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Entre Esclavos y Libres

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PRESENTACIN

La Editorial Oriente nos proporciona la oportunidad de reunir una coleccin de trabajos con distintos formatos de presentacin: ensayos, vietas y relatos, los cuales recogen una parte de nuestros estudios publicados algunos en Revolucin y Cultura, Del Caribe, Santiago, Revista de la Biblioteca Nacional Jos Mart y otros inditos sobre la presencia de los esclavos y de los Uamados libres de color particularmente en la antigua jurisdiccin de Cuba. Este es un tema que ha despertado nuestro inters desde hace ms de un cuarto de siglo cuando nos dedicamos a estudiar la historia colonial de la regin oriental de Cuba. Sera imposible aprehender la pasada realidad criolla sin aproximarnos al hombre comn, ni reunir todas las piezas del conjunto slo mediante frmulas tradicionales de investigacin histrica; es preciso sacar a la luz la mentalidad colectiva para vislumbrar la integridad de nuestros antecedentes culturales y despejar numerosas incgnitas prevalecientes. Entre las frecuentes ausencias est el desempeo de los hombres blancos humildes, de los descendientes de aborgenes y de los libres de color a los que queremos situar en el espacio que les pertenece. El presente libro intenta penetrar en algunas colectividades e individualidades del pueblo e interesarnos por sus formas de pensar, su filosofa de la vida, sus criterios polticos y ticos; saber ms de sus relaciones familiares, intertnicas, costumbres ancestrales, religiosidad,

ideologa, de su acontecer diario. Hay una relacin estrecha entre cada uno de estos trabajos, pues el fin ltimo es encaminamos al mejor conocimiento del ser cubano, de su modo de vivir, de su idiosincrasia, de su pensamiento colectivo. En la antigua jurisdiccin de Cuba existieron comunidades humanas que tuvieron un origen y un devenir singulares; as se comportaron los cabreros de Santiago del Prado, los descendientes de aborgenes de San Luis del Caney, la multitnica. inmigracin francesa, etc. Ninguna pudo sustraerse a la relacin y convivencia con los dems entes sociales, el resultado fue acuar en el pas una impronta cultural mezclada. No existe una manera nica de discurrir y de existir, hombres y mujeres tienen distintos comportamientos. Cada persona se manifiesta deforma diferente con respecto a todos y cada, uno de sus semejantes. Es sabido que hay reacciones distintas en el artesano, el sacerdote, el hacendado, el veguero, el estanciero, el esclavo, etc.; y tambin es verdad que ellos aun segn su interlocutor responden a un arquetipo formado por el cruce de opiniones y la intervencin de la Iglesia aplatanada. Si en el transcurso de tres largos siglos, la regin de Cuba march lentamente con un rgimen tradicional feudalizante, a comienzos del siglo xx se produjo un vertiginoso salto hacia la plantacin esclavista y la economa de mercado capitalista; de manera que, en el Departamento Oriental, como en el resto de la isla, la servidumbre del africano estuvo presente en la cotidianidad. Esto es cierto, pero no hay que seguir el estricto criterio de quienes calculan el desarrollo, nica y exclusivamente, por el avance tecnolgico alcanzado en el complejo agrcola-industrial azucarero con mano de obra esclava, y excluyen otras muchas maneras de medir el progreso de la isla de Cuba, no rigurosamente basado en la plantacin. Sera de nuestra conformidad en este asunto llegar, al menos, a una respuesta lgico-histrica de la pregunta
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cmo una sociedad de dominio colonial, basada en profundas diferencias estamentales y clasistas, sobrevive en equilibrio extremo, pero equilibrio al fin, durante tanto tiempo? Acaso ser por la conciliacin de intereses y la correlacin de fuerzas entre los diferentes grupos sociales, por los hbitos creados, por la inconsciencia con que se acta en relacin con lo que se da por consagrado, por irremisible, por estatuido. Siempre quedan muchas cosas en el tintero y si no, cmo habra de funcionar un mundo donde cohabitan dueos y esclavos, blancos y libres de color? Los subyugados no por sometidos, se abandonan a la corriente: se esfuerzan, se ilustran para mejorar, combaten dentro de las normas que los contienen. Mucho nos preocupaba cmo el hombre comn haba adquirido la conciencia de identidad crolla y cubana para llegar al 10 de octubre de 1868 con la conviccin de que no haba otro camino para suprimir ios diferencias sociales y raciales, y alcanzar el progreso, con la independencia. Es propsito de esta obra poner en evidencia la mentalidad de nuestros paisanos, manifestada a travs de circunstancias y hechos corrientes y ordinarios. Queda claro para nosotros que el humilde campesino y el artesano en buena medida incorporados a las huestes mambisas estaban absolutamente decididos a tomar las armas porque as lo dictaba su conciencia y lo reclamaba su proyecto de nacin. Quisimos apuntar, adems, que el acercamiento a las clases y grupos sociales no puede producirse compartimentadamente, pues la realidad no se expresa de esta manera: hay vnculos estrechos surgidos un da tras otro, compromisos de trabajo, relaciones afectivas y humanas. Por ejemplo, entre los propietarios blancos y los artesanos, los esclavos y los libres de color, los vegueros y los dueos de haciendas, etctera. Los mtodos de investigacin de la nueva historia permiten hoy en da incursionar en estas relaciones, que sin 9

duda fueron ms ntimas de lo que solemos suponer. El estudio de mentalidades, la microhistoria o la historia de la cuitara por diversas vertientes, facilitan la insercin en el mando de lo popular para esclarecer el conjunto de las interconexiones estamentales. En suma, buscamos el camino que mejor nos conduzca a la complejidad de la sociedad colonial de la isla de Cuba en el seno de la cual surgir la nacin mestiza que hoy integramos.
OLGA PORTUONDO ZIGA 20 de julio de 2002

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EL DEPARTAMENTO ORIENTAL SEGN LOS PADRONES DE 1756 A 1766

Nuestro trabajo es parte de un estudio econmico mayor en el que empleamos las estadsticas contenidas en padrones y censos realizados por la dominacin colonial espaola en el Departamento Oriental. Centramos aqu nuestro inters en la dcada comprendida entre 1756 y 1766 para que los nmeros nos ayuden a conocer las caractersticas de la regin en estos aos. Hemos preferido la aproximacin a la verdad segn los datos contenidos en los censos y no por conjeturas,1 aunque reconocemos las limitaciones que ofrecen los conteos de poblacin para el trabajo comparativo debido a la arbitraria seleccin del ordenamiento demogrfico y de la riqueza agrcola. Una de las mayores preocupaciones de la administracin borbnica fue favorecer el crecimiento demogrfico en la metrpoli desde el ascenso al trono del ilustrado Felipe V a travs de la agricultura, el comercio y la salud pblica.2 Ninguna de estas razones motivaron la realizacin de los primeros empadronamientos americanos, ser el apremio para el mejor y ms efectivo control fiscal lo que indujo a contabilizar los habitantes del Nuevo Mundo.
Kenneth F. Kiple: Blacks in Colonial Cuba, 1774-1899, The University Presses of Florida, Gainesvllle, 1976, p. 18. ' Se considera que en 1723 habla nicamente 7,6 millones de habitantes en Espaa. El censo de 1768 arroj la cifra de 9,3 millones de habitantes. Marcel Reinhard y Andr Armengaud: Historia de la poblacin mundial, Ediciones Ariel, Barcelona, 1966, p. 166.
1

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Sin olvidar la inmigracin forzada de africanos y la escassima migracin desde la pennsula, se hace necesario subrayar el carcter autogenerador de la poblacin americana.3 El crecimiento natural'de los criollos se acentuar en aquellas regiones, como el Departamento Oriental, de poco inters para los planes defensivos o monopolizadores de la Corona. Todos los censos del siglo xvn y xix encuadran la poblacin atendiendo a la composicin estamental dictada por la administracin poltico-jurdica colonial.4 La Iglesia sanciona el ordenamiento en blancos, negros y mulatos libres, y negros y mulatos esclavos desde que el individuo es inscrito en los registros parroquiales al nacer, cuando contrae matrimonio y cuando muere. Esta jerarquizacin posee un valor real jurdico y tico para todos los que integran la sociedad; al mismo tiempo, se insiste en la perpetuacin de un equilibrio que pasa por alto la movilidad de su estructura. No obstante las limitaciones reconocidas, las variantes numricas entre los distintos niveles estamentales hallados en los censos nos permiten apreciar el tipo de economa, evaluar los vnculos de produccin y los adelantos del sistema productivo. Las informaciones referidas a la riqueza agrcola refuerzan y complementan esta opinin. El Departamento Oriental se forma, al dividirse la isla en dos para su mejor administracin poltica en 1608, aunque dependa en materia de gobierno y guerra de la Capitana General de La Habana. Las tres jurisdicciones que integraron este Departamento se conformaron segn el devenir peculiar de los territorios en torno a
3 Jaime

Vicens Vives: Historia social y econmica de Espaa y Amrica, T. IV, Editorial Teide, Barcelona, 1967, pp. 32 y 328. 4 Nicols Joseph de Ribera: Descripcin de la Isla de Cuba; con algunas consideraciones sobre su poblacin y comercios, Estudio preliminar y notas de Hortensia Pichardo Vials, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1973, p. 101.

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las primeras villas fundadas por Diego Velzquez: Baracoa, Bayamo y Cuba. En 1752, Holgun se segregaba de la jurisdiccin bayamesa y constitua una cuarta subdireccin de gobierno. Nuestro anlisis estadstico considera la distribucin departamental en cuatro jurisdicciones, ya que facilita el discernimiento del fomento en cada una de estas unidades regionales. Hasta hace algunos aos se estimaba que el primer censo til para el estudio demogrfico de nuestra isla era el que haba decretado el capitn general marqus de la Torre en 1774. Ignoramos si existieron algunos padrones correspondientes a la primera mitad del siglo xviii, pero s contamos con cierta informacin estadstica de los comienzos de la segunda mitad de dicho siglo. En 1750 el doctor Bernardo Joseph de Urrutay Matos, abogado de la Real Compaa de Comercio de La Habana, escribe su "Resumen de los intereses y posibles aumentos d la Isla de Cuba en cuanto comerciable segn el presente estado de sus negocios y gobierno".5Aqu indica la existencia de 3 000 vecinos para la ciudad de Santiago de Cuba y 5 000 parala villa de Bayamo. Comparadas estas cifras con las de vecinos de 1604 y 1688 resulta ostensible el crecimiento poblacional, al igual que la preeminencia demogrfica de Bayamo por sobre la capital del Departamento Oriental.6
6

'Archivo General de Indias (AG). Santo Domingo, leg. 1157. Lev Marrero: Cuba: economa y sociedad, T. I El siglo xvii, Editorial Playor, Madrid, 1975, pp. 53 y 66. Segn la carta del obispo Compostela al monarca, la poblacin del Departamento Oriental se comportaba de la forma siguiente en 1689:
Jtir*diccione Cuba Familia* 595 591 107' 1 293 Alma 3 702 4 180 350 8 232

Bayamo Baracoa Total

15

ViCINOS "504T 1688 65 \0 400 j [Santiago de Cuba 400 | Bayamo 1749

3000
5000

Entre los meses de junio y diciembre de 1756, el obispo Pedro Agustn Morell de Santa Cruz pasa al Departamento Oriental para concluir su visita pastoral por toda la isla,7 Sus virtudes en el quehacer historiogrfico y el haber sido den de la Catedral de Santiago de Cuba entre los aos de 1721 y 1749 hacen muy apreciables sus impresiones. Segn Morell de Santa Cruz el total de habitantes del Departamento Oriental era de 30 356. Parece fundamentarse en un padrn, posiblemente ejecutado a instancias de su visita. Si nos atenemos a la relacin de vveres, frutos, gneros y herramientas efectuada por la Real Compaa de Comercio de La Habana para un mejor conocimiento de las necesidades de suministros en la regin, este listado, con fecha abril de 1761, indica la cifra de ms de treinta mil habitantes: "La provisin que se ha computado comprende las ciudades de Cuba, Baracoa y Holgun, Villa de el Bayamo y dems pequeos Pueblos anejos en que se numeran ms de treinta mil personas con respecto a los padrones del ao pasado de 757[...]"8 Segn las normas preestablecidas para este trabajo y la informacin obtenida de la visita eclesistica de Morell de Santa Cruz, la riqueza poblacional y agrcola es como sigue:
7 AG.

Santo Domingo, leg, 534; Pedro Agustn Morell de Santa Cruz: La visita eclesistica, Seleccin e introduccin de Csar Garca del Pino, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1983. 3 Archivo Nacional de Cuba (ANC). Correspondencia de los Capitanes Generales, leg. 10, No. 141, 8 de abril de 1*761, Relacin de lo que precedentemente se regula necesario para la subsistencia anual para la plaza de Santiago de Cuba 5' los lugares de su jurisdiccin, Firmada por Pedro Snchez Grin.

16 '

POBLACIN DE 1756 EN EL DEPARTAMENTO ORIENTAL Jurisdicciones i i Habitantes Familias Casas Cuba . J Bayamo Holgura Baracoa Totales i | i 4 064 J 12 633 1 751 2530

Tejas

Paja |

i 744 1 743 i 1 045

1 169
30356

345 217
4836

1 310 230 153 3941

698 i 626 1 134 7 223 i 158J

1 678 2263J

RIQUEZA AGRCOLA DEL DEPARTAMENTO ORIENTAL Jurisdicciones CUBA BAYAMO HOLGUN BARACOA Totales

fcig. u May,
70 63

Com
30 104 48 58 240

yTra. y Hatee yHMen.

Vegas

yEst Tejares;
365 363 '36 764 17
!

Con.

62 193
56

219 541 42 802

7
10 ;

133

2 313

Ing, y Tra.: Ingenios y Trapiches; H. May.: Haciendas Maj'ores; Corr. y H. Meh.: Corrales y Haciendas Menores; Con, y Est.: Conucos y Estancias.

El nmero de habitantes por kilmetro cuadrado era 0,829y la media de moradores por casa;
Jurisdicciones Habit/Casa Cuba Bayamo Holgun Baracoa Totales

8 7 7,6 7,3

7>7

_,

Vid. Se emplea la cifra de 30 001 km3 correspondiente a la superficie de la antigua provincia de Oliente. Es, por tonto, una aproximacin al nmero de habitantes por kilmetro cuadrado del Departamento Oriental. Junta

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El obispo de Cuba nos dice que en la localidad de Santiago las familias blancas eran 549, las mulatas libre 605 y las negras libres 275, En porcentajes respecto al total: 33,4 % blancas, 42,3 % mulatas libres y 19,3 % negras libres. Estos nmeros ponen en evidencia el peso de la poblacin mestiza. El que hubiera 3 678 esclavos incluidos los llamados "del rey" en la jurisdiccin, es decir, el 26,15 % del total de poblacin, indica que los habitantes libres eran mayora: 74 %.
PORCENTAJE DE POBLACIN POR ESTAMENTOS EN LA JURISDICCIN DE CUBA Estamentos % 34 40 26

Blancos Mulatos y negros libres Esclavos

Y aunque en Morell se encuentra la cifra de 2 498 esclavos capaces de tomar las armas en Bayamo, nos atreveramos a asegurar que el 19,74 % que representan est muy prximo a su incidencia sobre el total de la poblacin dentro de la entidad jurisdiccional. Hacemos la observacin, que del total de casas de tejas de Santiago de Cuba, 675 son colgadizos y, por tanto,, construcciones habitadas por gente humilde o de cortos ingresos. En su visita eclesistica, el obispo Morell de Santa Cruz destaca que en Bayamo son trapiches las fbricas de azcar, y especifica 64 ingenios y 6 trapiches para la
Centrgl.de Planificacin: Densidad depoblacin y urbanizacin; anlisis de los resultados del Censo de Poblacin y Viviendas de 1970, Editorial Orbe, La Habana, 1975.

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jurisdiccin ci Cuba, mientras afirma que en Baracoa los trapiches de moler guarapo y hacer chocolate son de mano. Por tanto, a estos ltimos no los hemos considerado ni siquiera como parte de la industria incipiente azucarera. Para el estudio demogrfico, del Departamento Oriental, el investigador dispone del padrn ordenado por el capitn general, Juan del Prado y Portocarrero, al gobernador de ese Departamento, Lorenzo de Madariaga, el 3 de septiembre de 1761, meses antes de la agresin britnica a La Habana, Es muy poco conocido, a pesar de haberse publicado en las Memorias de la Sociedad Econmica de Amigos del Pas,10
PADRN DEL DEPARTAMENTO ORIENTAL DE 1761-1766 Jttrisdiciemes Familias Almas Cuba 2541 13 408 Bayamo 1663 11008 Holgun 395 1845 Sirvientes 3243
1413 230 121

Baracoa Totales

226

1 033

4825

27294

5007

Este padrn presenta algunos inconvenientes para establecer comparaciones con otros recuentos de poblacin, pues slo informa el nmero total de familias, almas y sirvientes a diferencia de otros padrones de la segunda mitad del siglo xvni que dividen a la poblacin por
10

Mentaras de la Sociedad Econmica de Amigos del Pas, No. 33, La Habana, julio 1848, pp. 73-74; ANC. Donativos y Remisiones, leg. 198, No. 1, Estado que manifiesta el nmero de familias y almas que comprende la jurisdiccin de este gobierno distinguidos los sirvientes incluso tambin el total de almas con arreglo a la orden que se comunic para su formacin en tres de septiembre de 1761;ANC. Correspondencia de los Capitanes Gerteroies, leg. 26, No. 107. Cuba, 31 de diciembre de 1766.

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estamentos de blancos, mulatos libres, negros libres, mulatos esclavos y negros esclavos. Tampoco discrimina hombres de mujeres. Llam nuestra atencin, en su nomenclatura, el trmino sirvientes empleado para designar a los esclavos privados. Esta denominacin se ajusta al carcter de la fuerza esclava en a regin oriental, cuya forma de explotacin extraeconmica se aproxima a la de la servidumbre medieval. El esclavo crea valores de consumo para l y su amo, con lo cual garantiza la rentabilidad de una economa en la que prevalece la apropiacin individual. El padrn tambin nos recuerda que los descendientes de los esclavos embargados a Juan de Eguuz, concesionario de las minas de Santiago del Prado entre 1616 y 1637, son enumerados bajo la categora de esclavos del rey, singularidad de estos "cobreros" a los que se les excluye de los sirvientes y se les considera, sin embargo, constituidos en familias. Si comprobamos las tres columnas de cifras de que est compuesto este padrn, veremos que los totales parciales por jurisdicciones son correctos; pero no los totales generales. A nuestro alcance no est localizar el error; por otra parte, las cifras reales estn lo suficientemente cerca de las indicadas como para no otorgarles demasiada importancia a las diferencias. En conclusin, el nmero de poblacin correspondiente al Departamento Oriental, segn el censo de 1761-1766, se aproxima a los treinta mil habitantes. El propio padrn advierte que el general de almas pudiera ser mayor, para coincidir con la suma ofrecida por Morell de Santa Cruz en su informe de la visita pastoral. El documento indica a El Caney, El Cobre y Jiguan como jurisdicciones independientes. Es sabida la situacin peculiar de las minas de Santiago del Prado, directamente administradas por la Capitana General al crearse el Departamento Oriental, y la condicin de reservas indgenas de San Luis del Caney y de San Pablo
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de Jiguana. Para este tratamiento aventuramos dos hiptesis: o bien el empadronamiento se realiz durante el perodo de la dominacin britnica en La Habana y se consideraron estas localidades, por dicho motivo, como tenencias de gobierno con el deliberado propsito de ejercer un mejor control en tiempos de guerra, o bien es una equivocacin en la que se interpreta por jurisdicciones los que no eran sino partidos. El censo de 1778 simplemente los recoge como partidos dentro de la jurisdiccin de Cuba.11 La poblacin por kilmetro cuadrado es de 0,745 y la media de habitantes por ncleo familiar arroja el siguiente resultado:
MEDIA DE HABITANTES POR NCLEO FAMILIAR Jurisdicciones Habit./Casa

Cuba Bayama Holgun


Baracoa

5,95 6,61 4,37 4,57


5,65

Total

El nmero de esclavos particulares en.la jurisdiccin de Cuba es ms del doble que el de Bayamo. Cabeceras de sus respectivas jurisdicciones, la ciudad de Santiago y la villa de Bayamo acaparan la cifra absoluta de esclavos. Segn mi opinin, aunque los esclavos domsticos eran numerosos, muchos de los radicados en los
" Vid. Juan. Prez de la Riva: "Presentacin de un censo ignorado. El padrti general de 1778", en" Revista de la Biblioteca Nacional Jos Mart, Vol. 68, No. 3, La Habana, septiembre-dciembre de 1977, pp. 5-16.

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ncleos urbanos debieron emplearse en la fabricacin de azcar en trapiches e ingenios que, en aquella poca, estaban situados en las inmediaciones del ncleo urbano. No disponemos de informacin suficiente para deducir cules son los esclavos domsticos y cules los rurales. Pudo haberse ocultado una parte de la poblacin esclavarecordemos las cifras ofrecidas por Morell de Santa Cruz; de todas formas, es evidente que esta se concentr en los territorios prximos de Santiago de Cuba y Bayamo. Para completar el estudio econmico de esta dcada hemos empleado un padrn de la villa de Bayamo realizado en 1766 y un extracto para la jurisdiccin de Cuba de 1765 que enumera ingenios, trapiches, hatos, corrales y tejares, segn declaracin jurada de sus dueos.12 En un borrador de carta fechado en 30 de septiembre de 1766 el den de la Catedral de Santiago de Cuba, doctor Toribio de la Bandera, ordena la ejecucin de trabajos pertinentes al empadronamiento: Mu Seor Mi. La capitana general para importancia del Servicio me pide en el ltimo correo una puntual Instruccin del numero de familias con distincin de sirvientes que contenga esta Ciudad y dems Poblaciones de la mi Jurisdiccin, previndome le embie copia de los Padrones en cuya inteligencia he de deber a V.S. se sirva mandar dirigirme, el respectivo a esta Ciudad en el ao
!

ANC. Correspondencia de los Capitanes Generales, leg. 26, No. 107, Cuba, 31 de diciembre de 1766, Copia de carta de Toribio de la Bandera adjuntando un estado en que aparece el nmero de habitantes, esclavos, haciendas, ganado, cosechas de tabaco, azcar, etctera, de Bayamo y sus partidos; leg. 25, No. 38. Carta de Pedro Snchez Grin al Marqus de Casa Cajigal envindole un extracto del producto lquido de los ingenios, trapiches, hatos, corrales y tejares, segn relacin jurada de sus dueos en 1765. Adjunta copias de cartas de Ignacio Morgado, Agustn Ramos y Juan Bermdez en relacin con el mismo asunto, 1766.

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presente y en caso de haberse formado la orden conveniente para de que ningn eclesistico se niegue a suministrar, satisfacer al comisionado que destinare yo, con las noticias correspondientes a formarla [...]13 El padrn de Bayamo tiene la fecha de 31 de diciembre del propio ao.
PADRN DE LA JURISDICCIN DE BAYAMO DE 1766

En la villa Fuera de la villa 373 239 94 45 Total parcial 1 441 1 587 324 403 Total general '3028 727 Total 3755 Diferencia 2332

Pardos Libres Morenos Libres Esclavos V V H H H V 1 068 1 348 230 358 204 754
362 566 103 857

1 423 1 423

En el citado padrn, las cifras de pardos y morenos libres de Bayamo superan la de los esclavos. Si el nmero de blancos es'de 5 840 y la suma de pardos y morenos libres es de 3 755 la diferencia resulta ser de 1 085 favorable a los blancos. Al aplicar el porcentaje respecto al total de poblacin, obtendremos el siguiente resultado:
ESTAMENTOS EN LA JURISDICCIN DE BAYAMO entos
%

Blancos )S y morenos libres ! Esclavos DS


13

53 34

12,9

bid.

23

La suma de blancos, pardos y morenos libres reporta un 87 %, mientras que la de los pardos y morenos libres con los esclavos, 47 %. Estos datos revelan una economa de apropiacin individual y de produccin dedicada principalmente al consumo y realizada con fuerza de trabajo libre en relaciones de sujecin (como agregados y dependientes). Las cifras del padrn de pardos y morenos libres de O y 15 aos especialmente en la poblacin urbana denotan la aparicin gradual y constante de esa fuerza de trabajo libre entre la gente de color; pero tambin, la permanente tendencia a la concesin de libertad a los esclavos. nicamente as concebimos la aparicin y rpido crecimiento de esta mano de obra. La numerosa poblacin mestiza (3 023} indica una interrelacin permanente entre blancos no propietarios o pequeos propietarios con la poblacin libre negra, esta ltima en menor proporcin. El mayor nmero de hembras esclavas en la villams del triple que el de varones sugiere un predominio de esclavos domsticos en el ncleo urbano. La cifra total de esclavos urbanos (958) supera la de los esclavos fuera de la villa (465) casi en el doble, Y en la villa tambin los esclavos varones prcticamente duplican a las hembras. Los negros esclavos dedicados al trabajo en ingenios y trapiches (164) dan por resultado una media de 3,4 por fbrica de azcar. No pueden ser ms elocuentes estas cifras! El padrn del Departamento Oriental de 1761-1766, permite deducir lo siguiente: ' . "
; : j i , . ,. Jurisdicciones Cuba i Blancos, pardos i , I ,4, ! Esclavos > y morenos libres | 9430 70,33%| 3978 29,66%

Bayamo j 9585 | Total departamental 21552


24

87,07%; 1413
78,96% 5742

12,83 %j
21,03%

En la jurisdiccin de Cuba se aprecia un porcentaje mayor de esclavos respecto al total de la poblacin. Esto se explica ya que es precisamente aqu donde la produccin azucarera est ms desarrollada y es su actividad econmica principal para el mercado externo1, En la jurisdiccin de Bayamo, en cambio, la ganadera sigui siendo, como en siglos anteriores, el rubro principal de exportacin.
Jurisdicciones

Ingenios y trapiches
40
48

Tejares 5 8

Hatos y corrales 88 264

Cuba Bayamo

Si comparamos estas cifras con las que nos proporciona Morell de Santa Cruz, puede observarse la concentracin que en cortos aos se ha llevado a cabo en la industria azucarera dentro de las dos jurisdicciones; tambin se aprecia una pequea disminucin en los hatos y corrales. Sin la menor duda, casi todas las fbricas azucareras fueron trapiches; en la jurisdiccin de Cuba de las 40 fbricas de azcar slo cinco eran trapiches y los 35 restantes ingenios. Es evidente la privativa dedicacin de Bayamo a la produccin ganadera. El anlisis de los datos obtenidos de la documentacin estadstica permite extraer las siguientes conclusiones: a) S nos atenemos a las diferencias de poblacin existentes entre el padrn de 1689 y el de 1761-1766 resulta que, en tres cuartos de siglo, esta se ha triplicado en el Departamento Oriental para expresar un ascenso cuantitativo de su economa. Sin embargo, la exigua densidad demogrfica y los insuficien. tes centros urbanos proclaman las dificultades de la regin para encaminarse hacia nuevas formas econmicas. 25

b) El sistema estamental, reflejado en los padrones estudiados, denota la presencia de vnculos de dependencia interpersonales semejantes al de las relaciones feudales de produccin. c) Segn los padrones de la dcada 1756-1766, hay un 78 % de poblacin libre. Esto revela la presencia de una produccin de consumo que descansa en los pequeos propietarios y no propietarios rurales y urbanos blancos, mulatos libres y negros libres. d) Cerca de un 35 % de la poblacin total es mestiza y negra libre en las jurisdicciones de Cuba y Bayamo, lo que muestra un proceso regular de liberacin del negro esclavo debido a la economa de consumo prevaleciente y al tipo servil de explotacin extraeconmica. e) La informacin estadstica sobre la jurisdiccin de Bayamo precisa la condicin paradigmtica en la produccin ganadera, de lo que puede desprenderse su aferramiento a las frmulas econmicas tradicionales. El fomento de la manufactura azucarera en la jurisdiccin de Cuba crea mejores condiciones para situarla, de manera ms dinmica, en los umbrales de la produccin de valores de cambio destinados al mercado capitalista.

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UNA SUBLEVACIN DE INDIOS EN 1758

Apenas unas pocas dcadas haban transcurrido de los inicios de la colonizacin espaola sobre la isla de Cuba (Femandina) cuando los yacimientos aurferos quedaban agotados y con ellos se extinguan los naturales por el extenuante trabajo en la extraccin del mineral, por las enfermedades de los conquistadores, por la autoeliminacin, por los cambios en la dieta alimenticia y, en particular, por el mestizaje. Muchos aborgenes se retiraron hacia las zonas norte y central del oriente del pas, mientras que las comunidades indgenas de los arrabales de la ciudad de Santiago de Cuba y de la villa de San Salvador de Bayamo pasaron a formar dos reducciones: la de San Luis del Caney y la de San Pablo de Jiguan, la primera creada a principios del xvn y la segunda un siglo despus. El pueblo de "los Cais", a cuatro kilmetros al noroeste de Santiago de Cuba era con respecto a esta ciudad, lo que el poblado de indios de Guanabacoa, en relacin con la de La Habana.1 Las Leyes de Indias les garantizaban proteccin jurdica y les entregaban tierras1 realengas para su reserva en usufructo. En los primeros aos de fundado, parecen haber disfrutado de relativa tranquilidad; poco tiempo dur, pues los criollos, descendientes de aquellos primeros conquistadores castellanos, comenzaron a usurparles la propiedad.
1

Jacobo de la Pezuelar Dceonaro^ecgrflco, estadstico, histrico de la isla de Cuba, Vol. IV, finpr. del Establecimiento de Mellado, Madrid, 1863-1866, p. 478.

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Desde 1655 los habitantes de El Caney exigan su derecho a las tierras que haban pertenecido a sus antepasados y les reclamaron al monarca para que hiciera deslinde definitivo de sus posesiones, ya que eran frecuentes las usurpaciones por los vecinos de Santiago de Cuba: Seor: Marcos Rodrguez Casique de los naturales del pueblo de los Cais Que esta distante una legua de la ciudad de Santiago de cuba Ysla de la havana asi en mi nombre como de los dems Vecinos y avistantes del dicho pueblo hago saber a V. Majestad, como por causa de muchas estancias que los Vecinos de la dicha ciudad de Cuba anydo fundando serca de dicho pueblo queno nos a quedado tierras para la Siembrar del sustento de nuestras familias por cuia causa algunos de los dichos naturales an desanparado y desanparan e dicho pueblo y se ban a tierras estraas y siendo todo esto un grave Dao nuestro no menos lo Biene aser Importante a la dicha ciudad de santiago de cuba pues dems de las montonas conque de ordinario socollamos de cais y en abrir caminos viciar las costas desarmar y otras cosas mu importantes al Real servlsio de V. Majestad como leales vasallos de V. Majestad en atendensia de lo qualy que estas tierras fueron de nuestros ante pasados sea de sirvier V. Majestad demandar que nos seale la tierra que pareciere Bastante serca del dicho Pueblo para nuestras Labranzas y Rosas y asi mismo los montes y partes que pareciere conveniente para las monteras pues sindolas mas dellas realengas algunos Vesinos y seores de hatos como podero28

sos an aprehendido mas posesin de la que tienen y como a pobres nos prohiben de lo que no son ligitimamente Dueos as mismo.2 No hay que agregar nuevas explicaciones a las aportadas por el entonces cacique Marcos Rodrguez; porque si bien emple para su demanda los caminos formalmente metropolitanos, sus palabras revelaban absoluta claridad al definir las demandas de su comunidad y los responsables de estos males; quien as se expresaba no era un sumiso, como pudiera suponerse de los escritos sobre estos pobladores de L. A. Baralt recogidos por E. Bacard en su Crnicos de Santiago de Cuba,3 Aquellos naturales se mezclaron con los africanos esclavizados en los hatos, tambin con los llamados "cobreros". De manera que, la comunidad de San Luis del Caney no quedara al margen de las luchas sociales desarrolladas en Santiago del Prado desde los comienzos de la fundacin de la empresa minera de cobre. En noviembre de 1655 el rey dispuso que las tierras se devolvieran al cacique, pero el Cabildo de la ciudad de Santiago de Cuba hizo odos sordos a esta orden. Y si los pobladores de El Caney acudieron a la Iglesia para su auxilio, tampoco parecen haber encontrado apoyo en quienes cobraban "el pasto espiritual".4 Este fue uno de los primeros episodios en la escalada por la usurpacin y el despojo de las tierras de la reserva de San Luis del Caney; los naturales y sus descendientes se vieron obligados a emigrar hacia regiones inhspitas y semidespobladas de la propia jurisdiccin.
2 Archivo

Nacional de Cuba (ANC). Academia de a Historio, leg. 722, No. 91, Carta de Marcos Rodrguez al Rey de fecha 10 de mayo de 1655. 3 L. A. Baralt: "Apuntes histricos del pueblo de indios San Luis de los Caneyes", en Emilio Bacard Moreau: Crnicos de Santiago de Cuba, T. II, Tip. De Arroyo Hnos., Santiago de Cuba, pp.10-12.
4Ibid.,

p. 10.

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El pueblo de Tguabos, entre los territorios de El Caney y el valle del ro Guaso, es un resultado de este xodo numeroso.5 Gracias a la visita eclesistica de 1756 efectuada por el obispo Pedro Agustn Morell de Santa Cruz, contamos con una descripcin general de El Caney de aquellos aos. Refiere que el poblado, situado en un terreno desigual pero salubre, tena ocho calles y quince cuadras y contaba con unos quinientos habitantes, la mayora mestizos, agrupados en ochenta y tres familias que habitaban casas de paja, excepto doce de tejas. Sus hombres integraban una compaa de milicias con ciento veintisis miembros y sus respectivos oficiales6 que en tiempos de peligro velaba las costas prximas a Juragu. En su informe, Morell llama la atencin sobre la grave miseria de estos naturales pues relata como "algunos viven, y mueren bajo los rboles".7Cul era el motivo por el que an en su reserva, los naturales carecan de lo ms mnimo para la subsistencia? Cuando los criollos propietarios de hatos y corrales necesitaron ms tierras, debido a la demanda de la produccin exportable hacia las colonias extranjeras y tambin por el crecimiento demogrfico en la ciudad y las exigencias del consumo interno, los miembros de la oligarqua patricia se aprovecharon de la privilegiada situacin poltica como "padres de la Repblica", de las indefiniciones e incoherencias del rgimen jurdico sobre el usuReglno Boti: Guantnamo; breves apuntes acerca de los orgenes y fundacin de estaciudad, Impr. El Resumen, Guantnamo, 1912. Asegura que la regin guantanamera, parte de la jurisdiccin de Cuba hasta 1841, haba sido poblada por la emigracin de los indios de San Luis del Caney. 6 Archivo General de Indias (AG). Indiferente General, leg. 901-A, Visita episcopal de Pedro Agustn Morell de Santa Cruz, obispo de Cuba, Ao de 1756. 7Ibid.
5

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fructo de la tierra, para practicar intensamente la geofagia sobre las posesiones realengas de la reserva indgena de El Caney.8 Justamente, Morell indica en su visita pastoral que ya existan en tomo al pueblo ocho ingenios, setenta y cinco estancias y un hatillo.9 Siempre atento a sofocar los espritus levantiscos, no es extrao de que Morell de Santa Cruz visitara aquel lugar ya lo haba hecho en 1719 con los vegueros de las cercanas de La Habana y en 1731 con los cobreros de Santiago del Prado para calmar los nimos caldeados por las injusticias con palabras suaves y ddivas que no aliviaron la precaria situacin.10 Corran los aos del largo gobierno de Lorenzo de Madariaga (1754-1763) en el Departamento Oriental; tal y como lo haban practicado sus predecesores, se dedicaba al comercio ilegal, a pesar de las medidas adoptadas por la Real Compaa de Comercio de La Habana y su monopolio tabacalero. En las proximidades de Santiago de Cuba prosperaban las vegas de tabaco de pequeos propietarios o arrendatarios, la produccin azucarera y ganadera; lo
Histrico de la Oficina del Conservador de la Ciudad (AHOCC). Actos Capitulares, No. 3, f. 325. Encontramos repetidas muestras de cmo se les arrebatan las tierras a los naturales de San Luis del Caney. Por ejemplo, el 23 de agosto de 1748, don Felipe Mustelier, alguacil mayor del Real Fisco de Cruzada, dueo de los ingenios San Antonio y Nuestra Seora de la Candelaria de Guaninlcum, present un escrito al Cabildo para el resealamiento de tierras colindantes con las de la reserva de indios. El protector de indios, Jos de Palacios Saldurtum, que debi estar presente en la operacin lo mismo que el resto de circunvecinos que concurran con sus ttulos era tambin un rico hacendado y miembro de la oligarqua santiaguera. Qu resultado poda deducirse de este deslinde? 9 Morell: Op. cit 10 Ibid. Siete das estuvo el obispo Morell en El Caney predicando sermones. Fund dos escuelas: una de hembras y otra de varones; compr una casa de tejas sin paredes para hospital y dej encargado al alcalde primero la terminacin de la obra.
8 Archivo

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que provocaba nuevas apropiaciones de tierras en detrimento de los subestimados indios. Francisco Cajigal de la Vega, a la sazn capitn general de la isla de Cuba, se hizo eco de estas necesidades y dict nuevas reducciones de tierras para los descendientes de aquellos infelices, desahuciados de sus propios predios. La injusticia de que eran victimas y el ejemplo de la lucha de los cobreros por su derecho a la libertad y a la tierra, motivaron la sublevacin de los pobladores de El Caney en mayo de 1758. En carta al capitn general de la isla, Lorenzo de Madariaga describe as los acontecimientos: Muy Seor mi: en cumplimiento de Vs. Disposiciones he solicitado la reduccin de los naturales del Pueblo del Caney, que se hallaban muchos dispersos, por varios parages de esta Jurisdiccin y para su maoior Subsistencia, beneficio y Felicidad proporcione las disposiciones necesarias al fin de que cada vesino fabricase casas separadas y estancia que le produjese sus menesteres; cuias providencias con practicarse con la maior suavidad, y prudencia, debindoles ser de suma gratitud, pues a ellos solos, gira el inters de sus efextos, les movi a exceso extraordinario arrojndose en tumulto a extraer violentamente de la carsel de dicho Pueblo dos reos que all existian arrestados, tomando las Armas, esponton, caja y vandera, y retirndose a un zerro inmediato; De lo qual noticiado yo apreste la Gente necesaria parte a tropa arreglada, y parte de paisanos, con lo que entre otras providencias tseles abansase, logrndose su desbarante, fuga y abandono de algunas Armas, Vandera y Esponton, y ltimamente la presentacin de todos los dichos naturales, de los que competentemente han
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sido castigados los onze mas fervorosos en el hecho, y llegados a las quatro Cabezas principales, que estas no han podido ser havidos, sin embargo de las activas diligencias, que en su solicitud se practican cuios nombres se contienen en la memoria adjunta que yncluyo, para que V.S. se sirva dar sus expedientes, a fin de que aportando todos o algunos de ellos a esa Jurisdision sean aprehendidos y remitidos a este tribunal. Los dems naturales se hallan en dicho Pueblo en toda obediencia y subordinacin persuadindome su aplicacin a que sera especial su reforma.11 Como era de suponerse el resultado de la contienda fue desfavorable para los descendientes indgenas: el poder de la represin empleada y los intereses implicados eran demasiados. El pueblo fue sometido, los once insurrectos ms destacados castigados y los cuatro cabecillas en rebelda eran circulados para en caso de ser aprehendidos someterlos a ejemplar castigo. La descripcin de los jefes de los naturales demuestra la composicin mestiza de este movimiento contra los desmanes de la oligarqua criolla santiaguera: Juan Manuel Ortiz, de color mulato, alto de cuerpo y delgado, como de cuarenta y seis aos; Joaqun de Almenares, indio claro, alto, grueso, poca barba, como de veintiocho aos; Joseph Isidro de los Reyes (alias Paneque), indio pequeo, delgado, cara menuda, como de sesenta aos y Lzaro Carvajal, indio claro, pequeo, grueso, cano y como de sesenta y cinco aos.12 No hay que engaarse con los "protectores de indios", supuestamente designados para representarlos, puesto
11 ANC.

Correspondencia de los. Capitanes Generales, leg. 9, No. 35, Copla de carta a Francisco Cajigal de"l6 de mayo de 1758.

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que eran escogidos por el Cabildo entre los miembros de la lite patricia, o lo que es lo mismo, de la nobleza terrateniente santiaguera y a ella respondan. En la primera mitad del siglo xix, los naturales de El Caney siguieron reclamando sus derechos infructuosamente, sin otro resultado que la burla y el menosprecio de espaoles y criollos. En 1849, la Junta Superior de Hacienda inform a la corte que la raza india se haba extinguido y, por tal motivo, el Estado se incautaba de lo que quedaba de sus tierras a pesar de la protesta de sus descendientes.13

13

Ricardo Rousset V.: Historiai de Cuba, T. III, Librera Cervantes, La Habana, 1918, p. 175.

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MARCAS DE CARIMBAR ESCLAVOS EN EL SIGLO XVIII

En los protocolos notariales cubanos del siglo xvin es posible encontrar unos curiosos signos al margen de las escrituras que legalizaban las ventas y compras de esclavos. Son smiles de las marcas con que se herraban a los negros bozales cuando se introducan por los puertos de Cuba. Las "piezas de bano" comenzaron a marcarse desde los inicios del sistema de trata, en las factoras que los europeos fundaron a lo largo de la costa occidental del continente africano, para diferenciar las presas obtenidas por los negreros de naciones distintas con el propsito de evitar los robos entre ellos.1 Finalizando el siglo xvii, la Corona espaola decidi crear un sello, llamado tambin marca de carimbo, que la Real Contadura se encargara de estampar sobre la piel de los negros legalmente ingresados al pas; as se otorg el derecho de marca a los asientos privados2 ocupados en el negocio del trfico negrero. Esta medida pretenda garantizar el estricto monopolio y la percepcin de tributos, por este concepto, al fisco espaol. Se aplicaba el hierro caliente al esclavo, ya fuera muleque (6 a 14 aos), mulecn (14 a 18 aos) o pieza de Indias (18 a 35 aos), hembra o varn. Hay documentos
Daniel P. Mannix y Malcom Cowley: Historia de la trata de negros, Madrid, 1968, p. 55. 2 Miguel Acosta Saignes: Vida de los esclavos negros en Venezuela, La Habana, 1978, pp. 20-21.
1

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que nos hablan de marcas en la cara u otras partes del cuerpo;3 pero en los protocolos de la isla de Cuba del siglo xvn slo se deja constancia de que las aduanales se colocaban en la parte superior de la espalda y el pecho a izquierda o derecha.4 Con el establecimiento de las factoras inglesas de la South Sea Company en la isla a partir de la segunda dcada del siglo xvm,5 el bozal recin ingresado por esta va, se carimbaba por partida doble, o lo que es lo mismo: con el sello de la Real Contadura y con el del Real Asiento en dos de los sitios ya indicados. La mayora de las marcas se componan de letras que identificaban a las instituciones ya mencionadas;6 en otros casos eran smbolos que denotan una naturaleza africana.7 Podan ser diferentes, segn las distintas administraciones de rentas en la isla. El hierro se guardaba celosamente en cajas de este mismo metal8 que a tales efectos existan en sus oficinas. No aparecen referencias en este siglo xvm a sellos privados empleados por los dueos de hacienda para herrar a sus esclavos, lo que sugiere que esta prctica se implantara por algunos propietarios con el florecimiento azucarero, en el transcurso del siguiente siglo.9
3

Cf. Mannix y Cowley: Op. cit, p. 116; Fernando Ortlz: Los negros esclavos, La Habana, 1975, p. 147; Archivo Nacional de Cuba. Reales Cdulas y rdenes, leg. 20, No. 103. 4 As aparecen en las escrituras de compra y venta de esclavos en los protocolos notariales de Camagey y La Habana. 5 Compaa britnica a la que se le otorg el asiento de negros en el comercio americano segn el Tratado de Utrecht entre Inglaterra y Espaa en 1713. 6 Vid. Marcas de carimbo: Flgs. 4 a 14. 7 Vid. Marcas de carimbo: Figs. 1 a 3. 8 Archivo Nacional de Cuba (ANC). Intendencia General de Hacienda, leg. 536, No. 8 y Reales Cdulas y rdenes, leg. 22, No. 49, 18 de agosto de 1786. 9 No parece, a diferencia de lo que ya ha apuntado Fernando Ortiz, que el carimbo fuera empleadp por todos los propietarios de esclavos, ya que era muy corriente la venta y compra de negros, lo que implicaba una limitante para marcar al bozal que poda cambiar de dueo y, por tanto, de marca.

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Fig.l. Marca de carimbo. Real Contadura de Santiago de Cuba (1728}. APC. Protocolos notariales de Camagey. Escribana de Alcntara, No. 2 [1727-28), f. 160v.

Fig.2. Marca de carimbo. Real Contadura y Real Asiento (1724) de Santiago de Cuba. APC. Escribana de Alcntara, No.3 (1729), f. 340v.

Fig. 3. Marca Carimbo. Real Contadura y Real Asiento de Santiago de Cuba. APC. Escribana de Alcntara, No. 3 (1729), T. 339.

Fig. 4. Marca de Carimbo. Real Asiento de Santiago de Cuba (1739). ANC. Escribana de Junco, T. 1743, f. 1438-39.

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Fig. 5. Marca de Carimbo. Real Contadura de Sancti Spritus [1729). APC. Escribana de Alcntara, No. 3 (1729), T. 259v.

Fig. 6. Marca de Carimbo. Real Contadura de Sancti Spritus (1732). APC. Escribana de Alcntara, No. 5 (1732), T. 98v.

Fig. 7. Marca de Carimbo. Real Asiento de La Habana (1739). ANC. Escribana de Salinas, T. 1739, f. 667, 668v.

Fig. 8. Marca de Carimbo. Real Contadura y Real Asiento de Santiago de Cuba (1733). APC. Escribana de Alcntara, No. 7 (1734-35), f. 18Iv.

38

Fig. 9. Marca de Carimbo. Real Contadura y Real Asiento de Santiago de Cuba (1733). APC. Escribana de Alcntara, No. 7 (1734-35), f. 6.

Fig. 10. Marca de Carimbo. Real Contadura de La Habana [1743]. ANC. Escribana de Junco, T. 1743, f. 1875, 1876v.

Fig. 11. Marca de Carimbo. Real Contadura de La Habana (1748). ANC. Escribana de Junco, T. 1748, f. 232.

Fig. 12. Marca de Carimbo. Real Contadura (1750). APC. Escribana de Alcntara, No. 20 (1750), f. 153.

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Fig. 13. Marca de Carimbo. Real Contadura de Trinidad (1760). ANC. Intendencia General de Hacienda, leg. 908, No 13.

Fig. 14. Marca de Carimbo. Real Contadura de La Habana (1773). ANC. Intendencia. General de Hacienda, leg. 536, No. 8.

El nmero de bozales entrados de contrabando, especialmente durante los perodos de guerras intermetrpolis, y la impotencia de la administracin colonial ante este hecho, motivaron la adopcin del llamado indulto de negros de mala entrada, que implicaba el cobro de un impuesto al dueo de esclavos que dentro de un lapso dado los presentara para carimbarlos y legalizar su situacin, entonces se le entregaba un certificado de indulto.10 En nuestra opinin, este mtodo no fue ms que una variante de la composicin, figura jurdica del derecho histrico espaol e indiano, que se aplic en Amrica de diversas maneras aunque mayormente en lo relativo a la propiedad agraria y mediante la cual una situacin de hecho se converta en situacin, de derecho.11 El asiento ingls obtuvo por reales cdulas de 16 de mayo de 1713 y 14 de enero de 1718 la facultad, en
10 Archivo Provincial

de Camagey (APC). Protocolos Notariales de Camagey, Escribana de Alcntara, No. 7 (1734-1735), f. 181. 11 Cf. J.M. Ots Capdequ: Espaa en Amrica, Mxico, 1959, p. 37.

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manos de sus factores, de proceder al indulto en la isla por el tiempo y precio que le pareciere,12 lo que ejecut en ms de una oportunidad hasta el cierre de sus establecimientos en 1739. Al concluir la Guerra por la Sucesin austraca, la Capitana General de Cuba dict tambin, en 1749, un indulto de negros.13 Ello ocasion serios disgustos entre el patriciado criollo, por lo que el gobernador de La Habana refera a su homlogo oriental: [...] tan radicada est la Libertad en los Magnates de tierra dentro de esta Ysla, que todo lo que no conxenia con su Yndependencia lo extraan, aunque sea un beneficio tan particular como el que acaua S.M. de hazerles en el Indulto de Negros de Mala entrada, y quieren cascauelear por varios caminos buscando en todos el aprovechamiento propio y la disonancia y atraso de las cosas del Real servicio.14 Mltiples subterfugios usaron los dueos de esclavos para eludir la tributacin que deba abonarse a los comisionados encargados de proceder en la prctica: presentaban ttulos de indultos antiguos o pretextaban que a los negros se les haban borrado las marcas, eran criollos o no las tenan por su solicitud. Esta es la razn por la que se exigi el carimbo a todos los bozales que entraban al pas, salvo aquellos casos cuyas seas individuales fueran suficientes para calificar su identidad y sus dueos no quisieran herrarlos.13 Otro de los mtodos fue carimbarlos ilegalmente, para lo
12 APC. Protocolos Notariales

de Camagey, Escribana de Alcntara, No. 7, f. 181. 13 ANC. Correspondencia de los Capitanes Generales, leg. 1, No. 19, 23 de junio de 1749. M Ibid., 26 de junio de 1749. 15 Ibid., 26 de julio de 1749.

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que se escamoteaba el sello real, y en estos turbios negocios se vieron comprometidos hasta los propios empleados de la Real Contadura.16 La burla reiterada al fisco por parte de los hacendados criollos exigi la adopcin de disposiciones como las dictadas por el coronel Pedro Alonso, gobernador interino de La Habana, que en bando pblico de septiembre de 1760 convena sanciones de exilio al presidio de la Florida e incautacin de bienes para herreros, cerrajeros o todas aquellas personas que imitaran el sello de la Real Contadura, marcaran a los esclavos con aquel u otros instrumentos o presenciaran el acto de herraje fraudulento sin comunicarlo; estipulaba, adems, que quienes lo denunciaran seran gratificadas con la mitad de los bienes del infractor y al esclavo delator se le dara el tercio de los bienes y la coartacin si descubra alguno de esos casos.17Esta situacin se prest para las Venganzas personales y a que algunos esclavos trataran de conseguir su libertad por dichos medios.18 Por Real Decreto de 16 de octubre de 1765 se institua, como un medio de contribuir al progreso econmico de Amrica, junto con otras exenciones de impuestos, la suspensin del Real Derecho de Marca ascendente a cuarenta pesos la pieza de bano, veintisis y dos tercios cada mulecn y veinte pesos por muleque para facilitar la introduccin de negros; en su lugar se fijaba una capitacin anual que se cobrara cada seis meses por la Administracin General de Aduana, los oficiales reales y con la intervencin de la Contadura General.19 Tres aos despus se restableca el derecho, aunque rebajado,
16

Ibid.

17Ibia,IntendenciaGeneraldeHadenda,le.g.Q08,'No.

13, Bando Pblico de 11 de septiembre de 1760. 18 Ibid., leg. 1032, No. 15 y leg. 1007, No. 8. 19 Ibid. Reales Cdulas y rdenes, leg. 4, No. 158, 8 de noviembre de 1765; Jos Antonio Saco: Historia de la esclavitud desde los tiempos ms remotos hasta nuestros das, T. IV, La Habana, 1936-1945, pp. 323-324.

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debido a la complejidad en el cobro de la capitacin.20 Las reiteradas franquicias concedidas a los asientos privados fueron eliminando de facto este impuesto.21 Los dividendos cada vez mayores que la Corona espaola reciba de Cuba, gracias al fomento de la economa de plantacin y al debilitamiento de las barreras comerciales monoplicas, ms que las demandas del iluminismo en Europa, decidieron a la monarqua peninsular suspender definitivamente por Real Orden de 1784 el derecho de marca.22 Si alguna duda nos cabe, transcribimos a continuacin unas lneas del documento en que la Corona, a travs de su ministro Joseph de Glvez, responde a las preocupaciones de la Intendencia de La Habana respecto al comercio de negros de contrabando: "[...] y que le prevenga igualmente advierte S.M. que si se executa irremediablemente en algn comercio clandestino de Negros, deja la utilidad de la abundancia de ellos, pero otro cualquiera de mercaderas es ruinoso enteramente a nuestra Nacin y su Comercio [...]"23 Veintisis marquillas se recogieron de las Cajas Reales de toda la isla y se remitieron al Ministerio de Indias a fin de inutilizarlas y que nunca ms volvieran a usarse.24 Los signos del carimbo en los protocolos notariales de la poca colonial quedaran como prueba testimonial en el juicio histrico de la ignominia que signific para la humanidad el rgimen de la trata y la esclavitud a la que se" prestaron todas las potencias imperiales.
Ibid. Reales Cdulas y rdenes, leg. 6, No. 80, 17 de febrero'de 1768. Ibid., leg. 6, No. 154, 5 de julio de 1769; leg. 12, No. 73, 22 de febrero de 1776; leg. 13, No. 72, 12 de febrero de 1777 y leg. 15, No. 36, 22 de agosto de 1778. 22 Ibid., leg. 20, No. 103, 4 de noviembre de 1784. 23 Ibid., leg. 20, No. 169, 11 de mayo de 1785. 24 Ibid., leg. 22, No. 49, 18 de agosto de 1786.
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METALURGIA Y CULTURA BANTES EN EL ORIENTE COLONIAL CUBANO

De varias maneras se ha abordado el pensamiento religioso de los pueblos bantes cuya migracin forzada se produjo a la isla de Cuba desde el siglo xvi hasta bien entrado el siglo xix. Sin embargo, la historiografa cubana rnuy poco ha tenido en cuenta los antecedentes de su vida econmica, menos su tecnologa, su sociedad u organizacin poltica. Se ha soslayado del anlisis los efectos de esa cultura en el ambiente humano en el cual se insert, porque prevaleci la opinin de que casi nada tena que aportar. No se ha estimado la temporalidad de las mentalidades bantes y su interaccin con aruacos y espaoles o con los africanos, a lo largo de los diferentes siglos de colonizacin. Durante el estudio de la comunidad de El Cobre, conocida como Santiago del Prado desde el siglo xvi, en cuyo seno se form el culto a la virgen de la Caridad del Cobre, entramos en contacto con una abundante papelera en la que no result difcil percibir profundas huellas bantes, particularmente del reino del Congo.1 Es sabido que en 1540 el flamenco Gaspar Lohmans y 40 africanos fundan 150 qq. de cobre con slo dos fuelles, lo que presupone una rpida aprehensin de
1

Sobre la historia de Santiago del Prado se han publicado nuestros trabajos: La virgen de la Caridad del Cobre: smbolo de cubana, Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 1995 y "Mtodos y tecnologas en el beneficio colonial del cobre cubano (1599-1800)", en Estudios de Historia Social y Econmica de Amrica, No. 13, Alcal de Henares, 1996, pp. 355-377.

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estas tcnicas entre aquellos esclavos del cerro de Cardenillo. Procedan de la costa occidental de frica, de donde los portugueses los extraan cuando monopolizaron la trata en la regin. Otros asentistas como Johan Tetzel, Alvaro Clavijo, Juan Velzquez, Antonio Castao, Hernn Manrique de Rojas y Manuel Nez Lobo tambin se aprovecharon de las experiencias de antiguos y nuevos esclavos africanos adquiridos a los portugueses en la metalurgia y en los cultivos y vieron recompensada su labor con creces. El embargo de los bienes de Nez Lobo por la Corona en 1598 inclua casa de fundicin, sembrados de yuca, calabaza, maz y pltano. Tambin un bote para pescar y hasta seis o siete bohos habitados por 12 esclavos, instruidos en el arte de fundir. No es menester insistir en que, a finales del siglo xvi, en aquel cerro se extraa y funda el cobre; a pesar de la escasez de fuerza humana y la precaria tcnica que entonces impedira la gran empresa.2 Ahora bien, las mayores informaciones documentales de la presencia bant parten de la fundacin del poblado de Santiago del Prado, el 2 de enero de 1599. El capitn Francisco Snchez de Moya tom posesin de las minas a nombre del monarca, y en su condicin de administrador, para fomentar la industria extractiva del cobre en gran escala, cont con los adiestrados de los anteriores asientos: 8 de los de Nez Lobo y 13 ms que haba trado de La Habana, con los que hizo su primera fundicin en abril. Cinco meses despus elevaba a 14 el nmero de fundiciones. El 5 de septiembre de ese mismo ao tom 59 bozales (entre hombres,
'- Irene Wright: "Los orgenes de la minera en Cuba. Las minas de Santiago del Prado hasta 1600", en La Reforma Social, T. VII, 1916, pp. 450-456 y 460; Don Jacobo de la Pezuela: Historia de la Isla de Cuba, T. I, Carlos BailliBaffliere, Madrid, 1868, pp. 188, 194, 264-265, 327y Pedro M. Pruna: "Apuntes sobre la minera del Cobre en el siglo xvii", en Revista de la Biblioteca Nacional Jos Mart, La Habana, No. 1, enero-abril de 1989, pp. 166-169.

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mujeres y jvenes) de ion barco negrero procedente de Angola que arribaba en esa fecha a Santiago de Cuba. En 1603 se sumaran 72 y 50 entre 1606 y 1607, ambas partidas procedan de La Habana.3 Unas palabras justificativas de Snchez de Moya, aos despus, confirmaban el origen de estos africanos: [...] quando estos Navios vienen de Angola, llegan a estas partes del largo viage que entrando los esclauos tan maltratados que si no entrassen areformarlos en estos primeros puertos, llegaran con muchos menos y se moriran muchos antes de llegar a la Nueva Espaa [...]4 En 1608, segn inventaro de Pedro Baraona, Snchez de Moya contaba con 215 esclavos (140 varones, 49 hembras y 26 nios) que vivan en 68 bohos y trabajaban en las excavaciones organizados en dos cuadrillas, cada una de ms de 40 hombres. Por semana se realizaban 6 fundiciones. En 1610 los africanos se enumeraban con sus oficios de mineros, carboneros, fundidores, herreros, serradores, boyeros y arrieros. Pero no todos los esclavos trabajaban en la fbrica, tambin los haba en un hato de ganado mayor, en un corral de ganado menor y, ltimamente, en un ingenio de azcar.5 Desde los primeros momentos Snchez de Moya organiz el trabajo esclavo para su mejor aprovechamiento y atendi al requisito de la Corona de erigir una iglesia con la finalidad de emplear los recursos de la evangelizacin. Cre especies de alcaldes entre los esclavos para conducirlos a misa y nombr a un ermitao para atender las necesidades espirituales de los esclavos, porque el capelln y el sacristn ya resultaban insuficientes.
3

Archivo General de Indias (AG). Sonto Domingo, leg. 1627 y 1451, 29 de noviembre de 1608. En 1610 compr 71 esclavos ms en Santiago de Cuba. 4 AG. Sonto Domingo, leg. 451, Francisco Snchez de Moya, 10 de mayo de 1614. 5 AG. Sonto Domingo, leg. 451 y leg. 1627.

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Permiti que los africanos aseguraran su sustento trabajando en los conucos individualmente. Levant un hospital y contrat a una comadre para los partos de las esclavas. Algunos recibieron educacin general e instruccin tcnica segn los requerimientos de la industria.6 Francisco Snchez de Moya pudo contar, sin mayores contratiempos, con una mano de obra especializada en tareas diferentes para la fbrica y la alimentacin del propio grupo, porque entre los africanos esclavizados haba una experiencia previa en esas labores. Algunos de los miembros de la comunidad conga conocan el arte de la metalurgia y dentro de su grupo adquirieron jerarqua singular, comparable a la de curanderos y sacerdotes.7 A finales del siglo xvn, por ejemplo, el criollo Juan. Santiago Vicente, de 55 aos, era el fundidor principal y capitn defensor de los esclavos, y Pedro Biojo, maestro herrero, sera consultado para los problemas de la comunidad.8 No hubo detalle de la fundicin del mineral del cobre que no pudiera ser asumido por aquellos hbiles artesanos africanos, quienes fabricaban los barquines y conocan del arte del vaciado o la forja del hierro para fabricar instrumentos. El fundidor sera siempre figura respetada por el grupo. La fundicin y el fundidor estn presentes abundantemente en los elementos de lenguas bantes desde pocas antiguas y el trabajo en la forja constitua un ritual con participacin muy activa de los espritus. El forjador es un nganga; es decir, un maestro, un adivino, asociado con los sacerdotes (nganga] y los jefes
6 Ibid. 7 Lema Gwete:

"Maitrise des milieux, technologies", enlhophile Obengay Simao Soindoula: RocinesBantu. BatuRoots, CICIBA, Librevle, 1991, pp. 78-82. 8 En la relacin de 1648 hay cinco individuos de ms de 70 aos vinculados con la fundicin: un angolano, Julio Criollo, Pedro en la fragua, Gregorio en la fragua y el mayoral de la fundicin. Estos dos ltimos de 80 aos. Adems aparece Pablo Biojo (de 30 aos), el herrero y un oficial de calderero [de 24 aos).

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(m/umu, Tcumu). En la lengua conga, ngangulay nganga designan al forjador; mbuta ngangula, al maestro forjador; nganga langa, al fundidor o, literalmente, al dueo del brazalete, smbolo ms destacado de la antigua realeza sagrada conga. Ria o sua significa forjar, batir el hierro; songo quiere decir cobre. Muchas de estas palabras quedaron como legado del hispano-hablante criollo de la isla de Cuba, o se conservaron en la lengua sagrada del ritual de la religin conga.9 Ya en 1617, durante su visita por el Departamento Oriental, su .gobernador Juan Garca de Navia deca"[...] y los monteros los matan con puntas de hierro engastadas".10 Estos practicaban la cacera con mayor xito, y menos riesgos, que en sus tierras de origen. Mientras tanto, los agricultores se dedicaban a los cultivos ya conocidos en tierra congolea, por ejemplo, tubrculos y frijoles.11 Hubo, naturalmente, una adaptacin al medio propiciada por el intercambio de experiencias con el aborigen; hubo tambin mestizaje entre ambos y con los blancos espaoles, muy en particular con los 20 soldados destacados en las minas, de quienes se tomaron algunos de los apellidos de los criollos descendientes de la comunidad. El capitn Juan Moreno conocido como "el negrito de la virgen"-, lder de los acimarronados en 1670 se casara con la mulata Mara de los Reyes, descendiente de uno de aquellos soldados.12 Lo que se ha tomado como un "milagro" de la buena administracin de Francisco Snchez de Moya nunca hubiera sucedido sin los antecedentes del desarrollo
Obenga: Les bantu. Langues-Peuples. Civilisations, Prsence Africaine, Dakar, 1985, pp. 57, 58 y 323. 10 Hortensia Pichardo: "Noticias de Cuba", en Santiago, No. 20, Santiago de Cuba, diciembre de 1975, pp.7-44. 11 Lema Gwete: Op. ct, pp. 68-75. 12 AG. Sonto Domingo, leg. 414, Sdemayode 1655. Todava quedaban en las minas los soldados Diego de los Reyes y Melchor de los Reyes.
9 Vid. Thophile

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tecnolgico de aquellos congos bozales. Se corrobora por su pronta reaccin contra la dominacin colonial, pues, aunque Snchez de Moya procedi, por lo general, con buenas maneras en el laboreo de las minas y en la produccin para el consumo, y permiti el perfeccionamiento de las habilidades con algunos maestros fundidores europeos que haba trado; los africanos pronto se arrogaron los derechos que correspondan por su trabajo, lo que transmitieron a sus descendientes criollos y mestizos. Muchos de estos ltimos, vinculados a la herencia aborigen. El espritu de rebelda proviene de las dos dcadas de administracin de Snchez de Moya, quien debi fabricar dos cepos de caoba y no pudo impedir la insubordinacin, no obstante las bienandanzas de la explotacin cuprfera y los excelentes dividendos. El grupo mayoritariamente congo all asentado parece haber tenido caractersticas particulares que favorecieron la cohesin de la comunidad; por la identidad tnica y las similitudes en las lenguas habladas se deducen la fortaleza de las tradiciones orales heredadas, la mentalidad religiosa y las ya referidas experiencias tecnolgicas. Luego de ms de cuarenta aos de fundado Santiago del Prado, la comunidad de cobreros se haba consolidado con unos 315 individuos y tres generaciones que vivan en 118 bohos. Uno de los inventarios de la poblacin esclava es aquella ejecutada por orden del monarca en 1648 con motivo de los autos llevados a cabo en comisin por el capitn Santiago Ramrez de Herrera.13' Algunos de los africanos, inmigrantes forzados, se dicen congos; otros declaran ser de subgrupos o pueblos: ngolas (15), embullas (7), mutembos (2), gangas (4), catangas (3), matambas, luandas, biojos, gaytos, quibundos, embaxes, cakongos, cafungas, malumbas, matetes, quitembos, enchicos, bonigos, quimbutos,
13

AG. Sonto Domingo, leg. 104.

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cangaras, banguelos, jungues, sabues, mulumbis, quitus, mofongos, mambos, barrigas, lunguengues, mayalas, etc. Entre los tres catangas se cuenta un rey. Adems de los maestros de fundicin, los hubo en carpintera, de azcar y hasta en chirimas. Hay curtidores, tejeros, aserradores y otras innumerables ocupaciones artesanales. El peso demogrfico de la comunidad se halla entre los 80 y 60 aos y es ms evidente entre los hombres. Debi suceder por la solicitud de varones a los tratistas para los trabajos que requeran fuerza. De esta primera generacin, prcticamente, todos son congos: hay 3 varones de 100 aos o ms y 4 entre 90 y 100. Pero el peso mayor est en los que se dicen tener entre 80 aos y 90 aos: un total de 32 que, con los 18 de 70 a 80, y los 25 de 60 a 70 hacen un total general de 75. Si hacemos una comparacin con las mujeres de esta primera generacin, observamos que en el inventario no se hace mencin de ninguna con ms de 90 aos, mientras que las de 80 aos suman 9; 18 las de 70 a 80, y 17 las de 60 a 70 aos, para un total general de 44. De manera que la diferencia cuantitativa en los gneros prohij el mestizaje con aborgenes y la mayor incidencia subsiguiente de mulatos. Tambin las cifras confirman la trascendente participacin de la cultura conga en el territorio, dada la alta poblacin masculina. Quiero subrayar el elevado promedio de longevidad de aquella primera generacin que, en mi concepto, fue garantizada por la accin sistemtica y por la productividad en la agricultura gracias tambin a la riqueza de la tierra virgen; pero sobre todo, por la solidaridad entre los miembros de la comunidad, herencia propia de su sistema social que ellos trasladaran al cerro de Cardenillo.14
14

Thophile Obenga: "Histoire du monde bantu", en Thophile Obenga et Slmao Souindoula: Rocines Bantu. BantuRoots, pp. 126-141.

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Adems de la proteccin mutua, la longevidad denuncia la estabilidad y, por consiguiente, la autoridad de sus ancianos para perpetuar costumbres, reglas y derechos de las tribus. No hay nada por azar en el relato mtico del hallazgo de la imagen de la virgen de la Caridad del Cobre sobre las aguas de la baha de ipe: Juan o Antonio Angola15 es quien, desde el hato de Barajagua informara al administrador Snchez de Moya de la llegada de la imagen encontrada por los hermanos Hoyos y por aquel criollo de bantes (segunda generacin] que se llam Juan Moreno. En los autos seguidos en 1688 para la oficializacin eclesistica del culto, el administrador de uno de los ingenio, Pedro Surez de Alcntara, relata cmo Pablo Congo, quebrado, desahuciado por el mdico, haba logrado salvarse gracias al ermitao Melchor de los Remedios, quien haba recomendado untar manteca o aceite de la lmpara de la virgen cobrera.16 La preferencia a la advocacin mariana de la Caridad bien pudiera estar relacionada con ese sentido cooperador radicado en las esencias de la organizacin social heredadas del grupo bant (y acentuada en la interrelacin con los aruacos). De la misma manera, muchas de las frmulas empleadas por el sagaz administrador Snchez de Moya pueden haberle sido sugeridas por sus observaciones del grupo. Este argumento podra ofrecer buena parte de las razones que obligaron a las autoridades a aceptar la formacin de cabildos seculares entre los cobreros, desde el propio siglo xvii y que, con interrupciones, llegaron hasta finales de la dcada
15

Archivo del Arzobispado de Santiago de Cuba. Ber. Dn. Julin Joseph Bravo: "Aparicin prodigiosa de la Ynclita Ymagen de la Caridad que se venera en Santiago del Prado, y Real de Minas de Cobre" (Manuscrito). Se le llama Antonio de casta mondongo. 16 AG. Sonto Domingo, leg. 363. El aceite en la regin conga africana se consideraba un ungento con propiedades curativas.

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de 1830 cuando fueron suprimidos por el reclamo de los propietarios blancos ante el temor a la insubordinacin negra. El resto del breve estudio demogrfico nos permite confirmar lo arriba expresado. Como la comunidad se formara de la inmigracin forzada, la que consideramos como segunda generacin, entre los 50 y 30 aos, cuenta con cifras escasas por dcadas, tanto en hombres (5 + 9 +12 = 26) como en mujeres (5 + 4 +13 = 22) y apenas si hay africanos, es decir, la mayora son criollos. La tercera generacin estara comprendida entre los grupos de edades de 29 a O aos donde se muestra un considerable y multiplicado crecimiento demogrfico lo mismo en hombres (25 + 20 + 26 = 71) que en mujeres (20 +13 + 33 = 66) para alcanzar el equilibrio numrico de los gneros, inexistente en la primera generacin, lo que indica un crecimiento natural. En la tercera generacin, el nmero de criollos mestizos es casi absoluto. Aparecen varios "hijos de arroyo", aquellos no vinculados con padre o madre conocidos, pero integrados y protegidos en la comunidad. No creo preciso aqu hacer el largo recuento histrico que favoreci la conciencia autnoma de los cobreros, en particular desde mediados del siglo xvn hasta las postrimeras del siglo xvn. Las autoridades civiles y eclesisticas del Departamento Oriental estuvieron durante ms de un siglo en la disyuntiva de reprimir o morigerar a unos hombres que ansiaban su libertad y amaban su condicin de criollos de la tierra. Ya en las declaraciones tomadas al administrador Gregorio de la Borda a mediados del siglo xvn, este opinaba: "[...] es menester que los que oy estn trabajen con toda puntualidad que no lo hacen porque muchos de los criollos estn muy sobre s".17
17 AG.

Santo Domingo, leg. 104.

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Lo cierto es que las altas y bajas del inters de la Corona por las minas de Santiago del Prado condujeron a frmulas de coartacin entre los cobreros. Las rencillas entre los grupos polticos les permitieron a ellos intervenir hasta en la ocupacin de Santiago de Cuba en 1691; desde entonces, la tradicin se hace eco del episodio cuando Salvador Lunguengue daba golpecitos en los tobillos al gobernador Juan de Villalobos, una vez apresado.18 Se rebelaban contra las prestaciones personales en la construccin de los presidios y tambin defendan los puestos de la costa sudorienta!, particularmente en el ataque ingls a Santiago de Cuba de 1741 durante la Guerra de la Oreja de Jenkins. En la segunda mitad del siglo xvm, a raz de medidas adoptadas por el monarca para entregar a los cobreros a los descendientes de antiguos asentistas, aquellos se insubordinaron hasta alcanzar su libertad por Real Cdula de abril de 1800. Su ejemplo de rebelda se extendi por tierras bayamesas, tal y como lo demuestra en 1795 la llamada conspiracin del pardo Nicols Morales.19 La gran industria desapareci a mediados del siglo xvii por falta y deterioro de instrumentos, ausencia de los enormes recursos infraestructurales e inexistencia de dineros para la gran inversin, mas los africanos y su descendencia tenan los ^onocimientos tcnicos suficientes para continuar las labores de fundicin del cobre. Se aplicaran muchas de las tcnicas rudimentarias aprendidas en frica y transmitidas a los criollos mestizos: se funda la escoria de beneficios anteriores o se trabajaba en el ro Senserenico. Era un trabajo esmerado de cada familia en el que las mujeres y nios recogan las piedras, para que fueran cortadas, puestas en un
18 19ANC.

AG. Sonto Domingo, leg. 466. Asuntos Polticos, leg. 8, No. 63, Testimonio de la causa criminal seguida de oficio contra Nicols Morales y dems causas sobre el levantamiento, 1 de diciembre de 1803.

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gran montn, junto con la lea que luego se quemaba dentro de un hueco hecho en la tierra, despus se separaba la piedra estril y se recoga el grano de cobre.20 Las pstelas de cobre se vendan por dinero y a trueque de miel de purga, tabaco, ropa, jabn y otros muchos productos. El intercambio comercial ahora llegaba hasta Cartagena de Indias. Hubo bienandanza econmica y nuevas compras de libertad, gracias a los trabajos de fundicin y a las labores en la agricultura. Muchos de los miembros de la comunidad podan usar zapatos, sombrero, galn en las polleras y hasta puntas de plata. A Juan Santiago Vicente en 1655 se le dice maestro fundidor; tena en su casa un taller de fundicin y en 1683 se consideraba como uno de los dos negros (ms dos indios) que haban descubierto la imagen de la virgen cobrera sobre las aguas de la baha de ipe.21 Pedro Biojo, el herrero, era capaz de negociar hasta 40 quintales de pstelas de cobre. Pero la mayora elaboraba sus pstelas con el mtodo rudimentario que hemos explicado. En 1779, el teniente coronel criollo Isidro de Limonta llegaba a la conclusin de que la nica manera de restablecer los trabajos de extraccin y fundicin era apoyar la explotacin individual de los cobreros. Por entonces ya estos aspiraban al asiento de las minas de Santiago del Prado o de El Cobre.22 Nunca pudo prescindirse del conocimientos metalrgico de los descendientes de bantes, sobre todo cuando a
20

Thophile Obenga: La cuenca congolesa; Hombres y estructuras, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1988. El sistema empleado para la fundicin del hierro es muy simiar a la descripcin somera que se hace sobre el proceso de fundicin del cobre, pp. 82-84. 21 AG. Sonto Domingo, leg; 1627, Representacin para el Rey Nuestro Sr. [Dios le guarde) sobre el estado miserable en que se hallan los Naturales del Pueblo de Santiago del Prado en la Ysla de Cuba, pretendiendo varios sujetos que sean sus esclavos, como en efecto los han sorprendido titulndolos tales, y vendindolos dentro y fuera de la propia Ysla; por cuya razn se da noticia de quanto ha ocurrido en dicho Pueblo desde el ao de 1492, que se descubri hasta el presente de 1783. 22 AG. Cuba, leg. 1231 y Santo Domingo, leg. 104.

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finales del siglo xvn comenzaron los progresos de la industria azucarera. Muchos fondos de cobre llegaron hasta los ingenios habaneros y a los de Jamaica y Saint-Domingue, estos ltimos mediante el contrabando en el siglo xvin. La mujer bant cooperaba en la recogida del mineral en las minas y posteriormente ayudando a la familia, junto con los hijos; la posesin de buena cantidad de calabozos (machetes o cuchlos cortos propios de las labores del campo) sugiere su participacin en las tareas de la agricultura. Los lazos matrilineales propiciaban la ascendencia poltica de la mujer y le dieron un papel activo en las luchas de la comunidad cobrera: en 1737, ocho de ellas eran deportadas como castigo.23 Comparte con el hombre su desempeo en la poltica y la religin puede, en ocasiones, sustituirlo y en autoridad sobre los creyentes, pero no lo supera. Es cierto que en la formacin del culto mariano a la virgen de la Caridad del Cobre ejercen un papel trascendental los congoleos radicados en el cerro de Cardenillo a principios del siglo xvii y que tempranamente formaron algunas cofradas de negros como las de Santa Brbara o las de Nuestra Seora del Rosario y San Benito de Palermo, estas ltimas ya existentes en Cdiz;24 los mismos ermitaos y capellanes del santuario y la parroquia de Santiago del Prado describen pasajes en los que pueden observarse frmulas tradicionales, animista o rituales, donde actuaban fuerzas poderosas y ocultas. En muchas oportunidades los feligreses solan caer en trance durante los oficios religiosos en el santuario. Salvador Brzaga acus a sus vecinos cobreros ms cercanos de brujera por plantar en su tierra una cruz con
23 AG.

Sonto Domingo, leg. 451, leg. 1627, 22 de diciembre de 1740y leg. 1630, 29 de abril de 1737. 24 Hiplito Sancho de Sopranis: Las cofradas de morenos en Cdiz. Instituto de Estudios Africanos, Consejo Superior de Investigaciones Cientficas, Madrid, 1958, pp. 28 y 37.

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cuatro cujes amarrados con un bejuco; el negro cobrero Bernardino sera colgado de una ceiba en la cumbre del cerro de la Misericordia por su rebelda, despus recibi varias descargas y posteriormente su cuerpo sera descuartizado y distribuido en varios caminos para aterrorizar y escarmentar a sus atrevidos compaeros.25Era un lenguaje esotrico entendido por los cobreros y utilizado para amedrentarlos. Los cabildos o sociedades de ayuda mutua, encubiertos bajo el manto de la devocin a un santo catlico, existieron desde los propios inicios de la colonizacin. Se hace muy difcil reconocer su substancia real emparentada con la religin conga; ahora bien, estas "sociedades secretas" se basaban en principios de cooperacin y hermanamiento entre los miembros.26Las expresiones danzaras y musicales de los das de sus santos protectores eran smbolos para acceder a las potencias y a la bsqueda de la interaccin entre las fuerzas universales.27 Si bien los bailes y la msica incorporaron movimientos, sonidos e instrumentos de la cultura peninsular, es en estas expresiones donde el espritu bant arraig para conservarse hasta nuestros das. Por la sensibilidad musical, hubo congos que se emplearon tempranamente en el santuario y otros que aprendieron a tocar las chirimas,2S adems de emplear el tambor. Las comparsas rememoran la participacin del pueblo en ese ritual tribal, al punto de tomarse de la mano o mediante un pauelo para efectuar sus movimientos danzarios.
25 AG. 26

Santo Domingo, leg. 1627 y leg. 1630. Archivo del Arzobispado de Santiago de Cuba (AASC). Personal del Clero, leg. 56. 27 Vid. Tulu Kia Mpansu Buakasu: "Croyances et connaissances", en Rocines Bantu. BantuRoots, pp. 175-189. 28 En 1648, 6 tocaban la chirima: el maestro que tena 80 aos, uno de ms de 60 y otro de 40, el resto son jvenes criollos de 24 aos. Adems 4 se dicen msicos de la iglesia (criollos entre 16 y 25 aos) y hay un tambor de 12 aos.

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La libertad de la trata, por Real Cdula de 24 de febrero de 1789, motiv la entrada forzada masiva de africanos, mayormente bantes, a las regiones orientales de la isla de Cuba por tratistas franceses e ingleses. Muchos se apalencaron en las estribaciones de la Sierra Maestra. El cimarronaje se increment con el fomento de los cafetales en las montaas. En los peridicos de la dcada de 1810 ya aparecen multitud de anuncios que reclaman esclavos prfugos con la cara rayada y los dientes limados de tipo bant.29 Y hasta las agrestes regiones de Baracoa y Guantnamo lleg el espritu de rebelda y el conocimiento de las conquistas sociales de los cobreros para afirmar las demandas de los apalencados en reclamo de sus libertades.30 La perpetuacin de la lengua, la religin y las tradiciones ancestrales de la cultura bant contribuira a preservar la saga de los empeos libertarios, mediante su descendencia criolla y mestiza establecida en aquellos parajes, la misma que se encargaran de transmitir a los nuevos emigrantes forzados africanos del siglo xix.

29 30

ANC. Asuntos Polticos, leg. 296, No. 3. ANC. Asuntos Polticos, leg. 125, No. 39, 42, 44; leg. 41, No. 35 y 38.

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LA INMIGRACIN NEGRA DE SAINT-DOMINGUE EN LA

JURISDICCIN DE CUBA (1798-1809) Prembulo Al alborear el siglo xvi, luego de la conquista de la isla de Cuba, los primeros negros esclavos se reciban en Santiago de Cuba procedentes de La Espaola. Para calibrar la presencia cultural de la inmigracin negra de Saint-Domingue, es preciso sealar que desde sus costas los cimarrones salieron en busca de refugio a las montaas del Departamento Oriental. Era frecuente que las autoridades espaolas autorizaran la bsqueda de aquellos indeseados inmigrantes o, al menos, reportaran a la administracin de la vecina isla, si algunos era aprehendidos.1 La creciente ebullicin social de los dos grandes centros de produccin plantacionista, inmediatos a la jurisdiccin de Cuba, fue siempre del conocimiento de los cobreros alzados desde 1781 en las proximidades montaosas de Santiago del Prado, despus que los herederos de los antiguos asentistas pretendieron recobrar sus derechos sobre los descendientes de los primeros esclavos y sobre el hato de Barajagua ocupado ahora por los libertos.2 El pardo libre Nicols Morales y sus partidarios aspiraron a la igual distribucin de la tierra en 1795, porque asumieron corno suyas las reclamaciones de los cobreros libres que se negaban a pagar el canon exigido por los Mancebo y los Garzn-herederos de los asentistas
Nacional de Cuba (ANC). Correspondencia ce tos Capitanes Generales, leg. 27, No.72, 1767; leg. 26, No.50, 1768, leg. 22, No. 84, 1769yleg. 10, No. 76. 2 Levi Marrero: Cuba: economa y sociedad; Azcar, ilustracin y conciencia (1763-1868), T. IX, Ed. Playor S. A., Madrid, 1983, pp. 39-45.
1 Archivo

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del siglo xvn por el usufructo de los terrenos del hato de Barajagua. En ambos casos, se dejaban escuchar los ecos de la contienda desencadenada en el Guarico desde 1791, luego en las otras regiones de Saint-Domingue, y sus repercusiones entre los maroons jamaicanos, quienes tambin reclamaron su derecho a la tierra.3 En febrero de 1789 se conceda la libertad de la trata, y fue menos urgente la obtencin de esclavos dentro de la jurisdiccin.4 Esto haba sido el reclamo de los dueos de haciendas azucareras y, desde esa fecha, Santiago de Cuba se converta en uno de los puertos receptores de bozales.5 Como consecuencia, el propio gobernador Juan Bautista Vaillant, ya de manera oficial, se refiere al Guarico como zona proveedora de negros a cambio de cueros y dinero.6 Al exacerbarse el conflicto social de los cobreros desde 1790, las autoridades del Cabildo intentaron mediar y zanjarlo. Ya al dictar el Bando de Buen Gobierno de 1793, el gobernador Vaillant haca suprimir las fiestas de mamarrachos para que los festejos no se aprovecharan en provocar desrdenes.7 Por su parte, el gobernador
C. Dallas: Historia de los cimarrones, Ed. Casa de Las Americas, La Habana, 1980, pp. 91 y 93. Este autor se hace eco de una supuesta conspiracin organizada en Norteamrica por franceses y gente de color bajo la orientacin de Toussaint Louverture para insubordinar a tos maroons. Se hablaba de una expedicin de 10 000 negros armados que impediran la salida de las tropas inglesas hacia Saint-Domingue entretenidas en sofocar la insurreccin. Vase la "Declaracin e interrogatorio de Jean Josef Moransan", 28 de agosto de 1795, anexo No. 23, pp. 166-169. 4 Archivo Histrico Oficina del Conservador de la Ciudad (AHOCCC). Acias Capitulares,, No. 13 de 31 de agosto de 1786, f. 174; ANC. Correspondencia de los Capitanes Generales, leg. 39, No. 3, de 17 de febrero de 1789 y leg. 39, No. 2, de 16 de enero de 1789. 5 ANC. Reales rdenes y Cdulas, leg. 4, No. 165-A, Real Orden, en Palacio, de 28 de febrero de 1789; AHOCC. Actos Capitulares, No. 13, de 22 de octubre de 1787, f. 335-336 v. 6 ANC. Correspondencia de los Capitanes Generales, leg. 39, No. 12, de 17 de noviembre de 1789. 7 AHOCCC. Ayuntamiento, Cuarto Cuaderno de Bando de Gobierno de 22-de junio de 1793. Las fiestas deban celebrarse entre las 2:00 p.m. y las 12:00 meridiano.
3 R.

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Juan Nepomuceno Quintana lleg a acuerdos con los cobreros en 1796,8por el temor a que la situacin alcanzara puntos lgidos y sin retroceso, dada la explosiva coyuntura que presentaba todo el Caribe. Rodaban por el suelo las ltimas esperanzas de los Mancebo y de los Garzn de someter y vender a todos los cobreros como esclavos. Bajo los efectos de la efervescente insurreccin, muchos libres y esclavos de Santiago se haban incorporado.9 Muy poco vari este cuadro en los aos finales del siglo xvra, en los cuales las partidas encabezadas por el alcalde de la Santa Hermandad, que perseguan a los alzados, se hacan insuficientes para vigilar las estribaciones montaosas. Quintana dict un Bando de Buen Gobierno para prevenir todo tipo de desrdenes entre la poblacin: Artculo 2 Que todo forastero que no tenga oficio executandose en el o recidiere en esta ciudad sin algn motivo honesto regrese a su domicilio dentro de segundo dia bajo la pena de cuatro aos en las obras de S.M. arracin y sin sueldo... Artculo 13 [...] Mando hasi misno que no se executen fiestas y acto alguno publico que pueda ser motivo de juntarse mucho Pueblo sin espresa Licencia del Goviemo que se dar siempre sin derecho ni gratificacin Alguna...
Jos Mara Callejas: Historia de Santiago de Cuba, Irtip. La Universal, La Habana, 1911, pp. 51 y 53, y AHPPSC. Actas Capitulares, No. 15, de 24 de octubre de 1796. 9 Emilio Bacard Moreau: Crnicas de Santiago de Cuba., T. I. Tipografa Arroyo Hermanos, Santiago de Cuba, 1925, p. 221 y AHOCC. Actas Capitulares, No. 13, de 11 de abril de 1785, f. 145 v.
8

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Artculo 14 Todo el que biniere de fuera por mar o tierra se presentara y observara el reglamento de Polica [...]10 La correspondencia sostenida entre el capitn general de la isla y el gobernador departamental insiste en mantener la neutralidad en el conflicto caribeo, evitar la entrada de poblacin y hasta las cartas procedentes de Saint-Domingue.11 El miedo al contagio impidi el desembarco y permanencia en la isla de Cuba de las tropas negras auxiliares que haban servido a la Corona espaola en Santo Domingo, tampoco se les dio cabida en otras tierras del Caribe, salvo una pequea minora encaminada hacia la Florida. Alucinante sera la odisea de aquellos hombres que inspiraban el terror y el rechazo en todos los puntos donde se les envi.12 El clima de creciente intranquilidad sera fortalecido desde 1791 por los espordicos arribos de esclavos ladinos y criollos junto a sus amos blancos desde el Guarico. La alianza entre la Francia republicana y la Espaa monrquica contra Gran Bretaa, en 1795 a raz de la Paz de Basilea, convirti el puerto de Santiago de Cuba en base de las embarcaciones corsarias con tripulacin total o mayormente francesa de negros y mulatos libres.13 Esto hizo que la Repblica representada en Saint-Domingue por Toussaint Louverture-
ANC. Asuntos Polticos, leg. 6, No. 4. Bando de Buen Gobierno del Sr. Coronel de los Reales Exrcitos Gobernador y Capitn a Guerra don Juan Nepomuceno Quintana, de 27 de febrero de 1796. 11 Jos Luciano Franco: Documentos para la historia de Hait, en el Archivo Nacional, Publicaciones del Archivo Nacional de Cuba (XXXVII), La Habana 1954, pp. 81 y 82; AHOCC. Actos Capitulares, No. 14, de 25 de septiembre de 1795. Real Orden firmada en Aranjuez el 30 de mayo de 1795. 12 Ibid., pp. 71, 109-110, 208. Vase Carlos Esteban Deive: Las emigraciones dominicanas a Cubad 795-1 SOS), Ed. Taller, Santo Domingo, 1989, pp. 30-36. 13 ANC. Correspondencia de los Capitanes Generales, leg. 54, No. 3, Francisco Pallares a Ysidro Jos Limonta, Cuba 1 de septiembre de 1798.
10

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estableciera una especie d consulado receptor de derechos y tambin encargado de dirimir conflictos de intereses.14 Jos Mara Callejas relata un episodio que termina con la expulsin del cnsul Perrussel, relacionado con el canje de prisioneros britnicos, por haber conducido hasta Santiago una partida de negros levantiscos.15 A pesar de las prohibiciones, reiteradas en 1796, de aceptar tan slo negros bozales,16 y del constante temor a la alteracin del orden, entre 1791 y 1798 hubo una corriente ininterrurnpida de gente de color Ubre y esclava hacia la regin oriental de la isla de Cuba, porque sobre las aprehensiones de que se inculcara entre los libres y esclavos de aqu el ejemplo vecino prevalecan los intereses promotores del fomento plantacionista. Corsarios y armadores de todas las tendencias en pugna de la colonia francesa comerciaban con este puerto y traan para vender como esclavos a individuos recibidos o capturados all.17 Ms peligroso para la estabilidad social eran aquellos ladinos o criollos robados en Saint-Domingue o procedentes de las haciendas del Santo Domingo cuyos dueos teman el embargo y la abolicin, desde que el tratado de Basilea transfiri los derechos sobre la colonia de Espaa a Francia. Ellos eran introducidos en pequeos grupos por los corsarios con la complaciente aceptacin del patriciado criollo y de las autoridades espaolas.18 Al finalizar 1798, la marcha de los acontecimientos en Saint-Domlngue sobrepas cualquier tipo de vigilancia extrema para evitar el contagio. Sin embargo, los inmigrantes de color nunca crearon confrontaciones
J. L. Franco: Op. cit, p. 116. J. M. Callejas: Op. cit, p. 54. 16 ANC. Correspondencia de los Capitanes Generales, leg. 61, No. 10, Someruelos al Gobernador de Cuba, La Habana, 9 de agosto de 1802. 17 Jos Luciano Franco: Op. cit, pp. 78-80, p. 107, pp. 116-117. Vase Carlos Esteban Deive: Op. cit, pp. 23-24, 84, 93-94, 109. lalbid.
14 15

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sociales directas en los aos subsiguientes, mas su presencia fue causa de divergencias polticas y de acentuacin del cimarronaje.

1798-1803

Toussaint Louverture gobierna el pas desde comienzos de 1798, pero es a partir de la capitulacin de los ingleses en Mole de Saint-Nicolas que se excita la migracin al abandonar el territorio sus ejrcitos. El mulato Rigaud, jefe del Departamento Sur, ha sido derrotado y varios buques con familias comienzan a llegar al puerto de Santiago de Cuba para solicitar la hospitalidad del aliado espaol.19 Una de las actas del Cabildo santiaguero de enero de 1799 alega que ya existen ms de mil franceses, con lo que justifica las dificultades del abasto.20 En el transcurso de ese ao, la entrada de blancos, negros libres y esclavos es muy numerosa. Se les admite, pero bajo estricto control. Para darnos una idea de la gran variedad tnica de estos inmigrantes, basta revisar las listas de individuos que componen las familias procedentes de SaintDomingue, luego de ser empadronados. Familia de Francisco Am.ph.oux: Mulato panadero que vino del Guarico vive en una de las casas de don Jos Nicols Levis calle de San Gernimo. Estaba casado con
ANC. Correspondencia de los Capitanes Generales, leg. 54, No. 5, Al Sr. Conde de Santa Clara. Cuba, 14 y 30 de noviembre de 1798. Con el nimo de aproximarnos a una proporcionalidad de estamentos y clases entre los inmigrantes, recogemos la informacin estadstica ofrecida el 30 de noviembre de 1798; ya existan en Santiago 90 varones y 30 hembras blancos, 8 mulatos libres, 38 negros de servidumbre entre 7 y 14 aos y 16 hembras entre pequeas y grandes. 20 AHOCC. Actos Capitulares, No. 18, 21 de enero de 1799.
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una mujer blanca, Teresea Amtusu, tena tres nios de 14 aos, 4 aos y la de pecho. Estaba con l Baltasar Bari, blanco panadero con la condicin de oficial. Tena adems, un negro esclavo, una negra criada, un negro alquilado y una negra criandera espaola.21 Familia de don Carlos Simn Gallien de Preval: Lleg el 12 de noviembre de 1798, agricultor de San Marc. Resida en casa de doa Ins Busbaire en Calle Ancha. Lo acompaaba doa Juana Ysabel Reynal, su mujer; doa Magdalena Raynal, su cuada, y don Carlos Francisco y don Francisco Preval, sus hijos. Adems los criollos Amelia, Aurore, Argus y Prospero.22 Llega octubre, y en los ingenios Guaninicn de don Salvador de la Torre y Boniato de don Ysidoro de Palacios se produce la insubordinacin entre sus dotaciones.23 Se aplica un reglamento de cimarrones y hay preocupacin en los hacendados por mantener el nmero de cuadrilleros que velan los campos de la jurisdiccin para su tranquilidad.24 Al mismo tiempo, se estrechan los lazos comerciales con el rgimen de Louverture por el temor al entendimiento de este con los ingleses, una vez retiradas las tropas.25 El nuevo gobernador departamental, Sebastin Kindeln, dicta un bando en el que se prohiben las fiestas sin permiso del gobierno, pero donde se reconoce la necesidad de distraccin para' los estamentos de color que proliferan entre los recin llegados:
21

ANC. Correspondencia de los Capitanes Generales, leg.l, No. 11 (fuera), Cuba, 31 de enero de 1800. La orden de presentacin fue dada mediante un bando del gobernador de Santiago de Cuba de 17 de diciembre de 1799 por la que los extranjeros tenan que presentarse a declarar su familia, con nombre, apellido, nacin, cuartel, casa, cuantos varn o hembra, blancos, negros o mulatos, libres o esclavos. 22 ANC. Correspondencia de los Capitanes Generales, leg. 471, No. 3, de 19 de diciembre de 1799 y leg. 445, No. 2, de 19 de diciembre de 1799. 23 IbicL, leg. 55, Nb. 4, al Alcalde Mayor Provincial. Cuba, 8 de octubre de 1799. 24 AHOCC. Acias Capitulares, No. 18, de 7 de octubre de 1799. 25 R. C. Dallas: Op. ct, p. 265, yANC. Correspondencia de tos Capitanes Generales, leg. 56, No. 4, Someruelos al Gobernador de Cuba, 12 de marzo de 1800.

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Artculo 23 Siendo preciso proporcionar a los Negros as libres como esclavos alguna diversin ya que por su clase no la pueden encontrar en la de violin.es que se concede a las dems clases, les permito las de las tumbas o tabales en las tardes de los das de fiestas con tal que cesen toda funcin al toque de las oraciones y que no hayan de bailar con indecencia ni teniendo licores de ninguna especie.26 Muchos de los inmigrantes blancos, con gran nmero de esclavos, mulatos y negros libres se haban refugiado en Jamaica al ser evacuado el ejrcito ingls. El creciente rumor de que se preparaba una invasin desde Saint-Domingue, la exaltacin de los maroons y la presencia de completados en Kingston determin que la Cmara de la Asamblea dictara en enero de 1800 un decreto de expulsin de todos aquellos residentes que procedan de colonias francesas, quienes, en buena parte, se refugiaran en Santiago de Cuba.27 Para este fecha el mismo padrn asegura ser incompleto haba 693 individuos extranjeros adems de 225 corsarios franceses,28 estos ltimos de color, mientras que los primeros incluan todas las clases. La afluencia de los barcos corsarios franceses con expediciones de negros procedentes de colonias amigas no es fcil de determinar, pero la reiteracin de las rdenes para prohibir estas transacciones hace ver la
Gobierno General, leg. 511, No. 25388. ANC. Correspondencia de los Capitanes Generales, leg. 56, No. 1, El Marqus de Someruelos, Habana, 15 de febrero de 1800 y R. C. Dallas: Op. cit, p. 264 y 265. 28 Ibd., leg. 1, No. 11 (fuera), Empadronamiento de los Extrangeros que residen en esta Plaza de Santiago de Cuba, con expecificacin de sus nombres, sexo, naturaleza, nios, sus clases de Blancos, Mulatos y Negros. Casa adonde havitan el Quartel a quien correspondan, sus oficios y Partidos del Campo donde se hallen con nota de los de color que sean sirvientes. Cuba, 31 de enero de 1800.
27 26 ANC.

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continuidad.29 Y no poda ser de otra manera, por la imperiosa necesidad de aprovisionarse de esclavos para las plantaciones azucareras cuyos propietarios estaban urgidos de reemplazar en el mercado a las colonias vecinas en apuros sociales.30 El aumento de los residentes de color en Santiago de Cuba determin la orden de Someruelos y Kindeln de no admitir ms individuos de esta clase y que los buques llegados con los mismos siguieran viaje. El capitn general previo hasta un inminente arribo del cabecilla Rigaud; si ello ocurra, deba mantenerse en encierro su comitiva mientras se le preparaba otro destino.31 Empero, los censos de poblacin de 1800 an con el estimado de-quedar por debajo de la realidad- certifican que en cada calle de Santiago de Cuba se haban instalado decenas de inmigrantes blancos y tambin numerosos negros y mulatos libres y esclavos.32 Por ejemplo, en el primer barrio de los ocho que comprenda la distribucin administrativa de la ciudad, aquel donde radicaba el palacio episcopal, el convento de Beln y el hospital de San Juan de Dios, vivan 234 hombres, mujeres y nios blancos, 28 negros libres, 30 negras libres y 35 negros esclavos entre varones y hembras de estos franceses.33 En la ciudad se multiplicaron los sastres, panaderos, albailes, cocineros, carpinteros, pulperos, costureras, mdicos, etctera. Hubo quienes se instalaron en las zonas rurales prximas al ncleo urbano; algunos amos, acompaados de
IbieL, leg. 56, No. 2, Cuba, 13 de febrero de 1800. IbieL, leg. 55, No. 4, Santiago de Cuba, 14 de septiembre de 1799 31 Ibid., leg. 57, No. 2, Someruelos a Kindeln. Habana, 29 de agosto de 1800. 32 Ibid., leg. 445, No. 2, Cuaderno en que se han ido asentando los franceses de todas clases que se hallan dentro de la ciudad sin incluir los que existen en los montes. 24 de julio de 1800. Se informan 724 blancos, 131 mulatos libres, 60 negros y 155 negros esclavos. 33ANC. Miscelnea de Expedientes, leg. 4075, No. AJE, de 20 de mayo de 1800.
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sus esclavos y protegidos de color, se establecieron en tierras de la comunidad aborigen de El Caney. Por ejemplo, Mme. Achi (viuda), resida en el establecimiento del padre Pico, con Ms. Bubalde y Azohui, labradores y los esclavos Malena y Eusebio.34 La inmigracin procedente de Santo Domingo, luego de su ocupacin por Louverture en 1801, agreg nuevos refugiados de origen francs, aquellos que escaparon a la parte espaola de la isla y los propios colonos dominicanos con sus esclavos. Los de condicin hispana recibieron un trato especial, pues Someruelos encomend al gobernador Kindeln su internamiento en regiones del Departamento Oriental.35 A mediados de febrero, slo una nave trajo 431 pasajeros entre soldados y oficiales, 193 blancos y 216 negros.36 Corran noticias de una insurreccin de negros esclavos, los cuales haban pretendido apoderarse del castillo de San Lzaro, en Cartagena.37 Por otra parte, las proporciones que fue adquiriendo la poblacin de color en la jurisdiccin de Cuba hizo tomar precauciones para evitar las consecuencias sociales de esta avalancha. Se insisti en la formacin de los cuerpos rurales de caballera.38 El intento de restauracin econmica de Toussaint Louverture en Saint-Domingue incluy el envo de una comisin desde Port-au-Prince en la goleta de guerra Tricolor para recoger de esa plaza toda la gente de color Afrancesa en dos fragatas. Someruelos instruy a Kindeln de modo que en dicho reembarque fueran nicamente
3t.Ibid.,

Correspondencia de los Capitanes Generales, leg. l,No. 11, Empadronamiento... 35 ANC. Correspondencia de Los Capitanes Generales, leg. 58, No. 1, Someruelos al Gobernador de Cuba. Habana, 17 de febrero de 1801. 36 Ibid., leg. 1, No.1 29 (fuera), Cuba, Gonzalo Blanco Salcedo, 15 de febrero de 1801,yleg. 63, No. 11, AISr. Someruelos. Cuba, 31 de julio de 1803. Se informa que 60 embarcaciones o ms han regresado de Santo Domingo y Monte Christi con 304 vivientes. 37 Ibid., leg. 57, No. 9, Real Orden de 10 de noviembre de 1800. 38 Ibid., leg. 58, No. 1, Someruelos a Kindeln. 17 de febrero de 1801.

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gentes deseosas de retomar, no contra su voluntad; lo que no quiere decir que ambos hubieran desistido de los planes de embarcarlos a todos.39 En la primera quincena del mes de marzo de 1802 salieron del puerto santiaguero las dos fragatas acompaadas de otros pequeos navios de particulares con 600 hombres entre negros y mulatos.40 Contradictoriamente, siguieron procurndose negros en Cabo Francs y diversos puntos de la costa de Santo Domingo, a pesar de insistentes prohibiciones de la Corona. Por sus respetos, muchos corsarios, sin distincin de color, se hallaban a la vanguardia de este negocio y se aprovechaban de las discrepancias de bandos polticos, sobre todo entre hacendados dominicanos y haitianos. Los primeros buscaban capitales, luego del decreto de abolicin dictado por Louverture en la parte espaola. El apremio de fuerza de trabajo era el pretexto para el trfico inhumano y la esclavizacin.41 Como bien expresan las actas del Cabildo santiaguero de aquellos aos, la urgente necesidad de brazos para las labores de la agricultura, dictaba pautas. En febrero de 1802 uno de los miembros del consistorio deca con ansiedad "[...] nunca logr este pblico la introduccin de negros con la extensin necesaria a sus terrenos y cuerpo de labradores".42 Todava en agosto de se ao, la autoridad mayor de la isla insista con el gobernador oriental para que hiciera respetar el bando de 1796, cuya letra exiga que los negros que se trajeran a puerto fueran bozales.43 Reacondicionamientos polticos en el Caribe propiciaran
Ibid., leg. 60, No. 4, El Marqus de Someruelos al Gobernador de Cuba. Habana, 9 de marzo de 1802. 40 Ibid., Someruelos al Gobernador de Cuba, Habana, 30 de marzo de 1802. 41 Carlos Esteban Deive: Op. di., pp. 23-24, p. 84, pp. 93-94, p. 109. 42 AHOCC. Actas Capitulares, No. 17 de 8 de febrero de 1802. 43 ANC. Correspondencia de los Capitanes Generales, leg. 61, No. 10, Someruelos al Gobernador de Cuba, Habana, 9 de agosto de 1802.
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un paulatino incremento de esclavos cuyos cargamentos eran de las costas de frica. Al concluir el ao slo se autorizaba al puerto de Santiago de Cuba para recibir a los inmigrantes,44 pero se renovaban las "ordenes de retener en ese Castillo [el del Morro] toda la Gente de Color que conduzcan las embarcaciones extranjeras [,..]"45 Una vez ms los avatares histricos de Saint-Domingue volvan obsoletas las medidas dictadas para impedir la radicacin de poblacin negra en la jurisdiccin de Cuba, porque la prctica cotidiana aceptaba como hecho consumado que la avalancha migratoria era indetenible.

1803-1808

Con la llegada de las tropas napolenicas comandadas por Leclerc y la desaparicin en el escenario polticomilitar de Toussaint Louverture, se abri una nueva fase de la lucha revolucionaria, esta vez hasta la proclamacin de la independencia de Hait el 1 de enero de 1804. El empuje de las aguerridas huestes de Dessalines provoc la ms aparatosa y multitudinaria emigracin desde las costas occidentales de norte a sur de la antigua colonia francesa. Slo en junio llegaban de Mole de Saint-Nicole y Jeremas alrededor de 14 embarcaciones. Por su parte, el gobernador del Departamento Oriental, al finalizar ese mes, ya daba muestras de preocupacin al capitn general Someruelos, al decir: "Eso se va a inundar de franceses de todo color, lo que puede ocasionar graves perjuicios a toda la Ysla sobre todo hablando de Negros y
** Ibd., leg. 62, No. 1, de 5 de noviembre de 1802. 45bd.,leg. 62, No. 11, Someruelos a Klndeln, Habana, 19 de abril de 1803.

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Mulatos: y si la enfermedad es violenta tambin pueden serlo los medicamentos".46 Kindeln propona guardar las costas por tierra y reembarcar a los negros y mulatos sin distincin de sexo ni edades para repartirlos entre Pensacola, Florida Trujlo, Ro Tinto y Omoa.47 Confesaba su angustia por la "avenida tan extraordinaria e impetuosa de familias con la complicacin de sus esclavos, aunque fueran buenos y fieles".48 Entre los das 25 y 26 del mes de junio haban llegado seis embarcaciones al puerto cargadas de familias, cinco de ellas a la ensenada de Juragu con 200 pasajeros. Dos de las naves se haban perdido en los arrecifes y sus navegantes, en su mayora negros y mulatos libres o esclavos, tuvieron que alojarse sobre la playa en barracas improvisadas.49 Para dar mayor claridad al lector acerca de la envergadura del movimiento poblacional y sus ingredientes estamentales, he tomado tres ejemplos de las relaciones de viajeros en goletas que arribaron a Santiago de Cuba procedentes del Guarico, Mole de Saint-Nicole y Jeremas: Goleta francesa La Serpiente 50 Capitn Coape (Guarico) Equipaje blanco 8 Pasajeros blancos 10 Mujeres blancas 10 Negros esclavos 3 Negras grandes y chicas 14 Total ', 45
46 47

Ibid., leg. 63, No. 4, Al Gobernador Someruelos, Cuba 25 de junio de 1803. Ibid 48 Ibid., Al Gobernador Someruelos, Cuba, 30 de junio de 1803. 49 Ibid. 50 Ibid., leg. 62, No. 11, Jos Ygnacio Nuez al Seor Gobernador, Morro, 14 de septiembre de 1803.

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Goleta francesa El Tigre 51 Capitn Layo (Mole de Saint-Nicole) Equipaje blanco , 5 Equipaje mulato 2 Equipaje muchacho 2 Pasajeros blancos 15 Mujeres blancas 2 Negros 3 Mulatos 3 Mujeres negras 8 Negros chicos 3 Total 43 Goleta francesa La Delaida52 Capitn Sabornel (Jeremas) Equipaje blanco Equipaje mulato Oficiales de tropas (con su armamento) Soldados . Hombres blancos Mujeres Mulatos Mulatas Negros Negras Negros chicos Total
51 52

10 3 12 40 16 2 1 1 1 2 2 90

IbeL, 16 de septiembre de 1803. IblcL, leg. 445, No. 1, Los Hijos de la Ciudad de Cuba al Seor Capitn General, Cuba, 30 de junio de 1803.

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El gobernador Sebastin Kindeln se hallaba bajo la presin de -una buena parte de los notables de la ciudad, quienes haban escrito a Someruelos aterrados por la entrada masiva de gente de color: [...] la Ysla se pierde con la introduccin de franceses foragidos, negros y mulatos que estn echando estos malditos hombres en nuestra costa, y luego bienen los blancos y por el Morro se introducen pidiendo Hospitalidad, y nada menos es su intencin que establecerse en esta ciudad en donde estamos pereciendo, y de todo careciendo, y con el establecimiento de tantos franceses moriremos.53 En la carta firmada por Los Hijos de la Ciudad de Cuba, tambin se insinuaba que muchos negros ladinos capturados en Saint-Domingue eran comprados por los vecinos. En medio de esta crtica situacin, el gobernador oriental adopt medidas tendentes a conservar el orden. Entre sus disposiciones, prohibi la venta y arriendo de la tierra a extranjeros blancos y negros, en respuesta a la algazara armada por sus crticos. En su artculo nmero 5, del bando de julio de 1803, deca: "Ninguna persona absolutamente compre, ni reciba, con ttulo alguno de enagenacin, Negro u otro Individuo de color, prvulo, adulto de qualquiera edad, varn, hembra, que tenga algn Extrangero por esclavo suyo, de otro, y trate de venderlo, o negociarlo [...]"54 Nadie poda estar en la calle despus de las once de la noche, ni usar machetes, sables, garrotes, pistolas, puales, cuchillos o cuchillas; tambin se prohiban los juegos. El artculo nmero 8 descubra la influencia de los negros de Saint-Domingue, al decir que "las tumbas
53

IbitL, leg. 443, No. 1, Los Hijos de la Ciudad de Cuba al Seor Capitn General, Cuba, 30 de junio de 1803. . Asuntos Polticos, leg. 255, No. 36, Sebastin Kindeln, 7 de julio de 1803.

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solo se permiten en los das de fiesta hasta las ocho de la noche, y no ms". Para cortar efectos polticos de trascendencia era lgico que se proscribiera a los blancos asistir a las diversiones de la gente de color.55 La presin ciudadana provoc que el gobernador se decidiera por el embarque de los hombres de color libres y esclavos de ms de 13 aos, hasta un total de 105, en la fragata de don Joseph Mart, no por casualidad uno de los ms connotados traficantes catalanes de esclavos. El propsito era llevarlos a puertos de Tierra Firme, como antes se haba hecho con "las tropas auxiliares". Mujeres y nias esclavas se entregaban a sus amos blancos, mientras las libres se ponan bajo la atencin de familias.56 El resto de las tropas francesas, dirigidas por el general Lavalette, llegaban a fines de 1803 a la baha santiaguera, pero slo se les permita ocupar cayo Smith, cerca de la entrada de su boca. Mientras esto ocurra, tanto Someruelos como Kindeln acordaban prohijar el fomento agrcola plantacionista -en particular el del caf-, al aprobar la venta de tierras a los individuos solventes y confiables de la migracin blanca de origen francs recin llegada.57 Luego de efectuada su compra por una sociedad de franceses, se proyect la colonizacin del hato de Santa Catalina, mediante el establecimiento de 90 familias con esclavos trados por ellos y los bozales que aqu pudieran adquirirse.58 A inicios del mes de septiembre, la situacin en Santiago se hizo insoportable: los frutos valan, ms del 150 96, no haba casas para alquilar y los portales eran refugios;
55 56

Ibid. ANC. Correspondencia de los Capitanes Generales, leg. 63, No. 12, Someruelos al Gobernador de Cuba, Habana, 2 de agosto de 1803. 57 Ibid., leg. 64, No. 5, Al Seor Someruelos, Cuba, 15 de septiembre de 1803. 58 Ibid., leg. 64, No. 6, Al Seor Someruelos, Cuba, 30 de septiembre de 1803.

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el agua potable era "gnero de contrabando" obtenido por medio de las armas en el lugar de su desembarco.59 Y seguan llegando inmigrantes al puerto, a las costas de Guantnamo, Baracoa, Baconao, Verracos y al surgidero del Francs, ya fuera bajo control o no registrados, porque no siempre las autoridades se percataban de estos arribos; lo mismo en bongos, que en balsas, faluchos, piraguas, balandras y bergantines, hasta que la avenida comenz a disminuir en el mes de diciembre. El 31 de enero de 1804, haban recalado 332 embarcaciones con 18 430 individuos, sin contar las entradas clandestinas:60 [...] en toda la Ciudad no se halla casa alguna desocupada quando sobre las riveras del mar, bajo de los soportales y en las embarcaciones se ven cada noche abandonados a la intemperie incalculable nmero de franceses desgraciados, que no encuentran una pequea sombra donde apoyarse.61 Kindeln menta al asegurar la existencia de pocos esclavos procedentes de Saint-Domingue en la jurisdiccin de Cuba, menta al afirmar que apenas si rebasaban la cifra de 200, que cada dueo tena uno y todos distantes, y que eran mujeres y nias de 13 a 14 aos en su mayora. Deca no haber tenido oportunidad para reembarcarlos a Tierra Firme por la mala comunicacin, y porque en Maracaibo, Cartagena y Portobelo tampoco queran recibirlos. Esto era mucha verdad, como tamj bien cuando afirmaba la necesidad de esclavos para el fomento plantacionista cafetalero de los colonos franceses. Manifestaba, adems, que era preciso dar oficio a
Ibid., leg. 64, No. 8, Carta de 18 franceses que desean trasladarse a La Habana, Santiago de Cuba, 5 de septiembre de 1803. 60Ibd., leg. 65, No. 8, Extracto de las embarcaciones francesas y dems que han entrada en este Puerto con familias francesas, pasajeros y resumen ingresos antecedentes. 61 Jbid., leg. 64, No. 9, Al General de Brigada Lavalette, Cuba, 24 de octubre de 1803.
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los negros libres no reembarcados a fin de evitar la ociosidad y as suplir la demanda de jornaleros agrcolas. Por otra parte, argumentaba haber cumplido rigurosamente con la prctica de situar a los extranjeros de color que llegaban a estas costas en un pontn para obligarlos luego a salir del puerto, e insista acerca del cuidado de que fueran bozales los negros introducidos y no ladinos. El gobernador oriental puso al desnudo sus contradictorias actuaciones en la correspondencia con el capitn general, pero siempre procur que la responsabilidad de cada uno de sus pasos hacia la poltica de progreso agrario, apoyada en colonos de Saint-Domingue, fuera compartida con responsabilidad por Someruelos.62 Ambos coincidieron en las determinaciones adoptadas todo el tiempo. El gobernador admiti haber sacado al inicio 300 hombres de color en tres buques parlamentarios, pero tambin el haber detenido la gestin para evacuar a los negros por la exigencia defensiva que motivaba el comienzo de la guerra en Santo Domingo.63 He procurado por el medio que me ha sido posible saber la ocupacin de este considerable nmero de extrangeros a fin de proporcionarle su subsistencia con utilidad del Pas: gran parte lo estn en el cultivo de estancias, algunos en el de caf, algodn y pocos en el de azcar varios se emplean en curtimbre y otros oficios y otros muchos en fabricas, pesca, corte de lea, acarreo de lea para el consumo de la familia y en otras maniobras, todas ejecutadas por blancos que no desdean de ejercer la obligacin [...]64 La documentacin a nuestro alcance deja entrever, en todas estas ocupaciones, la presencia de los inmigrantes
62 63

IbieL, leg. 66, No. 1, Al Seor Someruelos, Cuba, 21 de febrero de 1804. Ibld. "Ibid.

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negros. A estos se les autoriz a levantar casas en la calle que colindaba con el muelle. Se anticip las ventajas que esta fuerza de trabajo reportara a la cosecha de tabaco y como garanta para el suministro de alimentos (carne, aves, huevos, verduras, legumbres, etc.) a la ciudad.65 Someruelos y Kindeln dieron carta blanca, previo juramento de fidelidad y vasallaje, para que los colonos compraran tierras; pero no se autoriz la naturalizacin de los arrendatarios,66 cuyas filas se nutran con muchos de los mulatos libres internados en el medio rural. El gobernador del Departamento Oriental aseguraba que reinaba la tranquilidad en toda su administracin, as menospreciaba las opiniones no propicias hacia su conducta de los enemigos de siempre. Se ocup hasta de brindar distraccin a los extranjeros residentes con el fin de mantenerlos entretenidos, pues, entre otras cosas, consinti la ereccin de un teatro, el cual dio ocupacin a menestrales y msicos inmigrantes y fue abierto al pblico en abril de 1804 para brindar espectculos de pantonima y de opera.67 El propio Kindeln desmiente que hubiera un exiguo nmero de esclavos en el campo cuando se refiere a la intensidad de los trabajos agrcolas emprendidos por los franceses: "se registran a la fecha cerca de 3 000 hombres cultivando montes".68 Las Actas Capitulares seguan asentando la preocupacin de sus ilustres miembros por los "negros fugitivos que infestan los campos" y las medidas adoptadas para neutralizarlos:"[...] que no ande en el campo ni un solo esclavo sin el correspondiente papel que acredite
B5Ibid. 66

Ibd., leg. 64, No. 5, Al Sr. Someruelos Cuba, 15 de septiembre de 1803, leg. 65, No. 9, de 9 de enero de 1804, leg. 63, No, 1, Habana, de 30 de abril de 1803 y leg. 66, No. 1, Al Sor. Someruelos, 21 de enero de 1804. 67 Ibd., leg. 64, No. 9, de 15 de mayo de 1804. 68 IbicL, leg. 65, No. 9, Sebastin Kindeln al Capitn General, 9 de enero de 1804.

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de la hacienda que es, su nombre y fecha en que transita y que los jornaleros de la ciudad asi mismo lleven el voleto de su amo que lo acredite [.,.]"69 Si revisamos los estados de partida de los colonos de Saint-Domingue entre agosto de 18O3 y abril de 1805, los cuales embarcan para ser trasladados desde Santiago de Cuba a Louisiana, Saint-Thomas, etc., es dable comprobar que en la "poltica de reubicacin" no influy ni el color ni el sexo, pues las licencias eran solicitadas por hombres y mujeres blancos como tambin por las mujeres negras.70Esto parece apuntar hacia un reflujo natural en busca de mayores expectativas econmicas entre los inmigrantes menos favorecidos, lo que provoc nuevos traslados,
LICENCIAS DE SAMDA A INMIGRANTES Blancos Varones

1 677
2 705

Hembras 1 028

De color Hembras Varones 1 016 581


1 597
71

Tote] : 4 302

El nmero mayor de solicitudes se produjo entre los meses de abril-agosto de 1804. En junio de ese ao, Someruelos alertaba a Kindeln sobre las opiniones del monarca respecto a las familias francesas para que no hicieran proyectos a largo plazo de su quehacer, porque "es ms seguro no abrigar en nuestras colonias unos habitantes posedos de opiniones,menos pacificas de lo que se necesita,.."72
AHOCC. Acias Captufares, No. 18 de 28 de mayo de 1805. ANC. Correspondencia de los Capitanes Generales, leg. 471, No. 3 y leg. 471, No. 4, Estado que manifistalos franceses que han salido de esta Plaza para el continente, la Luisiana, San Thomas, Santo Domingo y otros destinos fuera de la Ysla de Cuba, con. distincin de clases y sexo. Vase Anexo No. 1. " bic. 72 Ibid., leg. 66, No. 14, Som.e.rueos a Kindeln, Habana, 14 de junio de 1804.
w T0

77

Como se puede apreciar, cuidaba la colonia de posibles desafectos ante las perspectivas de cambios en las relaciones de Espaa con la Repblica francesa. Ajenos a estas opiniones reservadas, los antiguos plantadores blancos de Saint-Domingue ahora se sentan ms seguros y protegidos por la ventura econmica luego del desastre precedente. Ellos expresaron su agradecimiento por la tranquilidad que respiraban y la buena acogida recibida al gobierno de la Capitana General de la isla de Cuba.73 La multiplicacin del cimarronaje fue la contrapartida de la prosperidad alcanzada por el auge de las plantaciones esclavistas en la jurisdiccin de Cuba;74 sin embargo, los hacendados no renunciaron a la adquisicin de nuevas partidas de bozales, cada ao ms numerosas. Entre 1797 y 1802 entraron al puerto de Santiago de Cuba tan slo por la va legal 1 686 bozales; en cambio entre 1803 y 1808 casi se triplic la cifra de entradas al reconocerse 3 551 de estos infelices.75 Ningn inmigrante francs pudo suponer entonces lo que muy pronto sobrevendra: la repeticin para blancos y negros del xodo masivo. En esta oportunidad a partir de la orden dada por las autoridades metropolitanas espaolas de expulsin como respuesta a la injerencia napolenica en la pennsula.

1808-1809 Al amparo de la eclosin de prosperidad alcanzada en la primera dcada del siglo xix se pronostic, con
73 ANC. Asuntos

Polticos, leg. 138, No. 36, El Marqus de Someruelos, Habana, 22 de agosto de 1806 y leg. 138, No. 34, Al Gobernador y Capitn General, Cuba, 23 de julio de 1806. 74 AHOCC. Acias Capitulares, No. 19 de 20 de abril de 1808. 75 ANC. Intendencia General deHadenda, leg. 1052, No. 23, de 16 de febrero de 1835.

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justificacin, mayores venturas para el siguiente decenio en la jurisdiccin de Cuba. El nico requisito, segn Kindeln, era contar con la cantidad de esclavos suficientes a fin de alcanzar el florecimiento de la cacultura.76 Haba pocos escrpulos entre capitanes y armadores corsarios, de manera que sus navios venan cargados de mercancas, entre ellas, bozales procedentes de la base caribea de Saint-Thomas. Por otra parte, gruesas partidas llegaban al puerto santiaguero en los barcos de los comerciantes catalanes procedentes de las propias factoras africanas. En la ltima dcada del siglo xvm, los negociantes naturales de Catalua pretendieron monopolizar todo el comercio y prescindir de la competencia que, con buena ventaja, le hacan los marinos del corso francs. No es de extraar, por consiguiente, la predisposicin de aquellos al menoscabo de la comunidad de inmigrantes de Saint-Domingue dedicados a la marinera y sus reiterados intentos por desacreditarlos. La ocasin para una escalada de intrigas que acabara por liquidar la supremaca de los corsarios franceses en el puerto santiaguero, se hizo propicia al declararle Espaa la guerra a Napolen Bonaparte desde julio de 1808. De inmediato, todos los disconformes con los beneficios recibidos por los extranjeros se agruparon en un bando regenteado por el arzobispo Joaqun Oses Alza y Cooparacio que inclua a los tradicionalistas de siempre, los catalanes del comercio al por mayor y las pulperas, y a los hacendados azucareros incmodos por las preferencias de Kindeln hacia el fomento cafetalero. Primero se arremeti contra las propiedades y las tripulaciones del corso francs matriculadas en este puerto, las cuales terminaron por ser sometidas a embargo. Ms
76

ANC. Juna de Fomento, leg. 92, No. 3929, Sebastin Kindeln, Santiago de Cuba, 9 de septiembre de 1807.

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de trescientos hombres debieron abandonar la baha, muchos de ellos en cuatro buques parlamentarios que los conduciran a Santo Domingo entre el 8 de octubre y el 2 de noviembre.77 En segundo lugar, se atacaron a los marinos franceses de las embarcaciones espaolas matriculadas en el puerto. Todos los marinos de semejante origen se consideraban una amenaza contra la estabilidad pblica, puesto que estaban'armados y eran mulatos y negros. Se propuso su reduccin a un cuarto de la tripulacin en los barcos que partan mar afuera,78luego se les prohibi la pesca,79 despus se efectu su desarme.80 El comandante del Morro comentaba que toda medida contra los marineros franceses permitira que "los pobres marineros espaoles trabajaran, y el populacho, y catalanes (que es la misma cosa) no tendran nada mas que decir en el particular".81 Los catalanes, libres de la presencia de los corsarios franceses, por fin controlaron el comercio de bozales al por mayor con Saint-Thomas y con las costas de frica. A partir de entonces, grandes partidas arribaran a Santiago y Baracoa.82 A instancias de la Capitana General, el gobernador del Departamento Oriental, Sebastin Kindeln, dict la expulsin de este territorio de los colonos de origen francs por bando de 10 de abril de 1809,83impreso en Santiago de Cuba por Matas Alqueza en idiomas francs y espaol. De inmediato, se dispuso tambin la
77

ANC. Asuntos Polticos, leg. 209, No. 133, A Someruelos, Cuba, 28 de diciembre de 1808, y Correspondencia de las Capitanes Generales, leg. 84, No. 2, AISr. Someruelos, Cuba, 11 de septiembre de 1809. 78 ANC. Correspondencia de los Capitanes Generales, leg. 82, No. 9, C. Caballero al Dr. D. Jos Emigdio Maldonado, 24 de marzo de 1809. 79 Ibid., leg. 82, No, 10, de 2 de abril de 1809. 80 Ibid., leg. 82, No. 10, de 30 de abril de 1809. 81 ANC. Correspondencia de los Capitanes Generales, leg. 82, No. 9. 82 ANC. Correspondencia de los Capitanes Generales, leg. 84, No. 13, Morro, 11 de noviembre de 1809 y leg. 1, No. 35 (fuera). 83 ANC. Asuntos Polticos, leg. 255, No. 41, Sebastin Kindeln.

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creacin de la Junta de Vigilancia, que dara cumplimiento al articulado del bando sin excesos, terror, ni vulgaridades, e impedira la entrada de agentes franceses.84 El artculo No. 1 ordenaba salir de la ciudad a aquellos franceses y extranjeros domiciliados; el No. 2 exiga el cese inmediato en sus oficios a menestrales y artesanos. A los carniceros y panaderos se les daban ocho das para dejar la jurisdiccin, quince a los estancieros y hortelanos y veinte a los que nada posean. En el artculo No. 3 se establecan cuarenta das, a partir de la publicacin del bando, para negociar la venta de fincas y bienes inmuebles por sus dueos. La poblacin de color libre estaba presente en todas las ocupaciones, pero no eran propietarios. No se les haba otorgado la naturalizacin ni siquiera a los arrendatarios y, como los corsarios, resultaban a los ojos de las autoridades espaolas los ms peligrosos por su filiacin poltica republicana y revolucionaria. Al aplicarse estas rdenes, el gobernador Kindeln debi tomar medidas urgentes para evitar la paralizacin econmica del ncleo urbano, ya que los extranjeros blancos y negros haban invadido todas las ocupaciones tiles. Al mismo tiempo pase oficios al Cabildo de esta Ciudad para que acordase las medidas oportunas de reemplazar los brazos extrangeros que hasta hoy se ocupan en el aprovisionamiento de Carnes miniestras, legumbres y agua a fin de que cumplido el termino en que deben cesar los trabajos de los extrangeros no careciese el publico de abastos.
84 ANC.

Correspondencia de ios Capitanes Generales, leg. 82, No. 13, de 15 de abril de 1809. Los miembros de la Junta eran Sebastin KIndeln, Silvestre del Castillo, Tadeo de las Cuevas, Miguel Bestard, Flix Jos Rodrguez, Manuel Jstz (pidi enseguida su renuncia), Jos Rodrguez Gonzlez y Martn Mueses (escribano de Gobierno y Guerra).

81

Con iguales atenciones oficie el mismo da al comandante de estas matriculas rogndole pusiese en actividad por los individuos de mar, la pesca en que con aprovacin de V.S se ocupaba un grande numero de franceses, no menos que en la exportasin de agua potable por el mar dentro de la Baha, no obstante que tambin se empleaban muchos matriculados en los propios oficios.85 Dos veces prorrog Kindeln el plazo para decretar el embargo de los bienes a los que haban cumplido con la orden de expulsin. El 30 de junio expiraba el ltimo plazo, el cual desvanecalas esperanzas de quienes pensaban en recapitulaciones de postrer momento. Hemos consultado un estado de pasajeros evacuados desde el da 11 de abril hasta el 30 del mismo mes, aunque la relacin no se hace por color, recoge en sntesis:86
Hombres Mujeres Nios Criados 606 (28,5%) , Total

512

526

484

2 128

Los criados representan algo ms de 1/4 del total, pero no puede desestimarse que entre los hombres, mujeres y nios una parte debi constituirla la gente libre de color, quienes se dedicaban, precisamente, a los oficios cuyo plazo expiraba con premura. Las listas de pasajeros de algunas de las embarcaciones encargadas de trasladar a los expulsados87ponen de manifiesto la composicin tnica:

84

Ibid., Al seor Someruelos, Cuba, 12 de abril de 1809. Ibid., leg. 446, No. 2, Juan Cristbal Caballero, Socapa, 30 de abril de 1809, Estado de las embarcaciones que han llevado Pasajeros. Vase Anexo No. 2. 87 Ibid., Santiago de Cuba, de 1 de mayo al 13 de mayo de 809.

82

Goleta Nancy Whte (capitn Juan Murto) para Savannah Blancos hombres 34 Blancos mujeres 25 Blancos nios 30 Hombres de color 16 Mujeres de color 14 Nios de color 14 Total 133 Javeque parlamentario El Salvador (capitn Andrs Parodin) para Nueva Orleans Hombres blancos 16 Mujeres blancas 10 Pardos libres 2 Pardas libres 2 Negros libres 3 Muchachos blancos 7 Muchachos pardos 6 Negros domsticos 10 Negras domsticas 15 Negritos y negritas 6 Total 77 Goleta FreemanEllis (capitn Sparrous) para la Louisiana Hombres blancos 50 Mujeres blancas 20 Nios blancos 35 Hombres de color 20 Mujeres de color 8 Total 133 Casi todos los das del mes de abril partiran embarcaciones con evacuados, a veces hasta dos y tres. Iban con preferencia a la costa sur y sudoccidental de Estados Unidos: Louisiana, Nueva Orleans, Charleston, Baltimore y Norfolk. Mucho menos eran los que se dirigan a Kingston y Curazao.
83

Despus de vencidos los plazos, el xodo sigui hacia las mismas regiones hasta el 30 de agosto, fecha en que se consider definitivamente concluido, El balance final de los reembarcados fue el siguiente:88
Hombres Mujeres 2388 Nios Criados Toa

I 934

2 192

2 356 (26%)

8 870

La proporcin entre los cuatro grupos es muy parecida, siempre considerando que hombres, mujeres y nios incluyen libres de color. Los protocolos notariales de Santiago de Cuba testimonian la fiebre de ventas desatada en 1809 y que incluy las propiedades cafetaleras, las casas cerca del mar, los esclavos criollos y ladinos, los pequeos negocios de pulperas y hasta los de venta de agua potable. Los cafetales fueron comprados por naturalizados, espaoles y criollos; en tanto, los arrendatarios traspasaban el derecho de usufructo de sus estancias. La mayora de los cafetales apenas si comenzaban a ser explotados; un censo de propiedades cafetaleras en los ocho distritos de la jurisdiccin de Cuba, apunta hacia el criterio de que una buena parte de los cafetales (con preferencia en los partidos de Cauto, Dos Bocas-Gira}89 eran explotados; por arrendatarios libres de color de .Sant-Domingue, Criollos o dominicanos de color adquirieron muchos de los pequeos negocios que los negros provenientes de las colonias francesas haban fundado; tambin los sustituyeron en las casas ya levantadas a lo largo de la calle prxima al puerto.90 El Gobierno espaol termin por embargar y secuestrar los bienes de los naturalizados, lo que indujo a
** bid., Juan. Cristbal Caballero, La Socapa, 31 de agosto de 1809. 8AHPSC. Protocolos, Hacienda 1809 y Giro 1809. 90 ANC. Correspondencia de los Capitanes Generales, leg. 83, No. 6, Cuba, 30 de junio de 1809.

84

muchos propietarios de haciendas a ejecutar la salida clandestina con sus familiares y esclavos.91 Para que se pueda discernir mucho mejor respecto a la impronta cultural dejada por la inmigracin negra procedente de Saint-Domingue entre 1798 y 1809, se proceder a un anlisis demogrfico, el cual permitira aproximarnos a la cantidad y condicin de los que permanecieron en Santiago de Cuba, aun despus de decretarse la expulsin en ese ltimo ao. La estadstica oficial indica que slo quedaron los franceses siguientes:92
Banees
H V

Bsdavr- No. No. algodn No.hacdendas cate os 261 217


19 13

Naturalizados 34 42 59 dueos de haciendas Mayorales de 47 3 O espaoles y franceses Artesanos 33 1

4 5 5 Otros compromisos de ia Junta de Vigilancia Total 118 51 69


..

'
'

j 261
217

19

13

...j
V: Varn; H: Hembras; N: Nio.

Ni siquiera esta cuenta coincide con el clculo de 140 a 170 residentes todava en Julio de 1809 que comunicaba el gobernador Kindeln, en correspondencia a Someruelos.93Para nada se menciona a los libres de color,
Ibid., leg. 84, No. 1, Al Auditor de guerra, Cuba, 7 de septiembre de 1809, y leg. 83, No. 17, Al dependiente de la Socapa, 9 de agosto de 1809. 92 Ibid., leg. 1, No. 11 (fuera). Cuba, 3 de septiembre de 1809. 93 Ibid., leg. 83, No. 12, Al seor Someruelos, Cuba, 15 de julio de 1809.
91

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lo cual significaba su total evacuacin. Sin embargo, el mismo gobernador haba dicho a los miembros de la Junta de Vigilancia un mes antes, que se mantenan familias "sin moverse, mas especialmente mujeres",94 a pesar de que en Santiago haba embarcaciones listas para zarpar con destino a Nueva Orleans y a otros puertos, y facilidades para su salida. Me es dable suponer entonces, que a pesar de todas las medidas aplicadas, muchos residentes extranjeros, en particular los negros libres del interior de la jurisdiccin, subsistieron ocultos y protegidos por los naturalizados o por los criollos simpatizantes. Quin poda determinar si permanecan o no inmigrantes de SaintDomingue en los agrestes territorios de las montaas vrgenes? Partidas a caballo recorran los campos para corroborar que no haban quedado franceses excepto los naturalizados, pero los integrantes de las mismas eran los hacendados cafetaleros o sus familiares,95es decir, los primeros interesados en retener arrendatarios, jornaleros, algn que otro mayoral francs y, sobre todo, a los negros esclavos ladinos o criollos. Si consideramos las cifras a nuestro alcance, el clculo total de inmigrantes hasta enero de 1804 era de 18 430 (entre 18 000 y 20 000 dir Eondeln en su correspondencia)9^ los reembarcados en el perodo de 1803-1805 ascendieron a 4 302; de modo que la resta es de 14 128. Aun si se supone que el xodo prosigui entre 1805 y 1808 -no sera numeroso por la bienandanza econmica disfrutada en estos aos en la jurisdiccin, pensamos que el censo de ese ltimo ao, encargado a Juan
94

Ibid., leg. 63, No. 3, Sebastin Klndeln a los Seores que componen la Junta de Vigilancia. Cuba, 19 de junio de 1809. 95 Ibid., leg. 83, No. 6, Joseph del Castillo Vfllamedio al Sr. Sebastin Kindeln. Partido del Asomante, 24 de julio de 1809, leg. 83, No. 16. Dos Bocas, 24 de agosto de 1809 y Gira, 17 de agosto de 1809, leg. 83, No. 13, Ramada, 20 de julio de 1809 y Limones, 27 de julio de 1809. 96 ANC. Asuntos Polticos, leg. 209, No. 133.

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de Dios Zayas por el gobernador Kindeln,97 no se ajusta a la verdad con respecto a los residentes de origen francs, pues la cifra total de 7 449 queda muy por debajo de la realidad. De lo contrario, cmo se puede entender que partieron 8 870 si slo haba 7 449? Es evidente que los resultados han sido amaados, y es nuestro criterio que detrs de la falsedad se escamote la presencia de muchos negros libres y esclavos provenientes de Saint-Domingue en los campos y en la ciudad. Si trasladamos nuestra atencin a las cifras reportadas de criados emigrados (es probable que no todos fueran esclavos) y se le aaden los 478 que, segn la Junta de Vigilancia, permanecieron bajo autorizacin, el total sobrepasa el nmero de esclavos de origen francs informado por el censo de 1808. Y aunque ignoramos si muchos de los que partieron con sus amos eran bozales, malintencionadamente, se pasa por alto la cantidad de esclavos ladinos y criollos vendidos a los santiagueros y espaoles por los dueos franceses. El propio gobernador Kindeln, quien haba adquirido estos esclavos, fue el primer interesado en omitir la presencia una poblacin propensa, en potencia, a la inseguridad poltica. Para demostrar la adulteracin de dicho censo, basta comprobar el total de bozales entrados por va oficial entre 1801 y 180898por el puerto de Santiago de Cuba (sumados los franceses y espaoles) de 3 001 esclavos, sin contar las no poco frecuentes entradas ilegales. Qu se hicieron dichos esclavos? En las cartas de Kindeln a Someruelos, el gobernador se defiende de las reiteradas acusaciones de proteccin
97

Ibid., leg. 143, No. 86. Cf. Juan Prez de la Rlv: "La implantacin francesa en la cuenca superior del Cauto", en El Barracn y otros ensayos, Ed. Ciencias Sociales, La Habana 1975, pp. 370-372. Sustenta otra opinin. 98 ANC. Asuntos Polticos, leg. 142, No. 86 y Junta de Fomento, leg. 184, No. 8324.

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a los franceses y desvirta la impugnacin de permitir cantidades de esclavos no bozales a los propietarios cafetaleros, tambin franceses, con pueriles argumentos. Deca en 1808 que bajo el apellido Cordies a quien se pona de ejemplo entre sus opositores por tener varios esclavos se integraban tres familias en realidad, las cuales, todas juntas, posean 8 esclavos."Resulta que la documentacin de 1812 pone en evidencia que nicamente la viuda de este Cordies, naturalizado y habitante del partido de Tiguabos, posea 24 esclavos para esta fecha.100 Tan slo en dos aos haba adquirido estos esclavos adicionales? Elementos conservadores del clero, poco propicios a favorecer el progreso de los naturalizados franceses despus de la expulsin, no se ocultaban para criticar su comportamiento. Es as como sabemos, que adems de incumplir ellos y sus esclavos con los deberes para con la iglesia, [...] tambin si se indaga [...] se encontraran en las distintas haciendas, cafetales de l [o sea del partido] Franceses de diferentes clases y sexos que ni fueron naturalizados por el Sr. capitn general, ni tampoco por la junta de vigilancia, por lo que fueron exportados y clandestinamente se han vuelto a introducir por puertos extraordinarios y permanecen solapados en dichas haciendas [...] Caney, 30 de junio de 1812101 Diriamos que ni siquiera salieron, y entre ellos se encontraban buena parte de los esclavos trados por sus
ANC. Correspondencia de los Capitanes Generales, leg. 66, No.l, Cuba, 21 de febrero de 1804. 100 ANC. Gobierno General, leg. 392, No. 18623, Padrn General de los ocho Partidos del Campo de esta ciudad de Santiago de Cuba formando por sus respectivos capitanes en el ao pasado de 1812. 101 Archivo del Arzobispado de Santiago de Cuba. Gobierno Multar 1800-1850, leg. 72, Relacin del Cura doctrinario por S. M. de la Santa Iglesia Parroquial de San Luis de los Caneyes.
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dueos blancos o que haban sido capturados y luego trasladados por los corsarios desde las colonias francesas. La documentacin del arzobispado de Santiago de Cuba seala que muchos esclavos lad.inizod.os en idioma francs no son cristianos "de que probablemente, abundan las haciendas de los de aquella nacin".102 Sebastin Kindeln tuvo una preocupacin constante por demostrar que los esclavos de los naturalizados procedan de las costas de frica. En las 99 haciendas de caf vendidas a criollos y espaoles, a raz del Bando de Expulsin, permanecan 217 esclavos y se insista que eran preferentemente bozales; lo mismo se dice de los 90 esclavos en las 125 estancias tambin vendidas. Con astucia se inserta la explicacin de que en 1809, sus actuales dueos empleaban 711 y 250 esclavos respectivamente...103 apenas a dos meses de aplicado el embargo a los no naturalizados! De dnde haban sacado tan pronto tal cantidad de esclavos? La misma fuente explica que de ocho habitaciones de caf haban huido 16 blancos con 250 esclavos. Cuntos no debieron refugiarse en las zonas vrgenes? El incremento por estos aos en las montaas orientales del cimarronaje, bien pudiera tener que ver con su existencia en estas regiones. De la presencia de negros esclavos criollos y ladinos nos deja constancia el atemorizado capitn del partido de Tlguabos, al escribir en carta Kindeln: [...] en medio de un pueblo intimidado con no poco fundamento, pues abr dos noches que se haparecieron como 30 negros franceses ha desoras de la noche armados de garrotes y pasaron por en medio de el arreunirse en una habitacin de un
102

Ibid. Varias materias, leg. 71, Testimonio de Jos Mara Prez, Caney, 6 de noviembre de 1813. 103 ANC. Correspondencia de los Capitanes Generales, leg. 1, No. 11 (fuera), Cuba, 3 de septiembre de 1809.

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francs llamado Antonio, que la tiene inmediata a la parte oriental del pueblo donde se esperaban otros muchos de las dems habitaciones ms distantes, de la misma parte. [...] y aprend, como unos 20 por aberse escapado con la oscuridad de la noche los dems. Estos los entregu a sus dueos a el otro dia reprendindolos por haberlos dejado salir de su casa en aquellas oras sin habrmelas participado, ni haberles dado ni aun papel a ninguno de ellos que los resguardase, y la misma repreension di al dueo de la casa por haberlos consentido, y haber dems de esto, echo baile de tumba en aquellas oras sin mi noticia, ni conocimiento, siendo bien estrao este procedimiento; quando en otras ocasiones i a otras oras me lo an participado.104 Pero si hubo preocupacin de Kindeln por disfrazar la existencia de la poblacin esclava ladina y criolla de Saint-Domingue dentro de la jurisdiccin de Cuba, fue suya tambin la tarea de distraer la atencin sobre la concentracin de mulatos y negros libres de la antigua colonia de Francia residentes en la ciudad y en las zonas rurales. El encubrimiento es apreciable hasta en la forma en que las estadsticas de entradas y salidas de los inmigrantes forneos se suministran. A insistencia de los enemigos, se dice que salieron los corsarios, despus los artesanos y pulperos, hasta que no qued ningn libre de color, esto es absolutamente falso.
Vale decir que los jornaleros mulatos y negros libres no podan comprar sus pasajes por sus cortsimos ingresos y porque a una buena parte de ellos ni siquiera se les pag cuando los contratadores debieron marchar;
104

Ibd., leg. 86, No. 12, Manuel Ruiz a Sebastin Kindeln, San Anselmo de Tguabos, 23 de abril de 1810. Afirma que tambin se haban reunido-los habitantes franceses blancos con el pretexto de misa.

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de manera que fueron amparados o se escondieron en los montes hasta que sobrevinieran los cambios polticos que les permitieran integrarse a la sociedad. Kindeln asegura que a fines del mes de junio de 1809, muchos franceses ni siquiera pretendan moverse de la ciudad. Cmo esperar que lo hicieran los que vivan en las zonas rurales? A tales discernimientos cabe aadir el de que nunca se podr calcular el monto real de la poblacin libre de color, la cual en aos precedentes haba entrado, lo mismo en faluchos que en piraguas y hasta en balsas clandestinamente, por la costa nororiental y sudorienta! del departamento, y sin control alguno se intern en el pas. Las autoridades se empearon en descubrir a los mulatos y negros libres de Saint-Domingue que no haban cumplido la orden de expulsin y se encontraban solapados y protegidos por sus vecinos en los ocho barrios de Santiago de Cuba. Sin embargo, pocos fueron aprehendidos y embarcados en los meses posteriores al bando de abril de 1809,105en su gran mayora permanecieron escondidos. Paulatinamente se aceptaron o consistieron, ya porque eran gentes de oficios imprescindibles, ya porque las tensiones comenzaron a ceder, junto con los cambios en la correlacin de fuerzas de la Europa de 1813, lo que permiti contemporizar con aquellos hombres y mujeres, los cuales, de una u otra forma, se haban incorporado a la comunidad santiaguera. Lo aqu expuesto admite una aproximacin al total idneo de inmigrantes negros procedentes del Santo
105bid.,leg.

86, No. 10, de 12 y 15 de abril de 1810; leg. 87, No. 13, 3 de mayo de 1810; leg. 88, No. 3, de 13 de agosto de 1810; leg. 88, No. 14, de 24y 31 de octubre de 1810 y de 7 de noviembre de 1810. La relacin de extranjeros en el 1ro; y 8vo. barrios de la ciudad de Santiago de Cuba, desmiente el supuesto de que en el centro urbano no haba franceses. Correspondencia de los Capitanes Generales, leg. 446, No. 3, Antonio de Herrera a Surez de Urbina, Santiago de Cuba, 11 de noviembre de 1811, y Asuntos Polticos, leg. 213, No. 160, Jos Francisco Collazo, Cuba, 26 de octubre de 1811.

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Domingo francs y espaol, y al de los esclavos ladinos, criollos y libres de color que permanecieron en la jurisdiccin de Cuba despus de la orden de expulsin. Me permito subrayar la rica composicin de esta oleada de inmigrantes. En ella convergen negros y mulatos agricultores, artesanos, artistas, marinos, comerciantes; muchos portadores de una intensa experiencia cultural donde lo franco-haitiano se combina con lo hispanodominicano y lo anglo-jamaicano. Quedaron imbricados en lo criollo de la jurisdiccin de Cuba sin que drsticas interrupciones en lo finisecular del xvn y los inicios del xrx interrumpieran el proceso de asentamiento y mezcla, si concordamos en la opinin de que la expulsin de 1809 no signific el xodo de una parte importante de la poblacin negra llegada de Saint-Domingue. Mujeres de color libres y esclavos de origen francs formaron sociedades de ayuda mutua para procurar la libertad de los ms oprimidos, en ellas se danzaba y cantaba. El gobierno de Santiago de Cuba intent suprimirlas en 1817, temeroso de su trascendencia en el terreno de la poltica.106 A uno de los cabildos que participaban en la festividad religiosa de san Benito de Palermo en la ciudad de Bayamo en 1837, le era ocupada una bandera cuyo emblema inclua, sobre el escudo de Castilla, el sombrero emplumado de negro y encamado, smbolo de autoridad entre los jefes revolucionarios de Hait.107 Semillas imperceptibles de inconformidad social, conducidas en las mentes de los inmigrantes negros de Saint-Domingue, que habran de germinar en el surco del cubano oriental. Al arribar al puerto de Santiago de Cuba en los primeros aos de la dcada del 40 del-siglo xtx, el viajero Rosemond de Beauvallon, procedente de la isla de
106 107

IbitL, leg. 125, No. 4 y No. 9, 1817. ANC. Comisin Multar, leg. 18, No. 1, 1837.

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Guadalupe, qued gratamente impresionado al ver que quienes le rodeaban, todos, hablaban francs;108 eran los herederos de aquellos matriculados negros y mulatos de la ltima dcada del xvra.

Fig. 15. Bandera de un cabildo bayams con el escudo de Castilla sobre el cual se encontraba el tricornio de los jefes revolucionarios haitianos.

En el mes de julio de 1863, a este mismo puerto llegaba Jean Simn, empleado de rentas de Hait, para visitar a sus familiares residentes en la ciudad. AL peregrino no se le autoriz recorrer la jurisdiccin. Con expresiones exageradas, el gobernador oriental explicaba sus razones: "[...] no es de desatenderse, al menos en este departamento, donde los negros de las ciudades y de las fincas hablan el francs de Hait, frecuentemente con exclusin de todo otro idioma, circunstancia que los hace simpatizar con los naturales de aquellas repblicas".109
108 J.

B. Rosemond de Beauvallon: L'Ile de Cuba, Dauvin et Fontaine/Garnler Frres, Pars, 1844, p. 389. 109 ANC. Asuntos Polticos, leg. 53, No. 28, Expediente sobre la sublevacin de Santo Domingo. 2a Pieza, Jos de la Gndara al Escmo. Seor Gobernador Superior Civil de la Ysla, Cuba, 8 de julio de 1863.

93

Hippolyte Pirn, santiaguero de cuna de padres franceses, educado y residente en Pars, en el prodigioso L'ILe de Cuba110 hizo un retrato delicado y sentimental de sus llamados criollos mestizos de ascendencia francesa, como l. Para este estudio se haba dedicado a observar las costumbres de amigos y familiares durante una visita que realiz a su patria natal a fines de los aos 60 del siglo XK. A comienzos del siglo xx, Eugne Aubin recorre las Antillas Mayores para dejar constancia de la slida y viva cultura de aquellos inmigrantes negros de SaintDomingue, transmitida a sus descendientes con lengua y nombres franceses, que perpetuaban su individualidad, al igual que sus sociedades danzarias, en las cuales se servan del tambor y de sus propios hechiceros en el oriente de Cuba.111 Como puede apreciarse, la inmigracin negra de SaintDomingue nutri lo ms profundo de las races de nuestro acervo cultural, y su existencia dej la impronta de un rico espectro que hasta hoy nos es dable percibir.

110 111

Ibid. Eugne Aubin: En. Hait.; panteurs d'aure/os ngres d'aujoard'hai, Libralrie Armand Coln, Pars, 1910, p. XXX.

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Anexo No, I 1 1
SOLICITUDES DE LICENCIA DE PARTIDA (18O3-18O5)
MES 1803 BLAJSCOS D1B COLOR

Varones
38

Hembras
10 11 5 19 14

Varones
10 11 8 5 4 Varones 8 17 46 60 87 204 196 129 117 47 52 . 2 Varones
13 -

Hembras
13 3

Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre


1804

50 24 7 7 Varones 35 10 47 102 274 369 272 132 69 67 100 18 Varones


31 25

3
1 1

Hembras
9 51 70 87 189 199 162 123 17 15 28 5

Hembras

Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre 1805 Enero Feb.-Abril Total

7
3 26 25 66 84 127 107 52 17 37 5 Hembras
4 581

Hembras
14 -

1 577

1 028

1 016

112

En este estado se incluyen a los nios y se excluyen a los franceses blancos o negros a los que se les prohibi desembarcar, y las tropas de Lavalette. La relacin se forma con las solicitudes de licencia; de modo que pudo darse el caso de que algunos no llegaran a partir o hubieran cambiado de embarcacin o sacaran nuevos pasaportes, etc. ANC. Correspondencia, de los Capitanes Generales, leg. 471, o. 3, y leg. 471, No. 4.

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Anexo No. 2113


ESTADO DE LAS EMBARCACIONES, MOVIMIENTOS DE EMBARCACIONES Y PASAJEROS, ABRIL 1809

Abr Das 11
14 15 i 16 16 19 20 20 21 22 22 23 23 24

Clases Falucho Goleta dem Bote No. 3.29 Goleta dem. dem dem dem dem dem dem dem dem

Calidad
Esp.

Nombre de buques Caroina Concepcin Luisa. Sierra Comercia Santiago Wiliam Luisa Mara Tomasa Esperanza Mra. Sra, Carmen dance

Capitanes Extranjeros D. Miguel Tessier Jos Gonzlez D. Juan 13. Midiely Vicente de Veras D. Miguel Iglesias R. Chipman D. Santiago Teran John Renaldy Daniel Wakdonelo Jos Almeyda D. Ygnado Valenzuela D. Jos Fons D. Antonio Vnent R. Wmiam Smith

Puertos de destino Kingston Kingston Kingston S. Bartolom Kingston Kingston Kingston Charleston Nueva Orleans Baltmore Nueva Orleans Nueva Orleau Nueva Orleans Nueva Orleans

H 8 10 3 3 3 1 2 12 26 7 18 26 81 42

M 3" 7 7 i 7 1 13 28 5 40 46 6 45

N 1

C 1 5

dem dem
Esp. Jhg. Esp. Ame.

a i
3

dem dem
Esp. (dem

17 6 4 20 62 12 31

21 | 10 45 54 30 5! I

dem dem
Ame

24 25 25 25 26 27 27 28 28 28 29 29 30 30

dem Bajan dra Goleta Falucho Bergantn Goleta dem dem dem dem Jabeque Balandra Falucho Goleta

Esp. Ame. Id, Esp. Ame.


dem dem dem dem dem

Clara Polly Despache Carolina Clio Paquet Carolina Mohakok Little Man Bndeiver Salvador Filadelfia Sn. Antonio Resolucin

D. Jos Carbonell Daniel Minor William Roger D, Miguel Tessier William Reynegon Davidson William Wornom William. Cooper Moper Nauldus John Hill D. Antonio Parodin Thomas Theney Flix Rodrigue? D. Antonio Font

Nueva Orleans Nueva Orleans Nueva Orleans Kingston Filadelfia Baltimore Nueva Orleans Norfolk Nueva Orleans Kingston Nueva Orleans Charleston Jamaica Baltimore Totales Total General

10 45 28 7 4 15 48 10 26 1 23 12 7' 34 512

28 28 23 9 19 19 55 18 40 6 18 12 9 33

23 45 28 24 8 8 34 18 50 4 1 19 17 30

25 45 50 18 11 22 14 25 64 3 33 29 5 40

Esp. Ame. Esp.


dem

526 484 606 2 128

H: Hombres; M: Mujeres; N: Nios y C; Criados,

113 ANC.

Correspondenaa de hs Capitanes Generales, leg-, 446, No. 2,30 de Abril de 1809.

TOMAS DE LA CARIDAD DEFIENDE SU IDENTIDAD1

Mientras se formaban las Cortes Generales y extraordinarias en 1811, el Consejo de Regencia, por Real Orden, facilitara, para mayor utilidad del Estado, a los subditos espaoles que por cualquier lnea tuvieran origen africano el estudio de las ciencias y el acceso a la carrera eclesistica. Si estaban dotados, incluso podan ser admitidos a las matrculas y grados de las universidades, o como alumnos de los seminarios, tomar el hbito en las unidades religiosas y recibir las rdenes sagradas, si en ellos concurran requisitos y circunstancias segn los cnones, las leyes del reino y las constituciones corporativas particulares. Se aada, ms tarde, otra Real Cdula para que no se admitieran informaciones de nobleza ni en los colegios, academias o cuerpos militares del Ejrcito y la Armada, tampoco se permitiran ni usaran expresiones de distincin que promovieran la desigualdad. En este espritu se aprob la Constitucin de 1812 en Espaa, pero como atentaba contra sus intereses estamentales, la mayora de los dones criollos de la isla de Cuba no la acogieron con satisfaccin. Evidentemente, en las escuelas santiagueras se mantena la odiosa separacin de clases, a pesar de las oportunas soberanas intenciones de no privilegiar ni hacer sobresalir ms que por el aprovechamiento, con independencia de clase y condicin. Por consiguiente, las
1 Archivo Nacional

de Cuba. Asuntos Polticos, leg. 109, No. 2; leg. 214, No. 118 y leg. 297, No. 110.

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reales rdenes dictaban que los maestros en sus establecimientos populares deban impedir arbitrariedades, evitar la desigualdad, el odio y el aborrecimiento entre las clases. La costumbre ancestral sera ms poderosa que la ley, cuando se trataba de un da tras otro. Segn un texto de 1813, si_ por las noches se transitaba frente a la casa de un alcalde que administraba justicia era comn ver que, entre los concurrentes, los blancos se hallaban sentados, mientras los libres de color se mantenan de pie hasta la conclusin del acto; esto resultaba contraproducente cuando todos los espaoles participaban de la soberana de la nacin, y era en los tribunales donde ms efecto deba surtir la igualdad moral decretada y sancionada por las Cortes. No es sorprendente, pues, de que ocurriera un hecho como el que relatamos a continuacin: En la noche del 24 de abril de 1814 pasaba el mulato libre zapatero Toms de la Caridad frente a la puerta del teniente de caballera don Nicols Villaln. Este lo llam para preguntarle por qu haba puesto pellejo viejo en los zapatos que le haba confeccionado para el jueves santo. Toms se defendi dicindole que el material empleado haba sido nuevo. Villaln se enfureci y se quit el calzado y le fue arriba al mulato para golpearle en la cara, mientras lo desmenta. Considerndolo insuficiente, entr en su casa y sali con el sable en ristre para dar de planazos al indefenso. No qued aqu la cosa; ensoberbecido, Villaln pretendi conducirlo hasta la crcel y el mulato zapatero busc el amparo del gobernador. El teniente acudi al alcalde de primera nominacin, don Francisco Jos Mustelier, y este sac del sagrado al zapatero para ponerlo en la crcel pblica hasta el da siguiente. Con el respaldo de la Constitucin, el espaol Toms de la Caridad denunci el atropello de Villaln para instruirle causa. La Carta Magna no cambiaba de la noche a la maana la mente de los blancos para diferenciar su trato
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hacia el hombre libre de color ni hacia el esclavo. A veces, era hasta peor para el liberto ms que para algunos esclavos. Toms confiaba en la Constitucin para que se les dejara de tachar de viles, y que el magistrado tomara su caso para ejemplarizar. Al cabo del mes, un impreso denunciaba los hechos y reclamaba la justicia necesaria para cumplir las leyes que defendan el orgullo, como buenos vecinos, de los libres de color; el cumplimiento de lo establecido constitucionalmente por los tribunales y magistrados que deban cooperar para destruir al racista palabra empleada y condenar el ultraje. El autor de este texto singular llamaba a preservar las clases, sin que prevalecieran unas sobre otras, y la garanta de la individualidad. Supona que as los africanos podran ser convocados a los empleos concejiles si, para ganarlos, tenan condiciones de virtud y honor. Con esta actitud se perpetuara el orden que descansaba en la concordia, la seguridad y el sosiego; sin rivalidades para la necesaria libertad y segn la posicin poltica. Los africanos, deca, no buscaban alterar la tranquilidad porque no aspiraban a una igualdad absoluta, "que no existe o no conviene a todos los pueblos", reclamaban la de la Constitucin, la misma que desterraba el abuso de los grandes cuando atacaban al infeliz. Se pretenda rescatar, en ambos hemisferios, la energa que la libertad inspiraba en la nacin. Se reclamaba la autoridad nica de la ley, para que los libres de color dejaran de ser despreciados. Aceptarlo era adherirse a las miras liberales, tomar en consideracin la utilidad esperada de la ilustracin; de lo contrario, se renunciaba al bien general de Espaa y, sobre todo, de Amrica. Si se les exiga el honor y la virtud a los libres de color, no poda ser en medio de la desconsideracin. Nuestro annimo autor se refera tambin a la intencin que haba en La Habana de excluir a los africanos de la ocupacin de alarife: "que los colores
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no hacen excepcin en la raza humana"; ms an, si se tenan en cuenta los principios liberales del Gobierno espaol. Consideraba que el beneficio mayor de los pueblos se hallaba en el aumento del nmero de hombres de bien. Escritos como el que presentamos aqu, contribuiran a educar a los libres de color en sus derechos igualitarios respecto al blanco ante la ley constitucional de 1812; y a su vez, a que los blancos se atrincheraran para defender mejor su casta. Al mulato Toms de la Caridad, espaol segn el sagrado cdigo, le haba sido violada su condicin ciudadana y no poda este hecho quedar impune. No sera ni el primero ni el ltimo comentario en defensa de los derechos ciudadanos del hombre libre de color en el imperio ultramarino americano, pero s uno de los ms reveladores de su poca y consecuente con ella.

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EL INCENDIO DE LA MARINA1

Mara Beln haca dulces de guayaba cuando se incendi la casa en que ella viva frente al billar de madame Latapies, en la calle Nueva que corra de este a oeste hasta la baha. Como a las tres y media de la tarde del da 15 de febrero de 1814, una chispa de la candela de su cocina salt al techo de guano y, en pocos minutos, gracias a una fuerte brisa se propag el fuego, de tal modo, que ya a mediados de la tarde, en su voracidad, haba consumido casi toda la manzana donde se origin el siniestro. Por el oeste, lleg hasta el rastrillo del muelle y se quemaron tambin las casas de techos con pastillas de tejaman y paja que haba al costado y espaldas del cuerpo de guardia; este ltimo felizmente escap del fuego, lo mismo que el almacn de sal. En aquella manzana se incendiaron almacenes de mucho valor. Por fortuna, el viento cambi de direccin y fuerza, porque de lo contrario, el estrago habra sido mayor. No obstante, la prdida fue incalculable para la hacienda nacional y para los particulares. Sucumbieron varios edificios de valor y las mercancas almacenadas: ms de mil barriles de harina, grandes cantidades de caf, azcar y otros frutos de exportacin e importacin, mucho tabaco en rama y torcido, jarcias, velamen, duelas, tablazn, etctera.
1 Archivo

Nacional de Cuba. Asuntos Polticos, leg. 255, No. 47; leg. 296, No. 3 y leg. 297, No. 101 y 104; Emilio Bacard: Crnicas de Santiago de Cuba, T. I, pp. 91-92.

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Desaparecieron 65 casas de todas clases: tiendas de merceras, pulperas, botelleras, billares, herreras, barberas, relojeras, una fonda, la aguada donde se surta el pblico, una carpintera con materiales para el nuevo muelle provisional y la casilla de la Aduana con su almacn, estacada, rastrillos y piraguas. Se calcul unas 80 familias que haban perdido sus viviendas. A las seis de la tarde logr cortarse el incendio, gracias al terral. Cooper todo el pueblo y buena parte de las autoridades, incluido el gobernador. No hubo prdidas de vida que lamentar, pero s algunos contusos. Dos das despus, el gobernador Pedro Surez de Urbina ratificaba y ampliaba el contenido del artculo 22 de su Bando de Buen Gobierno donde se exiga dar inmediata cuenta de los incendios a los jueces y cuerpos de guardia para avisar con el toque de campana. Los alarifes y carpinteros deban entonces acudir sin dilacin, o se les multara. Quedaba totalmente prohibido, en la ciudad y sus arrabales, la reedificacin de casas con techos de guano, yaguado, yuraguano o cualquier otro material, como el tejaman, que propiciara la propagacin del fuego con facilidad. Ninguna persona, con independencia de su condicin, poda introducir en la poblacin los gneros de paja ya mencionados, ni importar el tejaman aunque fuera para el campo. Se exigi cubrir las casas con tejas, pues el mular se vendi a menor precio por la demanda resultante del fuego. Tambin el gobernador tom algunas medidas preventivas, como la importacin desde Jamaica de dos bombas o jeringas y procedi a destruir el cuartel de paja abandonado por las milicias de pardos. El 20 de febrero la Miscelnea public un alcance firmado por El Patriota Espaol, donde se criticaba al propio peridico por haberse referido a los ciudadanos y personas constituidas con exclusin de los menestrales y todos los pardos y morenos libres ahora les
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llamaban espaoles que siempre acudan en casos como aquel. Por ejemplo, el hijo de Manuel Marciel que ayud a proteger de las llamas el almacn de sal y del que sali pasmado y agnico; el'extranjero Joaqun Pardo, que arroj sangre por la boca vctima de las heridas; los patriotas y oficiales de pardos y morenos: Nicols Ramos, Cosme Ferrer, Manuel Zorrilla, Jos Rubalcaba, Jos Antonio Mojena, Joaqun Garca, el subteniente Vicente Fernndez y otros, estropeados durante el rescate, y que merecan la gratitud pblica para que en otra oportunidad concurrieran con la misma constancia y eficacia. El hombre libre de color, que seguramente escriba estas lneas, tena razn al hacer uso de la libertad de expresin para reclamar sus derechos en correspondencia a sus deberes pblicos. El "celo se altera, el amor propio se irrita", cuando no haba consideraciones entre estamentos. El Patriota Espaol reclam la distribucin imparcial de la justicia,- y esto inclua el respeto por todos aquellos que haban sido heridos, sin exclusin de castas. La secuela del incendio de la Marina se hizo tan de sentir que hasta se tomaron otras medidas de orden pblico, como reclamarle a los individuos que se haban apoderado de los muebles y efectos de las vctimas para que los entregaran al comisario de polica de su cuartel y se devolvieran a sus dueos. El propio editor del peridico, presente durante el incendio, le quit a una negra una guitarra usada que sacaba del siniestro. No fue la nica, ni la ms beneficiada en la rapia. El relojero y platero Juan Manuel Vargas anunci en el peridico al pblico el traslado de su casa a la de enfrente de don Pedro Mesa, para continuar su trabajo. El da del incendio, de su mesa de labor, colocada en el muelle, haban desaparecido varios objetos de oro de algunos de sus clientes. El maestro herrero y naturalizado
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espaol, don Claudio Mara Cordies, elevaba un memorial a las autoridades de la ciudad para que se le permitiera reconstruir su casa y herrera en el mismo solar donde haban sido devoradas por las llamas. Los damnificados presentaron la relacin de sus prdidas y se hizo la lista de ellos para que, mediante suscripcin voluntaria, se ayudara a los ms pobres, convertidos en mendigos por el incendio. Otros muchos vecinos aspiraron a restablecer su antigua morada. Pero el tiempo pas y los solares no se entregaron a sus dueos, ya que el gobierno dispondra de muchos de los terrenos para la ampliacin de los muelles, la urbanizacin y la recreacin pblica. Eran la urbanizacin y las mejoras portuarias que reclamaba la prosperidad de que ya gozaba el comercio santiaguero -en los primeros seis meses de 1814, haban recibido 25 buques espaoles y 51 extranjeros, y visto salir 33 espaoles y 45 extranjeros gracias a la produccin de azcar y caf en las plantaciones.

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LA MEJOR MANERA DE HACER DINERO RPIDO1

En la distante Aranjuez, Carlos IV firm en 1804 una Real Cdula por la que prorrogaba el comercio libre de negros y su introduccin en Hispanoamrica. Una vez ms, y ahora por doce aos para no extranjeros y seis para extranjeros. Esta y la de exencin de todos los derechos de alcabalas, diezmos, etc. para algodn, caf, ail y el azcar prometan el fomento de la agricultura en la regin de Cuba. Mientras dur la guerra contra Napolen, corsarios de todas las naciones inundaron el mar Caribe. Los hubo armados en New Orleans deseosos de apresar los de Santiago de Cuba, en venganza por los males que les haban hecho sufrir a sus paisanos. Ahora bien, si se quera edificar un capital respetable en poco tiempo, pero con riesgos, lo mejor era armar barcos para ir a las costas de Guinea y traer cargamentos de africanos forzados que se vendan como esclavos bozales para el fomento de las plantaciones y que nunca eran suficientes. Para este negocio los catalanes se las arreglaban muy bien, aunque no fueron los nicos. Prudencio Casamayor se distingua en el gremio por el magnfico dominio de las leyes comerciales y por su generosa actitud de ayudar a los dems.
1 Archivo Nacional

de Cuba. Asuntos Polticos, leg. 96, No. 12; leg. 297, No. 89 y 90 y Junta de Fomento, leg. 74, No. 2829; Archivo Histrico del Arzobispado de Santiago de Cuba. Personal del Clero, leg. 65 y Archivo Histrico Provincial de Santiago de Cuba. Protocolos Notariales, leg. 14, 5 de febrero de 1820, leg. 362, f. 233v; leg. 363, f. 143 y leg. 365, f. 43.

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Joseph Mart y Gola en 1813 decidi la venta en oro y plata de sus propiedades, que incluan el ingenio Santo Patrocinio de Jess (alias Ti Abajo) y un cafetal con fbricas, negros, labranzas y otras fincas de 89 caballeras de tierra. Todo lo haba logrado del producto de sus expediciones tratistas. Por supuesto, estas riquezas no se conseguan en medio de un bao de rosas. El andaluz Agustn de la Tejera y Oliva lleg a Santiago, just en los inicios del siglo xix, y adquiri rpidamente una fortuna mediante el empleo de cualquier recurso a su alcance. Siempre estaba envuelto en pleitos por reclamaciones de dinero y se vala de influencias y de acusaciones polticas para conseguir sus objetivos. De la Tejera denunci a monsieur Brossard y al irlands R. Bell por contratar cargamentos de buques neutrales y de venderles frutos para sus retornos; tampoco las tena todas consigo respecto al cnsul norteamericano Murice Rogers. No es difcil suponer a la familia De la Tejera tranquila y satisfecha de haber llegado a la "Muy Noble y Muy Leal" en el justo momento para su suerte. El norteamericano M. Rogers por su parte tambin denunci a Agustn de la Tejera por fraude de reales derechos en el cargamento de la goleta inglesa Diligencia, esto implic que se pusieran en entredicho los bienes del comerciante andaluz, se le negase la consignacin, el registro a despachar su goleta Golondrina a las costas de frica y se le exigiera la obligacin de entregar a los oficiales reales un libramiento de alrededor de dieciocho mil y quinientos pesos. De la Tejera se quej entonces, porque cmo era aquello de que un acreditado comerciante y vecino, ciudadano espaol, no pudiera disponer de sus propiedades por la acusacin de un extranjero como aquel, pues constaba que haba sido expulsado de Caracas por haber sido secretario del presidente revolucionario y haber estado en Port-au-Prince
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en compaa de un judo polons, embajador ante el general Petion para enviar buques a Cartagena, con los que el propio Rogers pensaba hostilizar el comercio de Santiago de Cuba. Lo increble es, que en el momento en que este le haca la denuncia a De la Tejera, el primero se hallaba preso en la crcel pblica acusado por el ltimo. A un tal M. Beans se le expulsaba porque, supuestamente, en la vspera haba estado en el partido de la Candelaria provocando la insurreccin entre los esclavos de la hacienda De la Tejera. La conclusin era irrebatible, haba que neutralizar a todo extranjero que pretendiera instalarse en la plaza como comerciante, aun naturalizado; porque cuatro casas imponan los precios de exportacin e importacin y no admitan competencia. Los peridicos eran la va empleada para las lamentaciones de los comerciantes que no queran que se rompiera su monopolio. Por ejemplo, a los miembros de la casa comercial de Guillermo Wanton se les exhortaba a irse a Jamaica, a la Providencia (Bahamas) o, tal vez ms lejos, a la isla de Madagascar en frica. Los catalanes llamaban a la unin para resguardarse de las burlas y acusaciones, que ellos tildaban de ladridos de la chusma, de la grey buscona y pedigea, y unos a otros se animaban dicindose que los aplauda la parte sana de la sociedad. El marqus de la Candelaria de Yarayabo declaraba ser accionista del bergantn Cometa que saldra en 1818 hacia las costas de frica con el objetivo de surtir de esclavos unas haciendas necesitadas de muchos ms. El bergantn La Golondrina y la goleta Nueva Amable se haban dirigido a las costas de frica para el mercado de negros bozales; el primer buque regres con 200 negros al puerto de Santiago de Cuba, el segundo no alcanz a arribar con sus 400 africanos. Magn Bory y Andrs Hardy, principales armadores de la expedicin,
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reclamaron ante los tribunales competentes por las prdidas sufridas cuando, al cabo de dos meses, se presentaban en un falucho espaol, procedentes de Sierra Leona, el capitn y otros miembros de la tripulacin con el argumento de haber sido apresados por los buques de guerra britnicos encargados de impedir el comercio tratista. En otras ocasiones, los barcos negreros eran capturados en Samt-Thomas o en Hait, o sencillamente, abordados por piratas norteamericanos cerca de las costas de frica. Y no obstante aquellas enormes amenazas, se insista en esta prctica, porque eran fabulosas las ganancias de los que regresaban. Otra forma de enriquecimiento fueron las introducciones fraudulentas. Todos saban que la puerta principal del contrabando era la Socapa. Retirado el dependiente no haba dificultades y, aunque las falas del resguardo hacan sus rondas, cuando el buque llegaba a puerto el asunto estaba ya'bien coordinado: se reunan y, mientras el intendente supona que se celaban los intereses del Gobierno, los boliches reciban buena paga por hacerse de la vista gorda.

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UN AFRICANO RECIN LLEGADO... ES UN NEGRO BOZAL1

Los cargamentos llegaban en pelotones y se ponan en la venduta, a veces tenan suerte y les tocaba un amo regular. Con talento, el negro bozal poda aprender rpidamente el castellano y hasta el dueo escucharle sus experiencias domsticas africanas y preguntarle sobre su ocupacin familiar: "To mi amo, sin'a, con mamita", sola responderle el negro en la confianza, mas no era esto lo que corrientemente ocurra. La necesidad de brazos para la agricultura del caf y el azcar era extrema, razn por dems para reclamar de la Corona la proteccin del comercio de negros en las costas de frica pues, "eran los nicos que el ardor del clima permite ocuparse en el cultivo de nuestra tierra"; porque un africano recin llegado, no era ms que un negro bozal. Deban depositarse fuera de la poblacin hasta su feria y construirles un barracn. El primer paso era vacunarlos, a menos que la armazn estuviera en peligro de muerte; entonces, lo primero era bautizarlos y luego sepultarlos, nunca arrojarlos al mar. Los negros enfermos deban ser curados y bien alimentados.
1 Archivo

Nacional de Cuba. Asuntos Polticos, leg. 11, No. 6; leg. 96, No. 12; leg. 296, No. 3 y 4; leg. 293, No. 3; Archivo Histrico Provincial de Santiago de Cuba. Protocolos Notariales, leg. 364, f. 71; Archivo Histrico de la Oficina del Conservador de la Ciudad. Ayuntamiento, Expediente de varias representaciones en original y testimonio hecho por el Sr. Oficial Honorario don Pedro Alcntara Acosta, diputado de esta provincia, 1815.

113

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Flg. 16. Papeleta de venta de un negro bozal, 1810.

Entre los "Avisos" del 8 de abril de 1812 en el Ramillete de Cuba, haba uno del comerciante Cristbal Juand y Guardiola, quien viva en las cuatro esquinas de doa Juana Manuela Betancourt. Juand anunciaba al pblico que acudiera a su casa, porque del cargamento de su goleta espaola La Caridad, al mando del capitn don Francisco Bargall, le quedaban seis negras y dos varones bozales que venda al precio de un tercio en plata y dos en azcar. Bajo el ttulo de "Venta de negros", tambin se anunciaba la apertura de venta de los bozales introducidos en la goleta Concha. El esclavo se hizo cada vez ms presente en la vida cotidiana de manera que, a medida que avanzan los primeros aos del siglo xoc, en los bandos de buen gobierno aumentaban las regulaciones para sus movimientos y el respeto irrestricto a su condicin. En su ingenio Patrocinio de San Jos, el hacendado Joseph Mart y Gola mantena a un sacerdote para proporcionarle en las temporadas campestres el pasto espiritual a su familia, pero sobre todo para servir a sus esclavos, operarios, labradores y vecinos. El capelln tuvo que fijar su residencia en el ingenio y celebrar misa, cuando menos, cada quince das, en las festividades de Pascuas, de nuestra seora, etctera. Durante el gobierno de Sebastin Kindeln, como el dueo era su representante ante la ley, este deba autorizar al esclavo de ambos sexos el alquiler de cuarto, casa o boho y no podan vender o empear prendas sin su consentimiento. Luego, el gobernador Surez Urbina prohibe a los dueos facilitar a sus esclavos pernoctar fuera de las casas, para evitar robos u otros excesos; tambin estaba vedado comprarles mercancas. A medida que se incrementaba el nmero de esclavos bozales, las regulaciones que regan su comportamiento eran cada vez ms severas: en enero de 1817, Eusebio Escudero publicaba un bando que impeda a los negros
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esclavos circular sin licencia de su amo y era ms drstico en cuanto a no permitir al esclavo alquilar casa; se les negaba el uso de armas cortas, ni siquiera el machete largo del campo; se les impeda andar por la calle despus de la retreta o pernoctar fuera de la casa del amo. Tampoco podran regentear taller de ningn oficio. Entre los anuncios clasificados se mencionaba una negrita criolla de once aos que se venda a 350 pesos libres, sin tacha para el servicio de mano, con preferencia para entretener los nios y con conocimientos de costurera. En la Miscelnea de Cuba empezaron a aparecer otros curiosos anuncios, cuando los negros bozales se inauguraron como cimarrones: Ricardo Mara Bell informaba que un negro congo con 18 aos, carcter dcil, brazo izquierdo roto, estatura mediana, muy delgado, cara rayada con seales de su tierra, dientes limados y verdugn en el pecho haba huido de su hacienda Guajama. Prometa gratificar a quien se lo devolviera. Un negro bozal propiedad de Jos Antonio de Zayas se haba perdido el 25 de junio como a las dos y media de la tarde. Se llamaba Bonifacio, congo de 19 aos, til para el agro, era delgado, carilargo, sin pintarrayas, camisa y calzones elegantes, con un sombrero de empleita. Otro tanto ocurra con un mulato claro cimarrn llamado Jos Antonio. Este tena una cicatriz en el carrillo izquierdo y era bajo de estatura, chambn en la barriga a causa de una pualada y otra herida. En la crcel haba un negro que aparentaba ser extranjero y deca pertenecer a una mujer francesa, haba sido apresado en la hacienda Ti con una argolla gruesa de fierro en cada pie. Era severamente penado todo aquel que ocultara los esclavos cimarrones.

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ESPAOL O INDIO: QU ERA LO MEJOR?1

En 1814 el diputado a Cortes Pedro Alcntara de Acosta reclam la condicin de espaoles para los indios de San Luis del Caney y de San Pablo de Jiguana, por estar muy mezclados con espaoles, negros y mulatos. De esta forma podan suprimirse los protectores de indios, quienes supuestamente tenan la encomienda de velar por los mismos desde la fundacin de ambos pueblos y que, lejos de hacerlo, se dedicaban a esquilmarlos y apoderarse de los llamados fondos comunales. Si los protegidos reclamaban, todo devena en grandes litigios interminables e incosteables; por tanto, los descendientes de los primeros cubanos, se conformaban slo con que el protector pagase los gastos que acarreaba la celebracin del santo patrn san Luis. En Jiguan los protectores mediante srdidos manejos no declaraban sus gastos imaginarios y se apoderaban de fondos y rentas de propios sin especificar; adems, sus componendas contribuan a que los alcaldes siempre fueran los mismos. Como en mayo de 1816 una Real Cdula demand informacin sobre los caneyenses. El nuevo gobernador Escudero llev a cabo una investigacin ms objetiva y profunda que la de Pedro Alcntara sobre la situacin social de los descendientes de aborgenes.
1 Archivo Nacional

de Cuba. Asuntos Polticos, leg. 109, No. 27 y 100; leg. 211, No. 131; leg. 297, No. 82, 86, 106y 112; Archivo Histrico de la Oficina del Conservador de la Ciudad. Ayuntamiento, Expediente de varias representaciones en original y testimonio hechos por el Sr. Oficial Honorario don Pedro Alcntara Acosta. Diputado de esta.

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Estaba Escudero de acuerdo con Alcntara en que ya era muy difcil encontrar algunos habitantes de San Luis del Caney con caracteres de indios, incluso se sentan humillados de ser llamados as. La mayora viva en la ms absoluta miseria de la que tambin responsabilizaban a los protectores de indios; porque ninguno promova la crianza y educacin de aquellos pobladores y se comportaban como sanguijuelas. Tambin propona darles la condicin de espaoles y suprimir a los protectores. Segn l, esta decisin traera ventajas econmicas para los descendientes de aborigen; en su lugar podra considerarse la designacin de un oficial comandante pedneo y conservar el Cabildo. Los naturales de El Caney pagaron con un profundo e incubado rencor de siglos a los criollos de la jurisdiccin de Cuba y no es de extraar que prefirieran mostrar su fidelidad al rey, antes que ponerse de parte de unos coterrneos que siempre los despojaron y menospreciaron. Erigida la iglesia en 1701, hacia principios del siglo xix estaba sin torre y con los altares y ornamentos en un estado lamentable. El Ayuntamiento, que serva a la vez de crcel y escuela de primeras letras, estaba arruinado, el hospital fundado por Pedro A. Morell de Santa Cruz en 1756, completamente abandonado. Ofreca el pueblo un aspecto deprimente, pues la mayora de las casas eran de guano y embarrado sin orden de distribucin. En cada una de ellas vivan hacinadas tres o cuatro familias, y estas precarias condiciones propiciaban el incesto de primer y segundo grado. Por convenir a los manejos fraudulentos de los protectores de indios, nunca pudo saberse la extensin original de las tierras de la comunidad indgena. En 1703 se haba hecho el resealamiento de tierras de la reserva original, donde se puso en evidencia cmo los dones criollos de la jurisdiccin haban movido, sistemticamente, los mojones de deslinde. Por una Real
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Provisin de diciembre de 1774, librada al siguiente ao por la Audiencia Territorial, se levant un plano de los terrenos de la comunidad que ascendan a 371 caballeras de las cuales 328 eran cultivadas por 10 de los ms importantes dones criollos sin que hubiera constancia de escrituras de ninguna de ellas, y aunque se les fij un precio de diez pesos tampoco se regul el canon de arrendamiento total. La propia Audiencia dispuso que los sobrantes de tierras se repartieran, a partes iguales, entre los indios. Como estos vendieron el derecho de cultivo de las tierras comunales a los ms modestos inmigrantes franceses, entre otros, a finales del siglo xvn y comienzos del xix con la aprobacin de los protectores los descendientes de aborigen quedaron casi sin ninguna; a cambio, reciban un tributo irrisorio de 5 pesos por cada caballera. Lo acontecido provoc dos actitudes entre los descendientes: la emigracin y el fomento de la ociosidad. Los ancianos del pueblo de El Caney estimaban que el nmero de caballeras incluidos en la reserva indgena era mucho ms elevado que el ya indicado; en la segunda dcada del siglo xtx, las tierras arrendadas sumaban ms de 500 caballeras y era superior la cifra de censatarios. En aquel momento la caballera costaba 350 pesos. Si se abonaba el 5 %, estipulado por la Real Audiencia -y no los 5 pesos como astutamente se haba aplicado-, las cajas de El Caney podan nutrirse de buenos ingresos, segn opinin de Escudero. Estas rentas se invertiran entonces: en una fbrica de tejas y ladrillos a bajos precios que favorecera la sustitucin de las casas de guano, ocupara los brazos de los vecinos como asalariados y terminaran los pleitos con los arrendadores por las pencas de palmas que se empleaban en el techado de las casas, ya casi agotadas por los considerables desmontes al levantarse los cafetales. Tambin pensaba Escudero que se podran rehabilitar
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edificios como: la iglesia, el Ayuntamiento, el hospital y quedaran an tejas para que las compraran los vecinos pudientes de la ciudad que residan en el pueblo durante los fuertes calores de verano y durante la feria de nuestra seora de Guadalupe. El gobernador estimaba imprescindible la construccin de un puente para evitar que la comunicacin quedara cortada por las crecidas del ro San Juan. Por qu tanto inters del gobernador en algunas concesiones para los descendientes de aborgenes? La razn habra que buscarla en el incremento de los palenques y acimarronamientos. Los caneyenses eran expertos conocedores de la manigua, por la prctica sistemtica de la montera y por colmenizar, por tal razn, se empleaban en las expediciones para perseguir negros fugitivos apalencados con mucha frecuencia; tambin formaban una compaa urbana de milicias y concurran por moderados estipendios a los cortes de madera para estacadas y cuando cuajaban las salinas naturales sobre la costa de Guantnamo. Abolida la Constitucin, el monarca decidi mantener la condicin de indios a los naturales de El Caney.

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PARA CONOCER AL "IGNORANTE" APALENCADO1

En otra parte hemos hablado sobre el rigor del gobernador Eusebio Escudero para arremeter contra la prctica del apalencamiento y el cimarronaje. Por bando se prevena que, si el negro o negros aprehendido despus de las oraciones y hasta las seis de la maana proceda de algunas de las haciendas cercanas a la ciudad, no se cobraba por su captura y el esclavo era entregado a su amo sin costo alguno de carcelaje. Pero si era reincidente, el amo pagaba y se le indicaba cmo deba castigarlo. El gobernador opinaba necesario hacer sufrir al esclavo con 25 azotes en la picota a mano fuerte; y la Real Audiencia consinti con todas estas medidas, para beneplcito del jefe poltico y como solucin para extinguir los palenques. Desde el 24 de marzo de 1816, todo esclavo que sin papel de su amo o de su mayoral fuese aprehendido sufrira los 25 azotes, aunque estuviera en el permetro cercano a la ciudad, y luego se segua el anterior procedimiento. Como es de suponer, los mtodos draconianos no fueron efectivos y el gobernador emple, paralelamente, otros ms "diplomticos", con los que se pretenda sorprender la buena fe de los apalencados. El gobierno redact condiciones que presuponan la ingenuidad de los alzados: los cuatro jefes principales de los palenques
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Ai-chivo Nacional de Cuba. Asuntos Polticos, leg. 111, No. 94; leg. 125, No. 12 y leg. 255, No. 54; Archivo Histrico Provincial de Santiago de Cuba, Gobierno Provincial, leg. 554, No. 3.

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seran declarados libres, vestidos y alimentados con ms distincin, desde el momento en que se presentasen con sus compaeros. Seguiran fungiendo como capitanes de sus respectivas partidas para gobernarlas como esclavos, en los trabajos de dos estancias a que los destinara el gobierno colonial bajo la ejecutoria de hombres blancos. En una trabajaran para el sustento de todos y en la otra, trabajaran los das de fiesta para su provecho; los caudillos estaban en la obligacin de perseguir y prender a todos los esclavos que no quisieran reducirse y a los que se fugasen de las haciendas; para ellos y su cuadrilla ganaran el precio de captura. Al cabo de seis meses de cumplido el programa de rehabilitacin, se hara una separacin por mritos y trabajos y se dividiran los entregados en cuatro clases: los de la primera, quedaran libre a los dos aos; los de la segunda, a los tres aos; los de la tercera, a los cuatro y los de la cuarta no adquiriran la libertad sino hasta los cinco aos, por cometer actos de insubordinacin, hurtos o fugas; lo cual daba pbulo a la arbitrariedad. La premisa era que todos deban mantenerse sumisos y trabajar en la composicin de los puertos como esclavos. Don Luis Rafo, genovs de 35 aos, quien viva casado en Baracoa y era de profesin aprendiz prctico del Canal Viejo, por las caractersticas de su trabajo, se mova por Mayar y por los fondeaderos de Sagua de Tnamo en cuyos montes haba muchos apalencados con los que negociaba ropa, azadas, sombreros, machetes y otros artculos. Como estas operaciones ilegales fueron denunciadas, no tuvo otra alternativa que ofrecerse al teniente gobernador para negociar con los 14 apalencados dirigidos por un tal Gallo, al que le haba inspirado confianza. Ellos comerciaban con la cera que, mediante intermediarios, vendan en Santo Domingo. Rafo recibi un salvoconducto de Escudero y trat de que le acompaara el cura don Juan Manuel Basulto 122

para catequizar a los apalencados y servirle de testigo. Segn el prctico, quera recuperar lo que le deban y llev algunos efectos ms para ganarse sus simpatas, pues pretenda que le devolvieran los esclavos escapados de las haciendas. Rafo consider malograda la gestin por los perversos que se enriquecan con el trfico, pues en el mismo momento en que se disponan a traer los fugitivos todo se transform por la llegada de un correo al palenque. Los cimarrones desaparecan aquella misma noche sin que el prctico se percatara y supuso responsable a los rancheadores, quienes deseaban mantener el desorden, ya que haban pactado $500,00 por los esclavos acimarronados. Las declaraciones del genovs eran contradictorias, puede suponerse que hasta l mismo no quiso que la operacin tuviera un fin exitoso; si bien podramos imaginar tambin que los apalencados al enterarse de las condiciones propuestas por el gobierno, no fueran tan tontos como para pactar. A mediados del ao de 1819, el presbtero Juan Luis Monfeng cumpla otra misin del gobernador Escudero en la misma regin. Con la anuencia del prelado Joaqun Oses haba viajado el 28 de junio hasta el curato de Sagua de Tnamo. All se hallaban los negros Gallo y Agustn, quienes capitaneaban apalencados que entraban en casas y haciendas para tomar provisiones de armas y ropas con la promesa de pagrselas. Tropez tambin con el palenque situado en la parte este del paraje de Caujer del caudillo negro Ventura Snchez, ms conocido por Cubas, quien se apareci con 22 negros. El sacerdote bautiz a un prvulo y a un adulto, confes a una negra, la cual dio muestras de sumisin y respeto, recibieron las bendiciones ladinos y expertos, oyeron sus exhortaciones y las mismas promesas del gobierno. Entre ellos no se hallaba Feliciano, su otro capitn, por encontrarse con otros negros en la elaboracin de la cera; los dems aseguraron que se poda
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decidir por unanimidad. Prometieron entregar al criminal Victorino, azote de negros y blancos, y a todos los negros dispersos no sujetos a orden. El negro Agustn y el nombrado Gallo se resistieron a admitir cualquier resultado que no fuese la absoluta libertad de todos. Tambin los otros: "Penetr muy luego que no estaban de acuerdo con las promesas que haba hecho el gobierno", dice el presbtero Juan Luis Monfeng, y aade que el cambio de propsito era por sugestin de personas civilizadas, porque no poda concebirse que por paito propio vincularan lo sucedido a los naturales del pueblo de El Cobre, cuya comunidad el rey liber del servicio de sus dueos. Ellos demandaban la misma concesin para todos, no se conformaban con que la gozaran slo los capitanes, la libertad deba ser general. Cunta cultura histrica criolla y de poltica popular atesoraba aquella decisin! Entonces, fueron los caudillos de los palenques los que hablaron con ardor hasta temer Monfeng por su propia vida. Cmo poda suponerse que aquella apasionada defensa de sus criterios era inyectada por personas ajenas? Las autoridades desconocan absolutamente la mentalidad de aquellos hombres alzados y creyeron convencerlos con proposiciones pueriles. Quines cree el lector que eran los que pecaban de ingenuos?

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EL MAS HUMILDE, EL VEGUERO1

En 1805 el rey Carlos IV conceda a los vegueros la gracia de exencin de diezmos, como ya antes lo haba hecho para el azcar y el caf. Mas sobre el cultivo del tabaco caa todava la lastimosa plaga de la Factora y el anquilosado sistema monoplico que compraba la hoja al veguero para el Estado espaol con los situados mexicanos, los mismos con los que se pagaba tambin la tropa. Uno de los temas de la agricultura con mayor atencin en la administracin del Departamento Oriental, por parte del sndico procurador general, era el de los cultivadores de tabaco. En 1811 se consideraba como la rama ms pinge y florida del imperio; por lo que se valoraba el estanco como un sistema administrativo que impeda sacar mayores ventajas, porque los ciudadanos honrados
1 Archivo

Nacional de Cuba. JuntadeFomento, leg. 209, No. 9454; intendencia de Hacienda, leg. 136, No. 19 y leg. 975, No. 26; Asuntos Polticos, leg. 95, No. 12; Archivo Histrico Arzobispado de Santiago de Cuba. Personal del Clero, leg, 65; Archivo Histrico de la Oficina del Conservador de la Ciudad. Ayuntamiento, Testimonio del Dictamen del Sndico Procurador General interino don Miguel Bestard sobre las instrucciones formuladas por el Diputado a Cortes de esta Ciudad y lo acordado por el Muy Ylustre Ayuntamiento de ella en 1811. Instrucciones1 que nosotros, los comisarios del Muy Ylustre Ayuntamiento de esa Ciudad, consecuente a la comisin que se nos ha conferido por acuerdo del 7 de enero ltimo formamos para dirigir al Apoderado en la Villa y Corte de Madrid, 7 de junio de 1817. Cuba, Jos del Castillo Vlamedio y Rafael Joseph Portuondo. Archivo Histrico Provincial de Santiago de Cuba. Protocolos Notariales, leg. 362, f. 135v. y 136; Biblioteca Nacional Jos Mart. Coleccin Cubana. C. M. Sociedad, T. 29, No. 10 y Jos Rivero Muiz: El Tabaco, su historia en Cuba, T. I, Instituto de Historia, A. C., La Habana, 1965.

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no podan usar libremente del fruto de su trabajo. El reclamo era de que el tabaco que se entregaba a la Factora se pagaba inviolablemente en tabla. El veguero quera disponer de sus tabacos de desecho, o no admitidos por la Factora para venderlos en rama o manufacturados, tanto en Hispanoamrica como a otros extranjeros. Otra solicitud era de que el gremio de los vegueros pudiera nombrar un veedor que, junto al de la Factora, reconociera la calidad del fruto, y hasta un tercero, arbitro del propio gremio. Se propona estimular la exportacin, mediante rebaja de los impuestos, a la mitad del tabaco manufacturado respecto al de rama, y que los tabacos de estas regiones se embarcaran desde el puerto de Santiago de Cuba hacia la pennsula para ahorro de embarques y fletes, gastos generados intilmente con los envos a La Habana. En el expediente de la representacin de poderes a Juan Bernardo O'Gaban tambin se incluy el tema del desestanco del tabaco. Cabe decir que, en ms de una oportunidad, la carga de tabaco con destino a la Factora de La Habana tomaba rutas inesperadas. En su carcter de subdelegado de la superintendencia y direccin de la contrata de tabacos, el gobernador Escudero dict orden de aprehensin para el contratista Manuel Morillas, acusado de malversar en 1815 el cargamento de tabaco que iba bajo su responsabilidad en la goleta de bandera portuguesa San Antonio. La escasez de recursos del imperio, durante la lucha contra Napolen y los inicios de la revolucin independentsta en la Nueva Espaa, redujeron los situados de la Capitana General. Apenas si alcanzaban para el prest de las guarniciones de La Habana y la Florida. En un papel remitido publicado por el Ramillete de Cuba, de agosto de 1812, los vegueros de Contramaestre protestaban airadamente contra aquellos que queran
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enriquecerse con dao de terceros; ya que los dependientes de las factoras de Bayamo y Jiguan compraban de contado la cosecha de aquel ao, sin pagar la del anterior, corno si quisieran que los vegueros tomaran una soga y se ahorcaran del rbol que mejor les acomodara, nica opcin para quedar tranquilos y libres de tantas opresiones y hostilidades como las papeletas de crdito que luego cambiaban a los pulperos junto con los manojos de tabaco. Al rey se supona ajeno a dichos "males envejecidos" y concluan amenazantes, al recordar los sufrimientos y la explotacin de que eran vctimas: "y basta, porque semejantes materias tocan a pensamientos con temas de otros alcances". Tena buena parte de razn el factor de Jiguan, Jos Francisco Collazo, cuando responda al papel remitido de los vegueros de Contramaestre diciendo que slo cumpla rdenes. En las instrucciones de 1817 al apoderado de la corte de Madrid, se reiteraban las demandas de los vegueros. Y si no se insista en la supresin de la Factora, al menos se reclamaba la necesidad de enviar los tabacos directamente a la pennsula. Ese mismo ao expiraba la Real Factora. Las nuevas leyes de Aduana decretadas bajo el rgimen del trienio liberal ratificaron el desestanco del tabaco, y al cesar definitivamente el monopolio el 1ro. de mayo de 1821, se establecan aranceles para su entrada en la propia Espaa. En aquel instante, apenas si empezaban las penurias del ms humilde de los agricultores criollos libres...

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PLANTADORES CAFETALEROS Y ESCLAVOS1

Desde que en los comienzos del siglo xix los franceses contribuyeron enormemente al fomento cafetalero, Santiago de Cuba devino una ciudad que floreca, en buena medida, gracias a la economa agraria y de beneficio de este grano. La cadena montaosa de la Sierra Maestra, que rodeaba el valle al fondo de la baha santiaguera, no fue ya mero paisaje pues sus tierras quedaron desbrozadas al calor del incremento numrico de las habitaciones cafetaleras con fuerza de trabajo esclava. En la dcada de 1820 no slo los cafetaleros franceses se empearon en la explotacin de las tierras de las estribaciones de la jurisdiccin de Cuba, del mismo modo fueron objeto de atencin por los criollos con algn capital. Entre las ofertas aparecidas en los peridicos de mediados de esta dcada haba muchos cafetales: uno de El Caney, por ejemplo, en el partido de Dos Bocas, con tres mil pies de caf de diferentes edades, con surtidos de pltanos y con negros o sin ellos segn el gusto del comprador. Tambin un francs venda, en tierras del capitn de milicias Santiago Portuondo, una hacienda de caf con una y media caballera de tierra al este de Seybabo; contaba con seis mil matas de caf
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Archivo Nacional de Cuba. Miscelnea de Expediente, leg. 4072, No. Bk; Archivo General de Indias. Gacetas 20/1; La Miscelnea de Santiago de Cuba, 26 de mayo de 1825; Gacetas, 18; Gaceta Cubana, 11 de febrero de 1829; Gacetas, 54; El Dominguillo de Santiago de Cuba, 11 de enero de 1824; Biblioteca Nacional Jos Mart. Coleccin Cubana, Diario Constitucional, 3 de octubre de 1836; Gaceta Cubana, 24 de mayo de 1829.

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paridoras, cuatro mil cepas de pltanos, mucha yuca dulce, naranjas de china, hierba de guinea, aguacates, mangos y un ro cercano. Posea sus correspondientes molinos y secaderos, la casa de vivienda y todo lo dems necesario para su servicio, incluidos seis negros. Otra hacienda cafetalera en venta se hallaba a seis leguas de la ciudad y a dos y media de la villa de El Cobre, con 50 000 matas de caf, la mitad de ellas en gran paricin, una rosa nueva para recibir 30 000 estacas, con surtido de toda clase de frutos, buena casa de vivienda, almacenes, caballeriza y cuatro negros de dotacin. En los anuncios clasificados apareca: la hacienda La Paz, cuya mitad perteneca a Domingo de Heredia, en el partido de la Amistad, con 24 esclavos de diversas edades y sexos que, junto a las otras pertenencias, se tasaba en $16 090, y la hacienda cafetalera y ailera Arroyo Cacao en el partido de Maroto tasada en $16 970, con 27 esclavos de ambos sexos y edades. En vista del crecimiento cafetalero, muchos habitantes de la Candelaria y Limones se quejaban de las gran-' des vueltas y revueltas que haba que dar a las lomas para conducir sus frutos hasta la ciudad debido a la negativa de algunos habitantes para concederles paso o camino abierto a travs de sus plantaciones. Por ausencia de buena vecindad, se inverta medio da para llegar a Santiago cuando el camino se poda hacer en tres horas. En el Redactor Liberal Cubano se hablaba hasta de nuevas formas de cultivar el caf, segn prcticas de Arabia. En 1823 el hacendado cafetalero Agustn de la Tejera y Oliva se explayaba en algunas de las caractersticas de la produccin cafetalera al argumentar su reclamacin para eximir del servicio de milicias cvicas a sus mayorales. En cambio, quera poner la organizacin del servicio militar rural bajo la subordinacin de los capitanes de la seguridad rural.
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Como deca poseer ms de 280 negros esclavos, calculaba que si cada uno recoga un barril de cerezas, despus de beneficiado, le rendiran 33 libras netas. El total de la dotacin colectaba en un da 9 240 libras, y en cuatro das 36 960 libras que, a 15 pesos el quintal, reportaban un dividendo de $5 544. De la Tejera crea que slo con los mayorales a la vista los negros trabajaran de esta eficiente manera, porque "su condicin violenta estima por descanso, los ratos que hurta al trabajo". Es difcil contar con una opinin tan descarnada, pero seguramente la ms comn, entre los tpicos hacendados cafetaleros criollos que consideraban al esclavo enemigo natural de amos y mayorales, "de modo que sin una escrupulosa observacin a sus acciones: halla mil maneras ruines de despicar su enojo, y desahogar el odio con que mira a sus superiores". Nuestro hacendado pensaba que una cosecha mal manejada poda arrastrar a la ruina los cafetos. Si la recoleccin del fruto duraba cinco o seis meses y los mayorales se ausentaban la mitad del tiempo a causa de las exigencias de la milicia, podra acarrear la ruina de la plantacin o, cuando menos, la prdida de la mitad de los frutos. Agustn de la Tejera valoraba que el rgimen disciplinario de una hacienda requera de tesn y severidad porque poca era siempre la atencin para evitar que los esclavos llegaran a extremos dolorosos. El mayoral era imprescindible para evitar la relajacin del orden econmico y domstico en los campos. A sus espaldas, el negro poda tomarse algunas licencias, ser menos puntual en sus tareas y rebelarse cuando aquel lo obligaba a cumplir estrictamente con su deber. Este paradigma de hacendado criollo, alertaba de los excesos de la esclavitud, tal y como haba ocurrido en las haciendas de don Pedro Planos y de doa Eulalia Revilla; de aquellos extravos domsticos fcilmente poda pasarse a los del partido, y de estos a todos los
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campos de la jurisdiccin de Cuba. Haba que impedir quedar a merced de los esclavos y de los malhechores por prestar atencin slo al celo de la ciudad! Como era algo de inters comn del gobierno y de los hacendados, De la Tejera sugera incorporar tres o cuatro hombres montados como auxiliares del capitn del partido y sostenidos a su costa. No ser necesario abundar ms sobre el carcter conservador de aquel De la Tejera hacendado a quien no importaban las defensas del pas, si en ello iba comprometida su economa. Si alguien le hubiera dicho a aquel furibundo terico economista de la plantacin esclavista que su biznieto Diego Vicente Tejera iba a pensar de manera diferente, como socialista cubano de fines del siglo xtx y principios del siglo xx, hubiera muerto del susto o de la risa. Naturales ironas de la historia.

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EL VEGUERO Y EL "RELAJAMIENTO DE LAS COSTUMBRES"1

Hacia 1817 en la regin oriental, cada vega contena un promedio de unas 10 000 matas. La situacin del veguero segua siendo precaria. Los tenderos especulaban con las papeletas de crdito entregadas por la Real Factora y tan slo las aceptaban mediante rebajas que, en ocasiones, eran hasta del 50 %, a trueque por groseros gneros y bastos efectos de quincallera; sola el vendedor ambulante venderle fiado para luego cobrar con parte de la cosecha. Lo peor era que al veguero todo se le iba en el pago de las arriendos o censos que deban por la tierra al hacendado, pues la Real Factora compraba a precios muy bajos. Sus funcionarios pretextaban que el veguero exiga aumento para hacerle el juego a los contrabandistas. Por Real Orden de 23 de junio de 1817 terminaba la larga agona de la Factora de Tabacos. En la jurisdiccin de Cuba, las mrgenes de los ros Cauto, Guaninicum, Ro Grande y Aguadores contaban con la casi totalidad de las vegas y el partido de Palma Soriano era el de mayor nmero de vegueros. Tras la liberacin del monopolio, hubo una etapa de crecimiento en el cultivo y tambin del contrabando, el gobierno se hizo de la vista gorda. Desde antes existan algunas tabaqueras y con la nueva situacin se incrementaron para la fabricacin
1 Archivo

Nacional de Cuba. Asuntos Polticos, leg. 289, No. 3; Archivo Histrico Arzobispado de Santiago de Cuba. Personal del Clero, Palma Soriano, 23 de agosto de 1832; Archivo General de Indias. Gacetas 20/21; "Distribucin de Terrenos", en La Miscelnea de Santiago de Cuba, 5 de agosto de 1825.

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del torcido. Por la desaparicin del mulatico de 12 a 14 aos Juan Nepomuceno, sabemos que los esclavos se dedicaban al torcido de tabaco, y lo hacan muy bien, segn se recoge en El Redactor Liberal Cubano de agosto de 1823. Salvo excepciones, el veguero quedaba condenado a una vida miserable, a la angustiosa espera de ser expulsado, en cualquier momento, por el hacendado de la tierra que laboraba. El gallego Ramn de la Sagra opinaba que los vegueros deban hacer de sus posesiones el uso que quisieran, pero no era este criterio de la mayora de los criollos propietarios de tierras. La vida del veguero no mejor. En agosto de 1825, la Miscelnea de Santiago de Cuba sacaba a la luz un articulo de Manuel Mara Prez, titulado "Distribucin de terrenos" en el que se mostraba partidario de la pequea propiedad; en todo caso, de la distribucin en porciones pequeas de los terrenos baldos. Consideraba un obstculo para el fomento de la agricultura no tomar esta medida. M. M. Prez deca que si la tierra era arrendada, el agricultor tendra incentivos suficientes para su mejoramiento; crea que este era el motivo de la depauperacin de las vegas y as justificaba la holgazanera como un hbito de los productores de tabaco de la jurisdiccin. Opinaba que ningn arrendatario juicioso trabajara ptimamente para mejorar su plantacin si no reciba la utilidad extrada de los pequeos fundos. Vista las afectaciones del ramo cafetalero y del azucarero, amenazado el tabaco con la desvalorizacin progresiva, Prez vaticinaba la disminucin considerable del precio de las propiedades tan slo compensadas con el reemplazo de productos nativos como el cacao, la grana y el ail para sustituir a los pases disidentes de Hispanoamrica en los mercados. Estimaba que deban de establecerse nuevas poblaciones blancas en Mayan,
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en Yateras y en surgideros de ambas costas, a barlovento y sotavento, forma adems de evitar los apalencamientos y el bandidismo. El periodista de La Miscelnea crea que, con esta prctica, podra sustituirse a los africanos y a los ingenios de azcar. Los grandes aristcratas de la tierra, sin embargo, vendan el conjunto de su propiedad sin interesarle su fraccionamiento; es el caso del tradicionalista don Antonio Mara Mancebo que venda toda su hacienda Naranja del ro Cauto con 122 caballeras a 90 pesos cada una. Como puede apreciarse, era indudable la existencia de vastos territorios sin cultivar y el desinters de sus propietarios de entregar las tierras a los vegueros. Muy por el contrario, luego de desaparecida la Factora, los hacendados propendieron a expulsar de sus haciendas a los vegueros. En agosto de 1832 desde el curato de Palma se comunicaba al palacio arzobispal cmo iban disminuyendo los parroquianos por decisin de los propietarios de los terrenos en los que se cultivaba el tabaco. De sus dificultades econmicas derivaba tambin el relajamiento de las costumbres, el libertinaje, la falta de caridad y de espritu de religin, que fray Antonio vila opinaba exista en aquel curato. Y lo peor para l, que las sectas herticas y antirracionales aprovechaban estas brechas para introducirse "hasta el silencio de los desiertos bajo el velo de humanidad".

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ESOS ARTESANOS IMPRESCINDIBLES A LA CIUDADANA1

El mulato o negro libre artesano, en sus diversas ocupaciones, era una gura_ insustituible en la vida diaria de la ciudad. Nadie poda igualarlo cuando se trataba de resolver las necesidades del vestir, del alimento procesado o en los requerimientos habitacionales. Los alarifes de albailera y carpintera, como el fiel contraste, siempre formaron parte del Cabildo, al menos para dar opinin en todo lo que se vinculaba con su arte. A medida que avanzaba el siglo xix, los artesanos se diversificaron y especializaron. Recordemos la crisis ocasionada por la expulsin de artesanos franceses no naturalizados y libres de color en 1809. Muchos eran realmente artistas o profesionales en la rama que les competa. En 1812, frente a la iglesia de Santa Luca se estableca una carpintera de volantas que inclua tres oficios: herrera, talabartera y carpintera por el talabartero Domingo Mejas. Ya conocemos a Juan Manuel Vargas, el servicial relojero, y al herrero Cordies, ambos residentes en la calle prxima al puerto y vctimas del incendio de 1814. Otros artesanos de origen francs se incorporaron a la sociedad santiaguera: el tapicero decorador Felipe
1 Archivo

Nacional de Cuba. Asuntos Polticos, leg. 215, No. 109; leg. 292, No. 5; leg. 296, No. 3; Archivo General de Indias. Gacetas, 22, Papel Oficial del Gobierno de Santiago de Cuba, 28 de septiembre de 1824; Biblioteca Nacional Jos Mart. Coleccin Cubana, El Redactor, 8 de marzo de 1837; Archivo Histrico Oficina del Conservador de la Ciudad. Ayuntamiento, El Redactor. Peridico de Santiago de Cuba, 4 de diciembre de 1829.

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Leroux, quien adornaba camas de todas clases, sofs, canaps y salas de baile. Viva en casa del carpintero Mr. Bonin en la calle del Gallo. En esta misma calle, frente a la casa de don Agustn Morales, J. M. Fideaux, recin llegado de Norteamrica, puso tambin su taller de sastrera de todas las modas. En la calle de la Marina se haba instalado el relojero Feudit, quien compona relojes y tena un surtido de prendas a precios moderados. En EL Redoctor de Santiago de Cuba de marzo de 1834, Ms. Luis Francisco Delms anunciaba todas sus habilidades. Viva en la calle de Santo Toms, frente a la casa de Ms. Peacs, y ya varias personas haban acudido a l por la moda de los retratos en miniatura. Continu en esta labor por $ 25,00 cada uno mientras en su casa o en la del discpulo imparta lecciones de Dibujo. Grababa caracteres ingleses para billetes de convite, encabezamientos de cartas, iniciales con sellos de Francia, en piezas de plata el nombre entero, losas sepulcrales, tallas dulces y todo gnero de grabados. Aseguraba su crdito basado en el trabajo ya realizado, y anunciaba el grabado de unas vistas de la ciudad y sus contomos: regalara la primera a la Real Sociedad Patritica y las otras las contratara por suscripcin. Entre los artesanos ms solicitados estaba el panadero, tambin era de los ms vigilados por las autoridades, debido a las eternas dificultades para conseguir la harina de trigo. Uno de estos artesanos era Santiago Perdigueras. Tena su panadera en la Calle Ancha de Las Enramadas.. En el avalo de sus bienes, cuya totalidad se tas en $ 8 975, se encontraban los esclavos panaderos: el negro Vctor, Julin alias Amor, Santiago alias La Bont y Santiago alias Lindn. Adems se incluan' a las negras vendedoras de pan: Mara, alias Sophia y Mara Francisca, alias Carolina. En la casa haba tambin una balanza de hierro con sus platos de hojalata nuevos con pesas de plomo que 136

se componan de dos libras enteras, dos sueltas, dos medias, una de cuatro onzas, dos de a dos y una de una; dos cedazos de alambre amarillo de cernir harina uno nuevo y otro de media vida, una mesa de amasar galletas, dos palas de panadera, un cayuco de ceiba, dos tinas, una artesa de panadera, una docena de taburetes americanos, etctera. Juan Crisstomo de Moya regul el precio de venta en 1829 al establecer que cada bollo de medio real tuviera su peso adecuado. Onzas Pan de huevo Pan blanco Pan francs Pan, molletes
8 11 14 15 10

Adarmes

3 1/2
5

Se encarcelara al que no cumpliera con estos pesos y la multa se ira incrementando con la reincidencia, Al llegar las partidas de harina, se haca una prueba de calidad por los panaderos y luego se pona en venta. Don Jos Fabr la venda a $15 y 4 reales si le compraban 50 barrile's, y a $14 y 4 reales si se le compraban 100, siempre que fuera al contado. En los "Partes econmicos" aparecidos en El Redactor de 1836, se solicitaba la compra de un negrito sin tacha, de 16 a 20 aos, con principios o propicio para calcetero y zapatero. Otra solicitud era de los seores Miratges y Ca. en la calle de las Enramadas para comprar dos negros tabaqueros. Haba jvenes esclavos adiestrados en torcer muy bien el tabaco. Don Jos Ignacio Rapolls se deca profesor del arte de la droguera y confitera. Venda por pregn, y mediante avalo, la confitera inmediata a la casa de la gallera. Del mismo modo el alcalde ordinario anunciaba una tenera o curtiembre establecida en terreno del licenciado 137

don Juan Bautista Sagarra en el Camino Real de la Isla al extremo de la ciudad, administrada en sociedad y que se valoraba en la cantidad de $ 3 126. Llegaba en 1839 Luis Delonetl, maestro sastre de Pars, de inmediato avisaba al vecindario y ofreca sus servicios en el establecimiento de la calle de Santo Toms No. 28. Como es dable demostrar con facilidad por los empadronamientos, los ms reconocidos artesanos eran mulatos o negros libres muchos de ascendencia francesa que, con su esfuerzo, hacan algn capital o heredaban las habilidades de sus progenitores. Aspiraban al blanqueamiento, tenan esclavos, se preocupaban por ilustrarse y participar de la vida pblica de la ciudad.

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EL AFRICANO SE CAPTURA, SE ESCLAVIZA Y ...SE REBELA1

Al incrementarse las cargazones de esclavos procedentes de frica, la diversificacin de ocupaciones en la ciudad para esta fuerza de trabajo result singular y hasta paradjica. Muchas situaciones de aquel entonces nos pareceran absurdas y curiosas si no fuera por el drama que encerraba la mayora de ellas. Por enero de 1821, el bergantn francs Balatn se hallaba en las costas de frica con 262 negros de ambos sexos, destinados a Prudencio Casamayor. En agosto del ao siguiente, el capitn don Juan P. Bennet del bergantn francs Th.an.is, procedente de Marsellas, carg en las costas de Angola 404 negros de los cuales murieron en la travesa 107, supuestamente los llevaban a la Florida, y ante la necesidad de abastecer el bergantn se acerc al puerto de Santiago de Cuba. El capitn Bennet se present ante el Morro, y como no vio al prctico ni a nadie se aproxim a la costa de sotavento de la Socapa donde, luego de serias dificultades, logr desembarcar a la tripulacin y a los esclavos. Cralo amigo lector, si desea ser ingenuo.
1 Archivo Nacional

de Cuba. Asuntos Polticos, leg. 28, No. 12; leg. 117, No. 22, 27, 51 y 53; leg. 118, No. 69; leg. 124, No. 17: leg. 215, No. 109; leg. 289, No. 3 y leg. 296, No. 3; Archivo Histrico Provincial de Santiago de Cuba. Juzgado de Primera Instancia, leg. 360, No. 15; leg. 376, No. 5, 6 y 7; leg. 378, No. 3; Archivo Histrico de la Oficina del Conservador de la Ciudad. Ayuntamiento, Cimarrones, Cuba, 7 de febrero de 1823, Cuba, 27 de agosto de 1825 y Acias Capitulares, No. 39, 7 de diciembre de 1822 y No. 49, 17 de febrero de 1823; Archivo General de Indias. Cacetas, 22; Papel Oficial del Gobierno de Santiago de Cuba, 28 de mayo de 1824 y Biblioteca Nacional Jos Mart. Coleccin Cubana, El Redactor, 2 de octubre de 1836.

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Jos Caridad Caballero, vecino de Santiago de Cuba, reclamaba el valor de un negro que le haba comprado al tratista don Francisco Giraudy de sus expediciones a frica, quien conoca que el esclavo padeca de una enfermedad incurable de la cual muri al sexto da de comprado; para colmo haba invertido en su asistencia y enterramiento. Acuda a las autoridades a fin de cumplir con el contrato de calidad. En las "Ocurrencias del da" de la Miscelnea de Cuba se solicitaban negros alquilados, para ser pagados por mes. El propsito era la recogida de caf, claro que con beneficio para el dueo. El gobernador departamental Eusebio Escudero compr en 1816 un esclavo en 200 pesos para que fungiera como verdugo con el compromiso de liberarlo luego de diez aos de servicio. En este tiempo se le dara un real diario, reemplazado despus por el rancho del da y cada seis meses con la entrega de una muda de ropa. Ante la Audiencia en 1827, el negro Jos Antonio de la Cruz reclamaba el incumplimiento del trato y su puesta en libertad. El argumento para retenerlo era que deba ensear el oficio a un nuevo verdugo, con perfeccin y agilidad. El viejo verdugo alegaba que sus fuerzas fsicas se haban consumido en el servicio pblico por lo que estaba casi ciego, pero haba cumplido con la instruccin del reemplazo: recordaba con aoranza la primera vez que haba ejercido su oficio al ejecutar la pena en la horca a Manuel de los Reyes. Haba vivido precariamente en la crcel por las arbitrariedades de su alcaide, de manera que pudo haber muerto por hambre o vctima del odio y mala voluntad profesados por los presos, "expuesto a ser vctima de su furor, por ser yo el instrumento de su castigo" y un objeto abominable. Se dola de no tener relaciones con la gente de su tierra, de haber recibido tan slo 10 pesos por doscientos azotes a ocho individuos y la aplicacin del garrote vil a uno.
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La Audiencia de Puerto Prncipe atendi su reclamacin y dispuso su libertad. En el Juzgado de Primera Instancia de Santiago de Cuba se revisaba la causa seguida a don Manuel Columbi acusado de darle muerte al negro Jos Trinidad perteneciente a doa Manuela Jardnez. Los acreedores de doa Mara Josefa Boudet anunciaban al pblico la venta del negro Francisco, casta canga como de 25 aos y con un valor de $ 300,00, para que hicieran postura, si estaban interesados. Si se quera comprar un birloche de ltima moda, se admita a cuentas un negro o negra sin tachas y el resto de cualquiera otra forma. El oficial de la Real Hacienda don Pedro Alcntara de Acosta manifestaba al gobernador en 1822 que en Mayan Arriba los mayorales de las haciendas Mcara, Sabanilla y Vega Bellaca se quejaban de los graves prejuicios sufridos por causa de los cimarrones que andaban en pequeas partidas, vagaban, robaban los frutos comestibles, perseguan los animales y hacan sus rancheras en las inmediaciones. Consideraba temible que los habitantes hicieran de rancheadores individuales, pues se exponan al asesinato e incendios de sus fincas y propona organizar partidas secretas para evitar que se les avisara. En Sagua de Tnamo, don Vicente Jardnez recordaba las promesas hechas por el gobierno de la provincia para la persecucin de cimarrones y malhechores. Los negros fugitivos se reunan en palenques en las haciendas de Mayar y Sagua y se pedan $ 600,00 para la organizacin de partidas con armas de fuego. En diciembre del propio ao, el ingenio de don Jos Horrutiner fue incendiado por los propios negros de su dotacin, de manera que los miembros del Cabildo elevaron sus voces para evitar la repeticin de estas espantosas escenas derivadas de la discordia y la revolucin que destruira la agricultura, la industria y las artes.
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A los vecinos hacendados y pudientes se les peda auxiliar al Ayuntamiento mediante una contribucin voluntaria para formar un fondo estable con el que pudiera contarse para las urgencias y servir a las partidas que permanentemente recorran los campos en persecucin de los cimarrones y malhechores a fin de conservar la tranquilidad y seguridad de los habitantes. El cimarrona]'e continu proliferando, y los peridicos se llenaban de informaciones sobre los que haban huido. En el pueblo de El Cobre un mulato propiedad del fsico del regimiento de Cuba, se paseaba tranquilamente por las casas y calles sin que nadie lo molestara. El negro esclavo de Costa Firme llamado Jos Ignacio, propiedad de don Jos Francisco Collazo, alto de cuerpo, carnes regulares, buena cara, de hablar bajo y muy rezador, se haba huido desnudo y envuelto en una sbana. A veces la desaparicin de un esclavo no implicaba su huida por la libertad, e insinuaba situaciones ms escabrosas. En un "Parte econmico" de 1836, se informaba del extravo de la negrita carabal Elena, como de ocho o nueve aos, vestida con tnico de fondo blanco con flores de colores y un pauelo morado con flores azules por los hombros. Del cafetal El Corralillo, propiedad de doa Mara del Carmen Portuondo del Villar, se haba desaparecido un negro retinto de hablar torpe, estatura regular y buena figura. Tena las entradas de las sienes un poco grandes, llevaba calzn y camisa de coleta. Cualquier movimiento de sospechosos o desconocidos era inmediatamente informado. El capitn del partido de Santa Catalina comunicaba al gobernador de la provincia la detencin del mulato natural de Santo Domingo llamado Baptista, como de 30 aos y de cinco pies-seis pulgadas de alto. Se conoca como tocador de tambor y aficionado a cantar, haba sido sorprendido en un patio de la calle Princesa donde viva con la negra
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Reina. Era sospechoso de haber participado como uno de los cabecillas de las conspiraciones de 1822, los otros haban huido a Jamaica. Ahora bien, en varias oportunidades, las autoridades de Jamaica tuvieron que reclamar al gobernador de Cuba sus subditos ingleses de color, como ocurri en 1826 con Robert Me Kenzie. Las medidas represivas no impedan la explosin natural de rebelda de los esclavos. En 1824, el mayoral Santiago Dubois se quejaba porque le faltaban los esclavos de la hacienda La Esperanza de Santa Catalina y peda entre ocho y diez hombres blancos como rancheadores. En Yateras Arriba se calculaban 30 o 40 negros establecidos en bohos y apalencados; en Guajama o Guaninicum, Francisco Llanos daba cuenta ese mismo ao de un proyecto para Pascuas de sublevacin en masa de los negros que pretendan asaltar la hacienda. Este propona que por cada 30 negros se pusiera un mayoral blanco. Otra supuesta sublevacin era informada para el partido de Guaninao por Francisco Barriga al gobernador de Santiago de Cuba, cuando lo que haba ocurrido era que dos esclavos se haban negado a entregar los machetes al contramayoral. Sin duda haba temores. Por el pueblo de El Caney pasaba un piquete de tropas con direccin a las haciendas del partido de Asomante para sofocar la sublevacin de los negros. Quizs los resultados de las acciones punitivas de los militares no fueron de la plena satisfaccin de los propietarios cuando apenas dos das despus el capitn de partido de Limonar, inmediato a Asomante, informaba que en este todo permaneca muy tranquilo: Haba recorrido las haciendas y sus mayorales se mantenan en los puestos correspondientes para avisar si se produca alguna novedad. El capitn de partido Augusto Deronsele, naturalizado francs, agregaba que estaba dispuesto a
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colaborar con el gobierno, aunque observaba la necesidad de reformar la correlacin de fuerzas entre esclavos y mayorales, pues haba algunas plantaciones hasta de 100 y ms negros, donde no exista ms que un blanco o ninguno, o mayorales morenos. Confiaba slo en los hombres blancos y propona la proporcin de uno por cada 50 negros para el control de estos.

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EL PALENQUE DEL NEGRO SALVADOR1

En el partido de la Palma de Soriano, su teniente don Juan Ascencio de la Cerda recibi del capitn de milicias don Mariano Ferrer una comunicacin en la que le informaba haber cogido al negro de su propiedad huido llamado Casimiro. El 28 de marzo de 1826 al negro Santiago, contramayoral, propiedad de don Manuel Pruna, le sali al encuentro el cimarrn Casimiro para convencerlo de que huyera y proclamara la libertad'. Segn Santiago, como a las siete de la maana, cuando vena de ver a su mujer que viva en la Loma de la Cruz camino de El Cobre, se encontr con el esclavo de don Mariano Ferrer en el potrero de su casa. Casimiro le dijo que quera convocar a los esclavos de las haciendas para reunirse en un palenque del partido de La Palma donde se hallaba uno de los tres capitanes que con 300 hombres traan la orden real para que todos fueran libres. El contramayoral le respondi que no comprenda cmo era que una orden del rey vena por un conducto tan diferente al del Gobierno, a lo que Casimiro respondi que eso no importaba, que traan la orden, aunque estaban ocultos. Santiago le dijo que esperara y que a su vuelta conversaran ms despacio. En realidad, lo que hizo fue pasar a la vega del amo don Manuel Gonzlez e informar a este de lo ocurrido, quien a su vez lo hizo a don Mariano Ferrer.
1 Archivo

Nacional de Cuba. Asuntos Polticos, leg. 31, No. 16.

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El esclavo Casimiro andaba huido haca dos meses y desde haca siete das se hallaba en el palenque cercano a la hacienda de su amo. All se haba encontrado con los negros Joaqun y Salvador, esclavos de doa Mara del Rosario Ferrer, con Mateo, esclavo tambin de don Mariano, y con los esclavos de Joaqun de Landa. A los tres das de su llegada al palenque se present un negro libre francs, alto, delgado, de cierta edad, que dijo llamarse Salvador La Fontayne y se identific como uno de los capitanes que traa mucha gente para incorporarse con los esclavos de las haciendas prximas e irse ms adentro. Casimiro relata que, al otro da, se apareci su compaero Fernando, esclavo de su mismo amo, el cual dijo que vena.porque se le haba perdido un mulo con dos quintales de caf y como no lo encontr tema que lo castigaran por eso. El capitn Salvador mand al negro Casimiro para que buscara gente que se uniera a ellos, y en estas gestiones, fue aprehendido mientras regresaba al palenque, como a las siete u ocho de la maana. Andaba en compaa de Juan Congo, de Rafael y del chino Perico, cuando el amo don Mariano grit: "Cgeme ese negro que es mo!", y le ech mano mientras saltaba la cerca del potrero. El negro Martn, que junto con otros compaeros vena de regreso de Yarayabo, a donde haba ido para llevar unos negros de su amo, relataba en sus declaraciones, que lleg solo al palenque ya citado; all se encontr con el capitn Salvador, con Casimiro, Fernando, Joaqun y con los tambin esclavos Salvador, Carlos y Mateo. Comi carne de vaca y de puerco y lo sonsacaron para que se quedara con ellos dicindole que por qu aguantaba tanto cuero. Les respondi que iba a buscar ropas a su boho para quedarse, pero en realidad nunca tuvo esas intenciones porque su amo era bueno, le daba mucha comida y sus das de fiesta. El capitn al despedirse le haba pedido que no fuera a
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abrir la boca, y l prometi guardar silencio. Al llegar a su casa, el amo lo mand a su conuco. Martn saba que Casimiro tena la orden del capitn francs de irse al palenque de Mayar donde se haba juntado mucha gente huida, porque deca que "los blancos nos estn domando y que seamos libres" y porque en Guantnamo, otro capitn tambin se rodeaba de mucha gente. Al chino Joaqun, natural de Santa Marta, se le present Casimiro en su boho para decirle: "Joaqun, ya nosotros no podemos'aguantar ms, he venido a buscarlos a ustedes porque tenemos un capitn francs, que es de los del general Morales, que ya tenemos juntados como 20 hombres, que los esperamos a ustedes para unimos con los del Hatillo y Yarayabo, que estn esperndonos para ir para el palenque para hablar con el capitn"; l dijo no tener mal amo o capataz. El chino Perico recibi la visita de Juan Congo y de Casimiro para pedirle que se uniera al palenque, justo en el momento en que don Mariano Ferrer procedi a atrapar y amarrar a su esclavo. El negro Antonio, de 45 aos y esclavo de Manuel Pruna, dijo no saber nada de ese palenque, porque durante toda la Pascua se la pas bebiendo aguardiente hasta quedar completamente borracho, ni siquiera pudo levantarse del suelo cuando su amo Bartolom Surez le dijo bien fuerte: "ese es barbero". Para conducirlo al ingenio fue preciso que el contramayoral Santiago lo llevara sujeto, all lo amarrarron por orden del teniente Juan Ascencio. Jos Dolores Ruiz, esclavo de Manuel Pruna, conoca del palenque prximo a su casa en los terrenos de Mariano Ferrer. Con licencia de su mayoral se fue para Santiago de Cuba en la noche del jueves santo y regres al amanecer del martes, tercer da de Pascuas. Al llegar, se encontr con Casimiro en los bohos de sus compaeros y este le repiti aquello de que vena a recoger
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a la gente por mandato de un capitn negro francs apalencado en el rancho, que contaba con una cuadrilla de negros de los ingenios Maniel y Concepcin, quienes haban venido a buscar a los de Vega Grande. El moreno francs Salvador La Fontayne declar, luego de jurar por la cruz, ser libre de nacimiento y proceder de Port-au-Prince. Estaba en la isla desde haca treinta aos, y haba desembarcado por Trinidad. Desde esta regin, se haba enrolado en un bergantn para llevar tabaco y azcar a Providencia, regres cargado de sal a Holgun y viaj nuevamente para la Martinica, arrib en 1821 a Santiago de Cuba en poca de Eusebio Escudero. Los ltimos cuatro aos haba vivido en su vega de Santa Catalina, la que abandon por los bajos precios del tabaco. Ahora se dedicaba a aserrar y labrar la madera, de manera que ltimamente haba trabajado donde lo necesitaban. La cuadrilla dirigida por Juan Ascencio los asalt al amanecer mientras dorman, casi todos salieron huyendo y, cuando los alcanzaron, l no desenvain el machete sino que grit para alertar de que se haba rendido, que era libre y que estaba enfermo. Explic que haba llegado al rancho del negro Joaqun, situado detrs del cafetal de la Concepcin y en un guayabal, por su padecimiento de reumatismo y su mucha tos. Este era curandero y le asegur que lo curara con unos baos de hojas y bejucos que coga del monte. Haba sido aprehendido el 25 de marzo junto con otros cinco negros (Joaqun, Carlos, Fernando, Casimiro y Mateos). El teniente del partido captur a Fernando y a l lo dej en muy malas condiciones al agredirlo por supuesta resistencia. Joaqun Gonzlez, huido desde hacia 4 meses, se uni con Mateos en el rancho de la Concepcin. Se prepararon como Salvador y Casimiro para ir a las tierras de Yarayabo donde se encontraron al negro francs que iba juntando gente para romper la guerra. Como Joaqun
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Gonzlez le preguntara al capitn francs dnde era la guerra, este le asegur que haba gente en Guaninicum con su capitn y, "que as que salieran de la guerra lo sabran". Durante los interrogatorios, se present el prfugo Mateos Ferrer, nacin mina, esclavo de don Mariano Ferrer, acompaado del esclavo mulato Vicente, que le serva de padrino. El resultado de la operacin sobre el palenque del negro libre Salvador fue de 12 presos, entregados al subteniente don Juan Manuel de la Cruz Martnez, con lo cual se dio inicio al proceso.

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LA ULTIMA VOLUNTAD DE BLANCOS Y DE NEGROS1

Generalmente los testamentos se realizaban cuando la persona ya se encontraba gravemente enferma o en edad avanzada, si bien a veces se proceda a testar antes de partir a un largo viaje. En los libros de enterramientos, se poda hacer referencia a la escribana en que se haba asentado el documento de dejacin de los bienes por el ahora difunto, en particular si era una persona destacada. Por lo rutinaria, poco nos percatamos de la frmula empleada en la testamentaria; primero se declaraba la voluntad de ordenarla con la mente sana, de inmediato se haca profesin de fe con expresiones tales como: "encomiendo mi alma a Dios Nuestro Seor suplicando perdone mis pecados y la lleve a gozar de su santa gloria". Algunos eran ms extensos en estas manifestaciones cristianas, "el cuerpo mando a la tierra de que fue formado, para que en ella se convierta y sea sepultado", incluso se ponan de intermediaria a la virgen Mara. Siempre pedan las tres misas del alma y las acostumbradas mandas forzosas, poda agregarse la Po Religiosa deducidas todas de los bienes del legatario.
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Archivo Histrico Provincial de Santiago de Cuba. Protocolos Notariales, leg. 9, f. 154v., 1814; leg. 64, f. 234, 1801; leg. 69, f. 46y f. 84, 1818; leg. 72, f. 270v., 1821; leg. 362, f. 5 y 128; leg. 363, f. 371; leg. 365, f. 164v-165 y 219, 1819; Juzgado de Primera Instancia, leg. 40, No. 5, 1832; leg. 518 112, No. 4, 1836; leg. 549, No. 3, 1803; leg. 550, No. 1, 1809; leg. 551, No. 2, 1818; leg. 554, No. 2, 1820; leg. 555, No. 2y 3, 1821; leg. 557, No. 3, 1822; leg. 563, No. 3, 1827; leg. 564, No. 1, 5,6 y 8, 1827; leg. 580, No. 1 y 4, 1832; leg. 590, No. 2, 3 y 4, 1826.

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Los ms devotos solicitaban las treinta misas de san Gregorio y hasta cien ms rezadas, con la limosna de tres reales cada una. Doa Mara Josefa Portuondo, patrona y mayordoma de la iglesia de la Santsima Trinidad, dej constancia de su ltima voluntad: que $1 000 de sus bienes se impusieran para con su renta hacer su ltima fiesta de la octava y das de jubileo y otros $1 000 para la fiesta anual del ltimo da de Carnestolendas en dicha iglesia. A comienzos del siglo xix, todava haba quien sola explicar cmo quera el entierro: si con cruz alta o baja, capa, coro, si con la compaa del cura y del sacristn y dejaba dicho hasta el nmero de acompaantes. Santiago Lleonart, moreno liberto de nacin congo-mondongo que haba sido esclavo del teniente rey de la plaza, mariscal de campo Juan Lleonart, peda ser enterrarado con mortaja de lienzo blanca y ser sepultado en Santa Luca. Porque luego se especificaba dnde se quera ser enterrado: ya en la Catedral, Trinidad, Santo Toms o Santa Luca y se precisaba ante qu altar de su devocin; despus de 1827 casi todo el mundo iba a parar al Cementerio General. Se dej a los albaceas o a la Hermandad de la Misericordia la decisin de cmo iban a ser las formas funerarias, por entonces raramente se expona el deseo de ser vestido con algn uniforme o con los hbitos que correspondan a la dignidad eclesistica; en fin, hubo menos inters en los preparativos ante la muerte. A continuacin, se declaraba la procedencia filial, si estaban casados y su condicin de hijo legtimo. En caso de que el legatario hubiera contrado matrimonio, o fuera viudo, informaba el nmero de hijos con sus nombres, edades y si la esposa estaba embarazada, para garantizar al futuro vastago el derecho a la herencia. Se hacan constar los bienes aportados o no por ambos cnyuges como dote. Por lo regular, el testador dejaba todo, o
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una parte de sus bienes, a la esposa y\ a los hijos. Poda establecer la clusula de que si la mujer volva a casarse su legado retomaba a los hijos concebidos por ambos. Por lo regular, solan declararse los hijos naturales, se les dejaba como herederos universales o se les entregaba una parte del legado. En cuanto a la herencia propiamente dicha, primero se decan las deudas contradas y con quienes, tambin el monto de lo que cada persona le deba; luego se precisaba lo correspondiente a cada uno de los beneficiarios, tambin poda remitirse a otros papeles y sealar el lugar en que se guardaban: Bernardo Antonio del Pico y Redn dej dicho que sus libretas estaban en la primera gaveta del escritorio de .su uso. Era frecuente que en el testamento, sobre todo entre los libres de color, se otorgara la libertad a alguno o algunos esclavos. Por lo comn, el padre sobreviviente era el tutor de los hurfanos, pero no necesariamente; en caso contrario, podan ser parientes cercanos tales como tos o abuelos. Se haca mencin cuidadosa de quienes en primera, segunda y tercera instancia seran los partidores de los bienes, albaceas, curadores, y se dejara constancia de la revocacin o anulacin de cualquier otro testamento o documento precedente, siempre ante testigos. Algunos cnyuges acostumbraban a ordenar su testamento en comn, y se otorgaban mutuo poder en caso de fallecimiento de uno de los esposos. En el arquetipo de testamento que acabamos de describir no haba grandes diferencias si el otorgante era un criollo rico, un cataln, un francs, un africano o un negro libre criollo hombre o mujer. La distincin estaba en el monto de la herencia. Al morir, Sebastin Kondeln dej a su esposa Ana Mozo de la Torre y a sus varios hijos: cafetales, ingenios, cientos de esclavos a los que era capaz de nombrar hasta con sus defectos y virtudes- y animales que fueron repartidos equitativamente.
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Los antiguos colonos franceses de Saint-Domingue acostumbraban a describir sus antiguos bienes en tierras y esclavos, lo que quiere decir que conservaban viva la esperanza de recuperarlos an despus de muertos. Pedro Baylle, natural de Bearns en Francia, declaraba sus tierras plantadas de vias en Coustell Pouyou, Bajos Pirineos, legadas a su hermana. En Saint-Domingue posea un sitio de caf, en el cuartel de Jeremas, y la negra Mara Rosa con dos hijas. Daba la libertad a las tres y agregaba que, si haba tenido otros hijos seran de su propiedad. Tena un colgadizo con su solar, una vega en terrenos de don Juan Martnez y tres negros, cuatro bestias, seis puercos, veinte gallinas y labranza de tabaco y frutos, un fondo de cobre, etc. A su esclavo coartado en $ 200,00 llamado Jos Dolores, le daba la condicin de libre. Los catalanes, ingleses o norteamericanos describan propiedades o negocios de que eran dueos en sus lugares de origen. Manuel Carbonell del principado de Catalua, dejaba su pulpera de la calle de la Factora a su hijo como heredero universal. Si eran personas pobres declaraban desde la parte de un solar que le corresponda, los taburetes del ajuar de la humilde casa hasta quienes seran los herederos de su ropa de uso. Don Pedro Martn, natural de la ciudad de Nantes en Francia, nunca se cas, pero nombr por su nico y universal heredero a su hijo natural Juan de la Cruz Martn, evidentemente un mestizo. Juana Mara Limonta, natural de Guinea, declaraba ser casada y con un hijo sin que tuvieran bienes al llegar al matrimonio por ser ambos esclavos. Deca tener un colgadizo, dos esclavos y algunas prendas. Dejaba $ 50,00 pesos a la paisana Mara Gregoria Boza, $ 4,00 para una promesa a la virgen de la Caridad y $ 10,00 a nuestra seora del Carmen. Luego de deducidos los gastos de su funeral, dej el quinto de sus bienes para ayudar
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a la libertad de su nieta. Jos Mara de Cintra, natural de Guinea, nacin brcamo, declaraba que su difunta mujer no haba aportado nada al matrimonio porque haba comprado su libertad para casarse con ella en $ 350,00. De esta manera, un testamento era capaz de reflejar, a pesar de las frmulas semejantes, la personalidad de quien lo suscriba. El drama de la vida quedaba al descubierto en lo que poda ser el umbral mismo de la muerte; y se daba el caso, si se prolongaba la existencia, que el otorgante cambiaba, mediante codiscilo, cuantas veces lo entenda preciso, su ltima voluntad.

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UNA CRNICA COBRERA1

Ya en 1820, a nombre del mineralogista Mr. Levi Hollingswoth de Baltimore se presentaba una solicitud para explotar las minas de El Cobre. Las ambiciones forneas sobre el Real de Minas del Cobre se manifestaron tempranamente para rivalizar con los nacionales espaoles y, lo que es ms importante, para convertir en pura ilusin las promesas de la Corona sobre la entrega de la tierra realenga a los cobreros de principios de siglo. El poblado segua formado por un mayoritario nmero de pardos y morenos, descendientes de los antiguos cobreros, con multitud de ocupaciones modestas y hasta pauprrimas. No era el pueblo precisamente un dechado de organizacin ciudadana pues la miseria generaba frecuentes dramas cotidianos. Durante el segundo perodo constitucional se haba instituido un
'Archivo Nacional de Cuba. Audiencia de Santiago de Cuba, leg. 880, No. 30980; leg. 936, No. 32693; leg. 248, No. 6444; Correspondencia de los Capitanes Generales, leg. 136, No. 1; Intendencia de Hacienda, leg. 185, No. 8367; Archivo General de Indias. Gacetas, 18, Gacetas Cubanas, 31 de agosto de 1830; Representacin documentada del muy Rustre Ayuntamiento de Santiago de Cuba y otras corporaciones a la reina nuestra seora, Imprenta de la Real Sociedad Econmica, Santiago de Cuba, 1835; Ins Roldan de Montaud: "Organizacin municipal y conficto en la villa de El Cobre (1827-1845)", en Santiago, No. 60, Santiago de Cuba, diciembre de 1985, pp. 121-145; Biblioteca Nacional de Madrid. H-A 24381; D.M.Y.E.: Breves reflexiones acerca de los decretos de nombramiento de una Comisin Regia para informar sobre el estado de la administracin de las Islas de Cuba y Puerto Rico, Imprenta de Yenes, Madrid, 1839.

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Ayuntamiento, que se desintegr al restablecerse la monarqua absoluta. Entre 1829 y 1830 compaas de capital francs, ingls y nacional comenzaron la explotacin por galeras de las vetas cuprferas, aun las inmediatas al Santuario de la virgen de la Caridad del Cobre. El prroco Alejandro Paz Ascanio, con aprobacin de la curia catedralicia, haba consentido el laboreo en las entraas mismas del cerro de Cardenillo. Una vez ms, la fragua, las mquinas, el Santuario y la hospedera se mezclaron indiscriminadamente. Ahora los pobladores serviran de arrieros y mano de obra libre a las compaas. Una Real Cdula de 23 de marzo de 1832 autoriz nuevamente la formacin de un medio ayuntamiento de vecinos de color. Tendran facultades para elegir dos alcaldes ordinarios, dos de la Santa Hermandad, un sndico y un mayordomo de propios. Haban transcurrido varias dcadas pero la Corona segua con temor a la reaccin de los cobreros y esta Real Cdula era una forma de apaciguarlos y evitar males mayores. El capelln Alejandro de Paz Ascanio y el apoderado de los cobreros Juan Hiplito Cruzata proponan a los ms preparados del pueblo para los cargos concejiles: Juan Casimiro Reyes, Manuel de Jess Ojeda, Jos Gregorio Ramos, Bemardino aples, Jos Apolinario Gonzlez, Antonio Mara Paz, Diego Eugenio Gonzlez, Reimundo Campos, Juan Crisstomos de los Reyes, Manuel Brito, Buenaventura del Pazo, Vicente Carballo y Salvador Venero. Despus de concluido el experimento constitucionalista de Manuel Lorenzo, el conservador Jos Mara Callejas promovi las demandas de los vecinos blancos de El Cobre para suprimir el medio ayuntamiento de color, considerado funesto ejemplo para la numerosa poblacin libre y esclava que se mova en las empresas
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cuprferas: un puado de negros libres rega un pueblo donde vivan blancos europeos, justo cuando se extenda la semilla venenosa de la insubordinacin. Y aunque apareca un alcalde blanco cataln, no era el mejor ejemplo porque sus hijos se haban amancebado con chinas del pueblo y la verdadera autoridad era un mestiz.

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DIONISIOS LISTOS PARA LA REVOLUCIN1

Ya el 2 de octubre, el mariscal de campo y gobernador departamental Manuel Lorenzo diriga un alcance que convocaba a los cubanos a tomar las armas "para'la defensa de aquellos derechos imprescriptibles" y para que se inscribieran presurosos en las filas de los soldados de la patria y de la manera ms breve organizar las listas de la milicia nacional. Una comisin del Ayuntamiento constitucional publicaba tambin un alcance en el que conminaba a sus compatriotas a formar las milicias nacionales de todas las armas, segn acuerdo del da 3 de octubre: A tan preciosos servicios estn obligados todos los Espaoles desde la edad de veinte aos hasta los cuarenta y cinco cumplidos, siempre que estn avecindados, tengan propiedad, rentas, industria otro modo de subsistir a juicio del Ayuntamiento, sea hijo del que tenga alguna de estas circunstancias. El alistamiento poda ser voluntario cuando no se estaba dentro de la edad fijada, destino u oficio. El llamamiento se haca a los partidos rurales y a los habitantes de la ciudad. A las diez de la maana del domingo nueve de octubre se inscribiran en las casas consistoriales
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Biblioteca Nacional Jos Marti. Coleccin Cubana, Diario Constitucional de Santiago de Cuba, 26 de octubre de 1836; Archivo Nacional de Cuba. Correspondencia de los Capitanes Generales, leg. 263, No. 7.

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los de la ciudad y el domingo siguiente los de los partidos rurales. En las salas de dichas casas se mostraban figurines de cartn con el tipo de uniformes que deban de llevar la milicia nacional, la infantera y la caballera. La convocatoria no encontr, precisamente, la mejor acogida, inmersos como estaban los propietarios en sus intereses plantacionistas. Desde la capitana de partido de Ti Arriba, Nicols Heredia se haca eco de las quejas de los hacendados de la regin porque los negros cimarrones destrozaban los frutos de los conucos de los negros esclavos: Rafael Muoz, por ejemplo, deca que los bohos de sus negros haban sido fracturados y robados por varios cimarrones que se dirigan hacia cuevas donde podan alojarse centenares de ellos. Era muy peligroso pues, cada vez, se aproximaban ms a las casas y era imprescindible formar partidas. Nicols Heredia pidi treinta carabinas y cuatrocientos cartuchos, adems de solicitar la exclusin de la milicia de unos cuarenta vegueros libres de color, quienes servan de contencin o frontera entre hacendados y cimarrones. Desde que se supo la noticia de lo que estaba pasando en el Departamento Oriental, el capitn general de la isla Miguel Tacn y Rosique decret la interrupcin de las comunicaciones por tierra y su bloqueo absoluto por mar. Sabia medida, porque con el esplendor econmico comercial, los agricultores inmediatamente se sentiran afectados al limitarse la entrada de buques comerciales, e inseguros con la amenaza de la organizacin de una Expedicin Pacificadora para someter al rebelde Lorenzo. Una quinta columna de desafectos a la proclamacin por tercera vez de la Constitucin, comenz a conspirar arteramente contra su paladn. Cualquier explicacin detallada de lo que ocurra por las mentes de los ciudadanos de aquellos das nos lo revela el dilogo publicado en el Diario Constitucional de Santiago de Cuba del 26 de octubre. No escapa a
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nuestra percepcin que dicho texto haba sido escrito por alguien no perteneciente al pueblo, mas supo expresar los sentimientos del momento: es un papel remitido se describe la conversacin entre don Ildefonso Trabacuentas y el guajiro Dionisio, a quien le tena arrendada su finca La Trampa: D. Ildefonso: Y bien Dionisio, cmo ha ido por ac?, (pregunt desmontndose del caballo). Guajiro: Perfectamente o on AUfonso, Toito en el mismo estao que ost lo ej. D. Ildefonso: Bueno, me alegra. Ahora tenemos que hacer nuevos trabajos, porque el tiempo no puede ser mas oportuno. Guajiro: Ansina lo ica yo. En cuanto venga la estancia el o on Alifonso, toas las cosas tomarn una nueva verea. D. Ildefonso: Y por qu lo decas, Dionisillo? Guajiro: Pro que como se aclarao la Contutcion en la suida, y me icen que se estn organizando Melicias nuevas, ost y yo emos de dimos meter melicianos: y en esas cercunstancias quear la icienda sin amo ni mayoral, al solo cuidiao de los taitas tiznaos. D. Ildefonso: Eso de ningn modo. Con que yo me haya apuntado, aunque pesar mi, en esa farndula militar, como lo he practicado, basta y sobra. Por lo que respeta t, no debes pensar en abandonarme la casa. Tu empaque, tus aos, tu montars impericia, no son cualidades aparentes para un soldado nacional. Guajiro: Qu es lo que ost ice? pues yo me inriputo que poderia ser asta tiniente. Mi robustez, mi abelid en jugar el garrote, y an fin, el ser como sernos suidadanos los que por la premision
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de Dios lo sernos, me paece, mi paecer que yo pueo ser tan meliciano como el Si campaor. D. Rdefonso: Y quin te ha metido en la cabeza tales ciudadanas? Guq/iro: Ellas se me an meti ellas solas por si mesmar; al mira que jasta los jarrieros que an veno de la siuda traen sintajos que icen custutucion, custutucion, Sino on Alifonso; ost ni naiden me quitarn del entendimiento las ganas que me an venio de ser sordo. La consicuencia de eso, yo quiero s praticipe de la nutrulid de enfender mi jogar y mi tierra, si se. D. Rdefonso: Eso estar muy en el orden cuando llegue el caso de verse la plaza invadida, que en mi modo de pensar no lo ser nunca, por que las gentes de la parte occidental de la isla no son unos autmatos que se dejen conducir por una mano evaporada, y lo mismo debemos pensar de las tropas que guarnecen la Habana. Por ahora, gracias Dios, no hay mas que semi fundados recelos de que podra suceder as, en vista de la repugnancia, que dicen, ha puesto el capitn general de la isla, tan luego como supo que en Cuba se haba proclamado la Constitucin del ao doce. Guq/iro: Esa cerconstancia no la saba yo, o on Alifonso: Qu es lo que me ice ost? Con que si o on Tacn es el que se ha resusto? D. Rdefonso: As lo dan entender lo menos las pocas noticias que tenemos por ac: la detencin de los correos terrestres; sus disposiciones tomadas; el silencio suspicaz adoptado por el capitn general; en fin lo que nos ha dicho S. E. el Sr. gefe poltico D. Manuel Lorenzo. Guajiro: Ese D. Rolenzo me gusta mi muy ensaliso. Yo le tengo una enclinacin de saanpata
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mayor que si juera la mama que me pari. Es inrogante sordao, y cuando l Jecho eso, bien jacio est. Vamos, prosiga ost su narradura, cunteme too lo ems que ai en ese nigocio. D. Ildefonso: Lo que hay es, que por ahora todo est tomando en la poblacin un aspecto guerrero; por que el gua es vivo como unas candelas: su influjo y disposicin no resiste el genio ms egosta, ni hay hombre que no se presente tomar las armas en defensa del jurado sistema. Las listas de estos defensores de la patria crecen como la espuma. Los eclesisticos, incluso su bendito prelado, las corporaciones civiles y militares con sus gefes respectivos, los gremios, comercio, labradores, en una palabra, Dionisio, no hay clase que deje de tomar parte inters decidido favor de esa que llaman Constitucin, estando en esto unsonos todos, con las determinaciones del general, y de todo lo dems que dicta la razn y el buen sindresis. Guq/ro: Y agora pregunto yo al o on Alifonso A que mana de esas pretenece Lonisio? Es ispaoil mandingo? D. Rdefonso: Tu eres como los dems hombres; y eres cubano por nacimiento. Guqjiro: Y buen crestiano por toas mis cuyunturas: buen espaol por toas mis incidencias. Si je: mi ost: mi taita Tribucio fue meliciano all cuando fue comendante de las melicias enceplinadas, el taita de ese otro comendante que ai hoy en los cvicos, y lo quiria tanto, que aunque le icia que se yo, lo llevaba la Sabanilla y lo cargaba de cucuruchos, y asucara, y plntanos y vinia su merced apeltrechao de too; su jijo se parece en too su pap; mi agelo Isiderio fue mayor. D. Ildefonso: Mayor? 162

Guq/ro: En efeuto, mayor de ese montonsito de sordaos que tocan las tumbas en la melicia; y si mi ermano Intinislo, que sirvi en los tragones de la baa, no lo zampan en el preslo, oy sera embandero de bandera. D. Ildefonso: Tus ascendientes pueden muy bien haber sido unos Bernardos del Carpi; mas ellos no te legaron ni su mrito ni sus habilidades. Tu naciste para cabar la tierra, y tu nico instituto es el de labrador. Soldados sobraran en Cuba para completar la fuerza de los cuerpos que se proyectan, por lo que tu falta ser de ninguna consideracin. Dionisio, desprndete de esas ideas, y desengate de que el que no es para casado, no debe engaar su muger: hablemos de otra cosa se ha concluido la cerca de la tabla del mas? Guajiro: Sije; pero el burro delvicino se acomo to el malojo. D. Ildefonso: Qu dices, bestia? Cmo ha sido eso? Guajiro: Yo se lo ir al o on Alifonso. Como ansina que se derronc la taranquela no se goM levantar, y sumerc ni premeit ni jiso mas caso de la astancia por dirse los cochos de la juracion de la custutucion; y ni vino el meso Isitefio a componerla; ni yo estaba deicao mas entindencia que la corcoca de mis cutaras para dir presentarme al or comendante de la melicia, sucedi, que ese burro condenao del vicino D. Pilicarpio, se meti en la astancia como piriquito por su casa, no por la tarinquela, que la baberia sido mas fcil al ilimalito de Dios, sino por un portillo de la cerca Que jizo? pega un brinco y zas, ctelo el o on Alifonso drento de la estancia. D. Ildefonso: Pero como? Explcamelo mas. Guajiro: Se lo implicar mas al o on Alifonso. Figrese sumerc que yo soy el malojo, que este 163

taborete la palizada y que sumerc es el burro del to Pilicarpio. D. Ildefonso: Yo el burro? Guajiro: Esta es comparancia: su merced como que es el burro, salta por cima de esta palizas, y viene comerme mi que soi el malojo... D. Ildefonso: El burro sers tu, grandsimo bribn; mira, si echo mano de un garrote, no te dejo costilla en su lugar. Guajiro: Bribn yo? Yo que so un suidadano? Bribn yo que vo ser meleciano de la custutusin? D. Ildefonso: Si prosigues te pondr la ley de Bayona. Guajiro: A mi... No o on Alifonso, por que en tal cerconstancia, jara yo escrebir con letras de libro el ensulto Jecho a un custutcional y para jacerlo ansina me dira la emprenta y el emprentero ensartara en alguno de sus periolos esta inniquitencia, hablando all, encima de la pausa que me haba pegao sumerc, por solo la inidacia de haberle asimilao al burro del to Pilicarpio. A bien que en Cuba ay ya imputacin provincial y deyuntamiento custutucional! Amipa]isa? al hijo de D. Tribucio Macanas? Que? por que sernos ac probes se nos meta mieo con una palisa? D. Rdefonso: Hombre, qutateme delante si no quieres que... Guajiro: Ji je, me quitar de andelante de un alifante como el o on Alifonso, as que me pague toos los salarios que me indeuda. Por lo ems, aqu est Lonisio: oste es el cochillo y el es la asara: corte oste. D. Ildefonso: Lo que te resto del salario, no te lo pagar fe de buen vizcano. Con ese importe resarcirs el destrozo de mi maloja.
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Guajiro: Con que el enfeliz de Lonisio que pague, y que la presona del burro del to Pilicarpio se quede riyendo! D. Ildefonso: Esto ha de ser; te lo juro nuevamente. Guajiro: Pero que el burro pague la meta del crebanto; ese burro es gente de malas intenciones, mejorando lo prisente. D. ttdefonso: Canalla! picaron! Guajiro: Gueno, igame ost too lo que le su regulaa gana; pero o on Alifonso, tenta ost la benelidad de arme tan siquiera para mercar un iliforme, un crabatrin, un mirrion. Por los tutanos de su pae el or on Silustiano. Jagame ost ese corto equis. [Y todo esto lo deca ponindose de rodillas.) D. Ildefonso: No, nada: vete demi casa, sinverguenzon. Guajiro: Si, ya me voy dir, y icircelo todo al emprentero y al sendoque del Inyuntarniento que es mi compae. Ost lo ver: Jasta el menistro de estao quue est en la pennsula ha de llegar esta impendencia, por conducto del Seo Gobrena. Con buen marchante lo quiero ver ost: la josticia de aquel or caballero le jar gomitar toas mis moneas, en siendo yo meliciano: Ya, ya nos veremos los guihotes. D. Ildefonso: Ola: mayoral, cheme usted este hombre de aqu. (Y mientras lo llevaba el mayoral) Guajiro: Pa mi no hay mas mayor que la Reina Crestina, y desbaratao ya el anstituto Real, solo su jija y la Custutucion, mandan en la persona de Lonisio. Yo ser meliciano, y tendr en el macuto bastante plvora. A bien que jarrieros sernos. (En esto se march Dionisio del cortijo de D. Ildefonso y por el camino vena haciendo el siguiente soliloquio) 165

Luego que irribe yo la ciuda: pun: me zampo en el espital de los belemitas: all me curan las empundias, nica ganancia que sacao de la casa de on Alifonso: Dispues de bien curao, me presento uno de los unientes de la melicia: le cuento mi insolvencia, y icho y Jecho; me entregarn un imforme en vista de mi probeza y mi escopeta con su jerron y too: imprendo el ejercicio la mua, y juego por aqu y jerronazo por all, no me quea en el mundo un zapato suvil que no le arranque jasta los tacones. Yo de ser un jere. Si, ya lo jurao: si antuavia no se hubiesen planticao las eliciones, poderia jacerme caboscuadra, peo si no, tan gueno como tan gueno. A bien que el fege puletico es gueno y me jara justicia. Yo soy capas de dirme jasta el Guayamo con la pata por el suelo, recebir esos que icen que vienen jacemos el coco. En da y el volva, no echar unos disocho menutos, y en topndome con los anemigos, vern ellos quien es Cajellas. Por esto de la coma, no tengo el mas mnimo cudiao; con un pa plntanos y un chicote tasajo, come Loniso como flaire germo, y quea tan jarto como un bicerro. Pero y ese vescaino del dianche Don Alifonso se quear con mi inero? No, no; le voy incusar en el mimento que salga del espital, de la enjuria jecha mi presona. Cuando est yo la pricencia de si insitencia le contar de p pa toa esta trampolina, y ansina consiguiente le jur ver, que como Lonisio, ay una pipinada de Lonisios all en mi parti de la majagua, que estn preparaos con sus jerrones y sus machetes, para incarmentar cuantos embazores vengan de la uelta abajo. La custutucion que hemos jurao se de mantener intauta, an que se imponga toitico el iniverso. Custutucion Samenterio: Isabel Segunda y Crestona: lebert turrumoto. Viva la suida
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de Cuba y mueran toos los alversarios, juntamente con el burro del to Pilicarpio que se comi el malojo de D. Alifonso, y D. Alifonso tambin. Un alcance del Cubano Oriental del 24 de octubre publicaba las listas de los representantes de la provincia para elegir nuevamente diputado a Cortes y suplente. Con mucha mayor facilidad sera nuevamente electo J. A. Saco. A pesar del contenido favorable al general Lorenzo, que exhiba las bondades de la implantacin del rgimen constitucional, no deja de ser el dilogo arriba expuesto un testimonio extraordinario sobre la manera de pensar de un Dionisio, guajiro suspicaz y deseoso de reivindicacin (como ser despus Liborio en la Repblica). La pregunta sera, a qu conclusin lleg Dionisio cuando se instal en la ciudad, y en el transcurso de los das se percat de que no se cumplan sus deseos de justicia?

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ESCLAVITUD Y CIMARRONAJE A PLENITUD1

En los aos 30 del siglo xix la esclavitud se hallaba en toda su plenitud y variedad: una bozal inteligente con una hija de seis aos costaba $ 400,00 o se cambiaba por dos caballos de trabajo y dos vacas paridas; un negro de 25 a 30 aos para cafetal o vega, que saba la hora, se cambiaba por una negra; un negro zapatero o ganadero muy hbil se venda en $ 350,00 y se aada que era para pagar costas de un pleito; una negrita criolla de 11 o 12 aos se permutaba por un negro de hacha y machete de regular edad con el compromiso de abonar en efectivo la diferencia. Las informaciones que nos proporcionan los clasificados de los peridicos de aquel perodo revelan que el negocio de la esclavitud haba ganado en exquisitez y singularidad de empleos. Por ejemplo, en la seccin "Econmica" de El Redactor de Santiago de Cuba deca venderse un negrito criollo de 10 a 11 aos, de bonita figura y que hablaba crele, sano, sin vicios ni tachas o se cambiaba por una negrita propia del servicio de mano que no deba de pasar de 13 aos ni bajar de 11. Otro en venta era un carabal de 17 aos de oficio tabaquero que hablaba francs y espaol.
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Archivo Nacional de Cuba. Asuntos Polticos, leg. 215, No. 109; leg. 295, No. 1 y 2; leg. 296, No. 9; Miscelnea de Expedientes, leg. 409, Aa; Archivo Histrico del Arzobispado de Santiago de Cuba. Varias Materias, leg. 71, Cuba, 21 de agosto de 1832, Jos Santos de la Heray 15 de agosto de 1832, Alejandro Paz Ascanio; Archivo Histrico Provincial de Santiago de Cuba. Juzgado de Primera Instancia, leg. 380, No. 2, 1834; Archivo Histrico de la Oficina del Conservador de a Ciudad. Ayuntamiento, El Redactor. Diario de Santiago de Cuba, 10 de mayo de 1839 y 4 de diciembre de 1839,

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Se reiteraban las solicitudes de negros para alquilar, corno en las minas del este, posesin de Sigua, en las que se ofrecan $ 11,00 mensuales por cada uno. Se solicitaban negras vendedoras en alquiler cuyo jornal no excediera de $ 6,00 mensuales que iran a dormir de noche a su casa. Haba numerosos negritos "perdidos", uno de 7 aos iba desnudo y tena la cara bonita, a pesar de ser ato; otro de 4 aos y medio vestido con una camisa blanca, bonito de cara y ojos vivaces, tena una verruga en la oreja derecha. En los peridicos seguan apareciendo las minuciosas descripciones de los acimarronados: un joven llamado Domingo, con su nombre escrito en la camisa, entre 18 y 20 aos, delgado de cuerpo, rayado de ambos carrillos y con camisa y calzones de coleta. Tena una cicatriz en el lado izquierdo de la cabeza cerca del hombro, se le curaba la hinchazn de humor en aquella parte, luego de una operacin de la que se hallaba casi restablecido y con vendaje. Otro fugado se llamaba Manuel, de 20 aos, estatura regular, ms bien chico, delgado, casta carabal, haba sido cocinero de los seores Marianes y haba aprendido el oficio de calesero con su nuevo dueo, Jos Riera. No tena seal en la cara pero el dedo mayor de la mano derecha era imperfecto por un golpe en la ua. Su dueo prometa una gratificacin generosa por su captura. Desde los tiempos del gobernador don Juan de Moya se haba constituido una Junta de Hacendados para la persecucin de los negros cimarrones. El objetivo principal de su reglamento era buscar los medios para subvencionar los gastos indispensables y financiar las partidas contra los palenques.' El gobernador Moya buscaba la tranquilidad, el reposo y la seguridad de los habitantes agrcolas, turbados por las frecuentes invasiones de los negros cimarrones
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a las haciendas de los ms pudientes y hasta en poblados pequeos donde robaban y destrozaban todo cuanto estaba al alcance de sus manos. Causaban desrdenes entre los esclavos obedientes que se dispersaban por temor y abandonaban las fincas de sus amos. Se quera poner remedio oportuno y eficaz: a cada hacendado se le exigi una relacin de los esclavos prfugos de diez aos atrs, para regular las fuerzas que deban emplearse en su persecucin. Bajo el gobierno de Jos Santos de la Hera, cada dueo de esclavos deba aportar una cuota de un peso por cada negro que poseyera. Todos los hacendados, incluso muchos sacerdotes, haban aportado su correspondiente cantidad de dinero; la excepcin fue el presbtero Alejandro Paz Ascanio, quien se neg a entregar los $5,00 de su obligacin en el partido de Guanino y el Ramn. El argumento de Paz Ascanio era que dicha exaccin serva para un fondo "que tiene por objeto una causa de sangre" en la que no deban mezclarse los eclesisticos, si haba otros recursos o arbitrios de que valerse para aquel fin. Entre otros propsitos encaminados a contener la abundancia de apalencados, se discuti la creacin de un tribunal que conociera las causas relacionadas con los desmanes ocasionados por estos negros acimarronados. En la hacienda Mara del Pilar, propiedad de Francisco Mozo, se presentaron dos negros, uno con un trabuco y el otro con un pedazo de machete, quienes dijeron que venan de Baracoa con su amo por mar en un bongo cuando la embarcacin se rompi y su amo regres a Baracoa por tierra y les entreg las armas. Como ambos se haban hecho sospechosos al hacendado y a otros vecinos, intentaron quitarles las armas, lo que motiv que se rebelaran. Despus, confesaron que pretendan ir a Baracoa para de ah pasar a Santo Domingo con el objeto de alcanzar su libertad. En la punta de Mais
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haban robado un cayuco de un pescador y partieron hacia la tierra de sus propsitos, sin conseguirlo. Lo narrado hasta aqu parece haber sido ms frecuente de lo que pueda imaginarse.

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Fig. 17. Pasaporte de libre trnsito que deban portar blancos, negros libres y esclavos.

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Sometidos a juicio los dos cimarrones, durante los interrogatorios uno de los negros muri, mientras que el otro fue condenado a la pena de cien azotes aplicados por el verdugo para escarmiento ejemplar: cincuenta azotes por las calles pblicas y otros tantos en la picota, para luego entregarlo a su amo, quien deba venderlo fuera de la isla. De que los esclavos asuman una actitud cada vez ms intolerante ante su condicin, lo revelan los hechos de agosto de 1837 ocurridos en la hacienda Ojo de Agua del partido de Tiguabos, no por casualidad en los meses posteriores al fracaso constitucionalista de Manuel Lorenzo. El negro contramayoralJos Rafael, alias Azor, de la hacienda San Luis propiedad de Juan Rene Bambou denunciaba una conspiracin en la que se proyectaba la revolucin contra los amos blancos de aquel partido. El lder de los-complotados era el esclavo contramayoral Juan Bautista, alias Janty, de la hacienda de Rene Toreau. Y estaban implicados todos los esclavos de las haciendas circunvecinas pertenecientes a los tambin franceses Jos Fernando y Santiago Toreau, Luis Jarosay, madame viuda de Charony monsieur Bambou. Segn Azor, la sublevacin se producira despus de un banquete nocturno que se celebrara el 3 de septiembre de 1837 y en el que se asesinara con una escopeta al propio Rene Toreau, seal que reunira a los negros de la vecindad. El mayoral de la hacienda de Luis Bambou, el francs don Antonio Galet, declaraba que tambin los individuos libres de color del partido estaban de acuerdo con el proyecto de los esclavos que iban a amotinarse. Entre los libres ms destacados estaban Nicols Portuondo, natural de frica y veguero de la hacienda Ojo del Agua; Alfonso Casamayor, de Santiago de Cuba y albail de la hacienda de Luis Jarosay, y Juan Felipe Charon, natural de Santo Domingo. 172

Segn Galet, los alzados contaban con las armas del destacamento de la tropa de Santa Catalina para ponerse en marcha rumbo a Santiago de Cuba; mientras avanzaban, se avisara a todos los de color de hacienda en hacienda, hasta Aguacate. All se atacara al capitn de partido que tena, segn les haban informado, cien armas de fuego. Entonces se formaran varias partidas para emboscarlas en los caminos y matar a las tropas, si el gobernador las mandaba contra ellos. A estas alturas, se hallaran en estado de dirigir las operaciones sobre Santiago de Cuba y tomar la capital. El pardo Juan Felipe Charon se suicidaba poco despus de su aprehensin; el resultado del juicio seguido contra los conspiradores fue el siguiente: Alfonso Casamayor y Nicols Portuondo eran condenados a dos aos de trabajos pblicos en La Habana y se les prohiba regresar a Santiago ote Cuba. A los esclavos Janty y Flix, este ltimo esclavo de Jos Femando Toreau, se les condenaba a diez aos en la isla de Ceuta. Algunos esclavos implicados de los Toreau y Jarosay eran condenados a ocho aos de trabajos forzados, la mayora a azotes y a dos aos de grilletes, vigilados por sus amos. De las declaraciones del mayoral Galet se desprende qu los propietarios franceses pretendieron ocultar a las autoridades la gravedad de la conspiracin ante el temor de perder a sus negros. La conciencia poltica de estos africanos puede deducirse de las palabras del congo Flix, segn lo dicho por Azor ante1 los tribunales: "que los negros no hacan ms que trabajar para los blancos, que si los negros fueran hombres de cabeza quitaran del pas a los blancos, y ellos se haran dueos de l".

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CABILDOS NESGROS SANTIAGUEROS

Nacidos durante el siglo xiv en la propia Espaa, cabildos de negros se juntaban en Andaluca para entregarse a sus bailes y fiestas. Ya para entonces, el mayoral o capataz era una especie de intermediario entre los cofrades y las autoridades. En la isla de Cuba desde el primer siglo de la colonizacin se formaron cabildos o cofradas, con el argumento de favorecer la catequizacin. En la parroquia y santuario de Santiago del Prado existan varios cabildos de morenos en el siglo xvn, cada uno con sus respectivos patronos, cuyos miembros acostumbraban a sacar en andas imgenes en procesin. Poco es lo que sabemos del devenir de aquellos cabildos de nacin en Santiago de Cuba, a pesar de su importancia para desentraar el proceso de formacin en las religiones populares, de la cultura y de la conciencia poltica de los africanos y descendientes criollos. Consultamos el Archivo del Arzobispado de Santiago de Cuba que proporcion documentacin, hasta ahora desconocida, sobre los cabildos de morenos y sus relaciones con la Iglesia Catlica durante el siglo xrx y quisiramos comentarla con los lectores. Todo hace suponer que la organizacin de los cabildos santiagueros, por lo general, es muy semejante a las descripciones aparecidas en los libros de viajeros y en las referencias etnolgicas acerca del funcionamiento de los que existieron en La Habana y Matanzas. Aqu se comportaban como sociedades de ayuda mutua para auxiliarse unos a otros en las enfermedades, fallecimientos y otras necesidades, para completar la coartacin de alguna
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negra esclava que iba a ser vendida fuera de Santiago o para financiar la compra de un terreno donde levantar la casa-templo, altar de la patrona o patrn. En la ciudad haba cabildos negros como los congos brcamos, tiber y cacanda cuya antigedad se remontaba a la mediana del siglo xvn; sus orgenes coincidan con el despegue del crecimiento urbano y sus barrios marginales.1 La Iglesia consinti prcticas religiosas ajenas a su ritual y a su doctrina, o se hizo de la vista gorda, porque los practicantes manifestaban el fervor religioso en los templos catlicos y contribuan con jugosos donativos a su sostenimiento. En ms de una oportunidad, la devocin de los descendientes de africanos contrast con el alejamiento progresivo de los blancos dones criollos racionalistas. De manera que, en toda la -primera mitad del siglo xix, los cabildos de negros gozaron de una relativa autonoma, al menos, por indiferencia de las autoridades civiles y eclesisticas, en sus vocaciones esotricas. Esta circunstancia coincide con la poca en que se produce el distanciamiento entre el papado y la alta jerarqua eclesistica con el liberalismo constitucional espaol en ascenso. En Santiago, como en el resto de la isla, la independencia de los cabildos negros se relacion con la existencia de un clero criollo de comportamiento heterodoxo. Morenos libres y esclavos se evangelizaron, con la consiguiente hibridacin de elementos del ritual y el panten catlico con los cultos africanos, proceso ya iniciado en la metrpoli y que aqu pareci acelerarse. Las iglesias de Santiago privilegiadas con la presencia de uno o varios cabildos de nacin fueron: en primer lugar, la de Santo Toms, en segundo, la de Trinidad, luego la de San Francisco y la del Carmen. Las dos primeras se encontraban en los lmites de barrios donde residan morenos y mulatos libres. All se establecieron
1

Vid. Olga Portuondo Ziga: Santiago de Cuba, desde sujundadn hasta a Guerrade los Diez Aos, Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 1996, pp. 72-85.

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las casa-templos en las que se levantaba un altar criollo para colocar la imagen patronal, por lo general una advocacin mariana. De modo que, la carrera procesional organizada por los cabdos de nacin haca el recorrido entre la iglesia correspondiente y la casa-templo, residencia permanentemente de la patrona. No hemos encontrado, y no pienso que existan, cabdos negros vinculados con la iglesia Catedral, la de Dolores y la de Santa Luca. En esta ltima radicaba la cofrada de blancos del Santo Cristo de la Misericordia cuyo origen se remonta tambin a la mediana del siglo xvtn. Es muy frecuente hallar en los protocolos notariales testamentos de negros libres que legan sus bienes a alguna cofrada, porque en todas las iglesias las haba de blancos o de blancos y negros, cuyas prcticas se regan tan slo por la ortodoxia catlica, pero igualmente existan asociaciones de nacin africana absolutamente libres de la tutela catlica. Cuando surgieron otros barrios populares, habra nuevas solicitudes de permisos para formar cabildos o cofradas en la iglesia del convento de Beln y, sobre todo, en la del Santo Cristo de la Salud. La autoridad del arzobispo era solicitada con frecuencia para respaldar la presidencia en los cabildos de nacin: Vicente Peralta aseguraba que en poca del prelado Joaqun de Oses Alza y Cooparacio se le haba dado el ttulo competente de mayordomo de santa Ins del cabildo brcamo y en 1853 por sus "achaques y adelantada edad" acuda a la autoridad de su excelencia Antonio Mara Claret y Ciar para que le concediera el traspaso del cargo a su hijo mayor Julin Bosque, por ser la costumbre del cabildo desde su formacin de casi cien aos. El trmite se cubri con naturalidad y el arzobispo provey el ttulo de inmediato.2
2

Archivo del Arzobispado de Santiago de Cuba (AASC). Personal del Clero, leg. 27, Cuba, 30 de marzo y 2 de abril de 1853.

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A mediados del siglo xtx, en las pginas de la "Seccin local" del peridico santiaguero El Redactor, es habitual encontrar noticias relacionadas con las conmemoraciones religiosas de los cabildos de nacin y hasta de acontecimientos ntimos tales como la coronacin o la muerte de algunos de sus reyes. Debe considerarse su importancia para la sociedad santiaguera de aquellos aos por la capacidad econmica y cultural de muchos de sus miembros que, sin lugar a dudas, lean peridicos y reciban educacin general; adems de que muchos hombres blancos, no solamente los prrocos de las iglesias y los escribanos, giraban en torno a la vida de las cofradas negras. El rey congo llevaba la corona y las ropas de su jerarqua el da de los Santos Reyes Magos para simbolizar a Melchor, ttulo de prestigio.3 Desde las once de la maana de cada 6 de enero sala a pasear con sus vasallos bajo "mis auspicios y todos me veneran a Dios gracias"- y los dems cabildos de nacin, organizados por antigedad. De esa hora en adelante, pasaban para felicitar a todas las autoridades y a determinadas casas de varios caballeros. Despus, todos se concentraban en el palacio del rey de los congos para la celebracin. El rey congo poda interceder a favor de los otros cabildos ante las autoridades civiles y eclesisticas, pero entre ellos su jerarqua no resultaba tan estrictamente acatada ms all de su propio cabildo ni, mucho menos, reconocida por la Iglesia Catlica, la que nicamente conceda autorizacin para su ejercicio como capataz y para celebrar la ceremonia religiosa de su coronacin.4
3 Juan

Mara Ravelo en sus Medallas antiguas supone que Melchor era tan slo el nombre de uno de los reyes congos. Editorial El Arte, Manzanillo, 1943, pp. 137-143; AASC. Personal del Clero, leg. 65, Santiago de Cuba, 2 de mayo de 1865. 4 AASC. Personal del Clero, leg. 65.

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Fig. 18. Objetos del ceremonial del rey congo.

Las relaciones de los cabildos de negros con la Iglesia Catlica se fueron haciendo ms tensas en el decursar del siglo xix a medida que esta intim, Patronato Regio por medio, con el liberalismo caudillista e isabelino. Tambin surgieron diferencias entre unos cabildos y otros, y en el seno de cada uno de ellos. Prueba de esto son las solicitudes y autorizaciones para realizar festejos y procesiones que todava se conservan entre la documentacin del Archivo del Arzobispado: se perciben tensiones para encuadrar los cabildos de nacin dentro de la ortodoxia ceremonial catlica que, no por casualidad, coincida con el crecimiento de la poblacin esclava bozal y de los libres de color cuyo pensar religioso estaba ms cerca de sus ancestros africanos o quedaban menos evangelizados. En 1866 Hilario Yuanis, rey o capataz del cabildo congo, reclamaba al arzobispo su intervencin para evitar que se crease el domingo 27 de mayo- un cabildo o sociedad bajo el patronato del Misterio de la Santsima Trinidad en la iglesia de este nombre formado por criollos y africanos, pues el domingo 20 de mayo ya se haba bendecido, con todas las solemnidades, la bandera de un cabildo nombrado as y era incompatible que subsistieran dos cabildos o sociedades con banderas de una misma devocin. Alegaba el rey congo que tampoco se le haba participado, segn lo prevenido por la costumbre. El prelado respondera con una negativa al rey Melchor, pues de lo que se trataba era de que ambos cabildos tributaran a Dios.f La documentacin revisada permite comprobar el papel desempeado por la advocacin mariana de nuestra seora de santa Ana entre los cabildos congos de nacin de Santiago de Cuba, con seguridad por estar su ermita junto al cementerio del mismo nombre, fundado
5 Ibid.,

Cuba, 25 de mayo de 1866. (Aparece la firma Yo, el Rey Melchor Ylario Yuanis, al pie del documento.)

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desde 1827. Cada 26 de julio, da de santa Ana, se celebraba una festividad de los cabildos congos en la que todos tendan sobre el suelo de aquella, el pao o bandera-insignia.6 El rey Melchor, Hilario Yuanis, tambin le solicit al arzobispo que impidiera la entrada a la ermita de Santa Ana de personas de color miembros de cabildos con banderas que, en el mismo templo, pretendan mofarse de estas corporaciones, e impedan a los verdaderos cabildos cumplir su misin o ritual con toda religiosidad. Slo deban entrar a la ermita aquellos cabildos reconocidos y aprobados por las autoridades superiores de la isla, y negarla a quienes concurran con trajes adecuados a la diversin de mamarrachos. Dejaba ver el rey congo que los cabildos se retiraran de hacer sus ofrendas si no se tena en cuenta su peticin. La respuesta fue demandar del capelln que exigiera silencio y compostura a todos los concurrentes dentro del recinto.7 Son de notar pues, las diferencias suscitadas entre practicantes de los cabildos de negros y los que actuaban con absoluta libertad en sus ceremoniales ancestrales. Una de las diferencias ms comunes entre la Iglesia y los cabildos fue la relacionada con la posesin de la imagen patraa. Creemos que no hay un solo caso en que el cabildo no hubiera financiado su icono, por lo regular en la casa-templo o en la del presidente o capataz. Entre las medidas adoptadas por la autoridad eclesistica para embridar los cabildos de morenos, a comienzos de la segunda mitad del siglo xix, estuvo la de retener la imagen en uno de los altares de la parroquial, despus de llevarse a cabo las procesiones anuales en las que la representacin del patrn permaneca durante una noche o varios das en dicha iglesia.
6bid. 7 AASC.

Personal del Clero, leg. 65, Cuba 25 de mayo de 1866.

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Al menos en el papel, el prroco y el arzobispado seran absolutamente rgidos al cumplir lo concerniente a que la figura del patrn o la patrona permaneciera en el templo, no obstante pertenecerle a su cabildo. Y en las procesiones se exiga que, indefectiblemente, siempre estuviera al frente el sacerdote con sus atributos de capa, cruz y ciriales. Hilario Yuanis, a quien; ya mencionamos como rey de los congos de Santiago de Cuba, reclam en mayo de 1865, a nombre del cabildo de los brcamos, cuyos integrantes veneraban a santa Ins, el cuidado de su imagen porque una vez concluida la fiesta "se ha retenido en la parroquia de Santo Toms nuestra adorada prenda", su queja era inmensa ya que consideraba que era "garanta de orden y buen comportamiento el cual sin duda languidecer desde el momento en que lleguen a persuadirse que la adorada imagen de su santa patrona no corra a nuestro particular", es decir no regresara a su casa-templo.8 A nuestro entender, el icono haba llegado a encarnar la potencia conga como una de las representaciones mltiples dentro de la regla, tal y como lo expresa el especialista Joel James en su libro Los Sistemas mgico-religiosos cubanos; principios rectores.9 Para 1870 la coronacin del rey Melchor, o lo que para las autoridades era el capataz del cabildo de morenos de toda la nacin conga en Santiago, se haca el 5 de enero en la jefatura principal de polica de la ciudad presidida por el ayudante del cuerpo de proteccin y seguridad pblica. El gobernador civil y comandante general de las tropas expeda el decreto de nombramiento que refrendaba la Secretara de Gobierno.10 Esta prctiIbid., Santiago de Cuba, 2 de mayo de 1865. UNESCO, Caracas, 1999. 10 Se trataba de don Blas de Villate de la Hera, conde de Valmaseda, gobernador civil y comandante general de las tropas en operaciones en el Departamento Oriental y de las Tunas. Archivo del Arzobispado. Personal del Clero, leg. 65, Cuba, 7 de enero de 1870.
8 9

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ca administrativa pone en evidencia el grado de dependencia con respecto a las autoridades. Jos Dolores Villar, moreno libre natural de frica y de nacin conga, era elegido rey por pluralidad de votos de todas las corporaciones de la nacin conga y con su acreditacin oficial solicitaba al vicario general su ttulo de rey Melchor para que, bajo la advocacin de san Benito de Palermo, se hiciera la ceremonia de coronacin el 2 de febrero -da de la virgen de la Candelaria en el templo de San Francisco.11 Bajo el patronato de la virgen de la Caridad del Cobre, el cabildo liber era uno de los ms conocidos de Santiago de Cuba por lo notorio de sus festividades en torno al templo de Santo Toms. Cada ao la efigie de la virgen maana era conducida la vspera del 15 de septiembre desde el campo de la Maloja, en el que se encontraba su casa-templo, hasta la iglesia de Santo Toms y all se celebraba su fiesta con tangos, maana y tarde, hasta altas horas. Luego retornaba al altar domstico.12 El cabdo o sociedad Tiber integrado por individuos pobres y trabajadores, haba costeado con sus ahorros la imagen de la virgen de la Caridad, la misma que en tiempos del arzobispo Claret se deposit, por su orden, en la parroquia de Santo Toms. Trajes, mantos y prendas tambin eran pagados por los cofrades. Celestina Masab, quien deca ostentar el cargo de presidenta del cabildo desde 1828, en unin de su primer ministro Evaristo Danguillecourt, reclamaba la intervencin de las autoridades eclesisticas al ser destituida por el presidente en favor de Ramona Snchez, la mayordoma de la virgen, en 1877. Para su defensa, alegaba haber sido electa tres aos atrs con aprobacin del mencionado presidente Juan de Dios Navarro y, por consiguiente,
u 12

AASC. Personal del Clero, leg. 65, 7 de enero de 1870. El Redactor, 16 de septiembre de 1856.

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con la del rey de los congos y otros ocho cabildos africanos de la ciudad. Junto con otros miembros, consideraba haber realizado reformas en la corporacin y enmendado errores; y sin embargo haba sido postergada. La Masab acusaba de usufructo privado de los bienes de la comunidad al presidente y la mayordoma, puestos en connivencia para estos fines.13 Por su parte, el presidente Juan de Dios Navarro explicaba que la mujer llamada Celestina Masab haba sido reina o presidenta de la corporacin y pertenecido a ella, pero que l mismo, que desde haca trece aos realizaba los nombramientos, la haba declarado suspensa de sus funciones y se lo haba comunicado a los dems cabildos. Quizs por venganza, la Masab haba pedido el traslado de la patrona a la iglesia del Carmen y ofrecido a esta el manto, los trajes y las prendas que pertenecan slo a la sociedad. En su deseo de permanecer con autoridad dentro del cabildo de nacin, la depuesta presidenta prefera hacer el juego a la Iglesia con respecto a la posesin de uno de sus ms preciados smbolos. Algo muy parecido ocurrira en el seno del cabildo canga: los morenos libres Juan Bautista Asi y Mara Catalina Brito eran sus presidentes y se negaban a entregar la imagen de nuestra seora de Loreto, su patrona y su prenda, la que se hallaba en su propia casa, para ser trasladada a una casa-templo, donde exista una pequea capilla erigida por un grupo de morenos en la zona correspondiente a la feligresa de la Santsima Trinidad. Las diferencias en el seno del cabildo haban impedido desde 1859 hacer las procesiones, porque el capataz contrariaba la opinin de la mayora de los miembros de la asociacin. Como el prroco de Trinidad intervino a favor de los lderes cofrades, capitn general Bartolom Ferrer y el consejero Bartolom Hardy, el fallo
13 AA.SC.

Personal del Clero, leg. 65, Santiago de Cuba, 3,5 y 6 de octubre de 1877.

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del arzobispo A. Primo Calvo y Lpez fue que la imagen de la patrona se llevara a Trinidad y no a San Francisco como finalmente pretenda Asi, cuando sinti la presin que sobre l se ejerca. Las diferencias continuaron durante ms de una dcada: se le realiz un arqueo de cuentas por sus opositores; y como sigui de capataz continu reclamando el regreso del icono a San Francisco; se le dijo que slo era presidente interino y Juan Bautista Asi argument de que en la casa del cabildo no deba estar la imagen porque "no hay compostura ni buenas maneras sino desorden".14 En 1874 triunfara el presidente, porque su actitud era la que ms convena a la Iglesia: la imagen quedara en el templo del serfico padre San Francisco. El desgaste de prestigio ocasionado por estos conflictos internos de autoridad, contribua al deterioro de las cofradas o cabildos de morenos y justificaban el alejamiento de la Iglesia de su poltica transigente y favorable a la evangelizacin acriollada. Mientras tanto, era manifiesto el incremento de las prcticas religiosas con mayor influencia de las races africanas. Entre los cabildos de tradicin en Santiago de Cuba se encontraban tambin los carbales: osese, izuana y elugo.15 El capataz del carabal osese a veces se haca llamar rey, pero nunca con el ceremonial reconocido de los reyes congos de la iglesia de Santo Toms. Su patrona era nuestra seora de santa Brbara, cuya imagen pernoctaba en la parroquia de la Santsima Trinidad slo durante la fiesta; porque ella tena un terreno con altar. Su rey, Fernando Limonta, haba reclamado en 1860 el reconocimiento de la propiedad del lugar en que se hallaba colocada la imagen; pero el prroco de Trinidad neg poseer algn documento que lo avalara.16
14 15

AASC. Personal del Clero, leg. 65, Santiago de Cuba, 10 de abril de 1875. En todos los casos empleamos la ortografa que aparece en los registros. 16 Ibd., Santiago de Cuba, 18 de diciembre de 1866.

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El capataz del carabal elugo Ambrosio Palacios promova diligencias para que se le permitiera llevar a su casa la imagen de nuestra seora del Carmen con el propsito de vestirla, adornarla "a fin de hacerle la promocin de costumbre". En esta oportunidad, el capataz deca que la antigua reina Francisca Antonia Cspedes haba cometido abusos y realizaba el siguiente recuento: en 1826 la Real Audiencia del Distrito haba ordenado que la imagen permaneciera en la iglesia, lo mismo que las alhajas, ropas y adornos. Tanto la representacin de la virgen del Carmen como los objetos rituales eran propiedad del cabildo, si bien la morena Cspedes los haba entregado todos a la iglesia y el capelln se haba resistido a devolverlos. Se supona que el capataz pretenda mover a disensiones o partidos entre los miembros de su cabildo porque las disposiciones superiores estaban en contra de sacar la imagen de la iglesia "para nevarla a casas particulares exponindola a irreverencias y otros desordenes que resultan forzosamente de las cuestiones de los negros de ese cabildo hace muchos aos".17 El gobernador Jos de la Gndara propuso realizar una nueva eleccin para capataz del cabildo en la reunin por la festividad a su patrona. Fue designado al moreno libre Francisco Caballero, quien, a su vez, eligi como capataz y reina de la congregacin a la morena Mercedes Planos, su esposa. Este insisti en que la imagen deba de ser guardada en la casa de su cabildo como se haca en las dems de su clase. El gobierno eclesistico mantuvo su intransigencia y exigi que la representacin de la virgen del Carmen de la procesin del 23 de julio de 1865 volviera a la iglesia sin detenerse en parte alguna, ni en casas particulares. Nuevos intentos de disensiones se presentaran en el seno del cabdo
17

Ibid., Cuba, 12, 16, 17 de julio de 1863 y 20 de febrero y 16 y 18 de julio de 1865.

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carabal elugo cuando la morena libre Mara Josefa Casa y su esposo Camilo Laguna solicitaron sacar la imagen de nuestra seora del Carmen, llamada La Chiquita, situada en el templo de su advocacin. Como los capataces y esposos Caballero-Planos reclamaron hasta 1881 la devolucin de la imagen a su cabdo, finalmente se decidi que para evitar divisiones cesara la asociacin como cabildo y se formase una cofrada con las dos fracciones unidas para lo cual un representante de la Iglesia se encarg de la redaccin del reglamento.18 El cabildo carabal izuana tambin en 1865 debi entregar la imagen de su patrn, san Juan Nepomuceno, a la iglesia de San Francisco, con la prohibicin de no llevarlo jams a casas particulares, aunque poda conservar y cuidar de las alhajas y ornamentos.19 A los tres cabildos carabales se les exigi que la procesin acostumbrada siempre estuviera presidida por un sacerdote y dos clrigos de hbito con el pretexto de que deban mantener el orden. El recorrido de estos tres cabildos se haca a travs de las calles en las que resida una buena parte de la poblacin libre de color de Santiago de Cuba: Carabal osese: La procesin sala de la iglesia de la Santsima Trinidad y recorra las calles del Salvador (hoy Moneada), San Germn, San Flix, y San Mateo para regresar por la del Salvador hasta la iglesia. Carabal elugo: La procesin sala de la iglesia del Carmen, llegaba hasta San Francisco y de esta a la calle del Gallo, de ah a la de la Providencia y prosegua hasta San Fermn y, de ah llegaba a Santo Toms y por ella regresaba al templo. Carabal izuana: La procesin sala de la iglesia de San Francisco por la calle del mismo nombre hacia Santo
18 19

bfCL, Cuba, 21 de octubre y 21 de diciembre de 1881. Tbid., Santiago de Cuba, 2 de junio de 1865 y 18 de mayo de 1866.

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Toms, segua por Providencia, Rastro y San Germn para salir a la calle de la iglesia.20 Los capataces del cabildo mandinga, Manuel Mart y Rufina Calas, todava en 1865 conservaban la imagen de su patrona en la casa-templo domstica. La procesin sala de la casa-altar esquina a San Bartolom y San Antonio baja, segua por Santo Toms para subir al templo donde permaneca desde esa tarde hasta el da siguiente en que regresaba a la casa donde se guardaba la imagen (diez aos atrs la imagen permaneca durante tres das) por las calles San Francisco, San Pedro y Habana hasta San Bartolom. Desde 1865, el arzobispo exigi al cabildo mandinga que, como en los dems casos, dejaran el icono en el templo.21 Por los aos de 1850, el cabildo de mestizos y negros libres del Tivol francs sacaba la imagen de nuestra seora de Beln: la procesin sala del templo de San Francisco, segua por San Juan Nepomuceno, doblaba por Santa Rosa pasaba por el Tivol hasta Marina, Comercio y Gallo para llegar a la casa-templo del cabildo que se encontraba en Santa Rosa, siempre muy adornada e iluminada. Celebraba la fiesta de su patrona el 19 de mayo y conservaba la imagen en el altar domstico, por autorizacin del arzobispo, bajo el pretexto de que no. era la que exista en el altar mayor de la iglesia. Para entonces, varias cofradas de pardos ingenuos o mulatos libres se haban organizado en la archidicesis, cuyo grado de evangelizacin o de aproximacin a la Iglesia era mucho mayor que el de los cabildos negros.22 En 1858 al moreno libre africano Antonio Cabrera se le autorizaba, luego del informe favorable del prroco de San Luis del Caney acerca de la devocin que observaba
AA.SC. Santiago de Cuba, 11 de mayo de 1855, 2 de junio y 18 de julio de 1865, 18 de mayo y 16 de diciembre de 1866. 21 Ikrid., Cuba, 3 de junio y 3 de julio de 1854, 17 de junio de 1865. 22 JbfcL, Cuba, 14 de mayo de 1872, El Redactor, 20 de marzo de 1856.
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en su feligresa, la creacin de un cabildo bajo la advocacin de la Candelaria.23 Por estos tiempos, las autoridades eclesisticas manifestaban a las civiles su preocupacin por las fiestas de san Juan, san Pedro, Santiago y santa Ana por los excesos cometidos en los templos debido a las turbas de mamarrachos en particular en el de San Francisco y para evitar que importunaran durante el da y la noche, mientras se rezaba el rosario y se enseaba la doctrina. El gobernador Carlos de Vargas Machuca en cada templo situara un subalterno de polica responsable de que se guardara la compostura.24 Tambin se tomaron medidas contra aquellas personas, particularmente en el campo, que engaaban a las gentes sencillas recaudando limosnas para novenas, prcticas devotas, convenios, expendios de escapularios y hasta procesiones, como haca un tal Carvajal. Pero la Iglesia no slo endureci su actitud respecto a la permanencia de los iconos patronales en las casatemplos, comenz a denegar las solicitudes de formacin de cabildos en la dcada de los aos de 1860. Fernando Odio y Mara Loreto Valenciano solicitaron licencia para formar un cabildo o cofrada de morenos minas con la virgen de la Caridad como patrona, Teodoro Betancourt y Coleta Casamayor solicitaron permiso para formar una asociacin, cofrada o cabildo bajo los auspicios de nuestra seora de las Mercedes, y Nemesio Ramrez junto con la reina Carmen Pereira, miembros de la sociedad del papiante devotos de nuestra seora de santa Ana, solicitaban hacer una fiesta en la ermita despus de la procesin. En todos estos casos la respuesta fue negativa, ms an, bastante acida de parte del arzobispo Primo Calvo y Lpez: en el primer caso, porque consideraba que se trataba solamente de
23 24

Ibd., Cuba, 11 y 16 de noviembre de 1858. Ibd., Cuba, 22 de junio de 1855.

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una fiesta a la virgen de la Caridad y pasar el resto del da en diversiones como las que acostumbraban: "que es a lo que generalmente se reducen las cofradas o captulos de las personas de color", entonces les bastaba con la autorizacin civil. En el segundo, la respuesta del arzobispo es todava ms tajante: le pareca improcedente que aquello se tratase como asociacin religiosa cuando se pedan tres das de tangos. El prelado no se opona a estas fiestas pero no caan bajo su esfera, llamaba la atencin sobre la mezcla entre lo sagrado y lo profano de aquella misa cantada en el Santo Cristo de la Salud a la virgen de las Mercedes, y aada para mejor entendimiento, que lo que deban hacer era solicitar la licencia competente ya para la fiesta religiosa, ya para las religiones profanas como se haca con otros devotos sin que se formara asociacin o cabildo, de manera que no se necesitaba autorizacin eclesistica para la pretendida cofrada. En el tercero, el prroco Juan Toms Martnez de la iglesia de Trinidad (a la que perteneca la ermita de Santa Ana) deca en 1862, que el principal motivo era formar un altar grotesco con "bailes y comidas poco edificantes que solan terminar en disputas y hasta en rias deplorables con dichos groseros y escndalos", el gobernador del arzobispado manifestaba en 1870 no tener noticias de la legitimidad de dicha sociedad, ni de su secretara: cuatro aos ms tarde se le autorizar la procesin.25 Como la iglesia del Santo Cristo de la Salud se encontraba en lugar privilegiado de un barrio mayoritariamente de negros ubres, la efervescencia religiosa estaba en su apogeo. Los cabildos de negros pidieron autorizacin a las autoridades civiles para reunirse el 10 de
25 AASC.

Personal del Clero, 30 de abril de 1854, Santiago de Cuba, 30 de julio y 1 de agosto de 1862, 19 de diciembre de 1864, 11 de abril, 8 y 22 de agosto de 1865, 26 de marzo de 1866, 13 de abril de 1867, 1 de febrero de 1868, 18 y 19 de julio de 1870, 2 de agosto de 1871, 11 de septiembre de 1874.

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octubre de 1864, en la plaza de dicho templo, con sus correspondientes banderas y atabales, para hacer fiesta en honor de la virgen de las Mercedes. As se lo comunicara el marqus de la Concordia al arzobispo y aada que los morenos queran divertirse despus de sus actos religiosos como cualquier otro individuo y la polica se encargara de las medidas de orden necesarias. Como se ve,' estos asuntos dejaban, poco a poco, de ser de la competencia de la Iglesia.26 De la lectura de la informacin sobre los cabildos negros hallada en el archivo de la archidicesis de Santiago de Cuba, se deduce que la Iglesia Catlica asumi una postura ms dogmtica e intransigente desde los aos de 1860, lo que distanci a los cabildos de morenos cuya antigedad haba permitido una hibridacin criolla progresiva del catolicismo con las religiones africanas. Tambin se restringi la evangelizacin, segn la tnica con que predicaba el clero criollo desde el siglo xvi, e hizo florecer con independencia las comunidades religiosas de negros libres y esclavos con una carga mayor de africana. La actitud intransigente de las autoridades eclesisticas y el temor de las civiles a la insubordinacin poltica provoc el ocultamiento de las sociedades religiosas de los negros al considerarlas delictivas. El distanciamiento ritual, la impopularidad y el integrismo de la clereca pusieron en precario la vida de las cofradas negras hasta provocar su desaparicin o integracin en las antiguas blancas y mestizas, luego de la abolicin de la esclavitud. El papel de los cabildos negros, cuya presencia se remonta en la sociedad cubana al siglo xvi, se ha tomado bastante poco en cuenta con respecto al desenvolvimiento de los grupos de hombres libres de color y esclavos. Tan slo se ha considerado su ceremonial
26

AASC. Personal del Clero, Cuba, 20 de septiembre de 1864.

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religioso, sin establecer variantes temporales o calidades entre ellos. Ni qu decir de la influencia educativa que pudieron proporcionar las cofradas entre los estamentos sociales que las conformaron. All se mezclaron gentes de diferentes niveles de educacin y, segn se aprecia en los documentos, la participacin de blancos ilustrados como padrinos. Cunto podra desentraarse sobre la preparacin poltica y el proceso de formacin de una identidad criolla entre los libres de color si se conociera todo el diapasn de posibilidades sociales y culturales de estas cofradas de morenos libres y esclavos, de las que nicamente conocemos la superficie! Mucho se ha escrito sobre el papel de una logia masnica en la preparacin ideolgica de Antonio Maceo, aunque no se ha hallado el menor documento que nos asegure su presencia entre sus miembros, y ni siquiera, de ningn mulato en la militancia de ellas. No seria mejor suponer todo lo contrario, que Ascensio Asencio, el padrino de bautismo de Antonio Maceo, era un blanco activo en algunas de las cofradas de morenos congos de la iglesia de Santo Toms? Acaso Mariana Grajales, su madre, no era una devota de la virgen de la Caridad y haba bautizado a Antonio de la Caridad en la misma parroquia donde radicaba el cabildo de Tiber, el mismo cuya carrera pasaba por la calle de la Providencia donde vivan los Maceo, aquel cuya casa-templo del campo de la Maloja se encontraba en las proximidades de su vivienda? Al menos, debe reconocerse que las evidencias apuntan mejor hacia esta .hiptesis. Se perda la posibilidad por esta va de equipararse al blanco, y a la propia inconformidad estamental y poltica, se aadira el severo disgusto por el distanciamiento doctrinario de la Iglesia Catlica en la isla de Cuba a las frmulas de religiosidad popular, perdida su singularidad criolla y por la connivencia con la burguesa liberal hispana.

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LA VIRGEN DEL COBRE Y LA NACIN CUBANA

Por su complejidad la religiosidad cubana resulta difcil de abarcar en todos sus fundamentos, no obstante los numerosos y profundos estudios realizados por investigadores del calibre de Fernando Ortiz y Lidia Cabrera, entre otros. La empresa de establecer la relacin entre religin y formacin nacional tiene pues, a su vez, multiplicidad de vericuetos y matices que pudieran pasarnos inadvertidos. Por qu esa abrumadora riqueza y ese barroquismo de interpretaciones? La respuesta hay que buscarla en los propios orgenes de la colonizacin espaola, acompaada de la espada y la cruz. Es sabido que la conquista de Amrica fue concebida como una cruzada y que los Reyes Catlicos y la Iglesia de Roma marcharon de acuerdo, alianza refrendada con el Patronato Regio. De esta manera, a cambio del monopolio ideolgico, el papa aceptaba la tutela de la monarqua espaola sobre la Iglesia del Nuevo Mundo. El significado poltico fue trascendente en la formacin de la mentalidad religiosa del hombre comn americano. Nos ceiremos a la cuestin cubana. Si efectivamente se exigi a los encomenderos la evangelizacin de los indios, estos slo recibieron un barniz de educacin religiosa que no iba ms all, en la mayora de los casos, de aprender de memoria el Padrenuestro, el Credo y el Avemaria. El aborigen apenas si modific sus creencias en mente y corazn, la transmisin se efectu, por va materna, a los mestizos que proliferaron desde el siglo xvi.

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Lo mismo ocurrira con el africano al que debi inculcrsele la fe catlica con la superficialidad y el desinters de aquel que est convencido de la imposibilidad de transmitir a un animal las experiencias del espritu. Como magistralmente ha expresado Fernando Ortiz en su libro Historia de una pelea cubana contra los demonios, aquellos frailes que ocuparon las parroquias de las villas criollas, durante los primeros siglos de la colonizacin, no estaban armados precisamente de una doctrina ortodoxa estricta. Si se dice as de aquellos que vinieron de la pennsula, para qu hablar de los que se formaron en estas tierra. De manera que, la herencia primigenia, agazapada por siglos, de los tiempos precristianos y "paganos" aflor, sin mucha dificultad, en sus lucubraciones religiosas, que congeniaban con el ambiente prevaleciente en la comunidad mestiza de blancos, indios y negros. Agreguemos que no fueron pocos los judos conversos que tocaron en nuestras costas o se establecieron en esta tierra; segn este panorama, de aplicarse la Inquisicin en la isla de Cuba con el rigor de Espaa, muy pocos se hubieran salvado de la pira purificadora. Aunque parezca paradjico, cada vez que la Iglesia Catlica dio la vuelta a la tuerca para incrementar su pureza teologal y ritual, mucho ms fuertes resultaron las manifestaciones e interpretaciones populares del catolicismo. No aadamos las consecuencias cotidianas de la bsqueda del beneficio econmico, que haca transigir a las jerarquas eclesisticas hasta con prcticas inadmisibles dentro de una rigurosa interpretacin cristiana. Vale decir que los cabildos de nacin se formaban como cofradas en el seno de la Iglesia Catlica y sus directores transmitan el mando bajo la aprobacin del obispo de turno. As se fue creando un sistema de religiosidad popular, con sus propias reglas e interpretaciones, de una riqueza tal que todava es capaz de sorprender a muchos.
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En este contexto surgi el culto a la virgen de la Caridad del Cobre a comienzos del siglo xvii, en el caldo de cultivo del mestizaje. En sntesis, una advocacin mariana bien asumida como algo propio por sus valores universales representativos de la maternidad, la madre tierra, el amor materno, etc., sensibiliz a indios y africanos, cuyo aporte cultural y relacin de devenir fueron decisivos para su formacin. Surgi entre las dotaciones de esclavos de las minas de Santiago del Prado (El Cobre), para madurar en el transcurso de ms de un siglo. He analizado en otros trabajos detalles de la formacin de este culto. Mi objetivo es centrar ahora la atencin en la manera que la comunidad mestiza de cobreros, ya en el siglo xvii, haba investido a la virgen de la Caridad del Cobre como su representacin de colectividad. De manera que, esta advocacin mariana tom una cualidad nueva, la cualidad poltica, ya que servir de exponente de la condicin criolla implicaba, por ende, asumir con plenitud meridiana los derechos de conciencia colectiva. Todo se origin un tanto naturalmente, en el transcurso de sus vivencias sociales, dentro del lmite de espontaneidad concebido entre seres conscientes que adquieren una ideologa y una mentalidad colectiva. La Iglesia Catlica, como en otras muchas oportunidades, intervino cuando ya la situacin era inobjetable; el culto popular se haba formado y ahora fue necesario constreirlo, someterlo a los requerimientos institucionales. Ocurra a fines del siglo xvii, cuando ya los cobreros levantaban un santuario de gran magnitud, y con sus propios recursos, dedicado a la virgen de la Caridad del Cobre. Ya menos espontneo, en el mbito de la poltica, fue que los cobreros convirtieran el culto a la virgen de la Caridad del Cobre en la mejor defensa para su condicin de criollidad: su veneracin inmiscua la fe de la comunidad en su derecho a la tierra como heredera de
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Fig.19. Dibujo a mano alzada de la virgen de la Caridad del Cobre realizado por el capelln J. J. Bravo para el libro Aparicin prodigiosa, 1766.

los naturales y la ereccin del santuario demostr su capacidad para organizarse y gobernarse autnomamente. Lo que los cobreros reclamaban era que se reconociera el derecho natural y consuetudinario, no el derecho de conquista. La Real Cdula de 1800, que concedi su libertad, desconoci la comunidad como legataria de la tierra por naturaleza; y como subditos, la administracin colonial, para despojarlos, aplic reales rdenes y cdulas sobre la propiedad de la tierra. En los territorios orientales de la isla de Cuba, aquellos principios de soberana natural, ajenos a la metrpoli, no dejaron de latir al ritmo de la creencia maana en la virgen del Cobre, vinculada con los derechos individuales y de comunidad entre los descendientes y vecinos de los cobreros; por el contrario, esta conviccin se multiplic y expandi entre los elementos del campesinado humilde de las zonas aledaas a El Cobre. Por ejemplo, durante la conspiracin del pardo Nicols Morales y los mestizos moradores rurales de la jurisdiccin de Bayamo quienes reclamaban la igualdad con los blancos en la legislacin agraria a fines del siglo xvin. La devocin comn a la virgen del Cobre haba contribuido, por cuanto la fuerza del principio de pertenencia dimanaba del mito de sus orgenes, a proporcionar identidad. No es de extraar pues, que la virgen de la Caridad del Cobre se representase grficamente, desde aquellas pocas, con la canoa y los "tres Juanes", smbolo de su condicin criolla. El poeta cubano Gastn Saquero consideraba que la gran mayora de los devotos la vean no como una advocacin mariana sino como una especie de ttem o "numen" peculiar y autnomo. Y es as, que en el siglo xix, durante las guerras de independencia, el culto a la Caridad del Cobre se comport como un factor poltico que aglutinaba a la mambisada y convocaba a la lucha por la independencia, basado en la unidad tnica y cuitara!, tal y como haba ocurrido entre los cobreros. La mejor manera de
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explicarlo es reflexionar sobre la escena en la que el Padre de la Patria, Carlos Manuel de Cspedes, consciente de la necesidad de la integracin para la lucha en ciernes, visita El Cobre. Recibido con agasajos propios de la comunidad mestiza, se prosterna ante la virgen como un acto poltico ms que religioso. Era la aceptacin de su misin de cubana. En el arranque de la contienda por la libertad, el mejor mensaje para la conquista de la independencia era el de la integracin nacional para la liquidacin del colonialismo espaol, segn la utopa de nacin concebida tambin, necesariamente, entre los de condicin humilde y mestiza. Al margen de la Iglesia Catlica, sometida al Patronato Regio con mayor fuerza en el segundo tercio del siglo xrx, a partir del catolicismo oficial se iba conformando un criterio religioso propio del pueblo cubano, lo mismo que una opinin popular de cmo habra de autogobernarse. La presencia de cientos de miles de africanos en la isla permitira acentuar y acelerar formas nuevas de religiosidad popular, amn de que, en la segunda mitad del xix, no slo la masonera se extenda por estas tierras como secuela de la ustracin; tambin los reformistas luteranos daban sus primeros pasos a travs de las inversiones e intercambios comerciales norteamericanos con la Cuba colonial. El monopolio oficial de la religin catlica se desmoronaba. Las guerras de independencia contribuyeron a forjar el criterio de unidad en torno a la versin cubana de la advocacin maana de la Caridad y expandieron su culto por toda la isla, al ritmo del espritu separatista durante la Invasin. Ambos principios se enriquecieron en la concurrencia y quedaron indisolublemente ligados a la singularidad del cubano. Por tal motivo, no es extrao que al alborear la Repblica hubiera el inters de convertir a la virgen cobrera en patraa oficial de la Iglesia Catlica cubana, cuando ya, desde haca rato, emocionalmente era patrona de los cubanos, con los 200

mismos atributos de progenitura que le reconocan los cobreros. Mientras tanto, la Iglesia Catlica con su mayoritario clero espaol radicado en las ciudades, serva incondicionalmente al ejrcito colonial, y se desentendan de la religiosidad popular; al desconocer la realidad, a la postre reconocan su incapacidad para enfrentarse a un hecho de masas, y esto ocurra cuando tambin comerciantes y hacendados criollos, influidos por Las Luces, eran cada vez menos asiduos a los templos. Entre 1898 y 1902, la Iglesia Catlica cubana se conmocion hasta sus cimientos, aferrada a la condicin impuesta por el Patronato Regio. En general se haba acomodado a esta dependencia; todos los intereses sociales que an la rodeaban conspiraban para que no hubiera una poltica de la Santa Sede ms independiente de Espaa en Cuba. Todo lo que la amenazaba desde el pasado siglo, arremeti contra ella de manera consciente. Especialistas en estos temas, como el sacerdote jesuta Manuel P. Maza Mquel y monseor Carlos Manuel de Cspedes Garca-Menocal, entre otros, llaman la atencin sobre la propia situacin del papado, sometido a las presiones italianas, que lo inclinaban a buscar el apoyo de la monarqua espaola. Ambos son severos al criticar la responsabilidad de la institucin en su deseo de "espaolizar" y en el ansia de lucir su condicin de respaldo ideolgico del agonizante rgimen, en particular durante el transcurso de la ltima contienda independentista. El deseo de congeniar con Estados Unidos, otra de .las aristas de la "virtuosa espaolidad", de buscar la solucin econmica a sus bienes embargados desde la dcada de 1840 por su aliada gubernamental, una vez ms, alej a la Iglesia Catlica de soluciones misioneras populares. La crtica de esta situacin comenz a producirse en el seno de la propia Iglesia, entre el reducido clero cubano
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que haba logrado sobrevivir hasta la Repblica no corrompido por el regalismo y la inobservancia de los principios de abstinencias ms elementales. No se ha estudiado sucientemente la sorda pugna entre el clero espaol y el cubano que, sin duda, se manifest por estos aos. La ventaja era de los primeros por mayora y por el respaldo oficial del papado. Todos los autores convienen en sealar que Len XIII se hallaba muy distante de los problemas americanos, motivado, en particular, por los ms prximos de la pennsula italiana. Una vez ms, la virgen de la Caridad del Cobre sirvi de estandarte en la defensa de la identidad entre los propios sacerdotes cubanos como poltica de vanguardia para resquebrajar la influencia del clero espaol en la comunidad catlica. El sacerdote Guillermo Gonzlez Arocha, quien haba participado en la lucha insurreccional, busc el reconocimiento de su patronazgo oficial desde los propios inicios del siglo xx y defendi la popularidad de su veneracin, por su arraigo criollo y su vinculacin con la historia nacional, frente a otras advocaciones marianas preferidas por el clero espaol como la virgen de Lourdes, santa Teresita, etc. En 1901 los prelados de Santiago de Cuba y La Habana solicitaban su proclamacin oficial. Como puede inferirse, sin mucho esfuerzo, esta accin era totalmente consciente: es decir, la relacin entre la virgen del Cobre, patrona de Cuba, y la bsqueda y supremaca de una Iglesia Catlica cubana que respondiera a las necesidades singulares de una pastoral popular. La Iglesia Catlica haba quedado en precario, desprestigiada por su alianza con la espaolidad y abrumada por la libertad de culto que se le vino encima despus de 1898. La necesidad de crear un proyecto misionero catlico coherente y democrtico para afrontar los retos que el
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nuevo siglo impona al despuntar de la Repblica cubana eran temas de segundo orden dentro de la Iglesia romana. La mayora de los jefes revolucionarios, muchos de los cuales haban sido educados en Estados Unidos o Europa, cuando menos, eran masones; una buena parte haban asumido nuevas prcticas cristianas o simplemente eran anticlericales. Hondo haba calado en sus mentes el respaldo de la Iglesia, e incluso del papado, a los enemigos de la independencia. Y la modernidad, al estilo norteamericano, haca florecer formas de religiosidad diferentes; a ello contribuy la entrada masiva de misioneros evanglicos junto con la intervencin armada, quienes permanecieron en la isla despus de reconocida la Repblica y, con agudeza, penetraron en zonas ms intricadas del campo cubano para llevar a cabo su labor prosetista. La Iglesia Catlica permaneci en un relativo inmovilismo y la mayor atencin se dirigi a la formacin de escuelas privadas para la educacin elitista de la burguesa. La Constitucin de 1901, la misma que admiti como apndice la Enmienda Platt, reconoci el matrimonio civil y la libertad de culto "sin otra limitacin que el respeto a la moral cristiana y al orden pblico". A comienzos del siglo xx, la pujanza de la religiosidad popular, sensibiliz a muchos intelectuales y artistas. Sin embargo, el rgimen poltico persegua las prcticas marginales al cristianismo, llamadas por entonces, "aiguismo", caracterizndolas como obra de salvajes. El ya rancio racionalismo gubernamental hizo odos sordos al fervor religioso indicador de insuficiencias materiales y espirituales, lo someti a despiadada persecucin, alegando criminalidad. Nunca trat de comprenderlo, ni bajo el gobierno de Toms Estrada Palma ni bajo el de Jos Miguel Gmez. Comprometida con sus problemas internos, envuelta en multiplicidad de frentes que atender, la Iglesia Catlica
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permaneca impotente e indiferente; mientras los sacerdotes cubanos exigan, dentro del espacio que le otorgaba la disciplina de sus votos, una criollizacin y un propsito de transformacin acorde con el grito nacional. Todos los males de la recin nacida Repblica podan atribuirse a aquella Iglesia: metropolitanismo y racismo, repblica para blancos y desconocimiento de las peculiaridades regionales, no obstante la presencia de esa minora clerical cubana, algunas en lugares claves como el arzobispo santiaguero Francisco Barnada y Aguilar, o el ya mencionado padre Arocha, quien lleg a ocupar cargos polticos y a desempearse como rector del reconstituido seminario San Carlos. Es entonces cuando se produce el levantamiento popular conocido como da "guerrita de los negros" o la lucha de los Independientes de Color. Son bien conocidas las acciones brutales del gobierno de Jos Miguel Gmez en el ao aciago de 1912 contra los alzados. Las poblaciones negras de la antigua provincia de Oriente, particularmente en las cercanas de Santiago de Cuba y Guantnamo, permanecieron intranquilas y desconfiadas concluida la represin. Los sangrientos acontecimientos fueron un llamado al cambio en la poltica misionera de la Iglesia Catlica: apoyara al poder poltico en su necesidad de limar asperezas, descansara en la popularidad del culto a la Caridad del Cobre entre las clases mestizas humildes del oriente del pas, para subrayar el mensaje de sus nuevos propsitos evangelizadores. El 24 de septiembre de 1915, un grupo de antiguos oficiales del Ejrcito Libertador, acompaados por unos dos mil combatientes, encabezados por los mayores generales Jess Rab y Agustn Cebrero organizaron una cruzada a caballo desde Santiago de Cuba hasta El Cobre para solicitar a la Santa Sede el reconocimiento solemne de la virgen de la Caridad del Cobre como Patrona de Cuba. Para dar el ejemplo, los firmantes eran 204

blancos, negros y mulatos: militaban en los partidos Conservador, Liberal y Socialista. Se pretenda realzar este smbolo de unidad nacional, reclamar la atencin de la poblacin sobre la urgente bsqueda de la integracin tnica y cultural. El papa Benedicto XV, mucho ms atento a su Iglesia de allende el Atlntico, respondi sin demora a la solicitud: el 10 de mayo de 1916 declaraba la advocacin mariana de la Caridad y de los Remedios, venerada en el Cobre, Patraa de la Repblica de Cuba. Poco tiempo despus, el sumo pontfice converta la antigua parroquia habanera de la Guadalupe en centro occidental de veneracin de la virgen de El Cobre. No era este ms que el comienzo de un viraje hacia la mayor atencin de las masas populares. Los participantes en las romeras cada 8 de septiembre se incrementaban y estas adquiran importancia cada ao. Como al despuntar el siglo el santuario original sucumbi por un derrumbe subterrneo, el arzobispo y los obispos publicaban una Carta pastoral en 1917 donde se trataba sobre la construccin del nuevo templo. La primera piedra la colocaba al ao siguiente la esposa del presidente Mario Garca-Menocal. El auge del culto a la Caridad del Cobre coincida con la recuperacin de la confianza del cubano en su destino independiente, en la vala de su personalidad. No es extrao pues que Liborio estereotipo del cubano sufrido, guajiro veterano de la Guerra de Independencia, en oportunidades fuera representado de visita al santuario los 8 de septiembre para pagar promesas. Ambas expresiones de cubana, la de Liborio y Cachita (forma cariosa de referirse a la virgen de la Caridad por los cubanos), eran exaltadas conscientemente con orgullo de pertenencia. De tal manera, que el nuevo santuario, construido entre 1927-31, sirvi una vez ms de punto focal en la religiosidad popular para la comunidad cubana.
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Lo que queremos hacer notar es que toda la gestin institucional catlica, coincidi con un fervor religioso en ascenso no ajeno a su poltica de mejor entendimiento, mas la colectividad de creyentes se incorporaba a los templos catlicos impregnados de una devocinreligiosa contemporizadora donde se mezclaban mitos, leyendas, ritos, atributos, etc. de diversos orgenes y ajenos a la oficialidad catlica. Sera este un resultado de la inoperancia de la poltica de catcquesis de la Iglesia Catlica y del libre albedro del pensamiento religioso popular por el que transcurran y transcurren sumergidos los cultos aborgenes y africanos imbricados con elementos paganos venidos de la vieja Europa. Imposible es en el da de hoy quebrar estos criterios religiosos presentes no slo en el culto a la Patraa de Cuba, sino en otras advocaciones maanas como la virgen de Regla, la de la Merced, santa Brbara, y en especial, en la devocin al san Lzaro "milagroso"; es decir, aquel de la parbola de Lzaro y el rico del evangelio de san Lucas del Nuevo Testamento o, sencillamente, "el Lzaro de los perros y las muletas" como decimos los cubanos. Lo que diferencia el culto a la virgen de la Caridad de los dems es su capacidad para inmiscuirse, e influir, en los problemas polticos de la nacin, virtud ganada desde los tiempos de los cobreros. De esta forma, un poltico podr interrogarle en busca de la solucin de problemas para el comn cubano o ella interceder por los que se juzgan defensores de la patria. Como es de observar, no ha sido un atributo ganado espontneamente, sino porque se la ha relacionado con circunstancias histrico-politicas en determinados momentos: bien por el propio pueblo, por la jerarqua eclesistica o por las autoridades nacionales. Y as sigui ocurriendo en el transcurso del siglo xx: en 1937 la virgen de la Caridad era coronada en la Alameda Michaelsen de Santiago de Cuba ante una muchedumbre inmensa, justo cuando la nacin padeca el
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desorden posterior a la Revolucin "que se fue a bolina"; en 1952, y con motivo de la celebracin del cincuentenario de la fundacin de la Repblica, la imagen de la "virgen mambisa" hizo un recorrido por todo el pas, prcticamente no qued pueblo sin visitar y luego la imagen original viaj hasta La Habana para ser eje de un acto cuyo espritu radicaba en el despertar de la conciencia ciudadana cubana despus del golpe de Estado de Fulgencio Batista, Concluida la lucha insurreccional contra la dictadura, en diciembre de 1959, se produjo una enorme concentracin en la llamada Plaza Cvica habanera convocada para una misa solemne, nuevamente ante la presencia de la primigenia imagen cobrera, en accin de gracias por el logro de la paz y la concordia nacionales. En los comienzos de 1998, al cabo de un siglo de la intervencin norteamericana y casi en el centenario de la Repblica, el papa Juan Pablo II hizo uso de su derecho a coronar (al Nio y) a la virgen del Cobre, Patrona de Cuba, y ratificar su papel trascendente en la poltica de. la sociedad cubana. Constituido el culto a la Caridad del Cobre y erigido su Santuario como emblemticos de la comunidad mestiza de Santiago del Prado, ambos devinieron expresin inseparable de la comunidad mayor cubana por responder a los mismos requisitos etno-culturales de la celular cobrera en los primeros siglos de la colonizacin: numen tutelar, madre protectora, madre tierra, progenitora. El factor poltico queda imbricado al papel del culto de la virgen de la Caridad del Cobre como smbolo de la identidad cubana y el santuario como sitio donde se convoca a la nacin; por tanto, interviene en los asuntos polticos que ataen a todos los cubanos para encamar los intereses ms democrticos, los de raz ms popular, los de la nacin mestiza.

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ASCENDENCIA PATERNA DE ANTONIO MACEO

Mucho se ha debatido en torno al padre de Antonio Maceo, en particular desde que, en la revista Del Caribe, publicamos el articulo "El padre de Antonio Maceo: venezolano?", posteriormente ampliamos la informacin en el libro Visin mltiple de Antonio Maceo del que fui coordinadora, autora del trabajo "Marcos Maceo, el santiaguero" y coautora junto con Manuel Fernndez Carcasss de "Ascensio Asencio, un padrino comn".1 Consideramos concluyente la partida de bautismo de Marcos Maceo que aparece en la iglesia de Santo Toms y en la que se halla inscrito como hijo natural de Clara Mara Maceo en mayo de 1808. Segn las reglas de la colonia, la madre soltera inscriba al nio con su apellido, de manera que era de todo punto imposible conocer el nombre del padre de Marcos, abuelo paterno de Antonio Maceo, a menos que l mismo declarara su paternidad, mediante documento, porque las leyes impedan que bautizara con su apellido al hijo natural o extrarnatriraonial, aunque este fuera concebido entre personas del mismo estamento. Muchas veces dos personas de una misma etnia no contraan nupcias por ser de diferente clase social o, simplemente, porque no tenan recursos para los gastos que ello acarreaba.
1

Del Caribe, No. 19, Santiago de Cuba, 1992, pp. 93-97; "Marcos Maceo, el santiaguero" y "Ascensio Asencio, un padrino comn" (coautor Manuel Fernndez Carcasss), en Visin, mltiple de Antonio Maceo, Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 1998, pp. 19-59.

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Respecto a la identidad de Marcos Maceo, haban quedado algunos puntos oscuros tales como: el enigma de quin era su padre, cmo haba adquirido el conocimiento de las armas, o si tuvo alguna participacin antes de 1868 en el bregar poltico de Santiago de Cuba. La familia Muchuli-Hernndez Habamos perdido toda esperanza de despejar estas incgnitas, cuando en nuestra visita al Archivo General de Indias, entre septiembre y octubre del 2000, mientras revisbamos una documentacin militar para el estudio del levantamiento constitucional de Manuel Lorenzo en Santiago de Cuba de 1836, tropezamos con un expediente que por fuera deca: Marcos Macedo. Cul no sera nuestra alegra al leer dichos documentos, pues comprobamos que haba una carta en la que se solicitaba el licnciamiento de Marcos como soldado del cuerpo al que perteneca y que firmaba su padre, Jos Muchuli. Escriba argumentando la edad y la necesidad de ayuda que su hijo poda darle. Nuestro hallazgo era justamente aquel documento excepcional, que nunca buscamos, porque suponamos imposible que existiera. Por su importancia, lo reproducimos ntegramente: Excelentsimo Seor Capitn General Jos Muchuli soldado retirado de Milicias, con el fuero criminal, a V.E. con el mas profundo respeto expone: Que al fin del mes de Julio del ao de 1834 ocurrido a V.E. manifestndole haber servido S.M. el espacio de mas de treinta y seis aos; hallndose en el da en una avanzada edad sin otro apoyo ni auxilio que su trabajo personal, y no pudiendo ya verificarlo por su decadencia, se halla en el preciso caso de manifestar a V.E., que en
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el ao de 1826 sent plaza en el Batalln Infantera Provisional que guarnece esta Plaza, su hijo llamado Marcos Macedo que se halla en el da de soldado en la Compaa de Granaderos por el tiempo de ocho aos, los que cumpli el da veinte y dos de Diciembre: del ao de 834 pasado, con toda la honradez y delicadeza que le es compatible a un vasallo fiel, y que sirve en la honrosa carrera de las armas que tanto le caracterizan, pues no ha dado lugar a la menor nota; estas razones Excelentsimo Seor de hallarse cumplido mi citado hijo, y los achaques de una edad avanzada como la que padezco, le hacen elevar sus clamores a el benigno corazn de V.E., para que se sirva mandar se le expida su licencia absoluta a su citado hijo Marcos, a fin de que acompandolo, pueda lograr tener a su lado quien le ayude en los ltimos restos de sus das. Por tanto. A V.E. rendidamente suplico que por un rasgo de la benignidad de su corazn se sirva acceder a su solicitud, por ser gracia que no duda alcanzar de la justicia que V.E. tan acertadamente distribuye a sus subditos. Cuba y Noviembre 26 de 1835 Excelentsimo Seor. Jos Muchuli2 A nuestro regreso, iniciamos la bsqueda entre los protocolos notariales de Santiago de Cuba de Jos Muchuli (o Muchuly), que entonces ya sabamos abuelo paterno de Antonio Maceo, encontramos tres asientos en los protocolos.3 Despus, seguimos trabajando en
2 Archivo

General de Indias (AG). Cuba, leg. 2176 A, Cuba y 26 de noviembre de 1835. 3 Este trabajo fue realizado con los alumnos del primer y segundo ao de la carrera de Historia, curso 2000-2001.

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las iglesia de Santo Toms, en la Catedral, y en el propio Archivo Histrico Provincial de esta ciudad. Las pesquisas han arrojado claridad meridiana respecto a la ascendencia paterna de Antonio Maceo en territorio de la isla de Cuba. Los bisabuelos de Antonio Maceo eran Miguel Muchuli nacido en Valencia, Espaa,4 casado con la parda libre Teresa Hernndez; tuvieron cuatro hijos: Esteban, Jos Antonio, Mara Dolores y Olaya. Es muy probable que el matrimonio se haya efectuado fuera de Santiago de Cuba a finales de los aos de la dcada de 1760, el nacimiento de sus hijos debi producirse entre esta y la siguiente dcada. Miguel Muchuli en su testamento de 18025 se toma extraordinario cuidado al insistir en el carcter legtimo de su matrimonio, como tambin en el legtimo nacimiento de sus hijos. Y es porque se trata de un matrimonio entre personas de diferente origen tnico. Hasta la mediana del siglo xvm, sabemos que estos enlaces eran frecuentes y admitidos por la Iglesia, sin grandes reparos. A comienzos del siglo XDC, ya eran tratados de excepcin y, por lo general, considerados totalmente ilegales; de tal manera que, hasta los sacerdotes que los favorecan podan ser penados. En la colonia, las leyes metropolitanas prohiban expresamente estas uniones. El otorgante es probable que pidiera dispensa aseguraba no haber aportado nada absolutamente, tampoco su esposa Teresa, al casamiento. Durante el matrimonio adquiri el colgadizo en que viva con el solar8 y cuatro esclavas: Mara del Carmen con dos hijas (Mara Vicenta y Juana Antonia) y Juana Bautista (pudo tener alrededor de unos trece aos). Dice poseer una
4 5 Archivo Histrico

Hijo legtimo de Jos Muchuli y de Mara Soler. Provincial de Santiago de Cuba (AHPSC). Protocolos, No. 57 (Caminero), ff. 182-183, 24 de noviembre de 1802. 6 No menciona el sitio donde se hallaba ubicado en la ciudad.

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estancia en tierras del tesorero administrador de la Real Hacienda, don Francisco Salazar al que pagaba cinco pesos anuales de arrendamiento. El tronco originario de la familia Muchuli en Cuba era pues, un dependiente o agregado que tal vez lleg a sus costas como soldado o de marinero en alguna embarcacin, y se qued. Parece saber escribir y leer, al menos firma su testamento. Era un hombre piadoso y pide ser enterrado con cruz alta en la Catedral. Deducimos inteligencia en la manera que redact el legado, para evitar que los cortos bienes de la familia se agotaran en pleitos y demandas legales, pide reparto extrajudicial y nombra contadores a don Miguel Gir y don Francisco Antonio Romero, este ltimo esposo de su hija Mara Dolores.7 Olaya se cas, aos despus que su hermana, con don Diego Barata Hernndez.8 De albaceas testamentarios, Miguel dej a su esposa y a su hijo mayor Esteban, en tanto alega minora de 25 aos de Jos Antonio para mantenerlo bajo la tutela de su madre. Si sus dos hermanas se haban casado con blancos, Esteban tambin se cas con una mujer blanca, doa Mnica Berna!. Hered de sus padres, en particular, el colgadizo de la calle de San Isidro (luego San Germn, No. 94)9 y la estancia arrendada de Zacatecas,10 las esclavas parece que quedaron como legado de la madre.
Archivo de la Parroquia de Santo Toms, Libro No. 1 de Matrimonio, era hijo de Domingo Romero e Ignacia Garca, naturales de Galicia, 18 de febrero de 1789, f. 88. 8 Tuvieron una hija, Mara del Rosario. Archivo de la Iglesia Catedral de Santiago de Cuba, Libro de bautizo de blancos, No. 10, p. 1294. 9 Archivo Histrico Provincial de Santiago de Cuba (AHPSC). Anotadura de Hipotecas, Libro No. 2, f. 46. Reconoce dos capellanas: la mitad para San Francisco y la otra para Santo Toms. 30 de septiembre de 1806. De seguro pag por olvidar su ascendencia materna parda. 10 Don Esteban Muchuli tuvo una hija legtima con doa Mnica Bernal: doa Ana Agustina, su heredera universal. Esta se cas con don Jos de Araujo, asociado al padre en la finca y a quien dej como albacea testamentario. El mayor de los Muchull saba firmar y su solvencia se demuestra en el nmero de esclavos que posea, aperos, dos muas y un caballo; luego su yerno vendera algunos esclavos.
7

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A pesar de los esfuerzos para que su progenie ascendiera en la escala de valores estamentales, Miguel Muchuli no logr los mejores resultados. Apenas un ao despus de su deceso, en el documento en que la esposa, Teresa Hernndez la bisabuela de Antonio Maceo, da libertad, para cuando se produjera su fallecimiento, a la negrita de cuatro aos Mara Vicenta, nacida en su casa, no se menciona su viudez, pero se subraya ya que es una parda libre.11 Jos Antonio Muchuli Hernndez se uni a Clara Mara Maceo (o Macedo) y suponemos que llevaban juntos muchos aos, porque hallamos otro hijo de la parda nacido en 1801, con el nombre de Justo Antonio.12 Marcos les naci siete aos despus. Jos Antonio confiesa haber estado de soldado en el servicio de milicias, sujeto al fuero criminal, por ms de treinta y seis aos, es decir desde los finales del siglo xvm.13 Jos Antonio Muchuli, su hermano Esteban y don Francisco Bucarely casado con Josefa Hernndez, quien bien pudo ser hermana de Teresa- comparecieron asociados ante el prroco de la iglesia de Santo Toms para el juramento que autorizaba el matrimonio de los esclavos Jos Caridad y Mara Concepcin en 1804, ambos propiedad de Esteban.14

AH.PSC. Protocolos, No. 349, 18 de enero de 1803, ff. 13 v y 14. Nacional de Cuba (ANC). Miscelnea de Expedientes, leg. 4075 Al. La informacin de este censo permite reconocer la fecha de 1824. 13 Archivo General de Indias (AG). Cuba, leg. 2176 A, Cuba y 26 de noviembre de 1835. 14 Los esclavos Jos Caridad, congo, y Mara Concepcin, mandinga. Archivo de la Iglesia de Santo Toms, Libro de Matrimonio de pardos y morenos (1795-1815), f. 202, p. 32, 16 de diciembre de 1804. No eran los nicos esclavos de Esteban Muchuli. Luego Jos Antonio estuvo presente en dicho matrimonio el 25 de diciembre de 1804. Libro de Matrimonio 17931840, f. 128, p. 33 y f. 82, p. 8 donde se asienta el matrimonio entre don Francisco Bucarely y Francisca Hernndez.
11 12 Archivo

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EL abuelo, Jos Antonio Muchuli Entre septiembre de 1822 y junio de 1823, Jos Antonio Muchuli hace tres operaciones econmicas de venta: la primera de la negra Manuela, casta brcamo, como de 20 aos con un hijo llamado Eusebio de dos aos por $ 440; la segunda, la de un colgadizo en la calle de la Providencia por la cantidad de $ 600;15 y la tercera y ltima la del negro Andrs, de nacin vM, como de 30 aos por $ 250. Por estas transacciones podemos saber que el pardo libre Jos Antonio Muchuli no saba firmar, pero gozaba de algunos bienes, quizs los haba heredado recientemente de algn familiar.16 No dudamos que el abuelo de los Maceo se haya entusiasmado con la Real Cdula de 1818 que daba derecho de propiedad privada a los usufructuarios del suelo y adquiriera la finca de Arroyo Chote, donde parece haber vivido Marcos en su pubertad; de lo que s estamos seguros, es que su condicin estamental de pardo libre qued Sellada en una sociedad, cada vez ms rgida, en virtud de las mltiples entradas de bozales y por el fomento vertiginoso de la plantacin esclavista. Jos Antonio Muchuli contara alrededor de sesenta aos cuando reclam el licnciamiento de su hijo Marcos Maceo: primero, en 1833 al capitn general Mariano Ricafort, y dos aos despus, al sucesor Miguel Tacn y Rosique porque se halla, "en una avanzada edad sin otro apoyo ni auxilio que su trabajo personal, y no pudiendo ya verificarlo por su decadencia"; porque, como su hijo ha cumplido con el compromiso de reclutamiento,
15 AHPSC.

Protocolos, No. 254, f. 47 y 47v. Lindaba por el norte con el solar de Trinidad La China, por el sur con colgadizo, calle en medio, de Pedro Espinosa, por el este con colgadizo de Juan Borrero y por el oeste con colgadizo de don Bartolo Coig. 16 AHPSC. Protocolos, No. 253, f. 166v, 12 de septiembre de 1822; No. 254, 6 de marzo de 1823, ff. 44y44vy No. 369, f. 266, 2 de junio de 1823.

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necesita que lo ayude en el trabajo.17 Hasta aqu lo que conocemos de la vida del abuelo de Antonio Maceo y Grajales, este conserv el apellido de su abuela, y no el de su abuelo Jos Antonio Muchuli, como ya explicbamos, debido a las estrictas reglas de casta y porque nunca hizo legtimo reconocimiento de su hijo. En Cuba sola hablarse comnmente de "mejoramiento de la raza"; consista en el blanqueamiento de las familias mediante los enlaces matrimoniales reiterados de negros o mulatos con blancos, y es comn que olvidemos que tambin se produca el hecho inverso 'de blancos con negros, y por su color, la descendencia permaneca dentro de los estrictos lmites que a pardos, negros y mulatos libres impona la oligarqua criolla blanca.

La casa de Providencia 90
En la casa nmero 90 de la calle Providencia prxima al Provisional y trnsito obligado de cabildos negros viva la familia de Juana Bautista Hernndez, aquella que debi haber sido la esclava de la familia Muchuli-Hemndez. Todo apunta a que aquella morena se hizo cargo del pequeo Marcos de cinco aos, cuando Clara Mara Maceo muri en 1813. Contempornea con aquel era Mara de los ngeles, la hija mayor de Juana Bautista, que naci en octubre de 1811.18 En los aos subsiguientes, las relaciones con la antigua esclava se estrecharan, mientras los Muchuli que lograron blanquear lo desconocan
17 AG. 18 Mara

Cuba, leg. 2176 A. Cuba y 6 de abril de 1836. de los ngeles Cndida naci el 3 y fue bautizada el 10 de octubre de 1811. Hija natural de Juana Bautista entonces esclava de don Miguel Hernndez. Sus padrinos fueron los morenos Juan Bautista Boudet y Mara Marcelina Basaura. AIST. Libro de Bautismo de Color (1804-1811], No. 8, f. 270v., p. 147.

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por sobrino y pariente cercano.19 Juana Bautista tuvo cuatro hijos naturales con Jos Amelo.20 Al menos, los tres primeros sabemos que nacieron esclavos como la madre, cuyo dueo fue don Miguel Hernndez. El padre primero los reconoci en su testamento, y luego los legitim tras su matrimonio entre 1834-1839 con la madre, esta ser albacea de todos sus bienes en primer lugar, y su hija mayor Mara de los ngeles, en segundo. En el testamento del libre de color Jos Amelo dice que posee una atarazana en la calle de la Providencia y otra en la de Rastro.21 La primera vivienda -Providencia No. 90con su solar es la que Juana Bautista Hernndez y sus hijos Mara de los ngeles, Jos Norberto y Eulogio Amelo se la venden a Marcos Maceo el 29 de agosto de 1857 por 1 300 pesos.22 En la segunda mitad del siglo xix, es de Mara de los ngeles Amelo que Mariana Grajales recibe la casa de
Archivo Histrico Municipal de Santiago de Criba. Padrn general de fincas urbanas de la Ciudad de Cuba. Ao de 1854, En 1854 Juana Bautista Hernndez viva en Providencia 90. Archivo de la Iglesia de Santo Toms, Libro de Enterramientos de Pardos y Morenos, No. 4, f. 190, p. 43. Clara Mara fue enterrada con cruz alta y dos acompaantes, el 13 de junio de 1813. 20 Los cuatro hijos naturales eran Mana de los ngeles, Mara del Rosario, Jos Norberto y Jos Eulogio en este orden de nacimiento. Mara de los ngeles Regina naci el 1 de octubre de 1815 y fue bautizada el 9 de octubre. Hija natural de Juana Bautista, esclava de Ana Mara Snchez, tuvo por madrina a Manuela Amelo. Se cas con Antonio Abad Morales el 5 de marzo de 1839 y muri el 26 de abril de 1874 a los 60 aos. AIST. Libro de Bausmo de Color (1812-1820), No. 9, f. 102v., p. 162; Libro de Defunciones de Pardos (1872-1875), No. 13, f. 130v., p. 104. Las ventas mltiples de esclavos desde que nacan eran frecuentes. 21AHPSC. Protocolos, No. 28, f. 214y214v, 8 de noviembre de 1834yNo. 33, f. 52v, 7 de marzo de 1839. Jos Amelo compr la libertad de Jos Norberto el da antes de reconocerlo y de hacer su testamento. Era un criollo como de 14 o 15 aos y dice textualmente, que su padre haba comprado su libertad a Francisco Muoz del Monte por $ 240,00. No. 28, f. 212 v, 7 de noviembre de 1834. 22 AHPSC. Protocolos, No. 403, f. 457v y 458. En un solar de once varas de frente y veinte y cuatro de fondo, lindando por el norte con el colgadizo de Vicente Surez; por el sur calle en medio; con otro de Antonio Llenester; por el este, con el de Merced Castillo y por el oeste, con otro de don Lorenzo Alonso. Las medidas coinciden con la casa actual de los Maceo.
19

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Providencia 90 baja, la que con los cambios de numeracin pas a ser de los Maceo 16 baja.23 Queda finalmente esclarecido por qu la madre de los Maceo recuper en 1878 la casa embargada, ya que haba sido adquirida por Marcos.24 Al margen del propio asiento de venta de la atarazana, aparece otro de entrega de copia de dicha escritura a Dominga Maceo y Grajales, hija del comprador, fechado el 3 de agosto de 1929.25 Tenemos casi la certeza de que la madrina, cuyo nombre aparece asentado en la partida de bautismo de Antonio Maceo como Salom Hernndez, no es otra que M. A. Amelo Hernndez, por un error al escribirse la partida, otro tanto sucedera cuando su fallecimiento. Estamos convencidos de que Juana Bautista Hernndez muri a los 85 aos de edad en 18752S y su hija mayor Mara de los ngeles Amelo fallecida soltera en abril de 1896 con 84 aos27 desempearon un papel importante en la vida de la familia Maceo-Grajales, por relaciones surgidas a travs de Jos Antonio Muchuli y
Registro de la Propiedad. Urbana, f. 184. R. 6669, 26 de enero de 1907. Se declara haberlo adquirido sus antepasados desde hace ms de veinte aos, por compra, pero careca de ttulo de propiedad. 24 Recordemos que en los padrones de 1841 y 1854, la casa de Providencia No. 16 aparece a nombre de otros propietarios: el boho de Agapita Silvay luego la casa de monsieur Lambert respectivamente, pero por supuesto, que se refieren a la casa con la numeracin antigua. Al estallar la revolucin Caridad Guzmn la tena alquilada. Archivo Nacional de Cuba. Bienes Embargados, leg. 182, No. 29. No sabemos la fecha en que cambia la numeracin, pero en este documento aparece como Providencia 16. 25 AHPSC. Proocoos, No. 403, f. 457v y 458. Se halla firmado por el notario Julio F. Hernndez Miyaresy Marty con el sello de timbre nacional No. 38734. 26 No apareci la partida de bautismo de Juana Bautista. En su defuncin dice que es morena libre, viuda de Jos Amelo y que falleci el 13 de enero de 1875. AIST. Libro de Defuncin de Pardos (1872-1875), No. 13, f. 172, p. 12. Agradezco la colaboracin en este trabajo de los estudiantes de 4to. ao de Historia de Arte (curso 2000-2001): Carlos J., Beatriz, Yanniery Dayam. 27 La parda Mana de los ngeles Amelo Hernndez muri de senectud en Santiago de Cuba el 19 de abril de 1896 a las tres de la tarde. Su entierro se hizo con cruz baja al da siguiente. Aparece como hija de Jos y Juana, pero en el segundo apellido se le pone Morales por error. APST. Libro de Defunciones de Pobres (1892-1896), No. 12, f. 308v, p. 1156.
23 Archivo del

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luego con su hijo Marcos Maceo. Esta es la causa que puede explicar el nacimiento de Antonio en la casa de Providencia No. 90 (la de los Maceo, No. 16), aunque la misma no sera comprada por Marcos sino hasta 1857.
FAMILIA MUCHULI-MACEO Jos Muchuli con Mara Soler Miguel Muchuli con Teresa Hernndez 'u Esteban Da. Mara Dolores Jos Antonio Da. con con con con Da. Mnica D. Francisco Antonio Clara Mara D. Diego Marcos Maceo con Mariana Grajales Antonio de la Caridad, Mara Baldomera, Jos Marcelino, Rafael, Miguel, Julio, Dominga, Toms y Marcos

Marcos Maceo, el militar Estas barreras son las que Marcos trata de contrarrestar cuando firma, con una cruz, la entrada en la compaa de granaderos del Batalln de Infantera Provisional, el 22 de diciembre de 1826 en clase de reemplazo por tiempo de ocho aos. Su hoja de servicios nos ratifica lo que ya sabemos, que es hijo de Clara Maceo, natural de (Santiago de) Cuba y labrador en Arroyo Chote (partido de Morn). Pero tambin aporta nuevas informaciones: era soltero y haba ingresado con la edad de 20 aos. Tena el pelo, las cejas y los ojos negros, lampio y la tez de
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color parda, nariz grande, boca regular, meda cinco pies seis pulgadas, con una cicatriz pequea en la frente en la raz del pelo. Jur fidelidad a banderas en la revista del 5 de enero de 1831. Impulsos juveniles (tena 24 aos) lo condujeron a violar la disciplina la noche del 22 de diciembre de 1832 al quedarse a dormir, sin autorizacin de su capitn, fuera del cuartel. Se le aplic la ordenanza para estos casos, que consista en un mes de prisin. En septiembre de 1836 ya llevaba nueve aos y nueve meses en la primera compaa, que haca muy poco diriga el capitn y primer ayudante interino Pedro Gonzlez; su jefe superior era el coronel y primer comandante de tropas ligeras Pedro Rojas y Prez.28 Las respuestas a Jos Antonio Muchuli de sus cartas de 1833 y 1835, fueron las mismas: que el licnciamiento segua su turno religiosamente y que a Marcos Maceo no le corresponda sino hasta el 1 de enero de 1837, se le recomendaba al padre que esperara con paciencia el de su hijo, tal y como se estableca para otros ms necesitados que l.29 Marcos Maceo y su experiencia poltica De manera que, a partir de estos documentos, nos ha sido posible desentraar las tres interrogantes que nos hacamos respecto a Marcos Maceo. La primera, que su padre era Jos Antonio Muchuli; la segunda que, efectivamente, desde 1826 y hasta 1836 ya haca casi diez aos que estaba sobre las armas y, por tanto, como, granadero saba del rigor disciplinario de los cuerpos militares, y del uso de las armas. La tercera, y en nuestro
28 29

AG. Cuba, leg. 2176 A, 20 de febrero de 1836. Ibid., 6 de abril de 1836. Jos Cadver al Exmo. Sor. Capitn General.

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Fig. 20. Fragmento de la Hoja de servicio de Marcos Maceo.

concepto la ms importante de todas, el padre de Antonio Maceo particip de la proclamacin de la Constitucin espaola en el Departamento Oriental en su tercera oportunidad. Ms an, formaba parte del Batalln Provisional cuyo capitn Pedro Gonzlez era hermano poltico de Francisco Muoz del Monte30 idelogo criollo del gobernador Lorenzo. El Batalln estaba dirigido por el coronel Pedro de Rojas Prez, originario de Costa Firme, que apoy fielmente, desde los primeros instantes, y en todo momento, al gobernador Lorenzo31 y quien haba aprendido con los revolucionarios de su pas el liberalismo radical. Rojas asumi el mando militar de Bayamo y, mientras lo conserv, exigi disciplina y rigor en su tropa en contra de las facultades omnmodas de Miguel Tacn y Rosique. Sus enemigos decan que participaba en las juntas o sociedades secretas con los otros jefes de Bayamo y que le hablaba a los soldados de pardos dicindoles que siempre haba hecho la guerra con los de su clase y que ahora contaba con ellos para la que se preparaba.32 Sera destituido por la reaccin de los comerciantes y la quinta columna, el 19 de diciembre del propio ao. Las tropas de infantera haban participado del juramento a la Carta Magna el 29 de septiembre de 1836 en la Plaza Mayor de Santiago de Cuba, y tres meses despus, estos mismos soldados, presenciaban cmo sus sargentos le exigan al gobernador departamental preservar el estado de rebelda y segregacionismo contra el dspota capitn general. Marchara Marcos junto a Rojas para reforzar la guarnicin de Bayamo? Poco importa saberlo, lo cierto es que estuvo, todo el tiempo, en el vrtice de la efervescencia revolucionaria, junto a los oficiales y soldados veteranos procedentes del continente
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Ibd., Pedro Becerra, Santiago de Cuba, 23 de febrero de 1837. Ibid., leg. 2235, Francisco Delgado al comandante de la Expedicin Pacificadora, Cuba, 15 de marzo de 1837. 32 ANC. Asuntos Polticos, leg. 38, No. 13.

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americano, la mayora de los cuales eran de un origen campesino, como l. Tal vez el licnciamiento ansiado por su padre, se produjo, finalmente, en los primeros meses de 1837,33 cuando Lorenzo ya haba embarcado hacia la pennsula, tras renunciar al mando y dar fin al levantamiento a fines de diciembre, luego de restablecido el orden del dspota Tacn en enero de ese ao, despus que la Expedicin Pacificadora con su comandante Joaqun Gascu al frente hizo su entrada triunfal en la capital del Departamento Oriental. Se tema a todo el libre de color que portara armas en sus manos. La experiencia poltica de los meses comprendidos entre septiembre y diciembre de 1836 en la regin oriental de la isla de Cuba fue decisiva para el pardo libre Marcos Maceo. Madur su conciencia patritica y social, comprendera como otros muchos de su estirpe el camino verdadero para el logro de las reivindicaciones de todo tipo: la independencia. Porque el reformismo liberal burgus de la oligarqua criolla era ya una va obsoleta para el destino del pueblo de Cuba, despus que la burguesa liberal espaola haba acuado la condicin de colonias para sus provincias ultramarinas. As educ a sus hijos en la disciplina heredada del Ejrcito espaol y en la ideologa revolucionaria adquirida de su experiencia prctica. Marcos Maceo posea el caudal de vivencias de la asonada antitaconiana de 1836 en que particip, no cabe la menor duda de que debi transmitir este saber a sus hijos, quienes bebieron de la fuente paterna la cultura poltica del criollo deseoso de aprehender su patria y transformarla. Las formas en que los Muchuli-Maceo asumieron su identidad nacional y conformaron sus criterios de pro33 En

el propio mes de enero de 1837 comenzaron a licenciarse de las milicias y el ejrcito todos aquellos mulatos que integraban estos cuerpos, por temor a su insubordinacin con las armas en la mano.

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greso no son excepcionales, sino de las ms comunes entre mulatos y negros libres -en particular los de la regin oriental si bien han sido poco exploradas por nuestra historiografa: de la frustracin como estamento, a la aprehensin ideolgica de su condicin social, hasta concebir cmo conquistar el derecho a integrar la lgica unidad de la nacin cubana.

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LIBRES DE COLOR EN SANTIAGO DE CUBA (HASTA 1868)

Intro duccin La historiografa sobre Cuba durante la etapa colonial apenas si en alguna ocasin menciona los negros horros, libertos o libres de color. Es cierto que se ha ocupado de la plantacin y de la esclavitud en su vertiente econmica, pero no ha atendido consecuentemente la presencia de una numerosa poblacin negra y mestiza liberta, que exista desde los inicios de la colonizacin, menos an luego de la sistemtica explotacin del esclavo de origen africano, ladino o criollo para beneficio del mercado capitalista. El blanco propietario consideraba al estamento libre de color slo para servirle de barrera de contencin psicolgica, tica, social, etc. con los negros esclavizados. No hay mucha constancia de cmo los libertos se comportaban con los otros grupos sociales, cules eran sus aspiraciones sociales, su sicologa y su manera de ver el futuro de la isla, pero no por esto quedaron tambin relegados de los estudios histricos, sino porque se sigui el criterio del mnimo inters para no validar su comparecencia en la vida cotidiana y en la problemtica del devenir de la Gran Antla. Hay apenas dos excepciones: Pedro Deschamps Chapeaux, quien escribe sobre pardos y morenos libres de la Habana en la serie de "Historias de gente sin historia" (ahora la llamaramos microhistoria) de la Revista de la Biblioteca Nacional Jos Mart, en ese excelente libro que es El negro en la economa habanera del siglo XIX y en Contribucin a la historia de la gente sin

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historia,1 donde colabor Juan Prez de la Riv. Tambin Jos Luciano Franco incursion en el tema de los libres de color cuando habl de los cobreros de Santiago del Prado o cuando, tangencialmente, trabaj en la repercusin de la Revolucin Haitiana en la isla de Cuba.2 Nadie ms los ha tomado en cuenta, aunque su actuacin es constante en el escenario histrico colonial de la isla de Cuba. Decenas de libros escritos sobre la plantacin desestiman en dicho concierto la presencia del estamento de los libres de color. Aqu slo hemos pretendido asomarnos al problema en el espacio santiaguero del siglo xix hasta 1868.

Antecedentes y estadsticas En tempranos momentos de la colonizacin sola decirse que los pobladores de Santiago de Cuba eran mestizos de blancos, indios y negros, todos mezclados.3 Las formas segn las cuales el negro llegaba a convertirse en horro eran mltiples. Una de ellas, resultado de su relacin con las aborgenes pues su estado social lo decida el vientre de la madre. La va principal la facilitaba el sistema econmico feudalizante, que determinaba la
Pedro Deschamps Chapeaux: El negro en la economa habanera del siglo XK, Unin de Escritores y Artistas de Cuba, La Habana, 1971; Pedro Deschampa Chapeauxy Juan Prez de la Rlva: Contribucin a la historia de lagente sin historia, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1974. 2 Jos Luciano Franco: Las minas de Santiago del Prado y la rebelin de los cobreros: 1530-1800, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1974yKeuoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854, Instituto de Historia. Academia de Ciencias, La Habana, 1965. 3 En la carta de 25 de julio de 1544 al emperador .del obispo fray Diego Sarmiento, este le comunica cmo los indios y negros son evangelizados juntos en el monasterio de San Francisco y juntos tarrBin se han acimarronado. Hortensia Pichardo: Documentos para la historia de Cuba, T. I, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1977, pp. 102-103.
1

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organizacin agraria en hatos y corrales; apenas si exista una racionalizacin del trabajo, lo que inclinaba a la obtencin de la libertad por medio de la coartacin con el dinero obtenido ms all de la posesin de su amo. Ya las Ordenanzas de Alonso de Cceres, cuya importancia radica en que se hicieron bajo la influencia de sus experiencias de 1574 en la ciudad de La Habana, mencionan la presencia de negros horros con categora de vecinos y derecho a portar armas: Que los negros libres por haber en esta villa muchos que son vecinos y oficiales y por ser puerto si les cabe la vela, es bien tengan armas que las puedan tener salvo si por alguna causa la justicia las prohibiere que nos la traigan algunos.4 Por supuesto, no eran exclusivos de all, pues de los veinticuatro "valientes insulanos" que van a enfrentarse con el pirata Gilberto Girn, segn describe Silvestre de Balboa en el Espejo de paciencia hay cuatro etopes de color de endrina y un negrito criollo.5 Entre los negros, Salvador Golomn obtendr su libertad por haber vencido al pirata en lucha cuerpo a cuerpo. Muy pronto en la colonizacin, se fundaron las cofradas o cabildos de libres de color. Las Ordenanzas de Cceres regulaban en el ltimo cuarto del siglo xvi las funciones de los cabildos de negros y mulatos como la recogida de limosnas, [...] y dichos curas no consientan que lo que se recogiere en dichas juntas se gaste en cenas, comidas meriendas, sino en el efecto para que se recogen; y no haya bailes, danzas, juegos ni otros
4 s

IbitL, p. 112. Silvestre de Balboa y Troya de Quesada y Santiago Pita: Espejo de paciencia y El prncipe jardinero y fingido Cloridano, Editorial de Arte y Literatura, La Habana, 1975, pp. 83 y 84. Se aaden Manso y su hermano que no se .aclara si son tambin esclavos u horros.

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entretenimientos indecentes, pena de que se les quitar la licencia, y sern castigados como hubiere lugar por derecho: y en taendo el Ave Mara se suspenda la dicha junta [...]6 Al fundarse las minas de Santiago del Prado en 1599, el carcter hbrido de la poblacin en la isla de Cuba encuentra all buen ejemplo, ya que el laboreo del cobre propici que se mezclaran blancos, negros e indios. Dcadas despus, los descendientes, mayormente mestizos, estimaban que tenan los mismos derechos que cualquier otro criollo; porque el administrador, Francisco Snchez de Moya, "[...] con el cuidado que puso en ensear a los esclavos, hizo que muchos saliesen maestros, que oy hay de los oficios all necesarios, como fundidores, herreros, carpinteros, texeros, asserradores, carboneros, albailes, y otros muchos de menudecias, muy necesarias, en la fabrica tan diestros [...]"7 En la sociedad pastoril del siglo xvii, la escasez de poblacin y la carencia de inmigrantes contribuy a formar una sociedad mestiza rural. Y en el ncleo urbano santiaguero, los negros horros ya se dedicaban a labores artesanales. Ellos tenan obligacin de contribuir, a travs de los gremios y cofradas, al mejor lucimiento de los festejos celebrados durante san Juan, santa Ana y Santiago; en la capilla de msica de la Catedral ocuparon lugares en el coro y parece que tambin haba msicos fuera de ella: aficionados horros hacan la diversin en las fiestas del Corpus Christi con "bailes torpes y deshonestos", y en la de la Cruz de Mayo, hasta para llamar la atencin del obispo. Del papel de este estamento social nos deja constancia la cancin secular de la Ma'Teodora.8 Con la dominacin inglesa de
Juan Garca de Palacios: Snodo de Santiago de Cuba de 1861, Instituto de Historia de la Teologa, Madrid-Salamanca, 1982, p. 17. 7Archlvo General de Indias (AG). Santo Domingo, leg. 20, No. 8. 8 Pablo Hernndez Balaguer: El ms antiguo documento de la msica cubana y otros ensayos, Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1986, pp. 47, 55-60.
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Jamaica en 1655 la masiva inmigracin de sus colonos a la regin oriental por la hermtica condicin de su sociedad rural acentu el mestizaje, y fue ms difcil an discernir la "pureza tnica" de las almas, y hasta se dijo que todas eran mulatas.9 Lejos de cambiar, el equilibrio numrico se conserv entre blancos y libres de color, puesto que a lo largo del siglo xvn la estructura agraria, que descansaba en la ganadera extensiva, sufri muy pocas alteraciones. En los hatos, los esclavos permanecieron en la misma situacin laboral que favoreca la adquisicin de su libertad. A mediados del siglo xvra, el santiaguero Nicols Joseph de Ribera, en su Descripcin de la isla de Cuba dej dicho: "Muy poco importa al Estado que los habitantes de Cuba sean blancos negros, como trabagen mucho y le sean fieles". Por esto puntualiza: "Viene en fin ser -el esclavo un hombre de nuestra religin que nos sirve y trabaja contento interesndose en nuestra prosperidad porque luego tiene muger hijos y algn peculio con que muchos se adelantan y libertan y tal vez llegan ser ricos".10 No es que vayamos a hablar aqu de situaciones idlicas entre razas, puesto que desde finales del siglo xvn y principios del xvra elpatriciado criollo, autnomo en cada una de sus jurisdicciones, busc reafirmarse y mantener la distancia de clase y de estamento mediante la reglamentacin de los ceremoniales religiosos o polticos y la "limpieza de sangre". En 1679, se impeda a los negros libres desfigurarse el rostro con pinturas o caretas durante las fiestas de mamarrachos,11 y en la meLa sociedad colonial hispana jamaicana se caracterizaba por su sistema de haciendas ganaderas donde concurran indios, blancos y negros mezclados, igual que en el oriente de la isla de Cuba. 10 Olga Portuondo: Nicols Joseph de Ribera, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1986, pp. 164 y 165. 11 Nancy Prez Rodrguez: El Carnaval santiaguero, T.I, Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 1989, p. 24.
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diana del siglo xvn las comparsas salan de Loma Hueca donde resida una poblacin mestiza libre que sigui nutrindose hasta los finales de ese siglo.12 El Snodo de 1681, en su Constitucin XII (Ttulo Tercero) establece que ni negros, ni mulatos ni mestizos podan admitirse en las sagradas rdenes como sacerdotes, se les consideraba indecentes por naturaleza.13 Tambin se regulaba el lugar por estamento de cada cual a la hora de ser enterrado en la iglesia: Y es declaracin que los prebendados y los curas de las parroquias no han de dar limosna por sus sepulturas; y asimismo se destine para los prvulos espaoles la capilla del sagrario, dando de limosna los inmediatos al altar, diez pesos, y los dems seis pesos; y para los prvulos pardos y negros, indios libres esclavos las sepulturas que estn entre la capilla del sagrario y el coro, dando de limosna los libres dos pesos y los esclavos un peso [...]14 Estableca adems, restricciones para las mulatas y negras libres a las cuales se les prohiba salir por las noches de sus casas para vender cosas de comer o gneros, o para buscar el jornal de sus amos "por evitar el dao de torpeza y deshonestidad", y se les prohibi los bailes "torpes y deshonestos" ni en iglesias o ermitas, cementerios o sus oficinas; ni altares ni nacimientos en casas particulares donde intervenan bailes y msica, "concurso de gente y otras indecencias".15 La flexibilidad estamental se experimentaba pragmticamente en la posibilidad que tenan los libres de color de aspirar y hasta conseguir tras generaciones el blanqueamiento; y esto se debi a que las normas de
12 bd.,pp. 28 y 29. 13 Juan Garca de Palacios:

Op. cit, p. 27.

. u IbfcL.pp. 84-85. 15 Aii,pp. 13-16.

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convivencia y de derecho consuetudinario no eran tan estrictas, poda lograrse con la cooperacin de las autoridades eclesisticas al inscribir a los mestizos en los libros de bautismo de indios o al hacerse de la vista gorda con los matrimonios entre personas de diferente origen racial o al asentar a los hijos legtimos o naturales en los libros de bautismo de blancos. Y es porque los libres de color se regan por los mismos cnones de la sociedad blanca criolla que los minimizaban. Estas vas de ascenso social para los libertos van a quedar restringidas por el rigor de las leyes metropolitanas desde finales del siglo xvni. En el ncleo urbano exista una numerosa poblacin de libres de color cuyo trabajo era imprescindible para la vida en la comunidad ciudadana al dedicarse a las tareas artesanales como albailes, carpinteros, sastres y otras labores. Estas ocupaciones tambin los relacionaban con los blancos. Por ejemplo, en las reuniones ordinarias del Cabildo, durante el siglo xvm, asistan mestizos alarifes de albailera y carpintera que no tenan voto, pero eran consultados para mltiples decisiones sobre la urbanizacin.16 Las solicitudes de parcelas en la marginalidad santiaguera, recogidas en las Actas Capitulares, eran hechas por blancos y en buena medida por negros y mulatos libres, al punto de crearse numerosos barrios integrados mayoritariamente por estos ltimos estamentos.17 En el siglo xvn parecen haberse incrementado y forta1 lecido los cabildos en Santiago durante el poblamiento de la ciudad. Generalmente al estudiarse los cabildos de nacin slo se tienen en cuenta sus prcticas religiosas o sus diversiones, no su condicin de sociedades protectoras, de ayuda mutua, educativas, para la seguridad y el decoro de sus miembros.18
Archivo Histrico de la Oficina del Conservador de la Ciudad. Acias Capitulares, No. 2, (1734-1743). 17 Ibid., y No. 3, (1741-1750). 18 Olga Portuondo Ziga: "Cabildos negros santiagueros", en Del Caribe, No. 32, Casa del Caribe, Santiago de Cuba, pp.78-79.
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A esto se agrega el desempeo de los negros y mulatos libres en las milicias de la jurisdiccin de Cuba. En el transcurso de la Guerra de la Oreja de Jenkins formaron parte importante de las tropas que, a pie o montados, defendieron los puestos de avanzada o se organizaron en guerrillas para el ataque por sorpresa en la guerra irregular librada contra las fuerzas britnicas que pretendieron tomar la ciudad luego de su desembarco en la baha de Guantnamo,19 Cuando en el ltimo cuarto del siglo xvm se formaron las milicias en Santiago de Cuba, adems de las seis compaas de blancos haba cuatro de pardos y morenos que se costeaban el uniforme y las municiones.20
CENSOS21

1778 1792 Nmero Porcentaje Nmero Porcentaje 37,26 Blancos 6 138 8212 39,55 33,12 5456 31,36 6512 Mu. y rteg. lib. 70,38 14724 Total 11 594 70,91 4878 29,68 Esclavos 6037 29,07
Estamentos

Mulatos iib.
Negros libres

3805

Esclavos mu.
Esclavos neg. Mu. lib. y es. Neg.lib, y esc.

1 651 1 030 3 835 4835 5499

22,82 9,90

4288

20,65

6,17 23,08 29,00 32,98

2 224 922 5 115 5 144 . 7339

10,71 4,44 24,63 24,77 35,34

Olga Partuondo Ziga: Una derrota britnica en Cuba, Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2000, pp. 110, 138, 142-144 y 207. 50 Archivo Nacional de Cuba, Asuntos Polticos, leg. 27, No. 6. al Juan Prez de la Rva: "Presentacin de un censo ignorado: El Padrn General de 1778", en Revista de ta Biblioteca Nacional Jos Mart, sep-dic. 1977, pp. 15-16y Memorias de la Real Sociedad Econmica de La Habana, T. 32, Habana, 1846, p. 196.
19

231

Entre el censo de 1778 y el de 1792 hay un perodo de catorce aos. A simple vista es posible observar un tmido incremento de poblacin en la jurisdiccin de Cuba, consecuencia de la repercusin en la regin oriental del progreso de la agricultura tropical en las islas inmediatas del Caribe, pues a sus plantaciones se les suministraba: cobre, ganado en pie, de traccin y de carnes. La composicin por estamentos en ambos cen-sos demuestra que los cambios no son sustanciales para modificar la correlacin cuantitativa entre ellos. Subsiste el equilibrio entre libres de color y blancos, con ligero predominio de los ltimos. Algunos padres se empeaban en el "adelantamiento" racial mediante la inscripcin de sus hijos en las milicias de blancos. No siempre se consegua para toda la descendencia, sobre todo cuando era evidente el mestizaje.22 A veces resultaba si era expsito; pero en ocasiones, los propios hijos echaban por tierra las aspiraciones de los padres al pretender casarse con una morena libre: la madre de Santiago Rivaflechas por ejemplo inscrito en el batalln de blancos, no quiso que se le diera licencia a su hijo para casarse con la morena libre Mara Eusebia Lugo, pues se perda todo su esfuerzo de muchos aos por librar a su hijo de la barrera del color.23 A la educacin poltica de los libres de color y de los esclavos en Santiago de Cuba contribuy la actitud de la comunidad cobrera (aquellos descendientes de los antiguos esclavos de las minas de cobre) de Santiago del Prado. Desde mediados del siglo xvn lucharon por su integridad de criollos y reclamaron'sus derechos, hasta el cierre del siglo xvni en que conquistaron su libertad.24
ANC. Asuntos Polticos, leg. 11, No. 83; leg. 209, No. 25 y 35. Ibid., leg. 211, No. 70. 24 Vid. Olga Portuondo Zfliga: La virgen de la Caridad del Cobre. Smbolo de cubania, Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2001.
22 23

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De su influencia social posterior en la jurisdiccin de Cuba y por toda la isla, da cuenta la extensin del culto popular a la virgen de la Caridad del Cobre. Cuando en 1784 Juan Bautista Vaillant tom el mando del Departamento Oriental, suspendi por tiempo indefinido los mamarrachos de san Juan, san Pedro, Santiago y santa Ana en los que los negros participaban con sus danzas y atabales.25 Su mayor temor era la influencia entre libres y esclavos de los cobreros alzados en la Sierra Maestra. En 1795 la conspiracin del campesinado libre de color (del pardo Nicols Morales) en la zona rural prxima a Bayamo, pone sobre aviso acerca de los sentimientos de estos hombres y de sus deseos de equipararse en derechos a la poblacin blanca.26 Los de ascendencia francesa Los ubres de color procedentes de Saint-Domingue comenzaron a llegar desde los primeros momentos de la ola migratoria, hacia 1792: eran en su mayora corsarios creles republicanos, motivados por la alianza emergente con la Corona espaola de Toussaint-Louverture, aunque el grueso vino entre 1798 y 1805 con el avance de las tropas negras, la capitulacin de los ingleses en la Mole de Saint-Nicole y la prdida de autoridad del mulato Andr Rigaud en el Departamento Sur. La ciudad se llen de artesanos, marinos y hasta profesionales que resolveran sus crecientes necesidades. Se multiplicaran los sastres, panaderos, albailes, cocineros, carpinteros, pulperos, costureras, maestros, msicos, etctera.
25

Archivo Histrico del Poder Popular de Santiago de Cuba. Ayuntamiento, Cuaderno de Bando de Gobierno de 22 de junio de 1793. 26 Jos Luciano Franco: Ensayos histricos, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1974, pp. 93-100.

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Aquellos mulatos que lograran salvar su capital, invertiran en la explotacin cafetalera de las estribaciones de la Sierra Maestra.27 Fueron portadores de una educacin ms elevada relacionada con el progreso plantacionista en la vecina colonia francesa que la poseda por los criollos negros y mestizos libres santiagueros. Su presencia contribuy al estmulo de ideas polticas ilustradas dentro del estamento de negros libres, les permiti instruirse mediante la afluencia de maestros de su condicin estamental y vieron cmo multiplicar los medios para romper la barrera del color. Agustn de la Texera y Bazo, al referirse a la ciudad de Santiago de Cuba en la primera dcada del siglo xix comentaba las malas costumbres inculcadas por los franceses inmigrantes: [...] y an fue deplorable que tantos y tantos continuasen en la prctica de los ilcitos connubios, ya tan admitidos en aquella colonia, que formaban la carrera de las mujeres de color, las que siendo por lo dems de buen proceder, aspiraban a su establecimiento "aplazndose" con hombres blancos, con la misma publicidad y franqueza que si se tratase de un matrimonio legtimo.28 Para escndalo de los patricios ms conservadores, franceses blancos mantuvieron concubinato con mulatas y negras y hasta tuvieron hijos con ellas. Es el caso de Prudencio Casamayor, el ms connotado de los inmigrantes de Saint-Domingue, pero tambin fue prctica de muchos criollos aristcratas santiagueros que, en ocasiones, llegaban a reconocer sus hijos naturales de madres negras o mulatas, esclavas o libres. Del rechazo de la oligarqua criolla al estamento de color deja constancia el Bando de Expulsin de abril
27

Olga Portuondo: Santiago de Cuba. Desde sufundacin hasta la Guerra de los Diez Aos, Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 1996, pp. 107-110. 28 Don Agustn de la Texera: "Santiago de Cuba a principios del siglo XK. Memoria escrita en 1847", en Del Caribe, No. 13, Santiago de Cuba, 1985, p. 97.

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de 1809 contra los franceses. En su articulado exiga la salida inmediata de los corsarios creles, y unos pocos das para que se fueran los menestrales y artesanos, mulatos en su mayora. Es bien sabido que la orden no se cumpli al pie de la letra. Y ante la demanda impuesta por las nuevas frmulas econmicas en ebullicin, muchos protegieron a aquellos individuos que, en la propia ciudad, resolvan innumerables problemas de trabajo. Esto explica por qu infinidad de creles no se marcharon, particularmente aquellos propietarios cafetaleros, mayorales o artesanos residentes en las zonas ms intrincadas de la jurisdiccin de Cuba.29 Ahora bien, es bueno significar que las familias o los individuos mestizos inmigrantes de Saint-Domingue no acostumbraban a mezclarse con los mulatos libres criollos, puesto que se consideraban de estirpe superior. Entre otras razones, por sus medios de fortuna y por sus mayores oportunidades para lograr- el ascenso social: la familia de los Pirn, de los Marssily, de los Lafargue y de los Lachataignerais enviaban a sus hijos a estudiar a Francia y, en generaciones sucesivas, blanqueaban mediante, matrimonios concertados en esa metrpoli.30 La actitud segregacionista se manifestaba an entre los artesanos: el maestro de carpintera, cabo de milicias y pardo francs Pedro Labrosse, luego de abusar de la joven parda Juana Bautista Villaln se neg a contraer m.atrirnonio con ella "porque no haba igualdad sino mucha diferencia" social entre ambos y la catalog hasta de cutarera.31 Hacia mediados de siglo, descendientes de inmigrantes franceses mulatos y propietarios de cafetales defendieron
Archivo Nacional de Cuba. Correspondencia de los Capitanes Generales, leg. 82, No. 13 y Asuntos Polticos, No. 255, No.. 41. 30 Olga Portuondo Ziga: "Un crele francs y cubano", en Hippolyte Pirn: La isla de Cuba, Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 1996. 31 Archivo Histrico Arzobispado de Santiago de Cuba. Personal del Clero, Cuba, 25 de septiembre de 1832, Carta a Jos Santos de la Hera.
29

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el integiismo hispano, tambin los hubo que se sintieron criollos de esta tierra con el impulso de reivindicar libertades humanas. Esta es la historia revolucionaria de Flor Crombet,32 Jos Lacret Mourlot33 y hasta del comunista yerno de Carlos Marx, Pablo Lafargue.34

Ya se escucha una dbil voz Como es bien conocido de la historia de Espaa, la entrada de Napolen Bonaparte con sus ejrcitos trastorn la vida en la pennsula al estallar la guerra civil contra el invasor. En el imperio ultramarino americano no se hizo esperar la reaccin de las clases ilustradas criollas, que constituyeron gobiernos autnomos como respuesta al vaco de poder creado en el trono. Cuando se anunci en la isla de Cuba la formacin del Congreso Constituyente en Cdiz, si bien no se formaron Juntas, como en el continente, s se despertara la atencin de los libres de color en relacin con sus derechos ciudadanos.35 El sndico procurador Miguel Bestard, al redactar los acuerdos del Cabildo para las demandas del diputado a Cortes, en lo relativo a lo militar, hablaba de la formacin de batallones de milicias regladas de blancos, pardos y de morenos a pie. La Constitucin de 1812 otorg derechos ciudadanos iguales para todos los espaoles y hasta se dictaron reales rdenes que permitan el ascenso de los que tuvie32

Francisco Adolfo Crombet y Fedon (For), naci en 1815 en el cafetal Selle Vue del cantn de Hongolosongo en el partido del Cobre, jurisdiccin de Cuba. 33 Jos Lacret Mourlot naci el 26 de octubre de 1848 en la finca Buenavista, cuartn de Hongolosongo, partido del Cobre. 34 Pablo Lafargue naci el 15 de enero de 1842 en Santiago de Cuba, terminar en Bordeaux sus estudios primarios. Su padre Francisco era descendiente de francs y su madre Ana Virginia Armaignac, natural de Kingston. 35 Jos Luciano Franco: Ensayos histricos, pp. 125-190.

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ran origen africano para estudiar las ciencias y para el acceso a la carrera eclesistica, tampoco se admitira informacin de nobleza en los colegios, academias o cuerpos militares del Ejrcito y la Armada, ni expresiones de distincin que promovieran la desigualdad. Nada de esto alcanz a los mestizos o morenos libres de la isla de Cuba, porque los dones criollos rechazaron estas leyes atentatorias a sus intereses estamentales. Entonces, ya se fortaleca la plantacin como sistema econmico y entraban miles de esclavos gracias a la trata libre. En 1814 el diputado a Cortes y oficial real Pedro Alcntara de Acosta elev un memorial del cuerpo de, morenos de la ciudad de Santiago de Cuba que pretenda del rey la gracia de alzar bandera, vestir uniforme y gozar fuero militar como el de La Habana, sin que les aventajaran en calidad, aptitud, ni en medios para sostenerse con decencia. Alcntara los defendi, y sus inslitos argumentos hoy nos permiten vislumbrar la mentalidad de los criollos blancos de su poca: pretenda evitar que los libres hicieran causa comn con los esclavos, ganarse a los primeros para que pusieran atencin en el sistema establecido concedindoles cosas en las que mostraran el mayor inters, sin que estas fueran trascendentes. Deca que las milicias de morenos de Cuba se consideraban desairadas por no poder usar insignias propias, aunque eran los primeros en sufrir de trabajos y fatigas. Alcntara opinaba que no deban ser llamados a las armas si no se les trataba como en otras partes de Amrica, e insista que por su corto alcance, necesitaban de objetos exteriores para excitar su entusiasmo, por ser muy afectos a las ceremonias y distintivos sin acordarse de otras cosas. No gravaban el erario porque adquiriran su uniforme y bandera del propio peculio; siempre se mostraban muy tiles y dispuestos a defender al imperio aun contra los de su propio color, como cuando se recibieron los esclavos franceses,
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o en circunstancias en las que ellos haban sido los delatores (posiblemente se refera a la conspiracin del pardo bayams Nicols Morales, traicionada por uno de sus miembros). Seran amigos que defenderan su estado, su naturaleza; conformes, se aprovechara su fortaleza africana ante la intemperie, su animosidad y capacidad de sufrimiento, cualidades formidables contra los enemigos. Era bueno pues, quitar pretextos para su disgusto y, segn Acosta, hasta los esclavos se consolaran al ver a sus semejantes en el disfrute de honores marciales y aspiraran a obtenerlos con sus trabajos en la agricultura y las artes, mejoraran su conducta para imitarlos al adquirir la libertad facilitada por el dulce y humano trabajo, por la atencin filial que se les dispensaba en la isla, tal y como lo probaba el nmero de libres que llegaban a ms de seis mil en Santiago de Cuba. El Consejo de Indias pidi opinin al capitn general de Cuba, quien, al siguiente ao, respondi que no era conveniente acceder a aquella solicitud, ya que aumentara "la fuerza armada y organizada de la gente de color que no igualara la de blancos, y por consecuencia, traer resultados arriesgados, caso de conmociones". El Consejo sugiri denegar la peticin y mand sobreseer el expediente sin dar resolucin, porque tambin la negativa "puede producir disgustos y quejas que convienen evitar en las actuales circunstancias".36 En 1813 se restableca el medio ayuntamiento de color de los naturales de El Cobre y con la libertad de imprenta, algunas quejas de los libres de color salieron a la luz pblica contra los abusos y la falta de reconocimiento de que eran objetos.
36 Archivo

Histrico de la Oficina del Conservador de la Ciudad. Ayuntamiento, 1815, Expediente de varias representaciones en originales y testimonios hechas por el Sor. Oficial Real Honorario Don Pedro Alcntara de Acosta. Diputado de esta Provincia en las llamadas Cortes relativas a solicitar e impetrar distintas gracias a favor de ellas.

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Durante el trienio liberal prevaleci el temor al exceso de negros libres de ambos sexos, aumentada con los que llegaban desde las islas vecinas del Caribe y de Tierra Firme. Ya una Real Orden se encargaba de la vigilancia de cualquier reunin y de reprimir la libertad de imprenta. A fines de 1821, se acusaba al moreno zapatero J. Ma. Prez Correa de expresarse de forma tal que perjudicaba la tranquilidad pblica y se deca que le haban encontrado en sus manos un plan impreso independentista del general Itrbide.37 Verdad o chivo expiatorio? Como se tema el contagio independentista, se prohibi el comercio y la comunicacin con buques procedentes de Hait y de los territorios disidentes de Costa Firme. Pnico provoc el descubrimiento de una conspiracin de negros cuya sublevacin se prevea para septiembre de 1823 y en cuyos planes estaba, segn el conservador Jos Mara Callejas, exterminar a los blancos y aduearse del Morro.38

Relaciones de clases y libres de color Este es un tema poco considerado en los textos tradicionales, a pesar de su extrema importancia. Vale recordar nuevamente a los cobreros de mediados del siglo xvii y del xvm. Existi entre ellos una ntima relacin comunitaria, con independencia de haber nacido libres o esclavos, bien dedicados a la industria extractiva, bien a las labores agrcolas. Como productores de pstelas de cobre y pailas para los ingenios de fabricar azcar se
Emilio Bacard: Crnicas de Santiago de Cuba, T. II, pp. 169 y 174 y ANC. Asuntos Poficos, leg. 19, No. 36. 38 AHOCC. Acias Capitulares, No. 33, de 12 de marzo de 1821; No. 38, de 1 de julio de 1822; No. 39, de 7 de diciembre de 1822y Jos Mara Callejas: Historia de Santiago de Cuba, Imprenta la Universal, La Habana, 1911, pp. 121-122.
37

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hicieron imprescindibles a los patricios criollos y llegaron a gozar de alguna solvencia econmica. Luego de dos siglos de bregar autnomo, la comunidad en pleno se neg a someterse cada vez que lo intentaron y hasta formaron palenques en las montaas de la Sierra Maestra. Habra que considerar los vnculos de parentesco y econmicos entre cobreros y conspiradores mulatos libres y blancos bayameses de 1795 para la formacin de criterios polticos que reivindicaban el estamento, como sucedera entre los apalencados que conocan de la experiencia de lucha de los antiguos cobreros.39 Durante los aos veinte del siglo xix creci vertiginosamente el nmero de los esclavos bozales. En los protocolos notariales de Santiago de Cuba son frecuentes los asientos de adquisicin o venta de esclavos entre pardos, mulatos o negros libres, aunque pueden encontrarse coartaciones, o libres que adquieren la libertad de su mujer esclava o de sus hijos. As es que esta es una manera constante de interactuar porque el liberto conservara sus lazos de amistad y de familia con antiguos compaeros de cautiverio. Otra de las maneras de relacionarse libres y esclavos era en los cabildos de nacin, y hasta las donaciones de los libres permitan comprar la libertad de alguna esclava, o de sus hijos, si eran miembros. Estos cabildos no excluan blancos que habitaban en los barrios, o sus inmediaciones, ocupados por los libres. El destacado narrador santiaguero Emilio Bacard dej constancia de las relaciones interestamentales de su ciudad natal en dos novelas ejemplares: Va eructe40 y particularmente en .Filigrana.41 Ambas relatan la convivencia de los amos franceses y criollos con esclavos y
39 40

ANO. Asuntos Polticos, leg. 111, No. 94; leg. 125, No. 12 y leg. 255, No. 54. Emilio Bacard: Va crucis, Editorial Letras Cubanas, Ciudad de La Habana, 1979. 41 Emilio Bacard: Filigrana, Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 1999.

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libres de color, y en la segunda se describe la relacin de una mulata libre (de ascendencia francesa) con un hombre blanco de la aristocracia criolla. La trama se complicar con un incesto cuando la nia resultado de la unin ilegtima con la mulata, y el nio de matrimonio con mujer blanca, se casen en su mayora de edad. Todo un smbolo de las relaciones entre blancos, negros y mulatos libres del Santiago de entonces. As es que la narrativa confirma la asiduidad de estas circunstancias por la intensidad de la convivencia de razas en la vida cotidiana desde los comienzos del xtx.42 Por ejemplo, Pedro Valiente de las Cuevas, miembro de una de las familias ms aristocrticas de Santiago de Cuba tena tres hijos naturales habidos, cada uno, con pardas esclavas o libres, y existan numerosas acusaciones acerca de curas con hijos ilegtimos o que facilitaban las legalizaciones de los matrimonios entre castas, preferentemente en las parroquias rurales. En realidad, eran ms comunes las parejas estables casados o en concubinato- de blancos con pardas o morenos y de blancas con mulatos o pardos. La poblacin de la isla de Cuba en 1817 sobrepasaba el medio milln de habitantes, por lo que se haba duplicado la cantidad que exista en 1792. En la jurisdiccin de Cuba el crecimiento estuvo determinado no slo por el trfico regular de bozales, tambin por la inmigracin francesa y por el crecimiento natural en pocas de bonanza. En 1820 haba en. la jurisdiccin de Cuba 48 665 habitantes, casi el doble de los existentes en 1810. De manera que, aunque la sociedad de la jurisdiccin de Cuba se nutri de fuerza de trabajo esclava no implic un cierre hermtico entre estamentos pues, bien por el trabajo o por naturales relaciones humanas o de identidad de clases se vincularon libres de color con esclavos y
42

Pinsese que es el tema central de la novela costumbrista ms notable del siglo XK. Me refiero a Cecilia Valds, escrita por Cirilo ViUaverde.

241

TABLA COMPARATIVA DE CENSOS43 Aos 1810 Blancos Libros Esclavos Total

9 421
14 546 10 991

6 470
23 900 13 718

8 836 . 24 700
23 956

25 727 63 146 48 665

1817 1820

libres de color con blancos. No hay que olvidar que el estamento de negros y mulatos libres se rega por los convencionalismos que imponan los blancos, al punto de instituirse entre ellos una jerarquizacin social, determinada por bienes de fortuna y por las potenciales condiciones de algunas familias para el blanqueamiento. Sera la mayor limitacin para reconocer otras vas por las cuales liberarse del rgimen de casta colonial. Entre las prcticas diarias que confirman las relaciones interestamentales se encuentran: transacciones econmicas de compra-venta de colgadizos, haciendas, esclavos, etc., multiplicadas desde la tercera dcada del siglo xix. Los libres de color, casados legtimamente o en concubinato, legaban a sus descendientes estancias, cafetales, esclavos,o atarazanas en la ciudad tal y como se refleja en los protocolos notariales. Es frecuente encontrar en los testamentos de negros libres el otorgamiento de la libertad a alguno o algunos de sus esclavos y la cesin de propiedades a blancos. Dejaban como albaceas y eran acreedores o deudores de negros y de blancos, En poca de la monarqua de Femando VII floreci la plantacin esclavista cafetalera, azucarera y algodonera, la regin se insert en el comercio internacional. En 1830 las minas de cobre reanudaron su explotacin y emplearon
43 Jacobo de

la Pezuela: Historia de la isla de Cuba, T. III, Carlos Baly-Bailere, Madrid, 1868, p. 483 y Hortensia Pichardo: Documentos para la historia de Cuba, T. II, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1968, p. 294.

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para el beneficio del mineral ms de novecientos esclavos, trabajadores ingleses de Cornwall y libres de la regin.44 El pequeo campesinado, y en especial los vegueros, s compona tanto de negros como de blancos. Desplazados por los productores de azcar de caa, muchos en condiciones de miseria, se dedicaron al bandidismo en aos subsiguientes. Al sobrepasar el 75 % del total de gente de color (libres y esclavos), desde 1820 y hasta 1855, el gobierno del Departamento Oriental tomar precauciones. As se puso en evidencia durante la epidemia de peste. Entre las medidas adoptadas en 1832 por la Junta de Sanidad para impedir la difusin de la epidemia estaba ne: gar cualquier tipo de reunin de la poblacin de color libre, segn razn, porque eran ellos los ms propensos a contraer la enfermedad.45 Detrs de esta disposicin sanitaria se encontraba el inters poltico de la oligarqua santiaguera de evitar posibles concilibulos y conspiraciones entre la gente de color. En los barrios, los negros libres deban solicitar a los comisarios de polica las licencias para sus bailes, su msica y sus diversiones de atabales; se velaba de continuo para evitar forneos que entre ellos se movieran libremente. Se recelaba de las negradas de las plantaciones, pero era mucho ms el miedo a los mulatos y negros libres, por su grado de conciencia y su lugar particular en la produccin rural y urbana. El control sobre los hombres libres de color se increment an ms despus de 1837. La bienandanza econmica y el crecimiento numrico de la poblacin negra fue resorte principal para acentuar los.temores de los propietarios criollos. Ya se tena la experiencia de
44

Sukl Sabine: "Mineros de Comwall en El Cobre", en Del Caribe, No. 38, Sanago de Cuba, 2002, pp. 70-74. 45 Archivo Histrico de la Oficina del Conservador de la Ciudad (AHOCCJ. Acias Capitulares, No. 53, 1832.

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los intentos constitucionalistas de Manuel Lorenzo el ao anterior. Ni siquiera se deseaba la formacin de Junta por temor a que favoreciera la independencia.46 Con la abolicin de la esclavitud en las colonias inglesas vecinas, los recelos fueron en aumento pues se pensaba en el ejemplo que aquellas significaban. Constantemente se especulaba con lo que representaba para la isla de Cuba su compra a Espaa por los britnicos. El Ayuntamiento santiaguero redact una representacin que en toda su extensin se expresaban de igual manera, al dirigirse a la reina: Se trata la esclavitud de la isla de Cuba como una usurpacin de los cubanos; y como tal se le quiere arrancar por medios violentos que aunque disfrazados con colores de filantropa, el menos avisado no ve otra cosa que un golpe de poltica cruelmente descargado los bienes con que favoreci naturaleza el territorio cubano. La esclavitud es una propiedad legitima, sagrada, de un pueblo espaol adquirida al abrigo de las leyes, y consentida por todas las naciones hasta el ao de mil ochocientos veinte. No es una invencin de la isla de Cuba: la esclavitud ha nacido en la frica misma; la transmitieron nuestros abuelos en venta pblica, primero los augustos Predecesores de S.M., y mas adelante los abuelos de los propios que hoy trabajan por abolira, destruyendo con ella para los propietarios un valor efectivo de ciento cincuenta millones de pesos fuertes que prximamente representa por si sola sin contar los dems males consiguientes esas transiciones que nunca dejaran de ser violentas en estos dominios por mas
46

Archivo Histrico Nacional (AHN). leg. 8, No. 1, Madrid 15 de septiembre de 1838, Al capitn general Ezpeleta, Y 31 de julio de 1839.

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que las mande un precepto soberano, bajo la promesa de una positiva indemnizacin.47 El motn de 50 esclavos, armados de piedras se dice que la mayora eran lcumas que se produjo en La Habana el 9 de octubre de 1841 durante la construccin de la casa de Domingo de Aldama inspir mayor desconfianza y tens la vigilancia contra la gente de color.48 Luego de descubierta y durante la represin de la Conspiracin de la Escalera, el capitn general Leopoldo O'Donnell adopt medidas que ponan de manifiesto la absoluta desconfianza no slo hacia los esclavos, sino tambin hacia la gente libre de color y hasta a los blancos sospechosos.49 Estas leyes iban acompaadas de la decisiva determinacin de no alterar, en lo ms mnimo, el sistema poltico colonial, salvo para cerrarlo ms a los propietarios cubanos blancos. El crele santiaguero Hippolyte Pirn dej una profunda impresin sobre los prejuicios raciales en Santiago de Cuba: En Cuba hay los blancos, hay los que pueden pasar por ellos, hay los cuarterones, hay los mulatos, hay los grifos y, en fin, los negros. El prejuicio espaol es tan poderoso, que empuja a las desdichadas vctimas a sentirse avergonzados de s mismos, y a despreciarse unos a otros. Los que tienen la piel blanca tratan de hacerse pasar por tales, adulan a los blancos, hacen causa comn con ellos y desprecian a sus hermanos de piel ms oscura.
47

AHN. Ultramar, leg. 91, No. 3, Santiago de Cuba, 14 de mayo de 1841. Firman: JuanTello, Domingo Gola, Bernardo Portuondo Herrera, Francisco Jos Odio, Miguel A. Vidal, Francisco Bestard, Francisco A. Portuondo y Abad, Flix Palomino, Miguel Bueno, Lie. Lino Snchez. "Ibid., leg. 8, No. 10, Real Orden de 14 de diciembre de 1841 y Jernimo Valds, Habana, 28 de febrero de 1842. 49 Archivo del Autor, Gobierno Superior Civil de la isla de Cuba, Habana, 31 de mayo de 1844.

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Los blancos aceptan su adulonera; pero a la primera dificultad que surja entre ellos, los ponen en su lugar con una sola palabra -palabra que lo dice todo mulato! El color castao o negro es un estigma ignominioso que llevan en su cuerpo.50 Otra vez se pusieron reparos a las fiestas de mamarrachos, se reconoca que eran populares y proporcionaban alegra a todas las clases de la sociedad, pero se justificaba su suspensin por la falta de inters y de emocin; ciertamente haba.desprecio por aquella diversin popular: "[...] no faltaron en el da de que hablamos, algunos muchachos y negros que nos fastidiasen con sus tiznados cuerpos inspidas chocarreras, aturdindonos con sus atronadores y desentonados cantos".51 Hubo quien los defendi por lo que significaba para el veguero, el carpintero, el albail, los artesanos en general, quienes en esos das se vestan con chaquetillas de percal o pantalones de zaraza para mezclarse con la multitud que llenaba las plazas. Era su nico esparcimiento. Otros no se explicaban por qu la gente libre de color gastaba profusin de telas y cintas para lucirla en las grandes comparsas.52 No fueron exclusivamente las medidas administrativas, las que se adoptaron para hacer ms estricta la compartimentacin estamental de la Cuba colonial; tambin la Iglesia intervino cuando mejoraron sus relaciones con el rgimen liberal metropolitano: tendi a endurecer la doctrina y a distanciarse de las frmulas de compromiso con la religiosidad popular. Las reales cdulas de 27 de mayo y 15 de septiembre de 1805, haban dispuesto que los matrimonios de dife50

Hippolyte Pirn: La. isla de Cuba, Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 1995,.p. 30. 51 El Redactor. Diario de Santiago de Cuba, 12 de febrero de 1847, p. 1, c. 3. 52 El Redactor. Diario de Santiago de Cuba, 24 de agosto de 1847, p. 1 y Diario de Santiago de Cuba, 5 de junio de 1866, p. 3.

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rentes razas, en caso de nobleza y limpieza de sangre, por una de las dos partes, deban tener la aprobacin de los virreyes o presidentes de audiencias; en 15 de octubre de ese mismo ao, otra Real Cdula estableca que, adems de los padres, tambin los hermanos podan oponerse a los matrimonios entre personas de diferentes castas. Seran acatadas el 9 de julio de 1806 por la Real Audiencia de Puerto Prncipe. Hubo casos tan absurdos como el de la blanca Isabel de Infante que luego de ms de trece aos de relaciones con el pardo libre Jos Osoria y cuatro hijos de esta unin, se le desautorizaba su rnatriraonio por el marido de su hermana Teresa ante Toms Elipe, prroco de Gibara.53 El 22 de mayo de 1854, la Capitana General resolvi que todos los matrimonios entre personas blancas y de color tenan que esperar por la licencia de la autoridad superior de la isla, aunque hubiera o no, oposicin de los familiares y su condicin fuera la ms nfima del pueblo. Eran restricciones para evitar los contactos, cada vez mayores, entre gentes comunes de diferente origen racial. Algunos prrocos conocedores de sus feligreses pidieron explicaciones, otros no lo aceptaron porque incrementaba los amancebamientos y contradeca el espritu y la letra de la prctica general del imperio en sus colonias. Uno de ellos deca: Yo en verdad desconozco los fundamentos en que pueda apoyarse semejante exigencia cuando no haya oposicin por parte de los padres o parientes, pues no puedo comprender que esto se haga como pretenden algunos para evitar que se empae la conocida nobleza y limpieza de sangre de los blancos. Con el fin de precaver los inconvenientes y
53

Archivo del Arzobispado de Santiago de Cuba. Personal del Clero, leg. 54, Holguin 4 de julio de 1853, Isabel Infante y Gibara, Toms Elipe, 7 de julio de 1853.

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resulta que las personas de color ascienden en posicin social que pretensiones por medio del matrimonio que contraen con personas blancas por cuanto ni se puede decir que todos los blancos por el hecho slo de pertenecer a esta clase son a la conocida nobleza [...]54 Una Real Orden dej sin efecto las resoluciones del capitn general en razn, de la mayor confusin creada y de sus designios contrarios a los propsitos de evangelizacin practicados por el obispo Antonio Mara Claret.55 Efectivamente, desde su llegada, el arzobispo de Cuba Antonio Mara Claret haba promovido la realizacin masiva de matrimonios para subsanar la prctica inmoral del concubinato. En virtud de esta misin pastoral, hasta mediados de junio de 1853 se haban hecho ms de doscientos matrimonios en El Cobre, como trescientos cincuenta en la parroquia de Morn, ciento setenta en la de Ti Arriba, como ciento cincuenta en la de Tiguabos y Saltaderos, cuatrocientos en la de Baracoa, ciento treinta en la de Sagua, doscientos veinte en Mayar y unos quinientos o seiscientos en Palma Soriano. Buena parte de estas uniones consensales eran interraciales, pues casi siempre eran blancos con mulatas o negras las parejas amancebadas que no queran legitimar su unin.56 Para lograr muchos de estos casamientos se emple hasta la coercin policial. Hubo casos en que se proceda a la intimidacin luego de la persuasin y la dulzura-; pues si se les exiga la separacin debido a
Ibld., leg. 54. bici., 10 de noviembre de 1854, Al Sr. Provisor Paladlus Currius de Don Pedro Ramrez de Estenoz. 56 Ibid., A Antonio Mara Claret, Arzobispo de Cuba de Manuel Subirana, Misionero. Palma Soriano, 10 de junio de 1853. Puede comprobarse por las relaciones de matrimonios existentes en el archivo del arzobispado de Santiago de Cuba.
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la inmoralidad de sus vidas en concubinato, por lo general las mujeres respondan que tal decisin poda acarrearle la muerte por hambre. Otros se negaban a casarse, aunque hubieran llevado a cabo rapto y estupro con el pretexto de ser blancos.57 Don Clotilde Verdeca y la morena Guadalupe del Pozo tenan seis hijos en once aos de contubernio y se haban hecho promesa de matrimonio para toda la vida, no haba oposicin de nadie y varias veces se les amonest para "que se separaran de su mala vida", pero no podan casarse por falta de recursos para pagar los derechos parroquiales.58 Perdido su contacto con la singularidad criolla, otra de las determinaciones de la Iglesia fue sobre los cabildos de nacin, a los cuales se les' haba permitido hasta tener sus propias casa-templos e imgenes de los santos patronos en los mismos. Las festividades pasaron a ser responsabilidad de las autoridades civiles, quienes tambin intervinieron en la eleccin de sus capataces. En el captulo 5 de las Ordenanzas Municipales de 1857 se establece: "Artculo 63: No se situaran los cabildos de negros africanos que son los permitidos, sino en las casas que designe el Gobierno poltico; pena de desalojo y de cinco diez pesos de multa" y, Artculo 64: No se podran celebrar cabildos de negros africanos mas que los Domingos y fiestas de guardar, ni saldrn por las calles con banderas y otras insignias, ni formando cuerpo, excepto da de los Santos Reyes, el de Santa Ana y los dems en que celebran las fiestas de sus patronos, desde las nueve de la maana hasta ponerse el sol; pena
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Ibid., Vicaria Fornea del Cobre, Amancebados y Cobre, 3 de abril de 1852, Francisco Mirosa, presbtero. 58 AASC. Personal del Clero, leg., 54, 16 de julio de 1856 y 1 de agosto de 1854.

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de cinco diez pesos, que pagarn los capataces del cabildo.59 Y sin embargo, el cabildo ya era una institucin insertada dentro de la sociedad con representacin legal para tener propiedades y recibir legados de algunos de sus miembros: El cabildo viv, que congregaba a 26 morenos libres con su capataz Flix Vera, reclam sus derechos sobre la casa de Providencia No. 4 que haba pertenecido al moreno Nicols Rigores, y $ 2 000 ms dos casas heredadas de la morena Mara Caridad Hechavarra.60 Sutiles variaciones en la administracin de los esclavos aproxim esta clase a la de los desposedos en general; por supuesto que, sobre todo, a los negros libres: el aumento del precio de los bozales, los riesgos de la trata clandestina, la aparicin de los emancipados y una mayor preocupacin por la procreacin en las dotaciones para su conservacin. Sobre esto ltimo, La Gaceta Oficial se hizo eco de un Real Decreto de marzo de 1854 donde a los dueos que tuvieran esclavos casados y estos vivieran con sus mujeres e hijos les reducan el impuesto de capitacin y se les exima de l si la pareja de esclavos tena ms de cuatro hijos mayores de 12 aos.61 La proliferacin de esclavos alquilados para tareas especializadas competa, desde los aos cuarenta del siglo xtx, con los negros libres que se alquilaban para trabajos semejantes. Haba mulatos esclavos zapateros, tabaqueros, paeros, vegueros y azucareros etc.; haba negras libres que por ocho pesos al mes hacan el ocio de cocinera, esclavas costureras o que recin paridas,
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Biblioteca Elvira Cape. Coleccin Cubana. Archivo Histrico Provincial de Santiago de Cuba (AHPSC). Protocolos, leg. 224, ff. 6 y 6v, 9 de enero de 1866. 61 AASC. Personal del Clero, leg. 54, Secretara de Gobierno, Seccin Primera, Habana 6 de junio de 1854.
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se alquilaban para criar por su abundante leche; un oficial de sastrera se alquilaba por seis reales diarios, un negro alfarero y albail se alquilaba por precio convenido y haba libres de color hasta para labores ordinarias de campo.62 Muchos jvenes negros y mulatos libres se comprometan por aos en los talleres de los maestros artesanos para aprender el oficio. Ellos deban obediencia a sus instructores mientras rigiera la contrata, de manera que algunos escapaban antes de concluir el convenio y eran puestos a disposicin de la Alcalda mayor63 para escarmentar su falta de disciplina. No haba muchas diferencias entre ellos y los esclavos que iban a parar al depsito de cimarrones de la Real Crcel. Los hubo acusados de vagancia o vendidos como esclavos por no poder demostrar su condicin de espaoles. Simn Seguin, natural de Santiago de Cuba y de oficio carpintero iba a ser vendido en pblica subasta por suponerse que haba entrado furtivamente. Se exigi su fe de bautismo para ponerlo en libertad.64 Las necesidades originadas por la complejidad de la produccin echada a andar para servir al mercado capitalista reclamaban una preparacin mayor de la fuerza laboral, entre los que se hallaban los libres de color. En un peridico El Redactor de diciembre de 1861 se conminaba a la instruccin elemental por las clases pobres, especialmente entre campesinos y artesanos, porque, "[...] aprender a leer, escribir y contar, por ejemplo, es til y provechoso, como se toca cada da en mas de un caso de la vida [...]"65 En menos de medio siglo, se modificaba el sistema de valores que haba permanecido vigente durante tres
62

El Redactor. Diario de Santiago de Cuba, 12 de febrero de 1847; 29 de octubre de 1850 y ANC. Asuntos Polticos, leg. 297, No. 69. 63 AHPSC. Gobierno Provincial, leg. 60, No. 4, 1858 y No. 6, 1866. 64 AASC. Personal del Clero, leg. 54, Cuba, 5 de julio de 1851. 65 JuanAquiles Rameau: ElRedactor, Cuba, 23 de diciembre de 1861, p. 2, c.l.

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siglos casi intacto. Se reclamaba la imposicin de normas de mayor dinamismo y productividad en el trabajo. Era imposible que vetustas prcticas religiosas rigieran la vida diaria de los hombres modernos, puesto que contradecan la tensin que demandaba la economa. El prroco de Santo Toms se diriga al arzobispo para decirle que los talleres de sastreras, zapateras y otros, daban un mal ejemplo al mantenerse trabajando con sus oficiales a pesar de ser un da sagrado.66 Las propias autoridades eclesisticas consentan que, excepto el da de Santiago Apstol, la empresa minera San Jos continuara los trabajos de embarque del mineral de cobre durante los das festivos de julio para evitar prdidas por la permanencia de los barcos en puerto al mes siguiente.67 El dueo de la fundicin y de la mquina de vapor tambin peda permiso para concluir las obras de hierro encargadas por los dueos de ingenios que iniciaban la molienda.68 La accin misionera tampoco poda pasar por alto que los vegueros por su pobreza deban dedicar su tiempo ms a las cosechas que a los servicios religiosos, ni posean medios para pagar los derechos parroquiales que se cobraban por los matrimonios, sobre todo despus de la epidemia de clera.69 Haba quejas de las autoridades eclesisticas porque en. la ciudad se acogan con indiferencia y frialdad los actos religiosos practicados fuera de los templos.70 Desde el punto de vista del arzobispo Claret y de sus familiares eclesisticos era escandalosa la corrupcin de las costumbres en las zonas rurales. Inmoralidad
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AASC. Personal del Clero, leg. 65, Cuba, 24 de marzo de 1853. IbicL, Santiago de Cuba, 21 de julio de 1857, Francisco de Paula Bravo al Sr. Vicario General. 68 Ibid., Joaqun de Herrera, Cuba 8 de noviembre de 1851. 69 AASC. Personal del Clero, leg. 65, Juan Nepomuceno Lobo, Cuba, 26 de mayo de 1852 y Joaqun Medlnilla al Vicario del Arzobispado, Cuba 27 de febrero de 1853. 70 AHPSC. leg. 3, No. 30, 2 de agosto de 1860.

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porque hombres de 25 aos no haban sido bautizados y "bajo el mismo techo se encuentran hijos, padres, nietos, habidos y criados en el desorden", o sea en promiscuidad. Todo era consecuencia de la miseria extrema de sus habitantes. Los prrocos en el campo se explayaban en hablar de la total ignorancia: "Hay bastantes que no saben quien es dios ni aun siquiera que existe". Nadie se avergonzaba de las uniones ilegtimas, que no eran ms que una consecuencia de la igualdad de condiciones entre los estamentos.71 El arzobispo Dr. Manuel Mara Negueruela y Mendi se quejaba de cmo se bautizaba a los africanos -tambin a los emancipados sin la preparacin previa en la doctrina cristiana porque consideraba absolutamente inapropiado el criterio de que los africanos carecieran de uso de la razn; si bien, aceptaba que sus conocimientos morales eran imperfectos.72 Otras dignidades eclesisticas suponan que por la incultura de la clase de color y de los blancos en los campos eran imprescindibles las prcticas religiosas con reiteracin y sin que ninguna pudiera ser suprimida.73 Mientras mayor era el rigor de las leyes que regan el comportamiento de los libres de color para evitar la violacin de los estancos de casta, lo que les haca ver su condicin de inferiores en aquella sociedad colonial, estas se soslayaban continuamente entre blancos y negros humildes. Sin embargo de las prevenciones vigentes para que no se contraigan matrimonios entre personas blancas y de'color ha llegado a mi noticias de haberse realizado en esta parroquia varios
71 AASC.

Personal del Clero, leg. 54, Al Vicario de El Cobre. Cuba 10 de Julio de 1852 y el Arzobispo de Santiago de Cuba a la Reina, 1 de abril de 1863. 72 Jbid., leg. 65, Santa Pastoral Visita de Puerto Prncipe a 29 de abril de 1861, Manuel Mara, Arzobispo de Cuba. 73 Ibid., Orbera y Carrin, 17 de diciembre de 1867.

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enlaces desiguales entre ellos las de Don Juan Jo.s Fustiel y Don Jos Concepcin Garca con mujeres Pardas. Por lo tanto me veo en la prevencin de dirigir a ud. El presente exhortndole para que se sirva no proceder de esa clase de enlace que reprueba la opinin pblica, a lo menos mientras el gobierno, a quien doy cuenta en esta fecha, resuelva lo concerniente en el particular.74 Los sacerdotes se quejaban continuamente de que se les presentaban hombres blancos para que asentaran a los hijos naturales con sus mancebas en los libros de su casta. Lo frecuente de estas circunstancias movi al cura.de la iglesia de Nuestra Seora de Dolores, Pedro Ramrez de Estenoz, a preguntarle al fiscal de la archidicesis, Wenceslao Callejas, qu deba hacerse en estos casos, pues a los que haba negado el bautizo, despus se iban a efectuarlo en otra de las tres parroquias de la ciudad. Tambin saba de la facilidad con que se llevaban a cabo los matrimonios en las parroquias rurales, hasta sin amonestaciones. La respuesta general del fiscal para la situacin primera fue que deba reconocerlos en los libros de blancos como naturales del padre, siempre y cuando su madre fuera blanca, en caso contrario deba asentarlo en el libro correspondiente y si eran expsitos se bautizaran como blancos o negros, bajo la responsabilidad de su conciencia. En cuanto a la segunda cuestin, pretextaba el fiscal que no era tan corrientes los matrimonios en las parroquias rurales para obtener la calidad de blanco, en todo caso dispuso que los curas del campo deban abstenerse de casar a personas que no hubieran vivido en los lmites de sus parroquias.75
AASC. Personal del Clero, leg. 54, 16 y 17 de mayo de 1853, Francisco Mlrosa, presbtero. 75 Ibid., leg. 34, No. 66.
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Otra manera de practicar el blanqueamiento era inscribir a los mestizos como indios o cambiarlos de los libros de pardos a los de blancos. Aveces, una familia completa lo consegua: don Juan Jos, don Jos del Rosario, don Serafn, doa Mara Bonifacia y doa Josefa Oliva y los numerosos hijos de las dos ltimas, -conseguan legalmente el traslado de sus partidas bautismales de los libros de pardos, a donde por "equivocacin" se haban asentado, al de blancos espaoles del estado llano.76 No cabe dudas de que durante las fiestas por el natalicio de la virgen de la Caridad, en el tren entre Punta de Sal y El Cobre se viajaba segn la condicin social; haba bailes para todas las categoras all reunidas y en algunos establecimientos no se serva a los negros; tambin es verdad que, como dice el mulato de origen francs Hippolyte Pirn, todas las clases se codeaban en el apogeo de la celebracin.77 De igual manera, ocurra en las vallas de gallos, segn relato de Vicente Jstiz del Castillo: El gallero entre nosotros no tiene como en la Habana distintivo especial: viste todos los trajes, desde la humilde chaqueta de listado hasta el aristocrtico y elegante frac de Sedan, desde la basta camisa de Crea ' hasta la finsima de Holanda, desde el tosco calzado de Cordobn hasta el charolado y elstico borcegu francs. Entre ellos desaparecen las gerarquas sociales, se borran las distancias y en esa heterojnea repblica que se llama valla, son medidos por un solo rasero, el rasero de la igualdad.78
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Ibid., leg. 54, Juzgado Real Ordinario Primero de Holgura, escribana pblica de Don Antonio de Fuentes al Exmo. E Illmo, Sr. Arzobispo, Holgun, 22 de agosto de 1851. 77 El Diario Redactor, No. 2 084, Santiago de Cuba, 1 de octubre de 1848, p. 2, c. 3; ElRedactor. Diario de Santiago de Cuba, No. 3 3621, 10 de octubre de 1850; Hippolyte Pirn: Laislade Cuba, Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 1965, p. 110. 78 Vicente Jstiz del Castillo: "Combate de gallos y galleros en Cuba", en Del Caribe, No. 25, Santiago de Cuba, 1996, p. 121.

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Y hasta en El Redactor se hablaba de la salud del rey congo, como personaje importante de la comunidad y el columnista se complaca en verlo pasear y divertirse por las calles durante el Da de Reyes con sus altos dignatarios y su descendencia.79 A pesar de la severidad del sistema estamental y el menosprecio por la cultura popular de las autoridades, no pudo evitarse el mestizaje ni las relaciones interracial'es que permitan la mejor comprensin de la comunidad sobre sus desventuras sociales. En estas consideraciones hay que aadir la entrada de los "escritos perniciosos a la conservacin de la tranquilidad pblica". Nos referimos a la prdica metodista y en particular, a la impresin de 20 000 Biblias en espaol "que intentaban halagar a los negros libres sobre principios exagerados de igualdad y lisonjeando a los esclavos de librarles de la esclavitud".80 Hubo introducciones de predicadores y se dijo que llegaron a convivir con los esclavos de las minas de El Cobre. Los prrocos deban vigilar la entrada de las citadas Biblias por la pureza doctrinaria y por razones polticas. Todo esto se junt para 'que los hombres del pueblo buscaran la solucin a sus problemas sociales por los caminos que mejor les convenan. Una conciencia de identidad criolla en el estamento de libres de color

Exista ya una conciencia de identidad criolla entre los libres de color cuando se proclam la Constitucin de
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El Redactor, 8 de enero de 1857. AASC. Personal del Clero, leg. 65, Sr. Administrador Principal de la Real Aduana y Rentas de esta provincia Puerto Prncipe y 9 de junio de 1855.

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Cdiz por tercera vez en el Departamento Oriental bajo la direccin del gobernador Manuel Lorenzo en 1836, y de la que se hallaban convencidos los criollos burgueses propietarios de cafetales e ingenios no slo por el cerval temor cuando rechazaron la participacin de los negros en las milicias para tomar las armas, durante la secesin federalista frente al gobierno de La Habana y su capitn general Miguel Tacn y Rosique.81 Todas las noches los negros del barrio de Los Hoyos tocaban tumbas y abusaban de los licores fuertes. Por las calles de Santiago se dejaban escuchar estos versos:
Parado sobre un barril Con precautoria medida Dios nos libre en esta vida Del sumo del caambril 82

En los atabales santiagueros participaban hombres desconocidos de tierra adentro, muchos mulatos y negros iban y venan como por cabotaje entre Hait y Santiago de Cuba. Nada de esto haba podido contener Lorenzo, como tampoco que en la casa de la gallera, en la fonda de la Isabelina y en casi todos los billares, en las ferias de El Caney y de El Cobre, la gente libre de color y los esclavos jugaran en horas de trabajo a los dados, a los naipes y hasta a la ruleta. Sin embargo, en medio de las calles se abrazaba con los negros libres que haba hecho venir de los campos para aumentar el
01 Manuel Villanova: Economa y ciuismo, p. 339. 82 "Caambril: As llaman los aficionados al sumo

dulce y fortificante de la caa, ese lquido fuerte e ingrato al paladar que, cuando se toma con desconocimiento se sube a la cabeza, y que segn algunos refresca la imaginacin, da nimo y valor al tmido y cobarde se anima las fuerzas dando calor al estmago y segn otros es mala cosa pues la ms de las veces da armas al hombre para desfogar su mal humor contra unos otros tupe el entendimiento, y hace que por el muchas veces haya trapisondas, y enredos y otras cosas que tienen un desenlace fatal. Si esto es as nada ms natural que renunciar a l a las fuertes emociones y pedir con todas veras de corazn", 'El Redactor, 27 de agosto de 1862, p. 3.

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batalln provisional americano. Y hasta convoc a muchos pardos y morenos naturalizados de la provincia de Venezuela, por conducto del escribano de guerra Joaqun Paras.83 Para mantener su actitud de rebelda frente a Tacn, Lorenzo convoc a todos los hombres a tomar las armas e inscribirse presurosos en las filas de los soldados de la patria y organizar las listas de la milicia nacional. No encontr la mejor acogida en un momento en que se preparaba la zafra y era imposible que los campos quedaran a merced de los cimarrones y de las negradas en descontrol. Tampoco fue del agrado de los hacendados, que los hombres libres del campo acudieran al llamado, pues constituan una especie de valladar en los partidos rurales entre las propiedades de los ricos blancos criollos y los esclavos amenazantes.84 El temor aumentara al acercarse las fiestas de Pascuas y el fin de ao, porque era el momento en que los esclavos se sentan ms libres y la gente de color despertaba de su modorra. El entusiasmo de la lite criolla por la proclamacin constitucional de 1836 se iba enfriando, mientras los enemigos crecan. Lorenzo convoc drsticamente a blancos y a pardos el 8 de diciembre y nadie obedeci, porque no se quera dejar los partidos al albedro de la esclavitud ni se quera a los libres de color armados. Hasta sus ms cercanos colaboradores rechazaron la idea de una revolucin independentista donde participara la gente de color. Los intereses forneos intervinieron a travs de sus cnsules. En particular, los ingleses, en la persona del comodoro William Jones, quien, ante el avance de la
Archivo del Servicio Histrico Militar. Asuntos Polticos, Militares, 7,9, 13 de diciembre de 1836. 84 Olga Portuondo Ziga: "Esclavitud o independencia: disyuntiva del liberalismo criollo oriental de la isla de Cuba en 1836", en Secuencia, No. 29, Instituto Mora, Mxico, mayo-agosto de 1994, pp. 153-170.
83

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Expedicin Pacificadora organizada por Tacn para someter la rebelda del gobernador oriental le expres a este: "No es manifiestamente peligroso que la gente de color se ocupe en el ejrcito de las armas y se le ensee participar el uso de ellas contra la autoridad soberana?"85 En esta pregunta se encerraba toda la consecuencia presente y futura de los sucesos que estaban a punto de cerrarse como captulo de la historia del Departamento Oriental. Manuel Lorenzo se haba quedado solo y entonces dimiti el 21 de diciembre de 1836. La reaccin se ensa con algunos libres de color que sintieron en sus entraas la ofensa de la invasin realizada por la Expedicin Pacificadora al territorio del Departamento Oriental. En cambio, Tacn fue muy cuidadoso en el tratamiento con los blancos. Seis aos despus la Corona amnistiaba a todos los implicados en la asonada constitucionalista. En esta oportunidad los libres de color no procuraron la unidad con los esclavos, aunque sintieron como nunca el menosprecio de los blancos. Participaron con indiferencia en el de decursar de los acontecimientos, puesto que ninguna de las medidas adoptadas por Lorenzo y su equipo de liberales burgueses crioEos benefici su condicin. Entre 1837 y 1868 la burguesa santiaguera, no obstante los contradictorios intereses con el comercio y la burocracia espaoles, se mantuvo al margen de cualquier intento independentista, porque el miedo al negro y a que se repitieran los hechos ocurridos en Saint-Dorningue paralizaba cualquier accin que engendrara la intervencin de las masas populares, compuestas por los libres de color y los esclavos. Los dueos de plantaciones quedaron comprometidos con la dominacin colonial espaola y llegaron al inicio de la Guerra de los Diez Aos enyugados a las mismas cadenas que sus esclavos.
85

Archivo del Servicio Histrico Militar. Asuntos Polticos. Militares, 14, 19, 22 de diciembre de 1836.

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C E K S O S S6

Ao 1841 1846 1855 1860 1862

% Libres 46,57 44,65 59,93 59,13 63,96

% Esclava
53,43 55,35 40,05 40,87 36,03

% Blanca 21,49 25,33 24,83 26,94 26,23

Con ms fuerza que apalencados y cimarrones, el bandidismo constituy una manifestacin esencial entre 1840-1868 de la espontnea reaccin contra el orden estatuido por la dominacin colonial espaola. De la poblacin rural pobre sac sus miembros y el respaldo a sus acciones: era fruto de la situacin econmica y no poda ser exterminado con meras persecuciones militares y sanciones ejemplarizantes, Los conflictos que se desencadenaron en Hait y Santo Domingo y la campaa abolicionista desde Jamaica alcanzaron su mayor intensidad. El Gobierno espaol inici el proceso de la llamada Conspiracin de la Escalera con el doble propsito de amedrentar a las intranquilas masas de libres de color y esclavas, y contemporizar con la burguesa criolla blanca. Hubo alzamientos y conspiraciones estimulados por las noticias de supresin de la esclavitud en otras colonias y por la persistente propaganda de los ingleses a favor de la abolicin.
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.Resumen del Censo de poblacin de la isla de Cuba afn del ao J841, Imprenta del Gobierno y. Capitana General por S.M., Habana, 1842, pp. 18-42; Vte. Gustave D'Hespel D'Harphonvle: La Reine des Antles, Gide et Baudy Libraire-Editeurs, Pars, 1850, pp. 166-237; Flix Erenchun: Anales de la isla de Cuba; Diccionario administratiuo, econmico, estadstico y legislativo, Imprenta La Antlla, Habana, 1858, p. 42; Conde Armildez de Toledo: Noticias estadsticas de la isla de Cuba en. 1862, Imprenta del Gobierno y Capitana General por S.M., Habana, 1862.

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El Cobre, con su gran concentracin de poblacin libre de color en el campo y en la villa, con esclavos en plantaciones cafetaleras de sus montaas prximas, era un territorio sensible a dichas conspiraciones, a lo que hay que aadir la tradicin de lucha heredada de sus pobladores del siglo xvin. Muchos planes fueron' exagerados por las autoridades para infundir pavor a los blancos, pero no hay duda del descontento. Alas seis de la maana del 6 de febrero de 1845 entraban en capilla los negros Santiago y Flix condenados al fusilamiento por la espalda en el partido de Hongolosongo donde haban conspirado. Tres meses despus era condenado a garrote vil el negro Juan Pedro por los mismos motivos que los dos anteriores. En el transcurso de los aos cincuenta del siglo xtx la estabilidad interna de la isla se consideraba todava amenazada por Inglaterra, cuya pretensin era precipitar un movimiento para apresurar la independencia y despus la libertad de los negros y ganar la partida a los Estados Unidos en la anexin.87 De manera que, las autoridades espaolas siempre mantenan una predisposicin especial contra los ingleses, lo que trajo como consecuencia los sucesos del 24 de diciembre de 1852 en las minas de El Cobre: Despus de recibir una gratificacin y consumir una abundante cena por la Natividad, los msicos del regimiento de Tarragona No. 10 de infantera se retiraban, al terminar de tocar en el barracn de la mitad de la Compaa de Cazadores de la plaza y de ejecutar algunos ejercicios gimnsticos a lo que concurrieron numerosas familias del pueblo; se detuvieron frente a la casa de don Pedro Ferrer a interpretar algunas danzas. Tras ellos segua un crecido nmero de personas, por lo que la puerta del patio se cerr para que no entrara ms
87 Archivo del

Palacio de los Reyes. Estado, leg. 8049, No. 2, Palacio 9 de abril

de 1853.

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pblico. Al salir de la morada de Ferrer para regresar al cuartel a las 10:00 p.m. comenz una ria a pedradas de la que resultaron varios heridos. Se dice que los ingleses unidos a los negros atacaron a las tropas espaolas. Esta versin era la del comandante espaol. El segundo capitn de las minas, el ingls William Uren, contaba algo diferente, pues aseguraba que se encontraba en su casa con su amigo Henry Hensey como a las once menos cuarto de la noche cuando oy ruido de personas qu pasaban en tumulto por la calle y al salir a la puerta vio que los negros de la compaa tocaban tumba y bailaban. En medio de aquella algaraba, se escucharon gritos de espanto, porque cuarenta o cincuenta soldados perseguan a pedradas a los negros; al pasar frente a su casa cinco o seis del regimiento, la rodearon y apedrearon. Poco despus entraron y lo sacaron fuera a l hirindole en un brazo con una barra de hierro y luego lo arrastraron cuesta abajo. Tambin haba resultado herido un negro esclavo y el capitn de una fragata inglesa que intervino para evitar la reyerta. El Consulado britnico en Santiago de Cuba pidi explicaciones sobre todo lo ocurrido a las autoridades de la villa y al gobierno superior,88 para depurar responsabilidades, pues el incidente "no es el nico a donde una soldadesca espaola despiadada y aparentemente desenfrenada ha asaltado y cometido actos de violencia en la persona de subditos britnicos, mientras apacibles llevan adelante sus tareas y vocacin como mineros".89 Ya en la dcada de los aos sesenta del siglo xix la Capitana General exigi mantenerse alerta sobre posibles movimientos en la clase de color. En el oriente de la isla de Cuba la situacin se hizo ms aguda con el inicio de la Guerra de Restauracin en Santo Domingo, se cre un ambiente de inseguridad para el gobierno y
! Archivo

Histrico Nacional. Estado, leg. 8046, No. 8, Madrid, 9 de marzo de 1853. 1ANC. Asuntos Polticos, leg. 219, No. 152.

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los propietarios de esclavos. La metrpoli convirti a Santiago en el centro logstico por excelencia de este conflicto e intent fortalecer su imperio en Las Antillas al incorporar Santo Domingo; con el fracaso, qued en precario su hegemona sobre Cuba y Puerto Rico. Se teman sediciones y levantamientos armados de negros libres y esclavos promovidos por agentes revolucionarios dominicanos.90 El 14 de junio de 1864, el comandante de armas del partido de El Cobre inform a la comandancia general que ese da haba sido denunciada una conspiracin en las fincas del cuartn de Brazo de Cauto como consecuencia de lo cual se haban llevado cuatro negros al cuartel. Se mantenan incomunicados mientras se investigaba entre las dotaciones de aquel cuartn lo que pareca un conato frustrado de insurreccin de algunos esclavos "para declararse libres matando a todos los blancos". Qued constituida la comisin militar, a la que se remitieron las diligencias y los cuatro negros acusados conducidos a la crcel de Santiago.91 Se instrua tambin sumario acerca de una bandera con el lema de Esperanza que pensaban sacar algunos negros durante las noches de san Juan y san Pedro, tambin se detena en Santiago de Cuba al pintor ingls Walter Goodman junto con su amigo el pintor Joaqun Cuadras y un esclavo negro.92 El peridico La Voz de Amrica de Nueva York, se refera al descubrimiento de "serios aprestos de insurreccin" en Puerto Rico y Santiago de Cuba.93
Archivo Histrico Provincial de Sancti Spritus. Donativos y Remisiones, leg. 6, No. 148, 2 de abril de 1863 y leg. 6, No. 150, Domingo Dulce, 16 de febrero de 1864. 91 Paul, Silicourt, Vicente Donatien y Domingo Soriani eran los cuatro negros condenados a diez aos en los presidios de frica. 92 ANC. Asuntos Polticos, leg. 226, No. 13. Para ms detalles sobre los sucesos relacionados con Walter Goodman y Joaqun Cuadras, vase, Olga Portuondo Ziga: "Cinco aos con Walter Goodman en Santiago de Cuba", en Del Caribe, No. 15, Santiago de Cuba, pp. 94-109. 93 La Voz de Amrica, No. 2, 30 de diciembre de 1865, p. 4.
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Sobre el estado de nimo de la poblacin libre de color, contamos con el testimonio del pintor ingls Walter Goodman, quien en su libro Un artista en Cuba recogi una conversacin entre l y un negro que se encontraba preso en la Real Crcel de la ciudad de Santiago de Cuba: Se expresa con elocuencia de tribuno sobre los temas de la esclavitud y del mal gobierno de Espaa, acalorndose en su disertacin. Me advierte con mucho ahnco que aunque hable el espaol y sirva el gobierno de Espaa, no es ms espaol, que un ingls o un norteamericano. Declara que entre esas dos nacionalidades existe algo de comn, pero que entre un cubano y un espaol se abre un abismo.94 Para corroborar sus principios de nacionalidad, Goodman pone en boca de aquel hombre, las palabras siguientes: "No es tanto a sus compatriotas como a su pas libre, con sus leyes justas y humanas que todo cubano admira -me amplia-. Tenemos ambicin de vivir como ustedes".95 En los umbrales de la lucha por la independencia Segn el sumario, el asunto comenz al aparecer un annimo en el corredor de la casa de Arcilio Borgella que fue entregado al mayoral del ingenio Vega Grande, don Buenaventura Almiral. El capitn del partido de Palma Soriano lo envi al gobernador civil del Departamento Oriental, el mismo 23 de junio de 1867. Se denunciaba una conspiracin fraguada entre los esclavos
94 95 Jbid.,p.

Walter Goodman: Un artista en Cuba, p. 78. 81.

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de varias haciendas de este partido con ramificaciones en el de Enramadas y en la ciudad de Santiago de Cuba. Se queran aprovechar, una vez ms, las festividades de san Juan y san Pedro para facilitar los preparativos con el pretexto de organizar una comparsa. El juez de paz del partido de Enramadas particip a su capitn, que el 26 del mismo mes y en el punto de San Narciso del Cobre se fraguaba una conspiracin para tomarlo. Se mencionaba a los cabecillas Agustn Da y Manuel Betancourt, quienes en casa de Marcelino Velzquez se reunan y hacan balas y pertrechos para el asalto del da de san Pedro. Durante las diligencias practicadas en el partido de El Cobre, una tal Dolores, vecina del cuartn de Ro Fro en El Caracol, dijo que en casa de su vecino Zacaras Pereira haba llegado un negro que se expresaba en trminos insolentes "sobre la igualdad de las personas de color". Joaqun Portuondo declar que un tal Manuel Betancourt lo inst para que lo acompaara a los cafetales con el fin de organizar un levantamiento de negros, luego no lo vera ms hasta despus del san Juan. Pantalen Rodrguez entreg al capitn del partido de El Cobre un papel donde Manuel Betancourt le peda cuatro hombres buenos con armas, entre ellos a Antonio Boza y Cayetano Martnez. El pedneo revis la casa de Rita Armand, mujer de Agustn Da, y encontr papel, una pequea cantidad de plvora gorda, tres balines grandes y tres pequeos con varios fulminantes. A medida que continuaban las averiguaciones aumentaban los implicados. Aparecip el negro Carlos Rengifo, vecino de Cuba, que se deca contaba con otras personas de la ciudad. Los conspiradores aspiraban a incorporar varias dotaciones de los ingenios de Palma Soriano y contaban con las armas que se cogieran en las tiendas de Sols y las de Dos Palmas, adems de las de las haciendas del partido. Fernando Guillet haba pasado junio y julio en el partido de El Cobre: en el cafetal San
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Luis en Brazo del Cauto y en la tienda de la Palma, cuartn de Ro Fro de don Jos Rey. En San Narciso empez a preparar un pedazo de terreno de Manuel Salas, diez das antes de san Juan trabaj aserrando maderas en una finca de Manacas, partido de Palma Soriano, y entonces regres a Cuba. Estas declaraciones las hizo al ser aprehendido en el tejar de Madre Vieja y, aunque saba que lo buscaban, no conoca por qu. Era verdad que haba invitado a dos personas para salir de mscaras en una comparsa de El Cobre o de Cuba el da de san Pedro, pero desconoca a Da. Sin embargo, Magn Merino, dueo de una tienda en el cuartn de Sols, declar que los haba visto reunidos varias veces en la tienda de don Jos y tambin en la suya. Segn l Da tena fama de pendenciero y en marzo le haba pedido un trago de ron y como se lo neg, le dijo en tono de amenaza "dentro de tres meses no tendrn ustedes esta tienda". El negro Antonio Betancourt, hermano de Manuel, declar que Agustn Da se haba presentado en su vega y le haba propuesto tomar parte en una conspiracin que tramaban para sublevar a la gente de color contra la blanca y proclamar la Repblica. Que su hermano se haba presentado con seales de golpes y este le confes que haba ido al cafetal Macucho en Piln de Cauto a concitar a los negros para una conspiracin y uno de ellos dio parte al dueo Esteban Donatien, quien acudi con cuatro hombres, se entabl una lucha de la cual sali herido un esclavo y Manuel recibi algunos golpes. Manuel Betancourt fue capturado en el cuartn de Sevilla y declar que haba trabajado en Cuba para don Gaspar Betancourt y para el negro Manuel Yacomares en los almacenes de la Marina; despus sali de la ciudad en busca de algn aserradero donde trabajar. Se desempe en este ramo entre enero y julio en la finca de monsieur Latoisson, y luego con su hermano mes y medio. Haba conocido a Da, que venda ropa y era "un
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hombre que tena el alma atrs", quien le propuso formar parte de una rebelin, no lo vio ms. Neg conocer a los otros implicados. El 27 de junio, Hiplito Medina y Pedro Snchez vieron en la loma de San Ignacio, cuartn del Mamey, a Agustn Da y a Cayetano Martnez, quienes les pidieron que los sacaran a la vereda de Miguel ngel. Medina avis inmediatamente a El Cobre y Snchez comprob que los dos alzados estaban armados con pistolas y machetes. El capitn de El Cobre, informado por Domingo Vulgar, alias Baracoa, se puso de acuerdo con este para atraer a Da con engaos a la vereda indicada de forma tal, que don Francisco March con una partida pudiera aprehender a los perturbadores del orden pblico. La estratagema fracas y Da sigui por los contomos. A las diez de la maana del 4 de julio la partida lleg a la hacienda Simpata de monsieur Belfort, cuya casa de vivienda estaba abandonada. En la barbacoa de la casa se hallaba Agustn Da. En dos ocasiones se le dieron voces para que se entregara y dispar dosTirs, entonces se le hizo fuego dndole muerte. En el cinto se le encontr la vaina de un machete de 60 cm de largo de uso comn entre la gente de campo y una pistola de dos caones de 18 cm con la que haba hecho fuego. La llave del can de la derecha estaba inutilizada, otra pistola hallada en el lugar de los hechos tena iguales dimensiones. Tambin se le encontr plvora de la mina de mala calidad, ms tres balines del calibre de seis irulrnetros y tacos de papel de estraza, todo lo cual poda tener relacin con lo hallado en la casa de Rita Armand. Estas armas eran antiguas y de mala calidad, no ofrecan seguridad al disparar. El cabo de ronda Jos Encamacin Garbey manifest al capitn del partido de las Enramadas que a las 11 de la noche del 12 de julio, mientras cruzaba por el camino real de Mayar Abajo junto con otras dos personas, vio a
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un hombre sospechoso que iba andando y le dio la voz de "quin vive!", a lo que respondi con un tiro. Por tal razn, dispar su escopeta y le atraves el pecho, de manera que cay muerto en el paso del ro Santa Brbara. A la claridad de la luna reconoci al pardo Marcelino Velzquez, uno de los cabecillas de la conspiracin de El Cobre. Portaba varias armas, balas y plvora envuelta en trapos, etc. Poco antes, y muy cerca del lugar donde cayera el pardo, cuatro hombres haban asaltado y disparado tres tiros al mayoral don Flix Mancebo de la hacienda La Luz; se presuma que entre ellos estaba el muerto y los hermanos Justo y Jos del Carmen Ramos, porque el da del asalto haban faltado al trabajo del corte de lea en el ingenio Santa Rita del Ro Grande propiedad de don Octaviano Duany Repilado. Decan que tenan fama de pendencieros y atrevidos con los blancos y andaban reunindose; se les achacaba la huida de los negros de los ingenios San Felipe, La Cruz, Burenes y Santa Rita y el corte de la lnea telegrfica. ~~Eramadrugada del 15 de julio se apareci Justo Ramos en la casa de don Jos Prez en Palma Soriano para que lo auxiliara porque tena una herida, iba acompaado de su hermano y otro individuo llamado Jorge Feli Fernndez. Una hermana de Marcelino Velzquez declar que este haba querido comprometer a su marido en la conspiracin y por ms que le haba suplicado, le asegur que estaba resuelto a vencer o morir. Caridad Velzquez aadi que el hijo de su hermano, Longino, le dijo que su padre vendra de San Narciso, donde hacan balas, con muchsima gente hasta las Enramadas y que los cabecillas eran Manuel Betancourt y Agustn Da. Don Melitn Cardin le inform al teniente del cuartn de Guaninicum que en el ingenio Santa Rita de Ro Grande se haban huido nueve negros para reunirse con libres, y tena noticias de que unos cien hombres entre 268

esclavos y libres se haban apostado en las inmediaciones de aquel cuartn con el objeto de armar una conspiracin para alzarse el 13 de julio. Se sospechaba del negro Justo Ramos como uno de los autores y que se comunicaba con los negros de los ingenios de La Cruz, San Felipe, Burenes y Santa Rita. Nueve esclavos sin armas de este ltimo (Limbano, Zacaras, Pastor, Candelario, Bruno, Ruperto, Jos Trinidad, Tiburcio y Atanasio) trataban de reunirse con algunos libres para sublevarse en la noche del sbado 13 de julio y matar algunos hombres del cuartn. Algunos esclavos de Santa Rita se presentaron el martes 16 de julio a su amo don Calixto Duany asegurndole que nada saban de conspiraciones, otros fueron capturados a finales de aquel mes junto al pendenciero e irrespetuoso Feliciano Jimnez. El gobernador del departamento supo, mediante confidencias, que el negro libre Justo Rodrguez haba tratado de seducir a los esclavos Diego y Valenta, pertenecientes a la dotacin del ingenio San Felipe de don Diego Duany Repilado, para que se integraran a la sublevacin de la gente de color. El capitn del partido de Enramadas confirm lo dicho. Valentn declar que Rodrguez le haba hablado para que lo acompaara a sacar los negros de la hacienda, y a Diego le haba dicho algo parecido: 'Ten preparada la mejor gente para una reunin que vamos a tener y lleva el mejor caballo" y que fuera a sublevar a los negros de Las Chivas. Por el pardo Juan Alvarez se supo que, luego de reunirse en el ingenio La Caridad de don Vicente Salazar donde estaba la bomba, se trasladaran al punto de San Narciso en el partido de El Cobre; era all donde estallara la conspiracin contra los blancos y mulatos. Desde el cuartn de Guaninicum se remitieron presos los negros libres Juan Jos Castillo y Apolonio Hechavarra. El primero haba dicho el viernes 12 de julio: "Maana
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es el Da, el da de la funcin". El segundo declar que haba pasado nueve das en el ingenio San Felipe entre marzo y fines de febrero, luego en su vega y finalmente slo diez das en Santa Rita cortando caa. Juan Jos y Apolonio, junto con Juan Snchez Norate y Valentn Velzquez, haban pretendido seducir a los mejores esclavos del ingenio San Felipe para que se fuesen con ellos. Otras declaraciones confirmaron esto mismo. Hubo registros en las casas de todos los implicados, pero slo se encontr una escopeta vieja e intil en casa de Norate. Hallndose en la hacienda San Felipe, Cipriano Daz, don Juan Azanza y don Miguel Padr, lleg Patricio Borrero y dijo: "Ah, conque han muerto a Velsquez". Y Azanza contest: "Ves, si te matarn tambin, si te hallas comprendido en la funcin". Alo cual replic Borrero: "No seor, pues yo he salido huyendo de Las Vegas de San Felipe, porque los negros vegueros de ese punto estn alzados". Y aadi Borrero: "Maana es el Da". Aniceto Infante declar que Borrero le haba dicho que aquella noche, vspera de san Pedro, iba a reventar la revolucin de los negros por Cuba, por las Enramadas. Supona tambin la presencia de un buque en la boca del Morro para favorecer a los revolucionarios.96 El 9 de octubre de 1867 se produjo la sublevacin de 270 presos en la Real Crcel de Santiago de Cuba, sin duda tena relacin con los sucesos ocurridos en los partidos rurales de la jurisdiccin de Cuba. Al hacer la requisa diaria, como a las siete y media.de la noche, el segundo alcaide don Francisco Casal, los llaveros don Antonio Fernndez y don Santiago Izquierdo acompaados de un cabo y tres vigilantes armados con bayonetas al pasar por la puerta oyeron gritos y
' ANO. Asuntos Polticos, leg. 56, No. 8. Habana, 11 de mayo de 1868, Licenciado Miguel de Arce.

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tumulto de gente. Al acudir el comandante al lugar de los hechos comprobaron que los presos se haban armado con rajas de lea, banquillos de la cama y bayonetas quitadas a los vigilantes que resultaron heridos. Los insubordinados fueron atacados por el resto de la guardia que a la tercera oportunidad pudo impedir su avance no sin antes disparan sobre el montn. Se encerraron en las galeras. Al final de la contienda, haban logrado huir Jos Gregorio Cruzata, herido y aprehendido frente, en la Filarmnica; Martn Salazar y Hernndez, Cecilio Garzn,97 Fernando Guillet98 y Manuel Betancourt." No creemos casualidad que dos de los cabecillas ms importantes de la conspiracin de negros libres y esclavos en los partidos rurales de la jurisdiccin de Cuba hubieran podido huir en medio de la confusin de la crcel. Haba sido un complot fraguado con este propsito? Era el punto mximo de efervescencia, consecuente con los preparativos de levantamiento preparado desde junio. El gobernador Joaqun Ravenet se propuso dar un escarmiento ejemplar a la gente de color que eran los principales organizadores y dispuso la formacin de una comisin militar que juzg a 101 reos en pocos das. El 24 de octubre quedaban condenados 65 a diez aos de presidio y 14 a fusilamiento. Cuatro de estos ltimos seguan prfugos, el resto (10) fueron puestos en capilla antes de ejecutar la sentencia.100
Negro, 28 aos, alto de estatura, poca barba, frente regular, pelo pasa, nariz chata y envuelta en carnes. 98 Estatura regular, 26 aos, negro achinado, cuerpo delgado y barba muy poca. 99 Estatura regular, 38 aos, negro, trabado de cuerpo y con una cicatriz en la frente. 100 Jos Gregorio Cruzata fue indultado. Los condenados a muerte fueron: D. Jos del Rosario Vzquez, Lorenzo Snchez, Cayetano Mendoza, Jos Trinidad Garca, Joaqun Cspedes, Jos Teodoro Moya, Clemente Randich, Pedro Portuondo, Santiago Rodrguez y Apolonio Hechavarra.
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De inmediato se le dio parte al capitn de El Cobre por si Guillet y Betancourt iban hacia all. Martn Salazar fue apresado en los cuatro caminos del cuartn de Ti Arriba. Declar que sus otros compaeros a los que haba encontrado en la Marina cuando hua- iban en busca de armas y provisiones al cuartn del Guayabal. Tambin declar que Garzn y Guillet le manifestaron que en Sabanilla tenan balas y escopetas destinadas a armar la gente de color. El propsito de su huida de la crcel era continuar la conspiracin descubierta en junio, cuyo primer jefe era Carlos Rengifo. Queran sublevar las dotaciones de las fincas de los partidos de Palma Soriano y El Cobre. Los primeros indicios de los prfugos aparecieron en el partido de Jutinic, cuando un cortador de madera inform que le haban pedido que los condujera a Monte Ruz y Filipina, en Guantnamo. Fernando Guillet y Cecilio Garzn fueron aprehendidos en los montes colindantes con la hacienda Abundancia. El primero muri a consecuencia de las heridas por arma blanca de uno de los cuatro esclavos que participaron en su captura recibieron una onza de oro como pago cuando pretendi darse a la fuga. Garzn qued incomunicado en una de las bartolinas de la Real Crcel.101 Los sucesos de la Real Crcel de Santiago de Cuba se producan despus que los reformistas criollos perdan las esperanza de entendimiento con los liberales espaoles, luego del fracaso de la Junta de Informacin y en medio de una crtica situacin econmica. Por lo que hemos explicado son absolutamente ciertas las conspiraciones de negros libres y blancos humildes vegueros, estancieros, asalariados y artesanos aproximados a los esclavos de las dotaciones para generarlas en la ju101

AHPSC. Gobierno Provincial, leg. 232, No. 7, 10, 26, 27, 28, 29, 30 de octubre, 1, 2 de noviembre de 1867.

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risdiccin de Cuba. Se impone la pregunta: esta conspiracin a mediados de 1867 tena relacin con los preparativos conspirativos llevados a cabo por bayameses y santiagueros desde aproximadamente un ao atrs? Carlos Rengifo era el intermediario y conspirador profesional? El estado de nimo de los hombres de color presagiaba la tormenta social.102 Haba inconformidad por los altos tributos arancelarios, pero las posiciones separatistas eran consecuencia del arraigo al terruo y de la integracin etno-cultural, en resumen, al consciente sentimiento patritico de cubano. La familia Maceo y todo su clan no eran excepcin en la jurisdiccin de Cuba, ms bien la regla; porque ningn libre de color se incorpor a la Revolucin del 10 de octubre de 1868 ignorando su responsabilidad poltica. Todos estaban convencidos de que la nica manera para suprimir las diferencias raciales era luchar unidos por la autodeterminacin y por un futuro mejor.

'Ibvl.

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NDICE

Presentacin/7 FUENTES/11 El Departamento Oriental segn los padrones de 1756 a 1766/13 Una sublevacin de indios en 1758/27 Marcas de carimbar esclavos en el siglo xvm/35 Metalurgia y cultura bantes en el oriente colonial cubano/44 La inmigracin negra de Saint-Domingue en la jurisdiccin de Cuba (1798-1809)/58
VIDA Y SOCIEDAD/99

Toms de la Caridad defiende su id entidad/101 El incendio de la Marina/105 La mejor manera de hacer dinero rpido/109 Un africano recin llegado... es un negro bozal/113 Espaol o indio: qu era lo mejor?/117 Para conocer al "ignorante" apalencado/121 El ms humilde, el veguero/125 Plantadores cafetaleros y esclavos/128 El veguero y el "relajamiento de las costumbres"/132 Esos artesanos imprescindibles a la ciudadana/135 El africano se captura, se esclaviza y ...se rebela/139 El palenque del negro Salvador/145 La ltima voluntad de blancos y de negros/150 Una crnica cobrera/155 Dionisios listos para la revolucin/158 Esclavitud y cimarronaje a plenitud/168
INDIVIDUOS Y CULTURA/175

Cabildos negros santiagueros/177 La virgen del Cobre y la nacin cubana/195 Ascendencia paterna de Antonio Maceo/208 Libres de color en Santiago de Cuba (hasta 1868}/224

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