Las Competencias Didácticas
Las Competencias Didácticas
Las Competencias Didácticas
En la actualidad la profesión de los docentes tiene una relación enorme con las
posibilidades de conseguir una sociedad más justa y equilibrada y es además, una
profesión estructurada que gira también en torno a competencias determinadas y
en relación a las maneras de operar para cumplir los objetivos que tiene la
educación (Barrón, 2000).
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Por supuesto, la habilidad más importante de una competencia docente es la
habilidad de aprender, y la destreza al enseñar, el uso correcto de las técnicas
didácticas. Ya no basta con tener la licenciatura o el grado en el campo del
conocimiento, ahora es necesario para los maestros tener una certificación de
competencia docente, de acuerdo a los estándares internacionales respecto de esta
situación.
• Motivar al alumnado
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• Ser un educador que forma desarrollando una educación integral que incluya la
formación de conocimientos, procedimientos y actitudes
Desde este enfoque se considera que el docente adoptará una función más de
facilitador del aprendizaje de sus alumnos que de transmisor de conocimientos, en
donde su tarea estará orientada a que los alumnos aprendan por ellos mismos, lo
que permitirá al docente acercarse día a día al aprendizaje a lo largo de la vida. El
perfil del docente debe configurarse como un profesional de la educación atento a
todas las posibilidades que el avance del nuevo conocimiento y el desarrollo de
tecnologías le ofrecen, con el propósito de hacer más adecuado, exitoso y atractivo
su quehacer educativo (Barrón, 2000).
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educación como de las distintas disciplinas para elaborar nuevos currículos. Ciertas
propuestas adicionales se han abocado a pensar en implementar nuevos recursos
didácticos tales como: métodos, técnicas, procedimientos y medios.
Segal y Laes (1995), proponen que una reflexión acerca de la didáctica está
inevitablemente ligada al estudio del objeto de conocimiento, al sujeto que aprende
y al conjunto de variables que sesgan la práctica institucional entre las que se
cuentan: la realidad de la escuela como institución, la dinámica de los grupos, la
realidad social de los alumnos y del maestro, las decisiones políticas plasmadas en
el currículo, las decisiones administrativas que adoptan las autoridades políticas, los
mecanismos de transmisión del discurso político.
De acuerdo con lo que señalan los expertos, muchos de los intentos en la revisión
y enseñanza de la teoría acerca de la didáctica, y en la formulación y práctica de
propuestas didácticas, han revelado debilidades y vicios que dificultan el abordaje
total del problema didáctico. Estas debilidades y vicios han aparecido cuando se ha
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dado mayor relevancia a uno de los elementos que se han señalado como básicos
y constitutivos de lo didáctico.
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Actualmente, se puede observar una tendencia a orientar la didáctica concediendo
mayor importancia al sujeto que aprende. El discurso didáctico aparece entonces
altamente psicologizado y centrado en la motivación y el interés del alumno. Esto
ha generado un marcado abandono del plano disciplinar o de los contenidos
informativos. Asimismo, el tema de la capacitación de los docentes en el plano de
los abordajes psicológicos se visualiza como una tarea esencial en la participación
del docente en el proceso de construcción de una didáctica.
Así, se hace tangible la necesidad de formar al pedagogo para que asuma un rol de
guía, orientador y asesor, interesado en que el estudiante apropie y construya el
conocimiento a través del descubriendo de diversas formas de acceder a este, a la
actividad efectiva y al logro de los perfiles profesionales más elevados.
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interrogantes y desarrollar una actividad cotidiana. Este saber interactúa y se
interrelaciona con otros saberes, experiencias y reflexiones que brindan importantes
aportes a la calidad de su ejercicio.
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permita orientarles, asesorarles o dirigirles en el proceso de aprehendizaje, al
interior de ambientes que proporcionen experiencias se conocimiento que
contribuyan al desarrollo de sus operaciones mentales y por tanto de su estructura
mental individual.
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se abordan en los procesos formativos desde unos fines claros, socializados,
compartidos y asumidos en la institución educativa, que brinden un PARA QUÉ que
oriente las actividades de aprendizaje, enseñanza y evaluación; 4) la formación de
competencias se da desde el desarrollo y fortalecimiento de habilidades de
pensamiento complejo como clave para formar personas éticas, emprendedoras y
competentes; y 5) desde el enfoque complejo la educación no se reduce
exclusivamente a formar competencias, sino que apunta a Formación Basada en
Competencias, formar personas integrales, con sentido de la vida, expresión
artística, espiritualidad, conciencia de sí, etc., y también con competencias.
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proposición y actuación
en el contexto) y unos
determinados resultados
(realización de una
actividad, elaboración de
un producto, resolución
de un problema, etc.)
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Desempeño Se refiere a la actuación Las competencias son
en la realidad, mediante desempeños porque
la realización de implican siempre una
actividades y/o el análisis actuación en actividades
y resolución de y/o problemas
problemas. plenamente
identificables, con base
en el proceso
metacognitivo. Si en las
competencias no hay
aplicación, no se puede
hablar de competencias,
sino que es más
pertinente emplear otros
conceptos tales como
capacidades,
habilidades, saberes,
etc. -En toda
competencia debe haber
un procesamiento
metacognitivo con el fin
de buscar la calidad en lo
que se hace, corregir
errores y mejorar
continuamente (Tobón,
2005, 2008).
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Las competencias son un enfoque para la educación y no un modelo pedagógico,
pues no pretenden ser una representación ideal de todo el proceso educativo,
determinando cómo debe ser el tipo de persona a formar, el proceso instructivo, el
proceso desarrollador, la concepción curricular, la concepción didáctica, la
concepción epistemológica y el tipo de estrategias didácticas a implementar. Al
contrario, las competencias son un enfoque porque sólo se focalizan en unos
determinados aspectos conceptuales y metodológicos de la educación y la gestión
del talento humano, como por ejemplo los siguientes: 1) integración de saberes en
el desempeño, como el saber ser, el saber hacer, el saber, conocer y el saber
convivir; 2) la construcción de los programas de formación acorde con la filosofía
institucional y los requerimientos disciplinares, investigativos, laborales,
profesionales, sociales y ambientales; 3) la orientación de la educación por medio
de criterios de calidad en todos sus procesos; 4) el énfasis en la metacognición en
la didáctica y la evaluación de las competencias; y 5) el empleo de estrategias e
instrumentos de evaluación de las competencias mediante la articulación de lo
cualitativo con lo cuantitativo. En este sentido, como bien se expone en Tobón
(2005), el enfoque de competencias puede llevarse a cabo desde cualquiera de los
modelos pedagógicos existentes, o también desde una integración de ellos. Es por
ello que antes de implementar el enfoque de competencias en una determinada
institución educativa, debe haber una construcción participativa del modelo
pedagógico dentro del marco del proyecto educativo institucional. Para ello es
necesario considerar la filosofía institucional respecto a qué persona formar, como
también las diversas contribuciones de la pedagogía, los referentes legales y la
cultura. Esto se constituye en la base para llevar a cabo el diseño curricular por
competencias, y orientar tanto los procesos didácticos como de evaluación.
13
Tabla 2. Modelos más importantes de descripción y normalización de competencias
14
El modelo complejo normaliza las competencias con base en los siguientes
principios:
2. Los problemas se asumen como retos que a la vez son la base para orientar la
formación.
5. Los criterios buscan dar cuenta de los diferentes saberes que se integran en la
competencia. Es así como se tienen criterios para el saber ser, criterios para el saber
conocer y criterios para el saber hacer.
Hay diversos enfoques para abordar las competencias debido a las múltiples fuentes,
perspectivas y epistemologías que han estado implicadas en el desarrollo de este
concepto, así como en su aplicación tanto en la educación como en las
organizaciones. Los enfoques más sobresalientes en la actualidad son: el conductual,
el funcionalista, el constructivista y el complejo. En la Tabla 4 se exponen las
principales diferencias entre estos enfoques.
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Tabla 3. Concepción de las competencias en los diferentes enfoques
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Como ya se ha anotado antes, hay diversos enfoques para diseñar el currículum
por competencias. Cada enfoque tiene unos determinados énfasis en la
metodología del diseño curricular como puede observarse en Tobón (2008). En la
práctica hay que decir, sin embargo, que no existen enfoques puros, que los límites
son difusos y que muchas veces en los procesos de diseño curricular se tienen en
cuenta contribuciones de varios enfoques. Desde el enfoque complejo, el diseño
curricular consiste en construir de forma participativa y con liderazgo el currículum
como un macro proyecto formativo autoorganizativo que busca formar seres
humanos integrales con un claro proyecto ético de vida y espíritu emprendedor
global, lo cual se debe reflejar en poseer las competencias necesarias para la
realización personal, el afianzamiento del tejido social y el desempeño profesional-
empresarial considerando el desarrollo sostenible y el cuidado del ambiente
ecológico (Tobón, 2007). El fin del diseño curricular por competencias desde el
enfoque complejo es generar en una institución educativa un claro liderazgo y
trabajo en equipo que gestione con calidad el aprendizaje, con base en un proyecto
educativo institucional compartido por toda la comunidad educativa, con estrategias
de impacto que promuevan la formación integral de los estudiantes (finalidad), y
dentro de ésta el desarrollo y fortalecimiento del proyecto ético de vida, el
compromiso con los retos de la humanidad, la vocación investigadora y la idoneidad
profesional mediante competencias genéricas y específicas
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Considerada siempre como fundamental en el sistema educativo de cualquier país,
la formación de docentes ha sido objeto de debate y de continua búsqueda de
alternativas para llevarla a cabo de mejor manera; en ello se refleja quizá la certeza
de que, gran parte de lo que ocurre en los procesos educativos, puede ser mejorado
por la vía de la formación y cualificación permanente del profesorado en todos los
niveles educativos.
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diez años (seis de primaria y cuatro de secundaria). La educación infantil abarca
hasta los seis años de edad, es de carácter voluntario y comprende dos ciclos: el
primero se extiende hasta los tres años y el segundo desde los tres hasta los seis
años de edad. El bachillerato tiene una duración de dos años y no es de carácter
obligatorio.
El sistema educativo mexicano tiene una estructura general que contempla como
educación básica: la educación preescolar (de los tres a los seis años de edad), la
educación primaria con seis años de duración y la educación secundaria con una
extensión de tres años. El bachillerato es ubicado como educación media superior
y tiene una duración promedio de tres años.
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La decisión al respecto, en los países iberoamericanos, se concretó en todo un
mosaico de alternativas, prevaleciendo la de una formación inicial a cargo de
universidades e institutos pedagógicos de diversas denominaciones.
Por tratarse de una formación profesional que permite la obtención del grado
académico de licenciatura, el acceso a las escuelas normales en México requiere
como antecedente el bachillerato.
Transformación curricular,
20
En España, de manera relativamente reciente, con la aprobación de la Ley Orgánica
de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE, 1990), la formación inicial,
entendida como la titulación académica requerida para ejercer la docencia en los
distintos niveles, tuvo cambios profundos. En relación con el profesorado de los
niveles de educación infantil y primaria, la LOGSE establece que los docentes
deben obtener un título de Maestro que corresponde a una titulación universitaria
de primer ciclo, con una duración de tres años; esto marca una diferencia importante
en relación con la situación anterior a la ley mencionada, en la que era posible
acceder a la docencia en preescolar y educación general básica con cualquier
titulación universitaria de grado medio o superior; este cambio manifiesta un interés
especial por garantizar una auténtica formación pedagógica de los nuevos
profesores.
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duración mínima de un año académico, el cual incluye un periodo de prácticas
docentes.
Digamos que uno y otro tipo de instituciones "sabe hacer lo suyo", sin embargo, sí
puede afirmarse la necesidad de que ambas atiendan a una sólida formación
teórica, a una fuerte vinculación con la práctica de la docencia (saber hacer
profesional) y al ejercicio de la reflexión que permita teorizar a partir de la práctica.
Es posible que, por su naturaleza y tradición formativa, haya tendencia en las
diversas instituciones formadoras de docentes a privilegiar alguno de los aspectos
antes mencionados y el reto sería precisamente el equilibrio en la atención a cada
uno de ellos.
En el caso del sistema educativo mexicano, hubo un largo periodo en que pareció
estar presente justamente esa idea de diferentes niveles de relevancia y
complejidad entre la formación inicial de los docentes de educación primaria y la de
los docentes de educación secundaria; incluso la vía de acceso para obtener un
título de profesor de secundaria demandaba haber obtenido previamente el de
profesor de educación primaria, por ello se distinguía entre escuelas normales y
escuelas normales superiores, éstas últimas teniendo a su cargo la formación de
docentes para la escuela secundaria.
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A partir de 1984, cuando las escuelas normales se constituyeron en instituciones de
educación superior que otorgan el grado académico de licenciatura, la situación
antes descrita fue repensada; la formación inicial de los docentes de uno y otro nivel
educativo (primaria y secundaria) fue considerada de similar relevancia y
complejidad, aunque con diferentes especificidades en los procesos de formación,
dada la diferencia en las características de los educandos y en los aprendizajes a
que éstos han de llegar.
Así, aunque las instituciones que forman a los profesores de educación secundaria
se siguen llamando por tradición escuelas normales superiores, reciben bachilleres
que han optado por una formación para la docencia en escuelas secundarias, y es
común, aunque no sea condición de ingreso, que profesionistas que ya cursaron o
están cursando una carrera universitaria, se formen posterior o simultáneamente
para la docencia, inscribiéndose en las escuelas normales superiores.
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Para el caso del análisis que nos ocupa, se toma como base la formación que se da
a los profesores tutores. El programa correspondiente a dicha formación se basa en
una serie de asignaturas relacionadas con las áreas de enseñanza que los futuros
maestros deberán impartir, así como en materias de contenido psicopedagógico
que atienden a las necesidades diferenciales del alumnado en cada una de las
especialidades; consta además de un periodo de práctica docente en centros de
educación primaria. Destaca el hecho de que la carga lectiva global oscila entre 20
y 30 horas semanales, incluidas las prácticas, y que, en ningún caso, la enseñanza
teórica debe superar las 15 horas semanales.
Dado que la formación de los docentes de educación primaria está a cargo de las
universidades y que éstas cuentan con autonomía para diseñar planes y programas
de estudio, sólo se ha establecido, de manera reglamentaria, un núcleo de materias
comunes para la formación de docentes de educación infantil y primaria en sus
diferentes modalidades y otro de materias según la especialidad para la que se esté
formando; esto significa que, de manera adicional, cada centro universitario agrega
las materias que considera pertinentes para complementar su programa de
formación.
Así, un docente de educación primaria que fungirá como profesor tutor, habrá
cursado durante su proceso de formación, independientemente de la universidad
donde se haya formado, las siguientes materias:
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idioma extranjero y su didáctica, lengua y literatura y su didáctica, matemáticas y su
didáctica y prácticas.
Las materias que integran esta área de actividades son: bases filosóficas, legales y
organizativas del sistema educativo mexicano; problemas y políticas de la
educación básica; propósitos y contenidos de la educación primaria; desarrollo
infantil I y II; estrategias para el estudio y la comunicación I y II; la educación en el
desarrollo histórico de México I y II; matemáticas y su enseñanza I y II; español y su
enseñanza I y II; necesidades educativas especiales; educación física I, II y III;
temas selectos de pedagogía I, II y III; ciencias naturales y su enseñanza I y II;
geografía y su enseñanza I y II; historia y su enseñanza I y II; educación artística I,
II y III; asignatura regional I y II; formación ética y cívica en la escuela primaria I y II;
planeación de la enseñanza y evaluación del aprendizaje; y gestión escolar.
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b) Actividades de acercamiento a la práctica escolar que se desarrollan en los
primeros seis semestres, con una intensidad que va ascendiendo de un promedio
de seis a ocho horas semanales. Mediante la observación y la práctica educativa
bajo orientación, estas actividades asocian el aprendizaje logrado en las distintas
asignaturas con el conocimiento de la escuela primaria, de tal manera que combinan
el trabajo directo en los planteles de primaria con la preparación de las estancias y
el análisis de las experiencias obtenidas, que se realizan en la escuela normal. Los
espacios curriculares destinados a este tipo de actividades se denominan de la
siguiente manera: escuela y contexto social; iniciación al trabajo escolar;
observación y práctica docente I, II, III y IV.
Una vez que se ha descrito brevemente la forma como está planteada en España y
en México la formación inicial de los docentes de educación básica, es posible un
nuevo momento de análisis.
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este caso, es la función docente. Aunque en ninguno de los sistemas se explicita
cómo está entendido el concepto de competencia, de la forma como hacen
referencia a las principales competencias que se pretende desarrollar, puede
inferirse que se trata de un concepto que involucra conocimientos, habilidades,
actitudes y valores.
Una coincidencia más se percibe en relación con algunas de las grandes áreas a
las que atiende la formación en uno y otro caso: el dominio de los contenidos de
enseñanza, la formación psicopedagógica, las competencias didácticas y la práctica
docente.
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asesoría y un seguimiento cercanos; ésta será quizá una vivencia digna de ser
compartida y, en su caso, considerada como propuesta para otros países.
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Aquí cabe la pregunta acerca de si un profesional formado durante cuatro, cinco o
más años, para una función diferente a la docencia, está en posibilidad real de
conocer, comprender y ejercer esta función educativa, a partir de un acercamiento
a la misma, que no ha sido el centro de su formación. De ninguna manera esta
observación pretende descalificar el involucramiento de profesionistas egresados
de diversas licenciaturas universitarias en la docencia en educación secundaria,
menos si se han acercado a una formación pedagógica a manera de complemento;
pero algunas experiencias han mostrado que muchos de ellos suelen tener diversos
grados de dificultad en esta tarea, quizá como resultado de la escasa o nula
formación específica para la docencia, con honrosas excepciones.
De lo que no queda duda es de la acuciosidad con que, tanto España como México,
han repensado en los últimos años la formación inicial de docentes para la
educación básica y de la apertura con que ambos países están dispuestos a realizar
las transformaciones que sean necesarias, en bien de la posibilidad de ofrecer, cada
vez más, un mayor nivel de calidad en los servicios educativos que ofrecen.
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IV.- Las competencias didácticas en el marco de la globalización.
Cada día la postmodernidad trae nuevos retos para la profesión docente, en donde
es cada vez más exigente la necesidad de profundizar en el conocimiento y su
aplicación en la enseñanza y en el aprendizaje, acorde con las tendencias sociales.
Existe en la actualidad una gran preocupación sobre las condiciones que deben
tener las instituciones educativas para brindar a los estudiantes la preparación
adecuada para el mundo al que se enfrentaran, por lo que a los docentes
universitarios se nos plantea la obligación de estar debidamente preparados para
responder adecuadamente a estas exigencias.
31
nuevas situaciones, en donde los nuevos desafíos y demandas hacia las escuelas
y los docentes surgen a partir de nuevas y ampliadas expectativas. Estos cambios
han transformado las funciones docentes, las cuales deben ser capaces de
adaptarse a continuos cambios tanto en el contenido de su disciplina, como en las
estrategias de enseñanza. Desde esta perspectiva, los docentes universitarios no
podrán enfrentar el reto de formar profesionales creativos, innovadores y
polifuncionales, sino lo hacen centrados en su competencia pedagógica, la cual está
constituida por tres dimensiones: la cognitiva, la sociocultural y la profesionalizada
(Ruiz, 1999).
32
La novedosa consideración de la educación como proceso permanente que
entonces se configuró, aparecía ligada a otro concepto prioritario, por ejemplo, para
el clásico informe de Edgar Faure, titulado Aprender a ser, como era el de la
democratización de la educación.
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Desde entonces y hasta la actualidad no se puede comprender la acción de la
UNESCO en educación sin tener en cuenta los dos postulados que van a
condicionar toda su labor educativa, es decir, la democratización de la educación y
la educación permanente.
Hay una idea que unifica estos diversos elementos o enfoques, y que caracteriza
como tal a la educación permanente, la idea de «proyecto global». De hecho, en la
Recomendación relativa al desarrollo de la educación de adultos (Ontiveros, 1981,
p. 146) se dice que la educación permanente designa un proyecto global
encaminado tanto a reestructurar el sistema educativo existente, como a desarrollar
todas las posibilidades de formación fuera del sistema educativo. Dicha globalidad,
como característica fundamental de la educación permanente, la identifica formando
un todo que contiene a la vez al sujeto de la educación en la totalidad de su duración,
al contenido de la educación, todos los niveles de educación y, en definitiva, a la
totalidad de los métodos educativos, los medios y agentes de la educación. Dicho
de otro modo, y desde una perspectiva diacrónica, al principio el de «educación
permanente» no era sino apenas un término nuevo aplicado a una práctica concreta
existente en algunos casos, la educación de los adultos, por no decir los cursos
nocturnos. Más tarde, en la perspectiva de la continuidad, se lo ha aplicado
esencialmente a la formación continua profesional para venir enseguida a tener en
cuenta múltiples aspectos de la personalidad –intelectuales, afectivos, estéticos,
sociales y políticos– en una visión integrada de la acción educativa. Fue pasando a
designar el conjunto del proceso educativo considerado desde el punto de vista del
individuo y desde el punto de vista de la sociedad.
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«nuevo orden internacional de la educación» en el contexto de los organismos
internacionales dedicados directa o parcialmente al tema educativo (Monclús, 1995,
p. 43).
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más numerosas, memorias más potentes y mecanismos de control y de
evaluación de eficacia creciente.
Esto no significa que se trate de una noción definida y cerrada. Si se comparan, por
ejemplo, los dos primeros planes a mediano plazo, se puede constatar que la
referencia a la educación permanente varía de uno a otro. En el Segundo plan a
mediano plazo (1984-1989) se da poca relevancia a la educación de adultos, y la
referencia a ella se hace solamente bajo la perspectiva de la educación permanente
(UNESCO, 1983), mientras que se da especial relevancia a la educación escolar y
la alfabetización como medios para lograr la generalización de la educación
(Programa II.1). Ello se debe a la voluntad de insistir sobre ambas, la educación
escolar y la alfabetización, en reacción contra el movimiento de des escolarización
que se había apoyado fuertemente sobre la noción de educación permanente y que,
de alguna manera, la había acaparado. No hay que olvidar que la educación
permanente es un principio de acción, una idea que penetra y atraviesa toda la
acción operativa de la UNESCO, un ideal a perseguir. La lectura y el análisis de los
documentos y publicaciones oficiales de la Organización a partir de mediados de
los años sesenta no deja ninguna duda de que la democratización de la educación
y la educación permanente son los dos postulados fundamentales que sirven de
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guía para esclarecer y estimular su acción reflexiva y operativa en la esfera de la
educación (Monclús, Sabán, 1997).
37
realidad. Como derecho para todos, y a lo largo de toda la vida, seguirá reiterándose
(UNESCO, 2000).
Por otro lado, la acción de la UNESCO se desarrolló en las diferentes regiones con
el objetivo de que la idea de la educación permanente se convirtiese en una realidad
en la práctica pedagógica de los sistemas educativos. Es aquí donde comienza la
utilización de un término nuevo aplicado a la educación de adultos, el de «educación
continua», que se convertirá en un principio que impregnará el pensamiento y la
acción educativa de la UNESCO, la «idea matriz de las políticas» que habrá que
poner en marcha en un futuro próximo. Sin embargo, como señalaba Gelpi (1990)
la concepción de la educación permanente, así como la explicación y comprensión
de sus implicaciones, no va a ser tarea fácil, dada la realidad social de nuestro
tiempo en la que la educación está insertada.
Se puede considerar como punto de partida para el presente análisis del concepto
de educación permanente el abandono del que se consideraba como un axioma
fundamental de la educación tradicional. Durante mucho tiempo la enseñanza había
tenido por misión el preparar para funciones tipo, para situaciones estables, para un
momento de la existencia, para una profesión determinada o un empleo dado, para
absorber un saber convencional, ancestralmente delimitado, concepción que
todavía prevalece demasiado a menudo. Sin embargo, la noción de la adquisición
en la edad juvenil de un bagaje intelectual o técnico suficiente para toda la existencia
está pasada de moda. Es un axioma fundamental de la educación tradicional que
se derrumba, como puntualizará el Informe Faure.
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El segundo error es consuetudinario aun en aquellos profesionales que, formados
inicialmente para estos menesteres educativos, sectorializan y delimitan los
planteamientos didácticos, acotándolos a acciones educativas concretas. Es decir,
pierden el horizonte integral que es propio y sustantivo de la educación permanente,
y, por lo tanto, de su subconjunto educación de adultos. Es difícil negar que en una
sociedad sectorializada y compartimentada se tiene que exigir una política integral
e integrada que permita abarcar todos los campos de la formación y el desarrollo
(social, económico, personal, cultural, educativo, etc.), y que a la vez posibilite una
pluralidad de actuaciones en la política de formación de manera que se permita la
adaptación de los procesos de aprendizaje a las necesidades de las personas y
grupos interesados. La educación de adultos es, y supone, una acción global dentro
de un sistema abierto; es, por tanto, integral y polivalente.
39
la formación, reciclaje o perfeccionamiento laboral (ocupacional, profesional, etc.);
en otras, lo será la acción social y la participación en grupos de acción; también
habrá momentos en los que lo inmediato será la alfabetización o compensatoria. En
nuestro contexto social, hoy, es prioritario lo laboral, ya que de sus anomalías nacen
las deficiencias de la promoción participativa, con lo que, de necesidades culturales,
técnicas, instrumentales, motivos, de dinámica de grupos, etc., conlleva. No se
pierde el concepto de «integridad» y se prioriza lo que se considera como «cuidados
intensivos». Toda esta cuestión proviene de la movilidad laboral en todos sus
ámbitos, lo cual hace acompañar de la necesidad de cambios en el puesto de
trabajo y en las funciones y competencias de la ocupación a través del largo o corto
tiempo ejercida. Lo importante en este punto es comprender que la validez de una
formación alcanzada tiene poca pervivencia. Por lo tanto, el currículo que se
establezca para la actual educación de adultos no es un currículo dado, y, como tal,
válido para todas las situaciones, indistintamente de su contexto espacial y
temporal. Debe ser un instrumento elaborado por los participantes en la educación
de adultos, aunque con referencia permanente a las necesidades sociales e
individuales en constante dialéctica. De este modo, se produce la convergencia de
la teoría recibida y la teoría reflexiva. En definitiva, se puede decir que la
construcción del currículo se elabora sobre dos elementos: la conciencia de quienes
participan en él y, especialmente, los docentes y las realidades objetivas de la
estructura curricular y social dentro de la cual existen (Ferrández, 1989 y 2002).
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exigente el perfil de aptitudes básicas que todos deben poseer como cualificación
mínima que permita participar activamente en la vida laboral, familiar y comunitaria
a todos los niveles, desde el local al europeo. Por ello, concluye que las capacidades
generales, profesionales y sociales se superponen cada vez más por sus contenidos
y funciones.
41
posible, que todos los ciudadanos adquieran, actualicen y conserven una
cualificación mínima determinada.
En la Unión Europea resulta cada vez más necesaria la información sobre el modo
de aprender de las personas, tanto en los sistemas formales como no formales de
la educación, pero incluyendo también las actividades informales como el
aprendizaje autodidacta. Las capacidades se pueden adquirir de diversas maneras,
y es esencial poder hacer un seguimiento tanto de la adquisición como de la pérdida
de estas capacidades. Hay que poder evaluar los resultados sociológicos del
aprendizaje (como los relacionados con la ciudadanía, el medio ambiente o la
protección de los consumidores), los relacionados con el empleo y aquellos
considerados de carácter personal entendidos en su sentido más amplio
(capacidades básicas, el bienestar económico, la salud, el bienestar físico y mental,
la satisfacción personal, etcétera).
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determinado, debe adaptarse para dar cabida a programas modulares, trayectorias
de estudio y cualificación no secuenciales, programas de educación abierta y a
distancia y de aprendizaje autodidacta.
La Unión Europea es consciente de que, a medida que nos internamos en la era del
conocimiento, cambian los conceptos de lo que es el aprendizaje, de dónde y cómo
se realiza y para qué sirve. En este sentido, el Memorándum confía en que los
métodos y contextos didácticos reconozcan y reflejen una gama cada vez más
diversificada de intereses, necesidades y expectativas, no solo de individuos, sino
de grupos de intereses específicos en sociedades europeas multiculturales.
Es preciso adaptar los sistemas de aprendizaje al modo en que los ciudadanos viven
y organizan su existencia, pues la mayoría de las prestaciones de los sistemas
educativos y de formación siguen estando organizadas y siendo enseñadas como
si los modos tradicionales de planificar y organizar las vidas no hubieran cambiado.
Esta cuestión es de vital importancia a la hora de lograr la igualdad entre hombres
y mujeres y de canalizar una población de la tercera edad cada vez más activa.
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La política del aprendizaje permanente tiene una triple dimensión:
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La Unión Europea trata de situarse en relación con el ritmo de cambio actual. No en
vano, como señala García Carrasco (2006), hoy en la sociedad de la información la
demanda de la alfabetización se multiplica. Son «alfabetizaciones múltiples», y el
sentido de la lectura expande su función en la experiencia vital, pues ni siquiera
basta el concepto de alfabetización funcional para constatar lo que está ocurriendo.
Numerosos son los especialistas que coinciden en señalar las urgencias del
momento que los documentos de la ue programan. W. Jütte y C. Kloyber (2006),
por ejemplo, resaltan que en los países de la Unión se hacen múltiples esfuerzos
para desarrollar una política coherente enfocada a la educación para la vida y el
trabajo con el fin de lograr la participación de todos los ciudadanos en el proceso de
aprendizaje. Tanto la educación como el aprendizaje, en este sentido, influyen en
todos los campos de la sociedad y emigran de sus contextos tradicionales e
institucionales. Y dentro de este marco resalta de forma generalizada el tema de las
competencias.
Si bien, para que este proceso funcione y tenga coherencia, es necesario poner en
relación las funciones y actividades formativas principales con el campo del empleo
y de la vida profesional. Se hace necesario poner en relación las competencias
finales a adquirir con el saber y el saber-hacer.
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ha sido analizado desde numerosas perspectivas e intentos de definición, e incluso
su aplicación en cada país está dependiendo de sus formas particulares de
desarrollo y del diseño de las políticas educativas y laborales (Sabán, 2000; Zabala
y Arnau, 2007).
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• El enfoque funcional se basa en la identificación por desglose o
desagregación y la ordenación lógica de las funciones productivas que se
realizan en un centro de trabajo; se trata de una metodología básicamente
comparativa, entre resultados y habilidades, conocimientos y aptitudes de los
trabajadores, cotejando unos con otros. En este caso la competencia se
identifica con la capacidad de una persona para realizar una determinada
actividad productiva, y la manera más objetiva para determinar su
competencia es si es capaz de realizar el trabajo de forma segura y eficiente.
Sabán (2000, p. 93) propone la línea analítica de Mertens (1998) para ver las
principales características de lo que sería un programa de capacitación por
competencias. Según ello, podemos considerar que:
• Las competencias que los alumnos tendrán que cumplir son cuidadosamente
identificadas, verificadas por expertos locales y de conocimiento público.
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• La instrucción se hace con material didáctico que refleja situaciones laborales
reales y experiencias en el trabajo.
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En esta línea, desde el Consejo Europeo de Lisboa se ha venido reconociendo la
educación permanente dentro del marco de la era del conocimiento, como factor
crucial para el futuro de la Unión así como para el desarrollo de los sistemas de
educación y formación. Por ello, se recomienda un cambio de dichos sistemas para
poder afrontar los retos que supone la sociedad del conocimiento y la
mundialización, persiguiendo objetivos más amplios y con mayores
responsabilidades ante la sociedad. Desde este punto de vista, el Consejo Europeo
sostiene que la educación y la formación desempeñan un papel importante a la hora
de estructurar la cohesión social, de prevenir la discriminación, la exclusión, el
racismo y la xenofobia, y de fomentar, pues, la tolerancia y el respeto de los
derechos humanos (Unión Europea, 2002, p. 4).
Este objetivo parte del hecho de que en la Unión no existe un concepto común en
cuanto a las que se pueden considerar como capacidades básicas. Para unos, este
concepto se acerca más a la alfabetización; para otros, se diferencia del concepto
de competencia. Por ello, desde el Consejo de Lisboa, la reunión de Ministros de
Educación e investigación en Upsala, así como en la disposición sobre aprendizaje
permanente, las competencias clave pueden inscribirse dentro del siguiente marco
(Unión Europea, 2002, p. 8):
• Aprender a aprender.
• Competencias sociales.
• Lenguas extranjeras.
49
• Espíritu empresarial.
• Cultura general.
50
En segundo lugar, se observa una evolución desde un planteamiento pasivo y
orientado al docente para la adquisición de conocimientos y calificaciones, hacia el
aprendizaje para la vida y el trabajo, orientado en función de la persona. El proceso
de educación y formación oficial está evolucionando para centrarse cada vez menos
en la mera transmisión de informaciones (que sigue siendo demasiado frecuente en
el mundo actual) para centrarse más en enseñar a las personas a aprender, de
modo que puedan encontrar la información por sí mismas [...].
51
población (mujeres, jóvenes y trabajadores escasamente cualificados) que,
por falta de educación y de cualificación, se han empobrecido o corren el
riesgo de la exclusión social (oit, 2003, pp. 14-15).
En tercer y último lugar, estas acciones deben servir para apoyar a otras políticas
conexas, como las políticas sociales y de empleo así como políticas específicas que
afectan a la juventud.
52
• Que la educación y la formación inicial pongan a disposición de todos los
jóvenes los medios para desarrollar las competencias clave en la medida
necesaria para prepararlos para la vida adulta, y sentar las bases para el
aprendizaje complementario y la vida laboral.
• Que se tomen las medidas adecuadas con respecto a los jóvenes que,
debido a una situación de desventaja educativa, como consecuencia de
circunstancias personales, sociales, culturales o económicas, precisen un
apoyo especial para desarrollar su potencial educativo.
53
V.- Nuevas Competencias docentes
El impacto que conlleva el nuevo marco globalizado del mundo actual y sus
omnipresentes, imprescindibles y poderosas herramientas TIC, está induciendo una
profunda revolución en todos los ámbitos sociales que afecta también, y muy
especialmente, al mundo educativo. Estamos ante una nueva cultura que supone
nuevas formas de ver y entender el mundo que nos rodea, que ofrece nuevos
sistemas de comunicación interpersonal de alcance universal e informa de "todo",
que proporciona medios para viajar con rapidez a cualquier lugar e instrumentos
tecnificados para realizar nuestros trabajos, y que presenta nuevos valores y
normas de comportamiento. Obviamente todo ello tiene una fuerte repercusión en
el ámbito educativo:
54
las personas les dedican y las infinitas posibilidades de acceso a atractivas
informaciones multimedia que proporcionan (periódicos y revistas, películas,
programas TV, informativos de actualidad, reportajes, todo tipo de páginas
web, juegos...) hacen de ellos una de las principales fuentes de información
y formación de los ciudadanos.
• Y por supuesto todo ello exige nuevas competencias profesionales para los
formadores.
A diferencia de lo que ocurría hace 100 años, en la sociedad actual resulta bastante
fácil para las personas acceder en cada momento a la información que requieren
(siempre que dispongan de las infraestructuras necesarias y tengan las adecuadas
competencias digitales; en este caso: estrategias para la búsqueda, valoración y
selección de información). No obstante, y también a diferencia de lo que ocurría
antes, ahora la sociedad está sometida a vertiginosos cambios que plantean
continuamente nuevas problemáticas, exigiendo a las personas múltiples
55
competencias procedimentales (iniciativa, creatividad, uso de herramientas TIC,
estrategias de resolución de problemas, trabajo en equipo...) para crear el
conocimiento preciso que les permita afrontarlas con éxito.
Por ello, hoy en día el papel de los formadores no es tanto "enseñar" (explicar-
examinar) unos conocimientos que tendrán una vigencia limitada y estarán siempre
accesibles, como ayudar a los estudiantes a "aprender a aprender" de manera
autónoma en esta cultura del cambio y promover su desarrollo cognitivo y personal
mediante actividades críticas y aplicativas que, aprovechando la inmensa
información disponible y las potentes herramientas TIC, tengan en cuenta sus
características (formación centrada en el alumno) y les exijan un
procesamiento activo e interdisciplinario de la información para que construyan su
propio conocimiento y no se limiten a realizar una simple recepción pasiva-
memorización de la información.
Por otra parte, la diversidad de los estudiantes y de las situaciones educativas que
pueden darse, aconseja que los formadores aprovechen los múltiples recursos
disponibles (que son muchos, especialmente si se utiliza el ciberespacio) para
personalizar la acción docente, y trabajen en colaboración con otros colegas
(superando el tradicional aislamiento, propiciado por la misma organización de las
escuelas y la distribución del tiempo y del espacio) manteniendo una actitud
investigadora en las aulas, compartiendo recursos (por ejemplo a través de las webs
docentes), observando y reflexionando sobre la propia acción didáctica y buscando
progresivamente mejoras en las actuaciones acordes con las circunstancias
(investigación-acción).
Cada vez se abre más paso su consideración como un mediador de los aprendizajes
de los estudiantes, cuyos rasgos fundamentales son:
56
✓ Regula los aprendizajes, favorece y evalúa los progresos; su tarea principal es
organizar el contexto en el que se ha de desarrollar el sujeto, facilitando su
interacción con los materiales y el trabajo colaborativo.
✓ Fomenta el logro de aprendizajes significativos, transferibles.
✓ Fomenta la búsqueda de la novedad: curiosidad intelectual, originalidad,
pensamiento convergente.
✓ Potencia el sentimiento de capacidad: autoimagen, interés por alcanzar nuevas
metas.
✓ Enseña qué hacer, cómo, cuándo y por qué, ayuda a controlar la impulsividad.
✓ Comparte las experiencias de aprendizaje con los alumnos: discusión reflexiva,
fomento de la empatía del grupo.
✓ Atiende las diferencias individuales.
✓ Desarrolla en los alumnos actitudes positivas: valores.
En este marco, las principales funciones que debemos realizar los docentes hoy en
día son las siguientes:
Diagnosticar necesidades.
57
Planificar cursos
Buscar y preparar materiales para los alumnos, aprovechar todos los lenguajes.
Elegir los materiales que se emplearán, el momento de hacerlo y la forma de
utilización, cuidando de los aspectos organizativos de las clases (evitar un uso
58
descontextualizado de los materiales didácticos). Estructurar los materiales de
acuerdo con los conocimientos previos de los alumnos (si es necesario establecer
niveles).
Conviene aprovechar todos los lenguajes para potenciar los aprendizajes de los
estudiantes.
- Motivar al alumnado
59
- Despertar el interés de los estudiantes (el deseo de aprender) hacia los objetivos
y contenidos de la asignatura (establecer relaciones con sus experiencias vitales,
con la utilidad que obtendrán...). Y mantenerlo.
60
posibles aplicaciones prácticas, sus relaciones con otros temas conocidos...).
Sugerir la consulta de otras fuentes alternativas
61
- Tratar la diversidad de los estudiantes (conocer sus características y diagnosticar
sus necesidades) ofreciendo múltiples actividades que resulten todas ellas
adecuadas para el logro de los objetivos que se pretenden. De esta manera los
estudiantes podrán elegir según sus intereses y capacidades (pueden trazar su
itinerario formativo).
- Asesorar sobre la oportunidad del uso de los medios. Los medios además de
actuar como transmisores de la información, estructuran los esquemas mentales de
los estudiantes y actúan como mediadores entre la realidad y su estructura mental
exigiendo la realización de determinadas operaciones cognitivas y facilitando el
desarrollo de ciertas habilidades.
- Asesorar en el uso de las TIC como medio de comunicación: entre alumnos, con
el profesor, con terceros.... Las intranets ayudarán a reforzar las interrelaciones en
62
la comunidad educativa de la escuela. No obstante, en cada momento y
circunstancia hay que valorar el mejor canal de comunicación: personal, virtual...
- Aprovechar las posibilidades de las TIC para realizar alguna de las actividades de
evaluación y fomentar la autoevaluación por parte de los estudiantes.
- Utilizar las TIC para facilitar y mejorar la acción tutorial: bases de datos para el
seguimiento de los estudiantes, tutorías telemáticas.
- Actuar como ejemplo para los estudiantes: en la manera de hacer las cosas, en
las actitudes y valores (entusiasmo, responsabilidad en el trabajo...)
63
cuando (y de la manera que) aporten ventajas sobre el empleo de otros materiales
más asequibles.
- Formación continúa
- Actitud positiva hacia las TIC, pero desde una perspectiva crítica, valorando más
la tecnología didáctica (dirigida a la resolución de problemas educativos) que la
simple técnica (uso de los aparatos)
64
- Trabajo autónomo (con iniciativa ante la toma de decisiones), ordenado y
responsable.
- Trabajo cooperativo.
- Trabajos de gestión
Aprovechando las posibilidades que ofrecen las TIC, los profesores estarán menos
tiempo delante de los alumnos en clase y tendrán una mayor dedicación a tareas
como la preparación de materiales, la tutorización y seguimiento de los
estudiantes... Algunas de estas actividades podrán realizarse fuera de la escuela,
en el ámbito doméstico.
Las TIC se han convertido en un eje transversal de toda acción formativa donde casi
siempre tendrán una triple función: como instrumento facilitador los procesos de
aprendizaje (fuente de información, canal de comunicación entre formadores y
estudiantes, recurso didáctico...), como herramienta para el proceso de la
información y como contenido implícito de aprendizaje (los estudiantes al utilizar las
TIC aprenden sobre ellas, aumentando sus competencias digitales). Así, hoy en día
los formadores necesitan utilizar las TIC en muchas de sus actividades
profesionales habituales.
65
páginas web, bibliografía y otros materiales de repaso o ampliación de
conocimientos; para documentarse sobre lo que hacen otros colegas y otras
instituciones con el fin de mejorar la propia práctica; para elaborar la propia web
docente, centro de recursos personal donde cada formador va ordenando los
materiales digitales propios y los enlaces de Internet que tienen interés para su
trabajos y sus estudiantes; etc.
66
proporciona Internet constituye la parcela más relevante de las competencias en
TIC que deben tener los formadores, sin olvidar el resto de las competencias
básicas en TIC que necesita todo ciudadano y otras competencias TIC específicas
de su campo profesional, muy especialmente la aplicación de estos instrumentos
tecnológicos con fines didácticos para facilitar los aprendizajes de los estudiantes.
En definitiva, y de acuerdo con diversos estudios realizados al respecto (Cabero,
1999; Majó y Marquès, 2002; Tejada, 1999), podemos resumir así las competencias
en TIC que deben tener los docentes:
- Tener una actitud positiva hacia las TIC, instrumento de nuestra cultura que
conviene saber utilizar y aplicar en muchas actividades domésticas y laborales.
- Conocer los usos de las TIC en el ámbito educativo.
- Conocer el uso de las TIC en el campo de su área de conocimiento.
- Utilizar con destreza las TIC en sus actividades: editor de textos, correo
electrónico, navegación por Internet....
- Adquirir el hábito de planificar el currículum integrando las TIC (como medio
instrumental en el marco de las actividades propias de su área de conocimiento,
como medio didáctico, como mediador para el desarrollo cognitivo)
- Proponer actividades formativas a los alumnos que consideren el uso de TIC
- Evaluar el uso de las TIC
67
desinstalación de programas, utilización de recursos compartidos en red,
mantenimiento básico del equipo.
Utilizar las ayudas que proporcionan los manuales y los mismos programas
Procesador de textos: uso de las funciones básicas, correctores ortográficos, OCR
(escaneado de documentos).
- ACTUALIZACIÓN PROFESIONAL
68
Conocimiento de las posibilidades de utilización de los recursos en soporte TIC en
la docencia y para la organización y gestión de las instituciones formativas.
Acceso a las fuentes de información y recursos en soporte TIC sobre las materias
que imparte.
- METODOLOGÍA DOCENTE
69
Algunos profesores utilizan recursos TIC relacionados con los contenidos de su
asignatura, otros utilizan recursos que no tienen relación específica con la
asignatura para realizar actividades innovadoras
70
Organizar actividades de trabajo colaborativo que relacionen los aprendizajes con
la vida cotidiana, para reforzar los aprendizajes significativos con el contraste de
opiniones (se integrará todo más con los conocimientos anteriores); de esta manera
se pueden compensar las limitaciones (las respuestas son limitadas y
predeterminadas, falta de socialización, poca significancia de los aprendizajes,
dificultades para transferir los aprendizajes...) de muchos programas educativos de
corte conductista.
Aprovechamiento didáctico de los recursos que proporcionan los "mass media". Uso
de las fuentes de información para conocer problemas reales del mundo.
Enseñar a los alumnos el autoaprendizaje con la ayuda de las TIC, ya que estos
materiales pueden promover su aprendizaje autónomo. Que sepan lo que éstas les
pueden aportar y lo que no.
Uso de las funcionalidades que proporcionan las intranet y las web de centro.
Confección de la web docente con una selección de recursos de utilidad para los
estudiantes.
71
Estar predispuesto al aprendizaje continuo y a la actualización permanente.
La mejor manera de lograr esta nueva capacitación en TIC del profesorado que ya
está en activo es promoviendo la adecuada formación desde el propio centro,
incentivando el uso y la integración de las TIC a partir de la consideración de sus
necesidades, orientada a la acción práctica (para que no se quede solo en teoría)
y, por supuesto, facilitando los adecuados medios tecnológicos y un buen
asesoramiento continuo. Por otra parte, esta cada vez más sentida necesidad de
formación en TIC por parte del profesorado puede aprovecharse por parte de la
administración educativa para promover la no siempre tan sentida, pero a veces
igualmente necesaria, actualización didáctica. Un objetivo más difícil aún si cabe.
Hay que tener en cuenta que aún hay muchos docentes que ven con recelo e
indiferencia el uso de estos recursos. El origen de estas actitudes negativas por
parte de un sector de los docentes suele encontrarse en alguna de las siguientes
circunstancias:
- Poco dominio de las TIC, debido a una falta de formación, lo que genera: temor,
recelo, impotencia, ansiedad.
72
deshumanizan, no son útiles, no aportan casi nada importante, tienen efectos
negativos, dificultan el trabajo educativo.
Por ello el profesorado debe ver la necesidad y la utilidad de las TIC en su quehacer
docente e investigador, debe descubrir sus ventajas, debe sentirse apoyado en todo
momento, porque si no lo ve necesario y factible ¿hasta que punto se le puede forzar
a una actualización de competencias tecnológicas sin vulnerar sus derechos, su
"libertad de cátedra"?
En cualquier caso, las competencias necesarias para una persona que se dedique
a la docencia deben contemplar cuatro dimensiones principales:
73
reaccionando a menudo con rapidez ante situaciones siempre nuevas y con una
alta indefinición (una buena imaginación también le será de utilidad) y sabiendo
establecer y gestionar con claridad las "reglas de juego" aceptadas por todos.
El profesor debe tener entusiasmo (creer en lo que hace, vivirlo, de manera que
transmita el entusiasmo y la pasión de aprender a los estudiantes), optimismo
pedagógico (ante las posibilidades de mejora de los estudiantes), liderazgo (que
nazca de su actuación abriendo horizontes a los estudiantes y representando la
voluntad del grupo, de su dedicación y trato, de su ejemplo y valores...). Debe dar
afecto (no por lo que hacen, sino por lo que son) que proporcionará la imprescindible
seguridad, y debe dar confianza (creyendo en las posibilidades de todos sus
alumnos; las expectativas se suelen cumplir) que reforzará el impulso de los
estudiantes para demostrar su capacidad.
74
sistemáticamente las cualidades psicológicas personales. ¿No se debería
replantear todo esto?
Por otra parte, muchos de los docentes actualmente en ejercicio recibieron una
formación pensada para la escuela de las últimas décadas del siglo XX. Y nuestra
sociedad ha cambiado mucho, de manera que la formación permanente que la
"sociedad de la información" impone a sus ciudadanos también resulta
indispensable para el profesorado de todos los niveles educativos.
Plan de formación continua para docentes en activo (un 50% tienen más de 45
años) diseñado modularmente en cursos de unas 30 horas a partir de unas
competencias básicas que todos deberán acreditar poco a poco, por ejemplo en un
plazo de 10 años. Pensamos que la Administración Educativa debería establecer
unas competencias básicas que todos los profesores en ejercicio deberían acreditar
cada diez años, mediante la realización de un cursillo específico para cada una de
ellas. Estos cursillos se podrían ir realizando sin prisas, a un ritmo de uno por año.
Entre estas competencias básicas destacamos:
75
➢ Tecnologías de la información y la comunicación (TIC).
➢ Lenguaje audiovisual-
➢ Buenas prácticas didácticas.
➢ Didáctica de (la asignatura de cada uno).
➢ Multiculturalidad.
➢ Tratamiento de la diversidad.
➢ Dinámica de grupos.
➢ Resolución de conflictos.
➢ Las componentes emocionales de la inteligencia
76
Unión Europea y su participación en proyectos de trabajo conjunto.
También es necesario que haya una mayor relación entre la escuela
y el mundo laboral. Especialmente en los Ciclos Formativos, deberían
establecerse mecanismos para que el profesorado pudiera pasar
estancias (a tiempo total o parcial) en empresas para actualizar sus
conocimientos y adquirir experiencia de su aplicación práctica.
▪ Nuevos sistemas para la selección del profesorado en los centros
públicos. Las oposiciones no pueden basarse solamente en la
demostración puntual de unos conocimientos teóricos. Se propone
que se tenga en cuenta también: su web docente, un periodo
obligatorio de prácticas en un centro (periodo obligatorio de becario...).
▪ Incentivar la participación del profesorado en proyectos y actividades
formativas que fomenten la investigación y el intercambio (jornadas y
congresos), En este sentido, lnternet ofrece la posibilidad de crear
redes con profesores de otros centros e instituciones, participar en
foros, proyectos de investigación y cursos virtuales sin necesidad de
abandonar la actividad docente. Por ejemplo, el profesorado debería
participar cada sexenio en un proyecto de investigación.
77
de manera eficiente la comunicación con los alumnos, tratar a los alumnos con
respeto, reconocer cuando comete un error o se equivoca en algo, realizar una
buena tutoría y dar ejemplo, proporcionar a todos una atención frecuente y
sistemática. Interesarse por ellos, preguntarles sobre lo que hacen e intentar
ayudarles, supervisar a sus alumnos. No basta con juzgar los trabajos y esfuerzos
de los estudiantes, hay que proporcionarles feedback, conocer los avances en su
desarrollo intelectual y personal.
Dar una orientación ajustada a los problemas que plantee cada alumno y a sus
necesidades.
Hacer trabajar duro a los alumnos y poner niveles altos.
Colaborar con las familias. Estar en contacto con los padres de sus alumnos y
animarles a participar en la vida de la escuela.
Trabajar en equipo.
Características del docente como líder escolar (según Chapman, J., 1991)
78
Debe integrar aspectos cualitativos y cuantitativos, de la sustancia y el proceso, de
la visión externa e interna simultáneamente.
La labor docente es un trabajo enriquecedor a nivel humano (se trata con personas,
se aprende de ellas y de la vida). Y nuestro conocimiento crece al compartirlo de tal
forma que resulta gratificante (en definitiva se ayuda a desarrollarse a las personas),
es un trabajo variado, cada día será distinto, es un trabajo creativo, hay que buscar
nuevos medios para superar los problemas, para motivar más, para que superen
los problemas de aprendizaje.
Dejemos a los alumnos saber qué hacen y cómo lo están haciendo, compartir
información sobre oportunidades nuevas y mantener una línea de acción, pero
estimular los cambios. Nada se acaba completamente, todo puede hacerse mejor.
Utilizar el diálogo para comunicar ideas: no basta decir a los alumnos lo que
queremos decir; hay que decirlo de manera que les haga escuchar y participar y dar
más oportunidades a la imaginación, los sentimientos, la intuición, la sorpresa y la
creatividad. Existen muchas oportunidades de aprendizaje.
79
En la actualidad los procesos de seguimiento y evaluación son muy utilizados en
organizaciones empresariales y educativas con el fin de obtener datos que permitan
tomar decisiones para mejorar los procesos y los resultados, tomando en
consideración metas previamente planeadas.
Estos procesos que permiten la mejora, han sido parte fundamental del Programa
para la transformación y Fortalecimiento Académico Las escuelas normales
(PTFAEN), razón por la cual la Dirección General de Educación Superior para
Profesionales de la Educación (DGESPE), propone la evaluación interna y la
externa, puesto que ambas desde sus posturas arrojan datos que orientan a las
escuelas Normales hacia la mejora.
80
ámbitos de vida de la escuela, que asegure su misión y el logro efectivo de los
propósitos de la formación inicial de los docentes” (SEP, 2004, p.11).
En las normales de Sinaloa, los datos que ha aportado el CENEVAL aún no han
sido utilizados como insumos para propiciar la reflexión colegiada tendientes al
cierre de brechas académicas, además a través de diagnósticos institucionales las
tres escuelas normales en el marco del PEFEN1 1.0, 2.0, 3.0 advierten como
problemática común la inexistencia de procesos de evaluación y seguimiento de
diversos procesos institucionales importantes en la formación inicial de los
profesores, incluidos los relacionados a los logros del perfil de egreso de los
estudiantes.
Los rasgos del perfil son esenciales para que las comunidades educativas
normalistas dispongan de criterios para valorar el avance del plan y los programas,
la eficacia del proceso de enseñanza y de los materiales de estudio, el desempeño
de los estudiantes, así como las demás actividades y prácticas realizadas en cada
institución (SEP, 1997), por tal razón, interesó a la Dirección de Formación y
Desarrollo Docentes de la Secretaria de Educación Pública y Cultura de Sinaloa
realizar un estudio3 centrado en la evaluación de las competencias didácticas4 que
han adquirido los alumnos del octavo semestre de las licenciaturas de educación
primaria, primaria Intercultural Bilingüe, Educación Especial, preescolar y
secundaria que imparten las escuelas normales públicas del estado.
81
autoevaluaciones institucionales, además para su logro y atención se
construyeron políticas, a partir de documentos legales que les dieran
sustento a estas, que posibilitara la realización de acciones en el ámbito
estatal e institucional, tendientes al cierre de brechas.
3. Las competencias que definen el perfil de egreso se agrupan en cinco
grandes campos: habilidades intelectuales específicas, dominio de los
contenidos de enseñanza, (en educación especial cambia por “conocimiento
de los propósitos, enfoques y contenidos de la educación básica”)
competencias didácticas, identidad profesional y ética, y capacidad de
percepción y respuesta a las condiciones de sus alumnos y del entorno de la
escuela.
4. Estudio realizado por el Ambrosio Mojardin, Blas Acosta, Adriana Camarillo,
Imelda Ramos y Jorge Trujillo.
5. La competencia didáctica es la habilidad del docente para establecer una
relación didáctica, esto es construir un conjunto de relaciones sociales entre
él y sus estudiantes en la perspectiva de realizar una acción delimitada en un
cuadro espacio temporal académico determinado cuya finalidad es provocar
cambios en ellos. Dicho de otra forma, cómo identifica y transforma el saber
de referencia, los contenidos, la información, en agentes (medios) de cambio
para sus estudiantes en saber aprendido (Jonnaert et,al,2003;citado en
Toledo,2006;107)
6. Ofrecer insumos que permitan la reflexión y toma de decisiones para mejorar
el logro de las competencias didácticas en los diferentes programas del
Sistema de Educación Normal en el Estado de Sinaloa. Identificar las
Competencias comprometidas en los diferentes planes y programas de
estudio.
82
2. Realizar diagnóstico puntual del manejo de las competencias didácticas de
los estudiantes de cuarto grado.
3. Identificar la percepción que los tutores tienen sobre el manejo de
competencias didácticas en sus alumnos.
4. Construir estrategias y recursos específicos para mantener evaluación
continua sobre las competencias didácticas de los alumnos en educación
normal.
5. Producir evidencia empírica sobre el manejo de competencias didácticas de
los estudiantes, para la toma de decisiones institucionales.
Tiene como propósito obtener información de las percepciones que tienen los
profesores tutores respecto a las competencias didácticas que poseen los
estudiantes normalistas, puestos que estos son sujetos que están compartiendo
83
experiencias pedagógicas de la práctica de los normalistas, así mismo, este mismo
instrumento se aplicó a los normalistas como un instrumento de auto percepción,
consta de 42 ítems, mide agrupados a través de análisis factorial: (1)clima en el ala,
(2)evaluación, (3)planeación, (4)uso de materiales de enseñanza, (5) atención de
las NEE, (6) atención de la enseñanza Intercultural, (7)uso de material didáctico,
(8)actitud de auto estudio y actualización y(9) la atención de la enseñanza situada
o contextualizada.
84
Sugerencias
85
a) Sabe diseñar, organizar y poner en práctica estrategias y actividades didácticas,
adecuadas a los grados y formas de desarrollo de los alumnos, así como a las
características sociales y culturales de éstos y de su entorno familiar, con el fin de
que los educandos alcancen los propósitos de conocimiento, de desarrollo de
habilidades y de formación valoral establecidos en los lineamientos y planes de
estudio de la educación primaria.
86
Conclusiones.
87
habilidades e informaciones para solucionar con pertinencia y eficacia una
serie de situaciones
88
Bibliografía
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preescolar: el semillero de la ciencia en el Gimnasio Campestre. Revista
Internacional Magisterio. No 27 Junio – Julio. Bogotá.
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Encuentro Internacional de Educación Ambiental. MEN, MMA. Reprolaser.
Bogotá.
89
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Humanitas.
90
— (coord.) (2000): Formación y empleo: enseñanza y competencias. Granada:
Comares.
91
Secretaria de Educación Pública. (2006).Autoevaluación y seguimiento en y desde
la escuela, México: Autor.
Tünnermann Berheim, C. (2003). La Universidad ante los Retos del Siglo XXI.
México: Universidad Autónoma de Yucatán.
93