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LULL, VICENTE, Arqueología de la muerte y estructura social , Archivo español de arqueología, 62:159/160 (1989) p.5 A EspA. 62. 1989. 5-20 ARQUEOLoofA DE LA MUERTE Y ESTRUCTURA SOCIAL POR VICENTE LULL y MARINA PICAZO Universitat Autonoma de Barcelona RESUMEN En este articulo se presenta en primer lugar una sintesis de los principios te6ricos y metodol6gicos que definen la «Arqueologia de la Muerte» como una propuesta para el estudio de las pnicticas funerarias que se enmarca en la denominada New Archaeology. A continuaci6n se presentan las condiciones que deberfa plantearse la investigaci6n arqueol6gica para dimensionar el alcance de las pnicticas funerarias y su implicaci6n en la reproducci6n social. No hay duda, sin embargo, que toda investigaci6n sobre la estructura social, aunque parta de las practicas funerarias, debe ser contrastada mediante la arqueologia de los asentamientos. SUMMARY This paper offers firstly a summary of the theoretical and methodological principles of the «Archaelogy of Death», a proposal for the study of the mortuary practices in relationship with other theoretical perspectives within the New Archaeology. Later, we propose that the archaeological research must take into account some conditions to understand the range of the mortuary practices and their implication in social reproduction. However, it is obvious that every research on the social structure must be contrasted with the settlements archaeology although it beginns with mortuary data. «En la vida ... utilizamos las proposic;ones matemdticas .610 con el fin de deducir. de las proposic;ones que no pertenecen a las matemdticas, otras que igualmente no pertenecen a las matemdticas.» L. Wittgenstein. r...ctatu,/o,lco-phllo.ophlcus. 1922. EI tema central de nuestra exposici6n* es la Hamada «Arqueologia de la Muerte», que ha tenido gran influencia en la investigaci6n de la estructura social a partir de las pnicticas funerarias. • Este estudio fue presentado en el I Coloquio Hispano-Mexicano de Teor(a, Metodo y Conservacion en Arqueolog(a, celebrado en Las Navas del Marques (Avila) en mayo de 1988. Copyright (c) 2003 ProQuest Information and Learning Company Copyright (c) Consejo Superior de Investigaciones Cientificas LULL, VICENTE, Arqueología de la muerte y estructura social , Archivo español de arqueología, 62:159/160 (1989) p.5 6 VICENTE LULL Y MARINA PICAZO AESpA, 62, 1989 Tras un breve comentario sobre las principales Iineas de trabajo que tienen como objeto la muerte desde una perspectiva social, presentamos una slntesis de los principios te6ricos y metodol6gicos que definen la Arqueologia de la Muerte y las espectativas explicitas de su metodologia, con una valoraci6n critica de la coherencia formal de sus presupuestos y de la adecuaci6n de sus metodos. Terminaremos con una propuesta de las condiciones que, a nuestro parecer, deben tenerse en cuenta en la investigaci6n arqueol6gica de la estructura econ6micosocial a partir de las practicas funerarias. • • • Gordon Childe en la decada de los 40 (1944: 78-97, 107-108; 1946: 7S ss.) propuso que las culturas mas estables y progresivas, en terminos del aumento de la riqueza social, amortizan pocos bienes en el tratamiento de la muerte a causa de la institucionalizaci6n de la propiedad privada y de la herencia. Es decir, su planteamiento era que a mayor progreso de la cultura material, Menor es la energia social invertida en los enterramientos al tiempo que se consolida y aumenta la riqueza de los vivos. EI gasto publico en las necr6polis sera inversamente proporcional aI desarrollo de la tecnologfa. Por otra parte, Childe buscaba una normativa general en el tratamiento de la muerte a partir de los enunciados basicos del marxismo y del evolucionismo difusionista que marcaron toda su obra. Le parecfa evidente y directa la relaci6n entre la esfera funeraria y la esfera de los vivos y consideraba el ritual y su referente reJigioso como simples mecanismos que asegurarfan la continuidad de las condiciones de reproducci6n de los sistemas sociales. Sus esfuerzos te6ricos, sin embargo, apenas fueron contrastados con la informaci6n empfrica que el mismo Childe habfa recogido. Mientras tanto, la mayor parte de los arque6logos se limitaban a elaborar descripciones y clasificaciones mas 0 menos detalladas de las tumbas y de sus contenidos con a1gunas referencias, escasamente formalizadas, a las creencias religiosas 0 a diferencias de rango y riqueza, sobre todo en relaci6n a las tumbas monumentales. Por su parte, las investigaciones etnol6gicas y antropol6gicas, desde el sigio XIX, empezaron a conceptualizar el fen6meno de la muerte y su tratamiento con intenci6n de realizar comparaciones entre sociedades. Es, por tanto, natural que la Arqueologfa de la Muerte surgiera de premisas te6ricas y de informaci6n empfrica etnol6gicas y en el ambito academico americano, donde siempre ha existido una estrecha relaci6n entre arque6logos yantrop6logos. La Arqueologia de la Muerte es una propuesta te6rico-metodoI6gica para el estudio de las practicas funerarias que se enmarca dentro de la denominada New Archaeology, precursora del debate epistomol6gico que afect6 a la arqueologia en la decada de los sesenta. La concepci6n de cultura desde la perpectiva sistemica permitia deslindar aspectos de las manifestaciones arqueol6gicas (entendidas como subsistemas) y hacerlas susceptibles de estudios particulares. Desde el comienzo, las practicas funerarias fueron consideradas como un campo de estudio propicio por tratarse los enterramientos de conjuntos cerrados con capacidad expJicativa aparentemente elevada. Se asumi6 que estas caracterlsticas especfficas les permitian «simbolizar» la organizaci6n y la estructura sociales. As{ pues, la arqueologfa de la muerte se gener6 bajo el convencimiento de que las estructuras implicitas en las practicas funerarias expresan la realidad social 0 sus principios simb6licos y, por tanto, constituyen una base potencial de estudio para obtener informaci6n. Los primeros trabajos se remontan a comienzos de los aftos setenta. Saxe, 1970, y Binford, 1971, fueron los primeros en establecer las premisas te6ricas. A partir de una base empfrica etnol6gica plantean diversas posibilidades metodol6gicas. Sus enunciados te6ricos proceden de la antropologia, como la teoria Copyright (c) 2003 ProQuest Information and Learning Company Copyright (c) Consejo Superior de Investigaciones Cientificas LULL, VICENTE, Arqueología de la muerte y estructura social , Archivo español de arqueología, 62:159/160 (1989) p.5 AEspA, 62, 1989 ARQUEOLOGIA DE LA MUERTE Y ESTRUCTURA SOCIAL 7 del rol, del simbolo y del referente, y de la sociologia, como los conceptos de identidad y personal social. Todo ella se incorpora al modelo sistemico que conforma la definicion de la disciplina (arqueologia como antropologia) y establece bajo presupuestos de la ecologia cultural yel funcionalismo sus categorias arqueologicas (cultura como sistema adaptativo extrasomatico, cultura como un todo interrelacionado organicamente ... ). EI requisito obligado de este metoda reside en la explicacion de las premisas y de los sistemas de contrastacion, caracteristicas propias de la ciencia objetiva. Las pruebas empiricas que se incorporan para los procesos de verificacion 0 refutacion proceden en su mayoria de la teoria de la informacion y se basan en una investigacion cuantitativa que permita inferir generalizaciones empiricas. Mas concretamente, Saxe propone dimensionar la complejidad social mediante el anlilisis formal 0 de componentes (notese la paradoja existente en Binford entre la propuesta metodologica hipotetico-deductiva y las modificaciones ad hoc inductivas que se ofrecen para la contrastacion). EI estudio que Brown (1971) realizo a partir de los restos arqueologicos del cementerio de Spiro (Oklahoma) constituyo una de las primeras aplicaciones de la nueva propuesta a un contexto arqueologico. Se planteaban las consecuencias de procesos especificamente arqueologicos como los efectos posdeposicionales 0 los cambios cronologicos. EI propio Brown fue editor de Approaches to the Social Dimensions of Mortuary Practices, publicado en 1971, que recogia su estudio y el de Binford, y trabajos de otros investigadores como Peebles, Larson y Saxe. Era la primera puesta en comun de las premisas te6ricas y metodologicas de la Arqueologia de la Muerte. Su influencia en la decada posterior es innegable, tanto en America como en algunos paises europeos, sobre todo Inglaterra. Durante estos aftos se publicaron diversos estudios cuyo objetivo fundamental era aplicar las propuestas de la Arqueologia de la Muerte a necropolis concretas 0 grupos de necropolis (Randsborg, 1975; Goldstein, 1976; Tainter, 1976; Hodson, 1979). Tainter (1973, 1975, 1977, 1978) desarrollo el principio del gasto de energia invertido en el ritual de enterramiento (propuesto inicialmente por Binford en 1971: 232 ss.) como determinante para el establecimiento del rango. Dado que la jerarquizacion determina complejidad estructural, Tainter establecia una interdependencia entre energia invertida y complejidad social que intentaba mesurar mediante tecnicas estadfsticas de analisis multivariante. En 1981 se publico The Archaeology oj Death, cuyos editores fueron Chapman, Kynnes y Randsborg. Se trataba de un estado de la cuestion diez aftos despues del comienzo de la Arqueologia de la Muerte. Junto a diversos trabajos de contrastacion etnografica y arqueologica (Brown, O'Shea, Goldstein, Chapman, Bradley. Randsborg) se incluian dos estudios de restos humanos (Buikstra y Cook). EI enfasis en los nuevos tipos de informacion que pueden aportar los antropologos fisicos (sobre patologfa, paleodemografia y paleonutricion) constituye, sin duda, uno de los aspectos mas valiosos de las inquietudes generadas por la Arqueologia de la Muerte. En aftos posteriores se han seguido publicando diversos estudios locales 0 regionales en el ambito arqueologico, pero sin grandes innovaciones. En 1984, J. M. O'Shea publico Mortuary Variability intentando establecer una teoda arqueologica del comportamiento funerario, pero su contribucion debe valorarse fundamentalmente como un detallado y completo estado de la cuestion. Desde el campo de la antropologia, investigadores de diversas tendencias han planteado las dificultades de poner en relacion los restos materiales de los rituales funerarios con las actividades, caracterfsticas organizativas y/o las creencias de las sociedades del pasado. Humphreys (1981: 4 y 5) seftala que es inadmisible la pretendida relacion entre las cosas meteriales Copyright (c) 2003 ProQuest Information and Learning Company Copyright (c) Consejo Superior de Investigaciones Cientificas LULL, VICENTE, Arqueología de la muerte y estructura social , Archivo español de arqueología, 62:159/160 (1989) p.5 8 VICENTE LULL Y MARINA PICAZO A EspA , 62, 1989 y las personas y sus interrelaciones que proponia la New Archaeology y enfatiza que tal pro- puesta surge del contexto social de los propios investigadores. Desde otra linea teorica, el antropologo M. Bloch (1981: 137 ss.) afirma que la complejidad ritual de ciertas sociedades est a en relacion con una jerarquizacion de rangos individuales o colectivos, que se ha producido a 10 largo del desarrollo hist6rico. Aiiade que su expresion en la materializaci6n de los rituales funerarios, en las tum bas y sus contenidos, puede tener poca relacion, en un momenta determinado, con el rol economico y/o politico que unos individuos 0 grupos puedan tener en la sociedad real. Dentro de las nuevas tendencias en arqueologia tam bien han aparecido criticas a los planteamientos te6ricos y metodologicos de la Arqueologia de la Muerte originaria. Los componentes de la llamada, segun los casos, arqueologia contextual, postestructuralista 0 simbolica representan uno de los sectores criticos con mayor incidencia en la actualidad. Uno de los principales exponentes de esta tendencia es I. Hodder, quien tras poner en cuestion el enfoque sistemico, propone una redefinicion de estructura social como «las reglas y conceptos que ordenan y dan sentido al sistema social» (1982: 1SO). Pra este autor 10 importante es que la estructura del sistema social reside en los principios simbolicos que relacionan las diversas partes del sistema. Hodder representa para la arqueologia la instauraci6n del viejo debate entre funcionalistas y estructuralistas. Los estructuralistas consideran como apariencias las relaciones funcionales entre los subsistemas y como realla estructura subyacente al fen6meno. Aunque esa misma critica a los funcionalistas se efectua igualmente desde el marxismo, Hodder desplaza su intencion hacia las causas simbolicas que encontrarian respuesta en la esfera ideol6gica, ya que 10 importante para el no son las relaciones entre las partes, sino los principios simbolicos que las unen. Considera, por tanto, que el analisis arqueologico ha de intentar descubrir los esquemas simbolicos que se hallan detras de los elementos materiales. Los restos arqueologicos de las practicas funerarias estan relacionados con una ideologia de la sociedad de los vivos que no siempre tiene una relacion lineal con las relaciones sociales. Por ejemplo, pueden constituir un mecanismo de legitimacion del grupo dominante y del orden social que este impone. Si bien la disposicion espacial de los enterramientos ya habia recibido atenci6n desde Saxe y en los trabajos de varios investigadores (Hodson, 1979; King, 1969; Peebles, 1971; Tainter, 1976) una de las premisas metodologicas de la arqueologia estructural y simbolica es que las relaciones espaciales constituyen una de las formas fundamentales de diferenciacion simbolica (Pader, 1982; Shanks y Tilley, 1982). Esto significa que los trabajos que intentan contrastar empiricamente los presupuestos estructuralistas se concentran especialmente en la identificaci6n de las pautas de ordenacion especial, sea de las tumbas, de los ajuares en relacion al muerto 0 de la colocacion de los esqueletos. No podian faltar en este resumen introductorio otras opiniones sobre las posibilidades del estudio de los rituales funerarios, anteriores 0 sincr6nicas a la Arqueologia de la Muerte, que no seran objeto de comentario en el apartado siguiente de nuestra exposicion. No obstante, conviene recordar que la arqueologia esceptica ha seguido considerando que la muerte esta en relacion con la esfera pr6cticamente intangible de las creencias religiosas (Pigott, 1973). En un articulo, publicado en 1969, Ucko pone en duda que existe una relacion directa entre las practicas funerarias y el mundo de los vivos. Utiliza datos etnograficos que apoyan esta asercion y reconoce, al igual que Pigott, la dificultad, casi imposibilidad, de llegar a criterios de evaluacion social a partir de los enterramientos. De hecho, estas opiniones se resumen en la afirmacion de Leach (1977: 161-166), segun el cualla relacion entre la esfera de los muertos y el Mundo de los vivos es metaforica. Copyright (c) 2003 ProQuest Information and Learning Company Copyright (c) Consejo Superior de Investigaciones Cientificas LULL, VICENTE, Arqueología de la muerte y estructura social , Archivo español de arqueología, 62:159/160 (1989) p.5 A EspA , 62, 1989 ARQUEOLOGIA DE LA MUERTE Y ESTRUCTURA SOCIAL 9 Otra linea alternativa que debemos mencionar seria la que tiene por objeto la investigaci6n de la ideologia funeraria. Los trabajos pubHcados en el volumen titulado La mort, les morts dans les sociitis anciennes (GnoH y Vernant, eds., 1982) estan mayoritariamente dentro de esta corriente. Las contribuciones mas interesantes han sido las de Vernant (1982: 5-16) y la de D' Agostino y Schnapp (1982: 17-20). A primera vista resalta el aparente desconocimiento por parte de itaHanos y franceses de los logros te6ricos anglosajones, 10 que podria afirmarse tambien en el caso contrario. Parece existir un intento sistematico por parte de las dos tradiciones academicas de ignorarse mutuamente. S610 D' Agostino en 1985, tras lamentar el desconocimiento que tienen los investigadores de lengua inglesa de la bibliografia en las demas lenguas europeas, pasa revista a ciertos lugares comunes en la Arqueologia de la Muerte. Vernant se preocupa no tanto de 10 que implica el aplicar un metodo cientifico al estudio de los rituales funerarios, como del significado de los mismos. Para el, la ideologia funeraria no es s610 el eco donde se refleja la sociedad de los vivos, sino que define los esfuerzos del imaginario colectivo para elaborar una aculturaci6n de la muerte siguiendo una estrategia de la muerte, 0 conjunto de reglas propias de la comunidad para afirmar sus rasgos especificos, sus estructuras y orientaciones. Parte de la premisa de que las sociedades elaboran el tratamiento de la muerte con el fin de lograr su integraci6n social. D' Agostino y Schnapp, por su parte, destacan que los muertos son un enjeu que no ha sido dejado al azar y proponen establecer el juego social de la muerte. EI estudio de la ideologia funeraria no es un fin en si mismo, sino un medio privilegiado de alcanzar una visi6n social. Se insiste en que el predominio del componente ideol6gico del ritual funerario y sus formas no pueden ser consideradas una proyecci6n directa de la estructura social. D' Agostino (1985: 51-52) considera imposible establecer una relaci6n metonimica entre la riqueza de los vivos y los ajuares de los muertos sin comprobar el grado de verificaci6n de la representaci6n que estructura ese mundo, ya que en caso contrario la relaci6n es metaf6rica. Para comprender las estructuras de los fen6menos funerarios se deberia partir de un amilisis de detalle de las situaciones especificas, enfatizando de esta manera el papel de la historia frente al de la antropologia. PRESPUESTOS DE LA ARQUEOLOGfA DE LA MUERTE Consideramos que la mejor aportaci6n de esta tendencia reside en ciertos aspectos de la metodologia empleada. El estudio de los enterramientos a partir de la evaluaci6n de diversas variables cuantitativas y cualitativas que son susceptibles de medici6n por medio de anaHsis matematico y estadistico ha mejorado, en cualquier caso, los trabajos arqueol6gicos sobre las practicas funerarias, dotandolos de una mayor riqueza informativa potencial, 10 que no siempre significa que sean aceptables las interpretaciones adoptadas a partir de los nuevos tipos de datos. Planteamos la sintesis que sigue a partir de una valoraci6n critica del trabajo de tres investigadores (Saxe, Binford y Tainter) que, a nuestro parecer, han propuesto las principales hip6tesis de trabajo de la Arqueologia de la Muerte. La principal aportaci6n de Saxe es la aplicaci6n de la teoria antropol6gica del rol desarrollado por Goodenough (1965) y basada, a su vez, en un importante ensayo de Linton (1936). Los conceptos basicos son: IdeDtidad Social: «Categoria social 0 10 que ha sido lIamado una posici6n 0 status social»; por ejemplo, ser var6n, carpintero, miembro de una asamblea, etc .. Copyright (c) 2003 ProQuest Information and Learning Company Copyright (c) Consejo Superior de Investigaciones Cientificas LULL, VICENTE, Arqueología de la muerte y estructura social , Archivo español de arqueología, 62:159/160 (1989) p.5 VICENTE LULL Y MARINA PICAZO 10 AEspA. 62, 1989 Relacion de identidad: Relaci6n social en la que participan dos 0 mas identidades. Persona social: El conjunto de varias identidades sociales que se consideran apropiadas en una interacci6n determinada. Segun Saxe, en la muerte actuan el mayor numero de identidades sociales de un individuo. Por tanto, existe una mayor posibilidad de conflicto para el reconocimiento de las diversas identidades sociales de un mismo individuo 10 que hace inevitable la elecci6n que, 16gicamente, esta en manos de los vivos. Las consecuencias determinantes de esas decisiones son la naturaleza y los detalles del tratamiento funerario como un reflejo de los deberes, fruto de las relaciones de obligaci6n que unian al muerto con los vivos. La conclusi6n de Saxe es que la variabilidad de los restos funerarios se relaciona con una serie conscientemente seleccionada de distinciones que son coherentes con las identidades sociales que tenia el muerto en vida. Puesto que la persona social esta determinada por las caracteristicas propias de cada sistema social, se sigue que el anaIisis de un grupo de personas sociales (el estudio de una necr6polis en el caso de la arqueologia) permitira una aproximaci6n a la organizaci6n de esa sociedad. Saxe plantea un tipo de anaIisis que permita descifrar: 1. 2. El modo en que las personas sociales estan representadas de manera diferente en las areas de deposici6n. El modo en que las distintas estructuras sociales estan representadas de manera diferente entre las diversas areas de deposiei6n (1970: 63). Por ella deduce ocho hip6tesis que contrasta con estudios etnografieos de tres grupos sociales (Ashanti, Kapauku y Bontoe Igorot). Contrasta su sistema de hip6tesis interrelacionadas utilizando el anaIisis formal que Ie permite evaluar las eombinaciones de atributos funerarios de una determinada area de deposiei6n. La representaei6n grafica de estas combinaeiones adopta la forma de un diagrama de ramas, con una estruetura de pares de atributos de redundancia absoluta. Es decir, la eleeci6n de un atributo en un par determinado eondiciona las elecciones posteriores. El eontraste es el perfecto paradigma en el que todos los atributos son independientes y pueden eombinarse con todos los demas. La redundancia en este easo es cero y en el anterior uno. Las teenicas para medir los dos tipos de combinaciones de atributos proeeden de la teoria de la informaci6n y han sido eomentadas y, en algun easo, eritieadas por diversos investigadores (Tainter, 1978; O'Shea, 1984). Saxe plante oeho hip6tesis cuya eontrastaci6n permitiria estableeer una normativa de los componentes funerarios que podia ser puesta en relaci6n con las estrueturas sociales correspondientes. Las diversas estructuras sociales estan prefijadas implicitamente en terminos del mayor 0 menor grado de complejidad. Tal complejidad se infiere a partir de principios, tambien implicitos, evolucionistas (complejidad = mayor numero de dimensiones organizativas; igualdad = diferencias observables unicamente en sexo, edad logro personal (sic). Las oeho hip6tesis, cuya contrastaci6n se estableci6 a partir de datos empiricos exclusivamente etnograficos, se pueden agrupar en tres campos de representaci6n: A) La persona social del muerto (hip6tesis I, 3, 4 y la conclusi6n de ia 2). B) La relaci6n entre el desarrollo social y la elaboraci6n de las deposiciones (hip6tesis 2, 5, 6 y 7). C) La Telaci6n entre espacios exclusivos y linajes (hip6tesis 8). Copyright (c) 2003 ProQuest Information and Learning Company Copyright (c) Consejo Superior de Investigaciones Cientificas LULL, VICENTE, Arqueología de la muerte y estructura social , Archivo español de arqueología, 62:159/160 (1989) p.5 AEspA. 62. 1989 ARQUEOLOGIA DE LA MUERTE Y ESTRUCTURA SOCIAL 11 Las hip6tesis del primer campo competen a las personas sociales: a) las personas sociales eSUln representadas por diferentes combinaciones de componentes; b) los principios organizativos de las mismas son congruentes con las relaciones sociales; c) las personas de mayor significado social, en un dominio dado, presentan un mayor mimero de combinaciones posibles de atributos y viceversa, para las de menor significado, y d) el muerto es represent ado como personal social en la muerte seleccionando su identidad mas valorada. La contrastaci6n Ie permite rechazar d, matizar que c tan s610 se mantiene en sociedades igualitarias y en los diversos niveles jerarquicos de las complejas, enfatizar la utilizaci6n informativa de a y aceptar b. De los diversos tipos de hip6tesis, el unico que pod ria mantener como hip6tesis de trabajos es b, es decir, los principios que organizan los grupos de personas sociales son congruentes con las relaciones sociales organizativas en su conjunto. Sin embargo, al establecer una relaci6n directa entre la persona social y combinaci6n de componentes (a), dado que los componentes pueden 0 no representar personas sociales resultaria imposible ponerlas en relaci6n con ningun tipo de estructura social. Las hip6tesis del segundo campo ponen en relaci6n desarrollo social y atributos, entendidos estos como componentes y combinaciones posibles de componentes. Los sistemas sociales serlin mas complejos en los siguientes casos: Cuanto mayor sea el numero de las dimensiones organizativas que ostenten y en ese caso pueden oscurecer los principios igualitarios de sexo, edad y logro personal (hip6tesis 2). b Cuando sus atributos se presenten geneal6gicamente y sean redundantes (hip6tesis 5). c Si existe menor relaci6n lineal entre numero de componentes, contrastes y significado social (hip6tesis 6). d Si se presenta una mayor divergencia en el tratamiento de los tipos de las personas sociales (hip6tesis 7). a Si las condiciones son antag6nicas nos encontramos ante estructuras igualitarias cuyos atributos son independientes entre si, no redundantes, y pueden combinarse al azar. La contrastaci6n obliga a Saxe a rechazar b por la naturaleza arbitraria de los datos etnograficos; d por insuficiencia de datos para la contrastaci6n y, finalmente, a reconocer cierto apoyo empiricto para c al tiempo que mantiene a por principio, como ya ocurria en el caso anterior. Queda sin resolver la paradoja de si los componentes y sus posibles combinaciones implican o no personas sociales. La octava hip6tesis es la que ha merecido un mayor grado de atenci6n, ya que supone la posibilidad de explicar las variaciones en la distribuci6n espacial de los enterramientos a partir de ciertos facto res sociales. Se ha sugerido (Goldstein, 1976: 61) que deberia modificarse en el sentido de que uno de los sistemas (pero no el unico) por los que un grupo determinado intenta legitimar el uso 0 control de recursos escasos es ritualizar esta relaci6n por el mantenimiento de un area permanente y especializada de enterramientos. En todo el discurso no se contempla el caso de obligaciones institucionales que normalicen el ritual en cualquier tipo de sociedades y como no se valoran las relaciones sociales de producci6n, las propuestas resultan inconmensurables, toda vez que otros supuestos que se aducen en su formulaci6n (mayor cantidad de atributos positivos para las personas de mayor rango y vicevesa en la hip6tesis 3) se mantienen s610 en sociedades igualitarias y en cada nivel de las complejas (segun el propio Saxe), 10 que hace imposible relacionarlas jerarquicamente si no se expresa un sistema de evaluaci6n. Copyright (c) 2003 ProQuest Information and Learning Company Copyright (c) Consejo Superior de Investigaciones Cientificas LULL, VICENTE, Arqueología de la muerte y estructura social , Archivo español de arqueología, 62:159/160 (1989) p.5 12 VICENTE LULL Y MARINA PICAZO AEspA. 62. 1989 En 1971, Binford reuni6 gran parte de la informaci6n antropol6gica sobre las practicas funerarias y tras criticar los usos idealistas de las interpretaciones metafisicas historicistas, planteaba una serie de lineas basicas para abordar como antrop610go y desde la arqueologia, el tema de muerte. El articulo se ha convertido con el paso del tiempo en referencia obligada de la Hamada Arqueologia de la Muerte, dado que afrontaba desde un punto de vista metodol6gico, aparentemente nuevo, la probable relaci6n entre estructura social y ritual funerario. La estructura formal de su discurso esta contenida en el apartado dedicado a las posibilidades del estudio de las practicas funerarias (1971: 224-225). Binford parte de la c1asificaci6n propuesta por Radcliffe-Brown (1952: 143) que distingue entre aetos tecnicos y rituales, es decir, entre los diversos sistemas sociales para desembarazarse del muerto (tecnicos) y los actos propiamente simb6licos que se expresan mediante la forma de los simbolos y el numero y clases de referentes a los que se simboliza (rituales). EI contenido explicativo de los simbolos, para Binford, no se puede aprehender ya que no hay nada intrinseco ni en la forma ni en el referente simb6lico que permita su reconocimiento. En cambio, acepta como buen punto de partida en la investigaci6n del ritual funerario, el numero y c1ases de referentes a los que se da reconocimiento simb6lico. Si bien queda implicito que son los fen6menos sociales los que se simbolizan, propone que se evaluen dos componentes fundamentales de 10 que denomina situaci6n social: la persona social (vease Saxe) y el numero de personas que tienen obligaciones de status con el muerto (participaci6n corportativa obligada por la consideraci6n social). Plantea que puede esperarse una correlaci6n directa entre el rango relativo de la posici6n social del muerto y el segmento social del grupo que expresa obligaci6n para con el mediante el ritual. La propuesta de Binford ignora, al igual que Saxe, las relaciones sociales de producci6n e identifica formas productivas y complejidad social. Toda su exposici6n te6rica presupone que la sociedad reconoce simb6licamente mediante el ritual cuestiones de sexo, edad y filiaci6n (es decir, cuestiones de identificaci6n comunitaria del individuo) y que la posici6n social aparece definida unicamente en terminos de consideraci6n 0 reconocimiento de los roles que el muerto tuvo en vida (sin especificar de que orden). Al no observar la din8mica de las relaciones sociales de producci6n y reducir el desarrollo de las fuerzas productivas a las formas de producci6n, Binford obvia la base real de la diferenciaci6n social que es la que implica distintos tratamientos a sujetos de la misma edad y sexo y la que define relaciones de c1ase mas que de status. Podria pensarse que el desacuerdo expuesto con las premisas binfordianas s610 compete a cuestiones de principio. Por ello, y para no caer en un debate ideol6gico, es necesario considerar todo su desarrollo metodol6gico para evaluar globalmente su propuesta de anaJisis y la validez del metodo. A partir de una base empirica etnol6gica procedente de 40 sociedades no estatales, conocidas bibliograficamente, Binford plantea tras hip6tesis y las somete a mecanismos de contrastaci6n que considera pertinentes. La primera hipOtesis descansa en un enunciado deducido de su base epistemol6gica: existint un «alto grado de isomorfismo entre (a) la complejidad de la estructura de status en uri sistema sociocultural y (b) la complejidad del ceremonial funerario en 10 que respecta al tratamiento diferencial de las personas que ocupan distintas posiciones de status» (1971: 226). Reconoce la dificultad de obtener informaci6n adecuada para efectuar generalizaciones fidedignas sobre la complejidad social y propone, como Saxe, que el mayor numero de estas distinciones confmna la tendencia a una correlaci6n directa entre la complejidad estructural del Copyright (c) 2003 ProQuest Information and Learning Company Copyright (c) Consejo Superior de Investigaciones Cientificas LULL, VICENTE, Arqueología de la muerte y estructura social , Archivo español de arqueología, 62:159/160 (1989) p.5 AEspA, 62, 1989 ARQUEOLOGIA DE LA MUERTE Y ESTRUCTURA SOCIAL 13 ritual y los sistemas de status social. Por ella decide utilizar un indice aproximado para evaluar la complejidad social mediante una jerarquizaci6n de las form as de produccion de subsistencia (aportaci6n original que 10 desmarca de Saxe). Supuestamente, la hipotesis queda contrastada porque en las sociedades «mas complejas» se da por termino medio una mayor diferenciaci6n de las dimensiones primarias en los enterramientos. La investigacion presenta otros problemas. EI concepto de distincion, posicion 0 status social, a pesar de ser considerado dimension distintiva, no se define ni explicita por 10 que podria corresponder a valores diferenciados, desde status hasta clases, aunque nos encontramos ante sociedades no estatales. El indice soleccionado para inferir complejidad social responde a una mecanica identificaci6n entre formas productivas (caza, agricultura, pastoreo), sociedades (cazadores, agricultores, pastores) y nivel de desarrollo social (simples, complejas). Surge asi un cuadro reductor, claramente economicista, que condiciona el anaIisis propuesto. Las formas 0 los sistemas productivos no pueden traducirse en relaciones sociales de produccion, al igual que el desarrollo de las fuerzas productivas por si mismo no implica necesariamente complejidad social. La complejidad sociat es una relacion entre los miembros de la comunidad, sus relaciones de produccion y el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas y no puede, por tanto, devenir directamente de ャセウ@ formas subsistenciales de reproduccion del grupo. El autor reconoce, con toda razon, que se trata de una categorizacion tosca, pero, en nuestra opinion, debe considerarse, ademas, impropia. Por otra parte, cuaiquier verificacion, comprobacion 0 refutacion mediante pruebas empiricas exige la explicitacion del sistema seleccionado para tal fin yen ningun caso las tablas ilustrativas del trabajo de Binford son suficientemente aclaratorias, mas aun teniendo en cuenta que algunas de las proposiciones que contienen son consideradas significativas. La segunda hipotesis al ser deducida de la conclusion, aparentemente contrastada, es mas un corolario que una nueva propuesta. En cambio, la tercera propuesta no se halla en relacion con la persona social del difunto, sino con el segmento social que reconoce deberes de status para con el muerto. Tambien el sistema de contrastacion es distinto y, correctamente, se generan nuevas variables: 1.0 2.0 3. 0 Tratamiento diferencial del cuerpo. Preparacion diferencial del enterramiento. Deposiciones distintivas de ajuar. Las conclusiones de esta contrastacion son mas amplias, ya que Binford reconoce diferencias en la localizacion de las tumbas en cuanto a edad y tambien en cuanto a filiacion. En cambio, respecto al sexo,las distinciones se relacionan con los tipos de objetos funerarios. La mayor variacion en las tres variables compete a la posicion social. Podria parecer que la hipotesis recibe apoyo empirico, pero no se realizan tests matematicos de contrastacion y solo se apuntan diferencias de presencia. Ademas, ciertos juicios de valor adoman 10 que aparenta ser una adecuada contrastacion. Es el caso de los enterramientos infantiles cuya localizacion es expJicada a nivel familiar en aquellas sociedades donde la posicion social no es heredada, 10 que podria ser cierto, pero no resulta probado. 0 bien, cuando sugiere que los grupos de parentesco se distinguen espaciaimente en las necropolis y pueden presentar, ademas, una orientacion especifica que el interpreta como de raiz mitologica (1971: 234). A pesar de las debilidades te6ricas y metodologicas apuntadas, Binford concluye con una generalizacion que ha calado hondo en toda la investigacion posterior sobre la Arqueologia de la Muerte: «La forma y estructura que caracterizan las prlicticas funerarias de cualquier sociedad estan condicionadas por la forma y complejidad de las caracteristicas organizativas de esa sociedad» (1971: 23S). Es decir, a mayor complejidad de la organizacion de la estructu- Copyright (c) 2003 ProQuest Information and Learning Company Copyright (c) Consejo Superior de Investigaciones Cientificas LULL, VICENTE, Arqueología de la muerte y estructura social , Archivo español de arqueología, 62:159/160 (1989) p.5 VICENTE LULL Y MARINA PICAZO 14 A EspA. 62. 1989 ra social, mayor complejidad existinl en las formas y estructuras de las practicas funerarias (cotejar con Saxe). Teniendo en cuenta que Binford da como axiom a la complejidad de las sociedades sin establecer la jerarquizacion de las esferas economica, social e ideologica que la proponen ni eI estado de las relaciones sociales de produccion que la aseguren, dificilmente esa «complejidad» inferida a partir de las formas productivas, puede constituir un referente para la comprension de los rituales funerarios. Tainter (1973, 1975, 1977 y 1978) recoge la linea teorica iniciada por Saxe y seguida por Binford, reforzando la perspectiva sistemica de este ultimo, ampliando el significado de algunas de las categorias operativas insinuadas y no desarrolladas con anterioridad (gasto de energia) y realizando amilisis de contrastacion mas adecuados. Para caracterizar un sistema social utiliza dos conceptos basicos: la estructura que indica «numero, naturaleza y ordenacion de sus subsistemas y componentes articulados» y la organizacion que comprende todas las presiones que se ejercen sobre los niveles de comportamiento posibles en los elementos de un sistema social» (Tainter, 1975: I). A partir de estos dos conceptos, desarrolla cuatro dimensiones de los sistemas sociales: Complejidad estructural. Naturaleza de la diferenciacion estructural. Grado de la organizacion. Naturaleza de la organizacion. Sus trabajos contienen diversas tecnicas para medir estas dimensiones que considera cruciales en el analisis de los sistemas sociales del pasado. La primera y la tercera de estas dimensiones, es decir, la complejidad estructural y el grado de organizaci6n constituyen variables cuantitativas y son analizadas desde esa perspectiva. En relaci6n a la diferenciaci6n estructural toma conceptos sociol6gicos de Blau, 1970, y distingue entre la divisi6n vertical que se relaciona con la estructura de rangos de una sociedad y la divisi6n horizontal 0 componentes estructurales (por ejemplo, grupos de descendencia, linajes) que se dan en niveles jerarquicos semejantes -aquellos que atraviesan las dimensiones verticales. Tainter asume que el gasto de energia en el tratamiento funerario se relaciona directamente con la estructura jenirquica de la sociedad de los vivos y aunque se basa en la observaci6n de Binford (1971: 17 y 21) de que la forma de un ritual funerario esta determinda por el tamafto y composici6n del segmento social que reconoce deberes de status para con el muerto, desarrolla mas extensamente el concepto al afirmar que el rango individual del muerto es mayor cuanto mas importantes sean la intervenci6n del resto del grupo y la interrupci6n de las actividades cotidianas. Estos dos factores provocan un mayor gasto de energia en todo el proceso del ritual funerario. Para analizar ese gasto de energia se deben cuantificar diversos factores: - La elaboraci6n del tratamiento del cuerpo. La forma y la localizaci6n del enterramiento. Las contribuciones materiales al ritual funerario. Este aspecto de los trabajos de Tainter es el que mayor incidencia ha tenido en los ultimos estudios de arqueologia de la muerte. Para medir el grado de organizaci6n de un sistema social utiliza los conceptos centrales de la teoria de la informaci6n: entropia (desorden, desorganizaci6n), organizaci6n y equilibrio estadistico. Partiendo de la premisa de que en ningun caso se puede concebir un sistema social que carezca absolutamente de presiones de algun tipo, Tainter concluye que siempre Copyright (c) 2003 ProQuest Information and Learning Company Copyright (c) Consejo Superior de Investigaciones Cientificas LULL, VICENTE, Arqueología de la muerte y estructura social , Archivo español de arqueología, 62:159/160 (1989) p.5 AEspA. 62. 1989 ARQUEOLOGIA DE LA \1l:ERTE Y ESTRUCTURA SOCIAL 15 se producini un cierto desequilibrio entre sus componentes (como puede ser la presencia de status diferenciados). Las tecnicas matemaiicas de la teoria de la informaci6n permitinin inferir ciertos tipos de presion que actuan sobre los sistemas sociales y operan sobre su organizacion. EV ALUACION CRITICA Las diferencias entre Saxe, Binford y Tainter, a pesar de la componente sistematica acusada de los dos ultimos, no residen tanto en las hip6tesis propuestas como en los sistemas de contrastaci6n. Si bien podemos considerar que las diferencias teoricas son de matiz, como el enfasis en el gasto de energia (Tainter), 0 en las formas productivas como indice de jerarquizaci6n (Binford), presentan considerables distancias en cuando a los mecanismos de contrastaci6n utilizados, desde el amilisis de componentes llevado a cabo por Saxe, hasta el analisis multivariante incorporado por Tainter. Dado que el objeto de nuestro trabajo es exclusivamente te6rico intentaremos valorar criticamente el modelo formal propuesto por la Arqueologia de la Muerte y considerado valida para investigar la estructura social a partir de las practicas funerarias. Si partimos de la premisa de que la persona social es eI conjunto de sus identidades sociales y que la decisici6n de la colectividad en el momenta de la muerte de un individuo expresa de una manera material el reconocimiento de ciertas identidades valoradas socialmente, afirmamos que la colectividad esta reconociendo y/o primando a aquel individuo de alguna manera. Tal operaci6n equivale a una evaluaci6n social del muerto. La primera deducci6n que se desprende es que el proceso ritual es un tipo de evaluaci6n social. Si 10 que se reconoce y evalua es una evidencia, como el sexo y la edad, la arqueologia nos permitira establecer diferencias entre los restos materiales (variables) asociados a constantes de edad y sexo, determinadas objetivamente. Sin embargo, con este proceder seguiremos sin saber que es 10 que diferencia unas tumbas de otras. Si creemos que el linaje se manifiesta por una asociaci6n espacial determinada estamos implicando que las asociaciones espaciales entre las tum bas deben leerse en clave a las relaciones de parentesco. De esta manera se rechaza la posibilidad real de que esas asociaciones hayan emanado de decisiones institucionales religiosas 0 poHticas. Respecto al reconocimiento 0 evaluaci6n del status se presentan varios problemas. EI concepto de status carece de un marco referencial que Ie de contenido, ya que no se definen los criterios por medio de los cuales puede reconocerse su existencia. Deberia discurtirse en primer lugar si los niveles de status fueron establecidos por la colectividad 0 10 han sido por los investigadores. Como cualquier colectivo «reconoce» dimensiones, distintivas 0 no, para ciertos grupos sociales 0 individuos, pod ria parecer que al usar el termino de status para designar a estos grupos 0 personas empleamos un concepto objetivo. Pero es una apariencia, ya que no se obtiene un conocimiento objetivo de la realidad, sino que tan s610 se la c1asifica (segun los intereses de los investigadores). Los conceptos no clasifican, cualifican. Los antrop610gos insisten en que los status pueden ser adquiridos por diversas causas, por prestigio 0 grados de consideraci6n, por «buenas obras» y por prestaciones especificas por 10 que el concepto es polisemico y ambiguo. Asi pues, aunque pensemos que la colectividad toma decisiones diferenciales segun los individuos 0 grupos de individuos que van a ser enterrados (tratamiento distintivo entre personas sociales) y aunque contrastemos empiricamente 10 que los antrop610gos denominan personas sociales, no podemos considerar como diferencias de status la diversidad existente entre personas sociales. Es una decisi6n del investigador que simula una realidad que es incapaz de analizar. Copyright (c) 2003 ProQuest Information and Learning Company Copyright (c) Consejo Superior de Investigaciones Cientificas LULL, VICENTE, Arqueología de la muerte y estructura social , Archivo español de arqueología, 62:159/160 (1989) p.5 16 VICENTE LULL Y MARINA PICAZO AEspA. 62. 1989 EI termino status no es un concepto, ni siquiera una categoria de anaIisis, es una categoria de clasificaci6n que al carecer de criterios no sabemos 10 que clasifica. Si se trabaja con categorias de clasificaci6n podria parecer que se utiliza un metodo objetivo, pero las categorias de clasificaci6n no son contenedores explicativos de la realidad. Asi pues, status no posee capacidad explicativa al carecer de un marco de referncias de significaci6n. Para llenar de significado el termino status se ha acudido a diversos aspectos de las actividades humanas, aspectos que tanto pertenecen a la esfera econ6mico-social como a la politico-religiosa (esfera ideoI6gica). Si su significado se encuentra en todas las esferas sociales no puede reducirse a ninguna, 10 que impide cualquier tipo de estudio comparativo (10 que se clasifica en algunas sociedades no tiene por que clasificarse en otras). Por esta causa se propone un amplio campo de referencias para el termino que procede del imaginario colectivo y resulta propio de una metodologia basada en la psicologia de la historla 0 en la antropologia cognitiva. Si a pesar de todo se piensa que el status esconde una realidad social aunque no se sepa de que orden, se llega inevitablemente a la conclusi6n de que existen sociedades sin grupos de status, sociedades con grupos de status y sociedades con subgrupos de status y, por tanto, a clasificar por este orden las sociedades. Sin embargo, dado que no existe referencia real para su determinaci6n, l.que se ha conseguido averiguar de la estructura social? S610 se han clasificado las sociedades en estratificadas 0 no, y al no existir el marco de referencias que de significaci6n a la estratificaci6n, se hace imposible la comparaci6n entre ellas y ha de proponerse alguna explicaci6n a partir de mecanismos evolucionistas ingenuos (las sociedades se dividen en igualitarias, jerarquizadas y estatales segun su desarrollo). En suma, un analisis aparentemente funcionalista reconducido a la teoria evolucionista. Los status son una categoria de clasificaci6n sin criterio de demarcaci6n, cuya referencia al segmento de la realidad resulta ambigua y cobra significado unicamente en la ideologia del investigador. Todo 10 que se afirma acerca de la genesis 0 de la naturaleza del status es subjetivo e incunmensurable. Por tanto, debemos tener en cuenta que se trata de una categoria simb6lica cuyo referente es el sistema de clasificaci6n que bemos inventado y cuyo analogo real es un supuesto. Reconocer los status en el ritual significa especular sobre un simbolo a traves de una representaci6n simb6lica y no investigar la realidad que subyace en toda apariencia fenomenica. Cuano se analiza la Arqueologia de la Muerte con detenimiento se descubre que esU\ desprovista de contenido factico. La supuesta neutralidad del metodo es una apariencia, ya que implica poco 0 muy poco del dominio de 10 real (situaciones y procesos hist6ricos) y, por tanto, se aleja de la teoria hist6rlca. Unicamente se obtiene una serle de tautologias porque no se explicita la cadena causal que da sentido a las equivalencias, identidades, presencia y ausencia de sus componentes. El procedimiento de pautar 10 real obviando momentos y condiciones bist6ricas, para establecer luego estructuras explicativas de 10 pautado, niega la bistoria y su proceso. Las condiciones econ6mico-sociales y las tradiciones 0 imposiciones ideol6gicas son el marco donde encuentran explicaci6n las relaciones. Una ley abstracta que atraviesa este marco al azar y en cUalquier direcci6n, presupone que los seres bumanos poco tienen que ver en 10 que hacen. PROPUESTA TEORICA En este trabajo no ba interesado, sobre todo, exponer las condiciones te6rlcas del estudio de las practicas funerarias, las que se ban ofrecido basta Dora y un avance de nuestras Copyright (c) 2003 ProQuest Information and Learning Company Copyright (c) Consejo Superior de Investigaciones Cientificas LULL, VICENTE, Arqueología de la muerte y estructura social , Archivo español de arqueología, 62:159/160 (1989) p.5 A EspA , 62, 1989 ARQUEOLOGIA DE LA MUERTE Y ESTRUCTURA SOCIAL 17 investigaciones en este campo. Apenas vamos a abordar el tema de las pruebas a las que debe someterse la base empiric a arqueologica para determinar 10 que denominamos valor social relativo. En un trabajo anterior, como veremos luego, se plantean esos calculos a un nivel incipiente y se desarrollan de manera completa en eI estudio sobre la muerte en Grecia en el II milenio a.n.e que estamos concluyendo. La concepcion teo rica de la que partimos procede del materialismo hist6rico y las categorias que se utilizan corresponden a su aplicacion en arqueologia, entendiendo est a como una ciencia historico-social. EI punto de partida consiste en considerar los enterramientos como depositos de trabajo social mente necesario articulados en dos esferas de expresi6n: el continente (la tumba) y el contenido (las deposiciones). Hay que determinar sistemas apropiados que mesuren 10 que significa el continente y el contenido respecto a las relaciones sociales de produccion, de manera que se pueda establecer el costo social en el caso del continente y el valor social relativo en el caso contenido. Aunque pueda parecer que el concepto de gasto de energia de Tainter es similar a 10 que denominamos costa social, las propuestas de este autor resultan excesivamente primarias, ya que presuponen equivalencia entre energia y trabajo yestablecen la jerarquia de grupos seglin la cantidad de energia invertida. Con ello se Iimita la complejidad social al gasto de energia sin proponer ninguna teo ria de evaluacion de ese gasto en la esfera productiva (Ia esfera del trabajo), ya que no contempla las relaciones sociales de produccion que son las que otorgan signi ficado. Por otro lado, la tabulacion que tambien efectlia Tainter y propone Binford del trabajo corporativo a partir del tiempo de la interrupcion de las actividades supone correctamente que el tratamiento de la muerte es un hecho social de integracion. Sin embargo, presupone que las comunidades no exigen un tiempo para las relaciones sociales que, aunque ajeno a la produccion, procede de ella. Por tanto, esa interrupcion no interfiere las actividades, sino que se ubica en el tiempo socialmente necesario para establecer las relaciones sociales. Por ello no se puede considerar que el tiempo ritual interrumpe procesos productivos y tampoco que es directamente proporcional al trabajo social realizado durante ese tiempo. Todo 10 mas el tiempo ritual extiende el tiempo productivo. En suma, no se puede sinonimizar energia y trabajo y traducir mecanicamente su inversion como valor social, de la misma manera que no se puede establecer el valor social de un trabajo a partir exclusivamente del esfuerzo, ya que el valor social del trabajo cobra sentido en las relaciones sociales de produccion y no en el esfuerzo. Su valoracion procede de su incidencia en los mecanismos de reproduccion del grupo. Por otra parte, si se considera que los materiales depositados en las tum bas son productos energeticos exclusivamente y no se evallian (valores de uso, de cambio, excedentarios) se distorsiona el discurso. La complejidad social reside en la existencia 0 no de la division del trabajo, en la disimetria de acceso a los recursos por parte de la poblacion y en las instituciones generadas para fijar la coercion. Su investigacion, a partir de los restos funerarios sera posible mediante la evaluacion del trabajo invertido en los continentes de deposicion y del clilculo del valor social relativo de los productos depositados. Entendemos la tumba como ingreso de trabajo social, tanto en su construccion y preparacion como en su contenido que representa un valor social relativo depositado para asegurar la reproduccion del sistema. Por ello, deberia cambiarse el discurso y considerar a los muertos como ajenos al proceso productivo y consumidores de los frutos de la produccion. Mas ajeno que el muerto aI Copyright (c) 2003 ProQuest Information and Learning Company Copyright (c) Consejo Superior de Investigaciones Cientificas LULL, VICENTE, Arqueología de la muerte y estructura social , Archivo español de arqueología, 62:159/160 (1989) p.5 III VICENTE LULL Y MARINA PICAZO A EspA. 62. 1989 proceso productivo no hay nadie. La sociedad permite que el tratamiento de la muerte se apropie de un trabajo social primando a un muerto 0 a un grupo de muertos sobre los demas como una inversion para la reproduccion del sistema en el orden deseado. As! pues, no debe considerarse la inversion social en el tratamiento de la muerte como una mera prestacion que reconoce tan solo el valor que los muertos tenian en vida, porque seria una inversion sin contraprestacion. Presuponer que se invierte trabajo social solo para recuperar valores eticos y morales de identificacion social es pensar que la reproduccion ideol6gica poco 0 nada tiene que ver con los procesos productivos y con las relaciones sociales que la ordenan. Si se consideran las tum bas como dep6sitos de trabajo social, la distribuci6n de los ingresos funerarios es un producto relativo respecto a un conjunto dado de condiciones hist6ricas. Los diversos valores que se otorguen en los enterramientos a las diferentes personas 0 gTUpOS seran directamente proporcionales a las posibiIidades econ6micas de la comunidad, expresadas en terminos de desarrollo de las fuerzas productivas y de las relaciones sociales de producci6n. Una comunidad que no sea excedentaria otorgara en el tratamiento de la muerte bienes de uso facilmente recuperables y que seran de una naturaleza arqueologicamente politipica y polim6rfica. En cambio, una sociedad excedentaria podra invertir cantidades diversas de excedente segun las obligaciones impuestas por la instituci6n 0, por contra, regular normas tendentes a eliminar tal inversi6n sin contraprestaci6n manteniendo por medio de otros mecanismos ideologicos el orden social deseado. Se han de considerar dos estrategias para afrontar el estudio de las practicas funerarias y dimensionar su alcance y su implicaci6n en la reproducci6n social. Previamente se ha de efectuar una investigaci6n sistematica de los muertos a partir de la antropologia fisica, dado que el estudio de los cadaveres desde esas perspectiva ofrece un importante cuerpo de conocimientos sobre las condiciones de vida (nutrici6n, patologias, distribuci6n de la poblaci6n, etc.) de las sociedades prehist6ricas. La primera estrategia debe dirigirse a evaluar la norma del continente teniendo en cuenta las dimensiones, caracteristicas construtivas y naturaleza, procedencia y sistemas de obtenci6n de las materias primas utilizadas. Los caIculos sobre la fuerza de trabajo y el tiempo invertidos han de tener en consideraci6n la proximidad 0 lejania de los implementos utilizados, asi como la manera en que se han conseguido (aprovechamiento de las condiciones del lugar, acarreo desde el territorio social 0 intercambio en caso de urnas 0 sarc6fagos normatipificados). Todos ellos son indicadores del costa del trabajo invertido en su confecci6n. La tumba es un producto del trabajo en si misma y, por tanto, puede expresar diferencias de costa comparativas. La segunda estrategia debe investigar los contenidos y establecer el valor social relativo de los productos depositados. EI sistema que propusimos en otro lugar (Lull y Estevez, 1986) para evaluar los ajuares represent6 una primera aproximaci6n al problema. Se intent6 para un grupo social concreto, la formaci6n econ6mico-social argarica, establecer el valor social estimativo de los objetos funerarios a partir del calculo de presencias minimas en contextos de maximas combinaciones. Con los resultados obtenidos se propuso una hip6tesis de estructura social a contrastar con la arqueologia de los asentamientos. No hay duda que toda investigaci6n sobre la estructura social, aunque parta de las practicas funerarias, debe ser contrastada mediante la arqueologia de los asentamientos, la unica capaz de determinar las condiciones hist6ricas. Tan s610 la investigaci6n de las unidades de producci6n que organizan la sociedad de los vivos permitira establecer si las deposiciones de Copyright (c) 2003 ProQuest Information and Learning Company Copyright (c) Consejo Superior de Investigaciones Cientificas LULL, VICENTE, Arqueología de la muerte y estructura social , Archivo español de arqueología, 62:159/160 (1989) p.5 A EspA , 62, 1989 ARQUEOLOGIA DE LA MUERTE Y ESTRUCTURA SOCIAL 19 los productos sociales en las tumbas proceden de la produccion domestica 0 artesanal, del intercambio 0 del comercio. En esta misma linea, llegaremos a averiguar si los productos depositados en los enterramientos expresan normalizacion (produccion especifica para el ritual) 0 no en relacion a la producci6n domestica y artesanal 0 si existia una produccion especializada de valores de cambio. Todos los productos de trabajo que cobran su senti do en la esfera economica y su valor en la esfera social. Que connoten algo de la esfera ideol6gica al actuar como simbolos de expresi6n 0 metaf6ricos no deben distorisonar 10 que los productos de trabajo depositados en los enterramientos denotan. Dejaremos para la historia de las mentalidades especular sobre 10 que expresan simb6licamente tales asociaciones de objetos rituales. BIBLIOGRAFfA BANTON, M., ed., 1985: The relevance oj models jor social anthropology. Londres. BINDORD, L. R., 1971: «Mortuary practices: Their study and potentiab>, en BROWN ed., 1971: 6-29. BINDORD, L. R., 1977: For Theory Building in Archaeology. Nueva York. BLAU, P., 1970: «A formal theory of differentiation in organizations». American Sociological Review. 35: 201-218. BLOCH, M., 1981: «Tombs and States», en HUMPHREYS-KING eds., 1981: 137-147. BROWN, J. A., ed., 1971: Approaches to the Social Dimensions oj Mortuary Practices. Memoirs of The Society for American Archaeology, num. 25. BROWN, J. 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