Consulados

En este trabajo se explorará el contexto en torno a la apertura en 1936 de un Consulado argentino en Gdynia, Polonia, como reacción inmediata a la inauguración de un servicio marítimo de pasajeros que comenzó a unir este puerto sobre el mar Báltico con Buenos Aires. Marcos Savon, miembro de la Armada Argentina y con escasa experiencia consular, fue puesto a cargo de esta sede.
Se busca demostrar que estas decisiones administrativas por parte del Estado Nacional fueron una respuesta al temor a la sovietización de la región debido a 1) el incremento de la actividad revolucionaria en América Latina con episodios como la insurrección de Luis Carlos Prestes en Brasil y la efímera  República Socialista en Chile en 1932 y 2) el viraje de la política exterior soviética liderada por Georgi Dimitrov, líder del Presidium del Tercer congreso de la IIIºInternacional reunido en Moscú en el año 1935
Se concluye que ante la percepción de una nueva amenaza revolucionaria, en lugar de modificar normativamente la política inmigratoria de puertas abiertas se optó por intentar “restringir” el flujo migratorio hacia el país de “indeseables”, es decir, de aquellos extranjeros considerados un peligro para la nación o el orden público

La creación del Consulado de comerciantes de Veracruz, en 1795, cuenta con trabajos notables que dan cuenta de la dinámica y vida de esta corporación mercantil, el papel de sus miembros en la vida política y económica de sus miembros o los conflictos de intereses entre las tres corporaciones existentes en la Nueva España. Partiendo de estos trabajos, el artículo examina los vínculos entre los miembros del consulado veracruzano y las oligarquías que controlaban la vida de las provincias sotaventinas de la Intendencia de Veracruz. Tras reconstruir los vínculos y negocios de unos y otros, queda de manifiesto el papel estratégico de la región de Sotavento como espacio de circulación de mercancías, tanto de las legales como aquellas de contrabando.Y el control de este espacio fue motivo de disputas, gestiones y controversias entre los miembros de los Consulados de México y de Veracruz.

Las funciones crediticias de las cofradías y los negocios de los mercaderes del Consulado de la ciudad de México, fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX por Guillermina del Valle Pavón Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora Se analiza la forma en que los mercaderes del Consulado de la ciudad de México se valieron del crédito de las cofradías y otras corporaciones religiosas en las últimas décadas del siglo XVIII, cuando el mercado de crédito eclesiástico se dinamizó como consecuencia de la reactivación de la economía de Nueva España. Dichos mercaderes se encontraban entre los principales fundadores de obras pías y fueron los mayores beneficiarios de los fondos piadosos que administraban las corporaciones religiosas, lo que se muestra mediante el exa-men de cuatro de las hermandades piadosas más acaudaladas.

La alianza entre España y Francia para apoyar la independencia de los colonos angloamericanos dio lugar a que Carlos III declara la guerra a Gran Bretaña en 1779. La conflagración transformó el comercio de Nueva España con la metrópoli, Filipinas, las Antillas y, en particular, el Pacífico hispanoamericano. Guillermina del Valle analiza los beneficios excepcionales que obtuvieron los mercaderes de la ciudad de México que intercambiaron géneros europeos y asiáticos por cacao de Guayaquil y plata andina durante el conflicto, a partir del estudio de los negocios de los vizcaínos Francisco Ignacio de Yraeta e Isidro Antonio de Icaza. Asimismo examina la forma en que la plata novohispana sirvió para fortalecer la real Armada y sufragar los gastos de las campañas militares en el Caribe. Acaudalados mercaderes y mineros, entre otros sujetos y cuerpos destacados, proveyeron la mayor parte de los recursos extraordinarios que se requirieron para construir navíos y sostener las campañas bélicas mediante el otorgamiento de donativos y préstamos. En contraprestación por los servicios financieros que otorgaron, negociaron importantes contraprestaciones, en lo individual y en beneficio de sus intereses corporativos.

Nueva España aportó la mayor parte de los recursos que sostuvieron a las fuerzas armadas españolas durante la guerra contra Gran Bretaña que se desarrolló en el Caribe entre 1779 y 1783. En el artículo se analizan las medidas a las que recurrieron las autoridades reales para obtener recursos extraordinarios del Consulado y varios mercaderes de la ciudad de México. Asimismo se exponen algunas de las con-traprestaciones que negociaron a cambio de dichos servicios financieros y se plantean diversas hipótesis acerca de los motivos económicos, sociales y políticos que los llevaron a colaborar con el monarca, te-niendo en cuenta los negocios que realizaban durante el conflicto bélico y la forma en que eran afectados por la reciente apertura comercial.

The Viceroyalty of New Spain contributed most of the economic resources that sustained Spain's military forces in the Caribbean during the Anglo-Spanish War, between 1779 and 1783. This article analyzes the measures taken by the royal authorities in order to obtain extraordinary resources from the Consulate and various merchants of Mexico City, and it presents some of the compensations that were negotiated in exchange for said financial services. Various hypotheses are exposed regarding the economic , social and political motives that moved the merchants to collaborate with the Monarch, taking into account the negotiations carried out during the conflict, and the way in which they were affected by the recent commercial expansion.

Introducción Se calcula que las personas de origen mexicano radicadas en Estados Unidos alcanzan los 33.7 millones (González-Barrera y López 2013). El atractivo que las comunidades mexicanas representan para el país de origen es el resultado del asentamiento de un grupo de connacionales establecidos en territorios que pasaron a la jursidicción estadounidense en 1848, y cuya consolidación, organización y aportaciones hacia sus comunidades oriundas, sirvieron para que el gobierno de México cambiara la perspectiva sobre sus emigrantes y prestara mayor atención a la injerencia que estos tenían sobre los asuntos internos y las relaciones internacionales. Las comunidades de mexicanos en Estados Unidos se formaron a partir de 1848 con el tratado de Guadalupe-Hidalgo, documento que legaliza la apropiación de casi la mitad del territorio mexicano por parte del vecino país del norte. Este episodio constituyó el inicio de las relaciones Estado-diáspora para México, además de que el manejo de dichas poblaciones y su 'integración' a la vida estadounidense las colocó en una posición desventajosa que dura hasta los tiempos actuales y que repercute en sus vínculos con el gobierno mexicano. Los emigrantes, conforme transcurre el tiempo, encuentran nuevas formas de renovar su membresía con México con base en las exigencias de la propia comunidad a la que pertenecen, pero también en las estrategias de negociación necesarias entre cualquier grupo social que se encuentra vinculado a más de un Estado-Nación. La formación es inseparable de la organización, pues el estado de vulnerabilidad en la que se encontraron los primeros expatriados los obligó a organizarse y a formar diversas comunidades. Si bien los consulados no figuraban en un principio, posterior a los ochenta se registra una gran injerencia de estos respecto del acercamiento y fomento de relaciones gobierno-diáspora.

A partir de las últimas décadas del siglo XVII la monarquía hispana se propuso regularizar la Carrera de Indias. Para acortar la estancia de las flotas en Nueva España mandó celebrar una feria el puerto de Veracruz, la cual fracasó debido a los conflictos
que los cargadores andaluces y los mercaderes de México tenían por el establecimiento de los precios y el acceso de los primeros a los mercados del virreinato. Una vez que se estableció la feria en de Jalapa, cerca de Veracruz, los Consulados de México, Cádiz y Sevilla negociaron con las autoridades reales la modificación de las normas de la Carrera de Indias en beneficio de sus respectivos intereses.

La noche del 15 de septiembre de 1808 el virrey José de Iturrigaray fue tomado preso por más de trescientos individuos armados, encabezados por Gabriel de Yermo, rico mercader y hacendado de origen vizcaíno. La historiografía sobre la independencia de México ha atribuido el golpe contra el virrey al temor de Yermo y sus seguidores de que se produjera un levantamiento popular como consecuencia de las discusiones que se tenían en el Ayuntamiento sobre la reunión de un congreso o asamblea de ciudades y villas que detentara la soberanía de Nueva España en ausencia del monarca. La conspiración también fue vista como consecuencia del descontento de Yermo por la forma en que el virrey confiscaba los capitales piadosos al amparo de la ley de Consolidación y por otras medidas de carácter económico. En este libro la autora analiza las políticas del virrey José de Iturrigaray que perjudicaron a Gabriel de Yermo y a un amplio grupo de distinguidos productores agropecuarios, entre los que se encontraban varios nobles y prominentes mercaderes de la ciudad de México. Asimismo, se examinan los conflictos que tuvo el virrey con el Consulado en el que se agrupaban los mercaderes de la capital novohispana, gran parte de cuyos elementos participaron en la maquinación que condujo al derrocamiento de Iturrigaray de manera violenta.

Se calcula que las personas de origen mexicano radicadas en Estados Unidos alcanzan los 33.7 millones (González-Barrera & López, 2013). El atractivo que las comunidades mexicanas representan para el país de origen es el resultado del asentamiento de un grupo de connacionales establecidos en territorios que pasaron a la jurisdicción estadounidense en 1848, y cuya consolidación, organización y aportaciones hacia sus comunidades oriundas, sirvieron para que el gobierno de México cambiara la perspectiva sobre sus emigrantes y prestara mayor atención a la injerencia que estos tenían sobre los asuntos internos y las relaciones internacionales.

Since its creation in the 16th century, the officials appointed to the Austrian consulates were mostly commercial agents and had honorary status until 1809. As of 1825 only the consulates established in the most important ports could count on having remunerated consuls .

Unlike other countries which appointed members of their own colonies as consular representatives abroad , the Austro-Hungarian Monarchy used to appoint German citizens. The reason, according to Baron von Schaffer, head of the Austro-Hungarian Legation in the United States, was that among the Austrians residing in the different countries there was no one who could fulfil the socioeconomic requirements , and this was not the case among German businessmen, whom he defined as belonging

“to the class of those young merchant representatives […] who are ambitious and educated, who arrive in a country and begin to work in a prestigious commercial house, advance until they hold the post of accountant, become shareholders of the house, and eventually run it” .

This definition fits in the case of Peru, since all the consular representatives, without exception, had honorary status, were of German nationality, and merchants by profession. The structure of the consular network, however, is similar to those that the monarchy had in other countries, for which reason this paper will analyse the internal dynamics which existed in Peru: the naming of the office holder, his substitution, his succession and the relationships which existed among the consular representatives.

La noche del 15 de septiembre de 1808 el virrey José de Iturrigaray fue tomado preso por más de trescientos individuos armados, encabezados por Gabriel de Yermo, rico mercader y hacendado de origen vizcaíno. La historiografía sobre la independencia de México ha atribuido el golpe contra el virrey al temor de Yermo y sus seguidores de que se produjera un levantamiento popular como consecuencia de las discusiones que se tenían en el Ayuntamiento sobre la reunión de un congreso o asamblea de ciudades y villas que detentara la soberanía de Nueva España en ausencia del monarca. La conspiración también fue vista como consecuencia del descontento de Yermo por la forma en que el virrey confiscaba los capitales piadosos al amparo de la ley de Consolidación y por otras medidas de carácter económico. En este libro la autora analiza las políticas del virrey José de Iturrigaray que perjudicaron a Gabriel de Yermo y a un amplio grupo de distinguidos productores agropecuarios, entre los que se enc...