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8. EFC - GARANT-A MOBILIARIA

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CApíTULO 8

GARANTÍA MOBILIARIA

1. NOCIÓN
En el Perú hay prendas en función del deudor o del acreedor, prendas
con entrega o sin entrega del bien afectado, con o sin inscripción, prendas
para bancos o para determinados sectores económicos. En fin, había un
sinnúmero de prendas sin mucha coherencia entre ellas. De otro lado,
las normas legales protegían al deudor por considerarlo la parte débil de
la relación jurídica, cuando en realidad había que proteger al acreedor,
pues este es el que otorga el crédito. La prohibición del pacto comisorio
es un ejemplo de estas normas. Por último, los costos de las prendas
eran sumamente altos. La identificación del bien, el acceso al registro, la
ejecución, entre otros, generaban costos excesivos que en última instancia
no incentivaban y encarecían el crédito.
La Ley Nº 28677 creó la garantía mobiliaria y derogó las prendas que
existían en la legislación peruana. La garantía mobiliaria es sumamente
novedosa y ha revolucionado el sistema de garantías en el Perú. Varios
de los principios y características de las garantías clásicas —prenda e
hipoteca—, provenientes del derecho romano, han sido dejados de lado.
La Ley Nº 28677 pone énfasis en el acreedor y abarata la constitución de
la garantía y su ejecución.
DERECHOS REALES

La garantía mobiliaria es la afectación de un bien mueble mediante


un acto jurídico unilateral o plurilateral, en respaldo de una obligación
de cualquier naturaleza.
El concepto de bien mueble en la garantía mobiliaria es sumamente
amplio. No solo están comprendidos los bienes muebles enumerados en el
artículo 886º del Código Civil, sino también los bienes muebles futuros,
las naves y aeronaves, los pontones, plataformas y edificios rodantes,
las locomotoras, vagones y demás material rodante afecto al servicio
de ferrocarriles, y en general, todos los bienes muebles registrados o no
registrados, excepto las remuneraciones, el fondo de compensación por
tiempo de servicios, entre otros.
Históricamente, la garantía sobre los bienes muebles era la prenda.
La prenda era considerada un derecho real de garantía que se constituía
mediante la entrega del bien al acreedor o a un tercero. También se
entendía por prenda al contrato por el que uno se obligaba a entregar
un bien mueble en garantía de una obligación. En realidad, el contrato
obligaba al constituyente a entregar un bien mueble en garantía de una
obligación, pero era la entrega lo que hacía que naciera el derecho real de
prenda. Se distinguía así entre título de adquisición del derecho real de
prenda y modo de adquisición del derecho. El título era el acto jurídico
por el que se establecía la voluntad de gravar el bien. El modo, es decir, la
entrega, era el acto por el que efectivamente se gravaba el bien.
La entrega era un elemento esencial de la garantía y tenía por objeto
que el deudor no se quedara con el bien, ya que de lo contrario podía
venderlo y entregarlo a un tercero, quedándose el acreedor sin garantía.
La entrega se justificaba también porque a través de ella se
obtenía la posesión del bien, lo que constituía una forma de publicitar el
gravamen, de dar a conocer a los terceros que el bien estaba afectado
en garantía. Con la entrega, en definitiva, el acreedor sujetaba el bien,
efecto que tienela inscripción en materia hipotecaria.
La entrega del bien podía realizarse al acreedor o a un tercero. Lo
importante no era que el bien se entregase al acreedor, sino que el deudor

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no se quedara con la posesión —plena, al menos— del bien. Por eso el bien
podía ser entregado a un tercero, física o jurídicamente. La entrega física
suponía desplazamiento posesorio; la jurídica la inscripción de la garantía.
A diferencia de la prenda clásica, en la garantía mobiliaria no es
necesaria la entrega. La entrega en el Perú no es más que un elemento
esencial de la garantía sobre bienes muebles. Sin embargo, nada impide que
se entregue el bien mueble afectado en garantía al acreedor garantizado o
a un tercero depositario. ¿En qué supuesto le interesará al acreedor que le
entregue a él o a un tercero el bien? En el caso de bienes no identificables,
en los que posesión y propiedad se identifican. En estos casos, la seguridad
del acreedor consistirá, al igual que con la prenda clásica, en que el deudor
no tenga el bien. Es cierto que conforme al artículo 13º de la Ley de la
Garantía Mobiliaria la enajenación del bien no perjudica la plena vigencia
del bien dado en garantía, salvo cuando el bien es adquirido en tienda o
local abierto al público, pero la persecutoriedad puede tornarse ineficaz
si el deudor mantiene la posesión en este tipo de bienes.
En la garantía mobiliaria la publicidad la da la inscripción. La garantía
mobiliaria, para que sea oponible frente a terceros, debe registrarse.
La garantía mobiliaria es un derecho accesorio. Toda vez que ella se
constituye con la finalidad de asegurar el cumplimiento de una obligación,
solo existe en la medida que exista tal obligación. La obligación es el soporte
necesario de la garantía, salvo el caso excepcional de las denominadas
garantías mobiliarias abiertas y garantías mobiliarias preconstituidas. En
estos dos casos, la garantía existe a pesar de no existir la obligación cuyo
cumplimiento asegura. Como consecuencia del carácter accesorio de la
garantía mobiliaria, esta sigue la suerte de la obligación principal. Si la
obligación se anula, por ejemplo, también se anula la garantía mobiliaria.
La garantía mobiliaria, finalmente, puede garantizar el cumplimiento
de cualquier obligación, simple o modal, presente o futura, de dar, hacer
o no hacer.

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DERECHOS REALES

2. CONSTITUCIÓN
La garantía mobiliaria se constituye mediante un acto jurídico constitutivo
unilateral o plurilateral. Sin embargo, para que la garantía sea oponible
frente a terceros, debe estar inscrita en el registro correspondiente, es decir,
en el Registro Jurídico de Bienes o en el Registro Mobiliario de Contratos,
según se trate de bienes muebles registrados o no registrados.
El acto jurídico constitutivo debe constar por escrito y puede
instrumentalizarse por cualquier medio fehaciente que deje constancia de
la voluntad de quien lo otorga, lo que incluye télex, telefax, intercambio
electrónico de datos y medios ópticos o similares.
El acto jurídico debe contener como mínimo los datos que permitan
la identificación del constituyente, del acreedor garantizado, del deudor,
del depositario y del representante, de ser el caso; en caso de bienes no
registrados, la declaración jurada del constituyente sobre la condición de
propietario del bien; el valor del bien acordado por las partes; el monto
determinado o determinable del gravamen; la identificación y descripción
del bien; la descripción específica o genérica de la obligación garantizada,
según lo acuerden las partes; la fecha cierta del documento constitutivo;
el plazo de vigencia de la garantía; la forma y condiciones de ejecución; y,
la indicación de los datos de inscripción del bien mueble en un Registro
Jurídico de Bienes, cuando corresponda.
El artículo 19º de la Ley de la Garantía Mobiliaria señala que
los requisitos antes mencionados «deben» estar contenidos en el acto
constitutivo de la garantía mobiliaria, con lo cual parecería indicar que
los requisitos son de validez. Esto, sin embargo, no parece razonable en
todos los casos.
Algunos de los requisitos sí son esenciales a la garantía, como por
ejemplo, la exigencia de consignar el monto determinado o determinable
del gravamen. En cambio, no debería ser un requisito de validez de la
garantía la exigencia de consignar el documento nacional de identidad
de alguna de las partes intervinientes en la garantía.

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3. GARANTíA pRECONSTITUIDA
La garantía preconstituida es aquella por la que se afecta un bien que no
es del constituyente, sea el deudor o un tercero, o la que recae sobre un
bien futuro o la que asegura el cumplimiento de obligaciones futuras o
eventuales. Es preconstituida porque su eficacia queda sujeta a que el
constituyente adquiera la propiedad del bien, llegue a existir el bien o se
contraiga la obligación futura o eventual.
Nada impide que una persona que no es propietaria de un bien lo
afecte en garantía o que la garantía esté relacionada con un bien que no
existe o que asegure el cumplimiento de obligaciones futuras o eventuales.
En todos estos casos, la garantía es válida, y por tanto existe, aunque no
tenga eficacia.
Con respecto a la garantía preconstituida de bienes ajenos, uno
de los requisitos de la prenda clásica era que el constituyente fuera el
propietario del bien. Se trataba de un requisito de validez del derecho real
de prenda, por lo que la prenda de un bien ajeno era una garantía inválida.
Apartándose de la prenda clásica, la garantía mobiliaria no exige como
requisito de validez de la garantía que el constituyente sea el propietario
del bien mueble. Más bien, permite que la garantía recaiga sobre un bien
ajeno. En consecuencia, la relación jurídica derivada de una garantía
constituida por quien no es propietario del bien es válida.
En los tres casos de garantía mobiliaria preconstituida —bien que no
es del constituyente, la que recae sobre un bien futuro o la que asegura
el cumplimiento de obligaciones futuras o eventuales— debe dejarse
constancia en el acto jurídico constitutivo de la garantía del carácter
ajeno o futuro del bien mueble o de la naturaleza futura o eventual de la
obligación garantizada. Ello en razón de que la garantía preconstituida
debe inscribirse y los terceros sabrán que se trata de una garantía cuya
eficacia está condicionada. Pero para que nazca la relación jurídica entre
las partes derivada de una garantía preconstituida, no es necesario que se
deje constancia en el acto jurídico constitutivo. En otras palabras, si no

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DERECHOS REALES

se deja constancia en el acto constitutivo de la garantía preconstituida de


la naturaleza ajena o futura del bien, o de la obligación futura o eventual,
la garantía preconstituida es válida, aunque sin eficacia frente a terceros.
En el caso del bien ajeno, puede ocurrir que el acreedor garantizado
no sepa que el bien es ajeno y a pesar de ello la garantía subsiste, siempre
que tenga buena fe, conforme lo establece el artículo 24º de la Ley de
la Garantía Mobiliaria. En esta eventualidad, el acreedor podría pedir
la anulación del acto por error. Sin embargo, si el acreedor recibe una
garantía preconstituida y sabe que el bien es ajeno, pero tal circunstancia
no se consigna en el acto constitutivo, la garantía preconstituida existe y
produce efecto, al menos en la relación entre las partes.
La constancia que se debe poner en el acto constitutivo de la garantía
preconstituida no tiene por objeto regular la relación entre el constituyente
y el acreedor garantizado, sino exclusivamente la oponibilidad frente a
terceros, como se ha mencionado.
Sin perjuicio de lo anterior, si no se deja constancia en el acto jurídico
constitutivo del carácter ajeno o futuro del bien o de la naturaleza futura o
eventual de la obligación, la garantía preconstituida no se podrá inscribir
como tal en el Registro Mobiliario de Contratos o en el Registro Jurídico
de Bienes, según sea el caso, pues el artículo 81º del Reglamento de
las Inscripciones del Registro Mobiliario de Contratos, aprobado por
Resolución de la Superintendencia Nacional de los Registros Públicos
Nº 142-2006-SUNARP-SN, exige para efectos registrales que en el título
se señale expresamente la causal que sustenta la garantía preconstituida.
Con respecto a la eficacia de la garantía preconstituida, para que
produzca efecto se debe producir lo siguiente: en el caso de la garantía sobre
un bien mueble ajeno, el constituyente debe adquirir la propiedad del bien;
en el caso de un bien mueble futuro, el bien debe llegar a existir; y, en el
caso de una obligación futura o eventual, la obligación debe contraerse.
Jurídicamente, la garantía preconstituida queda sujeta a la condición
suspensiva de que ocurra alguno de los tres eventos, según sea el caso. Se
trata de una condición impuesta por la ley. Y es suspensiva, debido a que

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queda en suspenso la eficacia de la garantía hasta que se produzca alguno


de los tres eventos.
Cuando se verifica el evento y como consecuencia de ello la garantía
preconstituida adquiere eficacia, debe inscribirse tal circunstancia en el
registro correspondiente.
Para que la garantía mobiliaria preconstituida surta efecto frente a
terceros, debe inscribirse en el registro correspondiente. Una vez que
obtiene eficacia, ya sea porque el constituyente adquiere la propiedad del
bien o porque el bien afectado llega a tener existencia o porque se contrae
la obligación futura o eventual, los efectos de la garantía mobiliaria se
retrotraen a la fecha de inscripción en el registro correspondiente.
Hay, si se quiere, dos momentos a nivel registral. En un primer
momento se inscribe la garantía preconstituida. El efecto de esta garantía
queda subordinado al cumplimiento de la condición; adquisición del
bien, existencia del mismo o nacimiento de la obligación. En un segundo
momento se inscribe el cumplimiento de la condición. A partir de allí,
la garantía adquiere eficacia retroactiva desde la fecha de inscripción de
la garantía preconstituida en el registro correspondiente. En estricto,
los efectos se retrotraen a la fecha y hora en que ingresó el formulario
de inscripción de la garantía preconstituida al registro correspondiente,
porque conforme al artículo 37º de la Ley de la Garantía Mobiliaria, los
efectos de la inscripción se retrotraen a la fecha y hora de presentación
del título correspondiente. Es decir, verificada la condición, la garantía
produce efecto desde que se inscribió —fecha y hora de presentación— la
garantía mobiliaria preconstituida.
La verificación del evento que hace que la garantía preconstituida
adquiera eficacia debe inscribirse en el registro correspondiente. Esto se
debe a que a través de la inscripción, que se presume conocida sin admitirse
prueba en contrario (artículo 38º de la Ley de la Garantía Mobiliaria), los
terceros toman conocimiento de la eficacia de la garantía preconstituida.

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DERECHOS REALES

4. GARANTíA MOBILIARIA A NON DOMINO


La garantía mobiliaria a non domino es la que constituye una persona que
no es dueño del bien que afecta.
En el Perú se ha discutido mucho acerca de la validez de las garantías
—prenda e hipoteca— de bienes ajenos. En materia prendaria, el Código
Civil vigente (artículo 1072º) decía que en caso el bien dado en prenda no
fuera del constituyente, el acreedor tenía derecho a que se le entregara otro
bien equivalente. No había en el Código Civil, en el título de «prenda»,
una norma equivalente al artículo 948º —adquisición de la propiedad
a non domino—, como sí la había en el Código Civil de 1936 (artículo
1000º). Más bien, el código señalaba expresamente que era requisito de
validez de la prenda que el bien fuera gravado por su propietario, de forma
tal que una prenda respecto de un bien ajeno era una garantía inválida.
Apartándose de la prenda clásica, el primer párrafo del artículo 24º
de la Ley de la Garantía señala que «Si el constituyente de la garantía
mobiliaria no es propietario del bien mueble o del derecho afectado, la
garantía mobiliaria no tendrá efectos frente al propietario [...]».
La norma dice que la garantía no tendrá efectos frente al propietario,
pero no que sea inválida. Teniendo en cuenta que no es requisito de validez
de la garantía mobiliaria que el constituyente sea el propietario del bien
mueble, la relación jurídica derivada de una garantía constituida por quien
no es propietario del bien es válida, aunque no produzca efectos.
El supuesto de la garantía mobiliaria a non domino es distinto al de la
garantía mobiliaria preconstituida cuando esta recae sobre un bien ajeno.
En este último caso, el constituyente y el acreedor garantizado saben
que el bien es ajeno, al punto que en el acto constitutivo de la garantía
preconstituida se debe dejar constancia del carácter ajeno del bien mueble.
En cambio, en la garantía mobiliaria a non domino el constituyente afecta
un bien ajeno como si fuera suyo y el acreedor garantizado no sabe,
en principio, que el bien era ajeno. Por esta razón, en el acto jurídico

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constitutivo de la garantía preconstituida no se hace referencia a la calidad


ajena del bien mueble.
De otro lado, una garantía preconstituida sobre un bien ajeno tiene
eficacia siempre que el constituyente adquiera la propiedad de dicho bien.
Es cierto que la eficacia de la garantía se retrotrae a la fecha de inscripción
de la garantía en el registro correspondiente, pero ello ocurre en la
medida que se verifique la condición. En la garantía a non domino, por
el contrario, la garantía produce efecto desde que se constituyó, siempre
que el acreedor garantizado haya actuado de buena fe. En este último
caso, no hay condición que cumplir; no es necesario que el constituyente
adquiera la propiedad del bien.
Con respecto a la eficacia de la garantía mobiliaria a non domino,
el segundo párrafo del artículo 24º de la Ley señala que «[…] Si el
constituyente aparece como propietario del bien mueble o derecho en
algún registro de bienes, o es legítimo poseedor del bien o derecho y no
existe un registro que acredite la propiedad, la garantía mobiliaria subsistirá
siempre que el acreedor garantizado haya actuado de buena fe».
En el caso de los bienes registrados, el principio de legitimación
registral protege al tercero que contrata con el que tiene derecho inscrito.
En el caso de los bienes no registrados en los que el constituyente es
legítimo poseedor, es la posesión del constituyente lo que protege al tercero.
El poseedor es reputado propietario. La presunción es casi absoluta en
materia de bienes muebles porque la prueba en contrario es muchas veces
imposible. Por eso la presunción legitima al constituyente a otorgar la
garantía mobiliaria y en última instancia al tercero a adquirir el derecho.

5. EXTENSIÓN
La extensión de la garantía mobiliaria está regulada en los artículos 3.2,
6º, 14º y 15º de la Ley de la Garantía Mobiliaria. Los artículos 6º, 14º
y 15º se refieren a la extensión en cuanto al bien y el artículo 3.2 a la
extensión en cuanto al crédito.

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DERECHOS REALES

Con respecto a la extensión en cuanto al bien, la garantía mobiliaria


se extiende a todo aquello que las partes acuerden. En ausencia de pacto
sobre la extensión, la garantía mobiliaria se extiende a las partes integrantes
y a los accesorios, al precio de la enajenación, al nuevo bien resultante de
la transformación y a las indemnizaciones del seguro y de la expropiación.
Vale la pena hacer una mención al precio de la enajenación y al
nuevo bien resultante de la transformación. Si el deudor enajena a título
oneroso el bien dado en garantía mobiliaria, esta se extiende al precio de
la enajenación mientras permanezca en su posesión o control. Según el
artículo 14º de la Ley de la Garantía Mobiliaria, se presume que el precio
de la enajenación es el resultado de la disposición o transferencia del bien
dado en garantía, salvo que el deudor pruebe lo contrario.
Por otro lado, si el deudor transforma el bien mueble afectado
en otro bien mueble, la garantía se extiende al nuevo bien mueble. El
deudor está obligado a comunicar al acreedor garantizado, dentro de un
plazo determinado, la fecha en que ocurra la trasformación, así como las
características del nuevo bien mueble resultante de la transformación.
En este caso, el acreedor garantizado debe inscribir en el registro
correspondiente la garantía que recae sobre el nuevo bien, levantándose
la garantía anterior.
Con respecto a la extensión en cuanto al crédito, la garantía mobiliaria
cubre la deuda principal, los intereses que genere, comisiones, gastos,
primas, costas y costos procesales, gastos de custodia y conservación,
penalidades, la indemnización por daños y perjuicios y cualquier otro
concepto acordado por las partes.
Los intereses, comisiones, gastos, primas de seguros pagadas por el
acreedor, costas y costos del proceso, los eventuales gastos de custodia y
conservación, las penalidades, la indemnización por daños y perjuicios
y cualquier otro concepto acordado por las partes, se ubican con igual
rango y con la misma preferencia que la deuda principal. Si hubieran
varios acreedores cuyos créditos estuvieran garantizados con el mismo bien
mueble, y el bien es ejecutado, el valor que arroje su venta es destinado,

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en primer lugar, a satisfacer el crédito del primer acreedor hipotecario,


incluidos los intereses que se hayan generado y demás conceptos incluidos
en la garantía mobiliaria. Si hubiera un remanente del monto que arroje
la venta del inmueble, dicho monto es destinado, en segundo lugar, a
satisfacer el crédito del segundo acreedor incluidos los intereses que se
hayan generado y demás conceptos incluidos en la garantía mobiliaria.
Es posible pactar en contra de lo dispuesto en el numeral 3.2 del
artículo 3 de la Ley de la Garantía Mobiliaria. En consecuencia, las partes
pueden pactar que la garantía mobiliaria cubra parte del capital o una
porción de intereses. O que no cubra primas, costas y costos del proceso.
Si no hay pacto, la garantía cubre todos los conceptos mencionados.
Con relación a la cobertura de la garantía mobiliaria, y como se
ha mencionado en el capítulo correspondiente a la hipoteca, estas se
constituyen usualmente hasta por un monto determinado. Ese monto,
conocido como gravamen, es la suma hasta por la cual responde la
garantía. Sucede que la hipoteca cubre, además del capital, los intereses
que devengue dicho capital, las primas del seguro pagadas por el acreedor
y las costas y costos de un eventual proceso de ejecución de la garantía.
Puede ocurrir entonces que la deuda —capital más intereses, primas, costas
y costos— sobrepase el monto del gravamen inscrito en los Registros
Públicos. En tal eventualidad, cabe la duda respecto de si la hipoteca
cubre toda la deuda, así sobrepase el monto del gravamen inscrito en los
Registros Públicos, o solamente la deuda hasta por el monto del gravamen.
El numeral 3.2 del artículo 3° de la Ley de la Garantía Mobiliaria
señala expresamente que la garantía comprende capital, intereses y otros
hasta el monto del gravamen establecido en el acto constitutivo. El «pacto
distinto» a que se refiere este dispositivo, ¿puede consistir en un acuerdo
de las partes para que la deuda sobrepase el gravamen? En otras palabras,
¿se puede pactar que la garantía mobiliaria cubra la deuda cualquiera
sea su monto así exceda el gravamen establecido en el acto constitutivo?
Parecería que no, ya que un pacto de tal naturaleza importaría la ausencia
de gravamen y de conformidad con el numeral 4 del artículo 19º de la

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DERECHOS REALES

Ley de la Garantía Mobiliaria, el acto jurídico constitutivo de la garantía


mobiliaria debe contener el gravamen determinado o determinable.
Por último, en caso de ejecución de la garantía mobiliaria el monto
correspondiente se imputa primero al capital y luego a los intereses que
devengue, a las primas del seguro pagadas por el acreedor, a las costas
y costos procesales, a las penalidades, a la indemnización por daños y
perjuicios, a los gastos y a las comisiones, en ese orden, salvo pacto en
contrario.

6. INSCRIpCIÓN Y CALIFICACIÓN REGISTRAL


La garantía mobiliaria se inscribe en un Registro Jurídico de Bienes o en
el Registro Mobiliario de Contratos, según se trate de bienes muebles
registrados o no registrados.
Los registros de bienes se organizan por el sistema de «folio real».
Esto significa que el registro tiene como eje al bien. Por cada bien se abre
una partida registral independiente, en la que se inscriben todos los actos
o derechos relativos al bien. Los actos o títulos se ordenan en función del
bien sobre el que recaen. Los registros de bienes se oponen a los registros
de «folio personal», en los que el centro del registro es la persona, como
sucede con el Registro de Personas Jurídicas. En estos registros los actos
o títulos se ordenan en forma cronológica y en función de una persona
determinada, y no a un bien. Los Registros Jurídicos de Bienes son el
conjunto de registros de bienes muebles ya existentes o por crearse, que
surten plenos efectos jurídicos.
El Registro Mobiliario de Contratos, creado por la Ley de la Garantía
Mobiliaria, se organiza en función a cada garantía mobiliaria y acto
inscribible. Por cada garantía mobiliaria o acto jurídico inscribible se
abre una partida registral en la que se inscriben la garantía mobiliaria
—constituida o preconstituida—, los demás actos inscribibles —cesión
de derechos, fideicomisos, arrendamientos financieros, contratos de
consignación, entre otros actos que implican afectación de bienes

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muebles—, así como los actos ulteriores de modificación o cancelación.


El Registro Mobiliario de Contratos se aparta no solo de los registros de
«folio real», sino también de aquellos registros que siguen el sistema de
«folio personal». Por cierto, en el Registro Mobiliario de Contratos se
puede acceder a la información contenida en él sobre la base del nombre
de las personas, pero la organización de las partidas registrales se realiza
a propósito de cada garantía mobiliaria o acto jurídico inscribible, y no
de un bien o persona.
Un tema central de la garantía mobiliaria es su inscripción. La garantía
mobiliaria es oponible si se inscribe en el registro correspondiente, es decir,
en el Registro Jurídico de Bienes o en el Registro Mobiliario de Contratos,
según corresponda.
Una de las razones por las que en el Perú hay pocas inscripciones
puede atribuirse a la calificación registral. La calificación se ha convertido
en un freno de las inscripciones. En el caso de la garantía mobiliaria, la
calificación registral se ha reducido a su mínima expresión.
La calificación registral es la evaluación que hace el registrador del
título presentado al registro correspondiente —Registro Jurídico de Bienes
o Registro Mobiliario de Contratos— y tiene por objeto determinar la
procedencia de la inscripción de la garantía mobiliaria o acto inscribible.
Se trata de un examen que hace el registrador del cumplimiento de los
requisitos del título registral —es decir, la legalidad—, y de la validez
del acto inscribible, la capacidad de los otorgantes y la representación
invocada, de ser el caso.
En el caso de la garantía mobiliaria, la calificación difiere dependiendo
del título registral. Si el título registral está constituido por instrumentos
distintos al formulario registral, la calificación es plena; si está constituido
por el formulario registral, la calificación es atenuada o limitada.
En la calificación plena importa la aplicación de los plazos, principios
registrales y procedimiento del Texto Único Ordenado del Reglamento
General de los Registros Públicos. Se aplica cuando se presenta la garantía
mobiliaria o acto inscribible en instrumento distinto al formulario registral

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DERECHOS REALES

o en el caso de partes judiciales o administrativos emanados de los órganos


competentes. La calificación atenuada, en cambio, se aplica cuando se
presenta la garantía mobiliaria o acto inscribible en el formulario registral
y se limita al contenido de dicho formulario y su certificación, como se
menciona a continuación. En esta calificación importa la aplicación de los
plazos, principios y el procedimiento especial previsto en el Reglamento
de las Inscripciones del Registro Mobiliario de Contratos. Estos plazos,
principios y procedimientos se han simplificado sustantivamente, con la
idea se incentivar el uso de la garantía mobiliaria.
El formulario de inscripción es el título que da mérito a la inscripción
de la garantía mobiliaria y de los actos inscribibles. Se trata del documento
en el que se fundamenta directa e inmediatamente la garantía mobiliaria
y los actos inscribibles, y que por sí solo acredita su existencia.
El formulario de inscripción es distinto del acto jurídico constitutivo
de la garantía mobiliaria o de alguno de los actos inscribibles. Este último
es el acto por el que se constituye la relación jurídica derivada de la garantía
mobiliaria o de cualquier acto inscribible. El acto jurídico constitutivo
debe constar por escrito y puede instrumentalizarse por cualquier medio
en el que se deje constancia de la voluntad de quien lo otorga.
El formulario de inscripción tiene carácter de declaración jurada, debe
estar certificado por un notario público y debe contener la información
señalada en el artículo 19º de la Ley de Garantía Mobiliaria.
Ahora bien, puede ocurrir que los actos que se pretenden inscribir
mediante el formulario de inscripción se refieran a un bien mueble
registrado en un Registro Jurídico de Bienes o a un bien mueble no
registrado. En el primer caso, el registrador verifica la legalidad del título,
la validez del acto, la capacidad de los otorgantes y la representación de
ser el caso, y además que el formulario de inscripción se adecue a los
antecedentes registrales, que se cumpla el tracto sucesivo y que no existan
obstáculos que emanen de la partida respectiva.
En el supuesto que el acto inscribible no se refiera a un bien registrado,
la calificación —legalidad, validez, capacidad y representación—

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se limita únicamente a lo que se desprende del contenido del formulario de


inscripción y de la certificación notarial. La certificación previa que hace el
notario público del formulario de inscripción no supone la evaluación de
la legalidad ni de la validez de la garantía o acto inscribible, pero importa
una primera evaluación del título. La calificación que hace el registrador
es la segunda evaluación y será en la práctica una operación meramente
mecánica. Por eso se habla de una calificación atenuada o limitada.
Como se ha dicho, en el caso de actos inscribibles respecto de bienes
no registrados, la calificación se limita a lo que aparece del formulario de
inscripción. El registrador no puede revisar, para efecto de su calificación,
partidas vinculadas al acto materia de inscripción, como el Registro
Personal, el Registro de Personas Jurídicas o el Registro de Mandatos
y Poderes. El registrador tampoco puede exigir la presentación del acto
jurídico constitutivo de la garantía mobiliaria o generador del acto
inscribible, ni documentos relacionados con el pago de tributos.
En la calificación atenuada o limitada, si el registrador advierte
que el acto inscribible adolece de falta de tracto sucesivo u otro defecto
subsanable, debe efectuar la anotación preventiva correspondiente por
cuatro meses contados a partir del asiento de presentación, sin necesidad de
observación previa. Cuando el defecto advertido es subsanado dentro del
plazo señalado, el registrador procede a inscribir el acto correspondiente,
convirtiendo en definitiva la anotación preventiva. En caso contrario, la
anotación preventiva caduca de pleno derecho.

7. EjECUCIÓN
El acreedor garantizado tiene el derecho de ejecutar la garantía mobiliaria,
en caso de incumplimiento de la obligación garantizada.
A diferencia de la hipoteca, cabe pacto para la venta extrajudicial
del bien. Si no hay pacto, el bien mueble se vende con arreglo al Código
Procesal Civil.

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DERECHOS REALES

En el acto constitutivo de la garantía mobiliaria el constituyente


puede otorgar poder específico e irrevocable a un tercero para realizar la
venta y formalizar la transferencia del bien. El acreedor no puede ser el
representante.
Es nula la venta realizada en un precio menor a las dos terceras partes
del valor del bien pactado por las partes.
Es válido que las partes acuerden que el acreedor se adjudique la
propiedad del bien en caso de incumplimiento —pacto comisorio—.
Esto es una innovación en nuestro sistema de garantía. Parecería que con
este pacto el acreedor podría abusar de su deudor, pero eso no es así. Si el
valor del bien mueble fuera mayor que el monto de la deuda, el acreedor
garantizado debe devolver la diferencia en un plazo relativamente corto
(diez días). Vencido dicho plazo sin pagarse la diferencia, el deudor queda
facultado para exigir en la vía sumarísima el pago de una multa no menor
de cinco veces la diferencia, más intereses y gastos.

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BIBLIOGRAFÍA

Albaladejo, Manuel (1977). Derecho Civil. Tomo III, volumen I, tercera edición.
Barcelona: Librería Bosch.
Borda, Guillermo A. (1984). Tratado de Derecho Civil. Tomo II, tercera edición
actualizada. Buenos Aires: Editorial Perrot.
Castañeda, Jorge Eugenio (1952). Instituciones de Derecho Civil. Tomo I. Lima:
Castrillón Silva.
Diez-Picazo, Luis (1995). Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial. Volumen
III, cuarta edición. Madrid: Editorial Civitas.
Diez-Picazo, Luis & Antonio Gullon (1999). Sistema de Derecho Civil. Volumen
II, octava edición. Madrid: Tecnos.
Gonzales Garrón, Gunther Hernán (2005). Derechos Reales. Lima: Jurista.
Hernández Gil, Antonio (1980). La posesión. Madrid: Editorial Civitas.
Josserand, Louis (1950). Derecho Civil. Tomo I. Buenos Aires: Bosch y Cía.
Mazeaud, Henri & Jean Léon (1960). Lecciones de Derecho Civil. Volumen IV,
parte segunda. Buenos Aires: Ediciones Jurídicas Europa-América.
Planiol, Marcelo & Jorge Ripert (1940). Tratado Práctico de Derecho Civil
Francés. Tomo III, traducción de Mario Díaz Cruz. La Habana:
Cultural S.A.
DERECHOS REALES

Romero Romaña, Eleodoro (1957). Derecho Civil: Los derechos reales. Segunda
edición aumentada, Tomo I. Lima: Talleres Gráfico Marco.

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VOLÚMENES PUBLICADOS

1. Derechos reales. Jorge Avendaño V. y Francisco Avendaño A.


2. Los derechos fundamentales. César Landa Arroyo
3. Derecho penal básico. Felipe Andrés Villavicencio Terreros
4. Derecho constitucional. Carlos Blancas Bustamante
5. Introducción al derecho ambiental. Patrick Wieland Fernandini
6. Nociones básicas de derecho internacional público. Elizabeth Salmón
7. La enseñanza del derecho. Lorenzo Zolezzi Ibárcena
8. Derecho constitucional económico. Baldo Kresalja y César Ochoa
9. Aspectos jurídicos de la contratación estatal. Juan Carlos Morón Urbina
y Zita Aguilera B.
10. Teoría esencial del ordenamiento jurídico peruano. Marcial Rubio Correa
y Elmer Arce
11. Derecho tributario: temas básicos. Francisco Ruiz de Castilla
12. El mercado de valores en fácil. Lilian Rocca
13. Derecho de las obligaciones. Mario Castillo Freyre
14. Derecho de sucesiones. César E. Fernández Arce
15. Ética y ejercicio de la ciudadanía. Alberto Simons Camino, S.J.
16. Arbitraje comercial nacional e internacional.
César Guzmán-Barrón Sobrevilla
DERECHOS REALES

17. Derecho eclesiástico del Estado peruano. Milagros Revilla Izquierdo


18. Delitos económicos, contra la administración pública y criminalidad organizada.
José Ugaz Sánchez-Moreno y Francisco Ugaz Heudebert
19. Sistema de justicia en el Perú. David Lovatón Palacios
20. Manual de derecho marítimo. Percy Urday B.
21. Los secretos de los seguros. Alonso Núñez del Prado Simons
22. Derecho internacional privado. César Delgado Barreto
y María Antonieta Delgado Menéndez
23. Introducción al derecho urbanístico. Iván Ortiz Sánchez
24. La protección jurídica de los signos distintivos. Marcas, nombres y lemas comerciales.
María del Carmen Arana Courrejolles
25. Sociedades reguladas por la Ley General de Sociedades. Julio Salas Sánchez
26. Las creaciones industriales y su protección jurídica. Patentes de invención,
modelos de utilidad, diseños industriales y secretos empresariales.
Baldo Kresalja Rosselló
27. Derecho penal. Parte especial: los delitos. Víctor Prado Saldarriaga
28 El derecho a la seguridad social. César Gonzales Hunt y Javier Paitán Martínez
29. Derecho de la niñez y adolescencia. María Consuelo Barletta Villarán
30. La interpretación de la ley. Teoría y métodos. Shoschana Zusman T.
31. Las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional del Perú.
Christian Donayre Montesinos
32. Derecho tributario. Impuesto a la renta: aspectos significativos.
Humberto Medrano
33. Teoría del conflicto y mecanismos de solución. Javier La Rosa y Gino Rivas
34. Instituciones del derecho familiar no patrimonial peruano.
Róger Rodríguez Iturri
35. Análisis económico del derecho. Alfredo Bullard
36. Derecho procesal constitucional. César Landa

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37. La Sunat y los procedimientos administrativos tributarios.
Carmen del Pilar Robles Moreno
38. Introducción al derecho de las telecomunicaciones. Diego Zegarra Valdivia
39. La Defensoría del Pueblo en el Perú y en el mundo. Walter Albán
40. El derecho de la función pública y el servicio civil. Nociones fundamentales.
Janeyri Boyer Carrera
41. Derecho individual del trabajo en el Perú. Víctor Ferro Delgado
42. El proceso y la tutela de los derechos. Giovanni F. Priori Posada
43. El proceso contencioso-administrativo. Ramón Huapaya Tapia
44. Introducción al derecho romano. Elvira Mendez Chang
45. Derecho privado. Parte general. Negocios, actos y hechos jurídicos.
Leysser León Hilario
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los talleres gráficos de
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octubre 2019 Lima - Perú

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