La unificación italiana, conocida como el Risorgimento, fue un proceso del siglo XIX que buscó la liberación y autonomía de los estados italianos fragmentados, impulsado por movimientos nacionalistas y figuras clave como Camillo Benso y Giuseppe Garibaldi. Cavour utilizó la diplomacia para formar alianzas, mientras que Garibaldi lideró expediciones militares decisivas. La unificación culminó en 1861 con la proclamación de Víctor Manuel II como rey de Italia, completándose con la anexión de Venecia y Roma en los años siguientes.
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La unificación italiana, conocida como el Risorgimento, fue un proceso del siglo XIX que buscó la liberación y autonomía de los estados italianos fragmentados, impulsado por movimientos nacionalistas y figuras clave como Camillo Benso y Giuseppe Garibaldi. Cavour utilizó la diplomacia para formar alianzas, mientras que Garibaldi lideró expediciones militares decisivas. La unificación culminó en 1861 con la proclamación de Víctor Manuel II como rey de Italia, completándose con la anexión de Venecia y Roma en los años siguientes.
La unificación italiana, conocida como el Risorgimento, fue un proceso del siglo XIX que buscó la liberación y autonomía de los estados italianos fragmentados, impulsado por movimientos nacionalistas y figuras clave como Camillo Benso y Giuseppe Garibaldi. Cavour utilizó la diplomacia para formar alianzas, mientras que Garibaldi lideró expediciones militares decisivas. La unificación culminó en 1861 con la proclamación de Víctor Manuel II como rey de Italia, completándose con la anexión de Venecia y Roma en los años siguientes.
La unificación italiana, conocida como el Risorgimento, fue un proceso del siglo XIX que buscó la liberación y autonomía de los estados italianos fragmentados, impulsado por movimientos nacionalistas y figuras clave como Camillo Benso y Giuseppe Garibaldi. Cavour utilizó la diplomacia para formar alianzas, mientras que Garibaldi lideró expediciones militares decisivas. La unificación culminó en 1861 con la proclamación de Víctor Manuel II como rey de Italia, completándose con la anexión de Venecia y Roma en los años siguientes.
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La unificación italiana, un proceso histórico conocido como el
Risorgimento, fue una respuesta al deseo de liberación y autonomía
de los numerosos estados italianos fragmentados que existían a lo largo del siglo XIX. Este período estuvo marcado por movimientos nacionalistas, intelectuales y políticos que abogaban por la creación de una Italia unificada y democrática.
Camillo Benso, conde de Cavour, fue una figura central en este
proceso. Como primer ministro del Reino de Cerdeña-Piamonte, desplegó una hábil diplomacia para ganar aliados y expandir el poder de su reino. A través de alianzas estratégicas, como la colaboración con Francia para debilitar a Austria, principal obstáculo para la unificación, logró ampliar los territorios bajo su control.
Giuseppe Garibaldi, un líder militar carismático, desempeñó un papel
crucial movilizando a las masas y liderando expediciones militares, como la famosa “Expedición de los Mil”, que culminó en la conquista del Reino de las Dos Sicilias en el sur de Italia.
La unificación italiana alcanzó su punto culminante con la
proclamación de Víctor Manuel II como rey de Italia en 1861, aunque la consolidación de este nuevo estado implicó más conflictos y desafíos. La anexión de Venecia en 1866, tras la Guerra Austro- Prusiana, y la adquisición de Roma en 1870, tras la retirada de las tropas francesas, completaron el proceso de unificación.