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AL-KITAB Juan Zozaya Stabel-Hansen A.E.A.M. Madrid 2019 (Carmelo Fernández Ibáñez ed.) Carmelo Fernández Ibáñez (ed.) AL-KITĀB Juan Zozaya Stabel-Hansen ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE ARQUEOLOGÍA MEDIEVAL Madrid 2019 Junta Directiva de la Asociación Española de Arqueología Medieval (AEAM) Presidente: D. Rafael Azuar Ruiz Vicepresidente: D. Álvaro Soler del Campo Secretario: D. Miguel Ángel Hervás Herrera Tesorero: D. Manuel Retuerce Velasco Vocal Editor de la Revista: D. Ramón Bohigas Roldán (†) Vocal de Relaciones Públicas: D. Carmelo Fernández Ibáñez Vocal de Reuniones Anuales: D. Luis Alejandro García García Vocal Bibliotecario y Responsable de la web: D. Francisco José Moreno Martín Vocal de Actividades y Responsable Jurídico: D. Manuel Melero Serrano © Asociación Española de Arqueología Medieval y Autores Edita: Asociación Española de Arqueología Medieval Editor científico y coordinador: Carmelo Fernández Ibáñez Impresión, maquetación y fotomecánica:Cudipal Gestión Gráfica, SL ISBN: 978-84-09-15467-8 Depósito Legal: CR 1195-2019 - La publicación de los trabajos en esta obra, no implica que la Redacción de la AEAM esté de acuerdo ni se solidarice con el contenido de aquellos. Las opiniones y los hechos consignados por los distintos autores de los artículos, son de la única y exclusiva responsabilidad de ellos mismos, en el uso de su plena libertad intelectual. - Los textos de los artículos son reproducción de los originales entregados por los autores, siendo necesario citar la procedencia en cualquier transcripción o reproducción total o parcial de los mismos. Fotografía de la portada: Castillo de Gormaz (Soria) (Autor: Manuel Retuerce Velasco) CAPÍTULO V Arqueología Islámica El supuesto mihrab de la mezquita aljama de Tarraquna (siglo IX) procedente de la casa de Ya’far de Madinat ar Zahra (Córdoba) (Foto Joan Menchón i Bes). David Urquiaga Cela, Raúl Flores Fernández, Ana Mercedes Herrero Corral, Gloria Ojalvo de Miguel, Armando González Martín AL-KITĀB Juan Zozaya Stabel-Hansen Madrid 2019 Páginas 313-320 LA MAQBARA DE HUMANEJOS (PARLA, MADRID) David Urquiaga Cela1, Raúl Flores Fernández1, Ana Mercedes Herrero Corral2, Gloria Ojalvo de Miguel3, Armando González Martín3 RESUMEN: El presente artículo muestra los primeros resultados arqueológicos y antropológicos de la excavación realizada en la maqbara de Humanejos (Parla). La necrópolis fue excavada en su totalidad y consta de 66 fosas con al menos dos tipos diferenciados de orientaciones, para las que se proponen diferentes fases cronológicas. Provenientes de esas estructuras se han analizado 64 individuos, de los cuales 50 son adultos, 13 no-adultos y uno indeterminado. Se reconstruye la composición paleodemográfica del grupo así como su estado de salud a partir de la observación de los caracteres de interés patológico. Palabras clave: Andalusí. Humanejos. Maqbara. Osteoarqueología. Parla. ABSTRACT: The first archaeological and bioanthropological results from the excavation of the maqbara of Humanejos (Parla) are shown in this chapter. The cemetery, which was fully excavated, has 66 tombs with at least two distinct types of orientation for which different chronological phases are proposed. In these structures, 64 individuals have been analyzed, 50 of them were adults, 13 nonadults and one indeterminable. The paleodemographic composition of the group has been reconstructed as well as its health status through the study of pathological signs. Keywords: Andalusí. Humanejos. Maqbara. Osteoarchaeology. Parla. I. EL YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO DE HUMANEJOS11233 El yacimiento de Humanejos se encuentra situado al suroeste de la localidad de Parla (Madrid) y toma su nombre del arroyo que lo atraviesa. Por el momento, se han excavado 20 ha, aunque el yacimiento se extiende por el vecino término municipal de Torrejón de la Calzada, fuera de los límites de la actuación arqueológica. En total se han documentado más de 2500 subestructuras que abarcan cronologías desde el Calcolítico hasta la Edad contemporánea, destacando los enterramientos Campaniformes (Flores y Garrido 2014), los restos de una pars fructuaria de 1. Arqueólogo profesional. 2. Universidad Complutense de Madrid. 3. Universidad Autónoma de Madrid. ISBN: 978-84-09-15467-8 época romana (Flores y Urquiaga 2019) y varias necrópolis tardo-antiguas y medievales. El yacimiento ha sido excavado siguiendo el protocolo de la arqueología de gestión de la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid, bajo la dirección de Raúl Flores Fernández. Se excavó en dos campañas: una primera entre el verano y diciembre del año 2008 y una segunda desde septiembre de 2009 hasta finales de abril del año 2012. El relieve es llano, interrumpido ocasionalmente por pequeñas lomas de escasa pendiente. La necrópolis se encuentra próxima a la orilla izquierda del arroyo de Humanejos, aunque fuera de su zona de inundación. A tenor de los resultados de las prospecciones arqueológicas realizadas creemos que el asentamiento andalusí se encontraba situado en su orilla opuesta, ocupando un antiguo enclave hispano-romano, en donde son visibles en superficie abundantes restos cerámicos. Destacan además diversas lagunas 313 La maqbara de Humanejos (Parla, Madrid) Figura - 1. Plano general de la maqbara. 314 endorreicas en el entorno, muchas de ellas recientemente desecadas. En este sentido el nivel freático se encuentra muy próximo al suelo, en ocasiones a menos 2 m de profundidad, lo que ha sido aprovechando para la construcción de pozos. Tradicionalmente el espacio ha estado dedicado a labores agrícolas, cuyas remociones de tierras han alterado la superficie del yacimiento. II. LA MAQBARA La maqbara de Humanejos ha sido excavada en su totalidad. Se encuentra situada junto al “Camino Real de Madrid a Toledo”. Se articula en dos sectores divididos por un pequeño camino terrero que parte del antiguo “Camino Real”. Al norte se documentaron 20 enterramientos, y en el sector sur, distante apenas 20 m, se excavaron 46 deposiciones. El “Camino Real” con dirección sur, se encamina hacia la orilla izquierda del arroyo Humanejos, situado a 150 m, y lo cruza por un pequeño vado. Inmediatamente, en la orilla opuesta y en terreno llano se situaría el hábitat asociado a la necrópolis, del que por el momento no se han realizado excavaciones en extensión. Es una constante en las maqäbir su disposición junto a alguna de las vías de acceso a un núcleo de población (Casal et al. 2006: 265-266; Ruiz Taboada 2014: 48), así como su ubicación, observable tanto en el centro como en la costa peninsular, a fuentes próximas de agua, como ríos, ramblas, pozos, barrancos… (Olcina et al. 2008: 215). Algunos investigadores han señalado que la cercanía de las maqäbir con los puntos de abastecimiento hídrico estaría relacionada con los rituales que tienen lugar tras la muerte (Casal et al. 2006: 272; Fierro 2000: 171172; Ruiz Taboada 2014: 48). Generalmente las tumbas están distribuidas de forma irregular en el espacio. No obstante, tanto en el sector norte como en el sur algunos grupos de enterramientos están dispuestos formando alineaciones longitudinales, a modo de calles, lo que facilitaría el tránsito por la maqbara (Fig. 1). El conjunto está compuesto por estrechas fosas simples excavadas en las arcosas miocénicas, que en ocasiones cercenan subestructuras prehistóricas, de longitud poco mayor al cuerpo del finado. Debido al arrasamiento de la superficie del yacimiento por las labores agrícolas las fosas fueron halladas inmediatamente después del desbroce superficial. Sus profundidades no rebasan los 60 cm. Los extremos de las fosas son redondeados o cuadrados y sus paredes rectas o ligeramente cóncavas. Los suelos de las fosas son rectos. No se ha documentado ningún tipo de preparado en las paredes o en las bases de las fosas. La austeridad de las estructuras, casi general en las maqäbir andalusíes es debida a la doctrina oficial de Malic ben Anas que obligaba a que la fosa fuese excavada en la roca o en la tierra y no tuviesen una profundidad superior a la cintura de un hombre (Navarro Palazón 1985: 10). Los cuerpos inhumados fueron colocados en decúbito lateral derecho (Fig. 2), excepto un caso documentado en decúbito prono. En general tenían la cara orientada hacia La Meca, al SE, con el eje de la tumba SW-NE, tal y como marca el precepto islámico. No obstante, existen algunas excepciones, ya que 17 fosas presentan una orientación W-E. Éstas últimas están situadas mayoritariamente en zonas periféricas de la maqbara, destacando el grupo de siete fosas situadas en el límite sur. Estas sepulturas de orientación similar a las de los últimos cementerios hispano-romanos y visigodos, aunque con el cuerpo colocado en decúbito lateral derecho, debieron ser las primeras en ocupar la necrópolis. Según algunos autores, y a tenor del hallazgo de sepulturas similares en otras maqäbir, podrían datarse en momentos emirales, quizás anteriores a la primera mitad de siglo IX (Casal et al. 2006: 284; Castillo et al. 2011: 287-289; Martín Ripoll et al. 2006: 660-661; Vigil-Escalera 2009: 99, 105, 107-108). La maqbara de Humanejos evolucionó y se amplió con el resto de enterramientos de acuerdo a la correc- David Urquiaga Cela, Raúl Flores Fernández, Ana Mercedes Herrero Corral, Gloria Ojalvo de Miguel, Armando González Martín ta implantación del ritual recogido en el derecho malikí, con el eje de la tumba SW-NE, en posición paralela a la qibla. Esta nueva disposición se generalizaría en la primera mitad del siglo X (Ruiz Taboada 2014: 56-57). En el sector superior de la maqbara la orientación de estas tumbas varía entre los 232º y los 258º con respecto al norte, si bien existe una fosa con 210º; en el sector sur las fosas oscilan entre los 238º y los 264º. Las diferencias en la orientación podrían estar en relación con la trayectoria solar cambiante a lo largo de las estaciones del año. Bajo el cráneo de uno de los finados hallamos una piedra que creemos servía para acomodar y orientar la cabeza hacia el SE, acción documentada en otras maqäbir (Casal et al. 2006: 285; Olcina et al. 2008: 220). No se han hallado elementos de ajuar en el interior de las fosas, lo que viene a ser una constante en este tipo de enterramientos. Este aspecto, además de la homogeneidad de las sepulturas a lo largo del tiempo, dificulta enormemente determinar cronologías precisas. Tampoco hemos localizado otro tipo de materiales como clavos para ataúdes o catafalcos. En ambos casos, el uso de Figura - 2. Fotografías de enterramientos. La fosa inferior se encuentra adornos y ataúdes estuvieron regulados y cubierta con un tablón de madera. prohibidos por la jurisprudencia islámica III. ESTUDIO ANTROPOLÓGICO Y (Casal et al. 2006: 284; Castillo et al. 2011: 286; Olcina et PALEOPATOLÓGICO DE LOS RESTOS ÓSEOS al. 2008: 218-219). Las fosas fueron cerradas con grandes tablones de En el presente trabajo se han analizado un total de 64 madera dispuestos longitudinalmente (documentadas al individuos provenientes de la maqbara de Humanejos. Antes menos en 15 casos -Fig. 2, fot. 3-) o por pequeñas tade pasar a describir sus características, resulta conveniente blillas de madera colocadas de forma perpendicular (al señalar que el análisis osteológico, a pesar de aportar una menos en 2 fosas, Fig. 3). El uso de cubriciones de madera valiosa información, puede verse condicionado y limitado en las sepulturas andalusíes no se documenta con asiduipor diferentes factores y procesos tanto ambientales como dad, si bien su uso no es infrecuente (Castillo et al. 2011: antrópicos, haciendo que la muestra analizada no sea siem286; De Juan 1987: 73; García-Barberena et al. 2011: pre una fiel representación de la población viva de origen. 303; Vigil-Escalera 2009: 103). Finalmente las sepultuAdemás, el propio estado de preservación de los esqueletos ras fueron cubiertas por tierra. No existen en la maqbara es el que va a permitir que los resultados que se obtengan superposiciones de fosas, por lo que probablemente, bien sean más o menos completos. Precisamente, el primer anámontículos de tierra, o bien algún otro tipo de elementos lisis que se llevó a cabo fue la evaluación del estado de presituados al exterior señalizarían los enterramientos, imservación de los restos óseos humanos recuperados. Para pidiendo que al excavar una nueva fosa se cercenasen las ello se utilizó el método propuesto por Rascón et al. (2011) más antiguas. 315 La maqbara de Humanejos (Parla, Madrid) 316 epífisis como la emergencia del tercer molar definitivo. De esta manera la proporción de no adultos es del 20,3%, con un índice de juventud (IJ) de 0,20. Estas cifras se encontrarían en el límite más bajo de lo que cabría esperar en una población con una demografía de régimen pretansicional, en la que los individuos que mueren antes de la edad adulta representan como mínimo el 20% del total y pueden llegar a alcanzar el 80%. Unas proporciones de no-adultos similares se encuentran en las maqabir de San NicoFigura - 3. Planimetría de un enterramiento con cubierta a base de pequeñas tablas de madera. lás de Murcia (26,6%) (González Martín 1999: 136) o la de Santa Clara de Cuellar, Segovia (25%) (Herrerín 2004). Sin embargo, en otras necrópolis coetáneas, los valores rondarían el 50%, como por ejemplo, en la maqbara de Pamplona con el 54% de no-adultos (De Miguel 2016: 637). Debido a la dificultad de estimar la edad de muerte en adulFigura - 4. Distribución de la muestra según su Estado de Alteración Tafonómica tos, o más bien a la falta de pre(EAT) (modificado de Rascón et al. 2011). cisión de los métodos existentes, tan sólo se han podido clasificar en dos grupos, uno de adultos jóvenes y otro de maduros, en el que se evalúa tanto la calidad del hueso como el núaunque hay que señalar que en muchos casos el mal estado mero de elementos anatómicos preservados en cada individe preservación de los mismos no ha permitido hacer esta duo. De este modo quedan clasificados según su estado de distinción. De este modo, de los 50 adultos, 8 serían jóvealteración tafonómica (EAT) en 9 grupos, siendo los 1, 2 y nes, 6 podrían clasificarse como maduros y el resto serían 4 los mejor preservados y los grupos 6, 8 y 9 los que peor. de edad indeterminable. El sexo, por su parte sólo pudo En la población musulmana de Humanejos, el 37,5% de los ser determinado aplicando el método de Bruzek (2005) soindividuos (n = 24) se encuentran bien preservados en los bre la morfología del coxal en 13 de los individuos adultos, grupos 1 y 2, pero igual de numerosos son los que están siendo 8 hombres y 5 mujeres. Precisamente a esos mismos mal preservados, es decir, en los grupos 6 y 9 (37,5%, n = individuos se les pudo estimar la estatura utilizando las ta24). Finalmente los 16 individuos restantes se encontrarían blas de Mendonça (1998), siendo la media de 156 cm en en los grupos intermedios 3 y 5 (25%) (Fig. 4). Esta situamujeres y de 162 cm en hombres. Es una estatura baja pero ción ha provocado que, como se detallará más adelante, vasemejante a la encontrada en otros yacimientos como en la riables como el sexo o los caracteres de interés patológico maqbara del Tossal de Manises, Alicante (Roca de Togores, no hayan podido ser determinados en muchos de los casos. Muñoz 2008: 230) o la de San Nicolás de Murcia con una En cuanto al tipo de población inhumada en este cemedia de 155 cm en mujeres y 166 cm en hombres (Robles menterio, de los 64 individuos, 50 son adultos, 13 no-adul1997: 67). tos y uno indeterminado debido a su pésimo estado de En el caso de los individuos infantiles, para observar preservación. Para hacer la clasificación entre adultos y no su distribución por edades, en primer lugar se les ha estiadultos se tuvo en cuenta tanto la completa fusión de las David Urquiaga Cela, Raúl Flores Fernández, Ana Mercedes Herrero Corral, Gloria Ojalvo de Miguel, Armando González Martín Figura - 5. A.- Desgaste atípico en los dientes superiores anteriores de dos individuos; B.- Oesteomielitis en fémur izquierdo con absceso; C.- Escrescencias óseas en forma de peine el un calcáneo; D.- Nódulo de Schmorl. mado una edad de muerte siguiendo el método de calcificación y erupción dental de Ubelaker (1978) y después se les ha clasificado en las categorías de edad que van desde Perinatal (nacimiento y primer año de vida), Infantil I (1-5 años), Infantil II (6-11 años) a Juvenil (12-19/21 años). De los 13 individuos no-adultos, solo uno es perinatal, tres son infantiles I, dos infantiles II y siete son juveniles. Esta distribución no se corresponde en absoluto con lo que cabría esperar en este tipo de poblaciones, en las que la mortalidad infantil durante el primer año de vida debía ser muy alta e iría descendiendo a medida que aumenta la edad. Este desajuste en la maqbara de Humanejos podría deberse bien al reducido tamaño de la muestra excavada y por lo tanto analizada, que no sería representativa de la población muerta, o bien a una peor preservación de los restos óseos de los individuos más pequeños del grupo. Las proporciones de perinatales son mucho mayores en la mayoría de necrópolis de esta época como en la maqbara de San Nicolás, en la que este grupo es el más numeroso dentro de los no-adultos (González Martín 1999: 140). Otro hecho curioso es el aumento de muertes durante la adolescencia, algo que suele relacionarse con los problemas derivados del embarazo y el parto en el caso de las mujeres y con el “acceso” a la violencia en el de los hombres (De Miguel 2016: 637-638). En cuanto al estado de salud de este grupo, sólo 22 individuos (34,2%) no presentaban ningún tipo de patología observable en los huesos, lo que no quiere decir que no padeciesen alguna, puesto que muchas veces el mal estado de preservación no permite hacer este tipo de observaciones. Los dos tercios restantes presentaban al menos un carácter de interés patológico, ya sea en la cavidad oral o en el resto del esqueleto. Es sin embargo la patología oral la más abundante, ya que está presente en 32 individuos y representa, por lo tanto, la mitad de la población analizada. Dentro de ésta, la más numerosa es la caries, detectada en 24 personas y hallándose en la mayoría de los casos en más de una pieza por individuo. Este tipo de patología no está correlacionada ni con el sexo ni con la edad del individuo, puesto que se han localizado tanto en infantiles como en adultos de ambos sexos. El resto de caracteres patológicos son menos relevantes, pero llama la atención el reducido número de casos de hipoplasia del esmalte (n = 8), un marcador de estrés inespecífico que suele aparecer de manera más abundante en otras poblaciones de esta misma cronología, como en la necrópolis islámica de la Villa Romana de Alters en Valencia (Polo y García 2005: 460) En cuanto al resto de patologías resaltan los signos artrósicos, presentes en diferentes huesos de 10 individuos 317 La maqbara de Humanejos (Parla, Madrid) 318 y asociados en ciertas ocasiones a otros signos degenerativos como los nódulos de Schmorl (Fig. 5d). El resto de caracteres son más anecdóticos, como los traumatismos o las fracturas con signos de curación halladas en una clavícula, un cráneo y un metatarso de tres individuos distintos. Otro caso interesante fue hallado en el fémur izquierdo de un adulto que presentaba una importante osteomieleitis con una deformación en el volumen del hueso así como un absceso de gran tamaño en la parte dorsal (Fig. 5b). Una patología muy similar se documentó en el fémur izquierdo de un varón procedente del yacimiento medieval de Les Mesquites en Castellón, en el que un análisis radiológico determinó que la infección fue provocada por un traumatismo anterior (Bel Marza 1993: 335). Por último, otra vez vuelven a ser muy escasos los llamados marcadores de estrés inespecífico como la cribra orbitalia y femoral, halladas solamente en dos individuos, con una prevalencia de 0,03. Ésta es, sin embargo, mucho más elevada en otras poblaciones contemporáneas como en la maqbara de San Nicolás en Murcia (0,58) o en la de La Torrecilla en Granada (0,27) (Robles et al. 1995: 114). También son relativamente abundantes los llamados marcadores de actividad que se encuentran en los huesos tanto de extremidades superiores como inferiores. Son más numerosos los hallados en las inferiores (13 individuos) en forma de peine en las rótulas y calcáneos (Fig. 5c) o de engrosamiento de la línea áspera en los fémures, que estarían todos ellos relacionados con largas caminatas. En las extremidades superiores también se encuentran en forma de engrosamiento en húmero, cúbito y radio (7 individuos). Aunque el número de individuos sexados es bastante reducido, no parece que exista diferenciación entre el tipo de actividades llevadas a cabo por mujeres y hombres. Otro grupo interesante lo componen las posibles marcas de actividad halladas en los dientes de al menos siete individuos adultos, dos de ellos masculinos y los otros cinco indeterminables. Se encuentran, sobre todo, en los incisivos centrales y caninos superiores en forma de desgaste atípico, más acusado en la cara lingual de la pieza, y que no estaría producido por la mecánica normal de masticación (Fig. 5a). Estas marcas podrían estar por lo tanto producidas por la utilización de los dientes como herramienta de trabajo, por ejemplo del cuero (Verdene-Flechier 1975). El llamado signo de Cordonier ha sido observado en otras necrópolis medievales, como en la de Santo Tomás de Mendraka (Vázquez y de la Rúa 1991: 136) o la de Los Castros de Lastra en Caranca, Álava (Izaguirre et al. 1991: 142). Por último se han detectado algunos signos de interés no patológico en varios individuos, resultando los más numerosos los huesos sesamoideos de manos y pies, presentes en diez individuos. Además otros tres casos tenían huesos wormianos, un carácter epigenético que se presenta en forma de huesos supernumerarios, más frecuentemente en la sutura lambdática. Finalmente, tan solo tres personas tenían perforación olecraneana, una variante de la normalidad que tradicionalmente se asocia a las mujeres, pero que en esta muestra se encuentra también en varones. IV. CONCLUSIONES Los trabajos arqueológicos nos han permitido excavar en toda su extensión una maqbara andalusí. Es probable que esta necrópolis fuese consecuencia del abandono de la cercana necrópolis de época visigoda, cuya datación, a partir del estudio preliminar de sus materiales, apunta a una cronología para sus fases más antiguas entre los siglos VI y VII. A tenor del análisis de las orientaciones de la maqbara, los primeros enterramientos que se practicaron fueron aquellos que ocupaban fosas con orientación W-E, de probable cronología emiral. El posterior desarrollo de la maqbara sigue el rigor de la normativa jurídica malikí: estrechas fosas excavadas en el terreno, con orientación SW-NE, en donde los finados son dispuestos en decúbito lateral con la cabeza orientada hacia la Meca. En algunas sepulturas se han documentado cierres con tablones de madera longitudinales o bien pequeñas tablillas colocadas a lo ancho. La ausencia de ajuares o de otros elementos muebles y la homogeneidad de las sepulturas a lo largo de los siglos en este tipo de maqäbir generan importantes dudas a la hora de plantear dataciones con cierta certeza. En esta necrópolis se han analizado 64 individuos, de los cuales 50 son adultos, 13 no-adultos y uno indeterminable, siendo por lo tanto el índice de juventud de 0,20. Dentro de los no-adultos, tan solo uno es perinatal, tres son infantiles I, dos infantiles II y siete juveniles, algo que no se corresponde con lo que cabría esperar en una población con un régimen de mortalidad antiguo en el que, entre otras cosas, los muertos durante el primer año de vida deberían ser mucho más elevados. El sexo, que sólo ha podido ser determinado en 13 adultos ha resultado en ocho hombres y cinco mujeres a los que también se les ha podido estimar la estatura dando una media de 162 cm en los primeros y 156 cm en los segundos. En cuanto al estado de salud de esta población hay que señalar que el 65% de los individuos presentaban al menos un signo patológico. La patología más abundante es la oral, presente en 34 individuos, sobre todo las caries (n = 24). El resto de signos detectados, aunque menos abundantes David Urquiaga Cela, Raúl Flores Fernández, Ana Mercedes Herrero Corral, Gloria Ojalvo de Miguel, Armando González Martín que los anteriores, están relacionados sobre todo con procesos degenerativos y traumáticos. Por último cabría destacar la presencia de marcadores de actividad sobre todo en extremidades inferiores que indicarían largas marchas y en los incisivos centrales y caninos superiores de varios individuos que podrían relacionarse con la utilización de los dientes como herramienta de trabajo. La maqbara se encuentra junto a la antigua vía de comunicación que conectaba la ciudad de Toledo con la villa de Madrid. El camino tomó relevancia a finales de la Edad Media, si bien no debemos descartar que ya tuviese cierta consideración o una variante a partir de época tardoantigua a tenor de los yacimientos altomedievales documentados: desde Madrid transitaría por los enclaves de la Colonia del Conde de Vallellano (Carabanchel), Fuente la Mora y Arroyo Culebro (Leganés), Loranca (Fuenlabrada), las Dehesillas (Parla), Prado Viejo (Torrejón de Velasco), Cubas de la Sagra, y desde aquí orientar su recorrido hacia el oeste, hacia Carranque y el Guadarrama, en donde enlazaría con la vía 24 del Itinerario de Antonino, en dirección a la ciudad regia. BIBLIOGRAFÍA BEL MARZA, J. 1993: “Un caso de osteomielitis postraumática en un enterramiento medieval”, en J. D. VILLALAÍN BLANCO, C. GÓMEZ BELLARD, F. GÓMEZ BELLARD (eds.): Actas del II Congreso Nacional de Paleopatología, Valencia: 333-335. CASAL, M. T., LEÓN, A., LÓPEZ, R., VALDIVIESO, A. y SORIANO P. 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ÍNDICE Presentación ................................................................................................................. 9 CAPÍTULO I, Juan Zozaya: Arqueólogo, Medievalista y Museólogo Los animales en piezas islámicas del Museo Arqueológico Nacional Juan Zozaya ........................................................................................................... 13 Juan Zozaya (1939-2017), historiador, islamista, arqueólogo Leonor Zozaya-Montes ...................................................................................................25 Juan Zozaya y la arqueología medieval española Manuel RetuerceVelasco, Javier Rodrigo del Blanco, Álvaro Soler del Campo .........................................29 A note on the mounted falconer Jerrilynn Dodds ..........................................................................................................47 Juan Zozaya. Una memoria personal Edward Cooper ........................................................................................................ 57 CAPÍTULO II, Museología Juan Zozaya Stabel-Hansen: un análisis de sus posicionamientos críticos en torno a los museos Javier Mateo de Castro ................................................................................................ 63 Museos arqueológicos y arqueología medieval: el largo camino hacia la visibilidad Rubí Sanz Gamo ...................................................................................................... 69 El tiempo en la exposición museística William S. Kurtz ...................................................................................................... 75 Los profesionales de los museos arqueológicos estatales: panorámica de los últimos cincuenta años Javier Rodrigo del Blanco ............................................................................................. 81 CAPÍTULO III, Arqueología Tardoantigua yVaria Arqueológica Venus ¿Ocaso o metamorfosis? Pilar Fernández Uriel ................................................................................................ 91 Actualización y visión crítica sobre los antecedentes preislámicos en la provincia de Soria Eusebio Dohijo ........................................................................................................ 99 Piezas tardías del coleccionismo antiguo en el radio de Ulaca (Solosancho, Ávila) María Mariné Isidro .................................................................................................107 Colección visigoda emeritense: pasado, presente y futuro Trinidad Nogales Basarrate ........................................................................................115 El origen de las intervenciones arqueológicas en Calatrava la Vieja (Carrión de Calatrava, Ciudad Real) Miguel Ángel Hervás Herrera, Manuel RetuerceVelasco ............................................................121 509 Rodrigo Amador de los Ríos, arqueólogo Luis J. Balmaseda Muncharaz ......................................................................................... 129 Las excavaciones en la fortaleza de Gormaz (Soria) y la introducción en España del Harris Matrix System Mertxe Urteaga y Manuel Retuerce .................................................................................137 Anatomía de la tierra. La importancia de la medicina para el desarrollo de métodos científicos y enfoques históricos en arqueología Barbara Sasse-Kunst .................................................................................................145 CAPÍTULO IV, Arqueología Cristiana Antiguas pautas de asentamiento en el yacimiento de L’Esquerda (Osona, Barcelona): un ejemplo de arqueología diacrónica Imma Ollich i Castanyer, Montserrat de Rocafiguera i Espona ...................................................... 155 Lamps and lighting in Catalonia from late antiquity to the early fourteenth century Philip Banks ..........................................................................................................161 La arqueología medieval, fuente básica para el estudio de la primera etapa del manso, unidad del poblamiento aislado en la Catalunya del s. XI Assumpta Serra Clota ................................................................................................167 El testar mudéjar de la Casa del Tiente de Benavente (Zamora) Hortensia Larrén Izquierdo ..........................................................................................175 510 Las torres pentagonales en proa del reinado de Alfonso VIII de Castilla. Un nuevo modelo defensivo de finales del siglo XII José Javier de Castro Fernández .....................................................................................185 El armamento arrojadizo medieval de Calatrava la Vieja: el área 33 Alejandro Floristán García ..........................................................................................195 Entre la arqueología, la leyenda y la historia: El Santo de Alcaraz Aurelio Pretel Marín .................................................................................................203 Armamento medieval en Albacete José Luis Simón García .............................................................................................211 Construcción y maestros de obra barceloneses en la Baja Edad Media Mª. Carmen Riu de Martín .........................................................................................221 Producción de moneda falsa en el castillo de Alarcos en el siglo XIV Manuel Mozo Monroy, Antonio de Juan García ....................................................................229 Ceramiche architettoniche indite dalle Marche: San Prospero a Petritoli (FM) Sauro Gelichi ...................................................................................................... 237 La hidráulica en el Císter femenino castellano: Santa María de Vileña, San Andrés de Arroyo y San Vicente de Segovia. Una aproximación Ester Penas González ..............................................................................................245 Una inscripción de un retablo en la ermita de San Baudelio (Casillas de Berlanga, Soria) Elías Terés Navarro ..................................................................................................253 CAPÍTULO V, Arqueología Islámica Sobre la conquista islámica del noroeste peninsular: recientes aportaciones José Avelino Gutiérrez González .....................................................................................261 A propósito de la conquista islámica y los territorios del Ifranj: la ciudad de Tarragona Joan Menchón Bes ...................................................................................................269 La red de faros en Catalunya oriental, un dispositivo andalusí de torres atalayas Ramón Martí, Mª. Mercè Viladrich .................................................................................277 Investigación arqueológica en Cabeza de la Torre y El Castillejo (Masegosa). Un sistema de fortificaciones de los primeros emires en la serranía de Cuenca Michel Muñoz García, Santiago David Domínguez-Solera, Jesús Francisco Torres Martínez ..................... 285 Vascos: ¿de centro metalúrgico a recinto militar? Ricardo Izquierdo Benito ....................................................................................................... 293 Revisando Pechina y el antecedente de las cerámicas vidriadas islámicas en al-Andalus Elena Salinas .........................................................................................................299 En delà et en deçà des murailles, des biens communs à tous: traces d’une organisation collective à Madrid (IXe-XIe siecles) Christine Mazzoli-Guintard .........................................................................................307 La maqbara de Humanejos (Parla, Madrid) David Urquiaga Cela, Raúl Flores Fernández, Ana Mercedes Herrero Corral, Gloria Ojalvo de Miguel, Armando González Martín ..............................................................313 El porta-candil árabe de Malbuger Vell (Mahón, Menorca) Guillerm Rossello.....................................................................................................321 De almunia en almunia. Fiestas y juergas en la Córdoba omeya Eduardo Manzano Moreno ..........................................................................................325 Hornos de barras documentados en la Península ibérica Paula Garrido Amorós ................................................................................................. 331 Un edificio singular del barrio andalusí de la Arrixaca, Murcia. Ritual de fundación y análisis de su planta. Alfonso Robles Fernández ............................................................................................337 A necrópole do Ribāt da Arrifana (Aljezur, Portugal). MárioVarela Gomes, RosaVarela Gomes.................343 New discoveries at Qusayr ‘Amra: archaeology of construction during the umayyad eriod Ignacio Arce ..........................................................................................................353 El servicio de mesa para líquidos en el Garb al-Andalus: jarras e jarritas – jarras e bilhas Susana Gómez Martínez, Sandra Cavaco, Catarina Coelho, Jaquelina Covaneiro, Isabel Cristina Fernandes, Ana Sofia Gome, Mª. José Gonçalves, Isabel Inácio, Marco Liberato, Gonçalo Lopes, Constança dos Santos, Jacinta Bugalhão, Helena Catarino ................................................................................... 363 El arrabal de Funtanālla, origen, organización y evolución de un centro alfarero de época islámica Mª. Carmen Íñiguez Sánchez ........................................................................................373 511 Aguamanil zoomorfo de bronce Carmen Barceló ......................................................................................................381 La fortaleza de asedio andalusí en el Cerro del Bú de Toledo. Juan Manuel Rojas Rodríguez-Malo, AlejandroVicente Navarro, Lourdes López Martínez, Jesús Martín Alonso, Patricia MoragaVaz ............................................................................387 Aportación al catálogo de moneda andalusí Salvador Fontenla Ballesta...........................................................................................397 Astrolabios en los reinos taifas de Toledo y Valencia: arte, ciencia y precisión en al-Andalus Azucena Hernández Pérez ...........................................................................................403 Algunas cuestiones de arqueología del Garb al-Andalus Susana Gómez Martínez .............................................................................................409 Identidad beréber y arabización: el caso de los ziríes de Granada Bilal Sarr .............................................................................................................417 El castillo de Ulldecona: evolución de la fortificación andalusí Toni ForcadellVericat .................................................................................................425 El jarrito metálico con tapadera de la Plazuela de Chirinos (Córdoba) (siglos XII-XIII d.C.) Rafael Azuar..........................................................................................................433 Algunas observaciones sobre la destilación en al-Andalus: nuevos hallazgos de alambiques almohades Laura Aparicio, Pilar Lafuente, Elena Salinas .....................................................................439 512 Mqābriyya almorávide aparecida en Cerrado de Calderón (Málaga): análisis arqueológico y epigráfico. Mª. Antonia Martínez Núñez, Carmen Peral Bejarano .............................................................447 Alguns dados demográficos sobre a Silves islâmica, em torno do relato do “Cruzado anónimo” e não só Maria José Gonçalves ....................................................................................................... 455 Pulsera de oro (Aspe, Alicante) Ana Labarta ..........................................................................................................463 A propósito de la importación de cerámicas nazaríes a Ceuta: azules cobaltos y lozas doradas del silo de la calle David Valverde Soriano José Manuel Hita Ruiz, FernandoVillada Paredes .................................................................469 La fortificación de la ciudad palatina de la Alhambra: una singularidad Jesús Bermúdez López ................................................................................................477 La guerra de Granada y las pinturas de la iglesia de Santiago en Capilla, Badajoz Álvaro Soler del Campo ..............................................................................................483 El estudio de los capiteles andalusíes y magrebíes: ¿pasatiempo de ociosos? Patrice Cressier .......................................................................................................491 Medio físico y sociedades humanas. Las zonas húmedas del antiguo reino de Granada. Un debate desde la arqueologia del paisaje. Antonio Malpica Cuello ................................................................................................ 497 Tabvla Gratvlatoria ......................................................................................................507 A.E.A.M.