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Tesis Final - Marina Pompa Cortés

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Universidad Nacional Autónoma de México

Programa de Maestría en Trabajo Social


Campo de conocimiento: Desarrollo Humano

“Narrativas de las mujeres jefas de familia y la violencia de género:


una mirada desde el Trabajo Social Feminista”.

Tesis
Que para optar por el grado de Maestra en Trabajo Social

Presenta:
Lcda. Marina Pompa Cortés

Tutora principal:
Mtra. Ariana Lourdes Rodríguez González
Escuela Nacional de Trabajo Social

Ciudad Universitaria, Ciudad de México, del 2024

0
PROTESTA UNIVERSITARIA DE INTEGRIDAD Y HONESTIDAD
ACADÉMICA Y PROFESIONAL
(Graduación con trabajo escrito)

De conformidad con lo dispuesto en los artículos 87, fracción V. del Estatuto


General, 68, primer párrafo, del Reglamento General de Estudios Universitarios y 26,
fracción 1, y 35 del Reglamento General de Exámenes, me comprometo en todo tiempo a
honrar a la institución y a cumplir con los principios establecidos en el Código de Ética de
la Universidad Nacional Autónoma de México, especialmente con los de integridad y
honestidad académica.

De acuerdo con lo anterior, manifiesto que el trabajo escrito titulado:

“Narrativas de las mujeres jefas de familia y la violencia de género: una mirada desde el
Trabajo Social Feminista” que presenté para obtener el grado de Maestra en Trabajo Social
es original, de mi autoría y lo realicé con el rigor metodológico exigido por mi Programa de
Posgrado, citando las fuentes de ideas, textos, imágenes, gráficos u otro tipo de obras
empleadas para su desarrollo.

En consecuencia, acepto que la falta de cumplimiento de las disposiciones reglamentarias


y normativas de la Universidad, en particular las ya referidas en el Código de Ética, llevará
a la nulidad de los actos de carácter académico administrativo del proceso de
titulación/graduación.

Atentamente
Lcda. Marina Pompa Cortés 307142357
Nombre completo Número de cuenta

Firma

06/05/24
Fecha

1
Agradecimientos

Al Consejo Nacional de Humanidades Ciencias y Tecnologías (CONAHCYT)

por fomentar la investigación científica en México

a través de su programa de becas para estudiantes de posgrado.

A la Universidad Nacional Autónoma de México,

por construir espacios para la reflexión crítica.

A mi tutora, la Mtra. Ariana Lourdes Rodríguez González

Por su guía y acompañamiento durante este proceso de formación.

A mis padres,

Por ser un faro de luz en la adversidad.

A mi hija,

Por ser mi pequeña compañera de vida y maestra.

A todas las mujeres entrevistadas,

Por ser un testimonio de perseverancia y superación.

2
ÍNDICE

ÍNDICE .................................................................................................................... 3

INTRODUCCIÓN .................................................................................................... 6

Capítulo 1: Del patriarcado a la violencia de género contra las mujeres jefas


de familia, un acercamiento desde la Teoría Feminista. .................................. 14

1.1. El feminismo: del movimiento a la teoría. ................................................... 14

1.1.1. Las olas del feminismo ............................................................................ 14

1.1.2. Teoría feminista como herramienta de análisis. ...................................... 18

1.2. Patriarcado, familia y relaciones de poder-dominación............................... 21

1.2.1. El patriarcado como sistema de opresión para las mujeres. .................... 21

1.2.1.1. Relaciones de poder-dominación ......................................................... 24

1.2.2. La familia monogámica patriarcal y mujeres jefas de familia. .................. 26

1.2.3. ¿Quiénes son las mujeres jefas de familia?, una categoría pertinente desde
el feminismo....................................................................................................... 30

1.3. De la identidad de género al cautiverio de las mujeres: la madresposa ..... 34

1.3.1. Sexo y género dentro del patriarcado. ..................................................... 34

1.3.2. Conformación de la identidad de género tradicional: lo femenino y


masculino........................................................................................................... 36

1.4. El cautiverio y la violencia de género contra las mujeres jefas de familia. .. 40

1.4.1. Elementos de los cautiverios ................................................................... 40

1.4.2. El cautiverio de madresposa. ................................................................... 42

1.5.1. ¿Qué es la violencia de género? ............................................................. 45

1.5.2. ¿Qué es la violencia simbólica? .............................................................. 46

Capítulo 2: Radiografía del derecho a una vida libre de violencia de las mujeres
jefas de familia..................................................................................................... 49

3
2.2. Familia, Jefatura de Familia y Violencia en datos estadísticos. .................. 60

2.2.1. Las familias en México............................................................................. 60

2.2.2. Jefatura de familia.................................................................................... 63

2.3. Datos relevantes sobre los tipos de violencia y ámbitos. ............................ 67

Capítulo 3: Marco metodológico feminista para la investigación de la violencia


contra las mujeres jefas de familia de la alcaldía Tlalpan en la Ciudad de
México. ................................................................................................................. 70

3.1. Metodología de la investigación .................................................................. 70

3.1.1. Investigación cualitativa feminista, explicativa, transversal...................... 70

3.1.2. Preguntas de investigación. ..................................................................... 75

3.1.3. Objetivos .................................................................................................. 75

3.1.4. Supuesto.................................................................................................. 76

3.1.5. Sujetas de estudio ................................................................................... 77

3.1.6. Técnica e instrumento.............................................................................. 78

3.1.7. Proceso y análisis de la información. ....................................................... 80

3.1.8. Caracterización de las Jefas de Familia de la alcaldía Tlalpan. ............... 81

3.2. Resultados de la investigación. .................................................................. 81

3.2.1. Características de las jefas de familia participantes en el estudio. .......... 82

3.2.2. Categoría de análisis: Mujeres jefas de familia el vivir y sentir. ............... 83

3.2.2.1. Indicador: Jefatura de hogar femenina ................................................. 84

3.2.2.2. Indicador: Identidad de la mujer como jefa de familia. .......................... 92

3.2.3. Categoría de análisis: El cautiverio, lo que me dijeron que sería y no es. 97

3.2.3.1. Indicador: Mandato de madresposa...................................................... 98

3.2.3.2. Indicador: Identidad de género ........................................................... 105

3.2.4. Categoría de análisis: la violencia en mi vida ........................................ 110

3.2.4.1. Indicador: Violencia simbólica ............................................................. 111

4
3.2.4.2. Indicador: Violencia de género ........................................................... 118

4.3. Análisis general de resultados. ................................................................. 123

CAPÍTULO 4: PROPUESTA DE INTERVENCIÓN PARA LAS MUJERES JEFAS


DE FAMILIA DESDE EL TRABAJO SOCIAL FEMINISTA ................................ 128

4.1. La intervención en la disciplina de Trabajo Social: de lo tradicional a lo crítico.


......................................................................................................................... 128

4.2. La intervención como etapa metodológica desde el Trabajo Social. ........ 131

4.3. Sujetos o Actores de la intervención en Trabajo Social. ........................... 132

4.4. Trabajo Social Feminista. ......................................................................... 134

4.5. Estrategias de intervención para la atención de la violencia de género contra


las mujeres jefas de familia.............................................................................. 137

CONCLUSIONES ............................................................................................... 141

FUENTES DE CONSULTA ................................................................................. 145

ANEXOS ............................................................................................................. 152

Anexo 1: Matriz de operacionalización del supuesto de investigación ............ 153

Anexo 2: Carta de consentimiento ................................................................... 156

5
INTRODUCCIÓN
En el desarrollo histórico de la familia, se ha dado por sentado la existencia
de espacios y actividades exclusivas de cada sexo de sus integrantes, reflejado en
una construcción social binaria de roles e identidades que permiten la reproducción
de la cultura patriarcal; sin embargo, la condición de la mujer no es algo dado, es
una creación histórica “cuyo contenido es el conjunto de circunstancias, cualidades
y características esenciales que definen a la mujer como ser social y cultural
genérico (1Lagarde Marcela, 2015, p. 89)” teniendo como consecuencia un camino
“natural” que tendrá que cumplir por el hecho de ser mujer para la reproducción del
otro.

Es así, que las mujeres comparten una misma opresión dentro de su


condición de género debido a la situación de vida concreta de cada una de ellas,
por tal motivo esta investigación centra su atención en las mujeres jefas de familia
que, por salir de su rol tradicional, transitan por situaciones violentas dentro de sus
familias, que, en la mayoría de los casos, pasan por alto, debido a su normalización
y la culpa que es generada por no cumplir con su deber ser.

La familia ha sido la principal institución reproductora del orden patriarcal,


colocando a la mujer en el espacio privado, realizando actividades de cuidado y
maternidad, a pesar de esta situación, en los inicios de esta organización social, lo
importante era pertenecer a un grupo, necesidad aún arraigada en mujeres y
hombres, ya sea en un clan o en una familia tradicional, las personas están en
constante búsqueda de un núcleo que les brinde seguridad y afecto. Lewis Henry
Morgan (en Engels Federico, 2012, p. 7), concibe a la familia como un elemento
activo que pasa de una forma inferior a una superior a medida que la sociedad
evoluciona, donde uno de sus cambios fue el sedentarismo y el desarrollo de la
agricultura basada en la cosecha de granos, en un primer momento, lo que les
permitió establecerse en un lugar fijo. Siguiendo a Morgan (en Engels Federico,
2012, p. 7), se puede entender la manera en que la evolución económica influye en

1 Dado el posicionamiento ético-político feminista de la investigadora, se citará dentro del formato APPA retomando el nombre
completo de la autora para visibilizar la creación de conocimiento científico por parte de las mujeres.

6
la concepción de familia; perdiendo o ganando mayor importancia en la esfera
pública.

Retomando a Federic Engels (2012), desde el surgimiento de la propiedad


privada que trajo consigo el orden social establecido por medio de la familia
monogámica tradicional, “el derrocamiento del derecho materno fue la gran derrota
histórica del sexo femenino en todo el mundo. El hombre empuñó también las
riendas en la casa; la mujer se vio degradada, convertida en la servidora, en la
esclava de la lujuria del hombre, en un simple instrumento de reproducción” (p. 22).
Es decir, previo a esta nueva organización, la mujer contaba con los mismos
derechos y atribuciones que el hombre, al participar tanto en actividades de
producción y de cuidado, situación que sufrió una gran transformación dentro de la
familia nuclear. Ejemplo de lo anterior, es la expresión romana famulus aplicada en
su origen al esclavo y después a la familia, como el conjunto de esclavos
pertenecientes a un mismo hombre que, incluso, tiene el poder de matar a su esposa
cuando ésta no cumple con su papel tradicional.

Como se observa, la familia puede conceptualizarse como:

Una institución que desarrolla funciones sociales, ideológicas,


dentro de las cuales se encuentra la manutención y
reproducción de la fuerza de trabajo, por medio de las tareas
domésticas para la creación de bienes y servicios. Así mismo
es la instancia responsable de la transmisión ideológica de los
valores que establecen las relaciones sociales, de género y de
reproducción social (Centro de Estudios de la Mujer, 2008, p.
19).

Lo anterior, pone el énfasis en dos actividades fundamentales de la familia:


la producción y reproducción del sistema patriarcal que, desde los estudios
feministas, se ha cuestionado al no concebir a la familia como un elemento estático
dentro de la sociedad y, de igual manera, se deja de ver el dominio del hombre
sobre la mujer como un “deber ser” lo cual, para esta investigación, permite estudiar

7
los ambientes violentos que se pueden provocar cuando una mujer no cumple con
dichas normas rígidas.

A su vez, esta división de los espacios según el sexo trajo consigo una nueva
figura dentro de los hogares denominada “jefe de familia” marcando una notoria
relación jerárquica y de poder hombre-mujer siendo cuatro sus principales
características:

● Proveedor económico
● Ejercicio de la autoridad
● Toma de decisiones
● Reconocimiento por parte de los integrantes de la familia.

Como se puntualiza, este atributo ha sido definido desde una postura


patriarcal que centra al hombre y sus características “innatas” como punto de
referencia para quienes llevan una jefatura de hogar; el padre siempre es visto como
jefe de familia, incluso al no ejercer dicho rol, es decir, dentro de las jefaturas de
hogar femeninas se asume que los padres o abuelos de estás son quienes llevan la
organización y toma de decisiones al pensarse seres más racionales. Queda claro
que, dicho concepto implica una sumisión entre los integrantes de las familias, sin
embargo, una jefatura femenina solo se considera como una opción cuando hay
una situación de divorcio, separación o viudez, sin darle cabida a la
autodeterminación de la mujer para vivir solo con sus hijas o hijos; en contraparte,
hay autoras que tienen otro señalamiento, como Patricia Uribe (2012) para quien
“no solo se considera a la persona que ha sido abandonada por su pareja, sino
aquella persona que, sin pareja permanente, asume la opción de cuidado y
educación” (p. 86).

Un atributo socialmente asignado a las mujeres es el de madresposa,


concepto que hace referencia, retomando a Marcela Lagarde, a:

Ser madre y ser esposa consiste para las mujeres en vivir de


acuerdo con las normas que expresan su ser-para y de- otros,
realizar actividades de reproducción y tener relaciones de

8
servidumbre voluntaria, tanto con el deber encarnado en los
otros como con el poder en sus más variadas manifestaciones.
(Lagarde Marcela, 1993, p. 285)

Para esta investigación, se torna importante señalar que este concepto es


eje para comprender el porqué de la violencia de género contra las mujeres jefas
de familia se genera desde sus familias de origen; ya que, al ser educadas por
madresposas que les enseñan los espacios asignados y el ser para y de otros, se
les considera mujeres que transgreden y que, por lo tanto, serán receptoras de
cualquier manifestación de violencia que les permita retornar a su deber ser.

Retomando la investigación diagnóstica del Modelo de Atención Integral


para las Mujeres Jefas de Familia desde una Visión de Género (Pompa Marina.
2022), las mujeres en dicha situación viven diversas violencias; en lo referente al
ámbito familiar, la principal dificultad es la falta de comprensión y reconocimiento
por algún integrante, generalmente la madre, reflejando así, una sociedad
patriarcal en la que las mujeres son violentadas al no cumplir con su rol de
madresposa. En el espacio laboral, la violencia tiene dos caras; por un lado, las
mujeres son acosadas por las parejas de sus compañeras y, en caso de emplearse
en el sector de servicios, son propensas a insinuaciones de tipo sexual; por último,
dentro de la comunidad existe una construcción social negativa en lo referente al
rol de jefa de familia, ocasionando un ambiente de tensión y estigmatización.

Lo anterior, tiene que ver con la violencia simbólica que enfrentan en sus
diversos espacios de socialización, entendida ésta como “todas las relaciones
sociales y en todos los niveles, en los cuales existe la asimetría entre el dominador
quien posee legitimidad, prestigio y autoridad y el dominado quien asume que el
poder y quien lo tiene, no se cuestiona y se somete” (CONAPO, 2018). Para las
sujetas de estudio, estas relaciones de asimetría están dadas en sus familias de
origen por la representación patriarcal del padre de familia y su madre (la
madresposa) quienes generan legitimidad al vivir dentro del deber ser, mientras que,
las jefas de familia se someten voluntariamente al considerarse fuera de una familia
patriarcal.

9
La falta de estudios relacionados con la jefatura de hogar femenina y la
violencia simbólica invisibiliza el impacto que tienen estas agresiones en la vida
cotidiana de las mujeres, en sus trayectorias de vida y en los espacios donde la
viven, dejando sin intervención una problemática que afecta a un amplio colectivo;
por lo tanto, esta investigación se enfocará en estudiar a detalle las violencias que
han vivido las mujeres por ser jefas de familia, dentro de sus familias de origen,
para poder generar alternativas de solución eficaces desde el Trabajo Social
Feminista.

Siguiendo a Teresa García y Blanca Cabral (2001), la violencia es un


fenómeno que se encuentra en el tejido social, permeando los espacios, el
lenguaje, las relaciones, las prácticas y los distintos ámbitos de la vida cotidiana.
Las mujeres jefas de familia representan un cambio en las pautas de
comportamiento de las que, dichas autoras hacen mención: los ejes de
“servidumbre voluntaria” y “dependencia vital” pasan a segundo término al salir del
modelo cultural aprendido generando señalamientos. Marcela Lagarde (2015)
señala que la violencia contra las mujeres adquiere diferentes manifestaciones, de
acuerdo con quién la ejerce, contra qué tipo de mujer y la circunstancia en que
ocurre, desde esta óptica, el ser mujer o ser hombre no tiene el mismo significado
ni es vivido de la misma manera.

Es así, que la violencia es vista en las sociedades patriarcales como la


herramienta de sometimiento, control y castigo para las mujeres que no se
encuentran dentro de él, para Kate Miller (en Nuria Valera, 2021) lo anterior no sería
posible sin el uso de la fuerza como un instrumento de intimidación constante; el
problema principal del uso de la violencia radica en su introyección en edades
tempranas, ignorándola y haciéndola participe en la vida cotidiana de las mujeres.
A lo anterior, se suma la pedagogía de la crueldad de Rita Segato (2018) concepto
que hace referencia a todos los actos y prácticas que enseñan, habitúan y
programan a los sujetos a transmutar lo vivo y su vitalidad en cosas, es así, que a
lo femenino se le cosifica desde la educación, justificando los actos violentos en su

10
contra, naturalizándolos y convirtiéndose solo en persona al seguir el mandado de
género.

Como se ha indicado, la manifestación de la violencia tiene como base


aspectos simbólicos que pasan desapercibidos en la vida de las mujeres, haciendo
que su detección sea más compleja reproduciendo las relaciones basadas en el
dominio y la sumisión; caso que, se refleja en la consideración de ver a una mujer
que asume una jefatura de familia como un problema, sumando el hecho de no
contar con un hombre a su lado que le brinde un status de persona; al pensar a
estas sujetas como mujeres incompletas y solas, por el incumplimiento de su rol de
madresposa, son receptoras de la violencia de género ejercida en su contra, sin
oposición alguna, lo cual, coloca a la familia de origen como el primer espacio donde
se presentan estas manifestaciones. La falta de estudios relacionados con la
jefatura de hogar femenina y cómo la violencia invisibiliza el impacto que tienen
estas agresiones en la vida cotidiana de las mujeres, en sus trayectorias de vida y
en los espacios donde la viven, deja sin intervención una problemática que afecta a
un amplio colectivo.

Dado lo expuesto, dicha situación representa un campo fértil para la


generación de nuevo conocimiento, retomando a la autora Patricia Fernández,
(2015) el Trabajo Social ha incorporado tradicionalmente a la mujer como un
colectivo de investigación-intervención, desde el cual, se atienden múltiples
problemáticas que pueden llegar a afectarles; sin embargo, desde un actuar
tradicional-asistencial se “refuerza su posición de subordinación (Dominelli Lena,
McLeod Eileen, 1999, p. 44)”. Se retomará el enfoque del Trabajo Social Feminista
por su aportación en lo referente al análisis de los fenómenos sociales desde cuatro
aspectos fundamentales (Pompa Marina, 2022, p. 53):

1. Considerar todos los problemas desde el punto de vista de su impacto


específico en el bienestar de las mujeres.
2. Identificar las maneras específicas en que las mujeres viven su existencia.
3. Reconocer que las mujeres se hallan en una posición subordinada y de
impotencia social.

11
4. Construir las soluciones del problema desde la participación de las mujeres
con un enfoque igualitario.

A partir de lo anterior, este estudio plantea las siguientes preguntas de


investigación:

Central:

● ¿Cuáles son las vivencias de las mujeres jefas de familia frente a la violencia
simbólica y de género originadas al no vivirse dentro del mandato de
madresposa, dentro de sus familias de origen en la alcaldía Cuauhtémoc de
la Ciudad de México?

Secundarias:

● ¿Qué implicaciones tiene el transgredir el mandato de madresposa dentro de


sus familias de origen?
● ¿Cómo se manifiesta la violencia simbólica y de género que viven las mujeres
jefas de familia dentro de sus familias de origen?
● ¿Por qué la violencia de género es naturalizada por parte de las mujeres jefas
de familia al interior de sus familias de origen?

Para poder dar respuesta a estas preguntas, se plantearon cuatro capítulos


como se explica a continuación:

Capítulo 1: Del patriarcado a la violencia de género contra las mujeres jefas


de familia, un acercamiento desde la teoría feminista busca dar una respuesta al
problema de la violencia vista como un arma de control por parte del patriarcado
que se impregna en todos los aspectos de la vida en sociedad naturalizándose por
medio de simbolismos.

Capítulo 2: Radiografía del derecho a una vida libre de violencia de las


mujeres jefas de familia muestra el marco jurídico mundial, nacional y local a favor
del derecho a las mujeres de vivir sin violencia en todos los aspectos de la vida
cotidiana y se presenta un panorama estadístico de la situación de las jefaturas
femeninas en México.

12
Capítulo 3: Marco metodológico feminista para la investigación de la violencia
contra las mujeres jefas de familia, en este apartado se muestra el sustento
metodológico de esta investigación, así como el análisis de los resultados y
principales hallazgos.

Capítulo 4: Propuestas de intervención desde el Trabajo Social Feminista, se


muestra una propuesta de intervención de las problemáticas detectadas en esta
población participante desde la visión del trabajo social feminista la cual, es distinta
a la tradicional-asistencial.

Por último, se integran las conclusiones, de las cuales, es significativo


resaltar que esta investigación confirma que las mujeres jefas de familia desafían el
mandato de madresposa al redistribuir responsabilidades en el hogar y participar
activamente en la toma de decisiones. Aunque enfrentan dificultades y violencia,
algunas encuentran en su autonomía la oportunidad de forjar su propio camino,
desafiando las normas de género y construyendo identidades más autónomas.

13
Capítulo 1: Del patriarcado a la violencia de género contra las
mujeres jefas de familia, un acercamiento desde la Teoría
Feminista.
¿Qué es el feminismo? Sin duda alguna, es una pregunta que en la
actualidad ha tenido respuesta desde diferentes ámbitos, por ello, este apartado
tiene como finalidad la construcción de una respuesta desde la disciplina del Trabajo
Social, la cual, pretende mirar al feminismo desde la pluralidad como un movimiento
social y como una teoría pertinente para la explicación de diversos problemas
sociales que afectan a las mujeres en su conjunto, partiendo de sus propias
necesidades, aportando, a dicha disciplina, una mirada distinta de lo social; y de
igual manera, oportuna para el estudio de las mujeres jefas de familia 2.

1.1. El feminismo: del movimiento a la teoría.


1.1.1. Las olas del feminismo
En un primer momento, es importante señalar que el feminismo nace como
un movimiento social del cual se desprende la teoría, para comprender cómo surge
este proceso, se establecerán algunas características de los movimientos sociales.
Retomando a la autora Delia Selene de Dios (2004,) algunos teóricos como, Alberto
Melucci (1986) y Manuel Castells (1986), caracterizan estos fenómenos como
producto de procesos sociales que expresan acciones colectivas de clase sociales
dominadas, donde existe una causa directa en busca de soluciones específicas,
mediante una organización política y social. Otra cuestión que los identifica, es la
legitimidad que ganan para cambiar o transformar a la sociedad y confrontar al
Estado, al gobierno y a las autoridades.

Es así, que los movimientos sociales surgen como respuesta a diversas


problemáticas sociales que se presentan a lo largo de la historia para conseguir
cambios que tienen un impacto social y político; para el caso del movimiento

2 En esta tesis se entenderá por mujeres jefa de familia “Una conformación familiar donde la mujer representa la autoridad frente
a la relación jerárquica con sus miembros tiene el reconocimiento por parte de los integrantes de su familia monoparental, toma
de decisiones y es el principal soporte económico. Dentro de la dinámica familiar las relaciones que se gestan tienden a la igualdad
entre sus miembros y la distribución equitativa de responsabilidad domésticas y de cuidado. (Centro de Estudios de la Mujer.
2018, 21p)”
14
feminista, la injusticia que viven las mujeres en todos los ámbitos de su vida
conforman los esfuerzos colectivos que llevan a una transformación duradera, por
lo tanto, son urgentes los cambios en las condiciones de vida de las mujeres dentro
de la sociedad patriarcal.

De esta manera, el feminismo es un movimiento social multifacético y


dinámico que da respuesta a problemas prácticos y teóricos que enfrentan las
mujeres como colectivo dentro de un espacio socio-histórico determinado, enfocado
a visibilizar la condición de subordinación que viven con el objetivo de acabar con
la desigualdad y las relaciones asimétricas de poder que limitan el pleno goce de
derechos y oportunidades de las mujeres dentro de esta sociedad patriarcal.

Para fines de esta investigación, se entenderá por feminismo:

Discurso político que se basa en la justicia. Es una teoría y


práctica política articulada por mujeres que tras analizar la
realidad en la que viven toman conciencia de las
discriminaciones que sufren por la única razón de ser mujeres
y deciden organizarse para acabar con ellas, para cambiar la
sociedad… se articula como filosofía política y, al mismo
tiempo, como movimiento social. (Valera Nuria, 2005 p.14)

Ahora bien, el movimiento feminista es considerado el más largo de la


historia, debido a que en sus diferentes olas se han conseguido derechos civiles y
políticos; sin embargo, aún persiste la idea de subordinación de las mujeres en el
inconsciente colectivo, haciendo que por décadas se luche por diversas
problemáticas sociales. Retomando a Victoria Sau (2000) el movimiento comienza,
oficialmente, a surgir hacia el final del siglo XVIII cuando las mujeres empiezan a
tomar conciencia de sí mismas como un grupo y una comunidad, reconociendo la
opresión, dominación y explotación que han enfrentado.

A continuación, se presenta una línea del tiempo con las cuatro olas del
feminismo para su mejor comprensión:

15
Figura 1.
Línea del tiempo de las olas del feminismo.

Fuente: Elaboración propia a partir de Varela, Nuria. (2005) Feminismo para principiantes. México. Penguin. García, María.
(2018). Una ola feminista recorre el mundo. En Ferreire, Victoria. (2018). La cuarta ola feminista. Buenos Aires. Oleada Digital.
Varela, Nuria. (S/F). Feminismo 4.0 la cuarta ola. Disponible en:
https://unidaddegenerosgg.edomex.gob.mx/sites/unidaddegenerosgg.edomex.gob.mx/files/files/Biblioteca%202022/Feminis
mo/F-20%20Feminismo%204.0.%20La%20cuarta%20ola.%20Nuria%20Varela.pdf

El movimiento feminista, como se observa, tiene sus orígenes después de la


Revolución Francesa, siendo Olimpia de Gouges en 1791, quien puntualiza la
importancia de considerar a la mujer como igual del hombre, en ese momento
histórico, las mujeres creyeron que el gran cambio social logrado por dicho
movimiento con la consigna libertad, fraternidad e igualdad sería el espacio idóneo

16
para ser incluidas en la vida pública al ser consideradas como ciudadanas y seres
pensantes, sin embargo:

Las mujeres de la revolución francesa observaron con estupor


como el nuevo estado revolucionario no encontraba
contradicción alguna en pregonar a los cuatro vientos la
igualdad universal y dejar sin derechos civiles y políticos a
todas las mujeres. (Miguel Ana, 2002, p. 223)

En esta primera ola, el feminismo surge como discurso político para señalar
que la desigualdad de las mujeres ante los hombres no tiene justificación en lo
“natural” sino a partir de un proceso histórico causante de dicha condición y de la
reproducción del sistema capitalista. Durante la segunda ola, las mujeres se
movilizaron para obtener sus derechos civiles, que, si bien tardaron algunos años,
fueron conseguidos gracias a sus diversas estrategias de manifestación pública.
Otro aspecto que se desarrolló a la par del movimiento sufragista fue la llegada del
marxismo, teoría que contribuye al feminismo al señalar las relaciones que emanan
del capitalismo como un elemento clave para entender la opresión que viven las
mujeres.

Por su parte, la tercera ola rompe con el paradigma de lo “privado” como algo
que no tiene que ser expresado y hace visible las problemáticas por las que estaban
pasando las mujeres, desde las relaciones de poder gestadas dentro de la
estructura familiar. Comienzan a surgir nuevas categorías de análisis que aún tienen
vigencia como lo es el patriarcado, sistema sexo-género que permiten llevar la
reflexión de la subordinación de la mujer como el resultado de las relaciones
sociales y no como algo dado desde la academia.

Por último, la cuarta ola es la que vivimos en la actualidad, donde la violencia


de género y los feminicidios tienen una gran denuncia social colocando esta
problemática como un tema trascendente de estudio para conseguir una vida libre
de violencia para las mujeres; de igual manera, las mujeres jefas de familia son un
grupo que requieren de investigación para visibilizar las violencias que viven tanto
en el ámbito privado como el público, tema poco abordado por las Ciencias Sociales

17
y en especial por la disciplina de Trabajo Social para lograr una intervención
efectiva.

1.1.2. Teoría feminista como herramienta de análisis.

Como se puntualizó en el apartado anterior, el feminismo nace como un


movimiento social y, a su vez, como teoría y práctica que fue fortaleciendo la
producción académica para el entendimiento de la desigualdad que viven las
mujeres dentro de la cultura patriarcal; sin embargo, en un primer momento fueron
incluidas como objetos de investigación bajo los siguientes elementos (Gross
Elizabeth, S/F, p. 85):

● Las mujeres y lo femenino se convierten en objetos dignos de teoría e


investigación.
● Se conceptualizan como iguales a los hombres en términos
socioeconómicos e intelectuales relevantes.
● No se cuestiona la estructura y las suposiciones fundamentales.
● Se ocupan mucho de los “asuntos de mujeres”.
● Los discursos patriarcales se rechazaban por completo o se
aceptaban más

En un primer momento, la aplicación de la teoría feminista naciente implicó


incluir a las mujeres como objetos de estudio, analizadas a través de la lógica
patriarcal, reduciendo sus necesidades a “problemas de mujeres” inherentes a su
esencia, sin colocarlas como sujetas o productoras de conocimiento. En
contraparte, después de un amplio debate, según Elizabeth Gross, se puede inferir
que la teoría feminista tiene los siguientes objetivos:

● Un reconocimiento de las formas abiertas y ocultas de la misoginia en


que participan los discursos.
● Capacidad para reconocer los discursos patriarcales en términos de
sus ausencias.
● Desarrollar métodos variables para reemplazar sistemas de
representación patriarcal.

18
● Rechazo de valores, conceptos y operaciones centrales necesarios
para el funcionamiento de la teoría patriarcal. (S/F. p.95)

Es así, que la teoría feminista pone énfasis en la importancia de considerar


tanto a hombres y mujeres como seres pensantes capaces de producir
conocimiento y, retomando a Rubí Gómez (2013) dicha teoría es usada para
superar la parcialidad masculinizante de la ciencia y filosofía neutras, sin dejar de
lado, la singularidad de cada persona, su contexto y la carga de su desigualdad
emanada de la dimensión del género.

Siguiendo a Celia Amorós y Ana de Miguel (2010) la teoría feminista puede


ser entendida como parte de las teorías críticas de la sociedad, al cuestionar lo
previamente establecido por los parámetros androcéntricos:

La teoría feminista, precisamente, es crítica con esas


orientaciones de la atención desde las que no se perciben los
hechos que son objeto de su teoría, trata de poner en
evidencia sus sesgos en cuanto sesgos no legítimos que
obvian o distorsionan lo concerniente a la mitad de la especie
con la pretensión, además, de auto instituirse en expresión
histórica de su autoconciencia. (Amorós Celia, 1985. En
Amorós Celia., De Miguel Ana, 2010, p. 16)

Por ello, esta teoría crítica a la generación de conocimiento desde el


androcentrismo, lo cual, limita el estudio de fenómenos al interpretarse que son
problemas privados, sin embargo, desde la teoría feminista, se pone de relieve que
lo “privado es público”, permitiendo considerar un problema social a lo que antes se
hubiera analizado como algo normal.

Para la autora Seyla Benhabib (en Amorós Celia., De Miguel Ana, 2010,) las
premisas constitutivas de la teoría feminista son poner de relieve que el sistema
genero-sexo organiza y divide simbólicamente a la sociedad, produciendo a los
individuos, colaborando en la opresión y explotación de las mujeres, siendo la tarea

19
de la teoría feminista develar este hecho y desarrollar una teoría que sea
emancipatoria y reflexiva, ayudando a las mujeres a superar estas desigualdades.

Las mujeres jefas de familia, desde diferentes perspectivas, son


consideradas como grupo vulnerable; sin embargo, el estudiarlas desde esta óptica
se abren nuevos panoramas para poder recuperar el conocimiento situado,que van
formando en su día a día y del que muy poco se habla desde la academia, siendo
una herramienta importante para el Trabajo Social y la intervención que puede
emanar de ella.

Para esta investigación, se retomarán las siguientes categorías de análisis


de la teoría feminista:

Figura 2
Categorías de análisis para el estudio de las mujeres jefas de familia desde
la teoría feminista.

Fuente: Elaboración propia.

Como se observa, las anteriores categorías analíticas permiten desmontar la


naturalización de la violencia contra las mujeres jefas de familia y dejar de pensarlas
desde un papel de vulnerabilidad asociado al no tener a un hombre que brinde
seguridad y protección. Es de importancia puntualizar que, por medio del

20
patriarcado la desigualdad entre mujeres y hombres no es algo natural, sino, que
parte de un sistema histórico de relaciones de poder-dominación que se aprende
desde la infancia, normalizando la violencia desde edades tempranas.

En cuanto a la categoría identidad de género y cautiverio de madresposa,


contribuye a entender la idea tradicional de lo que significa ser mujer y madre dentro
del sistema patriarcal, para pasar a la categoría de violencia de género y simbólica.
A continuación, se desarrollarán a profundidad las categorías antes mencionadas
que permitirán el análisis de las violencias que viven las mujeres jefas de familia
dentro de sus familias de origen y en sus vidas cotidianas desde el feminismo.

1.2. Patriarcado, familia y relaciones de poder-dominación.


A continuación, se presentan las principales características del patriarcado
para poder observar las condiciones de opresión que emanan para las mujeres y
cómo estás se perpetúan a través de la institución familiar.

1.2.1. El patriarcado como sistema de opresión para las mujeres.


Ana D. Cagigas (2000) sostiene que la sociedad en sí misma es opresiva en
todas sus estructuras, instituciones o personas en función de diversos aspectos
como la raza, clase social, religión, edad, sexo, siendo el sistema de dominación
subordinación emanado de las relaciones de género el más opresivo de todos,
comúnmente conocido como patriarcado.

El patriarcado es un sistema histórico, no es natural o algo dado, se


fundamenta en el dominio del hombre a la mujer a través del Estado y de la
institución de la familia, a raíz de una diferencia biológica. La familia es una pieza
angular en la reproducción de este sistema, gestando relaciones de desigualdad en
su interior, reforzándolas con la presencia del jefe de familia, vista desde esta
concepción como papel exclusivo del varón; sin embargo, hay mujeres que
cuestionan este precepto y adquieren dicho rol (Pompa Marina, 2022, p.11). Es así,
que el patriarcado es un sistema de relaciones de subordinación que se aprende en
los primeros procesos de socialización y que perdura a lo largo de la vida, Gerda
Lerner lo sitúa como “la institucionalización del dominio masculino sobre las mujeres
y los niños de la familia y la ampliación de ese dominio sobre la sociedad en general”

21
(Lerner Gerda, 1990, p. 341), tal enfoque reconoce que el patriarcado no es
simplemente una estructura estática, sino un sistema dinámico y amplio que permea
todos los aspectos de la vida social, resaltando que, la perpetuación de dicho
sistema no se limita al ámbito familiar, extendiéndose a todas las esferas de la
sociedad, influyendo en las relaciones de poder, las normas culturales y las
instituciones. También, puede ser entendido como la relación de poder directa entre
los hombres y las mujeres, en las que los hombres, que tienen intereses concretos
y fundamentales en el control, uso, sumisión y opresión de las mujeres, llevan a
cabo efectivamente sus intereses (Cagigas Ana, 2000, p. 307). Algunas de sus
características son:

Figura 3.
Características del patriarcado

Fuente: Pompa, Marina. 2022.

Como se ha indicado, el patriarcado es un sistema de dominación del hombre


hacia la mujer, lo femenino y hombres que no cumplen con lo socialmente esperado,
es de origen histórico, lo cual, quita su sentido de naturalidad y da pie a que estas
relaciones se puedan transformar. La violencia sexual aparece como una de las
principales formas de dominación en los cuerpos de las mujeres, quedando sujetas
al control sexual y reproductivo de los hombres, “así el paradigma de lo humano, el
varón blanco, rico, en edad productiva, sin discapacidades físicas y heterosexual,
fija el punto máximo de la jerarquía respecto de cualquier condición. Las mujeres no

22
son parte de esta jerarquía en tanto constituyen lo otro, definiendo siempre su
subordinación en función del varón” (Facio Alda, Fríes Lorena, 2005, p. 281), es así,
que las mujeres son situadas en espacios simbólicos en donde se fueron asignando
actividades de cuidado y crianza ligadas a actitudes como la dulzura o paciencia
que se fueron naturalizando y obligado a la mujer a cumplir con ese deber ser.

Para el caso de las mujeres jefas de familia, al salir de lo socialmente


esperado para ellas, resignifican su posición de subordinación dentro de sus
principales espacios de socialización, generando un conocimiento situado
importante, que permite desde la teoría feminista visibilizar áreas que van ganando
las mujeres; sin embargo, la cultura patriarcal por medio de sus instituciones se
encarga de violentarlas para que se cuestionen ese nuevo rol y puedan estar dentro
de la norma. Se llama institución patriarcal a “aquella práctica, relación u
organización que a la par de otras operan como pilares ligados entre sí en la
transmisión de la desigualdad entre los sexos y en la convalidación de la
discriminación (Facio Alda., Fríes Lorena, 2005, p. 282)”. Algunas de las
instituciones patriarcales más importantes son:
Figura 4.
Principales instituciones patriarcales

La Historia
Erotización Educación
Lenguaje La familia (con “H”
de la androcéntri
ginope patriarcal mayúscula)
dominación ca
robada

Fuente: Elaboración propia a partir de Facio, Alda., Fríes, Lorena. 2005.

El lenguaje es pieza central dentro de nuestra sociedad para la comunicación;


por lo tanto, es una de las instituciones patriarcales que invisibiliza lo femenino sin
nombrarlo. Por su parte, la familia patriarcal es la primera fuente de socialización
donde se comienzan a reproducir las relaciones de poder-dominación del o los
hombres dentro del hogar hacia las mujeres. La educación androcéntrica y la

23
historia transmitirán la idea y los valores patriarcales dentro de las aulas, donde se
le enseñará a la niña que no ha sido parte de la evolución social, y quedará solo
como espectadora y no creadora de conocimiento.

Por último, la erotización de la dominación se refiere a la internalización del


dolor como algo placentero teniendo como consecuencia la violencia. Es así, que el
patriarcado es un sistema de dominación cultural que permea en todas las áreas de
la vida y para fines de esta investigación se conceptualiza como “un orden social
caracterizado por relaciones de dominación y opresión establecidas por unos
hombres sobre otros y sobre todas las mujeres y las criaturas, dominando tanto la
esfera pública como la privada” (Moia Martha, 1981, p. 231) de esta manera, las
mujeres viven dentro de su cotidianidad con distintas manifestaciones de violencia
que emanan del patriarcado, mediante las relaciones de poder-dominación, las
cuales, comienzan dentro de las familias de origen, por tal motivo, se profundizará
en la familia monogámica patriarcal.
1.2.1.1. Relaciones de poder-dominación

Las relaciones de poder están estructuradas en el binomio


dominación/subordinación entre los géneros y en lo que es considerado como
femenino, dándose en el ámbito de la vida pública y privada. Retomando a Michel
Foucault (1990, p. 34) el poder es una relación de fuerzas, no es necesariamente
opresivo y se ejerce más que se posee. Un punto por resaltar es que, para este
autor, el poder produce cosas, induce placer, forma saber, produce discursos y hay
que considerarlo como una red productiva que pasa a través de todo el cuerpo
social, en lugar de verlo como una instancia negativa que tiene por función reprimir.

Para el caso de las mujeres, ellas son socializadas desde el rol de


subordinación; sin embargo, como se indica, hay ámbitos en los cuales pueden
tener un rol de dominación, aunque esto no cambie su condición genérica, es decir,
pueden detentar el poder (aunque no de forma plena) bajo la lógica del rol de madre,
pero ser oprimidas por los varones dentro de sus hogares. Es así, que el poder:

24
(...)es una relación de imposición de voluntad del dominante
sobre el dominado y es también influencia mutua. Las
relaciones de dominación/subordinación son ineludibles,
forman parte de la sociedad y de todas las relaciones
interpersonales. (Maldonado Cristina. 1994, p. 150)

Para el caso de las relaciones de opresión de las mujeres dentro del sistema
patriarcal, Marcela Lagarde (2015) sostiene que éstas se enmarcan en la
subordinación, dependencia vital y discriminación en el conjunto de la sociedad y el
Estado, sintetizándose en su inferiorización frente al hombre constituido como
paradigma social y cultural de la humanidad. También, se encuentra determinada
por:

● La división genérica de los espacios sociales.

● Las relaciones antagónicas de clase.


● De formas, relaciones, estructuras e instituciones jerárquicas de poder
y dominio autoritario basadas en la expropiación que hacen unos
grupos a otros.
● Todas las formas de opresión basadas en criterios de edad, raciales,
étnicos, religiosos, etcétera, que en cada sociedad clasifican de
manera excluyente a los individuos.
● La definición del ser social de las mujeres en torno a una sexualidad
expropiada, estructurada en torno a su cuerpo-para-otros. (p. 103)

Como se indica, las mujeres como grupo son socializadas dentro de la lógica
del poder desde las familias como institución que legitima la división genérica de la
vida y de la sociedad, estableciendo espacios pensados para cada uno de los sexos;
sin embargo, son las mujeres a quienes se les subordina por su condición genérica,
por su relación antagónica y por ser de-y-para-otros. Para las mujeres jefas de
familia, significa salir en cierta medida de estas relaciones, al adquirir la jerarquía
de “jefas de familia”, a pesar de ello, y derivado de lo anterior, la familia es el primer

25
espacio donde se busca meter a la norma a estas mujeres mediante el uso de la
violencia simbólica.

1.2.2. La familia monogámica patriarcal y mujeres jefas de familia.


Como se mencionó en el apartado anterior, la familia es una de las principales
instituciones de reproducción del orden patriarcal donde se establecen las
relaciones de poder-dominación que tienen como base los roles de género,
colocando a las mujeres en el espacio privado, enfocadas a las actividades de
cuidado y maternidad; mientras que, el hombre desempeña el rol de proveedor y
protector de la familia en el espacio público.

Sin embargo, en los inicios de la vida en sociedad, la organización familiar


tenía otra finalidad, en el libro El origen de la familia, el estado y la propiedad privada
Federico Engels (2012), el autor explica cómo los grupos nómadas fueron
cambiando en su composición social y económica hasta llegar a lo que se conoce
como familia monogámica patriarcal. Se habla de un primer momento donde los
grupos conyugales se clasificaban por generaciones que nombró familia
consanguínea; para Jorge Sánchez (2008) esta organización carece de vínculos
permanentes entre hombres y mujeres, por lo que, no existe la figura de un padre o
madre, donde el parentesco es fijado por línea materna y ésta mantenía el vínculo
de cuidado y protección con todos los hijos e hijas del clan.

Un punto importante señalado por Simone de Beauvoir (2016, p. 65) es que


las hordas primitivas no tenían interés alguno por su posterioridad, no poseían un
territorio y no se encarnaban en ninguna cosa estable, por lo que, no podían
formarse una idea concreta de la permanencia; no se reconocían en su
descendencia, no temían a la muerte y no reclamaban herederos, aspectos
fundamentales para la formación de la familia monogámica patriarcal. Es así como,
en esta primera etapa de la evolución de la familia, no se tiene la concepción de
“herencia”, o “progenie”; a pesar de ello, la madre si sabía cuáles eran sus hijos
directos, hecho sin importancia en las relaciones del grupo.

La familia punalúa (Engels Federico, 2012, p. 11) expresa la exclusión de


padres e hijos del comercio sexual recíproco y de hermanos que abarca “la

26
dimensión de los hijos de hermanos y hermanas, y se hace necesario por vez
primera la clase de los sobrinos y sobrinas, de los primos y primas” (González
Mercedes, 1997, p. 140). Otra de sus características, consistió en fijar la
descendencia por la mujer, ya que era la única que sabía con certeza cuáles eran
sus hijos e hijas, a pesar de ello, tenía deberes maternales con todos los menores
del clan sin perder de vista a los propios.

En el periodo denominado familia sindiásmica, mujeres y hombres


comienzan a tener un lazo conyugal por más tiempo, fenómenos conocidos como
poliandria y poliginia: La primera es una organización en la que una mujer tiene
varios maridos, es un tipo de familia que lleva al matriarcado. La mujer se convierte
en el centro de la familia, ejerce la autoridad, fija los derechos y obligaciones de la
descendencia y por tanto el parentesco se determina por ella.

En este momento la domesticación de los animales y la cría de ganado


permitieron el desarrollo de nuevas relaciones sociales. Así, el aumento de la
riqueza le brindaba al hombre una posición más importante en el núcleo familiar,
actividades que tienen como origen el conocimiento empírico de la mujer, que pasó
a manos de los hombres, haciendo que naciera en él la idea de valerse de esta
ventaja para modificar en provecho de sus hijos el orden de herencia establecido.

Siguiendo a Federico Engels (2012), el surgimiento de la propiedad privada


trajo consigo el orden social establecido por medio de la familia monogámica
tradicional:

El derrocamiento del derecho materno fue la gran derrota


histórica del sexo femenino en todo el mundo. El hombre
empuñó también las riendas en la casa; la mujer se vio
degradada, convertida en la servidora, en la esclava de la
lujuria del hombre, en un simple instrumento de reproducción.
(Engels Federico, 2012, p. 22)

Es decir, previo a esta nueva organización, la mujer contaba con los mismos
derechos y atribuciones que el hombre, al participar tanto en actividades de

27
producción como de cuidado, situación que sufrió una gran transformación dentro
de la familia nuclear. Ejemplo de lo anterior, es la expresión romana famulus
aplicada en su origen al esclavo y después a la familia como el conjunto de esclavos
pertenecientes a un mismo hombre que, incluso, tiene el poder de matar a su
esposa cuando ésta no cumple con su papel tradicional.

Lo anterior, pone el énfasis en dos actividades fundamentales de la institución


familiar: la producción y reproducción del sistema patriarcal que, desde los estudios
feministas se ha puntualizado el dominio del hombre sobre la mujer, propiciando
ambientes violentos al ver a la mujer como su propiedad al grado de disponer de su
vida. La familia al ser uno de los pilares del patriarcado, es el lugar donde las
mujeres aprenden el lugar de sumisión replicado en toda la sociedad; por lo que, las
teóricas feministas tratan de hacer notoria tal situación, dando elementos para el
análisis del papel de las mujeres en la familia desde una crítica de la política pública,
el Estado y la división sexual del trabajo (López Luz María, 2015, p. 86).

Es así, como diversas autoras la han conceptualizado como “el espacio


privilegiado de reproducción del patriarcado en tanto constituye la unidad de control
económico, sexual y reproductivo del varón sobre la mujer y los hijos” (Facio Alda.,
Fries Lorena, 2005, p. 262). Gloria Careaga (2004) explica que la familia como
célula básica de la sociedad, “no solo constituye la agrupación primordial de la
organización social, sino una de sus bases más fuertes para la reproducción de los
valores sociales y permanencia de la estructura” (p. 203). Entre estos valores, se
encuentran los roles establecidos según la diferencia biológica; ya que de esta
manera es como se socializan a los menores, marcando las pautas de
comportamiento según esa característica.

La familia es un ente donde se llevan a cabo diversos tipos de relaciones, por


ello hay que reconocer una cuestión; si bien, puede ser considerada como “un
sistema de interrelación biopsicosocial que media entre el individuo y la sociedad
[…] unidos por vínculos de consanguinidad, unión, matrimonio o adopción” (Torres
Laura, Ortega Patricia, Garrido Adriana y Reyes Adriana, 2008, p. 32), para fines de
esta investigación, se entenderá por familia:

28
Una institución que desarrolla funciones sociales, ideológicas,
dentro de las cuales se encuentra la manutención y
reproducción de la fuerza de trabajo, por medio de las tareas
domésticas para la creación de bienes y servicios. Así mismo
es la instancia responsable de la transmisión ideológica de los
valores que establecen las relaciones sociales, de género y de
reproducción social (Centro de Estudios de la Mujer, 2008, p.
19).

Dado lo anterior, se puede concluir que no existe un solo tipo de familia, sin
embargo, socialmente se educa para construir una familia tradicional
heteronormada excluyendo un sinfín de configuraciones familiares. Para fines de
esta investigación, se determina la siguiente clasificación de familias:

Figura 5
Tipos de familias

Fuente: elaborado a partir de Centro de Estudios de la Mujer. (2019). Familias y Vida Cotidiana.
Mexico-UNAM.

29
Figura 6
Tipos de familias (continuación)

Fuente: elaborado a partir del Centro de Estudios de la Mujer. (2019). Familias y Vida Cotidiana.
México-UNAM.

Como se observa, no es posible hablar de un solo tipo de familia, la existencia


de diversas organizaciones familiares visibiliza los cambios que se han ido
generando en esta institución patriarcal en favor de la inclusión y el reconocimiento
de la mujer en el ejercicio de otros roles dentro de la composición familiar.

1.2.3. ¿Quiénes son las mujeres jefas de familia?, una categoría pertinente desde
el feminismo.
Como primer punto, cabe señalar que, el término “jefe de familia” es utilizado
estadísticamente para brindar un “principio de orden” (Muñiz Patricia, Hernández
Daniel.1999) dentro de las encuestas sociodemográficas y censos, dejando de lado
otro tipo de arreglo que se pueda generar dentro de los hogares; también es un
atributo que se centra en la figura masculina y su relación con el trabajo remunerado
que se realiza en el espacio público y con la autoridad, siendo un rol dentro de la
familia que no es asignado con facilidad a la mujer, aún cuando ésta sea la

30
proveedora principal. Es así, que una jefatura de familia pensada desde el
patriarcado marca una relación jerárquica y de poder entre quien tiene un trabajo
remunerado en el espacio público y las distintas personas que conforman una
familia, siendo cuatro sus características:

Figura 7
Elementos de la jefatura de familia desde el patriarcado

Fuente: Elaboración propia.

Desde esta perspectiva y retomando a la autora Fabiola Pérez Baleón, una


jefatura de hogar puede ser entendida como “el vínculo que se coloca en la cúspide
de una relación jerárquica de mando-obediencia reconocido como tal por los
integrantes del hogar, o por los residentes de la vivienda” (Pérez Fabiola, 2018, p.
68), sin embargo, desde esta investigación se retomará el concepto de jefatura de
familia ya que, los lazos que se forman dentro de esta organización social

31
trascienden del ámbito de la vivienda y en ocasiones la figura de “jefe de familia” es
reconocida incluso por otros miembros de la familia que no comparten un hogar.

Para poder tener un mejor entendimiento de las mujeres como jefas de


familia, el primer aspecto a considerar en su análisis es la monoparentalidad,
entendida ésta desde la autora Patricia Uribe (2012) como “aquella persona que,
sin pareja permanente, asume la opción de cuidado y educación (p. 84)”, lo anterior,
puede leerse sin la óptica del feminismo como una reproducción del rol tradicional
de madre; sin embargo, este postulado hace referencia a la adopción que tanto una
mujer como un hombre pueden llegar a tener de la monoparentalidad, y para las
sujetas de estudio es indispensable agregar la cuestión de la proveeduría que se
invisibiliza dentro de estos conceptos.

Un segundo elemento para identificar una jefatura de familia desde la


monoparentalidad, es el propuesto por Elizabet Almeda y Luis Flaquer (en Uribe
Patricia, 2012, p 80):

Cuadro 1.
Diferencia entre núcleo, hogar y familia monoparental.

Tipo Descripción

Núcleo Conformado por un padre o madre con algún hijo o hija soltera.
monoparental

Hogar Espacio donde sólo reside el núcleo.


monoparental
Familia Relacionada al grupo monoparental que puede ser independiente o
monoparental estar integrado a un hogar más amplio en el que residen otros núcleos
o personas.

Fuente: elaboración propia a partir de Uribe, Patricia. (2012). Aprender a ser familia. Familias monoparentales
con jefaturas femeninas: significados, realidades y dinámicas. Bogotá: Universidad de la Salle.

Es así, que las mujeres jefas de familia conforman un núcleo monoparental


al estar acompañadas por sus hijas e hijos; los cuales, se identifican como una
familia monoparental, a pesar de ello, socialmente, es difícil que a este tipo de
conformaciones familiares se les reconozca invisibilizandolas en otras de tipo
extensa. Por lo tanto, para fines de esta investigación, se retomará el concepto de

32
familia monoparental con jefatura de familia femenina para hacer referencia a la
mujer jefa de familia, sola, sin pareja permanente, que vive con sus hijos o hijas,
independientemente de la presencia de otros núcleos para poder colocar al centro
de este estudio a este tipo de familia. Dado lo anterior, la jefatura de familia
femenina, en su representación patriarcal, se definirá a consecuencia de la ausencia
del varón en el hogar, ya sea por abandono, divorcio, separación, viudez, o
autoelección, generando una familia monoparental. Retomando a las autoras
Brígida García y Orlandina Oliveira (2005) también implica que es la mujer la única
que toma las decisiones y necesidades básicas dentro de la familia, lo cual implica
que estas mujeres tengan que enfrentarse a las condiciones de desigualdad ante
otras familias consideradas desde la cultura patriarcal como “normales”.

Para fines de este estudio se entenderá por mujeres jefas de familia:

Una conformación familiar donde la mujer representa la


autoridad frente a la relación jerárquica con sus miembros,
tiene el reconocimiento por parte de los integrantes de su
familia monoparental, toma de decisiones y es el principal
soporte económico. Dentro de la dinámica familiar, las
relaciones que se gestan tienden a la igualdad entre sus
miembros y la distribución equitativa de responsabilidad
domésticas y de cuidado. (Centro de Estudios de la Mujer,
2018, p. 21)

Como se observa, las mujeres jefas de familia representan un cambio en la


idea de la familia patriarcal imperante en el tejido social, siendo importante resaltar
que las características de autoridad, toma de decisiones y proveeduría no son
exclusivas de los hombres y que, bajo la idea tradicional de ser mujer, hace algunos
años no era pensado que adquiriera este rol; sin embargo, esta investigación
plantea una oportunidad para comprender este fenómeno desde la teoría feminista,
observando los cambios que en el interior de sus familias puede llegar a generar
como sujetas de cambio y generados de relaciones equitativas.

33
Un punto importante a considerar es el trabajo no remunerado que hacen las
mujeres jefas de familia, traducido en una doble o hasta triple jornada:

No solo se superponen tareas dentro del ámbito doméstico,


sino que, con mucha más frecuencia de lo que suelen
reconocer los análisis, se superponen tareas
correspondientes al ámbito laboral sobre el tiempo dedicado
al ámbito hogareño y viceversa. (Duran De los Ángeles, 2003,
p. 242)

Lo anterior, pone en evidencia una realidad compleja donde las tareas


domésticas y laborales se entrelazan, creando desafíos que no siempre son
reconocidos ni abordados adecuadamente en los análisis tradicionales, lo cual,
puede llevar a una subestimación de la carga real de trabajo y sus efectos sobre el
bienestar de las personas; es por ello, que el estudio de las mujeres jefas de familia
desde la óptica del feminismo se torna importante al poder visibilizar tanto el trabajo
de cuidado y crianza como el remunerado como ejes centrales al adquirir dicho rol.

1.3. De la identidad de género al cautiverio de las mujeres: la madresposa


1.3.1. Sexo y género dentro del patriarcado.
El patriarcado como se ha expuesto es un sistema jerárquico de dominación
de lo femenino y las mujeres por los hombres a raíz de dos variables: el sexo y el
género. El primero hace referencia a las características biológicas que determinarán
la forma en que se va construyendo socialmente el género; y esté, será todos los
atributos que se imponen a mujeres y hombres por la diferencia biológica.

Para Estela Serret (2011) al hablar de la noción de sexo es importante


recordar que, a pesar de que los positivismos modernos lo consideran un dato
“duro”, anclado a los cuerpos de los seres humanos, la idea sobre el sexo ha
cambiado a lo largo de la historia, lo cual, ejemplifica con la visión que tenían los
griegos y romanos al considerar inexistente dos sexos por lo que, la diferencia
sexual recaía en la distinta maduración de un mismo tipo de organismo.
Lamentablemente hay ocasiones en que no hay una concordancia biológica
(órganos genitales, tipos de hormonas y capacidad de producir espermatozoides u

34
óvulos) y se asigna un sexo solo por la cuestión genital, lo cual, quiere decir que a
pesar de lo “científico y estático” que podría ser una verdad biológica, está al igual
que el género es resultado de una construcción social que determina que es ser
hombre y mujer a partir de los cuerpos.

En cuanto al género para fines de esta investigación, será entendido como


una construcción social y cultural determinada por relaciones jerárquicas de poder
que norman los afectos, deseos y espacios; es decir, todos los aspectos de la vida
en sociedad determinada por las concepciones biológicas del cuerpo que
desembocan en una identidad heteronormada.

Como se señala, las relaciones sociales que se establecen entre mujeres y


hombres están determinadas por el género que en concordancia con la diferencia
biológica (sexo) forman el sistema sexo-género entendido como “la estabilidad de
los cuerpos, a través de un género estable que se define jerárquicamente y por
oposición a través de la práctica de la heterosexualidad obligatoria” (Barbé Alba,
Carro Sara., Vidal Carles, 2014, p. 34). Para Eva Espinar (2007), este sistema no
consiste solamente en la relación del sexo con diferentes características y funciones
asignadas; sino en que, estás se convierten en desigualdades que se producen a la
par del proceso de diferenciación de género traduciéndose en jerarquías de forma
que, los roles y rasgos de las mujeres son asociados con la inferioridad, con menor
reconocimiento social, poder, libertad y capacidad de acceso a recursos.

Al hablar de funciones asignadas se hace referencia de los roles de género,


entendidos como “los rasgos de carácter, el código de conducta, los gestos y las
actitudes totales de cada miembro de la familia, es decir, el conjunto de expectativa
que la sociedad tiene respecto de la conducta de cada uno.” (Hierro Graciela, 1996,
p. 46).

El género, se puede analizar desde tres dimensiones:

35
Figura 8
Dimensiones del análisis del género

Fuente: Elaborado a partir de Villa Alejandro. (2007). Sexualidad y socialización. Intervenciones e


investigaciones en salud y educación. Argentina. Noveduc.

Para el estudio de la violencia que viven las mujeres al ser jefas de familia
dentro de sus familias de origen, es importante abordar dicha problemática desde
las tres dimensiones del género, lo que permite explicar la estructura en torno a la
representación social del rol de jefa de familia desde el significado cultural y
entender como es desvalorizado por no cumplir con su identidad tradicional de
género ligado al ser-para-otros.

1.3.2. Conformación de la identidad de género tradicional: lo femenino y masculino


En el proceso de construcción de identidad hay que puntualizar que esta es
un elemento constitutivo de mujeres y hombres dentro de las sociedades, para
Marina Pompa (2018) acompaña a las personas desde el momento de nacer, ya
que, al estar dentro de cualquier núcleo familiar comienzan procesos identitarios
dirigidos por la madre o padre para pasar a un segundo proceso de socialización
que lo reforzará mediante la imposición de una identidad de género heteronormada.

36
Almudena Hernando (2000) afirma que la identidad es primordialmente una
"identidad social" que se forma a través de la interacción continua con otros
individuos, dentro de ciertas circunstancias materiales específicas de la vida; a su
vez, Juliana Marcús (2011, p. 108), señala que la identidad “se construye y
reconstruye constantemente en los intercambios sociales”. Es así, como la identidad
es un atributo cambiante que depende de la influencia del contexto social y cultural
en el que nos desarrollemos.

Para fines de este estudio, se entenderá por identidad de género:


Construcción a lo largo de toda la vida a partir de las
definiciones sociales y de las autodefiniciones que la persona
va elaborando como hombre o mujer. Todo ello crea un
sistema de distinciones entre géneros y de percepción de
semejanzas dentro de cada género. (Tobío Constanza, 2012,
p. 401)

Como se observa, el género es un componente esencial de la identidad al


vivirnos dentro de esas construcciones sociales, lo que hace difícil su
cuestionamiento dado que se ve como algo natural en nuestro día a día, retomando
a Estela Serret (2011) los significados de género no se construyen individualmente,
sino socialmente imponiendo patrones culturales expresando estructuras de poder
colocando a las mujeres en una posición de subordinación. Desde esta perspectiva,
la identidad es el resultado de una autopercepción construida en diversos planos
del orden simbólico entendido como:

Las simbólicas organizan y dan sentido al mundo mediante


posiciones binarias y jerarquizadas que, en distintos niveles,
construyen la delimitación necesaria para marcar la diferencia
entre el mundo humano y el sinsentido sobre cuya derrota
aquel ha logrado erigirse. (Serret Estela, 2002, p. 28)

Esta simbólica de los géneros funcionará para organizar a la sociedad en


espacios determinados y para la construcción de identidades de género; de esta

37
manera, lo femenino es visto como lo Otro y cualquiera actividad que las mujeres
realicen carece de valor subordinándole. Un factor para entender la construcción de
la identidad de género de las mujeres esta relacionado con las nuevas ideas sobre
la maternidad que surgieron durante la transición a la sociedad moderna no solo
originaron nuevas percepciones y normas relacionadas con el cuidado de los hijos,
sino que también contribuyeron a la construcción de nuevas identidades femeninas
(Bock, 2001. En Cristina Carrasco., Borderías Cristina., Torns Teresa. 2011).

A continuación, se presentan las principales características de la identidad


femenina y masculina:

Cuadro 2.
Características de la identidad tradicional femenina y masculina
Identidad Femenina Identidad masculina
Ser-para-los-otros Ser-para-sí
Ser-de-otros Ser-de-sí
Desocupación del centro de la vida: es decir, Ocupación del centro de la vida: los hombres
las mujeres deben de vivir su vida a partir de son dueños de su destino, es decir, viven su
ubicar a los otros como su razón de existir. vida teniendo como eje central ellos mismos.
Seres en cautiverio: las mujeres están Seres libres: El hombre es libre, lo que
subordinadas a diferentes sometimientos, no implica que no depende de nadie y que nadie
son dueñas de sí, dependen del hombre y de lo puede dominar. Un ejemplo claro es que
otros; tienen que someterse al poder los hombres pueden tomar las riendas de sus
masculino y al orden patriarcal. vidas, ya que son libres de elegir los caminos
por donde quieren conducir sus vidas.
Expropiación del cuerpo y de la subjetividad: Son dueños de su cuerpo y de otros cuerpos:
el cuerpo de las mujeres no les pertenece, es en el orden patriarcal, los hombres deciden
tomado y controlado por los hombres, por lo sobre su propio cuerpo ya que son seres
masculino, y su función responde, por un libres, además tienen el control de otros
lado, como un instrumento reproductor cuerpos, sobre todo de las mujeres, e incluso
biológico, y por el otro, como objeto sexual. de otros hombres que no cumplen con los
El cuerpo de las mujeres es utilizado por los roles tradicionales de género. El cuerpo de
otros en beneficio de los otros y para los hombres representa ser fuerte, grande,
satisfacer las necesidades de los otros. les da el estatus y poder necesario para
subordinar a la mujer y para ocupar el lugar
que la sociedad les ha dado.
Sumisión-obediencia: la mujer en el orden Dominio-poder: ser hombre en el orden
patriarcal ocupa un lugar de subordinación patriarcal y en una sociedad como la
frente a la figura del hombre por lo que debe mexicana significa tener poder, lo que lleva a
de actuar para ser sumisa, pasiva y obedecer los hombres a dominar a las mujeres y a los
a las figuras masculinas de su vida. otros que son débiles y sumisos.
Fuente: Centro de Estudios de la Mujer (ahora Centro de Investigación y Estudios de Género).
2019. Jefaturas de hogar femeninas. UNAM. México.

38
Retomando a Marina Pompa (2018) a las mujeres se les educa para ser
objeto de otro y para otros dejando a un lado su individualidad, a su vez, Simone de
Beauvoir (2016) destacó la diferencia entre nacer mujer y sentirse como tal,
señalando que no todo ser humano hembra es una mujer, pues para ello debe
participar de esa realidad misteriosa y amenazada que es la femineidad.

Por lo tanto, desde el feminismo, la identidad de género es producto de los


mandatos que son aprendidos desde la infancia que determina el comportamiento
de una persona dando por hecho roles exclusivos de hombres o mujeres; sin
embargo, en la actualidad hay mujeres inmersas en la esfera pública y hombres que
se atreven vivir y hacer frente a la paternidad, rompiendo el tabú de su rol tradicional.

También, es importante señalar que la identidad femenina se construye a


través del uso del cuerpo, siendo la maternidad el eje principal, concibiendo incapaz
de realizar otro tipo de actividad, por este motivo las mujeres al adquirir el rol de
proveedora que conlleva una jefatura de familia se encuentran en una constante
culpa por no ejercer una maternidad aceptada y por no tener una familia dentro de
lo que la sociedad llama “normal”.

En la actualidad, hay una amplia gama de estudios que dan cuenta de la


situación de la mujer al enfrentar el rol de jefa de familia, sin embargo, carecen de
un acercamiento verdadero a sus condiciones particulares de vida; para Patricia
Uribe, (2012) las mujeres no cumplen solamente con el rol de proveedora sino
también con funciones domésticas y de cuidado tradicionalmente asignadas a su
género. Para la autora, las funciones que asume una mujer jefa de hogar se
redimensionan en tres campos (Uribe Patricia, 2012, p. 87):
● La provisión y distribución de bienes de consumo en el cual se encuentra
también el trabajo doméstico y se combinan todas las estrategias para la
sobrevivencia de la familia.
● El ejercicio del rol materno y paterno ejercicio de autoridad, control,
establecimiento de límites, entre otros.
● La interacción con hijos e hijas en ámbitos diferentes al hogar como el
recreativo, formativo y cultural.

39
Como se observa, las mujeres jefas de familia a pesar de llevar un rol de
autoridad y poder dentro de sus núcleos monogámicos, mantienen una identidad
de género tradicional de ser-para-los-otros manteniendo las actividades de
crianza y cuidado con sus hijas e hijos; sin embargo, el principal cambio en su
condición identitaria se presenta en la provisión y distribución de los bienes de
consumo que en muchas ocasiones las madres que viven dentro de familias
monogámicas patriarcales no desarrollan. A pesar de ello, retomando a Silvia
Federeci (2018), las mujeres se enfrentan a menos tiempos y energía para
enfrentar su día a día y, para el caso de las mujeres jefas de familia que trabajan
y realizan actividades de cuidado deben de invertir horas en mantener su propia
capacidad laboral.

1.4. El cautiverio y la violencia de género contra las mujeres jefas de familia.


1.4.1. Elementos de los cautiverios

Dado lo ya mencionado, se observa que para las mujeres el vivir dentro del
sistema patriarcal significa renunciar a su individualidad para estar sujetas a los
intereses de un tercero, reflejando así, la existencia de espacios y actividades
exclusivas para ellas, sin embargo, la condición de la mujer no es algo dado, es una
creación histórica que trae consigo un camino pensado “natural” que tendrá que
cumplir por el solo hecho de ser mujer; es así, que las mujeres comparten una
misma opresión dentro de su condición de género que se llega a diferenciar debido
a la situación de vida concreta de cada una de ellas.

Retomando a la autora Marcela Lagarde (2015) en su libro “los cautiverios de


las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas” sostiene que la categoría
de análisis cautiverio define el papel de las mujeres dentro de la sociedad patriarcal
que tiene como eje central el cómo se puedan relacionar en torno al poder, la
privación de su libertad, de su autonomía, de su independencia, de la
autodeterminación y de la posibilidad de agencia.

Es así, que las mujeres al estar sujetas dentro de este cautiverio derivado de
su condición de género y opresión están socializadas dentro de las expectativas de

40
los otros que, en este caso, tiene como pieza central el espacio privado y las
actividades de cuidado y que, cuando no se cumple con este precepto se cae en
una transgresión que trae consigo violencia dentro de su vida cotidiana.

A continuación, se presentan las principales características del cautiverio:

Figura 9
Característica del cautiverio

Fuente: Elaboración propia a partir de Lagarde, Marcela. 2015. Los cautiverios de las mujeres: madresposas,
monjas, putas, presas y locas. Siglo XXI. México

Como primer elemento del cautiverio se encuentra la carencia de poder que se


puede observar en todas las relaciones que establecen las mujeres basadas en el
consenso y la coerción; es decir, es la aceptación del lugar asignado por la cultura
patriarcal dentro de los espacios de socialización donde, a la mujer se le observa
como inferior de lo masculino que trae consigo la servidumbre voluntaria que es el
resultado del consentimiento de estas relaciones de poder. En cuanto a la
dependencia vital, esta es traducida desde el patriarcado como la incapacidad de la
mujer de poder ser autónoma en su día a día y es así, que se va creando la idea de
la necesidad de un hombre que brinde seguridad económica, emocional y que, a su
vez, reconozca a la mujer en su papel tradicional de cuidado y crianza. Como último

41
elemento se encuentra el cuerpo cautivo como el espacio donde se vive el cautiverio
de la mujer al ser expropiado su cuerpo y sexualidad para los otros.

Los elementos anteriores plantean una condición de subordinación de la mujer


que nos permite contrastarlo con el rol de jefa de familia y el cómo ellas viven dentro
de esta condición y no desde la idea del cautiverio al no cumplir con la dependencia
vital traducida en la búsqueda de un ingreso económico propio y al generar un
reconocimiento por parte de sus hijas e hijos generando nuevas alternativas de
vivirse mujeres y madres dentro de esta sociedad.

En cuanto a los cautiverios, Marcela Lagarde (2015) vislumbra cinco:

● Las madresposas: Están cautivas de y en la maternidad y la conyugalidad,


con su entrega a cambio de un erotismo subsumido, negado, la filiación, la
familia y la casa.
● Las monjas: Están cautivas en el tabú que es su sexualidad, en la vida
consagrada, por la religión, por el convento.
● Las prostitutas: Están cautivas de su sexualidad escindida como erotismo
para el placer de otros, de la prostitución, en el burdel.
● Las presas: Están cautivas del delito y del mal, por la ley, en la cárcel.
● Las locas: Están cautivas de su locura genérica, de la racionalidad, en el
manicomio. (p. 156)

Como se indica, hay diversos cautiverios en los que puede estar una mujer los
cuales tienen en común el ser-para-otros dejando a un lado los intereses y el placer
propio; para el caso de las mujeres jefas de familia, ellas rompen los patrones de la
familia monogámica patriarcal y del cautiverio de madresposa para entrar a un
nuevo cautiverio donde aún están al servicio de los otros, pero sin la dependencia
vital al ser quienes satisfacen las necesidades básicas de sus familias al ser las
principales proveedoras reflejando una forma distinta de vivirse mujer.

1.4.2. El cautiverio de madresposa.


El cautiverio de madresposa propuesto por Marcela Lagarde (2015) engloba
la identidad femenina dentro de las esferas de la maternidad y conyugalidad

42
conformando el modo en que todas las mujeres sin importar sus condiciones
particulares de vida se desenvuelven. La madre es una institución histórica, clave
en la reproducción de la sociedad, de la cultura y la hegemonía, dentro de la familia
es donde se socializa a la mujer y enseña que está hecha para la maternidad sin
importar su edad, y condición social siempre habrá una manera en la que desarrolle
esta actividad; un punto a resaltar, es que esta función social está enfocada en la
conyugalidad con un hombre y al no estar presente, se piensa que la mujer está
incompleta teniendo como consecuencia diversas violencias dentro de su vida
cotidiana, situación por la que pasan las mujeres jefas de familia considerando que
la madre y los hijos no constituyen familia sino “un grupo maternofilial de parientes.
(Lagarde Marcela, 2015, p. 291)” desvalorizando la labor de la mujer como jefa del
núcleo familiar.

A continuación, se presenta un cuadro con los tipos de madres domésticas:

Figura 10.
Tipos de madres domésticas

Fuente: Elaboración propia a partir de Lagarde Marcela. (2015). Los cautiverios de las mujeres:
madresposas, monjas, putas, presas y locas. Siglo XXI. México.

43
Figura 10.
Tipos de madres domésticas (Continuación)

La nana, la sierva-madre: Su
función es exclusivamente
La sirvienta, la sirvienta-
materna y en general se
madre: Las funciones son de
despliega durante la
reproducción doméstica.
infancia, aunque el título
dure toda la vida

Otras madres domésticas:


Las abuelas, las hermanas,
las tías, las hijas, es decir,
las parientas. A ellas se les
reconoce "naturales" hechos
maternales hacia otros por
ser mujeres, pero nunca son
reconocidas como madres.

Fuente: Elaboración propia a partir de Lagarde Marcela. (2015). Los cautiverios de las mujeres:
madresposas, monjas, putas, presas y locas. Siglo XXI. México.

Como se observa, el cautiverio de la madresposa hace referencia al trabajo


de cuidado y reproducción que se asigna genéricamente a las mujeres; sin
embargo, su calidad de madre positiva sólo será dada por cumplir con la
configuración familiar patriarcal surgiendo la figura de madres-solas al no cumplir
con lo establecido.

Siguiendo a la Marcela Lagarde, las mujeres jefas de familia transitarán por


el camino de madres-solas; sin embargo, no es así ya que resignifican su lugar ante
la sociedad al ser una mujer completa que puede hacer actividades tanto en el
espacio público y privado sin tener a un hombre para validarlas como personas.
Culturalmente las mujeres que transitan en este rol son señaladas, repudiadas o
abandonadas enfrentando la maternidad sin paternidad instituciones pensadas
como complementarias; “hay que decir también que hay casadas que son en
realidad madres-solas, por la ausencia real y simbólica del varón. (Lagarde Marcela,
2015, p. 318)”. Es así como las mujeres presas en el cautiverio de madresposa

44
cumplen con su rol tradicional de género mientras que las madres-solas representan
su contraparte teniendo que pasar por diversas discriminaciones y violencias dentro
del sistema patriarcal considerando que no vive dentro de una familia quedando
marcada de por vida al pensarse que ya fueron de alguien más demostrando su
mala moral.

A pesar de las nuevas configuraciones familiares y cambios en el rol


tradicional de género de la mujer, la sociedad sigue pensando en las madres solas
como las portadoras de lo inmoral, sin la creación de nuevas instituciones y
relaciones sociales que favorezcan el pleno goce de sus derechos. Aun en esta
época, se sigue considerando que una madre con sus hijas e hijos no es una familia
y solo se le considera de esta manera cuando alguien de su progenie crece y se
casa integrándose a la nueva familia. Cuando sus hijos son menores, les falta el
padre de sus hijos y el esposo: paternidad y conyugalidad, dos instituciones básicas
que, articuladas con la maternidad, constituyen la familia. (Lagarde Marcela, 2015,
p. 321). Es así, que desde esta investigación se pretende resignificar el concepto
de mujer jefa de familia y dejar de ligarlo con la “madre soltera” por la carga negativa
que la sociedad le ha atribuido colocando su supuesto fracaso en torno a la
maternidad en soledad y la soltería.

1.5.1. ¿Qué es la violencia de género?


La violencia según Teresa García y Blanca Cabral (2001), es un fenómeno
social que se encuentra en el tejido social, permeando los espacios, el lenguaje, las
relaciones, las prácticas y los distintos ámbitos de la vida cotidiana. Las mujeres
jefas de familia representan un cambio en las pautas de comportamiento de las que,
dichas autoras hacen mención: los ejes de “servidumbre voluntaria” y “dependencia
vital” pasan a segundo término al salir del modelo cultural aprendido generando
señalamientos; Marcela Lagarde (2015) señala que la violencia contra las mujeres
adquiere diferentes manifestaciones de acuerdo con quién la ejerce, contra qué tipo
de mujer y la circunstancia en que ocurre, desde esta óptica, el ser mujer o ser
hombre no tiene el mismo significado ni es vivido de la misma manera, para el caso
de las mujeres jefas de familia tienen problemas en vivirse desde dicho rol, ya que,

45
al no cumplir con su deber ser viven situación de violencia que van interiorizando y
aceptando al aceptar que no están dentro de la norma.

Es así, que la violencia es vista en las sociedades patriarcales como la


herramienta de sometimiento, control y castigo para las mujeres que no se
encuentran dentro de este orden, para Kate Miller (en Nuria Valera, 2021, p. 255) lo
anterior no sería posible sin el uso de la fuerza como un instrumento de intimidación
constante; el problema principal del uso de la violencia radica en, que gracias a su
naturalización está es introyectada desde edades tempranas, ignorándola y
haciéndola participe en la vida cotidiana de las mujeres. A lo anterior se suma la
pedagogía de la crueldad de Rita Segato (2018) concepto que hace referencia a
todos los actos y prácticas que enseñan, habitúan y programan a los sujetos a
transmutar lo vivo y su vitalidad en cosas, es así, que a lo femenino se le cosifica
desde la educación justificando los actos violentos en su contra, naturalizándolos y
convirtiéndose solo en persona al seguir el mandado de género.

En contraparte, el hombre es socializado dentro de actos violentos que


reafirman su masculinidad y su posición de superioridad en este mundo dentro de
lo que Rita Segato denomina el mandato de la masculinidad donde la identidad del
sujeto se centra en la desensibilización, baja empatía y en violentar como una forma
de vínculo permitiendo castigar lo que sale de la norma convirtiéndose en un agente
moralizador renovando día a día su estatus como persona.

Rosa Cobo (2011) indica que la violencia está ligada a la construcción


jerarquizada de los géneros y al sistema social en que se inscribe esa relación social
asimétrica y basada en la dominación, dicho de otra manera, el problema a resolver
es la desigualdad, así, la violencia es inherente a las relaciones de dominación y
subordinación. Ninguna forma de violencia contra las mujeres esta desvinculada del
sistema de dominio masculino, la violencia de género no es un fenómeno natural y
es indispensable para la producción y reproducción del sistema patriarcal.

1.5.2. ¿Qué es la violencia simbólica?


Como se ha indicado, la violencia es el arma por excelencia del patriarcado
para regresar a la mujer que se salga de su deber ser a la norma impuesta por dicho

46
sistema; el problema radica en que tanto hombres como mujeres asocian la
violencia a una cuestión física dejando de lado sus diversas manifestaciones dentro
de la vida cotidiana. Las relaciones de poder dominación contra las mujeres tiene
como base la sumisión, en consecuencia, la violencia simbólica puede ser entendida
como:
Violencia amortiguada, e insensible, e invisible para sus
propias víctimas, que se ejerce esencialmente a través de los
caminos puramente simbólicos de la comunicación y del
conocimiento… Esta relación social extraordinariamente
común ofrece por tanto una ocasión privilegiada de entender
la lógica de la dominación ejercida en nombre de un principio
simbólico conocido y admitido tanto por el dominador como el
dominado. (Bourdieu Pierre, 2000, p. 12).

Es así, que la violencia simbólica ejercida sobre las mujeres radica en la


relación de subordinación que tienen con los hombres y, que es socialmente
aceptada a través de simbolismos que se van naturalizando y replicando de
generación a generación a través no solo de la familia sino, de instituciones como
el Estado, la escuela donde la división socialmente construida es legitimada. Desde
la primera socialización a la mujer se le instruye sobre el lugar que deberá de tomar
en una edad adulta mediante los juegos que le enseñan como el de la “casita” que
será una preparación constante para las actividades de cuidado y crianza que se
piensan exclusivas para ella.

Siguiendo a Ana Cagigas (2000) cuando las mujeres deciden salir de esas
relaciones de desigualdad se cuestionan este sistema de relaciones de sumisión
convirtiéndose en una amenaza para los hombres donde no se logra justificar dicho
sistema y es cuando surge la violencia como único recurso para reafirmar su
superioridad, donde la violencia simbólica es ejercida para minimizar los efectos que
esta tiene en las mujeres entendiendo lo simbólico como carente de efectos cuando
la realidad no es así.

47
Por su parte, Rita Segato (2010, 111p) habla de los procesos de violencia
que, a pesar de su variedad como estrategias de reproducción del sistema,
mediante su refundación permanente, la renovación de los votos de subordinación
de los minorizados en el orden de estatus, y el permanente ocultamiento del acto
instaurador. La autora sostiene que la violencia moral es aquella que se difunde de
manera sutil otorgando un carácter jerárquico a los pequeños gestos imperceptibles
en las rutinas domésticas, sin necesidad de recurrir a acciones violentas
demostrando su máxima eficacia. Al resaltar es que esta forma de violencia se
insinúa y oscurece las relaciones en familias aparentemente normales,
consolidando así el sistema de estatus como una estructura natural en la vida social.

Para finalizar, la teoría feminista como se señaló, sirve para estudiar


fenómenos sociales que se podrían pensar como “normales” entre ellos la violencia,
sin embargo, hay que recalcar que esta es usada por el patriarcado como método
de castigo hacia las mujeres que deciden cuestionar las relaciones de poder-
dominación y para el caso de las mujeres jefas de familia, esta violencia se sustenta
a través de la idea de no ser una familia completa por la falta de un hombre que la
legitime como persona.

48
Capítulo 2: Radiografía del derecho a una vida libre de violencia
de las mujeres jefas de familia.

En el siguiente capítulo se presenta el marco normativo internacional,


nacional, estatal y local sobre el derecho a las mujeres a tener una vida libre de
violencia enfocado a las mujeres jefas de familia, siendo de suma importancia
visibilizar la incidencia del movimiento feminista para la creación de dichos principios
por medio de infografías para una mejor comprensión. De igual manera, se
abordarán estadísticas relacionadas con la familia, la jefatura de familia y la
violencia en la Ciudad de México para señalar la pertinencia de esta investigación
desde la disciplina del Trabajo Social.

2.1. Marco normativo a favor de los derechos de las mujeres.

Como se indicó, el movimiento y teoría feminista surgen para señalar las


problemáticas que enfrentan las mujeres a lo largo del devenir histórico
consiguiendo derechos que les eran negados. Para el caso de la violencia de género
contra las mujeres, hay un amplio marco normativo conformado por leyes y normas
que rigen cada país, para el caso de México al ratificar varios de los tratados
internacionales a favor de dicha problemática tendría que armonizar sus leyes para
incorporar estos derechos; la importancia en retomar dichos instrumentos tanto
internacionales, regionales, nacionales y locales para esta investigación es para
evidenciar la falta de normatividad enfocada a las necesidades de las mujeres jefas
de familia.

49
Figura 11.
Marco Normativo Internacional

Fuente: Elaboración propia a partir de Naciones Unidas. La declaración universal de derechos humanos. Disponible en: https://www.un.org/es/about-us/universal-declaration-of-human-rights. Naciones Unidas,
derechos humanos, oficina del alto comisionado. Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer. https://www.ohchr.org/es/instrumentsmechanisms/instruments/convention-
elimination-all-forms-discrimination-against-women. Departamento de derecho internacional OEA. Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer “Convención de
Belem Do Para" https://www.oas.org/juridico/spanish/tratados/a-61.htm

50
La Declaración Universal de los Derechos Humanos fue adoptada por la
Asamblea General en 1948, estableciendo la igualdad de todas las personas sin
importar su sexo, color, creencia religiosa, etc, lo que para las mujeres significó el
reconocimiento universal de sus derechos políticos, civiles, económicos, sociales y
culturales. En lo referente a la familia, se señala a ésta como un elemento
constitutivo de la sociedad en donde el Estado debe de colocar mayor énfasis en su
protección; sin embargo, solo se reconocida la familia monogámica patriarcal
dejando a un lado a otro tipo de organizaciones como a las mujeres jefas de familia.

Por su parte, la Convención sobre la eliminación de todas las formas de


discriminación contra la mujer (CEDAW) pone énfasis en trabajar en pro de una vida
sin violencia y discriminación para todas las mujeres la cual, fue ratificada por
México en 1981; dentro de esta, se precisa como discriminación contra la mujer todo
acto que busque anular el goce de sus derechos fundamentales tanto en el espacio
público como el privado.

Un aspecto importante a considerar para esta investigación se encuentra en


el artículo 5 donde se indica que los estados parte tomarán las medidas necesarias
para modificar los patrones socioculturas de hombres y mujeres en pro de la
eliminación de prejuicios que se producen por las falsas creencias de lo que significa
vivirse dentro de la sociedad y, especialmente en lo referente a la discriminación
laboral de la mujer por cuestión de matrimonio o maternidad. Como se observa, lo
que busca es crear las condiciones necesarias para que las mujeres puedan vivir
plenamente en la sociedad, sin embargo, el estado al ser una de las principales
instituciones patriarcales no permite que estos cambios permeen el tejido social.

En cuanto a los instrumentos regionales, la Convención Interamericana para


Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (1994) marca un
parteaguas para la protección a una vida libre de violencia por parte de cualquier
mujer sin importar su condición particular de vida, entendiendo la violencia como
“cualquier acción o conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o
sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como
en el privado (OEA, 1994)”.

51
Estos instrumentos internacionales son importantes en reafirmar a las
mujeres como seres en igualdad de condiciones que los hombres; a pesar de ello,
la situación particular de mujer jefa de familia aún no recibe atención por parte de
instancias internacionales al no mencionar específicamente este rol que, al no estar
reconocida esta figura explícitamente en dichos instrumentos, la violencia simbólica
se hace presente mediante la reproducción de estereotipos de género que estas
mujeres naturalizan día con día teniendo como consecuencia un estado de
vulnerabilidad latente; a pesar de ello, hay que reconocer que contar con estas
declaraciones marca un parteaguas para la atención, prevención y erradicación de
la violencia de género contra las mujeres.

52
Figura 12
Marco nacional a favor de los derechos de las mujeres

Fuente: Elaboración propia a partir de Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.05/02/1917. DOF 06-06-2023.
https://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/CPEUM.pdf. Ley general de acceso de las mujeres a una vida libre de violencia. 1 de febrero de
2007. DOF 18-10-2022. https://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/LGAMVLV.pdf Ley general para la igualdad entre mujeres y hombres. 2
de agosto de 2006. DOF 31-10-2022. https://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/LGIMH.pdf de Instituto Nacional de las Mujeres. Programa
Nacional para la Igualdad entre Mujeres y Hombres 2020 2024. Disponible en: https://www.gob.mx/inmujeres/acciones-y-programas/programa-
nacional-para-la-igualdad-entre-mujeres-y-hombres. Plan nacional de desarrollo 2019-2024. 30/04/2019.

Como primer punto, es importante retomar la Constitución Política de los


Estados Unidos Mexicanos, en su artículo 1 donde indica la prohibición de cualquier
forma de discriminación motivada por diversos factores en donde se ubica el género
como uno de ellos “o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga
por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas
(Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, 2011, Articulo 1)”., de igual
manera, el artículo 4 puntualiza la igualdad entre hombres y mujeres ante la ley, así
como la protección de la familia; lo anterior, se torna importante debido a que en la

53
práctica aún las mujeres son discriminadas por el solo hecho de serlo a pesar de
ser prohibido legalmente.

En cuanto al Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 dentro de la estrategia


Prevención Especial de la Violencia y el Delito se hace “especial énfasis en el
combate a los crímenes que causan mayor exasperación social como los delitos
sexuales, la violencia de género en todas sus expresiones, la desaparición forzada,
el secuestro y el asalto en transporte público, teniendo como eje rector la igualdad
y la erradicación de las prácticas discriminatorias que han perpetuado la opresión
de sectores poblacionales enteros. (Plan Nacional de Desarrollo, 2019)”

De dicho plan, se desprende el PROIGUALDAD 2020-2024 (Programa


Nacional para la Igualdad entre Mujeres y Hombres) que tiene como objetivo cumplir
con lo antes citado para promover una sociedad más igualitaria incorporando la
perspectiva de género. A continuación, se presentan los objetivos prioritarios
relacionados con algunas violencias que viven las mujeres jefas de familia:

● Objetivo prioritario 1. Potenciar la autonomía económica de las mujeres para


cerrar brechas históricas de desigualdad.
● Objetivo prioritario 2. Generar las condiciones para reconocer, reducir y
redistribuir los trabajos domésticos y de cuidados de las personas entre las
familias, el Estado, la comunidad y el sector privado.
● Objetivo prioritario 4. Combatir los tipos y modalidades de violencia contra
las mujeres, niñas y adolescentes, preservando su dignidad e integridad. (p.
23-24)

Como se observa, estos objetivos son de suma importancia para las mujeres
jefas de familia quienes en ocasiones tienen que emplearse en trabajos de medio
tiempo reduciendo su ingreso a causa de su actividad de cuidado hacia sus
menores; situación que, el gobierno debería de atender para generar condiciones
de igualdad. En cuanto a programas de atención del gobierno federal encaminados
a las sujetas de estudio, cabe aclarar que no hay ninguno enfoca a ellas, sin
embargo, el Programa para el Bienestar de las Niñas y Niños, Hijos de Madres

54
Trabajadoras está enfocado coadyuvar en el cuidado de las y los niños que viven
en vulnerabilidad por la ausencia de uno o de ambos padres, es así, que el rol de
jefa de familia es visto como una imposibilidad para poder tener un pleno goce de
derechos desde esta perspectiva.

En cuanto a las leyes, la rectora en la atención de la violencia contra las


mujeres en México es la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de
Violencia expedida en 2007 gracias a esfuerzos de distintas mujeres feministas y
reformada por última vez en 2022. Dentro de esta, se entiende por violencia contra
la mujer “cualquier acción u omisión, basada en su género, que les cause daño o
sufrimiento psicológico, físico, patrimonial, económico, sexual o la muerte tanto en
el ámbito privado como en el público (Cámara de Diputados, 2007, p. 3); también,
señala los mecanismos de atención, así como, las modalidades y tipos de violencia
retomadas en el capítulo anterior.

Otra ley importante para el tema de la violencia contra las mujeres y en


específico de las mujeres jefas de familia es la Ley general para la igualdad entre
mujeres y hombres (2006); la cual, busca garantizar la igualdad entre hombres y
mujeres para lograr una igualdad sustantiva en todas las esferas de la vida en
sociedad promoviendo el empoderamiento de las mujeres, la paridad de género y
la lucha contra toda discriminación basada en el sexo; situación que, viven las
mujeres jefas de familia al no poder mediar su vida laboral y familiar por las
exigencias sociales y la falta de adaptabilidad a la vida de una mujer que no cuenta
con redes de apoyo.

55
Figura 13.
Marco de la Ciudad de México a favor de una vida libre de violencia contra las
mujeres

Elaboración a partir de: Constitución de la Ciudad de México [Const] Art 4. 5 de febrero de 2017. México. Ley de acceso de las mujeres a una
vida libre de violencia del Distrito Federal. 29 de enero de 2008. G.O. CDMX. 08 de marzo de 2019. Secretaría de las Mujeres. Disponible en:
https://www.semujeres.cdmx.gob.mx/.

Dentro de la Constitución de la Ciudad de México uno de sus principios


rectores (artículo 3) señala que la dignidad humana es el sustento de los derechos
humanos reconociendo que cada persona posee libertad e igualdad de derechos
siendo esté el eje principal de dicha constitución lo cual significa que el gobierno
debe de transversalizar la perspectiva de género dentro de la política pública
favoreciendo programas enfocados a las necesidades inmediatas de la mujeres; sin
embargo, para el caso de las mujeres jefas de familia dentro de este estad, no son

56
incluidas como grupo de atención prioritario a pesar de la discriminación y
dificultades que atraviesan dentro de la cultura patriarcal.

Otro aspecto importante de esta Constitución se encuentra en el Capítulo II


de los Derechos Humanos donde se enmarca el derecho a la autodeterminación
personal, el derecho a la integridad que se refleja en una vida libre de violencia
mediante el respeto de la integridad física y psicológica; así como, el derecho y la
protección de la familia y reconoce a “todas las estructuras, manifestaciones y
formas de comunidad familiar en igualdad de derechos, protegidas integralmente
por la ley y apoyadas en sus tareas de cuidado (Constitución de la Ciudad de
México, 2017, Artículo 6).” En relación con el tema de la violencia de género en el
Artículo 11 Ciudad Incluyente en el inciso C Derechos de las mujeres, se reconoce
la contribución de las mujeres al desarrollo de la ciudad promoviendo la igualdad
sustantiva y la paridad de género siendo responsabilidad de las autoridades
garantizar una vida libre de discriminación y de violencia.

Por su parte, la Ley de acceso de las mujeres a una vida libre de violencia de
la Ciudad de México (2008) establece tipos y modalidades de la violencia diferentes
a los enmarcados en la ley nacional; en cuanto a tipos de violencia, esta ley incluye
la que se ejerce en contra de los derechos sexuales y reproductivos, obstétrica,
feminicida y simbólica siento esta última de importancia para este estudio al estar
reconocido dentro de la ley como una forma de violentar a las mujeres que debe de
tener atención gubernamental, sin embargo, por su difícil detección se torna
compleja la creación de programas enfocados en su erradicación siendo un campo
fértil para el Trabajo Social; por su parte, dentro de las modalidades que se incluyen
se encuentra el noviazgo y el espacio mediático.

En cuanto a los programas que tiene la Ciudad de México para la atención


de la violencia de género contra las mujeres jefas de familia estos se
operacionalizan por medio de la Secretaría de las Mujeres de dicha entidad; siendo
los siguientes:

57
● Bienestar para las mujeres en situación de violencia: programa social cuya
finalidad es el fortalecimiento de la capacidad económica, acceso a la justicia
y generar un plan de vida para empoderar a las mujeres.
● Red de Mujeres para el Bienestar: El objetivo general de esta acción social
es identificar de manera oportuna casos de violencia contra las mujeres por
razones de género por medio del impulso de facilitadoras del servicio para
promover los derechos de las mujeres residentes de las colonias con mayor
índice de denuncias de violencia familiar.
● Línea Mujeres: servicio telefónico de orientación, asesoría y
acompañamiento para las mujeres que viven violencia. Es atendido por
psicólogas y abogadas que brindan atención y escucha a las usuarias y las
canalizan a los servicios de la Secretaría de las Mujeres y otros entes de la
Ciudad de México.
● Abogadas de las Mujeres: Brindan asesoría y acompañamiento para iniciar
una carpeta de investigación por algún delito de violencia de género y al
momento de comparecer ante el Ministerio Público.
● LUNAS: espacios donde las mujeres que viven cualquier tipo de violencia
encontrarán asesoría y acompañamiento psicológico y jurídico para salir del
círculo de la violencia. (Secretaría de las Mujeres)

Como se indica, los programas antes mencionados buscan atender y


prevenir la violencia de género contra las mujeres brindando acompañamiento
jurídico y psicológico dejando a un lado la mención del servicio de trabajo social a
pesar de ser ofrecido; por otra parte, se cuenta con espacios de intervención
gubernamentales enfocados a la atención de las problemáticas que surgen al
trasgredir el orden patriarcal al ser una mujer jefa de familia dentro del ámbito
público y privado.

58
Figura 14
Marco local en favor a una vida libre de violencia contra las mujeres

Fuente: elaboración propia a partir de Reglas de operación del programa social Mujeres Libres y en Igualdad. Consultado el 15 de octubre de
2023. Disponible en: https://www.tlalpan.cdmx.gob.mx/wp-content/uploads/2023/02/Mujeres-Libres-y-en-Igualdad_Aprobada-COPLADE.pdf.

Por su parte, la alcaldía Tlalpan maneja solo un programa anual para la


atención y prevención de la violencia de género por medio de talleres y asesorías
que contribuyan a atender los problemas que surgen de vivir alguna situación de
violencia en sus diferentes modalidades y ámbitos.

Como se puede observar, tanto los esfuerzos a nivel nacional como


internacional para erradicar la violencia de género contra las mujeres son una
respuesta al sistema patriarcal que emplea la violencia como medio para controlar
las vidas de las mujeres; sin embargo, para el caso específico de las mujeres jefas
de familia, aún no se ha establecido una normativa que garantice una vida libre de
violencia y mucho menos para el tipo simbólica. Esta forma de violencia, al ser
imperceptible, permea todos los aspectos de la vida de estas mujeres sin que el
gobierno tome medidas al respecto, es importante destacar que este tipo de
violencia deja profundas secuelas en la vida de las mujeres, al internalizar en su

59
psique y llevarlas a creer en los estereotipos impuestos por la sociedad, como el de
la "mamá luchona".

2.2. Familia, Jefatura de Familia y Violencia en datos estadísticos.


A continuación, se presenta un panorama estadístico para resaltar la
importancia y pertinencia del estudio de la violencia de género y simbólica que viven
las mujeres jefas de familia dentro de su vida cotidiana.

2.2.1. Las familias en México


En México, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (2020) para fines
estadísticos, divide los hogares en familiares y no familiares, conceptualizando un
hogar como la “unidad censal formada por una o más personas, vinculadas o no por
lazos de parentesco, que residen habitualmente en la misma vivienda particular
(INEGI, 2020, p. 140)”

Por lo tanto, para el INEGI, los tipos de hogares son:

Hogar familiar: en el que al menos uno de los integrantes tiene parentesco con la
jefa o el jefe del hogar. Comprende a los hogares nucleares, ampliados y
compuestos.

✔ Nuclear: Conformado por la jefa o el jefe y su cónyuge; jefa(e) y sus


hijas(os); jefa(e), su cónyuge y sus hijas(os)

✔ Ampliado: Conformado por un hogar nuclear y al menos otro pariente, o


por una jefa o un jefe y al menos otro pariente.

✔ Compuesto: Conformado por un hogar nuclear o ampliado y al menos un


integrante sin parentesco.

Hogar no familiar: Hogar en el que ninguno de los integrantes tiene parentesco


con la jefa o el jefe del hogar. Abarca a los hogares formados por una persona
(unipersonales) y a los de corresidentes.

✔ Hogar de Corresidentes: Hogar no familiar formado por dos o más


integrantes sin parentesco con la jefa o el jefe del hogar

60
✔ Hogar Unipersonal: Hogar no familiar formado por un solo integrante.

Como se observa, el hecho de nombrar estadísticamente un hogar


como “no familiar” es un reflejo de las instituciones patriarcales aún vigentes
dentro de nuestra sociedad donde solo se considera como una familia la
unión de hombre y mujer con su progenie; y para el caso de las mujeres jefas
de familia, en el último censo no se identifica a la monoparentalidad y como
es señalado desde el feminismo “lo que no se nombra, no existe” negando
otras formas de organización familiar.

Cuadro 3.
Distribución porcentual de los hogares por tipo de hogar en México 2010-
2020.

2010 2020

Familiar No familiar Familiar No familiar


25, 488 128 2 616 846 30 534 070 4 616 170

Fuente: elaboración propia a partir de INEGI, Hogares censales por entidad federativa según tipo de hogar, serie
de años censales de 2000 a 2020.
https://www.inegi.org.mx/app/tabulados/interactivos/?pxq=Hogares_Hogares_01_57ba7d6b c179-4e83-bea5-
bc19c0defb11&idrt=53&opc=t

En el periodo del 2010 y 2020, los hogares de tipo no familiar tuvieron un leve
aumento; por lo tanto, se aprecia una restructuración de las familias en México,
siendo otro tipo de arreglos los que cobran importancia en el tejido social; sin
embargo, lo anterior no quiere decir que sea un fenómeno reciente, sino, que en
décadas anteriores el cuestionar el sistema patriarcal era algo impensable, lo cual,
gracias al movimiento feminista ha ido cambiando.

61
Cuadro 4.
Tipos de familia en México.
En México, de cada 100 hogares En México, de cada 100 hogares no
familiares: familiares:
71 son nucleares, formados por el papá, 95 son unipersonlaes, integrados por una
la mamá y los hijos o sólo la mamá o el sola persona.
papá con hijos; una pareja que vive en el
mismo hogar y no tiene hijos también
constituye un hogar nuclear.

28 son ampliados y están formados por un 5 son corresidentes y están formados por
hogar nuclear más otros parientes dos o más personas sin relaciones de
(tías(os), primas(os), hermanas(os), parentesco con la jefa o el jefe del hogar.
etcétera).
1 es compuesto, constituido por un hogar
nuclear o ampliado, y al menos una
persona sin parentesco con la jefa o el jefe
del hogar.

Fuente: elaboración propia a partir de INEGI (2020), Cuéntame de México.


http://cuentame.inegi.org.mx/poblacion/hogares.aspx?tema=P

Como se ha mencionado, en México prevalecen los hogares familiares, de


los cuales, el 71 de cada 100 son nucleares, seguidos de los ampliados y
compuestos. Por su parte, los hogares no familiares en una mayoría son
unipersonales y con una presencia menor de corresidentes.

También, a pesar de que en los hogares familiares se engloban algunos tipos


de arreglos, el hablar de un hogar no familiar, es aceptar que hay un elemento fuera
del orden establecido, por lo tanto, no se les reconoce como familia al no cumplir
con las características de lo tradicional. Desde la teoría feminista, se acepta que la
familia va más allá de la nuclear, que incluso una persona que vive sola se puede
percibirse como tal, debido a ello, los organismos nacionales deberán de realizar
cambios en los conceptos que utilizan para darle el valor real a todos los hogares
que conforman el territorio nacional.

62
2.2.2. Jefatura de familia
Gráfica 1.
Jefatura de hogar familiar 3

Masculina Femenina
65.61
56.55 59.12 56.47

43.45 40.88 43.53


34.39

Nuclear Ampliado Compuesto No especificado

Fuente: elaboración propia a partir de INEGI (2020). Censo de población y vivienda 2020.
https://www.inegi.org.mx/programas/ccpv/2020/default.html#Tabulados

Como se observa en la gráfica, en los tres tipos de hogar familiar prevalece


la jefatura masculina; en la nuclear con un 56.55%, ampliada 59.12% y compuesta
65.61%, sin embargo, la jefatura femenina presenta altos índices: “la información
del Censo de Población y Vivienda 2020, muestra que, a nivel nacional en 33 de
cada 100 hogares, las mujeres son reconocidas como jefas de la vivienda, esto
significa 11,474,983 hogares (INEGI, 2020)”.

Del 2010 al 2020, a nivel nacional hubo un aumento del 25% al 33%
visibilizando así, que la mujer cada vez cobra mayor importancia dentro de los
hogares al reconocerla como proveedora, líder y figura de autoridad, atributos
característicos de los hombres. En cuanto a los hogares no familiares, el 56.55%
son encabezados por un hombre y el 43.45% por una mujer, con lo cual, las mujeres
van ganando más terreno en el reconocimiento de otros roles distintos a los
impuestos por el orden patriarcal.

3 Es importante señalar que, los datos del último Censo de Población 2020 del INEGI no presenta información

específica de las familias monoparentales.

63
Gráfica 2.
Porcentaje por entidad federativa de hogares con jefatura femenina.

Fuente: elaboración propia a partir de INEGI (2020). Censo de población y vivienda 2020.
https://www.inegi.org.mx/programas/ccpv/2020/default.html#Tabulados

Las entidades con mayor presencia de jefatura femenina para el Censo de


Población y Vivienda 2020 fueron Ciudad de México, Guerrero y Sinaloa, con un
39.58%, 35.48% y 34.78%. Y, las entidades de Chiapas (26.5%), Zacatecas
(27.80%) y Nuevo León (27.28%) representan los estados con menor presencia de
mujeres como jefas de hogar.

64
Figura 15.
Jefaturas femeninas en Ciudad de México de 2005- 2020.

2010 2020
• 666, 275 • 929, 120
hogares hogares con
dirigidos por • 749, 275 jefarura • 1, 098,365
hogares hogares
una mujer encabezados femenina liderados por
por una mujer una mujer
2005 2015

Fuente: Retomada de INEGI (2015). Censos de población y vivienda 2000, 2005 y 2010. Tabuladores del
cuestionario básico. https://www.inegi.org.mx/programas/ccpv/2010. INEGI (2020). Censo de población y
vivienda 2020. https://www.inegi.org.mx/programas/ccpv/2020/default.html#Tabulados

Como se ha indicado, la Ciudad de México es el estado de la República


Mexicana con mayor concentración de hogares con jefatura femenina, presentando
un constante incremento del 2005 al 2020 de 432 mil 090 hogares, lo cual en lugar
de disminuir como se tendría pensado aumenta debido a las condiciones del país y
a la toma de decisión por parte de la mujer para de la mujer.

Gráfica 3.
Distribución de jefatura femenina según alcaldía.

Fuente: elaboración propia a partir de INEGI (2020). Censo de población y vivienda 2020.
https://www.inegi.org.mx/programas/ccpv/2020/default.html#Tabulados

65
Gráfica 3.
Distribución de jefatura femenina según alcaldía. (Continuación)

Fuente: elaboración propia a partir de INEGI (2020). Censo de población y vivienda 2020.
https://www.inegi.org.mx/programas/ccpv/2020/default.html#Tabulados

Como se puntualiza, en las alcaldías ubicadas en las zonas urbanas, la


apertura en cuanto a nuevas relaciones de género es mucho mayor siendo
Cuauhtémoc (45.16%), Benito Juárez (44.04%), Venustiano Carranza (43.09%),
Coyoacán (42.04%), Miguel Hidalgo (41.02%) las que presentan un alto porcentaje
de jefaturas femeninas en relación a zonas semi urbanas como Milpa Alta (32.15%)
y Cuajimalpa de Morelos (33.23%) en donde la cultura patriarcal ejerce gran
influencia en la vida de las personas lo cual no permite la separación de la mujer al
asumir su rol de madre-esposa.

Para finalizar, una jefatura femenina de familia representa una ruptura con el
precepto madre-esposa y el lugar que ocupa en su familia de origen. Siendo en
ocasiones atacadas y menospreciadas a consecuencia de vivir solas; sin embargo,
el que la mujer se apropie de distintos roles representa un cambio en la forma de
pensarse mujer.

66
2.3. Datos relevantes sobre los tipos de violencia y ámbitos.
En cuanto a la violencia de género en contra de las mujeres jefas de familia
dentro del espacio público y privado, no se encontraron datos estadísticos que
reflejen esta problemática; por lo tanto, se retomará la Encuesta Nacional sobre la
Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH 2021) la cual estimó que, de
un total de 50.5 millones de mujeres de 15 años y más, 70.1 % ha experimentado,
al menos, una situación de violencia a lo largo de la vida. La violencia psicológica
es la que presentó mayor prevalencia (51.6 %), seguida de la violencia sexual (49.7
%), la violencia física (34.7 %) y la violencia económica, patrimonial y/ o
discriminación2 (27.4 %).

Gráfica 4.
Prevalencia de violencia contra las mujeres de 15 años y más a lo largo de la vida
por tipo de violencia, según año de la encuesta.

Fuente: INEGI, 2022. Comunicado de prensa núm. 485/22. Disponible en:


https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2022/endireh/Endireh2021_Nal.pdf

A pesar de no medir el tipo de violencia simbólica, la violencia psicológica es


la que más prevalencia ha tenido en la vida de las mujeres lo cual indica, que los
gritos, humillaciones, insultos y amenazas son comunes y ante una exposición
constante se pueden naturalizar y pasar desapercibidos. A nivel subnacional, la
mayor prevalencia de violencia contra las mujeres de 15 años y más a lo largo de la
vida se registró en el Estado de México (78.7 %), Ciudad de México (76.2 %) y

67
Querétaro (75.2 %). Los estados con menor prevalencia fueron: Tamaulipas (61.7
%), Zacatecas (53.9 %) y Chiapas (48.7 %). (INEGI, 2022.)

Gráfica 5. Prevalencia de violencia contra las mujeres de 15 años y más en el


ámbito laboral por tipo de violencia, según periodo de referencia.

Fuente: INEGI, 2022. Comunicado de prensa núm. 485/22. Disponible en:


https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2022/endireh/Endireh2021_Nal.pdf

Según datos de la ENDIREH 2021, 40.0 millones de mujeres de 15 años y


más han trabajado a lo largo de la vida (79.3 % del total de las mujeres), 30.5
millones trabajó en los últimos cinco años (60.4 %) y 25.2 millones entre octubre
2020 y octubre 2021 (50.0 %). Del total de mujeres que ha tenido un trabajo, 27.9
% ha experimentado algún tipo de violencia a lo largo de su vida laboral: 18.1 %
experimentó discriminación laboral, 7 14.4 % vivió situaciones de violencia sexual,
12.2 % recibió violencia psicológica y 1.9 % vivió violencia física. (INEGI, 2022.)

Gráfica 6. Prevalencia de violencia contra las mujeres de 15 años y más en el


ámbito comunitario por tipo de violencia, según periodo de referencia.

Fuente: INEGI, 2022. Comunicado de prensa núm. 485/22. Disponible en:


https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2022/endireh/Endireh2021_Nal.pdf

68
En México, de las mujeres de 15 años y más, 45.6 % (23.0 millones)
manifestó haber experimentado violencia en el ámbito comunitario a lo largo de la
vida y 22.4 % (11.3 millones) experimentó algún tipo de violencia en el periodo de
octubre de 2020 a octubre de 2021. La violencia sexual es la de mayor prevalencia,
tanto a lo largo de la vida (42.2 %) como en el periodo de octubre de 2020 a octubre
de 2021 (20.2 %). (INEGI, 2022.)

Gráfica 7. Prevalencia de violencia contra las mujeres de 15 años y más en el


ámbito familiar por tipo de violencia en los últimos 12 meses (octubre 2020-octubre
2021).

Fuente: INEGI, 2022. Comunicado de prensa núm. 485/22. Disponible en:


https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2022/endireh/Endireh2021_Nal.pdf

De las mujeres de 15 años y más (5.8 millones), 11.4 % experimentó violencia


en el ámbito familiar en los últimos 12 meses (de octubre 2020 a octubre 2021)
destaca que la violencia psicológica (9.2 %) fue la de mayor prevalencia en este
ámbito, seguida por la económica o patrimonial (3.1 %) y la física (3.0 %), en tanto
que la violencia sexual fue la menos frecuente (1.7 %). Las principales personas
agresoras identificadas fueron las más cercanas al núcleo familiar como las y los
hermanos (23.2 %), padre (15.5 %) y madre (13.7 %) siendo las entidades de
Guerrero (15.0 %), Ciudad de México (15.0 %) y Querétaro (14.6 %) las que tiene
mayor prevalencia.

69
Capítulo 3: Marco metodológico feminista para la investigación de
la violencia contra las mujeres jefas de familia de la alcaldía
Tlalpan en la Ciudad de México.

En este capítulo se desarrolla la metodología de esta investigación, la cual,


se llevó a cabo desde la epistemología feminista del punto de vista para conocer la
vida situada de las cinco mujeres jefas de familia participantes; de igual manera se
presentan los resultados y su análisis resaltando los principales hallazgos.

3.1. Metodología de la investigación

A continuación, se presenta la metodología de la investigación desde un


enfoque feminista para conocer la violencia que viven las mujeres jefas de familia
residentes de la alcaldía Tlalpan de la Ciudad de México.

3.1.1. Investigación cualitativa feminista, explicativa, transversal.

Esta investigación se desarrollará desde un enfoque cualitativo, lo cual, permite el:

Estudio de la realidad en su contexto natural, tal y como


sucede, intentando sacar sentido de, o interpretar los
fenómenos de acuerdo con los significados que tienen para
las personas implicadas. La investigación cualitativa implica la
utilización y recogida de una gran variedad de materiales—
entrevista, experiencia personal, historias de vida,
observaciones, textos históricos, imágenes, sonidos – que
describen la rutina y las situaciones. (Rodríguez, Gregorio.
1996. 32p)

Como se indica, la investigación cualitativa requiere de un acercamiento


directo con los fenómenos que se desean estudiar a través de los significados que
las personas les dan a los acontecimientos sociales. Para el caso de las mujeres
jefas de familia, se torna importante el poder aplicar dicho enfoque para conocer a
partir de su día a día la forma en la que viven con la violencia dentro de sus familias

70
y las implicaciones que tiene ésta para las mujeres dentro de sus vidas cotidianas.
También, este enfoque permite aproximarnos a las sujetas de estudio, retomando a
Gustavo Parra (S/F) priorizando la indagación del modo de vida, experiencias,
significados e interpretaciones, enfrentando al investigador a escuchar al otro lo cual
va de la mano con el paradigma y teoría feminista que se contempla emplear en
esta investigación. A continuación, se presenta un cuadro con las principales
características de la investigación cualitativa y su aplicación para este estudio:

Cuadro 3.
¿Por qué investigación cualitativa?
Investigación cualitativa Aplicación para este estudio
La investigación cualitativa es inductiva: Esta investigación partirá de conceptos
Comprenden y desarrollan conceptos partiendo definidos en un marco teórico, conceptual
de pautas de los datos, y no recogiendo datos y referencial para poder pasar a la etapa
para evaluar hipótesis o teorías preconcebidas, de recolección de datos.
siguiendo un diseño de investigación flexible,
comenzando con interrogantes vagamente
formulados.
Entiende el contexto y a las personas bajo una
perspectiva holística. Las personas, los
contextos o los grupos no son reducidos a Para el estudio de las mujeres jefas de
variables, sino considerados como un todo. familia se pretende conocer este
Estudia a las personas en el contexto de su fenómeno partiendo de sus propias
pasado y en las situaciones en las que se hallan vivencias y no de ideas preconcebidas.
y trata de comprender a las personas dentro del
marco de referencia de ellas mismas.
Todas las perspectivas son valiosas. No se Es importante brindar atención y
busca “la verdad o la moralidad”, sino una comprensión a las mujeres jefas de familia
comprensión detallada de las perspectivas de y visualizarlas como portadoras de
otras personas. conocimiento derivado de su día a día sin
juzgarlas.
Los métodos cualitativos son humanistas. Los
métodos con los que se estudia a las personas No se pretende reducir a las mujeres
influyen en cómo se las ve. Si reducimos las participantes a simples datos estadísticos;
palabras y los actos a ecuaciones estadísticas, en cambio, se conocerá cada aspecto
se pierde el aspecto humano. El estudio relevante de su vida que permita
cualitativo permite conocer el aspecto personal, vislumbrar la violencia que viven dentro de
la vida interior, las perspectivas, creencias, sus familias.
conceptos..., éxitos y fracasos, la lucha moral,
los esfuerzos...
Fuente: Elaboración propia a partir de: Quecedo Rosario, Castaño Carlos. (2002). Introducción a la
metodología de investigación cualitativa. Revista de Psicodidáctica, (14), 5-39

Como se observa, esta investigación cualitativa permite tener un acercamiento


directo con el fenómeno de estudio teniendo en cuenta que, toda información vertida
por las personas es importante y, para este trabajo, se pretende conocer la manera

71
en que las mujeres viven con sus familias, sus creencias, sus sentires, las relaciones
que van formando y, ante todo, el impacto que la violencia ha generado en sus
vidas.

En cuanto al enfoque epistémico de esta investigación, como se ha indicado en


el capítulo uno, el feminismo nace como un movimiento social y, a su vez, como
teoría y práctica que fue fortaleciendo la producción académica para el
entendimiento de la desigualdad que viven las mujeres dentro de la cultura
patriarcal; es así que, la epistemología feminista estudia como el género influye en
la formulación del conocimiento y cómo estás son excluyentes del sexo femenino,
entre los temas centrales de esta se encuentran: la crítica a los marcos de
interpretación de la observación; la descripción e influencia de roles y valores
sociales y políticos en la investigación; la crítica a los ideales de objetividad,
racionalidad, neutralidad y universalidad, así como las propuestas de reformulación
de las estructuras de autoridad epistémica. (Blázquez Norma, 2010, p. 22-24).

La autora Patricia Castañeda (2008) indica que el conocimiento científico está


ligado a la aplicación del método científico con una estructura rigurosa y objetiva por
seguir, donde quién investiga, es un ser capaz de despojarse de cualquier
subjetividad referente al objeto de estudio; es aquí, donde se genera la premisa
central de la epistemología feminista y es que, no se puede separar al sujeto
cognoscente y el objeto cognoscible afirmando que el conocimiento no se construye
de manera aislada debido a que, quien conoce está situado y su producción será el
reflejo de sus perspectivas particulares de ver la vida. También, la epistemología
feminista tiene como objetivo principal desmontar la idea de “universalidad del
conocimiento” donde esté se basa en el punto de vista masculino, androcéntrico y
distante excluyendo a las mujeres y su particularidad en la generación de
conocimiento donde “el feminismo ha demostrado cómo es que las grandes teorías
que proclaman la universalidad son parciales y se basan en normas masculinas, en
lugar de ser representaciones inclusivas de toda la humanidad ((Blázquez Norma,
2010, p. 27)”.

72
Esta epistemología cuestiona la posibilidad y el deseo de la objetividad como
una meta de la investigación, así como la relación que se establece entre la persona
que conoce y lo que se conoce, entre la persona que investiga y la que es
investigada; critica la utilización de la objetividad como medio patriarcal de control,
el desapego emocional y la suposición de que hay un mundo social que puede ser
observado de manera externa a la conciencia de las personas. Por su parte, para
Norma Blázquez “los estudios feministas abordan distintos aspectos sobre la
historia de la incorporación y participación de las mujeres, de su situación actual,
así como los efectos que su ausencia y presencia ha tenido en la ciencia y en la
tecnología.” (Blázquez Norma, Flores Fátima, Ríos Maribel, 2012, p. 21).

Siguiendo a dicha autora, se considera que existen tres principales


aproximaciones teóricas dentro de esta teoría crítica:

Figura 16.
Teoría feminista y sus tres aproximaciones teóricas

Fuente: Elaboración propia a partir de Blázquez Norma. (2010). Investigación feminista: epistemología,
metodología y representaciones sociales. Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y
Humanidades Universidad Nacional Autónoma de México. México.

Para esta investigación, se retomará la teoría del Punto de Vista como eje
para el análisis teórico-metodológico; ya que, propone que el conocimiento no está

73
libre de valores o prejuicios por lo tanto el agente epistémico está condicionado por
experiencias sociales. Nancy Hartsock revela “que todas las mujeres hacen “trabajo
de mujeres” al ser las responsables institucionalmente de producir bienes y seres
humanos, lo que constituye el Punto de vista desde el cual todas las mujeres pueden
y deben interpretar la realidad (En Blázquez Norma, 2010, p. 30)”., de esta manera,
se hace hincapié en la existencia de múltiples posiciones de conocimiento
atravesadas por la raza, edad, orientación sexual o etnia haciendo explícitos los
compromisos de las distintas situaciones particulares, y fomentando la pluralidad de
perspectivas y de sujetos condicionados.

Teniendo este referente teórico, la investigación feminista “pretende


desmontar los principios sexistas y androcéntricos, fundamentar, visibilizar,
historizar y desnaturalizar los fenómenos que atañen en un sentido más amplio a
todas las formas de desigualdad entre los seres humanos (Castañeda Patricia,
2014, p. 154)”. En consecuencia, se debe de tener en cuenta que este tipo de
investigación busca dar explicación a la raíz de la desigualdad entre los sexos,
partiendo de un proceso histórico y cultural, quitando así, el supuesto de entender
el hecho social como algo estático, natural e inmutable, sin cuestionamiento y
modificación alguna. De igual manera, pretende visibilizar que la condición de la
mujer como objeto es obsoleta, considerándola como sujeta portadora de
conocimiento y creadora de este dentro de sus diversos ámbitos de su vida
cotidiana; por lo tanto, para el caso del estudio de las mujeres jefas de familia desde
la perspectiva feminista permite no observarlas desde un enfoque de vulnerabilidad
sino como mujeres capaces de vivir dignamente a pesar de las adversidades que
puedan enfrentan dentro de la cultura patriarcal.

Así mismo esta investigación de corte cualitativo se encuentra dentro de los


denominados explicativos; ya que, retomando a Martín Castro y Claudia Yudith
Reyna (2017) va más allá de la descripción de un fenómeno o de establecer
relaciones entre conceptos y están dirigidos a responder las causas de los eventos;
centrando su atención en explicar porque ocurre cierto fenómeno y en qué
condiciones se genera; esta investigación al tener dos referentes previos que

74
permite tener una mayor estructura y problematización, por tal motivo, este estudio
explicativo feminista se centrará en la explicación de las causas y los efectos que
tiene las mujeres al asumir un rol socialmente asignado al hombre dentro de sus
familias y su vida cotidiana. Por último, es transversal porque está situado en un
tiempo determinado.

3.1.2. Preguntas de investigación.

Pregunta Central:

¿Cuáles son las vivencias de las mujeres jefas de familia frente a la violencia
simbólica y de género originadas al no vivirse dentro del mandato de madresposa,
dentro de sus familias de origen en la alcaldía Tlalpan de la Ciudad de México?

Preguntas Secundarias:

● ¿Qué implicaciones tiene el transgredir el mandato de madresposa dentro de


sus familias de origen?
● ¿Cómo se manifiesta la violencia simbólica y de género que viven las mujeres
jefas de familia dentro de sus familias de origen?
● ¿Por qué la violencia de género es naturalizada por parte de las mujeres jefas
de familia al interior de sus familias de origen?

3.1.3. Objetivos

Objetivo General:

Analizar las vivencias de las mujeres jefas de familia frente a la violencia


simbólica y de género derivadas de la transgresión del mandato de madresposa,
así como su normalización dentro de sus familias de origen en la alcaldía Tlalpan
de la Ciudad de México.

75
Objetivos Específicos:

1. Conocer las implicaciones que tiene para las mujeres jefas de familia
transgredir el mandato de madresposa dentro del patriarcado y sus familias
de origen.
2. Identificar las manifestaciones de la violencia simbólica y de género que viven
las mujeres jefas de familia dentro de sus familias de origen.
3. Determinar si la violencia de género es naturalizada por las mujeres jefas de
familia al interior de sus familias de origen.

3.1.4. Supuesto.

Las mujeres jefas de familia transgreden el mandato de madresposa dentro


del patriarcado, lo cual deriva en violencia simbólica y de género dentro de sus
familias de origen, llevando a la invisibilización de estas vivencias dentro de sus
hogares aceptándolas y naturalizándolas.

A continuación, se presenta un esquema con las categorías de análisis que


se delimitaron para este estudio, así como sus indicadores, los cuales se
operacionalización a través de una matriz4.

Figura 17.
Categorías e indicadores de la investigación.

Fuente: Elaboración propia.

4 Véase anexo 1.

76
3.1.5. Sujetas de estudio
A continuación, se presenta un esquema con las características de las mujeres
sujetas de estudio.

Figura 18
Características de las sujetas de estudio.

Fuente: Elaboración propia

Para esta investigación es fundamental darles voz a las mujeres jefas de


familia para poder comprender todo lo que conlleva el decidir salir de lo normado
dentro de la cultura patriarcal y las situaciones de violencia a las que se enfrentan
de manera consciente o no a causa de la naturalización de ciertos comportamientos;
por esta razón, se contempló la participación de 5 mujeres jefas de familia
residentes de la alcaldía Tlalpan. La muestra que se utilizó fue no probabilística por
conveniencia ya que permitió un acercamiento mayor de la investigadora con las
mujeres jefas de familia que tuvieron el interés de participar en esta investigación y
que cumplieran con las siguientes características:

● Mujeres con hijas e hijos


● Que vivan solas o en sus familias de origen
● Que sean las principales proveedoras del hogar

Como se observan, los criterios antes mencionados se enfocaron en ubicar a


mujeres que pueden vivir solas o dentro de sus familias de origen siempre y cuando

77
ellas sean las principales proveedoras de su núcleo monoparental para analizar el
cambio que genera el no vivirse dentro de la dependencia vital al tener un ingreso
propio. La estrategia de muestreo que se aplicó permite el estudio a profundidad de
cada caso para poder comprender diversos aspectos sobre la vida de las mujeres y
poder contrastarlas con el enfoque teórico propuesto.

3.1.6. Técnica e instrumento.

En el siguiente esquema se presenta la técnica e instrumento que se aplicó


en esta investigación:

Figura 19
Técnica e instrumento para la recolección de las narrativas

Fuente: Elaboración propia a partir de Taylor Steven, Bogdan Robert. (1987). “Introducción a los métodos
cualitativos de investigación: La búsqueda de significados”. Paidós, Buenos Aires. 100-132p.

La entrevista es una técnica dentro de la investigación cualitativa que permite


recabar la información mediante una conversación profunda y, teniendo como base
la teoría feminista, permitirá un acercamiento horizontal para y desde las mujeres
que participen con sus relatos de vida. Dentro de esta técnica existen tres tipos de
entrevistas (Bravo Laura, Torruco Uri, Martínez Mildred, Varela Margarita, 2013, p.
163):

78
1. Entrevistas estructuradas: las preguntas se fijan de antemano, con un
determinado orden y contiene un conjunto de categorías u opciones para que el
sujeto elija. Se aplica en forma rígida a todos los sujetos del estudio.
2. Entrevistas semiestructuradas: presentan un grado mayor de flexibilidad que las
estructuradas, debido a que parten de preguntas planeadas, que pueden
ajustarse a los entrevistados.
3. Entrevistas no estructuradas: son más informales, más flexibles y se planean de
manera tal, que pueden adaptarse a los sujetos y a las condiciones. Los sujetos
tienen la libertad de ir más allá de las preguntas.

Para efectos de esta investigación, se aplicarán entrevistas a profundidad con


las mujeres participantes debido a que cada una de ellas tiene características
particulares y está se puede adaptar a esas condiciones de vida sin perder de vista
el objetivo principal que es conocer el tipo de violencia que viven dentro de sus
familias de origen y entorno inmediato.

El desarrollo de las entrevistas a profundidad será de la siguiente manera:

Cuadro 5
Fases de la entrevista y su aplicación en la investigación

Faces Implementación
Primera fase: Preparación. Es el momento Elaboración de una guía de entrevista con 41
previo a la entrevista, en el cual se planifican los tópicos guía.
aspectos organizativos de la misma.
Durante las entrevistas, en un primer momento se
Segunda fase: Apertura. Es la fase cuando se explicará el objetivo principal y se grabará el
está con el entrevistado en el lugar de la cita. consentimiento de las mujeres, explicando el
tiempo que se tomará.
Tercera fase: Desarrollo. Constituye el núcleo En esta fase se respetarán los relatos de vida de
de la entrevista, en el que se intercambia cada mujer y se guiara en los tópicos
información siguiendo la guía de preguntas con profundizando en aspectos importantes para este
flexibilidad. estudio.
Cuarta fase: Cierre. Es el momento en el que Se hará una síntesis del encuentro y se pedirán
conviene anticipar el final de la entrevista para comentarios finales.
que el entrevistado recapitule mentalmente lo
que ha dicho.
Fuente: elaboración propia a partir de Bravo Laura, Torruco Uri, Martínez Mildred, Varela Margarita. (2013). La
entrevista, recurso flexible y dinámico. Investigación en medicina médica. 2(7).162-167p.

Como instrumento para la implementación de la entrevista a profundidad se


empleó un guion de entrevista dada su flexibilidad, está sirvió para guiar a la

79
investigadora; sin embargo, no fue desarrollada de manera formal para propiciar un
ambiente de confianza con las mujeres participantes con una duración de máximo
90 minutos.

3.1.7. Proceso y análisis de la información.

En lo referente al proceso y análisis de la información, se utilizó el programa


Atlas.Ti para el análisis cualitativo de las narrativas de las mujeres entrevistadas;
desarrollándose de la siguiente manera:

FIGURA 20.
Etapas del análisis de las narrativas

4. Elaboración
de Familia de
3. Asignación de códigos y
códigos nubes de
2. Creación de palabras
documentos
1. Transcripción primarios
de entrevistas (unidades de
contexto)

Fuente: Elaboración propia.

Como se indica, este proceso metodológico dio inicio con la transcripción de las
cinco entrevistas a profundidad para conocer las narrativas de vida de las mujeres
jefas de familia. El segundo momento abarcó la creación de documentos primarios
o unidades de contexto, constituyendo el marco interpretativo de lo sobresaliente de
las unidades de análisis, se delimitó de acuerdo con ellas y en función del
planteamiento teórico metodológico de la investigación. El tercer punto, consistió en
la asignación de códigos para su análisis dentro del programa antes mencionado
teniendo como producto final la creación de familias de códigos donde se
esquematizan las preguntas con sus principales resultados.

A continuación, se presentará en primera instancia una caracterización de las


mujeres jefas de familia de la alcaldía de estudio, para posteriormente abordar los
resultados obtenidos por las categorías mujeres jefas de familia, mandato de

80
madresposa y violencia dentro de la vida de las mujeres jefas de familia para pasar
al análisis de dichos resultados.

3.1.8. Caracterización de las Jefas de Familia de la alcaldía Tlalpan.

Retomando datos del último censo de población y vivienda realizado por el


Instituto Nacional de Estadística y Geografía (2020), la alcaldía Tlalpan muestra un
porcentaje de jefaturas femeninas del 33.5%, una población total del 677, 104
siendo el 47.4% hombres y 52.6% mujeres, con una edad promedio de 32 años.
Dentro de las características educativas se encuentra un porcentaje mayor en
educación básica en un 38.44%, seguido de estudios superiores con el 34.22%,
media superior 24.82% y sin escolaridad 2.28%. En total, hay 190,591 hogares
divididos en familiares con un 87.48% y no familiares 12.29%, en lo referente a la
jefatura de hogar femenina, se encuentra en 63,827 hogares, un 57.52% son
nucleares, 38.07% ampliados y 2.13% compuestos.

3.2. Resultados de la investigación.

En el siguiente apartado se muestran los resultados de la investigación,


teniendo primero los datos generales de las mujeres participantes. Y posteriormente
se organizan tres categorías de análisis:

1. Categoría Mujeres jefas de familia el vivir y sentir, donde las


entrevistadas externaron sus vivencias cotidianas de ser mujeres jefas
de familia
2. Categoría Cautiverio, lo que me dijeron que sería y no es para
visibilizar las construcciones tradicionales de lo que significa ser mujer
para ellas y el impacto en sus vidas
3. Categoría la violencia en mi vida.

En cuanto a la organización de las categorías de estudio, al inicio de cada


una se presenta una nube de palabras para visualizar lo que más se repitió en las
narrativas, después, se presenta cada indicador con sus preguntas del cuestionario
acompañado de una familia de códigos para mayor compresión.

81
3.2.1. Características de las jefas de familia participantes en el estudio.

Para esta investigación se entrevistó a cinco mujeres con las siguientes


características:

Tabla 21.
Caracterización de las mujeres participantes5
Nivel de Nivel de Principal
Nombre Edad
escolaridad ingresos ocupación

María 30 Licenciatura Medio Diseñadora gráfica

Josefina 50 Preparatoria Medio Negocio propio

Martina 42 Licenciatura Medio Vigilante UNAM

Empleada de
Juana 34 Licenciatura Medio
hospital

Empleada de
Laura 37 Preparatoria Medio
gobierno

Elaboración propia a partir de los resultados de la investigación.

Como se observa, el rango de edad en donde se sitúan las mujeres jefas de


familia es de 30 a 50 años demostrando que, es en estos grupos etarios donde las
mujeres al experimentar una vida en pareja deciden separarse para formar sus
propias familias con sus hijas e hijos. También, en lo referente a la escolaridad tres
de las mujeres participantes cuentan con el grado escolar de licenciatura y dos de
preparatoria, con un nivel económico igual indicando que la violencia se encuentra
en cualquier estatus social.

5 Los nombres de las participantes se modificaron debido a la protección de información sensible


firmando una carta de consentimiento.

82
3.2.2. Categoría de análisis: Mujeres jefas de familia el vivir y sentir.

Figura 22. Nube de palabras Mujeres jefas de familia

Fuente: Elaboración a partir de los resultados de esta investigación.

Esta categoría de análisis está conformada por los indicadores mujeres jefas
de familia e identidad de género para la recuperación de las experiencias de las
mujeres que viven bajo ese rol, así como la percepción de dicho rol y los cambios o
no dentro de su subjetividad femenina.

Como se indica, esta imagen contiene el resultado de 2 matrices de análisis


donde se observa que las actividades tradicionales de cuidado, crianza y
proveeduría que realizan las mujeres jefas de familia son piezas angulares en la

83
representación de dicho rol lo cual, cambia la idea tradicional de ser mujer enfocada
exclusivamente a las actividades dentro del espacio privado.

3.2.2.1. Indicador: Jefatura de hogar femenina

Figura 23. Familia de códigos personas con las que viven las mujeres jefas
de familia

Fuente: Elaboración a partir de los resultados de esta investigación.

Como se observa, en cuatro casos las mujeres viven con su núcleo


monoparental insertas en otras configuraciones familiares siendo su familia de
origen el primer espacio donde las mujeres reciben apoyo después de una
separación incorporándose como un núcleo monoparental tal como mencionan
Almeda y Flaquer (en Uribe, Patricia. 2012) dentro de otra composición familiar y
solo en un caso, una entrevista vive sola con sus hija e hijo.

84
Figura 24. Familia de códigos ¿Cómo se distribuyen las actividades domésticas
dentro de tu familia?

Fuente: Elaboración a partir de los resultados


de esta investigación.

En cuatro de las cinco mujeres entrevistadas, las actividades domésticas se


distribuyen de manera igualitaria entre los miembros de la familia reflejando un
cambio dentro de los arreglos domésticos; mientras que, en solo un caso la mujer
entrevistada no hace participe a su hijo para la distribución perpetuando una relación
de género tradicional.

“Yo me hago responsable de todo lo que es mi ropa y la de Chris.


Lavar, planchar los trajes, y hago la comida para mi mamá, que es
la que llega más tarde, y para Chris. Y ella se encarga pues igual
de su ropa personal y de lo que ella necesita. Digamos que lo que
hago compartido con ella es la comida.” (María, 30 años.)

“Mi papá pues se encarga de lavar sus trastes, mi hermana barre,


trapea, lava sus trastes también, cada uno de nosotros lavamos los
trastes que utilizamos, yo el baño, mi papá el baño de adentro, la
regadera, todos apoyamos.” (Juana, 34 años)

85
Como se evidencia en ambos relatos, se destaca un nivel de colaboración y
reparto de responsabilidades domésticas al interior de los hogares, lo que revela
que las familias lideradas por mujeres tienden a desarrollar relaciones más
equitativas mediante un proceso de socialización diferente al enfoque tradicional
debido a la ausencia de la mujer en el ámbito doméstico; sin embargo, es importante
señalar que en un caso la concepción del rol tradicional de la mujer sigue centrado
en el cuidado y la crianza.
Figura 25. Familia de códigos ¿Quién es él o la principal proveedora dentro de tu
familia?

Fuente: Elaboración a partir de los


resultados de esta investigación.

En solo dos casos, las mujeres se reconocen como la principal proveedora


dentro de su familiar; sin embargo, tres participantes indican que ellas solas
solventan los gastos de sus menores mientras que, los gastos generados por la
casa son divididos entre los miembros del hogar. “Yo soy la principal proveedora
para los gastos de mi hija y las cuestiones de la casa se cubren con una cooperación
entre mis padres y yo.” (Laura, 37 años) “Digamos que sí, porque de hecho cada
uno tiene ya sus actividades y todo. Pero pues sí, en teoría sí, yo soy la que decido
a ver qué se va a comprar, qué se va a hacer y qué se va a cocinar y todo. Entonces
sí, porque ellos me dan a mí dinero para los gastos. (Josefina, 50 años)

86
Como se expresa, dentro de las familias donde se insertan los núcleos
monoparentales la idea convencional de un solo proveedor cambia al asumir las
mujeres la función señalada por Patricia Uribe (2018, 87p) al proveer y distribuir los
bienes de consumo tanto con sus menores como con otros integrantes de la familia
donde ellas se encuentran.

Figura 26. Familia de códigos ¿Quién toma las decisiones dentro de tu


familia?

Fuente: Elaboración a partir de


los resultados de esta
investigación.

En cuanto a la toma de decisiones, cuatro de las cinco mujeres entrevistadas


indicaron que en lo referente a sus hijas e hijos son ellas quienes tienen la última
palabra mientras que, en los temas relacionados con aspectos generales del hogar
son tomadas en cuenta las demás personas que habitan dicho espacio. Por su
parte, sólo una entrevistada indicó que las decisiones dentro de su familia son
tomadas exclusivamente por ella debido a que vive sola con su hija e hijo.

“Pues yo, en cuanto a lo que a Chris y a mí se refiere. Si es algo


de la casa o algo así, pues es en consenso con mi mamá” (María,
30 años)

87
“Las decisiones sobre mi hijo yo las tomo totalmente, o sea, sí les
comento a mi hermana, a él, pero pues la última palabra soy yo.”
(Juana, 34 años)

Como sostiene la autora Estela Serret (2011) los significados de género se


construyen a partir de la interacción con el otro y para las familias con mujeres jefas
de familia, la construcción de la figura de “jefe de familia” cambia al permitir la
opinión de otros integrantes en temas relacionados con el hogar desarrollando otras
habilidades como es la toma de decisiones al ser escuchadas y consideradas en
todos los aspectos de una vida en familia y no solo en las actividades de cuidado y
crianza, cambiando su estatus de dependencia vital hacia otros al ser autónomas.

Figura 27. Familia de códigos ¿De qué manera se toman las decisiones dentro
de tu familia?

Fuente: Elaboración a partir


de los resultados de esta
investigación.

Siguiendo con el tema anterior, la manera en que las mujeres jefas de familia
toman las decisiones dentro de sus hogares en su totalidad es mediante la escucha
de todos los integrantes de la familia pueden ser sus hijas e hijos aunque sean
menores de edad así como sus madres o padres, como es el caso de Martina (42
años) quien considera la opiniones de sus hijes menores de edad “Mi hija ya toma

88
la años decisión de qué es lo que se va a poner todos los días para ir a la escuela,
ya que van a una escuela de aprendizaje activo y entonces no llevan uniforme, van
de civil todos los días. Mi hijo a veces toma la decisión en qué es lo que él quiere
comer y qué no, porque como él tiene trastorno de alimentación, no come de todo.
Entonces, normalmente él decide qué comer.”

Por su parte, cuando son decisiones relacionadas con algún aspecto de la


vida de sus hijas e hijos son las mujeres entrevistadas quienes tienen la última
palabra como lo refleja Laura (37 años) “Siempre tratamos de hablar cuando es una
decisión que afecte a los tres, cuando son cosas de mi hija las hablo yo.” Como se
observa, la comunicación generada en estas familias tiende a la horizontalidad al
ser consideradas todas las opiniones por medio de una comunicación directa que
permite el intercambio de ideas respecto a todos los aspectos del hogar y el cuidado
de sus menores.

Figura 28.
Familia de códigos ¿Realizas alguna actividad de esparcimiento? ¿Con quién es y
cuál?

Fuente: Elaboración a partir de los


resultados de esta investigación.

En lo referente a alguna actividad de esparcimiento, solo en dos casos es


señalado el ejercicio como un mecanismo de autocuidado como lo indica Josefina

89
de 50 años “Pues solamente en la mañana que voy al gimnasio. A mí me gusta, me
ayuda y siento que a partir de que yo comencé a ir al gimnasio, ha disminuido mi
estrés. Mi estrés, todo el mundo se queja porque cuando yo estoy estresada, todo
el mundo se da cuenta porque no soporto a nadie.” Como se observa, el ejercicio
para este caso es una herramienta para el control del estrés y poder estar bien con
su entorno inmediato, mientras que, Martina de 42 años refiere “Hago hora y media
de ejercicio. Lo hago yo sola, lo hago en casa porque obviamente no puedo dejar a
mis hijos.” Por último, en los tres casos restantes, las mujeres entrevistadas
expresaron que no cuentan con el tiempo para realizar una actividad extra a la de
cuidado y proveeduría.

Figura 29. Familia de códigos ¿Quién crees que ejerce el poder dentro de tu
familia?

Fuente: Elaboración a partir de los


resultados de esta investigación.

Las relaciones de poder dentro de los hogares de las mujeres jefas de familia
tienden a cambiar ya que, desde su concepción tradicional conformada por una
“relación de imposición de voluntad del dominante sobre el dominado (Maldonado
Cristina, 1994)”, las mujeres generan una conciencia respecto al poder que ellas
poseen, en ese sentido, tres de las mujeres participantes consideran que el poder

90
es compartido entre todos los integrantes de su familia “O sea, yo considero que el
poder dentro de mi familia es dialogando y claramente poniéndoles límites. O sea,
hay cosas que ellos saben que no pueden hacer por nada del mundo (Martina, 42
años)”. Solo una mujer observa que nadie tiene el poder dentro de su hogar y no se
autorreconoce como figura de poder con su menor “Pues como tal no hay un poder
que ejerza alguno de nosotros. O sea, no hay como un tema de ello. Mi papá nos
deja hacer, no hay como que nos diga algo que hacer, porque mi hermana y yo
damos para la casa y no hay un poder por parte de nosotros, no, no creo (Juana,
34 años)”.

Figura 30. Familia de códigos ¿Quién o quiénes son reconocidos dentro de tu


familia como una autoridad? ¿de qué manera se les reconoce?

Fuente: Elaboración a
partir de los resultados
de esta investigación.

Como se observa, tres de las mujeres participantes refieren que hay un


ejercicio de la autoridad horizontal entres los miembros del hogar, como lo indica
María de 30 años “Mi mamá y yo en igualdad. siempre es consensuado, porque
para que la casa es de ella, ella me da la oportunidad de estar aquí, no podría
imponerme, ¿no?” demostrando que en estas configuraciones familiares hay
relaciones más equitativas de autoridad; mientras que, en dos casos en donde la
progenie es menor de edad hay un ejercicio de la autoridad tradicional “Mi hija
respetando lo que le digo y no gritando o haciendo berrinche. (Laura, 37 años)” En

91
resumen, se puede observar la existencia de una diversidad de dinámicas de
autoridad dentro de las familias, desde enfoques más igualitarios y consensuados
hasta modelos más tradicionales y jerárquicos, dependiendo de factores como la
edad de los hijos y las interacciones familiares específicas.

3.2.2.2. Indicador: Identidad de la mujer como jefa de familia.

Figura 31. Familia de códigos ¿Tú te reconoces como una mujer jefa de familia?
¿Por qué?

Fuente: Elaboración a partir de los resultados de esta investigación.

Las mujeres entrevistadas en su totalidad tienen un autorreconocimiento


como mujeres jefas de familia derivado de la responsabilidad que conlleva la crianza
de sus hijas e hijos “Partiendo de cómo hacerte responsable de otra vida y este
tema, sí. (María, 30 años)”. Como se puede apreciar, al estudiar esta conformación
familiar desde la óptica del género y los elementos que indica Alejandro Villa (2007,
83p) los significados culturales y sociales atribuidos a las mujeres afectan el
desarrollo de su identidad personal, la cual, a pesar de adquirir un rol socialmente
atribuido a los hombres como es una jefatura de familia, no genera un cambio dentro
de su autodeterminación como mujeres jefas de familia al identificar la crianza y
cuidado como principal elemento de dicho rol, dejando en segundo término la
cuestión de la proveeduría “Pues como tal jefa de familia implica con mi hijo, ¿no?
Yo lo mantengo, soy la que me encargo de él. La escuela, los gastos, verlo, criarlo.

92
Creo que eso implica. Sí, yo creo, si me considero, o sea, de mi familia, que es mi
hijo y yo, sí (Juana, 34 años)”.

Figura 32.
Familia de códigos ¿Cómo te sientes al ser una mujer jefa de familia?

Fuente: Elaboración propia a partir de los resultados de la investigación.

Como se observa 4 de las mujeres participantes viven en una presión


constante por la responsabilidad que implica el rol de mujer jefa de familia y el
compromiso de criar y cuidar a sus hijas e hijos solas “A veces bien, pero sí siento
una gran responsabilidad. Sí siento como, pues sí responsabilidad, pero por eso
trato de aconsejarlos, de decirles, mira, esto es así. O sea, no siempre voy a estar
con ustedes. Ustedes deben de hacer las cosas, de no tener miedo, de animarse
(Josefina, 50 años)” mientras que, en un caso, la participante considera que tiene
más autodeterminación al vivirse bajo dicho rol “Pues se siente bien, ¿no? Porque
al final, pues, eres tú la que tomas tus propias decisiones. Sobre ti, sobre tu hijo,
nadie te dice nada (Juana 34 años)”

93
Figura 33.
Familia de códigos para ti, ¿Qué es una mujer jefa de familia?

Fuente: Elaboración propia a partir de los resultados de la investigación

Como se indica, las mujeres entrevistadas en cuatro casos consideran que


una mujer jefa de familia es quien deja de pensar en sus propias necesidades por
estar al servicio de alguien más, lo cual, replica el rol tradicional de vivirse mujer al
ser-para-otros (Lagarde, Marcela. 2015) dejando de lado sus propias necesidades
“Pues justamente la que busca resolver todas las necesidades dentro de un hogar,
desde las alimentarias hasta temas de escuela, de salud, es quien debe de tener
siempre las respuestas a las necesidades que se vayan dando día a día en el hogar
(María, 30 años)”. Solo en un caso el rol de mujer jefa de familia es visto como una
oportunidad para vivir en autonomía “Pues una mujer jefa de familia yo pienso que
es alguien que trabaja para sí, o sea que lleva el sostén a casa (Josefina, 50 años”).
Lo anterior, sugiere que, aunque hay avances hacia una visión más equitativa en
algunos casos, persisten nociones arraigadas de roles de género tradicionales
respecto al papel de la mujer en la familia.

94
Figura 34. Familia de códigos ¿Qué implicaciones tiene en tu vida el ser una
mujer jefa de familia?

Fuente: Elaboración a partir de los resultados de esta investigación.

Dentro de las implicaciones que identificó la población participante, tres


mujeres consideran que es un rol pesado por estar al pendiente de las necesidades
de alguien más, así como de la estabilidad económica, cuidado y crianza de su
núcleo monoparental “Es un rol pues sí un poco pesado, ¿no? O sea, al final, llevar
tú, el cargo de los gastos, el tiempo suficiente también para ver a tu hijo yo creo lo
más complicado (Juana, 34 años)”. En contraste, dos entrevistadas identifican que
el adquirir el rol de mujer jefa de familia les brinda tiempo para ellas mismas “Tengo
tiempo para mí, cuando yo terminó de trabajar, yo veo la tele y se lo que tengo que
hacer” (Josefina, 50 años).

95
Figura 35. Familia de códigos ¿Consideras que tienes una familia completa? ¿Por
qué?

Fuente: Elaboración a partir de los resultados de esta investigación.

En lo referente a la percepción de las mujeres jefas de familia respecto a


tener una familia completa o no, solo una mujer entrevistada indicó que no tiene una
familia completa por la falta de una figura paterna reflejó de una idea patriarcal de
organización familiar, aun cuando ella reconozca que ejerce dicho rol “No en los
estereotipos de familia con la que yo crecí. De hecho, me queda claro que Chris en
cierto punto siempre va a necesitar terapia, sobre todo cuando vaya creciendo,
cuando él vaya viendo que otros compañeritos tienen a su mamá y papá, ¿no? Creo
que Chris va a tener esas carencias siempre en su desarrollo, considero que es un
error pensar que una mamá es mamá y papá, y no.” (María, 30 años). Por su parte,
cuatro entrevistadas indican tener una familia completa y no necesitar de una figura
paterna para legitimarse “Si considero que somos una familia completa, por
supuesto. Nosotros tres somos una familia. Y es lo que ellos ya saben, y es lo que
les explico. Ya nuestra tranquilidad no tiene precio.” (Martina, 42 años)

96
3.2.3. Categoría de análisis: El cautiverio, lo que me dijeron que sería y no es.

Figura 36.
Nube de palabras Cautiverio

Fuente: Elaboración a partir de los resultados de esta investigación.

La siguiente categoría de análisis está conformada por los indicadores


mandato de madresposa retomando el trabajo realizado por la autora Marcela
Lagarde (2015) para indicar las actividades, espacios y expectativas referentes a lo
que debería de ser una mujer dentro de la sociedad patriarcal; de igual manera, se
retoma como indicador la identidad de género para visibilizar el proceso por el que
pasan las mujeres jefas de familia al asumir dicho rol, así como los sentimientos y
actitudes que de él emanan. A su vez, dichos indicadores permitieron conocer cómo

97
eran las vidas de las mujeres jefas de familia antes de adquirir dicho estatus y su
percepción de las mujeres que viven dentro de lo establecido por el rol de
madresposa.

3.2.3.1. Indicador: Mandato de madresposa.

Figura 37. Familia de códigos ¿En algún momento viviste con el padre de tus
hijxs?

Fuente: Elaboración a partir de los resultados de esta investigación.

Cuatro de las cinco mujeres participantes indicaron haber vivido dentro del
cautiverio de madresposa con el padre de sus menores antes de adquirir el rol de
mujeres jefas de familia, en su mayoría, por periodos prolongados, lo cual, sugiere
que el tomar la decisión de una separación se torna compleja al paso de los años
como consecuencia de la violencia simbólica que se puede ejercer en su contra.

98
Figura 38. Figura de códigos ¿Cómo era tu vida en ese momento?

Fuente: Elaboración a partir de los resultados de esta investigación.

Respecto a la vida que tenían las mujeres con sus parejas, el estrés y las
relaciones violentas son una constante para la población de estudio “Sentía un
estrés similar al de ahora, porque siempre es como un tema la economía y quizá el
tema de las instituciones, ¿no? Entonces me preocupaba que se iba a acabar mi
incapacidad, regresar al trabajo, buscar una guardería.” (María, 30 años) “Uy, mi
vida con él. Al principio, no todo fue malo. Ahora sé que él es una persona narcisista
y que obviamente me vendió un cuento y una historia totalmente diferente de cómo
él era. Nunca dejó de tomar, o sea, él es alcohólico desde los 16 años y comenzó
tomando dos veces a la semana.” (Martina, 42 años) Como se observa, las mujeres
que tuvieron una vida en pareja eran seres en cautiverio subordinadas,
dependientes de sus parejas y sometidas tanto al poder como al control patriarcal
(Centro de Estudios de la Mujer, 2019) que por medio del uso de la violencia
aseguraba el rol tradicional de las mujeres.

99
Figura 39.
Familia de códigos ¿Qué actividades realizabas y cómo se dividían las tareas
domésticas?

Fuente: Elaboración a partir de los resultados de esta investigación.

En lo referente a la división de tareas dentro de la vida en pareja, dichas


actividades giran en torno al papel tradicional de la mujer como ama de casa que
considera como ayuda y no como una colaboración para el mantenimiento del hogar
el que alguien más realice estas actividades “Mi pareja trabajaba en el taller él nunca
ha tenido como un seguro social, sabes que cuando son pequeñitos se enferman y
todo es super caro. Entonces también esa preocupación a nivel salud yo la llevaba,
yo tenía trabajo para que en una emergencia llevarlo al seguro, el sí recuerdo que
me ayudaba como a lavar la ropita (María, 30 años)”. De igual manera, a pesar de
realizar alguna actividad diferente del cuidado, la doble jornada de trabajo se hizo
presente en una de las mujeres entrevistadas “Cuando me fui a vivir con él, no
trabajé yo hacía el quehacer de la casa, lavaba la ropa, hacía de comer. Digo, no
me era pesado porque cuidaba a mi hijo, porque al final me quedaba en la casa. Él

100
pues ya llegaba y cuidaba a nuestro hijo. Ya después entré a trabajar y era más
complicado hacer los quehaceres, pero él a veces me ayudaba a hacer el aseo. Y
de comer, pues, su mamá nos apoyaba (Juana, 34 años)”. Como se indica ambos
relatos marcan una distribución desigual de actividades domésticas replicando los
estereotipos de género y el rol de madresposa, un punto a resaltar es que la entrada
de las mujeres al ámbito laboral no implica una redistribución del trabajo doméstico
y de cuidados.

Figura 40. Familia de códigos ¿Cómo te sentías?

Fuente: Elaboración a partir de los resultados de esta investigación.

Siguiendo con el tema de la vida en pareja, es importante conocer los


sentimientos que dicha situación generaba en las mujeres entrevistadas se observa
que el estrés y la frustración era una constante en sus vidas al sentir que no
cumplían con las expectativas de su pareja como lo refleja Juana de 34 años “Me
enoja y frustra que todo lo dejen a la mujer, el cuidado de tu hijo porque si se
enferma, tú velo, tú llévalo al médico, porque él me decía que se encontraba
trabajando y pues, yo también trabajaba. Es difícil y complicado.”

En un caso, fue evidente la subordinación que la participante tenía con su


pareja: “Durante 10 años, él tomó las decisiones de absolutamente todo a tal grado
de él me compraba la ropa que yo usaba, olvídate de que yo usara vestidos, él

101
decidía qué era lo que yo comía, a qué hora y si yo no quería, me chantajeaba
entonces si tú no comes, pues entonces yo tampoco voy a comer. En cuestión de
los niños también literal, yo era un mueble, a mí no me tomaba en cuenta para nada
y yo estaba enfocada nada más en mis hijos.” (Martina, 42 años)

Lo anterior, es reflejo de las altas expectativas que la sociedad coloca en el


cautiverio de madresposa que engloba la identidad femenina dentro de las esferas
de la maternidad y conyugalidad conformando el modo en que todas las mujeres sin
importar sus condiciones particulares de vida se desenvuelven (Marcela, Lagarde.
2015, 285p).

Figura 41. Figura de códigos ¿Consideras que a las mujeres les da un estatus
diferente dentro de la sociedad el vivir casadas o con un hombre a su lado? ¿Por
qué?

Fuente: Elaboración a partir de los


resultados de esta investigación.

En su totalidad, las cinco mujeres participantes consideran que el vivir en


casa o en unión libre con un hombre le brinda a la mujer estatus dentro de la
sociedad, idea que es un reflejo de la cultura patriarcal aún arraigada. Al profundizar
en el ¿Por qué?, en un caso se refirió que esta percepción es generacional y que

102
con el paso de los años ya ha ido cambiando; mientras que, otra mujer expresó que
el estar casada es vivir dentro de la norma y quien no lo hace así vive con las
consecuencias “Yo creo que eso la misma sociedad lo ha hecho, estamos en una
sociedad donde si tú eres divorciada o estás sola, eres de lo peor (Josefina,50
años)” y, tres entrevistadas puntualizan que se tiene la percepción de pensar a una
mujer completa cuando comparte su vida con un hombre en su hogar “Si, más que
nada, el estatus es por el simple hecho de estar casada o juntada ya tienes que ser
simplemente ama de casa y pues la realidad es que también eres madre trabajadora
no simplemente eres el ama de casa la que se va a encargar. Pero así es como lo
piensa la sociedad y yo en ese tiempo que viví con el padre de mi hijo no lo veía
mal, ¿sabes? O sea, en ese momento, pero ahorita ya lo pienso y digo también
están ellos para apoyarnos, ¿no? Al final es una pareja, pero pues no lo vemos.”
(Juana, 34 años)

Como se muestra, socialmente es aceptada la idea de darle más valor a una


mujer casada que a una mujer jefa de familia al no cumplir con su identidad femenina
al ubicarse ellas mismas como el centro de sus vidas y al no ser para otros.

Figura 42. Figura de códigos ¿De qué manera realizas las actividades de cuidado
de tus hijas e hijos?

Fuente: Elaboración a partir de los


resultados de esta investigación.

103
Para el caso del ejercicio de la crianza y cuidado de sus hijas e hijos, se
puede apreciar que el rol de mujer jefa de familia en tres casos genera un cambio
en la distribución de estas actividades creando una colaboración familiar donde
cada integrante coopera en igualdad; “Por las mañanas yo visto a mi hija y mi papá
me ayuda a llevarla al kínder, después me voy a trabajar. Mi mamá me ayuda a
ponerle su comida y a ir por ella, ya en la noche yo le hago la cena y nos dormimos
(Laura, 37 años)” mientras que, en dos casos se aprecia que se mantiene la
distribución tradicional donde la madre es la única responsable “Mi familia es súper
pequeñita, entonces en ese sentido no tengo como otras amigas o alguna prima,
pues mi mamá trabaja y yo me tengo que partir como en mil para lograr mediar el
trabajo, recoger a Chris y todo esto. (María, 30 años)

Figura 43. Figura de códigos ¿Consideras que te hace falta vivir con un hombre
para sentirte plena?

Fuente: Elaboración a partir de los


resultados de esta investigación.

En dos de las mujeres participantes, se puede observar como la idea


tradicional de familia sigue arraigada en las mujeres aun cuando ellas formen
familias que rompen con esta visión, “No, yo en lo personal no. Al que siento que le
va a faltar en algún punto en su desarrollo y lo tendrá que trabajar, pues va a ser

104
Chris. (María, 30 años)”. En contraste, tres entrevistadas consideran que no
necesitan de alguien para vivirse en plenitud “Por supuesto que no, no me hace falta
ningún hombre para sentirme plena. Yo tengo la plenitud con mis dos hijos. (Martina,
42 años)

3.2.3.2. Indicador: Identidad de género.

Figura 44.
Para ti, ¿Qué significa ser mujer?

Elaboración propia a partir de los resultados de la investigación.

Como se indica, tres de las mujeres jefas de familia visualizan a la mujer


como una persona autosuficiente capaz de realizar cualquier actividad “Ya no es el
sexo débil como siempre dicen. El ser mujer es para mí una bendición yo creo que
las mujeres somos como un enano, como dice mi hija, porque le encontramos a
todo y hacemos muchas cosas a la vez, hacemos de todo y nunca nos estamos
quejando (Josefina, 30 años)” a pesar de ello, se puede identificar que la sociedad
patriarcal obstaculiza más las trayectorias de vida de las mujeres que no cumplen
con su rol tradicional de género “Ser mujer es fortaleza, convicción; veces es luchar
más por cumplir nuestras metas, pero al final pues lo logramos (Juana, 34 años)”.

105
Figura 45. Familia de códigos ¿Qué significa ser hombre?

Fuente: Elaboración a partir de los resultados de esta


investigación.

En general, las mujeres entrevistadas asocian a los hombres con


características tradicionales de su identidad como el ser-para-sí y ser-de-si lo cual,
trae como consecuencia que en algunos casos los hombres no asumen su
paternidad teniendo como consecuencia irresponsabilidad “Pues es que he tenido
malas experiencias. Yo creo que es quien tiene el poder, el sexo fuerte, puede tener
las mujeres que quiera digo no todos, pero sí la gran mayoría. Ellos son los que
importan y nosotras para servirles sí, porque todo lo hacen los hombres, el
presidente es hombre, para empezar, el que sabe bien manejar un carro es un
hombre. El que puede hacer una casa es un hombre. (Josefina, 50 años)” De igual
manera, la percepción de ser hombre está ligada al dominio-poder y a la aceptación
de comportamientos negativos “Creo que menos exigente, mientras una está más
vulnerable, creo que ellos en esta sociedad está aceptado que sean irresponsables
y desapegados. (María, 30 años)”

106
Figura 46
Familia de códigos ¿Cómo era tu vida antes de ser jefa de familia?

Fuente: Elaboración a partir de los resultados de esta


investigación.

Como se observa la vida de las mujeres entrevistadas antes de asumir su rol


de jefa de familia tiene dos vertientes; por un lado, tres de las mujeres participantes
refieren que contaban con más tiempo para actividades de autocuidado y recreación
lo cual, cambia al tener que estar al pendiente de las necesidades de sus hijas e
hijos “Tenía tiempo para mí, podía ir a correr, ir a tomar una clase de acrobacia,
podía un viernes, irme a bailar, No es que lo extrañé porque afortunadamente tuve
la oportunidad de hacerlo en ese momento, pero vaya, hoy en día no tengo espacio
en mi vida para eso. (María, 30 años)”. En contraste, dos mujeres participantes
expresaron que antes de asumir la jefatura sus relaciones violentas no permitían
que vivieran en plenitud “Pues te digo, yo vivía con un hombre realmente violento,
golpeador, me tenía muy sumida no podía externar una opinión, no podía hacer
nada que le enojara. O sea, yo vivía mi vida basada en los deseos de él y no en los
míos, mucho menos en los de mis hijos. (Martina, 42 años)”. Ambos relatos resaltan
la importancia del espacio personal, la autonomía y la capacidad de vivir de acuerdo

107
con sus propios intereses, así como, la importancia del bienestar emocional y la
autonomía en la vida de las mujeres jefas de familia.

Figura 47. Familia de códigos ¿Consideras que hubo algún cambio en tu vida al
vivirte como jefa de familia?

Fuente: Elaboración a partir de los resultados de esta investigación.

Dentro de los cambios que percibieron en sus vidas las mujeres al ser jefas
de familia, tres mujeres entrevistadas identificaron que cuentan con más autonomía
al no vivir con sus violentadores ayudando a resignificar su subjetividad al vivirse
bajos sus propios deseos “Sí, porque ahora puedo hacer cosas que él no me
permitía, tengo tiempo para mí y mis hijas y no tengo que darle cuentas a nadie
(Josefina, 50 años)” en contraste dos mujeres participantes expresan que vivirse en
este rol cambia las oportunidades laborales y se genera un alto sentimiento de
responsabilidad en la crianza de sus menores “Pues igual trabajar y mantenerme.
Casi no salgo. Yo creo que el cambio es tener a una persona que dependa de ti, no
tanto económicamente, sino educarla y tratar de llevarlo por lo mejor, ¿no? Por lo
mejor que le puedas brindar, la educación, el cariño. Yo creo que eso. (Juana, 34
años)”

108
Figura 48.
Familia de códigos ¿Cómo te hace sentir eso?

Fuente: Elaboración propia a partir de los resultados de esta investigación

En cuanto a la parte emocional, en su mayoría, las mujeres participantes


resaltan sentimientos positivos como la tranquilidad al enfrentarse al rol de jefas de
familia “Entonces considero que fue un cambio para bien, para mí principalmente y
también para mis hijos. Ya llevamos así más de dos años y estamos más en paz en
nuestro centro cada uno, mis hijos y yo, más tranquilos, más felices. (Martina, 42
años)” y solo en dos casos, indicaron que está latente un sentimiento de frustración
al no saber si hacen las cosas de manera adecuada y al no convivir tanto tiempo
con sus menores “A veces frustración, un poco de miedo de no darle el suficiente
tiempo. Tal vez podré darle cosas materiales, pero eso no es todo. Yo creo que es
frustración y miedo. (Juana, 34 años)”.

Ambos testimonios resaltan la complejidad de la vida como mujer jefa de


familia destacando un cambio positivo y mejoras en el bienestar emocional sin dejar
de lado los desafíos emocionales y las preocupaciones relacionadas con las
expectativas y la calidad de tiempo con sus hijes.

109
3.2.4. Categoría de análisis: la violencia en mi vida

Figura 49.
Nube de palabras violencia

Fuente: Elaboración propia a partir de los resultados de esta investigación.

Esta categoría de análisis está conformada por el indicador violencia


simbólica y violencia de género para identificar las situaciones de violencia por las
que han pasado las participantes a lo largo de sus trayectorias de vida para conocer
la manera en la que se presenta la violencia y poderla visibilizar; ya que, la violencia

110
simbólica tiene la característica de ser naturalizada e introyectada desde edades
tempranas lo cual dificulta su identificación en la vida cotidiana.

3.2.4.1. Indicador: Violencia simbólica

Figura 50.
Familia de códigos ¿Consideras que las mujeres viven más violencia que los
hombres? ¿Por qué?

Fuente: Elaboración propia a partir de los resultados de esta investigación.

Las mujeres jefas de familia consideran en su totalidad que las mujeres viven
más violencia que los hombres por los siguientes motivos: porque los hombres son
más violentos y hay una aceptación social del uso de la violencia por parte de ellos
como señala Martina de 42 años “Estadísticamente las mujeres vivimos más
violencia que los hombres y tiene que ver con la sociedad que le aplauden al hombre
violento, que sea macho, que sea fuerte, ay, ¡qué bueno que las pones en su lugar!
¿no? por si se quieren salir del huacal y, porque consideran que son más
vulnerables “Claro, estamos más vulnerables a que nos pasen cosas, incluso ni salir
tranquilamente a la calle podemos porque siempre tienes que estar cuidándote de
las personas a tu alrededor, el país no es seguro para nosotras. (Laura, 37 años)”
Siguiendo a Marcela Lagarde (2015) la violencia contra las mujeres adquiere
diferentes manifestaciones dependiendo de la persona que la ejerce siendo una

111
constante en la vida de cualquier mujer a pesar de tener diferentes expresiones al
ser usada como un instrumento de sometimiento.

Figura 51. Familia de códigos ¿Qué implicaciones consideras que tienes por ser
una mujer jefa de familia en tu familia?

Fuente: Elaboración a partir de los resultados de esta investigación.

En lo referente a la violencia que se vive en el ámbito familiar por parte de


las mujeres jefas de familia, tres mujeres participantes indicaron que sus familias de
origen las culpan por vivir solas con sus hijas e hijos “Dentro de mi familia solo mi
hermano me llegó a decir que todo esto lo busque y que era mi responsabilidad,
pero mi mamá me apoya. (María, 30 años) lo anterior, da cuenta de las múltiples
perspectivas y actitudes que pueden variar dentro de la misma familia de origen y
que, hay casos en los que la violencia no es ejercida por la madre o padre. En dos
casos, las mujeres indicaron que sí contaron con apoyo por parte de su familia a
pesar de recibir comentarios negativos como explica Laura de 37 años “Fíjate que
mi familia a pesar de apoyarme, al principio si me hicieron comentarios de ¿Por qué
me iba a separar? ¿Por qué le iba a quitar su papá a mi hija? Pero la realidad es
que ellos no sabían lo que yo viví durante mi noviazgo con él, y no quería una vida
así para ella, los primeros años fueron complicados, pero poco a poco lo
entendieron.”

112
Figura 52. Familia de códigos ¿Qué dificultades has tenido con tus amistades por
ser Jefa de Familia?

Fuente: Elaboración a partir de los resultados de esta investigación.

Las amistades en dos de las cinco entrevistadas fungen como una red de
apoyo sólida “Mis amistades son muy contadas y la mayoría son mujeres, desde
que decidí separarme del papá de mis hijos me han apoyado. Jamás he recibido
algún rechazo, algún mal comentario, al contrario, me han apoyado muchísimo
(Martina, 42 años)”. Con respecto a las tres mujeres que sí han tenido algún
problema con sus amistades, señalaron la falta de empatía como el principal
conflicto “Fíjate que sí, no son graves irreparables, pero sí me pasó cuando yo fui
mamá casi ninguna de mis amigas lo habían sido. Entonces no entendían cuando
me invitaban a algún lugar y no podía ir, cuando me proponían un trabajo más lejos
ellas me decían vas a ganar más te conviene, pero no entendían que no podía
desplazarme. En estos cinco años, la mayoría ha tenido uno o dos hijos y sí me han
dicho que me compren; entonces creo que en su momento no tenían empatía, ellas
como que no entendían hasta que tuvieron a sus niños. (María, 30 años)

113
Figura 53. ¿Qué dificultades has tenido en tu trabajo por ser Jefa de
Familia?

Fuente: Elaboración a partir de los resultados de esta investigación.

En lo concerniente a la violencia en el ámbito laboral, solo dos mujeres jefas


de familia experimentaron alguna situación violenta; la primera, porque recibió
acoso por parte de su jefe “La mayor parte de acoso lo tuve en el trabajo con los
jefes. La verdad es que tuve algunos compañeros que la verdad, me apoyaron
muchísimo. Yo siempre puse mí ¿cómo se dice? barrera y aunque tuvieran esposas.
Yo tenía un compañero de trabajo que era más joven como de 30 años y todo el
mundo decía que yo andaba con él. (Josefina, 50 años)” y, debido a la falta de apoyo
y empatía por parte de la empresa a la situación particular de vida de la mujer
participante “En el trabajo, a veces te piden que te quedes un poco más de tiempo,
¿no? Pero como tal, pues ellos saben que tengo un hijo y pues no puedo (Juana,
34 años)”.

114
Figura 54. Familia de códigos ¿Qué dificultades has tenido en la escuela de tus
hijos e hijas por ser Jefa de Familia?

Fuente: Elaboración a partir de los resultados de esta investigación.

En lo referente a la violencia vivida en el ámbito comunitario, la escuela de


sus hijas e hijos es un espacio que puede llegar a hacer un ambiente violento, dos
de las cinco mujeres jefas de familia sostiene que, la falta de comprensión por parte
de otras madres es muy común creando sentimientos de culpa en las jefas de familia
al no poder atender las problemáticas escolares como menciona María de 30 años
“Siempre hay mamás que tienen tiempo libre y cuando se quejaron por la maestra
de ingles yo les pedí que me disculpen, pero no poder ir por mi trabajo y ellas se lo
toman quizás como una falta de interés de mi parte, no sé si lo entiendan estas
mamitas”. Por su parte, tres mujeres participantes expresaron no tener algún
problema al contar con una red de apoyo que puede participar en temas escolares
de sus menores “Todo bien, mi hermana me apoyo en ese aspecto y no tengo tema.
(Juana, 34 años)”.

115
Figura 55. Familia de códigos ¿Qué dificultades has tenido dentro de tu
comunidad por ser Jefa de Familia?

Fuente: Elaboración a partir de los resultados de esta investigación.

Siguiendo con el tema de la violencia vivida en la comunidad, dos mujeres


participantes indicaron haber pasado por alguna situación de violencia, en un caso
fue estigmatizada por parte de otras mujeres de la comunidad, sin embargo, al paso
del tiempo se recobró el vínculo comunitario, también se presenta el acoso por parte
de vecinos “Todo el tiempo he tenido que lidiar con los hombres, es más, eso todavía
me pasa, me da mucha risa. La verdad antes sí me daba coraje, porque yo no tengo
aquí una etiqueta que diga disponible (Josefina, 50 años). En contraste, tres mujeres
participantes expresaron no tener algún problema en su comunidad “No, la verdad
como vivo en una unidad nadie se mete conmigo (Martina, 42 años)”

116
Figura 56.
¿Has tenido alguna dificultad con tus hijxs?

Fuente: Elaboración propia a partir de los resultados de la investigación.

Con relación a los conflictos que se pueden generar con sus hijas e hijos, en
su totalidad, las mujeres entrevistadas puntualizan que no tienen problemas con sus
menores, en cuatro casos reciben apoyo por parte de ellos “mis hijos son pequeños,
pero entienden perfectamente la situación, y estamos muy tranquilos de vivir solos
los tres. Martina 42 años”, por su parte, en un caso se hacen presente los
sentimientos de culpa por parte la mujer jefa de familia por los malos tratos de su
expareja hacia su menor “Con él como tal no, solo es la cuestión de que mi hijo se
da cuenta de las cosas y le tiene miedo a su papá, yo no lo puedo obligar a que lo
quiera, pero él me dice que lo trata mal y eso me rompe el corazón y creo que no
tengo las herramientas suficientes para ayudarlo. María, 30 años)

117
3.2.4.2. Indicador: Violencia de género

Para comenzar, todas las entrevistadas indicaron que habían pasado,


aunque sea por una situación de violencia en toda su trayectoria de vida, por lo
tanto, a continuación, se relata brevemente dichas situaciones:

Figura 57.
Relata brevemente la situación de violencia que viviste
Juana, 34 años.
Pues como cualquier otra por temas indistintos, gritos, faltas de respeto por parte de
los dos yo nunca me dejé.

Laura, 37 años.
Uno de los hechos que más recuerdo, es un día que nos encontrábamos en la casa de
mi pareja y comenzamos a pelear, yo me metí al baño y en verdad que pensé que me
iba a golpear, pero le dije al menos te voy a dar uno, y me llevo hasta la regadera pero
de la nada reacciono y me pidió disculpas, también era común que golpeara la pared
cuando estaba molesto e incluso una vez le dio un cabezazo a la pared y hasta le quedo
una marca.

María, 30 años
Durante el tiempo que viví con el papá de mi hijo me agredía constantemente, por
eso decidí dejarlo, apenas en agosto Edgar fue a ver al niño en mi casa, va porque no
me gusta que se lo lleve a la calle, entonces él se enojó porque había una gotera en mi
casa y me mando a limpiarla, yo la verdad no le preste atención y si lo iba a hacer, pero
él me jalo del cabello y me arrastro al baño donde me dio una cachetada, yo asustada
fui por mi celular a la mesa y él se fue.

Josefína, 50 años
Como te comentaba, viví violencia con el padre de mis hijos, pero la verdad no me
daba cuenta, no podía ir a la tienda sola, siempre alguien tenía que ir conmigo y solo
podía ir al mandado cuando él estaba. Ni ver a mi mamá podía, por eso siempre le
ponía pretextos y pues una piensa que eso es lo normal, pero lo que hizo que me diera
cuenta de cómo vivía con él fue la infidelidad de su parte ahí si, como creía que era yo
quien lo engañaba toda la violencia creció, pero al poco tiempo nos separamos.

Martina, 42 años
La última vez que tuve un enfrentamiento con mi expareja fue en mayo, él estaba
borracho y llego a mi casa según para ver a mis hijos, yo le cerré la puerta al darme
cuenta del estado en el que iba, pero empujo la puerta y tiro a mi mamá y me grito que
si no lo dejaba ver a los niños me mataría. Pero cuando viví con él era casi del diario
que me pegara y gritara, como el me mantenía pensaba que podía hacer conmigo lo
que quisiera.

Fuente: Elaboración propia a partir de los resultados de esta investigación.

118
Como se observa, estos relatos hacen referencia a diversas situaciones de
violencias que va desde los gritos hasta agresiones físicas más grandes; también
se visibiliza el control y dominio que los violentadores ejercen en contra de las
mujeres jefas de familia entrevistadas.

Figura 58.
¿Alguna vez alguien te ha pellizcado, jalado, golpeado? ¿En esa ocasión, qué
sucedió?

Fuente: Elaboración propia a partir de los resultados de esta investigación.

En cuanto a la violencia física, tres mujeres entrevistadas pasaron por esta


problemática, en algunos casos como se observa, comenzaron con pequeñas
agresiones como pellizcos y empujones que fueron evolucionando hasta llegar a
una violencia feminicida.

119
Figura 59. Familia de códigos ¿Alguna vez alguien te ha hecho sentir que tienes
menos valor o que nunca haces las cosas de manera correcta?

Fuente: Elaboración a partir de los resultados de esta investigación.

En lo referente a la violencia psicoemocional, cuatro mujeres participantes


señalaron haber pasado por alguna situación que las afectó emocionalmente como
controlar el tiempo y el uso del celular por parte de su agresor, el no permitir que
tuviera contacto con sus familiares, al espiarlas y al hacer comparaciones
constantes con otras mujeres. “Pues como cualquier otra por temas indistintos,
gritos, faltas de respeto por parte de los dos yo nunca me dejé¨ (Juana, 34 años).

120
Figura 60. Familia de códigos otro tipo de violencia

Fuente: Elaboración a partir de los resultados de esta investigación.

De las mujeres jefas de familia entrevistadas, tres han pasado por una
situación de violencia económica, una por violencia patrimonial y violencia sexual.
“Eso sí, me rompía mi ropa, y cuando se le daba la gana me aventaba el teléfono y
lo estrellaba, pero al poco rato se arrepentía, y al otro día me traía un equipo nuevo.
Pero era, perdóname, mira, no sé qué, pero al día siguiente otra vez era lo mismo.
Él siempre quería ser el proveedor. En ese sentido, se tiene la idea de que como es
el esposo, pues una tiene que estar disponible. Y así lo decían ellos, cuando estaba
muy violento, enojado y borracho me decía yo ya sé que tu no quieres y pues eso
era violación. (Josefina, 50 años)”

121
Figura 61. ¿Después de ser jefa de familia, consideras que se incrementó la
violencia que vivías en tu día a día?

Fuente: Elaboración a partir de los resultados de


esta investigación.

Por último, en su totalidad, las mujeres participantes expresan haber vivido


una reducción considerable de las violencias que vivieron antes de ser mujeres jefas
de familia; sin embargo, se puede observar que después de asumir la jefatura de
familia experimentaron otro tipo de violencia en distintos ámbitos como el laboral y
comunitario reflejando que la vida de estas mujeres aún se vive en entornos
violentos pero, al no ser una violencia física es considerada como un hecho menor
en sus vidas.

122
4.3. Análisis general de resultados.
El siguiente apartado pretende dar respuesta al supuesto de esta
investigación, así como a las preguntas y objetivos que sustentan este trabajo,
desde la teoría y la práctica por medio de las cinco entrevistas realizadas.

El supuesto de esta investigación: “Las mujeres jefas de familia transgreden


el mandato de madresposa dentro del patriarcado, lo cual deriva en violencia
simbólica y de género dentro de sus familias de origen, llevando a la invisibilización
de estas vivencias dentro de sus hogares, aceptándolas y naturalizándolas”.

Por medio de las entrevistas y el marco teórico, se puede concluir que,


efectivamente, las mujeres transgreden el mandato de madresposa entendido éste
desde la autora Marcela Lagarde (2015, 285p) como la base de la identidad
femenina que engloba las esferas de la maternidad y la conyugalidad que conforma
el modo de vida de todas las mujeres al no contar con una pareja a su lado y al no
cumplir con la esfera de dependencia vital al ser ellas las que proveen dentro de
sus familias, resignificando su posición al ser partícipes en la toma de decisiones y
al ser una figura de autoridad con sus menores, situación que sería impensable en
una familia monogámica patriarcal donde el hombre es quien tiene la última palabra
en el hogar.

Por su parte, se comprobó que la violencia de género contra las mujeres es


una constante dentro de sus vidas, antes y después de ser jefas de familia,
reafirmando lo expresado por Kate Miller (en Nuria, V. 2021. 255Pp) donde la
violencia es usada como una herramienta de control y sometimiento hacia las
mujeres que transgreden su rol de género tradicional. En un primer momento, la
violencia fue vivida dentro de una relación de pareja por un periodo prolongado de
tiempo, aceptándola y haciéndola parte de su día a día, reflejándo la socialización
que tanto hombres como mujeres reciben a través de la pedagogía de la crueldad
(Segato, Rita. 2018) que habitúa y programa a los sujetos a transmutar lo vivido y
cosificar lo femenino.

En el aspecto de la violencia vivida dentro la familia de origen, por adoptar el


rol de mujer jefa de familia se determina que, no en todos los casos de estudio se

123
cumplió; ya que, dos mujeres entrevistadas refirieron no vivir violencia por parte de
algún integrante de su composición familiar, mientras que, tres mujeres indicaron si
vivirla mediante comentarios simbólicos.

A continuación, con relación a la pregunta central: ¿Cuáles son las vivencias


de las mujeres jefas de familia frente a la violencia simbólica y de género originadas
al no vivirse dentro del mandato de madresposa, dentro de sus familias de origen
en la alcaldía Tlalpan de la Ciudad de México?

A través de las entrevistas, se ha identificado que las mujeres experimentan


violencia en diversos aspectos de su vida cotidiana como resultado de asumir el rol
de jefa de familia. Esta violencia no se limita únicamente al ámbito familiar, lo que
respalda la afirmación de Rosa Cobo (2011) donde la violencia es intrínseca a las
relaciones de dominación y subordinación que perpetúan el sistema patriarcal,
permeando cada aspecto de la vida diaria.

En cuanto a las experiencias compartidas, es frecuente observar la falta de


comprensión dentro de la comunidad escolar en relación con los hijos de estas
mujeres, especialmente por parte de otras mujeres que se adhieren al mandato de
"madresposa" y cuentan con la validación social para imponerse sobre aquellas que
no cumplen con las normas establecidas. Marcela Lagarde (2015) señala que la
figura de madre positiva se asigna únicamente cuando se ajusta a la configuración
familiar patriarcal, mientras que las mujeres jefas de familia son etiquetadas como
"madres-solas" debido a la ausencia de una figura masculina que las complemente.
Además, las amistades de estas mujeres son otro espacio donde experimentan
violencia, siendo la falta de comprensión y empatía problemas recurrentes que
generan sentimientos de culpa. Esto lleva a que las mujeres invisibilicen sus
experiencias al considerarlas fuera de la norma, resultando en la falta de apoyo de
su círculo cercano.

Por último, tanto en el ámbito laboral como en el comunitario, las mujeres


participantes enfrentan acoso por parte de otros hombres debido a su condición de
no tener pareja. Este comportamiento se atribuye al patriarcado, como indica Ana
Cagigas (2000), ya que la falta de una figura masculina a su lado se interpreta como

124
una disponibilidad por parte de la mujer para cualquier hombre que la desee,
reflejando una concepción generalizada de la mujer sumisa. Sin embargo, los
testimonios contribuyen a visibilizar cómo la jefatura de familia puede generar un
cambio en la subjetividad femenina, permitiéndoles concebirse como seres
completos sin la necesidad de una pareja en sus vidas, desafiando la perspectiva
de Marcela Lagarde (2015) sobre el cuerpo de las mujeres como un objeto cautivo
que se expropia para el beneficio de otros.

Sobre las preguntas secundarias se encontró que:

¿Qué implicaciones tiene el transgredir el mandato de madresposa dentro de sus


familias de origen?

En un primer momento, dentro de la configuración familiar de las mujeres


jefas de familia hay un cambio de la figura tradicional de “jefe de familia” que coloca
en la cúspide de una relación jerárquica de mando-obediencia (Pérez, F. S/F. 13) a
un solo integrante, mediante las narrativas se visibiliza que hay una distribución de
las actividades dentro de la familia; sin embargo, la toma de decisión con respecto
a sus menores es exclusivamente por ellas lo que resignifica su posición de
subordinación dentro de sus hogares. De igual manera, la concepción de poder
tiende a cambiar de su concepción tradicional donde se concibe como “la imposición
de voluntad sobre el dominado y es también influencia mutua" (Maldonado, Cristina.
1994, p. 149 - 151) al crear conciencia de este con otros integrantes del hogar, sin
embargo, en la cuestión de sus hijas e hijos, se observa que se sigue ejerciendo un
poder directo sobre su progenie al considerar que es para su bienestar.

¿Cómo se manifiesta la violencia simbólica y de género que viven las mujeres jefas
de familia dentro de sus familias de origen?

Solo tres mujeres de las cinco entrevistadas indicaron que vivieron violencia
en el ámbito familiar y, en esos casos, fue por la percepción de incumplimiento del
rol de género tradicional de las mujeres donde la madre, hermanos y familia extensa
realizaban comentarios respecto al incumplimiento del rol de proveedoras de las

125
mujeres pensando en una representación de familia patriarcal donde el hombre es
quien sale al espacio público para proveer a la familia; ejerciendo violencia
psicoemocional al hacer comentarios de menosprecio y humillaciones lo cual, es un
reflejo de lo indicado por la autora Estela Serret (2002. 28p) quien refiere que los
simbolismos organizan y dan sentido al mundo mediante posiciones binarias y
jerarquizadas, donde, a la mujer se le considera incapaz de realizar alguna otra
actividad diferente a la del cuidado y crianza.

¿Por qué la violencia de género es naturalizada por parte de las mujeres jefas de
familia al interior de sus familias de origen?

En lo referente a la violencia simbólica retomando a Pierre Bordieu (2000.


12p) al ser invisible e insensible para las mujeres se torna común dentro de las
relaciones sociales e imperceptible dentro de su día a día, para el caso de las
mujeres participantes que sí vivieron violencia por parte de algún familiar, estos
parten de la representación simbólica de lo que socialmente se acepta respecto al
vivirse mujer en compañía de una figura paterna; por lo tanto, al momento de la
separación son comunes los comentarios como “tú elegiste a tu pareja, debiste de
elegir bien” a pesar de no manejar un lenguaje altisonante que puede llegar a
violentar directamente, sin embargo, esas palabras culpabilizan a las mujeres de su
situación y lo aceptan al sentir que fallaron en esa elección.

En contraste, se detectó que, en una entrevista a pesar de recibir comentarios


directos por parte de su madre no hubo una normalización gracias al proceso
terapéutico que la mujer comenzó después de la separación:

“Cuando yo me separé del papá de mis hijos me ajustició me decía cómo te


separaste de él si es buen proveedor y te daba todo y aparte, ¿cómo vas a dejar a
los niños sin papá? ¿Por qué no pensaste en los niños y nada más pensaste en ti?
O luego por X o Y razón no me alcanza la quincena y entonces me dice, ya ves, es
que por eso no te tenías que haber separado del papá de tus hijos no estaríamos
padeciendo todo esto. Y ella sabiendo que el señor me violentaba de todas las
maneras posibles. Ella es mi némesis y lo ha sido toda la vida porque siempre como

126
que siento que me pone el pie. Ya no pido opinión de nadie porque, a fin de cuentas,
la familia nada más somos mis hijos y yo. (Martina, 42 años.)

Es así como se puede concluir que la violencia es normalizada por las


mujeres jefas de familia al incumplir con lo esperado socialmente; sin embargo, un
proceso terapéutico puede contribuir en que las mujeres dejen de naturalizar dicha
violencia y no la acepten en su relación familiar.

Por último, a continuación, se señalan los principales hallazgos de esta


investigación:

● La violencia de género y simbólica que viven las mujeres jefas de


familia se presenta antes y después de adquirir la jefatura de familia lo
cual indica que la violencia es una constante en las narrativas de vida
de las mujeres entrevistadas sin importar su cambio de rol.
● Hay un cambio dentro de las familias de las mujeres jefas de familia al
adquirir dicho rol, resignificando las relaciones de poder-dominación
con otros integrantes del hogar, aunque se mantiene con sus
menores.
● La violencia simbólica es normalizada por parte de las mujeres que la
viven por algún integrante de su familia nuclear y extensa.

127
CAPÍTULO 4: PROPUESTA DE INTERVENCIÓN PARA LAS
MUJERES JEFAS DE FAMILIA DESDE EL TRABAJO SOCIAL
FEMINISTA
El presente capítulo pretende reflexionar sobre la importancia de la
intervención en la disciplina de Trabajo Social desde una visión centrada en el
cambio que se puede llegar a propiciar en los distintos niveles de intervención
incorporando la teoría feminista. En un primer momento, se desarrollará el tema de
la intervención para poder definirla como un proceso metodológico y no como algo
dado o aislado; finalizando con la importancia de tener sujetos de acción en los
procesos de cambio desde una perspectiva de género y poder realizar una
propuesta de intervención respecto al tema de estudio.

4.1. La intervención en la disciplina de Trabajo Social: de lo tradicional a lo crítico.


En un primer momento, la disciplina de Trabajo Social ha experimentado una
profesionalización mediante la aplicación de metodologías de intervención
destinadas a abordar las necesidades sociales centradas en los grupos vulnerables.
La Federación Internacional de Trabajo Social (2014) define el trabajo social como
una profesión basada en la práctica y una disciplina académica que busca promover
el cambio y desarrollo social, cohesión social, y el fortalecimiento y liberación de las
personas. Los principios fundamentales de justicia social, derechos humanos,
responsabilidad colectiva y respeto a la diversidad son esenciales para el trabajo
social. Este se respalda en teorías del trabajo social, ciencias sociales,
humanidades y conocimientos indígenas, involucrando a individuos y estructuras
para abordar los desafíos de la vida y mejorar el bienestar.

De manera similar, la Escuela Nacional de Trabajo Social (2018) define el


trabajo social como una disciplina que, mediante su metodología de intervención,
contribuye al conocimiento y transformación de los procesos sociales para incidir en
la participación de los sujetos y en el desarrollo social. Su objeto de estudio e
intervención profesional se centra en las personas como sujetos sociales y su
relación con las necesidades, demandas y satisfactores sociales. En este contexto,
se considera que el trabajo social es la disciplina encargada de investigar las

128
problemáticas y demandas sociales que afectan a las personas en su vida diaria; la
participación de estas en el proceso de investigación-intervención es fundamental
para construir conocimientos que conduzcan a la transformación y mejora de la
calidad de vida.

Es crucial destacar que el trabajo social no se limita a investigar y analizar


las problemáticas sociales, sino que busca desarrollar, impulsar y proponer
estrategias de intervención para generar cambios, ya sea a nivel individual, grupal
o colectivo. Según Julia Chávez (2018), el trabajo social cuestiona de manera crítica
la situación social inmediata en la vida cotidiana, explicando las realidades sociales
y definiendo formas de acción, convirtiéndose así en una disciplina social de
investigación/intervención. Es así, que la intervención es un eje fundamental de la
disciplina, del cual, mucho se ha escrito desembocando siempre en dos
perspectivas contradictorias: la primera, desde una concepción asistencial
centrando el problema en la persona como generadora de esté y la segunda, con
un enfoque crítico donde la sociedad coloca a las personas en diversas
circunstancias generando desigualdad.

Para poder realizar una mejor aproximación a dicho concepto, es pertinente


hablar de los orígenes y sentido que se le dio a esta acción retomando al autor
Alfredo Carballeda (2012) en su libro Exclusión e integración en los nuevos
escenarios sociales; donde señala que la intervención está relacionada con la idea
de trasgresión de cada época, para Thomas Hobbes significaba terminar con el
estado de guerra natural y darle poder al soberano para lograr la paz. Al llegar la
Ilustración se trataba de incorporar la razón a lo cotidiano para acceder a una vida
mejor, por lo tanto, la intervención en el siglo XX es vista como un instrumento para
homogeneizar a la sociedad.

Como se indica, en un primer momento la intervención era vista como un


instrumento para corregir al que se desviaba de la norma, sin embargo, desde la
disciplina del trabajo social, será usada para poder generar procesos de cambio
desde las personas que presenten alguna carencia como resultado del sistema, sin
ver al problema como algo provocada por el sujeto, grupo o comunidad:

129
Actualmente se tendría que ver a la intervención como un
espacio de libertad, donde se vea al otro como un portador de
historia social, cultura, de relaciones interpersonales, es
“hacer ver”, recuperar la sociabilidad perdida (Carballeda
Alfredo, 2012, p. 4)

Es así como, la intervención se llevará a cabo directamente en las


problemáticas y necesidades que afectan las condiciones de vida de las personas
estableciendo un vínculo entre los recursos y los satisfactores, las necesidades y
las problemáticas más sentidas por las y los involucrados. A su vez, el objeto de
intervención está centrado en el individuo, el grupo o la comunidad y alguna
problemática sin resolver, siendo él o la trabajadora social la persona encargada de
dar una solución por medio de modelos de intervención Por ello, se debe abordar la
complejidad de la realidad que involucre a otras áreas de conocimiento, sin que ello
implique perder o desdibujar el actuar propio de la disciplina.

Retomando a Nelia Tello (s/f), la intervención se da a partir de la interacción


entre sujetos concretos que tienen un problema o una carencia social en un
momento determinado proponiendo el concepto de Situación Problema desde el
cual, según estas autoras se construye el objeto de la intervención en su
multiplicidad de interacciones, movimientos y retroacciones articuladas entre el
sujeto, el problema y el contexto.

Como se ha indicado, desde el Trabajo Social la intervención no es más que


una acción consciente, organizada y dirigida de manera individual, grupal o colectiva
que tiene la finalidad de actuar sobre el medio para promover el cambio, el
desarrollo social y el bienestar de las personas. En este sentido, su principal objetivo
es mejorar o transformar una situación- problema por medio de enfocar su estudio
en ella, realizado a través de un proceso teórico- metodológico que no solo busca
por medio de teorías y métodos retomados de las ciencias sociales conocer,
describir, analizar e interpretar los problemas y las necesidades sociales, sino, a
través de diversas estrategias elabora propuestas que contribuyan a la solución de

130
dichos problemas y necesidades, promoviendo un cambio en sus condiciones
existentes para elevar el bienestar y la calidad de vida de las personas.

4.2. La intervención como etapa metodológica desde el Trabajo Social.


Desde el proceso metodológico convencional del trabajo social se aceptan 5
etapas las cuales se describen brevemente a continuación (Castro Martin, 2017. En:
Castro Martin, Reyna Claudia, y Méndez Josué, 2017, p. 23):

● La investigación como primera fase metodológica brinda un panorama


completo del problema a intervenir, sus causas y magnitudes; lo cual, se verá
reflejado en un diagnóstico que permitirá visualizar su abordaje partiendo de
los recursos existentes para elevar el bienestar y calidad de vida de la
población.
● En la programación el profesional en Trabajo Social deberá de elaborar
planes, programas y proyectos de intervención que den una solución eficaz
a la problemática previamente estudiada, bajo un enfoque teórico
metodológico que le de sustento en coordinación con instancias públicas,
privadas y sociales. Por su parte, la ejecución hace referencia a la gestión de
recursos tanto materiales como humanos dentro de las distintas instancias
involucradas.
● La fase de supervisión se refiere al trabajo de seguimiento y vigilancia
durante el proceso de intervención, comprendiendo dos momentos: la
interna, entre los propios participantes y coordinadores con una vigilancia
mutua: y, la externa por personal de las instituciones participantes.
● La evaluación, es una fase que puede estar en cualquier proceso de los
señalados con anterioridad, “permitiendo determinar si dicho proyecto se
adecua o no a los fines u objetivos perseguidos y permita la mejor asignación
de recursos disponibles
● Asimismo, la sistematización es útil para ordenar las experiencias vividas
desde el diseño, elaboración, gestión, ejecución y evaluación de un proyecto;
por lo que, es considerado como parte del proceso de intervención desde la
investigación y no como una fase aislada y última.

131
Se puede observar que, este proceso metodológico da por hecho que en los
proyectos de intervención se tendrá un proceso reflexivo de las estrategias a utilizar
durante la implementación de un modelo; situación que, en ocasiones se da por
dada y no tiene un momento para su construcción. Siguiendo a Nelia Tello (1991)
la estrategia de intervención es el espacio de reflexión y construcción de la
propuesta de trabajo social como conocimiento que imagina y crea la diferencia,
donde se llena de contenido, donde la centralidad es la construcción conceptual del
cambio social intencional, entendiendo por estrategia de intervención:

La unidad conceptual del proceso de cambio metodológico


significa cada una de las acciones en torno a la intencionalidad
del proceso de cambio social, se construye en torno al tipo de
cambio que se busca definiendo niveles, etapas, fases,
métodos y técnicas (Tello Nelia, 1991, p. 34).

Por otro lado, plantea la construcción de escenarios de la realidad dada a


partir de la conclusión diagnóstica como un método de reducción que permite la
comparación entre lo dado y lo deseado para tener una mayor aproximación de lo
que es útil y no en algún proceso de intervención; de igual manera, se puede
construir como el espacio socio-temporal en el que se da la situación problema y las
interrelaciones.

4.3. Sujetos o Actores de la intervención en Trabajo Social.


Otro punto relevante que le da sentido a la intervención es el papel que tiene
la población objetivo dentro de su implementación, para el autor José Darío Sáenz
(2007) hay una categorización donde participan al menos tres actores importantes:
el Estado definiendo políticas sociales, la sociedad civil y el mundo académico.

En cuanto a la intervención por parte del Estado, se encuentra supeditada al


sistema capitalista, donde cada vez se otorgan menos apoyos sociales a las
poblaciones necesitadas; sin embargo, el trabajo social es capaz de realizar una
distribución más equitativa de los programas, aunque en ocasiones la cuestión
burocrática también juega un papel importante. Al ser el gobierno la principal fuente
de empleo para el trabajo social, en ocasiones al seguir solo indicaciones se deja

132
de lado el impacto real que se pueda tener con dichas acciones dándole al otro una
concepción de beneficiario, desde la cual, no existe un papel activo de la persona.

Por su parte, la sociedad civil busca implementar proyectos en las


comunidades que no tienen cabida desde la esfera estatal; sin embargo, también
dependen del gobierno debido a que el mayor recurso que obtienen proviene de él
y muy poco de la iniciativa privada, lo que también limita su actuar. Y en la última
esfera que es la académica, tiene suma importancia al aportar el conocimiento
teórico que en la práctica se puede implementar; a pesar de ello, la falta de
sistematización deja a la profesión sin herramientas propias de cómo hacer
intervención teniéndose que basar en experiencias de otras profesiones.

Por último, el papel que se le da al intervenido tendrá un efecto directo en la


eficacia o no de dicho proceso, al visualizar al sujeto y sujeta social como actor es
necesario considerar que la autonomía no es siempre una acción, es una relación
en la que debe aceptarse que el otro no es del todo comprensible, que hay aspectos
del “otro” no aprehensibles y que son estos aspectos los que precisamente propician
permanencia e igualdad en la relación. (Sáenz José, 2007, p. 10-11). Siguiendo a
Ricardo Zuñiga (1996), el análisis de actores y sujetos sólo tiene sentido para
facilitar la acción social donde:

● Hacer de sujetos, actores: que las personas capten su potencial de acción


colectiva.
● Hacer de actores, sujetos: que las acciones sociales sean comprendidas y
asumidas por sus agentes, que comprendan cómo están contribuyendo a
construir sus propias vidas.

Es así, que el trabajo social apuesta por la construcción de sujetos para la


acción, donde sean las personas quienes desarrollen las habilidades necesarias
para ser partícipes en el cambio y percibirse como agentes que pueden incidir en
sus propias vidas y comunidades.

133
4.4. Trabajo Social Feminista.
Como se ha expuesto anteriormente, el propósito central del Trabajo Social
es abordar las necesidades y problemas sociales a niveles individual, grupal y
comunitario mediante procesos de intervención respaldados por diversas corrientes
teóricas y metodologías, con la intención de restituir derechos, reducir la
vulnerabilidad social y contribuir a la equidad en la sociedad.

En este contexto, se destaca la relevancia de adoptar un enfoque de Trabajo


Social Feminista, dado que históricamente las mujeres han sido objeto de
intervención en esta profesión, principalmente a través de un enfoque tradicional-
asistencialista que refuerza su posición de subordinación:

El Trabajo Social ha incorporado tradicionalmente a la mujer


como un colectivo de intervención, ya sea como consecuencia
de las dificultades que se hayan producido dentro del núcleo
familiar como por situaciones de violencia de género, o en
relación a necesidades de la propia familia y sus ascendientes
o descendientes (Fernández Patricia, 2015, p. 33).

El Trabajo Social feminista propone una nueva perspectiva para abordar los
problemas sociales, buscando redefinirlos para lograr un cambio social efectivo
(Dominelli Lena, McLeod Eileen, 1999), lo cual, implica un compromiso tanto
profesional como ético para generar cambios sociales evidentes en las mujeres,
partiendo de sus problemáticas y necesidades desde su propia experiencia:

La redefinición de los problemas sociales en el campo del


Trabajo Social lleva implícito el rasgo común a todas las
acciones sociales verdaderamente feministas, esto es, que el
significado del trabajo no reside simplemente en una buena
descripción de las condiciones sociales, sino en su eficacia en
la producción del cambio social. (Dominelli Lena, McLeod
Eileen, 1999, p. 45)

134
Sin embargo, este enfoque se enfrenta a obstáculos institucionales debido a
la burocracia y a una concepción social que tiende a reproducir lo establecido. Lena
Dominelli y Eileen MacLeod (citadas por Fernández, Patricia, 2015) subrayan la
necesidad de profundizar en la investigación y denuncia de los discursos y
estructuras que perpetúan la injusticia social:

¿Deberíamos adentrarnos de una manera más profunda en la


investigación y la denuncia de los discursos y estructuras que
sostienen la injusticia social? Definitivamente sí. No hay que
olvidar que la denominación “Trabajo Social feminista” hace
referencia directa a un planteamiento transformador, para lo
cual debemos conocer cuál es la realidad imperante. Dominelli
Lena, McLeod Eileen, 1999. Citado en Fernández, Patricia,
2015, p. 34)

Como se indica, la denominación "Trabajo Social feminista" refleja un


planteamiento transformador que busca comprender la realidad imperante; desde
este enfoque se pretende tener un impacto real en las condiciones sociales de las
personas, especialmente en las mujeres y sus diversos roles en los ámbitos privado
y público reconociendo la importancia de abordar cualquier interacción como tema
de atención, ya sea que afecte a muchas mujeres o a un grupo específico.

A pesar de los desafíos significativos, como la persistencia del orden


patriarcal en la sociedad, la capacitación y difusión del feminismo están
contribuyendo a un cambio real donde los y las profesionales del Trabajo Social
redefinen tanto su ideología como su práctica para lograr el fin de la opresión y
desigualdad de las mujeres en los espacios público y privado:

El papel de los y las profesionales del Trabajo Social deberá


responder a las necesidades reales de la mujer para mejorar
su bienestar mediante la comprensión de la opresión de
género socialmente estructurada (Dominelli Lena, 2002, p. 77)

135
En este contexto, el estudio de las mujeres jefas de familia adquiere
importancia, ya que enfrentan desafíos sociales al no cumplir con los roles
tradicionales de madre-esposa y madre-cuidadora, asumiendo roles de madre-
empleada y madre-proveedora que trae consigo distintas violencias a lo largo de
sus trayectorias de vida. En resumen, el Trabajo Social Feminista propone una
mirada crítica y transformadora que busca mejorar el bienestar de las mujeres al
entender la opresión de género socialmente estructurada abogando por la
promoción de los derechos humanos, la justicia social y la igualdad de
oportunidades como parte integral de su acción. Bajo esta lógica, los problemas
sociales y en especial los que afectan a las mujeres deberían tener las siguientes
características en su definición (Fernández Patricia, 2015, p. 30):

● Considerar todos los problemas desde el punto de vista de su impacto


específico en el bienestar de las mujeres
● Identificar las maneras específicas en que las mujeres viven su existencia
● Reconocer que las mujeres se hallan en una posición subordinada y de
impotencia social
● Soluciones del problema desde la participación de las mujeres con un
enfoque igualitario

Como se señala, desde este enfoque, el trabajador o trabajadora social observa


a la otra no como un objeto de estudio, sino como un sujeto desde una posición
horizontal partiendo de la premisa de ver a las mujeres como portadoras de un
conocimiento situado generado en su día a día que contribuye a una mejor
comprensión de sus problemáticas sociales por parte del o la Trabajadora Social
permitiéndole la generación de soluciones efectivas construidas desde una
perspectiva colectiva.

En última instancia, el Trabajo Social Feminista introduce un modo distinto de


ejercer la profesión, centrado en las necesidades de las mujeres que, debido al
sistema patriarcal, han experimentado una disminución de sus derechos,
requiriendo luchar por ellos diariamente. Es en este contexto donde esta disciplina

136
adquiere relevancia al desarrollar procesos de intervención enfocados en las
necesidades reales de este colectivo en lugar de estar al servicio del sistema.

4.5. Estrategias de intervención para la atención de la violencia de género contra


las mujeres jefas de familia.

A continuación, se presentan las estrategias para el abordaje de las


violencias que viven las mujeres jefas de familia desde los tres niveles de
intervención de la disciplina del trabajo social.

Figura 62.

Estrategias de intervención derivadas de los resultados de esta investigación.

Nivel comunitario: Campaña de divulgación sobre la violencia de género


contra las mujeres “El conocer es poder: información que puede salvar
vidas”

Nivel grupal: Taller para las mujeres que viven violencia


“Resignificando mi pasado para sanar”

Nivel individual: Proceso terapeutico para mujeres jefas de familia

Fuente: elaboración propia.

A continuación, se presentan las cartas descriptivas de cada estrategia


planteada.

137
Tabla 22
Estrategia a nivel comunitario

Estrategia Objetivo Acciones Técnicas


Realizar pláticas en los Llevar a cabo una Exposición en
centros de salud donde plática a la semana plenaria.
se aborde el tema de la en los nueve centros Lluvia de ideas.
Campaña de violencia de género de salud de la alcaldía
divulgación “el conocer contra las mujeres Tlalpan
es poder: información haciendo mayor énfasis
que puede salvar vidas” a la violencia que viven Entrega de trípticos
las mujeres jefas de informativos a la
familia, explicando sus gente que escuche la
tipos y modalidades, así plática
como los servicios con
los que cuenta la Ciudad
de México para su
atención.

Actores involucrados Actividades y recursos

Centro de Salud Como primer punto se preguntará a la gente lo que conocen sobre la
violencia de género, una vez reunida esta información, se dará una
Trabajadoras Sociales explicación sobre los tipos y modalidades de la violencia, haciendo
énfasis en la violencia simbólica mediante ejemplos de la vida cotidiana
Método donde se puntualiza en la situación que viven las mujeres jefas de familia

Trabajo Social
Comunitario
Fuente: Elaboración propia.

Como se observa, la presente estrategia plantea una seria de platicas


donde se aborden los tipos y modalidades de la violencia desde un enfoque
feminista donde se aborde desde la cuestión del género visibilizando que la
violencia es algo cultural que permea en todas las relaciones sociales y que,
al no ser algo natural, es un problema que debe de ser atendido y escuchado
por las autoridades.

138
Tabla 23
Estrategia a nivel grupal
Estrategia Objetivo Acciones Técnicas
Técnicas de
Sensibilizar a las mujeres Gestionar un espacio integración grupal
sobre el género y el papel dentro de la alcaldía
Taller para las mujeres de la mujer en la Tlalpan para la Técnicas vivenciales
que viven violencia sociedad para el mejor realización del taller. para el tema de
“Resignificando mi entendimiento de la Lanzar una género.
pasado para sanar” violencia vivida. convocatoria vía
redes sociales para la
conformación del
grupo
Actores involucrados Actividades y recursos
Sesión 1. El género en casa: Mediante este tema se pretende dar un
Alcaldía Tlalpan primer acercamiento de la diferencia entre sexo y género y su impacto en
Mujeres la vida cotidiana. Técnica etiquetas: Se les pedirá a las y los
Método participantes que coloquen en un papel las características innatas de una
mujer y un hombre, después, se solicitará a dos personas (una de cada
Trabajo Social Grupal sexo) pasar frente al grupo para que el resto de las y los participantes
peguen en su cuerpo lo previamente anotado. Se pasará a un momento
de reflexión sobre lo expresado y el sentimiento de la y el participante
que fue etiquetado para dar pie a la charla.
Sesión 2. De la casa al trabajo: Pretende que las mujeres tomen
conciencia de la importancia de las actividades que realizan ya sea en el
espacio privado o público. Técnica la silueta: se dividirá el grupo en 5
equipos, las y los participantes deberán de dibujar una silueta de mujer y
un hombre en una hoja blanca colocando las actividades que consideren
esenciales para cada persona, al finalizar se pasa a su explicación y
análisis.
Sesión 3. Resignificando a la mujer: Se hablará sobre los principales
mitos y representaciones sociales que ha tenido la mujer. Técnica: la
mujer en los medios, se les pedirá que lleven periódicos y revistas, de
manera individual, recortando lo que para las y los participantes significa
ser mujer teniendo en cuenta lo trabajo en las sesiones anteriores.
Sesión 4. Concepto de violencia de género: se trabajará con el concepto
de violencia de género, así como sus tipos y modalidades. Técnica:
Collage. Notas periodísticas se dividirá al grupo en parejas y se
entregará una hoja de rotafolio, notas periodísticas, marcador, tijeras y
pegamento. Cada equipo identificará de acuerdo con las notas
entregadas los tipos y modalidades de violencia. Técnica: palabras y sus
significados, se presenta a las participantes tarjetas con definiciones,
para que comenten el significado que se da de acuerdo con el género.
Sesión 5. Ciclo de la violencia: se explicará el ciclo de la violencia con
sus fases y características principales. Técnica: video debate, se
presentará la película “te doy mis ojos” para identificar las fases del ciclo
de violencia.
Sesión 6. Situación y magnitud del problema de la violencia: Se hablará
sobre los factores de riesgo y protección ante esta problemática.
Técnica: Árbol de factores de riesgo y protección, se pretende
generar una reflexión sobre las causas, los problemas, y efectos que
genera la violencia. Se entrega una figura de un árbol en donde
colocaran los efectos del problema, el problema y sus causas. Por último
cada participante escribirá tres factores de riesgo y tres de protección.

139
Sesión 7. Cierre del taller: Al finalizar las participantes anotarán si cambió
la percepción que se tenía con respecto al problema de la violencia de
género y se generarán estrategias para poder abordar esta problemática.

Fuente: elaboración propia.

Por su parte, a nivel individual se recomienda trabajar un proceso terapéutico


con las mujeres jefas de familia para poder tratar a profundidad las violencias por
las que se enfrentaron por adquirir la jefatura de familia para generar un sentimiento
de satisfacción y confort por la ardua labor que realizan en su día a día. En conjunto,
estas acciones abordan la violencia de género desde diferentes perspectivas,
proporcionando información a la comunidad, apoyo grupal para la resignificación y
sanación, y un enfoque terapéutico individualizado para empoderar a las mujeres
afectadas. Este enfoque integral tiene el potencial de generar un impacto
significativo en la reducción de la violencia de género proporcionando apoyo a las
mujeres que la han experimentado.

140
CONCLUSIONES
Al enfocar esta investigación desde la perspectiva del feminismo, hemos
logrado establecer que este movimiento social surge como una respuesta a la
opresión, dominación y explotación que las mujeres han enfrentado a lo largo de la
historia. Su objetivo es también visibilizar la subordinación de las mujeres en la
sociedad patriarcal. A pesar de los avances en derechos civiles y políticos a lo largo
de las cuatro olas del feminismo, la noción de subordinación femenina y de las
mujeres persiste en el inconsciente colectivo.

La teoría feminista se presenta como una herramienta valiosa de análisis,


transformándose desde un enfoque inicial que consideraba a las mujeres como
objetos de estudio bajo la lógica patriarcal hasta convertirse en un marco crítico que
desafía las estructuras androcéntricas y cuestiona las premisas establecidas por la
sociedad. En sus inicios, se limitaba a conceptualizar a las mujeres como iguales a
los hombres en términos socioeconómicos e intelectuales, sin cuestionar las
estructuras fundamentales y centrándose en los "asuntos de mujeres". No obstante,
a través de un extenso debate, la teoría feminista ha evolucionado para reconocer
las formas abiertas y ocultas de la misoginia, cuestionar los discursos patriarcales,
desarrollar métodos para reemplazar sistemas de representación patriarcal y
rechazar los valores y conceptos centrales del patriarcado.

En el contexto de las mujeres jefas de familia, la aplicación de las categorías


de análisis de la teoría feminista es esencial para desmontar la naturalización de la
violencia, comprender la identidad de género y el cautiverio de madresposa, así
como abordar la violencia de género y simbólica. Esto posibilita el análisis profundo
de las violencias que estas mujeres experimentan en sus familias y vidas cotidianas.
Utilizar el feminismo como marco teórico no solo destaca las problemáticas que
enfrentan las mujeres jefas de familia, sino que también proporciona herramientas
para la intervención desde el Trabajo Social y la construcción de un conocimiento
situado que refleje sus realidades.

Dentro de las categorías de análisis de la teoría feminista, tanto el patriarcado


como la familia monogámica patriarcal son sistemas de opresión que afectan a las

141
mujeres en diversas dimensiones de sus vidas, desde la socialización hasta la
reproducción de roles de género. El desafío a estas estructuras, tal como lo hacen
las mujeres jefas de familia, resalta la necesidad de una transformación profunda
en las dinámicas de poder y la construcción de nuevas formas de organización
social que no perpetúen la desigualdad y la violencia de género.

A pesar de las presiones y estigmas sociales, las mujeres jefas de familia


representan un cambio en la concepción de la familia patriarcal y, a través de esta
investigación, se destaca la importancia de reconocer la autonomía y agencia de
estas mujeres que cuestionan las normas de género tradicionales. Su identidad se
desarrolla en un contexto patriarcal que impone normas y estigmas, pero su papel
ofrece una oportunidad para cuestionar y transformar las estructuras de poder
tradicionales.

En relación con el cautiverio, se indica la relevancia de utilizar esta categoría


para el estudio de la situación de vida de las mujeres. Dentro de los cinco tipos de
cautiverios propuestos por Lagarde, el cautiverio de madresposa destaca la
identidad femenina en las esferas de la maternidad y la conyugalidad. Aunque la
madre es una institución histórica clave en la reproducción de la sociedad, su
calidad positiva está condicionada por la configuración familiar patriarcal. Las
mujeres jefas de familia, al desafiar la norma de la familia monogámica patriarcal,
enfrentan el estigma y la discriminación al ser consideradas "madres-solas", a pesar
de resignificar su lugar en la sociedad. Estas mujeres siguen siendo señaladas y
repudiadas, enfrentando discriminación y violencia dentro del sistema patriarcal. La
sociedad continúa percibiendo a las madres solas como inmorales, sin crear nuevas
instituciones y relaciones sociales que favorezcan sus derechos. Aunque haya
cambios en las configuraciones familiares y en los roles tradicionales de género,
persiste la idea de que una madre con hijos no constituye una familia completa.

En cuanto al tema de la violencia de género contra las mujeres, se establece


que ésta en la sociedad patriarcal funciona como una herramienta de control y
castigo. La violencia simbólica, con la que ellas tienen que lidiar en su día a día, se
entiende como una forma amortiguada, insensible e invisible de violencia ejercida a

142
través de los caminos simbólicos de comunicación y conocimiento. Cuando las
mujeres deciden cuestionar este sistema de relaciones de desigualdad, surgen
amenazas para los hombres, convirtiendo la violencia en un recurso para reafirmar
la superioridad masculina.

En el caso de las mujeres jefas de familia, la violencia se fundamenta en la


idea de no conformar una familia completa por la falta de un hombre, perpetuando
así el patriarcado. La resistencia de las mujeres y la desnaturalización de la violencia
simbólica se presentan como formas de desafiar y transformar las estructuras de
poder y dominación.

En términos de normatividad, se reconoce la existencia de instrumentos


internacionales, regionales, nacionales y locales; sin embargo, a pesar de que
promueven la igualdad, persisten estereotipos y vulnerabilidades hacia las mujeres
jefas de familia, sin atención específica. Además, la falta de programas
gubernamentales destinados específicamente a mujeres jefas de familia evidencia
una brecha en la atención de sus necesidades y desafíos particulares.

Finalmente, los datos estadísticos subrayan la importancia de abordar las


transformaciones en la estructura familiar y la violencia de género, reconociendo y
visibilizando la diversidad de arreglos familiares y promoviendo cambios en las
normas patriarcales para lograr una sociedad más equitativa para las mujeres jefas
de familia.

Esta investigación confirma que las mujeres jefas de familia desafían de


manera efectiva el cautiverio de madresposa, rebasando la tradicional asociación
que las vincula como figuras dependientes de una pareja masculina. Esto se
evidencia de manera destacada en la redistribución de responsabilidades en sus
hogares, así como en su activa participación en la toma de decisiones y en la
autoridad ejercida en el ámbito familiar. Además, se reafirma la constante presencia
de la violencia de género en la vida de estas mujeres, manifestándose tanto en
relaciones de pareja como en el ámbito familiar y social. La violencia simbólica se
materializa a través de comentarios que cuestionan sus elecciones de vida,

143
etiquetándolas como "madres-solas", lo que contribuye significativamente a su
invisibilización y subordinación.

La ocultación de las experiencias violentas se extiende tanto al entorno


familiar como a la sociedad en general. La presión social y los comentarios
estigmatizantes conducen a que algunas mujeres trivializan la violencia,
aceptándose como una parte inherente de su realidad y experimentando
sentimientos de culpa por desafiar las normas de género. La posición de jefa de
familia brinda a estas mujeres la oportunidad de redefinir su identidad y subjetividad,
desafiando la noción convencional de su papel en la sociedad. A pesar de las
dificultades y la violencia experimentada, algunas mujeres hallan en su autonomía
la oportunidad de prescindir de la dependencia de la figura masculina y forjar su
propio camino.

Aunque la transgresión del mandato de madresposa implica alteraciones en


la redistribución de roles y dinámicas familiares, subsisten ciertos patrones de
poder, especialmente en las decisiones relacionadas con los hijos. Sin embargo,
este cambio en las relaciones de poder también se refleja en la resistencia y desafío
a las normas patriarcales, representando un paso significativo hacia la construcción
de identidades femeninas más autónomas y la transformación de estructuras
sociales arraigadas en la desigualdad de género.

144
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151
ANEXOS

152
Anexo 1: Matriz de operacionalización del supuesto de investigación

Variable Definición Indicadores Definición operacional Preguntas

Se entiende como una ¿Con quienes vives? ¿Cómo se distribuyen


conformación familiar donde las actividades domésticas dentro de tu
la mujer representa la familia? ¿Quién es el o la principal
autoridad frente a la relación Jefatura de Mujeres que adoptan el “rol proveedora dentro de tu familia? ¿Quién
jerárquica con sus miembros, hogar de jefa de hogar” toma las decisiones dentro de tu familia?
tiene el reconocimiento por femenina ¿De qué manera se toman las decisiones
Mujeres jefas parte de los integrantes de la dentro de tu familia? A la semana, ¿Realizas
de familia familia, toma decisiones y es alguna actividad de esparcimiento? ¿Con
el principal soporte quiénes y cuál? ¿Quién crees que ejerce el
económico. Dentro de la poder dentro de tu familia? ¿Quién o quiénes
dinámica familiar las son reconocidos dentro de tu familia como
relaciones que se gestan una autoridad? ¿de qué manera se les
tienen a la igualdad entre sus reconoce?
miembros y la distribución
equitativa de las ¿Tú te reconoces como una mujer jefa de
responsabilidades Identidad de Subjetividad que crea la familia? ¿Por qué? ¿Cómo te sientes al ser
domésticas y de cuidado. la mujer como mujer jefa de familia como una mujer jefa de familia? Para ti, ¿Qué es
(Centro de Estudios de la jefa de familia consecuencia de su nuevo una mujer jefa de familia? ¿Qué
Mujer, 2019. 21p) rol. implicaciones tiene en tu vida el ser una
mujer jefa de familia? ¿Consideras que
tienes una familia completa? ¿Por qué?

153
Para las mujeres el ser
Categoría antropológica que madre y ser esposa es vivir ¿En algún momento viviste con el padre de
sintetiza el hecho cultural que de acuerdo con las normas tus hijxs? ¿Cómo era tu vida en ese
define el estado de las que expresan su ser, realizar momento? ¿Qué actividades realizabas y
mujeres en el mundo Mandato de actividades de reproducción cómo se dividían las tareas domésticas?
patriarcal: se concreta madresposa y tener relaciones de ¿Cómo te sentías? ¿consideras que a las
Cautiverio políticamente en la relación servidumbre voluntaria, mujeres les da un estatus diferente dentro de
específica de las mujeres con tanto con el deber ser la sociedad el vivir casadas o con un hombre
el poder y se caracteriza por encarnado en los otros, a su lado? ¿Por qué? ¿De qué manera
la privación de la libertad. como con el poder en sus realizas las actividades de cuidado de tus
Caracteriza a las mujeres en más variadas hijas e hijos? ¿Consideras que te hace falta
cuanto al poder de la manifestaciones. vivir con un hombre para sentirte plena?
dependencia vital, el gobierno (Lagarde, Marcela. ¿Realizas alguna actividad de cuidado extra
de sus vidas por las 2015.p285) con algún familiar o conocidxs cercano?
instituciones y los Identidad de La identidad de género se Para ti, ¿Qué significa ser mujer? ¿Qué
particulares. género funda con base en un significa ser hombre? ¿Cómo era tu vida
proceso de orden simbólico, antes de ser jefa de familia? ¿Consideras
donde se observa que los que hubo algún cambio en tu vida al vivirte
símbolos convierten la como jefa de familia? ¿Por qué? ¿Cómo te
experiencia individual en hace sentir eso?
experiencia social formando
las condiciones de
pertenencia, por el efecto de
compartir lo que otros
sienten, desean y planean.
Es decir, se socializan
comportamientos y formas
de ver la vida tanto para
hombre como para mujeres.
Cualquier acción u Desde tu perspectiva, ¿Consideras que las
omisión, basada en su Violencia amortiguada, e mujeres viven más violencia que los
Violencia género, que les cause insensible, e invisible para hombres? ¿Por qué?
dentro de la Violencia sus propias víctimas, que se ¿Qué implicaciones consideras que tienes
vida de las
daño o sufrimiento simbólica ejerce esencialmente a por ser una mujer jefa de familia? ¿Qué
mujeres psicológico, físico, través de los caminos dificultades has tenido con tus amistades por

154
jefas de patrimonial, económico, puramente simbólicos de la ser Jefa de Familia? ¿Qué dificultades has
familia sexual o la muerte tanto comunicación y del tenido en tu trabajo por ser Jefa de Familia?
en el ámbito privado como conocimiento. Esta relación ¿Qué dificultades has tenido en la escuela
social extraordinariamente de tus hijos e hijas por ser Jefa de Familia?
en el público común ofrece por tanto una ¿Qué dificultades has tenido dentro de tu
ocasión privilegiada de comunidad por ser Jefa de Familia? ¿Has
entender la lógica de la tenido alguna dificultad con tus hijxs por
dominación ejercida en
nombre de un principio
simbólico conocido y
admitido tanto por el
dominador como el
dominado.
Antes de ser jefa de familia. ¿En algún
momento de tu vida has pasado por una
situación de violencia? En caso de decir sí,
invitarla a que nos relate muy brevemente la
Es el arma del patriarcado, situación. En caso de decir no, indagar en
Violencia de es ejercida contra las porque lo considera así. ¿Has vivido alguna
género mujeres por el hecho de situación de violencia en la escuela?, ¿En tu
serlo, es instrumental y tiene comunidad, en tu trabajo? ¿Alguna vez
por objetivo su control. alguien te ha pellizcado, jalado, golpeado?
(Valera, Nuria. 2005. P255) ¿en esa ocasión que sucedió? ¿Alguna vez
alguien te ha hecho sentir que tienes menos
valor o que nunca haces las cosas de
manera correcta? ¿en esa ocasión que
sucedió? Explicar que es la violencia sexual,
económica y patrimonial, preguntar si ha
vivido alguna situación así. ¿Alguna vez
alguien te ha agredido por internet?
¿Después de ser jefa de familia,
consideras que se incrementó la violencia
que vivías en tu día a día?

155
Anexo 2: Carta de consentimiento

Universidad Nacional Autónoma de


México

Unidad de Posgrado

Programa de Maestría en Trabajo Social

Carta de consentimiento

Por este medio me presentó mi nombre es Marina Pompa Cortés y


actualmente curso la maestría en trabajo social en la universidad Nacional
Autónoma de México; en este momento me encuentro realizando una investigación
para obtener mi grado titulada “Narrativas de las mujeres jefas de familia y la
violencia de género: una mirada desde el Trabajo Social Feminista” cuyo objetivo
es analizar las vivencias de las mujeres jefas de familia frente a la violencia
simbólica y de género derivadas de la transgresión del mandato de madresposa,
así como su normalización dentro de sus familias de origen en la alcaldía Tlalpan
de la Ciudad de México.

El motivo de esta carta es solicitar su participación en la realización de una


entrevista, cabe decir que, toda la información recabada será utilizada con fines
académicos, de este modo, solicito su consentimiento para la grabación de esta, la
cual será completamente confidencial.

Agradeciendo de antemano, su atención y apoyo dado.

Nombre y firma

Junio 2023

156

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