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Teoria General Del Delito

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Teoría General del Delito


08 / 08 / 2017

La teoría general del delito se encarga del estudio del delito, este estudio
del delito se refiere a un estudio de sus elementos de manera general, es
decir, el delito dentro de la parte general del derecho penal, estudiando
elementos comunes a todos los delitos, cabe hacer notar que el estudio de
las características propias de cada figura delictiva corresponde a la parte
especial del derecho penal, Muñoz Conde en su libro Teoría General del
Delito nos refiere que “la teoría del delito se ocupa de las características
comunes que debe tener cualquier hecho para ser considerado delito, sea
este en el caso concreto una estafa, un homicidio o una malversación de
caudales públicos”.[1]

1. EL DELITO Y SUS ELEMENTOS.

Una vez que tuvimos ya un acercamiento a lo que se entiende por teoría


general del delito, es momento de describir, o mejor dicho, de definir que es
el delito.

Bajo el principio de que no existe delito sin ley, podemos de manera


general comenzar diciendo que el delito es toda aquella conducta humana
que es sancionada como delito por el legislador, cabe aclarar que no
cualquier conducta es relevante para el derecho penal, solo aquella que es
reprochada socialmente, por ejemplo, una pelea de box, provoca lesiones
entre los contendientes, pero dado que es aprobada socialmente, dicha
acción de pelear y causarse lesiones no es penalmente relevante.

Así pues, tenemos que es el legislador quien determina que conducta es la


que se deberá considerarse penalmente relevante, por lo tanto a través de la
ley se seleccionan los comportamientos reprochables y se garantiza a la
ciudadanía que solo lo descrito en el ordenamiento como delito será
reprochable, para finalmente motivar a los mismos ciudadanos a conducirse
acorde con el estado de derecho, dicha motivación se da toda vez que la
conducta descrita por el legislador como delito contiene una pena.

Bien; de manera general considero ha quedado claro lo que es un delito,


pasemos ahora a la parte técnica de la definición de delito, Muñoz Conde
al respecto nos dice que “el derecho penal positivo ha llegado a la
conclusión de que el concepto del delito responde a una doble perspectiva,
se presenta como un juicio de desvalor que recae sobre un hecho o acto
humano y como un juicio de desvalor que se hace sobre el autor de ese
hecho. Al primer juicio de desvalor se le llama injusto o antijurícidad, al
segundo culpabilidad. Injusto o antijuricidad es, pues, la desaprobación del
acto; culpabilidad la atribución de dicho acto a su autor.”[2]

Por lo expuesto podemos afirmar que los elementos del delito son: el tipo,
que es la conducta descrita por el legislador como delito, la antijuricidad y
la culpabilidad.

Resumiendo, podemos definir al delito como una conducta, tipica,


antijuridica, y culpable (la punibilidad es propiamente una consecuencia del
delito), a continuación haremos un breve repaso de lo que se entiende por
cada elemento que contiene la definición de delito.

1.1 CONDUCTA (ACCIÓN Y OMISIÓN).

El derecho penal se encarga de sancionar la conducta de las personas, por lo


tanto podemos decir que la conducta es un elemento esencial del delito, es
decir, no hay delito sin conducta como veremos más adelante; han existido
diversas conceptos sistemáticos de conducta, pero se coincide en que la
conducta es una manifestación de la voluntad en el mundo exterior que
sancionan las leyes penales, Jiménez Huerta precisa que la conducta es “el
modo o forma de manifestarse en el externo comportamiento típico, queda
comprendidas tanto las formas positivas como las negativas con que el
hombre manifiesta externamente su voluntad. Implica, pues, un superior
conocimiento de genérica significación; idóneo para abarcar las diversas
formas en que típicamente se plasma la voluntad de los hombres”[3].

Podemos advertir de la definición citada que una conducta tiene elementos


externos e internos, esto es una acción o una omisión - conceptos que
precisaremos más adelante – pero para que la conducta sea considerada
como delito debe materializarse en el mundo exterior; solo se podrá
delinquir, es decir cometer un delito cuando la conducta de un sujeto
determinado haga que su hacer o dejar de hacer se manifieste con
elementos tangibles o perceptibles por los sentidos en la realidad,
adecuados al tipo penal descrito por la norma.

Al respecto Antonio Berchelmann Arizpe nos dice que “la acción como
forma externa de la conducta, equivalga a la racionalización espacial y
temporal de cierto comportamiento corporal de una persona. Ya sea por la
actividad de uno de sus miembros (brazos, piernas, manos, pies, etc.) ya sea
por cualquier órgano que ponga en marcha el complejo muscular del cuerpo
humano que se perciba en el mundo exterior (gestos, palabras, etc) por su
parte se dice que la omisión es la inactividad física o inercia muscular con
relación a una acción esperada; es la actitud pasiva o inmovilidad de
aquellas partes del cuerpo cuya actuación depende de la voluntad”[4].

Podemos decir que el término conducta es pues un concepto aceptado en el


derecho penal mexicano como el primer elemento conceptual del delito,
pero aclarando que no cualquier conducta, sino solo aquellas que se ajusten
objetiva y subjetivamente al marco normativo previsto por el ordenamiento
penal. Ahora bien, la conducta tiene modos de manifestación, siendo estos
la acción y la omisión, Fernando Arilla Bas respecto de la acción y la
omisión nos dice que “las acciones y las omisiones punibles aparecen, por
lo general, enumeradas disyuntivamente en las leyes penales. Tienen ambas
de común, el elemento interno de la conducta de que son variantes, es decir,
la volición, pero las primeras se exteriorizan mediante un comportamiento
positivo o sea aliud facere, en tanto que las segundas la exteriorizan por
medio de un comportamiento negativo. La acción contradice una norma
prohibitiva, en tanto que la omisión contradice una norma perceptiva. La
acción viola, en consecuencia, un deber jurídico de abstenerse, es un facere
quod non debetur y la omisión viola un deber jurídico de obrar, es un non
facere quod debetur. El comportamiento activo es un comportamiento
prohibido, en tanto que el omisivo es debido[5].

Es muy elocuente lo dicho por el maestro Arilla Bas, la conducta tiene una
manifestación negativa y una positiva, que se traducen en una acción u
omisión respectivamente, por tanto la norma penal prohíbe tanto la acción,
así como la omisión, lo cual se traduce en que lo abstracto descrito por el
legislador, esto es el tipo penal[6], tiene la función de intimidar al
ciudadano común para que se abstenga de actuar contrario a la sana
convivencia social, así como también lo conmina a que cumpla con su
deber en caso de que así le sea exigible por su actuar cotidiano en alguna
determinada profesión, por ejemplo la enfermera de un hospital tiene la
obligación de atender por prescripción de un medico, a un determinado
paciente, si esta no lo hiciere así y el paciente fallece, porque su conducta
fue omisa con cumplir con dicha obligación, pues tendría que responder
penalmente por dicha omisión de actuar.

1.2. EL TIPO.

Cuando analizamos el concepto de delito y sus elementos decíamos que el


tipo es la descripción abstracta que el legislador hace de una conducta; así
pues, el tipo tiene una triple función a saber; una función seleccionadora de
los comportamientos penalmente relevantes, una función de garantía de
cuales comportamientos son considerados como delito y una función
motivadora general, en la cual el legislador espera que con la conminación
de una pena los ciudadanos se abstengan de realizar dichas conductas que
considera como delito.

Al respecto de lo que se entiende por tipo penal, el maestro Marquez Piñero


citando a la Dra. Olga Islas, en su libro El Tipo Penal señala que “el tipo
constituye, funcionalmente, una figura elaborada por el legislador,
descriptiva de una determinada clase de eventos antisociales, con un
contenido suficiente y necesario para garantizar la protección de uno o más
bienes jurídicos”[7].

Una vez precisado lo que es el tipo penal, es importante añadir que con la
evolución de la dogmática penal – situación que veremos en el siguiente
capítulo – a partir de los estudios de Beling, se considera al tipo como un
tipo de injusto; es decir, “como se ha dicho, antes de la obra de Beling, en
1906, la concepción que se tenía del delito era bipartidista, estimando sólo
dos aspectos esenciales de la ley penal: la norma concentradora de la
prohibición y que establece la pena, y por otra parte, la sanción que captaba
los elementos determinantes de la punibilidad. De esa manera Binding lo
deducía como consecuencia de afirmar que el delincuente no obra contra la
ley sino contra la norma que en aquélla se contiene. Por tanto, uno de los
aspectos más trascendentes de la consideración de Beling fue, como lo
refiere Jiménez Huerta, arrancar del concepto de especie delictiva,
concebida como un todo compuesto de una pluralidad de elementos
(previstos a veces expressis verbis y otras subintelligenda), para precisarse
o completarse por la interpretación, que se encuentran en la correspondiente
descripción legal, para llegar a proponer la comprensión del tipo como algo
distinto a lo que, como se ve, venía a ser una imagen unitaria equivalente al
delito mismo……., el tipo en sentido estricto se traduce en el
reconocimiento de su característica fundamental y predominantemente
descriptiva, lo que lo hace un componente distinto al delito en general”.[8]

En este orden de ideas, basándose en los estudios de Beling sobre el tipo,


Welzel, en Alemania en la década de los treinta del siglo pasado, llega a la
conclusión que los tipos penales contienen elementos objetivos y elementos
subjetivos, así pues, que nuestro derecho penal, sigue esta dogmática,
llamada escuela Finalista, cuyos criterios siguen vigentes hasta nuestros
días; luego entonces debe quedar claro para cumplir con el motivo del
presente trabajo afirmar que el tipo es la descripción abstracta que el
legislador hace de una conducta penalmente relevante y que contiene una
vertiente que incluye elementos objetivos y otra que incluye elementos
subjetivos como el dolo y la culpa.

Como comentario final al tipo como elemento del delito, conviene citar al
Maestro Urosa Ramírez, quien al respecto nos comenta que “al vocablo tipo
se le han atribuido múltiples connotaciones, pero son dos las más
reconocidas: por una parte, como la garantía-tipo empotrada dentro de la
legalidad que recoge el aforismo nullun crimen, nulla poena sine lege,
aceptada por la mayoría de los estados de derecho democrático y por otra
parte, como un dispositivo legal que cumple una importante función
sistemática dentro de la estructura de la teoría del delito, que describe
aquellas conductas humanas penalmente relevantes.

La teoría finalista logra un importante avance sistemático dentro del


desenvolvimiento dogmático en la configuración de la teoría del delito, que
supera modelos anteriores al lograr una mayor precisión conceptual que
redunda en una mayor seguridad jurídica de los gobernados, si bien no esta
exenta de críticas realizadas por juristas alemanes post-finalistas como
Gunther Jakobs y Claus Roxin, dirigidas a la explicación teleológica del
derecho penal. Con apoyo en lo anterior, comienza a obtener cada vez
mayor importancia el funcionalismo y dentro del mismo, la teoría de la
imputación objetiva, que parte de criterios jurídicos normativos y no
exclusivamente naturales para poder atribuir determinados resultados en la
acción u omisión del agente; encontrándose actualmente esta teoría en
pleno desarrollo”.[9]

1.3. ANTIJURIDICIDAD.

Siguiendo con el estudio de los elementos del delito, toca el turno a la


antijuridicidad, de la cual podemos adelantar, a reserva de ampliar el
conocimiento sobre el significado de la misma, que deberá entenderse como
antijuricidad a la contradicción de una determinada acción con lo previsto
en el ordenamiento penal, me explico; se tiene una conducta determinada,
misma que al realizar un juicio de subsunción, es decir de adecuar dicha
conducta al tipo, y si es contraria al mismo, entonces se podrá decir que
dicha conducta es antijurídica, como apoyo a lo expuesto cito al ilustre
maestro Muñoz Conde quien al respecto de la antijuricidad nos dice; “una
vez subsumido (tipificado) el caso de la realidad en el supuesto de hecho de
una norma penal, el siguiente paso, en orden a la averiguación de si ese
caso puede engendrar responsabilidad penal, es la determinación de la
antijuricidad, es decir, la constatación de que el hecho producido es
contrario a derecho; …..antijuricidad expresa la contradicción entre la
acción realizada y las exigencias del ordenamiento jurídico”.[10]

Consideramos que con lo expuesto por el maestro Muñoz Conde, es


suficiente para entender lo que es la antijuricidad, ya que no pretendemos
ser muy extensos en este tema, lo que buscamos es dar una breve
explicación de los elementos del delito, para que Usted amable lector pueda
conocer los elementos generales que componen a el delito, me quedaría
únicamente para agotar lo que a la antijuricidad se refiere, hacer mención
de que el derecho penal no crea la antijuricidad, sino que en virtud de la
ratio cognosendi del tipo penal (función indiciaria del tipo penal), se
seleccionan los comportamientos más lesivos para el conglomerado social,
conminándolos con una pena, a decir del Maestro Muñoz Conde, “la
realización de un hecho típico genera la sospecha de que ese hecho es
antijurídico; pero esta presunción puede ser desvirtuada por la concurrencia
de una causa de justificación excluyente de la antijuricidad. Si no concurre
ninguna de estas causas, se afirma la antijuricidad y el siguiente paso, es
entonces, la constatación de la culpabilidad del autor de ese hecho típico y
antijurídico”;[11] es pues tiempo de pasar a lo que es la culpabilidad en la
teoría del delito.
1.4. LA CULPABILIDAD.

Antes de comenzar con este tema, quisiera hacer la aclaración de que dado
que el presente esfuerzo académico se refiere ha realizar un breve estudio
de la teoría general del delito así como del delito y la evolución dogmática
del estudio del mismo, no pretendemos ser muy profundos en los elementos
que integran el delito, sino dar una sucinta pero puntual explicación de los
mismos, lo que nos permitirá efectivamente cumplir con el objetivo de este
estudio, una vez aclarado el punto, pasemos a la explicar la culpabilidad
como elemento del delito.

De manera muy puntual podemos decir que la culpabilidad se refiere a la


capacidad de una persona de ser sujeto de derecho en materia penal,
Berchelman Arizpe nos dice al respecto de la culpabilidad que “la acción
típica y antijurídica del injusto ha de ser culpable. Es decir, se ha de poder
hacer responsable al autor del injusto. O a aquél se le ha de poder reprochar
la conducta por la que realizó el injusto. Por ello la imputabilidad o
capacidad de culpabilidad al igual que la ausencia de causas de exculpación
son presupuestos de la culpabilidad. La diferencia principal entre la falta de
antijuricidad y la falta de culpabilidad consiste en que la conducta
justificada se reconoce dentro del derecho por el legislador; por ende está
permitida y se le debe soportar por todos”.[12]

La culpabilidad es entonces como refiere Dr. Díaz Aranda, el juicio sobre el


autor mediante el cual se determina si se le puede reprochar el haberse
comportado contrariamente a lo establecido en el orden jurídico.[13]

Coincidimos en todo momento con lo expuesto por tan ilustres penalista, la


culpabilidad se refiere al juicio de reproche que el estado realiza al autor de
un ilícito, o mejor dicho al trasgresor de la ley, ya que el derecho tiene
como finalidad el orden social y la sana convivencia social.

CONCLUSIONES.

PRIMERA.- La teoría general del delito es la parte general del derecho


penal que se encarga del estudio del delito, este estudio del delito se refiere
a un estudio de sus elementos de manera general.

SEGUNDA.- El delito es una conducta, típica, antijurídica y culpable,


todos los delitos tienen estas características, forman parte del estudio de la
teoría general del delito, las características propias de cada delito en
particular se estudian en la parte especial del derecho penal.

TERCERA.- El derecho penal se encarga de sancionar la conducta de las


personas, por lo tanto podemos decir que la conducta es un elemento
esencial del delito, es decir, no hay delito sin conducta.

CUARTA.- El tipo es la descripción abstracta que el legislador hace de una


conducta penalmente relevante, contiene una vertiente objetiva y una
vertiente subjetiva.

QUINTA.- La antijuridicidad es la contradicción de una determinada


acción con lo previsto en el ordenamiento penal.

SEXTA.- La culpabilidad es la capacidad de una persona de ser sujeto de


derecho en materia penal.

SÉPTIMA.- La punibilidad no es propiamente elemento del delito a la luz


de la teoría del delito, es consecuencia del delito y se refiere a la imposición
de una sanción al infractor de la ley una vez que se ha comprobado que la
conducta es típica, antijurídica y culpable.

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