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HISTORIA DE LAS DOCTRINAS ECONOMICAS II. TEMA III: LA TEORÍA ECONÓMICA DEL CAPITALISMO REGULADO: EL KEYNESIANISMO. OBJETIVOS: - Demostrar el carácter necesario de la teoría Keynesiana. - Explicar los aspectos metodológicos distintivos del Keynesianismo. - Analizar críticamente las categorías fundamentales de la teoría Keynesiana. - Valorar críticamente la política económica Keynesiana. CONTENIDO: 1.- Condiciones objetivas y subjetivas asociadas al surgimiento del Keynesianismo. Aspectos metodológicos. 2.- Análisis de Keynes de los postulados neoclásicos acerca de la determinación del nivel de ocupación. 3.- El principio Keynesiano de la demanda efectiva. 4.- Análisis keynesiano de la demanda: Función consumo y función inversión. 5.- Concepciones sobre el ciclo y las crisis económicas. 6.- La política económica Keynesiana. Análisis crítico. INTRODUCCION: En cada época económica la teoría burguesa ha tenido que irse transformando, obedeciendo a las transformaciones de la base económica de la sociedad. Los cambios tales como la formación de pequeñas empresas capitalistas, luego la formación de grandes empresa monopolistas y, finalmente la intervención del Estado en la economía, se ven expresados en la literatura económica de cada época; de ahí las distintas teorías tales como: el libre juego de la oferta y la demanda; la competencia de monopolios; y en el siglo XX, el capitalismo de Estado, planteada y defendida por primera vez por John Maynard Keynes. DESARROLLO: Las ideas fundamentales de John Maynard Keynes siguen ocupando un lugar importante en el campo de las doctrinas económicas. John Maynard Keynes nació en Cambridge, Inglaterra, en 1883 y murió en 1946. Su padre fue profesor de Lógica y Economía Política, mantuvo lazos amistosos con Alfred Marshall, quien fuera aquel gran representante de la escuela subjetivista inglesa. Con sólidos fundamentos en la economía marshalliana y una extensa preparación matemática, inclinado a la filosofía, keynes adquirió muy pronto un notable conocimiento del mundo de los negocios y de los asuntos públicos. La conexión de Keynes en sus últimos años con los asuntos del estado fue tal, que le brindó una oportunidad única de hacer que sus ideas influyesen directamente en la formación y dirección de la política. Aunque estuvo influenciado directamente por Marshall, las teorías de Keynes mostraron casi desde el principio una tendencia original. En 1906 realizó los exámenes para el servicio del Estado y como resultado le correspondió ir a trabajar a la Oficina de la India. De 1906 a 1914, Keynes explicó diversas asignaturas en Cambridge, especialmente Principios de Economía, el conocido libro de Alfred Marshall. En 1911 fue designado para dirigir el Economic Journal, cargo que mantuvo hasta 1945. En 1913 publicó su primer libro acerca de las finanzas y la circulación monetaria en la India. (Indian Currency and Finance). Concluida la Primera Guerra Mundial, y dada la circunstancia de haber sido consejero económico del Gobierno británico en la Conferencia de la Paz, publicó un análisis de la situación de los países de Occidente que habían participado en la guerra: Economic Consequences of the Peace. En 1921 Keynes publicó su libro Tratado sobre la probabilidad, en 1923 escribe Tratado sobre la reforma Monetaria. En esta obra Keynes analiza el problema de si es conveniente o no continuar utilizando el patrón oro en Inglaterra. En 1930 publica su obra Tratado sobre el dinero, referida a la teoría y la política monetarias. En 1936 publica "Teoría General de la ocupación, el interés y el dinero" (1936), su obra más importante. 1.- Condiciones objetivas y subjetivas asociadas al surgimiento del Keynesianismo. Aspectos metodológicos. Cuando Keynes escribe la Teoría General se encuentra bajo la influencia de la crisis económica mundial de 1929. Las viscisitudes de la crisis arrojaban muchas dudas sobre la afirmación de la teoría tradicional según la cual el sistema tiene una tendencia permanente a la plena ocupación, tal teoría en efecto, venía desmentida por la existencia de una amplia desocupación, y, sobre todo, por la dificultad existente en las tentativas de reabsorverla, dificultades que inducían a pensar que la plena ocupación no fuera una característica del estado de equilibrio de un sistema económico. Recordemos que en esa época el pensamiento económico se encontraba bajo la influencia de la corriente subjetiva que explicaban el equilibrio económico a través de las ecuaciones de oferta y demanda, partiendo de la ya conocida ley de Say. La Teoría General creó una escuela y una tendencia en la reflexión económica, pero aún más que eso, se convirtió en el más poderoso orientador para la política económica desde los años cuarenta hasta la fecha. En la mayoría de los países capitalistas los preceptos de las teorías keynesianas han servido de base a la política monetaria, a la política fiscal, y en general de orientadora de la actividad pública en la economía. En el momento histórico en que se da la primera revolución socialista en el mundo (y con ello la formación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), determinando así el inicio de la división del mundo en dos sistemas opuestos, es que crea la escuela keynesiana, en oposición a la teoría leninista. Lenin había establecido una economía planificada (Primer plan a largo plazo- GOELRO- de electrificación de toda Rusia, para un período de 10 a 15 años, y los planes quinquenales, que desarrollaron la economía de la URSS considerablemente), y disminuido considerablemente el número de desempleados, mientras en los países capitalistas las crisis económicas incrementaban de sobre manera el nivel de desempleados. En 1929 estalló en la bolsa de los Estados Unidos la gran crisis económica de 1929-33 la cual se extendió a los demás países capitalistas del mundo. En este año se produjo un brusco descenso de las producciones industriales de los países capitalistas, el comercio se redujo en un 65% y la cifra de desempleados llegó a ser de 30 millones en el mundo capitalista. La inseguridad en los negocios detuvo el ritmo de las inversiones, los capitalistas se atesoraban y se mantenían "ociosos". Además a partir de esta crisis se generalizaron y profundizaron las siguientes características de la producción capitalista: el surgimiento del exceso de potencial en la industria, la incompleta utilización crónica del equipo de las empresas, el desempleo masivo y permanente y el aumento del número de ocupados en ramas improductivas. En esta situación era difícil creer en las tesis neoclásicas acerca del equilibrio de pleno empleo y de la eficacia de los mecanismos auto-equilibradores del mercado. Por otra parte a finales de los años 20 comenzó a manifestarse en los países capitalista más desarrollados el fenómeno del Capitalismo Monopolista de Estado. La intervención del Estado monopolista burgués en la economía, para salvaguardar los intereses del capitalismo en general y de la oligarquía financiera en particular, se acentúo considerablemente en los años 30. Durante este período se amplían las actividades socioeconómicas estatales, abarcan la fiscalización, los derechos de aduana, la política monetaria, las leyes sociales, los grandes trabajos de obras publicas con el fin de reabsorver el paro, la protección de empresas amenazadas, la legislación a favor de los monopolios y la nacionalización y dirección de la producción en determinadas esferas. La crisis de 1929-33 evidenció las contradicciones del sistema capitalista mundial, a partir de ella se confirmó el criterio marxista de la existencia de las crisis como unas fase inherente al ciclo de reproducción capitalista. Esta agudización de las contradicciones del sistema capitalista se manifestó en el plano subjetivo - teórico en la crisis de las concepciones de la economía política burguesa vigentes hasta ese momento, concepciones basadas en la consideración de que en el capitalismo es posible el equilibrio "automático", es decir, en que: - En el capitalismo se logran las proporciones necesarias a la reproducción de forma espontánea a través del libro juego de la oferta y la demanda en el mercado. - El capitalismo puede garantizar el pleno empleo de los recursos productivos y de la fuerza de trabajo. La realidad capitalista echó por tierra estas concepciones. Los viejos"dogmas" de la economía política burguesa quiebran ante la imposibilidad de dar repuestas a través de los mismos a los nuevos problemas planteados por la crisis general del capitalismo. De ahí que debido al desarrollo de la planificación Socialista que en su momento se mostraba más efectiva para resolver los problemas económicos surge la necesidad de un nuevo reflejo teórico: la teoría del capitalismo regulado cuyo máximo representante es John Maynard Keynes. Los rasgos fundamentales que caracterizan el método de investigación de Keynes son: 1) Prioriza la esfera de la circulación, la correlación entre la oferta y la demanda, pero a nivel global, es decir, a nivel macroeconómico, es reflejo de las contradicciones del mecanismo de la reproducción del capital social en la época del imperialismo. No penetra en las relaciones causales que se establecen entre los fenómenos económicos, sólo investiga las relaciones funcionales. 2) Tiene un carácter pragmático. Lo causal para Keynes está ligado al interés práctico de servir a los intereses particulares de la oligarquía financiera y la verdad se reduce a lo prácticamente útil para el empresario. Esta característica es un reflejo subjetivo del papel que asume el Estado burgués como agente económico directo. El Estado debe responder a los intereses de los monopolios en su conjunto y para ello Keynes elabora un método de investigación con el fin de "razonar sobre problemas concretos. 3) La actividad económica del presente la determina a partir de las previsiones que hacen los "sujetos económicos" acerca de la misma. Esta consideración muestra los nexos sólidos entre la escuela subjetiva y el keynesianismo. 4) Niega la teoría valor-trabajo aunque utiliza como unidad de medida para las magnitudes del sistema económico en su conjunto la unidad de trabajo. Como expresara el economista norteamericano A. Hansen, Keynes rechaza la teoría valor trabajo pues "una cosa es emplear unidades de trabajo como instrumento de medida, y otra completamente distinta es hacer del trabajo la única determinante del valor" (A.Hansen, "Guía de Keynes". pág. 140). 5) Atribuye a factores subjetivos o de carácter psicológico la causas que determinan las magnitudes de todas las categorías que utiliza. Esta marcada tendencia subjetivista o psicologista del Keynesianismo constituyo un reflejo teórico del elevado papel que cobra el capital ficticio y la especulación capitalista en la época de los monopolios. 6) Hereda de Malthus el concepto de demanda efectiva (el cual convierte en categoría básica de su sistema económico) y como él defiende el consumo improductivo, pero en la época del capitalismo monopolista, como parte del sistema de medidas que propone para garantizar un nivel conveniente de la demanda efectiva. En este sentido Keynes al priorizar la demanda y el consumo pone de manifiesto el carácter parasitario del capitalismo. Pero además, Keynes extiende la utilización de categorías típicas del capital ficticio a la esfera del capital real y de esta manera refleja, de forma transfigurada, la generalización en su más alto grado de carácter rentista del capitalismo bajo las condiciones del predominio del capital financiero. 7) Keynes no analiza los cambios tecnológicos, su "modelo es estático, el análisis es de corto plazo. 8) Excluye la división de la sociedad en clases antagónicas, de ahí que las categorías económicas que utiliza carezcan de definición social. Por ej. para Keynes la fuente de la acumulación es el "ahorro de la sociedad". 2.- Análisis de Keynes de los postulados neoclásicos acerca de la determinación del nivel de ocupación. Keynes llama "neoclásicos" a todos los economistas burgueses posteriores a Ricardo y en particular a la escuela subjetiva, de esta forma mezcla las corrientes más vulgares del pensamiento económico con el más alto exponente de la economía política burguesa clásica. Según Keynes la teoría "neoclásica" de la ocupación se puede resumir en dos postulados: Primer postulado: "El salario es igual al producto marginal del trabajo". Este primer postulado se basa en la llamada "ley" de los rendimientos decrecientes de los factores de la producción, aplicada al factor trabajo (según este postulado, en la medida en que aumenta el nivel de ocupación, la productividad marginal de cada inversión adicional del factor trabajo disminuirá). De aquí que el empresario seguirá demandando el factor trabajo mientras que la productividad marginal de cada inversión adicional del mismo sea mayor que el salario y, por tanto, pueda continuar aumentando el beneficio. A partir del momento en que la productividad marginal de la última unidad de trabajo contratada sea igual a su costo de contratación o salario, el beneficio no podrá incrementarse más. Este será el punto de beneficio máximo, el punto de equilibrio para el capitalista. Desde el punto de vista neoclásico, para que se cumpliese este principio era necesario la competencia perfecta, la ausencia de restricciones sindicales o institucionales y la reducción a trabajo simple en los cálculos. │ │ │ │ │ │ └────────────────────── ───────────────────────────────────────────────────────────────── Unid/trab. Productib.Marg.T. PtoTotal Cto/unid.T Sal.total Benef. ───────────────────────────────────────────────────────────────── 0 0 0 100 - - 1 100 100 100 100 0 2 125 225 100 200 25 3 150 375 100 300 75 4 120 495 100 400 95 5 100 595 100 500 95 6 50 645 100 600 45 7 20 665 100 700 -35 8 10 675 100 800 -125 ───────────────────────────────────────────────────────────────── Keynes aceptó este postulado como verdadero y de esta forma: a) Reconoce que el objetivo de los capitalistas es maximizar la ganancia y que el incremento del nivel de empleo está en función de este objetivo fundamental. De aquí, que todo aumento en el beneficio que conduzcan a un incremento en la ocupación, traerá consigo una disminución del salario real. Keynes se pronuncia a favor de la disminución del salario real pero no directamente sino mediante la disminución del salario nominal (véase crítica de Keynes al segundo postulado). b) Acepta la concepción de la economía política burguesa que define al salario como el pago del trabajo, la cual subyace en este postulado bajo el rodaje de las categorías marginalistas (el salario se define según este postulado como el pago de todo producto marginal del trabajo). Realmente el salario es la forma transfigurada del valor de la fuerza de trabajo y su importancia reside precisamente en que al aparecer como el precio del trabajo encubre el carácter explotador de las relaciones entre capitalistas y obreros. c) Al aceptar como verdadero este postulado, a pesar de que su teoría no lo toma como punto de partida, y teniendo en cuenta las ideas planteadas en los dos incisos anteriores, Keynes hace evidente el carácter clasista de su pensamiento económico. Segundo Postulado: "La utilidad del salario, cuando se usa determinado volumen de trabajo, es igual a la desutilidad marginal de ese mismo volumen de ocupación". El segundo postulado de la llamada teoría clásica de la ocupación se basa en el concepto de la desutilidad marginal del trabajo. Según este concepto, existen determinados motivos para que un hombre, o un grupo de hombres, retenga su trabajo antes de aceptar un salario que para ellos represente una utilidad inferior a cierto límite. Es decir, a partir de determinado momento los dueños del recurso trabajo no estarán dispuestos a venderlo, porque la utilidad que recibirían de una hora adicional de trabajo sería igual a la desutilidad que recibirían por trabajar esa hora adicional. Según este postulado los obreros estarán ofertando su trabajo hasta el punto en que el salario real que reciben sea igual a la desutilidad o valoración que los propios obreros hacen del sacrificio de trabajar. Admite las llamadas desocupación friccional y desocupación voluntaria. El primer tipo de desocupación está relacionada con el desequilibrio temporal que origina la transferencia de recursos de un sector a otro. La desocupación voluntaria surge cuando el obrero no acepta recibir el valor del producto atribuible a su productividad marginal. Si la gente se niega a trabajar por propia voluntad, no debe clasificarse como desocupada, y por tanto el empleo total puede existir aun cuando haya gente voluntariamente ociosa. La crítica de Keynes a esta teoría de la ocupación la dirige principalmente contra el segundo postulado, pues considera correcto el primero. Sin embargo debe señalarse que su teoría de la ocupación tampoco parte del primer postulado, aunque el propio Keynes lo acepte como verdadero. Contra el segundo postulado, en primer lugar Keynes señala que los obreros reaccionan ante la baja del salario nominal, y no necesariamente frente a la baja del salario real. "Si bien los trabajadores suelen resistirse a una reducción de su salario nominal, no acostumbran abandonar el trabajo cuando suben los precios de las mercancías para asalariados. La desocupación de 1932 en Estados Unidos, señala Keynes, no se debió a que los trabajadores se negaran a aceptar una rebaja en los salarios nominales o a exigir un salario real superior al que consentía la productividad del sistema económico. En los años 30 era demasiado evidente que la desocupación no era causada por la voluntad de los obreros. En segundo lugar, Keynes señala que no es cierto que el nivel general de los salarios reales esté directamente determinado por el carácter de los convenios acerca del salario. Todo sindicato opondrá cierta resistencia, aunque sea pequeña a una reducción de los salarios monetarios, pero ninguno sueña con declarar una huelga cada vez que aumenta el costo de la vida. Como conclusión de todo lo anterior Keynes introduce su concepto de desocupación involuntaria, admitiendo la existencia de la desocupación. Este tipo de desocupación se produce en condiciones tales, que los obreros están dispuestos a aceptar la tasa corriente de salario nominal aunque esto signifique menores salarios reales. Y los empresarios están dispuestos a brindar mayor empleo si el salario real disminuye. Y no obstante, se produce el paro. Este se debe, a que el mecanismo sobre el cual debe operarse para aumentar la ocupación no es la tasa de salario, sino la demanda total. La ocupación no aumenta al reducir los salarios reales. La ocupación aumenta cuando se logra incrementar la demanda. Según Keynes la existencia del desempleo involuntario tiene su causa en una insuficiente demanda y, por tanto, considera que la ocupación aumenta cuando aumenta la demanda. De aquí que Keynes no abogue por la disminución del salario real directamente, es decir, mediante la disminución del salario nominal, pues ello conduciría a una disminución de la demanda y, en consecuencia, del nivel de ocupación. Las medidas económicas Keynesianas estarán dirigidas a influir directamente en el nivel de la demanda y sus efectos posteriores conducirán a que el salario real disminuya, sin disminuir el salario nominal; de esta forma con un nivel de empleo más alto podría maximizarse el beneficio. Por otra parte, la organización de la lucha de la clase obrera contra este tipo de afectación a su nivel de vida es más difícil. También reconoce dos tipos de desocupación más: la desocupación voluntaria y la desocupación friccional. La primera tiene su causa en las propias decisiones de los obreros; y la segunda debido a un desequilibrio temporal de las cantidades relativas de recursos especializados, a causa de cálculos erróneos o de intermitencias en la demanda, o bien de retardos debido a cambios imprevistos o a que la transferencia de hombres de una ocupación a otra no pueda efectuarse sin cierta dilatación. 3.- El principio Keynesiano de la demanda efectiva. Keynes elabora su teoría sobre la ocupación partiendo de los siguientes supuestos: - No considera los cambios tecnológicos, los cambios en la producción del trabajo. - El análisis es en el corto plazo. Y a partir de los mismos desarrolla su principio de la "Demanda Efectiva", lo cual implica la capacidad real de compra por parte de los consumidores. Según Keynes el nivel de ocupación se fija en el punto en que se igualan el precio de oferta global y el precio de demanda global debido a que es precisamente en este punto donde se maximizan las expectativas de ganancia del empresario. │ │ │ │ │ │ │ │ └─────────────────────────── DD1: curva de demanda global. Ingresos esperados que los empresarios esperan recibir con el empleo de N hombres. ZZ1: curva de oferta global. Ingresos que harán costeable a los empresarios conceder un determinado nivel de ocupación. Si para cierto valor de N el importe que se espera recibir es mayor que el precio de la oferta global, es decir, si D es mayor que Z, habrá un estímulo para los empresarios en el sentido de aumentar la ocupación por encima de N y, si es preciso, elevar los costos compitiendo entre sí por los factores de la producción, hasta el valor N en que Z es igual a D. En el punto E donde se interceptan las curvas de demanda global y de oferta global Keynes lo llama Demanda efectiva (E). a partir del cual no es posible aumentar el nivel de ocupación debido a la brecha que se abre entre Z y D. En los niveles anteriores a No todavía podrían alcanzarse más ingresos debido a que aún D es mayor que Z, pero en los niveles posteriores a No ya Z es mayor que D y por tanto no se podrán incrementar los ingresos. Según Keynes la función de oferta global Z es una función estable y dada. Por tanto la posibilidad de llenar la brecha entre Z y D para poder aumentar el nivel de ocupación se logrará con la estimulación a la demanda global D (función esta que Keynes desagrega en demanda de consumo y demanda de inversión). De esta forma Keynes rechaza el segundo postulado neoclásico sobre el nivel de ocupación y considera al pleno empleo como un "caso extremo de todas las posiciones posibles de equilibrio". Como vemos, Keynes no acepta que la oferta cree su propia demanda pero admite que cualquier nivel de ocupación existente es una resultante de la correlación entre oferta y demanda. Por tanto, para él, el problema consiste en determinar sobre cuál variable puede operarse si se pretende influir en dicho mecanismo. Marx ya había señalado que en el capitalismo el obrero sólo encuentra trabajo cuando su actividad acrecentaba el capital. Y Benito Besada plantea que el capital sólo se acumula cuando están presentes los "rendimientos esperados" de que habla Keynes. Por esta razón, el movimiento del nivel de empleo y los salarios es una resultante del movimiento de la acumulación del capital. Al considerar Keynes a la demanda el factor determinante de todo el sistema de relaciones de producción y especialmente del nivel de ocupación, no hace más que justificar un sistema de medidas de regulación económica estatal, dirigido a dejar intactas las relaciones de producción más profundas, que son las relaciones de propiedad. 4.- Análisis keynesiano de la demanda: Función consumo y función inversión. Dg = D1 + D2 De modo que para incrementar la demanda global (Dg) tendrán que incrementarse D1 y D2. Analicemos primeramente el comportamiento de D1. Para ello definamos la función consumo: Propensión al consumo (c/y): es la relación entre el ingreso (y) y el consumo (c) también se denomina función consumo, y expresa que parte del volumen de la renta se destina al consumo. Propensión marginal al consumo ( c/ y ): es la relación entre una variación del ingreso ( Y) y una variación del consumo ( c), expresa que parte del incremento del ingreso se destina a incrementar el consumo. Ejemplo: Según Keynes la propensión al consumo (c/y) es una función relativamente estable debido a que la demanda de consumo (D1) depende principalmente del ingreso, de modo que cuando aumenta la ocupación aumenta también el ingreso real de la comunidad y el consumo de la misma. Pero también, según el autor, la psicología de los consumidores es tal que si el ingreso real aumenta, el consumo total, crece, pero no tanto como el ingreso porque siempre que incrementa el ingreso, incrementa el consumo; y la propensión al consumo (c/y) es mayor que la propensión marginal a consumir ( c/ y), debido a que se tiende a consumir un porcentaje menor en cada adición de renta, incrementándose la parte que se destina al ahorro. Lo anterior se conoce como la "ley psicológica fundamental del consumidor" según la cual en la medida en que los ingresos aumenten tiende a disminuir el porcentaje que se destina a incrementar el consumo de cada nueva adición de renta, en otras palabras, tiende a disminuir la propensión marginal a consumir y a aumentar la propensión marginal al ahorro. De esta manera cuanto mayor sea el volumen de ocupación y el ingreso real de la comunidad, mayor será la diferencia entre el ingreso y el consumo, entre la oferta global y la demanda de consumo, y por tanto, si no ocurren cambios en la propensión a consumir, la ocupación no puede aumentar, a menos que aumente la demanda de inversiones en tal forma que llene la brecha que se abre entre la oferta global y la demanda de consumo. De estos planteamientos podemos inferir que para Keynes es necesario que la demanda de inversiones se iguale al ahorro para lograr el nivel de equilibrio de la ocupación es decir el que permite a los capitalistas maximizar su ganancia. Los aportes más significativos de Keynes se sitúan en el estudio de la función consumo. Su tesis principal puede sintetizarse así: frente al aumento del ingreso (producto) el consumo tiende a aumentar; sin embargo su aumento es siempre inferior al aumento del ingreso. Y la diferencia se hace progresivamente más grande cuanto más elevado sea el ingreso. El consumo es una función del ingreso: cuando este último aumenta, también el primero aumenta pero en una proporción inferior. Si el ingreso aumenta en un 1%, el consumo aumentará pero en una medida inferior al 1%. Por esto Keynes afirma que la propensión marginal al consumo es normalmente inferior a 1. Tanto razones de comportamiento económico individual como razones institucionales sugieren a Keynes que sólo una parte del nuevo ingreso neto será dedicado al consumo. Los cambios en la propensión al consumo según Keynes, están vinculados, en primer lugar, con la organización de la sociedad, sus instituciones, los hábitos, la educación, los convencionalismos, las corrientes morales, las esperanzas, etcétera; es decir, aquellos "factores subjetivos" menos dados a sufrir cambios repentinos en un plazo breve, a menos que se produzcan revoluciones sociales, de las cuales Keynes prefiere abstraerse. Y, en segundo lugar, la propensión al consumo puede ser afectada por los factores objetivos, entre los que se destaca, los cambios imprevistos en el valor de los bienes de capital, los cambios en la política fiscal. Análisis crítico: Keynes analiza el consumo sin vincularlo al carácter clasista de la sociedad capitalista. No toma en consideración que en consumo de una parte de la sociedad está determinado por la plusvalía, la cual a su vez determina la acumulación de capital, y tiene su polo opuesto en el consumo de la otra parte de la sociedad, limitado por los salarios (valor de la fuerza de trabajo) y la ley de la descomposición de la clase trabajadora. No se puede presentar las contradicciones entre las condiciones de producción y las de realización en el capitalismo, como si fueran contradicciones inherentes a la psicología de los consumidores. El multiplicador de Inversiones. Keynes considera que la ocupación no puede aumentar, a menos que se incremente la inversión (I). Este problema lo liga al logro de la ocupación plena, siendo este el objetivo de Keynes en su Teoría General. Plantea: es necesario medir el efecto que produce un incremento de las inversiones en el incremento del ingreso total, como conocer los factores que determinan esa proporción señalada. Conociendo esta proporción, el Estado puede promover el aumento que requiera la inversión, para lograr el pleno empleo. Keynes define el multiplicador de inversión como el coeficiente que multiplica K veces el incremento de la inversión I, el cual a su vez, produce un crecimiento de la renta nacional o ingreso total Y. Matemáticamente se expresa como la relación entre el incremento de la inversión ( I) y el incremento del ingreso ( Y): Y k = ---------- ó, Ik = Y I Conociendo los factores que determinan ese relación, el Estado tratará de promover el incremento que requiere la inversión, para aumentar el nivel de empleo. Según Keynes, el incremento del ingreso total ( Y), normalmente es mayor que el aumento de la inversión ( I), debido a que cada inversión se convierte en una suma de ingresos individuales que se gasta y genera nuevos ingresos, los cuales, a su vez, se gastan, generando nuevos ingresos y así sucesivamente. La relación existente entre la propensión marginal al consumo y el multiplicador de inversiones adquiere una gran importancia en el modelo debido a que cuanto mayor sea la propensión marginal al consumo, mayor será el multiplicador y mayor será el efecto que producirá en la ocupación un cambio dado en la inversión. Pero cuando aumentan los ingresos, la propensión marginal a consumir disminuye (ley psicológica fundamental) y el multiplicador se hace cada vez menor, de aquí la necesidad de realizar más inversiones. Crítica: El efecto multiplicador de las inversiones es un hecho real, sólo que tiene sus causas más profundas en la esfera de la producción y no en la esfera de la circulación. La propensión marginal a consumir ( c/Y) establece qué proporción del incremento del ingreso se destina al incremento del consumo, por tanto, al determinar Keynes en última instancia la magnitud de capital por la propensión marginal a consumir, toma como punto de partida la esfera de la circulación. Ernesto Molina: Cuando Keynes define una política inversionista por parte del Estado para promover mediante el efecto "multiplicador" el aumento el ingreso está suponiendo que: a) En la economía capitalista se puede promover un desarrollo armónico proporcional. b) El rompimiento de la productividad no surge como consecuencia de las contradicciones inherentes al capitalismo, sino por determinadas propensiones psicológicas que responden a la naturaleza humana en general. c) Estas contradicciones pueden ser superadas mediante la regulación estatal de las inversiones. El primer supuesto es inaceptable porque la existencia de propietarios privados en la economía capitalista no permite establecer proporciones exactas de la producción a nivel social; estas se definen espontáneamente a través del desarrollo cíclico de la economía. El segundo supuesto hace depender la estructura económica de la sociedad por su superestructura, por los factores de índole psicológico; niega, por tanto, el carácter material y determinante de las relaciones de producción sobre el conjunto de todas las relaciones sociales. El tercer supuesto idealiza las posibilidades del capitalismo monopolista de Estado como regulador de la actividad económica espontánea. El incentivo para invertir: Keynes hace depender el incentivo para invertir de la relación existente entre la eficacia marginal del capital y la tasa de interés: "Ahora bien, resulta evidente que la tasa real de inversión corriente llegará hasta el punto en que ya no haya clase alguna de capital cuya eficiencia marginal exceda de la tasa corriente de interés. En otras palabras, la tasa de inversión se moverá hasta aquel punto de la curva de la demanda de inversión en que la eficacia marginal del capital en general sea igual a la tasa de interés de mercado". La eficacia marginal del capital es definida por Keynes como: "La relación entre el rendimiento probable de un bien de capital y su precio de oferta o de reposición, es decir, la que hay entre el rendimiento probable de una unidad más de esa clase de capital y el costo de reproducirlo, nos da la eficacia marginal del capital como si fuera igual a esa tasa de descuento que lograría igualar el valor presente de la serie de anualidades dadas por los rendimientos esperados del bien de capital, en todo el tiempo que dure, a su precio de oferta. Esto nos da las eficacias marginales de los tipos particulares de bienes de capitales. La mayor de estas eficacias marginales puede, por tanto, considerarse como del capital en general." Según la definición de eficacia marginal del capital: Q1 Q2 Qm Po = ------- + -------- + ..... + ------- 1 + r (1 + r) (1 + r) Donde: Po: precio de oferta o costo de reposición Q: rendimiento probable de la inversión r: eficacia marginal del capital. P.e: Supongamos una inversión de 4800 para la que se estiman los siguientes rendimientos: Q1= 1500; Q2= 882; Q3= 3473; resolviendo un r= 5%. El precio de demanda se relaciona con la tasa de interés y se calcula con la siguiente fórmula: Q1 Q2 Qm Pd = ------- + -------- + ..... + ------- 1 + i (1 + i) (1 + i) Donde: Pd: precio de demanda Q: rendimiento probable i: tasa de interés El empresario capitalista se enfrenta a la siguiente alternativa: la inversión real y la inversión financiera. Según Keynes, la eficacia marginal del capital se vincula directamente con las inversiones en capital duradero, fábricas, máquinas y otras instalaciones y la tasa de interés se vincula con la inversión financiera, la compra de valores ficticios, acciones , bonos, etc. Por tanto, la relación existentes entre la eficacia marginal del capital y la tasa de interés influirá en la decisión de invertir. Se conoce que el precio de la tierra es la renta capitalizada: R Pt = ---- i Donde: Pa: precio de la acción d: dividendo i: tasa de interés Así también el precio de una acción es el dividendo capitalizado: d Pa = ------ i Donde: Pa: precio de la acción d: dividendo i: tasa de interés Ni el precio de la tierra, ni el precio de las acciones expresan el valor resultado del trabajo socialmente necesario. En ambos casos sucede aquello que Marx refiere en El Capital acerca de cosas que sin poseer valor asumen un precio en aquellas sociedades donde rigen de forma generalizada las relaciones monetario-mercantiles. Los bienes de capital sí poseen valor, sí son resultado del trabajo social. Pero Keynes extiende esta definición (que es correcta para el precio de la tierra y el precio de las acciones) también al precio de oferta de los bienes de capital, contribuyendo aún más a encubrir la esencia de las formas mercantiles. La tasa de interés y la Preferencia por la liquidez. Keynes define la tasa de interés como el precio que equilibra el deseo de conservar riqueza en forma de efectivo, con la cantidad disponible de ese último. Por tanto, la tasa de interés queda determinada por la preferencia por la liquidez (deseo de conservar riqueza en forma de efectivo) y la cantidad de dinero. M = L (i) Donde: M: masa de dinero L: función de liquidez i: tasa de interés Según Keynes, la preferencia por la liquidez se rige por los siguientes motivos: transacción, precaución y especulación. El Motivo Transacción (conservar dinero en efectivo para las operaciones corrientes de cambios personales y de negocios) puede subdividirse en: motivo gasto de consumo (conservar dinero en efectivo para cerrar el intervalo entre la recepción del ingreso y su desembolso) y el motivo negocios (conservar dinero en efectivo para cerrar el intervalo entre el momento en que se incurre en costos de negocios y aquel en que se reciben los productos de las ventas). El Motivo Precaución está relacionado con la necesidad de conservar dinero en efectivo para satisfacer la seguridad respecto al futuro (necesidades inesperadas, aumento en los gastos, demora en los ingresos, incertidumbres ante transacciones futuras, etc.). El Motivo Especulación está influenciado por el deseo de conservar dinero en efectivo con el propósito de conseguir ganancias por conocer mejor que el mercado lo que traerá el futuro (fluctuaciones en la tasa de interés). El volumen de dinero necesario para satisfacer los motivos transacción y precaución, es función del ingreso; y la demanda de dinero para el motivo especulación, depende de la tasa de interés. Así: M = M1 + M2 = L1 (Y) + L2 (i) Donde: M: cantidad de dinero M1:cantidad de dinero para satisfacer los motivos transacción y precaución. M2:cantidad de dinero para satisfacer el motivo especulación L1:función de liquidez que depende del ingreso, que determina a M1 L2:función de liquidez que depende de la tasa de interés, que determina a M2. Crítica: Para Keynes la tasa de interés sigue siendo el precio del dinero (no lo esclarece por su esencia). El dinero no puede expresar su valor en sí mismo, sólo puede expresarlo en las demás mercancías. Lo nuevo que refleja es que una parte del dinero crediticio es especulativo, el cual toma caracteres extremos en la etapa imperialista. Cuando Keynes correlaciona la tasa de interés con la preferencia por la liquidez refleja un fenómeno característico de la época. Prácticamente los pequeños y medianos ahorristas y los pequeños y medianos accionistas no pueden realizar inversiones reales competitivas. Estos pequeños capitales que se mantienen en forma de depósitos en los grandes bancos o en forma de acciones, son realmente utilizados por el gran capital como fuente adicional para la inversión. Pero si los pequeños y medianos accionistas (y ahorristas) decidieran conservar en forma líquida sus capitales, el gran capital no podría hacer uso de esos capitales ajenos y su poder económico se vería afectado. Esta es la razón por la cual Keynes se preocupa tanto por la preferencia por la liquidez, e incluso llega a definir a la tasa de interés como la recompensa por privarse de liquidez durante un período determinado. 5.- Concepciones sobre el ciclo y las crisis económicas. El ciclo económico ya había sido estudiado a lo largo de toda la historia del pensamiento económico, si bien no había sido posible elaborar una teoría adecuada por la incapacidad de realizar una crítica rigurosa de la Ley de Say. Antes de la formulación del análisis keynesiano, el surgimiento de las crisis se explicaba a través de elementos externos al mecanismo capitalista de la producción. Tales elementos eran buscados en el agotamiento de cualquier factor de la producción, o bien, frecuentemente en los fenómenos de orden monetario, es decir en la imposibilidad, propia del sistema ligado al patrón oro, de llevar el crédito más allá de una cierta medida a causa de las limitaciones impuestas por la disponibilidad de reservas áureas (dicho de otra manera, el aumento de la demanda de dinero y la subida de la tasa de interés). Una serie de valiosas ideas contenidas en los análisis de los fenómenos reales del ciclo económico estaban perdidas porque no podían ser utilizadas para explicar el fenómeno más relevante del ciclo económico: las "crisis". Keynes a través de dos elementos logra la construcción de su teoría sobre el ciclo económico. Estos elementos son los siguientes: a) El estudio del comportamiento del consumo en función de la renta. Ya hemos visto que el consumo crece menos que proporcionalmente al crecer la renta y que, por esto, al mismo tiempo que la renta aumenta, se forma un volumen de ahorro que no sólo crece en valor absoluto sino en valor relativo . Esto significa que al aumentar la renta, el problema de tener una cantidad de inversiones de un volumen suficiente para producir una demanda efectiva adecuada es, siempre difícil. Así Keynes considera que la causa determinante de las crisis económicas y del desempleo es la insuficiente demanda afectiva. Esta debilidad de la demanda, que Marx señala dentro del modo de producción capitalista, tiene su origen en la forma como se produce. Los medios de producción y la fuerza de trabajo solo se unen por mediación del capital; una parte del fruto del trabajo del obrero es apropiado gratuitamente por el capitalista. De esta forma la demanda que puedan ejercer los trabajadores no alcanza a realizar toda la oferta, pues el consumo de la clase obrera en el capitalismo está limitado a los marcos del valor de la fuerza de trabajo, pero las raíces de esta contradicción se encuentran en la producción. Sin embargo, de acuerdo con la tesis Keynesiana, el Estado para influir en el mecanismo del ciclo económico debe dirigir su línea de acción hacia la esfera de la demanda, hacia la regulación de la demanda efectiva con lo que quedan intactas las raíces más profundas de las crisis económicas y permanecen vigentes las contradicciones del modo de producción capitalista. b) La segunda idea de Keynes es la que se refiera a los factores que más directamente influyen en el volumen de inversiones. Una inversión resulta conveniente si su tipo de rendimiento es cuando menos igual al tipo de interés, el tipo de rendimiento depende de la renta que esperamos obtener en el futuro. El tipo de rendimiento no es más que la relación entre la renta neta obtenida y el capital invertido para su obtención. Keynes impugnó la explicación neoclásica, considerando que la regularidad de la secuencia de tiempo y la duración del ciclo se debían a las fluctuaciones de la eficacia marginal del capital. Así las crisis tendrían su causa en el "colapso" (caída súbita, violenta, inesperada) de la eficacia marginal del capital. Según Keynes, en el camino hacia el auge existirá una alta confianza en el futuro (basada en que la tasa de interés se mantendrá baja), la eficacia marginal del capital será más alta que la tasa de interés, las inversiones y la ocupación se incrementarán, estimulando el consumo y produciendo el efecto multiplicador en el ingreso, pero en esta misma fase comienzan a surgir las fuerzas que tienden a disminuir la eficacia marginal del capital (aumento en el precio de oferta y abundancia de producción). Cuando esas fuerzas se consolidan se pierde la confianza en el futuro y la eficacia marginal del capital entra en "colapso" de forma repentina, se produce una disminución en el volumen de las inversiones, el multiplicador actúa en sentido inverso, disminuye el nivel de ocupación a medida que desea la inversión y se eleva la tasa de interés debido al aumento de la preferencia por la liquidez (necesidad de dinero para hacer frente a las obligaciones). Si el "colapso" de la eficacia marginal del capital es la causa fundamental de la crisis, su resurgimiento será el requisito necesario para la recuperación. Según Keynes, el tiempo que debe transcurrir para lograr la recuperación está condicionado por: a) Tiempo necesario para que resulten anticuados los bienes de capital duraderos. b) Tiempo necesario para que pueda ser absorbida la producción excedente acumulada. Después de transcurrido ese tiempo la eficacia marginal del capital volverá a elevarse debido a la creciente escasez de bienes de capital. Keynes resume sus consideraciones sobre el ciclo económico señalando que "... el remedio del auge no es una tasa más alta de interés sino una más baja; porque ésta puede hacer que perdure el llamado auge. El remedio apropiado para el ciclo económico no puede encontrarse en evitar los auges y conservarlos así en semidepresiones permanentes, sino en evitar las depresiones y conservarnos de este modo en un cuasi-auge continuo". Para lograr lo anterior, plantea que la política económica debe accionar sobre la tasa de interés para mantenerla baja con el objetivo de estimular las inversiones, para de esta forma lograr el auge y su continuación. El Estado, mediante la regulación de la cantidad de dinero crediticio, puede ejercer considerable influencia en la oferta y la demanda de capital a préstamo y por tanto, en la determinación de la magnitud de la tasa de interés. Pero, por más que el Estado accione sobre la tasa de interés, con ello no puede evitar el carácter cíclico de la economía, pues la base material del mismo reside en la renovación masiva del capital fijo a nivel social. En todo caso, la política del gasto público y de las inversiones dirigidas, en cierta medida influyen como medidas que aminoran el efecto catastrófico de las crisis, pero no las evitan. 6.- La política económica Keynesiana. Análisis crítico. El problema central que impide un equilibrio de pleno empleo es la deficiencia de "demanda efectiva". Keynes proporciona una argumentación lógicamente consistente para justificar la afirmación de Malthus según la cual el problema central del capitalismo es la falta de demanda que se derivaría del hecho de que los trabajadores aunque lo quieran, no pueden consumir más allá de los límites de sus salarios, mientras los capitalistas, aunque puedan, no quieren consumir todos sus ingresos. Malthus había resuelto el problema afirmando la necesidad, para el equilibrio general de demanda y oferta globales, de una clase social de consumidores improductivos. O sea, personas dedicadas a consumir más de lo que producen. Keynes resuelve el problema, sin necesidad de una aristocracia improductiva, asignado este papel al Estado. El estado tiene el deber de regular el volumen de inversión, pues en manos de particulares, en condiciones de laissez faire, es imposible evitar las fluctuaciones amplias de la ocupación. El remedio apropiado para el ciclo económico no puede encontrarse en evitar los auges y conservar así a las semidepresiones permanentes, sino en evitar las depresiones y de este modo conservar un cuasi auge continuo. Para ello es factible manejar la tasa de interés en favor el incremento de la inversión. Así el remedio del auge no es una tasa más alta de interés, sino una más baja, porque esta puede hacer que el auge perdure. Y la otra medida que junto al manejo de la tasa de interés debe tomar el Estado consiste en evitar las inversiones más dirigidas. El Estado se convierte así en el sujeto externo (respecto a los mecanismos espontáneos del capitalismo) que permite reproducir los equilibrios que la marcha normal de la economía capitalista tiende a romper. Considerando el problema de la demanda como el problema clave del equilibrio, la política estatal debe orientarse en el sentido de suplir periódicamente la brecha entre la capacidad productiva y demanda efectiva. El equilibrio del presupuesto público no debería fijarse como norma anual, sino solamente como objetivo de largo plazo. La acción del estado debe favorecer tanto el mantenimiento de ciertos niveles de consumo (de bienes no duraderos) como la estimulación de las actividades privadas de inversión. Estos objetivos deben ser alcanzados por medio de tres políticas económicas: 1. En primer lugar mediante una política fiscal orientada hacia la reducción de las diferencias entre propensiones al consumo de los distintos grupos de ingreso. Favoreciendo algún desplazamiento de la riqueza hacia los grupos inferiores (grupos que consumen una alta cuota de sus ingresos). En este sentido Keynes se pronunció en favor de incrementar la deuda pública como fuente idónea del presupuesto estatal (es partidario del déficit presupuestario). Ello permitiría, en su opinión incrementar el gasto público (compra de bienes y servicios por el gobierno) lo que a su vez tendría un efecto multiplicador sobre el ingreso y aumentaría la demanda efectiva. Considera asimismo que el gasto público improductivo permite incrementar la capacidad de consumo de la sociedad y en esta medida, se puede responder a la contradicción entre las condiciones de la producción y las de su realización. 2. En segundo lugar, la política monetaria propuesta por Keynes se basa en que el Estado debe incrementar la masa de dinero para deprimir la tasa de interés y estimular la inversión. 3. En tercer lugar, una política de intervención directa en la economía realizada sobre todo por medio de trabajos públicos con el objetivo de absorber el exceso periódico de fuerza de trabajo y de bienes de capital. La política económica debería orientarse en un sentido anticíclico: estimulando la actividad económica en los momentos de depresión y conteniendo el empuje del desarrollo en los períodos de acumulación acelerada. El modelo en su conjunto: El modelo de Keynes requiere la participación del Estado en la actividad económica, criterio que dio origen a la línea de pensamiento denominado "capitalismo regulado", en contraposición al "liberalismo económico". Según el criterio keynesiano, la intervención del Estado debe de tener su punto de partida en el incremento de la masa de dinero, con el objetivo de disminuir la tasa de interés. Los neoclásicos consideraron a la tasa de interés como una variable dependiente de la masa de dinero y la preferencia por la liquidez. Keynes plantea la necesidad de transformar la tasa de interés en una variable independiente, estratégica, a los efectos de poder estimular la política inversionista. Así los especuladores (grandes bancos capitalistas) asociados directamente a las fluctuaciones de la tasa de interés, se les confiere una gran importancia dentro del modelo. Los especuladores tendrán en su poder los bonos y otros títulos de créditos. Estos bonos están comprometidos con una tasa de interés fija durante un período de tiempo determinado. Existirán dos actitudes dentro de los especuladores: "alcistas" y "bajistas". Si en especulador posee bonos comprometidos al 3% de interés y considera que en el futuro la tasa de interés en el mercado subirá al 5%, entonces ese especulador será un "bajista" con relación a esos bonos que posee en el presente debido a que prevé que los mismos valdrán menos en el futuro. Por tanto, ese especulador "bajista", tendrá una alta preferencia por la liquidez (motivo especulación) en el sentido de que tratará de vender los bonos que posee y así poder disponer en el futuro de una mayor cantidad de dinero, para prestarlo recibiendo un interés más alto. El otro tipo de especulador, el "alcista", es el caso contrario, posee bonos comprometidos a un tipo de interés que, según su estimación, será más bajo en el futuro. No venderá los bonos que posee y además comprará aquellos comprometidos con la tasa de interés que está considerando alta en el presente con relación al futuro. Así, en el presente este especulador tendrá una menor preferencia por la liquidez. Las consideraciones alcistas y bajistas coexisten en el tiempo y su enfrentamiento es lo que determina que exista una tendencia en el mercado de valores, en correspondencia con el triunfo de una consideración sobre la otra. "El modelo actúa sobre la base de que, en primera instancia, el aumento de la masa de dinero actúe sobre la tasa de interés, deprimiéndola". ... "Por esta razón, el aumento inicial de la masa de dinero con que comienza la acción del modelo se pone en manos de los especuladores, mediante la compra de bonos y títulos de crédito que hará el Estado en la cuantía necesaria para que en la circulación pueda ser introducida una masa adicional de dinero. Evidentemente los más propensos a vender serán los bajistas, pero aún el Estado puede actuar sobre los alcistas y vencer este sentimiento al ofrecerles precios elevados por sus títulos." ... "Los especuladores son altamente sensibles a la tasa de interés y comparan la tasa de interés del con la que esperan en el futuro. Para que pueda llegar esa masa de dinero incrementado a fluir hacia los préstamos, tiene que producirse tal situación, que la tasa de interés, la cual comienza a bajar como consecuencia de los primeros préstamos que bajo las nuevas condiciones se efectúan, no llegue a aumentar la preferencia por la liquidez motivo M2, sino que, persuadidos de que en el futuro la tasa de interés no se elevará, los especuladores se dispongan a prestar bajo la tasa de interés presente. Al traducirse esos préstamos en incremento de las inversiones, se producirá el incremento del ingreso buscado" "Estudio crítico de la Teoría General de Keynes" Editorial Ciencias Sociales, U. L.H. 1978, Pág. 21 Esquema: El Estado = M = i = r i = I * k = Y Donde: M: masa de dinero i: tasa de interés r: eficiencia marginal del capital I: inversiones k: multiplicador de inversiones Y: ingreso Este es el modelo keynesiano de política monetaria. Pero el modelo es también contentivo de una línea de acción como política fiscal. Sin esta última y dirigida de manera adecuada no se puede ampliar en las magnitudes necesarias el gasto y la inversión pública. La importancia que asume el multiplicador en inversión en la concepción keynesiana está relacionada, en primer lugar, con la política del gasto público, generador del estímulo a las inversiones privadas. Sólo que Keynes consideró como fuente principal para el gasto y la inversión pública, la deuda pública. Y con ello comprendió el futuro: "resolvió" los problemas del presente y garantizó la demanda solvente de "hoy", comprometiendo la de mañana. El modelo keynesiano como política fiscal puede expresarse así: Impuestos El Estado Gasto Público I*k = Y Deuda Pública Resumen crítico: El modelo keynesiano -primer sistema de ideas representativo del capitalismo monopolista de Estado- lógicamente fue concebido para las condiciones que operan en los países capitalistas desarrollados y por tanto, cualquier traslado mecánico a condiciones de países subdesarrollados constituye posiblemente un fracaso. Y aún considerando como un modelo para países capitalistas desarrollados, presenta limitaciones insalvables, pues todo el sistema de varibles toma como punto de partida la esfera de la circulación y por tanto, no toma en consideración las relaciones causales. No presta especial importancia a la variable oferta; en última instancia todo lo reduce a la variable demanda efectiva. Ello implica que pasa por alto todo el efecto en las condiciones como aparece la oferta, es decir, la efectividad de las inversiones, su capacidad para recoger y aplicar las innovaciones y el progreso técnico, la calificación de la fuerza de trabajo y las demás cuestiones relativas a la naturaleza de las inversiones. Ello explica por qué algunos agregados -como la renta nacional- aparecen como magnitudes que se incrementan simplemente, sin decirnos nada acerca de los percápitas y la verdadera distribución que se efectúa de ese resultado. Aún cuando Keynes no se presentó él mismo como un defensor de la militarización de la economía su sistema teórico sí devino finalmente en un instrumento coherente desde el punto de vista ideológico para promover los actuales presupuestos militares típicos de casi todos los países capitalistas altamente desarrollados. La crisis del keynesianismo como sistema de regulación económica estatal está asociada a las crisis del sistema, que afecta incluso las estructuras de todo el sistema de reproducción del capital social. ¡Error!Marcador no definido.