La idea de una romanización uniforme, que afecta uniformemente a todos los territorios que administra Roma, hace mucho tiempo que ha quedado relegada por la investigación. Se ha dado paso a un planteamiento heterogéneo y complejo, en el...
moreLa idea de una romanización uniforme, que afecta uniformemente a todos los territorios que administra Roma, hace mucho tiempo que ha quedado relegada por la investigación. Se ha dado paso a un planteamiento heterogéneo y complejo, en el que las fórmulas de implantación de Roma se aplican con diferentes ritmos y formas, acomodándose a las diversas realidades que encuentran. Este cambio de perspectiva ha sido observado, con particular interés, en los ámbitos urbanos, siendo la civitas, y sus diferentes agentes, el principal centro de atención de la mayor parte de los estudios.
Con nuestro trabajo hemos seguido esta idea particularmente visible en el Suroeste de la Baetica, pero centrando la atención en los medios rurales. Este planteamiento nace de la necesidad de observar el grado de imbricación entre las realidades romanas y locales en los entornos no urbanos, e imbricar esta realidad en un discurso histórico, de manera que pudiera observarse su evolución. Es decir, hemos procurado comprobar la existencias de la heterogeneidad de la romanización de las ciudades en los ambientes rurales, tanto en las áreas litorales, como en las campiñas.
El objetivo final ha sido el de procurar ampliar el conocimiento del complejo panorama del mundo romano en el Suroeste de la Baetica, prestando especial atención a la evolución histórica de los entornos rurales. Se trata de centrar la atención de nuestra investigación en
la evolución histórica durante la época romana en un área que tradicionalmente ha sido tratada como dependiente del mundo urbano. Ello a pesar de que sea precisamente en los
medios rurales dónde reside la base económica y social de Roma, ser el lugar en el que las
élites urbanas consolidan su poder y ser, en definitiva, las áreas en las que las formas de vida
y cultura romanas se refugian una vez que el modelo de vida urbano entra en crisis.
Esta perspectiva de análisis requería el estudio contrastado de diferentes fuentes arqueológicas. Así realizamos un estudio unitario de las fuentes literarias, epigráficas y numismáticas, que fue completado con una revisión de toda la bibliografía generada por las investigaciones arqueológicas realizadas sobre nuestro territorio objeto de estudio: la Tierra Llana onubense. A este trabajo se añade el análisis del poblamiento rural de época romana, particularmente el desarrollado sobre las campiñas. Estos entornos poseen una importante capacidad permeable gracias a la cual los cambios sociales, económicos, religiosos, etc. se ven reflejados de manera particular fuera de las ciudades, conviviendo con otras formas organizativas más antiguas; que pueden ser apreciadas en las formas parcelarias agrícolas. Igualmente es importante recordar que a partir de nuestro análisis ofrecemos una visión de conjunto que englobe el complejo panorama de ia romanización del Suroeste bético.
Este trabajo de análisis quedaría incompleto sino se realiza desde una perspectiva histórica, objetivo último de toda investigación arqueológica. Sólo con esta perspectiva diacrònica pueden observarse los cambios, las complejidades y la evolución que experimenta un mundo tradicionalmente considerado como conservador. Así, tenemos como punto de partida la consolidación de las estructuras administrativas de la república romana, focalizada sobre todo en los núcleos urbanos tradicionales de la Tierra Llana; la República no altera sustancialmente la estructura territorial preexistente y centra sus esfuerzos en consolidar su poder para optimizar el aprovechamiento de los recursos mineros, pesqueros y agrícolas. La consolidación del Imperio supone un verdadero cambio de paradigma respecto a la etapa anterior: las ciudades experimentan importantes cambios, sobre todo Onoba Aestuaria, que se verán reflejados en la estructuración de los entornos rurales con la consolidación de un distrito pesquero en torno a su puerto y con la creación de un parcelario agrícola adaptado a las necesidades de Roma, que será la base para el florecimiento de la villa como nuevo sistema de poblamiento rural, al que se unen los pagi y vici. Esta estructuración será especialmente visible en los entornos de las civitates, la ya mencionada Onoba, pero también en Ripia, Ostur e Ituci. Este sistema se consolida durante la etapa bajoimperial, durante la cual los entornos agrícolas y pesqueros irán ganando importancia respecto a la ciudad. Una vez que la administración imperial desaparece, la naciente Iglesia eleplense asume el papel predominante como centro estructurador de un territorio con un importante carácter rural durante toda la Tardoantigüedad. Esta demarcación territorial será la base sobre la que se asiente el poder hispanomusulmán a partir del s. VIII.