Fernández Liria (2009) El-Redescubrimiento-Del-Cuerpo-En-Psicoterapia
Fernández Liria (2009) El-Redescubrimiento-Del-Cuerpo-En-Psicoterapia
Fernández Liria (2009) El-Redescubrimiento-Del-Cuerpo-En-Psicoterapia
Introduccin
a separacin cartesiana entre la res extensa y la res cogitans, incorporada al sentido comn del occidente moderno, a pesar de haber sido con frecuencia formalmente puesta en entredicho por los fundadores de muchas de las propuestas psicoteraputicas, ha sido implcitamente asumida en mayor o menor medida por todas ellas. Y ello, a pesar de que las condiciones clnicas alrededor de las cuales se articulan las primeras de estas propuestas, la histeria y la neurosis experimental, parecera que cuestionan, con su mera existencia, radicalmente esa separacin. La psicoterapia nace as definida como talking cure y, como tal excluye la consideracin del cuerpo ms que, en todo caso, como lugar en el que han de manifestarse los efectos de algo que se produce en ese otro espacio de lo psicolgico. Las propuestas de considerarlo como un elemento activo en el proceso psicoteraputico, que, aunque excepcionales, las ha habido(1-4), han sido como mnimo consideradas de algn modo sospechosas o apartadas a los mrgenes de la prctica psicoteraputica bienpensante hegemnica. En las dos ltimas dcadas del siglo XX se han producido algunos hallazgos que han obligado a reconsiderar algunos de estos supuestos implcitos cartesianos de la psicoterapia lo que ha dado lugar por
un lado a la posibilidad y a la necesidad de una refundacin terica de la psicoterapia basada en una visin de la accin y experiencia humana desprovista de toda reminiscencia cartesiana y, por otro, a una nueva consideracin de lo corporal en el proceso psicoteraputico y, como consecuencia, en las tcnicas que se aplican para desarrollarlo. En este trabajo nos referiremos en primer lugar a los descubrimiento de los llamados neurocienticos que han resituado el cuerpo como eje articulador de las funciones intelectuales, incluidas las que se consideraban ms puramente espirituales, como la gua moral de la conducta y la planificacin. Abordaremos despus los hallazgos procedentes de la investigacin sobre el desarrollo humano para poner de manifiesto tanto el papel de lo corporal en la relacin que permite incorporar al medio humano al beb, como al modo en el que esa relacin conforma el cuerpo y, por tanto, el modo en el que la criatura humana se construye a s misma, a los otros, al mundo en general y articula las reglas que van a regir la relacin entre ellos. Desde la perspectiva que estos hallazgos sobre el desarrollo nos proporcionan nos referiremos a las nuevas lecturas que posibilitan los conceptos bsicos en psicoterapia como transferencia, contratransferencia, o experiencia emocional, a las implicaciones que tiene sobre el
*Psiquiatra. Coordinador de Salud Mental del rea 3 de Madrid. Universidad de Alcal **Psiquiatra. Hospital Universitario La Paz. Universidad autnoma de Madrid
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Un elemento clave en la relacin de apego es el establecimiento de lo que Daniel Stern llama una sintona entre el cuidador y el beb, esto es un doble proceso de resonancia emocional y comunicacin.
papel de la emocin en el proceso psicoteraputico y a las enseanzas que de ello podemos extraer para organizar y pensar sobre ste proceso. Por fin, revisaremos algunas de las propuestas tcnicas que se han desarrollado en estos ltimos aos y que se encaminan a convertir lo corporal en un campo de actuacin especfico en psicoterapia. Descartes, phineas gage y el giro copernicano de la neurociencia en las postrimeras del siglo xx La formulacin ms clara y popular de las consecuencias de los hallazgos de la neurociencia de finales del siglo XX para la comprensin del funcionamiento del animal humano la proporcion el texto pronto convertido en best seller - de Antonio Damasio El error de Descartes(5). El punto de partida del libro es el estudio realizado por su mujer, Hanna Damasio, aplicando modernas
tcnicas de neuroimagen a los restos de Phineas Gage, un obrero de Nueva inglaterra que en 1948 sufri un accidente por el que una barra de hierro que estaba utilizando para barrenar le golpe en la mejilla izquierda y le perfor la base del crneo, atravesando la parte frontal para salir por la parte superior de la cabeza. Gage que sobrevivi al accidente, pasada la fase aguda de su evolucin, perdi, obviamente, la visin del ojo izquierdo pero no mostraba secuelas motoras. Debemos a su mdico John Harlow la descripcin de las consecuencias a largo plazo de esta lesin que bsicamente consistan en que, quien hasta el accidente haba sido un ejemplar trabajador y padre de familia, se convirti en un trasgresor pertinaz de las convenciones sociales y normas ticas y mostraba sus actos dentro de un entorno social complejo. Para explicar lo sucedido con ste y otros casos, Damasio, propone una teora segn la cual el organismo humano, como todo organismo animal toma noticia de su ambiente y de su propio estado en cada momento a travs de sus rganos de los sentidos, lo que produce la activacin de unos determinados grupos neurales que son evaluados en funcin de la experiencia anterior1 (en funcin del efecto que una desviacin semejante de los estados previos de los medios interno y externo ha tenido anteriormente sobre el organismo) y responde a ello activando unas respuestas disposicionales preconstruidas, es decir, aquella disposicin de los elementos de su soma que sirvi para enfrentar las experiencias anteriores, lo que facilita una respuesta rpida. Damasio plantea que es a este proceso a lo que llamamos emocin y que el sentimiento de esta emocin (la
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Eadweard Muybridge
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conciencia de la relacin entre lo percibido y el estado emocional del cuerpo) lo que nos permite una flexibilidad de respuesta que podramos poner en relacin lo que llamamos libertad. Se ha hecho mucho hincapi en la importancia que el trabajo de Damasio ha conferido a determinadas estructuras del sistema lmbico (como la corteza prefrontal medial), lo que le ha permitido explicar los casos clnicos que le han servido de punto de partida. Pero, para lo que aqu nos ocupa, la aportacin fundamental de Damasio es: Que las emociones son la base de la actividad del organismo, incluida la actividad que llamamos mental y representan el mecanismo de que el organismo dispone para resolver automticamente, sin necesidad de que el razonamiento participe en ello, los problemas bsicos de la vida. Que las emociones consisten en la disposicin del organismo (la disposicin corporal, visceral y musculoesqueltica) para una determinada accin ante una determinada alteracin del medio externo o interno. Que los sentimientos son, en su esencia, las percepciones de un estado particular del cuerpo que activan en el sistema nervioso lo que Damasio llama un determinado mapa corporal, de modo que traducen el estado de la vida en curso en el lenguaje de la mente(6). As: el contenido esencial de los sentimientos es la cartografa de un estado corporal determinado; el sustrato de sentimientos es el conjunto de patrones neurales que cartografan el estado corporal y del que puede surgir una imagen mental del estado del cuerpo. () Un sentimiento de una emocin es la idea del cuerpo cuando es perturba-
do por el proceso de una emocin(6). La activacin automtica de determinadas disposiciones del organismo es el mecanismo en el que se basa la anticipacin de las consecuencias de la alteracin percibida y de nuestra posible respuesta, y, por tanto, de nuestra capacidad de planificacin. A estas disposiciones, que resultan de la interaccin de las configuraciones innatas con las que son producto de la experiencia, se refiere Damasio con el trmino marcador somatico. En individuos que poseen un yo autobiogrfico los sentimientos hacen que sea posible procesar de forma significativa los objetos y situaciones relacionados con la emocin, llaman la atencin sobre las consecuencias de la situacin y, al tener lugar en un entorno autobiogrfico, generan una preocupacin por el individuo que los experimenta(6). En definitiva, que pensamos con el cuerpo. Todo lo anterior es coherente con una nueva visin de la memoria que emana tambin de las investigaciones llevadas a cabo por los neurocientficos del final del siglo XX. Segn estos la memoria estara muy lejos de basarse en un almacn de recuerdos que podra postularse desde una visin puramente cartesiana y que, en todo caso, pudiera, de algn modo localizarse en algn lugar del cerebro. Una moderna concepcin de esta antigua funcin psicolgica nos permitira definir la memoria como el modo en que los acontecimientos pasados influyen sobre la funcin futura(7). Segn lo que se conoce como axioma de Hebb(8): neurons that fire together, wire toghether (en castellano se pierde el juego de palabras, pero vendra a
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Wallin propone un modelo de psicoterapia que considera sta como una relacin transformadora en la que 1) la relacin de apego entre terapeuta y paciente es fundamental y provee una base segura desde la que explorar, 2) esto constituye el contexto para acceder a las experiencias rechazadas o disociadas
decir que las neuronas que se disparan juntas, se conectan), la activacin en una situacin determinada de un determinado conjunto de neuronas (y por consiguiente una determinada configuracin del organismo en su conjunto) hace ms probable que tales neuronas se activen juntas al activarse algunas de ellas, probabilidad que crece cuanto ms se repite esta activacin conjunta. Este aumento de la probabilidad de activacin es el primer mecanismo de nuestra memoria, es preverbal y no consciente y se corresponde con lo que se llama memoria implcita, que es la que hace que recordemos con todo el cuerpo, no como resultado de la activacin de ningn recuerdo archivado en ningn almacn - cmo andar, nadar o montar en bicicleta, pero tambin, como veremos, los esquemas o modelos mentales desde los que afrontamos las relaciones con los otros y con nosotros mismos, y lo que observamos en fenmenos como lo que llamamos transferencia en psicoterapia. La memoria explcita (en sus vertientes semntica o factual y episdica o autobiogrfica), que se ha considerado muchas veces como la memoria por excelencia y ha sido la base sobre la que se han articulado las teoras sobre esta funcin psicolgica, es de adquisicin ms tarda en el desarrollo del individuo y se construye sobre la base de la memoria implcita(7;9). La teora del apego y la neurobiologa relacional Lo que, para los efectos que aqu nos ocupan viene a sustentar, sobre una importante base experimental, la teora del apego (10-14), es que: Los seres humanos, como otros ani-
males superiores, para asegurar su supervivencia y su desarrollo normal necesitan establecer inmediatamente despus del nacimiento unas relaciones especiales con unos adultos que actan para ellos como cuidadores, proporcionndoles una base segura desde la que explorar el mundo. La ausencia absoluta de estas relaciones es incompatible con la supervivencia y sus formas subptimas afectan al desarrollo. Adems de garantizar la supervivencia, el modo en el que se experimentan las relaciones de apego durante los primeros aos de la vida configura los modelos mentales del mundo que conformarn las ideas de ese individuo con los otros, como acercarse a ellos y como cabe esperar que respondan, y de uno mismo, que establece el grado de aceptacin que uno mismo puede esperar por parte de los otros. La calidad de las relaciones de apego puede clasificarse en una serie de categoras o puntos de un continuum que permiten distinguir entre las formas de apego seguro y las varias modalidades de apego inseguro (evitador, ansioso o desorganizado) en las que el nio desarrollar unos modelos que son adaptativos a las condiciones subptimas en las que se desarrolla. En muy buena medida (85%) es posible predecir el tipo de apego que un nio desarrollar con un cuidador primario a partir de un anlisis de la capacidad ste de articular un discurso coherente sobre sus propias relaciones de apego, a la que se conoce como capacidad reflexiva o de mentalizacin(15-17). De este modo se produce lo que se conoce como transmisin transgeneracional del apego. Esta capacidad reflexiva del adulto
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es un factor de proteccin que atena el impacto de las experiencias adversas. Si bien su logro est condicionado por las experiencias infantiles de apego, puede adquirirse como resultado de experiencias posteriores (entre las que se encuentra la psicoterapia, cuyo objetivo intermedio podra definirse en esos trminos)(15;18;19). Los estudios sobre el desarrollo que se han llevado a cabo en los ltimos aos del siglo XX y primeros del XXI han permitido vincular estos conocimientos fundados en la observacin del comportamiento con otros emanados de la investigacin neurobiolgica y que, para nuestro propsito podramos resumir como sigue: Un elemento clave en la relacin de apego es el establecimiento de lo que Daniel Stern (20-23) llama una sintona entre el cuidador y el beb, esto es un doble proceso de resonancia emocional y comunicacin que nos permite sentir que sentimos algo prximo a lo que siente otro, y acordar con el otro que estamos compartiendo una experiencia, lo que requiere compartir, en un momento dado, el foco de atencin, las intenciones y los estados emocionales. Stern(20-24) seala que para que esta sintona se produzca no basta la imitacin sino que es necesaria una sintona de modalidades cruzadas (cross modal) (De modo que la madre, por ejemplo, refleja con la voz los movimientos del cuerpo del nio) Todo esto se produce desde antes de la aparicin del lenguaje, y las primeras experiencias del nio se registran en el cuerpo(5;20-23). Bowlby seal como la proximidad de la figura de apego sirve para regular las funciones corporales y la calidad de
apego conforma el modo en el que el nio responde corporalmente a la experiencia(13). Allan Schore ha puesto de relieve el papel de esta sintona en la regulacin del afecto y, en base a sus investigaciones, sostiene que el ncleo del self descansa en los pautas de regulacin afectiva(25-27). As, afirma taxativamente que el desarrollo neurolgico, como el psicolgico, de la primera infancia se articula sobre la capacidad de sintona de las figuras de apego: no es slo que el cerebro del bebe sea afectado por esa interaccin; es que requiere literalmente de la interaccin cerebro/cerebro y ocurre en el contexto de un relacin positiva entre la madre y el nio. Siegel(7) concluye que el desarrollo del cerebro despus del nacimiento depende de cmo la maduracin biolgicamente programada del sistema nervioso es conformada por la experiencia interpersonal. Y esta experiencia ocurre en el marco de la relacin de apego. Siegel recuerda que la experiencia se corresponde a nivel neuronal con patrones en la activacin del disparo neuronal. Y estos patrones de disparo establecen conexiones sinpticas que determinan la estructura y funcionamiento del sistema nervisoso central (y del organismo en su conjunto) de acuerdo con el ya citado axioma de Donald Hebb(8), que afirma que las neuronas que se disparan juntas se conectan (neurons that fire together wire together). De este modo la experiencia conforma la circuitera cerebral. As las conexiones relacionales se traducen en conexiones neuronales, que influyen, a su vez, sobre la sensibilidad del self a experiencias nuevas.
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...no es menor en el trabajo con las escenificaciones (lo que no puede ser puesto en palabras es actuado con el terapeuta) que no son sino manifestaciones en el aqu y ahora de la sesin de los conocimientos implcitos sobre relaciones que pueden basarse en las relaciones tempranas.
Inversamente, la falta de conexiones relacionales puede impedir el desarrollo de conexiones neuronales y limitar la capacidad del nio de sentir emociones. Hay que decir que, para nuestro modo de ver las cosas, en los textos de los autores citados, en ocasiones se sigue subrayando de un modo excesivo el papel del cerebro, al que se confiere, a veces, no sabemos si en un uso confuso de la sincdoque, un papel de agencia, como si ste rgano fuera algo ms que una parte de la estructura del soma. El origen de la accin es, como seal Faustino Cordn, siempre el organismo en su conjunto, el cerebro es slo el lugar donde se concentran una buena cantidad de los somas (y de otros elementos) de las neuronas que coordinan la accin unitaria que define el organismo animal. Por el momento en que todo esto ocurre, antes del desarrollo del lenguaje, su repercusin sobre la vida adulta se producir a travs de la memoria implcita, por la que (con una expresin tomada de Babette Rothschild(28)) pudiramos decir que es el cuerpo quien la recuerda. Hacia una refundacin terica de la psicoterapia Una psicoterapia basada en la teora del apego En los ltimos aos se han articulado una serie de propuestas de fundamentar en la teora del apego y en los hallazgos de la investigacin que venimos comentando una moderna teora de la psicoterapia que permitira releer desde este nuevo paradigma las propuestas y los modos de actuar de las diferentes escuelas(29-31). Uno de las propuestas mejor articuladas
para clnicos, la ofrece David Wallin(31) quien dice haber identificado tres hallazgos de la teora del apego sumamente frtiles para la prctica de la psicoterapia: 1) Que las relaciones de apego cocreadas son el contexto clave para el desarrollo del nio, 2) Que la experiencia preverbal conforma el ncleo para el desarrollo del self y 3) Que la forma de entender la propia experiencia desde uno mismo (la capacidad reflexiva) predice mejor que la los hechos de la historia personal la conducta de apego. Desde la consideracin de estos tres temas, Wallin propone un modelo de psicoterapia que considera sta como una relacin transformadora en la que 1) la relacin de apego entre terapeuta y paciente es fundamental y provee una base segura desde la que explorar, 2) esto constituye el contexto para acceder a las experiencias rechazadas o disociadas que no han sido (o no han podido ser puestas en palabras), de modo que, en ese contexto, terapeuta y paciente hacen sitio a esas experiencias y pueden intentar darles sentido y 3) el acceso la articulacin y la reflexin sobre esas experiencias potencia la competencia narrativa(30) del paciente. Wallin plantea que el paciente que no puede articular estas experiencias rechazadas o disociadas, las evoca en otros, o las escenifica con otros o las corporaliza. Por ello el terapeuta debe estar especialmente atento a su propia experiencia y practicar lo que llama la visn binocular (estando atento a la vez a la experiencia del paciente y a la suya propia, con un acento importante en el cuerpo del paciente y el suyo propio) Adems de la teora del apego, Wallin
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recupera algunos conceptos de los psicoterapeutas de la intersubjetividad y de la visin constructivista de la terapia dinmica en general aduciendo que la teora del apego ha proporcionado a los psicoterapeutas una estructura de base experimental para entender el desarrollo humano como un proceso relacional, pero no es una teora clnica. Hay dos motivos por los que las teoras intersubjetivas y relacionales pueden ser aceptadas como un complemento de sta. En primer lugar, si el desarrollo es fundamentalmente un proceso relacional, la psicoterapia debe concebirse en trminos relacionales para reconducir la vuelta al desarrollo sano y, adems, el papel central de la interaccin no verbal en el desarrollo seala que la psicoterapia debe buscar puertas a experiencias pasadas o potenciales que el paciente no puede poner en palabras. Hacindose eco de los postulados del Change Process Study Group (liderado por Daniel Stern(20-24)) que se ha dedicado al estudio de los paralelismos entre el desarrollo en la infancia y psicoterapia, Wallin plantea que la relacin teraputica es, ante todo, una relacin intersubjetiva en la que el paciente llega a saberse en proceso de ser conocido por otro y que en el contexto de esta relacin intersubjetiva cocreada, la comunicacin implcita y no verbalizada juega un papel crucial para capacitarnos para reconocer y permitir al paciente revisitar los aspectos inconclusos de su desarrollo. Las dimensiones de la experiencia, la teora del self y la importancia de lo corporal en el desarrollo y en psicoterapia. Wallin plantea que en cada uno de no-
sotros el conjunto del cuerpo, incluido el cerebro, y la mente interactan para formar un punto de referencia interno que conocemos como el self y que este self es por un lado la parte del ser humano que experimenta la vida y, por otro, la que le da forma. En su obra distingue cuatro dominios de esta experiencia de uno mismo. El primero de ellos es el que se conoce como self somtico. Wallin enfatiza la necesidad de mantener un foco en l dado que las experiencias del nio se registran en el cuerpo(23;24), que la primera funcin de las figuras de apego es precisamente regular las funciones corporales y que la calidad de apego conforma el modo en el que el nio responde corporalmente a la experiencia(13). Sobre este primer dominio se articularn los otros tres, el self emocional, que se fundamenta en la experiencia corporal y est tambin muy ligado al cuerpo; el self representacional que, a su vez, se fundamenta en la experiencia emocional, que nos proporciona cuatro formas de representacin que deben ser consideradas en terapia, la corporal, la emocional, la enactiva y la simblica, con el que se corresponden los modelos de trabajo interno(13), construidos a partir de la experiencia pasada y que nos permiten utilizar esta experiencia pasada para hacer predicciones, y que, gracias a la adquisicin de una base segura internalizada, nos permite restablecer el equilibrio emocional a travs de un contacto simblico; y, por fin, el self reflexivo, el que es capaz de entenderse y de entender a los dems como seres dotados de una mente y del que depende la flexibilidad de nuestro comportamiento y nuestra resistencia a la adversidad, y una quin-
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Se trata de ayudar a los pacientes a pasar de lo que llamaremos una posicin de enclavamiento a una mentalizacin tanto implcita como explcita.
ta instancia que Wallin propone con el nombre self de la conciencia plena (mindfulness), que a diferencia de los anteriores pueden no ser desarrollados en todos los individuos. Wallin retoma de Christopher Bollas(32) el trmino conocido no pensado, y seala su importancia tanto para entender el desarrollo del nio como lo que sucede en la prctica clnica. Ello le lleva a enfatizar la importancia del contexto no verbal en el que se dan los intercambios verbales tanto entre nio y cuidador como entre psicoterapeuta y paciente. Segn su propuesta lo que no puede ser verbalizado puede ser o 1) escenificado en la relacin con el otro o 2) evocado en el otro a travs de lo que se conoca en la literatura psicoanaltica clsica como identificacin proyectiva o corporizado. La importancia de la atencin al cuerpo parece obvia en el trabajo con lo que ha sido corporizado, e incluye la atencin al cuerpo del paciente, al cuerpo del terapeuta y a la relacin entre los dos. Pero no es menor en el trabajo con las escenificaciones (lo que no puede ser puesto en palabras es actuado con el terapeuta) que no son sino manifestaciones en el aqu y ahora de la sesin de los conocimientos implcitos sobre relaciones que pueden basarse en las relaciones tempranas. Para trabajar con ellas hay que considerar dos cosas. En primer lugar que el terapeuta dista de ser una mera pantalla en blanco sobre la que se proyecta el mundo interno del paciente. La reaccin transferencial del paciente se basa en percepciones selectivas de las caractersticas del terapeuta pero se refiere a caractersticas
que estn presentes en l. Cuando ocurre una escenificacin es porque el terapeuta ha ofrecido una percha de la que colgarla. En segundo lugar, hay que tener en cuenta que para acceder a lo que los pacientes no pueden poner en palabras, debemos sintonizar con nuestra propia experiencia subjetiva. Y, tanto para localizar la primera como para detectar la segunda, aparece de nuevo, la necesidad de atencin al cuerpo del terapeuta. Y lo mismo sucede con el trabajo con las evocaciones, esas situaciones en las que el paciente provoca en nosotros determinados sentimientos, y en las que el trmino identificacin proyectiva con el que se han descrito histricamente parece querer ocultar su carcter bidireccional, el hecho de que para que se produzcan, el terapeuta tiene que haber proporcionado como en el caso de las escenificaciones una percha de la que colgarlas. Despus de haber tomado conciencia de ello, a veces hay que compartir lo que creemos que el paciente ha evocado en nosotros (poner nuestra propia experiencia en palabras), otras veces podemos usarlo sin compartirlo para lograr una mejor comprensin y, por fin, otras, resultar que lo que el paciente necesita es vernos afrontar a nosotros experiencias que para l resultan insoportables. Ya Frieda Fromm-Reichmann deca que el paciente necesita una experiencia, no una explicacin. La posicin del self en psicoterapia. Enclavamiento versus mentalizacin Main(16;33), Fonagy(15;18;19) y otros han confirmado que la capacidad de reflejar coherentemente la propia experiencia - en lugar de quedar enclava-
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do o disociado de ella es un marcador tanto de nuestra propia seguridad como de nuestra capacidad de criar nios (Y quizs pacientes) seguros. Esta posicin reflexiva o mentalizadora se manifiesta en una relacin coherente de la experiencia que revela un self coherente. O sea un self que da sentido a la experiencia en lugar de enredarse en inconsistencias y que se articula como un todo integrado ms que estar fracturado por disociaciones y rechazos. Nuestra tarea como terapeutas es crear una relacin con los pacientes que les permita dar sentido a su experiencia, para sentirse ms integrado y relacionarse con los otros con ms profundidad y ms satisfaccin. Para ello es central la actitud mentalizadora Se trata de ayudar a los pacientes a pasar de lo que llamaremos una posicin de enclavamiento a una mentalizacin tanto implcita como explcita. Decimos que estamos enclavados en una experiencia en la medida en la que somos esa experiencia mientras dura. Las sensaciones somticas, sentimientos y representaciones mentales que deberan darnos informacin sobre la realidad pasan a ser la realidad misma. Slo hay una forma de ver la realidad. Esto complica la tarea de regular las emociones y hacer un uso til de ellas. Se nos hace difcil distinguir entre los acontecimientos externos y nuestro estado interno. Es un estado que se corresponde con lo que Fonagy llama modo de equivalencia psquica. En esta situacin no tenemos ni el incentivo ni el estado mental para pensar en nuestra experiencia porque no existe el sentido del carcter subjetivo ms que objetivo de la misma y porque las emociones no moduladas e impiden el pensamiento. De este modo
se hace imposible responder implcitamente a las experiencias (propias o ajenas) a la luz de los estados mentales. Funcionamos en piloto automtico. Por el contrario, la mentalizacin, la capacidad reflexiva, crea el potencial para la flexibilidad afectiva, cognitiva y comportamental porque nos permite aceptar la existencia de mltiples perspectivas en una misma experiencia (Y, por tanto, la desautomatizacin). Ello nos permite modular nuestros afectos. Desde este punto de vista podramos pensar que lo que las diversas escuelas psicoteraputicas han ofrecido a sus pacientes ha sido distintos modos de fomentar la capacidad reflexiva Algunos conceptos revisitados Algunos de los conceptos clave de las teoras psicoteraputicas clsicas han cobrado nuevo significado a la luz de esta nueva visin. As ha sucedido por ejemplo con el concepto de transferencia. En primer lugar el fenmeno ya observado por Freud puede explicarse por la activacin de patrones de respuesta que se corresponden con los estados del organismo que desencadenaron situaciones que guardan alguna semejanza con la actual segn lo que nos han mostrado Hebb(8), Damasio(5) o los tericos de la neurobiologa relacional(7;9). Y lo que ocurre con el terapeuta es ni ms ni menos, que la manifestacin con el terapeuta de lo que ocurre generalmente en la relacin con los otros. Por otra parte, en la concepcin original de la transferencia, sta estaba exclusivamente determinada por la historia y no tena relacin con la presencia real del terapeuta que actuaba como una pantalla en blan-
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En la relacin teraputica la sintona emptica con el paciente depende en buena medida de nuestra capacidad de leer las seales no verbales del paciente y de responder tanto verbal como no verbalmente a ellas
co. Desde una perspectiva relacional la transferencia no es vista como una distorsin sino ms bien como un especie de rigidez que se refleja en el hecho de que entre todas las interpretaciones crebles del comportamiento del terapeuta el paciente se adhiera slo a una. Hay una atencin selectiva y especial sensibilidad (pero que se dirige a aspectos reales del terapeuta). Como consecuencia tcnica lo mejor es empezar por reconocer lo que hay de plausible (o acertado) en la percepcin del paciente. Esto es esencial para que el paciente pueda confiar en que el terapeuta est abierto a sus pensamientos y sentimientos. El terapeuta puede preguntarse en voz alta qu es lo que ha llevado al paciente a esa interpretacin y puede animar al paciente a que desarrolle sus conjeturas sobre la experiencia que el terapeuta tiene del paciente. En otras palabras, para entrar en la transferencia del paciente puede ser necesario or sus ideas sobre nuestra contratransferencia. Por ltimo se puede escuchar sus comentarios sobre aspectos extratransferenciales (menos difciles de compartir) como metforas de la experiencia de transferencia. Otro tanto ocurre con la contratransferencia. Clsicamente se conceba como un impedimento ocasional y espordico procedente de la vida psquica del terapeuta. En el nuevo paradigma es una manifestacin viva de la relacin con el paciente y otra va regia al inconsciente. Tcnicamente justifica el uso juicioso de la autorrevelacin de la transferencia Respecto a la resistencia, tradicionalmente se concibe desde un punto de vista exclusivamente intrapsquico, como resultado de que algo, en la psique del
paciente, debe ser apartado de la conciencia. En el nuevo paradigma tiene tambin un significado interpersonal. Tiene que ver con la colusin entre paciente y terapeuta para asegurar que nada nuevo o amenazante va a ocurrir. El comportamiento del paciente debe verse tambin como una respuesta a la calidad de la sintona (o falta de sintona) por parte del terapeuta. La resistencia se concibe como comunicacin (sobre aspectos de la experiencia del paciente que son difciles de poner en palabras). Por ltimo, la neutralidad tradicionalmente consista en la ausencia de inters por parte del terapeuta en uno u otro resultado, la abstencin de hacer influir en el paciente la personalidad, los valores o la teora del terapeuta. En el nuevo paradigma esta visin se considera o un ideal inalcanzable, o una ilusin o algo directamente indeseable porque priva de la subjetividad del terapeuta como un instrumento valioso. Se asume que ni el paciente ni el terapeuta pueden ser objetivos y que la neutralidad debe traducirse en el esfuerzo compartido por trabajar juntos sobre las resistencias interpersonales. Lo no verbal en la talking cure En la psicoterapia orientada por el apego el objetivo es generar con el paciente una relacin que sea ms sintnica, inclusiva y colaboradora que las que l conforma habitualmente. Por muchos motivos esto requiere un foco en el subtexto no verbal del dilogo teraputico. La cuestin no es si participamos en las escenificaciones transferenciales/contratransferenciales (lo que es inevitable) sino cmo lo hacemos. Se trata de estar atentos a nuestra propia contribucin la
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interaccin. Esta atencin potencia intervenciones intuitivas que incrementan el sentimiento de sintona y colaboracin. En la relacin de apego temprana la sensibilidad del cuidador depende de su capacidad para leer adecuadamente las seales no verbales del comunicar, tambin no verbalmente, respuestas contingentes En la relacin teraputica la sintona emptica con el paciente depende en buena medida de nuestra capacidad de leer las seales no verbales del paciente y de responder tanto verbal como no verbalmente a ellas lo que permite al paciente sentir que sus estados mentales son no slo entendidos sino tambin sentidos por el terapeuta. Esta capacidad es fundamental en el trabajo con las escenificaciones y las evocaciones, que, en esta perspectiva distan de ser fenmenos que ocurren ocasionalmente en la terapia y que pueden llegar a constituir el centro de la atencin en el proceso psicoteraputico. Originalmente, los nios aprenden sobre el significado emocional de las sensaciones corporales a travs del comportamiento corporal sintnico (tacto, mirada, expresin facial, tono de voz) de los padres. Los pacientes a los que les falt esa sensibilidad sintnica, sobre todo si tuvieron experiencias traumticas, tienen una capacidad limitada de regular las emociones. En la medida en la que experimentan sus emociones slo como sensaciones corporales o sntomas fsicos son sus cuerpos ms que sus mentes los que llevan la cuenta de ellas(34). En su mundo de los sentimientos son hechos porque son realida-
des fsicas. En esa medida pueden ser desbordantes o pueden ser negados, pero no ser objeto de reflexin. Para estos pacientes es fundamental incluir un foco en la experiencia corporal que permita traducir sta a sentimientos y haga posible la regulacin interactiva de la emocin que capacita al paciente para experimentar al terapeuta como una nueva figura de apego. Recprocamente, la confianza del paciente en el terapeuta como base segura, permitir profundizar la exploracin de su experiencia corporal. Cuando, de este modo, los sentimientos pueden ser reconocidos como comunicaciones acerca de la experiencia (Como smbolos interpretables, ms que como hechos inmutables) se abre la puerta a la mentalizacin, el insight la empata y la libertad interna. Adems esta forma de trabajar puede facilitar la interaccin de experiencias que las relaciones originales de apego del paciente no pudieron acomodar pero son recordadas por el cuerpo(28). Direccin de Contacto
Alberto Fernndez Liria Hospital Universitario Principe de Asturias (Servicio de Psiquiatra) Carretera de Meco sn 28805 Alcal de Henares(Madrid) afliria@gmail.com
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Bibliografa
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TOPOS
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