia para un auxilio oportuno.
Aleluya.
Oración colecta
Te suplicamos, Señor, que tu Espíritu infunda con tal fuerza
sus dones en nosotros, que nos conceda un corazón que te agra-
de y, propicio, nos haga conformes a tu voluntad. Por nuestro
Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 22, 30; 23, 6-11
En aquellos días, queriendo el tribuno conocer con certeza los
motivos por los que los judíos acusaban a Pablo, mandó desatar-
lo, ordenó que se reunieran los sumos sacerdotes y el Sanedrín
en pleno y, bajando a Pablo, lo presentó ante ellos. Pablo sabía
que una parte eran fariseos y otra saduceos y gritó en el Sanedrín:
«Hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseo, se me está juzgando
por la esperanza en la resurrección de los muertos». Apenas

69
16 JUEVES
mayo
VII semana de Pascua
3.a semana del Salterio

dijo esto, se produjo un altercado entre fariseos y saduceos, y


la asamblea quedó dividida. (Los saduceos sostienen que no
hay resurrección ni ángeles ni espíritus, mientras que los fari-
seos admiten ambas cosas). Se armó un gran griterío, y algunos
escribas del partido fariseo se pusieron en pie, porfiando: «No
encontramos nada malo en este hombre; ¿y si le ha hablado un
espíritu o un ángel?». El altercado arreciaba, y el tribuno, temien-
do que hicieran pedazos a Pablo, mandó bajar a la guarnición
para sacarlo de allí y llevárselo al cuartel. La noche siguiente, el
Señor se le presentó y le dijo: «¡Ánimo! Lo mismo que has dado
testimonio en Jerusalén de lo que a mí se refiere, tienes que darlo
en Roma».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 15, 1-2.5.7-11
R. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti; yo digo al Señor: «Tú
eres mi Dios». El Señor es el lote de mi heredad y mi copa; mi
suerte está en tu mano.R.
Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye
internamente. Tengo siempre presente al Señor, con Él a mi
derecha no vacilaré.R.
Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas, y mi carne
descansa esperanzada. Porque no me abandonarás en la región
de los muertos, ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R.
Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu
presencia, de alegría perpetua a tu derecha. R.

Aclamación antes del Evangelio Jn 17, 21


Aleluya. Que todos sean uno —dice el Señor—, como tú, Padre,
en mí, y yo en ti, para que el mundo crea que tú me has enviado.
Aleluya.

70
JUEVES
mayo 16
Lectura del santo Evangelio según san Juan 17, 20-26

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, levantando los ojos al cielo, oró Jesús di-
ciendo: «No solo por ellos ruego, sino también por los que crean
en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú,
Padre, en mí, y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros,
para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la
gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos
uno; yo en ellos, y tú en mí, para que sean completamente uno,
de modo que el mundo sepa que tú me has enviado y que los
has amado a ellos como me has amado a mí. Padre, este es mi
deseo: que los que me has dado estén conmigo donde yo estoy
y contemplen mi gloria, la que me diste, porque me amabas,
antes de la fundación del mundo. Padre justo, si el mundo no te
ha conocido, yo te he conocido, y estos han conocido que tú me
enviaste. Les he dado a conocer y les daré a conocer tu nombre,
para que el amor que me tenías esté en ellos, y yo en ellos».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Te pedimos, Señor, que, en tu bondad, santifiques estos dones,
aceptes la ofrenda de este sacrificio espiritual y nos transformes
en oblación perenne. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Jn 16, 7
Les digo la verdad: les conviene que yo me vaya; porque si no
me voy, no vendrá a ustedes el Paráclito, dice el Señor. Aleluya.
Oración después de la comunión
Te pedimos, Señor, que el sacramento recibido nos ilumine
con su luz y nos transforme con su participación, para que
merezcamos alcanzar los dones espirituales. Por Jesucristo,
nuestro Señor.

71
Viernes
mayo 17 de mayo
VII SEMANA DE PASCUA
3.ª semana del Salterio - Blanco

Monición general
Para salvaguardar la vida de Pablo y como era ciudadano romano,
las autoridades imperiales lo recluyen en la cárcel de Cesarea (ciudad
romana en Palestina). Amparado en su derecho, el apóstol había
solicitado ser juzgado por el emperador y no en Jerusalén, porque allí
no tenía ninguna garantía de un juicio justo. Ese será el camino que lo
lleve a Roma.
Por otra parte, la triple negación de Pedro durante la crucifixión
del Maestro había sido un evento desafortunado. Sin embargo, en el
evangelio de hoy, Jesús le da la oportunidad de rectificarse y reafirmar
su fidelidad al Señor. Entonces estará listo para el seguimiento y la
misión.
Gracias, Señor Jesús, porque tú no nos cierras las puertas y siempre
nos das la oportunidad de volver a ti y seguirte con más fidelidad.

Antífona de entrada Ap 1, 5-6


Cristo nos amó y nos ha lavado nuestros pecados con su
sangre, y nos ha hecho reino y sacerdotes para Dios, su Padre.
Aleluya.
Oración colecta
Oh, Dios, que, por la glorificación de Cristo y la luz del Espí-
ritu Santo, nos has abierto el acceso a la vida eterna, haz que la
participación en tanta gracia nos mueva a dedicarnos con mayor
empeño a tu servicio y a vivir con mayor plenitud las riquezas de
la fe. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 25, 13b-21
En aquellos días, el rey Agripa y Berenice llegaron a Cesarea
para saludar a Festo. Como se quedaron allí bastantes días, Fes-
to expuso al rey el caso de Pablo, diciéndole: «Tengo aquí un

72
VIERNES
mayo 17
hombre a quien Félix ha dejado preso y contra el cual, cuando
fui a Jerusalén, presentaron acusación los sumos sacerdotes y los
ancianos judíos, pidiendo su condena. Les respondí que no es
costumbre romana entregar a un hombre arbitrariamente; pri-
mero, el acusado tiene que carearse con sus acusadores, para que
tenga ocasión de defenderse de la acusación. Vinieron conmigo, y
yo, sin dar largas al asunto, al día siguiente me senté en el tribunal
y mandé traer a este hombre.
Pero, cuando los acusadores comparecieron, no presentaron
ninguna acusación de las maldades que yo suponía; se trataba
solo de ciertas discusiones acerca de su propia religión y de un tal
Jesús, ya muerto, que Pablo sostiene que está vivo. Yo, perdido en
semejante discusión, le pregunté si quería ir a Jerusalén a que lo
juzgase allí de esto. Pero, como Pablo ha apelado, pidiendo que
lo deje en la cárcel para que decida el Augusto, he dado orden de
que se le custodie hasta que pueda remitirlo al César».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 102, 1-2.11-12.19-20
R . El Señor puso en el cielo su trono.
Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios.R.
Como se levanta el cielo sobre la tierra, se levanta su bondad
sobre los que lo temen; como dista el oriente del ocaso, así aleja
de nosotros nuestros delitos.R.
El Señor puso en el cielo su trono, su soberanía gobierna el
universo. Bendigan al Señor, ángeles suyos, poderosos ejecutores
de sus órdenes.R.

Aclamación antes del Evangelio Jn 14, 26


Aleluya. El Espíritu Santo será quien se lo enseñe todo a ustedes
y les vaya recordando todo lo que les he dicho. Aleluya.

73
17 VIERNES
mayo
VII semana de Pascua
3.a semana del Salterio

Lectura del santo Evangelio según san Juan 21, 15-19

R. Gloria a ti, Señor.


Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de
comer, le dice a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas
más que estos?». Él le contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quie-
ro». Jesús le dice: «Apacienta mis corderos». Por segunda vez le
pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». Él le contesta: «Sí,
Señor, tú sabes que te quiero». Él le dice: «Pastorea mis ovejas».
Por tercera vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?».
Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez: «¿Me
quieres?» y le contestó: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que
te quiero». Jesús le dice: «Apacienta mis ovejas. En verdad, en
verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas
adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos,
otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras». Esto dijo alu-
diendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto,
añadió: «Sígueme».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Mira, Señor, con misericordia, las ofrendas de tu pueblo y,
para que sean aceptables a ti, haz que la venida del Espíritu Santo
purifique nuestras almas. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Jn 16, 13
Cuando venga el Espíritu de la verdad, les guiará hasta la
verdad plena, dice el Señor. Aleluya.
Oración después de la comunión
Oh, Dios, tus sacramentos nos purifican y alimentan; concé-
denos que la participación inmerecida en ellos nos obtenga la
vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

74
Sábado 18 de mayomayo
VII SEMANA DE PASCUA
San Juan I, Papa (ML) - 3.ª semana del Salterio - Blanco

Monición general
Finalmente, Pablo llega a su destino, a Roma. Y tal como le había
dicho el Señor, allí también será su testigo, porque, a pesar de las
cadenas, el apóstol se dedicará de lleno a anunciar el Reino de Dios.
Aunque a veces parezca imposible, a menudo, la Buena Noticia se abre
caminos por vías inesperadas.
En el evangelio de hoy, Pedro anda fijándose en el hermano del
costado más que en el seguimiento, pero el Señor lo orienta para que
preste atención a lo realmente importante: ser su discípulo.
Señor Jesús, llénanos de gracia para que no destruyamos
la vida de nuestros hermanos con habladurías.

Antífona de entrada Hch 1, 14


Los discípulos perseveraban unánimes en la oración, junto
con algunas mujeres y María, la madre de Jesús, y con sus her-
manos. Aleluya.
Oración colecta
Concédenos, Dios todopoderoso, a los que hemos celebrado
las fiestas de Pascua, conservarlas, por tu gracia, en las costumbres
y en la vida. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 28, 16-20.30-31
Cuando llegamos a Roma, le permitieron a Pablo vivir por
su cuenta en una casa, con el soldado que lo vigilaba. Tres días
después, convocó a los judíos principales y, cuando se reunieron,
les dijo: «Yo, hermanos, sin haber hecho nada contra el pueblo
ni las tradiciones de nuestros padres, fui entregado en Jerusalén
como prisionero en manos de los romanos. Me interrogaron y
querían ponerme en libertad, porque no encontraban nada que
mereciera la muerte; pero, como los judíos se oponían, me vi

75
18 SÁBADO
mayo
VII semana de Pascua
3.a semana del Salterio

obligado a apelar al César; aunque no es que tenga intención


de acusar a mi pueblo. Por este motivo, pues, los he llamado
para verlos y hablar con ustedes; pues por causa de la esperanza
de Israel llevo encima estas cadenas». Permaneció allí un bienio
completo en una casa alquilada, recibiendo a todos los que
acudían a verlo, predicándoles el Reino de Dios y enseñando lo
que se refiere al Señor Jesucristo con toda libertad, sin estorbos.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 10, 4-5.7
R . Los buenos verán tu rostro, Señor.
El Señor está en su templo santo, el Señor tiene su trono en el
cielo; sus ojos están observando, sus pupilas examinan a los
hombres.R.
El Señor examina a inocentes y culpables, y al que ama la vio-
lencia Él lo odia. Porque el Señor es justo y ama la justicia: los
buenos verán su rostro.R.

Aclamación antes del Evangelio Jn 16, 7.13


Aleluya. Les enviaré el Espíritu de la verdad —dice el Señor—; Él
los guiará hasta la verdad plena. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 21, 20-25

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, Pedro, volviéndose, vio que los seguía el
discípulo a quien Jesús amaba, el mismo que en la cena se había
apoyado en su pecho y le había preguntado: «Señor, ¿quién es el
que te va a entregar?». Al verlo, Pedro dice a Jesús: «Señor, y este,
¿qué?». Jesús le contesta: «Si quiero que se quede hasta que yo
venga, ¿a ti qué? Tú sígueme». Entonces se empezó a correr entre
los hermanos el rumor de que ese discípulo no moriría. Pero no
le dijo Jesús que no moriría, sino: «Si quiero que se quede hasta

76
San Juan I, Papa
Memoria libre
SÁBADO
mayo 18
que yo venga, ¿a ti qué?». Este es el discípulo que da testimonio
de todo esto y lo ha escrito; y nosotros sabemos que su testimo-
nio es verdadero. Muchas otras cosas hizo Jesús. Si se escribieran
una por una, pienso que ni el mundo podría contener los libros
que habría que escribir.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Te pedimos, Señor, que la venida del Espíritu Santo prepare
nuestras almas con los sacramentos divinos, porque Él mismo
es el perdón de todos los pecados. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Jn 16, 14
El Espíritu Santo me glorificará, porque recibirá de lo mío y se
lo anunciará, dice el Señor. Aleluya.
Oración después de la comunión
Asiente compasivo, Señor, a nuestras súplicas, para que, aban-
donada la vieja condición, nos renovemos con el alma santificada,
como nos has hecho pasar de los antiguos sacramentos a los nue-
vos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

E l Señor repite hoy a mí, a ustedes y a todos los


pastores: «Sígueme». Sígueme en el testimonio
de una vida que corresponda al don de la gracia del
Bautismo. Sígueme en el hablar de mí a aquellos con
los que vives, día tras día, en el esfuerzo del trabajo,
del diálogo y de la amistad. Sígueme en el anuncio
del Evangelio a todos, especialmente a los últimos,
para que a nadie le falte la Palabra de vida, que libera
de todo miedo y da confianza en la fidelidad de Dios.
Papa Francisco

77
Sábado
mayo 18 de mayo
MISA DE LA VIGILIA DE PENTECOSTÉS (S)
Propio del Saterio - Rojo

Monición general
Con alegría, nos preparamos hoy para un suceso central de nuestra
fe: la efusión del Espíritu Santo. Luego de cincuenta días de celebrar el
acontecimiento pascual, estamos listos para descender nuevamente
a lo cotidiano, pero con un sentido nuevo: la certeza de que Jesús vive
y de que siempre caminamos acompañados por el Espíritu Santo.
El significado de este acontecimiento lo hemos comprendido a lo
largo de estas semanas: a los discípulos, que andaban acobardados
y escondidos después de la muerte de Jesús, los hemos visto dando
testimonio del Resucitado con valentía. El Espíritu Santo es fuerza en
nuestra debilidad si le abrimos nuestros corazones.
Señor, llénanos del fuego de tu Espíritu
para que seamos fieles testigos de tu Hijo.

Antífona de entrada Rm 5, 5; 8, 11
El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones
por el Espíritu Santo que habita en nosotros. Aleluya.
Se dice el gloria.

Oración colecta
Dios todopoderoso y eterno, que has querido que el misterio
pascual se actualizase bajo el signo sagrado de los cincuenta
días, haz que los pueblos dispersos en la diversidad de lenguas
se congreguen, por los dones del cielo, en la única confesión de
tu nombre. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro del Génesis 11, 1-9
Después del diluvio, toda la tierra hablaba la misma lengua y
empleaba las mismas palabras. Al emigrar los hombres de orien-
te, encontraron una llanura en el país de Senaar y se establecie-
ron allí. Y se dijeron unos a otros: «Vamos a fabricar ladrillos

78
Vigilia de Pentecostés
Solemnidad
SÁBADO
mayo 18
y a cocerlos al fuego». Emplearon ladrillos en vez de piedras,
y asfalto en vez de cemento. Y dijeron: «Vamos a construir una
ciudad y una torre cuya cúspide alcance al cielo, para hacernos
famosos, y para no dispersarnos por la superficie de la tierra». El
Señor bajó a ver la ciudad y la torre que estaban construyendo los
hombres; y se dijo: «Son un solo pueblo con un mismo lenguaje.
Si esto no es más que el comienzo de su actividad, nada de lo
que decidan hacer les resultará imposible. Voy a bajar a confun-
dir su lenguaje, de modo que no se entiendan entre sí». El Señor
los dispersó por la superficie de la tierra y cesaron de construir la
ciudad. Por eso se llama Babel, porque allí confundió el Señor el
lenguaje de todo el mundo, y desde allí los dispersó por toda la
superficie de la tierra.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
O bien:
Lectura del libro del Éxodo 19, 3-8a.16-20b
En aquellos días, Moisés subió a encontrarse con Dios. El Se-
ñor lo llamó desde la montaña, diciendo: «Así dirás a la descen-
dencia de Jacob, y esto anunciarás a los hijos de Israel: “Ya han
visto lo que he hecho con los egipcios, y cómo a ustedes los he
llevado sobre alas de águila y los he traído a mí. Ahora, pues, si
de veras escuchan mi voz y guardan mi alianza, ustedes serán mi
propiedad exclusiva entre todos los pueblos, porque mía es toda
la tierra; serán para mí un reino de sacerdotes y una nación san-
ta”. Estas son las palabras que has de decir a los hijos de Israel».
Moisés convocó a los ancianos del pueblo y les expuso todo lo
que el Señor le había mandado. Todo el pueblo, a una, respon-
dió: «Haremos todo cuanto ha dicho el Señor». Al tercer día, al
rayar el alba, hubo truenos y relámpagos y una densa nube sobre
la montaña y se oyó un poderoso resonar de trompeta; y todo
el pueblo que estaba en el campamento se estremeció de temor.

79
18 SÁBADO
mayo
Vigilia de Pentecostés
Propio del Salterio

Moisés hizo salir al pueblo del campamento para ir al encuentro


de Dios y todos se detuvieron al pie de la montaña. Todo el Sinaí
humeaba, porque el Señor había descendido sobre él en forma
de fuego. Subía humo como de un horno, y toda la montaña
retemblaba con violencia. El sonar de la trompeta se hacía cada
vez más fuerte; Moisés hablaba, y el Señor le respondía con el
trueno. El Señor bajó a la montaña del Sinaí, a la cumbre de la
montaña, y ordenó a Moisés que subiera a la montaña.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
O bien:
Lectura de la profecía de Ezequiel 37, 1-14
En aquellos días, la mano del Señor se posó sobre mí y, con
su Espíritu, el Señor me sacó y me colocó en medio de un valle
todo lleno de huesos. Me hizo dar vueltas y vueltas en torno a
ellos: eran innumerables sobre la superficie del valle y estaban
completamente secos. Me preguntó: «Hijo de hombre, ¿podrán
revivir estos huesos?». Yo respondí: «Señor, tú lo sabes». Él me
dijo: «Profetiza un oráculo sobre estos huesos y diles: “¡Huesos
secos, escuchen la Palabra del Señor! Así dice el Señor a estos
huesos: Yo mismo traeré sobre ustedes espíritu, y vivirán. Pondré
sobre ustedes tendones, haré crecer sobre ustedes carne, exten-
deré sobre ustedes piel, les infundiré espíritu, y vivirán. Y sabrán
que yo soy el Señor”».
Yo profeticé como me había ordenado y, mientras yo profeti-
zaba, se produjo un temblor, y los huesos se juntaron unos con
otros. Me fijé en ellos: tenían encima tendones, la carne había
crecido, y la piel los recubría; pero no tenían espíritu. Entonces
me dijo: «Conjura al Espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al
Espíritu: “Así dice el Señor: Ven, Espíritu, ven de los cuatro vien-
tos, y sopla sobre estos muertos para que revivan”». Yo profeticé
como Él me había ordenado; y el Espíritu penetró en ellos, y así

80
Vigilia de Pentecostés
Solemnidad
SÁBADO
mayo 18
revivieron y se pusieron en pie. Era una multitud innumerable.
Luego el Señor me dijo: «Hijo de hombre, estos huesos son el
pueblo de Israel, que dice: “Nuestros huesos están secos, nuestra
esperanza se ha desvanecido, estamos destrozados”. Por eso, pro-
fetiza y diles: “Así dice el Señor: Yo mismo abriré sus sepulcros,
y los haré salir de sus sepulcros, pueblo mío, y los traeré a la
tierra de Israel. Y, cuando abra sus sepulcros y los saque de sus
sepulcros, pueblo mío, sabrán que yo soy el Señor. Les infundiré
mi Espíritu, y vivirán; los colocaré en su tierra y sabrán que yo, el
Señor, lo digo y lo hago”». Oráculo del Señor.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
O bien:
Lectura de la profecía de Joel 3, 1-5
Así dice el Señor: «Derramaré mi Espíritu sobre todos los
hombres: profetizarán sus hijos e hijas, sus ancianos tendrán
sueños, sus jóvenes verán visiones. También sobre mis siervos y
siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días. Haré prodigios en
el cielo y la tierra: sangre, fuego y columnas de humo. El sol se
oscurecerá, y la luna se pondrá como sangre, antes de que llegue
el día del Señor, día grande y terrible. Y todos los que invoquen
el nombre del Señor se salvarán. Porque en el monte de Sion
y en Jerusalén se encontrará refugio, como lo ha prometido el
Señor, y entre los sobrevivientes estarán los que llame el Señor».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 103, 1-2.24.27-30
R. Envía tu Espíritu, Señor, y renueva la faz de la tierra.
Bendice, alma mía, al Señor: Dios mío, ¡qué grande eres! Te vis-
tes de belleza y majestad, la luz te envuelve como un manto.R.
Cuántas son tus obras, Señor, y todas las hiciste con sabiduría; la
tierra está llena de tus criaturas.R.

81
18 SÁBADO
mayo
Vigilia de Pentecostés
Propio del Salterio

Todos ellos aguardan a que les eches comida a su tiempo: se la


echas, y la atrapan; abres tu mano, y se sacian de bienes.R.
Les retiras el aliento, y expiran y vuelven a ser polvo; envías tu
aliento, y los creas, y renuevas la faz de la tierra.R.
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 22-27
Hermanos: Sabemos que hasta el presente la creación entera
está gimiendo toda ella con dolores de parto. Y no solo ella; tam-
bién nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos
en nuestro interior, aguardando la hora de ser hijos de Dios, la
redención de nuestro cuerpo. Porque en esperanza fuimos salva-
dos. Y una esperanza que se ve ya no es esperanza. Pues ¿cómo
es posible esperar una cosa que se ve? Cuando esperamos lo que
no vemos, aguardamos con perseverancia. Pero además el Espíritu
viene en ayuda de nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos
pedir lo que nos conviene; pero el Espíritu mismo intercede por
nosotros con gemidos que no se pueden expresar. Y el que sondea
los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su interce-
sión a favor de los santos está de acuerdo con la voluntad divina.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya. Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y
enciende en ellos la llama de tu amor. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 7, 37-39

R. Gloria a ti, Señor.


El último día, el más solemne de las fiestas, Jesús, puesto en
pie, exclamó: «El que tenga sed, que venga a mí; el que cree en
mí, que beba. Como dice la Escritura: “De sus entrañas brotarán
manantiales de agua viva”». Decía esto refiriéndose al Espíritu que

82
Vigilia de Pentecostés
Solemnidad
SÁBADO
mayo 18
habían de recibir los que creyeran en Él. Porque el Espíritu no
había sido dado todavía, pues Jesús aún no había sido glorificado.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice el credo.

Oración universal
Invoquemos al Espíritu, el padre de los pobres, el dulce huésped
de las almas, y pidámosle que venga sobre el mundo y renueve la
humanidad en el amor salvador de Dios. Digamos juntos:
R. Envía tu Espíritu, Señor.
1. Para que el Papa, nuestro obispo y todos los fieles de nuestra
diócesis y de la Iglesia entera seamos luz y sal de la tierra.
Oremos.R.
2. Para que haya paz en la tierra, serenidad en los corazones,
amistad entre los pueblos, justicia para la humanidad.
Oremos.R.
3. Para que todos nosotros seamos más solidarios y fraternos, y
aprendamos a amarnos los unos a los otros como Dios nos
ama. Oremos.R.
4. Para que todos los hombres y mujeres de buena voluntad
experimenten el consuelo, la fuerza y la alegría del Espíritu
Santo en sus vidas. Oremos.R.
5. Para que quienes están próximos a dejar este mundo gocen de
la paz y la confianza que Dios da a sus hijos. Oremos.R.
6. Por todas las familias, para que encuentren en Cristo la fuente
de la armonía y la amistad. Oremos.R.
Envía tu Espíritu, Señor, llena los corazones de tus fieles con
los dones de tu amor y mantén a tu Iglesia unida aguardando tu
venida definitiva. Por Jesucristo, nuestro Señor.R. Amén.

83
18 SÁBADO
mayo
Vigilia de Pentecostés
Propio del Salterio

Oración sobre las ofrendas


Colma, Señor, estos dones con la acción santificadora de tu
Espíritu, para que se manifieste, por medio de ellos, aquel amor
de tu Iglesia que hace brillar en todo el mundo la verdad del
misterio de la salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Jn 7, 37
El último día de la fiesta, Jesús en pie gritó: «El que tenga sed,
que venga a mí y beba». Aleluya.
Oración después de la comunión
Estos dones que acabamos de recibir, Señor, nos sirvan de
provecho, para que nos inflame el mismo Espíritu que infundiste
de modo inefable en tus apóstoles. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Bendición solemne del Espíritu Santo
Dios, Padre de los astros, que [en el día de hoy] iluminó las men-
tes de sus discípulos derramando sobre ellas el Espíritu Santo, los
alegre con sus bendiciones y los llene con los dones del Espíritu
consolador.R. Amén.
Que el mismo fuego divino, que de manera admirable se posó
sobre los apóstoles, purifique sus corazones de todo pecado y los
ilumine con la efusión de su claridad.R. Amén.
Y que el Espíritu que congregó en la confesión de una misma
fe a los que el pecado había dividido en diversidad de lenguas
les conceda el don de la perseverancia en esta misma fe, y así
puedan pasar de la esperanza a la plena visión.R. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo †, y Espíritu
Santo, descienda sobre ustedes y los acompañe siempre.R. Amén.

84
Domingo 19 de mayo
PENTECOSTÉS (S)
Propio del Salterio - Rojo

«Como el Padre me ha enviado,


así también los envío yo. Reciban el Espíritu Santo»
Hch 2, 1-11; Sal 103, 1.24.29-31.34; 1 Co 12, 3b-7.12-13; Jn 20, 19-23
Jesús había prometido a sus discípulos que no los dejaría solos
y que enviaría el Espíritu Santo (cf. Jn 14, 16.26). Hoy celebramos
esta fiesta del don del Resucitado. San Lucas, en la primera lectura,
nos presenta este acontecimiento con una serie de imágenes o sím-
bolos muy propios del mundo bíblico: truenos y viento impetuoso,
llamas que descienden del cielo, los apóstoles hablando todas las
lenguas. Nuevamente, estamos ante una página de teología no
frente a una noticia periodística.
Como vemos en el evangelio de hoy, san Juan sitúa la efusión
del Espíritu en el mismo día de la resurrección. En cambio, Lucas
en Hechos afirma que ocurrió cincuenta días después. ¿Por qué?
Pentecostés era una fiesta hebrea muy antigua que se celebraba
cincuenta días luego de la Pascua. Conmemoraba la llegada del
pueblo de Israel al monte Sinaí. Todos sabemos lo acaecido en
aquel lugar: Moisés subió al monte, se encontró con Dios y recibió
la ley para trasmitirla a su pueblo. Al afirmar que el Espíritu había
descendido sobre los discípulos justamente en el día de Pentecostés,
Lucas quiere enseñarnos que el Espíritu ha sustituido a la antigua
ley, convirtiéndose en la nueva ley para el cristiano.
La ley antigua, con sus restricciones, buscaba evitar que los seres
humanos cometieran el mal, pero no había surtido efecto. ¿Qué
hizo Dios? Decidió cambiar el corazón humano. Con un corazón
nuevo —pensó—, los hombres no tendrían necesidad de una ley
externa, harían el bien siguiendo los impulsos procedentes de su in-
terior. La ley del Espíritu es el corazón nuevo, es la vida de Dios que,

85
19 DOMINGO
mayo
Pentecostés
Propio del Salterio

entrando en el hombre, lo trasforma haciéndolo capaz de producir


espontáneamente las obras de Dios.
El ruido huracanado, el viento, las lenguas de fuego son también
una clara alusión a los eventos naturales que acompañaron el don
de la ley en el Sinaí (cf. Ex 19, 16; 20, 18). De modo que, con ellos,
Lucas reafirma que el Espíritu Santo es la nueva ley. Además, el hecho
de que los apóstoles se expresen en las lenguas de todos los pueblos
simboliza para Lucas la universalidad de la Iglesia. El Espíritu es
un don destinado a todos los hombres y a todos los pueblos. Una
lengua que todos entienden, el lenguaje del amor.
En el evangelio, por su parte, san Juan dice que el Resucitado se
manifestó a la comunidad la tarde del primer día de la semana, el
momento que los primeros cristianos acostumbraban reunirse para
la fracción del pan. De ese modo, intenta decir a los cristianos que
también ellos pueden encontrar al Señor, al Resucitado, cada vez
que se hallen reunidos «en el día del Señor».
Después de saludarlos por segunda vez —La paz esté con ustedes
(vv. 19.21)— Jesús dona a los discípulos su Espíritu y les confiere
el poder de perdonar los pecados (vv. 21-23). Los discípulos son
enviados a cumplir una misión: Como el Padre me ha enviado, tam-
bién los envío yo. Cuando estaba en el mundo, Jesús hacía presente
el rostro, el amor y la misericordia del Padre (cf. Jn 12, 45). Ahora,
dejando este mundo, continúa su obra a través de sus discípulos,
a quienes infunde su Espíritu y les da el don de perdonar pecados.
En ese tiempo se creía que los seres humanos pecaban porque eran
movidos a ello por un espíritu malo. En lugar de eso, Jesús, por la
fuerza del Espíritu, otorga a la humanidad un corazón nuevo, capaz
de hacer frente al yugo del mal.
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tario completo del evangelio de hoy: https://libreriapaulinasonline.
com/lecturas_dominicales_b29.jsp

86
Pentecostés
Solemnidad
DOMINGO
mayo 19
Monición general
Antes de su partida, Jesús había dicho a sus discípulos que no los
dejaría solos, que les enviaría el don del Espíritu Santo. Hoy celebramos,
jubilosos, la realización de esa promesa: la festividad de Pentecostés.
Es el mismo Espíritu que todos hemos recibido en nuestro Bautismo y
Confirmación, la fuerza que nos acompaña cada día para vivir según
los valores del Evangelio. El Señor, es cierto, nos llama a seguirlo con
fidelidad, a dar testimonio suyo con valentía, pero no nos abandona a
nuestras solas fuerzas. La vida cristiana significa caminar por el mundo
con la confianza de que siempre estamos asistidos por el impulso del
Espíritu del Señor; basta abrirle nuestro corazón.
Ven, Espíritu Santo, enciende nuestras mechas humeantes,
fortalece nuestros pies rendidos.

Antífona de entrada Sb 1, 7
El Espíritu del Señor llenó la tierra y todo lo abarca, y conoce
cada sonido. Aleluya.
Se dice el gloria.

Oración colecta
Oh, Dios, que por el misterio de esta fiesta santificas a toda
tu Iglesia en medio de los pueblos y de las naciones, derrama los
dones de tu Espíritu sobre todos los confines de la tierra y realiza
ahora también, en el corazón de tus fieles, aquellas maravillas
que te dignaste hacer en los comienzos de la predicación evangé-
lica. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
En Babel la división de lenguas se convirtió en una barrera que
impidió la comunicación entre los pueblos. Ahora, con la irrupción
del Espíritu Santo, llega al mundo un lenguaje que todos entienden.
¡Escuchemos!
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 2, 1-11
Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el
mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido, semejante a

87
19 DOMINGO
mayo
Pentecostés
Propio del Salterio

una fuerte ráfaga de viento, que resonó en toda la casa donde se


encontraban. Vieron entonces aparecer unas lenguas, como de
fuego, que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos.
Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar
en diversas lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse. Se
encontraban entonces en Jerusalén judíos piadosos de todas las
naciones de la tierra. Al oír aquel ruido, la gente se congregó y
quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su
propio idioma. Enormemente sorprendidos, decían: «¿No son
galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que
cada uno de nosotros los oímos hablar en nuestra propia lengua?
Entre nosotros hay partos, medos y elamitas, otros vivimos en
Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia
o en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cire-
ne; algunos somos forasteros de Roma, otros judíos o prosélitos;
también hay cretenses y árabes; y cada uno de nosotros los oímos
hablar de las maravillas de Dios en nuestra propia lengua».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 103, 1.24.29-31.34
R. Envía tu Espíritu, Señor, y renueva la faz de la tierra.
Bendice, alma mía, al Señor: Dios mío, ¡qué grande eres! Cuán-
tas son tus obras, Señor, la tierra está llena de tus criaturas.R.
Les retiras el aliento, y expiran y vuelven a ser polvo; envías tu
aliento, y los creas, y renuevas la faz de la tierra.R.
Gloria a Dios para siempre, goce el Señor con sus obras. Que le
sea agradable mi poema, y yo me alegraré con el Señor.R.

Segunda lectura
Somos diferentes, cierto, es lo primero que salta a la vista. Nuestros
rostros son distintos, también nuestros dones y limitaciones, pero san
Pablo nos señala una fuente que da unidad a todo. ¡Escuchemos!

88
Pentecostés
Solemnidad
DOMINGO
mayo 19
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo
a los Corintios 12, 3b-7.12-13
Hermanos: Nadie puede decir: «Jesús es Señor», si no es
movido por el Espíritu Santo. Hay diversidad de dones, pero un
mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo
Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que
obra todo en todos. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el
bien común. Así como el cuerpo es uno y tiene muchos miem-
bros, y los miembros, siendo muchos, forman un solo cuerpo,
así es también Cristo. Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y
libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu para formar
un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Secuencia
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo. Padre amoroso
del pobre, don en tus dones espléndido, luz que penetra las
almas, fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que
enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira
el vacío del hombre si tú le faltas por dentro; mira el poder del
pecado cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las man-
chas, infunde calor de vida en el hielo, doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones, según la fe de tus siervos; por tu bondad
y tu gracia, dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.

89
19 DOMINGO
mayo
Pentecostés
Propio del Salterio

Aclamación antes del Evangelio


Aleluya. Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y
enciende en ellos la llama de tu amor. Aleluya.
Santo Evangelio
Luego de la resurrección, Jesús vuelve al Padre y nos encarga a
sus discípulos la tarea de proseguir con el proyecto del Reino de Dios.
Pero no nos deja solos ni desprovistos de su fuerza y su presencia.
¡Escuchemos!

Lectura del santo Evangelio según san Juan 20, 19-23

R. Gloria a ti, Señor.


Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estaban
los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a
los judíos. Y en eso entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz
a ustedes». Y, diciendo esto, les mostró las manos y el costado.
Los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
«Paz a ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los
envío yo». Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Reciban el
Espíritu Santo; a quienes les perdonen los pecados, les quedan
perdonados; a quienes se los retengan, les quedan retenidos».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
90
Pentecostés
Solemnidad
DOMINGO
mayo 19
Se dice el credo.

Oración universal
Hermanos, llega hoy a su plenitud el tiempo Pascual. Hace
cincuenta días celebramos con gozo la resurrección del Señor,
hoy celebramos la madurez y el cumplimiento definitivo de la
Pascua. Pidamos a Jesús resucitado que nos dé el mejor de sus
dones: el Espíritu Santo. Digamos juntos:
R. Envíanos tu Espíritu Santo.
1. Para que el Papa, los obispos, los sacerdotes y el pueblo de
Dios, convirtiéndonos cada día al Evangelio, vivamos genero-
samente el mandato del amor y transformemos nuestra socie-
dad. Oremos.R.
2. Para que en nuestro mundo se hagan realidad la sana con-
vivencia, el respecto, la fraternidad y el amor desinteresado.
Oremos.R.
3. Para que los cristianos seamos personas valiosas en la evan-
gelización, como testigos de la verdad de Cristo y signo de la
esperanza que no defrauda. Oremos.R.
4. Por los que sufren por distintas causas, para que, abiertos al
Espíritu Santo, puedan erradicar el egoísmo, la envidia, el
rencor, las discordias familiares y así vivir según el Evangelio.
Oremos.R.
5. Para que todos nosotros seamos dóciles a la acción de Dios
en nuestras vidas y dejemos que Él reavive nuestro amor al
prójimo. Oremos.R.
Envíanos tu Espíritu Santo, y haz que su presencia activa en
nuestra historia convierta los corazones a ti y nos acerque a todos
a la santidad a la que tú nos llamas. Tú que vives y reinas por los
siglos de los siglos.R. Amén.

91
19 DOMINGO
mayo
Pentecostés
Propio del Salterio

Oración sobre las ofrendas


Te pedimos, Señor, que, según la promesa de tu Hijo, el Espí-
ritu Santo nos haga comprender más profundamente la realidad
misteriosa de este sacrificio y se digne llevarnos al conocimiento
pleno de toda la verdad revelada. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio: El misterio de Pentecostés
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno. Pues, para llevar a plenitud el misterio
pascual, enviaste hoy el Espíritu Santo sobre los que habías
adoptado como hijos por la encarnación de tu Unigénito. El
Espíritu que, desde el comienzo de la Iglesia naciente, infundió el
conocimiento de Dios en todos los pueblos y reunió la diversidad
de lenguas en la confesión de una misma fe. Por eso, con esta
efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría,
y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan
el himno de tu gloria diciendo sin cesar: Santo, Santo, Santo…
Antífona de comunión Hch 2, 4.11
Se llenaron todos del Espíritu Santo y hablaron de las grande-
zas de Dios. Aleluya.
Oración después de la comunión
Oh, Dios, que has comunicado a tu Iglesia los bienes del
cielo, conserva la gracia que le has dado, para que el don infuso
del Espíritu Santo sea siempre nuestra fuerza, y el alimento espi-
ritual acreciente su fruto para la redención eterna. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Bendición solemne del Espíritu Santo
Dios, padre de los astros, que [en el día de hoy] iluminó las men-
tes de sus discípulos derramando sobre ellas el Espíritu Santo, los

92
Pentecostés
Solemnidad
DOMINGO
mayo 19
alegre con sus bendiciones y los llene con los dones del Espíritu
consolador.R. Amén.
Que el mismo fuego divino, que de manera admirable se posó
sobre los apóstoles, purifique sus corazones de todo pecado y los
ilumine con la efusión de su claridad.R. Amén.
Y que el Espíritu que congregó en la confesión de una misma
fe a los que el pecado había dividido en diversidad de lenguas
les conceda el don de la perseverancia en esta misma fe, y así
puedan pasar de la esperanza a la plena visión.R. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo †, y Espíritu
Santo, descienda sobre ustedes y los acompañe siempre.R. Amén.
Termina el Tiempo Pascual y reinicia el Tiempo Ordinario

S/ 6

Francisco y el Espíritu Santo


de P. Carlos Rosell de Almeida

Enseñanzas del Papa Francisco


sobre el Espíritu Santo.

S/ 8

Un ratito con el Espíritu Santo


de P. Carlos Rosell de Almeida

Para no perder de vista que sin la acción


del Espíritu Santo en nosotros, es imposi-
ble seguir correctamente a Cristo.

93
mayoLunes 20 de mayo
BVDA. VIRGEN MARÍA, MADRE DE LA IGLESIA (MO)
VII semana del Tiempo Ordinario - 3.ª semana del Salterio - Blanco

(Liturgia de las horas, Tomo III)

Monición general
Hemos concluido la Pascua y retomamos ahora el Tiempo Ordina-
rio; descendemos, por tanto, al llano, a lo cotidiano de la vida. Pero
no emprendemos esta marcha desprovistos, Jesús nos alimenta con la
fuerza de su resurrección y la presencia del Espíritu Santo, y, además,
como festejamos hoy, nos ofrece a su madre María como madre de
todos los creyentes. En ella Dios ha restaurado la armonía entre los
seres humanos y con toda la creación, como señala la primera lectura.
Asimismo, junto con el discípulo amado, nosotros también la acoge-
mos en nuestra casa para que su amor materno nos ayude a ser cada
día mejores discípulos de su Hijo.
María, madre nuestra, acompáñanos por los caminos de la vida
para conducirnos según los valores del Evangelio de tu Hijo.

Antífona de entrada Hch 1, 14


Los discípulos perseveraban unánimes en la oración con María,
la madre de Jesús.
Oración colecta
Oh, Dios, Padre de misericordia, cuyo Unigénito, clavado en
la cruz, proclamó a santa María Virgen, su Madre, como Madre
también nuestra, concédenos, por su cooperación amorosa, que
tu Iglesia, cada día más fecunda, se llene de gozo por la santidad
de sus hijos y atraiga a su seno a todas las familias de los pueblos.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro del Génesis 3, 9-15.20
Después de que el hombre y la mujer comieron del fruto del
árbol prohibido, el Señor Dios llamó al hombre y le preguntó:
«¿Dónde estás?». Este le respondió: «Oí tus pasos en el jardín; y

94
Virgen María, Madre de la Iglesia
Memoria obligatoria
LUNES
mayo 20
tuve miedo, porque estoy desnudo, y me escondí». Entonces le dijo
Dios: «¿Y quién te ha dicho que estabas desnudo? ¿Has comido
acaso del árbol del que te prohibí comer?». Respondió Adán: «La
mujer que me diste por compañera me ofreció del fruto del árbol
y comí». El Señor Dios dijo a la mujer: «¿Por qué has hecho esto?».
Repuso la mujer: «La serpiente me engañó y comí». Entonces dijo
el Señor Dios a la serpiente: «Porque has hecho esto, serás maldita
entre todos los animales y entre todas las bestias salvajes. Te arras-
trarás sobre tu vientre y comerás polvo todos los días de tu vida.
Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la
suya; y su descendencia te aplastará la cabeza, mientras tú tratarás
de morder su talón». El hombre le puso a su mujer el nombre de
«Eva», porque ella fue la madre de todos los vivientes.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
O bien:
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 1, 12-14
Después de la Ascensión de Jesús a los cielos, los apóstoles
regresaron a Jerusalén desde el monte de los Olivos, que dista de
la ciudad lo que se permite caminar en sábado. Cuando llegaron
a la ciudad, subieron al piso alto de la casa donde se alojaban,
Pedro y Juan, Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y
Mateo, Santiago (el hijo de Alfeo), Simón el Cananeo y Judas,
el hijo de Santiago. Todos ellos perseveraban unánimes en la
oración, junto con María, la madre de Jesús, con los parientes de
Jesús y algunas mujeres.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 86, 1-3.5-7
R. ¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios!
Él la ha cimentado sobre el monte santo; y el Señor prefiere las
puertas de Sion a todas las moradas de Jacob.R.

95
20 LUNES
mayo
VII del Tiempo Ordinario
3.a semana del Salterio

¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios! Se dirá de


Sion: «Uno por uno, todos han nacido en ella; el Altísimo en
persona la ha fundado».R.
El Señor escribirá en el registro de los pueblos: «Este ha nacido allí».
Y cantarán mientras danzan: «Todas mis fuentes están en ti».R.

Aclamación antes del Evangelio


Aleluya. ¡Oh, dichosa Virgen, que diste a luz al Señor, oh, dicho-
sa Madre de la Iglesia, que avivas en nosotros el Espíritu de tu
Hijo Jesucristo! Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 19, 25-34

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre,
la hermana de su madre, María la de Cleofás, y María Magda-
lena. Al ver a su madre y junto a ella al discípulo que tanto
quería, Jesús dijo a su madre: «Mujer, ahí está tu hijo». Luego
dijo al discípulo: «Ahí está tu madre». Y desde entonces el
discípulo se la llevó a vivir con él. Después de esto, sabiendo
Jesús que todo había llegado a su término, para que se cum-
pliera la Escritura, dijo: «Tengo sed». Había allí un jarro lleno
de vinagre. Los soldados sujetaron una esponja empapada en
vinagre a una caña de hisopo y se la acercaron a la boca. Jesús
probó el vinagre y dijo: «Todo está cumplido», e inclinando la
cabeza, entregó el espíritu.
Entonces, los judíos, como era el día de la preparación de la
Pascua, para que los cuerpos de los ajusticiados no se quedaran
en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día muy solem-
ne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y los quitaran
de la cruz. Fueron los soldados, le quebraron las piernas a uno y
luego al otro de los que habían sido crucificados con Jesús. Pero
al llegar a Él, viendo que ya había muerto, no le quebraron las

96
Virgen María, Madre de la Iglesia
Memoria obligatoria
LUNES
mayo 20
piernas, sino que uno de los soldados le traspasó el costado con
una lanza e inmediatamente salió sangre y agua.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Acepta, Señor, nuestras ofrendas y conviértelas en sacramento
de salvación que nos inflame en el amor de la Virgen María,
Madre de la Iglesia, y nos asocie más estrechamente a ella en la
obra de la redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Jn 19, 26-27
Jesús, desde la cruz, dijo al discípulo que tanto amaba: «Ahí
tienes a tu Madre».
Oración después de la comunión
Después de recibir la prenda de la redención y de la vida, te
pedimos, Señor, que tu Iglesia, por la intercesión maternal de la
Virgen, anuncie a todas las gentes el Evangelio y llene el mundo
entero de la efusión del Espíritu. Por Jesucristo, nuestro Señor.

M adre, ayuda nuestra fe. Abre nuestro oído a la


Palabra, para que reconozcamos la voz de Dios y
su llamada.
Aviva en nosotros el deseo de seguir sus pasos, saliendo
de nuestra tierra y confiando en su promesa.
Ayúdanos a dejarnos tocar por su amor, para que poda-
mos tocarlo en la fe.
Ayúdanos a fiarnos plenamente de Él, a creer en su amor,
sobre todo en los momentos de tribulación y de cruz,
cuando nuestra fe es llamada a crecer y a madurar.
Papa Francisco

97
Martes
mayo 21 de mayo
VII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
San Cristóbal Magallanes y Comp. (ML) - 3.ª semana del Salterio - Verde

Monición general
¿Dónde inician tantos de los males que nos afectan a nivel personal
y social? Por lo general, buscamos esta respuesta en nuestro alrede-
dor, pero el apóstol Santiago, en la primera lectura, nos invita, más
bien, a fijarnos en nuestra interioridad. Allí está la raíz de muchos pa-
decimientos que afectan al mundo. Pero no estamos solos, Dios nos
asiste con su gracia.
En el evangelio, Jesús prosigue con la formación de sus discípulos y
les comenta el destino que le espera en Jerusalén. Ellos, sin embargo,
están entretenidos en otros intereses, preocupados por quién es el
más importante. ¿Pero se deja vencer Jesús por la decepción?
Señor, infunde tu gracia en nuestros corazones para que
no nos dominen las ambiciones de poder y riquezas.

Antífona de entrada Sal 12, 6


Señor, yo confío en tu misericordia: mi alma gozará con tu
salvación, y cantaré al Señor por el bien que me ha hecho.
Oración colecta
Concédenos, Dios todopoderoso, que, meditando siempre
las realidades espirituales, cumplamos, de palabra y de obra, lo
que a ti te complace. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol Santiago 4, 1-10
Queridos hermanos: ¿De dónde proceden las guerras y las
peleas entre ustedes? ¿No es de sus pasiones, que luchan en su
interior? Codician y no tienen; matan, arden en envidia y no al-
canzan nada; pelean y luchan. No tienen porque no piden. Piden
y no reciben porque piden mal, para dar satisfacción a sus pasio-
nes. ¡Adúlteros! ¿No saben que amar al mundo es odiar a Dios?

98
San Cristóbal Magallanes
Memoria libre
MARTES
mayo 21
El que quiere ser amigo del mundo se hace enemigo de Dios.
No en vano dice la Escritura: «El espíritu que Dios nos infundió
está inclinado al mal». Pero mayor es la gracia que Dios nos da.
Por eso dice la Escritura: «Dios se enfrenta con los soberbios y da
su gracia a los humildes». Sométanse, pues, a Dios y enfréntense
con el diablo, que huirá de ustedes. Acérquense a Dios, y Dios
se acercará a ustedes. Pecadores, purifiquen sus manos; hombres
indecisos, purifiquen el corazón, lamenten su miseria, lloren y
hagan duelo; que su risa se convierta en llanto y su alegría en
tristeza. Humíllense ante el Señor, que Él los levantará.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 54, 7- 11.23
R . Encomienda a Dios tus afanes, que Él te sustentará.
Pienso: «¡Quién me diera alas de paloma para volar y posarme!
Emigraría lejos, habitaría en el desierto».R.
«Me pondría en seguida a salvo de la tormenta, del huracán que
devora, Señor; del torrente de sus lenguas».R.
Violencia y discordia veo en la ciudad: día y noche hacen la
ronda sobre sus murallas.R.
Encomienda a Dios tus afanes, que Él te sustentará; no permitirá
jamás que el justo caiga.R.

Aclamación antes del Evangelio Ga 6, 14


Aleluya. Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz del Señor,
en la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo.
Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 9, 30-37

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la
montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterara,

99
21 MARTES
mayo
VII del Tiempo Ordinario
3.a semana del Salterio

porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del
Hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo ma-
tarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará». Pero no
entendían aquello, y les daba miedo preguntarle. Llegaron a Ca-
farnaún, y, una vez en casa, les preguntó: «¿De qué discutían por
el camino?». Ellos callaban, pues por el camino habían discutido
quién era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y
les dijo: «Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos
y el servidor de todos». Y tomando un niño, lo puso en medio de
ellos, lo abrazó y les dijo: «El que acoge a un niño como este en
mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge
a mí, sino al que me ha enviado».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Al celebrar tus misterios con la debida reverencia, te rogamos,
Señor, que los dones ofrecidos en reconocimiento de tu gloria
nos aprovechen para la salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal 9, 2-3
Proclamo todas tus maravillas, me alegro y exulto contigo, y
toco en honor de tu nombre, oh, Altísimo.
Oración después de la comunión
Concédenos, Dios todopoderoso, alcanzar el fruto de la sal-
vación, cuyo anticipo hemos recibido por estos sacramentos. Por
Jesucristo, nuestro Señor.

100
mayo
Miércoles 22 de mayo
VII SEMANA DEL TIEMPO ORDIARIO
Santa Rita de Casia (ML) - 3.ª semana del Salterio - Verde

Monición general
Trabajar, desvivirse en miles de afanes con tal de acumular algo
más de bienes y riquezas, ¿cuál podría ser el límite? El apóstol Santiago
nos advierte del peligro de una vida entregada a la acumulación de
bienes cuando olvidamos la importancia del compartir y la brevedad
de la vida.
En el evangelio, ocurre, más bien, una situación diferente. Algunos
discípulos de Jesús le comunican, orgullosos, que han impedido a un
desconocido hablar en nombre suyo porque no pertenece a su grupo.
Esperaban que el Maestro los felicitara, pero, en cambio, los orienta
para ver la realidad de un modo distinto.
Señor, brinda tu fortaleza a todas las personas que trabajan
por los valores de tu Reino, incluso sin saberlo.

Antífona de entrada Sal 12, 6


Señor, yo confío en tu misericordia: mi alma gozará con tu
salvación, y cantaré al Señor por el bien que me ha hecho.
Oración colecta
Concédenos, Dios todopoderoso, que, meditando siempre
las realidades espirituales, cumplamos, de palabra y de obra, lo
que a ti te complace. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol Santiago 4, 13-17
Queridos hermanos: Ustedes dicen: «Mañana o pasado ire-
mos a esa ciudad y pasaremos allí el año negociando y ganando
dinero». Y ni siquiera saben qué pasará mañana. Pues, ¿qué
es su vida? Una nube que aparece un momento y en seguida
desaparece. Digan más bien: «Si el Señor lo quiere y vivimos,
haremos esto o lo otro». En vez de eso, se enorgullecen de sus
indolencias, sin darse cuenta de que tal actitud es reprochable.

101
22 MIÉRCOLES
mayo
VII del Tiempo Ordinario
3.a semana del Salterio

Al fin y al cabo, quien conoce el bien que debe hacer y no lo


hace es culpable.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 48, 2-3.6-11
R. Dichosos los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Oigan esto, todas las naciones; escúchenlo, habitantes del orbe:
plebeyos y nobles, ricos y pobres.R.
¿Por qué habré de temer los días aciagos, cuando me cerquen y
acechen los malvados, que confían en su opulencia y se jactan de
sus inmensas riquezas?R.
Nadie puede salvarse ni dar a Dios un rescate. Es tan caro el res-
cate de la vida, que nunca les bastará para vivir perpetuamente
sin bajar a la fosa.R.
Miren, los sabios mueren, lo mismo que perecen los ignorantes
y necios, y legan sus riquezas a extraños.R.

Aclamación antes del Evangelio Jn 14, 6


Aleluya. Yo soy el camino y la verdad y la vida, dice el Señor;
nadie va al Padre, sino por mí. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 9, 38-40

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, Juan dijo a Jesús: «Maestro, hemos visto a
uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido
impedir, porque no viene con nosotros». Jesús respondió: «No
se lo impidan, porque quien hace un milagro en mi nombre no
puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros
está a favor nuestro».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

102
Santa Rita de Casia
Memoria libre
MIÉRCOLES
mayo 22
Oración sobre las ofrendas
Al celebrar tus misterios con la debida reverencia, te rogamos,
Señor, que los dones ofrecidos en reconocimiento de tu gloria
nos aprovechen para la salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal 9, 2-3
Proclamo todas tus maravillas, me alegro y exulto contigo, y
toco en honor de tu nombre, oh, Altísimo.
Oración después de la comunión
Concédenos, Dios todopoderoso, alcanzar el fruto de la sal-
vación, cuyo anticipo hemos recibido por estos sacramentos. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
S/ 9.5

Santa Rita de Casia


de Ismael Ojeda
Santa Rita es conocida como la mujer
que pasó por todos los estados de vida
con gran entereza cristiana. Es conocida
tradicionalmente como la santa de las
causas imposibles.

S/ 2

Santa Rita de Casia (miniplegable)


Oraciones, devociones y una aproxi-
mación biográfica para conocer a
santa Rita y alimentar nuestra vida
espiritual.

103
JUEVES
Valoremos laenero
mayo santidad
abril

Santa Rita de Casia (1381-1457)


Rita vivió la tragedia del dolor y de
la miseria material, moral y social. Su
aventura terrena podría ser de ayer como
de hoy. Fascinante e instruida, Rita Lotti
nace en 1381 en Roccaporena, Italia.
Mujer dulce y sumisa, fue dada como
esposa a Fernando Mancini, terrateniente
brutal de esa región. Sufre todo tipo de
violencia por parte de su cónyuge, a
quien solo después de dieciocho años de
matrimonio y dos hijos logra aplacar. Una noche él es asesinado y
abandonado en una calle. Los hijos juran vengar al padre.
Rita, después de intentar inútilmente disuadirlos, pide al Señor
que los llame a su seno antes de que se conviertan en homicidas. Su
plegaria, humanamente incomprensible, es escuchada.
Privada de su esposo y de sus hijos, la mujer toca las puertas del
convento de las hermanas agustinas de Casia. Su petición no es
aceptada. Rita entonces se dirige en oración a sus protectores: san
Juan Bautista, san Agustín, san Nicolás de Tolentino. En una noche
ocurre el prodigio. Los tres santos se le aparecen y abierta la puerta
del convento, cerrada antes con cadenas, la llevan en medio del coro
donde las religiosas estaban rezando la oración de maitines. De esa
manera, Rita puede vestir el hábito de las agustinas, dedicándose a
la penitencia, a la oración y al amor de Cristo crucificado, quien la
marca en el rostro hasta la muerte clavándole una espina en la frente.
Muere el 22 de mayo de 1457. Su cuerpo, custodiado en el
santuario de Casia, por un enésimo milagro, permanece incorrupto.
Desde hace 500 años, en torno a ella, florecen prodigiosamente rosas
de color sangre y los fieles se sanan de enfermedades incurables. Por
eso es llamada «la santa de los imposibles».
Tomado de M. Castelli, Los santos del año, vol. 2. Paulinas.

104
Jueves 23 de mayomayo
JESUCRISTO, SUMO Y ETERNO SACERDOTE (F)
Propio del Salterio - Blanco

Monición general
Hoy celebramos la fiesta de Jesucristo como nuestro Sumo y Eterno
Sacerdote; es decir, como único mediador entre el Padre y nosotros.
La liturgia de la Palabra, justamente, nos muestra el sentido de esta
fiesta. Jesús es nuestra puerta al Padre, el que nos ha liberado con
la ofrenda de sí mismo asumiendo nuestra humanidad a cabalidad,
menos en el pecado. El pasaje del Evangelio, nos lo presenta en el
ejercicio de esa función, nos otorga el don de la Eucaristía como fuente
de comunión entre nosotros y el Padre del cielo.
Gracias, Señor Jesús, por compartir nuestras fortalezas y limitaciones,
por ser el sumo sacerdote comprensivo con nuestras fragilidades.

Antífona de entrada Hb 7, 24
Cristo, mediador de una nueva alianza, como permanece para
siempre, tiene el sacerdocio que no pasa.
Se dice el gloria.

Oración colecta
Oh, Dios, que para gloria tuya y salvación del género humano
constituiste a tu Hijo único sumo y eterno sacerdote, concede,
por la acción del Espíritu Santo, a quienes Él eligió para mi-
nistros y dispensadores de sus misterios la gracia de ser fieles
en el cumplimiento del ministerio recibido. Por nuestro Señor
Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de Jeremías 31, 31-34
«Miren ustedes que llegan días —oráculo del Señor— en que
haré con la descendencia de Israel y de Judá una alianza nueva.
No como la alianza que hice con sus padres, cuando los tomé de
la mano para sacarlos de Egipto: ellos quebrantaron mi alianza,
aunque yo era su Señor —oráculo del Señor—. Sino que así será

105
23 JUEVES
mayo
Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote
Propio del Salterio

la alianza que haré con ellos, después de aquellos días —oráculo


del Señor—: Pondré mi ley dentro de ellos, la escribiré en sus
corazones; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Y no tendrá
que enseñar uno a su prójimo, el otro a su hermano, dicien-
do: “Reconoce al Señor”. Porque todos me conocerán, desde el
pequeño al grande —oráculo del Señor—, cuando perdone sus
crímenes y no recuerde sus pecados».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
O bien:
Lectura de la carta a los Hebreos 10, 11-18
Hermanos: Cualquier otro sacerdote ejerce su ministerio, dia-
riamente, ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que de
ningún modo pueden borrar los pecados. Pero Cristo ofreció por
los pecados un solo sacrificio para siempre; está sentado a la dere-
cha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos
sean puestos como estrado de sus pies. Con una sola ofrenda ha
perfeccionado para siempre a los que van siendo santificados. Esto
nos lo atestigua también el Espíritu Santo. En efecto, después de
decir: «Así será la alianza que haré con ellos después de aquellos
días —dice el Señor—. Pondré mis leyes en sus corazones y las es-
cribiré en su mente, y no me acordaré ya de sus pecados ni de sus
crímenes». Ahora bien, cuando los pecados han sido perdonados,
ya no hay necesidad de ofrenda por los pecados.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 109, 1-3
R. Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.
Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha, y haré de
tus enemigos estrado de tus pies».R.
Desde Sion extenderá el Señor el poder de tu cetro: somete en la
batalla a tus enemigos.R.

106
Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote
Fiesta
JUEVES
mayo 23
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, entre esplendores sa-
grados, yo mismo te engendré, como rocío, antes de la aurora». R.

Aclamación antes del Evangelio Hb 5, 8-9


Aleluya. Cristo, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obe-
decer; y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos
los que le obedecen en autor de la salvación eterna. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 14, 22-25

R. Gloria a ti, Señor.


El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero
pascual, mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la
bendición, lo partió y se lo dio, diciendo: «Tomen, esto es mi
cuerpo». Y, tomando en sus manos una copa, pronunció la ac-
ción de gracias, se la dio, y todos bebieron. Y les dijo: «Esta es mi
sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Les aseguro
que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba
el vino nuevo en el Reino de Dios».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Jesucristo, nuestro Mediador, te haga aceptables estos dones,
Señor, y nos presente juntamente con Él como ofrenda agradable
a tus ojos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio: El sacerdocio de Cristo y el ministerio
de los sacerdotes
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno. Que constituiste a tu Unigénito pontífice
de la Alianza nueva y eterna por la unción del Espíritu Santo, y
determinaste, en tu designio salvífico, perpetuar en la Iglesia su

107
23 JUEVES
mayo
Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote
Propio del Salterio

único sacerdocio. Él no solo confiere el honor del sacerdocio real


a todo su pueblo santo, sino también, con amor de hermano,
elige a hombres de este pueblo, para que, por la imposición de
las manos, participen de su sagrada misión. Ellos renuevan en
nombre de Cristo el sacrificio de la redención, preparan a tus hi-
jos el banquete pascual, preceden a tu pueblo santo en el amor,
lo alimentan con tu palabra y lo fortalecen con los sacramentos.
Tus sacerdotes, Señor, al entregar su vida por ti y por la salvación
de los hermanos, van configurándose a Cristo, y han de darte tes-
timonio constante de fidelidad y amor. Por eso, Señor, nosotros,
llenos de alegría, te aclamamos con los ángeles y con todos los
santos, diciendo: Santo, Santo, Santo…
Antífona de comunión Mt 28, 20
Sepan que yo estoy con ustedes todos los días, hasta el final
del mundo, dice el Señor.
Oración después de la comunión
La ofrenda divina que hemos presentado y recibido nos vivifi-
que, Señor, para que, unidos a ti en amor continuo, demos frutos
que siempre permanezcan. Por Jesucristo, nuestro Señor.

O h, Señor Jesucristo, nuestro sumo sacerdote,


concédenos tu Espíritu de amor y vida que nos
una a ti, sacerdote y víctima, para que el plan de sal-
vación para todos los pueblos se establezca dentro de
nosotros.
Señor, Jesucristo, nuestro sumo sacerdote, concéde-
nos tu Espíritu de sabiduría y unión, que a todos nos
unifique en tu cuerpo místico, la Iglesia, para ser tus
testigos en el mundo.

108
Viernes 24 de mayomayo
VII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
3.ª semana del Salterio - Verde

Monición general
Frente a las injusticias y a las persecuciones por causa de Cristo,
el apóstol Santiago pide una sola actitud: paciencia. Es ella la que nos
ayudará a no desesperarnos, a no ceder a la desesperanza, porque el
mundo presente no tiene la última palabra.
Jesús, en el evangelio, responde a la cuestión del divorcio, una
práctica permitida en la tradición hebrea. ¿Pero hasta qué punto eso
estaba en concordancia con el plan inicial del Creador? Por eso, el
Maestro nos remite al origen, al deseo de Dios de que la pareja sea un
solo cuerpo y una sola carne.
Señor Jesús, nuestra voluntad es frágil, por eso, ayúdanos a llevar
adelante el proyecto de amor que el Padre quiere para nosotros.

Antífona de entrada Sal 12, 6


Señor, yo confío en tu misericordia: mi alma gozará con tu
salvación, y cantaré al Señor por el bien que me ha hecho.
Oración colecta
Concédenos, Dios todopoderoso, que, meditando siempre
las realidades espirituales, cumplamos, de palabra y de obra, lo
que a ti te complace. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol Santiago 5, 9-12
Hermanos: No se quejen unos de otros, para no ser conde-
nados. Miren que el juez ya está a la puerta. Tomen, hermanos,
como ejemplo de sufrimiento y de paciencia a los profetas, que
hablaron en nombre del Señor. Llamamos dichosos a los que
tuvieron paciencia. Ustedes han oído hablar de la paciencia de
Job, sus sufrimientos y conocen el fin que le otorgó el Señor.
Porque el Señor es compasivo y misericordioso. Pero, ante
todo, hermanos míos, no juren ni por el cielo ni por la tierra, ni

109
24 VIERNES
mayo
VII del Tiempo Ordinario
3.a semana del Salterio

pronuncien ningún otro juramento; que el sí de ustedes sea un


sí, y el no sea un no; así no serán juzgados.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 102, 1-4.8-9.11-12
R. El Señor es compasivo y misericordioso.
Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios.R.
Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades; Él
rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura.R.
El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en cle-
mencia; no está siempre acusando ni guarda rencor perpetuo. R.
Como se levanta el cielo sobre la tierra, se levanta su bondad
sobre sus fieles; como dista el oriente del ocaso, así aleja de
nosotros nuestros delitos.R.

Aclamación antes del Evangelio Jn 17, 17b.a


Aleluya. Tu Palabra, Señor, es verdad; conságranos en la verdad.
Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 10, 1-12

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, Jesús se marchó a Judea y a Transjordania;
otra vez se le fue reuniendo gente por el camino y según su cos-
tumbre les enseñaba. Acercándose unos fariseos, le preguntaban
para ponerlo a prueba: «¿Le es lícito al hombre repudiar a su mu-
jer?». Él les replicó: «Qué les ha mandado Moisés?». Contestaron:
«Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla». Jesús
les dijo: «Por la dureza de su corazón dejó escrito Moisés este
precepto. Pero al principio de la creación Dios los creó hombre
y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se

110
VIERNES
mayo 24
unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. De modo que
ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido,
que no lo separe el hombre». En casa, los discípulos volvieron
a preguntarle sobre lo mismo. Él les dijo: «Si uno repudia a su
mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y
si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Al celebrar tus misterios con la debida reverencia, te rogamos,
Señor, que los dones ofrecidos en reconocimiento de tu gloria
nos aprovechen para la salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal 9, 2-3
Proclamo todas tus maravillas, me alegro y exulto contigo, y
toco en honor de tu nombre, oh, Altísimo.
Oración después de la comunión
Concédenos, Dios todopoderoso, alcanzar el fruto de la sal-
vación, cuyo anticipo hemos recibido por estos sacramentos. Por
Jesucristo, nuestro Señor.

E l matrimonio tiene una dignidad superior. No


olvidemos que Dios nos creó hombre y mujer.
Por tanto, el amor de pareja es una relación de
complementariedad basada en la mutua donación.
El matrimonio es fuente de vida, no de servilismo; de
comunión, no de sumisión.
P. Raúl Enrique Castro Chambi

111
Sábado
mayo 25 de mayo
VII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
Santa María Magdalena de Pazzi (ML) - 3.ª semana del Salterio - Verde

Monición general
¿Orar solo cuando necesitamos algo o también para expresar nues-
tras alegrías? El apóstol Santiago nos invita a valorar la oración no
como algo utilitario, sino como una fuerza para afrontar los sufrimien-
tos de la vida o expresar nuestros gozos a nivel personal y comunitario.
Por otra parte, en tiempos de Jesús, los niños ocupaban los escalones
más bajos de la sociedad y estaba mal visto que importunaran a los
adultos. Los discípulos actúan guiados por esta lógica. No obstante, el
Señor les enseña a acoger a los pequeños y a valorarlos como modelos
de discipulado.
Padre de bondad, infúndenos humildad para que, con actitud de niños,
depositemos toda nuestra confianza en ti.

Antífona de entrada Sal 12, 6


Señor, yo confío en tu misericordia: mi alma gozará con tu
salvación, y cantaré al Señor por el bien que me ha hecho.
Oración colecta
Concédenos, Dios todopoderoso, que, meditando siempre
las realidades espirituales, cumplamos, de palabra y de obra, lo
que a ti te complace. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol Santiago 5, 13-20
Queridos hermanos: ¿Sufre alguno de ustedes? Rece. ¿Está
alegre alguno? Cante salmos. ¿Está enfermo alguno de ustedes?
Llame a los presbíteros de la Iglesia, y que recen sobre él, después
de ungirlo con óleo en el nombre del Señor. Y la oración de fe
salvará al enfermo, y el Señor lo curará y, si ha cometido pecado,
lo perdonará. Así pues, confiesen sus pecados unos a otros, y

112
Sta. María Magdalena de Pazzi
Memoria libre
SÁBADO
mayo 25
recen unos por otros y se sanarán. Mucho puede hacer la oración
intensa del justo. Elías, que era un hombre de la misma condi-
ción que nosotros, rezó insistentemente para que no lloviese y
no llovió sobre la tierra durante tres años y seis meses. Luego
volvió a orar, y el cielo derramó lluvia y la tierra produjo sus fru-
tos. Hermanos míos, si alguno de ustedes se desvía de la verdad
y otro lo encamina, sepan que uno que convierte al pecador de
su extravío se salvará de la muerte y obtendrán el perdón de una
multitud de sus pecados.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 140, 1-3.8
R. Suba mi oración como incienso en tu presencia, Señor.
Señor, te estoy llamando, ven deprisa, escucha mi voz cuando te
llamo. Suba mi oración como incienso en tu presencia, el alzar
de mis manos como ofrenda de la tarde.R.
Coloca, Señor, una guardia en mi boca, un centinela a la puerta
de mis labios. Señor, mis ojos están vueltos a ti, en ti me refugio,
no me dejes indefenso.R.

Aclamación antes del Evangelio Mt 11, 25


Aleluya. Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has
revelado los secretos del reino a la gente sencilla. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 10, 13-16

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, le acercaban a Jesús niños para que los
tocara, pero los discípulos los regañaban. Al verlo, Jesús se en-
fadó y les dijo: «Dejen que los niños se acerquen a mí, no se lo
impidan, pues de los que son como ellos es el Reino de Dios. En
verdad les digo que quien no reciba el Reino de Dios como un

113
25 SÁBADO
mayo
VII del Tiempo Ordinario
3.a semana del Salterio

niño, no entrará en él». Y tomándolos en brazos los bendecía


imponiéndoles las manos.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Al celebrar tus misterios con la debida reverencia, te rogamos,
Señor, que los dones ofrecidos en reconocimiento de tu gloria
nos aprovechen para la salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal 9, 2-3
Proclamo todas tus maravillas, me alegro y exulto contigo, y
toco en honor de tu nombre, oh, Altísimo.
Oración después de la comunión
Concédenos, Dios todopoderoso, alcanzar el fruto de la sal-
vación, cuyo anticipo hemos recibido por estos sacramentos. Por
Jesucristo, nuestro Señor.

J esús invita a sus discípulos a cambiar su forma


de ver la vida. Quiere que superen su visión pa-
triarcal y utilitaria, y que empiecen a mirar como Dios
lo hace: con amor, con solicitud hacia los indefensos,
hacia los que necesitan cuidado y cariño. Nadie pensó
nunca que un niño fuera el mejor ejemplo para un
adulto (normalmente era lo contrario). Pero Jesús
cambia el orden de las cosas y nos invita a recuperar
la simplicidad, la espontaneidad, y la alegre confianza
de aquel que se siente amado y protegido, porque solo
así podrá entender y entrar en el Reino de Dios.
P. Raúl Enrique Castro Chambi

114
mayo
Domingo 26 de mayo
SANTÍSIMA TRINIDAD (S)
Propio del Salterio - Blanco

«Bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo


y del Espíritu Santo»
Dt 4, 32-34.39-40; Sal 32, 4-6.9.18-20.22; Rm 8, 14-17; Mt 28, 16-20

Gozosos, celebramos hoy la solemnidad de la Santísima Trinidad,


es decir, la afirmación de que en el único Dios existe una paternidad,
una filiación y un regalo de amor. Este día la primera lectura nos pre-
senta un pasaje atribuido a Moisés, aunque, en realidad, lo compuso
un escritor sagrado del siglo vi a. C. en Babilonia. Busca infundir áni-
mo al pueblo atribulado por el exilio, por encontrarse nuevamente
esclavizado. Les pide recordar las obras de salvación realizadas por el
Señor en Egipto y compararlas con las gestas que los otros pueblos
atribuyen a sus dioses. La conclusión es obvia: en todo el mundo
nadie ha oído hablar nunca de un dios que haya intervenido con
tanto poder para liberar a su pueblo, como el Señor ha hecho con
Israel. Ningún dios ha hablado jamás, como Él hizo con Abrahán,
con los patriarcas y con Moisés en la zarza ardiente; nunca se ha
escuchado que dios alguno haya obrado maravillas extraordinarias,
como hizo el Señor para salvar a su pueblo (vv. 32-34). Solo el Dios
de Israel, el único Dios, se involucra en la historia de su pueblo, en
los acontecimientos del mundo.
La escena narrada en el evangelio de hoy, por su parte, está am-
bientada en un monte de Galilea (v. 16). La montaña, en el lenguaje
bíblico, significa el lugar de las revelaciones de Dios. Situando sobre
el monte las manifestaciones del Resucitado, Mateo intenta decir
que solo quien hace una auténtica experiencia de Cristo y asimila
su mensaje está capacitado para desarrollar la misión que Él enco-
mendó a sus discípulos.
Ellos —dice Mateo— recibieron la tarea de hacer discípulos
entre todos los pueblos, bautizándolos y enseñándoles a guardar

115
26 DOMINGO
mayo
Santísima Trinidad
Propio del Salterio

todo lo que Jesús les había mandado. Antes ya habían partido en


misión, pero solo a Israel. Ahora les encarga anunciar el Evangelio a
todos los pueblos, ya no existen fronteras, la Buena Noticia no hace
acepción de personas. La luz que primero brilló en Galilea, ahora
está destinada a resplandecer en todo el mundo; como anunciaron
los profetas, Israel se convierte en luz de las naciones (cf. Is 42, 6).
El momento es decisivo y Jesús se remite de manera solemne a su
autoridad. El Padre lo ha enviado para llevar el mensaje de salvación
y le ha conferido todo poder en el cielo y en la tierra. Cielo y tierra
indican, en el lenguaje bíblico, toda la creación (cf. Gn 1, 1). Nada,
por tanto, está fuera del dominio que el Padre ha dado a Cristo. Este
poder universal sobre toda la creación no tiene nada en común con
los reinos de este mundo, sino que consiste en la capacidad de servir
al ser humano, conduciéndolo a la salvación e introduciéndolo en
la intimidad de amor con el Padre. Es a esto a lo que se refiere el
misterio de la vida divina que celebramos en esta fiesta y que, con el
balbuceo de nuestro pobre lenguaje, llamamos Trinidad.
Dios quiere la salvación de toda la creación, pero ¿cómo se
realizará este plan de salvación? Lo llevará a cabo por medio de la
comunidad cristiana, como leemos hoy. El Resucitado no se reservó
para sí el poder que le confirió el Padre, sino que se lo comunicó
a los discípulos, que son su prolongación en el mundo. A ellos les
encomendó la tarea de llevar la salvación a todas las naciones. El
Dios en el que creemos, por tanto, no está lejos, no vive como si
nuestros problemas, angustias y alegrías no lo afectaran. Él es el
Dios con nosotros, el Dios que está a nuestro lado todos los días
hasta que nos haya acogido a todos en su casa, para siempre.

Escanea el QR o digita el enlace para ver el video o PDF del comen-


tario completo del evangelio de hoy: https://libreriapaulinasonline.
com/lecturas_dominicales_b30.jsp

116
Santísima Trinidad
Solemnidad
DOMINGO
mayo 26
Monición general
Después de Pentecostés, celebramos hoy la solemnidad de la
Santísima Trinidad, el Dios único en tres personas divinas: el Padre,
el Hijo y el Espíritu Santo. Es un misterio que desborda nuestros
razonamientos y al que solo podemos acercarnos por medio de la fe.
Hoy la liturgia de la Palabra nos invita a descubrirlo como el Dios
que se involucra en nuestra historia, en los acontecimientos del
mundo. Nos recuerda que, por medio de su Hijo, también a nosotros
nos ha hecho hijos suyos y que podemos hablarle con confianza filial.
Pero, además, Él también se fía de nosotros y nos hace partícipes de la
misión de llevar el Evangelio de su Hijo a todos los pueblos.
Dios nuestro, que tu amor trinitario fortalezca la unidad
de nuestras comunidades para ser, de verdad, luz del mundo.

Antífona de entrada
Bendito sea Dios Padre y el Hijo unigénito de Dios y el Espíri-
tu Santo, porque ha tenido misericordia de nosotros.
Se dice el gloria.

Oración colecta
Dios Padre, que, al enviar al mundo la Palabra de la verdad y
el Espíritu de la santificación, revelaste a los hombres tu admira-
ble misterio, concédenos, al profesar la fe verdadera, reconocer
la gloria de la eterna Trinidad y adorar la Unidad en su poder y
grandeza. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Al pueblo desesperanzado en el exilio de Babilonia, un escritor
sagrado lo invita a mirar su pasado, las maravillas que Dios hizo por
Israel al sacarlo de Egipto. ¿No hará lo mismo en medio de las tribula-
ciones del presente? ¡Escuchemos!
Lectura del libro del Deuteronomio 4, 32-34.39-40
Moisés habló al pueblo, diciendo: «Pregunta, pregunta a los
tiempos antiguos que te han precedido, desde el día en que Dios
creó al hombre sobre la tierra. ¿Hubo jamás desde un extremo al

117
26 DOMINGO
mayo
Santísima Trinidad
Propio del Salterio

otro del cielo palabra tan grande como esta? ¿Se oyó cosa seme-
jante? ¿Hay algún pueblo que haya oído, como tú has oído, la
voz del Dios vivo, hablando desde el fuego, y haya sobrevivido?
¿Algún dios intentó jamás venir a buscarse una nación entre
las otras por medio de pruebas, signos, prodigios y guerra, con
mano fuerte y brazo poderoso, con terribles portentos, como
todo lo que el Señor, su Dios, hizo con ustedes en Egipto, ante
sus ojos? Reconoce, pues, hoy y medita en tu corazón, que el
Señor es el único Dios, allá arriba en el cielo, y aquí abajo en la
tierra; no hay otro. Guarda los preceptos y mandamientos que
yo te prescribo hoy, para que seas feliz tú y tus hijos después de
ti, y prolongues tus días en el suelo que el Señor, tu Dios, te da
para siempre».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 32, 4-6.9.18-20.22
R. Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor.
La Palabra del Señor es sincera, y todas sus acciones son leales; Él
ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra.R.
La palabra del Señor hizo el cielo; el aliento de su boca, sus
ejércitos, porque Él lo dijo y existió, Él lo mandó y surgió.R.
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan
en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y reani-
marlos en tiempo de hambre.R.
Nosotros aguardamos al Señor, Él es nuestro auxilio y escudo.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo espe-
ramos de ti.R.

Segunda lectura
Dios, más que siervos suyos, nos ha llamado para ser sus hijos.
¿Pero qué significa esto? ¿Cómo es que podemos llamar Padre a Dios?
¡Escuchemos!

118
Santísima Trinidad
Solemnidad
DOMINGO
mayo 26
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 14-17
Hermanos: Todos los que se dejan llevar por el Espíritu de
Dios son hijos de Dios. No han recibido ustedes un espíritu de
esclavitud, para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos adop-
tivos, que nos hace gritar: «Abbá» (Padre). Ese mismo Espíritu se
une a nuestro espíritu para juntos dar testimonio: que somos
hijos de Dios; y, si somos hijos, también herederos; herederos de
Dios y coherederos con Cristo, ya que sufrimos con Él para ser
también con Él glorificados.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio Ap 1, 8
Aleluya. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, al Dios
que es, que era y que viene. Aleluya.
Santo Evangelio
Jesús vuelve al Padre, pero nos deja a sus discípulos la misión de
continuar llevando el Evangelio a toda la creación, de seguir bautizan-
do en nombre del Dios uno y trino. ¡Escuchemos!

119
26 DOMINGO
mayo
Santísima Trinidad
Propio del Salterio

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 28, 16-20

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al
monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron
y lo adoraron, pero algunos dudaban. Acercándose a ellos, Jesús
les dijo: «Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra.
Vayan, pues, y hagan discípulos de todos los pueblos, bautizán-
dolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y
enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado. Y sepan
que yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice el credo.

Oración universal
El Espíritu de Dios nos hace llamar a Dios Abba, Padre; por
eso podemos orar con confianza filial y decir:
R. Escucha, Señor, nuestra oración.
1. Para que el Señor siga enviando discípulos suyos que anuncien
el Evangelio en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo. Oremos.R.
2. Para que Dios lleve al mundo a la plenitud y todas las personas
vivamos en auténtica fraternidad. Oremos.R.
3. Para que Jesús, nuestro salvador y redentor, nos fascine y
atraiga y nos haga testigos creíbles de su Reino. Oremos.R.
4. Para que el Espíritu Santo que se nos ha dado, sea la fortaleza
de los pobres, el consuelo de los desvalidos, la seguridad de
los emigrantes, la vida de todas las personas. Oremos.R.
5. Para que la vida de la Trinidad resplandezca en el corazón de
todas las consagradas y consagrados y que despierte la vocación
en tantos jóvenes gracias a su testimonio. Oremos.R.

120
Santísima Trinidad
Solemnidad
DOMINGO
mayo 26
Padre, tú que nos diste el Espíritu que nos hace hijos tuyos,
y en Jesús nos mostraste el camino que conduce a ti: escucha
nuestras oraciones, fortalece nuestra fe y envíanos a anunciar
el Evangelio y a hacer discípulos tuyos. Por Jesucristo nuestro
Señor.R. Amén.
Oración sobre las ofrendas
Por la invocación de tu nombre, santifica, Señor y Dios nues-
tro, estos dones de nuestra docilidad y transfórmanos por ellos
en ofrenda permanente. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio: El misterio de la Santísima Trinidad
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno. Que con tu Hijo unigénito y el Espíritu
Santo eres un solo Dios, un solo Señor, no en la singularidad de
una sola Persona, sino en la Trinidad de una sola naturaleza. Y lo
que creemos de tu gloria porque tú lo revelaste lo afirmamos sin
diferencia de tu Hijo y del Espíritu Santo. De modo que, al pro-
clamar nuestra fe en la verdadera y eterna divinidad, adoramos
tres Personas distintas, de única naturaleza e iguales en dignidad.
A quien alaban los ángeles y los arcángeles, los querubines y
serafines, que no cesan de aclamarte, diciendo a una sola voz:
Santo, Santo, Santo...
Antífona de comunión Gal 4, 6
Como son hijos, Dios envió a sus corazones el Espíritu de su
Hijo, que clama: «Abbá, Padre».
Oración después de la comunión
Señor y Dios nuestro, que la recepción de este sacramento y la
profesión de fe en la santa y eterna Trinidad y en su Unidad indi-
visible, nos aprovechen para la salvación del alma y del cuerpo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

121
mayoLunes 27 de mayo
VIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
San Felipe Neri (ML) - 4.ª semana del Salterio - Verde

Monición general
Cuando se escriben las cartas de Pedro, la comunidad se encuentra
desanimada. ¿Había sido una promesa vana el pronto regreso de
Cristo? Y, además, eran objeto de persecuciones. ¿Cómo perseverar en
una situación así? En la primera lectura, el apóstol nos invita a fijar la
mirada en la resurrección del Señor y en los inicios de nuestra fe.
En el evangelio, un joven rico y fiel observante de los mandatos de
Dios se acerca a Jesús. ¿Le faltaba algo más para heredar la vida eter-
na? El Maestro le plantea una invitación que significa el total despren-
dimiento de sus bienes, pero, para él, existen intereses mayores que le
impiden abrazar ese camino.
Padre misericordioso, libra nuestros corazones de todo apego a los bienes
de este mundo, que nos impide seguir a tu Hijo con libertad.

Antífona de entrada Sal 17, 19-20


El Señor fue mi apoyo: me sacó a un lugar espacioso, me libró
porque me amaba.
Oración colecta
Concédenos, Señor, que el mundo progrese según tu designio
de paz para nosotros, y que tu Iglesia se alegre en su confiada
entrega. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 1, 3-9
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que, en su
gran misericordia, mediante la resurrección de Jesucristo de en-
tre los muertos, nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza
viva, para una herencia incorruptible, pura, perenne, reservada
en el cielo para ustedes, a quienes el poder de Dios, por medio
de la fe, protege para la salvación, dispuesta a ser revelada en el
momento final. Alégrense por ello, aunque de momento tengan

122
San Felipe Neri
Memoria libre
LUNES
mayo 27
que sufrir un poco, en pruebas diversas: así la autenticidad de
su fe —más valiosa que el oro, el cual es perecedero a pesar de
haber sido purificado en el fuego— llegará a ser alabanza, gloria
y honor cuando se manifieste Jesucristo. Ustedes no han visto a
Jesucristo, y lo aman; sin verlo, creen en Él y se alegran con un
gozo indescriptible y radiante; así recibirán la salvación que es la
meta de vuestra fe.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 110, 1-2.5-6.9-l0
R . El Señor recuerda siempre su alianza.
Doy gracias al Señor de todo corazón, en compañía de los rectos,
en la asamblea. Grandes son las obras del Señor, dignas de estu-
dio para los que las aman.R.
Él da alimento a sus fieles, recordando siempre su alianza; mos-
tró a su pueblo la fuerza de su obrar, dándoles la heredad de los
gentiles.R.
Envió la redención a su pueblo, ratificó para siempre su alianza;
la alabanza del Señor dura por siempre.R.

Aclamación antes del Evangelio 2 Co 8, 9


Aleluya. Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre, para que su po-
breza los hiciera ricos. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 10, 17-27

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó
uno corriendo, se arrodilló y le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué
haré para heredar la vida eterna?». Jesús le contestó: «¿Por qué
me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes
los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no ro-
barás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y

123
27 LUNES
mayo
VIII del Tiempo Ordinario
4.a semana del Salterio

a tu madre». Él replicó: «Maestro, todo eso lo he cumplido desde


mi juventud». Jesús se le quedó mirándolo, lo amó y le dijo:
«Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dáselo a los pobres,
así tendrás un tesoro en el cielo, y luego ven y sígueme». A estas
palabras, él frunció el ceño y se marchó triste porque era muy
rico. Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: «¡Qué difícil
les será entrar en el Reino de Dios a los que tiene riqueza!». Los
discípulos quedaron sorprendidos de estas palabras. Pero Jesús
añadió: «Hijos, ¡qué difícil es entrar en el Reino de Dios! Más fá-
cil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico
entrar en el Reino de Dios». Ellos se espantaron y comentaban:
«Entonces, ¿quién puede salvarse?». Jesús se les quedó mirando
y les dijo: «Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo
puede todo».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Oh, Dios, que nos das lo que hemos de ofrecerte y vinculas
esta ofrenda a nuestro devoto servicio, imploramos tu misericor-
dia, para que cuanto nos concedes redunde en mérito nuestro y
nos alcance los premios eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal 12, 6
Cantaré al Señor por el bien que me ha hecho, cantaré al
nombre del Dios Altísimo.
Oración después de la comunión
Saciados con los dones de la salvación, invocamos, Señor,
tu misericordia, para que, mediante este sacramento que nos
alimenta en nuestra vida temporal, nos hagas participar, en tu
bondad, de la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

124
Martes 28 de mayomayo
VIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
4.ª semana del Salterio - Verde

Monición general
Frente a la pregunta sobre cuándo volvería Jesús, Pedro invita a
sus comunidades a contemplar la realidad ya presente. Los profetas
del pasado vieron y anunciaron estos nuevos tiempos, y los evangeli-
zadores de hoy llevan a todas partes la Buena Noticia con la fuerza del
Espíritu Santo. ¿Por qué desesperanzarse entonces?
Por otra parte, a diferencia del joven rico, los discípulos de Jesús
habían dejado todo para seguirlo. ¿Qué les iba a tocar a ellos? Pedro
plantea esta pregunta en el evangelio de hoy y, seguro, lo veía en
términos materiales, pues se pensaba que el Mesías sería rey. Jesús
recalca la fecundidad del Reino, pero siempre desde la donación total.
Señor Jesús, limpia nuestros corazones del afán de riquezas y honores,
que el don de nosotros mismos sea nuestra mayor riqueza.

Antífona de entrada Sal 17, 19-20


El Señor fue mi apoyo: me sacó a un lugar espacioso, me libró
porque me amaba.
Oración colecta
Concédenos, Señor, que el mundo progrese según tu designio
de paz para nosotros, y que tu Iglesia se alegre en su confiada
entrega. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 1, 10-16
Queridos hermanos: La salvación fue el tema que investiga-
ron y escrutaron los profetas, que profetizaron sobre la gracia
destinada a ustedes, que tratando de averiguar a quién o para
qué momento apuntaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos,
cuando les predecía los sufrimientos de Cristo y la gloria que
seguiría. Les reveló que aquello que anunciaban no era para su
tiempo, sino para el de ustedes. Y ahora se les anuncia por medio

125
28 MARTES
mayo
VIII del Tiempo Ordinario
4.a semana del Salterio

de predicadores que les han traído el Evangelio con la fuerza del


Espíritu Santo enviado del cielo. Son cosas que los mismos ánge-
les desean contemplar. Por eso, estén interiormente preparados
para la acción, vivan sobrios y confíen plenamente en la gracia
que se les concederá cuando se les revele Jesucristo. Como hijos
obedientes, no se amolden más a los deseos que tenían antes,
cuando vivían en la ignorancia. El que los llamó es Santo; como
Él, sean también ustedes santos en toda su conducta; porque
dice la Escritura: «Sean santos, porque yo soy santo».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 97, 1-4
R. El Señor da a conocer su victoria.
Canten al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas;
su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo.R.
El Señor da a conocer su victoria, revela a las naciones su justicia;
se acordó de su misericordia y su fidelidad en favor de la casa de
Israel.R.
Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro
Dios. Aclamen al Señor, tierra entera; griten, vitoreen, toquen.R.

Aclamación antes del Evangelio Mt 11, 25


Aleluya. Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has
revelado los secretos del Reino a la gente sencilla. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 10, 28-31

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús: «Ya ves que
nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido». Jesús dijo:
«En verdad les digo que no hay nadie que haya dejado casa, o
hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por
mí y por el Evangelio, que no reciba ahora, en este tiempo, cien

126
MARTES
mayo 28
veces más —casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y
tierras, con persecuciones— y en la edad futura, vida eterna.
Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Oh, Dios, que nos das lo que hemos de ofrecerte y vinculas
esta ofrenda a nuestro devoto servicio, imploramos tu misericor-
dia, para que cuanto nos concedes redunde en mérito nuestro y
nos alcance los premios eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal 12, 6
Cantaré al Señor por el bien que me ha hecho, cantaré al
nombre del Dios Altísimo.
Oración después de la comunión
Saciados con los dones de la salvación, invocamos, Señor,
tu misericordia, para que, mediante este sacramento que nos
alimenta en nuestra vida temporal, nos hagas participar, en tu
bondad, de la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

E l evangelio de hoy recuerda el pasaje en el que


Jesús apenas termina de hablar sobre el peligro
de las riquezas, Pedro le pregunta qué recibirán los
discípulos que han dejado todo para seguirlo. Jesús
es generoso. En verdad, responde que no hay ninguno
que haya dejado la familia, la casa, los campos que no
reciba, ya en este tiempo, cien veces más.
Papa Francisco

127
Miércoles
mayo 29 de mayo
VIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
4.ª semana del Salterio - Verde

Monición general
Como el pueblo de Israel tuvo que marchar hacia la tierra prometida
a través del desierto, así también los cristianos, luego del Bautismo,
peregrinan constantemente hacia la santidad, que se expresa en la
comunión con Dios. Por eso, san Pedro nos invita a dejar actuar en
nosotros la gracia que el Padre nos ha concedido en su Hijo.
En el evangelio, vemos que, mientras Jesús manifiesta a sus dis-
cípulos las consecuencias de su fidelidad al proyecto del Reino, ellos
están empecinados en el afán de sobresalir. El Maestro, sin embargo,
aprovecha ese error para mostrarles el tipo de relaciones que se de-
ben tejer en la comunidad cristiana: el servicio como máxima meta.
Señor Jesús, aleja de nuestros corazones aquellas preocupaciones que
nos apartan del camino de servicio y donación al que nos has llamado.

Antífona de entrada Sal 17, 19-20


El Señor fue mi apoyo, me sacó a un lugar espacioso, me libró
porque me amaba.
Oración colecta
Concédenos, Señor, que el mundo progrese según tu designio
de paz para nosotros, y que tu Iglesia se alegre en su confiada
entrega. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 1, 18-25
Queridos hermanos: Ustedes ya saben que fueron rescatados de
su conducta inútil heredada de sus padres; no con bienes efímeros,
con oro o plata, sino a precio de la sangre de Cristo, el Cordero sin
defecto ni mancha, predestinado antes de la creación del mundo
y manifestado al final de los tiempos para bien de ustedes. Por
Cristo ustedes creen en Dios, que lo resucitó de entre los muertos
y le dio gloria, de modo que su fe y su esperanza estén puestas en
Dios. Ahora que están purificados por su obediencia a la verdad

128
MIÉRCOLES
mayo 29
y han llegado a quererse sinceramente como hermanos, ámense
intensamente unos a otros con corazón puro. Miren que han vuel-
to a nacer, y no de una semilla mortal, sino de una inmortal, por
medio de la Palabra de Dios viva y duradera, porque «toda carne
es como hierba y su belleza como flor campestre: se seca la hierba,
la flor se cae; pero la Palabra del Señor permanece para siempre».
Y esa Palabra es el Evangelio que les anunciamos.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 147, 12-15.19-20
R . Glorifica al Señor, Jerusalén.
Glorifica al Señor, Jerusalén; alaba a tu Dios, Sion: que ha reforzado
los cerrojos de tus puertas, y ha bendecido a tus hijos dentro de ti.R.
Ha puesto paz en tus fronteras, te sacia con flor de harina. Él
envía su mensaje a la tierra, y su palabra corre veloz.R.
Anuncia su palabra a Jacob, sus decretos y mandatos a Israel; con
ninguna nación obró así, ni les dio a conocer sus mandatos.R.

Aclamación antes del Evangelio Mc 10, 45


Aleluya. El Hijo del Hombre ha venido para servir y dar su vida
en rescate por todos. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 10, 32-45

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, los discípulos estaban subiendo por el camino
hacia Jerusalén, y Jesús iba delante de ellos; ellos estaban sorpren-
didos y los que seguían tenían miedo. Él tomó aparte otra vez a los
Doce y se puso a decirles lo que le iba a suceder: «Miren, estamos
subiendo a Jerusalén, y el Hijo del Hombre va a ser entregado a los
sumos sacerdotes y a los escribas, lo condenarán a muerte y lo en-
tregarán a los gentiles, se burlarán de Él, le escupirán, lo azotarán
y lo matarán; y a los tres días resucitará». Se le acercaron los hijos

129
29 MIÉRCOLES
mayo
VIII del Tiempo Ordinario
4.a semana del Salterio

de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: «Maestro, queremos que


hagas lo que te vamos a pedir.» Les preguntó: «¿Qué quieren que
haga por ustedes?». Contestaron: «Concédenos sentarnos en tu
gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda». Jesús replicó: «No
saben lo que piden, ¿pueden beber el cáliz que yo he de beber, o
bautizarse con el bautismo con que yo me voy a bautizar?». Con-
testaron: «Podemos». Jesús les dijo: «El cáliz que yo voy a beber lo
beberán, y serán bautizados con el bautismo con que yo me voy a
bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca
a mí concederlo, sino que es para quienes está reservado». Los otros
diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús,
llamándolos, les dijo: «Saben que los que son reconocidos como
jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen.
No será así entre ustedes: el que quiera ser grande entre ustedes,
que sea su servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de
todos. Porque el Hijo del Hombre no ha venido a ser servido, sino
para servir y dar su vida en rescate por todos».
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Oh, Dios, que nos das lo que hemos de ofrecerte y vinculas
esta ofrenda a nuestro devoto servicio, imploramos tu misericor-
dia, para que cuanto nos concedes redunde en mérito nuestro y
nos alcance los premios eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal 12, 6
Cantaré al Señor por el bien que me ha hecho, cantaré al
nombre del Dios Altísimo.
Oración después de la comunión
Saciados con los dones de la salvación, invocamos, Señor,
tu misericordia, para que, mediante este sacramento que nos
alimenta en nuestra vida temporal, nos hagas participar, en tu
bondad, de la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

130
Jueves 30 de mayomayo
VIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
4.ª semana del Salterio - Verde

Monición general
A lo largo del desierto, Dios acompañaba a su pueblo en la tienda
del Arca y lo alimentaba con el maná. Para los cristianos, los nacidos del
Bautismo, en cambio, la nueva presencia de Dios es Cristo resucitado
y su nuevo alimento, su Palabra santa.
En el evangelio, a la salida de Jericó, un mendigo ciego se entera de
que pasa Jesús y percibe su fuerza sanadora. Entonces, sus esperanzas
se reavivan, es su oportunidad para ver de nuevo el camino de la vida.
¿No es que, para seguir a Jesús, necesitamos mantener los ojos bien
abiertos?
Señor Jesús, pasa por nuestras vidas y sana nuestras cegueras
para que te sigamos con fidelidad.

Antífona de entrada Sal 17, 19-20


El Señor fue mi apoyo: me sacó a un lugar espacioso, me libró
porque me amaba.
Oración colecta
Concédenos, Señor, que el mundo progrese según tu designio
de paz para nosotros, y que tu Iglesia se alegre en su confiada
entrega. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 2, 2-5.9-12
Queridos hermanos: Como niños recién nacidos, busquen
la leche espiritual no adulterada, para crecer con ella sanos; ya
que han gustado qué bueno es el Señor. Acercándose al Señor, la
piedra viva desechada por los hombres, pero escogida y preciosa
ante Dios, también ustedes, como piedras vivas, entran en la
construcción del templo del Espíritu, formando un sacerdocio
santo, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por
Jesucristo. Ustedes son una raza elegida, un sacerdocio real, una

131
30 JUEVES
mayo
VIII del Tiempo Ordinario
4.a semana del Salterio

nación consagrada, un pueblo adquirido por Dios para procla-


mar las hazañas del que los llamó a salir de las tinieblas y a entrar
en su luz admirable. Los que antes no eran pueblo, ahora son
pueblo de Dios, los que antes no habían alcanzado misericordia,
ahora la han alcanzado. Queridos hermanos, como forasteros en
país extraño, les recomiendo que se aparten de los deseos car-
nales que hacen guerra al espíritu. La conducta de ustedes entre
paganos sea buena; así, mientras los calumnian como si fueran
malhechores, verán con sus propios ojos que ustedes se portan
honradamente y darán gloria a Dios el día que Él los visite.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 99, 2-5
R. Entren en la presencia del Señor con vítores.
Aclama al Señor, tierra entera, sirvan al Señor con alegría, entren
en su presencia con vítores.R.
Sepan que el Señor es Dios, que Él nos hizo y somos suyos, su
pueblo y ovejas de su rebaño.R.
Entren por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con
himnos, dándole gracias y bendiciendo su nombre.R.
«El Señor es bueno, su misericordia es eterna, su fidelidad por
todas las edades».R.

Aclamación antes del Evangelio Jn 8, 12b


Aleluya. Yo soy la luz del mundo, dice el Señor; el que me sigue
tendrá la luz de la vida. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 10, 46-52

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y
bastante gente, un mendigo ciego, Bartimeo (el hijo de Timeo),

132
JUEVES
mayo 30
estaba sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que
era Jesús Nazareno, empezó a gritar: «Jesús, Hijo de David, ten
compasión de mí». Muchos lo increpaban para que se callara.
Pero él gritaba más: «Hijo de David, ten compasión de mí». Jesús
se detuvo y dijo: «Llámenlo». Llamaron al ciego, diciéndole:
«Ánimo, levántate, que te llama». Soltó el manto, dio un salto y
se acercó a Jesús. Jesús le dijo: «¿Qué quieres que haga por ti?». El
ciego le contestó: «“Rabbuní”, que recobre la vista». Jesús le dijo:
«Anda, tu fe te ha salvado». Y al momento recobró la vista y lo
seguía por el camino.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Oh, Dios, que nos das lo que hemos de ofrecerte y vinculas
esta ofrenda a nuestro devoto servicio, imploramos tu misericor-
dia, para que cuanto nos concedes redunde en mérito nuestro y
nos alcance los premios eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal 12, 6
Cantaré al Señor por el bien que me ha hecho, cantaré al
nombre del Dios Altísimo.
Oración después de la comunión
Saciados con los dones de la salvación, invocamos, Señor,
tu misericordia, para que, mediante este sacramento que nos
alimenta en nuestra vida temporal, nos hagas participar, en tu
bondad, de la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

133
mayo En otros lugares
EL SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO (S)
Propio del Salterio - Blanco

Ver el comentario de los textos litúrgicos en la página 26-27


del mes de junio

Monición general
Si el Jueves Santo celebramos la institución de la Eucaristía, hoy
agradecemos a Jesús por ese don, por quedarse entre nosotros en los
signos del pan y el vino. No solo tenemos necesidades físicas, también
debemos colmar nuestros anhelos espirituales. Eso es lo que nos
ofrece Jesús con el don de su Cuerpo y su Sangre, con la entrega de sí
mismo. De la Eucaristía, por tanto, sacamos fuerzas para vivir el amor
a Dios y al prójimo, para vivir en comunión y enfrentar las asperezas
de la vida con esperanza.
Señor Jesús, que el alimento de tu Cuerpo y Sangre nos dé la fuerza
para encarnar tu Evangelio en nuestras vidas.

Antífona de entrada Sal 80, 17


El Señor los alimentó con flor de harina y los sació con miel
silvestre.
Se dice el gloria.

Oración colecta
Oh, Dios, que en este sacramento admirable nos dejaste el me-
morial de tu pasión, te pedimos nos concedas venerar de tal modo
los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experi-
mentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención.
Tú, que vives y reinas con el Padre.
Primera lectura
El pueblo de Israel acepta la alianza de amor que Dios le propone y se
compromete a obedecer a todo lo que le pida el Señor. Moisés sella con
un sacrificio este pacto de amor entre Dios y su pueblo. ¡Escuchemos!

134
SS. Cuerpo y Sangre de Cristo
Solemnidad
JUEVES
mayo 30
Lectura del libro del Éxodo 24, 3-8
En aquellos días, Moisés bajó y contó al pueblo todo lo que
había dicho el Señor y todos sus mandamientos; y el pueblo
contestó a una voz: «Haremos todo lo que dice el Señor». Moisés
puso por escrito todas las palabras del Señor. Se levantó tem-
prano y edificó un altar en la falda del monte, y doce piedras
conmemorativas, por las doce tribus de Israel. Y mandó a algu-
nos jóvenes israelitas ofrecer al Señor holocaustos, y vacas como
sacrificio de comunión. Tomó la mitad de la sangre, y la puso en
vasijas, y la otra mitad la derramó sobre el altar. Después, tomó
el documento de la alianza y se lo leyó en alta voz al pueblo, el
cual respondió: «Obedeceremos y haremos todo lo que mande
el Señor». Tomó Moisés la sangre y roció al pueblo, diciendo:
«Esta es la sangre de la alianza que hace el Señor con ustedes,
según las disposiciones dadas».
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 115, 12-13.15-18
R. Cuando te invoqué, Señor, me escuchaste.
¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Alzaré la
copa de la salvación, invocando su nombre.R.
Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles. Señor, yo soy tu
siervo, hijo de tu esclava; rompiste mis cadenas.R.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza, invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo. R.

Segunda lectura
Cristo Jesús, sumo y eterno sacerdote, al ofrecerse a sí mismo para
rescatarnos del pecado, se ha convertido en el Mediador de la nueva
alianza, que nos une a Dios como hijos amados. ¡Escuchemos!

135
30 JUEVES
mayo
SS. Cuerpo y Sangre de Cristo
Propio del Salterio

Lectura de la carta a los Hebreos 9, 11-15


Hermanos: Cristo ha venido como sumo sacerdote de los
bienes definitivos. Su santuario es más grande y más perfecto: no
hecho por manos de hombre, es decir, no de este mundo creado.
No usa sangre de machos cabríos ni de becerros, sino la suya
propia; y así ha entrado en el santuario una vez para siempre,
consiguiendo la liberación eterna. Si la sangre de machos cabríos
y de toros y el rociar con las cenizas de una becerra tienen el
poder de consagrar a los profanos, devolviéndoles la pureza ex-
terna, cuánto más la sangre de Cristo, que, en virtud del Espíritu
eterno, se ha ofrecido a Dios como sacrificio sin mancha, podrá
purificar nuestra conciencia de las obras muertas, llevándonos
al culto del Dios vivo. Por esa razón, Cristo es mediador de una
alianza nueva: en ella ha habido una muerte que ha redimido de
los pecados cometidos durante la primera alianza; y así los lla-
mados pueden recibir la herencia eterna que ha sido prometida.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio Jn 6, 51
Aleluya. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo —dice el
Señor—; el que coma de este pan vivirá para siempre. Aleluya.
Santo Evangelio
San Marcos nos cuenta, en el contexto de la cena pascual de los
judíos, cómo Jesús instituyó el sacramento de la Eucaristía como me-
morial de su entrega por nosotros y máxima expresión de su amor.
¡Escuchemos con fe!
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 14, 12-16.22-26

R. Gloria a ti, Señor.


El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero
pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos: «¿Dónde quieres que va-
yamos a prepararte la cena de Pascua?». Él envió a dos discípulos,

136
SS. Cuerpo y Sangre de Cristo
Solemnidad
JUEVES
mayo 30
diciéndoles: «Vayan a la ciudad, encontrarán un hombre que lleva
un cántaro de agua; síganlo y, en la casa en que entre, díganle al
dueño: “El Maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación en que
voy a comer la Pascua con mis discípulos?”. Él les mostrará en el
piso de arriba una sala grande y bien alfombrada. Prepárennos
allí la cena».
Los discípulos salieron, llegaron a la ciudad, encontraron lo
que les había dicho y prepararon la cena de Pascua. Mientras
comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió
y se lo dio, diciendo: «Tomen, esto es mi cuerpo». Y, tomando
en sus manos una copa, pronunció la acción de gracias, se la
dio, y todos bebieron. Y les dijo: «Esta es mi sangre, sangre de
la alianza, derramada por todos. Les aseguro que no volveré a
beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en
el Reino de Dios». Después de cantar los salmos, salieron para el
monte de los Olivos.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

137
30 JUEVES
mayo
SS. Cuerpo y Sangre de Cristo
Propio del Salterio

Se dice el credo.

Oración universal
Hermanos, el Señor quiere celebrar su Pascua con nosotros y
quiere que nos preparemos para vivirla mejor. Por eso, unidos a
toda la Iglesia oremos con fe diciendo:
R. Danos tu Pan, Señor.
1. Para que, fiel a la alianza del Señor, la Iglesia renueve el
sacrificio del altar y viva con gozo su fe en Jesús Eucaristía.
Oremos.R.
2. Para que los sacerdotes, a imitación de Cristo que dio su
vida por todas las personas, lleven una vida acorde con los
sacramentos que celebran. Oremos.R.
3. Para que, alimentados con el Cuerpo y la Sangre del Señor,
vivamos en la unidad y promovamos la justicia, la paz y la
convivencia. Oremos.R.
4. Para que Jesús Eucaristía fortalezca la fe de los que hoy lo
recibirán por primera vez. Oremos.R.
5. Para que el Cuerpo y la Sangre de Cristo conceda la salud a los
enfermos, el perdón a los pecadores y la paz a los agonizantes.
Oremos.R.
6. Para que, al comulgar con el Cuerpo y la Sangre de Cristo, nos
transformemos en el Señor y tengamos sus mimos sentimien-
tos. Oremos.R.
Aliméntanos con tu Cuerpo y Sangre, Señor, renueva con no-
sotros tu alianza y escucha nuestras oraciones para que viviendo
en comunión contigo manifestemos tu fidelidad a los hombres.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.R. Amén.

138
SS. Cuerpo y Sangre de Cristo
Solemnidad
JUEVES
mayo 30
Oración sobre las ofrendas
Señor, concede propicio a tu Iglesia los dones de la paz y de
la unidad, místicamente representados en los dones que hemos
ofrecido. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio II de la Santísima Eucaristía
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro. El cual, en la
última cena con sus apóstoles, para perpetuar a través de los siglos
el memorial de la cruz salvadora, se entregó a ti como Cordero
inmaculado y ofrenda perfecta de alabanza. Con este sacramento
alimentas y santificas a tus fieles, para que una misma fe ilumine,
y un mismo amor congregue, a todos los hombres que habitan
un mismo mundo. Así, pues, nos acercamos a la mesa de este
sacramento admirable, para que, impregnados de la suavidad de
tu gracia, nos transformemos según el modelo celestial. Por eso,
Señor, tus criaturas del cielo y de la tierra te adoran cantando un
cántico nuevo, y también nosotros, con todo el ejército de los án-
geles, te aclamamos por siempre diciendo: Santo, Santo, Santo…
Antífona de comunión Jn 6, 57
El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en
él, dice el Señor.
Oración después de la comunión
Concédenos, Señor, saciarnos del gozo eterno de tu divini-
dad, anticipado en la recepción actual de tu precioso Cuerpo y
Sangre. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos.

139
Viernes
mayo 31 de mayo
VISITACIÓN DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA (F)
Propio del Salterio - Blanco

Monición general
Isabel y María, más que nadie, experimentaron la fuerza salvadora
de Dios. Isabel, ya de edad avanzada, vio hecho realidad su sueño de
ser madre, nada menos que del precursor del Mesías. Hoy, en la fiesta
de la Visitación, celebramos aquel «ponerse en camino» de María para
atender a su prima y compartir con ella el gozo de lo que el Señor hace
por los pequeños de este mundo. Ellas viven de primera mano los
tiempos nuevos, el cumplimiento de las promesas anunciadas por los
profetas.
Santa María, que, al igual que a ti, la presencia de tu Hijo en nuestras vidas
nos mueva a ser solidarios con quienes necesitan de nosotros.

Antífona de entrada Sal 65, 16


Los que temen a Dios, vengan a escuchar; les contaré lo que el
Señor ha hecho conmigo. Aleluya.
Se dice el gloria.

Oración colecta
Dios todopoderoso y eterno, que inspiraste a la bienaventurada
Virgen María, cuando llevaba en su seno a tu Hijo, visitar a Isabel,
concédenos que, dóciles al soplo del Espíritu, podamos siempre
cantar con ella tus maravillas. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura de la profecía de Sofonías 3, 14-18
Regocíjate, hija de Sion; grita de júbilo, Israel; alégrate y góza-
te de todo corazón, Jerusalén. El Señor ha cancelado tu condena,
ha expulsado a tus enemigos. El Señor será el rey de Israel, en
medio de ti, y ya no temerás. Aquel día dirán a Jerusalén: «No
temas, Sion, no desfallezcan tus manos. El Señor, tu Dios, en
medio de ti, es un guerrero que salva. Él se goza y se complace en

140
Visitación de la Virgen María
Fiesta
VIERNES
mayo 31
ti, te ama y se alegra con júbilo como en día de fiesta». Apartaré
de ti la amenaza, el oprobio que pesa sobre ti.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
O bien:
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los Romanos 12, 9-16b
Hermanos: Que su caridad no sea una farsa; aborrezcan lo
malo y apéguense a lo bueno. Como buenos hermanos, sean
cariñosos unos con otros, estimando a los demás más que a uno
mismo. En la actividad, no sean descuidados; en el espíritu,
manténganse ardientes. Sirvan constantemente al Señor. Que la
esperanza les tenga alegres: estén firmes en la tribulación, sean
asiduos en la oración. Contribuyan en las necesidades de los san-
tos; practiquen la hospitalidad. Bendigan a los que les persiguen;
bendigan, sí, no maldigan. Con los que ríen, estén alegres; con
los que lloran, lloren. Tengan igualdad de trato unos con otros:
no tengan grandes pretensiones, sino pónganse al nivel de la
gente humilde.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Is 12, 2-6
R. Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel.
El Señor es mi Dios y salvador: confiaré y no temeré, porque
mi fuerza y mi poder es el Señor, Él fue mi salvación. Y sacarán
aguas con gozo de las fuentes de la salvación.R.
Den gracias al Señor, invoquen su nombre, cuenten a los pueblos
sus hazañas, proclamen que su nombre es excelso.R.
Tañan para el Señor, que hizo proezas, anúncienlas a toda la
tierra; griten jubilosos, habitantes de Sion: «Qué grande es en
medio de ti el santo de Israel».R.

141
31 VIERNES
mayo
Visitación de la Virgen María
Propio del Salterio

Aclamación antes del Evangelio Lc 1, 45


Aleluya. Dichosa tú, Virgen María, que has creído, porque lo que
te ha dicho el Señor se cumplirá. Aleluya.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 1, 39-56

R. Gloria a ti, Señor.


En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a
la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y
saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó
la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo
a voz en grito: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto
de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi
Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de
alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que
te ha dicho el Señor se cumplirá».
María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se
alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la
humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por
mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de
generación en generación. Él hace proezas con su brazo: disper-
sa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y
enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y
a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel su siervo, acordán-
dose de la misericordia —como lo había prometido a nuestros
padres— a favor de Abrahán y su descendencia por siempre».
María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a
su casa.
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

142
Visitación de la Virgen María
Fiesta
VIERNES
mayo 31
Oración sobre las ofrendas
Señor, que sea agradable a tu majestad este sacrificio nuestro
de salvación, como aceptaste complacido el amor de la Madre
santísima de tu Unigénito. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Lc 1, 48-49
Me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha
hecho obras grandes en mí; su nombre es santo. Aleluya.
Oración después de la comunión
Oh, Dios, que tu Iglesia proclame las maravillas que hiciste
a tus fieles, y gozosamente descubra siempre vivo en este sa-
cramento a aquel que san Juan, exultante de alegría, presintió
oculto. Por Jesucristo, nuestro Señor.

M aría, mujer del magnificat enséñanos a ser


fieles a nuestra misión: llevar a Jesús a la
gente. Oh, amada Madre, esta es tu propia misión,
la primera que Jesús te confió, y que te has dignado
a compartir con nosotros. Ayúdanos e intercede
por nosotros para que podamos hacer lo que tu
hiciste en la casa de Zacarías, glorificando a Dios y
santificando a las personas en Jesús, ¡por Él y para
Él! ¡Amén!
San Carlos de Foucauld

143
CURSO
BÍBLICO
LECCIÓN 14
La Iglesia, casa de Dios
1 Timoteo
Las cartas de 1 y 2 Timoteo (1 Tm, 2 Tm) y Tito (Tt) son cono-
cidas como las cartas pastorales, ya que están dirigidas a los líderes
de dos prominentes Iglesias: Timoteo, obispo o espíscopo de Éfeso y
Tito, obispo de Creta. Una segunda razón es que las tres epístolas
contienen orientaciones pastorales para la organización de la co-
munidad, la recta doctrina y la vida moral.
Como mencionamos en la lección 11, aunque existe cierta
discusión sobre la autoría de estos escritos, el consenso mayorita-
rio es que son pseudoepigráficas. Es decir, fueron redactadas por
miembros de las comunidades paulinas, quienes, para dar mayor
autoridad a sus escritos, las atribuyeron al apóstol Pablo, una prác-
tica común en la Antigüedad. Por otra parte, según los especialistas,
lo más seguro es que fueron compuestas por distintos autores o, en
todo caso, es más probable que 1 Timoteo y Tito correspondan al
mismo autor, porque guardan mayores similitudes, pero 2 Timoteo
definitivamente fue compuesta por otra persona. Además, Timoteo
y Tito son también destinatarios ficticios, difícilmente habrían esta-
do vivos hacia finales del siglo I o inicios del siglo II. Los autores, en
realidad, tienen en mente las Iglesias de Éfeso y Creta y su situación
de ese momento.
En esta lección nos focalizamos en 1 Timoteo. Esta carta no
cuenta con una estructura tan clara como Efesios o Colosenses. Por
eso, en las líneas que siguen desarrollaremos, más bien, los princi-
pales temas que aborda.

144
LECCIÓN 14
La Iglesia, casa de Dios. 1 Timoteo

San Pablo confía sus cartas a Timoteo y Silas, mosaico bizantino de


la catedral de Monreale (Sicilia, Italia)

I. ¿Por qué la carta?


Un motivo de la epístola, según el autor, son las falsas doctrinas
que se estaban propagando en la comunidad. ¿Cuáles en concreto?
No resulta fácil determinarlas, tan solo existe algunos indicios, pero
nos permiten hacernos una idea aproximada. El autor afirma que,
quienes enseñan «esas doctrinas», se pierden en «fábulas y genealo-
gías interminables» (1 Tm 1, 4), otros «pretenden ser doctores de la
ley sin comprender ni lo que dicen» (1 Tm 1, 7). Asimismo, prohí-
ben el matrimonio y el consumo de ciertos alimentos (1 Tm 4, 7).
Aquellas «doctrinas extrañas» parecen provenir de una combina-
ción de tradiciones judías e ideas del naciente movimiento gnóstico.
Este último tenía una visión negativa de lo material y, por medio del
conocimiento, buscaba despertar la «chispa divina» que toda perso-
na tiene para lograr la unión con la divinidad (lo inmaterial). Por
eso, eran aficionados a sofisticadas especulaciones y razonamientos
(fábulas, según el autor de la carta). También discutían sobre los

145
LECCIÓN 14
La Iglesia, casa de Dios. 1 Timoteo

múltiples eones o emanaciones del ser supremo (a eso quizás se


refieren las genealogías). A nivel práctico, animaban a evitar el
matrimonio (era preferible la abstinencia sexual) y el consumo de
ciertos alimentos. Esto último, tal vez, por influencia de las normas
de pureza judías, que explica también la pretensión de ser doctores
de la ley.
Según la biblista Elsa Tamez, otro motivo de la carta son las
disputas de poder en la comunidad; esto debido a las divergencias
doctrinales, pero no únicamente. La presencia de creyentes ricos,
sobre todo de mujeres acaudaladas, jugaba también un papel clave.
Ellas se desempeñaban como benefactoras de la comunidad y, al
parecer, empleaban su posición para influir o incluso determinar
las decisiones de la Iglesia, con lo que restaban poder a los líderes
(varones). En la sociedad grecorromana, cuando un rico colaboraba
o daba protección a otra persona o grupo, se establecía una relación
patrón-cliente. Este último retribuía el favor del patrón alabando
su generosidad y prodigándole honor y fidelidad. También parece
que ellas se arrogaban el derecho a enseñar, algo mal visto en la
sociedad patriarcal de entonces. En consecuencia, es razonable que
las mujeres patronas se convirtieran en competencia de los líderes de
la comunidad y la carta reacciona contra esto: «No consiento que la
mujer enseñe ni domine a su marido», asevera el autor (1 Tm 4, 12).
Un tercer factor proviene de la posición de la comunidad frente
a la sociedad grecorromana y a las estructuras imperiales. El mo-
noteísmo y el rechazo de los judíos y cristianos a practicar el culto
al emperador causaba recelo en el resto de la sociedad. Por eso, la
Iglesia, según el autor, debía ganarse y mantener una buena fama
y reconocimiento. Eso exigía resolver cuanto antes las disputas
internas y contener cualquier comportamiento que creara recelos
o suspicacias. Por eso, según precisa Elsa Tamez, la propuesta del
autor consiste en adoptar los valores domésticos romanos, incluso
a costa de los principios igualitarios y democráticos del movimiento
de Jesús y de las primeras comunidades cristianas. Esto se debe a

146
LECCIÓN 14
La Iglesia, casa de Dios. 1 Timoteo

una necesidad de sobrevivencia, pero también como estrategia para


proseguir con la evangelización, pues Dios es «salvador de todos los
hombres» (1 Tm 4, 10). Del buen prestigio, dependía también que
la Iglesia siguiera ganando más adeptos.
II. Organizar la comunidad
Una primera medida para ordenar la Iglesia era definir con
claridad los puestos de responsabilidad. Por eso, el autor le ofrece
a Timoteo indicaciones puntuales sobre los deberes y responsabi-
lidades de los obispos, diáconos y presbíteros. Para él, la Iglesia es
la «casa de Dios» (1 Tm 3, 15), es decir, es equiparable a las casas
(oikos) grecorromanas. Por eso, la comunidad debía organizarse
según los patrones de esta, donde todos se someten al pater familias.
Este papel en la Iglesia-casa lo ejerce el obispo, cuyas funciones
principales son gobernar y enseñar. Además, entre otras cualidades,
debe demostrar primero que «sabe gobernar su propia casa y educar
a sus hijos con autoridad» (1 Tm 3, 4). En otras palabras, el obispo
debía tener las cualidades propias del pater familias. De su conducta,
dependían, asimismo, la honra y prestigio de la comunidad, por
eso, debía ser alguien que «goce [también] de buena fama ante los
de fuera» (1 Tm 3, 7).
Los presbíteros o ancianos (siempre en plural en las cartas pas-
torales) formaban algo similar a un concejo que se dedicaba a la
predicación de la Palabra, así como al cuidado de la recta doctrina
y disciplina. Si surgía algún conflicto o diferencias doctrinales, ellos
eran los llamados a dirimir. El diaconado, por último, era un servi-
cio antiguo, que se remonta a las primeras comunidades cristianas
(Hch 6, 1-7) y parece que también podían ejercerlo las mujeres
(1 Tm 3, 11; Rm 16, 1-2). Sus funciones principales consistían en
organizar las obras de caridad y proclamar el Evangelio.
III. El lugar de las mujeres
Esta carta presenta comentarios sobre las mujeres difíciles de
aceptar en la sociedad actual, pues, además, contrastan con las

147
LECCIÓN 14
La Iglesia, casa de Dios. 1 Timoteo

enseñanzas y el ejemplo de Jesús. El autor prohíbe que ellas en-


señen, más bien pide «que la mujer aprenda en silencio, con toda
sumisión [...], que permanezca callada» (1 Tm 2, 11). Para dar
fundamento a su mandato, apela a la creación, ya que primero fue
creado Adán y, además, fue la mujer quien se dejó seducir por la ser-
piente (cf. 1 Tm 2, 13-15). Este argumento se ha repetido por siglos
para justificar el machismo. No obstante, la dureza de esta postura
deja entrever también que en Éfeso algunas mujeres, afectivamente,
enseñaban y tenían una voz activa en las decisiones de la comu-
nidad. Seguramente pertenecían al grupo de patronas acaudaladas
que mencionamos antes, pues a ellas se dirige el autor cuando pide
«que las mujeres se presenten con ropa decorosa [...], no con peina-
dos ostentosos, con joyas de oro o perlas, ni tampoco con vestidos
costosos» (1 Tm 2, 9). Una mujer pobre no podía darse esos lujos.
El autor busca limitar el poder de esas mujeres adineradas, quizás
no solo por prejuicios machistas, sino también para dar una buena
imagen ante los de fuera. Si la Iglesia se iba a organizar como las
casas grecorromanas, el poder debían tenerlo solo los varones. Las
mujeres debían ceñirse al papel sumiso, típico de los hogares de ese
tiempo. Estos planteamientos entonces debemos leerlos con juicio
crítico y a la luz del Evangelio de Jesús.
Otro grupo particular de mujeres en la comunidad eran las viu-
das. En un sistema patriarcal, sin esposo y sin hijos o cuando estos
las abandonaban, ellas eran uno de los grupos sociales más desam-
parados. Por eso, la tradición bíblica pedía velar particularmente
por ellas. Sin embargo, el autor de la carta quiere poner orden:
«Honra a las viudas que realmente estén desamparadas» (1 Tm 5,
3). Si tienen familiares, son ellos quienes deberían responsabilizar-
se de sus viudas. No por nada prescribe el cuarto mandamiento:
«Honra a tu padre y a tu madre» (Ex 20, 12). El amor se demuestra
primero en el seno de la propia familia (1 Tm 5, 4). Así, la comu-
nidad podía atender solo a aquellas que realmente lo necesitaban.
Existía, además, algo así como una «orden de viudas», dedicadas a

148
LECCIÓN 14
La Iglesia, casa de Dios. 1 Timoteo

«perseverar en las plegarias y oraciones día y noche» (1 Tm 5, 5).


En este caso, prescribe que solo se admita en esta «orden» viudas
mayores de 60 años, que hayan sido mujeres de un solo hombre
y muestren recta conducta (1 Tm 5, 9-10). Las viudas jóvenes es
preferible que vuelvan a casarse, no vaya a ser que después quieran
contraer matrimonio y rompan su juramento al Señor o sean moti-
vo de habladurías (1 Tm 5, 11-15).
IV. Algunos fundamentos teológicos
Una idea clave del autor de 1 Timoteo, insistimos, es concebir
a la Iglesia como la casa de Dios (1 Tm 3, 14-15), aunque de tras-
fondo esté pensando en el modelo de la casa grecorromana. Sin
embargo, también demuestra una preocupación por la universali-
dad de la Buena Noticia de Jesús. Él vino —afirma— para salvar a
los pecadores (1 Tm 1, 15), es decir a toda la humanidad, y Dios
espera «que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad»
(1 Tm 2, 4). Por eso, ante Dios, no tenemos otro mediador que
su Hijo Jesucristo (1 Tm 2, 5). Además, como probablemente los
que enseñaban «otras doctrinas» negaban la humanidad de Jesús, él
insiste en que Cristo se hizo realmente hombre, carne (1 Tm 2, 5; 3,
16). Su presencia en este mundo no fue una apariencia.
Los valores morales que propone también son semejantes a los
helenistas: religiosidad, moderación, templanza, conciencia pura,
practicar buenas obras, cuidar la buena fama, entre otros. Sin em-
bargo, el fundamento es radicalmente distinto al grecorromano. Lo
que impulsa al creyente a vivir esas buenas obras es el hecho de que
Jesús, por medio de su cruz, nos ha librado del pecado y la maldad.
Y, es más, no es fruto solamente de nuestro esfuerzo, Dios nos asiste
con sus dones y su gracia (2 Tm 1, 8-9). Finalmente, esta carta de-
bemos leerla fijándonos en el contexto en que se escribió y siempre
a la luz de toda la Sagrada Escritura, especialmente los Evangelios.

149
ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

RITOS INICIALES
Canto de entrada
Terminado el canto de entrada, el sacerdote y los fieles, de pie, se santiguan
con la señal de la cruz, mientras el sacerdote, vuelto hacia el pueblo, dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
El pueblo responde: Amén.
◊ TIEMPO PASCUAL
El Dios de la vida que ha resucitado, rompiendo las ataduras de la
muerte, esté con todos ustedes.
El pueblo responde: Y con tu espíritu.
◊ TIEMPO ORDINARIO
Después el sacerdote, extendiendo las manos, saluda al pueblo, diciendo:
La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la
comunión del Espíritu Santo estén con todos ustedes.
O bien:
La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y de Jesucristo, el
Señor, estén con ustedes.
Acto penitencial
El sacerdote invita a los fieles, diciendo:
Hermanos: Para celebrar dignamente estos sagrados misterios,
reconozcamos nuestros pecados.
O bien:
El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía,
nos llama ahora a la conversión. Reconozcamos, pues, que somos
pecadores e invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.
O bien, pero solo en los domingos
En el día en que celebramos la victoria de Cristo sobre el pecado
y sobre la muerte, reconozcamos que estamos necesitados de la
misericordia del Padre para morir al pecado y resucitar a la vida nueva.

150
ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

Se hace una breve pausa en silencio. Después, todos dicen en común la


fórmula de la confesión general:
Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que
he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Y, golpeándose el pecho, dicen:
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a
santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes,
hermanos, que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.
El sacerdote concluye con la siguiente plegaria:
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone
nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
Y el pueblo responde: Amén.
◊ TIEMPO PASCUAL I
Tú que has destruido el pecado y la muerte con tu resurrección:
Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
Tú, que has renovado la creación entera con tu resurrección: Cristo,
ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
Tú, que das alegría a los vivos y la vida a los muertos con tu
resurrección: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
◊ TIEMPO ORDINARIO I
Tú, que eres el camino que conduce al Padre: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
Tú, que eres la verdad que ilumina los pueblos: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
Tú, que eres la vida que renueva el mundo: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.

151
ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

El sacerdote concluye con la siguiente plegaria:


Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone
nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
El pueblo responde: Amén.
A continuación, cuando está prescrito, se canta o se dice el himno:
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que
ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos,
te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey
celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo;
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado
del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del
mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha
del Padre, ten piedad de nosotros. Porque solo tú eres Santo, solo tú
Señor, solo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria
de Dios Padre. Amén.
Oración colecta
Acabado el himno, el sacerdote dice: Oremos.
Al final de la oración colecta, el pueblo aclama: Amén.
—Si la oración se dirige al Padre:
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
—Si la oración se dirige al Padre, pero al final de ella menciona al Hijo:
Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios
por los siglos de los siglos.
—Si la oración se dirige al Hijo:
Tú, que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y
eres Dios por los siglos de los siglos.

152
ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

LITURGIA DE LA PALABRA
Primera lectura
El lector se dirige al ambón y lee la primera lectura. Al final de la lectura, el
lector dice: Palabra de Dios.
Todos responden: Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial
El salmista, o el cantor, canta o recita el salmo, y el pueblo proclama la
respuesta.

Segunda lectura
Si hay segunda lectura, el lector la lee desde el ambón, como la primera. Al
final de la lectura, el lector dice: Palabra de Dios.
Todos responden: Te alabamos, Señor.
Aclamación que precede a la lectura del Evangelio
Sigue el Aleluya u otro canto determinado por las rúbricas, según lo requie-
ra el tiempo litúrgico.
Evangelio
Si el diácono va a proclamar el Evangelio, profundamente inclinado ante el
sacerdote, pide la bendición, diciendo en voz baja:
Padre, dame tu bendición.
El sacerdote, en voz baja, dice:
El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que anuncies
dignamente su Evangelio; en el nombre del Padre, y del Hijo †, y
del Espíritu Santo.
El diácono se signa con la señal de la cruz y responde: Amén.
Si Sacerdote, debe proclamar el evangelio, inclinado ante el altar dice en
secreto:
Purifica mi corazón y mis labios, Dios todopoderoso, para que
pueda anunciar dignamente tu santo Evangelio.

153
ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

El sacerdote, o el diácono, dice: El Señor esté con ustedes.


El pueblo responde: Y con tu espíritu.
El sacerdote, o el diácono, dice: Lectura del santo Evangelio según san NN.
Y, mientras tanto, hace la señal de la cruz sobre el libro y sobre su frente,
labios y pecho. El pueblo aclama: Gloria a ti, Señor.
Luego el diácono, o el sacerdote, si se usa incienso, inciensa el libro y
proclama el Evangelio. Acabado el Evangelio, el diácono, o el sacerdote,
aclama: Palabra del Señor.
El pueblo responde: Gloria a ti, Señor Jesús.
Homilía
Profesión de fe
Acabada la homilía, cuando está prescrito se canta o se dice el símbolo o
profesión de fe:

Credo Niceno-constantinopolitano
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y
de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido
del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios
verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma
naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros,
los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo; y por obra del
Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato;
padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo
vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su Reino no
tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede
del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma
adoración y gloria, y que habló por los profetas.

154
ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso


que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la
resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.
Credo de los Apóstoles
Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue con-
cebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María
Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado,
muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó
de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha
de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a
vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión
de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y
la vida eterna. Amén.
Oración universal
Después se hace la oración universal u oración de los fieles.

LITURGIA EUCARÍSTICA
Preparación de los dones
El sacerdote, de pie junto al altar, toma la patena con el pan y dice:
Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este pan, fruto de la
tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y
ahora te presentamos; él será para nosotros pan de vida.
El pueblo aclama:
Bendito seas por siempre, Señor.
El sacerdote echa vino y un poco de agua en el cáliz, diciendo en secreto:
Por el misterio de esta agua y este vino, haz que compartamos la
divinidad de quien se ha dignado participar de nuestra humanidad.
Después, el sacerdote toma el cáliz y, teniéndolo con ambas manos un poco
elevado sobre el altar, dice en voz baja:

155
ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este vino, fruto de la vid
y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora
te presentamos; él será para nosotros bebida de salvación.
El pueblo aclama:
Bendito seas por siempre, Señor.
Luego el sacerdote, inclinado, dice en secreto:
Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde;
que este sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu
presencia, Señor Dios nuestro.
Luego el sacerdote, de pie a un lado del altar, se lava las manos diciendo:
Lava del todo mi delito, Señor, y limpia todo mi pecado.
Extendiendo y juntando las manos, dice:
Oren, hermanos, para que este sacrificio, mío y de ustedes, sea
agradable a Dios, Padre todopoderoso.
El pueblo se pone de pie y responde:
El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y
gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa
Iglesia.
Oración sobre las ofrendas
Luego el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración sobre las
ofrendas. Concluida esta oración, el pueblo aclama: Amén.

PLEGARIAS EUCARÍSTICAS
Entonces, el sacerdote empieza la plegaria eucarística. Extendiendo las
manos, dice: El Señor esté con ustedes.
El pueblo responde: Y con tu espíritu.
El sacerdote, elevando las manos, prosigue: Levantemos el corazón.
El pueblo responde: Lo tenemos levantado hacia el Señor.
El sacerdote, con las manos extendidas, dice: Demos gracias al Señor,
nuestro Dios.

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ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

El pueblo responde: Es justo y necesario.


El sacerdote prosigue el prefacio, con las manos extendidas. Al final del
prefacio, junta las manos y, en unión con el pueblo, concluye el mismo
prefacio, cantando o diciendo con voz clara:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo. Llenos están el
cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que
viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.

PREFACIOS
Prefacio pascual I: El Misterio Pascual
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte
siempre, Señor; pero más que nunca exaltarte en este día glorioso
(o bien: en esta noche, o bien: en este tiempo) en que Cristo, nuestra
Pascua, ha sido inmolado. Porque Él es el verdadero cordero que
quitó el pecado del mundo; muriendo destruyó nuestra muerte, y
resucitando restauró la vida. Por eso, con esta efusión de gozo pascual,
el mundo entero se desborda de alegría, y también los coros celestiales,
los ángeles y los arcángeles, cantan el himno de tu gloria diciendo sin
cesar: Santo, Santo, Santo...
Prefacio pascual II: La nueva vida en Cristo
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte
siempre, Señor; pero más que nunca exaltarte en este tiempo glorioso
en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado. Por Él, los hijos de
la luz amanecen a la vida eterna, y se abren a los fieles las puertas del
Reino de los Cielos; porque en la muerte de Cristo nuestra muerte ha
sido vencida, y en su gloriosa resurrección hemos resucitado todos. Por
eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de
alegría y también los coros celestiales, los ángeles y arcángeles, cantan
el himno de tu gloria diciendo sin cesar: Santo, Santo, Santo…
Prefacio I dominical del Tiempo Ordinario
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso

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ORDINARIO
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MISA

y eterno, por Cristo, Señor nuestro. Quien, por su Misterio pascual,


realizó la obra maravillosa de llamarnos de la esclavitud del pecado
y de la muerte, al honor de ser estirpe elegida, sacerdocio real, nación
consagrada, pueblo de su propiedad, para que, trasladados de las
tinieblas a tu luz admirable, proclamemos ante el mundo tus maravillas.
Por eso, con los ángeles y arcángeles, tronos y dominaciones y con
todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo…
Prefacio común I
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno, por Cristo, Señor nuestro. A quien hiciste fundamento de todo
y de cuya plenitud quisiste que participáramos todos. Siendo Él de
condición divina, se despojó de su rango, y por su sangre derramada
en la cruz, puso en paz el universo; y así, exaltado sobre todo cuanto
existe, es fuente de salvación eterna para cuantos creen en Él. Por eso,
con los ángeles y arcángeles, y con todos los coros celestiales, cantamos
sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo…
Prefacio III de la bienaventurada Virgen María
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno, y alabarte debidamente en esta celebración en honor de la Virgen
María. Ella, al aceptar a tu Verbo con inmaculado corazón, mereció
concebirlo en su seno virginal, y, al dar a luz al Creador, preparó el
nacimiento de la Iglesia. Ella, al recibir junto a la cruz el testamento de
tu amor divino, tomó como hijos a todos los hombres, nacidos a la vida
sobrenatural por la muerte de Cristo. Ella, esperando con los apóstoles
la venida del Espíritu al unir sus oraciones a las de los discípulos, se
convirtió en el modelo de la Iglesia suplicante. Desde su asunción a los
cielos, acompaña con amor materno a la Iglesia peregrina y protege sus
pasos hacia la patria celeste, hasta la venida gloriosa del Señor. Por eso,
con los santos y todos los ángeles, te alabamos, proclamando sin cesar:
Santo, Santo, Santo…

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ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

Prefacio I de los Apóstoles


En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno. Porque tú, Pastor eterno, no abandonas nunca a tu rebaño, sino
que por medio de los santos apóstoles lo proteges y conservas, y quieres
que tenga siempre por guías a los mismos pastores a quienes tu Hijo
estableció como enviados suyos. Por eso, con los ángeles y arcángeles,
tronos y dominaciones y con todos los coros celestiales, cantamos sin
cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo…

Prefacio II de los santos


En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque eres glorificado en la asamblea de los santos, y, al coronar sus
méritos, coronas tus propios dones. Tú nos ofreces el ejemplo de su
vida, la ayuda de su intercesión y la participación en su destino; para
que, animados por tan abundantes testigos, cubramos sin desfallecer la
carrera que nos corresponde y alcancemos, con ellos, la corona de gloria
que no se marchita, por Cristo, Señor nuestro. Por eso, con los ángeles
y los arcángeles y con la variada asamblea de los santos, te cantamos el
himno de alabanza diciendo sin cesar: Santo, Santo, Santo…

Prefacio de santas vírgenes y religiosos


En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque celebramos tu providencia admirable en los santos que se entregaron
a Cristo por el Reino de los Cielos. Por ella llamas de nuevo a la humanidad
a la santidad primera que de ti había recibido, y la conduces a gustar los
dones que espera recibir en el cielo. Por eso, con los santos y todos los
ángeles, te alabamos, proclamando sin cesar: Santo, Santo, Santo…
Prefacio de los difuntos
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno,

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MISA

por Cristo, nuestro Señor. En Él brilla la esperanza de nuestra feliz


resurrección; y así, aunque la certeza de morir nos entristece, nos consuela
la promesa de la futura inmortalidad. Porque la vida de tus fieles, Señor,
no termina, se transforma, y, al deshacerse nuestra morada terrenal,
adquirimos una mansión eterna en el cielo. Por eso, con los ángeles
y arcángeles, tronos y dominaciones y con todos los coros celestiales,
cantamos sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo…
PLEGARIA EUCARÍSTICA I O CANON ROMANO
V. El Señor esté con ustedes.R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.R. Es justo y necesario.
El sacerdote, con las manos extendidas, dice:
Padre misericordioso, te pedimos humildemente por Jesucristo,
tu Hijo, nuestro Señor, que aceptes y bendigas estos † dones, este
sacrificio santo y puro que te ofrecemos, ante todo por tu Iglesia santa
y católica, para que le concedas la paz, la protejas, la congregues en
la unidad y la gobiernes en el mundo entero, con tu servidor el Papa
NN., con nuestro obispo NN.,
*Aquí se puede hacer mención del obispo coadjutor o de los
obispos auxiliares: con el obispo coadjutor (auxiliar) NN.,
o bien: y sus obispos auxiliares,
**El obispo, cuando celebra en su diócesis, dice: conmigo,
indigno siervo tuyo,
o bien, cuando celebra un obispo que no es el ordinario
diocesano, dice: con mi hermano NN., obispo de esta Iglesia
de NN., conmigo, indigno siervo tuyo,
y todos los demás obispos que, fieles a la verdad, promueven la fe
católica y apostólica.
Acuérdate, Señor, de tus hijos [NN. y NN.] y de todos los aquí
reunidos, cuya fe y entrega bien conoces; por ellos y todos los

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MISA

suyos, por el perdón de sus pecados y la salvación que esperan, te


ofrecemos, y ellos mismos te ofrecen, este sacrificio de alabanza a ti,
eterno Dios, vivo y verdadero.
Reunidos en comunión con toda la Iglesia,
(En los domingos, cuando no hay otro)
Reunidos en comunión (propio, puede añadirse:) para
celebrar el domingo, día en que Cristo ha vencido a la
muerte y nos ha hecho partícipes de su vida inmortal,
veneramos la memoria, ante todo, de la gloriosa siempre Virgen
María, Madre de Jesucristo, nuestro Dios y Señor; la de su esposo,
san José, la de los santos apóstoles y mártires Pedro y Pablo, Andrés,
[Santiago y Juan, Tomás, Santiago, Felipe, Bartolomé, Mateo, Simón
y Tadeo; Lino, Cleto, Clemente, Sixto, Cornelio, Cipriano, Lorenzo,
Crisógono, Juan y Pablo, Cosme y Damián,] y la de todos los santos;
por sus méritos y oraciones concédenos en todo tu protección. [Por
Cristo, nuestro Señor. / Amén.]
Acepta, Señor, en tu bondad, esta ofrenda de tus siervos y de
toda tu familia santa; ordena en tu paz nuestros días, líbranos de
la condenación eterna y cuéntanos entre tus elegidos. [Por Cristo,
nuestro Señor. / Amén.]
Bendice y santifica esta ofrenda, Padre, haciéndola perfecta,
espiritual y digna de ti: que se convierta para nosotros en el Cuerpo
y la Sangre de tu Hijo amado, Jesucristo, nuestro Señor.
El cual, la víspera de su pasión, tomó pan en sus santas y
venerables manos, y, elevando los ojos hacia ti, Dios, Padre suyo
todopoderoso, dando gracias te bendijo, lo partió y lo dio a sus
discípulos, diciendo:
TOMEN Y COMAN TODOS DE ÉL, PORQUE ESTO ES MI
CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR USTEDES.
Del mismo modo, acabada la cena, tomó este cáliz glorioso en
sus santas y venerables manos, dando gracias te bendijo y lo dio a
sus discípulos, diciendo:

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ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
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MISA

TOMEN Y BEBAN TODOS DE ÉL, PORQUE ESTE ES EL CÁ-


LIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA POR USTEDES Y POR MUCHOS PARA
EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HAGAN ESTO EN CONMEMO-
RACIÓN MÍA.
Luego el sacerdote dice: Este es el Misterio de la fe.
O bien: Este es el Sacramento de nuestra fe.
Y el pueblo prosigue, aclamando: Anunciamos tu muerte, procla-ma-
mos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
O bien: Aclamemos el Misterio de la fe.
Y el pueblo prosigue, aclamando: Cada vez que comemos de este pan
y bebemos de este cáliz, anunciamos tu muerte, Señor, hasta que
vuelvas.
O bien: Proclamemos el Misterio de la fe.
Y el pueblo prosigue, aclamando: Sálvanos, Salvador del mundo, que
nos has liberado por tu cruz y resurrección.
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice:
Por eso, Padre, nosotros, tus siervos, y todo tu pueblo santo, al
celebrar este memorial de la muerte gloriosa de Jesucristo, tu Hijo,
nuestro Señor; de su santa resurrección del lugar de los muertos y de
su admirable ascensión a los cielos, te ofrecemos, Dios de gloria y
majestad, de los mismos bienes que nos has dado, el sacrificio puro,
inmaculado y santo: pan de vida eterna y cáliz de eterna salvación.
Mira con ojos de bondad esta ofrenda y acéptala, como aceptaste
los dones del justo Abel, el sacrificio de Abrahán, nuestro padre en
la fe, y la oblación pura de tu sumo sacerdote Melquisedec.
Te pedimos humildemente, Dios todopoderoso, que esta ofrenda
sea llevada a tu presencia, hasta el altar del cielo, por manos de tu
ángel, para que cuantos recibimos el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, al
participar aquí de este altar, seamos colmados de gracia y bendición.

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ORDINARIO
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MISA

Acuérdate también, Señor, de tus hijos [NN. y NN.], que nos han
precedido con el signo de la fe y duermen ya el sueño de la paz. A
ellos, Señor, y a cuantos descansan en Cristo, concédeles el lugar del
consuelo, de la luz y de la paz.
Y a nosotros, pecadores, siervos tuyos, que confiamos en tu infinita
misericordia, admítenos en la asamblea de los santos apóstoles
y mártires Juan el Bautista, Esteban, Matías y Bernabé, [Ignacio,
Alejandro, Marcelino y Pedro, Felicidad y Perpetua, Águeda, Lucía,
Inés, Cecilia, Anastasia,] y de todos los santos; y acéptanos en su
compañía, no por nuestros méritos, sino conforme a tu bondad.
Por Cristo, Señor nuestro. Por quien sigues creando todos los
bienes, los santificas, los llenas de vida, los bendices y los repartes
entre nosotros.
Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la
unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos
de los siglos.
El pueblo responde: Amén.

PLEGARIA EUCARÍSTICA II
V. El Señor esté con ustedes.R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón. R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R. Es justo y necesario.
El sacerdote, con las manos extendidas, dice:
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación
darte gracias, Padre santo, siempre y en todo lugar, por Jesucristo,
tu Hijo amado.
Por Él, que es tu Verbo, hiciste todas las cosas; tú nos lo enviaste
para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo y nacido de
María, la Virgen, fuera nuestro Salvador y Redentor.
Él, en cumplimiento de tu voluntad, para destruir la muerte
y manifestar la resurrección, extendió sus brazos en la cruz, y así
adquirió para ti un pueblo santo.

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ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

Por eso, con los ángeles y con todos los santos, proclamamos tu
gloria, diciendo a una sola voz: Santo, Santo, Santo…
Santo eres en verdad, Señor, fuente de toda santidad; por eso te
pedimos que santifiques estos dones con la efusión de tu Espíritu,
de manera que se convierta para nosotros en el Cuerpo † y la Sangre
de Jesucristo, nuestro Señor.
El cual, cuando iba a ser entregado a su pasión, voluntariamente
aceptada, tomó pan, dándote gracias, lo partió y lo dio a sus
discípulos, diciendo:
TOMEN Y COMAN TODOS DE ÉL, PORQUE ESTO ES MI
CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR USTEDES.
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y dándote
gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos, diciendo:
TOMEN Y BEBAN TODOS DE ÉL, PORQUE ESTE ES EL CÁ-
LIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA POR USTEDES Y POR MUCHOS PARA
EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HAGAN ESTO EN CONMEMO-
RACIÓN MÍA.
Luego el sacerdote dice: Este es el Misterio de la fe.
O bien: Este es el Sacramento de nuestra fe.
Y el pueblo prosigue, aclamando: Anunciamos tu muerte, proclama-
mos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
O bien: Aclamemos el Misterio de la fe.
Y el pueblo prosigue, aclamando: Cada vez que comemos de este pan
y bebemos de este cáliz, anunciamos tu muerte, Señor, hasta que
vuelvas.
O bien: Proclamemos el Misterio de la fe.
Y el pueblo prosigue, aclamando: Sálvanos, Salvador del mundo, que
nos has liberado por tu cruz y resurrección.
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice:

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ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la muerte


y resurrección de tu Hijo, te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de
salvación, y te damos gracias porque nos haces dignos de servirte en tu
presencia. Te pedimos humildemente que el Espíritu Santo congregue
en la unidad a cuantos participamos del Cuerpo y la Sangre de Cristo.
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra;
En los domingos, cuando no hay otro
Acuérdate, Señor más propio, puede decirse: y reunida aquí
en el domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y
nos ha hecho partícipes de su vida inmortal;
y con el Papa NN., con nuestro obispo NN., y todos los pastores que
cuidan de tu pueblo, llévala a la perfección por la caridad.
Desde la misa de la Vigilia Pascual hasta el segundo domingo de Pascua:
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra y reunida
aquí en el día santísimo de la resurrección de nuestro Señor Jesucristo;
*Aquí se puede hacer mención del obispo coadjutor o de los
obispos auxiliares: con el obispo coadjutor (auxiliar) NN.,
o bien: y sus obispos auxiliares
**El obispo, cuando celebra en su diócesis, dice: conmigo,
indigno siervo tuyo,
o bien cuando celebra un obispo que no es el ordinario diocesano
dice: Con mi hermano NN., obispo de esta Iglesia de N., conmigo,
indigno siervo tuyo, y todos los pastores que cuidan de tu pueblo,
llévala a su perfección por la caridad
En la misa del Bautismo de niños:
Acuérdate también de nuestros hermanos NN. y NN. (de aquellos
hermanos nuestros) que hoy has hecho renacer del agua y del
Espíritu Santo, librándolos del pecado; tú, que los has incorporado,
como miembros vivos, al cuerpo de Cristo, inscribe también sus
nombres en el libro de la vida.

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ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

En la misa de primera Comunión:


Acuérdate de tus hijos (NN. y NN.) que por vez primera invitas
en este día a participar del Pan de vida y del Cáliz de salvación, en
la mesa de tu familia; concédeles crecer siempre en tu amistad y en
la comunión con tu Iglesia.
En la misa del Matrimonio:
Acuérdate, Señor, de NN. y NN., a quienes has concedido llegar
al día de su Matrimonio; que permanezcan, por tu gracia, en el
amor mutuo y la paz.
En la misa por los difuntos:
Recuerda a tu hijo (hija) NN., a quien llamaste [hoy] de este
mundo a tu presencia; concédele que, así como ha compartido ya
la muerte de Jesucristo, comparta también con él la gloria de la
resurrección.
Acuérdate, Señor, también de nuestros hermanos que durmieron
en la esperanza de la resurrección, y de todos los que han muerto en
tu misericordia; admítelo a contemplar la luz de tu rostro.
Ten misericordia de todos nosotros, y así con María, la Virgen
Madre de Dios, su esposo san José, los apóstoles y cuantos vivieron
en tu amistad a través de los tiempos, merezcamos, por tu Hijo
Jesucristo, compartir la vida eterna y cantar tus alabanzas.
Junta las manos, toma la patena con el pan consagrado y el cáliz, y elevándolos, dice:
Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad
de Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de siglos.
El pueblo aclama: Amén.

RITO DE LA COMUNIÓN
El sacerdote, con las manos juntas, dice:
Fieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su divina
enseñanza, nos atrevemos a decir:
O bien:

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DE LLA
A MISA
MISA

Llenos de alegría por ser hijos de Dios, digamos confiadamente


la oración que Cristo nos enseñó:
Extiende las manos y, junto con el pueblo, continúa:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre;
venga a nosotros tu Reino; hágase tu voluntad en la tierra como
en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras
ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos
ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
Solo el sacerdote, con las manos extendidas, prosigue diciendo:
Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en
nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos
siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras
esperamos la gloriosa venida de nuestro salvador Jesucristo.
El pueblo concluye la oración aclamando:
Tuyo es el Reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.
RITO DE LA PAZ
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice en voz alta:
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: «La paz les dejo, mi
paz les doy»; no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu
Iglesia y, conforme a tu Palabra, concédele la paz y la unidad. Tú
que vives y reinas por los siglos de los siglos.
El pueblo responde: Amén.
El sacerdote añade: La paz del Señor esté siempre con ustedes.
El pueblo responde: Y con tu espíritu.
Luego el diácono, o el sacerdote, añade: Dense fraternalmente la paz.

Fracción del pan


Después toma el pan consagrado, lo parte sobre la patena y pone una
partícula dentro del cáliz, diciendo en secreto:
El Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, unidos en este
cáliz, sean para nosotros alimento de vida eterna.

167
ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

Mientras tanto se recita:


Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
danos la paz.
Comunión
El sacerdote muestra a los fieles el pan eucarístico y dice:
Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos
los invitados a la cena del Señor.
Y, juntamente con el pueblo, añade:
Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya
bastará para sanarme.
Después toma la patena y se acerca a los que van a comulgar, y les dice:
El Cuerpo de Cristo.
El que va a comulgar responde: Amén.
Oración después de la comunión
Oremos.
Junto con el sacerdote, oran en silencio. Al final el pueblo aclama: Amén.

RITO DE CONCLUSIÓN
Después tiene lugar la despedida.
El sacerdote, vuelto hacia el pueblo, extendiendo las manos, dice:
El Señor esté con ustedes.
El pueblo responde: Y con tu espíritu.
El sacerdote bendice al pueblo, diciendo:
La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo † y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes.

168
ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

El pueblo responde: Amén.


El diácono, o el sacerdote, dice: Pueden ir en paz.
El pueblo responde: Demos gracias a Dios.

Bendiciones solemnes y oraciones sobre el pueblo


◊ TIEMPO PASCUAL
Dios que, por la resurrección de su Unigénito, los ha redimido y
adoptado como hijos, los llene de alegría con sus bendiciones.
R. Amén.
Y ya que por la redención de Cristo recibieron el don de la libertad
verdadera, por su bondad reciban también la herencia eterna.
R. Amén.
Y, pues, confesando la fe, han resucitado con Cristo en el
bautismo, por sus buenas obras merezcan ser admitidos en la
patria del cielo.
R. Amén.
Y la bendición de Dios Padre todopoderoso, Padre, Hijo † y Espíritu
Santo, descienda sobre ustedes y los acompañe siempre.
R. Amén.
◊ TIEMPO ORDINARIO, II
La paz de Dios, que supera todo juicio, custodie sus corazones y sus
pensamientos en el conocimiento y el amor de Dios y de su Hijo
Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo †, y Espíritu
Santo, descienda sobre ustedes y los acompañe siempre. R. Amén.

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