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Mira A Cristo? ? - 105635

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Mira a Cristo

Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del
Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas
tenga vida eterna.
Juan 3:14-15

HISTORIA DE LA SERPIENTE DE BRONCE Números 21:1-9


Cuando el cananeo, el rey de Arad, que habitaba en el Neguev, oyó que venía
Israel por el camino de Atarim, peleó contra Israel, y tomó de él prisioneros.
Entonces Israel hizo voto a Jehová, y dijo: Si en efecto entregares este pueblo en
mi mano, yo destruiré sus ciudades. Y Jehová escuchó la voz de Israel, y entregó al
cananeo, y los destruyó a ellos y a sus ciudades; y llamó el nombre de aquel lugar
Horma. Después partieron del monte de Hor, camino del Mar Rojo, para rodear la
tierra de Edom; y se desanimó el pueblo por el camino. Y habló el pueblo contra
Dios y contra Moisés: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en
este desierto? Pues no hay pan ni agua, y nuestra alma tiene fastidio de este pan
tan liviano. Y Jehová envió entre el pueblo serpientes ardientes, que mordían al
pueblo; y murió mucho pueblo de Israel. Entonces el pueblo vino a Moisés y dijo:
Hemos pecado por haber hablado contra Jehová, y contra ti; ruega a Jehová que
quite de nosotros estas serpientes. Y Moisés oró por el pueblo. Y Jehová dijo a
Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre una asta; y cualquiera que
fuere mordido y mirare a ella, vivirá. Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y la
puso sobre una asta; y cuando alguna serpiente mordía a alguno, miraba a la
serpiente de bronce, y vivía.
Tipología de Jesús
CRUCIFIXIÓN Mateo 27:15-38
Ahora bien, en el día de la fiesta acostumbraba el gobernador soltar al pueblo un
preso, el que quisiesen. Y tenían entonces un preso famoso llamado Barrabás.
Reunidos, pues, ellos, les dijo Pilato: ¿A quién queréis que os suelte: a Barrabás, o
a Jesús, llamado el Cristo? Porque sabía que por envidia le habían entregado. Y
estando él sentado en el tribunal, su mujer le mandó decir: No tengas nada que
ver con ese justo; porque hoy he padecido mucho en sueños por causa de él. Pero
los principales sacerdotes y los ancianos persuadieron a la multitud que pidiese a
Barrabás, y que Jesús fuese muerto. Y respondiendo el gobernador, les dijo: ¿A
cuál de los dos queréis que os suelte? Y ellos dijeron: A Barrabás. Pilato les dijo:
¿Qué, pues, haré de Jesús, llamado el Cristo? Todos le dijeron: ¡Sea crucificado! Y
el gobernador les dijo: Pues ¿qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban aún más,
diciendo: ¡Sea crucificado! Viendo Pilato que nada adelantaba, sino que se hacía
más alboroto, tomó agua y se lavó las manos delante del pueblo, diciendo:
Inocente soy yo de la sangre de este justo; allá vosotros. Y respondiendo todo el
pueblo, dijo: Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos. Entonces les
soltó a Barrabás; y habiendo azotado a Jesús, le entregó para ser crucificado.
Entonces los soldados del gobernador llevaron a Jesús al pretorio, y reunieron
alrededor de él a toda la compañía; y desnudándole, le echaron encima un manto
de escarlata, y pusieron sobre su cabeza una corona tejida de espinas, y una caña
en su mano derecha; e hincando la rodilla delante de él, le escarnecían, diciendo:
¡Salve, Rey de los judíos! Y escupiéndole, tomaban la caña y le golpeaban en la
cabeza. Después de haberle escarnecido, le quitaron el manto, le pusieron sus
vestidos, y le llevaron para crucificarle. Cuando salían, hallaron a un hombre de
Cirene que se llamaba Simón; a éste obligaron a que llevase la cruz. Y cuando
llegaron a un lugar llamado Gólgota, que significa: Lugar de la Calavera, le dieron a
beber vinagre mezclado con hiel; pero después de haberlo probado, no quiso
beberlo. Cuando le hubieron crucificado, repartieron entre sí sus vestidos,
echando suertes, para que se cumpliese lo dicho por el profeta: Partieron entre sí
mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes. Y sentados le guardaban allí. Y
pusieron sobre su cabeza su causa escrita: ESTE ES JESÚS, EL REY DE LOS JUDÍOS.
Entonces crucificaron con él a dos ladrones, uno a la derecha, y otro a la izquierda.

MUERTE Mateo 27:46-54


Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama
sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? Algunos de
los que estaban allí decían, al oírlo: A Elías llama éste. Y al instante, corriendo uno
de ellos, tomó una esponja, y la empapó de vinagre, y poniéndola en una caña, le
dio a beber. Pero los otros decían: Deja, veamos si viene Elías a librarle. Mas Jesús,
habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu. Y he aquí, el velo del
templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron;
y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se
levantaron; y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a
la santa ciudad, y aparecieron a muchos. El centurión, y los que estaban con él
guardando a Jesús, visto el terremoto, y las cosas que habían sido hechas,
temieron en gran manera, y dijeron: Verdaderamente éste era Hijo de Dios.

RESURRECCIÓN Marcos 16:1-20


Cuando pasó el día de reposo, María Magdalena, María la madre de Jacobo, y
Salomé, compraron especias aromáticas para ir a ungirle. Y muy de mañana, el
primer día de la semana, vinieron al sepulcro, ya salido el sol. Pero decían entre sí:
¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del sepulcro? Pero cuando miraron,
vieron removida la piedra, que era muy grande. Y cuando entraron en el sepulcro,
vieron a un joven sentado al lado derecho, cubierto de una larga ropa blanca; y se
espantaron. Mas él les dijo: No os asustéis; buscáis a Jesús nazareno, el que fue
crucificado; ha resucitado, no está aquí; mirad el lugar en donde le pusieron. Pero
id, decid a sus discípulos, y a Pedro, que él va delante de vosotros a Galilea; allí le
veréis, como os dijo. Y ellas se fueron huyendo del sepulcro, porque les había
tomado temblor y espanto; ni decían nada a nadie, porque tenían miedo.
Habiendo, pues, resucitado Jesús por la mañana, el primer día de la semana,
apareció primeramente a María Magdalena, de quien había echado siete
demonios. Yendo ella, lo hizo saber a los que habían estado con él, que estaban
tristes y llorando. Ellos, cuando oyeron que vivía, y que había sido visto por ella, no
lo creyeron. Pero después apareció en otra forma a dos de ellos que iban de
camino, yendo al campo. Ellos fueron y lo hicieron saber a los otros; y ni aun a
ellos creyeron. Finalmente se apareció a los once mismos, estando ellos sentados a
la mesa, y les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían
creído a los que le habían visto resucitado. Y les dijo: Id por todo el mundo y
predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo;
mas el que no creyere, será condenado. Y estas señales seguirán a los que creen:
En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las
manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los
enfermos pondrán sus manos, y sanarán. Y el Señor, después que les habló, fue
recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios. Y ellos, saliendo,
predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las
señales que la seguían. Amén.
Mira a Cristo
Entonces vinieron a Jericó; y al salir de Jericó él y sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo ciego, hijo de Timeo,
estaba sentado junto al camino mendigando. Y oyendo que era Jesús nazareno, comenzó a dar voces y a decir: ¡Jesús,
Hijo de David, ten misericordia de mí! Y muchos le reprendían para que callase, pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de
David, ten misericordia de mí! Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole: Ten
confianza; levántate, te llama. El entonces, arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús. Respondiendo Jesús, le dijo:
¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista. Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y en
seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino.

Marcos 10:46-52

Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del
Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas
tenga vida eterna.
Juan 3:14-15

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