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Violencia de papel

2021, Metafísicas sexuales

El papel de la violencia en la producción de género

Metafísicas sexuales Canibalismo y devoración de Paul B. Preciado en América Latina Metafísicas sexuales Canibalismo y devoración de Paul B. Preciado en América Latina Organizadores y editores Martin De Mauro Rucovsky Bryan Axt ÍNDICE AGRADECIMIENTOS PRÓLOGO INTRODUCCIÓN. La libertad es un músculo a ejercitar • COSMOPOLÍTICAS SEXUALES DE NUESTRAMÉRICA 1 - MANIFIESTO TRAVECO-TERRORISTA Tertuliana Lustosa 2 - DESDE LAS TRINCHERAS DE LA INTELIGIBILIDAD – RELATO DE UNA GUERRILLERA TRAVESTI SUDACA Inaê Diana Ashokasundari Shravya • ARCHIFILOGÍAS SUDACAS, PORNOLOGIAS Y RESISTENCIAS HOMEOPÁTICAS 3 - LOS MATERIALISMOS DE PRECIADO. BIODRAG Y CAPITALISMO Facundo Nahuel Martín 4 - DESPEDIRSE DE LO QUEER Y LO LGBT: HACIA UN COMUNISMO SOMÁTICO Alexis K. Santos 5 - VIOLENCIA DE PAPEL Y EL PAPEL DE LA VIOLENCIA EN LA PRODUCCIÓN DE GÉNERO Mabel Alicia Campagnoli 6 - LA E-MATERIALIDAD DEL CUERPO Y SU FUERZA ORGÁSMICA: EL SEXO VIRTUAL COMO PARADIGMA DEL MODO DE PRODUCCIÓN-CONSUMO DEL CAPITALISMO POST-INDUSTRIAL Danilo Patzdorf • EL ARCHIVO SOMATOPOLITICO DE INDIAS: LXS AUTOCOBAYXS DE YAGÉ Y CHACRUNA 7 - QUEER CODES Felipe Rivas San Martín 8 - LAS MANZANAS DE SODOMA Duen Sacchi 9 - MARICAS EN UN ESCENARIO POST-GAY Emmanuel Theumer & Marco Chivalán Carrillo • LOS MOVIMIENTOS ABERRANTES O SOBRE LA MÁQUINA CALIBÁN DE POMBA GIRA 10 - PRECIADO EN ARGENTINA. NOTAS PARA UNA RECEPCIÓN Julieta Massacese 11 - ¿CÓMO ESCRIBIR SOBRE CONTRA-SEXUALIDAD DESDE UNA ORILLA QUE TIENE HAMBRE? IMPLICACIONES ACTIVISTAS DE LA OBRA DE PAUL B. PRECIADO EN EL DESCAMPADO NEOLIBERAL CHILENO? Jorge Díaz & Cristeva Cabella 12 - MASTURBACIÓN, CANDIDIASIS Y PANDEMIA EN TIEMPOS DE ANTICAPITALISMO Luísa Tapajós 13 - ¿CÓMO DEF-HENDIRSE EN UN HUECO, EN CUERO Y EN EL CULO (DEL MUNDO)? LECTURAS DES-UBICADAS Y CALIENTES Marie Bardet • ESTATUTO DE LAS MULTIPLICIDADES SEXUALES LATINOAMERICANAS 14 - DIGRESIONES SOBRE UNA EXPERIENCIA QUEER Cadu Oliveira & Eduardo Faria Santos 15 - ANALÍTICA TRANSVIADA Silvio Lang & Rodrigx Rocca 16 - PROTUBERANCIAS ARQUITECTÓNICAS Y ESPACIOS TENTACULARES DEL PLACER SEXUAL Francisco Hernández Galván 17 - PAUL B. PRECIADO Y EL (POS) PORNO Javier Gasparri APÉNDICE.SUPLEMENTO AGRADECIMIENTOS Por una parte, este trabajo se realizó en un marco institucional específico, CONICET y la Universidad Nacional de Córdoba-Argentina, Universidad que es heredera de una tradición de debate público y común, de un legado laico, crítico, emancipador y reformista. Gratitud a esa herencia, a las compañeras trans Laura Pilleri (La condesa) y Maite Amaya, al equipo de investigación «Emociones, temporalidades, imágenes: hacia una crítica de la sensibilidad neoliberal», al grupo de FB “Paul B. Preciado Brasil” y Sexualidades Doctas, a los espectros sudamericanos que aún nos acechan en búsqueda de Justicia erótica. Por otro lado, en un marco holístico-metafísico, este trabajo fue posible en un presente de agradecimiento a la Tierra y al Aire (incluso frío) que podemos respirar. Estamos agradecidos a las fuerzas que podemos movilizar, fuerzas inter e intrapersonales que nos impulsan adelante, garantizando la no renuncia a la acción misma cuando esta deja de tener sentido en el horizonte. Gratitud a todxs aquellxs que integran una colectividad virtual tan importante, comunidad multi conectada de entes queridxs y amigxs, que no nos permiten caer en soledad aún en tiempos de aislamiento. A todxs aquellxs que amamos y nos aman. A aquellxs que hoy guardamos en nuestrxs corazones y memorias. INTRODUCCIÓN. La libertad es un músculo a ejercitar - Maite Amaya Mientras tanto éramos indias pintadas para la guerra, bestias preparadas para cazar en la noche a los incautos en las fauces del Parque, siempre enojadas, brutas incluso para la ternura, imprevisibles, locas, resentidas, venenosas. Las ganas perpetuas de aprender fuego todo: a nuestros padres, a nuestros amigos, a los enemigos, las casas de la clase media con sus comodidades y rutinas, a los nenes bien todos parecidos entre sí, a las viejas chupacirios que tanto nos despreciaban, a nuestras más caras chorreantes, a nuestra bronca pintada en la piel contra ese mundo que se hacía el desentendido – Camila Sosa Villada - Las malas (2019) El pueblo no sabe que se puede cambiar de sexo – Osvaldo Lamborghini - Tadeys (1983) Una anatomía maleable, órganos que se expanden y se contraen, un flujo químico de hormonas sintéticas y hormonas de pollo, la circulación de fluidos sexuales en laboratorios y en fármacos, condones químicos que funcionan sin latex son repartidos por el ministerio de salud brasileño, condones farmacológicos (truvada) que producen una profilaxis anterior en la transmisión del virus del HIV, intoxicación por agroquímicos y pesticidas, hierbas y sus usos tecnomágicos, cuerpos expulsados de sus comunidades, pueblos enteros exiliados y en diáspora (διασπορά, en ‘dispersión’), trabajadorxs sexuales, putas y michês que se organizan en sindicatos y asociaciones, clicks que hacen vibrar dildos a través de páginas web multiconectadas, dedos que se deslizan por pantallas de celulares-smartphones y que seleccionan imágenes de torsos y genitales, un limbo digital de aplicaciones y relaciones afectivas 3.0, la excitación y frustración corporal en una y mil pantallas ¿De esas cosas, de esos materiales están hechos los cuerpos contemporáneos? ¿A qué huelen nuestros cuerpos, como miramos nuestros sexos, de que están compuestos? Una sexualidad expuesta como llaga, una materia viscosa y densa codificada en la epidermis (una palabra tan obscenamente clínica, epidermis ¿por qué no piel? ¿Por qué no pellejo?). Unx niñx recién nacidx es inscriptx con género neutro en Mina Gerais - Brasil y más al sur, en Mendoza - Argentina, dos personas son registradas con documentos sin sexo, de modo que ¿es siquiera imaginable una sexualidad situada en los extramuros biomédicos? ¿Cómo se producen las transformaciones y desplazamientos en la ecología sexual de lxs sujetxs? Desocupadxs errantes y precarizadxs, inmigrantes senegaleces que se inventan trabajos y ocupaciones, vendedorxs ambulantes y autogestivxs, precarizadxs sexuales, temporarios y estacionarios, parias urbanos que capitalizan sus vidas, fumadores de crack o de paco que caminan por alguna calle de São Pablo o en Buenos Aires, venezolanxs, bolivarianos exiliadxs, afrodescentientes, mapuches, guaraníes, aymaras y tantxs otrxs pueblos y naciones que son producidos como signos de amenaza terrorista, vigilancia y punición ¿De esas texturas sensibles se componen nuestros cuerpos sexuados y nuestras subjetividades hoy? ¿Cuales son las representaciones de la sexualidad que circulan por dispositivos y nuevas tecnologías blandas, biomoleculares y digitales? ¿Cómo se producen los cuerpos sexuales en la diáspora y el exilio, en un territorio diezmado, en una geografía que es siempre otra? Sostenemos en la mano un objeto frágil, ya no es la computadora sino las nanotecnologías, los smartphones ¿Cuyo orden corporal se limita a un roce suave sobre la iridiscencia de la pantalla o quizás se trata de la incorporación biotecnológica de esas redes en nuestros cuerpos, las nuevas sociabilidades sexuadas en la materia viscosa de nuestrxs cuerpxs? La conciencia de silicio de nuestros dispositivos se ha extendido hasta convertirse en la atmósfera pixelada que respiramos. Y si bien es cierto que los algoritmos se han convertido en gobiernos paralelos, nuestras prácticas de disidencia son cortocircuitos que escapan a los puntos geolocalizados y nodos de datos. Así como desde el corazón de los servidores de Google o de Facebook nos están narrando, o bajo la mirada forense del ojo que todo lo ve desde un satélite o desde el GPS de Google Maps. En el plano geopolítico, mientras tanto, dos lenguas consuman un movimiento sudaka que desemboca en campo de batalla: un habla patriarcal, militarizada y financiera, una lengua blanca, áspera y cruel, un lenguaje del odio y la tortura que hace de la captura del útero una zona de marcación paradigmática. Habla negacionista de los cambios climáticos, la acelerada destrucción de la floresta, la Amazonia y los sistemas de protección ambiental. Las múltiples lenguas del exilio, de la expulsión de comunidades y la diáspora sobre aquellos cuerpos que no encarnan la norma sexo genérica colonial. Un lenguaje de muerte y su pútrido olor de cadáveres. Un habla mesiánica que amplifica su verbo represivo, aquella vulgata trascendental, racista y falocrática. Como bien registra Diego Valeriano (2018): Mueran por coger, ahora, en este momento, por abrir las piernas, por querer gozar, por acabar jugoso. Mueren en los hospitales inmundos, mueran en las guardias, mueran mientras el médico duerme, mientras alguien reza, mientras los senadores oportunistas ven qué hacen. Mueran por pibas, porque nos dan miedo, porque desarman las pobres existencias, porque hacen vida cada vez, porque nos recabió. Mueran mientras el patrullero no llega, mientras los cagones que postean militancia agachan la cabeza por la noche, mientras una amiga grita sola, mientras los ortibas festejan. Mueran por travas, por estar ahí cuando llevo a mi hijo a la escuela, por la imagen que nos devuelven, por la falopa que les compramos, por la fantasía que nos despiertan. Que mueran por venir de tan lejos, por dejar todo atrás, por ser una vergüenza en la familia, por no pedir perdón. Pero también, lo que se opone en resistencia, un habla deslenguada y de fractura, un lenguaje de cortorcircuitos e interrupciones (Rangiñtulwefü en mapudungún, un estar entre, en la mitad, rangintulen o entre ríos), un habla de hiatos y cuerpos movilizados, en asambleas y en desobediencia colectiva ¿Cuáles son nuestras prácticas corporales, nuestras gimnásticas sexuales y disidencias de sexo-género en la periferia latinoamericana? ¿Cuáles son nuestros imaginarios revolucionarios, nuestras poéticas y experimentos culturales, los procesos de mutación somatopolítica y qué horizontes de resistencia son posibles desde Nuestramérica? Como la cantante y performer Linn da Quebrada subraya en Bixa Preta (“Marica Negra”): Bicha estranha, louca, preta, da favela Quando ela tá passando todos riem da cara dela Mas, se liga macho Presta muita atenção Senta e observa a tua destruição Bicha preTRÁ, TRÁ, TRÁ, TRÁ, TRÁ Bicha preTRÁ, TRÁ, TRÁ, TRÁ Bicha preTRÁ, TRÁ, TRÁ, TRÁ, TRÁ É muito tarde, macho alfa Eu não sou pro teu bico Não! Marica extraña, loca, negra, de la favela Cuando ella pasa todos se le ríen en la cara Pero, enterate macho Prestá mucha atención Sentate y mira tu propia destrucción Marica preTRA preTRA preTRA… Ya es tarde, macho alfa, No estoy a tu alcance, No! Se juega con la experiencia, con los saberes, con la lengua. «Destruir el lenguaje», como escribe Camila Sosa Villada: “el lenguaje es mío. Es mi derecho, me corresponde una parte de él. Voy a enfermarlo, a confundirlo, a incomodarlo, voy a despedazarlo y hacerlo renacer tantas veces como sean necesarias”. El gesto como apertura de un canal para la voz, el uso desviado para las palabras y para el cuerpo o para hacer lugar a torsiones que se abren allí donde la lengua del macho se licúa a fuerza de resistencia, pero también de invención de formas de deseos, géneros y sexualidades. Guerras en la lengua, un habla deslenguada y disidente, un programa de ejercicios de variación de cuerpos y lenguajes como afirmación de una posibilidad de vida, un laboratorio de vidas no-fascistas. Lectura necesariamente desviada y justamente por ello, expropiada ¿Cómo resituar a Paul B. Preciado en la pampa, el sertão y en el caribe, en la patagonia y la amazonía, en el desierto de Sonora, la selva Lacandona y el istmo de Tehuantepec? O en sentido reversible ¿Como hacer de la farmacopornografía una caja de herramientas que se lee en conjunto con las culturas transviadas amazónicas, los feminismos mapuches e indígenas, los orixás y también las culturas sexuales afrodescendientes? O porque no, las culturas lesbianas disidentes, los feminismos indígenas y comunitarios y los saberes populares-religiosos de michês y maricas latinoamericanas releídas en sentido inverso y de modo oblicuo, como prácticas de contrasexualidad y de sabotaje al sistema sexo-género: Sarita colonia ícono popular travesti en Perú o Pomba Gira en Brasil, por ejemplo, dama de la noche, esposa de Lucifer, reina de las encrucijadas y esquinas, santa patrona de putas y travestis. De este modo, la pregunta es previa y recursiva, se trata de interrupciones y transcreaciones y no de recepciones o traducciones culturales. Siguiendo el espíritu antropofágico brasileño y los múltiples legados de la #ATOA, lo que está en juego es como deglutir al farmacopoder a la luz de nuestras tradiciones y ancestrxs, legados, culturas públicas y archivos de la disidencia. Nombres, categorías e identidades que nombran las experiencias sudakas de chongas, marimachas, caminhoneiras, bomberas, zapatonas y tortilleras, travas, transexuales y travestis, monas, ades, monocos, saboeiras, putos, viados, malandros, malucos, jotos y trolos, michês, mariconcitos, viadinhos e mariquinhas, desviados y torcidos. Se trata de la devoración crítica frente al mimetismo cultural del canon queer noratlántico, no hay pues lecturas cerradas ni originales sino más bien un complejo sistema digestivo en interacción. Metabolismo de la disidencia sudaca que con sus propias enzimas se encarga de disolver los elementos europeos y norteamericanos (la patrística de la segunda y tercer ola posfeminista) para descomponerla en sus fragmentos, seleccionar entre ellos lo que se toma y se deja finalmente asimilar, masticar y escupir los elementos seleccionados en el funcionamiento de una configuración diversa, o más bien, singular. De este procedimiento de activa incorporación, salta el destello de un gesto, como aclama el Manifesto traveco-terrorista de Tertuliana Lustosa, ya no el encuentro sino la devoración regurgitante: “O corpo como arma. A palavra como gatilho. Traveco-terrorismo: terrorismo-saber bélicopoético, político-prostético, decolonialista, ético-hormonal, trans-antropofágico, perspectivo-travesti, autonomista-autoetnográfico, tupi-viado, trans- trava-contramachista, contato-transfilosofia, teoria-putaria. Em tríplice aliança, nossa bomba de efeito moral: corpodesconformidade-protesto. Para além das construções de vestes, de gênero e de sexo” . ¿O quizás suceda también que no hay carne para ser devorada? No existen elementos europeos y noratlánticos a ser digeridos sino una opacidad intraducible («cuierizar la indigesta: observar como y porque se disuelven las categorías»), no hay antropofagia sexual que funcione porque las tradiciones y legados poseen, justamente, otras coordenadas (ni propias ni ajenas). La nuestra es una historia colonial del despojo y la expropiación continua, de allí que la prohibición de las tradiciones sexuales están “relacionadas a la acumulación originaria y el control económico sexo-racial de las comunidades en Abya Yala” como apunta Duen Sacchi en este mismo volumen. No hay, en este sentido, una búsqueda por el origen esencial ni un mito constituyente de la disidencia latinoamericana pero si herencias disímiles, genealogías posibles que reconstruyen temporalidades contaminadas, gestos políticos de lo imperecedero o de lo no realizado que traza líneas de temporalización inacabadas. Así, las prácticas de contrasexualidad y hormonización copyleft propuestas por Paul Preciado se solapan con las teorízaciones trans brasileñxs, travestis del río de la plata y del sur de los andes (Mauro Cabral, Blas Radi, Lohana Berkins, Indianare Siqueira, Megg Rayara de Oliveira, Marlene Wayar, la colombiana Brigitte LG Baptiste y las chilenas Claudia Rodriguez e Hija de perra), el legado estético, la crítica y las culturas plebeyas de la disidencia sexual (Ney Matogrosso, Reinaldo Arenas, Manuel Puig, Caio Abreu, Copi, Carlos Monsivais, Lemebel, Giuseppe Campuzano, Naty Menstrual, Dzi Croquette, val flores, Clodovil, Luiz Mott, Leandro Colling, Batato Barea, Camila Sosa Villada y Susy Shock) y las historias vivas de resistencia colectivas (las putas de puerto San Julián en Patagonia, las madres y abuelas de plaza de Mayo, las rebeliones indígenas, los levantamientos de negros y esclavos como Caonabo, Tupac catari, Cuauhtémoc y Juana Azurduy, la desobediencia del Movimiento Sem Terra brasileño hasta las mujeres zapatistas del EZLN y Marichuy de México). En efecto, Metafísicas sexuales parte de un desvío. En el principio era el archivo, como apunta Duen Sacchi en Ficciones patógenas “¿Que es un cuerpo sino un archivo, una novela, una memoria de registro, un catálogo de múltiples objetos, saberes, de llamados, de genealogías inventadas, de historias clínicas?”. Desde el Archivo de la Memoria Trans Argentina, el archivo Quiwa de Bolivia, el archivo travesti de Madalena Schwartz de Sao Pablo o desde el Museo Travesti del Perú viene la posibilidad del futuro: las memorias y las genealogías torcidas, una vez más, se activan y se conjugan en los tiempos olvidados del movimiento GLTTBIQ-queerdisidente y que se vuelven a la vez imperiosos y urgentes. Es significativo que el escenario desde donde se movilice estas herencias y estos desafíos sea la abundancia de estilo, de forma, de linajes estéticos que pueblan las periferias urbanas como laboratorios queers y disidentes. Cultura Trans-lesboviada que habla la lengua barroca de Lezama Lima y su mirada caleidoscópica, cultura del exceso, la yuxtaposición y el manierismo corporal o el legado neobarroso de Nestor Perlongher, Pedro Lemebel, Severo Sarduy y el gesto monstruoso de Osvaldo Lamborghini dirigido a montar la parodia, la carnavalización y la derrisión en un campo abierto de constelaciones. Proliferación genealógica que bien puede incluir a la lengua neocriolla y panlengua inspirada por Xul Solar, gesto universalista cósmico pero también una utopía aglutinante en un lenguaje babélico de Abya Yala, suerte de lengua bífida de una multitud cuir-queer por venir. De nuevo, las prácticas contra-sexuales, las multitudes queer, la farmacopornografía y el sabotaje a la heterocisnorma son aquí una caja de resonancia para pensar una época, los múltiples y disímiles signos del presente. Para disputar los procesos de transformación neoliberal en curso, en esa alianza entre capital financiero y fuerzas reactivas neoconservadoras que se autoproclama restauradora de la familia, los valores nacionales y el lenguaje bélico de la venganza y la revancha social ¿La farmacopedia es un elemento decisivo en la construcción de los imaginarios de la opresión en nuestramérica? O de otro modo, ¿cuáles son los alcances de esta caja de herramienta en el entendimiento de los procesos de exclusión y desigualdad estructural que definen, en alguna medida, el paisaje sexual latinoamericano? Y ese es, precisamente, el señalamiento de Lohana Berkins en sus últimos días, en sus estertores finales, la crítica travesti tan mordaz como incisiva: “Díganle a Paul que gracias, pero a ver si alguna vez escribe sobre nuestros cuerpos latinoamericanos, porque mucha testosterona, pero sobre la pobreza y la crueldad, nada”. Más aún, ¿que desplazamientos y reconfiguraciones habilita el entendimiento farmacopornográfico respecto de la dinámica necropolítica, capitalismo gore (Sayak Valencia) o política de violencia snuff (en términos de Paul B. Preciado) y su figura paradigmática del cadáver pero también de la diáspora, los exilios y los genocidios (transgenocidio, feminicidio, lesbocidio) en el imaginario sexual y cultural de latinoamérica? ¿Cuáles son los imaginarios emancipatorios que desde las experiencias de la vejez cuir, los cuerpos gordos, las grasas trans, los cuerpos plebeyos-populares, gastados y excesivos de la disidencia y la contra-sexualidad se configuran como laboratorios políticos, alianzas imprevistas y espacios de relacionalidad? ¿Es posible resistir a la violencia feminicida, necropolítica o régimen de visibilidad snuff al tiempo que reconstruimos alianzas y estrategias trans-queer-gays y lesbianas, esto es, apostamos por la desnaturalización del género y los cuerpos sexuales? Y finalmente ¿de qué modo podemos resistir al incremento del fascismo pop (Jair Bolsonaro apuntando sus armas cargadas) y la sensibilidad neoliberal del éxito y el optimismo emprendedor, la violencia genocida y el estado de excepción permanente (la mutilación ocular durante las protestas en Chile y el golpe de estado, biblia en mano como en Bolivia) y los mandatos masculinos de crueldad al tiempo que apostamos por la ampliación en la comprensión e imaginación de formas posibles de vivir los cuerpos sexuados? La propuesta de Metafísicas sexuales. Canibalismo y devoración de Paul B. Preciado en América Latina parte de una voluntad de hacer constelación, de antologar y compilar textos de diversas procedencias disciplinares e indisciplinares. Este libro-intervención-molécula es, siguiendo los rastros yonkies de Preciado, una espora virósica que invita al contagio y la contaminación de las matrices normativas en la producción diferencial del sexo y del género y su incidencia inmediata en las subjetividades, los cuerpos, lxs sujetxs y las identidades. Otra vez, la propuesta de Metafísicas sexuales. Canibalismo y devoración de Paul B. Preciado en América Latina comienza por un prólogo, un texto previo y de algún modo anticipatorio. Aunque quizás se trate de un libro que rechaza el órgano previo, el tejido o la prótesis que se pretende implantar. Quizás, de nuevo quizás, este es uno de esos libros. Su tono, su forma, su actitud, su modo de razonar: todo en él es refractario a la antesala, la cautela, la previsión, guantes blancos con que los prólogos, con toda buena intención buscan amortiguar el primer encuentro con un libro. Pero quisiéramos concluir con un gesto bio-cronológico. Hace dos años, entre marzo y julio de 2018, enviábamos un dossier de invitación a un grupo de colegas, activistas y amigxs para participar de la escritura de un libro que se pretendía colectivo. Como cada uno de nosotros ya éramos muchxs, en total ya éramos una multiplicidad. La inclinación para comenzar algo entre muchxs era el presupuesto y desde allí decidimos apostar por la reverberación de un problema común, acaso una urgencia social y una incomodidad política. Retomemos, ahora sí, la convocatoria: El propósito del presente volumen es, como escriben lxs Caja Negra, promover una escritura experiencial y cargada de afecto que extraiga sus formas de la íntima proximidad que mantiene con los múltiples entornos latinoamericanos. La corriente de eventos que conforman ese archipiélago llamado nuestramérica Abya Yala adquieren en el último tiempo un nuevo tono (de necropolítica hardcore) cuyas características parecen pertenecer a un registro solapado de lo analógico y lo digital sobre un suelo común de precarización generalizada de la totalidad de lxs existentes. Las tantas manifestaciones del presente, en cuyo centro las movilizaciones feministas, verde aborteras y de la disidencia sexual, la creatividad política y la resistencia organizada cuir indígena se multiplican de modo transversal, nos invitan a reconsiderar las categorías con las que venimos pensando e interviniendo las normas de género y los imaginarios sexuales, la política y los campos sociales, el arte y los regímenes de sensibilidad. Y esto motiva la inventiva de nuevos conceptos allí donde las categorías hayan entrado en una suerte de desfazaje teórico respecto de los entornos que intentamos comprender. Y hacia el final de la escritura y edición de estas páginas, abril de 2020, lo que sucede es un cambio de escenario. Este texto se terminó de escribir en confinamiento y a dúo, una escritura telepática a cuatro manos en el barrio de Alberdi (Córdoba, Argentina) y desde el barrio de Jardim Paulista (Campina Grande do Sul, Brasil), en un estado de inmovilidad ascética, dentro de unas pocas paredes en un departamento urbano, en refugio compartido con Ana Chinurri y la Cuca Whitney, con apenas unas pocas salidas al espacio público exterior. En los últimos días el Coronavirus (COVID-19) entró en nuestras vidas ya no como motivo de la escritura, el tipeo compulsivo y la edición de un texto, sino como un peligro personal. Sin contacto cercano con los demás, los cuerpos ralentizan sus movimientos, renuncian finalmente a la acción. Y entonces “¿qué puede decirnos un virus que es básicamente un fragmento de ácido ribonucleico envuelto en una capa simple de proteínas, un microorganismo que ni siquiera está vivo, sobre de las biografías de disidentes sexuales sureñas que imaginan un hábitat donde las reprogramaciones de género sean una posibilidad?” escriben Cristeva Cabello y Jorge Díaz. En efecto, aquello que pone en evidencia la pandemia del virus proviene del cuerpo. La pandemia convoca nuestras memorias, la pandemia del HIV-SIDA y las tareas de cuidado como redes constitutivas de la trama social, a nuestrxs enfermxs y muertxs por fobias sexuales, pero también las muertes anónimas, sin despedida y sin rito funerario, como lxs muertos por COVID19 que no pueden ser veladxs. Lo que resuena es la memoria del sur, de los desaparecidos durante los golpes de estado y terrorismo de estado y las muertes anónimas por HIV-SIDA. Y en el centro de la escena lxs viejxs, lxs adultos mayores, la tercera edad, el último lastre poblacional, son nuestrxs viejxs maricas y las viejas trans, lxs sobrevivientes, hoy devenidos puro número estadístico, sin nombres ni memorias, esos son también nuestros legados y genealogías perdidas. Una entidad poco explorada, apenas material genético (ADN o ARN), el virus trata, en cualquier caso, de una infravida, un umbral más bajo de lo viviente (algo no-vivo dentro de lo vivo). Aquello que se adhiere a las superficies y se esparce sin fin, es un agente infeccioso parasitario que solo logra multiplicarse dentro de las células de otros organismos. Y así es para lxs pueblos Huni Kuin (de la región del Acre y del este de la selva amazónica peruana), el virus es parte del Kaxinawa (pueblo murciélago) porque posee yuxin, el poder de transformar la forma. Lo que se produce es un cambio de escalas hacia lo nohumano, entre lo microscópico del contagio y lo macropolítico de la epidemia global. El COVID-19 es una forma de vida molecular que es capaz de paralizar a los sistemas económicos, la circulación irrestricta del capital financiero y al mismo tiempo dejar pasmados a los sistemas técnicos científicos. No hay ímpetu capaz de controlar su migración invisible a escala virósica. Y lo que se avizora es un contagio global de un organismo ni vivo ni muerto frente a lo cual se revelan distintas respuestas humanas atravesadas por políticas neoliberales. La situación diferencial y combinada de la cuarentena es, cuanto menos, crítica ¿Quienes pueden cuidarse en un espacio de reclusión y confinamiento, quienes pueden, efectivamente, acceder al refugio y en qué espacios? ¿Cómo lograr espacios de acogida y reclusión para quienes no tienen techo, viven en la calle o son expulsados (trabajadorxs sexuales, travestis, putas, indigentes, homeless, cirujas, vagabundxs, etc)? ¿Si la violencia feminicida se mantiene dentro de los propios hogares, entonces, la vivienda y la casa familiar son lugares seguros? ¿Qué otros lugares son formas de refugios y guaridas posibles? No hay virus ni pandemia que confirme certezas teóricas. No hay una lección necesaria que el virus nos enseñe. Si la supervivencia de todxs está en juego entonces no hay lugar para la periferia y los suburbios, la desigualdad social y económica, la gente con hambre y sin techo en los barrios populosos, la división sexual del trabajo y la exclusión estructural. Lo que está en riesgo es, justamente, esa red orgánica de tejidos entre especies (humanas, animales y vegetales) y la interdependencia de unxs con otrxs. “¿Qué puede decirnos un virus sobre las biografías de disidentes sexuales sureñas que imaginan un hábitat donde las reprogramaciones de género sean una posibilidad?”. La pregunta de Cabello y Díaz vuelve y resuena, la repregunta permanece en su reverberancia crítica. El plegado de un texto y las velocidades que lo componen, un prólogo que necesita definir el presente para poder actuar y porque allí se puede ver cierto funcionamiento de la imaginación pública. El plegado de un texto sobre otro, un prólogo sobre otro prólogo, un texto hace cosas que refieren a su contexto pero no lo hace en una versión lineal entre la textualidad y el resto de los temas sociales referidos. Metafísicas sexuales busca, precisamente, construir un espacio de crítica entre lenguas que atienda a tradiciones oblicuas, opacadas y doblemente denegadas, las memorias del sur y de nuestramérica: como lxs negros independentistas de Haití, somxs lxs hijxs bastardxs de Toussaint L’Ouverture “de aquí en adelante serán conocidos por la denominación genérica de negros”, de travestis y michês. Desobedeciendo categorías raciales, de mestizaje y biológicas, sin orígenes ni lugares primigenios, lo que se busca construir es un tipo de intervención crítica expandida, de cualidad maleable y elástica, con flexibilidad para recibir materiales en distintos registros y de múltiples fuentes como la filosofía pop, los activismos feministas periféricos, antirracistas, de género y disidentes, el pensamiento sobre la técnica y las artes escénicas, la filosofía cuir de los pueblos originarios y las teorizaciones plebeyas populares, la cultura digital y los estudios posporno, con el objetivo de construir máquinas enunciativas, máquinas de guerra, nuevos mitos e imaginarios. Construir, o mejor, enunciar un Inkarri andino posexual pero con el objetivo también de elaborar cajas de herramientas que nos ayuden a leer e intervenir sobre las transformaciones en el mundo que nos rodea y habitamos. Y, por sobre todas las cosas, a sobrevivir en él. Córdoba, Argentina - Campina Grande do Sul, Brasil Martín De Mauro Rucovsky - Bryan Axt Abril de 2019 - Abril de 2020