DOSSIÊ OPINIÃO PÚBLICA, ELEIÇÕES E PARTICIPAÇÃO POLÍTICA NAS
DEMOCRACIAS CONTEMPORÂNEAS
LAS CLAVES DEL ÉXITO DE MUJICA EN LAS
PRESIDENCIALES URUGUAYAS DE 2009
José Raúl Rodríguez
Daniela Vairo
Resumen
El artículo propone insumos para dilucidar las claves del triunfo de José Mujica en las
presidenciales uruguayas de 2009. Bajo una visión de largo plazo se da cuenta de la
evolución electoral de los partidos uruguayos así como de las transformaciones en el
sistema de partidos. Desde una visión de mediano plazo se coloca el énfasis en la
gestión de Vázquez, sus logros y limitaciones, así como su correlato en la opinión
pública. La tercera dimensión de análisis, de corto plazo, se centra en variables
vinculadas a la conformación de la oferta electoral y al desempeño de los candidatos
en campaña. Se concluye que tanto los elevados niveles de aprobación de la gestión
del gobierno del Frente Amplio, conjuntamente con una adecuada articulación de la
oferta de candidatos actuando en la campaña electoral, acompañados por factores de
largo plazo favorables, le permitieron al Frente Amplio retener el gobierno.
Palabras clave: Elecciones; Partidos Políticos; Comportamiento Electoral; Campaña
Electoral; Opinión Pública.
Abstract
The article proposes to clarify the key inputs of the victory of José Mujica in the
Uruguayan presidential elections of 2009. In a long-term view, presents the evolution
of electoral parties and the transformations of the Uruguayan party system. From a
medium term view, it focuses on the administration of President Vázquez, its
achievements and limitations and its correlate in public opinion. The third dimension of
analysis, short term, focuses on variables related to the conformation of the electoral
offer and the performance of candidates in the campaign.
Keywords: Elections; Political Parties; Electoral Behavior; Campaign; Public Opinion.
Introducción
El presente trabajo1 propone algunos insumos para dilucidar las claves
del triunfo de José Mujica en las presidenciales uruguayas del 29 de
noviembre de 2009. Nos proponemos analizar los resultados de la elección
desde tres dimensiones temporales: de largo, mediano y corto plazo.
La primera dimensión de análisis conlleva una visión de largo plazo. Allí
se da cuenta de la evolución electoral de los partidos uruguayos así como las
1
Este trabajo fue presentado en el IV Congreso Latinoamericano de Opinión Pública de WAPOR.
Belo Horizonte, 2011.
REVISTA DEBATES, Porto Alegre, v. 5, n. 2, p. 97-116, jul.-dez. 2011.
97
DOSSIÊ OPINIÃO PÚBLICA, ELEIÇÕES E PARTICIPAÇÃO POLÍTICA NAS
DEMOCRACIAS CONTEMPORÂNEAS
transformaciones en el sistema de partidos. Particularmente, se hace
referencia al pasaje del bipartidismo tradicional Partido Nacional (PN) –
Partido Colorado (PC) al multipartidismo bipolar tras el crecimiento del Frente
Amplio (FA) post-dictadura. La bipolaridad PC-PN versus FA es una
característica novedosa, que se instaura a partir de las elecciones de 1999,
las primeras elecciones con balotaje en el país.
Desde una visión de mediano plazo se coloca el énfasis en la gestión
de Vázquez, sus logros y limitaciones, así como su correlato en la opinión
pública. El primer gobierno del FA (2005-2009) se destaca por la aprobación
de gran parte de su agenda de políticas, al tiempo que por una alta
aprobación de su gestión en términos comparativos con los presidentes
anteriores. Asimismo, los principales líderes del FA (Vázquez, Mujica y Astori)
detentan importantes niveles de popularidad en la opinión pública. Aquí se
argumenta que estos factores de mediano plazo favorecieron la posterior
victoria de Mujica en 2009.
Finalmente, la tercera dimensión de análisis se centra en variables de
corto plazo vinculadas a la conformación de la oferta electoral y el desempeño
de los candidatos en campaña. Se hace referencia a las fortalezas y
debilidades de los candidatos con énfasis en las fortalezas de Mujica y las
debilidades de Lacalle que llevaron a la victoria del primero en el balotaje. Se
afirma que tanto la alta popularidad de Mujica como su captación de votantes
de izquierda y gran parte de los de centro representaron ventajas para el
candidato frenteamplista, mientras que el alto nivel de rechazo a la imagen de
Lacalle como su pobre captación de votantes de centro implicaron fuertes
limitaciones para el candidato blanco.
La hipótesis central de este trabajo es que tanto los elevados niveles
de aprobación de la gestión del gobierno del FA, conjuntamente con una
adecuada articulación de la oferta de candidatos expresada en la fórmula
Mujica-Astori actuando en la campaña electoral, acompañados por factores de
largo plazo favorables, le permitieron al FA retener el gobierno. Como
contrapartida, las debilidades del candidato blanco sumado a una errática
estrategia de campaña de cara al balotaje no le permitieron librar una
elección en segunda vuelta con expectativas de un mejor desempeño
electoral. Además del esfuerzo argumentativo, para testear esta hipótesis nos
valdremos de datos de opinión pública publicados por las empresas
encuestadoras así como de microdatos de una encuesta panel realizada por el
Instituto de Ciencia Política (FCS, UdelaR) pocos días antes y después de las
elecciones de primera vuelta en octubre de 20092. Estos datos son utilizados
2
Es una encuesta panel telefónica realizada por el Instituto de Ciencia Política en el marco del
Taller de Procesos Electorales de la Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de la República. La
primera fase del panel fue realizada entre el 10 y el 18 de octubre de 2009, y la segunda ronda
entre el 7 y el 15 de noviembre del mismo año. Para tomar como referencia, la primera vuelta de
las elecciones presidenciales se realizó el 25 de octubre y la segunda vuelta el 29 de noviembre
de 2009. El análisis, tanto descriptivo como a través del modelo, se realiza sobre la base de datos
98
REVISTA DEBATES, Porto Alegre, v. 5, n. 2, p. 97-116, jul.-dez. 2011.
DOSSIÊ OPINIÃO PÚBLICA, ELEIÇÕES E PARTICIPAÇÃO POLÍTICA NAS
DEMOCRACIAS CONTEMPORÂNEAS
tanto para una ilustración descriptiva de los argumentos como para la
estimación de un modelo probit de análisis de las dimensiones en conjunto.
Antecedentes en el largo plazo: evolución electoral y sistema de
partidos
Para comenzar es importante aclarar que el sistema para la elección
del presidente en Uruguay prevé dos o eventualmente tres instancias
electorales. En primer lugar, la realización de elecciones internas, simultáneas
y abiertas, con voto no obligatorio, para elegir un único candidato a
presidente dentro de cada partido político. Cuatro meses más tarde, tiene
lugar la primera vuelta de la elección presidencial, simultánea a las elecciones
legislativas. Por último, eventualmente una segunda vuelta (balotaje) si
ninguno de los candidatos alcanzara la mayoría absoluta de los votos
emitidos3.
En un contexto de centralidad de los partidos políticos en la escena
nacional, el sistema de partidos uruguayo fue tradicionalmente bipartidista.
Desde comienzos de la historia electoral uruguaya y hasta las elecciones de
1971, los partidos Nacional (PN) y Colorado (PC) retuvieron, en conjunto,
alrededor de 90% del electorado uruguayo. Blancos y colorados no vieron
seriamente amenazada su hegemonía bipartidista hasta la irrupción del Frente
Amplio (FA) en 1971.
De allí en más, el crecimiento del FA fue sostenido hasta conformarse
un sistema de multipartidismo moderado, que se consolida en las elecciones
de 1994 (las cuales arrojan un resultado de casi paridad entre los tres
partidos) y que luego adquiere una lógica bipolar a partir de 1999.
Multipartidismo moderado porque la oferta partidaria por fuera de estos tres
partidos no ha logrado desplazar el protagonismo que estos tienen en la
definición electoral de los ciudadanos. Luego multipartidismo bipolar, porque
en los últimos años se han configurado dos bloques que se disputan y
obtienen el gobierno alternativamente, con una base electoral que se
encuentra en el entorno de la mitad de la población.
Varios autores refieren al bloque „tradicional‟ (del centro a la derecha
del continuo ideológico) y al bloque „progresista‟ (del centro a la izquierda del
continuo ideológico), aunque las denominaciones han sido múltiples. Este
multipartidismo bipolar genera lógicas centrípetas de competencia. El primer
polo, el tradicional, que está compuesto por el PC y el PN, se caracteriza por
tener a uno de los dos partidos como central en cada una de las últimas
elecciones, mientras que el otro ocupa un lugar secundario en términos de
final, que incluye 604 casos ponderados por intención de voto ajustado a los resultados finales.
3
Para una descripción del sistema electoral uruguayo antes y después de la reforma electoral de
1996, ver Botinelli (1991) y Buquet, Chasquetti y Moraes (1998).
REVISTA DEBATES, Porto Alegre, v. 5, n. 2, p. 97-116, jul.-dez. 2011.
99
DOSSIÊ OPINIÃO PÚBLICA, ELEIÇÕES E PARTICIPAÇÃO POLÍTICA NAS
DEMOCRACIAS CONTEMPORÂNEAS
votos. En las elecciones de 1999 fue el PC, mientras que en 2004 y 2009 el
lugar lo ocupó el PN.
El segundo polo está conformado principalmente por el FA, partido
desafiante hasta 1999 y partido de gobierno desde 2004. El FA nace como
conglomerado de partidos de izquierda anteriormente existentes y blancos y
colorados que se escinden de su partido original. Con el correr de las
elecciones, se constituye en un partido tan tradicional como el PN y el PC, con
dinámicas similares a las de cualquier partido catch all.
Este proceso de cambio del sistema de partidos se dio de forma
gradual y en definitiva estuvo pautado por los cambios en las preferencias de
los votantes uruguayos (ver Gráfico 1). Ya en 1971 el FA obtuvo el 18% de
los votos, aumentando cada vez su caudal electoral hasta alcanzar el 52% en
2004, en detrimento del peso electoral del bloque tradicional. En la última
elección de octubre de 2009 el FA desciende levemente su votación en
relación a la elección anterior, y se constata un aumento de los votos al PC,
disminuyendo el PN.
Gráfico 1 – Evolución elecciones presidenciales en Uruguay
(1971-2009, tres principales partidos, en % de votos válidos)*
60,0
51,7
50,0
40,0
41,0
40,2
41,2
30,3
30,0
20,0
21,3
40,1
38,9
35,0
49,3
32,3
31,2
30,6
35,1
32,8
29,9
22,3
21,2
18,3
17,5
10,6
10,0
0,0
1971
1984
1989
PC
1994
PN
1999
2004
2009
FA
* Primera vuelta
Fuente: Elaboración propia en base a datos del Área Política y de Relaciones Internacionales del
Banco de Datos de la FCS
El debilitamiento de los partidos tradicionales ante la opinión pública se
relaciona en parte con las reformas estructurales que adoptaron a partir de
los años 90, en consonancia con los cambios de inspiración neoliberal que
cobraron impulso en Latinoamérica. Aunque siempre dentro de un esquema
100
REVISTA DEBATES, Porto Alegre, v. 5, n. 2, p. 97-116, jul.-dez. 2011.
DOSSIÊ OPINIÃO PÚBLICA, ELEIÇÕES E PARTICIPAÇÃO POLÍTICA NAS
DEMOCRACIAS CONTEMPORÂNEAS
de reformas gradual, el Uruguay impulsó fuertes procesos de desregulación
económica que, si bien produjeron resultados favorables en el corto plazo en
materia de estabilización macroeconómica, generaron procesos de
desindustrialización, precarización laboral, aumento de la desigualdad social y
generación de nuevas vulnerabilidades sociales en el mediano plazo4.
El cambio en el paradigma de desarrollo probablemente implicó un
costo demasiado alto para el bloque tradicional en términos electorales. Si
bien los partidos Colorado y Nacional fueron exitosos en materia de
aprobación de su agenda gubernativa, la opinión pública les cobró muy caro el
hecho de haber impulsado políticas restrictivas en cuanto al papel del Estado.
Aunque los uruguayos son críticos de la función pública y del funcionamiento
del Estado en general, los distintos estudios muestran que continúan
prefiriendo un Estado activo y garante de los derechos económicos y sociales
de la ciudadanía, por oposición a un Estado que solamente se limite a regular
la economía de mercado. Si bien las reformas llevadas a cabo a partir de los
años 90 no revistieron la profundidad observada en otros países de la región,
sí fueron lo suficientemente notorias como para habilitar un reposicionamiento
de los partidos en el escenario político, dejando la defensa del Estado como
promotor del desarrollo en manos del FA, en tanto los partidos tradicionales
se asociaron mayormente a la matriz de desarrollo neoliberal.
En este contexto, el FA supo capitalizar de la mano del liderazgo de
Tabaré Vázquez las oportunidades electorales que se le presentaron. Si bien
Vázquez encarnó la defensa del Estado por oposición al mercado y siempre
reivindicó posiciones ubicadas a la izquierda, encabezó un proceso de
aggiornamiento ideológico y programático del FA5 en la búsqueda de inhibir el
riesgo que podría implicar para buena parte de la opinión pública un primer
gobierno de izquierda en Uruguay. Este corrimiento hacia el centro no
solamente se expresó en materia programática actuando en campaña
electoral sino que también fue parte del sello de su gobierno iniciado en
marzo de 2005.
El mediano plazo: la gestión de gobierno de Tabaré Vázquez
El gobierno de Vázquez se caracterizó por una amplia capacidad de
aprobación de su agenda. Algunas medidas centrales que habían sido
anunciadas durante su campaña y fueron luego implementadas durante su
gobierno son: el restablecimiento de la negociación salarial en los Consejos de
Salarios; la implementación del Plan de Emergencia Social (PANES); la
4
Existe coincidencia en señalar que tanto las políticas de apertura arancelaria como las de
desregulación laboral generaron un aumento de la desigualdad medida por el Índice de Gini a
partir del año 1994. Esta situación comienza levemente a revertirse recién a partir de 2007. Ver
PNUD (2008).
5
Para profundizar en el proceso de moderación ideológica y programática del FA, ver: Garcé y
Yaffé (2004).
REVISTA DEBATES, Porto Alegre, v. 5, n. 2, p. 97-116, jul.-dez. 2011.
101
DOSSIÊ OPINIÃO PÚBLICA, ELEIÇÕES E PARTICIPAÇÃO POLÍTICA NAS
DEMOCRACIAS CONTEMPORÂNEAS
reforma tributaria y aplicación del impuesto a la renta de las personas físicas
(IRPF); la creación del Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS); el
aumento del presupuesto para la educación al final del período al 4,5% del
PIB; y la política de derechos humanos que implicó una fuerte apuesta a la
investigación de los delitos cometidos por los militares durante la dictadura. A
estas políticas concretas debe sumarse el mayor crecimiento económico
registrado en la historia del país, a tasas acumulativas anuales cercanas al
6%, lo que también tuvo sus consecuencias sobre el abatimiento del
desempleo (del 12% al 8% en el período), el aumento del salario real y la
rebaja de la pobreza del 30% al 20% en términos per cápita.
Estas fortalezas del gobierno también tuvieron su correlato político en
la opinión pública6. Las tres principales figuras del gobierno y del FA fueron
las que alcanzaron los mayores niveles de popularidad durante el período (el
Presidente Vázquez, el Ministro de Economía Danilo Astori y el Ministro de
Ganadería José Mujica). Esta tríada operó como el sostén del gobierno ante la
opinión pública, y es también parte de la clave del éxito electoral del FA en
2009 (CANZANI, 2010).
Entre los principales problemas que debió afrontar el gobierno de
Vázquez en materia económica se destacan: el sobrecosto energético como
consecuencia del alza en los precios del petróleo al comienzo del período; las
presiones inflacionarias producidas como consecuencia del crecimiento
económico y la baja sostenida en el precio del dólar. En materia de relaciones
internacionales: el conflicto con Argentina por la instalación de la planta de
celulosa finlandesa sobre el Río Uruguay; la compleja inserción del país en el
MERCOSUR; y la discusión que debió librar a la interna del FA en relación al
TLC con los EE.UU7. En materia de relacionamiento interno: la inseguridad
ciudadana y el hacinamiento carcelario; el dificultoso relacionamiento con la
cúpula militar en el marco de la nueva política de derechos humanos. Por
último, en materia de gobernabilidad, si bien tuvo que sortear algunos
escollos a la interna de su propio partido para aprobar su agenda, contó con
un partido fuertemente disciplinado hasta el final del mandato, lo que le
permitió aprovechar la mayoría absoluta que ostentaba en ambas cámaras
legislativas, además de encarar con éxito el ciclo de interpelaciones
parlamentarias llevado adelante por los partidos de la oposición8.
En suma, el gobierno de Vázquez muestra un saldo favorable en
materia de productividad de políticas y logros económicos y sociales, pero la
6
Para profundizar en el comportamiento electoral de los uruguayos en las últimas tres elecciones
ver: VVAA (2000); Buquet (2005); Buquet y Johnson (2010).
7
Este fue un proceso arduo en la interna del partido de gobierno que acabó con la negativa al
TLC y con la aprobación de un tratado de protección de inversiones entre Uruguay y EE.UU.
(TIFA).
8
En general hay consenso en que el relacionamiento del gobierno con la oposición no fue bueno,
en parte debido al esquema de gobierno de partido mayoritario que inhibió la generación de
acuerdos con una base parlamentaria más amplia.
102
REVISTA DEBATES, Porto Alegre, v. 5, n. 2, p. 97-116, jul.-dez. 2011.
DOSSIÊ OPINIÃO PÚBLICA, ELEIÇÕES E PARTICIPAÇÃO POLÍTICA NAS
DEMOCRACIAS CONTEMPORÂNEAS
clave estuvo en que fue también un gobierno exitoso ante los ojos de la
opinión pública. Más allá de fluctuaciones muy concretas, la evaluación de la
gestión del presidente se mantuvo la mayor parte del período por encima del
50% de aprobación, llegando en el año electoral a valores cercanos al 60%
(ver Gráfico 2)9.
Desde que se conocen datos de opinión pública en Uruguay, el caso de
Vázquez es notorio por sus elevados y sostenidos niveles de popularidad y
aprobación de la gestión. Ninguno de sus predecesores desde la reapertura
democrática alcanzó una performance equiparable en este sentido.
Gráfico 2 – Aprobación de la gestión presidencial en los 5 años de gobierno de
Vázquez (2005-2009) y comparativo con presidentes
anteriores en el año electoral (en %)
70,0
60,0
61,9
57,8
53,8
50,0
48,3
52,3
40,0
30,0
29,3
24,2
20,0
10,0
10,0
0,0
Año 1
Vázquez
Año 2
Lacalle_94
Año 3
Año 4
Sanguinetti_99
Año 5
Batlle_04
Fuente: Elaboración propia en base a datos del Área Política y
de Relaciones Internacionales del Banco de Datos de la FCS
Estos elevados niveles de aprobación se reflejaron en la intención de
voto al FA que estuvo en el primer lugar de las preferencias durante todo el
período. En particular, en lo que respecta a la segunda vuelta presidencial, se
observa una fuerte asociación entre la aprobación de la gestión presidencial y
la intención de voto a Mujica. En efecto, a tan solo dos semanas de la
elección, 77% de quienes pensaban que la gestión de Vázquez era buena o
muy buena declaraba votar a Mujica, mientras que solamente 15%
9
Los valores anuales para el período 2005-2008 corresponden al promedio entre la medias
anuales de las mediciones realizadas por las empresas Equipos, Cifra y Factum. Los valores para
el año electoral corresponden a promedios de las mediciones anuales realizadas por Equipos.
REVISTA DEBATES, Porto Alegre, v. 5, n. 2, p. 97-116, jul.-dez. 2011.
103
DOSSIÊ OPINIÃO PÚBLICA, ELEIÇÕES E PARTICIPAÇÃO POLÍTICA NAS
DEMOCRACIAS CONTEMPORÂNEAS
manifestaba su intención de votar por la fórmula Lacalle-Larrañaga (ver Tabla
1)10.
Tabla 1 – Intención de voto para el balotaje según aprobación
de la gestión presidencial (en %, octubre de 2009)
Intención de Voto
Mujica-Astori
Lacalle-Larrañaga
En blanco/Anulado
Ns/nc
Total
Aprobación Gobierno Total
Aprobación gobierno
Muy buena/Buena Ni buena ni Mala Muy mala/ mala
76.7
13.1
12.3
15.0
68.3
79.0
3.4
4.8
4.9
4.9
13.7
3.7
100.0
100.0
100.0
58.6
26.0
14.5
Fuente: Elaboración propia en base a los microdatos de Encuesta Panel ICP-FCS 2009.
El corto plazo: la conformación de la oferta electoral y la campaña
La oferta electoral se compone básicamente de dos aspectos: el
candidato y el programa. Estas dos grandes cuestiones sin duda son los
andariveles por donde transcurre luego la campaña electoral, además de
constituir el marco de referencia sobre el cual los electores definen sus
preferencias.
Las elecciones internas del último ciclo electoral se llevaron a cabo en
el mes de junio de 2009 y determinaron los triunfos de Mujica (FA), Lacalle
(PN), Bordaberry (PC), Mieres (Partido Independiente) y Rodríguez en la novel
Asamblea Popular11. Estos resultados implicaban ciertos riesgos electorales,
fundamentalmente en los casos de los dos principales partidos: el FA y el PN.
En el caso del FA, si bien no podía desconocerse el liderazgo de Mujica
y su llegada a nivel de las clases populares, existían dudas sobre su capacidad
para captar votantes del centro del espectro ideológico. Esta fue una variable
que el propio Vázquez asumió cuando públicamente propuso en 2008 la
fórmula Astori-Mujica como la mejor alternativa para retener el gobierno. Los
movimientos estratégicos internos del FA que se fueron sucediendo
posteriormente arrojaron precisamente el resultado inverso al propuesto por
el entonces presidente. La incertidumbre era mayor en un escenario de
balotaje, si bien una vez resuelto el dilema de las internas las encuestas
tendieron a coincidir en que Mujica era el candidato favorito aún en esa
10
Preguntas en el cuestionario: ¿Cómo calificaría la gestión del actual gobierno? (Muy buena,
Buena, Ni buena ni mala, Mala, Muy mala). El próximo 29 de noviembre se llevará a cabo la
segunda vuelta de las elecciones presidenciales Ud: ¿Por qué fórmula piensa votar?
11
Asamblea Popular es un partido escindido del Frente Amplio, ubicado en la extrema izquierda
del espectro ideológico. Sin embargo, su escasa votación no le permitió acceder a ninguna banca
en el Parlamento.
104
REVISTA DEBATES, Porto Alegre, v. 5, n. 2, p. 97-116, jul.-dez. 2011.
DOSSIÊ OPINIÃO PÚBLICA, ELEIÇÕES E PARTICIPAÇÃO POLÍTICA NAS
DEMOCRACIAS CONTEMPORÂNEAS
situación (CANZANI, 2010).
Por su parte, el caso de Lacalle en el PN generaba incertidumbres por
su posicionamiento hacia la derecha del espectro ideológico. Se dudaba de su
capacidad de captar votantes de centro, lo que lo comprometía notoriamente
en un escenario de balotaje. Sin embargo, Lacalle había recuperado el
predominio dentro de su partido luego de haberlo perdido en 2004 en manos
de su contendor Jorge Larrañaga. Esto lo posicionaba nuevamente en un sitial
de privilegio ante la opinión pública que veía cómo había sido capaz de
recomponerse en la interna del principal partido de oposición. Su experiencia
anterior como presidente entre 1990 y 1995, sumado a cierta incertidumbre
generada sobre el desempeño de Mujica como probable presidente, lo
colocaban como un candidato con posibilidades.
En ambos casos, los partidos demostraron nitidez para interpretar las
reglas de juego y los riesgos en los que incurrían al optar por las candidaturas
de Mujica y Lacalle, por lo que rápidamente cerraron sus respectivas fórmulas
presidenciales integrando al candidato perdedor. En ambos casos, tanto Astori
en el FA como Larrañaga en el PN, le aportaban a la oferta electoral mayores
garantías en su búsqueda por captar el voto de centro, operando como
contrapeso a lo que podían aparecer como posiciones más extremistas
identificadas con los presidenciables.
Sin embargo la primera vuelta del 28 de octubre de 2009 arrojó
resultados bien importantes para entender el desenlace definitivo (ver Tabla
2). En primer lugar el FA no alcanzó la mayoría absoluta, lo que aseguraba
una segunda vuelta presidencial. No obstante ello, obtuvo la mayoría
parlamentaria en ambas cámaras, lo que significó un duro golpe para la
oposición en términos de diseñar una estrategia ganadora del bloque
tradicional en el balotaje12. En tanto, el PN vio bajar su votación de 34% a
29% entre 2004 y 2009, lo que le exigía un mayor caudal de voto
extrapartidario para poder ganar en el balotaje. Por su parte, el PC se
recuperó trepando de un 10% a un 17% entre 2004 y 2009, mientras que el
Partido Independiente apenas aumentó su votación llegando a un 2,5%.
Tabla 2 – Resultado primera vuelta elecciones presidenciales 2009
(en %, votos válidos)
Partido
Frente Amplio
Partido Nacional
Partido Colorado
Partido Independiente
Partido Asamblea Popular
Total
%
49,3
29,9
17,5
2,6
0,7
100,0
Fuente: Elaboración propia en base a datos de la Corte Electoral.
12
Debido al sistema de adjudicación de escaños parlamentarios le fue posible al FA acceder a la
mayoría absoluta en ambas cámaras del parlamento.
REVISTA DEBATES, Porto Alegre, v. 5, n. 2, p. 97-116, jul.-dez. 2011.
105
DOSSIÊ OPINIÃO PÚBLICA, ELEIÇÕES E PARTICIPAÇÃO POLÍTICA NAS
DEMOCRACIAS CONTEMPORÂNEAS
Ante el escenario de un balotaje entre Mujica y Lacalle la principal
diferencia consistía en los niveles de popularidad que ambos recogían a nivel
de la opinión pública. Más allá de las oportunidades y restricciones que
teóricamente podrían atribuírseles a uno y otro, en particular en el escenario
del balotaje, la popularidad de Mujica era claramente una ventaja competitiva
frente a Lacalle. Mientras Mujica contaba con un 49% de simpatías y 27% de
antipatías, Lacalle mostraba un saldo negativo de 32% de simpatías frente a
un 47% de antipatías (ver Tablas 3 y 4).
El nivel de popularidad de los candidatos se asocia significativamente a
la intención de voto declarada en el tramo final de la campaña hacia el
balotaje (ver Tabla 3) 13. En efecto, la inmensa mayoría de quienes simpatizan
con Mujica (86%) y de quienes simpatizan con Lacalle (83%) manifiestan
votar al respectivo candidato en el balotaje. La diferencia está en la amplia
ventaja que Mujica le lleva a Lacalle en términos de popularidad a nivel del
total de la población.
Tabla 3 – Intención de voto para el balotaje según popularidad de los candidatos
(en %, octubre de 2009)
Intención de Voto
Mujica-Astori
Lacalle-Larrañaga
En blanco/Anulado
Ns/nc
Total
Total de la población
Simpatía por Simpatía por Antipatía por Antipatía por
Mujica
Lacalle
Mujica
Lacalle
85.6
8.2
3.9
82.4
8.5
83.1
82.2
7.3
3.0
2.2
3.3
4.6
3.0
6.6
10.5
5.7
100.0
100.0
100.0
100.0
48.8
32.9
27.3
46.8
Fuente: Elaboración propia en base a los microdatos de Encuesta Panel ICP-FCS 2009.
Este alto nivel de rechazo a Lacalle constatado en plena campaña
electoral hacia el balotaje le imponía una barrera demasiado elevada para
ganar la elección. Es probable, como desarrollaremos más adelante, que
algunos errores de la campaña lo hayan colocado en esa situación. Pero
resulta más atinado suponer que, más allá de puntuales errores de campaña,
los valores de popularidad de Lacalle eran deficitarios ya desde el comienzo 14.
Pregunta en el cuestionario: “Más allá de su preferencia, ¿cuánta simpatía o antipatía siente
usted por los siguientes candidatos? (Mujica, Lacalle). Mucha simpatía, algo de simpatía, ni
antipatía ni simpatía, algo de antipatía, mucha antipatía”. Se agruparon los datos de mucha
simpatía con los de algo de simpatía y los de algo de antipatía con mucha antipatía. La pregunta
de intención de voto en el cuestionario es: “El próximo 29 de noviembre se llevará a cabo la
segunda vuelta de las elecciones presidenciales Ud: ¿Por qué fórmula piensa votar?”.
14
Si bien la simpatía por Lacalle fue aumentando desde 2005 hasta el año electoral, donde en el
primer semestre alcanzó niveles de simpatía cercanos al 40%, la brecha favorable a Mujica
siempre estuvo por encima de los 10 puntos porcentuales. Por su parte, Mujica se mantuvo
durante la mayoría del período en niveles de simpatía superiores al 50%. Ver: Canzani (2010, p.
142).
13
106
REVISTA DEBATES, Porto Alegre, v. 5, n. 2, p. 97-116, jul.-dez. 2011.
DOSSIÊ OPINIÃO PÚBLICA, ELEIÇÕES E PARTICIPAÇÃO POLÍTICA NAS
DEMOCRACIAS CONTEMPORÂNEAS
Dicho en otros términos, la figura de Lacalle significaba un problema de oferta
para el PN, en el entendido de que no era un candidato con niveles de
popularidad competitivos.
Estas diferencias se hacen más notorias al comparar la popularidad de
los presidenciables en los distintos estratos de autoidentificación ideológica.
En efecto, si bien ambos candidatos son “atractivos” a la interna de sus
respectivos segmentos (Mujica en la izquierda y Lacalle en la derecha),
resulta significativo observar la fuerte diferenciación que ambos candidatos
generan en el segmento de votantes de centro. Mientras que Mujica obtiene
un saldo positivo de +25%, Lacalle en cambio registra un saldo negativo de 22% (ver Tabla 4)15.
Tabla 4 – Saldos de popularidad de candidatos según segmentos de
autoidentificación ideológica (en %, octubre de 2009)
Candidato
Mujica
Lacalle
Izquierda
87
-80
Centro
25
-22
Derecha
-40
56
Total
21
-14
Fuente: Elaboración propia en base a los microdatos de Encuesta Panel ICP-FCS 2009.
Si tenemos en cuenta la distribución del electorado uruguayo en el
espectro ideológico (ver Gráfico 3), entonces podemos comenzar a entender
la magnitud del diferencial de popularidad entre uno y otro candidato. No
solamente el balotaje, sino también la propia dinámica del sistema de partidos
uruguayo en el largo plazo, imponen una lucha por el centro del espectro
ideológico. Esto ha caracterizado a la mecánica del sistema en tanto el sentido
de la competencia ha sido centrípeta desde la reapertura democrática en
adelante.
15
El saldo de popularidad es la diferencia entre las opiniones positivas y las negativas (mucha y
algo de simpatía menos algo y mucha de antipatía). La pregunta de autoidentificación ideológica
en el cuestionario es: “¿En una escala que va desde 0 hasta 10, donde 0 es muy de izquierda y
10 es muy de derecha, en qué valor se ubicaría usted?”. La categoría izquierda corresponde a las
respuestas de 0 a 3, el centro es de 4 a 6 y la derecha de 7 a 10.
REVISTA DEBATES, Porto Alegre, v. 5, n. 2, p. 97-116, jul.-dez. 2011.
107
DOSSIÊ OPINIÃO PÚBLICA, ELEIÇÕES E PARTICIPAÇÃO POLÍTICA NAS
DEMOCRACIAS CONTEMPORÂNEAS
Gráfico 3 – Autoidentificación ideológica de los electores (en %, octubre de 2009)
35
30,8
30
25
20
15
12,4
9,8
9,3
10
6,8
6,2
4
5
5,7
7
4,2
2,1
1,7
0
0
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Ns/nc
Fuente: Elaboración propia en base a los microdatos de Encuesta Panel ICP-FCS 2009.
Si los partidos, y en particular el FA, han comprendido que deben librar
una batalla por los votantes de centro, ¿cómo es posible que no adviertan
sobre el nivel de aceptación de la oferta de candidatos en este segmento, que
además resulta el más numeroso en término de cantidad de electores? Parte
de la explicación puede tener que ver con la lógica del sistema electoral que
obliga a los partidos a librar elecciones internas simultáneas y abiertas, con
voto no obligatorio.
Esta modalidad estaría generando fuertes restricciones a los candidatos
que resultan electos para correrse hacia el centro, fundamentalmente porque
el voto no obligatorio produce estímulos para que la participación electoral sea
mayor entre los votantes más radicalizados (los más politizados), tanto en la
izquierda como en la derecha, desalentando la participación de los votantes
de centro. Como señalan Buquet y Piñeiro,
[…] en Uruguay, la posición ideológica de los votantes que
participan en las primarias tiene un sesgo hacia ubicaciones
más extremas, refrendando los argumentos teóricos de
quienes señalan que las primarias suelen beneficiar a
candidatos más radicales […] (BUQUET y PIÑEIRO, 2010, p.
59).
Sin embargo, los autores advierten sobre el hecho de que si todos los
partidos deciden presentar múltiples candidaturas en la interna, no habría
ventajas ni perjuicios para ninguno en particular. Esto es así debido a que en
todos los partidos serían seleccionados candidatos únicos más radicales.
Distinto es el caso cuando alguno de los partidos define una candidatura única
de consenso previo a la interna. Así sucedió con la elección de Vázquez en
2004, donde el FA compareció en la elección interna con candidato único
108
REVISTA DEBATES, Porto Alegre, v. 5, n. 2, p. 97-116, jul.-dez. 2011.
DOSSIÊ OPINIÃO PÚBLICA, ELEIÇÕES E PARTICIPAÇÃO POLÍTICA NAS
DEMOCRACIAS CONTEMPORÂNEAS
evitando una dilucidación de tipo electoral.
Hasta la elección en primera vuelta de octubre de 2009 las campañas
de los partidos habían sido bastante previsibles. En el caso del FA, la
estrategia consistió en destacar los logros del gobierno a partir de poner a
consideración de la opinión pública los resultados de la gestión, y proponer
una línea de continuidad y profundización de los “cambios” iniciados por
Vázquez. En términos de estrategia de comunicación, la mayor novedad fue la
comparecencia en conjunto de Mujica y Astori ante los medios de
comunicación, lo que pretendía generar una noción de equipo y
despersonalizar la elección, minimizando así las debilidades de Mujica y
aprovechando las oportunidades que se vislumbraban por el lado de mostrar a
Astori como parte fundamental de la oferta electoral 16. Por su parte, el PN se
dedicó en esta primera etapa a llevar adelante una campaña positiva, en el
entendido de que si bien impulsó críticas sobre algunos puntos problemáticos
de la gestión (seguridad ciudadana, calidad de la educación, impuesto a la
renta, evolución de los precios y del gasto público), intentó posicionarse como
una opción para mejorar (“lo podemos hacer mejor”).
Sin embargo, la campaña hacia el balotaje simplificó el escenario
poniendo a Mujica frente a Lacalle, y en este sentido se observó un
comportamiento diferencial de los candidatos y de las estrategias manejadas
por uno y otro. Mientras que Mujica continuó apoyándose sobre los mismos
argumentos de la primera vuelta, Lacalle incorporó algunas innovaciones que
parecen no haberle resultado17. En primer lugar se colocó como un candidato
suprapartidario. Su campaña giró en torno a una estrategia de comunicación
que incorporó códigos que buscaban acercarlo a los otros partidos. Esta
estrategia apartidaria, si bien privilegió el acercamiento a los votantes
colorados, independientes e indecisos, corría el riesgo de aparecer como poco
creíble ante los ojos de la opinión pública18.
Al mismo tiempo, cambió el signo de lo que hasta el momento venía
siendo una campaña positiva por otra de signo negativo, cuyo epicentro fue el
“caso Feldman”. Este fue un caso de notoria repercusión mediática donde los
secundadores de Lacalle intentaron vincular el hallazgo de un arsenal de
armas en una casa ubicada en un barrio de Montevideo con el MLN16
Astori fue el primer Ministro de Economía del gobierno de Vázquez y apareció en 2004 y en
2009 como la garantía de estabilidad en el manejo de la macroeconomía y en la moderación de
los aspectos programáticos, lo que era un atributo reconocido entre los votantes de centro. Uno
de los rasgos salientes de la estrategia del FA fue encargarle desde el inicio del gobierno de
Mujica el manejo de la política económica, aun desde su condición de Vicepresidente.
17
Para un mejor detalle de la campaña electoral ver Buquet y Johnson (2010).
18
La campaña de Lacalle giró en torno a la necesidad de tener un sistema político “equilibrado”,
que en los hechos era un argumento para contrarrestar la mayoría absoluta que el FA ya había
obtenido en el parlamento. De este modo intentó colocar un futuro gobierno dividido como una
oportunidad para favorecer el diálogo político. En materia de comunicación, recurrió a colores y
frases que intentaban despojarlo de su condición de nacionalista y lo vinculaban con los demás
partidos, en particular el Colorado y el Independiente.
REVISTA DEBATES, Porto Alegre, v. 5, n. 2, p. 97-116, jul.-dez. 2011.
109
DOSSIÊ OPINIÃO PÚBLICA, ELEIÇÕES E PARTICIPAÇÃO POLÍTICA NAS
DEMOCRACIAS CONTEMPORÂNEAS
Tupamaros, otrora fracción del candidato Mujica19. No existe constatación
empírica de que el “caso Feldman” haya influido de modo significativo en la
campaña en un sentido u otro; en definitiva, sí es posible afirmar que no
consiguió el efecto buscado por sus ideólogos.
Si bien es cierto que la campaña electoral pudo haber favorecido en
mayor medida a la fórmula oficialista, en general los datos de opinión pública
disponibles para el período marzo-noviembre de 2009 coinciden en remarcar
la fuerte estabilidad de las preferencias de los votantes. Salvo durante el mes
de julio donde Lacalle y Mujica prácticamente se encontraban empatados en
torno a un 45% de intención de voto, tanto durante los meses previos como
en el tramo posterior al mes de julio, las preferencias por Mujica oscilaron
entre el 46 y el 49% y las de Lacalle lo hicieron entre el 39 y el 41%20.
Finalmente, la fórmula Mujica-Astori obtuvo el 52,4% de los votos
emitidos frente al 43,5% de Lacalle-Larrañaga (ver Tabla 5). Si comparamos
estos resultados con los de octubre – exactamente un mes antes –
observamos que mientras la fórmula Mujica-Astori ganó 4,4%, el bloque
tradicional (blancos más colorados) perdió 2,4%. Esto ratifica las dificultades
de Lacalle para captar las preferencias del electorado aún dentro del bloque
tradicional.
Tabla 5 –Resultados segunda vuelta elecciones presidenciales 2009 (votos emitidos)
Fórmula presidencial
Mujica-Astori
Lacalle-Larrañaga
En blanco/anulados
Total
Votos
1.197.638
994.510
93.810
2.285.958
%
52,4
43,5
4,1
100
Fuente: Elaboración propia en base a datos de la Corte Electoral
Dimensiones estudiadas y voto a Mujica: un análisis conjunto
¿Cómo influyen las diversas dimensiones de análisis estudiadas en el
voto a Mujica en la segunda vuelta? En este apartado se presentan los
resultados de la estimación de un modelo probit21 que tiene como variable
19
El “caso Feldman” ocupó buena parte de la agenda mediática en el último tramo de la
campaña, donde se intentó traer a un primer plano el pasado guerrillero de José Mujica y todavía
más, vincularlo con eventuales movimientos armados en la actualidad. El tema dio lugar a una
interpelación al Ministro del Interior por parte de un Diputado de la fracción de Lacalle que
terminó sin efectos políticos. Esta estrategia generó discordancias en la propia interna del Partido
Nacional.
20
Existe consenso entre los analistas en que esta paridad fue coyuntural y producto de la buena
performance electoral del PN en todo el proceso de la elección interna. Los datos de opinión
pública para el período considerado fueron extraídos del Banco de Datos del Área de Política y de
Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República.
21
Para la estimación del modelo se utilizará nuevamente la encuesta panel realizada por el ICP en
2009. Los modelos probit son parte de los modelos de respuesta dicotómica. En este caso, el
modelo probit explica la probabilidad de votar a Mujica en función de ciertas variables
110
REVISTA DEBATES, Porto Alegre, v. 5, n. 2, p. 97-116, jul.-dez. 2011.
DOSSIÊ OPINIÃO PÚBLICA, ELEIÇÕES E PARTICIPAÇÃO POLÍTICA NAS
DEMOCRACIAS CONTEMPORÂNEAS
dependiente la intención de voto a Mujica para la segunda vuelta de 2009 y
como variables independientes los indicadores que hemos venido analizando
anteriormente más algunas variables sociodemográficas de control. A
continuación (Tabla 6) presentamos la operacionalización de las variables
incluidas en el modelo.
Tabla 6 – Operacionalización variables incluidas en el modelo
Variable
Intención de voto a
Mujica
(variable dependiente)
Operacionalización
Votomujica asume valor 1 cuando el encuestado responde que
tiene intención de votar a dicho candidato y valor 0 para cualquier
otra respuesta.
Gestiongobierno asume el valor 1 si el encuestado califica a la
Evaluación de Gestión
gestión de gobierno de Vázquez como buena o muy buena y 0
del Gobierno
para el resto de las respuestas
Simpatiamujica asume el valor 1 si el encuestado responde que
Simpatía por Mujica
le tiene mucha o algo de simpatía y valor 0 para el resto de las
respuestas.
Simpatialacalle asume el valor 1 si el encuestado responde que le
Simpatía por Lacalle tiene mucha o algo de simpatía y valor 0 para el resto de las
respuestas.
Autoidizquierda asume el valor 1 cuando el encuestado se coloca
en los valores entre 0 y 3 de la escala de autoidentificación
ideológica (denominada izquierda) y Autoidcentro asume el valor
Autoidentificación
1 cuando el encuestado se ubica en los valores denominados de
ideológica
centro (del 4 al 6 en la escala). Se omite la categoría de derecha
(7 al 10 en la escala)
Mujer asume el valor 1 si el encuestado es mujer y 0 si es
Sexo
hombre.
Recodificada en tres tramos. Fueron introducidos en el modelo
los tramos de 30 a 64 años (variable De30a64) y 65 años y más
Edad
(variable De65ymas). Se omite a los jóvenes de 18 a 29 años.
Recodificada en tres categorías. Fueron introducidas en el
modelo: Secundaria, que asume el valor 1 si el encuestado
alcanzó el nivel educativo secundario completo o incompleto y
Nivel educativo
Universitaria, que asume el valor 1 si alcanzó el universitario o
terciario, completo o incompleto. Se omite la categoría de
educación primaria.
Montevideo asume el valor 1 si el encuestado reside en
Lugar de residencia
Montevideo y valor 0 si reside en el interior del país.
Fuente: Elaboración propia
independientes seleccionadas. La categoría omitida de cada variable independiente representa la
categoría de referencia para el análisis. Por ejemplo, para la variable “Área Geográfica” se omite
la categoría “Interior”, por lo que se analiza si existen diferencias significativas entre los
montevideanos y los del interior (omitidos) en el voto a Mujica.
REVISTA DEBATES, Porto Alegre, v. 5, n. 2, p. 97-116, jul.-dez. 2011.
111
DOSSIÊ OPINIÃO PÚBLICA, ELEIÇÕES E PARTICIPAÇÃO POLÍTICA NAS
DEMOCRACIAS CONTEMPORÂNEAS
En la tabla 7 se presentan los resultados del modelo estimado22.
Además de los coeficientes, su signo y su significación, se presentan los
efectos marginales de las variables que resultaron estadísticamente
significativas, como forma de dar cuenta de la magnitud del efecto de las
variables independientes sobre la probabilidad de que los encuestados
respondan que votarán a Mujica en la segunda vuelta.
Tabla 7 – Coeficientes y efectos marginales, variable dependiente votomujica
Variables
Gestiongobierno
Simpatiamujica
Simpatialacalle
Autoidizquierda
Autoidcentro
Mujer
De30a64
De65ymas
Secundaria
Universitaria
Montevideo
Cons
Coeficiente
1.232*** (0,178)
1.418*** (0,175)
-1.587*** (0,207)
0.867*** (0,268)
0.432** (0,202)
0.043 (0,174)
-0.378 (0,230)
-0.201 (0,292)
0.229 (0,233)
-0.117 (0,254)
0.403** (0,173)
-1.493*** (0,342)
Efectos marginales
P(votomujica=1)
0,447 (0.054)
0,517 (0.054)
-0,530 (0.049)
0,334 (0.095)
0,169 (0.078)
0,157 (0.066)
Fuente: Elaboración propia.
Errores estándar entre paréntesis.
***, **, significativo al 99 y 95% respectivamente
Tanto la evaluación de la gestión del gobierno de Vázquez como la
simpatía por Mujica y por Lacalle, así como la autoidentificación ideológica del
encuestado, están asociadas significativamente con la intención de voto a
Mujica. El signo de las relaciones es el esperado en todos los casos. Es decir,
la probabilidad de votar a Mujica aumenta cuando el encuestado aprueba la
gestión de Vázquez, cuando le simpatiza Mujica, cuando no le simpatiza
Lacalle y cuando se autoidentifica como de izquierda o de centro. Estos
resultados avalan nuestra hipótesis de que la victoria de Mujica se debe en
buena medida a estos factores de mediano y corto plazo. Es fundamental
destacar a la luz de estos resultados, la capacidad de captación de votantes
de centro por parte de Mujica, dada la distribución ideológica de la ciudadanía
que, como veíamos, se concentra en una medida importante en este
segmento.
¿Cuál es la fuerza de estas relaciones? Los efectos marginales indican
que las variables más fuertemente asociadas son la evaluación de la gestión
22
El valor del Pseudo R2 (medida aproximada de bondad de ajuste del modelo) es de 0.6233. La
probchi2 es 0.000 lo cual nos permite descartar la hipótesis nula de que los parámetros
estimados en forma conjunta son 0.
112
REVISTA DEBATES, Porto Alegre, v. 5, n. 2, p. 97-116, jul.-dez. 2011.
DOSSIÊ OPINIÃO PÚBLICA, ELEIÇÕES E PARTICIPAÇÃO POLÍTICA NAS
DEMOCRACIAS CONTEMPORÂNEAS
de gobierno y los dos indicadores de simpatía. La probabilidad de manifestar
intención de voto a Mujica aumenta 45 puntos porcentuales entre quienes
evalúan positivamente la gestión del gobierno de Vázquez, 52 puntos
porcentuales entre quienes tienen simpatía por Mujica, y disminuye 53 puntos
porcentuales entre quienes tienen simpatía por Lacalle. Por su parte, quienes
se autoidentifican como de izquierda tienen 33 puntos porcentuales más de
probabilidad de responder que votarán a Mujica en relación a quienes se
autoidentifican como de derecha. El efecto marginal en el caso de los de
centro es de 17 puntos porcentuales a favor del candidato frenteamplista.
Con respecto a las variables de control sociodemográficas, tan sólo el
lugar de residencia presenta una relación significativa con la variable
dependiente. Residir en Montevideo aumenta en 16 puntos porcentuales la
probabilidad de votar a Mujica, lo cual va en línea con estudios anteriores que
indican que el Frente Amplio tiene mayor votación en Montevideo que en el
interior. Ni el nivel educativo, ni el sexo ni la edad presentan diferencias
significativas en relación a la intención de voto a Mujica.
A modo de conclusión
A la luz del análisis precedente, nos permitimos desarrollar dos
argumentos que entendemos claves para entender el triunfo de Mujica en las
presidenciales de Uruguay en 2009. En el marco de un sistema de partidos
fuertemente institucionalizado, los efectos de mediano y corto plazo no
alcanzan para explicar los resultados electorales por sí mismos; pero teniendo
en cuenta las reglas para la elección del Presidente y la mecánica bipolar del
sistema de partidos en Uruguay, estos asumen singular relevancia en la
medida que pueden inclinar la balanza para uno u otro lado.
La primera conclusión es que el diseño de la oferta electoral de los
partidos, entendida como la confección de la fórmula, pero principalmente la
selección del candidato presidencial, ejerce una influencia decisiva a la hora
de definir la competencia electoral. Esta influencia tiene que ver
fundamentalmente con el nivel de simpatías que los candidatos recogen en la
opinión pública, en particular en el centro del espectro ideológico. Las
diferencias observadas a favor de Mujica, pero sobre todo los deficientes
resultados de Lacalle en este indicador, nos conducen a concluir que hubo un
serio problema de oferta en el PN. Si bien un análisis contrafáctico resulta
inconveniente (no podemos probar qué hubiera sucedido en el caso que los
blancos hubieran optado por un candidato de mayor popularidad), parece
claro que la candidatura de Lacalle implicó una fuerte restricción, la que se vio
incrementada por los elevados niveles de popularidad de Mujica.
Independientemente de las consideraciones que partían del supuesto
de que Lacalle podía aparecer como un presidenciable más atractivo en
comparación a Mujica (quien a priori ofrecía dudas sobre su desempeño como
candidato a la presidencia), los datos de opinión pública manejados aquí
REVISTA DEBATES, Porto Alegre, v. 5, n. 2, p. 97-116, jul.-dez. 2011.
113
DOSSIÊ OPINIÃO PÚBLICA, ELEIÇÕES E PARTICIPAÇÃO POLÍTICA NAS
DEMOCRACIAS CONTEMPORÂNEAS
indican precisamente lo contrario. Mujica era visto por la opinión pública como
un candidato atractivo, mientras que Lacalle era quién ofrecía mayores
restricciones. El problema de oferta estuvo del lado del PN; tal vez el FA pudo
haber seleccionado un candidato aún mejor, pero en los hechos, los datos de
opinión pública sugieren que Mujica fue un candidato suficientemente
aceptable para captar las preferencias de la mayoría del electorado.
Una segunda conclusión tiene que ver con la importancia del mediano
plazo, entendido como los resultados de gobierno que al final del período se
ponen a consideración de la opinión pública. Los uruguayos evaluaron
positivamente durante todo el período la gestión del Presidente Vázquez. Aún
con algunos altibajos, fundamentalmente a mitad de período, el saldo positivo
entre aprobación y desaprobación fue una constante durante los cinco años
del gobierno de Vázquez. Más aún, el año electoral encontró al gobierno con
crecientes saldos positivos en materia de evaluación de la gestión. ¿Qué
razones habría entonces para comprometer la reelección del partido de
gobierno? Tal vez las dudas podrían venir de la mano de la dificultad de
presentar una oferta electoral atractiva, esto es, un candidato que no fuera
atractivo ante la opinión pública. Como explicamos antes, este no fue el caso
sino el contrario; el FA presentó un candidato atractivo que supo capitalizar
sus ventajas competitivas frente a Lacalle.
Dicho así, parece que la campaña electoral no ha sido determinante en
la definición de la elección. Si bien no contamos con información de opinión
pública que nos permita incorporar esta dimensión en el modelo propuesto, sí
podemos razonablemente suponer que la campaña en todo caso reforzó las
tendencias previas. Tanto es así, que el candidato opositor no atacó tanto a
los resultados del primer gobierno de izquierda sino que arremetió contra el
candidato del oficialismo. En ese intento de centrar la atención en la figura de
los candidatos por parte de Lacalle, no pudo evitar errores notorios de
campaña; por su parte, la estrategia oficialista logró poner en un primer plano
al compañero de fórmula Astori, quién jugó en todo momento como par de
Mujica. Tal vez esta estrategia potenció la popularidad de Mujica en el último
tramo de la campaña rumbo al balotaje. Sin embargo, queda pendiente
estimar con precisión cuáles son los efectos específicos de la campaña
electoral sobre el voto. Profundizar el análisis en esta perspectiva puede
complementar los hallazgos presentados en este estudio, máxime en un
contexto de largo plazo de fuerte estabilidad, donde la competencia
interbloques es más bien equilibrada.
En síntesis, una buena gestión, una buena oferta de candidatos, y una
buena campaña con pocos errores, parecieran ser las claves de éxito electoral
para un gobierno que busca la reelección. En el caso uruguayo, el triunfo de
Mujica es un buen ejemplo que cumple con los tres requisitos.
José Raúl Rodríguez es candidato a Magíster en Ciencia Política por la Facultad
de Ciencias Sociales, Universidad de la República, es director del Área de
114
REVISTA DEBATES, Porto Alegre, v. 5, n. 2, p. 97-116, jul.-dez. 2011.
DOSSIÊ OPINIÃO PÚBLICA, ELEIÇÕES E PARTICIPAÇÃO POLÍTICA NAS
DEMOCRACIAS CONTEMPORÂNEAS
Opinión Pública y Estudios Sociales de Opción Consultores, Uruguay.
Email: jose@opcion.com.uy
Daniela Vairo es candidata a Doctora en Ciencia Política por el Instituto de
Estudos Sociais e Políticos (IESP-UERJ), Brasil, se desempeñó como
investigadora en Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de la República,
Uruguay.
E-mail: danielavairo@gmail.com
Referencias
BOTTINELLI, Oscar. El sistema electoral uruguayo: Descripción y análisis.
Working
Paper
3,
Heildelberg,
1991.
48
p.
Disponible
en:
<http://www2.factum.edu.uy/estpol/sispol/sip90001.html>. Consultado en:
18 dic. 2011.
BUQUET, Daniel (Coord.). Las claves del cambio. Ciclo electoral y nuevo
gobierno 2004/2005. Montevideo: Ediciones de la Banda Oriental, 2005.
(Colección Política Viva).
BUQUET, Daniel; CHASQUETTI, Daniel; MORAES, Juan A.. Fragmentación
política y gobierno en Uruguay ¿un enfermo imaginario? Montevideo: ICPFCS, 1998.
BUQUET, Daniel; JOHNSON, Niki. Del cambio a la continuidad. Ciclo Electoral
2009-2010 en Uruguay. Montevideo: Ed. Fin de Siglo, 2010.
BUQUET, Daniel; PIÑEIRO, Rafael. De las internas a las municipales: los
impactos de las reglas electorales en Uruguay. In: BUQUET, Daniel;
JOHNSON, Niki (eds.). Del cambio a la continuidad: Ciclo Electoral 2009-2010
en Uruguay. Montevideo: Ed. Fin de Siglo, 2010. p. 45-104.
CANZANI, Agustín. ¿Tipos raros? La lógica de la opinión pública detrás de los
resultados electorales 2009. In: BUQUET, Daniel; JOHNSON, Niki (eds.). Del
cambio a la continuidad: Ciclo Electoral 2009-2010 en Uruguay. Montevideo:
Ed. Fin de Siglo, 2010. p. 135-164.
GARCÉ, Adolfo; YAFFÉ, Jaime. La era progresista. Montevideo: Editorial Fin de
Siglo, 2004.
PNUD. 2008, Política, políticas y desarrollo humano en Uruguay. Montevideo:
PNUD Uruguay, 2008.
REVISTA DEBATES, Porto Alegre, v. 5, n. 2, p. 97-116, jul.-dez. 2011.
115
DOSSIÊ OPINIÃO PÚBLICA, ELEIÇÕES E PARTICIPAÇÃO POLÍTICA NAS
DEMOCRACIAS CONTEMPORÂNEAS
VVAA. Elecciones 1999-2000. Instituto de Ciencia Política. Montevideo:
Ediciones de la Banda Oriental, 2000.
Texto recebido em 27/06/2011.
Aprovado em 07/12/2011.
116
REVISTA DEBATES, Porto Alegre, v. 5, n. 2, p. 97-116, jul.-dez. 2011.