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Alegato Plan Cóndor - Víctimas: Nelson Santana Scotto y Otros

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Palabras Iniciales.

Sres Jueces: Estamos en un mbito donde se imparte justicia.

Para hacerlo realizamos debate. En estos, cotidianamente vemos cmo


la violencia se impuso a los derechos.

Escuchamos todo tipo de reclamos. Tambin, escuchamos todo tipo de


excusas.

Todos los das presenciamos lo injusto. Incluso, lo medimos y lo


comparamos, hablamos de casos. Y los diferenciamos.

Son hechos delictivos que decimos ocurren todos los das, al punto que
los denominamos delitos comunes. Son hechos aislados que, en general, de
forma directa afectan a pocas personas.

Tras muchos aos, nos acostumbramos a presenciarlos.

Pero presenciando lo injusto, somos testigos de algo ms.

De forma permanente, somos testigos directos del dolor.

No creemos que alguien pueda acostumbrarse al dolor de una vctima.


Incluso, del que se deriva de los llamados delitos comunes, que el legislador
est habilitado a amnistiar y el Poder Ejecutivo a perdonar.

Pero en este juicio, como en tantos otros que se realizan en nuestro


pas, no discutimos delitos comunes.

Los calvarios no se derivaron de una decisin individual irreflexiva o


del accionar de un pequeo grupo de personas; tampoco fue producto del
descontrol de un grupo de dementes.

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Los padecimientos comprobados en este juicio surgieron de un plan
sistemtico y racional para crear un modelo de sociedad, en el que se emple
toda la fuerza y logstica de un aparato de poder estatal para aniquilar a un
nmero indeterminado de personas.

Surgieron de una asociacin ilcita estatal.

Lo injusto no slo ofendi a una vctima o a un conjunto de ellas.


Ofendi a toda la Humanidad. Fue una tragedia Universal. No estamos en
presencia de delincuentes comunes.

Sres Jueces: Lo injusto signific un sufrimiento extremo para toda la


regin. Y como dira Primo Levi, el sufrimiento extremo es difcil de explicar.

Lo mismo sostuvo Jack Fuchs, sobreviviente del gueto de Lodz y de los


campos de Auschwitz y Dachau. Hace pocos aos, en una entrevista, ante la
pregunta de por qu ocurri el Holocausto, dijo:

Es muy difcil explicar algo inexplicable, porque Auschwitz y toda la


Sho eran como un mito. Crearon un Universo al que nadie poda entrar y
nadie pudo entender. La gente quiere saber cmo fue, pero es imposible,
porque pasaron un milln y medio de personas;... murieron un milln,
gaseados y quemados durante cuatro aos.

All haba como un Universo con sus propios dioses. Los comandantes
de la SS que estaban encargados decidan quin iba a morir ahora, quin iba
a ser torturado. Nunca vamos a saber por qu pas lo qu pas en Auschwitz,
porque quien puede agregar y explicar ms son los perseguidores, no las
vctimas. Las vctimas tienen muy poco para decir. Yo creo que el ser humano
acta; y despus otro se pregunta por qu? No hay por qu

Pero la gente quiere saber por qu, y recurre a la vctima. Y la vctima


no sabe el por qu. La vctima es un ahora: la toman, la desvisten, la ponen
en una pieza sin luz, sin agua. Ya es vctima. No tiene un antes ni un despus.

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Pero quien s lo tiene es el victimario: tiene un antes, yo voy a tomar a
esta persona, la voy a desvestir, la voy a dejar cinco das sin comer y sin
agua; y despus, lo voy a matar; o no.

Pero al mismo tiempo, el ser humano necesita una excusa; y se la


inventa: se es un capitalista, se es un religioso, se es un no creyente, se
es extranjero. Cualquier excusa es vlida, porque no puede matar sin tener
una excusa o un motivo. Si no hay motivo, inventa el motivo

En nuestro Pas se realizaron y se realizan muchos juicios en los que se


examina parte de esa tragedia Universal y en los que miles de vctimas se
formulan la misma pregunta.

Tambin se realizaron juicios en otras partes del continente. En ste; y


en todos esos juicios, se intenta dar respuesta a esa pregunta. En este y en esos
juicios, los victimarios motivaron sus crmenes con la misma justificacin:
que fue una guerra. Pero no una guerra tradicional.

Argumentaron que nuestras sociedades estaban en guerra contra una


ideologa que haca peligrar la esencia de las naciones occidentales.

Construyeron la imagen del enemigo e idearon la coartada de que no


poda librarse contra l una guerra en el sentido tradicional, porque jugaba
sucio y no respetaba las leyes que la regan.

De esta manera, se consideraron liberados de la obligacin de


respetarlas ellos mismos y se autorizaron a valerse de cualquier medio, sea
cual fuere la crueldad que importara, para detectar y eliminar al peligroso
enemigo.

Como explica la investigadora Marie Monique Robin en su libro La


Escuela Francesa: Ya no se trataba de hacer la guerra, sino de aniquilar
una empresa de asesinos organizados

As, consideraron que no resultaba posible la obediencia a las reglas de


la guerra, pero tampoco lo era el respeto a las leyes del Estado.
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La nica regla fue: que no hay ningn derecho que se les pueda
aplicar y ninguna norma que tengan que acatar; esta es desde entonces y
hasta el da de hoy, la inadmisible justificacin que se propone: la de la
guerra sucia.

En su alegato ante la Cmara Federal en el marco del Juicio a las Juntas,


el fiscal Strassera se pregunt si los secuestros por parte de bandas annimas
de ciudadanos inermes, la ocupacin de las casas y el mantenimiento de los
parientes como rehenes, el robo de sus pertenencias, podan ser considerados
actos de guerra comparables a los bombardeos de objetivos militares, que
causan muertes de inocentes; o a la incautacin del parque de artillera
enemigo.

Se pregunt tambin si los nios recin nacidos podan ser considerados


objetivos militares; y si torturar y matar a las personas capturadas que no
podan oponer resistencia poda ser considerada una accin de guerra. En
definitiva, si todas estas eran consecuencias desagradables no queridas de toda
guerra.

De forma contundente respondi que no, que no fueron episodios no


queridos pero inevitables, sino actos criminales comunes que nada tienen
que ver con la guerra.

Y que aun aceptando por va hipottica el planteo de los imputados de


que fue una guerra, su situacin se vea tanto o ms comprometida, pues el
orden jurdico internacional aceptaba sin reservas que cierta clase de hechos,
por su profunda inmoralidad y fundamentalmente porque exceden las
necesidades del combate, para convertirse en crmenes de lesa humanidad, no
son permitidos ni siquiera en la guerra.

Tambin seal que los calificativos de sucia y no convencional


carecen de entidad a la luz del derecho aplicable, pues lo contrario llevara a
aceptar que un neologismo no fundado en norma jurdica alguna, puede
alterar el derecho positivo conforme los intereses de quienes lo invocan.

Finaliz este punto con las siguientes palabras:

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La guerra es algo ya de por s lo suficientemente horroroso como para
admitir el calificativo de sucia por aadidura. Esto es un eufemismo para
tratar de encubrir actividades propias de pandilleros antes que de soldados...
Se llega as, seores jueces, a la formulacin de una alternativa de hierro: O
no hubo guerra y estamos frente a una manifestacin de delincuencia
comn, o la hubo, y entonces enfrentamos a criminales de guerra.

Sres. Jueces: Bajo la excusa de librar una guerra sucia contra el


terrorismo, convirtieron al Estado en un Estado Terrorista, desplegando un
mtodo capaz de provocar en la sociedad un temor generalizado, una amenaza
incondicionada con miras a obtener un objetivo mediato.

Con suma precisin, Ernesto Garzn Valdez lo expone as:

El acto o la actividad terrorista cumplen una funcin instrumental


con respecto a esos objetivos que, a su vez, son invocados para explicar o
hasta justificar el terrorismo. Lo que est en juego aqu es su supuesta
eficacia y la alegada existencia de situaciones y fines cuya relevancia sera
tal que santificaran el medio empleado

dado que la amenaza terrorista es una amenaza incondicionada, la


vctima potencial del acto terrorista carece de pautas seguras cuyo
cumplimiento podra garantizarle su seguridad. Se convierte en un ser
desorientado y, por ende, amedrentado: En el proceso de terror, nadie puede
estar seguro {}. Cualquiera puede ser una vctima, sin que importe la
accin que elija.

El acto terrorista se presenta como inevitable por ser un


comportamiento orientado a infligir intencionalmente daos a personas
inocentes. La imposicin intencional de daos a personas inocentes es lo que
llamamos delito. El terrorista es, en este sentido, un delincuente

No es casual que quienes practican el terrorismo no se autodenominen


terroristas; ello equivaldra a autocalificarse de criminales, es decir, a
incurrir en una contradiccin pragmtica. El terrorista aducir siempre

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motivaciones o fines que pueden abrirle la posibilidad de la evasin
justificante.

Quienes en la Argentina dictatorial del siglo pasado intentaban


justificar el terrorismo de Estado solan recurrir a la difusa excusa del por
algo ser, con lo que negaban a las vctimas su carcter de inocentes

Vemos as que en todos estos juicios examinamos hechos que conllevan


la misma dosis de horror. Vemos tambin que en todos, se pretende dar la
misma justificacin.

Pero este juicio tiene otra particularidad.

Adems de establecer lo ocurrido a 174 personas y la responsabilidad


que respectivamente les cupo a cada uno de los imputados, debemos
determinar si esa asociacin criminal era slo local o si, por el contrario,
existi un tipo de asociacin criminal regional, en el que se emple no slo
uno, sino una pluralidad de aparatos estatales de poder coordinados para
perseguir y secuestrar personas, mantenerlas ilegalmente privadas de su
libertad en condiciones inhumanas, someterlas a los ms sangrientos mtodos
de tortura y asesinarlas.

Una asociacin en la que pese a sus diferencias histricas, intervinieron


varios pases bajo un objetivo comn.

Y que para conseguirlo no slo cometieron esas atrocidades en el plano


interno, sino que de hecho desdibujaron sus fronteras, pues eran lmites para la
persecucin. Este extremo, en s mismo, import una grave infraccin a
obligaciones internacionales que comprometen a los Estados.

Al resolver sobre lo ocurrido con Agustn Goibur, el Juez de la CIDH


Antonio Canado Trinidade con suma precisin cit la siguiente frase de John
Dinges, quien consider que las dictaduras latinoamericanas:

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no solo no protegieron los derechos humanos de sus propios
ciudadanos sino que conspiraron para violar las normas internacionales de
recaudo: el derecho de asilo, la proteccin de refugiados

Sres. Jueces: el traslado forzado e ilegal de personas de un pas a otro


constituye una gravsima violacin a la garanta de no devolucin consagrada
en el derecho de gentes.

Significa la eliminacin lisa y llana del derecho de asilo, consagrado no


solamente por la costumbre internacional sino tambin por convenciones
especficas, como el Tratado de Montevideo sobre Derecho Penal
Internacional de 1889 en su artculo 16; la Declaracin Americana de los
Derechos y Deberes del Hombre de 1948 en su artculo 27 y la Declaracin
universal de Derechos Humanos, del mismo ao, en su artculo 14.

El derecho de toda persona perseguida de buscar asilo trae de la mano


un compromiso por parte de los Estados. No solo no deben interferir en el
efectivo goce de este derecho sino que deben tomar medidas tendientes a
garantizarlo.

Por eso fueron autorizando la instalacin de oficinas del Alto


Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, el ACNUR, creada
el 14 de diciembre de 1950 por la Resolucin 428 la Asamblea General de las
Naciones Unidas, cuyo funcionamiento se comprometan a favorecer.

Lejos de favorecer la vigencia de ese derecho, los integrantes de esa


asociacin acordaron la creacin de un marco de actuacin que posibilitara la
coordinacin regional para cometer violaciones graves de los derechos
humanos "extra-territorialmente"; en otros pases; y en otros continentes.

A esa asociacin criminal se le dio el nombre de Cndor.

Sres. Jueces: el camino que nos llev hasta aqu fue tenebroso y
singularmente arduo.

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Tenebroso, porque transit dcadas de impunidad, en los que se
incumplieron mandatos constitucionales e internacionales.

Ilegalmente, se suspendieron las investigaciones y se perdonaron


culpables, con el claro objeto de impedir dar respuesta a lo ocurrido, esta vez
bajo otro tipo de excusa: se dijo que frenar las investigaciones y evitar los
castigos eran presupuestos necesarios para pacificar a la Nacin, sin importar
que eso significaba mantener el ocultamiento y aplastar la esperanza de
justicia.

Esta justificacin no fue privativa de la Argentina: la ensayaron y la


ensayan los otros pases que tambin sufrieron esta parte del horror Universal.

Nuestras sociedades siguen sufriendo las presiones de estos criminales.


Seguramente, la mayora de los delincuentes pretenden que no se conozcan
sus conductas.

Pero ese no es el real problema. El problema es que lo consintamos.

Hace ms de 200 aos Mariano Moreno nos previno con particular


elocuencia:

El pueblo tiene derecho a saber la conducta de sus representantes, y el


honor de stos se interesa en que todos conozcan la execracin con que miran
aquellas reservas y misterios inventados por el poder para cubrir sus delitos.
El pueblo no debe contentarse con que sus jefes obren bien, debe aspirar a
que nunca puedan obrar mal.

Sin dudas, esa finalidad de lograr la pacificacin con el aplastamiento


de la justicia pretende ser una justificacin utilitarista.

Pero es una justificacin manifiestamente errada hasta dentro de las


concepciones utilitaristas, porque ni siquiera consigue el objetivo que busca,
ni sirve como prevencin de reiteracin.

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Si hay algo que la Historia nos ensea es que no se previenen nuevas
masacres tapando y disculpando las anteriores.

Si el Derecho no se aplica, muere. Y ya sabemos lo que significa una


sociedad sin Derecho.

Como tambin dijo Moreno: despus de vacilar algn tiempo entre


mil incertidumbres, ser tal vez nuestra suerte, mudar de tiranos, sin
destruir la tirana.

Historia de la Causa. Inconvenientes.

En ese contexto se origin esta causa a fines de la dcada del 90, a raz
de la querella presentada por los Dres. Pedroncini y Baign, quienes reunieron
algunas denuncias que daban cuenta de decenas de privaciones ilegtimas de la
libertad de personas de diferentes nacionalidades cuyos destinos no se
conocan, que habran sido vctimas de una coordinacin represiva sistemtica
regional cuyos efectos no haban cesado.

El objetivo era claro: obtener una investigacin judicial de delitos de


lesa humanidad en un contexto de impunidad, y su principal virtud fue que
efectivamente logr romper con la negativa estatal a perseguir penalmente a
esos responsables.

A partir de esta iniciativa, la administracin de justicia tom esos


hechos tal como haban sido denunciados, a los que luego se sumaron otros a
partir de otras querellas o de declaraciones de incompetencia de otros
juzgados; y avanz sobre algunos de los responsables.

Y de este modo es como se llevaron adelante acciones hasta entonces


impensadas no slo en nuestro pas sino en toda la regin: se pidieron las
extradiciones de numerosos jerarcas militares de los pases integrantes de
Cndor.

Y si bien la mayora de estos pedidos no tuvieron xito porque fueron


rechazados, se logr que al menos uno de ellos, de nacionalidad uruguaya, hoy
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est siendo juzgado en este recinto, y ste es un esfuerzo a destacar de parte de
la investigacin

Ahora bien, en cuanto a la investigacin de los hechos de esas


denuncias, y sin perjuicio de que aos despus una correcta interpretacin de
principios constitucionales posibilit ampliarla y es por eso que actualmente
en la instruccin de esta causa se estn investigando numerosos hechos, en
aqul momento, el sistema de justicia se limit a tomarlas tal y como haban
sido realizadas originalmente.

Es decir, el objeto procesal se circunscribi nicamente a lo ocurrido a


desaparecidos, a partir de lo cual no se logr que todo se averiguara de
manera conjunta; y que la indagacin se ampliara a otras vctimas, a otros
eventuales responsables y a otros delitos.

En otras palabras, no se dieron los pasos adecuados para emprender un


esclarecimiento y una persecucin sistemtica de los graves delitos ejecutados
merced a un sistema de coordinacin represiva de los aparatos de poder de las
dictaduras de la regin.

Se realizaron as divisiones de procesos que no siguieron pautas


razonables de agrupamiento, de seleccin o de priorizacin por motivos
doctrinaria y jurisprudencialmente aceptados, como ser eleccin de casos
representativos; o limitaciones en la cantidad de hechos y de imputados para
tener un objeto judicialmente manejable, entre otras.

Esas divisiones artificiales generaron inconvenientes.

Por ejemplo, la divisin de las causas de acuerdo a si las vctimas


haban desaparecido o si se traba de sobrevivientes, entre otras cosas duplic
los esfuerzos para la obtencin de la prueba que era comn, llev a testigos a
presentarse en ms de un proceso, gener planteos de incompetencias, llev a
que se hiciera un primer juicio separado del resto; e impidi la realizacin de
imputaciones adicionales a algunos de los procesados.

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Vase que en este juicio, de la misma forma en que ocurri en el primer
juicio ante este Tribunal por lo sucedido en Automotores Orletti, no podremos
acusar a uno de los imputados por su eventual contribucin a una asociacin
criminal aunque haya pruebas para hacerlo, porque esa conducta no fue
elevada.

Por la misma razn, tampoco podremos acusar a otros imputados por lo


sufrido a los sobrevivientes alojados luego en ese CCD.

Pero el mantenimiento de esa irrazonable divisin entre desaparecidos y


sobrevivientes no fue el nico defecto ni fue la nica limitacin para este
juicio.

La investigacin original pudo igualmente ser ampliada a otros hechos


ntimamente relacionados con las primeras denuncias y que surgan
necesariamente de su estudio, como se demostr en este debate.

Tambin ha ocurrido que en algunos casos, si bien varias personas


haban sido secuestradas juntas, no todos los hechos fueron elevados, aunque
las circunstancias y las pruebas eran las mismas.

Este error fue resaltado por varios testigos y hasta por un imputado en la
audiencia.

En otros casos, los secuestros fueron imputados a uno de los acusados


pero no a otros responsables incluidos en la misma causa, pese a que se
encontraba necesariamente acreditada su intervencin.

Desconocemos las razones de estas ltimas falencias que nos han


limitado la posibilidad de imputacin. Actualmente, esa imposibilidad no
puede ser revertida en este juicio.

Etapa de juicio. Visin global lograda. Diferencias con otros juicios.

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A pesar de esto, con las limitaciones dadas por el objeto procesal y con
los medios disponibles, el debate intent abarcar el fenmeno Cndor en su
real dimensin. Para eso:

* Se unieron en un mismo juicio las causas ms significativas;

* Se expandi la bsqueda de testigos, de miles documentos, de


investigaciones, de informes; y de hechos, causas y pruebas conexas;

* Se busc y se obtuvo prueba suplementaria de los cientos de delitos


elevados a juicio, para conocer con precisin los hechos denunciados y las
responsabilidades en su comisin

Porque a diferencia de otros procesos, la investigacin no se limitaba a


una zona de la geografa argentina, ni a un CCD, ni a la actuacin de un Grupo
de Tareas en particular; ni siquiera se limitaba a las actividades de las fuerzas
represivas de un nico pas.

Debamos verificar la actuacin mancomunada de diversos aparatos de


poder en el diseo de una asociacin criminal, en el intercambio de
informacin, en el planeamiento y ejecucin de operaciones, en secuestros, en
desapariciones y en asesinatos.

Se realiz un debate por ms de dos aos, en el que se presentaron


cientos de testigos; y se incorporaron libros y miles de documentos
provenientes de diversos pases; entre ellos, dictmenes de historiadores,
especialistas y comisiones de investigacin sobre la organizacin y
funcionamiento del plan sistemtico global.

Se verificaron diversas cadenas de eventos en los pases involucrados y


su incidencia para la comprensin de los hechos investigados: vimos cmo la
sucesin de golpes militares determinaron oleadas migratorias de refugiados y
exiliados que escapaban de la persecucin; y cmo el acoso prosigui fuera de
las fronteras.

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Todo eso permiti superar visiones y enfoques parciales, puesto que se
intent; y se logr, representar la real magnitud de lo que fue la coordinacin
represiva regional durante Cndor, su proceso de gestacin y su anatoma
como marco funcional para el diseo de un tipo de sociedad, bajo el
argumento de la denominada LCS.

Sres. Jueces: Resulta interesante cmo en la audiencia se trat no ya de


negar la existencia de Cndor, sino de reducir su actividad al intercambio de
informacin, como si el intercambio de informacin para cometer
sistemticamente crmenes aberrantes no fuera parte del proceso ejecutivo del
delito aberrante.

Pero Cndor no slo fue eso.

En lneas generales podemos afirmar que Cndor fue un andamiaje


para la estandarizacin de las prcticas de coordinacin represiva
presentes en la regin, con el claro objetivo de facilitar la destruccin de
todas las personas y de todas las organizaciones que se presentaran como
opositores a las dictaduras.

Esto, traducido a la prctica implic que Cndor sirvi para:

* La especial, -pero no privativa- persecucin y bsqueda de


aniquilamiento de los dirigentes;

* La persecucin a los cuadros medios y de base de las organizaciones;

* La bsqueda de la expropiacin de sus recursos econmicos;

* El desprestigio internacional de las organizaciones por medio de


campaas de accin psicolgica.

La dimensin de lo investigado y de lo descubierto en el juicio permite


mostrar la magnitud de Cndor.

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Es un ejemplo de particular interaccin por un objetivo comn, que hizo
pasar a segunda plano las histricas hiptesis de conflicto entre diversos
pases.

La visin global de lo sucedido brinda una mejor comprensin de lo


actuado por cada una de las dictaduras; y permite verificar que lo hecho en
cada pas fue parte de un todo.

Ese todo, impedir y destruir la alegada infiltracin marxista, fue una


coincidencia de interese nacionales y regionales producto de la aceptacin e
incorporacin de presupuestos ideolgicos y tcnicas desarrolladas,
exportadas, fomentadas y apoyadas por otros pases para mantener sus propios
intereses.

Resulta obvio que esas circunstancias no puede desdibujar la


responsabilidad de nuestros pases, que las hicieron propias y las llevaron a la
prctica.

Son quienes detentaron el poder en esos aos en nuestros pases los


directos responsables del dolor que provocaron a toda la regin. Y fueron
ellos quienes decidieron crear ese marco especfico de coordinacin.

Y en este sentido, Cndor es un paradigma de los delitos de lesa


humanidad: as como este tipo de hechos afecta a toda la Humanidad, Cndor
es un ejemplo de que la atrocidad no tiene lmites geogrficos ni de
nacionalidades.

Sres. Jueces: Como ya lo destacaron las querellas, fue el primer juicio


oral sobre Cndor, en el que no slo hubo inmediacin y visin conjunta de
toda la prueba producida, sino que todo esto se hizo a la vista de todo aqul
que quiso conocer

Y como todo juicio, culminar con una sentencia: estamos seguros que
ser la corroboracin judicial de lo ocurrido.

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Que un Tribunal confirme en un proceso penal lo que ya todo el mundo
conoce o supone adquiere una importancia esencial en la acreditacin de la
verdad, pues la comprobacin de lo ocurrido se hace de acuerdo a los
principios que regulan el proceso judicial.

Particular repercusin e importancia interna e internacional.

Somos conscientes de que lo que se debati en las audiencias desat un


eco en la regin.

Creemos que este debate servir como punto de partida para el impulso
de investigaciones globales, que no se limiten para algunos casos y slo contra
algunos responsables, sino que se desarrollen investigaciones integrales que
permitan la persecucin y castigo de un universo coherente a la dimensin de
lo revelado en el juicio.

Nuestra esperanza es que las dificultades y escollos que transitamos en


la bsqueda de informacin tambin sirvan para mostrar que sta debe estar a
disposicin de toda la Humanidad; que no debe quedar bajo el arbitrio
selectivo de la burocracia estatal o el inters privado, sobre todo cuando se
alega que esa informacin forma parte de la Memoria de la Humanidad.

Este juicio mostr que se puede hacer, que se debe insistir.

Y lo hecho va a repercutir en nuestras sociedades, por cuanto como bien


sostuvo Carlos Somigliana, uno de los integrantes del Equipo Argentino de
Antropologa Forense:

Cuando vos movs una cosa, movs muchas expectativas, muchas


esperanzassiempre hay algo que buscar, siempre hay algo que encontrar,
siempre hay alguien para quien el resultado de esa bsqueda le va a servir
para hacer su duelo, para seguir su vida, para tener algn fantasma menos...

El EAAF remueve escombros. Los rganos de justicia deben remover


los obstculos que se interponen para hacer Justicia.

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Rol de las vctimas.

El camino para aplicar el Derecho fue, as, arduo. Y fueron las vctimas,
sus familiares y los denunciantes de todos los pases los que lo transitaron.

Fueron los que cuando los funcionarios no estuvieron a la altura de sus


responsabilidades, permanentemente insistieron reclamando verdad y justicia
en sus propios pases. Tambin en otros cuando no fueron escuchados.

Incluso ahora, con un proceso en marcha, cientos de testigos se


desplazaron de sus hogares para declarar, en esta sala o desde diferentes
lugares del mundo, porque otra de las caractersticas distintivas de este
proceso judicial es que la mayora de las vctimas no son argentinas.

Los expertos nos acercaron sus conocimientos, producto de aos de


investigaciones, de significativa relevancia para lograr esa visin global de los
hechos; y de Cndor y su real dimensin.

Los pocos sobrevivientes revivieron sus padecimientos. Los padres, los


hermanos, los hijos y los allegados de quienes no estn, tambin.

Todos ellos nos contaron lo que vieron y lo que supieron; nos


entregaron las pocas o las muchas constancias que conservaron; nos auxiliaron
incluso acompaando cientos de documentos que revelan un horror
burocratizado, en el que nada se dejaba al azar.

Nos revelaron la dimensin de esa ausencia, una ausencia desesperante


e injusta, porque padres, hijos y hermanos tenan derecho a la presencia del
que no est.

Nos expusieron lo que significa seguir viviendo sin conocer cul fue el
ltimo destino de un ser querido.

Y sa, es una de las peores formas de tortura. Porque si bien la


desaparicin puede ser una forma eufemstica de llamar a la muerte, no es lo
mismo.
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Como sabiamente dijo Mario Benedetti:

En ms de un sentido, un desaparecido es para los familiares casi ms


desesperante que un muerto. La desaparicin convoca una dosis, por pequea
que sea, de esperanza, seguida siempre por una desesperanza atroz, que al
da siguiente cede su sitio a una nueva esperanza, que nunca se da por
vencida, y as sucesivamente. El muerto muere una sola vez, en tanto que el
desaparecido muere todos los das.

La desaparicin de personas no fue un hecho aislado.

Form parte de la sistematicidad, como un mtodo especfico que tuvo


una finalidad alegada, ocultar a la comunidad internacional y local lo que se
estaba haciendo; y una secreta: fue un mtodo de lucha contra quienes se
consideraban enemigos, para sembrar en ellos terror, dudas y confusin.

Pero tuvo consecuencias no deseadas.

El desaparecido no es un individuo aislado: su ausencia altera un


contexto, afecta a la totalidad de sus relaciones sociales. La desaparicin
provoca un vaco en la sociedad, entre los familiares, entre los diversos grupos
de pertenencia.

La ausencia sistemtica adquiere una dimensin no esperada.


Recordemos que la Naturaleza no soporta los vacos; a la larga, las sociedades
tampoco.

Paradjicamente, la desaparicin provoca el efecto inverso al deseado,


pues el vaco se nota, genera reclamos, denuncias.

En nuestro pas, fue lo que impuls las investigaciones de delitos de lesa


humanidad en general, la que gener los primeros juicios y, luego, los
denominados juicios de la verdad.

Como vimos, fue lo que impuls en nuestro pas la causa Cndor,


esto es, conocer el destino de decenas de desaparecidos.
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Las desapariciones son la cscara, es decir, lo que aparece por fuera. Es
lo que se ve ms claramente del Terrorismo de Estado.

Y como ocurre con todas las cosas, para comprender lo visible,


debemos adentrarnos en el estudio del sustrato que lo provoc.

Entre otras cosas, para implementar la desaparicin como prctica


sistemtica es necesaria:

* La destruccin del Estado de Derecho, precedido de Golpes de


Estado;

* La utilizacin de un Aparato de Poder Estatal, al margen de la ley;

* El diseo de un sistema y el adiestramiento de sus componentes;

* La creacin o la utilizacin de lugares existentes como CCD;

* La justificacin interna de lo que se va a hacer y la ocultacin de lo


hecho.

Lo mismo ocurre con Cndor.

Para hablar de Cndor debemos examinar, sintticamente, el proceso


que lo gener

Haciendo eso, adems de haber dado respuesta a las vctimas y de haber


responsabilizado a algunos de los culpables, el juicio servir tambin para otra
cosa: que la gente sepa lo que pas.

Vuelvo a las palabras de Jack Fuchs:

El ser humano quiere saberA veces me pongo un poco romntico y


digo: yo hablo porque no quiero que mi pasado sea el futuro de ustedes.

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Con la prueba reunida en este juicio intentaremos ahora explicar lo que
pas; y por qu pas.

II. Plan de Exposicin.

Consideramos necesario ahora esbozar cul ser el esquema que vamos


a emplear en el desarrollo de este alegato y algunas de las premisas de las
cules partiremos; esto permitir mostrar al Tribunal el camino seguido para la
comprobacin de los hechos y de las responsabilidades de los imputados.

Como recin mostramos, este juicio gira principalmente sobre dos ejes a
dilucidar, jurdicamente independientes.

Uno, establecer si existi un concierto de voluntades al que se le dio el


nombre de Cndor; si lo comprobado debe ser considerado una Asociacin
Ilcita, es decir, si constituye de por s un hecho criminal; si cada uno de los
imputados particip en esa asociacin y, en su caso, en qu grado.

Otro, determinar qu les pas a las vctimas que conforman parte del
objeto del Juicio; y si cada uno de los imputados tuvo algn tipo de
contribucin en los hechos que damnificaran especficamente a cada una de
las vctimas directas incluidas en este debate.

Como toda la prueba es comn al objeto del juicio, en primer trmino y


muy sintticamente nos referiremos a los criterios generales de interpretacin
de esa prueba, para pasar luego a tratar los antecedentes y al marco de
materializacin de esos hechos y de esas responsabilidades, que nos mostrar
el contexto en el que deben ser interpretadas.

Nos referiremos as a la denominada Operacin o Plan Cndor y al


proceso ideolgico e histrico que lo gener; qu cambio signific en la
metodologa de la coordinacin represiva anteriormente existente y qu tipo
de estructuras utiliz. Eso nos permitir responder a una de las premisas de
este juicio.

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Como consideramos que, ms all de la creacin de alguna herramienta
puntual, bsicamente se emplearon en esa coordinacin represiva las
estructuras existentes en cada pas pero bajo un marco de actuacin nuevo,
pasaremos luego a tratar mnimamente las estructuras de los respectivos
aparatos de poder de diversos pases y su adecuacin a Cndor, con la
siguiente aclaracin.

Como la mayora de los imputados son argentinos, comenzaremos con


la estructura del aparato de poder argentino y le daremos una extensin mayor,
dedicndole un acpite especfico.

Para facilitar tambin la comprensin, pasaremos luego a describir los


hechos concretos que agraviaron a ciertas vctimas en particular y las pruebas
en que individualmente se fundan, insinuaremos quines intervinieron y a
quines podremos responsabilizar en este juicio, dado los lmites marcados
por la etapa anterior. Esos hechos los agruparemos por criterios de conexidad
y, especialmente, por nacionalidades. Ser entonces cuando describiremos
sucintamente las otras estructuras represivas que tuvieron preponderancia en
el sistema regional de coordinacin criminal.

A esa altura ya habremos dado respuesta a uno de los ejes del juicio, lo
ocurrido a las vctimas; y habremos expuesto las premisas para la
demostracin del segundo de los ejes del debate, la verificacin de la
existencia de un acuerdo criminal. En ese momento lo concluiremos.

Posteriormente expondremos los criterios dogmticos que tendremos en


cuenta y nos referiremos, tambin uno por uno, a los imputados. Respecto de
ellos haremos una breve semblanza, examinaremos las posturas que
asumieron, las crticas que cabe efectuar y las razones para responsabilizarlos
por los hechos requeridos y probados, al mismo tiempo que expondremos el
marco en el que vamos a basar nuestra apreciacin para determinar los
diferentes grados de intervencin en los diversos delitos, que tambin
explicaremos, entonces s con mayor profundidad.

Finalmente, pasaremos a indicar qu penas deben ser aplicadas junto


con las pautas de mensuracin y realizaremos nuestras peticiones.

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El detalle del esquema expuesto indica desde ahora la primera pauta a
considerar: ninguna de sus partes es un compartimiento estanco sino que entre
ellas existe una relacin lgica y de imputacin y, a su vez, entre cada uno de
los puntos que toquemos: cada consecuente ser una derivacin necesaria del
antecedente expuesto.

Como puede advertirse nuestra exposicin ser extensa: salvo en las


ocasiones que consideremos imprescindible abundar en detalles, intentaremos
no reiterar conceptos o relatos, por entender que alguno de ellos ya han sido
suficientemente abordados por las querellas en sus respectivos alegatos.

Aclarados entonces la metodologa que emplearemos, corresponde que


nos detengamos brevemente en cul es la forma en que a nuestro entender
deben ser examinados los hechos y las pruebas.

III. Criterios de valoracin de Prueba.

1. Criterios generales.

Corresponde entonces que ahora nos detengamos brevemente en cul es


la forma en que a nuestro entender deben ser examinados los hechos y las
pruebas.

Todos sabemos que el objeto del proceso penal es el descubrimiento de


la verdad y que, para tal fin, nuestro ordenamiento vigente consagra, por un
lado, el principio de libertad probatoria y, por el otro, el de la sana crtica
racional.

Por el primero, los hechos pueden ser probados por cualquier medio de
prueba constitucionalmente vlido. Por el segundo, la apreciacin de los
documentos, de los testimonio y de los indicios no est previamente tarifada
por el legislador con reglas automticas, sino que es dejada libremente a los
jueces, cuyas conclusiones debern ser el fruto razonado de esas pruebas y
merced al empleo y con fundamento en los principios de la lgica, de las
ciencias auxiliares, de la experiencia, y del sentido comn1.

1
Fallos 326:1163; 321:2990
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En este debate las partes hemos acercado diverso tipo de pruebas; y en
este punto, el juicio tiene otra particularidad diferenciada.

En la mayora de los procesos, la prueba testimonial supera con creces a


las restantes.

Esto es as porque como seal Cafferata Nores con cita en Florin, no


debemos soslayar que

.Como el proceso se refiere a un fragmento de la vida social, a un


episodio de convivencia humana, es natural e inevitable que se lo represente
mediante vivas narraciones de personas. En efecto: establecido que el juez
tiene la obligacin de echar mano a todos los medios que le permitan lograr
una reconstruccin conceptual del hecho que investiga, y aceptado que los
hombres pueden percibir la realidad por medio de sus sentidos y luego
transmitir a otros esas percepciones, surge a simple vista la necesidad de que
aqul funcionario tome contacto con quienes puedan haber adquirido as
conocimiento de los acontecimientos sobre los cuales versa el proceso, a fin
de que le trasmitan lo que sepan. Es cierto que no siempre la percepcin de la
realidad ser fiel y que no siempre la trasmisin ser veraz, pero estas
circunstancias no bastan para descalificar genricamente al testimonio
como medio de prueba.2.

Hacemos esta primera alusin, pues en otros procesos similares ha sido


reiteradamente puesto el acento, por parte de los imputados y de forma
absolutamente genrica, que las versiones brindadas por las vctimas son
falsas, tienen su base exclusiva en la animosidad contra los procesados y es
una forma ms de proseguir los enfrentamientos que habran protagonizado
dcadas atrs. Tambin se alegan, pese al tiempo transcurrido, faltas de
precisiones o diferencias no esenciales de otros testimonios, para restarles
individualmente valor como evidencias.

2
CafferataNores, La prueba en el Proceso Penal, p. 94.

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En otras palabras: niegan los hechos negando verosimilitud a quienes
los sindican como responsables.

No vamos a detenernos ahora en recrear toda la doctrina, muy conocida,


tendiente a aportar los principios y reglas generales de apreciacin de los
testimonios: cualquiera de los que escogiramos recomendara similares
grados de prudencia en el dictado de conclusiones; y este Tribunal ya los ha
tomado en consideracin en precedentes anteriores.

Pero s consideramos necesario aqu resaltar la primera pauta de


interpretacin: que en absolutamente todos los procesos de este tipo, se han
implementado lo que se denominan argumentos de negacin o tcnicas de
neutralizaci33, usualmente empleadas para minimizar cualquier delito pero
que, en este tipo de juicios, adquieren ribetes paradigmticos.

Entre las tcnicas empleadas, encontramos la negacin de la propia


responsabilidad, la negacin de la ilicitud, la negacin de la vctima, la
invocacin de instancias superiores y la condena de los que condenan.

1. As, se niega la propia responsabilidad, argumentndose que frente a


la situacin que atravesaba el pas, el ejercicio del poder en esa emergencia
hubiese obligado a cualquiera a tomar las mismas medidas para aniquilar la
denominada subversin, las que incluyeron secuestros, torturas y asesinatos.

2. Tambin se niega la ilicitud, argumentndose una especie de estado


de necesidad, pretendiendo concluir que las acciones fueron imprescindibles a
fin de preservar la integridad nacional y que fueron las nicas posibles frente a
los terroristas mimetizados en la sociedad.

Resulta interesante que esta razn, la existencia de un estado de


necesidad, ha sido empleada a lo largo de la Historia de la Humanidad para
justificar los asesinatos en masa.

3
BARATTA, Alessandro, Criminologa critica y critica del derecho penal, Bologna, 1982, p. 75
quien sintetiza la idea original de SYKES y MATZA, Techniques of neutralization. A theory of delinquency,
American SociologycalReview, XXII, 1957, p. 664.

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Tambin que el argumento de la imposibilidad de identificar al enemigo
fue el que utiliz Herodes para ejecutar a todo los nios nacidos en Beln,
menores de dos aos.

Veremos que es parte tambin de la argumentacin que utilizaron la


DSN y la Escuela Francesa, doctrinas que emplearon las dictaduras como base
ideolgica de la represin.

3. Este argumento se complementa con el de la primaca de valores


absolutos, segn el cual existen valores poltico sociales que valen absoluta e
incondicionalmente, por lo que quienes se oponen a ellos se convierten en
enemigos irreconciliables del orden social y, por lo tanto, su eliminacin est
justificada. As, por ejemplo, para la construccin y el mantenimiento de una
sociedad occidental y cristiana, podemos secuestrar, torturar y matar
clandestinamente.

4. Tambin se niega a la vctima pretendiendo disminuir su cantidad -


como si el terrorismo de estado se resolviera por una cuestin contable-, o que
no estn ni vivos ni muertos, son desaparecidos.

5. Finalmente, se condena a los que condenan, acusando a los


Tribunales de negar o subestimar la importancia de la subversin, que a su
entender buscaba la disolucin de la sociedad. Concluyen que los militares
consiguieron la victoria y en consecuencia la continuacin de la vida de la
nacin que hoy disfrutamos, y que ahora, se los juzga por un concierto armado
por los que perdieron la batalla.

En realidad, en tanto que los otros son tcnicas negadoras que tambin
ensayaran los nazis respecto del Holocausto, este es el argumento ms
original por su extrema perversin, pues alcanza una intensidad formidable
cuando un represor intenta deslegitimar a sus vctimas pretendiendo que stas
forman parte de una conspiracin poltica, y se autodenomina preso poltico.

Y llegan al punto extremo de emplear, de igual forma y al mismo


tiempo, dos argumentos opuestos: si los testigos coinciden, es porque se
pusieron de acuerdo, conspiraron.

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Pero si existen diferencias entre sus declaraciones es porque todos
mintieron, no importando si las diferencias realmente existen, si son
intrascendentes o si obedecen al punto de vista diferente en que apreciaron los
hechos.

Lo que importa, es decir que mienten. Nada ms.

La deslegitimacin genrica de las vctimas es, consecuentemente, un


argumento falaz largamente empleado y que esperamos no sea reeditado en
este proceso.

El sentido de denostar genricamente los testimonios, es pretender


colapsar la principal fuente de evidencia en este tipo de juicios.

Esto nos lleva a la segunda pauta de interpretacin: si bien todos los


delincuentes pretenden ocultar su accionar, a fin de no ser descubiertos y
lograr impunidad, los planes sistemticos de represin fueron ejecutados en la
ms absoluta clandestinidad que slo los propios Estados, con todos su
poderes, pueden lograr, destruyendo documentos y huellas, pretendiendo
asegurar el anonimato de sus esbirros actuando sin identificaciones, con
nombres supuestos y nicamente bajo la invocacin de ser la autoridad; con
prcticas de tabicamiento, aislacin de apresados, asesinatos masivos
clandestinos y destruccin y ocultacin de los cadveres; en definitiva,
ejecutando los secuestros, los cautiverios, los tormentos y los asesinatos al
amparo de un marco de proteccin institucional.

Lo que hicieron las fuerzas represivas fue, ni ms ni menos, que aplicar


el mtodo previsto en el Decreto de Hitler del 7 de diciembre de
1941,Directivas para la persecucin de las infracciones cometidas contra el
Reich o las fuerzas de ocupacin en los territorios ocupados, ms conocido
como Nach Und Nebel (Noche y Niebla), en cuanto dispona quelas personas
deban ser capturadas al amparo de la noche y de la niebla y llevadas
clandestinamente a Alemania.

Es decir, se trataba de que la familia, los amigos y el pueblo en general,


desconocieran el paradero de las personas secuestradas y eliminadas: en

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sntesis, lograban que las personas, simplemente, desaparecieran, con una
explcita motivacin intimidatoria.

Pero asimismo, prcticamente aseguraba la impunidad, al desaparecer,


tambin en la noche y en la niebla, los rastros de la masacre.

Y por si no bastara la clandestinidad y el ocultamiento sistemtico de lo


ocurrido, desde el poder se amenazaba a quienes quisieran buscar algn tipo
de conocimiento o de informacin. Las palabras del General Ibrico Saint-
Jean, volcadas en noviembre de 1980, son ms que elocuentes:

Lo que ms conviene a todos los argentinos es echar un cuidadoso


manto de silencio sobre el tema de los desaparecidos, por cuanto es muy
difcil realizar esclarecimientos que no compliquen las cosas

Consecuentemente, como fuera sealado ya por la Cmara Federal en la


c. 13/84 y por el Tribunal Oral n 5 en la sentencia del 10/12/2009 de la c.
1261/1268 Olivera Rovere, incorporada a este debate:

En este proceso el valor de la prueba testimonial adquiere un valor


singular; la naturaleza de los hechos as lo determina (...) La declaracin
testimonial es un medio de prueba que se privilegia frente a modos
particulares de ejecucin en los que deliberadamente se borran las huellas, o
bien se trata de delitos que no dejan rastros de su perpetracin, o se cometen
al amparo de la privacidad, sostenindose un hecho notorio: que por esa
poca existan permanentes procedimientos de detencin, allanamientos
y requisas, sin que luego se tuviera noticia acerca de la suerte corrida por los
afectados.

Los testimonios prestados en este debate por las vctimas se encuentran,


en consecuencia, en un lugar de privilegio como fuente de conviccin, tanto
por el tiempo transcurrido como, sobre todo, por el marco clandestino de
encubrimiento: son los que estuvieron dentro del terror y han sobrevivido para
contarlo. Lo mismo ocurre con los otros tipos de sobrevivientes: los familiares
y los allegados.

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Por supuesto, resulta claro que el paso del tiempo puede influir en los
recuerdos, por ejemplo, en algunos casos desdibujando sus contornos, en
otros, deteriorndolos.

Pero tambin puede tener en otros casos un efecto inverso: no hay que
hacer mucho esfuerzo para advertir que el paso del tiempo incide
positivamente para la elaboracin de fuertes impactos emocionales
provocados por situaciones traumticas extremas: nuestro instinto primario de
supervivencia naturalmente tiende a bloquear tal tipo de recuerdos negativos,
que sin embargo pueden aflorar merced al transcurso de los aos o con el
auxilio de un tratamiento adecuado.

Basta referenciar los conocidos casos de abuso infantil, donde los


estreses post-traumticos generan un bloqueo que, merced a una terapia
apropiada, permiten la produccin del duelo necesario para su superacin y
que afloren los recuerdos que no estaban perdidos sino solamente tapados.

Hechos como los aqu investigados calan profundamente en la psiquis,


generan una impronta especial y en forma alguna pueden estimarse
equiparables a las que dejan el trato diario y habitual en la vida de las
personas. Slo hay que esperar que afloren.

Recordemos que muchos testigos hicieron referencias al tiempo


transcurrido y, algunos de ellos, a las terapias que tuvieron que seguir para
poder enfrentar y elaborar lo ocurrido y proseguir sus vidas con el peso del
martirio que padecieron.

Y recordemos tambin que la justicia repara, es decir, cura.

Estas premisas nos demuestran, entonces, que el paso del tiempo puede
tener influencia y que sta no siempre ser negativa; prevenido de tales
circunstancias, el legislador permite emplear manifestaciones anteriores para
auxiliar los recuerdos y para explicar posibles variaciones. Todas las partes,
incluso el Tribunal, tuvimos posibilidad de utilizarlas y, de hecho, las
esgrimimos cuando lo consideramos necesario.

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Pero hay otra premisa que se torna necesaria resaltar y que nos lleva a la
tercera pauta de evaluacin: la fragmentacin que han tenido las
investigaciones, extremo del que ya hemos hablado, implic un
ininterrumpido desfile de los testigos ante mltiples Tribunales que los fueron
convocando por dcadas, muchas veces de acuerdo al inters individual de
esas parcializaciones, sin someterlos a un interrogatorio global.

En todos estos aos se los fue convocando primero por un tema y luego
por otro, en causas diferentes con presupuestos investigativos diferentes o
hasta con imputados diferentes, an cuando los hechos fueran los mismos,
fueran similares o fueran conexos.

Recordemos que hasta este mismo Tribunal, en algunas pocas


ocasiones, limit la formulacin de preguntas ante hechos o por temas que
entendi excedan el objeto del proceso: no importa ahora si esas decisiones
fueron correctas; lo que s importa es que resultara manifiestamente absurdo
si por tales decisiones, dentro de unos aos, se pretende tachar las
declaraciones porque los testigos no nos contaron lo que se resolvi no deban
contar.

Conclusin clara de lo expuesto y que debe tomar en cuenta el Tribunal,


es que la fragmentacin de las causas llev a realizar cuestionarios parciales y
a forzar manifestaciones parciales de los testigos; y que si en declaraciones
previas no se refirieron a otros aspectos de los hechos o a otras personas, datos
que sin embargo conocan, simplemente fue porque no se les pregunt y
porque el giro del relato tuvo otra direccin.

2. Criterios particulares de este juicio. Expertos. Investigaciones.


Documentos.

Pero en este juicio no slo acercamos los testimonios de vctimas.


Nuestras afirmaciones las basaremos tambin en testimonios de expertos,
investigaciones e infinidad de documentos. El empleo de estos tipos de
probanzas es, tambin, un elemento distintivo de este juicio; y requiere una
visin particular.

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Lo primero que debemos hacer es enumerar y describir sucintamente los
principales grupos documentales que fueron incorporados y que sern
analizados en este alegato. Son diez.

1. Documentos EX-DIPBA

Un primer grupo est constituido por documentos oficiales de la Ex


Direccin de Inteligencia de la Polica de la Provincia de Buenos Aires, a
resguardo de la Comisin Provincial por la Memoria de la Provincia de
Buenos Aires.

La DIPBA tena por funcin el espionaje, seguimiento, registro y


anlisis de la informacin, para la persecucin poltica en la Provincia de
Buenos Aires. Su archivo tambin incluye documentos de otros servicios de
Inteligencia, tanto a nivel nacional como de otras provincias.

Sus documentos permiten reconstruir las lgicas de un servicio de


inteligencia, y la construccin histrica del enemigo interno como delincuente
subversivo y/o terrorista.

En este juicio contamos con varios informes producidos por un equipo


tcnico dedicado al peritaje, cuya responsable, Claudia Bellinghieri, declar
en este juicio.

La mayora de esos informes son el resultado de pedidos de bsqueda


que realizamos en base a las necesidades de este debate, con el objeto de
adquirir informacin sobre vctimas, imputados, responsabilidad territorial,
coordinacin represiva, persecucin a extranjeros y a organizaciones polticas
y de derechos humanos vinculadas con los mismos. Otros informes fueron
producidos en otras causas judiciales e incorporados a nuestro pedido a este
juicio, en razn de su conexidad.

Adjuntos a los informes, la Comisin aport varios centenares de


legajos de la Ex-DIPBA que permiten construir datos sobre los tpicos
mencionados.

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2. Documentos del Archivo del Terror.

Un segundo grupo de documentos oficiales provienen de organismos


represivos paraguayos, aportados por el Archivo del Museo de la Justicia,
Centro de documentacin y archivo para la defensa de los Derechos Humanos
de la Corte Suprema de Justicia de la Repblica de Paraguay.

Ese Archivo, conocido como Archivo del Terror o del Horror, es de


acceso irrestricto al pblico desde su hallazgo. En 2009 fue incluido en el
Registro del Programa Memoria del Mundo de la UNESCO como patrimonio
intangible de la humanidad. El propsito de dicho Programa fue evitar la
amnesia colectiva, promover la preservacin y asegurar la amplia difusin de
las existencias en archivos y en colecciones bibliotecarias en todo el mundo,
asegurando su amplia difusin.

Los documentos que resguarda el Archivo formaron parte


principalmente del archivo del departamento de Investigaciones de la Polica
de la Capital. Tambin se resguardan documentos provenientes de otros
organismos policiales y militares.

El fondo documental est formado por prontuarios, declaraciones de


todo tipo, informes, comunicaciones y notificaciones internas e
internacionales, acuerdos, controles de personas, controles en los puestos de
frontera, libros de entrada y salida de detenidos, fotografas, grabaciones y
documentos personales de identidad de los detenidos. No solamente provee
informacin sobre las vctimas que forman parte del objeto de imputacin de
este juicio sino tambin sobre otras conexas con el objeto procesal, as como
todo tipo de documentacin apta para examinar la coordinacin de actividades
ilcitas.

El Archivo encierra evidencia oficial de casi medio siglo de historia


oculta del Paraguay y de Amrica Latina; fue tomado como soporte para la
realizacin de investigaciones judiciales, histricas y periodsticas en todo el
mundo.

3. Documentacin producida por las Fuerzas Armadas Argentinas.

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El tercer grupo corresponde a documentacin oficial de las Fuerzas
Armadas Argentinas. Aqu debemos tambin incluir los detallados informes
elaborados por la Direccin de Asuntos Humanitarios del Ministerio de
Defensa de la Nacin, que analizaron y correlacionaron la informacin
recolectada.

En este juicio se trabaj especialmente, pero no privativamente, con


documentacin del Ejrcito.

Entre otros, los tipos documentales fueron: Legajos personales, libros


histricos, normativa militar (reglamentos, rdenes parciales, rdenes);
cuadros de organizacin normalizados, boletines pblicos, reservados y
secretos.

4. Documentos SIDE.

Un cuarto grupo corresponde a documentos de la ex Secretara de


Inteligencia del Estado.

Entre esta documentacin se destacan legajos personales, organigramas


de la institucin, listados de personal responsable, normativa interna,
informacin sobre los imputados.

La institucin aport tambin un cuerpo de documentacin sobre


seguimiento a personas y organizaciones de origen extranjero durante y
despus de la ltima dictadura en Argentina, entre la que encontramos
documentacin sobre vctimas de esta causa.

5. Documentos producidos por organismos gubernamentales de los


Estados Unidos.

A lo largo de la causa se acumul tambin documentacin oficial


proveniente de diferentes organismos gubernamentales de los Estados Unidos.
Fueron varias las vas de llegada, pero el aporte ms relevante y sistemtico
fue el realizado a nuestro pedido por el NSA, esto es, National Security
Archive.
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La documentacin aportada proviene principalmente de dos proyectos
de desclasificacin gubernamentales, uno sobre Chile y otro sobre Argentina.

El proyecto sobre Chile se desarroll en el marco de la detencin del ex


dictador Augusto Pinochet en Londres y del intento de enjuiciarlo por parte de
la justicia espaola. En ese contexto, el gobierno norteamericano accedi a
aportar informacin por medio de la desclasificacin de documentacin.
Durante una primera etapa, entre 1999 y 2000, se pusieron a disposicin de la
justicia y del pblico cerca de 24.000 documentos relacionados con los
procesos histricos chilenos.

En una segunda etapa, en el marco del Proyecto de desclasificacin de


Argentina, en 2002, se desclasificaron otros 4.677 documentos originados por
el Departamento de Estado norteamericano, referidos a la violacin de
Derechos Humanos en Argentina.

Mientras que el proyecto sobre Chile abarca la desclasificacin de


mltiples agencias gubernamentales, entre las que se destaca la CIA, el
Departamento de Estado, el FBI y el Departamento de Defensa; en el caso de
Argentina se restringe al Departamento de Estado.

El National Security Archive, segn rese Carlos Osorio durante su


exposicin, aport adems documentacin que recolect a partir de pedidos de
desclasificacin de documentacin realizados por ese archivo.

6. Archivo Arancibia Clavel.

Un sexto grupo de documentos corresponde a las comunicaciones


escritas entre Enrique Lautaro Arancibia Clavel y diversos agentes de la
DINA

Este conjunto documental, de carcter muy particular, contiene el


intercambio sostenido durante cuatro aos (1974-1978) por el entonces
Personal Civil de Inteligencia de la Direccin de Inteligencia Nacional de
Chile, Enrique Arancibia Clavel y miembros de dicho organismo en Chile.

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Esta documentacin constituye una serie completa que da cuenta de las
actividades de un agente que acta fuera de su pas, dentro del Cono Sur y en
el marco de Cndor, lo cual la hace excepcional.

7. Informes de Comisiones Investigadoras de todos los pases de la


regin.

Al debate tambin fueron incorporados los Informes realizados por las


Comisiones investigadoras creadas por diversos pases de la regin.

De Argentina, el Informe Nunca Ms y los Listados Anexos de la


CONADEP. Adems, fueron aportados por la Secretara de Derechos
Humanos los legajos personales de las vctimas que contienen documentacin
personal que acredita su existencia, ficha de descripcin del hecho, registro
documental de variado origen, documentacin sobre gestiones realizadas.

De Chile, el Informe de la Comisin de Verdad y Reconciliacin,


vulgarmente conocida como Comisin Rettig.

De Paraguay, el Informe de la Comisin de Verdad y Justicia y carpetas


personales de las vctimas, que contienen formularios con informacin a su
respecto, relatos efectuados ante la Comisin, registro hemerogrfico, registro
bibliogrfico, etc.

De Uruguay, el Informe y documentacin de la COMIPAZ; y los


informes y documentos recolectados en el marco de la investigacin realizada
por un equipo de investigadores de la Universidad de la Repblica, en
Convenio con la Presidencia de la Nacin de ese pas.

8. Documentacin remitida por el ACNUR.

El octavo grupo est integrado por instrumentos remitidos por el Alto


Comisionado de Naciones Unidas para los refugiados.

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Se trata de documentacin, organizada a modo de carpetas personales,
que da cuenta de gestiones realizadas por las vctimas, sus familiares u
organismos de derechos humanos que solicitan refugio ante ACNUR.

En el caso de los trmites de solicitud de refugio posteriores a la


desaparicin de la persona, las carpetas contienen distinto tipo de
documentacin que da cuenta de la trayectoria de vida y del secuestro de la
vctima.

9. Documentos provenientes de archivos de organismos de Derechos


Humanos, tal como la Vicara de la Solidaridad.

El noveno grupo est constituido por documentos provenientes de


archivos de organismos de Derechos Humanos, especficamente por la Vicara
de la Solidaridad de Chile. Se trata de documentacin que da cuenta de
denuncias y gestiones relacionadas con la desaparicin de ciudadanos de
origen chileno. Es complementaria del informe Rettig.

10. Causas judiciales. Allanamientos.

El ltimo grupo est conformado por diversos tipos de evidencias, entre


las que encontramos por ejemplo documentacin recuperada tras
allanamientos realizados en nuestro pas, como ser la hallada en el domicilio
de Videla; o en el exterior, tal el caso de la encontrada en el domicilio del
militar brasileo Malhaes, acercada a este proceso por la testigo Nadine
Borges, integrante de la Comisin Nacional de la Verdad y de la Comisin
Estadual de Ro de Janeiro.

Aqu tambin incluimos las sentencias y las causas judiciales iniciadas


en nuestro pas y en el exterior, por estos mismos hechos o por hechos
conexos, remitidas total o parcialmente y y que fueran especficamente
incorporadas por el Tribunal.

Metodologa para el anlisis de documentos.

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Estos son, someramente, los grandes grupos documentales.
Consideramos necesario ahora realizar algunas observaciones generales sobre
la metodologa de trabajo que nosotros utilizamos y que entendemos debe
seguir el Tribunal.

Como punto de partida, tenemos que tener en cuenta que un documento


escrito es registro de la actividad de los seres humanos, fijado en un soporte
durable.

Los documentos que utilizamos en este juicio fueron creados con otra
funcin diferente que ser prueba documental en un juicio de lesa humanidad.
Entonces, debemos mirar esos documentos pensando en para qu se
escribieron, qu es lo que se quera hacer constar o informar; qu es lo que
dice; y qu es lo que oculta.

Una reconocida archivista del Archivo General de la Nacin, Mariana


Nazar, en una ponencia titulada En torno a la especificidad del archivo como
territorio para la investigacin, da un muy buen ejemplo sobre este punto.
Afirma que

cuando el 25 de mayo de 1810 el secretario de actas del Cabildo


estaba escribiendo el acta de constitucin de la Primera Junta de Gobierno,
no lo estaba haciendo para que esta fuera utilizada en cuanta revista de
educacin infantil existiera, ni siquiera para que sus copias fueran expuestas
en las escuelas sino que simplemente, estaba haciendo su trabajo.

Luego de esta premisa, debemos explicar cmo consideramos que es


ms til leer las pruebas documentales.

Un documento es una unidad, y todo, incluido el soporte, debe ser


analizado.

Sres. Jueces: Lo primero que debe tenerse en cuenta al mirar un


documento es de dnde proviene.

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Siguiendo a Nazar, debemos verificar, por ejemplo, si es un documento
que proviene de un centro de documentacin, pues estos centros arman las
colecciones a partir de la clasificacin y seleccin de cualquier informacin
sobre un tema; y pueden contener documentacin original o copias que
provienen de otros acervos

O si se trata de documentos de archivos, cuya procedencia es la


administracin de una organizacin o de un particular; y su funcin es brindar
testimonio de una actividad. Segn su valor, un documento de archivo puede
ser primario, es decir, administrativo, contable o legal; o secundario, es decir,
informativo, normativo, testimonial o histrico. Su carcter es original (nico
e irrepetible) y el agrupamiento es por fondos documentales.

Una tercera posibilidad es que se trate de archivos privados,


frecuentemente archivos familiares y de organismos de derechos humanos.
Elizabeth Jelin, en su libro Los archivos de la represin: documentos,
memoria y verdad refiri que estos archivos se crearon durante la dictadura y
la transicin y su funcin fue la recoleccin de informacin para un uso
inmediato- No se trataba centralmente de un archivo para la historia, para el
futuro, para preservar en funcin de la investigacin histrica.

* Anlisis textual, para-textual y contextual.

Establecido de dnde proviene el documento, debemos realizar sobre l


un anlisis integral en tres niveles: el textual, el para-textual y el contextual.

En el nivel textual se analiza el texto propiamente dicho, el contenido


del documento, lo que explcitamente se afirma. Es la parte del documento de
la que por lo general se recortan citas que se utilizan como ejemplos.

En el nivel para-textual deben analizarse los llamados caracteres


extrnsecos de un documento. Esto es as porque elementos como el soporte,
el tipo de escritura, el medio de transmisin, los signos como membrete,
sellos, firmas, tachaduras, anotaciones y agregados, tambin nos brindan
informacin a la hora de analizar un documento

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Finalmente, se debe contextualizar el documento. Si es posible, dentro
de una serie de otros documentos similares. Pero tambin, si se tiene esa
informacin, debe ser puesto en relacin con la situacin en que se escribi, el
momento general de la sociedad, del pas, de la ciudad, de la institucin. A
modo de ejemplo, al analizar los documentos de Arancibia Clavel de fines de
1977, aparecen una gran cantidad de reclamos que realiza a la jefatura de la
DINA por no estar recibiendo respuesta a sus reclamos. Esto se entiende si se
considera el contexto, que es el de la disolucin de la DINA y el surgimiento
de la CNI.

En sntesis, a la hora de analizar un documento, debe tenerse en cuenta


su funcionalidad original, su procedencia, su contenido textual, sus signos
extrnsecos y su contexto de escritura.

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Testigos expertos.

Adems, para reforzar la lectura de los documentos, en este juicio se


acumul una interesante fuente de recursos, que son las declaraciones de los
testigos expertos, especialistas en el anlisis de documentacin e incluso,
muchos de ellos, responsables de los archivos que proveyeron insumos
documentales a este juicio.

Hemos escuchado hablar a personas que analizaron documentacin


militar que sirve para la reconstruccin de la estructura de responsabilidades
en relacin con los imputados, como el caso de los testigos Garca, Almada,
Auel, Sinpoli, Beret y Ballester, entre otros.

Presenciamos la declaracin de Claudia Bellinghieri, quien nos ilustr


sobre el archivo de la Ex Dipba, los motivos de su creacin, su uso y las
posibilidades de reconstruccin de los procesos que se analizan en este juicio a
partir de los legajos que contiene.

A las caractersticas del archivo del terror, se refirieron Rosa Palau,


actual coordinadora del archivo, Jos Agustn Fernndez, actual directo,
Alfredo Boccia, Antonio Candia Valenzuela, Samuel Blixen, Stella
Calloni, John Dinges y Carlos Osorio, quienes accedieron al archivo de
manera completa y dieron cuenta de su utilidad para reconstruir los procesos
histricos del Cono Sur y su relacin con la coordinacin represiva.

Sobre la documentacin recopilada en el marco de la investigacin de la


Comisin de Verdad y Justicia de Paraguay declararon los testigos Yudith
Roln, Federico Tatter, Rogelio Goibur y Carlos Portillo, miembros de
dicha comisin

Sobre la documentacin desclasificada por los Estados Unidos


declararon expertos que la conocen en profundidad y que hasta fueron agentes
activos en el proceso de desclasificacin, como ser John Dinges, Carlos
Osorio y Peter Kornbluh.

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El testigo lvaro Rico, declar sobre documentacin estatal de origen
uruguayo, obtenida de una gran cantidad de archivos estatales, policiales,
militares y de organismos de inteligencia tales como el Departamento III del
Servicio de Informacin y Defensa, al que perteneca el imputado Manuel
Cordero.

Informes.

Otra fuente de recursos probatorios emparentada a estos tipos de


testimonios fueron los diversos informes y de escritos incorporados tambin al
debate.

Ya destacamos que en diversos pases se conformaron comisiones de


investigacin. Todas fueron creadas por los respectivos Estados y, ms all de
la mayor o menor dimensin de su objeto y de su finalidad, todas tuvieron el
prosito comn de averiguar la verdad. Esas comisiones tuvieron un perodo
de actuacin en el cual tambin analizaron diversas constancias y recogieron
relatos de vctimas y, algunas, tambin manifestaciones de represores y
cmplices. Todas elaboraron y presentaron informes que se constituyeron en
una fuente autnoma de evidencia, pues sus conclusiones pasaron a ser las
conclusiones oficiales de cada Estado.

Como tambin mencionamos, otros informes fueron realizados a


nuestro pedido o por otros actores judiciales en otros procesos. Sus
conclusiones fueron realizadas por expertos en la materia y notablemente
fundadas; fueron producto del anlisis pormenorizado de documentacin bajo
la metodologa indicada y de su correlacin con otro tipo de evidencias. Estas
circunstancias tambin debern ser valoradas por el Tribunal.

Bibliografa.

Al conjunto de prueba documental resta agregar la copiosa bibliografa


incorporada al juicio, producto de la labor y la experiencia forjada en aos de
ardua investigacin, que incluy el anlisis de documentos pblicos, privados,
de medios de comunicacin, entrevista de vctimas e, incluso, de otro tipo de

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actores, como los victimarios. En cada caso, el Tribunal deber examinar estas
circunstancias a la hora de valorar este tipo de evidencia.

A la hora de valorar un trabajo de investigacin publicado debe tenerse


tambin en cuenta:

- La nacionalidad del autor y el contexto de escritura de su obra.

- El problema de investigacin que se plante el autor, que es la


pregunta general que orden su trabajo, pues esto determina su particular
mirada.

- El estado general de la investigacin sobre el tema y la disponibilidad


documental al momento de su elaboracin, que rige el alcance que puede tener
cada investigacin. Recordemos que dos hitos importantes en este sentido
fueron la aparicin de los Archivos del Terror y las desclasificaciones
norteamericanas.

3. Interpretacin Integral.

Finalmente, debemos referirnos al ltimo aspecto que creemos deber


tomar en cuenta el tribunal para la correcta interpretacin de los hechos.

Sabemos que, como resguardo del derecho de defensa en juicio, las


reglas de la sana crtica exigen efectuar una valoracin armnica, conjunta,
integrada y unvoca de las pruebas que pueden llevar a la correcta solucin del
caso, descalificndose toda sentencia que no siga tal pauta de interpretacin y
que realice un examen fragmentario y aislado de los elementos de juicio4.

4
Fallos 327:2660; 326:394; 325:1511; 323:3937; 323:1989; 321:3423; 319:1878, entre muchos
otros.

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Y tambin sabemos que la no existencia de prueba directa acerca de
ciertos sucesos caracterstica propia impuesta, como vimos, por la modalidad
clandestina empleada- no impide tenerlos por probados, cuando los numerosos
y concordantes indicios se concatenan en una nica lgica de actuacin.

Entonces y en lo que a la interpretacin de la prueba se refiere, la


verificada existencia de un plan sistemtico en el que se encuadran estos
sucesos determina que cada uno de ellos debe ser examinado de manera
conjunta, integrada, armnica y unvoca con los restantes, puesto que se ha
demostrado una modalidad comn en todos.

Todos siguieron la misma metodologa; los pasos del debido proceso


del plan criminal fueron:

1. Secuestro clandestino = desaparicin;

2. Interrogatorio clandestino bajo tormento ilimitado: aplicacin de


golpes, descargas de corriente elctrica, plantones, colgamientos, etc., para
quebrar la voluntad y buscar rpidamente informacin para realizar otros
secuestros;

3. Alojamiento y tratamiento inhumano clandestinos: tormentos


destinados a la despersonalizacin y el quebrantamiento de la voluntad,
dejando a los secuestrados en un estado de depsito por un tiempo
determinado, variable de acuerdo a las necesidades de los captores;

4. Destino: se los liberaba, se los blanqueaba o se los titulaba con el


trmino militar de Disposicin Final, otro eufemismo del asesinato y
encubrimiento de todos los rastros mediante la tcnica de desaparicin, esta
vez, de los cuerpos de las vctimas.

Diversos precedentes jurisprudenciales, al explicar que no resulta


necesario probar la relacin causal entre rdenes y resultados disvaliosos con
la precisin que exigira un caso aislado, concluyen justamente los que
estamos manifestando: ninguno de los hechos tratados en este juicio fue un

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caso aislado y, consecuentemente, no pueden ameritar una visualizacin
parcial.

La cuarta pauta de interpretacin, entonces, es esa visin global que


entendemos deber realizar el Tribunal de los hechos y de las pruebas: Cada
hecho trado a debate, cada privacin ilegtima de la libertad y cada tormento
no fueron hechos individuales sino que formaron parte de un todo: el plan de
exterminio masivo de una parte de la poblacin de la regin.

Cada elemento de juicio, entonces, es prueba comn a todos los hechos;


y cada hecho probado, en mayor o menor medida, es prueba comn para los
restantes.

Esto tiene una particular incidencia en lo que respecta a la integracin


de elementos que permitan verificar la existencia de una asociacin ilcita.

Ya mencionamos que el objeto del juicio tiene dos ejes jurdicamente


independientes. Sin embargo, esa independencia jurdica no significa que no
debamos examinar si lo que les ocurri a cada una de las vctimas estuvo
relacionado con la existencia de Cndor como marco de coordinacin
represiva.

Por el contrario, establecer esa relacin ser prueba til tanto para
comprobar la existencia de la Asociacin Ilcita, como para establecer la
participacin de los imputados en esa Asociacin criminal

Est claro, as, que establecer ese tipo de relacin es una prueba. Por
consiguiente, los hechos individuales que conforman la plataforma fctica, si
bien importan un lmite cuantitativo a los fines de la acusacin y de la
mensuracin de las penas respecto de una persona determinada, no lo son para
construir un plexo probatorio, por cuanto en este aspecto son medios de
prueba, como lo son los testimonios, los informes y los documentos.

El plexo cargoso puede estar integrado por cualquier tipo de


comprobacin. Consecuentemente, servirn como medios de prueba no
solamente los hechos que en este juicio sern pasibles de imputacin a una

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persona determinada, sino tambin aquellos que, por diversas razones
(fallecimiento de imputados, separacin del juicio por razones de salud, etc.)
no podemos en la actualidad dirigir formalmente imputacin individual pero
que, sin embargo, permitan establecer esas relaciones. Y esas relaciones
debemos buscarlas, incluso, en otros hechos que se han comprobado en el
debate puesto que, insisto, pasaron a constituir medios de prueba tiles.

4. Participacin y Prueba.

a. Criterios de Responsabilidad.

Esta visin conjunta no slo deber comprender el examen de la prueba:


es la forma en que debern analizarse las responsabilidades de los imputados,
pues as como cada prueba es parte de un todo, la actuacin de cada uno de los
imputados fue tambin parte de un todo y sus finalidades fueron ser
contribuyentes al todo.

Ese todo era el exterminio masivo de las personalidades


peligrosas, que incluyeron a los que se imputaba de ser subversivos, de ser
familiares, amigos o conocidos de subversivos, de ser opositores, de ser
familiar, amigo o conocido de opositores o de cualquier persona que fuera
ajena al pensamiento dictatorial de cualquiera de los pases involucradaos.

Nuevamente el Gral. Saint Jean impecablemente nos lo resume:

Primero mataremos a todos los subversivos, luego mataremos a los


colaboradores, luego a sus simpatizantes, luego a los que permanezcan
indiferentes. Y, por ltimo, mataremos a los tmidos.

Como veremos, durante aos se fue adoctrinando y preparando a las


FFAA argentinas y a las de la regin para la aplicacin del plan sistemtico de
aniquilamiento de grupos de personas.

Ello tiene una explicacin evidente: por definicin, la estructura militar


es no solamente jerrquica, sino que se basa en la actuacin de conjunto. Los
soldados se integran en escuadras, estas componen los escuadrones, varios
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escuadrones conforman pelotones y as sucesivamente y de forma creciente en
Compaas, Batallones, Brigadas, Regimientos, Divisiones, Cuerpos, llamados
as o con las nomenclaturas diferenciales que las diversas Armas en los
diversos pases le vayan dando: por ejemplo, Unidades, Grupos y Fuerzas.

La divisin existente entre las reas de personal, inteligencia,


operaciones y logstica, es una divisin funcional que se conjuga para la
realizacin de cada uno de los objetivos. Cada rea y cada integrante tiene un
rol definido; pero esa divisin funcional no implica que nadie puede
inmiscuirse en la funcin del otro, pues es un trabajo grupal que se caracteriza
por la capacidad de adaptabilidad a las cambiantes circunstancias que se
presentan.

Es una actuacin necesariamente colectiva. Los militares actan como


un equipo, como una unidad, de forma coordinada y bajo una direccin, que es
la que fija el objetivo al que todos deben encaminar su accionar, puesto que en
los batallas no solamente resultan importantes la mayor cantidad informacin,
de hombres y de armamento que tenga un contendiente sobre otro.

Es fundamental que esos componentes sean correctamente


conformados, correctamente seleccionados, que los soldados sean
correctamente dirigidos pero, sobre todo, que acten todos de manera unvoca:
recordemos que lo que distingua a los ejrcitos romanos de los brbaros era la
actuacin de los combatientes no en forma de lucha individual sino como
parte de una maquinaria, en la que cada pieza es un componente de la
estructura, que es la que dispone los movimientos y los objetivos. Esa es la
forma en que operan los profesionales de la guerra.

Como lo importante no es la actuacin de los soldados individualmente


considerados sino como parte de un conjunto, como integrantes de una unidad,
de un grupo, en la concrecin de los objetivos la actuacin de cada uno es
relevante en funcin del todo, pues las actividades de unos dependen de las
actividades de los otros. En la audiencia lo explic claramente el General Auel
cuando le preguntamos por la relevancia, por ejemplo, de la logstica.

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*As, para llegar a efectuarse un operativo, era necesario contar con
personal suficiente para asegurar estar permanentemente en condiciones de
poder realizarlo, sin importar el da, la hora y el despliegue de otros
operativos, ausencias, enfermedades, simples excusas o eventuales negativas,
porque el objetivo global as lo exiga.

*Los que fueran a realizarlo, nada podan hacer si previamente ste no


haba sido planeado y se hubiera escogido la cantidad y calidad de los
elementos, materiales y humanos, necesarios para la misin.

*El que lo planeaba, nada poda hacer si previamente no se haba


efectuado la inteligencia pertinente, que inclua interrogatorios a los
anteriormente capturados; para eso se necesitaba que fueran alojados y
custodiados;

*Y ninguno de ellos poda hacer nada, sin que todos hubieran sido
provistos del armamento, de las municiones, de los medios de comunicaciones
y de movilidad y de los dems elementos, incluida la alimentacin, que se
requirieran para el funcionamiento de todo el conjunto:

***En definitiva, personal, inteligencia, operaciones y logstica son


partes indispensables de la estructura para la concrecin de cualquier objetivo
militar. Las diversas tareas de combate, de apoyo de combate, de apoyo
logstico y de servicios son todas esenciales para ejecutar las operaciones. Y si
era necesario, las tareas se coordinaban con otras estructuras similares.

La divisin de esas partes es funcional. Cada parte contribuye de


manera diferente al funcionamiento de la estructura y de sus objetivos. Y
ninguna puede desarrollar su tarea sin el resto de la estructura: son partes de
una misma maquinaria y la maquinaria slo funciona con todas sus partes. Lo
mismo ocurre cuando deben actuar las estructuras de diversos pases. Es la
esencia de la coordinacin.

Lo importante es entonces verificar si las conductas de los imputados


fueron indiferentes o si, por el contrario, realizaron algn servicio para el
mantenimiento de la organizacin local y/o regional, creando o contribuyendo

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a incrementar directa o adicionalmente el riesgo para los bienes jurdicos
avasallados.

En este juicio se ha demostrado que todas las estructuras funcionaron de


manera grupal, interrelacionada y coordinada; y con esta idea de integracin,
de actuacin unvoca, para lograr consumar los objetivos del conjunto sus
diversos integrantes se dividan las tareas y las funciones, de acuerdo los
rangos, a las particularidades del caso y a las caractersticas del fin perseguido.

Los que secuestraban lo hacan para que las vctimas fueran


interrogadas, torturadas, atormentadas bajo condiciones inhumanas de
detencin y desaparecidas, temporal o definitivamente. La informacin se
haca circular y se comparta, incluso con otros pases cuando era necesario o
conveniente. Todos los eslabones de la cadena saban de dnde venan, por
qu venan y a dnde iban las vctimas. En lo que respecta a las CCD, todos
adems las utilizaban, las forzaban y las custodiaban. Si era necesario, todos
tambin intercambiaban los roles.

Y todo lo que hacan era mediatamente ordenado, supervisado,


controlado y dominado por un nivel superior.

Consecuentemente, en lo que hace a los hechos aqu investigados, la


acciones de cada uno de los imputados no debern examinarse de manera
aislada como si se tratara de un actuar individual, simplemente, porque
intervinieron en el marco de aparatos de poder funcionalmente organizados.

Como demostraremos, efectivamente cada uno de ellos contribua, con


su desempeo, funcionalmente al plan sistemtico comn y a la
materializacin de los hechos en su marco ejecutados.

Las estructuras militares estn diseadas para actuar en conjunto: los


imputados actuaron en conjunto.

Los planes sistemticos de cada pas fueron diseados para actuar de


manera coordinada para el logro de un objetivo comn regional: los imputados
actuaron de manera coordinada.

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Las motivaciones fueron comunes. Histricamente, tambin lo fueron
las excusas.

b. Parte de Excusas:

Ralph Linton, antroplogo ingls, sostuvo que dos son las condiciones
que pueden encontrarse en todos los integrantes del reino animal: el instinto de
supervivencia, y la bsqueda de reconocimiento de los de la misma especie.

Ya mencionamos las sabias palabras de Jack Fucks: los hombres


necesitan dar un motivo; y si no hay motivo, lo inventan. Todos necesitamos
justificar nuestras acciones, porque la necesidad de eludir la condena moral o
jurdica est presente en todo ser humano y es tanto mayor cuanto mayor es la
responsabilidad imputada.

Como deca Kelsen:

La necesidad de justificacin o racionalizacin es, quizs, una de las


diferencias que existen entre la persona y el animal. El comportamiento
externo de las personas no se diferencia mucho del de los animales: los peces
grandes se comen a los pequeos, tanto en el mundo animal como en el
humano. Pero cuando un pez humano impulsado por sus instintos, as se
comporta, desea justificar su comportamiento ante la sociedad y ante s
mismo, tranquilizar su conciencia, con la idea de que su comportamiento es
bueno para sus congneres5.

Este Tribunal deber tener en cuenta tambin, al examinar la


responsabilidad de los imputados, que los autores de calamidades adoptan
siempre alguna estrategia de justificacin.

Ya hemos mencionado algunas al puntualizar las tcnicas de negacin.

Pero debemos ahora indicar otra, que luego ampliaremos.

5
Hans Kelsen, Qu es la justicia?, Barcelona, Ariel, 1992.

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As, siguiendo a Garzn Valds, una manera de justificarse es alegar
que la situacin en la que hubo que actuar era ya calamitosa y que lo nico
que poda hacerse era optar por la calamidad menos grave.

Este argumento resulta interesante, pues es el fundamente de la Teora


de la Guerra justa: se reconoce que se actu calamitosamente pero se aduce
que de no haber actuado as la calamidad hubiera sido mayor o igualmente
grave.

Vemos que con este argumento, no se pretende dar simplemente una


excusa, sino que se pretende justificar la calamidad provocada.

Garzn Valds lo explica y ejemplifica de la siguiente manera:

Por ello, no puede sorprender que goce de algn prestigio, ya que


confiere una cierta apariencia de honestidad y correccin moral.

As, a pesar de su carcter endeble, no son pocos los polticos e


intelectuales que piensan que la va blica es la nica que puede evitar
calamidades an mayores. Se tratara, adems, de un caso de legtima
defensa ante la existencia no ya de un ataque armado, sino del riesgo de ser
atacado.

Esta es la teora de la defensa anticipada, eufemismo con el que se


intenta otorgar legitimidad moral a la agresin anticipadala sancin
precede al delito. No es necesario subrayar la aberracin moral que
encierra la concepcin del rey que crey evitar la calamidad que provocara
el anunciado Mesas recurriendo a la defensa anticipada del asesinato de
inocentes.

Justamente, verificamos que en este tipo de juicios se ha pretendido


sostener que las fuerzas armadas y de seguridad han participado no slo en
una guerra, una guerra sucia, sino adems que esa guerra fue una guerra justa,
una especie de guerra vertical contra un enemigo infiltrado en todos los
niveles de la sociedad, que actuaba como agente de una confabulacin

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internacional cuya finalidad fue la eliminacin de valores aceptados como
absolutos

Se argumenta la necesidad de responder con el terror a la guerra


vertical. Maximilian de Rovespierre sostena:

hay que sofocar a los enemigos interiores y exteriores de la repblica


o perecer con ellos; por lo tanto, en esta situacin, la primera mxima de
vuestra poltica debe ser conducir al pueblo por la razn y a los enemigos del
pueblo, por el terror.

Ya hemos afirmado que nada justifica la imposicin del terror y la


transformacin del Estado de Derecho en un Estado terrorista.

Eso mismo se desprende de las manifestaciones, por ejemplo, de Daz


Besone en el documental Los Escuadrones de la muerte, incorporado en esta
audiencia, en cuanto sostiene que el motivo de la desaparicin de personas
obedeca a que desde el punto de vista internacional no podan justificarse los
fusilamientos masivos, puesto que recibiran las quejas de los dems pases y
hasta del Papa.

Se adverta claramente que no solamente nuestra sociedad, sino que


toda la Comunidad Internacional presentara su queja, pues sancionaba tal tipo
de acciones.

Y la queja devena de considerar que tal tipo de conductas exceden el


marco de la soberana de los Estados en el tratamiento de sus temas internos,
ofenden la conciencia universal, pues la atrocidad no se limita a la condicin
de sujeto de un Estado, sino como parte de la comunidad internacional.

Estos planes sistemticos, entonces, de ningn punto de vista podan


estar justificados. Pero el Tribunal deber tambin tomar en cuenta que en este
tipo de juicios no solamente se brindan excusas y justificaciones genricas,
sino que tambin se pretende desviar las responsabilidades simplemente al
sistema o la institucin militar.

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Basta citar al respecto las palabras de Hanna Arendt:

En todo sistema burocrtico, el desvo de responsabilidades es algo


rutinario y, si uno desea definir la burocracia en trminos de ciencia poltica,
es decir, como una forma de gobierno el gobierno de los cargos, en
contraposicin al gobierno de los hombres, sea uno, unos pocos o muchos-,
resulta que, desgraciadamente la burocracia es el gobierno de nadie y,
precisamente por eso, quiz la forma menos humana y ms cruel de gobierno.
Pero en el tribunal esas definiciones no cuentan para nada. Pues ante la
respuesta: no lo hice yo, sino el sistema del que yo era una simple pieza, el
tribunal lanza inmediatamente la siguiente pregunta: porqu, si es usted
tan amable, se convirti en una pieza de engranaje o sigui sindolo en esas
circunstancias? Si el acusado pretende desviar responsabilidades, debe, a su
vez, implicar a otras personas, debe dar nombres, y esas personas aparecern
entonces como posibles compaeros de acusacin, no como la encarnacin de
la necesidad burocrtica o de cualquier otro tipo

Finalmente, hay otra pauta de interpretacin que el Tribunal deber


considerar.

Desde el inicio de la causa 13/84 hasta el presente, en este tipo de


juicios cientos de acusados brindaron excusas. Incluso algunos hablaron de los
hechos, pero no todos siempre lo hicieron en las diversas instancias procesales
o mantuvieron las mismas posturas cuando se fueron multiplicando las
investigaciones en su contra.

A diferencia de lo que ocurre con las vctimas, que pese a al paso de los
aos y pese a la reiteracin de sus presentaciones, en lo esencial relatan
siempre las mismas vivencias, muchos de esos imputados fueron modificando
sus silenciosas posturas y/o cambiando radicalmente sus historias para
adaptarse, quizs porque perciben que ya las cosas se saben, el silencio no
basta y los testimonios de las vctimas y las expresiones, incluso, de otros
acusados, los complican.

Con el tiempo fueron adaptando sus estrategias procesales. Algunos


quizs porque percibieron que la prueba que se iba acumulando era mucha.

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Otros quizs porque se dieron cuenta de que se iban sumando las propias
versiones de otros imputados. Las diversas declaraciones indagatorias que se
incorporaron al juicio, vertidas en otros procesos, son ejemplos de esta
afirmacin. Lo mismo ocurri en este juicio.

Consecuentemente, en vez de negar de manera directa una afirmacin,


algunos la confirman, pero pretendiendo variar su sentido; o falsean y cambian
el punto de partida, retorciendo las conclusiones; o directamente inventan una
historia pretendiendo que se adapte a lo que advierten no pueden modificar.

As, para desdibujar las inequvocas referencias que se derivan de las


palabras golpes, picana y tortura, hablan de interrogatorios
reforzados, como si tal lenguaje sonara mejor. O para corregir la propia
aceptacin de un rol concreto, quieren desligarse alegando confusin con
planes pretritos que todos sabemos que no regan, como el llamado Plan
CONINTES, abandonado en 1961.

Para pretender desembarazarse directamente de los hechos han llegado a


inventar viajes o se alega que la culpa la tiene otro: el de arriba, es decir, los
superiores; el del costado, es decir otra Fuerza, otra Unidad u otro Grupo de
Tareas; o cuando se entiende necesario que algo debe decirse de la evidente
confesin en que incurre la propia tropa, pueden aparecer frases como no es
lo que se ordenaba, puede ser y no estaba al tanto, pretendiendo derivar,
sin decirlo, la responsabilidad al de abajo.

Saben que decir simples mentiras no les basta: prefieren construir el


engao con partes de la verdad, para que se parezca a la verdad.

Es por ello que no todo lo que fueron diciendo es verdad, pero tampoco
todo lo que algunos dijeron es mentira: en este alegato interpretaremos las
diferentes versiones conjuntamente con el resto de las pruebas, para separar lo
verdadero de lo falso.

Pautas bsicas para establecer relacin con coordinacin.

Una cosa resta decir sobre la forma de relacionar la prueba.

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Antes mencionamos que una de las caractersticas de este juicio es que
la mayora de las vctimas no son argentinas. Es claro que la nacionalidad
puede servir de indicio para establecer si en un hecho especfico existi
coordinacin entre las estructuras represivas de los respectivos pases y est
relacionado con la Asociacin Ilcita investigada.

Sin embargo, tal indicio puede no ser suficiente. Para establecer si un


hecho determinado puede servir de prueba para determinar la existencia de esa
relacin, es decir, si un hecho se produjo como consecuencia de la
coordinacin represiva operada en el marco de Cndor, debemos intentar
verificar, entre otros, algunos de los siguientes puntos que servirn de indicios
en tal sentido:

o Si intervinieron fuerzas represivas de otros pases en los secuestros,


interrogatorios, cambios de destino, traslados o en cualquier otro tipo de
actividad;

o Si se requiri informacin o colaboracin a otros pases;

o Si se utiliz informacin o cualquier tipo de colaboracin de otros


pases;

o Si el lugar de secuestro y el de destino se encuentran en pases


diferentes;

o Si se persigui o se interrog a las vctimas por su conocimiento,


pertenencia o vinculacin con organizaciones polticas extranjeras o por
actividades opositoras vinculadas a directa o indirectamente con otros pases;

o O si en el hecho predomin un inters regional.

Y para entender el inters regional en el secuestro, la tortura, el


interrogatorio, la desaparicin o los asesinatos, debe examinarse el proceso de
la Operacin o Plan Cndor.

IV. Cndor Histrico.


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1. Introduccin.

I.1 Necesidad de contextualizar.

Siguiendo as la metodologa recin explicada, nos referiremos ahora


especficamente a la Operacin Cndor desde el punto de vista histrico.

Sabemos que el proceso penal no tiene por fin el juzgamiento de una


poca histrica, pues su objeto especfico es el hecho criminal y la
culpabilidad del imputado.

Sin embargo, resulta necesario en este juicio abordar parte de la historia


porque, al decir de Gehard Werle, en algunas ocasiones los tribunales pueden
verse obligados a esclarecer un conjunto de acontecimientos complejos: por
ejemplo, cuando la ejecucin de esos hechos crimnales son consecuencia de
una masacre sistemtica, organizada estatal y burocrticamente, como son los
hechos objeto de este debate.

En tales casos, los hechos ilcitos debern ser considerados dentro de


ese marco de referencia; y se har necesario tomar tambin a los
acontecimientos histricos como objeto del proceso penal.

La Operacin Cndor, como hecho histrico, debe ser examinada en un


contexto. Por razones de tiempo, al explicar ese contexto conscientemente
deberemos hacer un recorte, limitndonos a mencionar sus aspectos centrales.
As, slo examinaremos el marco de Cndor a nivel regional, ms all de la
eventual incidencia del contexto mundial.

En este juicio, los acontecimientos histricos probados demuestran que


Cndor fue una creacin delictiva de Estados delictivos, que emplearon y
coordinaron sus estructuras para la comisin de los ms graves crmenes
contra la humanidad.

I.2. Base Ideolgica comn.

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Las atrocidades que escuchamos a lo largo de todo este debate formaron
parte de una tecnologa de destruccin. Esa tecnologa fue nutrida por las
ideas y tcnicas desarrolladas fuera de nuestros pases, pero conscientemente
tomadas y ejecutadas por nuestros Estados.

Como punto de partida debemos encontrar cules fueron los puntos de


coincidencia que llevaron a quienes ejercieron el poder en nuestros Estados a
formar esa asociacin criminal

Entendemos que esas coincidencias se derivan de una base ideolgica y


una metodologa comn, sustentadas en dos fuentes que se complementan: la
Doctrina de la Seguridad Nacional, de raz norteamericana; y la denominada
Escuela Francesa.

Nos proponemos ahora examinarlas brevemente.

En la audiencia, el General Heriberto Auel, testigo experto ofrecido por


la defensa, insinu que la Doctrina de la Seguridad Nacional nunca existi.
Segn l, fue inventada por un telogo belga, Jos Comblin, con quien se
haba encontrado en Uruguay en 1976, quien en presencia de Auel dijo que
haba falsificado una doctrina para conmover a los obispos conservadores de
Latinoamrica.

Auel sugiri que leyramos un ejemplar de la Revista Estrategia,


publicada octubre de 1976 donde se refutaba esa tesis, pues, cito,

ah van a tener en claro cmo estamos navegando sobre falacias


hasta el da de hoy. El propio Comblin, en presencia ma, le dijo a Methol
Ferr, me has destrozado las reuniones preparatorias de Puebla, yo he escrito
eso sabiendo que menta, pero quera conmover a los obispos conservadores
de Iberoamrica. Luego esto se difundi en un libro, y es una verdad absoluta
para una mayora de argentinos.

Resultan extraas sus afirmaciones en este sentido, por dos motivos. El


primero por lo que otro testigo dijo sobre Comblin y su obra. El segundo,
porque Auel manifest ser profesor de estrategia y de Defensa Nacional; y lo

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escrito por Comblin no es ms que una sistematizacin que proviene de la
lectura de publicaciones principalmente militares- y discursos de esa poca; y
de su propia observacin de la realidad.

En la audiencia y a preguntas concretas que le efectuamos, el Premio


Nobel Prez Esquivel destac la labor pastoral de Comblin y los estudios que
hizo sobre la DSN, sealando que dcadas atrs haba examinado
profundamente las caractersticas de esa ideologa. Una ideologa que, como el
propio testigo, en carne propia haba sufrido.

Entre otras cosas, Prez Esquivel inform sobre las tareas del Servicio
de Paz y Justicia en la dcada del 70. Explic las propias, los viajes que hizo
y las detenciones que sufri junto a otras personas. Por las razones que dio,
interpret que todos haban sido vctimas del Plan Cndor.

Indic que antes de las detenciones, por diversas fuentes,


particularmente de refugiados, saban que haba comandos que actuaban en los
distintos pases que haban comenzado a operar entre los aos 1974 1975.

Explic tambin que, a su entender, a partir del golpe de Estado en la


Argentina se intensific esa actuacin, hacindose ms coordinada. Se hablaba
de grupos de tareas y en particular, los refugiados chilenos tenan miedo de los
grupos de tareas de su propio pas operando en el exterior. Los refugiados
paraguayos relataban los intercambios de prisiones en los puestos de fronteras
paraguayos. Mencion que se hablaba tambin de coordinacin entre los
gobiernos, pero que no se le daba el nombre de Cndor. Eso se supo despus.

Prez Esquivel explic que una de las detenciones que sufri ocurri el
12 de agosto de 1976 en Ecuador, junto a varios obispos. Los soldados que los
apresaron les dijeron que crean que eran un grupo subversivo que haba
entrado clandestinamente a Ecuador; y que la detencin la hacan por una
orden superior. Explic tambin que en determinado momento uno de los
religiosos se mostraba asombrado no ya por la detencin, sino porque el lugar
en que estaban era el mismo en el que, aos atrs, haba dado clases. Ese
religioso era Jos Comblin.

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Prez Esquivel concluy que el Plan Cndor se bas en la Doctrina de
la Seguridad Nacional.

Jos Comblin.

A fines de 1977, la Vicara de la Solidaridad del Arzobispado de


Santiago de Chile public un ensayo del padre Jos Comblin, titulado La
doctrina de la Seguridad Nacional.

Comblin la define as:

La doctrina de la Seguridad Nacional" es el nombre que los nuevos


regmenes militares latinoamericanos dan a su ideologa. Con justa razn, por
lo dems, ya que la "seguridad nacional" es el eje alrededor del cual gira todo
su sistema.

Sostiene que la DSN es una doctrina militar latinoamericana inspirada


por la ciencia militar norteamericana; es una ciencia de la guerra que engloba
a tambin a la poltica de forma indirecta; es una visin totalizante que
engloba a toda la nacin que gira en torno a cuatro conceptos principales: los
Objetivos Nacionales, la Seguridad Nacional, el Poder Nacional y la
Estrategia Total o Estrategia Nacional.

Para la DSN, la Nacin no tiene otra poltica que la guerra total a la que
el comunismo la ha condenado. Hay un nico bien que es la espina dorsal de
la Seguridad Nacional: es la supervivencia de la Nacin: Si le incomoda, borra
la Constitucin. Tambin borra la distincin entre poltica exterior y poltica
interior, puesto que considera que el enemigo est tanto fuera como dentro del
territorio. El enemigo es el mismo. Y borra tambin la distincin entre
violencia preventiva y violencia represiva.

En definitiva, la Seguridad Nacional no tiene lmites. La guerra debe ser


articulada en todos los planos y articular todos los esfuerzos desplegados en
todos los campos de batalla. Todos los esfuerzos de guerra se confunden en
una misma estrategia. La estrategia es total y abarca todos los aspectos del
Estado: poltico, militar, policial, econmico, cultural, etc.

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Se emparentan finalmente la Seguridad y el Desarrollo pues se sigue la
doctrina de McNamara, en tanto sostiene que

La seguridad es desarrollo y sin desarrollo no hay seguridad. Un pas


subdesarrollado y que no se desarrolla jams alcanzar nivel alguno de
seguridad por la sencilla razn que no puede despojar a sus ciudadanos de su
naturaleza humana.

A travs de innumerables citas, Comblin muestra que en las ms


importantes escuelas militares de la regin se manejaban los mismos
conceptos y postulados, pese a las diferencias que existan entre las diversas
naciones.

Esta similitud la basa en la adopcin de una ideologa comn que


super los particularismos nacionales y mantuvo en el tiempo a las estructuras
de las diversas dictaduras. Comblin lo explica de la siguiente forma:

la doctrina de la Seguridad Nacional es, sin lugar a dudas, una


doctrina americana. Los latinoamericanos no han inventado nada. An ms,
han modificado muy poco la doctrina que recibieron completamente hecha de
los Estados Unidos. A lo ms, se podra decir que ellos la codificaron, la
pusieron en frmulas y le dieron una especie de rigidez dogmtica.

Pero, la doctrina en s, con todo lo que provoca esta rigidez dogmtica,


proviene de los Estados Unidos. Ella se trasmite en las escuelas militares
norteamericanas a todos los ejrcitos que son sus aliados.

Si las fuerzas armadas latinoamericanas estn impregnadas de manera


tan fuerte es porque los norteamericanos han fundado y mantienen en
Washington y en la zona americana del canal de 'Panam, escuelas
especialmente reservadas a los militares latinoamericanos.

Esta circunstancia, apreciada por Comblin en 1977, fue sobradamente


probada en este juicio.

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Para Comblin, la ideologa de la seguridad nacional fue una doctrina
totalizante, fundada en el tiempo de la guerra fra y desempe para los
norteamericanos una doble funcin: interna y externa.

En su faz externa, que es lo que aqu interesa, importa una armadura


ideolgica de proteccin de intereses y de mantenimiento de su estructura; y
se basa en el postulado de la bipolaridad, en donde el mundo est en tensin
permanente y dividido en dos partidos antagnicos e irreconciliables: el
occidente y el comunismo. En ese esquema bipolar, las naciones no tienen
ms remedio que agruparse en una de las dos alianzas opuestas y alineadas
con las dos potencias mundiales: una representa el bien y la otra el mal. A esto
se suma que la visin del mundo fundado en la geopoltica es la de rivalidad
de naciones que son voluntades de potencia y de poder. Es dentro de ese
alineamiento inexorable donde las naciones pueden realizar su proyecto
fundamental.

Ante esa disyuntiva, Comblin seala que algunos pases utilizaron a la


geopoltica para dar una base racional que, frente al concepto de bipolaridad,
llevara a Latinoamrica a integrarse al bloque anticomunista.

As, Brasil lo entiende como una estrategia geopoltica necesaria, para


la seguridad de occidente al que moral y geogrficamente pertenece; en Chile
se plantea la existencia de una guerra abierta entre ese pas y el comunismo.
En Argentina no se busca una justificacin cientfica, sino que la Seguridad
Nacional parte del postulado de la bipolaridad y no trata de justificarla
geopolticamente: se plantea como un hecho.

Dos de los documentos incorporados al juicio lo muestran claramente.


El primero, identificado como 00186F 1573 y fechado el 12 de septiembre de
1972, es el Acuerdo Bilateral de Inteligencia entre las FFAA paraguayas y el
Ejrcito Argentino, de carcter secreto, que tiene por finalidad:

coordinar acciones en la lucha contra la subversin y los grupos de


insurreccin que desde la clandestinidad fomentan la insurreccin y/o
agitacin ideolgica tendiendo a reducir el poder militar, poltico, econmico

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y/o sicolgico de ambos pases, visando adems oponer la opinin pblica y a
la poblacin contra sus gobiernos

El segundo, que se anexa al primero, fue redactado por el Ejrcito


Argentino, est identificado como 00186F 1575/1579, se titula Situacin Base
Jurisdiccin de la Br I VII; y pretende dar una imagen de lo que ocurra en la
regin nordeste de nuestro pas. Su primer prrafo da como un hecho la
bipolaridad; dice:

En la actualidad, las naciones que integran el mundo no comunista se


ven amenazados por una ideologa totalitaria que busca su desintegracin por
medio de la subversin

La existencia de tensin universal permanente conduce al concepto de


la guerra total, a un estado de guerra permanente impuesto por el comunismo.

En la elaboracin del concepto de guerra total intervienen tres


conceptos de origen norteamericano: la guerra generalizada; la guerra fra y la
guerra revolucionaria.

El concepto de guerra generalizada fusiona dos nociones distintas e


irreconciliables: en cuanto a su fin, la nocin de guerra absoluta por la
supervivencia, cuyo fin es la destruccin total del adversario; y en cuanto a los

medios empleados, la nocin de guerra atmica, que es la guerra con


medios de exterminacin, la guerra que destruye al adversario no porque sea
su finalidad, sino porque emplea medios tales que lo destruyen.

Con acierto, Comblin seala que la guerra absoluta no es una guerra


real, ya que histricamente las guerras reales no son as; que es un concepto
abstracto; y que una guerra absoluta es una guerra que escapa a la conduccin
poltica, apartndose as de los criterios militares clsicos, como el de
Clausewitz.

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Pero pese a ser un concepto abstracto, sirve para lograr la movilizacin
total: Comblin seala, recordando los nuevos elementos introducidos por las
primeras guerras nacionales revolucionarias, que:

el hecho de la nacin en armas hace de la guerra un compromiso de


todo el pueblo. Se le hace creer al pueblo que lo que est en juego no son
ciertos intereses materiales limitados, sino su supervivencia. Subjetivamente,
las guerras nacionales sern vividas como guerras por la supervivencia.

La guerra pasa a ser subjetivamente absoluta. As lo ser en el siglo


XX. Aunque 'la supervivencia sea la de la "repblica". Como en una cruzada
secularizada la supervivencia de ciertas creencias o de ciertas instituciones, es
considerada como equivalente a la supervivencia del pueblo, lo que
transforma la guerra en absoluta. Ser la guerra hasta la capitulacin total del
adversario, hasta la victoria total.

De all parte la idea de guerra total, que es una nueva forma de guerra
absoluta, la cual debe prepararse mediante la formacin sistemtica del
pueblo, pues la guerra debe ser el acto total del pueblo entero. As, con citas
del General brasileo Golbery y del propio Pinochet, muestra como la guerra
contra el comunismo pasa a ser la guerra por la supervivencia de occidente,
una guerra absoluta, pues contra l slo se puede concebir una guerra de
eliminacin total.

En cuanto a la guerra fra, Comblin seala que si bien la guerra atmica


es una amenaza, la guerra fra es actual. Explica la estrategia estadounidense
de la contencin, la consideracin de todos los actos de la Unin Sovitica
como actos de guerra y la doctrina Truman, por la cual los EEUU apoyaran a
losestados en cualquier intento de dominacin o presin exterior del
comunismo. Segn la DSN, se est en guerra contra el comunismo
internacional.

Para la DSN, la guerra fra es una nueva forma de guerra. Como es una
guerra y no una simple amenaza, deben aplicrsele todas las caractersticas de
una guerra y responder a esta nueva situacin con una estrategia apropiada. Y

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como es permanente y evita la confrontacin directa, se libra en todos los
planos, no slo en el militar. La DSN es la respuesta a este tipo de guerra.

La tercera nocin es la de guerra revolucionaria. Comblin sostiene que


el concepto los norteamericanos lo extraen de diversos tipos de fuentes, desde
Mao hasta las obras de los oficiales franceses de Argelia, esto es, de la
llamada Doctrina o Escuela Francesa.

Se ve a este tipo de guerra como la nueva estrategia del comunismo


internacional por la que busca conquistar el mundo. As, en todo lugar donde
haya guerra revolucionaria, es necesario descubrir la presencia del
comunismo.

Por eso no importa identificar sus reales caractersticas. Al no


considerarse sus diferencias, se concluye que pueden utilizarse tcnicas
semejantes contra cualquier tipo de revolucin, con las mismas probabilidades
de xito. Recordemos aqu que en la audiencia, el mismo Auel destac el
colosal fracaso que significaba la equivocada utilizacin de doctrinas forneas
a situaciones no equiparables. Lo mismo le explic Daz Bessone a Monique
Robin en el documental incorporado al juicio, sobre la utilizacin de la tcnica
francesa en nuestro pas.

De tal forma, se considera a la guerra revolucionaria como una cuestin


de tcnica, como una nueva tcnica para hacer la guerra. Deba entonces
entender bien la tcnica para elaborar contra-tcnicas adecuadas y as volver la
guerra revolucionaria contra sus autores.

Segn Comblin as lo entendieron los franceses, quienes fueron los


primero en tratar una guerra de liberacin nacional como una simple cuestin
de tcnica revolucionaria. Cita como ejemplo al Coronel francs Trinquier,
para quien la guerra revolucionaria es una cuestin de control de la poblacin,
control que se obtiene por el terror, pues la organizacin terrorista crea la
conviccin de que ella es capaz de castigar toda colaboracin con el otro
bando y consigue as que la poblacin colabore, porque est aterrorizada.

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Se interpreta entonces que se pueden obtener los mismos efectos por el
contra terror. Describiendo la doctrina de la Escuela Francesa y la importancia
que en este tipo de lucha se da a la inteligencia para la deteccin del enemigo,
al que conciben sin rostro, que est en todas partes, camuflado con la
poblacin, Comblin dice:

Por el contra terror se asla la organizacin clandestina de la poblacin.


Luego se puede destruir. La estrategia deriva de estos principios. En lo que se
refiere a la accin militar para destruir las guerrillas, hay una serie de tcticas
que han sido perfeccionadas en Argelia. La fase ms complicada es aquella
que precede a la accin de eliminacin de la guerrilla: la identificacin del
enemigo. Aqu interviene la inteligencia.

En primer lugar, procede poner fuera de combate a todos los


simpatizantes posibles de la revolucin. En principio, todos aquellos que,
antes de la eclosin de las guerrillas, formaban parte de los partidos o de los
grupos favorables a su causa, son simpatizantes posibles.

Luego se trata de detectar todos los miembros activos de la subversin.


Las tcnicas son las ms variadas: presencia permanente, en todas partes, en
los lugares de trabajo, de transporte, de diversin; arrestos rpidos,
informacin. Sobre todo informacin. En esta guerra, el arma decisiva es la
informacin. Es necesaria a cualquier precio. La tortura es la regla del juego.
Los revolucionarios saben lo que les espera. Se har lo que sea necesario.

La inteligencia es uno de los polos de la guerra contrarrevolucionaria.


El otro es la accin psicolgica. Se trata de mantener a la poblacin alejada de
todo contacto con la subversin existe lo que se llama en Estados Unidos la
accin cvico-militar tcnica fundamental para conquistar la simpata de los
pueblos seducidos por la revolucin. La accin cvico-militar les mostrara
que el gobierno era ms eficaz que la revolucin para remediar sus
necesidades

Y vuelve a destacar el papel de la inteligencia y el rol elitista que


adquiere en la nueva concepcin de la guerra con las siguientes palabras:

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La lite de las Fuerzas Armadas se dedica a !a inteligencia. La
inteligencia es el arma que atrae a los mejores talentos y tambin a
losambiciosos, puesto que es de los servicios de inteligencia que salen los
militares destinados a los ms altos puestos del Estado

Finalmente, concluye lo siguiente:

Tal visn de la guerra conduce directamente a una poltica general y a


la fundacin de un Estado nuevo -una nueva institucionalidad, dicen los
chilenos. En efecto, los conflictos sociales, las oposiciones polticas, las
discusiones de ideas, el no conformismo ideolgico o cultural son otras tantas
manifestaciones visibles de una guerra revolucionaria omnipresente. Esta
guerra revolucionaria es el rostro latinoamericano de la guerra fra: ella forma
parte de la guerra permanente entre el Occidente y el marxismo-leninismo
comunista internacional. Se trata de una guerra total, generalizada y absoluta:
se entiende que ella absorbe toda la poltica.

Testigos y textos especializados.

Estos son los puntos centrales de la DSN expuestos por Comblin.


Veremos ahora qu es lo que dijeron en la audiencia otros testigos expertos; y
siguiendo la sugerencia de Auel, revisaremos otros escritos sobre estos
mismos temas, prefiriendo siempre las publicaciones ms cercanas a los
hechos objeto de este juicio.

Horacio Ballester.

Horacio Ballester, coronel retirado del Ejrcito Argentino, experto en


asuntos militares y miembro del Centro de Militares para la Democracia
(CEMIDA), describi que durante el juicio a las juntas militares celebrado en
el ao 1985, hubo oficiales superiores de las fuerzas armadas que declararon
bajo juramento que no exista ningn reglamento y/o manual que definiera a la
Doctrina de la Seguridad Nacional. Como vimos, esa fue bsicamente la
postura de Auel en este juicio.

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Segn Ballester, esa doctrina surgi en la denominada guerra fra y en la
concepcin norteamericana de considerar al resto del continente como el patio
de atrs; y fue el resultado de la firma de una serie de acuerdos internacionales
y de la costumbre. Dijo tambin que todo comenz en enero del ao 1942 en
la ciudad de Ro de Janeiro, donde se reunieron los cancilleres y resolvieron
crear una junta de especialistas a fin de estudiar la defensa del continente
americano. Destac la firma del Tratado Interamericano de Asistencia
Recproca (T.I.A.R.) en 1946, el cual estableci que el ataque de una nacin
extra-americana contra una americana deba ser considerado un ataque contra
la totalidad de las naciones del continente; y la creacin de la OEA en 1948.

Mencion que en el ao 1952 Estados Unidos dict una ley de ayuda


mutua y que dio origen a los programas de ayuda militar, por la cual firm
pactos bilaterales con diversas naciones latinoamericanas. Por medio de esos
pactos, una de las dos naciones le prestaba armamentos a la otra y, a cambio,
estableca una misin militar en la jefatura de la nacin que lo reciba.

Ballester indic que el armamento que prestaba Estados Unidos era apto
nicamente para la represin interior, pues se trataba de armamento porttil,
medios de comunicacin y de transporte; pero no as otros elementos como
artillera, tanques y todo lo que hace al desarrollo blico. Relat luego otros
antecedentes, sobre los que abundaremos luego.

Adentrndonos ya a sus precisiones geopolticas, Ballester manifest


que todo pas que se precie debe tener un proyecto nacional que vaya en
bsqueda del bienestar de sus habitantes. Explic que ese proyecto nacional,
en su avance, choca con otros proyectos nacionales, generndose as las
denominadas hiptesis de conflicto.

Indica que esas hiptesis, normalmente, se solucionan con medidas


econmicas; sin perjuicio de ello, sostiene que, cuando la hiptesis de
conflicto adquiere gravedad y no puede detenerse, requiere la intervencin de
las fuerzas armadas. En consecuencia, relata que la hiptesis de conflicto se
transforma en hiptesis de guerra.

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Yendo ahora s a sus caractersticas, Ballester expres que en la
Doctrina De Seguridad Nacional existe una sola hiptesis de guerra: Oriente
contra Occidente. El enemigo, acorde a sus postulados, es el Movimiento
Comunista Internacional.

Para esta doctrina, este enemigo se encontraba alojado en el interior del


propio pas, con el fin de perturbar el orden interior en busca de la cada del
gobierno y, as, pasar a la rbita sovitica.

Para esta doctrina, el enemigo interior es todo aquel que tuviera ideas
sociales, que planteara la redistribucin de la riqueza; todo lo que se desarrolle
en contra de los intereses del capital transnacional compaas
estadounidenses- y el neoliberalismo.

Para Ballester, esa redefinicin de enemigo interno y externo guard


vinculacin con la reunin de ejrcitos americanos porque; y cito:

los comandantes en jefe haban resuelto, como consecuencia de la


doctrina de seguridad nacional, que el enemigo estaba en el interior del propio
pas, compuesto por la infiltracin comunista y el desorden social resultante;
para luchar contra eso deban estar capacitadas nuestras fuerzas armadas.

Agreg que conforme esa doctrina, las fuerzas armadas deban


mantener el orden en el interior de su respectivo pas, combatiendo la
infiltracin comunista y el desorden social resultante, como as tambin
deban facilitar la navegacin de Occidente frente a las costas de los
respectivos pases

Ballester explic que cuando curs la Escuela Superior de Guerra, las


hiptesis de enemigo eran la Repblica Federativa del Brasil y la Repblica de
Chile. Y que fue as hasta la llegada de la doctrina francesa, momento en el
cual desapareci el enemigo exterior y surgi el enemigo interior.

En esas circunstancias, se aplic la doctrina de la seguridad nacional.


Desde ese momento, los ejercicios de entrenamiento siempre tenan como

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teatro de operaciones una parte de un territorio de una poblacin que haba
sido tomado por la subversin, territorio que haba que recuperar.

Ballester sostuvo que si bien las fuerzas armadas estaban preparadas


para hiptesis de conflicto con enemigos exteriores, la adopcin de la DSN
signific que las fuerzas armadas dejaron totalmente de lado el problema del
exterior y pasaron a combatir al enemigo interior.

Indic as que en la Argentina, para aplicar la DSN y posibilitar el


combate contra ese enemigo, cada cuerpo del Ejrcito Argentino estableci
una zona de defensa para el control de la poblacin. Por ello se establecieron
primero cuatro y luego cinco zonas de defensa, las cuales se dividieron en sub-
zonas, y stas ltimas, en reas y sub-reas. Todo eso, reiter, para el control
interno de la poblacin.

Coronel Garca.

Otro de los testigos, el Coronel del ejrcito en situacin de retiro, Jos


Luis Garca, se pronunci en trminos similares a los de Ballester.

Garca, posee una amplia experiencia y conocimiento de asuntos


militares dado que, adems de su carrera militar, fue profesor en la Escuela de
Defensa Nacional y en la Escuela Superior de Guerra, y en su carcter de
miembro del Centro de Militares para la Democracia (CEMIDA) declar
como experto en la Causa 13 y, desde entonces, en muchas otras causas por
hechos ocurridos durante la ltima dictadura militar.

Auel explicaciones:

Incluso el propio Auel, aunque neg la existencia de la DSN, en su


declaracin hizo apreciaciones que en un todo se identifican con sus mismos
postulados.

Auel hiso referencia a la denominada tesis Trumman y a la guerra fra, a


la que defini como una situacin de disuasin mutua, de mutua destruccin
asegurada.
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Sostuvo que la guerra fra tuvo un carcter disuasivo para los pases
nuclearizados, que asegur 43 aos de paz en Europa y explic que EEUU
aplic la doctrina de la contencin, por ejemplo en el sudeste asitico, para
cercar al oso sovitico. As se dio una disputa bipolar.

Explic tambin que no fue lo mismo para los pases no nuclearizados


del hemisferio sur, pues en ellos se desarroll un proceso revolucionario por
aproximacin indirecta. Sostuvo que las organizaciones guerrilleras no
buscaban vencer a las FFAA, que eran mucha ms poderosas, sino que su
estrategia era la perturbacin, que es la primera etapa de cualquier estrategia
de aproximacin indirecta.

A una pregunta sobre la circulacin regional de la informacin, dijo lo


siguiente:

El problema era y es internacional. Entre los ministros de defensa del


continente se trasladaban informaciones, se trasladaban doctrinas, porque la
agresin era internacional, era una sub-secuencia de la guerra mundial llamada
guerra fra.. Los dos estados que estaban enfrentados entre el Este y el Oeste,
tenan sus elementos vicarios en todo el hemisferio sur. Las reuniones deban
hacerse, porque haba una agresin ilegtima internacional. Cmo no iban a
intercambiar informacin?

Habl tambin del concepto de enemigo interno conducido desde el


exterior, del accionar de un enemigo sin rostro.

Destac que en todo el hemisferio sur se desarrollaron guerras inditas,


cito,

que nuestros cuasi estados no comprendieron. Pasaron 15 aos


creyendo que era un problema policial. Cuando despiertan, le ordenan y
movilizan a la fuerza y le dicen para maana quiero el xito.

Puntualmente agreg lo siguiente:

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La desesperacin de los cuasi estados es tomar experiencias ajenas.
Pero se toman experiencias equvocas. La experiencia francesa es la lucha de
irregulares no revolucionarios, son guerras independentistas. Hay una
diferencia cualitativa enorme.

Esas recomendaciones de los asesores y los reglamentos que se


importaron, de las experiencias en el sudeste asitico y de Argelia, luego de la
experiencia americana den Vietnam, son experiencias tcticas, de
procedimientos de combate de ltimo nivel, nada tiene que ver con lo que
dirige a los combates, que es donde fracasa la Argentina, el plano de lo
estratgico-poltico.

Finalmente, como vimos Adolfo Prez Esquivel tambin aludi en este


debate a la DSN, al punto de asegurar que el Plan Cndor se bas en esa
doctrina.

Publicaciones de la poca. Geopoltica.

Lo expuesto fue una sntesis de las manifestaciones de algunos expertos


que se pronunciaron sobre este punto.

Todos, de manera uniforme, fundadamente contradijeron la opinin de


Auel y verificaron la existencia de la Doctrina de la Seguridad Nacional.
Incluso y como vimos, sus propias referencias se identifican con puntos
centrales de la DSN y de la Doctrina Francesa, como ser la guerra fra, la
bipolaridad, el concepto de enemigo interno y el cambio de las hiptesis
tradicionales de guerra por la de la guerra revolucionaria.

Sres. Jueces: La DSN pretende extraer una fundamentacin cientfica de


la geopoltica. Esta intenta ser una especie de ciencia del proyecto nacional y
servir de fundamento racional de los proyectos polticos. Pretende estudiar la
relacin entre la geografa y los Estados, su historia, su destino, sus
rivalidades, sus luchas.

Corresponde ahora que, muy brevemente, cotejemos algunas opiniones


doctrinarias geopolticas de la poca de los hechos, expuestas en diferentes

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textos de estudio y de difusin en escuelas militares de la regin. Veremos que
la misma doctrina les sirve de fundamento; y que es invocada explcita o
implcitamente.

Comenzaremos con la lectura del siguiente texto: "No puedo, sin


embargo, dejar de salir al paso de aquellos que, distorsionando el verdadero
concepto de seguridad nacional, lo combaten como una idea de cuo
totalitario.

A los que as proceden, yo les pregunto: Cmo va a procurar el bien


comn un Estado cuya inseguridad llegara a colocarlo al .borde de la
disolucin o del caos? No es acaso un supuesto indispensable de todo ser
que busca su perfeccin y desarrollo al asegurar primeramente su propia
subsistencia?

La Seguridad Nacional as entendida emerge como un concepto


destinado no slo a proteger la integridad territorial del Estado, sino muy
especialmente a defender los valores esenciales que conforman el alma o
tradicin nacional, ya que sin ellos la identidad nacional misma se destruira.

Y desde ese firme pedestal, la Seguridad Nacional se proyecta


dinmicamente al campo del desarrollo, enfocado asimismo no slo en el
terreno material, sino en armona y al servicio del progreso espiritual del
hombre

Como otros pases del mundo, y especialmente de Amrica latina,


Chile ha sufrido el embate del marxismo-leninismo, y ha decidido enfrentarlo
y combatirlo hasta su total derrota. Pero ante ello, cabe hoy detenerse un
instante a reflexionar sobre un problema capital: en qu consiste exactamente
este enemigo en el mundo de hoy?

El marxismo no es una doctrina simplemente equivocada, como ha


habido tantas en la historia. No. El marxismo es una doctrina intrnsecamente
perversa, lo que significa que todo lo que de ella brota, por sano que se
presente en apariencias, est carcomido por el veneno que corroe su raz. Eso

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es lo que quiere decir que su error sea intrnseco y, por eso mismo, global, en
trminos que no cabe con l ningn dilogo o transaccin posible.

No obstante, la realidad contempornea indica que el marxismo no es


nicamente una doctrina intrnsecamente perversa. Es, adems, una agresin
permanente, hoy al servicio del imperialismo sovitico

esta moderna forma de agresin permanente da lugar a una guerra


no convencional, en que la invasin territorial es reemplazada por el intento de
controlar los Estados desde adentro.

Para ello, el comunismo utiliza dos tcticas simultneas.

Por una parte, infiltra los ncleos vitales de las sociedades libres, tales
como los centros universitarios e intelectuales, los medios de comunicacin
social, los sindicatos laborales, los organismos internacionales, incluso
los propios sectores eclesisticos.

Por otro lado, promueve el desorden en todas sus formas. Desorden


material, con agitaciones callejeras. Desorden econmico, con presiones
demaggicas e inflacionarias.

Desorden social, con huelgas permanentes. Desorden moral, con el


fomento de las drogas, la pornografa y la disolucin de la familia. Desorden
en los espritus, con el odio sistemtico de clases. Y como sntesis aberrante
de todos ellos, surge y se extiende el terrorismo

El objetivo ltimo de este desorden general, es el debilitamiento de las


sociedades que la secta roja no controla, a fin de poder dejar caer sus garras
sobre ellas en el momento oportuno, para convertirlas en nuevos satlites del
imperialismo sovitico, donde un implacable rgimen totalitario no tolera ni el
ms leve atisbo de las manifestaciones que, en cambio, l mismo estimula en
las sociedades libres.

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Ante la evidencia de esta agresin permanente, estamos abocados al
imperativo de dar una respuesta enrgica y realista, para resolver con xito el
verdadero dilema de nuestro tiempo: o totalitarismo o libertad.

Lo ledo corresponde a un extracto del discurso dirigido por Pinochet a


su pas el 11 de septiembre de 1976, colocado como epgrafe en la revista
denominada Seguridad Nacional, perodo septiembre-octubre de 1976,
publicada por la Academia Superior de Seguridad Nacional de Santiago,
Chile, en la que se exponen diversos artculos sobre geopoltica. Pinochet fue
profesor de geopoltica.

En uno de esos artculos, titulado Teora de la Seguridad Nacional, el


Coronel chileno Medina Lois expuso los orgenes y postulados de esa teora y
su implementacin en Chile a partir del golpe de 1973, con el propsito de; y
cito:

clarificar conceptos y definir con precisin los reales alcances que


tiene la Teora de la Seguridad Nacional en el caso chileno, como una forma
de lograr el necesario consenso para materializar en forma creciente la
cohesin y unidad nacional. El alcance de este trabajopretende
modestamente dar a conocer una sntesis de lo que ha constituido la enseanza
de la Teora de la Seguridad Nacional en la Academia de Guerra del Ejrcito,
en un esfuerzo acumulativo de muchos aos por profesores y alumnos para
crear conciencia de la necesidad de su aplicacin, y que hoy en da con esta
base formativa, en un positivo trabajo de reflexin y estudio cvico-militar,
estn dando forma a la aplicacin de esta Teora al servicio del Objetivo
Nacional del Gobierno de Chile.

En sintona con lo que mencionaron los testigos en el debate, el autor


sostuvo que la evolucin histrica fue determinando cambios en la concepcin
de la guerra; y que, cito:

Esta nueva concepcin pas a ser estudiada ya en 1961 en la Academia


de Guerra del Ejrcito; y en aos posteriores se fue complementando e
interpretando su aplicacin, como consecuencia de los cambios acaecidos en
las relaciones internacionales con posterioridad a la

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Segunda Guerra Mundial, en que las nuevas modalidades de los
conflictos daban adicionales amenazas a la seguridad de las naciones.

As, sin llegarse a un enfrentamiento blico abierto entre las


superpotencias, se entraba a la denominada guerra fra, con una nueva
connotacin poltica, econmica y psicolgica, propia de una estrategia
indirecta, y la insidiosa infiltracin interna del marximo-Ieninismo sovitico,
que buscaba explotar las injusticias sociales y debilidades de una organizacin
democrtica, indefensa contra este tipo de acciones.

El autor explic tambin que la doctrina tradicional, destinada a


prevenir amenazas externas, debi revisarse y ampliarse para; y cito:

incluir lo referido a la Seguridad Interior, por la nueva modalidad de


agresin que surga en diversos pases con la denominada Subversin, Guerra
de Guerrillas o Guerra Irregular, que pas a ser utilizada masivamente en los
pases que buscaban su independencia de las potencias coloniales, o en
aquellos en que se buscaba un cambio de gobierno. Ejemplos de ello lo
encontramos en Argel, Vietnam y numerosos pases latinoamericanos,
africanos y asiticos.

Mencin hizo tambin a la interaccin entre la Seguridad y el


Desarrollo Nacional, a fin de que el subdesarrollo econmico y la injusticia
social no crearan condiciones de inestabilidad que pudiera ser explotada por
activistas. En definitiva, la finalidad de la Teora de la Seguridad Nacional era
garantizar la supervivencia de un Estado dentro de la Comunidad
Internacional.

En otro artculo de la misma publicacin, titulado Algunas reflexiones


sobre las homologas geopolticas, el Coronel chileno Julio Van Chrismar
Esculli explic que el fenmeno poltico geogrfico denominado "homologas
geopolticas" era un conjunto de tendencias histricamente comprobadas que
tienen gran influencia sobre la poltica internacional e interna de los Estados,
especialmente en sus relaciones reciprocas y en su organizacin poltica
administrativa.

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Y sostuvo lo siguiente, de singular importancia para determinar la
existencia de similitudes entre diversos Estados en oposicin, extremo que
indicamos debamos examinar:

Otra causa importante de las homologas geopolticas es la


coincidencia y armona entre las necesidades y las posibilidades de cada uno
de los Estados en oposicin. Las necesidades pueden ser de carcter
estratgico, cuando se refieren a la mayor seguridad nacional o militar

Finalmente en el nmero inaugural de la mencionada revista Seguridad


Nacional, de agosto de 1976, en el artculo llamado El Estado y la Seguridad
Nacional, el entonces coronel chileno Bacigalupo mencion el concepto de
guerra total de la forma siguiente:

Para muchos resulta difcil admitir que el mundo est viviendo una
situacin de guerra permanente

De acuerdo a lo expuesto, la Doctrina de la Seguridad Nacional era


estudiada en la Escuela de Guerra chilena al menos desde 1961 y se aplic en
Chile a partir del golpe de 1973. Y la verificacin de una necesidad comn de
seguridad, influa recprocamente en las polticas externas e internas de los
Estados.

Lo mismo ocurra en Venezuela. En La Nacin y su Seguridad, de


1974, el Cnel. Alfonso Littuma Arizaga, luego de citar la definicin de
Seguridad Nacional dada por la Escuela Superior de Guerra del Brasil y de
resaltar el papel histrico de las Fuerzas Armadas latinoamericanas limitado a
las agresiones externas y la concepcin tradicional de la Defensa Nacional,
sostiene que, cito:

esta concepcin es cuestionada por la Doctrina de la Seguridad


Nacional, la cual se basa en el concepto de la Guerra Total, es decir: aquel
conflicto en que los recursos polticos, militares, econmicos y psicolgicos
estn plenamente comprometidos y donde la supervivencia de uno de los
beligerantes est en peligro. Esto lleva a conceptualizar la Defensa Nacional
como un medio o uno de los medios para alcanzar la Seguridad Nacional,

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siendo esta ltima un concepto ms amplio, pues abarca adems de la primera,
los aspectos psico-sociales, la problemtica del desarrollo y la estabilidad
interna.

Sea cual fueran las fuentes de este pensamiento,...lo importante es la


existencia de una concepcin totalizante de la problemtica nacional, donde lo
militar deja de ser un departamento estanco, mostrndose tericamente por lo
menos, interrelacionado con los aspectos econmicos, sociales, tecnolgicos y
polticos. Una visin de este tipo, haciendo la abstraccin de las intenciones
subyacentes, a nivel de las Fuerzas Armadas, implica un avance en su
concepcin de la sociedad

La doctrina, independientemente de sus consecuencias prcticas,


utiliza una forma determinada de concebir la realidadentiende que un
problema determinado, en este caso la seguridad nacional, tiene que tener
estrecha relacin con los aspectos econmicos, polticos, psico-sociales, etc.,
que actan sobre ella

En sntesis, uno de los aportes de la Doctrina, es la concepcin


totalizante de la sociedad, y en consecuencia, de la defensa de ella,lo cual
implica que la defensa de una nacin no depende exclusivamente del
presupuesto militar, de la cantidad de tropa y armas, sino de su potencial
econmico, de sus valores e ideologa y de la solidez de sus estructuras
polticas y sociales.

Similares referencias a conceptos como la bipolaridad, la Seguridad


Nacional, el Desarrollo Nacional y la nueva conceptualizacin de la nueva
guerra y el nuevo enemigo puede encontrarse en publicaciones brasileras,
uruguayas y argentinas.

Por ejemplo y entre las argentinas, la titulada Guerra Revolucionaria


Comunista, del entonces Coronel Osiris Villegas, publicada en 1962 por el
Crculo Militar, donde explica los orgenes y las razones de la guerra
revolucionaria, que define como la guerra

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cuyo fundamento poltico-social-econmico proviene de la accin
sobre las masas populares, de elementos activos, sostenidos y apoyados de
varias maneras por el comunismo internacional, que tiene por finalidad

destruir el rgimen poltico y la autoridad establecida y reemplazarlo


por otro rgimen poltico y otra autoridad, de tinte comunista. Esta accin es
total, progresiva, pblica y clandestina, violenta y no violenta y se apoya en
una propaganda continua y metdica, dirigida a catequizar a las masas
populares...

Afirma Osiris Villegas que la guerra revolucionaria extrae una


ventaja decisiva del secreto de su organizacin, de su flexibilidad y de su
facultad de proceder por sorpresa; y concluye que la aspiracin de
dominacin mundial del comunismo internacional encuentra, en esta nueva
forma de la guerra, el medio ms econmico para subyugar poblaciones y
conquistar territorios, sin riesgo exagerado; y que de acuerdo a la situacin
estratgica mundial solamente existan dos mundo: el de la cultura cristiana
occidental que respetaba los derechos humanos en un mbito de libertad y
justicia; y el de la dictadura del proletariado, que haba esclavizado al hombre
a su exclusivo servicio.

Hace referencia a la nueva concepcin de la guerra, afirmando que el


proceso que describe precisaba una nueva forma de guerra que llevaba a dos
soluciones: el triunfo del marxismo o su destruccin.

Idnticos conceptos vuelca el General Daz Bessone en su libro Guerra


Revolucionaria en la Argentina, publicado originalmente en 1987 tambin por
el Crculo Militar.

S bien esta publicacin es posterior, permite dar una idea de la ideologa


que sustent la comisin de los crmenes que ahora examinamos, pues en ella
Daz Bessone pretende justificar lo actuado contra diversas organizaciones,
como respuesta a la que denomina guerra revolucionaria, guerra para la cual,
cito,

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desde fines de la dcada de aos 50 el Ejrcito Argentino se vena
preparando; sobre la base de, tambin cito, un cuerpo doctrinario
constituido por numerosos reglamentos militaresLas fuerzas iban a operar
segn lo que durante aos haban ejercitado. Uno de los reglamentos, el RC-8-
2 daba las caractersticas de la Guerra Revolucionaria. Fue editado en
1969, termina diciendo.

La idea de guerra total que caracteriza a la DSN, Daz Bessone la


sintetiza de la siguiente forma:

La guerra revolucionaria que azot a la Argentinaform y forma


parte de la revolucin mundial, instrumento del marxismo-leninismo para
extender su control sobre el Tercer Mundo, que es parte de la estrategia para
implantarse en todo el universo.

En lo que aqu interesa, se explaya sobre el concepto de enemigo


interno, al que haba que descubrir pues se encontraba mimetizado con el
hombre comn; sobre los programas, objetivos y antecedentes de esa guerra
revolucionaria marxista que, cito, se propone destruir la civilizacin
occidental; y justifica el empleo de cualquier medio para impedirlo. Realiza
apreciaciones geopolticas sobre la ubicacin geogrfica Argentina en el
mundo y destaca el concepto de bipolaridad de la siguiente manera:

En la revolucin mundial que lleva a cabo el comunismo, no hay lugar


para terceras posiciones, no alineados, o neutrales.

Auel recomend la lectura de la edicin de octubre de 1976 de la


Revista Estrategia, dirigida por el General Guglialmelli, donde segn l se
refuta la tesis de Comblin. No pudimos consultar ese ejemplar, pero s el n 4
de diciembre de 1969, donde en el artculo denominado "La Seguridad
Nacional: Un Concepto de Palpitante Actualidad", aparece un texto que se
usaba en los cursos de la Escuela Nacional de Guerra, proporcionado por el
General Joaqun A. Aguilar Pinedo, por entonces su director.

All se conceba la seguridad:

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"No como un medio para mantener inclume la soberana territorial
detrs de fronteras rgidamente amojonadas, sino como una situacinen la
cual los intereses vitales de la Nacin se hallan a cubierto de interferencias y
perturbaciones internas o externas, violentas o no violentas, abiertas o
subrepticias que pueden neutralizar o postrar el desarrollo, y por ende la
existencia misma de la Nacin o su soberana...

El moderno concepto de seguridad es por lo tanto mucho ms amplio


que el de Defensa Nacionalmientras la Defensa Nacional comprende las
medidas, la seguridad es la situacin resultante de la aplicacin de todas las
medidas que tienden a preservar y asegurar el acervo espiritual y los bienes
materiales de la Nacin

Esa dosis de seguridad debe ser la situacin resultante de la aplicacin


de muy acertadas medidas[que] nieguen las pautas explotadas por el
enemigo y que a la postre arrojen como saldo, un adecuado grado de confianza
y de tranquilidad en lo social, en lo econmico, en lo educacional, o en todas
juntas. Es decir, una situacin de seguridad que interesa a toda la Nacin y que
permite continuar su ininterrumpido desarrollo...

Tal es el moderno concepto de seguridad que reclama por sobre todo su


cabal comprensin y una armonizacin en el desarrollo que es su factor
fundamental al que sirve y del cual se sirve. Por ello, la Seguridad Nacional,
en su sentido ms profundo, no es un concepto puramente militar, tiene un
alcance mucho ms amplio an; es parte de la Poltica Nacional, puesto que se
vincula con todos los aspectos de la vida de nuestra sociedad y por ende, de
los intereses vitales de la Nacin Argentina.

En 1972 Peter Snow, catedrtico de la Universidad de Iowa, en su


artculo Desarrollo Econmico y Seguridad Nacional en el Rgimen Militar
Argentino, comenta este texto y vaticina lo siguiente:

El solo hecho de que esto se ensee en la Escuela Nacional de Guerra


es, probablemente, suficiente evidencia para predecir que el concepto
desarrollo-seguridad dominar an por algn tiempo el pensamiento militar, y

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como resultado de ello, que los militares continuarn exigiendo un mayor
papel en el desarrollo econmico de la nacin.

Pero no slo se enseaba en la Escuela Nacional de Guerra. De uno de


los informes elaborados por el Ministerio de Defensa incorporados al juicio, se
destaca que en la Orientacin para el ao 1977 del Colegio Militar de la
Nacin, institucin que en su momento fuera dirigida por el imputado
Bignone, entre otras cosas, define la naturaleza de la lucha contra la
subversin mediante dos reflexiones: la primera sostiene que el objetivo es el
mismo que el de la guerra clsica para la que fuimos educados: aniquilar al
adversario que pretende someter nuestra Nacin (); y la segunda, que la
tcnica a emplear es producto del campo de accin elegido por el oponente
que no da la cara y se infiltra insidiosa y cobardemente. Eso nos obliga a
identificarlo para aniquilarlo

Esa orientacin, dirigida a cadetes, profundiza en esta idea agregando


que sea cual sea el nombre de la organizacin a la que pertenezcan, su
formacin es marxista y sus fines son el marxismo, el sometimiento de la
nacin, la toma del poder y el cambio de valores que sustentan nuestro ser
nacional. Por lo tanto la accin de combate no tiene ninguna diferencia para
ninguna de esas organizaciones y en todos los casos el objetivo es el
aniquilamiento.

Estas citas son suficientes para indicar que la DSN y sus axiomas eran
objeto de estudio en las escuelas militares de la regin y que las fuerzas
armadas y de seguridad de cada pas se ejercitaban para operar de acuerdo a
sus postulados.

La adopcin de la DSN llev a una visin totalizante de las sociedades


latinoamericanas, en funcin de la estrategia global producto de la guerra fra.
Pero no fue la nica influencia de sus regmenes dictatoriales. La otra base fue
la denominada Doctrina o Escuela Francesa, que tambin influy en la
doctrina norteamericana. Ambas estuvieron ntimamente vinculadas.

Doctrina francesa:

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Tanto es as, que Comblin las enlaza ya en 1977. Dice:

En lo que respecta a Europa, lo que llama inmediatamente la


atencin son los lazos mltiples entre la doctrina de la Seguridad Nacional
latinoamericana y el pensamiento militar francs que se podra caracterizar
como "la herencia de la guerra de Argelia". Algunas declaraciones de
generales franceses evocan irresistiblemente la imagen de lo "ya conocido".
No cabe duda que el pensamiento militar de la herencia de Argelia ha influido
de manera considerable en la doctrina latinoamericana. La ha influenciado en
forma directa e indirecta.

En forma indirecta por intermedio de la doctrina militar americana de la


guerra revolucionaria, doctrina que las escuelas militares americanas han
trasmitido a los ejrcitos latinoamericanos. Tambin en forma directa, pues las
numerosas traducciones de obras francesas de los generales Beaufr y Bonnet,
de los coroneles Trinquier y Chateau-Jobert y otros, muestran claramente la
fascinacin que los oficiales de Argelia y su doctrina de la guerra
contrarrevolucionaria ejercen en ciertos sectores militares latinoamericanos.

Esta influencia fue destacada en los testimonios de Ballester, Garca y


Auel, recin citados, quienes sealaron las nociones de guerra revolucionaria y
de enemigo interno sin rostro; el superlativo valor que adquiere la funcin
militar de inteligencia en ese tipo de guerra y el empleo de ciertas tcnicas,
como la tortura y el control de la poblacin.

De la Doctrina Contrarrevolucionaria francesa surgi el mtodo de


divisin del territorio en zonas y reas, la tortura como mecanismo de
obtencin de informacin y de retroalimentacin del sistema, el asesinato
clandestino para que no quedaran rastros de los delitos cometidos y la idea de
la re-educacin de prisioneros para utilizarlos en beneficio de ese mismo
proyecto.

De todos estos mtodos, adems del de control poblacional al que ya


suficientemente nos referimos y que tendr particular incidencia para
examinar el rol que les cupo a buena parte de los imputados en este juicio, se
destacan particularmente el de la tortura y el de la desaparicin de cadveres.

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Est claro que no fueron los militares franceses quienes inventaron la
tortura, pero la batalla de Argel marc un hito en su utilizacin ya que, como
explica la investigadora francesa Monique Robin, por primera vez se la
acepta como un mtodo de guerra, recomendado por los jefes militares y
aprobado por los responsables polticos, al punto de convertirse en el arma
absoluta de la guerra antisubversiva, al final de un proceso de legitimacin
tanto terico como prctico.

Desde el punto de vista terico, se plantea que el terrorista acta sin


correr el riesgo de ser atrapado o asesinado con los que corre un delincuente
comn al cometer un delito o un soldado en la guerra. Por lo tanto no merece
la proteccin como ciudadano, pero tampoco como soldado. As, se considera
que es la propia naturaleza del terrorismo la que engendra la necesidad de
erigir a la tortura en el arma absoluta de la guerra antisubversiva.

Desde el punto de vista prctico aparece la importancia fundamental de


la obtencin de informacin como mecanismo de lucha.

Como explica Robin, la base del xito reposa en la eficacia de la


bsqueda de informacin que es la que permitir dar con el enemigo y destruir
los medios de los que se vale. La nica forma de obtener esta informacin de
las personas era por la fuerza. No existi alguna forma de persuasin, como
pretenden hacernos creer algunos de los imputados. Las tareas de inteligencia
consistan, precisamente en interrogar a los secuestrados para obtener
informacin sobre otros compaeros y as perpetrar el plan represivo.

En este contexto, la tortura como mtodo eficaz para la obtencin de


informacin, aparece como el nico medio para salvar las vidas de los civiles
inocentes. Es el mal menor.

En uno de los documentos desclasificados de los militares franceses


citados en el libro de Robin, se explica:

El problema del interrogatorio en la guerra subversiva es entonces el


siguiente: Cmo, en un tiempo relativamente corto, hacer caer la resistencia
moral de un individuo para recibir el mximo de informacin sobre sus

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actividades condenables, sobre los individuos que forman parte de la
organizacin clandestina y sobre el funcionamiento de ella?.

As, la tortura se convierte en un acto de guerra ms, se perfeccionan e


incluso se reglamentan sus mtodos, y comienza a ensearse en cursos y son
difundidas por los propios franceses en revistas militares argentinas hasta que
a partir de 1957 se instalan con una delegacin permanente en nuestro
Ministerio de Defensa. Como ejemplo, militares franceses que formaron parte
de las comisiones llegadas al pas, organizaron la operacin Hierro que
consisti en un ciclo de conferencias sobre la guerra subversiva en todas las
unidades e institutos militares de la Argentina.

En este punto, Robin seal que a partir de 1957 se instalan en la


Argentina dos asesores militares franceses especialistas en la guerra
revolucionaria, Patrice de Naurois y Pierre Badie; y que en 1960 ambas
naciones firman un acuerdo secreto para la creacin de una misin
permanente de asesores militares franceses en el pas.

Sobre esto abund Ballester, quien explic que la Repblica Argentina


hizo una gran contribucin a la doctrina de seguridad nacional, por cuanto
oficiales enviados a estudiar a la Escuela Superior de Guerra francesa trajeron
como gran novedad la doctrina francesa de contrainsurgencia, cuya funcin
principal consiste en el control intensivo de la poblacin y lo que puedan estar
haciendo.

Ballester indic que, en el ao 1959, se desarroll la Operacin


Hierro, que fue la concientizacin de las fuerzas armadas con respecto al
comunismo internacional; y que en los aos 1960/1961 surgieron los cambios
doctrinarios y orgnicos para que el sistema francs de contrainsurgencia se
ejecutase en el pas, lo cual se denomin Operacin Hierro Forjado.

Sostuvo as que hubo dos doctrinas aplicadas en la Argentina. Por un


lado la francesa; y por otro, la de Estados Unidos. Para Ballester, sta ltima
fue la ms influyente, por cuanto slo las lneas ms altas se formaban en la
doctrina francesa.

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Seal que la instruccin de los ejecutores de la primera lnea, de los
que estaban ms abajo, se haca en la denomina Escuela de las Amricas, la
que en ese momento estaba ubicada en la zona del Canal de Panam,
aclarando que hubo una poca donde iban a cursar estudios all todos los
subtenientes del ejrcito durante quince das, luego de recibirse. Entre otros,
fueron all destacados Galtieri y Banzer, el ex presidente de Bolivia.

Explic que all instruan a los interrogadores a indagar y a torturar, a


fin de quebrar la voluntad del detenido, mtodos que utilizaron la mayora de
los ejrcitos latinoamericanos. Los reglamentos que se enseaban contenan
una descripcin de cmo quebrar la voluntad del adversario por esos medios.
Tambin explic que en el ao 1972, los Estados Unidos de Amrica emiti
una disposicin diciendo que todos los reglamentos que se utilizaron en esa
escuela ya no formaban parte de la doctrina del ejrcito.

A preguntas sobre si en la Argentina existan reglamentos que previeran


la lucha contra la subversin, mencion que salieron algunos ejemplares sobre
ello en la dcada del 70 con carcter reservado. Explica que esos reglamentos
no detallaban qu era un centro clandestino de detencin ni cmo torturar.

Refiere Ballester que esa doctrina se fue completando con los ejercicios
conjuntos, organizados por tropas de los Estados Unidos y de otros pases, con
el fin de atacar al enemigo interior. En esos ejercicios las fuerzas armadas
nunca eran utilizadas en su funcin especfica, como elementos de disuasin
para un enemigo exterior

Relat adems que, en el ao 1960, el Comandante del Ejrcito Sur de


Estados Unidos de Amrica con sede en Fuerte Amador, en la zona del canal
de Panam-, invit a todos los Comandantes en Jefe de los ejrcitos
americanos a una reunin de camaradera, a fin de que conozcan los
programas de ayuda militar, donde se analizara el uso en comn de las
fuerzas armadas.

Ballester hizo mencin de las diversas reuniones que los pases fueron
realizando por cuestiones de Seguridad al punto que, en una de esas reuniones,

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se produjo una derivacin inesperada, por la cual el General Pinochet propuso
la denominada Operacin Cndor.

Para Robin, la Doctrina Francesa tuvo una influencia preeminente en la


Argentina.

En la entrevista que para su libro Robin le hizo a Martn Balza, le


pregunt su opinin acerca de la influencia estadounidense; y Balza explic
que la mayor influencia en la Argentina fue la proveniente de la Escuela
Francesa, ya que la Doctrina de la Seguridad Nacional se haba hecho
efectiva hacia finales de la dcada del 60; por lo que jug ms un papel de
consolidacin de la enseanza que ya haban dejado los franceses.

Ms all de cul doctrina fue la que ms influy, lo cierto es que las


dictaduras del Cono Sur tomaron conceptos de ambas: la norteamericana
apuntaba ms a una concepcin global; y la francesa apuntaba ms al hecho
militar y a las tcnicas que deban emplearse

Todas las dictaduras adoptaron ambas doctrinas y las adaptaron a sus


realidades. Son elocuentes las palabras del General Viola en la Introduccin
del Reglamento RC-9-1: Operaciones contra elementos subversivos
(Reservado), del 17 de diciembre de 1976, en cuanto afirmaba que ese nuevo
reglamento buscaba, y cito:

condensar doctrina adaptndola a nuestro ambiente nacional, en


particular, la referida a procedimientos de Ejrcitos que han actuado en
operaciones contra elementos subversivos, los que en la mayor parte de los
casos cumplan una etapa de la llamada Guerra Revolucionaria.

Reglamentos.

Justamente, la aplicacin generalizada de la tortura como principal arma


de guerra se llev a cabo siguiendo rdenes y reglamentaciones escritas que
refieren a ella, por supuesto, sin nombrarla.

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El interrogatorio deviene de hecho en el eufemismo ms comn para
hablar de tortura, pero tambin se usan palabras como persuasin,
interrogatorios estrictos o reforzados, bajo coaccin, actividades de
inteligencia, etc. etc.

En lo que hace a la Argentina, todas estas concepciones fueron tomadas


por nuestros militares en distintos cuerpos normativos.

As, el Comandante en Jefe del Ejrcito, Tte. Gral. Alejandro Agustn


Lanusse, dict el 20 de septiembre de 1968 el reglamento nominado RC-8-2
Operaciones contra Fuerzas Irregulares. El tomo III (Reservado), dedica el
captulo VI al rol de las FF.AA. en la Guerra Contrarrevolucionaria. En el
punto 6 punto 001 2) se consigna que ...las fuerzas armadas podrn aportar
una eficaz contribucin a la lucha: en primer lugar, por las informaciones que
puedan obtener por intermedio de sus elementos de inteligencia....

El 8 de noviembre de 1968, la misma autoridad militar dict el


Reglamento sobre Operaciones Sicolgicas (OS), bajo la signatura RC-5-1.
Su captulo VI se denomina Inteligencia.

En el punto 6 punto 004 (Fuentes de Informacin) dentro de las


Fuentes Tcnicas se consigna en el sub-punto a) a los Prisioneros de
guerra, al decir que el personal de Operaciones Sicolgicas coadyuvar en el
interrogatorio de los prisioneros ...de guerra, proporcionando a los elementos
de inteligencia una lista de preguntas que deber contener la informacin
esencial para OS y que cuando sea autorizado el personal de OS podr
participar tambin en los interrogatorios.....

El mismo grupo liderado por Bentresque redact tambin un documento


titulado Punto de vista. Conduccin de la guerra revolucionaria, que ser la
base de los futuros reglamentos militares antisubversivos.

Por ejemplo, el documento titulado Instrucciones para la lucha contra


la subversin es un manual terico y prctico de la guerra
contrarrevolucionaria que fue emitido en 1962. Su primera parte est

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consagrada a una representacin terica de la guerra revolucionaria
caracterizada como permanente, integral, universal y multiforme.

En la segunda parte se enumeran los medios para luchar contra las


organizaciones clandestinas. Y ac se hallan las enseanzas de los franceses,
que transmitieron hasta los eufemismos de rigor: (el captulo titulado) El trato
a los prisioneros comienza con: Interrogatorio: es necesario proceder a su
identificacin utilizando todos los medios disponibles.

Y se recomienda que estas medidas consideradas severas sean


acompaadas de una intensa campaa de operaciones psicolgicas para
convencer a la poblacin de que esos mtodos se utilizan para su propio
bienestar. Aqu se ve tambin la influencia de la doctrina norteamericana.

Como veremos luego, el Plan del Ejrcito contribuyente al Plan de


Seguridad Nacional, que contiene la pormenorizacin de los pasos a seguir
para el golpe del 24 de marzo de 1976, entre otras cosas incluy la
caracterizacin y el concepto de enemigo; y el encubrimiento que deba
hacerse de todas las acciones bajo la excusa de la LCS.

Accin Psicolgica.

Esta necesidad de realizar operaciones psicolgicas como parte de las


operaciones de inteligencia se da porque la accin psicolgica es otro de los
pilares de la doctrina francesa.

Robin relata la creacin en Argelia, junto a las cuatro oficinas


tradicionales del Estado, de las llamadas quintas secciones, con el objetivo de
poner en prctica las tcnicas de la accin psicolgica. De este modo, esta
herramienta de guerra es elevada a los mismos niveles de importancia que
tienen la inteligencia militar y el apoyo logstico.

En el marco de la guerra de Argelia, la accin psicolgica comprender


por un lado el despliegue de una gran cantidad de diversos elementos de
prensa en apoyo a la causa; y por el otro, la generacin de campos de
reeducacin.

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Desaparicin de personas.

Pero la tortura y la accin psicolgica no fueron las nicas tcnicas


especficas aportadas por la doctrina francesa.

De la entrevista con el Cmdte. Aussaresses, a cargo de un escuadrn de


la muerte, surge la informacin de que gran parte de su rol en Argel fue
encargarse de la desaparicin de prisioneros. El comandante explica que no
era posible emprender una accin judicial para toda la gente que uno
encerraba. Los cadveres eran desaparecidos en las trincheras de la defensa
area o los tiraban lejos de Argel.

Robin explica que los militares franceses inauguraron un mtodo


considerado, al igual que la tortura, como un arma de la guerra
contrarrevolucionaria.

Ms all del aspecto prctico que consiste en liberarse de los


cadveres embarazosos, la tcnica de la desaparicin forzada prev, y puede,
sobre todo, aterrorizar a la poblacin, y as dominarla.

Lo que la utilizacin de la desaparicin revela es la racionalizacin de la


represin, la violencia simblica, la accin psicolgica en trminos militares.
La desaparicin de personas no es una falla del sistema o, simplemente, un
mtodo para deshacerse del problema. Es una tcnica deliberadamente puesta
en prctica como forma de hacer la guerra y que tiene tambin, naturalmente,
consecuencias prcticas.

Final.

En el documental de Robin incorporado al debate, aparece Ramn Daz


Bessone admitiendo la utilizacin de la tortura como fuente para obtener
informacin y la desaparicin de los cadveres de los prisioneros asesinados.
Pero sorprende ms la explicacin que el haberlo admitido: si hubieran
encarcelado legalmente o si los hubieran dejado salir del pas, habran sido
posteriormente liberados por un gobierno constitucional o habran reingresado
al pas y retomado las armas. No se poda fusilar abiertamente a miles de

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personas, a la vista de la comunidad internacional. Las crticas hubiesen sido
devastadoras. Era ms razonable desaparecerlos.

Esto nos lleva a que no debemos olvidar que para que los planes
pudieran llevarse a cabo, las autoridades militares dispusieron el secreto de su
accionar y otorgaron impunidad a sus agentes; para lo cual incluso dictaron
normas jurdicas que garantizaran esa impunidad.

Por eso es que se puede hablar de la convivencia en el Estado de dos


ordenamientos institucionales, el pblico y el clandestino.

La eliminacin del disenso social en forma masiva y clandestina fue la


caracterstica central de los sistemas basados en la Doctrina de la Guerra
Contrarrevolucionaria y en la de la Seguridad Nacional. Es por eso que les
cabe la conceptualizacin de Estados Terroristas.

Estas doctrinas encontraron campo frtil en una torcida interpretacin


basada en la clsica concepcin que las Fuerzas Armadas latinoamericanas
tenan de s mismas: crean ser la reserva moral de sus naciones.

La ideologa y los mtodos fueron comunes a estos Estados Terroristas.


La identidad de intereses los llev a coordinar sus acciones en la creacin de
una asociacin criminal.

IV.2. Proceso de la Operacin o Plan Cndor.

Sres. Jueces: lo que sigue a partir de aqu es una reconstruccin de los


principales elementos que prueban la existencia de Cndor; y una explicacin
de su nacimiento, desarrollo y crisis.

De sus documentos fundacionales pueden extraerse las premisas de su


organizacin. Los documentos de gestin de la represin producidos por las
dictaduras que participaron de Cndor corroboran la puesta en funcionamiento
de lo planificado, a la vez que dan cuenta de los elementos nuevos que
surgieron con su desarrollo.

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Como dijimos al comienzo, en este juicio se represent la real magnitud
de lo que fue la coordinacin represiva regional antes y durante Cndor, su
proceso de gestacin y su anatoma; y su utilizacin como marco funcional
para el diseo de un tipo de sociedad.

Cndor fue una plataforma para la estandarizacin de las prcticas de


coordinacin represiva presentes en la regin. Implic la puesta a disposicin
de recursos humanos, materiales y tcnicos entre las dictaduras, con el
objetivo de facilitar la destruccin de sus opositores, fueran individuos u
organizaciones.

Como tambin adelantamos, en la prctica Cndor sirvi para:

- La especial, -pero no privativa- persecucin y bsqueda de


aniquilamiento de los dirigentes,

- La persecucin a los cuadros medios y de base de las organizaciones.

- La bsqueda de la expropiacin de los recursos econmicos

- El desprestigio internacional de las organizaciones por medio de


campaas de accin psicolgica

Cndor naci de una necesidad. Su surgimiento fue el producto del


desenvolvimiento histrico. Podramos decir que por el contexto, hasta era
esperable.

En la documentacin disponible es posible rastrear un estado de nimo,


una predisposicin e incluso expresiones de urgencia de confluir hacia
acuerdos ms formales, inmediatamente antes de su surgimiento. Veamos
ejemplos ya fueron citados por las querellas:

- Arancibia Clavel en su memorndum 58-G del 27 de agosto de 1975,


informaba El Tte. Coronel Osvaldo Rawson, que estar en Santiago a partir
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del 2 de septiembre[] tiene la idea de formar una central de inteligencia
coordinada entre CHILE- ARGENTINA-URUGUAY Y PARAGUAY

- Otro ejemplo. Unos das antes de esa declaracin de Arancibia, en una


reunin de inteligencia bilateral entre Argentina y Paraguay, de la que se
conserva la ponencia paraguaya en los archivos del terror microfilmada con el
cdigo R0461344-1377, y que tiene fecha del 15 de agosto de 1975, el
expositor propona intercambiar informacin, enlaces tcnicos, intercambio
doctrina, organizacin, instruccin y la posibilidad de ampliar el carcter
bilateral de la Conferencia de Inteligencia con la inclusin de otros pases.

Es decir que, ms all de que fuera Manuel Contreras quien organiz la


reunin de fundacin de Cndor, era esperable que surgiera Cndor, con ese u
otro nombre. Estaban dadas las condiciones para que sucediera, exista una
necesidad y esto era percibido por los actores de la poca.

En este caso, una necesidad manifiesta, por parte de quienes fundan este
marco, de maximizar los resultados de la denominada LCS en el nivel
regional.

Continuemos dndole una temporalidad a Cndor.

Como en cualquier proceso histrico, puede observarse una gnesis, un


desarrollo y una tendencia a la crisis.

Hablar de gnesis implica aceptar que hubo un desarrollo previo. Hablar


de su evolucin, significa que no todo fue siempre igual. Por fin, hablar de
crisis, significa que la coordinacin represiva no desapareci con la extincin
de Cndor.

En nuestra perspectiva, hay un momento previo a Cndor en el que


estuvieron presentes elementos que luego formaron parte de Cndor:
actividades bilaterales, acuerdos de cooperacin, repatriaciones forzosas. Fue
la era de los acuerdos de caballeros, como refiri Manuel Contreras en la
carta de invitacin a la primera reunin.

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Pero no hay Cndor antes de la reunin de Santiago de Chile de fines
de noviembre de 1975.

Con respecto a la finalizacin, es un hecho que termin, pero se carece


de documentos que den cuenta de una toma de decisin expresa sobre su
clausura. Entonces, debemos observar la tendencia a la desaparicin de las
prcticas y las menciones a Cndor en la documentacin. En la
documentacin acumulada, los documentos ms tardos son de comienzos de
los aos ochenta.

Mirando cmo fueron las tendencias de la evolucin se puede


comprobar una periodizacin interna.

1) As, se observa un perodo gentico aproximadamente desde 1973,


donde empezaron a articularse prcticas que luego fueron constitutivas de
Cndor. Promediando esta fase, tambin se observa la voluntad y el deseo de
quienes luego formaron parte de Cndor de organizar una coordinacin ms
formal.

2) El 28 de noviembre de 1975, cuando se firm el acta de fundacin de


Cndor, luego de una reunin de tres das donde se discutieron sus
fundamentos, comienza su etapa de organizacin inicial, que se extendi hasta
marzo de 1976.

3) En marzo de 1976 Cndor estaba a punto: comenz su etapa madura.


El golpe de Estado en Argentina favoreci su consolidacin.

Fue el perodo ms activo en trminos de operaciones de represin


contra las organizaciones. Es el perodo en el que Brasil decidi incorporarse
formalmente.

Adems, comenzaron a prepararse grupos operativos para actuar fuera


de la regin del Cono Sur. A fines de 1976 la sede de Cndor se traslad de
Santiago de Chile a Buenos Aires; y en 1978 se registra el ingreso de nuevos
pases, en concreto Per y Ecuador.

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4) Sin embargo, debemos recordar que esta coordinacin se produjo
entre organismos represivos que, en ltima instancia, son nacionalistas. Y que
aunque adoptaron la DSN como rectora de sus prcticas y dieron primaca a
una nueva hiptesis de lucha, la del enemigo interno, siguieron adhiriendo a
las hiptesis clsicas de conflicto. Esto gener una contradiccin insalvable
que reemergi con el surgimiento de conflictos entre las partes constitutivas,
como el conflicto por el Canal de Beagle, que trajeron a primer plano las
hiptesis clsicas de enfrentamiento cuando ese enemigo interno estaba
prcticamente destruido. Eso llev a que las prcticas de coordinacin en la
represin extraterritorial y transnacional en el marco de Cndor se hicieran
ms espaciadas.

En cuanto a su dimensin geogrfica, las partes integrantes de Cndor


fueron las dictaduras de la regin, Argentina, Brasil, Chile, Paraguay,
Uruguay. Se sumaron luego Ecuador y Per.

Sobre la escala con que debe mirarse a la Operacin Cndor,


quisiramos aclarar algunos puntos de vista:

a) Cndor no fue una sumatoria de partes, sino que fue la combinacin


de partes diferentes. El resultado fue algo nuevo. Y eso nuevo fue un marco
que determin que mientras que existi Cndor, todas las prcticas de
coordinacin se subsumieron a este marco.

b) Teniendo en cuenta lo anterior, no alcanzan los marcos nacionales


para explicar Cndor. Tenemos que pensar a Cndor como un producto
regional. Pero tambin debemos tener en cuenta que los cambios en las partes
constitutivas y de las relaciones entre las partes afectaron a Cndor.

Por ltimo, hay dos puntos que queremos remarcar.

Primero, que en relacin con la motivacin para su surgimiento, podra


argumentarse que no haba una necesidad real, que era una construccin
ideolgica o, como estimara un funcionario del Departamento de Estado
norteamericano en el documento del 3 de agosto de 1976 titulado La tercera
guerra mundial y Sudamrica, que era un efecto de una mentalidad de sitio

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que se vuelve paranoia, que se asentaba en la hiptesis de existencia de una
Tercera Guerra mundial.

Esta mentalidad de sitio, para ese funcionario, pareca ser producto de


las convulsiones recientes que haban sufrido estos pases, aunque en realidad
las dictaduras ya hubieran diezmado a las organizaciones armadas en Uruguay
y Chile y casi lo haban hecho en Argentina.

Entonces, puede argumentarse sobre las causas que llevaron a la


formacin de Cndor, y se puede ir ms all. Se pueden debatir sus fechas y
su evolucin, que son tpicos que los especialistas siguen discutiendo.

Pero lo que no se puede refutar son los efectos de este marco de


actuacin: los fusilados, los desaparecidos, los presos polticos, los traslados
transfronterizos, los nios apropiados, la dislocacin y el efecto devastador
sobre las relaciones sociales que trajo aparejada la Operacin o Plan Cndor.

Lo segundo que queremos remarcar es que Cndor surgi porque


quienes detentaban el poder tomaron la decisin de que se reunieran
representantes de organismos de inteligencia de Argentina, Chile, Uruguay,
Paraguay y Bolivia y tambin, como supimos durante este debate, de Brasil.,
en un evento que el espa chileno Arancibia Clavel, en su memorndum 74 del
21 de noviembre de 1975 denomin jocosamente coctel.

El objetivo de esta reunin era discutir las vas de accin a seguir ante la
evaluacin de que, segn Manuel Contreras y cito,

La subversin ha desarrollado mandos intercontinentales,


continentales, regionales y subregionales para coordinar las acciones
disociadoras y ante esto los pases que estn siendo agredidos [] estn
combatiendo solos o cuando ms con entendimientos bilaterales o simples
acuerdos de caballeros.

No puede entonces dudarse de la responsabilidad de los mximos


dirigentes de las dictaduras en la conformacin y sostenimiento de la
Operacin Cndor. Un ejemplo es que Videla era quien autorizaba la

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presencia de representantes argentinos en las reuniones. Como se lee en
memorndum 94K, del 15 de marzo de 1976 de Arancibia Clavel,

Rawson me inform de una nueva reunin que se efectuar en


Paraguay en algunos das ms, sobre subversin y organismos de seguridad
estatal. Tiene inters de participar, pero necesita autorizacin superior y me
plante la necesidad de alguna gestin del Comando General nuestro hacia
el propio General Videla.

Y tambin fue Videla quien en la Orientacin del Comandante en Jefe


del Ejrcito ao 1980, que se encuentra entre la documentacin incorporada
al juicio y secuestrada durante un allanamiento realizado en el marco de la
causa 4012 de San Martn, confirm la existencia y continuidad de las redes
de coordinacin represiva.

En ese documento, Videla indicaba que se deba continuar con las


actividades de intercambio de informacin e inteligencia con los pases de
Amrica, particularmente en lo referido a la lucha contra la subversin y
que se continuara prestando apoyo de inteligencia a aquellos pases que lo
soliciten, en especial en la zona de mayor peligro de infiltracin comunista.

Este documento corrobora, de boca de uno de los mximos responsables


del gobierno de facto, la participacin Argentina en Cndor.

En suma, Cndor fue un proyecto que se implement como un


marco para homogeneizar prcticas y facilitar las actividades de
persecucin a los opositores. Se desarroll durante un perodo de tiempo
determinado y en un espacio geogrfico preciso.

Lo que sabemos hoy, mucho de lo cual fue ventilado en este debate casi
cuarenta aos despus, implic un largo recorrido. Cndor naci siendo un
acuerdo secreto.

Contexto

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Por otra parte y como ya dijimos, Cndor debe ser examinada en un
contexto.

Ya dimos cuenta de su base ideolgica. Ahora es necesario realizar un


breve panorama de la situacin histrica latinoamericana y regional.

En Amrica Latina, a partir del golpe de Estado en Guatemala contra


Jacobo Arbenz, a mediados de la dcada del 50 se inaugur un nuevo tipo de
golpe de Estado en la regin.

En el Cono Sur se sucedieron varios golpes de Estado: el de Brasil en


1964, el de Argentina en 1966, Bolivia en 1971, el golpe de largo aliento en
Uruguay en 1973, el de Chile de 1973 y, cerrando el ciclo, en de Argentina en
1976. Fueron golpes de Estado institucionales de las Fuerzas Armadas,
regidos por la doctrina de seguridad nacional y que tenan un proyecto de
refundacin de las relaciones sociales a partir de modelos de democracia
controlada.

El caso de Paraguay debe tratarse aparte, porque si bien dio lugar a una
dictadura de viejo tipo, patrimonialista, a la manera de las dictaduras
centroamericanas, cuando avanz el proceso de toma del poder por las
instituciones militares de la regin, Paraguay termin alinendose y adoptando
la ideologa de poca y prcticas similares. Y tambin, con sus
particularidades, se insert en las redes de coordinacin represiva regional.

El hecho de que los golpes de Estado se hayan producido en pases que


lindan territorialmente no es suficiente para dar cuenta de una unidad o
proceso. De hecho, las dictaduras del Cono Sur presentan diferencias en sus
formas y en sus proyectos institucionales y econmicos.

Aqu, entonces, es importante observar que existieron puntos de


contacto, experiencia, aprendizaje y transferencia, en particular en lo que
haca a la represin, que determinaron relaciones y en su punto de mayor de
desarrollo, el surgimiento de fenmenos histricos transnacionales como
Cndor. Esto se vio favorecido, por otra parte y como vimos, por la existencia
de una base ideolgica y doctrinaria similar.

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Volviendo al ciclo de dictaduras, la fase represiva inicial que todas
atravesaron dio lugar a un proceso de destierros polticos y, de manera
paralela y en algunos casos complementaria, al surgimiento de identidades
exiliares, en pases limtrofes, siguiendo la tendencia histrica.

El primer movimiento fue el destierro y asuncin de la identidad exiliar


de brasileos de la llamada primera ola de exilios, hacia 1964, especialmente
hacia Uruguay, y los de la segunda ola, de 1968, hacia Chile, Uruguay y
Argentina.

La llegada de la Unidad Popular a Chile en 1970 favoreci el


reagrupamiento de los miembros de organizaciones uruguayas en Chile antes
y durante el golpe de Estado de ese pas y tambin en Argentina. Tambin los
brasileos se asentaron en este pas y continuaron con sus actividades o se
sumaron al proceso poltico en curso.

El mes de septiembre de 1973 provocar un proceso de re-exilio hacia


la Argentina, donde brasileos, uruguayos y ahora tambin chilenos confluan
con compatriotas que ya se encontraban en el pas y tambin con los exiliados
paraguayos, con permanencia en la Argentina desde mediados de la dcada del
cincuenta y con larga experiencia de organizacin; o con los bolivianos
exiliados tras la dictadura de Banzer.

La coexistencia de estos exiliados en lugares comunes dio lugar a


nuevas experiencias: coordinacin entre organizaciones, surgimiento de
organismos de derechos humanos, transferencia de miembros de una
organizacin a otra. El efecto fue la interconexin de experiencias. Adems,
ante la percepcin de que las dictaduras eran similares y actuaban de manera
coordinada, tiene lugar la aparicin de un discurso opositor de carcter
transnacional.

De tal manera, luego de los golpes de Estado en Chile y Uruguay,


Argentina se constituye en el ltimo refugio disponible para los
desplazados polticos; pero termina convirtindose en una gran prisin.

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Para las dictaduras, las prcticas de activismo y de denuncia en el exilio
implicaron un riesgo, porque los opositores se encontraban fuera de su mbito
natural de injerencia. Ms todava en cuanto la denuncia tuvo impacto en la
opinin pblica internacional y dio lugar a la condena y a sanciones
econmicas contra esas dictaduras.

Ahora bien, toda esta movilidad de personas, prcticas y discursos


gener que los militares, restringidos a las fronteras de sus pases como
mbito de actuacin, necesitaran ampliar las herramientas para la persecucin
de los opositores que se encontraban fuera de sus pases. Esto fue as porque el
grado de movilidad de los exiliados haca que los acuerdos bilaterales, que no
eran nuevos, resultaran insuficientes.

De manera concomitante, para los pases de acogida, estos exiliados


tambin presentaban un riesgo: operaban en su territorio y generaba temor la
difusin de sus ideas y prcticas.

La situacin, en la percepcin de los militares, se agrav an ms


cuando aument su conocimiento, y tambin su imaginacin, sobre la Junta de
Coordinacin Revolucionaria, una alianza establecida entre organizaciones de
izquierda de Argentina, Chile, Uruguay y Bolivia.

Cmo decamos antes, esta percepcin dio lugar a un nuevo escaln en


la coordinacin represiva: el surgimiento de un marco ms sistemtico y
ms elaborado, para contrarrestar las tendencias recin mencionadas.

Entonces, hemos visto hasta ac que dictaduras con una base ideolgica
y doctrinaria compartida y con problemas comunes, decidieron ir un poco
ms all de las prcticas de coordinacin represiva desarrolladas hasta fines
de 1975; y decidieron avanzar hacia un momento superior en la
coordinacin represiva.

Ahora bien, si todas las dictaduras de la regin seguan una dinmica


similar y se vean afectadas por estos movimientos de personas y de ideas del
mismo modo y aunque ya mencionamos que era esperable que surgiera
Cndor porque estaban dadas las condiciones para que esto sucediera, la

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pregunta que debemos contestar es por qu Manuel Contreras, director de
la DINA chilena, fue quien dio el paso para que se tomara la decisin de
crear la Operacin Cndor.

Para explicar esto, hay que focalizar en la interaccin de tres variables:


las caractersticas del ciclo represivo chileno, la consolidacin de la DINA y
las particularidades del exilio chileno.

Dentro de lo que fue la fase reactiva de esta dictadura, el primer modelo


represivo adoptado, entre septiembre y octubre de 1973, fue el de la detencin
masiva y tortura, en lugares pblicos, de miles de personas. Junto con ello, se
organizaron pelotones de fusilamiento, que resultaron muy caros a la dictadura
en trminos de opinin pblica internacional. Si bien el caso ms conocido es
el del Estadio Nacional de Santiago, este dispositivo se aplic tambin en el
norte del pas, en Pisagua; o en el Sur, Dawson.

El patrn represivo basado casi exclusivamente en campos de


concentracin, corresponda a un momento de poca planificacin, que
comenz a ser revertido en un segundo momento, con el dispositivo conocido
como la caravana de la muerte.

La caravana de la muerte fue una delegacin, al mando del coronel


Sergio Arellano Stark, que entre los das 16 al 19 de octubre de 1973 tuvo la
misin de recorrer distintas provincias del interior chileno con el doble
objetivo de asesinar a los principales referentes de la administraciones
municipales de la Unidad Popular y de disciplinar a los destacamentos
militares y comprometerlos con la represin que se estaba planificando.

La caravana de la muerte dej un saldo de 68 vctimas de ejecucin.


18 de, los cuerpos no pudieron ser hallados, convirtindose en los primeros
desaparecidos chilenos. En segundo lugar, se produjo la buscada depuracin
de las Fuerzas Armadas, con muchos militares exonerados.

Segn Peter Kornbluh en su libro Pinochet, los archivos secretos,


Pinochet design a continuacin a Sergio Arellano Stark, para formar la
plantilla inicial de la DINA, aunque luego puso a la cabeza de este organismo

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a Manuel Contreras Seplveda. Algunos de los miembros de mayor jerarqua
de la DINA, como el coronel Pedro Espinoza, luego subdirector de la DINA,
participaron de la Caravana.

Una forma prototpica de la DINA fue fundada en noviembre, de 1973,


bajo el nombre de Comisin DINA.

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Ya en octubre de 1974 comenz a perfilarse lo que sera el modelo ms
permanente de represin. A la vez que se vaciaban los campos de
concentracin y comenzaba la poltica oficial de destierros y relegamientos, se
organiz la Direccin de Inteligencia Nacional (DINA) y junto a esta, el
dispositivo represivo clandestino centralizado que primar a partir de ese
momento, estructurado en torno a la obtencin de informacin por medio de
tortura, la desaparicin de personas y el establecimiento de centros de
detencin.

La DINA fue creada el 14 de junio de 1974 por el decreto ley N 521 de


la Junta Militar de Chile. El decreto la defini como un organismo de
inteligencia tcnico profesional que tena por funcin asesorar directamente a
la Junta Militar, a partir de la reunin de informacin y la produccin de
inteligencia.

Tendra un mando militar, cito el decreto, un oficial general o


superior, en servicio activo, en las Fuerzas de Defensa Nacional.

La planta estara constituida por personal proveniente de las


instituciones de Defensa Nacional, es decir, Ejrcito, Armada, Fuerza Area,
Carabineros y Polica de Investigaciones; y por personal civil que, para ser
contratado, deba ser aprobado por Decreto Supremo y por el Ministerio de
Hacienda.

Se le otorgaron amplios poderes represivos: en el nivel de la obtencin


y procesamiento de informacin, por medio de la centralizacin de actividades
de inteligencia, pero tambin se le daba capacidad operativa, por cuanto se le
permita la realizacin de allanamientos y detencin de personas, incluyndola
en la ley 17.768 de octubre de 1976, tambin llamada Ley de control de
Armas.

La Direccin de Inteligencia Nacional, DINA, surgi como brazo


armado de Pinochet. El objetivo tras su fundacin era doble: a la vez que
destruir a la oposicin deba tambin realizar una limpieza y avanzar en el
control de los integrantes del rgimen. De la mano de la DINA, Pinochet logr

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consolidar su hegemona sobre el resto de los actores que intervinieron en el
golpe de Estado y consolidacin de la dictadura.

La DINA, como cualquier organismo de inteligencia nacional, destac


agentes en el exterior, afectados a actividades represivas extraterritoriales,
como el espionaje, secuestros, asesinatos y operativos de repatriacin
clandestina de exiliados.

Tras su fundacin, la DINA, como organismo de inteligencia, planific


y viabiliz una serie de actividades fuera del territorio chileno, entre las que se
cuentan varias operaciones dirigidas a la eliminacin de opositores al rgimen
de Pinochet.

Esto est relacionado con las caractersticas del exilio chileno. Se trat
del exilio de los principales cuadros de un gobierno, de los mximos
representantes del arco poltico y de los principales dirigentes de los partidos y
organizaciones de izquierda. Este carcter marcadamente poltico y masivo
permiti tender puentes con sus partidos pares en los pases de acogida, con
los organismos internacionales y con los gobiernos extranjeros.

La forma de organizacin de la resistencia chilena en el exilio sirvi de


modelo para las restantes comunidades de exiliados; y los exiliados chilenos
se transformaron en principales dinamizadores de las redes transnacionales de
denuncia de las dictaduras del Cono Sur.

Mirando este proceso desde el lado del actor estatal, el fracaso de la


poltica de expulsiones a la luz del surgimiento de la condena internacional,
implic que cuando confluyeron el perfeccionamiento de los mtodos
represivos y la organizacin de la denuncia de la dictadura en el exterior, lo
que se intent hacer fue volver el proceso hacia atrs y acallar la crtica y la
organizacin poltica en el exterior.

Para esto, segn sostienen tanto John Dinges como Patrice McSherry en
sus libros, Pinochet, sirvindose de la DINA, extendi dos redes para operar
en el exterior: una en la que enlaz a grupos de extrema derecha, que luego se
convirtieron en su brazo ejecutor; y que incluy a grupos cubanos, italianos,

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argentinos. La otra, sirvindose de la Operacin o Plan Cndor. Ambas redes
tuvieron puntos de contacto.

Con estas armas, se plane descabezar a las principales figuras de la


oposicin en el exilio: al General Carlos Prats, comandante en jefe de las
Fuerzas Armadas Chilenas durante la Unidad Popular y de su esposa Sofa en
Buenos Aires en 1974. A Bernardo Leighton, vicepresidente de Eduardo Frei
y su esposa en Roma en 1975, al que sobrevivi con secuelas de por vida que
terminaron por alejarlo de la vida pblica. A Orlando Letelier, embajador
chileno en Norteamrica durante el gobierno de la Unidad Popular y ministro
de Relaciones Exteriores, Interior, y de Defensa durante el mismo perodo.
Tambin se tienen noticias del intento de asesinato de Carlos Altamirano,
renombrado dirigente socialista y secretario general de ese partido desde 1971;
y Volodia Teitelbaum, dirigente del Partido Comunista chileno. Todos ellos,
al salir del pas se encargaron de denunciar a la dictadura, que en consecuencia
fue duramente cuestionada por la opinin pblica internacional, otros
gobiernos y los foros internacionales. Esto trajo consigo, tambin, dificultades
en el financiamiento externo del rgimen chileno.

Por si los efectos del terror diseminado a partir de estos atentados


hubieran sido pocos, planific la realizacin de acciones psicolgicas de gran
envergadura, como la Operacin Colombo en 1975 o una similar que se
emprendi contra dirigentes del Partido Comunista en 1977, coordinada con
argentina. Y tambin campaas de propaganda del rgimen, por medio de
contactos con medios de prensa casi siempre derechistas, que diseminaban
informacin que emanaba de la propia DINA.

Dentro de este cuadro general entonces, Contreras y Pinochet invitaron


a la reunin fundacional de Cndor.

Pinochet, que buscaba ampliar su capacidad operativa en el exterior,


consider que era mejor seguir hacindolo en un contexto de participacin
regional, y entonces, propuso algo que poda servir a todos los regmenes
criminales: la Operacin o Plan Cndor.

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Para justificar esta necesidad utiliz a la JCR como excusa: como
veremos luego, los organismos de inteligencia regionales estaban alborotados
luego de la captura de dos de sus cuadros medios en Asuncin de Paraguay. Y
tenan adems sus propias agendas. En ese contexto, la propuesta result
atractiva.

En sntesis: la dictadura chilena experiment con diferentes modelos


represivos. El primero, con poca planificacin, propendi al exilio de las
principales figuras de la poltica chilena, as como tambin de miembros de las
organizaciones polticas que desarrollaron una importante campaa de
denuncia internacional. Pinochet, al tiempo que cre la DINA, utiliz parte de
este aparato para desarticular esa denuncia internacional.

La propuesta de creacin de Cndor por parte de la DINA estuvo


vinculada con todos estos procesos, pues Pinochet y Contreras buscaban
medios que facilitaran la resolucin de este conflicto; y encontraron eco en
sus contrapartes en la regin, quienes venan enfrentando problemas similares.
Estaba tambin la cuestin de la JCR.

La dictadura argentina, que construy su modelo mirando a sus


vecinos, aprendi especialmente de los errores cometidos por la dictadura
chilena, de manera que un elemento importante del modelo represivo fue el
blindaje de las fronteras. Se trataba de aniquilar a todos los que se deba
aniquilar evitando fugas hacia fuera. Esto est explicitado en el plan del
Ejrcito a partir del que se organiz el golpe de Estado.

Y tambin se refleja en las Actas de las Juntas Militares


incorporadas en este debate. En el acta del 24 de marzo de 1976 y con
invocacin a la paz interior, se decreta la supresin del derecho a opcin, por
considerar que su ejercicio se haba desnaturalizado. La supresin tena por
objeto impedir que los liberados pudieran regresar al pas, denunciaran o
realizaran actividades en el extranjero.

Tiempo despus se consider necesario regularlo en otro cuerpo


normativo. As, el Acta del 1 de septiembre de 1977 explica con mayor detalle

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los motivos de dicha supresin: el temor a que las personas que opten
continen realizando actividades fuera del pas. Dice el acta:

"2.- El derecho a opcin fue establecido sobre la base de que las


personas que eran arrestadas o trasladadas de un punto a otro, si optaban...,
quedaban colocadas en una situacin tal que implicaba para ellas la
imposibilidad de cumplir actos hostiles al orden, a la seguridad y la paz de la
Rep. ese derecho no es ni absoluto ni automtico, sino que est subordinado
a este requisito fundamental que las personas que lo ejerciten no puedan, de
cualquier modo, continuar realizando actos a que se ha hecho referencia
precedentemente."

Antecedentes de la Operacin Cndor

Seores jueces, hasta aqu dimos cuenta de las caractersticas generales


de la Operacin o Plan Cndor, de la corriente de voluntades que tendan y
hacan esperable su surgimiento; y del papel que cumpli Chile en su
conformacin.

Adems, explicamos que hubo un perodo formativo, anterior a la


reunin de noviembre de 1975, en donde las caractersticas que luego se
presentan en la fase madura de la Operacin Cndor estaban en desarrollo.

Vamos a ver ahora los antecedentes mediatos a su nacimiento.

1. Antecedentes mediatos

Con la prueba incorporada es posible realizar una tipologa de


actividades de coordinacin represiva que preexisten a Cndor. Los
documentos producidos por los gobiernos de la poca nos aportan ejemplos
significativos.

a. Registro de reuniones de intercambio y acuerdos de colaboracin.

El primer tipo de actividades de coordinacin represiva son las


reuniones de intercambio y los acuerdos de colaboracin bilaterales
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El Archivo del Terror es el que resguarda piezas documentales que dan
cuenta de reuniones de las que surgen, en varios casos, acuerdos bilaterales de
cooperacin, escritos o tcitos.

Por ejemplo, el ya citado Acuerdo bilateral de Inteligencia FFAA


Paraguay/Ejrcito Argentino, de 1972.

En este acuerdo, que se firma para coordinar acciones en la lucha


contra la subversin y los grupos de insurreccin que desde la clandestinidad
fomentan la insurreccin y/o agitacin ideolgica se propone:

* Intercambio de informacin sobre actividades especialmente de


grupos que operen en ambos pases.

* Colaborar en desalentar la cooperacin entre organizaciones de cada


uno de los pases. En caso de que evolucione, colaborar en la internacin de
esas organizaciones lejos de las fronteras.

* Actualizar los requerimientos esenciales de inteligencia y otros


requerimientos de inteligencia

En agosto de 1975, se realiz una reunin bilateral de Inteligencia en


Asuncin entre Bolivia y Paraguay, a la que asisti el Coronel David Padilla,
Jefe de inteligencia del Ejrcito de Bolivia, segn surge del fotograma 00021F
1558. No se conoce el temario de la reunin ni los alcances del acuerdo, pero
s que se realiz.

El 15 de agosto de 1975 se realiz tambin la VII Conferencia Bilateral


de Inteligencia entre Paraguay y Argentina. El registro al que se puede
acceder, en este caso, es la ponencia presentada por Paraguay, que se conserva
en el Archivo del Terror con el cdigo de microfilmacin R0461344-1377

El temario desarrollado por Paraguay fue amplio. En una primera parte


se abordan las caractersticas de la JCR, cuya investigacin haba cobrado
impulso luego de la detencin de Jorge Fuentes Alarcn y Amlcar Santucho,
a la que nos referiremos luego.
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Las recomendaciones, al final del documento, permiten percibir lo que
era el espritu de poca con respecto a la necesidad de la coordinacin
represiva. El documento afirma

Recomendaciones

1. Intercambio directo de informacin

2. Enlaces tcnicos y personales

3. Programar reuniones conjuntas para tratar cuestiones de seguridad


de las reas Yaciret Apipe y Corpus, en particular con la participacin de
los elementos de seguridad de la Empresa

4. Intercambio de doctrina, organizacin e instruccin

5. Posibilidad de ampliar el carcter bilateral de la conferencia a la


inclusin de otros pases.

Los archivos paraguayos no son los nicos que conservan informacin.


La Armada uruguaya reconoci, en la Segunda Parte del Primer Informe de la
Armada al Presidente de la Nacin, del 26 de septiembre de 2005, la
existencia de un acuerdo tcito de cooperacin entre las armadas de ambos
pases.

Es decir, tenemos pruebas fehacientes de que antes de noviembre de


1975 existieron acuerdos de cooperacin, vinculados con el problema de la
persecucin a los opositores exiliados.

b) Agregados militares.

Un segundo tipo de actividades son las desplegadas por los agregados


militares.

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En realidad, las funciones de coordinacin de los agregados militares
son inherentes al cargo y anteriores a Cndor. Resulta claro que en este punto
no nos estamos refiriendo a aspectos lcitos de coordinacin, como
asesoramiento o intercambio de informacin.

Como veremos a continuacin, aqu nos estamos refiriendo a la


participacin de los agregados militares en actividades ilcitas, en operativos
contra los ciudadanos de su pas. Es copiosa la cantidad de prueba que muestra
el papel cumplido por los agregados militares antes del surgimiento de la
Operacin Cndor.

1. En el caso de Brasil, el agregado militar Brasileo en Argentina,


Floriano Aguilar, es mencionado varias veces en los memos de Arancibia
Clavel. El testigo Jair Krischke hizo referencia a este agregado militar y lo
relacion con la desaparicin de los ciudadanos brasileos Joaquim Pires
Cerveira y Joao Baptista Rita Pereira, secuestrados en Buenos Aires a fines de
1973 y que luego fueron vistos en el cuartel de la polica del Ejrcito de Brasil
en Ro de Janeiro.

2. Tambin los archivos del terror conservan muestras del activo papel
desempeado por los agregados militares paraguayos en lo que hace al
enlace de coordinacin de inteligencia.

En este archivo es posible apreciar las actividades de los agregados


militares en el largo plazo, desde antes que se formara la Operacin Cndor.
Se puede ver la interaccin de los agregados militares de todos los pases de la
regin con los dos organismos articuladores de Cndor en Paraguay: El D2 del
ESMAGENFA; y la Polica de la Capital. Vamos a enumerar y describir
algunos de estos documentos:

Documentos sobre actividades del agregado militar brasileo en


Paraguay.

Comenzaremos con tres, que se refieren a las actividades del agregado


militar brasileo en Paraguay. Datados en Asuncin, los tres tienen la misma
fecha: 13 de octubre de 1975.

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Un primer documento, titulado Pedido de bsqueda 13/75, ADIEX.
Asunto: Sebastiao Mendes Filho, firmado por el agregado del Ejrcito en la
embajada de Brasil, fue distribuido a los agregados militares de Argentina,
Bolivia, Paraguay y Uruguay; y relata planes de la JCR para realizar acciones
en la regin de Matto Grosso, Brasil

Otro documento, titulado pedido de bsqueda 14/75, fue distribuido


a los agregados de Argentina, Paraguay y Venezuela. All se solicita
informacin sobre el movimiento de defensa de la patria (MODEPA); y se
relata una reunin realizada en Resistencia, Argentina y en la que particip,
entre otros, Agustn Goibur, cuya desaparicin es objeto de este juicio.

Un tercer documento, distribuido a los agregados militares de


Argentina, Bolivia, Uruguay, Chile, Paraguay, Portugal y Francia, titulado
pedido de bsqueda 12/75. Asunto: Junta Coordinadora Revolucionaria,
brinda informacin sobre reuniones realizadas en Buenos Aires.

Estos documentos, por la temtica y el momento en que fueron escritos


pueden situarse como antecedentes, y se enmarcan en el perodo
inmediatamente anterior a la fundacin de la Operacin Cndor, en el marco
de la detencin de Fuentes Alarcn y Amlcar Santucho.

Documentos sobre actividades del agregado militar uruguayo en


Paraguay.

Tambin contamos con documentacin que da cuenta de las actividades


del agregado militar uruguayo en Paraguay.

El documento microfilmado con el cdigo 00186F 1547, con fecha 10


de mayo 1975, es un documento en el que se le remite documentacin
producida por la jefatura de inteligencia del ejrcito paraguayo sobre dos
miembros de Tupamaros residentes en Asuncin.

Documentos sobre la actividad del agregado militar chileno en


Paraguay.

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Lo mismo ocurre respecto de las actividades del agregado militar
chileno en Paraguay.

El documento microfilmado con el cdigo 00113F 2138, con fecha 19


de agosto de 1974, muestra cmo el cual el agregado militar chileno, Coronel
Augusto Reiger Rago solicita informacin sobre empleados de organismos
internacionales acreditados en Chile.

Otro documento, fechado en 20 de abril de 1976, microfilmado con el


cdigo 00021F 1528, evidencia que Alejandro Fretes Dvalos, jefe de
inteligencia del ESMAGENFA remite al jefe de la Polica de la Capital una
nota que le hizo llegar el agregado militar chileno Coronel Hernn Podest.
Podest le remiti informacin sobre ciudadanos chilenos detenidos en
Paraguay, resultado de bsqueda de antecedentes cuyo resultado es negativo.

El agregado chileno, tras haber remitido estos antecedentes, solicit


que, cito, en conformidad con lo expresado anteriormente, se solicita a
ustedes, salvo superior resolucin, disponer la libertad de los anteriormente
nombrados. Es decir, era tal la ascendencia del agregado militar, que influye
en los criterios para mantener detenida o no a una persona.

Documentos sobre la actividad del agregado militar argentino en


Paraguay.

Vayamos ahora a las constancias que demuestran las actividades del


agregado militar argentino en Paraguay.

En un documento del 22 de octubre de 1975, microfilmado con el


cdigo 00021F 1558, se informa que el Coronel Arrechea remiti a los
organismos paraguayos un parte del mismo mes, en el que se notifica que
documentos encontrados en poder de uno de los que fueron muertos en el
intento de toma del Regimiento 29 de Formosa se especificaba la realizacin
de una reunin en Salta.

Segn el documento microfilmado 0243F 0507, el coronel Ral


Eduardo Arrechea era el agregado militar argentino en Paraguay.

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El nombre de Arrechea vuelve a aparecer en un documento remitido por
Rawson a Benito Guanes Serrano, microfilmado con el cdigo 0046F 1528-
1532, del 23 de junio de 1976, en el que remite informacin sobre actividades
de paraguayos en Argentina. Rawson manda saludos a los miembros de la red
de coordinacin Cndor en Paraguay, entre ellos Arrechea.

Adems de esta notada participacin de los agregados militares, dentro


de la documentacin aportada por el Archivo del Terror se encuentran varios
documentos que dan cuenta de la distribucin de informacin desde el
departamento 2 (inteligencia) del Estado Mayor General de las Fuerzas
Armadas de Paraguay a los agregados militares.

As, tenemos:

1. El documento codificado 00021F 1435, fechado al 14 de marzo de


1975, distribuido a los agregados militares de Argentina, Bolivia, Chile,
Uruguay, Estados Unidos y Venezuela, sobre una reunin de extremistas
latinoamericanos en la provincia de Jujuy 2. El documento 00021F 1578 a
1581, fechado a 20 de octubre de 1975, titulado Accin subversiva
combinada. En el distribuidor se informa que las fuentes de los informes son
el agregado militar argentino y el agregado militar brasileo.

3. El documento 00050F 2475, Informe N 62, fechado 08 de octubre


1975, producido por el agregado militar de la embajada paraguaya en Buenos
Aires, sobre la muerte de Livieres Bank Plano, segn se deduce miembro de
Montoneros y que particip en el copamiento del Regimiento de Infantera 29,
y que era hijo de un paraguayo con conexin con la OPM paraguaya.

Es decir que la funcin de enlace en el marco de la lucha continental


contra la subversin es anterior al surgimiento de Cndor.

c) Intercambio de informacin.

Otro tipo de actividades que estn presentes antes del surgimiento de


Cndor es el intercambio de informacin, especialmente sobre personas de
nacionalidad extranjera. Elegimos un ejemplo que fue trado a este juicio por

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muchas vctimas uruguayas, porque es un antecedente de la persecucin al
PVP: el intercambio de informacin en torno al llamado operativo gris.

En la investigacin histrica sobre detenidos desaparecidos en el


Uruguay se describe este hecho de la forma siguiente:

El 19 de abril de 1974 se realiz un acto pblico de repudio a la


dictadura uruguaya en el local de la Federacin de Box en Argentina. All se
convoc a una prxima reunin, que se realiz el 02 de junio, en las vsperas
de cumplirse un ao del golpe de Estado en Uruguay. Dicho acto culmin con
la llegada de la polica y la detencin de 101 uruguayos, quienes fueron
fichados y algunos tambin procesados y condenados con un mes de prisin.

Sobre el Operativo Gris como antecedente de la Operacin Cndor


declar el testigo lvaro Rico, quien destac su importancia para la posterior
represin contra el PVP en el ao 1976, ya que los uruguayos detenidos ese
da fueron registrados y sus antecedentes actualizados.

Explic que si bien estuvieron detenidos poco tiempo, este


acontecimiento no fue inocente. Entre los detenidos ese da se encontraban
personas que en 1976 seran vctimas de las oleadas represivas contra el PVP
en Buenos Aires, ms precisamente Rubn Prieto, Humberto Bellizzi , Juan
Pablo Errandonea, Mara de los ngeles Michelena, Ana Quadros y Jos
Lopez Burgos, as como tambin Gustavo Insaurralde, secuestrado en
Paraguay un ao despus.

Rubn Prieto Benencio, que estuvo entre los detenidos en ese hecho, en
su declaracin ante este tribunal sostuvo que cuando se produjeron las
detenciones pudo identificar la presencia de uruguayos entre los
interrogadores.

Para ver la coordinacin represiva de uruguayos y argentinos en este


suceso en particular, es posible contrastar dos documentos que dan cuenta de
la relacin, uno de origen uruguayo y otro de origen argentino.

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El primero es un listado de los nombres de los detenidos en el marco del
Operativo Gris, aportado por lvaro Rico durante su declaracin. Son 99
nombres. Solamente se consignaron los datos de domicilio de los uruguayos
detenidos, ocupacin y filiacin.

Este documento est datado el 08/06/1974. Es decir, seis das despus


del operativo. Abajo, manuscrito, se le esta frase: fichar en presuntos
extremistas. Al lado de cada nombre figura un sello que da cuenta de que los
datos fueron procesados. Esto da cuenta de que el Departamento de Asuntos
extranjeros, que segn los testigos fue el organismo responsable de estas
detenciones, envi a Uruguay el listado de los detenidos.

Ahora bien, entre la documentacin aportada aportado por la Comisin


Provincial por la Memoria, se encuentra un legajo producido por la ex DIPBA,
fechado diez das despus, a 18 de junio de 1974, el legajo DIPBA R 16906,
Menndez Mara Gregot y otros. Ciudadanos uruguayos detenidos.

En este documento la DIPBA realiz una descripcin del operativo


durante el cual se afirma que se detuvo a 99 personas. A estas personas, segn
el documento, se les instruy un expediente contravencional por infraccin a
los edictos policiales vigentes sobre Seguridad Pblica, artculo 5 y
Reuniones pblicas, artculo 20, inciso a. Se los conden a 30 das de
arresto.

La existencia de coordinacin no se oculta. El documento reza muchos


de los detenidos poseen antecedentes en su pas de origen por actividades
sediciosas.

Se pasa de un registro de 99 casos a 101, sin que haya explicacin de


este cambio cuantitativo. El listado argentino registra el mismo tipo de
informacin que el uruguayo, pero el orden se ha alterado. Lo importante es
que en este segundo legajo se agrega al listado informacin remitida por el
gobierno uruguayo sobre detenciones previas.

Lo que muestra que se trata del mismo listado, que fue procesado por
ambas fuerzas, es que errores de escritura de los apellidos del documento

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uruguayo, que por ser errores fonticos estaran dando la pauta de que los
detenidos fueron identificados de forma oral, se repiten en el documento
argentino. As, por ejemplo se mantiene mal escrito el nombre Juan Pablo
Herantona Salvia, que en realidad es Errandonea Salvia. Su desaparicin se
analiza en este juicio.

d) Traslado transfronterizo de exiliados y su asesinato en el pas de


origen.

Otra prctica que se utiliz antes de la firma del acuerdo que cre a la
Operacin Cndor fue el traslado transfronterizo de exiliados y su asesinato en
el pas de origen.

Como ejemplo podemos remitirnos al caso de los fusilados de Soca, de


noviembre de 1974.

Tal como se seala en la Investigacin histrica sobre desaparecidos


uruguayos, el 08 de noviembre de 1974 fueron detenidos en Buenos Aires los
tupamaros Hector Brum, Mara de los Angeles Corbo de Brum, Graciela
Estefanell, Floreal Garca, Mirta Yolanda Hernndez de Garca y un amigo de
Floreal Garca, Julio Abreu. Con ellos tambin fue secuestrado Amaral
Garca, de tres aos.

La detencin fue efectuada por la Brigada Primera de la Polica Federal


argentina, con apoyo de la polica de Buenos Aires. Fueron trasladados a
Uruguay y el 20 de diciembre de 1974 en la localidad de Soca, Uruguay, sus
cuerpos acribillados fueron tirados al costado de la carretera.

Los asesinatos fueron relacionados con el asesinato del agregado militar


uruguayo Ramn Trabal, ocurrido en Pars un da antes que fueran hallados
los cuerpos en Soca. Se adjudic este asesinato la Brigada Internacional
Ral Sendic, organizacin que nunca realiz otra accin, ni aparece ms en
escena.

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Sobre estos hechos declar en este juicio Julio Abreu, sobreviviente de
los hechos, quien dio cuenta del traslado de estas vctimas en el llamado
vuelo cero.

d) Operaciones de accin psicolgica.

Por ltimo, antes del surgimiento de la Operacin o Plan Cndor se


coordinaron operaciones de accin psicolgica.

Un caso paradigmtico es la llamada Operacin Colombo. Fue el


intento de la dictadura chilena de confundir a la opinin pblica internacional
sobre las desapariciones que estaban ocurriendo en Chile a partir del pasaje a
la fase de represin clandestina, a partir de octubre de 1974.

Peter Kornbluh, en su libro Pinochet, los archivos secretos, explic que


Colombo se ide para contrarrestar el efecto de la denuncia internacional
sobre las violaciones de derechos humanos en Chile, en un marco en que la
Comisin de DDHH de la ONU haba solicitado realizar una investigacin en
el terreno, fundada en las numerosas denuncias recibidas. Por su parte,
Alejandro Carri, en su trabajo Los crmenes de Cndor, define la dinmica
que se buscaba:

Cuerpos de desaparecidos en uno y otro lado de la cordillera seran


utilizados para blanquear procedimientos ilegales de secuestro y homicidio
con el simple expediente de adosarles a los cuerpos cdulas de identidad de
los desaparecidos de otro pas.

Kornbluh agrega a esta descripcin la fase psicolgica. A la


implantacin de cadveres en Argentina segua

La insercin de noticias en la prensa que aseguraran que las vctimas


haban muerto asesinadas, mientras actuaban fuera de Chile, a manos de sus
correligionarios de izquierda o en el transcurso de enfrentamientos armados.

El primer acto de la Operacin Colombo fue el intento de encubrir el


secuestro de David Silberman, que se encuentra relatado en el Informe de la
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Comisin de Verdad y Reconciliacin de Chile, conocido tambin como
Informe Rettig.

Silberman era un ingeniero, miembro del Partido Comunista chileno y


gerente general de la empresa Cobre-Chuqui durante el gobierno de Allende.
Recuerdese que el Partido Comunista chileno form parte del gobierno de la
Unidad Popular y que la minera del cobre, principal produccin y fuente de
riqueza de Chile, fue nacionalizada durante ese gobierno. Es decir, Silberman
controlaba durante la Unidad Popular uno de los principales recursos
econmicos de la Nacin.

Silberman haba sido condenado por el consejo de guerra de Calama y,


a diferencia de otros detenidos de la regin, trasladado a cumplir la pena de 13
aos de prisin a la Penitenciara de Santiago.

El 04 de octubre de 1974 fue sacado de la celda en la que estaba alojado


y secuestrado por agentes de la DINA. Informacin recogida por la Comisin
Rettig permite afirmar que el secuestro de Silberman se debi a la presuncin
de que este se haba llevado una importante suma de dinero luego del golpe de
Estado.

Ahora bien, luego de su secuestro la DINA cre una falsa versin de


que Silverman haba sido secuestrado por un miembro de MIR. Eso fue
transmitido a su familia y publicado en los medios. El caso fue denunciado
internacionalmente.

En mayo de 1975, siete meses despus y ya cerca de la llegada de la


misin de la ONU a Chile, un cuerpo imposible de identificar fue hallado en
Buenos Aires portando una cdula de Identidad Chilena con el nombre de
David Silberman.

En el hecho particip Arancibia Clavel, quien haba establecido y estaba


utilizando, para ese entonces, contactos con grupos de extrema derecha y
organismos represivos argentinos.

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Arancibia Clavel, en una de sus declaraciones, al ser detenido, el 28 de
noviembre de 1978, que se encuentra en la causa argentina por el asesinato de
Carlos Prats y tambin entre las actuaciones remitidas por la Justicia Chilena
de la causa Cndor que se tramita en ese pas, afirm que

En 1975, con motivo de la llegada a Buenos Aires de otro agente de la


DINA llamado Iturriaga, cuyo arribo me haba sido anunciado[]
transcurridos algunos das me encuentro con el mismo, quien refiere que
volva a Chile en razn de haber fracasado su objetivo [] Iturriaga me
informa que su misin consista en hacer aparecer un subversivo chileno cuyo
nombre poda ser Zimelman o algo parecido, muerto en Chile, en nuestro pas
(Argentina), habindose bautizado este operativo como Operacin Colombo

Arancibia Clavel saba ms de lo que afirmaba all. Como explica


Francisco Martorell en su libro Operacin Condor, el vuelo de la muerte,
Arancibia Clavel operaba junto con Martn Ciga Correa, miembro de un grupo
argentino de extrema derecha. Dice Martorell que Arancibia Clavel

En los memos utiliza una serie de palabras clave, como facturas para
referirse a los muertos y restoranes cuando se trata de publicaciones. As, por
ejemplo, seala las facturas que acompaan a Colombo se pagarn en el
transcurso de la semana junto con 15 facturas argentinas.

El caso Silberman fue el primer intento de la DINA por hacer pasar por
muertos en Argentina a desaparecidos en Chile, pero la DINA no logr el
impacto que esperaba en los medios de comunicacin

Un mes despus se replic la operacin.

El 23 de junio una revista argentina de la que se public un solo


nmero, llamada Lea, public una lista de chilenos supuestamente muertos en
Argentina, en la provincia de Salta, aunque esta vez se afirmaba que haban
sido asesinados por sus propios compaeros. La imprenta en la que se
manufactur esta revista estaba vinculada con el Ministerio de Bienestar
Social a las rdenes de Lpez Rega, fundador de la organizacin paramilitar
Triple A.

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Dos das despus, el 25 de junio de 1975, en Curitiba, Brasil, el
mensuario Novo o Dia public la noticia de la muerte en la provincia
argentina de Salta de cincuenta y nueve extremistas marxistas chilenos.
Entre los nombres que figuraban en esta lista estaban el de Luis Alberto
Guendelman y Jaime Robotham Bravo. En uno de los cables desclasificados
de la embajada norteamericana en Bs.As., aportados por el NSA, un
funcionario indic que esa revista apareca espordicamente; y que solo se
haban publicado tres ediciones antes de la del 25 de junio.

Algunos das despus, el 12 de julio, en Pilar, provincia de Buenos


Aires, dos cuerpos aparecieron dentro de un auto, calcinados y con varios
tiros, con una bandera que deca dados de baja por el MIR. Las fuerzas de
seguridad argentinas intervinientes encontraron dentro del automvil las
cdulas a nombre de Luis Alberto Guendelman y Jaime Eugenio Robotham
Bravo. En la Capital Federal se encontr un tercer cuerpo, con registro de
identidad a nombre de Juan Carlos Perelman.

Las noticias aparecidas en ambos medios de prensa fueron replicadas


en la prensa chilena, en los principales medios grficos.

Al enterarse de la noticia, las familias de Robotham y Guendelman


viajaron a Argentina para identificarlos y hallaron que no pertenecan a sus
familiares: los documentos eran falsos y el anlisis de las dentaduras no
coincidan.

La comisin Rettig asegur que el listado de las 119 personas que


aparecieron en Buenos Aires y Curitiba como muertas en Argentina, en
realidad haban estado detenidas y haban sido vistas en recintos de la DINA y
luego fueron desaparecidas

A modo de sntesis, podemos afirmar que preexisten a Cndor una serie


de mecanismos que revelan coordinacin, como la firma de acuerdos para la
llamada LCS, motivados por los desplazamientos de miembros de
organizaciones opositoras entre los pases; el intercambio de informacin, la
repatriacin forzada de detenidos y las operaciones psicolgicas.

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Estos mecanismos se utilizaban, pero en el marco de Cndor se
amplificaron y sistematizaron. Cndor puso a disposicin de todas las partes
estos mecanismos.

Antecedentes inmediatos.

Lo hasta aqu expuesto fueron algunos de los antecedentes mediatos de


la formacin de Cndor.

Ahora bien, si hay un antecedente inmediato que debe mirarse con


detenimiento, es el caso de la detencin en Paraguay de Jorge Fuentes
Alarcn y Amlcar Santucho, en el que todas esas tendencias y prcticas que
marcbamos recin se combinaron y aceleraron.

Fuentes y Santucho fueron detenidos, y Jorge Fuentes Alarcn


entregado a las autoridades de la DINA, trasladado a Chile y asesinado,
mientras que Amlcar Santucho continu recluido en inhumanas condiciones
hasta que en 1978 la dictadura autoriza su salida del pas y se exilia en Europa.

John Dinges, en su libro Operacin Cndor, afirm que Fuentes


Alarcn y Santucho eran miembros de segunda lnea de la JCR, responsables
de organizacin y finanzas; y brinda un perfil de ambos: Amlcar era el
hermano mayor de Mario Roberto y se haba sumado a la organizacin en
1973. Fuentes Alarcn era un socilogo chileno miembro del MIR desde haca
muchos aos. Luego del golpe de Estado sali de Chile, estando un tiempo en
Cuba donde recibi entrenamiento y luego viaj a Buenos Aires para
funcionar como responsable del MIR en esa ciudad, hasta la llegada de
Edgardo Enrquez a Buenos Aires.

Arnol Kremer explic en su declaracin por qu haban viajado de


Argentina a Paraguay: recibieron la misin de contactar a otras organizaciones
latinoamericanas. Luego deban desplazarse hacia Lima.

Salieron hacia Asuncin desde Buenos Aires por va terrestre, el 15 de


mayo de 1975, portando dinero y documentacin de la JCR.

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Amlcar Santucho fue detenido en Puerto It Enramada, frontera
paraguaya con Argentina, el da 16 de mayo de 1975, segn consta en un
informe del Departamento de Investigaciones del 23 de mayo de 1975,
microfilmado con el cdigo 00045 F0830.

Fuentes Alarcn, que viajaba sentado al lado de Amlcar, fue vigilado


desde su llegada a Asuncin. El documento microfilmado 0080F 0776 del
Archivo del Terror da cuenta de esta persecucin, detallndose sus actividades
y reuniones durante ese da y el siguiente, en que fue detenido. Incluso hay
una especie de desgrabacin de una escucha de una conversacin entre
Fuentes Alarcn y un llamado agente 77, anterior a la detencin.

Fuentes Alarcn viajaba con documento falso a nombre de Ariel


Nordase Ledesma, socilogo costarricense y con cartas de recomendacin de
la Universidad de Sorbonne. Una semana despus de su detencin, el 23 de
mayo, los policas paraguayos an desconocan su identidad. Aparece en un
listado titulado grupo averiguaciones, debajo de Amlcar Santucho, con su
nombre falso.

Tras su detencin e identificacin fueron considerados fuentes


invaluable de informacin, y consecuentemente torturados y mantenido
Santucho en cautiverio en las tenebrosas prisiones del rgimen paraguayo, y
Fuentes Alarcn trasladado hacia Chile, luego de haber contrado sarna por las
condiciones de detencin en Paraguay, para seguir siendo torturado y
sometido a tratos degradantes en Villa Grimaldi. Esto lo tuvo por probado la
llamada Comisin Rettig.

Es posible acreditar cmo, alrededor de este caso, se mont una


estructura de coordinacin que da la pauta de cmo funcionara luego la
Operacin Cndor. El intercambio de informacin, los interrogatorios
conjuntos, el desplazamiento de agentes entre los pases, la repatriacin
forzada de un exiliado, todos estos elementos aparecen prefigurados en este
caso.

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Es que todo esto sucedi slo seis meses antes de la reunin
fundacional de Cndor y, en parte, el efecto de estas detenciones sobre la
mentalidad militar, de alguna manera incentiv que se realizara esa reunin.

En la causa se acumul gran cantidad de documentacin que demuestra


el inters que manifestaron los organismos de inteligencia de la regin ante
esta captura.

En este operativo contamos, a diferencia de otros, con un registro


documental muy rico, de origen diverso, que nos permite reconstruir el
funcionamiento de la red de coordinacin. La prueba testimonial es menor
porque el caso ha sido abordado marginalmente.

A esta red le vemos continuidad cuando se consolide Cndor. Dos


personajes clave de esta red son el argentino Jos Osvaldo Riveiro y el chileno
Enrique Arancibia Clavel.

Riveiro, tambin conocido como Osvaldo o Rawson y que ms


tarde se hizo conocido con el alias Balita, era un oficial de inteligencia del
Ejrcito Argentino.

Enrique Lautaro Arancibia Clavel, tambin conocido como el


dinamitero por sus actividades terroristas durante el gobierno de la Unidad
Popular en Chile, luego ingres en la DINA como agente civil, responsable de
las actividades clandestinas de este organismo en Buenos Aires y articulador
de parte de la red de la DINA que actuaba en el Cono Sur.

Aqu corresponde realizar un breve parntesis, e introducir informacin


sobre la trayectoria de ambos, porque sern mencionados varias veces a lo
largo de este alegato.

Riveiro naci en 1932 y en 1945 solicit el ingreso al Liceo Militar.

Segn el anlisis de su legajo militar, comenz una no muy


prometedora carrera en el arma de artillera, a juzgar por sus calificaciones.
Despus mejor su desempeo: se especializ como esquiador, siendo
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distinguido por sus capacidades en esa rea. Un accidente en 1959, en el
marco de un ejercicio de montaa determin un cambio en su carrera. En 1961
realiz el curso de oficiales del Colegio Militar de la Nacin y por destacarse
en el mismo, fue nombrado en 1962 como instructor militar. En este perodo
comenz a recibir las mejores calificaciones

En 1964 su carrera realiz un vuelco: particip de un curso tcnico de


Inteligencia para personal superior, obteniendo la calificacin ms elevada y
al ao siguiente obtuvo su primer destino en el rea de inteligencia: pas a
continuar servicios en el Comando en Jefe del Ejrcito, en Inteligencia
Interior- Reunin. En esos aos, como ya vimos, la doctrina militar que se
imparta en el Ejrcito estaba sufriendo modificaciones: se comenzaba a
estudiar la guerra revolucionaria y como atacarla.

En 1968 realiz el curso bsico de Comando. Segn se sigue de la


explicacin dada en el informe Apuntes sobre el curso bsico de Comandos,
elaborado por la Direccin Nacional de Derechos Humanos y Derecho
Internacional Humanitario del Ministerio de Defensa de la Nacin, aportado
por la testigo Vernica Almada, el curso implicaba un adestramiento especial,
cuya finalidad era Capacitar espiritual, fsica, psquica, tctica y
tcnicamente para conducir y ejecutar misiones COMANDOS, en apoyo de
ambientes geogrficos diversos y con capacidad de empleo dentro del
dispositivo enemigo. En concreto, formaba militares con capacidad de actuar
en operaciones especiales.

Desde diciembre de 1970 se observan en el legajo de Riveiro


permanentes viajes en comisin. Durante el primer ao, entre Baha Blanca y
Neuqun principalmente. Entre estos viajes, tiene un destino el 24 de agosto
de 1972 que reza Rawson-Buenos Aires y coincide con las fechas de la
masacre de Trelew (22 de agosto) y la represin en Buenos Aires durante los
velatorios (25 de agosto). Riveiro reconoce su participacin. Quizs de all
extrajo su seudnimo.

En diciembre de 1974 ingres al Batalln de Inteligencia 601 y el 29 de


noviembre de 1976 fue nombrado jefe del Destacamento de Inteligencia 144
de Mendoza.

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Riveiro, entre 1976 y 1978 realiz tres viajes en comisin a Chile, el
primero del 03 al 06 de abril de 1977, el segundo del 16 al 17 de junio de 1977
y el ltimo del 08 al 28 de febrero de 1978. Estas son las que quedaron
asignadas en su legajo. De la lectura de la documentacin de Arancibia Clavel
y de sus propios dichos, se extrae que fueron ms los desplazamientos hacia el
exterior del pas cumpliendo funciones en la llamada lucha contra la
subversin.

El 26 de septiembre de 1979 pas a continuar sus servicios al Comando


en Jefe del Ejrcito, como Jefe II del departamento exterior, es decir, la rama
responsable de la inteligencia militar sobre el exterior producida por todo el
Ejrcito Argentino y luego sigui en otros destinos vinculados con la
inteligencia militar.

En cuanto a su participacin en las redes de coordinacin represiva,


conocemos al menos una parte, de puo del propio Riveiro. Desde fs 390 a
416 de su legajo obra un reclamo elevado ante la Junta de Calificacin de
Oficiales. El motivo fue el orden y mrito que le fuera asignado a fines de
1984. El mrito asignado fue 44 entre los calificados, razn por la cual se
imposibilit su acceso al grado inmediato superior. La lectura del reclamo
completo permite ver que en realidad, el motivo para frenar su ascenso era un
divorcio y un casamiento posterior en el exterior.

Esta situacin motiv una presentacin de Riveiro. En la nota U


240.900/300, de 12 de noviembre de 1984, dirigida al Jefe del Estado Mayor
del Ejrcito (Jefe I Personal), relat su trayectoria. Sin perjuicio de las
acciones represivas en las que reivindica haber participado, lo ms interesante
llega cuando explica cules fueron sus misiones especiales de inteligencia.

Dice Ribeiro:

Punto 6

En el rea de Inteligencia permanentemente cumpl con misiones tanto


en el mbito nacional como internacional, que por su carcter secreto no
figuran en el Legajo Personal del suscripto. A saber:

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a) 1965/1968 Cubr actividades en el exterior como asesor y
coordinador de la campaa presidencial del Dr. Velazco Ibarra en Ecuador

b) 1970/1972 Cumpl misiones de riesgo tanto internas (evasin de


Trelew) como internacionales en Chile (poca de la Unidad Popular-
gobierno marxista de Salvador Allende).

c) 1974- B Icia 601 Misiones especiales en Chile- Paraguay- Uruguay-


Bolivia y Brasil

d) 1974/1976 Coordinador y ejecutor de la misin especial de


Infiltracin en las organizaciones terroristas, que permitieron alcanzar el
xito conocido (Monte Chingolo)

Quiero subrayar el punto que sigue

e) 1976- B Icia 601 coordinador internacional de la LCS entre pases


de Amrica Latina. Viajes y contactos internacionales a nivel de
comandantes en Jefe- Jefes de ICIA y presidentes de pases (Paraguay,
Uruguay, Bolivia, Chile, Brasil, Colombia, Venezuela, Ecuador, Panam y
Mxico)

f) 1976- B-Icia 601 Representante argentino ante la ORGANIZACIN


LATINOAMERICANA DE SEGURIDAD SOCIAL- Congreso internacional
celebrado en Mjico que permiti cubrir las actividades de Inteligencia en ese
pas (exiliados subversivos).

g) 1979- EMGE- Jef II ICIA. Viajes internacionales a Paraguay- Chile


y fundamentalmente Bolivia, como asesor y coordinador del proceso
anticomunista en dicho pas, que culminara con la toma del poder por las
Fuerzas Armadas

Sigue en su presentacin explicando sus actividades en Centroamrica,


en la poca de la revolucin sandinista.
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Tan secretas eran sus actividades que expres lo siguiente Por su
reserva y carcter estrictamente secreto, el suscrito desea aportar
personalmente una sntesis personal de los hechos que permitan avizorar algo
de lo mucho que se llev a cabo en esos aos de guerra y donde tuve la
responsabilidad internacional de su conduccin, en la clandestinidad.

A fs 399 se encuentra el acta de la reunin de la Junta superior de


calificacin de oficiales del 26 de octubre de 1984 en la que se trat el
problema planteado por Riveiro. Debemos observar que la parte en la que
Riveiro expuso la sntesis personal de los hechos, se orden al taqugrafo
retirarse de la reunin y por lo tanto no hay registro. Finalmente, la Junta
Superior de Calificaciones de Oficiales, vot el ascenso de Riveiro, pero no se
instrument. Riveiro volvi a quejarse en una nota, en la que expres

Qu parmetros se han tenido en cuenta para medir la aptitud


intelectual, moral y psquica para estar siempre presente en las zonas
operacionales de lucha, con riesgo cotidiano, la separacin familiar, la
incertidumbre por la maana y la tremenda responsabilidad de no dejar
comprometida a la institucin?

Entones, estamos ante un oficial del ejrcito formado en inteligencia y


operaciones especiales, que reivindica haber tenido un importante papel en
la organizacin de la represin regional. Lo que eso signific en la prctica lo
veremos en el abordaje del caso Fuentes- Santucho y posteriormente, en el
abordaje de la Operacin Cndor

La pregunta que sigue es qu estaba haciendo Riveiro en 1975 cuando


detuvieron a Fuentes Alarcn y Santucho. Estaba interesndose por el caso.
Tena muchos contactos en Paraguay. Y tena contactos chilenos. Uno de esos
contactos era Arancibia Clavel.

Tambin la trayectoria de Arancibia Clavel la podemos conocer de su


propia voz. Este agente de inteligencia de la DINA fue detenido en 1978 en el
marco del conflicto por el Canal de Beagle.

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A cargo de su detencin estuvo el Departamento de Asuntos Extranjeros
de la Polica Federal Argentina. El mismo departamento cuyo jefe, el
Comisario Inspector Alberto Baldomero Obregn, hizo gala de las misiones
de ese Departamento en la represin a ciudadanos extranjeros, particularmente
a los chilenos y a la colaboracin con el gobierno chileno en actividades
represivas, en el documento SSF DAE S 5543, fechado en Buenos Aires, a
15 de septiembre de 1976, motivo por el cual solicit recompensa para la
planta del Departamento.

Uno de los nombrados en esa nmina, el principal Juan Bautista Pietra,


intervino en la detencin de Arancibia Clavel y fue responsable de tomarle
declaraciones. Es decir, lo detuvo un organismo con trayectoria en la
coordinacin represiva.

Arancibia Clavel no tuvo problemas en relatar su trayectoria. De las


declaraciones al momento de ser detenido, que forman parte de la causa
seguida en Argentina por el atentado al General Prats y fueron incorporadas en
este juicio, surge que Arancibia Clavel naci en 1944 en Punta Arenas, en el
seno de una familia de tradicin militar, con un padre oficial de la Armada
chilena y diez hermanos, dos de los cuales, adems de Arancibia Clavel,
siguieron la carrera militar, llegando uno a general del Ejrcito y otro a
vicealmirante.

Arancibia tambin empez el Liceo Naval para luego abandonarlo y


comenzar la carrera de Ingeniera en la Universidad de Chile. A la par,
participaba en grupos de extrema derecha que se organizaban para resistir el
avance de la izquierda chilena a fines de la dcada del sesenta. Estuvo
vinculado con el grupo del general Viaux, que entre otras cosas organiz el
atentado que cost la vida al general en jefe del Ejrcito chileno, el militar
constitucionalista Ren Schneider.

En octubre de 1970, en relacin con ese atentado, fue detenido y luego


puesto en libertad bajo fianza. Sali de Chile a Buenos Aires, en 1971,
habiendo conseguido documentos falsos. Ya en Buenos Aires, adopt una
identidad falsa, utilizando el nombre de Luis Felipe Harizmendi.

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Arancibia afirm que luego del golpe de Estado haba conseguido un
puesto en la representacin del Banco de Chile en Buenos Aires y que durante
un viaje a Chile entr en contacto con el entonces jefe de la DINA, Coronel
Manuel Contreras, a quien ofreci ponerse a su servicio, para, cito:

allegarle cualquier informacin que fuera requerida, dados los


numerosos contactos con que contaba en nuestro pas a nivel de
organizaciones derechistas, miembros de prensa, etc.

En el mismo sentido, en una presentacin posterior, del 05 de diciembre


de 1978, afirm que no recibi entrenamiento para estas actividades y que la
idea de este tipo de tareas haba sido suya. Y que su misin era investigar la
actividad de los grupos subversivos en Chile, Argentina, etc., como problema
comn que afliga a ambas naciones.

Entre Rawson y Arancibia Clavel se estableci una fecunda relacin,


anterior a Cndor, como puede seguirse de la lectura atenta de los
memorndums de Arancibia Clavel.

La primera referencia a esta relacin aparece en una servilleta del bar


Queen Bess, que forma parte de la documentacin de Arancibia Clavel, que
tiene anotada una fecha: 15 de agosto de 1975. All reza: Jos Osvaldo
Riveiro, Rawson [tachado], CI 3.247.814.

Luego de esa reunin, el 27 de agosto de 1975, Arancibia Clavel


inform a sus jefes en Santiago que sobre la JCR

La mayor informacin que se tiene sobre este organismo guerrillero fue


entregada al coronel Podest, Agregado militar en Paraguay, por el
segundo jefe del SIE Argentino, Tte. Coronel Jorge Osvaldo Rawson. El
citado oficial argentino viajar a Santiago por invitacin del DINE, el martes
2 de septiembre, acompaado de su seora. Har el viaje directo Asuncin-
Santiago. Mayor informacin solicitar a ALEX-VILA

Riveiro y Arancibia no se conocan bien todava, Arancibia se


equivocaba sobre el nivel de responsabilidad de Riveiro. Pero lo que importa

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es reponer cmo se produjo esa informacin sobre la JCR que tena Riveiro y
entreg a Podest y que fue producida en los interrogatorios a Santucho y
Fuentes.

Del anlisis de la prueba se infiere que se conoca poco sobre la JCR


antes de la detencin de Fuentes y Santucho. Pero se estaba investigando.

En el Archivo del Terror obran dos informes enviados desde Argentina


que permiten evaluar esto: uno de noviembre de 1974 producido por la
Superintendencia de Seguridad Federal, y otro en el que si bien no figura la
procedencia, por el formato puede afirmarse que es un informe de la SIDE y
que por el anlisis textual puede datarse en marzo o abril de 1975.

Entre los elementos paratextuales del documento, en ambos informes


aparecen sealados manuscritos, al margen, los apodos que usaban los
interrogadores para referirse a Santucho y Fuentes: Nene y Chacho, lo que
permite inferir que quien enva estos documentos le est sealando al
remitente paraguayo que es informacin de su inters en relacin con los
detenidos.

En el caso del informe de la SIDE, podemos ver que se trata de


informacin muy general sobre las actividades de la JCR en Europa y en el
anexo, se indica a quienes se tiene identificados como parte de la JCR. Entre
ellos se seala con nombre, apellido y alias a Amlcar Santucho.

Volviendo al principio, luego de su detencin, Fuentes Alarcn y


Amlcar Santucho fueron interrogados. Muchas veces. Con mucha saa.
Sobre cuestiones cada vez ms amplias, con un nivel de detalle cada vez ms
riguroso.

En el archivo del terror se conservaron los cuestionarios, a veces con


respuesta, de los interrogatorios. Son numerosos. Una parte de esos
cuestionarios fue aportada por el NSA y otra parte por Federico Tatter. De la
lectura del conjunto de los cuestionarios se observa que los paraguayos
supieron desde un comienzo quin era Santucho y descubrieron rpidamente
quien era Fuentes Alarcn.

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Y tambin se observa gradualmente una profusin de detalles en las
preguntas que a las claras indica que fueron aportados por los argentinos. Hay,
por ejemplo, un extenso cuestionario sobre la historia del PRT con detalles
que no tendran por qu interesar a los paraguayos.

A medida que va pasando el tiempo, los argentinos y los paraguayos


van descubriendo la planta y organizacin del MIR y del PRT, la localizacin
de los dirigentes, telfonos, locales, actividades econmicas de las
organizaciones, armamento, actividades en Europa, contactos internacionales.
Los organismos de inteligencia logran descifrar las claves que utilizaban
ambas organizaciones para sus contactos.

Adems, a medida que van procesando la informacin que logran


extraer de la documentacin que portaban los detenidos (libretas de
direcciones, cartas, panfletos, notas en clave), la informacin se vuelve ms
detallada. Hay datos que se extraen de los interrogatorios, se envan a
chequear a Buenos Aires y vuelve la respuesta.

Y detrs de todo esto, del ida y vuelta de informacin a travs de la


frontera, lo encontramos a Riveiro. Hay un documento en el que se puede ver
el tipo de proximidad que tena con Benito Guanes Serrano, el jefe de
inteligencia del estado mayor de las Fuerzas Armadas paraguayas .

El documento microfilmado R0046 F 1528, fechado en 18/06/1976


comienza dando cuenta de una conversacin telefnica reciente entre
Osvaldo, un alias de Riveiro, y Benito Guanes.

Riveiro contesta algunos requerimientos de Benito. Le est contestando


cosas que no quiso decirle por telfono. Le avisa que le est enviando un
interrogatorio para el nene, que segn descifraron John Dinges y Carlos
Osorio, era Fuentes Alarcn. Le promete que en el primer viaje que realice
te har llegar la documentacin que estoy reuniendo sobre el CICSO y la
Fundacin Ebert. Tambin le remite una carta firmada por David, a Ruy
sobre la detencin de Fuentes Alarcn. Sabemos que David es Edgardo
Enrquez, que por ese entonces se encontraba en Buenos Aires y que Ruy es
Ruy Mauro Marini, el socilogo brasileo miembro del MIR que por entonces

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se encontraba en Europa. Por ltimo, en la frmula de cierre, la frase por hoy
nada ms, da la idea de cercana y continuidad.

La nota finaliza con el envo de saludos a diversas personas.

Esos saludos develan la red de contactos de Riveiro en Paraguay.


Veamos quienes eran:

El Jefe de Estado Mayor, por entonces era Alejandro Fretes Dvalos,


quien luego ser un engranaje de Cndor e informante de la embajada
norteamericana en Paraguay sobre esos asuntos.

Pastor Coronel era el jefe del Departamento de Investigaciones de la


Polica de la Capital, tambin luego vinculado con Operacin Cndor Ortiz
sera el cnsul paraguayo en Posadas, muy activo, en la persecucin a
paraguayos exiliados en Argentina y parte confesa de Cndor.

En cuanto a la Gente de la Marina, por ese entonces el jefe era


Lzaro Sosa, a quien veremos actuando luego durante el desarrollo de Cndor,
por ejemplo, en la entrega a oficiales argentinos de las vctimas detenidas en
Paraguay Logoluso, Landi, Nell, Santana e Insaurralde, cuyas desapariciones
se ventilan en este debate

Hernn, es el coronel Hernn Podest, quien, como ya dijramos,


segn Arancibia Clavel haba recibido de manos de Riveiro un informe sobre
la JCR que remite a la jefatura de la DINA el Coronel Arrechea, era el
agregado militar argentino en Paraguay.

Galo, Perez y Segovia. Galo Escobar era jefe de la Guardia de


Seguridad de Stroessner,

Enva tambin saludos de parte de dos colegas suyos en Argentina,


Miguelito y Tito.

Probablemente el mismo Tito vuelve a aparecer en los documentos de


Arancibia Clavel, de la poca de los intercambios sobre los que venimos
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hablando: una nota manuscrita muy crptica, del 15 de agosto de 1975, que
parece haber sido hecha por varias personas, en la que figuran Rawson y Tito.
El documento reza entrevista con Don Cayo para ubicar a Tito. Don Cayo
es Jorge Cayo, secretario del almirante Aldo Peyronell, jefe de la SIDE en ese
momento.

Hay otra referencia que puede relacionarse con esto. Un ao despus,


Riveiro, bajo el nombre de Rawson, viaj a Santiago de Chile con dos
personas ms. Entre la documentacin de Arancibia Clavel hay copia de una
factura de LAN Chile con fecha 03 de septiembre de 1976, por emisin de
pasajes y en un documento, a continuacin, en el que se listan sus nombres: :
Jorge Osvaldo Rawson CI 3.247.814- Justo Diego Gonzalez CI 2.265.230.-
Felix Ramn Luna CI 7.579.623. Justo Diego Gonzlez y Flix Ramn Luna
revistieron como Personal Civil de Inteligencia en el Batalln 601. Los
nmeros de documento de los tres corresponden a personas de sexo femenino.

Alguien ms particip de esta red de coordinacin temprana. Alguien


que fue definido por John Dinges en su libro como una especie de estacin
de inteligencia unipersonal cuyas fuentes en todo el Cono Sur eran la envidia
de la CIA y de la Inteligencia militar norteamericana. Se trata de Robert
Scherrer, el agregado legal de la embajada norteamericana en Buenos Aires
desde principios de la dcada de 1970.

El 06 de junio de 1975 emiti una carta, dirigida al director general de


Investigaciones de Chile, General Ernesto Baeza Michaelsen y un cable
dirigido a la central del FBI en Estados Unidos.

En la primera, informaba sobre la detencin de Fuentes Alarcn y


Santucho y que el FBI iba a abrir una investigacin en Estados Unidos, a
partir de datos obtenidos de la documentacin secuestrada a estas dos
vctimas. En el cable al FBI, solicita que se instruya a las oficinas de Dallas,
Nueva York y San Juan del FBI para que realicen una investigacin en suelo
norteamericano sobre esas personas.

Finalmente, Fuentes Alarcn fue trasladado a Chile.

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Dos das despus de su traslado, tal como se aprecia en el documento
microfilmado 00143F 0010 del archivo del terror del Paraguay, Manuel
Contreras expresaba a Pastor Coronel que

Le hace llegar los ms sinceros agradecimientos por la cooperacin


prestada para facilitar las gestiones relativas a la misin que debi cumplir
mi personal en la hermana Repblica del Paraguay, y estoy cierto que esta
mutua cooperacin continuar en forma siempre creciente para el logro de
los objetivos comunes coincidentes de ambos servicios

En sntesis. Tenemos informacin para reconstruir una red de


coordinacin entre tres pases, tendida para obtener e intercambiar
informacin, a partir de la detencin de dos blancos rentables, como los
denominan los oficiales de inteligencia militar, que permiti a la DINA
chilena, al Batalln de Inteligencia 601 de Argentina y a la Jefatura de
Inteligencia del Ejrcito de Paraguay fortalecer relaciones que luego, en la
etapa formal de estas relaciones, Cndor, se vern multiplicadas y favorecidas.

Sobre estas relaciones volveremos ms adelante, pero a modo de


sntesis podemos decir que hacia mediados de 1975 estaban dadas las
condiciones tanto a nivel de prcticas como en la consolidacin de redes de
cooperacin, para que pudiera surgir Cndor.

La Operacin Cndor

Estamos en condiciones entonces de adentrarnos en el estudio y anlisis


de la Operacin Cndor.

Antes de avanzar en la descripcin de lo que fue la Operacin Cndor,


es necesario realizar algunas observaciones sobre la documentacin
disponible.

En primer lugar, debe realizarse una distincin entre documentos


producidos por las dictaduras latinoamericanas y documentos producidos
por los organismos gubernamentales norteamericanos.

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Los documentos latinoamericanos recuperados son remanentes
burocrticos de las dictaduras. Son documentos producidos por agentes de los
organismos represivos, de uso interno y de carcter secreto o reservado. Eran
manifestacin de la necesidad burocrtica de administracin la represin y de
comunicacin con organismos similares para resolver cuestiones coyunturales.

En este sentido, son documentos de gestin, producidos con la finalidad


de administrar la represin a las vctimas. Y no son, en ningn sentido,
documentos narrativos, no buscan informar lo que estaba sucediendo.

Los documentos latinoamericanos de gestin que hacen referencia


explcita a Cndor son pocos. Y ninguno hace referencia a Operacin Cndor,
pero son utilizadas otras frmulas que pueden considerarse como cercanas -
Condorop, Sistema Cndor, Organismo Cndor, Reunin Cndor, Cndor a
secas-.

Son muchos ms los que no hacen referencia a Operacin Cndor pero


que dan cuenta de actividades de coordinacin represiva cuando el marco
Cndor ya estuvo slidamente instituido.

Estos documentos, por su carcter, permiten certificar la existencia de


Cndor y echan luz sobre algunos aspectos de su funcionamiento.

Los documentos producidos por organismos gubernamentales


estadounidenses, por el contrario, tenan otra funcin: construir un relato de lo
que estaba sucediendo. Tambin son documentos operativos, pero de otro
estilo, en tanto tenan por finalidad una intervencin sobre la realidad.

Son documentos que a medida que se fueron acumulando conformaron


una serie con relacin interna entre ellos. Su elaboracin respondi a tres
necesidades que fueron emergiendo sucesivamente.

La primera de esas necesidades era expandir el conocimiento sobre el


contexto de violacin de los derechos humanos que preocupaba al
Departamento de Estado. Especialmente, brindar informacin sobre
situaciones en los que estaba en riesgo la vida de ciudadanos estadounidenses

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que residan en los pases del Cono Sur, pero tambin buscaban informacin
sobre las amenazas a la vida o violaciones de derechos de refugiados y
asilados.

Si inicialmente la informacin fue ms dispersa, coyuntural y los


esfuerzos fueron menores, la produccin de conocimiento se profundiz con el
cambio de administracin en 1977 y el desarrollo de las polticas de defensa
de los derechos humanos ms dinmicas del presidente James Carter.

La segunda necesidad se vinculaba con la accin afirmativa del


papel hegemnico de los Estados Unidos en la regin, con el objeto de
evitar que se formara un bloque geopoltico de poder en el Cono Sur.

Por ltimo, los organismos gubernamentales estadounidenses


necesitaban informacin para perseguir y castigar a los responsables del
atentado del 21 de septiembre de 1976 que tuvo lugar en plena ciudad de
Washington y cost la vida del ex canciller del gobierno de la Unidad Popular
y dirigente demcrata cristiano Orlando Letelier y de su secretaria Ronnie
Moffit.

En segundo lugar, una aclaracin metodolgica. Es un lugar comn,


como pudo apreciarse luego de la lectura de la bibliografa que se acumul en
el marco de este debate, la utilizacin del memorndum remitido por Robert
Scherrer en el que describe a la Operacin Cndor.

Creemos que definir a la Operacin Cndor a partir de ese documento


es insuficiente. Para explicar por qu, debemos contextualizar el momento de
descubrimiento de dicho documento.

De manera breve, hasta 1979 lo que hubo de investigacin sobre


coordinacin represiva se debi a la tarea de denuncia de sobrevivientes de
centros de detencin, familiares de secuestrados, organizaciones polticas y
movimientos de derechos humanos.

Denunciaban la existencia de lazos de coordinacin entre las dictaduras


de la regin, no pudiendo explicitar cul era el contenido institucional de esos

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lazos. Su existencia se probaba porque haba secuestrados, porque se haba
detectado que miembros de determinado operativo hablaban con el dialecto
del pases de origen de la vctima, por el tipo de interrogatorio al que eran
sometidas las vctimas o por la identificacin de determinados agentes.

Pero los datos que podan aportar las vctimas eran de carcter
superficial, en el sentido de que hablaban de los efectos, de la materializacin
de las relaciones de coordinacin represiva, pero no de los procesos
institucionales de las que dichas relaciones se derivaban.

Adems, la existencia de una voluntad de coordinar la represin entre


las dictaduras de la regin tampoco era un secreto. En los peridicos de poca,
en los pases de la regin, pueden encontrarse declaraciones pblicas de los
militares en las que se explicita la necesidad de coordinacin.

Estas denuncias luego tuvieron eco en la prensa internacional, que tom


la tarea de investigarlas.

Tal como se desprende de la lectura del libro de Valentin Mahskin,


Operacin Cndor, su rostro sangriento, el 4 de julio de 1976 el periodista
Richard Gott public en el peridico britnico The Guardian un artculo en el
que insinuaba la existencia de una accin coordinada entre las dictaduras del
Cono Sur para acabar con las organizaciones de izquierda de la regin, aunque
el tema no fue profundizado en ese momento.

La existencia de una Operacin Cndor como tal se hizo pblica tres


aos despus, el 02 de agosto de 1979, cuando el periodista Jack Anderson
public en el Washington Post un artculo titulado El Cndor, los criminales
latinoamericanos en el que denunciaba que los lderes de las dictaduras del
Cono Sur haban creado una organizacin para el asesinato de enemigos
comunes en regiones extranjeras. Anderson era un reconocido reportero
grfico y haba sido el primero en denunciar la participacin de empresas
norteamericanas como la ITT en el golpe de Estado chileno.

Anderson no cit en su artculo la fuente de informacin. Pero se supo


aos despus, tal como declar John Dinges, que el origen de esta informacin

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fue un documento, titulado Chilbom, que haba sido producido el 28 de
septiembre de 1976 por el agregado legal de la embajada estadounidense en
Buenos Aires y agente del Federal Bureau of Investigation (FBI) Robert
Scherrer y que fue aportado en esta causa por el NSA.

Scherrer haba elevado a la Cmara de Representantes de los Estados


Unidos un informe sobre el asesinato del poltico chileno Orlando Letelier y
de su secretaria, Ronnie Moffit, ocurrido en Washington el 21 de septiembre
de 1976, una semana antes. Tal como declar John Dinges, quien convers
varias veces con Scherrer, su fuente era un coronel del Ejrcito Argentino, del
rea de inteligencia.

El informe de Scherrer describa la organizacin y alcances de la


Operacin Cndor y la vinculaba, aunque cautelosamente, con el atentado
contra Letelier. El contenido del documento se mantuvo en secreto hasta que
en 1981 fue publicado por Saul Landau y John Dinges en el marco de una
investigacin sobre este atentado.

Vale la pena, por su importancia, citar este documento de manera


extensa.

"Operacin Cndor" es el nombre en clave de un acuerdo de


cooperacin para recopilacin, intercambio y almacenamiento de datos de
inteligencia concernientes a los llamados "izquierdistas", comunistas y
marxistas, establecido recientemente en cooperacin entre los servicios de
inteligencias de Amrica del Sur para eliminar las actividades terroristas
marxistas en el rea. Adicionalmente, la "Operacin Cndor" mantiene
operaciones conjuntas contra blancos terroristas en los pases miembros de la
"Operacin Cndor".

La tercera fase, la ms confidencial de la "Operacin Cndor", incluye


la formacin de equipos especiales de los pases miembros, preparados para
trasladarse a cualquier parte del mundo, a pases no miembros del acuerdo,
para llevar a cabo sanciones y hasta asesinatos contra terroristas o
partidarios de organizaciones terroristas de los pases miembros de la
"Operacin Cndor".

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Por ejemplo, si en un pas europeo se ha detectado a un terrorista o a
un partidario de una organizacin terrorista de un pas miembro de la
"Operacin Cndor", un equipo especial de la "Operacin Cndor" sera
enviado a localizar y reconocer el blanco.

Cuando la operacin de vigilancia hubiera terminado, un segundo


equipo de la "Operacin Cndor" viajara a llevar a cabo la sancin real
contra el blanco.

Equipos especiales, que habran de usar documentacin falsa de los


pases miembros de la "Operacin Cndor", podran estar formados
exclusivamente por individuos de una sola nacin miembro o pueden estar
compuestos por un grupo mixto proveniente de varios pases miembro de la
"Operacin Cndor".

Pases europeos especficamente mencionados como posibles


escenarios para la tercera fase de la "Operacin Cndor" fueron Francia y
Portugal. Se ha organizado un equipo especial... (siguen 3 lneas tachadas)
que comenz a prepararse para posibles acciones futuras bajo la tercera fase
de la "Operacin Cndor".

(Siguen 3 lneas tachadas) coordinados localmente.

Cabe destacar que no hay informacin indicando que las sanciones


bajo la tercera fase de la "Operacin Cndor" se hayan planeado para ser
ejecutadas en territorio de los Estados Unidos. Sin embargo, no est ms all
de la esfera de posibilidades que el asesinato reciente de Orlando Letelier en
Washington DC pudiera haber sido realizado como una accin de la tercera
fase de la "Operacin Cndor."

Como se seala anteriormente, la informacin disponible extrada de la


fuente indic que se puso nfasis particular en las acciones de esta tercera
fase de la "Operacin Cndor" en Europa, especficamente en Francia y
Portugal. Esta oficina permanecer alerta ante cualquier informacin que
indique que el asesinato de Orlando Letelier sera una accin de la
"Operacin Cndor".

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Debemos analizar ahora qu caractersticas tiene la definicin de
Operacin Cndor que aporta este documento.

Es un documento norteamericano, producido para elevar informacin de


coyuntura sobre las caractersticas de Cndor. Como se ver luego, todos los
documentos norteamericanos tenan por finalidad la explicacin de Cndor
para que los funcionarios de Estados Unidos pudiera intervenir.

Scherrer describi lo que era Cndor en ese momento. La informacin


presentaba una temporalidad ajustada al presente y no de largo plazo. No
procuraba brindar una explicacin histrica del objeto, ni analizar su
composicin interna o sus consecuencias sobre la realidad, ms all de los
efectos sobre la realidad que se buscaban explicar por inters inmediato.

En sntesis, la definicin de Cndor que aporta este documento es


definicin esttica, una instantnea de la situacin de este marco de
coordinacin represiva, a fines de septiembre de 1976.

En su libro Pinochet, los archivos secretos, Peter Kornbluh indic que


este fue, por casi veinte aos, el nico documento conocido que daba cuenta
de la existencia de esta coordinacin. Este documento permiti nombrar,
definir, y dar un cierto marco por primera vez, lo que estaba sucediendo con
los desterrados que estaban desapareciendo en el Cono Sur.

Lo que queremos sealar con todo esto es que, con toda la informacin
disponible hoy en da, no podemos partir del documento de Scherrer para
definir la Operacin Cndor. Esto no quita que sea de utilidad para mostrar un
momento en su evolucin.

La reunin de creacin de Cndor

Seores Jueces; recapitulando lo dicho hasta ahora, podemos afirmar


que para fines de 1975 estaban dadas las condiciones para el surgimiento de la
Operacin Cndor:

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1) la mayora de los pases de la regin estaban bajo dictaduras de
seguridad nacional que compartan premisas ideolgicas o en un proceso hacia
esa configuracin, en el caso concreto de Argentina, o haban adaptado su
dinmica como en el caso de Paraguay.

2) exista un conjunto de prcticas en uso de coordinacin


principalmente bilateral, entre los pases de la regin

3) exista una voluntad, un espritu de poca, entre los actores que


participaban de las redes de coordinacin, de ir ms all, de que la
coordinacin fuera mayor

4) puntualmente, la dictadura chilena haba encarado un programa de


lucha contra los opositores que ella misma haba expulsado y que le estaban
dificultando las cosas a nivel de las relaciones internacionales.

4.2 La reunin de Inteligencia Nacional en Santiago de Chile

En la dcada de 1990 comenz a documentarse parte del entramado


institucional de Cndor, cuando en Chile y en Paraguay se encontraron la
invitacin y acta de cierre de la Primera Reunin de Inteligencia Nacional o
Primera Reunin de Inteligencia Interamericana.

Una de las invitaciones que fueron cursadas por Manuel Contreras,


director de la DINA chilena, se conservaron en el Archivo del Terror de
Paraguay.

La invitacin, segn reza el documento microfilmado en el Archivo del


Terror 00022F 0154, fue entregada en octubre de 1975 en mano a Francisco
Brites, jefe de la Polica de la Capital de Paraguay, por el agregado militar de
la Embajada chilena en ese pas y por el ex-subdirector de la DINA, Mario
Jahn.

El jefe de Polica inform a su superior, sorprendido por esta situacin,


porque no haba habido consulta previa al respecto por parte de la DINA y
porque la polica de la Capital no acta a nivel nacional. Sugiri, en este
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sentido, la designacin del agregado militar de la Embajada de Paraguay en
Chile como observador en dicha reunin de inteligencia.

Veremos que finalmente fue el propio jefe de inteligencia quien asisti,


Alejandro Fretes Dvalos, que como vimos antes, ya formaba parte de las
redes de coordinacin preexistentes.

La invitacin incluy una fundamentacin, un programa de actividades


y una propuesta de trabajo.

La fundamentacin, acorde el lenguaje compartido de la Doctrina de


Seguridad Nacional, cuyos aspectos ms relevantes ya mencionamos, haca
referencia al hecho de que en su propagacin continental, la subversin, no
respetaba fronteras ni pases. Inmediatamente haca referencia a la existencia
de diferentes instancias organizativas de la subversin, que incluan tanto a
la Junta Coordinadora Revolucionaria para el Sur, como a comits de
solidaridad, congresos, tribunales, encuentros, festivales, conferencias, etc. Es
decir, aquellas instancias que, por vas diversas, contestaban la actividad de las
dictaduras.

A continuacin, se haca un contrapunto con la situacin de los pases


invitados a la reunin, que, desde la ptica del documento, estaban siendo
atacados poltica, econmica y militarmente y se encontraban, textualmente,
combatiendo solos o cuando ms, con entendimientos bilaterales o simples
acuerdos de caballeros.

En los aspectos prcticos, el documento propona la creacin de una


Oficina de Seguridad y Coordinacin, con sede en Santiago de Chile, que
no fuera un organismo con mando centralizado sino un espacio para la
coordinacin, con un banco de datos de personas, organizaciones y otras
actividades conectadas directa o indirectamente con la subversin, similar
a lo que tiene la INTERPOL en Pars.

La formacin de este banco de datos se realizara por medio del


intercambio de informaciones utilizando un sistema de comunicaciones

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rpidas y equipamiento tecnolgico vigente en ese momento (mquinas de
tlex, medios de criptografa, telfonos con inversores de voz, correos).

Los pases que suscribieran, necesariamente de ideologa antimarxista,


seran miembros de pleno derecho y de conjunto podan decidir la
incorporacin de nuevos pases.

La toma de decisiones que se propona, y esto es muy importante, se


realizara en reuniones de trabajo bilaterales y multilaterales, peridicas
o extraordinarias, segn las circunstancias lo ameritaran.

La direccin del sistema sera rotativa, por eleccin y peridica. El


personal para la oficina central sera provisto por los pases participantes y su
personal tcnico deba estar agregado a las diferentes embajadas en Chile y
contar con inmunidad diplomtica.

Se anexaban al documento dos grficos, uno en el que se describa la


estructura propuesta para el centro de coordinacin y otro en el que se
describan las mecnicas de consulta entre los pases miembros y con otros no
incluidos en el sistema.

Otro documento anexo daba cuenta de que la actividad fue


programada como visita oficial. Se present un esquema de trabajo que
constaba de:

1. una apertura realizada por el jefe de la DINA, Manuel Contreras, en


la cual expondra sobre la situacin de la lucha contra la subversin en Chile y
las lneas generales del proyecto que se convoca a discutir;

2. dos sesiones de trabajo en las que cada uno de los participantes


presentara cul era la situacin de la subversin en su pas y los modos que se
utilizaban para combatirla;

3. otra sesin en la que se discutira la necesidad de contar con un


sistema de coordinacin de seguridad y una propuesta sobre la estructura de
ese sistema;
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4. una quinta y una sexta donde se expondran los medios, personal y
costos de este sistema y se acordara el modo en que los pases afrontaran
esos gastos;

5. y una ltima en la que se leera y aprobara el acta de clausura de la


reunin.

Ms all de lo que se propuso en este programa, interesa saber qu fue


lo que efectivamente se acord en la reunin que se realiz en Santiago de
Chile. El acta de cierre de dicha reunin, una copia de la cual resguarda el
Archivo de la Memoria de Santiago de Chile y que fue aportado por esta
Unidad durante el debate, da cuenta de ello.

Lo primero que se puede verificar en este documento es qu pases


participaron y quienes fueron los jefes de las delegaciones:

- Argentina, representada por el capitn de Navo Jorge Casas, en


representacin de la Secretara de Informaciones del Estado, SIDE.

- Bolivia, representada por el mayor del Ejrcito Carlos Mena.

- Chile, representado por el coronel del Ejrcito Manuel Contreras,


Director de Inteligencia Nacional

- Uruguay, representado por Jos A Fons, jefe del Ejrcito

- y Paraguay, representado por Benito Guanes Serrano, Coronel del


Ejrcito, jefe de inteligencia del Estado Mayor de las FFAA.

- Se sabe adems que particip en la reunin una delegacin brasilea,


en calidad de observadora.

Lo segundo es qu es lo que se acord. En lo inmediato, se acord:

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1: iniciar contactos bilaterales o multilaterales a voluntad de los
respectivos pases, para el intercambio de informacin sobre la subversin.
Debe resaltarse esta flexibilidad, es decir, que Cndor se pone en
funcionamiento y a disposicin de los pases como marco; y cada pas lo
utiliza como quiere;

2: crear una oficina centralizadora de informacin;

3: buscar la normalizacin de encuentros de intercambio;

4: Luego, vendran tres etapas de implementacin del sistema.

En la primera etapa se sentaban las bases para el funcionamiento del


sistema.

En el acta de cierre se recomendaba.

a) La creacin de un directorio de agentes de inteligencia para solicitar


antecedentes directamente

b) Que se diera instruccin a los organismos de seguridad para que


dieran prioridad a los pedidos de informacin de las partes intervinientes en
el convenio

c) Establecimiento de contactos urgentes cuando un individuo


catalogado como peligroso fuera expulsado o se desplazara entre pases

d) Uso de sistema criptogrfico para las comunicaciones que se pondra


a disposicin de los pases en los siguientes treinta das y que luego sera
reemplazado por mquinas criptogrficas

e) Unificacin de sistema de fichas. Se desprende del documento que se


hizo una propuesta y que las partes deban expedirse sobre el formato

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f) Se recomendaba que se pusiera a disposicin del equipo tcnico los
medios tcnicos con la que contaba cada pas para completar lo que falte,
aprovechar lo que hay y proponer nuevos elementos, es decir que se
buscaba una potenciacin

g) Se habilitara en las embajadas la presencia de agentes de inteligencia


para enlaces directos y personales

h) recibir a las personas que estudiaron los temas tericos del sistema
referidos al banco de datos y transmisin de antecedentes

i) Uso de otras agencias de inteligencia.

j) Poner a disposicin medios de difusin pblicos.

k) Fijacin de la prxima conferencia en Chile, una semana antes de la


reunin de comandantes en jefe de Ejrcitos, lo que as efectivamente ocurre.

En una segunda fase se deba

a) Evaluar los resultados y la factibilidad de puesta en marcha del


sistema;

b) Incrementar el sistema de comunicaciones y enlace para incrementar


el intercambio de informacin;

c) Factibilidad del sistema de coordinacin de inteligencia.

En la tercera fase se deba aprobar proyectos y otorgamiento de fondos.


Por ltimo,

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1. Se aclar que otros pases que desearan participar del sistema de
coordinacin represiva podran hacerlo con la aprobacin de la totalidad de
los miembros.

2. En la reunin se propuso, finalmente, un nombre para el sistema: El


presente organismo se denominar Cndor, aprobado por unanimidad,
conforme a la mocin presentada por la delegacin de Uruguay, en homenaje
al pas sede.

Est claro que este documento nos est hablando solamente de los
aspectos prcticos de la puesta en funcionamiento de la Operacin Cndor en
lo que hace al intercambio de informacin. En estos documentos no qued
registro de su dimensin operativa, que es algo que si recogen los
documentos norteamericanos y sobre lo que volveremos luego.

La puesta en funcionamiento de Cndor

Los documentos recin referidos permiten establecer la voluntad de


formacin de Cndor y sus aspectos principales.

Lo que sigue ahora es la bsqueda por comprobar que todo aquello que
se propuso fue llevado a trmino. Como ya explicamos, siempre que sea
posible elegimos ejemplificar con documentos producidos por las dictaduras
de la regin, que dan cuenta de las prcticas vinculadas con Cndor.

a) Instalacin de medios tcnicos para establecer comunicaciones

Hay por lo menos dos documentos que refieren a la instalacin de


medios tcnicos en relacin con el intercambio de informacin.

El primero, el memorndum 104 de Arancibia Clavel, fechado en


Buenos Aires el 03 de junio de 1976.

Arancibia informa all que


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Mantuve una reunin con Osvaldo Rawson quien me inform que el SIE
mont una lnea directa con nuestra oficina, tal como lo ofreci MAMO, es
decir, Manuel Contreras, en su oportunidad. Necesitan saber qu tipo de
mquina de tlex se usara. RAWSON y dos tcnicos de servicio iran a Chile
despus del 1, cuando termine la conferencia de Cancilleres de la OEA.
Ruego responder este interrogante.

Ya sabemos que Rawson es Ribeiro, Teniente Coronel especializado en


inteligencia; y que Mamo es Manuel Contreras, Jefe de la DINA. Este
documento demuestra que dentro del marco Cndor, se haba establecido una
lnea de comunicacin directa entre dos de los mximos organismos de
inteligencia de los aparatos represivos de la regin.

Luego, hay dos documentos que refieren a Condortel, segn John


Dinges, una poderosa red de radio militar.

El primero, un documento desclasificado de los Estados Unidos, que da


cuenta de la incorporacin de Ecuador a Cndor a mediados de enero de 1978
como Cndor 7. Es un documento de la CIA, cuyo ttulo est testado,
fechado en 14 de febrero de 1978, aportado por el NSA.

All se afirma que

Un oficial del Ejrcito argentino del arma de comunicaciones, el


teniente coronel Luis Francisco Nigra, se encontraba en el Ministerio de
Defensa instalando un terminal del sistema de comunicaciones Condortel.
Que este terminal estaba en prstamo hasta que Ecuador invirtiera en sus
propios equipos.

Luis Francisco Nigra, que figura a fs 99 del legajo de actuaciones


reservadas de la SIDE de la causa Automotores Orletti, en un listado
elaborado por el organismo, que indica que segn la resolucin 643/76, con
vigencia entre el 20/08/1976 y el 20/12/1976, como Jefe del departamento
tecnolgico, dependiente de la subsecretara C.

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Si un tcnico de la SIDE se encontraba instalando una terminal del
sistema de comunicaciones de Cndor en un pas recin ingresado,
necesariamente implica que ese sistema ya exista y lo tenan instalado los
miembros anteriores.

Hay otra referencia a CONDORTEL como el canal de


comunicaciones de Cndor en un documento de la CIA del 12 agosto de 1976,
titulado Brasil en Cndor, en el que se establece que Brasil provea a
Cndor de medios tcnicos para su desarrollo. El documento dice

Mientras que Brasil ha adherido al acuerdo original entre Argentina,


Uruguay, Chile, Bolivia y Paraguay para cooperar en el intercambio de
informacin sobre terrorismo y subversin, no ha decidido todava participar
en las acciones Cndor en Europa, y limitara su contribucin por el
momento a la provisin de equipamiento para Condortel, la red de
comunicaciones establecida entre los pases Cndor

Hay otro registro ms. Se trata de un cable del embajador de Paraguay


Robert White, fechado en Asuncin a 13 de agosto de 1978, titulado
Segunda reunin con el jefe de equipo en referencia al caso Letelier.

Entre otras cosas, Fretes inform a White que los pases seguan en
contacto utilizando el sistema de comunicaciones de los Estados Unidos en la
zona del Canal de Panam, que cubra toda Latinoamrica. Este sistema de
comunicaciones, prosigui, era utilizado oficialmente por los oficiales
estudiantes para llamar a sus hogares en Latinoamrica, pero en el perodo
inmediatamente anterior haba sido puesto a disposicin de los pases que
luego fueron miembros de Cndor, quienes mantenan la confidencialidad
sobre el servicio de comunicaciones utilizando sistemas de codificaciones
bilaterales.

Tambin aparece mencionado CONDORTEL en un radiograma del


Ministerio del Interior de Bolivia, reproducido en el libro de Irusta Medrano,
en el que se explica la reorganizacin de Cndor Bolivia y se da cuenta de
que el Teniente del Ejrcito Javier Helguero es el jefe de comunicaciones
CONDORTEL.

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Sres. Jueces: Estamos ante la evidencia de la existencia de una red de
comunicaciones montada por los pases miembros de Cndor, evidencia que
proviene de diferentes acervos. Hemos probado que CONDORTEL fue una
red de comunicaciones con sede en el canal de Panam, para el desarrollo de
comunicaciones entre los miembros de la Operacin Cndor, que utilizaba
sistemas de codificacin bilaterales y fue nutrida tcnicamente por Brasil.

Por otra parte, tambin se prob que se instalaron equipos de tlex de


acceso directo, como lo demuestra el Memorndum n 104 de Arancibia, ya
citado.

b) Funcionamiento efectivo de los medios tcnicos de comunicacin


para el intercambio de informacin

Resumiendo lo que vimos hasta aqu: en este juicio se prob que los
pases miembros de Cndor concordaron instalar mecanismos y sistemas
especiales de comunicacin; y que efectivamente los instalaron.

Debemos ahora examinar las pruebas que demuestran que


efectivamente se produjo intercambio de informacin; y que ese intercambio
de informacin tena que ver con la persecucin a los opositores exiliados y
con actividades de coordinacin represiva.

Para eso mencionaremos documentos que revelan intercambio de


informacin en los que aparece explcitamente mencionada la palabra
Cndor. Veremos que en esta prctica aparecen implicados todos los
pases.

Antes, una breve referencia aclaratoria, en relacin con el nombre


adoptado por cada pas para las relaciones establecidas.

John Dinges explica en su libro, y esto se corrobora con los documentos


que se refieren a continuacin, que:

- Cndor 1 era Argentina

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- Cndor 2 era Bolivia

- Cndor 3 era Chile

- Cndor 4 era Paraguay

- Cndor 5 era Uruguay

- Cndor 6 Bolivia

- Cndor 7 Ecuador

- Cndor 8 Per

En el caso de la participacin de Bolivia, en el libro de Gerardo Irusta


Medrano, aportado por el testigo Alfredo Boccia durante su declaracin, en las
pginas 391-392 se aprecian copias mimeogrficas de radiogramas y tlex del
sistema Cndor.

*El primero, un radiograma fechado en La Paz a 05 de marzo de 1976,


dirigido a Santiago Chile de 2 a 3, donde debe leerse Cndor 2 y
Cndor 3, en el que se informa

Referente a su radiograma de fecha 04-III-76, ciudadano chileno


Toms Alejandro Harbing fue repatriado en fecha 23-XII-75 va Iberia con
pasaporte N 1750/120 extendido por consulado de su pas.

Vemos que, adems de probar el intercambio de informacin, aqu se


cumple tambin la propuesta de dar aviso sobre el desplazamiento de personas
entre pases.

* Luego, en la pgina siguiente, se reproduce un tlex cifrado. En la


cuarta lnea figuran el emisor, que es URUSID, es decir, SID de Urugauy; y

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en la quinta, Min RX, que entendemos que es Ministerio de Relaciones
Exteriores.

Los operadores de las mquinas de tlex son Efran, que es el emisor


y quien lo recibe es Rolando.

* Luego se reproduce el parte Nro 02646 del 05 de febrero de 1977, de


Ral a Julio. Julio figura en el documento que se reproduce a continuacin de
este, en el que figura que Julio es el mayor del Ejrcito Juan Vacaflor.

Luego sigue un texto cifrado.

* El cuarto documento es el radiograma SIE N 189/77, titulado


Reorganizacin Cndor dos, fechado en 25 de febrero de 1977, producido
por el ministerio de interior de Bolivia y remitido a Uruguay. Es un
documento en el que se transmite sobre la reorganizacin de Cndor Bolivia.
El documento textualmente dice:

Hago conocer a usted reorganizacin de Cndor dos:

- Jefe SIE Cndor, alias JULIO, Mayor de Ejrcito Juan Vacaflor

- Subjefe delegado de Cndor, alias NIVALDO, Inspector Guido


Benavides

- Delegado Cndor, alias LEONARDO, subcomisario Victor


Barrenechea

- Delegado Cndor, alias ANTONIO, Capitn Ingeniero Ernesto


Len

- Departamento Interno, alias ANDRES, Capitn de Ejrcito Jorge


Rubin de Celio

- Subversivo, alias BRAULIO, Subcomisario Damin Cuentas

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- Operativo, alias DIEGO, Melquiades Torrez

- Accin Psicolgica, alias PETER, Comisario Victor Valvian Stop

- Condortel

Jefe de Comunicaciones, alias PEDRO, Teniente de Ejrcito


Javier Helguero

Subjefe de comunicaciones MANUEL, subcomisario Liber Nuez.


Atte.

* Otros dos radiogramas producidos por el Ministerio del Interior


boliviano, que refieren a Cndor, estn incorporados en el legajo CONADEP
6338 de Walter Eduardo Oviedo Morales.

El primero, es el desciframiento que realiza el Ministerio del Interior


boliviano de un tlex que haba sido emitido en Argentina. El radiograma con
el mensaje descifrado est fechado en La Paz a 02 de agosto de 1977.

El mensaje original, segn se desprende de la lectura del documento


llevaba por ttulo Argentina. SIE N 306/77.- Sistema Cndor (Cifrado). Su
referencia era orden Jefatura 1, oficio recibido de Eduardo Oviedo Morales
de 15 de marzo de 1977.

El documento reza:

Agradecer proporcionarnos datos sobre paradero del ciudadano


boliviano Eduardo Oviedo Morales de 22 aos edad.- casado con ciudadana
argentina Gabriela Castro, radicados en Ledezma, provincia de Jujuy, calle
Florida N 701.- Stop. Insinuamos darnos respuesta a la brevedad posible
vista revestir importancia citada informacin. Atte.

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Y en el mismo legajo CONADEP obra tambin la respuesta remitida a
dicho tlex. Tambin es un radiograma del Ministerio del Interior de la
Repblica de Bolivia, numerado 22, del 03 de agosto de 1977 en el que se
descifra el mensaje N 9270/3996, de carcter urgente, enviado por Adolfo a
Julio. El texto es el siguiente

Cifrado Nro. 400/77 referente a su mensaje SIE nro. 306/77. Informo


que investigaciones practicadas hasta el momento dan resultados negativos.
Se contina con la misma. Atte

Eduardo Oviedo Morales, de nacionalidad Boliviana, segn consta


segn consta en su legajo CONADEP N 6338, se encuentra desaparecido
desde el 09 de marzo de 1976. Se haba exiliado tras el golpe de Estado de
Banzer en Bolivia. En Argentina estudiaba y trabajaba en la planta de Pepsi en
Jujuy, donde tena actividad gremial durante los aos 1974-1975. Fue
secuestrado en el Ingenio Ledesma.

Las numeraciones de los radiogramas permiten dar una idea de la


notable cantidad que se remitan.

En el caso de Uruguay, el testigo lvaro Rico aport durante su


declaracin un conjunto de copias mamogrficas de mensajes intercambiados
entre Cndor 1 y Cndor 5,, es decir, entre Argentina y Uruguay.

* El primero, el parte N T-02675/1383 del 09 de abril de 1976, de


carcter secreto y muy urgente. Enviado de Cndor 1 a Cndor 5. Figura
texto descifrado, lo cual significa que haba sido enviado cifrado. El texto
que se lee es

Referente su parte nro. 143 solicito filiacin del titular de la cdula


1.242.633, con fecha de nacimiento 1946, en Salto, ROU- Ratificar o
rectificar la CD-ID N 1116666 de VELANDO MANGO, Julin Luis e
informar si los causantes son de inters para el servicio.

Figura debajo datos de quin transmiti, el Agente 50134, quin


recibi, Torres y quien descifr, Tte. Gmez.

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Sabemos que Velando Mango, perteneciente al PS chileno, al tiempo
fue expulsado de Argentina hacia Holanda.

* El segundo, el parte 02678/1386, fechado 09 de abril de 1976. De


carcter confidencial y urgente. De Cndor 1 a Cndor 5. Figura texto
descifrado. Se lee Solicito filiacin y antecedentes ideolgicos de todo tipo
de Raul Vicorto, calle Plaza Fabini Nro 4648 de Montevideo ROU.

Nuevamente el transmisor es el agente 50134, el receptor es Torres y


quien descifra es el Tte Gmez.

* Un tercer parte, N J 02677/1385, tambin del 09 de abril de 1976,


confidencial y muy urgente, de Cndor 1 a Cndor 5. Texto descifrado,
Solicito antecedentes ideolgicos de Carlos Mara Ramrez, uruguayo, nacido
el 10 de julio de 1955, soltero, hijo de Leoncio Ramrez y Zulema Ros,
entrado a nuestro pas el 20 de enero de 1976. El causante est detenido.

Nuevamente el transmisor es el agente 50134, el receptor es Torres y


quien descifra es el Tte Gmez. Este ltimo parte no slo comprueba la
existencia de comunicacin bajo el marco de Cndor, sino que explcitamente
comprueba que la informacin se requera sobre una persona apresada.

* Un ltimo cable, el parte N H 02500/1229, del 31 de marzo de 1976,


secreto muy urgente, De Cndor 1 a Cndor 5 y menciona: Solicito filiacin
y antecedentes todo tipo e ideologa poltica de FAGUNDEZ SOLIER, CI
[ilegible] y VELANDO MANGO JULIAN [sic] Luis, CI N 1119666,
Montevideo."

El transmisor cambia aqu, es el 52380 y el receptor es nuevamente


Torres Quien descifra es nuevamente el Tte. Gmez.

En el caso de este ltimo documento, tenemos tambin la respuesta de


Cndor 5 a Cndor 1, esto es, de Uruguay a la Argentina.

El cable N 0143 del 15 de marzo de 1976, bajo la clasificacin de


secreto muy urgente, de Cndor 5 a Cndor 1, est encabezado 3-9
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URUSID, es decir, SID Uruguay. Figura que es en referencia al parte
02500/1229, que es el que citamos inmediatamente antes.

Es el envo de antecedentes en respuesta a la solicitud realizada. Dice:

Referente a Fagundez Solier, registramos a Fagundez Soliar,


credencial cvica serie JBB N 3022 Uruguayo, de 55 aos de edad en 1976.
Domiciliado en Peatonal y Cerdea (Con Maldonado Punta Rieles) Ao
1969. Ocupacin carpintero de la construccin.

Afiliado al Partido Comunista con el Nro. 37632 ingreso 03/04/1969.

Referente a Velando Mango, Julin Luis: registramos los siguientes


antecedentes. Cdula de Identidad 1.116.666 de Montevideo.

08 de mayo de 1965: Fue detenido por la polica por presuncin de


posible atentado a la sede Alianza cultural Uruguay- Estados unidos de
Amrica, finca a la que le arrojaron piedras. El mencionado logr huir
inicialmente, presentndose luego a la seccional para saber de sus
compaeros.

En Montevideo trabajaba en la casa COATES, sita en la calle


Sarand entre treinta y tres y misiones, como aprendiz de mecnico y se
domiciliaba en Santiago de Chile N 941, Montevideo.

Al pie del documento, figura que transmiti Torres y que recibi 52229

Algo destacable de este documento es que figura adems atento


central, tengo dos partes para esa, lo cual prueba que para marzo de 1976
ya estaba funcionando una central de Cndor

Un ltimo cable, N 2678/1386 del 09 de abril de 1976, confidencia


urgente de Cndor 1 a Cndor 5 indica solicito filiacin y antecedentes
ideolgicos de todo tipo de Raul Vocorito calle Plaza Fabi Nro. 4648 de
Montevideo, ROU

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Transmiti 50134, Recibi Torres, Descifr Tte. Gomez.

Como vimos, es notable la reiteracin de nombres y cdigos, aspectos


que dan idea de continuidad y permanencia.

Estos documentos uruguayos, en s mismos importantes, tienen una


relevancia mayor aun al relacionarlos con la declaracin de la testigo Claudia
Bellinghieri y la documentacin que aporto.

Bellinghieri afirm que, con su equipo, relacionaron esta


documentacin uruguaya y documentos que resguarda la Comisin Provincial
por la Memoria.

Refiri la testigo, adems, a un informe presentado por ella en la causa


Automotores Orletti, en la cual explica la posibilidad de rastreo de
documentacin a partir de los agentes transmisores. En la pgina 4 del
informe, fechado en La Plata en el mes de mayo de 2010, en el marco de la
causa 1627, se explica lo siguiente:

Como en otros peritajes similares, se seleccionaron palabras clave


obtenidas mediante bibliografa o investigaciones judiciales y se procedi a
su localizacin a travs de los buscadores informticos. Se pudo detectar que
un nmero reducido de operadores de tlex de la SIDE envi reiteradamente
informacin de inteligencia a la DIPBA

Y agrega luego que estos operadores de la SIDE transmitieron


informacin de inteligencia en el marco de las acciones represivas y al interior
de la llamada Comunidad Informativa.

Bellinghieri refiri que junto con su equipo realizaron bsquedas de


documentacin que permitiera establecer si el agente 50134, que aparece
como transmisor de los documentos hallados en Uruguay, era un agente
transmisor argentino.

Durante su declaracin, Bellinghieri exhibi el legajo de la DIPBA


Mesa DS Varios 7955, caratulado: Posible plan de sabotaje al Mundial
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78, en el que se informa sobre supuestos sabotajes y acciones armadas sobre
objetivos claves vinculados con el Mundial de Ftbol del ao 1978.

Este documento permite confirmar que el agente 50134 era un


agente de la SIDE. Y la lectura completa del legajo, permite adems conocer
que ese agente, aunque no se conozca su identidad, perteneca a la Divisin
C del Departamento 4 perteneciente a la Direccin II, es decir, Divisin
C del Departamento de Contrainteligencia de la Direccin de Inteligencia
Interior, de la Secretara de Inteligencia del Estado, dirigida segn la testigo
por el Coronel Carlos Alberto Tepedino.

Luego, hay otro conjunto de notas, que dan cuenta del circuito interno
de la informacin proveniente de la red Cndor, que se referir ms adelante
cuando analicemos el eslabonamiento de Cndor en el interior de cada pas.

En el caso de Paraguay, hay un tlex recuperado del Archivo del


Terror, microfilmado con el registro R00132 F2129.

Se trata de un tlex fechado el 21 de abril de 1976, en el que Cndor


6, esto es Bolivia, reenva un tlex reservado y urgente, que haba sido
enviado de Cndor 1 a Cndor 4, esto es, de Argentina a Paraguay.

Ante un artculo aparecido en el diario El territorio de la ciudad de


Resistencia, provincia de Chaco, referente al accionar de un grupo subversivo
en la repblica del Paraguay, ese habra sido descubierto mediante la
detencin del estudiante paraguayo residente en la ciudad de Corrientes,
Carlos Guillermo Bragas Gadea. [ileg] hace su presentacin en forma
espontnea el 09 abr 76 ante el comando de la Septima Brigada, el ciudadano
paraguayo Luis Gaidenstein Socolosky (Cedula de Identidad 390.320 de la
Polica de Asuncin-Paraguay), con el propsito de denunciar la existencia
de documentacin vinculada con el mencionado Bragas Gadea. Se solicita los
antecedentes de los mencionados6.

6
El transmisor y receptor del documento estn ilegibles.

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Otro documento del mismo acervo que queremos citar fue producido
por el comando en Jefe de las FFAA de la Nacin de Paraguay, Estado Mayor
General, II Departamento, fechado en Asuncin al 06 de junio de 1976. Se
trata del pedido de bsqueda 23/76, titulado Supuesta incursin de una
patrulla militar Mtz. y lleva el n R 00021F 1522,

A diferencia de los documentos anteriores, en este se ordena distribuir


la informacin al sistema Cndor.

En este documento se informaba que un grupo de militares argentinos


de bajo rango pertenecientes al Regimiento de Infantera de Monte 28 de
Tartagal, Provincia de Salta, Argentina, se haban presentado ante un
destacamento militar paraguayo e informado que estaban buscando un campo
de guerrilleros paraguayos a cargo de Neneco Silvera, que se encontraba
detenido en la provincia de Formosa, Argentina. El jefe del II Departamento
del ESMAGENFA de Paraguay peda entonces corroboracin de esta
informacin, datos sobre los supuestos guerrilleros y sobre la unidad militar
responsable por el trabajo de bsqueda y datos del jefe de la misma, con
quien podra tomarse contacto para coordinar acciones

Un ltimo documento aportado por Carlos Osorio, proveniente de los


fondos del NSA, es una traduccin realizada por el FBI de un cable Cndor
entre Chile y Paraguay, del 17 de julio de 1976.

Es un cable enviado por Manuel Contreras a la Jefatura 2 del


ESMAGENFA de Paraguay, solicitando se reciba y acepte el pedido que
realizar Alejandro Rivadaneira en su llegada a Asuncin.

Aclaremos antes de seguir que Alejandro Rivadaneira era el nombre


falso utilizado por Armando Fernndez Larios, que fue hallado
responsable, junto con Michael Townley, del atentado que cost la vida a
Orlando Letelier y su secretaria Ronnie Moffit. En el informe se especifica
que personal del FBI desencript un mensaje de la DINA, recibido en la
Jefatura 2 del ESMAGENFA, que dice lo siguiente:

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Comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de la Nacin. Cuartel
General. Para: Germn (D-2)

De: Guillermo (Subdirector de inteligencia exterior)

Numero Serial: V/500 X-S GH 17 1905 JUL1076, es decir, el 17 de julio


a las 19:05hs.

Texto: Para avisar que maana 18 o 19 de julio, estara llegando a ese


pas desde Buenos Aires Alejandro Rivadaneira con compaa. El nmero de
vuelo ser enviado por Condor 1. Apreciara asistencia en el desarrollo de la
misin de acuerdo al pedido que realizar la persona arriba mencionada

En sntesis, en este apartado se ha dado prueba cabal:

1. De que todos los pases enviaron y recibieron mensajes utilizando la


red Cndor;

2. De los usos del sistema de comunicaciones: para intercambiar


informacin sobre exiliados, y tambin para informar viajes vinculados con
actividades de coordinacin;

3. De que la oficina central propuesta fue puesta en funcionamiento;

4. De la estabilidad de los encargados de transmitir, recibir y descifrar


los mensajes.

c) Realizacin de reuniones Cndor

Pasaremos ahora a examinar otras actividades previstas para el


funcionamiento de Cndor.

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Como vimos, en la invitacin a la reunin fundacional de la Operacin
se propuso la realizacin de reuniones de trabajo bilaterales y
multilaterales, peridicas o extraordinarias segn las circunstancias lo
ameritaran.

En este juicio tambin hay prueba que permite afirmar que este
aspecto se concret. Veamos entonces cul es esa prueba, refirindonos
primero a las reuniones multilaterales.

Ya mencionamos la realizacin de la reunin que dio lugar al


nacimiento de Cndor, realizada en Santiago entre los das 25 y 28 de
noviembre de 1975.

Adems de la invitacin, el programa y el acta de cierre de la reunin


fundacional, hay otras dos formas de corroborar que esta reunin se realiz.

La primera surge de los dichos de John Dinges en esta audiencia, en


tanto dio cuenta de una entrevista que realiz con Jos Fons, el jefe de la
delegacin uruguaya a la reunin fundacional de Cndor. Durante la
entrevista, Fons le explic a Dinges cmo fue la reunin y sus objetivos; y le
inform que estaba claro que desde el primer momento estaban hablando
de una organizacin para asesinar gente en el exterior de los pases. Fons
le destac que los chilenos estaban muy interesados en esto: queran operar
fuera del pas; y tenan como hacerlo.

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Tambin corrobora la realizacin de esta reunin los dichos de Mario
Ernesto Jahn Barrera del 27 de agosto de 2003, en la causa Cndor Chile,
documento remitido por exhorto por la justicia chilena.

En ese documento Jahn Barrera, que haba sido subjefe exterior de la


DINA, asent lo siguiente:

concurr a fines de 1975 a entregar unas invitaciones para una


conferencia de inteligencia se se realiz en Chile a fines de 1975. En esa
ocasin visit Bolivia, Uruguay, Paraguay, Argentina y Brasil y que sobre
el tema particular de la Operacin Cndor u Operacin Cndor creo
que se materializ cuando en Chile se hizo una reunin, invitando a los
encargados de los organismos de seguridad de otros pass del Cono Sur.

En una intervencin posterior, del 13 de octubre de 2003, agreg


textualmente lo siguiente:

Que las invitaciones iban firmadas por el director de inteligencia


nacional, Coronel Contreras [] iban dirigidas a los jefes de inteligencia de
los siguientes pases: Bolivia, Paraguay, Uruguay, Argentina y Brasil. De la
nica persona cuyo nombre me puedo acordar es el de Joao Batista
Figuereido, persona que conoca de un viaje anterior que hice a Brasil.
Adems, el seos Figueiredo con el tiempo fue elegido Presidente de Brasil.

En Paraguay las invitaciones eran dirigidas a dos autoridades: una


proveniente del Ejrcito y otra de la polica. Si bien no recuerdo con precisin
el nombre de estos funcionarios, me parece que el del Ejrcito era un seor
cuyos nombres y apellido podran ser Benito Guanes, de las dems
autoridades a quien les llev el sobre no recuerdo el nombre.

En relacin con la autoridad Boliviana, a quin iba dirigida la


invitacin no recuerdo, toda vez que apenas permanec una noche en La Paz.

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Debo hacer presente que esta comisin se me asign por cinco das por
lo cual prcticamente pas la mayor parte del tiempo volando y en los
aeropuertos []

En Paraguay y Brasil la invitacin iba dirigida a una organizacin de


inteligencia civil. Y en Argentina si s que iba dirigida a la Direccin de
inteligencia nacional Argentina, rama perteneciente a la presidencia de la
Repblica, segn tengo entendido.

La conferencia se llev a efecto, aunque no recuerdo en qu fecha


exacta. Aunque puede haber sido en noviembre o diciembre de 1975. Yo
solamente asist a su inauguracin, donde se efectuaron los discursos de rigor
[] no recuerdo quin presidi la conferencia respecto a la cual se me
interroga. Es posible que haya sido presidida por el General Pinochet o por
alguno de los miembros de la junta, dada la importancia que se quera
otorgar a esta conferencia [] (REPETIR)

Por otra parte, encontramos menciones que realiz Arancibia Clavel


sobre la reunin y la participacin argentina. Arancibia Clavel informaba a
fines de noviembre de 1975 que su contacto en el SIE Argentino, Osvaldo
Riveiro (a.) Jorge Osvaldo Rawson, se senta ofuscado por no haber sido
consultado para la organizacin de una reunin a realizarse en Santiago de
elementos de inteligencia y le haba informado a Arancibia que haba sido
invitado un agente de la SIDE.

Quince das despus, el 17 de noviembre de 1975, en el memorndum


69K, Arancibia Clavel inform de un viaje que su contacto del SIE realizara a
Santiago. En ese momento Riveiro, a la sazn, estaba por convertirse en
principal responsable de la actividad contrainsurgente del Ejrcito en el
interior del pas.

Arancibia solicitaba que la DINA enmendase su error y lo invitara a la


Primera Reunin Interamericana de Inteligencia, segn el memorndum 70i,
del 03 de noviembre de 1975.

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En el mismo memorndum informaba, adems, que se haba reunido
con el segundo jefe de la SIDE argentina, quien confirm el envo de personal
de esta agencia a la reunin de inteligencia nacional a realizarse en Santiago.

El viaje Ribeiro no se concret por renuencia de la superioridad, por


estar sumamente molestos por la poca reciprocidad de NUESTRAS
AGENCIAS (A y E) con respecto a ellos, segn el memorndum 75j, del 30
de noviembre de 1975.

Para explicar brevemente este conflicto, como ya vimos cuando


explicamos el caso Santucho-Fuentes, la DINA vena coordinando con el SIE
de Argentina. Pero invita a la SIDE a la reunin, que como tambin vimos,
estaba bajo la rbita de la Armada. Y esto genera malestares; Rawson se queja
de que su organismo no fue invitado a la reunin.Ac entonces tenemos dos
organismos de inteligencia, uno adscripto a la Armada y otro al Ejrcito, que
estn realizando las mismas actividades de manera paralela.

Este conflicto se resolvi en febrero de 1976, cuando la jefatura de la


SIDE pas a la rbita del Ejrcito. Entonces, la jefatura de la SIDE deja de
estar a cargo de un marino y asume un general del Ejrcito, que fue Otto
Paladino, que en realidad haba sido nombrado en diciembre de 1975.

Paladino hasta ese momento haba sido jefe del SIE, el Servicio de
Inteligencia del Ejrcito. Al ser nombrado en al SIDE, ocupa su lugar el hasta
entonces segundo jefe, Carlos Alberto Martnez.

De esta manera, las dos jefaturas, que hasta ese momento haban estado
en manos de fuerzas diferentes, pasan a estar ambas en la rbita del Ejrcito.

Volviendo a la cuestin de las reuniones, es posible reponer,


especialmente por medio de documentos de origen norteamericanos, la
realizacin de otras y parcialmente el contenido de las mismas.

En marzo de 1976 se realiz otra reunin en Asuncin del Paraguay,


segn relat Arancibia Clavel en el memorndum 94 fechado en Buenos Aires
a 15 de marzo de 1976, cuando se refiri a una nueva reunin que se

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efectuar en Paraguay en algunos das ms, sobre subversin y organismos
de seguridad estatal.

El informe semanal de la CIA N 1396, del 02 de julio de 1976, relata la


realizacin de una reunin en Santiago de Chile a comienzos de junio de ese
ao, en la que participaron representantes de inteligencia de Bolivia,
Paraguay, Brasil, Chile y Argentina para establecer una base de datos de
inteligencia computarizada. Y en esa misma reunin, Argentina, Chile y
Uruguay acordaron actuar en Pars contra la Junta de Coordinacin
Revolucionaria y otras organizaciones subversivas de Amrica Latina.

Esta reunin es corroborada por Nino Gavazzo en su libro Mi


testimonio. All afirma que particip en la segunda conferencia del sistema
Cndor, a la que asisti junto con el Coronel Jos Fons. Gavazzo dice haber
asistido para asesorar.

Otra reunin de Cndor se realiz en Buenos Aires entre el 13 y el 16


de diciembre de 1976, segn un informe de la CIA del 18 de abril de 1977. En
esta reunin, el punto principal de la agenda fue la planificacin y discusin
de operaciones de accin psicolgica dirigidas contra grupos de izquierda
radicalizados en varios pases miembros. El informe agrega que la cuestin de
las operaciones en Europa o Estados Unidos no fue abordada.

En el mismo informe se sostiene que se haba planificado otra reunin


en marzo de 1977 en Asuncin del Paraguay, cuya temtica era Tcnicas de
guerra psicolgica contra terroristas y extremistas de izquierda pero que se
haba suspendido porque los servicios de inteligencia de Paraguay y Argentina
estaban abocados en acuerdos relacionados con el tercer congreso
latinoamericano anticomunista que tendra lugar entre el 28 y 30 de marzo del
mismo ao.

Finalmente, en un memorndum enviado por Arancibia Clavel a la


direccin de la DINA, en el memorndum 201X, fechado 20 de julio de 1978,
se informa

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Llam la atencin el diferente nivel (muy superior) que present la
delegacin chilena a la reunin Cndor, realizada en Buenos Aires, con
respecto a las delegaciones peruanas y bolivianas. Este informe lo hizo
presente el Coronel Saa, Comandante del Regimiento de Infantera N 1
Patricios.

Es decir que estamos aqu ante evidencia de que:

1. Se realizaron reuniones multilaterales con cierta frecuencia

2. Que en cada una de esas reuniones hubo al menos un tpico especial


de discusin: fundacin de Cndor, establecimiento de una base de datos
computarizada u operaciones psicolgicas. Hubo ms, como las discusiones
sobre la realizacin de operaciones conjuntas en el exterior a las que ya nos
referimos.

3. Que dentro de las FFAA las reuniones no eran tan secretas como
suele decirse. Que el Coronel Tefilo Saa, jefe del rea II de la Subzona
Capital Federal y sucesor del imputado Humberto Jos Lobaiza, haya
realizado las manifestaciones del tenor que comprueba el memo de
Arancibia, permite afirmar que el conocimiento sobre la existencia de
Cndor bajaba por la cadena de mandos hasta quienes tenan a su cargo
el control de un espacio geogrfico determinado, es decir, al menos hasta
la Jefatura de rea y de Sub-rea, circunstancia que deber tenerse en
cuenta al momento de examinar las responsabilidades de buena parte de los
imputados de este juicio.

d) Ingreso y salida de pases miembros

Como ya explicamos, en la reunin de Santiago de noviembre de 1975


se prevea la posible incorporacin de otros pases a este marco de
coordinacin represiva.

En este juicio se ha probado que luego de esa reunin fundacional de


Cndor, se incorporaron por lo menos tres pases ms: Brasil, que haba
presenciado la reunin como observador, lo hizo a comienzos de 1976; y

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Ecuador y Per lo hicieron en 1978. Comencemos con Brasil. La
documentacin incorporada permite establecer no solamente su integracin,
sino adems indica una evolucin en esa integracin.

Por ejemplo, un documento de 1976, que ya citamos, da cuenta de la


incorporacin de Brasil a mediados de ese ao, en principio de manera
limitada, participando de los intercambios de informacin y colaborando
con la provisin de equipos tcnicos para CONDORTEL.

En otro documento producido por el INR, el organismo de inteligencia


del Departamento de Estado de los Estados Unidos, tambin de agosto de
1976, se realiza afirmaciones en el mismo sentido, refiriendo que Argentina,
Uruguay y Chile estaban planificando operaciones en Europa, pero que stas
se haban detenido hasta que Brasil decidiera si se incorporara en esas
operaciones.

En el documento Chilbom, del 28 de septiembre de 1976, Robert


Scherrer realiza una diferenciacin en relacin con la participacin brasilea,
pero no la restringe a la provisin de medios tcnicos, sino que lo coloca como
proveedor de inteligencia a la red Cndor.

Este carcter diferenciado de Brasil, sin embargo, no aparece en el cable


denominado Operacin Cndor, emitido por el Departamento de Estado el
24 de marzo de 1977, en donde aparece igualado con el resto de los pases,
lo que permite afirmar que para inicios de 1977 Brasil participaba como
miembro pleno de Cndor. En un documento del 22 de agosto de 1978,
titulado un paneo de la Operacin Cndor (A brief look at Operation
Condor), se realizan afirmaciones en el mismo sentido.

Por otro lado, las diferenciaciones que hacen los documentos entre el
grado de integracin de Brasil y el resto de los pases muestra que esos otros
pases, esto es Argentina, Uruguay, Chile y Paraguay, realizaban otro tipo de
acciones adicionales y no limitaban sus respectivas participaciones a
intercambios de informacin.

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Como ya mencionamos, en 1978 se incorporaron a Cndor Ecuador y
Per.

Sobre la incorporacin de Per en Cndor, aportamos un documento


certificado que da cuenta del establecimiento de una sede de Cndor en Per.

Se trata del documento producido por la Central Nacional de


Inteligencia, codificado CNI (S) D.3 N 201755 y titulado Remite acta
clausura primera reunin Interamericana de Inteligencia Nacional, fechado
en Santiago de Chile a 10 de abril de 1978

Este documento fue producido por la Central Nacional de


Informaciones de Chile, y firmado por su jefe de Estado Mayor, Jernimo
Tapia Henrquez y en l se discuten los pasos a seguir para realizar enlaces
con Per, recientemente incorporado a Cndor.

Tapia Henrquez informa al viceministro de Relaciones exteriores que,


de acuerdo con el acta final de la reunin de inteligencia nacional de 1975, es
decir, la reunin fundacional de Cndor, se habilitaba a las representaciones
diplomticas del pas miembro, y Tapia cita el acta de cierre de Cndor, de
contar con personal de inteligencia nacional en carcter de agregados
civiles, para enlaces directos y personales, plenamente acreditados ante los
respectivos servicios.

Informa que sa es la causa por la cual la CNI, de acuerdo con sus


posibilidades materiales, design agentes en las Embajadas. Indica luego que
el director de Inteligencia Peruano haba llamado telefnicamente para
habilitar la presencia de un representante de la CNI en Lima.

Esta informacin lleg a Chile tambin por medio de un consejero de la


Embajada Peruana en ese pas, que segn el documento es quien atiende los
asuntos de Cndor y tambin a travs del Sistema Cndor, va Buenos
Aires (Argentina), pas que hace las veces de secretara de la comunidad.

La incorporacin de Per est acreditada tambin por medio de un


documento desclasificado de los Estados Unidos, de fecha 22 de agosto de

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1978, titulado Un breve resumen sobre la Operacin Cndor, que informa
sobre la incorporacin de Per y Ecuador a Cndor

La incorporacin de Ecuador se desprende adems de otro documento


del 14 de febrero de 1978, producido por la CIA y cuyo ttulo est testado, en
el que se afirma que Ecuador se incorpor con el nombre de Cndor 7 y se
narra la organizacin interna de Cndor Ecuador. Y tambin hace referencia a
la instalacin de los medios tcnicos para establecer comunicaciones
mediante el sistema CONDORTEL.

e) eslabonamiento de Cndor en el interior de los pases

Todos los documentos hasta aqu referenciados dieron cuenta de los


antecedentes que llevaron a la creacin de Cndor, el momento de su
fundacin y su puesta en funcionamiento a nivel regional.

El anlisis de la documentacin acumulada en esta causa tambin


permiti encontrar pruebas sobre el modo en que Cndor se eslabon en el
interior de cada uno de los pases participantes.

Aqu hay que hacer referencia a dos niveles de eslabonamiento: un


primer nivel que refiere a una fraccin de los organismos represivos puesta
en funcin para gestionar, si se quiere, en un sentido ms administrativo, la
coordinacin. Fueron organizadas de diferente manera en cada uno de los
pases y se insertan en un segundo nivel, ms amplio, que son las
estructuras represivas de cada pas.

A partir de la prueba disponible, vamos a referir la organizacin de


estos sectores especializados de los organismos represivos en el primer nivel y
ms tarde, al momento de explicar cada una de las estructuras de los pases,
vamos a explicar cmo se insertan en el segundo nivel.

En el caso de Ecuador, un documento producido por la CIA sin ttulo,


del 14 de febrero de 1978, especifica la modalidad del eslabonamiento interior
de los organismos represivos ecuatorianos en relacin con la Operacin
Cndor. A la Direccin General de Inteligencia le corresponda realizar

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reportes de su especialidad e intercambiar informacin con sus pares
regionales. La Armada era responsable de las telecomunicaciones y, por
ltimo, a la Fuerza Area le correspondan las tareas de guerra psicolgica.

En el caso de Bolivia, en un documento publicado por Gerardo Irusta


que ya fue citado, se da cuenta de la organizacin de Cndor 2. As, se
describe un ncleo compuesto por un jefe, un subjefe, varios delegados,
personal operativo, personal de comunicaciones y una persona encargada de
CONDORTEL. Los miembros de este equipo pertenecen tanto al Ejrcito
como a la Polica, lo cual se deduce de los rangos referidos.

En el caso de Uruguay, no hay un documento descriptivo, pero puede


apreciarse el eslabonamiento hacia el interior del aparato represivo a partir de
la lectura un conjunto de documentos aportados por Alvaro Rico, que haban
sido publicados en la Investigacin histrica sobre detenidos desaparecidos de
Uruguay. Se trata de un conjunto de notas, que pueden dividirse en dos.

La primera es una nota con fecha del 16 de agosto de 1976 en la que


figura la firma del Mayor Nino Gavazzo como Jefe de CONDOROP y en el
membrete figura vinculado con el Servicio de Informaciones de Defensa,
Departamento III Planes- Operaciones- Enlaces.

La segunda es una nota manuscrita, con fecha 20 de diciembre de 1976,


en la que el Jefe del Departamento I del SID, Teniente Coronel Werner
Robello Rodrguez hizo constar la recepcin de documentos provenientes de
Departamento III del SID y los enviaba a su vez, por pedido del secretario del
Interior Dr. Amondarian, a travs de Ceibo 1, a Cndor 1 va
Departamento III (capitn Arab).

La ltima es una nota interna con fecha 25 de octubre de 1978 en la cual


Welner Robello Rodrguez, jefe del Departamento I de la SID envi a Alberto
Gmez, jefe de la Seccin Cndor documentos adjuntos que podan ser de
inters para esa seccin.

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Es decir, a partir de la lectura de estos documentos, es posible inferir
que diferentes sectores de la SID uruguaya y el ministerio del interior,
participan de la red de coordinacin Cndor.

Debe anotarse adems, que el propio Gavazzo, en su libro Mi


testimonio, publicado con el evidente propsito de pretender contradecir la
prueba con la que fue sentenciado y atacar a quienes lo acusaron y
condenaron, sin embargo asumi haber tenido un papel como responsable de
Cndor Uruguay, aunque pretende minimizar su actividad a los intercambios
de informacin..

En el caso de Argentina est clara la participacin de la SIDE y del SIE


en este primer nivel; y ya hemos explicado que en realidad estos organismos
funcionan bajo el mismo mando. Al tratar la estructura represiva argentina y
las responsabilidades de los imputados ampliaremos la insercin de Cndor en
este aparato de poder, esto es, en el nivel posterior.

En el caso de Paraguay se cuenta con indicios de cmo se organizaba


la estructura Cndor.

Del anlisis de la documentacin aportada por el Archivo del Terror y el


NSA, surge que la D2 del ESMAGENFA es quien procesa informacin y
establece los intercambios. De la parte operativa se ocupa la polica de la
capital.

Tambin est clara la participacin es de la Marina. A Lzaro Sosa, jefe


de la Armada paraguaya se lo descubre como informante de la CIA segn un
documento aportado por Carlos Osorio, con el cdigo de digitalizacin
0000887275. A Sosa se lo observa tambin, por ejemplo, en la entrega de
Logoluso, Landi, Nell, Insaurralde y Santana, en un documento del Archivo
del Terror fechado en 16/05/1977, titulado Elevar Informe, microfilmado
con el cdigo R097 F1165.

Entonces, lo que se observa es que cada uno de los pases adopt una
forma de organizacin propia para participar en la Operacin Cndor,

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empleando las estructuras que ya tena y adaptndolas a las necesidades de
este marco de coordinacin regional.

f) uso de sedes diplomticas y agentes agregados fuera del territorio:

El sexto elemento que se corrobora, con las pruebas disponibles, sobre


la puesta en funcionamiento de Cndor es el uso de las sedes diplomticas y
la presencia permanente de agentes agregados militares y de inteligencia
fuera de su territorio de origen.

Vamos a hacer referencia, en primer lugar, al papel de los agregados


militares y civiles en el marco de Cndor.

El caso chileno es el que presenta mayor cantidad de indicios para


corroborar que este aspecto de Cndor tambin fue puesto en funcionamiento.

Recurdese lo que ya sealamos acerca del surgimiento de la DINA: fue


creada un ao antes de la fundacin de Cndor; se trataba de un organismo
represivo sin trayectoria previa, con un objetivo claro vinculado con la
consolidacin de Pinochet en el poder; y fue organizndose sobre la marcha.
De modo tal que su estructuracin en el exterior es una construccin del
momento en el que sucedieron los hechos que se ventilan en este debate.

En este contexto, la copiosa documentacin secuestrada al agente de la


DINA Arancibia Clavel, a la vez que ofrece un amplio panorama de los
primeros aos del desarrollo de la DINA, permite visualizar la estructura de
los agentes de la DINA apostados en territorio argentino y que tenan entre sus
responsabilidades la tarea de coordinar con los organismos represivos
argentinos.

Mirando desde los documentos de Arancibia Clavel, la actividad de la


DINA en Argentina se despleg desde 1974, aunque en ese momento de
manera informal. Era informal pero no clandestina, pues las actividades de
Arancibia como representante de la DINA eran perfectamente conocidas por
parte de las autoridades argentinas, como ya demostramos al mencionar los
contactos que este agente tena en nuestro pas.

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Desde marzo de 1975, las actividades de la DINA en Argentina se
tornan oficiales, tras la llegada de un agente de la DINA a la embajada. Este
agente de la DINA, como se ver, viaj especialmente a cumplir funciones
de enlace con la SIDE.

Para adentrarnos en esta cuestin, entonces, la estructura de la DINA en


Argentina, desde marzo de 1975, se despleg en tres niveles.

El primer nivel, a partir de un agregado de la DINA en la embajada, con


carcter oficial de agregado civil, cargo ejercido entre 1975 y 1977 por el
coronel Vctor Hugo Barra Barra.

El segundo nivel, a partir de un agente en comisin destacado dentro de


la SIDE, cargo que al menos durante 1976 habra ocupado Christoph Willikie
Floel.

El tercero, un agente clandestino pero no por eso ajeno a las redes de


coordinacin, Enrique Arancibia Clavel, condenado en Argentina por su
participacin en una asociacin ilcita destinada a asesinar al general Carlos
Prats. Como vimos, aqu el adjetivo clandestino no debe ser interpretado como
desconocido para las fuerzas represivas locales, sino que es sinnimo de
informalidad.

Esos tres niveles de enlace tenan relacin entre s; y los tres niveles
respondan a la jefatura del departamento exterior de la DINA.

En relacin con el agregado de la DINA a la Embajada chilena en


Argentina, en el memorndum sin fecha N3 de la coleccin Arancibia Clavel,
titulado acusa recibo de informes 8A y 9A, la jefatura de la DINA Exterior
inform a Arancibia Clavel de la llegada de Barra Barra a Buenos Aires de
esta manera:

Ha sido designado como delegado de Inteligencia Nacional en BAIRES


en CRL. JUAN BARRIA BARRIA, ocupndose el puesto de consejero en
nuestra embajada.

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Este Oficial se encargar de los contactos oficiales con la embajada y
Servicios de inteligencia.

Particularmente es un intercambio de funcionarios en este sentido, ya


que aqu se encuentra un miembro del SIDE en la embajada argentina en
contacto con nosotros.

El CRL BARRIA es un representante oficial y tu eres el jefe de


informacin clandestino (es decir, informal).

Tus relaciones con el deben ser totalmente encubiertas. No te debes


quemar.

Debes seguir trabajando de la misma forma que lo has hecho hasta


ahora, hasta que BARRIA asuma su puesto, lo que ser aproximadamente en
marzo.

Carlos Hernn Labarca Sanhueza, otro agente de la DINA destacado en


Buenos Aires, explica perfectamente esto en la causa Cndor Chile, en el
instrumento de fs. 1620 de la documentacin remitida por exhorto que asent
su presentacin. All sostuvo ser suboficial retirado del Ejrcito, que.en
febrero o marzo de 1974 se cre la DINA y que el pas a formar parte de este
organismo. Textualmente se lee adems lo siguiente:

El 30 de octubre de 1974 me designaron en comisin de servicio a la


embajada de nuestro pas en Buenos Aires, Argentina, como escolta del
agregado militar. En ese tiempo el agregado militar era el Coronel Osvaldo
Hernndez Pedreros. El embajador era don Ren Rojas Gadalmes.

No recuerdo con exactitud, pero en febrero o marzo de 1975 llega a la


embajada el Coronel Vctor Hugo Barra Barra, a cumplir funciones como
agregado civil de la DINA en Argentina. En ese momento recib la orden de
desempearme como secretario del Coronel Barra. De igual forma, en esa
fecha comenzamos a depender del Departamento Exterior de la DINA [...]

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En estas labores me corresponda mantener contacto con la SIDE
argentina. Se solicitaban y entregaban antecedentes de personas, ya sea de
chilenos que queran radicarse en Argentina o de argentinos que realizaban
actividades en nuestro pas. La informacin la manejaba el coronel Barra y
me corresponda realizar trabajos como secretario y escribiente []

En Argentina estuve hasta el 2 de abril de 1976. Regres a Chile y en


Buenos Aires permaneci el Coronel Barra y me reemplaz un suboficial de
Ejrcito de apellido Urrea

La justicia chilena tambin remiti el documento que da cuenta de la


presentacin en la causa Cndor Chile del funcionario de la DINA que
reemplaz a Labarca Sanhueza en marzo de 1976. Se trata de Fredis Urrea
Alvarez.

En esa presentacin, del 5 de noviembre de 2003, se lee lo siguiente:

A fines de febrero o los primeros das de marzo de 1975, me present en


la Embajada de Chile en la ciudad de Buenos Aires-Argentina, con el
agregado militar de la poca, coronel de apellidos Hernndez Pedreros,
quien me dijo que tena que presentarme con el agregado de la DINA en ese
pas, el coronel de Ejrcito Vctor Hugo Barra Barra, quien tena el cargo
de agregado civil, teniendo como funcin de enlace o depositario de
informacin entre el Ejrcito y la polica argentina y Chile. [] Con relacin
a las veces que tuve que acompaar al Coronel Victor Hugo Barra en sus
diligencias propias de su funcin, fue que lo acompa al cuartel general de
la polica o el Ejrcito Argentino ubicado en el centro de Buenos Aires.
Presumo que en esta reunin participaron militares de alto grado, por cuanto
l no tena contacto con personal de menor graduacin, siendo su misin de
carcter importante.

Hay un error en la fecha de llegada a Buenos Aires, que fue rectificado


por Urrea Alvarez con posterioridad en su presentacin del 18 de diciembre de
2003. La fecha del viaje fue en realidad en marzo de 1976 y su regreso a
Santiago fue el 03 de mayo de 1977. En esa ocasin acompa su pasaport
para corroborar esa informacin.

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Queda clara entonces cul era la funcin de Barra Barra: era el
contacto oficial de la DINA con los organismos represivos argentinos.

Arancibia Clavel, por su parte, tambin era agente de la DINA.


Formalmente era empleado de la sede de Buenos Aires del Banco de Chile,
pero de la documentacin que se le secuestr queda claro que cumpla
funciones como espa y agente de inteligencia. Reiteramos que en el caso de
Arancibia Clavel, la coordinacin tena carcter informal. Tambin reiteramos
que esa informalidad no lo dejaba fuera de las redes de coordinacin con sus
pares argentinos, redes que construy con esmero.

Es posible, a partir de la lectura de la documentacin de Arancibia


Clavel, periodizar sus contactos en tres etapas.

1. Primera etapa.

Entre abril de 1974 y agosto de 1975 hubo una primera etapa en la


que Arancibia actu como jefe de informaciones clandestino de la DINA,
segn se consigna en los documentos. Insistimos que aqu clandestino es
sinnimo de informal.

Sus tareas eran recopilar informacin, establecer contactos con grupos


de extrema derecha y tambin con miembros de organismos de inteligencia,
aunque la direccin de la DINA exterior, en Santiago, le reiteraba que deba
mantenerse al margen de los contactos oficiales.

Martn Ciga Correa, el ms nombrado de sus contactos en esta poca, lo


provey de informacin sobre exiliados chilenos en la Universidad de Buenos
Aires.

Ms tarde, Ciga Correa fue contratado por la DINA para organizar junto
con Arancibia la Operacin Colombo con la que, como ya vimos, se quiso
hacer pasar como muertos en Argentina a 119 desaparecidos chilenos, en un
momento en que la estrategia represiva chilena pasaba de las detenciones en
grandes campos de concentracin y fusilamientos en masa, a los centros
clandestinos y la desaparicin de personas.

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En esta poca Arancibia se dedicaba, adems, a recopilar informacin
general sobre la coyuntura general argentina y sobre el Gobierno, los partidos
polticos, organismos sindicales y corporativos, organizaciones armadas,
grupos de extrema derecha, logias, Iglesia, Fuerzas Armadas. Tambin
realizaba labores de recopilacin de informacin sobre exiliados chilenos en
Argentina.

Otros contactos importantes de Arancibia en este perodo fueron el


titular de la Divisin de Asuntos Extranjeros de la Polica Federal, que tena a
su cargo el control de los refugiados en Argentina; y el jefe de la Polica de la
Provincia de Buenos Aires.

2. Segunda etapa.

Entre agosto de 1975 y mayo de 1977 se desarroll un segundo


perodo de actividades de Arancibia en Buenos Aires. Fue una etapa ms
operativa, vinculada con las tareas en conjunto con el oficial del SIE Jos
Osvaldo Riveiro (a) Rawson. Riveiro, como ya hemos visto, estuvo
ntimamente vinculado con la trama de la Operacin Cndor.

3. Tercera etapa.

Entre mayo de 1977 y el momento de su captura, en octubre de 1978


se desarroll una ltima etapa. Ya haca algn tiempo que, debido a la crisis
de la DINA producto del atentado contra Letelier, Arancibia estaba siendo
desatendido, pasando meses sin que recibiera respuestas a los memos
enviados.

Finalmente, se le reasignaron funciones. Sera el encargado de coordinar


una red que deba recopilar informacin militar tradicional en el marco del
conflicto por el Canal del Beagle.

Entonces, en el caso de Arancibia Clavel vemos que los crculos por los
que se movi fueron amplios y vinculados a la Operacin o Plan Cndor.

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La direccin de la DINA quera mantener las tareas de Arancibia Clavel
y Barra Barra separadas pero, como se observa en la documentacin, las
redes tendan a cruzarse y los lmites no estaban tan claros. Tanto fue as que
la direccin exterior de la DINA debi realizar varias aclaraciones. Sobre esto
versa el memorndum 019 de Luis Gutierrez, que como explic el testigo
Mario Castillo Bustamante, era el nombre que utilizaban todos los jefes de la
DINA exterior

Ambos agentes cooperaron en la participacin en actividades represivas.


Un ejemplo claro lo vemos en el siguiente documento Es un memo enviado,
con membrete de la embajada de Chile, enviado por Vicente, que era el
nombre de cobertura de Barra Barra, a Luis Gutirrez, en el que se informa
sobre la localizacin de Edgardo Enrquez en Buenos Aires. Es informacin
suministrada por Arancibia Clavel, que el retransmite.

Dice el documento

Luis Felipe Alemparte comunica antecedentes obtenidos del Cdte Jorge


Osvaldo[que es Rawson]

Pollo Enrquez ubicado Buenos Aires se esperan novedades. Punto.


Claudet sera Sotomayor, sujeto es RIP, enviar foto. Punto. ltimo
procedimiento en nueve siete microfilm ltimas instrucciones de la JCR
aparecen involucrados Fuentealba y Leighton[]

Verificar quien tena acceso a informacin del traslado del Trosko ya


que en Pars se saba coma aparece alguien de la agencia informando. Punto
[]

Si no hay novedades caso Pollo Enrquez coma Comandante Jorge


Osvaldo viajara martes o mircoles prximo llevando material. Punto[]

Este documento es central a la hora de ver que todos los agentes de la


DINA apostados en Argentina participaban de la red de coordinacin
represiva. Tanto Barra Barra como Arancibia Clavel estn al tanto de la

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evolucin de la persecucin a Edgardo Enrquez, que finalmente ser
asesinado, vctima de las redes de Cndor,

Pero la pregunta que sigue es qu es lo que haca cada uno de los


agentes La cuestin de la delimitacin de funciones entre Arancibia y Barra
vuelve a explicarse en el memorndum 019 de Luis Gutierrez,

Se ha indicado a Vicente que no debe tomar contacto con Osvaldo [es


decir, Riveiro], y que debe compartimentar su trabajo con el tuyo. Esta
ltima recomendacin tambin debes observarla t. Debe quedar claro que
ambos trabajan redes diferentes y deben formarse redes distintas de
informantes (Vicente debe quedarse con los contactos oficiales con los
servicios amigos, con las autoridades, con los Jefes de Servicios Publicos
amigos, con los Oficiales Superiores de las FFAA, con los miembros del
cuerpo diplomtico, etc., l debe ser la cara pblica.)

A travs del reparto de funciones entre Arancibia Clavel y Barra Barra


puede verse cmo las relaciones con los organismos represivos van
oficializndose y sistematizndose.

Uno de los contactos de Arancibia Clavel figura en los documentos


como Luis Saines, aunque la forma correcta de escritura de su nombre es Luis
Saniez. Segn inform Arancibia en el memorndum 31 C del 18 de marzo de
1975

Este seor es Mayor del Ejrcito en retiro efectivo, est en la comisin


de servicio del Estado Mayor Conjunto (ESMACO) en la jefatura 2 de
Inteligencia, su jefe directo es el General Della Crocce. Perteneci al SIDE
cuando estaba en actividad, solamente nos servira de contacto directo con el
ALMIRANTE PEYRONNEL, actual jefe del servicio. Est de acuerdo que la
colaboracin se haga de forma extraoficial, sin embajadas. Considera que
los funcionarios del SIDE se han burocratizado y que todas las pedidas a
nivel oficial no tienen la rapidez que deberan tener.

Aunque el contacto con la SIDE originalmente lo estableci Arancibia


Clavel, ese contacto pas a atenderlo Barra tras su llegada, tal como figura en

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el documento titulado Complemento del memorandum 35-C. Resultado
segunda entrevista con Luis Sanies, fechado en 08 de abril de 1975. All
Arancibia afirm:

Tal como lo informo en hojas anteriores en este memo, ayer me reun


por segunda vez con LUIS SANIES, esta vez lo acompaaba un funcionario
del SIDE de nombre HORACIO STURLA que ser en el futuro nuestro
contacto de tipo oficial. STURLA es oficial del ejrcito.

Anotemos aqu que Sturla aparece mencionado en el legajo Mesa DS


Varios N 3743, sobre seguimientos realizados a una persona de nacionalidad
chilena y a la Iglesia Luterana Unida, organismo auspiciado por ACNUR que
daba refugio a exiliados y tambin a CAREF, como integrante de la SIDE,
pero con otro nombre de pila, Arturo Sturla. . Este documento muestra cun
fluidos son los contactos entre el nivel formal e informal de la Operacin
Cndor.

En documentos posteriores (memorndum 36-C del 10 de abril de 1975


y Memrondum 40-C del 25 de abril de 1975), Arancibia Clavel especific
que el contacto con Luis Saines haba quedado a cargo de Vicente.

Un mes despus, en el memorndum 42 del 06 de mayo de 1975


Arancibia Clavel se quejaba a sus jefes

Me he encontrado con Luis Sanies en la calle quien se quej de haber


roto el contacto con nosotros debido al silencio nuestro. Por lo cual y de
acuerdo con Vicente he decidido continuarlo por mi lado, ya que este
contacto afectara las relaciones oficiales de Vicente. Para lo cual necesito
documentacin a nombre de Eugenio Diaz a la brevedad posible. El grupo de
Sanies es un grupo operativo.

Por otra parte, en el memorndum 46 E, del 30 de mayo de 1975, se


consigna lo siguiente:

Nota: Finalmente se tom contacto con Luis Sanies y el Coronel


Spinetto del SIDE, es el segundo del SIDE Interior, es decir, subversi[n]. Lo

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que les interesa era tener un contacto por si se tuviera que hacer cualquier
operativo no oficial. Vicente qued en contacto.

Aqu debe aclararse que en el marco de las actuaciones reservadas


remitidas por la SIDE en el juicio sobre Orletti e incorporado a este debate, a
fs 98, Horacio Alberto Spinetto figura como Subdirector de Operaciones
Informativas, segn la resolucin 643/76.

Es decir, nuevamente el contacto pasa a una esfera ms informal. Esta


idea de operativos no oficiales se ve modificada para fines de 1975. Para
entonces, el contacto de los agentes de la DINA con la SIDE est afianzado y
es cada vez ms sistemtico. Tanto es as que la SIDE es invitada a la
reunin fundacional de Cndor. Rawson, que responde al SIE y no a la SIDE,
se queja a Arancibia Clavel por este motivo. En el memorndum 69, sin fecha
pero que corresponde a la segunda quincena de octubre de 1975, Arancibia
comunic

He retomado contacto con OSVALDO RAWSON, quien me plante su


malestar al informarse que para una reunin a celebrarse en Santiago de
elementos de inteligencia no fue consultado. Habra sido invitado un elemento
del SIDE.

Esta diferencia, como ya vimos, qued zanjada cuando ambos


organismos de inteligencia quedan al mando del Ejrcito

Por ltimo, existe informacin sobre la presencia de otro agente de la


DINA agregado en Argentina, pero a la SIDE. Ese agente fue quien en 1977
asumira el control del departamento exterior de la DINA, Cristoph Willikie
Flel. Segn inform Labarca Sanhueza en la causa Cndor Chile, en 1976 el
mayor Cristoph Willikie Flel, fue agregado al Servicio de Inteligencia del
Ejrcito Argentino (Side), en Buenos Aires, a fines de agilizar los trmites que
se realizaban

Willikie no fue el nico agente extranjero agregado a la SIDE. Tambin


se tiene noticias de la presencia de personal uruguayo agregado a la SIDE en

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el Sumario de comando de la IV Brigada de Infantera Aerotransportada,
incorporado en esta causa.

All, se plasmaron las manifestaciones del entonces capitn Rodolfo


Cabanillas, quien ante la justicia militar explic que a fines de 1976 fue
trasladado de destino, desde la SIDE hacia la Escuela Superior de Guerra y,
por ese motivo, otros miembros de la SIDE le organizaron una despedida, en
la que tambin se despidi a Otto Paladino, hasta entonces jefe de la SIDE y al
mayor Calmn, que pas de la OT 18a la Escuela Superior de Guerra. Se le
pregunt entonces quienes asistieron a la reunin, que se realiz en un
restaurant de la costanera portea. Enumer a varios miembros de la SIDE,
muchos de ellos condenados por este mismo tribunal por su actuacin en
Automotores Orletti. Y junto con ellos, mencion que asistieron a la cena
oficiales del Ejrcito Uruguayo y chileno, que estaban en comisin en la
SIDE.

Si bien no es posible afirmar quienes fueron los oficiales chilenos y


uruguayos destacados en Buenos Aires y que asistieron a la cena, si sabemos
que para esa fecha el imputado Manuel Cordero Piacentini y tambin
Carlos Arab se encontraban destacados en Buenos Aires de manera
permanente. Esto se desprende de los dichos del propio Cordero en un tribunal
de honor solicitado por el imputado en el ao 1978 y cuyas actuaciones se
encuentran anexadas a su legajo personal militar.

All, le fue preguntado a Cordero por el secuestro de una persona que


conoca. Respondi, segn reza a fs 325 de su legajo, en su declaracin ante el
tribunal de honor fechada en Montevideo a 16 de agosto de 1978 que eso
sucedi en el ao 1976, estando yo en el servicio de Informacin de Defensa y
la persona era conocida ma [] yo en esa poca estaba en la parte exterior
del Servicio de Informacin de Defensa, es decir, vena muy poco a
Montevideo.

A fs 335 de la misma declaracin, se le pregunt cunto tiempo estuvo


en Buenos Aires, a lo que contest que estuvo un ao con el Capitn Arab,
con quien tuvo conflictos, aunque se neg a explicar los motivos. Agreg que
l estaba con una misin all, y medio que se me desapareca, no cumpla las
misiones para las cuales el haba ido.
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A fs 336 agrega que durante su gestin en Buenos Aires import para el
SID autos Ford Falcon, que en el curso de esta declaracin reconoce que se
utilizaron en Montevideo para secuestrar personas. Se le pregunt luego en
qu perodo estuvo en Buenos Aires, a lo que contest Yo iba y vena, yo era
el delegado que estaba all, yo quedaba all. Agrega luego que en enero de
1977 fue destinado a Paso de los Toros.

Sobre la presencia permanente de Arab en Buenos Aires tambin se


puede referir la declaracin de Julio Cesar Barboza Pla en el marco de este
debate. Dijo el testigo que era sabido por todos que Arab estaba de manera
permanente en Buenos Aires y que volva cada quince das a Uruguay. Y
refiri tambin la presencia permanente de un oficial de apellido Casa o
Lacasa.

Otra va para probar la presencia de agentes extranjeros comisionados


en Argentina es el propio organigrama de la SIDE, que contemplaba dentro de
su estructura una divisin de delegados extranjeros.

Da prueba de ello la resolucin secreta 643/76 remitida en el juicio


Orletti I e incorporada a este juicio: dentro de la subsecretara B existe una
Divisin de Reunin Exterior y dentro de ella el Departamento de
Delegados que cuenta con una divisin de delegados propios y una
divisin de delegados extranjeros. La misma informacin se registra en una
resolucin posterior, la resolucin secreta 855/76, que en su anexo 1 despliega
la codificacin del organigrama de la SIDE.

Y la SIDE, por su parte, tambin apost personal en las embajadas de la


regin.

Por ejemplo, en Paraguay, segn puede leerse en un informe del


Departamento 2 del ESMAGENFA de Paraguay, en el que reza El Cnel.
(RE) Rivera, del SIDE, funcionario de la Embajada Argentina en nuestro pas
nos inform en agosto de 1975 que Montoneros haba adquirido veinte
millones de dlares en armamento y que intentaran pasarlos por nuestro
pas.

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Tambin en Chile, como surge del documento ya citado titulado acusa
recibo de informes 8A y 9A, enviado desde la jefatura de la DINA exterior a
Arancibia Clavel, donde le comunican que, al igual que Barra Barra se
instalaba en Buenos Aires, un agente de la SIDE se instalaba en Chile.

Los agregados militares tambin formaron parte de Cndor.

Dentro del esquema del primer nivel de funcionamiento de Cndor se


encuentran tambin los agregados militares.

Como ya dijimos, las funciones de coordinacin de los agregados


militares son inherentes al cargo y anteriores a Cndor. Lo que aqu interesa es
la participacin de los agregados militares en operativos contra los ciudadanos
de sus respectivos pases, es decir, en tanto se los observa participando de
secuestros de exiliados de su misma nacionalidad.

Podemos ejemplificar lo anterior con una alusin a la declaracin de


Alfredo Boccia Paz. Tal como explic el testigo, el equipo de informantes de
la polica de Stroessner en el extranjero es anterior a Cndor. Cnsules y
agregados militares estaban obligados a informar las actividades de los
exiliados. Pero a partir de Cndor en los informes se aprecia una mayor
sistematizacin y tambin mayor coordinacin de los informantes de
Stroessner con efectivos militares y policiales argentinos, empiezan a aparecer
informes argentinos en el archivo, que era algo que antes no suceda. Esto
mismo ocurri en toda la regin.

Ya vimos los antecedentes, vamos a poner entonces ejemplos de


actividades de agregados militares, posteriores a la fundacin de la Operacin
Cndor. Lo que se evidencia en este caso es la continuidad de colaboracin.

Citemos ejemplos de las actividades de los agregados militares durante


Cndor.

Bolivia.

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Por ejemplo, hay evidencia del papel cumplido por los agregados
militares bolivianos en la Operacin Cndor, segn analiz Martn Sivak en
su libro el asesinato de Juan Jos Torres. Banzer y el Mercosur de la muerte y
durante su declaracin ante este tribunal.

En el captulo 6, titulado el cerebro, analiza las actividades de Ral


Tejerina Barrientos, agregado militar en Buenos Aires de la dictadura de
Hugo Banzer. Sivak refiere una entrevista realizada con una fuente del
Ministerio del Interior Boliviano, calificada como altamente confiable, que le
explic cmo funcionaba. La fuente le dijo

El Cndor tena tres niveles: el agregado militar, la participacin de


algunos diplomticos y el contacto por tlex. El agente Cndor Boliviano en
Buenos Aires era sin duda, el agregado militar. Se comunicaba con el
Comandante en Jefe del Ejrcito entre otros. Los sobres lacrados a los
agregados militares los preparaba el coronel Rafael Loayza, jefe del servicio
de inteligencia del Estado (SIE) y los mandaba por valija diplomtica.

Agreg luego, citando a otra fuente, que el papel del agregado militar
era importante, adems, sobre todo si el embajador no era un militar, porque el
agregado militar tena vinculacin directa con los mandos argentinos

Afirm Sivak por ltimo, que en el caso boliviano los indicios apuntan a
que el trabajo de los agregados militares consista en intercambio de
informacin y seguimientos a los extranjeros.

Chile:

Lo mismo ocurre en el caso de Chile. El agregado militar chileno en


Paraguay, Podest, que vimos que realizaba tareas de coordinacin represiva
hacia 1974, vuelve a aparecer en un documento remitido por Rawson a Benito
Guanes Serrano, microfilmado con el cdigo 0046F 1528-1532, del 23 de
junio de 1976, en el que remite informacin sobre actividades de paraguayos
en Argentina.

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Rawson manda saludos a los miembros de la red de coordinacin
Cndor en Paraguay, entre ellos a Hernn. La relacin entre Rawson y
Hernn queda al descubierto en un memo de Arancibia Clavel, con fecha del
27 de agosto de 1975, en el que refiere a la JCR:

La mayor informacin que se tiene sobre este organismo guerrillero


fue entregada al coronel Podest, Agregado militar en Paraguay, por el
segundo jefe del SIE Argentino, Tte. Coronel Jorge Osvaldo Rawson.

Otros documentos provenientes del Archivo del Terror demuestran que


informacin producida en el marco de la represin local a extranjeros es
remitida a los agregados militares.

* Por ejemplo, el ya citado documento 0021F 1522. Pedido de


Busqueda N 23/76, que se difunde a los agregados militares de Paraguay y
Argentina, y tambin a Cndor 1, fechado en 06 de julio de 1976, sobre un
grupo perteneciente al RIM 28 de Tartagal que se adentra en territorio
paraguayo en la bsqueda de un campamento guerrillero.

* Tambin el documento 0246F 0373, titulado II reunin bilateral de


inteligencia entre los ejrcitos de Argentina y Paraguay, fechado el 28 de
junio de 1978, entre los puntos que se acuerdan figura proseguir el enlace a
travs del agregado militar.

Por otra parte, tambin se ha demostrado en este juicio la


participacin de personal diplomtico en la Operacin o Plan Cndor

El caso ms resonado y mejor documentado es el de Francisco Ortz


Tellez, Cnsul paraguayo en Posadas, Misiones.

Varios testigos hicieron referencia a las actividades de esta persona.

Fue contundente Federico Tatter, al relatar una entrevista sostenida con


Ortz Tellez en el marco de su tarea en la Comisicin de Verdad y Justicia del
Paraguay. Segn Tatter, Ortz Tellez afirm, en relacin con su participacin
en la Operacin Cndor, que si existi Cndor l haba sido un gorrin, que no
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haba matado a nadie, simplemente reciba papeles y los enviaba. Su papel con
Stroessner fue de nexo con las mayores jerarquas militares de la Repblica
Argentina.

En relacin con esto, agreg que, sin embargo, haba visto un


documento en el que Ortz Tellez solicitaba antecedentes a organismos
argentinos sobre un paraguayo radicado en El Dorado, Misiones, Argentina,
para luego solicitar su detencin. Agreg que Ortz Tellez fue un gran
firmador de documentos, que como investigador de la Comisin de Verdad y
Justicia del Paraguay pudo acceder a muchos de estos documentos,
resguardados en el Archivo del Terror y la Cancillera paraguaya.

A las actividades operativas de Ortiz Tellez tambin se refiri Rogelio


Goibur, mencionando que este Cnsul haba sido quien entreg dinero para
la realizacin del operativo que termin con el secuestro de su padre. Esto fue
corroborado, adems por Alfredo Boccia en su declaracin, quien, al serle
exhibido un documento reproducido en las pginas 282 y 283 de su libro Es
mi informe, en el que Ortiz Tellez solicitaba la captura de Agustn Goibur,
confirm su existencia en los llamados Archivos del Terror.

Adems de estas declaraciones, fueron incorporadas al debate mltiples


documentos del Archivo del Terror, que reflejan las actividades de Ortiz
Tellez.

Slo citaremos dos: el primero es el documento microfilmado con el


cdigo R0050 F 2476, de fecha 1 de septiembre de 1977, en el que Ortiz
Tellez remite al Ministro de Interior de Paraguay, Sabino Augusto Montanaro,
informacin remitida por las autoridades militares del Servicio de
Inteligencia del Ejrcito argentino sobre el supuesto secuestro del
extremista Agustn Goibur, ocurrida en Febrero del 77 en la ciudad de
Paran (Provincia de Entre Ros).

El segundo es el del 2 de diciembre de 1977, remitido tambin al


Ministro del Interior, que da cuenta de una reunin entre Ortiz Tellez y, cito,
el Jefe del Area Militar 232 de la Provincia de Misiones, Cnel. Carlos
Humberto Caggiano Tedesco. En esa reunin Caggiano Tedesco responde a

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un pedido de informacin sobre el Instituto de Cultura Popular, una
organizacin que tena actividades en la Repblica Argentina.

Tambin hay indicios sobre la participacin del cnsul boliviano en la


ciudad de La Plata en las actividades de Cndor. Se trata de Eduardo Banzer
Ojopi, primo del dictador Banzer. Martin Sivak, en su libro El asesinato de
Juan Jos Torres, describe las actividades de persecucin a los exiliados
bolivianos organizadas desde este consulado.

En una mecnica similar, los cnsules de Chile, Uruguay, Bolivia


operaron para impedir la salida del territorio argentino de figuras polticas que
luego fueron vctimas de atentados o secuestros. Esta fue una prctica anterior
a Cndor, pero que tiene continuidad luego y se integra en la operativa.

En el caso del general Carlos Prats, en la sentencia por el juicio seguido


contra Arancibia Clavel en Argentina por el asesinato de Carlos Prats, se
relatan las acciones realizadas por la dictadura chilena para evitar su salida del
pas.

Prats haba ingresado a la Argentina con pasaporte diplomtico,


mientras que su mujer lo haba hecho con cdula de identidad. Cuando
comenzaron a recibir amenazas de muerte, intentaron solicitar pasaportes
comunes para poder salir del pas. La sentencia a la que estamos aludiendo
menciona que hubo una negativa por parte del subsecretario del Ministerio de
Relaciones Exteriores y Culto de Chile, Claudio Collado, de emitir el
pasaporte, indicando al Cnsul chileno en Buenos Aires, Droguett, que la
pareja deba permanecer en Buenos Aires.

Una mecnica similar se dio en el caso del secuestro y asesinato


posterior de Zelmar Michelini.

En la ficha sobre su secuestro y asesinato, de la Investigacin histrica


sobre la dictadura y el terrorismo de Estado en Uruguay (1973-198), se
reproducen cables y otros documentos intercambiados entre el consulado de
Buenos Aires y el Ministerio de Relaciones Exteriores de Uruguay.

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Se observa un prolijo seguimiento de las actividades de Michelini que
incluye reuniones peridicas de los funcionarios diplomticos con el
comisario Gattei, jefe del Departamento de Extranjera que mantiene a los
diplomticos informados de las situaciones que atraviesa Michelini. Adems,
se observan tambin referencias a reuniones y pedidos a las autoridades
argentinas, bajo el argumento de que Michelini violaba el asilo provisto por la
Repblica Argentina, tanto es as que las autoridades argentinas expresan a los
funcionarios uruguayos su negativa a concederle el asilo territorial que estaba
solicitando.

Unido a lo anterior, es sistemtica la negativa de la dictadura uruguaya


de renovarle el pasaporte. En el mes de noviembre de 1975, finalmente, se le
cancela el pasaporte. Lo mismo ocurre con Hctor Gutirrez Ruiz, asesinado
con Michelini, y con Enrique Erro. Se los conden a permanecer en Buenos
Aires, transformada en una gran prisin hacia mediados de la dcada del
setenta.

Entonces, el personal de cada pas destacado en los otros particip


activamente en las actividades de coordinacin represiva para perseguir a los
opositores propios y colaborar con los ajenos.

Hemos visto en este apartado que este personal puede ser civil, tal como
generalmente ocurre con Embajadores y Cnsules; y tambin personal civil o
militar de inteligencia apostado en las embajadas o actuando como delegados
en sede de los organismos de inteligencia.

En el caso de los agregados militares, al surgir Cndor sus actividades


se insertan en este nuevo marco ilegal y se combinan con otras prcticas

Y tambin hemos visto que incluso en el caso de personal que no haba


sido destacado oficialmente, como el de Arancibia Clavel, y que incluso tena
tareas de espionaje, se tejen las redes de la Operacin Cndor

Aspectos operativos de Cndor

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Nos referiremos ahora a otros aspectos que se revelan de la
documentacin que se ha incorporado a este juicio y que permite demostrar
acabadamente la operatividad de Cndor.Adems de la presencia permanente
de personal perteneciente a los organismos represivos destacados en los pases
miembros de Cndor; y de la participacin del personal diplomtico con
funciones en embajadas y consulados, el acta de cierre de la reunin
fundacional prevea otro tipo de contacto cuando la urgencia del caso lo
requera, como por ejemplo cuando se proceda a la detencin de una persona
requerida o considerada subversiva; o se adverta su desplazamiento de un
pas a otro. La documentacin incorporada tambin prueba que ese tipo de
contacto efectivamente se produjo.

Pero no solamente eso. El contacto urgente, en la prctica y segn se


deduce de los documentos, fue ms all y se tradujo en que el pas de origen
de los detenidos enviaran cuestionarios para sus interrogatorios, viajaran a
interrogar, participaran en secuestros y eventualmente participaran en la
repatriacin forzada de las vctimas.

Aqu, entonces, se observa una dimensin de Cndor que no est


explicitada en los documentos fundacionales pero que aparece relatada en los
documentos norteamericanos.

Debemos recordar aqu lo que antes sealamos sobre los documentos


norteamericanos: son narrativos, y generalmente se derivan de versiones
recogidas por los agentes de campo a travs de diversas fuentes. Son muy
tiles para iluminar aspectos que, por el carcter secreto de las actividades
represivas para con la comunidad, aparecen velados o son adrede ocultados en
los documentos latinoamericanos.

As, se puede valorar el documento producido por Robert Scherrer en


septiembre de 1976. Si bien este documento busca explicar la formacin de
equipos para actuar fuera del Cono Sur, nos interesa otro aspecto sealado
marginalmente: el carcter operativo de Cndor. Es decir, Cndor no fue
solamente recoleccin de informacin y produccin e intercambio de
inteligencia ms all de las fronteras. Esa inteligencia tena un objetivo
especfico, que era actuar sobre los enemigos construidos por las dictaduras
para destruirlos.
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Este documento fue ya fue citado por nosotros y por las querellas, pero
repitamos una parte de lo que deca Scherrer,

"Operacin Cndor" es el nombre en clave de un acuerdo de


cooperacin para recopilacin, intercambio y almacenamiento de datos de
inteligencia concerniente a los llamados "izquierdistas", comunistas y
marxistas, establecido recientemente en cooperacin entre los servicios de
inteligencias de Amrica del Sur para eliminar las actividades terroristas
marxistas en el rea. Adicionalmente, la "Operacin Cndor" mantiene
operaciones conjuntas contra blancos terroristas en los pases miembros de la
"Operacin Cndor".

Ya sabemos a estas alturas, de que se tratan estas operaciones


conjuntas, ese eufemismo que esconde secuestros, traslados clandestinos,
ejecuciones sumarias, y otras prcticas aberrantes. Lo que vamos a mostrar
aqu es que este aspecto de Cndor tambin est asentado en la
documentacin, poniendo atencin en el tipo de prcticas desarrolladas en
esas operaciones conjuntas.

Hemos visto ya un antecedente de Cndor que muestra muchos de sus


elementos en funcionamiento: el caso Alarcn Fuentes.

Hemos visto tambin los mecanismos del intercambio de informacin:


se instalaron medios tcnicos como los tlex, se desarroll el Condortel como
sistema de comunicaciones, vimos como los funcionarios de Cndor
transmitan los mensajes.

Ahora bien, lo que debemos ver ahora es qu es lo que suceda ante la


detencin de un extranjero.

En el caso del secuestro de Dora Marta Landi, Alejandro Logoluso y


Jos Nell, de nacionalidad argentina y Nelson Santana y Gustavo Inzaurralde
de nacionalidad uruguaya, detenidos el 29 de marzo de 1977, se observan los
mecanismos de coordinacin en el marco de estas operaciones
conjuntas. Las caractersticas de sus desapariciones forzadas y traslado

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clandestino las trataremos luego; aqu nos interesa examinar la coordinacin
durante el secuestro.

Luego de detenerlos y torturarlos, los mantienen recluidos en Asuncin.


Y se activa el sistema de consulta que hace que miembros de la SIDE
argentina y del SID de Uruguay se interesen por el caso y se trasladen a
Paraguay para efectuar interrogatorios conjuntos.

Esta especie de junta se realiza los das 05 y 06 de abril, es decir, una


semana despus de la detencin. El primer da asiste solamente el enviado
uruguayo, que sabemos que fue el mayor Carlos Calcagno, condenado en
Uruguay por su participacin en este caso.

Por Argentina, la lista de los interrogadores fue ms nutrida: concurren


el teniente ngel Spada y el sargento Juan Carlos Camicha, personal del rea
234; y dos miembros de la SIDE con los siguientes nombres de cobertura:
Jos Montenegro y AlejandroStada .

Para esta reunin los mencionados agentes asistieron con materiales


producidos por los servicios de sus pases de origen.

Recordemos que las cinco vctimas fueron luego trasladadas en avin


por el Capitn DImperio alias Abadala, miembro del Servicio de Informacin
Naval; y que las cinco se encuentran desaparecidas.

Algo similar haba ocurrido tras el secuestro de Patricio Biedma y


Mario Espinoza Barahona. Segn John Dinges en Operacin Cndor, una
dcada de terrorismo internacional en el Cono Sur, Michael Townley, el
asesino confeso de Prats y Letelier, viaj a la Argentina a interrogarlos el 12
de agosto de 1976. Esta informacin, segn figura en las notas del libro, la
obtuvo primero de manera oral de Robert Scherrer en una entrevista realizada
en 1979 y la constat, con posterioridad con los datos del pasaporte falso de
Townley a nombre de Kenneth Enyart. Entre la documentacin remitida por
exhorto por la justicia chilena se encuentra un informe con los viajes de
Townley bajo ese alias que permite corroborar esta informacin.

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Entonces, ac tenemos la primera caracterstica de las operaciones
conjuntas: el viaje de miembros de los organismos represivos para realizar
interrogatorios.

La segunda caracterstica es el traslado clandestino de prisioneros.


Y tambin existen instrumentos que la comprueban.

Uno de esos documentos ya fue citado por las querellas y nosotros lo


analizaremos con mayor detalle ms adelante: es el que da cuenta del traslado
efectuado por DImperio de Insaurralde, Santana Escotto, Nell, Landi y
Logoluso.

Otro es, por ejemplo, el identificado como R0021 F1852, fechado en


Asuncin del Paraguay el 04 de diciembre de 1976, en el cual se informa que
el 02 de diciembre haba llegado desde el Regimiento 29 de Monte, en
Formosa, el S2, es decir, el jefe de inteligencia de la rea 234, que por
indicacin del jefe de su regimiento, cito, traa en la valijera de su coche
para su entrega al ciudadano paraguayo Domingo Roln Centurin. El
documento sigue con datos sobre la detencin de Roln Centurin el 17 de
octubre de 1976 y su vinculacin con la OPM.

En la audiencia, Domingo Roln declar sobre estos hechos. Confirm


su traslado en el bal de un auto y refiri que al momento de su traslado le
haban aplicado una tranquilizante.

Adems y en relacin con numerosas vctimas de nacionalidad


uruguaya, en el juicio escuchamos mltiples relatos sobre traslados, el ms
claro de los cuales fue el llamado primer vuelo, traslado que tambin se
encuentra documentado y que con mayores precisiones abordaremos con
posterioridad.

Quisiramos entonces sintetizar lo que hasta aqu expresamos.

La Operacin Cndor fue un andamiaje, construido en pos de la


estandarizacin de las prcticas de coordinacin represiva presentes en la
regin, con el claro objetivo de facilitar la destruccin de los opositores a

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las dictaduras, fueran individuos u organizaciones. Implic la puesta a
disposicin, entre las dictaduras, de recursos humanos, materiales y
tcnicos.

Esto, traducido a la prctica y como ya mencionamos, implic que


Cndor sirvi para:

- La especial, pero no privativa, persecucin y bsqueda de


aniquilamiento de los dirigentes,

- La caza a los cuadros medios y de base de las organizaciones.

- La bsqueda de la expropiacin de sus recursos econmicos

- El descrdito internacional de las organizaciones por medio de


campaas de accin psicolgica

Cndor tuvo una gnesis y un desarrollo.

Su marco de desarrollo histrico fue el ciclo de dictaduras de seguridad


nacional en el Cono Sur, las consecuentes oleadas de exilios polticos y los
problemas internos y regionales que acarreaban las actividades de oposicin a
las dictaduras.

El conocimiento de Cndor va desde las altas esferas, como pudimos


ver en voz del propio Videla, pasando por los organismos de inteligencia,
recurdese todo lo dicho sobre Riveiro, hasta al menos las Jefaturas de
reas y Sub-reas, como en el caso del informe que Tefilo Saa brinda a
Arancibia Clavel.

Fueron determinantes para surgimiento de Cndor: la existencia de


prcticas de coordinacin previa, un espritu de poca que planteaba esa
necesidad y un deseo entre los miembros de los organismos represivos y la
voluntad de Pinochet y Contreras de ser los primeros en proponerlo.
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Las prcticas preexistentes fueron la firma de acuerdos para la llamada
lucha contra la subversin, motivados por los desplazamientos de miembros
de organizaciones opositoras entre los pases; el intercambio de informacin,
la repatriacin forzada de detenidos y las operaciones psicolgicas. Estos
mecanismos se utilizaban desde antes, pero en el marco de Cndor se
amplificaron y sistematizaron. Cndor puso estos mecanismos a
disposicin de todas las partes.

Ms all de estos antecedentes de largo plazo, el caso Fuentes Santucho


constituy un antecedente directamente anterior. Se trat de una una red de
coordinacin especfica entre tres pases, tendida para obtener e intercambiar
informacin, a partir de la detencin de dos blancos rentables, como los
denominan los oficiales de inteligencia militar, que permiti a la DINA
chilena, al Batalln de Inteligencia 601 de Argentina y a la Jefatura de
Inteligencia del Ejrcito de Paraguay fortalecer relaciones que luego, en la
etapa formal de estas relaciones, esto es en Cndor, se vern multiplicadas y
amplificadas.

Como ya explicamos:

1) la mayora de los pases de la regin estaban bajo dictaduras de


seguridad nacional que compartan premisas ideolgicas o en un proceso hacia
esa configuracin, en el caso concreto de Argentina, o haban adaptado su
dinmica como en el caso de Paraguay.

2) exista un conjunto de prcticas en uso de coordinacin


principalmente bilateral, entre los pases de la regin

3) exista una voluntad, un espritu de poca, entre los actores que


participaban de las redes de coordinacin, de ir ms all, de que la
coordinacin fuera mayor

4) y puntualmente, la dictadura chilena haba encarado un programa de


lucha contra los opositores que ella misma haba expulsado y que le estaban
dificultando las cosas a nivel de las relaciones internacionales.

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La reunin fundacional de Cndor propuso una buena cantidad de
objetivos a cumplir para darle corporeidad al marco. En esta parte del alegato
pudimos mostrar cmo esos puntos se tradujeron en cosas concretas, en cuanto
a la instalacin de medios tcnicos de comunicacin, funcionamiento de esos
medios de comunicacin, realizacin de reuniones bilaterales y multilaterales,
ingreso y salida de pases miembros, uso de sedes diplomticas y agentes
destacados en otros pases y vimos tambin cules fueron las formas en que
las redes de coordinacin operaron con el marco de Cndor

Definiciones Cndor.

Sres. Jueces: hemos dado cuenta de la creacin de Cndor y de su


puesta en funcionamiento.

Es momento ahora de pasar a analizar cules fueron las definiciones que


se construyeron sobre la Operacin Cndor en este juicio.

Recin afirmamos tres cosas: que Cndor fue un andamiaje, construido


en pos de la estandarizacin de prcticas de coordinacin represiva presentes
en la regin; que su objetivo fue facilitar la destruccin de los opositores a las
dictaduras, fueran individuos u organizaciones; y que implic la puesta a
disposicin, entre las dictaduras, de recursos humanos, materiales y tcnicos.

Ahora, nuestro objetivo es valorar la prueba testimonial producida por


los testigos expertos y de contexto, a los fines de dar mayor profundidad a esta
definicin. Vamos a analizar estas declaraciones mirando Cndor desde un
punto de vista global.

Los elementos en los que nos detendremos aqu son el surgimiento y la


crisis de Cndor, su naturaleza, extensin y carcter general.

Dejamos de lado realizar un examen minucioso de un problema que


recorre todos los testimonios y que fue abordado con detenimiento por las
querellas, que es el carcter de la participacin o relacin de los Estados
Unidos con Cndor.

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Fundamentalmente porque sea como haya sido esa relacin, este no es
un problema medular en este juicio.

Sres. Jueces: Cndor fue un producto de la relacin entre las dictaduras


del Cono Sur. Fue una creacin voluntaria de quienes detentaban e integraban
las estructuras de los aparatos de poder en la regin. La relacin entre esas
estructuras s es un problema trascendental de este juicio al que daremos
respuesta.

Causas del surgimiento.

Con esa aclaracin, debemos decir que entre los testigos expertos
existen diferentes puntos de vista sobre las causas que motivaron el
surgimiento de la Operacin Cndor; y esto est ntimamente relacionado
con la definicin de enemigo que construyeron las dictaduras de seguridad
nacional del Cono Sur. Ya hemos hecho referencia cmo se derivo esto de la
Doctrina de Seguridad Nacional. Veamos entonces qu dijeron los testigos.

Stella Calloni afirm que Cndor surgi siendo una operacin elitista,
orientada a la desarticulacin de opositores pblicos y cit los nombres de los
grandes estadistas que, para ella, fueron las vctimas de Cndor: Prats,
Letelier, Leighton, Altamirano, Monseor Romero.

Ampli luego explicando que esta operacin se cre para eliminar a


disidentes de izquierda, pero a aquellos que tuvieran un papel importante, ya
sea personalidades o direcciones; y luego, que la Operacin Cndor tena el
trabajo especfico de buscar, en distintos lugares, a los refugiados o a quienes
se trasladaban de un pas a otro.

Es decir que, para Calloni, surgi como un plan elitista, pero luego fue
ampliando sus horizontes, incluyendo adems otros intereses, citando como
ejemplo la persecucin al PVP en Argentina, a la que atribuye intereses
econmicos, aunque sin precisar los fines de esos intereses.

John Dinges, por su parte, mostr puntos de acuerdo con Stella Calloni
en cuanto a que los blancos originalmente eran las cpulas, aunque en el caso

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de Dinges, no tanto los estadistas como s los dirigentes de las organizaciones
opositoras. Afirm que esa es la explicacin ms simple.

Sostuvo este argumento diciendo que la represin en Chile haba tenido


mucho xito y que prcticamente no quedaban opositores en su interior. Y que
por entonces la Argentina se haba convertido, segn sus palabras, en el
cuartel general de la extrema izquierda.

Entonces defini dos niveles de objetivos; el primero, desarticular a la


JCR; pero tambin, un segundo nivel, que era eliminar las cabezas de la
resistencia democrtica y a los ms influyentes dentro del movimiento de
DDHH.

Una tercera posicin puede verse en definiciones como las de Alfredo


Boccia, quien argument que Cndor estaba dirigida a la represin a los
sectores polticos opositores a los regmenes que gobernaban en la dcada del
70 en Argentina, Chile, Paraguay, Brasil, Uruguay y Bolivia, especficamente
los exiliados.

Agreg que el exilio fue el motivo principal de la existencia del


Cndor. Boccia sostuvo que para 1975 la dictadura chilena ya haba
acabado prcticamente con la resistencia y que buena parte de ella se haba
exiliado en Argentina o Uruguay. Lo mismo pasaba con los Tupamaros e
izquierdistas uruguayos, que se haban exiliado en Argentina y Paraguay.

Para Boccia ll enemigo interno estaba, entonces, fuera de la frontera


del pas y era necesario coordinar acciones para que estuvieran al alcance de la
represin. Esto explica que en algunos pases Cndor fuera ms intenso que en
otros, porque haba ms exiliados en ellos. As expresa que Brasil tuvo poco
movimiento y que Paraguay era un lugar de paso, por lo que se hicieron varios
operativos sobre argentinos, uruguayos y chilenos.

Y una cuarta, tal vez la ms amplia, surge del testimonio de Carlos


Osorio. El testigo hizo hincapi en la categora subversivo y dio a entender
que si el objetivo pretendido de Cndor era descabezar a la JCR, luego el

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blanco se fue ampliando, para incluir a los simpatizantes, a la disidencia no
violenta de izquierda y centro izquierda.

Luego de apreciar estas definiciones a la luz de la prueba acumulada y


tras analizar en profundizar los casos de crmenes de lesa humanidad de los
que fueron objeto las vctimas de este juicio, concluimos que todas estas
definiciones estn representadas entre los casos.

Sres. Jueces: En este juicio se prob que los miembros de las


organizaciones que integraban la JCR fueron un blanco explcito de la
represin, como tambin fueron blancos especficos ciertas personalidades
destacadas, como Leighton, Letelier, Gutirrez Ruiz y Michellini. Pero la
utilizacin de Cndor no se limit a eso. Cndor se utiliz como marco para
perseguir a opositores de un abanico de ideologas polticas muy amplio y sin
distincin de jerarquas.

Naturaleza Existe tambin divergencia en cuanto a la naturaleza de


Cndor.

Para Dinges, se trat de un aparato de accin conjunta que surgi por


acuerdo entre Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay, al que luego se
incorpor Brasil. El carcter operativo de Cndor lo deriv de una entrevista
realizada con el coronel Jos Fons, representante por Uruguay en la reunin
fundacional de Cndor, quien sostuvo que desde el primer momento se
habl de una organizacin para asesinar gente en el exterior de los pases.

Por su parte, Boccia Paz concluy que fue una especie de cooperacin
internacional clandestina, en la que los ejrcitos del Cono Sur se pusieron
de acuerdo para utilizar claves, intercambiar informacin, realizar control de
personas y operativos conjuntos ms all de sus propias fronteras.

La definicin brindada por Samuel Blixen es muy similar a la de


Boccia Paz, al sostener que Cndor fue una coordinacin de intercambio de
informacin, de personas y de actividades conjuntas represivas. Aunque a
diferencia de Boccia Paz, para Blixen, el pasaje a la faceta operativa fue

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escalonado: primero se cre con fines de intercambio de informacin y luego
deriv en un acuerdo para actividades operativas.

Por su parte, la definicin de Calloni es ms restringida, en tanto para


ella Cndor fue una accin tpica de la contrainsurgencia, basada en un
modelo estadounidense y que tena como base la ilegalidad absoluta en el
traslado de personas. Y de la bsqueda del traslado deriva el resto de los
elementos operativos: intercambio de informacin, requerimientos, etc.

Peter Kornbluh, por su parte, defini a Cndor como la colaboracin


entre los servicios de inteligencia, la polica secreta y regmenes militares del
Cono Sur, que empez oficialmente con esa denominacin en 1975 con una
reunin en noviembre de ese ao.

Kornbluh refiere a dos facetas de la Operacin Cndor: un acuerdo


sobre un sistema de comunicaciones y una colaboracin transnacional entre
los regmenes militares de secuestro, interrelacin y eliminacin. Estas
actividades eran dirigidas contra la izquierda, los grupos militantes y los
intelectuales civiles y polticos.

Por otro lado, para explicar la naturaleza de Cndor Carlos Osorio dijo
que se cea a un documento ya citado por las querellas, llamado la tercera
guerra mundial en Amrica del Sur.Sostuvo que los pases del Cono Sur,
ante una pretendida situacin subversiva e inestabilidad se juntaron en lo que
tambin poda convertirse en un bloque poltico, que tena como fin
erradicar la subversin, frase segn l cada vez ms que, en ese momento,
significaba erradicar a la disidencia no violenta de izquierda y centro
izquierda.

Explic Osorio que esos pases fueron regmenes que coordinaron


inteligencia de manera muy cercana, que operaron unos en territorio de otros y
establecieron Cndor para encontrar y matar a los terroristas de la JCR en sus
propios pases; y que tenan tenan planes de extender el teatro de Operaciones
a Europa .

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Una ltima definicin a la que queremos referirnos es la que se extrae
de la Investigacin Histrica sobre detenidos desaparecidos de Uruguay,
en tanto expone claramente el punto de vista de los investigadores uruguayos.
Dice este informe que la Operacin Cndor fue un sistema formal de
coordinacin represiva entre los pases latinoamericanos que firmaron su
acta de fundacin, a los que se sumaron luego Per y Ecuador, con un especial
compromiso de Chile, Argentina y Uruguay.

Entonces, tenemos diferentes propuestas:

1. aparato de accin conjunta,

2. cooperacin internacional clandestina entre ejrcitos;

3. coordinacin de intercambio de informacin, de personas y de


actividades conjuntas represivas que adquiere carcter represivo de manera
escalonada.

4. accin tpica contrainsurgente para el traslado de personas entre


fronteras

5. Sistema formal de coordinacin

Sres. Jueces: En este juicio se prob que Cndor fue un sistema formal
de coordinacin, que facilit una cantidad de prcticas represivas.

Fue un marco ilegal de cooperacin clandestina entre ejrcitos, fuerzas


de seguridad y policiales de los respectivos gobiernos, conocido por sus
integrantes que, como vimos, integraron esta asociacin desde dentro de las
estructuras propias de su funcin.

No estuvo orientado nicamente al traslado de personas entre fronteras.


Los casos analizados muestran otra dinmica de funcionamiento, ms amplia
y compleja.
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Inicio.

Pasemos ahora a la la fecha de surgimiento de Cndor. Todos los


testigos sealaron como hito la reunin realizada en Santiago de Chile entre el
25 y 28 de noviembre de 1975. Pero en las declaraciones existieron
divergencias sobre la implicancia de esa fecha

Calloni seala que antes de esa fecha debe referirse a Pre Cndor y
para ejemplificar menciona reuniones bilaterales y entrega de prisioneros.

Por su parte, John Dinges dijo que se pueden fechar dos extremos para
dar cuenta del inicio de Cndor. El primero fue el operativo desatado en
relacin con la detencin de Fuentes Alarcn y Santucho en Asuncin del
Paraguay, a la que hicimos referencia en el punto anterior. Para Dinges, en ese
momento ya se pueden ver funcionando todos los elementos de Cndor. Y la
segunda es la reunin fundacional de noviembre de Santiago.

Dinges discuti, por otra parte, la posicin de Patrice McSherry cuyo


libro Los estados depredadores fue incorporado al debate. McSherry ampla el
marco temporal, al aceptar lo dicho en un documento sobre que ya en 1974
fue definida la coordinacin transnacional.

Lo que Dinges argumenta, en contra de esta posicin es que en el


mismo documento se afirma que lo que hubo antes de la reunin fundacional
de Cndor no fue extensivo ni efectivo. Y que si bien exista cooperacin
multilateral entre los ejrcitos, no eran operaciones multilaterales para
asesinar personas.

Para nosotros, la resolucin de este punto de debate es sencilla: hay


Cndor desde que se decide y se rubrica su existencia.

Se invit a militares especializados en inteligencia de diversos pases a


representarlos en una reunin multilateral, con el explcito propsito de
disear algo nuevo, un marco de actuacin regional y multilateral que antes no
exista. All se resolvi crear una asociacin criminal que ellos mismos
titularon Cndor. Desde entonces existi Cndor.

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Antes puede haber procesos con caractersticas similares, que muestran
una tendencia a que se constituya Cndor. La firma del acuerdo de fundacin
de Cndor fue el cierre de una etapa gentica y el paso a una etapa de mayor
formalidad y amplitud, que abandon la visin casustica y generalmente
bilateral de la coordinacin represiva para transformarla en algo multilateral y
regional.

Fin de Cndor.

Por ltimo, debemos referirnos a las referencias volcadas en el juicio


sobre la finalizacin de Cndor.

Samuel Blixen afirm que sobrevivi aun en democracia. Reconoci


que esta hiptesis no es demasiado aceptada en la Argentina, pero en el resto
de los pases de la regin no hubo un desmontaje de las fuerzas armadas. Por
lo que, aun estando en democracia, el aparato de inteligencia pervive. Lo
ejemplifica con el caso de Eugenio Berros, qumico de la DINA asesinado en
Uruguay hace pocos aos. Sostiene el testigo que el Ejrcito Chileno tuvo la
necesidad de sacarlo del pas para que no de informacin, que luego
estuvieron en Uruguay casi un ao y, para terminar de silenciarlo, sus propios
guardianes lo mataron. Record que en virtud de ese asesinato hay un proceso
en Chile.

En contraposicin, Calloni afirm que la finalizacin de Cndor se


produce en cada pas y vara segn la fecha de finalizacin de las dictaduras.
Y que se banaliza Cndor si se pretende extenderlo en el tiempo.

Kornbluh pone como lmite el ao 1980, porque despus del atentado


contra Letelier era muy difcil seguir con esas operaciones. Pero ese lmite es
para las operaciones represivas, aunque no para la colaboracin, que, para
Korbluh se extendi hasta comienzos de los 90 y el caso del secuestro,
traslado y asesinato de Berros es indicativo de ello.

Dinges, por su parte, fue ms preciso. Afirm que el ltimo documento


que se conoce que menciona a Cndor es un documento paraguayo del ao

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1981, que dice que para esa poca Cndor funcionaba con operaciones de
accin psicolgica.

Agreg que la fase dos, es decir, las operaciones dentro de los pases
que forman parte de Cndor, se extendieron hasta ms o menos el 79 pero que
las operaciones en Mxico, Brasil y Argentina de comienzos de los 80 pueden
haber estado involucradas.

En cuanto a la ltima de operacin de la fase tres, es decir, de


operaciones o intentos de operaciones en el exterior, es una operacin en la
que fueron argentinos, uruguayos y chilenos con la idea de matar gente en
Pars y Lisboa, pero no se llev adelante.

Dinges no refiri una fecha para esta ltima operacin de la fase 3, pero
esto se desprende de la documentacin incorporada que se refiere a
operaciones de fines de 1976. Es decir, Dinges no aventura una fecha, pero si
da cuenta de los ltimos indicios que establecen que la operatividad de
Cndor, al menos en sus aspectos mortferos, se habra prolongado hasta
comienzos de los 80.

Ya explicamos que no hay documentacin que d cuenta de una


finalizacin expresa de Cndor, pero que s se aprecian indicios que
determinados sucesos fueron llevando a la extincin de sus prcticas. Y vimos
tambin que los testigos recin mencionados coinciden en que, al menos,
Cndor perdur hasta 1980

En relacin con este punto, del conjunto anlisis de la prueba


incorporada al debate entendemos que se encuentra acreditada la existencia de
Cndor, al menos, hasta fines de 1980, como veremos de las pruebas que
surgen de secuestros y desapariciones ocurridos ese ao.

Una cosa ms. Esta asociacin criminal fue titulada de diversas


maneras: como Sistema Cndor, como Operacin Cndor o como Plan
Cndor. Los testigos tambin hicieron referencias sobre este punto, discusin
que tampoco abordaremos, ms all de advertir que el disenso parece estar
orientado por el particular punto de vista adoptado por cada intrprete.

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Nosotros emplearemos esos nombres como sinnimos, porque a nuestro
modo de ver lo que interesa es determinar su esencia y sus caractersticas
distintivas, de manera objetiva de acuerdo con la prueba del juicio. El Sistema,
la Operacin o el Plan Cndor, o Cndor a secas, fue un andamiaje construido
para la estandarizacin de prcticas de coordinacin represivas presentes en la
regin. Cndor ES sinnimo de coordinacin represiva. Fue un marco de
actuacin formal, funcional a esas prcticas.

Hasta aqu expusimos los elementos que dan cuenta de su existencia, de


sus caractersticas y de los principales puntos de inters para este debate.

Como ya avisamos, ahora pasaremos a describir la estructura del


aparato represivo argentino y cmo Cndor se insert en l.

ESTRUCTURA REPRESIVA ARGENTINA

I. Organizacin de la represin

Vamos a explicar ahora las bases sobre las que se planific y ejecut la
represin a nivel nacional, es decir, cul fue la organizacin y la modalidad
adoptada por las FF.AA. nacionales.

Para ello, en primer lugar, es necesario referirnos brevemente a la


organizacin preexistente del Ejrcito, para luego adentrarnos en cmo ella, en
funcin de lo que hemos explicado, se acomod para llevar adelante la
represin.

1. Estructura preexistente del Ejrcito.

Como toda fuerza, el Ejrcito estaba estructurado sobre la base de una


organizacin jerrquica vertical, que iba desde el Comandante en Jefe y su
Estado Mayor General, integrado por el Jefe de Personal, el Jefe de
Inteligencia, el Jefe de Logstica y el Jefe de Operaciones, hasta las bases, en
donde estaban ubicadas las subunidades y secciones.

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Como sabemos, en 1975 el Ejrcito se encontraba desplegado en todo el
territorio nacional en distinto tipo de unidades militares, cuya composicin era
fija. Luego del Estado Mayor General, las ms importantes por su tamao eran
los Cuerpos de Ejrcito que, desde el punto de vista del concepto militar de
unidad, eran lo que se denomina Grandes Unidades de Batalla En nuestro
pas haba cuatro: I, II, III y V.

Luego de los Cuerpos, y bajo su dependencia, se encontraban las


Grandes Unidades de Combate, que eran las Brigadas. De ellas, a su vez,
dependan diversas Unidades de Combate, como por ejemplo, los
Regimientos, y Unidades de Apoyo al Combate, que tenan diversas
especialidades: las unidades de ingenieros de distinta ndole, de inteligencia,
de artillera, de transporte, entre muchas otras.

Tambin haba unidades que tenan una dependencia directa del


Comando en Jefe, como por ejemplo el Batalln de Inteligencia 601.

Al respecto, el testigo Horacio Pantalen Ballester declar lo


siguiente:

"en punto a la composicin de un Cuerpo del Ejrcito la base de una


organizacin militar son las unidades tcticas, de menor jerarqua con
organizacin fija. Por ejemplo: quince personas forman un grupo, tres grupos
forman una seccin, tres secciones hacen una compaa, tres compaas
hacen un batalln, tres batallones forman un regimiento; todo eso es fijo

En esa poca haba once brigadas, las que tenan una organizacin
uniforme, cada una de ellas tena tres batallones de Infantera, un grupo de
Artillera, un escuadrn de Exploracin, una compaa de Ingenieros, una
compaa de Comunicaciones y un batalln de apoyo logstico

Los cuerpos del Ejrcito se organizan en funcin de su superficie y


podan contar con dos o tres brigadas y con las denominadas formaciones de
cuerpo, entre ellas artillera, infantera, ingeniera, comunicaciones y de
apoyo logstico para el cuerpo

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Un Cuerpo del Ejrcito (es) como una organizacin variable, que se
conforma de acuerdo a las exigencias de poblacin y extensin de la zona
que tiene que cubrir."

Adems de las unidades y subunidades dedicadas a las actividades


propiamente militares, dentro del Ejrcito existan otro tipo de entidades
dedicadas a otros aspectos como, por ejemplo, los institutos de enseanza
militar que dependan del Comando de Institutos Militares. Estos institutos
tambin estaban desplegados por todo el territorio nacional, aunque muchos
de ellos se encontraban en Campo de Mayo.

Es preciso tener en claro que, al igual que en las restantes Fuerzas y en


casi todos los sistemas militares del mundo, el funcionamiento del Ejrcito se
estructuraba sobre la base de una organizacin de estados mayores que se
utilizaba en todas las unidades, desde el Comandante en Jefe hasta las
unidades que estaban al final de la pirmide.

Esto es de suma importancia porque esta organizacin refleja, en lo que


aqu interesa, cmo se distribuye la responsabilidad por la ejecucin de las
acciones militares.

Al respecto, el Reglamento de Organizacin y Funcionamiento de


los Estados Mayores (RC 3-30) establece que el comandante ser asistido
por un segundo comandante y un estado mayor, y el mando se ejercer a
travs de una cadena de comando que, tal como reza el art. 1001, har de
cada jefe dependiente responsable de todo lo que sus respectivas fuerzas
hagan o dejen de hacer. Todas las rdenes se impartirn siguiendo esta
cadena de comando.

Recordemos aqu que Comando est definido de la siguiente manera en


el Reglamento de Terminologa Castrense:

1. Es la autoridad y responsabilidad legales con que se inviste a un


militar para ejercer el mando sobre una organizacin militar aun
coercitivamente. Por extensin, llmase tambin comando al ejercicio de esa
autoridad, la que abarca, fundamentalmente, la responsabilidad en lo que a

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educacin, instruccin, operaciones, gobierno, administracin y supervisin
se refiere.

2. Constituye un agrupamiento destinado a ejercer la conduccin, el


gobierno y el control de las tropas. Vara en magnitud y composicin de
acuerdo con la importancia del organismo al que pertenece. Est constituido
por el comandante, su estado mayor y la subunidad comando y servicios.
Para el militar, el mando es el ejercicio de la autoridad de la que se halla
investido, por la que impone su propia voluntad con el fin de educar,
instruir, gobernar, y conducir al personal subordinado, conforme lo precisa el
Reglamento de Servicio Interno RV 200-10.

Este principio est establecido en toda la reglamentacin militar como,


en el Reglamento para la Conduccin de Fuerzas Terrestres, que aunque
data de 1983 resulta til para conocer conceptos bsicos que se utilizan desde
antao en la fuerza.

All se explicita que el comandante ser el nico responsable de lo


que su fuerza haga o deje de hacer. Para cumplir con las finalidades de la
misin o funcin asignadas, podr delegar su autoridad en el grado que
considere necesario y conveniente.

Asimismo, continuando con el Reglamento de Organizacin y


Funcionamiento de los Estados Mayores,

el comandante y su estado mayor constituyen una sola entidad militar


que tendr un nico propsito, el exitoso cumplimiento de la misin que ha
recibido el comandante. Entre el comandante y su estado mayor deber existir
la compenetracin ms profunda. Sus relaciones tendrn como base la
confianza del comandante en su estado mayor y la disciplina y franqueza
intelectual del estado mayor hacia su comandante ().

El art. 2006 referido a la organizacin bsica del estado mayor tipo


coordinador, en su punto 2) seala que ese organismo se integra con el Jefe de
Personal, el de Inteligencia, el de Operaciones, el de Logstica y el de Personal
Civil.

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En el ejercicio de sus funciones, reza el art. 1002, el estado mayor
obtendr informacin e inteligencia; y efectuar las apreciaciones y el
asesoramiento que ordene el comandante; preparar los detalles de sus
planes; transformar sus resoluciones y planes en rdenes; y har que tales
rdenes sean transmitidas oportunamente a cada integrante de la fuerza.

En el captulo V se establece el control de las operaciones en los


Comandos de las Grandes Unidades de Batalla y de Combate.

El art. 5003 explica cmo se descentralizaba la conduccin de las


operaciones hacia los jefes dependientes. El art. 4005 contemplaba el estudio
y aprovechamiento del material humano, funciones cuya responsabilidad
recaa en los comandos de los niveles superiores. El art. 2005 determinaba:

I a) Los jefes (directores) del estado mayor general sern los


principales auxiliares del comandante en los asuntos de estado mayor 2)
Tanto el estado mayor coordinador como el director, funcionarn como una
sola entidad destinada a asegurar la coordinacin de las acciones ().

Recordemos tambin que en las unidades ms pequeas, el Estado


Mayor se denomina Plana Mayor, y su regulacin tambin surge del
Reglamento de Servicio Interno RV 200-10.

Al respecto se expidi la testigo Vernica Almada, quien declar en su


carcter de integrante del grupo de trabajo sobre Archivos de las Fuerzas
Armadas de la Direccin Nacional de Derechos Humanos y Derecho
Internacional Humanitario del Ministerio de Defensa. Concretamente seal, y
cito, que:

los Comandos en Cuerpo de Ejrcito que comandaban las Zonas de


Defensa son unidades y tienen, para su normal funcionamiento, una
organizacin y estructura fija.

En el caso de los Comandos en Cuerpo y Brigadas que son grandes


unidades estaban organizadas con un Comandante, un Segundo
Comandante, quien, a su vez, es el Jefe del Estado Mayor, y un Estado Mayor,

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el cual se conforma con distintos Oficiales, Jefes que se encargan de tareas
especficas que hacen al funcionamiento de una unidad

Hay un Jefe de Personal (G1), Jefe de Inteligencia (G2), Jefe de


Operaciones (G3), Jefe de Logstica (G4), y Jefe de Asuntos Civiles (G5) en
caso de haberlo.

Por otra parte, las unidades no las grandes se organizan de igual


manera, es decir, tienen un Jefe (y) un Segundo Jefe y Jefe de Plana Mayor.
De igual manera, tendrn los Jefes de Unidad (S1), de Inteligencia (S2), de
Operaciones (S3), de Logstica (S4), y de Asuntos Civiles o Finanzas (S5).

Esa organizacin surge del Reglamento 3-30 de Funcionamiento de


Estados Mayores y el Reglamento de Servicio Interno, que trata sobre el
funcionamiento de las unidades.

Agreg que

El Estado Mayor es una unidad que debe actuar en forma conjunta


para asistir al Comandante y para concretar la operacin o misin que le fue
asignadaen caso de existir una operacin militar, todos esos elementos
deben ponerse de acuerdo y aportar el personal para tener la inteligencia
necesaria con el objeto de efectuar la operacin, para definir el tipo de
operaciones que se emplea en cada caso de acuerdo a la inteligencia que se
haya trabajado sobre el blanco o la operacin, la logstica que implica el
movimiento de la tropa, y el armamento.

Es as que deben actuar en conjunto y todos son coordinados por el Jefe


del Estado Mayor, quien representa al Comandante ante los distintos Jefes de
cada una de las divisiones.

En sentido similar declar el testigo Horacio Ballester.

Ahora que expusimos en qu consiste un Estado Mayor y cmo


funciona el comando orgnico en una unidad militar, para que se comprenda
correctamente el funcionamiento del Ejrcito durante el Terrorismo de Estado,
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y no incurrir en equivocaciones que podran conducir a soslayar la
responsabilidad correspondiente a alguno de los acusados, hace falta que
hagamos algunas aclaraciones sobre lo que acabamos de decir.

Y esto es as porque la dependencia orgnica no era la nica relacin


que exista entre los Jefes o Comandantes de las distintas unidades militares.

Las unidades militares no son compartimentos estancos y cerrados,


se relacionan con el resto de la fuerza tambin por otros canales.

Se advierten otro tipo de relaciones basadas, por ejemplo, en la


especialidad tcnica, como ocurre en el rea del servicio de inteligencia.

Sobre esto Ballester explic que adems del canal de comando, existe
el canal tcnico, que es por materia. Dijo que se da, por ejemplo, cuando el
Jefe de inteligencia de la Brigada habla con el Jefe de inteligencia del Cuerpo.

Otro tipo de relacin que hemos advertido a lo largo de este juicio es la


relacin guarnicional, que es la que se da entre distintas unidades que se
encuentran en un mismo territorio, y que son necesarias y funcionales por el
hecho mismo de compartir ese espacio fsico.

El testigo Ballester defini a una guarnicin como "a todos aquellos


militares que se encuentran apostados en un lugar determinado del terreno
del pas, no importa a qu unidad pertenezcan".

Y aclar "que es slo una cuestin de residencia".

En el mbito de una guarnicin, todos los jefes de las unidades


responden al jefe de esa guarnicin, normalmente el ms antiguo, segn
explic el testigo, para asuntos particulares que hacen al hecho de compartir
locacin, como son los asuntos protocolares y los de seguridad, entre otros.

De esa misma manera explic esta relacin el testigo Santiago Mario


Sinpoli, ex Director de Personal del Ejrcito Argentino.

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As, para poner un ejemplo que ayude a ilustrar el punto que queremos
explicar aqu, el Jefe de Inteligencia de un Regimiento, que integra el Estado
Mayor de ese Regimiento, depende orgnicamente del Comandante del
Regimiento, pero si ese Regimiento se encuentra en una Guarnicin militar,
tambin es posible que sea puesto a disposicin del jefe de la Guarnicin por
su Comandante, para los asuntos guarnicionales, para lo cual responder a sus
rdenes.

Por otra parte, ese mismo oficial, por pertenecer al canal tcnico de
inteligencia, reportar tambin a otros oficiales de inteligencia, que pueden
pertenecer a la Brigada, al Cuerpo, a un Destacamento de Inteligencia e
incluso al Batalln de Inteligencia 601.

Est claro que en su funcin principal, cotidiana, ejecuta las rdenes del
Comandante del Regimiento, impartidas a travs del Jefe de Estado Mayor, a
travs de la cadena de comando, pero como vemos, hay materias en las que
existen otro tipo de relaciones.

En este marco, y para terminar de comprender el panorama de las


relaciones que se dan dentro de la fuerza, es preciso abordar los conceptos de
agregacin y asignacin de personal, porque cuando se da alguna de estas
situaciones se producen alteraciones en la cadena de comando normal de los
recursos humanos de que se trate.

Y este punto, como veremos ms adelante, interesa en funcin de la


imputacin que pesa sobre algunos de los acusados en este juicio.

Sobre este tema declar el testigo experto Jos Luis Garca.

De acuerdo con lo que expres, el trmino "agregar" significa que para


el cumplimiento de una misin especfica y, frente a una necesidad, una
unidad le cede temporalmente recursos a otra. Por el contrario, el concepto de
"asignado" se utiliza para realizar operaciones por un tiempo mayor o
indefinido.

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En estos casos, segn expres Garca, el elemento debe estar
disponible, por si se lo necesita, a fin de asignarlo. En cualquiera de los dos
casos, ese personal, mientras est asignado o agregado, entra en la
cadena de comando del Jefe o Comandante al que se aadi el elemento.

El concepto de agregacin tambin surge del ya citado reglamento RC-


3-30 de Organizacin y Funcionamiento de los Estados Mayores, en donde
se seala que a los efectos de la organizacin para el control de las
operaciones se definen cuatro relaciones de comando: asignadas, agregadas,
de apoyo y de control de operaciones.

La relacin de comando agregada se define como la relacin de


dependencia limitada y temporaria de un individuo u organizacin militar,
respecto de la autoridad de un escaln de comando.

La agregacin, a diferencia de la asignacin, tiene una duracin


generalmente temporaria y siempre excluye a la administracin de personal
que continuar a cargo del comando al cual pertenece en forma orgnica o
asignada.

Esto ltimo da cuenta de que la desagregacin no se traduce en que el


Jefe o Comandante de la unidad que desagrega pierde todo control y toda
responsabilidad respecto de lo que ocurre con su subordinado mientras est
bajo las rdenes de otro Jefe.

Garca lo explic de esta manera:

hay una situacin que se mantiene con el Jefe del Regimiento, toda vez
que l es responsable de la formacin y educacin militar en lo que hace a
la conducta y moral

Por lo que el elemento, al retornar a su unidad, debe rendir cuentas. Se


le pregunta y debe responder si estuvieron a la altura de la tarea asignada. Si
tuvo sanciones o reconocimientos. Esa rendicin es independiente de la
misin de combate especfica.

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El Jefe del comando es el encargado de evaluar la conducta y moral de
sus subalternos, no cede la supervisin del control sobre ello, mientras que la
evaluacin para el cumplimiento de la misin especfica la calificacin
est a cargo de la unidad que lo agreg o asign.

Se debe tener en cuenta adems que la solicitud u orden de segregacin


de personal de una unidad para agregarla a otra se dirige al Comandante de la
unidad que segrega, quien debe decidir cules son las personas ms aptas
de su unidad para cumplir la misin para la cual sern agregadas, por lo
que, obviamente, tiene que tener conocimiento de la misin.

Tanto Garca como el testigo experto ofrecido por la defensa


Heriberto Auel destacaron este punto.

Lo expuesto hasta aqu acerca de las diferentes relaciones que pueden


encontrarse en la dinmica interna del Ejrcito nos conduce al principio de
unidad de Comando al que se refirieron diversos expertos en asuntos
militares que declararon en este juicio.

De acuerdo con l, en trminos llanos, para que una Fuerza pueda ser
eficaz en su misin es preciso que sus recursos respondan a una sola cadena
de comando, porque de otro modo se generara confusin y sera imposible
llevar a cabo la actividad correspondiente.

Est definido en el Reglamento para la Conduccin de las Fuerzas


Terrestres como la asignacin a un solo comandante de la autoridad requerida
para obtener unidad de esfuerzos en el empleo de la totalidad.

All tambin se establece que en toda organizacin militar el comando


se ejerce a lo largo de una cadena perfectamente definida (que es la cadena de
comando); y que el principio de unidad de comando debe ser respetado de tal
modo que cada personal u organizacin tenga conocimiento exacto del
escaln de comando del que depende.

Ahora bien, la vigencia de este principio debe ser interpretada en el


contexto al que venimos haciendo referencia, que da cuenta de la existencia de

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otro tipo de relaciones entre las unidades y oficiales dentro del Ejrcito, y
tambin debe ser interpretada en relacin a necesidades concretas surgidas en
relacin con el cumplimiento de las misiones impuestas a sus subordinados
por el Comando en Jefe.

En nuestro caso, como en seguida veremos, la misin de aniquilar a la


subversin.

En este sentido, si bien el testigo experto Sinpoli primero neg


contundentemente la posibilidad de doble comando, no slo reconoci la
existencia de otro tipo de relaciones, de carcter tcnico, funcional y
guarnicional, sino que luego lleg a admitir que excepcionalmente se podra
establecer un doble comando, en cuyo caso sera imperativo que ello estuviera
expresamente determinado en una orden.

En efecto, la posibilidad de que los recursos humanos del Ejrcito


respondan y/o reporten a comandos diferentes en relacin a diferente tipo de
tareas, no obsta al principio de unidad de comando, porque, como veremos, de
la doctrina militar que surge de la normativa incorporada al debate, se
desprende claramente que para obtener xito en una misin militar,
especialmente en la vinculada con la represin, resultaba fundamental la
ejecucin de una accin coordinada y dinmica.

Y esto no significa aceptar el caos y la confusin en el mbito de la


fuerza. Slo significa que las cadenas de comando constituidas pueden ser
suplidas, e incluso superpuestas por otras, para momentos concretos y para
asuntos concretos, todo lo cual, por supuesto, debe estar claramente
preestablecido y comunicado, con lo cual se evitan las confusiones que el
principio de unidad de comando pretende evitar.

Es que, en realidad, esto no significa la existencia de un doble comando,


que presupone que para el desarrollo de una misma actividad hay dos
superiores directos de la misma jerarqua, sino que implica que una misma
persona debe cumplir dos actividades diferenciadas; y respecto de cada una
de ellas tiene un nico comando.

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2. Contexto histrico del Golpe. Normativa militar

Vamos a exponer ahora brevemente cul era el contexto histrico el


24 de marzo de 1976 en relacin con la implementacin del plan del
ejrcito

El 24 de marzo de 1976 la Junta Militar asumi el gobierno del pas.


Como seala Mario Rapoport, estaba integrada por quienes hasta el da
anterior haban sido los comandantes en jefe del gobierno constitucional:
quienes juraron hacer observar fielmente los objetivos bsicos y los
estatutos para el proceso de reorganizacin de la Nacin Argentina.

Los golpistas justificaron la interrupcin del funcionamiento de las


instituciones argumentando el propsito de terminar con el desgobierno, la
corrupcin y el flagelo subversivo.

No nos explayaremos aqu acerca de los antecedentes inmediatos del


golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, porque ya lo han hecho la mayora
de las querellas y ha sido exhaustivamente explicado en la sentencia de la
Cmara Federal en la causa 13/84, y en muchas otras, incluso en una de este
mismo Tribunal as como de otros tribunales de nuestro pas en causas por
delitos de lesa humanidad similares a los que son objeto de este debate.

Es decir, nos referimos a los decretos del PEN 1369/74 (que estableci
el estado de sitio), 261/75 (que dispuso la intervencin del Ejrcito en
Tucumn) 2770, 2771 y 2772 (por los cuales se instituyeron el Consejo de
Seguridad, el Consejo de Defensa, la subordinacin a este ltimo de la polica
federal y del servicio penitenciario, y la fatdica orden de aniquilar a la
subversin).

S vamos a detenernos brevemente en otras cuestiones que nos interesa


destacar.

El 15 de octubre de 1975 se firm la Directiva 1/75 del Consejo de


Defensa que implement la forma en que las Fuerzas Armadas y de Seguridad
iban a llevar a cabo la denominada lucha antisubversiva.

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Resulta claro que en general las reglamentaciones tienen que adecuarse
a la realidad. Y la realidad histrica respecto del rol de las fuerzas armadas en
nuestro pas refleja una marcada preeminencia por parte del Ejrcito.

Fue as que la responsabilidad primaria qued justamente en cabeza del


Ejrcito; y bajo su control operacional quedaron la Polica Federal, las policas
provinciales y el Sistema Penitenciario Federal; e incluso se dispuso que la
SIDE quedara tambin bajo su control funcional.

Esto, insisto, tena que ver con el rol preeminente que el Ejrcito
tradicionalmente desempe respecto de las dems fuerzas armadas.
Quizs estamos aclarando lo obvio, pero el Ejrcito era la fuerza que en ese
entonces tena la mayor cantidad de unidades, tropas y armamentos, ubicados
hasta en los lugares ms recnditos del pas.

Esta directiva del Consejo de Defensa fij 6 zonas prioritarias para la


accin represiva. As se determin que prioritariamente deba abocarse a las
provincias de Tucumn, Crdoba, Santa Fe, las ciudades de Rosario, Capital
Federal y La Plata y sus inmediaciones (punto 3, acpite ideas rectoras).

Con el fin de instrumentar el mencionado plan, el territorio nacional se


organiz conforme a una divisin que haba hecho el Ejrcito en 1972 y que
comprenda cuatro zonas que coincidan con la divisin de los Cuerpos del
Ejrcito que estaban a cargo de un General de Divisin. Estas zonas, a su vez,
se dividan en subzonas, y las subzonas en reas e incluso subreas.

En los Anexos complementarios a la Directiva se estableci la


estructura de los regmenes funcionales de Inteligencia, Accin Psicolgica y
de Enlace Gubernamental; y se dispuso que estuvieran organizados a nivel de
las Zonas, Subzonas y reas, las que seran las encargadas de coordinar las
actividades.

En consonancia con esto, lo mismo se estableci en la Directiva del


Ejrcito que complement la anterior y que se conoce como 404/75.

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Segn sus trminos, la misin de la fuerza consista en operar
ofensivamente contra la subversin en el mbito de su jurisdiccin y fuera
de ella en apoyo de las otras FF.AA..

Para ello, se le concedi a los comandos de Zona libertad de accin


para intervenir en todas las situaciones en que se apreciaran
connotaciones subversivas, y se especific que los Comandos de Zona y las
Jefaturas de todos los niveles tuvieran la responsabilidad directa e
indelegable en la ejecucin de la totalidad de las operaciones.

Una de las modificaciones que introdujo esta Directiva en relacin con


el Plan de Capacidades de 1972, fue en lo relativo al Comando de Institutos
Militares, al que se le asign como jurisdiccin territorial la correspondiente a
la guarnicin militar de Campo de Mayo, y se dispuso que el resto del mbito
territorial que le corresponda, pasara a la Zona 1.

Enseguida volveremos sobre este punto en particular y sobre el asunto


de la divisin territorial en general, que es de crucial inters en este juicio.

La Directiva tambin se refera a las reglas de procedimiento para las


detenciones y los allanamientos, lo que luego se estableci con mayor detalle
en el Procedimiento Operativo Normal n 212/75 titulado Administracin de
personal detenido por hechos subversivos.

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Plan del Ejrcito contribuyente al Plan de Seguridad Nacional

En febrero de 1976, las Fuerzas Armadas establecieron un Plan que,


esencialmente, consista en llevar a cabo el Golpe de Estado, y que
obviamente fue concebido a escondidas del gobierno democrtico.

Este plan fue el Plan del Ejrcito contribuyente al Plan de Seguridad


Nacional.

La excusa oficial para usurpar el gobierno fueron las supuestas


necesidades impuestas por la llamada lucha contra la subversin, lo que se
desprende expresamente del punto 6, ttulo Encubrimiento, donde dice que

En la medida de lo posible, todas las tareas de planeamiento y


previsiones a adoptar emergentes del presente plan, se encubrirn bajo las
previsiones y actividades de la lucha contra la subversin.

El concepto de la operacin consista en destituir al gobierno en todo el


mbito nacional y asegurar que sus miembros quedaran a disposicin de las
futuras autoridades; realizar todas las acciones que facilitaran la constitucin y
funcionamiento del nuevo gobierno militar; asegurar el orden y
funcionamiento del pas a partir del da D y sostener y asegurar el
cumplimiento de las medidas que adoptara el gobierno militar.

En la ejecucin del plan se consideraban como fuerzas amigas a la


Armada y a la Fuerza Area, las que deban realizar juntamente con el Ejrcito
las operaciones necesarias para asegurar la destitucin del Gobierno en todo el
territorio nacional y facilitar la asuncin del gobierno militar mediante:

La detencin del PE y las autoridades nacionales, provinciales y


municipales que sean necesarias; la detencin de personas del mbito
poltico, econmico y gremial que deban ser juzgadas; la proteccin de
objetivos y el apoyo del mantenimiento de los servicios pblicos esenciales
que se determine entre otras.

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Respecto de las Policas Federales y Provinciales dispona que

a partir del da D a la hora H, personal superior de las FFAA


procedern a hacerse cargo de las jefaturas correspondientes. A partir de ese
momento los efectivos policiales contribuirn en el accionar de las FF AA
mediante: el mantenimiento del orden, el cierre y custodia de sedes
pertenecientes a entidades polticas y sindicalesy toda otra accin que les
impongan los comandos jurisdiccionales.

Es importante destacar que, de conformidad con la tesitura ideolgica


que sirvi de fundamento a la llamada guerra contra la subversin y al
Golpe, el Anexo 2 del Plan defina como oponente o enemigo a:

...todas las organizaciones o elementos integrados en ellas existentes


en el pas o que pudieran surgir del proceso, que de cualquier forma se
opongan a la toma del poder y/u obstaculicen el normal desenvolvimiento del
Gobierno Militar a establecer....

En el punto B titulado Caracterizacin del Oponente se clasificaba


como Activos a quienes a esa fecha se opusieran al Golpe, o pudieran
obstaculizar el desenvolvimiento del futuro gobierno militar; y como
Potenciales a los que en el futuro pudieran adoptar esa postura.

Los oponentes activos fueron clasificados en organizaciones poltico-


militares, organizaciones polticas y colaterales, organizaciones gremiales,
organizaciones estudiantiles y organizaciones religiosas.

Haba distintos grados de prioridad. En la Prioridad I ingresaban las


personas que, desde la perspectiva de las Fuerzas Armadas, tenan mayor
incidencia negativa en la estabilizacin y solucin de lo que identificaban
como el problema social. Se estipulaba que sus dirigentes fueran objeto de
los Equipos Especiales afectados a la detencin de personas.

En la Prioridad II estaban las personas que probablemente se


manifestaran, al menos parcialmente, contra el nuevo gobierno. Ellos tambin
seran objeto de detencin.

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Como Oponente Potencial estaban las Personas vinculadas, a las
que se las defina como las relacionadas al quehacer nacional, provincial,
municipal o a alguna de las organizaciones sealadas, a quienes les fuera
imputable cierta responsabilidad por lo que llamaban el caos que atravesaba
la Nacin.

Tambin se incluy a cualquier persona que pretendiera entorpecer o


afectar en algn grado el supuesto proceso de recuperacin del pas.

En honor a ello, de inmediato las medidas represivas se extendieron al


mbito laboral y poltico. Se suspendi el derecho de huelga, se elimin el
fuero sindical y muchos dirigentes gremiales fueron detenidos.

Fuerzas combinadas de seguridad ocuparon las principales plantas


industriales del pas y, mientras las empresas despedan activistas sindicales y
obreros involucrados en actividades huelgusticas, numerosos trabajadores
eran detenidos y llevados en camiones militares, de acuerdo con listas
negras previamente confeccionadas.

Esto es lo que describa Rodolfo Walsh en su Carta Abierta a la Junta


Militar:

Depositarios de una culpa colectiva abolida en las normas civilizadas


de justicia, incapaces de influir en la poltica que dicta los hechos por los
cuales son represaliados, muchos de esos rehenes son delegados sindicales,
intelectuales, familiares de guerrilleros, opositores no armados, simples
sospechosos a los que se mata para equilibrar la balanza de las bajas segn
la doctrina extranjera de cuenta-cadveres que usaron los SS en los pases
ocupados y los invasores en Vietnam.

b. El Golpe

As llegamos al 24 de marzo de 1976 cuando las FF.AA. derrocaron


al gobierno constitucional y asumieron el control de los poderes pblicos,
en un autodenominado Proceso de Reorganizacin Nacional.

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Asumieron el poder alegando contener la disolucin progresiva del
Estado, el caos generalizado y la situacin de extrema indefensin social []
respecto de [] un pueblo que aprendi duramente que el abuso de la
libertad es causa de enfermedad social. Leemos esto en el prlogo de
Evolucin de la delincuencia terrorista en la Argentina, elaborado y editado
por el P.E.N. el 30 de noviembre de 1979.

A partir de aquel da las instituciones del Estado consolidaron un plan


clandestino y sistemtico de represin a travs del dictado del Acta, el
Estatuto y el Reglamento del Proceso de Reorganizacin Nacional, en
ejercicio de un poder constituyente de hecho.

El Estatuto sustituy parcialmente a la Constitucin Nacional sin


derogar, entre otras normas, las disposiciones del Cdigo Penal de la Nacin
y los respectivos ordenamientos procesales; tampoco se previeron o
dispusieron en el plano legal excepciones de ningn tipo para la aplicacin de
estas normas.

Lo que se pretende dejar en claro en este punto es que, incluso bajo el


rgimen militar, existi un sistema de normas que condenaba el secuestro,
la tortura y el asesinato y prevea el castigo para sus autores.

La Cmara Federal, en la sentencia en la causa 13 sostuvo que

el golpe de estado del 24 de marzo de 1976 no signific un cambio


sustancial de las disposiciones legales vigentes a esa fecha en punto a la
lucha contra la subversin.

sin la declaracin de zonas de emergencia que posibilitaran el


dictado de bandos (art. 43 de la ley 16.970 y arts. 131/139 del Cdigo de
Justicia Militar), el sistema imperante slo autorizaba a detener al
sospechoso, alojarlo ocasional y transitoriamente en una unidad carcelaria o
militar, e inmediatamente disponer su libertad, o su puesta a disposicin de la
justicia civil o militar, o bien del Poder Ejecutivo (v. Directiva 404/75, Anexo
6 Bases Legales, PON 212/75 y DCGE 217/76; Placintara/75, Anexos
"E" y "F").

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Esto slo sufri una pequea modificacin con el dictado de la ley
21.640 (de noviembre de 1976) que autoriz a las fuerzas armadas a actuar
como autoridad preventora, ms de acuerdo a las reglas del Cdigo de
Procedimientos en Materia Penal.

Si bien la estructura operativa sigui funcionando igual, el personal


subordinado a los Comandantes detuvo a gran cantidad de personas, las
aloj clandestinamente en unidades militares o en lugares bajo dependencia
de las fuerzas armadas, las interrog con torturas, las mantuvo en
cautiverio sufriendo condiciones inhumanas de vida y alojamiento y,
finalmente, o se las legaliz ponindolas a disposicin de la justicia o del
Poder Ejecutivo Nacional, se las puso en libertad, o bien se las elimin
fsicamente.

Tal manera de proceder supona la secreta derogacin de las normas


en vigor, lo cual respondi a planes aprobados y ordenados a sus
respectivas fuerzas por los comandantes militares.

Sres. Jueces: Hasta aqu explicamos someramente cul era la estructura


existente en el Ejrcito, cules fueron las bases sobre las que se organiz la
llamada lucha contra la subversin y cmo se ejecut el Golpe de Estado en
1976.

Ahora vamos a profundizar sobre algunos aspectos concretos de la


estructura represiva que fue adoptada y rigi durante el perodo 1976-1983.

En primer lugar, hablaremos de la divisin del territorio de la Nacin,


luego nos referiremos a la dinmica de funcionamiento de esa estructura para
luego abordar en forma particularizada la estructura y funcionamiento de la
rama de las actividades de inteligencia.

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Hacia el final, explicaremos la relacin que existi entre esta estructura
represiva y el Plan u Operacin Cndor.

3. Estructura represiva.

a. Divisin propiamente dicha.

A esta altura de las investigaciones sobre los hechos ocurridos en


nuestro pas por esos aos, se encuentra probado que la principal caracterstica
de la organizacin de las fuerzas para la represin fue la divisin del territorio
nacional.

La testigo Mare Monique Robin expuso en su libro y en su


declaracin testimonial, que la divisin territorial de la Argentina se realiz
conforme a la tcnica de cuadriculacin desarrollada en Argelia, por lo que
las tcnicas argelinas no solamente fueron utilizadas en cuanto a la
doctrina de la represin y tortura, como vimos, sino tambin en cuanto a
la organizacin territorial de esas actividades represivas.

En igual sentido declar Horacio Ballester, quien agreg que "con


motivo de la doctrina de la escuela francesa, se realiz una zonificacin en el
pas, a fin de localizar y combatir a los subversivos del Movimiento
Comunista Internacional."

As, sobre la base de la estructura de Cuerpos, Brigadas y Unidades de


Combate y Apoyo al Combate desplegados en todo el pas, se establecieron
las comandancias de las Zonas, Subzonas, reas, y Subreas, respectivamente.

Ahora, cul fue el sentido de esta cuadriculacin?

En este punto creemos que es relevante sealar que, conforme a esta


organizacin territorial, los comandantes de las respectivas Zonas, Subzonas,
reas y Subreas quedaron a cargo de la ejecucin del plan represivo en
sus correspondientes mbitos, lo que inclua el control operacional sobre las
fuerzas de seguridad y penitenciarias (punto 8 Directiva).
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Cuando hablamos de control operacional nos estamos refiriendo a la
responsabilidad sobre la ejecucin de las acciones represivas que realizaran
los miembros de esas fuerzas.

En el libro de Robin, en el captulo que aborda la exposicin el llamado


Proceso de Reorganizacin Nacional, cita las palabras de Videla en 1998,
quien haba dicho lo siguiente:

la incorporacin de la doctrina operativa era antigua, al igual que


la hiptesis de una subversin interna. Se remonta a 1962 con la experiencia
de Argelia. El hecho de dividir el pas en cinco zonas, y cada una de ellas en
subzonas, exista desde haca largo tiempo. Cuando llega 1976, lo nico que
queda por hacer es desempolvar la alfombra

Estas palabras tambin fueron citadas en el libro El Dictador,


incorporado al debate.

La testigo Vernica Almada explic que

El sistema de responsabilidades de las fuerzas armadas en lo que


atae a la Lucha contra la Subversin, para el ao 1975 se regula por la
(Directiva) 404/75 y, luego de la implementacin del Operativo
Independencia, implica para las fuerzas armadas la nacionalizacin de la
Lucha contra la Subversin, porque ordena aplicar en todo el pas la
capacidad ofensiva en funcin del aniquilamiento del enemigo, en ese
momento, denominado subversivo.

Como la doctrina de la contrasubversin indicaba que el enemigo


permaneca oculto en la poblacin civil, el control total sobre esa poblacin
y, por ende, el territorio donde sta se encontraba, resultaba crucial.

Y la mejor forma de controlar un territorio es dividirlo y


descentralizar la accin represiva.

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Tal como definieron Horacio Ballester y Vernica Armada, la pauta
de trabajo de la Dictadura fue la de la direccin centralizada y la ejecucin
descentralizada.

Es as que, como ya dijimos, el pas qued dividido en las cuatro Zonas


que correspondan a los cuatro Cuerpos del Ejrcito, a las que en mayo de
1976 se sum otra a raz de la reestructuracin de la Orden Parcial 405/76, que
qued a cargo del Comando de II.MM.

Al respecto, Ballester record que la zonificacin de los cuerpos del


Ejrcito fue creada por la comisin especial de reestructuracin en el ao
1962, donde quedaron configuradas las cuatro zonas de cuerpo del Ejrcito
que dividieron el pas.

Sin perjuicio de ello, al momento de hacer la zonificacin en la poca


de la ltima dictadura militar, la Zona I comprenda el norte de la provincia de
Buenos Aires y la provincia de La Pampa.

Como abarcaba a casi la mitad de la poblacin del pas, incluyendo todo


el sector fabril del corredor litoral que va de Zrate a San Nicols, se dividi y
surgi la Zona IV.

As, las jurisdicciones quedaron establecidas de la siguiente forma.

La Zona I abarcaba el territorio correspondiente a la provincia de La


Pampa, la Capital Federal, y la Provincia de Buenos Aires, a excepcin de la
zona Sur de la provincia que qued bajo responsabilidad del Comando de
Zona V, y de algunos partidos del conurbano bonaerense que a partir de mayo
de 1976 quedaron bajo jurisdiccin del Comando de II.MM.

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A la Zona II correspondan las provincias de Santa Fe, Entre Ros,
Corrientes, Misiones, Chaco y Formosa.

La Zona III contena los territorios correspondientes a Crdoba, San


Luis, Mendoza, San Juan, La Rioja, Catamarca, Santiago del Estero,
Tucumn, Salta y Jujuy.

Al comando de la Zona IV que fue creada con posterioridad al Golpe


mediante la Orden Parcial n 405/76, se le asign responsabilidad sobre los
partidos de Tres de Febrero, San Martn, Vicente Lpez, San Isidro, San
Fernando, General Sarmiento, Tigre, Pilar, Exaltacin de la Cruz, Zrate y
Campana, que originalmente estaban abarcados por la Zona I.

Finalmente, la Zona V abarcaba el sur de la Provincia de Buenos Aires,


Ro Negro, Neuqun, Chubut, Santa Cruz, y Tierra del Fuego.

Algunos Comandantes de Brigadas quedaron a cargo de las Subzonas,


aunque en muchos casos este rol qued en cabeza del segundo Comandante
del Cuerpo, como es el caso de la Capital Federal, entre otros.

Los comandos de las reas, en general, quedaron a cargo de los Jefes de


las diversas unidades de Combate o de Apoyo al Combate dependientes de las
Brigadas, de acuerdo con criterios que tenan que ver con diversas cuestiones,
como el lugar donde estaba ubicada la unidad, la extensin territorial de la
Subzona y, en general, las necesidades propias de la actividad que se estaba
desarrollando.

Incluso, en algunos casos se consider el peso que significaban las


ineludibles actividades normales o administrativas que tenan las unidades.

A esto se refiri la testigo Vernica Almada, quien especficamente


dijo que

la cantidad de sub-zonas y reas dependa del territorio, de la


prioridad asignada y luego de la composicin. Algunas zonas tenan muchas
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sub-zonas y otras no... La organizacin variaba en funcin del territorio y de
las actividades que se desempeaban.

Y en sentido similar, Ballester mencion que

"las zonas estaban a cargo de los comandantes de cada cuerpo, quienes


decidan cuntas sub-zonas iba a haber en cada zona, al igual que con las
reas

La divisin de sub-zonas y de reas guarda relacin con los


regimientos y batallones, ya que el comandante de brigada era el comandante
de la sub-zona, cuya misin era el control de la poblacin".

Cada una de las reas implic entonces la asignacin de un territorio


bajo la responsabilidad del jefe de ese estamento del poder represivo militar.

En algunos territorios, por otra parte, la divisin lleg al establecimiento


de comandos de subreas, e incluso subdivisiones de stas.

Ahora bien, si bien, como dijimos, la responsabilidad primaria sobre


las operaciones represivas qued en cabeza de los respectivos miembros
del Ejrcito que estuvieran a cargo de las sub-reas, reas, subzonas y zonas
del territorio de las que se tratase, se establecieron jurisdicciones que
quedaban bajo el control de la Fuerza Area y de la Armada Argentina, ello
sin perjuicio de la actuacin coordinada y conjunta, a la que ya nos
referiremos.

Sres. Jueces: Es importante que se comprenda que lo que denominaron


"guerra contra la subversin" no cambi la organizacin existente en las
fuerzas; ello no ocurri ni en el Ejrcito, ni en la Armada ni en la Fuerza
Area.

En todos los casos lo que se hizo fue montar sobre las estructuras
vigentes, una organizacin destinada al cumplimiento de la misin
represiva, que funcion de manera simultnea y superpuesta con la
administrativa, claro que adaptando aquello que fuera necesario adaptar en
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pos de la eficacia de la misin de aniquilamiento de la denominada
subversin.

A este respecto, es importante destacar que la Directiva 404/75


dispona que el empleo de las fuerzas disponibles deba hacerse respetando, en
lo posible, las funciones normales de cada una de ellas.

Esta es la premisa de la que se parti y que implic la superposicin


de la estructura represiva sobre la preexistente. Esta misma disposicin la
encontramos nuevamente en la Directiva 504/77.

A pesar de que muchos de los aqu acusados arguyeron en alguna


instancia de su defensa, que no era materialmente posible hacer las dos cosas
al mismo tiempo, lo cierto es que no slo era eso lo que estaba previsto sino
que es lo que efectivamente ocurri, tal como se desprende de diversos
elementos de prueba.

Para citar slo algunos de ellos, por ejemplo, en el Informe del Grupo
de Trabajo sobre Archivos de las FF.AA. relativo al Colegio Militar de la
Nacin, se cita el documento de la Orientacin para el ao 1977 efectuada por
su entonces Director, que tiene un apartado sobre la llamada lucha la
subversin en el que se lee lo siguiente:

el CMN tiene un rea de responsabilidad en esta lucha: la misin es


aniquilar al delincuente subversivo en ella. Para cumplirla organizar los
medios, educar a su personal y no escatimar ningn esfuerzo hasta lograr
la erradicacin de la subversin en la jurisdiccin que le corresponde

Para que esta intencin sea compatible con la misin de formacin que
tiene el instituto, afirma que se tendr en cuenta una separacin adecuada
de ambas actividades () no obstante, todos aportaran con su accin de
combate el logro del xito definitivo.

En sentido similar, se incorpor al debate la declaracin indagatoria del


fallecido Adolfo Sigwald, quien fue Comandante de la Subzona 1.1 durante
1976.

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En ella, a la pregunta relativa a si su Subzona haba grupos de tareas
contest que:

en la lucha contra la subversin actu(aron) los efectivos de la


Brigada en forma rotativa, no haba fuerzas de tareas fijas.

Y agreg al producirse, esta rotacin era que permita que se


desarrollaran las otras actividades normales de cualquier unidad o tropa.

Esto adems coincide con la respuesta que le dio Harguindeguy a Marie


Monique Robin, cuando ella le pregunt si los "escuadrones de la muerte"
tambin fueron una enseanza francesa a los militares argentinos.

l le respondi que en Argentina no hubo "escuadrones de la muerte", y


cito textualmente, "porque todo el Ejrcito haca operaciones de este tipo. En
cada zona o subzona, las unidades militares responsables, entraban en las
casas, detenan a los sospechosos y despus conducan inmediatamente a los
sospechosos a los centros de interrogatorio...".

La otra premisa fue, por supuesto, que en tanto la responsabilidad


primaria en la ejecucin de la represin haba quedado a cargo del Ejrcito,
sta deba ser la prioridad para todos sus recursos, incluso para aquellos que
no estuvieran originalmente destinados a funciones de combate.

Es por eso que la Directiva 404/75, a rengln seguido, estableca que


no obstante lo sealado (es decir, que haba que tratar de respetar las
funciones normales de cada unidad), en operaciones en ambiente urbano la
caracterstica fundamental debe ser la integracin de personal y medios en
los elementos de ejecucin.

En definitiva, lo cierto es que la organizacin tradicional para tiempos


de paz, o administrativa, como la llamaron algunos de los testigos expertos,
sigui funcionando a la par de la estructura operacional.

Los ajustes que se hicieron tuvieron que ver con la existencia de


territorios prioritarios en trminos estratgicos, de acuerdo con su densidad de
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poblacin o al nivel de influencia en el lugar de las organizaciones polticas
definidas como enemigas.

De acuerdo con las palabras de la testigo Vernica Almada,

a medida que se avanzaba en lo que la fuerza llamaba combate contra


los elementos subversivos, se establecan prioridades; por ejemplo, la Orden
n 404/75 tena como primera prioridad a Tucumn, y luego lo extenda a
Crdoba.

Desde ese momento se plantea la Lucha contra la Subversin


urbana. A partir del dictado de esa Orden, los centros urbanos comenzaron
a ser prioritarios.

La funcin de la Orden n 405/76 fue reestructurar las jurisdicciones y


se asigna como prioridad lo que se llam cordn ribereo, rea de la que se
encarga el Comando de Institutos Militares.

Esto, sin embargo, no signific que existieran unidades militares o


recursos ajenos a la llamada lucha contra la subversin.

Como dijimos, toda la fuerza estaba a disposicin de la represin, y esto


se advierte claramente en la Orden de Operaciones 9/77 del Comando del
Cuerpo I, sobre la que volveremos ms adelante.

A los fines de lo que interesa en este punto, baste decir que la orden
dispona la intensificacin de la lucha contra la subversin para el ao 1977,
en el marco de lo cual especficamente adverta que la existencia de territorios
relativamente tranquilos en cuanto al accionar que llamaba subversivo, no
exima a los comandos y jefaturas pertinentes de la necesidad de aplicar en
toda su extensin el concepto y significado de la intensificacin de las
operaciones.

Esto no deja lugar a dudas acerca de que todas las unidades de la


fuerza, y con ello sus respectivos comandantes, tenan una funcin en la
ejecucin de la represin.
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Entonces, volviendo a la estructura organizativa de la fuerza, como
dijimos, se us la estructura existente en todo lo que se pudo, pero tambin se
adapt lo que fue necesario adaptar en funcin de las prioridades
establecidas por el Comando en Jefe.

As, por ejemplo, se lleg a crear un rea all donde no haba una unidad
militar, por la simple razn de que en ese territorio resultaba prioritario el
ejercicio directo del control poblacional. Este es el caso del rea 400 (Zona
Zrate-Campana) que surge de la Orden Parcial 405/76 y a la que se refiri
especialmente la testigo Vernica Almada.

Tambin se adelantaron algunas dependencias a las que se les haban


asignado territorios distantes a donde se encontraban.

Adelantar en este sentido significaba trasladar una parte de la


dependencia o unidad respectiva a algn lugar ubicado cerca o dentro de ese
territorio.

Otro caso en el que se produjo esta adaptacin es el de los institutos de


enseanza.

Al respecto, la testigo Almada record que la orientacin anual del


Colegio Militar de la Nacin explicaba que esa unidad, adems, de formacin
de cuadros de oficiales y cadetes iba a operar en la Lucha contra la
Subversin dentro de la jurisdiccin que se le haba asignado por la
superioridad.

Y que cuando el Grupo de Trabajo de Archivos de las Fuerzas Armadas


relev la documentacin de otros institutos de formacin, se dieron cuenta de
que en la mayora de ellos se daba esta misma situacin.

Es decir que, a pesar de que todos esos institutos funcionaban


normalmente bajo la rbita del Comando de II.MM., de acuerdo con la Orden
n 404/75, aquellos que estuvieran emplazados en otras jurisdicciones
deban responder a la comandancia de la jurisdiccin donde estuvieran.

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Y esto es as porque, como sealan las Directivas, la prioridad de toda la
fuerza era la ejecucin de la misin de represin de lo que denominaban el
enemigo subversivo, y toda unidad o subunidad, cualquier recurso de la
fuerza que se encontrara dentro de una Zona, Subzona, rea o Subrea
de Defensa, responda a esos efectos al comandante de ese territorio.

Tambin en este sentido, teniendo en cuenta las zonas establecidas


como prioridad, en las diversas rdenes que fueron incorporadas al debate, se
dispona la asignacin temporaria de personal de una unidad a otra;
concretamente en algunas de ellas se habla directamente de la agregacin de lo
que denominan equipos de combate que, por supuesto, deban primero ser
segregados de otra unidad, donde no existiera el mismo grado de prioridad.

Asimismo se dispuso que varios comandantes constituyeran una reserva


que tambin poda ser un equipo de combate o incluso una organizacin
mayor, a disposicin del Comando de Zona, Subzona o rea, para el caso de
ser necesario su uso.

Respecto de la distribuciones de recursos, contamos con el organigrama


de Organizacin y prioridades de equipamiento de los equipos de combate y
secciones de contrasubversin correspondiente al ao 1976, que fue hallado
en el Archivo General del Ejrcito, y aportado al debate por la testigo Almada.

Otros ejemplos claros de la reasignacin de recursos en pos de


prioridades surgen de la Orden Parcial 405/76 y la Orden de Operaciones
9/77.

De este modo, no slo se produjo la superposicin de una forma de


organizacin sobre la otra, sino que las Directivas y rdenes vinieron a
complementar la estructura orgnica tradicional para que se pudiera llevar
adelante la represin.

Se trat de la reorganizacin de los recursos materiales y humanos a los


fines de la lucha contra la subversin, y en la disposicin de una cadena de
comando en funcin de esa misin especfica.

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PAUSA

En cuanto a cmo qued dividida en su interior cada Zona, como ya fue


especificado por las querellas y como lo trataremos detalladamente cuando
ingresemos al anlisis de la responsabilidad de cada uno de los acusados en
particular, por el momento slo mencionaremos el territorio correspondiente a
las Subzonas en las que cumplieron funciones los aqu imputados:

En este sentido, la Zona I tena siete Subzonas. Entre ellas, en lo que


aqu interesa, estaban:

- la correspondiente al territorio de Capital Federal, la que a su vez se


fraccion en siete reas, y;

- la Subzona 1.1, que a su vez, se divida en siete reas, abarcaba las


localidades de San Andrs de Giles, Lujn, Mercedes, General Rodrguez,
Marcos Paz, General Las Heras, Navarro, Lobos, Cauelas, Esteban
Echeverra, Lomas de Zamora, Avellaneda, La Matanza, Quilmes, Florencio
Varela, Berazategui, Almirante Brown, La Plata, San Vicente Brandsen,
General Paz, Monte, Lans, Berisso y Ensenada.

Dentro de la Zona II, por su parte, se establecieron cuatro Subzonas, de


las cuales nos interesa en particular:

- la Subzona 2.3, fraccionada en cinco reas, a la que correspondan las


provincias de Misiones, Chaco, Formosa y los departamentos de Capital, San
Cosme, San Luis del Palmar, Empedrado, Saladas, Bella Vista, Lavalle, Goya
y Esquina, de la provincia de Corrientes.

La Zona III, por su parte, qued seccionada en tres Subzonas. No


tenemos personas actualmente imputadas en este debate por su actuacin en
este territorio.

La Zona IV, se dividi directamente en nueve reas, sin Subzonas.

Sobre esto, la testigo Almada explic que


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Esa Zona 4 no tena sub-zonas, sino que slo tena reas. La
caracterstica particular era que estaba a cargo del Comando de Institutos
Militares y que de ese Comando dependan las Escuelas de Armas, los Liceos
Militares y el Colegio Militar de la Nacin, siendo que cada uno de esos
institutos de formacin tambin oper en el combate de la Lucha contra la
Subversin.

la Zona de Defensa 4 se dividi slo en reas, porque el Comando de


Institutos Militares no es un Cuerpo de Ejrcito y tampoco tiene Brigadas.

A cargo de las reas, en trminos generales, puesto que todas las


Directivas y Reglamentos establecen que la organizacin es flexible, estaban
las unidades dependientes de las Brigadas.

Sin perjuicio de ello, poda suceder que a cargo estuvieran unidades de


otras fuerzas. Aclara que las Escuelas son unidades de formacin, pero
adems son unidades de combate.

En la Zona 4, las reas estaban a cargo de las Escuelas, es decir, de los


Comandantes o Directores de cada una de las Escuelas, dependientes del
Comando de Institutos Militares.

Finalmente, el comando de Zona V, fragment el territorio en cuatro


Subzonas, de las cuales en este juicio hay particular inters en:

- la Subzona 5.2, la que, con cuatro reas, inclua a la provincia de


Neuqun y de la los departamentos de General Roca, El Cuy, Pilcaniyeu,
orquinco, Bariloche y 25 de Mayo de Ro Negro.

Ahora bien, dijimos que la existencia de esta organizacin del territorio


se encuentra contundentemente probada. Ya hemos mencionado una buena
parte de esa prueba, pero a continuacin especificaremos algunas cuestiones.

Adems de la Directiva del Consejo de Defensa n 1/75, corresponde


mencionar la siguiente normativa militar incorporada al debate que da cuenta
de ello:
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La Directiva del Comandante General del Ejrcito n 404/75, a la
que tambin ya nos referimos, remite al Plan de Capacidades de 1972, a cuya
vigencia se refiere en su Anexo 8, en donde se establecen exactamente cules
de sus puntos mantienen vigor, que por lo que puede apreciarse son
prcticamente todos, a excepcin de los relacionados con la jurisdiccin del
Comando de II.MM.

En esta misma Directiva se alude a las funciones de los Comandos de la


Zona I, II, III y V.

La Orden Parcial 405/76 del 21 de mayo de 1976, por su parte, como


ya dijimos, modific la jurisdiccin territorial establecida en la Directiva
404/75 en relacin con la Zona 1 con el objeto de conformar la Zona n 4 bajo
la direccin del Comandante de II.MM, que en ese momento era el aqu
acusado Santiago Omar Riveros.

All tambin se dispuso que el Comandante de la Zona 1, en ese


momento Surez Mason, deba asignar a un comando nico el territorio de la
Capital Federal (la Subzona Capital Federal), cuyo Jefe durante ese ao fue el
fallecido Jorge Olivera Rvere.

Tambin deba asignar un comando nico a los partidos de Morn,


Moreno, Merlo, La Matanza, Esteban Echeverra, Almirante Brown, Lomas de
Zamora, Lans, Avellaneda y Quilmes, los que quedaron, junto con otros, bajo
el Comando dela Subzona 1.1.

Por su parte, la Directiva 504/77 reemplaz al Plan de Capacidades de


1972, as como a la Directiva 404/75 y a la Orden Parcial 405/76, y en cuanto
a los jurisdicciones, a las que se refiere su Anexo complementario n 6, se
explica que para la ejecucin de la misin se conservaran aquellas
establecidas para las Grandes Unidades de Batalla, manteniendo los Cuerpos
de Ejrcito y Comando de Institutos Militares sus zonas de responsabilidad,
as como tambin los territorios reservados a la Armada y a la Fuerza Area.

En esta Directiva se reitera que las jurisdicciones de los Cuerpos de


Ejrcito se denominan Zonas, y que se dividen en Subzonas, reas, Subreas,

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e incluso Sectores y Subsectores; y se seala cmo ser su designacin, esto es
para la zona una sola cifra en nmero arbigo, dos cifras para la subzona,
correspondiendo el primero al nmero de Zona, tres para las reas en las que
el primero indica la Zona y el segundo la Subzona, y as sucesivamente.

En sus apndices, adems, encontramos los mapas indicadores de los


lmites de las Zonas.

Tambin contamos con copia de la Orden de Operaciones 9/77


emitida por el Comando de Zona 1, la que es particularmente elocuente a
este respecto, ya que ah encontramos innumerables referencias a las Zonas,
Subzonas y reas..

Para mencionar algunos ejemplos, dentro del Ttulo Situacin se


menciona, entre otras cosas, que las Zonas 2, 3, 4 y 5 mantienen en sus
respectivas jurisdicciones, que no han variado, las estructuras orgnico
funcionales ya conocidas.

Tambin seala que, en la Zona 1 la incidencia resulta ms


acentuada en la Ciudad de Buenos Aires, Gran Buenos Aires, La Plata y
cordn industrial ribereo, por ser las Subzonas y reas involucradas, objeto
de especial intervencin del accionar subversivo.

Ms adelante, se dan indicaciones especficas para cada Subzona de la


Zona 1, las cuales son mencionadas por su nmero, e incluso para algunas
unidades militares que son instruidas para agregar o desagregar equipos de
combate para determinadas situaciones o a disposicin de determinados jefes,
tanto dentro como fuera de la Zona 1.

A ello se suma que en el distribuidor que puede observarse al final del


cuerpo principal de la Orden, se detallan todas las Subzonas y, entre
parntesis, se indica el Comandante de cada unidad militar a la que se refiere.
As, por ejemplo, en la Subzona 1.1, entre parntesis dice Comandante de
Brigada de Infantera X.

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El Anexo 2 relativo a las jurisdicciones, exhibe un mapa que incluye a
la Zona 1 y a la Zona 4, en el que se especifican los lmites de cada una de las
Subzonas de la Zona 1, y cules son los partidos que las integran. Tambin all
se marca el lmite con la Zona 5.

Asimismo, en su Apndice 1 al Anexo 4 de la Orden, se encuentra el


acta acuerdo entre el Comando de Zona 1 y el Comando de Zona 4, sobre el
que volveremos ms adelante.

Y en el Suplemento 1 al Apndice 1 al Anexo 4, relativo a las


comunicaciones, encontramos mencionadas a las 6 reas de la Subzona
Capital Federal con sus respectivas unidades a cargo, cuyas siglas se indican
entre parntesis.

All mismo, por ejemplo, se dispone que el Destacamento Mvil 1 de


Campo de Mayo, entre otras cosas, adelantar y mantendr en el Comando del
Batalln de Arsenales 101, a disposicin del Jefe del rea IV de la Subzona
Capital Federal, 2 secciones orgnicas, las cuales se relevarn entre s cada
24 horas.

Sobre la determinacin de las jurisdicciones de las Zonas, Subzonas,


reas y Sub-reas, a partir de la normativa militar vigente en aquel momento,
declar tambin la testigo Vernica Almada, quien seal que en el marco de
las tareas realizadas por el Grupo de Trabajo sobre Archivos de las Fuerzas
Armadas, cito sus palabras, han encontrado documentos que la acreditan. En
primer lugar, las Directivas de Ejrcito y las rdenes de Operaciones
refieren a un documento que an no se ha hallado, denominado Plan de
Capacidades Marco Interno (de 1972).

Explic que cada fuerza elabor su plan de capacidades y de all


surge la divisin del territorio en funcin de las tres fuerzas armadas.

Afirm que si bien no tuvieron acceso a ese documento (de 1972), lo


cierto es que toda la documentacin les permite reconstruir la zonificacin
militar.

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Adems, seal que en el marco del trabajo del equipo que integra, esta
informacin que surge de la normativa militar general, se complementa con
otros documentos, como

Los legajos, los expedientes, los sumarios aportan informacin () y


permiten reconstruir la zonificacin, puesto que pueden contener referencias
a la situacin de revista del personal en un rea o una sub-zona, actividades
de reas o sub-zonas; los Libros Histricos tambin mencionan que cierta
unidad se hizo cargo de alguna rea.

Aclar que se trata de una reconstruccin, porque la informacin no


figura detallada en la documentacin general.

En efecto, el resultado de las labores del Grupo de Trabajo al que se


refiri la testigo qued plasmado en los sucesivos informes que elaboraron a
partir de requerimientos judiciales, los que fueron aportados durante su
declaracin e incorporados al debate. Ellos dan cuenta de la estructura a la que
nos estamos refiriendo, tanto a nivel general, como respecto de algunas
jurisdicciones en particular.

Por su parte, el testigo experto Jos Luis Garca, explic claramente lo


que venimos sosteniendo. Dijo que a los fines de la denominada lucha contra
la subversin, y cito:

la institucin Ejrcito se dividi en Cuerpos, de ellos dependan las


Brigadas, cada una de ellas comandaba a los Regimientos (por ejemplo el de
Granaderos o Patricios), de ellos se derivaban las compaas o escuadrones y
de estas ltimas dependan las secciones, mientras que el capilar de base lo
conformaban los grupos.

En virtud de ello haba una cadena orgnica que serva para llevar
adelante las operaciones militares que se le asignaban.

Pero para llevar adelante la lucha contra la subversin, el principal


objetivo era tener el control de la poblacin; por eso se cre una nueva

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estructura de carcter dual. Por un lado, la que ya explic; por el otro, se
generaron las "Zonas de Defensa asignadas a uno por Cuerpo.

Ellas abarcaban distintas regiones, provincias o grupos de provincias,


cada zona se dividi en sub-zona, cada sub-zona se dividi en reas y cada
una de las reas se dividi en sub-reas.

As, a cada elemento de la estructura orgnica la primera que


explic se les asign un espacio territorial. Las zonas, a los Cuerpos; las
sub-zonas al segundo jefe del Cuerpo (tal fue el caso de la Capital Federal).

Como a cada Zona y Sub-zona se le asignaron reas, stas


correspondan a los Regimientos. Cada uno de ellos tuvo un rea geogrfica
bajo su dominio para controlar la poblacin.

Legalmente, la autoridad del Jefe de Regimiento slo se extiende hasta


el umbral del predio; en un territorio ocupado o en zona de conflicto el tema
era distinto.

El Comandante del Regimiento tena el control operacional sobre el


rea (ya que deba controlar el espacio geogrfico que se le asignaba) y,
adems, tena la misin de su propia unidad. Cuando el jefe de Regimiento
necesitaba dividir el espacio, lo fraccionaba en sub-reas. En tal
sentidoprcticamente toda la estructura militar del Ejrcito llev a cabo esa
divisin territorial.

Sobre estas jurisdicciones, tambin declararon en este debate los


testigos expertos Horacio Ballester, quien corrobor lo que venimos
afirmando, y Claudia Bellingheri de la Comisin Provincial por la Memoria,
quien a partir de la utilizacin del software que exhibi, nos ilustr sobre la
existencia de documentos hallados en el Archivo de la ex DIPBA que dan
cuenta de la existencia de las Zonas, Subzonas y reas y de algunos de sus
responsables, adems de otros aspectos a los que nos referimos.

Estos documentos, que fueron acompaados por informes que fueron


incorporados al debate, constituyen partes de inteligencia que mencionan a los

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Comandos de diversas unidades, como comandos de reas, desde donde
proviene o hacia donde se dirige la informacin detallada en ellos.

Ya nos referiremos en particular a algunos de ellos cuando abordemos


los diferentes aspectos de la imputacin.

Coincidentemente, el testigo Sinpoli manifest que la divisin de


zonas y subzonas, surge de los reglamentos militares. sta viene de la divisin
de teatros de operaciones, de retaguardia, zonas de seguridad, etc.

Literalmente dijo: "Es lo que la Polica llama las cuadrculas; slo que
son zonas con otra envergadura.

Otro de los elementos incorporados a la causa sobre la divisin


territorial que existi en nuestro pas es el libro de Jos Luis DAndrea Mohr
titulado Memoria De(b)Vida, en el que se explicitan los lmites de las
Zonas, Subzonas y reas.

DAndrea Mohr integr el CEMIDA, como los testigos Ballester y


Garca. Su declaracin relativa al funcionamiento de la estructura de
inteligencia en relacin con las Zonas, Subzonas y reas, agregada a fs. 298
de la causa n 1976 fue incorporada al debate, en razn de su fallecimiento.

En sentido similar, contamos con la investigacin titulada Sobre reas


y tumbas. Informe sobre desaparecedores de Federico y Jorge Mittelbach,
quienes tambin integraron el CEMIDA.

Ambos autores fueron parte del Ejrcito Argentino, y en esta obra


volcaron su investigacin sobre cul fue la divisin que esa fuerza hizo del
pas durante la ltima dictadura militar.

En ella se detalla no slo la jurisdiccin territorial correspondiente a


cada sector, sino tambin quin fue el militar responsable de cada uno de las
Zonas, Subzonas y reas a lo largo de todo el perodo, y cules fueron los
CCDs que existieron en esos lugares.

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Lamentablemente, no pudimos contar con el testimonio de ninguno de
los dos en este debate, dado que Federico falleci y su hermano Jorge no
estaba en condiciones de declarar, a pesar de lo cual se incorpor su
declaracin brindada en el marco del juicio de la causa n 1261-1268 ante el
Tribunal Oral en lo Criminal Federal n 5.

En relacin con estas investigaciones, como hemos sostenido, a pesar de


que no contamos con el Plan de Capacidades Marco Interno de 1972, existen
algunos documentos que dan cuenta fehaciente de la divisin que existi al
interior de algunas de las Zonas (como, por ejemplo, la Orden de Operaciones
9/77 de la Zona 1), Subzonas y reas.

Tambin hemos visto (y mencionaremos a lo largo de este alegato) otros


documentos y declaraciones, incluso de los propios imputados y de otros
militares fallecidos, que tambin echan luz sobre las jurisdicciones y algunos
de sus responsables.

Se suman a ello documentos de carcter indiciario que, interpretados en


conjunto con el resto de los elementos mencionados, nos permiten concluir la
responsabilidad de los acusados.

Oportunamente analizaremos en detalle la prueba concreta que fue


incorporada a juicio respecto de las jurisdicciones en las que actuaron los
acusados en este debate, pero lo que interesa destacar aqu es que, en este
marco, la obra de los hermanos Mittelbach y la de DAndrea Mohr posee un
singular valor, porque combina los elementos a los que hemos hecho
referencia y concluye, desde el punto de vista de personas versadas en la
normativa militar de la poca y en el funcionamiento de las fuerzas, cul fue la
organizacin concreta de las fuerzas para la represin.

Sobre esto, Horacio Ballester declar que Jos Luis DAndrea Mohr
era un brillante oficial y que haba formado parte del CEMIDA, que escribi
libros muy importantes como Obediencia De(b)Vida y El Escuadrn
Perdido, algunos incluso con Mittelbach.

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Tambin que la investigacin realizada por aqul sobre la zonificacin y
las personas que estuvieron a cargo de las zonas, sub-zonas, reas y sub-reas
es absolutamente cierta y que no recibi objecin alguna, que fue el resultado
de un trabajo de aos.

Lo que dice Ballester es cierto, aunque l desconozca que s existieron


objeciones a estas investigaciones, objeciones que probablemente sean
reiteradas en este debate; y ello porque en esas investigaciones existen algunas
imprecisiones, que son propias de las obras de reconstruccin de esta
naturaleza.

Pero el punto a determinar aqu es si estas imprecisiones, obviamente


las que sean verificadas, son relevantes en este juicio; o si descalifican la obra
en su totalidad.

En este punto, coincidimos con la opinin de la Sala IV de la CFCP en


la sentencia dictada en la causa n 12.038, Olivera Rvere s/recurso de
casacin, y que textualmente dice:

Con respecto a la delimitacin de las reas, cabe formular una


precisin acerca del aporte que surge de los libros Sobre reas y tumbas.
Informe sobre desaparecedores de los hermanos Mittelbach y Memoria de
Vida de Jos Luis DAndrea Mohr.

Ciertamente, el tribunal oral desech su valor probatorio por diferentes


razones. En cuanto a la primera, se sustent fundamentalmente en la
debilidad del testimonio de uno de los coautores, Jorge Luis Mittelbach
prestado en el juicio (la misma que fue incorporada a este debate) y agreg a
ello la endeblez que en su opinin surga de las fuentes consultadas para
la publicacin.

En cuanto a la obra de DAndrea Mohr, el tribunal subray ciertas


inconsistencias puestas de resalto por la defensa de Menndez o apoyadas en
contraposicin con algunos datos cotejados en el libro de los hermanos
Mittelbach.

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Pues bien. No pasa desapercibido que tanto para el tribunal como
para la querella representada por los doctores Varsky y Fernndez, en
impresin compartida, el testimonio de Mittelbach no result contundente en
la audiencia, mas ello no desmerece el valor documental de la obra en lo
sustancial; es decir, como trabajo de investigacin y en cuanto al aporte que
hace a la comprobacin de la existencia de las reas y a su factible
delimitacin.

Por lo dems, los argumentos respecto de las inconsistencias se


refieren a algunos detalles menores, propios de la dificultad que conlleva la
reconstruccin de datos ante el ocultamiento deliberado de la evidencia al
respecto. En ese contexto la entidad de las inconsistencias resulta inapta para
echar por tierra la labor documental efectuada.

Por otra parte, el desmerecimiento de las fuentes tenidas en cuenta


oportunamente por los hermanos Mittelbach slo viene apoyada en una
subjetiva y no fundada apreciacin del tribunal acerca de sus conocimientos
sobre el tema.

Lo expuesto no significa, de todas formas, tomar por cierto datos


incongruentes.

Lo que he querido poner de resalto es que no puede quitarse todo valor


probatorio como ha hecho el tribunal recurrido a documentos
coincidentes entre s en lo sustancial y concordantes con otros indicadores
pues ello se traduce en una valoracin sesgada y por tanto, arbitraria de las
constancias probatorias (art. 398, CPPN).

Aun cuando se decidiera no dar crdito a estas obras, ellas se hallan


corroboradas por los dichos de los propios jerarcas militares hoy
fallecidos que fueron contemporneos de los imputados, en algunos casos
sus superiores, y que prestaron declaraciones que fueron incorporadas al
debate, cuyos relatos tienen coherencia con el resto de la documentacin,
independientemente de que muchos de ellos declararon en calidad de
imputados y que seguramente realizaron tambin otras manifestaciones
tendientes a minimizar su responsabilidad.

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Finalmente, no podemos dejar de mencionar que la existencia de esta
organizacin se tuvo por probada en la sentencia dictada en la causa 13/84 por
la Cmara Nacional en lo Criminal y Correccional Federal, y sucesivamente
en numerosas sentencias dictadas por los Tribunales Orales de todo el pas con
posterioridad a la reapertura de las causas por violaciones a los DD.HH., y por
la Cmara Federal de Casacin Penal actuando como Alzada de esos
Tribunales.

Entre ellas, podemos mencionar las sentencias de las causas 1223


(Ftima) y 1170 A (Mariani-Comes-Barda) y 1268-1261, en la que se conden
a Olivera Rvere como responsable de la Subzona Capital Federal y a uno de
sus jefes de las reas en primera instancia y a otros dos Jefes de rea ante la
CFCP.

Tambin citamos al respecto la causa n 1168 y 1673, en la que se


investig y se juzg el circuito represivo de los centros clandestinos el Club
Atltico, El Banco y El Olimpo; la sentencia dictada en las causas n 2023,
2034, 2043 y 2031 por el Tribunal Oral Federal n 1 de San Martn, por
diversos hechos ocurridos en la jurisdiccin del Comando de Institutos
Militares; la sentencia de la causa Reinhold de Neuqun, la sentencia
dictada en la causa n 1351 relativa al Plan Sistemtico de Apropiacin de
Nios, entre muchas otras.

Ms adelante, profundizaremos sobre el contenido de algunas de estas


sentencias.

II. Funciones de los distintos niveles de comando

Ahora que hemos establecido cul fue la organizacin adoptada por las
Fuerzas Armadas para llevar adelante el plan sistemtico de represin en
nuestro pas, explicaremos cules fueron las funciones que desempearon los
responsables de las Zonas, Subzonas y reas, cules fueron las relaciones que
existieron entre ellos, y cul la estructura de inteligencia montada con esa
misma finalidad, lo que trataremos de manera separada para facilitar la
exposicin.

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Qu es lo que se hizo

A partir del 24 de marzo de 1976, la feroz dictadura se fortaleci en su


objetivo de aniquilar a lo que ellos sindicaron como el enemigo.

Para cumplir ese objetivo, se deline un proceso que a su vez incluy un


modo de operar que consista en: identificar a las personas; arrestarlas;
conducirlas a un lugar de detencin; interrogarlas generalmente con la
imposicin de tormentos; evaluar sus dichos; confrontar sus declaraciones con
las de otras personas en la misma situacin y, finalmente, se tomaba una
decisin (sentencia): poner en libertad a la persona, eliminarla fsicamente o
derivarla a un centro de detencin.

Este modo de operar ha sido descripto y probado en numerosas


sentencias judiciales (en la causa 13 y en la 44, tanto por la Cmara Federal
como por la Corte Suprema al convalidar esos pronunciamientos).

Centralizacin de la conduccin/descentralizacin de la ejecucin

Ya dijimos que la principal caracterstica de la organizacin de las


fuerzas para la represin fue la divisin del territorio nacional. Tambin
explicamos que la razn de esto radicaba en los axiomas doctrinarios de la
guerra contrasubversiva.

Como sealamos, ella postul la idea de un enemigo no tradicional,


oculto en la poblacin civil y confundido con ella, razn por la cual las
acciones para combatirlo deban desarrollarse justamente en ese mbito.

Como tambin mencionamos brevemente, el xito de la estrategia de la


cuadriculacin, en un territorio tan extenso y tan poblado en algunos sectores
como es el de nuestro pas, dependa en buena medida de que se
descentralizara la ejecucin de las operaciones, sin que ello significara
renunciar a un accionar coherente y combinado de todos los recursos de que se
dispona, especialmente los vinculados a la actividad de inteligencia.

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Para ello, haba que coordinar esas operaciones descentralizadas desde
una direccin central, impartiendo pautas generales claras.

Es as que la idea de control poblacional cobr la mayor relevancia


como mecanismo para lograr el xito de la misin general de aniquilar a la
llamada subversin. Mecanismo que inclua la ejecucin de diverso tipo de
operaciones y actividades de inteligencia sobre la poblacin civil.

El Reglamento RC 9-1 de Operaciones contra elementos subversivos,


era muy claro respecto de la estrategia de direccin centralizada y ejecucin
descentralizada: en el punto 4.003, e) especifica que

la direccin del esfuerzo contrasubversivo exige objetivos claros y


multiplicidad de acciones coordinadas y coherentes. Ello ser posible con una
direccin centralizada y una ejecucin descentralizada.

Y explica que una direccin centralizada implica que los esfuerzos que
se desarrollen en todos los campos de la conduccin nacional (poltico,
econmico, social y militar), sean coordinados y concurrentes y respondan a
objetivos claros y concretos, ya que de lo contrario se posibilita

la confusin, el desorden y la superposicin de esfuerzos, de


responsabilidades, de voluntades y de criterios () Una direccin
centralizada que planifique, oriente y grade estos esfuerzos, permitir anular
los factores de perturbacin que favorecern la subversin.

A su vez, ese reglamento textualmente seala que La subversin


plantea la necesidad de responder con una multiplicidad de acciones que ser
difcil poder ejecutar sin la necesaria descentralizacin.

Es por eso que, contina,

mientras la direccin centralizada asegurar la necesaria armona y


coherencia en las operaciones de conjunto, la ejecucin descentralizada
permitir obtener la mxima eficacia en cada uno de los distintos niveles de

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la conduccin y de acuerdo a las prioridades que surjan en los campos
poltico, econmico, social y militar.

Es as que esta estrategia se plasm en las sucesivas directivas y rdenes


dictadas por las fuerzas. Entre ellas, por ejemplo, la Directiva 404/75 establece
como misin general de los comandos de Zona la de operar ofensivamente
contra la subversin en el mbito de su jurisdiccin para detectar y aniquilar
las organizaciones subversivas a fin de preservar el orden y la seguridad de
los bienes, de las personas y del Estado.

Tambin, de acuerdo a ella, constitua una de sus tareas el ejecutar


operaciones a requerimiento y en apoyo de las otras FF.AA.; y conducir con
responsabilidad primaria el esfuerzo de inteligencia de la comunidad
informativa contra la subversin en su jurisdiccin, a fin de lograr una accin
coordinada e integrada de todos los medios a su disposicin.

Adems, los Comandos de Zona deban ejercer el control operacional


sobre fuerzas de seguridad en su jurisdiccin, y el control funcional sobre las
delegaciones de la SIDE en su jurisdiccin.

Por ltimo, para todos los comandos se estableci la misin de lograr


una disminucin del accionar subversivo en el mbito de su jurisdiccin,
adems de otras particulares para cada Zona.

Aqu se advierte claramente lo que significa la centralizacin de la


direccin de la misin, y la descentralizacin de su ejecucin: tanto la misin
general como las misiones particulares que se le dan a los comandos de Zona
en esta Directiva, son las mismas que las que correspondan a la Fuerza de
Ejrcito en general, slo que cada comando deba ejecutarla en su jurisdiccin.

Por eso tambin, como ya dijimos, se determin que los comandos y


jefaturas de todos los niveles tuvieran la responsabilidad directa e
indelegable en la ejecucin de la totalidad de las operaciones, lo que se
repite en la Directiva 504/77 y en la Orden de Operaciones 9/77.

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Es decir, todos los niveles de comando y jefaturas tenan las mismas
misiones y las mismas pautas generales para llevarlas a cabo, claro que cada
cual en su respectivo mbito de responsabilidad, esto es, en su respectivo
territorio.

Es por eso que tambin se estableci que esos comandos tuvieran la


ms amplia libertad de accin para intervenir en todas aquellas situaciones
en que se apreci(ara) que puedan existir connotaciones subversivas (D.
404/75), sin perjuicio de que los niveles superiores conservaran tanto la
responsabilidad como la autoridad sobre ellos, especialmente en lo relativo a
la necesaria coordinacin de la actividades con los comandos de otros
territorios.

Al respecto, la testigo Almada seal que

el Comando de Zona es la autoridad militar sobre la Zona en trminos


de la Lucha contra la Subversin, y abarcaba las sub-zonas y las reas.

La relacin es de mando (de comando), si bien puede delegar cierta


autoridad a los comandos inferiores, no delega la responsabilidad, de
acuerdo a lo que dicen los reglamentos de la fuerza.

Continu explicando que no se delega autoridad en cuanto a que


para la ejecucin de operaciones de un Comando de Zona respecto de un
rea, se puede emitir una orden general y el rea puede ejecutar, pero la
responsabilidad corresponde al rea, a la Sub-zona y a la Zona, ya que no se
delega responsabilidad.

Eso surge del Reglamento de Terminologa Castrense de la fuerza y del


Reglamento del Servicio Interno 200-1, entre otros.

Claudia Bellinghieri lo explic con la siguientes palabras: el poder


operativo se desconcentr, pero no se des-jerarquiz.

Tambin se refiri a esto Horacio Ballester.

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Reiteramos que esto significa que cada comandante y jefe de las
diferentes instancias de ejecucin, tena la misma misin, para lo cual se les
otorgaron las mismas facultades y las mismas responsabilidades.

Por supuesto, esto se haca con los matices propios del territorio que
tenan a cargo, lo que poda redundar en ms o menos recursos, o en algn
tipo de especificidad propia de la situacin existente en ese lugar, de lo que
dependa la divisin funcional de las tareas que en definitiva se estableciera en
cada mbito geogrfico.

Es decir, esto no implica que no existieran variantes y que, aun cuando


todos tuvieran responsabilidad en la ejecucin de todas las operaciones, no se
produjera una divisin de funciones en la que cada eslabn ejecutaba
prioritariamente algunas de ellas.

Por el contrario, la libertad de accin que se otorg en pos de la eficacia


de la accin, justamente dio lugar a la concurrencia de ellas.

Pero lo que debe comprenderse aqu es que, ms all de esos matices,


la lgica sobre la que se estableci la denominada lucha contra la subversin
en nuestro pas fue la misma en cada porcin territorial: cada jefe es el
responsable de la ejecucin de la misin en su jurisdiccin, lo que incluye
la ejecucin de todo tipo de operaciones, esto es, militares, de seguridad, de
inteligencia, y tambin el apoyo y coordinacin de las operaciones de fuerzas
ajenas a esa jurisdiccin, cuando se llevaran a cabo en el territorio propio.

Esto demuestra que ningn comandante o jefe tuvo un lugar


intrascendente en la cadena de comando operativa.

Sobre esto, le preguntamos a la testigo Almada si de acuerdo a sus


conocimientos pensaba que hubiera tenido algn sentido asignarle a un
Comandante de Batalln o a un Jefe de Escuela o Regimiento una jefatura
territorial sin una funcin especfica para la denominada Lucha contra la
Subversin, a lo que respondi que no, justamente

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porque esa persona es quien comanda esa porcin de territorio
como jefe de rea o como jefe de sub-zona, y fue asignada a esos fines.

Adems, (agreg) las Directivas y las rdenes lo dicen concretamente,


toda la fuerza (Ejrcito) debe operar ofensivamente para la Lucha contra la
Subversin. Esto resulta concordante con lo dispuesto en la Orden de
Operaciones 9/77 del Comando de Zona 1:

La existencia de subzonas o reas relativamente tranquilas en cuanto


se refiere al accionar subversivo, no exime a los comandos y jefaturas
pertinentes de la necesidad de aplicar en toda su extensin el concepto y
significado de la intensificacin de las operaciones, dado que solamente as se
podr concretar el cometido de una ofensiva general, amplia e integral.

Adems de la prueba que recin citamos, lo que afirmamos en este


punto encuentra sustento en las palabras de los propios jerarcas militares en
diversas declaraciones que se encuentran incorporadas a este debate.

Por ejemplo, el fallecido Surez Mason, quien fue Comandante de la


Zona 1, declar ante la Cmara Federal el 12 de mayo de 1988 que

la Zona 1 era demasiado amplia y demasiado poblada como para


poder conducir centralizadamente, entonces yo opt por la conduccin
descentralizada del amplio frente transmit la responsabilidad que haba de
conducir las operaciones, les fui dando detalles de cmo hacerlas.

Y continu diciendo que: andar revisando todos los das las


actividades de los Comandantes de Subzona, prcticamente es imposible,
para eso era personal que haba sido designado por el Comandante en Jefe
con una cierta calidad y una cierta jerarqua que supona una persona con
confianza que se desempeara en eso y yo nunca percib algo en
contrario.

() Las subzonas en cada lugar circunscripto conducan sus


cosas, no tena(n) por qu andar pidiendo autorizacin para operar porque

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estaban autorizadas, de manera que las hacan de por s (e)
informaban.

Asimismo, explic que La descentralizacin llegaba hasta los


comandantes de Subzonas pero ellos a su vez tenan una cierta capacidad
para descentralizar en lo que llamaban reas.

Por su parte Juan Bautista Sasiai, ex Comandante de la Subzona 1.1,


en su declaracin del 29 de julio de 1986, explic la estrategia de conduccin
centralizada y ejecucin descentralizada de la siguiente manera: se da la
misin, se dan los medios, se extiende el ejercicio de la autoridad a los
Comandantes de reas sin relegar el de responsabilidad que es propia del
Comandante.

Y sobre testo tambin habl el acusado Santiago Omar Riveros en el


discurso que brind ante la Junta Interamericana de Defensa en Washington
en 1980, que se encuentra parcialmente transcripto en el libro Escuadrones
de la muerte. La Escuela Francesa, pginas 424 y 425. All dijo:

La decisin de formar comandos que intervienen para hacer


desaparecer y eventualmente exterminar a millares de personas fue adoptada
al ms alto nivel de las Fuerzas Armadas, con el objetivo de descentralizar la
accin antisubversiva y de permitir que cada uno de los comandos dispusiera
de un poder ilimitado para eliminar a los terroristas o los sospechosos

Nunca recurrimos, como dicen nuestros acusadores, a organismos


paramilitares La guerra fue llevada adelante por la junta militar de mi pas
a travs de su Estado Mayor.

Y de ello da cuenta el hecho de que las directivas y rdenes emanadas


del Comando en Jefe del Ejrcito, y que tenan carcter general, dirigidas
especficamente a los Comandantes de Zona, encontraban luego su correlato
en las rdenes de operaciones que dictaban estos ltimos y que se dirigan a
los Comandantes de Subzona, quienes a su vez, producan sus propias rdenes
de operaciones, en las que regulaban, de acuerdo a las pautas que haban

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recibido, las especificidades propias del territorio bajo su responsabilidad y,
que, por supuesto, se encontraban dirigidas a los Jefes de rea y Sub-rea.

Es importante que esto quede claro porque muchos de los acusados, en


distintas instancias de su defensa argumentaron desconocer la normativa
militar a la que nos venimos refiriendo, especialmente las directivas. Dijeron
que puede advertirse claramente que ellos no se encuentran en los
distribuidores de esos documentos.

Efectivamente, no se encuentran all porque los Comandantes de


Subzona y Jefes de rea y Subrea, no eran los destinatarios directos de las
Directivas del Comando en Jefe.

Pero en modo alguno significa que desconocieran su contenido, ya


que ste fue replicado, incluso con mayor grado de detalle, en las rdenes de
operaciones que s fueron dirigidas a ellos.

Claro que, como sabemos, no contamos con todas esas rdenes de


operaciones porque forma parte del material que fue deliberadamente
destruido para construir la impunidad bajo la que vivieron durante tantos
aos. Afortunadamente, hoy en da no las necesitamos para estar seguros de
que existieron y de cul fue, en buena medida, su contenido.

Para empezar, contamos con un ejemplar de la Orden de Operaciones


9/77, que ya hemos citado varias veces, a travs de la cual Surez Mason,
entonces responsable del Comando de Zona 1, reglament las operaciones que
deban ejecutarse en ese territorio a partir de ese ao, como consecuencia del
dictado de la Directiva 504/77.

De la lectura de ambos documentos, es fcil advertir su similitud, y


concluir que la Orden refleja el contenido de la Directiva, slo que con mayor
detalle y en relacin concreta con un mbito territorial especfico y
respecto de las brigadas y unidades militares dependientes de la Zona 1, as
como tambin respecto de las fuerzas bajo su control operacional y funcional.

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Y de acuerdo a lo que hemos sostenido, el distribuidor de la orden da
cuenta de su remisin a todos los Comandos de Subzona de la Zona 1, y al
lado de cada una de ellas entre parntesis aparece la letra d como referencia
que indica que cada Comando, la Subzona deber hacer conocer a todos los
elementos que por alguna razn tengan cualquier tipo de vinculacin de
dependencia, el contenido y/o espritu de la Orden.

En correspondencia con esto, Jos Montes, quien justamente fue


Comandante de la Subzona Capital Federal durante 1977, en su declaracin
del 29 de julio de 1986 que fue incorporada como prueba afirm que

los Comandantes del Cuerpo emitan su propia orden e igualmente


los Comandantes de Subzona, que se l(a) imponan a los Jefes de rea.
Recuerda haber emitido una orden de operaciones contribuyendo a su vez a la
emitida por el Comandante de Zona.

Juan Bautista Sasiai, quien, como dijimos, fue Comandante de la


Subzona 1.1, de acuerdo con ello, dijo que cuando asumi aprovech

la oportunidad para impartir una orden de operaciones que


respondiera en principio al encuadramiento de la orden superior y, adems, a
su particular forma de ver y entender cmo se deba continuar la guerra1.

1 Declaracin informativa del 29/07/86.

Tambin contamos con la declaracin indagatoria de Jos Lus Sexton


ante la Cmara Federal de Baha Blanca, quien fue Comandante de la Subzona
5.2, quien explic que normalmente cada escaln de Comando elabora,
sobre la base de una orden o directiva recibida, su propia orden.

Como vemos, el argumento de la ausencia de mencin a los acusados o


a las unidades militares de las que estaban a cargo en el distribuidor de las
directivas, no puede tener cabida para sostener su desconocimiento de las
rdenes generales que ellas contenan, ya que an si fuera cierto que no
tuvieron acceso a ellas, lo que es seguro es que s tuvieron acceso a las

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rdenes que se dictaron como consecuencia de ellas por parte de sus
superiores inmediatos.

Importancia de la coordinacin del accionar

En cuanto a la coordinacin del accionar represivo, que es la otra


premisa sobre la que, como vimos recin, se bas la estrategia desplegada por
las FF.AA, tambin la normativa militar incorporada al debate, entre otras la
Directiva 404/75 y la Orden Parcial 405/76, e incluso el propio Plan del
Ejrcito elucubrado para el Golpe, previ que se generaran acuerdos
jurisdiccionales entre los comandos de los diferentes territorios,
estuvieran estos bajo la responsabilidad del Ejrcito o de las otras
Fuerzas Armadas.

Sres. Jueces: Esto es elemental en la actuacin de todas las fuerzas


armadas no slo de este pas, sino de cualquier lugar del mundo: la accin
coordinada.

Justamente, lo que establecieron estos planes es la accin coordinada


de todas las fuerzas al interior del territorio nacional.

Adems, el Plan del Ejrcito dispuso que, sobre la base de esta


organizacin jurisdiccional, se llevaran adelante operaciones militares
conjuntas para el cumplimiento del objetivo fijado.

De las reglamentaciones que venimos mencionando se desprende


claramente que la actuacin coordinada con vistas al cumplimiento del
objetivo comn (que consisti en apoderarse del Estado por la fuerza y
aniquilar a quien catalogaran enemigo) es el cimiento sobre el que se
establecieron todas las relaciones entre las tres Fuerzas Armadas entre s,
y de ellas con las Fuerzas de Seguridad al interior del pas, pero tambin
como permanentemente hemos visto a lo largo de este debate, a nivel
regional, entre los pases del Cono Sur.

La actuacin concertada de todas las fuerzas es el principio bsico y


elemental, aqu y en todo el mundo, de cualquier accin militar, y es por

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eso que se estableci esa forma de actuar para las fuerzas dentro y fuera de
cada una de las jurisdicciones que se encontraban bajo la responsabilidad de
cada comandante.

Es as como se crearon equipos especiales que se integraron con


efectivos de diferentes fuerzas. Esto, como ya vimos y como veremos a lo
largo de todo este alegato, tambin tuvo su correlato en el mbito del Cono
Sur.

Adems, se establecieron diverso tipo de mecanismos de coordinacin


y apoyo mutuo, siendo que dos de ellos, a los que por su importancia nos
referiremos por separado, resultaron cruciales en el xito de la empresa
criminal; nos referimos al mecanismo de la liberacin de rea, y a las
comunidades informativas.

Ahora bien, en esto no debe perderse de vista que el principal


coordinador, por haber sido a quien el Consejo de Defensa le asign la
responsabilidad primaria en la represin, fue el Ejrcito.

Es por esto que las Directivas aclaran que debe quedar taxativamente
aclarado que el Ejrcito no cede en ningn sentido la jurisdiccin territorial
que le corresponde.

Y es tambin, justamente por este rol de conductor y coordinador del


Ejrcito, que se dispuso que tuviera control operacional sobre las fuerzas de
seguridad y control funcional sobre la SIDE. En seguida volveremos sobre
este punto.

Sobre la existencia de acciones conjuntas, adems de la normativa


militar y de la numerosa prueba que fue producida en este juicio y a la que nos
referiremos especialmente al tratar los casos de la vctimas, que demuestran
cmo funcion este sistema en casos concretos, contamos nuevamente con las
palabras de los propios responsables.

Por ejemplo, el fallecido Olivera Rvere, quien fue Comandante de la


Subzona Capital Federal, seal en su declaracin a tenor del art. 236, 2 del

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CPMP, que estas operaciones no slo podan llevarse a cabo sino que
efectivamente se llevaron, y aclar que en esos casos deban ser dispuestas
cuando menos por las jefaturas de rea.

Y Surez Mason, en la declaracin ya citada, destac la relevancia de


la accin coordinada en los siguientes trminos:

los informes (que la subzona deba dirigir a la zona) tenan por


finalidad explicar lo que estaban haciendo (en esa subzona) porque en el
mbito de la zona y an del pas haba que efectuar una coordinacin de
modo que lo que ocurra en un lugar poda tener relacin con otro y eso
poda no saberlo el Comandante de Subzona.

Control operacional/control funcional

Como dijimos, para poder ejercer de conductor y coordinador de las


operaciones represivas, al Ejrcito se le otorg control operacional sobre las
fuerzas de seguridad y control funcional sobre la SIDE.

Ello surge claramente de las Directivas 1/75 y 404/75 y de las


posteriores rdenes y directivas. Asimismo, el Reglamento RC 9-1, en el
punto 6.014, establece que los elementos de la polica estarn bajo el control
operacional del comando militar de la zona de accin, y que sus elementos de
inteligencia contribuirn a las operaciones que se realicen, a travs de la
Comunidad informativa, adems de proporcionar elementos para represin,
detencin, seguimiento e identificacin de personas.

En relacin a esto, la testigo Vernica Almada explic que al estar


planteada la divisin del territorio y la zonificacin militar, y considerando
que cada Zona tena una autoridad, el mando de la polica y de las fuerzas de
seguridad corresponda a la autoridad militar.

Ahora bien, qu significa exactamente tener control operacional?

De acuerdo al Reglamento RC 2-2 de Conduccin para las fuerzas


terrestres, el control operacional es la autoridad otorgada en forma
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limitada a un comandante sobre las fuerzas puestas a su disposicin para el
cumplimiento de una misin restringida en tiempo, espacio u objetivo.

No incluye atribuciones para intervenir en aspectos administrativos


especficos de cada fuerza.

Surez Mason lo defini de manera similar en su declaracin


indagatoria ante la Cmara Federal a la que ya nos referimos. All dijo que

es la capacidad que tiene un comandante para darle una orden a una


fuerza ajena a su estructura, esta orden es para una misin especfica por un
breve perodo de tiempo y nunca incluye aspectos administrativos, logsticos o
de personal y disciplina se le da una orden, la fuerza esa la cumple y se
reintegra a su trabajo normal son rdenes concretas determinadas

En cuanto al control funcional, el RC 2-2 seala que se establece por


delegacin, de un individuo por una autoridad determinada. Esta relacin
otorga autoridad para fiscalizar el desarrollo de actividades, no as para
impartir rdenes, excepto que esto sea establecido expresamente. Puede ser
permanente, por tiempo determinado o especfico.

Entonces, queda claro que las fuerzas de seguridad estaban a


disposicin del Ejrcito para la ejecucin de las operaciones relativas a la
misin de aniquilar a la llamada subversin, as como que entre Ejrcito y
SIDE haba una relacin que formalmente no implicaba una capacidad de
mando, sino que le permita al Ejrcito indagar y obtener informacin sobre
las actividades que esa secretara desarrollaba en el marco de la represin, a
los fines de ser ms eficaz en su tarea.

En cualquier caso no podemos perder de vista que, en los hechos, ambas


relaciones, la de control operacional y la de control funcional, fueron mucho
ms profundas que lo que implican estas definiciones.

Esto fue as no slo por la circunstancia de que se desarrollaron


acciones conjuntas y combinadas, como ya vimos que estaba previsto y como
veremos que efectivamente ocurri cuando hablemos de los hechos que

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padecieron las vctimas, sino tambin porque, en definitiva y como ya
mencionamos al desarrollar el proceso de surgimiento de Cndor, tanto en
cabeza del Ministerio del Interior y de la SIDE se design a un general del
Ejrcito.

Entonces, incluso las limitaciones dadas por el reglamento que citamos


en cuanto a la imposibilidad de incidir, cuando se tiene control operacional, en
aspectos administrativos y disciplinarios, adquieren un carcter relativo, del
mismo modo que lo adquiere la posibilidad de emitir rdenes sobre un
organismo sobre el que se tiene formalmente slo control funcional.

Ahora bien, sobre cmo funcionaron concretamente estas relaciones, de


acuerdo con la estrategia operacional de descentralizacin de la accin y de la
cuadriculacin territorial del pas, las Directivas establecan que los Comandos
de Zona ejerceran el control operacional sobre todos los elementos de la
Gendarmera, la PFA, el SPF, y las policas y penitenciarios provinciales, que
se encontraran en su jurisdiccin territorial as como el control funcional sobre
las delegaciones de la SIDE que estuvieran en ese mismo espacio geogrfico7.

En otras palabras, cada comisara, unidad regional, unidad penitenciaria,


etc. responda a las rdenes de la autoridad militar a cargo del territorio
al menos en lo que haca a esa jurisdiccin, y cada delegacin de la SIDE,
como mnimo, deba dar cuenta de sus actividades a dicha autoridad.

De conformidad con esto, la Orden de Operaciones 9/77 en su Anexo


12, establece que los comandos de Subzona podrn delegar el control
operacional de las partes orgnicas de la polica que le correspondan por
jurisdiccin, con excepcin de los elementos de la polica de la provincia de
buenos aires, a los jefes de rea subordinados.

7
504/77.

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Y en relacin a esa polica, la de la provincia de Buenos Aires, en el
Apndice 1 a ese mismo Anexo, se ordena a su jefatura, entre otras cosas, que
ejecute operaciones de seguridad por s o a rdenes del Comando de Zona o
Subzona, debiendo coordinar con los Comandos de Subzona y las Jefaturas
de rea.

Adems, deba brindar apoyo a las operaciones militares que por orden
del Comandante de Zona 1 o de un Comandante de Subzona ejecuten,
asignando personal y medios hasta su finalizacin.

Y en el punto dedicado a las Instrucciones de coordinacin se


estableca que los recursos de la PPBA que se encontraban emplazados en la
zona de responsabilidad de una Subzona, a los efectos de la LCS, quedaban
por delegacin del Comandante de Zona 1, bajo control operacional del
respectivo Comandante de Subzona.

Asimismo, el Apndice 1 (Normas para la instruccin de la prevencin


sumarial prevista por la ley n 21.460) al Anexo 6 (Bases legales), estableca
que los Comandantes de las Subzonas impartieran las instrucciones necesarias
a las autoridades policiales o de fuerzas de seguridad que operacionalmente le
estuvieran subordinadas para que ante la comisin de un hecho considerado
subversivo, de inmediato se le informara sin dar intervencin de ningn tipo a
la justicia ordinaria, aun cuando hubiere personas detenidas.

Finalmente, se estableci que en todos los niveles militares de comando


que posean elementos policiales bajo control operacional, representantes de la
Jefatura de PPBA integrarn los organismos de inteligencia y de operaciones.

Tambin en relacin a la dependencia operacional del Comando de


Subzona, Surez Mason sostuvo que tambin tenan la capacidad para
solicitar personal de Gendarmera, por ejemplo, o de la misma polica,
porque ellos tenan la capacidad de pedir a la polica esa colaboracin desde
el momento que tenan control operacional de la polica en sus respectivas
subzonas, de manera que pueden haber usado parte de ese personal.

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Y de acuerdo a lo que explicamos en relacin a la descentralizacin y a
la delegacin de tareas que se produca desde los Comandos de Subzona hacia
las Jefaturas de rea y Subrea, en los hechos, la relacin de la polica con
estas ltimas no se limit a la coordinacin de actividades, sino que en
muchos casos la comisaras quedaron directamente bajo sus rdenes.

Esto se evidencia a travs de diversos elementos de prueba a los que nos


referiremos a lo largo de este alegato, y que para evitar repeticiones no
mencionaremos en este punto, a excepcin de dos legajos aportados por la
Comisin Provincial por la Memoria que son particularmente elocuentes al
respecto.

Nos referimos, en primer lugar, al legajo DIPPBA Mesa "referencia" n


9502 titulado "Actos homenajes a Eva Pern...", en el que se advierte que el
Jefe del rea 420 orden a la comisara local que dispusiera personal policial
de civil en una parroquia para el control y posible intervencin en un altercado
que se haba producido con un grupo de vecinos que reclamaban que se
incluyera el nombre de Eva Pern en la lectura de fallecidos de la misa.

El documento tambin da cuenta de que, adems del personal policial,


tambin intervino directamente personal del rea.

En segundo lugar, contamos con el Legajo DIPPBA Mesa DS Varios n


7131 titulado "enfrentamiento policial con subversivos en calle 526 entre 13 y
13 n 1718, dos abatidos" que data de diciembre de 1976, en el que se inform
que en la Ciudad de Rosario, Santa Fe, cito, "una pareja de delincuentes
subversivos fue abatido por las fuerzas de seguridad pertenecientes al rea
211".

Asimismo, corresponde agregar lo asentado por la Junta de Calificacin


de Oficiales de 1987 relativa a Francisco Domingo Michelli, que es
mencionada Informe del Ministerio de Defensa sobre la Subzona Capital
Federal.

All Michelli menciona lo siguiente en su reclamo:

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"Fui designado Jefe del Batalln de Arsenales a fines de 1979
(recordemos que ese Batalln fue cabecera del rea IV de la Capital Federal),
debiendo centrar el esfuerzo en las dos misiones simultneas de la unidad en
esa poca: la netamente operativa, referida principalmente a las actividades
propias de la LCS, que implicaba jurisdiccin sobre la cuarta parte de la
capital con 7 comisaras bajo control operacional.

Control de la poblacin y control sobre el territorio/relevancia de las


J.A.

Operaciones de seguridad y militares/abiertas y encubiertas

Al principio de este punto explicamos cul fue la estrategia elegida por


las FF.AA. para llevar adelante la represin, y en funcin de ello, cul fue el
sentido de la divisin territorial y de la descentralizacin de la ejecucin de las
operaciones, dndole a todos los niveles, por sucesiva delegacin, la misma
responsabilidad en la ejecucin de las operaciones.

Luego hicimos hincapi en el hecho de que esa estrategia estuvo


acompaada de diverso tipo de mecanismos de coordinacin, bajo la
conduccin del Ejrcito, y recin sealamos la utilizacin que a los fines de la
represin se hizo de los dems recursos de seguridad y de inteligencia del
Estado.

Ahora vamos a pasar a describir cules fueron concretamente las


operaciones que, de acuerdo a esa estrategia que vinculaba el xito de la
misin al ejercicio permanente del control poblacional a partir de los recursos
y medios puestos a disposicin, estuvieron a cargo de las autoridades militares
jurisdiccionales.

Sobre esto, observamos que la Directiva 404/75 estableci que la


actitud ofensiva se materializara a travs de la ejecucin de operaciones que
permitieran ejercer una presin constante, en tiempo y espacio, sobre las
organizaciones subversivas, asumiendo el Ejrcito la iniciativa en la accin,
inicialmente con actividades de inteligencia y mediante operaciones
sicolgicas.

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La Orden Parcial 405/76, por su parte, dispuso que el Comando de
Zona 1 deba intensificar gradual y aceleradamente la accin contrasubversiva
para completar la misin de aniquilar al enemigo fijado.

El mtodo para hacerlo consista en dominar el espacio pblico


mediante el despliegue permanente de fuerzas, y muy especialmente, la
realizacin de patrullajes continuos, aperidicos y persistentes en cada
jurisdiccin.

Como no poda ser de otra manera, a ello se deba sumar la actividad de


inteligencia, teniendo en cuenta que la centralizacin de la conduccin y el
incremento de este tipo de actividades permitan asegurar una mayor eficacia
en la accin.

De acuerdo a ello, la Directiva 504/77 reiter las referencias hechas en


normativas anteriores a la importancia del despliegue permanente de
fuerzas, patrullajes y actividad de inteligencia para mantener el dominio
del espacio pblico.

Y la Orden de Operaciones 9/77 cuyo objetivo, segn sus propios


trminos, era la intensificacin de las operaciones en desarrollo con un
concepto integral, de forma tal de complementar con mayor efectividad la
accin militar y concretar en el menor tiempo la destruccin del oponente,
estableca en funcin de ello, la necesidad del despliegue permanente de
elementos en dispositivos variables, y la ejecucin de patrullajes y control de
poblacin en forma continua, persistente y aperidica en toda la
jurisdiccin.

Acerca de cules fueron los comandos territoriales que efectuaban


directamente el control de la poblacin, adems de las fuerzas de seguridad
que ya vimos que a estos fines dependan operacionalmente de la autoridad
militar jurisdiccional, especialmente de la Subzona y de la Jefatura de rea y
Subrea, la Orden de Operaciones 9/77 sealaba quelas Subzonas tenan como
misiones generales intensificar la ofensiva general en base al esquema
operacional de, entre otras, deteccin y destruccin de las organizaciones
subversivas.

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Adems, deban ejecutar las operaciones de seguridad preferentemente
con personal de cuadros seleccionados de las Fuerzas Armadas y de
Seguridad; ejecutar tambin los blancos de acuerdo a las normas y
procedimientos especificados en la orden; vigilar y proteger los objetivos de
su jurisdiccin; ejercer el control sobre todas las operaciones que en sus
jurisdicciones fueran ejecutadas por elementos ajenos a la organizacin de sus
respectivas dependencias; y coordinar con las subzonas vecinas las
operaciones militares y de seguridad que debieran ser ejecutadas fuera de su
jurisdiccin.

Y la Directiva nro. 504/77 en el Anexo 4 referido al mbito


educacional dispona que La conduccin integral y el control de la
operacin se mantendrn centralizados a nivel de Comando de Subzona o
Jefe de rea, quienes imprimirn las variantes aconsejadas por las
caractersticas diferenciales existentes en la provincia o en la regin.

Es por eso que, tal como lo explic claramente la testigo Vernica


Almada:

A medida que se va hacia abajo en la cadena de comando se puede


determinar con ms precisin las acciones a realizar y se tiene ms
especificidad, por una cuestin lgica, porque tienen control sobre una
porcin de territorio menor

En ese sentido el control del rea es fundamental, porque es un


control que puede hacerse realmente sobre el territorio y mucho ms
exhaustivo, puesto que se realiza en una porcin menor del territorio.

En efecto, eran las Jefaturas de rea y Sub-rea, es decir, los escalones


menores de la cadena de comando operativa, quienes estaban en mejores
condiciones de llevar a la prctica un control permanente sobre la
poblacin.

Ello, por supuesto, sin perjuicio de la responsabilidad de los escalones


superiores en la conduccin y coordinacin de esas actividades, as como en la
ejecucin por s de diversas operaciones.

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Roualdes lo expres en los siguientes trminos en su declaracin
incorporada al debate del 8 de abril de 1987 de la causa n 1170: el Jefe de
rea era el elemento que dominaba la territorialidad, saba dnde estaba
cada cosa tena su carta de situacin, pinchaba los objetivos.

Operaciones de seguridad/operaciones militares

Ahora bien, para llevar adelante esta misin, y al igual que los niveles
de comando superiores, esas Jefaturas deban realizar diverso tipo de
operaciones.

Concretamente, las Directivas 404/75 y 504/77 sealaban las siguientes:


1. actividades de inteligencia; 2. operaciones militares; 3. operaciones de
seguridad; 4. operaciones psicolgicas; 5. operaciones electrnicas; 6.
actividades de accin cvica; y 7. actividades de enlace gubernamental.

En cuanto a los tipos y modos de las operaciones a realizar, debe


destacarse que el art. 4.003 del Reglamento RC 9-1, dispona en su punto i)
que se deba

Aplicar el poder de combate con la mxima violencia para aniquilar a


los delincuentes subversivos donde se encuentren. Y que La accin militar
es siempre violenta y sangrienta () dado que cuando las FFAA entran en
operaciones no deben interrumpir el combate ni aceptar rendiciones.

Vamos a concentrarnos momentneamente en las operaciones militares


y de seguridad.

El Reglamento RC 9-1, en el punto 5.003. sealaba que Dentro del


esquema general sealado, las Fuerzas Armadas y de Seguridad, que
actuarn con unidad de comando, prioridad dentro de las Fuerzas legales y
preferentemente con responsabilidad territorial, desarrollarn las siguientes
operaciones: Operaciones militares y Operaciones de seguridad.

Y denomina a las primeras, es decir, a las militares, a las que incluye


dentro de las de combate, como todas las acciones que realicen las Fuerzas
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Legales, particularmente las Fuerzas Armadas, para eliminar a la subversin
abierta.

A continuacin, en el punto 5.011 se indica que las operaciones


militares que podrn ejecutarse contra elementos subversivos son: a. Cerco; b.
Emboscada; c. Golpe de mano; d. Persecucin; e. Incursin; y f. Patrullaje.

Por otra parte, las operaciones de seguridad eran definidas en el punto


5.010, como aquellas operaciones que desarrollarn las Fuerzas legales con
la finalidad de separar a la poblacin de los elementos subversivos,
restablecer el orden, asegurar los recursos, los bienes pblicos y privados y
mantener el funcionamiento de los servicios pblicos esenciales.

El punto 5.019 relativo a las caractersticas de las operaciones de


seguridad, indicaba que sin ser taxativos, pueden establecerse ciertos aspectos
que caracterizarn a las operaciones de seguridad:

a. las operaciones de seguridad estarn dirigidas fundamentalmente


sobre la poblacin, a diferencia de las operaciones militares que tienen como
objetivo principal los elementos de la subversin abierta.

b. se desarrollarn generalmente en las reas urbanas

c. En principio estarn a cargo de las Fuerzas de Seguridad y Fuerzas


Policiales, especialmente estas ltimas. Tambin podrn ser ejecutadas por
efectivos de las Fuerzas Armadas, sea porque las Fuerzas Policiales y
Fuerzas de Seguridad sean insuficientes o como consecuencia de las
operaciones militares en desarrollo.

Como vemos, ambas tareas, las militares y las de seguridad se


conjugaban y complementaban para obtener el xito en las operaciones.

De hecho, en el mismo art. 5019 se expresa que

A partir del momento en que intervengan las Fuerzas Armadas en


forma directa en las operaciones contra la subversin, la diferenciacin entre
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operaciones militares y operaciones de seguridad no ser tan definida dado
que:

1) Aun cuando las operaciones que desarrollen en sus comienzos, sean


de seguridad, podrn pasar, sin solucin de continuidad, a convertirse en
operaciones militares; ya sea por las exigencias de la misin impuesta o
como resultado de la evolucin de la situacin.

2) Adems, las operaciones militares siempre sern acompaadas, en


mayor o menor grado, por la ejecucin de operaciones de seguridad.

Es por este preciso motivo que a continuacin se recomienda que al


imponer una misin, no se especifique el tipo de operaciones a desarrollar
(seguridad o militar) a efectos de dejar al Comandante la suficiente libertad de
accin para el mejor cumplimiento de la finalidad buscada.

En otro punto de este mismo reglamento se agrega que

Asimismo en algunas circunstancias, las operaciones militares se


confundirn con operaciones de seguridad y tal vez en muchas ocasiones se
desarrollarn las dos simultneamente en la misma zona de responsabilidad.

Vernica Almada tambin se refiri a esto. Dijo que

est relacionado con la asignacin de blancos, puesto que un blanco


planeado ser objeto de una operacin militar y es producto de la inteligencia
de la fuerza y es un blanco al que se va a combatir.

Asimismo... un blanco de oportunidad, que surge especficamente de la


Orden de Operaciones n 9/77, es aquel que no es planeado, que puede surgir
del desarrollo del operativo, del control de la poblacin o de una operacin
de seguridad

En efecto, cuando las fuerzas armadas operan contra la subversin, no


hay tanta diferencia entre operaciones militares y operaciones de seguridad.

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Entonces, vemos que si bien esta clasificacin de las operaciones puede
resultar til a ciertos efectos, lo cierto es que en los hechos no existe una
diferencia tajante, sino todo lo contrario, dado que, en general, lo usual
normalmente era que de la informacin obtenida a travs de las operaciones de
seguridad, se derivara la planificacin y ejecucin de operaciones militares.

Esto lo trataremos con mayor detalle cuando hablemos del


funcionamiento de la estructura de inteligencia.

Por el momento baste decir que, en tanto, como vimos, la fiscalizacin


de la poblacin constitua uno de los pilares de la doctrina y la prctica de la
represin, la ejecucin de operaciones de seguridad resultaban de crucial
importancia para la llamada lucha contra la subversin.

De hecho, la Directiva 504/77, en la que se advierte una preocupacin


por la mala publicidad que estaban teniendo las actividades represivas hasta
entonces, dirige a los Comandantes un pedido de mayor precisin en las
operaciones militares encubiertas, para lo cual se le da preeminencia a las
operaciones de seguridad, con la correspondiente actividad de inteligencia.

En cuanto a cules eran estas operaciones, este mismo reglamento RC


9-1 estableca que las principales medidas de control de poblacin podan ser
agrupadas, por lo numerosas y variadas que eran, en aquellas tendientes a: la
identificacin de la poblacin; la restriccin de los movimientos y
reuniones; la investigacin y detencin de personas; el control de la
informacin, y la evacuacin de zonas (punto 5.027 del reglamento).

Asimismo, en el Suplemento 2 al Anexo 15 de la Orden de


Operaciones 9/77 observamos una planilla modelo para computar
operaciones de seguridad.

Entre los rubros a completar aparecen el de identificacin de la


poblacin, patrullaje, control de trnsito, prohibicin de actos pblicos,
investigacin y detencin y proteccin de objetivos.

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La Orden de Operaciones 9/77 tambin refiere a esto y en relacin al
empleo de las fuerzas de seguridad, estableca que se orientara bsica y
prioritariamente hacia las operaciones de seguridad y al control de la
poblacin, concentrndose en medidas conducentes a la identificacin de
personas y a actividades de investigacin y detencin.

Operaciones abiertas/operaciones encubiertas

Sres. Jueces: Tambin existe otra clasificacin de las operaciones que


hemos mencionado en varias oportunidades y que resulta de inters. Resulta
ser que las operaciones militares y de seguridad pueden ser, a su vez, abiertas
o encubiertas.

Y aqu contamos nuevamente con las definiciones proporcionadas por


Surez Mason en su declaracin indagatoria del 12 de mayo de 1988. All
explic que las operaciones encubiertas

son operaciones disimuladasno es una operacin pblica. No es el


uso de tropas de uniforme en la calle esto es una operacin abierta la
polica trabaja as. La polica de investigaciones no usa uniformes.

Estn encubiertas y producen detenciones, investigaciones, tanto que al


actuar en un lugar le tiene que avisar a la comisara para que no los
confundan de modo que ese es el sentido de las operaciones encubiertas, son
encubiertas para el pblico.

Sres. Jueces: Es importante que esto quede claro, porque hemos


advertido a lo largo del juicio, y del proceso en general, que en ciertas
oportunidades se pretendi que las operaciones de seguridad siempre son
abiertas, y que, en consecuencia, las operaciones encubiertas slo pueden ser
operaciones militares.

Esto no slo es incorrecto en la teora sino que tambin lo es en


relacin a los hechos acreditados.

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Esto lo veremos reflejado en diversas pruebas que abordaremos a lo
largo de este alegato, pero baste aqu citar como ejemplo el expediente Mesa
DS Varios n 16.438 del Archivo de la ex DIPPBA.

Se trata de un memo producido por el Comisario General y Director


General de Seguridad donde se transcribe el oficio cursado por el Jefe del
rea 111, Batalln de Arsenales 601, cargo que ocup el acusado De Lo,
remitido a la Unidad Regional XIV de la PPBA.

En este Memo se alerta sobre posibles atentados contra esa unidad


militar y se advierte que el Batalln habra detectado algunas leyendas
murales de ndole subversiva, por lo que se comunica que el jefe de la unidad
orden a su tropa, y cito,

"complementar las operaciones de seguridad con patrullajes


encubiertos a fin de detectar y proceder a la detencin del o los autores de las
mismas e informar inmediatamente a esta Jefatura de rea".

Para conectar con lo que sigue

En relacin a las clasificaciones de las operaciones que hemos


explicado, vamos adelantar en este momento que consideramos, a partir de los
elementos que mencionaremos a continuacin y de otras afirmaciones que
venimos sosteniendo y fundando, que en este juicio se acredit que los Jefes y
Comandantes territoriales aqu acusados, son penalmente responsables de
todas las operaciones militares y de seguridad, abiertas y encubiertas, que
fueron realizadas en su jurisdiccin durante el perodo en que prestaron
funciones como tales.

Como a la mayora de los acusados militares argentinos se les atribuye


responsabilidad por hechos ocurridos mientras ellos actuaban como Jefes de
rea, nos concentraremos ahora en explicar, de modo general ya que luego
trataremos cada caso en particular, los motivos por los cuales hemos arribado
a esa conclusin.

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En este sentido, analizaremos cules fueron las actividades que, en
trminos generales, estuvieron bajo la responsabilidad de los Jefes de rea en
todo el territorio de la Nacin, y vale aclarar, tambin de los Jefes de Subrea,
en los casos en que stas existieron.

Ello, por supuesto, y por las razones que ya expresamos, sin perjuicio de
la responsabilidad que le cupo a los acusados que fueron Jefes de Zona y
Subzona, cuyos casos tambin sern tratados en particular ms adelante.

COTCE/COT

Sres. Jueces: comenzaremos por explicar que durante la represin, todo


Comandante o Jefe de Cuerpo, Brigada y unidad militar al que se le asign un
territorio de responsabilidad, form a su interior, con la finalidad de ejecutar
esa misin, un Comando o Centro de Operaciones Tcticas, al que en adelante
nos referiremos como COT.

El fallecido Jos Montes, quien fue Comandante de la Subzona Capital


Federal, lo explic de esta forma en su declaracin informativa ante la Cmara
Federal del 29 de julio de 1986, incorporada al debate:

En toda unidad, ya sea una Unidad Tctica, una gran unidad de


batalla o una unidad de combate, cuando entra en operacin constituye en su
Estado Mayor lo que se llama COT (centro de operaciones tcticas).

Asimismo seal que En ese centro, que normalmente es conducido


por el Oficial de Operaciones, se va recibiendo toda la informacin del
enemigo, las operaciones realizadas por su propia tropa y su resultado y con
todos esos elementos se van realizando apreciaciones de situacin
determinando asimismo probables cursos de accin que deben ser propuestos
al Comandante para que ste tome su resolucin y que posteriormente
imparta las rdenes del caso

En sentido similar, Surez Mason en la declaracin indagatoria que ya


hemos citado dijo lo siguiente:

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los Centros de Operaciones Tcticas son una organizacin que
reglamentariamente puede hacerse para recibir la informacin y transmitir a
las distintas unidades en las operaciones clsicas y tambin en este caso.

El Comando en Jefe lo organiz, cada Zona lo tena organizado y creo


que las Subzonas tambin tenan, por lo menos, un turno a alguien que
permanentemente reciba y transmita lo que correspondiera.

Este COTCE dependa orgnicamente del Comandante a travs de los


escalones correspondientes pero lo interesante de este caso es que el que
usaba el COT es el que en ese momento estaba presente, para eso haba
turnos, porque esto funcionaba las 24 horas.

Aclaramos, para evitar confusiones, que cuando se habla de COTCE, se


est aludiendo al Centro de Operaciones Tcticas Cuerpo Ejrcito, es decir, al
COT que exista a nivel de Zona.

Tambin hemos encontrado la denominacin COI, que refiere a Central


de Operaciones e Inteligencia, concretamente en la Orden Parcial 405/76 del
Comandante de la Zona 1, quien dispuso que en esa jurisdiccin (Zona 1), se
deba organizar esta central para coordinar e integrar las acciones de
inteligencia y las operaciones de seguridad de carcter inmediato, la que sera
integrada por personal especializado de la SIDE, del Batalln de Inteligencia
601, de la PFA y de la Polica de la PBA.

Sobre el funcionamiento y composicin de estos rganos, as como su


relacin con el comandante de la unidad, consultamos en la audiencia a la
testigo Vernica Almada, quien de modo coincidente con las expresiones de
Montes y Surez Mason afirm que un COT poda funcionar dentro de un
Cuerpo o al mando de una Brigada en una Subzona, o al mando de una unidad
en un rea.

Explic que en el COT se planean, ejecutan, coordinan y supervisan


las operaciones de modo general.

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En efecto, contamos tambin con el Informe relativo a la Escuela de
Caballera de Campo de Mayo elaborado por el Grupo de Trabajo sobre
Archivos de las Fuerzas Armadas de la Direccin de Derechos Humanos y
Derecho Internacional Humanitario del Ministerio de Defensa.

All se explica que la funcin del COT puede encontrarse descripta en el


reglamento RC 3-30 Organizacin y Funcionamiento de los Estados
Mayores, en vigencia en 1976. Segn este reglamento, los centros de
operaciones se organizan en base a la necesidad del Estado Mayor de rpida
coordinacin entre sus elementos para acelerar las acciones, las resoluciones
del comandante y la ejecucin de esas resoluciones.

Las funciones del Centro de Operaciones Tcticas son:

a) La direccin, control y coordinacin de las operaciones.

b) La integracin del apoyo con las operaciones que ejecutan sus


fuerzas dependientes.

Esto se cumplimentar especificndole al representante del comandante


que proporcionara apoyo, el tipo de apoyo requerido, los blancos, oportunidad
(hora) para abatir cada blanco, los resultados que se desean obtener y
consideraciones sobre la seguridad de las tropas, si fuere apropiado.

Ms adelante, contina afirmndose en el informe, el Reglamento


explica que para el funcionamiento del COT es fundamental el estudio
continuo y simultneo de la informacin de inteligencia disponible: analizar
y hacer conocer en forma continua la inteligencia necesaria para las
operaciones tcticas y de apoyo tctico en desarrollo.

Todo ello, permite efectuar las proposiciones respectivas y distribuir las


rdenes correspondientes. El COT debe tambin presentar continuamente
informacin respecto al estado en que se encuentra y operaciones que realiza
la fuerza propia y las amigas, a fin de posibilitar la adopcin de rpidas
resoluciones (RC 3-30, pg. 329 y 330).

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A riesgo de sealar lo evidente, vale aclarar que cuando hablamos de
coordinacin y supervisin de todas las operaciones, no nos referimos slo a
las operaciones ejecutadas desde el comando de que se trate, sino a todas las
operaciones realizadas en el territorio bajo responsabilidad de ese
comando, sea que ellas fueran ejecutadas por la propia unidad o por otras
unidades, dependientes o no, pertenecieran o no a la misma Zona, Subzona o
rea.

Es por esto que cada COT estaba permanentemente comunicado con


otros COT, en particular con aquellos que funcionaban en las unidades de las
que se dependa operacionalmente.

As, por ejemplo, el COT de un rea con el COT de la Subzona, y ste


a su vez con el COTCE correspondiente, el que a su vez, se relacionaba con
los COTCE de las dems Zonas.

La Orden de Operaciones 9/77, tambin da cuenta del acuerdo entre el


Comando de Zona 1 y el Comando de Zona 4 para operar en ambas
jurisdicciones con equipos especiales.

Para ello, especifica que deben establecerse las comunicaciones


correspondientes a cada COT (de Zona, Subzona o rea) para solicitar las
reas libres y recibir las autorizaciones para operar.

En el Anexo 4 titulado Ejecucin de blancos, se estableca en relacin


a lo que se llamaban blancos planeados que el requerimiento (que hiciera
una unidad) se dirigiera a travs del Departamento III de Operaciones junto
con una ficha con todos los datos necesarios y las particularidades del blanco.

Por su parte, el COTCE, deba tambin contar en su poder con los datos
necesarios para contralor.

As, una vez ejecutada la operacin, se deba informar inmediatamente


al COTCE, y dentro de las 24 hs. se deba elevar un informe escrito al
Departamento de Operaciones junto con el material secuestrado.

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En el caso de los llamados blancos de oportunidad, la informacin
deba remitirse al COTCE simultneamente a la operacin.

En cuanto a los blancos obtenidos por los Comandos de Subzona dentro


de su jurisdiccin, planeados o de oportunidad, se deba ejecutar la operacin
directamente y luego realizar un informe.

Si, en cambio, los Comandos de Subzona pretendan operar en otras


jurisdicciones, deban solicitar autorizacin al COTCE para que este
coordinara con la jurisdiccin respectiva el correspondiente pedido de rea
libre. Los eventuales resultados de la operacin eran informados
posteriormente a la jurisdiccin donde ella se ejecut.

En el caso de que fueran obtenidos fuera de su jurisdiccin, solicitara


autorizacin al COTCE para ejecutar la operacin, el cual efectuara la
coordinacin.

Debido a las distintas posibilidades que podran darse en las ejecuciones


de este tipo de operaciones, se dictamin que cuando el blanco estuviera en
jurisdiccin de otra subzona, la ejecutora solicitara al COTCE con la
anticipacin suficiente la autorizacin para operar, haciendo mencin de todos
los aspectos contenidos en el Formulario de requerimiento de rea libre
para operar.

Concedida la autorizacin, la Subzona dispondra como rea libre


la cuadra y la manzana correspondiente al lugar donde operara y las cuadras
adyacentes.

Se instruy tambin el procedimiento a seguir para los requerimientos


relativos a la ejecucin de blancos de oportunidad.

Conforme se afirma tambin en el Informe del Ministerio de Defensa,


que fue elaborado en conjunto con el Programa Verdad y Justicia del
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, relativo a la Zona 4, si se toma
como referencia el Anexo 4 de la Orden de Operaciones, es en el COT y/o
COTCE donde se concentraba la informacin del inicio y resultado del

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operativo, se otorgaban fichas en blanco para que se llenaran los datos de la
persona detenida y se controlaba a cul Lugar de Reunin de Detenidos sera
conducida.

Desde este organismo, tambin, se otorgaban las reas Libres para


que se efectuaran los operativos.

En conclusin, se sostiene que no haba novedad Operativa que no


fuera registrada, controlada y centralizada por los Centros de Operaciones
Tcticas.

Aclaramos, aunque parezca evidente, que cuando en la normativa se


habla de blanco, se est hablando de personas o de lugares.

Tambin, y para que esto se comprenda, debemos mencionar


brevemente que de acuerdo a la normativa, concretamente la Orden de
Operaciones 9/77, un blanco planeado es el producto de la reunin,
valorizacin y proceso de la informacin disponible, materializado en un
objetivo concreto.

Y puede originarse a travs de la comunidad informativa del nivel de


Comando de Zona, Subzona o rea.

Por otra parte, un blanco de oportunidad es aquel que por primera


vez es localizado despus del comienzo de una operacin y que no ha sido
previamente considerado. Se indica que como generalmente ser de naturaleza
fugaz, deber ser ejecutado tan rpido como sea posible.

Podr surgir como consecuencia de operaciones militares y de seguridad


ejecutadas por las fuerzas legales, o ser circunstancial.

Continuando con los Centros de Operaciones Tcticas, respecto a su


organizacin, el Informe de la Escuela de Caballera seala que el RC 3-30
indica que ste agrupar representantes del Estado Mayor afectados a las
operaciones tcticas y de apoyo tctico.

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Este personal auxiliar al comandante en la conduccin de las
operaciones, proporcionndole informaciones actualizadas sobre las mismas,
efectuando proposiciones para su resolucin o tomando medidas dentro de lo
que determinen las normas establecidas, e impartiendo las ordenes
correspondientes (RC 3-30, P. 320).

Sobre cul es su la autoridad y la distribucin de responsabilidades,


establece que el jefe de estado Mayor ser responsable de la ejecucin de
las tareas de Estado Mayor, de la reaccin rpida y eficiente del mismo y de
coordinar el esfuerzo de sus miembros. Tendr a cargo la direccin total del
Estado Mayor incluyendo el centro de operaciones tcticas (RC 3-30, 322).

Adems, determina que los oficiales representantes de operaciones e


inteligencia de la unidad constituirn el ncleo del COT denominado Seccin
Operaciones S2-S3 y el funcionamiento del mismo ser supervisado por el
Jefe de Operaciones.

All se explica que entonces el COT constituye un elemento paralelo a


la orgnica de la unidad, creado en funcin de las operaciones a realizar y,
de acuerdo al RC 3-30, si bien los Centros de Operaciones no estn
determinados en los cuadros de organizacin, no constituirn rganos o
escalones separados del Comando.

Finalmente, se alude a la participacin de personal policial en el COT,


la cual se encuentra descripta en el RC 9-1 (Operaciones Contra Elementos
Subversivos) en el cual se explica que

Cuando se encuentran en ejecucin operaciones ofensivas contra


elementos subversivos en una jurisdiccin y simultneamente es necesario
planificar otras, resultar muy conveniente reforzar el COT.

Este refuerzo, podr consistir en integrarlo con oficiales de


inteligencia, operaciones y representantes de otras FFAA (eventualmente), de
la PFA, de polica provincial, del gobierno e incluso de la intendencia
municipal.

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Integrado con el citado personal, el COT estar en condiciones de
adoptar ciertas resoluciones sobre las operaciones en desarrollo, permitiendo
que el resto del EM (o Pl My) se aboque a problemas de planificacin8.

Sobre la organizacin, estructura y autoridades del COT, tambin se


explay en la audiencia la testigo Vernica Almada, quien lo hizo de modo
concordante con lo expresado en este informe, agregando que una unidad,
para poder operar, requiere de todos los elementos que la componen, es
decir, personal, inteligencia, operaciones y logstica. Entonces la orden de
la operacin implica poner en funcionamiento toda la estructura de la unidad.
Es por eso que el C.O.T. no funciona en forma separada de la unidad,
puesto que en ese espacio reviste personal de esa unidad.

Es justamente por este motivo que, expres, El Jefe de la unidad no


puede desconocer las decisiones que se toman desde la Jefatura del rea y no
puede no estar al tanto de lo que sucede en su Centro de Operaciones
Tcticas.

Para ilustrarnos acerca de las funciones de los COT, y con ello por
supuesto, de las de las unidades, especialmente las Jefaturas de rea,
contamos adems de la normativa, los informes y las declaraciones
mencionadas, con la documentacin relevada, entre otros, tambin en el
informe de la Escuela de Caballera de Campo de Mayo, rea 430, de la que
estuvo a cargo el acusado Feroglio.

All se menciona, por ejemplo, que el Libro Histrico de 1976 indica


que la Escuela instal un COT en el Liceo General San Martin a partir del 11
de junio de 1976, y al respecto, a fs. 19, se seala, lo cito:

Son realizados diariamente controles de ruta y patrullajes a distinta


hora en dicha rea (refiere al rea 430); dichas actividades son controladas
desde el Centro de Operaciones Tcticas que funciona en el Liceo General
San Martin desde el 11 de junio de 1976.

8
Pg. 93.

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Sobre la existencia de COT en sede de las Jefaturas de rea, y su
relacin con el Comandante, explic Almada que la Jefatura de rea estaba
ntimamente ligada con el C.O.T., en tanto ste se ocupaba del control y la
realizacin de los operativos en el rea.

Esto es concordante con lo afirmado en el Informe relativo a la Zona 4 a


partir de la documentacin relevada y de la cita textual que all se hace de la
declaracin del acusado Santiago Omar Riveros ante el Con.Su.FFAA
relativa al COT de la Escuela de Infantera de Campo de Mayo, donde afirm,
entre otras cosas, que

El COT es un organismo que todas las unidades lo tenan, todos los


Jefes de reas posean su COT, porque obviamente necesitaban un Centro
para recibir la informacin, necesitaban de un telfono y de un lugar y que
ese lugar poda ser mvil

Ahora, de que en el COT participara personal policial?, bueno, no


tena por qu integrar el COT personal policial orgnicamente, sino que el
personal policial actuaba como colaboracin ya que la polica en la zona
estaba bajo control operacional del Ejrcito, en este caso particular de la
Zona 4, la polica sita en la zona 4 estaba bajo el control operacional y por
esa razn el personal policial puede colaborar, de acuerdo al criterio de cada
Jefe de rea, colaborar o no en tareas de rutina o de servicios necesarios
para mejor desempeo de las acciones del COT.

Como conclusin de ello en el Informe mencionado se sostiene que el


COT era un elemento de todas las unidades en la lucha contra la subversin,
era un elemento organizador cuya sede poda ser mvil, que se encontraba en
dependencia del Jefe del rea, y que la polica, en dependencia operacional de
la Zona IV, poda colaborar para el mejor desempeo de las tareas del COT9.

Vemos entonces en el COT un ejemplo claro de cmo se llev a la


prctica la orden general impuesta en las Directivas de coordinar las
operaciones para lograr el xito de la represin.

9
Pg. 92/93 Informe.

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Era justamente a travs de los COT y COTCE establecidos en todas las
unidades del pas, en conjuncin con el funcionamiento de las comunidades
informativas, que se logr que la descentralizacin de la ejecucin de las
actividades represivas y la actuacin conjunta de las distintas fuerzas, se
combinara eficazmente en todo el territorio nacional.

rea liberada

Sres. Jueces: Una de las principales manifestaciones operativas de esa


coordinacin lograda a travs de los COT, fue el mecanismo que todos
conocemos como zona o rea liberada, de singular importancia para evitar
posibles enfrentamientos entre las distintas fuerzas en un lugar y momento
precisos.

La prueba con que contamos en relacin a la existencia y


funcionamiento del rea liberada es de tal magnitud que resulta
materialmente imposible mencionarla de manera completa en este punto.

Es por esta razn que circunscribiremos nuestra exposicin a su


caracterizacin como una de las actividades primordiales de las jefaturas
militares territoriales, en particular de los Jefes de rea y Subrea; pero
tambin, como vimos, de los Comandos de Subzona y Zona, materializada a
travs de la coordinacin realizada por sus respectivos COT.

Vale aclarar que esta fue una funcin de enorme relevancia para la
concrecin de los delitos que llev a cabo la asociacin ilcita que hemos
denominado Operacin o Plan Cndor, dado que garantizaba tanto la
ejecucin de las actividades de inteligencia que se realizaban en el terreno,
cuanto de los operativos de secuestro, independientemente de quienes
fueran los ejecutores directos de ellos.

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Recordemos que, como dijimos antes, la misin general de cada
responsable territorial era operar contra la llamada subversin en su
jurisdiccin; y que esa misin general, se concretaba a travs del control
permanente y absoluto de la poblacin inserta en ese territorio a travs de la
ejecucin de diverso tipo de operaciones de seguridad y militares, abiertas y
encubiertas.

Tambin dijimos que, materialmente, quien estaba en mejores


condiciones para llevar a cabo el control poblacional era quien tena a su cargo
la menor porcin de territorio, esto es, los Jefes de rea y Subrea.

De este modo, eran justamente estos jefes quienes, por ejercer ese
control, tomaran conocimiento inmediato de la ocurrencia de operaciones en
el territorio del que eran responsables, ya fuera a travs de las investigaciones
y patrullajes permanentes que realizaban, o por la denuncia de un vecino de
manera directa o a travs de la Comisara del lugar, o por prevencin policial.

Y esto implicaba un enorme riesgo para quienes pretendieran operar en


ese territorio, porque tal control poda dar lugar a enfrentamientos con peligro
de vida para sus intervinientes, adems de la eventual frustracin del operativo
en cuestin.

Ms an si tenemos en cuenta las caractersticas de los operativos de


secuestro, que eran siempre similares, sin importar a qu fuerza o servicio
perteneciera el grupo que los ejecutaba.

En general se iba de civil, siempre se portaban armas a la vista, muchas


veces armas largas, usualmente eran varios hombres que llegaban en ms de
un vehculo sin identificacin.

En todos los casos se ejerca violencia sobre las personas perseguidas,


fuera en un domicilio particular o en un lugar pblico. Si era un domicilio
particular, se produca su destrozo y saqueo.

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Es innegable que por ms encubiertas que hoy pretendan que fueron
estas operaciones, su actuacin, de da o de noche, terminaba siendo conocida
por vecinos y otros testigos ocasionales, y esto nunca pareci preocuparles a
los autores de los hechos.

Y esto, sin contar con los operativos de mayor magnitud, que tambin
fueron ejecutados por todos los grupos, tambin por los servicios de
inteligencia, muchas veces de manera conjunta con las fuerzas de seguridad y
armadas que eran responsables del territorio en cuestin.

En estos, segn tomamos conocimiento a travs de los testigos o de


documentos que relevaron la informacin sobre los hechos, se cerraban varias
manzanas a la redonda, intervenan numerosos efectivos de civil y
uniformados, se produjeron tiroteos, se usaron helicpteros, hasta tanques
militares, muchas veces se cortaba la energa elctrica en el lugar.

Y luego de los operativos, llegaban camiones que retiraban todos los


bienes del domicilio.

A ello se suma que, como hemos explicado, en muchos casos tambin


las propias tropas de las Jefaturas de rea y Subrea, actuaban en sus
controles y patrullajes de manera encubierta.

Es por esto que era tan imprescindible que las Jefaturas de rea y
Subrea estuvieran enteradas de cundo, dnde y quines realizaran un
operativo en el territorio bajo su responsabilidad; y es por esto que es con ellas
con quienes deba coordinarse el rea liberada, coordinacin que alcanzaba
tambin a la Comisara del lugar

A este tema en particular se refiri la Sala IV de la CFCP en su


sentencia dictada en el marco de la causa conocida como Jefes de rea y
Olivera Rvere, mediante la que se revocaron las absoluciones dictadas por
el Tribunal Oral en lo Criminal Federal n 5. All se afirm que cabe
sealar que incluso dejando a un lado la imprecisa dicotoma legal/ilegal
aplicada a determinadas funciones y/o acciones asignadas a las reas
recuerdo, bajo el riesgo de resultar reiterativo, que ellas fueron creadas

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exclusivamente a los efectos de la represin ilegal y aun cuando se lea, como
pretende el tribunal de grado, que de los dichos de Surez Mason y Roualdes
se desprende que las reas no ejecutaban directamente operaciones
encubiertas, lo cierto es que ellos no slo no han descartado, sino antes bien,
han confirmado la intervencin de las reas en la liberacin de las zonas
en tanto dominaban el manejo territorial; procedimiento ste fundamental
para la ejecucin coordinada de los operativos clandestinos entre las distintas
fuerzas y para garantizar la ausencia de interferencias o de contraposicin en
su desarrollo.

Y concluy:

Probada, entonces, la liberacin del rea por los jefes de rea, la


imputacin se asienta en el aseguramiento de la comisin de los
procedimientos delictivos sin interferencia policial ante la contingencia de
que pudiera ser reclamada para intervenir o, eventualmente, contar con su
colaboracin, en sus respectivas jurisdicciones.

Las afirmaciones que a este respecto hemos realizado se desprenden de


numerosos elementos de prueba incorporados a este debate, algunos de los
cuales mencionaremos a continuacin.

Para empezar, contamos con el ya citado Anexo 4 de la Orden de


Operaciones 9/77 relativo a la Ejecucin de blancos, donde se dieron
instrucciones para la coordinacin.

Recin sealamos, cuando hablamos de las funciones del COTCE, los


diversos requisitos que se haban impuesto y los procedimientos que se deban
implementar, de acuerdo al tipo de blanco de que se tratara.

Como mencionamos, all incluso puede observarse el modelo del


Formulario de requerimiento de rea libre para operar, que inclua la hora
del pedido, quin operara, quin solicitaba la autorizacin, la ubicacin del
blanco, el tipo de operacin, la fecha, los vehculos que se utilizaran y las
seales de identificacin, el personal y las seales de reconocimiento.

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All se dispona tambin que si se estuviera ejecutando la persecucin
de una persona, no deba interrumpirse, por lo cual deba informarse de
inmediato al comando de Zona y a la Subzona a la cual se penetrara, a fin de
lograr la mayor coordinacin, evitar enfrentamientos de propias tropas y
obtener el mximo apoyo en el operativo en desarrollo5.

5 Claro que estas reglas son para operaciones encubiertas porque para
las operaciones militares abiertas, el anexo establece que debe solicitarse que
la ejecucin sea realizada por la Zona o Subzona correspondiente al lugar.

En ese mismo Anexo, como ya tambin dijimos, encontramos el acta de


acuerdo celebrado entre los Comandos de la Zona 1 y de la Zona 4 (esto es,
entre Surez Mason y el acusado Riveros) para requerimientos de rea libre.

All se advierte cun preocupados estaban por los riesgos de errores en


el mecanismo de rea libre, ya que se especifica que los jefes de los
operativos encubiertos deban conocer los lmites de las reas de Zona 4 y
de las Subzonas 11, 13, 16 y Capital Federal y sus respectivas reas, as como
la ubicacin y nmeros de telfono de los COT de cada una de esas
jurisdicciones, y se hace hincapi en que

ambos comandos de Zona adoptarn las medidas pertinentes a fin de


que el personal dependiente sea consciente de que siempre que en las
jurisdicciones correspondientes se compruebe la presencia de personas no
identificadas que porten armas a la vista sin el correspondiente
requerimiento de rea libre, sern objeto de accin de fuego por parte del
personal de la Zona donde se encuentre. Si no portaren armas y fuesen
sospechosas, tambin podran ser detenidas a juicio del Jefe de la patrulla
militar o policial que acta.

Qued establecido tambin que ningn grupo integrante de un rea o


Subzona poda requerir de por s rea libre para operar a una unidad de otra
Zona. En todos los casos lo haran por intermedio del rea, Subzona y Zona
correspondiente.

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De acuerdo a lo que se seala en el acta, y en relacin a esto ltimo, la
regulacin detallada tambin tena por objetivo anular o reducir
sensiblemente los actos de pillaje, robo, etc. contra la propiedad privada, a
la vez de posibilitar el mximo control de las operaciones encubiertas.

Adems de lo que hemos mencionado, el Acta cuenta con un


suplemento de Comunicaciones, en el que se establecen los medios
radioelctricos a travs de los cuales cada una de las reas de Capital Federal,
la Subzona 11 (a quien se le delega la respectiva disposicin sobre sus reas)
y las reas 132 y 400 deban proceder a comunicar los pedidos de rea libre.

El Apndice 1 al Anexo 12 (orden a la polica de la provincia de Buenos


Aires), trata otras variantes y se determina especficamente las tareas que
deban desarrollar en esos casos las Jefaturas de rea10.

Esto fue explicado de manera conteste por la testigo Vernica Almada


durante su declaracin, en la que seal que en el caso de que el pedido de
rea libre

se haba hecho del Comando de la Zona 4 al Comando de la Zona


1ste ltimo informaba a la sub-zona, con quienes deba coordinar, porque
se

10
En el punto Variantes referidas a la mecnica de coordinacin para operaciones de seguridad
(investigacin y detencin), se tratan dos variantes. En la primera, relativa al caso de que la operacin a
ejecutar se origine en un rea subzonal, se prev que la Jefatura de rea deber informar al Comando de
Subzona de quien dependa, la cual coordinar tal circunstancia con la Unidad Regional de la Polica que
jurisdiccionalmente corresponda. La segunda variante se presenta cuando la operacin a ejecutar se origina en
el COTI (Centro de Operaciones Tcticas y de Inteligencia) de la PBA, y se prev que es este organismo
determina la Brigada de Investigaciones que deber intervenir en el operativo, y coordinar con la Subzona
que corresponda su ejecucin. En cuanto a los niveles de coordinacin que regularn la tramitacin y
ejecucin de las operaciones de seguridad encubiertas, se dispone que la Jefatura de la PBA coordinar con el
Comando de Zona y las Jefaturas de las Unidades Regionales lo harn con los Comandos de Subzona.

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encontraba bajo su control o mando, y a su vez, la Sub-zona deba
coordinar con el rea donde se realizara el operativo militar.

Agreg que el rea deba notificar a su personal para evitar


enfrentamientos entre fuerzas amigas.

Es por eso, afirm, que

la relacin entre Zonas, Sub-zonas y reas no slo es de mando,


sino que tambin es de coordinacin. Una relacin de mando poda implicar,
hacia abajo, una delegacin de autoridad, pues era el rea la encargada de
liberar el sector y de efectuar las comunicaciones al personal. Ello, porque
las reas tenan un control ms cercano del territorio, por eso eran
fundamentales.

Y reiter que lo que ocurre es que la zona le pide a la sub-zona el


rea liberada, y es la sub-zona la que coordina con cada una de las reas
para concretar el rea liberada. Esa coordinacin, reiteramos, estaba a
cargo de los COT.

Y todo esto coincide con los dichos del fallecido Otto Paladino
incorporados por lectura, quien, como sabemos, fue Secretario de
Informaciones del Estado durante 1975. Al respecto dijo que

cuando hubo este tipo de reordenamiento de actividades, como digo,


en la segunda mitad del ao 76, se estableci ese concepto de zona
liberada` entonces se nos impuso tambin a nosotros al igual que a todos
los dems servicios o unidades o fuerzas armadas.

Se nos impuso la necesidad de pedir zona liberada si necesitamos


realizar alguna actividad de Inteligencia o de Informaciones que requera el
mximo de ocultamiento ante la vista de terceras personas, sean propias o
civiles o presuntamente enemigos.

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Es decir, para ser ms claro voy a dar un ejemplo burdo: se necesitaba
colocar un micrfono en una casa que se supona que poda ser lugar de
reunin de subversivos, entonces esa penetracin a lo mejor convena, digo a
lo mejor convena, hacerla teniendo la seguridad de que nadie pueda
interferir esta penetracin clandestina a la casa.

Sobre el funcionamiento del rea liberada y la coordinacin que de ella


deban realizar las Subzonas y Jefaturas de rea, tambin declar el fallecido
Adolfo Sigwald, quien como ya dijimos fue Comandante de la Subzona 1.1.

En su indagatoria del 9 de abril de 1987, incorporada al debate, explic


que, cito:

lo que estaba ordenado era que si alguna otra fuerza armada o de


seguridad tena la necesidad de operar en jurisdiccin que corresponda al
suscripto en sus reas, deban comunicarlo, ya se al Jefe de rea o al
Comando de Subzona. As se haca.

Quiz haya sucedido que en alguna oportunidad, por razones de


urgencia, esto no se haya hecho y la comunicacin al comando haya llegado
con posterioridad a la incursin o trnsito pero la norma establecida por el
suscripto era que deban comunicar que por razones operacionales deban
penetrar en el rea tal o cual que dependa del Comando de Subzona.

Similares referencias encontramos en otras declaraciones incorporadas a


este debate, como las de Surez Mason y Roualdes, esto ltimo haciendo
hincapi en que las comunicaciones deban realizarse con anterior al
operativo, lo cual es por dems evidente.

Concordantemente con lo que hemos sostenido, declar tambin el


testigo Horacio Ballester, quien ejemplific su explicacin a partir de una
experiencia personal que le toc atravesar cuando, hacia fines de 1976, se
produjo un operativo en el edificio en el que viva.

En esa oportunidad, ocurri un enfrentamiento entre el grupo que estaba


realizando el allanamiento y otro grupo que arrib al lugar como consecuencia

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de la denuncia realizada por un vecino, enfrentamiento que dur hasta que
estos ltimos identificaron que los primeros eran tambin fuerzas de la
represin, a raz de lo cual les permitieron continuar con lo que estaban
haciendo.

Segn record Ballester, en ese operativo fueron secuestradas dos


mujeres, cuyos cadveres luego aparecieron con la voladura de Ftima.

En relacin a esta experiencia supuso que el enfrentamiento ocurri


porque no se haba pedido zona liberada o porque el mecanismo haba fallado
en algn aspecto, porque, de otro modo, afirm, era difcil que se agarrasen
a tiros, como lo hicieron.

Este es un caso que confirma la regla y demuestra lo que casi con


certeza poda ocurrir si un grupo operativo no haca el pedido de rea
liberada. Vemos que en este caso, de cualquier forma, el rea se liberaba en
el transcurso del procedimiento ilegal, porque se permita su continuacin.

En su carcter de experto, Ballester aadi que el canal de transmisin


de las rdenes de rea libre era el canal de comando, integrado por el jefe de
regimiento, comandante de brigada y comandante de cuerpo, pudiendo llegar
hasta el Comando en Jefe en el caso de abarcar diversas zonas.

Desde su perspectiva, "dar autorizacin para que otra zona o rea


intervenga en otro mbito ajeno al que le corresponda, implicaba
responsabilidad para quien la daba".

Corresponde agregar a lo dicho hasta aqu que este procedimiento, el


del rea liberada, no slo era imprescindible para realizar operativos de
secuestro y allanamientos sin riesgos, sino que tambin lo era para realizar
tareas de inteligencia, como la vigilancia del algn domicilio o el seguimiento
de alguna persona.

Al respecto, uno de los agentes de inteligencia de la Superintendencia


de Seguridad Federal fue Juan Antonio del Cerro, quien de acuerdo a sus
propios dichos, desde su cargo en la PFA realizaba diversas tareas de

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inteligencia a requerimiento de las distintas fuerzas que actuaban en Capital
Federal, y oficiaba de enlace entre el Comando de Subzona y los Grupos de
Tareas de la Central de Reunin del EMGE, incluida la SIDE.

En una de sus declaraciones incorporadas al debate, especficamente la


del 7, 8 y 9 de noviembre de 1985, agregada al legajo n 119 de la causa n
450, que fue incorporada al debate, del Cerro relat que:

"innumerables veces, mientras se encontraba estudiando un objetivo los


vecinos avisaban a la polica sobre la presencia de desconocidos, lo que
provocaban que concurrieran al lugar patrulleros policiales de manera
ostensible, circunstancia que obligaba a levantar el servicio" por lo que "a fin
de evitar esos inconvenientes, se requera al Comando que se liberara la zona
a fin de evitar que ingresen mviles policiales identificables".

Tan bien conoca Del Cerro lo que tena que hacer para evitar estos
problemas, que hasta record que la liberacin del rea se extenda por tres
cuadras a la redonda, tena una vigencia de 3 horas y deba renovarse si se
pretenda continuar, tal como dijimos que surge del acta acuerdo entre Riveros
y Surez Mason anexada a la Orden de Operaciones 9/77.

Otro elemento que resulta elocuente para confirmar lo que hemos


afirmado hasta aqu, es el documento que contiene la denuncia ante Amnista
Internacional de Horacio Cid de la Paz y de Oscar Gonzlez, ambos
sobrevivientes del circuito de los CCD conocidos como El Atltico, El Banco
y El Olimpo.

En esta denuncia ellos relataron los hechos que presenciaron durante sus
extensos cautiverios y los detalles del funcionamiento de los grupos represivos
que all actuaron, que llegaron a conocer merced a los trabajos que fueron
obligados a realizar por sus captores.

En la pgina 16 de esa denuncia y bajo el ttulo de Secuestros, en lo


que aqu interesa, ellos sealan lo siguiente: Cuando una fuerza determinada
deseaba secuestrar a algn compaero, elaboraba lo que llamaban un

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requerimiento de blanco. Este consista en una planilla, que era elevada
para su aprobacin a la Subzona Capital Federal o a la Zona I.

Posteriormente, era entregada al Jefe de Operaciones del Campo,


quin designaba la brigada o patota que se encargara del mismo. Nunca
hacan un procedimiento si anteriormente no haba sido aprobado por la
superioridad.

Designada la brigada, el jefe de la misma, marcaba en un mapa de la


ciudad, un rea de varias cuadras, en el centro de la cual realizaran el
secuestro.

Con algunas horas de anticipacin solicitaban al Oficial de guardia en


la sala de situacin del I Cuerpo de Ejrcito, que le liberaran el rea en
que operaran.

Esto significaba que ordenaban a las Comisaras, patrullas y


dependencias oficiales de la zona no intervenir, ni entorpecer, el accionar de
la brigada que operara en su zona.

Cuando trasladaban a un preso de una ciudad a otra, se repeta el


trmite. En esos casos la orden era comunicada a los puestos camioneros y
dependencias ubicadas a lo largo del recorrido.

Si la solicitud no era concedida (porque en esa hora y lugar operaba


otra fuerza, por ejemplo), la operacin se suspenda. Segn decan podan
quedar pegados (detenidos), o tiroteados con otra fuerza.

Los nombrados adjuntaron a la denuncia la reconstruccin que hicieron


de las planillas de requerimiento de blanco, que resulta concordante con lo
previsto en la Orden de Operaciones 9/77.

A estos elementos deben sumarse los numerosos testimonios que hemos


escuchado a lo largo de este juicio, tanto de familiares de las vctimas como de
sobrevivientes de los centros clandestinos de detencin, que aludieron haber
tomado conocimiento del mecanismo de rea libre.
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Slo a modo de ejemplo, porque ya nos referiremos a esto cuando
tratemos los casos, vamos a mencionar los dichos del testigo Altamar
Bentancour, quien al referirse a gestiones hechas en la comisara luego del
secuestro de su hijo ocurrido en Loma Hermosa, Partido de Tres de Febrero,
dijo que un funcionario de la comisara le haba informado que ese da el
Ejrcito haba realizado varios operativos, y que normalmente les avisaban de
estos operativos para evitar conflictos.

Otro ejemplo lo dio el testigo Adalberto Luis Brandoni quien, como


sabemos, fue mantenido en cautiverio en Automotores Orletti.

En su declaracin en el juicio de la causa n 1627 dijo mientras lo


llevaban en el auto luego de su secuestro, Anbal Gordon realiz por Walkie
Talkie un santo y sea: sapo verde. En ese momento el testigo entendi que
se estaba comunicando con la Polica para que estuviese la zona liberada. Lo
mismo ocurri cuando se produjo su liberacin.

A su vez, contamos con un documento correspondiente al Archivo de


la ex DIPPBA, concretamente nos referimos al Legajo n 8403 Mesa DS
Varios titulado "Procedimiento finca calle Francia n 601 Pdo. de Caseros".

En este legajo, la Unidad Regional de San Martn de DIPBA informa


que el 3 de octubre de 1976 la Comisara 1ra de Tres de Febrero "recibi
llamado de un Mayor del Ejrcito quien no quiso identificarse, el que hizo
saber que personal a sus rdenes proceder a llevar a cabo procedimiento en
finca abandonada sita en Francia n 601 de Caseros".

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Segn informa la delegacin, este llamado proceda de la guardia del
Colegio Militar de la Nacin (rea 490), y a travs de l se comunic que
funcionarios de la SIDE "operaran en la zona delimitada por las calles Av.
Justo Jos de Urquiza, Marcelo T de Alvear, San Martn y Carlos Tejedor".

Aqu se ve claramente cmo funcionaba la coordinacin, porque se trata


de un caso en que la Jefatura de rea se comunic con la Comisara del
lugar, mientras que el operativo estuvo a cargo de personal de la SIDE.

Asimismo, de los Informes elaborados por el Grupo de Trabajo


sobre Archivos de las Fuerzas Armadas del Ministerio de Defensa, surgen
elementos que reflejan contundentemente la correccin de nuestras
conclusiones.

Entre ellos, vamos a mencionar aqu el reclamo que figura en Legajo del
Cabo Primero Anbal Omar D`Angelo, citado en el Informe relativo a la
Subzona Capital Federal de octubre 2012, en el que explica que fue Suboficial
destinado en la dcada del 70 en el Centro de Comunicaciones Fijo del
Comando Brigada X de La Plata, y que en ese carcter atenda, entre otras
cosas,

el COT tramitando, coordinando y dando curso a decenas de reas


libres para que realicen procedimientos antisubversivos las fuerzas
policiales, tanto provincial como Federal, Gendarmera Nacional, Marina,
Ejrcito, etc.

Tambin, resulta de inters la sancin inserta en el legajo del Cabo 1


Salvador Sergio Amarillo del 3 de marzo de 1981, quien a esa fecha se
desempeaba en el Regimiento de Infantera n 3.

En esa sancin se seala que fue negligente en su desempeo como


suboficial de turno en el Grupo Operaciones al no hacer saber en forma
inmediata a la polica de la provincia el pedido de un rea libre solicitada por
la Polica Federal Argentina, creando con ello serios inconvenientes en el

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servicio. Esto es mencionado en el informe de diciembre de 2013 relativo a la
Subzona 1.1.

Otro de los informes que corresponde mencionar es el relativo a la Zona


4, en el que se cita, en referencia al COT ubicado en Gaspar Campos
correspondiente a la Escuela de Infantera, la declaracin ante la Comisin
Nacional sobre la Desaparicin de Personas de Alejandro Ricardo Labn
(Declaracin realizada el 4 de abril de 1984 Legajo C03664), quien durante el
ao 1977 realiz el Servicio Militar Obligatorio en ese COT.

All explic que entre las funciones que desarrollaba deba tomar por
telfono los pedidos de rea libre para luego retransmitirlos a las comisaras
correspondientes. Asimismo, manifest que con cada pedido de rea libre se
efectuaba un informe, que luego se archivaban en biblioratos. Los pedidos de
rea libre, segn dijo, los hacan la ESMA, el Batalln 601, a veces
Comando de Institutos MM, y a veces otras reas, todos los cuales se
realizaban por telfono y en general casi siempre unas pocas horas antes del
operativo.

Todo lo mencionado resulta coherente con lo afirmado por Surez


Mason en la Junta de Calificacin de oficiales de Vicente Manuel San Romn,
quien fue Jefe de Operaciones del Cuerpo I durante 1976 y 1977, y que es
mencionada en el Informe de octubre de 2012 relativo a la Subzona
Capital Federal.

All Surez Mason dice que San Romn:

"es un camarada sumamente difcil, no solamente por lo que respecta a


la LCS sino por las dificultades constantes de las relaciones no orgnicas que
hay que establecer. En la Zona del Comando hay organismos y servicios de
otras fuerzas y escalones que corresponden al Comando en Jefe del Ejrcito,
y todo debe ser coordinado por el Departamento de Operaciones".

Mini conclusin de este punto

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Como se advierte a partir de estas pruebas, y a partir de otras que sern
mencionadas en diferentes acpites de este alegato a las que en este punto nos
remitimos para evitar repeticiones, todos deban solicitar rea liberada: los
grupos operativos de la Polica, los de la Gendarmera, de la Armada, del
Ejrcito, de la SIDE, del Batalln 601, etc.

Esto demuestra lo que afirmamos al principio de este punto, esto es, que
todos los Jefes de Zona, Subzona, rea y Subrea, tuvieron
responsabilidad respecto de todos los secuestros y dems operativos
realizados en su jurisdiccin.

Y esto fue as ya que, aun suponiendo que no fueron ellos mismos


quienes ejecutaron esos operativos y ms all de otros aportes que realizaron,
mnimamente aseguraron las condiciones para que esos hechos tuvieran
lugar como parte del rol que tenan asignado en la divisin de funciones
del plan sistemtico criminal.

Resulta evidente que si la activacin del mecanismo de rea liberada


era indispensable para la actuacin segura de los grupos operativos
pertenecientes a las diversas fuerzas que actuaban en el pas, incluso los que lo
hacan del modo ms encubierto, ms an lo era si en el operativo en
cuestin intervenan, adems, miembros de las fuerzas represivas de otros
pases.

De esto se deriva que en los casos en que esa intervencin fuese


efectivamente acreditada, tambin debe afirmarse el conocimiento que de tal
aspecto de los hechos necesariamente tuvieron que tener los respectivos
Comandantes y Jefes territoriales.

Apoyo a operativos ajenos

Sres. Jueces: Recin sostuvimos que los Comandantes y Jefes


territoriales eran quienes coordinaban y con quien deba coordinarse este
mecanismo de rea liberada, justamente para evitar que los operativos
realizados por grupos ajenos a la jurisdiccin se vieran frustrados por su
intervencin.

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Pero haba tambin otro motivo por el cual los correspondientes COT
tenan estar enterados de todos los operativos que estaban llevando a cabo en
el mbito geogrfico bajo su responsabilidad: era posible que el grupo
interviniente requiriera asistencia, ante los imprevistos que podan ocurrir
cuando iban a capturar a una persona a un domicilio o en la va pblica.

As, por ejemplo, poda ser que las vctimas se defendieran, que
estuvieran armadas, que fueran ms personas de las que tenan previstas, que
escaparan y comenzara una persecucin, etc.

En todos estos casos, estaba previsto que, adems de la polica local, el


apoyo que fuera necesario proviniera principalmente de las Jefaturas de rea
y Subrea y es por eso que podemos concluir que esta era otra de las
funciones estables de esas estructuras.

Ello se advierte principalmente en el Acta de Acuerdo entre los


Comandos de Zona 1 y Zona 4 anexada a la Orden de Operaciones 9/77
en la que, entre otras cosas, se prevea que en caso de que se produjera una
persecucin a partir de un procedimiento llevado a cabo por un grupo
operativo de una Zona en jurisdiccin de la otra, el Jefe del grupo deba dar
aviso al COTCE, quien tena que alertar a la Subzona correspondiente
quien, a su vez, deba avisar a las reas que circundan el espacio
territorial de la persecucin a fin de que, cito, estn en aptitud de brindar
apoyo a orden.

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Finalizada la persecucin, el Jefe del equipo debe informar en qu rea
termin la persecucin.

A esto se refiri Vernica Almada cuando sostuvo que lo que se haca


en estos casos era mantener un alerta .

Este estar alerta, por ejemplo, se observa en el Libro Histrico de


1976 de la Escuela de Caballera de Campo de Mayo que se cita en el Informe
del Grupo de Trabajo de Archivos de las Fuerzas Armadas, donde se asent
que

Con fecha 28/06/76 se toma conocimiento de que el personal del


Batalln de Inteligencia 601 tuvo un enfrentamiento armado con elementos
subversivos en la calle Yapey al 800 de la Localidad de Jos Len Suarez. Se
enva una comisin que procede a rastrillar la zona sin obtener resultado
positivo.

En la misma Orden de Operaciones, concretamente en el Apndice 1 al


Anexo 12 titulado orden a la polica de la provincia de Buenos Aires, se
instrua a los comandos correspondientes a que en el caso de que durante la
ejecucin de una misin policial especfica se detectara un foco subversivo
que superara la capacidad de los efectivos o medios policiales, la autoridad
militar jurisdiccional, cualquiera sea el nivel, prestar apoyo con efectivos
y medios militares y/o de seguridad con carcter prioritario, asumiendo el
comando de la operacin.

Sobre esto tambin contamos con dos documentos del Archivo de la ex


DIPPBA, enviados junto con el informe relativo a los imputados de este juicio
de la Comisin Provincial por la Memoria, que muestran a las Jefaturas
territoriales en actuacin conjunta con otros grupos.

El primero de ellos es el expediente Mesa DS Varios n 5887 titulado


"Allanamiento en casa operativa de Montoneros...", que refiere a un operativo
conjunto en una casa de Villa Adelina, en el que interviene la Divisin
Sumarios de la Superintendencia de Seguridad Federal, junto con efectivos del

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rea 420, a cargo de la cual durante 1977 estuvo el acusado Sadi Pepa, y en el
que resultaron asesinadas tres personas.

El segundo, es el legajo Mesa DS Varios n 8453 titulado


"Procedimiento realizado en la calle Santa Fe 1919, 1er piso", que da cuenta
de un operativo realizado el 12 de octubre de 1976 en el que actu personal de
la ESMA, de la polica de la provincia de Buenos Aires y del rea 420.

Y lo que sostenemos tambin se desprende de la declaracin de Jos


Luis Garca. Recordemos que manifest haber tomado conocimiento de la
existencia y de parte de las funciones de los Jefes de rea, a travs de uno de
ellos a quien conoca y era su amigo; el Jefe del rea III de la Capital Federal
durante 1977, Jorge Arguindegui. Sobre la base de este conocimiento dijo,
cito, que

El jefe del rea se limitaba a aportar la seguridad a los elementos


de inteligencia; que eran quienes entraban a las casas, tomaban prisioneros y
revisaban la documentacin y los acompaaban hasta el centro clandestino
de detencin, para retirarse posteriormente

Y explic que por la cantidad de operaciones que deban realizarse,


no alcanzaban los elementos propios de inteligencia para hacer toda la tarea;
por ello, involucraron a las unidades operacionales.

Hicieron que esos elementos instalaran centros clandestinos de


detencin en las unidades -en sus propias estructuras de comando- La
operacin y los interrogatorios eran realizados por los elementos de
inteligencia.

Agreg que si bien, segn su opinin, Arguindegui intentaba no


involucrarse, lo cito:

de vez en cuando la cadena de comando que dependa de la Sub-


zona 1 le peda que mande gente. Este era un grupo de personal estable, que
deban brindar seguridad y cortar el trnsito, pero no iban a la puerta de los

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objetivos. All, entraban las fuerzas de inteligencia quienes hacan el
operativo-.

Esos hombres que eran enviados a asegurar la va pblica- slo


hacan seguridad perimetral, acompaaban. Iba un oficial a cargo del grupo
que manda la patrulla- y el equipo de hombres.

Como vemos, independientemente de que a travs de otros elementos de


prueba, como demostraremos en breve, hoy sabemos que las actividades de las
Jefaturas de rea y Subrea en el marco de la represin no tuvieron los lmites
que menciona Garca, lo cierto es que an desde esta perspectiva su
testimonio deja claro que estas estructuras territoriales estaban siempre a
disposicin y pendientes de los operativos que ocurran en su jurisdiccin,
a fin de prestar el apoyo que fuera necesario para garantizar no slo el xito de
la captura, sino tambin el traslado seguro a los centros clandestinos y la
ejecucin de los interrogatorios, independientemente de a qu grupo o fuerza
pertenecieran los victimarios directos.

Otras funciones sobre el territorio

Actuacin posterior al hecho

Ahora bien, en el caso particular de las Jefaturas de rea y Subrea,


adems de las funciones de liberacin de rea y de apoyo a operativos,
cumplan otras funciones estables vinculadas con los operativos ejecutados
por otros grupos dentro de sus jurisdicciones.

Nos referimos principalmente a lo que suceda despus del operativo,


luego de que las casas y departamentos quedaban abiertos y destrozados, los
bienes de las personas que no haban sido robados a merced del pblico, y
sobre todo, los nios que quedaban en el lugar, y los cadveres de las personas
que eran asesinadas en supuestos enfrentamientos.

Este tema fue extensamente abordado en la sentencia de la Sala IV de la


CFCP relativa al juicio conocido como Jefes de rea y Olivera Rvere,
razn por la cual corresponde citar aqu las partes pertinentes. All se dijo que:

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Los jefes de rea realizaron otros aportes a los hechos investigados,
adems de la liberacin del rea. Esos aportes derivaron de la actuacin de
las reas militares con posterioridad a la ejecucin de algunos de los delitos
imputados.

Esa actuacin, al contrario de lo esgrimido por los miembros del


tribunal oral, s puede ser tenida en cuenta a los efectos de analizar la
responsabilidad penal de los jefes de rea.

Es que si bien es cierto que la actuacin posterior a un hecho no forma


parte de la ejecucin de ese hecho en particular, la reiteracin de la
actuacin posterior en beneficio de la ejecucin del delito puede tener efectos
en la consumacin de los delitos siguientes.

Esto es, quienes ejecutaban de propia mano los delitos, o quienes


emitan la orden de ejecutar el delito, contaban con que las reas llevaran a
cabo ciertas conductas con posterioridad a la ejecucin del delito....

La sentencia prosigui con la siguiente enumeracin de conductas


posteriores:

En primer lugar, pudo acreditarse que las reas militares


ingresaban a la morgue judicial cadveres de vctimas de delitos de lesa
humanidad. Esto es, en algunos casos se prob la intervencin de la morgue
judicial con la consignacin del rea militar que ingresaba los cadveres.

Sobre ello, el Sr. Fiscal indic que de los lugares donde ocurrieron
cada una de esas muertes a manos de fuerzas militares, mencionados en cada
caso, se colige que ellas se produjeron dentro del radio de las reas que se
consignaba como responsable del ingreso del cadver y en el radio de las
Comisaras que se designaban en los registros de la Morgue, tal como surge
de los Anexos del Informe de la CONADEP.

A su vez, sostuvo que las Comisaras intervinientes coinciden, en cada


caso, con el rea a la cual se le adjudica su pertenencia, conforme a la

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delimitacin de las reas trazada y que di base a la imputacin de esta
causa (cf. fs. 4138/4139).

En segundo lugar, tal como arguy el Sr. Fiscal, tambin se prob


que las reas militares entregaban objetos de vctimas de los delitos aqu
investigados a familiares.

En esta direccin, hay que valorar la entrega de los objetos que se


encontraban en el departamento donde habran sido secuestrados Gustavo
Ernesto Fraire Laporte, Eduardo Luis Torres, Amelia Larcamn y Rubn
Omar Salazar, a la madre de una de las vctimas de autos, Judith Garca de
Larcamn.

El Sr. Fiscal se refiri al informe que obra a fs. 7 del incidente de


entrega del departamento promovido por Hugo Acevedo Cavalet, de la causa
n 12.120 del Juzgado de Instruccin n 23, Secretara n 139, donde el
Coronel Roberto Roualdes, en su calidad de Segundo Comandante y Jefe de
la Plana Mayor del Comando Subzona Capital Federal, se dirigi al juez de
instruccin a fin de hacer saber que, ante el requerimiento de la Sra.
Larcamn, abuela de la menor abandonada y consulta con el Secretario
actuante:

Se proceder 1) con participacin del rea militar y de la Polica, a


levantar la clausura temporaria del inmueble. 2) Retirar bajo inventario los
bienes muebles del mismo. 3) Proceder al Traslado de dichos muebles al
domicilio de la Sra. Judith Carmen Garca de Larcamn a su domicilio sito en
La Plata.

La sentencia prosigui con la apreciacin de otras constancias.

Se valor tambin el oficio dirigido al Jefe del rea II, fechado el 10


de marzo de 1978, obrante a fs. 5 del incidente mencionado, el cual se
encuentra firmado por Ral Alberto Gatica como Jefe de la Divisin Personal
del Comando de Subzona Capital Federal, en el que ordena al Jefe de rea
que cite a la Sra. Judith Garca de Larcamn, designe personal superior para
que junto con personal de la Comisara 17 concurran al inmueble en cuestin

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y procedan a levantar la clausura, y retiren, previa confeccin de inventario,
todos los bienes muebles y objetos de valor que all se encuentren y sean
entregados a la Sra. Larcamn en su domicilio de la ciudad de La Plata.
Finalmente se deber proceder a clausurar nuevamente el domicilio por
medio de personal de la Comisara 17, quedando el lugar a disposicin del
Juzgado de Instruccin n 23 (cf. fs. 4137vta./4138).

Finalmente, la sentencia concluye que:

De estos informes surge que la Subzona Capital Federal daba


rdenes al rea para que sta las ejecutara con sus propios efectivos y con
la coordinacin de la Seccional policial correspondiente.

Tambin se desprende de ellos la actuacin posterior a los hechos


delictivos. Tambin refiri que de lo expuesto se derivaba que quien daba
rdenes a las Comisaras, como as tambin a las reas, era el comando de
la Subzona, lo que en mi entender (afirma la sentencia) no desvirta de
manera alguna la participacin del rea.

En efecto, esto ltimo que se sostiene como probado en esta sentencia


resulta acorde con lo que observamos en el Apndice 1 al Anexo 7 de la
Orden de Operaciones 9/77, que es el Procedimiento Operativo Normal
(PON) establecido para la administracin de personas detenidas.

All, entre otras cosas, se encarga a la Subzonas la coordinacin tanto


para poner a los detenidos a disposicin del PEN y para el tratamiento de los
cadveres de las personas que hubieran fallecido.

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Tambin quedaba en cabeza de las Subzonas todo lo relativo a los
menores de edad, as como a los bienes de las personas, e incluso la
determinacin de dnde deban enviarse los armamentos, explosivos y todo
material de guerra que fuera incautado.

Al tratar la responsabilidad del imputado Falcn veremos las peticiones


que hizo a sus superiores sobre el destino de este tipo de material.

La sentencia contina afirmando que

En tercer lugar, tambin se prob la actuacin de las reas militares


en la entrega de hijos menores de vctimas de la represin. Para ello, el Sr.
Fiscal cit el informe de la Comisara n 11 dirigido a la Direccin Nacional
del Menor y la Familia, del que surge la entrega de las menores Yamila y
Jimena Zavala Rodrguez hijas de Olga Caueto y Miguel ngel Zavala
Rodrguez a un hogar de menores, por orden del rea II...

La entrega se realiz como consecuencia de la privacin ilegal de la


libertad de la madre y del homicidio del padre, que habran ocurrido el 22 de
diciembre de 1976.

Del informe invocado por el Sr. Fiscal como prueba de cargo surge que
la Comisara se dirigi a la Direccin Nacional del Menor y la Familia
Previa consulta a la Jefatura del rea II, Subzona Capital Federal del
Comando en Jefe del Ejrcito...

Adems de esa sentencia, otro elemento que da cuenta de la actuacin


posterior al hecho por parte de las reas surge del Informe relativo a la
Subzona Capital Federal del Ministerio de Defensa, se hace referencia al
expediente del Consejo de guerra caratulado Franco, Eduardo Emilio,
Carlevari, Alicia atentado y resistencia contra la autoridad y homicidio, en
el que consta que el

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20 de abril se realizaba un operativo en la calle Batalla del Pari
1001 por parte de fuerzas conjuntas, con la informacin de que en esa
direccin se encontraba un refugio extremista.

Al identificarse como fuerzas de seguridad se produjo un tiroteo entre


las personas al interior de la vivienda y las fuerzas. Luego del tiroteo las
fuerzas penetran en la vivienda encontrando los cuerpos de Eduardo Emilio
Franco y Alicia Beatriz Carlevari (embarazada de 8 meses, segn peritaje)
abatidos y procediendo al secuestro de material "subversivo".

A fojas 43, consta un acta de la polica federal, comisara n 29 donde se


detalla que el da 25 de abril de 1977 personal de la Seccional 29a y del
Regimiento de Granaderos a Caballo se dirigieron al inmueble con el fin de
realizar el inventario de los bienes existentes en la finca, y que el personal del
Regimiento se hizo cargo de todos los bienes inventariados en la finca y los
traslad a la sede de esa unidad militar.

Recordemos que ese Regimiento era sede de la Jefatura del rea III de
la Subzona Capital Federal.

Patrullaje (abiertos y encubiertos), cerrojos, allanamientos,


investigaciones, lancheos, detenciones, interrogatorios, rdenes de captura

Ahora bien, adems de estas tareas estables que desempeaban las


Jefaturas de rea y Subrea, y que se relacionaban con operativos originados
y ejecutados por grupos que no necesariamente dependan de manera directa
de ellas, ya sea porque formaban parte de otras jurisdicciones o de otras
fuerzas y servicios, en el marco de su misin general, esas estructuras
territoriales tambin llevaban adelante distinto tipo operaciones por s
mismas, o se las ordenaban a las seccionales policiales bajo su mando.

En este sentido, se ha acreditado que realizaban operaciones tanto a


partir del trabajo cotidiano que se haca desde esas Jefaturas en el marco de la
represin, planificadas por la Plana Mayor y ordenadas por el mismo Jefe,
cuanto a pedido de la cadena de comando, a partir de requerimientos propios o

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realizados desde otras jurisdicciones, otras fuerzas y los servicios de
inteligencia.

Todo esto, al igual que las dems operaciones que podemos calificar
como de apoyo o garanta, como vimos, se preparaban y coordinaban desde
los respectivos Centros de Operaciones Tcticas.

Entre estas operaciones realizadas por s y como parte de la misin de


control poblacional, encontramos evidencias de actividades de patrullaje y
cerrojos, tanto abiertos como encubiertos, recepcin de denuncias,
investigaciones y otro tipo de actividades de inteligencia para determinar
objetivos o blancos como dicen los reglamentos, entre ellas, incluso los
denominados lancheos, allanamientos, secuestros (o detenciones como
pretenden denominarlos), libramiento de rdenes de captura a la polica y
hacia otras jurisdicciones, interrogatorios.

Por supuesto que nos referimos a una lgica de trabajo general de las
Jefaturas en todo el pas, y es por eso que dependiendo de la jurisdiccin de la
que estemos hablando, se observan variantes en este sentido.

Pero independientemente de esas variantes, lo cierto es que en todos los


casos se advierte la ejecucin de algunas de estas operaciones por parte de las
Jefaturas y es por eso que las vamos a abordar de modo conjunto en este
punto, sin perjuicio de las especificaciones que vamos a hacer cuando nos
refiramos en particular a los acusados en este juicio.

General

As, la ejecucin de este tipo de operaciones por parte de las Jefaturas


militares tiene su origen, como ya dijimos, en la misin general impuesta en
las Directivas del Comando en Jefe del Ejrcito, que luego fueron
reproducidas en las correspondientes rdenes de operaciones.

Ejemplo de ello es que en el Anexo 4 de la Orden de Operaciones 9/77


del Comando de Zona 1, titulado Ejecucin de blancos, se establece como
misin general que dentro de esa jurisdiccin se continen ejecutando

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procedimientos de investigacin y detencin referidos a allanamientos, para
detectar y detener elementos subversivos a fin de lograr su aniquilamiento.

Y, por supuesto, que todas ellas estaban reguladas en el Reglamento 9-


1 que mencionamos en tantas oportunidades. All, por ejemplo, el punto 4.008
sobre los efectivos a emplear y la oportunidad para hacerlo, se sealaba como
pauta que

La iniciativa se materializar actuando aun sin rdenes del comando


superior, con el concepto de que un error en la eleccin de los medios o
procedimientos de combate, ser menos grave que la omisin o la inaccin.
El ataque se ejecutar preferible y fundamentalmente:

a. Mediante la ubicacin y aniquilamiento de los activistas subversivos


y la detencin de los activistas gremiales.

b. Simultnea y complementariamente, mediante controles de


poblacin, allanamientos, controles de ruta y patrullajes, en proximidades de
los lugares sospechosos.

Y continuaba de la siguiente manera:

El concepto es prevenir y no "curar", impidiendo mediante la


eliminacin de los agitadores, posibles acciones insurreccionales masivas. En
tal sentido la detencin de los activistas o subversivos localizados, deber ser
una preocupacin permanente de todos los niveles de comando.

Ellos deben ser capturados de inmediato en el lugar en que se


encuentren, ya sea el domicilio, la va pblica o el trabajo (fbrica, oficina,
establecimiento de enseanza, etc.).

La ejecucin de las detenciones ser descentralizada al mximo en el


ambiente operacional subversivo, que plantea pequeas y mltiples
situaciones fugaces, en espacios mayores que los normales.

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Ante indicios de actividad subversiva el comando militar debe
resolver atacar de inmediato. El ataque, permite aniquilar la subversin en su
inicio y mostrar a la poblacin que las tropas son las que dominan la
situacin, ejercen el control sobre el territorio y que su accionar tiende a
proporcionarle seguridad contra la cual atentan los delincuentes.

Las operaciones ofensivas ms rentables sern las investigaciones y


detenciones (allanamientos), los patrullajes, cercos y rastrillajes.

En otras palabras, la misma reglamentacin considera este tipo de


actividades, a cargo de los Jefes reas y de Sub-reas, como operaciones
ofensivas; y les da una importancia central dentro del plan sistemtico
represivo.

Y de ello tambin dan cuenta las declaraciones de militares fallecidos


incorporadas al debate.

Entre ellos, Juan Bautista Sasiai quien, reiteramos, fue Comandante


de la Subzona 1.1, afirm en su declaracin informativa del 29 de julio de
1986 que una Brigada poda ordenarle a un rea tal o cual operacin, lo
que ejemplific relatando un episodio en el que la Central de Reunin de
Informacin de la Subzona haba obtenido determinada informacin para
ejecutar una operacin, lo cual, segn explic, fue ordenado al rea
correspondiente.

Y en este contexto agreg lo siguiente:

adems la Brigada reciba informaciones que le podan dar valor a


algunos sobre la presencia de blancos en determinados lugares. Su ejecucin
directamente se le pasaba al rea. Pero adems, las reas que vivan
intensamente revolviendo toda el rea, detectaban sus blancos y los
ejecutaban.

Es por esto, seal, que alguien dijo fue una guerra de los tenientes
porque sin lugar a dudas fueron los oficiales de esa jerarqua que en su

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accin de patrullaje permanentemente o instalados en las bases de combate
reciban el aporte de la informacin que la poblacin le haca llegar.

Tambin contamos con la declaracin informativa brindad por el


fallecido Reinaldo Martn Alturria que se encuentra agregada a la causa
Carrillo, Fausto, incorporada al debate. All le preguntaron por las funciones
del rea 234, a lo que contest que consistan en

mantener una permanente y actualizada informacin de lo que al


respecto ocurra en la jurisdiccin mediante el contacto constante con los
elementos puestos bajo control operacional y las distintas reas del gobierno
provincial y por una accin operacional, tendiente a coartar la libertad de
accin de los elementos subversivos que accionaban en el medio, todo ello
mediante diversos mecanismos como ser patrullajes controles de ruta,
identificacin de personas, de vehculos y vigilancia de objetivos de
importancia provincial.

Otro de los militares que se refiri a las funciones de las Jefaturas de


rea fue Jos Alberto Muzzio, quien fue Jefe del rea V de la Capital
Federal durante 1976, en su declaracin del 17 de octubre de 1986,
incorporada al debate. Dijo que

las funciones eran de patrullajes, en estrecha colaboracin de la


polica, cierre de vas de acceso, contralor de determinadas confiteras,
hoteles alojamiento, etc.la funcin era de presencia en la calle.

Y a continuacin, cnicamente agreg que "desea aclarar que cuando se


le pregunto sobre capturas de subversivos mientras se desempe como Jefe...
su misin era tambin detener subversivos, lo que ocurre es que en la prctica
no tuvo la suerte de hallar alguno en su rea".

Otro elemento que demuestra que las Jefaturas de rea realizaban por
s este tipo de operaciones, surge del Informe del Grupo de Trabajo sobre
Archivos de las FF.AA. relativo a la Escuela de Servicios de Apoyo al
Combate de Campo de Mayo, que fue cabecera del rea 470.

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All se menciona el legajo del entonces teniente Jos Carotti, en el que
se encontr una nota fechada en 1995 dirigida al Jefe del Estado Mayor
General del Ejrcito donde Carotti denuncia la comisin de delito de "abuso
de autoridad" en su perjuicio por parte del Coronel Martellotte. En esa nota
Carotti describi lo siguiente:

"A comienzos del ao 1976, se me impartan rdenes como contralor


de rutas, trenes, colectivos o autos, hasta ese momento no lo consider como
algo que afectara los derechos del prjimo, pero la situacin se estaba
complicando y se me empez a ordenar a m y a otros Oficiales que
realizramos allanamientos en casas en busca de personas presuntamente
involucradas en actividades Subversivas.

Yo me he negado a cumplir esas rdenes y convers con el Cnl


Martellotte, quien manifest que la orden no se discute y que como subalterno
no tena ningn derecho a discutir la misma.

Me manifest que tena dos opciones: cumplir rdenes o irme de baja.


Luego de ello decid dar parte de enfermo.

Corresponde aclarar que en el informe se menciona que durante 1976


Carotti revistaba en la Agrupacin Aspirantes - Compaa Aspirantes 'G'
como Oficial Instructor de esa Escuela.

Y esto es coincidente con lo que surge del Informe del Comando de


Institutos Militares, en el que se transcribe parte de la presentacin de Riveros
ante el Con.Su.FF.AA. De las palabras del acusado el informe concluye que:

no tenan Grupos de Tareas ya que el Comando de Institutos


Militares operaba con su orgnica normal, con sus unidades normales, los
Jefes de reas, que eran a su vez jefes de unidades. Estos organizaban con
libertad sus grupos o elementos para operar. Los Jefes de reas tenan la
libertad para operar, capturar y aniquilar al enemigo y si lo consideraban
necesario solicitaban participacin de personal policial.

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Que las formas de operar se desprendan de las directivas y que las
rdenes impartidas eran capturar al enemigo y aniquilarlo. Es decir que
siempre la orden de aniquilamiento estuvo dada.

Ahora bien, especficamente sobre las operaciones de patrullaje, que


resultan de singular importancia dentro de las tareas desarrolladas por la
Jefaturas territoriales, el punto 5.017 del Reglamento RC 9-1, indica que se
trata de

una operacin destinada fundamentalmente a ejercer el control por


parte de las Fuerzas legales sobre su zona de responsabilidad.'

Este control se ejercer a travs del reconocimiento, la seguridad y la


localizacin de los elementos subversivos.

Ser ejecutado por fracciones reducidas, altamente mviles, a pie,


motorizadas, mecanizadas, a caballo, etc., de acuerdo a la misin asignada a
los medios disponibles y al terreno.

Las patrullas operarn durante el da y la noche, recorriendo sectores


de la zona de responsabilidad.

Porque, de acuerdo tambin a este mismo reglamento,

el hostigamiento permanente que puede lograrse particularmente por


medio del patrullaje es un procedimiento para impedir que los elementos
subversivos puedan eludir el combate.

Adems de las constancias que ya hemos mencionado, dan cuenta de las


actividades de patrullaje por parte de las Jefaturas de rea los Informes del
Grupo de Trabajo de los Archivos de las FF.AA.

En particular, en el relativo a la Subzona 1.1., rea 115, se menciona la


Actuacin de Justicia Militar n 46.639, en la que obra la declaracin del
Teniente Horacio Linari, quien describi lo siguiente:

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Recib de mi Jefe de Compaa la orden de operar en las localidades
de Suipacha y Mercedes () Con una seccin compuesta de tres grupos de
tiradores y un pelotn comando, deba operar en ambas localidades ()

Dentro del punto dos de la orden Misin, se hizo especial hincapi


en la finalidad de la misma: accionar contra la delincuencia subversiva y
ganar la poblacin () especialmente en esta ocasin que se celebraba la
Semana Santa y que soldados de la clase 1958 operaban por primera vez.

Por esta ltima razn, tambin y para mantener el secreto de las


operaciones, en algunos casos en dicha orden de operaciones, no se fij el
cundo y dnde de algunas actividades, tal es el caso de los patrullajes
ofensivos nocturnos (...).

Se especific que el patrullaje ofensivo inclua identificacin de


personas y control de vehculos ().

Lo mismo refleja el Informe Colegio Militar de la Nacin en el que se


relev la Actuacin de Justicia Militar N 45.852, motivada en un accidente
automovilstico que sufriera el entonces Conscripto Ren Faustino Bergessio,
quien integraba la Compaa Seguridad de la Agrupacin Comando del
instituto.

En su presentacin, Bergessio afirma que el accidente ocurri cuando


se dirigan a realizar un patrullaje con la Fuerza de Tareas.

Tambin declar el sargento Bentez, quien indic el accidente se


produjo al chocar con un auto civil, mientras el soldado conscripto Bergessio
se desempeaba como tirador de la Fuerza de Tareas afirmando que ste
conoca perfectamente los peligros, pero dada la premura que la misin
impona no repar en cuidar de ese detalle ().

Agregando despus que no puede precisar si el soldado conscripto tom


las medidas de precaucin aconsejadas dado que marchaban en situacin de
combate y atentos a cualquier eventualidad.

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De acuerdo a lo que surge del informe, ms adelante en el expediente se
determina que la operacin a la que se diriga Bergessio consista en actuar
contra un grupo de personas las cuales, segn una denuncia que haban
recibido, estaban realizando pintadas.

A partir de estos elementos, es fcil advertir que el patrullaje no era,


como a veces pretende presentarse, una actividad inocua, y mucho menos una
legal, desvinculada de los secuestros, torturas y desapariciones.

Reiteramos, era una parte esencial del plan sistemtico criminal.

Dijimos que, adems de los patrullajes y controles de ruta, habamos


advertido que las Jefaturas territoriales realizaban investigaciones, a partir de
las cuales producan por s mismos allanamientos y detenciones, o incluso
libraban rdenes de captura, lo que tambin estaba previsto en la normativa
militar.

As, nuevamente el Reglamento 9-1 constituye una prueba de ello. En


su punto 5.030 se explica que

La investigacin y detencin se concretarn en la ejecucin de


registros y/o allanamientos de domicilios, comercios, fbricas y aun en reas
ms amplias, con el fin de arrestar a personas implicadas en la subversin;
descubrir instalaciones, depsitos, lugares de reunin, refugios, etc., que
utilicen los elementos subversivos; como as tambin requisar armas,
explosivos, municin, elementos de comunicaciones y sanidad, material de
propaganda, etc.

Y contina afirmando que Los resultados que puedan obtenerse son


de un gran valor para la disposicin de una adecuada inteligencia, ya que
facilitarn en especial, la deteccin y eliminacin de los elementos de la
subversin clandestina particularmente y la destruccin de la organizacin
poltica-administrativa.

Adems posibilitarn a las Fuerzas Legales, mantener una estrecha


vigilancia sobre aquellos individuos simpatizantes o proclives a la

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subversin, de manera tal que ante una inminente alteracin del orden
pblico, puedan proceder a su inmediato arresto.

Ese artculo finaliza con lo siguiente:

Dado lo difcil que resulta, en ciertas circunstancias hacer una exacta


diferenciacin entre los elementos subversivos y la poblacin en general,
podr ocurrir que se detenga a personas inocentes. Atendiendo a ello, ser
preciso realizar una investigacin rpida pero estricta, a fin de liberar a los
mismos lo antes posible

Resulta claro que parte de esa investigacin rpida pero estricta


comprenda en primera instancia un adecuado interrogatorio y, para hacerlo,
se necesitaba de conocimientos elementales sobre qu preguntar y qu hacer
de acuerdo a las respuestas brindadas o a la informacin por otros medios
recogida.

Veremos en su momento su incidencia en el caso de los extranjeros y la


relacin de esa informacin con Cndor.

Asimismo, la realizacin de operativos propios por parte de las Jefaturas


territoriales se desprende de algunos pasajes de la Orden de Operaciones 9/77.

Por ejemplo, el Acta de acuerdo entre el Comando de Zona 1 y el


Comando de Zona 2 para rea libre, cuenta con un suplemento de
Comunicaciones, en el que se establecen los medios radioelctricos a travs de
los cuales cada una de las reas de Capital Federal, la Subzona 11 (a quien se
le delega la respectiva disposicin sobre sus reas) y las reas 132 y 400
debern proceder a comunicar los pedidos de rea libre.

Si las reas tenan que saber cmo solicitar el pedido de rea


libre, evidentemente es porque ejecutaban operativos por cuenta propia.

Otro pasaje que demuestra esto es aqul en el que la Orden refiere que

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Los comandos de Subzonas o Jefaturas de reas segn
correspondiera, estableceran las seales de reconocimiento para ser
utilizadas en aquellos casos en que hubiera necesidad de que se sumara a la
operacin de seguridad correspondiente un elemento de apoyo, coordinado
por la Subzona o Zona donde se llevase a cabo.

Y adems, el hecho de que las Jefaturas de rea tambin se encargaban


de estas tareas de investigacin y detencin, nuevamente se ve reflejado en las
declaraciones de algunos de los responsables fallecidos.

Entre ellos, de la declaracin indagatoria de Sigwald del 9 de abril de


1987, se desprende claramente que las reas determinaban por s mismas
objetivos para ser capturados, y en muchos casos ejecutaban directamente los
operativos.

All dijo en relacin a la pregunta que se le hizo sobre quin


determinaba los blancos, que:

cuando los blancos eran detectados en las reas, lo informaban al


Comando de Subzona, el cual ordenaba o no su ejecucin, salvo blancos de
oportunidad, los cuales se ejecutaban directamente y luego se informaba al
Comando de Subzona. Y agreg que despus de la detencin... los jefes
de rea despus de hacer un primer interrogatorio, lo informaban al
Comando de Subzona, el cual a su vez lo informaba al Comando de Cuerpo;
quien dispona lo que haba que hacer con ese detenido era el Comandante de
Cuerpo de Ejrcito I.

Como recin mencionamos, veremos que este primer interrogatorio


tuvo particular incidencia para decidir la utilizacin del marco de coordinacin
provisto por Cndor.

De acuerdo a lo que hemos afirmado, Reinaldo Martn Alturria, del


rea 2.3.4, en la declaracin que ya citamos explic lo siguiente:

las detenciones podan producirse por dos procedimientos generales.


El primero por una orden expresa impartida por el Jefe de rea ante la

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evidencia demostrada por la acumulacin de informaciones que sealaban la
presencia de un acto delictivo relacionado con la subversin.

Y el segundo, podra producirse cuando el elemento operacional


efectuando algunas de sus actividades antes descriptas sorprendiera a
personas en actividades vinculadas al terrorismo o por ejemplo portando
efectos o armamentos o explosivos que evidenciaran accionar subversivos.

En sentido similar, Jos Montes en su ya citada declaracin ante la


Cmara Federal, al detallar la manera en que se efectuaba la determinacin
de blancos, dijo que poda realizarse de diferentes maneras, a veces
por informacin de las reas, otras por informacin disponible en la
Subzona y venan directamente impuesta por el Comandante de Zona ()
Los blancos planeados estaban a cargo de los efectivos del rea no
exista una fuerza operativa especial dentro de la Subzona.

Adems se incorpor al debate la declaracin testimonial de Jos Luis


DAndrea Mohr, quien a partir de su investigacin pudo determinar que ante
un pedido de captura, el procedimiento normalmente era el siguiente, dijo:

el requerimiento de detencin originado en la Jefatura II Inteligencia,


va Batalln de Inteligencia 601 era aprobado por el Centro de Operaciones
Tctico del Estado Mayor, cursado a la zona correspondiente y esta dispona
que la subzona y el rea prestaran colaboracin o ejecutaran la tarea.

Un elemento que ejemplifica acabadamente las actividades operativas


que los Jefes de rea y Subrea ejecutaban por s, lo constituyen las copias
certificadas del Sumario n 497 del Consejo de Guerra n 1/1, anexas a la
causa n 243 del registro del Juzgado Federal de Primera Instancia en lo
Criminal y Correccional n 3 de La Plata, incorporada al debate.

All obra un parte circunstanciado suscripto por Falcn como Jefe del
Batalln de Comunicaciones 601, Jefatura de Subrea 1131, que da cuenta de
un operativo realizado en septiembre de 1977 en Berazategui.

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En el punto 4 relativo a las actividades de combate realizadas por la
propia tropa, se consign que como operaciones militares se hicieron cerco y
rastrillaje; y como operaciones de seguridad, control de la poblacin.

Y en el punto destinado para la actitud de combate posterior al hecho,


se indic continuacin del operativo y blancos de oportunidad.

En el punto 10 destinado para indicar si hubo muertos o heridos


confirmados apresados por del oponente, se inscribi que hubo dos muertos.

Ms adelante, encontramos una nota de Falcn dirigida al Presidente del


Consejo de Guerra Especial Estable, en la que, entre otras cosas, inform que
el armamento secuestrado en aquella oportunidad estaba siendo utilizado en
operaciones por esa unidad.

Sobre esto volveremos al tratar su responsabilidad.

Por otra parte, encontramos referencias a las tareas de detencin e


interrogatorio por parte de las Jefaturas territoriales en una de las Actas de la
Junta Militar, que fue incorporada al debate junto el resto de las que fueron
halladas recientemente.

Concretamente se trata del Acta n 34 del 1 de septiembre de 1977,


agregada al Anexo 3, Tomo I, pg. 207, consistente en una instruccin a los
Comandos en Jefe de las FF.AA. sobre el procedimiento a seguir en caso
cuando las Fuerzas Armadas, de Seguridad o Policiales que dependan de ellas
desde el punto de vista operacional, requieran al Poder Ejecutivo el arresto de
una persona.

All se sealaba que, en primer trmino, se elevarn al PE, a travs del


Ministerio del Interior, los antecedentes e informaciones que se poseen y que
permitan conocer el motivo u origen de la detencin.

Luego, se recibir declaracin por escrito al detenido sobre sus


antecedentes, actividades, vinculacin, ideologa, etc., con la finalidad de

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allegar los mayores elementos de juicio posible, para el caso de un eventual
sometimiento a la justicia militar o a la justicia federal.

Y se aclaraba que estas declaraciones seran firmadas por el detenido


y por el Jefe de rea o Unidad.

Asimismo, se requera que si pudiese acreditarse la ubicacin del


detenido dentro de una de las organizaciones subversivas, se hiciera especial
relacin de aqullas, y que al requerir la detencin, quien la solicitara poda
recomendar la forma de cumplimiento del arresto deber aplicarse en el caso
concreto, teniendo en cuenta para ello los antecedentes y actividades del
arrestado.

De este documento sacamos las siguientes conclusiones: en primer


lugar, que a los Jefes de rea se les asigna un rol concreto en los
interrogatorios a detenidos. Y en segundo lugar, que se faculta a quien detuvo
para sugerir el camino a seguir con el detenido.

A su vez, surgieron elementos que dan cuenta del libramiento de


pedidos de captura y actividades de investigacin por parte las Jefaturas
de rea en el Archivo de la ex DIPPBA.

Ello se advierte en especial en la documentacin remitida junto con el


informe de la Comisin Provincial por la Memoria, en la que aparecen una
serie de documentos relativos a pedidos de captura librados por quien ese
momento era el Jefe del rea 112, el aqu acusado Minicucci, as como otros
de los que surge la intervencin de esa rea en diversos operativos.
Asimismo, en ese mismo informe, relativo a los imputados de este juicio, la
Comisin envi el Legajo Mesa DS Varios n 16283 titulado "Detencin de
elementos del PCA en Villa Ballester".

All se advierte que se trata un hecho en el que personal de la Comisara


de Villa Ballester detuvo a algunas personas, y da cuenta de esto a la Jefatura
del rea 430, cuyo personal se present en la Comisara y, cito,

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"...inicindose a continuacin la consecuente actividad operacional en
torno a este sucedo, en su primera faz, con el desarrollo de un exhaustivo
interrogatorio al detenido".

Tambin en este sentido se encontr el Legajo Mesa DS Varios Legajo


n 6556 titulado "Volantes en Villa Bosch Estacin FC Urquiza, Agrupacin
Clasista Sindical 1 de Mayo UR Lans 12/10/76".

Se trata de informacin proveniente de la Comisara 5ta de Tres de


Febrero relativa a la detencin de dos personas que repartan volantes de la
agrupacin mencionada y que fueron llevadas al Destacamento policial de
Villa Bosch.

En el documento se informa que en la dependencia policial se present


"el capitn Useda del Colegio Militar para interiorizarse e interrogar a los
mismos, de tal manera que a partir de ese momento quedaron a disposicin
de la Jefatura de rea 490".

Estos dos documentos demuestran claramente que el personal


dependiente de los Jefes de rea, adems de detenciones, y
coherentemente con el hecho de que realizaba investigaciones, tambin
efectuaba interrogatorios.

Pero eso no es todo. Dijimos que las reas incluso realizaban los
famosos lancheos. Esto, como sabemos, consista en obligar a un
prisionero a recorrer determinados lugares con el fin de que sealara a
personas que conoca para que stas tambin fueran capturadas.

Al respecto, en ese mismo informe de la Comisin Provincial por la


Memoria, se citan las palabras del agente del SPF Nstor Cendn relativas a
las actividades de la Central de Reunin de Informacin de la Subzona 1.1.

En lo que aqu interesa, el informe destaca la siguiente aseveracin:

"para realizar operativos podan solicitar apoyo o refuerzos a la reas


111, 112 o 113 quienes tambin podan ser requeridos para hacer 'lancheos'
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que consistan en hacer recorrer en un vehculo a un detenido por una zona
que el mismo conoca y donde poda tener contactos con militantes de
organizaciones polticas o gremiales, siendo su objetivo el sealamiento de
sus compaeros a las fuerzas represivas".

A esto se agrega un sumario relevado por el Grupo de Trabajo sobre


Archivos de las FF.AA. que es mencionado en el Informe sobre la Subzona
1.1. Se trata del sumario del Con.Su.FF.AA. n 79.783.

En la transcripcin que se hace en el informe de su contenido, se


advierte una nota enviada al Presidente de ese Consejo en la que se explican
las circunstancias en las que ocurri el hecho que motiv el sumario, que tuvo
lugar en el marco de un operativo encubierto que consisti en que los dos
tenientes comisionados al efecto y pertenecientes al Grupo de Artillera
Mecanizada 1 (cabecera del rea 114), tomaran contacto con el Destacamento
policial de Villa Insuperable, donde haba un Lugar de Reunin de Detenidos
(LRD) de esa rea, para retirar a una persona detenida.

Su misin era: a) Llegar al LRD; b) Hacer despertar al detenido; c)


Hacerlo higienizar; d) Hacerlo vestir adecuadamente como para que pasara
desapercibido en la va pblica; e) Llegar a la estacin Ramos Meja del
Ferrocarril Sarmiento; f) Deban ubicar al encargado de la Estacin; y g)
finalmente deban ubicar al detenido en posicin de poder trabajar, que
bsicamente era identificar personas para su detencin.

Es as que en otras constancias del sumario se vuelve a referir al


operativo como un reconocimiento ofensivo de inteligencia, as por
ejemplo en otra nota de respuesta firmada por el Jefe de ese Grupo de
Artillera, del 4 de julio de 1977.

Sobre este tema de las investigaciones, interrogatorios, y detenciones


que efectuaban las reas, resta mencionar que la prueba incorporada al debate
incluso demuestra que cuando tenan una pista, las reas realizaban tareas
de investigacin tambin en otras jurisdicciones, es decir, en concordancia
con lo que venimos diciendo, seguan por s mismos la totalidad el
procedimiento destinado a lograr las capturas.

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Acerca de esto, observamos algunos ejemplos que son mencionados en
el Informe del Ministerio de Defensa de la Subzona 1.1.

Uno de ellos, es un expediente de Fondo CONSUFA, referente al caso


de un teniente que haba atropellado a una mujer, el 12 de abril de 1977,
cuando regresaba a su unidad de realizar una operacin de inteligencia
ordenada por la jefatura del rea 112.

Lo interesante de esto es que, segn se expresa en el expediente, si


bien no dice cul era el objetivo de la operacin a cargo del Teniente Manolio,
ella consista en recorrer la zona cntrica de la Capital Federal durante
todo un da.

Ahora bien, sobre lo dicho hasta aqu es necesario mencionar que varios
de los acusados, en diversas instancias del ejercicio de su defensa, incluso
reconocieron la realizacin de algunas de estas actividades, calificndolas
como legales.

Como puede advertirse a partir de la prueba que hemos mencionado, en


relacin a esto, esta pretendida legalidad no era tal porque todas estas
operaciones partieron de rdenes ilegales implementadas dentro del plan
sistemtico criminal; y todas contribuyeron al objetivo comn de aniquilar a
parte de la poblacin civil y a obtener la impunidad de los autores de esos
hechos.

Como vimos, incluso un patrullaje abierto o un operativo de cerrojo,


que nos es presentado por los acusados como una operacin inocua, de mera
prevencin o intimidacin pblica, formaba parte de la divisin funcional
tendiente a la mancomunada implementacin y ejecucin de ese plan comn.

Incluso, en muchos casos dio lugar a una detencin que, en general, a su


vez dio lugar a su vez a un interrogatorio bajo tormentos, dado que esta era la
modalidad de los interrogatorios, adems de a otras detenciones, al mismo
tiempo que produjo el mantenimiento en cautiverio de esa persona en
condiciones inhumanas, e incluso su posterior desaparicin.

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En estas condiciones, aun cuando el Jefe que estuvo a cargo de ese
operativo originario sostenga que su intervencin se limit a la detencin y
entrega de la persona, pongmosle, a los servicios de inteligencia, no puede
soslayar su responsabilidad respecto de todo lo que ocurri con posterioridad,
y ello es as porque este circuito de represin no slo estaba previsto y era
conocido por todos jefes militares involucrados, sino tambin porque,
reiteramos, fue sistemtico.

Como destacara la Cmara Federal en su sentencia en la causa 44, esa


sistematicidad indicaba el pleno conocimiento que se tena sobre todo el
circuito represivo, de lo que le ocurrira al aprehendido y de la manifiesta
ilegalidad de ese accionar.

Sres. Jueces: Tenemos que recordar que no estamos hablando de hechos


aislados, sino que nos estamos refiriendo a la ejecucin coordinada de un
plan sistemtico de represin, en la que todos los jefes tuvieron una
funcin necesaria.

En tal contexto, ahora no pueden pretender desligarse sosteniendo que


ellos no se ensuciaron las manos, que no torturaron, que no entraron a las
casas, que no vieron lo que pasaba adentro de los centros clandestinos.

Si en algn caso es cierto que no lo hicieron o que personalmente no lo


vieron, lo que es seguro es que lo supieron, y aun as continuaron
realizando sistemticamente los aportes necesarios para asegurar que esos
hechos tuvieran lugar.

Ninguno de los acusados en este juicio cumpli con su deber como


funcionario y servidor pblico. Ninguno siquiera renunci a su cargo.

Por eso, cuando se refiere a estas actividades como si hubieran sido


legales, hay que tener presente que, de acuerdo a lo que surge del punto 4.003,
h.1del RC 9-1, cito,

El concepto rector ser que el delincuente subversivo que empua


armas debe ser aniquilado, dado que cuando las Fuerzas Armadas entran

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en operaciones contra estos delincuentes, no deben interrumpir el combate
ni aceptar rendiciones.

Esta es la idea a partir de la cual se llevaron adelante todas las


operaciones, la que por otra parte, resulta coherente con los postulados
doctrinarios de la contrasubversin y la contrainsurgencia.

En este sentido, nuevamente cabe traer a colacin un fragmento de la


sentencia de la Sala IV de la CFCP de la causa Jefes de rea. All se afirm
que

El hecho de que la lucha contra la subversin contara no slo con


acciones ofensivas, sino tambin defensivas, no quita que el plan estratgico
pergeado desde el Estado era nico y abarcativo.

Los acusadores pusieron nfasis en este punto, al argir que no exista


tan tajante divisin entre la legalidad y la ilegalidad de la lucha
antisubversiva.

Por ejemplo, el patrullaje continuo y constante (uno de los elementos


constitutivos de la legalidad de la lucha antisubversiva, segn el tribunal
oral) tena claros efectos en la ilegalidad de la lucha antisubversiva, pues
no es lo mismo secuestrar a personas bajo el manto del orden y el temor
impregnado mediante un patrullaje y control continuo, que hacerlo en un
contexto de ausencia de presencia policial y/o militar constante.

Apoyo con personal al Comando de Zona o Subzona.

Finalmente, otra funcin usual de los Jefes de rea y Subrea que


hemos detectado a partir de la prueba incorporada, es la de aportar personal
propio para que fuera agregado a otros comandos y jefaturas, para ser
utilizado en la ejecucin de operaciones represivas.

Al respecto, en el Informe del Grupo de Trabajo sobre Archivos de las


FF.AA. sobre la Subzona Capital Federal, se concluye, a partir del cruce de la
informacin de los legajos de algunas de las personas pertenecientes al
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Ejrcito Argentino que en 1979 fueron condecoradas por Emilio Eduardo
Massera por honor al valor en combate, concretamente por haber
colaborado en forma activa con el GT 3.3 de la ESMA en 1976 y 1977, que en
su mayora corresponden al personal de la diferentes unidades que
funcionaban como cabecera de reas de la Capital Federal.

En relacin a esto se cita el pedido de uno de ellos, Alberto Frontera,


para que se lo autorice a recibir la distincin. All Frontera deca, lo cito:

durante los aos 1976 y 1977 y estando destinado al Regimiento de


Infantera 1 de Patricios, oper como integrante de la mencionada unidad,
en operaciones conjuntas con la Escuela de Mecnica de la Armada, en
operaciones inherentes a las respectivas reas Jurisdiccionales.

Tambin es importante remarcar que en un reclamo realizado por


Frontera en noviembre de 1976, menciona, lo cito nuevamente que: una vez
formada el rea II intervino en todos los operativos abiertos y
fundamentalmente en los encubiertos.

Asimismo, en el Informe sobre la Zona IV, aparecen varios elementos


que dan cuenta de que los Directores de las Escuelas cabeceras de rea,
adems de las tareas que tenan como Jefes de rea, eran requeridos por
el Comandante de Institutos Militares, el acusado Santiago Omar
Riveros, para que enviaran al Comando personal para realizar
operativos, lo que efectivamente cumplan.

En el informe incluso se menciona lo asentado por el imputado


Guaabens Perell, relativo a que ellos, como Jefes de rea, hacan
operaciones de seguridad para la lucha contra la subversin, mientras que el
personal que enviaban al Comando a requerimiento, era utilizado para
operaciones que calific como de aniquilamiento.

Tambin en el Informe sobre la Escuela de Caballera (rea 430), se


mencionan evidencias de envo en comisin de personal al rea conjunta 400
y a la Seccin Operaciones Especiales del Comando de Institutos Militares.

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CCDs

Sres. Jueces: Ahora pasaremos a analizar la relacin que existi entre


los comandos y jefaturas territoriales y los centros clandestinos de detencin
que funcionaron dentro de sus respectivas jurisdicciones.

A esta altura de las investigaciones, sabemos que en el lenguaje


eufemstico utilizado por los militares, los detenidos eran alojados en
lugares de reunin de detenidos (L.R.D.).

Ellos aparecen referenciados en la normativa militar que hemos


analizado, tanto directivas y rdenes, como los reglamentos vinculados a las
operaciones represivas.

Tanto en la sentencia de la causa 13/84 como en la causa n 44, para


citar algunas, se ha probado una metodologa generalizada por la que la
desaparicin comenzaba con el secuestro de una persona y su ingreso a
un centro clandestino de detencin.

La CONADEP, al describir estos centros clandestinos de detencin,


acentu la despersonalizacin de que eran objeto los detenidos. Ms que para
la supresin fsica de las vctimas, estos centros fueron concebidos para
despojarlas de los atributos propios del ser humano.

Porque ingresar a ellos signific DEJAR DE SER.

Se pretendi desestructurar la identidad de los cautivos, alterar sus


referentes temporoespaciales y atormentar sus cuerpos y espritus ms all de
lo imaginado. Gran parte de los testigos de este juicio han ratificado, con
distintas palabras, esa definicin recogida en el informe de la CONADEP.

La existencia de estos centros, todos los cuales obviamente pueden ser


ubicados dentro de la jurisdiccin territorial de reas, Subzonas y Zonas en
todo el pas, fue probada en el marco de la causa 13/84, y en las sentencias
condenatorias que se han alcanzado recientemente para la mayora de sus

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responsables, muchos de los cuales se encuentran tambin acusados en este
juicio. Incluso, una sentencia de este mismo tribunal.

Estas sentencias, han sido, adems, incorporadas como prueba al debate.

Tambin, por supuesto, contamos con el Informe de la CONADEP que


ya mencionamos, y en particular, a partir de una medida de instruccin
suplementaria que solicitamos, se incorpor un informe de la Secretara de
Derechos Humanos de la Nacin, realizado sobre la base del Registro
Unificado de Vctimas del Terrorismo de Estado, que da cuenta de las
denuncias realizadas y de otra informacin existente acerca del
funcionamiento de centros clandestinos de detencin dentro de las
jurisdicciones en las que intervinieron los acusados de este juicio.

Por otra parte, se han incorporado y hemos escuchado en este debate los
testimonios de investigadores y sobrevivientes de muchos de esos centros
clandestinos, que nos permitieron conocer con mayor profundidad las
condiciones que padecieron sus prisioneros, sus respectivas modalidades de
funcionamiento, las fuerzas o grupos que en ellos actuaban, y por supuesto, el
lugar geogrfico en el que estaban ubicados.

En este sentido tambin, las partes y el Tribunal hemos realizado


algunas inspecciones oculares en las que pudimos ver directamente sus
ubicaciones y condiciones edilicias.

En otros casos, se incorporaron actas de inspecciones oculares, planos y


fotografas que fueron producidos en otras causas y juicios que trataron sobre
los hechos ocurridos en esos lugares.

En relacin a las instalaciones de estos centros clandestinos, vemos que


se presentaron diferentes situaciones.

En algunos casos, e independientemente de la fuerza o grupo que en la


prctica estuviera presente el lugar, advertimos que los centros clandestinos
fueron instalados directamente en las sedes de las unidades militares a las que
nos estamos refiriendo.

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En otros casos, fueron localizados en edificios de la polica federal y de
las policas provinciales.

En otros, en sedes de otras fuerzas armadas; y tambin sabemos que


algunos fueron ubicados en domicilios que no fueron propiedad oficial de
ninguna institucin estatal.

Adems, observamos que en algunos de esos centros actuaba


nicamente un grupo o fuerza, mientras que otros eran utilizados como lugar
de interrogatorios y alojamiento por diversos grupos y fuerzas.

En diferentes instancias de este alegato, especificaremos la prueba


existente respecto de algunos de estos lugares, ya sea en relacin a las
vctimas que atravesaron all sus cautiverios, o en relacin al rol que
cumplieron algunos de los acusados en esos lugares; o ambas cosas.

Lo que nos interesa en este punto es, como dijimos al principio, analizar
la relacin que, en trminos generales, existi entre estos lugares y las
cabeceras militares territoriales en las que estaban emplazados.

Como punto de partida, vemos que la normativa militar con la que


contamos pone a cargo de las estructuras territoriales el manejo de los
prisioneros, mencionando especialmente a las Subzonas, lo cual tiene sentido
desde el punto de vista la funcin de coordinacin de las operaciones
represivas que stas tenan.

As, en el Anexo 4 de la Orden de Operaciones 9/77 se establece el


procedimiento a seguir cuando los prisioneros fueran a ser remitidos al LRD
del Comando de Zona.

En el apndice 1 al Anexo 7 Procedimiento Operativo Normal sobre


administracin de personal detenido por hechos subversivos se encarga a la
Subzonas la coordinacin para poner un detenido a disposicin del PEN.

Asimismo, el Apndice 1 al Anexo 12 Orden a la polica de la


provincia de Buenos Aires, se dispone que los delincuentes subversivos
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detenidos como resultado de un procedimiento policial, permanecern a
disposicin del Jefe de la PBBA hasta que este lo disponga,
independientemente de las comunicaciones que deba efectuar al Comandante
de Subzona, inmediatamente de finalizado el operativo.

Adems, hemos mencionado ya algunos elementos; y mencionaremos


tambin otros a lo largo del alegato, que demuestran que hubo casos en que
los centros clandestinos directamente fueron instalados en las propias
cabeceras de rea y Subrea, y en las dependencias policiales bajo su control
operacional.

Un supuesto es el que se desprende del sumario del Con.Su.FF.AA. al


que aludimos cuando nos referimos a la realizacin de los llamados
lancheos por parte del personal del rea 114, que trataba justamente de un
episodio en el que el personal del rea haba retirado a un prisionero de un
centro clandestino dependiente de esa rea que estaba instalado en el
Destacamento policial de Villa Insuperable, que sabemos que es nada ms y
nada menos que el CCD conocido como Sheraton.

Este sumario demuestra claramente que ese CCD instalado en una


seccional policial perteneca al rea.

En otros casos, se encontraron evidencias de la presencia directa del


Jefe o de personal de la unidad militar respectiva en los centros clandestinos,
ya sea de modo permanente o como enlace o a modo de inspeccin.

Y de la prueba tambin surgen casos en los que se detect la provisin


por parte de la jefatura territorial de recursos materiales o servicios para el
funcionamiento y mantenimiento de esos lugares. Nos referimos a los casos de
provisin de parte de las instalaciones, de servicios de seguridad, alimentos,
armas, etc.

A ello se suma que, concordantemente con las funciones que


demostramos que estaban a cargo de las Jefaturas de rea y Subrea,
advertimos tambin que en la medida en que esos jefes territoriales tenan a
cargo, por un lado, el control de la poblacin emplazada en ellos a travs de la

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ejecucin de todo tipo de operaciones, y por el otro, deban garantizar la
ejecucin de operaciones por parte de grupos que no pertenecan a esas
jefaturas, ello necesariamente incluye tambin garantizar ciertas condiciones
de funcionamiento de los centros clandestinos ubicados en sus jurisdicciones.

A los que nos referimos es a las condiciones de seguridad general de


esos centros, de ingreso y egreso de las fuerzas a esos lugares;, de ingreso,
egreso y traslados, en general, de prisioneros, as como tambin la disposicin
permanente a brindar apoyo en los casos que fuera necesario, frente a
posibles ataques y fugas.

Recordemos que, como demostramos, esas jefaturas realizaban, en el


marco del control poblacional que tenan a cargo, patrullajes abiertos y
encubiertos, cerrojos, controles de ruta, control de documentacin, etc., con lo
cual no parece razonable pensar que automviles no identificados en los que
iban personas fuertemente armadas, normalmente vestidas de civil, que
llevaban en su interior a personas maniatadas y encapuchadas o vendadas,
pudieran circular y entrar y salir de un edificio, sin ser detenidos y sin riesgo
de que se produjeran enfrentamientos. Va de suyo que, en s mismo, cada
CCD y el territorio circundante era de por s un rea liberada.

En este sentido y tambin en el marco de su funcin de control


poblacional, dijimos que los Jefes de rea y Subrea reciban directamente o
se les derivaban o comunicaban desde las Comisaras, las denuncias de
vecinos que podan tener vinculacin con hechos que se catalogaban como
subversivos.

Si tenemos en cuenta que la prueba relativa a esos centros demuestra


que en muchos casos, los vecinos del lugar notaban que all ocurra algo, ya
fuera porque escuchaban gritos de dolor, entradas y salidas de vehculos,
personas armadas, y movimientos y ruidos llamativos a altas horas de la
noche, tambin parece necesario que las comisaras y consecuentemente las
jefaturas militares jurisdiccionales, hayan tomado conocimiento de denuncias
en este sentido, lo cual tambin demuestra, en tanto esos centros continuaron
funcionando sin dificultad, que ello estaba necesariamente concertado con los
Jefes de rea y Subrea.

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Para que estas cosas ocurrieran del modo sistemtico en el que
ocurrieron en un espacio geogrfico limitado, que estaba sometido a un
control estricto y permanente de las unidades militares correspondientes, y
de las policas que estaban bajo su control operacional, necesariamente tuvo
que haber sido coordinado con las respectivas jefaturas.

Por otra parte, demostramos tambin que esos jefes, a travs de los COT
que funcionaban en sus sedes, tenan sus tropas o al menos parte de ellas a
disposicin del apoyo que se pudiera requerir en el marco de un operativo que
tuviera lugar en ese territorio, o incluso para el caso de que se produjera una
persecucin que al menos en parte transcurriera por all.

En este sentido, la misma lgica cabe para los centros clandestinos que,
al igual que las unidades militares, eran susceptibles de ataques.

En todas las directivas y rdenes, observamos disposiciones vinculadas


a la seguridad de las instalaciones militares, ya que se tema que las
organizaciones de izquierda las atacaran, y si bien los centros clandestinos,
eran justamente, clandestinos y por lo tanto, podra pensarse que eran menos
susceptibles de esos ataques, lo cierto es que tambin requeran seguridad y la
posibilidad de recibir apoyo en el caso de algo ocurriera.

A ellos se suma que podan producirse fugas de prisioneros, y de hecho


en algunos casos se produjeron, para lo cual tambin estaba necesariamente
coordinado con el rea, el correspondiente requerimiento de apoyo En
definitiva, esos CCD eran unidades militares clandestinas.

Cierre

Habiendo demostrado a esta altura cules eran las funciones de los


Comandos y Jefaturas territoriales militares, y para concluir este punto
relativo al funcionamiento de la estructura represiva operativa montada para la
represin, vamos a citar unos breves pasajes de la sentencia de la Sala IV de la
CFCP en la causa Jefes de rea.

All, la sentencia concluy que:

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...la estructura de funcionamiento de la llamada Lucha contra la
Subversin estaba detalladamente organizada y las funciones de los distintos
eslabones perfectamente determinadas. La normativa anteriormente citada da
cuenta del conocimiento de los jefes de rea de la existencia de actividades
ofensivas en el marco de la represin ilegal desplegada.

Adems, conocan el momento y lugar en que esas actividades ofensivas


se desplegaran dentro de su jurisdiccin, desde que las tareas de control que
ejercan sobre sus respectivas jurisdicciones implicaban que debieran dar la
orden de liberar el rea.

Y continu argumentando:

La gran cantidad de secuestros ocurridos en los mbitos geogrficos


liberados dan cuenta de que no se trat de casos aislados, sino de hechos
generalizados y sistemticos.

De ello, de la propia actividad de control asignada y de los


comportamientos indicados puede afirmarse que los jefes de rea no
pudieron estar en desconocimiento de los hechos que ocurran bajo su
dominio territorial. La afirmacin contraria se derrumba por irrazonable.

Mediante la emanacin de las rdenes de liberacin de las reas de


las que estaban a cargo y de la ejecucin de los aportes sealados en el punto
b (se refiere a las funciones de actuacin posterior a los hechos), los jefes de
rea co-dominaron los hechos a travs de un dominio funcional de los
acontecimientos en virtud de una divisin de tareas previamente establecida.

III. Estructura de Inteligencia

Definicin. Relevancia

Dentro de la estructura represiva puesta en marcha en nuestro pas para


la llamada "lucha contra la subversin", hay un aspecto que hemos
mencionado pero todava no hemos descripto con detalle y que es, sin dudas y
por lo que dijimos cuando hablamos del funcionamiento de la estructura del
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Plan Cndor, uno de los ms importantes: nos referimos a la actividad de
inteligencia.

La inteligencia, como concepto general, est definida en el Reglamento


de Inteligencia Tctica (RC 16-1) de febrero de 1977 como el producto
resultante del proceso al que se someten dos o ms informaciones reunidas
durante la ejecucin del ciclo de produccin de inteligencia, y desde el
punto de vista de la conduccin militar, como

el conocimiento de las capacidades y debilidades de los enemigos


reales o potenciales, externos o internos, que de cualquier forma pueden
afectar la propia conduccin y de aquellos ambientes geogrficos de inters
que influyen o se relacionan con su utilizacin por parte del enemigo o de la
propia fuerza.

Horacio Ballester explic que inteligencia, en trminos militares, es


transformar la informacin en un elemento til para la accin.

Tal como se explica en el Informe del Ministerio de Defensa relativo al


rea 331, en ese mismo reglamento se detalla que la inteligencia se produce
siguiendo los siguientes pasos: direccin, reunin, procesamiento y difusin:

La direccin del esfuerzo de inteligencia comprende la formulacin de


interrogantes, requerimientos y prioridades de informacin por parte de los
mandos superiores a fin de tomar decisiones tcticas y estratgicas. La
reunin de informacin consiste en la explotacin sistemtica de las fuentes
de informacin por los medios de reunin y la transmisin de la informacin
as obtenida a los rganos de inteligencia adecuados.

Si bien la reunin de informacin comienza por los archivos, el jefe u


oficial de inteligencia deber considerar el tipo de informacin requerida y
analizar cules son, de todas las disponibles, las ms rentables.

Ms adelante se define al personal militar enemigo [que]


comprender a los prisioneros de guerra, desertores, heridos y muertos
como una de las fuentes de informacin ms provechosas.

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En efecto, como ya explicamos, pero conviene repetirlo ac para que
quede claro de qu estamos hablando, de acuerdo a la enseanza impartida por
los franceses en nuestro pas, la principal herramienta de la inteligencia en la
doctrina de la llamada guerra antisubversiva, es la tortura.

En ese informe se destaca lo siguiente:

Luego de reunida la informacin, debe ser procesada (valorada) a fin


de transformarla en inteligencia. Finalmente se procede a la difusin: es la
tarea mediante la cual los rganos de direccin y ejecucin remiten
informacin y/o inteligencia a los comandos, jefaturas y/o elementos de las
diversas comunidades a quienes puede interesar7.

7 Informe rea 331 Avance Septiembre 2014. Direccin Nacional


de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario del Ministerio de
Defensa; pgs.. 33 y 34.

Por eso decimos que la inteligencia es un aspecto fundamental en el


desarrollo de cualquier guerra, y ms an lo es en el marco de la doctrina de la
guerra contrasubversiva.

En palabras del acusado Bignone en la entrevista que mantuvo con


Marie Monique Robin, es "la piedra angular" de la lucha antisubversiva.

Tambin fue a Robin que Daz Bessone le explic que el objetivo en


este tipo de "guerra", a diferencia de la guerra tradicional, es (lo cito)

"desmontar las redes revolucionarias: (para lo cual) se toma a un


prisionero, se lo interroga para reconstituir su clula... despus, poco a poco,
se remonta hasta lo alto de la pirmide, para llegar a la cabeza de la
organizacin subversiva. Una vez que esta fue decapitada, la guerra ha
terminado".

Esta preeminencia de las actividades de inteligencia surge claramente de


las directivas y rdenes de operaciones a las que nos venimos refiriendo, las
cuales, en concordancia con la asignacin de responsabilidad primaria en la
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direccin de las operaciones represivas, le asignaron tambin al Ejrcito la
conduccin, con responsabilidad primaria, del esfuerzo de inteligencia de la
comunidad informativa contra la subversin, con la finalidad de lograr una
accin coordinada e integrada de todos los medios a disposicin.

Leemos esto de la Directiva 1/75 del Consejo de Defensa y de la


Directiva 404/75 del Comando General del Ejrcito, tanto en lo que se
refiere a la misin general de la Fuerza Ejrcito, como a la misin general de
los Comandos de Zona.

En sentido similar, la Orden Parcial 405/76 dispuso que la misin de


intensificar, gradual y aceleradamente, la accin contrasubversiva deba
materializarse, adems de a travs del dominio del espacio pblico, a travs
del desarrollo de una persistente y eficiente actividad de inteligencia que
posibilite la deteccin y accin sobre blancos rentables del oponente.

En el mismo documento se explica que el hecho de centralizar la


conduccin de la inteligencia y el incremento de ese tipo de actividades,
posibilitaran la coordinacin, regulacin e integracin de los esfuerzos
asegurando de este una mayor eficiencia en la accin, y lo que es fundamental,
la restriccin total de acciones unilaterales.

Posteriormente, la Orden de Operaciones n 9/77 del Comando de


Zona 1, estableci que en su jurisdiccin se llevara adelante un incremento
de las actividades de inteligencia, como recurso destinado a aumentar los
ndices de presin sobre el accionar del oponente o impedir errores que
fueran desfavorables para la Fuerza.

Tambin los reglamentos relativos a la denominada lucha contra la


subversin hacan hincapi en la importancia de la inteligencia. Al respecto, la
testigo Vernica Almada afirm que:

la tarea de inteligencia es una de las ms importantes, sobre todo al


comienzo de la Lucha contra la Subversin, de acuerdo a lo que dice el
Reglamento 9-1en l se seala que es ms importante la tarea de
inteligencia bien realizada y difundida en el momento oportuno que el

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despliegue de efectivos, por lo que se entiende que es un elemento central de
la Lucha contra la Subversin

Ante tal magnitud y relevancia esa tarea ser llevada a cabo por las
estructuras normales del Ejrcito, pero tambin se contempla que, al no ser
suficiente el personal que reviste en las unidades y brigadas, puede
asignrsele nuevo personal o incluso darleapoyo a una unidad de
inteligencia.

En efecto, el reglamento RC-9-1 sealaba:

La actividad de inteligencia constituye la base fundamental en que se


apoya la lucha contra la subversin. Su importancia es tal que puede ser
destacada como la nica accin militar posible en las primeras etapas del
proceso, y su ejecucin eficiente puede ayudar al Gobierno y conduccin
superior de las Fuerzas Armadas a producir medidas tendientes a eliminar la
agitacin social y controlar a los activistas .

Estructura medios tcnicos

En cuanto a cul era estructura de inteligencia dentro del Ejrcito,


exista, por un lado, la Jefatura II de Inteligencia, como rgano del EMGE, de
la que dependa orgnicamente el Batalln de Inteligencia 601, y por el otro,
los Destacamentos de Inteligencia desplegados en todo el territorio, los cuales
dependan orgnicamente de los correspondientes Comandos de Cuerpo.

Estos destacamentos tambin contaban con subunidades dependientes.

Tanto el Batalln 601 como los destacamentos eran lo que se


denominaban unidades de inteligencia. Sobre esto la testigo Vernica
Almada expuso que

hay dos tipos de unidades de inteligencia: Batalln y Destacamentos.


La diferencia entre ambos es de magnitud en personal y medios.

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El Batalln es ms grande, y es una unidad de inteligencia que
pertenece orgnicamente al Comando General del Ejrcito, es decir, depende
del Estado Mayor, la Jefatura II de Inteligencia.

El resto de los destacamentos que se distribuyen en los cuatro Cuerpos


de Ejrcito, son formaciones de los Comandos de Cuerpo; es decir, funcionan
dentro de la estructura orgnica al mando del Comando del Cuerpo.

Por su parte, Ballester sostuvo que en el Batalln de Inteligencia 601


se concentraron todas las actividades de inteligencia que correspond(an) al
Comando en Jefe del Ejrcito S.I.E., Servicio de Inteligencia de Ejrcito-,
ste dependa del Comandante en Jefe, a travs del Jefe de Inteligencia.

Agreg que si bien haba un slo Batalln 601, contaba con diversas
delegaciones en cada nivel del Ejrcito. En sentido similar declar la testigo
Claudia Bellinghieri.

Al respecto, el Anexo I de la Directiva 404/75, en relacin a la


produccin de inteligencia, estableca que deba haber fluidez de
comunicacin entre unidades de inteligencia y el Batalln 601.

Hay que tener en cuenta que la unidad de inteligencia era definida


entonces como un agrupamiento orgnico tcnico, altamente especializado,
que normalmente sera agregado, asignado o puesto en apoyo del comando
que oportunamente se determinara.

Esto lo citamos del Reglamento de Inteligencia Tctica, donde a su vez


se dispona que estas unidades estuvieran integradas por personal de
inteligencia, es decir, personal instruido al efecto (art. 3031), con
especialidades concretamente relacionadas con esa actividad.

Si bien la preparacin de un tcnico de esas caractersticas implicaba


una enorme inversin de tiempo, esfuerzo y dinero, razn por la cual en la
etapa previa a la dcada del 70, este tipo de oficiales no abundaban, como
sabemos, gracias a la influencia de la doctrina de la seguridad nacional y de la
doctrina francesa, la aptitud para la inteligencia comenz a ser demandada en

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todo el pas, y tambin en toda la regin, y consecuentemente muchos
oficiales se volcaron a ella, porque saban que en ese nuevo contexto, ella
ampliaba notablemente sus posibilidades de avanzar rpido y alto en la
jerarqua militar.

Ahora bien, a la par de estos elementos tcnicos de inteligencia, en la


estructura del Ejrcito estaban tambin todos los rganos de inteligencia de los
estados y planas mayores de las formaciones de los distintos niveles del
comando orgnico operativo, de combate y de apoyo al combate.

Claro que quienes ocupaban esos cargos no eran necesariamente


tcnicos especializados en inteligencia, porque no siempre era necesario que
lo fueran; para eso estaban las unidades de inteligencia.

Es preciso que se comprenda que la inteligencia no era efectuada


solamente por las unidades y servicios de inteligencia y sus respectivos
tcnicos. Esta actividad era y deba ser efectuada por todos los medios con que
las fuerzas contaban.

Es por eso que en el Anexo Inteligencia de la Orden de Operaciones


9/77, punto 5.e. se lee lo siguiente:

Organismos de inteligencia y la integracin personal a los mismos: en


todos los niveles militares de comando dependientes del Comando de Zona 1
se organizar, con dedicacin exclusiva, el rgano de inteligencia que en
todos los casos deber ser comandado por un oficial.

Adems, representantes de los elementos policiales provinciales bajo


control operacional integrarn dichos organismos (hasta nivel Subzona).

Y es tambin por esto que en el informe sobre el Estado Mayor del


Comando de II.MM. del Ministerio de Defensa, se afirma que la Inteligencia
no actuaba sola, sino que conformaba dentro de la estructura del Ejrcito uno
de los Departamentos de los Estados Mayores y Planas Mayores que, junto
con los dems departamentos se organizaban como una entidad coherente
cuyo propsito era auxiliar al Comandante en el cumplimiento de la misin.

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Algo que surge claramente del Reglamento de Inteligencia Tctica es
que todos los recursos humanos de la fuerza son medios de inteligencia y
realizan permanentemente, y deben estar en condiciones de realizar, al menos
algunas de las actividades propias de la inteligencia.

Por eso, en su artculo 3.030 el Reglamento de Inteligencia Tctica


prev que las unidades en general independientemente de la misin
especfica que deben cumplir, estarn capacitadas para reunir informacin y
transmitirla al rgano de direccin de inteligencia correspondiente.

Canal tcnico y orgnico

Sres. Jueces: ya mencionamos que en el Ejrcito Argentino, la


inteligencia se desarrollaba tanto a travs del canal de comando orgnico
operativo como a lo largo del canal tcnico de inteligencia.

Esto surge no slo de los testimonios citados, sino tambin del artculo
3.002 del Reglamento de Inteligencia Tctica (RC 16-1), que en lo que aqu
interesa dispone cuatro cosas.

La primera, que el canal de comando se emplear bsicamente para la


remisin de apreciaciones y requerimientos de inteligencia, rdenes o pedidos
que se caractericen por haber sido aprobados por el comando o jefe.

La segunda, que el canal tcnico se emplear bsicamente para la


remisin de rdenes para la ejecucin de actividades y procedimientos
encubiertos y secretos de inters al campo de la inteligencia que tengan
carcter de urgente y, en todos los casos, para la remisin de informacin que
demande idntica prioridad.

La tercera, que los informes transmitidos por este canal no


comprometen la opinin del Comandante o Jefe, lo que debe interpretarse en
el sentido de que el canal tcnico transcurre sin perjuicio del canal orgnico,
pero no sin conocimiento de ste, ya que tanto a travs del jefe de inteligencia
del estado o plana mayor cuanto a travs de la comunidad informativa, el jefe

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o comandante est al tanto de todo lo que ocurre en su mbito territorial
de responsabilidad.

Y finalmente, que el empleo del canal tcnico posibilitar el rpido y


oportuno conocimiento de la informacin a todos los elementos que
conforman el sistema de inteligencia de la fuerza.

En efecto, el canal tcnico era el que vinculaba a todos los elementos de


inteligencia de la fuerza, lo que incluye tanto a las unidades de inteligencia
(Jefatura II del Estado Mayor General, Batalln de Inteligencia 601, los
Destacamentos dispuestos a lo largo y ancho del pas y sus subunidades),
como a los rganos de inteligencia de los estados y planas mayores del
comando orgnico operativo, que en las grandes unidades se llama G2, y en
las pequeas S2.

Del Informe relativo al rea 331 del Grupo de Trabajo sobre Archivos
de las Fuerzas Armadas, surge que a nivel orgnico, en el canal de comando,
la inteligencia funcionaba como medio de reunin de informacin para el
apoyo al combate, permitiendo a los oficiales encargados de las operaciones
contar con la informacin necesaria para planear los operativos: la definicin
del blanco, domicilio, actividades, etc.

Pero que, a su vez exista el canal tcnico de la inteligencia que dentro


de la Subzona conectaba los S2 de las unidades con el G2 de la Brigada de
Infantera, que a su vez dispona de los elementos del Destacamento de
Inteligencia, y que continuaba hacia el elemento superior, esto es, el G2 del
Comando de Cuerpo.

Todos ellos confluan finalmente en la llamada central de reunin


del Batalln de Inteligencia 601 dependiente de la Jefatura II del Estado
Mayor General del Ejrcito.

Este canal era el que posibilitaba la rpida distribucin de la


informacin (hacia arriba y hacia abajo) entre todos los rganos de
inteligencia del pas.

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A esto tambin se refiri Luis DAndrea Mohr en su declaracin
incorporada por lectura al debate. All explic que la Jefatura II Inteligencia
del Estado Mayor del Ejrcito era el organismo de centralizacin de toda la
actividad.

Esta Jefatura utiliz como rgano ejecutivo al Batalln de Inteligencia


601 y es ah donde se produca un desdoblamiento: el orgnico y el funcional.

Textualmente dijo:

El primero de ellos consisti en el funcionamiento de la inteligencia


militar al servicio directo de las Unidades de Batalla o de combate o Tcticas
a las que estuvieron asignadas por ejemplo: los Cuerpos de Ejrcito y las
Brigadas (zonas y subzonas) tuvieron sus destacamentos de inteligencia y
adems los destacamentos se desdoblaban en secciones y grupos de
inteligencias distribuidos entre las reas de las subzonas.

Pero tanto los destacamentos como las secciones y los grupos de


inteligencia reportaban y reciban informacin directamente del y al Batalln
de Inteligencia 601.

Sobre este punto, Vernica Almada manifest que

El canal de comando es el que hace al de la propia unidad y dentro de


la rbita en que se est haciendo inteligencia; y el canal tcnico de
inteligencia es el que comunica los destacamentos de inteligencia con el
Batalln 601bsicamente la funcin del canal tcnico es hacer llegar
rpidamente la informacin que surge a todos los elementos de inteligencia
de la fuerza.

Y continu:

el canal tcnico vincula a todos los medios de inteligencia del pas; es


decir, lo que hace es transferir la informacin rpidamente y de forma tal de
que todos los medios de inteligencia puedan acceder a ella. En ese canal la
informacin corre en forma vertical y tambin horizontal.
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Al respecto Jos Montes, en su declaracin ante Cmara Federal del 29
de julio de 1986 dijo:

el organismo de inteligencia que operaba en cada rea es el orgnico


que le corresponde por organizacin a cada unidad tctica, ya que cada una
de ellas tiene en su plana mayor una seccin de inteligencia.

Ellos son los encargados de recibir por distintos conductos la


informacin existente sobre el enemigo dentro del rea respectiva. Elaborada
esa informacin se obtena la inteligencia que era distribuida a los usuarios.

En la misma declaracin seal que el Batalln de Inteligencia 601, que


no dependa del Cuerpo, proporcionaba por el canal tcnico de inteligencia
informaciones respecto al accionar del enemigo, aptitudes, formas de operar,
que llegaban al Cuerpo. En sus palabras, se trataba de una relacin funcional.

Relacin entre recursos tcnicos y comando operativo

De acuerdo a la prueba con la que contamos, a los efectos de la llamada


lucha contra la subversin se dispuso que los Destacamentos de Inteligencia
que se encontraban a nivel de Cuerpo de Ejrcito, pasaran a depender para esta
actividad directamente del Comando de la Subzona correspondiente, e incluso,
que en algunos casos, asignara personal tcnico a las Jefaturas de rea.

Es que esta era la funcin normal prevista para una unidad de


inteligencia para tiempos de guerra. Como ya dijimos, pero aqu vale la pena
recordarlo, el Reglamento de Inteligencia Tctica, define a la unidad de
inteligencia como un agrupamiento orgnico tcnico que normalmente ser
agregado, asignado o puesto en apoyo del comando que oportunamente se
determine.

Y lo que se determin es que prestaran apoyo a las Subzonas y sus


jefaturas dependientes.

Esto surge, tal como explic Vernica Almada, del Reglamento 9-1 de
Operaciones contra elementos subversivos donde se
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afirma que las Brigadas pueden ser reforzadas o pueden colocrseles
en apoyo destacamentos de inteligencia, (lo que) implica que el rgano de
Direccin, en el caso del apoyo, son las Brigadas.

De igual modo, tambin dice el Reglamento que pueden asignarse


elementos personal- a unidades, no slo a las Brigadas, tambin elementos
de refuerzo de inteligencia y ello surge tambin del Organigrama de
Prioridades y Equipamiento de la Fuerza de 1976, donde puede observarse que
esos destacamentos fueron asignados en apoyo a las Brigadas.

En efecto, el Reglamento RC 9-1 dispone en su artculo 4.015 que

El comando de una Gran Unidad para operaciones contra la


subversin normalmente se organizar sobre la base de un Comando de
Brigada () al cual ser necesario incrementar su personal y medios para
(entre otras cosas que menciona) reforzar la Divisin Inteligencia.

Y esto lo vemos plasmado claramente, por ejemplo, en el legajo


personal de Jos Osvaldo Riveiro, a quien ya nos referimos, y quien durante el
perodo que prest servicios en el Destacamento de Inteligencia 144, fue
calificado en segunda instancia por el Comandante de la Brigada de Infantera
de Montaa VIII y recin despus por el Comandante de Tercer Cuerpo de
Ejrcito.

Jos Luis Garca lo explic en los siguientes trminos: sostuvo que la


integracin de la estructura de inteligencia a la estructura operativa deba ser
realizada por elementos que no eran de esa rama;

porque un "S2" no tena una orgnica de tropa especial de


inteligencia; sino que era un elemento de anlisis de propuesta, que tiene que
saber sobre el enemigo, las condiciones meteorolgicas, y dems
circunstancias; pero no conduce tropas efectivas para eso.

Por el contrario, para realizar las "operaciones de inteligencia" haca


falta personal instruido y capacitado para lograr informacin obtenida de los
prisioneros (que era la base del trabajo).

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Claro que haba lugares donde no haba Destacamentos.

En estos casos, y como la lucha contra la subversin impona la


necesidad de contar con un rgano de inteligencia, el Ejrcito implement la
reasignacin de elementos de inteligencia capaces de cumplir con esas
necesidades.

A ello se refiri Vernica Almada quien ejemplific que en el

caso del rea 400, la Orden Parcial n 405/76 especifica que una
seccin del batalln de inteligencia colabora con la inteligencia de Campo de
Mayo o de la Zona 4, que es la inteligencia orgnica del G2 del Comando de
Institutos Militares y los S2 de cada una de las Escuelas

En el caso del Comando de Zona 1, se ordena conformar una Central


de Operaciones de Inteligencia (C.O.I.) y la misma Orden establece que debe
ser integrada por personal del Batalln de Inteligencia 601, de la SIDE,
elementos de inteligencia de la Polica Federal, polica provincial y las
fuerzas armadas en general.

De igual modo, en la Orden se afirma que el radio de accin de esa


Central de Operaciones de Inteligencia es la Sub-zona Capital Federal y Sub-
zonas 11 y 13.

Esto resulta concordante con lo afirmado por Surez Mason ante la


Cmara Federal en el ao 1988, en donde dijo que cada Subzona tena sus
propios elementos, en algunos casos muy escasos de manera que ellos se
arreglaban de distinta forma (se refiere al Comando de Zona I del que estaba a
cargo), y por ejemplo para los interrogatorios podan pedir interrogadores
directamente al Batalln de Inteligencia 601.

Inteligencia tctica y estratgica

En este punto y como ya hemos mencionado en varias oportunidades,


los trminos tctico y estratgico para referirnos a las actividades de

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inteligencia, entendemos que es necesario explicar a qu nos referimos con
esto.

Tal como est concebida en el mbito militar, la inteligencia tiene


distintos niveles o grados: bsicamente, un nivel tctico y un nivel estratgico,
esto es, un nivel de conduccin general de las operaciones militares, y un nivel
especfico, propio del cumplimiento de las misiones concretas, normalmente
asignadas a las unidades militares inferiores, sin perjuicio de que el mismo
Reglamento de Inteligencia Tctica establece que el factor determinante de la
fijacin de los niveles de inteligencia es el de la misin estratgica operacional
o tctica del elemento, prescindiendo de su nivel de organizacin.

Esto significa que para determinar si se trata de un trabajo de


inteligencia tctica o uno de inteligencia estratgica, no importa en qu nivel
se encuentre el rgano; lo importante es cul es el tipo de tarea que
desarrolla.

Este mismo reglamento define a la inteligencia tctica como

el conocimiento de las capacidades y debilidades del enemigo u


oponente real y del ambiente geogrfico de inters necesario para la
conduccin de los niveles tcticos, en el marco de operaciones
convencionales, no convencionales y/o operaciones contra la subversin;

Adems, seala que su finalidad es, en principio, la de servir a la


conduccin tctica con el objeto de asegurar slidas bases para las
resoluciones del comandante o jefe y evitar las sorpresas, que son de inters
para los niveles tcticos inferiores.

Horacio Ballester explic en la audiencia que es el S2 de la plana


mayor dependiente del jefe de Regimiento quien realiza la inteligencia tctica,
como por ejemplo, ubicar al enemigo.

Dijo que se trata de la inteligencia que necesita el jefe de Regimiento


para su funcionamiento, mientras que la inteligencia estratgica la lleva a cabo

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el Cuerpo del Ejrcito. Sostuvo que en el marco de la lucha contra la
subversin la inteligencia estratgica se haca del Cuerpo para arriba.

Vale aclarar que, evidentemente, la inteligencia tctica y la estratgica


no son quehaceres desvinculados el uno del otro, sino todo lo contrario: se
necesitan entre s porque no son dos tareas diferentes, sino diferentes niveles
de la misma tarea.

Por un lado, para poder ejecutar una misin encomendada a la unidad en


el terreno, esto es, a nivel tctico, se precisa contar con la informacin que sea
necesaria acerca de esa misin para poder ejecutarla correctamente,
informacin que muy probablemente sea provista por el nivel estratgico.

Por el otro, para poder establecer objetivos y mtodos a nivel


estratgico, entre otras cosas, es importante contar con informacin
proveniente del terreno.

El propio Reglamento de Inteligencia Tctica seala que

la inteligencia tctica deriva y es parte de la inteligencia estratgica;


y que al ser la inteligencia una sola identidad por su finalidad, todos los
niveles de ella estarn estrechamente relacionados, tendrn numerosos
asuntos de inters comn y se prestarn a utilidad recproca.

La principal diferencia estar dada (contina) por el nivel donde se


produce y se utiliza la inteligencia.

El fallecido Jos Alberto Muzzio, ex Jefe de Departamento de la


Jefatura II de Inteligencia del EMGE, en su declaracin del 17 de octubre de
1986 incorporada al debate, dijo que

la Jefatura elabora la informacin al ms alto nivel para el


Comandante de la Fuerza, sobre la base de informacin proveniente de todo
el sistema y de la suministrada de otras fuerzas y de los agregados militares
en el exterior

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El departamento interior se ocupaba de la recepcin de la
informacin de todo el sistema y de la elaboracin de la inteligencia
respectiva como el nivel de que se trataba era el estratgico, ste
comprenda la inteligencia de todas las reas, factores y componentes.

De conformidad con lo que venimos sosteniendo, agreg que de la


inteligencia destinada a la tctica operacional se ocupaban los Destacamentos
o Secciones.

Entonces, para cumplir con la misin establecida para la Fuerza, es


preciso que la inteligencia corra de abajo para arriba y viceversa, y tambin,
como en seguida veremos, en el marco del plan sistemtico de represin, era
fundamental que fuera transmitida horizontalmente a travs de las
comunidades informativas, una de los principales mecanismos de
coordinacin entre las fuerzas y servicios de inteligencia.

Comunidades informativas

Ahora bien, durante la Dictadura militar, adems de la estructura


orgnica de inteligencia del Ejrcito, y de los G2 y S2 de las unidades que
estaban a cargo de los distintos territorios de las Zonas, Subzonas y reas,
dentro de cada una de las jurisdicciones territoriales se conformaron
comunidades informativas.

Ellas, de conformidad con la nocin de acciones conjuntas establecida


en las directivas y reglamentaciones mencionadas, estaban integradas tambin
por los servicios de inteligencia de las fuerzas de seguridad bajo control
operacional del Ejrcito y de quien fuera el jefe territorial en el lugar, as
como los servicios de inteligencia de la Armada, de la Fuerzas rea y la
propia SIDE, cuyas delegaciones, de acuerdo a las Directivas 404/75 y 504/77,
estaban bajo control funcional del Comando de Ejrcito territorial donde se
encontraban. Estas comunidades existan a nivel de Zona, de Subzona, y de
rea.

Adems, por supuesto, se configur una comunidad informativa


nacional sobre la base de una organizacin directiva central, integrada por

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representantes de Inteligencia del Ejrcito, la Armada, la Fuerza Area, la
Prefectura Naval, la Gendarmera Nacional, la Polica Federal y las
provinciales, la SIDE y los Servicios Penitenciarios Nacionales y Provinciales.

Nuevamente es el Reglamento de Inteligencia Tctica el que define a la


comunidad de inteligencia.

Dice que constituye el conjunto de los sistemas existentes en cada


nivel de conduccin con vistas a satisfacer sus misiones especficas; y
seala, de conformidad con lo que venimos sosteniendo, que segn el nivel en
el cual se constituyan podrn ser:

a. Nacional: integrada por los sistemas que actan a nivel de Estado


Nacional y estratgico militar.

b. Regional: a nivel estratgico operacional y/o tctico. En este punto


pone de ejemplo una Zona jurisdiccional o Subzona a nivel gobernacin de
provincia. O,

c. Local: a nivel tctico. Y pone de ejemplo el rea jurisdiccional, que


puede comprender una localidad, partido o departamento.

Estos distintos niveles se observan tambin en el organigrama que


aparece en el Anexo 1 de la Directiva 1/75 del Consejo de Defensa relativo a
la estructura del Rgimen Funcional de Inteligencia.

A esto se refiri tambin la testigo Vernica Almada, quien explic


que:

En cada zona, sub-zona o rea hay comunidades informativas.

Todas las fuerzas sean armadas, policiales, de seguridad, en su


accionar conjunto y bajo control operacional del Ejrcito, tenan sus
elementos de inteligencia, que colaboraban con el Ejrcito que conduca con
responsabilidad primaria el esfuerzo de inteligencia de acuerdo a todas las
directivas y rdenes-.
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En cada zona, sub-zona o rea exista una comunidad informativa. Est
era la unin de todos los elementos de inteligencia y operaban
intercambiando informacin, y todos estaban bajo la conduccin del
Ejrcito.

Por su parte, Claudia Bellinghieri aclar el lugar que le corresponda a


los servicios de inteligencia de las otras fuerzas en relacin con la estructura
operativa establecida por el Ejrcito.

Dijo que ellos integran la comunidad informativa, y que la comunidad


informativa

son todos los miembros de las agencias de inteligencia de todas las


fuerzas armadas y de seguridad que se renen en distintas instancias locales,
nacionales y provinciales y deciden a travs de distintas frmulas que tienen
sobre cuestiones relacionadas con personas que estn siendo en ese momento
vistas y tratadas.

Horacio Ballester tambin se refiri a esto. Dijo que

Hay una inteligencia militar que va por la va jerrquica y otra


relacin de servicio que no es jerrquica sino de inteligencia que, en todos
los niveles se formaba lo que se denomin la comunidad informativa.

En Capital Federal estaban la Inteligencia de la Marina, del Ejrcito,


de la Fuerza Area y la Secretara de Inteligencia del Estado. A nivel Cuerpo
de Ejrcito, tambin se sumaban las delegaciones de inteligencia de la polica
local, es decir, todos aquellos que pudieran obtener informacin o hacer
inteligencia.

Estos tenan reuniones peridicas de inteligencia donde intercambiaban


informacin

Las formas de distribucin de la informacin eran la va jerrquica y la


comunidad informativa.

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Jos Luis DAndrea Mohr seal que la organizacin de inteligencia
distribuida por todo el pas haca que las unidades de inteligencia del Ejrcito
centralizaran en cada lugar donde estaban asentadas toda la informacin
producida por las llamadas comunidades informativas.

Tambin se refiere a esto el Informe sobre el Comando de Institutos


Militares del Grupo de Trabajo sobre Archivos de las FF.AA del Ministerio de
Defensa, dando como ejemplo parte del documento que transcribe la
presentacin de Riveros, en 1985, ante el Consejo Supremo de las FF.AA, en
tanto afirm que:

la zona 4 en mi Comando tena, lgicamente, un elemento de


inteligencia a cargo de un Oficial Superior, en ese elemento de inteligencia se
llevaba la situacin de inteligencia de la zona y a su vez se reciba
informaciones de la comunidad de inteligencia del pas, es decir, la
comunidad de inteligencia estaba integrada por todos los servicios de
inteligencia de la Fuerza ms los servicios de inteligencia de los elementos de
seguridad.

Ah en la oficina de inteligencia del Comando se reciban partes,


noticias, indicios y datos que hicieran posible las operaciones referidas a la
zona y yo supongo que lo mismo ocurrira para el resto del pas".

"De la misma manera, toda la inteligencia elaborada en la Zona 4,


inteligencia elaborada por los datos, informaciones, secuestros de
documentacin servan para llevar la carta de situacin de inteligencia, la
que nos permita llevar a cabo con xito las operaciones militares en la
guerra contra la subversin".

"Estos elementos, o todas estas informaciones, eran a su vez trasmitidas


de inmediato al Comando en Jefe del Ejrcito porque tambin podan servir
para otras zonas en operaciones, servir como elemento de juicio para facilitar
las operaciones de las propias tropas, es decir, en ese elemento de
inteligencia se llevaba tambin el control de todos los elementos secuestrados
de lo que se haca un inventario, no solamente de la parte informativa, sino
del material secuestrado, municiones, armamento, toda la parte bibliografa,

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imprentas clandestinas, vehculos, camiones, armamentos, etc.etc., y todos los
elementos de las escuelas de cuadros de montoneros y del erp tenan y que
haban sido secuestrada, toda esa documentacin inventariada
adecuadamente se elevaba al Comando en Jefe del Ejrcito para que lo usara
y a su vez lo distribuyera al resto de la comunidad informativa.

Sobre las actividades de las comunidades informativas, la Orden de


Operaciones 9/77 estableca que la direccin del esfuerzo de reunin de las
comunidades informativas que estaban dentro del Comando de Zona 1, deba
dirigirse prioritariamente

a) a la reunin de informacin sobre el accionar y desarrollo de las


organizaciones polticas catalogadas como subversivas, con la finalidad de
detectarlas y destruirlas;

y b) a la reunin de informacin referida a la infiltracin y consecuente


agitacin por parte de estas organizaciones que sufran los mbitos
educacional e industrial, a los efectos de evitar su desarrollo.

Funcionamiento concreto

Ahora bien, acerca de cmo funcionaban estas redes de inteligencia en


los hechos, Juan Bautista Sasiai, en su declaracin del 29 de julio 1986 lo
explic de la siguiente manera:

la inteligencia se nutre fundamentalmente y bsicamente con la


informacin que proporciona el escaln de mandos superiores, que
normalmente tiene los medios tcnicos para la deteccin y adems tiene la
suma de la informacin para procesarla debidamente".

"Esa informacin es recibida en la Subzona junto con una serie de


interrogantes o preguntas que el Escaln Superior formula y durante el
desarrollo del combate se van obteniendo pequeos indicios para contestarle
al escaln superior que lo pregunta".

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"El comando de Subzona hace suyo el documento del escaln superior,
agrega lo que considera propio y particular para la Subzona y que sea
producto de un anlisis del propio comando y se lo transmite a las unidades".

"Las unidades realizan la inteligencia con la informacin que le


proporcionan los elementos que estn en contacto con la zona donde opera y
transmiten la informacin que recogen al grupo de inteligencia de la
Unidad".

"Adems, el grupo de inteligencia arbitra todos los recursos a su


alcance para obtener informacin del rea: explotacin de prensa,
conversaciones con representantes de empresas, con vecinos caracterizados
de la zona y que adems estn alistados en la propia causa, con informes que
a veces llegan en forma de annimos y con informacin de detenidos,
incluyendo documentacin, (ya que, segn sus propias palabras) los
guerrilleros escriban todo de donde la captura de uno de ellos o del lugar
donde habitaban daba la oportunidad para reunir varios elementos de juicio".

"El rea analizaba los elementos a su alcance y produca la


inteligencia y en algunos casos remita detenidos y materiales a la Central de
Reunin de Informacin para que con especialistas hiciera un anlisis ms
acabado".

"Completa la inteligencia, con los elementos de juicio sealados las


reas o la Subzona estaban en condiciones de determinar sus propios
blancos.

En este sentido, resulta pertinente lo que afirm Vernica Almada


durante la audiencia de debate; ella dijo:

en el caso concreto en que un Jefe de un destacamento de inteligencia


tenga informacin de relevancia para, por ejemplo, detener a una persona,
producto de la actividad de inteligencia de acuerdo con lo que establecen
los Reglamentos -siendo til la Orden de Operaciones n 9/77-, aqul puede
enviar la informacin obtenida a travs de su estructura orgnica una
unidad o gran unidad o lo que corresponda- y esa unidad emitir las rdenes

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para operar a sus elementos de operaciones, puede hacerlo a travs de su
C.O.T. si lo tiene- y luego se efecta el operativo.

Esto, por supuesto, sin perjuicio de que es posible de que el operativo


fuera ejecutado por elementos de ejecucin de inteligencia, es decir, de
acuerdo tambin a las palabras de Almada, por grupos especiales que
realizaban operativos, que se llamaron, conforme surge de las estructuras de
inteligencia, Secciones de Operaciones Especiales de Inteligencia.

En relacin con esto, y en concreto con qu deba hacer el jefe de un


Destacamento de inteligencia respecto a una informacin que pudiera obtener
para atacar un blanco determinado en relacin con la unidad que
jurisdiccionalmente corresponde, Horacio Ballester sostuvo que, en esos
casos, debe trabajar la comunidad informativa y luego del anlisis inteligencia
se toma contacto con el jefe de la unidad y se decide si se ejecuta alguna
accin o se eleva la informacin.

En efecto, la Orden de Operaciones 9/77 en su Anexo 4 relativo a la


Ejecucin de Blancos seala que un blanco planeado puede originarse tanto a
travs de la comunidad informativa del nivel de Comando de Zona, Subzona o
rea.

Es que, en efecto, la actividad de inteligencia se desarrollaba a todos los


niveles de la estructura operativa del Ejrcito, y por parte de todas las
dependencias involucradas, fueran estas o no, propiamente unidades de
inteligencia, como los Destacamentos y sus secciones.

Conforme se sostiene en el informe relativo al rea 331 confeccionado


por el Grupo de Trabajo sobre Archivos de las Fuerzas Armadas, la
inteligencia era fundamental desde las capas inferiores del personal, ya que
de acuerdo a la definicin terica de la inteligencia en el marco de
operaciones contra la subversin, los cuadros y tropa aportarn informacin
acerca de las personas, problemas, hechos y todo otro dato que interese a la
conduccin del elemento11.

11
RC-16-1 (1977), Cap. III, Secc. III, Ap. 3030.

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De esta forma se puede inferir que gran cantidad de informacin que
nutra el rea de inteligencia de las unidades sera proveniente de los
patrullajes, controles de poblacin y operativos que realizaba la tropa.

Y en este mismo sentido, en la pgina 99 del Informe del mismo grupo


relativo al Comando de II.MM. se recordaba que

...entre las responsabilidades del Departamento II de Inteligencia, se


encuentra la produccin de inteligencia, ya que rene la informacin y la
procesa para transformarla en inteligencia. Y dentro de sus responsabilidades
especficas incluye la preparacin de planes y rdenes para la adquisicin de
blancos y la vigilancia de combate.

Por lo que desde las funciones del Departamento II de Inteligencia y las


actividades de los COT exista una unidad de los objetivos de su misin; ya
que los COT concentraban, para su accionar, la informacin del inicio y
resultado del operativo, provean las fichas de identificacin del Blanco y
controlaba a cul Lugar de Reunin de Detenidos (LRD) sera conducido.

Desde los COT se otorgaban las reas Libres para que se efectuaran
los Operativos. Es decir, no haba novedad operativa que no fuera
registrada, controlada y centralizada por los Centros de Operaciones
Tcticas (COT).

Por eso en el informe de la Escuela de Caballera (rea 430) se


concluye lo siguiente:

"Teniendo en cuenta que el COT posea la funciones de direccin,


control y coordinacin de las operaciones y de integracin del apoyo con las
operaciones que ejecutan sus fuerzas dependientes (e) ra imprescindible para
cumplir dichas funciones contar con la informacin actualizada y la
inteligencia necesaria.

En este sentido, el COT adems de recibir refuerzos de las fuerzas


policiales, contaba con la informacin que estas brindaban en funcin de
integrar junto al ejrcito la comunidad informativa".

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A ello se suma el Anexo de inteligencia de la Orden de Operaciones
9/77que, entre otras cosas, dispone que los comandos dependientes cumplan
con diverso tipo de pedidos de reunin de informacin, entre los que se
pueden mencionar a modo de ejemplo, aquellos relativos a la aparicin de
nuevos organismos de conduccin o de cargos internos en los ya existentes
dentro de la estructura poltico militar de organizaciones como Montoneros,
PRT, y OCPO, o a la existencia de nuevas organizaciones, o de instalaciones
para la capacitacin de cuadros, reuniones de dirigentes o de cuadros
vinculados a estas organizaciones, entre muchos otros.

Esto evidencia nuevamente que las redes de inteligencia involucraban a


todos los comandos, porque son los que actan sobre el territorio, los que lo
controlan, vigilan y patrullan, son los que estn en mejores condiciones para
obtener informacin de primera mano acerca de lo que ocurre en cada lugar.

Los grficos anexos a la Directiva 1/75 consignan la importancia de


cada uno de esos estamentos.

As, en el Anexo 1 estructura del rgimen funcional de Inteligencia- y


en el Anexo 2 - estructura del rgimen funcional de accin psicolgica- se
advierte cmo no slo la Zona y la Subzona eran elementos importantes de
este rgimen de inteligencia, sino tambin que el rea nutra al sistema.

Ello porque, de acuerdo al punto 5.024 del Reglamento RC 9-1 "...las


Fuerzas legales desarrollarn actividades dirigidas a detectar y eliminar a los
elementos de la subversin clandestina. Esta ser una accin difcil por
cuanto los elementos subversivos buscarn confundirse con la poblacin a fin
de evitar su identificacin.

Las actividades de inteligencia adquirirn una importancia capital,


pues son las que permitirn, en gran medida, la individualizacin de los
elementos subterrneos y auxiliares y su eliminacin como tales.

Del mayor o menor esfuerzo de la actividad de inteligencia y de su


coordinacin en las Fuerzas Legales, depender en gran medida el xito de la
contrasubversin en sus etapas iniciales".

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Del Informe de la Comisin Provincial por la Memoria sobre los
acusados de este juicio, en el punto relativo al rea 430 especialmente pero
tambin respecto de otras reas, surgen varios documentos del Archivo de la
ex DIPBA que dan cuenta del hallazgo o secuestro de panfletos,
documentacin de asociaciones de familiares de detenidos desaparecidos y
otro tipo de material de organizaciones polticas, incluso literatura que llaman
"marxista" hallada en un domicilio luego de un suicidio (Mesa DS Varios n
16038), por parte de efectivos policiales y su remisin a la sede del rea 430,
de conformidad con las rdenes recibidas.

Este paso del material por la sede del rea, confirma nuevamente que el
circuito de la inteligencia inclua a las reas sin perjuicio de la actuacin de
las unidades de inteligencia, dado que all, en las reas y Sub-reas, era
donde se obtena la informacin proveniente del territorio, que luego era
procesada por las diversas instancias y distribuida en la comunidad de
inteligencia.

Y, de acuerdo a lo que venimos diciendo, de la recoleccin de


informacin efectuada por la Jefatura de rea o sub-rea por s o a travs de
la polica, surgan o podan surgir, por un lado, datos que condujeran a la
deteccin de un "blanco de oportunidad", en cuyo caso, como vimos,
probablemente fuera ejecutado por el personal de esa jefatura, con
colaboracin (o no) del Destacamento de inteligencia; y por el otro, datos que
se elevaran y procesaran a lo largo del canal de inteligencia y que pasaran a la
comunidad informativa, generando as nuevos "blancos planeados" a
ejecutarse en cualquier lugar del territorio nacional o, como hemos visto
permanentemente en este juicio, en el territorio de cualquiera de los pases
integrantes de la red Cndor.

Un ejemplo clarsimo de esto nos lo provee nuevamente el "parte


circunstanciado" suscripto por el acusado Nstor Horacio Falcn, al que nos
referimos en puntos anteriores.

Falcn, en su carcter de Jefe de la Subrea 1131, se dirige al Jefe del


rea 113, en lo relativo a un operativo ejecutado por personal a su cargo, en el
que se detallan las actividades desarrolladas.

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Entre ellas, en el punto 11 relativo a la "actitud de combate posterior al
hecho" se consign que hubo "continuacin del operativo y blancos de
oportunidad", y en el punto 14 se seala que la documentacin y material
explosivo secuestrado fueron entregados al Batalln de Inteligencia 601.

En una nota posterior, firmada por uno de los sucesores de Falcn,


dirigida al Presidente del Consejo de Guerra, se aclara que esa documentacin
fue enviada a ese Batalln "para su posterior estudio" y que parte del material
explosivo, se remiti "para que se efecte la inteligencia tcnica
correspondiente".

Pero, adems de reunir la informacin proveniente del terreno a partir


de las operaciones de seguridad que desarrollaban para inyectarla en la red de
inteligencia y para ejecutar operativos, las Jefaturas de rea y Subrea, as
como las Subzonas y sus Destacamentos, tambin respondan requerimientos
de inteligencia proveniente de otros comandos.

Al respecto, el ya citado Reglamento de Inteligencia Tctica, en el


punto dedicado a la difusin de los requerimientos de inteligencia, seala que
los requerimientos de inteligencia podrn ser difundidos como tales a los
comandos (jefaturas) subordinados y vecinos (pg. 37), y en el caso particular
de los requerimientos de inteligencia relativos a la adquisicin de blancos,
que

se referirn, por lo general, a la deteccin, identificacin y ubicacin


de blancos terrestres con la finalidad de permitir el anlisis de los mismos, su
valorizacin y el eficiente empleo de las armas de la propia fuerza, se
especifica que deben ser suficientemente detallados como para permitir
determinar la importancia de cada blanco en relacin con la misin de la
fuerza y el arma ms eficiente a emplear. Adems, se indicar atencin
especial sobre las zonas donde deber volcarse el mayor esfuerzo de
adquisicin de blancos.

Esto resulta relevante a fin de que comprendamos correctamente cul es


el nivel de conocimiento que deban tener quienes actuaban en el terreno y en

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permanente contacto con la poblacin, acerca de cules y quines
concretamente eran los objetivos a eliminar.

Pinsese que no parece razonable afirmar que los patrullajes,


investigaciones y detenciones, se hicieran sin conocimiento de quin era el
enemigo, de a quines concretamente se estaba buscando.

Si la actividad subversiva era tan clandestina como sostienen algunos de


los acusados, cabe preguntarnos de qu manera, quienes realizaban esas
actividades, podan saber a quines deban detener En tal sentido, tampoco
parece razonable suponer que, para cumplir con su misin, hayan pensado que
bastaba con abrir los bales de unos cuantos automviles para ver si all
encontraban documentacin de las organizaciones, o armas y explosivos.

Se pretende que creamos que el nico objeto de estas actividades,


desarrolladas por los Comandos de diverso nivel territorial, era mostrar
presencia militar en el terreno para intimidar respecto de potenciales planes
subversivos, pero ya vimos que esto no era as.

No hay dudas de que este era tambin uno de los mtodos utilizados,
pero eso no significa que el Jefe de un rea o de una Sub-rea, que tena la
responsabilidad no slo de prevenir supuestos hechos terroristas en su
territorio, sino tambin la de actuar ofensivamente contra la subversin, no
estuviera correctamente informado de cul era la situacin en su territorio.

De hecho, ya vimos que para eso haba una comunidad informativa


local que estaba en permanente contacto con la regional, con la nacional y,
merced al marco provisto por Cndor, con la supranacional.

Ntese que la Orden de Operaciones 9/77 dispona que los comandos


de Subzonas deban hacer un aprovechamiento intensivo en sus planeamientos
de la difusin de inteligencia sobre el oponente y de los informes de
inteligencia peridicos, de tal forma de ir adaptando las tcticas,
procedimientos o mtodos de lucha para enfrentar a la "delincuencia
subversiva" conforme con las variaciones que en tal sentido realice el
oponente.

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Asimismo, las secciones o grupos de todos los elementos que componen
la orden de batalla de la Z 1 deban dotar a las tropas de mejores recursos para
contrarrestar con eficacia las acciones cambiantes que presentaba el oponente,
apoyndose para ello en una conveniente explotacin de los mencionados
documentos. De ms est decir que, como ya explicamos, las Subzonas de la
Zona 1, a las que fue distribuida esta orden de operaciones, debieron replicar
estos conceptos en sus respectivas rdenes dirigidas a las Jefaturas de rea.

Argumento del secreto

Todo esto es importante porque se ha pretendido argumentar que al


haber sido secretas las actividades de inteligencia, la informacin relativa a los
secuestros, mantenimiento en cautiverio, tortura y desaparicin de las
vctimas, era informacin que circulaba exclusivamente entre el personal
tcnico de inteligencia y que no llegaba a conocimiento de algunos de los
acusados, Jefes de Zona, Subzona, rea y Subrea.

En este sentido, se ha preguntado a varios de los testigos expertos


acerca de la disciplina del secreto.

En principio, debemos resaltar la inconsistencia de esta argumentacin


cuando se relaciona con personas que ocuparon cargos que implicaban una
enorme responsabilidad en el plan sistemtico de represin, como la mayora
de los imputados en este juicio.

Pero adems, lo que desconoce este razonamiento es que el secreto


operaba en relacin al enemigo y potencial vctima, y a la poblacin en
general, pero no respecto de la propia fuerza y menos an respecto de
quienes tenan que realizar sus respectivos aportes para garantizar el
xito de esas operaciones, as como la impunidad de los ejecutores.

En esto fue nuevamente claro Jos Luis Garca cuando afirm que el
secreto es para el enemigo", y que son pocos los casos en que la operacin
tambin lo es para el que agrega los elementos. Agreg que las rdenes
incluyen en su respectivo distribuidor a quin le llega, y us como ejemplo a
la Orden Parcial 405/76.

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En este sentido, sostuvo que el trmino Secreto, en un Comando de
Cuerpo o de Zona, abarca a un nmero ms grande de personas que tienen
conocimiento de l. En principio lo sabe el Estado Mayor y algn elemento
implcito en las rdenes.

De acuerdo a lo que venimos explicando, tanto los Jefes de rea y


Subrea, como obviamente los Comandantes de Zona, son elementos
implcitos en las rdenes.

En sentido similar Jos Montes en su declaracin informativa ante


Cmara Federal dijo, en relacin a las operaciones encubiertas, que

si se planeaba una emboscada, se haca todo el planeamiento en


forma secreta a los efectos de evitar que el enemigo con antelacin tomara
conocimiento de la misma y se ejecutaba en forma secreta a los efectos de que
el enemigo no tomara conocimiento anticipadamente del resultado de la
emboscada.

Incluso el fallecido Tefilo Sa, quien como uno de los imputados en


esta causa, fue Jefe del Regimiento I Patricios, en una de sus presentaciones
incorporadas por lectura trajo a colacin el concepto de necesidad de saber
que surge del Reglamento de Inteligencia Tctica ya citado, el que en su
Seccin Cuarta titulada La diseminacin, difusin y uso de la inteligencia,
establece que la necesidad de conocimiento de una informacin estar en
relacin directa con el uso que se har de ella y el cargo o funcin que la
persona desempee.

En sentido similar, Vernica Almada explic que la informacin


secreta es la ms restringida y que lo que se transmite con esa clasificacin no
debe ser conocido por una cuestin de contrainteligencia, dado que

si el enemigo tuviera conocimiento de que la fuerza tiene informacin,


podra cambiar su rumbo, por ejemplo, tornando nula las tareas realizadas.

Y agreg que para el caso de haber existido un plan de coordinacin


represiva, entre pases, la tarea de inteligencia era fundamental y que por

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eso toda la informacin que pudiera tener la fuerza del enemigo debera
haber circulado como secreta, pues hace a la tarea propia de la inteligencia.

Por eso, este tipo de documentacin o informacin se transmite por los


canales de inteligencia y quienes intervienen en esa transmisin deben guardar
seguridad para evitar su difusin.

Como vemos, correctamente interpretado, nada de esto obsta a lo que


venimos sosteniendo.

Adems, como ya mencionamos, de acuerdo al Reglamento de


Inteligencia Tctica, los diferentes tipos de requerimientos de inteligencia que
pueden estar dirigidos a cualquier elemento de la fuerza Ejrcito, requieren
para su cumplimiento del conocimiento necesario para ser ejecutados
correctamente.

Concluyendo este punto del funcionamiento concreto

Entonces, de las pruebas que hemos mencionado hasta aqu, podemos


concluir que los caminos a travs de los cuales se obtena un dato, que luego
se transformaba en inteligencia que derivaba en la ejecucin de un secuestro o
asesinato, eran numerosos y variables.

Pero esto no significa que el proceso fuera catico y descontrolado, o


que permaneciera oculto de los responsables territoriales, como algunos de
ellos pretendieron hacernos creer.

Por el contrario, el sistema represivo fue pensado justamente para


permitir la interaccin dinmica y constante de todos sus operadores, de
modo tal de poder sacar el mayor provecho a cada informacin obtenida.

Y para eso, cada cual tena una o varias funciones predeterminadas,


que constituan un aporte coordinado y necesario para el xito de la
misin.

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As, como vimos, el llamado blanco (planeado o de oportunidad)
poda ser determinado a por el Destacamento de Inteligencia del lugar, a partir
de trabajo de inteligencia propio, o de inteligencia proveniente de la
comunidad informativa y/o el canal tcnico, o proveniente de informacin
proporcionada por el Comando de Cuerpo, o proveniente de la informacin
proporcionada por el trabajo del rea o de la Sub-rea, o por una conjuncin
de elementos provenientes de varias de esas fuentes.

Pero el blanco tambin poda ser determinado directamente por el


Comando de Cuerpo, o por el personal del rea o Su-rea a partir de
inteligencia propia y/o con ayuda del Destacamento, y de la comunidad
informacin local, como las policas u otros, o incluso por pedido de escalones
superiores.

Y tambin poda ser determinado por otros servicios de inteligencia


pertenecientes a otras fuerzas, o por ejemplo, por el trabajo realizado por la
SIDE.

Por su parte, la ejecucin de ese blanco, es decir la concrecin de este


trabajo en un operativo concreto, en cualquiera de los casos anteriores poda
ser realizado por medios operativos de Subzona, rea o su-rea, incluida, por
supuesto, la polica federal o provincial bajo control operacional.

Pero tambin poda ser ejecutado directamente por medios operativos


del Destacamento, o por ambos.

Incluso, si el trabajo fue realizado por otro comando territorial, estaba


prevista la posibilidad de que ste hiciera el pedido al Jefe de rea o de
Subzona local, o lo ejecutara por s.

En el mismo sentido, si el blanco haba sido determinado por otros


servicios de inteligencia, como por ejemplo, el SIN o la SIDE, poda suceder
tambin que fuera ejecutado por ellos mismos, si es que contaban con
elementos operativos propios cerca del lugar del hecho.

Juan Bautista Sasiai lo explic en los siguientes trminos:

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los rganos de inteligencia fundamentalmente hacan el anlisis de la
situacin y la determinacin de blancos. En el caso de la Subzona (se refiere a
la Subzona 1.1) el Destacamento de Inteligencia 101 que estaba en apoyo de
la Brigada para la zona de La Plata normalmente pasaba los blancos para su
ejecucin por los elementos operacionales de la Subzona..."

"Otro tanto ocurra con elementos de las Subzonas vecinas y de la


Armada y de la Fuerza Area; esto tiene su comprensin en que quien tiene el
caso ms o menos aclarado en estudio sigue con su desarrollo hasta
terminarlo. Esto es lo fluido de la guerra subversiva donde no hay frentes
convencion(ales) y donde el enemigo est en todas partes.

Sres. Jueces: En cualquiera de los supuestos en que la ejecucin no


quedaba en cabeza de los elementos operativos a cargo el territorio, lo que no
hay que perder nunca de vista es que as como la pauta de trabajo en relacin
al esfuerzo de inteligencia fue la coordinacin a partir de la conduccin que
llevaba adelante el Ejrcito, tambin esta fue, como vimos, la pauta de trabajo
para la ejecucin.

Por esta razn siempre deba pedirse la correspondiente autorizacin


de rea liberada al COT de Subzona o de rea, segn correspondiere, para
asegurarse de este modo el xito de la operacin y evitar bajas propias, y por
supuesto, para contar con el apoyo que fuera necesario.

No olvidemos que, como ya dijimos, muchos grupos operativos


contaban con recursos escasos, razn por la cual muchas veces requirieron
apoyo local, que era provedo por la Jefatura de rea o el Comando de
Subzona por s, o por la polica a requerimiento de ellos, o ambos,
dependiendo de la magnitud del operativo de que se tratara y de los peligros
que implicaba.

Veremos luego algunos ejemplos de esto requerimientos de


colaboracin, como ser los que brind el imputado Falcn.

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En todos estos casos, el conocimiento sobre las caractersticas del
llamado blanco deba ser difundido correctamente a todos los intervinientes
a los efectos del xito de la operacin.

Y ya sabemos cmo segua el proceso: una vez capturada, la persona era


conducida a un CCD, que poda estar a cargo de los mismos grupos que los
secuestraron o de otros, o independientemente de a cargo de quin estuviera,
el lugar poda estar a disposicin de varios grupos.

All era interrogada, normalmente bajo tormentos y sometida a


condiciones inhumanas de vida, y la informacin que se le arrancaba en este
marco era nuevamente utilizada para alimentar los canales de inteligencia y
producir as nuevos secuestros.

Adems, si el secuestro era producido en un domicilio y en el lugar se


obtena material relativo a la organizacin a la que perteneca, esa informacin
se llevaba a donde correspondiera nuevamente poda ser una comisara, la
sede del rea, del Destacamento, de la Subzona, del servicio de inteligencia
de que se tratara, o incluso el mismo CCD- donde era procesada y utilizada
tambin para generar nuevos blancos, como los llamaban los represores.

De ms est decir que justamente gracias a la coordinacin que exista,


y a la existencia de las comunidades informativas, esos nuevos secuestros
podan producirse en cualquier lugar del territorio nacional, o incluso, gracias
al andamiaje proporcionado a travs de la Operacin Cndor, en cualquier
pas integrante de la asociacin criminal, donde podan ser ejecutados por
personal del mismo grupo que obtuvo la informacin, o por grupos locales a
pedido, o en conjunto, como ya veremos que ocurri en muchos casos.

La documentacin aportada por la Comisin Provincial por la Memoria


correspondiente al Archivo de la ex DIPBA, aporta numerosos ejemplos sobre
esto.

Uno de ellos es el documento Mesa "DS" Carpeta "Varios" n 6.856. Se


trata de un memorando firmado por el responsable de la delegacin DIPBA
Junn del 16 de diciembre de 197,6 que da cuenta de la persecucin que el

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rea 131 junto con esa delegacin, estaba desarrollando sobre un joven de esa
Ciudad que en ese momento resida en Ciudadela.

All se indica que se hall una persona que colaborar en la persecucin


y que esa persona iba a ser llevada al GADA 101 de Ciudadela "... a los
efectos de que dicha rea Militar (rea V de la Subzona Capital Federal)
proceda en consecuencia, por as haberlo dispuesto el rea Militar 131 de
Junn".

Algo similar ocurre con el documento Mesa DS Varios n 5.040 por el


que se dispone la captura de una persona el 19 de abril de 1976, cuyo pedido
se origin en Mendoza y que el Regimiento de Infantera 3 de la Tablada
(rea 112a cargo de Minicucci) ejecuta en su jurisdiccin.

Un ejemplo claro de cmo se enlazaba el accionar de los grupos de


inteligencia de las distintas fuerzas con la actividad operativa del Ejrcito, lo
proporcion uno de los integrantes de esos grupos.

Juan Antonio Del Cerro, alias "Colores", en una declaracin a la que


ya nos referimos, relat diversas tareas que realizaba en su carcter de agente
de inteligencia de la Superintendencia de Seguridad Federal. Dijo que, entre
otras cosas, "realizaba tareas de apoyo... a requerimiento del rea militar
correspondiente" en los que algunas veces actuaba junto a fuerzas militares.

Agreg que la brigada a su cargo tambin atenda requerimientos de los


denominados grupos de tareas dependientes de la Central de Reunin de
Informacin del Estado Mayor del Ejrcito.

Dijo que era enlace entre Seguridad Federal y la Subzona Capital


Federal y las "reas militares" que dependan de ella. Entre estas reas,
segn explic, estaban, por ejemplo, los GT de la Central de Reunin de
Informacin (incluido el GT 5 al que vincul a las operaciones contra
"Tupamaros, MIR chileno, MIR boliviano y JCR").

Para concurrir a las reas militares dependientes de la Subzona, en el


Comando de Subzona se le dio una credencial que lo acreditaba como oficial

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de enlace, y otra credencial "interna" que le permita el acceso a dependencias
de ese Comando.

En este sentido su funcin consista en elaborar un informe de situacin


para lo cual requera la informacin de los diferentes grupos de tareas y es as
que estableca contactos con las distintas fuerzas.

Es por esto tambin, explic, que iba asiduamente a la ESMA y all se


"reuna" -estas fueron sus palabras- con algunos de los prisioneros.

Pero tambin realizaba vigilancias, seguimientos e informes de diversa


ndole para quienes requirieran sus servicios en el mbito de la Subzona. Se
reuna tambin con supuestos "informantes" que le "presentaban" distintos
grupos y oficiales, respecto de los cuales recababa informacin. Por ejemplo,
mencion que el recientemente separado de este juicio Gmez Arenas, "le
pas gran cantidad de informantes".

Se refiri a numerosas reuniones de este tipo con personas que, si bien


l no admite, eran detenidos desaparecidos que se encontraban en ese
momento o haban estado en cautiverio en centros clandestinos.

Estas reuniones se produjeron, segn l, tanto en la ESMA, como en los


domicilios particulares de las personas o en bares en la Ciudad a donde eran
llevadas por el personal que las custodiaba, como por ejemplo, relat una en la
que la persona estaba acompaada por una "brigada del Destacamento 103", y
otra que estaba acompaada por agentes del Batalln de Inteligencia 601.

Esta variedad de contactos que tena Del Cerro en Capital Federal y los
diversos trabajos que reconoci haber hecho en apoyo de diferentes grupos y
estamentos militares, an cuando se deslig de su responsabilidad vinculada a
las torturas y desaparicin de personas, resultan concordantes con el resto de
los elementos incorporados al debate y demuestran que la coordinacin entre
fuerzas y organismos de diferentes niveles de comando era la regla, tal como
surge de la normativa que citamos y de las declaraciones de los expertos que
mencionamos.

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Conclusin general

Sres. Jueces: Es importante que queden claros los conceptos que hemos
desarrollado en este captulo porque muchos de los acusados sostuvieron que
en las unidades de la estructura orgnica operativa, en particular los
Comandos de Subzona y las Jefaturas de rea, no estaban vinculadas a la
ejecucin de tareas represivas (encubiertas) ya que stas, segn sostienen,
estaban a cargo exclusivamente de los elementos de inteligencia.

Ya vimos en puntos anteriores que esto no es cierto, la prueba en este


sentido es contundente.

Adems, y para sustentar esto, en este juicio se ha dicho que el tipo de


inteligencia que haca el S2 de la unidad, al no ser personal especializado en la
materia, era inteligencia de tipo tctico, actividad que no estaba vinculada con
la represin. Sin embargo, como tambin hemos demostrado, este es un
argumento engaoso y falaz.

Ni el hecho de que el S2 de la unidad no fuera personal especializado, ni


el hecho de que realizara inteligencia tctica en lugar de la estratgica, obsta o
siquiera sugiere, como se pretende, que esa unidad no realiz tareas de
inteligencia ni ejecut las rdenes ilegales impartidas en el marco del plan
sistemtico de represin.

Y ello, como vimos, no es contradictorio con la afirmacin de que


quienes producan prioritariamente la inteligencia destinada a ejecutar los
operativos de secuestro en determinado territorio (lo que, como ya vimos, es
inteligencia tctica) eran los Destacamentos de Inteligencia.

Y tampoco lo es el hecho de que muchos de estos destacamentos


contaban con personal operativo propio que integraba en conjunto con otros
oficiales los grupos de tareas destinados a operar en ese territorio.

Y, como tambin vimos cuando abordamos el tema de las funciones de


los Comandantes de Zona, Subzona, rea y Sub-rea, tampoco se contradice
con la admisin de que, tal como se comprob acabadamente en este juicio,

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muchos de los servicios de inteligencia de las otras fuerzas y de la SIDE
tambin operaban en algunos de esos territorios, esto es, realizaban secuestros,
entre muchas otras cosas por supuesto.

Porque, tal como afirm Claudia Bellinghieri, todos van a participar


activamente. Estn convocados para eso, para participar de un sistema que
est zonificado y que centraliza el Ejrcito pero que, al mismo tiempo,
necesita de toda la colaboracin.

Conclusin general del captulo

Sres. Jueces: hasta aqu llegaremos por el momento con el anlisis del
funcionamiento de la estructura represiva de nuestro pas y de la
responsabilidad que a partir de ella entendemos le cabe a los respectivos
Comandantes y Jefes de las estructuras territoriales, en relacin a las
privaciones ilegtimas de la libertad de las personas que fueron capturadas y
mantenidas en cautiverio dentro de los territorios de los que estaban a cargo,
que es una de las figuras penales por las que han sido acusados los aqu
imputados por el fiscal de instruccin.

Para concluir definitivamente con esto, resulta pertinente citar


nuevamente, por su claridad, algunos pasajes de la sentencia de la Sala IV de
la CFCP de la causa conocida como Jefes de rea y Olivera Rvere.

Concretamente, aquellos relacionados con la responsabilidad del


fallecido Olivera Rvere, porque entendemos que esas conclusiones son
aplicables tambin a los acusados en este juicio, sea que hayan ejercido de
Comandantes de Zona o Subzona, o Jefes de rea o Sub-rea.

En lo que aqu interesa, la sentencia concluy que:

Se pudo acreditar que el territorio de la Subzona Capital Federal se


encontraba bajo la jurisdiccin de Olivera Rvere en lo atinente a la llamada
lucha contra la subversin.

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En otras palabras, el imputado tena absoluto control y determinacin
respecto de lo que suceda en el territorio de la Subzona Capital Federal en lo
atinente a la llamada lucha contra la subversin.

No puedo ms que concluir que quien fue responsabilizado por lo que


ocurrira en un territorio, a los fines de dar cumplimiento a un plan, posea
conocimiento respecto de las acciones encubiertas realizadas en el marco de
ese plan.

Sobre todo, teniendo en cuenta que se encuentra ampliamente


acreditado el nivel de despliegue logstico y la extrema violencia de las
operaciones, a partir de los numerosos relatos recogidos en la sentencia o
en el acta de debate; y en orden a las reglamentaciones que establecan las
caractersticas del accionar estadual.

Se acredit, inclusive, la planificacin de formalidades propias de la


coordinacin entre fuerzas, que tena como uno de sus fines cuanto menos
el de evitar enfrentamientos entre ellas.

Desde esa ptica, la orden de secuestrar a un individuo, ejecutada


eventualmente por miembros de una fuerza co-participante del plan criminal,
a partir de la informacin con la que contaba la comunidad informativa del
sistema represivo antisubversivo y llevada a cabo en el territorio que haba
sido especficamente puesto bajo dominio de Olivera Rvere con la finalidad
de que se concretara el iter criminis de los hechos delictivos; son elementos
que no permiten abandonar razonablemente el escenario de un co-dominio de
los hechos entre quienes invadan la zona de modo programado y organizado,
y el propio Olivera Rvere; quien pacficamente, en todos los casos, cuanto
menos soport esa invasin, la garantiz, la viabiliz y la protegi de ataques
de cualquier naturaleza.

No resulta verosmil desde un criterio valorativo respetuoso de la sana


crtica racional que cualquier unidad o grupo de tareas, policial,
parapolicial, militar o paramilitar, involucrado en operaciones
antisubversivas, realizara acciones de secuestro de personas o allanamiento
de morada con las caractersticas enunciadas, en el territorio bajo dominio de

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Olivera Rvere, sin su autorizacin, anuencia e inclusive su coordinacin,
aun cuando alcance la primera de estas tres conductas para completar la
imputacin dirigida en su contra en la presente causa.

A los efectos que aqu importan, basta considerar acreditada la


concertacin y la necesariedad del rol de quien detentaba la autoridad en el
territorio, a los fines de cumplir con el plan sistemtico de desaparicin
forzada de personas, para reprochar los actos de autora mediata cometidos
por Olivera Rvere, en su condicin de 2 Comandante del Primer Cuerpo de
Ejrcito y por tanto Jefe de Subzona, en la porcin de la organizacin que
conduca; lo cual requera la utilizacin de la cadena de autores mediatos
formal y materialmente bajo su mando, a los exclusivos fines de aniquilar la
subversin (esto es, de concretar el plan criminal).

Esta comprensin de los hechos tiene una necesaria consecuencia:


para acreditar la descripcin imputada a Olivera Rvere en relacin con su
autora mediata sobre los hechos aqu investigados, sucedidos en la subzona
bajo sus rdenes, resulta irrazonable e inconducente la exigencia de
determinar en cada caso especfico en qu institucin revestan sus funciones
los individuos que realizaron de mano propia las operaciones encubiertas,
clandestinas, originadas en muchos casos a partir de un cmulo informativo
que resultaba comn a los distintos organismos de inteligencia de cada
fuerza, y que culminaron con los secuestros de quienes eran identificados
como enemigos del rgimen, segn la planificacin represiva del esquema
inorgnico que tuvo al imputado como autoridad en su territorio.

IV. Coordinacin represiva regional como misin de los comandos

La subversin extranjera como enemigo local (conocimiento)

Sres. Jueces: Debemos ahora referirnos a la relacin que existi entre


las conductas de los Comandantes y Jefes de las diferentes estructuras
operativas territoriales de nuestro pas que hemos descripto y la Operacin o
Plan Cndor.

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Lo primero que debemos mencionar es que en la normativa militar
vigente en la poca, especficamente se incluy en el conjunto de enemigos a
combatir por todos los niveles de la fuerza, a los miembros de las
organizaciones extranjeras que eran catalogadas como subversivas, y en
especial a la Junta Coordinadora Revolucionaria.

En este sentido, encontramos que en el Plan del Ejrcito


contribuyente al Plan de Seguridad Nacional, se mencionaba como parte de
los oponentes a la JCR, al MIR y a Tupamaros.

Y tambin el Apndice 1 al Anexo 1 de Inteligencia de la Directiva


404/75, constituye un documento, producido por la Jefatura de Inteligencia del
Estado Mayor General, que tena por objeto informar a los Comandantes de
Zona acerca de las caractersticas del enemigo sobre el que ellos y sus jefes
subordinados deban operar.

En el texto encontramos que, luego de dedicar varias pginas a la


organizacin Montoneros y al PRT-ERP, las que eran consideradas como las
ms activas en nuestro pas, hay un punto especfico en el que se desarroll
el origen, evolucin y situacin actual de la JCR.

All se explica cules son las organizaciones latinoamericanas que la


integran, se detallan los antecedentes de las relaciones entre ellas a partir de
1968, entre las cuales se destaca una reunin en Santiago de Chile en 1972 en
la que se establecieron las bases de la nueva organizacin a propuesta del
Secretario General del MIR, Miguel Enrquez.

De acuerdo a la informacin que el Ejrcito Argentino manejaba en ese


momento, el imperativo de esta reunin fue el de, cito, unir a la vanguardia
revolucionaria latinoamericana en la lucha armada por la implantacin del
socialismo tomando como ejemplo la revolucin cubana.

A continuacin se aborda el desarrollo de estas relaciones hasta el


momento de su fundacin, se especifica cules son las actividades que sus
miembros realizan para ese momento en el pas y en el extranjero, y con qu
tipo de apoyo de otras organizaciones cuenta.

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Este documento demuestra entonces que, desde el Comando en Jefe del
Ejrcito, se consider necesario que para la ejecucin de la misin de operar
contra la subversin en el territorio nacional, las diferentes instancias de
comando de territorio estuvieran enteradas de que esta organizacin exista y
de cules eran sus particularidades, a los fines de que pudieran ejecutar
operaciones tambin contra ella.

Y efectivamente as se hizo porque la informacin fue distribuida a


todos los comandantes de Cuerpo y al de II.MM, adems de a los comandos
generales de la Armada y de la FA.

Por las razones que ya expusimos, toda esta informacin, al igual que
ocurri con el resto del contenido de las Directivas del Comando en Jefe, fue
replicada en las rdenes de operaciones que sucesivamente libraron los
Comandos de Zona y Subzona.

Como ejemplo de ello, si bien corresponde al ao 1977, encontramos


que en el Anexo 3 de Inteligencia de la Orden de Operaciones 9/77, en punto
3. B. Otros requerimientos de inteligencia, en uno de los tems que deban
contestarse a partir del trabajo de los Comandos y Jefaturas se pregunta, cito,
Continuar recibiendo la subversin apoyo desde el exterior?

Y a continuacin se agrega Especial atencin a la JCR.

rdenes especialmente dirigidas a su represin

En funcin de ello, adems, en las normativas se dieron rdenes y


misiones especficas destinadas, por un lado, a impedir el acceso de esas
organizaciones a nuestro pas, as como el apoyo que podan proveerle a las
organizaciones locales9, y por el otro, a evitar que salieran hacia los pases
limtrofes personas que ya estuvieran aqu, sea que ellas pertenecieran a
organizaciones nacionales o extranjeras.

9 RC 9-1 Captulo IV, Seccin 1, 4.003. Caractersticas particulares. f.


La conduccin de las operaciones contrasubversivas se ver facilitada cuando
se haya logrado alcanzar una completa interdiccin del apoyo exterior a la

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subversin. La subversin se nutre fundamentalmente de los medios del
propio pas donde acta: poblacin, armamento, equipos, dinero,
organizaciones. Instituciones. etc.; pero tambin del apoyo exterior moral y
material que puedan brindar aquellos pases donde la ideologa extremista
haya logrado imponer su propio rgimen y pretenda difundirlo. Este apoyo es
buscado por la subversin yendo a sus fuentes de origen, o bien
introducindolo en el pas por las organizaciones extranjeras clandestinas. De
ah, que sea necesario efectuar una real y efectiva interdiccin en todas las
fronteras del propio territorio para anular todo intento de apoyo exterior.

Adems, se tomaron medidas destinadas a impedir el acceso al asilo


poltico que a estas personas podan proveerle las embajadas emplazadas en
nuestro pas.

As, ya la Directiva 1/75 del Consejo de Defensa as como la Directiva


404/75 del Comando en Jefe, estableca entre las misiones del Ejrcito la de
establecer la vigilancia de frontera que sea necesaria a fin de lograr el
aislamiento de la subversin del apoyo exterior.

Adems, esta ltima, particularizaba la misin de cada Comando de


Zona en relacin a ello. La Zona 2 deba aislar del apoyo exterior a las
organizaciones subversivas de acuerdo a las prioridades siguientes: Uruguay
Paraguay Brasil.

La Zona 3 tena la misma misin pero con prioridad sobre Bolivia y


Chile.

Y la Zona 5, deba aislar a las organizaciones subversivas del apoyo


proveniente desde Chile.

El Anexo 12 del Plan del Ejrcito contribuyente al Plan de


Seguridad Nacional titulado control de las sedes diplomticas, indicaba
que la finalidad del control de acceso a las embajadas y residencias de los
seores Embajadores, era para evitar que determinadas personas pudieran
acogerse al asilo poltico y contribuir a la detencin de aqullas que
especficamente as se haya determinado.

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Y entre las instrucciones particulares para llevar a cabo esa misin, se
dispuso que en el caso de individuos que intenten penetrar en forma
subrepticia y/o por lugares no comunes a las embajadas, se les deber dar la
voz de alto, y si no acataren la orden, se abrir fuego mientras todava
permanece fuera de los lmites del predio, y que en todos los casos se
proceder a la detencin de los mismos.

Otro ejemplo de control sobre las embajadas lo encontramos en el Acta


n 16 de la Junta Militar del 18 de marzo de 1977, que se encuentra en la
pgina 82 del Tomo I, en la que se resuelve aprobar la propuesta del Ejrcito
de iniciar una accin diplomtica tendiente a disminuir el nmero de
funcionarios de la Embajada en Bs As., y simultneamente, proceder a una
severa y estricta vigilancia y control de esa Embajada.

Concordantemente, la Directiva 504/77, en punto a las misiones de los


Comandos de Zona, en el punto 7, indicaba que deban impedir el apoyo
desde o hacia su jurisdiccin de las organizaciones subversivas que acten en
el pas o fuera de l. Y en el Anexo 9 Vigilancia de Fronteras, se
dispona como misin, cito, que

El Ejrcito establecer la vigilancia de fronteras en el o los sectores


limtrofes que se ordene a fin de lograr el aislamiento de la subversin del
apoyo exterior y/o impedir la fuga de delincuentes subversivos a pases
limtrofes.

Esta tarea, segn surge de este anexo, deba recaer principalmente sobre
la Gendarmera y la Prefectura Naval, con misiones complementarias de
control de la poblacin, ejecucin de procedimientos, vigilancia y traslado de
detenidos, mantenimiento del orden, etc., a cargo de las fuerzas policiales.

El Ejrcito propiamente dicho sera mantenido como reserva, en aptitud


de apoyar a los efectivos desplegados sobre la frontera y de ejecutar
operaciones contra fuerzas irregulares que puedan actuar en la zona de
vigilancia; y poda tambin ser empleado, con efectivos mnimos, para cubrir
sectores de frontera en las cuales no haya o no alcanzaran a ser cubiertos por
Fuerzas de Seguridad.

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Adems, all se especificaba como misin para los Comandos de Zona
que establecieran en su jurisdiccin la vigilancia de fronteras y previeran la
vigilancia reforzada en tramos crticos a fin de:

1. Lograr el aislamiento de la subversin del apoyo exterior;

2. Controlar la penetracin de personas;

3. Controlar la salida de personas del pas;

4. Impedir el trfico de material de guerra.

Por ltimo y como instruccin de coordinacin, se sealaba que la


situacin interna poda imponer el establecimiento de la vigilancia de
fronteras con uno, o todos los pases vecinos simultneamente.

A ello se suma que en el acpite 4. de la Orden de Operaciones 9/77,


sobre rdenes y pedidos de reunin de informacin, se incluye entre las
rdenes para los Comandos dependientes la deteccin de material, equipo
y armamento de origen extranjero (tem 18) y la localizacin de personal
subversivo de nacionalidad extranjera en hechos ocurridos en la zona de
responsabilidad (tem 19).

Aqu se advierte claramente cmo, los comandos dependientes de los de


las Zonas, tenan como parte de sus tareas de control de la poblacin,
obtener informacin relativa a personas pertenecientes a organizaciones
polticas extranjeras.

En el mismo sentido, encontramos en la pg. 168 de esa orden, y bajo el


ttulo de Rectificacin nro. 3 que se agreg el tem nmero 13) al apartado
b) Instrucciones de coordinacin, correspondiente al cuerpo de la Orden.

Este punto se refiere justamente a los procedimientos a emplear con


quienes denomina inmigrantes clandestinos y especifica cul es la
documentacin que deben tener los turistas e inmigrantes durante las

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operaciones de control de la poblacin, justamente aquellas que, como
vimos, estaban a cargo de los Jefes de rea y Sub-rea.

La consecuencia de la ausencia de documentacin, era la clasificacin


de la persona como inmigrante clandestino en cuyo caso se deba proceder a
su detencin y comunicar el hecho al Departamento de Personal de la Zona 1.

A este respecto podemos ver tambin planilla de rectificaciones


agregada al final de la Orden.

Concordantemente con ello, la testigo Vernica Almada declar que,


de acuerdo a lo que surge de las rdenes de Operaciones y Directivas del
Comando en Jefe, el Ejrcito tena conocimiento de lo que suceda en los
pases limtrofes y en otros, con relacin a lo que el Ejrcito denominaba
subversin.

Agreg que otra parte importante de la Lucha contra la


Subversin es la vigilancia de fronteras, pues haba que contar con apoyo
exterior para evitar el ingreso o egreso de elementos subversivos.

Pero adems de las rdenes que surgen de las Directivas y rdenes del
Ejrcito, se incorporaron otros elementos que demuestran que los Comandos y
Jefaturas territoriales, al menos hasta nivel de rea y Subrea inclusive, no
slo tenan conocimiento sobre la existencia de las redes de coordinacin
represiva montadas entre los pases de la regin en el marco de Cndor.

Adems de conocerlas, participaban activa y sistemticamente de


ellas.

Esto lo hacan, por un lado, garantizando a travs del mecanismo del


rea libre y de otros que hemos mencionado, la actuacin de fuerzas
extranjeras en el territorio bajo su responsabilidad, para que estas fuerzas
extranjeras pudieran realizar libremente tareas de inteligencia u operativos de
secuestro; o la actuacin de fuerzas nacionales que tenan especficamente a
cargo la tarea de persecucin de miembros de organizaciones extranjeras y de

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la JCR, como veremos es el caso de la SIDE y del Departamento de Asuntos
Extranjeros de la PFA, entre otros.

Por otro lado, esa participacin activa y sistemtica la desarrollaban


ejecutando por s mismos este tipo de operaciones, a pedido, o a partir de
investigaciones propias, y activando las redes represivas nacionales cuando
ello resultaba pertinente.

En este sentido no puede desconocerse que las redes de inteligencia que


funcionaron a nivel local, lo hicieron tambin en pos del supuesto enemigo
extranjero, y es por esto que la informacin que se levantaba en las
operaciones locales, se us tambin para lograr detenciones de miembros de
organizaciones extranjeras en el pas y fuera de l, y de argentinos que se
encontraban en otros pases.

Las circunstancias que rodearon el denominado Operativo


Guardamuebles, que luego desarrollaremos, son un ejemplo de esto.

En tal sentido, la mayora de esos elementos de prueba sern tratados


cuando abordemos los sucesos que afectaron a las vctimas de este juicio,
donde podr advertirse con claridad que, sin perjuicio de cules fueron los
grupos locales que concretamente llevaron a cabo de propia mano esos
hechos, nada de eso pudo haber ocurrido sin los aportes que las estructuras
operativas territoriales realizaban de manera sistemtica.

Sin perjuicio de ello, mencionaremos aqu slo algunos de esos


elementos que entendemos sustentan adecuadamente las afirmaciones que
acabamos de hacer.

Uno documento que es particularmente demostrativo de ello, es el


memorndum que ya mencionamos, enviado por Arancibia Clavel a la
direccin de la DINA identificado como 201X, fechado 20 de julio de 1978,
que da cuenta de que el Coronel Saa particip de una reunin Cndor
celebrada en Buenos Aires, e incluso hizo un informe opinando acerca del
nivel (muy superior) que en esa reunin present la delegacin chilena con
respecto a las delegaciones peruanas y bolivianas.

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Recordemos que, por entonces, Saa era Comandante del Regimiento de
Infantera n I Patricios, sede del rea II de la Capital Federal.

Otros elementos en este sentido surgen de la documentacin


incorporada en relacin del rea 234.

Entre ellos, corresponde mencionar el documento del Archivo del


Terror n 00172F 0570, elaborado en Asuncin el 9 de abril de 1977, donde se
informa que el 5,6 y 7 de abril estuvieron en el Departamento de Poltica y
Afines de Paraguay, a cargo por entonces del comisario Cantero, de Angel
Spada y Camicha de la Jefatura de rea n 234, adems de personal de la
SIDE y de los Servicios de Inteligencia del Ejrcito de Uruguay.

Este documento y la informacin que contiene guarda relacin con el


caso de los uruguayos Edison Inzaurralde y Nelson Santana Scotto, y los
argentinos Marta Landi, Jos Nell y Jos Alberto Logoluso.

Asimismo, en relacin al secuestro de Carrillo, a fs. 308 de la causa n


200/06 de Juzgado Federal n 2 de Formosa, obra una nota del 21 de
septiembre de 1976 por la que personal integrante de la Jefatura de rea 234,
que haba participado de un interrogatorio efectuado a Gimnez de Carrillo en
Paraguay, a su regreso solicit al Jefe de rea que gestionase la remisin
desde Asuncin del Paraguay de copia del resultado de ese interrogatorio.

Tambin se incorpor al debate, el acta de la Segunda Reunin


Regional Bilateral de Inteligencia entre los Ejrcitos de la Repblica del
Paraguay y de la Repblica Argentina, a la que ya nos referimos
anteriormente.

En ella participaron por parte del Ejrcito de Paraguay, el Jefe del


Departamento II del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas y Pedro
Gmez de la Fuente, Jefe Adjunto de ese mismo departamento, y por el
Ejrcito Argentino, el Agregado Militar de la Embajada Argentina, el G2 del
II Cuerpo, el Jefe del Destacamento de Inteligencia n 124 y el G2 de la
Brigada de Infantera n VII que, como veremos, era la cabecera de la
Subzona 2.3.

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Entre otras cosas, se dispuso que se continuara con el intercambio de
informacin en el rea de frontera por enlace directo entre Estado Mayor
General de Paraguay y el Destacamento de Inteligencia 124, Comando de la
Brigada de Infantera, que se continuara con las medidas de seguridad
fronteriza, que se profundizara la ofensiva sobre las actividades encubiertas
realizadas por el PC en ambos pases, y que ante la aparicin de ciudadanos
sin documentos se estableciera un intercambio de informacin para
determinar su verdadera identidad

En cuanto a las actividades de las organizaciones subversivas de ambos


pases que actuaran en las fronteras, se estableci que cada rgano actuara en
la investigacin y detencin en forma independiente dentro de los lmites de
su pas, y que segn la importancia se podran efectuar consultas bilaterales e
incluso se poda autorizar el trabajo conjunto en los interrogatorios.

Por otra parte, en oportunidad de su declaracin testimonial, la testigo


Vernica Almada se refiri al hallazgo por parte del Grupo de Trabajo sobre
Archivos de las Fuerzas Armadas, del Sumario n 80.987 vinculado al
Sargento Carlos Alberto Gutirrez y aport un resumen de su contenido del
que se desprende que se trat de una investigacin realizada en virtud de que
el Sargento Gutirrez, perteneciente al Regimiento de Infantera de Montaa
n 20, sede del rea 323, fueron detenidos por la Gendarmera cuando volvan
desde Bolivia, trayendo consigo 103 kg. de hojas de coca.

Lo que resulta interesante aqu, es que de la investigacin realizada


surge que Gutirrez era integrante de la Central de Inteligencia de ese rea
militar, y que haba sido comisionado a Bolivia, concretamente al
Departamento de Yacuiba, donde obtuvo informacin que se le haba
requerido a un miembro del DOP boliviano, relativa a un ciudadano argentino
residente all al que se vinculaba a actividades subversivas.

A fs. 197 Gutirrez declar que el motivo del viaje era tomar contacto
con una persona en territorio boliviano, la misma participara en un trabajo a
efectuar por la central, todo esto previsto a la aprobacin del Jefe de rea.

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Ya en territorio boliviano Primeramente tomo contacto con el
informante de la Central de Inteligencia, quien procedi a dar los datos
necesarios en forma verbal, de la presunta persona subversiva argentina que
se encontraba en dicho pas .

Sres. Jueces: En su momento profundizaremos sobre los criterios


dogmticos por los cuales le atribuiremos responsabilidad a los acusados de
este juicio por el delito de Asociacin Ilcita.

Sin perjuicio de eso, en este punto corresponde sealar que, sobre la


base de la prueba que hemos mencionado en relacin a las conductas
desplegadas por quienes tuvieron a su cargo el dominio de un espacio
territorial determinado, esto es, los Comandantes de Zona y Subzona, y los
Jefes de rea y Subrea, estamos en condiciones de afirmar que, adems de la
responsabilidad que a ellos les cabe sobre todas las privaciones ilegtimas de
la libertad que ocurrieron como consecuencia de las rdenes que ellos
directamente emitieron, o bajo su vigilancia y apoyo, esas conductas
importaron de por s un aporte sistemtico con la asociacin ilcita
Cndor que, en virtud de ello, integraron.

V. SIDE. Automotores Orletti.

Sres. Jueces: analizado el funcionamiento de la estructura represiva


nacional y regional, nos concentraremos ahora en la actuacin del Servicio de
Inteligencia del Estado Argentino, ms concretamente del grupo que actu en
la base de la Direccin de Operaciones Tcticas 1.8, mejor conocida como el
CCD Automotores Orletti, as como tambin en las caractersticas generales
del funcionamiento de ese lugar.

Existen varias razones para que lo hagamos.

Una de ellas es porque, como sabemos, en este juicio se encuentra


acusado el ex agente de inteligencia de ese organismo Miguel ngel Furci, a

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quien se le atribuye responsabilidad por hechos que damnificaron a personas
que fueron mantenidas en cautiverio en ese lugar.

Adems, lo all sucedido se relaciona directamente con la acusacin que


pesa sobre el militar uruguayo Manuel Cordero Piacentini.

Y esto es as porque all fueron alojadas clandestinamente y torturadas


un nmero importante de las vctimas, hechos que integran el objeto procesal
de este debate.

A ello se suma la circunstancia de que a nuestro modo de ver se ha


comprobado que la mayora de esos hechos tuvo ocurrencia gracias a y en el
marco del funcionamiento de la Operacin Cndor.

Es por esta razn que lo ocurrido en ese CCD y el rol represivo de ese
grupo, resultan representativos de los hechos cometidos por la asociacin
ilcita que est siendo juzgada.

Lo primero que tenemos que decir sobre esto es que, como bien
sabemos, este Tribunal, si bien con una composicin parcialmente diferente,
ya realiz un juicio en el que se ventilaron especficamente esos hechos y
dict una sentencia condenatoria contra algunos de los miembros de ese
grupo, sentencia que fue confirmada por la Alzada y que actualmente se
encuentra firme.

Nos referimos concretamente a la causa n 1627 del registro de este


Tribunal.

Considerando entonces que en este juicio se incorpor casi la totalidad


de la prueba de aqul, y sin perjuicio de que tambin se produjo nueva prueba
o se actualiz la ya existente, entendemos que no corresponde profundizar
aqu sobre el anlisis de algunos aspectos generales y contextuales de esos
sucesos.

Por ese motivo es que en este acpite nos vamos a limitar a sintetizar los
puntos ms salientes a ese respecto y que a nuestro modo de ver resultan ms
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relevantes para las imputaciones de este debate; y oportunamente
analizaremos con mayor grado de detalle los eventos concretos que afectaron
a las vctimas, as como la responsabilidad que entendemos que en ellos les
cupo a los imputados.

Lo que se tuvo por probado en la sentencia

1. Rol de la SIDE en la represin nacional

Para empezar, debemos decir que esa sentencia entendi, correctamente,


que existe una diferencia entre la SIDE y los dems servicios de inteligencia
de las Fuerzas Armadas: la SIDE, como la CIA en USA, produce inteligencia
estratgica Nacional y trabaja para la Presidencia, mientras que las unidades
de inteligencia de los ejrcitos trabajan para el jefe de ese Ejrcito, Armada o
Fuerza Area y para sus comandantes.

Pero tambin corresponde recordar que la Directiva 1/75 del Consejo


de Defensa puso a la SIDE, que era un organismo con dependencia directa del
Poder Ejecutivo, bajo el control funcional del Ejrcito; y que de acuerdo a ello
la Directiva 404/75 del Estado Mayor General del Ejrcito dispuso que los
Comandos de Zona deban ejercer el control funcional sobre las delegaciones
de la SIDE en su jurisdiccin.

Ya explicamos tambin que este control funcional no le daba capacidad


de mando al Ejrcito sobre la SIDE sino que le permita fiscalizar las
actividades que esa secretara desarrollaba en el marco de la represin, a los
fines de coordinarlas con las propias, para lo cual era evidentemente necesario
tener acceso a la informacin que se manejaba en su seno.

Es que, tal como lo haban dispuesto las Directivas, el Ejrcito tena la


direccin y la responsabilidad primaria tanto respecto de las operaciones
represivas como respecto de los esfuerzos de inteligencia, y es en este sentido
que todos los recursos del pas se pusieron de un modo u otro a su servicio,
incluida la SIDE.

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Adems, como tambin dijimos, no puede perderse de vista que a partir
de 1976 se puso al mando de la SIDE a Carlos Otto Paladino, un general del
Ejrcito que hasta entonces haba sido Jefe de Inteligencia del Estado Mayor
General de esa fuerza, y que por eso mismo diriga su servicio de inteligencia,
el SIE.

A ello se suma que a las filas de la SIDE se integraron, especialmente


en puestos de direccin, numerosos miembros del Ejrcito.

Es en este contexto que debe entenderse la relacin que existi entre las
actividades de ese organismo, el SIE y los comandos territoriales del Ejrcito,
en el marco de los cuales actuaron grupos operativos integrados por miembros
de la SIDE.

La pauta, como en todo lo dems, fue la coordinacin con preeminencia


del Ejrcito.

Ahora bien, para completar el panorama debemos mencionar cules


fueron concretamente las funciones de la SIDE en el marco de la represin.

Al respecto, de la prueba producida en este debate, as como de lo que


se tuvo por probado en la sentencia de la causa n 1627, podemos afirmar lo
siguiente:

- De acuerdo a la ley 20.195, sancionada el 28 de febrero de 1973, la


SIDE tena como misin la realizacin de actividades informativas y la
produccin de inteligencia de estado para la seguridad nacional.

- A ello se sumaba, de acuerdo a un Decreto del 63, el 4.500/63, la tarea


de producir inteligencia para la accin contra el comunismo (art. 1).

- Asimismo, y en funcin de lo dispuesto en la ley 16.970 de 19661, el


Secretario de la SIDE presida la Central Nacional de Inteligencia (CNI),
cuyas funciones eran planear, centralizar y coordinar la Inteligencia
Estratgica Nacional en el marco interno y externo; difundir la inteligencia
producida por los organismos competentes de planeamiento y ejecucin de
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Seguridad Nacional; y formular y mantener actualizada la Doctrina Nacional
de Inteligencia.

1 B.O. 10/10/66

- A su vez, a travs de la Ley 17.401 de 1967 que haba prohibido el


comunismo en nuestro pas, se cre la Comisin Asesora para la Calificacin
Ideolgica Extremista (CACIE), que luego sera conocida como la Comisin
Asesora de Antecedentes, la cual se puso bajo dependencia de la SIDE.

- A partir de 1975, se le sumaron a la SIDE las funciones de instruir en


accin psicolgica a miembros de otras fuerzas (Escuela Nacional de
Inteligencia) y la de estar a cargo de Junta de Accin Sicolgica;

- Luego del golpe de Estado, y a travs de la Orden de Operaciones 2/76


destinada a la consolidacin del Plan del Ejrcito Contribuyente al Plan de
Seguridad Nacional, se le asign, junto con la polica federal y las policas
provinciales, la detencin de los delincuentes comunes y econmicos
considerados oponentes activos del Proceso; y la detencin de los
delincuentes subversivos, actividad que tambin realizara el SIE.

- Finalmente, de conformidad con las directivas mencionadas en cuanto


a su dependencia funcional de los Comandos territoriales del Ejrcito, y su
integracin de la comunidad informativa, tena representacin en el COTCE
(Comando de Operaciones Tcticas) del Cuerpo I y en la CRI (Central de
Reunin de Informacin).

En este marco, se ha acreditado que tena a su cargo el GT 5, integrado


tambin por personal del Departamento de Asuntos Extranjeros de la
Superintendencia de Seguridad Federal, cuyas funciones eran detectar blancos
de la JCR y las relaciones internacionales de las organizaciones poltico-
militares nacionales.

De esto ltimo dan cuenta, entre otros, las declaraciones prestadas en la


audiencia y las incorporadas por lectura de Carlos Osorio Avaria y Claudia
Bellingeri, as como de la documentacin que ellos aportaron, entre la que

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podemos mencionar a modo de ejemplo y para ser breves, la Carpeta 1 de la
Prefectura Naval Zona Atlntico Norte aportada por la Comisin Provincial
por la Memoria en la que obra un informe relativo a la Junta Coordinara
Revolucionaria producida por el GT 5; y el documento desclasificado del
NSA mencionado por Osorio Avaria en el que se observa un diagrama en el
que se puede apreciar que el GT 5 estaba enfocado hacia el asunto extranjero,
en particular a la JCR.

A ello se suma la documentacin relativa al operativo que termin con


la muerte de Mario Roger Julien y el secuestro de Victoria Grisonas y sus dos
pequeos hijos, que da cuenta de la intervencin en estos hechos de personal
del Departamento de Asuntos Extranjeros de la Superintendencia de
Seguridad Federal, que en ese momento se encontraba en comisin en el GT

Asimismo, la declaracin indagatoria de Juan Antonio del Cerro que ya


hemos citado, en la que refiri que la brigada de inteligencia de la
Superintendencia de Seguridad Federal que estaba a su cargo, entre otras cosas
atenda requerimientos de los grupos de tareas de la Central de Reunin, entre
ellos el GT 5 que tena asiento en la SIDE y que trabajaba, cito, con
Tupamaros, MIR chileno y MIR boliviano, controlando tambin elementos
de la Junta Coordinadora Revolucionaria.

Ahora bien, a partir del conjunto de la prueba producida en este debate,


se puede afirmar que las operaciones de seguridad llevadas a cabo por grupos
de la SIDE a raz de las funciones que le fueron encomendadas, fueron
desarrolladas principalmente en el mbito territorial del Comando de Zona 1,
y por su cercana a la Ciudad de Buenos Aires donde este organismo tena la
mayor cantidad de recursos, tambin de Zona 4.

A ello se refiri Claudia Bellingeri en la audiencia de debate, quien


luego de explicar la especificidad de la actividad de la SIDE en relacin a los
ciudadanos extranjeros, afirm que, cito:

la S.I.D.E. persegua a ciudadanos en todo el territorio, ya sea


Nacional como extranjero. No obstante ello... la accin operativa de la
S.I.D.E. no estaba en todo el territorio, sino ms bien que la accin de

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inteligencia de esa Secretara se encontraba distribuida en todo el mbito
Nacional

Por esta razn, destac que en aquellos lugares del territorio nacional
donde no tena recursos propios, requera la ejecucin de los operativos a las
jurisdicciones respectivas.

Por otra parte, en los lugares en los que los grupos de la SIDE, que eran
integrados tambin por miembros de la PFA, tuvieron una accin operativa
directa, se ha acreditado que actuaron coordinando rea liberada y apoyo
de distinta ndole con las jefaturas territoriales, a travs de las cadenas de
comando establecidas, todo de acuerdo con lo dispuesto en la Orden de
Operaciones 9/77, la que, sin perjuicio de su fecha de emisin, es un reflejo de
las modalidades que ya se venan empleando.

Esto, como ya dijimos, fue reconocido por el propio Carlos Otto


Paladino en la declaracin que fue incorporada por lectura y que citamos
anteriormente, y est acreditado por los numerosos elementos de prueba que
dan muestra de ello y que van a ser detallados cuando abordemos los hechos
que damnificaron a las vctimas que fueron mantenidas en cautiverio en el
CCD Automotores Orletti, dependiente de la SIDE.

Es por eso que este Tribunal, en la sentencia citada, sostuvo que

se puede concluir que todas las operaciones de seguridad encubiertas,


desarrolladas de modo clandestino, de noche, con la intervencin de grupos
fuertemente armados y vestidos de civil, fueron coordinadas por el COTCE.

Es decir, se les haba autorizado la ejecucin de un blanco, lo cual se


tradujo en la realizacin de una operacin de detencin, allanamiento y
registro, y por ello la impunidad con la que actuaban.

Es decir que, de acuerdo a lo que hemos sostenido al explicar la


organizacin y dinmica de funcionamiento de la represin en este pas y a lo
que surge de la sentencia de este Tribunal, estos grupos, en particular el que
actuaba en Orletti que es el que aqu ms interesa, no lo haca de manera

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independiente al resto de la estructura represiva, sino que tena que coordinar
sus actividades (tanto operativas como de inteligencia) con el resto de las
fuerzas y dar cuenta de ellas especialmente al Comando territorial del Ejrcito
donde se desempeaba.

Ello se deduce, tal como se sostuvo tambin en esa sentencia, no slo de


la prueba que mencionamos en puntos anteriores, sino tambin de la
circunstancia de que tanto en el juicio de Automotores Orletti como en el
presente, se han comprobado un enorme nmero de operaciones realizadas por
el grupo de la SIDE que actuaba en ese lugar, algunas incluso de enorme
magnitud, todas las cuales transcurrieron sin mayores dificultades para sus
autores, lo que no podra haber ocurrido de no ser porque haban sido
previamente concertadas y coordinadas con las autoridades militares y
policiales a cargo del control poblacional en cada uno de los territorios en los
que ocurrieron.

2. Estructura orgnica de SIDE y relacin con el CCD Orletti

En cuanto a la estructura orgnica de la SIDE durante la poca de los


hechos, en la sentencia de este Tribunal, en lo que aqu interesa, se dio por
acreditado que el Secretario era General de Brigada Otto Carlos Paladino, y
que el organismo se encontraba compuesto por tres Subsecretaras,
identificadas con las letras A, B y C. Al respecto, cabe aclarar una vez
ms que en lo esencial, toda la prueba que sirvi como sustento a sus
conclusiones fue reproducida en este juicio.

En aquel entonces, es decir, durante 1976, a cargo de la Subsecretara


A se encontraba Roberto Oscar Terrile, y dentro de ella existan tres
Direcciones: I Antecedentes, II - Interior y III - Operaciones
Informativas.

Esas direcciones se hallaban bajo la direccin de Carlos Emilio Degano,


Carlos Alberto Roque Tepedino y Carlos Francisco Michel, respectivamente.
La Direccin II Interior dependa el Departamento de
Contrainteligencia, a cargo de Juan Ramn Nieto Moreno, quien adems, era
el Jefe del GT 5.

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Dentro de la Direccin de Operaciones Informativas se encontraba el
Departamento O.T.I o Departamento Operaciones Tcticas I, a cargo de
Nstor Horacio Guillamondegui desde el 1 de abril de 1975 hasta el 12 de
septiembre de 1976, y despus de Rubn Vctor Visuara hasta diciembre de
1979.

De la prueba surge que gran parte de las personas que all operaban
aparecen en los registros de la SIDE como parte del personal de la Base
ubicada en la calle Billinghurst 2457 de esta Ciudad, que fuera denominada
OT 1.

Este departamento estaba involucrado en actividades operativas


vinculadas a la represin y de l dependa la llamada O.T.1.8, que no es otra
cosa que la base de operaciones establecida en la calle Venancio Flores 3519/
3521 de esta Ciudad, es decir, lo que hoy conocemos como Automotores
Orletti, y en donde actu durante 1976 la denominada Banda de Gordon.

Ello encuentra sustento en numerosas pruebas, entre las que cabe


mencionar especialmente el contrato de locacin del inmueble y el peritaje
caligrfico sobre las firmas insertas en l, todo lo cual da cuenta de que los
firmantes fueron Ruffo y Juan Rodrguez, ambos integrantes de SIDE, y
Anbal Gordon, quien utiliz una identidad falsa a nombre de Silva.

En este sentido, la sentencia tuvo por acreditado el vnculo que exista


entre el CCD Automotores Orletti y la Secretara de Informaciones del
Estado (SIDE) o en otras palabras, la dependencia operacional y funcional de
ese centro de detencin con el citado organismo.

En efecto, personal de su dependencia intervino en la locacin del


inmueble en donde funcion el centro clandestino de detencin en cuestin y
participaban, tanto orgnicos como inorgnicos, en los operativos de secuestro
y eventual traslado de las vctimas.

Asimismo, se probaron las tareas de bsqueda de informacin previa a


los secuestros, como tambin la produccin de inteligencia y su difusin en
forma posterior.

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Este CCD, como sabemos, tuvo la particularidad de alojar
principalmente a personas pertenecientes a organizaciones polticas
extranjeras, especialmente de Uruguay, Chile y Bolivia, y en este sentido
tambin se ha comprobado que fue utilizado por miembros de las fuerzas
represivas de esos pases, quienes actuaban coordinadamente con la Banda
de Gordon, entre los que se encuentra el acusado Manuel Cordero Piacentini.

En este punto, es preciso llamar la atencin sobre la circunstancia de


que, de acuerdo a lo que surge del Sumario Militar n 4I7, varias operaciones
que realizaba el personal asignado a la base O.T.1.8, surgan de la actividad
del Departamento de Contrainteligencia de la Direccin II de la SIDE que,
como ya dijimos, estaba a cargo de Nieto Moreno, quien tambin era el Jefe
del GT 5 de la Central de Reunin del Comando de Cuerpo I, el que ya
dijimos estaba dedicado especficamente a la persecucin de miembros de
organizaciones extranjeras y a la JCR.

En este sentido, de la prueba se desprende una relacin directa entre las


operaciones desarrolladas por el GT 5, integrado por miembros de la SIDE y
de Asuntos Extranjeros de la PFA, y las actividades de la OT 1.8., al punto de
que si bien parece claro que se trata de dos estructuras diferentes, en ocasiones
resulta difcil distinguir la actuacin de uno y otro grupo.

En cualquier caso, lo cierto es que en se ha probado que en los


operativos en que se secuestraron personas que luego fueron trasladadas a
Orletti, intervino un grupo de tareas mucho ms amplio que el grupo que pudo
ser identificado con actuacin dentro del CCD.

En la sentencia de este Tribunal, as como de la prueba incorporada y


producida en este debate, se comprob que en la estructura de la SIDE
descripta coexistieron como operadores, tanto militares destinados en
comisin en dicho organismo (tal el caso de Calmon y Cabanillas); como
personal de inteligencia de esa Secretara (como Ruffo y Rodrguez, entre
otros); como agentes de inteligencia pertenecientes al Batalln 601 del
Ejrcito argentino (como Guglielminetti); y personal inorgnico, como lo eran
muchos de los miembros de la denominada banda de Gordon, entre ellos, el
propio Anbal Gordon y Martnez Ruiz.

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A esto cabe agregar que, al menos en mbito del GT 5, se detect la
intervencin de personal de la Superintendencia de Seguridad Federal.

En cuanto al personal orgnico que aparece en la cadena de comando de


la cual dependan los integrantes de la OT 1.8, se debe tener en cuenta que de
acuerdo a la Resolucin S n 855 de la SIDE de fecha 30 de diciembre de
1975, a partir del 1 de febrero de 1976 entraran en vigencia las normas
para la puesta en funcionamiento del encubrimiento del personal y
dependencias.

Por esta razn, en algunos casos debi determinarse la verdadera


identidad de esas personas, que aparecen como firmantes en los legajos
personales, a partir de su interaccin con otros elementos.

As, por ejemplo, se pudo determinar que quien aparece firmando


legajos como Gastn Camot, Jefe de la O.T. 1.8 no es otro que Marcos
Calmn; y que Jos Pealoza era el nombre de cobertura de Nstor H.
Guillamondegui, que estaba a cargo de la OT.1.

Asimismo, quien aparece como Claudio Oscar Ojeda, era en realidad el


Subjefe de la OT. I, Washington Salvadores, y Arturo del Viso era Rubn
Vctor Visuara, tambin Jefe de la OT. I.

Esa misma resolucin de la SIDE, junto a la 734/76, es la que nos


permite conocer las siglas de codificacin de las distintas dependencias de la
Secretara, y es as como sabemos que lo que aparece consignado en los
legajos como A.III.A es la direccin de Operaciones Informativas de la
Subsecretara A, y A.III.I refiere a lo que hemos denominado OT. I, entre
otros.

Tambin se tuvo por acreditado que la base OT. 18 estaba compuesta


por personal orgnico e inorgnico de la SIDE y por Guglielminetti, que
perteneca al Batalln de Inteligencia 601.

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Entre los orgnicos se encontraban Eduardo Alfredo Ruffo, Juan
Rodrguez, Csar Estanislao Albarracn, Rubn Hctor y Enrique Osvaldo
Escobar, entre otros.

El personal inorgnico era liderado por Anbal Gordon (a. El Jova,


Jovato, El Viejo, Silva, Ezcurra, El Coronel), y estaban tambin
Honorio Carlos Martnez Ruz (a. Pjaro o Pajarovich), Antonio Antich
Mas (a. Utu), Mursi o Musi, N.N. Gaona, El Tordo, Osvaldo
Forese (a. Paqui o Paquidermo), Yiyo, Joe, Quino, Ricardo,
Payo, Pericles, Don Din, Puma, Gallego, Cornalito, Cris-Cris o
kric-kric, Murcilago, Chino, Tato, entre otros.

Todos sabemos que, de esos operadores, como consecuencia del juicio


celebrado por este Tribunal, fueron condenados Cabanillas, Guglielminetti,
Ruffo y Martnez Ruiz, por su responsabilidad en las privaciones ilegtimas de
la libertad y tormentos padecidos por 65 personas que fueron mantenidas en
cautiverio en Orletti.

A Cabanillas tambin se lo conden por su responsabilidad en los


homicidios agravados de 5 personas.

Finalmente, corresponde mencionar que lo que acabamos de describir


surge principalmente de los siguientes elementos de prueba:

*Declaraciones de los sobrevivientes del CCD, a muchos de los cuales


se les exhibieron fotos y reconocieron en ellas a algunos miembros de la
Banda de Gordon, reconocimientos en rueda que fueron incorporados al
debate, as como declaraciones de los fallecidos Otto Paladino, Anbal Gordon
y Visuara, y de algunos de los condenados.

*Tambin el Sumario Militar de la IV Brigada de Infantera


Aerotransportada 4I7, todos los legajos de actuaciones reservadas de la SIDE,
incluido aqul incorporado durante este debate correspondiente a la causa n
1976, los legajos personales de los condenados y de otros ex integrantes de la
SIDE fallecidos, el legajo de retiro obligatorio de Rolando Oscar Nerone, el
informe y documentacin remitida desde la Comisin Provincial por la

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Memoria sobre el CCD, el contrato de locacin del inmueble de la calle
Venancio Flores y el peritaje caligrfico sobre las firmas insertas en l, la
sentencia recada en la causa n 1627, as como la dictada por el Tribunal Oral
en lo Criminal Federal n 6 en la causa n 1351 conocida como Plan
sistemtico de apropiacin de nios, entre otras pruebas.

3. Caractersticas del grupo. Relacin Triple A.

Para completar la semblanza del grupo que actuaba en Orletti, debemos


aadir que se ha comprobado que al menos algunos de sus integrantes, los ms
vinculados a Anbal Gordon, se caracterizaban por haber tenido vnculos en
aos anteriores con la denominada Alianza Anticomunista Argentina o
Triple A; y participar de su ideologa de extrema derecha y antisemita.

A esta altura es conocido que Anbal Gordon fue una figura


significativa de esta organizacin y que, para el momento en que ella se
encontraba en plena vigencia, esto es, 1974, esta persona operaba en nombre
de la SIDE, teniendo a su cargo personal civil que revistaba en esta
dependencia.

Esta relacin entre Gordon y la SIDE para esas fechas, encuentra


sustento documental en el legajo n 1.512 encontrado en el Archivo de la ex
DIPBA caratulado Procedimiento por personal de la SIDE y personal
policial Quilmes 1ra-fecha 23-3-74, del que surge claramente que para esa
fecha Anbal Gordon actuaba al mando de un equipo de la SIDE.

A ello se suma, entre otros elementos, la investigacin del periodista


Carlos Juvenal, titulada Buenos Muchachos. La industria del secuestro en la
Argentina, que fue incorporada al debate.

La ideologa antisemita de las personas que actuaban en Orletti se


reflejaba en el trato que mantenan con los prisioneros y en el hecho de que en
la habitacin que Anbal Gordon utilizaba en ese CCD como oficina haba
colgado un cuadro de Hitler.

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Son numerosos los testimonios de los sobrevivientes que dan cuenta de
ello, entre ellos los de Rosa Zlachevsky, Judith Jacubovich, Enrique
Rodrguez Larreta Piera, Marta Raquel Bianchi, Adalberto Luis Brandoni,
Sergio Rubn Lpez Burgos, y Jos Luis Bertazzo.

Otra caracterstica de los integrantes de este grupo fue que sus


motivaciones ideolgicas no les impidieron aprovecharse de la posicin de
poder en que se encontraban respecto de sus prisioneros y de la impunidad que
el sistema les proporcionaba, para llenarse los bolsillos.

Est claro que obtener el secuestro de los medios materiales de las


organizaciones polticas formaba parte de los objetivos establecidos por el
plan sistemtico de represin, porque justamente de esos medios dependa en
gran medida la pervivencia de esas organizaciones.

Por lo tanto las conductas que este grupo adopt en ese sentido tenan
una relacin directa con el cumplimiento de la misin que se les haba
encomendado. Son numerosas las pruebas que demuestran que elementos que
se les confiscaban a las personas secuestradas, eran luego utilizados por las
fuerzas para llevar a cabo sus actividades represivas, o se usaban para
financiarlas.

Pero en este marco hubo quienes, de paso, aprovecharon esto para


beneficiarse personalmente, y entre estos se encuentran sin lugar a dudas los
integrantes de la banda de Gordon, quienes llegaron al punto de falsificar
documentacin para apropiarse de esos bienes.

4. Existencia de la OT 1.8 (CCD Automotores Orletti). Perodo.

Ahora bien, a esta altura es posible afirmar que la existencia del centro
clandestino de detencin, tortura y exterminio conocido como Automotores
Orletti, tambin denominado por sus operadores como El Taller, El
Jardn, La Cueva de la va o La Cueva de Flores, y su emplazamiento en
la calle Venancio Flores n 3.519/21, entre las calles Emilio Lamarca y San
Nicols de esta ciudad, es un hecho notorio y no controvertido, razn por la
cual no vamos a detenernos en la prueba que da cuenta de ello.

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Tampoco vamos a repetir cules eran las caractersticas edilicias del
lugar. Basta mencionar que tanto en la sentencia de este Tribunal como en el
marco de este debate, se acredit que ellas se corresponden con las
descripciones realizadas por los sobrevivientes, lo cual, por otra parte, todos
pudimos apreciar en la inspeccin ocular que realizamos all; incluso las
modificaciones que introdujeron los propios represores para adaptarlo al
funcionamiento de un CCD y a las que se refiri en su declaracin su entonces
propietario, Santiago Cortell.

S vamos a mencionar brevemente que se comprob que ese lugar


comenz a funcionar como CCD desde el 11 de mayo de 1976, fecha en la que
se dio posesin del inmueble a los inquilinos y que surge del contrato de
locacin.

Sin perjuicio de ello, debemos sealar que del Sumario Militar 4I7
surgen elementos que permiten acreditar que en el domicilio de la calle
Bacacay 4232 que fue utilizado como garanta para el alquiler de Orletti,
habra funcionado anteriormente tambin una base de la SIDE.

En cuanto al momento en que ese domicilio dej de utilizarse como


centro clandestino, se demostr que ello ocurri como consecuencia de la fuga
de dos prisioneros, Jos Ramn Morales y Graciela Luisa Vidaillac, el 3 de
noviembre de ese mismo ao.

Se prob tambin que, como derivacin de ello se produjo el retiro Otto


Paladino, la disolucin de la O.T. 18 y la visita de los integrantes de este
grupo al CCD ubicado en Boulevard Artigas y Palmar, en la Ciudad de
Montevideo, Uruguay, donde en ese momento permanecan todava cautivos
algunos de los ciudadanos uruguayos que haban sido secuestrados en
Argentina, mantenidos en cautiverio en Orletti, y trasladados clandestinamente
a Uruguay.

Al respecto, adems del contrato de locacin y el peritaje que ya


mencionamos, las inspecciones oculares y los planos y fotografas recabadas,
contamos con las declaraciones de Santiago Ernesto Cortell en la audiencia, y
las de los sobrevivientes del CCD, especialmente la de Enrique Rodrguez

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Larreta Piera y Graciela Vidaillac que fueron incorporadas, y de la causa n
42.335 bis, entre otros elementos de prueba.

5. Funcionamiento del CCD.

Ahora bien, sobre el funcionamiento del CCD son numerosos los


testimonios de los sobrevivientes, los cuales dan cuenta de que luego del
secuestro, en el que, como ocurra normalmente, se ejerca una intensa
violencia fsica y psicolgica, con golpes y amenazas, y se maniataba y cubra
el rostro del prisionero, condiciones en las cuales se lo trasladaba, las personas
eran ingresadas directamente en los automviles a la planta baja del edificio
de Venancio Flores.

Una vez all, lo que ocurra normalmente era que eran llevados al
espacio de la planta alta del edificio que estaba destinado a los interrogatorios
bajo tortura donde haba una mquina con la que se colgaba a las vctimas,
hacindolas pender con sus brazos colocados por detrs, y que las bajaba y
suba provocando que tocaran con la punta de los pies el piso que haba sido
inundado de agua y sal gruesa.

Este era el mtodo de tortura conocido como la colgada la mquina


o el gancho y que en Orletti era usado junto con el traspaso de energa
elctrica al cuerpo del prisionero, que se intensificaba cuando se les arrojaban
baldazos de agua.

De este modo, se les provocaban mltiples lesiones, vejmenes (como


la imposibilidad de controlar esfnteres), a lo que se sumaba una sensacin de
deshidratacin generalizada.

Este fue uno de los mtodos de tortura caractersticos de la banda de la


OT 1.8, pero tambin de los testimonios surge que se aplicaban brutales
golpizas, el mtodo llamado el telfono, en el que se golpeaba a la vctima
en sus orejas produciendo una sensacin de vaco que afectaba su rgano de
audicin, tambin el llamado submarino seco, modalidad de asfixia por
medio de bolsas o elementos similares que eran colocados en la cabeza de la

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vctima, y submarino hmedo, modalidad de asfixia por inmersin de la
persona en un recipiente con lquido.

A ellos se agregaban, quemaduras con cigarrillos, y el famoso


plantn, que consista en dejar parada a la vctima con sus piernas abiertas
durante extensos perodos durante los cuales la persona luchaba para mantener
el equilibrio y no caerse, porque cuando su resistencia se venca y finalmente
caa, era intensamente golpeada y obligada a volver a la posicin inicial.

Adems, se practicaron simulacros de fusilamiento, y en ocasiones


mientras se le hacan preguntas, se obligaba a la persona a presenciar las
torturas a las que era sometido un ser querido.

La prctica sistemtica de los mtodos de tortura mencionados estuvo


direccionada, por un lado, a la obtencin de informacin sensible del cautivo,
lo que permita que el sistema se retroalimentara con nuevos secuestros; y por
el otro, a provocar su debilitamiento psicolgico, reduciendo as sus
capacidades cognoscitivas y emocionales.

Cuando no eran interrogados, los prisioneros eran alojados, ya sea en


alguna de los habitculos acondicionados a modo de celda que haba en la
planta alta del edificio, o directamente dejados en el piso de la planta baja, en
el mismo lugar donde estaban los autos.

En cualquiera de los dos casos, las condiciones en las que los forzaron a
permanecer eran completamente inhumanas, lo que constituy una pieza
esencial del funcionamiento de Orletti tendiente, en ltima instancia, a la
destruccin de la personalidad y a la desestructuracin de la identidad de los
prisioneros.

Los testigos describieron que eran mantenidos en aislamiento total con


el exterior e incomunicacin absoluta por ciertos perodos, encapuchados o
tabicados, que tenan restringido el movimiento por estar sus manos ligadas,
que eran invariablemente golpeados y amenazados por sus custodios, y eran
sometidos a hostigamientos verbales permanentes y diverso tipo de
humillaciones, muchas veces con contenidos discriminatorio.

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A ello se sumaba la incertidumbre acerca de su futuro y con la amenaza
constante del sufrimiento fsico futuro.

Su alimentacin era deficiente o directamente nula, permanecan en


condiciones deplorables de higiene, con limitaciones para acceder al uso de un
bao para hacer sus necesidades fisiolgicas, y sin posibilidad alguna de
higienizarse, sin el abrigo necesario para cubrirse del fro extremo que se
senta en el lugar, en muchos casos incluso expuestos a la desnudez, y sin la
atencin mdica y medicamentos necesarios para las heridas que muchos
tenan como consecuencia de la violencia que se haba ejercido sobre ellos
durante los secuestros y las torturas.

En esas condiciones permanecieron tambin cautivas al menos dos


mujeres que estaban en un estado avanzado de embarazo, Mara del Carmen
Prez y Mara Claudia Garca Iruretagoyena de Gelman.

A partir de los testimonios, sabemos que en ese lugar tambin fueron


mantenidos en cautiverio al menos seis nios pequeos, quienes haban sido
secuestrados junto con sus padres. Nos referimos a Sandro, Leonardo y Tania
Soba, Anatole y Victoria Julien Grisonas y Mariana Zaffaroni.

Como veremos cuando tratemos lo sucedido a cada una de las vctimas


en particular, luego de pasar un perodo en este estado que fue variando de
caso en caso de acuerdo a las necesidades de los represores, algunos de ellos
fueron liberados; en el caso de algunos de los uruguayos, trasladados
clandestinamente a Montevideo, donde fueron alojados en otros centros
clandestinos, y otros fueron asesinados en ese mismo lugar o en algn otro que
no conocemos.

Esta circunstancia, es decir, su asesinato, en la mayora de los casos fue


ocultada a sus familiares y seres queridos, y a la ciudadana en general, y es
por eso que muchos de ellos, se encuentran hoy en condicin de
desaparecidos.

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Sabemos, gracias al hallazgo e identificacin de algunos de esos restos
que, al menos en algunos casos, para deshacerse de ellos los pusieron dentro
de tanques metlicos que llenaron con cal y los arrojaron al ro.

Cierre

Entendemos que lo dicho hasta aqu sobre lo sucedido en este CCD y


los grupos represivos que actuaron en relacin con l, por el momento es
suficiente para dar un marco a la descripcin de los hechos que damnificaron a
las vctimas que fueron mantenidas en cautiverio all y que forman parte del
objeto procesal de este juicio, as como al anlisis de las responsabilidad que
entendemos que en ellos les cupo a algunos de los acusados, especialmente a
Miguel ngel Furci y a Manuel Cordero Piacentini.

Conexin con puntos siguientes

En lo que sigue comenzaremos la exposicin de lo que entendemos se


ha probado en este juicio respecto de lo ocurrido con cada una de las vctimas
en particular.

No slo aqullas que fueron llevadas a ese CCD, el que, sin perjuicio de
lo paradigmtico que result para la ejecucin de la Operacin Cndor,
representa slo una parte de los delitos cometidos bajo el marco de esa
asociacin ilcita, sino los casos de todas las vctimas de este juicio.

Por razones expositivas, los hemos agrupado con criterios que atienden
a la nacionalidad de la vctima o al lugar en el que se produjo su desaparicin,
dando prioridad a la relacin que se ha comprobado que existi entre ese
suceso y otros que tambin forman parte del debate, ya sea porque las vctimas
pertenecan a la misma organizacin poltica, o porque se advierte que los
hechos pueden enmarcarse en una sucesin de secuestros determinada.

Es por esto que los casos de las vctimas de Orletti, que constituyen un
importante porcentaje del total de este debate, van a ser tratados en apartados
diferentes de acuerdo a esos criterios.

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Dentro de cada uno de estos grupos, y siempre que ello no conspirara
contra una exposicin que permitiera relacionar hechos que entendemos estn
relacionados, hemos adoptado un criterio cronolgico.

Entonces, teniendo en cuenta tambin el orden en que fue producida la


prueba testimonial a lo largo del juicio, trataremos primero un apartado
relacionado principalmente con la intervencin de Uruguay en el Plan Cndor,
luego uno relacionado con la intervencin de Chile, para seguir con Paraguay,
Bolivia y Brasil.

Para dar un adecuado contexto a todos estos sucesos, cada uno de estos
apartados estar precedido de una breve explicacin de la situacin histrico-
poltica existente en esos pases, de las organizaciones polticas de las que
formaban parte las vctimas, as como de las estructuras represivas vigentes en
ellos.

Tambin, cuando ello corresponda, explicaremos las razones por las que
entendemos que algunos de esos hechos dan cuenta de la ocurrencia de una
sucesin de secuestros o incluso de una oleada represiva, y sacaremos
conclusiones a partir de ello.

Una vez concluidos estos apartados, y antes de ingresar en el anlisis de


los criterios dogmticos de atribucin de responsabilidad a los acusados,
haremos un parntesis en el abordaje de Cndor para tratar los hechos que
damnificaron a las vctimas de nacionalidad argentina que estuvieron en
Orletti, en cuyos secuestros y desapariciones no hemos detectado indicios de
coordinacin represiva (y que por eso no hemos incluidos en esos apartados),
y que fueron atribuidos exclusivamente a Miguel ngel Furci en el marco de
la causa n 1976.

PARTE GENERAL ROU

Nos abocaremos ahora a realizar un anlisis de la intervencin de la


Repblica Oriental del Uruguay en Cndor.

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Para ello analizaremos las caractersticas generales del golpe de Estado
y consolidacin de la dictadura uruguaya, su estructura represiva y la
persecucin a los exiliados, especialmente en Argentina.

A) Contexto anterior al golpe: el camino democrtico hacia la


dictadura

Durante su declaracin, el experto lvaro Rico seal que a partir de


1967 se produjo un proceso de brutalizacin de la poltica uruguaya, con el
desarrollo de prcticas autoritarias de poder, en las que se permanentemente se
invocaba un estado de necesidad para defender la soberana interna.

En este sentido, el golpe de Estado no fue un quiebre.

Fue el ltimo acto de un largo proceso de consolidacin de un gobierno


de crisis o bajo decreto.

Rico defini este recorrido como un camino democrtico hacia la


dictadura.

Progresivamente se desarrollaron prcticas autoritarias: la represin y


las violaciones a las garantas eran justificadas con invocaciones a la
democracia y a la constitucin.

La historiografa uruguaya toma como fecha fundacional de la dictadura


la clausura de las cmaras de representantes el 27 de junio de 1973 por parte
del presidente Bordaberry, que haba sido elegido constitucionalmente.

Al menos hasta 1981, cuando asumi el poder Gregorio lvarez, la


dictadura uruguaya no fue un caso de ejercicio del poder directo por parte de
los militares.

Para explicar la produccin del golpe de Estado, se analiza el


surgimiento del actor militar en la poltica, en una trayectoria cuyos puntos
principales son:

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- El llamamiento a los militares a intervenir en operaciones contra la
guerrilla desde septiembre de 1971;

- La declaracin del estado de guerra interno en abril de 1972;

- La sancin, en julio de 1972, de la ley de Seguridad del Estado y el


Orden Interno, que, entre otras cosas, suprimi artculos del cdigo penal
ordinario y traslad esas figuras al fuero militar;

- El alzamiento militar de principios de 1973, el consecuente pacto de


Boiso Lanza, tambin llamado acuerdo nacional y la subsiguiente creacin
del Consejo de Seguridad Nacional (COSENA), mbito desde el cual las
Fuerzas Armadas comenzaron a ejercer poder a travs de la toma de
decisiones polticas;

- El ltimo acto que clausur este lento proceso de golpe de Estado fue
el pedido, por parte de los militares, de desafuero del Senador frenteamplista
Enrique Erro, quien fue acusado de tener vnculos con los Tupamaros; seguido
por el rechazo de la cmara de senadores de esta solicitud castrense y la
disolucin de ambas cmaras el 27 de junio de 1973,

Ahora bien, la dictadura uruguaya estuvo atravesada por tres etapas.

La primera de ellas, llamada etapa comisarial, puede enmarcarse entre


1973 y 1976.

Se trata de un perodo meramente represivo, de consolidacin de la


hegemona del bloque de poder y de bsqueda de disciplinamiento absoluto de
la sociedad.

Con el correr del tiempo, comenz a aparecer la idea de una dictadura


de largo plazo que reorganizara las relaciones polticas y sociales.

La segunda etapa, denominada como la etapa de ensayo fundacional,


transcurri entre 1976 y 1980, y se inici con la destitucin de Bordaberry en

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junio de 1976 por parte de los militares y, tras el breve interinato de Alberto
Demicheli, la asuncin del poder de Aparicio Mndez.

En este perodo el poder se ejerci a travs de lo que llamaban Actos


Institucionales y el objetivo del rgimen pas a ser la fundacin de un nuevo
orden, que caracterizaban como una democracia tutelada.

Fue en este perodo en el que se concentr el mayor ndice de


actividades represivas.

Finalmente, la etapa transicional, cuyo comienzo se ubica en 1980


luego de que fracasar el intento de legitimacin del rgimen a travs de un
plebiscito.

En esta etapa se produjo una apertura pautada hasta llegar a elecciones,


con proscripciones, en 1984.

B) El dispositivo represivo en Uruguay

Veremos ahora cmo fue la evolucin del dispositivo represivo en


Uruguay.

No debe perderse de vista que la finalidad de lo que sigue es reconstruir


y analizar aquella parte de la estructura que se relaciona con el objetivo de
este juicio: esto es, la vinculada con la coordinacin represiva, y
especialmente, con el imputado Manuel Cordero.

A esos fines, corresponde precisar que tomamos como fuente primordial


la informacin del tercer tomo de la Investigacin sobre la dictadura,
incorporado al debate.

De la lectura de este informe se sigue que hubo una primera fase


represiva, que dur hasta 1972, orientada principalmente a la
desestructuracin del MLN-T Tupamaros, aunque tambin fueron objeto de
persecucin otras organizaciones de accin directa.

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El punto clmine de esa etapa es la detencin del principal dirigente de
los Tupamaros, Ral Sendic.

En este perodo la represin fue casi exclusivamente policial y luego,


pasaron a intervenir tambin las Fuerzas Armadas, las cuales pusieron la
totalidad de su estructura a disposicin de la tambin en Uruguay llamada,
lucha contra la subversin.

Luego, si bien el golpe de Estado no implic en lo inmediato una


restructuracin del aparato represivo, s se incrementaron sus actividades
respecto del perodo 1972-1974.

Al respecto, en sus memorias, Nino Gavazzo afirm que:

"La ruptura institucional fue un acto poltico que a nuestro nivel para
nada afect ni vari la conduccin y ejecucin de actividades operacionales
contra la guerrilla.

La misma sigui actuando de igual manera en que lo vena


desarrollando hasta ese momento y nosotros la seguimos combatiendo de la
misma forma en que lo venamos haciendo".

Es a partir de 1974, con la nueva ley orgnica militar, que comenzaron a


introducirse cambios en la estructura represiva.

As, por ejemplo, se especializaron algunos organismos en el interior de


las fuerzas armadas, fundamentalmente los dedicados al rea de inteligencia, y
sin que se produjera un deslindamiento total de la represin, s se
normalizaron las actividades del resto de la estructura militar.

Gavazzo, que por entonces era segundo jefe del Grupo de Artillera 1 de
Montevideo escribi sobre esto que:

"Concomitantemente con mi alejamiento de la Divisin del Ejrcito, se


estructur en la misma una forma de combate diferente, el enemigo estaba en
apariencia lo suficientemente neutralizado como para no tener muchas
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unidades en el frente cuando la misma misin se poda cumplir economizando
fuerzas".

Y explic que entonces pas a comandar las operaciones militares


contra el enemigo la primera Divisin del Ejrcito, a travs de la OCOA,
apoyada por efectivos de esa unidad.

Agreg luego que

esto trajo como consecuencia que mi viejo Grupo de artillera 1,


apenas me alej de l, quedara desafectado de la guerra y pasara a volver sus
esfuerzos en sus misiones como unidad de Artillera y en el mantenimiento de
la Unidad, que buena falta le haca".

Sin embargo, esta aparente normalizacin no dur mucho, porque tal


como afirm Gavazzo, a fines de 1975, cuando se perfil una nueva escalada
represiva, de inmediato se recurri a la unidad de artillera, en coordinacin
con OCOA para concentrar desde all las operaciones.

Esta estructura represiva modificada fue la que actu a continuacin, y


de manera sistemtica, en las oleadas represivas contra las organizaciones
polticas uruguayas.

Es as que, desde octubre de 1975, se inici una nueva fase represiva en


Uruguay, que comenz con la llamada Operacin Morgan.

Segn caracteriz lvaro Rico, se trat de una etapa ms especializada,


profesionalizada y generalizada, en la que las fuerzas actuaron
coordinadamente, con el objetivo de atacar las estructuras de las
organizaciones polticas.

Una de las caractersticas de este perodo es que se extendi el uso de


los centros clandestinos de detencin.

Tal como precis lvaro Rico, otra caracterstica es que los organismos
represivos valoraron la destruccin de los recursos econmicos de las
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organizaciones como medio para evitar que siguieran funcionando, y al
mismo tiempo, para disponer de capitales para sostener la lgica represiva.

Esto tuvo su correlato inicialmente en el ataque al aparato de finanzas


del Partido Comunista y luego en la bsqueda y obtencin del dinero que tena
en su poder en Argentina el PVP.

Sres. Jueces: Teniendo en mente lo dicho hasta aqu, vamos a ver ahora
la evolucin y caracterstica de los organismos uruguayos afectados a la
represin que tomaron parte en la coordinacin represiva regional.

Servicio de Informacin del SID, dependiente de la Junta de


Comandantes en Jefe.

El primero que vamos a analizar es el Servicio de Informacin del SID,


dependiente de la Junta de Comandantes en Jefe.

Al respecto, sabemos que en febrero de 1965, por medio del decreto


68/95, ste se constituy como organismo encargado de centralizar la
produccin de informacin e inteligencia en el interior de las Fuerzas
Armadas, con la funcin de asesorar al Ministro de Defensa Nacional en
asuntos de informacin y contra-informacin, para satisfacer las necesidades
de la Defensa Nacional.

Sin embargo, a partir de junio 1971 el SID qued bajo entera


jurisdiccin militar.

A su cargo estaba un oficial del Ejrcito con grado de coronel. Segn


explic lvaro Rico, entre 1969 y 1973 esta jefatura fue ejercida por el
coronel Ramn Trabal.

Rico agreg que en 1973 Trabal fue separado del cargo y enviado a
Pars, donde fue asesinado en 1974.

Luego de la salida de Trabal y tras algunos cambios de nombres, en


marzo de 1975 el cargo fue ocupado por Amaur Prantl.
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La sub-jefatura del SID era tripartita: haba un miembro del Ejrcito,
uno de la aviacin y uno de la marina.

La planta estaba compuesto por miembros de la Armada, Fuerza Area


y Prefectura General Martima. Los miembros de las armas trabajaban de
manera integrada.

A partir de lo que surge del Informe, podemos afirmar que el SID tena
tres funciones: desarrollar tareas de contrainteligencia dentro de las FFAA,
servir de nexo con servicios de inteligencia de otros pases y coordinar con
la Polica en todo lo relacionado con actividades catalogadas de "terroristas".

Adems, tena carcter operativo, tal como declar el Comando


General del Ejrcito en su informe al Presidente de la Repblica del 8 de
agosto de 2005.

En cuanto a su estructura, a partir de 1971 el organigrama del SID


estaba compuesto por seis departamentos: interior, exterior, planes-
operaciones-enlace, apoyo, apoyo tcnico, operaciones especiales.

Veamos con detenimiento qu hacan algunos de ellos.

- El Departamento 1, Interior, segn explic lvaro Rico, cumpla


funciones de archivo. Coincidentemente, Barboza Pla, dijo que se encargaba
de recopilar informaciones de antecedentes de ciudadanos a nivel nacional

- El Departamento 2, Exterior, de acuerdo a la declaracin de Barboza


Pla reciba material publicado en distintas partes del mundo, peda
informacin a agregados en el exterior y recopilaba toda informacin sobre
conductas que podan ser contrarias al rgimen.

lvaro Rico, agreg que este departamento actuaba en el Ministerio de


Relaciones exteriores y que era el sector que procesaba las respuestas que
otros Estados hacan en relacin con uruguayos detenidos o desaparecidos, y
organizaba las respuestas que la Cancillera emita en representacin del
gobierno.
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En esta seccin tambin se centralizaban la correspondencia e informes,
se efectuaban anlisis de inteligencia y contrainteligencia de las
informaciones que provenan del exterior, as como tambin de las campaas
de propaganda.

El Departamento 4, de Apoyo, segn Barboza Pla, era un departamento


administrativo interno, se ocupaba de recursos humanos

El Departamento 5, de Apoyo Tcnico, tambin segn Barboza Pla, era


el encargado de proveer equipos de radio, automviles y otros insumos que se
requeran para la represin.

El Departamento 6, era de Operaciones especiales, y figura en la


Investigacin sobre la dictadura y fue mencionado tambin por lvaro Rico.

Sin embargo, como no fue mencionado por Barboza Pla, es posible que
estuviera vigente en el organigrama de 1971 que figura en el Informe sobre la
dictadura, pero que hubiera dejado de existir para marzo de 1976, cuando
Barboza Pla ingres al SID.

- Dejamos para el final al Departamento 3, llamado Planes,


Operaciones y Enlace, para poder detenernos un poco ms en l dado que el
personal que prest funciones all es el que estuvo a la cabeza de la
coordinacin represiva con los organismos de nuestro pas en una buena
parte de los hechos que son objeto de este juicio, y porque es en su mbito
que se desempe el acusado Manuel Cordero Piacentini.

Este departamento era el ms operativo del SID y tuvo a cargo las


operaciones en Argentina durante el perodo 1976-1977.

Su jefe era el Teniente Coronel Juan Antonio Rodrguez Buratti (que


sucedi a Octavio Gonzlez), el segundo era Jos Nino Gavazzo, y el tercero
en jerarqua era Manuel Cordero Piacentini.

Esta informacin surge claramente del legajo personal de Cordero


Piacentini que est incorporado a la causa; en particular de los informes de
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calificacin correspondientes a los perodos 75/76 y 76/77; y tambin de las
declaraciones del testigo Julio Csar Barboza Pla, que se desempe como
Personal Civil de Inteligencia durante el ao 1976.

lvaro Rico, por su parte, seal que Rodrguez Buratti fue jefe del SID
desde 1975, y que su mandato coincidi con el de Prantl, hasta agosto de
1977, en que asumi Gavazzo, que era quien de hecho ejerca como jefe
cuando el titular no poda hacerlo.

En cuanto a las actividades que desarrollaba este departamento en una


presentacin de 1985 que se encuentra reproducida en el tomo I del informe
sobre desaparecidos, Barboza Pla mencion:

la emisin de pedidos de bsqueda, la realizacin de trmites en


relacin con las requisitorias de personas, la realizacin de escuchas
telefnicas e interceptacin de correos, y operativos contra personas, entre
los que enumer: seguimientos, secuestros y mantenimiento en cautiverio de
detenidos.

Como puede advertirse, Barboza Pla no menciona otras actividades que


s resaltaron los testigos: nos referimos a los interrogatorios bajo la tortura.

Asimismo, como en seguida veremos, otra de las actividades que


desempeaba el D3 del SID era la coordinacin con organismos represivos
de otros pases.

En cuanto a la dependencia orgnica del SID, en 1974 se dict una ley


orgnica militar en Uruguay, a partir de la cual ese organismo pas a
depender de la Junta de Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas.

Esto significa que las Fuerzas Armadas asumieron el control directo


del servicio de inteligencia, que dej de reportar al Ministerio de Defensa.

Segn explic lvaro Rico, a raz de esto se superpusieron la


inteligencia del Estado y la estructura de mando de las Fuerzas Armadas.

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De manera coincidente, Gavazzo seal en su libro que para esa fecha
se produjo una reorganizacin en el SID, y que en este contexto l fue
convocado desde un puesto de mayor jerarqua para volver a cumplir
funciones en el organismo.

En cuanto a la organizacin interna, podemos mencionar que el


Director del SID era nombrado por la Junta de Comandantes en Jefe y
ratificado por resolucin presidencial.

Los tres subdirectores provenan de cada una de las armas, con el grado
de Coronel y Teniente de Navo.

Al frente de cada departamento se colocaba un oficial con grado de


Teniente Coronel.

Los oficiales, Mayores y Capitanes, as como el personal subalterno,


pertenecan a las tres fuerzas y desde 1976, adems, se integraron oficiales de
la Direccin Nacional de Informaciones e Inteligencia.

Los integrantes del SID que participaron en operativos contra


ciudadanos uruguayos en Argentina y en Uruguay figuran listados en el
Informe sobre desaparecidos de la siguiente manera:

- SID 301, es decir, miembro del SID, Departamento 03, Nmero 1 en


jerarqua: Teniente Coronel Juan Antonio Rodrguez Buratti;

- SID 302: Mayor Jos Nino Gavazzo;

- SID 303 Teniente Manuel Cordero;

- SID 304: Mayor Martnez;

- SID 305: Capitn Jos Ricardo Arab;

- SID 306: Capitn de Granaderos Ricardo Jos Medina Blanco;

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- SID 307: Capitn Gilberto Valentn Vzquez Bisio;

- SID 308: Capitn Horacio Sasn;

- SID 309: Teniente 1 Luis Alfredo Maurente Mata;

- SID 310: Teniente de la Guardia de Granaderos Jos Felipe Sande


Lima;

- SID 311: Nelson Snchez Daz;

En relacin a las relaciones del organismo, en particular del


Departamento 3, declararon en Montevideo Jos Gavazzo y Gilberto Vzquez.
Estos documentos forman parte de las causas que fueron remitidas por la
justicia uruguaya, y que fueron incorporadas al debate.

Vzquez, el 14 de agosto de 2006 seal al respecto que la tarea del SID

era proveer de informacin para la toma de decisiones y que haba


enlaces por ejemplo con Argentina, Alemania, Paraguay, Chile, Brasil,
Israel, Estados Unidos [] en todos los pases donde hubiera intereses.

Agreg que su enlace en Argentina era el Coronel Nieto Moreno, quien,


como ya dijimos, fue Jefe de Contrainteligencia de la SIDE durante 1976 y
tena a su cargo el GT 5.

Vzquez especific que las relaciones eran telefnicas, por teletipo y


tambin presenciales, para entregar y recoger informacin

Jos Gavazzo, por su parte, en la misma fecha se expres en sentido


similar al afirmar que, desde 1975, era oficial de enlace con la SIDE argentina,
que viajaba llevando y trayendo informacin y que incluso fue recibido por la
presidente Mara Estela Martnez de Pern.En su libro dio detalles de esta
reunin.

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Dijo tambin que hasta junio de 1976 el enlace lo realizaba con la
jefatura de la OT 1 y despus de junio, con el jefe de la OT 18.

De acuerdo a la prueba que fue incorporada a este juicio, del SID


dependieron cuatro centros de detencin en Uruguay:

- Casa de Punta Gorda, 300 Carlos R, o Infierno Chico;

- La Mansin o La Casona (Boulevard Artigas);

- La Casona de Milln y;

- Base Valparaso.

Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas.


Comando General del Ejrcito.

Vamos a tratar ahora otro de los organismos militares uruguayos


vinculados a la represin.

El Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas fue creado


por el Comando General del Ejrcito, y tena como cometido principal
coordinar y centralizar la llamada lucha antisubversiva.

El equipo que produjo la Investigacin sobre la dictadura, dat el inicio


de su funcionamiento al menos en abril de 1972.

Estos investigadores afirmaron tambin que a partir de su trabajo


pudieron determinar que existieron diferentes OCOAS, o secciones de
informacin e inteligencia, adscriptas a las cuatro divisiones de Ejrcito
existentes, con jurisdiccin en sus respectivas zonas.

Todas ellas tenan al frente al segundo comandante de la divisin que


tena el grado de Teniente Coronel, lo que coincide con lo declarado por Jorge

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Silveira, ante la Fiscal Mirtha Guianze en Montevideo, el 14 de agosto de
2006.

Sobre el OCOA seal Nino Gavazzo, en su presentacin del 17 de


marzo de 2006, que:

OCOA era el rgano coordinador de operaciones antisubversivas,


ubicado dentro de cada uno de los comandos de divisiones de Ejrcito, es
decir que haba en el pas cuatro OCOAS, correspondientes a las otras tantas
divisiones de Ejrcito y era, como su nombre lo dice, quien coordinaba y/u
ordenaba las operaciones de cada una de las unidades de combate ubicadas
dentro de su jurisdiccin territorial.

En cuanto a la relacin que existi entre OCOA y SID, afirm que:

La relacin que exista entre el SID y la OCOA era de intercambio de


ida y vuelta de informacin.

No estaban dentro de la misma jerarqua. Una dependa de la Junta


de Comandantes en Jefe y la otra de cada divisin.

En el Ejrcito existen dos canales, uno de mando y otro tcnico, el cual


estaba subordinado directamente al canal de mando, no estaban en la misma
jerarqua, tericamente tiene ms jerarqua en el canal tcnico el SID porque
a l confluyen las informaciones de todas las Fuerzas Armadas, en cambio
las OCOAS manejan la informacin que ellos obtienen o que les provee el
SID.

De los diferentes OCOAS, sabemos que el identificado con el nmero 1,


es decir, el que dependa de la Divisin de Ejrcito I, fue el ms importante, y
que para 1976 actuaba de forma complementaria con el SID y coordinaba con
los otros organismos vinculados a la represin.

Sobre esto, en la Investigacin sobre la dictadura, se menciona el


documento directivas de organizacin y funcionamiento del OCOA, de julio
de 1974.
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All se especifica que el OCOA es el organismo responsable de la
conduccin de las operaciones antisubversivas en la Zona de Accin de la
Divisin de Ejrcito I, que tiene una unidad dependiente de ella, que es base
de operaciones, y que coordina las operaciones antisubversivas de otras
Fuerzas.

En esa investigacin se agrega que la importancia del OCOA en el


perodo de mayor represin, que comienza a fines de 1975, se debe a que, cito
el informe,

las actividades terroristas decrecen, el Comandante de la Divisin de


Ejrcito I, General Esteban Cristi, dispone que las unidades de su Divisin
(Montevideo) que se encontraban empeadas en la guerra volvieran a sus
tareas normales de instruccin y entrenamiento.

Para contrarrestar lo que quedaba de las clulas terroristas, quedara


el OCOA a cargo

Y por eso se dispuso que una unidad de la Divisin fuera la base de


operaciones del OCOA. Esta unidad sera rotativa.

Vemos entonces que este cambio de poltica represiva, sumado a la


implementacin de la Operacin Morgan contra el Partido Comunista, y a
los sucesivos operativos llevados adelante contra otras organizaciones,
termin dndole mayor injerencia y operatividad al OCOA, que se sum y
enlaz con el SID.

De acuerdo a lo que surge del Informe sobre la dictadura, el OCOA no


estuvo inscripto en el organigrama estatal y careca de medios econmicos.

Por lo tanto, tal como se afirma en un documento de septiembre de


1976, citado en la Investigacin, dependa, cito, en gran parte del material
incautado al enemigo por el mantenimiento del servicio.

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En cuanto a su integracin, estaba conformado por personal militar y
policial en comisin, que actuaban como oficiales de enlace para coordinar
operaciones e informacin.

Esto se advierte claramente, por ejemplo, en el legajo personal del


imputado Manuel Cordero, quien estuvo en comisin en este organismo en los
aos 1974 y 1975.

En el mismo documento de septiembre de 1976 citado en la


Investigacin, se explica que el OCOA acta coordinando con el resto de los
organismos de inteligencia: militares, navales, policiales, de la Fuerza Area y
con la justicia militar.

De la prueba incorporada al debate, puede afirmarse que del OCOA


dependieron tres centros de detencin:

- 300 Carlos, o Infierno Grande, o La Fbrica en el predio del Batalln


de Infantera 13

- La Tablada o Base Roberto

- Castillo de Carrasco

Direccin Nacional de Informaciones e Inteligencia

Adems del SID y el OCOA, entre los organismos represivos


uruguayos, estaba la Direccin Nacional de Informaciones e Inteligencia.

A diferencia de los anteriores, era un organismo de inteligencia policial,


y tena una trayectoria mucho ms larga.

Su antecedente fue el Servicio de Inteligencia y Enlace, creado en


1947 que se transform en Direccin en 1967.

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El 28 de diciembre de 1971, por medio de un decreto del Poder
Ejecutivo, se aprob el reglamento general de la Direccin Nacional de
Informacin e Inteligencia (DNII).

De l se desprende que su finalidad es prevenir y reprimir los hechos


que tiendan a subvertir o destruir la organizacin institucional de la Nacin.

Esta Direccin dependa de la jefatura de polica, que en esa poca,


estaba militarizada, es decir, que sus funcionarios estaban sujetos a la
disciplina y al cdigo penal militar, y a las jerarquas mximas de origen
militar.

Esto cambi recin en 1978, cuando pas a la rbita del Ministerio del
Interior.

Este organismo tuvo un papel destacado, primero en la represin al


MLN, y ms tarde al Partido Comunista uruguayo.

Adems, tena responsabilidad directa en el control de los extranjeros


que ingresaban al pas.

Sus objetivos especficos eran:

- Investigacin de delitos de carcter poltico;

-Colaboracin con servicios anlogos, manteniendo enlace permanente


con el Ministerio de Defensa;

- Produccin de informacin sobre personas, grupos u organizaciones


caracterizadas como peligrosas;

- Asesoramiento a jefes y directores de dependencias pblicas sobre


medidas de seguridad en sus locales;

-Seguridad ante visita de gobernantes y representantes de otros estados;

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-Control de entrada y salida de extranjeros junto con la Direccin de
Investigaciones de la Jefatura de Polica y la Direccin de migraciones;

-Y registro y fiscalizacin de asilados polticos.

En su estructura interna, la Direccin contaba con nueve departamentos:


administracin, informaciones generales, procesamiento de la informacin,
tcnico, archivo, de guardia, operaciones especiales, contrainteligencia y
agencias del interior.

Las investigaciones incorporadas al debate, demuestran que este


organismo administr el CCD Lima Zulu, en Coln.

El Cuerpo de Fusileros Navales.

Resta referirnos a otro organismo que tuvo un papel importante en la


represin uruguaya.

Nos referimos al Cuerpo de Fusileros Navales.

Al respecto, corresponde mencionar que la estructura de los organismos


represivos de la Armada no fue tratada en la Investigacin sobre la dictadura,
por lo que la fuente de la que podemos servirnos para explicar su estructura y
responsabilidades es el Segundo Informe del Comando General de la Armada.

De este informe se extrae que la unidad operativa de la Armada que


actu en la represin fue el Cuerpo de Fusileros Navales (FUSNA).

En 1970, el MLN Tupamaros tom el Centro de Instrucciones de la


Armada.

Segn este informe, es a partir de este hecho que el Cuerpo de Fusileros


se organiz para realizar custodia de las instalaciones navales terrestres,
operaciones de seguridad, y la desarticulacin del aparato guerrillero.

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Su estructura estaba conformada por el comando, un estado mayor que
obviamente inclua un rgano de inteligencia o S-2, y tres brigadas de
Infantes. Sobre la operatoria del S-2, el informe sostiene que:

Durante los primeros aos de la dcada del 70, la principal fuente de


informacin fueron los interrogatorios y el empleo de informantes.

A medida que se iban deteniendo integrantes de las diferentes


organizaciones guerrilleras, principalmente MLN, estos eran interrogados, su
informacin era procesada por analistas del S-2, quien la integraba y la
comparaba con otras informaciones, la diseminaba a travs del rgano
Coordinador de Operaciones Antisubversivas (OCOA) y generaba nuevas
requisitorias y operativos de detencin.

Es en este rgano de inteligencia que estaban concentradas las


actividades represivas del FUSNA, que adopt, siempre segn el informe de la
propia Armada, procedimientos operativos compartimentados con respecto al
resto de la Unidad.

El informe da cuenta de que haba un personal de lnea, as lo


llamaban, que realizaba operativos y entregaba a los detenidos y la
informacin al S2 inmediatamente concluido aqul.

En ocasiones cumpla tambin funciones de custodia de los prisioneros


que eran alojados en el CCD conocido como el castillo de Carrasco.

Del informe tambin surge que el trato a los detenidos en ese lugar era
diferenciado, ya que se organiz un sistema llamado computadora, mediante
el cual un grupo de prisioneros era obligado a colaborar con informacin,
anlisis de prensa, orientaciones en interrogatorios y procesamiento de
informacin. Es decir, sobre ellos se ejerca un tipo de trabajo esclavo.

Estos fueron entonces los principales organismos represivos que


actuaron en Uruguay en la poca de los hechos y que en el marco de la
Operacin Cndor coordinaron sus actividades con las fuerzas represivas del
resto de la regin.

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C) Participacin de los uruguayos en la coordinacin represiva

Queremos dar cuenta ahora brevemente de la tendencia general de la


participacin uruguaya en las redes de coordinacin represiva.

En este sentido, se ha probado en el juicio que los organismos


represivos uruguayos participaron de manera coordinada en Cndor.

Ya hemos dado cuenta que Uruguay, a travs del SID, intervino en la


reunin fundacional de Cndor en Santiago de Chile a fines de 1975.

En este sentido, hemos hecho referencia a la entrevista que John Dinges


realiz con Jos Fons, el representante uruguayo, quien confirm la existencia
de la reunin y dio detalle sobre los planes de utilizar Cndor como un marco
para intercambiar informacin, pero tambin para realizar operaciones de
secuestro y traslado de detenidos.

Tambin hemos dado cuenta de indicios de cmo circulaba la


informacin en Uruguay respecto a los pedidos de Cndor y de la existencia
de documentos firmados por Jos Nino Gavazzo, miembro jerrquico del SID,
como jefe de CONDOROP, es decir, Operacin Cndor.

Esto fue reconocido por el propio Gavazzo en las declaraciones en sede


judicial en Montevideo, que mencionamos anteriormente, y en su
autobiografa.

Lo mismo se advierte en las declaraciones de Gilberto Vzquez en sede


judicial en Montevideo del 16 de agosto de 2006, documentos en los que se
refiri a los intereses de Uruguay en la formacin de Cndor.

Segn Vzquez, habran sido dos las razones; la primera, el peligro que
crean percibir en la existencia de la JCR, y la segunda, para quitar poder al
Comisario Campos Hermida, que haba establecido relaciones en Argentina y
Paraguay.

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Vzquez expresa que Cndor fue una forma de poner orden en el
intercambio de informacin.

En el Informe sobre la dictadura se recoge tambin lo que afirmaron los


militares procesados por la justicia uruguaya, que informan a travs de su
pgina web que

cuando se detecta la formacin de la Junta Coordinadora


Revolucionaria (JCR) se form una mesa de intercambio de informacin con
los pases donde tambin se haban descubierto acciones subversivas.

Esa mesa habra estado integrada, adems del SID, con el OCOA, el
Servicio de Inteligencia de la Armada (N2), el servicio de inteligencia de la
Fuerza Area (S2), y la Direccin Nacional de Informaciones e Inteligencia.

Tambin se incorporaron en esta nueva coyuntura represiva regional,


nuevas misiones de inteligencia militar que tuvieron directa relacin con los
operativos conjuntos contra las organizaciones polticas de la izquierda
uruguaya y su secuela de detenidos en la Repblica Argentina.

Lo anterior est vinculado con lo afirmado en otra parte del mismo


informe, en cuanto que la JCR fue dinamizadora de la formalizacin de la
Operacin Cndor.

Sin embargo, all tambin se seala que los Tupamaros no fueron el


principal blanco de la dictadura uruguaya en el exterior, sino que el operativo
ms sistemtico contra un grupo uruguayo en el exterior fue contra el PVP.

Esto no excluye el hecho de que tambin se realizaron operativos contra


un amplio arco de la oposicin uruguaya en el exilio, en especial, pero no
exclusivamente, en nuestro pas.

En Argentina, las operaciones incluyeron desde ataques a lderes


parlamentarios de partidos tradicionales como Michelini y Gutirrez Ruiz, que
fueron asesinados, pero tambin contra Enrique Erro, pasando por las ya

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mencionadas contra el PVP, contra los comunistas, y contra otras
organizaciones menores.

Si bien el grueso de las operaciones coordinadas en suelo argentino se


desarroll en 1976, los operativos de coordinacin se extendieron en 1977-78.

A comienzos de 1977 se produjeron nuevos operativos contra los


miembros del PVP Gustavo Inzaurralde y Nelson Santana, ahora en territorio
paraguayo.

Lo sucedido se analizar cuando abordemos las actividades de


coordinacin establecidas por Paraguay, pero adelantamos aqu que tambin
particip el SID.

Un integrante de este servicio viaj a Asuncin para participar en los


interrogatorios, junto con personal paraguayo y argentino.

La hegemona del SID en la coordinacin se vio menguada a fines de


1977, como se concluye del anlisis de los operativos contra los GAU en
Buenos Aires y en Uruguay.

Lo que se observa all es la participacin del S2 de la Armada y del


FUSNA, en coordinacin con el Ejrcito argentino, con la ESMA y Polica
Provincial argentina.

El informe de la Armada uruguaya del 8 de agosto de 2005 detalla las


actividades de coordinacin, con foco en la relacin con la Armada Argentina.
Al respecto, enumera las siguientes actividades:

- Viajes realizados por los jefes del S-2 a Buenos Aires

- Viajes a Montevideo de oficiales argentinos, en el que fueron llevados


detenidos pertenecientes a Montoneros

- Presencia en FUSNA de la custodia del Comandante en Jefe de la


Armada Argentina, quien concurra con frecuencia a Punta del Este.
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- Permanencia en FUSNA de vehculos matriculados en Argentina
destinados a la custodia anteriormente nombrada, que posteriormente fueron
donados a la unidad

- Concurrencia inmediata de un equipo de 2 oficiales argentinos y un


colaborador ante la captura del lder montonero Oscar De Gregorio y su
entrega a la ESMA

- Entrega de un ciudadano argentino, detenido por la Prefectura Naval


Nacional y enviado a la Prefectura Argentina, aparentemente a travs del
Vapor de la Carrera.

El FUSNA fue responsable tambin de operativos realizados en


Argentina contra el Partido Comunista Revolucionario y las Agrupaciones de
Militantes Socialistas (AMS), con quienes los GAU tenan relacin a travs de
la Unin Artiguista de Liberacin y, en territorio uruguayo, del secuestro y
entrega de un grupo de Montoneros a miembros de la ESMA argentina.

Durante 1978 se produjo el secuestro y repatriacin forzada de la


Familia Grispon Logares, hechos que luego abordaremos.

Un ltimo operativo tuvo lugar en diciembre de 1978, pero esta vez la


colaboracin fue entre Brasil y su Polica Federal y Uruguay.

Nuevamente las vctimas fueron miembros del PVP.

D) Organizaciones polticas uruguayas que fueron objeto de


persecucin.

Vamos ahora a abordar el anlisis de cules fueron concretamente las


organizaciones polticas y grupos perseguidos en ese pas, lo que nos permitir
comprender ms acabadamente las trayectorias que siguieron las vctimas de
este juicio individualmente, las relaciones que existan entre ellas, y las
razones por las que fueron perseguidas tambin en nuestro pas.
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No vamos a dar cuenta aqu de todo el arco opositor a la dictadura
uruguaya que fue blanco de la represin, sino que vamos a dar algunas breves
referencias sobre aquellas organizaciones y personalidades que fueron
objetivo de las redes de coordinacin represiva en el exterior y que son de
inters para este juicio.

Lo primero que debemos mencionar a este respecto, es que la represin


de las organizaciones uruguayas se produjo por oleadas; y que, a partir de
mediados de la dcada del setenta, se advierte una continuidad de esa
represin a ambos lados del Ro de la Plata.

Veamos entonces cules fueron esas organizaciones y cmo se ejerci


la represin sobre ellas.

Tupamaros, Movimiento 26 de junio y Nuevo Tiempo

En primer lugar, nos vamos a referir a Tupamaros -Movimiento 26 de


junio- y Nuevo Tiempo.

El surgimiento de los Tupamaros estuvo vinculado con el


Coordinador, que funcion entre 1962 y 1966 y nucle a la FAU, el MIR, el
Partido Socialista y el Movimiento de Apoyo Campesino, as como
organizaciones independientes.

Dentro del Coordinador encontramos a Ral Sendic, dirigente del


Partido Socialista que para esta poca comenz a actuar con autonoma con
respecto de la direccin del partido.

En 1965 se dio por concluida la experiencia del Coordinador y se fund


el MLN.

Sus integrantes provenan del partido socialista, del Movimiento de


Accin Campesina, del Movimiento de Izquierda Revolucionaria y tambin
caeros de la Unin de Trabajadores Azucareros de Artigas.

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Entre 1969 y 1972 los Tupamaros fueron muy perseguidos por las
fuerzas represivas uruguayas, de modo tal que hacia 1972 sus dirigentes
haban sido encarcelados o muertos, y lo que quedaba de la organizacin se
encontraba en el exterior, buscando reorganizarse.

Esta salida al exilio fue orgnica y organizada.

Los dos espacios geogrficos desde los que se busc esa reorganizacin
fueron el Chile de la Unidad Popular, hasta septiembre de 1973 y luego, la
Argentina en transicin a la democracia.

Hacia 1974 sucedieron dos hechos que impactaron en la organizacin.

Por un lado, la formalizacin de sus relaciones con otras organizaciones


cercanas, que dio lugar al nacimiento de la Junta de Coordinacin
Revolucionaria.

Por otro lado, el Comit Central Miguel Enrquez dio lugar a una
divisin en el interior de los Tupamaros, a partir de la que surgi una nueva
organizacin, denominada Nuevo Encuentro.

El ltimo intento de resistencia a la dictadura por parte de los


Tupamaros ocurri en 1975, cuando intentaron reorganizar una columna en
Uruguay, que fracas rotundamente.

Es as que en adelante, los Tupamaros, continuaron existiendo pero ya


sin capacidad operativa. A pesar de ello, siguieron siendo perseguidos.

En el exilio en Argentina, por sus propias actividades, as como por la


participacin en la JCR, fueron blancos de la represin ejercida de manera
coordinada.

El 13 de mayo de 1976 fueron secuestrados William Whitelaw y


Rosario Barredo, integrantes de la escindida organizacin Nuevo Tiempo, en
el marco de un operativo mayor que incluy tambin a los parlamentarios

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Hctor Gutirrez Ruiz y Zelmar Michelini y al mdico comunista Manuel
Liberoff, integrantes todos de la Unin Artiguista de Liberacin.

El 9 de junio fueron secuestrados Orlinda Falero y Jos Luis Muoz


Barbachn, quienes fueron mantenidos en cautiverio en el CCD Automotores
Orletti, donde permanecieron por seis das.

El 17 de junio de 1976 secuestraron a Jorge Gonzlez Cardozo y


Elizabeth Perez Lutz en el marco de los operativos que se estaban
desarrollando de manera coordinada entre uruguayos y argentinos,
relacionados con el CCD Automotores Orletti.

Ambos fueron trasladados a Uruguay en el llamado primer vuelo, a lo


que nos referiremos ms adelante.

En 1977, en el marco de un operativo contra la UAL, fueron


secuestrados en Buenos Aires Atalivas Castillo, Daniel Alfaro Vzquez,
Miguel Angel Ro Casas, Aida Sanz, Eduardo Gallo Castro, Alfredo
Moyano y Mara Asuncin Artigas Nilo de Moyano, alojados en centros
clandestinos en la provincia de Buenos Aires.

Todos ellos permanecen desaparecidos.

Un ao despus, tambin fue secuestrado en Buenos Aires Flix Bentn


Maidana, junto con Jos Luis Urtasn Terra, Ignacio Arocena Linn y
Mara Rosa Silveira Gramont.

Ellos tambin permanecen desparecidos.

El Partido Comunista Uruguayo

Vamos a referirnos ahora al Partido Comunista uruguayo. Fue fundado


en 1920, fue parte fundadora del Frente Amplio.

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El propio partido y todas sus organizaciones de fachada fueron
prohibidos en Uruguay.

La Investigacin Histrica sobre desaparecidos afirma que

la represin contra las mltiples estructuras legales e ilegales del PC,


as como contra sus numerosos militantes, fue permanente a lo largo de toda
la poca dictatorial, entre otras razones, porque luego de cada golpe, las
mismas mostraban una importante capacidad de reorganizacin y recambio.

No se trat, pues, de un solo operativo concentrado en el tiempo contra


un ncleo determinado de dirigentes sino de varias oleadas represivas con sus
objetivos especficos.

La investigacin tambin informa sobre los organismos represivos


responsables de la persecucin al Partido Comunista.

En este sentido, se indica que entre 1973-1975, el organismo que ms


interviene en la represin del PC es la Direccin Nacional de Informaciones e
Inteligencia, especialmente los departamentos 2, 5 y 6.

Asimismo, que a fines de 1975, con el comienzo de la Operacin


Morgan, intervinieron tambin organismos militares, a travs del OCOA y el
SID.

Y que hacia fines de la dcada del setenta, intervino especialmente el


FUSNA.

En el caso del Partido Comunista uruguayo se registraron una serie de


oleadas represivas. En la mayora de esas oleadas se produjeron secuestros en
Uruguay y tambin en Argentina.

La Operacin Morgan fue una de las fases ms intensas de represin a


este partido y evidenci la actitud de los organismos uruguayos de desarticular
a la totalidad del aparato.
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Los principales blancos de ataque fueron el sector de finanzas, el sector
de accin directa y el de propaganda, pero todos los sectores fueron objeto de
la represin.

El impacto de la Operacin Morgan configur una nueva faceta de la


represin en Uruguay: la selectividad de los objetivos, la masividad de las
detenciones, la integracin del elemento policial y militar; y un cambio en el
sistema de reclusin, integrndose el sistema de penales al de CCD, llamados
infiernos.

Si bien no se aprecian secuestros masivos en Argentina de miembros del


PC, no se puede dejar de anotar que entre 1975 y 1977 se produjo al menos
una por ao.

Mencionemos en este marco, a Flix Antonio Rodrguez Liberto y el


de Francisco Canda Correa, que se tratarn oportunamente porque sus
historias son objeto de anlisis en este debate.

Otro evento relevante es el del secuestro de Manuel Liberoff


Peisajovich, cuyo secuestro ocurri el 19 de mayo de 1976 y est relacionado
a los secuestros y asesinatos de Zelmar Michelini, Hctor Gutierrez Ruiz,
Rosario Barredo y William Whitelaw.

Segn la informacin recopilada por la Investigacin Histrica sobre


desaparecidos en Uruguay, en ese operativo intervinieron 25 personas
vestidas de civil, algunos de los cuales tenan acento uruguayo.

En el mismo informe se concluye, a partir de fuentes testimoniales, que


Peisajovich estuvo secuestrado en el CCD de la calle Bacacay, por donde
tambin pasaron otras vctimas de nacionalidad uruguaya cuyos casos integran
el objeto procesal de este juicio, como Ary Cabrera, cuya trayectoria tambin
se analizar oportunamente.

La Union Artiguista de Liberacin.

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Corresponde tambin mencionar aqu brevemente, porque lo trataremos
con mayor profundidad cuando abordemos la secuencia de secuestros
ocurridos en nuestro pas a fines de 1977, lo sucedido con la Union Artiguista
de Liberacin o UAL, que fue un organismo pluripartidario fundado en el
exilio en Buenos Aires en 1974.

Estaba integrada, entre otros, por Zelmar Michelini, Enrique Erro, las
Agrupaciones de Militantes Socialistas, el Partido Comunista Revolucionario,
los Grupos de Accin Unificadora y Nuevo Tiempo.

Los Grupos de Accin Unificadora fueron una organizacin de


tendencia socialista, surgida en abril de 1969.

Estuvo integrada por activistas de extraccin obrera y estudiantil, que en


la dcada del 70 parte del Frente Amplio y desde 1972 funcionaron, dentro
ste, en un agrupamiento llamado Corriente Popular y Revolucionaria, que
reuni tambin al Movimiento de Independientes 26 de marzo, al Movimiento
por el Gobierno del Pueblo, liderado por Zelmar Michelini, a la Unin Popular
de Enrique Erro, y al Movimiento Revolucionario Oriental de Ariel Collazo,
entre otros.

Los GAU fueron ilegalizados por la dictadura uruguaya en noviembre


de 1973. Esto motiv el exilio de varios de sus miembros en Buenos Aires,
donde se integraron en la UAL

Como dijimos, veremos luego cmo se desarroll e interrelacion la


represin contra la UAL durante 1977.

All abordaremos las desapariciones de Elena Lerena Costa de


Corchs, Alberto Corchs Lavigna, Alfredo Fernando Bosco Muoz,
Edmundo Dossetti, Ileana Garca Ramos, Julio Csar DEla Pallares,
Yolanda Casco, Ral Edgardo Borelli Catneo, Miguel ngel Ro Casas,
Eduardo Gallo Castro, Atalivas Castillo, Alfredo Moyano, Mara Asuncin
Artigas Nilo, Carlos Federico Cabezudo Prez, Juvelino Andrs Carneiro
da Fontoura- y Carolina Barrientos.

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PVP

Finalmente, trataremos aqu lo relativo al Partido por la Victoria


del Pueblo, o PVP.

La trayectoria que llev al surgimiento del PVP en 1975 en Buenos


Aires, se puede extraer de los libros Gerardo Gatti Revolucionario de Ivonne
Tras y Universindo Rodrguez, y Los padres de Mariana de Francoise Graa,
que formaron parte de esta organizacin, adems de los nutridos relatos que
hemos escuchado en este juicio.

La generacin del 50, a la que pertenecieron los dirigentes de lo que


luego sera el PVP, se form al calor de las grandes huelgas de sectores
estatales y privados.

Sus ideas principales fueron la autonoma universitaria, la defensa de


los trabajadores y el denominado tercerismo, es decir, la va revolucionaria
cuya premisa era ni con Estados Unidos ni con la Unin Sovitica.

La activacin de esta generacin coincidi y fue favorecida por grandes


movimientos huelgusticos en el 51 y 52, que terminaron con un momento
represivo fuerte en el 52, con aplicacin de las llamadas medidas de pronta
seguridad.

Ese ao comenz a debatirse en los mbitos anarquistas la necesidad de


constitucin de una federacin que funcionara como coordinadora de los
esfuerzos de las agrupaciones anarquistas uruguayas.

En 1955 se organiz un congreso de discusin y en octubre de 1956, el


congreso fundacional de la FAU.

A comienzos de la dcada del 60, impactaron en los anarquistas


uruguayos dos procesos histricos: el surgimiento de los movimientos
tercermundistas africanos y el devenir de la revolucin cubana, que, acorde
con lo que suceda en toda la izquierda latinoamericana, generaron un viraje

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de los militantes de la FAU del anarquismo ms tradicional hacia las ideas del
marxismo-leninismo.

A fines del 63 la FAU se dividi.

El debate se dio en torno al apoyo del proceso cubano, luego de la


batalla de Playa Girn y de que Fidel Castro expresara el carcter socialista de
la revolucin.

Un sector de la FAU calific esto como un giro centralista, estatista y


autoritario de la revolucin y el otro se expres a favor. Este segundo sector
incluy a los obreros de FUNSA, el sindicato de grficos y el Ateneo Cerro-
La Teja.

Otro elemento de crisis en el interior de la FAU se vincul con


problemas de funcionamiento interno, sobre todo del sector de finanzas.

En la divisin, el sector favorable a la radicalizacin de la revolucin


cubana, que dirigan Juan Carlos Mechoso, Gerardo y Mauricio Gatti, se
qued con la sigla FAU, los locales y las finanzas.

Se constituy entonces una nueva direccin de la FAU, con Roberto


Franano como secretario general, Mauricio y Gerardo Gatti, Juan Carlos
Mechoso, Washington Prez, Len Duarte y Alberto Marino.

En esta nueva etapa de la FAU se ensayaron intentos de acercamiento


con otras organizaciones de tendencia similar.

Esto se cristaliz luego en la creacin de El Coordinador, organizacin


que ya explicamos.

En 1967 la FAU fue proscripta.

El 1968, as como en otros pases pinsese en el mayo francs, el 68


mexicano o el 69 argentino, etc. se produjo en Uruguay otro ciclo de

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movilizacin social, que dio nacimiento a una nueva generacin, que
conformar luego las bases del PVP.

El movimiento estudiantil no estuvo ausente en este proceso.

Los estudiantes, lanzados a la calle ante diferentes formas de avance


sobre la autonoma de los liceos, magisterios y universidades, se pusieron en
contacto con otros sectores.

La represin sobre el movimiento estudiantil fue intensa, lo que, lejos


de menguar la fuerza de la movilizacin de los estudiantes, la profundiz.

Es as que un sector de esos estudiantes pas a integrar el rgano de


superficie de la FAU, la Resistencia Obrero Estudiantil o ROE, fundada en
1968 justamente a raz de la proscripcin de la FAU.

Para la misma poca, surgi la Organizacin Popular Revolucionaria-33


Orientales (OPR 33), organismo de accin directa, destinado a realizar
actividades de oposicin en la clandestinidad.

La OPR se mantuvo secreta, realizando actividades sin identificarse


hasta 1971.

De este modo, hacia comienzos de la dcada del setenta, en la FAU se


produjo un trasvase generacional. Convivieron all anarquistas de la vieja
guardia con los jvenes que se incorporaban a la poltica.

Graa seala, en este sentido, que los sueos compartidos acortaban


todas las distancias: la vivencial, la generacional y la sociocultural.

En 1969 la OPR produjo un hecho que luego ser motivo, o al menos


excusa de persecucin: el robo de la bandera de los 33 orientales del Museo
Histrico Nacional.

En marzo de 1973 se produjo la detencin de dos dirigentes de la FAU,


Juan Carlos Mechoso y Ral Cariboni, al tiempo que eran detenidos activistas
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de base y eran allanados locales de la organizacin, lo que dificult la
continuidad de las actividades.

En abril de ese ao publicaron el acta de abril, un documento en el


que se decidi el repliegue de varios miembros de la organizacin a Buenos
Aires.

En noviembre de 1973, meses despus del golpe de Estado, la dictadura


ilegaliz a la ROE y al FER y persigui a sus miembros, razn por la cual
durante 1974 se decidi el repliegue del resto de la organizacin a Buenos
Aires.

En julio de ese mismo ao se realiz una reunin para que dos


organizaciones auto disueltas se integraran a la FAU: el Frente Revolucionario
de los Trabajadores y el Frente Estudiantil Revolucionario, que a su vez eran
escisiones de los Tupamaros,.

En marzo de 1974 se produjo un segundo hecho que ser luego muy


importante para la persecucin de este grupo: el secuestro del empresario
argentino Federico Hardt, que dej un saldo para la organizacin de diez
millones de dlares.

En septiembre de 1974, con la publicacin del llamado documento


1.811, comenzaron las discusiones que dieron lugar a la realizacin del
congreso fundacional del PVP en Buenos Aires.

El congreso fue organizado en la clandestinidad.

Los participantes primero discutieron en las llamadas mezclas, que


reunan activistas de diferentes frentes, luego en claustros y luego, en julio
de 1975, se realiz la sesin final.

Terminados los claustros preparatorios se hicieron otras mezclas, con


participantes residentes en Argentina y en Uruguay, de la ROE (que ya inclua
al FER), algunos del PC, de los Grupos de Accin Unificadora (GAU,) y del
Movimiento 26 de Marzo.
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Como dijimos entonces, en julio de 1975 se realiz el congreso del
PVP, en el que se defini un nuevo programa, que se organizaba en torno de
la resistencia contra la dictadura.

Tras el congreso, se vot una nueva direccin y una campaa de


difusin de los acuerdos alcanzados llamada campaa de Alejandra.

Esto era un intento por reestablecer contactos entre el PVP en Buenos


Aires y las bases sindicales, estudiantiles y cooperativistas que haban estado
relacionadas con la FAU-ROE en Uruguay.

Tambin servira para comunicar en Uruguay acerca de la formacin de


un nuevo partido y de la consigna de creacin de un Frente Nacional de
Resistencia, compuesto por comits de base.

Sobre la base de lo que hemos descripto acerca del surgimiento de este


partido, podemos pasar a ver ahora cmo fue determinado su devenir a partir
de la represin coordinada en el marco de la Operacin Cndor.

Lanzada la Campaa de Alejandra, el 28 de marzo de 1976 fueron


detenidos los miembros del PVP Ral Gil Iribarne, Luis Ferreyra y Elida Rita
Vzquez en el puerto de Colonia, quienes viajaban desde Buenos Aires.

Segn declar Gil Iribarne en el libro de Ivonne Tras y Universindo


Rodrguez Gerardo Gatti Revolucionario, hasta mayo ellos los militares-
no saban de la existencia del Partido. Hablan de la ROE, saben que hay un
grupo vivo, pero no parecen saber que hubo congreso, ni claustro, ni nada.

En abril de ese mismo ao, en Uruguay, los detenidos del ahora PVP
que se encontraban alojados en penales fueron trasladados a la sede del Grupo
de Artillera 1, e interrogados sobre las actividades del PVP en Argentina.

A esto le sigui el primer grupo de secuestros en Buenos Aires:

El 5 de abril desapareci Ary Cabrera Prates;

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El 17 del mismo Telba Juarez y Eduardo Chizzola, ambos
pertenecientes al sector que conformaba la antigua OPR-33.

El cuerpo de Telba Juarez, con mltiples heridas de bala fue hallado en


la ciudad de Buenos Aires e identificado en ese momento.

El de Chizzola fue ingresado por la morgue como NN el 26 de abril y


sera identificado recin en 2002.

Das despus, los padres de Chizzola recibieron la visita en Uruguay del


imputado Manuel Cordero, quien les present una cdula de identidad con la
foto de Chizzola, pero con otro nombre, dicindoles que ese documento haba
sido hallado al lado de un cadver encontrado en Argentina.

Un mes despus comenz la primera oleada represiva de carcter


masivo en Argentina.

El 9 de junio fueron secuestrados Gerardo Gatti, miembro de la


direccin del PVP, y su secretaria, Pilar Nores Montednico. Ambos fueron
alojados en el CCD Automotores Orletti, bajo la custodia de miembros de la
OT 1.8 y de militares uruguayos.

La investigacin sobre desaparecidos de Uruguay, afirma que fue a


partir de estos secuestros que los organismos represivos uruguayos y
argentinos obtuvieron informacin que les permiti realizar el amplio
operativo que se luego desarrollar entre junio y julio.

El 13 de junio, en un operativo conjunto, agentes argentinos y


uruguayos irrumpieron en el hogar de Washington Prez Rossini en Buenos
Aires y lo llevaron a Orletti.

All fue obligado a escuchar las pretensiones de Jos Nino Gavazzo, el


coronel Barrios, Jos Silveira y el comisario Hugo Campos Hermida, es decir,
miembros del SID, OCOA y DNII.

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Le exigieron que hiciera de intermediario en una negociacin con el
PVP. Pedan 2 millones de dlares a cambio de la libertad de Gatti y de diez
miembros del sindicato de FUNSA detenidos en Uruguay.

El 15 de junio fue secuestrado Julio Rodrguez Rodrguez.

El 20 de junio fue llevado nuevamente a Orletti Washington Prez,


donde fue fotografiado junto con Gatti, a modo de prueba de vida.

El 30 de junio fue secuestrado y llevado a Automotores Orletti Enrique


Rodrguez Larreta Martnez.

A partir de este momento comenzaron una serie de golpes contra el


sector Cooperativa de la organizacin, que era el sector de trabajo de masas,
compuesto por el sector Obrero y Popular y el sector agitacin y
propaganda.

El 7 de julio fue secuestrada Mnica Solio Platero y al da siguiente,


el 8 de julio, Cecilia Gayoso.

En el marco de estos operativos, el 15 de junio tambin fueron


secuestrados en Buenos Aires y llevados a Orletti los miembros del MLN
Elizabeth Prez Lutz y Jorge Ral Gonzlez Cardozo.

Una semana despus, el 13 de julio fueron secuestrados Margarita


Michelini, Ral Altuna Facal, Flix Daz Berdayes, Laura Anzalone, Ana
Ins Quadros, Eduarde Dean Bermdez, Leon Duarte, Sergio Lopez
Burgos, Sara Mndez y Asil Maceiro.

Al da siguiente, el 14 de julio, Mara Elba Rama Molla, Raquel


Nogueira, Enrique Rodriguez Larreta, Ana Mara Salvo Snchez, Ariel
Soto, Edelweis Zahn y Alicia Raquel Cadenas Ravela.

El 15 de julio desaparecieron tambin Vctor Lubian, Marta Petrides


y Gastn Zina.

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Todos ellos, como veremos cuando tratemos individualmente sus
secuestros, estuvieron detenidos en Orletti, donde fueron objeto de tratos
inhumanos, torturas, subalimentacin, e incluso actos de violencia sexual.

La mayora de ellos sobrevivi, y en sus declaraciones, dieron cuenta de


la presencia de miembros de organismos represivos uruguayos, de la
participacin de estos en interrogatorios que incluyeron torturas, del inters en
las actividades de la organizacin a la que pertenecan en relacin con
Uruguay.

Los interrogadores, en esta poca, expresaban inters por la Bandera de


los 33 orientales, entre otras cosas.

Entre los miembros de los organismos represivos uruguayos


mencionados, destaca la figura del imputado Manuel Cordero y su inters
particular por esta organizacin y su meticulosidad en el armado de su
organigrama.

Simultneamente a estos operativos, el 26 de junio en Montevideo se


produjo el secuestro de Elena Quinteros.

Quinteros era la responsable del PVP en Montevideo y del desarrollo de


la campaa de Alejandra en Uruguay.

A ello se refiri el testigo Rubn Prieto Benencio.

Dijo que la historia de Quinteros fue famosa porque logr darse a la


fuga e ingresar en la embajada venezolana para asilarse.

Tras ella, violando los protocolos diplomticos, ingresaron funcionarios


policiales uruguayos, que la recapturaron y la condujeron al CCD 300
Carlos o Infierno Grande, que, como ya vimos, estaba bajo la
responsabilidad del OCOA del Departamento I del Ejrcito de Uruguay.

En ese lugar, segn se consigna en la Investigacin sobre


Desaparecidos, fue mantenida cautiva al menos hasta el 25 de julio. Este
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hecho motiv la ruptura de relaciones diplomticas entre Uruguay y
Venezuela.

Pero esta no fue la nica detencin de miembros del PVP que se


produjo en Uruguay. En el informe sobre desaparecidos se informa que
Durante los meses de junio y julio de 1976, se produjeron allanamientos y
detenciones de personas vinculadas al PVP sin que se constataran
desapariciones.

Las mujeres fueron conducidas al Centro Clandestino de Detencin


llamado 300 Carlos, en el Servicio de Material y Armamento del Ejrcito
(SMA), en el predio del Batalln N 13.

En septiembre son trasladadas al 6 de Caballera, luego a la Brigada


N 1 de Infantera y entre los meses de octubre y noviembre, al Penal de
Punta Rieles.

Tambin fueron detenidos una decena de hombres. Al igual que las


mujeres, estos fueron recluidos durante unos meses en el 300 Carlos, de
all fueron conducidos al regimiento 4 de Caballera, y finalmente a Penal de
Libertad.

El informe cita un testimonio de Cecilia Gayoso del ao 1988 en el que


declar que el grupo encargado de las detenciones recin referidas era el
mismo grupo que operaba en Argentina.

Sobre esto el testigo experto lvaro Rico declar que el ataque contra el
PVP en principio se dirigi contra el componente ubicado en Buenos Aires.
Seal varios momentos de esta oleada. El primero fue entre abril y junio de
1976, indic que en ese perodo cayeron cinco personas en esa ciudad, entre
ellas Gerardo Gatti (dirigente mximo de esa organizacin).

Al respecto, coment que si bien no crean que en esa etapa hubiera


vnculo con otros pases, lo cierto es que para esa fecha desapareci en
Uruguay la maestra Elena Quinteros, que tambin era integrante del partido,

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aunque, como relat, eso fue atribuido a lo que haba comenzado a suceder
en Buenos Aires.

Luego, siguieron las detenciones masivas, acaecidas entre el 13 y el


14 de julio de 1976.

Expuso que las detenciones en esta ciudad se desencadenaron


mediante lo que se denomin goteo, porque en un primer momento, se dio
una primera etapa se produjo el 5 de abril, y la segunda el 17 de ese mes.
Una segunda se evidenci en el mes de junio de ese ao, concretamente los
das 5, 9 y 15, en tanto que una tercera tuvo lugar con 19 detenciones
producidas en un mismo da.

En cuanto al destino de las personas secuestradas en Argentina durante


esta primera oleada represiva, Ary Cabrera permanece desaparecido.

Los cuerpos de Eduardo Chizzola y Telba Juearez, como dijimos,


fueron identificados en Argentina, el primero en 2002 y la segunda en 1976.

Gerardo Gatti se encuentra desaparecido. Hacia mediados de julio,


segn refiri Washington Prez tanto en una declaracin muy temprana
realizada ante la filial sueca de Amnista Internacional como en su declaracin
en el juicio de Orletti, miembros de la OT 18 le dijeron que el asunto de Gatti
estaba liquidado.

Len Duarte, tambin contina desaparecido. Washington Prez


record en su declaracin que la ltima vez que lo vio dentro del CCD fue el
17 de julio.

Pilar Nores Montednico fue la primera trasladada a Uruguay, lo que


ocurri, de acuerdo a su propio testimonio, el 20 de julio a travs de un vuelo
comercial desde Aeroparque, bajo la custodia de Gilberto Vzquez y Alfredo
Maurente.

En Montevideo la alojaron en el CCD de Punta Gorda, llamado


infierno chico, a cargo del SID.
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El resto de los 24 prisioneros tambin fue trasladado a Montevideo,
pero el 24 de julio, en un avin no comercial, en lo que se conoce como
primer vuelo.

Este hecho fue reconocido por la Fuerza rea Uruguaya en el informe


del 8 de agosto de 2005, transcripto en el cuarto tomo de la Investigacin
sobre Desaparecidos.

En l, el Teniente General Enrique A Borrelli, Comandante en Jefe de la


Fuerza Area expresa:

De acuerdo a la informacin recabada se realizaron dos vuelos,


probablemente el primero el 24 de julio y el segundo el 5 de octubre de 1976,
partiendo desde el Aeropuerto Jorge Newbery en Plataforma de Aviacin
General de la ciudad de Buenos Aires, en el Repblica Argentina, con destino
al Aeropuerto Internacional de Carrasco en Plataforma de la Entonces
Brigada de Mantenimiento y Abastecimiento.

Estas operaciones areas fueron ordenadas por el Comando General de


la Fuerza Area, a solicitud del Servicio de Informacin de Defensa (SID) y
coordinadas por ese Servicio.

Las tareas de embarque, desembarque, y posterior traslado estaban a


cargo del SID, desconociendo las tripulaciones la cantidad e identidad de los
pasajeros, ya que los tripulantes deban permanecer aislados en la cabina de
vuelo de la aeronave.

En el transcurso de este debate escuchamos testimonios de quienes


fueron trasladados y es as como tomamos conocimiento de los detalles de este
hecho.

Una vez en Uruguay, los prisioneros fueron trasladados al CCD de


Punta Gorda, conocido como Infierno Chico o 300 Carlos R. Luego, entre
el 14 y 22 de agosto, fueron conducidos al centro clandestino de Bulevar
Artigas y Palmares, sede del SID.

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En este CCD se revelaron las intenciones del SID, lo que haba
motivado el traslado a Uruguay y luego se materializar en la pantomima de
detenciones en el Chalet Susy, en Shangril.

Qu pretenda hacer el SID?

Se trat de montar un operativo de detencin del grupo, que sera


mostrado como grupo guerrillero que haba intentado invadir Uruguay, y de
esta manera demostrar el peligro en que se encontraba el pas.

Con esto no se buscaba solamente lograr la adhesin de la poblacin.

Tambin se buscaba fortalecer la situacin de Uruguay ante los Estados


Unidos que por medios diplomticos haba cuestionado las violaciones a los
Derechos Humanos y amenazaba con suspender la ayuda econmica al pas, lo
cual se materializ finalmente con la Enmienda Koch aprobada por el
Congreso de los Estados Unidos el 28 de septiembre de 1976.

Inicialmente los secuestrados se negaron a participar, pero, ante las


continuas amenazas de muerte, finalmente la mayora de ellos llegaron a un
acuerdo.

El Informe sobre Desaparecidos explica el procedimiento de la


operacin de la siguiente manera, lo cito:

Cerca del 23 de octubre de 1976 comienzan los preparativos de la


operacin.

Para el montaje se alquil una casa en el balneario de Shangril, la


cual es conocida como Chalet Susy, tambin se seleccion a personal
militar especializado que simul ser parte del grupo subversivo capturado.

Fue necesario registrar a los guerrilleros, as que, en primer lugar,


se les tomaron fotografas para poder elaborar la documentacin falsa, luego
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se registr su ingreso al pas por vas legales, para ms tarde realizar lo
mismo en hoteles y pensiones de la capital. ()

El 23 de octubre comenz el traslado de los detenidos a la casa de


Shangril. Esa misma noche se realizaron operativos falsos en los hoteles.

Esos detenidos en realidad eran militares que portaban los documentos


falsos que mencionamos.

El 26 de octubre Sara Mndez, Sergio Lpez Burgos, Asil Maceiro,


Ana Ins Quadros y Elba Rama Molla fueron llevados al chalet y se realiz el
operativo de detenciones.

En paralelo, Vctor Lubin, Martha Petrides, Alicia Cadenas, Ariel


Soto, Ana Mara Salvo, Gastn Zina, Mnica Solio y Edelweiss Zahn fueron
llevados a los hoteles y detenidos all.

El 28 de octubre se realiz una conferencia de prensa, donde los


militares exhibieron a varios de los detenidos. Al da siguiente, las Fuerzas
Armadas emitieron un comunicado sobre los hechos.

El 4 de noviembre los detenidos blanqueados en el Chalet Susy


comenzaron a ser procesados por la justicia militar. Se traslad a las mujeres
al Penal de Punta Rieles y a los hombres al penal de libertad.

Aos despus, fueron liberados.

El 10 de diciembre tambin fueron puestos en libertad Pilar Nores


Montednico, Flix Daz Berdayes, Laura Anzalone y lvaro Nores
Montednico, sobreviviente de la segunda oleada represiva contra el PVP, a la
que nos referiremos a continuacin.

Ese mismo diciembre, por otra parte, fue puesto en libertad tambin
Enrique Rodrguez Larreta Piera, quien se exili e inici una campaa de
denuncia internacional por lo ocurrido.

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Los detenidos del MLN, Jorge Gnzalez Cardozo y Elizabeth Perez
Lutz siguieron continuaron en cautiverio clandestino, ella hasta el 10 de
diciembre, fecha en la que fue liberada, y l hasta el 15 de diciembre en que
fue blanqueado y trasladado al penal de Libertad.

2 oleada represiva contra el PVP

La mayora de los hechos que formaron parte de esta secuencia de


secuestros, asesinatos y repatriaciones forzadas, fueron objeto de la sentencia
dictada por este Tribunal en la causa n 1627.

All se tuvieron por probados los secuestros de muchas de las personas


mencionadas, su cautiverio en Orletti, y su traslado clandestino a Uruguay.

Por ello fueron condenados los miembros del grupo dependiente de la


SIDE que actuaba en el CCD Eduardo Cabanillas, Eduardo Ruffo, Honorio
Martnez Ruiz, y Ral Antonio Guglielminett.

Estas condenas se encuentran firmes.

A esos hechos, que tambin forman parte de este juicio, se sumaron en


este debate los de los dems integrantes del PVP que residan en Buenos
Aires.

Estas personas en su mayora fueron capturadas con posterioridad; y al


da de hoy estn desaparecidas.

Esto se debe a la divisin artificial que se hizo de los hechos durante la


etapa de las investigaciones, circunstancia a la que ya aludimos al comenzar
este alegato.

A esta segunda oleada represiva es que nos vamos a referir ahora de


manera general, y en su momento trataremos cada caso en particular.

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A esos fines, corresponde mencionar que esta segunda oleada represiva
contra el PVP, que tuvo lugar principalmente en Buenos Aires durante los
meses de junio y julio de 1976, no logr alcanzar a la totalidad del partido.

En Buenos Aires quedaron varios de sus integrantes, que lograron eludir


el accionar de las fuerzas.

Esto no era algo que el grupo de oficiales uruguayos comandados por


Gavazzo desconociera.

Por el contrario, como veremos ms adelante, Manuel Cordero


Piacentini haba interrogado en Orletti y en Montevideo a todos los
secuestrados con la finalidad de completar el organigrama del PVP sobre
el que vena trabajando desde haca tiempo.

A esto se refirieron la mayora de los sobrevivientes en sus


declaraciones.

Adems, Cordero conoca a muchas de esas personas, porque ya haban


sido vctimas de sus interrogatorios y tormentos en Uruguay, antes de emigrar
a Buenos Aires.

Pero Cordero, los dems oficiales uruguayos y por supuesto tambin los
argentinos que haban colaborado con ellos, saban otra cosa.

Saban que, a pesar de haber perdido una buena parte de la estructura


orgnica del partido, este grupo que no haba sido capturado tena an
posibilidades ciertas de reorganizarse y recuperarse, y eventualmente realizar
acciones contra la dictadura uruguaya.

Y ello era as por una cuestin fundamental: tenan medios financieros


para hacerlo.

La suma millonaria que Gordon y Gavazzo estaban rastreando al menos


desde el momento en que intentaron negociar con la organizacin la libertad
de los dirigentes Gatti y Duarte, segua en poder del PVP.
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Ellos saban que la nica forma de desarticular definitivamente a ese
partido era obtener ese dinero, adems de, obviamente, capturar a los
miembros del partido que seguan en libertad.

Por supuesto que a la vez ese dinero resultara muy til a los fines de
financiar la continuacin de las actividades represivas de ambos grupos, y de
paso, satisfacer el inters personal de sus integrantes de llenarse los propios
bolsillos.

Pero haba un problema: saban quines eran, saban a qu estructura del


partido pertenecan, saban que tenan el dinero, saban que estaban en Buenos
Aires, pero a pesar de que haban estado cerca de hacerlo, no los haban
encontrado.

En este punto corresponde mencionar que una gran parte de esas


personas, que seguan siendo buscadas por las fuerzas argentinas y uruguayas,
pertenecan estructuras especficas del PVP, esto es, equipos de trabajo
concretos, que no haban sido alcanzados en la primera oleada represiva.

Una de estas estructuras estaba a cargo de uno de los dirigentes ms


importantes que quedaban en libertad: Alberto Cecilio Mechoso Mndez.

Claro que otros de los miembros del partido que quedaban en Buenos
Aires pertenecan a estructuras que, si bien haban sido alcanzadas, no lo
fueron por completo, o incluso tenan una participacin perifrica.

El asunto es que, ms all de la organizacin compartimentada que tena


el partido y de las medidas de seguridad que sus integrantes haban tomado
justamente para evitar la produccin de sucesiones de secuestros,
especialmente despus de junio y julio, todos sus integrantes eran
compatriotas exiliados en Buenos Aires.

Y en este contexto, muchos tenan entre s, adems de la afinidad


poltica, relaciones personales, incluso familiares, y relaciones de solidaridad,
por lo que mantenan contactos de manera independiente al trabajo del partido.

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Ahora bien, adems de Alberto Mechoso, el otro dirigente que todava
quedaba en Buenos Aires y que era un blanco relevante para las fuerzas, era
Adalberto Soba Fernndez, quien junto a Mechoso integraba la Direccin del
llamado sector militar del partido, es decir, su brazo operativo.

En ambos casos, adems del inters que los represores tenan sobre ellos
por su carcter de dirigentes de los que dependan otras personas, haban
obtenido el dato adicional de que los dos eran depositarios del dinero que
estaban buscando.

De acuerdo a la prueba incorporada al debate, la estructura a cargo de


Mechoso estaba conformada por dos equipos, uno que estaba a cargo de Roger
Julin y el otro a cargo de Carlos Gessens.

Y en este punto es que debemos destacar que, a nuestro modo de ver, en


este debate se prob que la pista que les faltaba a los agentes de Gordon y
Gavazzo para completar la inteligencia que venan desarrollando sobre estas
personas, y que les permitira acceder a lo que quedaba del partido y al dinero,
fue obtenida hacia finales de septiembre de 1976 justamente a travs de Carlos
Gessens.

Como veremos, se demostr que desde traslado clandestino del 24 de


julio hasta ese momento, si bien se haban producido las desapariciones de
algunos miembros del PVP, entre ellos, Mario Cruz Bonfiglio el 3 de
septiembre, y Juan Morales Von Pieverling y Josefina Kleim Lled de
Morales el 23 de ese mismo mes, no fue hasta los operativos desarrollados
entre el 26 de septiembre y el 4 de octubre, que se logr neutralizar
definitivamente al partido.

Y tambin se prob que estos ltimos secuestros fueron posibles,


principalmente, aunque no exclusivamente, gracias a encuentros concertados
por Carlos Gessens, desconocemos en qu condiciones.

A lo que por supuesto se sum la produccin de nueva inteligencia con


posterioridad a cada uno de esos secuestros, a travs de la realizacin de
interrogatorios y el anlisis de material secuestrado en los domicilios.

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Entones, de acuerdo a lo que dijimos hasta aqu, para septiembre los
objetivos primarios y ms urgentes establecidos a raz del trabajo de
inteligencia previo fueron, sin lugar a dudas Alberto Mechoso y Adalberto
Soba.

Sus capturas, sumada a la de Roger Julin, se traduca en la


neutralizacin definitiva del PVP.

Es por eso que una vez que tuvieron la informacin que les faltaba, los
grupos de Gavazzo y Gordon planificaron, coordinaron y ejecutaron los
operativos para secuestrar a Soba, Mechoso y Julien, los que se llevaron a
cabo el da 26, con colaboracin de otras fuerzas locales en un lapso de no
ms de 12 horas.

El saldo inmediato de estos operativos fue la captura de los dos


primeros y sus respectivas familias, la captura de otros dos integrantes del
PVP que casualmente estaban en casa de Soba, el asesinato de Roger Julien y
el secuestro de su esposa, tambin miembro del PVP, y de sus pequeos hijos.

Adems los represores obtuvieron el dinero que estaban buscando y que


estaba en poder de Soba y Mechoso.

Mechoso, Soba y su familia integrada por Mara Elena Laguna y sus


hijos Leonardo, Sandro y Tania; as como Juan Pablo Errandonea Salvia
y Ral Tejera Llovet que circunstancialmente estaban en la casa de Soba; y
Victoria Grisonas y sus hijos Anatole y Victoria Julien Grisonas, todos,
fueron conducidos a Automotores Orletti, que nuevamente se emple
como la principal base de las operaciones conjuntas contra el PVP.

La familia de Mechoso, constituida por Beatriz Castellonese, y sus


hijos Alberto y Beatriz, fueron conducidos y mantenidos prisioneros en el
domicilio donde meses antes haban sido capturadas Sara Mndez y Asil
Maceiro en la calle Juana Azurduy, y que los agentes de la SIDE que
trabajaban junto a Gordon estaban utilizando en ese momento como base
alternativa.

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Al da siguiente, el 27, se produjo otro operativo en el que fueron
secuestrados Jorge Zaffaroni y Mara Emilia Islas Gatti, as como su
pequea hija Mariana.

El 28 desaparecieron en la va pblica la pareja constituida por


Washington Cram Gonzlez y Cecilia Tras Hernndez.

El da 30 fueron secuestrados Beatriz Barboza Snchez y Rubn


Peralta, y desaparece tambin Rubn Prieto Gonzlez.

El 1 de octubre fueron capturados sucesivamente Carlos Alfredo


Rodrguez Mercader, Segundo Chegenin y Graciela Da Silveira de
Chegenin, Bernardo Arnone Hernndez, Rafael Lezama Gonzlez,
Miguel ngel Moreno Malugani, Casimira Carretero Crdenas y Juan
Pablo Recagno Ibarbur.

Al da siguiente, en un encuentro que haba concertado previamente con


Recargo, se secuestr a lvaro Nores Montednico.

Finalmente, el 4 de octubre desapareci Washington Domingo Queiro


Uzal.

Todas las personas que mencionamos fueron conducidas a Orletti.

Es decir, en este perodo, que el testigo experto lvaro Rico defini


como la segunda oleada represiva, fueron secuestrados en nuestro pas 36
ciudadanos uruguayos vinculados al PVP.

Al respecto, Rico afirm en la audiencia que: el segundo momento de


la oleada represiva contra el P.V.P. en Argentina se produjo desde el mes
de agosto al mes de octubre de 1976, con una concentracin muy fuerte en el
mes de septiembre.

Seal que se realizaron los das 26 de agosto, 3, 23, 26, 27, 28 y 30 de


septiembre, y luego en octubre.

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Tal como explicaremos en cada caso en particular, todos ellos
mantenan contactos entre s, ya fuera porque pertenecan a los mismos
equipos de trabajo dentro del partido, o porque eran amigos o familiares.

Esto condujo al xito de la misin que se propusieron los represores.

Lo lograron merced a interrogatorios bajo tormentos realizados sobre la


base de la inteligencia previa colectada especialmente por Manuel Cordero en
los meses anteriores, y amenazas de diverso tipo.

Sres. Jueces: recordemos que la mayora fueron capturados junto a sus


pequeos hijos.

En este marco, fue determinante el rol de Carlos Gessens, que era un


referente para muchos dentro del partido, y quien evidentemente para el 26 de
septiembre estaba en manos de las fuerzas.

Con l, de acuerdo a lo que se demostr, se concertaron varios de los


encuentros en los que se produjeron los secuestros.

De los 36 secuestrados en esta segunda oleada represiva, slo


sobrevivieron 13.

Mara Elena Laguna y Beatriz Castellonese junto con sus hijos, fueron
trasladadas a Uruguay el 27 de septiembre por agentes uruguayos en un vuelo
comercial.

Luego de pasar un tiempo en cautiverio en Montevideo, fueron


liberados.

Tres das ms tarde, tambin en un vuelo comercial de la aerolnea


Pluna, fueron repatriados forzadamente Beatriz Barboza Snchez y
Francisco Peralta.

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Ellos tambin fueron alojados clandestinamente en establecimientos de
las fuerzas uruguayas, y luego en unidades penitenciarias, hasta que en 1980
ambos fueron liberados.

La nia Mariana Zaffaroni, qued en Argentina y fue apropiada por el


agente de la SIDE Miguel ngel Furci.

Recuper su identidad recin en 1992.

lvaro Nores, fue repatriado forzadamente a Uruguay a travs de un


vuelo comercial de la aerolnea Pluna el 5 de octubre, y luego de
permanecer un tiempo en cautiverio en ese pas, fue liberado a fin de ese ao.

Los nios Anatole y Victoria Julien Grisonas, tambin fueron


trasladados a Uruguay y alojados en el CCD donde tambin estaban los
prisioneros secuestrados en Buenos Aires en junio y julio.

Poco despus, los llevaron a Valparaso, Chile, donde los abandonaron a


su suerte.

Fueron adoptados por una familia chilena, y con el tiempo fueron


hallados y recuperaron su identidad.

Hemos afirmado que en este juicio se prob contundentemente que en


estos hechos intervino el grupo represivo a cargo de Anbanl Gordon cuya
base de operaciones era la OT 18 de la SIDE, por un lado, y por el otro, el
personal de las fuerzas uruguayas que diriga Gavazzo y que ya haba
participado en los sucesos ocurridos durante la primera mitad del ao.

Con ellos, adems, como veremos, colabor personal asignado al GT 5,


y personal policial y militar vinculado a las jefaturas territoriales en donde los
secuestros tuvieron lugar.

Adems, dijimos que todas estas personas, con la excepcin de la


esposa y los hijos de Mechoso, fueron mantenidas en cautiverio en

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Automotores Orletti, y sometidas all a condiciones inhumanas de vida y
tormentos.

Estas afirmaciones se sostienen, en primer lugar, en que en todos los


casos se han detectado relaciones de diferente ndole entre las personas
desaparecidas.

Es decir, no slo su pertenencia al mismo partido e incluso a los mismos


equipos de trabajo, sino tambin, como dijimos, relaciones familiares y de
amistad.

Durante el juicio se demostr, adems, cmo mantenan contactos


asiduos, merced a encuentros puntuales y especficamente concertados.

Pero tambin lo hacan bajo una modalidad diferente.

Lo hacan con los denominados encuentros automticos.

Al respecto, Cristina Mihura declar en la audiencia lo siguiente:

Les explico lo que era un automtico:

Como nosotros no sabamos dnde vivan los unos y los otros, por
razones de seguridadporque si te detenan en la tortura podas delatar el
lugar donde podan encontrar a otras personassi uno se perda, o
desapareca de los lugares habituales poda ser que para reencontrarse
como norma de seguridad se fijaba un lugar, una esquina en general, en
donde uno tena que comenzar a caminar en cierto sentido y a cierta hora.

La otra persona tena otra esquina donde caminaba en sentido opuesto.

Quiere decir que a cierto punto, uno se cruzaba con el otro y dependa
de la actitud del otro si la persona paraba hablar o segua caminando.

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En segundo lugar, las afirmaciones que realizamos en relacin con los
grupos represivos que intervinieron en esta segunda oleada represiva, y el
CCD al que fueron llevadas las vctimas, se sostienen en la circunstancia de
que todos los secuestros se produjeron en un perodo muy breve, muchos de
ellos el mismo da.

En tercer lugar, no puede soslayarse el hecho de que en todos los casos


se encontraron evidencias de que las vctimas haban sido perseguidas por el
SID y por el OCOA previamente, y que los servicios de inteligencia de
Uruguay contaban con informacin acerca de sus actividades en Buenos
Aires.

Pero adems, en cuarto lugar, lo que hemos dicho se desprende de


numerosos elementos de prueba producidos e incorporados al debate que
desarrollaremos cuando tratemos cada uno de los casos en particular.

Sin perjuicio de ello, corresponde aqu mencionar algunos porque, a


nuestro modo de ver, reflejan acabadamente estas circunstancias.

Entre ellos, los testimonios de los sobrevivientes de Orletti Jos Luis


Bertazzo, Beatriz Barboza Snchez, lvaro Nores Montednico y Mariana
Zaffaroni, quienes dieron cuenta de la presencia en ese lugar de algunas de las
vctimas que hoy se encuentran desaparecidas.

En su declaracin incorporada a este debate, Bertazzo afirm que entre


fines de septiembre y principios de octubre de 1976, mientras l estaba en
cautiverio en Orletti, fueron alojados en la misma celda que l, un grupo de
entre 10 y 15 hombres uruguayos que, segn pudo percibir, se conocan entre
s.

Dijo que los fueron llevando a ese lugar en tandas de cuatro o de cinco;
y que en fotografas que se le exhibieron durante la instruccin de la causa,
identific a Washington Cram Gonzlez y a Rubn Prieto Gonzlez como dos
de ellos.

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Asimismo seal que en esos das escuch voces de nios que
provenan de celdas contiguas, concretamente record la voz de un nio que
cantaba alguna cancin de cuna, lo que coincide con la presencia en ese lugar
de los hijos de algunas de las vctimas.

Finalmente agreg que estas personas estuvieron muy poco tiempo en la


celda, una o dos noches, y que luego los trasladaron.

En el mismo sentido, Barboza Snchez sostuvo que dentro del centro


habl con Mara Emilia Islas, y vio a su hija Mariana Zaffaroni.

Islas le cont que ella y su familia haban sido secuestradas el 27 de


septiembre, que Jorge Zaffaroni tambin estaba en el centro clandestino; y que
haba sido brutalmente torturado.

El testigo lvaro Nores, por su parte, dijo que dentro de Orletti tambin
vio a Mara Emilia Islas en el sector de la cocina, y que habl con Anatole
Julien, quien le dijo que estaba junto a su hermana y Marianita.

Nores tambin dio cuenta de que Juan Pablo Recagno estaba en poder
de los grupos que actuaban en conjunto, dado que lo vio al momento de su
secuestro, circunstancia en la que advirti rastros de tortura en su cuerpo, y
afirm que en el automvil en el que lo trasladaron a Orletti, tambin llevaban
a Recagno.

Adems, identific como partcipes en el operativo y como presentes


dentro del CCD a los oficiales uruguayos Gavazzo, Arab y Maurente.

Lo expuesto hasta es concordante tambin con el hecho de que Beatriz


Castellonese declarara que fue mantenida en cautiverio en una casa en la
Ciudad de Buenos Aires, que su esposo le inform que era la casa donde viva
Sara Mndez antes de ser secuestrada y que, como se ha probado, haba
quedado en manos del grupo.

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La presencia del grupo en ese domicilio fue corroborada, adems, por el
propio Furci en su indagatoria, quien reconoci haber prestado funciones en
ese lugar a disposicin de Anbal Gordon.

A estas pruebas se suma el documento del Batalln 601 relativo al


operativo desarrollado en casa de la familia Zaffaroni-Islas.

Este documento indica como destino interno de los prisioneros a la


SIDE y como destino de entrega al OCOA.

Esto, a su vez, es conteste con lo que relat Mariana Zaffaroni Islas, en


cuanto a que Furci le dijo en alguna oportunidad que para quedarse con ella,
tuvo que pedirle autorizacin a Gavazzo.

Y tambin en relacin con esto, reviste singular inters el Sumario


Administrativo letra P n 237.029/76 de la Divisin Retiros y Pensiones de
la PFA.

De este sumario se desprende que tres oficiales de la Divisin de


Asuntos Extranjeros de la PFA, que revestan en comisin en el GT 5,
intervinieron junto con la SIDE en el operativo que tuvo lugar en el domicilio
de la familia Julin-Grisonas.

En ese mismo legajo aparece una nota del 3 de octubre de 1976 dirigida
al Jefe del Departamento de Asuntos Extranjeros, firmada por el Teniente
Coronel (R) Juan Ramn Nieto Moreno, como Jefe del GT5.

En esa nota hace saber la relevante actuacin de estos tres oficiales, en


(cito) los procedimientos que condujeron al desbaratamiento del sector
militar de la organizacin subversiva OPR 33 Orientales.

Sobre cul fue el destino posterior a Automotores Orletti del resto de


los secuestrados que hasta la fecha continan desparecidos, existen dos
indicios.

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El primero es el documento elaborado por la Fuerza Area uruguaya,
dirigido al Presidente de la Repblica de ese pas, del 8 de agosto de 2005, que
fue recogido por la Investigacin Histrica, y aportado por el testigo lvaro
Rico.

A travs de esta nota, se inform que se haba detectado la realizacin


de dos vuelos por parte de esa fuerza, desde el Aeropuerto Jorge Newbery en
Buenos Aires hacia el Aeropuerto de Carrasco en Montevideo, ambos por
pedido del SID y coordinados por ese servicio, que tuvieron lugar, el primero,
el 24 de julio de 1976, y el segundo el 5 de octubre de ese mismo ao.

Segn se sostiene all, el motivo alegado por el SID para su solicitud


fue, cito:

preservar la vida de las personas detenidas en la Repblica Argentina,


trasladndose a nuestro pas, ya que de la informacin existente, surga la
posibilidad inminente de muerte de las mismas en aqul lugar.

Es por eso que, contina el documento:

se dispuso que las tripulaciones involucradas recibieran las rdenes


del destino de la misin luego de haber decolado, a efectos de cumplir con el
traslado de detenidos.

() Las tareas de embarque, desembarque y posterior traslado


estaban a cargo del SID, desconociendo las tripulaciones la cantidad e
identidad de los pasajeros, ya que los tripulantes deban permanecer aislados
en la cabina de vuelo de la aeronave durante el transcurso de las
operaciones.

De lo dicho hasta aqu, puede advertirse claramente que el vuelo del 24


de julio es aqul en el que fueron trasladadas las vctimas sobrevivientes de la
primera oleada represiva contra el PVP.

Ahora bien, del vuelo del 5 de octubre al que refiere esta nota, no hemos
hallado sobrevivientes.
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Los traslados de prisioneros recluidos en Orletti que, como vimos, se
produjeron en fechas cercanas, incluso uno el mismo 5 de octubre, de acuerdo
a lo que declararon sobre los trasladados y a otros elementos, se llevaron a
cabo a travs de vuelos comerciales de la aerolnea Pluna.

Sabemos de la existencia de otro traslado que no hemos mencionado


an, y que es en el que se llevaron a la argentina Mara Claudia Garca
Iruretagoyena de Gelman, embarazada.

Esto lo conocemos porque ella fue vista en el CCD en Uruguay, y su


hija Macarena fue apropiada por una familia uruguaya.

Sin embargo, de acuerdo al testimonio de Jos Luis Bertazzo que


permaneci cautivo en Orletti junto con ella, pudo verla en ese lugar al menos
hasta el 6 o el 7 de octubre, lo que indicara que su traslado se produjo con
posterioridad al 5 de octubre.

Es por lo expuesto que tanto en la Investigacin Histrica como en otras


investigaciones se afirma, si bien con carcter relativo, que en el vuelo llevado
a cabo por la Fuerza erea uruguaya el 5 de octubre fueron trasladados los
ciudadanos uruguayos secuestrados en el marco de la segunda oleada
represiva contra el PVP, a la que acabamos de referirnos, quienes, habran
sido definitivamente desaparecidos en territorio uruguayo.

De hecho, sobre esto el experto lvaro Rico afirm que la conclusin


de la segunda oleada represiva contra el PVP:

se materializ con el denominado segundo vuelo a Uruguay,


consistente en el envo de prisioneros que fue realizado en forma clandestina;
y en el ao 2005, confirm su existencia el entonces Comandante en Jefe de la
Fuerza Area uruguaya, cuando emiti un informe a pedido de la Presidencia
de la Repblica, y all especific la fecha en que se llev a cabo, pero no los
nombres de quienes fueron trasladados.

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Sin embargo, como tambin explic el testigo, no se han obtenido
elementos que permitan conocer las identidades de las personas efectivamente
trasladadas en esa oportunidad.

Y esto nos lleva al segundo indicio al que queramos hacer referencia, y


que es la identificacin de los restos de Alberto Cecilio Mechoso Mndez en
territorio argentino.

En efecto, en este juicio se acredit que su cuerpo acribillado e


insertado en un tanque de combustible con cal, fue hallado el 14 de octubre de
1976 en el Canal de San Fernando, provincia de Buenos Aires.

Junto con l y en similares condiciones, se encontraron otros siete


cadveres, de los cuales cinco tambin fueron identificados y pertenecen a
personas que, al igual que Mechoso y sus compaeros, permanecieron
cautivos en Automotores Orletti bajo la custodia de los miembros de la OT 18
de la SIDE, lo que, por eso mismo constituye otro elemento de prueba que
confirma el alojamiento del grupo del PVP en ese lugar.

Este hecho, la identificacin de Mechoso, indica que es posible que al


menos algunos de los secuestrados entre fines septiembre y principios de
octubre no hayan sido trasladados a Uruguay, sino que fueron asesinados en
nuestro pas.

Es decir, que podran haber seguido la misma suerte de Mechoso.

Lamentablemente, esto es todo lo que podemos aportar aqu acerca del


destino de los uruguayos que desaparecieron en nuestro pas en esa poca.

Sres. Jueces: Con posterioridad a estos hechos, la persecucin al PVP en


el exterior prosigui.

En 1977 se produjo la detencin y secuestro de dos de sus integrantes,


Gustavo Inzaurralde y Nelson Santana Scotto en Paraguay, con participacin
del SID y de la SIDE.

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Sobre esto nos explayaremos ms adelante.

Al ao siguiente se produjo otro operativo, esta vez en Porto Alegre,


donde se intent secuestrar a Universindo Rodriguez y Lilian Celiberti, que
finalmente fueron detenidos, repatriados forzosamente y alojados en el
Batalln 14.

E) La coordinacin en suelo uruguayo

Sres. Jueces: Hasta ahora nos referimos a actividades de coordinacin


desarrolladas en el marco de la Operacin Cndor que tuvo como localizacin
principal el territorio argentino.

Sin embargo, tambin se encuentra acreditado el accionar de la


coordinacin represiva regional en territorio uruguayo

Si bien nos explayaremos sobre estos sucesos ms adelante, aqu los


reseamos brevemente.

En primer lugar, nos referimos al secuestro de los hermanos argentinos


Lila y Claudio Epelbaum, ocurrido en Punta del Este el 4 de noviembre de
1976.

En el operativo participaron miembros de organismos represivos


argentinos que actuaron en coordinacin con las fuerzas uruguayas, y se
falsearon datos para encubrir su repatriacin forzada a la Argentina.

Fueron vistos en el CCD de nuestro pas conocido como Proto Banco,


y en 2014 los restos de Lila Epelbaum fueron identificados en el cementerio
de Avellaneda, lo que corrobora su traslado a Argentina.

En segundo lugar, nos referimos al gran operativo producido en


Uruguay contra un grupo de argentinos integrantes de la organizacin
Montoneros.

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Sobre esto se explay el testigo experto lvaro Rico y escuchamos el
relato de Rosario Evangelina Quiroga y Alejandrina Barri.

Estos hechos no integran el objeto procesal del debate por lo que


resumiremos a continuacin la secuencia en que se produjeron, sin perjuicio
de lo cual, tambin se har una breve referencia al explayarnos sobre los
hechos de los que fueron vctimas los integrantes de los GAU y la UAL en
Argentina, dada la relacin que, como veremos, existi entre estos dos
conjuntos de hechos.

El primer secuestro fue el de Oscar De Gregorio, que se produjo el 16


de noviembre de 1977 en el puerto de la ciudad de Colonia.

Recluido en el FUSNA, fue interrogado por personal argentino,


concretamente, de la UT 3.3/2 de la ESMA que viaj especialmente a
Uruguay, y trasladado clandestinamente a nuestro pas en donde permaneci
cautivo en la ESMA.

El 15 de diciembre, en el balneario uruguayo Lagomar, fueron


secuestrados en la va pblica, Rosario Evangelina Quiroga y Rolando
Pisarello.

En la casa que habitaban en Lagomar estaban sus compaeras Susana


Mata, pareja de Juan Alejandro Barri, junto a su hija Alejandrina; Mara del
Huerto Milesi, pareja de Rolando Pisarello y su hija Mara Laura y las tres
hijas de Quiroga.

En la madrugada, se produjo un operativo en esa casa durante el cual


fue asesinada Susana Mata y tanto Milesi como las nias fueron secuestradas.

Tambin durante la maana del 15 tuvo lugar un tercer operativo en la


ruta interbalnearia uruguaya, en donde Alejandro Barri fue asesinado y Jaime
Dri fue secuestrado luego de haber sido herido de bala.

Al da siguiente, el 16 de diciembre, en la casa del conocido pianista


argentino Miguel ngel Estrella se produjo un cuarto operativo en donde
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fueron secuestrados Estrella junto a otras tres personas, todos integrantes de
Montoneros radicados temporalmente en Montevideo.

Todos ellos fueron alojados en el stano de una casa ubicada en


cercanas del aeropuerto de Carrasco, en donde fueron salvajemente torturados
e interrogados.

Luego entregados al personal argentino integrante de la UT 3.3/2 de la


ESMA.

Dri, Quiroga, sus tres hijas, Milesi, Pisarello y su pequea hija tambin
fueron repatriados forzosamente por miembros del grupo de tareas de la
ESMA en coordinacin con el FUSNA, y mantenidos en cautiverio en ese
CCD. Todos ellos sobrevivieron.

Miguel ngel Estrella, que era refugiado por el ACNUR, qued en


Uruguay junto a las otras personas que haban sido secuestradas con l.

Todos fueron trasladados a crceles uruguayas en donde permanecieron


prisioneros durante varios aos luego de ser procesados por la justicia militar
de ese pas.

Oscar De Gregorio, que ya haba sido trasladado a Argentina muy


deteriorado fsicamente producto de las torturas sufridas y de una herida de
bala provocada durante su secuestro en Uruguay, fue torturado nuevamente en
la ESMA.

Producto de los continuos vejmenes, su estado fsico empeor hasta


que producto de una infeccin, muri en ese CCD. Su cuerpo contina
desaparecido.

En cuanto a hijas de Quiroga y Milesi, fueron entregadas a las familias


en Argentina.

Pero en el caso de Alejandrina Barri, tal como ella misma relat en la


audiencia, la situacin fue diferente.
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Los organismos represivos montaron una operacin psicolgica de
difamacin en la que fue fotografiada y sus fotos publicadas en la prensa
argentina y uruguaya.

All se dio difusin al operativo montado en Uruguay contra esta clula


de Montoneros y se sostuvo que la nia haba sido abandonada por sus padres,
que era una vctima y que sus padres haban decidido dejarla hurfana.

Finalmente, publicaron que haban encontrado a sus familiares y la nia


fue entregada a su abuelo paterno, quien viaj a Uruguay a buscarla.

lvaro Rico destac que entre la documentacin relevada se encontr


un documento del Departamento III, del S.I.D., en el que se sealan las
distintas unidades que participaron en la conferencia de prensa realizada por
Nino Gavazzo, en la que se aludi a los secuestros de Montoneros en
Uruguay.

El testigo remarc la relevancia de este hallazgo toda vez que se atribua


la responsabilidad de estos sucesos nicamente al cuerpo de Fusileros
Navales, pero en esa conferencia Gavazzo demostr un gran conocimiento
para arribar a conclusiones y establecer relaciones con las distintas unidades
intervinientes, demostrando que ese cuerpo no actu de manera aislada.

Finalmente, otro operativo ejecutado en suelo uruguayo y que integra el


objeto en este debate, es el que involucr a la familia Grispn-Logares, que en
Argentina haban estado vinculados con la organizacin Montoneros.

Fueron secuestrados en Uruguay el 18 de mayo de 1978 y repatriados


forzosamente a la Argentina, donde fueron mantenidos en cautiverio primero
en el CCD de la Brigada de San Justo y luego en el Pozo de Banfield.

La hija del matrimonio, Paula Eva Logares, fue apropiada por el


subcomisario de la Brigada de San Justo Rubn Lavalln.

En 1984, Paula recuper su identidad.

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***

Con esta introduccin general, que brinda lneas para ordenar lo que
sigue, podemos pasar ahora a analizar lo sucedido con cada una de las
vctimas.

Ary Cabrera Prates

Al momento de los hechos Ary Cabrera Prates tena 44 aos.

De nacionalidad uruguaya, a fue empleado del Banco do Brasil y


dirigente sindical de la Asociacin de Empleados Bancarios del Uruguay.

Tuvo participacin poltica en la Resistencia Obrera Estudiantil y luego


en el Partido por la Victoria del Pueblo.

Sus compaeros lo conocan como el Viejo o Brasilero.

A raz de sus actividades gremiales y polticas, en junio de 1968 fue


detenido en Uruguay en aplicacin de las llamadas medidas prontas de
seguridad.

Permaneci recluido en el Grupo de Artillera n 5, unidad militar en la


que, en ese momento, prestaba servicios el imputado Manuel Juan
Cordero Piacentini.

Esa persecucin de la que era objeto se intensific a partir del golpe de


Estado en Uruguay en 1973, lo que lo oblig a exiliarse en Argentina.

En Buenos Aires integr el Partido por la Victoria del Pueblo, contexto


en el cual se vincul con Ricardo Gil Iribarne, entre otros exiliados uruguayos.

Para ese momento Cabrera Prates haba formado pareja con Asil
Maceiro, quien tambin formaba parte del PVP, y se haba radicado, con otros
compaeros de esa agrupacin, en una casa ubicada en la calle Hilario de

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Almeyra n 719, de la localidad El Tropezn, Partido de San Martn, provincia
de Buenos Ares.

En 1975 tambin se radic en Buenos Aires su hija Adriana Cabrera


Esteve, junto con su esposo, Eduardo Den Bermdez, quienes tambin
integraron el PVP.

En marzo de 1976, Cabrera Prates colabor en la preparacin de la casa


rodante que se us para el viaje que emprendieron hacia Uruguay Gil Iribarne
junto a otros dos integrantes del PVP, Lus Ferreira y lida lvarez, para
llevar a Montevideo propaganda contra la dictadura uruguaya.

Como ya explicamos, el viaje se concret, pero el 28 de marzo de 1976


los tres fueron capturados en Uruguay y el material que llevaban fue
secuestrado.

Pasaron una noche detenidos en Colonia; luego, fueron llevados a la


sede del FUSNA, donde permanecieron una o dos noches hasta que fueron
conducidos al centro de detencin clandestino conocido como 300 Carlos o
el infierno, donde los interrogaron bajo tortura.

Sabemos que al menos en el interrogatorio de Gil Iribarne intervino el


imputado Manuel Juan Cordero Piacentini.

De la informacin obtenida a partir de este operativo es que el grupo de


agentes uruguayos a cargo de Jos Nino Gavazzo localiz a Ary Cabrera
Prates.

Durante el debate se demostr que en la noche del 5 de abril de 1976,


Ary Cabrera fue secuestrado de su domicilio de la calle Hilario de Almeyra
719 de la localidad de El Tropezn, partido de San Martn, Pcia. de Buenos
Aires, merced a la actuacin coordinada de los agentes uruguayos de ese
grupo, entre los que se encontraba Manuel Juan Cordero Piacentini; y los
miembros de la patota que tiempo despus actu en Orletti.

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El lugar donde se inici su privacin ilegtima de la libertad estaba
ubicado dentro del mbito territorial que era responsabilidad de la Jefatura del
rea 430, en ese momento a cargo del imputado Rodolfo Emilio Feroglio, y
que responda al comando de la Zona 4, a cargo del imputado Santiago Omar
Riveros.

Para realizar el secuestro se mont un gran operativo en el que particip


personal del Ejrcito Argentino en vehculos oficiales y se efectuaron disparos
en contra de la vivienda.

De all, lo llevaron a un lugar de detencin clandestino que era


manejado por personal perteneciente a la OT 18 del Departamento de
Operaciones Tcticas I de la SIDE, grupo que poco despus pasara a operar
en Automotores Orletti.

Ese lugar se encontraba ubicado en la calle Bacacay al 4232 en el barrio


de Flores, Ciudad de Buenos Aires, dentro del mbito territorial
correspondiente a la Subzona Capital Federal, a cargo del recientemente
fallecido Jorge Olivera Rovere.

All, Ary Cabrera fue interrogado y torturado por personal de ese


organismo y del Departamento III del Servicio de Informacin de Defensa del
ejrcito uruguayo.

Si bien no hay certeza al respecto, hay indicios de que Ary Cabrera


Prates fue asesinado durante una de las sesiones de torturas a las que fue
sometido a partir de una complicacin cardaca producto de una enfermedad
en el corazn que padeca.

Tanto el Estado argentino como el uruguayo ocultaron lo sucedido a


Ary Cabrera Prates a sus familiares y amigos, quienes a pesar de las denuncias
y gestiones realizadas para intentar dar con su paradero nunca obtuvieron una
respuesta concreta.

Al poco tiempo de su desaparicin, quien fuera esposa de Ary Cabrera,


Gladys Hayd Esteve Briano viaj a la Argentina para intentar encontrarlo.

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Luego de mucho esfuerzo, y gracias a alguna informacin que recibiera
de manera annima, pudo encontrar el domicilio donde viva Ary Cabrera al
momento de ser secuestrado.

Tambin se presentaron dos acciones de habeas corpus en las que el


Estado argentino a pesar de los pedidos de informes solicitados neg tener
conocimiento respecto de lo ocurrido con Ary Cabrera.

Tambin se hicieron gestiones ante la Cruz Roja, la OEA y la ONU, y a


travs de ninguna de ellas fue posible conseguir que el Estado Argentino o el
Uruguayo dieran una respuesta respecto de lo ocurrido con Ary Cabrera
Prates, quien al da de hoy permanece desaparecido.

De acuerdo a la descripcin que hemos realizado, teniendo en cuenta las


caractersticas particulares de los hechos que damnificaron a Cabrera Prates, y
el especial contexto en que se produjeron, entendemos que se encuentra
probado que su secuestro, torturas y desaparicin fue el resultado de la
coordinacin represiva ejecutada bajo el marco del llamado Plan u Operacin
Cndor.

Prueba.

Estos hechos surgen de la valoracin conjunta de diversos elementos de


prueba producidos durante el debate.

La participacin poltica y sindical de Ary Cabrera se encuentra


acreditada, en primer lugar, por los dichos prestados en este debate por quien
fuera su mujer, Gladys Haydee Esteve Briano.

Se refiri a sus actividades sindicales y polticas, a la persecucin de la


que fue objeto, y explic que tuvo que exiliarse porque, segn sus propias
palabras, en Uruguay le estaban pisando los talones.

Asimismo, contamos con los dichos de Asil Sonia Maceiro, prestados


en el marco de la causa 13/84 y que fueran incorporados al debate en los
trminos del art. 391 inc. 3 del CPPN.
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All cont que tuvo participacin poltica en la Resistencia Obrera
Estudiantil, que Ary Cabrera era su compaero y que, al ao 1976, viajaba
mucho a la Argentina para visitarlo.

En este mismo sentido, el testigo Rubn Prieto Benencio en su


declaracin prestada en este debate, hizo referencia a la desaparicin de Ary
Cabrera en abril de 1976, a la vez que afirm que, dentro del PVP, se
desempeaba dentro del rea de servicios.

Tambin su ficha patronmica confeccionada por la propia Direccin


Nacional de Informacin e Inteligencia del Ejrcito uruguayo confirma las
actividades polticas y sindicales de Cabrera Prates, y el seguimiento del que
era objeto por parte de los organismos represivos de ese pas.

En esa ficha se encuentra detallada su actividad sindical en el gremio


bancario y su detencin en junio de 1968.

En la Investigacin Histrica Sobre Detenidos Desaparecidos


confeccionada por la Universidad de la Repblica del Uruguay se encuentran
transcriptos informes del OCOA y del SID en donde se encuentran
registradas las actividades polticas y sindicales de Cabrera Prates.

Asimismo, de esos informes surge que, en el contexto de esas


actividades, tambin era conocido como el viejo o brasilero.

El traslado de Ary Cabrera a Buenos Aires tambin se encuentra


acreditado por las declaraciones de Eduardo Den Bermdez y Adriana
Cabrera Estve, que fueron incorporadas al debate.

Por otra parte, en el Legajo Conadep correspondiente a Ary Cabrera


tambin se encuentran agregados documentos que acreditan su presencia en
Buenos Aires:

Una copia de un certificado de nacionalidad a su nombre, emitido por el


Consulado uruguayo en la Ciudad de Buenos Aires en agosto de 1974, y una
copia de una constancia emitida el 28 de febrero de 1975 por una Comisara
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tambin de esta Ciudad, que da cuenta de la presentacin de Ary Cabrera
Prates a fin de denunciar el extravo de su cdula de identidad uruguaya.

En este sentido tambin contamos con los dichos de Ricardo Gil


Iribarne, quien tanto en su declaracin prestada en este debate como en la que
fue incorporada, dio cuenta de su propio secuestro en Uruguay y de su
vnculo con Ary Cabrera Prates en el PVP.

Al respecto, nos dijo que en Buenos Aires Ary Cabrera lo haba


ayudado a armar la casa rodante con la que cruz a Uruguay y en la que fue
secuestrado. Evidentemente, se encontraba en el sector de servicios de esa
organizacin.

Al respecto, Eduardo Dean, en su declaracin incorporada, destac que


uno de los compaeros del PVP secuestrados en marzo en Uruguay viva con
Ary Cabrera, y que fue a raz de este hecho que Cabrera Prates fue
secuestrado.

Por su parte, Adriana Cabrera Esteve, hija de Ary, cont que su padre
fue secuestrado el 5 de abril de 1976 por personal del Ejrcito Argentino en un
gran operativo.

Vincul su secuestro con los de Lus Ferreira, Rita Vzquez y Ricardo


Gil ocurridos con anterioridad en Uruguay; y con los de Eduardo Chizzola y
Telba Jurez, producidos con posterioridad en Buenos Aires.

Estas circunstancias se encuentran confirmadas por la declaracin de


Jos Alberto Imaz Breijo en la audiencia, quien sostuvo haber tenido contacto
con Cabrera Prates en Buenos Aires, a la vez que afirm que dentro del PVP
se dedicaba a hacer trabajos de carpintera para adaptar muebles para ocultar
documentacin y tambin vincul su secuestro con los de Ferreira, Vzquez y
Gil.

Justamente, Breijo tambin dio cuenta que Cabrera Prates haba


colaborado en la fabricacin del doble fondo de la casa rodante que llevaron a
Uruguay.

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Que el secuestro de Ary Cabrera Prates ocurri en las circunstancias de
modo, tiempo y lugar descriptas se encuentra acreditado, en primer trmino,
por la declaracin prestada en este debate por Gladys Esteve Briano.

An cuando, por tratarse de una persona de 81 aos de edad, no pudo


recordar algunos detalles, s record que el secuestro de Ary Cabrera Prates
ocurri en abril de 1976 en la localidad de el Tropezn, PBA.

Nos cont de su viaje a la ciudad de Buenos Aires para intentar dar con
su paradero, y cmo encontr el domicilio en donde viva y fue secuestrado, a
partir de un papelito que le haba llegado con informacin sobre el secuestro
de su marido y que deca, simplemente, el tropezn.

Nos describi el periplo que debi realizar durante das, en los que
recorri zonas que eran absolutamente desconocidas para ella, hasta que lleg
a la localidad conocida como el Tropezn, ubicada en el partido de San
Martn.

All, a travs de referencias que le fueron dando los vecinos, a quienes


les exhiba una fotografa de Ary Cabrera, lleg al domicilio en el que l viva.

Nos cont que los vecinos le confirmaron que efectivamente all haba
ocurrido un gran operativo en el que se haban producido disparos y durante
el cual haban retirado a la rastra una persona herida.

Explic que ella misma observ las marcas que los disparos que se
haban efectuado dejaron en el frente de la vivienda.

Esto se encuentra corroborado, adems, por las constancias del legajo


CONADEP de Ary Cabrera y por la documentacin aportada por su hija
Adriana, agregada a fs. 13.779/13.796 de la causa 1.504.

De all surgen diversas presentaciones realizadas en la poca en la que


sucedieron los hechos en las que se denunciaba la desaparicin de Ary
Cabrera ocurrida el 5 de abril de 1976 (en muy pocos casos se menciona
tambin el da 6) y se indicaba el domicilio de la calle H. de Almeyra 719, El
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Tropezn, Provincia de Buenos Aires, como el lugar en el que viva y fue
secuestrado.

All obran, adems, fotografas de ese domicilio, en cuyo frente pueden


observarse orificios similares a las marcas que puede dejar un disparo de
arma de fuego.

En cuanto al lugar en donde viva Ary Cabrera y fue secuestrado, es


necesario aclarar que al formular el requerimiento de elevacin a juicio se hizo
referencia al domicilio de la calle H. Almera 719, El Tropezn, PBA, cuando,
en rigor, como ya mencionramos, qued acreditado que el domicilio es el de
la calle Hilario de Almeyra 719, de esa localidad del partido de San Martn.

Se trata de un simple error de tipeo que tambin se encuentra en otros


documentos incorporados al debate y que ha sido arrastrado a lo largo de los
aos.

Por otra parte, tambin confirman que los hechos que damnificaron a
Ary Cabrera Prates ocurrieron del modo descripto las declaraciones de
Ricardo Gil Iribarne, Eduardo Dean Bermdez, Adriana Cabrera Estve, Asil
Maceiro y Elba Rama Molla.

Sobre el lugar al que fue conducido Cabrera Prates luego de ser


secuestrado y las personas responsables de estos hechos, contamos tambin
con numerosas referencias que sostienen las conclusiones ya expuestas.

En principio y respecto del lugar, ya el informe de la COMIPAZ haba


concluido, conforme a los elementos que por entonces contaban, que haba
indicios que permitan suponer que Ary Cabrera haba estado alojado en un
local de la calle Bacacay, perteneciente al Grupo Operativo de la OT 18.

Lo que la COMIPAZ supona, fue acreditado en este juicio.

Ricardo Gil Iribarne nos dijo que cuando Manuel Cordero Piacentini
lo interrog y tortur en abril de 1976, le pregunt por Ary Cabrera y le dijo
que lo tenan secuestrado en Buenos Aires.
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Incluso, destac que Cordero le hizo referencia a una dolencia
cardaca que padeca Ary Cabrera, circunstancia que l ya conoca, y que en
razn de esto, y dado que en determinado momento dejaron de preguntar por
l, concluy que haba muerto producto de esa dolencia.

Adems, al momento de detallar las razones por las que personalmente


constat la coordinacin existente entre las fuerzas uruguayas y argentinas,
explic que Cordero realizaba permanentes viajes a la Argentina y, al regresar,
le haca nuevas preguntas.

En este sentido tambin resultan relevantes los dichos de Eduardo Dean


Bermdez, quien en su declaracin incorporada al debate describi cmo
mientras estuvo secuestrado en Automotores Orletti, el militar uruguayo
Jorge Silveira le levant la venda que la cubra la cara y lo identific como
el yerno de Ary Cabrera.

Esta circunstancia muestra claramente el conocimiento que, para ese


momento, tenan los miembros del grupo de Gavazzo de las actividades y
relaciones de Ary Cabrera.

Por su parte, Adriana Cabrera Esteve sostuvo que haba informacin


que indicaba que su padre haba estado secuestrado en una casa ubicada en la
calle Bacacay.

En este sentido, cont que Juan Ignacio Azarola, al declarar ante la


Cmara de Diputados de la Repblica del Uruguay en 1985, dijo haber estado
secuestrado en lo que pensaba que podra haber sido un CCD en la calle
Bacacay y, en ese contexto, haber advertido la presencia de otros uruguayos
en ese lugar para mayo de 1976.

Entre ellos una persona muy torturada en un piso inferior, que fue
asesinada por una persona a la que llamaban el jefe.

Asil Maceiro tambin describi las circunstancias en las que ella


misma fue secuestrada, el 13 de julio de 1976, y llevada al CCD
Automotores Orletti.

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All escuch el nombre de Ary Cabrera, y al preguntar por l, sus
captores le dijeron que estaba con San Pedro. Al preguntar nuevamente, le
dijeron que haba sido trasladado a Campo de Mayo.

En este sentido, tambin dio cuenta de lo sucedido con Ary Cabrera la


testigo Elba Rama Molla, quien, en su declaracin incorporada al debate, dijo
que, mientras estuvo secuestrada en Automotores Orletti, escuch que se
preguntaba por Ary Cabrera y que custodios argentinos se refirieron a l
diciendo que l s vala, que haba resistido.

Rama Molla explic que los captores haban dado a entender que haba
pasado por ah y que haba sido trasladado, segn crea recordar la testigo, a
Campo de Mayo.

En concordancia con estas afirmaciones, el testigo experto lvaro Rico


sostuvo en este debate que, de acuerdo al resultado de sus investigaciones, el
secuestro y desaparicin de Ary Cabrera Prates se ubicaba en lo que denomina
la primera oleada represiva en contra de miembros del PVP, ocurrida aqu en
Argentina entre abril y junio de 1976.

Por otro lado, que Ary Cabrera Prates permaneci privado de su libertad
y fue torturado en el local de la calle Bacacay se encuentra confirmado a partir
del hecho acreditado de que en el secuestro particip personal de la OT 18 de
la SIDE, que de manera sucesiva administr, para estos fines, el local de la
calle Bacacay y luego Automotores Orletti.

Recordemos que, como se ha probado, el inmueble de la calle Bacacay


fue uno de los domicilios consignados en el contrato de alquiler de
Automotores Orletti; y que segn las conclusiones del Sumario Militar 4I7
0035, confeccionado para investigar la participacin del grupo de Anbal
Gordon en el secuestro de un empresario en Crdoba, se concluy que Gordon
tena una base que funcion en Bacacay y que luego se traslad a Venancio
Flores.

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Si tomamos en cuenta que cuando se produjo el secuestro de Ary
Cabrera, el 5 de abril de 1976, Automotores Orletti no funcionaba an, debe
concluirse que fue llevado al local de la calle Bacacay.

Hemos citado, tambin, las coincidentes manifestaciones hechas por los


testigos sobre las variadas referencias que aqul personal les hicieran sobre los
interrogatorios efectuados a Ary Cabrera, su resistencia a las torturas y su
derivacin a Campo de Mayo.

Las pruebas expuestas, as, no slo confirman que Ary Cabrera Prates
fue secuestrado en su domicilio y llevado al inmueble de la calle Bacacay,
sino tambin que su privacin ilegtima de la libertad, torturas y desaparicin
fue la accin coordinada de las fuerzas argentinas, principalmente de personal
perteneciente a la OT 18 del Departamento de Operaciones Tcticas I de la
SIDE; y del grupo de agentes uruguayos que se encontraba a cargo de Jos
Nino Gavazzo, en particular, el imputado Manuel Juan Cordero Piacentini.

Sres. Jueces, esta es la nica manera de explicar, por un lado, el


conocimiento que, sobre lo ocurrido con Ary Cabrera Prates, esas fuerzas
demostraron tener frente a las vctimas alojadas en Automotores Orletti y, por
otro, el contenido de los interrogatorios que Cordero le realiz a Ricardo Gil
Iribarne y de la precisa informacin que sobre su situacin le dio.

En lo que respecta a esa coordinacin represiva entre las fuerzas


uruguayas y las locales; y sin perjuicio de lo que hasta aqu afirmamos en este
alegato, la conclusin surge paralelamente de la respuesta a tres interrogantes:
cmo se logr ubicarlo, dnde se lo secuestr y qu sucedi durante sus
interrogatorios bajo tormento.

En cuanto a cmo se logr ubicarlo y dnde se lo secuestr, vimos que


la privacin ilegtima de la libertad de Cabrera deriv del operativo
desplegado en Uruguay, en el que se detuvo a los tres integrantes del PVP y se
incaut diversa documentacin.

Se prob que Cabrera ayud a preparar el vehculo que Gil Iribarne y


sus compaeros emplearon para el viaje; que lo hizo en su propio domicilio y

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que pocos das despus de las detenciones en Uruguay, se lo secuestr,
justamente, en el mismo domicilio.

Es evidente, entonces, que para lograr secuestrarlo en ese preciso lugar


de la Argentina y en tan breve lapso, las fuerzas uruguayas coordinaron la
aprehensin con las fuerzas represivas argentinas.

Esta coordinacin se ve confirmada, tambin, por lo acontecido luego


de la detencin.

Se prob en el juicio que mientras Cordero torturaba a Gil Iribarne, le


haca preguntas especficas sobre Ary Cabrera, en algn momento que le
inform que lo haban detenido en Buenos Aires y, adems, le hizo referencia
la dolencia cardaca que padeca.

No caben dudas, entonces, que el secuestro, tormento y desaparicin de


Ary Cabrera fue una accin coordinada regionalmente bajo el marco de la
denominada Operacin Cndor, que parte de esos hechos ocurrieron en el
rea 430; y que el imputado Cordero fue uno de los responsables.

En este sentido tambin debe tomarse en consideracin que en dos


causas judiciales que tramitaron en la Repblica Oriental del Uruguay, y que
fueron incorporadas al debate, se dio por probado que Ary Cabrera Prates fue
secuestrado el 5 de abril de 1976 por un grupo operativo integrado por
personal de las fuerzas represivas uruguayas en coordinacin con las
argentinas.

Por este hecho, fueron condenados, entre otros, los militares uruguayos
Jos Nino Gavazzo, Jos Ricardo Arab y Jorge Alberto Silveira Quesada,
todos ellos miembros del Departamento III del SID del ejrcito uruguayo, al
igual que el imputado Manuel Juan Cordero Piacentini.

Finalmente, tambin se acreditaron las gestiones realizadas


infructuosamente por los familiares de Ary Cabrera para dar con su paradero y
el modo en que se ocult lo sucedido con l.

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De ello dan cuenta la documentacin incorporada al Legajo Conadep de
la vctima, su legajo Comipaz, los habeas corpus presentados en 1978 y 1976
por su hermana, Irma Renee Cabrera Prates y el legajo n 16.959
correspondiente a Ary Cabrera Prates remitidos por la Comisin Provincial de
la Memoria y que forma parte de los archivos desclasificados de la ex
DIPPBA.

Por la privacin ilegtima de la libertad de Ary Cabrera Prates acusamos


a Santiago Omar Riveros, Rodolfo Emilio Feroglio y Manuel Juan Cordero
Piacentini.

Eduardo Efran Chizzola Cano

A partir de las pruebas producidas en el debate, se acredit que


Eduardo Efran Chizzola Cano, uruguayo, de 26 aos al momento de los
hechos, en 1973 viva en Montevideo y formaba parte de la Resistencia
Obrera Estudiantil.

Para esa poca, y con motivo de esa actividad poltica, fue requerido
pblicamente por las fuerzas de seguridad de la dictadura que usurpaba el
poder en la Repblica Oriental del Uruguay, por lo que haba pasado a vivir en
la clandestinidad.

En esa condicin Chizzola utilizaba documentacin falsa a nombre de


Rubn Pereyra y tambin era conocido como Renato.

Alrededor del 28 de marzo del ao 1973, y luego de que fueran


detenidos otros compaeros, sali de Montevideo para radicarse en la Ciudad
de Buenos Aires.

En Buenos Aires, Eduardo Chizzola particip en la fundacin del


Partido por la Victoria del Pueblo, espacio poltico que, junto con su pareja
Telba Jurez, integr en adelante.

Ambos integraban el denominado sector servicios, vinculado al aparato


militar.

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Durante el debate se demostr que el 17 de abril de 1976 Eduardo
Chizzola Cano fue secuestrado en la ciudad de Buenos Aires o en sus
inmediaciones junto con Telba Jurez, por personas adscriptas a las fuerzas
represivas de las dictaduras militares del Cono Sur que actuaron
coordinadamente en territorio nacional y extranjero para la persecucin de sus
opositores polticos.

Tambin se acredit que ambos fueron asesinados por esas mismas


fuerzas.
Efectivamente, dos das ms tarde, el 19 de abril, apareci en el barrio
de Barracas el cadver de Telba Jurez con cuatro impactos de bala en el
pecho y uno en la cabeza; y el 26 de abril se encontr el cadver de Chizzola
Cano en un basurero ubicado sobre la Av. Escalada entre Coronel Roca y 27
de febrero, de esta Ciudad.

Presentaba quemaduras de segundo y tercer grado, lo que da cuenta de


las torturas a las que fue sometido durante su cautiverio, as como una herida
en la regin supra escapular provocada con un arma de fuego; es decir, le
dispararon por la espalda.
De acuerdo a la autopsia practicada sobre el cuerpo, su muerte se
produjo por congestin y edema agudo de pulmn y cerebro menngeo, entre
24 y 48 horas antes de que fuera encontrado, a partir de lo cual podemos
afirmar que se lo mantuvo ilegtimamente privado de la libertad por al
menos 7 das.

Lo enterraron como NN en el Cementerio de la Chacarita.

Al ser alertados de su desaparicin, los padres de Eduardo viajaron a


Buenos Aires desde Montevideo, para averiguar qu haba pasado con l.
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos realizados, las autoridades
argentinas no les dieron una respuesta.

En este marco, y luego de su primera visita, entre el 30 de abril y el 1


de mayo, su madre Celia Cano, recibi en su casa en Montevideo la visita de
Manuel Juan Cordero Piacentini, quien le mostr una cdula de identidad y
una libreta de conducir y le dijo que haban sido encontradas al lado de un
muerto argentino.

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All, Celia reconoci la foto y la firma de su hijo.
Este episodio constituye un indicio concreto de que el secuestro y
posterior homicidio de Eduardo Chizzola Cano, fueron realizados en
coordinacin por fuerzas represivas argentinas y uruguayas.

A lo largo de los aos su familia realiz sin xito denuncias y gestiones


en diversos organismos, nacionales e internacionales.

As, tanto lo que le ocurri durante su cautiverio como su destino final,


le fueron ocultados a sus seres queridos durante 26 aos, hasta que el 23 de
agosto de 2002, una declaracin judicial reconoci que la persona entonces
enterrada como NN, cuyo cuerpo haba sido exhumado y depositado en el
Osario General del cementerio en 1980, era en realidad Eduardo Efran
Chizzola Cano.

De acuerdo a la descripcin que hemos realizado, teniendo en cuenta las


caractersticas particulares de los hechos que damnificaron a Chizzola Cano y
a Jurez, y el especial contexto en que se produjeron (que detallramos con
anterioridad), entiendo que se encuentra probado que sus secuestros, torturas y
homicidios formaron parte del plan ejecutado por la asociacin ilcita que
hemos llamado Operacin Cndor.

Prueba

Estos hechos se encuentran acreditados a partir de la valoracin


conjunta de diversos elementos de prueba producidos o incorporados durante
el debate.

De la participacin poltica de Chizzola Cano, tanto en Uruguay como


en Argentina, de cmo fue perseguido por las autoridades uruguayas a raz de
esa participacin, de cmo debi emigrar a la argentina escapando de esa
persecucin y de su vida en la clandestinidad, dio cuenta Miryam Dolva
Zeballos Silveira durante su declaracin prestada durante la audiencia de
debate.

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En este sentido, la Investigacin Histrica sobre detenidos
desaparecidos realizada por la Universidad de la Repblica del Uruguay
tambin muestra la persecucin de la que era objeto Chizzola Cano por parte
del aparato represivo uruguayo.

En efecto, en esa obra se encuentra transcripta la ficha patronmica que


la Direccin Nacional de Informacin e Inteligencia confeccion respecto de
l, en donde qued plasmado el modo en que se segua la actividad poltica
que realizaba.

Jos Alberto Imaz Breijo, en su declaracin en la audiencia, dio cuenta


de su presencia en Argentina junto con Telba Jurez, as como de la
participacin en el sector servicios dentro del PVP.

Que el secuestro de Eduardo Chizzola Cano ocurri en las


circunstancias descriptas da cuenta, por un lado, la denuncia formulada
oportunamente ante la CONADEP por quien fuera su esposa, Mara del Pilar
Videverrigain, agregada en el Legajo de la vctima incorporado por lectura al
debate.

Por otra parte, contamos tambin con la declaracin de Zeballos Silveira


quien dijo haber tomado conocimiento de que Chizzola estaba desaparecido
desde el 17 de Abril a travs de Rubn Prieto Gonzlez.
Tambin mencion que la madre de Chizzola le cont sobre la visita
que haba recibido en Uruguay de parte de Manuel Cordero.

Tambin corrobora lo sucedido la declaracin prestada durante la


audiencia por Ricardo Gil Iribarne.
El testigo cont que mientras estuvo detenido en Uruguay en abril de
1976 fue interrogado por Manuel Cordero y Jorge Silveira, quienes, entre
otras cosas, le preguntaron sobre Eduardo Chizzola y Telba Jurez, e incluso
le mostraron un carnet de conducir a nombre de Chizzola, lo que confirma
lo que Celia Cano le haba contado a Zeballos Silveira, y, una vez ms, la
existencia de coordinacin represiva entre las fuerzas uruguayas y las
argentinas en la ejecucin del secuestro y homicidio de Chizzola Cano y Telba
Juarez.

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Asimismo, el testimonio de Rubn Prieto Benencio da cuenta de la
participacin de Eduardo Chizzola en el PVP. En efecto, el testigo sostuvo que
Eduardo Chizzola y Telba Jurez estaban vinculados con el rea
documentacin.

En este sentido, son coincidentes los dichos de Ivonne Tras


Hernndez quien afirm que Chizzola y Jurez se ocupaban de fraccionar
documentacin.

Tambin Mara del Pilar Nores afirm haber conocido a Telba Jurez
y Eduardo Chizzola por haber trabajado con ellos dentro del PVP, aunque en
ese momento no supo sus verdaderos nombres.

Asimismo, Alicia Cadenas Ravela cont en su declaracin prestada en


este debate cmo la comunidad de integrantes del PVP radicada en Argentina
supo de la aparicin del cadver de Telba Jurez, el 19 de abril del 76, y de la
desaparicin de Eduardo Chizzola.

Al respecto, el testigo experto Alvaro Rico, sostuvo que su


investigacin le permita ubicar el secuestro y homicidio de Chizzola Cano en
lo que denomina la primera oleada represiva realizada en contra del PVP en
la Argentina, ocurrida entre abril y junio de 1976.
Por otra parte, la causa iniciada en 1976 a raz de la aparicin de sus
restos y los informes y peritajes all incorporados dan cuenta del hallazgo del
cuerpo de Eduardo Efran Chizzola Cano en la fecha y en las condiciones
descriptas anteriormente, as como de las causas de su muerte.

Por otra parte, es en el legajo n 91 de la Cmara Nacional de


Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal, tambin incorporado a
este debate, donde se determin que ese cuerpo corresponde a quien en vida
fue Eduardo Efran Chizzola Cano.

All se encuentran agregadas las fichas dactiloscpicas pertenecientes a


Chizzola Cano enviadas desde la Repblica Oriental del Uruguay, las
impresiones digitales tomadas al cuerpo hallado el 26 de abril de 1976 y el
peritaje dactiloscpico, que concluye que ambos juegos de huellas
pertenecieron a la misma persona (ver fs. 2/20 y 57/72).

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Asimismo, acreditan tambin los sucesos antes descriptos el Legajo
Conadep n 7201, el Legajo Comipaz n 111 y el expediente civil en el que se
declar su ausencia por desaparicin forzada del Juzgado Nacional en lo Civil
n 105, en la fecha y en las condiciones que hemos descripto.

Contamos, por otra parte, con numerosos documentos pertenecientes al


conjunto de archivos desclasificados de las agencias gubernamentales de los
Estados Unidos de Norteamrica, enviados por la Direccin del Proyecto de
Documentacin del Cono Sur del NSA, que hacen referencia a la desaparicin
y muerte de Eduardo Chizzola y Telba Jurez.

Se trata de documentos que dan cuenta de los reclamos y gestiones


realizados por diversas instituciones para dar con sus paraderos, en los que los
hechos son descriptos de modo coincidente con la descripcin que
realizamos.12

Slo a modo de ejemplo podemos mencionar el informe confeccionado


por la Asociacin de Familiares de Desaparecidos del 1ro de enero de 1978 y
el informe de Amnista Internacional del 6 de septiembre de 1976.

Debemos finalmente recordar que las limitaciones de esta etapa nos


impiden responsabilizar a una persona concreta por los secuestros y
homicidios de Eduardo Efran Chizzola Cano y Telba Jurez pues, en el caso
del primero, slo se haba imputado a Albano Eduardo Harguindeguy y Jorge
Rafael Videla por su privacin ilegtima de la libertad, ambos fallecidos; y en
el caso de Jurez, inexplicablemente ni siquiera se haba requerido por ese
nico hecho la elevacin de la causa a juicio.

Sin embargo, la comprobacin en la audiencia de sus participaciones


polticas, sus persecuciones en Uruguay y posteriormente en la Argentina, el
inters principal de las fuerzas represivas uruguayas para lograr sus capturas y
asesinarlos en nuestro pas; y la coordinacin y colaboracin entre esas
fuerzas y las locales para poder hacerlo, permiten comprobar que esos hechos
sucedieron bajo el marco de lo que se denomin Operacin Cndor.

12
Esas piezas se encuentran identificadas con los siguientes nmeros: 00009FA4, 0000A95C, 0000A2DB,
0000A939, 00009F9A, 0000AA49, 0000A7C2, 0000A8D5, 0000A07B y 0000A8A2.

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Orlinda Brenda Falero Ferrari y Jos Luis Muoz Barbachn

Sres. Jueces. Orlinda Brenda Falero Ferrari y Jos Luis Muoz


Barbachn son uruguayos.

En 1972, por pertenecer al movimiento 26 de marzo-Tupamaros,


fueron detenidos en Uruguay, y mantenidos prisioneros por dos aos en el
Batalln de Infantera N 13, donde fueron sometidos a torturas.

En 1974, mientras se encontraban bajo el rgimen de libertad vigilada,


sus casas fueron allanadas con el objeto de detenerlos nuevamente, pero no los
encontraron.

Cuando tomaron conocimiento de lo que haba ocurrido, Falero y


Muoz decidieron migrar a Buenos Aires, a donde llegaron el 24 de diciembre
de ese ao.

En esta ciudad entablaron amistad con el representante de ACNUR


Carlos Boggio, quien se solidariz con su situacin y les prest su casa en el
barrio de Flores.

Entre sus contactos en esta ciudad estaba tambin Luis Muiz Sosa, y a
travs de l, mantenan correspondencia con otro amigo exiliado en Suecia.

Las tareas de inteligencia llevadas a cabo por la comunidad informativa


conformada por las fuerzas represivas del Cono Sur, lograron interceptar en la
Argentina esas cartas y, de esa manera, llegar al domicilio donde eran
recibidas.

Vigilaron as a Luis Muiz Sosa hasta que, el 9 de junio de 1976,


lograron secuestrarlo en una carnicera del barrio de Flores. Lo trasladaron a
Automotores Orletti, donde lo interrogaron bajo tormentos, obteniendo la
direccin de la casa de Orlinda Falero y Muoz Barbachn.

Con esta informacin, en coordinacin con las fuerzas represivas


uruguayas, el grupo represivo que actuaba en Orletti realiz un nuevo
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operativo el 9 de junio de 1976 en el domicilio de la calle Artigas 1794, Piso
5 de esta Ciudad, lugar en el que secuestraron a Orlinda Falero y Jos Luis
Muoz Barbachn,.

El hecho ocurri en la jurisdiccin de la Zona militar I, Subzona Capital


Federal, entonces a cargo de Jorge Carlos Olivera Rvere; concretamente,
dentro del rea IV, cuya sede era el Batalln de Arsenales 101, a cargo de
Julin Eduardo Capanegra.

Conforme se acredit en este debate, entre la madrugada y la maana de


ese 9 de junio, ingresaron al departamento alrededor de 10 12 hombres
portando armas largas y cortas; algunos vestan uniformes y llevaban gorros
con insignias blanca y celeste.

Estos obligaron a Falero y a Muoz Barbachn a vestirse, les colocaron


capuchas en la cabeza y los forzaron a salir del departamento.

Los condujeron en camiones del Ejrcito al CCD Automotores Orletti,


donde los mantuvieron privados de la libertad en condiciones inhumanas de
alojamiento.

A cada uno y por separado, los sometieron a largos interrogatorios bajo


tormentos, donde represores de nacionalidad uruguaya les preguntaron
insistentemente sobre quines eran y cules eran sus actividades.

En el caso de Muoz Barbachn, los tormentos consistieron en pasajes


de corriente elctrica en su cuerpo, que haba sido mojado al efecto.

A Orlinda Falero la desnudaron, le ataron los brazos hacia atrs, y as la


suban y la bajaban. Cada vez que descenda, le pegaban con un palo.

Les preguntaron por Montoneros, por el PRT, por el PVP y por otros
uruguayos. Adems de los agentes uruguayos, Muoz Barbachn identific a
Ral Antonio Guglielminetti como uno de sus interrogadores.

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En una oportunidad, a Falero la llevaron hasta un escritorio donde le
exhibieron fotos de uruguayos, entre los que estaban Michelini Gutirrez Ruiz
y Whitelaw.

Mientras tanto la interrogaban sobre la organizacin a la que


pertenecan; le preguntaban si conoca a otros uruguayos que haban estado
detenidos en Uruguay; y tambin sobre la correspondencia que reciba desde
Suecia.

Muoz y Falero permanecieron secuestrados en el CCD Automotores


Orletti entre 4 y 6 das, transcurridos los cuales fueron conducidos hasta una
habitacin, donde personal argentino no uniformado y una persona de
nacionalidad uruguaya les informaron que seran liberados, pero que deban
presentarse en el batalln donde antes haban estado detenidos en Uruguay.

Muoz Barbachn identific a Manuel Cordero Piacentini como el


uruguayo que integraba el grupo.

Les colocaron una capucha en la cabeza, los subieron a un auto, y luego


de andar un tiempo, les quitaron las capuchas y les preguntaron dnde queran
que los dejaran.

Fueron liberados en la zona de Floresta.

Desde all se dirigieron a la casa de un amigo mdico, quien cur sus


heridas, y los aloj durante aproximadamente cuatro das, hasta que pudieron
contactarse con ACNUR para salir del pas.

Finalmente partieron a Francia en un vuelo junto a otros refugiados de


ACNUR y CIME (Comit Intergubernamental de Migraciones Europeas), en
su mayora de nacionalidad chilena.

Al no presentarse al lugar de trabajo, la empresa en la que trabajaba


Muoz Barbachn envi un mdico a su domicilio. Esta persona tom
conocimiento de lo ocurrido a travs de los dichos del portero, y as la noticia

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del secuestro lleg a sus padres, quienes viajaron a Buenos Aires para tratar de
encontrar a su hijo.

De acuerdo a lo relatado, podemos concluir que los secuestros de


Orlinda Falero y Jos Luis Muoz Barbachn, sus alojamientos en
Automotores Orletti, sus interrogatorios y los tormentos que sufrieron en ese
CCD, son un ejemplo ms del accionar coordinado de las fuerzas represivas
argentinas y uruguayas bajo el andamiaje informativo, logstico, operativo e
ideolgico atribuible a la asociacin ilcita que denominamos Operacin o
Plan Cndor.

Prueba:

Los hechos afirmados precedentemente surgen de la valoracin


conjunta de mltiples elementos de prueba incorporados al juicio, que ahora
pasaremos a detallar.

Tanto Falero como Muoz Barbachn en este debate dieron cuenta


sobre sus respectivas participaciones en el movimiento 26 de marzo-
tupamaros; y sobre la detencin y posterior persecucin que ambos sufrieron
en Montevideo, circunstancias que los llevaron a trasladarse a Buenos Aires.

En este punto, contamos tambin con un listado de personas uruguayas


cuya captura fue requerida donde figuran los nombres de Orlinda Falero y
Jos Luis Muoz Barbachn.

Este listado, emitido por la Polica de Montevideo, lleva un sello de la


Agregadura Militar de la Embajada de Uruguay en Paraguay. Este
documento, que incluye fotografas, integra el acervo documental del
denominado Archivo del Terror y fue remitido por el NSA.

Evidentemente, se trata de una copia entregada a la Divisin de


Investigaciones de la Polica de Asuncin en mayo de 1975, que coincide con
las capturas en esa ciudad de Amlcar Santucho y de Jorge Isaac Fuentes
Alarcn, antecedentes inmediatos de la formalizacin del marco de
coordinacin represiva regional llamado Cndor.

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Falero y Muoz coincidieron tambin en que, al llegar a Buenos Aires
recibieron la ayuda de Carlos Boggio, representante del ACNUR, que les
prest su casa para que pudieran vivir.

Se encontraron tambin con Luis Muiz Sosa, quien les reciba las
cartas de sus amigos en el exilio.

Ambos reconstruyeron el camino que realizaron las fuerzas represivas


hasta llegar a ellos, en particular el secuestro de su amigo Muiz Sosa, que
coincide con el relato que realiz Muiz Sosa en su declaracin de Fs.
10778/10783, incorporada al juicio.

En este marco, explicaron que fue a travs de las cartas que las fuerzas
represivas llegaron al domicilio de Luis Muiz Sosa.

Falero refiri adems que mientras estaba en el CCD, advirti que sus
captores tenan copia de esas cartas, lo que da cuenta del trabajo de
inteligencia realizado para interceptarlas.

Durante la audiencia de debate qued acreditado, a travs de los dichos


de Falero y Muoz Barbachn que el 9 de junio de 1976 fueron secuestrados.

Muoz Barbarchn record que cerca de las 3 de la madrugada


comenz a sentir ruidos, por lo que se acerc a la puerta del departamento
para ver qu ocurra.

Pudo distinguir del otro lado a un hombre con un revolver que ingres
violentamente, junto con un grupo de personas.

Lo apuntaron con un arma, lo obligaron a vestirse y le colocaron una


capucha en la cabeza.

Record tambin, que las personas que ingresaron a su casa tenan unas
boinas con unos escudos celestes y blancos con inscripciones del Ejrcito
Argentino.

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Muoz Barbachn indic que de su domicilio se llevaron un bal con
documentacin del ACNUR que perteneca a Carlos Boggio.

Falero y Muoz Barbachn, contaron tambin que fueron trasladados en


un camin hasta Automotores Orletti; y que dentro del CCD se encontraron
con Luis Muiz Sosa, extremo en el que Muiz Sosa coincide.

Ambos se explayaron tambin sobre los interrogatorios bajo tormentos a


los que fueron sometidos.

Como dijimos anteriormente, las fuerzas represivas que operaban en el


CCD Automotores Orletti, haban interceptado las cartas.

En un interrogatorio, le leyeron una de las cartas a Muoz Barbachn,


donde se nombraba a una mujer llamada Nora Snchez. Entonces, lo obligaron
a llevarlos a la casa de esta persona.

Muoz Barbachn saba que ella ya no viva ah. Cuando llegaron y no


la encontraron, Muoz Barbachn recibi una nueva golpiza.

Muoz agreg que fueron llevados al Hotel Pinot, donde sus captores
secuestraron a un grupo de refugiados chilenos.

Esto adquiere particular relevancia porque record que Guglielminetti, a


quien identific como uno de los que ingres a su domicilio y que fue el que
daba las rdenes y lo interrog, refirindose al secuestro de los chilenos
expresamente dijo: la piola viene cagada, hay orden de arriba de soltar a
esa gente.

Incluso refiri, al momento de detallar las averiguaciones emprendidas


para encontrarlos, que sus padres hablaron con Guy Print, quien les explic
que su hijo y nuera haban desaparecido al mismo tiempo que los ciudadanos
chilenos.

De acuerdo a las fechas en que se desarrollaron los eventos, debemos


concluir que estos hechos estn relacionado con el robo de los documentos de
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los refugiados de la Comisin de Inmigracin Catlica del 9 de junio de 1976,
que dio lugar al secuestro de 24 refugiados extranjeros, en su mayora
chilenos, el 11 de junio y liberados al da siguiente.

La informacin sobre estos hechos surge de los documentos remitidos


por el NSA en la causa Orletti, que fueran incorporados a este debate.

Sobre el momento en el que les comunicaron que los iban a liberar,


Muoz Barbachn declar lo siguiente:

nos llevan, a m y a Falero, a una sala donde haba gente de civil y


una persona nos dice Se sacaron la lotera los vamos a liberar.

Entonces en ese momento Falero le dice: y claro cmo no nos van a


liberar si nosotros no estbamos haciendo nada,

Entonces yo la toco con el pie disimuladamente para que se calle y este


oficial que era Uruguayo me dice: No, as no, tens que pegarle ms porque
la prxima vez le vamos a pegar nosotros Estas personas eran
uruguayos, nos dimos cuenta por la tonada y las cosas que hablaban:
conocan el batalln 3, la virgen de Lourdes, al teniente coronel Arrondo,
etc

Creo que esa persona es el seor Cordero. Lo digo sin tener la


precisin exacta porque mientras estbamos en Orletti siempre escuchbamos
nombres como Turco y Manolo.

Si relacionamos estas palabras con el resto de los testimonios de los


sobrevivientes, no caben dudas de que, efectivamente, el represor uruguayo
que espet esa frase fue el imputado Manuel Juan Cordero Piacentini.

Falero, coincidi en que las personas que les hablaron en ese momento
eran uruguayas, y agreg que la indicacin al liberarlos fue que deban
presentarse ante el comandante a cargo del Batalln donde haban sido
detenidos en Uruguay.

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Ambos testigos dieron detalles de la liberacin. Orlinda Falero
acompa, al momento de prestar declaracin testimonial en el juicio de la
causa n 1.627, una nota periodstica del da que salieron del pas junto a un
grupo de chilenos.

Como adelantamos, la conjunta interpretacin de la prueba acredita los


secuestros, los cautiverios bajo condiciones inhumanas y los tormentos
especficos aplicados tanto a Falero como a Muoz Barbachn.

Tambin acredita que todo ello sucedi como producto y dentro del
contexto de la coordinacin represiva regional, bajo el marco del denominado
Plan Cndor.

Por las privaciones ilegtimas de la libertad y los tormentos sufridos por


Orlinda Brenda Falero Ferrari y Jos Luis Muoz Barbachn, acusamos a
Miguel Angel Furci.

Gerardo Francisco Gatti Antua

Gerardo Gatti naci en Montevideo en el ao 1932.

Estudi literatura y se cas en el ao 1956 con Martha Casal del Rey


con quien tuvo tres hijos.

Desde su juventud, particip polticamente en distintas organizaciones,


en donde se desempe como dirigente estudiantil, sindical y poltico.

Fue Presidente del Sindicato de Artes Grficas, uno de los fundadores


de la Convencin Nacional de los Trabajadores del Uruguay, dirigente de la
Resistencia Obrero Estudiantil y tambin de la Federacin Anarquista
Uruguaya.

Su intensa actividad poltica gener que, an en democracia, Gatti


estuviera en la mira de las fuerzas represivas uruguayas.

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Sin embargo, la persecucin se intensific luego del Golpe militar que
sacudi a Uruguay en el ao 1973; ya a partir de ese momento, su detencin
fue requerida por las fuerzas conjuntas de ese pas y pas a la clandestinidad,
hasta que el secuestro de varios de sus compaeros lo oblig a emigrar a
Argentina ese mismo ao.

En nuestro pas se instal junto a su familia en Buenos Aires.

En el ao 1975, particip de la constitucin del Partido para la Victoria


del Pueblo, del que fue nombrado Secretario General.

Se encuentra acreditado que, producto de la coordinacin regional entre


las fuerzas represivas de Argentina y Uruguay, todos los miembros del PVP,
incluido Gerardo Gatti, fueron perseguidos en Buenos Aires.

Adems, a partir de los primeros meses de 1976, empezaron a


desaparecer muchos de sus miembros y de otros grupos uruguayos, que
tambin haban migrado a la Argentina, escapando de su pas de origen.

Secuestro

La madrugada del 9 de junio de 1976, Gerardo Gatti fue secuestrado en


el interior del domicilio de la calle Manzanares 2131, piso 4, de la Capital
Federal, donde resida.

Su departamento fue allanado y l fue conducido hacia las dependencias


de la Superintendencia de Seguridad Federal, ubicada en la calle Moreno 1417
de la misma ciudad, en donde se hizo presente el militar uruguayo Manuel
Cordero Piacentini.

El domicilio donde comenz la privacin ilegal de la libertad de Gatti


estaba comprendido dentro de la Subzona Capital Federal entonces a cargo de
Jorge Carlos Olivera Rvere, quien a su vez, dependa de Carlos Guillermo
Surez Mason que era el mximo responsable de la Zona 1 y Comandante del
I Cuerpo del Ejrcito.

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Ms precisamente, ese lugar estaba ubicado dentro del rea militar
IIIA, encabezada al momento de los hechos por el Capitn de Navo Rubn
Jacinto Chamorro, Director de la Escuela de Mecnica de la Armada.

Transcurridos algunos das, Gerardo Gatti fue trasladado al CCD


Automotores Orletti.

All estuvo clandestinamente detenido en condiciones inhumanas de


detencin y fue brutalmente torturado por los agentes argentinos y uruguayos
que operaban all de manera coordinada.

Esas torturas lo dejaron en lastimosas condiciones fsicas.

Asimismo, a principios de julio de 1976, utilizando como correo al


sindicalista uruguayo Washington Prez, el grupo de argentinos y uruguayos
que operaban en Orletti extorsion a los miembros del PVP que an no haban
sido capturados para que les entregaran 2 millones de dlares a cambio de la
vida del dirigente.

El 24 de julio de 1976, en un avin controlado por las fuerzas represivas


argentino/uruguayas, fueron trasladados clandestinamente muchos de los
uruguayos que se encontraban cautivos en Automotores Orletti. En ese
vuelo no estaba Gerardo Gatti.

Hasta el da de hoy permanece desaparecido.

Luego de su secuestro, sus familiares presentaron diversos habeas


corpus y realizaron diligencias ante el Ministerio del Interior que, en todos los
casos, arrojaron resultado negativo.

La esposa de Gatti, Marta Casal, junto a dos de sus tres hijos, pidi
refugio y se exili en Francia.

Su hija Adriana decidi quedarse en Buenos Aires, y se uni a las


juventudes peronistas.

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El 8 de abril de 1977 fue secuestrada. Estaba embarazada de alrededor
de siete meses.

Su cuerpo fue sepultado como NN en el cementerio de la Chacarita,


hasta que en el 1983 su cuerpo fue exhumado e identificado.

Prueba

Los hechos antes descriptos se encuentran acreditados a partir de


distintos elementos de prueba producidos e incorporados durante el debate. A
continuacin sintetizaremos algunos.

En primer lugar, corresponde cita el testimonio incorporado de Daniel


Pablo Gatti Casal del Rey, y la declaracin en la audiencia de Marta Casal del
Rey.

Hijo y esposa de la vctima contaron acerca de la participacin poltica


de Gatti en Uruguay y de la persecucin de la que fue objeto, lo que lo llev a
emigrar a la Argentina para resguardar su vida.

Varios sobrevivientes y miembros del PVP dieron cuenta de la


participacin poltica de Gatti en Buenos Aires.

Por ejemplo, Rubn Prieto Benencio, Mara del Pilar Nores


Montednico y Milton Roman, hablaron en el juicio acerca del Congreso
fundacional del partido en 1975 y del lugar de conduccin que le cupo a Gatti.

Marta Casal agreg que poco a poco en Argentina se empezaron a


escuchar noticias de coordinacin represiva entre las fuerzas uruguayas y
argentinas, lo que aument el temor en la comunidad uruguaya que viva en
nuestro pas.

Esto ocurri especialmente en los primeros meses de 1976, cuando


fueron secuestrados algunos miembros del PVP que luego aparecieron
muertos.

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Explic que aunque ella y sus hijos viajaron a Argentina para mantener
unida la familia, no vivan con Gatti por una cuestin de seguridad.

En relacin a esto, el documento identificado con el nmero 393 del


Rollo 143, con informacin proveniente del Ejrcito Nacional, Departamento
II de Montevideo, entregado al testigo Federico Tatter para su inclusin en la
audiencia y presentado por ste al declarar, dan cuenta que Gerardo Gatti y
muchos de sus compaeros estaban siendo buscados por su orientacin
poltica, no solamente en Uruguay, sino el resto de los pases de la regin
que compartan informacin en torno a la represin de los opositores a las
dictaduras.

Asimismo contamos con la copia del Comunicado n 1275 emitido por


la Oficina de Prensa de las Fuerzas Conjuntas del 5 de septiembre de 1975, de
donde surge que las fuerzas represivas tenan informacin de que Gerardo
Gatti estaba dirigiendo la ROE desde Buenos Aires.

En cuanto al secuestro de Gatti, Daniel Pablo Gatti Casal, explic que


su padre se comunicaba diariamente con su familia y que el 9 de junio de 1976
no lo hizo, por lo que comenzaron a sospechar que algo le haba sucedido.

Dos das despus, integrantes del PVP les informaron que haba sido
secuestrado.

Si bien no contamos con testigos presenciales del hecho, las


circunstancias de modo, tiempo y lugar pudieron ser reconstruidas en la
audiencia a partir de variados elementos, como ser el relato de Mara del Pilar
Nores Montednico y la Investigacin Histrica sobre Detenidos
Desaparecidos, promovida por el gobierno de la Repblica Oriental del
Uruguay, en tanto dan cuenta de lo sucedido en la madrugada del 9 de junio de
1976 en el interior de su domicilio.

Durante la audiencia, Mara del Pilar Nores Montednico ratific lo que


ya haba manifestado en el juicio ventilado en la causa N1.627; y explic que
para la poca en que fue secuestrado Gerardo Gatti, ella se desempeaba como
su secretaria.

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Relat adems que ambos haban advertido que haca tiempo que las
cartas que le llegaban a su casilla postal dirigidas a Gatti las reciban abiertas,
por lo cual se daban cuenta de que algo ocurra, sin perjuicio de lo cual no
tomaron ninguna medida adicional de seguridad.

Agreg que el 9 de junio de 1976, se hizo presente en el domicilio; y al


ingresar not que el lugar estaba destrozado.

Ante tal situacin intent retirarse, pero fue interceptada por dos
hombres, quienes la obligaron a ingresar nuevamente al departamento y tras
aplicarle una fuerte golpiza, la interrogaron acerca de su identidad y la del
hombre que, segn estos referan, haban secuestrado con anterioridad en
ese mismo lugar.

Segn sus dichos este hombre solo poda ser Gerardo Gatti, ya que
ninguna otra persona habitaba en ese departamento.

Pilar Nores explic que, en un primer momento, fue trasladada hacia un


edificio que presume que era la Superintendencia de Seguridad de la Polica
Federal Argentina, en donde tambin se encontraba detenido Gatti, ya que
los propios secuestradores en los interrogatorios hacan alusin a que cerca de
all tambin se encontraba el hombre que haban detenido en el mismo
departamento que a ella.

Durante la audiencia, tambin escuchamos los relatos de testigos,


sobrevivientes todos del CCD Automotores Orletti, que dieron cuenta del
cautiverio de Gatti en ese lugar; de su sometimiento a brutales torturas y de las
lesiones que presentaba como consecuencia del trato inhumano al que fue
sometido.

En este sentido, declararon en el juicio Enrique Rodrguez Larreta


Martnez, Mara del Pilar Nores Montednico, Mara del Carmen Martnez
Addiego y Jorge Washington Prez, entre otros.

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Asimismo, contamos con los dichos de Washington Prez Rossini,
agregados a fs. 150/54 y 262 de la causa nro. 42.335 bis caratulada Enrique
Rodrguez Larreta s/ querella, incorporados por lectura al debate.

Prez Rossini, adems de dar cuenta de la negociacin que se hizo por


su libertad y a la que luego nos referiremos, explic que el 13 de junio de
1976, cuando lo llevaron al CCD, le fue posible quedarse a solas con Gatti, a
quien pudo ver en una mala condicin fsica, hablando en voz baja y con
cierta dificultad.

En esa oportunidad, el propio Gatti le cont que haba sido brutalmente


torturado y haba permanecido colgado mucho tiempo, por lo cual tena una
infeccin en el brazo.

Ese mismo encuentro fue mencionado por Prez Rossini en su


exposicin ante Amnista Internacional, tal como se desprende de otro de los
documentos remitidos a este juicio por el NSA.

Como adelantamos, Prez Rossini brind otros detalles de los


encuentros. Explic que Gatti le inform que iban a utilizarlo como mediador
en una negociacin de dinero a cambio de su libertad.

Explic que la fotografa que se sac junto a l y el peridico del da,


fue una prueba de vida en el marco de esa negociacin.

Cabe destacar que la fotografa mencionada, se encuentra agregada a fs.


155 de la causa Rodrguez Larreta; y es una prueba ms de su cautiverio y
de la deplorable condicin fsica en la que se encontraba Gerardo Gatti dentro
del CCD.

Sobre la negociacin que se intent llevar a cabo a fin de intercambiar


dinero por la vida de Gatti, tambin escuchamos en el debate el testimonio de
Jorge Washintong Prez y el de Enrique Rodrguez Larreta Martnez, quienes
tambin aludieron a las psimas condiciones en las que estaba Gatti dentro del
CCD.

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A la negociacin tambin se refiri Rubn Prieto Benencio, quien en
ese momento era integrante del PVP, y vivi junto a Mauricio Gatti, Alberto
Mechoso y Len Duarte esta negociacin.

Al respecto tambin declararon los testigos Solio Platero, Rama Molla,


Den Bermdez, Soto Loureiro, Mndez Lompodio y Lpez Burgos, cuyas
declaraciones fueron incorporadas al presente debate.

Corrobora lo expuesto Mara del Pilar Nores Montednico, quien


explic que se enter de esas negociaciones mientras se encontraba prisionera
en Orletti, directamente por boca del imputado Manuel Cordero
Piacentini.

Ana Ines Quadros, por su parte, record que mientas estuvo cautiva en
ese CCD, Len Duarte le dijo que seran trasladados junto a Gerardo Gatti a
Campo de Mayo a fin de negociar la liberacin del grupo, pero que luego,
durante una sesin de tortura, vio que Gatti continuaba all en un psimo
estado fsico.

Esto tiene correlato con los dichos de Jorge Washington Prez, quien
afirm en el debate que Gatti le cont a su padre que en una oportunidad lo
haban llevado a Campo de Mayo.

Al cautiverio de Gerardo Francisco Gatti Antua en Automotores


Orletti tambin se refirieron los testigos Ricardo Gil Iribarne, Raquel
Nogueira Paullier, Margarita Michelini Dellepiane, Sara Rita Mndez
Lompodio, Mnica Solio Platero, Jorge Gonzlez Cardozo, Cecilia Irene
Gayoso, Eduardo Den Bermdez, Ral Altuna Facal, Edelweiss Zahn, Sergio
Lpez Burgos, Mara Elba Rama Molla, Alicia Raquel Cadenas Ravela, Ana
Mara Salvo Snchez, Gastn Zina Figueredo, Vctor Hugo Lubin Pelez,
Jos Flix Daz y Laura Anzalone .

Respecto de las gestiones realizadas por los familiares de Gerardo Gatti


luego de su desaparicin, contamos con el legajo CONADEP de la vctima y
la causa nro. 4569 caratulada Gatti, Gerardo Francisco s/privacin ilegtima
de libertad, agregada a la causa n 42.335 bis.

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De all, tambin surgen los habeas corpus presentados a favor de la
vctima, todos ellos rechazados por la justicia argentina.

Tambin fueron incorporadas al juicio las causas nro. 12.786/76, el


hbeas corpus presentado el 25 de junio de 1976 ante el Juzgado Federal N6,
as como el expediente civil por el que se declar su ausencia por desaparicin
forzada.

Dentro de la documentacin aportada por la Asamblea Permanente por


los Derechos Humanos vinculada a Gerardo Gatti, obran los dichos de la
madre del nombrado, quien denuncia el secuestro de su hijo y menciona los
lugares a los que acudi en busca de asistencia para localizar su paradero.

Contamos adems con la documentacin de la ex DIPBA remitida por


la Comisin Provincial de la Memoria, en donde consta que se realiz una
solicitud de paradero de Gatti, con resultados negativos.

A su vez, se encuentra incorporado al presente debate, el libro titulado


Gerardo Gatti. Revolucionario de Ivonne Tras y Universindo Rodrguez, en
donde los autores hacen un recorrido por la vida de la vctima, su participacin
poltica, exilio en Buenos Aires, secuestro y sus das en el CCD Automotores
Orletti, usando como fuente ms de 60 entrevistas y diversas piezas
documentales.

Por ltimo, no puede dejar de sealarse que en el debate anteriormente


celebrado en el marco de la causa conocida como Automotores Orletti, este
mismo Tribunal dio por probado el secuestro de Gerardo Gatti, en las
circunstancias de modo tiempo y lugar aqu descriptas, as como su cautiverio
en el centro clandestino de detencin conocido como Automotores Orletti, y
los tormentos a los que fue sometido en ese lugar.

Para llegar a esa conclusin se valoraron tanto los testimonios a los que
hicimos referencia como la prueba documental mencionada.

Por esos hechos fueron condenados Honorio Martnez Ruz y Eduardo


Alfredo Rufo, condena que ha quedado firme.

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Por otra parte, queremos destacar que las particulares circunstancias y el
contexto en el que sucedieron el secuestro de Gerardo Francisco Gatti Antua,
su cautiverio, los interrogatorios y tormentos a los que fue sometido y su
desaparicin, en el que se verific la permanente actuacin de fuerzas
represivas argentinas y uruguayas, son prueba de la coordinacin regional
ejecutada en el marco de la denominada Operacin o Plan Cndor.

Por su privacin ilegtima de la libertad y las torturas a las que fue


sometido, formulamos acusacin contra Miguel ngel Furci.

Mara del Pilar Nores Montednico

Mara del Pilar Nores Montednico es de nacionalidad uruguaya y tena


26 aos al momento de los hechos.

Desde 1971 haba participado polticamente en la FAU, razn por la


cual desde el golpe de Estado en Uruguay fue objeto de persecucin por parte
de las fuerzas represivas locales.

El 24 de marzo de 1973 allanaron su casa y se llevaron detenidos a su


hermano lvaro y a otras cuatro personas, todos miembros de la misma
organizacin que ella.

Al momento del operativo ella no se encontraba en su casa, pero como


medida de seguridad se traslad hacia Argentina, llegando los ltimos das de
marzo de 1973.

En nuestro pas, se radic en la Capital Federal e integr el PVP desde


su constitucin en el ao 1975.

Dentro de la organizacin, form parte del equipo de informacin y en


el ao 76 tambin integr el frente de masas.

Adems, se desempe como secretaria del dirigente Gerardo Gatti.

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Al igual que todos los miembros del PVP, an en Buenos Aires, Mara
del Pilar Nores fue perseguida por las fuerzas represivas argentinas, que
seguan sus pasos por la calle y, como mencionamos al referirnos a Gerardo
Gatti, la vigilaban a travs de la correspondencia epistolar que reciba.

Tal como mencionamos anteriormente, el 9 de junio de 1976 a la


madrugada, en el departamento ubicado de la calle Manzanares 2131, piso 4,
del barrio de Nez de la Capital Federal, fue secuestrado Gerardo Gatti.

All lleg horas ms tarde Mara del Pilar Nores y encontr todo en
completo desorden.

Rpidamente atin a irse del lugar, cuando dos hombres vestidos de


civil de nacionalidad argentina que iban armados, se lo impidieron.

La amenazaron con un arma y la obligaron a ingresar nuevamente al


departamento.

Desde ese lugar, fue conducida hacia lo que ella identific como el
edificio de la Superintendencia de Seguridad Federal, ubicado en la calle
Moreno 1417 de esta ciudad, donde permaneci alrededor de tres das.

All fue interrogada por agentes argentinos y por el militar uruguayo


Manuel Cordero Piacentini.

La sometieron a duras sesiones de tortura que consistieron en golpes


con palos, patadas y picana elctrica que le aplicaron sobre todo el cuerpo,
mientras estaba desnuda y atada de pies y manos.

Es as que fue obligada a dar informacin sobre el partido y sus


integrantes.

Una vez que tuvieron en claro quines eran ella y Gatti, la trasladaron
a Automotores Orletti, donde estuvo clandestinamente detenida en
condiciones inhumanas por casi 40 das, lugar en el que, como ya explicamos,
actuaban coordinadamente argentinos y uruguayos.
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All continuaron las amenazas y los requerimientos de informacin, que
ella se vio forzada a brindar.

Mientras se encontraba en esa situacin, el 7 de julio de 1976 su madre


present un habeas corpus en la justicia argentina en el que denunciaba su
desaparicin.

Ese Habeas corpus fue rechazado 13 das despus a partir de las


respuestas negativas de la Polica Federal, el Ministerio del Interior y el
Comando General del Ejrcito, todos los cuales, como sabemos, estaban al
tanto de su situacin.

Se acredit en el debate que el mismo 20 de julio de 1976 en que se


rechaz la accin de habeas corpus, Mara del Pilar Nores, a travs del
accionar coordinado de las fuerzas argentino/uruguayas, fue trasladada
clandestinamente desde Buenos Aires a Carrasco en un vuelo comercial de la
lnea area uruguaya Pluna, junto a los miembros del ejrcito uruguayo
Gilberto Vzquez y Luis Maurente.

En Uruguay, permaneci prisionera en distintos centros de detencin


donde vio a varios de sus compaeros que tambin haban permanecido
cautivos en Orletti y, al igual que ella, haban sido trasladados
clandestinamente desde Argentina.

Entre ellos, su propio hermano lvaro, quien, como veremos, fue


secuestrado el 2 de octubre de ese ao tambin en Buenos Aires.

Finalmente, el 22 de diciembre de 1976 Mara del Pilar Nores


Montednico recuper su libertad.

Prueba

Los hechos descriptos se encuentran acreditados, en primer lugar, por


los dichos de la propia vctima en el debate y por su declaracin en el juicio de
la causa N1627, que fue incorporada.

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En esas oportunidades se expidi acerca de su participacin poltica en
Uruguay y la persecucin que sufrieron ella y sus compaeros, lo que la llev
a emigrar a Argentina en el ao 73.

En relacin con ello, un documento remitido por el NSA, que lleva el


sello de la Agregadura Militar de la Embajada de Uruguay en Paraguay,
contiene fotografas de personas requeridas por la Polica de Montevideo a las
que denomina como sediciosos requeridos.

Entre las personas listadas se halla Mara del Pilar Nores Montednico.

Asimismo, Mara del Pilar relat cmo, ya en Buenos Aires, se encontr


con compaeros uruguayos que tambin se haban exiliado en esta ciudad.

Nos dio detalles del Congreso fundacional del PVP, del que particip en
1975.

Adems, nos habl del trabajo que desarroll junto a Gerardo Gatti y de
las dems actividades que realiz para el partido, lo que coincide con los
testimonios de otros integrantes del PVP como Rubn Prieto Benencio; y de la
esposa de Gerardo Gatti, Marta Casal del Rey.

Nores tambin mencion, que mientras estaba detenida, se enter por


sus captores que en una oportunidad en que fue al correo a hacer un reclamo,
las fuerzas represivas idearon un plan para que puedan verla quienes seran
luego los encargados de seguirla.

Record que antes de ser secuestrados, ella y Gatti recibieron cartas en


su casilla postal, que estaban abiertas y, en algunos casos, con seales de
haber sido descubiertos los mensajes ocultos.

Tambin dijo que la maana del 9 de junio sali de su casa sin haber
recibido un llamado de Gerardo Gatti que estaba previsto, y que adems
olvid ver antes de entrar si estaba la seal de seguridad en la puerta del
departamento de la calle Manzanares.

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Asimismo, nos cont acerca de las circunstancias de modo, tiempo y
lugar de su secuestro, dando cuenta que quienes la secuestraron eran dos
agentes argentinos.

A su vez, dio detalles de las torturas que padeci los tres das estuvo en
la dependencia de la Polica Federal, a lo que tambin hizo referencia la
testigo Marta Casal del Rey el da de su declaracin.

Entre las personas que la interrogaron en esa dependencia record a un


agente argentino al que apodaban Zapato quien, como todos sabemos y fue
acreditado en la sentencia del juicio de Automotores Orletti, no es otro que el
agente de la SIDE Alfredo Ruffo.

Tambin seal como uno de sus interrogadores a Manuel Cordero.

Tanto a Ruffo como a Cordero volvi a verlos luego en reiteradas


oportunidades en Orletti.

Nores tambin dijo que cuando lleg al CCD, la subieron hacia una
planta alta por una escalera y la colocaron en un recinto cerrado en donde se
encontraban otros cautivos y donde se escuchaban gritos provenientes de
personas que eran torturadas.

Tambin nos habl de los traslados hacia un departamento donde era


obligada a decodificar documentacin del PVP que estaba all, y del da que la
llevaron ante un escribano para obligarla a firmar la venta de un
departamento que haba sido adquirido por el partido.

Esto se ve corroborado por el testimonio de Mara del Carmen Martnez


Addiego, quien en su declaracin incorporada dijo que mientras estuvo
cautiva en la planta alta de Orletti, vio que por las maanas retiraban del
lugar a Mara del Pilar Nores.

Dieron cuenta del cautiverio de Mara del Pilar Nores Montednico en


Automotores Orletti y de las condiciones inhumanas de detencin que
sufrieron todos los que estuvieron all los testigos:
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*Ral Luis Altuna Facal, Mara del Carmen Martnez Addiego, Laura
Anzalone, Mara Mnica Solio Platero, Mara Elba Rama Molla, Cecilia
Irene Gayoso Juregui, Ana Ins Quadros Herrera, Sergio Rubn Lpez
Burgos, Raquel Nogueira Paullier, Jorge Ral Gonzlez Cardoso, Sara Rita
Mndez Lompodio, Jos Flix Daz y Gastn Zina Figueredo.

En particular, Mara del Carmen Martnez Addiego record que Nores


Montednico estaba aterrorizada.

En relacin con su traslado hacia Uruguay, la vctima dijo que se


efectu en un vuelo comercial, con documentacin falsa y que la acompaaron
los militares Gilbertio Vzquez y Maurente.

Relat que en Uruguay permaneci secuestrada en un primer momento


en el Centro denominado Punta Gorda y que luego fue traslada a la sede del
SID, a donde un da observ la presencia de tres o cuatro personas de
nacionalidad argentina que haban prestado funciones en Orletti, entre los
que pudo reconocer a Anbal Gordon.

Su presencia en esos lugares fue a su vez corroborada por su hermano


lvaro, por Laura Anzalone, Ral Altuna Facal y Macarena Gelman, entre
otros.

Respecto de las gestiones realizadas por la madre de la vctima, se


encuentra incorporado al debate el habeas corpus n29/76, rechazado el 20 de
julio de 1976.

Por ltimo, tambin acreditan los hechos antes descriptos el legajo


CONADEP n 56 correspondiente a la vctima, las actuaciones remitidas por
la Repblica Oriental del Uruguay, que fueron labradas por la Comisin
Investigadora sobre situaciones de Personas Desaparecidas y Hechos que la
Motivaron y el expediente Nores Montednico, Ma. Del Pilar s/beneficio
ley 24.043.

En virtud de los expuesto, entendemos que en este juicio se prob que


Mara del Pilar viaj a la Argentina por estar requerida en su pas y que en el

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marco de la asociacin ilcita Operacin Cndor, en junio de 1976 fue
secuestrada, torturada y sometida a condiciones inhumanas de detencin en el
centro clandestino Automotores Orletti desde donde das ms tarde fue
trasladada a Uruguay.

Por ltimo, corresponde mencionar que en el debate celebrado en el


marco de la causa n1627, este mismo Tribunal tuvo por probado el secuestro
de Mara del Pilar Nores Montednico, en las circunstancias de modo tiempo
y lugar aqu descriptas, as como su cautiverio en el centro clandestino de
detencin conocido como Automotores Orletti, los tormentos y las
condiciones inhumanas de detencin a las que fue sometida en ese lugar.

Para llegar a esa conclusin se valoraron tanto los testimonios a los que
hicimos referencia como la prueba documental mencionada.

Por esos hechos fueron condenados Honorio Martnez Ruz y Eduardo


Alfredo Ruffo, condena que ha quedado firme.

Por la privacin ilegtima de la libertad y las torturas a las que fue


sometida Mara del Pilar Nores Montednico, formulamos acusacin contra
Miguel ngel Furci.

Washington Prez Rossini y Jorge Washington Prez

Ahora vamos a hablar de los hechos de los que fueron vctimas


Washington Prez Rossini y su hijo Jorge Washington Prez, a quien en
adelante mencionaremos como Jorge, para evitar confusiones.

Washington Francisco Prez Rossini, alias Perro, y su hijo Jorge, eran


uruguayos y tenan al momento de los hechos 46 y 26 aos, respectivamente.

En su pas natal, padre e hijo integraron el sindicato de FUNSA.

Adems, ambos eran miembros de la Resistencia Obrera Estudiantil


(ROE) que era opositora al rgimen dictatorial uruguayo.

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A raz de su actividad sindical, a partir de 1968 Prez Rossini comenz
a ser perseguido en Uruguay, donde estuvo detenido varias veces en distintas
dependencias oficiales, y fue sometido a interrogatorios y sesiones de tortura.

Adems, luego de instaurada la dictadura en ese pas, se requiri


nuevamente su detencin y la de distintos integrantes de la mesa
Representativa de la Convencin Nacional de los Trabajadores, lo que motiv
que en 1974 emigrara hacia la Argentina junto a su familia.

En este pas, se dedic a la venta de diarios en la Capital Federal y fij


su residencia en la localidad de Morn, en la Provincia de Buenos Aires.

Sin bien no se integr al PVP, estaba vinculado con sus miembros, a los
que conoca por su larga trayectoria sindical en Uruguay y por su relacin con
la ROE.

En el debate se acredit que el 13 de junio de 1976, aproximadamente a


las 4 de la madrugada, personal de las fuerzas conjuntas uruguayas y
argentinas irrumpieron violentamente en la casa que Washington Prez
Rossini comparta con su familia, situada en Paz Soldante 365 de Morn.

Ese domicilio se encontraba en la jurisdiccin de la Zona I, Subzona 16,


cuya sede en ese entonces era la Brigada Area El Palomar, entonces a cargo
Brigadier Rodolfo Fajardo; concretamente, dentro del rea 160, que tena
como responsable al Brigadier Jos Mara Romero.

Los miembros de la patota iban vestidos de civil.

Entre ellos se encontraban los uruguayos Gavazzo y Campos Herminda,


a quienes Prez Rossini identific porque haba sido vctima de ellos durante
sus detenciones en Uruguay.

Tambin estaba el argentino Eduardo Ruffo.

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Luego de secuestrar a Prez Rossini y a su hijo mayor, Jorge, los
trasladaron en distintos automviles hacia el CCD Automotores Orletti,
donde los obligaron a permanecer hasta la maana siguiente.

Sus captores pretendan que Prez Rossini actuara de intermediario


entre ellos y el PVP, para negociar la liberacin de Gatti y de otros
sindicalistas prisioneros, a cambio de 2 millones de dlares.

Por eso, dentro de Orletti lo condujeron al habitculo donde tenan


prisionero a Gerardo Gatti, quien le explic las condiciones que le haban
impuesto para recuperar su libertad y la de sus compaeros.

Durante el tiempo que permanecieron all, Jorge fue mantenido con los
ojos tapados en casi todo momento.

Cuando, mientras los sacaban del CCD, quiso sacarse la capucha uno de
los agentes lo amenaz.

Tras permanecer alojados en ese CCD en condiciones inhumanas de


detencin, padre e hijo fueron liberados en la estacin de Ferrocarril de Ramos
Meja con la obligacin de iniciar las negociaciones con el PVP.

A partir de ese momento, y con motivo de esas negociaciones, Prez


Rossini fue privado de su libertad y trasladado durante la noche a
Automotores Orletti en varias oportunidades.

Una vez que secuestraron a Len Duarte, el 13 de julio de 1976,


tambin lo obligaron a negociar su liberacin.

La ltima vez que ingres a Orletti, el 17 de julio de 1976, habl con


Duarte, quien le recomend que se escapara porque, advirti, las personas que
los tenan cautivos eran asesinos y estaba en riesgo su vida.

Fue por eso que al ser liberado, se contact con Alto Comisionado de
las Naciones Unidas para que le otorgaran estatus de refugiado poltico.

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Poco tiempo despus, parti junto a toda su familia hacia Suecia, donde
permaneci hasta su fallecimiento en julio de 1985.

Su hijo Jorge, tiempo despus, volvi a Uruguay, en donde reside


actualmente.

Prueba

La materialidad de los hechos descriptos se encuentra probada en


primera instancia por la declaracin en el debate de Jorge Washington Prez,
quien nos habl de su participacin poltica en Uruguay y la de su padre.

Dijo que a raz de esa participacin, su padre fue requerido por las
Fuerzas Armadas uruguayas, lo que motiv que todos se trasladaran a
Argentina como medida de seguridad, donde su padre trabaj de repartidor de
diarios y, al igual que su hermano Walter, estuvo vinculado al PVP.

Asimismo, escuchamos en el debate a la esposa de su compaero


Gerardo Gatti, Marta Casal del Rey; y a los miembros del PVP Milton Roman
y Rubn Prieto Benencio, los que hablaron de la actividad sindical de
Washington Prez Rossini.

Asimismo, contamos con el testimonio que Washington Prez brind en


1984, incorporado por lectura al debate, en el que dio cuenta de las
detenciones que sufri en su pas, durante las cuales fue vctima de los
miembros de las fuerzas represivas uruguayas, entre los que record a
Cordero, Gavazzo y Campos Herminda.

Por otro lado, durante esa declaracin, Prez Rossini cont


detalladamente las circunstancias de modo, tiempo y lugar en las que fue
secuestrado junto a su hijo mayor en el domicilio familiar, lo que coincide con
los dichos de su hijo.

Si bien en el debate Jorge refiri que su secuestro ocurri 13 de julio de


1976, es evidente que se trata de un error motivado en la circunstancia de que
pasaron casi 40 aos de lo sucedido, sobre todo si se tiene en cuenta que el
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propio testigo, durante su declaracin, dijo no recordarlo con precisin y que
sola confundirse con la fecha del fallecimiento de su padre, ocurrida el 13 de
julio de 1985.

Por otro lado, Jorge hizo referencia a la participacin conjunta de las


fuerzas uruguayas y argentinas en el secuestro, lo que tambin se encuentra
acreditado por el testimonio de Prez Rossini en la causa Rodrguez Larreta,
quien afirm haber reconocido entre los captores a los uruguayos Gavazzo y
Campos Herminda y al argentino, Eduardo Ruffo, lo que da cuenta de la
coordinacin operativa entre las fuerzas de ambos pases.

En sus respectivas declaraciones, padre e hijo tambin coincidieron en


que fueron conducidos en autos separados a un lugar que con el tiempo
supieron que era el CCD Automotores Orletti; y que permanecieron casi
todo el tiempo encapuchados, siendo sometidos a constantes amenazas.

Prez Rossini agreg que, en Orletti, reconoci a Manuel Cordero y a


otros miembros de las fuerzas represivas uruguayas, a los que vio actuando
de manera conjunta con la patota de argentinos.

Asimismo, dio detalles de su encuentro con Gerardo Gatti y de las


distintas detenciones que sufri en Orletti hasta el 17 de julio de 1976, y nos
cont del episodio en el que habl con su amigo Len Duarte y recibi la
advertencia de que deba irse.

Durante la inspeccin ocular realizada en Automotores Orletti el da 6


de abril de 1984, que luce a fs. 170/171 de la causa Rodrguez Larreta, Prez
Rossini reconoci el lugar y dio precisiones acerca de la escalera por la cual
ingres al inmueble y las distintas habitaciones del recinto.

Tambin acreditan el cautiverio de Washington Prez Rossini en


Automotores Orletti, los testimonios en el debate de Mara del Pilar Nores,
Alicia Raquel Cadenas Ravela, Ariel Soto Loureiro, Rubn Prieto Benencio,
Mara del Carmen Martnez Addiego, Mara Mnica Solio Platero, Ana Ins
Quadros, Enrique Rodrguez Larreta Martnez, Raquel Nogueira Paullier, Sara
Rita Mndez, Mara Elba Rama Molla, Sergio Rubn Lpez Burgos, Gastn

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Zina Figueredo y Francisco Javier Peralta, los que tambin recordaron lo que
supieron de la negociacin en la que Prez Rossini actu como intermediario.

Tambin mencionaron haber tomado conocimiento de ello, Samuel


Blixen, Milton Roman Marta Casal del Rey, Ricardo Gil Iribarne, Daniel
Pablo Gatti Casal y Adriana Cabrera Esteve.

Asimismo, Benencio, Martnez Addiego, Blixen y Roman, al igual que


Jorge, hicieron referencia a la fotografa incorporada al debate, que fue
tomada dentro del CCD y en la que se observa a Prez Rossini junto a Gatti
con el diario del da en sus manos, y que fue utilizada en las negociaciones
como prueba de vida.

En relacin a ello, Jorge Ral Gonzlez Cardozo, al momento de


brindar declaracin testimonial en el juicio de la causa n1627, record haber
escuchado el momento en el cual se tom esa fotografa.

Asimismo, se agrega al plexo probatorio en este punto, la


documentacin remitida por el NSA dentro de la cual existe un informe de
Amnista Internacional del 19 de Septiembre de 1976, del que surge que
Washington Prez fue forzado a actuar como intermediario entre oficiales
uruguayos y la ROE para la liberacin de Gerardo Gatti.

Sara Rita Mndez, por su parte, agreg que supo que durante las
negociaciones, el hijo mayor del perro Prez fue conducido a Orletti junto a
su padre.

Finalmente, sobre el pedido de refugio y el exilio de la familia en


Suecia, tambin se refiri el propio Prez Rossini en su declaracin
incorporada, y su hijo Jorge en su declaracin en el debate.

Asimismo, dentro de la documentacin aportada por la Comisin


Provincial por la Memoria, hay un parte de inteligencia del que surge el
nombre de Washington Prez Rossini y el de su hijo entre los nombrados en
las listas nominativas de refugiados trasladados a terceros pases hasta el 31 de
agosto de 1976.

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Tambin acredita los hechos antes descriptos, el testimonio brindado
por Washington Prez ante la Comisin Investigadora sobre Situacin de
Personas Desaparecidas y Hechos que la Motivaron de la Repblica del
Uruguay, en donde la vctima hizo un relato pormenorizado de los sucesos
mencionados.

Por ltimo, no puede dejar de sealarse que en el debate celebrado en el


marco de la causa conocida como Automotores Orletti, este mismo Tribunal
dio por probado el secuestro de Washington Prez y el de su hijo Jorge, en las
circunstancias de modo tiempo y lugar aqu descriptas, as como su cautiverio
en el centro clandestino de detencin conocido como Automotores Orletti.

Para llegar a esa conclusin se valoraron tanto los testimonios a los que
hicimos referencia, como la prueba documental mencionada.

Por esos hechos fueron condenados Ral Antonio Guglielmineti,


Honorio Martnez Ruz y Eduardo Alfredo Rufo, condena que, como ya
dijimos, ha quedado firme.

Si bien este Tribunal en el debate antes mencionado, entendi que no se


encontraban acreditados los tormentos de Washington Prez y los de su hijo
durante su permanencia en Automotores Orletti, lo cierto es que, a nuestro
modo de ver, existen elementos que permiten fundadamente encuadrar los
hechos descriptos en los delitos de privacin ilegal de la libertad e imposicin
de tormentos.

Entre ellos, la violencia sufrida cuando los sujetos ingresaron a su


domicilio y los privaron de la libertad; el tabicamiento y encapuchamiento, el
traslado al centro clandestino de detencin; el estado de incertidumbre que
padecieron al saber que de ellos dependa la vida de otras personas.

A eso se sum, el estado de indefensin e imposibilidad de recurrir ante


las fuerzas de seguridad a denunciar lo ocurrido, por cuanto la agresin
provino del mismo Estado represor.

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Entendemos as que estos padecimientos adicionales escapan a las
previsiones tpicas mnimas incluidas en los delitos de privacin ilegtima de
libertad aplicables.

Son conductas independientes, adecuadas bajo el tipo penal de


tormentos.

Por otra parte, queremos destacar que el caso de Prez Rossini y el de su


hijo, constituyen adems una prueba contundente de la coordinacin represiva
en el marco de la Operacin Cndor ya que, tal como explicaron las propias
vctimas en sus declaraciones, durante su secuestro, permanencia clandestina
en Orletti, en los traslados y en la negociacin, actuaron de manera
conjunta las fuerzas represivas uruguayas y argentinas.

Por la privacin ilegal de la libertad y los tormentos infringidos sobre


Washington Prez Rossini y Jorge Washington Prez, acusamos a Miguel
ngel Furci.

Rodrguez Rodrguez, Julio Csar

Julio Csar Rodrguez Rodrguez era uruguayo.

Cuando fue secuestrado tena 20 aos de edad y estaba casado con


Mara Susana Conde Mart.

En su pas, particip en la ROE, por lo que fue perseguido, y es por eso


que en mayo de 1975 decidi emigrar hacia Argentina junto a su esposa.

En nuestro pas, se radic en la Capital Federal y trabaj en una


imprenta.

Al igual que muchos de sus compaeros de la ROE, se integr al PVP.

Se encuentra probado que el 15 de junio de 1976 por la maana, dos


personas vestidas de civil acompaados por efectivos uniformados del Ejrcito

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Argentino, lo estaban esperando en la firma Stein & Teichberg S.A, sita en
la calle Pringles 450, de Capital Federal, donde trabajaba.

El domicilio se encontraba dentro del rea 2 de la Subzona Capital


Federal, cuya sede era el Regimiento de Infantera I Patricios, unidad que
estaba en ese momento a cargo de Humberto Jos Lobaiza, en su carcter de
Jefe, y de Felipe Jorge Alespeiti, en su carcter de subjefe.

Cuando Rodrguez Rodrguez lleg al lugar, esas personas lo


secuestraron y lo trasladaron al CCD Automotores Orletti donde fue
salvajemente torturado y sometido a las condiciones inhumanas de detencin a
las que fueron sometidos todos los cautivos en ese lugar, y que ya hemos
descripto.

A raz de ello, se encontraba en un psimo estado fsico.

Luego de su secuestro, su madre, Gladys Nelsa Rodrguez, lo busc


desesperadamente e hizo presentaciones en distintas dependencias oficiales y
en la justicia argentina.

Adems, recurri a la Comisin interamericana de Derechos Humanos


de la OEA y a distintas entidades religiosas.

En ninguno de los casos pudo obtener dato alguno que la ayudara a


encontrar a su hijo.

Finalmente, el da 21 de junio, Rodrguez Rodrguez lo sacaron del


CCD en un vehculo junto con otra cautiva, Mara del Carmen Martnez
Addiego.

A ella la liberaron, pero Julio Csar Rodrguez Rodrguez, hasta el da


de hoy, permanece desaparecido.

Prueba
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Estos hechos se encuentran acreditados por distintas pruebas producidas
e incorporadas al presente debate.

En primer lugar, el escrito presentado por la madre de la vctima,


Gladys Nelsa Rodrguez, el 19 de diciembre de 2005 solicitando ser tenida
como parte querellante en la causa conocida como Automotores Orletii.

En esa presentacin, hizo un relato sobre de la participacin poltica de


su hijo en Uruguay y de su posterior radicacin en Argentina donde se integr
al PVP.

Asimismo, se encuentra incorporada la declaracin en el debate de la


causa n1627 de su esposa, Mara Susana Conde Mart, quien dio cuenta de la
persecucin de la que fue objeto su marido en Uruguay, lo que los oblig a
emigrar a la Argentina.

Tanto Conde Mart como Gladys Nelsa Rodrguez, en el marco de ese


debate hicieron referencia a las circunstancias de modo, tiempo y lugar en que
se llev a cabo el secuestro de Julio Csar, lo que a su vez encuentra sustento
en el legajo CONADEP de la vctima y en el Legajo Comipaz nro.119.

Respecto de la permanencia de la vctima en el CCD Automotores


Orletti, contamos con la declaracin de Mara del Carmen Martnez Addiego
en este juicio, quien afirm haber compartido cautiverio con l y haberlo visto
en un muy mal estado de salud debido a las brutales torturas a las que fue
sometido.

Sus dichos, a la vez, se relacionan con el testimonio prestado por Jorge


Gonzlez Cardozo, tambin sobrevivientes de ese CCD, quien mencion que
Rodrguez Rodrguez estaba quebrado, en un muy mal estado de salud, e
incluso record haber escuchado cmo lo golpearon.

Dijo tambin que los represores le haban encontrado volantes con


inscripciones de la CNT, y que ese haba sido el motivo de esa particular
golpiza.

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Por otra parte, es relevante uno de los documentos remitidos por el NSA,
fechado el 23 de septiembre de 1977, del cual surge que la vctima formaba
parte de una lista de presos polticos con la que contaba el Departamento de
Estado de los Estados Unidos.

En ese listado, se refieren a Julio Cesar Rodrguez como un ciudadano


de nacionalidad uruguaya alojado en un centro clandestino ubicado en el Bajo
Flores.

En cuanto a su destino, Martnez Addiego record que en un momento


le informaron que iba a ser liberada y que junto con ella tambin sera liberado
Julio Cesar Rodrguez Rodrguez, a quien le colocaron su documento de
identidad en el bolsillo.

Los subieron a ambos a un vehculo y luego de un corto recorrido, ste


se detuvo en la interseccin de la Av. Juan B. Justo y Baha Blanca, de esta
Ciudad, donde slo ella fue liberada.

Nunca ms volvi a verlo.

Respecto de las gestiones realizadas por la madre de Julio Csar


Rodrguez, Gladys Nelsa Rodrguez de Rodrguez, se encuentran incorporados
a la causa el Legajo CONADEP correspondiente a la vctima Nro. 7182, el
habeas corpus presentado el 13 de junio de 1979 con resultado negativo, y la
documentacin aportada por ella al momento de presentarse como parte
querellante en la causa Automotores Orletti.

Asimismo, dentro la documentacin remitida por la Comisin


Provincial por la Memoria, se encuentra un legajo fechado el 6 de julio de
1979 que contiene la transcripcin de un informe elaborado por organismos de
Derechos Humanos en el que se denuncian casos de desaparicin forzada,
entre los que se encuentra Julio Csar Rodrguez Rodrguez.

En el mismo sentido, dentro de la documentacin aportada por el NSA,


la vctima figura como una de las personas denunciadas a la embajada
estadounidense en Buenos Aires como desaparecidas.

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Tambin contamos con el expediente civil que se form a raz de su
desaparicin en el que la justicia argentina declar el da de su secuestro, 15
de junio de 1976, como fecha de ausencia por desaparicin forzada.

A ello se suma la documentacin aportada por Sergio Lpez Burgos al


momento de declarar en el juicio de Automotores Orletti, la cual fue obtenida
del Archivo Histrico del Ministerio de Relaciones Exteriores de la Repblica
Oriental del Uruguay.

En esta documentacin se evidencia la desaparicin de algunos


ciudadanos uruguayos que residan en la Argentina en el ao 1976 como Julio
Csar Rodrguez, entre otros.

Finalmente, queremos destacar de modo similar al que ya lo hemos


hecho en otros casos, que en su sentencia este mismo Tribunal dio por
probado el secuestro de Julio Csar Rodrguez Rodrguez, en las
circunstancias de modo tiempo y lugar que describimos, as como su
cautiverio en Automotores Orletti, y los tormentos a los que fue sometido en
ese lugar, para lo cual se valoraron tanto los testimonios a los que hicimos
referencia, como la prueba documental mencionada.

Por esos hechos fueron condenados Honorio Martnez Ruz y Eduardo


Alfredo Ruffo, condena que ha quedado firme.

A ellos slo resta agregar que por las caractersticas de los hechos que
relatamos, entendemos que lo que le ocurri a Julio Csar Rodrguez
Rodrguez es una prueba ms que evidencia la existencia y funcionamiento de
la asociacin ilcita que denominamos Operacin Cndor.

Por su privacin ilegtima de la libertad y las torturas a las que fue


sometido, formulamos acusacin contra Miguel ngel Furci.

Elizabeth Prez Lutz y Jorge Gonzlez Cardozo

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Sres. Jueces: vamos a describir ahora lo ocurrido al matrimonio
uruguayo conformado por Mara Elizabeth Prez Lutz y Jorge Ral Gonzlez
Cardozo.

Al momento de los hechos, contaban respectivamente con 27 y 24 aos


de edad.

Durante su juventud en Uruguay, ambos haban participado del


Movimiento de Liberacin Nacional Tupamaros, razn por la cual, fueron
perseguidos por las fuerzas uruguayas, que entre los aos 1972 y 1975
detuvieron a Gonzlez Cardozo en dos oportunidades.

Como medida de seguridad, la pareja decidi trasladarse a Buenos Aires


donde, se instalaron como refugiados polticos del ACNUR.

Sin embargo, an en esas condiciones, continuaron siendo perseguidos


por las fuerzas represivas uruguayas que, conjuntamente con las fuerzas
locales, en mayo de 1976 fueron a buscarlos a su domicilio situado en el
barrio de Nez de la Capital Federal.

En esa oportunidad, ellos no se encontraban en su casa, y cuando


tomaron conocimiento de lo ocurrido, se presentaron nuevamente ante el
ACNUR para solicitar la salida urgente del pas, adems de que abandonaron
su vivienda por temor a lo que les poda ocurrir.

Cuando ya haba pasado ms de un mes de esos hechos, Cardozo y


Prez Lutz se encontraron con un hombre llamado Ramn Tarter que les dijo
que tena un refugio donde podan quedarse, situado en la localidad de
Pacheco, Provincia de Buenos Aires.

Ante la desesperacin, accedieron a alojarse all sin sospechar que ese


hombre en realidad era un colaborador de las fuerzas armadas uruguayas y
estaba preparando el campo para su detencin.

Se acredit en el debate que durante la noche del 15 de junio de 1976,


horas despus de su llegada a ese domicilio en la localidad de Pacheco, Jorge
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Gonzlez Cardozo y Elizabeth Prez Lutz fueron secuestrados por un grupo de
alrededor de diez integrantes de las fuerzas argentinas y uruguayas, quienes
irrumpieron en la vivienda vestidos de civil y armados.

Ese lugar, donde se inici la privacin ilegal de la libertad de la pareja,


estaba dentro de la jurisdiccin del rea 410 bajo la responsabilidad del
Coronel Juan Carlos Camblor, quien por entonces se desempeaba como
Director de la Escuela de Ingenieros, quien responda a las rdenes de
Santiago Omar Riveros, entonces jefe de la Zona 4.

Luego del secuestro, Prez Lutz y Gonzlez Cardozo fueron trasladados


a Automotores Orletti en un vehculo.

Durante el traslado a l le pisaron la cabeza, le apagaron un cigarrillo en


la espalda y le pegaron con un arma.

Una vez dentro del CCD, fue sometido a golpes y a dos simulacros de
fusilamiento.

Adems, en varias oportunidades fue interrogado por su participacin


poltica.

En una de ellas, lo colgaron de un gancho mientras lo golpeaban.

Tanto Gonzlez Cardozo como Prez Lutz, permanecieron privados de


su libertad en Automotores Orletti por 40 das, durante los cuales estuvieron
tabicados, padeciendo constantes amenazas y en condiciones inhumanas de
vida, lo que se vio agravado por la circunstancia de que Prez Lutz estaba
embarazada.

A los pocos das del secuestro, Violeta Lutz, madre de Elizabeth,


present una accin de habeas corpus ante la justicia argentina denunciando la
desaparicin de su hija y su yerno en nuestro pas.

Sin embargo, como ocurri en todos los casos, no pudo obtener ningn
dato por parte del Estado, que as ocult lo que le estaba ocurriendo a su hija.
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Prez Lutz y Gonzlez Cardozo fueron mantenidos en cautiverio en
Orletti hasta el 24 de julio de ese ao.

Ese da, los trasladaron clandestinamente a Uruguay en un vuelo en el


que tambin iban la mayora de los uruguayos secuestrados en los operativos
del 13 y 14 de julio.

Ya en ese pas, ambos continuaron privados de su libertad en custodia


del SID, en el CCd conocido como La Mansin, en la calle Boulevard Artigas
de Montevideo.

Tiempo despus recuperaron su libertad.

Prueba

Los hechos antes descriptos se encuentran acreditados por diversas


pruebas producidas e incorporadas al presente debate.

En primer lugar, contamos con el testimonio de Jorge Gonzlez


Cardozo en el debate de la causa Automotores Orletti, oportunidad en la que
se refiri a su participacin poltica en Uruguay, a las detenciones que a raz
de ello padeci y a su viaje a Argentina a donde se instalaron en calidad de
refugiados polticos del ACNUR

Adems, durante el debate escuchamos a lvaro Rico y a Enrique


Rodrguez Larreta (hijo), quienes mencionaron que Elizabeth Prez Lutz, al
igual que su marido, era perseguida por pertenecer al Movimiento Tupamaros,
lo que tambin surge de la Investigacin Histrica sobre Detenidos
Desaparecidos de Uruguay.

En efecto, de la documentacin remitida por el NSA surge que la Polica


de Montevideo la sealaba como una sediciosa requerida, informacin
que comparta con la Divisin de Investigaciones de la Polica de Asuncin en
la Repblica de Paraguay.

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Es por eso que, dentro de ese mismo grupo documental, obra un
documento que contiene un listado del Ministerio del Interior de Paraguay en
el que se mencionan a personas de nacionalidad uruguaya requeridas por la
polica de Montevideo, entre los que se menciona a la vctima.

Y esto encuentra correlato en otro documento titulado Lista de


personas requeridas por la polica de Montevideo para junio de 1976,
aportada por Sergio Lpez Burgos al debate de la causa n1627, lo que refleja
no slo la persecucin de la que era objeto, sino tambin el intercambio de
informacin que haba entre los pases de la regin.

Es a partir de la declaracin de Gonzlez Cardozo que sabemos que la


pareja sigui siendo perseguida en la Repblica Argentina, por lo que se
vieron obligados a acudir nuevamente al ACNUR y a abandonar el lugar en el
que vivan.

Y tambin fue l quien relat detalladamente el momento de su


secuestro, lo que adems surge del legajo CONADEP n 1701.

En relacin con ello, Jorge Gonzlez Cardozo agreg durante su


declaracin que el operativo se desarroll en la casa de un hombre que
aparentemente iba a darles refugio, pero que tiempo despus, supo a travs
Jos Nino Gavazzo que en realidad ese hombre era un colaborador del ejrcito
uruguayo.

Asimismo, Gonzlez Cardozo dio cuenta de los maltratos que sufri en


el camino hacia el CCD, de las condiciones inhumanas en las que
permanecieron detenidos y de los tormentos que le fueron infringidos.
Especific que sus interrogadores le hicieron referencia a una reunin
que haba mantenido con compaeros uruguayos, a partir de lo cual dedujo su
captura fue posible debido a las tareas de inteligencia previas efectuadas sobre
su persona.

Asimismo, durante su relato expres que producto del horror que les
toc vivir, l perdi una pieza dental y Prez Lutz hasta la actualidad se
encuentra imposibilitada de prestar testimonio.

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Corroboran los dichos de la vctima, los testimonios brindados en el
debate de quienes manifestaron haber compartido cautiverio con el
matrimonio de Elizabeth Prez Lutz y Jorge Gonzlez Cardozo en Orletti.

Nos referimos a Mara del Carmen Martnez Addiego, Ral Altuna


Facal, Enrique Rodrguez Larreta, Mara del Pilar Nores Montednico, Sara
Rita Mndez, Ana Ines Quadros Herrera, Eduardo Den Bermdez, Mara
Margarita Michelini Delle Piane, Sergio Lpez Burgos, Mara Elba Rama
Molla, Ariel Rogelio Soto Loureiro, Alicia Cadenas Ravela, Ana Mara Salvo
Snchez, Gastn Zina Figueredo, Vctor Hugo Lubian Pelaez, Monica Solio
Platero, Raquel Nogueira Paullier, Cecilia Irene Gayoso, Jos Feliz Daz y
Laura Anzalone,.

Asimismo, en relacin al sometimiento a torturas, Altuna Facal agreg


que a Gonzlez Cardozo le pegaban mucho y que para cuando lo secuestraron
a l, haca bastante tiempo que la vctima estaba en el CCD.

Del mismo modo, Enrique Rodrguez Larreta Piera, a travs de la


denuncia y declaracin formulada en la querella que encabez en el ao 1984
manifest, al igual que Ral Altuna Facal y Mara del Pilar Nores
Montednico haber visto a Gonzlez Cardozo y a Prez Lutz tanto en
Automotores Orletti como en la Repblica Oriental del Uruguay.

En este sentido, Gonzlez Cardozo explic en su declaracin sobre el


vuelo masivo coordinado por fuerzas argentino/uruguayas en el que junto con
otros detenidos, fue trasladado clandestinamente desde Buenos Aires a
Montevideo.

Su testimonio, que coincide con el de muchos de los sobrevivientes


uruguayos, tambin encuentra su correlato en la Investigacin Histrica sobre
Detenidos Desaparecidos de Uruguay.

Tambin se encuentra incorporada al debate el hbeas corpus iniciado


por Violeta Lutz el 18 de junio de 1976, al que ya nos referimos, y que da
cuenta de que para esa poca sus familiares haban comenzado una intensa
bsqueda.

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Por ltimo, no puede dejar de sealarse que, como en otros casos, todo
lo que hemos relatado acerca de lo que les pas a Prez Lutz y a Gonzlez
Cardozo, se tuvo por acreditado en la sentencia de este Tribunal
correspondiente al juicio de Automotores Orletti, y por esos hechos fueron
condenados Ral Antonio Guglielmineti, Honorio Martnez Ruz y Eduardo
Alfredo Rufo, condena que actualmente se encuentra firme.

Por otra parte, queremos destacar que por el modo en el que ocurrieron
los hechos y el contexto en el que se desarrollaron, es manifiesto que Prez
Lutz y Gonzlez Cardozo fueron vctimas de la coordinacin regional
ejecutada en el marco de la denominada Operacin Cndor.

Por su privacin ilegtima de la libertad y las torturas a las que fueron


sometidos en el CCD Automotores Orletti, formulamos acusacin contra
Miguel ngel Furci.

Jos Hugo Mndez Donadio y Mara del Carmen Martnez Addiego

A partir de las pruebas producidas en el debate se acredit que Jos


Hugo Mndez Donadio y Mara del Carmen Martnez Addiego,
uruguayos, de 31 y 23 aos al momento de los hechos, integraban el Grupo de
Accin Unificador.

Se conocieron en octubre de 1973, cuando Martnez Addiego se


incorpor al GAU, y comenzaron a tener una relacin de pareja.
Mndez Donadio era obrero textil.

En Uruguay fue dirigente del Congreso Obrero de la fbrica Alpargatas


y del Congreso Obrero Textil. Era conocido como Hugo Mndez o El Negro.

Se demostr tambin que a fines de 1974, luego de que integrantes del


GAU de las facultades de Medicina y Qumica de la Universidad de la
Repblica fueran detenidos por las fuerzas represivas uruguayas, Mndez
Donadio, para resguardarse, pas a vivir en la clandestinidad.

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En ese contexto, integr el secretariado de la Convencin Nacional de
Trabajadores.

Eventualmente, debido a la intensa bsqueda de la que era objeto por


parte de las fuerzas represivas uruguayas, se le dificult permanecer en su
pas, y es por eso que en septiembre de 1975 parti hacia Buenos Aires
utilizando otra identidad.

En diciembre de ese ao tambin vino a nuestro pas Martnez Addiego.

Hugo Mndez consigui trabajo en la fbrica Perle, ubicada en el barrio


de Flores. All tambin trabajaban otros dos uruguayos compaeros del
GAU: Edgardo Pampn y Gustavo Arce.

Como parte de sus actividades polticas y sindicales, Mndez Donadio,


mantuvo reuniones en Buenos Aires con miembros del Partido por la
Victoria del Pueblo.

Tanto Mndez Donadio como Martnez Addiego estaban haciendo los


trmites migratorios de radicacin.

Al realizar esos trmites, Hugo Mndez haba dejado asentado como


domicilio el de su hermana, ubicado en la zona sur del conurbano bonaerense.

A raz de ese dato, un grupo de agentes de los servicios de inteligencia


nacionales que actuaban en coordinacin con las fuerzas represivas uruguayas,
detuvieron a su hermana Gladys, y a su esposo Carlos Pieiro, y los obligaron
a que les dieran informacin sobre su paradero.

Se encuentra acreditado que alrededor de las 5 de la maana del 15 de


junio de 1976, cuando esperaba el tren para ir a trabajar en la estacin Villa
Ballester del ex ferrocarril Mitre, en el partido de San Martn, Provincia de
Buenos Aires, Hugo Mndez fue interceptado por un grupo de operaciones
integrado al menos por personal del Batalln 601, de la O.T. 18 de la SIDE y
de la SIPBA (Servicio de Inteligencia de la PBA)13, entre quienes se
encontraba Orestes Estanislao Vaello, y varios oficiales uruguayos del grupo

13
La especificidad de los participantes proviene de la declaracin de Vaello en CONADEP.
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de agentes a cargo de Jos Nino Gavazzo; entre ellos, el imputado Manuel
Juan Cordero Piacentini.

Estas personas iban armadas y vestidas de civil, y llevaban con ellos a la


hermana de Mndez Donadio.

Una vez que lo redujeron, lo introdujeron por la fuerza en un auto y


fueron a la casa en la que viva con Martnez Addiego, ubicada en la calle
Lafayette 325, departamento 2, tambin de Villa Ballester.
Despertaron violentamente a Martnez Addiego, la golpearon y, all
mismo, fue interrogada por Manuel Juan Cordero Piacentini.

Luego de revisar la casa y encontrar algunos documentos sobre el


movimiento sindical uruguayo, la introdujeron por la fuerza en uno de los
vehculos en los que se movilizaban.

Todos estos hechos fueron cometidos dentro del mbito geogrfico


correspondiente al rea de defensa 430; y en coordinacin con la jefatura
de dicha rea, que en ese momento se encontraba a cargo de Rodolfo Emilio
Feroglio quien, a su vez, responda al Comando de Zona 4, ejercido por
Santiago Omar Riveros14.

Desde all, Mndez Donadio y Martnez Addiego fueron llevados al


CCD Automotores Orletti, ubicado dentro de la jurisdiccin asignada al
Comando de la Subzona Capital Federal, a cargo de Jorge Olivera Rovere y
cuyas caractersticas ya describimos, donde los sometieron a condiciones
inhumanas de detencin.

En ese lugar, Hugo Mndez fue interrogado respecto de su participacin


poltica en el GAU y sus vnculos con miembros del PVP.

Fue salvajemente torturado en reiteradas oportunidades.

Martnez Addiego permaneci recluida en una habitacin donde no


haba ms que un colchn. A esa habitacin era llevado Hugo Mndez luego
de cada sesin de torturas.

14
Sin perjuicio de eso, no est imputado a Riveros.
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En una oportunidad, llevaron a Martnez Addiego a una sala de torturas
donde la colgaron con la intencin de pasarle corriente elctrica. En ese
momento irrumpi otro de los represores, quien se refiri a ella como su
garanta, impidiendo al resto continuar la sesin.

Posteriormente quien la sac de esa situacin le solicit colaboracin


para que Hugo Mndez aportara informacin, extremo que demuestra que lo
anterior fue slo una parodia para aumentar su terror y lograr su cooperacin.

Dos das despus del secuestro de Mndez Donadio y Martnez


Addiego, el 17 de junio, llevaron a Orletti al uruguayo Francisco Edgardo
Candia Correa, miembro del Partido Comunista Uruguayo, tambin trabajador
textil, a quien Hugo Mndez conoca y con quien por casualidad se haba
encontrado algn tiempo antes.

Durante los das posteriores Mndez Donadio y Candia Correa fueron


torturados en reiteradas oportunidades, y los dichos de cada uno fueron
utilizados para confrontar los del otro.

Recordemos que el 18 de junio fue asesinado el General Cardozo, por


entonces Jefe de la PFA. Como represalia, el 20 de junio Hugo Mndez y
Francisco Candia fueron sometidos a una sesin de tortura particularmente
violenta, en la que no fueron interrogados.

Posteriormente, Hugo Mndez fue llevado nuevamente a la habitacin


donde se encontraba secuestrado junto con Martnez Addiego, donde fue
obligado a permanecer de pie contra una pared.

Consciente de su destino, se despidi de su pareja, y al poco tiempo fue


retirado de Orletti en un vehculo, junto con Candia Correa.
Ambos fueron llevados a otro lugar que desconocemos, donde fueron
asesinados a golpes.

Tiraron sus cadveres sobre la calle Argerich al 676, en la Ciudad de


Buenos Aires, donde fueron hallados al da siguiente.

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En lo que constituy una de las tantas maniobras de aquellas que los
manuales militares denominaban "accin psicolgica", envolvieron sus
cuerpos en una bandera color celeste y blanca con una estrella roja con la
inscripcin ERP en el centro y que contena, adems, la siguiente
inscripcin: Cdo.[Comando] Cardozo, muerte a la subversin Unirse y
Luchar Basta de Hablar- Viva la patria.

De acuerdo a la autopsia practicada, la muerte de Hugo Mndez se


produjo por contusin y hemorragia cerebral; presentaba lesiones de distinto
tipo por todo el cuerpo, pero especialmente en su cara.

Al ser deliberadamente ocultada su identidad, el cuerpo de Hugo


Mndez, al igual que el de Candia Correa, fue inhumado en el Cementerio de
la Chacarita como NN.

A Mara del Carmen Martnez Addiego la liberaron el da siguiente, el


21 de junio. Se contact con la hermana de Hugo Mndez, a quien le cont lo
que haba ocurrido con ella y su esposo.

Tambin alert a compaeros del GAU sobre lo ocurrido y se


reencontr con su familia que la haba estado buscando.

Finalmente se exili en Suecia, desde donde realiz todo tipo de


gestiones para intentar dar con el paradero de Hugo Mndez.
Sin embargo, a pesar de todos los esfuerzos realizados a lo largo de los
aos, el destino de Mndez Donadio le fue ocultado a sus seres queridos, hasta
que el 30 de noviembre de 2001 una sentencia judicial declar que uno de esos
dos cuerpos que haban sido enterrados como NN corresponda a Jos Hugo
Mndez Donadio.

De acuerdo a la descripcin que hemos realizado, y en atencin a sus


caractersticas particulares y al contexto en el que sucedieron, entendemos que
se encuentra probado que los hechos que damnificaron a Mndez Donadio y
Martnez Addiego, formaron parte del plan ejecutado por la asociacin ilcita
que hemos llamado Operacin Cndor.
Prueba

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Estos hechos se encuentran acreditados, en primer lugar, con las
declaraciones testimoniales de Mara del Carmen Martnez Addiego; tanto la
que prest en este juicio como la que fue incorporada por aplicacin de las
reglas de la Acordada 1/2012 de la CFCP.

En esas oportunidades, describi su participacin poltica y cmo


conoci, en ese contexto, a Hugo Mndez.

Nos habl sobre las actividades sindicales y polticas de Hugo Mndez


en el Uruguay, de cmo era perseguido a raz de esas actividades, de su paso a
la clandestinidad y de su posterior traslado a la Argentina ante el riesgo de ser
detenido.

De esta persecucin de la que era objeto Mndez Donadio por parte de


las agencias de inteligencia de la dictadura que usurpaba el poder en Uruguay,
tambin da cuenta el prontuario n 1.137 de la Direccin Nacional de
Informacin e Inteligencia de la Repblica Oriental del Uruguay.
Asimismo, el prontuario de la Polica Federal Argentina iniciado a raz
de los trmites de radicacin realizados por Hugo Mndez en el Departamento
de Asuntos Extranjeros de Coordinacin Federal, evidencia que las fuerzas
argentinas estaban al tanto de que en Uruguay era buscado por motivos
polticos.

All obra un pedido de captura de las autoridades uruguayas del 2 de


febrero de 1976 en contra de Jos Hugo Mndez, alias el Negro.

Este mismo pedido de captura se encuentra registrado en el


Memorndum de Anotaciones de la Direccin Nacional de Informacin e
Inteligencia que se encuentra relevado en la Investigacin Histrica Sobre
Detenidos Desaparecidos.

All surge que Jos Hugo Mndez Donadio era requerido por parte del
Juez Militar de Instruccin de 3er turno por estar vinculado al GAU que
funcionaba en la fbrica Alpargatas.

Martnez Addiego tambin describi cmo fue que se instal en Buenos


Aires con Hugo Mndez. Cont que estaban haciendo los trmites de

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radicacin, que Mndez Donadio haba conseguido trabajo la fbrica Perle
junto con otros compaeros del GAU.

Dijo, asimismo, que aqu en Buenos Aires Hugo Mndez mantena


reuniones con miembros del PVP.

Esta circunstancia se encuentra confirmada por los dichos de Sergio


Lpez Burgos, quien en su declaracin incorporada al debate dijo que conoca
a Hugo Mndez y que mantena reuniones habituales con l en Buenos Aires
en aquella poca.
Las actividades polticas y laborales de Hugo Mndez en la Argentina
fueron confirmadas por Edgardo Pampn, quien habl de su vinculacin al
GAU, su traslado a la argentina en el ao 74 escapando de la represin en
Uruguay y cmo fue que lo ayud a ingresar a una fbrica en el barrio de
Flores.

El relato de Martnez Addiego tambin confirma que los hechos del 15


de junio de 1976 ocurrieron tal como fueron detallados.

Describi el ingreso en su casa de un grupo de personas armadas y


vestidas de civil, el interrogatorio al que fue sometida y cmo la obligaron a
subirse a un auto.

Destac que la persona que la interrog era una persona de pelo


castao o rubio, de ojos claros, con muy buenos modales, y que al hablar con
Washington Prez, luego de ser liberada, ste le dijo que se trataba de
Manuel Cordero, un capitn o mayor del ejrcito uruguayo miembro del SID.
Martnez Addiego cont tambin cmo fue su traslado y llegada a
Automotores Orletti.

Tambin habl de su reencuentro all con Hugo Mndez, los


interrogatorios y torturas a los que l fue sometido y las condiciones en las que
ambos permanecieron recluidos.

Afirm que ella misma fue interrogada en Orletti y que le preguntaron


por sus vnculos con el GAU y que, por el acento de la voz, pudo determinar
que los interrogadores eran de nacionalidad uruguaya.

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Dio cuenta, asimismo, de la llegada a Automotores Orletti de Francisco
Edgardo Candia Correa, a quien, segn supo, secuestraron luego de encontrar
su nombre y direccin en la agenda de Hugo Mndez. Tambin describi las
torturas a las que fue sometido.

Seal que el 20 de junio, luego de que se conociera la noticia de que


una bomba haba estallado debajo de la cama de Cardozo, torturaron a
Mndez y a Candia de una manera ms violenta de lo que lo haban hecho
anteriormente y sin hacerles ningn tipo de preguntas.

Emocionada, narr tambin cmo Hugo Mndez se despidi de ella, fue


luego introducido en un vehculo con Candia Correa y retirado de Orletti. Esa
fue la ltima vez que lo vio con vida.

Finalmente la testigo describi que el 21 de junio una persona a la que


luego pudo identificar como el Comisario uruguayo Carlos Hermida, le
anunci que iba a ser liberada; y que ese mismo da fue dejada en la
interseccin de la calle Baha Blanca y la avenida Juan B. Justo en la Ciudad
de Buenos Aires.

La presencia de Jos Hugo Mndez Donadio y Mara del Carmen


Martnez Addiego en Orletti es corroborada por la declaracin testimonial de
Jorge Ral Gonzlez Cardozo, incorporada por lectura; y las declaraciones de
Mara del Pilar Nores Montednico, tanto la prestada en este debate como la
que tambin fuera incorporada por lectura.

Nores Montednico cont que los secuestradores se referan a Mndez y


a Martnez como el prncipe y la princesa, y que fue a partir de este dato que
luego pudo determinar que se trataba de ellos.

Que las circunstancias del secuestro de Martnez Addiego y Mndez


Donadio y su posterior traslado a Automotores Orletti ocurrieron tal como
fueron descriptas, tambin se encuentra corroborado por el legajo Conadep n
3675, correspondiente a la denuncia formulada por Orestes Estanislao Vaello.

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All, en uno de sus relatos, Vaello sostuvo haber participado del
secuestro de ambos en los lugares descriptos y en su posterior traslado a
Automotores Orletti.

Tambin el testigo experto Samuel Blixen confirm, de acuerdo al


resultado de sus investigaciones, la presencia de Hugo Mndez en Orletti; y
vincul su homicidio con el atentado en contra del entonces jefe de la Polica
Federal.

Es necesario aclarar que, si bien el testigo se refiri al Comisario Villar,


quien result muerto en un atentado en noviembre de 1974, se trata, en rigor,
de Cardozo, fallecido el 18 junio de 1976.

Coincidentemente se pronunci el investigador lvaro Rico, quien


confirm la pertenencia de Mndez al GAU, as como el hecho de que haba
sido llevado a Automotores Orletti. Tambin se refiri a la existencia de
documentos que dan cuenta de la persecucin poltica de la que era objeto
Hugo Mndez.

En este sentido, el testigo aport copia de un informe que refleja un


pedido del Departamento III del Servicio de Informacin de Defensa del
ejrcito uruguayo a la Polica Tcnica de ese pas para que remita fotografas y
datos filiatorios de un grupo de personas, entre las que se encuentra Mndez.

Fue tambin Martnez Addiego quien nos cont su derrotero posterior a


su liberacin: su encuentro con la hermana de Hugo Mndez y los compaeros
del GAU de la fbrica Perle, el reencuentro con su familia y su posterior exilio
en Suecia.

Estas circunstancias se encuentran, adems, confirmadas por el


testimonio de Edgardo Pampn, a quien ya nos referimos, y por uno de los
documentos remitidos por la Comisin Provincial de la Memoria que forma
parte de los archivos desclasificados de la ex DIPPBA.

De una de las listas nominativas de refugiados trasladados a terceros


pases que fue facilitada a la DIPPBA por el Comit Intergubernamental para

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las Migraciones Europeas en el ao 1976, surge que Martnez Addiego migr
hacia Estocolmo el 23 de julio de 1976.

Asimismo, tambin constituye prueba de los hechos descriptos la


documentacin incorporada en el Legajo Conadep n 3761.

All, entre otros documentos, obra una copia de una declaracin


prestada por Mara del Carmen Martnez Addiego en el ao 1978 en Suecia,
donde ya denunciaba su propio secuestro, el de Hugo Mndez y daba cuenta
de la presencia de Francisco Edgardo Candia en Automotores Orletti.

En este mismo sentido deben ser considerados el legajo Comipaz n


118, el expediente nro. 451.528/1998 del registro del Ministerio del Interior,
remitido por Direccin de Asuntos Jurdicos del Ministerio de Justicia,
Seguridad y DDHH, iniciado por Mara del Carmen Martnez Addiego, el
expediente en donde se declar la ausencia por desaparicin forzada de
Mndez Donadio en donde se estableci como fecha del presunto
fallecimiento el 20 de junio- y el habeas corpus presentado por Antonio
Alcides Mndez el 27 de junio de 1976.
Este ltimo no slo da cuenta del modo en que el Estado Argentino
ocult lo ocurrido con Mndez Donadio sino tambin de la clandestinidad en
las que ocurrieron su secuestro, torturas y homicidio.

Entre la prueba documental incorporada tambin corresponde


mencionar el expediente relativo al hallazgo de los restos de Mndez y
Candia, as como el legajo de la Cmara Nacional de Apelaciones en lo
Criminal y Correccional Federal n 89 caratulado Francisco Edgardo Candia
Correa y Jos Hugo Mndez Donadio, en el que se encuentran agregados los
peritajes dactiloscpicos que concluyeron que las huellas de esos cadveres
corresponden a las vctimas.

Las constancias agregadas en esos expedientes dan cuenta de las


circunstancias en las que fue hallado el cadver de Mndez Donadio; y los
peritajes practicados acreditan las torturas a las que lo sometieron y el modo
en el que lo asesinaron.

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Finalmente, no puede dejar de sealarse que en el debate celebrado en el
marco de la causa conocida como Automotores Orletti se dio por probado el
secuestro de Mara del Carmen Martnez Addiego, en las circunstancias de
modo tiempo y lugar que acabamos de describir, as como su cautiverio en ese
centro clandestino de detencin.

Para llegar a esa conclusin se valoraron los dichos de la propia vctima,


de Pilar Nores y Jorge Cardozo, as como prueba documental tambin
incorporada a este debate. Por esos hechos entre otros fueron condenados
Honorio Martnez Ruz y Eduardo Alfredo Rufo, sentencia fue confirmada por
la Sala IV de la CFCP.

De acuerdo a los hechos probados en este juicio corresponde formular


acusacin por la privacin ilegtima de la libertad de Jos Hugo Mndez
Donadio, contra Manuel Juan Cordero Piacentini y Rodolfo Emilio Feroglio15.

Por su parte, respecto de los hechos en los que result vctima Mara del
Carmen Martnez Addiego, se imputa a Miguel Angel Furci su privacin
ilegtima de la libertad y la imposicin de tormentos.

Desconocemos los motivos por los que en la instancia de instruccin se


omiti dirigir formal imputacin contra Santiago Omar Riveros, titular del
Comando de Institutos Militares y Jefe de la Zona IV. Tal inexplicable
falencia nos impide, ahora, acusarlo por estos mismos delitos.

Francisco Edgardo Candia Correa

A partir de las pruebas producidas en el debate se acredit que,


Francisco Edgardo Candia Correa, uruguayo, de 40 aos al momento de los
hechos, en su pas fue miembro del Partido Comunista Uruguayo, obrero textil
en la fbrica La Aurora, delegado sindical en esa fbrica y dirigente del
Congreso Obrero Textil.

15
Por estos hechos tambin debi haber estado imputado Riveros. El secuestro ocurri dentro de la Zona IV,
en un perodo en el que no hay dudas respecto de su funcionamiento dentro de la estructura represiva y
cuando Riveros era el titular del Comando de Institutos Militares. Del relevamiento hecho no advertimos
ninguna razn para no haberle imputado el caso.
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A raz de la persecucin de la que era objeto por parte de las fuerzas
represivas de la dictadura que usurpaba el poder en Uruguay, en el ao 1975
tuvo que radicarse en Argentina.

En Buenos Aires, se encontr con Jos Hugo Mndez Donado, a quien


conoca de Uruguay en razn de sus actividades polticas y sindicales, y le dio
sus datos de contacto para volver a encontrarse.
El 15 de junio de 1976, en las circunstancias que ya relatamos, Hugo
Mndez Donado fue secuestrado y llevado a Automotores Orletti, donde
fue brutalmente torturado.

De la agenda que encontraron en su poder, miembros de la OT 18 del


Departamento de Operaciones Tcticas I de la SIDE, conjuntamente con
miembros del grupo de agentes uruguayos a cargo de Jos Nino Gavazzo,
obtuvieron la direccin de Francisco Edgardo Candia Correa.

Fue as que, tal como se demostr en este debate, dos das ms tarde, el
17 de junio de 1976, miembros de esos dos grupos secuestraron a Candia
Correa en la pensin en la que viva, ubicada en la calle Ramn Freire n 834
del barrio de Colegiales de la Ciudad de Buenos Aires.

Esto sucedi dentro de la jurisdiccin del rea III, asignada al


Regimiento de Granaderos a Caballo, la que responda al Comando de la
Subzona Capital Federal, a cargo del fallecido Jorge Olivera Rovere.

Luego, Candia Correa, fue conducido a Automotores Orletti.

All fue sometido a condiciones inhumanas de detencin y salvajemente


torturado en reiteradas oportunidades.

Los interrogatorios a los que fue sometido en esas sesiones de torturas


fueron conducidos por el grupo de agentes uruguayos que operaba en Orletti,
entre quienes se encontraba el imputado Manuel Juan Cordero Piacentini.

Sus dichos, arrancados mediante esos tormentos, fueron


sistemticamente confrontados con los de Mndez Donado.

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En Orletti comparti cautiverio tambin con Mara del Carmen
Martnez Addiego, quien, muy emocionada, nos describi en audiencia el
estado en el que se encontraba Candia luego de ser torturado de la siguiente
manera:

Estaba tirado en el suelo en posicin fetal, desnudo y era todo una


masa roja azul violeta como muy, muy, muy torturado y golpeadoah
mismo uno de los milicos que me lo hacen ver le pegan una patada ms y el
pobre pega un alarido porque ya no tena donde no le doliera.

Hace instantes vimos cmo, el 20 de junio, Hugo Mndez y Francisco


Candia fueron sometidos a una sesin de tortura particularmente violenta en la
que no fueron interrogados.

Tambin describimos cmo posteriormente fueron retirados de Orletti


en un vehculo y llevados ambos a otro lugar que desconocemos, donde fueron
brutalmente asesinados a los golpes.

Tambin explicamos que sus cadveres, envueltos en una bandera con


la inscripcin ERP y una leyenda que haca referencia a la muerte de
Cardozo, fueron tirados sobre la calle Argerich al 676 en la Ciudad de Buenos
Aires y encontrados al da siguiente, el 21 de junio.

De acuerdo a la autopsia practicada, la muerte de Candia Correa se


produjo por contusin y hemorragia cerebral.

Sin embargo, al ser ocultada deliberadamente su identidad, el cuerpo


de Candia Correa, al igual que el de Hugo Mndez, fue inhumado en el
Cementerio de la Chacarita como NN.

De esta manera el Estado argentino ocult lo ocurrido con Candia


Correa durante ms de 25 aos.

Recin el 30 de noviembre de 2001 se declar judicialmente que uno de


esos dos cuerpos enterrados como NN corresponda a Francisco Edgardo
Candia Correa.

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De acuerdo a la descripcin que hemos realizado, teniendo en cuenta las
caractersticas particulares de los hechos que damnificaron a Candia Correa, y
el especial contexto en que se produjeron (que detallramos con anterioridad),
entendemos que se encuentra probado que su secuestro, torturas y homicidio
formaron parte del plan ejecutado por la asociacin ilcita que hemos llamado
Operacin Cndor.

Prueba

Tanto la filiacin poltica de Candia Correa, como su actividad sindical,


y la persecucin de la que era objeto por parte de las fuerzas represivas
uruguayas surgen, en principio, de su Ficha Patronmica, elaborada por la
Direccin Nacional de Informacin e Inteligencia de la Repblica Oriental del
Uruguay.

All qued plasmado el detallado seguimiento que las autoridades


hacan de sus actividades. Por ejemplo, se encuentra registrado que era
empleado en la fbrica textil Aurora y que all integraba la comisin
gremial.

Tambin figura su afiliacin al Partido Comunista, su despido de la


fbrica por problemas gremiales, su exilio hacia la Argentina e, incluso, su
desaparicin a partir de junio de 1976.
De la participacin poltica y sindical de Candia Correa tambin da
cuenta la Investigacin Histrica Sobre Detenidos Desaparecidos
confeccionada por la Universidad de la Repblica del Uruguay.

All se encuentran transcriptos un conjunto de informes del Servicio de


Informacin de Defensa que dan cuenta de las actividades polticas y
sindicales de Candia Correa.

Por ejemplo, aparece informacin relativa a su candidatura a la Junta


Departamental de Montevideo en las elecciones de 1971; tambin una
detencin por realizar pegatinas en contra de las llamadas Medidas Prontas de
Seguridad; y un viaje que realiz a la Unin Sovitica.

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Tambin Mara del Carmen Martnez Addiego dio cuenta de la
participacin poltica y gremial de Candia Correa.

Las circunstancias antecedentes, as como el secuestro de Candia Correa


y su traslado a Automotores Orletti, tambin se encuentran acreditados por los
dichos de Martnez Addiego.

Ella nos habl del encuentro en Buenos aires entre Hugo Mndez y
Candia Correa, y del traslado de Candia a Orletti la madrugada del 17 de junio
de 1976.

Tambin hizo referencia a las condiciones fsicas en las que se


encontraba luego de las torturas que padeci, los interrogatorios a los que fue
sometido y cmo las referencias que violentamente le arrancaban eran
confrontados con los de Hugo Mndez.

Finalmente, describi su traslado junto con ste ltimo al lugar en el que


ambos fueron asesinados.
La presencia de Candia Correa en Orletti fu, adems, corroborada por
la declaracin testimonial prestada por Jorge Ral Gonzlez Cardozo que
fuera incorporada a este debate.

El testigo cont que fue secuestrado el 15 de junio de 1976 junto con su


esposa, Elizabeth Prez Lutz, que fue llevado a Automotores Orletti y que all
permaneci encerrado en una habitacin junto a otras personas; entre ellas se
encontraban Candia Correa, Hugo Mndez y Mara del Carmen Martnez.

Tambin hizo referencia al secuestro de Francisco Candia Correa en la


Argentina el testigo experto lvaro Rico quien, adems, hizo entrega de una
copia de un documento que da cuenta de la existencia de coordinacin
represiva entre las fuerzas argentinas y uruguayas en el secuestro y posterior
homicidio de Candia Correa.

Se trata de un pedido formulado en nombre del Jefe del Departamento


III del Servicio de Informacin de Defensa del ejrcito uruguayo y que fuera
firmado por el Capitn Jos Arab, a la Polica Tcnica de ese pas.

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All se solicita la remisin de fotografas y datos filiatorios de cinco
personas. entre ellas se encuentra Candia Correa. Ese pedido est fechado el
21 de junio de 1976, el da en que fue encontrado el cuerpo de Candia.

Este documento constituye una prueba de la participacin de las fuerzas


represivas uruguayas en este hecho y especficamente del Departamento III
del SID, organismo en el que se desempeaba en ese momento Manuel Juan
Cordero Piacentini.
Debe tenerse especialmente en cuenta el contexto en el que se produce
esta consulta. No es casualidad que se produzca el mismo da en que aparece
el cadver de Candia Correa.

Esta informacin era necesaria porque, recordemos, su secuestro fue


producto de la informacin que se obtuvo de la agenda que le fuera quitada a
Hugo Mndez y, a falta de inteligencia previa, fueron a buscar informacin
con posterioridad. Slo la participacin del Departamento III del SID en el
hecho explica razonablemente este particular pedido de informacin en ese
particular momento.

Por otra parte, las torturas y el asesinato de Candia Correa, as como las
condiciones en las que fue encontrado su cadver, se encuentran acreditados
con las constancias agregadas al expediente n 13.032, iniciado a raz del
hallazgo de los cadveres de Candia y Hugo Mndez-; y el legajo de la
Cmara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal n 89,
formado para la identificacin de esos cuerpos.

En este sentido, en la autopsia practicada sobre el cuerpo de Candia,


agregada a fojas 33/36 del mismo expediente, se describen las lesiones que
presentaba el cuerpo en toda su extensin y se concluye que la muerte se
produjo por contusin y hemorragia cerebral.

Tambin acreditan los hechos antes descriptos el legajo Comipaz n 106


y el legajo Conadep n 7222.

Respecto de los documentos incorporados en este ltimo, debemos


destacar la presentacin formulada por Elida Lpez Martnez, quien era
esposa de Candia Correa, de donde surge la direccin del domicilio en el que

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viva en la ciudad de Buenos Aires en la poca en la que sucedieron los
hechos.
Asimismo, tambin dan cuenta de los esfuerzos realizados en aquel
momento para dar con el paradero de Candia Correa dos documentos
pertenecientes a los archivos desclasificados de las agencias gubernamentales
de los Estados Unidos de Norteamrica, enviados por la Direccin del
Proyecto de Documentacin del Cono Sur del NSA.

Se trata, por un lado, de una lista de ciudadanos uruguayos


desaparecidos confeccionada por el Secretariado Internacional de Juristas por
la Amnista en Uruguay del 26 de abril de 1979, y, por otro, del informe
confeccionado por la Asociacin de Familiares de Desaparecidos de enero de
1978. 16

Finalmente, no puede soslayarse que el secuestro de Candia Correa ya


fue materia de juzgamiento en el debate oral celebrado en el marco de las
causas 1261-1268 del registro del Tribunal Oral en lo Criminal Federal n 5,
oportunidad en la cual fue condenado por ellos Jorge Carlos Olivera Rvere,
en su carcter de Comandante de la Subzona de defensa Capital Federal,
sentencia que fue confirmada por la CFCP.

Para llegar a esa conclusin se valoraron los testimonios prestados en


ese debate por Mara del Carmen Martnez Addiego y Jorge Gonzlez
Cardozo, y prueba documental tambin incorporada a este debate.

Por la privacin ilegtima de la libertad de Francisco Edgardo Candia


Correa acusamos a Manuel Juan Cordero Piacentini.

Mara Mnica Solio Platero

16
Se trata de los documentos identificados como 0000A939 y 0000A8D5.

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Mara Mnica Solio Platero, de nacionalidad uruguaya, tena 21 aos
al momento de los hechos.

En Uruguay particip polticamente en la ROE, razn por la cual fue


perseguida, y es por ello que en diciembre de 1974 decidi trasladarse a la
Repblica Argentina e instalarse en la Ciudad de Buenos Aires.

Aqu trabaj y vivi en una casa que comparta con su prima Ins
Camou y su esposo, Claus Fiterman Kolischer, y los hijos de la pareja.

Durante su permanencia en este pas, se reencontr con muchos de sus


compaeros, quienes al igual que ella haban emigrado a Buenos Aires

Se integr al PVP.

Se pudo probar en el debate que el da 7 de julio de 1976 en horas de la


madrugada, Mara Mnica Solio Platero fue privada ilegalmente de su
libertad en su domicilio de la calle Sargento Cabral 881 2do. piso
departamento F de esta .

Las personas que efectuaron el operativo eran de nacionalidad


argentina, no usaron uniformes pero se identificaron como miembros del
Ejrcito.

Al ingresar, revisaron el departamento, y redujeron a sus familiares en


una de las habitaciones, mientras que a ella le taparon la cabeza con una
campera, le ataron las manos y la sacaron del lugar.

El domicilio se encontraba dentro del rea 2 de la Subzona Capital


Federal, cuya sede era el Regimiento de Infantera I Patricios, unidad que
estaba en ese momento a cargo de Humberto Jos Lobaiza, en su carcter de
Jefe, y de Felipe Jorge Alespeiti, en su carcter de subjefe.

Desde su domicilio, Solio Platero fue trasladada a un lugar


desconocido, donde fue sometida a interrogatorios bajo torturas.

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Transcurridos entre dos y tres das, la trasladaron Automotores Orletti
junto con otra mujer uruguaya que tambin estaba cautiva, Cecilia Gayoso
Juregui.

Se pudo acreditar en el debate que en ese CCD Mnica Solio Platero


fue sometida a tormentos y a las mismas condiciones inhumanas de vida a las
que fueron sometidas todas las personas que estuvieron prisioneras all.

Asimismo, se acredit que fue sometida a interrogatorios relativos a su


participacin poltica y a la de otros de sus compaeros, que fueron
conducidos por los miembros del grupo de agentes de la OT 1.8 de la SIDE en
conjunto con el grupo de oficiales uruguayos comandados por Gavazzo.

Como no pudo brindar mayores aportes a lo que le requeran, fue


vctima de brutales sesiones de tortura en las que la desnudaron, la golpearon
con palos y le pasaron corriente elctrica por el cuerpo.

El mismo da de su secuestro, por la maana, su cuado Claus Fiterman


Kolischer, denunci lo ocurrido en el interior de su domicilio en la Comisara
N15, que estaba a pocos metros de all.

Pocos das despus, el padre de Mara Mnica Solio Platero, inici su


bsqueda y present un habeas corpus en la justicia argentina.

Sin embargo, a pesar de los esfuerzos realizados, no obtuvieron ninguna


informacin.

Finalmente, tal como se acredit en el debate, el 24 de julio de 1976,


Solio Platero fue trasladada a la Repblica Oriental del Uruguay en un vuelo
clandestino coordinado por fuerzas argentinas y uruguayas.

All permaneci clandestinamente detenida hasta que fue blanqueada


a travs del procedimiento montado por el SID en el Chalet Susy a fines de
noviembre, momento en el cual fue alojada en el penal de Punta Rieles, donde
permaneci hasta el 31 de diciembre de 1977.

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Prueba

Los hechos expuestos se encuentran probados en virtud de diversos


elementos.

En primer lugar, contamos con la declaracin testimonial de la propia


vctima, donde se expidi acerca de su participacin poltica en Uruguay y de
la persecucin que sufrieron ella y todo su grupo luego de instaurada la
dictadura en su pas, lo que la oblig a emigrar a la Argentina.

Esto encuentra tambin sustento en el testimonio de lvaro Rico, quien


mencion que en diciembre de 1974, personal de inteligencia policial fue al
domicilio de Solio Platero en Uruguay para detenerla por ser integrante de la
ROE.

Solio Platero tambin describi cmo fue su vida durante los das que
pas en Buenos Aires, y en particular, sobre su participacin en el PVP.

Sobre su secuestro, relat detalladamente el momento en el que un


grupo de personas de nacionalidad argentina fuertemente armadas ingresaron
al domicilio donde resida y se la llevaron por la fuerza.

Sus dichos, a la vez, resultaron coincidentes con el relato de su prima


Ins Camou Solio, quien presenci los hechos, y agreg que el grupo de
personas que ingres al domicilio se identific como miembros del Ejrcito
Argentino.

Tambin dijo que en el momento le llam la atencin la falta de


intervencin policial en el hecho, ya que a solo unos metros del domicilio en
el que vivan se encontraba emplazada la Comisara 15ta.

Esta referencia evidencia en este caso tambin, y tal como era la regla,
que ese grupo haba actuado bajo el amparo de las autoridades militares y
policiales que tenan jurisdiccin sobre ese domicilio.

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A lo expuesto se suma el expediente formado a raz de la privacin
ilegal de la libertad de Monica Solio, en donde se agreg la denuncia
presentada por Claus Fiterman Kolischer ese mismo da, horas ms tarde,
justamente en esa Comisara.

Asimismo, Solio describi el primer lugar donde fue mantenida en


cautiverio, del que record que era un edificio grande en el que tuvo que subir
muchas escaleras y en el que haba celdas con rejas.

Agreg que en ese lugar la interrogaron por su participacin poltica, la


golpearon y le aplicaron descargas elctricas mediante el uso de picana.

Solio tambin dio cuenta de lo que vivi dentro de Automotores


Orleti.

Especialmente, de las condiciones inhumanas en las que estuvo


prisionera, de los gritos de los torturados que se escuchaban permanentemente
y de las sesiones de tortura a las que fue sometida.

Todo esto tambin pudimos corroborarlo a travs de los dichos de otras


dos sobrevivientes que la vieron all.

Nos referimos a Cecilia Gayoso Jaregui y Ana Ins Quadros.

En particular, Quadros record que en un momento en que estaba muy


mal de salud, fsica y tambin psquicamente, la llevaron a una habitacin
ubicada en el piso superior donde la cuidaron Solio Platero y Cecilia Gayoso.

Entre las situaciones traumticas que le tocaron vivir all, Solio se


refiri al episodio en el que asesinaron a Carlos Santucho.

Al respecto, Altuna Facal record que ella se encontraba cerca del lugar
cuando eso ocurri.

Sobre su permanencia en ese lugar, Solio tambin record la presencia


de militares uruguayos, adems de los argentinos.
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En particular, la presencia de Manuel Cordero.

Dieron cuenta tambin de la presencia de Solio en Automotores


Orletti:

*Mara del Pilar Nores Montednico, Eduardo Den Bermdez, Mara


Margarita Michelini Delle Piane, Edelweiss Zahn, Sergio Lpez Burgos, Jos
Flix Daz, Laura Anzalone Cantoni, Mara Elba Rama Molla, Ariel Rogelio
Soto Loureiro, Alicia Raquel Cadenas Ravela, Ana Mara Salvo Snchez,
Gastn Zina Figueredo, Vctor Hugo Lubin Pelez, Jorge Ral Gonzlez
Cardozo y Raquel Nogueira Pauillier.

Cabe aqu mencionar que Solio tambin particip en la inspeccin


ocular realizada el 5 de julio de 2006 en Automotores Orletti, llevada a cabo
durante la instruccin de esta misma investigacin, oportunidad en la que dio
precisiones acerca de las particularidades del lugar en donde permaneci gran
parte de su cautiverio.

Se suman a las pruebas mencionadas, el documento realizado por Solio


Platero junto con otras vctimas ante el Secretariado Internacional de Juristas
por la Amnista en Uruguay, agregado a la causa Rodriguez Larreta.

Sobre su traslado a Uruguay y el derrotero que vivi a partir de ese


momento y hasta su liberacin, contamos con el testimonio de la propia
vctima, y de Beatriz Barboza Snchez, Margarita Michelini, Raquel Nogueira
y Ana Mara Salvo Snchez.

En este punto, Solio Platero refiri que luego de pasar por los CCD
ubicados en Punta Gorda y en la calle Boulevard Artigas en Montevideo, ella
y sus compaeros, fueron parte de la farsa que mont el SID en Shangral, a la
que ya nos referimos.

Al respecto, resulta de inters el cable fechado el 29 de octubre de 1976


aportado por el NSA, en el que la embajada estadounidense en Montevideo
inform al Departamento de Estado norteamericano, que el gobierno militar

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uruguayo haba anunciado la detencin de 62 subversivos quienes pertenecan
al PVP, entre los que se encuentra la nombrada.

En cuanto a las gestiones llevadas adelante por los familiares de la


vctima, debemos mencionar el habeas corpus presentado por su padre, Jorge
Vctor Solio Platero, el 12 de julio de 1976 en la justicia argentina, de donde
se desprenden los informes negativos expedidos por las autoridades nacionales
con relacin a la detencin de la vctima, demostrativos del ocultamiento
sistemtico practicado por el propio Estado.

Por ltimo, estos hechos tambin integraron la sentencia de este


Tribunal sobre lo ocurrido en Automotores Orletti.

En ella se conden a Ral Antonio Guglielmineti, Honorio Martnez


Ruz y Eduardo Alfredo Ruffo por la privacin ilegtima de la libertad y los
tormentos a los que fue sometida Mnica Solio Platero.

Finalmente, queremos sealar que el secuestro, los tormentos y el


traslado clandestino a Uruguay de Mnica Solio Platero, tuvieron lugar en el
marco del plan criminal desarrollado por la asociacin ilcita Cndor.

En esta oportunidad, por su privacin ilegtima de la libertad y las


torturas que padeci en ese CCD, formulamos acusacin contra el ex agente
de la SIDE Miguel ngel Furci.

Cecilia Irene Gayoso Juregui.

Abordaremos ahora lo acontecido a Cecilia Irene Gayoso Juregui, de


nacionalidad uruguaya y 19 aos de edad al momento de su secuestro.

En Uruguay, particip del movimiento estudiantil, y tras el golpe de


Estado comenz a ser perseguida.

Es por eso que en diciembre del ao 1974 se exili en Argentina, donde


trabaj en una empresa de ingeniara electrnica ubicada en Villa Martelli. En
este pas form parte del PV.P.
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El 8 de julio de 1976, alrededor de las 20:00 hs., fue privada
ilegtimamente de su libertad por integrantes de las fuerzas represivas
argentinas que actuaban en coordinacin con las fuerzas uruguayas, en su
domicilio ubicado en la Avenida Juan de Garay, barrio de Constitucin, de
esta Ciudad.

Un grupo de personas armadas y vestidas de civil derribaron la puerta


de ingreso del inmueble y una vez adentro, la golpearon y se la llevaron por la
fuerza.

Se ha probado que el secuestro ocurri en la jurisdiccin del rea VI 17,


por entonces a cargo de Luis Mara Menda, correspondiente a la Subzona
Capital Federal, a cargo del entonces Jorge Carlos Olivera Rovere.

De all fue trasladada en primera instancia a un lugar desconocido


donde fue interrogada bajo tormentos. El 10 del mismo mes y ao, la
condujeron a Automotores Orletti junto con Mnica Solio Platero.

En el sitio, los integrantes del grupo a cargo de Anbal Gordon junto


con oficiales uruguayos, le impusieron tormentos que consistieron en
desnudarla, someterla a descargas elctricas y al mtodo de la colgada.
Permaneci varios das bajo las condiciones inhumanas de vida que
existan en ese lugar y que ya describimos.

Al igual que la mayora de sus compatriotas que tambin estaban all


cautivos, el 24 de julio la trasladaron a la Repblica Oriental del Uruguay, en
el vuelo clandestino que al efecto fue coordinado por fuerzas represivas
argentinas y uruguayas.

Su cautiverio continu en Uruguay, primero en una casa de Punta Gorda


y luego en el SID, ubicado en Boulevard Artigas y Palmar de Montevideo.

En diciembre de 1976 fue legalizada en el marco del montaje realizado


en el balneario de Shangril.

17
La direccin que tenemos en Barrio de Constitucin, Av. Juan de Garay, la zona prominente de
Constitucin y la plaza misma corresponden al rea VI.

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Continu privada de su libertad en el Penal de Mujeres de Punta Rieles
desde dnde fue liberada un ao despus, el 31 de diciembre de 1977.

Prueba

En cuanto a la prueba de lo que hemos afirmado, en primer lugar


contamos con el testimonio de la propia vctima incorporado al debate, en el
que se refiri a su participacin poltica en Uruguay, su exilio en la Argentina
y a las circunstancias de modo, tiempo y lugar que rodearon su secuestro.

En relacin con el operativo donde fue secuestrada, precis que cuatro


personas derribaron la puerta, la agarraron, la encapucharon, la golpearon y se
la llevaron.

Desde su domicilio la trasladaron a un lugar donde fue torturada con


descargas elctricas, la ataron a una parrilla y le tiraron agua. Precis que crea
que quienes la interrogaron eran argentinos, pero que saban que ella era
uruguaya.

Asimismo, refiri que fue trasladada a Automotores Orletti, donde


describi las condiciones en las que se la mantuvo cautiva.

Permaneci tirada en el suelo y encerrada en una habitacin tapiada y


sin luz junto con Rodrguez Larreta Martnez, Jorge Gonzlez y Elizabeth
Prez Lutz.

Describi que fue torturada por medio de descargas elctricas y con las
manos atadas por detrs, que la suban como colgada de algo, sin dejarle tocar
el piso.

Tambin afirm que le hicieron plantones. Record que cada vez que
era torturada tambin era desnudada.

Record que durante sus interrogatorios estuvieron presentes tanto


agentes argentinos como uruguayos.

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Entre ellos reconoci a Manuel Cordero Piacentini, quien le explic que
estaba en manos de uruguayos, pero que quienes la sacaban y traan eran
argentinos.

Afirm que en esa habitacin la tuvieron aproximadamente dos das, y


luego pas a otra habitacin, donde estuvo con Solio Platero.

Asimismo, la testigo describi las circunstancias que rodearon el


traslado en avin a Montevideo, as como todo lo relativo a su cautiverio en
CCD de ese pas, el procedimiento que le hicieron atravesar para legalizar su
situacin y su prisin en Punta Rieles, de donde fue liberada en el ao 1977.

Su testimonio encuentra correlato en el de Mnica Solio Platero, quin


refiri que fue conducida a Orletti junto Cecilia Gayoso.

Asimismo, dieron cuenta de la presencia de Cecilia Irene Gayoso en el


CCD Automotores Orletti: Mara del Pilar Nores Montednico, Ana Ins
Quadros, Eduardo Den Bermdez, Ral Altuna Facal Edelweiss Zahn, Sergio
Lpez Burgos, Mara Elba Rama Molla, Ariel Rogelio Soto Loureiro, Alicia
Raquel Cadenas Ravela, Mara Mnica Solio Platero, Ana Mara Salvo
Snchez, Gastn Zina Figueredo, Vctor Hugo Lubin Pelez, Jorge Ral
Gonzlez Cardozo, Raquel Nogueira Pauillier, Jos Flix Daz y Laura
Anzalone Cantoni.

Concordantemente, el testigo experto lvaro Rico y Rubn Prieto


Benencio, manifestaron haber tomado conocimiento de los sucesos que la
damnificaron.

Complementan estos testimonios las fotocopias certificadas del


expediente N 152.709/2006 de la Direccin General de Asuntos Jurdicos del
Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos de la Nacin y el
documento que contiene el testimonio de Gayoso ante el Reino de Espaa en
1982, agregado a la causa 42.335 bis.

Tambin, queremos destacar los documentos vinculados al caso en


anlisis aportados a este debate por el NSA, a saber:

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Por un lado18 un documento proveniente del Archivo del Terror que
contiene una serie de fotografas y listados de personas requeridas por la
Polica de Montevideo y que lleva el sello de la Agregadura Militar de la
Embajada de Uruguay en Paraguay.

All se encuentra individualizada Cecilia Gayoso con la numeracin


1036.

Otro documento19, consiste en un informe de la embajada


estadounidense en Montevideo al departamento de estado estadounidense dice
que el gobierno militar uruguayo anunci la detencin de 62 subversivos
quienes pertenecan al PVP, el 23/10/176 y entre las vctimas se encuentra
mencionada Cecilia Irene Gayoso Jauregui.

Tambin se encuentra referente a Gayoso un documento obrante en el


Rollo 143 del Archivo del Terror, aportado al actual debate por Federico
Tatter, que ampla informacin sobre requeridos, y dice que Gayoso estaba en
Buenos Aires hacia mayo de 1976, y que utilizaba los seudnimos Charro,
Tana y Cecilia, en el sector O. y P., dando cuenta que Cecilia Gayoso y
muchos de sus compaeros estaban siendo buscados por su orientacin
poltica, tanto en Uruguay como en el resto de los pases de la regin.

En el mismo sentido, contamos con la documentacin aportada por


Sergio Lpez Burgos al momento de declarar en el juicio de Automotores
Orletti, e incorporada al actual debate, obtenida del Archivo Histrico del
Ministerio de Relaciones Exteriores de la Repblica Oriental del Uruguay, de
la que surge la nmina de requeridos en la Repblica Oriental del Uruguay
para junio del ao 1976, entre quienes tambin est Cecilia Irene Gayoso
Juregui.

Por otra parte, queremos destacar que lo que le ocurri a Cecilia Irene
Gayoso Juregui es otra prueba ms de la coordinacin regional ejecutada en
el marco de la asociacin ilcita que hemos denominado Operacin Cndor.

18
R046F0291 - 0342.pdf
19
0000a11f.pdf
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Finalmente, debemos mencionar que la privacin ilegtima de la libertad
y tormentos a los que fue sometida Gayoso Juregui fueron tenidos por
acreditados en la sentencia de este Tribunal correspondiente a la causa N
1627, en la que fueron condenados Guglielminetti, Ruffo, Martnez Ruiz, y
que actualmente se encuentra firme.

En esta oportunidad, tambin formulamos acusacin por esos mismos


hechos contra Miguel ngel Furci.

Enrique Rodrguez Larreta Martnez (h), Raquel Nogueira Paullier


y Enrique Rodrguez Larreta Piera

Enrique Rodrguez Larreta Martnez y Raquel Nogueira Paullier,


uruguayos, estaban en pareja y durante la dcada del 70 vivieron en
Montevideo, donde fueron activistas estudiantiles en el FER.

Es por eso que en 1972 fueron detenidos y alojados en el Batalln


Florida de ese pas.

All fueron interrogados y torturados por miembros de las fuerzas


represivas uruguayas, entre los que se encontraban Jos Nino Gavazzo y
Manuel Cordero Piacentini.

Luego de varias sesiones de tortura, Larreta Martnez hizo una huelga


de hambre para pedir por la libertad de su esposa y para que lo pusieran a
disposicin de un juez.

Es as que consigui que Nogueira saliera y que a l lo trasladen al


penal Libertad, desde donde posteriormente fue liberado sin la formulacin de
cargo alguno.

Sin embargo, en 1973, una vez instaurada la dictadura en Uruguay, y


ante la inminente posibilidad de ser nuevamente detenidos, viajaron a la
Argentina junto a su pequeo hijo.

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En nuestro pas se instalaron en Buenos Aires donde Larreta Martnez
trabaj como corrector y periodista en revistas y diarios.

En ese marco, tanto l como Raquel Nogueira, mantuvieron contactos y


relaciones vinculadas con la denuncia de la dictadura uruguaya y en 1975
participaron activamente del recientemente constituido PVP.

l se involucr en su formacin y en lo relativo a las actividades


sindicales.

Ella tena la misin de comprar todos los diarios a los que tena acceso y
formar un semanal de recortes de noticias que hablaban de Uruguay, para
enviarlo a su pas con el objeto que sus connacionales se informaran de lo que
estaba ocurriendo.

En este debate se comprob que el 30 de junio de 1976, alrededor de las


19:00 hs., Enrique Rodrguez Larreta Martnez fue secuestrado en la va
pblica cerca del barrio de Flores por un grupo armado de entre cuatro y cinco
personas. vestidas de civil; y que se identificaron como miembros de la PFA.

De all lo trasladaron por la fuerza, sucesivamente, a dos centros


ilegales de detencin.

Rodrguez Larreta Martnez pudo determinar que uno de ellos estaba


dentro del predio de Campo de Mayo.

En ese lugar lo interrogaron insistentemente acerca de si tena una


vinculacin con el ERP argentino, y una vez que se convencieron de que eso
no era as, y que era uruguayo, lo condujeron a Automotores Orletti.
Esto demuestra nuevamente la coordinacin permanente que exista
entre las autoridades militares y las dems fuerzas y servicios de inteligencia
locales, y entre stas y las fuerzas represivas de los pases de la regin, dado
que en ese CCD, como sabemos, para esa fecha ya estaba actuando los
oficiales uruguayos junto con la patota a cargo de Anbal Gordon.

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De ms est decir que en ese CCD Rodrguez Larreta Martnez fue
sometido a tormentos y a las condiciones inhumanas de vida que se imponan
all a todos los prisioneros.

Mientras esto ocurra, su padre, Enrique Rodrguez Larreta Piera, que en


ese momento era un reconocido periodista del diario El pas de Uruguay, se
traslad a la capital argentina para hacer averiguaciones por la desaparicin de
su hijo.

Se instal, junto a Raquel Nogueira, en su domicilio, ubicado en la


Planta Baja del edificio de la calle Vctor Martnez 1480 de esta Ciudad.

En este perodo hizo distintas presentaciones para encontrarlo, que en


todos los casos arrojaron resultado negativo.

Durante la madrugada del 14 de julio llegaron a ese domicilio un grupo


de entre seis y ocho personas vestidas de civil y fuertemente armadas, quienes
ingresaron por la fuerza y secuestraron a Raquel Nogueira Paullier y a
Enrquez Rodrguez Larreta Piera.

Este hecho ocurri en jurisdiccin del rea V de la Subzona Capital


Federal, cuyo Jefe en ese momento era Jorge Alberto Muzzio, quien responda
a las rdenes de Jorge Carlos Olivera Rvere.

Luego de sacarlos a Nogueira y a su suegro del domicilio, los


perpetradores los subieron a un vehculo que aguardaba en la puerta y los
trasladaron a Automotores Orletti, donde fueron clandestinamente alojados
y sometidos tambin a las mismas condiciones inhumanas de vida.

Cuando los llevaron all, Rodrguez Larreta Martnez ya estaba en ese


CCD.

Durante su cautiverio, los tres fueron reiteradamente interrogados y


torturados por parte de agentes de la OT 1.8 y del grupo de oficiales
uruguayos comandados por Gavazzo; entre ellos, el acusado Manuel
Cordero Piacentini.
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A los tres, en distintos momentos, los colgaron de un gancho y los
interrogaron mientras le aplicaban corriente elctrica por el cuerpo.

A Raquel Nogueira la torturaron dndole golpes en los odos, que era el


mtodo al que llamaban el telfono; y la interrogaron por su participacin en
el PVP y por una llave que supuestamente tena en su poder.

El 24 de julio de 1976, los tres fueron trasladados clandestinamente a


Montevideo en el vuelo al que ya hemos hecho referencia.

Una vez all, continuaron privados ilegalmente de su libertad por el


trmino de diez das en el CCD de Punta Gorda, desde donde los llevaron a un
a las dependencias del SID.

Posteriormente, a travs de la pantomima montada en el Chalet del


balneario ubicado en Shangril, se formaliz su detencin y fueron derivados
a distintos penales desde los cuales fueron liberados.

Larreta Piera en diciembre de ese mimos ao, Nogueira Paulliera en


enero de 1978 y Larreta Martnez recin en 1982.

Tiempo despus emigraron a Suecia y denunciaron lo que les haba


ocurrido a lo que se le sum, en diciembre de 1983, la venta fraudulenta del
inmueble que haban adquirido en Buenos Aires en la calle Vctor Martnez.

Ya en democracia, Enrique Rodrguez Larreta Piera fue en nuestro pis


el principal impulsor de las investigaciones realizadas con relacin a los
hechos de los cuales l, su familia y muchos uruguayos fueron vctimas.

Falleci el 14 de marzo de 2007 en la ciudad de Montevideo.

Prueba

Los hechos antes descriptos se encuentran acreditados a partir de la


valoracin conjunta de mltiples elementos de prueba incorporados al juicio,
que ahora pasaremos a detallar.
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Tanto Enrique Rodrguez Larreta Martnez como Raquel Nogueira
Paullier dieron cuenta en este debate sobre su participacin poltica en
Uruguay, y la detencin y dems persecuciones que ambos sufrieron en ese
pas. Ambos mencionaron haber visto a Manuel Cordero con quien se
volveran a encontrar aos ms tarde en Automotores Orletti.

Durante sus declaraciones, ambos se expidieron acerca de las


actividades que desarrollaron durante su exilio en Buenos Aires, y su
integracin del PVP, lo que fue corroborado por los dichos de Cristina
Mihura, Milton Roman, Mara del Pilar Nores Montednico, y Alberto Prez
Iriarte.

En cuanto al inters de las autoridades de facto uruguayas en la captura


de Rodrguez Larreta Martnez, debe considerarse la documentacin aportada
por Sergio Lpez Burgos durante su declaracin en el juicio de Automotores
Orletti, de donde surge el nombre de la vctima dentro de la nmina de
requeridos en la Repblica Oriental del Uruguay para junio del ao 1976.

En este sentido, el testigo Ricardo Gil Iribarne, que estuvo prisionero en


Uruguay a partir de marzo de 1976, agreg que durante ese perodo lo
interrogaron por Rodrguez Larreta, con quien tena una relacin muy cercana
dentro de la organizacin.

Respecto del secuestro de Enrique Rodrguez Larreta Martnez, la


propia vctima detall las circunstancias de modo, tiempo y lugar en el que
sucedieron los hechos, su paso por dos lugares de detencin diferentes, y su
traslado a Orletti.

Explic que se enter de que su secuestro ocurri porque fue sealado


por un miembro del ERP, y que por eso en un primer momento lo interrogaron
sobre esa organizacin, pero que cuando dijo que era uruguayo y que no
tena nada que ver con ellos, lo trasladaron a Automotores Orletti,
donde le dijeron que actuaban los especialistas en uruguayos.

Esto resulta particularmente significativo, en tanto refleja la


operatividad de Cndor luego de que se produce el secuestro: es en el

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preciso momento en que se lo identifica como extranjero que se lo deriva a
otro CCD.

Tambin da cuenta de cmo todas las fuerzas represivas estaban al


tanto que, en esos casos, deba consultarse ese marco de coordinacin regional
en el momento que fuera necesario o conveniente.

Enrique Rodrguez Larreta Piera, por su parte, brind dos declaraciones


testimoniales, fechadas el 24 de febrero y 4 de abril de 1984, que fueron
incorporadas al debate.

En esas oportunidades relat que cuando lleg a Buenos Aires, se


encarg de todas las gestiones posibles para ubicar el paradero de su hijo,
entre los cuales incluy la presentacin de un Habeas Corpus, del que no
obtuvo resultados, de todo lo cual dio cuenta tambin Raquel Nogueira en su
respectiva declaracin.

Asimismo, ambos testigos detallaron cmo ocurrieron sus secuestros y


traslados a Orletti; y su reencuentro en ese lugar con Rodrguez Larreta
Martnez.

Los tres se refirieron a los tormentos y condiciones pauprrimas de vida


a las que fueron sometidos en ese lugar.

En ese sentido, Nogueira record que durante uno de los interrogatorios,


un oficial uruguayo le pidi que se ubicara a s misma en el organigrama
del PVP.

Asimismo, las tres vctimas coincidieron en que durante su cautiverio en


Orletti vieron a varios de sus compaeros muy torturados.

Los tres fueron testigos del momento en que asesinaron a Carlos


Santucho.

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Corroboran los dichos de las vctimas, entre otros elementos, la
declaracin de Ral Altuna Facal, que tambin estuvo alojado en ese CCD en
similares condiciones que ellos.

Tambin las declaraciones del investigador uruguayo lvaro Rico y de


Ricardo Gil Iribarne, quienes si bien no fueron testigos directos de esos
hechos, tomaron conocimiento de ellos a travs de los sobrevivientes de ese
CCD.

A ellos se suman los testimonios de:

*Mara del Pilar Nores Montednico, Sara Rita Mndez Lompodio, Ana
Ins Quadros Herrera, Nelson Eduardo Den Bermdez, Margarita Michelini
Delle, Piane, Edelweiss Zahn, Sergio Rubn Lpez Burgos, Mara Elba Rama
Molla, Ariel Rogelio Soto Loureiro, Alicia Raquel Cadenas Ravela, Mara
Mnica Solio Platero, Ana Mara Salvo Snchez, Gastn Zina Figueredo,
Vctor Hugo Lubian Pelaez, Marta Petrides, Cecilia Irene Gayoso Juregui,
Jos Flix Daz, Laura Anzalone, Asil Maceiro y Jorge Ral Gonzlez
Cardoso, los que tambin dan cuenta de los das que pasaron Nogueira y
Rodrguez Larreta padre e hijo en Orletti y los tormentos sufridos en esos
das.

Tambin contamos con el acta agregada a la causa Rodrguez Larreta,


que da cuenta de la participacin de Enrique Rodrguez Larreta Piera en la
inspeccin ocular realizada el 2 de abril de 1984; oportunidad en que l, junto
con otras vctimas, reconoci el inmueble donde haba permanecido cautivo
en julio de 1976.

Recordemos tambin que fue por sus propias indagaciones que se logr
identificar el lugar preciso en que estaba ubicado.

Sobre el traslado de las tres vctimas desde Buenos Aires a Montevideo


y la continuacin de su privacin de la libertad en diferentes dependencias de
esa ciudad, adems de sus propias declaraciones, contamos con las de Milton
Roman, Jos Ignacio Errandonea, Francisco Peralta, Ricardo Gil Iribarne y
Julio Csar Barboza Pla.

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Tambin Stella Calloni incluy a Rodrguez Larreta Martnez entre las
personas que fueron "blanqueadas" a travs del operativo simulado en el
Balneario de Shangril.

Sabemos adems, a partir de la querella criminal presentada por


Rodrguez Larreta Piera y del legajo CONADEP n2593 de la vctima, as
como por la declaracin de Myriam Zeballos, Rubn Prieto Benencio y Marta
Casal del Rey, que luego de su liberacin, Piera denunci las atrocidades que
haba vivido as como la coordinacin de las fuerzas represivas argentinas y
uruguayas, impulsando de este modo las investigaciones relacionadas con los
hechos que son objeto de este debate.

Por otro lado, respecto de la venta fraudulenta que se realiz sobre el


domicilio de la calle Vctor Martnez 1480, planta baja, de la Capital Federal,
contamos con la declaracin de Raquel Nogueira, quien explic que luego de
34 aos el bien contina en litigio.

Al serle exhibido el poder que se us para la venta, la testigo


desconoci las firmas insertas en l.

Asimismo, se encuentra incorporada al presente debate, el legajo


CONADEP n 2765 perteneciente a Raquel Nogueira Paullier y la causa
caratulada Conadep s/denuncia y acumuladas, que se vinculan con la venta
ilegal del inmueble mencionado, donde vivan al momento de los hechos, la
nombrada y su esposo, Rodrguez Larreta Martnez.

Tambin acreditan los hechos descriptos, el expediente Raquel


Nogueira Paullier s/beneficio ley 24.043; la documentacin remitida por la
Asamblea Permanente por los Derechos Humanos vinculada a Enrique
Rodrguez Larreta y los documentos remitidos por la Comisin Provincial por
la Memoria y el NSA.

Entre ellos, se encuentra el documento titulado "Lista alfabtica de


personas que fueron reportadas como vistas en centros clandestinos de
detencin"20, en el que se menciona a las vctimas que permanecieron

20
Alphabetical list of persons reportedly seen in clandestine detention centres

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prisioneras en un centro clandestino llamado El Jardn, sito en la calle
Venancio Flores, esquina Emilio Lamarca de la Ciudad de Buenos Aires, bajo
las rdenes de personal militar uruguayo y argentino, lugar que pareca ser
un garaje grande o taller.

Se agrega que fueron trasladados a Uruguay el 24 de julio de 1976.

Debemos destacar tambin que los sucesos que damnificaron Rodrguez


Larreta Piera y a su hijo, fueron objeto del "Juicio a las Juntas", oportunidad
en la que se tuvo por probado el secuestro, el traslado a Automotores
Orletti, el sometimiento a torturas y las condiciones inhumanas de vida en las
que permanecieron alojados all.

En el fallo se mencion incluso el informe elaborado por el Cuerpo


Mdico Forense el 25 de julio de 1985, que da cuenta de que las cicatrices que
Rodrguez Larreta Martnezpresentaba en ambos muslos resultaban
compatibles con quemaduras o paso de corriente elctrica.

Adems, cabe mencionar que en ese juicio tambin se tuvo acreditado el


trabajo conjunto de miembros de las fuerzas represivas argentino/uruguayas
dentro del CCD y el traslado clandestino de las vctimas en avin desde
Argentina hacia Uruguay.

Por ltimo, queremos resaltar que en su sentencia de la causa n1627,


este mismo Tribunal tuvo por comprobado el secuestro de Enrique
Rodrguez Larreta Martnez, Raquel Nogueira Paullier y Enrique Rodrguez
Larreta Piera, en las circunstancias de modo tiempo y lugar aqu descriptas, as
como su cautiverio en el centro clandestino de detencin Automotores Orletti
y los tormentos y las condiciones inhumanas de detencin a las que fueron
sometidos en ese lugar.

Para llegar a esa conclusin se valoraron tanto los testimonios a los que
hicimos referencia como la prueba documental mencionada.

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Por esos hechos fueron condenados Ral Antonio Guglielminetti,
Honorio Martnez Ruz y Eduardo Alfredo Ruffo, condena que ha quedado
firme.

Asimismo, como en los casos anteriores queremos dejar de manifiesto


que por la descripcin que hemos realizado y el contexto en el que ocurrieron,
entendemos se pudo probar en el debate que los hechos de los que fueron
vctimas Enrique Rodrguez Larreta Martnez, Raquel Nogueira Paullier y
Enrique Rodrguez Larreta Piera fueron ejecutados en el marco de la
asociacin ilcita Operacin Cndor.

En esta oportunidad, por su privacin ilegtima de la libertad y las


torturas a las que fueron sometidos, formulamos acusacin contra Miguel
ngel Furci.

Margarita Michelini Delle Piane y Ral Altuna Facal

Margarita Michelini Delle Piane y Ral Altuna Facal era una pareja de
jvenes uruguayos que en su pas participaban de la ROE, por lo que al igual
que muchos otros, fueron perseguidos y es por eso que emigraron a la
Argentina.

A nuestro pas llegaron en mayo de 1975 junto a su pequeo hijo Pedro.

Realizaron los trmites para la residencia temporaria y continuaron


participando polticamente para su pas en el PVP.

Sin embargo, gracias a la coordinacin represiva establecida por nuestro


pas con el resto de los pases de la regin en el marco de la Operacin o Plan
Cndor, aqu tambin fueron perseguidos.

Como ya mencionamos, el 18 de mayo de 1976, el padre de Margarita


Michelini, Zelmar Michelini, fue secuestrado en el hotel Liberty del Centro
porteo.

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Recordemos que su cuerpo acribillado apareci en un automvil en el
cruce de la Autopista Dellepiane y Ricchieri.

Un mes ms tarde, mientras el matrimonio Michelini-Altuna haca


trmites para refugiarse con ayuda del ACNUR, las fuerzas represivas
uruguayas que actuaban coordinadamente con las fuerzas de nuestro pas,
comenzaron a seguirlos de cerca.

En este debate se prob que en el marco de la primera oleada represiva


contra el PVP, la pareja fue secuestrada el 13 de julio de 1976, en horas de la
madrugada, en su domicilio de la calle French 443 de Villa Martelli, Provincia
de Buenos Aires.

En el hecho intervinieron el grupo de represores argentinos que


actuaban con base en "Automotores Oletti" en conjunto con los oficiales
uruguayos al mando de Jos Nino Gavazzo.

Iban armados y vestidos de civil.

En ese contexto, adems, les sustrajeron sus objetos de valor y el dinero


que tenan para refugiarse en el exterior.

Ese domicilio estaba ubicado dentro del rea Militar 450, cuyo Jefe en
ese momento Ral Csar Corletti, quien a su vez, responda a las rdenes del
Comandante de Institutos Militares, Santiago Omar Riveros.

Afortunadamente, y ante los ruegos de las vctimas, los captores


accedieron a entregar a su hijo a una vecina.

Posteriormente, los subieron a un auto y los trasladaron a Automotores


Orletti.

Se acredit en el debate que dentro del CCD a Margarita Michelini la


torturaron con el mtodo conocido como el plantn y tambin colgndola de
un gancho con las manos atadas, mientras le aplicaban descargas elctricas por
todo el cuerpo.
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Su marido, Ral Altuna Facal, fue sometido a golpes, a descargas
elctricas mediante la utilizacin de un bastn y tambin padeci un simulacro
de fusilamiento.

Se prob tambin que mientras estuvieron privados de su libertad en


Orletti, fueron sometidos a las condiciones inhumanas de vida que ya
describimos.

Entre los sucesos traumticos que padecieron, fueron obligados a


presenciar el asesinato de Carlos Santucho, al que ya nos referiremos,
contexto en el cual Altuna Facal identific al agente de la SIDE Miguel ngel
Furci.

Luego de sus secuestros, sus familiares, hicieron mltiples


averiguaciones para dar con su paradero y tambin para encontrar a Pedro,
dado que desconocan en manos de quien haba quedado.

Sin embargo, el estado argentino, como en todos los casos, dijo que no
tena antecedentes del matrimonio y de su hijo.

Transcurridos 11 das desde su secuestro, fueron trasladados a Uruguay


en el mismo vuelo clandestino en el que llevaron a la mayora de sus
compaeros secuestrados en ese perodo.

Al igual que los dems, en su pas continuaron privados ilegalmente de


su libertad en distintos centros de detencin.

Y en octubre de ese ao fueron incluidos en la pantomima del balneario


de Shangril, armada por los represores uruguayos para blanquearlos y
procesarlos.

Luego de 4 aos reluidos, en mayo de 1981 recuperaron su libertad.

Prueba

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Los hechos descriptos se encuentran acreditados, en primer lugar, a
travs de los dichos de Ral Altuna Facal, quien declar tanto en este debate
como en el de Orlett, y los de Margarita Michelini Delle Piane, que fueron
incorporados.

Durante sus declaraciones, las vctimas se explayaron acerca de su


participacin poltica en la ROE.

Asimismo, explicaron que llegaron a Argentina en el ao 1975, en razn


del temor producido por la persecucin desatada en Uruguay a los opositores
polticos.

Ambos afirmaron haber integrado el PVP en Argentina, lo que coincide


con los dichos de sus compaeros Ricardo Gil Iribarne y Cristina Mihura
durante el debate.

En particular, Mihura record un encuentro con Michelini en la calle, en


el que ambas fingieron no conocerse.

Ral Altuna, por otra parte, aludi a la trayectoria de Zelmar Michelini


en Uruguay, a las actividades que desarrollaba desde Argentina para ayudar a
sus conciudadanos y a los hechos ocurridos entre el 18 y el 20 de mayo de
1976.

Asimismo, record que unos das antes de su propio secuestro, vio una
camioneta cerca de su casa.

En esa camioneta estaba Jos Nino Gavazzo.

En el momento no le dio importancia porque no alcanz a reconocerlo,


pero los hechos que sucedieron posteriormente le permitieron concluir que
efectivamente era l y que lo venan siguiendo.

Tanto Altuna como Margarita Michellini coincidieron en su descripcin


de las circunstancias de modo, tiempo y lugar en el que ocurri su secuestro,

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el que cont con la actuacin conjunta de argentinos y uruguayos que forzaron
la puerta e ingresaron a su domicilio.

Adems, sus dichos fueron corroborados por el testimonio del


investigador uruguayo lvaro Rico, el de Rubn Prieto Benencio y por la
declaracin incorporada de Rafael, hermano de Margarita, quien adems de
dar detalles del secuestro, se explay acerca de la situacin familiar posterior
al asesinato de su padre, y al secuestro de su hermana.

Agreg que luego de mltiples gestiones, su madre logr recuperar a su


nieto Pedro.

Acerca del cautiverio en Automotores Orletti, las dos vctimas dieron


cuenta de los mtodos de tortura a los que fueron sometidos y las condiciones
inhumanas de vida en las que permanecieron detenidos dentro de ese CCD,
donde aseguraron que se perciba un ambiente extremadamente violento.

Margarita Michelini record que en ese lugar los tormentos y los


interrogatorios los llevaban a cabo personas de nacionalidad argentina y
uruguaya, indistintamente.

Tambin cont que en una oportunidad, los represores la llevaron en


ropa interior ante la presencia de Gerardo Gatti, quien yaca tendido en un
catre en un estado de salud deplorable.

Record la sensacin de vergenza que sinti en ese momento al ser


obligada a presentarse de ese modo ante su compaero.

Ral Altuna, por su parte, recalc el dolor que sinti al ver a su esposa
tendida desnuda, y el flagelo mientras era torturada.

Tambin describi en detalle las circunstancias que rodearon el


asesinato de Carlos Santucho, en las que identific a Miguel ngel Furci.

Sobre este punto profundizaremos cuando nos refiramos


particularmente a la responsabilidad del acusado.
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Asimismo, en el marco del debate escuchamos los testimonios de
Marta Casal del Rey, lvaro Rico y Enrique Rodrguez Larreta Martnez,
quienes dieron cuenta de la permanencia de Margarita Michelini en Orletti.

Del mismo modo, tanto Larreta, como Alicia Cadenas hablaron del
cautiverio de Altuna Facal en ese mismo CCD y recordaron que Altuna
presenci, junto a ellos, el momento del asesinato de Carlos Santucho.

Mara del Pilar Nores Montednico, agreg que durante su cautiverio


Manuel Cordero le manifest que haban sido capturados Michelini y Altuna,
a los que luego vio dentro de Orletti.

Tambin se refirieron a su cautiverio en ese lugar al menos 19 testigos:

* Sara Rita Mndez, Ana Ins Quadros, Eduardo Den Bermdez,


Edelweiss Zahn, Sergio Lpez Burgos, Jos Flix Daz, Laura Anzalone,
Mara Elba Rama, Ariel Soto Loureiro, Ana Mara Salvo, Gastn Zina, Vctor
Hugo Lubin, Marta Petrides, Jorge Ral Gonzlez Cardozo, Raquel
Nogueira, Enrique Rodrguez Larreta Piera, Cecilia Irene Gayoso, Mara
Mnica Solio y Asil Maceiro quienes permanecieron prisioneros junto con
ellos. Asimismo, Ricardo Gil Iribarne mencion que tom conocimiento con
posterioridad de ese cautiverio.

Acerca de las averiguaciones realizadas por la familia, contamos con el


legajo de la Comisin Provincial por la Memoria en relacin a Ral Altuna
Facal, en donde figura que consultada la DIPBA por antecedentes de Altuna y
de su esposa en agosto de 1976, se obtuvo resultado negativo.

Michelini y Altuna dieron cuenta a su vez, del procedimiento en el que


fueron trasladados a la Repblica Oriental del Uruguay en un vuelo de la lnea
area Pluna.

Dijeron que luego del vuelo, permanecieron clandestinamente detenidos


en su pas hasta que, a travs de un procedimiento ilegal, esto es, el operativo
simulado de Shangril, los represores regularizaron su situacin y los

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trasladaron a distintos penales hasta el ao 1981 en que recuperaron su
libertad.

En este sentido, Ricardo Gil Iribarne y Francisco Javier Peralta


recordaron en sus declaraciones que estuvieron en prisin con Ral Altuna en
Uruguay, luego de su secuestro en Buenos Aires.

Asimismo, tanto Laura Anzalone como Mara Juana Silveyra Gramont,


aseguraron haber compartido cautiverio con Margarita Michelini luego de su
traslado a Uruguay en el ao 76.

A su vez, coincide con el relato de las vctimas el documento aportado


por el NSA, que contiene una lista de nombres de uruguayos desaparecidos en
nuestro pas y posteriormente reaparecidos en el Uruguay en el ao 1976.

Particularmente, en relacin al presente caso, se menciona que


Michellini y Altuna desaparecieron el 13 de julio de 1976 en Buenos Aires y
que posteriormente aparecieron detenidos en el Uruguay.

Acreditan tambin los hechos antes descriptos, la causa Rodrguez


Larreta Piera, Enrique s/su querella, y los legajos CONADEP n 3.891 y
2.537, donde los damnificados relataron las circunstancias que vivieron
durante su cautiverio.

Finalmente, queremos resaltar que en la sentencia de la causa n1627, y


al igual que ocurri en la mayora de los casos de esta primera oleada
represiva contra el PVP, este mismo Tribunal tuvo por probado el secuestro
de Margarita Michelini Delle Piane y Ral Altuna Facal en las circunstancias
de modo tiempo y lugar aqu descriptas, as como el cautiverio, los tormentos
y las condiciones inhumanas de detencin que padecieron en Automotores
Orletti.

Por esos hechos fueron condenados Ral Antonio Guglielminetti,


Honorio Martnez Ruz y Eduardo Alfredo Ruffo, condenas que han quedado
firmes.

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Adems, debemos destacar, que se ha acreditado que los hechos de los
que fueron vctimas Margarita Michelini y Ral Altuna tambin
respondieron a la coordinacin regional ejecutada en el marco de la
Operacin Cndor.

En este sentido, adems, constituyen prueba de la operatividad de la


asociacin ilcita que es objeto de este debate.

Por su privacin ilegtima de la libertad y las torturas a las que fueron


sometidos, acusamos a Miguel ngel Furci.
Len Gualberto Duarte Lujn

Len Gualberto Duarte Lujn era uruguayo y tena 48 aos al


momento de los hechos.

En Montevideo fue dirigente sindical y lleg a ser Secretario General


del Sindicato de Obreros y Empleados del FUNSA. Fue fundador de la
Convencin Nacional de Trabajadores del Uruguay, dirigente de la Federacin
Anarquista Uruguaya y de la Resistencia Obrera Estudiantil y director del
peridico Compaeros.

Como consecuencia de sus actividades sindicales y polticas, en


Uruguay fue detenido y posteriormente liberado en, al menos, seis ocasiones.

En dos de ellas, en diciembre de 1968 y agosto de 1972, estuvo


recluido en el Grupo de Artillera n 5, en donde prestaba servicios el
imputado Manuel Juan Cordero Piacentini.
Su persecucin se intensific luego del golpe de estado de 1973. Fue
detenido nuevamente en julio de 1973 y en enero de 1974.

Ante esta situacin en mayo de 1974 se vio obligado a exiliarse en la


Argentina, al igual que otros dirigentes de la FAU y la ROE.

En julio de 1975 particip, en Buenos Aires, del congreso fundacional


del Partido por la Victoria del Pueblo, en donde se resolvi que integrara su
direccin junto con Gerardo Gatti.

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Se instal en un departamento ubicado en San Juan y Boedo de esta
ciudad, junto con Ana Ins Quadros, tambin miembro del PVP.

A travs de un comunicado, en septiembre de 1975 las Fuerzas


Conjuntas uruguayas requirieron su captura por integrar cuadros de la ROE.

Tal como ya estableciramos anteriormente, a partir del 9 de junio de


1976 se desencaden en Buenos Aires una feroz represin contra los
miembros del PVP, por parte de agentes argentinos que actuaban en
Automotores Orletti, conjuntamente con efectivos uruguayos a cargo de Jos
Nino Gavazzo.

As, fueron secuestrados y posteriormente llevados a ese CCD: el 9 de


junio, Mara del Pilar Nores Montednico y Gerardo Gatti; el 13 de junio,
Washington Prez Rossini; el 15 de junio, Julio Rodguez Rodrguez; el 30 de
junio, Enrique Rodrguez Larreta Martnez; el 8 de julio, Cecilia Irene Gayoso
Juregui; y el 7 de julio, Mara Mnica Solio Platero.

Durante el debate se acredit que el 13 de julio de 1976, alrededor de


las 9 de la noche, en virtud de una cita previamente pactada, Len Duarte se
encontr con Sergio Lpez Burgos, tambin miembro del PVP, en un bar
ubicado en la interseccin de las calles Boedo y Carlos Calvo, en la Ciudad de
Buenos Aires.

Mientras se encontraban all, un grupo de entre diez y doce personas


vestidas de civil irrumpi en el bar y se dirigi a ellos apuntndolos con armas
de fuego.

El grupo estaba integrado por agentes uruguayos pertenecientes al


equipo a cargo de Jos Nino Gavazzo; y argentinos, miembros de la banda que
actuaba en Orletti. Entre los presentes estaban Anbal Gordon, Ral Antonio
Guglielminetti y el imputado Manuel Juan Cordero Piacentini.

Duarte no ofreci resistencia, pero Lpez Burgos forceje y grit, a


consecuencia de lo cual fue brutalmente golpeado por Cordero Piacentini,
lo que le provoc una fractura en la mandbula.

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Ambos fueron esposados, encapuchados, introducidos en el piso de una
camioneta y conducidos a Automotores Orletti.

El lugar donde Duarte fue secuestrado junto con Lpez Burgos se


encontraba dentro del rea militar V a cargo del Jefe del Grupo de Artillera de
Defensa Area 101, en ese momento Jorge Alberto Muzzio, el cual dependa
del Comandante de la Subzona Capital Federal, en ese momento, el
recientemente fallecido Jorge Carlos Olivera Rvere.

Una vez en Orletti, Duarte fue llevado al piso superior, donde fue
interrogado y torturado por miembros del grupo a cargo de Anbal Gordon y
de los agentes uruguayos a cargo de Gavazzo, entre quienes se encontraba,
nuevamente, el imputado Cordero Piacentini.
Las referencias de los sobrevivientes ilustraron sobre el especial
encarnizamiento y salvajismo ejercido sobre el cuerpo de Duarte. Segn
palabras del propio Lpez Burgos, cuando lo bajaron, Duarte estaba
deshecho, no poda moverse.

Esa fue la primera de las mltiples sesiones de torturas a las que fue
sometido Duarte mientras permaneci en ese CCD.

Conforme ya fuera relatado, el 17 de julio fue nuevamente detenido en


su domicilio y trasladado a Orletti Washington Francisco Prez Rossini. Esa
detencin fue realizada por Jos Nino Gavazzo, Manuel Juan Cordero
Piacentini y Eduardo Alfredo Ruffo.

Como vimos, Prez fue llevado a Orletti con la intencin de que oficiara
de intermediario en el pago de un rescate a cambio de la liberacin de Duarte.

Lo encontr en un muy mal estado fsico, descalzo y vestido con una


camiseta manchada de sangre. Tena signos de haber estado expuesto a un fro
muy intenso y haca das que no era alimentado.

Luego de entrevistarse con Duarte y sus captores, al abrazarse para


despedirse, Duarte, consciente de la situacin en la que se encontraba y el
peligro que corra Prez, le dijo al odo: tomtelas perro, que estos son unos
asesinos .

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Conforme ser desarrollado ms adelante, entre el 13 y el 14 de julio,
fueron secuestrados y llevados a Orletti otros diecisiete miembros del PVP.

En el vuelo del 24 de julio en el que todo ellos fueron transportados a la


Repblica Oriental del Uruguay, no se encontraba Len Duarte, quien, a la
fecha, permanece desaparecido.

Antes de que fueran trasladados Duarte les haba prometido que aunque
fuera lo ltimo que hiciera, ellos iban a salir vivos de all.

Estos hechos, tanto el secuestro en el bar ubicado en la interseccin de


las calles Carlos Calvo y Boedo, como el cautiverio y los tormentos en
Automotores Orletti, ocurrieron dentro del mbito jurisdiccional y en
coordinacin con el Comando de la Subzona Capital Federal, que, en ese
momento, se encontraba a cargo del fallecido Jorge Carlos Olivera Rvere.

Tanto el Estado argentino como el uruguayo, ocultaron lo sucedido a


Len Duarte.

A pesar de las denuncias y gestiones realizadas para intentar dar con su


paradero, sus familiares y amigos nunca obtuvieron una respuesta concreta.

El 18 de agosto de 1976 su esposa Hortensia Pereira, present una


accin de Habeas Corpus en la que denunciaba que Duarte haba sido
secuestrado el 13 de julio de ese ao por personas de civil que se identificaron
como pertenecientes a las fuerzas de seguridad.

Sin embargo, tanto la Polica Federal, como el Ministerio del Interior y


los Comandantes de las tres fuerzas, negaron tener conocimiento de su
paradero.

Tampoco se dio respuesta a las gestiones realizadas ante la Cruz Roja,


la OEA y la ONU.
De acuerdo a la descripcin que hemos realizado, teniendo en cuenta las
caractersticas particulares de los hechos que damnificaron a Len Duarte, y el
especial contexto en que se produjeron, entendemos que se encuentra probado

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que su secuestro, torturas y desaparicin formaron parte de la coordinacin
regional ejecutada bajo el marco de la asociacin ilcita llamada Operacin
Cndor.

Prueba
Estos hechos se encuentran acreditados por diversos elementos de
prueba producidos a lo largo del debate.

En primer lugar, la Investigacin Histrica sobre Detenidos


Desaparecidos dio cuenta de la participacin poltica y sindical de Len
Duarte, as como la persecucin de la que fue objeto en razn de esa
participacin.

All se encuentran relevados diversos documentos producidos por los


organismos represivos uruguayos, en los que se hace un seguimiento
detallado de la vida poltica y sindical de Duarte.

Por ejemplo, en el Prontuario confeccionado por la Direccin Nacional


de Informacin e Inteligencia se encuentra registrada su participacin en el
gremio del FUNSA, en la ROE y en el PVP, as como sus detenciones en
1965, 1968, 1969, 1972, 1973 y 1974.

A estas mismas circunstancias hace referencia el libro de Ivonne Tras y


Universindo Rodrguez sobre la vida de Gerardo Gatti, incorporado por
lectura al debate.

All, a partir de diversos testimonios de familiares, amigos y


compaeros, se hace destacan la actividad poltica y sindical de Duarte, las
mltiples detenciones que padeci y su exilio en Buenos Aires.

Tambin el informe confeccionado por el Departamento II del


ejrcito Uruguayo referido a la FAU, la ROE y la OPR 33, y que fuera
hallado en el denominado Archivo del Terror en Paraguay Rollo 143
fotogramas 393 a 427-, da cuenta de las actividades polticas y sindicales de
Duarte, y del inters que esas actividades despertaban en los organismos de
inteligencia uruguayos.

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Incluso contamos con la copia del Comunicado n 1275 emitido por la
Oficina de Prensa de las Fuerzas Conjuntas, que fuera remitida por exhorto
por la Repblica Oriental del Uruguay, que ilustra el pedido de captura
formulado contra Len Duarte el 5 de septiembre de 1975.

Estas referencias se encuentran a su vez confirmadas por las


declaraciones prestadas en este debate por Ral Altuna Facal, Alicia Cadenas
Ravela, Ricardo Gil Iribarne, Ivonne Tras Hernndez, Rubn Prieto
Benencio, Enrique Rodrguez Larreta Martnez y Raquel Nogueira Paullier y
los testimonios incorporados al debate de Margarita Mara Michelini Delle
Piane, Ana Ins Quadros, y Ariel Soto Loureiro.

Todos ellos sealaron las actividades polticas y sindicales de Duarte.

Plurales elementos de juicio permiten acreditar, tambin, las


circunstancias en las que ocurri el secuestro y traslado de Len Duarte a
Automotores Orletti.

En principio, contamos con la declaracin de Sergio Lpez Burgos, que


fuera incorporada al debate.
Lpez Burgos dio cuenta de su encuentro con Duarte en un bar ubicado
en Carlos Calvo y Boedo, el 13 de julio de 1976.

Tambin describi el ingreso de un grupo de personas vestidas de civil


y cmo los apuntaron con armas de fuego.

Nos cont que fue el propio Duarte quien primero reconoci


rpidamente al imputado Cordero Piacentini en ese grupo; y que luego
pudo determinar que tambin estaban Anbal Gordon y Ral Antonio
Guglielmineti.

Dio cuenta, asimismo, del traslado a Orletti, de cmo Duarte fue


inmediatamente llevado al piso superior para ser torturado y el deplorable
estado en el que se encontraba cuando baj.

No olvidemos que Duarte pudo conocer rpidamente a Cordero, pues ya


lo haba sufrido, como expusimos, en sus anteriores detenciones en Uruguay.

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De la presencia de Duarte en Automotores Orletti y las devastadoras
torturas a las que fue sometido all, tambin hablaron Ral Altuna Facal,
Alicia Cdenas Ravela, Margarita Mara Michelini Delle Piane, Ethelweiss
Zahn Fraeire, Cecilia Gayoso Juregui, Enrique Rodrguez Larreta Martnez,
Raquel Nogueira Paullier, Mara Mnica Solio Platero, Sara Rita Mndez,
Ana Ins Quadros, Eduardo Dean Bermdez, Mara Elba Rama Molla, Ana
Mara Salvo Snchez y Jos Flix Daz Berdayes.

Todos ellos compartieron cautiverio con Duarte en Automotores Orletti


y tuvieron conocimiento directo de su presencia all y de las sesiones de
torturas que padeci.
Tambin la declaracin de Washington Prez Rossini, incorporada por
lectura al debate, confirma la presencia en Orletti de Duarte, las torturas a las
que fue sometido y la participacin del imputado Cordero Piacentini en los
hechos.

En efecto, Prez cont que una de las personas que fue a secuestrarlo
la ltima vez que fue llevado a Orletti, para negociar un rescate por la libertad
de Duarte, fue el imputado Manuel Juan Cordero Piacentini.

Asimismo, describi el estado en el que encontr a Duarte cuando


lleg, nuevamente, a Orletti: ensangrentado; hambriento; y plido del fro.

Estas circunstancias se encuentran tambin corroboradas por la


declaracin prestada por Enrique Rodrguez Larreta Piera en el marco de la
causa 13/84 y que fuera incorporada por lectura al debate en los trminos del
art. 391 inc. 3 del CPPN.

El testigo sostuvo que todas las personas con las que comparti
cautiverio en Orletti fueron torturadas pero que los torturadores se
ensaaron particularmente con Duarte.

Cont, adems, que, en una ocasin en la que Duarte estaba tirado en el


piso cerca de donde l estaba, pudo a ver, por debajo de la venda, al imputado
Cordero Piacentini sentado de rodillas al lado de Duarte dicindole que l

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por Duarte- no era un hombre como Gatti y que le iba a decir dnde estaban, y
cito, los palos verdes.

En este sentido, tambin resultan esclarecedores los dichos de Gil


Iribarne, quien cont que, hacia fines de junio o principios de julio, mientras
estaba detenido en Uruguay, fue interrogado por Manuel Cordero
Piacentini sobre Len Duarte, y que fue tambin en esas circunstancias, y a
travs de sus captores, que supo que Duarte haba sido secuestrado en
Buenos Aires.

Tambin Mara del Pilar Nores cont que fue Cordero Piacentini
quien le inform que Duarte haba sido secuestrado.

Asimismo, las constancias agregadas en los legajos CONADEP y


COMIPAZ de la vctima, as como la accin de habeas corpus presentada por
Hortensia Pereira y el legajo 6.100 referido a la detencin de Len Duarte
remitido por la Comisin Provincial por la Memoria, muestran el modo en que
la Operacin Cndor ocult lo sucedido con Duarte a pesar de los esfuerzos
realizados para intentar encontrarlo, as como la ilegalidad de su accionar.

De estas mismas circunstancias dan cuenta, al menos, tres documentos


pertenecientes al conjunto de archivos desclasificados de las agencias
gubernamentales de los Estados Unidos de Norteamrica, enviados por el
NSA.

El primero es una lista de personas desaparecidas en Buenos Aires,


recibida por el Departamento de Estado de diciembre de 1977.

El segundo, es el informe de la embajada estadounidense en Argentina


que da cuenta de la presentacin de un conjunto de caso de personas
desaparecidas a la oficina del Ministerio de Relaciones Exteriores argentino
del 14 de septiembre de 1978.

Finalmente, el tercero, es una lista de uruguayos desaparecidos en


Argentina remitida por un organismo de derechos humanos al Departamento
de Estado del, 5 de marzo de 1980.

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En todos estos documentos se hace referencia a la desaparicin de Len
Duarte.

En este sentido tambin debe tomarse en consideracin que en dos


causas judiciales que tramitaron en la Repblica Oriental del Uruguay, y que
fueron incorporadas al debate, se dio por probado que Leon Gualberto
Duarte Lujan fue secuestrado el 13 de Julio de 1976 cuando se hallaba junto a
Sergio Lpez Burgos en una cafetera sita en la calle Boedo entre Carlos
Calvo y San Juan.

Por este hecho, fueron condenados, entre otros, los militares uruguayos
Jos Nino Gavazzo, Jos Ricardo Arab y Jorge Alberto Silveira Quesada,
todos ellos miembros del mismo grupo que integr el imputado Manuel Juan
Cordero Piacentini, y que se encontraba a cargo de Gavazzo.

Finalmente, no puede dejar de sealarse que en el debate celebrado en el


marco de la causa conocida como Automotores Orletti se dio por probado el
secuestro de Sergio Rubn Lpez Burgos, en las circunstancias de modo
tiempo y lugar aqu descriptas, as como su cautiverio en el centro clandestino
de detencin conocido como Automotores Orletti.

Para llegar a esa conclusin se valoraron, entre otros, los dichos de la


propia vctima, y otras declaraciones tambin incorporadas a este debate. Por
esos hechos entre otros fueron condenados Ral Antonio Guglielmineti,
Honorio Martnez Ruz y Eduardo Alfredo Rufo, pronunciamientos que han
quedado firmes.
Por la privacin ilegtima de la libertad de Len Gualberto Duarte Lujn
acusamos a Manuel Juan Cordero Piacentini.

Como en otros casos, las limitaciones de la instruccin y el


fallecimiento durante el juicio de Harguindeguy, Videla y Olivera Rvere nos
impide dirigir formales imputaciones a otras personas.

Pero esa limitacin formal es el nico impedimento.

Tambin aqu, como en otros casos, la comprobacin de lo que ocurri


con Duarte y el contexto en el que fue perseguido, ubicado, secuestrado,

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torturado y se lo hizo desaparecer, es prueba til para acreditar la
sistematizacin y coordinacin regional de estos crmenes bajo el marco de la
denominada Operacin o Plan Cndor.

Sergio Rubn Lpez Burgos

Trataremos ahora lo que le ocurri a Sergio Rubn Lpez Burgos quien,


como vimos recin, fue secuestrado junto a Len Duarte.

Tambin de nacionalidad uruguaya, Lpez Burgos fue, en su pas de


origen, dirigente sindical del gremio de PHUASA y miembro de la Resistencia
Obrera Estudiantil.

A raz de la persecucin que sufra en su pas migr a la Argentina en


abril de 1975.

Aqu, particip de la fundacin del Partido por la Victoria del Pueblo,


espacio poltico que integr en adelante.

Como ya sealamos, Sergio Rubn Lpez Burgos y Len Duarte fueron


secuestrados el 13 de julio de 1976, alrededor de las 9 de la noche, del interior
de un bar ubicado en la interseccin de las calles Boedo y Carlos Calvo, en la
Ciudad de Buenos Aires por un grupo de entre diez y doce personas vestidas
de civil mediante el empleo de armas de fuego.

El grupo, reiteramos, estaba integrado por agentes uruguayos


pertenecientes al equipo a cargo de Jos Nino Gavazzo, entre quienes se
encontraba el imputado Manuel Juan Cordero Piacentini, y miembros de la OT
18 de la SIDE, entre ellos, Anbal Gordon y Ral Antonio Guglielminetti.

Al resistirse Lpez Brugos fue brutalmente golpeado por Cordero


Piacentini, lo que le provoc una fractura en la mandbula.

Como vimos, ambos fueron trasladados a Automotores Orletti.

All Lpez Burgos fue brutalmente torturado y permaneci recluido en


condiciones inhumanas.

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Permaneci en ese lugar hasta el 24 de julio de 1976, fecha en fue
introducido en un avin, junto a otros cautivos del centro clandestino y
llevado a la Repblica Oriental del Uruguay en un vuelo clandestino y masivo,
coordinado por fuerzas represivas argentino/uruguayas.

Como ya sealramos anteriormente, el lugar donde Lpez Burgos y


Duarte fueron secuestrados, se encontraba dentro del rea militar V a cargo
del Jefe del Grupo de Artillera de Defensa Area 101, en ese momento Jorge
Alberto Muzzio, el cual dependa del Comandante de la Subzona Capital
Federal, en ese momento, el recientemente fallecido Jorge Carlos Olivera
Rvere.

Prueba
Estos hechos se encuentran acreditados a partir de distintos elementos
de prueba producidos o incorporados durante el debate, que se detallan a
continuacin.

En primer lugar a partir del testimonio de Sergio Lpez Burgos


brindado en el juicio de la causa n 1627, incorporado al debate.

Previo a narrar los hechos que lo tuvieron como vctima se refiri a


vivencias anteriores que echan luz acerca de la persecucin sufrida por l y
sus compaeros en aquella poca y la coordinacin represiva existente entre
Uruguay y la Argentina.

Record un episodio ocurrido en el mes de febrero de 1976, en el que


fue interrogado por cuatro personas en la sede del Diario La opinin.

Explic que en esa ocasin logr no ser detenido porque intercedieron


Jacobo Timmerman y Zelmar Michelini.

Posteriormente identificara a Osvaldo Forese y otros dos militares


uruguayos como tres de los que integraran ese grupo.

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Narr, asimismo, otro episodio, ocurrido el da 9 de junio de 1976, en el
que logr escapar de dos policas que lo seguan cuando se diriga a visitar a
Washington Prez Rossini.

Respecto a la circunstancias en que ocurri su secuestro, Lpez Brugos


cont que se encontraba con Len Duarte en un bar ubicado en Carlos Calvo y
Boedo, el 13 de julio de 1976, cuando ingres un grupo de personas vestidas
de civil y que los apuntaron con armas de fuego.
Nos cont que fue Duarte quien primero reconoci a Cordero Piacentini
en ese grupo, y que luego pudo determinar que tambin estaban Anbal
Gordon y Ral Antonio Guglielmineti.

Tambin dijo que fue golpeado por Cordero Piacentini cuando intent
resistirse y que como consecuencia de los golpes recibidos sufri una fractura
del maxilar, lesin no atendida que lo acompaara durante su cautiverio.

Describi tambin el trayecto y el ingreso a Automotores Orletti, las


condiciones en las que permaneci all recluido y las sesiones de torturas a las
que fue sometido.

Al describir los tormentos, explic que en la planta alta de Automotores


Orletti lo desnudaron, lo colgaron de un gancho y le colocaron varios cables
en la cintura.

El piso del lugar estaba mojado y haban esparcido sal gruesa. En esas
condiciones fue interrogado por el militar uruguayo Manuel Juan Cordero
Piacentini mientras se le pasaba corriente elctrica, hasta que se desvaneci.

Al despertar, not que se encontraba tirado en el piso. Desde all


observ cmo Cordero Piacentini abusaba sexualmente de su compaera de
militancia Ana Ins Quadros Herrera, quien se encontraba encapuchada y
tendida sobre una mesa.

Cont que luego de forzarlo a que se identificara, le exhibieron un


organigrama de la estructura del PVP donde pudo leer los nombres de sus
compaeros.

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La intencin de los represores era que l llenara los espacios vacos con
los nombres de los compaeros que no estaban todava all.

Pasado un tiempo volvieron a torturarlo, regresndolo luego a la planta


baja del recinto, permaneciendo en ese lugar hasta el final de su cautiverio.

Respecto de las condiciones inhumanas de detencin refiri que solo


comi dos veces, que siempre durmi semidesnudo sobre el suelo y al bao no
pudo ir en ningn momento.

Tambin relat los detalles del traslado a Uruguay, ocurrido el 24 de


julio de 1976, y su cautiverio en Uruguay, primero en el CCD de Punta
Gorda y posteriormente en las instalaciones del SID, en la interseccin de
Boulevard Artigas y Palmar, en la Ciudad de Montevideo.

Finalmente, fue procesado por la Justicia Militar Uruguaya, y alojado en


un instituto penal donde permaneci hasta 1981.

Respecto del cautiverio de Sergio Rubn Lpez Burgos en


Automotores Orletti contamos tambin con las declaraciones de Sara Rita
Mndez, Ana Ins Quadros, Eduardo Den Bermdez, Margarita Michellini
Delle Piane, Raul Altuna Facal, Edelweiss Zahn, Mara Elba Rama Molla,
Ariel Rogelio Soto Loureiro, Alicia Raquel Cadenas Ravela, Ana Mara Salvo
Snchez, Gastn Zina Figueredo, Vctor Hugo Lubin Pelez y Marta
Petrides, Mara Mnica Solio Platero, Jorge Raul Gonzalez Cardozo, Enrique
Rodrguez Larreta Martnez, Raquel Nogueira Pauillier, Jose Feliz Daz,
Laura Anzalone y Cecilia Irene Gayoso, brindadas en el debate de la causa n
1627 e incorporadas a este juicio.

Sumado a esto, contamos con el testimonio de Ricardo Gil Iribarne,


quien refiri que mientras se encontraba recluido en el Penal de Libertad
comparti cautiverio con algunos militantes del PVP secuestrados en la
Argentina, entre los que record a Sergio Lpez Burgos, quien presentaba una
lesin en la mandbula.

El plexo probatorio del presente caso se ve reforzado por diversa prueba


documental.

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En primer trmino contamos con la documentacin aportada por Sergio
Rubn Lpez Burgos junto con el pedido para ser tenido por parte querellante,
agregada a fs. 1548/1610 de la causa n 1976.

Entre ella debemos destacar la que da cuenta del relato que efectu en el
ao 1984 en la ciudad de Viena, mientras todava se encontraba en el exilio.

En aquella oportunidad el nombrado realiz una descripcin


pormenorizada de los sucesos que le acontecieron durante su cautiverio y que
coincide con el relato plasmado en su declaracin incorporada al debate.

Asimismo, tambin resultan relevantes las constancias de la causa n


39.526 vinculada con una accin de habeas corpus interpuesta el 23 de julio de
1976 en favor de Sergio Rubn Lpez Burgos, del Juzgado Nacional en lo
Criminal y Correccional Federal N 3, que denotan la preocupacin de sus
familiares para dar con su paradero.

Por otra parte, de la documentacin del NSA y su correspondiente


traduccin, deben ser destacados dos registros informticos.
En primer lugar, el identificado como 0000a11f. Se trata de un informe
de la embajada estadounidense en Montevideo al departamento de estado de
ese pas, que da cuenta de que el gobierno militar uruguayo anunci la
detencin de 62 subversivos, quienes pertenecan al PVP, entre los que se
encontraba el nombrado.

En segundo lugar, el identificado como el 0000A7C2 , ya referenciado


en otros casos.

Es un documento entregado a la embajada de EEUU por la ACNUR y


contiene una lista de nombres de uruguayos desaparecidos en Buenos Aires en
1976 y luego reaparecidos en su pas de origen. All tambin surge el nombre
de Sergio Lpez Burgos.

Finalmente, no puede dejar de sealarse que en el debate celebrado en el


marco de la causa conocida como Automotores Orletti, este mismo Tribunal
dio por probado el secuestro de Sergio Rubn Lpez Burgos, en las

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circunstancias de modo tiempo y lugar aqu descriptas, as como su cautiverio
en el centro clandestino de detencin conocido como Automotores Orletti, y
los tormentos a los que fue sometido en ese lugar.

Para llegar a esa conclusin se valoraron tanto los testimonios a los que
hicimos referencia como la prueba documental mencionada.

Por esos hechos entre otros fueron condenados Ral Antonio


Guglielmineti, Honorio Martnez Ruz y Eduardo Alfredo Rufo, condena que
ha quedado firme.

Por la privacin ilegtima de la libertad y las torturas de Sergio Rubn


Lpez Burgos formulamos acusacin contra Miguel ngel Furci.
Lo que le ocurri a Lpez Burgos es otra prueba de la coordinacin
regional ejecutada en el marco de la denominada Operacin Cndor.

Ana Ins Quadros Herrera y Eduardo Dean Bermdez

En Uruguay, su pas de origen, Ana Ins Quadros Herrera y Eduardo


Dan Bermdez participaron polticamente en diversas agrupaciones polticas.

En 1974 Quadros viaj por un fin de semana a Buenos Aires, y decidi


quedarse, porque se enter de que haba sido requerida pblicamente por las
fuerzas conjuntas de su pas.

En Argentina se vincul con otros exiliados uruguayos con los que


comparta sus ideas polticas.

Por su parte, Dan Bermdez se instal en Buenos Aires en 1975, y al


igual que Quadros, se integr al PVP.

Se pudo acreditar en el debate que el 13 de julio de 1976 a las 22:00 hs.,


fueron secuestrados en una confitera ubicada en la calle Carlos Calvo y
Boedo de esta ciudad, por un grupo de 6 u 8 personas de nacionalidad
argentina fuertemente armadas, que sin dar ningn tipo de explicacin, los
sacaron a empujones del lugar.

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Den Bermdez quiso escapar, pero rpidamente fue reprimido a
golpes.

Afuera los esperaba un automvil en donde haba otros prisioneros.

Desde all, todos fueron conducidos a Automotores Orletti.

La confitera donde comenzaron sus privaciones ilegtimas de la libertad


estaba en territorio que era controlado entonces por Jorge Alberto Muzzio, en
su carcter de Jefe del rea n5 de la Subzona Capital Federal.

Dentro Orletti, Quadros y Den permanecieron alojados en las


miserables condiciones a las que ya nos referimos.

Asimismo, fueron despojados de sus elementos de valor.

De manera similar a lo que ocurri con el resto de sus compaeros,


fueron sometidos a terribles sesiones de tortura.

A Den Bermdez, en reiteradas oportunidades lo llevaron a la planta


superior del inmueble, lo desnudaron, lo colgaron de una polea y le aplicaron
descargas elctricas.

Quadros padeci las mismas torturas, y tambin le aplicaron el mtodo


denominado submarino, y la tiraron por las escaleras.

Adems, uno de sus captores, el acusado Manuel Cordero, abus


sexualmente de ella, aprovechando el estado de indefensin y de debilidad en
el que se encontraba como consecuencia de las torturas que haba recibido.

Los interrogatorios se refirieron siempre a su participacin en el PVP,


y en ellos intervinieron conjuntamente miembros de las fuerzas represivas
argentinas y uruguayas.

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Cabe mencionar, que adems de los abusos fsicos a los que fueron
sometidos y a las condiciones inhumanas de reclusin, dentro de
Automotores Orletti tambin debieron padecer todo tipo de torturas
psicolgicas, como el ser obligados a presenciar el asesinato de Carlos
Santucho, y escuchar permanentemente los gritos de quienes eran torturados,
adems de las amenazas constantes que reciban.

Luego del secuestro de Den y Quadros, sus familiares realizaron


gestiones para averiguar su paradero los cuales, como ocurri en la mayora de
los casos, resultaron infructuosos, lo que da cuenta de la complicidad de las
distintas agencias estatales, as como de la ilegalidad de la detencin.

Finalmente, el 24 de julio de 1976, Ana Ins Quadros y Eduardo Dan


Bermdez fueron repatriados forzadamente a travs del llamado primer
vuelo de la Fuerza Area de Uruguay.

Una vez all permanecieron detenidos en la crcel de Punta Gorda en


Montevideo y en la sede del SID de esa misma ciudad.

Su situacin fue posteriormente regularizada por medio del operativo


simulado que al efecto fue montado por sus captores, y es as que fueron
fraudulentamente juzgados y condenados por la justicia militar.

Den Bermdez debi cumplir una condena de dos aos y Quadros una
de cinco, luego de lo cual recuperaron la libertad y denunciaron lo que les
haba ocurrido.

Finalmente, no podemos dejar de mencionar que, tal como qued


demostrado, estos hechos tambin formaron parte del plan delictivo llevado
adelante por la asociacin ilcita Cndor, y en este sentido constituyen
prueba de su operatividad.

Prueba

En cuanto a la prueba de estos hechos, contamos principalmente con los


testimonios de las vctimas que fueron incorporados al debate.
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Ambos dieron cuenta de su participacin poltica en Uruguay y
relataron la persecucin que sufrieron por parte de las fuerzas represivas de su
pas, lo que los llev a instalarse en Buenos Aires por seguridad.

Quadros record que en la Argentina se contact con distintos


residentes uruguayos que decidieron organizarse y conformar el Partido por la
Victoria del Pueblo, como resistencia al gobierno de facto uruguayo.

A la misma organizacin dijo haber pertenecido Eduardo Den


Bermdez, lo que fue corroborado con la declaracin testimonial de Ariel
Soto.

El inters que tena el Estado uruguayo en la captura de Quadros y la de


muchos de sus compaeros, surge de la nmina de requeridos uruguayos para
junio del ao 1976, aportada por Sergio Lpez Burgos al momento de prestar
declaracin en el debate de la causa n1627, y en la que surge, entre otros, el
nombre de Ana Ins Quadros.

Respecto de las circunstancias de modo, tiempo y lugar en el que


ocurri el secuestro, las vctimas fueron coincidentes al relatar en detalle cmo
se desarroll el procedimiento y el traslado hasta Automotores Orletti.

A su vez, se incorpor la declaracin de la entonces esposa de Den


Bermdez, Adriana Gladys Cabrera Esteve, quien presenci parcialmente el
hecho, ya que estaba esperando a su marido afuera de la Confitera junto con
su hijo de 3 aos.

Concretamente, record haber visto que en el lugar haba un convoy con


combis, automviles Ford Falcon, y que haba hombres armados.

Sus dichos fueron concordantes con el testimonio de Ernesto Salvo


Snchez, quien explic adems que luego de este hecho, Adriana Cabrera y l
decidieron irse del pas por seguridad.

Sobre la permanencia de Ana Quadros y Eduardo Den en


Automotores Orletti, escuchamos a las propias vctimas que dieron detalles
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del CCD; y describieron las salvajes sesiones de torturas a las que fueron
sometidos y las condiciones inhumanas en las que permanecieron cautivos.

A su vez, ambos coincidieron en que si bien en el secuestro participaron


solo personas de nacionalidad argentina, adentro del CCD los que los
interrogaron eran uruguayos que actuaban en conjunto con los argentinos.

Quadros record que fue despojada de todos sus objetos de valor apenas
lleg y que en el lugar estaba estacionada una camioneta suya, que haba sido
apropiada por sus captores.

Refiri textualmente que Orletti era un infierno; y cont acerca del


episodio en el que luego de una brutal sesin de torturas, ella qued
desvanecida y Manuel Cordero abus sexualmente de ella sobre una mesa.

Dijo que eso le provoc un dolor tan grande, que tard veinte aos
en poder testimoniarlo.

Sus dichos, a su vez, fueron corroborados por Sergio Lpez Burgos


quien presenci el momento del abuso.

Tambin por Rubn Prieto Benencio, quien se enter con posterioridad


lo ocurrido a su compaera.

Este hecho es particularmente ilustrativo de la disposicin absoluta que


sobre los cautivos tenan los perpetradores dentro del centro clandestino.

Quadros record tambin que en un momento, para torturarla


psicolgicamente, uno de los represores le dijo que su hija tambin estaba en
el lugar y que sera torturada.

Eso le gener una crisis nerviosa; y se puso tan mal que la llevaron
arriba a la habitacin donde estaban Solio Platero y Gayoso y la pusieron al
cuidado de ellas.

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En sus declaraciones, ambas corroboraron los dichos de Quadros en este
sentido.

Por su parte, Den Bermdez relat que debido a la mala alimentacin


que reciban, durante su cautiverio baj diez kilos.

Sobre esto tambin declar Sergio Lpez Burgos, y Gladys Esteve


Briano, suegra de Den Bermdez, quien record que a su yerno le quedaron
huellas fsicas de los tormentos que recibi en su paso por Orletti.

Al respecto, Ral Altuna Facal, afirm que a Eduardo Den casi lo


matan con la picana elctrica; y que luego de las torturas qued hecho una
piltrafa.

Tambin dieron cuenta de la presencia de ambas vctimas en


Automotores Orletti:

*Alicia Raquel Cadenas Ravela, Edelweiss Zahn, Jos Flix Daz,


Laura Anzalone Cantoni, Mara Elba Rama Molla, Ariel Rogelio Soto
Loureiro, Ana Mara Salvo Snchez, Gastn Zina Figueredo, Vctor Hugo
Lubin Pelez, y Jorge Ral Gonzlez Cardozo.

Y al cautiverio de Quadros tambin se refirieron en sus declaraciones


Mara Margarita Michelini, Marta Petrides, Enrique Rodrguez Larreta
Martnez y Raquel Nogueira.

Por otra parte, resulta relevante el croquis del CCD realizado por
Quadros que obra en su legajo CONADEP n 3.891, y las actas de las dos
inspecciones oculares llevadas cabo en el inmueble sito en la calle Venancio
Flores 3519/21 de esta ciudad, en las que particip la vctima.

A su vez, dentro de la documentacin remitida por el NSA, se encuentra


un documento fechado el 16 de septiembre de 1978, que contiene un informe
al Secretario de Estado de los EE.UU. enviado por su embajador en
Montevideo, donde describe el caso de Ana Ins Quadros.

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All explica que fue secuestrada en julio de 1976 en Buenos Aires por
fuerzas argentinas y uruguayas, quienes la capturaron junto a 20 personas.

Finalmente agrega que todos ellos fueron maltratados en un garaje


local en Buenos Aires y que luego fueron remitidos a Uruguay.

En relacin con las gestiones realizadas por las familias luego de la


desaparicin de Den y Quadros, fue incorporado al debate el Habeas corpus
presentado en favor de Nelson Eduardo Dean Bermdez, la documentacin
del NSA que da cuenta de las denuncias realizadas por la familia Quadros ante
organismos internacionales, y legajo de la Comisin Provincial por la
Memoria en relacin a Ana Quadros, de donde se desprende el resultado
negativo de las averiguaciones efectuadas.

Sobre el traslado clandestino desde Buenos Aires a Montevideo, adems


de los dichos de las propias vctimas, escuchamos los testimonios de Enrque
Rodrguez Larreta Martnez, Raquel Nogueira Paullier, Ral Altuna Facal y
Laura Anzalone.

Ello encuentra sustento, adems, en la declaracin de Julio Cesar


Barboza Pla, quien dijo que Den Bermdez y Ana Quadros fueron parte del
contingente de detenidos que llegaron a Punta Gorda, luego de haber sido
secuestrados en Argentina, alojados en Orletti y trasladados hacia Uruguay.

En cuanto al episodio en Chalet Susy, Quadros explic que los hicieron


pasar como integrantes de un supuesto grupo armado que pretenda invadir
Uruguay.

Tambin se explay sobre su procesamiento y el cumplimiento de la


condena que le fue impuesta.

Adems record que en 1984, mientras cumpla un rgimen de libertad


vigilada, viaj a la Argentina para declarar en la causa Rodrguez Larreta, lo
que provoc que su regreso fuera nuevamente detenida.

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Acreditan tambin los hechos que hemos descripto, el informe de la
Comisin Investigadora sobre situaciones de Personas Desaparecidas y
Hechos que la Motivaron de Uruguay y el Legajo CONADEP n 7412 y
WR19 correspondientes a Nelson Eduardo Dan Bermdez.

A su vez, en relacin con Eduardo Den Bermdez, debe tenerse en


cuenta que en oportunidad de dictarse la sentencia en la causa nro. 13/84, se
tuvo por probada su privacin ilegtima de la libertad el 13 de julio de 1976 y
su trasladado a Automotores Orletti donde se lo someti a mecanismos de
tortura y se le impusieron condiciones inhumanas de vida y alojamiento.

En este sentido tambin debemos resaltar que los hechos de los cuales
fueron vctimas Ana Ins Quadros Herrera y Eduardo Den Bermdez, tal
como los hemos relatado, se tuvieron por probados por este mismo Tribunal
en la sentencia dictada en la causa n1627, en la que fueron condenados Ral
Antonio Guglielminetti, Honorio Martnez Ruz y Eduardo Alfredo Ruffo,
sentencia a la fecha firme.

En esta oportunidad, por la privacin ilegtima de la libertad y las


torturas a las que fueron sometidos Quadros Herrera y Den Bermdez,
formulamos acusacin contra Miguel ngel Furci.

Sara Rita Mndez Lompodio y Asil Sonia Maceiro Prez

Nos referiremos ahora a lo acontecido a las ciudadanas uruguayas Sara


Rita Mndez Lompodio y Asil Sonia Maceiro Prez.

En Uruguay, Sara Mndez haba integrado la FAU, la OPR 33 y la


ROE.

Producido el golpe de Estado, su domicilio fue inspeccionado con la


intencin de detenerla pero en ese momento no se encontraba presente.

Fue pblicamente requerida por las fuerzas conjuntas uruguayas.

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En abril de 1973 march al exilio a la Argentina, donde fue parte de la
creacin del P.V.P.

Form pareja con Mauricio Gatti con quien tuvo a su hijo Simn,
nacido en junio de 1976 en Buenos Aires.

Por su parte, Asil Maceiro tambin haba integrado la R.O.E. en


Uruguay y haba desarrollado actividad sindical en el Hospital de Clnicas de
Montevideo, donde ejerca como enfermera.

Al igual que Mndez, se exili en nuestro pas y se insert en el PVP.

Estaba en pareja con Ary Cabrera Prates quien, como ya explicamos,


haba desaparecido en abril de 1976.

La noche del 13 de julio de 1976 ambas estaban en el domicilio ubicado


en Juana Azurduy 3163 del barrio de Belgrano de esta ciudad, junto con el
pequeo Simn, de slo 20 das, cuando alrededor de 15 personas armadas
pertenecientes a las fuerzas represivas argentinas y uruguayas, cuya sede
operativa era Automotores Orletti, irrumpi violentamente en el inmueble.

Desde el primer momento, Sara Mndez fue torturada en presencia


de su pequeo hijo, por medio del mecanismo denominado submarino
seco.

Luego, ambas fueron introducidas en un jeep que era propiedad de


Mauricio Gatti y trasladadas a Orletti.

A partir de este momento, el pequeo Simn fue sustrado del cuidado


de sus padres y posteriormente apropiado por el Subcomisario de la Comisara
N 33 del barrio de Belgrano, ubicada a unas veinte cuadras del lugar de
secuestro.

Recuperara su identidad y se reencontrara con su madre, recin en el


ao 2002.

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El secuestro ocurri en jurisdiccin del rea 3 A de la Subzona Capital
Federal, entonces a cargo de Rubn Jacinto Chamorro, Director de la ESMA y
Jefe del GT 3.3.

Una vez en Orletti, Maceiro y Mndez fueron mantenidas en cautiverio


en condiciones inhumanas de vida, al igual que todos los otros cautivos en ese
lugar, y fueron vctimas de interrogatorios bajo tormentos.

Aqullos consistieron en la aplicacin de corriente elctrica mientras


permanecan colgadas de un gancho con las manos esposadas hacia atrs,
golpes.

Maceiro fue sometida a estos mtodos pese a padecer problemas


cardacos.

Como consecuencia de los tormentos, Mndez sufri parlisis en ambas


extremidades producto de los calvarios infringidos.

A esos padecimientos, en su caso se sumaba la angustia de la


incertidumbre acerca de la situacin de su beb, ya que cada vez que
preguntaba por l, se le negaba informacin.

Entre las personas que las mantuvieron cautivas, haba personal


argentino y uruguayo.

Entre estos ltimos record especialmente a Nino Gavazzo y al


imputado Manuel Cordero.

Su alojamiento ilegal en Orletti se extendi hasta el 24 de julio, fecha en


la que fueron trasladadas a Uruguay en el denominado primer vuelo, al que
ya nos referimos.

De modo similar a que ocurri con el resto de sus compaeros, sus


martirios continuaron en Punta Gorda, luego de lo cual fueron incluidas en el
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procedimiento simulado por las fuerzas uruguayas el 25 de octubre de ese
mismo ao, y sometidas a un Tribunal Militar.

Aos ms tarde, ambas fueron liberadas bajo un rgimen de libertad


vigilada, que en 1984 Sara Mndez logr evadir para viajar a la Argentina e
iniciar la bsqueda de su hijo.

Prueba

Sres. Jueces: son numerosas las pruebas que acreditan los hechos
descriptos.

Comenzaremos con las declaraciones de Sara Mndez incorporadas al


debate.

En ellas se refiri a su actividad poltica en Uruguay, la persecucin de


la que fue objeto, su exilio en la Argentina, y a la reorganizacin de la accin
poltica contra la dictadura uruguaya que llev a cabo junto con sus
compatriotas en el marco del PVP.

En este sentido, contamos tambin con el documento fechado en mayo


de 1975 del Archivo del Terror, consistente en una serie de fotografas de
personas requeridas por la Polica de Montevideo, que lleva el sello de la
Agregadura Militar de la Embajada de Uruguay en Paraguay.

Entre las personas listadas se encuentra Sara Rita Mendez.

Sobre su participacin en el PVP, dentro del Rollo 143, tambin del


Archivo del Terror, se encuentra el registro 390, en el que aparece mencionada
Sara Mndez con los seudnimos de Silvia, Mara, Margarita y Chiquita, y
como integrante de Agitacin y Propaganda del partido en Buenos Aires.

All tambin se da cuenta de su participacin en el Congreso


fundacional.

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Asimismo, Sara Mndez aludi a la persecucin que los exiliados
sufrieron en nuestro pas especialmente a partir de 1976, con especfica
referencia al secuestro de Gerardo Gatti y al rol que le cupo a su hermano
Mauricio en las negociaciones por su libertad.

En cuanto al nacimiento de su hijo, dijo que ocurri el 22 de junio de


1976, y en lo que aqu interesa, aadi que antes de dar a luz los profesionales
de la Maternidad Sard donde se atenda, le advirtieron que se haban
presentado personas preguntando por ella, razn por la cual tuvo que cambiar
de clnica.

En este contexto, y debido al riesgo que evidentemente corran,


Mauricio Gatti le haba otorgado documentacin falsa, con la cual inscribi a
su hijo con el apellido Riquelo.

Sobre el operativo de secuestro, describi que el inmueble fue revisado


en su totalidad, que colocaron a ella y a Maceiro en habitaciones separadas, y
que los captores estaban interesados en comprobar si en el lugar habitaba
Mauricio Gatti.

Cuando encontraron la fotografa que haba constituido la prueba de


vida de Gerardo Gatti en las recientes negociaciones, tomaron certeza que
estaban en el lugar que buscaban.

Explic que en ese mismo lugar la torturaron con el objeto de que les
revelara el paradero de Gatti.

A continuacin, la separaron de su hijo, quien qued en la vivienda con


parte de grupo que particip en el operativo.

A ella y a Maceiro las trasladaron a Orletti, lugar que identific en el


marco de la inspeccin ocular de la que particip y cuya acta y su
reconocimiento estn agregados a la causa Rodrguez Larreta.

En el camino, a partir de la conversacin de las personas que la


custodiaban, dedujo haban participado en otro operativo.
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Al llegar a Orletti la golpearon y la obligaron a proveer sus datos
personales.

La condujeron a la segunda planta del lugar donde, nuevamente, la


interrogaron sobre la ubicacin de Mauricio Gatti.

Tambin le exigan que los ayudara a completar un organigrama del


partido que estaba colgado en la pared de la habitacin.

En este marco se enter de que contaban con intervenciones telefnicas


que reproducan.

Ante su negativa a colaborar, fue torturada al extremo que la testigo


lleg a describir como una orga del horror y del sadismo.

Segn explic, el hecho de haber dado a luz recientemente, no implic


que los represores tuvieran algn tipo de reparo con ella.

Por el contrario, no se inmutaban ante la circunstancia de que sus


pechos secretaran leche ante el paso de la electricidad.

Entre los hechos traumticos que fue obligada a soportar en ese lugar,
record especialmente el asesinato de Carlos Santucho.

Asimismo, la testigo describi las condiciones en que se produjo el


traslado a Montevideo y sobre la continuidad de su cautiverio en Punta Gorda,
donde tambin le negaban informacin sobre su hijo.

Los dichos de Sara Mndez, en cuanta a su cautiverio y las torturas a las


que fue sometida, fueron corroborados por Margarita Michellini Delle Pianne,
Ana Ines Quadros Herrera y Ral Altuna Facal.

En sentido similar declararon:

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* Edelweiss Zanh, Enrique Rodrguez Larreta Martnez, Raquel
Nogueira, Mara Mnica Solio, Sergio Lpez Burgos, Gastn Zina, Jorge
Ral Gonzlez Cardozo, Mara del Pilar Nores, Jos Feliz Daz Berdayes,
Vctor Lubian,, Enrique Rodrguez Larreta Piera, Ariel Soto Loureiro, Laura
Anzalone, Alicia Cadenas, y Asil Maceiro.

Tambin mencionaron haber tomado conocimiento de los


padecimientos de la vctima, los testigos Samuel Blixen, Bellela Herrera,
Stella Calloni, y Carlos Osorio.

Osorio, adems, hizo referencia al documento hallado en el Archivo del


Terror de Paraguay, fechado el 15 de julio de 1976, y que menciona a 64
miembros de la OPR-33, entre los que se encuentra Sara Mndez.

De manera coincidente con Sara Mndez, declar tambin Asil


Maceiro, cuyas declaraciones en el marco del juicio de la causa n 13/84 y
durante la instruccin de la causa Orletti21, fueron incorporados por haberse
producido su fallecimiento.

En las oportunidades mencionadas describi el operativo con las


mismas caractersticas mencionadas por Sara Mndez.

Agreg que una vez en Orletti fue conducida por una escalera precaria
hacia un piso superior, en donde fue sometida a torturas con el mtodo de la
colgada a la vez que le aplicaban electricidad por el cuerpo.

La sesin culmin con su desvanecimiento.

Record que para atormentarla psicolgicamente, uno de sus captores le


mencion el fallecimiento de Ary Cabrera Prates.

En cuanto a las condiciones inhumanas de cautiverio a las que fue


sometida, mencion que permaneci tendida sobre el piso de la planta baja del
local, con las manos atadas y los ojos vendados, que no le proporcionaron
alimentos y en todo momento se escuchaban gritos, ya sea de dolor por parte

21
(fs. 6808/6810vta)
Pgina 580 de 1891
de los torturados o de la guardia, quienes amenazaban permanentemente con
golpearlos.

En cuanto al traslado a Uruguay, su alojamiento all en Punta Gorda, el


operativo de Shangril y su procesamiento, se expidi en trminos similares a
los que ya hemos descripto.

De su cautiverio, dieron cuenta, adems de Sara Mndez:

* Mara del Pilar Nores, Ana Quadros, Nelson Eduardo Den


Bermdez, Margarita Michelini, Edelweiss Zahn, Sergio Lpez Burgos, Mara
Elba Rama Molla, Ariel Rogelio Soto Loureiro, Alicia Cadenas, Mnica
Solio, Ana Salvo, Gastn Zina, Vctor Lubin, Jorge Ral Gonzlez
Cardozo, Enrique Rodrguez Larreta Martnez, Raquel Nogueira Pauillier,
Cecilia Irene Gayoso y Jos Flix Daz.

Por su parte, el testigo experto lvaro Rico expres que el secuestro de


Sara Mndez, de su hijo y de Asil Maceiro se produjo en el marco de la
primera oleada represiva contra el PVP, en la que, entre el 13 y el 14 de julio,
fueron secuestrados una veintena de miembros de ese partido.

Tambin el NSA remiti diversos documentos desclasificados por


Estados Unidos referentes a Asil Maceiro.

Uno de ellos22 es un documento redactado en lengua francesa, entregado


a la embajada de EEUU por el ACNUR, y consiste en una lista de nombres de
uruguayos desaparecidos en Buenos Aires en 1976 y reaparecidos en Uruguay
entre los que se encuentran Sara Mndez y Asil Maceiro.

Otro documento23 refiere a la condicin de desaparecida para el ao


1976 de Asil Maceiro.

Coadyuvan a completar el cuadro probatorio el Legajo Conadep N3892


correspondiente a Sara Rita Mndez, donde obran referencias de la vctima

22
0000A7C2
23
0000A87E
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sobre su cautiverio y un croquis del centro clandestino reconocido al prestar
testimonio.

A esto se agregan los legajos CONADEP n 7143 a nombre de Simn


Antonio Riquelo, y el N 7202 perteneciente a Ary Cabrera Prates.

Asimismo, sobre lo ocurrido con Simn Riquelo, se incorpor la


sentencia dictada por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N 6 de esta
ciudad, conocida como Plan sistemtico de apropiacin de nios.

En ella se tuvo por acreditado que luego del secuestro de su madre, el


pequeo fue trasladado a la Comisara N 33 donde permaneci hasta la
madrugada del 14 de julio, momento en el cual quien ejerca de Subcomisario,
Osvaldo Armando Parodi, lo traslad a su domicilio.

Luego de un trmite de adopcin irregular, l y su esposa, Julia Haydee


Campo, se apropiaron del pequeo Simn.

Por otra parte, tambin corresponde menciona que en la sentencia de la


causa Automotores Orletti, este mismo Tribunal dio por probado los
secuestros de Sara Mndez y de Asil Maceiro, en las circunstancias de modo
tiempo y lugar aqu descriptas, as como su cautiverio Automotores Orletti en
condiciones inhumanas de vida, y los tormentos a los que fueron sometidas en
ese lugar.

Para llegar a esa conclusin se valoraron tanto los testimonios a los que
hicimos referencia como la prueba documental mencionada.

Por esos hechos fueron condenados Ral Guglielminetti, Honorio


Martnez Ruz y Eduardo Alfredo Ruffo, condena que ha quedado firme.

En esta oportunidad, formularemos acusacin contra Miguel ngel


Furci por las privaciones ilegtimas de la libertad y las torturas a las que
fueron sometidas Sara Rita Mndez y Asil Maceiro.

Laura Anzalone y Jos Flix Daz


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Ahora vamos a hablar de la pareja compuesta por Laura Haydee
Anzalone Cantoni y Jos Flix Daz Berdayes, de 22 y 29 aos
respectivamente al momento de los hechos.

Laura Anzalone era una joven uruguaya que viva en Montevideo.

Desde sus estudios secundarios estuvo vinculada a agrupaciones


estudiantiles, y cuando ingres al Magisterio, se integr a la OPR 33.

Jos Flix Daz, por su parte, en 1954 emigr de Espaa a Uruguay, se


instal en Montevideo y form parte de la FAU, a travs de la cual, se vincul
tambin a la ROE.

A raz de su participacin poltica, ambos fueron perseguidos y


detenidos por las fuerzas represivas uruguayas con anterioridad al golpe de
Estado de 1973.

Luego de ser liberados, y ya instaurada la dictadura uruguaya, fueron


requeridos pblicamente, razn por la cual, decidieron emigrar a Argentina.

En Buenos Aires, se integraron al PVP, partido en el que Daz se


desempe como responsable del rea de propaganda.

Con motivo de la represin de que la organizacin comenz a ser objeto


en 1976, como medida de seguridad Anzalone y Daz Berdayes cambiaban
constantemente de vivienda.

Sin embargo, no lograron eludir el accionar coordinado de las fuerzas


uruguayas y argentinas.

En este debate, se acredit que durante la madrugada del 13 al 14 de


julio de 1976, mientras Jos Flix Daz, Laura Anzalone y su sobrino Ernesto
Anzalone estaban descansando en el interior del domicilio ubicado en la calle
Moreno 2447 de la Capital Federal, un grupo de personas vestidas de civil y
armadas con escopetas y pistolas, ingresaron violentamente y los secuestraron.

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El suceso ocurri dentro del rea VI de la Subzona Capital Federal,
cuyo responsable al momento de los hechos era el Comandante de
Operaciones Navales, Luis Mara Menda.

Durante el operativo, los miembros de la patota les robaron algunas de


sus pertenencias y revolvieron todo el departamento.

Luego, los encapucharon, les ataron las manos, y se los llevaron en una
furgoneta a Automotores Orletti.

Ernesto Anzalone, de 2 aos, fue abandonado en un hospital para ser


adoptado, lo que hubiera sucedido de no ser por la bsqueda que despleg su
abuela con la ayuda de una ONG internacional.

Dentro del CCD, Daz y Anzalone estuvieron encapuchados sin


posibilidad de comunicarse, y fueron vctima de continuas amenazas.

Por supuesto que tambin fueron sometidos a las pauprrimas


condiciones en que se mantena all a los secuestrados.

En el caso de la pareja, su situacin se vea agravada porque Anzalone


estaba embarazada.

Se pudo acreditar tambin, que fue forzada a permanecer desnuda, y que


fue interrogada y golpeada cuando intent saber qu suerte haba corrido su
sobrino.

Tambin se prob, que en ms de una oportunidad Flix Daz fue


colgado en una polea con las manos hacia atrs, al mismo tiempo que le
aplicaban descargas elctricas.

Adems, fue sometido a golpes y obligado a hacer flexiones cuando


intent comunicarse con su pareja.

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El 24 de julio, ambos fueron conducidos a Uruguay en el vuelo
coordinado por la accin conjunta de las fuerzas represivas
argentino/uruguayas, al que ya nos referimos en varias oportunidades.

Al igual que sus compaeros, en ese pas permanecieron prisioneros,


primero, en el centro de detencin en Punta Gorda y luego en la
dependencia del SID uruguayo situada en la calle Boulevard Artigas de
Montevideo.

Como continuaban en calidad de desaparecidos y nadie saba que los


haban devuelto a Uruguay, Sofa Berdayes, madre de Flix Daz, present
una accin de hbeas corpus en la justicia argentina el 1 de septiembre de
1976 en favor de su hijo.

Como en todos los casos, la accin fue rechazada, pero en Sofa


Berdayes finalmente pudo reencontrarse con su hijo el 22 de diciembre de ese
ao, cuando l y Laura Anzalone recuperaron su libertad.

Prueba

Los hechos descriptos, se encuentran acreditados por diversas pruebas


colectadas e incorporadas durante debate.

En primer lugar, contamos con las declaraciones de Laura Anzalone y


Jos Flix Daz, en las que se explayaron sobre sus participaciones polticas en
Uruguay y sobre las detenciones que sufrieron a raz de esa participacin.

En este sentido Laura Anzalone, aport una copia de un documento,


emitido por el Ministerio del Interior de Uruguay en febrero de 2011, que da
cuenta que las detenciones estn registradas en esa dependencia estatal, as
como el rgimen de libertad controlada que le impusieron al ser liberada y
finalmente la fecha en que se requiere nuevamente su captura, anotada el 13
de junio de 1975.

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Por su parte, Flix Daz Berdayes dijo que l tambin estaba requerido
desde 1975; y que incluso las fuerzas represivas uruguayas haban estado en la
casa de sus padres, donde revolvieron todo en su bsqueda.

Tambin mencion que luego del exilio de la pareja en nuestro pas,


particip en el Congreso del PVP en Buenos Aires y describi cmo se
desarroll.

Especific que dentro de la organizacin era el responsable del sector de


propaganda desde Buenos Aires, lo que coincide con lo que sostuvo Rubn
Prieto Benencio en su testimonio en el juicio.

En relacin al operativo de secuestro, las propias vctimas contaron


cmo se desarroll el procedimiento en el interior de su casa y cmo fue el
traslado, junto a otros prisioneros, hasta Automotores Orletti.

Daz, adems, cont que al menos dos de los miembros de la patota eran
uruguayos; y que uno de ellos, mientras lo encapuchaban le dijo: Gallego,
por fin te tenemos, lo que le daba la pauta de que lo estaban buscando
haca tiempo.

En cuanto al traslado, Raquel Nogueira declar que en el coche en el


que fue conducida al CCD, subieron a ms personas que estaban en las
mismas condiciones, entre los que record a Jos Flix Daz y Laura
Anzalone.

A esta circunstancia tambin hizo referencia Enrique Rodrguez Larreta


Piera en su testimonio agregado a la causa Rodrguez Larreta, Enrique
s/denuncia.

Por otra parte, Daz Berdayes y Anzalone coincidieron al relatar lo que


ocurri con el pequeo Ernesto, que finalmente fue recuperado por su abuela
antes de ser entregado en adopcin.

Asimismo, ambas vctimas dieron cuenta de las condiciones inhumanas


de vida en las que permanecieron los diez das que estuvieron en Orletti.
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Anzalone cont que en una ocasin, la llevaron a la sala de torturas y
all vio a Manuel Cordero, quien le dijo que ella no era importante porque no
tena mucha informacin, y que la cachete porque ella insista en saber sobre
su sobrino.

En este sentido, Flix Daz cont que durante una de las sesiones de
tortura que padeci, tambin vio a Manuel Cordero, quien se diriga a l
como el Gallego, y que en una ocasin le dijo, cito,

de ti ya sabemos todo te estamos dando porque queremos.

El testigo tambin explic que en Orletti los intentos de comunicacin


eran severamente penados y que en una ocasin intent preguntarle a su pareja
cmo se senta.

Como represalia lo obligaron a realizar flexiones de brazos.

Ese particular episodio tambin fue recordado, entre otros, por Sara
Mndez y Mara Elba Rama en sus respectivas declaraciones..

A su vez, tanto Daz como Anzalone contaron que dentro del CCD
escucharon y vieron cmo torturaban a otros detenidos.

Particularmente, dieron detalles del momento en que asesinaron a


Carlos Santucho.

Ambos mencionaron tambin el embarazo de Anzalone, a lo que


tambin se refirieron Edelweiss Zhan y Ral Altuna Facal.

Corroboraron tambin los hechos relatados Mara del Pilar Nores


Montednico que tambin comparti cautiverio con ellos dos en Uruguay

* y Ana Quadros, Eduardo Den, Margarita Michellini, Sergio Lpez


Burgos, Mara Elba Rama, Ariel Soto Loureiro, Alicia Cadenas, Ana Mara
Salvo, Vctor Lubin, Jorge Ral Gonzlez Cardozo y Cecilia Gayoso.

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A lo expuesto se suman los dichos de Vctor Lubin y Julio Csar
Barboza Pla, quienes tomaron conocimiento en Uruguay del secuestro y el
cautiverio en Automotores Orletti de Daz y Anzalone.

Del vuelo clandestino en el que fueron trasladados a Uruguay, las


propias vctimas detallaron el procedimiento, y contaron acerca de su
cautiverio en Montevideo.

Recordaron a su vez, que permanecieron en condicin de desaparecidos


hasta el 22 de diciembre de 1976, fecha en la que recuperaron su libertad.

En relacin con esto, se encuentra incorporado al debate el memo


elaborado por el Dr. Jos Antonio Quadros para la embajada estadounidense,
que se encuentra dentro de la documentacin del NSA.

All se incluye una lista de personas desaparecidas en el ao 1976 en


Argentina y posteriormente trasladadas al Uruguay, entre las que se menciona
a Jos Flix Daz Berdayes.

Sobre las gestiones realizadas por Sofa Berdayes, se encuentra


incorporado el habeas corpus presentado el 1 de septiembre de 1976 en el
Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal N1 de la Capital
Federal.

Acreditan tambin los hechos narrados, el legajo de la Conadep Nro. 23


de Laura Anzalone y la Investigacin Histrica sobre Detenidos
Desaparecidos, que se encuentra incorporada por lectura al debate.

Como en los anteriores casos, queremos resaltar que en el debate


celebrado en la causa n1627, este mismo Tribunal tuvo por probado el
secuestro de Jos Flix Berdayes y Laura Haydee Anzalone Cantoni, en las
circunstancias de modo tiempo y lugar aqu descriptas, as como el cautiverio,
los tormentos y las condiciones inhumanas de vida que padecieron en
Automotores Orletti.

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Por esos hechos fueron condenados Ral Antonio Gueglielminetti,
Honorio Martnez Ruz y Eduardo Alfredo Ruffo, condena que ha quedado
firme.

Por ltimo, corresponde mencionar aqu que, como en todos los otros
casos, del contexto y del modo en el que se produjeron los hechos descriptos,
se encuentra acreditado que formaron parte del Plan Cndor.

En esta oportunidad, por la privacin ilegtima de la libertad y las


torturas a las que fueron sometidos Jos Flix Berdayes y Laura Haydee
Anzalone Cantoni formulamos acusacin contra Miguel ngel Furci.

Mara Elba Rama Molla

Mara Elba Rama Molla, de nacionalidad uruguaya, tena 22 aos al


momento de los hechos.

En Uruguay era miembro de la ROE, donde se desempe en el rea de


organizacin y propaganda junto con Len Duarte.

En mayo de 1975 emigr hacia la Argentina, donde particip del


congreso fundacional del PVP.

Dentro de la organizacin se desempe en las actividades de


propaganda contra la dictadura uruguaya.

Es as que en el contexto de la primera oleada represiva contra el PVP,


Mara Elba Rama Molla fue secuestrada el 14 de julio de 1976 en horas de la
madrugada, en su domicilio sito en la calle Ensenada 267 6to. Piso de la
Capital Federal, por cinco personas vestidas de civil fuertemente armadas, de
los cuales uno era uruguayo y el resto eran argentinos.

Durante el operativo, uno de los captores se identific con una


credencial de la PFA y como ella no quiso abrir la puerta, la rompieron y
entraron por la fuerza.

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Luego de reducirla en una de las habitaciones de la casa, se la llevaron
atada y vendada en un auto particular hacia Automotores Orletti.

Su domicilio se encontraba en territorio controlado por el Jefe del rea


5 de la Subzona Capital Federal, quien, como ya dijimos, era Jorge Alberto
Muzzio.

Una vez que estuvo dentro de Orletti, fue alojada en condiciones


inhumanas de vida y fue sometida a tormentos fsicos que consistieron en
permanecer colgada de un gancho mediando el pasaje de corriente elctrica y
golpes.

Tambin la obligaron a realizar flexiones.

Al igual que sus compaeros, en el lugar tambin fue sometida a todo


tipo de tormentos psicolgicos, como ser amenazas de muerte y escuchar los
gritos de quienes eran torturados.

Transcurridos diez das, fue trasladada junto con sus compaeros en el


llamado primer vuelo de la Fuerza Area uruguaya.

En Uruguay tambin permaneci ilegalmente detenida en la casa de


Punta Gorda.

Con posterioridad, fue trasladada a la sede del SID en Boulevard


Artigas y el Palmar, donde continuaron los interrogatorios.

All vio a algunos miembros de la patota de argentinos que operaba


en Automotores Orletti.

Como continuaba desaparecida, su familia present un recurso de


habeas corpus en la justicia argentina, sin saber que Mara Elba Rama Molla
estaba nuevamente en Uruguay.

Su destino fue el mismo que el de la mayora de las personas que fueron


secuestradas en ese perodo en Buenos Aires: dej de estar desaparecida para
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pasar a cumplir una condena en el establecimiento de reclusin en Punta
Rieles, para lo cual sus captores la incluyeron en la lista de personas que
fueron falsamente detenidas en los tambin falsos operativos militares del 25
de octubre de 1976.

Cinco aos despus recuper su libertad.

Prueba

Lo que hemos afirmado respecto de Mara Elba Rama Molla encuentra


sustento, en principio, con su propio testimonio, incorporado a este debate.

En l se explay acerca de su participacin poltica en Uruguay y de la


creciente represin que se vivi en su pas luego del golpe de Estado de 1973,
lo que la llev a emigrar a Argentina, donde continu realizando actividades
de resistencia a la dictadura desde el PVP.

Sobre su secuestro, explic detalladamente las circunstancias de modo,


tiempo y lugar en el que ocurrieron los hechos; y dio algunas precisiones
acerca de las personas que integraban la patota, en particular, de un uruguayo
de pelo rojizo que era muy violento.

En relacin a ello, tambin escuchamos durante el juicio el testimonio


de Rubn Prieto Benencio y la declaracin del investigador uruguayo lvaro
Rico, quienes aludieron a la primera oleada represiva contra el PVP en la que
incluyeron a Rama Molla.

En lo que atae al cautiverio en Automotores Orletti, Rama Molla


describi el CCD como una locura continua, en donde se conviva con los
gritos de las personas, los ruidos y la msica.

All, de acuerdo a lo que relat, la sometieron a tormentos y la


mantuvieron recluida en condiciones inhumanas.

En relacin a las torturas, dijo que la golpearon, la tiraron de las


escaleras y la hicieron hacer flexiones.
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En una oportunidad, la colgaron de las manos que tena esposadas por
detrs, de modo que qued suspendida en el aire, momento en el que le
quitaron la ropa y le aplicaron golpes de corriente, que se intensificaban cada
vez que tocaba el piso hmedo.

Sobre la alimentacin, dijo que en esos diez das solo comi una vez,
porque las pocas veces que les dieron de comer, les ofrecan comida en
descomposicin o con basura.

Al igual que muchos de sus compaeros, fue obligada a presenciar el


brutal asesinato de Carlos Santucho.

Su presencia en ese momento fue corroborada por Ral Altuna Facal


durante el debate.

Tambin dieron cuenta de su cautiverio los testimonios brindados por al


menos 16 testigos:

*Mara del Pilar Nores, Sara Mndez, Margarita Michellini, Ana


Quadros, Edelweiss Zahn, Alicia Cadenas, Mara Monica Solio, Ariel Soto
Loureiro, Ana Mara Salvo Snchez, Gastn Zina, Vctor Lubin, Jorge Ral
Gonzlez Cardozo, Raquel Nogueira, Cecilia Gayoso, Jos Flix Daz y
Laura Anzalone.

Coadyuva tambin a sustentar la materialidad del hecho, el legajo


CONADEP de la vctima WR 19/12 y la accin de habeas corpus interpuesta a
favor de Mara Elba Rama Molla el 1 de septiembre de 1976.

En lo que refiere al traslado clandestino desde Buenos Aires a Uruguay,


Rama Molla record que se lo haba anticipado un efectivo argentino en
Orletti, que le dijo que eso se arreglaba de gobierno a gobierno.

Asimismo, mencion que junto a ella trasladaron a varios de sus


compaeros uruguayos y un botn con objetos de valor, lo que concuerda con
lo que surge de la Investigacin Histrica del Uruguay, con la presentacin
obrante a fs. 1/15 de la causa Rodrguez Larreta y con el documento
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enviado por el NSA titulado Lista alfabtica de personas segn los informes,
vistos en Centros Clandestinos de Detencin.

A su vez, corresponde citar otro de los documentos incorporados,


enviado tambin por el NSA, que contiene un informe realizado el 29 de
octubre de 1976 por la Embajada estadounidense en Montevideo, el cual
refiere que el gobierno militar uruguayo anunci la detencin a 14 terroristas
del PVP, entre los que figura la nombrada.

Por otra parte, debemos mencionar que estos hechos tambin formaron
parte de la sentencia de la causa n 1627, dictada por este mismo Tribunal,
en la que se los tuvo por acreditados.

Por la privacin ilegtima de la libertad y los tormentos padecidos por


Elba Rama Molla fueron condenados Ral Antonio Guglielminetti, Honorio
Martnez Ruz y Eduardo Alfredo Ruffo, condenas que han quedado firmes.

Finalmente, aqu tambin debemos mencionar que los sucesos relatados,


a su vez, constituyen prueba de la operatividad de la asociacin ilcita que
denominamos Operacin Cndor.

En este juicio, formulamos acusacin contra Miguel ngel Furci por la


privacin ilegtima de la libertad y las torturas a las que fue sometida Mara
Elba Rama Molla.

Alicia Raquel Cadenas Ravela.

Alicia Raquel Cadenas Ravela, de nacionalidad uruguaya y de 26 aos


de edad al momento de su secuestro, en su pas haba participado en la R.O.E.

Como consecuencia del golpe de Estado en su pas, Cadenas Ravela se


traslad a Buenos Aires, el 28 de junio de 1975, y se instal con quien era su
esposo, Ariel Rogelio Soto Loureiro.

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Aqu formaron parte del armado del PVP; Cdenas consigui un trabajo
estable en la empresa Trasportadores Unidos.

El 14 de julio de 1976, aproximadamente a las 14 hs., fue secuestrada


cuando ingresaba en el domicilio de sus compaeros Marta Barreto y Ernesto
Salvo Snchez, ubicado en la calle Humberto Primo 1403, 7 piso, dpto. C,
de la Capital Federal.

Desde la puerta del edificio donde la capturaron, la obligaron a subir al


departamento que tena la puerta destrozada.

En los hechos intervino un grupo de personas vestidas de civil y


armadas, que integraban el equipo de agentes argentinos que operaba con base
en Orletti.

Luego de permanecer cautiva durante tres horas en ese lugar, la


introdujeron en un vehculo y la condujeron a ese CCD.

El domicilio en el que ocurri el hecho, se encontraba en jurisdiccin


del rea VI de la Subzona Capital Federal, entonces a cargo de Luis Mara
Menda.

Una vez en Orletti, se la mantuvo privada de la libertad en condiciones


inhumanas y se le impusieron tormentos, que consistieron en golpes y al
mtodo de la colgada, desnuda, mientras le aplicaban descargas elctricas.

En su bsqueda, sus familiares presentaron un habeas corpus, pero no


obtuvieron respuesta alguna sobre dnde se encontraba.

Del mismo modo que la mayora de sus compaeros, permaneci en


Orletti hasta el 24 de julio de 1976, fecha en la que la repatriaron
forzadamente a Uruguay en el traslado conocido como primer vuelo.

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En Uruguay, primero fue alojada en el CCD de Punta Gorda y
posteriormente en las instalaciones del SID en la Ciudad de Montevideo.

Finalmente, su detencin se hizo pblica en el marco de los operativos


de fines de octubre.

Para eso ella fue alojada en un hotel de la ciudad de Montevideo, donde


se simul su detencin.

Tras ser procesada por la justicia militar, fue alojada en el Penal de


Punta Rieles, donde permaneci detenida hasta 1979, en que se exili a Suecia
junto a sus hijos.

Prueba

Estos hechos se encuentran acreditados a partir de distintos elementos.

En primer lugar, contamos con las declaraciones de Cadenas Ravela, en


las que explic los motivos de su traslado a este pas y la persecucin de que
fueron objeto tanto ella como otros exiliados uruguayos antes y despus del
golpe de Estado.

En este marco, mencion que en la Argentina se instal junto a su


esposo Ariel Rogelio Soto Loureiro y sus hijos, en la calle Patagones 299 de
Villa Dominico, en la Provincia de Buenos Aires, y que su domicilio era
utilizado como local poltico.

Asimismo, se refiri a las circunstancias de modo tiempo y lugar


en que se produjo su secuestro.

Al respecto, manifest que al llegar al edificio de la calle


Humberto Primo, ingres directamente debido a que la puerta fue abierta por
medio del portero elctrico.

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Una vez adentro, un hombre a punta de pistola la oblig a subir al
departamento del sptimo piso, donde observ que la puerta del inmueble se
encontraba destrozada.

Transcurridas unas 3 horas, la envolvieron en una funda y la


introdujeron en la parte trasera de un vehculo que identific como una
ambulancia verde que aguardaba en la puerta del edifico.

Sobre las circunstancias del secuestro, tambin declar Ernesto Salvo,


quien manifest que ese da montaron una ratonera en su domicilio, y que
as secuestraron a su hermana Ana Mara y a Alicia Cadenas, que era
compaera de estudio de su mujer, Marta Barreto.

En cuanto al traslado a Orletti, Cadenas describi el trayecto que hizo el


vehculo

Especific que al llegar al lugar dijeron Operacin Ssamo por radio


porttil, y escuch que se elev una cortina metlica.

Y que luego la bajaron del vehculo, la despojaron de los elementos que


llevaba consigo y la sentaron en la cabina de una pick up que se encontraba
estacionada en el interior del local.

Seal que entre dos o tres horas despus, ubicaron en el mismo lugar a
Ana Salvo Snchez, secuestrada en el mismo domicilio.

Ms tarde colocaran tambin all a Soto Loureiro.

Adems. Cadenas describi detalladamente el CCD, y record que entre


los automviles que estaban all estacionados haba una camioneta Peugeot
404, de color bord, que era de su propiedad.

En cuanto a sus interrogatorios, que tuvieron lugar en la planta alta del


edificio, especific que le preguntaron por los contactos que tena apuntados
en una agenda que llevaba consigo.

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Al respecto, destac que al poco tiempo uno de esos contactos, Gastn
Zina Figueredo, tambin fue secuestrado.

En esa ocasin tom conocimiento de que sus captores tenan


intervenido el telfono del departamento en donde fue secuestrada.

Asimismo, afirm que durante sus interrogatorios, fue torturada por los
uruguayos Gavazzo y Cordero Piacentini, quienes le aplicaron descargas
elctricas mientras estaba colgada con sus manos hacia atrs y desnuda.

Tambin fue sometida a un simulacro de fusilamiento.

En cuanto a las condiciones en las que tanto ella como sus compaeros
fueron mantenidos, entre otras cosas mencion que los guardias se les suban
encima del cuerpo y los obligaban a calcular el peso que cargaban, que
tambin eran obligados a realizar flexiones de brazo, y que les aplicaban
electricidad por medio de un bastn que aplicaba descargas.

Tambin record que el agente apodado El Ronco en una ocasin


oblig a todos a colocarse en posicin de cuclillas y prendi los motores de los
automviles que estaban estacionados en el lugar, para asfixiarlos con el humo
de los caos de escape.

En otra oportunidad, Pajarovich dijo que estaban apestados y los


fumig a todos.

Cadenas tambin se expidi sobre el traslado a Uruguay y el derrotero


que padeci a partir de ese momento y hasta su liberacin.

Sobre la presencia de Cadenas Ravela en Automotores Orletti,


contamos tambin con los testimonios de las personas que afirmaron haber
compartido cautiverio con ella, entre quienes se encuentran:

Sara Mndez, Ana Quadros, Margarita Michellini, Ral Altuna,


Edelweiss Zahn, Sergio Lpez Burgos, Mara Rama, Mara Solio, Ana
Salvo, Gastn Zina, Vctor Lubin , Marta Petrides, Jorge Gonzlez, Raquel
Pgina 597 de 1891
Nogueira , Cecilia Gayoso, Jos Daz, Laura Anzalone, y por supuesto, Ariel
Soto Loureiro.

Tambin manifestaron haber tomado conocimiento de ello, Ivonne


Tras, y el testigo experto lvaro Rico.

El plexo probatorio tambin se encuentra conformado, adems, por


diversos documentos.

Dos de ellos fueron aportados a este debate por el NSA, ya fueron


citados en este alegato y se refieren a listados de vctimas, en los que figura el
nombre de Cadenas Ravela.

Se suman a ello el legajo Conadep n 7413, el WR n12 y la


documentacin remitida por la APDH, todos referentes a Cadenas Ravela.

Sobre las gestiones realizadas en procura de la aparicin de la vctima,


se agreg el hbeas corpus n 154/76 del Juzgado Nacional en lo Criminal y
Correccional Federal N 1, Secretara N 3.

A lo expuesto no puede dejar de sealarse que, como ocurre con otros


hechos que conforman el debate en la sentencia de la causa Automotores
Orletti, este mismo Tribunal dio por probado el secuestro de Cadenas
Ravela, su cautiverio en ese CCD, y los tormentos a los que fue sometida en
ese lugar, tal y como los hemos relatado.

Por esos hechos fueron condenados Ral Antonio Guglielmineti,


Honorio Martnez Ruz y Eduardo Alfredo Ruffo, condenas que han quedado
firmes.

Por ltimo, queremos destacar que dado que en los hechos que
damnificaron a Cadenas Ravela se verific la actuacin conjunta de fuerzas
represivas argentinas y uruguayas, ellos adems constituyen prueba de la
operatividad de la asociacin ilcita denominada Cndor.

Pgina 598 de 1891


En este juicio, por su privacin ilegtima de la libertad y los tormentos a
los que fue sometida, formulamos acusacin contra Miguel ngel Furci.

Ana Mara Salvo Snchez.

Nos referiremos a lo acontecido a Ana Mara Salvo Snchez, uruguaya.

Al momento de los hechos tena 21 aos de edad.

En su pas haba participado activamente en la organizacin estudiantil


ROE.

Ocurrido el golpe de Estado fue detenida, interrogada y torturada por


personal de fuerzas conjuntas uruguayas. Entre ellos se encontraba el
imputado Manuel Cordero Piacentini.

Si bien fue liberada, posteriormente se requiri pblicamente su captura,


por lo que en abril de 1974 se exili a la Argentina junto con su esposo Daro
Espiga.

En Argentina se vincul a miembros del PVP, incluso su propio


hermano, Ernesto, era miembro de la organizacin.

Es en este contexto que, el 14 de julio de 1976, luego de ocurriera el


secuestro de Alicia Cdenas Ravela, en ese mismo domicilio ubicado, como
dijimos, en la calle Humberto Primo de esta ciudad, tambin fue capturada
Ana Mara Salvo Snchez.

El hecho ocurri alrededor de las 15:00 hs., y tambin la subieron al


departamento donde vio que estaba todo destrozado.

Al igual que Cadenas, de all fue trasladada a Automotores Orletti,


donde la sometieron a las condiciones inhumanas de vida a las que eran

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sometidos todos los cautivos en ese lugar y que para evitar repeticiones hemos
descripto en audiencias anteriores.

Durante ese perodo, sus familiares realizaron gestiones en procura de


conocer sobre su paradero, pero todas las respuestas fueron negativas por parte
del Estado.

El 24 de julio de 1976 fue trasladada junto con sus compatriotas en el


denominado "primer vuelo" que aterriz en el aeropuerto de Carrasco.

En Uruguay continu su cautiverio en la casa de Punta Gorda y luego en


la sede del SID de Boulevard Artigas y Palmar.

Su privacin de la libertad fue tambin blanqueada, mediante el


operativo simulado por sus captores a fines de octubre de ese ao

A partir de ese momento fue alojada en el Penal del Punta de Rieles


donde permaneci durante un ao y medio ms.

Prueba

En cuanto a la prueba, se incorpor el testimonio de Ana Mara Salvo


Snchez brindado en el juicio de la causa n 1627.

En aqulla oportunidad se refiri a su actividad poltica en Uruguay y a


su persecucin y exilio en Buenos Aires.

Sobre su secuestro, dijo que tuvo lugar el 14 de julio de 1976, cuando se


present en casa de su hermano y toc timbre.

l no estaba all y en su lugar le abrieron la puerta del edificio dos


personas que a su entender eran argentinas.

Ellos la obligaron a subir hasta la vivienda donde la interrogaron sobre


quin era y qu haca.

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All observ que la vivienda haba sido saqueada, ya que slo haba una
mesa y un par de sillas

Transcurrido un tiempo, otro grupo de personas se present en el


departamento y la retir del lugar. La subieron a un vehculo y luego de andar
algunas cuadras, la encapucharon.

A este debate tambin se incorpor la declaracin prestada en juicio por


Ernesto Salvo Snchez, oportunidad en la cual confirm su vnculo con el
PVP y se refiri al conocimiento que tom sobre las circunstancias en que se
produjo el secuestro de su hermana.

Recordar ni regres a su casa, lo que le dio la pauta de que algo le haba


sucedido.

Respecto de su llegada a Orletti, Ana Salvo declar que cuando la


ingresaron al lugar, la llevaron hacia el piso superior, donde fue interrogada
por personas de nacionalidad uruguaya.

Ellos le dijeron que saban que ella no tena participacin poltica, y la


interrogaron por el paradero de su hermano Ernesto Salvo y otras personas del
PVP que ella conoca.

Entre esas personas uruguayas, se encontraban Jos Nino Gavazzo y


cmo dijimos, Manuel Cordero Piacentini, a quines ya conoca de los
interrogatorios en Uruguay.

Sobre las condiciones en las que ella y los dems cautivos estaban en
Orletti, describi, entre otras cosas, que la negativa a acceder a un bao era
utilizada por sus captores como otro mtodo de tortura.

En el mismo sentido se refiri a la escasa o nula alimentacin y al


episodio que tambin fue mencionado por otros sobrevivientes, en el que les
dieron de comer sobras a las que les haban agregado basura.

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Sus dichos fueron corroborados por las declaraciones de Sara Mndez,
Ana Quadros, Eduardo Den Bermdez, Margarita Michellini, Raul Altuna,
Edelweiss Zahn, Mara Elba Rama Molla, Ariel Soto Loureiro, Alicia
Cadenas, Vctor Lubin, Mara Solio, Cecilia Gayoso, Raquel Nogueira y
Asil Maceiro, quienes afirmaron haber compartido cautiverio con ella en
Automotores Orletti.

Sobre las caractersticas que rodearon el traslado hacia el aeropuerto,


Ana Mara Salvo coincidi con lo que relataron el resto de los sobrevivientes
de ese hecho.

A los testimonios mencionados, se suman como prueba el Legajo


Conadep N 3.105, correspondiente a Ana Mara Salvo, y el expediente de
habeas corpus24 iniciado el 19 de julio de 1976 en su favor.

Tambin, corresponde mencionar la participacin de Ana Mara Salvo


en la inspeccin ocular de fs. 2228/2231 de la causa n 2.637realizada en el
predio de la calle Venancio Flores el 5 de julio de 2006, en la cual ella
reconoci ese lugar como aqul en el que haba transcurrido su cautiverio.

Finalmente, se encuentran agregados a la causa dos documentos


aportados por el NSA:

En primer lugar, obra el documento fechado el 31 de octubre de 197825,


en el que Amnista Internacional expone los casos de 14 reclusas, entre las que
se encuentra Ana Mara Salvo Snchez. Sobre ella se refiere que fue
secuestrada el 14 de julio 1976 en Buenos Aires por fuerzas uruguayas y
argentinas, y que para el 29 de noviembre 1976, estaba encarcelada en el penal
de Punta de Rieles, en Uruguay.

En segundo lugar, su nombre tambin aparece en el documento titulado


"Lista alfabtica de personas reportadas como vistas en centros clandestinos
de detencin", en las pginas 254 y 255 donde tambin se refiere que fue
24
causas n 7.455 que tramit ante el Juzgado Federal N 3.
25
0000AB5F.pdf

Pgina 602 de 1891


detenida el 14 de julio de 1976 en la casa de su hermano Ernesto Salvo-, y
maltratada en un centro de detencin dirigido por personal de seguridad
argentino y uruguayo llamado El Jardn o Automotores Orletti, y se da la
direccin del lugar. Tambin se refiere que fue trasladada a Uruguay el 24 de
julio de 1976.

Al igual que lo hemos hecho en otros casos, queremos destacar que lo


que hemos descripto, y consideramos probado que le sucedi a Ana Mara
Salvo Snchez, a su vez constituye prueba de la existencia y operatividad de la
asociacin ilcita Operacin o Plan Cndor.

Por ltimo, debemos mencionar que su secuestro y el sometimiento a


tormentos se tuvo por probado en la sentencia de este Tribunal
correspondiente al juicio de la causa N 1627 en el que resultaron condenados
Guglielminetti, Ruffo y Martnez Ruz.

En este juicio, por la privacin ilegtima de la libertad y los tormentos a


los que fue sometida Ana Mara Salvo Snchez acusamos a Miguel ngel
Furci.

Ariel Rogelio Soto Loureiro

Ariel Rogelio Soto Loureiro, uruguayo, tena 22 aos cuando fue


secuestrado.

En Uruguay haba sido activista del movimiento estudiantil y sindical.

En 1975 viaj a Buenos Aires para asistir a una reunin vinculada a su


actividad poltica, circunstancia en la cual se enter de que el domicilio de sus
padres haba sido allanado, y que su captura haba sido requerida.

Es por este motivo que se contact con el ACNUR, y as obtuvo refugio


en este pas.

Aqu se radic con su pareja, Alicia Cadenas Ravela y junto con ella
integr el PVP.
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El 14 de julio de 1976, por la noche, luego de que se produjeran los
secuestros de Cadenas Ravela y de Salvo Snchez en el domicilio de Ernesto
Salvo que, recordemos, se ubicaba en la calle Humberto Primo 1.403, 7 piso,
dpto. C, Ariel Soto tambin se present en el lugar.

Crea que all estaba su esposa y la haba ido a buscar.

Al ingresar al edificio fue secuestrado y de all lo subieron en una


camioneta y lo condujeron a Orletti.

En ese lugar se reencontr con Alicia Cadenas, y con otros integrantes


del partido.

Durante su cautiverio, y al igual que todos los dems, se lo mantuvo en


las condiciones de vida que ya hemos descripto y se lo someti a otro tipo de
torturas.

Le aplicaron tormentos que consistieron en golpes, y en los mtodos


conocidos como "submarino" y "la colgada", durante la cual le aplicaron
descargas elctricas.

Del mismo modo que su pareja y que muchos de sus compaeros, el 24


de julio de 1976 se lo repatri forzadamente a Uruguay en el vuelo llevado a
cabo por la Fuerza Area de ese pas.

En su bsqueda, sus familiares presentaron una accin de hbeas corpus


pero no obtuvieron respuesta alguna respecto al destino que se le haba dado.

En Uruguay lo mantuvieron secuestrado hasta que su situacin fue


blanqueada mediante el operativo montado al efecto por los militares de ese
pas.

Fue liberado bajo un rgimen de libertad vigilada entre noviembre y


diciembre de 1978, y posteriormente se exili a Suecia junto a Alicia Cadenas
y sus hijos.

Pgina 604 de 1891


Prueba

Los hechos que damnificaron a Soto Loureiro y que acabamos de


describir fueron acreditados, en primer lugar, por los testimonios de la propia
vctima, uno brindado en este juicio y el otro incorporado de conformidad con
lo previsto en la Acordada 1/2012 de la CFCP.

En esas oportunidades, expres las razones por las cuales se refugi en


la Argentina junto a su pareja, al igual que otros compaeros.

Asimismo, explic que antes de ser secuestrado, l y su grupo saban


que estaban siendo perseguidos por agentes uruguayos y que se encontraban
en peligro.

En este sentido, mencion que en una oportunidad previa a su secuestro,


deba pasar por un bar a buscar a algunos compaeros, entre los que se
encontraban Len Duarte y Eduardo Den Bermdez.

Al llegar, uno de ellos sali a encontrarse con l en la esquina y le


advirti que no ingresara, ya que all haba un sujeto que les resultaba
sospechoso, que entraba y sala todo el tiempo.

Dentro de Orletti, uno de los represores argentinos le baj la venda y le


dijo que era l el que estaba en el bar ese da.

En cuanto a su secuestro, declar que en las primeras horas de la noche


del 14 de julio de 1976 fue a buscar a Alicia Cadenas al departamento de
Ernesto Salvo y Marta Barreto.

Dijo que toc el portero elctrico y al cabo de unos minutos baj un


hombre, quien le apunt con un arma y lo oblig a ingresar al departamento.

Una vez adentro, advirti que en el lugar haba otros agentes, que segn
percibi eran argentinos, quienes incesantemente se comunicaban con el
exterior por medio de una radio.

Pgina 605 de 1891


Lo esposaron y le cubrieron la con un abrigo.

Lo sacaron del lugar y lo subieron a una camioneta color marrn claro,


cuyos vidrios le parecieron esmerilados, como si fuera una ambulancia.

Con l iban tres o cuatro personas ms.

Luego de un trayecto de aproximadamente media hora llegaron a


Orletti.

Enseguida lo condujeron a una habitacin del piso superior, donde fue


sometido a las torturas que recin describimos.

Reconoci que entre quienes lo interrogaban haba tambin personas de


nacionalidad uruguaya.

Los interrogatorios versaron acerca de su participacin y de sus


contactos en el PVP.

Segn explic, estos episodios de interrogatorios bajo tormentos se


reiteraron en otras cuatro oportunidades mientras permaneci cautivo.

Entre los represores argentinos que actuaron que estaban all record los
apodos de Pajarovich o Pjaro, Paqui, Igor, Grumete, Ruffo, y Anbal
Gordon.

Afirm tambin que entre los uruguayos que vio all, estaban, entre
otros, Gavazzo, Silveira, Arab y el imputado Manuel Cordero.

Su cautiverio en ese centro clandestino de detencin fue corroborado


por los testimonios de:

Alicia Cadenas, Mara Mnica Solio, Mara del Pilar Nores, Sara
Mndez, Ana Quadros, Eduardo Den Bermdez, Margarita Michellini, Ral
Altuna Facal, Edelweiss Zahn, Mara Elba Rama, Gastn Zina, Vctor Lubin,

Pgina 606 de 1891


Marta Petrides, Jorge Gonzlez Cardozo, Raquel Nogueira, Cecilia Gayoso y
Jos Flix Daz.

Tambin mencion haber tomado conocimiento del cautiverio de Soto


en Orletti, el testigo experto lvaro Rico.

Soto Loureiro tambin dio precisiones acerca del traslado hacia


Uruguay, la continuidad de su cautiverio en ese pas, y el procedimiento por el
cual se hizo pblica su privacin de la libertad.

Record en este sentido que mientras l y sus compaeros


permanecieron prisioneros en centros clandestinos de detencin de su pas,
fueron amenazados permanentemente con ser regresados a la Argentina, lo
que, de acuerdo a lo que les expresaban, se traducira en su muerte.

A las declaraciones mencionadas, se suman diversas constancias


documentales que tambin dan cuenta de los hechos.

Entre ellos, el documento26 remitido por el NSA que hace referencia a


un escrito listado de personas uruguayas desaparecidas en Buenos Aires
entregada por el ACNUR a la Embajada de EE.UU., entre las que figura Soto
Loureiro.

La bsqueda infructuosa de sus familiares qued registrada en la causa


n 148/76 vinculada con una accin de habeas corpus interpuesta el 10 de
septiembre de 1976 en su favor.

Al igual que lo hemos hecho en otros casos, queremos destacar que lo


que hemos descripto, y consideramos probado que le sucedi a Soto Loureiro,
a su vez constituye prueba de la existencia y operatividad de la asociacin
ilcita Operacin o Plan Cndor.

Debemos mencionar tambin que su secuestro y cautiverio en Orletti,


as como su sometimiento a tormentos en ese lugar, tambin fueron parte de

26
0000A7C2.pdf

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los hechos que tuvo por acreditados este mismo Tribunal en la sentencia de
la causa n 1627, y por los cuales se responsabiliz a Ral Antonio
Guglielmineti, Honorio Martnez Ruz y Eduardo Alfredo Ruffo, cuyas
condenas se encuentran firmes.

En esta oportunidad, formulamos acusacin contra Miguel ngel Furci


por la privacin ilegtima de la libertad y los tormentos padecidos por Ariel
Soto Loureiro.

Edelweiss Zahn Freire.

Edelweiss Zahn Freire, es uruguaya y tena 35 aos de edad al momento


de su secuestro en nuestro pas.

Su esposo, de apellido Andrs, haba sido perseguido en Uruguay por


su participacin poltica.

Incluso, en 1972 haba sido detenido por el acusado Manuel Cordero


Piacentini.

En razn de la persecucin de que fueron objeto, se mudaron a la


Argentina.

En Buenos Aires Edelweiss Zahn se relacion con otros compatriotas


exiliados, entre ellos Rodrguez Larreta Martnez, Raquel Nogueira y
Margarita Michellini, con quienes desarroll un proyecto para poner una
guardera.

Como sabemos, en 1975 los tres integraban el PVP.

Luego del secuestro de Rodrguez Larreta al que ya nos referimos, para


resguardarse Edelweiss Zahn abandon su domicilio junto a su esposo e hijos.

Sin perjuicio de ello, el 14 de julio de 1976 volvi circunstancialmente


al lugar, que estaba ubicado en la calle Deheza del barrio de Nez de esta
ciudad, para retirar algunas pertenencias.
Pgina 608 de 1891
All fue interceptada e ilegtimamente la privaron de su libertad por un
grupo de personas armadas que iban vestidas de civil, quienes se identificaron
como personal de las fuerzas de seguridad argentinas y uruguayas.

Ese espacio geogrfico estaba bajo control del rea IIIA de la Subzona
Capital Federal, rea que entonces estaba a cargo de Rubn Jacinto Chamorro
en su carcter de Director de la Escuela de Mecnica de la Armada.

Desde all la trasladaron a Automotores Orletti, donde fue interrogado


bajo tormentos.

Concretamente la desnudaron y la colgaron de un gancho. Mientras


estuvo colgada le aplicaron descargas elctricas.

Tambin la golpearon en sus odos con las manos, utilizando la tcnica


conocida como el telfono.

Tal fue la intensidad con la que hicieron esto que le causaron lesiones
permanentes en el rgano auditivo, y por eso debi utilizar audfonos el resto
de su vida.

Entre las personas que participaron en estos hechos, identific a


Manuel Cordero Piacentini.

Adems, por supuesto que fue mantenida en las mismas crueles


condiciones en la que lo fueron el resto de los prisioneros en Orletti.

En ese estado se la mantuvo hasta el 24 de julio de 1976, en que fue


forzosamente repatriada junto con sus compatriotas en el denominado primer
vuelo.

En Uruguay sigui el mismo derrotero que la mayora de sus


compaeros: luego de pasar por Punta Gorda y la sede del SID, su detencin
se hizo pblica, fue procesada por cargos falsos y cumpli una condena
durante dos aos y medio.

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Su libertad se produjo bajo un rgimen vigilado, que implicaba que
deba presentarse cada 15 das ante las autoridades.

Sin embargo, decidi escapar y emigr clandestinamente a Brasil donde


requiri asistencia del ACNUR.

Tiempo despus se exili en Francia, donde se reencontr con su


familia.

Prueba

La acreditacin de estos hechos se desprende, en primer lugar, de su


propia declaracin, en la que hizo referencia a las circunstancias que rodearon
su secuestro.

En este sentido, explic que ese da arrib a la que haba sido su casa
para buscar ropa y comida, y observ que la puerta de ingreso estaba
destrozada.

Ante ello, intent disimular y retirarse del lugar, cuando fue tomada por
la fuerza por un grupo de personas que la introdujeron en la casa.

Dijo que dentro del inmueble advirti que haba an ms personas,


todos hombres, algunos de nacionalidad argentina.

Otros eran uruguayos.

Uno de ellos le mencion que haca 24 hs. que estaban esperando a su


marido.

Explic que en ese momento la encapucharon y le dieron una fuerte


golpiza.

De all la llevaron a un lugar que, aos despus y tras ser liberada, pudo
determinar que era Orletti.

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All advirti la presencia de otros prisioneros, algunos de los cuales
conoca.

Explic que posteriormente la llevaron a la planta alta, donde un militar


uruguayo le orden que se desnudara.

En ese contexto reconoci la voz del imputado Manuel Cordero


Piacentini.

Fue reiteradamente sometida a descargas elctricas y colgada de un


gancho mientras era interrogada sobre el paradero de su esposo.

Especific que durante una de las sesiones de tortura, el gancho se


rompi y cay con fuerza en el piso, golpendose la frente, rodillas y tobillos.

Edelweiss refiri que la lastimaron tanto que no poda desplazarse por


su cuenta y que los guardias la cargaban para trasladarla de un lugar a otro.

Dijo que de las colgadas todava conserva dolores en sus hombros,


adems de haber tenido que ser sometida a diversas cirugas por las heridas
cortantes que quedaron en su cuerpo.

En cuanto a las condiciones de cautiverio, realiz una descripcin


detallada, plenamente conteste a las ya descriptas en este alegato y a las que
nos remitimos.

Asimismo, se refiri al traslado a Uruguay, su cautiverio en los centros


clandestinos a los que fue llevada a ese lugar, la legalizacin de su
detencin y el tiempo que pas en prisin.

Fueron contestes con su declaracin, los testimonios de:

Sara Mndez, Ana Quadros, Eduardo Den Bermdez, Mara Margarita


Michelini, Ral Altuna Facal, Sergio Lpez Burgos, Jos Flix Daz, Mara
Elba Rama, Ariel Soto Loureiro, Alicia Cadenas, Ana Mara Salvo, Gastn
Zina, Vctor Lubin, Enrique Rodrguez Larreta Martnez, Raquel Nogueira,
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Enrique Rodrguez Larreta Piera, Cecilia Gayoso, Mnica Solio Platero y
Asil Maceiro, quienes afirmaron haber compartido cautiverio con ella en
Orletti.

En particular, Enrique Rodrguez Larreta Piera record especialmente el


caso de Edelweiss Zanh ya que, segn explic, tena profundos cortes en la
sien y en los tobillos, que despus se le infectaron.

Entre la prueba documental, debemos citar los listados de vctimas


aportados por el NSA, en donde figura su nombre y a los que ya nos hemos
referido.

Asimismo, la privacin ilegtima de la libertad y los tormentos de


Edelweiss Zahn se tuvieron por probados en la sentencia de este mismo
Tribunal de la causa n 1627, y por ellos se conden a Guglielminetti, Ruffo
y Martnez Ruiz.

Por otra parte, lo ocurrido a Zahn es prueba del marco regional de


coordinacin represiva proporcionado por la asociacin ilcita Operacin o
Plan Cndor.

En esta oportunidad, por la privacin ilegtima de la libertad y los


tormentos a las que fue sometida Edelweiss Zahn Freire, formulamos
acusacin contra Miguel ngel Furci.

Marta Amalia Petrides y Vctor Hugo Lubin Pelaez.

Ahora nos referiremos a lo acontecido al matrimonio conformado por


Marta Amalia Petrides y Vctor Hugo Lubin Pelaez.

Al momento de los hechos, tenan 26 y 25 aos.

Ella es uruguaya. Lubin es argentino, pero resida en Uruguay.

All, ambos haban participado en la FER.

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En el ao 1974 se mudaron junto a sus hijos a la Provincia de Buenos
Aires.

Para esta poca ya no participaban activamente en poltica, pero seguan


teniendo relacin con otros compatriotas que s lo hacan.

Es por eso que, en el contexto de la sucesin de operativos que se


estaban llevando a cabo en esos das contra el PVP, fueron secuestrados.

Vctor Lubin fue apresado el 15 de julio de 1976, cuando


aproximadamente a las 6 de la madrugada, un grupo de personas de civil y
armadas irrumpieron violentamente en el domicilio familiar ubicado en
Sarmiento 99, de la localidad de Longchamps.

Luego de revisar todo y sustraer dinero que encontraron en el lugar, lo


encapucharon y se lo llevaron.

Marta Petrides, que en ese momento estaba en su trabajo en la Capital


Federal, fue alertada sobre lo acontecido en su vivienda, e inmediatamente se
dirigi a la Comisara de Longchamps para hacer la denuncia.

Cuando finaliz y sali del lugar, fue interceptada a pocos metros de esa
dependencia y secuestrada por personas vestidas de civil, que mediante el
empleo de armas la obligaron a subirse a un automvil.

Sres. Jueces: Es evidente que el personal de la Comisara estaba al


tanto de quines eran los responsables del secuestro de Lubin y les
dieron aviso sobre la presentacin de Petrides en la dependencia.

Estos hechos ocurrieron dentro del territorio que en ese momento era
controlado por el imputado Federico Antonio Minicucci, titular del rea 112
con asiento en el Regimiento de Infantera Mecanizada, quien en ese momento
responda a las rdenes del Comando de la Subzona 11, a cargo de Adolfo
Sigwald, comandante de la Brigada de Infantera Mecanizada X.

Pgina 613 de 1891


Desde los lugares de sus secuestros, ambos fueron trasladados por
separado, en primera instancia, a lo que Lubin cree que era el edificio de la
Superintendencia de Seguridad Federal, y horas ms tarde los llevaron juntos a
Automotores Orletti.

Lubin fue sometido a brutales torturas en ambos lugares.

En Orletti estas torturas consistieron en descargas elctricas, en el uso


de la colgada, y en simulacros de fusilamiento.

Petrides, tambin fue objeto de torturas en Orletti, principalmente


mediante golpes.

Adems, ambos fueron mantenidos en cautiverio en las condiciones


infrahumanas a las que ya nos referimos.

El 24 de julio de 1976, el matrimonio fue trasladado a Uruguay junto


con la mayora de sus compatriotas que tambin estaban cautivos en Orletti,
en el denominado primer vuelo que fue coordinado al efecto.

En ese pas permanecieron privados de su libertad hasta que mediante


los operativos simulados llevados a cabo en el balneario de Shangril, las
fuerzas uruguayas blanquearon su detencin.

Al ser liberados se exiliaron en Suecia.

Prueba

Esos hechos se derivan de diversos elementos.

En primer trmino, de las propias declaraciones de Vctor Lubin y


Marta Petrides, prestadas en el juicio de la causa n 1627 e incorporadas a este
debate.

Pgina 614 de 1891


En aqulla oportunidad, Lubin dio detalles sobre la actividad poltica
desarrollada en Uruguay, el asentamiento con su grupo familiar en este pas, el
operativo del cual fue vctima y su cautiverio en Automotores Orletti.

Respecto de su secuestro, relat que se encontraba con su madre y sus


dos hijos cuando se presentaron en su domicilio aproximadamente 8 hombres
argentinos, armados, quienes lo encapucharon y lo subieron en el piso de la
parte trasera de un automvil, donde lo llevaron mientras lo pisoteaban.

Record que el operativo fue auxiliado con dos o tres automviles, entre
los que pudo visualizar dos Ford Falcn.

Por su parte, Petrides declar que se encontraba en su trabajo en el


centro porteo cuando se enter del secuestro de su marido.

Es as que se dirigi a la Comisara de Longchamps para realizar la


denuncia policial, y al retirarse en direccin a su domicilio fue interceptada
por dos autos particulares.

Explic que 3 4 personas vestidas de civil bajaron corriendo, y ella


intent escapar, pero la apresaron, le pusieron una pistola en la cabeza, y le
dijeron que se quedara quieta.

Inmediatamente le colocaron una capucha y la introdujeron en la parte


posterior de uno de los autos.

El hecho tuvo lugar a pocos metros de la comisara y ante la mirada


atnita de varios testigos que estaban en sus autos, detenidos porque haba una
barrera de tren que estaba baja.

Petrides record que varios de ellos tocaron bocina, se bajaron e incluso


les gritaron a sus captores.

De all emprendieron viaje por alrededor de cinco minutos, luego de lo


cual uno de los que manejaba el vehculo dijo vamos a parar porque los
tenemos atrs y hay que mostrarle los papeles.
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Esta referencia guarda relacin con personal policial que iba detrs de
ellos y con quien los captores hablaron en ese momento, luego de lo cual la
cambiaron de vehculo.

En cuanto al lugar al que fueron conducidos en primer lugar,


Lubin lo relacion con la sede de la Superintendencia de Seguridad Federal.

Describi al lugar como un espacio pblico con oficinas, un sitio


abierto al principio, donde subi escaleras, varios pisos, y primero lo dejaron
en una especie de celda.

Luego lo llevaron a lo que identific como una oficina, porque


haba mquinas de escribir funcionando.

Sobre los padecimientos que le infringieron en ese lugar, record


que primero lo dejaron de plantn contra una pared y lo encerraron en una
pieza donde lo torturaron e interrogaron.

Dos horas ms tarde volvieron a torturarlo e interrogarlo acerca


de la actividad poltica que haba tenido hasta 1974 en Uruguay, y sobre sus
vnculos polticos con miembros del PVP.

Entre 10 o 12 horas despus, fue trasladado junto con su esposa al lugar


que aos despus reconoci como Automotores Orletti, circunstancia en la
que coincidi Petrides.

Una vez en ese lugar, Lubin explic que lo condujeron a la planta alta
donde nuevamente fue torturado por aproximadamente cuatro personas de
nacionalidad uruguaya, entre los que tiempo despus reconoci a Gavazzo.

Lo colgaron de un gancho mientras le pasaban corriente elctrica,


tambin le dieron golpes y patadas mientras estaba vendado y con las manos
esposadas.

El objetivo del interrogatorio fue similar al primero; sus captores


queran conocer sus vnculos con el PVP, a quines conoca.
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Mientras tanto, Petrides fue alojada en la planta alta, pero luego tambin
la subieron y una vez arriba le aplicaron golpes en la cabeza y el estmago.

En ese contexto un militar uruguayo le pregunt si ella era hija del


Coronel Petrides.

Cuando respondi que s, la volvieron a bajar.

Los dos testigos describieron las condiciones en las que permanecieron


alojado en Orletti, de modo similar a lo que lo hicieron los dems
sobrevivientes.

Lubin record un episodio en el que mientras estaba tirado en el piso


de la planta baja uno de los represores se le acerc y le propin golpes y
patadas.

Al mismo tiempo sinti que otro se par sobre su pecho y le coloc una
pistola entre los dientes y le dijo a vos te vamos a matar.

Petrides recod que justamente en esa planta baja, ambos fueron


testigos del asesinato de Carlos Santucho.

Corroboran los dichos de las vctimas en cuanto a su cautiverio en el


centro clandestino de detencin, los testimonios de:

Sara Mndez, Ana Quadros, Margarita Michellini, Ral Altuna Facal,


Edelweiss Zahn Freire, Sergio Lpez Burgos, Mara Elba Rama, Ariel Soto
Loureiro, Alicia Cadenas, Mara Mnica Solio, Ana Mara Salvo, Gastn
Zina, Jorge Gonzlez Cardozo, Raquel Nogueira, Cecilia Gayoso y Jos Felix
Daz.

Durante su declaracin en este juicio, Alicia Cadenas record


puntualmente que mientras ella estaba tirada en el piso de la planta baja,
personal uruguayo le dijo que cuando terminaran con el matrimonio Lubin
Petrides, la subiran a ella.

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Tanto Petrides como Lubin se refirieron tambin al traslado en avin a
Montevideo, y a las caractersticas que tuvo el operativo.

Petrides se explay sobre sus cautiverios en la casa de Punta Gorda,


primero, y en la sede del SID de Boulevard Artigas y Palmar, despus.

Explic que concluido el proceso de legalizacin en Uruguay,


continuaron en prisin por un ao y un mes ms, y que fue liberada
aproximadamente para la navidad de 1977.

Sobre lo ocurrido a Lubin y a Petrides tambin dio detalles lvaro


Rico, quien a partir de la investigacin que realiz dio cuenta acerca de su
conocimiento sobre el cautiverio que padecieron en Orletti,.

Prueban tambin los hechos relatados, el legajo WR n 16,


correspondiente a Vctor Lubin Pelaez y la documentacin que fue remitida
por la APDH sobre la pareja.

En este punto, debemos mencionar que la comprobacin de estos


hechos acreditan la coordinacin que existi entre las fuerzas represivas
uruguayas y argentinas, lo que por s mismo constituye prueba til de la
existencia y operatividad de la asociacin ilcita Cndor.

Por otra parte, corresponde sealar que la privacin ilegtima de la


libertad y los tormentos a los que fueron sometidos Petrides y Lubin,
integraron los hechos que se tuvieron por acreditados en la sentencia de este
Tribunal correspondiente a la causa n 1627.

Por ello fueron condenados Eduardo Alfredo Ruffo y Carlos Honorio


Martnez Ruiz, decisin que se encuentra firme.

En este juicio, por la privacin ilegtima de la libertad y las tormentos a


los que fueron sometidos Marta Amalia Petrides y Vctor Hugo Lubin Pelaez
acusamos a Miguel ngel Furci.

Gastn Zina Figueredo.


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Sres. Jueces: Ahora nos referiremos a lo acontecido a Gastn Zina
Figueredo, uruguayo, quien al momento de los hechos tena 21 aos.

En Uruguay haba participado del movimiento poltico estudiantil, que


fue intensamente perseguido una vez instaurada la dictadura en ese pas.

En este marco, compaeros cercanos a Gastn Zina fueron detenidos, lo


que motiv que se exiliara en Buenos Aires.

En nuestro pas se integr al PVP.

Es en el mismo contexto de operativos en que fueron secuestrados las


personas a las que acabamos de hacer referencia, que Gastn Zina fue
ilegtimamente privado de su libertad a las 10 de la maana del 15 de julio de
1976.

El suceso tuvo lugar cuando intent ingresar a la pensin donde


habitaba, ubicada en Santiago del Estero 557 de esta ciudad.

All lo secuestraron personas vinculadas a la base O.T. 1.8 de la SIDE,


que en ese momento actuaba en coordinacin con los agentes uruguayos a
cargo de Gavazzo.

La pensin estaba situada en jurisdiccin del rea VI de la Subzona


Capital Federal, a cargo de la Armada.

Desde ese lugar, lo llevaron en un Ford Falcon a Automotores Orletti,


donde Jos Nino Gavazzo y Manuel Cordero Piacentini lo interrogaron,
mientras se lo mantena colgado de un gancho con sus manos por detrs y se
le aplicaban descargas elctricas.

Adems, tal como ocurri en el resto de las vctimas, durante el tiempo


que estuvo en ese lugar fue mantenido en condiciones infrahumanas de vida.

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Mientras esto ocurra, sus familiares realizaron averiguaciones en
entidades oficiales y presentaron una accin de habeas corpus, pero nadie les
dio una respuesta sobre su paradero, ocultando as lo ocurrido.

Das ms tarde, el 24 de julio lo llevaron a Uruguay en el mismo vuelo


al que ya nos referimos en casos anteriores, y del mismo modo en que ocurri
con la mayora de sus compaeros, luego de transcurrir un tiempo
clandestinamente alojado en ese pas, las autoridades uruguayas lo incluyeron
en el operativo de accin psicolgica del balneario de Shangril, y es as como
su reclusin se hizo pblica.

Cumpli condena en el Penal Libertad, desde donde en el ao 1978 fue


liberado bajo vigilancia.

En esa situacin permaneci hasta enero de 1985.

Prueba

La prueba de estos hechos se deriva de variados elementos.

Por ejemplo, de los propios dichos de Gastn Zina, vertidos tanto en el


juicio de la causa n 1627 ante este Tribunal, como en el correspondiente al de
la causa n 1351 conocida como plan sistemtico de apropiacin de nios.

En esas ocasiones, se refiri al acoso de la dictadura uruguaya sobre el


espacio poltico en el cual participaba, su posterior exilio a Buenos Aires, las
circunstancias que rodearon su secuestro y tormentos, la repatriacin forzada
al Uruguay y la bsqueda emprendida por sus familiares mientras estuvo
desaparecido.

Sobre el secuestro, relat que el 15 de julio de 1976, un grupo de


personas que vestan de civil y que se encontraban armadas lo capturaron
violentamente cuando ingresaba a la pensin en la que viva.

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Inmediatamente, le vendaron los ojos pero cuando todava estaban ah le
sacaron la venda y uno de los hombres le advirti que no se hiciera el hroe
porque lo matara.

Entre las personas que vio en ese momento, identific a Pajarovich y


a Paqui, dos de los integrantes de la OT 1.8..

Durante el trayecto hacia Orletti, que dur aproximadamente 15 o 20


minutos, sus captores se detuvieron y hablaron con personal policial que iba
en un patrullero.

Al llegar, lo subieron inmediatamente a la planta alta donde lo


desnudaron y esposaron con sus brazos hacia atrs.

Describi las torturas a las que fue sometido a lo largo de toda la tarde y
el interrogatorio del cual fue objeto sobre sus vinculaciones con el PVP y las
condiciones econmicas de su familia.

Finalizado el interrogatorio, lo dejaron colgado del gancho durante un


prolongado lapso.

Mientras estaba en esa situacin, le aplicaron una descarga elctrica que


le caus mucho dolor por lo cual peg un grito fuerte, lo que gener enojo en
algunos de los represores que estaban durmiendo y se despertaron por el
alarido.

Luego, lo descolgaron y trasladaron al nivel inferior del recinto.

Describi cmo vivieron esos das l y el resto de los secuestrados, las


pauprrimas condiciones en que eran mantenidos y los tormentos psicolgicos
a los que fueron permanentemente sometidos.

En particular, record que fue obligado a realizar flexiones de brazos


soportando el peso de uno de los custodios que se haba subido sobre su
espalda.

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Para divertirse, le exigieron que adivinara su peso.

Tambin se refiri al asesinato de Carlos Santucho, del que obviamente


fue testigo involuntario.

Lo describi como un hecho aberrante, que constituy un mecanismo


ms de tortura para los all presentes, ya que muchos pensaban que tendran el
mismo destino que la vctima.

Sobre la presencia de Gastn Zina en Orletti, dieron cuenta en sus


declaraciones:

Sara Mndez, Ana Quadros, Eduardo Den Bermdez, Margarita


Michellini, Raul Altuna Facal, Edelweiss Zahn, Sergio Lpez Burgos, Mara
Elba Rama, Ariel Soto Loureiro, Alicia Cadenas Ravela, Mara Mnica
Solio, Vctor Lubin, Marta Petrides, Ana Mara Salvo, Jorge Gonzalez
Cardozo, Enrique Rodrguez Larreta Martnez, Raquel Nogueira, Cecilia
Gayoso y Jos Flix Daz.

Adems, el testigo experto lvaro Rico expuso sobre su conocimiento


del cautiverio de Gastn Zina en Orletti a partir de la investigacin histrica
que desarroll.

En cuanto a los documentos aportados por el NSA, al menos 4 se


refieren a Gastn Zina:

- El que contiene la recopilacin realizada el 31 de diciembre de 1976


por la Asamblea Permanente de Derechos Humanos, sobre los casos de treinta
ciudadanos uruguayos que fueron secuestrados en Argentina27.

- El documento28 originalmente redactado en idioma francs que


contiene un listado entregado a la embajada de EE.UU por el ACNUR, y que
incluye una nmina de uruguayos desaparecidos originalmente en Buenos
Aires en el 76, y luego reaparecidos en Uruguay.

27
0000A270
28
0000A7C2
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- El documento consistente en una base de datos sobre cerca de 9000
personas desaparecidas que fue recopilada por la Embajada de EE.UU en
Buenos Aires29, y que en la pgina 142 incluye a Gastn Zina Figueredo.

- El informe de la embajada estadounidense en Montevideo al


departamento de estado de ese pas, que refiere al anuncio por parte del
gobierno militar uruguayo de la detencin de 62 personas calificadas como
subversivos pertenecientes al PVP el 23 de octubre de 1976.

Del mismo modo, contamos con el Legajo n 16.006 Mesa DS de la


ex DIPBA, remitido por la Comisin Provincial por la Memoria, donde consta
que se realiz una solicitud de paradero de Zina Figueredo con resultados
negativos.

Por ltimo, contamos con la sentencia de este mismo Tribunal dictada


en la causa n1627, que se encuentra firme, y en la que se tuvo por probado el
secuestro de Gastn Zina Figueredo, en las circunstancias de modo tiempo y
lugar que hemos descripto, as como su cautiverio en Orletti, los tormentos y
las condiciones inhumanas de detencin a las que fue sometido en ese lugar, y
se conden por esos hechos a Honorio Martnez Ruz y Eduardo Alfredo
Ruffo.

En este juicio concluimos, adems, que estos hechos constituyen


tambin prueba de la coordinacin represiva en el marco de la Operacin
Cndor, ya que tal como explic la propia vctima en sus declaraciones,
durante su secuestro, permanencia clandestina en Orletti y en el traslado a
Montevideo, actuaron de manera conjunta las fuerzas represivas uruguayas y
argentinas.

Por la privacin ilegtima de la libertad y los tormentos a los que fue


sometido Gastn Zina Figueredo, acusamos en esta oportunidad a Miguel
ngel Furci.

Mara Claudia Garca Iruretagoyena, Marcelo Gelman, Nora Eva


Gelman y Luis Edgardo Peredo
29
0000A95E

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Sres. Jueces: Vamos a tratar ahora lo ocurrido a Mara Claudia Garca
Iruretagoyena, Marcelo Gelman, Nora Eva Gelman y Luis Edgardo Peredo.

Mara Claudia Garca Iruretagoyena y Marcelo Ariel Gelman eran


argentinos, se casaron en julio de 1976 y al momento del secuestro, ella estaba
embarazada de 7 meses.

Ambos participaron polticamente en la UES (Unin de Estudiantes


Secundarios).

Debido a la actividad poltica que realizaban, fueron perseguidos por las


fuerzas represivas.

El 19 de agosto de 1976, luego del secuestro de Carolina Segal y Nstor


Rovegno comenz una sucesin de secuestros que involucr al grupo de
estudiantes del Colegio Nacional de Buenos Aires e integrantes de la UES.

Al da siguiente, el 20 de agosto de 1976, se llevaron a Guillermo


Binstock, uno de los mejores amigos de Marcelo Gelman.

Los tres fueron llevados al CCD Automotores Orletti, donde, como ya


vimos, en ese momento actuaba el grupo a cargo de Anbal Gordon, junto con
el grupo de militares uruguayos que comandaba Jos Nino Gavazzo, y entre
quienes se encontraba el imputado Cordero.

Cuatro das ms tarde, el 24 de agosto de 1976 a la una de la maana,


un grupo de personas vestidas con uniforme de fajina o de polica, ingresaron
violentamente al domicilio de Berta Schubaroff y Nora Eva Gelman, madre y
hermana de Marcelo, ubicado en la calle Medrano 1015, 2 piso D de la
Capital Federal.

Durante el operativo, los agentes interrogaron a Berta sobre el domicilio


de su hijo, y frente a la negativa, encerraron a Nora en una habitacin y la
golpearon en la cara con la culata del arma hasta que, rendida, dijo que su
hermano viva en la calle Gorriti 3868, a solo dos cuadras de all.

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Del lugar, se sustrajeron varios objetos de valor y se llevaron
secuestrados a Nora Gelman y a Luis Edgardo Peredo, que era un amigo de
Nora que se encontraba circunstancialmente en el domicilio.

Minutos ms tarde llegaron al domicilio de la calle Gorriti 3868, donde


secuestraron a Mara Claudia Garca Iruretagoyena y a Marcelo Gelman.

Tanto ese domicilio como el de Nora Gelman y su madre, estaban


ubicados en la jurisdiccin de la Zona I, Subzona Capital Federal, entonces a
cargo de Jorge Olivera Rvere; concretamente, dentro del rea II, cuya sede
era el Regimiento de Infantera I Patricios.

En ese momento, el Jefe del Regimiento era Humberto Jos Ramn


Lobaiza y el segundo Jefe era Felipe Jorge Alespeiti.

Las cuatro personas secuestradas esa noche, Nora Gelman, Luis Peredo,
Marcelo Gelman y Mara Claudia Garca Iruretagoyena, fueron trasladadas al
CCD Automotores Orletti, donde fueron sometidas a condiciones
inhumanas de detencin y a torturas.

Marcelo Gelman y Luis Peredo fueron golpeados brutalmente,


practicaron con ambos el submarino, y les aplicaron electricidad sobre el
cuerpo mediante el uso de picana elctrica.

Durante un perodo los dejaron a todos juntos en una habitacin, pero


luego fueron separados.

Transcurridos cuatro das, Nora Gelman y Luis Peredo fueron liberados.

Marcelo Gelman fue asesinado el 9 de octubre de ese mismo ao.

De acuerdo a lo que se acredit en la causa n 4439/89, su muerte fue


provocada por un proyectil de arma de fuego disparada a corta distancia
(menos de 50 cm), aunque no de contacto, ya que no se constat signo de
Benassi, lo que resultaba consistente con un homicidio.

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Su cadver fue escondido dentro de un tanque que apareci el 14 de
octubre de 1976 en el canal de San Fernando, provincia de Buenos Aires.

Sus restos fueron exhumados e identificados por el Equipo Argentino de


Antropologa Forense aos ms tarde.

Por su parte, Mara Claudia Garca Iruretagoyena fue mantenida en


cautiverio en Orletti hasta que fue trasladada clandestinamente a la Repblica
Oriental del Uruguay, donde permaneci cautiva en el centro clandestino
ubicado en Bulevard Artigas y Palmar, sede del SID.

Recordemos que en ese CCD uruguayo, Manuel Cordero fue visto por
los sobrevivientes que tambin estaban prisioneros all, luego de ser tambin
trasladados desde Orletti.

Entre los ltimos das de octubre y los primeros das de noviembre la


llevaron al Hospital Central de las Fuerzas Armadas en Montevideo para dar a
luz a su hija Macarena, luego de lo cual ambas fueron nuevamente trasladadas
al CCD, donde permanecieron juntas por un corto perodo, hasta que
decidieron separarlas

As, Mara Macarena Gelman fue entregada al Comisario uruguayo


ngel Julin Taurio Rodrguez y a su mujer, Esmeralda Vivian de Taurio,
quienes la criaron como hija propia, hasta que el 5 de julio de 2000 recuper
su identidad.

Desde entonces, Mara Claudia Garca Iruretagoyena permanece


desaparecida.

Luego del secuestro, las familias comenzaron la bsqueda de sus hijos,


y es as que Berta Schuberoff y Mara Eugenia Casinelli, recorrieron
comisaras, presentaron Habeas Corpus, recurrieron a diferentes autoridades
eclesisticas, publicaron solicitadas en los diarios, y hasta solicitaron una
audiencia con el entonces Ministro del Interior, Albano Harguindeguy, quien
nunca las recibi.

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Es as que el Estado argentino les neg cualquier informacin sobre el
paradero de su familia, ocultando lo ocurrido.

Durante aos, las familias continuaron la bsqueda de su nieta: Berta


Schubaroff lo hizo desde el espacio de Abuelas de Plaza de Mayo, mientras
que Juan Gelman y su esposa, Mara La Madrid, realizaron incontables
gestiones, aprovechando el nombre conocido del poeta, acudiendo a
personalidades del mundo de la cultura.

Como ya dijimos, recin en el ao 2000, Macarena Gelman recuper su


identidad, y a partir de ese momento se sum a la bsqueda de la familia por
encontrar a su madre.

Es as que junto a su abuelo Juan Gelman, llev el reclamo a la Corte


Internacional de Derechos Humanos con el fin de que la Repblica Oriental
del Uruguay iniciara una investigacin que permitiera determinar lo ocurrido
con ella.

El 24 de febrero 2011, la Corte Internacional de Derechos Humanos


conden al Estado uruguayo, entre otras sanciones, a iniciar una investigacin
judicial sobre los hechos que perjudicaron a su madre a fin de lograr su
esclarecimiento, a realizar las tareas tendientes a lograr la localizacin de
Mara Claudia Garca Iruretagoyena o de sus restos mortales para entregarlos
a sus familiares; y a realizar un acto pblico de reconocimiento de
responsabilidad internacional por tales acontecimientos.

Si bien este acto efectivamente se realiz en la ciudad de Montevideo,


hasta el momento, no se ha podido determinar el destino que los captores de
Mara Claudia le dieron a sus restos.

A partir de lo que hemos relatado y de las caractersticas que presentan


los hechos, podemos concluir que el traslado clandestino de Mara Claudia
Garca Iruretagoyena, su cautiverio y desaparicin en Uruguay, as como la
apropiacin de su hija nacida en cautiverio por parte de un integrante de la
polica uruguaya, constituyen hechos ejecutados en el marco de la Operacin
Cndor.

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Es posible que sus victimarios hayan considerado que el nacimiento de
su hija en otro pas fuera una manera de garantizar la impunidad de estos
hechos, como ocurri en otros casos que hemos visto a lo largo de este debate.

Pero en cualquier caso, es innegable que ese traslado se encuentra


vinculado a la estrecha coordinacin represiva que en ese perodo existi entre
el grupo argentino y el uruguayo que actuaba en Orletti, en el marco de la
asociacin ilcita Cndor.

Prueba

Los hechos descriptos se sustentan en los siguientes elementos de


prueba:

En principio, debemos citar las declaraciones testimoniales de Macarena


Gelman, quien cont en este debate lo que pudo reconstruir de la vida de sus
padres, a travs de lo que le contaron sus amigos y familiares.

Por ejemplo, que su padre iba al Colegio Nacional de Buenos Aires y


que con su madre se conocieron en el espacio poltico que compartan, y que
se casaron en 1976.

Agreg que su padre integraba la UES, lo que tambin surge de los


dichos de Jos Luis Bertazzo en su declaracin incorporada, quien lo supo a
travs del propio Marcelo Gelman, con quien comparti cautiverio en
Automotores Orletti.

En cuanto a las circunstancias previas al secuestro, ella se enter que


sus padres saban que estaban en peligro y que haban tomado ciertas
precauciones, ya que muy pocos das antes haban secuestrado a Guillermo
Binstock y a Carolina Segal.

Sobre la noche del secuestro, se incorporaron al debate las declaraciones


testimoniales de Berta Shuberoff y de Juan Gelman, quienes relataron los
hechos tal como los hemos referido.

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Berta Schubaroff, refiri que los hombres que entraron a su casa estaban
armados y vestidos de uniforme (no record si polica o fajina) que
comenzaron a preguntarle por su hijo Marcelo, y al no recibir respuesta,
tomaron a su hija Nora y la encerraron en una habitacin donde la golpearon
hasta que dijo donde viva su hermano.

Record que se llevaron de la casa a Nora y a su amigo Peredo, y que


ella sali tras ellos, pero cuando lleg a la casa de Marcelo y Mara Claudia,
ya se haban llevado a los cuatro.

Vecinos le dijeron que se los haban llevado en una camioneta.

Tambin se explay al respecto Alejandro Casinelli, en su declaracin


en el juicio por el Plan Sistemtico de apropiacin de nios, donde expres
haber tomado conocimiento del secuestro a partir del relato de su madre; y
Macarena Gelman reprodujo los hechos en forma similar, a partir de lo que
pudo reconstruir a travs de sus familiares.

Se encuentra incorporada tambin la declaracin efectuada por Nora


Gelman en la causa Rodrguez Larreta.

En esa oportunidad explic que para la poca del secuestro viva con su
madre, en la calle Medrano al 1015, que no recuerda la fecha exacta, pero s
que estaba en el vestbulo del edificio despidiendo a su novio, cuando
ingresaron cuatro personas, que le preguntaron su nombre y apellido, y al
responder, manifestaron es esta.

Amenazada con un arma, la obligaron a subir hasta la casa de su madre,


donde fue interrogada mientras la golpeaban con puos y con la culata de un
arma.

De all, fue traslada junto a su novio, hasta la casa de su hermano en la


calle Gorriti 3868.

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Record que ella permaneci en un jeep, mientras secuestraban a su
hermano y su cuada, y que todos fueron llevados al CCD, donde pudo
escuchar las torturas que sufrieron su novio y su hermano.

Su novio le cont que tanto a l como a su hermano los colgaron y los


sumergieron en agua hacindoles el submarino; y que tambin les aplicaron
corriente elctrica sobre el cuerpo.

Por otro lado, cont que al cuarto da de permanecer en Orletti fue


liberada con Peredo, lo que coincide con los dichos de su madre Berta
Shuberoff, quien agreg que luego de eso, Peredo permaneci unos das en su
casa porque estaba muy lastimado y con media cara cubierta de hematomas.

Por su parte, Jos Luis Bertazzo se explay sobre el cautiverio en el


CCD Automotores Orletti y las condiciones inhumanas de detencin y
torturas a las que fueron sometidos Marcelo Gelman y Mara Claudia Garca
Iruretagoyena, con quienes comparti esos das.

Record que en un comienzo mantuvieron juntos a la pareja, pero que al


poco tiempo los separaron, motivo por el cual Marcelo Gelman se angusti
mucho.

Refiri que al igual que a l, lo golpearon, lo sometieron a submarino, y


le aplicaron picana.

En cuanto a Mara Claudia Iruretagoyena, seal que le pareca que no


le haban aplicado estos mismos mtodos de tortura, aunque se encontraba
alojada en iguales condiciones que ellos.

Sobre el destino de Marcelo Gelman, Jos Luis Bertazzo record que,


aproximadamente, para mediados de septiembre, fue trasladado con destino
desconocido.

Y sobre Mara Claudia Iruretagoyena, dijo que la vio por ltima vez en
el CCD el 6 o el 7 de octubre de 1976.

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Sobre el destino final de Marcelo Gelman contamos con la causa n
29.696 del registro del Juzgado Federal de Primera Instancia n 1 de San
Martn, Provincia de Buenos Aires, caratulada Prefectura San Fernando
s/dcia. hallazgo 6 cadveres N.N. masculino, y 2 cadveres N.N. femenino.

La causa se inici el 14 de octubre de 1976, a travs del sumario n


68/76 de la Prefectura Naval Argentina, en relacin al hallazgo de ocho (8)
tambores de 200 litros, extrados del canal de San Fernando, Provincia de
Buenos Aires, que contenan los cuerpos sin vida de seis (6) personas N.N.
de sexo masculino y dos (2) N.N. del femenino.

Los restos fueron inhumados en el cementerio de San Fernando,


concretamente en los lotes 73 y 75.

A su vez, se estableci como fecha de deceso de los cadveres hallados,


aproximadamente, el 9 de octubre de 1976.

Sobre el proceso de identificacin de los restos de Marcelo Gelman, se


encuentra incorporada a este debate tanto la causa n 4.439/89 caratulada
Guarino, Mirta Liliana s/denuncia del registro del Juzgado Federal en lo
Criminal y Correccional n 1 de San Isidro30, como la declaracin testimonial
que prest el perito Luis Fonderbrider en el juicio de la causa n 1627.

En el citado expediente se encuentra el informe elaborado por el EAAF


a partir del hallazgo del cuerpo.

De las diversas lesiones observadas, citar slo algunas, adems de sus


conclusiones:

Las lesiones descriptas son compatibles con el paso de un proyectil


de arma de fuego que ingresara de atrs hacia adelante, levemente de
izquierda a derecha y horizontalmente entre el atlas y el axis, interesando la
totalidad del arco anterior de dicho hueso y la apfisis odontoides del axis

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El maxilar derecho y el palatino homolateral, como asmismo
porciones del esfenoides y huesos de la nariz homolaterales, se hallan
afectados por un extenso desprendimiento seo

Esta extensa destruccin de la cara y techo de la boca posee


caractersticas que la hacen complementaria de las lesiones descriptas a nivel
de atlas, axis, foramen magnum y tercer molar inferior derecho.

Ambas resultan compatibles con heridas producidas por un proyectil de


arma de fuego cuya trayectoria afect las partes sealadas en una direccin
de atrs hacia adelante, levemente de izquierda a derecha y muy levemente de
abajo hacia arriba

Las lesiones arriba descriptas son compatibles con una causa de


muerte producida por un proyectil de arma de fuego disparada a corta
distancia (menos de 50 cm), aunque no de contacto, ya que no se constata
signo de Benassi.

La manera de muerte es consistente con homicidio.

Estas lesiones demuestran que a Marcelo Gelman le dispararon hacia la


cabeza, estando de espaldas.

Tanto por sus caractersticas como por la distancia del disparo, debe
concluirse que fue ejecutado.

Sobre el cautiverio de Mara Claudia Garca Iruretagoyena y Macarena


Gelman en el CCD del SID en Uruguay, y la consecuente existencia de
coordinacin represiva con fuerzas uruguayas, en particular con el grupo de
agentes a cargo de Nino Gavazzo, entre quienes se encontraba Cordero
Piacentini, contamos con la declaracin de Alicia Cadenas Ravela y Mara del
Pilar Nores Montednico.

Alicia Cadenas Ravela, expres que permaneci en cautiverio en


Uruguay y que para el mes de octubre, supo a travs de los dichos de los
guardias que en el lugar haba una mujer embarazada.
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Tiempo despus, escuch por la radio de los guardias que pedan ayuda
a alguien porque la mujer embarazada estaba por parir, y luego, preguntaron
entre las cautivas, quin poda preparar una mamadera.

En los das posteriores, vio a una mujer con un bebe en brazos en uno
de los balcones del edificio.

Tiempo despus se enter que la mujer y la beb eran Mara Claudia y


Macarena.

Por su parte, Mara del Pilar Nores, refiri que vio a quien despus supo
que era Mara Claudia Iruretagoyena en el CCD en Uruguay, quien estaba
junto con Anatole y Victoria Julien, y supo tambin, que haba nacido su beb.

En su declaracin brindada en el juicio anterior sobre lo ocurrido en


Orletti, explic que en el ao 1998 le exhibieron una fotografa de Mara
Claudia y pudo reconocerla como la mujer que vio dentro del CCD.

Sergio Lpez Burgos, coincidi en que Mara Claudia haba sido


trasladada a la casa de Bulevard y Palmar.

El experto lvaro Rico, coincidi con los relatos de los sobrevivientes,


y afirm que a partir de sus investigaciones, haba concluido que Mara
Claudia Iruretagoyena permaneci secuestrada en el centro clandestino a
cargo del SID, llamado Mansin o Casona, ubicada en Boulevard Artigas
1488, Uruguay.

En cuanto a la presencia del imputado Manuel Cordero Piacentini en ese


CCD uruguayo, contamos con los testimonios de Nogueira Paullier, Altuna
Facal, Pilar Nores Montednico, Cadenas Ravela, Rodrguez Larreta Martnez
y Daz Berdayes, quienes manifestaron haberlo visto all durante sus
cautiverios en ese lugar.

A esto se suma la reconstruccin que realiz Macarena Gelman sobre su


historia y la de su madre.

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Explic que supo que naci en cautiverio y que habra permanecido
junto a su madre por un mes y medio, ya que la ltima vez que la vieron en el
SID fue el 26 de diciembre de 1976.

Agreg que el 14 de enero de 1977 fue dejada en la casa del matrimonio


ngel Julin Taurio Rodrguez y Esmeralda Vivian de Taurio donde creci,
creyendo que eran sus padres.

Tambin contamos con la causa n 2.922/00, caratulada Gavazzo


Pereira, Jos Nino y otros s/ sustraccin de menores de diez aos, en el marco
de la cual Macarena Gelman recuper su identidad.

All se tuvo probado, adems, tanto el traslado clandestino de Mara


Claudia Garca Iruretagoyena a Uruguay como su cautiverio en el CCD del
SID, su alumbramiento en las condiciones que hemos descripto, as como el
posterior cautiverio de la menor en el CCD del SID y su sustraccin de su
familia biolgica y entrega a una familia en Uruguay.

Sobre las innumerables gestiones que realizaron los familiares para


encontrar a Mara Claudia Garca Iruretagoyena, Marcelo Gelman, Nora
Gelman y Macarena Gelman, se encuentran incorporadas a este debate las
declaraciones testimoniales de Alejandro Garca Casinelli, Macarena Gelman,
Berta Schubaroff, y Juan Gelman.

A su vez, fue incorporado tambin el legajo CONADEP y COMIPAZ


de Mara Claudia Garca Iruretagoyena, y las acciones de habeas corpus
presentadas por sus familiares.

Tambin contamos con la sentencia de la Corte Interamericana de


Derechos Humanos del 24 de febrero 2011 en el caso Gelman vs. Uruguay
donde se responsabiliz al Estado Uruguayo por la supresin y sustitucin de
identidad de Macarena Gelman, y tambin se lo declar responsable de la
desaparicin forzada de Mara Claudia Garca Iruretagoyena.

Al cuadro probatorio mencionado, se suma la actualizacin de la


investigacin histrica, que tambin reconstruy lo ocurrido con Mara

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Claudia y Macarena en Uruguay, para lo cual fueron transcriptas
declaraciones testimoniales de sobrevivientes brindadas en el marco de la
justicia uruguaya.

Se incorporaron tambin, documentos del Archivo de la ex DIPBA,


donde figuran los pedidos de paradero con resultado negativo de Mara
Claudia Garca Iruretagoyena, Marcelo Ariel y Nora Gelman.

Contamos tambin con la documentacin que forma parte del acervo


documental del NSA y que fue incorporada al juicio, donde aparecen las
denuncias realizadas por organizamos internacionales ante oficinas de
Gobierno de los Estado Unidos, a favor de Nora y Marcelo Gelman, Mara
Claudia Garca Iruretagoyena y Macarena Gelman.

Asimismo, existen tres sentencias de los tribunales argentinos


vinculadas a estos hechos.

En primer lugar, la sentencia recada en el juicio conocido como Jefes


de rea y Olivera Rvere en el que se ventil el secuestro de Marcelo
Gelman, y donde se tuvo por acreditado que el hecho ocurri el 24 de agosto
de 1976, en la calle Gorriti 3868 de esta Ciudad.

Asimismo, que fue conducido a Automotores Orletti, a donde tambin


fueron llevados Mara Claudia Iruretagoyena, Nora Gelman y su pareja.

All tambin se hizo referencia, por un lado, a la aparicin e


identificacin de los restos de Marcelo Gelman, y por el otro, a la sustraccin
y apropiacin de Macarena Gelman.

En segundo lugar, la sentencia recada luego del juicio conocido como


Plan Sistemtico de apropiacin de nios, causa n 1351.

Esa sentencia dio por probado, en relacin a la sustraccin y


apropiacin y sustitucin de la identidad de Macarena Gelman:

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*que su madre, Mara Claudia Iruretagoyena, embarazada, fue
secuestrada y trasladad al CCD Automotores Orletti,

*que dio a luz en el Hospital Central de las Fuerzas Armadas en


Montevideo,

*y que la nia fue sustrada de la custodia de sus progenitores,


permaneciendo como hija del matrimonio compuesto por ngel Julin
Taurio Rodrguez y Esmeralda Vivian de Taurio, quienes simularon ser sus
padres biolgicos, sustituyendo su identidad.

La inscribieron como Mara Macarena Taurio Vivian, situacin que


perdur hasta el 5 de julio de 2000, ocasin en la que, en el marco de la causa
N 2922/00, se recibi el resultado del dictamen pericial gentico que obra
glosado a fs. 764/792 de esas actuaciones, confirmando el resultado de la
pericia gentica obtenida por el Centro de Estudios de Polimorfismo Humano
de Pars, Francia, en forma privada.

Asimismo, ese Tribunal mencion que estos hechos ocurrieron en el


marco de la Operacin Cndor.

Finalmente, debemos mencionar que el secuestro y cautiverio de


Marcelo Ariel Gelman, Nora Eva Gelman y Luis Edgardo Peredo tambin
integraron el objeto procesal del juicio de la causa n 1.627 Automotores
Orletti.

La sentencia dictada por este mismo Tribunal, con diferente


composicin, tuvo por probado que fueron secuestrados junto a Mara Claudia
Garca Iruretagoyena la madrugada del 24 de agosto de 1976. Nora Gelman y
Luis Peredo en el domicilio ubicado en la calle Medrano 1.050 2D, y
Marcelo Ariel, en su vivienda conyugal ubicada en la calle Gorriti 3868 de
esta Ciudad.

A su vez, la sentencia entendi que se haba acreditado que luego fueron


todos conducidos al CCD Automotores Orletti, donde Marcelo Gelman, su

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hermana Nora y Luis Peredo fueron sometidos a condiciones inhumanas de
detencin y torturas.

Asimismo, tambin se acredit el homicidio de Marcelo Ariel Gelman


cuyo cadver fue encontrado el 14 de octubre de 1976, habindose establecido
como fecha de deceso aproximadamente el 9 de octubre de ese ao.

Recordemos que esa sentencia se encuentra firme.

Sres. Jueces: la conjunta interpretacin de todos estos elementos de


juicio nos permiten dar por acreditados tan los hechos descriptos como las
respectivas responsabilidades de los imputados en este debate.

Es por eso que por la privacin ilegtima de la libertad de Mara


Claudia Garca Iruretagoyena31 acusamos a Manuel Cordero Piacentini y
a Humberto Jos Romn Lobaiza; y por la privacin ilegtima de la
libertad y los tormentos sufridos por Marcelo Ariel Gelman, Luis
Edgardo Peredo y Nora Eva Gelman acusamos a Miguel ngel Furci.

Adalberto Waldemar Soba Fernndez. Mara Elena Laguna

Sres. Jueces, trataremos ahora lo ocurrido a Adalberto Waldemar Soba


Fernndez y a Mara Elena Laguna, ambos de nacionalidad uruguaya.

Soba Fernndez tena 32 aos y estaba casado con Mara Elena Laguna,
con quien tuvo 3 hijos: Leonardo, Sandro y Tania.

31
REJ: Mara Claudia Garca Iruretagoyena de Gelman, argentina, C.I. 7.808.422. Privada de su libertad con
siete meses gestacin- en la Ciudad de Buenos Aires junto a su marido, Marcelo Ariel Gelman, en horas de la
madrugada del da 24 de agosto de 1976, en la calle Gorriti 3868, Capital Federal, por personal fuertemente
armado que dijo pertenecer a las fuerzas de seguridad. Posteriormente fueron alojados en el CCD
Automotores Orletti, lugar en el que aqulla diera a luz a su hija. Luego, fue trasladada al Uruguay por
personal dependiente del SID uruguayo que se desempeaban en el CCD Orletti, el Capitn Jos Ricardo
Arab y el Mayor Manuel Juan Cordero Piacentini.

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En su pas integr la OPR 33. Debido a las actividades que en ese
contexto realizaba, fue detenido en dos oportunidades; una, junto a Mara
Elena Laguna.

Pese a recuperar su libertad, la persecucin continu y en 1971 las


fuerzas conjuntas solicitaron pblicamente su captura por considerarlo
sedicioso. Para no ser nuevamente detenido, ese mismo ao decidi
trasladarse y resguardarse en la Argentina.

Recin en 1973 pudo reunirse toda la familia Soba en Buenos Aires. En


un comienzo se instalaron en una casa en la calle Gorriti, en el barrio de
Palermo.

En Argentina, Soba continu con su actividad opositora a la dictadura


uruguaya, y cuando se constituy el Partido para la Victoria del Pueblo en
Buenos Aires en 1975, pas a formar parte del denominado sector militar
junto con Alberto Mechoso Mndez, entre otros.

Su vida se dividi entre la vida familiar y la actividad poltica.

Pero, como ya explicamos, a principios de1976 todo cambi para los


integrantes del PVP: la persecucin aument y en la mayora de los casos se
concret en los secuestros de los meses de junio y julio del mismo ao.

Como medida de seguridad para preservar a la familia, los Soba se


mudaron a la calle Emilio Castro 749, en Haedo, Provincia de Buenos Aires.

Evidentemente esa precaucin no fue suficiente.

El 26 de septiembre de 1976, por la maana, Soba sali de su domicilio


y fue secuestrado en la va pblica, en un operativo en el que intervinieron
miembros del grupo de tareas con base en la OT 18 y de la Superintendencia
de Seguridad Federal, en coordinacin con el grupo de agentes uruguayos
comandado por Gavazzo.

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Como se ha acreditado en este juicio, dentro de ese grupo que actu en
Orletti en ese perodo, se encontraba Manuel Juan Cordero Piacentini.

Como ya explicamos, as comenz la segunda oleada represiva contra el


PVP, y el establecimiento de Adalberto Soba como primer objetivo de esa
accin a partir de las tareas de inteligencia desarrolladas principalmente por
Manuel Juan Cordero Piecentini, tuvo que ver no slo con el hecho de que se
tratara de uno de los ms importantes dirigentes del partido que segua en
libertad, sino tambin con el hecho de que tena en su poder una importante
suma de dinero, con el que se financiaba la organizacin.

Por eso, luego de que lo secuestraron y lo torturaron, lo trasladaron


hasta la casa familiar, en Emilio Castro 749, Haedo, en busca del dinero. Este
domicilio estaba bajo jurisdiccin de la Subzona 16, a cargo del Jefe de la Ira.
Brigada Area, cuyo titular en ese momento era el Brigadier Rodolfo Fajardo.

Una vez en el lugar, desplegaron un operativo en el que, nuevamente,


participaron argentinos y uruguayos. Rodearon la casa, algunos esperaron
afuera y otros armados ingresaron violentamente.

Dentro del domicilio se encontraban Mara Elena Laguna, Leonardo,


Sandro y Tania Soba, Nstor Ral Tejera Llovet y Juan Pablo Errandonea
Salvia. Estos dos ltimos eran tambin miembros del PVP y como veremos en
algunos momentos, se encontraban circunstancialmente all.

A Mara Elena Laguna, le exhibieron a Adalberto Soba, envuelto en una


frazada, lleno de sangre y con los ojos en blanco.

El operativo continu hasta que encontraron el dinero y, cuando lo


obtuvieron, se llevaron secuestrados del domicilio a Adalberto Soba, a Mara
Elena Laguna, a Sandro, Leonardo y Tania, y a Tejera Llovet y Errandonea
Salvia.

Qued acreditado en este debate que desde el lugar de su captura, todos


ellos fueron trasladados al CCD Orletti donde permanecieron cautivos y

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fueron sometidos a las mismas condiciones inhumanas de vida a las que eran
sometidos todos los prisioneros en ese lugar.

Cuando Mara Elena Laguna logr reencontrarse con Soba dentro del
CCD, l haba perdido la vista como consecuencia de la tortura. Esta fue la
ltima vez que lo vio.

Como hemos mencionado ya en varias oportunidades, el CCD


Automotores Orletti, que se emple como la principal base de las
operaciones conjuntas contra el PVP, funcion en la jurisdiccin de la
Subzona Capital Federal, bajo la responsabilidad del fallecido Jorge Olivera
Rvere.

En ese lugar se dividi el destino de la familia.

Al da siguiente, el 27 de septiembre, Mara Elena Laguna y sus tres


hijos fueron trasladados clandestinamente a Montevideo por el grupo de
agentes Uruguayos a cargo de Nino Gavazzo en un vuelo comercial.

A tal fin, uno de los miembros de ese grupo, Jos Ricardo Arab, se hizo
pasar por Adalberto Soba.

Como veremos, en ese mismo vuelo fue trasladada la familia de Alberto


Mechoso, secuestrado tambin el 26 de septiembre.

Una vez en Uruguay, a raz de los ruegos de Mara Elena Laguna, sus
hijos Sandro y Tania fueron llevados al domicilio de unos familiares, pero
Laguna y su hijo Leonardo, que no quiso separarse de ella, fueron recluidos en
una casa en el barrio de Carrasco en Montevideo.

All permanecieron hasta el 5 de octubre cuando fueron liberados.

Finalizada la dictadura, su familia denunci la desaparicin de


Adalberto Soba tanto en la COMIPAZ en Uruguay, como en la Secretara de
Derechos Humanos en Argentina, pero nunca recibi una respuesta sobre lo
ocurrido con l.
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Al da de hoy Adalberto Waldemar Soba Fernndez permanece
desaparecido.

Sres. Jueces: En este juicio se ha probado que la desaparicin de


Adalberto Waldemar Soba Fernndez y el secuestro y mantenimiento en
cautiverio en condiciones inhumanas de vida de Mara Elena Laguna y sus
hijos, as como su repatriacin forzada, fue consecuencia del accionar
coordinado de las fuerzas represivas de la regin contra los integrantes del
PVP, y es por esta razn que constituye un hecho atribuible a la asociacin
ilcita que denominamos Operacin o Plan Cndor.

Prueba

Los hechos que hemos afirmado, se encuentran acreditados a partir de la


valoracin integral de un conjunto de elementos de prueba incorporados a la
causa, los cuales pasaremos a detallar:

La persecucin y las detenciones que sufri Soba en Montevideo, por su


pertenencia a la OPR 33, se encuentran acreditadas a travs de la transcripcin
en la Investigacin Histrica de la ficha de antecedentes policiales que fuera
confeccionada por la Direccin Nacional de Informacin e Inteligencia.

El registro de los antecedentes sobre Soba comienza en 1965. Asentaron


todos sus movimientos desde ese entonces: pertenencia a la FAU, a la OPR
33, domicilio, seudnimos, y por sobre todas las cosas, las dos detenciones
que sufri en Montevideo.

La informacin que fue comunicada a todas las dependencias, se


reproduce en el informe militar y en el informe del SID.

En su declaracin incorporada a este debate, Mara Elena Laguna dio


detalles sobre el exilio y la reunin de la familia en 1973 en Buenos Aires.
Esto tambin fue expuesto en la audiencia por Sandro Soba.

Como afirmamos, pese a haber migrado las fuerzas uruguayas


continuaron con la persecucin.
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En los antecedentes policiales confeccionados por la Direccin
Nacional de Informacin e Inteligencia de Uruguay, encontramos registro de
supuestas actividades que realizaba Soba en Buenos Aires para el ao 1974.

Concretamente, uno de los informes seala que junto a Roger Julien,


Soba habra construido un berretn para mantener secuestrada a una
persona.

El conocimiento sobre la participacin de Soba en 1975 en la formacin


del PVP, est acreditada por numerosos documentos hallados en los acervos
pertenecientes a las diferentes fuerzas represivas del Cono Sur.

El informe que integra el rollo 143 del Archivo del Terror, fotograma
0386, la ficha confeccionada por el SID y los antecedentes policiales ya
mencionados, son documentos que contienen la misma informacin; esto es,
que Soba form parte, en Buenos Aires, del Congreso fundacional del PVP y
que desde 1975 integra la Direccin del sector Militar.

Tambin dio cuenta de su pertenencia al PVP uno de sus integrantes,


Ricardo Gil Iribarne, quien en este debate record, adems, haberse
encontrado con l en Buenos Aires.

Sobre la fecha de su secuestro, las torturas a las que fue sometido, as


como sobre el operativo en su domicilio y su posterior cautiverio en
Automotores Orletti, contamos, en principio, con los testimonios de Mara
Elena Laguna y de su hijo Sandro Soba.

Por ejemplo, Laguna record que ingresaron a su domicilio entre 8 y 10


personas, vestidas de civil y fuertemente armadas, quienes revisaron la casa
hasta dar con el dinero de la organizacin y apresaron a Tejera Llovet y a
Errandonea, a quienes golpearon mucho.

Laguna explic que, luego, le dijeron que tenan un regalo para ella y
la llevaron hasta el fondo de la casa, donde pudo ver a Soba envuelto en una
manta, lleno de sangre y con los ojos blancos.

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Tambin record que en ese momento su hijo Sandro se acerc y su
padre le dijo estos son asesinos a sueldo, los tens que odiar toda tu
vida.

Sandro Soba describi as a su padre: mojado y todo torturado.

Explic Laguna, que inmediatamente despus, la envolvieron en una


frazada, y junto a sus hijos, la subieron en la parte trasera de un vehculo en el
que fueron trasladados a Orletti.

La testigo pudo identificar que el operativo estuvo a cargo de argentinos


y de un uruguayo, a quien luego pudo identificar como Gavazzo.

Tambin Gil Iribarne refiri en este debate que supo del secuestro de la
familia Soba; y que en el operativo, se haban llevado de la casa dinero de la
organizacin.

Asimismo, respecto de las circunstancias en que ocurri el secuestro, y


de las personas que participaron en l, adems de lo ya expuesto contamos con
un documento de la Ex DIPBA, remitido por la Comisin Provincial por la
Memoria, identificado con el n 8346, caratulado Imprenta Clandestina en
calle Castro 749.

De ese documento surge que, el 25 de septiembre, personal de la


Comisara 2da. de Morn advirti la presencia de un grupo de 40 personas de
civil armadas que se desplazaban en distintos vehculos, en el domicilio de la
calle Emilio Castro 749, esto es, el domicilio de la familia Soba.

Ante esta circunstancia, se dio intervencin a personal de la Primera


Brigada Area de El Palomar, que como ya dijimos, era justamente la sede
de la Jefatura de Subzona correspondiente a ese domicilio, quienes
procedieron a identificar a ese grupo de personas.

Las personas se identificaron como funcionarios de la SIDE y de


Seguridad Federal, y manifestaron que estaban haciendo un operativo y haban
omitido dar el aviso correspondiente. Ante esta situacin, segn dice el
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documento, efectivos militares dispusieron dejar en libertad de accin al
personal interviniente.

Es por esto que este hecho constituye un excelente ejemplo de las


funciones que dijimos que cumplan los jefes militares territoriales, en su rol
de control de la poblacin y garanta de efectividad de los operativos de
secuestro.

El parte agrega que, como resultado del operativo, se efectuaron tres


detenciones, y que las personas secuestradas fueron trasladadas por el personal
de la SIDE y de Seguridad Federal.

Pese a la diferencia en la fecha - se refiere al 25 de septiembre cuando


los testimonios se refieren al 26-, no caben dudas de que el documento se
refiere al operativo en el que fueron secuestrados Mara Elena Laguna, sus tres
hijos, Juan Pablo Errandonea Salvia, y Ral Nstor Tejera Llovet.

Este documento no slo corrobora que el operativo existi y que se


produjo en las circunstancias descriptas, sino tambin que l fue llevado
adelante por personal de la SIDE.

Una vez en Orletti, Laguna pudo reconocer a Gavazzo, jefe del grupo de
uruguayos; y al Turco Arab, uno de sus integrantes; y los identific como
las personas que la trasladaron desde su domicilio hacia ese lugar.

Laguna tambin describi el nico y ltimo encuentro que tuvo con su


esposo en el CCD.

Explic que Soba no poda hablar, que slo peda agua, que no poda
abrir los ojos y estaba todo quemado, producto de la picana.

Fue all, donde los represores decidieron sobre el destino de la familia y


le comunicaron que Soba, cito, iba para traslado, mientras que el resto de
la familia sera llevada a Montevideo.

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A esta altura, no hacen falta mayores explicaciones para lo que significa
en ese contexto la palabra traslado.

Debemos agregar que en la causa n 1627 este Tribunal, por sentencia


del 31 de mayo de 2011, a la fecha firme, tuvo por acreditado el secuestro y el
posterior mantenimiento en privacin ilegtima de la libertad de Mara Elena
Laguna en Orletti, as como su sometimiento a tormentos y a condiciones
inhumanas de vida.

La justicia uruguaya tambin se expidi sobre el caso de Adalberto


Soba, en las sentencias N 36 y 37 ya citadas, en los mismos trminos que
aqu exponemos.

Sobre el traslado de la familia Soba a Montevideo y su cautiverio all,


contamos con los dichos de Mara Elena Laguna y Sandro Soba, as como los
relatos de Beatriz Castellonese y Alberto Mechoso, a los que nos referiremos
en algunos momentos.

Asimismo, en la Investigacin Histrica se encuentra transcripto un


documento del Archivo de la Direccin Nacional de Migracin del Uruguay,
donde consta la lista de pasajeros del vuelo del 27 de septiembre de 1976,
entre ellos figuran: Leonardo, Sandro, Tania y Mara Laguna.

Finalmente, sobre las gestiones que realiz su familia para dar con
alguna respuesta sobre el destino de Adalberto Soba, contamos con las
denuncias ante la COMIPAZ en Uruguay, y ante la CONADEP en Argentina.

Contamos tambin con la documentacin que forma parte del acervo


documental del NSA y que fue incorporada al juicio, donde aparecen las
denuncias realizadas por organizamos internacionales ante oficinas de
Gobierno de los Estado Unidos, a favor de Adalberto Soba.

Los hechos aqu examinados, comprobados por las diversas piezas que
citamos, constituyen en s mismos elementos que integran el plexo cargoso
que demuestra la existencia y la operatividad de la asociacin delictiva
llamada Plan Cndor.

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Las limitaciones de la instruccin, nuevamente, nos impiden realizar
acusaciones formales por la totalidad de los hechos que damnificaron a los
diversos integrantes de la familia y contra ms personas eventualmente
responsables que no hayan sido, por alguno de esos hechos, sentenciados con
anterioridad.

Por la privacin ilegtima de la libertad de Adalberto Waldemar


Soba Fernndez, acusamos a Manuel Juan Cordero Piacentini; y por la
privacin ilegtima de la libertad y los tormentos a que fue sometida Mara
Elena Laguna, acusamos a Miguel ngel Furci.

Juan Pablo Errandonea Salvia y Nstor Ral Tejera Llovet

Ya mencionamos que en el domicilio de la familia Soba tambin fueron


secuestrados Juan Pablo Errandonea Salvia y Ral Nstor Tejera Llovet. A
continuacin nos referiremos a los antecedentes que explican su presencia all
ese da, y por qu ellos tambin eran un blanco de inters para las fuerzas
represivas uruguayas.

A partir de las pruebas producidas en el debate, se acredit que, en


Uruguay, Errandonea vivi en la localidad de Las Piedras, donde form parte
de la Federacin Anarquista Uruguaya y de la Resistencia Obrera Estudiantil.

En junio de 1973 particip, junto a su hermano Juan Ignacio, en la


huelga general convocada en repudio del golpe de Estado ocurrido ese mismo
ao. A raz de ello, miembros de las fuerzas represivas uruguayas lo fueron a
buscar al domicilio de sus padres, pero no lo encontraron.

Luego de este episodio y ante la esta situacin general que se viva en el


pas, el 23 de agosto de 1973 sali de Uruguay y se instal en Buenos Aires.

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En Buenos Aires, el 2 de junio de 1974 particip del acto celebrado en
la federacin de box en el que, como vimos, personal del Departamento
Asuntos Extranjeros de la Superintendencia de Seguridad Federal de la PFA
detuvo a ms de cien personas. Al poco tiempo fue liberado.

En diciembre de 1974 su hermano Jos Ignacio se instal


definitivamente en la Ciudad de Buenos Aires y se fue a vivir con l a un
departamento ubicado en Caracas al 1444, en el barrio de Flores.

Por su parte, Nstor Ral Tejera Llovet, en Uruguay, fue empleado de


FUNSA, form parte de la Resistencia Obrero Estudiantil y trabaj en el
semanario Compaeros, cuyo director fue Len Duarte.

En 1974 migr a la Argentina, a raz de la situacin poltica que se viva


en su pas.

Al momento de los hechos viva con su hermana, Mara Isabel, en la


casa ubicada en la calle Trejo y Sanabria n 30, en la localidad de Turdera.

En Buenos Aires, tanto Errandonea como Tejera Llovet, se integraron al


Partido por la Victoria del Pueblo. Dentro de esa organizacin formaron parte
del sector servicios y se dedicaron a la confeccin de documentacin. Para
ello, trabajaban en una imprenta que el PVP haba montado en un local
comercial.

En septiembre de 1976, Juan Pablo advirti a su hermano sobre la


situacin de riesgo en la que se encontraba, y le dijo que si algo suceda con
l, compaeros de la organizacin le iban a avisar.

A raz de la persecucin de la que eran objeto los miembros del PVP


radicados en la Argentina, por razones de seguridad se decidi trasladar la
imprenta del local comercial a la casa de Adalberto Soba, es por eso que,
como ya adelantamos, all se encontraban Juan Pablo Errandonea y Ral
Tejera Llovet el 26 de septiembre de 1976.

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Fue as que, en las circunstancias que ya describimos, ese da,
Errandonea Salvia y Tejera Llovet, fueron secuestrados por miembros del
grupo de tareas que actuaba en Automotores Orletti en coordinacin con el
grupo de oficiales uruguayos a cargo de Jos Nino Gavazzo, y posteriormente
trasladados a ese centro clandestino de detencin.

All permanecieron cautivos y sometidos a las mismas condiciones


inhumanas de detencin que todos los dems.

As, de acuerdo a la prctica sistemtica que fue implementada en ese


lugar, y al igual que ocurri con la mayora de los cautivos, podemos afirmar
que tambin fueron sometidos a interrogatorios bajo tormentos.

Juan Pablo Errandonea Salvia y Ral Nstor Tejera Llovet permanecen


desaparecidos. Ni las gestiones realizadas en nuestro pas por los familiares de
Errandonea, ni las efectuadas en Uruguay por la hermana de Tejera tuvieron
xito. Tanto la Argentina como el Uruguay negaron cualquier tipo de
informacin.

Por entonces tenan 20 y 27 aos de edad, respectivamente.

En este juicio se prob tambin que los secuestros, las torturas y las
desapariciones de Juan Pablo Errandonea Salvia y Ral Nstor Tejera Llovet
formaron parte del plan ejecutado por la asociacin ilcita que hemos llamado
Operacin Cndor.

Prueba.

Todas estas aseveraciones surgen de la valoracin conjunta y uniforme


de la prueba producida durante el debate.

En cuanto a las actividades polticas de Juan Pablo Errandonea Salvia


en Uruguay, as como la persecucin de la que fue objeto, su exilio en
Argentina y su participacin en el PVP contamos, en primer lugar, con el
testimonio prestado en este debate por su hermano Jos Ignacio.

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Su intervencin en la ROE y el consiguiente hostigamiento al que se vio
expuesto en su pas, tambin se desprende de su ficha patronmica
confeccionada por la Direccin Nacional de Informacin e Inteligencia del
Ejrcito uruguayo.

Su presencia en la Argentina, adems, fue confirmada por el informe


remitido por la Direccin Nacional de Migraciones, del cual surge su ingreso
al pas el 23 de agosto de 1973 y la concesin de la radicacin definitiva a
partir del 14 de mayo de 1974.

En su declaracin en el debate, Jos Ignacio Errandonea tambin dio


cuenta de la detencin de su hermano en el acto realizado en la federacin de
box en la Ciudad de Buenos Aires, dato que tambin surge del documento
R16.906 del Archivo de la ex DIPPBA, remitido por la Comisin Provincial
de la Memoria.

Ese informe incluye un listado de las personas detenidas y una foto de


cada uno de ellos. En el nmero 66, figura Juan Pablo Herrantona Salvia
junto con otros datos personales, como su fecha de nacimiento, entre otras
cosas, que evidencian que se trata, en rigor, de Juan Pablo Errandonea Salvia.

Al respecto, adems, es preciso reiterar que en Uruguay se hall una


ficha confeccionada por el Servicio de Informacin de Defensa de ese pas,
que fue transcripta en la Investigacin Histrica, que est a nombre de Juan
Pablo Herrantona Salvia, y en la que se anot como antecedente su detencin
en el procedimiento de la calle Mxico, lo que confirma una vez ms el
intercambio de informacin que exista entre los dos pases sobre las
actividades de los ciudadanos uruguayos exiliados en la argentina.

En relacin a Nstor Ral Tejera Llovet, su hermana Mara Isabel dio


cuenta de sus actividades en Uruguay, su exilio en Argentina y su radicacin
en Buenos Aires.

La testigo se explay sobre la participacin de su hermano en la ROE,


su traslado a la Argentina en 1974 y sobre el lugar en el que viva al momento
de los hechos.

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Tambin contamos con su Ficha Patronmica, confeccionada por la
Direccin Nacional de Informacin e Inteligencia de la Repblica del
Uruguay; y los documentos que se encuentran transcriptos en la Investigacin
Histrica, todo lo cual refleja el seguimiento que las fuerzas uruguayas
realizaban sobre las actividades polticas de Tejera Llovet.

A su vez, Mara Cristina Mihura relat en este debate que conoci a


Tejera Llovet en Montevideo en la sede del semanario Compaeros, en el que
l intervena.

Por otra parte, Rubn Prieto Benencio, Raquel Nogueira Paulier, Mara
Isabel Tejera y Jos Ignacio Errandonea nos hablaron en la audiencia de
debate de la participacin de ambas vctimas en el PVP y de sus desempeos
en la imprenta que el partido haba instalado en Buenos Aires.

Rubn Prieto Benencio especific que ambos se desempeaban en el


sector servicios del PVP y que se ocupaban de la confeccin de
documentos.

Tambin fue l quien nos inform acerca del traslado de la imprenta a la


casa en donde viva Adalberto Soba y su familia; y que Errandonea y Tejera
fueron hasta ese lugar para volver a armar las mquinas que utilizaban.

Incluso, Mara Isabel Tejera dijo que crea recordar que su hermano
Nstor Ral, mientras viva con ella, trabajaba en una imprenta.

Juan Ignacio Errandonea Salvia, por su parte, agreg que su hermano lo


advirti de la persecucin que estaban sufriendo los miembros del PVP en la
Argentina y que le dijo que si algo le suceda, iba a ser alertado por sus
compaeros del partido.

De acuerdo a lo que nos relat, esa llamada efectivamente lleg el 28 de


septiembre de 1976.

Sobre los elementos de prueba que demuestran las circunstancias en que


ocurri el secuestro de Errandonea y Tejera, su posterior traslado a
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Automotores Orletti, as como la intervencin de los grupos de agentes a
cargo de Anibal Gordon y Nino Gavazzo, ya nos hemos referido al desarrollar
los hechos que afectaron a Adalberto Soba, Mara Elena Laguna y sus hijos
Sandro, Tania y Leonardo.

Razn por la cual nos remitimos a lo expresado hace algunos


momentos, a fin de evitar reiteraciones innecesarias.

Solo resulta necesario mencionar que la presencia de Errandonea Salvia


y Tejera Llovet, en el domicilio de la familia Soba el da 26 de septiembre de
1976, surge, por un lado, de los propios dichos de Maria Elena Laguna quien
cont que junto con ella y sus hijos tambin fueron privadas de su libertad
otras dos personas que se encontraban en su domicilio, trabajando en la
imprenta que all haba sido montada.

Cont que esas dos personas fueron brutalmente golpeadas; y que


supo que una era de apellido Errandonea.

Respecto de la otra persona que describi, no recordaba su apellido.

A ello debemos sumar las referencias brindadas en la audiencia por


Sandro Soba Laguna quien sostuvo que el da en que fue secuestrado junto
con su madre y hermanos, se encontraban all trabajando, y tambin fueron
secuestrados, Errandonea y Tejera.

Cont cmo fueron golpeados y que no supo qu pas luego con ellos.

Debe destacarse que conforme se desprende del acta agregada a fs.


6.511/6512 de la causa n 98.247/06 del Juzgado en lo Penal del 19no Turno
de la Ciudad de Montevideo, se le exhibieron a Sandro Soba dos fotografas
de Tejera Llovet y Errandonea Salvia.

En esa ocasin Soba indic creer reconocer en ellas a las personas que
trabajaban en la imprenta y que se encontraban en su casa el da de su
secuestro.

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Esa causa fue incorporada por lectura al debate, y el acta mencionada le
fue exhibida al testigo durante su declaracin en la audiencia, oportunidad en
la cual reconoci como propia la firma all inserta.

Por su parte, Mara Isabel Tejera Llovet nos dijo que el 26 de


septiembre su hermano sali de su casa y no volvi nunca ms.

Cont tambin que en marzo de 1977 y a raz de la detencin de otro


hermano suyo, Rubn, ella misma fue ilegalmente detenida en su domicilio de
la calle Trejo y Sanabria n 30, en la localidad de Turdera32.

En esa ocasin pregunt por Nstor Ral y le dijeron que no


preguntara ms por l, porque no lo iba a volver a ver.

Segn explic, fue en ese contexto que supo que su hermano haba sido
detenido en la calle junto con Errandonea, a quien no conoca.

Finalmente, en este sentido, tambin debemos mencionar que el


documento de la ex DIPBA identificado como Imprenta Clandestina en
calle Castro 749, al que ya nos referimos anteriormente, hace referencia a
tres detenciones, lo que claramente muestra que otras dos personas ms
fueron secuestradas junto con Maria Elena Laguna en ese domicilio.

De las gestiones realizadas por los familiares de Juan Pablo Errandonea


Salvia y Nstor Ral Tejera Llovet y la falta de respuesta por parte del Estado
argentino y el uruguayo, dan cuenta la documentacin incorporada a los
legajos Conadep y Comipaz correspondientes a las vctimas, los expedientes
en los cuales se declar su ausencia por desaparicin forzada y el habeas
corpus interpuesto por Jos Antonio Errandonea en favor de su hijo en 1979.

En este sentido, contamos tambin con numerosos documentos


pertenecientes al conjunto de archivos desclasificados de las agencias

32
Ojo, no hay denuncia formulada por este hecho. Tambin surge del expediente por la declaracin de
ausencia. All se present el hermano y en un escrito, cont este episodio

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gubernamentales de los Estados Unidos de Norteamrica, enviados por la
Direccin del Proyecto de Documentacin del Cono Sur del NSA33.

Entre ellos podemos destacar los siguientes:

Una lista de ciudadanos uruguayos desaparecidos entregada por el Alto


Comisionado de las Naciones Unidas a la embajada norteamericana del 1 de
agosto de 1978.

Tres informes de la embajada estadounidense en Argentina, que dan


cuenta de la presentacin de un conjunto de casos de personas desaparecidas
al Grupo de Trabajo de la Oficina Exterior sobre Derechos Humanos y de la
respuesta de ese organismo; de acuerdo a la cual el Gobierno Argentino niega
conocimiento sobre la detencin de las personas nombradas, entre las que se
encuentran Tejera y Errandonea.

Y un informe titulado Uruguay. Ciudadanos Desaparecidos


confeccionado por la Asociacin de Familiares de Desaparecidos de enero de
1978.

Los fallecimientos de Videla y Olivera Rvere y las limitaciones del


objeto procesal al que nos sujet la instruccin, nos impiden formular
acusaciones contra algunos de los responsables de las desapariciones de
Errandonea Salvia y Tejera Llovet.

Sin embargo y como ya adelantamos, las caractersticas y el contexto en


que ocurrieron los hechos demuestran cmo coordinaron su ejecucin los
agentes uruguayos a cargo de Jos Nino Gavazzo y de personal de la OT 18 de
la SIDE.

Ya mencionamos los antecedentes polticos de Errandonea y Tejera


Llovet, cmo fueron buscados, como se persigui al PVP, qu detalles dieron
Sandro Soba y Mara Elena Laguna respecto de sus propios secuestros y
cautiverio en Automotores Orletti y la forma en que fueron llevados al

33
Se trata de los documentos identificados como: 0000A8D5, 0000AA49, 0000A8A2, 0000AA73, 0000A494,
0000A425, 0000A964, 0000A96B, R021F1435 y 0000A7C2.

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Uruguay; y en particular, nos referimos a la declaracin prestada en la
audiencia por Raquel Nogueira Paullier.

Al respecto debemos destacar que la testigo record que los nombres de


Errandonea y Tejera se encontraban junto al suyo en el organigrama que el
imputado Cordero Piacentini le exhibi cuando estuvo recluida en
Automotores Orletti entre el 14 y el 24 de julio de 1976. Circunstancia que
muestra que ambos eran buscados por el grupo de oficiales uruguayos que se
encontraban a cargo de Gavazzo.

Por otra parte, el hecho de que Laguna haya sido llevada a Orletti, no
slo permite concluir que Tejera y Errandonea Salvia tambin fueron llevados
all, sino que en su secuestro intervino la OT 18 de la SIDE que administraba
ese CCD.

Tambin debe tomarse en consideracin que en dos causas judiciales


que tramitaron en la Repblica Oriental del Uruguay, y que fueron
incorporadas al debate, se dio por probado que Juan Pablo Errandonea y Ral
Nstor Tejera Llovet fueron secuestrados el 26 de septiembre de 1976 en el
domicilio de la calle Emilio Castro 749 de la localidad de Haedo.

Por este hecho fueron condenados, entre otros, los militares uruguayos
Jos Nino Gavazzo, Jos Ricardo Arab y Jorge Alberto Silveira Quesada.

En definitiva y como en tantos otros casos, los secuestros de Errandonea


Salvia y Tejera Llovet fueron producto de la coordinacin regional ejecutada
en el marco de la Operacin Cndor; y son una prueba ms de su existencia.

Alberto Cecilio Mechoso Mndez.

Alberto Cecilio Mechoso Mndez naci en el departamento de


Las Flores, Uruguay.

Aos despus su familia se mud a Montevideo, establecindose


en el barrio de La Teja, donde pas su adolescencia y comenz a desarrollar
actividades polticas, primero en la FAU y luego en la OPR 33.
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Era conocido como pocho o el abuelo.

Para la dcada del 70, su familia estaba integrada por su esposa,


Beatriz Castellonese, y sus hijos, Beatriz y Alberto.

Debido a su activismo poltico en oposicin a la dictadura que


gobern Uruguay durante ese perodo, fue perseguido y detenido en su pas.

El 6 de agosto de 1972, Mechoso Mndez fue detenido por las


Fuerzas Conjuntas junto con Ivonne Tras en el hotel en el que se estaban
escondiendo, y conducido al Batalln de Infantera N 3.

All fue sometido a brutales sesiones de torturas, dos veces por


da, durante once das.

Posteriormente fue trasladado junto a Ivonne Tras, al Grupo de


Artillera 5, donde prestaba funciones el imputado Cordero Piacentini. All
se repitieron las sesiones de tortura.

El 21 de noviembre, con ayuda de sus compaeros, logr fugarse


de ese lugar. Al salir, Alberto Mechoso exhiba un claro deterioro fsico, haba
adelgazado mucho y su pelo se haba puesto canoso. Fue por este nuevo
aspecto fsico que sus compaeros empezaron a decirle el abuelo.

Esta fuga le hizo ganar el odio de todas las fuerzas represivas


uruguayas en general pero de uno de sus agentes ms destacados en particular,
Manuel Juan Cordero Piacentini.

Fue as que, al da siguiente de su fuga, las Fuerzas Conjuntas


retomaron su persecucin; mediante el comunicado N 637 del 22 de
noviembre de 1972 de la Oficina de Prensa de las Fuerzas Conjuntas, se
requiri su captura por sabrsele vinculado a la O.P.R. 33.

En esas condiciones Mechoso no poda quedarse en Uruguay.

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A fines de 1972 logr trasladarse clandestinamente a la Argentina
para continuar trabajando desde aqu en contra de la dictadura que usurpaba el
gobierno uruguayo.

Luego de haber sido tambin requerida por las fuerzas represivas,


su esposa se reuni con l en Buenos Aires en enero de 1973.

Sus hijos, Alberto y Beatriz quedaron al cuidado de un to paterno


en Uruguay por, aproximadamente, un ao y medio. En 1974 finalmente se
reuni toda la familia en Buenos Aires y se establecieron en una pensin en
Capital Federal.

A raz de la persecucin que sufran, toda la familia utilizaba


identidades falsas.

Pero ni el exilio, ni la vida clandestina, hicieron que las fuerzas


represivas uruguayas detuvieran su bsqueda.

Para el ao 1974, las Fuerzas Conjuntas seguan requiriendo la


captura de Alberto Mechoso, y contaban con informacin actualizada.

Saban que estaba en Buenos Aires, con su esposa y sus dos hijos,
que utilizaba documentos argentinos, conocan detalles de su actividad
poltica, hasta saban el modelo de auto que conduca.

La captura de Alberto Mechoso Mndez se haba convertido en


una obsesin para las fuerzas represivas de su pas.

Secuestro:

En Buenos Aires Mechoso continu su participacin poltica


opositora a la dictadura uruguaya.

Particip en la formacin del PVP e integr la Direccin del


partido junto a Mauricio y Gerardo Gatti, quedando como responsable del
sector militar de la organizacin.
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Este sector estaba organizado, a su vez, en dos grupos, cuyos
responsables eran Roger Julien y Carlos Goessens.

Ya hemos visto la brutal persecucin a la que fueron sometidos


los miembros del PVP radicados en nuestro pas durante el primer semestre de
1976.

Tambin mencionamos que Adalberto Soba era uno de los


blancos prioritarios para el grupo que integraba Cordero Piacentini.

Mechoso era el otro.

No slo porque haca aos que haba logrado eludir a los militares
uruguayos, sino tambin porque, como mencionamos en la parte general de
este apartado, para septiembre de ese ao era el nico integrante de la
Direccin original del partido que sobreviva en libertad en Buenos Aires, y de
quien dependa el grupo que se haba salvado de la primera oleada represiva.

A ello se aada una cuestin fundamental: el trabajo de


inteligencia practicado por Cordero Piacentini y sus secuaces en coordinacin
con las fuerzas argentinas, sobre los opositores uruguayos que en el 75 se
conglomeraron en el PVP, les haba aportado un dato determinante: Mechoso,
tena en su poder otra parte importante del dinero con el que se financiaba la
actividad del partido y el mantenimiento en la clandestinidad de sus
integrantes.

Si ese dinero era secuestrado, la posibilidad de que el PVP se


reorganizara quedaba definitivamente eliminada.

Para el ao 1976 el domicilio de la familia Mechoso Castellonese


se encontraba en la calle Miralla 2864, en el barrio porteo de Villa Lugano.

El 26 de septiembre de 1976, luego de haber salido por la maana


a hacer unas compras junto con su hijo, Alberto Mechoso sali de su casa en
rumbo a un encuentro que tena cerca del medioda.

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En algn momento del trayecto o en el lugar de la cita, fue
secuestrado por miembros del grupo de tareas con base en la OT 18 y del
grupo de agentes uruguayos comandado por Gavazzo.

Por las razones que recin explicamos, una vez que lo tuvieron en
su poder, no perdieron tiempo.

Lo llevaron a Orletti, y bajo torturas y amenazas contra su


familia, le sacaron la informacin sobre la ubicacin del dinero.

Con ese dato, se dirigieron al domicilio de la calle Miralla en


busca del dinero y la familia.

Nino Gavazzo, Arab, Manuel Juan Cordero Piacentini y otros


militares uruguayos y argentinos, entre los que probablemente tambin estaba
Anbal Gordon, ingresaron al domicilio armados, amenazaron a la familia y se
dirigieron directamente al lugar donde estaba escondido el dinero.

Ese domicilio estaba bajo la jurisdiccin del rea V, en ese


momento a cargo de Jorge Alberto Muzzio, rea que formaba parte de la
Subzona Capital Federal.

Una vez que lo obtuvieron, se llevaron por la fuerza a Beatriz


Castellonese, y a sus hijos, y los alojaron clandestinamente en la casa donde
haban vivido Sara Mndez, Simn Riquelo y Asil Maceiro hasta su
secuestro, ubicada en Juana Azurduy 3163 de esta Ciudad, que en ese
momento era utilizada tambin como base satlite de la OT 1.8.

All, la familia Mechoso fue retenida bajo custodia de personal


argentino y uruguayo, entre los que se encontraba el agente de la SIDE
Miguel ngel Furci.

Por la noche, en un estado fsico deplorable, tambin llevaron a


ese lugar a Alberto Mechoso, y le permitieron hablar por ltima vez con su
esposa.

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Fue all que Mechoso le dijo que el responsable de todo lo que
estaba ocurriendo era Gavazzo y que estaban en la casa de Sara Mendez.

Esa fue la ltima vez que estuvo reunida la familia Mechoso.

Al poco tiempo, Alberto Mechoso Mndez fue retirado de esa


casa por las personas que lo tenan cautivo.

Al da siguiente, el 27 de septiembre, utilizando la identidad falsa


de Alberto Mechoso, con la asistencia logstica del personal de la OT 18 y
junto con el Capitn Arab, Gavazzo traslad a Beatriz Castellonese y a sus dos
hijos a la Repblica Oriental de Uruguay en un avin de lnea, en el que, como
vimos, tambin viaj la familia Soba.

Una vez en Uruguay Beatriz Castellonese y sus hijos


permanecieron recluidos en una casa en el barrio Carrasco de la Ciudad de
Montevideo hasta el 5 de octubre, cuando fueron liberados.

Luego de ser retirado de la casa de la calle Juana Azurduy,


Alberto Mechoso fue cruelmente asesinado por las personas que lo
secuestraron.

Con el fin de ocultar lo ocurrido, pusieron su cuerpo en un tambor


de combustible que rellenaron con cal y lo tiraron al ro.

Ese tambor fue hallado el 14 de octubre de 1976 en el Canal San


Fernando en la desembocadura del Ro Lujn, junto con otros siete, cada uno
de los cuales contena un cuerpo.

Todos ellos fueron enterrados como NN en el cementerio


municipal de San Fernando.

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En el ao 1989 esos cuerpos fueron exhumados
arqueolgicamente por el EAAF, y en el ao 2012 se pudo determinar que uno
de ellos era el cuerpo de Alberto Cecilio Mechoso Mndez.

Una vez en libertad, la familia de Alberto Mechoso, realiz


denuncias ante la CONADEP, la COMIPAZ, el Ministerio de Relaciones
Exteriores en Uruguay, pero no hubo respuestas ni del gobierno argentino ni
del uruguayo.

De acuerdo a la descripcin que hemos realizado, teniendo en


cuenta las caractersticas particulares de los hechos que lo damnificaron, y el
especial contexto en que se produjeron, entendemos que se encuentra probado
que el secuestro, las torturas y el asesinato de Alberto Cecilio Mechoso
Mndez, formaron parte del plan ejecutado por la asociacin ilcita
denominada Operacin Cndor.

Prueba

Los hechos afirmados precedentemente son consecuencia de la


valoracin conjunta de numerosos elementos de prueba incorporados al
debate, los cuales pasaremos a detallar.

Sobre la actividad poltica de Alberto Mechoso Mndez, pudimos


escuchar en este debate el relato de sus hijos Alberto y Beatriz Mechoso.

Ambos nos contaron sobre sus orgenes en la Federacin


Anarquista Uruguaya, y cmo, de grandes, tomaron conocimiento de que su
padre integr la OPR 33.

Recordaron, al igual que Beatriz Castellonese, la persecucin


poltica que sufri, la detencin y posterior fuga del 5 Grupo de Artillera.

Alberto cont que en Argentina su padre se reuni con el escritor


Eduardo Galeano, a quien le cont los detalles de la fuga; y que Galeano
public este relato en su libro La Cancin de Nosotros.

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La entrevista fue publicada en una edicin especial de la
Federacin Anarquista, que fue aportada por Alberto Mechoso al momento de
prestar declaracin testimonial e incorporada por lectura al debate.

All, Mechoso cuenta cmo fue torturado en los diferentes


cuarteles e interrogado siempre respecto de las mismas cuestiones.

El libro Fugas de Samuel Blixen, incorporado por lectura al


debate, tambin relata la detencin de Ivonne Tras y Alberto Mechoso, y la
posterior fuga de Mechoso, todo lo cual coincide con lo declarado por la
propia Ivonne Tras en este debate.

Beatriz Mechoso agreg que, a partir de la fuga, su padre qued


requerido por las Fuerzas Conjuntas por lo que a fines de 1972 se fue solo a la
Argentina, y que lo mismo tuvo que hacer su madre, al quedar tambin
requerida poco tiempo despus.

Tambin dio cuenta de los recaudos que tuvieron que tomar para
no ser encontrados por las fuerzas uruguayas.

Ricardo Gil Iribarne record que Mechoso era especialmente


buscado por haberse fugado de un cuartel en el Uruguay.

Pilar Nores Montednico, por su parte, agreg que conoci a


Mechoso en Buenos Aires y explic el origen del apodo El Abuelo.

Adems de todo lo mencionado por los testigos, respecto de la


persecucin de la que fue objeto Mechoso Mndez por parte de las Fuerzas
Conjuntas, contamos con la Investigacin Histrica sobre Detenidos
Desaparecidos confeccionada por la Universidad Nacional de la Repblica del
Uruguay.

All se encuentra transcripta la Ficha Patronmica confeccionada


por la Direccin Nacional de Informacin e Inteligencia, en la que, por
ejemplo, se encuentra registrada, la detencin de Mechoso Mndez en el
Batalln de Infantera N 3, un pedido de captura por sabrselo vinculado a la
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OPR 33 y un comunicado de 1974 del Juzgado Militar de Instruccin de 1er.
Turno, a travs del cual reitera la solicitud de captura por haberse fugado del
Grupo de Artillera N 5.

Tambin en la Investigacin Histrica se encuentra transcripto un


informe del Ministerio de Defensa, en el cual, entre otras cosas, est registrado
un pedido de captura de un Juzgado de Instruccin Militar, y se deja asentado
que probablemente Mechoso estaba viviendo en Buenos Aires, pues su familia
se encontraba all; que utilizaba documentos argentinos a nombre de Alberto
Quintero y Oscar Guerrero; y que conduca un automvil FIAT 125 rojo que
se encontraba a nombre de Oscar Guerrero.

Argentina/militancia:

La participacin poltica de Mechoso en Buenos Aires se


encuentra acreditada a travs de numerosos testimonios.

Jos Imaz Breijo, uno de sus compaeros que logr sobrevivir a


la represin que sufri el PVP en nuestro pas, refiri que en Buenos Aires
particip de actividades previas al congreso fundacional que se realizaron en
la casa de Alberto Mechoso, y agreg que l era el responsable en la Direccin
del sector operativo del PVP.

Explic que Mechoso tena a su cargo dos equipos, cuyos


responsables eran Roger Julien, y Carlos Goessens; cont que l mismo haba
integrado el equipo de Roger Julien, junto a Telba Jurez, Chizzola Cano,
Rodrguez Mercader, Lezama Gonzlez, Recagno Ibarbur y lvaro Tato.

Rubn Prieto Benencio, por su parte, dijo que supo de la llegada


de Mechoso a Buenos Aires al igual que lo hicieron otros opositores que
corran peligro en Uruguay; y coincidi en que Mechoso form parte del
Congreso fundacional del PVP y que su lugar en la organizacin era la
Direccin y el denominado brazo armado junto con Julien.

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Beatriz Castellonese y Ricardo Gil Iribarne, tambin afirmaron
que Mechoso integraba el PVP, y Gil Iribarne record haber realizado
actividades con Mechoso dentro de la Organizacin.

El informe militar del Ministerio de Defensa transcripto en la


Investigacin Histrica, nos muestra que las fuerzas uruguayas contaban con
esa informacin.

En efecto, all se encuentra registrado un comunicado de las


fuerzas conjuntas de 1976 del que surge que Mechoso, junto con Mauricio y
Gerardo Gatti, formaba parte de la direccin del PVP.

Tambin se encuentra registrado como antecedente su


intervencin en el llamado sector militar.

Esta informacin aparece tambin en el informe que integra el


rollo 143 del Archivo del Terror, especficamente el fotograma 0386,
entregado por el Museo de la Justicia al testigo Federico Tatter y que fuera
incorporado por lectura al debate.

Este documento, contiene un listado de personas requeridas de


nacionalidad uruguaya y que integran la OPR 33, entre ellos, Alberto
Mechoso y Beatriz Castellonese.

Secuestro:

Respecto de las circunstancias en que ocurri el secuestro de


Alberto Mechoso, contamos con las declaraciones de Alberto y Beatriz
Mechoso Castellonese prestadas en la audiencia, y la declaracin de Beatriz
Castellonese incorporada por lectura.

Los tres coincidieron en que el hecho ocurri el 26 de septiembre


de 1976 luego de que Mechoso dejara su casa rumbo a una cita que iba a tener
lugar cerca del medioda.

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Fueron ellos tambin quienes dieron cuenta de las circunstancias
en que ellos mismos fueron secuestrados algunas horas ms tarde.

Son numerosos los elementos que dan cuenta de la intervencin


del personal que operaba en la OT 18 y del grupo de agentes uruguayos a
cargo de Nino Gavazzo, en particular del imputado Manuel Cordero
Piacentini, as como del cautiverio de Mechoso Mndez en Automotores
Orletti.

Entre ellos, est el testimonio de Gil Iribarne, quien afirm haber


sido interrogado sobre Alberto Mechoso durante las numerosas sesiones de
tortura a las que fue sometido durante su cautiverio en Uruguay, muchas de
ellas, recordemos, conducidas por Manuel Cordero.

Asimismo, Beatriz Castellonese sostuvo que el personal que


realiz el operativo en su casa estaba vestido de civil y se identificaron como
integrantes de las fuerzas de seguridad de Argentina y Uruguay.

Agreg que ellos mismos le confirmaron que haban secuestrado


a su marido. Cont, adems, que la persona que llevaba la voz cantante
durante el operativo era Gavazzo.

Como ya mencionamos, en el ltimo encuentro que tuvo con su


marido, este le dijo que la persona que lo haba secuestrado era Nino Gavazzo.

En este mismo sentido, Alberto Mechoso Castellonese refiri que


en el operativo realizado en su casa participaron Gavazzo, Arab y Cordero.

Explic que en el momento en que ocurri no saba quines eran,


pero describi cmo pudo aos ms tarde determinar su identidad.

El contexto descripto nos permite concluir que, como afirmamos,


Alberto Mechoso permaneci recluido en condiciones inhumanas y fue
torturado en Automotores Orletti.

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En efecto, la intervencin en el secuestro de los grupos de agentes
de Anbal Gordon y Nino Gavazzo, la pertenencia de Mechoso al PVP, el
hecho de que su familia haya permanecido recluida en la casa de Sara Mndez
a donde l mismo fue llevado, y a donde el propio Furci reconoci en su
indagatoria haber sido enviado por Anbal Gordon justamente para esa fecha,
permiten concluir que fue en Orletti donde Mechoso fue interrogado luego de
su secuestro y donde permaneci recluido antes de ser asesinado.

En cuanto al dinero del PVP sustrado en el operativo, contamos


tambin con las declaraciones de Beatriz Castellonese, de Alberto y Beatriz
Mechoso.

Tambin Ricardo Gil Iribarne record haber tomado


conocimiento que de la casa de Alberto Mechoso que se haban llevado una
importante suma de dinero.

Lo sucedido con la familia Mechoso Castellonese con


posterioridad al secuestro, es decir su cautiverio en la casa de Sara Mndez y
su posterior traslado a Uruguay, se encuentra acreditado a partir de los
testimonios concordantes de Beatriz Castellonese, y Alberto y Beatriz
Mechoso.

En este sentido, debemos destacar los dichos de Alberto


Mechoso, quien, en se declaracin en esta audiencia, record las palabras de
Gavazzo durante el traslado, cito textual:

yo soy tu padre, a mi llamame pap porque sino los matamos


ac noms.

Contamos, asimismo, con el documento del archivo de la


Direccin Nacional de Migracin del Uruguay transcripto en la investigacin
histrico, al que ya nos referimos, en el cual se encuentra registrada la lista de
pasajeros del vuelo del 27 de septiembre de 1976 y la familia Mechoso figura
con sus identificaciones falsas a nombre de Rodrguez y Leizagoye.

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Pero como si todos estos elementos no fueran suficientes, estos
hechos se encuentran confirmados por los relatos del propio Nino Gavazzo.

En efecto, tanto en la declaracin agregada al expediente del


Juzgado Letrado de Primera Instancia en lo Penal 19 Turno de Uruguay,
caratulado Gavazzo Pereira y otros por veintiocho delitos de homicidio muy
especialmente agravados, incorporado por lectura al debate, como en el libro
de su autora titulado Mi testimonio, tambin incorporado a este debate,
Gavazzo, confirma, en una gran medida, que los hechos ocurrieron tal como
fueron descriptos.

Si dejamos de lado el esfuerzo que hace Gavazzo por ennoblecer


su figura y desdibujar su intervencin en algunos pasajes de los hechos,
aportando datos a todas luces falsos, lo cierto es que su relato confirma el
secuestro de Mechoso Mndez, su traslado a Orletti, el operativo en la casa
familiar, la sustraccin del dinero, el cautiverio en la casa de Sara Mndez y el
traslado de Beatriz Castellonese y sus hijos a Uruguay.

En cuanto al homicidio de Alberto Mechoso Mndez, el modo en


que fue ocultado su cuerpo y su posterior hallazgo y reconocimiento,
contamos con las actuaciones que forman parte del Legajo n 93 de la Cmara
Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal.

All se encuentra incorporado el informe del EAAF que concluye


que uno de los ocho cuerpos encontrados ocultos en tambores rellenos con cal
el 14 de octubre de 1976 en el Canal de San Fernando corresponde a Alberto
Cecilio Mechoso Mndez.

De all surge tambin que otros cinco cuerpos tambin pudieron


ser identificados y que se trataban de Ana Mara del Crmen Prez, Gustavo
Adolfo Gay, Ricardo Alberto Gay, Marcelo Ariel Gelman y Dardo Albeano
Zelarayn.

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Todos ellos estuvieron recluidos en Automotores Orletti, lo que,
como ya expresamos, constituye una muestra ms de que fue all donde fue
llevado Alberto Mechoso luego de haber sido secuestrado.

Tambin obra en ese legajo la sentencia dictada por esa Cmara a


travs de la cual se declara que la persona a la que corresponden esos restos es
Alberto Cecilio Mechoso Mndez y ordena la rectificacin de la partida en la
que se haba inscripto el fallecimiento.

Asimismo, es necesario mencionar que en dos causas judiciales


que tramitaron en Uruguay, y que fueron incorporadas al debate, se dio por
probado que Alberto Cecilio Mechoso Mndez fue secuestrado el 26 de
septiembre de 1976, y que, por este hecho, fueron condenados, entre otros, los
militares uruguayos Jos Nino Gavazzo, Jos Ricardo Arab y Jorge Alberto
Silveira Quesada, todos ellos miembros del grupo de agentes uruguayos a
cargo del primero.

Sobre las gestiones que realiz su familia en la bsqueda de


Alberto Mechoso, se incorporaron el legajo COMIPAZ y el legajo
CONADEP, as como tambin, la declaracin que prest su mujer ante la
Cmara de Representantes de la Presidencia de Uruguay en 1985, y el
expediente civil de ausencia por desaparicin forzada.

Finalmente, contamos con los documentos remitidos por la


Comisin Provincial por la Memoria, donde figuran todos los pedidos de
paradero con resultado negativo de Alberto Mechoso; y con la documentacin
que forma parte del acervo documental del NSA donde aparecen las denuncias
realizadas por organizamos internacionales ante oficinas de Gobierno de los
Estado Unidos, a favor de Mechoso.

Por la privacin ilegtima de la libertad de Alberto Cecilio Mechoso


Mndez acusamos a Manuel Juan Cordero Piacentini.

Victoria Luca Grisonas

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Ahora nos toca hablar de los hechos de los cuales fue vctima Victoria
Luca Grisonas y toda su familia.

De origen argentina, desde muy pequea vivi en Uruguay.

All se cas en 1968 con Mario Roger Julin Cceres, quien al igual que
ella integraba la Federacin Anarquista Uruguaya.

Con motivo de la persecucin de la que fueron objeto en su pas, en


1973, la pareja decidi emigrar a Argentina junto a su pequeo hijo Anatole,
donde tiempo despus naci su segunda hija, Victoria Eva.

Al igual que muchos de sus compatriotas que haban salido en similares


condiciones de su pas, desde Buenos Aires Victoria Grisonas y su marido
continuaron con su actividad poltica y pasaron a formar parte del PVP.

A Grisonas la apodaban la gringa.

Dentro de esa organizacin, se desempeaba en la llamada "estructura


militar " que, como ya dijimos, era dirigida por Alberto Mechoso, siendo
Roger Julin uno de los referentes.

Es por esto que el grupo argentino y el uruguayo que haban planificado


la segunda oleada represiva contra el PVP en Buenos Aires, tenan a la pareja
como uno de los principales blancos de captura, junto con Soba y Mechoso.

Recordemos que stos fueron secuestrados el 26 de septiembre de 1976.

Ese mismo 26 de septiembre, a partir del medioda, en torno a la casa


del matrimonio Grisonas-Julin, ubicada en la calle Mitre 1390 casi esquina
Carlos Gardel de la localidad de San Martin, Provincia de Buenos Aires,
comenz a desplegarse un enorme operativo.

De a poco se fueron apostando en los alrededores miembros de la


polica provincial y personal militar uniformado y de civil, que se trasladaban
en vehculos con y sin identificacin.
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Se cortaron algunas calles con tanquetas del Ejrcito, formando un
cerco de algunas cuadras alrededor de la vivienda..

El domicilio de la familia Julien-Grisonas para esa fecha estaba dentro


de la jurisdiccin del rea 430, cuya sede era la Escuela de Caballera de
Campo de Mayo, bajo la responsabilidad del acusado Rodolfo Emilio
Feroglio, quien responda a las rdenes de Santiago Omar Riveros, entonces
Comandante de la Zona 4.

Por la tarde, luego de los secuestros de Soba y Mechoso y sus


respectivas familias, se cort la luz en la zona y arrib al lugar un equipo
del GT 5, integrado por agentes de la SIDE y de Asuntos Extranjeros de la
Superintendencia de Seguridad Federal, entre quienes estaban Rolando Oscar
Nerone y Oscar Roberto Gutirrez, todos los cuales actuaban en coordinacin
con el grupo de oficiales uruguayos conducido por Gavazzo.

Aproximadamente a las 17hs., comenz a ejecutarse el operativo.

Ante la mirada atnita de los vecinos, se abri fuego contra la vivienda


donde estaba la familia.

En ese contexto, Victoria Grisonas intent escapar junto a sus dos


pequeos hijos por la parte trasera de la casa, pero fue rpidamente
interceptada.

La golpearon con brutalidad y luego la subieron a un auto y se la


llevaron a Automotores Orletti.

Sus hijos, que presenciaron todo, tambin fueron conducidos a ese


lugar.

Mario Roger Julien, tambin intent escapar, pero lo encontraron y lo


asesinaron.

La casa familiar fue saqueada y qued completamente destruida


producto de los disparos.
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Adems, los das posteriores fue custodiada por personal de la Polica
de la Provincia de Buenos Aires.

Sres. Jueces: Se pudo acreditar en el debate que, al igual que el resto de


los prisioneros que permanecieron cautivos en Automotores Orletti, Victoria
Grisonas fue sometida a brutales tormentos y a condiciones inhumanas de
vida.

Hasta el da de hoy, permanece desaparecida.

Sus hijos, luego de permanecer en precarias condiciones dentro del


CCD, fueron ilegalmente trasladados a Uruguay y alojados en la sede del SID
en la calle Boulevard Artigas

Posteriormente fueron abandonados a su suerte en una plaza en la


ciudad de Valparaso, Chile, en el marco de una operacin tendiente a ocultar
lo ocurrido con sus padres.

Los familiares de Grisonas y Julien presentaron habeas corpus ante la


justicia argentina y diversas solicitudes de paradero que en todos los casos
resultaron infructuosos.

Victoria Eva y Anatole estuvieron en un orfanato en Chile hasta que


fueron adoptados por una familia de esa nacionalidad.

Dos aos ms tarde fueron identificados y a partir de las gestiones de su


familia ayudados por la ONG Clamor y el ACNUR pudieron recuperar su
identidad.

Prueba

Los hechos narrados se pudieron acreditar en virtud del conjunto de


pruebas producidas e incorporadas al debate.

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En este sentido, sobre la participacin poltica de Victoria Grisonas en
Uruguay y la persecucin de la que fue objeto, contamos con la Investigacin
Histrica sobre detenidos desaparecidos, que da cuenta que la vctima era
miembro de la FAU y que tena antecedentes policiales en su pas, a lo que se
le sumaba que estaba casada con Roger Julin, que tambin era miembro de
ese grupo y tena antecedentes en este sentido.

Asimismo, respecto de su vinculacin con el PVP en Argentina, el


testigo Rubn Prieto Benencio dijo que Grisonas pertenecan al sector de
Mechoso al igual que su marido, Roger Julin, que era parte de la direccin.

Sus dichos, a la vez, encuentran correlato en el testimonio de Mara del


Pilar Nores Montednico quien cont que Victoria era compaera suya en el
PVP y que Julin tena un rango superior, y haca de enlace con la direccin.

Sobre las circunstancias de modo, tiempo y lugar en el que ocurri el


operativo de secuestro de Victoria Grisonas y sus hijos, y que acab con la
vida de Roger Julin, contamos con el testimonio durante el debate de Joaqun
Castro, y con la declaracin de Francisco Cullari en el juicio de Orletti, que
fue incorporada.

Como los dos eran vecinos de la familia Grisonas-Julin, y estaban


presentes al momento de los hechos, pudieron dar cuenta de que se trat de un
operativo muy grande, en el que participaron muchas personas sin uniforme y
muchos uniformados que llevaban armas de grueso calibre, que se
desplazaban con vehculos oficiales y en autos Ford Falcn no identificables.

Adems, ambos coincidieron en que el ataque fue unilateral, es decir,


por parte de las fuerzas represivas hacia la casa, lo que adems pudieron
verificar luego del operativo al observar que el frente de la vivienda vecina a
la de Julien-Grisonas, desde la cual disparaban las fuerzas no haba recibido
ningn impacto de bala, mientras que la casa de las vctimas estaba
completamente destruida, llena de balazos.

Castro asegur que era tal la magnitud del operativo y la cantidad de


efectivos desplegados, que cualquier intento de resistencia hubiera sido intil.

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Asimismo, Cullari, al igual que el investigador Walter Kovacic, explic
que los integrantes de la patota se llevaron a Victoria Grisonas con vida, luego
de golpearla y de tirarla contra el piso desde la altura en reiteradas
oportunidades.

En este punto, es preciso realizar una aclaracin.

Si bien Joaqun Castro mencion que durante el operativo la mujer del


matrimonio fue abatida en la esquina de Gardel y Mitre, teniendo en cuenta el
resto de las pruebas producidas en el debate, y el contexto de oscuridad en que
el testigo presenci ese instante de los hechos, se ha demostrado en este juicio
que Grisonas no falleci en el operativo, sino que fue conducida con vida
hacia Orletti.

A esta misma conclusin arrib la sentencia dictada en la causa 1627


por este mismo Tribunal.

Adems, el propio Castro manifest en la audiencia que Cullari fue el


que mejor pudo ver esa parte de los hechos, ya que se encontraba ms
prximo a los acontecimientos.

Y que, adems, Cullari era quien conoca a los integrantes de la familia.

Esto demuestra que, tal como afirm Cullari, Grisonas fue llevada del
lugar con vida.

El abatido fue Julien.

Asimismo, se incorpor al debate el testimonio de Anatole Larrabeiti


Yaez, quien expres que an conserva en su memoria algunos momentos de
ese da, que describi y que guardan relacin con el resto de la prueba reunida.

Adems, sobre la presencia de Grisonas en el CCD Orletti, resultan


contundentes las afirmaciones que realizaron durante sus declaraciones
Beatriz Victoria Barboza y lvaro Nores Montednico.

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Nores record que en Orletti habl con Anatole, quien le mencion que
all estaban su madre y su hermana. Tambin mencion que en Orletti
Gavazzo le dijo que Julin estaba muerto.

Lo antes mencionado, se conecta a su vez, con lo que dice el Legajo


Comipaz n 144 perteneciente a Mara Emilia Islas Gatti de Zaffaroni.

Asimismo, Mara Elena Laguna afirm que el mismo da de su


secuestro, el 26 de septiembre, mientras estaba cautiva en Orletti, sus captores
le dejaron a su cuidado a Anatole y a Victoria Eva, a quienes haba visto con
anterioridad.

Refiri que el pequeo Anatole se encontraba muy asustado y le refiri


lo siguiente:

llegaron policas malos a casa, pap me dio un beso, escuch balazos


y no lo vi ms.

En cuanto a la presencia en el lugar de Victoria Luca Grisonas, Laguna


record que dentro de Orletti escuch que los mismos represores referan
haber trado a la gringa, en clara referencia a Grisonas.

Tambin escuchamos a Mara Cristina Mihura, quien afirm que su


marido, Armando Hernndez, que era miembro del PVP y conoca la casa de
Victoria Grisonas, reconoci en el diario la foto de la casa en donde
mencionaba que haban hecho un allanamiento con tanquetas.

En virtud de ello, le manifest a la testigo que tema por lo que podra


haberles pasado al sordo y a la gringa, que eran los apodos por lo que
habitualmente identificaban a Julien y a Victoria Grisonas.

Respecto del asesinato de Roger Julin, Francisco Cullari record el


momento en que sali del domicilio y lo mataron.

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A ello, en la audiencia Cristina Mihura agreg que se enter
posteriormente que Julin fue enterrado como NN y sus restos fueron
encontrados recientemente en Argentina.

Evidentemente, esta referencia est relacionada con el acta de defuncin


labrada el 27 de septiembre de 1976, incorporada al debate, en virtud del
fallecimiento de un masculino N.N., de aproximadamente 30 aos, en las
calles Mitre y Primero de Mayo del partido San Martn, el da anterior a las
19.30 horas.

En ese acta, figura que el motivo del fallecimiento fue: cito. paro
cardaco traumtico. Hemorragia aguda heridas de bala.

En lo concerniente a las fuerzas que intervinieron en el operativo,


interesa aqu mencionar el Legajo Personal de Rolando Oscar Nerone, y la
foja del Libro de Registro que aport la Comisin Provincial por la
Memoria, donde se encuentra asentada la herida que sufri el mencionado
agente en el marco de este operativo.

En el libro de Registro se menciona especialmente que intervinieron


Fuerzas Combinadas; y que un extremista result abatido.

En este sentido, reviste singular inters el Sumario Administrativo letra


P n 237.029/76, de la Divisin Retiros y Pensiones de la PFA.

Del acta inicial, elaborada el 27 de septiembre de 1976 por el Jefe del


Departamento de Asuntos Extranjeros de la PFA, se desprende que los
Oficiales Rolando Oscar Nerone y Oscar Roberto Gutirrez, actuando en
comisin en el grupo de tareas n 5 (GT5), conjuntamente con efectivos de
la SIDE, haban participado de un procedimiento efectuado en la Av. Mitre
1050 de la localidad de San Martn, siendo herido Nerone en la pierna
izquierda.

Asimismo, luce agregada una nota del 3 de octubre de 1976, dirigida al


Jefe del Departamento de Asuntos Extranjeros de la Superintendencia de

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Seguridad Federal, firmada por el Teniente Coronel (R) Juan Ramn Nieto
Moreno.

Nieto Moreno, como Jefe del GT5, haca saber al superior orgnico la
relevante actuacin de Nerone, Gmez Mignez y Gutirrez, en comisin
en ese grupo operativo, en los procedimientos que condujeron al
desbaratamiento del sector militar de la organizacin subversiva OPR 33
Orientales.

Se encuentran probados tambin los tormentos a que fue sometida


Victoria Grisonas.

Esto se deriva, en primer lugar, de los golpes que le dieron al momento


de su secuestro.

De acuerdo a la descripcin de los testigos la brutalidad empleada sobre


ella excedi la fuerza que normalmente se utilizaba para obtener la captura de
las personas.

En segundo lugar, surge de los padecimientos sufridos durante su


cautiverio en Orletti.

En este juicio escuchamos mltiples testimonios de los sobrevivientes


que describieron tanto las terribles condiciones de vida existentes en el lugar,
a las que ya nos hemos referido; como la sistematicidad de la aplicacin de
torturas sobre los prisioneros.

Por otro lado, los testimonios de lvaro y Mara del Pilar Nores
tambin comprueban tambin la permanencia de Anatole y Victoria Julin en
la sede del SID en Montevideo.

Y esto debemos relacionarlo con las declaraciones de Ivonne Tras,


Rubn Prieto Benencio, Cristina Mihura, Milton Roman, y Mara Bernabella
Herrera, de las que surge que los nios fueron identificados con posterioridad
en Chile.

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Tales afirmaciones tambin se desprenden de los testimonios de los
propios Anatole y Victoria, que fueron incorporados, y de la denuncia que
realizaron contra el Estado Nacional por el secuestro de todo el grupo familiar
y la desaparicin forzada de sus padres.

Por otra parte, no puedo pasarse por alto que la sustraccin de su


identidad fue comprobada por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N6 y
confirmada por la CFCP en la causa conocida como Plan Sistemtico de
apropiacin de nios.

Sobre las gestiones realizadas por la familia, se encuentra incorporado


al debate el habeas corpus iniciado por la madre de Roger Julin en junio de
1977, el expediente por la privacin ilegtima de la libertad de todos los
integrantes de la familia que se inici en virtud del mencionado habeas corpus,
adems del libro titulado Mam Julin.

A su vez, de los legajos CONADEP 2950 y 2951, tambin surgen las


diversas gestiones que se realizaron ante Amnesty Internacional y la Cruz
Roja, entre otros.

Asimismo, a partir de la documentacin remitida por la Comisin


Provincial por la Memoria, pudimos conocer que las diversas solicitudes de
paraderos en favor de Grisonas, en todos los casos arrojaron resultado
negativo, extremos que demuestra tambin en este caso la sistemtica
ocultacin que desde el propio Estado se haca sobre estos crmenes.

Debemos mencionar tambin que en el Legajo CONADEP N 2951


perteneciente a Roger Julin, obra una copia de la declaracin de desaparicin
forzada de Victoria Luca Grisonas de Julien, en la que se fij como fecha
presunta de la ausencia el 26 de septiembre de 1976.

De las pruebas que han sido recolectadas, estamos en condiciones de


afirmar que los hechos descriptos, de los que fueron vctimas Victoria
Grisonas, Mario Roger Julin Cceres, Anatole y Victoria Eva Julin
Grisonas, fueron ejecutados gracias a la coordinacin represiva desarrollada
en el marco de la asociacin ilcita Operacin Cndor.

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En este caso en particular, corresponde destacar, adems, que no es
casual que el pas elegido para intentar ocultar los rastros de esos delitos haya
sido Chile, donde los nios fueron abandonados.

Por ltimo, no puede dejar de sealarse que la sentencia dictada en la


causa n 1627 se dio por probado el secuestro de Victoria Luca Grisonas en
las circunstancias de modo, tiempo y lugar aqu descriptas, as como su
cautiverio y los tormentos padecidos por ella dentro de Orletti.

Por esos hechos fueron condenados Ral Antonio Guglielmineti,


Honorio Martnez Ruz y Eduardo Alfredo Ruffo, condena que ha quedado
firme.

En lo que refiere al homicidio de Roger Julien y la responsabilidad que


en los hechos relatados le cupo a los agentes de la PFA Nerone y Gutirrez,
corresponde mencionar que el asunto es objeto de la causa n 2261 del registro
de este Tribunal y ser tratado en un futuro debate.

En virtud de lo expuesto, por la privacin ilegtima de la libertad y las


torturas a las que fue sometida Victoria Grisonas, formulamos acusacin
contra Miguel ngel Furci.

Jorge Zaffaroni Castilla y Mara Emilia Islas Gatti

Jorge Zaffaroni Castilla y Mara Emilia Islas Gatti eran de nacionalidad


uruguaya, y al momento de los hechos tenan 23 aos.

Se conocieron en Montevideo en el marco de las actividades polticas


que desarrollaban en la ROE, y en noviembre de 1973 se casaron.

Ambos fueron detenidos en Uruguay en razn de su actividad poltica.


Islas Gatti, en 1971, y Jorge Zaffaroni tanto en 1971 como en 1972.

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Por temor a perder nuevamente su libertad, decidieron refugiarse en
Argentina. En diciembre de 1974 se traslad Mara Emilia, que ya estaba
embarazada de Mariana.

Ese mismo mes personal de la D-5 de la Direccin Nacional de


Informacin e Inteligencia se present en la casa de Mara Esther Gatti para
detener nuevamente a la pareja.

Como no los encontraron, el da 16 requirieron pblicamente su captura


por considerarlos vinculados a actividades sediciosas y haber pasado a la
clandestinidad.

En enero de 1975, Jorge Zaffaroni logr abandonar Montevideo, y se


reencontr con su familia en Buenos Aires.

En un comienzo se instalaron en un departamento en la Capital Federal,


que compartan con la hermana de Jorge, Luca. La convivencia dur hasta el
22 de marzo de 1975, fecha en la que naci Mariana y Luca se mud a Lomas
de Zamora con su otro hermano, llamado Pablo.

En Buenos Aires Mara Emilia Islas se reencontr con sus amistades de


Montevideo, y se vea asiduamente con Cecilia Tras, Beatriz Barboza
Snchez, y Francois Graa, entre otros.

En 1975, ambos participaron en la creacin del PVP. Como ya


explicamos, Zaffaroni integr la direccin del partido. Pero adems de la
Direccin del PVP, junto a su esposa integr el sector de la organizacin
denominado Instituto de Historia.

Cuando se produjo la desaparicin de Gerardo Gatti, Jorge Zaffaroni


pas a ocupar un rol protagnico en la direccin del partido.

Ello sumado a las desapariciones de junio y julio, lo obligaron a


aumentar las medidas de seguridad para proteger a su familia.

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Estas medidas incluan llamados diarios a su hermana Luca y la
previsin de que si pasaban tres das sin comunicaciones, ella deba dar aviso
a los padres de Islas.

Para fines de septiembre, con los secuestros de Soba, Mechoso,


Grisonas y la muerte de Roger Julien, la familia Zaffaroni Islas estaba
acorralada.

En este juicio se ha probado que el 27 de septiembre de 1976 ambos


fueron secuestrados del domicilio en el que vivan, ubicado en la calle
Venezuela 3328, Vicente Lpez, Provincia de Buenos Aires, junto con su hija
de 18 meses de edad, por personal de las fuerzas represivas estatales que
actuaban en coordinacin con las fuerzas uruguayas, entre ellas haba al
menos personal del batalln 601, personal de la SIDE y del grupo de militares
uruguayos comandados por Gavazzo.

A Jorge Zaffaroni lo haban capturado fuera de su domicilio y lo


forzaron a llevarlos hasta all, donde esperaron el arribo de Islas Gatti y su
pequea hija.

Su casa estaba dentro de la jurisdiccin de la Zona 4, en esa poca a


cargo del imputado Riveros; concretamente el rea 450, cuyo jefe en ese
entonces era el Director de la Escuela de Infantera Ral Csar Corletti.

De all, y como ocurri con el resto de sus compaeros, la familia fue


conducida a Automotores Orletti, donde fueron sometidos a condiciones
inhumanas de detencin, y donde Zaffaroni e Islas Gatti fueron torturados.

A los pocos das, Mariana estaba viviendo en casa del agente de la


SIDE Miguel ngel Furci, quien la inscribi como hija propia con el nombre
de Daniela Romina Furci, arrebatndole as su identidad hasta que pudo
recuperarla recin en junio de 1992.

Estamos en condiciones de afirmar que algunos das despus sus padres,


Jorge Zaffaroni Castilla y Mara Emilia Islas Gatti, fueron asesinados y hasta
el da de la fecha permanecen desaparecidos.

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Al igual que en el resto de los secuestros de integrantes del PVP
ocurridos en Buenos Aires en 1976, las desapariciones de Zaffaroni e Islas
Gatti, son hechos que implicaron la intervencin conjunta y coordinada de las
fuerzas argentinas y uruguayas, y que fueron ejecutados gracias al andamiaje
logstico, tcnico e ideolgico proporcionado por la Operacin Cndor.

Tal como haba acordado con su hermano, Luca Zaffaroni dej pasar
tres das y al no recibir llamados suyos dio aviso sobre lo ocurrido a su madre,
Marta Castilla y a Mara Esther Gatti.

Al poco tiempo, ambas llegaron a la Argentina donde buscaron a sus


hijos y a su nieta. Para ello hicieron todo tipo de gestiones e incluso
publicaron la foto de Mariana en un diario. Tambin acudieron a la Justicia a
travs de la presentacin de un Habeas Corpus, pero el Estado argentino les
ocult lo sucedido.

Como ya hemos dicho, gracias a que la bsqueda no ces, Mariana


recuper su identidad 18 aos ms tarde.

Prueba

Son mltiples las pruebas incorporadas al juicio que acreditan lo


ocurrido.

Sobre la participacin poltica de Jorge Zaffaroni y Mara Emilia Islas


en la ROE, escuchamos en este debate a Luca Zaffaroni y a Rubn Prieto
Benencio.

Se encuentra incorporado a este debate los legajos COMIPAZ N 144 y


159, que indican la pertenencia de la pareja a la OPR 33.

Asimismo, la Investigacin Histrica contiene la transcripcin de las


fichas patronmicas confeccionadas por la Direccin Nacional de Informacin
e Inteligencia, de donde se desprende de manera clara y precisa que Jorge y
Mara Emilia eran objeto de persecucin para las FFCC uruguayas, por su
pertenencia a la ROE.
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Estos mismos documentos registran sus detenciones en Montevideo.

Tambin en las fichas patronmicas encontramos que el 5 de diciembre


de 1974 esas fuerzas fueron a buscarlos y dejaron registrado que era por sus
vinculaciones con la ROE.

Se presentaron en la casa de los padres de Mara Emilia e interrogaron a


Mara Esther Gatti sobre sus paraderos.

Idntico registro encontramos en la ficha patronmica de Mara Emilia.

Del mismo documento surge el requerimiento pblico de la captura de


la pareja.

Acerca de las circunstancias en las que se produjo su exilio en Buenos


Aires, se explay en este juicio la testigo Luca Zaffaroni, quien dio cuenta de
las medidas de seguridad que adoptaron; dijo que, incluso, se iban a iniciar los
trmites para darle a ella la tenencia de su hija.

Sobre la vida de la familia en Buenos Aires y su participacin en la


formacin del PVP se explayaron Ivonne Tras, Ricardo Gil Iribarne, Beatriz
Barboza Snchez, Francois Graa y Rubn Prieto Benencio.

Francois Graa, adems de contar la historia de vida de Jorge y Mara


Emilia, a quienes conoci desde adolescentes, aport al momento de su
declaracin la investigacin que realiz sobre la familia Zaffaroni-Islas,
publicada bajo el ttulo Los padres de Mariana.

Se encuentra incorporado tambin a este debate, el libro de Mariela


Salaberry titulado Mariana, tu y nosotros, donde la autora reconstruye la
historia de la familia, en una charla con Mara Esther Gatti, madre de Mara
Emilia.

Adems, en la hoja N3 de la ficha patronmica de Jorge Zaffaroni, se


indica como antecedente que en 1975 integr el claustro para la formacin del

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PVP y que luego integr su mesa directiva junto a Mauricio y Gerardo Gatti y
Gustavo Inzaurralde.

Sobre el rol protagnico que pas a cumplir Zaffaroni luego de la


represin que sufri el PVP durante junio y julio de 1976, nos habl el testigo
Rubn Prieto Benencio.

Luca Zaffaroni reprodujo en la audiencia la informacin a partir de la


cual pudo reconstruir el secuestro de sus familiares, en esencia extrada de las
investigaciones que realizaron su madre y Mara Esther Gatti, quienes a los
pocos das de ocurridos los secuestros concurrieron a la calle Venezuela 3328
y hablaron con los vecinos.

Una vecina les cont que el 27 de septiembre Jorge Zaffaroni lleg a su


casa acompaado de hombres no uniformados; y que luego se escucharon
muchos ruidos, como de golpes.

Tambin que ese grupo esper a que llegara Islas con su hija, lo que
ocurri alrededor de las 18 horas, tras lo cual se llevaron a la familia. Esta
vecina le pidi a los captores que dejaran a la nia a su cuidado, pero se
negaron.

De modo absolutamente concordante con la informacin recabada por la


familia a escasos das del suceso y con el resto de las pruebas incorporadas a
la causa, obra un documento originalmente aportado en el legajo CONADEP
de Orestes Vaello, confeccionado por el Batalln 601 del Ejrcito Argentino a
modo de registro del operativo y que fue identificado como 1976 0928.

All se indica que el operativo tuvo lugar el 27 de septiembre en la calle


Venezuela 3328, Florida, Provincia de Buenos Aires; que el objetivo primario
era Jorge Zaffaroni y que el objetivo secundario era Mara Emilia Islas de
Zaffaroni.

Como intervinientes se menciona al propio Batalln 601, a la SIDE y al


OCOA uruguayo.

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Recordemos que de este documento hizo alusin el testigo Carlos
Osorio Avaria durante su declaracin en este debate; y que fue ya analizado
por la querella que nos precediera.

En punto a la ubicacin geogrfica del domicilio de la familia


Zaffaroni-Islas, debemos sealar que la Investigacin Histrica sobre
Detenidos y Desaparecidos de la ROU ha incurrido en un error, dado que
figura que la direccin pertenecera al barrio capitalino de Parque Chacabuco.

Esto evidentemente es un error de interpretacin pues, adems de que


es un hecho notorio de que eso no es as, del testimonio de Luca Zaffaroni y
de la prueba documental relativa a estos hechos, como ser el Legajo
CONADEP de las vctimas donde sus familiares realizaron presentaciones, los
documentos acumulados por Mara Esther Gatti y Marta Castilla aportados por
Mariana Zaffaroni y la ficha del operativo producida por el Batalln 601,
surge inequvocamente que el domicilio est ubicado en La Florida, PBA.

Sobre el destino de la familia Zaffaroni-Islas, no quedan dudas que


fueron conducidos al CCD Automotores Orletti.

Adems de la circunstancia de que evidentemente sus secuestros


ocurrieron en el marco de los operativos llevados a cabo por el personal de
Automotores Orletti en conjunto con el grupo de agentes uruguayos liderados
por Gavazzo, y entre quienes se encontraba Manuel Cordero, contamos con
otras pruebas que resultan concluyentes al respecto.

Entre ellos, corresponde mencionar en primer lugar las declaraciones


vertidas por Barboza Snchez, secuestrada el 30 de septiembre en un operativo
a cargo de Manuel Cordero y conducida al CCD Orletti.

Barboza Snchez sostuvo que dentro del centro habl con Mara Emilia
Islas, y vio a su hija Mariana Zaffaroni. Islas le cont que ella y su familia
haban sido secuestradas el 27 de septiembre, que Jorge Zaffaroni tambin
estaba en el centro clandestino; y que haba sido brutalmente torturado.

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Por su parte Javier Peralta, secuestrado en la misma fecha que su esposa
Barboza Snchez, refiri que dentro del centro pudo ver el organigrama del
PVP, y luego tambin en el centro 300 Carlos en Uruguay.

En ambos lugares haba fotos, y entre ellas reconoci a su compaero


Jorge Zaffaroni Castilla (a. El Charleta).

El testigo lvaro Nores Montednico, declar tanto en el juicio de


Automotores Orletti como en el de Plan Sistemtico de apropiacin de nios,
que dentro de Orletti vio a Mara Emilia Islas en el sector de la cocina.

Tambin seal que en Orletti habl con Anatole Julien, quien le dijo
que estaba junto a su hermana y Marianita.

Fue incorporada a este debate, adems, la declaracin testimonial que


prest Mariana Zaffaroni Islas en la causa denominada Plan Sistemtico de
apropiacin de nios.

En esa oportunidad relat que cuando se revel su verdadera identidad,


su apropiador Miguel ngel Furci le dijo que l mismo la haba retirado de
Automotores Orletti, donde la haba visto al lado de una mujer que
probablemente era su madre y que estaba con los ojos vendados; que de ese
lugar la haba retirado y que la persona que le dijo que la llevara haba sido
Anbal Gordon, aunque luego le dijo que haba sido Gavazzo.

Efectivamente, se encuentra acreditado a partir de los testimonios y de


la prueba documental incorporada al proceso, en especial la causa n 154 en la
que tanto Furci como su entonces esposa fueron condenados, que Mariana
Zaffaroni Islas fue apropiada por el agente de la SIDE en el CCD
Automotores Orletti, donde prestaba funciones.

A idntica conclusin se arrib en la causa n 1351 "Plan Sistemtico de


apropiacin de nios", y las causas que tramitaron en la Repblica Oriental del
Uruguay, que dieron por probados los secuestros de la familia y llevaron a las
condenas de varios represores uruguayos.

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Recordemos tambin que del examen histopatolgico oportunamente
practicado se estableci que Mariana es hija de Mara Emilia Islas y Jorge
Zaffaroni.

A estas pruebas se suma que el documento del Batalln 601 que ya


mencionamos, indica que el destino interno de los prisioneros es la SIDE, a
partir de lo cual podemos presumir que no se trata de otro lugar que la sede de
la OT 18.

Pero, adems, es importante mencionar que de acuerdo a lo que relat


Mariana Zaffaroni Islas, el propio Furci le dijo en alguna oportunidad que,
para quedarse con ella, tuvo que pedirle autorizacin a Gavazzo.

Esta referencia cobra relevancia al cotejarla con el documento del


Batalln 601, que indica como destino de las vctimas su entrega a OCOA,
esto es, que las vctimas se encontraban a su disposicin, por lo que Gavazzo
en los hechos poda decidir sobre el destino de Mariana.

Por ltimo, en el informe que integra el rollo 143 del Archivo del
Terror, especficamente el fotograma 0386, encontramos los nombres de
Mara Emilia Islas Gatti y Jorge Zaffaroni.

En ambos casos mencionan sus apodos, el nmero de requerimiento


pblico de las FFCC, su participacin en el Congreso fundacional y su
ubicacin dentro de la organizacin dentro del sector Instituto de Historia.

Esta informacin, que como veremos ms adelante, fue utilizada en


Paraguay en razn de la captura de Inzaurralde y Santana Scotto, haba sido
obtenida por la inteligencia uruguaya y argentina a partir de la captura de las
vctimas en Argentina, pocos meses antes.

Es a partir de todos los elementos enumerados que estamos en


condiciones de concluir que las privaciones ilegtimas de la libertad de Jorge
Zaffaroni Castilla, Mara Emilia Islas Gatti y Mariana Zaffaroni Islas; y la
sustitucin de la identidad de sta ltima, formaron parte de los crmenes

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desarrollados bajo el marco de coordinacin represiva provisto por la
asociacin ilcita Cndor.

Especficamente sobre el destino de sus padres, Mariana Zaffaroni Islas


explic que Furci tambin le dijo que supona que haban tenido el final de
todos los desaparecidos; y cuando ella le pregunt por el operativo, le dijo
que hablara con Ruffo.

Afirm que al hacerlo, Ruffo le dijo que haba participado de muchos


operativos, y que no recordaba nada sobre ese en particular.

Por ltimo, sobre las gestiones de la familia para dar con sus hijos y su
nieta, debemos mencionar, que se encuentra incorporado a este debate la
accin de habeas corpus presentada el 7 de octubre de 1976, las denuncias
ante la CONADEP, y el expediente de ausencia por desaparicin forzada que
declar como fecha presuntiva de desaparicin el 27 de septiembre de 1976.

En este sentido, contamos tambin con el documento de la Ex DIPBA


identificado como Legajo N 14853, Mesa DS, varios, en donde se
observan las constancias de las solicitudes de paradero de Mara Emilia Islas
Gatti, con resultado negativo.

Sobre la bsqueda incansable de las abuelas de Mariana, contamos con


la documentacin aportada por el NSA; con las gestiones realizadas ante la
CIDH, donde aparecen las denuncias realizadas por organizamos
internacionales ante oficinas de Gobierno de Estado Unidos, a favor de
Mariana; y con las referencias brindadas por Bernabella Herrera, Milton
Roman y Luca Zaffaroni.

Ellos contaron que lograron divulgar una foto de Mariana a travs de la


prensa en San Pablo, y que fue a partir de las noticias, que recibieron un
annimo que contena el nombre de Miguel ngel Furci, indicando su
perteneca a la SIDE y el lugar donde viva, deca tambin que tena una hija
de nombre Daniela Romina, pero que su esposa nunca estuvo embarazada.

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Fue a partir de ese momento que comenzaron a confirmar esta
informacin que les permiti llegar a Mariana.

Pero recuperarla llevo ms tiempo, porque cuando Furci tom


conocimiento de lo que estaba pasando, como veremos ms adelante, ayudado
por la SIDE y por la banda de Gordon, se llev la nia a Paraguay.

Lamentablemente, en este juicio no contamos con la presencia de sus


abuelas, pues fallecieron, pero s contamos con el documental Por esos ojos,
donde Mara Esther Gatti, hace un relato detallado de lo que fue la bsqueda
de Mariana.

Con los aos, Mariana Zaffaroni Islas pudo recuperar su identidad. Sus
padres continan desaparecidos.

Por las privaciones ilegtimas de la libertad agravadas de Mara Emilia


Islas Gatti y Jorge Zaffaroni Castilla acusamos a Santiago Omar Riveros
y a Manuel Cordero Piacentini.

Washington Cram Gonzlez y Cecilia Susana Tras Hernndez

Washington Cram Gonzlez y Cecilia Susana Tras Hernndez eran


uruguayos.

Se conocieron en Montevideo y juntos se integraron a la ROE,


organizacin a la que ya perteneca la hermana de Cecilia, Ivonne Tras, y su
esposo, Carlos Alfredo Rodrguez Mercader.

En 1972, fue requerida pblicamente la captura de Carlos Rodrguez


Mercader por las Fuerzas Conjuntas uruguayas.

Ese mismo ao, Ivonne Tras fue detenida y procesada.

En este contexto, Cecilia Tras y Washington Cram, decidieron escapar


a la Argentina, lo que concretaron en 1973.

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Se instalaron en Morn, Provincia de Buenos Aires, donde comenzaron
una nueva vida. En 1975 naci su hijo Marcos.

Habitualmente reciban la visita de Irma Hernndez, madre de Cecilia.


Tambin se comunicaban por carta con Ivonne Tras, que permaneca presa.

Adems, parte de sus vnculos familiares y personales se encontraban


aqu, muchos de los cuales formaban parte del PVP.

Entre ellos estaba justamente el cuado de Cecilia Tras, Carlos


Rodrguez Mercader, que tambin haba huido de la persecucin de que era
objeto en Uruguay. Tambin estaba Mara Emilia Islas Gatti, que era amiga de
Cecilia Tras. Con frecuencia se vean con ambos.

Sabemos que ya en 1975 las fuerzas represivas uruguayas tenan


informacin de inteligencia acerca de las actividades de Cram y Tras en
nuestro pas.

Esto se desprende, entre otras cosas, de los comentarios que el militar


uruguayo Jorge Silveira le hizo a Ivonne Tras mientras estaba detenida en
Grupo el 1 de Artillera de Uruguay.

Concretamente, Silveira le dijo, y cito: vos estas ac otra vez


empezando y vos sabes lo que est haciendo tu hermana y tu cuado en
Buenos Aires; tu marido est de mecnico, sabes que estn viviendo en la
opulencia, y vos ac como una tarada empezando de nuevo

Ya hemos relatado lo que les sucedi en nuestro pas, durante la


segunda mitad de 1976, a los ciudadanos uruguayos que integraban el PVP y
que no haban sido capturados anteriormente.

En ese contexto, el 28 de septiembre de 1976 Washington Cram y


Cecilia Tras dejaron a su hijo Marcos al cuidado de su abuela, Irma
Hernndez, que en ese momento se encontraba de visita; y salieron de su casa
a realizar las distintas tareas que cada uno de ellos, por separado, tenan
previstas.
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Como ms tarde deban realizar un trmite conjunto en una escribana,
quedaron en encontrarse en un bar ubicado en la interseccin de las calles
Juramento y Ciudad de la Paz, de la Capital Federal.

Es probable que tambin estuviera previsto que de esa reunin


participara alguna persona ms.

En ese lugar fueron secuestrados.

El operativo estuvo a cargo de los integrantes del grupo de la SIDE que


actuaba en la OT 18 en coordinacin con el grupo de agentes uruguayos
comandado por Gavazzo, grupo que, recordemos, integraba Manuel Cordero
Piacentini.

El domicilio en el que tuvo lugar el secuestro corresponda a la


jurisdiccin de la Zona militar I, Subzona Capital Federal, entonces a cargo de
Jorge Carlos Olivera Rovere; concretamente, dentro del rea III, cuya sede
era el Regimiento de Granaderos a Caballo Gral. San Martn.

En ese momento, el Jefe del Regimiento era Rodolfo Enrique Luis


Wehner.

Como hemos explicado, este secuestro se produjo en el contexto de lo


que el testigo lvaro Rico denomin como la segunda oleada represiva contra
el PVP, lo que se desprende, por un lado, de las relaciones personales que
Washington Cram y Cecilia Tras mantenan con algunos de los integrantes de
la organizacin, y el hecho de que, incluso, tenan previstos encuentros
automticos con Jorge Zaffaroni y Mara Emilia Islas Gatti, que haban sido
secuestrados el da anterior.

Y por el otro, de la circunstancia de que al menos Washington Cram fue


visto en Automotores Orletti por Jos Luis Bertazzo, quien en ese momento se
encontraba cautivo en ese mismo CCD.

Efectivamente, es a partir de esos elementos que podemos afirmar que


desde el lugar donde fueron secuestrados, tanto l como Cecilia Tras fueron
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conducidos a Automotores Orletti, y al igual que sus conocidos que
pertenecan al PVP, permanecieron cautivos y sometidos a condiciones
inhumanas de detencin.

Adems, de acuerdo a la prctica sistemtica que fue implementada en


ese lugar, y al igual que ocurri con la mayora de las personas secuestradas
all, podemos afirmar que tambin fueron sometidos a interrogatorios bajo
tormentos.

Washington Cram y Cecilia Tras continan desaparecidos.

Sabemos que inmediatamente despus de los secuestros, Carlos Alfredo


Rodrguez Mercader tom conocimiento de lo ocurrido y fue hasta la casa de
la pareja a buscar a su suegra y a su sobrino.

Luego de contar lo que saba, de all los llev a un lugar seguro.

Posteriormente, con ayuda de otros integrantes del PVP, Irma


Hernndez logr llevar a su nieto a Montevideo y dejarlo a salvo, para
regresar a Buenos Aires y comenzar la bsqueda de su hija Cecilia, y sus
yernos Washington Cram y Carlos Rodrguez Mercader, quien pocos das
despus, tambin fue secuestrado.

Present acciones de habeas corpus, pero las autoridades requeridas


nunca reconocieron sus detenciones, evidenciando una vez ms la ilegalidad
de su actuacin.

Adems, denunci lo ocurrido ante el Comit Internacional de la Cruz


Roja.

Los secuestros de Washington Cram y Cecilia Tras, no fueron hechos


aislados: al igual que en los casos anteriores, lo que ocurri con ellos es un
ejemplo ms del accionar coordinado de las fuerzas represivas argentinas y
uruguayas contra integrantes de organizaciones polticas; y es por esta razn
que constituye un hecho atribuible a la asociacin ilcita que denominamos
Plan Cndor.
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Prueba

Diversa es la prueba que sustenta lo que afirmamos.

Ivonne Tras brind detalles sobre la vida de la pareja en Montevideo y


su participacin poltica en la ROE.

La ficha patronmica de Cecilia Tras, confeccionada por la Direccin


Nacional de Informacin e Inteligencia y transcripta en la Investigacin
Histrica, en relacin a Cecilia Tras refiriere textualmente lo siguiente:

1/1971: Segn informacin confidencial, se trata de una activa


militante del FER, que trabaja para los tupamaros. Integra una nmina de
agitadores izquierdistas que promueven desrdenes en el IAVA y en la va
pblica. Y al final reza lo siguiente: 29/6/976. Por mem. Nro 2.137/976, se
informa al SID.

Al respecto, ante la pregunta acerca de las personas que participaban del


sector propaganda del PVP, Cristina Mihura respondi que recordaba haber
trabajado con Cecilia Tras o haber compartido habitacin con ella, a quien
reconoci aos despus por fotos.

Los legajos COMIPAZ N 135 y 158 tambin confirman la


participacin de la pareja en la ROE, e incluso les atribuyen pertenencia al
PVP.

Ivonne Tras, tambin nos habl de la persecucin que sufri la familia,


en particular, sobre su detencin y el pedido de captura de Carlos Rodrguez
Mercader que haban publicado las FFCC.

Al respecto contamos adems con el libro Fugas. Historias de


hombres libres en cautiverio de Samuel Blixen, y la ficha patronmica de
Carlos Alfredo Rodrguez Mercader confeccionada por la Direccin Nacional
de Informacin e Inteligencia, documento que integra la Investigacin
Histrica y el cuerpo probatorio de este debate.

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Ivonne Tras tambin se explay sobre la llegada de Washington Cram
y Cecilia Tras a la Argentina, el lugar donde se instalaron, y los encuentros
que mantenan con su familia y sus amigos.

En este sentido, debemos mencionar, que se encuentran incorporados a


este debate los formularios de la Direccin Nacional de Migraciones para la
solicitud de residencia temporaria, que indican que Cram Gonzlez estaba en
nuestro pas para 7 de febrero de 1974, y Tras el 6 de abril del mismo ao.

En el mismo sentido, Ricardo Gil Iribarne record en este juicio haber


conocido en Buenos Aires a Washington Cram y a su compaera Cecilia
Tras.

Como ya mencionamos, sabemos que durante su residencia en Buenos


Aires fueron objeto de tareas de inteligencia y que la informacin recabada
sobre sus actividades lleg Uruguay.

Esto tambin se desprende del testimonio de Ivonne Tras, quien relat


los comentarios que al respecto le realiz Silveira mientras estaba detenida,
con la evidente finalidad de manipularla e intimidarla.

Sobre el secuestro de la pareja, Ivonne Tras reprodujo en la audiencia


el relato que al respecto le hizo su madre, Irma Hernndez.

Ella le cont que el 28 de septiembre de 1976, Cram y Tras haban


salido a hacer un trmite, y que ella se qued cuidando a Marcos en la casa.

Luego de pasar algunas horas de incertidumbre porque no volvan, lleg


Rodrguez Mercader a buscarla, y le dijo que deban abandonar la casa porque,
cito, cayeron los chiquilines.

l la llevo hasta una casa segura y le cont que haba ido hasta al bar
ubicado en Juramento y Ciudad de la paz, donde iban a estar, y ah se enter
del operativo.
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Por su parte, Rubn Prieto Benencio, expres en este debate que supo
que el secuestro de Cram y Tras tuvo lugar en el Hospital Pirovano en un
encuentro automtico con Jorge Zaffaroni, lo que resulta coincidente con el
relato que Rodrguez Mercader le hizo a Irma Hernndez, ya que si bien el
Hospital Pirovano no queda exactamente en la interseccin de las calles
Juramento y Ciudad de la Paz, se encuentra a pocas cuadras de all, y se trata
de la misma zona de la Ciudad.

Lamentablemente, no contamos con la declaracin testimonial de Irma


Hernndez, ya que ha fallecido, pero se encuentran incorporadas a este juicio
las acciones de Habeas Corpus que present.

En sus escritos, refiri que el 28 de septiembre de 1976, Cecilia sali de


su casa rumbo a la capital para realizar un trmite relacionado con su
residencia, ante la Direccin Nacional de Migraciones y nunca regres.

La declaracin de ausencia por desaparicin forzada de Washington


Cram determin como fecha presuntiva de desaparicin, justamente, el 28 de
septiembre de 1976.

Debemos mencionar que si bien existe otra accin de HC presentada por


Irma Hernndez donde indica que el hecho ocurri el 29 de septiembre de
1976 en las inmediaciones de la estacin de Once, resulta evidente que lo
asentado proviene del asesoramiento que recibi de parte del abogado que lo
present, relativo a cuestiones de competencia y al intento de multiplicar los
pedidos de informacin con el objeto de que, al menos uno, lograra el fin
buscado.

No debemos olvidar el contexto de desapariciones sistemticas en que


se produjeron los hechos y la desesperacin por conocer el destino de la
vctima.

Lo cierto es que la conjunta interpretacin de las pruebas, de manera


inequvoca acredita que el secuestro se produjo el da 28 de septiembre de
1976; y que ello ocurri en la interseccin de Juramento y Ciudad de la Paz.

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Por otra parte, el relato de Irma Hernndez que reprodujo en la
audiencia Ivonne Tras, se ve corroborado por el testimonio de Jos Imaz
Breijo, quin expres que tom conocimiento del secuestro de Tras y Cram a
travs del propio Rodrguez Mercader, quien lo contact, inmediatamente
despus del hecho, para pedirle que llevara a su suegra y sobrino a un lugar
seguro.

Breijo refiri que los llev hasta la casa de unos amigos, donde se
quedaron, hasta que pudieron volver a Montevideo.

Ahora bien, acerca del traslado de la pareja a Automotores Orletti,


adems del hecho de que su desaparicin se produjo en un contexto concreto
de represin contra el PVP, donde varias de las vctimas tenan un vnculo que
los una y los encontraba, vctimas que de acuerdo a lo que se ha probado en el
debate, fueron mantenidas en cautiverio en ese lugar, contamos con los dichos
de Rubn Prieto Benencio, quien, como dijimos, mencion que Cram y Tras,
tenan previsto encuentros automticos con Jorge Zaffaroni, quien haba sido
secuestrado el da anterior, y la declaracin de Jos Luis Bertazzo incorporada
al debate, en la que afirm haber visto a Washington Cram dentro del CCD
Automotores Orletti, entre el grupo de ciudadanos uruguayos que estaban all.

Corresponde mencionar adems, que a idntica conclusin arribaron los


tribunales uruguayos en las sentencias N 36 y 37 ya citadas.

Finalmente, sobre las gestiones que realiz la familia para encontrar a


Washington y Cecilia, escuchamos en este debate a Ivonne Tras, y contamos
tambin con las denuncias realizadas ante la COMIPAZ, la CONADEP, y los
habeas corpus y las causas por privacin ilegtima de la libertad que
tramitaron en la poca en la que ocurri el secuestro, as como tambin, con
los resultados negativos de los paraderos librados, como consecuencia de esas
denuncias, documentacin que fue remitida por la Comisin Provincial por la
Memoria, correspondiente a la ex DIPBA.

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Contamos tambin, con la documentacin aportada por Carlos Osorio
que forma parte del acervo documental del NSA, donde aparecen las
denuncias realizadas por organizamos internacionales ante oficinas de
Gobiernos de Estado Unidos, a favor de Washington Cram y Cecilia Tras.

De los elementos que acabamos de mencionar tambin se deriva la


conclusin de que se trata de desapariciones ejecutadas en el marco del Plan
Cndor.

En este juicio se ha acreditado la participacin poltica de Cram y Tras


en organizaciones uruguayas y la persecucin de que fueron objeto, incluso
tras su partida de Uruguay; la vinculacin que tuvieron con otras personas,
integrantes del PVP, que fueron secuestradas merced a la coordinacin
regional represiva; que fueron apresados bajo una modalidad idntica a la de
otros secuestrados cuando intentaban realizar un contacto clandestino; y que
fueron alojadas, como tantos otros, en Automotores Orletti.

A ello se agrega la expresa referencia brindada por Ivonne Tras, quien


relat que fue el Capitn Silveira quien le comunic lo que estaba ocurriendo
con sus familiares; y que mientras ella permaneca detenida en Uruguay, en
varias ocasiones Silveira la llev a su despacho para decirle que l no haba
tenido nada que ver en lo de su hermana.

Cuando Ivonne Tras no soport ms le respondi, y cito: mataste a


mi hermana, a mi marido, no me vas a presionar ms Silveira respondi, y
cito: no?, el hijo de tu hermana no te parece importante?.

No caben dudas de que esas palabras, adems de revelar cmo se


mantena el amedrentamiento sobre Ivonne Tras, importan un claro
reconocimiento de la responsabilidad de las fuerzas uruguayas en los
secuestros de sus familiares.

En razn de todo lo expuesto, por la privacin ilegtima de la libertad de


Washington Cram acusamos a Manuel Cordero Piacentini.

Beatriz Victoria Barboza Snchez y Francisco Peralta.

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Sres. Jueces: Ahora nos referiremos a lo acontecido al matrimonio
conformado por Francisco Peralta, de nacionalidad espaola y Beatriz Victoria
Barboza Snchez, uruguaya.

Tenan respectivamente 25 y 24 aos al momento de sus secuestros.

A finales de la dcada del 70 la pareja vivi en Montevideo y particip


de la ROE.

Como eran perseguidos, en 1974 se exiliaron en Buenos Aires.

De hecho, poco despus de que se fueron, las fuerzas militares


uruguayas allanaron su domicilio de Montevideo.

En nuestro pas trabajaron y retomaron sus estudios universitarios.

Adems, continuaron participando de actividades vinculadas con la


denuncia de la dictadura uruguaya, y eventualmente se vincularon con el PVP.

Si bien haban logrado eludir la embestida producida durante la primera


mitad de 1976 contra el PVP en Buenos Aires, fueron secuestrados en el
marco de la secuencia de operativos iniciados a fines de septiembre de 1976.

En efecto, el 30 de septiembre, alrededor de las 7:30 hs., Beatriz


Barboza fue interceptada en la va pblica del barrio de Belgrano por dos
hombres del civil que la encaonaron y subieron a un vehculo particular.

En ese momento, se diriga a encontrarse con Jorge Zaffaroni quien,


recordemos, se encontraba secuestrado desde el 27 de septiembre.

Esto ocurri en jurisdiccin que estaba bajo control del rea III de la
Subzona Capital Federal, cuyo responsable en ese momento era el Jefe del
Regimiento de Granaderos a Caballo, Rodolfo Whener.

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Pocas horas despus, Francisco Peralta se encontraba en su lugar de
trabajo en la empresa Saipen Argentina ubicada en la calle Bartolom Mitre,
frente a la Plaza del Congreso de esta ciudad, cuando fue privado ilegalmente
de su libertad por al menos dos personas que vestan de civil, quienes al salir
del edificio lo esposaron y lo condujeron a un automvil Ford Falcn.

Ese lugar perteneca a la jurisdiccin del rea I de la Capital Federal,


cuya cabecera era la Superintendencia de Seguridad Federal, en ese momento
a cargo de Edmundo Ojeda.

Al igual que en el resto de los casos, el personal que efectu los


secuestros se encontraba vinculado a la O.T. 1.8 que actuaba en coordinacin
con las fuerzas uruguayas.

De ello da cuenta el hecho de que Barboza haya reconocido al imputado


Manuel Cordero Piacentini como uno de los que la capturaron.

Al igual que ocurri en la mayora de las vctimas, desde los lugares en


que los secuestraron fueron inmediatamente trasladados a Automotores
Orlleti donde se los someti a tormentos y se los mantuvo alojados en las
condiciones inhumanas que imperaban en el lugar y que ya describimos.

En efecto, durante el tiempo que estuvieron all fueron mantenidos en


condiciones similares a las que lo fueron el resto de los cautivos en ese lugar y
que ya hemos descripto.

Por ejemplo, los tuvieron encapuchados, los llevaban a la rastra de un


lugar a otro, y los amenazaban permanentemente.

Adems, a ambos se les propinaron golpizas y patadas.

Concretamente Peralta record que fue brutalmente golpeado mientras


lo interrogaban.

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Ese mismo da fueron obligados a repatriarse a travs de un vuelo
comercial de la empresa Pluna, en el que fueron custodiados, y que aterriz
en el aeropuerto de Carrasco.

En Uruguay continuaron su cautiverio en una unidad militar que


funcionaba como centro clandestino de detencin, el que se conoce como 300
Carlos.

Transcurrido un tiempo, a Barboza la llevaron al cuartel de Infantera I,


donde continuaron los tormentos.

Posteriormente la llevaron ante un juez que la deriv al Penal de Punta


Rieles hasta el 30 de septiembre de 1980 en que fue liberada bajo un rgimen
de libertad vigilada.

Peralta, por su parte, fue obligado a firmar un acta de responsabilidad


penal, y fue trasladado al Penal de Libertad desde donde, en abril de 1980, se
lo expuls del pas y viaj a Espaa con el pasaporte que le entreg su
consulado.

All se reencontraron recin en 1981.

Prueba

Lo que hemos afirmado sobre lo que les ocurri a Barboza y a Peralta,


se sustenta, en primer lugar, con las declaraciones testimoniales que brindaron
en juicio.

As, Beatriz Barboza expuso sobre la actividad poltica que desarrollaba


en la Facultad de Humanidades de Montevideo y los motivos por los cuales,
junto a su esposo, debi marchar al exilio.

Dijo tambin que en Argentina se reincorpor a la actividad poltica


junto con otros compatriotas.

En sentido similar se expidi Francisco Peralta.


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Sobre su secuestro, Barboza refiri que fue abordada en la va pblica
cuando se diriga a un encuentro con Jorge Zaffaroni.

Asimismo, record que durante el trayecto entre ese lugar y el centro


clandestino de detencin, uno de sus captores la tom del pelo y le exhibi
un documento de identidad uruguaya.

Es as como le hizo saber en manos de quines se encontraba.

Barboza identific a esta persona como Manuel Cordero.

Explic que el trayecto fue encapuchada y sus manos atadas hacia atrs,
adems precis que escuch una sirena de un patrullero al cual le dieron
alguna explicacin y continuaron viaje, lo que nuevamente da cuenta de la
connivencia existente entre las fuerzas que actuaban bajo la coordinacin de
las comandancias y jefaturas territoriales.

Al llegar a Orletti, escuch ruido de armas, corridas, persianas,


violencia verbal, y es por esto que entendi que estaban preparando otro
operativo.

En efecto, poco despus fue secuestrado su esposo.

Record que a la rastra y con golpes la llevaron por una escalera a la


planta alta y la encerraron en una habitacin donde haba otras personas
cautivas.

Por la tarde fue interrogada y le informaron la trasladaran a


Montevideo.

Por su parte, Peralta precis que fue secuestrado en su lugar de trabajo.

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Describi cmo personas de civil se presentaron con el encargado de la
empresa, llamado Carlos Cataneo, y le dijeron que se trataba de un problema
de antecedentes.

El gerente le inform en ese momento que se haba comunicado con


Campo de Mayo y que all le haban dicho se trataba de un procedimiento
legal.

En el trayecto fue sometido a golpes y patadas.

Pudo determinar que entre sus captores haba uno de nacionalidad


uruguaya, a quien luego identific como Arab.

Sobre el arribo a Orletti, manifest que lo subieron por una escalera


hacia una pieza en la planta superior, donde mientras lo golpeaban lo
interrogaron sobre el paradero de otros compaeros del PVP.

En este contexto, le exhibieron un organigrama que estaba colgado en


la pared y que tena tres lugares vacos.

Le exigan que les dijera qu lugar de la estructura ocupaba.

Tiempo despus, identific a Nino Gavazzo como uno esos


interrogadores.

Record haber escuchado los gritos de personas que se encontraban


cautivas en el lugar y que estaban siendo torturados en un lugar muy cercano a
donde l se encontraba.

Segn manifestaron los dos testigos, luego de los interrogatorios, los


llevaron juntos a su departamento, que evidentemente haba sido allanado.

Les permitieron tomar algunas pertenencias y de all los llevaron a


Aeroparque.

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Ambos coincidieron en que con ellos viajaron dos agentes y que al
llegar al Aeropuerto de Carrasco los estaban esperando otros represores que,
en autos diferentes, los condujeron a un cuartel que cumpla la funcin de
centros de tortura e interrogatorio.

Cerca de 3 semanas despus Barboza fue conducida a un centro


conocido como Infantera I.

Tiempo despus, ambos fueron encarcelados en diferentes penales.

De manera coincidente con estos testimonios se pronunci Ricardo Gil


Iribarne, quien record haber compartido cautiverio con Javier Peralta en el
cuartel Artillera I en Uruguay, circunstancias en la que ste le cont que haba
estado prisionero junto con su esposa en un centro clandestino en la
Argentina, donde fue interrogado y donde estaban tambin cautivos otros
uruguayos pertenecientes al PVP.

Estos hechos se ven confirmados por el legajo Conadep N 7.097,


correspondiente a Beatriz Barboza, y la documentacin aportada por Francisco
Peralta al momento de prestar declaracin en el juicio de la causa n 1627.

Por otro lado, el NSA aport un documento34 al cual ya se ha hecho


referencia, consistente en una nmina de personas desaparecidas en el ao
1976.

Entre ellos se encuentra mencionado Javier Peralta como desaparecido


el 30 de septiembre de 1976, en Buenos Aires.

Adems, debemos destacar que los hechos afectaron al matrimonio


Barboza-Peralta, sus privaciones ilegtimas de la libertad y los tormentos a los
que fueron sometidos, formaron parte de los que se tuvieron por probados en
la sentencia de este mismo Tribunal en la causa n 1627, actualmente firme,
y por los que fueron condenados Ruffo, Martnez Ruiz y Cabanillas.

34
nro. 0000A964.

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Por ltimo, queremos reiterar, como ya lo hemos hecho en el resto de
los casos, que lo que ocurri con Barboza y Peralta no fueron hechos aislados,
sino que constituyen un ejemplo ms del accionar coordinado de las fuerzas
represivas argentinas y uruguayas bajo el marco provisto por Cndor.

En esta oportunidad, por la privacin ilegtima de la libertad y los


tormentos a los que fueron sometidos Beatriz Barboza y Francisco Peralta,
acusamos a Miguel ngel Furci.

Rubn Prieto Gonzlez

Rubn Prieto Gonzlez era uruguayo. Al momento de ser secuestrado


tena 24 aos.

En Uruguay form parte del Frente Estudiantil Revolucionario. A raz


de las actividades polticas que desarrollaba en ese pas, fue perseguido por las
fuerzas represivas Uruguayas y detenido en al menos tres oportunidades.

En agosto de 1972 esas fuerzas solicitaron pblicamente su captura. Esa


persecucin motiv que a fines de ese ao, saliera de Uruguay para instalarse
en Argentina.

En nuestro pas realiz los trmites para residir formalmente y en mayo


de 1974 se le concedi la radicacin definitiva.

Fue tambin en nuestro pas que form pareja con Mara de los ngeles
Michelena, con quien tuvo una hija en septiembre de 1975.

Pero el exilio no fue suficiente. Ambos fueron detenidos el 2 de junio de


1974 por personal del Departamento de Asuntos Extranjeros de la
Superintendencia de Seguridad Federal de la Polica Federal Argentina, en el
acto celebrado en la federacin de box, al que ya nos hemos referido.

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Permanecieron detenidos entre quince das y un mes, y como
consecuencia de este episodio, a Prieto Gonzlez se le retir la radicacin que
le haba sido concedida, junto con su documentacin.

Sin embargo, continu viviendo aqu y se integr al Partido por la


Victoria del Pueblo junto con Michelena.

Dentro de ese partido realiz actividades vinculadas con la propaganda


y, a partir de julio de 1976, form parte del sector que se encontraba a cargo
de Jorge Zaffaroni.

En razn de la persecucin desatada a partir de abril de 1976 contra los


miembros del PVP radicados en nuestro pas, en julio de ese ao, Prieto
Gonzlez y Mara de los ngeles Michelena enviaron a su hija a Montevideo
con sus abuelos para resguardarla.

Durante el debate se acredit que el 30 de septiembre de 1976 Prieto


Gonzlez asisti a un encuentro en la zona de Congreso de esta Ciudad que
haba concertado con Jorge Zaffaroni, quien, como vimos, haba sido
secuestrado tres das antes.

All, Prieto Gonzlez tambin fue secuestrado por un grupo de personas


armadas y vestidas de civil, que pertenecan al grupo de tareas argentino que
actuaba en Automotores Orletti en coordinacin con los militares uruguayos a
cargo de Jos Nino Gavazzo, y al que perteneca el imputado Manuel Juan
Cordero Piacentini.

Esto sucedi dentro de la jurisdiccin del rea I, a cargo de la Polica


Federal, la que responda al Comando de la Subzona Capital Federal, a cargo
del fallecido Jorge Olivera Rovere.

Al igual que el resto de sus compaeros, desde el lugar del secuestro


Prieto Gonzlez fue llevado a Automotores Orletti.

All permaneci cautivo y sometido a las mismas condiciones


inhumanas de detencin que todos los dems.
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As, de acuerdo a la prctica sistemtica que fue implementada en ese
lugar, y al igual que ocurri con la mayora de las personas secuestradas all,
podemos afirmar que tambin fue sometido a interrogatorios bajo tormentos.

El mismo da de su desaparicin, el grupo, movilizado en autos Ford


Falcon y en una ambulancia, realiz un allanamiento en su domicilio de
Ramos Meja, provincia de Buenos Aires.

Afortunadamente, no encontraron all ni a Mara de los ngeles


Michelena, ni a su pequea hija.

Al poco tiempo del secuestro de su hijo, viaj al pas Milka Gonzlez.

El 12 de octubre de 1976 present una accin de habeas corpus, en el


marco de la cual el Estado argentino, pese a la solicitud de informacin, neg
tener conocimiento sobre el paradero de Rubn Prieto Gonzlez.

Se realizaron, adems, gestiones ante distintos organismos nacionales e


internacionales, a pesar de las cuales ni el Estado argentino ni el uruguayo
dieron informacin respecto del paradero de Prieto Gonzlez, quien an
permanece desaparecido.
Prueba

Estos hechos surgen de la valoracin conjunta de diversos elementos de


prueba producidos o incorporados durante el debate.

En primer lugar, Mara de los ngeles Michelena y Milka Gonzlez


dieron cuenta de la participacin poltica de Prieto Gonzlez en Uruguay y la
persecucin de la que era objeto en razn de esa participacin.

En la audiencia, Michelena nos cont que conoci a Prieto Gonzlez en


Uruguay, en el marco del movimiento estudiantil que ambos integraban.

Nos explic que l formaba parte del FER, que ambos fueron
perseguidos en su pas y que a fines de 1972 Prieto Gonzlez fue requerido
por las fuerzas uruguayas.
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Por su parte, en la audiencia de debate la madre de Prieto Gonzlez,
Milka, tambin hizo referencia a la participacin poltica de su hijo mientras
era estudiante.

Cont, asimismo, que fue detenido en varias oportunidades y que en una


manifestacin fue herido de bala en una pierna.

Confirman sus dichos al respecto la foto, acompaada por la testigo


durante su declaracin, en la que se puede ver a Prieto Gonzlez con una
venda en su pierna.

Incluso, agreg que su hijo tuvo que trasladarse a la Argentina en 1972,


luego de que fuera requerido por las fuerzas uruguayas.

Por otra parte, de la persecucin que fue objeto en su pas de origen, las
detenciones que padeci y el seguimiento que hacan de sus actividades las
fuerzas represivas tambin dan cuenta la ficha patronmica confeccionada por
la propia Direccin de Informacin e Inteligencia del ejrcito uruguayo y la
Investigacin Histrica Sobre Detenidos Desaparecidos, en donde se
encuentra transcripta una ficha confeccionada por el Departamento I del
Ministerio de Defensa Nacional.

En este mismo sentido, contamos tambin con un documento que forma


parte de los llamados Archivos del Terror y que fuera enviado por el NSA.

Se trata de un listado de personas requeridas por la Polica de


Montevideo que lleva el sello de la Agregadura Militar de la Embajada de
Uruguay en Paraguay, en el que figura Prieto Gonzlez. Est identificado
como R046 F0291 0342.

Su exilio en Argentina y su integracin al PVP tambin surgen de los


dichos de Michelena.

Nos dijo que si bien conoca a Prieto Gonzlez de Uruguay, fue en


Buenos Aires, a fines de 1973 o principios de 1974, que formaron pareja.

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Su presencia en Argentina se encuentra confirmada por el informe
remitido por la Direccin Nacional de Migraciones, de donde surge que el 22
de mayo de 1974 le fue concedida la radicacin definitiva en nuestro pas.

Por otra parte, Michelena tambin dio cuenta de su detencin en el acto


celebrado en la federacin de box. Afirm haber sido detenida junto con
Prieto Gonzlez en ese episodio.

Esto se encuentra confirmado por el documento R16.906 del Archivo


de la ex DIPBA, al que ya nos hemos referido.

En ese parte informativo, confeccionado por el Departamento de


Asuntos Extranjeros de la Superintendencia de Seguridad Federal, surge que
entre las 99 personas de nacionalidad uruguaya detenidas en esa ocasin, se
encontraban Mara de los ngeles Michelena Basterrica y Rubn Prieto
Gonzlez.

Esta detencin se encuentra reflejada tambin en la ficha patronmica, a


la que ya nos hemos referido.

Esto no slo confirma la presencia de Prieto Gonzlez en el episodio,


sino que tambin acredita el seguimiento que hacan las fuerzas uruguayas de
sus actividades polticas, y cmo coordinaban con las fuerzas argentinas
para continuar con este seguimiento an fuera de Uruguay.

Fue Michelena, tambin, quien nos cont que cuando estuvieron


radicados en Argentina, tanto ella como Prieto Gonzlez pasaron a formar
parte del PVP.

Sostuvo, al respecto, que, en ese partido, Rubn Prieto se dedic a


tareas de propaganda. Tambin nos cont que el 29 de septiembre de 1975
naci la hija de ambos, Mara Victoria, a quien debieron enviar a Uruguay a
fines de julio de 1976, luego de que comenzaran los secuestros masivos
contra los miembros del PVP radicados en Argentina.

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Al respecto contamos tambin con el testimonio de Mara Victoria
Michelena, hija de Ruben Prieto Gonzlez, quien cont que cuando tena slo
seis u ocho meses de vida, sus padres la enviaron a Uruguay.

Por otra parte, durante su declaracin en la audiencia Rubn Prieto


Benencio nos dijo que, luego de julio de 1976, Prieto Gonzlez formaba
parte del grupo que estaba a cargo de Jorge Zaffaroni.

Que el secuestro de Rubn Prieto Gonzlez ocurri en las circunstancias


descriptas dan cuenta, en primer lugar las declaraciones de Mara de los
ngeles Michelena y Rubn Prieto Benencio.

Michelena nos cont que el 30 de septiembre de 1976 ella sali


temprano de su casa para encontrarse con su madre, quien traa a su hija de
visita.

Nos dijo tambin que ese da, Prieto Gonzlez tena prevista una cita
con un compaero del PVP.

Explic que si bien le haban avisado que haba un problema, el mensaje


no fue claro o no supo interpretarlo, por lo que Prieto Gonzlez decidi ir
igual.

Al regresar por la tarde a su casa con su hija, Michelena vio que estaba
todo desordenado y su pareja no se encontraba all.

Tambin nos dijo que una vecina le cont que personas armadas, abordo
de un Falcon y una ambulancia, haban allanado la vivienda.

Tambin nos cont cmo sali de all, se encontr nuevamente con su


madre y le pidi que se llevara nuevamente a su hija del pas. Permaneci en
el pas hasta febrero de 1977 cuando pudo, finalmente, regresar a Uruguay.

Coincidentemente se expres Prieto Benencio quien, si bien cometi un


error en relacin a la fecha del hecho, error comprensible debido al tiempo

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transcurrido, precis que ese da Prieto Gonzlez deba encontrarse con Jorge
Zaffaroni, quien haba sido secuestrado unos das antes.

Tambin nos dijo que intent prevenirlo de que no fuera a la cita, pero
que Prieto Gonzlez fue de todos modos.

En cuanto al lugar en el que ocurri el secuestro, si bien en el


requerimiento de elevacin a juicio se haba establecido la zona de congreso o
la salida del Hospital Pirovano, entendemos que la prueba producida en el
debate permite descartar esta segunda hiptesis.

En efecto, Mara de los ngeles Michelena sostuvo que siempre tuvo la


idea de que Prieto Gonzlez iba a la zona de Congreso, en la Ciudad de
Buenos Aires.

Al ser preguntada si las cercanas del hospital Pirovano, - ubicado en la


interseccin de las calles Monroe y Melian en la Ciudad de Buenos Aires-, era
tambin un lugar donde se realizaban citas, dijo que supo por versiones
posteriores que las proximidades de ese hospital haba un lugar donde se
realizaban citas, pero lo que ella siempre supo es que Prieto Gonzlez se
reuna en la zona de Congreso.

En este sentido, la seguridad y firmeza sobre la identificacin del lugar


habitual de las citas de Prieto Gonzlez, nos llevan a concluir que el secuestro
ocurri en la zona de Congreso en la Ciudad de Buenos Aires.

Diversos elementos de conviccin acreditan, adems, la participacin en


el hecho de miembros de la OT 18 de la SIDE y del grupo de agentes
uruguayos a cargo de Jos Nino Gavazzo, entre ellos, Manuel Juan Cordero
Piacentini, as como su posterior traslado a Automotores Orletti.

Esta conclusin surge, en principio, por su clara vinculacin con la serie


de secuestros de integrantes del PVP radicados en Buenos Aires, que se inicia
el 25 de septiembre de 1976 a la que ya nos hemos referido y en los que se
demostr la coordinacin que existi entre esos grupos.

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Pero adems, ha quedado especialmente acreditado el particular
vnculo que el secuestro de Prieto Gonzlez tuvo con el de Jorge Zaffaroni,
hecho en el cual, tal como vimos, qued demostrada tanto la participacin de
miembros de la banda de Orletti y del grupo a cargo de Gavazzo, como su
cautiverio en Orletti.

Por otra parte el cautiverio de Prieto Gonzlez en Orletti, ha quedado


acreditado tambin, con los dichos de Jos Luis Bertazzo, cuya declaracin
prestada en el marco del juicio de Automotores Orletti fue incorporada al
debate.

En este sentido, el testigo manifest que en el ao 1984, en el marco de


la causa Rodrguez Larreta, reconoci la foto de Prieto Gonzlez como la
correspondiente a una de las personas de nacionalidad uruguaya con las que
haba compartido cautiverio en Orletti, extremo que se suma a los indicios
anteriores para confirmar la participacin de los represores argentinos y
uruguayos que actuaron en ese CCD.

Mara de los ngeles Michelena tambin dio cuenta del modo en que
tuvo que escapar de su domicilio luego del secuestro de Prieto Gonzlez,
cmo se traslad a Uruguay un tiempo despus, cmo fue secuestrada en
Uruguay y todo el tiempo que permaneci formalmente detenida all por su
pertenencia al PVP.

Al respecto tambin contamos con los dichos de Mara Victoria


Michelena, quien nos cont tambin que debi ser criada por su abuela, luego
de que su madre fuera detenida en Uruguay en 1980.

La detencin posterior de Michelena en Uruguay, es una muestra ms


del modo en que las fuerzas uruguayas persiguieron a los miembros del PVP
por toda la regin.

Asimismo, de las gestiones realizadas infructuosamente por los


familiares de Prieto Gonzlez para intentar dar con su paradero y el modo en
que se ocult lo sucedido con l, dan cuenta las declaraciones de Milka
Gonzlez y Mara Victoria Michelena, el habeas corpus presentado en octubre

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de 1976, el expediente en el que se declar su ausencia por desaparicin
forzada y los documentos agregados a los legajos CONADEP y COMIPAZ de
la vctima.

Finalmente, tambin debe tomarse en consideracin que en dos causas


judiciales que tramitaron en la Repblica Oriental del Uruguay, y que fueron
incorporadas al debate, se dio por probado que Rubn Prieto Gonzlez fue
secuestrado el 30 de septiembre de 1976.

Por este hecho, fueron condenados, entre otros, los militares uruguayos
Jos Nino Gavazzo, Jos Ricardo Arab y Jorge Alberto Silveira Quesada,
todos ellos miembros del grupo de agentes uruguayos a cargo del primero.

Asimismo y de acuerdo a la descripcin que hemos realizado, teniendo


en cuenta las caractersticas particulares de los hechos que lo damnificaron, y
el especial contexto en que se produjeron, entendemos que se encuentra
probado que el secuestro, las torturas y la desaparicin de Rubn Prieto
Gonzlez formaron parte del plan ejecutado por la asociacin ilcita
denominada Operacin Cndor.

Por la privacin ilegtima de la libertad de Rubn Prieto Gonzlez


acusamos a Manuel Juan Cordero Piacentini.

Carlos Alfredo Rodrguez Mercader

Carlos Alfredo Rodrguez Mercader era uruguayo, tena 26 aos, estaba


casado con Ivonne Tras y viva en Buenos Aires desde fines de 1972.

En su pas integr la ROE y por esto fue detenido en dos oportunidades;


la primera en 1969, y la segunda en 1971.

Aunque lo liberaron, la persecucin continu y en 1972 las Fuerzas


Conjuntas Uruguayas solicitaron pblicamente su captura por, cito:
sabrselo vinculado a organizaciones como el movimiento Tupamaro y la
OPR 33.
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Los comunicados de prensa se emitieron con insistencia los das 12, 15
y 21 de agosto de ese ao, y nuevamente en diciembre. Tambin en 1972
detuvieron a su esposa, Ivonne Tras.

Por temor a perder nuevamente su libertad, Rodrguez Mercader se


traslad de manera clandestina a la Argentina, bajo la identidad de Juan
Gerome.

En nuestro pas se instal en la localidad de San Justo, no muy lejos de


donde vivan su cuada Cecilia Tras y su esposo, Washington Cram, con
quienes se vea frecuentemente.

Continu en Argentina con su actividad opositora a la dictadura


uruguaya, y cuando se constituy el Partido para la Victoria del Pueblo en
Buenos Aires en 1975, pas a formar parte del grupo politcnico dentro del
llamado "sector militar" a cargo de Mechoso, y cuyo responsable era Roger
Julien.

El grupo estaba integrado tambin por, Telba Jurez, Eduardo Chizzola


Cano, Juan Pablo Recagno Ibarburu, Lezama Gonzlez, lvaro Tato y Jos
Imaz Breijo.

Tal como ocurri con el resto de los que por entonces conformaron el
PVP, la vigilancia, el inters por conocer sus actividades y la persecucin por
parte de las Fuerzas Conjuntas Uruguayas prosigui en nuestro pas.

Para el caso, basta con ilustrar las menciones efectuadas en abril de


1975 a Tras, en ese momento detenida en el cuartel de Artillera 1 en
Uruguay, por parte del Capitn Jorge Silveira, en cuanto a que le indic que l
saba muy bien todo lo que estaban haciendo en Buenos Aires Cecilia (su
hermana) y Carlos Alfredo; por ejemplo, saba, y cito: que Carlos Alfredo
estaba trabajando de mecnico.

A ello se suma que, para mediados de marzo de 1976, las Fuerzas


Conjuntas uruguayas detuvieron en Montevideo a Luciano Alfredo Rodrguez,
padre de Carlos Alfredo; y luego de allanar y robar su casa, lo llevaron a la

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Unidad Militar San Ramn, con la nica finalidad de interrogarlo sobre su
hijo, a quien se referan como el Pela(d)o, apodo que su padre desconoca,
pues no era su sobrenombre familiar, sino como lo conocan algunos de sus
compaeros del PVP residentes en la Argentina.

Las circunstancias expuestas y la prueba producida en el debate,


permiten concluir que una buena parte de la informacin que tenan los
servicios uruguayos provena de la Argentina y de la colaboracin de las
fuerzas represivas argentinas.

Esto es as porque si la informacin fue obtenida por actividades de


inteligencia realizadas por los servicios uruguayos en nuestro pas, contaron
con la ineludible anuencia y apoyo de las fuerzas locales.

Por el contrario, si la informacin surgi a partir de inteligencia


producida por las agencias argentinas, fue retransmitida a travs de la
comunidad informativa regional.

Cualquiera de esas posibilidades son demostrativas de un actuar comn


dentro del marco que hemos denominado Operacin Cndor.

Hace poco mencionamos el operativo ejecutado el 26 de septiembre en


el domicilio de Victoria Grisonas y Roger Julien, responsable del grupo que
integraba Rodrguez Mercader. Adems, como vimos, el 28 de septiembre
secuestraron a Cecilia Tras y a Washington Cram.

Como tambin mencionamos, luego de este hecho, Rodrguez Mercader


ayud a su suegra a encontrar un lugar seguro donde refugiarse con su nieto
Marcos Cram, hasta que pudiera sacarlo del pas.

Tres das ms tarde, el 1 de octubre de 1976, Rodrguez Mercader


tambin fue secuestrado por miembros del grupo de tareas de la OT 18,
quienes, como vimos, en ese momento actuaban en coordinacin con el grupo
de agentes uruguayos comandado en los hechos por Gavazzo.

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Sabemos, a partir de la prueba producida, que ese da se dirigi a un
encuentro con Carlos Goessens en la Capital Federal, cerca de la Av. General
Paz.

Previo a ese encuentro, muy cerca de all, haba tenido una reunin en
un bar con otros dos compaeros del partido, lvaro Tato y Jos Imaz Breijo,
quienes insistieron en acompaarlo a la cita con Goessens, pero l se los
impidi porque no tena confianza de que se tratara de un encuentro seguro.

Les pidi que lo esperaran, y ellos lo hicieron durante un tiempo, pero l


no regres.

Al da siguiente pasaron por ese mismo lugar y vieron que todava


estaba all un jeep que su compaero manejaba y que haba dejado estacionado
el da anterior.

De estos hechos dedujeron que haba sido capturado en el encuentro con


Goessens.

En el debate se prob que despus de ser secuestrado, y al igual que


ocurri con el resto de los uruguayos que fueron secuestrados en la oleada
represiva iniciada el 25 de septiembre de 1976, sus captores lo condujeron a
Automotores Orletti, donde permaneci cautivo y sometido a las mismas
condiciones inhumanas de detencin que todos los dems.

Adems, de acuerdo a la prctica sistemtica que fue implementada en


ese lugar, y al igual que ocurri con la mayora de las personas secuestradas
all, podemos afirmar que tambin fue sometido a interrogatorios bajo
tormentos.

Carlos Alfredo Rodrguez Mercader permanece desaparecido.

Luego del hecho, los integrantes del PVP comunicaron el secuestro a


Irma Hernndez, quien todava estaba buscando la manera de sacar a su nieto
del pas.

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Luego de dejarlo en Montevideo, Hernndez regres a la Argentina a
buscar a Cecilia Tras, y a sus dos yernos.

Entre otras cosas, present recursos de habeas corpus, pero las


autoridades requeridas nunca reconocieron sus detenciones, evidenciando una
vez ms la ilegalidad de su actuacin.

Adems, denunci lo ocurrido ante el Comit Internacional de la Cruz


Roja.

Tambin Amalia Mercader, madre de Carlos Alfredo, realiz todo tipo


de gestiones tanto en ese momento como cuando finaliz la dictadura; entre
ellas, denunci la desaparicin de su hijo ante la COMIPAZ y la CONADEP.

A partir de lo que acabamos de relatar podemos afirmar, del mismo


modo que lo hicimos en los casos anteriores, que lo que le ocurri a Rodrguez
Mercader es un ejemplo ms del accionar coordinado de las fuerzas represivas
argentinas y uruguayas, en este caso, contra los integrantes del PVP, y es por
esta razn que constituye un hecho atribuible a la asociacin ilcita que
denominamos Operacin Cndor.

Prueba

Los hechos que hemos afirmado, se encuentran acreditados a partir de la


valoracin integral de un conjunto de elementos de prueba incorporados a la
causa, los cuales pasaremos a detallar:

La persecucin y las detenciones que sufri la vctima en Uruguay


fueron documentadas por las Fuerzas Conjuntas Uruguayas.

Esos instrumentos forman parte de La Investigacin Histrica y del


cuerpo probatorio de este debate.

Entre ellos est la ficha patronmica confeccionada por la Direccin


Nacional de Informacin e Inteligencia que registr las detenciones de 1969 y

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1971, as como los requerimientos de captura emitidos por el SID en agosto y
septiembre de 1972.

Contamos tambin con la prueba que acredita que la PFA no slo estaba
al tanto de esta bsqueda, sino que tena la orden dar aviso al Servicio de
Informacin de Defensa uruguayo, en caso de encontrarlo.

En efecto, en la causa n 12.921 donde se investig originalmente su


privacin ilegtima de la libertad, la Divisin Antecedentes de la PFA el
25/9/1978 inform lo que continuacin textualmente cito:

que posee prontuario D.E. 221.505, donde consta con fecha 5-1-74
en Orden del Da Montevideo de fecha 29-8-72, art. 1, inciso 8, pedido de
CAPTURA, por sabrselo vinculado al MLN, habido dar aviso al Servicio
de informacin Def. del Minist. De Def. Nacional, Expte. 77779.

Como se desprende de la lectura de la informacin recolectada en la


Investigacin Histrica, las Fuerzas Conjuntas uruguayas dejaron constancia
de toda la informacin recabada sobre Carlos Alfredo.

Saban: los nombres y apellidos de sus padres, la direccin de la casa


donde viva en Canelones, y donde vivi en Montevideo.

Conocan perfectamente su actuacin poltica en Uruguay y en


Argentina. Los informes describen sus actividades desde sus inicios en el
MLN, luego su incorporacin a la OPR 33 y, por ltimo, al PVP.

Adems, el informe del Ministerio de Defensa Nacional de la ROU da


cuenta de que saban que Rodrguez Mercader viva en Buenos Aires y que
visitaba a su cuada Cecilia Tras.

En tanto, de acuerdo a lo que mencion Amalia Mercader al iniciar el


trmite civil para la declaracin de ausencia por desaparicin forzada,
Rodrguez Mercader haba ingresado a nuestro pas con otra identidad.

Pgina 715 de 1891


Es evidente que esta informacin fue producto del trabajo de
inteligencia que se realiz sobre el PVP.

Esto se confirma con los dichos de la testigo Ivonne Tras, quien


record que mientras estaba detenida en Montevideo, antes de que se
produjeran los secuestros en Bs. As., Silveira y Cordero, con la evidente
intencin de amedrentarla, le hicieron comentarios acerca de las actividades
que algunos de los miembros del PVP realizaban en la Argentina,
demostrndole que estaban al tanto de lo que hacan; como ya dijimos,
Silveira le habl especialmente de su marido.

Sobre la persecucin que sufri la familia de Rodrguez Mercader en el


Uruguay, Ivonne Tras nos cont sobre el allanamiento, la detencin, el robo y
el interrogatorio que sufri su suegro, Luciano Alfredo Rodrguez, quien
lamentablemente no pudo declarar en este debate, pues falleci en el 2000.

Sin perjuicio de eso, La Investigacin Histrica recoge su testimonio


ante la Comisin Investigadora Parlamentaria en Uruguay, que coincide con el
que realiz Tras en la audiencia.

Acerca de la participacin de Rodrguez Mercader en el PVP y la


conformacin del grupo interno contamos, adems de las declaraciones de
Imaz Breijo y Tras, con la ficha confeccionada por el OCOA y transcripta en
la Investigacin Histrica; y el informe que integra el rollo 143 del Archivo
del Terror, especficamente el fotograma 0386, entregado por el Museo de la
Justicia al testigo Federico Tatter para que fuera incorporado al debate, tal
como aconteci en la audiencia.

Sobre la fecha y las circunstancias en las que ocurri su secuestro


contamos principalmente con los dichos de Jos Imaz Breijo, quien estuvo
junto a la vctima hasta momentos antes del hecho.

Especialmente sobre que el secuestro ocurri durante un encuentro con


Carlos Goessens, respaldan la declaracin de Breijo, el testimonio de Luciano
Alfredo Rodrguez al momento de denunciar estos sucesos ante la COMIPAZ,
y de Ivonne Tras, quienes tomaron conocimiento de ello con posterioridad.

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De hecho Tras, si bien no dijo sus nombres, mencion haber hablado
con las dos personas que acompaaron a su esposo ese 1 de octubre, y dijo
que fueron ellos quienes le relataron los sucesos tal.

Gracias al testimonio de Imaz Breijo, hoy sabemos que esas dos


personas eran l y lvaro Tato.

A esta circunstancia, tambin aludieron las sentencias del 26 de marzo


de 2009 dictadas por el Juez Luis Charles a cargo del Juzgado Penal 19 turno
de la Repblica Oriental del Uruguay, por las que los uruguayos Gavazzo,
Arab, Silveira, Ramas, Medina, Vsquez Bisio, Maurente Mata, Sande Lima
fueron condenados a diversas penas restrictivas de la libertad.

Sobre lo ocurrido despus del secuestro, ya hemos explicado las razones


por las cuales sostenemos que todas las personas integrantes del PVP que
fueron secuestradas entre septiembre y octubre de 1976, fueron mantenidas en
cautiverio en el CCD Automotores Orletti y sometidas all a condiciones
inhumanas de detencin, adems de ser objeto, su inmensa mayora, de
mltiples y especficos mecanismos de tortura.

Como hemos visto, las pruebas al respecto son abundantes; y en el caso


particular de Rodrguez Mercader, resulta ineludible mencionar que existen
elementos que ubican en ese lugar a dos personas muy cercanas a l, como lo
eran su cuado Washington Cram, y su compaera de grupo en el partido,
Victoria Grisonas.

El primero, como dijimos, fue visto all por Jos Luis Bertazzo.

El cautiverio de Grisonas en el lugar, adems de probarse por los


elementos que hemos mencionado al hablar de su caso, se tuvo por acreditado
en la sentencia dictada en la causa n 1627 el 31 de mayo de 2011 por este
mismo Tribunal, que se encuentra firme.

Se ha probado, entonces, que luego de ser secuestrado, Rodrguez


Mercader permaneci privado de su libertad y bajo inhumanas condiciones en
Automotores Orletti.

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Finalmente, sobre las gestiones que realiz su familia para encontrar a
Carlos Alfredo, escuchamos en este debate a su madre, Amalia Rodrguez
Mercader y a su esposa Ivonne Tras.

Y contamos tambin con las denuncias realizadas ante la COMIPAZ, la


CONADEP, los habeas corpus, las causas por privacin ilegtima de la
libertad que tramitaron en la poca en la que ocurri el secuestro, y el acervo
documental del NSA que present el testigo Carlos Osorio, que da cuenta de
las denuncias realizadas por organizamos internacionales ante oficinas de
Gobierno de los Estado Unidos, a favor de Carlos Alfredo Rodrguez
Mercader.

El reciente fallecimiento de Olivera Rvere; y las limitaciones de la


instruccin, nos impiden formular acusacin respecto de algunos de los
responsables lo ocurrido a Rodrguez Mercader.

Pero su acreditacin en el juicio es prueba, una vez ms, de la


operatividad y funcionalidad de la coordinacin represiva bajo el marco del
denominado Plan Cndor.

Armando Bernardo Arnone Hernndez

Otros hechos demostrativos de la operatividad de la asociacin ilcita


investigada en este debate son los que padeci Armando Bernardo Arnone
Hernndez, quien al momento de su secuestro tena 24 aos.

De nacionalidad uruguaya e italiana, en Uruguay integr el FER y fue


opositor a la dictadura que gobern en Uruguay durante ese perodo.

Por este motivo, el 9 de septiembre 1973 fue detenido y conducido al


Batalln de Infantera N 2.

Aunque lo liberaron, el Ejrcito uruguayo lo sigui hostigando. En


varias ocasiones Cordero y Gavazzo se presentaron en la casa de su madre,
Petrona Hernndez, preguntando por su paradero.

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A fines de 1973, Arnone conoci a Cristina Mihura, que entonces era
activista poltica en la ROE, con quien se cas en julio de 1974.

A modo de luna de miel, viajaron a Buenos Aires donde se


reencontraron con compaeros de Bernardo Arnone que haban llegado a la
Ciudad escapando del golpe de Estado en Chile, en donde se haban exiliado
luego de ser tambin ellos vctimas de persecucin poltica en Uruguay.

Se reunieron con Gastn Zina Figueredo, Marta Petrdes, Vctor Lubin,


Alicia Cadenas y Cecilia Gayoso.

A mediados de 1975 detuvieron en Montevideo a una persona que


comparta el mismo espacio poltico que Arnone, lo que puso en riesgo su
seguridad, razn por la cual resolvi abandonar el territorio uruguayo y
resguardarse en Buenos Aires. Mihura lo sigui a fines de ese ao.

En Buenos Aires Arnone particip en el PVP desde su creacin.

En el desarrollo de esa actividad us una identidad falsa, a nombre de


Jos Luis Bottiroli.

Para ese entonces, pese a que su actividad poltica era secreta, el SID
uruguayo ya saba que utilizaba esa identidad falsa; que su esposa tambin
estaba en Buenos Aires y que ella tena participacin poltica en la ROE.

Adems, conocan la ubicacin exacta de Arnone en el organigrama de


la organizacin, e incluso cmo se reubic luego de mayo de 1976.

Sin perjuicio de ello, la pareja logr eludir la primera oleada represiva


dirigida contra el PVP.

Secuestro:

Hacia fines de septiembre de 1976, la madre de Arnone, Petrona


Hernndez, decidi viajar a Buenos Aires para visitar a su hijo y a su nuera Se

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instalaron los tres en la casa de un amigo de Arnone ubicada en la calle
Melin 2120, en el barrio de Belgrano de esta Ciudad.

De acuerdo a las pruebas producidas en este debate, el 1 de octubre


Arnone Hernndez se retir de ese domicilio, luego de lo cual fue secuestrado
en un operativo a cargo del personal argentino que operaba en la OT 18 en
coordinacin con el personal uruguayo a cargo de Gavazzo.

Del lugar de su secuestro, y al igual que el resto de sus compaeros, fue


trasladado a Orletti, donde fue sometido a condiciones inhumanas de
detencin y a interrogatorios bajo tormentos, de acuerdo al procedimiento
aplicado sistemticamente a la mayora de las personas secuestradas all.

Actualmente, Arnone permanece desaparecido.

Unos das despus de este suceso, cuando Petrona Hernndez ya estaba


de vuelta en su casa de Uruguay, recibi la visita de un grupo de militares,
entre los que pudo reconocer a Cordero y a Gavazzo.

Ingresaron, y sin decirle nada, se dirigieron directamente al fondo de la


casa, excavaron buscando algo que finalmente no encontraron.

Luego cercaron una casa vecina donde viva un amigo de la infancia de


Arnone, y se llevaron de all una motocicleta.

A raz de la desaparicin de su hijo, Petrona Hernndez present dos


acciones de habeas corpus en nuestro pas, pero tanto el Estado argentino
como el uruguayo ocultaron lo ocurrido.

Por su parte, Cristina Mihura, una vez que logr refugiarse en el


exterior, realiz desde all todo tipo de gestiones para dar con l y con la
verdad de lo que le haba sucedido.

As, denunci el hecho ante Naciones Unidas, tambin ante la Cruz


Roja y ante la CIDH. En 1982 present la primera denuncia penal en Italia y

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una querella en 1999. Tambin se constituy como parte querellante en esta
investigacin.

Del mismo modo en que ocurri respecto de otras vctimas, los


fallecimientos de Harguindeguy y Videla y las limitaciones a los que nos
sujet la instruccin, nos impiden realizar una imputacin formal contra
algunos de los responsables de los hechos sufridos por Arnone.

Sin embargo, los hechos probados en este debate nos permiten afirmar,
del mismo modo que lo hicimos en los casos anteriores, que lo que le ocurri a
Arnone Hernndez es un ejemplo ms del accionar desarrollado bajo el marco
de coordinacin represiva de la denominada Operacin o Plan Cndor.

Prueba

Todos los elementos producidos en este debate acreditan esta


conclusin.

Al declarar, Mara Cristina Mihura dio precisiones sobre la


participacin poltica, la detencin y los maltratos sufridos por Bernardo
Arnone en Uruguay; la forma en que ambos llegaron a nuestro pas, las
actividades que aqu desarrollaron y las circunstancias en que su marido
desapareciera.

Acompaan y refuerzan los dichos de Mihura, el legajo COMIPAZ y la


ficha patronmica confeccionada por la Direccin Nacional de Informacin e
Inteligencia que indica 9/9/73: Detenido por el Batalln de Inf. N 2, en
averiguacin

Cristina Mihura tambin se explay sobre la persecucin que sufri


Bernardo Arnone y su familia en Uruguay por parte de las fuerzas represivas
de ese pas, todo lo cual supo a travs de los dichos de Petrona Hernndez.

As, comenz realizando una descripcin detallada de la situacin


poltica de ese entonces, destacando que en ese perodo los integrantes de las
Fuerzas Conjuntas en Uruguay, se manejaban con total impunidad, a tal punto
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que cuando se presentaban ante las madres en busca de sus hijos para
detenerlo, lo hacan con nombre y apellido.

Fue as como Petrona Hernndez pudo identificar a Gavazzo y a


Cordero, en cada oportunidad que se presentaron en su casa buscando a su
hijo.

En cuanto al exilio de Arnone en Buenos Aires, adems de contar con


los dichos de Mihura, se encuentra incorporado a este debate el permiso
especial, expedido por la Direccin Nacional de Migraciones.

All se autoriza la estada de Bernardo Arnone en la Argentina entre el


15 de diciembre de 1975 y el 15 de enero de 1976.

Imaz Breijo destac tambin la participacin de Arnone en el PVP. Con


l comparti los espacios de discusin previos a su Congreso fundacional y
estuvieron juntos en el local denominado la carpintera.

Incluso, Pilar Nores expres que, previo a ser secuestrada el 9 de junio


de 1976, el ltimo grupo que integr en el PVP fue el rea de informacin,
junto a Sara Mndez y Bernardo Arnone; el local donde trabajaban era la casa
situada en la calle Murature.

Como venimos afirmando, uno de los principales objetivos de la


coordinacin represiva entre las fuerzas argentinas y uruguayas bajo el marco
de Cndor era la desarticulacin y la captura de los integrantes del PVP, y
para ello realizaron un trabajo coordinado de inteligencia, donde cada
informacin obtenida era retransmitida.

Los informes Militares del SID, transcriptos en la Investigacin


Histrica, ilustran las tareas de inteligencia elaboradas para obtener
informacin precisa sobre las actividades de Arnone.

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Adems de esos informes, al debate fue incorporada la causa caratulada
"Gavazzo Pereira, Jos Nino. Arab Fernndez, Jos Ricardo s/un delito de
privacin de libertad35, remitida desde Uruguay.

Entre los elementos de conviccin all agregados se encuentran las


referencias dadas por Sara Mndez, quien luego de haber sido trasladada
clandestinamente desde Automotores Orletti a Uruguay para fines de julio de
1976, fue especficamente interrogada por el represor uruguayo Medina sobre
Bernardo Arnone.

Las preguntas estaban referidas a su identificacin fsica, por ejemplo,


sobre si tena un ojo de vidrio; adems, el propio Medina le dijo que tena
documentacin sobre l.

Debemos sealar aqu que en el debate, Cristina Mihura record que


Sara Mndez le haba contado este episodio, y aclar que Arnone sufra de
cataratas en un ojo, padecimiento compatible con el tipo de preguntas
efectuadas por el represor de mencin.

Concretamente y a preguntas que le formulamos sobre si Sara Mendez


le coment de haber sido interrogada acerca Bernardo, Mihura dijo lo
siguiente:

Si, ha declarado y me lo dijo a m tambin. Bernardo tena ojos claros


y en uno de sus ojos tena una catarata y una mancha. Aparentemente en el
interrogatorio que le estaban haciendo, no conseguan identificarlo. Si no
recuerdo mal, este interrogatorio fue en una fecha cercana a la desaparicin
de Bernardo, pero sucesiva.

Como expres en este debate Cristina Mihura sentan que se les venan
encima y as fue como el 1 de octubre de 1976 Arnone Hernndez fue
secuestrado al salir de su casa.

35
Ficha 98-247/2006.

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Mihura agreg que ante la desaparicin de Arnone continu asistiendo a
los encuentros denominados automticos que tena previstos con l, pero no
volvi a verlo.

Cuando Mihura habla de Mingo se refiere a Washington Domingo


Queiro Uzal, quien tambin desapareci das ms tarde, y a cuyo caso nos
referiremos en breve.

Sres. Jueces: Tal como reiteradamente hemos mencionado, las pruebas


producidas en este juicio demuestran la coordinacin y la participacin de los
integrantes de la OT 18 y el grupo de uruguayos liderado por Gavazzo en cada
uno de los secuestros de los integrantes del PVP.

En el caso de Arnone, adems del contexto en que se produjeron los


hechos, de lo anoticiado por Mihura y del interrogatorio sufrido en Uruguay
por Sara Mndez con el fin de identificarlo poco tiempo antes de que fuera
ilegalmente privado de su libertad en nuestro pas.

En el debate pudo establecerse tambin que poco despus de su


secuestro, el domicilio de su madre en Uruguay, nuevamente, fue allanado por
parte de las fuerzas conjuntas uruguayas, circunstancia que se suma a la
probada comunidad informativa que exista entre los aparatos represivos de
ambos pases.

A esto se agrega el relato del experto lvaro Rico, quien incluy a


Bernardo Arnone dentro de la denominada segunda cada del PVP, e indic
que haba sido secuestrado el 1 de octubre de 1976.

En el mismo sentido se expres el testigo Rubn Prieto Benencio, quien


manifest que tomo conocimiento del secuestro de Arnone a travs de los
dichos de su mujer, y dijo que tuvo lugar en el contexto de los secuestros que
comenzaron el 26 de septiembre.

Debemos mencionar tambin que sobre la fecha y las circunstancias del


secuestro de Arnone, ya se expidi la justicia uruguaya, en la sentencias N 36
y 37, dictadas por el juez Charles e incorporadas a este debate.

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El expediente por la ausencia por desaparicin forzada, tambin
determin como fecha presuntiva de desaparicin, el 1 de octubre de 1976;
contiene adems, la solicitud de paradero de Arnone del registro de la Polica
Federal Argentina; y las declaraciones de Sal Cogan Gas quien manifest
haber estado en contacto con l para junio de 1975, en Buenos Aires y que en
octubre de 1976, dej de verlo sin previo aviso; por su parte, Altuna Facal,
refiri que ante la noticia de la desaparicin de Arnone, realizaron gestiones
para encontrarlo.

En particular, esas gestiones fueron realizadas por su madre Petrona


Hernndez, tal como lo revela, entre otros documentos, su legajo CONADEP.

Hernndez intent realizar la denuncia sobre la desaparicin de su hijo


ante la Comisara 23, pero se negaron a recibirla.

Lejos de que esto la detuviera, en 1977 y 1978 present recursos de


Habeas Corpus, pero las autoridades argentinas continuaron ocultando lo que
haba ocurrido con su hijo.

Tambin fueron incorporados los documentos aportados por el NSA a


este debate, ilustrativos de denuncias realizadas por organizamos
internacionales ante oficinas de Gobiernos de Estado Unidos, a favor de
Bernardo Arnone Hernndez.

Hasta el da de hoy, Cristina Mihura contina la bsqueda de la verdad


sobre lo que ocurri con Bernardo Arnone Hernndez, es por ello, que cuando
se reabrieron las causas por delitos de lesa humanidad en nuestro pas, se
constituy como querellante y form parte en el presente debate.

Pese a no poder realizar imputaciones, esperamos que la circunstancia


de que lo ocurrido a Arnone haya sido establecido en este juicio y sea
demostrativo de la ejecutoriaridad del marco de coordinacin represiva
diseado por Cndor se torne, al menos, en una respuesta judicial a su
perseverancia.

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Lezama Gonzlez, Moreno Malugani y Carretero Crdenas

Rafael Laudelino Lezama Gonzlez, Miguel ngel Moreno Malugani y


Casimira Mara del Rosario Carretero Crdenas, eran uruguayos, y tenan, al
momento de los hechos, 23, 28 y 24 aos. Los tres formaron parte del FER.

Moreno Malugani estudi en la Escuela Nacional de Bellas Artes donde


entabl amistad con Alberto Prez Iriarte, con quien se integr al FER.

Por sus actividades polticas, Lezama Gonzlez fue detenido en


Montevideo en, al menos, dos ocasiones. En julio de 1971 y en enero de 1972.

Entre las personas con quienes comparta su actividad poltica,


Carretero Crdenas era conocida como cachete. A raz de esas actividades,
en Uruguay fue detenida tambin en dos oportunidades. En junio de 1969 y en
noviembre de 1970.

A raz de la persecucin de la que eran objeto en su pas, en diferentes


momentos de 1972, los tres se radicaron en Santiago de Chile.

En agosto de 1972, Moreno Malugani se traslad a la Argentina junto


Alberto Prez Iriarte.

Al poco tiempo se reunieron con Rafael Lezama Gonzlez, y a fines de


septiembre o principios de octubre de 1972, partieron los tres juntos hacia
Santiago de Chile.

Por su parte, Carretero Crdenas parti a fines de ese ao con idntico


destino.

En Chile, Lezama Gonzlez y Moreno Malgunai, junto con Prez


Iriarte, tomaron contacto con miembros del Movimiento de Accin Popular
Unitaria, MAPU, y participaron de la resistencia al golpe de estado en contra
del gobierno de Salvador Allende en septiembre de 1973.

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Luego de que se concretara el golpe en octubre de 1973, Lezama
Gonzlez, Moreno Malugani y Carretero Crdenas, se exiliaron en Argentina
y se radicaron en la Ciudad de Buenos Aires.

Ya en esta ciudad los tres se integraron al PVP. All formaron parte del
sector a cargo de Mechoso Mndez, uno de cuyos referentes era Carlos
Goessens.

Para octubre de 1976, Lezama Gonzlez viva con su pareja Olga


Martnez Beauxis en una pensin sobre la calle Tacuar a una cuadra de
Avenida de Mayo.

Carretero Crdenas, por su parte, haba formado pareja con Juan Pablo
Recagno Ibarbur, otro miembro del PVP, a quien nos referiremos ms
adelante.

Con l viva en un departamento en la avenida Corrientes 2550, en esta


ciudad, cuando sucedieron los hechos que se sustancian en este debate.

Moreno Malugani, viva en Belgrano 2470 en la Ciudad de Buenos


Aires.

Ya hemos explicado que para la ltima semana de septiembre de 1976


estaba en pleno desarrollo una escalada represiva contra los integrantes del
PVP que todava quedaban en Buenos Aires, y el rol que en ello le cupo a
Carlos Goessens, con quien las tres vctimas haban perdido contacto desde el
26 de septiembre.

Sin perjuicio de ello, hacia el 1 de octubre, los tres fueron convocados


a un encuentro con Goessens al que acudieron, y al igual que ocurri en los
casos anteriores, ninguno regres.

En este juicio se prob que el 1 de octubre de 1976, entre las seis de la


tarde y las nueve de la noche, Rafael Laudelino Lezama Gonzlez, Miguel
ngel Moreno Malugani y Casimira Mara del Rosario Carretero Crdenas
fueron capturados por un grupo de personas pertenecientes al grupo de tareas
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de Automotores Orletti, que actuaban en coordinacin con el grupo de
oficiales uruguayos a cargo de Jos Nino Gavazzo.

Tambin, que, al igual que ocurri con el resto de sus compaeros, los
tres fueron conducidos a Orletti.

All permanecieron cautivos y sometidos a las mismas condiciones


inhumanas de vida que todas las personas que fueron alojadas en ese lugar.

As, de acuerdo a la prctica sistemtica que fue implementada en ese


lugar, y al igual que ocurri con la mayora de las personas secuestradas all,
podemos afirmar que tambin fueron sometidos a interrogatorios bajo
tormentos.

Cuando se hicieron las nueve de la noche, y tal como haba convenido


con su compaero, Olga Martnez Beauxis abandon la pensin en la que
vivan.

Se comunic con el padre de Lezama Gonzlez, y, luego de dormir


algunos das en la casa de algunos amigos y en distintos hoteles alojamiento,
solicit asistencia al ACNUR y se exili en Suiza.

A los pocos das del secuestro de su hijo, Rafael Ignacio Lezama Mulet
se traslad a Buenos Aires para buscarlo. Interpuso una accin de habeas
corpus en la que el Estado argentino neg tener conocimiento sobre el
paradero de su hijo.

A ese primer habeas corpus, le siguieron otros tres que fueron


interpuestos a lo largo de los aos y que arrojaron idntico resultado.

Se realizaron, asimismo, numerosas gestiones ante diversos organismos


nacionales e internacionales, a pesar de las cuales ni el Estado argentino ni el
uruguayo dieron informacin respecto del paradero de Lezama Gonzlez.

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El 3 de octubre de 1976, la familia de Moreno Malugani en Uruguay
recibi un llamado telefnico desde Buenos Aires alertndolos de su
desaparicin.

Inmediatamente, su madre, Violeta Malugani, se traslad a Buenos


Aires para buscarlo. As, el 6 de octubre de 1976 interpuso tambin una accin
de habeas corpus en favor de su hijo, en el marco de la cual el Estado
argentino neg conocer su paradero.

A lo largo de los aos su madre interpondra otros tres habeas corpus


con idntico resultado y realizara innumerables gestiones para intentar
encontrar el paradero de su hijo, siempre con resultado negativo.

Tambin familiares y amigos hicieron, a lo largo de los aos, numerosas


gestiones para intentar encontrar a Carretero Crdenas.

Se interpusieron dos acciones de habeas corpus en su favor en las que el


Estado argentino, con igual resultado que en los otros dos casos.

Se realizaron, asimismo, denuncias en diversos organismos, tanto en


nuestro pas como en el Uruguay, y ni el Estado argentino ni el uruguayo, han
dado una respuesta al respecto.

De esta manera tanto el Estado argentino como el uruguayo ocultaron lo


sucedido a Casimira Mara del Rosario Carretero Crdenas, Rafael Lezama
Gonzlez y Miguel ngel Moreno Malugani, quienes, al da de la fecha,
permanecen desaparecidos.

Las particulares caractersticas de los hechos descriptos, as como las


especiales circunstancias en que ocurrieron, detalladas con anterioridad,
permiten tener por probado que el secuestro, las torturas y la desaparicin de
Rafael Lezama Gonzlez, Miguel ngel Moreno Malugani y Casimira Mara
del Rosario Carretero Crdenas formaron parte del plan ejecutado por la
asociacin ilcita que hemos llamado Operacin Cndor.

Prueba
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Los elementos de prueba producidos durante el debate, valorados a
continuacin de manera conjunta, acreditan que los hechos ocurrieron tal
como fueron descriptos anteriormente.

En primer lugar, de la participacin poltica de Rafael Lezama Gonzlez


en Uruguay y la persecucin de la que era objeto por parte de las fuerzas
represiva uruguayas, dio cuenta su madre, Alba Gonzlez Souza.

En efecto, durante su declaracin en la audiencia habl del compromiso


poltico de su hijo, de su participacin en el FER, de su detencin en 1971 y
de las marcas de golpes que tena cuando fue liberado.

Tambin dio cuenta del exilio de Lezama Gonzlez en Chile, y nos


cont de su reencuentro con l en Santiago, cuando ella misma tuvo que
exiliarse en razn de su participacin en el MLN.

Esta informacin es confirmada por la Ficha Patronmica de la


Direccin Nacional de Informacin e Inteligencia, incorporada por lectura al
debate.

All se encuentran registradas, por ejemplo, sus detenciones en julio de


1971 y enero de1972, esta ltima por haber realizado una pegatina no
autorizada.

Respecto de la participacin poltica de Moreno Malugani en el


Uruguay, contamos con el testimonio de Alberto Prez Iriarte.

Durante su declaracin en la audiencia el testigo nos cont la amistad


que entabl con la vctima en la Escuela Nacional de Bellas Artes y la
participacin poltica que ambos tuvieron en el FER.

Tambin fue Prez Iriarte quien dio cuenta del exilio de Lezama
Gonzlez y Moreno Malugani en Chile. Nos habl, asimismo, de su traslado
con Malugani a la Argentina en agosto de 1972.

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Record que se encontraron con Lezama Gonzlez en octubre de ese
ao y partieron los tres juntos a Chile.

Describi cmo en Santiago de Chile entablaron relacin con miembros


del MAPU y la participacin que los tres tuvieron en la resistencia al golpe de
Estado contra del gobierno de Salvador Allende.

Nos habl tambin sobre el ltimo contacto personal que tuvo con
Moreno Malugani cuando el testigo se encontraba asilado en la embajada
Argentina en Chile, antes de exiliarse en Cuba.

Por otra parte, del seguimiento que hacan las fuerzas represivas
uruguayas de las actividades de Moreno Malugani dan cuenta tanto la Ficha
Patronmica confeccionada por la Direccin Nacional de Informacin e
Inteligencia de ese pas, agregada a su Legajo Comipaz, como la
Investigacin Histrica sobre detenidos desaparecidos, en donde se
encuentra transcripta la ficha confeccionada por el Servicio de Informacin de
Defensa.

All, por ejemplo, se asent que Moreno Malugani figura en una lista de
ciudadanos que solicitaron el pasaporte uruguayo en el consulado de Santiago
de Chile.

La participacin poltica de Carretero Crdenas en Uruguay, la


persecucin que sufri en ese pas en razn de esa participacin y su exilio en
Chile, se desprenden, en primer lugar, de la declaracin prestada en la
audiencia por su hermano, Jos Lus Carretero Puglia.

l nos cont la vinculacin de Carretero Crdenas con el Frente


Estudiantil Revolucionario, las detenciones que padeci por parte de las
fuerzas represivas uruguayas y su traslado a Chile entre 1972 y 1973,
escapando de esa persecucin. Dijo que fue desde Chile que su familia tuvo
contacto con ella por ltima vez, a travs de una carta.

Asimismo, su Ficha Patronmica confeccionada por la Direccin


Nacional de Informacin e Inteligencia del ejrcito uruguayo agregada a su

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Legajo Comipaz remitido por la Repblica Oriental del Uruguay, tambin da
cuenta de la persecucin de la que era objeto por parte de las fuerzas
represivas de ese pas.

En ese documento, por ejemplo, se encuentran registradas sus dos


detenciones en el Uruguay.

De la presencia en Buenos Aires de Lezama Gonzlez y Moreno


Malugani, contamos con las fichas remitidas desde la Direccin Nacional de
Migraciones, de las cuales surge, por un lado, que Lezama Gonzlez entr al
pas en octubre de 1973 y estaba haciendo sus trmites de radicacin y, por
otro lado, que a Moreno Malugani se le concedi la radicacin definitiva en
nuestro pas el 29 de agosto de 1974.

En concordancia con ello, y en relacin tambin con la pertenencia de


ambos al PVP, dio cuenta Olga Martnez Beauxis, quien en su declaracin en
la audiencia, nos explic que conoci a Lezama Gonzlez en Buenos Aires en
marzo de 1974 a travs de Moreno Malugani.

Tambin nos dijo que Lezama Gonzlez y Moreno Malugani formaban


parte de la misma estructura del PVP; y que su responsable poltico era
Carlos Gessens.

Al respecto contamos tambin con los dichos de Jos Alberto Imaz


Breijo, quien explic que, dentro del PVP, el sector a cargo de Mechoso
Mndez tena dos equipos de trabajo, uno a cargo de Goessens y otro a cargo
de Julien, dentro del cual estaba Lezama.

Esto confirma que Lezama integraba el sector a cargo de Mechoso


Mndez, uno de cuyos referentes era Goessens, el nico que, como ya hemos
visto, no haba sido secuestrado al 1 de octubre.

El traslado a Buenos Aires de Carretero Crdenas y su integracin al


PVP, se encuentran acreditados, en primer lugar, con los dichos de Carretero
Puglia, ya citados.

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Al respecto, el testigo sostuvo que supo a travs de Luz Ibarbur, madre
de Juan Pablo Recagno, que luego del golpe de estado en Chile, su hermana se
haba trasladado a Buenos Aires, donde haba pasado a formar parte del PVP y
en donde tambin haba entablado una relacin de pareja con Juan Pablo.

Tambin nos cont que tuvo conocimiento que dentro de esa


organizacin su hermana tena vinculacin con Miguel ngel Moreno
Malugani.

De su presencia en Buenos Aires tambin dio cuenta en su testimonio


en la audiencia Mara de los ngeles Michelena, quien dijo que conoca a
Carretero Crdenas del movimiento estudiantil en Uruguay y que alguna vez
se encontr con ella en Buenos Aires.

En este sentido, debemos destacar que el vnculo de Carretero Crdenas


con Juan Pablo Recagno tambin se encuentra registrado en su ya citada Ficha
Patronmica.

Respecto de las circunstancias en las que Carretero Crdenas, Lezama


Gonzlez y Moreno Malugani fueron secuestrados se explay Martnez
Beauxis.

La testigo nos cont que Lezama Gonzlez y Moreno Malugani tenan


una cita prevista con Carlos Goessens el primero de octubre de 1976.

En cuanto al lugar en el que iba a celebrarse la cita, Martnez Beauxis


dijo que crea recordar que era por la zona de Ramos Meja, la Matanza o
Mataderos.

Nos dijo que ella desconfiaba de ese encuentro porque se haba pactado
a raz de un llamado telefnico luego de que Goessens se ausentara por unos
das, a partir del 26 de septiembre.

Tambin describi cmo se despidi de Lezama Gonzlez ese 1 de


octubre alrededor de las seis de la tarde en la esquina de Avenida Mayo y
Tacuar, las indicaciones que l le dio en caso de que no volviera y cmo
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fueron los das inmediatos posteriores a su desaparicin hasta su exilio en
Suiza.

Agreg, asimismo, que al da siguiente de la desaparicin de Lezama


Gonzlez, supo que Moreno Malugani tambin haba desaparecido.

En este sentido, explic que el 2 de octubre habl con un amigo en


comn, le pregunt si saba algo de Moreno Malugani, y ste le dijo que no
haba asistido al almuerzo que haban organizado para ese da.

En este sentido contamos tambin con las presentaciones formuladas


por Violeta Malugani en los cuatro habeas corpus presentados sucesivamente
en los aos 1976, 1977, 1978 y 1979, y que personalmente ratific, en las que
sostuvo que su hijo fue secuestrado en la Ciudad de Buenos Aires el 1 de
octubre de 1976.

Por otra parte, en una de esas exposiciones sostuvo que obtuvo esa
informacin a partir de un llamado annimo que atendi su hermana el da 3
de octubre de 1976.

En cuanto al secuestro de Carretero Crdenas en esas mismas


circunstancias, si bien no contamos con una referencia directa sobre su
encuentro con Carlos Goessens el 1 de octubre de 1976, entendemos que
surge de una serie de indicios coincidentes.

Por un lado, de los relatos de Luz Ibarbur realizados en el marco de los


dos habeas corpus presentados para dar con el paradero de su hijo y de
Carretero Crdenas, se desprende que ambos desaparecieron de su domicilio
en la Ciudad de Buenos Aires el 1 de octubre de 1976.

Coincidentemente, Carretero Puglia nos dijo que se enter de que el


secuestro de su hermana ocurri el 1 de octubre de 1976 y que estuvo
vinculado con el secuestro de Moreno Malugani, ocurrido ese mismo da.

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Concordantemente, Rubn Prieto Benencio, seal que Carretero
Crdenas formaba parte del sector que se encontraba a cargo de Alberto
Mechoso, al igual que Carlos Goessens.

Adems tambin deben tenerse en cuenta los antecedentes en comn


que tena Carretero Crdenas con Lezama Gonzlez y Malugani. En efecto,
ella, al igual que aquellos, en Uruguay haba pertenecido al FER; y al igual
que ellos se haba refugiado en Chile, escapando de la persecucin que sufra
en su pas.

Todas estas circunstancias permiten concluir que, dentro del PVP,


formaba parte del mismo grupo que Lezama Gonzlez y Moreno Malugani y
que, al igual que ellos, ese primero de octubre tena una reunin con Carlos
Goessens, de la que nunca regres.

En cuanto a la participacin en el secuestro de Lezama Gonzlez,


Moreno Malugani y Carretero Crdenas del grupo a cargo de Anbal Gordon y
de los oficiales uruguayos que actuaban junto con ellos, as como su traslado y
cautiverio en Orletti, se encuentra probado, por un lado, por el contexto en que
este hecho sucedi.

Como ya hemos dicho, estos hechos se enmarcan en una sucesin de


secuestros de integrantes del PVP radicados en Buenos Aires, que se inicia el
25 de septiembre de 1976.

Pero adems, se encuentra especialmente vinculado con el secuestro de


Carlos Alfredo Rodrguez Mercader, quien, adems de pertenecer a la misma
organizacin, tambin fue secuestrado ese 1 de octubre al concurrir a una cita
con Carlos Goessens.

Se ha probado a travs de los dichos de Jos Alberto Imaz Breijo,


adems, que tanto Lezama Gonzlez como Rodrguez Mercader, formaban
parte, dentro de la estructura del PVP, del grupo a cargo de Roger Julien.

Tambin debemos considerar en este sentido, el testimonio del testigo


experto lvaro Rico, quien ubic los secuestros de Lezama Gonzlez, Moreno

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Malugani y Carretero Crdenas en el marco de la ltima oleada represiva
desatada contra miembros del PVP aqu en Buenos Aires, y los vincul
especialmente con los secuestros de Arnone Hernndez, Rodrguez Mercader,
Chejenian, Silvera de Chejenian, Juan Pablo Recagno y Alvaro Nores,
ocurridos todos entre el 1 y el 2 de octubre de 1976.

Respecto de la participacin del grupo de agentes uruguayos a cargo de


Gavazzo tambin debe tomarse en consideracin el testimonio de Asuncin
Gonzlez Souza, ta de Lezama Gonzlez.

La testigo nos cont que, ante el exilio de la madre, ella asumi la


responsabilidad de llevar adelante las gestiones para intentar dar con el
paradero de su sobrino.

Puntualmente, y a partir de los pocos y fragmentarios recuerdos que su


avanzada edad le permita evocar, nos cont que, en un intento desesperado
por encontrar a su sobrino, en 1978 1979, fue a ver a Manuel Cordero,
cuando, en sus palabras, este era presidente de la comisin mixta de salto
grande.

Nos dijo que luego de explicarle a Cordero lo sucedido con su sobrino y


mostrarle una foto, le llam la atencin su reaccin.

Dijo que adems de que mostrarse familiarizado con el asunto, le hizo


un gesto con la mano hacia el espacio, dando a entender que ya no se
encontraba con vida.

Al respecto, y ms all de las imprecisiones respecto de las fechas y del


organismo en que se desempeaba -entendibles en razn del tiempo
transcurrido y la avanzada edad de la testigo-, debe sealarse que hay
constancias en el legajo personal del ejrcito de Cordero Piacentini,
incorporado por lectura al debate, que confirman lo sealado por ella.

Por un lado, de all surge que en julio de 1980 Cordero Piacentini,


particip como delegado alterno del Estado Mayor del Ejrcito Uruguayo en
las reuniones de trabajo que se realizaban con delegados de la Comisin

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Tcnica Mixta e Instituto de Teora y Urbanismo de la Facultad de
Arquitectura, relativos al Convenio Comisin Tcnica Mixta Banco
Interamericano de Desarrollo.

Por otro lado, de ese legajo surge que entre 1981 y 1982 Cordero
Piacentini fue Delegado Alterno del Ministerio de Defensa Nacional ante la
Comisin Especial con el cometido de inventariar y ordenar la informacin
para la planificacin de los recursos de la zona Tacuaremb-Rivera.

Cualquiera de los dos destinos, y las fechas en las que Cordero cumpli
funciones all, son lo suficientemente similares con el relato de la testigo como
para dotarlo de verosimilitud.

Asimismo, de las gestiones realizadas infructuosamente por familiares y


amigos de Rafael Lezama Gonzlez, Miguel ngel Moreno Malugani y
Casimira Mara del Rosario Carretero Crdenas, para intentar encontrarlos y el
modo en que se ocult lo sucedido con ellos, dan cuenta las declaraciones de
Olga Martnez Beauxis, Alba y Asuncin Gonzlez Souza, los habeas corpus
presentados por los familiares y que fueron incorporados, as como los tres
expedientes en los que se investig la privacin ilegtima de la libertad de
Moreno Malugani y aqul en el que se investig la privacin ilegal de la
libertad de Lezama Gonzlez.

Por otra parte, tambin contamos con los expedientes en los que se
declararon sus ausencias por desaparicin forzada y los documentos agregados
a sus legajos CONADEP y COMIPAZ.

Al respecto tambin debemos destacar numerosos documentos


pertenecientes al conjunto de archivos desclasificados de las agencias
gubernamentales de los Estados Unidos de Norteamrica, enviados por la
Direccin del Proyecto de Documentacin del Cono Sur del National Security
Archive36.

Cabe destacar los siguientes:

36
Se trata de los documentos identificados con los nmeros: 0000AA73, 0000A8A2, 0000A939, 0000AA49,
0000A95C, 0000A964, 0000A7C2, B041 y 0000A8D5.

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- Una lista de ciudadanos uruguayos desaparecidos en Argentina,
confeccionada por un organismo de Derechos Humanos del 1 de agosto de
1978, perteneciente a los archivos del Departamento de Estado en donde
figuran Lezama Gonzlez, Moreno Malugani y Carretero Crdenas.

- Una carta del 20 de septiembre de 1979 dirigida al director de


HABEAS, organizacin no gubernamental, que contiene una nmina de
ciudadanos uruguayos desaparecidos entre quienes se encuentran Lezama
Gonzlez, Moreno Malugani y Carretero Crdenas.

- Y dos informes de la embajada estadounidense en Argentina que dan


cuenta de la presentacin de un conjunto de casos de personas desaparecidas
al Grupo de Trabajo de la Oficina Exterior sobre Derechos Humanos del 14 de
septiembre de 1978, y de la respuesta de ese organismo, que informa sobre la
respuesta del Gobierno Argentino, segn la cual no hay registro de la
detencin de esas personas. Uno de los casos mencionados es el de Lezama
Gonzlez.

Contamos tambin con la documentacin remitida por la Comisin


Interamericana de Derechos Humanos, vinculada con los trmites realizados a
raz de las denuncias formuladas ante ese organismo por las desapariciones de
Miguel ngel Moreno Malugani y Casimira Mara del Rosario Carretero
Crdenas.

Entre el material recibido se destaca la respuesta de la Misin


Permanente de la Repblica Argentina ante la OEA que niega tener
conocimiento de la detencin de Carretero Crdenas.

Finalmente, tambin debe tomarse en consideracin que en dos causas


judiciales que tramitaron en la Repblica Oriental del Uruguay, y que fueron
incorporadas al debate, se dio por probado que Rafael Laudelino Lezama
Gonzlez, Miguel ngel Moreno Malugani fueron secuestrados el 1 de
octubre de 1976.

All se dio por probado, adems, que Moreno Malugani y Carretero


Crdenas fueron secuestrados en el mismo operativo y que, Lezama Gonzlez,

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antes de salir de su casa el da del secuestro haba expresado a su esposa que
se iba a entrevistar con Carlos Goessens.

Por estos hechos, fueron condenados, entre otros, los militares


uruguayos Jos Nino Gavazzo, Jos Ricardo Arab y Jorge Alberto Silveira
Quesada, todos ellos miembros del grupo de agentes uruguayos a cargo del
primero.

Si bien los decesos de Harguindeguy, Videla y Olivera Rvere nos


impiden formular acusacin contra alguno de los responsables de los crmenes
padecidos por Lezama Gonzlez, Moreno Malugani y Carretero Crdenas, la
comprobacin de estos hechos son pruebas tiles tanto de los otros delitos que
tambin afectaron a integrantes de organizaciones polticas uruguayas, como
de la concrecin de la coordinacin regional que existi entre las dictaduras
del Cono Sur bajo el marco informativo, logstico y operativo del denominado
Plan Cndor.

Juan Pablo Recagno Ibarbur

Sres Jueces. Trataremos ahora lo ocurrido a Juan Pablo Recagno


Ibarbur, ciudadano uruguayo que para 1976 viva en Buenos Aires.

Tena 25 aos.

En su pas integr el FER.

Debido a su participacin poltica fue detenido el 11 de junio de 1972,


en un procedimiento en el que particip Manuel Cordero, con quien, como
veremos, se reencontrara en 1976 dentro de las paredes del CCD
Automotores Orletti en Buenos Aires.

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Luego de permanecer alojado en el Batalln Florida, el penal Libertad y
el Regimiento 5 de Artillera, en julio de 1973 fue liberado bajo el rgimen
de libertad vigilada, por el cual se lo obligaba a presentarse peridicamente
ante las fuerzas.

Como esta exigencia lo dejaba expuesto a una nueva detencin, pues l


pretenda continuar con su actividad poltica, decidi exiliarse y radicarse en
la Argentina.

Sin embargo, en Argentina continu siendo perseguido: en junio de


1974 fue detenido junto con otros 98 ciudadanos uruguayos en el
procedimiento realizado por la Divisin de Asuntos Extranjeros de la PFA en
el local de la calle Mxico, al que ya nos referimos.

Esta detencin fue comunicada al Uruguay y se encuentra registrada


en los archivos de Direccin Nacional de Informacin e Inteligencia uruguaya.

Si bien la polica argentina estaba al tanto del pedido de captura que


pesaba sobre l, lo liberaron.

Recagno continu con su actividad opositora a la dictadura uruguaya en


nuestro pas, contexto en el cual form parte de la creacin del PVP.

En este marco, se reencontr con otros uruguayos de diferentes


organizaciones polticas que fueron llegando al pas empujados por el exilio y
que tambin se integraron al PVP.

Entre ellos, estaban Ricardo Gil Iribarne, Enrique Rodrguez Larreta


Martnez, Raquel Nogueira Paullier; y tambin Casimira Mara del Rosario
Carretero Crdenas, con quien form pareja.

Como mencionamos antes, a excepcin de Carretero Crdenas todos


ellos fueron secuestrados durante el primer semestre del ao.

Para la ltima semana de septiembre, casi todos los miembros del


partido haban sido capturados, y quienes todava permanecan en nuestro
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pas, entre ellos, Juan Pablo Recagno y Casimira Carretero Crdenas, sin
saberlo se encontraban en vas de serlo.

Es en este marco que el 1 de octubre de 1976 Juan Pablo Recagno


Ibarbur fue secuestrado en un operativo a cargo de miembros del grupo de
tareas con base en la OT 18, en coordinacin con el grupo de agentes
uruguayos comandado por Gavazzo.

Tambin estamos en condiciones de afirmar, por las razones expuestas


cuando nos referimos al caso de Casimira Carretero Crdenas y teniendo en
cuenta la relacin personal existente entre ellos, que ambas desapariciones
estuvieron directamente vinculadas con los secuestros de Moreno Malugani y
Lezama Gonzlez, ocurridos ese mismo da en el marco de un encuentro con
Carlos Goessens.

En este debate qued acreditado tambin que luego de capturado,


Recagno fue trasladado al CCD Orletti donde permaneci cautivo y fue
sometido a tormentos y a condiciones inhumanas de vida, al igual que les
ocurri a todos sus compaeros.

De acuerdo a las pruebas existentes en este debate, al da siguiente de su


captura Recagno fue conducido por sus captores, entre quienes haba militares
uruguayos y miembros del grupo de tareas de la OT 18 de la SIDE, a un bar
sobre la calle Cabildo de esta Ciudad, donde tena previsto un encuentro con
lvaro Nores Montednico.

En esa oportunidad, Nores tambin fue secuestrado y conducido a


Orletti.

Sobre lo que le sucedi a Recagno luego de ser conducido devuelta al


CCD, slo sabemos lo que Manuel Cordero Piacentini y Jos Nino Gavazzo
les revelaron a algunos de sus amigos y compaeros prisioneros; el plan era
asesinarlo.

Juan Pablo Recagno Ibarburu permanece desaparecido.

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Las gestiones que realiz su familia para encontrarlo fueron intiles.
Los informes remitidos por las fuerzas argentinas en los trmites de las
acciones de habeas corpus ocultaron su comprobada detencin.

Finalizada la dictadura, su familia denunci la desaparicin de Recagno


tanto en Uruguay, ante la COMIPAZ, como en Argentina, ante la CONADEP.

A partir de las particularidades que hemos reseado, estamos en


condiciones de afirmar que la desaparicin de Juan Pablo Recagno Ibarburu
fue consecuencia del accionar coordinado de las fuerzas represivas de la
regin contra los integrantes del PVP, y es por esta razn que constituye un
hecho atribuible a la asociacin ilcita que denominamos Operacin o Plan
Cndor.

Prueba

Ahora pasaremos a detallar los elementos de prueba en los que se


sustenta lo que acabamos de afirmar acerca de los hechos:

Sobre su participacin poltica en Uruguay, contamos con los


testimonios prestados en el debate por Jos Imaz Breijo, Ricardo Gil Iribarne,
Enrique Rodrguez Larreta Martnez y Raquel Nogueira Paullier, adems de
las constancias agregadas a su legajo COMIPAZ, y las referencias que
aparecen en la Investigacin Histrica.

Los ltimos tres testigos mencionaron tambin haber tomado


conocimiento que en 1972 Recagno haba sido detenido en razn de esa
actividad.

Lo hicieron por s mismos o a travs de las propias manifestaciones de


Manuel Cordero.

Concretamente, Gil Iribarne mencion haber estado prisionero con


Recagno durante algunos meses en el Batalln Florida y en el penal Libertad,
ambos de Uruguay, y seal que es en este contexto que se enter de que
Manuel Cordero haba intervenido en la detencin.
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Por su parte, Rodrguez Larreta record que en 1972, mientras estaba
detenido en el Batalln Florida, Manuel Cordero le hizo preguntas sobre
Recagno y su madre, Luz Ibarburu, y le dijo que Recagno estaba detenido en
el Regimiento 5 de Artillera, bajo su custodia.

Esta detencin a la que refirieron los testigos est confirmada, a su vez,


por la ficha patronmica confeccionada por la Direccin Nacional de
Informacin e Inteligencia de Uruguay, transcripta en la Investigacin
Histrica.

De esa investigacin tambin se desprende que luego de su salida hacia


la Argentina, las fuerzas conjuntas uruguayas, a travs de su oficina de prensa,
emitieron un comunicado mediante el cual solicitaron la captura de Juan Pablo
Recagno, por considerarlo vinculado a organizaciones clandestinas.

Especficamente, el fotograma 0386 incluido dentro del denominado


rollo 143 del Archivo del Terror, contiene un listado de personas requeridas,
de nacionalidad uruguaya y que integraban la OPR 33, entre los que figura
Recagno.

Gil Iribarne, Rodrguez Larreta y Nogueira Paullier, dieron cuenta


tambin de la presencia de Recagno en la Ciudad de Buenos Aires.

En particular, Nogueira Paullier nos dijo que Recagno incluso lleg a


convivir en esta ciudad con ella y su esposo, Rodrguez Larreta.

Ricardo Gil Iribarne, por su parte, mencion que se reencontr con su


amigo en Buenos Aires.

Esta informacin es corroborada, adems, por las copias del formulario


de la Direccin Nacional de Migraciones, incorporado al debate, en el que
consta que Recagno solicit la residencia temporaria e indic como fecha de
ingreso al pas el 29 de diciembre de 1973.

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A ello se suman las constancias sobre su detencin por parte de la
Divisin de Asuntos Extranjeros de la PFA en el local de la calle Mjico, en
1974, que fueron remitidas por la Comisin Provincial por la Memoria.

Al respecto, adems, debe tenerse en cuenta que, de acuerdo a la


transcripcin de la ficha patronmica que ya mencionamos, la informacin
sobre esta detencin aparece inscripta cuatro das ms tarde en los registros de
las fuerzas uruguayas, lo que, al igual que ocurre en otros casos, confirma que
en ese momento la comunidad informativa regional estaba al servicio de la
persecucin de personas que, como Recagno, eran integrantes de
organizaciones opositoras a las dictaduras de Latinoamrica.

Hemos afirmado que Juan Pablo Recagno integr el PVP; de ello dio
cuenta, entre otros, Ricardo Gil Iribarne, quien dijo que al igual que l,
Recagno estaba vinculado al PVP, aunque participaban en estructuras
diferentes de ese mismo partido.

Esto coincide con los dichos de lvaro Rico e Ivonne Tras, quienes en
sus respectivos testimonios se refirieron a la pertenencia de Recagno a esa
organizacin.

Puntualmente, Jos Imaz Breijo precis que integraba el mismo equipo


que Recagno, denominado politcnico, que dependa del llamado "aparato
militar" del PVP, a cargo de Mechoso Mndez.

Agreg que el responsable del equipo era Roger Julien, y lo integraban,


adems, Rodrguez Mercader, Telba Jurez, Chizzola Cano, Lezama
Gonzlez, y lvaro Tato.

Expres tambin que dentro del equipo, Recagno estaba vinculado a


Telba Jurez y Chizzola Cano, que se encargaban de la confeccin de
documentacin falsa.

Adems, hicimos referencia a la relacin sentimental que una a Juan


Pablo Recagno con Casimira Mara del Rosario Carretero Crdenas quien,
como hemos mencionado, fue secuestrada el mismo da que l.

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Sobre esto nos inform en la audiencia de debate Jos Luis Carretero
Puglia, quien reprodujo lo que al respecto le relat Luz Mara Ibarburu. La
misma informacin es relevada en el libro A todos ellos, incorporado al
debate.

En cuanto a la fecha en la que ocurri el secuestro de Recagno, es


necesario hacer una precisin en relacin a la interpretacin que al respecto
realiz la justicia uruguaya en las sentencias N 36 de la causa "Gavazzo
Pereira, Jose Nino y otros; y N 37 de la causa "Silveira Quesada, Jorge
Alberto y otros; el equipo a cargo de la Investigacin Histrica; y este mismo
Tribunal en la sentencia de la causa n 1627 Automotores Orletti.

En esta sentencia se abord el asunto a los fines de contextualizar la


privacin ilegtima de la libertad de lvaro Nores Montednico, hecho que
integr el objeto procesal de aquella causa, y se afirm que ambos, Recargo y
Nores, haban sido capturados en el mismo operativo, ocurrido el 2 de octubre
en un bar de la Av. Santa Fe de esta Ciudad.

Sin embargo, del anlisis de la declaracin brindada por el testigo


lvaro Nores Montednico, surge, a nuestro modo de ver, que la captura de
Recagno haba ocurrido en un momento anterior a ese operativo; ms
concretamente, el da anterior.

En efecto, Nores explic que el 2 de octubre tena previsto un encuentro


con Recagno en un bar de la Av. Santa Fe; y que cuando se sent all con l, le
llam la atencin su aspecto ya que, dijo, no se lo vea limpio y pareca como
si no hubiese dormido; adems, llevaba una campera que no era la que
habitualmente usaba.

A ello agreg que, una vez que sus captores, que estaban sentados en
otras mesas, lo tomaron por la fuerza, a Recagno le sacaron la campera y es
as como observ que sus muecas estaban laceradas.

Expresamente Nores dijo: haba sido obviamente torturado, haba sido


colgado. Finalmente, Nores expres que l crea que Recagno haba sido
secuestrado el da anterior.

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Adems, en este juicio se incorporaron el legajo CONADEP de Juan
Pablo Recagno Ibarburu y los Habeas Corpus N 7587 y 3569 presentados en
su favor.

En todas estas presentaciones, los denunciantes manifestaron haber


dejado de tener noticias de l a partir del 1 de octubre de 1976.

Incluso, sealaron que fue secuestrado ese da con Casimira del


Rosario Carretero Cardenas; y que el ltimo domicilio de Recagno y Carretero
fue en Av. Corrientes 2550 de esta Ciudad.

La conjunta interpretacin de estos elementos, producidos en este juicio,


lleva a concluir que el secuestro se produjo el 1 de octubre, un da antes de su
encuentro con lvaro Nores.

Aclarado este aspecto, corresponde mencionar que es tambin a partir


de la declaracin de lvaro Nores que conocemos la identidad de algunas de
las personas que tenan a Recagno bajo custodia.

En el operativo Nores pudo identificar a integrantes de la Polica


Federal Argentina, personal del Ejrcito Uruguayo y agentes que identific
como pertenecientes a Orletti. Entre el personal uruguayo, mencion a
Gavazzo, Arab y Maurente.

Acerca del cautiverio de Recagno en el CCD Automotores Orletti,


Nores tambin explic que luego de ser capturado, lo subieron a un Ford
Falcon y lo llevaron a lo que aos ms tarde supo que era Automotores
Orletti; y que en ese vehculo, sentado a su lado tambin iba Juan Pablo
Recagno.

Asimismo, mencion haber escuchado su voz dentro del centro


clandestino. Tambin, que le pidi a Gavazzo que le permitiera hablar con l,
y que se lo neg.

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Por otra parte, tanto Gil Iribarne como Rodrguez Larreta Martnez
declararon en la audiencia haber tomado conocimiento del secuestro y
cautiverio de Recagno a travs del propio Cordero Piacentini.

Ambos sealaron que Cordero saba que eran amigos de Recagno y que,
por eso, les mencion su captura cuando se encontraban prisioneros en
Uruguay.

Rodrguez Larreta Martnez dijo que Cordero le cont que haba estado
con Recagno en Buenos Aires y con los otros, aludiendo al resto de los
secuestrados; y que le haban pedido que lo ayudara, pero que l no poda
hacer nada.

Gil Iribarne incluso pudo precisar que el comentario sobre el secuestro


de Recagno ocurri en el mes de octubre de 1976.

Esta informacin fue confirmada por el testimonio de Raquel Nogueira,


quien relat que se enter del secuestro de Recagno en Buenos Aires a travs
de su marido Rodrguez Larreta, a quien Cordero se lo haba comunicado.

Es que tal como se ha demostrado en la audiencia, para Cordero la


captura de Recagno tena un valor agregado: como ocurri con otros
secuestrados, lo conoci bien cuando lo tuvo bajo su custodia en 1972 en el 5
Regimiento de Artillera, y de acuerdo a lo que declar Rodrguez Larreta en
este debate, estaba muy interesado en los contactos de su madre, Luz Ibarburu,
en la Contadura General del Uruguay.

El testigo record que en el 72 Cordero le pregunt si saba si la madre


de Recagno poda tener informacin sobre polticos corruptos o cosas por el
estilo.

Es tambin es por eso que los comentarios cnicos de Cordero sobre


Recagno continuaron.

Con el objeto de simular descontento y preocupacin por el destino que


ya le tenan preparado, le dijo a Gil Iribarne que haba discutido con los
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represores argentinos al respecto; y a Rodrguez Larreta, que Recagno no le
haba hecho caso cuando le dijo que se fuera bien lejos, y que ahora no poda
hacer nada por l.

Y decimos el destino que le tenan preparado porque lvaro Nores


mencion que dentro de Automotores Orletti, l mismo le pregunt a Gavazzo
sobre Recagno. Gavazzo le contest lo siguiente: que iba a ir a buscarlo a
Orletti personal uruguayo de, cito: la Metropolitana o Republicana de
Polica para matarlo.

Segn el propio Gavazzo, esto era por venganza, pues las fuerzas
uruguayas le atribuan el asesinato de un polica, hecho ocurrido aos antes en
Uruguay, cuando Recagno integraba otra organizacin.

Adems de ayudar a comprender lo ocurrido a Recagno, lo expuesto es


demostrativo de la interrelacin y coordinacin de las fuerzas represivas
regionales bajo el marco de Cndor, incluso para decidir el destino de los
capturados.

Esta es la ltima informacin que tenemos de Juan Pablo Recagno.

Su familia realiz mltiples gestiones para encontrarlo, conforme lo


demuestran diversos documentos incorporados en la audiencia, como ser los
habeas corpus que tramitaron al momento de los hechos, todos rechazados a
consecuencia del ocultamiento que de su destino realizaron los funcionarios
responsables de su secuestro; y las denuncias luego efectuadas ante la
COMIPAZ, la CONADEP y la Comisin Interamericana de Derechos
Humanos.

Ello se ve reflejado, tambin, en los documentos remitidos por el NSA.

En el ao 2003, su madre Luz Mara Ibarburu se constituy como


querellante en la causa 14.216/03.

Falleci en 2006, sin recibir ninguna informacin.

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Las muertes de Harguindeguy, Videla y Olivera Rvere; y las
limitaciones de la instruccin, nos impiden formular acusacin respecto de
algunos de los responsables lo ocurrido a Recagno.

Pero, como en otros casos, su acreditacin en el juicio es prueba, una


vez ms, de la operatividad y funcionalidad de la coordinacin represiva bajo
el marco del denominado Plan Cndor.

lvaro Nores Montednico

lvaro Nores Montednico era uruguayo y tena 24 aos al momento de


los hechos.

Durante su juventud particip polticamente de la FAU, lo que motiv


que fuera perseguido por las fuerzas represivas uruguayas, que a comienzos de
1973lo detuvieron en Montevideo junto a varios de sus compaeros.

Luego de que recuper su libertad, en razn de la creciente represin


que viva su pas emigr a la Repblica Argentina instalndose en la Ciudad
de Buenos Aires.

Aqu se reencontr con muchos de sus compatriotas e integr el Partido


para la Victoria del Pueblo, donde se desempe en el grupo que manejaba la
documentacin y los datos de los miembros del partido.

Entre esas personas se encontraba su hermana Pilar, quien, recordemos,


fue secuestrada en junio en Buenos Aires y para septiembre de 1976 estaba
cautiva en un CCD en Uruguay.

Tal como explicamos, en este juicio se acredit que el 2 de octubre de


ese mismo ao, en un bar ubicado en la Av. Cabildo de la Capital Federal a
donde haba concurrido para tener un encuentro con Juan Pablo Recagno,
lvaro Nores fue secuestrado por un grupo de aproximadamente 12 personas
fuertemente armadas que iban vestidas de civil.

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El grupo que lo captur estaba integrado por miembros de la PFA,
agentes del grupo de tareas de la OT 18 de la SIDE y por al menos tres
integrantes del Ejrcito Uruguayo.

Para lograr su captura, los agentes utilizaron a su compaero Juan Pablo


Recagno, que haba sido secuestrado el da anterior.

Lo condujeron al punto de encuentro preestablecido y una vez que


Nores se present en el lugar, lo detuvieron y se los llevaron juntos a
Automotores Orletti.

Durante su cautiverio, lvaro Nores permaneci alojado en condiciones


inhumanas de detencin y fue sometido a brutales tormentos. En una
oportunidad, lo llevaron a una sala donde lo desnudaron y lo colgaron de una
polea con las manos hacia atrs. Asimismo, mientras los agentes
uruguayos lo interrogaban por su participacin en el PVP, para sacarle
informacin los argentinos le aplicaron descargas elctricas y le quemaron una
pierna con agua hirviendo.

Los tres das que permaneci en Orletti, Nores estuvo la mayor parte del
tiempo esposado y encapuchado.

Adems debi padecer constantes golpes y amenazas por parte de los


miembros que operaban en el CCD.

El 5 de octubre de ese ao, en horas de la noche, fue trasladado en un


vuelo comercial de la aerolnea Pluna hacia el aeropuerto de Carrasco.

Al aterrizar, lo condujeron hacia el CCD del SID ubicado en la calle


Boulevard Artigas en Montevideo, donde se reencontr con su hermana Mara
del Pilar y con los otros miembros del PVP que tambin haban sido llevados a
ese lugar.

Finalmente, en diciembre de 1976 fue liberado, y en noviembre del ao


siguiente se refugi en Canad donde permaneci hasta sus ltimos das de
vida.
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Prueba

Los hechos antes descriptos, se encuentran acreditados por diversas


pruebas producidas e incorporadas al presente debate.

En primer lugar, la declaracin de la hermana de la vctima, Mara del


Pilar Nores Montednico, da cuenta de la persecucin de lvaro en Uruguay
donde fue detenido en el ao 1973.

En ese sentido, podemos mencionar el listado titulado Relacin de


requeridos del OPR 33 que se encuentra dentro del Rollo 143 del Archivo
del Terror.

En ese listado figura el nombre de lvaro Nores, su alias, el grupo al


que perteneca dentro de la organizacin y con quienes trabajaba.

Este documento, previo a los hechos, no slo demuestra el inters en su


captura.

Acredita adems el intercambio de informacin existente entre las


distintas agencias represivas del cono sur en el marco de la denominada la
lucha contra la subversin.

Por otro lado, las declaraciones de lvaro Nores efectuadas durante los
juicios de las causas Plan Sistemtico y Automotores Orletti y que fueron
incorporadas a este debate, nos aportan precisiones acerca de su exilio en
Buenos Aires y de su participacin en el PVP.

Asimismo, en esas declaraciones Nores describi las circunstancias de


su secuestro y dio detalles de los agentes argentinos y uruguayos que
participaron en el operativo y en el traslado hasta Automotores Orletti.

Tambin record la presencia de Juan Pablo Recagno Ibarburu durante


el operativo, respecto de lo cual, para evitar reiteraciones, nos remitimos a lo
expuesto con anterioridad.

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Cabe mencionar que las afirmaciones de lvaro Nores en este punto
resultaron coincidentes con su legajo CONADEP n 56 y con el legajo
Comipaz nro. 154 correspondiente a Juan Pablo Recagno, de donde tambin
surgen los hechos que padecieron las dos vctimas ese 2 de octubre de 1976.

Nores tambin dio detalles sobre las torturas y las condiciones


inhumanas que sufri en Orletti que son las mismas que les aplicaron a todos
los cautivos en ese lugar y que ya especificamos.

Nores tambin describi la sesin de tortura en la que permaneci


colgado con las manos hacia atrs mientras lo interrogaban y le aplicaban
descargas elctricas.

Dijo que en un momento dado, le aplicaron la picana en el estmago, lo


cual lo hizo defecar; y que luego le soltaron la polea, haciendo que caiga sobre
su propio excremento.

Asimismo, afirm que dentro del CCD actuaban conjuntamente


argentinos y uruguayos, los que asimismo actuaron de manera coordinada para
su traslado a Uruguay.

Entre los agentes uruguayos, identific a Cordero, Gavazzo, Arab y


Maurente, a quienes refiri haber visto con posterioridad en la dependencia
del SID en Uruguay.

Asimismo, dijo que mientras estaba prisionero en ese CCD en


Montevideo, tambin advirti la presencia de algunos de los agentes
argentinos que actuaban en Orletti.

Esta circunstancia, de la que hablaron diversos sobrevivientes de Orletti,


sumada a la presencia de miembros del Ejrcito uruguayo en ese CCD y en los
secuestros llevados a cabo en Argentina, deja en evidencia la habitualidad, la
permanencia y la prolongacin en el tiempo de la coordinacin entre ambas
estructuras represivas.
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Sobre el traslado clandestino desde Buenos Aires a Uruguay, adems de
la vctima, tambin nos hablaron lvaro Rico y Mara del Pilar Nores.

sta ltima especific que mientras estaba cautiva en el SID, le pidi al


Mayor Gavazzo que hiciera todo lo posible para traer a su hermano desde
Argentina.

Record que una vez que lvaro lleg a ese CCD, estuvieron alojados
en el mismo lugar junto a Laura Anzalone y Flix Daz.

Coincidieron con los dichos vertidos por Pilar Nores, los testigos
Macarena Gelman, Ral Altuna Facal, Alicia Raquel Cadenas Ravela y Ana
Ins Quadros, quienes tambin manifestaron haber visto a lvaro Nores en la
sede del SID en Boulevard Artigas.

Lo mismo fue mencionado por Julio Csar Barboza Pla, quien como ya
explicamos se desempeo como guardia en ese CCD de Montevideo.

Barboza Pla record que lvaro Nores fue uno de los ciudadanos
uruguayos que all se encontraba detenido y que haba sido trasladado desde la
Repblica Argentina.

Finalmente, se conecta con esos testimonios el documento aportado por


el NSA, a travs del cual el ACNUR le transmite a la Embajada de Estados
Unidos una lista de ciudadanos uruguayos desaparecidos en Buenos Aires en
el ao 1976 y luego reaparecidos en su pas de origen.

Entre los nombres all mencionados, figura el de lvaro Nores


Montednico.

Por ltimo, no podemos dejar de mencionar, que en el debate celebrado


en el marco de la causa n1627, este mismo Tribunal tuvo por probado el
secuestro de lvaro Nores Montednico, en las circunstancias de tiempo y
lugar aqu descriptas, as como su cautiverio en Orletti, los tormentos y las
condiciones inhumanas de vida a las que fue sometido en ese lugar.

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Para llegar a esa conclusin se valoraron tanto los testimonios a los que
hicimos referencia como la prueba documental mencionada.

Por esos hechos fueron condenados Honorio Martnez Ruz y Eduardo


Alfredo Ruffo, condenas que han quedado firmes.

Adems, queremos destacar que tal como expusimos, en estos hechos se


verific la actuacin conjunta de fuerzas represivas argentinas y uruguayas, lo
que constituye a su vez, una clara prueba de la coordinacin regional
ejecutada en el marco de la denominada Operacin Cndor.

Por la privacin ilegtima de la libertad y las torturas a las que fue


sometido lvaro Nores, formulamos acusacin contra Miguel ngel Furci.

Washington Domingo Queiro Uzal (Mingo):

Washington Domingo Queiro Uzal (Mingo) era uruguayo y al momento


de los hechos tena 26 aos.

En Montevideo viva con sus padres y divida su tiempo entre la


empresa familiar y su trabajo como obrero grfico.

En su pas integr la FAU y la ROE.

Fue debido a su participacin poltica que su libertad se puso en riesgo y


es por ello que a principios de 1973 escap y se radic en Chile. Poco
despus, la casa de su familia fue allanada por un grupo de militares que
preguntaron por l.

Cuando en Chile se produjo el golpe de Estado, atraves un segundo


desarraigo. Esta vez, y al igual que muchos otros exiliados uruguayos y
chilenos, se instal en Buenos Aires donde obtuvo su documento argentino.

Aqu se sostuvo econmicamente manejando un taxi y con la apertura


de un comercio en la calle Nan n 2146.

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Adems, continu con su actividad poltica de oposicin al gobierno de
facto uruguayo, y en 1975 integr el PVP.

Durante este perodo, se reuni con su familia en varias oportunidades


en Buenos Aires. Por razones de seguridad, prefiri no decirles dnde viva.

En 1976 comenz una relacin con Cristina Mihura quien, como ya


expusimos, haba estado casada con Bernardo Armando Arnone; al igual que
Queiro y Arnone, Mihura perteneca al PVP.

Sin embargo, cuando ella y Queiro comenzaron la relacin, cada uno


desconoca la filiacin poltica del otro.

Para junio de 1976, el grupo de agentes uruguayos que actuaban en


conjunto con las fuerzas argentinas en el mbito de Automotores Orletti,
estaba recabando informacin para lograr la captura de Queiro. Saban que se
encontraba en Argentina e integraba el PVP.

Con ese objetivo, Jos Arab solicit a la Polica Tcnica uruguaya


fotografas y datos filiatorios de Queiro.

El 29 de julio de 1976, mientras visitaban a una pareja amiga en un


departamento en el barrio de Belgrano, Mihura y Queiro fueron detenidos por
miembros no uniformados de la PFA, y conducidos a la Comisara 35,
dentro de la Subzona Capital Federal de la que era responsable Jorge Olivera
Rvere.

De acuerdo a lo que nos cont Mihura en esta audiencia, las personas


que intervinieron saban que los cuatro detenidos eran de nacionalidad
Oriental, y ella tiene la conviccin de que la persona que los interrog era el
oficial uruguayo Jorge Alberto Silveira Quesada.

Fueron liberados pasadas unas 48 horas.

A pesar de ello, a partir de septiembre la seguridad de Cristina Mihura y


Washington Queiro se vio nuevamente amenazada cuando comenz la 2da
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oleada represiva contra el PVP que, como vimos, entre otros secuestros,
incluy el de la ex pareja de Mihura, Bernardo Arnone, ocurrido el 1 de
octubre.

Por tales razones decidieron buscar la forma de salir inmediatamente de


Argentina.

Antes de que pudieran concretarlo, Queiro recibi un llamado de Carlos


Goessens, para concertar un encuentro.

A pesar de que la situacin gener desconfianza en la pareja porque


haca quince das que no saban nada del Kara, y por eso sospechaban que
haba sido capturado, al igual que muchos de sus compaeros Queiro acept
reunirse con l, el 4 de octubre al medioda.

A partir de la prueba producida en este debate, sabemos que


Washington Domingo Queiro Uzal asisti a ese encuentro y fue secuestrado
por personas que operaban en el mbito de la OT 18 en coordinacin con el
personal uruguayo a cargo de Gavazzo.

Al igual que el resto de sus compaeros del PVP, Queiro fue trasladado
a Automotores Orletti, donde fue sometido a condiciones inhumanas de
detencin.

Su familia se enter del secuestro a travs de un integrante del PVP.


Cristina Mihura, ya exiliada, denunci el hecho ante las Naciones Unidas.

Al retorno de la democracia, su familia tambin realiz denuncias ante


la CONADEP y la COMIPAZ, pero nunca obtuvieron respuestas de parte de
ninguno de los dos Estados acerca de lo que haba ocurrido con l.

Washington Domingo Queiro Uzal actualmente permanece


desaparecido.

Del mismo modo en que ocurri respecto de otras vctimas, los


fallecimientos de Harguindeguy, Videla y Olivera Rvere; y las limitaciones a
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los que nos sujet la instruccin, nos impiden realizar una imputacin formal
contra algunos de los responsables de su privacin ilegtima de la libertad.

Sin embargo, los hechos que han sido demostrados en el juicio nos
permiten concluir que su desaparicin forma parte de los delitos cometidos en
el marco del plan ejecutado por la asociacin ilcita denominada Operacin
Cndor.

Prueba

Esto es as, conforme la valoracin conjunta de numerosos elementos de


prueba incorporados a la causa.

Por ejemplo, Carmen Queiro dio cuenta en el debate sobre la vida de su


hermano en Montevideo, su partida hacia Chile y el allanamiento que sufri la
familia en esos momentos.

Nos habl tambin del temor que sintieron cuando se enteraron del
Golpe de Estado en Chile, y la tranquilidad, al retomar el contacto con l en
Buenos Aires. Del libro A todos ellos, incorporado a la causa, surge la
misma informacin.

La informacin reunida en la Investigacin Histrica, especficamente,


el legajo COMIPAZ de Washington Queiro, da cuenta de su participacin
poltica tanto en la FAU como en la ROE en Uruguay, como su pertenencia al
PVP en Buenos Aires.

En este debate, escuchamos tambin el testimonio de Mara del Pilar


Nores Montednico, que fue compaera de la secundaria de Washington
Queiro.

Ella nos cont que iniciaron juntos las actividades en la FAU y que
luego se reencontraron en Buenos Aires; incluso, que en alguna oportunidad
trabajaron juntos en uno de los equipos del PVP.

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Cristina Mihura, por su parte, en su declaracin testimonial tambin
confirm la pertenencia de Queiro al PVP as como su presencia en esta
Ciudad durante el ao 1976.

Al respecto, tambin contamos con las constancias remitidas por el


Registro Nacional de las Personas que se encuentran en el expediente de
declaracin de ausencia por desaparicin forzada, de las que se desprende que
obtuvo la radicacin en nuestro pas en marzo de 1974; y que tramit su
documento nacional de identidad, siendo su nmero el 92.091.306.

Diversos elementos acreditan, asimismo, la constante persecucin de


que era objeto por parte de las Fuerzas Conjuntas Uruguayas.

En principio, contamos con los documentos recolectados por la


Investigacin Histrica uruguaya.

Entre ellos, cabe citar aqu especficamente los informes militares


confeccionados por el OCOA y el SID que dan cuenta de las actividades de
inteligencia desarrolladas por las fuerzas uruguayas para encontrar a
Queiro; y de la informacin que haban obtenido sobre su paradero en
Buenos Aires y su participacin en el PVP.

En este sentido, contamos tambin con el documento incorporado a este


debate, donde Jos Arab, en nombre del Jefe del Departamento III del SID,
solicit a la Polica Tcnica uruguaya informacin sobre Queiro. En este
debate escuchamos al testigo experto lvaro Rico, explicar el origen de ese
documento.

Por otra parte, en las constancias remitidas por el Registro Nacional de


las Personas que ya mencionamos, est documentada la detencin previa
que sufrieron Queiro y Mihura el 29 de julio de 1976 en la Comisara 35 de
esta Ciudad, detencin que Cristina Mihura detall en su relato ante este
Tribunal.

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Recordemos que Mihura, en esa ocasin, destac que haban sido
interrogados por Silveira, otro integrante del grupo de Gavazzo destacado en
Buenos Aires.

Los testimonios de Carmen Queiro y de Mihura tambin establecieron


cules fueron las circunstancias inmediatamente previas al secuestro.

Carmen Queiro expuso en este debate que poco antes del 4 de octubre,
Queiro la llam por telfono y le dijo que tena que dejar la Argentina y que
por eso viajara a Suecia.

Sus palabras fueron: Ya despach a mi compaera, a otro compaero


y ahora me tengo que ir yo. Tales referencias indican con claridad la toma de
conciencia de la persecucin de que era objeto y de la inminencia del peligro
que corra.

Particular relevancia adquieren los dichos de Cristina Mihura, pues en la


audiencia detall el llamado telefnico de Carlos Gessens; y cmo se
organiz el encuentro entre l y Queiro del 4 de octubre de 1976.

Incluso dio cuenta de lo ocurrido ese da luego de que Queiro saliera de


su domicilio.

Explic que Carlos Lpez, el socio de Queiro con quien tena el local en
el mercado de la calle Nan, le coment que al medioda haba hablado por
telfono con l y que la conversacin se haba cortado bruscamente.

Agreg que, a partir de ese da y hasta el momento en que logr salir del
pas, ella continu asistiendo a los encuentros automticos que tena
previstos con Queiro.

Como explicamos cuando desarrollamos lo que le ocurri a Arnone


Hernndez, la regla era que si l no se presentaba, esto significaba que haba
sido capturado.

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Queiro no asisti a ninguna de esas citas y es por eso que Cristina
Mihura concluy que, como ya sospechaba, haba sido secuestrado ese 4 de
octubre.

Las referencias de Mihura son fundamentales para comprender cmo se


prepar la captura de Queiro.

Recordemos que, tal como se acredit en otros casos, diversos


secuestros ocurrieron a consecuencia de la fijacin de encuentros con el
mencionado Gessens, integrante del PVP vinculado a muchos de quienes
desaparecieron entre fines de septiembre y principios de octubre de 1976.

Al momento de tratar esos crmenes dimos cuenta del conjunto de


evidencias que demostraban el rol que tuvo Gessens en esos secuestros; entre
ellas, las propias menciones efectuadas por Jos Nino Gavazzo en el libro de
su autora, donde reconoce la actuacin de esa persona en diversas capturas.

Resulta evidente, entonces, que Queiro fue secuestrado a consecuencia


de ese encuentro, coordinado entre las fuerzas uruguayas y las argentinas.

Estas circunstancias tambin se tuvieron por acreditadas en las


sentencias del 26 de marzo de 2009 ya citadas dictadas por el Juez Luis
Charles a cargo del Juzgado Penal 19 turno de la Repblica Oriental del
Uruguay y que se encuentran incorporadas a este debate.

En esos pronunciamientos judiciales se conden a Gavazzo, Arab,


Silveira, Ramas, Medina, Vsquez Bisio, Maurente Mat y Sande Lima a
diversas penas restrictivas de la libertad por diversos delitos; entre ellos, los
que afectaron a Washington Domingo Queiro Uzal.

Concretamente, all se menciona que su secuestro tuvo lugar el 4 de


octubre de 1976, en Buenos Aires, cito, cuando concurra a una entrevista
con Carlos Gessens.

En el mismo sentido, la sentencia dictada por el Juez Luis Dupuy, del


14 de abril de 2003 y que obra en el expediente de la justicia civil que fue
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incorporado por el Tribunal, determin como fecha de ausencia por
desaparicin forzada de Washington Queiro el 4 de octubre de 1976.

Se encuentra incorporado tambin el libro Gerardo Gatti.


Revolucionario, en el que los autores coinciden en que el secuestro ocurri el
4 de octubre de 1976.

Adems, esta fue la fecha indicada por la familia al momento de realizar


la denuncia ante la CONADEP, de acuerdo a las constancias del legajo que se
encuentra incorporado.

Agregado a lo anterior, y sumado a la prueba que ya hemos mencionado


en relacin a la permanencia en Orletti de todo el grupo del PVP que fue
secuestrado en lo que el testigo experto lvaro Rico denomin 2 oleada
represiva, y en la que Queiro est incluido, de la causa caratulada "Gavazzo
Pereira, Jos Nino. Arab Fernndez, Jos Ricardo s/un delito de privacin de
libertad37, surgen tambin las menciones de Sara Mndez.

All Mndez relat que luego de haber sido trasladada clandestinamente


desde Automotores Orletti a fines de julio de 1976 y mientras estaba detenida
en Uruguay, le exhibieron fotografas y documentacin de quien ella
identific como Washington Queiro, a quien conoca, y fue interrogada al
respecto por el represor uruguayo Medina.

Esta prctica de exhibir documentacin y fotografas de personas que


eran buscadas o que haban sido capturadas en Buenos Aires, a quienes
estaban prisioneros en Uruguay, se advierte en otros casos, como el de
Ricardo Gil Iribarne, y confirma tambin la actuacin coordinada entre los
ejrcitos de ambos pases para la persecucin y captura de opositores polticos,
y, en este caso en particular, de Washington Queiro.

En sntesis. En este juicio se prob que la desaparicin de Washington


Domingo Queiro Uzal fue producto de la accin coordinada de las fuerzas
represivas uruguayas y argentinas en el marco del andamiaje provisto por la

37
Ficha 98-247/2006.

Pgina 761 de 1891


denominada Operacin o Plan Cndor. Lo ocurrido a Queiro Uzal es una
prueba ms de su existencia y operatividad.

Gustavo Edison Inzaurralde Melgar, uruguayo, estudi magisterio en


su pas, actuaba polticamente en la FAU y tena participacin gremial en la
F.U.M., Federacin Uruguaya de Maestros.

Por estas actividades fue detenido en el ao 1969; y a pesar de que poco


despus se le otorg la libertad, esta no se hizo efectiva hasta 1971 en virtud
de las llamadas medida de pronta seguridad.

Durante el tiempo que estuvo detenido, conoci a Jos Nell, un


argentino que traslad su residencia a la ciudad de Montevideo porque su hijo
era Tupamaro y haba sido detenido all. En el marco de las visitas a su hijo es
que conoci Gustavo Inzaurralde y entablaron amistad.

Cuando logr su libertad en 1971, lo hizo bajo la condicin de


abandonar el pas. Se traslad as a Chile, en donde mantuvo su vinculacin
poltica con Uruguay desde la Resistencia Obrera Estudiantil.

All conoci a su pareja, Mara del Carmen Posse Merino. Tras el golpe
militar en ese pas debi nuevamente trasladar su residencia.

Se instal en el barrio de Lans de la provincia de Buenos Aires, en


donde se reencontr con antiguos compaeros de la ROE y la OPR 33 y junto
a ellos particip en la fundacin del PVP.

Durante el proceso de su gestacin, el 2 de junio de 1974 fue detenido


por la polica argentina junto a ms de 100 compatriotas.

Tal como surge de la documentacin remitida por la Comisin


Provincial por la Memoria, antes de ser liberados, todos ellos fueron fichados
por las autoridades locales.

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Como hemos visto, durante 1976 se produjeron dos oleadas represivas
contra los integrantes del PVP, y es as que para fines de ese ao, la
agrupacin ya haba sido prcticamente desarticulada.

Es en este contexto que Mara del Carmen Posse, pareja de Inzaurralde,


sali del pas hacia Brasil desde donde luego pidi refugio y fue recibida por
Suecia. Jos Nell la acompa hasta Porto Alegre.

Por su parte, Gustavo Inzaurralde, quien tambin haba iniciado los


trmites para refugiarse en Europa, qued al mando de lo que quedaba del
PVP, y a comienzos del ao 1977 viaj a Paraguay con el objetivo de obtener
documentacin que permita sacar del pas a otros compaeros.

All deba encontrarse con su amigo Jos Nell.

Nelson Santana Scotto, tambin uruguayo, integr en su pas la ROE.


Luego de haber sido detenido durante un breve tiempo por las Fuerzas
Conjuntas en 1973 y ante la continua persecucin, en mayo de 1975 se radic
en Argentina. Aqu, se instal en la Capital Federal y se integr al PVP.

Como Inzaurralde, sobrevivi a la represin desplegada en nuestro pas


contra el PVP, y el 14 de marzo de 1977 viaj a Asuncin, Paraguay, a fin de
obtener documentacin falsa y, con ella, llegar a Ro de Janeiro para solicitar
asilo poltico en la oficina de las Naciones Unidas.

Por su seguridad, circulaba con una identificacin a nombre de Jorge


Eugenio Monti. En Asuncin deba encontrarse con Jos Nell.

Jos Nell, conocido como Pepe, era de nacionalidad argentina y


perteneca al partido peronista.

Tal como se indic, tena un nico hijo que durante un tiempo estuvo
detenido en la crcel de Punta Carretas, en Montevideo y por eso se traslad a
esa ciudad.

En el contexto de las visitas que realizaba a su hijo, conoci a Gustavo


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Inzaurralde y entablaron una amistad.

De regreso en Argentina Jos Nell se involucr activamente en el


proceso de evacuacin de perseguidos polticos ayudndolos a obtener
documentacin que les permitiera salir del pas y eventualmente conseguir
asilo poltico.

Su casa de la calle Portela en el barrio de Flores, era conocida como una


casa segura y, adems, como l no era activista poda realizar trmites y
cruzar la frontera con mayor facilidad que aquellos que se encontraban
requeridos.

En el marco de estas actividades, Nell se reencontr con Gustavo


Inzaurralde y, comenzaron a trabajar juntos.

En enero del 77 Jos Nell viaj a Asuncin con la intencin de


instalarse como contacto y enlace para aquellos que llegaran desde Buenos
Aires y necesiten conseguir documentacin falsa.

Dora Marta Landi, oriunda de Tandil provincia de Buenos Aires, se


traslad a la ciudad de La Plata para estudiar Bellas Artes. En la Universidad
conoci a Alejandro Logoluso, originario de la ciudad de Mar del Plata.

All, ambos tenan participacin poltica en la Juventud Peronista pero


como consecuencia de esta actividad, fueron perseguidos y la casa de
Alejandro en Mar del Plata fue allanada en tres oportunidades.

Decidieron irse del pas hacia Brasil y desde all intentar obtener refugio
en Europa. E

l 27 de enero de 1977 Dora Marta Landi y Alejandro Logoluso viajaron


primero a Misiones; y desde all a Asuncin del Paraguay con el objetivo de
conseguir documentacin.

Como medida de seguridad, Logoluso estaba utilizando documentacin


falsa a nombre de Guillermo Oscar Stagni.
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En Asuncin se instalaron en la pensin ubicada en la calle Fulgencio
Moreno 884, en donde se encontraron con Jos Nell.

Ese mismo da, 27 de enero de 1977, la casa de Alejandro Logoluso en


Mar del Plata fue nuevamente allanada. All slo encontraron a su hermana
Laura, a quien amenazaron preguntando por Alejandro.

Detencin. Operativo.

El 29 de marzo 1977 en el marco de un operativo policial vinculado a


la falsificacin de documentos, fueron detenidos en la pensin de la calle
Fulgencio Moreno 884, Asuncin del Paraguay, Jos Nell, Gustavo
Inzaurralde, Nelson Santana Scotto, Alejandro Logoluso y Dora Marta Landi.

Las fuerzas represivas paraguayas llegaron all a partir del aviso de una
informante que denunci la operacin de documentacin falsa tras haber
escuchado una conversacin en la Direccin de Identificaciones. En el local,
qued una guardia policial.

De all Jos Nell, Dora Landi y Alejandro Logoluso fueron llevados a


dependencias del Departamento de Investigaciones de la Polica de la Capital,
en Asuncin.

A Gustavo Inzaurralde y Nelson Santana, en cambio, los llevaron a la


Direccin de Vigilancia y Delitos, tambin de la Polica paraguaya, en
donde fueron intensamente torturados.

Luego de unos das, los alojaron junto a los tres prisioneros argentinos
en el Departamento de Investigaciones.

All, en el marco de la actuacin coordinada de las fuerzas represivas


que estableci la asociacin ilcita Operacin Cndor, todos fueron
salvajemente torturados e interrogados por personal paraguayo; y argentino y
uruguayo que al efecto viaj a Paraguay.

Los interrogadores pertenecan a la Polica Federal Argentina, a la SIDE


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y al Servicio de Inteligencia de la Repblica Oriental del Uruguay.

Traslado

El 16 de mayo de 1977, los cinco prisioneros fueron ilegalmente


entregados por la polica paraguaya a las fuerzas represivas argentinas.

Fueron trasladados en un avin bi-reactor perteneciente a la Armada


Argentina piloteado por el capital de navo Luis DImperio, alias Abdala, con
destino a la ciudad de Buenos Aires.

El traslado coincidi con una visita que Jorge Rafael Videla realiz a su
par paraguayo los das 14 y 15 de mayo de 1977.

Poco despus, uno de los secuestrados, Gustavo Inzaurralde, fue visto


en el CCD El Atltico, ubicado en la interseccin entre las avenidas Paseo
Coln y San Juan, dentro de la jurisdiccin del rea 6 de la Subzona Capital
Federal, donde fue alojado en condiciones inhumanas por lo menos hasta el 27
de mayo de 1977.

Conocimiento de las familias. Gestiones

En cuanto tomaron conocimiento de lo sucedido, sus familiares


realizaron innumerables gestiones para encontrarlos.

Por ejemplo, el padre de Alejandro Logoluso se traslad


inmediatamente a Asuncin y se present ante la Cruz Roja del Paraguay, en
donde luego de una comunicacin con el Ministro del Interior de ese pas le
confirmaron que Alejandro estaba detenido.

Como le impidieron hacer algo al respecto, regres a la Argentina y


comenz a realizar gestiones a travs del Ministerio de Relaciones Exteriores.

Fue l quien avis a la familia Landi; y tanto sus padres como su


hermana realizaron gran cantidad de gestiones para obtener alguna
informacin.
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Ambas familias viajaron juntas en diversas oportunidades a Paraguay y
realizaron denuncias conjuntas.

Por otra parte, despus de un tiempo de no recibir noticias de Gustavo


Inzaurralde, su familia recibi la visita de un funcionario de la embajada de
Suecia quien se present en la casa familiar de Montevideo preguntando por l
ya que su pareja, Posse Merino, lo estaba reclamando en aquel pas.

En ese momento se dieron cuenta de que algo haba ocurrido, aunque


todava no saban en dnde se haba producido su desaparicin; por eso, una
vez que pudieron determinar que ello haba ocurrido en Asuncin,
comenzaron a hacer denuncias tendientes a obtener informacin.

En lo que hace a Santana, su familia tom conocimiento de su


desaparicin a travs de una carta annima que recibieron en su domicilio de
la ciudad de Montevideo.

La carta, escrita a mquina, sin firma ni fecha, indicaba que deban


viajar a Argentina para realizar denuncias ya que desde fines de marzo no se
tena informacin de l.

Actualmente los cinco, Gustavo Inzaurralde, Jos Luis Nell, Dora Marta
Landi, Alejandro Logoluso y Nelson Santana Scotto, permanecen
desaparecidos.

A partir de lo que hemos relatado, concluimos que no existen dudas de


que los hechos de los que fueron vctimas estas personas, fueron ejecutados
gracias al andamiaje logstico, tcnico e ideolgico proporcionado por la
Operacin Cndor.

PRUEBA

Los hechos descriptos se encuentran acreditados por gran cantidad de


elementos.

Sobre las actividades sociales y polticas que las vctimas desarrollaban


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antes de su desaparicin, declararon varias personas.

En el caso de Gustavo Inzaurralde, nos informaron al respecto sus dos


hermanos William y Alberto, as como Mara del Carmen Posse Merino, su
pareja al momento de los hechos.

Todos se explayaron sobre sus actividades polticas, sus detenciones en


Uruguay y su exilio, primero en Chile, desde donde continu con su actividad
poltica, y luego en Argentina, donde integr el PVP.

Sobre su pertenencia a esta agrupacin declar Rubn Prieto Benencio,


quien agreg que cuando se produjo la arremetida represiva contra el PVP en
Buenos Aires, Inzaurralde pas a ocupar un lugar en la direccin del partido.

Fue por esta razn que viaj a Paraguay, con la intencin de obtener
documentacin que le sirviera a l y a otros compaeros a salir de la regin.

En sentido similar, Cristina Mihura relat que Inzaurralde fue el


ltimo responsable de la agrupacin con quien ella tuvo contacto antes de irse
al exilio. En ese momento, l le dijo que quien no tena actividades
estratgicas en Argentina se tena que ir del pas.

La trayectoria poltica de Nelson Santana se encuentra acreditada, entre


otros elementos, con las actas que protocolizaron el interrogatorio al que fue
sometido durante su cautiverio en Asuncin, en donde constan sus
manifestaciones, arrancadas mediante tortura.

All, Santana fue obligado a relatar sus actividades polticas


desarrolladas en Uruguay y Argentina.

Asimismo, contamos con el memorndum n 1.331/1.977 remitido por


la Direccin Nacional de Informacin e Inteligencia, Departamento n3 de la
ciudad de Montevideo a Paraguay y descubierto dentro de la documentacin
del Archivo del Terror de ese pas.

En este documento, fechado el 31 de marzo de 1977, la inteligencia


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uruguaya remite los antecedentes polticos de los detenidos uruguayos,
Inzaurralde y Santana.

Este documento tambin da cuenta de cules eran los canales de


coordinacin represiva ya que, una vez secuestrados en Asuncin del
Paraguay, las fuerzas represivas uruguayas remitieron los antecedentes
polticos de las vctimas para que fueran utilizados durante los
interrogatorios.

Sobre las actividades desarrolladas por Jos Nell, se explay la testigo


Liliana Nell.

Asimismo, Mara del Carmen Posse record el compromiso social de


Nell y la amistad que lo una con Gustavo Inzaurralde.

Respecto de su actitud solidaria, record que tena muchos amigos que


eran uruguayos exiliados y que en su casa del barrio de Flores solan comer o
dormir temporalmente.

En el mismo sentido, record que Nell la ayud para cruzar la


frontera a Brasil desde donde luego se exili.

Por su parte, la hermana de Dora Landi, Nidia, nos inform sobre la


participacin poltica de su hermana y su cuado en la Juventud Peronista en
la Ciudad de La Plata, los allanamientos sufridos por la familia Logoluso en su
casa de Mar del Plata, presumiblemente, por parte de personal de la Armada
Argentina.

Agreg que fue a raz de estos hechos que decidieron irse al extranjero.

Sobre la participacin poltica de Landi y Logoluso, tambin declararon


los testigos Lidia y Esteban Cabrera, y Sotero Franco.

Los detalles de los allanamientos sufridos por la familia Logoluso


tambin surgen del legajo CONADEP de Alejandro Logoluso, N 2.498.

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All, Jos Antonio, padre de la vctima, explica que la primera visita en
donde preguntaron por su hijo fue en mayo del 75 y es por esto que le
recomend a Alejandro que dejara la ciudad de Mar del Plata.

La segunda vez fue el 28 de abril de 1976 y la tercera en julio de ese


mismo ao.

En esta oportunidad tanto Jos Logoluso, como su esposa y su hija


Laura Hortensia Logoluso fueron interrogados durante largas horas en la sede
de la Base Naval de Mar del Plata.

Secuestro

A las circunstancias de modo, tiempo y lugar en las que ocurri el


secuestro, tambin se refirieron los testigos Alberto y William Inzaurralde,
Mara del Carmen Posse Merino y Nidia Landi, quienes relataron todo lo que
supieron a partir de las investigaciones que realizaron cuando tomaron
conocimiento de las desapariciones; en particular, de la documentacin del
denominado Archivo del Terror a la que tuvieron acceso una vez descubierto.

En efecto, las detenciones, el cautiverio y los interrogatorios de


Inzaurralde, Santana Scotto, Nell, Landi y Logoluso, fueron documentados
por parte de la polica de Asucncin.

Entre los documentos de ese acervo que fueron incorporados al debate,


encontramos los que registran el operativo de detencin.

En ellos se explican los motivos de la requisa, se describe el


procedimiento realizado y se enumera a las personas detenidas.

Sobre las circunstancias del secuestro tambin contamos con lo narrado


por los testigos Lidia Cabrera y Sotero Franco, quienes compartieron
cautiverio con ellos en el Departamento de Investigaciones.

En este debate nos revelaron lo que las vctimas les contaron sobre el
momento de sus capturas.
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Adems de Lidia Cabrera y Sotero Franco, Esteban Cabrera, Jaime
Burgos Valdivia y Csar Bez Samaniego, tambin tomaron contacto con las
vctimas dentro del Departamento de Investigaciones de la Polica en
Asuncin.

Todos coincidieron en que estas personas se encontraban en esa ciudad


a fin de obtener documentacin paraguaya para poder salir del pas y escapar
de la persecucin de la que eran objeto.

Lidia Cabrera, quien estuvo en cautiverio en el Departamento de


Investigaciones entre los meses de enero y diciembre de 1977, agreg que
comparti celda con Dora Marta Landi desde el momento de su detencin y
hasta su traslado.

Cont que durante ese tiempo conversaron mucho y en ese marco tom
conocimiento de los interrogatorios y torturas sufridos por todas las vctimas.
En particular, Landi le cont que las personas que la interrogaron eran de
Coordinacin Federal.

Respecto de las torturas sufridas por Nelson Santana y Gustavo


Inzaurralde la testigo relat haber visto que les metan la cabeza en un tacho.

En cuanto a las condiciones del cautiverio, record que Landi y


Logoluso se comunicaban por seas desde una celda a la otra, lenguaje que
ella tambin aprendi. Esta misma informacin fue volcada por la testigo en
su legajo CONADEP (N 3.258), incorporado al debate.

Por su parte, Sotero Franco quien tambin estuvo en cautiverio en el


Departamento de Investigaciones para la misma poca que Cabrera, record
en esta audiencia el momento en que arrib el grupo compuesto por Logoluso,
Landi, Santana, Inzaurralde y Nell; que Logoluso fue alojado en su celda,
Landi junto a su esposa Lidia Cabrera; y Santana, Inzaurralde y Nell fueron
llevados al primer piso.

Franco confirm tambin las torturas padecidas por Jos Nell, a quien
vio muy golpeado; y aquellas padecidas por Logoluso por parte de la Polica

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Federal Argentina.

El testigo Esteban Cabrera, quien tambin estuvo alojado en el


Departamento de Investigaciones entre los meses de enero y diciembre de
1977, tambin record a las vctimas en su lugar de detencin y se refiri
especialmente a Logoluso, con quien comparti la celda; y a Santana, de quien
record que era uruguayo.

Asimismo, el testigo Domingo Roln Centurin record que las


vctimas estaban recluidas en el Departamento de Investigaciones para el mes
de marzo de 1977.

Por otro lado, escuchamos tambin la declaracin de Csar Bez


Samaniego, quien se explay en esta audiencia acerca de lo que pudo
conversar con Gustavo Inzaurralde durante su detencin, ocurrida a fines del
mes de abril de 1977.

En particular, Samaniego dio cuenta de las torturas sufridas por


Inzaurralde, describiendo las marcas de golpes que tena en su espalda y
pecho.

En la audiencia tambin escuchamos el testimonio de Jaime Burgos


Valdivia, quien record haber estado prisionero en Asuncin junto a otras
personas en el primer piso de un recinto en donde, segn entendi en ese
momento, todos estaban recluidos por sus actividades polticas.

Afirm que en ese lugar comparti la celda con Inzaurralde y Santana


Scotto a quienes en ocasiones vea sentados contra una pared.

Adems, corrobor, de acuerdo a lo que el propio Inzaurralde le dijo, la


presencia de personal uruguayo.

Corresponde aclarar que si bien Burgos Valdivia manifest que su


cautiverio se haba extendido entre los meses de junio y agosto de 1977, lo
cierto es que no caben dudas de que es un recuerdo inexacto, dado el tiempo
transcurrido.
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En efecto. No solamente contamos con el resto de los testimonios, que
aseguran haberlos visto en cautiverio en ese lugar desde fines del mes de
marzo hasta mediados de mayo de 1977, sino que tambin contamos con las
listas de detenidos del Departamento de Investigaciones de la Capital,
remitidas por el Archivo del Terror, de donde surge que Valdivia, as como
Jos Nell, estaban prisioneros en mayo de ese ao.

Nos referimos puntualmente al listado de fecha 10 de mayo de 1977, en


donde se indica que el testigo se encontraba recluido, sin ingreso, en la
comisara seccional 12.

En este mismo listado se plasma la presencia de Jose Nell bajo el


ttulo depositados en la Direccin de Vigilancia y Delitos. Ambas personas
aparecen tambin mencionadas en los listados de detenidos correspondientes a
los das 11, 12, 13, 14, 15 y 16 de mayo de 1977.

A mayor abundamiento, se encuentran incorporados una serie de


listados de detenidos de diferentes fechas en donde consta su presencia y, en
particular, destacamos el listado titulado Nmina de detenidos recluidos en
esta jefatura que no figuran. Este listado muestra el carcter secreto en que
se encontraban algunos detenidos.

All consta la presencia en el Departamento de Investigaciones de las


vctimas de este caso (Inzaurralde, Santana, Nell, Landi y Logoluso) y
tambin la de los testigos que hemos escuchado en esta audiencia: Lidia
Cabrera, Sotero Franco, Esteban Cabrera y Domingo Roln.

Respecto de la fecha de ingreso al lugar de reclusin, se han remitido


fragmentos del libro de detenidos de la poca

En ese libro, el 29 de marzo de 1977 se registr el arribo al


Departamento de Investigaciones de Asuncin de Inzaurralde, Landi,
Logoluso y Santana.

Contamos tambin con los Prontuarios elaborados por la polica de


Asuncin, correspondientes a Jos Nell, Dora Marta Landi y Alejandro

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Logoluso.

En todos ellos consta la fecha y circunstancias de la detencin, sus


antecedentes polticos, resultado de los interrogatorios, y el destino: su
entrega a las autoridades argentinas y viaje hacia Buenos Aires el da 16 de
mayo de 1977.

En cuanto a los documentos que dan cuenta de la participacin de las


fuerzas represivas de otros pases, corresponde mencionar aqul titulado
Resumen de actividades inteligencia das 5/6 abril 1977, que describe
detalladamente las actividades relacionadas con estos detenidos.

En este documento, de carcter secreto, se detalla la presencia en


Asuncin y avocada a estas tareas, de personal del SID de Uruguay y se
especifica que fue ese organismo el que inform acerca de que Inzaurralde y
Santana Scotto participaban en organizaciones polticas activas en Argentina y
en Uruguay.

Asimismo, en el registro del segundo da de actividades, se seala que


se present personal de la SIDE argentina con abundante documentacin
sobre el PVP.

Recordemos que ya hemos relatado la actuacin conjunta y coordinada


de las fuerzas represivas uruguayas con la OT 18 de la SIDE para el secuestro
de los integrantes del PVP en la ciudad de Buenos Aires.

Del distribuidor del documento, que puede apreciarse al pie del informe,
surge que esta informacin se puso en conocimiento de la subzona 23 y del
rea 234 del Ejrcito Argentino; y de la Direccin De Investigaciones de la
Polica de Asuncin.

Tambin contamos con la nota dirigida al jefe del Departamento de


Investigaciones, por medio de la cual se eleva el informe anterior.

En ella, se aclara que todos los detenidos fueron sometidos a


interrogatorios. Expresamente dice: interrogados minuciosamente cada
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uno de los detenidos.

Adems, se individualizan las personas que participaron de esas


actividades, a saber: Cnel. Benito Guanes Serrano y Tte Cnel. Galo Escobar,
del Departamento II del Estado Mayor General (Paraguay); Tte. 1 ngel
Spada y Sgto. Juan Carlos Camicha, de la Jefatura del rea 234
(Argentina); Jos Montenegro y Alejandro Stada del SIDE, Servicio de
Inteligencia del Ejrcito (Argentina) y el Mayor Carlos Calcagno del SID
de Uruguay.

Evidentemente, dado a que se trata de personal de inteligencia, algunos


de estos nombres no eran reales.

En cuanto al personal que se indica como perteneciente al Ejrcito


Argentino, en el marco de este juicio tanto la ex SIDE como el Ejrcito han
informado que no registran antecedentes respecto de Jos Montenegro ni
Alejandro Stada38.

Tambin dentro de los antecedentes del Archivo del Terror,


encontramos otro extenso documento elaborado en la ciudad de Montevideo,
en este caso, por el Departamento II de Informacin- del Ejrcito Nacional
del Uruguay, en el que se remiten los antecedentes de las agrupaciones
polticas FAU, ROE y OPR 33.

Este informe, si bien no tiene fecha de elaboracin, se adjunta a la nota


en la que se eleva el Resumen de Actividades de Inteligencia citado hace
unos instantes, de manera que podemos concluir, sin lugar a dudas, que esta
informacin suministrada por las fuerzas uruguayas fue utilizada para esas
actividades.

Entre la documentacin enviada, tambin obran los resultados de los


interrogatorios bajo tormentos de Jos Nell, Nelson Santana y Gustavo
Inzaurralde.

Existe, adems, otro documento del Archivo del Terror, que obra
38
Fs. 4183 y 3841/3852 de Cndor I, respectivamente.

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agregado como parte de la documentacin que integra la causa n1.461/1993
Mignone, incorporada a este debate. Se trata de una carta manuscrita por
Dora Marta Landi durante su cautiverio en Asuncin.

En ella, se dirige al Sr. Director, presumiblemente Alberto Cantero,


Director del Departamento de Poltica y Afines, y solicita que le permita
comunicarse con su suegro, padre de Alejandro Logoluso a fin de aclarar, cito,
el problema de los documentos.

Estos documentos, son un claro ejemplo de cmo funcionaba la


coordinacin represiva entre los pases de la regin en el marco de la
asociacin ilcita Operacin Cndor.

Ahora bien, en relacin al traslado de los prisioneros desde Paraguay


hacia la Argentina, Lidia Cabrera nos habl de la preocupacin que aquejaba a
Landi ya que pensaba que si los trasladaban a Argentina, no iban a ser, en sus
palabras, perdonados.

Acerca del destino de este traslado, record que cuando se los llevaron
escuch que dos guardias hablaban en guaran y se decan: a estos Videla no
se los va a perdonar, se los va a llevar en el avin a Bs As, pero no van a
llegar. Los van a tirar por el camino.

Al respecto, tambin obra en la causa un cable remitido por el NSA,


fechado el 21 de julio de 1978 y originado en la embajada norteamericana en
Asuncin, en la que se vuelca el agradecimiento de la Lidia Cabrera por las
gestiones realizadas desde esa embajada para lograr su libertad.

All tambin consta el relato de sus vivencias durante el cautiverio, en


las que se refiere expresamente a los casos de Landi, Logoluso, Nell,
Inzaurralde y Santana, como entregados a las autoridades argentinas en
oportunidad de la visita del presidente de facto Jorge Rafael Videla a la ciudad
de Asuncin, en mayo de 1977.

Sotero Franco tambin dio cuenta de las circunstancias relativas al


traslado, todo lo que coincidi con los dichos de su esposa.

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Por su parte, el testigo Esteban Cabrera tambin record la
preocupacin de Logoluso sobre su entrega a las autoridades argentinas.

En este sentido relat que el propio Logoluso le dijo que con seguridad
Videla ira a Asuncin para un acto con Stroessner y se los llevaran, pero que
los iban a tirar del avin.

Los testigos Samaniego, Cabrera y Franco coincidieron al relatar que las


vctimas de este caso fueron entregados a las autoridades argentinas en pocas
cercanas a la visita del presidente de facto Jorge Rafael Videla al Paraguay.

Burgos Valdibia, por su parte, cont que Inzaurralde le dijo que estaba
seguro de que l y Santana Scotto seran trasladados, y record haber visto
cmo lo preparaban en lo que l entendi que sera un traslado. En ese
momento Inzaurralde le dijo que los estaban entregando a la polica
uruguaya.

Al respecto, se encuentra incorporado el informe fechado el 16 de mayo


de 1977, en el que el jefe de la polica de la Capital detall los nombres y
nacionalidades de las personas que fueron expulsadas del pas.

All se indica que el motivo es por carecer de documentos de radicacin.

Sin embargo, a la luz del resto de los documentos en los que se plasman
las actividades de inteligencia, es obvio que la insercin de esa informacin no
es otra cosa que un intento, por parte de la autoridades paraguayas, de solapar
la entrega ilegal de prisioneros por motivos polticos a las fuerzas represivas
argentinas, y de esa manera pretender desvincularse de su responsabilidad por
el destino nefasto que tendran esas personas.

Pero adems de los registros de la expulsin, se encuentra incorporado


el informe mediante el cual se puso en conocimiento el efectivo traslado de
los detenidos.

En este documento, dirigido al jefe del Departamento de


Investigaciones paraguayo, Pastor Coronel, consta que el 16 de mayo de
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1977, a las 16.34 hs, en un avin bi-reactor de la Armada Argentina, con
matrcula 5-7-30-0653 piloteado por el capitn de corbeta Jos Abdala,
viajaron con destino a la Ciudad de Buenos Aires los detenidos Gustavo
Inzaurralde, Nelson Santana Scotto, Jos Nell, Alejandro Logoluso y Dora
Marta Landi; entregadas al Tte. 1 Jos Montenegro y Juan Manuel Berret,
ambos del, cito textual, SIDE (Servicio de Informacin del Ejrcito).

Es evidente que aqu hay un error dado que la sigla correspondiente al


Servicio de Informaciones del Ejrcito es SIE y no SIDE.

Corresponde aqu aclarar, como ya adelantamos, que se encuentra


tambin acreditado que la persona que se menciona en esta constancia de
entrega de detenidos, Jos Abdala, es en realidad el extinto Capitn de Navo
Luis Nicols DImperio, miembro de la Armada Argentina.

Respecto de Alejandro Logoluso, la Comisin Provincial por la


Memoria present un listado encontrado en los archivos de la ex DIPBA,
originalmente fechado el 17 de marzo de 1977 y remitido por el Servicio de
Inteligencia Naval (SIN) de la Armada Argentina, sobre personas con pedido
de captura por desarrollar actividades subversivas.

En este listado, caracterizado como estrictamente secreto y


confidencial y que, segn se informa, es el resultado de los requerimientos
de diversos organismos de inteligencia y seguridad, se indica que una vez
que se produzca la detencin de alguna de las personas requeridas ese
organismo el SIN- se lo comunicar al organismo que la hubiese solicitado a
efectos de que se adopten las medidas de coordinacin que se consideren
convenientes.

En este listado se encuentra individualizado Alejandro Logoluso.

Gracias a este documento, entendemos el motivo por el cual un avin


de la Armada Argentina, al mando de un integrante del Servicio de
Inteligencia Naval, vol a la ciudad de Asuncin del Paraguay y su dotacin
fue quien recibi el grupo de secuestrados.

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Todos ellos eran perseguidos en nuestro pas; y a este juicio se
agregaron las pruebas que demuestran que, especficamente, sobre Logoluso
pesaba un pedido de captura y que el SIN no solamente dio difusin a ese
pedido, sino que tambin era el responsable de la coordinacin una vez que
se lograra su detencin.

En cuanto al cautiverio de Gustavo Inzaurralde en el CCD El


Atltico, contamos los dichos de Ricardo Hugo Peidr, tanto en este juicio
como en el que se juzgaron por primera vez los hechos ocurridos en el circuito
represivo de los centros El Atltico, el Banco y el Olimpo.

Peidr dio cuenta de la presencia de Inzaurralde en la celda en la que l


mismo estaba secuestrado en El Atltico, el 26 de mayo de 1977.

A pesar de que compartieron slo ese da, pudieron conversar sobre sus
historias, y es as que se enter de quin era l; y que haba sido secuestrado
en Asuncin y trasladado clandestinamente a la Argentina.

Peidr fue liberado al da siguiente, y para ese momento Gustavo


Inzaurralde permaneca en el lugar.

Fue la ltima persona que lo vio con vida.

El CCD El Atltico se ubic en el inmueble donde anteriormente


funcion la Divisin de Suministros de la PFA ubicado dentro de la
jurisdiccin del rea 6 de la Subzona Capital Federal, en la manzana
delimitada entre las avenidas Paseo Colon y San Juan y las calles Cochabamba
y Azopardo.

Diversa es tambin la prueba que da cuenta de las gestiones realizadas


por las familias para encontrar a las vctimas.

Por ejemplo, Nidia Landi, hermana de Dora, relat con detalle los
viajes realizados a Paraguay.

As supimos, por ejemplo, que la casa en la que ocurri la detencin


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tena una guardia de seguridad, extremo corroborado por otro documento
perteneciente al Archivo del Terror.

Asimismo, Landi relat las diferentes versiones que le dieron sobre el


paradero de su hermana generando falsas esperanzas y expectativas, as como
tambin la multiplicacin de los trmites ante cada novedad.

Sobre estas versiones, cont que hasta el cnsul argentino en Paraguay


form parte de las mentiras cuando les inform que Dora haba sido entregada
a las autoridades argentinas el 22 de noviembre de 1977.

Cont tambin la cantidad de presentaciones intentadas tanto judiciales


como administrativas, pero nada de eso arroj luz sobre el destino de Dora
Marta Landi.

Por su parte, Liliana Nell, sobrina de Jos Nell, se explay sobre las
averiguaciones que realizaron su padre y su ta, hermanos de Jos, sin obtener
informacin.

Record que su ta Sara fue personalmente hasta la casa en donde viva


Nell en el barrio porteo de Flores pero la encontr cerrada o clausurada de
manera que se impeda el ingreso de personas.

Esta circunstancia coincide con el relato hecho por la propia Sara Nell
obrante en el legajo SDH n3526, correspondiente a la vctima.

La Comisin Provincial de la Memoria tambin remiti constancias de


tramitacin de solicitudes de paraderos, que responden a las gestiones de
bsqueda de sus familiares.

No es extrao mencionar, a esta altura, que en todas esas respuestas,


sistemticamente, se informa que no se registran antecedentes.

Tambin se encuentran incorporados los expedientes de habeas corpus y


privacin ilegal de la libertad tramitadas ante la justicia argentina por las
familias.
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Todos ellos constituyen prueba fehaciente de la incansable bsqueda
que los familiares llevaron adelante a pesar de las diferentes informaciones
que fueron recibiendo a lo largo del tiempo, las cuales en su gran mayora
resultaban contradictorias.

Tal es as que en el marco de una de ellas, el legajo n35 de la justicia


federal del departamento de Azul, provincia de Buenos Aires, el propio
Ministerio del Interior respondi a uno de los tantos pedidos de informes, que
existan informaciones contradictorias respecto del paradero de Dora Marta
Landi, proporcionadas por el Comando en Jefe del Ejrcito, y que por lo tanto
deban recabarse devuelta.

Por otro lado, los hechos relatados y las gestiones realizadas por sus
familiares tambin se encuentran en las actuaciones agregadas a los legajos
CONADEP correspondientes a estas vctimas e incorporados a este debate.

Se encuentran tambin incorporados, los expedientes donde se tramit


la ausencia por desaparicin forzada de Nelson Santana Scotto y Dora
Marta Landi, en donde el Estado argentino reconoci esa condicin fijando
presuntivamente, como ocurrida el 16 de mayo de 1977, fecha del traslado
desde Asuncin a Buenos Aires, en el caso de Santana y el 29 de marzo 1977,
fecha del secuestro, en el caso de Landi.

Respecto de Gustavo Inzaurralde y Nelson Santana contamos


tambin con los legajos COMIPAZ y las fichas patronmicas, las cuales han
sido relevadas en la Investigacin Histrica sobre Detenidos Desaparecidos de
Uruguay.

Asimismo, ambos figuran tambin en una lista de personas uruguayas


desaparecidas en Buenos Aires remitida por el NSA.

Seores Jueces: se ha comprobado en este juicio cmo ocurrieron los


cinco secuestros en Paraguay; cmo circul respecto de ellas la informacin
entre los diversos servicios de inteligencia de los diversos pases antes,
durante y con posterioridad a sus aprehensiones; cmo se coordinaron
regionalmente sus interrogatorios bajo tortura con la presencia de personal de

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las fuerzas represivas de Paraguay, Uruguay y la Argentina; y cmo y por qu
fueron trasladados a la ciudad de Buenos Aires.

Y tambin se prob que al menos Inzaurralde estuvo recluido en el


CCD denominado El Atltico, bajo jurisdiccin del rea VI.

El rea VI se encontraba bajo la responsabilidad, en esa poca, de la


Armada Argentina.

A su vez, como dijimos, se encontraba dentro de la jurisdiccin de la


Subzona Capital la cual responda a las rdenes del Segundo Comandante del
Primer Cuerpo del Ejrcito, quien ese momento era Jos Montes.

De los hechos que hemos probado, en este juicio slo est formalmente
imputado Antonio Vaek por la privacin ilegal de la libertad de la que fue
vctima Gustavo Edison Inzaurralde Melgar.

Modesto Humberto Machado

Modesto Humberto Machado, uruguayo, en 1976 tena 37 aos y


estaba casado con Elvira Martnez Sosa con quien tuvo 2 hijos: Marcel y Luis
Alberto.

Viva en una casa ubicada en la calle William n 22 del barrio Rincn


de Milberg de la localidad de Tigre, provincia de Buenos Aires.

Debido a dificultades laborales, y con la esperanza de encontrar mejores


oportunidades en nuestro pas, en 1974 haba emigrado con su familia desde
Uruguay.

Consigui trabajo en el Astillero Mestrina, localizado a pocas cuadras


de su domicilio, donde se desempe primero como albail y luego realizando
tareas en el paol.

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A partir de la actividad gremial que desarroll, lleg a ser secretario del
Sindicato de Astilleros. Adems, integr el Partido Peronista Autntico.

En la casa familiar sola celebrar reuniones con otros delegados del


astillero y compaeros de trabajo, como Hugo Reseck, Carlos Ignacio Boncio
Mancebo y Jorge Omar Lascano.

Secuestro

Como sabemos, el plan de represin desplegado por el gobierno


dictatorial a partir de marzo de 1976, incluy acciones contra los sindicatos.

En este contexto, los trabadores del Astillero Mestrina fueron blanco de


operativos y es as que algunos de los compaeros de Machado fueron
secuestrados, otros asesinados y muchos desaparecidos, razn por la cual l
tema por su seguridad fsica.

Evidentemente, no se equivoc.

A partir de la prueba recolectada en el debate se acredit que Modesto


Humberto Machado fue secuestrado el 22 de mayo de 1976 en su domicilio,
por personal de las fuerzas represivas que dependan de Santiago Omar
Riveros.

Como dijimos, la casa de Machado estaba ubicada en la calle William


n 22 del barrio Rincn de Milberg de la localidad de Tigre, que se encontraba
entonces dentro de la jurisdiccin del rea 410 cuya sede era la Escuela de
Ingenieros de Campo de Mayo, en ese momento a cargo del Coronel Juan
Carlos Camblor.

Esa jefatura de rea, al igual que todas las de la Zona 4, en esa fecha
responda a las rdenes de Riveros, Comandante de Institutos Militares y Jefe
de esa zona de defensa.

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El secuestro se produjo de la siguiente manera: ese da, al medioda, se
presentaron en su casa dos hombres vestidos de civil, con camperas de cuero
y portando armas largas.

Cuando el hijo de Machado los atendi, pidieron hablar con l bajo la


excusa de que venan a cobrar la cuota de un electrodomstico.

Un tercer hombre esperaba en el automvil que haban estacionado en


el frente de la casa.

Luego de una breve conversacin, y exhibiendo las armas, lo obligaron


a subirse al vehculo y se lo llevaron. A su esposa, que presenci todo el
suceso y lloraba desesperadamente, le dijeron que lo conduciran a la
Comisara de Tigre a prestar una declaracin y que volvera muy pronto.

Ese mismo da, Elvira Martnez fue a la Comisara de Tigre y denunci


lo ocurrido, pero all negaron tener conocimiento del hecho y le dijeron que
ellos no fueron quienes se llevaron a su esposo.

Por temor, inmediatamente abandon la casa familiar y se instal junto


a los nios en la casa de sus tos.

Cuando le cont lo sucedido a su familia, su primo le relat que, al


pasar por la Comisara de Tigre, haba visto en ese lugar el mismo automvil
que ella le describi como aqul en el que se llevaron a Machado (tipo Torino,
despintado y sin chapa patente) y a unos hombres que vestan campera de
cuero.

A partir de esta informacin se dirigi nuevamente a la seccional


policial, pero otra vez le negaron tener conocimiento del paradero de su
esposo.

A los pocos das, recibi una llamada telefnica de una mujer


desconocida que le indic que su esposo estaba en la Comisara de Tigre y que
deba llevarle ropa y comida; pero cuando se volvi a presentar all, ya por

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tercera vez, le volvieron a negar la presencia de Machado en el lugar y le
exigieron que les informara quin la haba llamado.

Lo cierto es que ms all de esas negativas, se encuentra probado que


Modesto Machado efectivamente fue llevado a ese lugar, donde lo
mantuvieron en cautiverio al menos hasta el mes de julio y donde lo
torturaron, al igual que ocurri con muchos otros trabajadores del astillero
Mestrina.

De hecho, pocos meses despus de su secuestro, entre julio y agosto, su


hermano Wilson Machado, quien luego del exilio de Elvira Martnez y sus
hijos, se qued viviendo en la casa de Rincn de Milberg, tambin fue
secuestrado y conducido a esa misma Comisara, donde lo interrogaron
nuevamente y lo exhibieron ante quien l percibi, aunque no pudo verlo, que
era su hermano Modesto Humberto.

De acuerdo a lo que luego de su liberacin le cont a Elvira Martnez, lo


que s pudo identificar claramente Wilson Machado fue la voz de su hermano
Modesto Humberto, cuando escuch sus gritos de dolor, consecuencia de los
golpes y las torturas a las que fue sometido, muy cerca de donde lo tenan
cautivo.

A ello hay que agregar que se acredit tambin que desde el 24 de


marzo de 1976 hasta por lo menos el mes de diciembre de ese ao, un sector
de la Comisara de Tigre funcion como centro clandestino de detencin,
dependiente de la Escuela de Ingenieros de Campo de Mayo donde operaba
personal militar que responda a las rdenes de Riveros.

All fueron conducidos, precisamente, los trabajadores de los astilleros


Mestrina, Astarsa y de la fbrica Ford que fueron vctimas del terrorismo de
Estado.

Se encuentra demostrado tambin que muchos de ellos fueron llevados


desde ese lugar a otro centro clandestino ubicado en Campo de Mayo, tambin
a cargo de Riveros, desde donde desaparecieron.

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Al da siguiente de su secuestro liberaron a Wilson Machado en una
plaza de la Ciudad de Buenos Aires, y desde ese momento ni l ni el resto de
su familia tuvieron noticias del destino de Modesto Humberto pese a haberlo
buscado en la medida en que les fue posible, ya que, en lo inmediato y luego
de ser rechazada en la Comisara de Tigre, Elvira Martnez se concentr en
hallar la manera de resguardar a sus hijos y sacarlos del pas, extremo que la
ausencia del padre dificultaba.

Sin embargo, un mes ms tarde consigui un permiso especial y volvi


a Uruguay con los nios.

En varias oportunidades las autoridades militares convocaron a Elvira


Martnez para que observara cadveres de personas no identificadas y
detectara si reconoca a su esposo entre ellos, pero ello no ocurri.

Al retorno de la democracia en nuestro pas, la Sra. Martnez efectu la


denuncia ante la CONADEP, pero hasta el momento Modesto Humberto
Machado permanece desaparecido.

Prueba

Los hechos relatados se encuentran probados, en primer lugar, por el


testimonio de Elvira Martnez Sosa de Machado, quien se explay sobre la
actividad sindical de su marido en el Astillero Mestrina y sobre las reuniones
que realizaba en su casa con los otros delegados. Refiri que todos ellos
fueron detenidos con anterioridad a su esposo y que hasta hoy se encuentran
desaparecidos.

Al respecto, tambin declar el hijo de la vctima, Marcel Hilton


Machado, quien ampli con detalles relacionados a la persecucin sufrida por
su padre y sus compaeros delegados del astillero.

Concretamente, el testigo refiri que varias de las personas que haba


visto en las reuniones de su casa, haban desaparecido antes que Modesto
Machado.

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Record puntualmente el caso de tres personas, cuyos cadveres fueron
encontrados das despus de la desaparicin; incluso cont que asisti a sus
velorios.

Tambin habl del temor que su padre demostraba tener cada vez que le
relataba la desaparicin de alguno de sus compaeros.

En cuanto a las circunstancias en las que ocurri el secuestro de


Machado, su esposa tambin relat en esta sala la secuencia de los hechos tal
como los hemos detallado, y aclar que ella no pudo ver las armas que
portaban los captores, por la distancia a la que se encontraban pero que su hijo
Marcel s las vio y se asust mucho.

Su descripcin coincidi con lo manifestado ante el Tribunal por Marcel


Hilton Machado.

Tambin relat sus presentaciones en la Comisara 1 de Tigre y la


permanente negativa por parte de las autoridades policiales a reconocer la
presencia de su esposo en ese lugar, as como los comentarios que le hizo su
primo acerca de haber visto en esa sede a personas que vestan de modo
similar a los secuestradores de su marido, as como un automvil que tena
idnticas caractersticas a las del que se us para trasladarlo.

Fue tambin la Sra. Martnez Sosa la que reprodujo en la sala de


audiencias lo que le relat su cuado Wilson sobre su secuestro y traslado a la
Comisara de Tigre, y la presencia en ese lugar de Modesto Humberto
Machado, as como las torturas a las que fue sometido.

Sobre las desapariciones de los otros delegados del Astillero Mestrina,


contamos con las constancias agregadas a los legajos de la CONADEP que
fueran incorporados por lectura, tanto el de la vctima, como de: Hugo Rezeck
(n658), Carlos Ignacio Boncio Mancebo (n666) y Jorge Omar Lascano (n
2396).

De estos legajos obtuvimos informacin respecto de los secuestros de


los que fueron vctimas, hechos ocurridos los das 24 y 25 de marzo de 1976,

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en el marco de operativos realizados en el mismo lugar de trabajo, el Astillero
Mestrina.

All tambin obran constancias de denuncias sobre desapariciones


relacionadas a estas, ocurridas en das posteriores.

A su vez, los sucesos que tuvieron por vctimas a Rezeck, Boncio y


Lascano, as como a otros delegados del Astillero Mestrina, como Antonio
Pandolfino, Cecilio Ramn Albornoz y Zoilo Ayala, fueron objeto del debate
celebrado ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal n1 de San Martn en el
marco de la causa n 2248.

En esta causa (sentencia del 5 de noviembre de 2014) fue condenado el


aqu tambin imputado Santiago Omar Riveros por los hechos en los que
resultaron vctimas los delegados del Astillero Mestrina por los delitos de
allanamiento ilegal, privacin ilegal de la libertad doblemente agravada por el
empleo de violencia y amenazas y por su duracin de ms de un mes e
imposicin de tormentos agravados por ser la vctima un perseguido poltico.

Esta sentencia fue aportada por esta parte e incorporada por lectura al
debate.

All, el Tribunal de San Martn tuvo por acreditado que todas las
vctimas fueron ilegtimamente privadas de su libertad en la sede del Astillero
Mestrina en dos operativos realizados el 24 y 25 de marzo de 1976 por
personal perteneciente al Ejrcito Argentino; que fueron trasladados a la
Comisara 1 de Tigre en donde fueron mantenidos cautivos durante algunos
das, luego de lo cual fueron nuevamente trasladados, esta vez al CCD que
funcion en Campo de Mayo.

Se prob que en este ltimo lugar, Rezeck, Boncio, y Lascano fueron


sometidos a distintos tipos de torturas. Todos ellos permanecen desaparecidos.

Si bien el caso de Machado no form parte de esa causa, de las


pruebas colectadas en este debate podemos concluir que lo que le pas est
evidentemente vinculado a los operativos mencionados.

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Al igual que se demostr en esos casos, su secuestro estuvo relacionado
con su actividad sindical, y es a partir de ello que podemos concluir que desde
el momento de su secuestro Machado sigui un derrotero, si no idntico, muy
similar al de sus compaeros delegados.

En cuanto al accionar de la Comisara de Tigre, tambin fue


incorporado como prueba documental a este debate el Anexo n 3 del caso n
150 de la causa n 4012 (ao 1985, N 26.144 "Testimonios de Personal
Policial de la Comisara de Tigre")

Dicho Anexo incluyen diversas referencias volcadas por personal


policial que se encontraba en funciones en esa poca en esa Comisara y en la
Unidad Regional, que dan cuenta del funcionamiento de la dependencia con
anterioridad y posterioridad al 24 de marzo de 1976 en relacin a la llamada
lucha antisubversiva, as como del accionar y presencia militar en esa
seccional, de la relacin con Campo de Mayo y su dependencia al rea 410, la
forma de realizacin de operativos en la va pblica, las instrucciones que se
les impartan, la existencia de "reas restringidas" dentro de los destacamentos
policiales y de la presencia de detenidos encapuchados, golpeados y
torturados, a quienes se interrogaba.

Muchos de esos relatos demuestran que los detenidos en ese lugar que
estaban a disposicin de la Zona 4, eran trabajadores de Mestrina, Astarsa o
Ford; y que no se asentaban en los libros de la dependencia policial. Incluso,
se afirma que los policas de ese lugar tenan la orden de los militares de no
dar ninguna informacin a los familiares de esos detenidos que se presentaran
a preguntar por ellos, lo que, como vimos, Elvira Martnez, vivi en carne
propia.

Atribuimos la privacin ilegtima de la libertad de Modesto Humberto


Machado al imputado Santiago Omar Riveros.

Walner Ademir Bentancour Garin

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En Uruguay, Walner Ademir Bentancour Garin vivi en la localidad de
Juan Lacaze en el Departamento de Colonia.

All, al igual que su padre, Altamar, fue obrero textil y desarroll


actividades gremiales, en razn de las cuales fue detenido en marzo de 1973.

Fue tambin por estas actividades que, luego del golpe de Estado, fue
despedido de su lugar de trabajo y le fue impedido encontrar uno nuevo.

Luego de intentar trabajar, junto a su padre, talando rboles, a fines de


1973, toda la familia se traslad a Argentina.

En nuestro pas, Walner Ademir, su padre y sus hermanos, consiguieron


trabajo, y luego de vivir un tiempo en una pensin, se instalaron en una casa
ubicada en la interseccin de las calles Ro Bermejo y Agustin Magaldi en la
localidad de Loma Hermosa, Partido de 3 de Febrero.

All vivan, al momento de los hechos, Walner Ademir Bentancour


Garin, sus padres Altamar y Corina, y sus hermanos Mirna, Edison, Ricardo y
Pedro. Por entonces, Walner tena 24 aos.

Durante el debate se acredit que el 3 de septiembre de 1976, alrededor


de las cuatro de la maana, un grupo de entre 15 y 20 personas uniformadas y
armadas, pertenecientes al Ejrcito Argentino y al grupo de agentes uruguayos
a cargo de Jos Nino Gavazzo, entre quienes se encontraba el propio Gavazzo,
se constituy en el domicilio en el que Walner Ademir Bentancour Garin viva
junto con su familia.

Al advertir que estaban intentando forzar la puerta de ingreso, Altamar


Bentancour la abri.

El grupo ingres violentamente y luego de reunir a toda la familia en la


cocina apuntndolos con las armas que portaban, explicaron que estaban
buscando a Walner Ademir.

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Altamar explic que su hijo no se encontraba, que volva de trabajar a
las 7 u 8 de la maana. Les informaron que iban a esperar a que llegara y los
hicieron volver a sus camas a que esperaran all.

La familia Bentancour Garin permaneci recluida, en esa situacin,


entre tres y cuatro horas.

Finalmente, alrededor de las ocho, Walner Ademir regres a su casa.


Fue detenido en la puerta por las personas que se encontraban en el domicilio.
Luego de pedirle que se identificara le informaron que deba acompaarlos
porque tenan que hacerle unas preguntas.

Estos hechos fueron cometidos dentro del mbito territorial


correspondiente a y en coordinacin con la Jefatura del rea 480, que se
encontraba a cargo de Reynaldo Benito Bignone en su carcter de Director del
Colegio Militar de la Nacin; y que responda al Comando de la Zona de
Defensa 4 que, en ese momento, se encontraba a cargo de Santiago Omar
Riveros, en su carcter de Director del Comando de Institutos Militares.

A los pocos minutos de ocurrido el secuestro, Altamar Bentancour fue


con su hijo Edison a denunciarlo a la comisaria de la zona. All los atendi un
funcionario de la comisara de apellido Muoz.

Con un revolver sobre el escritorio, les dijo que esa noche se haban
realizado varios operativos en conjunto con el Ejrcito y que no tena nada
ms para informarles.

Ese mismo da, se dirigieron a Campo de Mayo, a intentar obtener


informacin, pero tampoco se les dio una respuesta sobre el paradero de
Walner Ademir.

Esas seran las primeras de las innumerables gestiones que la familia de


Walner Ademir Bentancour Garn hizo a lo largo de los aos para intentar
encontrarlo.

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As, poco tiempo despus del secuestro, se contactaron con un abogado
de la zona y, con su asistencia, Altamar Bentancour interpuso un Habeas
Corpus en la justicia de San Martn.

Sin embargo, poco tiempo despus desisti de esa accin, luego de que
un funcionario del Ministerio del Interior le recomendara que as lo hiciera,
si quera volver a ver a su hijo.

Ante la falta de respuesta y temiendo por su seguridad, la familia de


Walner Ademir Bentancour Garin solicit asistencia al ACNUR.

Con la ayuda de un abogado de ese organismo, en marzo y junio de


1977, Altamar Bentancour present otros dos habeas corpus en favor de su
hijo.

Esta vez ante la justicia en lo criminal federal de la Ciudad de Buenos


Aires. En ambos procesos, a pesar de los pedidos de informes librados, el
Estado argentino neg tener conocimiento sobre el paradero de Bentancour
Garin.

Finalmente, el 13 de julio de 1977, toda la familia Bentancour Garin se


exili en Suecia.

A lo largo de los aos, siguieron haciendo gestiones ante organismos


nacionales e internacionales a fin de dar con el paradero de Walner Ademir,
pero ni el Estado argentino ni el uruguayo dieron una respuesta.

Walner Ademir Bentancour Garin permanece desaparecido.

Las caractersticas particulares de los hechos que lo damnificaron y el


especial contexto en que se produjeron, prueban que el secuestro y la
desaparicin de Walner Ademir Bentancour Garin formaron parte del plan
ejecutado por la asociacin ilcita que hemos llamado Operacin Cndor.

Prueba

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Estos hechos se encuentran acreditados, principalmente, con las
declaraciones prestadas en la audiencia por Altamar Bentancour y Edison
Bentancour Garin.

En primer lugar, Altamar Bentancour dio cuenta del desempeo de su


hijo como obrero textil en la localidad de Juan Lacaze en Uruguay y de su
participacin gremial en el marco de esa actividad.

Tambin cont cmo, tanto l como su hijo, perdieron sus trabajos


luego del golpe de estado y el modo en que sus antecedentes gremiales les
impidieron volver a conseguir empleo.

Nos dijo que intentaron subsistir trabajando en la tala de rboles pero


que no les alcanzaba para vivir y que ante esa situacin emigraron a la
Argentina.

Estas circunstancias fueron confirmadas por Edison Bentancour Garin


en su testimonio. l tambin nos habl de la actividad laboral y sindical de su
hermano en el rubro textil, y de los problemas laborales que trajo para l y su
familia el golpe de estado.

Hizo referencia, asimismo, a la detencin que sufri Walner Ademir


cuando particip en la organizacin de un peaje para una olla popular.

Este episodio, por otra parte, se encuentra asentado en la Ficha


Patronmica confeccionada por la Direccin Nacional de Informacin e
Inteligencia y que fuera incorporada por lectura al debate, circunstancia que
no slo confirma que el episodio ocurri, sino que demuestra el seguimiento
que las fuerzas represivas uruguayas hacan de las actividades de Walner.

Altamar y Edison Bentancour dieron cuenta, asimismo, del traslado de


la familia a Argentina y de su radicacin en la vivienda ubicada en la
interseccin de las calles Ro Bermejo y Agustin Magaldi en la localidad de
Loma Hermosa, Partido de 3 de Febrero.

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Tambin surge de sus testimonios que el secuestro de Walner Ademir
Bentancour Garin ocurri en las circunstancias de modo, tiempo y lugar
descriptas.

En efecto, ambos manifestaron haber estado en el mencionado


domicilio la madrugada del 3 de septiembre de 1976 y haber presenciado la
violenta irrupcin de un grupo de entre quince y veinte personas armadas que
estaban buscando a Walner Ademir.

Nos describieron cmo debieron aguardar en presencia de ellos a que


regresara de trabajar y el modo en que fue detenido antes de que ingresara a la
casa cuando esto ocurri.

Respecto del lugar en que ocurri el secuestro, entendemos que no hay


dudas de que se trat del domicilio antes mencionado.

Fueron claros en este sentido lo testimonios prestados por Altamar


Bentancour y Edison Bentancour Garin, en coincidencia con lo denunciado
oportunamente ante la CONADEP, tal como surge del legajo incorporado por
lectura al debate.

Entendemos que no obsta a esta conclusin que en los habeas corpus


presentados por Altamar Bentancour ante Tribunales de esta Ciudad,
incorporados por lectura al debate, se haya sostenido que el secuestro ocurri
en las inmediaciones de la estacin de trenes de retiro, y no en el domicilio
familiar.

Esa diferencia se explica en la medida que se comprenda que los habeas


corpus formaban parte de una estrategia jurdica que persegua un objetivo
concreto, dar con el paradero de la vctima.

Parte de esa estrategia poda implicar radicar varios habeas corpus en


distintas con jurisdicciones, con la esperanza de encontrar algn tribunal que
fuera sensible a la particular situacin en la que se encontraba la persona
beneficiaria de la accin. As fue en este caso.

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En este sentido, Altamar Bentancour cont cmo fue asesorado por un
abogado de Acnur para presentar dos habeas copus.

Uno en la Ciudad de Buenos Aires y otro en la Ciudad de La Plata. Esto


demuestra que la estrategia antes descripta fue la seguida en este caso.

Por otra parte, debe tenerse en cuenta que el relato de los testigos se
encuentra confirmado por documentacin remitida por la Comisin Provincial
por la Memoria y que forma parte del archivo de la ex-DIPPBA.

En efecto, en el documento identificado como Mesa D, Carpeta


Varios, Legajo 6848, se encuentra asentado que, Altamar Francisco
Bentancour, domiciliado en Bermejo y Magaldi, se present en la Comisara
5ta de Tres de Febrero y denunci que el 3 de septiembre de 1976 a las 4.30
horas, ingresaron a su domicilio de 10 a 15 personas fuertemente armadas,
quienes tras requisar la vivienda aguardaron el regreso de su hijo Walnes
(sic) Ademir Bentancour Garin, a quien se llevaron con destino desconocido.

Este documento confirma que ya en el momento de los hechos, los


testigos los denunciaban conforme a la descripcin antes realizada, y tambin
la existencia de las gestiones que los testigos dijeron haber hecho
inmediatamente despus de ocurrido el secuestro, a las que nos referiremos
ms adelante.

Por otra parte, de la participacin de Jos Nino Gavazzo en el operativo


de secuestro descripto dio cuenta Altamar Bentancour en su declaracin.

Al respecto mencion que se sorprendi cuando, al solicitar que le


permitieran ir a buscar unas pastillas para su mujer, advirti que una de las
personas que participaba del operativo era Jos Nino Gavazzo.

Cont que conoca a Gavazzo del Uruguay, dado que haba sido el
responsable de llevar adelante un allanamiento realizado, por orden judicial,
en su domicilio.

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Dijo que en esa ocasin se haba presentado como Nino Gavazzo,
mayor del Ejrcito Uruguayo.

La participacin de Gavazzo en el operativo demuestra que el secuestro


fue realizado en coordinacin con el grupo de agentes uruguayos que se
encontraba a su cargo, y que estuvo motivado en el seguimiento que las
fuerzas uruguayas hacan de las actividades polticas y sindicales de Walner
Ademir Bentancour Garin.

Respecto a las gestiones realizadas por la familia para dar con el


paradero de Walner Ademir, y el modo en que el Estado argentino y el
uruguayo ocultaron lo ocurrido con l, contamos, en primer lugar, con los
testimonios ya citados de Altamar y Edison Bentancour.

Ambos refirieron haber realizado gestiones en la comisaria de la zona


en la que vivan, en Campo de Mayo y en el Ministerio del Interior.

Tambin nos hablaron de los habeas corpus interpuestos, las gestiones


ante el Acnur y el exilio de toda la familia en Suecia.

Al respecto contamos tambin con los habeas corpus interpuestos en


marzo y junio de 1977, el expediente en el que se solicit y declar la ausencia
por desaparicin forzada, la documentacin incorporada a los legajos Conadep
y Comipaz de la vctima y una lista de ciudadanos uruguayos desaparecidos en
Argentina, en la que figura Betancour Garin, remitida por un organismo de
Derechos Humanos al Departamento de Estado de Estados Unidos de
Norteamrica, del 5 de marzo de 1980 y que forma parte del conjunto de
archivos desclasificados de las agencias gubernamentales de los enviados por
el NSA.

Finalmente, tambin debe tomarse en consideracin que en dos causas


judiciales que tramitaron en la Repblica Oriental del Uruguay, y que fueron
incorporadas al debate, se dio por probado que Walner Ademir Bentancour
Garn fue secuestrado de su domicilio ubicado en la calle Ro Bermejo esquina
Agustn Magaldi, barrio Loma Hermosa, Partido 3 de febrero, Provincia de

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Buenos Aires, por un grupo de 20 personas aproximadamente, que estaban
armadas y no se identificaron.

Por este hecho, fueron condenados, entre otros, los militares uruguayos
Jos Nino Gavazzo, Jos Ricardo Arab y Jorge Alberto Silveira Quesada.

Por la privacin ilegal de la libertad de Walner Ademir Bentancour


Garin acusamos a Reynaldo Benito Bignone y Santiago Omar Riveros.

Trataremos ahora lo ocurrido a Flix Antonio Rodrguez Liberto,


ciudadano uruguayo de 22 aos al momento de los hechos.

Estaba casado con Cristina Nlida Prez con quien tena un hijo, Oscar
Ariel, de tres meses.

En su pas haba iniciado sus estudios en Ingeniera y tena vnculos con


el Partido Comunista, pero por problemas econmicos se vio obligado a
emigrar a la Argentina en agosto de 1973 en busca de una mejor situacin para
l y su familia.

Ya instalado en el conurbano bonaerense comenz a trabajar en la firma


Citoplast S.A., ubicada en Vicente Lpez, en donde en el ao 1975 fue elegido
como delegado gremial por sus compaeros. Adems, tanto l como su mujer
participaban en el Partido Justicialista.

Sin embargo, en 1976 se desligaron de toda actividad partidaria debido


al peligro que ello significaba, en un contexto de feroz persecucin sobre los
activistas polticos. Sin perjuicio de ello, ambos continuaron con su
participacin sindical y eran delegados en sus lugares de trabajo, pese a que
algunos conocidos optaron por el exilio por temor a ser secuestrados.

Este es el caso de una pareja de uruguayos que eran amigos de


Rodrguez Liberto y su esposa. La mujer de esa pareja, era su compaera de
trabajo en Citoplast y tambin delegada gremial. Por su parte, el hombre
integraba el ERP.

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Antes de irse del pas, la pareja visit a Rodrguez Liberto en su casa.
Le contaron que se iban porque eran perseguidos y le pidieron que se ocupara
de que sus pertenencias, que quedaran en la pensin en la que vivan, fueran
recibidas por otro compaero de apellido Leguizamn.

Rodrguez Liberto cumpli con el pedido de sus amigos.


Lamentablemente, en das posteriores Leguizamn fue detenido.

En este debate qued acreditado que en las primeras horas de la


madrugada del 14 de octubre de 1976, Flix Antonio Rodrguez Liberto fue
secuestrado por un grupo de personas armadas que irrumpi violentamente en
su domicilio, ubicado en la esquina de General Paz y Maip en la localidad de
Grand Bourg, Provincia de Buenos Aires.

Esta localidad, en aquel momento, perteneca al Partido General


Sarmiento, jurisdiccin del rea 470 a cargo del Coronel Miguel ngel
Martelotte. El rea 470 integr la Zona n4 de la cual el imputado Santiago
Omar Riveros, en su carcter de Comandante de Institutos Militares, era el
mximo responsable.

La patota se identific como integrantes del Servicio de Inteligencia de


Ultraderecha y preguntaron, inicialmente, por esa pareja de amigos.
Revolvieron toda la casa en su bsqueda pero al evidenciarse que ellos no
estaban, tomaron a Rodrguez Liberto por la fuerza y lo golpearon mientras le
preguntaron por ellos, por armas y por documentacin.

Entre tanta violencia, uno de los atacantes apunt al beb y amenaz a


Rodrguez Liberto con matar a su hijo: Tupamaro de mierda, te voy a hacer
mierda a tu hijo, le dijo.

Amenazaron tambin con llevarse a su esposa, pero finalmente


resolvieron dejarla para volver por ella ms tarde. Luego de,
aproximadamente, 2 hs. se retiraron, llevndose a Rodrguez Liberto.

En la calle haba dos vehculos: en uno pusieron a Rodrguez Liberto y


en el otro haba un muchacho.

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En cuanto se llevaron a Rodrguez Liberto, su mujer, aterrada, se
refugi en la casa de un vecino durante algunas horas, luego de lo cual dej a
su hijo con su madre y fue a la comisara a denunciar lo ocurrido.

Un mes despus del secuestro, Flix Antonio Rodrguez Liberto fue


fusilado y su cuerpo sepultado bajo la identificacin "NN femenino" en el
cementerio de La Plata, provincia de Buenos Aires.

Tanto su esposa como su madre realizaron todo tipo de gestiones y


denuncias ante la justicia argentina y organismos internacionales pero nunca
obtuvieron respuestas.

Identificacin:

Luego de casi 35 aos de bsqueda incansable, en agosto de 2011 sus


restos fueron identificados por el Equipo Argentino de Antropologa Forense.

Respecto de la causa de la muerte, con la evidencia de tres impactos de


bala en sus restos seos, el EAAF determin que esas lesiones fueron las que
causaron la muerte y gracias al relevamiento de las actas de defuncin y los
registros del cementerio se determin que la muerte sucedi un mes despus
de su secuestro, es decir, en noviembre de 1976.

Sus restos fueron entregados a la familia en octubre de 2011 y


finalmente inhumados en el Cementerio de San Martn.

Prueba

Las circunstancias que fueron relatadas en el presente caso se


encuentran acreditadas, en primer lugar, por la declaracin testimonial
brindada en el debate por su esposa, Cristina Nlida Prez, testigo presencial
del secuestro.

Relat primero cmo se conocieron y el lugar en donde vivan en la


localidad de Grand Bourg, provincia de Buenos Aires.

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Tambin describi la forma en que el grupo de secuestradores ingres a
su domicilio y la violencia que ejercieron en todo el operativo. Explic que
vio desde la ventana que en la calle haba dos vehculos, que subieron a
Rodrguez Liberto en la parte trasera de uno de ellos y a su lado subi uno de
los represores.

Adems cont que en el otro vehculo vio un muchacho y tiempo


despus, cuando se enter de que Leguizamn haba sido secuestrado unos
das antes, concluy que sera l el que estaba en ese vehculo, quien habra
marcado la casa ya que era difcil identificarla.

Se explay sobre la bsqueda que tanto ella como su suegra, Marina


Liberto, llevaron adelante durante aos con la esperanza de conocer el destino
de Rodrguez Liberto.

En este sentido, explic que particip de reuniones con sobrevivientes


de diferentes centros clandestinos de detencin en las que les exhibi una foto
de su marido con la expectativa de que alguien le aportara alguna informacin,
pero ninguno de ellos lo haba visto durante su cautiverio.

Finalmente, la testigo expuso las circunstancias relativas al hallazgo del


cadver de su marido en el cementerio de La Plata.

Refuerzan el cuadro probatorio el legajo CONADEP N3855 y las


constancias de presentacin de acciones de habeas corpus all agregadas; as
como tambin el libro A todos ellos, incorporado a esta causa.

Tambin, contamos con la Investigacin Histrica sobre detenidos y


desaparecidos de Uruguay, en la que se relatan los hechos padecidos por la
vctima.

Todos los elementos sealados han permitido probar las circunstancias


de modo, tiempo y lugar en que sucedieron los hechos.

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Las limitaciones de esta etapa slo nos permite atribuir la
responsabilidad por la privacin ilegtima de la libertad de Rodrguez Liberto
al imputado Santiago Omar Riveros.

Lila y Claudio Epelbaum

Sres. Jueces: trataremos ahora las desapariciones de Lila y Claudio


Epelbaum.

Hacia agosto del ao 1976 la familia Epelbaum Slotopolsky estaba


compuesta por Sofa Ren -conocida por sus seres queridos como Shoshi-, y
sus hijos Lus Marcelo, de 25 aos, Claudio de 23 y Lila, de 20. Todos de
nacionalidad argentina.

Claudio y Lus formaban parte de la organizacin poltica llamada


Poder Obrero, a la que se haban incorporado partir de su participacin
poltica como estudiantes secundarios.

Si bien Lila no formaba parte de esa organizacin, integraba el mismo


crculo de amigos de sus hermanos.

A principios de agosto de 1976, Claudio y Lila participaron de una


reunin en la casa de uno de los integrantes del grupo, Jorge Noba.

En esa reunin, entre otros, tambin estuvieron presentes Walter Fleury


y Claudia Julia Fita Miller. Al salir del inmueble, Fleury y Miller fueron
secuestrados.

Sabemos que en algn momento de su cautiverio, fueron alojados en el


CCD conocido como Proto Banco, ubicado en el predio donde se
encontraba la Brigada de Gemes de la Polica de la Provincia de Buenos
Aires, en el Puente 12 de la autopista Ricchieri, en donde permanecieron
recluidos en condiciones inhumanas.

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Cuando se enter de las desapariciones y con el objeto de iniciar
gestiones para encontrarlos, el hermano mayor de los Epelbaum concert una
reunin con un abogado de la organizacin, que tuvo lugar el 10 de agosto de
1976 en el bar el Olmo, ubicado en la esquina de las calles Santa Fe y
Pueyrredn de esta Ciudad.

Sin embargo, durante la celebracin de esta reunin, tanto l como el


abogado fueron secuestrados.

En este debate se acredit que, al igual que sus compaeros, Luis


Marcelo tambin fue trasladado al CCD Proto Banco, donde permaneci
recluido en condiciones inhumanas.

Hasta el da de hoy permanece desaparecido.

Al poco tiempo de su secuestro y por pedido de su madre, Claudio y


Lila se fueron a una casa que la familia tena en la ciudad de Punta del Este en
Uruguay, a fin de resguardarse.

All entablaron contacto con otros ciudadanos argentinos, que tambin


estaban escapando de la persecucin que se viva nuestro pas; y recibieron
visitas de amigos y compaeros.

Para el mes de noviembre de 1976, Shoshi atravesaba problemas de


salud.

Con el propsito de visitar a su madre, Lila Epelbaum haba sacado


pasaje de avin para viajar a Buenos Aires el 4 de noviembre.

Sin embargo, ese da, luego de que Lila y Claudio retiraran el pasaje de
Lila de las oficinas de Pluna en la ciudad de Punta del Este, fueron
secuestrados por un grupo de aproximadamente siete personas
pertenecientes a las fuerzas represivas argentinas, que se movilizaban en
dos autos con patente argentina, y que actuaron en coordinacin con fuerzas
uruguayas.

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Posteriormente, Lila y Claudio Epelbaum fueron trasladados
clandestinamente a nuestro pas y recluidos en el mismo CCD, Proto Banco,
donde fueron sometidos a condiciones inhumanas de vida.

Entre fines de noviembre y principios de diciembre, fueron retirados de


all y llevados a un lugar desconocido, donde fueron asesinados a travs de
disparos de armas de fuego.

El cuerpo de Lila Epelbaum fue llevado, sin identificacin, al


Cementerio Municipal de Avellaneda, donde lo enterraron en una fosa comn.
Los restos de Claudio hasta ahora no fueron hallados.

Inmediatamente despus de tomar conocimiento de la desaparicin de


sus hijos, Shoshi Epelbaum viaj a Punta del Este para intentar encontrarlos.

All formul denuncias ante la polica y realiz gestiones ante distintas


autoridades gubernamentales, pero el Estado uruguayo no le dio una respuesta.

Tambin tom contacto con personas que vivan all, que le aportaron
informacin sobre lo que haba ocurrido con Claudio y Lila.

A lo largo de los aos, Shoshi Epelbaum realiz innumerables gestiones


para intentar dar con el paradero de sus tres hijos.

Interpuso acciones de habeas corpus, se present ante organismos


internacionales, particip de la fundacin de Madres de Plaza de Mayo; pero
ni el estado argentino, ni el uruguayo, le dieron informacin.

Sofa Ren Slotopolsky muri el 7 de febrero de 1998, sin saber qu


haba ocurrido con sus tres hijos.

Recin el 22 de abril de 2014, una declaracin judicial reconoci que


una de las personas enterradas en esa fosa comn en el Cementerio Municipal
de Avellaneda, cuyo cuerpo haba sido exhumado arqueolgicamente entre
1988 y 1992, era en realidad Lila Epelbaum Slotopolsky.

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De la misma forma que acontece con otros de los crmenes probados en
este juicio, las limitaciones del objeto procesal y el fallecimiento de Videla
nos impiden realizar acusaciones formales respecto de sus responsables.

Sin embargo y como tambin ocurre con otros casos, la verificacin de


estos crmenes s puede ser utilizada para demostrar la existencia de un
acuerdo criminal.

De acuerdo a la descripcin que hemos realizado, teniendo en cuenta las


caractersticas particulares de los hechos descriptos y el especial contexto en
que se produjeron, entendemos que se encuentra probado que el secuestro,
desaparicin y homicidio de Lila y Claudio Epelbaum formaron parte de la
coordinacin represiva regional bajo el marco de la asociacin ilcita
denominada Operacin o Plan Cndor; y son parte de la evidencia tangible
de su concrecin.
Prueba

En principio, los hechos detallados se encuentran acreditados a partir de


la valoracin conjunta de diversos elementos de prueba.

Jorge Noba dio cuenta, al declarar ante este Tribunal, de la


participacin poltica de los hermanos Epelbaum en la organizacin Poder
Obrero; de los hechos que precedieron al secuestro de Lila y Claudio en
Uruguay; en particular, de la desaparicin de su hermano mayor Luis Marcelo;
del viaje de Claudio y Lila Epelbaum a Punta del Este para intentar refugiarse
de la persecucin de la que eran objeto en nuestro pas y de sus secuestros en
esa ciudad Uruguaya.

Sus afirmaciones fueron corroboradas por las diversas constancias,


agregadas a este debate, en particular por las manifestaciones vertidas por
Sofa Ren Slotopolsky en sus diversos intentos para dar con sus hijos.

Por ejemplo y respecto del secuestro de Luis Marcelo, en los habeas


corpus presentados en 1977 y 1979 agregados en el expediente en el que se
investig su privacin ilegtima de la libertad, dej constancia que Lus
Marcelo Epelbaum desapareci el 10 de agosto de 1976, luego de que se

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despidiera de l ese da, a las 20 horas, en la esquina de Santa Fe y Uriburu en
la Ciudad de Buenos Aires, agregando que deba encontrarse con l una hora
despus, para asistir a un concierto en el teatro Coln, cosa que nunca ocurri.

Sofa Ren Slotopolsky tambin dej constancia, en diversas gestiones


que realiz a lo largo de su vida, de cmo fueron secuestrados sus otros hijos,
Claudio y Lila Epelbaum, as como de sus posteriores traslados a Buenos
Aires y de sus cautiverios en el Centro Clandestino de Detencin conocido
como Proto Banco.

En particular, del habeas corpus presentado en marzo de 1977, surge


que Lila haba sacado boleto para ir a Buenos Aires el 4 de noviembre de 1976
y que, a raz de averiguaciones hechas por la Sra. Slotopolsky en Punta del
Este, la ltima vez que fueron vistos fue cuando ambos concurrieron a las
oficinas de la Compaa Area Pluna, ese 4 de noviembre para retirar el
pasaje.

Tambin que ese da, vecinos de esa ciudad haban visto cmo sus hijos
eran seguidos por dos vehculos con patente argentina, en el que se
movilizaban siete personas.

Tal como expusiramos, luego de ser secuestrados en Punta del Este,


Lila y Claudio fueron ilegalmente trasladados a Buenos Aires, alojndoselos
en condiciones inhumanas en el CCD Proto Banco, mismo lugar donde haba
permanecido cautivo Luis Marcelo.

As lo acredit ante este Tribunal Lelio Lpez, quien permaneci en


cautiverio desde el 19 de octubre de 1976 hasta el 28 de diciembre de ese ao
en el CCD Proto Banco.

Lpez no slo los vi, sino que durante su permanencia habl con
Claudio y Lila Epelbaum, quienes le relataron que haban sido secuestrados
en Uruguay y trasladados a nuestro pas en un avin.

Explic adems que Claudio y Lila haban sido llevados a ese lugar una
o dos semanas despus de que l fuera apresado y que ambos hermanos fueron

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sacados del centro clandestino a fines de diciembre, en el marco de un traslado
de varios prisioneros que perteneca a la organizacin Poder Obrero,
justamente, la organizacin a la que perteneca Claudio Epelbaum.

Incluso, destac que pudo retener sus nombres porque les tomaban lista
cada vez que se cambiaba de guardia, cosa que ocurra cada 24 horas.

Asimismo, el testigo manifest que supo que en el lugar tambin estaba


prisionero Walter Fleury, respecto de quien se deca que, como era ciudadano
britnico, exista la posibilidad de que fuera puesto a disposicin del PEN.
Recordemos que Fleury haba sido uno de los secuestrados al salir de la
reunin del mes de agosto de 1976 en la casa Noba.

Lpez record, adems, que dentro del CCD se enter a travs de otro
prisionero que Lus Marcelo Epelbaum tambin haba estado all y que haba
sido trasladado antes de su llegada.

Hemos afirmado que Lila Epelbaum fue asesinada a travs de disparos


de armas de fuego, tal como fue acreditado en el legajo de la Cmara Federal
de Apelaciones incorporado por lectura al debate.

Del informe confeccionado por el Equipo Argentino de Antropologa


Forense all agregado, surge que uno de los restos seos provenientes de una
fosa comn del Cementerio de Avellaneda, corresponden a Lila Epelbaum.

Asimismo, de esos informes se desprende que la causa de su muerte


fueron distintas lesiones perimortem provocadas por proyectiles de armas de
fuego.

Resultan particularmente ilustrativas las fotografas de fs. 11, 13 y 14,


en tanto muestran las lesiones observadas en el crneo.

El recorrido efectuado por el proyectil y las particulares ubicaciones del


orificio de entrada y el de salida, indican que al momento del disparo, Lila
estaba arrodillada o acostada en el piso.

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Estas lesiones son compatibles con lo que se denomina tiro de gracia.
No hay dudas de que Lila, estando indefensa, fue ejecutada.

Si bien no fueron identificados an los restos de Claudio Epelbaum,


entendemos que las circunstancias en que sucedieron los hechos que lo
damnificaron, permiten concluir que fue asesinado en circunstancias
semejantes a las que lo fue su hermana Lila.

Se ha establecido, entonces, que Claudio y Lila Epelbaum huyeron a


Punta del Este por temor, luego del secuestro de Luis Marcelo; que en esa
ciudad fueron ubicados y seguidos por personas a bordo de vehculos con
patentes argentinas; que fueron secuestrados en Uruguay; que se los traslad
ilegalmente a nuestro pas; que se los aloj en un CCD y que, finalmente, se
los asesin.

La simpe observacin de todas estas circunstancias, en principio,


permiten ya demostrar la participacin en los hechos de fuerzas represivas del
Estado uruguayo y la coordinacin que existi con las fuerzas argentinas bajo
el marco provisto por la asociacin ilcita denominada Operacin o Plan
Cndor.

La nica manera de explicar que fuerzas argentinas hayan secuestrado a


dos personas en Punta del Este, y las hayan trasladado a la Argentina, sin
llamar la atencin de las autoridades locales, es que hayan actuado en
coordinacin con ellas.

A ello, se suma el manifiesto de pasajeros remitido por la empresa


Pluna y agregado al expediente en el que, oportunamente, se investig la
privacin ilegtima de la libertad de los hermanos Epelbaum.

De ese manifiesto surge que Lila Epelbaum forma parte de la lista de


pasajeros del vuelo 157 del 8 de noviembre de 1976 que haca la ruta
Montevideo-Buenos Aires.

Sin embargo, se ha probado que Lila Epelbaum no viaj en ese vuelo,


dado que Lila y su hermano Claudio, de acuerdo a lo que relat Lelio Lpez,

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fueron trasladados juntos y clandestinamente a la Argentina como
prisioneros.

Sin dudas, que su nombre figure en ese manifiesto slo puede ser
interpretado como una maniobra para ocultar que el secuestro ocurri en
Uruguay y establecer pistas falsas, aprovechando el hecho de que Lila
efectivamente tena un pasaje en ese vuelo, lo que sus secuestradores saban
perfectamente puesto que la siguieron desde la salida del local donde ella y
Claudio lo adquirieron.

En otras palabras, luego de haber comprado el pasaje y perderse su


rastro sin devolverlo, la ausencia de Lila en ese vuelo era un dato muy
incmodo para las autoridades, pues expona con claridad que haba
desaparecido en contra de su voluntad.

La manera que encontraron de neutralizar ese dato incmodo, fue


plantar informacin falsa que mostrara como que efectivamente Lila haba
viajado a Buenos Aires.

Es evidente que una maniobra de tales caractersticas no pudo haberse


hecho sin la colaboracin y la anuencia de las fuerzas represivas que en ese
momento usurpaban el gobierno en Uruguay y por esa razn, tenan bajo su
poder a la aerolnea estatal Pluna.

Por parte del Estado argentino, se neg brindar informacin de lo


ocurrido o del destino de las vctimas a la familia Epelbaum.

Las constancias de las gestiones efectuadas y de sus resultados surgen


de la documentacin agregada a los legajos CONADEP y COMIPAZ
correspondientes a Lus Marcelo, Claudio y Lila Epelbaum, del expediente en
el que se encuentran agregados los habeas corpus interpuestos por Shoshi
Epelbaum en favor de sus hijos, y de los documentos del archivo de la ex
DIPPBA remitidos por la Comisin Provincial por la Memoria, que dan
cuenta de los pedidos de paradero formulados en favor de los hermanos
Epelbaum.

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Contamos, asimismo, con dos documentos que forman parte del
conjunto de archivos desclasificados de las agencias gubernamentales de los
Estados Unidos de Norteamrica, enviados por la Direccin del Proyecto de
Documentacin del Cono Sur del NSA.

Ambos dan cuenta de las denuncias y gestiones realizadas en el


momento que sucedieron los hechos para dar con el paradero de Marcelo, Lila
y Claudio Epelbaum.

Se trata de una base de datos sobre cerca de 9000 personas


desaparecidas recopilada por la Embajada de EEUU en Buenos Aires y de una
lista de prisioneros polticos del 19 de julio de 1979, confeccionada por el
grupo Argentina del Centro de Servicio de Informacin.39

Tambin dan cuenta de las gestiones realizadas para dar con el paradero
de los Epelbaum, las copias de las constancias del trmite que tuvieron las
denuncias formuladas por Shoshi Epelbaum ante la Comisin Interamericana
de Derecho Humanos y que fueran remitidas por la propia Comisin.

Vemos entonces que en estos casos, la coordinacin regional se dio en


varios aspectos diversos pero con unidad de designio criminal: el intercambio
previo de informacin; la operatoria conjunta para los secuestros en un pas y
los traslados de las vctimas a otro; y, finalmente, el encubrimiento del
accionar, falseando informacin para ocultar lo sucedido.

Todas estas tareas se identifican con las diversas funciones


criminalmente acordadas bajo el marco de la denominada Operacin o Plan
Cndor. Lo ocurrido a Lila y Claudio Epelbaum permiten comprobar su
existencia, operatividad y concrecin.

Luca Gndara Castromn

Sres. Jueces, trataremos ahora lo ocurrido a Elba Luca Gndara


Castromn, ciudadana uruguaya que al momento de los hechos contaba con 33
39
Se trata de los documentos identificados como: 0000A2DB y 0000A964.

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aos. Estaba casada con Juan Enrique Velzquez Rosano, con quien tuvo
cuatro hijos: Celia, Juan, Vernica y Silvina40.

En Uruguay, tanto ella como su marido estaban afiliados al Partido


Comunista y tenan una activa participacin en un comit de base del Frente
Amplio.

Gndara Castromn fue detenida en marzo de 1973, es decir, en la


antesala de la instauracin de la dictadura uruguaya Cuando recuper su
libertad, la familia resolvi trasladarse a la Argentina para resguardarse.

En Argentina se instalaron en una casa ubicada en la localidad de


Florencio Varela, Provincia de Buenos Aires, donde en varias oportunidades,
se realizaron reuniones del Movimiento Montoneros, en el que participaba el
sobrino de Gndara Castroman, Eduardo ONeill.

De las pruebas producidas, se encuentra acreditado que Elba Luca


Gndara Castromn fue violentamente secuestrada en su casa ubicada en la
calle Hilario Lagos n466, Florencio Varela, provincia de Buenos Aires.

Este domicilio se encontraba dentro de la jurisdiccin del Sub-rea


1.131 cuya sede era el Batalln de Comunicaciones Comando 601 a cargo, por
entonces, del imputado Nstor Horacio Falcn.

Esta Sub-rea estaba subsumida dentro del rea 113 cuyo Jefe era el
Coronel Roque Carlos Presti. A su vez, el rea 113 dependa del Comando de
la Brigada de Infantera Mecanizada X, responsable de la subzona 11, en ese
momento bajo las rdenes de Juan Bautista Sasiain, integrada dentro de la
Zona de Defensa 1.

Durante la madrugada del 18 de febrero de 1977, un grupo de


aproximadamente 12 personas fuertemente armadas ingresaron por la fuerza a
su domicilio rompiendo la puerta trasera y las ventanas de la casa.

40
Hay foto en el legajo de cmara n60.

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En las inmediaciones, haba un camin perteneciente al ejrcito
argentino en el que estaba su sobrino Eduardo ONeill Velzquez, quien
haba sido secuestrado unos das antes.

Los atacantes, se identificaron como pertenecientes a la polica y al


ejrcito argentino a pesar de que se encontraban vestidos de civil.

A los gritos y rompiendo todo a su paso, le propinaron una golpiza a


Juan Enrique Velzquez y lo indagaron sobre la existencia de armas en la
casa.

A continuacin se ensaaron con Elba Luca Gndara Castromn, a


quien tambin le exigan la entrega de armas, adems de preguntarle por sus
amistades. A los golpes se sum la aplicacin del mtodo de tortura conocido
como submarino.

Sus hijos fueron testigos de esta brutalidad, que lleg incluso a que uno
de los captores balanceara de un lado a otro, tomada por los pies, al beb
recin nacido, para obligar a sus padres a hablar.

Luego de varias horas, encapuchados y con sus manos atadas, se


llevaron a Velzquez y Gndara Castromn en el bal de los automviles que
estaban apostados en la puerta de la casa.

De all, los trasladaron a un lugar que los detenidos llamaban los


calabozos del Infierno; y luego de una semana al CCD El Vesubio en
donde tambin estaba cautivo su sobrino, Eduardo ONeill.

Este CCD se encontraba ubicado dentro del partido bonaerense de La


Matanza, el cual se corresponde con la jurisdiccin del rea 114 a cargo del
Grupo de Artillera Mecanizada 1.

sta rea, se encontraba dentro de la subzona 11, cuyo comando ejerca


la Brigada de Infantera Mecanizada X la cual, a su vez y como ya dijimos, se
encontraba dentro de la jurisdiccin de la Zona 1 a cargo del comando del
Primer Cuerpo del Ejrcito.
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Ni bien llegaron al campo de concentracin El Vesubio, le dijeron a
Velzquez, y cito: ahora vas a cantar si sos o no tupamaro, y a
continuacin los interrogaron aplicndoles golpes y picana elctrica; en
particular, a Velzquez le preguntaron por una persona de nacionalidad
uruguaya.

Mientras ellos permanecan cautivos, un hermano de Juan Enrique


Velzquez present una accin de habeas corpus por las desapariciones.

Tras los informes negativos remitidos por las fuerzas, en abril de 1977,
la accin intentada respecto de Gndara Castromn, fue rechazada.

Finalmente, transcurridos dos meses de su secuestro, Velzquez fue


liberado en cercanas de su casa.

Antes de trasladarlo le permitieron tener un encuentro con su mujer en


el que ella le adelant que lo iban a liberar pero que los represores le haba
dicho que ella estaba muy comprometida y que la iban a matar.

Tras su liberacin, Velzquez volvi a su casa. La encontr destrozada


y desvalijada; ni sus hijos estaban ah.

A partir de ese momento comenz un periplo para localizarlos.

Despus de meses de bsqueda, finalmente los encontr en casa de unos


familiares que los haban albergado durante su desaparicin.

Desde ese entonces, Velzquez tambin present denuncias en diversos


organismos nacionales e internacionales pero de ninguna de ellas obtuvo
resultados.

Elba Luca Gndara Castromn permanece desaparecida.

Su desaparicin debe ser enmarcada dentro de la ejecutoriedad del


marco de coordinacin represiva aportado por Cndor.

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Prueba

Los hechos descriptos se encuentran probados por diversos elementos.

Entre ellos, la documentacin remitida por la Cmara Federal de esta


ciudad correspondiente a la vctima.

Dentro de esta documentacin se encuentran los dichos de Juan Enrique


Velzquez Rosano, vertidos desde el exilio a fin de denunciar lo ocurrido a su
esposa, en donde relata su participacin poltica desde Uruguay y la actividad
que desarrollaba desde Argentina.

Adems, su compromiso poltico en Uruguay se encuentra reflejado


tambin en la Investigacin Histrica sobre detenidos-desaparecidos de ese
pas.

All, dentro de la enumeracin de documentos secuestrados por el


OCOA en el marco de la Operacin Morgan en febrero de 1976, se menciona
su ficha de afiliacin al Partido Comunista Uruguayo.

Asimismo, contamos con la declaracin testimonial de Juan Enrique


Velzquez Rosano, prestada en el marco del debate oral celebrado en la causa
N 1487 Zeolitti en la que se juzgaron los hechos acaecidos en el CCD El
Vesubio y que fue incorporada a este debate.

En esa oportunidad, Velzquez Rosano relat detalladamente el


operativo que personal de la polica y el ejrcito llev adelante en su casa de
Florencio Varela con la presencia de su sobrino, Eduardo ONeill Velzquez.

Describi los golpes y amenazas que sufrieron y el martirio que


tuvieron que soportar los nios, al ver cmo golpeaban a sus padres y
practicaban submarino a su madre.

Asimismo, relat la forma en que se los llevaron, a l y a su esposa, al


CCD que luego fue identificado como El Vesubio.

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Entre otras cosas, cont que en una oportunidad, lo obligaron a
escuchar las torturas impuestas a Gndara Castromn, sometida a pasajes de
corriente elctrica.

Adems, record que en algunas oportunidades fue trasladado a otro


CCD que no pudo identificar, en donde lo interrogaron con preguntas sobre
Uruguay; y record que durante su cautiverio identific, por el empleo de
palabras como botija, que uno de sus verdugos era de nacionalidad
uruguaya.

Refiri que cerca de su liberacin, en momentos en que lo llevaron al


bao, convers con su mujer unos minutos.

Ella le dijo que l saldra en libertad pero que los represores le haban
dicho que ella estaba muy comprometida y que la iban a matar.

Asimismo, contamos con el testimonio de Ana Mara Di Salvo prestado


en el marco de la causa Zeolitti e incorporado a este debate, quien relat su
cautiverio en el CCD El Vesubio y record especialmente aquella
conversacin que Gndara Castromn mantuvo con su marido y la testigo
presenci.

Refuerzan el cuadro probatorio del caso los legajos CONADEP n


2.628, correspondiente a Gndara Castromn y n 8.362, correspondiente a
Eduardo ONeill Velzquez, quien a la fecha tambin permanece
desaparecido.

Asimismo, la denuncia de su desaparicin figura en una lista de


uruguayos desaparecidos en Argentina, hallada en el Departamento de Estado
de Estados Unidos y aportada al debate por el testigo experto Carlos Osorio,
del NSA.

Los hechos de los que fue vctima Elba Luca Gndara Castromn
tambin fueron materia de juzgamiento en la causa n13/84.

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All se tuvo por acreditado su secuestro y el de su marido, tal como lo
hemos relatado.

Se concluy tambin que fueron mantenidos en cautiverio en el


Regimiento Sptimo de Caballera, que dependa del comando operacional del
Primer Cuerpo de Ejrcito.

Respecto del destino de Gndara Castroman, se concluy que no haba


recuperado su libertad.

Estas circunstancias, a las que se sumaron los tormentos sufridos por las
vctimas, tambin se dieron por probadas en el marco del debate celebrado en
la causa N 1487 Zeolitti, Roberto Carlos y otros; con la nica diferencia de
que por el cmulo de probanzas en ese juicio, se determin que el lugar en que
haban sido alojados durante el cautiverio no era el Regimiento Sptimo de
Caballera sino, como ya lo hemos afirmado, en el CCD "El Vesubio".

Por tales hechos fueron condenados Hctor Humberto Gamn, Ricardo


Nstor Martnez, Diego Salvador Chemes, Ramn Antonio Erlan y Roberto
Carlos Zeolitti.

Esta sentencia, respecto puntualmente de los hechos de los que fue


vctima Gndara Castromn, fue confirmada por la Cmara Federal de
Casacin Penal el 29 de mayo de 2014.

Las limitaciones a que nos sujet la instruccin slo nos habilitan a


requerir un pronunciamiento concreto respecto de lo ocurrido a Gndara
Castromn.

Las pruebas reseadas, en tanto concluyen sin hesitacin la forma en


que ocurrieron los hechos, nos llevan a acusar a Nstor Horacio Falcn por la
privacin ilegtima de la libertad de Elba Luca Gndara Castromn.

Los GAU
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Nos referiremos ahora a los hechos que tuvieron lugar en diciembre de
1977, en los que las FFAA argentinas en actuacin conjunta con las fuerzas
represivas uruguayas, perpetraron una serie de operativos consecutivos en
nuestro pas, dirigidos especficamente contra ciudadanos uruguayos
pertenecientes a los llamados Grupos de Accin Unificadora (GAU), al PC
uruguayo e incluso al Movimiento de Liberacin Nacional - Tupamaros
(MLN), entre otros.

Estas personas, exiliadas en Buenos Aires, haban confluido en una


organizacin denominada Unin Artiguista de Liberacin (UAL), destinada a
la realizacin de actividades de resistencia a la dictadura uruguaya.

Del grupo de los 27 secuestros ocurridos en nuestro pas en el marco de


estos operativos que, como en seguida veremos, forman parte de los delitos
perpetrados por la asociacin ilcita Operacin Cndor, al inicio de este debate
slo se haban imputado a ttulo independiente 10 privaciones ilegtimas de la
libertad.

En esta instancia, luego del fallecimiento o separacin del proceso de


varios de los imputados, queda vigente la imputacin por la privacin
ilegtima de la libertad de 5 personas.

Por razones estrictamente expositivas, a fin de no extendernos en


demasa, no nos referiremos de manera especfica a los 27 hechos que
consideramos atribuibles a la asociacin ilcita.

Sin perjuicio de ello, adems de explicar particularmente los hechos de


privacin ilegal de la libertad cuya imputacin permanece vigente contra
algunos de los acusados, detallaremos tambin aquellos hechos que, por el
momento y lugar en el que ocurrieron, o por la estrecha relacin existente
entre las vctimas, en muchos casos relaciones de familia, se encuentran
ntimamente vinculados.

Abordaremos entonces los hechos que damnificaron a las siguientes


vctimas: Elena Lerena Costa de Corchs, Alberto Corchs Lavigna, Alfredo
Fernando Bosco Muoz, Edmundo Dossetti, Ileana Garca Ramos, Julio

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Csar DEla Pallares, Yolanda Casco, Ral Edgardo Borelli Catneo,
Miguel ngel Ro Casas, Eduardo Gallo Castro, Atalivas Castillo, Alfredo
Moyano, Mara Asuncin Artigas Nilo, Carlos Federico Cabezudo Prez,
Juvelino Andrs Carneiro da Fontoura- y Carolina Barrientos.

Antecedentes

A excepcin de Alfredo Moyano, que era argentino, todos ellos eran de


nacionalidad uruguaya y haban sido activistas polticos en su pas.

Particularmente, Costa de Corchs, Bosco Muoz, Dossetti Techeira,


Garca Ramos, DEla Pallares y Borelli Catneo pertenecan a los
Grupos de Accin Unificadora a los que en adelante nos referiremos como
GAU.

Por su parte, Miguel ngel Ro Casas perteneca al Movimiento de


Liberacin Nacional (MLN).

El matrimonio compuesto por Alfredo Moyano y Mara Asuncin


Artigas Nilo originalmente perteneca movimiento estudiantil ROE.

Sin embargo, cuando se instalaron en Buenos Aires, se distanciaron de


sus antiguos compaeros por diferencias de opiniones en relacin a la
formacin del PVP, y en cambio, encausaron sus actividades de resistencia a
la dictadura de su pas, desde el MLN.

Por ltimo, Carlos Federico Cabezudo Prez integraba las filas del
Partido Comunista Revolucionario en Uruguay.

En este debate, declar su compaero y amigo ngel Gallero, quien se


explay al respecto.

En su pas, todos fueron perseguidos por las fuerzas represivas. Incluso,


muchos haban sido detenidos y procesados por la administracin de justicia
militar.

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Este es el caso, por ejemplo, de Ro Casas, que haba sido detenido y
procesado en 1972.

Tal como puede apreciarse en la ficha del SID del Ministerio de


Defensa uruguayo -relevada en la Investigacin Histrica-, en enero de 1974
Ro Casas obtuvo su libertad vigilada por parte del OCOA pero pocos meses
despus fue requerido por las Fuerzas Conjuntas, requerimiento que fue
ratificado por el Servicio de Informacin y Defensa de Uruguay (SID) en julio
de 1976.

En Uruguay el proceso de persecucin se intensific a partir de octubre


de 1973.

En adelante, las capturas fueron pblicamente requeridas por el SID.

Es por ello que muchos de los requeridos se trasladaron hacia


Argentina, con la intencin de resguardar su integridad.

Sobre esto se explayaron varios testigos.

Carlos DEla, el hijo de Carlos y Yolanda Casco, adems de referirse


a la participacin poltica de sus padres, habl de su traslado a Argentina y
aclar que ambos estaban radicados legalmente en nuestro pas, todo lo cual
supo a travs de lo que le contaron sus familiares.

Beatriz Martnez Addiego, esposa de Alfredo Bosco Muoz, se


explay sobre la participacin poltica de su marido.

Tambin describi la persecucin de la que era objeto y la forma


intempestiva en la que tuvo que huir hacia Buenos Aires luego de que las
fuerzas represivas uruguayas intentaran secuestrarlo en Montevideo.

Olga Ramos Lagar, madre de Ileana Garca Ramos, se refiri a la


participacin poltica de su yerno y su hija y record la detencin de Dossetti
en Uruguay en pocas cercanas al golpe militar; agreg que, al ser liberado, se
vio forzado a exiliarse a la Argentina.
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Fue as como estas personas se fueron instalando en diferentes zonas del
conurbano bonaerense como Olivos, Vicente Lpez, San Fernando, San
Vicente, Berazategui y Lans.

Mientras tanto, en Uruguay, los seguan buscando.

Por ejemplo, en el caso de Ral Edgardo Borelli Cattneo que haba


abandonado el Uruguay en septiembre de 1975, la Polica de Montevideo
requiri su captura en febrero de 1976 y en marzo de ese mismo ao la
Direccin Nacional de Inteligencia uruguaya allan el domicilio de su madre
en Montevideo y la indagaron sobre su paradero.

Prueba esta circunstancia la ficha de la Segunda divisin del estado


mayor general de la Armada uruguaya remitida mediante exhorto desde ese
pas y relevada en la Investigacin histrica, en donde, con fecha 10 de marzo
de 1976, se asienta el operativo.

Tambin da cuenta de lo que venimos afirmando, la documentacin


remitida por el Alto Comisionado de Naciones Unidas, incorporada al debate,
en donde, por ejemplo, encontramos el formulario de aplicacin para ser
declarada refugiada poltica que Mara Asuncin Artigas Nilo present en
marzo de 1974.

All se explay sobre la persecucin que sufri en su pas debido a su


participacin poltica en la ROE, y que haba sido fichada por el SID, y era
objeto de constantes detenciones.

Agreg que, una vez radicada en Argentina, supo que su casa de


Montevideo haba sido allanada por el Ejrcito y la Marina uruguayos en su
bsqueda.

En Argentina los GAU formaron la denominada Regional Buenos Aires


y sumaron fuerzas con otras agrupaciones uruguayas cuyos integrantes
estaban en su misma condicin, a fin de realizar actividades de denuncia y
resistencia a la dictadura uruguaya.

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Julio Csar DEla Pallares, por ejemplo, desde su llegada al pas
particip en reuniones con diferentes figuras de la poltica uruguaya como
Zelmar Michelini y Hctor Gutirrez Ruiz.

Prueban estos encuentros la documentacin remitida mediante exhorto


por Uruguay en relacin con la vctima y dentro de la cual encontramos la
Carpeta GAU N048, documento en el que se resumen todos sus
antecedentes polticos desde el ao 1969.

Es as que, de a poco, se vincularon tambin con miembros del Partido


Comunista Revolucionario, como Cabezudo Prez, y del MLN Tupamaros,
como Ro Casas, Eduardo Gallo Castro y Atalivas Castillo, entre otros.

En este marco resolvieron la formacin de la UAL Unin Artiguista de


Liberacin, un amplio frente de lucha contra la dictadura uruguaya que
integraba diversas agrupaciones.

Como parte de las actividades de resistencia, la UAL elaboraba una


publicacin de distribucin en el extranjero para difundir sus denuncias y
manifiestos de repudio al rgimen uruguayo.

Pero adems de integrar esta unin, los GAU mantuvieron ncleos


propios donde desarrollaban discusiones y trabajos de base.

Para fines del ao 1976 los responsables de la regional Bs As del GAU


eran Julio Csar DEla Pallares, Ral Edgardo Borelli Cattneo y Alberto
Corchs Lavia, alias Gabriel quien luego fue reemplazado por cambios en la
distribucin de tareas por Edmundo Dossetti Techeira, a quien llamaban
Flaco o Jos.

Estas circunstancias se encuentran explicadas en la sntesis de la


trayectoria poltica de Alberto Corchs realizada por la propia vctima durante
su cautiverio ante los interrogatorios sufridos bajo torturas, cuyas actas fueron
remitidas por la repblica Oriental del Uruguay e incorporadas al debate.

Ms adelante volveremos a referirnos a estos documentos.


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De acuerdo a lo que surge de otro documento, el individualizado como
Carpeta GAU n050, el principal objetivo de los GAU era mantener al
corriente la informacin de la realidad uruguaya y, a travs del trabajo de los
ncleos, proveerse de fondos para la impresin del peridico de la UAL.

Paralelamente a estas actividades, la comunidad uruguaya exiliada en


nuestro pas cooperaba entre s y con aquellos connacionales que llegaban al
pas escapando de la persecucin, albergndolos y ayudndoles a conseguir un
trabajo.

Sobre todo esto nos habl Edgardo Pampin en su declaracin en este


debate. Explic que era compaero de los GAU. Al respecto relat que cuando
se traslad a Argentina, Julio Csar DEla Pallares y su esposa, Yolanda
Casco, fueron quienes lo ayudaron a conseguir vivienda y trabajo en nuestro
pas.

Adems, record las dificultades que la comunidad de exiliados


uruguayos debi afrontar en nuestro pas ante la persecucin de la que fueron
objeto a partir de la instauracin de la dictadura militar, y puntualmente
record el secuestro de su compaero y amigo Hugo Mndez y su compaera,
Mara del Carmen Martnez Addiego.

A esto tambin se refiri en su declaracin testimonial el investigador


lvaro Rico, quien explic, inicialmente, las etapas y movimientos de las
diferentes agrupaciones perseguidas, primero en su pas y luego en Argentina
y adems de referir al GAU, se refiri a la UAL.

Indic que esta agrupacin tuvo su presencia en Argentina desde


principios de la dcada y fue el lugar en donde algunos referentes uruguayos
exiliados se nuclearon para desarrollar algunas actividades, tener una
publicacin, recaudar dinero y hacer contacto con las bancadas en el congreso
argentino.

Agreg que la UAL fue considerada objeto de represin cuando


sectores del Partido Comunista Uruguayo, de los GAU y del MNL empezaron
a integrarla.

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La Regional Buenos Aires de los GAU qued al descubierto de la
represin tanto local como uruguaya a partir de los secuestros de sus
integrantes Michelena Basterrica, su esposa, Gouveia Gallo, y Martnez
Santoro ocurridos en junio de 1977 en el partido bonaerense de Avellaneda.

Prueba de ello es el documento titulado Operativo Antisubversivo


GAU, que forma parte de la documentacin hallada en las dependencias de la
Armada uruguaya y remitida mediante exhorto.

Entre otras cosas, all constan los interrogatorios practicados a los


detenidos en aquel momento y las conclusiones a las que arribaron las
Fuerzas, en las que se estableci a Alberto Corchs Lavia como un objetivo
"rentable" y se logr determinar que Julio Csar DEla Pallares perteneca al
Comit Central de la Regional.

En este documento, si bien no se especifica la intervencin de alguna


fuerza en particular, el informe concluye que el operativo estuvo a cargo de las
fuerzas de seguridad argentinas y que luego, mediante la remisin de un vasto
informe, se hizo saber la novedad a su par uruguayo.

Contamos tambin con la causa judicial n 20.415/2007, caratulada


lvarez, Gregorio, en donde se constata que algunas personas detenidas en
Uruguay en el mes de noviembre de 1977 fueron interrogadas por sus captores
en virtud de la informacin extrada en los interrogatorios producidos en
el mes de junio en Buenos Aires y, al menos a una de estas personas, se le
indic que sus compaeros detenidos en Argentina an se encontraban con
vida.

Sobre esto tambin se refiri Carlos DEla en su declaracin


testimonial incorporada, quien mencion que en el marco de la reconstruccin
que logr hacer respecto de lo ocurrido con sus padres, se enter que en junio
de 1977 fueron secuestrados el matrimonio Michelena Basterrica Gouveia
Gallo y poco tiempo despus, Martnez Santoro, y destac que supo que la
misma fuerza que intervino en ese momento fue la que actu en los operativos
del mes de diciembre.

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En noviembre de 1977, fue secuestrado en el puerto de Colonia
(Uruguay) el ciudadano argentino Oscar Degregorio, miembro de la
agrupacin Montoneros, quien fue interrogado por personal argentino en
Uruguay, concretamente, de la UT 3.3/2 de la ESMA, y trasladado
clandestinamente a nuestro pas.

Cuando lo capturaron, en su poder tena la cdula de identidad de una


joven uruguaya, cuya casa fue allanada, siendo detenida ella y su hermano,
que integraba los GAU.

En la casa fue incautado gran cantidad de material de la agrupacin


relacionado a la Regional Buenos Aires.

Es a partir de este hecho que las fuerzas uruguayas pensaron que los
GAU estaban relacionados con la organizacin argentina Montoneros.

Sin embargo, de las actas de uno de los interrogatorios padecidos por


Degregorio en Uruguay, remitido por la Secretara de Seguimiento de la
ComiPaz, se desprende que tal relacin en realidad no exista.

Sobre este punto tambin se refiri el testigo lvaro Rico en su


declaracin. Respecto de la persecucin y secuestros que sufrieron los
uruguayos vinculados al GAU en nuestro pas, el testigo manifest que a su
entender se debi a una sumatoria de situaciones entre las que se encuentra la
cada de Montoneros en Montevideo.

Tal como surge tambin del informe del 26 de septiembre de 2005 del
Comando General de la Armada Uruguaya al Presidente de la Nacin,
remitido mediante exhorto desde Uruguay, Rico explic que el 16 de
noviembre de 1977 fue detenido Degregorio, y a partir del allanamiento que se
produce como consecuencia de ello, es que el Cuerpo de Fusileros Navales
infiere la existencia de una filial en Buenos Aires.

Recordemos que el FUSNA era una de las instituciones especializadas


en actividades de inteligencia y represin de las organizaciones polticas
opositoras, en especial, del GAU.

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Estos hechos activaron, durante noviembre y diciembre del ao 1977,
una secuencia de detenciones de integrantes de los GAU en Montevideo.

Alfredo Bosco Muoz es uno de los que logr huir de esta arremetida,
refugindose en Argentina a partir del 29 de noviembre. Aqu se instal en la
casa de sus compaeros Edmundo Dossetti e Ileana Garca Ramos.

As lo relat la testigo Beatriz Martnez Addiego, quien era su pareja.

Mencion que se produjo un operativo en el lugar de trabajo de Bosco


Muoz, lo que motiv su viaje repentino a la ciudad de Buenos Aires.

Ahora bien, as como miembros de la Armada Argentina viajaron a


Uruguay para obtener la captura, interrogar y llevarse a varios argentinos
miembros de Montoneros a quienes alojaron clandestinamente en la ESMA,
personal de las fuerzas represivas uruguayas viaj a Argentina a fin de
ejecutar el plan de eliminacin de la Regional Buenos Aires del GAU y la
UAL, para lo cual contaran con el apoyo y la colaboracin de la represin
argentina.

El testigo lvaro Rico dio cuenta de esta circunstancia cuando


describi los documentos hallados en dependencias uruguayas, que
demuestran el viaje realizado por marinos uruguayos a la Repblica
Argentina, entre los que se encontraba el capitn de Navo Trccoli, jefe del
S.2, servicio de inteligencia del cuerpo de Fusileros Navales.

En el mismo sentido, el ya citado informe elaborado por la


Armada Uruguaya el 25 de septiembre de 2005 destaca los viajes realizados
por los jefes del S.2 a Buenos Aires como una de las evidencias de la
relacin entre las fuerzas de ambos pases.

La sentencia dictada en Uruguay en el marco de la causa


conocida como lvarez, Gregorio tambin citada hace unos instantes, se
refiere a la existencia de estos viajes, evidenciados, entre otros elementos, en
las calificaciones del personal militar.

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Por ejemplo, se cita el legajo de Juan Carlos Larcebeau quien
cumpli funciones como oficial de Inteligencia del Estado Mayor del FUSNA,
S2, desde diciembre de 1977.

All consta una anotacin del 22 de diciembre de 1977 que dice,


cito:

A pocos das de llegar a la Unidad ya se desempea activamente en


las operaciones que en buen nmero est la Unidad realizando contra la
subversin. Las jornadas de labor lo mantienen prcticamente en la Unidad o
en la Repblica Argentina ().

Su colaboracin es total y permanente, desarrollando una gran


actividad, lo que permiti que la Unidad haya operado con xito.-.

La secuencia de hechos que hemos descripto hasta el momento,


antecedente directo de los operativos de diciembre de 1977, adems de
sustentarse en la prueba que al respecto hemos citado, fueron recogidos en
diversos documentos agregados a los legajos CONADEP de las vctimas, y
transcriptos en las correspondientes fichas COMIPAZ.

A su vez, surgen del documento titulado Investigacin Histrica sobre


Detenidos y Desaparecidos de Uruguay, al que ya nos hemos referido en otros
casos.

Dentro de estos elementos, corresponde mencionara las fichas


elaboradas por la Armada Uruguaya en las que se plasman los datos filiatorios
de las vctimas as como tambin, de manera cronolgica, sus actividades en
Uruguay y en Argentina.

Secuestros

Es as que, como ya dijimos, hacia fines de diciembre de 1977 en


nuestro pas se produjeron ms de 27 privaciones ilegales de la libertad de
ciudadanos uruguayos vinculados a los GAU y a la UAL.

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De acuerdo a la prueba producida durante el debate, se pudo establecer
que estos operativos presentaron caractersticas similares en cuanto a que
fueron realizados por una cantidad importante de personas, vestidas de civil,
que no se identificaron o lo hicieron como pertenecientes a la polica federal, y
que iban fuertemente armadas.

En todos los casos se produjo un violento allanamiento en los


domicilios de las vctimas, y en muchos de ellos, un grupo de represores
permaneci en el lugar varias horas despus del secuestro a la espera de la
llegada de ms personas.

A su vez, la prueba da cuenta de que en varios de los operativos,


adems de los agentes argentinos, particip personal militar uruguayo.

Ahora s, de esos 27 secuestros, en particular nos referiremos a diez; y


lo haremos en orden cronolgico.

Secuestros ordenados cronolgicamente:

1) El primero a tratar es el de Elena Paulina Lerena Costa, de 30 aos


al momento de los hechos, quien fue secuestrada el 21/12/1977 en su
domicilio de la calle Monteverde n 1440, Olivos, PBA.

Su marido, Alberto Corchs Lavia haba sido secuestrado minutos antes


en las inmediaciones de la casa, cuando llegaba desde el trabajo a bordo de su
auto.

La localidad de Olivos se encontraba entonces dentro de la jurisdiccin


del rea 450 cuya sede era la Escuela de Infantera de Campo de Mayo, en ese
momento, a cargo del Coronel Jos Horacio Ruz. Esa jefatura de rea, al igual
que todas las de la Zona 4, en esa fecha responda a las rdenes de Santiago
Omar Riveros, Comandante de Institutos Militares y Jefe de esa zona de
defensa.

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De las pruebas colectadas en este debate se encuentra acreditado que el
hecho ocurri alrededor de las 19 hs., y que cuando se los llevaron dejaron a
su hijo Alejandro al cuidado de unos vecinos.

Los represores se quedaron en el departamento durante al menos 24 hs.


Al da siguiente, una camioneta retir todos los muebles y objetos personales
de la pareja y el departamento qued prcticamente vaco.

Al respecto, contamos con las declaraciones testimoniales de su hijo,


Alejandro Corchs y de sus vecinos Ral del Pozo y Olga Michele.

Al momento de los hechos Alejandro Corchs tena slo 2 aos de edad


y, por lo tanto, relat lo que pudo reconstruir a travs de lo que le contaron sus
abuelos, quienes, anoticiados de lo sucedido, viajaron desde Montevideo
inmediatamente a nuestro pas para denunciar lo ocurrido y hacerse cargo del
nio.

El testigo cont las peripecias que sortearon sus abuelos para poder
llevarlo a Uruguay; entre ellas, que lograron salir del pas a travs del
aeroparque luego de que en el puerto de Buenos Aires un oficial de la aduana
argentina descubriera que el nio figuraba como requerido por las Fuerzas
Conjuntas uruguayas.

Los vecinos Michele y Del Pozo, quienes vivan en el departamento


lindante al de las vctimas, fueron quienes recibieron al menor cuando se
llevaron a Lerena la noche del 21/12/1977.

La testigo Michele cont que ese da vio a su vecina cuando lleg de


trabajar y conversaron en el patio sobre algunas cuestiones domsticas.

Relat las circunstancias en que les dejaron al nio y cont las


diligencias que realizaron para avisar a la familia en Uruguay as como
tambin describi la desidia con que le tomaron la denuncia en la Comisara
de Vicente Lpez.

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Esta denuncia, se encuentra reflejada en la documentacin remitida
desde la Repblica Oriental del Uruguay en el marco de las constancias de
diligencias realizadas por el consulado uruguayo en Buenos Aires ante la
denuncia de desaparicin de personas.

Con respecto al caso de Elena Lerena Costa figura, entre otras cosas, la
respuesta emitida por la Polica de la Provincia de Buenos Aires en donde, el
26 de enero de 1978, informa que se ha podido constatar el secuestro ocurrido
en el domicilio la calle Monteverde y que, como consecuencia de que los
secuestradores dejaron a su hijo a cargo de unos vecinos, la comisara de
Vicente Lpez instruy actuaciones tendientes a proteger al menor.

Por su parte, Del Pozo describi la violencia de la situacin cuando un


hombre, acompaado de otras personas armadas, golpe a la puerta de su casa
para indicarle que la madre del nio tena que hacer un trmite y que por esa
razn deban quedarse con el menor.

Agreg que, transcurridos algunos aos, identific a esta persona como


Anbal Gordon gracias a la difusin de su imagen en los medios.

Los dos testigos recordaron el episodio que vivieron en los primeros


das de enero de 1978, en el que cuatro personas armadas, dos hombres y dos
mujeres que dijeron ser policas se presentaron nuevamente en su
departamento y preguntaron por Alejandro.

La Sra. Michele les contest que ya no estaba con ellos y que deban
consultar al juzgado de menores.

Este grupo tena la llave del departamento del matrimonio Lerena-


Corchs y los invitaron a pasar para que se llevaran alguno de los pocos
elementos que quedaban.

Pidieron quedarse con un mvil de madera que guardaron durante


ms de 30 aos hasta que se reencontraron con Alejandro y pudieron
entregrselo.

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2, 3 y 4) Describiremos ahora otros tres hechos.

La pareja conformada por Edmundo Dossetti Techeira e Ileana


Garca Ramos, fue secuestrada junto a su compaero Alfredo Fernando
Bosco Muoz, Tito, entre las 22 y las 24 hs de la noche del 21/12/1977 en
su departamento de la calle Lavalle n 1494, piso 12, Dpto. A de Vicente
Lpez, provincia de Buenos Aires.

El partido de Vicente Lpez tambin era jurisdiccin del rea 450 cuya
jefatura, como ya dijimos, responda a las rdenes del comando de la zona 4 a
cargo del imputado Santiago Omar Riveros.

Las personas que ingresaron al edificio y se presentaron como policas


ante el encargado, lo obligaron a que los llevaran al departamento en donde se
encontraban las tres vctimas, junto con la pequea hija de la pareja Dossetti-
Garca, Soledad.

La nia, de tan solo 7 meses, fue entregada al encargado del edificio


mientras que Bosco, Dossetti y Garca fueron trasladados en autos Ford
Falcon particulares que estaban apostados en las inmediaciones del edificio.

En este caso tambin los represores permanecieron en el departamento a


la espera de que llegaran al lugar otros integrantes de la agrupacin.

Sobre estos hechos, contamos, en primer lugar, con el testimonio de


Beatrz Martnez Addiego, quien era esposa de Bosco Muoz.

Ella nos inform sobre la amistad que una a su marido con Dossetti, y
explic que si bien desconoca el lugar en donde viva, se mantuvieron
comunicados por telfono y correspondencia hasta pocos das antes de su
secuestro, y que el ltimo contacto fue una tarjeta navidea que Bosco Muoz
le envi el 19 de diciembre de 1977.

Supo del secuestro cuando llam a la madre de Garca Ramos y ella le


cont que haban sido detenidos y lo que haba visto el encargado del edificio.

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Aclar que supuso que su marido estaba en la casa del matrimonio
Dossetti porque eran amigos y compaeros de la agrupacin GAU y que ellos
le podan dar alojamiento para esconderse.

Tiempo despus, la madre de Ileana Garca Ramos le entreg ropa que


pudo recuperar del departamento de su hija en Vicente Lpez, en particular
una camisa que perteneca a Tito, lo que le permiti confirmar esta
hiptesis.

La testigo tambin cont que su hermano Rubn fue detenido en


Uruguay y que durante su cautiverio fue interrogado sobre su cuado Alfredo
Bosco Muoz oTito.

Asimismo, manifest que avis a la familia de Bosco Muoz y que


tanto su madre como su hermano presentaron acciones de Habeas Corpus para
obtener informacin sobre su paradero, pero el resultado siempre fue negativo.

Concuerda el relato con lo descripto por la testigo Olga Ramos Lagar,


madre de Ileana Garca Ramos, quien tambin se refiri a la amistad que una
a Dossetti y Bosco Muoz.

Respecto del secuestro cont que las familias tomaron conocimiento por
una carta que recibieron en Uruguay sus consuegros, proveniente del Sr.
Fausto Bucci, presidente del consejo de administracin del edificio en que
vivan su hija y yerno.

Refiri que, inmediatamente, viaj junto a la madre de Edmundo


Dossetti e intentaron denuncias para dar con sus hijos y su nieta, Soledad
Dossetti.

Respecto de la nia, relat el periplo por el que atraves hasta que


finalmente la encontraron y lograron la entrega de la guarda con la cual pudo
viajar a Montevideo nuevamente.

En relacin a la bsqueda de sus hijos, nos habl sobre las acciones de


habeas corpus que presentaron, pero todos arrojaron resultado negativo.
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Aclar que, al momento de los hechos, desconoca que Alfredo Bosco
Muoz viva con su hija y su yerno pero que los vecinos y el encargado del
edificio le dijeron que cuando se los llevaron detenidos, haba una tercera
persona.

En esos instantes no relacion de quin se podra tratar pero que


pasados unos das, recibi la visita de Beatrz Martnez Addiego, y juntas
llegaron a la conclusin inequvoca de que para ese momento Bosco resida
con sus amigos Dossetti y Garca y que la otra persona que fue detenida en el
operativo era l.

Tambin escuchamos el testimonio de la hija del matrimonio, Soledad


Dossetti quien relat lo sucedido a sus padres y a su amigo, Bosco Muoz, y
todo lo que pudo saber a travs del testimonio de sus abuelos y algunos
vecinos.

Adems, contamos con el testimonio de Fausto Humberto Bucci


quien, como se dijo, al momento de los hechos era el presidente del consorcio
y viva en el edificio en que ocurri el secuestro.

El testigo record las circunstancias del secuestro y agreg que los


represores se llevaron cosas del departamento y lo dejaron prcticamente
vaco.

Asimismo, record haber escrito a los familiares en Uruguay para


alertarlos de lo ocurrido y que vinieron las abuelas para ocuparse de la nia.

Estos relatos concuerdan con la informacin que surge del expediente


n 36.368, iniciado como Habeas Corpus ante la justicia de San Martn a
requerimiento de la madre de Ileana Garca Ramos, Olga Ramos Lagar.

All, se acompa la carta por medio de la cual tomaron conocimiento


de lo ocurrido, en la que se deja constancia de que realizaron la denuncia en la
comisara de la zona balneario 5ta de Vicente Lpez y ante las autoridades
militares del rea de Vicente Lpez.

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Por su parte, el investigador lvaro Rico destac en la audiencia que el
secuestro de Dossetti Techeira, Garca Ramos y Bosco Muoz coincidi con
un viaje realizado por marinos uruguayos a la Repblica Argentina, entre los
que se encontraba el capitn de Navo Trccoli, jefe del S.2 del aparato del
servicio de inteligencia del cuerpo de Fusileros Navales.

Las circunstancias relativas al secuestro tambin surgen de las acciones


de Habeas Corpus, que se encuentran incorporados al debate, intentados por
los familiares del matrimonio DossettiGarca y de Bosco Muoz.

Adems de lo que ya mencionamos, contamos con el expediente n


6485 caratulado Dossetti Edmundo y Garca Iliana s/ privacin ilegal de la
libertad, iniciado a partir de la denuncia del Sr. Bucci el 25/12/1977 ante la
seccional 5 de la Polica de la provincia de Buenos Aires.

All, encontramos la exposicin del Sr. Carlos Alberto Figueroa,


encargado del edificio, quien describi la secuencia de los hechos tal como la
hemos relatado.

De este mismo expediente surgen las constancias del cuidado de


Soledad, hasta que se presentaron sus abuelas, el 6 de enero de 1978.

Asimismo, corresponde mencionar que los secuestros de Dossetti


Techeira, Garca Ramos y Bosco Muoz, integraron el objeto procesal de la
causa n 44/85, conocida como causa Camps. Los primeros fueron
considerados acreditados como ocurridos en las circunstancias relatadas.

Sin embargo, los hechos sufridos por Alfredo Fernando Bosco Muoz
no se tuvieron por acreditados en virtud de que, para ese momento, no se
confirm la presuncin de que hubiera sido secuestrado junto al matrimonio
Dossetti a pesar de que contaban con la declaracin del testigo Luis Guillermo
Taub, sobreviviente de los CCD COT I Martnez quien dio cuenta del
cautiverio, torturas e interrogatorio de una persona de apellido Muoz.

A pesar de aquella interpretacin, como hemos demostrado en la


valoracin general de la prueba de este caso, hoy no quedan dudas acerca de

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que Alfredo Fernando Bosco Muoz se encontraba transitoriamente viviendo
con sus amigos Dossetti y Garca Ramos; y que los tres fueron secuestrados de
esa casa la noche del 21 de diciembre de 197741.

5) Pasamos ahora al quinto secuestro que describiremos.

Julio Csar DEla Pallares fue secuestrado junto a su esposa Yolanda


Casco Ghelfi, embarazada de 8 meses, entre la una y las dos de la madrugada
del 22 de diciembre de 1977 en su casa de la calle 9 de julio n1130, piso 2,
departamento b en San Fernando, PBA.

Esta localidad, se encontraba entonces dentro de la jurisdiccin del rea


440 cuya sede era la Escuela de Artillera de Campo de Mayo, en ese
momento a cargo del Coronel Amrico Gernimo Herrera, quien tambin
responda a las rdenes de Riveros.

Desde ese lugar, trasladaron a las vctimas a una comisara cercana a su


domicilio en donde los torturaron.

Los padres de DEla Pallares, que vivan en Montevideo y venan de


visita ese mismo da, arribaron al departamento alrededor de las 10.30 hs. y se
encontraron con un grupo de hombres armados que los obligaron a dejar su
equipaje en el ascensor e ingresar a la unidad que ya haba sido saqueada.

Los encerraron en el dormitorio de su hijo y permanecieron custodiados


hasta las 20.30 hs., momento en que arrib una persona que se identific como
el jefe del operativo y les indic que deban abandonar el pas dentro de las
prximas 12 hs.

Por el acento, pudieron identificar que al menos 3 de ellos eran


uruguayos; y por sus ropas y comentarios, que pertenecan a la Armada de
ese pas.

En relacin con este hecho contamos con abundantes elementos, entre


los que se encuentra el testimonio de Carlos DEla, quin relat los

41
Ver si lo dejamos ac o lo bajamos a la conclusin de este caso, en el cautiverio, para no adelantarnos.
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pormenores que pudo reconstruir del operativo de secuestro de sus padres, a
travs de lo que le contaron sus abuelos.

Adems, como prueba de la desaparicin y de la desesperada bsqueda


de sus familiares, se encuentra incorporada la causa N 623 del registro del
Tribunal Oral en lo Criminal Federal N 2 de San Martn, caratulada "Leiro,
Marta Elvira y otro", en el marco de la cual se restituy la identidad a Carlos
DEla.

Carlos fue apropiado por Marta Leiro y Carlos Federico De Luccia, un


ex oficial de la marina, pocas horas despus de su nacimiento en el CCD Pozo
de Banfield42.

En esa causa judicial se certifica la existencia de acciones de habeas


corpus y expedientes por las privaciones ilegales de la libertad en la
jurisdiccin federal de San Isidro en favor de Yolanda Casco y Julio DEla.

Tambin contamos con la documentacin remitida por la Comisin


Interamericana de Derechos Humanos, en la que constan las denuncias
formuladas por la desaparicin de estas vctimas y su hijo.

All, al describir los hechos, tambin se relata la cantidad de gestiones


realizadas ante organismos nacionales e internacionales as como tambin las
acciones de habeas corpus intentadas.

Los casos de Julio Csar DEla Pallares y su pareja, Yolanda Casco,


tambin integraron el objeto procesal de la causa n44/85, conocida como
causa Camps.

All se tuvieron por acreditadas las circunstancias del secuestro, tal


como fueron descriptas aqu.

6) Siguiendo el orden y con la limitacin ya explicada, trataremos otro


hecho criminal.
42
el contacto fue con Rodolfo Anbal Campos, que en ese momento era el subjefe de la Polica de la PBA y
allegado de la familia. Carlos DEla cont que habl con este Campos una vez que conoci la historia y le
neg todo.
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Ral Edgardo Borelli Cattneo fue secuestrado el 22/12/1977,
alrededor de las 7.30 de la maana, tambin en un operativo conjunto de
fuerzas represivas argentinas y uruguayas, en su casa de la calle Coronel
Sayos n3976, Valentn Alsina, partido de Lanus, PBA.

Esta localidad, se encontraba entonces dentro de la jurisdiccin del rea


112 cuya sede era el Regimiento de Infantera Mecanizada n3 General
Belgrano, en ese momento a cargo del Teniente Coronel Faustino Jos
Svencionis.

Esa jefatura de rea, perteneciente a la subzona 1.1, en esa fecha


responda a las rdenes de Juan Bautista Sasiain, Comandante de la Brigada
de Infantera Mecanizada X y Jefe de esa subzona de defensa.

El rgano de inteligencia de aquella subzona era el Destacamento de


Inteligencia 101 con asiento en la ciudad de La Plata, cuyo responsable para
ese momento era el Coronel Alejandro Arias Duval.

En el piso de una de las camionetas que estaban detenidas en la cuadra,


fueron vistos otros detenidos; al menos 4 personas que se encontraban
esposadas y con los ojos vendados.

Estas afirmaciones tambin se sustentan en prueba diversa.

En primer lugar, la declaracin testimonial brindada en este debate por


Edgardo Pampin, quien tambin debi exiliarse en Argentina por a la
persecucin sufrida en Uruguay.

El testigo relat que adems de ser compaero de los GAU, eran


vecinos en el barrio de Valentn Alsina y se explay sobre las circunstancias
del secuestro.

En este sentido, explic que el 22 de diciembre de 1977, alrededor de


las 9 de la maana, una vecina se acerc a su casa para avisarle que haba
habido un operativo en el que participaron militares y policas argentinos junto
a militares uruguayos, lo que pudo identificar por su tonada.
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Agreg que se trat de un gran operativo en el que se cerraron dos o tres
cuadras y que se trasladaban en camionetas en las que haba otros detenidos.

Tambin le cont que los captores preguntaban a los vecinos por dnde
estaban los uruguayos y que, de la casa de Borelli, sacaban cosas envueltas
en frazadas.

Aclar que si bien no le dijo expresamente que se haban llevado a


Borelli, le dijo que se haban llevado a un uruguayo, y lo cierto es que l era el
nico compatriota viviendo en esas cuadras.

Pampn agreg que en cuanto tuvo esta noticia, abandon su casa, y


pocos das ms tarde solicit refugio a las Naciones Unidas.

En el mes de febrero de 1978 se exili en Holanda, donde se enter de


las detenciones de sus compaeros y que permanecan desaparecidos.

Asimismo, contamos con el legajo CONADEP de la vctima, dentro del


cual se encuentra la exposicin de Julia Cattaneo, madre de Ral Borelli.

Cattaneo explic que, en cuanto supieron lo que haba sucedido a su


hijo, junto a su esposo viajaron a la Argentina, y que al llegar a la casa donde
l viva, la encontraron desvalijada y las pocas cosas que quedaban estaban
revueltas.

Agreg que en esa oportunidad los vecinos les contaron las


circunstancias del secuestro.

De esa exposicin surge tambin que en la empresa en la que trabajaba


Borelli, Compaa de Seguros Hermes, se recibi una llamada telefnica el 5
de enero de 1978, de quien dijo ser el Dr. Beruta o Baruta, quien pregunt
sobre la medicacin que Borelli tomaba para el asma, dando cuenta que para
ese momento, se encontraba con vida.

El resto de la prueba documental incorporada a la causa, tambin da


cuenta de la bsqueda que llevaron adelante sus padres, as como de la
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decisin del Estado de ocultarles informacin y perpetuar la impunidad por
estos hechos.

En este sentido, dentro de la causa Borelli Cattaneo s/ Privacin Ilegal


de la Libertad encontramos la denuncia de la madre quien declar haber
realizado todas las gestiones posibles y haber presentado al menos tres
acciones de habeas corpus pero que nada haba arrojado resultados favorables.

Adems, contamos con la documentacin remitida por la Comisin


Interamericana de Derechos Humanos en donde tambin se denunci la
desaparicin de Borelli.

All el gobierno argentino tambin responde negando informacin.

7) El sptimo hecho que describiremos es el que sufri Miguel ngel


Ro Casas, Manuel o Cholo como lo llamaban.

Ro Casas fue secuestrado el 24/12/1977 junto a Atalivas Castillo,


tambin integrante del MLN, cuando llegaba a la casa de ste en el Km 31 de
la Ruta 3 en la localidad de La Ferrere, partido de La Matanza, PBA.

La Ferrere se encontraba entonces dentro de la jurisdiccin del rea 114


cuya sede era el Grupo de Artillera Mecanizada 1, en ese momento a cargo
del Coronel Antonio Fichera, jefatura de rea que a la fecha tambin responda
a las rdenes de Juan Bautista Sasiain y cuyo rgano de inteligencia tambin
era el Destacamento de Inteligencia 101 a cargo de Alejandro Arias Duval.

Ro Casas y Atalivas Castillo estaban estrechamente vinculados a la


pareja compuesta por Gallo Castro y Ada Sanz, tambin uruguayos e
integrantes del MNL.

De hecho, en el momento del operativo, en el domicilio de Atalivas


Castillo se encontraba tambin Gallo Castro, quien logr huir del operativo,
aunque posteriormente tambin fue capturado.

Ada Sanz, embarazada a trmino, fue secuestrada el da anterior.


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El 23 de diciembre entre las 19 y las 22 hs., su domicilio de la localidad
bonaerense de San Antonio de Padua en el partido de Merlo, fue allanado por
personas armadas vestidas de civil que se llevaron a Sanz y su madre, Elsa
Fernndez, quien se encontraba de visita en Buenos Aires por la llegada de su
nieta.

El mismo 23, con la intencin de resguardarse, Ro Casas abandon su


domicilio de San Vicente, el que durante esa misma noche fue allanado y
luego incendiado.

Ro Casas, Atalivas Castillo y el matrimonio Sanz-Gallo Castro,


tambin tenan estrecha relacin con la pareja compuesta por Mara Serantes
Lede y Alberto Illarzen, quienes declararon en este debate.

Mara Serantes Lede explic la secuencia de los secuestros de Ada


Sanz, la madre de Sanz, Miguel ngel Ro Casas, Atalivas Castillo y Eduardo
Gallo Castro.

Agreg, que en aqul momento supo a travs de Marta Enseat, pareja


de Miguel ngel Ro Casas, que l haba sido secuestrado y que ella pidi
refugio a ACNUR para irse del pas.

Record tambin que el 25 de diciembre de 1977, luego del secuestro de


su amiga Ada Sanz, su compaero Eduardo Gallo Castro fue a su casa y le
cont lo que le haba sucedido a su mujer; y que l mismo haba estado en
medio de un tiroteo del cual haba logrado escapar.

Agreg que tiempo ms tarde se enter lo que haba ocurrido con sus
compaeros Ro Casas y Gallo ya que ella tambin permaneci cautiva en el
CCD Pozo de Quilmes, donde se reencontr con Ada Sanz.

Ella le cont que haba hablado con Eduardo Gallo y Miguel ngel Ro
Casas en el CCD y que ellos le contaron que haban sido detenidos en un
operativo vinculado a Atalivas Castillo.

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Estas circunstancias, tal como han sido descriptas, tambin se
encuentran acreditadas por la sentencia dictada en Uruguay en el marco de la
causa lvarez, Gregorio en donde, entre otros casos, se trat el secuestro y
desaparicin de Miguel ngel Ro Casas.

All, en virtud de los testimonios de Marta y Valentn Enseat, pareja e


hijo de Ro Casas, respectivamente, se tuvieron por acreditadas las
circunstancias del secuestro de Ro Casas y la fuga de Gallo Castro en el
operativo montado en la casa de Atalivas Castillo.

Adems, all se destaca un informe elaborado por el SID el 27 de


diciembre de 1977 en donde se menciona el envo de de material incautado en
un berretn en el domicilio de Atalivas Castillo.

Esta circunstancia permite concluir, sin lugar a dudas, la participacin


de las fuerzas uruguayas en el operativo ejecutado en Buenos Aires.

8) y 9) Continuamos ahora con otros dos de los hechos que nos


propusimos sintetizar.

Se encuentra acreditado que Alfredo Moyano y Mara Asuncin


Artigas Nilo fueron secuestrados en la madrugada del 30 de diciembre de
1977 de su casa, ubicada en la interseccin de la calle 595 y camino General
Belgrano de la localidad de Berazategui, Provincia de Buenos Aires.

En el operativo intervinieron hombres de civil fuertemente armados que


se identificaron como pertenecientes a las fuerzas conjuntas.

Los golpearon y luego de requisar la vivienda, ambos fueron llevados


en un Ford Falcn.

La localidad de Berazategui, se encontraba entonces dentro de la


jurisdiccin del rea 116 cuya sede era el Batalln de Comunicaciones
Comando 601, en ese momento a cargo del Coronel Jorge Hawkes, tambin
bajo la responsabilidad de la subzona 1.1, a cargo de Sasiain.

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En cuanto a los elementos que dan por acreditado el operativo de
secuestro, contamos con la declaracin prestada por la madre de Alfredo
Moyano, Enriqueta Santander, en el marco de la causa n44 de la Cmara del
Fuero.

All, la testigo relat que se enter de lo sucedido a su hijo y nuera a


travs de un familiar que fue a la casa de su hijo el mismo da del secuestro, a
quien los vecinos le haban contado que se los haban llevado en la
madrugada.

Que das despus fue a la casa y la encontr saqueada y con manchas


de sangre en el corredor, de manera que concluy que haban sido golpeados.

Agreg que con la esperanza de su regreso volvi a equipar la casa,


pero que fue nuevamente desmantelada por personal con uniforme de fajina
que se llev las cosas en un camin.

Eventualmente, dej de visitar el inmueble porque una vecina se lo


pidi, ya que haba sido amenazada por personas que preguntaban quin
concurra al lugar.

Asimismo, declar el testigo Washington Rodrguez Martnez, quien,


como veremos, comparti cautiverio con la pareja en el CCD conocido como
"Pozo de Quilmes", y reprodujo lo que el propio Moyano le cont acerca de
las circunstancias en que ocurri su secuestro.

Respecto de la bsqueda que llev adelante la familia, se encuentran


incorporados al debate el expediente por la privacin ilegal de la libertad del
matrimonio iniciado luego del rechazo de la accin de habeas corpus; y el
expediente de accin de amparo presentada por las madres de Moyano y
Artigas Nilo, en favor de su nieta tras haber recibido llamadas annimas que
indicaban que la nia haba nacido el 29 de agosto de 1978 y que se
encontraba en Casa Cuna.

Luego de los pedidos de informe, el amparo fue rechazado.

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Adems contamos con los legajos CONADEP de las vctimas, en donde
se denuncian sus desapariciones y las gestiones efectuadas, y con la
documentacin de la ex Direccin de Inteligencia de la Polica de la PBA,
tambin incorporada a este debate, remitida por el Instituto Provincial por la
Memoria.

De este ltimo grupo documental, surge que se tramitaron dos


solicitudes de paradero requeridas por el Ministerio del Interior durante los
aos 1979 y 1981, ambas con resultados negativos, constancias de una
informacin brindada por la tramitacin de un habeas corpus a favor de Mara
Asuncin y Alfredo, como as tambin denuncias presentadas ante la Polica
de la Provincia durante 1978, una de ellas ante la Comisara de Berazategui.

En el mismo sentido, contamos con la documentacin remitida por la


Comisin Interamericana de Derechos Humanos, en la que constan las
denuncias hechas por la desaparicin de estas vctimas y su hija.

Dentro de esas constancias encontramos una respuesta librada por el


Estado Argentino a dicho organismo en el que, con fecha 24 de marzo de
1980, informa sobre la tramitacin de causas judiciales respecto de los
causantes desconociendo toda informacin sobre su detencin, cautiverio y
destino.

10) Finalmente, trataremos ahora lo ocurrido a Carlos Federico


Cabezudo Prez

Cabezudo Prez fue secuestrado a la una de la madrugada del 30 de


diciembre de 1977 junto a sus compaeros y amigos Andrs Carneiro Da
Fontoura y Carolina Barrientos en la casa de esta pareja ubicada en Avelino
Daz n 1744, apartamento 1 de la ciudad de Buenos Aires.

Casualmente tambin estaba en la casa y fue secuestrado junto a ellos


Eduardo Gallo Castro, quien era el contacto de Cabezudo con los integrantes
del MLN

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Este domicilio se encontraba dentro de la jurisdiccin del rea V, cuya
sede era el Grupo de Artillera de Defensa Area 101 a cargo, en ese
momento, del imputado Bernardo Jos Menndez.

El rea V, al igual que todas aquellas ubicadas dentro de la ciudad,


perteneca a la Subzona Capital Federal a cargo del Segundo Comandante del
Primer Cuerpo del Ejrcito, que en ese entonces era Andrs Anbal Ferraro.

Se encuentra acreditado que en la madrugada del 30 de diciembre de


1977 un grupo de personas armadas vestidas de civil, irrumpi en el domicilio,
golpearon a Cabezudo, a Carneiro, a Barrientos y a Gallo; y se los llevaron por
la fuerza.

La casa fue saqueada y, el igual que en otros casos, los represores


permanecieron all a la espera de otras personas.

El operativo de secuestro se encuentra acreditado, en principio. por la


declaracin testimonial de Juan Francisco Carneiro Da Fontoura, hermano de
Carneiro, quien en este debate record a Carlos Cabezudo por ser amigo y
compaero de su hermano del Partido Comunista Revolucionario.

Explic que ellos vivan juntos en Buenos Aires; y que supo del
secuestro a travs de una llamada telefnica que recibi en Uruguay otro
hermano, de nombre Ivn Carneiro.

En esa llamada le informaron que Andrs Carneiro, Carolina Barrientos


y dos personas ms fueron todas secuestradas de su casa, en un operativo en el
que intervinieron cuatro autos.

En cuanto tuvo esta noticia, viaj a Buenos Aires para realizar


averiguaciones y cuando lleg, una compaera de su hermano de la
agrupacin, le cont las circunstancias del operativo y le recomend que no
fuera a la casa, pues los represores haban montado una guardia a fin de
proceder a la detencin de quienes acudieran al lugar.

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Cont que esta muchacha tambin le aconsej que se fuera pronto del
pas porque lo estaban siguiendo.

Asimismo, el testigo aport una nota confeccionada el 21 de marzo de


1980 por Ivn Carneiro, en donde describe, entre otras cosas, haber recibido la
llamada telefnica del aviso del secuestro.

All, se menciona que por relatos de vecinos de la finca, pudo conocer


ms detalles sobre el operativo.

En particular, describe que fueron sacados de su domicilio en la


madrugada del 30 de diciembre por un grupo de hombres armados,
conducidos en cuatro automviles y que luego del secuestro, la casa fue
saqueada completamente.

Agreg el testigo que si bien intent gestiones ante la Polica Federal


Argentina, la embajada uruguaya en Buenos Aires y organismos
internacionales, los resultados siempre fueron negativos.

Por su parte, el testigo ngel Gallero, quien era compaero del PCR y
la UAL de Cabezudo, describi las circunstancias en que sucedi el secuestro,
aclarando que pudieron reconstruir los hechos entre algunos compaeros.

Lo relatado por el testigo coincide con lo descripto hasta aqu; pero


adems, afirm que las cuatro personas secuestradas esa madrugada fueron
Carlos Cabezudo, Andrs Carneiro, Carolina Barrientos y Eduardo Gallo
Castro; e hizo referencia a las vinculaciones polticas que los unan.

Adems, contamos con los legajos elaborados por la CONADEP y la


COMIPAZ de cada una de las vctimas y la Investigacin Histrica que
recopila, entre otras cosas, testimonios de vecinos del lugar y enumera las
gestiones nacionales e internacionales realizadas por las familias.

Entre estas gestiones, se encuentra incorporado el expediente de habeas


corpus n211/79 interpuesto en favor de Carlos Cabezudo, por su hermano,
Miguel.
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All relata que la familia recibi la noticia por medio de un llamado
annimo en Montevideo en que le informaron que su hermano haba sido
secuestrado en su casa de Buenos Aires entre el 30 y el 31 de diciembre de
1977 y pedan que alguien viajara a esa ciudad con urgencia.

Cautiverio

COT I Martnez

Sres. Jueces. Lo hasta aqu expuesto fue la sntesis de lo ocurrido con


las diez vctimas y de las principales pruebas que acreditan los secuestros que
nos propusimos puntualizar. Las diez vctimas fueron trasladadas desde sus
domicilios hasta el CCD COT I Martnez, en donde fueron intensamente
interrogadas por personal uruguayo que actuaba en nuestro pas y operaba
en conjunto con las fuerzas locales.

El Comando de Operaciones Tcticas I de Martnez COT I


Martnez, se encontraba ubicado en Av. Del Libertador n 14.237 de
Martnez, Partido de San Isidro, provincia de Buenos Aires. Dicha localidad se
corresponde con la jurisdiccin del rea 420 a cargo de la Escuela de
Comunicaciones ubicada en Campo de Mayo, que al momento de los hechos
se encontraba a cargo de Hctor Iglesias.

Este destacamento, segn ha quedado acreditado ya en la causa n13/84,


funcion hasta fines de 1975 como puesto caminero, pero a partir de entonces,
al ponerse las fuerzas de seguridad bajo control operacional y jurisdiccional
del Ejrcito, el establecimiento pas al servicio de la autoridad militar.

All fueron vistos por Luis Guillermo Taub.

En su testimonio incorporado al debate, Taub afirm haber estado


cautivo en ese CCD desde fines de diciembre de 1977 hasta el mes de febrero
de 1978.

En ese lugar vio a un grupo de prisioneros uruguayos, entre quienes


estaban las vctimas de esta causa.
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Record puntualmente la intensidad de las torturas a las que en ese
lugar fue sometido Alfredo Bosco Muoz.

En relacin con el personal que intervino en el CCD COT 1


Martnez, el testigo refiri que por el acento de los represores advirti que
haba personal de nacionalidad uruguaya.

Tambin sabemos del paso de las vctimas por ese lugar a travs de los
testimonios prestados por los testigos Corro y Chamorro, quienes si bien no
estuvieron prisioneros all, posteriormente compartieron cautiverio con
algunas de las vctimas en el CCD "Pozo de Banfield".

En ese lugar escucharon los relatos que ellas les hicieron acerca de lo
que vivieron en Martnez, lo cual reprodujeron en sus declaraciones.

Es as como Chamorro supo que todos ellos fueron trasladados al CCD


COT 1Martnez, en donde fueron torturados por personal de las fuerzas
uruguayas entre los que se encontraba, al mando, Jos Nino Gavazzo.

Chamorro aclar que tanto Artigas Nilo como Ada Sanz lo


identificaron con ese nombre y con el apodo de zaracho o el zorro; y le
contaron que l mismo se present y les dijo que perteneca a los servicios de
inteligencia del Uruguay.

Aclar tambin que segn le dijo Artigas Nilo, conocan a Gavazzo del
Uruguay como un represor.

En cuanto al cautiverio, Artigas le cont que desde el CCD de Martnez


fueron llevados al CCD Pozo de Quilmes en donde nuevamente fueron
interrogados con torturas por personal uruguayo tambin al mando de
Gavazzo, y cito: jefe de los torturadores uruguayos.

Traslado de los 5 a Uruguay

Sabemos que pocos das despus de su ingreso al CCD de Martnez, el


grupo de ciudadanos uruguayos fue trasladado al CCD conocido como "Pozo
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de Banfield", pero antes de eso se produjo el traslado clandestino de 5 de ellos
hacia el Uruguay.

Se trata de Julio Cesar DEla Pallares, Eduardo Gallo Castro, Carlos


Federico Cabezudo Prez, Andrs Carneiro Da Fontura y Carolina Barrientos.
De acuerdo a la prueba producida, el medio utilizado para este traslado fue
una lancha.

Tiempo despus, al menos dos de ellos, Cabezudo Prez y Eduardo


Gallo Castro, fueron alojados en el CCD en Uruguay llamado "La Tablada".

Los 5 permanecen desaparecidos.

Al respecto, tambin contamos con los testimonios de Adriana


Chamorro y Eduardo Corro.

Ambos recordaron lo que sus compaeros de cautiverio les relataron


sobre esto.

En la audiencia, Chamorro reprodujo el relato que al respecto le hizo


Mara Asuncin Artigas Nilo, en momentos en que ambas estaban prisioneras
en el Pozo de Banfield.

Artigas Nilo le cont que desde el CCD de Martnez, 5 detenidos fueron


trasladados en lancha a Uruguay, para lo que las prisioneras debieron
prepararles sndwiches que supuestamente consumiran durante el viaje.

Entre ellos estaba Eduardo Gallo Castro; y Artigas Nilo crea que
tambin lo estaban Carlos Cabezudo Prez y la pareja de Yolanda Casco, Julio
Csar DEla Pallares.

Por su parte, el hijo de esa pareja, Carlos D' Elia, explic en su


declaracin que supo que al Pozo de Banfield no llegaron todos los prisioneros
sino que su padre, Julio Csar DEla Pallares haba sido trasladado a Uruguay
clandestinamente.

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En este sentido, seal que ningn sobreviviente recuerda haberlo
visto en el CCD de Banfield; y que supo por sobrevivientes de Martnez, que
hubo un traslado de 5 uruguayos y que se les pidi a las mujeres secuestradas
que prepararan sndwiches.

Asimismo, afirm que de los 5 que trasladaron, hay por lo menos 2 que
fueron vistos en Uruguay.

En efecto, declar tambin en este debate ngel Gallero, quien fue


secuestrado en Uruguay el 17 de enero de 1978.

Primero fue conducido a otro lugar de detencin y al poco tiempo, lo


llevaron al CCD de Uruguay conocido como La Tablada.

Relat que mientras estaba all, en un momento fue obligado a moverse


de un lugar a otro dentro del campo.

Por esos movimientos se le corri un poco la venda que cubra sus ojos
y fue as como pudo ver que Carlos Federico Cabezudo Prez se encontraba
colgado de los brazos, muy lastimado.

De acuerdo a lo que explic, ese CCD era manejado por personal del
OCOA. All le dijeron, y cito, vos ests en el infierno y los diablos estn de
viaje pero ya van a venir, en clara referencia a los que seran sus
interrogadores.

ngel Gallero seal que cuando lo torturaron, le preguntaron sobre su


conocimiento de Cabezudo Prez y es durante estos interrogatorios que le
describieron la casa de su compaero en Buenos Aires, a partir de lo cual
concluy que sus torturadores haban estado en esa casa.

Adems, Gallero explic por qu razn dedujo que en ese CCD tambin
se encontraba secuestrado Eduardo Gallo Castro.

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En una oportunidad escuch cmo uno de los guardias le pidi a otro
que cambiara de lugar al testigo. Gallero explic que el otro guardia pregunt
al primero si al que haba que mover era a Gallero o a Gallo.

Por su parte y en los que a estos hechos se refiere, el testigo experto


lvaro Rico tambin realiz un anlisis sobre la documentacin de
inteligencia hallada en Uruguay.

Especficamente, se explay sobre las actas de los interrogatorios


practicados a Atalivas Castillo -alias.Enrique- y Eduardo Gallo Castro -alias.
Cacho-; y afirm que de su lectura se desprende que habran sido realizados
en el mes de enero de 1978.

En relacin con la de Gallo Castro, de la cual se desprende que su casa


en Buenos Aires fue allanada, toda vez que se menciona el hallazgo de
documentacin, el experto describi que se haba indicado el nombre y
apellido de cobertura que la vctima utilizaba en Buenos Aires y que luego, a
mano, fue tachado y corregido con el nombre real.

Adems se refiri al membrete de la hoja, el cual reza: Departamento


III, Planes, Operaciones y Enlace del SID, y explic que para esa poca, el
rgano uruguayo, tena un rol muy activo en las operaciones ejecutadas fuera
del Uruguay.

Adems de las referencias al membrete y al nombre, concluy que de su


contenido se evidencia que la vctima fue trasladada a Uruguay.

Cautiverio Pozos de Banfield y Quilmes

Volviendo a lo que estaba ocurriendo en ese momento en Argentina,


como dijimos, el resto de los prisioneros del grupo secuestrado en diciembre,
fueron trasladados durante enero de 1978 al CCD Pozo de Banfield, en
donde permanecieron alojados en condiciones inhumanas.

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Desde all, por perodos, los llevaban al CCD Pozo de Quilmes,
donde los interrogaba y torturaba personal de las fuerzas uruguayas, luego de
lo cual los volvan a llevar a Banfield.

Durante el cautiverio del grupo, en el CCD Pozo de Banfield se


produjeron los partos de Ada Sanz y Yolanda Casco en el mes de diciembre
de 1977; y el de Mara Asuncin Artigas Nilo en agosto de 1978.

Para que se comprenda a qu nos estamos refiriendo cuando hablamos


del Pozo de Banfield, debemos explicar, en primer lugar, que se encontraba
ubicado en la interseccin de las calles Siciliano y Vernet de esa localidad, en
el partido de Lomas de Zamora, correspondiente al rea 112 a cargo del
Regimiento de Infantera Mecanizada 3, para el momento de los hechos al
mando de Faustino Svencionis.

Segn consta en el requerimiento de elevacin a juicio de la causa n 26


que tramita en la justicia federal de La Plata sobre hechos ocurridos en este
CCD, all funcionaron dependencias de la Polica de la Provincia de Buenos
Aires.

A partir de enero de 1977 comenzaron a funcionar las tres direcciones


generales dependientes de la Jefatura de la Polica bonaerense,
Investigaciones, Seguridad e Informaciones, todas ellas de la Zona
Metropolitana, transformando al CCD en la sede de la coordinacin
represiva de esa zona.

Pero si bien el CCD dependa de la Jefatura de Polica de esa provincia,


sta a su vez, dependa de la referida rea 112, a cargo de autoridades
militares.

Tal como observamos en la inspeccin ocular realizada en este debate,


el acceso, tanto peatonal como vehicular, se encontraba por la calle Siciliano.

El edificio contaba con tres plantas y un patio interno.

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En la planta baja se encontraban diversas dependencias y entre ellas la
oficina del jefe y la sala de torturas.

En el primer piso, calabozos de tipo colectivos con camastros amurados


y en el segundo piso, haba 24 calabozos divididos en dos sectores simtricos.

La dimensin de los calabozos era de aproximadamente un metro


cincuenta centmetros de ancho por dos metros y medio de largo.

Por otra parte, el CCD conocido como Pozo de Quilmes, como tambin
observamos en la inspeccin ocular realizada en el debate, funcion en
dependencias de lo que hoy es la Direccin Departamental de Investigaciones
de esa localidad de la Polica de la Provincia de Buenos Aires, otrora conocida
como Brigada de Investigaciones.

Se encontraba en la interseccin de las calles Allison Bell y Garibaldi


de esa localidad, la cual coincida con la jurisdiccin del rea 111 a cargo del
Batalln Depsito de Arsenales 601, que al momento de los hechos relatados
se encontraba al mando del imputado Eduardo Samuel De Lo.

Tal como hemos observado, el establecimiento cuenta actualmente con


dos construcciones, una de tipo chalet de dos plantas con ingreso por la calle
Garibaldi y otra de tres plantas anexada por la medianera, cuyos ingresos uno
con puerta tipo garaje y otro tipo casa- se encuentran por la calle Allison Bell.

En los pisos superiores, del contrafrente, se encuentran los calabozos en


donde fueron alojadas las vctimas43.

La Brigada de Investigaciones de Quilmes perdi su carcter oficial a


partir del 1 de enero de 1977 y desde entonces pas a funcionar, nicamente
como centro clandestino de detencin.

Al respecto contamos con el documento agregado a fs. 3595 de la causa


n44/85, ya citada, en donde la jefatura de la polica de la provincia de Buenos

43
Dentro de la documentacin que remiti el Juzgado de La Plata, hay una inspeccin ocular que se realiza
con sobrevivientes del CCD. No suma ms informacin pero es un reconocimiento del lugar de detencin...

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Aires informa que a partir de esa fecha, el edificio permaneci a disposicin
de la autoridad militar.

En este juicio se prob que en el CCD denominado Pozo de Quilmes


operaba personal policial y militar argentino as como tambin personal
militar uruguayo.

No se ha demostrado que el paso de los detenidos de un CCD a otro


responda a una lgica represiva determinada, ya que no ha existido un
circuito nico por el que atravesaran todos los detenidos.

Segn se acredit en la causa judicial n44/85, no todos los detenidos


han recorrido los mismos centros de detencin clandestina durante su
cautiverio.

Sin embargo, el grupo de vctimas de nacionalidad uruguaya que nos


ocupa atraves el mismo sufrimiento en su traslado de los CCD COT 1
Martnez, Pozo de Banfield y Pozo de Quilmes.

Del cautiverio al que las vctimas fueron sometidas en los CCD Pozo de
Banfield y Pozo de Quilmes, contamos con los testimonios de las vctimas
sobrevivientes de esos CCD, que vieron y conversaron con algunos de ellos.

Entre esos testigos, Taub, a quien ya mencionamos, record que l


tambin fue trasladado desde Martnez a Banfield, donde volvi a percibir la
presencia de los prisioneros uruguayos.

Taub aludi tambin el caso de Yolanda Casco de DEla y Ada Sanz,


quienes dieron a luz en ese lugar, y record que Mara Asuncin Artigas Nilo
de Moyano tambin estaba embarazada.

Al respecto, Carlos DElia relat las circunstancias del parto de su


madre, Yolanda Casco, del cual tom conocimiento justamente a partir de los
testimonios de los sobrevivientes Luis Guillermo Taub y Adriana Chamorro.

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Cont que el mdico del CCD, Jorge Bergs, asisti el parto, firm su
partida de nacimiento y lo entreg a sus apropiadores.

Tambin la pareja constituida por Adriana Chamorro y Eduardo Corro,


fue testigo del cautiverio de las vctimas en Banfield, donde ellos mismos
fueron prisioneros entre los meses de marzo a octubre de 1978.

Corro cont que luego de su paso por el CCD Brigada de San Justo, fue
trasladado al Pozo de Banfield.

Explic que para el mes de abril de 1978 arrib un gran contingente de


detenidos uruguayos, entre los que estaban Alfredo Moyano, Mara
Asuncin Artigas e Ileana Garca Ramos.

Luego de describir la distribucin del edificio, Corro indic los


calabozos en que los colocaron; y que en la celda que estaba detrs suyo
pusieron a Alfredo Fredy Moyano.

Relat tambin el complejo sistema de comunicacin a travs de las


paredes gracias al cual pudo conversar con Moyano, quien le cont que en
total eran 26 uruguayos, que haban sido detenidos ms o menos todos
juntos a fines del mes de diciembre y que fueron llevados al CCD COT 1
Martnez, en donde haban sido interrogados mediante la aplicacin de
torturas por personal de las fuerzas represivas uruguayas, con asistencia de
personal argentino.

Corro tambin dio cuenta de los traslados al CCD Pozo de Quilmes, en


donde los detenidos uruguayos eran salvajemente torturados.

Record puntualmente uno de esos traslados, ocurrido a mediados del


mes de abril, dado que, cuando los regresaron a Banfield, colocaron a Moyano
en su misma celda.

Adems, el testigo relat las deplorables condiciones de vida en que se


encontraban; y especific que el grupo de uruguayos no tena abrigo y estaba

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vestido con ropas de verano, pues haban sido secuestrados en el mes de
diciembre.

Contamos tambin con las declaraciones de Adriana Chamorro, tanto


la efectuada en este debate como la que brind en la causa Plan
sistemtico...", que fue incorporada.

Chamorro corrobor el relato de Corro, con quien comparti todo su


cautiverio, y en ese marco enumer a las personas uruguayas que estaban
prisioneras en el Pozo de Banfield.

Agreg que Mara Asuncin Artigas Nilo, Mary estaba alojada en


la celda contigua a la suya y que pudo conversar mucho con ella gracias al
sistema que llamaban telfono, que consista en un espacio muy delgado en
la pared a travs del cual podan hablar, casi murmurando, de una celda a la
otra.

Relat que a travs de estas largas conversaciones, supo que el


operativo de secuestro del grupo ocurri a fines de diciembre de 1977 y que
fue muy grande, ya que en total fueron detenidas ms de 20 personas
uruguayas, que si bien no pertenecan al mismo grupo poltico estaban
formando un frente comn de lucha.

As tambin se enter de que primero haban conducido al grupo al


CCD de Martnez, y del traslado de algunos de ellos a Uruguay.

En cuanto al cautiverio en Banfield, Chamorro aclar que el alojamiento


estable del grupo de uruguayos era ese CCD y que por perodos eran
trasladados al Pozo de Quilmes.

Explic que en este ltimo CCD eran nuevamente torturados por


oficiales uruguayos, y que cuando esto suceda, antes de llevrselos, pasaban
lista con sus nombres.

Puntualmente record que alrededor de marzo o abril, Ada Sanz fue


llevada a ese lugar en donde Gavazzo la interrog y la obligo a firmar un
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papel que, supuestamente, autorizaba el bautismo de su hija nacida en
cautiverio y apropiada.

Describi tambin las circunstancias relativas al embarazo de Artigas


Nilo, particularmente que los guardias la acosaban sexualmente por su estado.

Adems describi las pequeas diferencias que tenan en el trato, como


traerle alguna medicacin que suponan que eran vitaminas o abrirle la celda
ms seguido.

La testigo Mara Victoria Moyano, hija de Artigas y Moyano, tambin


relat las circunstancias relativas al cautiverio de sus padres y el embarazo y
parto de su madre, todo lo cual pudo reconstruir a partir del relato de
Chamorro y Corro.

Luego de su nacimiento en el CCD Pozo de Banfield Victoria fue


apropiada por familiares del comisario a cargo de la Brigada de
Investigaciones de San Justo.

En su declaracin, prestada en el marco de la causa conocida como


Plan Sistemtico e incorporada a este debate, relat las circunstancias de su
apropiacin y el proceso por el cual atraves para recuperar su identidad.

A mayor abundamiento, y como prueba de la apropiacin de Victoria,


tambin contamos con la causa N 7791 caratulada Maurio, Mara Elena s/
art. 146 del C del registro del Juzgado en lo Criminal y Correccional Federal
nro. 1 de Morn, en la cual se restituy su identidad.

Sobre los sucesivos traslados al Pozo de Quilmes para ser interrogados


se pronunci Norma Esther Leanza, quien sobrevivi a su cautiverio en ese
lugar y, cuya declaracin testimonial fue incorporada.

Leanza afirm que para los meses de diciembre de 1977 o enero de


1978, en ese lugar fueron alojados un grupo de detenidos uruguayos.

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Record que a las mujeres las ubicaron en el mismo piso en que estaba
ella pero que a los hombres los alojaron en el piso de abajo.

Entre estas personas, logr individualizar los nombres de Mari


Moyano, quien estaba embarazada; y su esposo Alfredo Moyano, a quien slo
vio una vez en el patio, en una oportunidad en que les permitieron salir de sus
celdas.

Relat que haba un guardia llamado Zaracho que cuando se enter


del estado de gravidez le llev, de manera excepcional, alguna fruta o leche y
que segn la propia Mari le cont, Zaracho tambin estaba en el CCD
COT 1 Martnez.

La testigo Leanza record adems que el grupo de uruguayos fue


tambin llevado al CCD Pozo de Banfield y que para el mes de marzo de
1978 ya no estaban en Quilmes.

Washington Rodrguez Martnez, tambin de nacionalidad uruguaya


radicado en nuestro pas para la dcada del 70, cont en esta audiencia que
estuvo detenido clandestinamente en el CCD Pozo de Quilmes entre los
ltimos das de marzo o primeros de abril y mediados de mayo de 1978.

Record que para el momento en que lleg al CCD haba un grupo de 5


o 6 detenidos de nacionalidad uruguaya, que luego trajeron a otro grupo y que
tras unos das se los llevaron y trajeron a otros.

Record que Ada Sanz, con quien tuvo oportunidad de hablar, le cont
que todos ellos conformaban un grupo de 22 personas de diferentes grupos
polticos (Partido Comunista Revolucionario, Tupamaros y GAU); y que
estaban alojados en un local en Banfield como en una especie de depsito,
pero que los llevaban al Pozo de Quilmes para torturarlos.

El testigo enumer a los detenidos con los que comparti cautiverio y


record puntualmente a Miguel ngel Ro Casas, a quien si bien no vio pues
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estuvo all alojado antes de que l llegara, s supo que se encontraba herido de
bala en su pierna y que tambin haba pasado por el CCD Pozo de Quilmes.

El testigo tambin cont que fue interrogado por un represor


uruguayo, lo que pudo determinar por su forma de hablar y record que, en
ese interrogatorio, todas las preguntas estaban vinculadas a su participacin
poltica en Uruguay y a sus relaciones all.

Respecto de los prisioneros uruguayos, explic que ellos mismos le


relataron que haban sido interrogados por personas de nacionalidad
uruguaya.

En este sentido, se refiri puntualmente a las torturas sufridas por Mara


Asuncin Artigas Nilo; y record que su marido, Alfredo Moyano, se
preocupaba mucho por su estado de gravidez.

Finalmente refiri que para cuando fue liberado en los primeros das de
mayo de 1978, el grupo de uruguayos todava estaba en el Pozo de Quilmes.

En el mismo sentido, Alcides Antonio Chiesa tambin se refiri al


grupo de prisioneros uruguayos alojados en el Pozo de Quilmes entre los
meses de marzo o abril de 1978.

Chiesa confirm que eran movilizados, interrogados y torturados por


personal uruguayo a quienes vio vestidos con ropas militares.

Finalmente, record que para el 3 de mayo, cuando el testigo fue


trasladado a otro CCD, el grupo permaneca all.

Al referirnos a las aprehensiones de Ada Sanz, Eduardo Gallo Castro,


Miguel ngel Ro Casas y Atalivas Castillo, dimos cuenta parcial de la
declaracin de Mara Serantes Lede secuestrada en el partido bonaerense de
Lans alrededor del 20 de abril de 1978, jurisdiccin del rea 112.

En lo que hace a su propia detencin, Serantes Lede destac la


intervencin de personal de las fuerzas represivas uruguayas.
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Tambin narr su cautiverio en el CCD Pozo de Quilmes, donde
encontr, entre otros, a Ada Sanz.

Refiri que a travs de un lenguaje de seas propio del campo pudo


conversar con su amiga quien le cont que estaban recluidos en el CCD Pozo
de Banfield pero que haba sido trasladada al Pozo de Quilmes en varias
oportunidades.

Tambin le cont que haba estado con Gallo Castro y Ro Casas, que
ambos estaban muy heridos y que a Ro Casas lo iban a llevar a atenderse a
algn lado pero que haba muerto en el camino.

Serantes Lede tambin confirm que en el CCD Pozo de Quilmes los


interrogadores eran uruguayos e identific a dos de ellos como Zaracho,
quien diriga las sesiones, y a una mujer a quien le decan Sargento Peters o
Cristina, que tambin estaba presente en los interrogatorios.

Agreg que ella fue especialmente interrogada sobre sus actividades en


Argentina, y sobre el paradero de personas que los represores entendan que
podan permitirles llegar a la captura de Marta Enseat, pareja de Ro Casas,
como Miriam Proenza, conocida como La Negrita.

Por su parte, la testigo Erlinda Vzquez, uruguaya radicada en nuestro


pas debido a la persecucin sufrida y tambin sobreviviente del Pozo de
Quilmes, confirm la presencia del grupo de connacionales en ese CCD.

Vzquez relat que, una vez instalada en Buenos Aires, tena relacin
con Ada Sanz y realizaba tareas de solidaridad con compatriotas que estaban
en la misma situacin.

En este contexto, relat que fue secuestrada en abril de 1978 por un


grupo de personas argentinas y uruguayas; y fue trasladada al CCD Pozo de
Quilmes, lugar en que operaba personal de ambas nacionalidades.

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Adems de la prueba testimonial reseada, diversos documentos
evidencian los interrogatorios a los que las vctimas fueron sometidas, y la
intervencin del personal represivo uruguayo.

En el debate se incorporaron las actas que dan cuenta de los


interrogatorios sufridos por Alberto Cochs Lavigna, Julio Csar DEla
Pallares, Ral Edgardo Borelli Catneo y Alfredo Moyano Santander, que
fueron halladas en Uruguay en la sede del FUSNA.

En estos interrogatorios, evidentemente producidos durante su


cautiverio en Argentina, los detenidos fueron obligados a relatar
detalladamente su trayectoria poltica.

Y en este punto debemos destacar el testimonio de Ricardo Vilar, otro


integrante del GAU que estuvo detenido en Uruguay entre los aos 1973 y
1978, ms precisamente en el FUSNA.

En la audiencia relat que durante su cautiverio y luego de un


interrogatorio, sus captores le ofrecieron revisar declaraciones, tomadas en el
mismo contexto de interrogatorio al que l era sometido.

Cont que sentado ante una mesa, esposado, se le puso esta carpeta en
frente y un oficial pasaba las pginas.

En ese momento vio una hoja en donde haba una foto y una declaracin
de Alberto Corchs Lavia.

Explic que cuando el oficial lo not, dio vuelta la pgina y le dijo


esto no es para vos.

Estos elementos dan cuenta, nuevamente, de las actividades coordinadas


llevadas adelante por las fuerzas de ambos pases.

Traslado final

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Finalmente y conforme surge de los testimonios concordantes de
Eduardo Corro y Adriana Chamorro, a excepcin de Mara Asuncin Artigas
Nilo de Moyano e Ileana Garca Ramos de Dossetti, el 15 de mayo de 1978
todas las vctimas fueron trasladadas desde el CCD Pozo de Banfield con
destino desconocido.

Hasta el da de hoy permanecen desaparecidas.

Los detalles del traslado le fueron relatados a Chamorro por Artigas


Nilo y Garca Ramos.

Ellas le dijeron que se usaron muchos vehculos, que escuchaban gente


que entraba y sala del campo y que antes de llevrselos, sacaron a los
detenidos y al rato los volvieron a poner en los calabozos con las manos atadas
hacia atrs y una gran venda en la cabeza, con algodn que cubra los ojos.

Chamorro relat tambin la desesperada conversacin entre Artigas y


Moyano porque l era trasladado y ella se quedaba en el CCD. En ese
momento, decidieron que su hija se llamara Vernica Leticia.

Pocos das despus del traslado, el 20 de mayo, la familia de Ral


Borelli recibi en su casa una nota en la que textualmente dice: vi a Raul,
est bien, lo tratan bien, le dan medicamentos para el asma, cree que lo
pasarn a La Plata. Les manda saludos.

Esta nota, agregada a su legajo CONADEP, seguramente fue dejada por


algn compaero que estuvo detenido junto a l, antes de que fuera trasladado.

Partos

Fueron tambin Corro y Chamorro los que explicaron que Mara


Asuncin Artigas Nilo de Moyano e Ileana Garca Ramos de Dossetti fueron
mantenidas all porque sus captores estaban interesados en sus embarazos.

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En realidad, la nica que estaba embarazada era Artigas Nilo de
Moyano, pero los represores crean que Garca Ramos tambin lo estaba
debido a la amenorrea que padeca.

Sin embargo, eventualmente se dieron cuenta, puesto que en junio


tambin la trasladaron con destino desconocido.

El 25 de agosto de 1978, Artigas Nilo de Moyano dio a luz a una nia


en el mismo CCD.

Desde la sala donde alumbr la llevaron nuevamente a su celda en


donde se la mantuvo en cautiverio, al menos, hasta el 11 de octubre de ese
ao, fecha a partir de la cual nada se sabe de su destino.

Tambin permanece desaparecida.

Corro y Chamorro sealaron que ambos fueron liberados el 11 de


octubre de 1978; que Artigas Nilo de Moyano segua all; y que, segn los
guardias, se la llevaran al da siguiente.

En virtud de ello, y del clima de traslado que la testigo relat con


detalle, Chamorro concluy en su declaracin que Mara Asuncin Artigas
Nilo fue trasladada el 12 de octubre de 1978.

A la prueba mencionada hasta aqu, corresponde agregar que en el


marco de la causa conocida como Plan Sistemtico de apropiacin de nios
se juzgaron los casos de los hijos del matrimonio D`Ela PallaresCasco
Guelfi y Moyano SantanderArtigas Nilo.

En la sentencia, se tuvieron por acreditados los nacimientos de, entre


otros, Carlos DEla Casco, Mara Victoria Moyano Artigas y Mara de las
Mercedes Gallo Sanz (hija de la pareja Ada Sanz - Eduardo Gallo Castro),
atendidos por el mdico policial Jorge Antonio Bergs y por Jorge Hctor
Vidal, en el marco de la detencin ilegal de sus madres en el CCD Pozo de
Banfield.

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Asimismo, se tuvo por acreditado que fueron apropiados y, a fin de
contextualizar esos hechos, se dio por probado el secuestro de Julio Csar
DEla Pallares y Yolanda Casco, as como el de Mara Asuncin Artigas y
Alfredo Moyano, tal como los hemos relatado.

Los testigos Adriana Chamorro, Eduardo Corro, Edgardo Pampin,


Serantes Lede, Ricardo Vilar y Carlos DEla se refirieron expresamente al
destino de los integrantes del grupo e indicaron que permanecen
desaparecidos.

Sus nombres, adems, figuran en numerosos listados de personas


desaparecidas en Argentina.

Slo a modo de ejemplo citamos uno fechado el 1 de enero y otro el 1


de agosto de 1978, los cuales fueron hallados en el Departamento de Estado
de Estados Unidos, y aportados al debate por el testigo experto Carlos Osorio
del NSA.

Tambin figuran en un documento elaborado por la embajada


estadounidense en Buenos Aires en el mes de marzo de 1978 en el que
informa sobre ciudadanos uruguayos desaparecidos en Argentina en el mes de
diciembre de 1977.

Conclusin final de Cndor

Hasta aqu, dimos cuenta de lo sucedido a las vctimas secuestradas en


nuestro pas que estaban vinculadas a la UAL.

En particular, puntualizamos la prueba que da cuenta de la intervencin


de las fuerzas uruguayas en los operativos de secuestro.

Entre esas pruebas, mencionamos el relato unvoco de los


sobrevivientes de los CCD en donde fueron alojadas, quienes describieron que
todos los integrantes de ese grupo fueron interrogados bajo torturas por
personal de las fuerzas uruguayas que adems manejaba a esos detenidos.

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Tambin sealamos documentos y testimonios que dan cuenta de que
los resultados de esos brutales interrogatorios ocurridos en nuestro pas,
fueron encontrados en la sede de la Armada Uruguaya.

A esto, se suma la certeza de que al menos un grupo de esos prisioneros


fue trasladado de manera clandestina al Uruguay.

Todas estas pruebas conducen necesariamente a la conclusin de que


los delitos de los que fueron vctimas estas personas fueron cometidos como
parte de la coordinacin represiva desplegada por las fuerzas usurpadoras del
poder pblico en Argentina y Uruguay, producida en el marco de la asociacin
ilcita denominada Operacin o Plan Cndor.

Imputaciones por PIL

Atribuimos la responsabilidad por la privacin ilegal de la libertad


sufrida por Elena Paulina Lerena Costa, Alfredo Fernando Bosco Muoz,
Ileana Sata Mara Garca Ramos, Julio Csar DEla Pallares al imputado
Santiago Omar Riveros.

Al igual de cmo mencionamos en otros casos, los fallecimientos de


algunos imputados y las limitaciones poco comprensibles de la etapa
instructora, nos impiden realizar acusaciones formales contra otros eventuales
responsables de los hechos que hemos comprobado.

Sin embargo, hemos verificado que en lo que respecta a la imputacin


relativa a lo ocurrido a Ral Edgardo Borelli Cattneo y dirigida a Minicucci,
a las limitaciones mencionada debe agregarse otra, cual es la existencia de un
error que no es material, sino substancial.

Esto es as por cuanto en la descripcin de los hechos realizada en


aquella etapa, se atribuy la responsabilidad al acusado Federico Antonio
Minicucci expresando equivocadamente que el hecho ocurri el 22 de julio de
1977, fecha en que el referido imputado se encontraba al mando de la jefatura
del rea 112 y era, por consiguiente, responsable de la represin en su
jurisdiccin.

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Sin embargo, tanto de lo que ya surga de las propias constancias de la
investigacin, como ser las claras referencias volcadas en el pertinente Legajo
CONADEP, como de lo comprobado en este juicio, est probado que la
privacin ilegal de la libertad de Ral Edgardo Borelli Cattneo ocurri en el
mes de diciembre de ese ao, tal como fue descripta en este alegato.

Para ese momento, el responsable de la jurisdiccin del rea 112 no era


Minicucci, sino que era el fallecido Teniente Coronel Faustino Jos
Svencionis, a quien no se le dirigi imputacin alguna por este hecho.

Por lo tanto, nos encontramos imposibilitados de atribuir


responsabilidad penal en este juicio por lo ocurrido a Borelli Cattneo.

Sres. Jueces, nos referiremos ahora a lo ocurrido a los integrantes de la


familia Hernndez-Hobbas.

Lourdes Hobbas Bellusci era de nacionalidad uruguaya y estaba


casada con Nelson Hernndez, tambin uruguayo, con quien tuvo 4 hijos:
Beatriz Lourdes, Washington Fernando, Esteban Nelson y Andrea Viviana,
quienes al momento de los hechos tenan 17, 15, 10 y 4 aos de edad,
respectivamente.

En Uruguay, Nelson Hernndez tena una activa participacin poltica


desde el Partido Comunista.

Como consecuencia de la persecucin de la que era objeto, l y su


familia emigraron hacia Argentina en el ao 1973.

Instalados en el partido de San Isidro de la PBA, tanto Nelson


Hernndez como Lourdes Hobbas participaron de la vida poltica local desde
el espacio del peronismo de base y se integraron a la organizacin Montoneros
en la zona norte de la provincia.

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Sin embargo, nunca perdieron contacto con la realidad poltica
uruguaya y brindaban su ayuda o alojamiento a todo compatriota que lo
necesitara por estar escapando de la persecucin en Uruguay.

En 1974 Hernndez fue detenido por sus actividades polticas y puesto a


disposicin del Poder Ejecutivo Nacional.

Mientras tanto, con motivo de esta detencin y de la intensa persecucin


de la que era objeto el grupo, Lourdes Hobbas y sus cuatro hijos debieron
cambiar de domicilio en varias oportunidades y con frecuencia los nios
pasaban al cuidado de otros compaeros durante algn tiempo.

Secuestro Lourdes Hobbas:

Hacia fines del mes de febrero de 1977 en un operativo de los


denominados pinza en la provincia de Buenos Aires, el auto en el que
viajaba Lourdes Hobbas fue interceptado por las fuerzas de seguridad, por
control vehicular en la va pblica.

Hobbas fue secuestrada y trasladada con destino desconocido. Gracias a


la documentacin del vehculo lograron dar con su propietario, Alberto
Braicovich, a quien tambin detuvieron y posteriormente asesinaron.

Luego de la desaparicin de Lourdes Hobbas, sus hijos quedaron al


cuidado de compaeros de la organizacin Montoneros con quienes,
inicialmente, realizaron un viaje relmpago hacia la costa atlntica y se
instalaron durante unos das en la ciudad de Villa Gesell.

Al regresar, los chicos fueron separados: Beatriz y Andrea quedaron al


cuidado de unos compaeros de sus padres y Washington Fernando con otros.

Por su parte, al igual que sus hermanos Esteban qued primero bajo el
cuidado de miembros de la organizacin, pero luego lo llevaron con sus
abuelos maternos que vivan en la zona de Beccar de la PBA.

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Si bien su padre Nelson Hernndez- fue liberado en abril de 1977, lo
deportaron hacia Uruguay en donde tiempo despus se reencontr con su hijo
Esteban. Viaj a Francia como exiliado y desde all denunci lo sucedido
buscando a sus seres queridos.

Secuestro Beatriz Hernndez Hobbas:

El 5 de julio de 1977 Beatriz Hernndez Hobbas, de 17 aos de edad,


fue secuestrada junto a Alicia Raquel Delaporte, compaera de su madre, en
un operativo ocurrido en la pizzera Focaccia ubicada en la Av. Vlez
Srsfield, a una cuadra de la estacin de ferrocarril del barrio bonaerense de
Munro, en el partido de Vicente Lpez, Pcia. de Buenos Aires.

Un grupo de al menos 10 personas vestidas de civil que portaban armas


cortas y largas con la inscripcin Ejrcito Argentino irrumpi en la pizzera
y tomaron por asalto al grupo compuesto por Beatriz Hernndez Hobbas,
Alicia Delaporte, Romn Pacheco y Armando Saide, todos integrantes de
Montoneros.

Violentamente redujeron a los tres primeros y abrieron fuego contra el


cuarto, que estaba en el segundo piso.

Pacheco logr desprenderse de los brazos de sus captores y sali del


local en medio de la confusin y del pnico del resto de los comensales.

Esposadas, Beatriz Hobbas y Alicia Delaporte fueron llevadas a bordo


de un auto modelo Chevy con destino desconocido, mientras un importante
cordn de efectivos de la polica de la provincia de Buenos Aires custodiaba
las inmediaciones del local.

Como consecuencia de este hecho, algunos integrantes de la


organizacin debieron abandonar las casas en las que vivan y mudarse
transitoriamente.

Washington Fernando Hobbas era uno de ellos y se traslad a una casa


en una zona poco poblada de Del Viso, provincia de Buenos Aires.
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Secuestro de Washington Fernando Hobbas:

Sin embargo, esta medida de seguridad no fue suficiente.

El 6 de julio de 1977, al da siguiente del operativo en la pizzera, la


casa a la que se haba trasladado fue allanada y algunos de sus ocupantes
fueron secuestrados.

Efectivamente, personal militar que actuaba bajo las rdenes y


coordinacin de Riveros y Bignone irrumpi en la casa de Del Viso en las
primeras horas de la tarde. Vestidos algunos con uniformes y otros de civil, y
portando armas, llegaron a bordo de una camioneta del ejrcito en cuyo
interior llevaban a Beatriz Hernndez Hobbas.

Luego de imponerse, llevaron detenidos a Washington Fernando


Hernndez Hobbas junto a otras 3 mujeres.

Transcurridas algunas horas, nuevamente se mont un fuerte operativo


militar en el que intervinieron camiones y un helicptero.

Los militares, armados, permanecieron en la casa con los nios que


haban quedado ah, seguramente esperando que alguien concurra a la casa
para proceder tambin a su detencin.

Al da siguiente, finalmente, los nios pudieron retirarse.

Posteriormente, los das 7 y 8 de julio, dos de las casas en donde


Washington Fernando Hernndez haba vivido temporalmente en la Capital
Federal, fueron allanadas durante la noche por personal no uniformado
fuertemente armado. En uno de estos allanamientos, Washington Fernando
fue llevado y obligado a entrar en la vivienda.

El barrio de Munro del partido de Vicente Lpez en donde ocurri el


secuestro de Beatriz Hernndez Hobbas, se corresponde con la jurisdiccin del
rea 450 a cargo de la Escuela de Infantera cuyo responsable era, en ese
momento, Jos Horacio Ruz.
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Por su parte, la localidad de Del Viso, ubicada dentro del partido
bonaerense de Pilar, se corresponde con el rea 460, cuya jefatura era ejercida
por el Comandante de la Escuela de Suboficiales Sargento Cabral, en ese
momento a cargo de Norberto Juan Chiappari.

Tanto el rea 450 como la 460 se encuentran dentro de la Zona n4,


cuyo responsable era el Comando de Institutos Militares, bajo la
responsabilidad en esa fecha de los imputados Santiago Omar Riveros, Jefe
del Comando; y de Reinaldo Benito Bignone, Segundo Comandante de la
divisin y Jefe del Estado Mayor de esa Zona de Defensa.

La concatenacin de estos secuestros ejecutados por fuerzas militares y


de seguridad que actuaron coordinadamente en diferentes reas de la zona 4,
evidencia la participacin no slo de la Jefatura del rea en cuestin sino
tambin de la coordinacin de la jefatura de la zona, a cargo de los imputados
Santiago Omar Riveros y Reynaldo Benito Bignone.

Luego del secuestro de su madre y hermanos, la nia Andrea Viviana


Hernndez Hobbas, quien tena slo 4 aos, qued al cuidado de una pareja de
compaeros de su madre.

Pero a fin de resguardarla de los peligros que significaba la brutal


represin a los integrantes de Montoneros, debieron dejarla a unos vecinos que
se solidarizaron con la situacin.

Sin embargo, esta familia neg la identidad de Andrea, cambiando su


apellido y ocultndole su identidad. Muchos aos despus, en 1998, Andrea se
acerc a la Asociacin Abuelas de Plaza de Mayo y pocos meses despus
recuper su identidad y el contacto con su hermano Esteban.

A la fecha, Lourdes Hobbas Bellusci, Beatriz Hernndez Hobbas y


Washington Fernando Hernndez Hobbas permanecen desaparecidos.

Prueba

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Los hechos relatados encuentran sustento en numerosos elementos de
prueba.

En primer lugar contamos con las declaraciones testimoniales brindadas


en este debate por Esteban Hernndez Hobbas, Romn Pacheco, compaero
de la agrupacin poltica de Lourdes Hobbas, y Gonzalo Yrurtia, hijo de
Alicia Raquel Delaporte, tambin compaera de Hobbas en Montoneros.

Los tres testigos dieron cuenta, entre otras cosas que detallaremos a
continuacin, de las actividades polticas que desarrollaba el grupo y en
particular por la familia Hernndez Hobbas, del contexto de persecucin del
que eran objeto y de las maniobras que permanentemente deban realizar para
evadir a las fuerzas represivas, entre ellas, las constantes mudanzas y el
cuidado alternado de los hijos de los integrantes de la agrupacin.

El testigo Esteban Hernndez Hobbas, hijo de Lourdes Hobbas y


hermano de Beatriz y Washington Fernando, relat en esta audiencia su
composicin familiar, y todo lo que pudo reconstruir con los aos en relacin
a las actividades que realizaban en Uruguay y el exilio al que se vieron
forzados debido a la persecucin de las fuerzas represivas uruguayas.

Describi las circunstancias de la detencin de su padre Nelson


Hernndez y las mudanzas que tanto su madre como l y sus hermanos deban
realizar regularmente por motivos de seguridad, destacando que, cito, en esa
poca todos los das desapareca algn compaero o lo mataban.

Sostuvo que, entre otros lugares, vivieron junto a una compaera en una
casa cercana a la estacin ferroviaria de Olivos, tambin en la zona norte de la
provincia de Buenos Aires, hasta que una noche del mes de octubre de 1976
debieron abandonarla cuando, luego del secuestro de esta compaera, un
fuerte operativo militar se mont en la casa.

Relat la forma en que lograron escapar, corriendo a travs de los


jardines, y que nuevamente velando por su integridad, debieron mudarse.

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Romn Pacheco tambin se refiri a ese operativo y record que como
consecuencia de ello, tuvo a su cuidado a los nios Esteban y Washington
Fernando Hernndez Hobbas durante un tiempo, y aclar que este ltimo vivi
en su departamento y en la casa de un amigo suyo.

Las circunstancias del secuestro de Lourdes Hobbas fueron descriptas


por los testigos Esteban Hernndez, Pacheco e Yrurtia, quienes se enteraron
de lo ocurrido a travs de otros integrantes de Montoneros.

Sus manifestaciones se complementan con diversa documentacin


incorporada al debate, como ser los legajos CONADEP y COMIPAZ de la
vctima y la Investigacin Histrica sobre detenidos-desaparecidos de
Uruguay, que contienen las denuncias que relatan lo ocurrido.

Gonzalo Yrurtia, tambin cont las peripecias sufridas con motivo de


las incesantes mudanzas y coincidi con el testigo Hernndez al recordar el
viaje a la costa atlntica que realizaron, por seguridad, con posterioridad al
secuestro de Lourdes Hobbas.

Hernndez, agreg que luego del viaje, perdi el contacto con sus
hermanos ya que qued al cuidado de familiares y poco tiempo despus viaj
a Uruguay.

Respecto de su regreso a Uruguay, dentro de la documentacin


incorporada contamos con la hoja de repatro agregada a la causa en la que
se investig originalmente la privacin ilegal de la libertad (n856/85).

Por medio de ese documento, el 6 de mayo de 1977, se concedi un


pasaje gratis para el menor Esteban Hernndez Hobbas a fin de que se
reintegrase al hogar paterno en Uruguay.

En este documento se consigna que su padre fue expulsado del territorio


argentino y su madre y hermanos haban desaparecido quedando el titular en
el ms absoluto desamparo.

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En relacin con el operativo del 5 de julio de 1977 en la localidad de
Munro en donde fueron secuestradas Beatriz Hernndez Hobbas y Alicia
Delaporte, el testigo Romn Pacheco hizo una descripcin pormenorizada del
hecho toda vez que l tambin estaba presente.

Relat las circunstancias en que fueron sorprendidos y la violencia


irresistible del grupo de tareas, que abrieron fuego ante una multitud y que
hirieron a su compaero Armando Saide, quien tambin estaba presente y
logr escapar a pesar de las dos heridas de bala que sufri. Record que las
armas que usaban los captores tenan una inscripcin del Ejrcito Argentino.

Tambin dio detalles de la forma casual en la que logr escapar del


operativo y cmo vio que Hernndez Hobbas y Delaporte eran subidas, con
vida, a autos Chevy que estaban cruzados en la calle y rodeados por un
importante cordn de efectivos de la polica de la provincia de Buenos Aires.

Asimismo, los testigos Hernndez e Yrurtia coincidieron con el relato


de esos hechos, todo lo cual pudieron reconstruir con el tiempo.

Gonzalo Yrurtia, quien tena 12 aos al momento de los hechos,


tambin record que luego del operativo del 5 de julio y por seguridad,
algunos nios y unos pocos adultos se mudaron a una casa en la localidad
bonaerense de Del Viso, pero que entre el medioda y la tarde del da
siguiente, esto es 6 de julio de 1977, fueron sorprendidos por personal militar
uniformado que se transportaba en una camioneta de color verde, en donde
llevaban a Beatriz Hernndez Hobbas.

Yrurtia explic que una vez que ingresaron, llevaron detenidas a las tres
mujeres adultas que estaban all y a Fernando Washington Hernndez; y que
sin dar ninguna explicacin se retiraron del lugar.

Agreg que horas ms tarde se mont un gran operativo en el que


intervinieron camiones militares y un helicptero y que a pesar de que intent
de escapar, los militares lo llevaron de regreso a la casa, donde quedaron
cuatro nios y una consigna militar durante toda la noche. Recin al da

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siguiente les dieron el permiso de irse, por lo que el testigo, junto a su
hermana, se fueron a la casa de su abuela.

En la audiencia, Pacheco dio cuenta de las mismas circunstancias, que


llegaron a su conocimiento por el relato que aos ms tarde le hizo el propio
Yrurtia, extremo que demuestra que sus recuerdos, pese al tiempo
transcurrido, no se modificaron.

Asimismo y respecto de Washington Fernando Hernndez, Pacheco


hizo alusin a dos allanamientos realizados entre los das 7 y 8 de julio de
1977 en las casas en donde el menor haba vivido temporalmente: uno en la de
un amigo; y otro en la de sus padres.

Agreg que en aquel sufrido por sus padres, las fuerzas llevaron a una
persona que, por la descripcin que le realizaron, el testigo concluy que se
trataba de la vctima.

Por su parte, el testigo Esteban Hernndez Hobbas se refiri a la


bsqueda que llev adelante para dar con su hermana menor, Andrea Viviana.
Relat las circunstancias de la apropiacin de Andrea y el proceso de
recuperacin de su identidad, ocurrido en el mes de diciembre de 1998.

Las cuestiones relativas a la sustraccin de la identidad de Andrea


Viviana Hernndez Hobbas se encuentran acreditadas a partir de las
constancias remitidas por la justicia de San Martn en el marco del caso n25,
en donde encontramos no solo la denuncia realizada por su padre, Nelson
Hernndez sino tambin con la propia declaracin de la vctima con los relatos
de sus vivencias.

Adems de los testimonios descriptos, contamos con abundante prueba


documental que respalda las conclusiones a las que arribamos.

Entre ellos destacamos las constancias remitidas por la justicia de San


Martin agrupadas en el marco del citado caso N25, dentro de la que se
encuentra el sumario instruido por la justicia Militar en la "Causa N 215 en

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donde obran las denuncias por la desaparicin de estas vctimas y las
diligencias judiciales que se intentaron para dar una respuesta.

Entre ellos, destacamos un informe elaborado por la Gendarmera


Nacional el 24 de noviembre de 1986, en el que inform que en sus registros
existe una nota de la Direccin Nacional de Migraciones que informa que,
por resolucin del 19 de abril de 1976, se declar ilegal la permanencia en el
pas de Lourdes Hobbas y sus 4 hijos, ordenando su expulsin del territorio
nacional.

Asimismo, contamos con los legajos confeccionados por la CONADEP


y la COMIPAZ respecto de estas vctimas, en donde se reflejan las gestiones
y denuncias realizadas por Nelson Hernndez. En estas denuncias se relatan
los hechos tal como fueron descriptos y las gestiones realizadas ante
organismos nacionales argentinos y uruguayos; e internacionales.

Adems, lo que les ocurri fue abordado en la Investigacin Histrica


sobre Detenidos Desaparecidos del Uruguay, la cual tambin se encuentra
incorporada.

Resultan tambin prueba de las gestiones realizadas y del ardid de las


fuerzas de seguridad en perpetuar el silencio y la impunidad por estos hechos,
la documentacin remitida por la Comisin Provincial por la Memoria.

All, encontramos las solicitudes de paradero y bsquedas realizadas por


la polica de la provincia, todas ellas con resultado negativo.

Asimismo, sus desapariciones fueron plasmadas en el listado de


personas de nacionalidad uruguaya desaparecidas en Argentina que se
encontraba dentro de los Archivos del Departamento de Estado de Estados
Unidos y remitido por el NSA en el marco de la instruccin suplementaria.

Respecto de la privacin ilegal de la libertad de Lourdes Hobbas


Bellusci, nos vemos imposibilitados de responsabilizar a Santiago Omar
Riveros, Reinaldo Benito Bignone y Luis Sadi Pepa, toda vez que en este

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debate no se ha podido determinar con absoluta certeza el lugar en donde ha
ocurrido su secuestro.

Sabemos que su secuestro ocurri en la va pblica. Sin embargo, de la


prueba colectada en el debate surge que el hecho podra haber ocurrido, segn
las constancias del CONADEP en la localidad de Munro; o en el camino que
se recorre por la Avenida General Paz entre las localidades de Jos C. paz y la
Ciudad de Buenos Aires (segn lo narrado por Esteban Hernndez Hobbas); o
en el partido de Morn, jurisdiccin del rea 160, subzona 16 (segn el
testimonio de Romn Pacheco).

En virtud de ello, ante la persistencia de la duda y la imposibilidad de


disiparla, debemos abstenernos de atribuir responsabilidad por ese hecho.

Por el contrario, en este juicio s pudieron comprobarse certeramente las


circunstancias de modo, tiempo y lugar que rodearon los secuestros y
desapariciones de Beatriz Hernndez Hobbas y Washington Fernando
Hernndez Hobbas. Por sus privaciones ilegales de sus libertades acusamos a
Santiago Omar Riveros y Reinaldo Benito Bignone.

Mary Norma Luppi Mazzone

Mary Norma Luppi Mazzone era uruguaya y al momento de los hechos


tena 41 aos.

Naci en Montevideo donde estudi Tcnica Bibliotecaria en la


Universidad de la Repblica y trabaj en la Biblioteca de la Facultad de
Derecho. Su familia estaba integrada por sus padres Juan Jos Luppi y Mara
Mazzone, y su hermano Juan Jos.

En este juicio se acredit que en su pas integr el Movimiento de


Liberacin Nacional Tupamaro, opositor a la dictadura que gobern en
Uruguay durante ese perodo.

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En razn de su actividad poltica, fue perseguida por las Fuerzas
Conjuntas Uruguayas.

Las pruebas incorporadas al debate dan cuenta de que en diciembre de


1973 permaneci detenida durante 10 das en el Batalln de Ingenieros N 1.

Frente al temor de perder nuevamente su libertad, en 1974 decidi


trasladarse y radicarse legalmente en Buenos Aires.

Pese a ello, no ces su persecucin.

Mediante comunicado N 1197 del 8 de enero de 1975, la oficina de


prensa de las Fuerzas Conjuntas Uruguayas requiri la colaboracin pblica
para lograr su captura.

El acecho alcanz tambin a su familia. En su bsqueda, en diciembre


de 1976, Fuerzas Conjuntas uruguayas allanaron su casa en Montevideo.

En Buenos Aires convivi durante un tiempo con su amiga Cristina


Calero en un departamento ubicado en la calle Vicente Lpez 1933. Tiempo
despus, Calero volvi a Montevideo y Luppi Mazzone continu viviendo en
ese lugar, junto a Mara Luisa Eiras.

Como el contrato de alquiler del departamento estaba a nombre de


Calero, poco despus, en junio de 1977, ella regres a Bs. As. en compaa de
Rita Echave para hacer el cambio de titularidad.

Antes de viajar habl con Luppi Mazzone, quien le pidi que no lo


hiciera porque no se senta segura.

Le cont que, a raz del trmite de renovacin de residencia, la haban


citado en la Jefatura de Polica, donde le haban hecho muchsimas
preguntas.

Luppi Mazzone tena razn en preocuparse: los servicios de inteligencia


uruguayos saban que ella estaba en Buenos Aires, y al verse imposibilitados
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de lograr su captura en Uruguay, se dispusieron a coordinar medios con la
represin argentina, a sabiendas de que las fronteras ya no constituan un
impedimento para ejecutar operaciones contra quienes la Operacin Cndor
consideraba enemigos comunes.

Calero y Echave, como dijimos, viajaron igual, y se encontraron con


Luppi Mazzone y Eiras en el departamento de la calle Vicente Lpez.

En este debate se prob que Mary Norma Luppi Mazzone, Mara Luisa
Eiras, Cristina Calero y Rita Echave fueron violentamente secuestradas el
10 de junio de 1977 en el departamento n 23 de la calle Vicente Lpez 1933,
piso 3, de esta Ciudad, por integrantes de las fuerzas represivas estatales que
actuaban en coordinacin con las fuerzas de otras dictaduras del Cono sur, con
el objeto de eliminar a sus opositores.

El secuestro ocurri en la jurisdiccin de la Zona militar I, Subzona


Capital Federal, entonces a cargo de Jos Montes; concretamente, dentro del
rea II, cuya sede era el Regimiento de Infantera I Patricios.

En ese momento, el Jefe del Regimiento era Humberto Jos Ramn


Lobaiza.

Conforme se acredit en el juicio, aproximadamente a las 19.30/20 hs.,


mientras las cuatro mujeres se preparaban para cenar, alrededor de 8 hombres
ingresaron por la fuerza al departamento portando armas largas y cortas.

De acuerdo a lo que recordaron Rita Echave y Mara Luisa Eiras, entre


ellos haba argentinos y uruguayos.

Luego de apoyarles armas sobre sus cabezas, uno de ellos seal a


Luppi Mazzone y a Calero y dijo: quiero a esta y esta.

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Las hicieron salir del departamento en dos tandas, algunas de ellas
encapuchadas y esposadas44. A Luppi Mazzone y a Calero, las subieron juntas
a un falcn celeste45, y luego volvieron a buscar a Eiras y a Echave46.

Durante el trayecto, Cristina Calero, escuch que se comunicaban por


Handy y decan: llevamos los paquetes.

Las condujeron a un CCD donde las mantuvieron privadas de la libertad


en condiciones inhumanas de detencin.

A cada una y por separado, las sometieron a largos interrogatorios


donde militares argentinos y uruguayos les preguntaron insistentemente
sobre sus actividades y quines eran.

A Luppi Mazzone le preguntaron sobre su participacin en el


movimiento tupamaro 26 de marzo y le requirieron datos sobre la base de
las declaraciones que ella haba brindado cuando fue detenida en
Uruguay en el ao 73.

Esta circunstancia tambin evidencia la existencia de coordinacin


represiva en su bsqueda, captura y posterior desaparicin.

Mientras le hacan estas preguntas, la torturaban; ella peda que a


las otras tres mujeres las dejaran tranquilas.

Al da siguiente, liberaron a Eiras, a Echave y a Calero.

La nica informacin que les dieron sobre Luppi Mazzone fue que ella
tena una causa pendiente en Montevideo.

44
Rita Echave dijo: no nos esposaron, ni nos encapucharon
45
Rita dijo que viaj en un auto grisaseo, de los 70. Me pareca como un Mercedes Benz antiguo, como
de coleccin, achatado.
46
A lo largo de la declaracin se contradice, ms adelante dice: primero sacaron a dos, y despus a las
otras dos. Hablaron por Handy y dijeron que iban a buscar a las otras dos. La uruguaya que viaj conmigo
(Rita) estuvo todo el tiempo conmigo. A Eiras no la vi ms.

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Nunca ms supieron de ella y hasta el momento permanece en
condicin de desaparecida47.

Cabe mencionar aqu que, de acuerdo a la descripcin realizada por las


testigos sobrevivientes Eiras, Echave y Calero, existen indicios de que el lugar
en donde las cuatro mujeres permanecieron privadas de la libertad, fueron
torturadas y sometidas a condiciones inhumanas de detencin, sea el CCD que
funcion en ese momento en el Casino de Oficiales de la Escuela de Mecnica
de la Armada, sito en Av. Libertador 8151 de esta Ciudad.

La determinacin de ese aspecto de los hechos que estamos


describiendo constituye objeto del juicio que actualmente se est
desarrollando ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal n 5, vulgarmente
conocido como ESMA unificada, en el que se atribuye a los integrantes del
grupo de tareas que actu en ese lugar responsabilidad por la privacin
ilegtima de la libertad y los tormentos que padecieron Luppi Mazzone, Eiras
y Calero.

Inmediatamente despus de ser liberadas, Cristina Calero y Rita Echave


regresaron a Montevideo.

A travs de la madre de Calero, avisaron a la familia de Luppi Mazzone


lo sucedido.

A partir de ese momento, su padre viaj a la Argentina a buscarla.

Realiz denuncias ante la Organizacin de Naciones Unidas, el Alto


Comisionado para Refugiados y la OEA; tambin ante el Estado Mayor
Conjunto en la Repblica Oriental del Uruguay.

En nuestro pas presentaron recursos de habeas corpus e, incluso


hicieron peticiones ante el Ministerio del Interior, pero las autoridades
militares y policiales ocultaron su secuestro, lo que da cuenta de que la
asociacin ilcita no slo funcion para obtener la captura de Luppi Mazzone,
sino tambin para ocultarle a sus seres queridos todo lo que le ocurri.
47
Rita supone que estuvieron dos das.

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Cuando fue posible, tambin denunciaron el caso ante la Comisin
Nacional sobre la Desaparicin de Personas (CONADEP) y ante la Comisin
Investigadora Parlamentaria en Uruguay.

Nunca obtuvieron respuesta de ninguno de los dos Estados.

De acuerdo a la descripcin que hemos realizado y teniendo en cuenta


las caractersticas particulares de los hechos que damnificaron a Mary Norma
Luppi Mazzone, y el especial contexto en que se produjeron (contexto
anteriormente detallado), entendemos que se encuentra probado que su
secuestro, tortura y desaparicin formaron parte del plan ejecutado por la
asociacin ilcita que hemos llamado Operacin Cndor.

Pese a que en este debate no estamos habilitados para formalizar


acusacin alguna por las privaciones ilegtimas de la libertad y los tormentos
que padecieron Eiras, Calero y Echave, todas ellas tambin fueron vctimas de
estos hechos ejecutados en el marco de la Operacin Cndor.

Prueba

Los hechos afirmados precedentemente surgen de la valoracin


conjunta de varios y diferentes elementos de prueba incorporados al juicio,
que pasaremos a detallar.

Sobre su participacin poltica y persecucin en Uruguay, entre la


documentacin recabada por La Investigacin Histrica, encontramos la ficha
confeccionada por el Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas
(OCOA), donde dejan constancia de la detencin de Mary Norma Luppi
Mazzone el 11 de diciembre de 1973 por el Batalln de Ingeniera 1 en el
operativo N 7220.

Los documentos transcriptos por La Investigacin Histrica,


confeccionados por los diferentes organismos de inteligencia uruguaya, dan
cuenta de que la persecucin sobre Luppi estuvo motivada en su pertenencia
poltica al Movimiento Tupamaro 26 de marzo y su participacin en el
Frente Amplio; era considerada sediciosa.

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Del libro A todos ellos, incorporado a la causa, surge la misma
informacin.

Recordemos que se trata de una investigacin realizada por Madres y


Familiares de la agrupacin Uruguayos Detenidos Desaparecidos, donde
reconstruyeron lo ocurrido con los uruguayos desaparecidos en Argentina.

Sobre su radicacin en Buenos Aires, nos habl Cristina Calero, quien


convivi con ella los primeros aos.

Contamos tambin con los trmites de residencia que realiz Luppi


Mazzone en ante la Direccin Nacional de Migraciones en 1974, donde
consign como domicilio particular, el departamento de la calle Vicente
Lpez 1933.

Ya destacamos que pese a haberse exiliado, las fuerzas represivas


uruguayas le seguan los pasos.

De eso dan cuenta tambin las fichas del OCOA y la ficha patronmica
de la Direccin Nacional de Informacin e Inteligencia de Uruguay, que
aparecen transcriptas en La Investigacin Histria.

En ellas se reproduce, entre otras cosas, el comunicado N 1197 del 8 de


enero de 1975, emitido por la Oficina de Prensa de las Fuerzas Conjuntas, que
requiere la colaboracin pblica para lograr su captura, y cito: por sabrsela
vinculada a una organizacin clandestina.

En esos mismos documentos, obran registros de su persecucin hasta


poco tiempo antes de su secuestro; por ejemplo, en la hoja n 4 de la ficha
patronmica figuran solicitudes de captura del FUSNA del 12 de marzo de
1977.

Tambin all hay constancias que demuestran que las fuerzas uruguayas
estaban al tanto de que ella se encontraba en Buenos Aires.

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En su legajo CONADEP, obra una carta dirigida por su padre al Jefe del
Estado Mayor Conjunto de Uruguay, Tte. General Gregorio lvarez, en el que
le informa que a travs de las gestiones que realiz en ACNUR, se enter de
que en la Divisin ndice General de la PFA figura un pedido de captura
registrado segn el Orden del Da N 24678 en Montevideo, del 16 de febrero
de 1975, por sabrsela vinculada a actividades sediciosas y haber pasado a la
clandestinidad; y que all tambin constaba la orden de que, en caso de que se
produjera su detencin en Argentina, se le informara inmediatamente a la
Direccin Nacional de Informacin e Inteligencia Departamento N 3 de
Uruguay.

El allanamiento en casa de su familia al que hicimos referencia se


encuentra probado tanto por la informacin que surge de la Investigacin
Histrica, que lo fecha el 4 de diciembre de 1976 (como era su cumpleaos,
pensaban que iba a estar en la casa), como tambin por la declaracin de
Cristina Calero.

Sobre las circunstancia de modo, tiempo y lugar en que ocurri el


secuestro, escuchamos en este juicio a Cristina Calero y Felicia Rita Echave.

Como complemento, tambin contamos con los dichos de la hoy


fallecida Mara Luisa Eiras, que integran el legajo N 13147 Luppi Devoto,
Juan Jos d/ Privacin Ilegal de la Libertad, incorporado por lectura a este
debate.

Contamos, a su vez, con la sentencia del trmite civil de ausencia por


desaparicin forzada, que tambin dictamin como fecha de desaparicin el
da 10 de junio de 1977.

En cuanto a los interrogatorios en el CCD, Calero dijo que la


interrogaron sobre las actividades de Luppi Mazzone.

Echave, nos cont que escucharon los gritos de ella mientras era
sometida a tortura y cmo le rogaba a sus captores que dejaran tranquilas a las
otras tres mujeres.

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La informacin que al respecto fue volcada en el libro A todos ellos,
que recoge los dichos de Eiras, refirindose a ella como M.L.E., coincide
con el recuerdo de Echave.

Sobre la liberacin de las tres mujeres y el sugestivo comentario que les


hicieron sus captores en relacin a una supuesta causa que Luppi tena en
Montevideo, contamos con los dichos de Mara Luisa Eiras incorporado por
lectura a este debate del legajo N 13147 Luppi Devoto, Juan Jos d/
Privacin Ilegal de la Libertad

En sus declaraciones en audiencia de debate, tanto Calero como Echave


describieron detalladamente las caractersticas del lugar al que fueron llevadas
junto con Eiras y Luppi Mazzone, luego de ser secuestradas.

Los casos de Eiras, Calero y Luppi Mazzone forman parte de la causa


ESMA unificada que se encuentra actualmente en juicio.

Por otra parte, Cristina Calero relat en este juicio que fue su madre
quien le comunic lo sucedido a Juan Jos Luppi y que luego se enter de que
vino a la Argentina a realizar todas las gestiones para dar con su hija.

Lamentablemente, como este juicio se produce 37 aos despus de los


hechos, no pudimos escuchar al nico familiar vivo de Luppi Mazzone, su
hermano Juan Jos, a quien su avanzada edad y delicado estado de salud, no le
permitieron estar presente.

Sin perjuicio de ello, existen numerosos elementos de prueba que nos


permitieron reconstruir el derrotero que atraves la familia Luppi en la
bsqueda de Mary.

Del expediente en el que se investig su privacin ilegtima de la


libertad, se desprende que tres das despus de su desaparicin, su padre
realiz la primera denuncia ante la comisara 17.

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Sin embargo, la polica no busc testigos, no habl con ningn vecino,
ni siquiera le consult al encargado del edificio de Vicente Lpez 1933 acerca
de si haba tomado conocimiento de lo ocurrido.

Tambin se incorporaron al debate los expedientes en los que tramitaron


los tres hbeas corpus que present el Sr. Luppi.

Adems, la ficha patronmica acredita que la Direccin Nacional de


Informacin e Inteligencia de Uruguay registraron todos los movimientos que
el Sr. Luppi realiz en la incansable bsqueda de su hija; incluso, figura que
inocentemente solicit al Ministerio de Relaciones Exteriores de su pas que
interceda para dar con su paradero.

El resto de la informacin relativa a las gestiones que llev a cabo su


familia, y que al igual que los elementos que acabamos de mencionar,
demuestran el deliberado ocultamiento de los hechos por parte de las fuerzas y
organismos estatales vinculados a la represin tanto en Argentina como en
Uruguay.

Tambin la encontramos en el legajo CONADEP, que contiene copia de


todas las presentaciones que realizaron, adems de los documentos del NSA
entregados por Carlos Osorio a este debate, donde aparecen las denuncias
realizadas por organizamos internacionales ante oficinas de Gobierno de los
Estado Unidos, a favor de Mary Norma Luppi Mazzone.

En virtud de lo expuesto, por su privacin ilegtima de la libertad


acusamos a Humberto Jos Romn Lobaiza.

Trataremos ahora lo ocurrido a Ada Margaret Burgueo Pereira,


uruguaya, de 24 aos al momento de los hechos.

Oriunda del departamento de Minas, participaba activamente de en la


agrupacin conocida como JEC, Juventud de Estudiantes Catlicos,
relacionada con el Movimiento de Liberacin Nacional, MLN- Tupamaros.

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En 1971 se traslad a la ciudad de Montevideo en donde estudi
Ciencias Econmicas y Administracin en la Universidad de la Repblica.

En bsqueda de trabajo y con el objetivo de mejorar sus condiciones de


vida, se radic en nuestro pas en 1975 obteniendo, en mayo de 1976, la
residencia temporaria, lo que le permiti comenzar a trabajar en la fbrica de
medias TIMSA48.

Aqu conoci a Daniel Omar Vattino, un activista del PRT con quien
planeaba casarse el 22 de agosto de 1977.

Burgueo viva en la calle San Pedro n 5346 del barrio de Villa


Ballester, provincia de Buenos Aires, junto a la familia Vattino.

En mayo de 1977 Daniel Vattino ingres al servicio militar obligatorio


en la Escuela de Suboficiales Sargento Cabral, ubicada en Campo de Mayo.

Sin embargo, en sus salidas regulares continu con encuentros y


reuniones con figuras de la lucha social local y regional.

El 19 de agosto de 1977 Vattino pidi autorizacin para salir de la


Escuela, ya que deba realizar trmites asociados a la celebracin del
matrimonio.

De regreso, a las 18 hs. su padre lo dej en la puerta N 2 de Campo de


Mayo, donde estaba el acceso a la escuela, a fin de que reingrese al servicio.

Desde la puerta observ a su hijo atravesar los puestos de vigilancia e


ingresar al predio. Sin embargo, posteriormente las autoridades le negaran su
reingreso al establecimiento.

Secuestro

48
As est en las denuncias, google no lo encuentra.

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En este debate se acredit que el 20 de agosto de 1977 se produjo un
operativo en la casa de la familia Vattino en Villa Ballester, en donde Ada
Margaret Burgueo Pereira fue secuestrada.

Alrededor de las cuatro de la madrugada un grupo de ocho personas


fuertemente armadas, algunas vestidas de civil y otras de fajina, ingres a la
vivienda usando las llaves de la casa pertenecientes a Daniel Vattino, a
quien llevaban secuestrado a bordo de uno de los vehculos en los que se
movilizaban.

Luego de irrumpir en la vivienda, tres de los secuestradores ingresaron


en la habitacin en la que dorma Burgueo junto a su cuada, la revisaron y
mientras la apuntaban con una ametralladora, la obligaron a vestirse.

Reunieron al resto de la familia en la cocina, robaron dinero y algunos


objetos de valor y luego se llevaron a Burgueo, quien intent tranquilizar a su
suegra diciendo que no se preocupara.

Antes de retirarse, obligaron a su suegro a firmar una declaracin, en la


que se indicaba que el allanamiento haba sido con autorizacin de los
residentes y que no haban sustrado ningn efecto personal ni dinero, cosa
que por supuesto, no era cierta.

El domicilio de donde se llevaron a Burgueo, se encontraba dentro del


mbito territorial del rea 430, cuya jefatura ejerca la Escuela de Caballera
de Campo de Mayo, en ese momento, a cargo de Ovidio Pablo Ricchieri.

A su vez, el rea 430, como todas las reas con jurisdiccin dentro de la
Zona n 4, responda a las rdenes del Comando de Institutos Militares en
donde, al momento de los hechos, Santiago Omar Riveros era su comandante
y Reynaldo Benito Bignone su 2 comandante y jefe del Estado Mayor.

La familia Burgueo, que viaj a Argentina al da siguiente tal como lo


tena planeado con motivo de la celebracin del casamiento, se enter de lo
sucedido e intent desesperadamente buscar informacin sobre su paradero.

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Pero, a pesar de las innumerables gestiones que intentaron tanto sus
padres como los de su pareja, Daniel Vattino, no obtuvieron ninguna
informacin y nunca ms volvieron a verlos. Hasta el momento, ambos
permanecen desaparecidos.

Prueba

Arribamos a estas conclusiones en funcin de los elementos de juicio


que enumeraremos a continuacin.

En primer lugar contamos con la declaracin de Alicia Vattino,


hermana de Daniel Omar Vattino. La testigo relat la forma en que conoci a
Burgueo y la relacin que sta tena con su hermano.

Respecto de la participacin poltica de ambos, relat que su hermano


Daniel tena una activa participacin en el PRT; y que Burgueo lo
acompaaba.

Asimismo, describi una reunin a la que asisti, junto a su hermano, el


domingo anterior al secuestro en un departamento del barrio porteo de
Almagro, en donde record que haba personas de diversas nacionalidades
como peruanos, paraguayos, chilenos.

Entre los asistentes destac particularmente a Epifanio Mndez Fleitas,


gran amigo de su hermano, y a su hijo.

La testigo relat detalladamente las circunstancias del secuestro de su


cuada y advirti la informacin que los secuestradores tenan al momento
de presentarse; ya que remarc que para el momento de los hechos ella haba
sido intervenida quirrgicamente y al invadir su dormitorio, los
secuestradores, preguntaron directamente Quien es la enferma!?; y luego la
llevaron a la cocina con el resto de los integrantes de la familia, mientras
obligaron a Burgueo a vestirse y se la llevaron. Agreg tambin que supo
por los vecinos que el operativo cerr toda la cuadra en la que vivan.

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Asimismo, la testigo se explay sobre las gestiones que intentaron tanto
sus padres como los de Burgueo; aport documentacin que refleja muchas
de ellas y destac que su padre tuvo una entrevista con Santiago Omar
Riveros.

Por otra parte, la testigo record que aos ms tarde conoci al


imputado Reynaldo Benito Bignone por haber sido maestra de uno de sus
hijos y que luego de un acto patrio en que ella dio un discurso sobre la
libertad, Bignone se le acerc junto al co-imputado fallecido Cristino
Nicolaides y despus de felicitarla por el acto le dijo: digna hermana de su
hermano, sorprendindola con el comentario.

Esta referencia refleja el conocimiento que Bignone tena sobre el


desaparecido Daniel.

Prueban tambin los hechos relatados los legajos CONADEP


correspondientes a la vctima, Ada Margaret Burgueo Pereira, y a su pareja,
Daniel Omar Vattino, ambos incorporados a este debate.

All sus familiares denunciaron detalladamente los hechos vividos y


describieron las denuncias formuladas ante organismos nacionales e
internacionales, como la OEA.

Adems acompaaron copia de algunas de las presentaciones realizadas,


demostrando la incansable bsqueda que llevaron adelante.

En relacin con las gestiones realizadas, tambin contamos con las


actuaciones remitidas por la Comisin Provincial por la Memoria, custodio de
los archivos de la ex DIPBA, en donde se observan las constancias de aquellas
solicitudes de paradero y de antecedentes realizados por la justicia, en cuyas
respuestas se ven los nmeros de expedientes en el marco de los cuales se
respondi, siempre de manera negativa, a las distintas peticiones.

Asimismo, dentro de los elementos remitidos por la justicia de San


Martn en donde los casos de Burgueo y Vattino integran el objeto procesal
de la causa n 2604 del Tribunal Oral Federal n 1 de ese departamento

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judicial, tambin encontramos constancias relativas a la bsqueda de sus
familiares.

Entre ellas merece destacarse la respuesta emitida por el Comando del


Primer Cuerpo del Ejrcito el 4 de octubre de 1977 a un telegrama en que se
peda informacin.

En esa respuesta, adems de acusar recibo y manifestar que no se cuenta


con informacin en ese Comando de Zona, se indica y cito que por
razones de jurisdiccin deber dirigirse al comando de Institutos Militares
con asiento en Campo de Mayo (Pcia. De Buenos Aires).

Esta respuesta, se traduce en el reconocimiento expreso por parte del


propio ejrcito argentino de la responsabilidad del Comando de Institutos
Militares, es decir, de los imputados Santiago Omar Riveros y Reynaldo
Benito Bignone, en se mbito territorial.

A pesar de la falta de respuesta sobre su paradero, la justicia argentina


reconoci la desaparicin forzada de Burgueo Pereira mediante la sentencia
del 8 de marzo de 1996 en la que se declara como fecha presunta de
fallecimiento al da 20 de agosto de 1977, fecha de su secuestro.

De los elementos examinados, resulta evidente que el secuestro de


Burgueo Pereyra, objeto de este juicio, se encuentra derivado del de Vattino.

Responsabilizamos por la privacin ilegal de la libertad de Ada


Margaret Burgueo Pereyra a los imputados Santiago Omar Riveros y
Reynaldo Benito Bignone.

Ary Severo Barreto, uruguayo, tena 22 aos al momento en que se


produjeron los hechos.

Estaba casado con Beatriz Anglet, tambin uruguaya y juntos vivan en


la provincia de Buenos Aires, en la calle Blandengues 687 de la localidad de
Boulogne, partido de San Isidro.

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En su Uruguay natal la familia Severo Barreto viva en Bella Unin,
departamento de Artigas y se dedicaba al trabajo con la caa de azcar.

Ary Severo Barreto, Tat o Guaviy como le decan, trabaj como


caero desde los 11 aos de edad y desde joven integr la Unin de
Trabajadores de Azucareras de Artigas y el Movimiento de Liberacin
Nacional- Tendencia Proletaria (MLN TP).

Debido a su activa participacin en la lucha por los derechos de los


trabajadores caeros, las fuerzas de seguridad uruguayas realizaron un intenso
seguimiento de sus actividades.

En 1972, luego de que las Fuerzas Conjuntas dieran a conocer


pblicamente su pedido de captura, fue detenido y luego de ser interrogado
intensamente fue alojado en una institucin para menores durante 3 aos.

All conoci a muchos otros activistas polticos que, como l, estaban


presos por sus ideas; entre ellos, Beatriz Anglet, con quien luego se cas, y a
Jorge Martnez, su futuro cuado.

Ya en libertad y ante la reactivacin de la persecucin, decidi


abandonar su pas y junto a su esposa se radic en Buenos Aires.

Aqu, trabajaba como obrero metalrgico en una fbrica en San Martn,


provincia de Buenos Aires y adems mantuvo sus actividades de resistencia
contra la dictadura uruguaya: se reuna con exiliados del Partido Socialista de
los Trabajadores, con quienes intentaba recaudar fondos para enviar a los
familiares de presos polticos en Uruguay.

Sus hermanos, Carlos y Marta, junto a su cuado, Jorge Martnez,


tambin se haban trasladado a nuestro pas.

Vivan en la localidad de Claypole, provincia de Buenos Aires, donde


Ary Severo tambin vivi un tiempo.

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A pesar de la distancia, ni Ary Severo ni su familia lograron escaparse
de la represin. Sus familiares fueron secuestrados el 20 de abril de 1978 a la
1:30 de la madrugada, en un operativo del Ejrcito que se llev adelante en su
casa de Claypole.

Estaban presentes Carlos y Marta Severo, su esposo Jorge Martnez, su


pequea hija de 35 das, y una ta, Rosa lvarez. Todos ellos, a excepcin de
la pequea Vernica a quien dejaron al cuidado de una vecina, fueron
secuestrados y llevados al CCD Pozo de Quilmes.

Cuatro das despus, en la maana del 24 de abril de 1978, Ary


Severo Barreto y su esposa, Beatriz Anglet, fueron secuestrados de su
domicilio de Boulogne, partido de San Isidro.

Esta localidad, se encontraba en la jurisdiccin del rea 420 a cargo del


Director de la Escuela de Comunicaciones ubicada en Campo de Mayo, en ese
momento, a cargo del Coronel Hctor Humberto Iglesias.

Al igual que todas las jefaturas de rea de la Zona 4, el rea 420 se


encontraba bajo la responsabilidad del imputado Santiago Omar Riveros,
Comandante de Institutos Militares y jefe de esa zona de defensa.

Alrededor de las 6 de la maana, cuando se disponan a ir a sus trabajos,


fueron sorprendidos por un grupo de personas armadas, vestidas de civil y que
se trasladaban en autos particulares.

Obligaron a la pareja a subir a uno de los vehculos y, luego, arrasaron


la casa.

Los trasladaron al CCD Pozo de Quilmes, en donde Ary Severo


Barreto fue sometido bajo tormentos a intensos interrogatorios por parte de
personal de las fuerzas represivas uruguayas, que actuaban en nuestro pas
coordinadamente con las fuerzas locales.

Tal como referimos anteriormente, el CCD conocido como Pozo de


Quilmes, funcion en dependencias de lo que hoy es la Direccin
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Departamental de Investigaciones de esa localidad de la Polica de la
Provincia de Buenos Aires, otrora conocida como Brigada de
Investigaciones.

Como observamos en la inspeccin ocular realizada en el debate, se


emplazaba en la interseccin de las calles Allison Bell y Garibaldi de esa
localidad, la cual coincida con la jurisdiccin del rea 111 a cargo del
Batalln Depsito de Arsenales 601, que al momento de los hechos relatados
se encontraba al mando del imputado Eduardo Samuel De Lo.

La familia de su esposa, desesperada, intent obtener el auxilio de la


polica en la seccional de Boulogne, pero all les dijeron que desconocan su
paradero y se negaron a concurrir a la casa para constatar su estado.

Pocos das despus presentaron acciones de habeas corpus, denunciaron


el caso ante organismos internacionales como la OEA, la Comisin de DDHH
de la ONU, la Cruz Roja Internacional y Amnesty Internacional, pero no
obtuvieron ningn dato que les permitiera conocer el destino de Ary Severo
Barreto ni tampoco de sus familiares.

A la fecha, todos permanecen desaparecidos.

Prueba

Contamos con abundantes elementos que acreditan los hechos de los


que fue vctima Ary Severo Barreto y su familia.

Respecto de su participacin poltica en Uruguay y las detenciones


sufridas, hemos escuchado a los testigos Edison Bentancour Garn y Wilson
Falero quienes conocieron a Ary Severo Barreto cuando estaban detenidos
por razones polticas en su pas.

Contamos tambin con la declaracin testimonial de Matilde Severo,


hermana de la vctima, quien nos habl del contexto familiar y del
compromiso social y poltico de su hermano.

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Su testimonio tambin dio cuenta de la persecucin de la que fue objeto
Ary Severo en Uruguay: las detenciones, las torturas padecidas y que, luego
de haberse publicado su requerimiento por las fuerzas conjuntas, fue detenido
durante 3 aos en una institucin del Consejo del Nio.

Aclar, en este sentido, que a pesar de haberlo detenido no se quit de


los registros la condicin de requerido.

La testigo tambin cont las circunstancias de su secuestro en Buenos


Aires de lo cual se enter gracias a que el suegro de su hermano viaj a
Buenos Aires y una vecina le cont todo lo que haba visto.

Asimismo, relat el secuestro de sus hermanos Marta y Carlos, su


cuado Jorge Martnez y la ta de ste, Rosa lvarez, ocurrido das antes.

Agreg que tanto su hermano Ary Severo Barreto como el resto de sus
familiares estuvieron detenidos ilegalmente en un CCD en la provincia de
Buenos Aires y agreg que supo por medio de Rosa lvarez, quien fue
liberada el 12 de mayo de 1978, que los represores que interrogaban eran
uruguayos y que pudo identificar esto por el acento de sus voces, pero
adems porque durante los fines de semana viajaban a Uruguay.

Sobre el destino de sus familiares, la testigo Severo manifest que la


ltima informacin que tuvieron fue a travs de una publicacin periodstica
que indicaba que habran sido trasladados el da 18 de mayo de 1978. Sin
embargo, aclar que desconoce cul ha sido su destino.

Wilson Falero tambin corrobor la detencin de Ary Severo Barreto


en esa institucin de menores, ya que relat haberlo conocido en ese lugar.

Record que se reencontraron en Buenos Aires en 1976 y que durante


ese ao y el siguiente participaron juntos de la resistencia a la dictadura de su
pas desde el Partido Socialista de los Trabajadores.

Agreg que pocos das despus de su regreso a Uruguay, entre los das
27 y 28 de abril de 1978, fue detenido en la ciudad de La Paz del
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departamento de Canelones; y que mientras estaba en la comisara escuch
que por una radio informaron que tena requisitoria de la Repblica
Argentina por delito poltico.

El testigo record que a partir de ese instante las condiciones de su


detencin cambiaron rotundamente, ya que lo esposaron, le cubrieron la
cabeza y comenzaron a golpearlo haciendo preguntas respecto de los GAU y
del PVP.

Relat que luego de 15 das en los que fue indagado por personal de la
jefatura de inteligencia departamental, lo trasladaron a la Direccin Nacional
de Informacin e Inteligencia en Montevideo y que all nuevamente fue
interrogado, pero esta vez respecto de Ary Severo Barreto y su esposa,
Beatriz Anglet.

Record que le describieron la casa en la que viva en la zona norte de


la provincia de Buenos Aires y adems le hicieron varios comentarios en
relacin a las torturas que impusieron a su amigo en Buenos Aires y que
especficamente le decan, y cito: que Ary era muy fortachn, con una gran
musculatura, pero que al final lo ablandaron.

Tambin record que se burlaban de Severo Barreto por estar


enamorado, ya que a pesar de estar muy mal fsicamente, decan que siempre
preguntaba por su mujer.

A travs de estos comentarios que le hicieron directamente y de otros


que escuch por casualidad durante su cautiverio, Falero se convenci de que
sus captores tenan prisionero a su amigo Ary Severo Barreto.

Adems, uno de ellos le describi fsicamente a Severo y otro, que


llevaba uniforme del ejrcito y una insignia que indicaba su pertenencia al
OCOA (Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas), se rea del
estado de Ary Severo, dicindole que lo tenan a muy mal traer.

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Tambin le preguntaron por su amigo Mario Mosqueira, un pintor
uruguayo que viva en el barrio porteo de La Boca y quien le haba dado
alojamiento mientras el testigo vivi en Argentina.

Record que sus torturadores tambin describieron esa casa a la


perfeccin y concluy con seguridad que sus interrogadores haban estado en
la casa de La Boca.

Asimismo, record a un subcomisario que cada 15 20 das llegaba a la


Direccin Nacional de Informacin e Inteligencia de Montevideo en donde el
testigo estaba recluido con cigarrillos argentinos, noticias de Buenos Aires y
comentaba que haba estado con los muchachos all, aclarando que
siempre interpret que con los muchachos se refera a sus colegas militares
o policas uruguayos que estaban del otro lado del ro.

Todas estas referencias prueban que el grupo que mantena prisionero a


Falero en Uruguay era el mismo que permanentemente se desplazaba entre ese
pas y la Argentina coordinando la represin regional; y que en razn del
marco de coordinacin existente, haba secuestrado, interrogaba y torturaba a
Severo Barreto en la Argentina.

Asimismo, otros documentos confirman las circunstancias que rodearon


los secuestros de Ary Severo Barreto y su familia.

El legajo CONADEP correspondiente a la vctima, contiene la denuncia


efectuada por Avelina de Len Hernndez, madre de Beatriz Anglet, en la que
cont que su esposo concurri a la casa del matrimonio y se enter por una
vecina la forma en que fueron secuestrados.

All tambin relat las gestiones que intentaron inmediatamente, sin


xito.

En ese mismo legajo encontramos la copia de la sentencia dictada en la


causa sobre ausencia por desaparicin forzada, en la que la justicia determin
que tanto Ary Severo Barreto como su esposa Beatriz Anglet se encuentran

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ausentes por desaparicin forzada a partir de la fecha en la que ocurri el
secuestro, el 24 de abril de 1978.

Asimismo, el legajo n 774 de la Cmara Nacional de Apelaciones en lo


Criminal y Correccional Federal de la Capital Federal tambin corrobora las
conclusiones arribadas.

All, en el marco de la investigacin judicial por la privacin ilegal de la


libertad, Edith Egli Fbula, vecina de Ary Severo Barreto y testigo directo del
operativo de secuestro, relat las circunstancias que hemos detallado.

En esa causa, si bien no se establecieron responsabilidades directas a


personas concretas, se determin que el operativo investigado ha sido uno de
los procedimientos realizados () por fuerzas conjuntas o afectadas al
Ejrcito Argentino y que operaban en la denominada Sub rea 420.

Sobre el lugar en donde se lo mantuvo privado ilegalmente de su


libertad, hemos escuchado en esta sala a las testigos Mara Serantes Lede y
Erlinda Vzquez.

Serantes Lede, a quien ya nos hemos referido, afirm haber compartido


cautiverio en el CCD Pozo de Quilmes con Ary Severo Barreto, su esposa
Beatriz Anglet, sus hermanos Marta y Carlos, su cuado Jorge Martnez y
Rosa, ta de Jorge Martnez, entre muchos otros.

Agreg que si bien los guardias eran argentinos, los interrogadores en


el CCD Pozo de Quilmes eran uruguayos.

Cont que Ary Severo Barreto comparti celda con su esposo, Alberto
Illarzen; y que ella lo vea pasar cuando era llevado a los interrogatorios.

Luego de describirlo fsicamente, la testigo explic que Ary tena una


cbala: cada vez que los guardias lo sacaban de su celda para interrogarlo, lo
que aclar que suceda bastante seguido, Ary Severo Barreto daba vuelta el
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pullover que vesta y deca que esto haca que la tortura fsica le doliera
menos.

Record que, prcticamente, todas las veces que lo interrogaron,


tuvieron que volver a llevarlo a la celda entre dos guardias debido al estado en
que quedaba luego de los suplicios; supo por Alberto Illarzn que Ary pas
momentos realmente malos pero que, de alguna forma, siempre se recuperaba.

Finalmente la testigo record que para el 18 19 de mayo de 1978,


cuando fue liberada, quedaba muy poca gente en el CCD, entre ellos, la
familia de Ary Severo Barreto.

El testigo Alberto Illarzn, cuyas declaraciones prestadas en el marco


de las causas N 44 y 47/85 fueron incorporadas al debate, confirm la
informacin brindada por su esposa Serantes Lede.

En el mismo sentido contamos con el testimonio de Erlinda Vzquez


Santos, tambin sobreviviente del CCD "Pozo de Quilmes" quien declar en
este debate y a cuyos dichos ya nos hemos referido en otros casos.

La testigo cont que conoci a Ary Severo Barreto en ese campo de


concentracin y record que supo que haba sido secuestrado de su casa y que
en el CCD tambin estaba recluida su familia.

Record que Ary Severo fue alojado en la celda junto a Alberto Illarzen
y al ser preguntada por los interrogatorios sufridos coincidi con el resto de
los sobrevivientes sealando que a Ary lo atormentaban, agregando que los
represores llevaban primero a la esposa y luego a Severo Barreto para
torturarlo.

Vzquez tambin destac que tanto en el grupo de personas que


intervino en su secuestro como dentro del centro clandestino, haba
represores argentinos y uruguayos.

Asimismo, dentro de la documentacin remitida por el juzgado federal


n3 de La Plata en el marco de la causa n27 caratulada Investigacin
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histrica sobre detenidos desaparecidos. Datos de las vctimas, encontramos
las manifestaciones de Rosa lvarez, ta de Jorge Martnez y sobreviviente del
CCD Pozo de Quilmes.

En esa exposicin, lvarez detalla el secuestro del que fueron vctima


primero los familiares de Ary Severo Barreto y horas ms tarde ella misma, en
la localidad de Claypole.

Describi el lugar en que estuvieron alojados en Quilmes y el


tratamiento que reciban los detenidos en general y ellos en particular.

Record la presencia de Ary Severo Barreto y su esposa, Beatriz


Anglet, en el CCD; y agreg que supo a travs de un guardia que todos ellos
se encontraban bajo la custodia de personal uruguayo.

Record la brutalidad de las torturas que impusieron a sus


familiares; todas las noches, a excepcin de los sbados y domingos,
escuchaba los gritos de dolor de los torturados.

Aclar que los sbados y domingos, esto es, cuando no se escuchaban


esos gritos, los represores uruguayos viajaban a Uruguay y volvan en la
madrugada del lunes.

Por otro lado, lvarez relat que una sola vez le hicieron preguntas
sobre sus actividades y que mientras ella responda, los represores realizaban
llamadas como para contrastar sus respuestas.

Agreg que consult esta situacin con el guardia con el que haba
conversado y ste le inform que los represores uruguayos se comunicaban
desde el CCD con Uruguay, y cito: ellos de ac directamente tienen todo y
se comunican con Montevideo.

A mayor abundamiento, contamos con los legajos remitidos por la


Comisin para la Paz de Uruguay y el informe final producido, as como
tambin la Investigacin Histrica, todo lo cual fue incorporado a esta causa y

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en donde se tuvieron por acreditadas las circunstancias del secuestro y
cautiverio que hemos relatado.

Adems, contamos con el expediente remitido por la justicia uruguaya


en el marco de la instruccin suplementaria, caratulado "lvarez Armellino,
Gregorio Conrado.- Larcebeau Aguirregaray, Juan Carlos s/ reiterados
delitos de homicidio muy especialmente agravados.

En ese proceso se investig, entre otras, la desaparicin forzada de Ary


Severo Barreto, dictndose el 21 octubre de 2009 la pertinente sentencia.

En ella se dieron por probados los hechos descriptos anteriormente y se


conden al Gral. Gregorio lvarez, en su carcter de comandante el jefe del
ejrcito uruguayo, como autor de 37 delitos de homicidio muy especialmente
agravados.

Asimismo, los padecimientos de Ary Severo Barreto fueron


judicializados en nuestro pas en el marco de la causa n 44.

All, bajo el n 109 se tuvo por acreditado su secuestro, como ocurrido


en las mismas circunstancias de tiempo y lugar que ya explicamos, su
cautiverio en el CCD Pozo de Quilmes y que all fue sometido a tormentos
mediante el paso de corriente elctrica.

Sres. Jueces. En este debate se prob la pertenencia poltica de Ary


Severo Barreto a una organizacin uruguaya y la persecucin de la que fue
objeto tanto en su pas como en el nuestro.

Se prob el constante flujo de informacin entre ambos pases antes,


durante y con posterioridad a su aprehensin.

Y se prob tambin la conjunta intervencin fsica de las fuerzas


represivas argentinas y uruguayas en los secuestros, los alojamientos
clandestinos, los interrogatorios y las torturas de las vctimas.

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Tal como adelantamos, la conjunta valoracin de las pruebas que
acreditan lo ocurrido a Ary Severo Barreto y a los dems miembros de su
familia; y el contexto en que esos hechos se produjeron, son prueba tambin
de la coordinacin represiva regional ejecutada bajo el marco de la
denominada Operacin o Plan Cndor.

Como vimos, en este juicio se demostr el andamiaje logstico,


operativo e ideolgico provisto por esa asociacin criminal para perseguir,
encontrar, secuestrar, recluir en Centros clandestinos, interrogar, torturar y
hacer desaparecer a toda una familia que haba escapado, como tantas, a
nuestro pas en busca de refugio.

Como ya mencionamos en otros casos, todos los hechos demostrados


pueden ser empleados como prueba de la asociacin criminal.

Sin embargo y como tambin ocurre en los dems casos, las


irrazonables limitaciones del objeto procesal slo nos facultan a realizar
imputaciones respecto a un nico hecho de privacin ilegtima de la libertad; y
slo contra dos de sus responsables.

Por la privacin ilegal de la libertad de Ary Severo Barreto


responsabilizamos a los imputados Santiago Omar Riveros y Eduardo
Samuel De Lo.

Mnica Grinspn Pavn y Claudio Logares Manfrini

Sres. Jueces. Nos referiremos ahora a lo ocurrido a Mnica Grinspn


Pavn y a Claudio Logares Manfrini, ciudadanos argentinos que desde mayo
de 1977 vivan en Montevideo.

Su hija, Paula Eva Logares Grinspn, haba nacido en la Argentina el 10


de junio de 1976.

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Claudio Logares estudi en el Liceo Naval y luego continu su
formacin en la Universidad de Agronoma.

Se integr a la Juventud Universitaria Peronista, al igual que su amigo


del Liceo, Adolfo Borelli.

Con el comienzo de la dictadura en la Argentina, Claudio Logares


comenz a sentir miedo sobre lo que les poda ocurrir, fue por eso que en
mayo de 1977 se mudaron a Montevideo.

La familia se instal en la casa de la pareja constituida por Adolfo


Borelli y Diana Bello.

En marzo de 1978 comenzaron a suceder algunos episodios que les


llamaron la atencin: un vecino que era chofer de la Polica le pidi a Borelli
una foto del Liceo, y nunca se la devolvi.

Adems, Claudio Logares advirti que lo seguan y que en diferentes


oportunidades, la polica uruguaya visitaba los lugares que visitaba,
preguntando por l.

Sin perjuicio de eso, de acuerdo a lo que relat el testigo Borelli, no


quiso irse de Montevideo.

En este juicio se acredit que el 18 de mayo de 1978, por la tarde,


Claudio Logares, Mnica Grinspon y Paula Eva Logares fueron secuestrados
en la ciudad de Montevideo, Repblica Oriental del Uruguay, en el trayecto
comprendido entre su casa y el parque Rod, merced a la accin coordinada
de las fuerzas represivas del Cono Sur.

La familia fue trasladada clandestinamente a la Argentina, donde


permanecieron secuestrados en condiciones inhumanas de vida, en un primer
perodo, en la Brigada de Investigaciones de San Justo, ubicada en la Zona I,
Subzona 11, rea 114, a cargo del entonces Jefe del Grupo de Artillera
Mecanizada 1, Coronel Antonio Fichera

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En la Brigada de San Justo, los represores no slo sometieron a torturas
a Claudio Logares y Mnica Grinspn, sino que tambin, decidieron separar
definitivamente a la familia.

Paula Eva Logares fue apropiada por el subcomisario Rubn Luis


Lavalln, a cargo de dicha dependencia policial.

Claudio Logares y Mnica Grinspn fueron trasladados desde all al


CCD Pozo de Banfield, ubicado tambin, en la Zona I, Subzona 11, rea 112,
a cargo del entonces Jefe del Regimiento de Infantera Mecanizada, Teniente
Coronel Faustino Jos Svencionis.

Claudio Logares y Mnica Grinspn fueron vistos por ltima vez en


junio de 1978 cuando fueron sacados de ese lugar.

An permanecen desaparecidos.

Enterado de lo ocurrido y tal como lo relatara en el debate, Adolfo


Borelli se contact con la familia en Buenos Aires, para avisarles que haban
sido secuestrados.

Los padres de Claudio Logares, viajaron a Montevideo a buscarlos e


hicieron denuncias en la polica.

Los buscaron tanto en Montevideo como en Argentina. Recorrieron


hospitales, juzgados de menores y colegios en busca de Paula Eva. Pero el
Estado argentino y uruguayo, les negaron cualquier informacin sobre el
destino de la familia.

La conjunta interpretacin de la totalidad de las pruebas incorporadas a


este debate demuestra que el secuestro ocurrido en la Repblica Oriental del
Uruguay, y el traslado clandestino a la Argentina de la familia Logares-
Grinspn, es un ejemplo ms del accionar coordinado de las fuerzas represivas
argentinas y uruguayas bajo el marco de la denominada Operacin Cndor,
y es por esta razn que constituye un hecho que confirma su existencia y
demuestra su funcionamiento.
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Prueba

Conforme los testimonios de Adolfo Borelli y de Elsa Pavn,


madre de Mnica, conocimos no slo la participacin poltica de Claudio
Logares en la Juventud Universitaria Peronista, sino tambin que fue debido a
la persecucin que estaban sufriendo que decidieron exiliarse en Uruguay.

Al respecto, Adolfo Borelli explic en este debate que en 1977, l


mismo estaba siendo perseguido, al punto que la polica se haba presentado
en su casa buscndolo.

Refiri tambin que varios de sus compaeros del Liceo Naval, lugar
donde se haba conocido con Claudio Logares, haban sido secuestrados, entre
ellos, Laureano Donda, y Lucero.

Explic que fue por ese motivo que decidi exiliarse en Uruguay,
aproximadamente, para semana santa de 1977.

Agreg que Claudio Logares lo visit all y le dijo que senta mucho
miedo de lo que le poda ocurrir.

Tanto Elsa Pavn, como Adolfo Borelli, coincidieron en que Claudio


Logares viaj a Montevideo el 17 de mayo de 1977 y Mnica Grinspn y
Paula diez das despus.

Borelli agreg que se instalaron en su casa, dando cuenta tambin de las


situaciones de persecucin que la pareja sufri en Montevideo.

Las menciones efectuadas por Elsa Pavn, relativas a que advirti que
las cartas que reciba de ellos haban sido abiertas, confirman que Logares y
Grispn estaban siendo vigilados.

Sobre el secuestro de la familia, Adolfo Borelli cont que el 18 de mayo


de 1978, l y su esposa salieron a trabajar, mientras que la familia Logares se
qued en la casa, almorzaron y por la tarde salieron camino al Parque Rodo,
pero nunca regresaron.
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Elsa Pavn sostuvo que a partir de las gestiones que realiz el padre de
Claudio Logares, supo que el secuestro tuvo lugar en la calle Fernndez
Crespo al 1700, frente al cine Miami, en Montevideo.

La forma en que ocurri fue la siguiente: al bajarse del colectivo, los


rodearon tres autos; a Claudio Logares lo golpearon, lo encapucharon y lo
metieron en un auto; a Mnica Grinspn tambin la encapucharon y junto con
Paula, la subieron en otro auto.

Los testimonios de Atilio Corro y Adriana Chamorro, incorporados a


este juicio, corroboran que los secuestros ocurrieron en Montevideo y que la
familia fue ilegalmente trada a la Argentina.

En este debate, Adriana Chamorro asegur que mientras ella estuvo


privada de su libertad en el CCD Pozo de Banfield, habl con Mnica
Grinspn, quien le cont que haba sido secuestrada junto a su esposo y su hija
en una plaza de Uruguay; y que los haban trasladado en avin a la Argentina.

Le cont tambin que los llevaron a la Brigada de San Justo, donde


fueron torturados.

Chamorro agreg que Mnica Grinspn y Claudio Logares estaban


desesperados, porque en ese lugar, la Brigada de San Justo, fue la ltima vez
que vieron a su hija.

Asimismo, destac que la ltima vez que la pareja fue vista en el CCD
fue para junio de 1978, cuando los llevaron para traslado.

Chamorro tambin record que cuando Mnica Grinspn lleg al CCD


Pozo de Banfield estaba llena de piojos.

Por ese motivo los guardias sacaron a Maria Asuncin Artigas Nilo para
que le cortara el pelo.

Maria Artigas le cont que estaba desesperada, y que slo haba podido
calmarla un poco.
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Atilio Corro, coincidi con el relato de Chamorro, y agreg que Mnica
Grispn le cont que en la Brigada de San Justo haban sido torturados por
argentinos y uruguayos.

Sobre el cautiverio de Mnica Grispon en la Brigada de San Justo,


contamos tambin con el testimonio que prest Rodolfo Barbern en este
debate.

Refiri que estando secuestrado pudo ver a una mujer en la celda


contigua, infiriendo luego que se trataba de Mnica Grispon.

Norberto Liwisky, en su declaracin incorporada a este juicio, dio


cuenta del proceso de recuperacin de identidad que atraves Paula Logares,
la hija del matrimonio.

Como ya adelantamos, los familiares de las vctimas las buscaron sin


descanso tanto en la Argentina como en Uruguay.

En su momento, denunciaron sus desapariciones ante la COMIPAZ y la


CONADEP, conforme se desprende de los respectivos legajos.

Elsa Pavn llev la bsqueda por la desaparicin de su nieta ante


organismos internacionales como CLAMOR, la Organizacin de los Estados
Americanos, las Naciones Unidas, y Amnista Internacional.

Entre las constancias remitidas por el NSA e incorporadas al juicio, se


aprecian documentos donde figura el nombre de Paula Eva Logares entre las
listas de nios desaparecidos, as como tambin denuncias con informacin
sobre la familia.

Entre las remitidas por la Comisin Provincial de la Memoria,


destacamos el documento individualizado como Mesa DS, Legajo 18.018,
donde figura la informacin que distribuyo Elsa Pavn para encontrar a su
nieta.

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Como dijimos, el Estado Argentino tena conocimiento de la bsqueda
de Paula Logares y neg dar informacin.

Recin en 1984 Paula Logares recuper su identidad.

Toda la prueba incorporada acredita, entonces, los hechos tal como los
hemos descripto.

Y corresponde ahora destacar que esta no es la nica ocasin en que los


rganos de administracin de justicia argentinos y uruguayos dieron por
probados estos hechos.

Sobre las circunstancias del secuestro de la familia Grispn Logares, el


traslado a la Argentina, la detencin en los CCD Brigada de Investigaciones
de San Justo y Pozo de Banfield, y la apropiacin de Paula Eva Logares en
manos del subcomisario de la Brigada de San Justo, ya se han expedido dos
tribunales: el TOF N 649 de esta Ciudad, en el marco de la causa denominada
Plan Sistemtico; y el Juzgado Penal 19 de la Repblica Oriental del
Uruguay, en la causa lvarez.

Las limitaciones de la instruccin y el fallecimiento de Harguindeguy,


Arias Duval y Videla, nos impiden acusar formalmente a alguno de los
responsables de los crmenes aqu tratados.

Sin embargo, la comprobacin de esos hechos, al acreditar la


coordinacin que existi entre las fuerzas represivas uruguayas y argentinas
para efectivizarlos, es prueba til de las diversas funciones que el marco de la
denominada Operacin o Plan Cndor aport a la coordinacin de las fuerzas
represivas de la regin.

Como tantos otros, estos hechos son prueba de su existencia y


operatividad.

49
La sentencia de la causa 44, dice que no se encuentra acreditado que Paula estuvo
secuestrada en la Brigada de San Justo. Plan Sistemtico s dice que paso por la Brigada.

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Sres. Jueces, trataremos ahora lo ocurrido a Flix Maidana Bentn,
Jos Lus Urtasn Terra y Mara Rosa Silveira Gramont.

Los tres eran uruguayos y tenan, al momento de los hechos, 36, 32 y 33


aos.

Los tres formaban parte del Movimiento de Liberacin Nacional


(MLN), al que se haban integrado en Uruguay. Por este motivo fueron
perseguidos y detenidos por las fuerzas conjuntas de ese pas.

Maidana Bentn lo fue en dos oportunidades, primero en 1970 y luego


en 1971, y permaneci en esa situacin hasta que opt por salir del pas rumbo
a Chile, instalndose luego en la Argentina.

Jos Luis Urtasn, por su parte, fue detenido en 1972 y una vez
liberado, mientras permaneca sometido a un rgimen de libertad vigilada,
escap a la Argentina.

Mara Rosa Silveira Gramont fue apresada en julio 1973, en un


procedimiento en el que particip el militar uruguayo Jorge Silveira.

Logr fugarse en agosto de ese mismo ao, luego de lo cual tambin


sali del pas y se instal en Argentina.

En Buenos Aires, Flix Maidana Bentn, Jos Lus Urtasn Terra, y


Mara Rosa Silveira Gramont, junto con Ignacio Arocenna, integraron dentro
del MLN, un mismo grupo de trabajo.

Para 1978, Maidana Bentn viva cerca de Laferrere en el partido de la


Matanza, mientras que Jos Luis Urtasn resida en esa misma localidad con
su pareja Myriam Proenza.

Por su parte, Silveira Gramont haba entablado una relacin con el


hermano de Jos Luis, Jorge Omar Urtasn, quien tambin integraba la
organizacin.

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Como parte de sus tareas en el equipo de trabajo, mantenan reuniones
peridicas.

En este contexto, el 13 de agosto de 1978, cerca del medioda, Maidana


Bentn, Jos Luis Urtasn y Mara Rosa Silveira Gramont se reunieron en
algn lugar de la localidad de Gonzlez Catn o de Gregorio Laferrere, en el
partido de la Matanza, Provincia de Buenos Aires.

All fueron secuestrados por un grupo de personas pertenecientes a las


fuerzas represivas argentinas que actuaban en coordinacin con fuerzas las
uruguayas.

En ese encuentro tambin fue secuestrado Ignacio Arocenna, cuya


privacin ilegtima de la libertad no fue incluida durante la instruccin en el
objeto procesal de este debate, sin perjuicio de lo cual corresponde
mencionarlo a los fines de completar el contexto en el que ocurrieron estos
hechos.

Sabemos que es en este marco que Jos Lus Urtasn Terra fue
asesinado por miembros de ese grupo mediante un disparo de arma de fuego.

Lo que no hemos podido determinar es si esto ocurri durante el


operativo de secuestro, o durante su posterior cautiverio.

El 14 de agosto de 1978 encontraron su cadver en la interseccin de la


Avenida Luro y la calle Campichuelo de Laferrere, y posteriormente
inhumado como NN en el Cementerio Municipal de La Matanza.

Al da de hoy, Flix Maidana Bentn y Mara Rosa Silveira Gramont,


permanecen desaparecidos.

Estos hechos fueron cometidos dentro del mbito geogrfico


correspondiente al rea de defensa 114, y en coordinacin con la jefatura de
dicha rea, a cargo del Coronel Antonio Fichera, la que, a su vez, responda al
Comando de la Subzona 1.1, a cargo del General Juan Baustista Sasiain,

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dependiente de la Zona 1, a cargo del General Carlos Guillermo Surez
Mason.

Cuando Myriam Proenza quien, como ya dijimos, era pareja de Urtasn,


advirti que algo les haba ocurrido, se dirigi al Alto Comisionado para los
Refugiado de Naciones Unidas y se instal en un refugio dispuesto por ese
organismo hasta que sali del pas rumbo a Suecia, donde vive hace 35 aos.

Antes de partir, se puso en contacto con la familia Urtasn y dio aviso


de lo sucedido.

Fue as que, a los pocos das de ocurrido el secuestro, se traslad a


Buenos Aires Oscar Javier Urtasn Terra, hermano de Jos Lus, para intentar
averiguar qu haba sucedido con l.

Realiz, sin xito, varias gestiones.

Entre ellas present, el 28 de agosto, una accin de habeas corpus en la


que, a pesar de los pedidos de informes librados, el Estado argentino neg
tener conocimiento sobre el paradero de Urtasn Terra.

La misma suerte corri la accin intentada en el mismo sentido casi un


ao despus, el 6 de julio de 1979.

Tambin el padre de Mara Rosa Silveira Gramont viaj a Buenos Aires


y el 2 de noviembre de 1978 present una accin de habeas corpus en favor de
su hija, pese a la cual no pudo obtener informacin sobre su paradero.

Por su parte, desde su exilio en Suecia, Myriam Proenza continu,


infructuosamente, realizando gestiones para intentar encontrar a Jos Lus
Urtasn Terra, Flix Maidana Bentn y Mara Rosa Silveira Gramont.

Como ocurri en el resto de los casos que hemos tratado, a pesar de los
esfuerzos realizados por familiares y amigos, tanto el Estado uruguayo como
el argentino ocultaron lo que les ocurri a Flix Maidana Bentn, Jos Lus
Urtasn Terra y Mara Rosa Silveira Gramont.
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Recin el 18 de julio de 2003, una sentencia judicial estableci que ese
cuerpo enterrado como NN en el cementerio municipal de la Matanza,
perteneci a Jos Luis Urtasn Terra.

De acuerdo a la descripcin que hemos realizado, teniendo en cuenta las


caractersticas particulares de los hechos que lo damnificaron, y el especial
contexto en que se produjeron, entendemos que se encuentra probado que el
secuestro y desaparicin de Flix Maidana Bentn, Mara Rosa Silveira
Gramont, e Ignacio Arocenna, as como la desaparicin y homicidio de Jos
Lus Urtasn Terra, formaron parte del plan ejecutado por la asociacin ilcita
que hemos llamado Operacin Cndor.

Prueba

Estos hechos surgen de la valoracin conjunta de diversos elementos de


prueba producidos o incorporados durante el debate.

Respecto de la participacin poltica en el MLN de Flix Maidana


Bentn, Jos Luis Urtasn Terra y Mara Rosa Silveira Gramont, as como de
la persecucin que padecieron en Uruguay a raz de esa participacin y de su
traslado a la Argentina escapando de ella, dan cuenta, en primer lugar, las
declaraciones prestadas en la audiencia por Myriam Proenza, Oscar Javier
Urtasn Terra y Mara Juana y Mara del Carmen Silveira Gramont, as como
tambin la brindada por el investigador lvaro Rico.

Myriam Proenza nos habl del rol que cumpli Maidana Bentn en la
formacin del movimiento de trabajadores de la industria azucarera en el
Uruguay y del lugar destacado que ocupaba dentro del Movimiento de
Liberacin Nacional.

Nos habl tambin, del contacto que tuvo con l en Buenos Aires.

Tambin el testigo experto Alvaro Rico se refiri al rol de Flix


Maidana Bentn en el movimiento de los caeros junto con Raul Sndic, y al
lugar destacado que ocup en el MLN en los aos 70, hasta su desaparicin en
1978.

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Tambin mencion que la faccin que integr Bentn dentro del MLN
fue conocida como Los Peludos.

Por su parte, Oscar Javier Urtasn Terra, nos habl de la integracin de


su hermano, Jos Lus al MLN, luego de que lo hicieran sus dos hermanos,
Jorge Omar y Roberto Walter.

Tambin hizo referencia a la detencin que padecieron y a cmo se


fueron trasladando a Buenos Aires en la medida que recuperaron su libertad.

Asimismo, Mara Juana Silveira Gramont nos habl de su participacin


y la de su hermana en el MLN.

Hizo referencia a su propia detencin, que se extendi por doce aos, y


tambin a la de su hermana que logr fugarse al poco tiempo.

Tambin nos habl al respecto Mara del Carmen Silveira Gramont,


tambin hermana de Mara Rosa.

Ella agreg informacin relativa a los encuentros que tuvo en Buenos


Aires con Mara Rosa, en los aos 1975 y 1976.

Tambin cont que ella misma se tuvo que ir de la Argentina, en julio


de 1976, porque la situacin se haba vuelto demasiado peligrosa para los
ciudadanos uruguayos.

De estas circunstancias y, en especial, del modo en que sus actividades


eran vigiladas por las fuerzas represivas uruguayas, dan cuenta las Fichas
Patronmicas confeccionadas por la Direccin Nacional de Informacin e
Inteligencia del ejrcito uruguayo, respecto de Maidana Bentn, Urtasn Terra
y Silveira Gramont.

All se encuentran registradas sus actividades como miembros del


MLN, as como las detenciones que padecieron en el Uruguay a raz de esas
actividades.

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Por otra parte, especficamente de la pertenencia de Mara Rosa Silveira
Gramont al MLN y de su detencin en Uruguay, tambin da cuenta el libro
escrito por el propio Jos Nino Gavazzo, que fuera incorporado por lectura al
debate.

All relata las circunstancias en que fue detenida, y el rol que cumpli
en el operativo un militar de la Unidad que la conoca personalmente, todo lo
cual confirma la participacin de Jorge Silveira en el episodio, de conformidad
con lo sealado por los testimonios que escuchamos en el debate.

Asimismo, del celoso seguimiento que las fuerzas represivas uruguayas


hacan de las actividades de Maidana Bentn, Urtasn Terra y Silveira
Gramont en Buenos Aires, dan cuenta los distintos memorandos y partes de
informaciones confeccionados por los organismos de inteligencia de ese pas,
que se encuentran trascriptos en la Investigacin Histrica sobre Detenidos
Desaparecidos confeccionada por la Universidad de la Repblica del Uruguay,
incorporada por lectura a este debate.

Entre ellos, cabe destacar el parte de informacin n 12/78 del


Departamento III del Servicio de Informacin de Defensa.

Este documento da cuenta del rol que cumplan Flix Maidana Bentn y
Jorge Omar Urtasn Terra recordemos, hermano de Jos Lus y pareja, al
momento de los hechos, de Mara Rosa Silveira Gramont-, en las actividades
que, entre 1976 y 1978, llev adelante el MLN - tendencia proletaria- en
Buenos Aires, para intentar unificar las distintas vertientes dentro del
movimiento.

En este mismo sentido, contamos tambin con el documento


identificado como R046F0291 0342 que forma parte de los denominados
archivos del terror y que fuera enviado por el NSA, al que ya nos referimos.

Se trata de un listado de personas requeridas por la Polica de


Montevideo que lleva el sello de la Agregadura Militar de la Embajada de
Uruguay en Paraguay, en el que figuran Urtasn Terra y Silveira Gramont.

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Como luego ampliaremos, tales antecedentes no slo demuestran el
permanente inters de las fuerzas uruguayas para conocer sus movimientos,
con el objeto de volver a detenerlos y desbaratar cualquier intento de
reagrupacin y resurgimiento del MLN; tambin son ilustrativos del
intercambio de informacin y la coordinacin operativa regional que existi
para lograrlo.

Respecto del homicidio de Jos Lus Urtasn Terra, contamos, por un


lado, con el acta de defuncin que da cuenta de que la causa de la muerte de la
persona cuyo cuerpo fue encontrado en Avenida Luro y Campichuelo de la
localidad de Laferrere, fue la herida provocada por un disparo de arma de
fuego, y, por otro, con los informes periciales que concluyen que ese cuerpo
encontrado corresponde a Jos Luis Urtasn Terra.

Estos documentos se encuentran agregados al legajo de identificacin


remitido por la Cmara Federal, incorporado por lectura al debate.

Que el secuestro de Flix Maidana Bentn, Jos Lus Urtasn Terra y


Mara Rosa Silveira Gramont ocurri en las circunstancias descriptas se
encuentra acreditado, principalmente, con el testimonio de Myriam Proenza.

Proenza cont que, en Buenos Aires, ellos formaban parte de un


mismo grupo dentro del MLN y que, como parte de las actividades que
desarrollaban, el 13 de agosto de 1978 tenan una reunin prevista para el
medioda.

Explic que estuvo con Jos Lus Urtasn aproximadamente hasta las
once de la maana de ese da, cuando l parti rumbo a esa reunin.

Nos cont tambin que deban encontrarse a la una, es decir, una hora
despus de esa reunin, en una parrilla en la localidad de Laferrere, pero
que Urtasn Terra nunca lleg, y que tampoco volvi a su casa.

Fue por ese motivo que huy con unas pocas pertenencias y se refugi
en lo de unos amigos.

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Proenza tambin relat que junto a Silveira Gramont haban previsto
que si ocurra alguna situacin como esa, ambas deban encontrarse en un
lugar prestablecido, al que Proenza concurri, pero al que Mara Rosa nunca
acudi.

Por otra parte, Proenza explic cmo fue que supo la verdadera
identidad de Jos Luis Urtasn y Mara Rosa Silveira Gramont, dado que, por
razones de seguridad, no utilizaban sus verdaderos nombres.

En cuanto al lugar en donde ocurri el secuestro, en la audiencia


Proenza reconoci que, cuando formul las primeras denuncias sobre estos
hechos, incurri en un error.

Explic la testigo que Flix Maidana Bentn tena la costumbre de fijar


sus contactos cerca de la zona en la que viva.

Ella pensaba que viva cerca de la zona de San Miguel, cuando en rigor
haca un tiempo que haba dejado esa localidad para instalarse en localidad de
Laferrere.

Fue por eso que ella crey, y as lo sostuvo en las primeras noticias que
dio sobre estos hechos, que se haban reunido cerca de la estacin Jose C. Paz,
localidad vecina a San Miguel.

Sin embargo, durante el debate, ha quedado acreditado que no fue all


donde se produjo el secuestro, sino en las inmediaciones de la localidad de
Laferrere o Gonzlez Catan, ambas del partido de La Matanza en la
provincia de Buenos Aires.

En este sentido, contamos con los dichos de la propia Myriam Proenza,


quien dijo que a travs de otros compaeros se enter de que Flix Maidana
Bentn viva por la zona de Laferrere y que, por lo tanto, de acuerdo la
modalidad que usualmente utilizaban, la reunin debi haber sido por esa
zona.

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Por otra parte, la testigo reconoci que esta posibilidad resultaba
compatible con el encuentro que ella haba acordado con Urtasn Terra en una
parrilla en Laferrere, una vez que finalizara la reunin con sus compaeros.

Debemos recordar que entre los dos encuentros haba slo una hora, por
lo que resulta claro que se haba prefijado el segundo en un lugar cercano al
primero.

En este mismo sentido, Oscar Javier Urtasn dijo que su hermano, Jorge
Omar, quien haba hecho averiguaciones con otros compaeros, haba llegado
a la conclusin de que la reunin, y consiguiente, el secuestro pudo haber sido
en Gonzlez Catn, pues haba algunas versiones que indicaban que all se
haba producido un tiroteo por esa fecha.

Recordemos que la localidad de Gonzlez Catn linda con Laferrere.

Finalmente, al respecto, tambin debe tomarse en consideracin que el


cadver de Jos Lus Urtasn Terra fue encontrado en la interseccin de la
avenida Luro y la calle Campichuelo en la localidad de Laferrere, de acuerdo a
lo que surge del acta de defuncin agregada a las actuaciones de la Cmara
Federal en donde se determin la identidad del cuerpo.

De tal modo, la valoracin conjunta de todos estos elementos permiten


descartar que el secuestro de Flix Maidana Bentn, Jos Lus Urtasn Terra y
Mara Rosa Silveira Gramont, se haya producido en la localidad de Jos C.
Paz, dependiente de la Zona 4 y, por el contrario, habilitan a concluir que se
produjo en las inmediaciones de las localidad de Gregorio Laferrere y
Gonzlez Catan en el partido de la Matanza, provincia de Buenos Aires.

Adelantamos que por no haber ocurrido los secuestros en la zona bajo


su mando y por no haberse verificado otro tipo de contribucin, requeriremos
la absolucin de Riveros.

De las gestiones realizadas para dar con el paradero de Flix Maidana


Bentn, Jos Lus Urtasn Terra y Mara Rosa Silveira Gramont y el modo en
que el Estado argentino y el uruguayo ocultaron lo ocurrido con ellos,

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contamos con los expedientes en los que se investigaron las privaciones
ilegtimas de la libertad de Mara Rosa Silveira Gramont y Jos Luis Urtasn
Terra formados a raz de los habeas corpus interpuestos en su favor, la
documentacin agregada a sus legajos Conadep y Comipaz, los documentos
del archivo de la ex DIPPBA remitidos por la Comisin Provincial por la
Memoria que dan cuenta de los pedidos de paradero formulados en su favor y
las constancias de las gestiones realizadas en favor de todos ellos
acompaadas por Myriam Proenza y Mara del Carmen Silveira Gramont,
incorporadas por lectura al debate.

Mencionamos antes que el operativo de secuestro fue llevado a cabo en


coordinacin con fuerzas represivas uruguayas.

Esta conclusin se encuentra acreditada a partir de la valoracin


conjunta de una serie de circunstancias que resultaron probadas durante el
debate.

En primer lugar, se demostr que eran las fuerzas uruguayas las que
tenan directo inters en sus capturas.

Como ya hemos visto, hacan un exhaustivo seguimiento de sus


actividades, aun cuando ya haban abandonado el Uruguay, con el propsito
de desbaratar cualquier intento de restructuracin del por entonces
desbaratado MLN.

En este sentido debe recordarse que las tres vctimas haban estado
detenidos en aquel pas, y que sobre Silveira Gramont y Urtasn Terra pesaba
un pedido de captura originado en Uruguay.

Por otro lado, tambin debe tomarse en consideracin que sus


desapariciones no se produjeron de manera aislada, sino que formaron parte de
una serie de secuestros de ciudadanos uruguayos vinculados con el MLN
ocurridos en nuestro pas entre 1977 y 1978.

As, hemos hecho referencia al secuestro de Mary Norma Luppi


Mazzone, Pedro Daniel Alfaro Vzquez, Atalivas Castillo, Miguel ngel Ros

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Casas, Aida Sanz, Edgardo Castro Gallo, Alfredo Moyano y Mara Asuncin
Artigas Nilo de Moyano.

Asimismo, tambin debe tenerse en cuenta la participacin que tuvieron


en la detencin de Mara Rosa Silveira Gramont en Uruguay, Jorge Silveira y
el propio Jos Nino Gavazzo quienes, como ya ha quedado acreditado,
formaron parte junto con Cordero Piacentini del grupo de agentes del Ejrcito
Uruguayo que particip de acciones coordinadas con las fuerzas argentinas en
la desaparicin de ciudadanos uruguayos que se haban radicado en nuestro
pas.

En este marco podemos afirmar que las fuerzas represiva argentinas no


tenan, por s mismas, los conocimiento de inteligencia necesarios para llevar
adelante este secuestro, y que su ejecucin slo result posible en el marco de
la coordinacin represiva con fuerzas uruguayas.

Los secuestros de Mara Rosa Silveira Gramont, Flix Bentn Maidana


y Jos Luis Urtasn Terra, comprobados en este debate, resultan prueba til de
la coordinacin regional que existi bajo el marco de la Operacin Cndor.

PARTE GENERAL CHILE

1) La dictadura chilena

A diferencia del resto de los pases, el golpe de Estado en Chile se


produjo contra un gobierno de corte progresista, que haba proclamado que se
encontraba instrumentando una va al socialismo. Lo precedi un intenso
proceso de movilizacin y polarizacin social. El golpe de Estado busc poner
fin a esos procesos.

En el caso chileno, al momento del golpe de Estado no estaba


predefinido el mtodo de disciplinamiento social a utilizar. Esto implic que la
consolidacin del modelo represivo chileno demorara por lo menos dos aos.

La dictadura chilena pas de un esquema de detencin en grandes


campos de concentracin, fusilamientos y del internamiento de las figuras
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principales del depuesto gobierno de la Unidad Popular, a un modelo de
represin clandestino instrumentado por una nueva fuerza represiva creada
para tal fin, al menos en el perodo al que nos ocupa en este juicio.

Destierros y exilios

Mirando la cuestin desde las actitudes del Estado en relacin con la


expulsin de opositores polticos, podemos decir que en Chile sucedieron tres
cosas

1. Primero hubo requerimientos de expulsin con prohibicin de


retorno. En este caso podemos hablar de destierros formales.

Esto comenz a suceder dos meses despus del golpe, con la


promulgacin del decreto- ley 81, que facultaba a Pinochet para disponer la
expulsin o abandono del pas de personas, extranjeras o nacionales y para
prohibir el retorno a los que hubieran abandonado el pas sin sujetarse a las
normas establecidas, hubieran sido expulsados u obligados a abandonar el pas
o estuvieren cumpliendo penas de extraamiento.

El dictado de este decreto-ley habilit a la dictadura a comenzar el


vaciamiento de los campos de concentracin que se crearon a continuacin del
golpe de Estado, que eran objeto de reclamo por parte de la opinin pblica
internacional.

Por medio de este decreto fueron expulsados los principales cuadros de


los partidos y organizaciones polticas de la vida del chile democrtico que
sobrevivieron al golpe de Estado.

2. Lo segundo que sucedi fue que las personas fueron directamente


amenazadas y forzadas a salir del pas, no mediante una orden escrita, pero si
por la accin directa de los agentes del rgimen. Esta tendencia se vio
acentuada sobre todo luego de la formacin de la DINA a fines de 1974.

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3. Y lo tercero que sucedi fue que ante el avance de la represin sobre
los grupos polticos y los individuos, hubo personas que se sintieron
amenazadas y decidieron salir del pas.

En Chile ocurri, adems, que dadas las caractersticas del gobierno de


la Unidad Popular, se trasladaron muchos exiliados del Cono Sur y tambin
personas que haban viajado a Chile para observar y participar de esa
experiencia poltica.

Dentro de este grupo fueron muchos los casos de exiliados de otros


pases que se encontraban en Chile, principalmente provenientes de Uruguay y
Brasil, que con el golpe de Estado se convirtieron en uno de los blancos
buscados por la dictadura.

Esta dictadura que, fiel a los principios de la Seguridad Nacional, vea


en los extranjeros a los inoculadores del mal en su pas.

Estos exiliados, muchos de los cuales fueron refugiados por ACNUR,


debieron abandonar Chile y reexiliarse. Mara Bernabella Herrera, funcionaria
de ACNUR en esa poca, dio un cuadro de esta situacin durante su
declaracin.

Muchos de los chilenos amenazados, como los extranjeros que debieron


reexiliarse, encontraron en la Argentina de 1973 una tierra de refugio.

Este proceso de expulsiones y la conformacin de las comunidades de


exiliados chilenos a lo largo y a lo ancho del globo, tuvo un resultado no
esperado por la dictadura. La salida de estas figuras pblicas y de tantos otros
que sufran la represin implic el surgimiento de una fuerte corriente de
denuncia internacional.

En Chile, la prensa oficialista agudiz todos sus recursos para denunciar


como antipatria a todos estos desterrados que comenzaban a transformarse
en exiliados. Hacia fines de 1973, comenz a elaborarse el discurso del exilio
dorado y de la campaa antichilena que servira tambin a la dictadura
argentina para enfrentar oportunamente a sus propios exiliados.

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La conformacin de la DINA a fines de 1974, implic la organizacin
un sistema de espionaje y represin a los exiliados. La planificacin y
ejecucin, aunque en algunos casos fallida, de asesinatos de las principales
figuras de la oposicin en el exterior, que ser imitada por otras dictaduras de
la regin como Uruguay, Paraguay y Bolivia y la implementacin de
campaas de accin psicolgica como la Operacin Colombo en 1975 tenan
por finalidad amedrentar tanto a las comunidades de exiliados como a la
sociedad chilena. Esto se vio incrementado cuando el Cndor entr en
vigencia.

Estructura represiva

Dijimos que detrs de la represin a los exiliados chilenos estuvo la


DINA. Vamos ahora, entonces, a mirar la estructura de la DINA para entender
cmo se produjo su vinculacin con Cndor. Nuevamente, como en el caso
uruguayo, no vamos a hacer referencia a la totalidad de la estructura represiva
chilena.

Para esta reconstruccin utilizaron esencialmente el informe Rettig, la


documentacin de Arancibia Clavel y la seleccin documental de la causa
plan Condor de Chile, enviada por exhorto en el marco de este juicio.
Adicionalmente, tambin las declaraciones efectuadas en este juicio por los
testigos expertos John Dinges, Peter Kornbluh y Mario Rafael Castillo
Bustamante. Cuando se haya utilizado alguna otra pieza documental, lo
aclararemos.

Ya hicimos una referencia general a la DINA. Ahora brindaremos


algunas precisiones y ampliaciones.

Recordemos que una forma prototpica de la DINA fue fundada en


noviembre, de 1973, bajo el nombre de Comisin DINA.

Ya en octubre de 1974 comenz a perfilarse en Chile lo que sera el


modelo ms permanente de represin. A la vez que se vaciaban los campos de
concentracin y comenzaba la poltica oficial de destierros y relegamientos, se
organiz la Direccin de Inteligencia Nacional (DINA) y junto a esta, el

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dispositivo represivo clandestino centralizado que primar a partir de ese
momento, estructurado en torno a la obtencin de informacin por medio de
tortura, la desaparicin de personas y el establecimiento de centros de
detencin.

La DINA fue creada el 14 de junio de 1974 por el decreto ley N 521 de


la Junta Militar de Chile. El decreto la defini como un organismo de
inteligencia tcnico profesional que tena por funcin asesorar directamente a
la Junta Militar, a partir de la reunin de informacin y la produccin de
inteligencia.

La DINA, surgi como brazo armado de Pinochet y le sirvi para


construir su hegemona dentro de la alianza de fuerzas que se estableci luego
del golpe de Estado.

Con la DINA, Pinochet se propona hacer varias cosas:

- Primero, destruir a la oposicin poltica.

- Segundo, quitar protagonismo a las Fuerzas Armadas en la represin,


y de esta manera, lograr subordinarlas. Contreras dirigi la represin con la
DINA; y Contreras reportaba directamente a Pinochet.

- Tercero, ayudar a Pinochet a consolidar su hegemona mediante el


control y purga sistemtica de los organismos del Estado.

Sobre las funciones de la DINA, se afirma en el informe Rettig que,

En la prctica la DINA tuvo y se arrog, las ms amplias funciones de


inteligencia y seguridad, en Chile y en el exterior. Reuna informacin, la
analizaba y propona polticas de Gobierno basadas en ellas, en los ms
diversos campos del quehacer pblico, nacional y extranjero. Adems de ello,
tena una funcin operativa, esto es, la realizacin de acciones especficas
para cumplir objetivos de seguridad, tal como los entenda

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Para el cumplimiento de sus funciones principales, la DINA desarroll
un sinnmero de tareas y programas de apoyo, incluyendo el control de
registros pblicos, el establecimiento de una red de colaboradores o
informantes en servicios pblicos, la aprobacin y veto de nombramientos y
de otorgamiento de ciertos beneficios estatales, el establecimiento de
relaciones de coordinacin con otros servicios de inteligencia en el extranjero
as como con grupos de carcter terrorista y distintas actividades
encaminadas a obtener fondos, entre ellas variadas formas de asociacin con
personas naturales o empresas o el establecimiento de empresas propias.

A la DINA, entonces, se le otorgaron amplios poderes represivos: en el


nivel de la obtencin y procesamiento de informacin, por medio de la
centralizacin de actividades de inteligencia, pero tambin se le daba
capacidad operativa, por cuanto se le permita la realizacin de
allanamientos y detencin de personas.

En cuanto a la estructura, cito el decreto de fundacin, tendra un


oficial general o superior, en servicio activo, en las Fuerzas de Defensa
Nacional.

La planta estara constituida por personal proveniente de las


instituciones de Defensa Nacional, es decir, Ejrcito, Armada, Fuerza Area,
Carabineros y Polica de Investigaciones; y por personal civil que, para ser
contratado, deba ser aprobado por Decreto Supremo y por el Ministerio de
Hacienda.

Adems de los miembros de planta, la DINA contaba con agentes


agregados provenientes de las distintas Fuerzas Armadas o carabineros,
personal contratado, asesores, colaboradores, contactos en servicios del Estado
e informantes. Pero la mayora del personal provena de las FFAA. Los cargos
ms altos los ocupaba personal del Ejrcito, aunque tambin hubo miembros
de la Marina y Fuerza Area, y tambin civiles, muchos de ellos reclutados de
los grupos de extrema derecha.

La estructura era jerarquizada. La descripcin que sigue se realiza a


partir de dos organigramas agregados en la causa Plan Cndor de Chile. Uno

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de los organigramas se encuentra a fojas 1510-1513 de dicho exhorto y el otro
es un informe pericial planimtrico, elaborado a partir de la declaracin del ex
miembro jerrquico de la DINA, Coronel (R) Rolf Wenderoth Pozo, que se
encuentra a fojas 921-921 del exhorto.

La jerarqua superior estaba compuesta por un director y un subdirector.


La sede de la direccin de la DINA fue el Cuartel General, sito en la calle
Belgrado 11, en Santiago.

Haba adems varias subdirecciones: Exterior, Interior, Econmica,


Psicolgica, Apoyo Tcnico y Transportes, dependientes del director general.

La subdireccin interior, tena dos brazos operativos. Uno, la Brigada de


Inteligencia Metropolitana (BIM) que se ocupaba de las actividades en
Santiago y otro, la Brigada de Inteligencia Regional (BIR), que se ocupaba de
las relaciones con las unidades o contactos de la DINA en las regiones.

La BIM tuvo una primera sede en la rinconada de Maip. Luego pas a


Villa Grimaldi. La BIM tena un jefe, una plana mayor y agrupaciones
operativas.

En la primera poca, las tareas operativas eran ms desordenadas y poco


planificadas. Existan diversas agrupaciones o unidades con nombres como
Caupolicn, Purn o Lautaro. Cuando la BIM se instal en Villa
Grimaldi, hubo una reorganizacin, se crearon solo dos grandes agrupaciones,
Caupolicn, encargada de la represin al MIR y Prn, que se ocupaba de
los dems partidos. Cada una de estas agrupaciones, se subdividan en
unidades de 20 a 30 agentes.

Ya mencionamos que con la DINA comenz en Chile la prctica


sistemtica y planificada de la desaparicin de personas, que se diferenci de
la etapa anterior en que el ocultamiento de los cuerpos se relacionaba con
muertes en sesiones de tortura o fusilamientos.

Para esta nueva tctica represiva se crearon centros clandestinos de


detencin.

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El primero de estos recintos funcion en el interior del cuartel de Tejas
Verdes. Luego se crearon los CCD Cuatro Alamos que funcionaba dentro de
un recinto de detenciones oficial de la DINA llamado Tres Alamos;
Londres 38, una casa que funcionaba en pleno corazn de la ciudad de
Santiago; Jos Domingo Caas; Villa Grimaldi; La Venda Sexy;
Implacate y el Cuartel Venecia.

Adems de estos CCD, la DINA cont con otras instalaciones utilizadas


para la labor represiva: el Cuartel General de la Calle Belgrado 11; Rinconada
de Maip; una clnica mdica ubicada en el centro de Santiago y el Hospital
Militar.

Adicionalmente, en el marco de la labor de la comisin Rettig, se


recibieron denuncias sobre la existencia de centros clandestinos de detencin
en la colonia alemana Dignidad y en la localidad de Parral. Y Ms
recientemente se comprob la existencia de un centro especfico de
exterminio, Simn Bolivar.

Por estos CCDs pasaron algunas de las vctimas de Cndor, trasladadas


desde otros pases.

Por otro lado, estaba la subdireccin exterior de la DINA, llamada


tambin DINA exterior.

El origen de la DINA exterior parece remontarse al momento mismo de


formalizacin de la DINA, en 1974.segn el parte 2822, del Departamento V
de la Polica de Investigaciones de Chile agregado a fs 1042 a 1061 del
exhorto en el que se remitieron piezas del expediente de la causa Cndor
chilena.

La DINA desarroll estrategias de neutralizacin y contra ataque para


desalentar o finalizar las actividades de denuncia desde el exterior. Para ello,
desarroll tareas de inteligencia y contra propaganda. Pero la DINA fue ms
all y se plante tambin la realizacin de operaciones en el exterior.

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La subdireccin exterior dependa directamente de Contreras. Su sede,
segn el parte 2822 funcionaba en las mismas dependencias de la sede central.

La creacin de esta subdireccin implic una reasignacin de recursos


existentes. Se incorpor tambin personal civil.

Afirma el informe Rettig que a partir de 1974 la DINA desarroll


cada vez ms una capacidad extraterritorial, que inclua fuerzas operativas
en varios pases. Estas contaban con personal propio y eran tambin
fortalecidas con la colaboracin con otros servicios y organizaciones en el
exterior.

A esto hay que sumar las alianzas con grupos de extrema derecha:
argentinos, exiliados cubanos e italianos principalmente.

Cules eran las tareas de la subdireccin exterior de la DINA?

1) Inteligencia y contrainteligencia estratgica

2) control de la red del servicio exterior oficial.

3) operaciones y misiones relacionadas con la represin

Hemos dicho ya que en el caso de Chile se cuenta con un conjunto


documental de caractersticas nicas, los documentos secuestrados durante la
detencin de Arancibia Clavel.

En la parte general reseamos ya las caractersticas de las redes que se


tendieron a partir de las actividades de este espa, y el esquema de
coordinacin organizado entre Arancibia Clavel, el enlace clandestino de la
DINA en Buenos Aires y Vctor Barra, el enlace oficial de la DINA en
Argentina.

Ahora vamos a hacer referencia a los documentos que fueron enviados


desde la Subdireccin de Inteligencia Exterior, para conocer cules eran los
intereses de la DINA en el exterior y cmo operaba el departamento exterior
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de un servicio de inteligencia de la regin mirando en el largo plazo, durante
los aos ms duros de la represin regional, entre 1974 y 1978

En lneas generales, se realizan pedidos de informacin sobre realidad


nacional, poltica, social. Adems sobre cuestiones concretas que tienen que
ver con la defensa nacional, sobre todo despus del ao 1977 y la
transformacin de la DINA en CNI.

Tambin es posible confirmar el uso de la DINA para espionaje y


disciplinamiento del servicio exterior chileno.

Pero tambin se ve claramente que la central de la DINA recopilaba


informacin sobre actividades de los exiliados e incluso, ordenaba su
secuestro.

Para ilustrar lo anterior, vamos a referirnos a algunas de las piezas


documentales.

El primer documento, es el memorndum 023 y anexo, firmado por la


Subdireccin de Inteligencia Exterior y remitido a Arancibia Clavel.

De aqu, nos interesa el anexo 34 (secreto), que son unas instrucciones


al personal que se desempea en el exterior. En este documento se dan
indicaciones sobre las caractersticas fsicas que deben tener los envos de
informacin.

Se indican cules son los temas de inters para la DINA exterior50

Y en el punto h se solicita informacin sobre actuacin de los servicios


de inteligencia o policiales en lo referido a elementos subversivos o
extremistas, con mucho nivel de detalle: quines eran los jefes, cul era el
centro de poder real de la organizacin, si haba chilenos o agentes
diplomticos involucrados, cules eran las actividades que realizaba y su
volumen, su importancia en el pas de acogida, dnde estaban citas las oficinas

50
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o dependencias de las organizaciones, cules eran las vulnerabilidades de las
organizaciones, conexiones con otros grupos o partidos polticos, grado de
conexin con autoridades de gobierno o representaciones extranjeras. Otro
documento demuestra la operatividad de la DINA en el exterior. La jefatura de
la DINA remiti explcitas rdenes de captura de ciudadanos chilenos en el
exterior. Se trata del Memo del 04/12/1975, firmado por Luis Gutirrez, que
era el alias utilizado por los jefes de la DINA exterior. El mismo reza:

Daniel, el correo del MIR detenido, corresponde a Leandro Alarcn


Ovando? Si esto es efectivo estaramos interesados en su traslado a Chile.
Daniel tiene contactos con Edgardo Enrquez, que es necesario obtener y
utilizar para permitir su captura. De la documentacin capturada a Daniel se
desprende que Ruy Mauro Marini, alias Luis, segundo hombre del CC del
MIR con vinculaciones con la JCR viajara en estos das a Argentina, con su
identidad verdadera para entrevistarse con Edgardo Enrquez. Ver la
posibilidad de capturarlos51.

En el exterior, la DINA oper Inicialmente en Argentina. Luego


extendi sus actividades a otras latitudes. Para establecer sus actividades se
sirvi primero de una red de civiles chilenos, de ideologa derechista, en
Argentina, durante el gobierno de la Unidad Popular entre los que se
encontraba Arancibia Clavel.

Las redes referidas fueron incorporadas en el organigrama de la DINA.


En este sentido debe mencionarse lo que se afirma en el Parte 1077, del
departamento V de la Polica de Investigaciones de Chile en el marco de la
causa Plan Cndor de Chile, a fs. 1965-1982 del exhorto remitido. All se
destaca la presencia dos redes, una en Buenos Aires, encabezada por
Arancibia Clavel; y otra en Mendoza.

La subdireccin exterior de la DINA, una vez consolidada, comenz a


enviar agentes destacados en las embajadas, que hacan las veces de enlaces
oficiales con organismos represivos locales.

51
Digitalizacin A000302

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Para realizar actividades en el exterior, la DINA debi colaborar con
organismos y grupos en el exterior, tanto con los servicios con similares
funciones, como con agrupaciones polticas que prestaban su servicio de
manera temporal o permanente. Esto inici durante el primer perodo de
desarrollo de la DINA. Luego, en un perodo ms avanzado, a fines de 1975,
la DINA pas a operar, al menos en los pases del Cono Sur, en el marco del
Cndor.

En el informe Rettig se afirma que:

Algunos de los resultados y efectos de estas actuaciones, organizadas


como operativos de inteligencia implicaron gravsimas violaciones a los
derechos humanos de mltiples personas que en su mayora haban adquirido
la condicin de refugiados o asilados polticos en los pases donde los alcanz
la mano de la DINA.

En cuanto a recursos econmicos, la DINA cont con fondos


presupuestarios de carcter reservado. Pero adems, para sostener el aparato,
se dio la tarea de generar recursos propios. Para eso cre empresas en Chile y
en el exterior, se asoci con otras y adems, reciba donaciones de empresas.
Adems, se apropi de bienes inmuebles, automviles y pertenencias de las
personas secuestradas.

La DINA funcion hasta agosto de 1977, cuando sus bienes y personal


fueron traspasados al organismo que se cre para reemplazarla: la Central
Nacional de Informaciones (CNI). Tanto Peter Kornbluh como John Dinges
concordaron, en sus declaraciones, en que este cambio se produjo a raz del
atentado que se haba producido en septiembre del ao anterior en Washington
y haba costado la vida del ex canciller de la Unidad Popular, Orlando Letelier

Segn Kornbluh, en su libro Pinochet, los archivos secretos, en la


prctica, es que se produjo un ascenso de Contreras de Coronel a General de
Brigada y que en su antiguo cargo fuera puesto Odlaniel Mena, opositor a
Contreras.

En la prctica, la CNI tuvo las mismas funciones que su antecesora.

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Seores jueces:

Hasta aqu hemos visto la estructura general de la DINA. Pasemos


ahora a explicar las caractersticas de su subdireccin exterior.

Ya mencionamos que dentro de la DINA surgi la Subdireccin


Exterior, que desarroll actividades fuera de Chile en el marco de Cndor.
Vamos a ver ahora cules fueron los blancos de esas actividades.

Los blancos de Chile y las operaciones en el exterior.

Son muy conocidos y ya fueron mencionados los asesinatos o intentos


de asesinato que llev a cabo la DINA: Prats y Letelier y los fallidos contra
Leighton, Altamirano, Pascal Allende y Teitelboim. Tambin podemos incluir
aqu a Edgardo Enrquez. Todos ellos eran dirigentes de las corrientes que
podran haber hecho frente a Pinochet: Prats, con gran ascendiente entre los
militares constitucionalistas y adems haba sido jefe de Pinochet; Letelier,
dirigente del Partido Socialista, Leighton de la democracia cristiana,
Altamirano tambin socialista y Teitelboim del partido comunista. Y a esto
hay que sumar a la dirigencia del MIR, Edgardo Enrquez y Andrs Pascal
Allende.

As como los dirigentes de estos partidos y organizaciones fueron


perseguidos, tambin lo fueron sus activistas. La coordinacin chilena-
argentina se cobr varias vctimas en Argentina.

Veamos cules fueron las organizaciones blanco de la represin chilena


en nuestro pas, para poder situar los secuestros que se tratarn luego, que son
objeto de investigacin en este juicio.

1. El MIR.

El Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) de Chile surgi en


Concepcin, Chile en 1965. En 1967 se impone dentro del MIR la lnea
castrista, encabezada por Miguel Enrquez, Bautista Van Schowen, Luciano
Cruz y Andrs Pascal.
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En el perodo 1970-1973 el MIR no form parte de la Unidad Popular y
tuvo una relacin errtica que vari entre la confrontacin y el apoyo, por
ejemplo, al crear el llamado Grupo de Amigos del Presidente, la guardia
personal de Allende.

El gobierno de la Unidad Popular fue un espacio de confluencia de


exiliados de los pases que iban cayendo en manos de las dictaduras.

En este contexto, desde comienzos de la dcada del 70 el MIR


estableci vnculos primero con exiliados bolivianos y brasileos y luego
tambin con los uruguayos de la columna guacha de los Tupamaros,
formada por los exiliados en Chile. En 1972, adems, llegaron a Chile los
dirigentes de las organizaciones de izquierda argentina que se fugaron de la
crcel de Trelew y comenzaron a tenderse vnculos entre el MIR y el PRT de
Argentina.

Todo estos vnculos fluyeron hasta que en 1974 se anunci la creacin


de la Junta de Coordinacin Revolucionaria, una alianza entre el MIR, los
Tupamaros, el PRT-ERP y el ELN de Bolivia.

El MIR, luego del golpe de Estado, decidi que no iba a exiliarse. La


salida de los dirigentes y cuadros del MIR se fue produciendo o bien por
decisiones puntuales de la organizacin o por el efecto de la masiva represin
desplegada sobre la organizacin. Adems, hacia 1974 comenzaron a
prepararse para resistir a la dictadura.

En este marco, se asent una base del MIR en Buenos Aires. En ese
grupo estuvieron destacados los brasileos Emir Sader, que se fue de
Argentina durante 1975, su compaera Regina Marcondes Pinto, Patricio
Biedma y luego, en mayo de 1975, Edgardo Enrquez.

Entre diciembre de 1975 y febrero de 1976 llegaron a Buenos Aires seis


miembros del MIR que provenan de Cuba, para trabajar a las rdenes de
Edgardo Enrquez: Mario Espinoza Barahona, Lorenzo Homero Tobar
Avils, Claudio Ocampo Alonso y Jorge Angel Machuca o Vercelotti

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Muoz, Miguel Orellana Castro y Heriberto Leal Sanhueza52. Todos ellos
habran sido vctimas de las redes de coordinacin represiva, siendo
muertos en Argentina o encontrndose desaparecidos.

Lo sucedido con los primeros cuatro est siendo investigado en el


marco de la causa 4955 por el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional
N 7, mientras que lo sucedido con Miguel Orellana Castro es objeto de
anlisis en este juicio.

El MIR en particular y la JCR, como conjunto del que formaba parte, se


convirtieron en blanco de las redes de coordinacin especialmente luego de la
detencin de Jorge Fuentes Alarcn en Asuncin del Paraguay, en mayo de
1975. Ya hemos hecho mencin a este caso en la parte histrica general,
recordemos que fue detenido junto con Amlcar Santucho.

A partir de esas detenciones, comienza a llegar a DINA y a los


organismos de inteligencia argentinos, copiosa informacin sobre las
actividades del MIR en Buenos Aires: miembros, locales, actividades,
contactos, vas de comunicacin.

La documentacin del Archivo del Terror y la documentacin de


Arancibia Clavel permiten ver cmo Edgardo Enrquez, Patricio Biedma,
Ruy Mauro Marini, Emir Sader, Andrs Pascal y otros dirigentes y
cuadros del MIR estaban establecidos o circulando en Argentina. Hubo
seguimientos y rdenes de captura.

En octubre, en Santiago de Chile, se produjo un operativo durante una


reunin del comit central del MIR, con resultados catastrficos: fue muerto
Dagoberto Prez y a raz de este suceso Andrs Pascal debi asilarse en la
embajada de Costa Rica. Adems, en este operativo el MIR perdi gran parte
de su arsenal e importante documentacin.

52
Tenemos prueba de Mario Espinoza Barahona y Claudio Ocampo Alonso, a los otros no
los mencion nadie en el juicio pero pudimos reconstruir esto a partir de entrevistas de la
fiscala y de publicaciones.

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El MIR perda nuevamente su direccin. Anteriormente, en octubre de
1974 se haba producido el asesinato de Miguel Enrquez.

El 1 de noviembre de 1975 fue secuestrado en el hotel Liberty de esta


ciudad Jean Yves Claudet Fernndez. Haba viajado a Buenos Aires para
encontrarse con Edgardo Enrquez. Afirma John Dinges en su libro Operacin
Cndor, que:

Dos semanas despus del asalto en Malloco, el agente Osvaldo Rawson


del Batalln 601, que estaba trabajando en estrecha colaboracin con
Arancibia Clavel, cerraba el cerco en torno del aparato del MIR en Buenos
Aires. Arancibia mand sus informes a Chile diciendo que ya haban
comenzado sus redadas de ciudadanos chilenos. Le solicit a la DINA que le
enviase fotos del nuevo lder del MIR, Edgardo Enrquez, para facilitar su
bsqueda.

Edgardo Enrquez justamente estaba en Buenos Aires [] y el


ingeniero qumico Jean Yves Claudet Fernndez, chileno con pasaporte
francs, de treinta y seis aos, operaba como mensajero internacional del
MIR.

Dinges narra que en una entrevista con Ren Valenzuela, representante


del MIR en Pars por ese entonces, le cont que a pedido de Enrquez, Claudet
haba viajado con cartas y dinero que deba entregarle

Dinges narr el operativo de esta manera: su encuentro nunca se


concret: haba cado en una trampa que le haba tendido Rawson. Claudet
firm el libro de huspedes, llev sus maletas con el dinero y documentos a su
habitacin y al da siguiente desapareci sin dejar rastros.

Los documentos de Arancibia Clavel dan cuenta de que Claudet fue


secuestrado, interrogado y asesinado. Resulta particularmente interesante, la
similitud entre este secuestro y lo acaecido con Alexei Jaccard, integrante del
Partido Comunista chileno, que tambin haba venido a Buenos Aires con
dinero del exterior.

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Meses despus, y das antes del golpe de Estado, el 18 de marzo de
1976 habran sido secuestrados Claudio Ocampo Alonso y Jorge ngel
Machuca Muoz, que habran integrado el equipo de los MIR que haba
venido de Cuba junto con Miguel Orellana Castro. Sus cuerpos habran
aparecido luego en la localidad de Caseros, provincia de Buenos Aires.

El 07 de abril de ese mismo ao, se produjo el operativo en casa de


Emilio de Ipola, en el que, segn relat durante su testimonio en el marco de
este juicio, fue secuestrado junto con su mujer Olga Gloria Rojas, de
nacionalidad chilena y ambos colaboradores del MIR. Fueron llevados a
Coordinacin Federal e interrogados por sus relaciones con esta organizacin.

El 10 de abril se produjo el operativo en el que fue asesinado Edgardo


Enrquez, que narraremos especficamente luego. El mismo da fue
secuestrada Regina Marcondes Pinto, miembro del MIR y que se encuentra
desaparecida.

El 15 de abril fueron secuestrados ngel Athanasi Jara, Frida Elena


Laschan Mellado y Pablo Germn Athanasi Laschan. Tambin ese da
fue secuestrado Jorge Alberto Basso, de nacionalidad brasilea y miembro
del MIR. Como se ver luego, ngel Athanasi y Jorge Basso tenan
vnculos con el grupo de Edgardo Enrquez.

Lo sucedido a la familia Athanasi Laschan ser abordado


especficamente luego en este alegato. Lo sucedido con Jorge Alberto Basso
est siendo investigado en el marco de la causa 4955 del Juzgado Nacional en
lo Criminal y Correccional N 7.

Durante el mes de junio fue secuestrado en Buenos Aires Miguel


Orellana Castro.

En julio, fueron secuestrados y llevados a Automotores Orletti, Patricio


Biedma, que reemplaz a Edgardo Enrquez en su papel de responsable del
MIR en Argentina y enlace con al JCR y probablemente tambin Mario
Espinoza Barahona, circunstancia esta ltima que, como ya mencionamos,
est siendo investigada en instruccin.

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En el mes de agosto se produjeron los secuestros de dos ciudadanos
cubanos, funcionarios de la embajada de ese pas en Buenos Aires, que
colaboraban con la red del MIR en Buenos Aires: Jess Cejas Arias y
Crescencio Nicomedes Galaena Hernndez.

Durante el ao 1976 habran sido secuestrados los ltimos miembros de


este grupo, Lorenzo Homero Tobar Avils y Heriberto Leal Sanhueza. El
primero de estos casos hechos que tambin est siendo investigado en
instruccin.

Otros hechos vinculados con la represin al MIR fueron:

*El 16 de julio de 1976, el secuestro de Mara Cecilia Magnet Ferrero


y Claudio Tamburini, que se explicar en detalle a continuacin.

* En la madrugada del 28 de julio de 1976 el secuestro de Luis Enrique


Elgueta Daz y Clara Hayde Fernndez. Lo sucedido con de Elgueta Daz
se tratar especficamente luego.

* El 18 de diciembre de 1976, el secuestro de Carmen Anglica


Delard Cabezas junto a su pareja Jos Luis Appel de la Cruz, en Cipoletti,
provincia de Ro Negro. Y un mes ms tarde, el 17 de enero de 1977, el
secuestro de Gloria Ximena Delard Cabezas junto a Roberto Cristi en
Ramos Meja. Lo sucedido con los tres primeros tambin ser tratado a
continuacin. Lo sucedido con Roberto Cristi no se encuentra judicializado.

* Otras privaciones ilegtimas de la libertad, de Jos Luis De la Maza


Asquet, secuestrado en noviembre de 1977 y Luis Alfredo Espinoza
Gonzlez, secuestrado en diciembre de 1978. ste ltimo tambin ser tratado
puntualmente en este alegato.

2. El Partido Comunista chileno

Otro aspecto que debemos mencionar es lo ocurrido con el Partido


Comunista Chileno, agrupacin de larga data en el pas trasandino.

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Form parte del gobierno de la Unidad Popular y el fin de esta
experiencia, luego del golpe de Estado, forz a la dirigencia comunista al
exilio.

En el exilio, pronto las tareas que se impuso fueron por un lado, la


resistencia, por medio de la denuncia internacional y por otro, la planificacin
del retorno. En Chile qued una direccin interior y una parte de la
organizacin, que actuaban de manera clandestina.

En 1976 ese sector interior de la organizacin fue fuertemente


golpeado. La direccin exterior del Partido consider entonces la necesidad la
necesidad de hacer llegar recursos econmicos para su reorganizacin y puesta
en funcionamiento. Para ello, se decidi instalar una base en Buenos Aires que
sirviera como puente antes del reingreso a Chile.

En este marco, tal como se explicar a continuacin, en el mes de mayo


de 1977 se produjo una oleada represiva contra varios miembros del Partido
Comunista chileno que se encontraban en Argentina. Dentro de este grupo fue
secuestrado Alexei Vladimir Jaccard Siegler.

Otra vctima de la represin coordinada contra el Partico Comunista


chileno fue Cristina Magdalena Carreo Araya, secuestrada el 26 de julio
de 1978.

Y finalmente, Oscar Orlando Oyarzn Manso, secuestrado el 26 de


enero de 1979.

El Partido Socialista

Otra de las agrupaciones atacadas por la dictadura chilena fue el


Partido Socialista chileno, una de las fuerzas principales que compuso la
Unidad Popular. A l perteneca Salvador Allende.

Luego del golpe de Estado, sus miembros fueron duramente


perseguidos. En este marco se explica lo sucedido con Manuel Jess Tamayo
Martnez, Luis Gonzalo Muoz Velzquez y Juan Humberto Hernndez
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Zaspe, secuestrados el 03 de abril de 1976 en Mendoza y retornados
forzosamente a Chile, donde desaparecieron.

***

Habiendo realizado esta caracterizacin general sobre el golpe de


Estado, la dictadura y las caractersticas de la persecucin, de manera
coordinada, de miembros de organizaciones polticas extranjeras que fueron
secuestrados en Argentina, podemos ahora detenernos en explicar lo sucedido
con cada una de las vctimas de nacionalidad chilena.

Hernndez Zaspe, Tamayo Martnez y Muz Velsquez

Sres. Jueces: vamos a describir ahora lo ocurrido a tres ciudadanos


chilenos, integrantes del Partido Socialista de ese pas.

Juan Humberto Hernndez Zaspe, chileno, de 23 aos al momento de


los hechos, integr el partido socialista desde muy joven.

Fue presidente de la federacin de estudiantes secundarios FEITECH y,


como referente, viaj a diferentes regiones y pases.

A partir del golpe de estado de 1973 en Chile, la cpula de la juventud


socialista pas a la clandestinidad.

Luego de la detencin de gran parte de ellos, en septiembre de 1975,


Hernndez Zaspe abandon el pas procurando su seguridad.

As, se instal en la ciudad argentina de Mendoza en donde se


reencontr con dos de sus compaeros del partido, Manuel Jess Tamayo
Martnez y Luis Gonzalo Muoz Velsquez.

Manuel Jess Tamayo Martnez, tambin integr el partido socialista


desde su juventud.

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En el barrio, conoci a Hernndez Zaspe con quien trab una profunda
amistad ya que adems de vecinos compartan su afinidad poltica.

Con motivo de la instauracin del rgimen dictatorial, tanto l como su


familia sufrieron una intensa persecucin que lo llev a exiliarse en Argentina
a inicios de 1976.

Proyect continuar viaje hacia Ecuador pero se instal primero en la


ciudad de Mendoza.

Luis Gonzalo Muoz Velzquez perteneca a una familia de fuerte


pertenencia al partido socialista.

Con posterioridad al golpe de estado, muchos de ellos fueron


perseguidos, sufrieron allanamientos y fueron apresados por la dictadura, lo
que los oblig a abandonar su pas y, en carcter de refugiados se radicaron,
en principio, en Argentina.

Luis, que fue detenido en Chile durante un breve perodo de tiempo en


1975, huy inicialmente a la ciudad misionera de Posadas en donde tambin
estaban sus padres pero luego, en los primeros meses de 1976, se mud a
Mendoza junto a su hermano Alex y su cuada.

A diferencia del resto de su familia, no solicit refugio al ACNUR hasta


que lleg a Mendoza, ya que siempre mantuvo la intencin de poder
reingresar a su pas.

En Mendoza, Hernndez y Tamayo vivan juntos en un departamento de


la calle Belgrano, mientras que Muoz viva en otro, sobre la misma calle,
junto a su hermano Alex, su cuada y otro refugiado chileno, Jos Cerda.

Con el objetivo de reencausar la resistencia y formar una coordinadora


del partido socialista, Hernndez, Tamayo y Muoz continuaron desde
Mendoza con sus actividades polticas, reagrupando a otros connacionales que
tambin haban escapado de la dictadura chilena.

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Entre los meses de diciembre del 75 y enero del 76, Hernndez Zaspe
viaj a Chile para visitar a su familia.

Ya de regreso en Mendoza, la DINA allan la casa familiar en Chile en


diversas oportunidades.

Insistentemente y a pesar de que saban que se encontraba en la ciudad


de Mendoza y que desde all continuaba con su actividad poltica, se
presentaron requiriendo la presencia de Juan Humberto, quien planeaba
regresar a Chile de visita en el mes de marzo pero la presin de las fuerzas
represivas que lo acechaban, nuevamente, trunc su proyecto.

En Mendoza sufrieron de similar presin.

Recordemos el particular hostigamiento que en esa ciudad de se haca a


los ciudadanos chilenos por parte de la polica local.

Y que, adems, personal de la DINA chilena circulaba


permanentemente por las calles de la ciudad controlando los movimientos de
sus connacionales.

Esta circunstancia los forz a acercarse a la representacin local del


ACNUR para solicitar refugio.

All les indicaron que deban presentarse nuevamente el da 5 de abril


de 1976 para continuar con el trmite, pero nunca llegaron a hacerlo.

El 3 de abril de 1976, Hernndez Zaspe, Tamayo Martnez y Muoz


Velzquez fueron secuestrados en la va pblica, sobre la calle Belgrano de la
ciudad argentina de Mendoza.

Esta ciudad, como sabemos, se encontraba dentro de la jurisdiccin del


rea 332, a cargo del Director del Liceo Militar General Espejo con asiento en
esa ciudad.

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Alrededor de las 17.30 hs., mientras caminaban por la calle Belgrano,
fueron sorprendidos y reducidos por un grupo de hombres.

Algunos de ellos, pertenecientes al Ejrcito Argentino, estaban


uniformados y circulaban en un camin de esa fuerza.

Otros, vestidos de civil, se trasladaban en autos particulares


identificados con patentes argentinas y chilenas; entre ellos haba personal de
la polica local y de la DINA chilena.

Hernndez, Tamayo y Muoz fueron violentamente colocados contra


una pared, los registraron, los golpearon y luego los introdujeron al camin
militar.

Muoz se par dentro del vehculo, en cuya caja no llevaba lona que lo
cubra, y levant sus brazos llamando la atencin de los transentes.

Pero lo tiraron al piso del camin.

Se pusieron en marcha y los llevaron a una de las Unidades Militares


ubicadas en el Parque San Martn.

En esa misma noche en la parte trasera de una camioneta tipo pick up,
fueron trasladados a Chile.

All fueron llevados primero en el CCD conocido como Cuatro


lamos ubicado en la ciudad de Santiago y luego alojados en el CCD Villa
Grimaldi, en las afueras de la ciudad, en donde fueron salvajemente
torturados.

Fue en villa Grimaldi donde fueron vistos por ltima vez.

Juan Humberto Hernndez Zaspe, Manuel Jess Tamayo Martnez y


Luis Gonzalo Muoz Velsquez, a la fecha permanecen desaparecidos.

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Conocimiento de las familias. Gestiones.

La familia Muoz Velsquez, tom conocimiento de lo ocurrido de


manera inmediata, ya que uno de sus hermanos presenci el operativo y dio
aviso a sus familiares en Chile para que realizaran gestiones.

Por su parte, la familia Hernndez Zaspe se enter unos das despus


cuando Flor, hermana de Luis, viaj a Mendoza y en el domicilio de su
hermano se encontr con Jorge Quesada, amigo de su hermano, quien le cont
lo que haba pasado y le recomend que regresara a Chile, pues tema que la
casa estuviera vigilada.

Adems, preocupados por no tener noticias suyas, escribieron a un


familiar, quien luego de algunas averiguaciones les confirm que Juan
Humberto haba sido detenido en Mendoza y entregado a las fuerzas chilenas
por las autoridades argentinas.

La familia Tamayo Martnez, tambin supo sobre la detencin a los


pocos das de sucedida ya que, adems de las noticias que trajo Flor
Hernndez Zaspe de Mendoza, recibieron un llamado que los alert.

Desde entonces, las tres familias intentaron denuncias y gestiones para


dar con sus seres queridos, pero ninguna de ellas dio resultado.

Tanto las autoridades argentinas como las chilenas negaron informacin


sobre su paradero.

Prueba

Los hechos relatados se encuentran respaldados por abundante prueba


testimonial y documental incorporada al debate.

Flor Hernndez Zaspe, hermana de Juan Humberto, declar en este


debate acerca de la pertenencia poltica de su hermano y de la persecucin que
sufri por ese motivo.

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Relat las circunstancias del exilio de su hermano en Mendoza y agreg
que siempre mantuvieron contacto fluido a travs de correspondencia.

Dio cuenta de la visita que hizo a la casa familiar en Chile entre


diciembre del 77 y los primeros das de enero del 78 y de los allanamientos
que sufrieron una vez que su hermano regres a Mendoza.

En este sentido, relat que las primeras veces no se identificaron pero ya


en la tercera oportunidad se presentaron como integrantes de la DINA y luego
de requerir la presencia de Juan Humberto, manifestaron saber que se
encontraba en la ciudad de Mendoza trabajando en contra de la dictadura
chilena.

Resulta claro que esa informacin provena de las coordinadas tareas de


inteligencia que las fuerzas represivas argentinas y chilenas estaban
realizando.

Flor Hernndez Zaspe concluy que si los represores chilenos ya tenan


esa informacin, la razn de haberse presentado en su domicilio fue recolectar
ms datos de su hermano, como actividades o relaciones que tena en
Mendoza.

Concluy que la direccin de inteligencia chilena operaba de manera


coordinada con otros organismos militares de Amrica Latina en busca de sus
opositores, extremo que ha sido probado en este juicio.

Hernndez asegur haber avisado a su hermano sobre estos


allanamientos y la informacin que tenan los represores, todo lo cual motiv
la cancelacin de su prxima visita a Chile.

Al respecto, agreg que una vez que su hermano Juan Humberto


desapareci en Argentina, la DINA no volvi a buscarlo en su casa de Chile.

En cuanto al operativo de secuestro, Flor Hernndez relat las


circunstancias en que se produjo, todo lo cual pudo reconstruir a partir del

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relato de testigos chilenos que lo presenciaron y que tambin estaban
radicados en Mendoza.

En este sentido, explic que la segunda semana de abril de 1976 viaj a


Mendoza y se encontr con un joven chileno en la casa de su hermano.

ste le cont cmo Luis haba sido detenido en la va pblica junto a


Muoz Velzquez y Tamayo.

Adems, agreg que el muchacho les recomend que no hicieran


ninguna denuncia y volvieran pronto a Chile, ya que la situacin en Mendoza
estaba muy difcil.

Flor Hernndez Zaspe tambin record a Manuel Jess Tamayo


Martnez, a quien conoca por ser amigos del barrio en Chile.

Sres. Jueces: En esta sala, tambin hemos escuchado a los hermanos de


Manuel Tamayo, Juan Jorge y Adriana Iris Tamayo Martnez.

Ambos se refirieron a la trayectoria poltica de su hermano y relataron


la persecucin de la que era objeto en su pas.

Particularmente, Juan Tamayo describi la relacin que lo una con Juan


Humberto Hernndez Zaspe, con quien comparta la participacin poltica en
el Partido Socialista y con quien, adems, haba convivido en la ciudad de
Mendoza durante un tiempo.

Por haber tambin vivido en esa ciudad, Juan Tamayo record la


presencia de personal chileno de la DINA en las calles de Mendoza y la
inseguridad que esto acarreaba para los refugiados chilenos.

Tanto Juan como Adriana Tamayo recordaron la forma en que supieron


sobre la desaparicin de su hermano Manuel en Mendoza y las dificultades
que tuvieron para realizar gestiones.

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Por su parte, Alex Muoz Velzquez, hermano de Luis Gonzalo, se
refiri a la trayectoria poltica de su hermano y la persecucin de la que fue
objeto en Chile.

Relat su traslado a nuestro pas y el lugar en donde se radicaron en la


ciudad de Mendoza.

En el debate tambin brind testimonio Jos Cerda Herrera, quien


conoca a Luis Gonzalo Muoz Velzquez de Chile y con quien se reencontr
en la ciudad argentina de Mendoza, a donde ambos haban escapado debido a
la persecucin en su pas.

Record que es all donde conoci a Juan Humberto Hernndez Zaspe y


Manuel Jess Tamayo Martnez y que juntos, los 4, trabajaban para reagrupar
a los exiliados chilenos del partido.

Si bien se refiri a las reuniones, aclar que por seguridad no saban las
actividades de los dems.

Respecto de la persecucin en la ciudad de Mendoza, Cerda Herrera


record la presencia de personal de inteligencia chilena que se infiltraba entre
los exiliados, y que algunos incluso requirieron refugio al ACNUR pero que
este organismo los rechaz.

Sres. Jueces: Alex Muoz, Mara Cecilia Muoz y Jos Cerda


Herrera presenciaron los secuestros de Hernndez Zaspe, Tamayo Martnez y
Muoz Velsquez.

En esta audiencia, los tres coincidieron en las circunstancias en que se


produjo el operativo y que ya describimos.

Los primeros dos aclararon que pudieron reconocer que se trataba de


Luis Muoz Velzquez y sus amigos, cuando ste agit los brazos dentro del
camin militar, mostrndose, y pudieron ver con claridad que llevaba puesta la
ropa que ellos mismos le haban prestado ese da.

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En particular, Alex Muoz describi la presencia del personal y los
vehculos chilenos; y Mara Muoz aclar que pudo reconocer al personal
chileno por su tono de voz.

Los tres explicaron, adems, cul fue el destino dado a las vctimas, de
acuerdo a lo que con el tiempo pudieron reconstruir.

As, los tres afirmaron que luego de sus detenciones, Hernndez Zaspe,
Muoz Velzquez y Tamayo Martnez fueron trasladados desde la ciudad de
Mendoza hacia Chile, en donde fueron vistos por ltima vez en el CCD
conocido como Villa Grimaldi.

En particular, Flor Hernndez Zaspe se refiri a la correspondencia


que cruzaron con un familiar que, en esa poca, era Arzobispo de Santa Fe,
Vicente Hernndez Zaspe, a quien le pidieron ayuda para ubicar a Juan
Humberto.

ste les inform que luego de su detencin en Mendoza, su hermano y


sus compaeros fueron entregados por las autoridades argentinas a las fuerzas
chilenas y que se encontraba en un campo en Pealoln.

Agreg la testigo que aos despus supo que se trataba del CCD Villa
Grimaldi; y que haba sobrevivientes de ese Centro de Detencin que
recordaban la llegada, desde Argentina, de 3 prisioneros que se encontraban
en muy estado de salud.

En este sentido, hemos escuchado en esta sala a los testigos Gabriela


Salazar y Juan Carlos Feres Nazarala, sobrevivientes de centros de
detencin chilenos, que compartieron cautiverio con Hernndez Zaspe,
Tamayo Martnez y Muoz Velzquez y terminan de acreditar los traslados
clandestinos desde la ciudad argentina de Mendoza a Chile.

Gabriela Salazar, sobreviviente de los centros de detencin Villa


Grimaldi y Cuatro lamos, record la llegada de tres detenidos a este ltimo
lugar de reclusin al que describi como un lugar de paso por los detenidos.

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Cont en esta sala que desde la celda en la que ella estaba recluida pudo
escuchar que los recin llegados pedan a los guardias del lugar que les dieran
agua y se quejaban del cansancio por haber sido trasladados desde la ciudad
de Mendoza.

Salazar aclar que si bien no pudo conversar directamente con ellos,


escuch esos quejidos y, aos ms tarde, relacion lo vivido con lo que hasta
ese momento se saba sobre el destino de Hernndez, Tamayo y Muoz.

Explic que por la ubicacin de su celda, poda escuchar si los


detenidos que llegaban eran alojados en Cuatro lamos o si eran trasladados
inmediatamente.

Es por eso que asegur que Muoz, Hernndez y Tamayodetenidos no


ingresaron al centro de detencin, por lo que fueron trasladados.

Por otra parte, su testimonio tambin ilustra sobre la dimensin de


Cndor y la interaccin de Chile con el resto de las dictaduras del Cono sur,
en tanto record a otros secuestrados que fueron trasladados a Chile desde
otros pases.

Al testimonio de Salazar se suma el de Juan Carlos Feres Nazarala,


sobreviviente del CCD ubicado en las afueras de la ciudad de Santiago de
Chile conocido como Villa Grimaldi,, quien comparti cautiverio con Luis
Gonzalo Muoz Velsquez.

Feres record que si bien no pudo verlo, s pudieron conversar.

As, pudo constatar el deplorable estado fsico en que estaba Muoz por
la forma en que se quejaba de dolor.

Feres concluy que, sin lugar a dudas, Muoz haba sido torturado en
ese CCD.

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Feres reprodujo en la audiencia, adems, todo lo que Muoz le relat
acerca de las circunstancias de su secuestro en la ciudad de Mendoza, la
participacin de personal argentino y chileno en ese procedimiento y el
traslado hacia Chile, por tierra, en la parte trasera de una camioneta.

Agreg tambin que Muoz le detall la complicidad de las autoridades


de ambos pases cuando, al momento del traslado, escuch que entre ellos
hacan comentarios jocosos sobre la carga que transportaban.

Adems de lo que el propio Muoz relat sobre la presencia del


personal DINA en el operativo, Feres record que en el centro de detencin
haba un oficial de ese cuerpo que, interpretando el macabro rol del polica
bueno y luego de no haberlo visitado durante 6 o 7 das ,se present y le
convid un cigarrillo de marca argentina.

Este oficial le cont que los haba comprado recientemente en


Argentina, a donde haba tenido que viajar para cumplir una misin.

Feres Nazarala explic que si bien en Villa Grimaldi no pudo conversar


ni ver a Hernndez Zaspe y Tamayo Martnez, supo por Muoz que ellos
tambin fueron trasladados a ese CCD.

Tambin explic que, a juzgar por el deplorable estado fsico en que


estaba Muoz luego de haber sido torturado, era posible que Hernndez y
Tamayo hubieran muerto a consecuencia de los tormentos recibidos en ese
lugar.

Finalmente, Feres Nazarala record la preocupacin de Muoz porque


su familia no saba que se encontraba detenido en suelo chileno y por eso, en
cuanto recuper la libertad, puso esta circunstancia en conocimiento de un
abogado que avis a su familia.

Refuerzan el cuadro probatorio sintetizado la abundante prueba


documental incorporada a este debate.

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Entre ella, contamos con las cartas manuscritas por Juan Humberto
Hernndez Zaspe, aportadas por su hermana Flor al declarar en la audiencia.

En ellas se evidencia la fluida comunicacin que mantena con su


familia.

Adems de contar sobre sus actividades laborales, Hernndez relata el


hostigamiento que sufran los chilenos por parte de las autoridades argentinas.

La ltima carta recibida se encuentra fechada el 21 de marzo de 1976,


pocos das antes de su secuestro y desaparicin.

Se encuentran tambin incorporadas las constancias remitidas por la


justicia de Mendoza, en donde se recopilaron los antecedentes que tanto la
Vicara de la Solidaridad de Chile como la regional Mendoza del Movimiento
Ecumnico por los DDHH contaban sobre estos hechos.

Asimismo, sus desapariciones tambin son materia de investigacin


ante la justicia chilena en el marco de la causa n2182-98 Operacin
Cndor, de la cual algunos elementos fueron remitidos mediante exhorto e
incorporados a este debate.

Entre ellos contamos con las presentaciones y las denuncias formuladas


por los familiares de las vctimas, quienes relataron las circunstancias relativas
a la desaparicin de sus seres queridos, de igual manera en que lo realizaron
en esta audiencia.

Atribucin de responsabilidad

Como ya explicamos, tambin aqu los fallecimientos o apartamientos


de algunos imputados y las limitaciones de la etapa instructora, nos impiden
realizar acusaciones formales contra algunos de los responsables de estos
hechos.

Por el momento, slo corresponde mencionar que por la privacin ilegal


de la libertad de Juan Humberto Hernndez Zaspe se encuentra imputado
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Carlos Horacio Tragant, sobre lo que volveremos al momento de examinar su
responsabilidad.

Edgardo Enrquez Espinoza

Trataremos ahora lo ocurrido con Edgardo Enrquez Espinoza,


chileno, que fue asesinado en nuestro pas en el marco de la coordinacin
represiva provista por Cndor.

Edgardo Enrquez Espinoza era uno de los fundadores del MIR y


hermano de Miguel Enrquez, lder histrico del partido.

Tal como surge del documento desclasificado denominado


Santiago4120, desde el mismo da del golpe de Estado en Chile, Enrquez
era requerido por la dictadura de Pinochet, al igual que su hermano y otros
integrantes de la cpula del MIR.

Por tal motivo, como mencionamos al inicio de este captulo, los


integrantes del MIR; y en especial sus dirigentes como Enrquez, tuvieron que
pasar a la clandestinidad para evitar ser capturados.

Sin embargo, las fuerzas de seguridad chilenas ubicaron y asesinaron a


Miguel Enrquez en Santiago, en octubre de 1974.

La muerte del nmero uno del MIR conllev mayores responsabilidades


para Edgardo Enrquez, que junto con Pascal Allende y Manuel Cabieses
pasaron a ser los encargados de dirigir el destino del partido.

Consecuentemente, se agrav la persecucin que ya sufra, pues la


DINA apuntaba a l como uno de los principales enemigos del rgimen.

A lo largo de este debate se prob que por disposicin del partido,


Edgardo Enrquez sali de Chile para afianzar los contactos y enlaces que el
MIR tena en el exterior.

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Luego de pasar por Argentina y Europa, desde enero de 1975 se radic
en Cuba, donde estaba instalado el comit exterior del MIR.

Como nos relat su esposa, Grete Weinmann, permaneci en Cuba


hasta comienzos de mayo de 1975, cuando se estableci en la Argentina.

Al respecto, contamos tambin con la carta que el propio Enriquez


dej en la Habana a su esposa, despidindose de sus hijos y explicando los
motivos de su viaje, los que coinciden con los testimonios que escuchamos en
relacin a su rol de dirigente del MIR.

El 12 de mayo de 1975 Enriquez ingres a nuestro pas usando un


documento apcrifo a nombre de Javier Infante.

Weinmann explic que se era uno de los nombres falsos que su


marido usaba para procurarse seguridad, adems del de David y Simn.

Aclar que sus amigos, que lo conocan de Chile, lo seguan llamando


como en su niez: Pollo Enrquez.

Su radicacin en Argentina, ms precisamente en Buenos Aires, tena


dos claros objetivos.

Tal como mencion en la audiencia Arnol Kremer, por un lado,


Enrquez era el representante del MIR ante la Junta Coordinadora
Revolucionaria que tena su sede en Buenos Aires.

Bruno Serrano, que formaba parte del MIR, tambin se refiri al rol de
Enrquez dentro de la JCR.

Por otro lado, Kremer record que Enrquez estaba en contacto con
miembros del MIR, especialmente en capital federal, y se encargaba de
organizar la salida y el ingreso clandestino de compaeros a Chile.

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Adems y de manera coincidente con la informacin brindada por
Kremer, Grete Weinmann record que su marido se vinculaba con
compaeros del MIR, como Reggina Marcondes, Patricio Biedma y Claudet.

Ya explicamos que desde producido el Golpe de Estado en Chile, sus


fuerzas requeran su captura.

Para lograrlo, coordinaban sus esfuerzos con las otras agencias


represivas del cono sur en el marco de Cndor.

Enrquez, tal como mencionaron todos los testigos que tuvieron


oportunidad de conocerlo, era especialmente precavido y cuidadoso para no
despertar sospechas, pues saba que los lmites geogrficos no eran verdaderas
fronteras para la DINA.

Por eso y tal como dejara asentado Arnol Kremer en su libro Los
Perros, tom precauciones a la hora de elegir su domicilio.

Primero lo hizo en un inmueble asignado por el PRT-ERP, ubicado en


el Gran Buenos Aires.

Luego, como ratific el propio Kremer al declarar, para estar ms


prximo a la ciudad de Buenos Aires donde llevaba adelante su actividad
poltica, se mud a la casa donde viva Kremer con su familia, situada en la
calle Ucrania de la localidad de Munro.

Desde all se desplazaba a diario impecablemente vestido a la capital


federal, para contactarse con otros integrantes del MIR, como Reggina
Marcondes, Emir Sader y Patricio Biedma.

Adems, estaba en contacto con el comit exterior de esa organizacin


que haba quedado en Cuba, donde tambin estaba su esposa.

Como destac Kremer y pudimos verificar con las cartas aportadas por
Grete Weinmann, escriba misivas en letra imprenta mayscula e, incluso,

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saba confeccionar mensajes cifrados para comunicarse con quienes estaban
fuera del pas.

As lo haca pues, como dijimos, Enrquez tena la conviccin que la


DINA lo buscaba y tema que los servicios de inteligencia interfirieran su
comunicacin con el exterior.

En este juicio se prob que no slo la DINA lo buscaba.

El resto de las fuerzas represivas que se vinculaban con Cndor,


apoyaban y colaboraban con las intenciones de la DINA, en especial las
fuerzas argentinas y las paraguayas a travs de la comunidad informativa, de
detenciones y de interrogatorios a otros miembros del MIR.

Ya nos hemos referido en este alegato a las detenciones de Jorge Isaac


Fuentes Alarcn y Jean Yves Claudet respectivamente en mayo y noviembre
de 1975.

Estos dos eventos son fundamentales para comprender cmo los


representantes de las fuerzas argentinas en coordinacin con la DINA han ido
acercndose a Enrquez hasta poder capturarlo y asesinarlo.

Cuando las fuerzas argentinas detuvieron, interrogaron y asesinaron a


Yves Claudet, en Buenos Aires, las fuerzas chilenas rpidamente lo supieron y
contaron con la informacin que los argentinos haban podido obtener para
continuar con el raid represivo contra el MIR y especialmente para la
bsqueda de Enrquez.

Al respecto contamos con los memorandos n 69, 72 y 73 que el espa


chileno Arancibia Clavel mandaba a Chile que acreditan el fluido intercambio
que l tena con miembros del Servicio de Inteligencia argentino.

Sabemos que adems de enviar informacin, Arancibia tambin serva


de nexo entre las autoridades argentinas y la DINA chilena para articular la
captura de Enrquez.

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Esto lo vemos claramente en el documento n 19 del 23 de diciembre
de 1975 secuestrado a Arancibia Clavel, en el que desde Chile se manifestaba
el inters en dar con Edgardo Enrquez que ya haba sido localizado en
Buenos Aires.

Al respecto, tambin contamos con la respuesta a dicho Memo


elaborada por el mismo Arancibia Clavel bajo el nombre de Luis Felipe
Alemparte Daz el 8 de enero de 1976.

All, Arancibia informaba que las fotos de Edgardo Enrquez que las
fuerzas argentinas haban solicitado ya haban sido entregadas a los servicios
del ejrcito y que haban sido distribuidas por todo el pas.

Como dijimos, la captura de Fuentes Alarcn en Paraguay tambin


permite advertir la coordinacin represiva.

Contamos con mltiples documentos, como el n 00046F 1528 a 1536


del Archivo del Terror, que da cuenta de cmo las fuerzas represivas
interrogaron en forma conjunta a Fuentes Alarcn y luego compartieron la
informacin obtenida.

Sobre este documento escuchamos tambin al testigo experto Carlos


Osorio, que resalt el inters desde Argentina de localizar a Enrquez en
Buenos Aires.

Sabemos adems, a partir de este documento, que las dictaduras


tambin compartan los mensajes que interceptaban a los integrantes del MIR.

La carta escrita por Enrquez, que las fuerzas argentinas mandaban a sus
pares de Paraguay como anexo al interrogatorio para Fuentes, no era producto
de un descubrimiento eventual y azaroso.

Tampoco era la nica vez que este tipo de informacin se comparta.

Muy por el contrario, las comunicaciones entre el MIR en Buenos Aires


y el comit exterior haban sido interferidas.
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Y la informacin obtenida era compartida de forma sistemtica en el
marco de Cndor para realizar operativos en Buenos Aires, sino tambin para
realizarlos en otros pases de la regin.

Contamos al respecto con el informe del 15 de septiembre de 1976,


elaborado por el Comisario Inspector Alberto Obregn del Departamento
de Asuntos Extranjeros de la PFA que no deja dudas sobre este punto.

En virtud de su relevancia para acreditar lo que venimos diciendo,


citaremos textualmente un fragmento:

Se logra detectar la forma de comunicacin entre responsables de


Mir Exterior y MIR Interior poniendo de sobre aviso de esta circunstancia al
gobierno chileno.

De comn acuerdo con las autoridades chilenas, e intercambiando


opiniones, se establece no entorpecer sucesivas relaciones, a fin de reunir
mayor informacin y llegar a detectar los integrantes de la cpula de dicha
organizacin subversiva.

En resumen, sabemos que las fuerzas argentinas buscaban al lder del


MIR, conforme el inters de sus pares de la DINA, que pretendan la captura
de Enriquez desde producido el golpe en Chile

Para eso ambas fuerzas trabajaban juntas, tal como podemos advertir del
anlisis integral de la documentacin secuestrada a Arancibia Clavel y del
documento elaborado por el Comisario Obregn de la PFA.

Adems, El parte de inteligencia n 05/76 de la SIDE sobre


Actividades Detectadas de la JCR dirigido al Ministro del Interior, no solo
nos permite advertir que las fuerzas conocan el rol de Enrquez en la JCR.

Tambin demuestra que los miembros del servicio de Inteligencia


argentina saban que Edgardo Enrquez se haca llamar Simn, David o Javier
Infante.

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En tal escenario, el 29 de marzo de 1976 un importante operativo en la
localidad de Moreno del que Enrquez logr escapar, dej al descubierto la
presencia del lder del MIR en Buenos Aires.

Aquel da, fuerzas conjuntas integradas por policas de la comisara de


la zona y fuerzas militares dependientes de la Jefatura de rea 162, entonces a
cargo del Brigadier Antonio Lpez, irrumpieron en una reunin del comit
central del PRT-ERP que se desarrollaba en la quinta La Pastoril de la
localidad de Moreno, Provincia de Buenos Aires.

Enriquez, que como ya dijimos representaba al MIR ante la JCR, estaba


aquel da en la quinta.

Al respecto escuchamos a Arnol Kremer que tambin estaba all y


record que al llegar las fuerzas se desarroll un intenso tiroteo y tanto l
como Enrquez lograron escapar por la parte trasera de la quinta, aunque no lo
hicieron juntos.

Record que Enrquez tuvo que permanecer varios das escondido en las
zonas aledaas, hasta finalmente poder retomar el contacto.

Estas mismas referencias se leen en el libro Los Perros, que resea la


fuga de la quinta; y en una carta que Enrquez envi a Cuba contando la
fuga.

La carta fue aportada al juicio por Grete Weinmann, quien explic que
se encontraba cifrada, para evitar que las fuerzas de seguridad pudieran
conocer su contenido en caso de interceptarla.

Weinmann tambin aport el mensaje descifrado, al que haba podido


acceder estando en Cuba, donde se puede leer el relato de Enrquez.

A consecuencias del operativo en la Quinta de Moreno, varios


integrantes del PRT murieron.

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Pero adems, se haba logrado incautar documentos sobre la reunin los
que permitieron confirmar, entre otras cosas, que Edgardo Enrquez haba
estado all.

Esto claramente se evidencia con el documento titulado informe


Especial Mensual de Inteligencia n 4/76 sobre la deteccin de la reunin
del Comit Central del PRT ERP, donde se hace expresa referencia a la
presencia de integrantes del MIR y en particular de un chileno de nombre
David.

Como dijimos, para este momento tanto los integrantes de la DINA


como las fuerzas locales saban que David no era otro que Edgardo Enrquez.

Supimos, por el testimonio de Kremer que ambos se reencontraron en


la casa de Munro y decidieron, en virtud del peligro que corran luego de lo
ocurrido en Moreno, abandonar ese domicilio.

Enrquez fue a la casa donde viva Reggina Marcondes en La Pampa


2971, de la ciudad de Buenos Aires, con la esperanza que aquella locacin le
ofreciese mayor seguridad, evitando tambin largos desplazamientos para
contactarse con sus compaeros del partido.

Sobre esta circunstancia y sobre la ubicacin del nuevo domicilio de


Enrquez, dio cuenta Emilio de Ipola, quin al declarar record que se trataba
de un departamento sobre la calle La Pampa a una cuadra de Av. Cramer.

Sus dichos coinciden con la direccin que surge el legajo conadep n


3689 correspondiente a Reggina Marcondes.

Sabemos que en los das posteriores a instalarse con Reggina


Marcondes asisti a reuniones de la JCR a las que tambin asisti Arnol
Kremer y estuvo en contacto con Emilio de Ipola y su esposa, Olga Gloria
Rojas.

Ellos dos, si bien simpatizaban con las ideas del MIR, no integraban el
partido.
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Sin embargo, no eran desconocidos para las fuerzas represivas
argentinas que haban incluido preguntas sobre ellos en el interrogatorio
enviado a Paraguay cuando Fuentes Alarcn haba sido secuestrado.

A pesar de tener trato frecuente, Edgardo Enrquez nunca les revel su


verdadera identidad.

As, ante De Ipola se presentaba con el nombre Javier y no fue sino


tiempo despus que este pudo conocer la verdadera identidad del chileno.

Al declarar, De Ipola mencion que estando detenido, al hablar con


Gabriel Salinas lvarez se enter que Javier era ni ms ni menos que
Edgardo Enrquez.

Esto fue luego confirmado por Marco Aurelio Garca, cuando ya


estaba exiliado en Europa.

La conviccin de que se trataba de la misma persona surge tambin del


reconocimiento que efectu al prestar testimonio, cuando se le mostraron
fotos de Edgardo Enrquez aportadas por Grete Weinmann y obrantes en la
causa Cndor Chile.

De Ipola confirm que aquella era la persona que l haba conocido con
el nombre Javier.

Como complemento, contamos con el acta obrante a fs. 8742/5 de la


causa rol n 2182-98 conocida como Operacin Cndor Chile, de donde
surgen los dichos vertidos por Salinas lvarez, que confirman la
conversacin mantenida con De Ipola en relacin a Enrquez.

Mientras tanto, luego del episodio de la quinta, las fuerzas represivas


continuaban buscando a Enriquez, ya con la certeza de que estaba en Buenos
Aires.

Al respecto contamos con el testimonio de Sergio Muoz Martnez,


quien record que estando detenido en Devoto, pocos das despus del golpe
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de Estado en Argentina, ingresaron varias personas que haban sido detenidas
en el operativo de la quinta de Moreno y que uno de ellos le mencion que
desde el momento de su detencin le haban preguntado con insistencia por
Enrquez.

A lo largo del debate supimos que los operativos para dar con Enriquez
continuaron.

Escuchamos a Emilio De Ipola, quien dijo que el 6 de abril de 1976 por


la noche, con su pareja fueron a cenar al domicilio de la calle Pampa donde
vivan Reggina Marcondes y Javier, es decir, Enrquez.

Aquella noche, al regresar a su domicilio de la calle Migueletes de esta


ciudad, ya en las primeras horas del 7 de abril fueron violentamente
secuestrados junto con Eduardo Molina y Verda, amigo de la pareja que
estaba en el departamento, y llevados al CCD Coordinacin Federal.

De Ipola tambin relat que estando all, fue sometido a brutales


torturas; y que fue interrogado por quien se haca llamar Coronel Quinteros.

Las preguntas versaron acerca del MIR, de la JCR y en especial por


Javier, a quien los interrogadores tambin llamaban Simn.

En definitiva, le preguntaban por Edgardo Enrquez.

Adems, De Ipola refiri que estando en Coordinacin Federal, escuch


a uno de sus captores manifestar que por error no haban dejado custodia en el
domicilio donde los haban secuestrado y que, entonces, Reggina Marcondes
se haba percatado del operativo y junto con Enrquez haba abandonado
el inmueble de la calle La Pampa.

Explic que, entonces, le preguntaron por otros lugares donde


encontrarlos, algo que l desconoca.

Como vimos, desde haca mucho tiempo Enrquez era intensamente


buscado.
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Las fuerzas argentinas coordinaban la bsqueda con la DINA.

Contaban con fotografas de Enrquez, haban interceptado sus


comunicaciones con el MIR exterior, haban secuestrado a otros integrantes de
partido y tambin documentacin, saban que se mova junto a Marcondes y,
por si todo esto fuera poco, ahora conocan su domicilio.

Sres. Jueces: En este juicio se ha acreditado que Edgardo Enriquez fue


asesinado en esta capital federal el 10 de abril de 1976.

Su muerte acaeci en las inmediaciones del hospital Pirovano, alrededor


de las 22 horas, producto de una hemorragia interna causada por dos heridas
de bala, tal como lo acredita el certificado de defuncin obrante a fs. 55 del
expediente n 72.902/04 del juzgado de instruccin n 17.

El hecho se produjo dentro de la Subzona Capital Federal, por entonces


a cargo de Juan Carlos Olivera Rvere, dependiente de la Zona I, bajo el
mando de Suarez Mason.

Al respecto escuchamos a Grete Weinmann, quien dijo que en aquella


poca lo nico que se supo era que su marido haba faltado a una reunin el 10
de abril a la noche y que tambin se haba ausentado en los das subsiguientes,
tal como se lo haba transmitido Manuel Cabieses, el encargado del MIR en
Cuba.

Por su parte, Arnol Kremer supo que algo le haba ocurrido a


Enrquez, porque no se haba presentado a encuentros que haban fijado
previamente.

De manera coincidente, Sergio Muoz Martnez relato que estando en


la crcel de Devoto se enter de la fuga de Enrquez de la quinta de Moreno y
de su posterior desaparicin.

Sobre este extremo contamos tambin con la sentencia dictada por el


Juzgado Civil y Comercial n 3 de San Martn que resolvi declarar su
ausencia por desaparicin forzada fijando como fecha el 10 de abril de 1976.
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Arnol Kremer mencion que a raz de la desaparicin de Enriquez,
abogados que estaban conectados con el PRT-ERP presentaron ante la justicia
un Habeas Corpus que, como habitualmente ocurra, fue rechazado.

Grete Weinmann manifest lo difcil que le resultaba desde Cuba


denunciar lo ocurrido con su marido, pero resalt las gestiones que llev
adelante su suegro, Enrquez Frdden.

Esto ltimo se ve confirmado por las actuaciones remitidas por el


ACNUR, donde obran las denuncias realizadas por el padre de Edgardo
Enrquez.

Todas estas gestiones resultaron infructuosas para descubrir el destino


de Enrquez.

Volviendo a Muoz Martnez al declarar en este juicio, tal como lo


haba hecho ante la Comisin Rettig el 24 de octubre de 1990, y frente a las
autoridades judiciales chilenas el 24 de agosto de 2006531, hizo mencin a
otras circunstancias que se enter cuando estaba por recuperar la libertad del
Penal de Devoto.

Explic que uno de los reclusos, que perteneca a la Juventud


Guevarista, le pidi que informara al padre de Enrquez que desde su partido
haban hecho esfuerzos para saber el destino de su hijo.

Y que, incluso, haban secuestrado a un comodoro argentino para pedir


a las fuerzas un intercambio por Enrquez, pero la respuesta haba sido que ya
no estaba en manos de ellos hacer algo por l.

Sobre este punto contamos con dos cables desclasificados aportados por
el NSA, que no slo confirman lo manifestado por Muoz Martnez sino
tambin ponen de manifiesto que las dos fuerzas, chilenas y argentinas, saban
que el intercambio era imposible: Enrquez estaba muerto.

53
Causa Rol 2182-98.

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Ambos documentos son del 7 de mayo de 1976.

Por un lado, del identificado con el nombre Buenos Aires 3047,


originado en la embajada estadounidense en Buenos Aires, surge que personal
de inteligencia de las Fuerza Area argentina inform que quien deba ser
intercambiado por el Comodoro, es decir Enrquez, estaba muerto.

Por otro lado, el cable Santiago 4325 originado en la embajada


americana en Santiago de Chile, confirma el mismo mensaje, sealando que la
fuente es impecable y pertenece a las Fuerzas Navales chilenas.

Estos dos cables, en tanto provienen de dos embajadas diferentes y


transmiten la misma informacin, proveniente de manera paralela de fuentes
de los dos pases, confirman la coordinacin desarrollada por las fuerzas
argentinas y chilenas.

Sin embargo, como vimos, esta informacin fue deliberadamente


ocultada a sus seres queridos, que lo siguieron buscando durante casi 30 aos
hasta que, recin en el ao 2005, fueron contactados por el Equipo Argentino
de Antropologa Forense.

Como relat Grete Weinmann, el motivo de la comunicacin era que


se haba realizado un cotejo entre las huellas dactiloscpicas obrantes en un
prontuario de la PFA y las impresiones de Edgardo Enrquez, agregadas al
sumario elaborado; y se haba podido determinar que se trataba de la misma
persona.

As, finalmente la esposa de Enriquez y uno de sus hijos pudieron


hacerse presentes ante las autoridades argentinas y reconocer las fotografas
que obran en el expediente n 72.902/04 del juzgado de Instruccin n 17,
que haba sido iniciado justamente el 10 de abril de 1976, la fecha en que
Enrquez fue asesinado.
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Por su parte, contamos con la sentencia dictada por la Cmara
Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal a fs. 69/70
del legajo 112 donde se declar que la persona fallecida el 10/04/1976 en el
hospital Pirovano, en las condiciones descriptas en el expediente 72.902/04,
era Edgardo Enrquez.

Sres. Jueces, varias observaciones se derivan de ese sumario.

La primera, que no obstante contener una fotografa de Enrquez, cuyo


rostro era conocido por las fuerzas argentinas al menos desde fines de 1975
cuando se haban repartido fotografas remitidas desde Chile, el expediente se
archiv a menos de cuatro meses de iniciado, sin haberse podido identificar a
la vctima de homicidio.

La segunda, que ese sumario nos permite tener por acreditas las causas
de la muerte de Enrquez, es decir las heridas de bala que provocaron la
hemorragia interna.

No obstante, la exigua extensin de la investigacin, que abarc solo 62


fs., incluyendo el decreto que ordena su sobreseimiento provisional y archivo,
no resulta suficiente para concluir que las circunstancias que all se detallan en
torno al asesinato de Enrquez en las calles Lacroze y Conesa sean
efectivamente ciertas.

Adems de que, en realidad, nada se investig, los pocos elementos que


contiene carecen de entidad suficiente como para arribar a una conclusin
definitiva sobre la veracidad de las circunstancias que se resean.

Por ejemplo, surge del sumario que se habran efectuado


aproximadamente 20 detonaciones, incluidos los tres impactos que dieron
muerte a Enrquez y que no permanecieron alojadas en su cuerpo,

Sin embargo, esa referencia se contrasta con el nulo hallazgo de seales


de disparos en la misma escena del crimen.

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A esto se suma la diferentes apreciaciones sobre la edad de la persona
que, a la postre, se determina que es Enrquez.

Primero, el sumario policial indica que se trata de un hombre de


alrededor de 24 aos de edad lo que a las claras difiere del acta de defuncin
obrante a fs. 55, donde se lo describe como de aproximadamente 35 aos,
mucho ms cercano a su verdadera edad.

Adems, el inusual encuadre que tiene la nica foto de Enrquez obrante


a fs. 25 del expediente, donde slo se muestra su rostro, pero no las heridas
que ocasionaron su muerte.

Tampoco pudimos dar con Genciano Zaracho Benitez, la otra persona


que se menciona tambin herida en la balacera y que habra sido derivado al
Hospital Pirovano.

Finalmente, el testimonio de German Vzquez en este juicio, quien


neg haber presenciado y denunciado un tiroteo en las inmediaciones del hotel
que por aquel entonces administraba con su mujer, pese a que surge
exactamente lo contrario de la presentacin que se le atribuye, agregada a fs. 3
del expediente, fechada el 10 de abril de 1976 y firmada por l, tal como lo
estableci la pericia caligrfica ordenada por el Tribunal a nuestro pedido.

En este punto, sabemos que el hecho de que la haya firmado, no siempre


y necesariamente implica que su contenido se corresponda con la realidad.

Nuestra experiencia, base tambin de la sana crtica racional, nos indica


la precaucin que debemos tomar en la apreciacin de este tipo de elementos,
mxime cuando nos referimos a hechos ocurridos en el contexto del
Terrorismo de Estado y la firmeza que, en el caso de Vzquez, observamos al
momento en que en esta sala prest testimonio.

Es probable que la interpretacin aislada de cada una de estas


inconsistencias sea insuficiente como para dudar de lo asentado por la
prevencin.

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Pero s de la conjunta interpretacin de todas, unida a la acreditada
metodologa de ocultamiento instaurada por los Estados terroristas y a la
comprobacin que los documentos antes citados, emitidos por las embajadas
estadounidenses en Buenos Aires y Santiago, nos dan sobre la certeza que las
fuerzas represivas argentinas y chilenas tenan sobre que el muerto, catalogado
en el sumario como N.N., era Enrquez.

Sres. Jueces: por lo expuesto, en lo que respecta a la forma en que


Enrquez fue asesinado, corresponde que dudemos acerca de la veracidad de
las circunstancias que refleja el sumario.

De lo que si podemos estar seguros es que el asesinato de Enrquez


fue ejecutado bajo el marco de Cndor.

Como corolario resta mencionar algunos cables de la inteligencia


norteamericana que complementan los ya citados y confirman la coordinacin
de las fuerzas represivas argentinas y chilenas en su bsqueda, ubicacin y
asesinato.

Nos referimos puntualmente a los documentos Buenos Aires 3234,


State 178852, Santiago 08870, y los informes de la CIA del 20 de mayo,
23 de junio y 2 de julio, todos del ao 1976.

A travs de distintas fuentes, estos documentos ratifican que Enrquez


fue capturado y asesinado el 10 de abril de 1976 en Buenos Aires.

Por ltimo, para sumar an ms elementos de prueba a la coordinacin


represiva de la que fue vctima Edgardo Enrquez, daremos lectura a otro
fragmento del informe del Comisario Obregn al que ya referimos.

Refirindose a los operativos llevados adelante contra el MIR,


textualmente dice;

Tras un ao y medio de investigaciones, por fin, en abril del corriente


ao, se comienzan a realizar procedimientos simultneos en ambos pases
(est hablando de Argentina y Chile) dando como resultado en Argentina, la
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cada del hombre ms importante del MIR, luego de la muerte de Miguel
Enrquez en Chile, cayendo adems sus principales colaboradores.

Sres Jueces: Como hemos probado, los elementos de conviccin que se


han reunido en este proceso nos permiten tener por acreditado el asesinato de
Edgardo Enrquez Espinoza el 10 de abril de 1976 en la jurisdiccin de
Capital Federal.

Sin embargo, las pruebas recabadas no permiten acreditar la


participacin ni endilgar responsabilidad por este hecho a Santiago Omar
Riveros, a quien el requerimiento de elevacin a juicio imputaba el delito.

Esto es as, por cuanto si bien corresponde dudar de las menciones


efectuadas en el sumario judicial sobre las circunstancias que rodearon su
asesinato; y ms all de la verificada actuacin coordinada de las fuerzas
represivas argentinas y chilenas, carecemos de otros elementos que posibilitan
sostener algn tipo de intervencin de Riveros en el homicidio o en algn
tramo de su proceso ejecutivo.

Adems, el fallecimiento de Videla y las limitaciones del objeto


procesal nos impiden, tambin, dirigir una imputacin formal contra sus
eventuales responsables.

Tampoco podemos hacerlo en lo que respecta a Regina Marcondes y lo


ocurrido con ella, quien hasta el da de hoy permanece desaparecida.

Ahora bien. Los hechos probados, en tanto reflejan un caso


paradigmtico que ilustra y pone al descubierto el funcionamiento de Cndor,
s pueden ser utilizados como prueba de su existencia y operatividad.

En lo sucesivo trataremos los hechos que damnificaron a otros


integrantes del MIR que tambin sufrieron la coordinacin represiva ejecutada
bajo su marco, tal como informa el documento secreto redactado por el
Comisario Obregn.

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ngel Omar Athanasi Jara, Frida Elena Laschan Mellado, y Pablo
Germn Athanasi Laschan

Sres. Jueces: vamos a referirnos ahora a lo ocurrido a los ciudadanos


chilenos.

ngel Omar Athanas Jara y Frida Elena Laschan Mellado, de 25 y 29


aos respectivamente, formaban pareja y participaban polticamente en su
pas:

Athanasi como miembro del Movimiento de Izquierda Revolucionario.

Y Laschan como integrante de la Corporacin de la Reforma Agraria


durante el gobierno de Allende.

Tras el golpe de Estado, el 13 de septiembre de 1973 Frida Laschan fue


detenida por las fuerzas represivas chilenas en la ciudad de Lautaro,
permaneciendo privada de su libertad por unos das en la Comisara del lugar.

Luego, fue detenida nuevamente en Santiago de Chile, desde donde la


trasladaron nuevamente a Lautaro hasta que la liberaron sin formularle cargos.

En ambas ocasiones, fue sometida a interrogatorios en los cuales le


preguntaron insistentemente por ngel Athanasi, quien haba pasado a la
clandestinidad y estaba requerido por la DINA y las autoridades militares de
ese pas.

Producto de la persecucin, Athanasi y Laschan decidieron emigrar


hacia Argentina, en donde se reunieron en marzo de 1974 y se radicaron en
principio en la ciudad de Buenos Aires.

En la Argentina, Athanasi continu con su actividad dentro del MIR y


se relacion con la JCR, donde lo conocan bajo el seudnimo de Germn.

Los primeros meses del ao 1975, la pareja se traslad a San Martn de


los Andes, provincia de Neuqun.
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Sin embargo, a los pocos meses, se vieron obligados a huir al advertir
que los Carabineros los estaban vigilando a travs de la correspondencia que
mantenan con familiares en Chile.

A raz de ello, como medidas de seguridad dejaron de escribir a sus


familias y se mudaron nuevamente a la Ciudad de Buenos Aires.

El 29 de octubre de 1975, en esta ciudad, naci su hijo Pablo Germn


Athanasi Laschan.

Asimismo, por esos das ngel y Frida iniciaron los trmites de


residencia, seguramente sin imaginar los peligros a que en el futuro se
expondran por la realizacin de tal tipo de trmites.

Se encuentra acreditado en el debate que el 15 de abril de 1976, ngel


Athanasi, Frida Laschan y Pablo Germn fueron secuestrados por fuerzas
argentinas vestidas de civil en su domicilio, ubicado en la calle Tucumn 2285
4 piso, departamento 12 de la Capital Federal.

En el operativo tambin fue secuestrado Jorge Alberto Basso, otro de


los miembros del MIR.

Basso era un ciudadano brasilero-Argentino, miembro del Partido


Operario Comunista de Brasil, que haba viajado a Chile escapando de la
dictadura brasilera.

All se uni al MIR pero, luego del golpe de Pinochet, se vio obligado a
emigrar a Argentina por las persecuciones sufridas.

Se pudo probar adems, que al igual que ngel Omar Athanasi Jara,
desde nuestro pas Basso segua participando polticamente en el MIR y tena
contacto con los miembros y dirigentes del partido aqu radicados, como
Edgardo Enrquez.

El lugar donde fueron secuestrados estaba bajo la responsabilidad del


General Cesario ngel Cardozo, como jefe de la Polica Federal a cargo del
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rea 1, que est subsumida dentro de la subzona Capital Federal, cuyo
responsable era el General Jorge Carlos Olivera Rvere, que dependa a su
vez del General Carlos Guillermo Surez Mason, como mxima autoridad
de la zona 1.

El secuestro de la familia Athanasi-Laschan sucedi en el contexto de


las sucesivas desapariciones de integrantes del MIR en Buenos Aires, que se
desarrollaron en el primer semestre del denominado Proceso de
Reorganizacin Nacional y como producto de la coordinacin de las fuerzas
represivas chilenas y argentinas.

El Movimiento de Resistencia Popular de Chile anotici por carta al


padre de Frida lo que haba sucedido y, a partir de ese momento, l viaj a la
ciudad de Buenos Aires a buscar desesperadamente a su hija, a su yerno y a su
nieto.

Recorri incansablemente lugares de detencin y asilos de nios.

Fue a la casa donde ellos vivan y la encontr completamente vaca.

Adems, present solicitudes de paradero ante la Polica Federal


Argentina, tres habeas corpus y, cuando fue posible, declar lo ocurrido ante
la CONADEP.

Asimismo, junto al hermano de Frida, denunciaron lo ocurrido en la


Vicara de la Solidaridad de Santiago de Chile, en el Alto Comisionado de la
Naciones Unidas, en el ACNUR y en la Cruz Roja.

A pesar de los esfuerzos realizados, en ninguno de los casos pudieron


obtener ninguna informacin acerca de ellos, pues se ocult lo ocurrido.

Los aos pasaron y los familiares de Frida y ngel recibieron algunos


rumores de que los haban matado o que los haban privado de su libertad en
Orletti.

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Sin embargo, nunca pudieron determinar qu fue lo que pas con ellos
dos.

Hasta el da de hoy permanecen desaparecidos.

En cuanto a su hijo Pablo Germn, se encuentra probado que fue


apropiado por el Inspector de la PFA, Enrique Andrs Lpez, y su esposa,
Carmen Clementina Saunier, quienes lo inscribieron el 7 de junio de 1976
en la ciudad de Rosario, como hijo propio, bajo el nombre de Carlos Andrs.

En agosto de 2013 recuper su identidad, tras ms de 37 aos.

Sus apropiadores estn siendo juzgados por ello en el Tribunal Oral en


lo Criminal Federal N5 de esta Capital.

Cabe aqu mencionar que Enrique Andrs Lpez tambin se encuentra


procesado en la justicia federal de Rosario, por la comisin de delitos de lesa
humanidad contra 25 personas, en el marco de la ltima dictadura militar.

Hace poco, Pablo Germn Athanasi Laschan se suicid.

De acuerdo a la descripcin que hemos realizado, teniendo en cuenta las


caractersticas particulares de los hechos que damnificaron a ngel Omar
Athanasi Jara, Frida Laschan Mellado y Pablo Germn Athanasi
Laschan y el contexto en el que se produjeron, entendemos que se encuentra
acreditado en estos hechos la coordinacin regional en su ejecucin, en el
marco de la asociacin ilcita que denominamos Operacin Cndor.

Valoracin de la prueba

Los hechos descriptos surgen de la conjunta interpretacin de diversos


elementos.

Entre ellos, el testimonio de Hayde Ahanasi Jara, las conclusiones


del informe RETTIG y la documentacin de la Vicara de la Solidaridad
incorporada al juicio, que dan cuenta de la participacin poltica de Frida
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Laschan y ngel Athanasi en Chile y la persecucin de la que fueron objeto
en ese pas.

Asimismo, estos documentos y el legajo CONADEP de las vctimas,


permiten advertir que producto de esa persecucin, la joven pareja emigr a
Buenos Aires a principios de 1974, trasladndose un ao ms tarde y por unos
pocos meses a San Martn de los Andes.

En este sentido, las cartas escritas de puo y letra por las vctimas a sus
familiares, aportadas por Haydee Athanasiu, muestran la vida de la joven
pareja en Argentina, los viajes y el embarazo de Frida desde principios de
1975.

Adems, dan cuenta del sentimiento de angustia que sentan por no


poder reunirse con su familia por el peligro que los acechaba.

Frida, en una carta fechada el 24 de mayo de 1975 lo expresaba de la


siguiente manera:

Nos sentimos tan solos que nos hace sufrir y lo triste es que solos y
sin posibilidades.

Soamos con el da en que nos podamos reunir todos tranquilos en


fin, algn da pasar esto, ojal no sea tarde

A su vez, la carta de ngel Athanasi, fechada el 11 de julio de 1975,


da cuenta de que la ltima nota que recibieron de su familia, haba llegado 12
das despus y haba sido abierta por los Carabineros.

En esa nota, le cuenta a su hermana que haban vuelto a vivir a Buenos


Aires.

Y adems, le pide que no le conteste, porque podra ser peligroso


puesto que estaban siendo vigilados.

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La actividad poltica de ngel Athanasi desde Argentina y su
vinculacin con la JCR, qued demostrada por el parte de inteligencia de la
SIDE N5/76.

Este documento fue encontrado en el allanamiento practicado en la casa


de Albano Harguindeguy el 28 de abril de 2012.

Adems de comprobar la vinculacin de ngel Athanasi, a quien se lo


sindica bajo el nombre de Germn, tambin muestra cmo, desde nuestro
pas, se haca inteligencia para localizar a los miembros de la Junta
Coordinadora Revolucionaria.

Se aprecia tambin el expreso reconocimiento de que muchos de ellos,


al momento de confeccionar el parte, ya haban sido vctimas del plan
criminal, como Edgardo Enriquez y ngel Athanasi

O lo fueron en los meses inmediatamente posteriores, como Mario


Santucho y Patricio Biedma.

Por otro lado, el trmite de residencia que iniciaron Athanasi y


Laschan en Buenos Aires, qued acreditado por el informe de la Vicara de la
Solidaridad incorporado al legajo CONADEP de Frida Laschan.

Y por el relato que Federico Laschan Mellado realiza en la carta que


dirige al Alto Comisionado de Naciones Unidas, incluida en la documentacin
incorporada y remitida por la Vicara de la Solidaridad.

A su vez, el nacimiento de Pablo Germn Athanasi Laschan, se


encuentra acreditado por los legajos CONADEP de las tres vctimas, por la
documentacin aportada por la mencionada Vicara, por el hbeas corpus
presentado en favor de Frida y Pablo en septiembre de 1976 y por la causa
Chorobick de Mariani, Mara Isabel s/ denuncia.

Asimismo, estos documentos dan cuenta del secuestro de ngel Omar


Athanasi Jara, de Frida Laschan Mellado y de Pablo Germn Athanasi el 15
de abril de 1976 en la Ciudad Autnoma de Buenos Aires.
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Al respecto, el habeas corpus que obra en la causa N194, presentado en
favor de Frida Laschan y su hijo en septiembre de 1976, as como la
presentacin de Federico Laschan Kaiser en septiembre de 1977 enviada por
la Vicara de la Solidaridad, precisan que el operativo se produjo en el
domicilio familiar, por personas vestidas de civil.

En este sentido, el informe de la Vicara de la Solidaridad en relacin a


ngel Athanasi, remitido por esa entidad al presente debate, agrega que estas
personas eran miembros de las fuerzas de seguridad argentina.

A su vez, los legajos CONADEP de Frida y de ngel, permiten advertir


que, junto a ellos, fue secuestrado el ciudadano brasileo Jorge Alberto Basso,
lo que coincide a su vez, con lo que dice el legajo SDH de este ltimo, en el
que se detallan tambin su actividad poltica en Brasil y sus datos personales.

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Asimismo, el testigo Guillermo Bruno Serrano, que era miembro del
MIR y estuvo trabajando para esa organizacin desde Buenos Aires, nos cont
particularmente de la actividad poltica que desarrollaba Jorge Alberto Basso
en nuestro pas.

Al respecto, dijo que Basso era el contacto entre Edgardo Enrquez y


otros miembros del partido, lo que permite advertir la vinculacin con ngel
Athanasi.

Recordemos que ambos fueron secuestrados juntos.

Por otra parte, el documento secreto del 15 de septiembre de 1976,


elaborado por Alberto Baldomero Obregn y varis veces citado, confirma
que la desaparicin de la familia Athanasi/Laschan y de Jorge Basso, ocurri
en el marco de la persecucin directa y coordinada de la DINA chilena con las
fuerzas de seguridad argentina, dirigida contra los miembros del MIR que se
encontraban en nuestro pas.

En relacin a esto, Bruno Serrano dijo que a principios de 1975 not la


presencia en Buenos Aires de agentes chilenos y de Marcia Alejandra
Merino, ms conocida en Chile como La Flaca Alejandra, que haba sido
dirigente del MIR y que, luego de ser detenida en Chile en el ao 1974, haba
pasado a trabajar para la DINA.

El testigo manifest que su presencia en Argentina tena que ver con el


reforzamiento externo de la DINA y la cooperacin entre las fuerzas de ambos
pases.

Por otro lado, dentro de la documentacin incorporada de la Vicara de


la Solidaridad, se encuentra la carta fechada el 9 de mayo de 1976 y firmada
por el Movimiento de Resistencia Popular de Chile, por la cual Federico
Laschan Kaiser, padre de Frida, se enter del secuestro de su hija, su nieta y su
yerno.

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Segn los dichos que se desprenden del testimonio de Ximena
Subercaseaux Sommerhoff en la causa Operacin Cndor de Chile, el
Movimiento de Resistencia Popular fue un movimiento que responda a la
estructura del MIR.

Esto refuerza la vinculacin de Athanasi con el MIR.

A su vez, dentro de ese conjunto de documentacin, hay un relato en


donde l mismo cuenta las gestiones que realiz para encontrar a su hija,
produciendo todas ellas resultados negativos.

Esto tambin lo seala el hermano de Frida, Federico Laschan Mellado,


en una carta dirigida al ACNUR; y tambin se ve reflejado por el informe de
la Vicara de la Solidaridad que se encuentra en el legajo CONADEP de Frida
Laschan.

Como en todos los casos, se ocult lo ocurrido.

En este sentido, de la documentacin remitida por la Comisin


Provincial por la Memoria, tambin puede advertirse que todas las solicitudes
de paradero para encontrarlos fueron contestadas negativamente.

La apropiacin y posterior aparicin con vida de Pablo Germn


Athanasi, se encuentra acreditada a travs de las constancias obrantes en el
Legajo de investigacin de Lpez; Saunier y Cimetta de la mencionada
causa Chorobick de Mariani.

A travs del informe pericial del Banco Nacional de Datos Gentico, se


pudo determinar que quien estaba inscripto como Carlos Andrs Lpez, en
verdad era Pablo Germn Athanasi Laschan.

Adems, en la mencionada causa, se encuentran:

*la nmina del personal de la Delegacin Rosario de la Polica Federal


Argentina entre diciembre y junio de 1976,

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*el legajo personal de la Polica Federal Argentina de Enrique Andrs
Lpez

*y la Inscripcin de nacimiento N828 de la Direccin Provincial del


Registro de las personas, Delegacin Rosario.

Estos documentos demuestran que Lpez prestaba servicio en la Polica


Federal Argentina al momento en que inscribi como hijo suyo y de Carmen
Saunier a Pablo Germn Athanasi Laschan.

Tal circunstancia, unida a las conclusiones que se desprenden del


denominado Documento Obregn, refuerza la idea de la participacin de la
PFA en el secuestro y desaparicin de Frida Laschan y ngel Athanasi.

Finalmente, acredita tambin los sucesos antes descriptos la declaracin


de Causahabientes de ngel Omar Athanasi, del juzgado Civil N63 de esta
ciudad. A raz de las pruebas mencionadas, se encuentra acreditado que los
secuestros de Frida Laschan Mellado, ngel Omar Athanasi Jara y Pablo
Germn Athanasi Laschan fueron ejecutados bajo el marco de coordinacin
represiva provisto por Cndor.

Lo mismo debe decirse del secuestro y desaparicin de Jorge Alberto


Basso, que si bien sern objeto de otro debate, qued tambin demostrado en
este juicio el inters de los gobiernos de Chile y de Brasil en su secuestro,
como miembro del MIR y ex miembro del POC brasilero.

En definitiva, los hechos probados se suman al resto de evidencias ya


mencionadas en este alegato y a las que luego citaremos; y demuestran la
existencia de la asociacin criminal Cndor y su operatividad.

Miguel Ivn Orellana Castro

Miguel Ivn Orellana Castro, chileno, al momento de los hechos tena


27 aos.
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En 1973 viva en Santiago de Chile, junto con su esposa Gloria Ojeda
Zuiga y su hija Tania.

Miembro del MIR, comenz a vivir de manera clandestina desde que se


inici la persecucin contra sus integrantes.

En noviembre de 1973, fue secuestrado por la polica civil chilena y


permaneci detenido durante 15 das en el Departamento de Investigaciones.

Si bien recuper su libertad, tema ser nuevamente aprehendido, motivo


por el cual no regres al domicilio, lugar al que al poco tiempo volvieron a
buscarlo.

Miembros de la polica de Investigaciones se presentaron e interrogaron


a su esposa, Gloria Ojeda Zuiga, sobre su paradero.

Frente a la respuesta negativa, los represores tomaron a la pequea


Tania y amenazaron con llevrsela.

Por miedo a lo que le pudiese pasar a su hija, Gloria Ojeda Zuiga se


refugi en la ciudad de Linares junto a sus padres.

El 20 de diciembre de 1973, Miguel Ivn Orellana Castro se asil en la


embajada de Venezuela en Chile y se contact con su esposa, que pocos das
despus se present en la embajada, con la hija de ambos.

El 24 de enero de 1974 partieron rumbo a Cuba, donde los esperaba el


comit exterior del MIR.

A la semana de haber llegado, miembros de ese partido comenzaron a


entrenar a Miguel Ivn Orellana, puesto que el plan del MIR era enviar un
primer grupo de hombres a Buenos Aires, que quedaran bajo las rdenes de
Edgardo Enrquez para culminar su preparacin; y luego ingresar
clandestinamente a Chile.

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Efectivamente, das antes de la navidad de 1975, Orellana Castro parti
hacia Argentina utilizando un documento falso a nombre de Pablo Laponti
Rochi.

No lo hizo solo sino con un grupo compaeros, entre los que haba dos
de nacionalidad chilena, conocidos como Mauro y Marco; y uno de
nacionalidad paraguaya.

Orellana Castro se instal en Buenos Aires, donde se puso a disposicin


de Edgardo Enrquez que, tal como hemos mencionado detalladamente al
referirnos a lo ocurrido con l, era el representante del MIR en la JCR.

Orellana realizaba trabajo poltico de base en barrios humildes de


Buenos Aires, expandiendo las ideas del MIR y difundiendo material de
propaganda.

Fruto de esta actividad poltica, gener vnculos muy cercanos con los
vecinos; quienes le permitan alojarse y refugiarse en sus casas.

Tambin lo expuso frente a la coordinacin represiva regional que, en la


primera mitad de 1976, se haba intensificado sobre su organizacin.

Al respecto, ya hemos mencionado cmo, apenas producido el golpe de


Estado en Argentina, comenzaron masivamente en nuestro pas los operativos
para secuestrar a miembros del MIR.

En este juicio se prob que en menos de un mes, esa accin coordinada,


principalmente y en lo que aqu interesa, entre organismos estatales chilenos y
argentinos, haba secuestrado a Regina Marcondes, Edgardo Enrquez
Espinoza, Frida Elena Laschan Mellado, ngel Athanasi Jara y Pablo
Germn Athanasi Laschan.

Y durante el debate se demostr que en el transcurso del mes de Junio


de 1976, Miguel Ivn Orellana Castro fue secuestrado en la ciudad de
Buenos Aires o en sus inmediaciones, por personas adscriptas a las fuerzas

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represivas de las dictaduras militares del Cono Sur que actuaron
coordinadamente en el marco de la Operacin Cndor.

El secuestro se produjo antes de que Miguel Ivn Orellana asistiese a


una cita con un compaero del partido.

Frente a su ausencia, la dirigencia del MIR en Buenos Aires envi la


noticia a Manuel Cabieses, responsable del comit exterior del MIR en Cuba,
que le inform a Gloria Ojeda Zuiga lo que le haba pasado a su marido y a
otros compaeros residentes en Argentina.

Enterada de lo ocurrido, Gloria Ojeda Zuiga comenz su bsqueda


realizando gestiones ante distintos organismos internacionales sin obtener
respuesta.

Hasta el da de hoy se le ha ocultado lo que ocurri con su esposo, que


permanece desaparecido.

De acuerdo a la descripcin que hemos realizado y teniendo en cuenta


las caractersticas particulares de los hechos que damnificaron a Miguel Ivn
Orellana Castro, y el especial contexto en que se produjeron, entendemos
que se encuentra probado que su secuestro y desaparicin fueron ejecutados
dentro del marco de coordinacin represiva denominado Cndor.

Pruebas

Los hechos narrados hallan correlato en diversas pruebas que ahora


pasaremos a sintetizar.

La participacin poltica de Orellana Castro en el MIR, la persecucin y


detencin sufridas en Chile y su exilio en Cuba; se encuentran acreditados por
el testimonio prestado por Gloria Mara Ojeda Ziga en el debate.

Lo que nos cont coincide con la informacin que surge de la


declaracin recibida por la Comisin Nacional de Verdad y
Reconciliacin de Chile en 1990.
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Por su parte, Grete Weinmann, esposa de Edgardo Enrquez, al
declarar confirm que Orellana formaba parte del MIR.

Ojeda Zuiga tambin habl sobre el entrenamiento que su marido


recibi en Cuba, y del viaje a la Argentina en diciembre de 1975 con
documentos falsos junto con compaeros del MIR, algunos de los cuales
identific.

Las actuaciones obrantes en el legajo CONADEP correspondiente a


Orellana, coinciden en relacin a las circunstancias en las que viaj e ingreso
a nuestro pas. Contamos tambin con dos cartas que el propio Orellana
Castro le envi a su esposa desde Buenos Aires, en las que confirma lo que
venimos diciendo.

La primera de ellas es del 27 de enero de 1976. De su lectura se


desprende que ya haca varios das que se haba instalado en Buenos Aires.

En cuanto a la actividad de Orellana en nuestro pas, contamos con los


dichos de Ojeda Zuiga remitidos por la Comisin de Verdad y
Reconciliacin, en los que manifiesta que trabajaba con Edgardo Enrquez en
Buenos Aries.

En este sentido, coinciden con lo expuesto las referencias brindadas por


Arnol Kremer en su libro Los perros, incorporado en el juicio, en tanto que
partidarios del MIR provenientes de Cuba, trabajaban codo a codo con
Enrquez en Argentina.

Recordemos que se trata de un libro en el que su autor, que vivi junto


con Enrquez hasta fines de marzo de 1976, relata vivencias personales de la
poca.

Las cartas de Orellana tambin nos permiten confirmar, de su propia


pluma, el trabajo poltico que realizaba dentro del MIR.

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Tambin en ellas advertimos que era consciente de que las fuerzas
represivas lo buscaban y que tomaba medidas de seguridad para no ser
detenido.

Y sobre ese seguimiento, una prueba merece ahora ser destacada.

El documento secreto del 15 de septiembre de 1976 elaborado por


Alberto Baldomero Obregn, Comisario Inspector del Departamento de
Asuntos Extranjeros de la Polica Federal Argentina, confirma la persecucin
al MIR en Buenos Aires y el trabajo conjunto con fuerzas de inteligencia
chilenas.

En l se deja constancia de los operativos iniciados en abril de 1976


para dar con Enrquez y con sus principales colaboradores, entre los que,
como ya hemos destacado, estaba Orellana Castro.

Sobre las circunstancias en que ocurri su secuestro, Gloria Ojeda


Zuiga asever que Manuel Cabieses le haba informado que en Junio de
1976 su marido deba presentarse en una cita con un compaero del MIR y
que no lo haba hecho, ni haba establecido contacto los das subsiguientes.

Adems, Cabieses le dijo que, de acuerdo a la situacin que se viva en


la Argentina, era probable que estuviese muerto.

En el mismo sentido, contamos con una nota confeccionada por la


Vicara de la Solidaridad a partir de los sucesos denunciados por Gloria
Ojeda Zuiga.

En ella se establece que el Jefe del MIR en Cuba, es decir Cabieses, le


haba dicho que varas personas que trabajaban con Orellana en Buenos Aires
haban muerto y que no haba sobrevivientes del grupo que haba viajado
desde Cuba con l.

La resolucin judicial que declara la ausencia por desaparicin forzada


de Orellana Castro coincide con las circunstancias de tiempo y lugar del
secuestro.
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Al respecto, Grete Weinmann mencion que saba que Miguel Ivn
Orellana Castro apareca en muchos documentos como desaparecido en
Argentina.

Y en este sentido debemos volver a mencionar el informe del Comisario


Baldomero Obregn, pues no slo muestra el intercambio de informacin que
exista con la DINA chilena sino tambin el alcance que haban tenido los
operativos contra el MIR en Argentina.

Recordemos que el informe, hecho el 15 septiembre de 1976, indicaba


que el 95% de los elementos activistas del MIR en Argentina se
encontraban detenidos o desaparecidos.

En cuanto a las gestiones realizadas por sus familiares, escuchamos a


Gloria Ojeda, quien relat que en Chile haba prestado testimonio en el
marco del Informe Rettig .

El resto de la informacin relativa a la bsqueda que llev adelante su


familia, y que al igual que los elementos que acabamos de mencionar,
demuestran el deliberado ocultamiento de los hechos por parte de las fuerzas y
organismos estatales vinculados a la represin tanto en Argentina como en
Chile, tambin la encontramos en el legajo CONADEP, que contiene copia de
todas las presentaciones que realizaron.

Por ltimo, debemos hacer notar que las limitaciones de esta etapa nos
impiden responsabilizar a una persona concreta por lo ocurrido con Miguel
Ivn Orellana Castro, pues slo se haba imputado a Albano Eduardo
Harguindeguy y Jorge Rafael Videla; ambos han fallecido.

Sin embargo, Sres. Jueces, la comprobacin en este juicio de su


participacin poltica, la persecucin sufrida en Chile y posteriormente en la
Argentina, y la coordinacin y colaboracin entre las fuerzas de ambos pases
para capturarlo, permiten concluir que esos hechos sucedieron bajo el marco
de lo que se denomin Operacin Cndor y se suma a la cuantiosa prueba que
da cuenta de su existencia.

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MARA CECILIA MAGNET FERRERO

Mara Cecilia Magnet Ferrero, chilena, de 27 aos de edad al momento


de los hechos, era la mayor de 6 hermanos.

Vivi su adolescencia y parte de su juventud en Estados Unidos, donde


se gradu de sociloga en la Universidad Catlica de Washington.

En el ao 1971, regres a su pas de origen pasando por Argentina,


donde conoci Guillermo Tamburini, Willy.

Guillermo Tamburini era argentino y estudiante de la Facultad de


Medicina de Crdoba.

Durante toda su juventud integr distintas organizaciones de izquierda y


durante la dictadura de Ongana pas a la clandestinidad por participar del
movimiento de resistencia conocido como Frente Argentino de Liberacin.

Producto de la persecucin de la que era objeto, Tamburini se exili en


Chile donde se volvi a reunir con Mara Cecilia Magnet.

En el pas trasandino, Tamburini se integr al MIR y Magnet al MAPU,


Movimiento de Accin Popular Unitaria..

A raz de sus participaciones polticas, ambos fueron perseguidos por


las fuerzas represivas chilenas luego del golpe del 11 de septiembre de 1973
y se vieron forzados a exiliarse en Argentina, hacia donde Tamburini se
dirigi de manera clandestina en octubre de 1973, y Magnet en diciembre de
ese ao. Se instalaron en la casa del padre de Tamburini en la localidad
bonaerense de Banfield y en enero de 1974 contrajeron matrimonio.

Cecilia Magnet abri un centro de idiomas y Guillermo trabajaba como


anestesista en distintos hospitales.

Pese a haber migrado, Tamburini sigui colaborando con las actividades


de resistencia a la dictadura chilena.
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Mantena contacto con exiliados chilenos y participaba en reuniones del
MIR. Adems, actuaba como nexo entre los miembros del partido que
llegaban a Buenos Aires y la dirigencia que operaba en el pas.

Como medida de seguridad, el matrimonio se mud en reiteradas


ocasiones de vivienda, pero aun as se sentan perseguidos.

El temor se acrecent luego del golpe del 24 de marzo de 1976; por eso
estaba en sus planes ms prximos emigrar a Europa.

Nunca pudieron hacerlo.

Como qued acreditado en el debate, en la madrugada del 16 de julio


de 1976, Mara Cecilia Magnet y Guillermo Tamburini fueron sacados
violentamente de su domicilio de la Av. Crdoba 3386 Piso 4,
departamento 15, de la Capital Federal, por un comando conjunto del
ejrcito y la polica argentina que bloquearon la manzana.

Allanaron la casa y robaron cuanto pudieron.

A Cecilia Magnet se la llevaron en un auto.

Guillermo Tamburini intent resistirse; lo mataron a balazos. Su


cuerpo qued tirado en el piso unas 5 horas, hasta que personal de la Polica
Federal Argentina lo retir. El portero, que fue obligado por las fuerzas a
limpiar todo para no dejar huellas, fue amenazado para que no hablara.

El operativo ocurri en la jurisdiccin de la Zona militar I, Subzona


Capital Federal, entonces a cargo del General Jorge Carlos Olivera Rvere.

Concretamente fue en el rea II, con sede en el Regimiento de Infantera


I Patricios, unidad que estaba en ese momento a cargo de Humberto Jos
Lobaiza, en su carcter de Jefe, y de Felipe Jorge Alespeiti, en su carcter de
subjefe.

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El padre de Mara Cecilia Magnet, ex diplomtico, viaj a Buenos Aires
y se entrevist con autoridades militares argentinas, quienes negaron las
aprehensiones.

Desde Santiago hizo presentaciones a travs del Ministerio de RREE de


Chile y del cardenal Silva Henrquez.

Por su parte, el padre de Guillermo Tamburini se present a la Seccional


9 de la PFA y fue amenazado para que no siguiera investigando.

Pese a ello, a los pocos das present un habeas corpus por su hijo y su
nuera que fue rpidamente rechazado; e hizo un pedido de bsqueda dirigido a
quien detentaba el Ministerio del Interior, Albano Harguindeguy.

A pesar de los esfuerzos realizados, no obtuvieron ninguna respuesta.

De acuerdo a la descripcin que hemos realizado, teniendo en cuenta las


caractersticas particulares de los hechos que damnificaron a Mara Cecilia
Magnet Ferrero y a Guillermo Tamburini y el contexto en el que se
produjeron, entendemos que se encuentra verificada en estos casos la
existencia de coordinacin regional en su ejecucin, bajo el marco de lo que se
ha llamado Operacin o Plan Cndor. En este sentido y pese a que en este
debate no estamos habilitados para formalizar acusacin alguna por la
privacin ilegtima de la libertad y el homicidio de Guillermo Tamburini, se
prob que su detencin como miembro en ese momento del MIR chileno,
interesaba particularmente al gobierno de facto del General Augusto
Pinochet.

La desaparicin de su esposa Magnet, que tambin era buscada en


Chile, devino como consecuencia de tal inters.

Prueba

Los hechos antes descriptos se encuentra acreditados a partir de la


valoracin conjunta de mltiples elementos de prueba incorporados al juicio.

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As, por ejemplo, de la participacin poltica y persecucin en
Argentina de Guillermo Tamburini, escuchamos el testimonio de su hermano
Horacio en la audiencia de debate; y contamos con los dichos de su padre,
Guillermo Alberto Tamburini, que se desprenden de la declaracin testimonial
prestada el 26 de julio de 1976 en el marco de la causa n 32.273.

En el mismo sentido, el Legajo de Tamburini, remitido por la Comisin


Provincial por la Memoria, da cuenta de su larga trayectoria en distintas
organizaciones de izquierda.

Y el Prontuario de la Polica Federal Argentina incorporado al debate,


prueba que hacia fines de 1971, tena tres pedidos de captura en su contra por
considerrselo vinculado a actividades subversivas en Argentina.

Asimismo y tal como se desprende de los documentos incluidos en el


Rollo 143 del Archivo del Terror, identificados como 00143 F0923 y 0924,
su nombre figura dentro de una nmina de argentinos sindicados como
terroristas.

Recordemos que por esa persecucin, Guillermo Tamburini se exili en


Chile.

Y ya en Chile, Tamburini se vincul con el MIR.

Sres. Jueces: consideramos que esta circunstancia ya es un indicio que


permite interpretar las motivaciones que rodearon su secuestro y el de Magnet,
tiempo despus, en Buenos Aires; y la coordinacin que las fuerzas argentinas
realizaron con las chilenas para lograrlo.

Al respecto, al momento de su elaboracin el Informe Rettig entendi


no tener elementos para afirmar la responsabilidad del Estado chileno en la
desaparicin de Magnet y Tamburini.

Pero en este juicio s se acercaron pruebas que permiten comprobar esa


responsabilidad.

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Las declaraciones de Horacio Tamburini, Guillermo Bruno Serrano,
Sergio Muoz Martnez y de Mariana y Odette Magnet, as como el informe
de la Vicara de la Solidaridad del Arzobispado de Santiago y la ficha de las
vctimas obrantes en el Informe Rettig, dan cuenta que, por esa participacin
en el MIR, a partir del Golpe militar de 1973 Guillermo Tamburini fue
perseguido por las autoridades militares chilenas que, incluso, lo
detuvieron en dos oportunidades, pero que por hechos fortuitos haba
logrado escapar.

Respecto de Mara Cecilia Magnet, al rememorar con dolor su historia y


desaparicin, sus hermanas Odette y Mariana tambin destacaron su
participacin poltica en el MAPU.

Mariana incluso recalc que el departamento donde viva Mara Cecilia


en Santiago fue allanado 7 veces; y que en un operativo de control militar de
trnsito, a su hermano Luciano le preguntaron por ella.

Lo recin expuesto confirma, as, tanto la participacin de ambas


vctimas en movimientos polticos chilenos como las persecuciones que
sufrieron en ese pas.

Lo que seguidamente expondremos, corrobora que esa vinculacin


poltica y consiguiente persecucin prosigui en nuestro pas.

En principio, diversos testimonios, como los de Ana Mara Nieto y de


Horacio Tamburini, dieron cuenta que Cecilia Magnet y su esposo tomaron
contacto en Buenos Aires con muchos chilenos que haban fugado de su pas
en las mismas condiciones que ellos.

Incluso, que ambos se mudaron a un departamento en la calle


Azcunaga 786 de la Capital Federal, en donde vivieron con muchas personas
de esa nacionalidad.

Por otro lado, Ana Mara Nieto, Ulises Penayo, Horacio Tamburini y
Odette Magnet, destacaron que a raz la represin que se viva en esos das en
Buenos Aires, el matrimonio estaba planeando exiliarse en Europa los

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primeros das de julio de 1976. Pero el dato ms relevante para confirmar el
inters que motiv sus secuestros fue el siguiente: los miembros del MIR
Jaime Vitali y Guillermo Bruno Serrano; el exiliado chileno Sergio Muoz
Martnez; y Mariana Magnet, dieron cuenta de que Tamburini sigui
conectado con la dirigencia del MIR en Argentina, lo que evidentemente
motiv el inters de las fuerzas represivas chilenas en su captura y la
necesaria coordinacin con las fuerzas argentinas para lograrla.

A esto se agrega que, de acuerdo a lo que surge del documento fechado


el 9 de agosto de 1978 que obra en el Prontuario Policial de Tamburini,
dirigido a la Divisin Despacho Superintendencia Tcnica y relacionado con
un Habeas Corpus presentado a favor de la pareja, se encuentra acreditado que
no slo Tamburini estaba siendo buscado en Argentina.

Ese documento revela que tambin se haba solicitado el paradero de


Cecilia Magnet, por considerrsela vinculada a actividades subversivas.

Esta referencia slo puede provenir de informacin aportada por Chile


dentro del marco de Cndor, puesto que Magnet slo tuvo vinculacin con
organizaciones chilenas y, como vimos, por esa vinculacin haba sido
perseguida en su pas.

Teniendo en cuenta, entonces, que Magnet slo tuvo participacin


poltica en Chile, que en Buenos Aires ella y su marido estaban muy cerca de
exiliados chilenos; que a ambos haban sido perseguidos en Chile y que en la
Argentina Tamburini segua participando en actividades del MIR, queda de
manifiesto que el inters principal en la captura del matrimonio estaba del otro
lado de la cordillera.

En este sentido, Odette Magnet relat en la audiencia que uno o dos


aos despus del secuestro de su hermana, se le acerc un agente de la DINA
que reconoci su presencia en Buenos Aires al momento del secuestro de
Cecilia.

Lejos de ser un dato anecdtico y aislado, al ser analizado en conjunto


con las dems elementos de prueba producidos en el juicio, lo destacado por

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Odette Magnet se torna en un nuevo indicio, relevante para demostrar la
coordinacin represiva que se desarroll para secuestrar a su hermana y a su
cuado.

Esto es as, por cuanto evidencia no slo la presencia de agentes de la


inteligencia chilena en nuestro pas al momento del secuestro, aspecto
sobradamente probado en el juicio.

Evidencia tambin la coordinacin de estos agentes con las fuerzas


argentinas para la concrecin de esos secuestros.

Sobre este punto, no podemos perder de vista que el operativo ocurri


el marco de sucesivas cadas de miembros del MIR en el primer semestre
de la dictadura argentina, que fueron parte del plan criminal que llevaron
adelante en conjunto y de manera coordinada las dictaduras del cono sur.

Nos referimos especficamente a los secuestros de De pola, Rojas


Sandford, Enrquez, Marcondez, Athanasi, Basso, Orellana Castro, Espinoza
Barahona y Patricio Biedma.

Debemos concluir entonces que el procedimiento de secuestro de


Magnet y Tamburini se ejecut en base a la coordinacin de fuerzas represivas
chilenas y argentinas bajo el marco de la Operacin Cndor. Cabe agregar que
a esta misma conclusin lleg el investigador Francisco Martorell en su libro
Operacin Cndor. El vuelo de la Muerte. La coordinacin represiva en el
Cono Sur; y el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N5, en la ya
mencionada sentencia.

En esta ltima se dijo lo siguiente:

sin lugar a dudas que la militancia que desarrollaban ambos fue el


motivo de sus persecuciones por integrantes de la DINA en la Repblica de
Chile, y en el pas como corolario de la coordinacin de aquella agencia con
dependencias y autoridades que detentaban el poder en la Repblica
Argentina en esa poca.

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Sres. Jueces: Volviendo a los secuestros y tal como ya expusimos,
ocurrieron a consecuencia del amplio operativo desplegado en el inmueble de
la Avda. Crdoba al 3386, el 16 de julio de 1976.

Las circunstancias de modo, tiempo y lugar, as como las fuerzas que


intervinieron en los hechos, se encuentran tambin acreditadas por diversas
pruebas coincidentes.

Por ejemplo, a travs de las declaraciones prestadas en el debate de


Odette y Mariana Magnet, Horacio Tamburini y Jaime Vitali; del testimonio
de Guillermo Alberto Tamburini prestado el 21 de julio de 1976 en la causa
32.273; y por el relato de los padres de Mara Cecilia, Alejandro Magnet y
Mara Ferrero, incluidos en el legajo CONADEP de su hija

Horacio Tamburini afirm incluso que a travs del paciente de un


colega ya fallecido, de nombre Daz Lestrem, que pasaba por la calle al
momento del operativo, pudo enterarse que su hermano gritaba mientras se lo
llevaban; y que por resistirse lo balearon.

Explic tambin que ese mismo 16 de julio hubo un allanamiento en la


casa de su padre, ubicada en la calle Balcarce.

Y de la documentacin que aport en la audiencia, se destaca aqu la


grabacin de la entrevista que su hijo Emilio hizo a una vecina del edificio de
la calle Crdoba.

Esta vecina expres que segn lo que supo por el portero, los haban
matado a los dos en la calle; y que el portero haba tenido que limpiar todo.

Estos datos permiten, unidos a los restantes, confirmar las


circunstancias que rodearon los secuestros.

Sin embargo, no nos habilitan a concluir que a Cecilia la hayan matado


en ese momento.

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Por el contrario, las declaraciones de Horacio Tamburini, Ulises
Penayo, Ana Mara Nieto, Mariana y Odette Magnet, as como el informe de
la vicara de la Solidaridad del Arzobispado de Santiago, indican que se la
habran llevado en un auto con vida.

Hasta el da de hoy permanece desaparecida.

Entre ese cmulo de pruebas corresponde aqu detenernos


particularmente en una, el testimonio de Ulises Penayo, pues si bien no vio el
exacto momento en que se llevaron a Cecilia Magnet y ultimaron a Horacio
Tamburini, pudo visualizar lo que ocurri inmediatamente despus en ese
preciso lugar.

Penayo, quien un tiempo antes haba vivido con el matrimonio en el


inmueble de la Avda. Crdoba, afirm ante este Tribunal que ese 16 de julio
fue a visitarlos.

Lleg horas despus del operativo, dando cuenta que haba autos Falcon
cruzados en la Av. Crdoba y que haba vecinos mirando que le comentaron
que se haban llevado a una pareja de ese lugar.

En seguida dedujo que se trataba de Tamburini y de Magnet, lo que le


produjo temor y decidi irse del lugar.

Sus manifestaciones, unidas al resto de las pruebas ya mencionadas,


permiten dar por acreditada la materialidad del secuestro de Mara Cecilia
Magnet.

Ciertamente, esta acreditacin no es novedosa, pues ya fue efectuada en


otro juicio por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N5 de esta ciudad, en
la sentencia de la causa n 1261- 1268, por la que se conden, por estos y otros
hechos, al extinto Jorge Carlos Olivera Rvere, sentencia confirmada por la
Sala IV de la Cmara Federal de Casacin Penal.

Especficamente ese Tribunal concluy, y cito, que:

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Mara Cecilia Magnet Ferrero fue privada de su libertad el da 16 de
julio de 1976 en horas de la madrugada, del departamento 15 del piso
cuarto del inmueble ubicado en la Avenida Crdoba 3386 de esta Capital
Federal, junto a su esposo Guillermo Alfredo Tamburini, por personas en
nmero indeterminado y con la participacin de mviles policiales y del
Ejrcito que haban bloqueado la arteria

En relacin a las gestiones realizadas por la familia, Horacio Tamburini


y Odette Magnet describieron las dificultades que atravesaron sus padres para
averiguar sobre sus hermanos, producto del hermetismo que se viva por parte
de las autoridades locales y la sociedad en general, que estaba atemorizada.
Asimismo, en el debate se incorpor el habeas corpus que present el padre de
Guillermo Tamburini, que fue rechazado con la sola respuesta negativa de la
Polica Federal, sin tomarle declaracin a ningn vecino ni al encargado del
Edificio.

Como complemento, los legajos CONADEP 699 y 1.110, el informe de


la Vicara de la Solidaridad del Arzobispado de Santiago y la documentacin
remitida por la Repblica de Chile a travs del exhorto de abril de 2013,
tambin dan cuenta de las averiguaciones que hicieron los familiares de uno y
otro lado de la cordillera.

A su vez, Odette Magnet explic que desde la desaparicin de su


hermana recibieron distintas versiones de lo que haba ocurrido; y que a travs
del Ministro de Defensa chileno, Patricio Carvajal, se les dijo que los dos
estaban muertos.

Esta misma informacin, que nunca fue confirmada oficialmente, surge


a su vez de la ficha individual de Mara Cecilia Magnet correspondiente al
Informe Rettig y de la nota publicada en el diario Clarn del 19 de octubre de
2003, titulada La tragedia de un escritor chileno, que aportamos al
momento de ofrecer prueba.

Reiteramos lo dicho: hasta la fecha, ambos se encuentran desaparecidos.

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En virtud de lo expuesto, por la privacin ilegtima de la libertad de
Mara Cecilia Magnet Ferrero, acusamos a Felipe Jorge Alespeiti y
Humberto Jos Lobaiza.

Luis Enrique Elgueta Daz

Sres. Jueces. Corresponde ahora que abordemos lo ocurrido a otro


ciudadano chileno, Luis Enrique Elgueta Daz.

Estudiante en la Universidad de Msica de Santiago y msico de


profesin, integr el MIR. Al momento de los hechos tena 23 aos.

Sus padres eran Ruth Daz Vargas y Luis Elgueta Estevan, sus
hermanos menores Carlos y Laura Ruth.

Producido el golpe de Estado en Chile, los padres de Luis Enrique


Elgueta Daz fueron exonerados de sus trabajos y su vivienda allanada por
agentes del Estado chileno por ser pblica su adhesin al gobierno de la
Unidad Popular.

En abril de 1974 debieron exiliarse a la Argentina, junto a su hija


menor, y se asentaron en el barrio San Cristbal de la Capital Federal.

Luis Enrique Elgueta Daz tuvo una permanente transicin entre Chile y
Argentina.

Por motivos econmicos sigui a sus padres y se asent en nuestro pas


junto a quien fue su esposa, Llellyta ngela Sierra Fuentes, con quin tuvo
una hija a quien llam Paula Alejandra Elgueta Sierra.

Tiempo despus el matrimonio se separ.

En Capital Federal no ces la persecucin a la familia Elgueta.

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En enero de 1975 su hogar fue allanado violentamente por la Polica
Federal Argentina y Luis Elgueta Estevan, padre de Luis, permaneci detenido
un da.

Luis Enrique Elgueta Daz no se encontraba presente pero la PFA


mostr importante inters en l.

Tiempo despus, entre los meses de mayo y junio de 1975 regres a


Chile.

En enero de 1976, Laura Elgueta Daz, hermana menor de Luis Enrique,


realiz un viaje de veraneo a su pas junto a sus amigos argentinos, Clara
Hayde, su hermana Cecilia Mara del Carmen Fernndez Riquelme y Jos
Luis Aguirre, compaero de estudios de Cecilia.

A partir de este viaje a Chile, Luis Enrique Elgueta Daz form pareja
con Clara Fernndez Riquelme y comenzaron en aqul pas la convivencia.

Hacia fines de junio de 1976, Luis Enrique Elgueta Daz advirti que
sus vidas se encontraban en peligro, ya que compaeros de la actividad
poltica no estaban llegando a los encuentros.

Por eso, entreg el nmero telefnico de una ta de las hermanas


Fernndez Riquelme a su compaero Sergio Manuel Fuenzalida Loyola para
que, de ser necesario, lo ubicase en Argentina.

Luego emprendi el exilio junto a sus familiares e ingres a la


Argentina el 2 de julio de 1976.

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Fuerzas de seguridad chilenas secuestraron al grupo de actuacin
poltica de Luis Enrique Elgueta Daz.

Entre los das 24 y 28 de junio de 1976 secuestraron a Oscar Eduardo


Avello Avello, Orlando Patricio Guarategua Quinteros, Jos Hinojosa Aroz,
Miguel Hernn Ovalle Narvez, Hctor Manuel Contreras Rojas y Sergio
Manuel Fuenzalida Loyola, quines se encuentran desparecidos.

Sres. Jueces: Aqu debemos destacar que el informe Rettig estableci


que agentes de la DINA secuestraron el 26 de junio a Jos Hinojosa Aroz,
quien en definitiva fue mantenido cautivo en Villa Grimaldi, ltimo lugar
donde fue visto.

Hinojosa fue integrante de la Izquierda Cristiana Chilena y estuvo


relacionado polticamente con los integrantes de ese grupo del MIR.

Esto permite concluir que la DINA estuvo detrs de todo el grupo


secuestrado entre el 24 y el 28 de junio del 76.

El ltimo de este grupo en ser apresado fue Fuenzalida, extremo de


particular relevancia para interpretar por qu tiempo despus, para secuestrar a
Luis Elgueta, las fuerzas represivas se dirigen a un domicilio determinado.

A esto nos referiremos luego.

Sres. Jueces: ya mencionamos tambin como, producido el golpe de


Estado en Argentina, comenzaron sistemticamente y en forma inmediata los
operativos para secuestrar a miembros del MIR en la Argentina.

En este debate, se prob que la noche del 27 de julio de 1976 fuerzas


represivas se dirigieron a la casa de la ta de las hermanas Fernndez
Riquelme y bajo apremios ilegales la obligaron a indicar la casa donde vivan
sus sobrinas dicindole que no las buscaban a ellas, que les interesaba el
chileno.

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As lograron identificar el domicilio donde viva Luis Enrique Elgueta
Daz junto a Clara y Cecilia Mara del Carmen Fernndez Riquelme, ubicado
en Chiclana 2861, planta baja, Dpto. 1, barrio San Cristbal de Capital
Federal.

A las dos de la madrugada, un grupo de personas de civil que se


identificaron como miembros del Ejrcito argentino, entre los que se
encontraban miembros de la Polica Federal Argentina, ingresaron
violentamente al departamento portando armas de grueso calibre.

Luego de golpear a sus ocupantes, procedieron a sacarlos del hogar


semidesnudos y conducirlos a los autos que se encontraban estacionados en la
calle.

El secuestro ocurri en la jurisdiccin del rea V, entonces a cargo de


Jorge Alberto Muzzio, Subzona Capital Federal, entonces a cargo de Jorge
Carlos Olivera Rvere.

Al comenzar a amanecer, una vecina dio aviso a la familia Elgueta


Daz, que inmediatamente acudi al departamento y constat la escena
horrorosa que qued luego del procedimiento: el departamento fue todo
revuelto y absolutamente destrozado. A lo largo de los aos su familia realiz
innumerables denuncias y gestiones en diversos organismos, nacionales e
internacionales, todas con resultados negativos y desconoce a la actualidad si
Elgueta fue mantenido cautivo en la Argentina o se le dio traslado a Chile.

Ruth Daz Vargas de Elgueta fue detenida en diferentes oportunidades


junto a otras madres de Plaza de Mayo, que intentaban averiguar el destino de
sus seres queridos.

Un ao ms tarde al secuestro de Luis Enrique Elgueta Daz y las


hermanas Fernndez Riquelme, la familia Elgueta Daz fue nuevamente
violentada por el terrorismo de Estado por aquellos aos vigente en nuestros
pases.

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Laura Ruth Elgueta Daz y su cuada Sonia Magdalena Daz Ureta,
esposa de Carlos, fueron ilegtimamente privadas de su libertad.

El Comisario de la Polica Federal Argentina, Jos Benito Fioravanti se


hallaba al frente del grupo amado que irrumpi en su domicilio junto a
Arancibia Clavel, agente de la DINA en Argentina.

Fueron conducidas al CCD Club Atltico.

Al llegar a ese lugar se encontraban presentes agentes chilenos y en la


sala de tortura fueron interrogadas por la actividad poltica de Luis Enrique
Elgueta Daz y su vinculacin con el MIR.

El Comisario Fioravanti le dijo que ya no tena a su hermano y que


luego de haberlo reventado, haciendo alusin a las torturas a las que se lo
someti, fue entregado a Chile, pues all tena cuentas que pagar.

La familia Elgueta Daz debi partir gradualmente al exilio a Mxico, y


no pudo regresar a su pas hasta muchos aos despus.

De acuerdo a la descripcin que hemos realizado, teniendo en cuenta las


caractersticas particulares de los hechos que damnificaron a Luis Enrique
Elgueta Daz y el especial contexto en que se produjeron, entendemos que se
encuentra probado que los secuestros fueron ejecutados bajo el marco de
coordinacin represiva regional brindado por la asociacin ilcita llamada
Operacin o Plan Cndor.

Prueba

Los elementos que prueban estos hechos son por dems variados.

En este debate Laura Elgueta refiri la persecucin vivida por sus


padres despus del golpe de Estado en Chile.

Es as que debieron exiliarse y se asentaron en la Capital Federal, barrio


San Cristbal.
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Refiri tambin que su hermano Luis Enrique era miembro del
Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), explic su relacin con Clara
Fernndez y destac que tuvo una permanente transicin entre la Argentina y
Chile, sobre lo que brind detalles.

Ruth Daz Vargas aclar que su hijo tuvo radicacin temporaria en


Argentina y, en su presentacin ante ACNUR, seal que su ltimo ingreso
fue el 2/07/1976 va terrestre, a travs de la provincia de Mendoza.

Laura Elgueta indic que en 1975, cuando la familia se encontraba ya


asentada en Argentina, su hogar fue nuevamente violentado. Explic cmo
personal del Departamento de Extranjera de la Polica Federal Argentina,
bajo el mando de Juan Carlos Gattei, el gato, llev adelante un operativo
brutal y la excusa fue una supuesta denuncia sobre que all funcionaba una
crcel del pueblo.

Luego de decirle a Ruth Daz Vargas que evidentemente haba sido un


error se llevaron detenido a Luis Segundo Elgueta Estevan, quin fue dejado
en libertad al da siguiente.

Al estar detenido le realizaron muchas preguntas, se interesaron por sus


hijos varones y en particular por Luis Enrique Elgueta Daz, que para ese
entonces estaba residiendo en la vivienda familiar pero no se encontraba
presente al momento del operativo.

As tambin dio detalles acerca de la reconstruccin realizada sobre las


6 desapariciones producidas en Chile de compaeros relacionados a la
actividad poltica desarrollada por Luis Enrique Elgueta Daz.

Esto debe ser relacionado con el informe Rettig, donde como ya


adelantamos se explica la vinculacin poltica que exista entre estas personas
y sus desapariciones posteriores, siendo una de ellas Sergio Fuanzalida.

Tambin debe ser relacionado con las constancias remitidas por exhorto
internacional de la causa Cndor Chile, donde se encuentra los dichos de
Ximena Subercaseaux Sommerhoff.

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Y en este punto resultan significativas dos menciones brindadas en el
debate por Laura Elgueta.

La primera, que su hermano le dijo que haba entregado un contacto


telefnico indirecto a Fuanzalida, a fin que ste pudiera eventualmente
ubicarlo.

La segunda, que supo que encontrndose ste desaparecido, fuerzas de


seguridad chilenas realizaron un allanamiento en la casa de Fuenzalida, de la
que nicamente retiraron un libro.

Y en ese libro se encontrara el telfono de la ta materna de las


hermanas Fernndez.

Sres. Jueces: Esto explica por qu las fuerzas de seguridad que


realizaron el operativo de secuestro en Buenos Aires se dirigieron en primer
lugar a la casa de la ta materna de las hermanas Fernndez Riquelme, para
luego forzarla a que los condujera a la casa donde se encontraban sus sobrinas
junto a Luis Enrique Elgueta Daz.

Laura Elgueta explic que su vivienda quedaba a pocos metros de la de


su hermano y las hermanas Fernndez, por lo que supieron del secuestro horas
ms tarde, a travs de una vecina, circunstancia ratificada por Ruth Daz
Vargas.

Adems, Laura Elgueta agreg que al dirigirse al departamento varios


vecinos les relataron lo ocurrido, que todos estaban atemorizados y que les
mencionaron que su hermano a los gritos reclamaba que no les hicieran nada a
las chicas.

Los retiraron de la casa y subieron a Luis Enrique Elgueta Daz, Clara y


Cecilia Fernndez Riquelme a autos diferentes, de forma violenta y
semidesnudos.

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Los detalles del operativo tambin se encuentran acreditados por las
presentaciones de Haydee Riquelme de Fernndez, madre de Clara y Cecilia,
en el Conadep n 3701 correspondiente a Clara Haydee Fernndez Riquelme.

Adems, en este juicio Laura Elgueta Daz declar que Cecilia


Fernndez era novia y compaera de estudio en el colegio secundario Estrada
de Jos Luis Aguirre, quin fue secuestrado el 17 de agosto de 1976.

Ambos se encontraban, junto a una persona apodada Quique, vinculados


a la Juventud Guevarista, tal como se desprende del citado legajo Conadep N
3700.

En este documento tambin se registra que Quique, fue secuestrado el


30 o 31 de julio del mismo ao.

Aguirre y Quique se encuentran desaparecidos.

Sres. Jueces: ya hemos mencionado anteriormente la relevancia del


documento secreto del 15 de septiembre de 1976 elaborado por Alberto
Baldomero Obregn, Comisario Inspector del Departamento de Asuntos
Extranjeros de la Polica Federal Argentina, que entre otras cosas resulta
significativo para ratificar la persecucin del MIR en la Argentina, el trabajo
conjunto con fuerzas de inteligencia chilenas en ese objetivo.

Ese documento es particularmente relevante para el anlisis de los


hechos ahora examinados, ya que hace expresa referencia a la participacin de
la Polica Federal Argentina en el secuestro de Luis Enrique Elgueta Daz y
las hermanas Fernndez Riquelme.

Precisamente, dentro del acpite titulado Septiembre Rojo Movimiento


Izquierdista Revolucionario Juventud Guevarista, el documento hace
mencin a la detencin de una persona responsable del grupo y junto a sta a
un elemento de la Juventud Guevarista que actuaba en el sector sur, en los
colegios secundarios Estrada y Normal N 8.

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Justamente, Cecilia Fernndez y Aguirre concurran al colegio
Estrada y ambos, junto a Quique, eran de la Juventud Guevarista.

As tambin, la existencia del grupo Septiembre Rojo es referida por


Ximena Subercaseaux Sommerhoff en su testimonio en la causa Cndor
Chile.

El documento firmado por Obregn agrega que gracias a la inteligencia


realizada, posteriormente en Chile se produjeron detenciones.

Entendemos que esto no es ms que una modificacin temporal de los


hechos en procura del objetivo del documento, esto es, recibir un premio por
las labores realizadas, ya que los secuestros producidos en Chile fueron
anteriores y es a partir de las tareas de inteligencia realizadas luego que la
PFA logra ubicar a Luis Enrique Elgueta Daz en la Argentina.

De cualquier forma, estas referencias son por dems demostrativas de la


coordinacin que exista bajo el marco de Cndor.

Finalmente debemos referirnos a los secuestros de Laura Ruth Elgueta


Daz y Sonia Magdalena Daz Ureta, realizados en julio de 1977.

Recordemos que por su participacin fue condenado el agente de la


DINA Arancibia Clavel en la causa n 862 del Tribunal Oral Federal N 5,
sentencia incorporada a este juicio.

Ese pronunciamiento especifica que al interrogar a Daz Ureta y a Laura


Elgueta, Arancibia les pregunt insistentemente por Luis Enrique Elgueta
Daz.

Esto fue confirmado en este juicio por Laura Elgueta, quien manifest
que sus interrogadores contaban con una larga lista de preguntas.

Explic que el Comisario Fioravanti le dijo que ellos saban todo, que
ya contaban con informacin y que nicamente deba responder con la verdad.

Pgina 997 de 1891


Laura Elgueta destac tambin que en determinado momento
Fioravante, descontrolado, le grit que Luis Enrique Elgueta Daz fue
fuertemente torturado y entregado a Chile.

Y que horas ms tarde a su liberacin, fue justamente Fioravanti quien,


por telfono, le dijo a Ruth Daz Vargas que su hijo Luis Enrique ya no se
encontraba en la Argentina, pues haba sido enviado a Chile.

Esto se ve corroborado con los documentos que contienen las


manifestaciones de Ruth Daz Vargas, de fechas 8 de febrero de 1979 y 25 de
julio de 1984, obrantes en el ya citado legajo Conadep N 3700; y con sus
dichos volcados en el juicio de la causa 862, incorporados tambin a este
debate.

Posteriormente, la familia Elgueta Daz debi exiliarse a Mxico.

Sres. Jueces: El fallecimiento de Olivera Rvere y las limitaciones del


objeto procesal nos impide realizar una acusacin formal por el secuestro y la
desaparicin de Luis Enrique Elgueta Daz, as como lo ocurrido a sus
compaeros y a los dems integrantes de su familia.

Sin embargo, estos hechos, que fueron demostrados en este juicio,


constituyen prueba directa de la coordinacin represiva realizada bajo el
marco de Cndor.

Patricio Antonio Biedma

Trataremos ahora lo ocurrido con Patricio Antonio Biedma, argentino,


integrante del MIR chileno que fue secuestrado en nuestro pas cuando tena
31 aos y permanece desaparecido hasta hoy.

Biedma se haba radicado desde joven en Chile, donde se vincul al


MIR. Sabemos que debido a su filiacin poltica fue perseguido por las
fuerzas represivas chilenas luego del golpe de Estado del 11 de septiembre de
1973.

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Sabemos tambin que, producto del peligro que corra en Chile, donde
la represin aumentaba da a da, en 1974 migr a la Argentina junto con su
esposa, Luz Lagarrigue Castillo, y sus hijos.

Se instal en Capital Federal desde donde continu con su participacin


en el MIR junto con otros compaeros de la misma organizacin, como Jorge
Fuentes Alarcn.

Sin embargo, las fuerzas chilenas nunca abandonaron su pretensin de


detenerlo, y su salida de Chile no resultaba un impedimento para ello.

Por el contrario, se encuentra acreditado que las fuerzas represivas


argentinas y paraguayas colaboraron con la DINA en el intercambio de
informacin tendiente a su captura, lo que lo puso en peligro inminente.

l lo saba y es por eso que busc seguridad para su familia, a la que


logr sacar del pas y enviar a Cuba en mayo de 1975.

Como ya referimos, en aquella poca lleg a Buenos Aires Edgardo


Enrquez, proveniente de Cuba para representar al MIR ante la JCR; y poco
despus Fuentes Alarcn fue secuestrado en Asuncin.

Su captura y su sometimiento a violentos interrogatorios permitieron a


la Operacin Cndor obtener valiosa informacin del MIR en general y, en
particular, sobre Biedma.

A tal punto esto es as que existen registros de que, a partir de los


datos que las fuerzas obtuvieron, se realizaron tres allanamientos en Buenos
Aires en su bsqueda.

No pudieron encontrarlo en ese momento pero es indudable que cada


vez estaban ms cerca.

Mientras tanto y para su seguridad, l se mantena en la clandestinidad,


usaba el nombre Nicols y se vinculaba con un pequeo grupo de

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compaeros del partido entre los que estaba su dirigente mximo: Edgardo
Enrquez Espinoza.

Ya nos hemos referido al asesinato de Enrquez, ocurrido el 10 de abril


de 1976.

Sabemos, que desde entonces Patricio Biedma asumi el liderazgo


del MIR en Buenos Aires y su representacin ante la JCR.

Sabemos tambin que mantena contacto con la embajada de Cuba en


nuestro pas, desde donde se le proporcionaba asistencia econmica a la
organizacin. Es as que, por su grado de responsabilidad en la organizacin y
por su vnculo con la diplomacia cubana, Biedma se haba transformado en
una de las personas ms buscadas por la asociacin ilcita constituida por las
fuerzas represivas de los pases del Cono Sur.

Pese a las medidas de seguridad que adopt, finalmente fue


secuestrado en nuestro pas y llevado al CCD Automotores Orletti.

Esto lo sabemos porque al menos desde el 23 de agosto y hasta el 7 de


octubre de 1976, fue visto cautivo en el CCD Automotores Orletti, en el que
actuaba el grupo represivo argentino a cargo de Anbal Gordon, y a donde
tambin actuaron fuerzas de los otros pases involucrados en la asociacin
ilcita.

All, fue sometido a brutales tormentos y a condiciones inhumanas de


detencin.

Como ocurri con el resto de los detenidos que pasaron por este CCD
recibi golpes y amenazas; no se le dio una adecuada atencin mdica; y se lo
oblig a escuchar los gritos de otras personas al ser torturadas o al quejarse de
sus dolores a causa de las heridas producidas por la tortura, entre muchos otros
tormentos.

Sabemos, por ejemplo, que escuch cmo torturaban a los cubanos


Jess Cejas Arias y Crescencio Nicomedes Galaena Hernndez que haban
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sido secuestrados pocos das ms tarde, circunstancia que detallaremos ms
adelante.

Tambin comparti cautiverio en ese lugar con su compaero Mario


Espinoza Barahona, actualmente desaparecido; y con el argentino Bertazzo,
que sobrevivi y pudo dar cuenta de lo ocurrido aquellos das.

En cuanto a sus captores, adems del grupo que actuaba en ese CCD al
que ya nos hemos referido, entre quienes estaba Miguel ngel Furci, est
probado que llegaron desde Chile integrantes de la DINA para colaborar
en los interrogatorios e indagar sobre la nueva informacin que pudieran
arrancarles a los prisioneros, para luego continuar con la persecucin de
quienes an no haban sido capturados.

Cuando, el 7 de octubre de 1976, Jos Luis Bertazzo fue liberado,


Patricio Biedma permaneca en ese lugar.

Hasta la fecha permanece desaparecido.

Sus seres queridos realizaron mltiples reclamos para conocer lo que


haba sucedido con l, pero ninguno arroj datos sobre su destino.

Recin aos despus de conformada la CONADEP, su esposa conoci


el testimonio de Bertazzo a travs del cual pudo saber que su marido haba
sido llevado a Orletti.

Prueba

Estos hechos se encuentran acreditados a partir de la interpretacin


conjunta de distintos elementos de prueba producidos o incorporados durante
el debate.

En relacin a su actividad poltica en Chile dentro MIR y la persecucin


sufrida que lo llev a migrar con su familia a la Argentina, contamos con el
testimonio de su esposa, Mara de la Luz Lagarrigue Castillo brindado en el
juicio de la causa n 1627, incorporado al debate.
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Adems, Lagarrigue Castillo dio cuenta de la actividad poltica de su
marido dentro del MIR en Argentina bajo las rdenes Jorge Fuentes Alarcn
hasta que este fue secuestrado en Asuncin, poca en la cual record que la
casa en que vivan y los domicilios de familiares de Biedma haban sido
allanados.

La testigo Mara Isabel Magnet Ferrero coincidi con Lagarrigue


Castillo en relacin a la filiacin poltica de Biedma; y record que su
hermana, Cecilia, y su cuado Guillermo Tamburini lo conocan.

Diversos documentos evidencian, por otra parte, la coordinacin


represiva regional que existi en la bsqueda de Biedma en Buenos Aires.

En principio, no solo contamos con el documento del Archivo del


Terror titulado cuestionario para Nene541 , valorado oportunamente al
tratar su caso en el juicio por el CCD Automotores Orletti, en el que consta
que desde Argentina se envi un cuestionario a Asuncin para interrogar a
Fuentes Alarcn, entre otras cosas, sobre informacin relativa a Biedma,
sino que tambin obran en otro documento del mismo archivo, las respuestas
obtenidas55.

El primero es el n 000.80F 072/2; el segundo, el n 000.80F


0724/0725.

Adems, en un documento similar de la misma serie56, n 00080 0734,


no slo se advierte el inters en ubicar a Biedma en Buenos Aires, sino que
nos confirma que el resultado de los operativos llevados adelante en nuestro
pas era rpidamente compartido con el resto de los pases integrantes de la
asociacin ilcita.

Ello se ve reflejado, por ejemplo, en la referencia a informacin


proveniente de una libreta de direcciones que era propiedad de Biedma,

54
Documento n 00080F 0721/2
55
documento n 00080F 0724/0725
56
documento n 00080 0734

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evidentemente obtenida en uno de los tres allanamientos realizados en
aquella poca en Capital Federal.

A estos documentos, incorporados al debate, se refirieron en la sala de


audiencias, los testigos expertos Carlos Portillo, Carlos Osorio y John
Dinges

Dinges, al referirse a lo ocurrido en Asuncin con Fuentes Alarcn,


dijo:

Es la primera vez que sabemos que varios pases van a un


interrogatorio en otro pas y despus hay una divulgacin de la inteligencia
recogida y se hacen operaciones basadas en esa informacin

A lo largo de este juicio se prob, tal como manifest Grete


Weinmann ante este Tribunal, que en Buenos Aires Biedma se vincul con
Edgardo Enrquez, a quin sucedi como representante del MIR ante la JCR.

Sobre este punto contamos tambin con el testimonio prestado por


Bertazzo en la causa n 1627 e incorporado a este juicio, en el que record
que mientras estuvieron juntos en Automotores Orletti, el propio Biedma le
cont acerca de su actividad poltica y su rol en la JCR luego del secuestro de
Enrquez.

Por su parte, Stella Calloni ante este Tribunal tambin resalt la


jerarqua que ostentaba Biedma dentro del MIR luego del secuestro de
Edgardo Enrquez.

En este sentido, se ha acreditado que las fuerzas represivas saban de la


importancia de Biedma tras el asesinato de Enrquez.

Como mero ejemplo, basta con mencionar uno de los documentos que
fuera obtenido en el marco de la causa n 4012 de la justicia de San Martin y
que se encuentra dentro de los 6.348 fotogramas digitalizados remitidos por
esa jurisdiccin a este proceso.

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Nos referimos al parte de inteligencia de la SIDE n 3258 del 24 de
mayo de 1976, titulado Actividades Detectadas de la JCR.

En este documento, por un lado, se sealaba que Edgardo Enriquez


estaba desaparecido; por el otro, se informaba que Patricio Antonio Biedma
era actualmente el representante del MIR en la JCR.

En relacin a su cautiverio en CCD Automotores Orletti y a los


tormentos que all le infligieron, contamos con el ya citado testimonio de
Bertazzo quien comparti con Biedma la detencin en ese lugar entre el 23 de
agosto y el 7 de octubre de 1976.

Fue el propio Biedma quien le relat las duras sesiones de tortura a las
que fue sometido all, y la participacin en los interrogatorios de personal
chileno de la DINA.

Contamos adems con el informe de la Agencia Central de


Inteligencia de Estados Unidos de fecha 22 de septiembre de 1976, que
confirma no solo su detencin, la de Mario Espinoza Barahona y la de los dos
funcionarios cubanos, sino que tambin da cuenta de los tormentos a los
que fue sometido Biedma para obtener informacin sobre la JCR y su
vnculo con Cuba.

Sobre este documento, John Dinges concluy que las circunstancias


que en l se mencionaban eran reveladoras para deducir que se estaba ante un
caso emblemtico de la Operacin Cndor.

Puntualmente, Dinges dijo:

Yo creo que si esto no es Cndor, sera difcil pensar qu sera


Cndor. Son chilenos y cubanos, se trata de la JCR, varias fuerzas
involucradas. Adems, sabemos de los chilenos que fueron a hacer el
interrogatorio.

Todas las pruebas hasta aqu expuestas permiten, por s solas, acreditar
la coordinada persecucin regional que llev al secuestro de Biedma, su
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alojamiento en el CCD Automotores Orletti, las torturas a las que fue
sometido y su posterior desaparicin. Sin embargo, eso no es todo.

En este juicio, adems, se incorpor el informe al que ya hicimos


referencia en otros casos, firmado por el Comisario Obregn de la
Superintendencia de Seguridad Federal, desde donde, como ya vimos, se
prest personal y asistencia al GT 5, encargado de llevar a cabo gran parte
de los secuestros de personas que luego fueron alojadas y desaparecidas en
Orletti.

All, luego de resear los operativos contra otros miristas realizados con
anterioridad y que, como ya explicamos, aunque el documento no lo diga
expresamente se refiere a Elgueta Daz, Enrquez Espinoza y Orellana Castro,
entre otros, se seala y cito:

De interrogatorios efectuados a elementos miritas se pudo obtener la


informacin de que el nuevo representante del MIR ante la JCR, se
encontrara residiendo y activando en nuestro pas. Averiguaciones
posteriores permitieron la individualizacin y detencin del mencionado
elemento, conjuntamente con un importante mirista instruido en Cuba y
experimentado en las filas del ERP

Es claro que el informe refiere a Biedma y a Espinosa Barahona.

El documento sigue:

Con estas cadas, el mencionado representante (es decir Patricio


Biedma) manifest que la JCR en nuestro pas quedaba prcticamente
desactivada A todo esto, se suma el hecho de que el secuestro de Biedma y
su cautiverio en Automotores Orletti, as como las condiciones inhumanas en
las que fue mantenido, y los tormentos que se le aplicaron, fueron tenidos por
probados por este mismo Tribunal en la sentencia, actualmente firme, dictada
en la causa n 1627 y por ello resultaron condenados Eduardo Rodolfo
Cabanillas, Honorio Carlos Martnez Ruiz y Eduardo Alfredo Ruffo.

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Corresponde mencionar adems que su desaparicin tambin se tuvo
por acreditada en la sentencia dictada por el Juzgado Nacional en lo Civil
n 64, donde se declar su ausencia por desaparicin forzada, fijndose como
fecha presuntiva de desaparicin el 1 de noviembre de 1.976.

Como complemento, contamos con las actuaciones obrantes en el


legajo CONADEP n 3735 correspondiente a Patricio Biedma y con el
informe elaborado por la Comisin de Verdad y Reconciliacin de Chile,
que coinciden con los elementos probatorios ya reseados y robustecen el
convencimiento de que estamos frente a una vctima de la asociacin ilcita
investigada en este juicio.

Lo ocurrido a Biedma, entonces, es una prueba ms de la coordinacin


regional delictiva que existi entre las dictaduras del Cono Sur, bajo el marco
de la denominada Operacin Cndor.

Finalmente, debemos decir que por la privacin ilegtima de la libertad


y las torturas de Patricio Antonio Biedma en el CCD Automotores Orletti,
acusamos a Miguel ngel Furci.

Jess Cejas Arias y Crescencio Nicomedes Galaena Hernndez

Vamos a referirnos ahora a lo ocurrido con Jess Cejas Arias y


Crescencio Nicomedes Galaena Hernndez, cubanos, de 22 y 26 aos de
edad respectivamente al momento de los hechos.

Se haban radicado en nuestro pas en agosto de 1975 para cumplir


tareas administrativas en la embajada cubana, ubicada en el barrio porteo de
Nez.

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Se encuentra acreditado que durante el perodo histrico que es objeto
de este proceso, algunas organizaciones polticas de la regin haban
entablado relaciones y obtenido el apoyo del Partido Comunista cubano.

De hecho, hemos escuchado a lo largo del debate numerosos relatos


sobre el traslado de exiliados a ese pas.

En este juicio se demostr tambin que en Argentina, especialmente con


posterioridad al golpe de Estado, funcionarios de la embajada cubana
mantenan contactos locales con algunos de los representantes de esas
organizaciones.

En este sentido, sabemos que desde la embajada se les otorgaba ayuda


econmica, destinada a solventar los gastos que implicaba la salida del pas de
aquellos que eran intensamente.

Como vimos recientemente al tratar lo ocurrido a Patricio Biedma, l


era el contacto del MIR con la embajada a esos efectos.

En este sentido, debe tenerse en cuenta que cortar el flujo de dinero


hacia las organizaciones, resultaba un objetivo prioritario para la
represin.

Sin medios econmicos, resultaba dificultoso para sus miembros


escapar de la regin o mantenerse a resguardo en la clandestinidad, lo que
facilitaba su captura y eliminacin.

Se ha probado que se realizaron tareas de inteligencia para conocer las


actividades de los funcionarios cubanos e incluso hicieron averiguaciones
sobre una casa lindera al domicilio del embajador en la localidad de Boulogne,
partido de San Isidro, Provincia de Buenos Aires.

Se encuentra acreditado que el 9 de agosto de 1976, alrededor de las


17hs, en la esquina de las calles Pampa y Arribeos de esta ciudad, a pocas
cuadras de la embajada, Jess Cejas Arias y Crescencio Nicomedes Galaena
Hernndez fueron secuestrados por un grupo de personas armadas.
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El hecho ocurri en el mbito jurisdiccional del rea 3 a cargo del por
entonces Coronel Rodolfo Enrique Luis Wehner, dentro de la Sub-zona
Capital Federal, por entonces a cargo del General Jorge Carlos Olivera
Rvere, que dependa a su vez del General Carlos Guillermo Surez Mason,
responsable de la Zona 1.

Desde all fueron conducidos a Orletti, donde fueron sometidos a


condiciones inhumanas de alojamiento y a brutales interrogatorios bajo
tormentos.

Entre sus interrogadores estaban no slo los integrantes del grupo que
actuaba habitualmente en Orletti bajo la direccin de Gordon, sino que
tambin haba llegado desde Chile al efecto Michael Townley y otros
miembros de la DINA.

Adems de la informacin que pudieran arrancarles, es probable que


con estos secuestros se buscara tambin enviar un mensaje a los representantes
de Cuba, para que cesara ese auxilio econmico.

Dentro de Orletti, Cejas y Galaena Hernndez compartieron cautiverio


con Patricio Biedma.

Como dijimos, Biedma mencion a Bertazzo que haba podido advertir


la presencia de los cubanos all, ya que haba escuchado sus gritos de dolor y
reconocido su particular acento.

Luego de su desaparicin, desde la embajada se realizaron mltiples


reclamos para conocer el paradero de sus dos empleados.

Sin embargo, el Estado argentino neg conocer lo ocurrido con ellos.

Incluso, como parte de una operacin psicolgica y con el objeto de


desviar la atencin, se elabor una nota dirigida a la embajada cubana, que
pretenda haber sido escrita por las vctimas, en la que informaban que haban
desertado para gozar de la libertad del mundo occidental.

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Corresponde mencionar que en este juicio se ha probado que, pocos das
despus de su secuestro, Jess Cejas Arias y Crescencio Nicomedes Galaena
Hernndez, fueron asesinados.

En los aos 2012 y 2013, gracias a la labor del Equipo Argentino de


Antropologa Forense, sus restos fueron identificados.

Sus verdugos los haban introducido en barriles de 200 litros, que


muchos aos despus fueron descubiertos en un descampado en la localidad
de San Fernando.

Este terreno haba sido rellenado con tierra proveniente del dragado del
Rio Lujan, lo que resulta relevante porque, como hemos visto, en ese mismo
ro fueron encontrados en 1976 ocho tambores de similares
caractersticas, que contenan los cadveres de otras vctimas que haban
sido mantenidas cautivas en Automotores Orletti.

A partir de lo que hemos relatado, estamos en condiciones de afirmar


que los hechos delictivos que damnificaron a Jess Cejas Arias y a Crescencio
Nicmedes Galaena Hernndez, fueron ejecutados en el marco
proporcionado por la Operacin Cndor.

Prueba

Los hechos que hemos referido se encuentran acreditados a partir de


distintos elementos de prueba producidos o incorporados durante el debate,
que en seguida pasaremos a detallar.

Previamente a eso, debemos adelantar que el secuestro de ambos, su


presencia en el CCD Automotores Orletti y el sometimiento a tormentos y
condiciones inhumanas de detencin se tuvieron por acreditados en el marco
de la causa n 1627 de este Tribunal Oral, oportunidad en la que se conden
por esos hechos a Cabanillas, Ruffo y Martnez Ruiz.

En este nuevo juicio, a partir de una valoracin conjunta de los


elementos de conviccin producidos en aquel proceso e incorporados al debate
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y de prueba nueva, pudimos no slo confirmar la certeza de aquel
pronunciamiento.

Pudimos tambin acreditar el asesinato de ambos ciudadanos cubanos y


el destino que se dio a sus cuerpos, en el marco de la Operacin Cndor.

Con este adelanto, pasaremos ahora s a sintetizar la prueba que


demuestra todo lo afirmado.

En relacin a la radicacin de Cejas Arias y Galaena Hernndez en


nuestro pas y a su desempeo laboral en la embajada cubana, contamos las
fotocopias de sus pasaportes y con las coincidentes actuaciones obrantes en
el legajo SDH n 3237.

Sobre la persecucin que sufran los integrantes de la embajada cubana


en nuestro pas, en el documento desclasificado del 22 de septiembre de
1976 de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos, se
advierte que las autoridades argentinas investigaban a la embajada, al menos,
desde que se produjo el golpe de Estado.

En idntico sentido, ejemplifica la persecucin hacia los funcionarios de


la embajada, los informes remitidos por la ex DIPBA titulados Investigacin
sobre finca ubicada en San Isidro, donde se mencionan las tareas de
inteligencia realizadas en la casa lindera a la del embajador cubano.

Como complemento de ello, contamos con el libro La Operacin


Cndor contra Cuba de Jos Lus Mndez Mndez, que en la pgina 123
alude a los alcances del acecho represivo y en las pginas 159 y 160 incluye
una entrevista a Orlando Gabriel Hernndez Rodrguez, empleado de la
embajada hasta octubre de 1977, que brinda detalles sobre las habituales
escenas de vigilancia e intimidacin.

Ntese asimismo que de acuerdo al Acta n 16 de Junta Militar, fechada


el 18 de marzo de 1977571, se resuelve desde el ms alto eslabn del aparato de

57
T I, pg. 82.

Pgina 1010 de 1891


poder aceptar la propuesta del Ejrcito Argentino y realizar de manera integral
esa persecucin que, como vimos, ya se vena produciendo.

En lo que aqu interesa, el acta textualmente dice:

RELACIONES ARGENTINO-CUBANAS 1.1. Se resuelve


aprobar la propuesta del Ejrcito que dice:

I "Con Cuba: 1) iniciar una accin diplomtica tendiente a disminuir


el nmero de funcionarios de la Embajada en Bs As.

2) Simultneamente proceder a una severa y estricta vigilancia y


control de esa Embajada

En cuanto a las circunstancias espacio temporales del secuestro, los


documentos desclasificados aportados por el NSA correspondientes a los
registros informticos A293 y A2DB, presentan listados de vctimas de la
represin y aluden a Galaena Hernndez y Cejas Arias.

Estos documentos sealan que el momento y el lugar del secuestro son


los mismos que hemos mencionado.

Sobre la motivacin del secuestro, contamos con el testimonio de


Samuel Gonzalo Blixen, quien llam la atencin sobre el conocimiento que
tenan los represores del dinero que manejaba la embajada para asistir a los
perseguidos polticos.

Por su parte, el testigo experto John Dinges coincidi en este punto con
lo afirmado por Blixen; e hizo hincapi en el inters que haba desde las
fuerzas represivas en desnudar los vnculos entre los cubanos y las distintas
organizaciones polticas y con la JCR.

Recordemos aqu el anlisis hecho por Dinges sobre el contenido del


documento desclasificado del 22 de septiembre de 1976 titulado Argentina-
Cuba: Apoyo de Castro a la subversin local? que se encuentra incorporado
en este juicio.
Pgina 1011 de 1891
Al respecto dijo que adems de confirmar la detencin de Biedma,
Espinoza Barahona y los dos ciudadanos cubanos, aquel documento
demostraba cmo, mientras sus seres queridos los buscaban
desesperadamente, las autoridades estadounidenses supieron de su captura
casi al instante de que se produjo.

John Dinges, por su parte, relat que sobre este caso entrevist a
Eduardo Ruffo, quien, como sabemos, era agente de la SIDE y participaba
activamente de todas las actividades desarrolladas en Orletti.

De acuerdo a las respuestas que Dinges seala haber recibido de su


parte, confirm el contenido del documento de la CIA.

Sabemos que las vctimas fueron llevadas a Orletti, en primer lugar, a


partir de los testimonios brindados por Bertazzo y Zlachevsky, quienes
recordaron que Patricio Biedma y Raquel Mazer, respectivamente, les haban
comentado sobre la presencia de cubanos cautivos all.

Ellos padecieron, en consecuencia, las mismas condiciones inhumanas


de vida que el resto de los recluidos en ese CCD.

Bertazzo dio cuenta adems sobre las torturas a las que fueron
sometidos, en tanto relat cmo Biedma refiri que haba podido escuchar
cmo torturaban a los cubanos.

En particular, al declarar record que Patricio Biedma le haba dicho


que a los cubanos los interrogaban sobre su perteneca a las fuerzas armadas
cubanas y que ellos trataban de llamar la atencin de los torturados gritndoles
caballero, caballero.

Sobre este punto escuchamos tambin al testigo experto Mndez


Mndez quien record la circunstancia mencionada por Bertazzo, tratndose
de una expresin habitual en Centro Amrica, no as por estas latitudes.

Pgina 1012 de 1891


Dinges tambin record haber hablado en 1979 con el agente del FBI
Robert Scherrer, quien le refiri que los cubanos haban aparecido en los
tambores en el Rio Lujan.

Dinges aclar que luego se supo que eso no era as, pero que supo que
posteriormente s se los encontr, pero en otros tambores que se encontraron
en tierra seca, lo que indica que en el 79 Scherrer ya tena informacin
bastante detallada.

Explic que Scherrer tambin le dijo que Michael Townley, integrante


de la DINA, haba ido a la Argentina a interrogarlos.

Su libro, La Operacin Cndor" es coincidente con su testimonio al


referir al rol desempeado por Townley.

El viaje de Michael Townley a nuestro pas se encuentra acreditado


tambin a partir del relato realizado por Blixen, denominado Memorias de
Orletti y agregado a fs. 314/334 de la causa Automotores Orletti.

En tal ocasin, Blixen hace referencia a los dichos de Manuel


Contreras, jefe de la DINA, en el marco de la investigacin por el asesinato
de Carlos Prats, que tambin nos confirma que Cejas Arias y Galaena
Hernndez fueron vctimas de la Operacin Cndor.

Sobre este punto debemos resaltar que el trabajo de Blixen tambin ha


sido valorado en la sentencia del 3 de octubre de 2012, cuando se realiz el
reconocimiento de los restos de Crescencio Galaena Hernndez.

Sobre el destino de las vctimas luego de haber sido mantenidas cautivas


en Orletti, es determinante la investigacin para la identificacin de restos
seos del 26 de julio de 2012, realizada por el Equipo Argentino de
Antropologa Forense.

Esa investigacin, a la que se suman las autopsias realizadas por el


Cuerpo Mdico Forense el 25 de septiembre de 2012 y el 30 de mayo de
2013, permitieron decretar que los cuerpos encontrados en los barriles en
Pgina 1013 de 1891
aquel descampado de la localidad de San Fernando, se corresponden a quienes
en vida fueron Crescencio Galaena Hernndez y Jess Cejas Arias, quienes
haban permanecido privados de su libertad en el CCD Automotores Orletti.

Del mismo modo, contamos con el documental titulado Tramas de la


Operacin Cndor. Hallazgos de Automotores Orletti donde se resea la
labor desplegada y se receptan testimonios de expertos del EAAF en los que
se explican las circunstancias en las que se encontraron los cuerpos, as como
el movimiento de tierra producto del dragado del Ro Lujn, que fue el que
determin que los tambores fueran encontrados precisamente en ese lugar.

El hallazgo de sus cuerpos en esas condiciones, adems de acreditar que


Cejas Arias y Galaena Hernndez fueron asesinados, confirma su cautiverio
en Orletti, dado que tanto la modalidad como el lugar elegido por sus
victimarios de deshacerse de los cadveres, se ha verificado en otros casos de
vctimas que estuvieron en ese lugar en un momento cercano al que lo
estuvieron ellos.

La conjunta interpretacin de la prueba aqu sintetizada permite


comprobar que los secuestros, las desapariciones, los alojamientos
clandestinos en Orletti bajos condiciones inhumanas de vida, los tormentos y
los asesinatos de Galaena Hernndez y Cejas rias ocurrieron en la forma
que hemos descripto, bajo el marco de coordinacin represiva aportado por
Cndor.

Finalmente, debemos decir que en atencin a las limitaciones del objeto


procesal, acusamos a Miguel ngel Furci, slo por la privacin ilegtima de
la libertad y por las torturas sufridas por Crescencio Galaena Hernndez y
Jess Cejas Arias.

Gloria Delard Cabezas, Carmen Anglica Delard Cabezas y Jos


Luis Appel de la Cruz

Trataremos ahora los secuestros de las hermanas Carmen Anglica y


Gloria Ximena Delard Cabezas y sus respectivos maridos Jos Luis Appel

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de la Cruz y Roberto Cristi Melero, todos ellos chilenos exiliados y
desaparecidos en nuestro pas.

A modo de aclaracin, anticipamos que si bien lo ocurrido con Roberto


Cristi y con Gloria Delard no se encuentra atribuido a ninguna de las personas
actualmente imputadas en este juicio, entendemos que su tratamiento no solo
permitir comprender lo ocurrido con Carmen Delard y Jos Luis Appel de la
Cruz sino que tambin resulta medular para entender la dimensin del
funcionamiento de la coordinacin represiva ejecutada en el marco de la
asociacin criminal tambin investigada en este juicio.

Dicho esto, pasamos a retratar lo ocurrido con ellos cuatro.

A comienzos de la dcada del setenta, todos vivan en Chile.

Orlando Delard, padre de las hermanas Carmen y Gloria era funcionario


del Gobierno de Salvador Allende.

Ellas estudiaban en la Universidad junto con sus parejas. Carmen


Delard y Jose Luis Appel estudiaban Medicina mientras que Gloria y Roberto
Cristi asistan a la Universidad de Economa.

Todos ellos participaban activamente en poltica dentro del MIR.

Al producirse el golpe de Estado en Chile, los cuatro debieron pasar a la


clandestinidad para evitar ser detenidos.

Sin embargo y pese a las precauciones adoptadas, Appel de la Cruz y


Cristi Melero fueron detenidos por las fuerzas represivas chilenas.

Antes de liberarlos les propinaron salvajes golpizas y a Roberto Cristi le


recomendaron que abandonase el pas.

Conscientes que las autoridades los tenan identificados como miembros


del MIR y por temor a una nueva y ms severa detencin, ambos matrimonios
decidieron emigrar de Chile hacia Argentina.
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Tiempo despus tambin lo hizo Orlando Delard, padre de las
hermanas, con su familia, ya que tras el golpe y siendo pblica su afinidad con
Salvador Allende, Chile no era un sitio seguro para quedarse.

Los primeros en partir al exilio, en noviembre de 1973, fueron Carmen


Delard y Jose Luis Appel.

Lo hicieron por tierra con Rene Gajardo Torres, un militar chileno


retirado.

Una vez en territorio argentino, ms precisamente en Mendoza, para


sorpresa del matrimonio, el ex militar chileno los retuvo en una casa,
amenazndolos para que cooperen con l identificando a miembros del MIR
que cruzaban la frontera.

Mientras tanto, en enero de 1974 Gloria Delard y Roberto Cristi,


partieron hacia la Pcia. de Buenos Aires.

Lograron cruzar la frontera y se instalaron en la localidad de San


Miguel.

Finalmente, en Marzo de 1974 Appel de la Cruz y su esposa lograron


escapar de Mendoza y fueron tambin a Buenos Aires, donde ambos
matrimonios se reencontraron.

Compartieron primero el domicilio de la localidad de San Miguel y


posteriormente, en agosto de 1974, se radicaron en una casa que alquilaban en
Castelli 1270 de la localidad de Ramos Meja, Provincia de Buenos Aires.

All vivieron juntos hasta que Jose Luis Appel y Carmen Delard
partieron a la localidad de Cipolletti, provincia de Rio Negro donde fueron
secuestrados.

Ha quedado probado en este proceso que, a pesar de estar fuera de


Chile, los cuatro continuaron participando en el MIR desde nuestro pas.

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Sabemos que asistan a reuniones polticas y trabajaban en oposicin a
la dictadura de Pinochet, para el retorno a la democracia en Chile.

Conocan los riesgos aparejados por continuar en esa actividad, pues el


episodio sufrido por Carmen Delard y Jose Luis Appel de la Cruz en Mendoza
les confirmaba que, a pesar de no estar ya en Chile, la persecucin de sus
fuerzas represivas continuaba fuera de las fronteras.

Se manejaban con sus documentos originales pero usaban seudnimos o


nombres falsos.

Carmen Delard se haca llamar la Negra y Jos Luis usaba los


nombres Claudio o Rucio.

Tomaban precauciones al tratar cuestiones polticas y evitaban


mencionarlas cuando escriban a sus familiares en Europa por temor a que las
cartas fuesen interceptadas.

Por tal motivo, tampoco usaban como remitente la direccin de su casa


sino que usaban una casilla postal.

Como sabemos, en marzo de 1976, el golpe militar en nuestro pas


signific un recrudecimiento de la represin y desat una intensa persecucin
a los integrantes del MIR por parte de las fuerzas de seguridad estatales que
actuaban de forma mancomunada con la DINA chilena en el marco de la
coordinacin criminal regional.

En tales condiciones, Jos Luis Appel y Carmen Delard, junto con su


pequea hija Victoria Appel Delard, partieron a Cipolletti con la esperanza de
poder, desde all, desarrollar de forma ms eficiente su oposicin al dictador
Pinochet en una regin ms cercana a Chile, donde exista un importante
trnsito de exiliados polticos.

Gloria Delard y Roberto Cristi Melero continuaron viviendo en la casa


de Castelli 1270 junto con sus dos hijos: Roberto y Paula.

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En este debate se prob que el sbado 18 de diciembre de 1976 Jos
Luis Appel de la Cruz y Carmen Anglica Delard Cabezas fueron
secuestrados, en la ciudad de Cipolletti, provincia de Rio Negro.

Primero, por la maana, a metros de la plaza principal del centro de la


ciudad, un grupo de hombres, integrantes de las fuerzas represivas estatales
que actuaban en coordinacin con las fuerzas de otras dictaduras del Cono sur,
secuestraron a Jos Luis Appel de la Cruz.

Lo subieron a un auto y se alejaron del lugar.

Carmen Anglica Delard, que caminaba con su hija en brazos algunos


metros detrs de su marido, vio lo ocurrido y se dirigi a la casa de Vctor
Herrero Rojas y Graciela Miranda.

Ellos eran una pareja de amigos chilenos que vivan en Cipolletti, a los
que Carmen Delard conoca desde antes del exilio.

Ya en su casa, Delard les relat el secuestro de Jos Luis Appel y les


encarg el cuidado de su hija Victoria mientras ella iba a la polica a pedir
informacin.

Antes de irse, les dej a sus amigos la direccin del matrimonio de


Buenos Aires y la de sus padres en Francia por si algo le ocurra.

Efectivamente, Carmen nunca ms fue vista y desde aquel da, tanto ella
como Appel de la Cruz permanecen desaparecidos.

En aquel momento ella tena 24 aos y l, 25.

Los dos secuestros ocurrieron en territorio bajo control del rea 521,
cuya sede era el Batalln de Ingenieros de Construcciones 182, a cargo, en ese
momento, de Enrique Braulio Olea, la cual dependa de la Subzona 52de la
Zona de Defensa V, y que, a los fines represivos, utilizaba como rgano de
inteligencia al Destacamento de Inteligencia 103, que entonces estaba a cargo
del imputado Mario Alberto Gmez Arenas.
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Ha quedado acreditado que en estrecha vinculacin con este secuestro y
enmarcado en el Plan criminal Cndor, el lunes 17 de enero de 1977 Gloria
Delard y Roberto Cristi Melero fueron tambin secuestrados de su casa en
Castelli 1270, de la localidad de Ramos Meja, Provincia de Buenos Aries.

En horas de la madrugada un numeroso grupo de hombres fuertemente


armados y vestidos de civil ingresaron en la finca delantera de Castelli 1270
donde viva la familia Meza, vecinos de Delard y Cristi.

Los captores, desconocan que en aquella altura catastral existan dos


inmuebles: uno que daba a la calle y otro, donde viva la pareja chilena, al que
se acceda a travs de un pasillo.

Desde dentro de la casa de la familia Meza advirtieron la existencia del


segundo departamento e interrogaron a Haydor Omar Meza sobre los
habitantes de la misma.

Al saber que all viva una joven pareja de chilenos con sus dos hijos se
dirigieron raudamente a la casa de Gloria Delard y Roberto Cristi.

Sabemos que permanecieron all aproximadamente una hora, durante la


cual revisaron todo el inmueble y sometieron a Roberto Cristi a una brutal
golpiza que incluy descargas elctricas hasta producir su desmayo.

Finalmente, se llevaron a Roberto Cristi, inconsciente y con una


importante herida en la cabeza; y a Gloria Delard, que en aquel momento
estaba embarazada de su tercer hijo.

Tambin fue acreditado a lo largo del juicio que, al retirarse, quien


diriga al grupo se disculp con la familia Meza aclarando que la pareja de
chilenos eran zorros disfrazados de cordero y que ellos, los captores, eran
muy amigos de Pinochet.

Adems, antes de retirarse le mostraron a los vecinos una foto que


haban encontrado en la casa de Gloria Delard y les dijeron Esta es la Gorda
de Neuqun, es la hermana de la otra haciendo alusin a Carmen Delard
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que, como ya mencionamos, haba sido secuestrada un mes antes en Cipolletti,
extremo que confirma la conexidad existente con los secuestros previamente
ocurridos en la ciudad de Chipoletti.

Los dos hijos de pareja: Roberto y Paula, fueron entregados a los


vecinos que cuidaron de ellos por aproximadamente dos semanas y luego los
entregaron a un orfelinato, de donde su ta Mara Isabel Cristi los retiro para
llevarlos a Europa.

La casa donde ocurri el secuestro se ubicaba en la jurisdiccin de la


Zona militar I, por entonces a cargo de Carlos Guillermo Suarez Mason,
dentro de la Subzona n 11, cuyo responsable era Juan Bautista Sasiain;
concretamente, dentro del rea 114, cuya sede era el Grupo de Artillera
Mecanizada n 1, a cargo de Antonio Fichera.

En relacin al destino de Gloria Delard y Roberto Cristi, fue probado en


este juicio que ambos fueron llevados al CCD Garaje Azopardo donde fueron
vistos por ltima vez el 21 de enero de 1977.

Desde entonces permanecen desaparecidos.

Delard tena 22 aos y Roberto Cristi 26.

Se han acreditado tambin, las gestiones realizadas por familiares y


amigos para reunir a los hijos de ambos matrimonios con sus abuelos
maternos hasta que Mara Isabel Cristi Melero pudo llevarlos en avin desde
Buenos Aires a Francia.

Adems, los familiares realizaron numerosas denuncias y reclamos


judiciales y extra-judiciales, tanto en el plano local como internacional, para
conocer el destino de Jos Luis Appel de la Cruz, Carmen Delard, Roberto
Cristi y Gloria Delard.

Al da de hoy no saben que ha ocurrido con ellos.

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Se desconoce tambin, pese a que sus seres queridos continan la
bsqueda luego de 38 aos de dolor, qu ha pasado con el embarazo de
Gloria Delard, embarazo al que no solo refirieron sus familiares sino que,
tambin, fue acreditado por las ltimas personas que la vieron en el CCD
Garaje Azopardo.

Prueba

Los hechos afirmados precedentemente surgen de la valoracin


conjunta de mltiples y diversos elementos de prueba incorporados al juicio,
que pasaremos a detallar.

Sobre la participacin en el MIR, la persecucin que las cuatro vctimas


sufrieron en Chile y las razones de sus exilios en la Argentina, escuchamos a
Mara Isabel Cristi Melero, a Paula Cristi Delard, a Eduardo Cruz Faras
y a Victoria Luca Appel Delard.

Esta ltima, incluso, aport un documento redactado por Vctor


Herrero y Graciela Miranda, la pareja de amigos chilenos que viva en
Cipolletti, que coincide con los dichos de Cruz Faras, en orden al lugar de
importancia que ocupaba Appel de la Cruz dentro de la estructura del MIR.

Cmo complemento, contamos con los informes de la Agrupacin de


Familiares Detenidos Desaparecidos y de la Ex Vicara de la Solidaridad
de Chile obrantes en el legajo CONADEP n 3695 correspondiente a
Roberto Cristi que aluden a la persecucin poltica que sufran por pertenecer
al MIR.

La denuncia realizada por Orlando Delard ante la Comisin


Interamericana de Derechos Humanos, aportada por Paula Cristi Delard al
prestar testimonio, permite ratificar los motivos del exilio.

Sobre cmo fue la salida de Chile y la radicacin en la Argentina,


contamos con un documento manuscrito por Carmela Cabezas de Delard,
la madre de Carmen y Gloria Delard, que aport Paula Cristi, en el que en

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forma detallada relata las circunstancias en que ambas parejas ingresaron a la
Argentina.

All, hace especial hincapi en lo ocurrido con Appel de la Cruz y su


hija Carmen en Mendoza cuando el ex militar chileno Ren Gajardo los
mantena cautivos, con la intencin de que delaten a sus compaeros del
MIR.

Por otra parte, Paula Cristi Delard y Victoria Appel Delard


coincidieron en que el matrimonio Appel-Delard ingres a nuestro pas en
noviembre de 1973 y que Gloria Delard y Roberto Cristi lo hicieron en enero
de 1974.

Robustece decididamente a estos testimonios, el informe del


Ministerio del Interior obrante a fs. 35 del Legajo n 64 del Anexo 18 de la
causa Reinhold, de donde surge que Jose Luis Appel ingres al pas el 17 de
noviembre de 1973 y se le concedi la radicacin definitiva el 29 de marzo de
1974.

Del mismo modo, el certificado de nacimiento del Roberto Cristi


Delard, obrante en el legajo CoNaDeP n 3695 correspondiente a su padre,
ratifica la radicacin en Buenos Aires de sus progenitores.

En cuanto a los domicilios que ocuparon en Buenos Aires, escuchamos


a Mara Isabel Cristi Melero.

Ella dijo que los visit en tres oportunidades.

La primera vez en 1974 cuando conoci la casa en la que vivan en la


localidad de San Miguel, Provincia de Buenos Aires.

Luego, cuando regres a Buenos Aires en 1975 y 1976 haban cambiado


de domicilio y estaban viviendo en Castelli 1270 de la localidad bonaerense de
Ramos Meja.

En este sentido, contamos con el testimonio de Liliana Ines Meza.


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Ella y su familia eran vecinos en Ramos Meja de Roberto Cristi y
Gloria Delard, y de Carmen Delard y su marido durante el tiempo que
vivieron all.

Explic cmo estaban dispuestos ambos inmuebles de la calle Castelli,


lo que se corrobora con el croquis elaborado por la polica provincial
obrante a fs. 12 del expediente 10.027 del registro del Juzgado en lo Penal n
5 de la Provincia de Buenos Aires.

Sobre las circunstancia de modo, tiempo y lugar en que ocurri el


secuestro de Jos Luis Appel de la Cruz y Carmen Delard, contamos el texto
escrito por Vctor Herrero Rojas y Graciela Miranda que aport Victoria
Appel Delard al prestar declaracin y sobre el cual tambin se ha pronunciado
la testigo Paula Cristi Delard.

De este documento surge que un sbado por la maana previo a la


navidad de 1976, Carmen Delard se hizo presente en la casa donde ellos
vivan, les cont del secuestro de Jos Luis Appel en el centro de Cipolletti y
les pidi que cuiden de Victoria mientras ella iba a la polica de Cipolletti a
averiguar el destino de su marido.

Victoria Appel Delard no solo aport este documento revelador, sino


que tambin afirm que en 2005 conoci a Herrero y a Miranda, quienes le
confirmaron su contenido, le dijeron que haban pasado con ella la navidad
de 1976; y le dieron una fotografa de aquella poca, la que tambin aport al
debate.

Adems y sobre este punto, Cristi Melero tambin afirm que el


ministro religioso que le entreg en abril de 1976 a Victoria Appel en Buenos
Aires, le inform que los vecinos que se hicieron cargo de la nia le
explicaron que Jos Luis Appel haba sido secuestrado en la calle y
posteriormente haban detenido a Carmen Delard al ir a reclamar por su
esposo ante las autoridades policiales.

Tambin expuso que esos vecinos le enviaron en el mes de diciembre


una carta a su hermano Roberto Cristi para que fuera a buscar a la menor a

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Chipoletti, lo que en definitiva no pudo hacer, pues fue secuestrado poco
despus.

Y sobre la forma en que Jos Luis Appel fue apresado, se agregan los
dichos de Alberto Cidades del 30 de noviembre de 1998, obrantes a fs.
221/222 del legajo n 64 del Anexo 18 de la causa Reinhold, remitido por el
Juzgado Federal n 2 de Neuqun.

De all surge que Cidades se enter, por vecinos de la zona, que Jose
Luis Appel haba sido secuestrado por diversas personas, algunas de civil y
otros uniformados, que se desplazaban en un Falcon Verde.

Estas probanzas permiten comprobar tanto los lugares y el modo en que


ocurrieron los secuestros de Appel de la Cruz y Carmen Delard, como que ello
ocurri el sbado 18 de diciembre de 1976, esto es, el inmediatamente anterior
a la navidad de ese ao; y no el 10 de enero de 1977 como anteriormente se
supona.

Como ya mencionamos, poco das despus, ms precisamente en la


madrugada del 17 de enero de 1977, fueron secuestrados de su domicilio
Gloria Delard y Roberto Cristi Melero.

Al respecto, escuchamos el testimonio de Liliana Ins Meza quien en


aquel momento viva con sus padres y su hermano en la casa que daba a la
calle de Castelli 1270 y presenci los secuestros.

Liliana Meza describi cmo ingres el grupo de hombres en su casa y


cmo luego se dirigieron al domicilio del matrimonio chileno.

Record que pudo ver como se llevaban a travs del comedor de su casa
a Roberto Cristi desmayado y con sangre en su frente.

En concordancia con lo dicho por Meza, Cristi Melero destac que al


enterarse de lo ocurrido con su hermano, viaj en marzo de 1977 a Buenos
Aires.

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En esa oportunidad, concurri a la casa donde viva su hermano y habl
con una vecina de apellido Meza, quien le confirm las circunstancias del
secuestro y le dijo que quienes intervinieron en el operativo le manifestaron, y
cito textualmente: nosotros somos muy amigos de Pinochet; y que le
mostraron una fotografa a la vecina y le dijeron que esa era la Gorda de
Neuqun que es la hermana de la otra.

As, los captores se referan a Carmen Delard que haba sido


secuestrada casi un mes antes a pocos kilmetros de la ciudad de Neuqun.

Otra persona presente en el operativo fue Mario Omar Meza,


conforme el acta elaborada el 1 de enero de 1999 obrante a fs. 869/871 del
legajo n 64 del Anexo 18 de la causa Reinhold, remitido por el juzgado
Federal n 2 de Neuqun, quien pudo ver cmo se llevaban a Gloria Delard y
que los integrantes del operativo le refirieron, antes de irse, que sus vecinos
eran zorros disfrazados de corderos.

Contamos, a su vez, con la sentencia del trmite civil de ausencia por


desaparicin forzada, que tambin dictamin como fecha de desaparicin de
Roberto Cristi y Gloria Delard el da 17 de enero de 1977.

Como ya hemos advertido, cuando Gloria Delard y Roberto Cristi


fueron secuestrados, Delard estaba embarazada.

Lo sabemos con certeza, no solo por las denuncias hechas por familiares
tales como Orlando Delard ante la Comisin Interamericana de DDHH,
sino tambin a partir de los testimonios de Paula Cristi Delard, Mara Isabel
Cristi Melero, Victoria Appel Delard y Liliana Ins Meza.

En cuanto al tiempo de gestacin del embarazo que transitaba Gloria


Delard, debemos resaltar que nicamente Liliana Meza est en condiciones
de precisarlo.

En tal sentido, escuchamos a la testigo que confirm el embarazo y


acot que era notorio su estado de gravidez.

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Debemos agregar, por otra parte, que sus manifestaciones no variaron a
travs del tiempo, tal como se puede constatar de su confronte con los
documentos enviados por la Justicia de Neuqun en el marco de la causa
Reinhold.

En cuanto al paso de Gloria Delard y de Roberto Cristi por el CCD


Garaje Azopardo escuchamos los testimonios de dos sobrevivientes de aquel
CCD: Marcelo Vagni y Rolando Marcelo Raskovsky.

Vagni dijo, de forma coincidente con la denuncia que l mismo efectu


ante la CONADEP al formarse el legajo n 1883 correspondiente a su caso,
que fue secuestrado el 19 de enero de 1977 por la noche y llevado al CCD
Garaje Azopardo donde se encontr con Rolando Raskovsky y su padre, a
quienes conoca desde antes, y con un mendocino que perteneca al partido
socialista, un hombre al que le decan el Tordo Gmez y una pareja de
chilenos.

Sobre ellos dijo que el muchacho estaba muy golpeado, particularmente


en un ojo debido a un culatazo, lo que saba porque el propio chileno se lo
haba mencionado.

Respecto de la mujer chilena, record que ella era joven aunque mayor
que l (Vagni tena entonces slo 15 aos), y de acuerdo a su impresin estaba
embarazada de 7 u 8 meses aproximadamente.

Resulta claro que de su evaluacin, ms all de la precisin temporal de


su estado de gestacin, se infiere que el embarazo era notorio.

En cuanto a la participacin poltica de la pareja, record que el da 20


de enero un guardia fue a despertarlos pegndoles patadas y acusando a los
chilenos de pertenecer al MIR.

Por su parte, Raskovsky tambin record haber permanecido en


cautiverio con una persona que, gracias a su tonada, supo era chilena, que
estaba muy lastimada y que por sus dichos perteneca al MIR.

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Adems, mencion tambin la presencia de una mujer joven, muy
menuda, bonita y con un embarazo avanzado.

Ambos testigos refirieron que el 21 de enero fueron trasladados al CCD


Coordinacin Federal, no as los chilenos, a quienes no volvieron a ver.

Ni Vagni ni Raskovsky supieron los nombres de los dos cautivos que


describieron.

Sin embargo, elementos como la nacionalidad, la coincidencia en las


fechas, la participacin poltica dentro del MIR, las lesiones que presentaba
Cristi, la descripcin fsica y el estado de gravidez de Delard nos permiten
determinar en forma categrica que Roberto Cristi y Gloria Delard
permanecieron cautivos en el CCD Garaje Azopardo al menos hasta el 21 de
enero de 1977.

Desde entonces nadie los ha vuelto a ver con vida y permanecen


desaparecidos.

Sus familiares continan hasta hoy buscando informacin sobre lo


ocurrido con sus seres queridos y con el embarazo de Gloria Delard.

Por la privacin ilegtima de la libertad de Jos Luis Appel de la Cruz y


de Carmen Anglica Delard Cabezas, acusamos a Enrique Braulio Olea.

Por estos hechos, se encuentra adems imputado Mario Alberto Gmez


Arenas.

La responsabilidad de los nombrados en estos secuestros no es lo nico


que se demostr en el juicio.

Tambin se acredit que los dos secuestros ocurridos en Chipoletti y los


dos que siguieron en la Pcia. de Bs.As., fueron producto de la coordinacin
criminal regional.

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Ya destacamos que pese a haberse exiliado, los cuatro continuaron
participando activamente en el MIR en oposicin al rgimen del dictador
Pinochet en Chile.

De esto dieron cuenta las testigos Mara Isabel Cristi Melero y Paula
Cristi Delard.

Cristi Melero, especficamente, relat las conversaciones que haba


mantenido con su hermano en Buenos Aires cuando lo visit en 1976,
oportunidad en la que lo llev con el auto a una reunin en la calle Canning de
capital federal sobre la que no le dio mayores datos por razones de seguridad.

La testigo tambin record que en esa poca los cuatro vivan en la casa
de la calle Castelli y eran muy precavidos al hablar de poltica, ya que saban
que la represin desconoca las fronteras polticas.

Es ms, afirm que cuando le comentaron que estaban planeando el


viaje a Cipolletti, Carmen Delard le manifest que se iban a trabajar por
Chile; y que su hermano, Roberto Cristi, le aclar que eso significaba
generar conciencia para que en Chile volviese la democracia, en un lugar
desde donde iban a tener ms posibilidades de retornar a Chile.

El escrito firmado por Orlando Alberto y Eduardo Enrique Delard


Cabezas, del 29 de mayo de 1999; y la carta enviada por Carmen Delard a
sus padres el 5 de marzo de 1975 desde Buenos Aires, ambos documentos
aportados por Paula Cristi en su declaracin, confirman que desde Argentina
los dos matrimonios continuaban oponindose a la dictadura chilena.

A ello se suma que tambin se prob en el debate que en el transcurso


del ao 1976 el matrimonio integrado por Jos Luis Appel de la Cruz y
Carmen Delard se radic en Cipolletti, provincia de Rio Negro.

Adems del testimonio de Cristi Melero, el acta ya citada que refleja las
manifestaciones de Mario Omar Meza, ratifica la ida del matrimonio Appel-
Delard del domicilio en Ramos Meja.

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Sabemos que Appel y Carmen Delard, tal como le haban dicho en
enero de 1976 a Mara Isabel Cristi Melero en Buenos Aries, continuaron
participando activamente en poltica en la ciudad de Cipolletti.

Al respecto escuchamos a Victoria Appel Delard, quien mencion que


a travs de la consultas efectuadas en la sede del alto valle de la fundacin
HIJOS pudo saber que sus padres realizaban trabajo barrial en Neuqun y
aport el documento Mesa DS, carpeta Varios, legajo 9690 en donde ya
para el ao 1975 las fuerzas de seguridad vinculaban a su padre, Jos Luis
Appel de la Cruz con actividades polticas en la Patagonia de nuestro pas.

Corroborado entonces, por diversos elementos de conviccin, que


Cristi, Appel de la Cruz y las hermanas Delard pertenecan al MIR; que el
motivo del exilio fue la persecucin que sufran en Chile; que se intent forzar
a dos de ellos, justamente los primeros en ser secuestrados, a colaborar en
Mendoza con las fuerzas chilenas para identificar a otros exiliados; que en
nuestro Pas siguieron participando por Chile; que sa fue la razn especfica
para que Appel de la Cruz y Carmen Delard viajaran a Chipoletti, radicndose
en una zona ms cercana a Chile y donde haba ms exiliados connacionales;
y que los dos secuestros del mes de enero en la Pcia. de Buenos Aires se
vinculan con los primeros secuestros en Chipoletti del mes de diciembre, debe
necesariamente concluirse que el inters de lograr los cuatro secuestros
provena de las fuerzas represivas chilenas, lo que pudieron lograr merced a la
coordinacin con las argentinas bajo el marco de la denominada Operacin
Cndor.

Susana Elena Ossola y Oscar Julin Urra Ferrarese

Sres. Jueces: vamos a tratar ahora lo ocurrido a Susana Elena Ossola y


Oscar Julin Urra Ferrarese

l era chileno pero desde los 18 meses de edad viva en Argentina con
su familia.

Ella era argentina.

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Se conocieron de pequeos en la localidad de Junn, Provincia de
Buenos Aires, donde iban al mismo colegio.

Desde jvenes ambos mostraron preocupacin por las desigualdades


que advertan en la sociedad en que vivan e intentaron ayudar a los ms
desfavorecidos.

Por razones econmicas, Oscar Julin Urra y su familia se haban tenido


que mudar a la localidad de San Miguel en la Provincia de Buenos Aires.

Por su parte, Susana Ossola sigui viviendo con su familia en Lujan.

Y mientras cursaba sus estudios secundarios, se vincul con el Partido


Revolucionario Cristiano de Junn, y luego tuvo participacin gremial en su
trabajo, en la Fbrica Terrabusi de Junn.

A pesar de la distancia geogrfica, con el paso del tiempo fueron


desarrollando una relacin amorosa.

En el ao 1976, tanto Susana Ossola como Oscar Urra estaban


vinculados con el PRT.

Cuando se produce el golpe militar en nuestro pas, Susana Ossola


estaba embarazada.

Haban decidido casarse y radicarse en San Luis, donde la familia


Ossola tena un terreno.

El 14 de abril de 1976 se casaron y se instalaron provisoriamente en un


departamento del barrio Santa Brgida en San Miguel, cerca de la familia de
Urra que viva en la misma localidad.

All, Susana Ossola asista al consultorio de la calle Italia n 1210 para


consultar al Dr. Raffineti sobre el curso de su embarazo.

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El matrimonio mantena su intencin de instalarse en San Luis, con la
esperanza de poder criar a su hijo lejos de la persecucin que sufran.

Antes de mudarse, queran compartir unos das con sus familiares para
despedirse.

En este juicio se acredit que el 21 de mayo de 1976 Susana Ossola


estuvo en Junn despidindose de su familia y ese mismo da, en tren, regres
a San Miguel donde se rencontr con su marido, Oscar Urra.

Al da siguiente, el 22 de mayo de 1976, el matrimonio desayun con


las hermanas de Oscar Urra: Eddy y Silvia, en la casa de ellas en el centro de
San Miguel, y salieron, a media maana, comprometindose a volver al medio
da para almorzar.

Nunca volvieron.

Sres. Jueces: Durante el debate se acredit que el 22 de mayo de 1976,


entre las 11 y las 13 horas, miembros de fuerzas de seguridad que vestan de
civil y se desplazaban en un Ford Falcon, secuestraron a Susana Elena Ossola
de Urra y Oscar Julin Urra Ferrarese.

El hecho ocurri en la parada del colectivo 365 ubicada en la avenida


Mitre al 1100 en el centro de San Miguel, a pocos metros de la plaza principal.

En el mismo operativo fue secuestrado Osvaldo Rossn , amigo de la


pareja y tambin integrante del PRT.

El lugar donde se produjo el secuestro se encontraba por entonces


dentro de la jurisdiccin del rea 470, cuya sede era la Escuela de Servicios
para Apoyo de Combate General Lemos, en ese momento a cargo del Director
Miguel Angel Martelotte.

Esa jefatura de rea, al igual que todas las de la Zona 4, en esa fecha
responda a las rdenes de Santiago Omar Riveros, Comandante de Institutos
Militares y Jefe de la Zona 4.
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Recordemos aqu que el propio imputado reconoci en su declaracin
indagatoria la divisin del territorio nacional a los fines de luchar y aniquilar
a la subversin terrorista y, particularmente su responsabilidad como
comandante de la Zona 4.

Las hermanas de Oscar, a travs de comentarios de vecinos de la zona,


que haban presenciado el operativo, supieron los detalles del secuestro.

Silvia y Eddy Urra le contaron lo que haba pasado a los familiares de


Susana Ossola, que estaban en Junn, y a Gustavo Orlandau, que estaba en
Salta junto con la madre de Urra.

Pocos das despus, en las primeras horas del 27 de mayo de 1977


cuatro personas fuertemente armadas, vestidas de civil, irrumpieron
violentamente en el domicilio en el que vivan las hermanas de Oscar Urra
ubicado en el centro de San Miguel.

Se presentaron como policas y las interrogaron sobre las activadas


polticas de Oscar Urra y Susana Ossola.

Tambin pidieron y revisaron el bolso de Susana Ossola donde ella


tena la medicacin que tomaba producto de su estado de gravidez.

Antes de irse, les preguntaron por el domicilio de la pareja; las


hermanas nicamente les refirieron el barrio en que quedaba.

Tal falta de precisin no fue bice para que ms tarde, ese mismo da,
un grupo de personas ingresaran y revisaran la casa en la que vivan Urra y
Ossola.

Haban ubicado el domicilio sin dificultad, al que accedieron sin forzar


la cerradura, ya que tenan las llaves que le haban sacado al matrimonio
cuando los secuestraron.

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Desde el da del secuestro, los familiares de Oscar Urra realizaron
incansables denuncias ante sedes policiales y judiciales, y tambin recurrieron
a organismos internacionales de derechos humanos.

La madre de Oscar Urra, Mara Paulina Ferrarese, integr las


organizaciones Madres de Plaza de Mayo y Abuelas de Plaza de Mayo.

Ninguna de estas gestiones les permiti saber que haba pasado con sus
seres queridos.

Los padres de Susana Ossola tambin hicieron mltiples presentaciones


pidiendo por ellos sin xito.

En una oportunidad hablaron con un familiar lejano, Enrique Rospide,


que era Coronel en la Polica de la Plata.

Rospide no les dijo qu haba pasado con ellos.

Sin embargo, les confirm que exista informacin dentro de las fuerzas
de seguridad sobre las actividades polticas de Susana Ossola.

La cercana geogrfica entre el lugar del secuestro y el CCD Campo de


Mayo, ambas dentro de la Zona 4 a cargo de Santiago Omar Riveros y
trascendidos de la poca indicaban que haban sido llevados a CCD Campo de
Mayo.

A esto debe agregarse que, en diciembre de 1976, los padres de Susana


Ossola recibieron en su domicilio de Junn una citacin para presentarse el 17
de diciembre de 1976en Campo de Mayo.

El mismo Santiago Omar Riveros fue quien all los recibi; y fue a l
a quien le contaron lo ocurrido con su hija.

El propio Riveros les refiri datos personales y de la actividad poltica


y profesional de Susana Ossola, que confirmaban que saba exactamente lo

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ocurrido, datos que incluso reafirmaban que estaba al tanto de actividades
privadas Ossola.

En particular, Riveros les dijo que eso ocurra cuando una chica culta y
bonita, que es profesora de piano y con tercer ao en letras, entra a trabajar
de obrera en Terrabusi.

A raz de los dichos de Riveros, Ileana Dora Ramn de Ossola sufri


un ataque de nervios.

Saba que era imposible que Riveros supiese cosas tan personales si
desconoca el caso.

Continuaron denunciando lo ocurrido con su hija y su esposo, con la


esperanza de encontrar a su nieto.

Incluso mandaron notas a Campo de Mayo pidiendo informacin y


mencionando como antecedente la reunin del 17 de diciembre de 1976 con
Riveros.

Todas las averiguaciones fueron infructuosas.

Hasta el da de hoy Susana Ossola y Oscar Urra permanecen


desaparecidos.

PRUEBA

Estos hechos se encuentran acreditados, en primer lugar, por el


testimonio de Gustavo Alberto Orlandau Ferrarese, prestado durante la
audiencia de debate.

Orlandau Ferrarese habl de la relacin que mantuvieron Urra y


Ossola, y de la participacin poltica y gremial de ambos.

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Al declarar, aport piezas documentales que fueron incorporadas al
debate.

Entre ellas, un escrito que contiene las manifestaciones de Mara


Paulina Ferrarese, en el que detalla cmo se conocieron Oscar Urra y Susana
Ossola, y menciona el trabajo solidario que haca Susana en los barrios
obreros cuando viva en Junn.

En el mismo sentido, contamos con los documentos remitidos por la


D.I.P.B.A.

En particular el legajo n 3793 caratulado Accionar de un sacerdote


del colegio Marianista 3 de noviembre de 1975 y el legajo n 4.438
Elementos de tendencia izquierdista o de reconocida militancia en
alguna OPM.

Ambos dan cuenta de la actividad poltica de Susana Ossola en el


Partido Revolucionario Cristiano, el trabajo social realizado en Junn durante
el ao 1975 y las tareas de inteligencia realizadas por las fuerzas represivas
para investigarlos.

Gustavo Orlandau aport tambin dos cartas que Oscar Urra envi a
Susana Ossola, que confirman su actividad poltica.

Gustavo Orlandau Ferrarese destac tambin la persecucin que


sufran Ossola y Urra.

En este sentido, record que en aquella poca los secuestros eran


moneda corriente.

En este sentido, las misivas enviadas por Oscar Urra a Susana Ossola,
meses antes del secuestro, muestran con meridiana claridad el temor que tena
la pareja ante el incremento de la persecucin.

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Es especialmente claro uno de sus pasajes, en el que Urra relata que
debi deshacerse de una carta de Ossola cuando le advirtieron que un rastrillo
policial se hara presente en su casa.

Sobre la fecha y las circunstancias en que ocurri el secuestro


contamos, por un lado, con el citado testimonio de Gustavo Orlandau, quien
dijo que el 22 de mayo de 1976 un grupo de hombres vestidos de civil
secuestraron a Oscar Urra y Susana Ossola en una parada del colectivo 365
ubicada en el centro de San Miguel, cuando estaban con el Flaco Rosson, un
amigo y compaero del PRT, que tambin fue secuestrado.

Explic tambin que sus hermanas, al ver que la pareja no llegaba a


almorzar, se enteraron de lo ocurrido a travs de vecinos que haban
presenciado el secuestro.

Coincidentemente, contamos con el acta obrante en la causa n 22.807,


que refleja los dichos de la propia Eddy Eliana Urra Ferrarese, que
confirma la fecha y el lugar en que se produjo el secuestrado.

Ratifican los dichos de Gustavo Orlandau y Eddy Urra las actas


obrantes en los expedientes n 2.513, 17.842 y n 22.807, que contienen las
manifestaciones de Mara Paulina Ferrarese sobre las circunstancias
temporo-espaciales en que ocurri el secuestro.

Adems, los dichos de Silvia Ana Urra, agregados a fs. 31 del


expediente n 22.807 ratifican lo que venimos diciendo.

Al respecto, las diligencias policiales obrantes a fs. 27 y 28 de dicha


causa nos permiten corroborar que, efectivamente, la lnea de colectivos n
365 tena una parada de pasajeros sobre la Avenida Mitre a la altura 1100 de
San Miguel.

Asimismo, contamos con un croquis ilustrativo agregado a fs. 29 de


esa misma causa que grafica el lugar en que ocurri el secuestro.

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Como complemento de lo expuesto fue incorporada la sentencia
librada en el expediente por ausencia por desaparicin forzada de Oscar
Urra Ferrarese, en tanto indica circunstancias de espacio y tiempo idnticas a
las que hemos referido.

Gustavo Orlandau tambin se pronunci en relacin a los hechos que


ocurrieron con posterioridad, en particular a la irrupcin el 27 da mayo de
1976 de un grupo de cuatro hombres armados en la casa de las hermanas de
Oscar Urra preguntando por las actividades polticas de la pareja secuestrada.

Adems, sobre esto el testigo destac tres cosas:

*que la casa quedaba a una cuadra de la comisara de San Miguel;

*que si bien los hombres que irrumpieron en el domicilio estaban


vestidos de civil, ellos se presentaron como policas e interrogaron a sus
hermanas sobre las actividades de Oscar Urra y Susana Ossola;

*y que poco tiempo despus de que abandonaron la casa se produjo un


allanamiento en el domicilio donde vivan Ossola y Urra.

En la misma lnea se encuentran los dichos de Silvia Ana Urra y de


Mara Paulina Ferrarese de Urra, obrantes en la causa n 22.807 del
Juzgado en lo Penal n 2 de San Martn e incorporados al debate.

Gustavo Orlandau tambin nos habl de las incansables gestiones que


llev adelante especialmente su madre buscando a Oscar Urra, a Susana
Ossola y al hijo que ambos esperaban, tales como presentacin de recursos de
habeas corpus, denuncias judiciales tanto en esta Ciudad como en la provincia
de Buenos Aires; y consultas en unidades carcelarias, como la de la localidad
Magdalena.

Orlandau mencion que su madre haba formado parte de las


organizaciones de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.

No obstante, todas sus gestiones arrojaron resultados negativos.


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Las actuaciones obrantes en el legajo CONADEP de Oscar Urra
confirman los mltiples reclamos iniciados por la familia, sin ningn
resultado.

En cuanto a la reunin que mantuvo el aqu imputado y responsable de


la Zona 4 Santiago Omar Riveros, en Campo de Mayo el 17 de diciembre de
1976 con los padres de Susana Ossola, son numerosos los elementos de
prueba que permiten confirmar su existencia y que dan acabadas muestras de
su participacin el secuestro de la pareja en la jurisdiccin a su cargo.

Por un lado, contamos con las notas que Ileana Dora Ramn de
Ossola enviaba al Obispo Jaime de Nevares y a la misma CONADEP
pidiendo ayuda y detallando lo que Santiago Omar Riveros les haba dicho.

Sumado a esto, tenemos una nota que enva Ileana Ramn de Ossola al
por entonces Comandante de Institutos Militares de Campo de Mayo el 6 de
enero de 1977, en la que hace referencia a la reunin que haban tenido del 17
de diciembre de 1976.

En los dichos de Jorge Antonio Ossola, receptados en la causa n


22.807, tambin quedan plasmadas las circunstancias en que l y su esposa se
reunieron con Santiago Omar Riveros en Campo de Mayo.

Las manifestaciones de Mara Paulina Ferrarese en el marco de la


causa n 22.807 y en la causa n 4012 coinciden con lo que dijeron los padres
de Susana Ossola.

Finalmente, confirma lo que venimos diciendo los dichos de Eddy


Eliana Urra obrantes en la causa n 22.807, en los que refiere haberse
enterado, a travs de Jorge Ossola, de la entrevista mantenida con Riveros.

El resto de la informacin relativa a las gestiones que llev a cabo su


familia, y que al igual que los elementos que acabamos de mencionar,
demuestran el deliberado ocultamiento de los hechos por parte de las fuerzas
represivas argentinas, tambin la encontramos en los legajos CONADEP n
504 y 505, que contienen copia de distintas presentaciones que se realizaron.

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La conjunta interpretacin de todas estas evidencias permiten concluir
la responsabilidad de Riveros en los secuestros y desapariciones, bajo las
circunstancias de modo, tiempo y lugar expuestos.

Por las privaciones ilegtimas de la libertad de Susana Elena Ossola y


Oscar Julin Urra Ferrarese acusamos a Santiago Omar Riveros.

Rafael Antonio Ferrada

Debemos ahora referirnos al secuestro de Rafael Antonio Ferrada,


acaecido en la Provincia de Buenos Aires el 4 de agosto de 1976.

De nacionalidad chilena, Ferrada se asent en la Argentina en dos


oportunidades, residiendo un total de 15 aos; aqu form su matrimonio y
nacieron sus dos hijos.

En Chile perteneci al Partido Demcrata Cristiano y desarroll


actividad poltica en el plano sindical.

A raz de esta actividad, tras el golpe de Estado de 1973, perdi su


trabajo y debi migrar en 1974 con su familia nuevamente a la Argentina.

Se asent en la localidad de San Martn, Provincia de Bs. As. y retom


su actividad poltica desde el Partido Peronista Autntico, desplegando
tambin actividad sindical en la fbrica Bermatex S.R.L., donde trabajaba al
momento de los hechos.

Al momento del secuestro, tena 49 aos.

Durante este debate se prob que Rafael Antonio Ferrada fue privado
ilegtimamente de su libertad el 4 de agosto de 1976, aproximadamente a las
00:30 hs., en su domicilio Lavalle 4821, localidad Billinghurts, Partido de San
Martn, Provincia de Buenos Aires, por un grupo conformado por 5 6
personas portando armas cortas y largas; y vestidos con pasamontaas,
pantaln y botas militares, quienes adems de llevrselo violentamente,

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sustrajeron diversos objetos del inmueble, como ser cuchillos, caas de pescar,
rieles, anillos, relojes y un revlver, adems de la suma de 10.000 pesos.

Adems de Rafael, en ese momento se encontraban tambin en el


inmueble su cnyuge Mercedes Bolomey y sus hijos Rosa e Ivn.

Ese grupo estaba comandado por un hombre de tez blanca, bigotes


finos, ojos claros, de estatura aproximada un metro setenta y pico y de 30 aos
de edad uniformado con pantaln y chaleco militar; a diferencia del resto, no
tena cubierto el rostro.

Como parte del procedimiento, en la calle se encontraban dos autos, un


Ford y un Peugeot, y en la esquina un camin del ejrcito con soldados.

Se ha probado que el secuestro ocurri en la jurisdiccin del rea 430, a


cargo del entonces Director de la Escuela de Caballera, Rodolfo Feroglio,
correspondiente a la Zona 4 del Comando de Institutos Militares, a cargo de
Santiago Omar Riveros.

Tambin se ha acreditado que luego del secuestro Ivn, hijo mayor de


Rafael Ferrada, se dirigi a la casa de Coco, de nombre Domingo
Hermelindo Garca.

Coco era compaero de su padre. Juntos concurrieron a la Comisara de


la zona, donde el Subcomisario inform a Garca que no haba ninguna
detencin reportada y que se quedara tranquilo, que a l no le sucedera nada.

Pese a la denuncia, ningn mvil de la polica local se present


posteriormente a la casa de la familia Ferrada para hacer constataciones.

Pocas horas ms tarde, al regresar Garca a su domicilio, pudo ver que


la cerradura haba sido forzada y se encontraba todo revuelto en el interior.

Das posteriores, Garca fue secuestrado en circunstancias similares a


las de Ferrada, encontrndose hasta la actualidad desaparecido.

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Este hecho es objeto de investigacin en la causa n 2662 que tramita
ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N 1 de San Martn, Provincia de
Buenos Aires.

La familia de Rafael Antonio Ferrada inici inmediatamente su


bsqueda, al punto que Ivn debi aprender a redactar escritos de habeas
corpus para poder presentar uno en favor de su padre.

Rafael Antonio Ferrada, hasta la fecha, permanece desaparecido.

Su esposa Mercedes Bolomey falleci dos aos despus del secuestro,


sin saber que casi cuatro dcadas despus se estara intentando hacer justicia
por l.

Prueba

Estos hechos se encuentran acreditados, en primer lugar, por el


testimonio de Ivn Gilberto Ferrada, prestado durante la audiencia de debate.

Ivn dio cuenta de la participacin poltica de su padre en Chile, los


motivos por los cuales debieron migrar a la Argentina, su actividad laboral y
sindical en este pas y de su acercamiento al Partido Peronista Autntico a
travs de su amigo Domingo Coco Garca.

Especialmente sobre lo ocurrido a su padre, sostuvo que el domicilio


familiar se encontraba aproximadamente a 1 kilmetro de la guarnicin militar
Campo de Mayo, dando esenciales detalles de la forma en que se produjo el
secuestro que l mismo presenci: cmo estaba conformado el grupo militar
que intervino, las caractersticas del que lo comandaba a cara descubierta y
parte de los objetos que fueron ilegtimamente apoderados.

Incluso, destac cmo su hermana qued en otra habitacin de la casa


mientras l y sus padres fueron mantenidos juntos; tambin cmo los captores
preguntaron a Rafael Ferrada si a l le decan el chileno y que, si bien
Rafael les ofreci su documentacin para que lo identificaran, le
respondieron que a donde iba no la necesitaba.
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Dio cuenta adems que por el testimonio de vecinos conocieron las
caractersticas de los vehculos que formaron parte del operativo y la presencia
de un camin militar con soldados parado en la esquina.

Tambin explic todo lo hecho para intentar dar con el paradero de su


padre: presentacin de H.C, visitas a unidades militares, entre ellas, al Liceo
Militar, es decir, a Campo de Mayo; y al Consulado Chileno, donde le
refirieron que era un asunto argentino.

En este sentido, fue incorporado al debate el Habeas Corpus n 28.099


que interpuso a su favor, donde no solamente se relata lo acaecido, sino que
adems se destac que trabajaba en la empresa Bermatex S.R.L.

Pero ese documento no es la nica constancia que corrobora sus


afirmaciones.

Por ejemplo y dentro del legajo Conadep de Rafael Antonio Ferrada, N


8231, se encuentra una breve nota manuscrita por Mercedes Bolomey, donde
deja constancia que su esposo fue obrero textil, delegado de fbrica y que fue
secuestrado desde su domicilio particular.

A mayor abundamiento, segn la ficha D.I.P.B.A. correspondiente a


Rafael Antonio Ferrada, Mesa D S, Legajo N 6265, bajo el ttulo de
Secreto, puede leerse una descripcin del operativo, que 6 personas
intervinieron y que Rafael fue dirigido en rumbo desconocido.

Incluso, se hace referencia al arma y a la suma de dinero robada del


inmueble.

Recordemos, finalmente, que Ivn Ferrada refiri que luego del


secuestro de su padre, Domingo Coco Garca lo acompao a la Comisara y
que, al regresar, Garca comprob como en ese lapso su domicilio haba sido
violentado y cmo, a los pocos das, Garca tambin fue secuestrado.

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El propio Ivn Ferrada aport el escrito de interposicin de habeas
corpus por l manuscrito pero firmado por la esposa de Garca Zulma Trinidad
Jurez, tendiente a conocer su destino tras su secuestro el 25 de agosto.

Resulta claro que las desapariciones de Ferrada y de Garca se


encuentran relacionadas.

En este sentido y adems de la concatenacin de los hechos descriptos,


la conexin se encuentra corroborada tambin por los documentos remitidos
del acervo documental de que fueran registrados por la ex D.I.P.B.A.: all
figuran constancias de solicitud de antecedentes donde ambos son
mencionados.

Nunca se dio respuesta sobre el paradero de Rafael Antonio Ferrada.

Por su privacin ilegtima de la libertad, acusamos a Rodolfo Emilio


Feroglio y a Santiago Omar Riveros.

Zaragoza Olivares, Luis Arnaldo.

Debemos ahora referirnos al secuestro de Luis Arnaldo Zaragoza


Olivares, acaecido en la Provincia de Buenos Aires el 17 de agosto de 1976.

De nacionalidad chilena, Zaragoza se asent en la Argentina a los 4


aos de edad junto a sus padres, Guillermo y Berlinda Olivares, residiendo un
total de 28 aos en este pas; aqu se involucr a la Juventud Peronista y
desarroll actividad sindical en la Federacin de Empleados de Comercio en
la fbrica Kodak Sociedad Annima donde trabajaba al momento de los
hechos.

Por entonces tena 32 aos.

Durante este debate se prob que en horas cercanas al medioda, Luis


Arnaldo Zaragoza fue secuestrado en el trayecto existente entre su domicilio
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de la calle Triunvirato 2988 (actualmente lleva el n 7880), Villa Bosch,
Partido 3 de Febrero; y la casa de su novia, Alicia Noem Maliandi, ubicado
en la calle Williams Morris 435 de Villa Martelli, Provincia de Buenos Aires.

Se ha probado que el secuestro ocurri en la jurisdiccin la Zona 4 del


Comando de Institutos Militares, a cargo de Santiago Omar Riveros.

Muchas son las gestiones que la familia de Luis Arnaldo Zaragoza y su


novia Alicia Noem Maliandi realizaron por aqullos aos, ninguna obtuvo el
resultado deseado.

Prueba

Lo expuesto se encuentra acreditado, en primer lugar, por el


conmovedor testimonio prestado durante la audiencia de debate por quien
fuera la novia de Zaragoza, Alicia Noem Maliandi.

Dio cuenta de la llegada de Zaragoza a la Argentina siendo nio; de su


compromiso con la Juventud Peronista; as como de su ingreso en el ao 1973
a la empresa Kodak S. A., donde se desempe como matricero.

Explic tambin que en esa empresa fue activista sindical, ocupando el


cargo de delegado de fbrica.

Sobre este punto, se encuentra agregado en el legajo SDH n 3.025


copia de la credencial de delegado de la Federacin de Empleado de Comercio
en Kodak Argentina S.A., dando cuenta que al momento de los hechos
Zaragoza se encontraba ejerciendo ese rol sindical.

Otras constancias del legajo tambin mencionan ese rol, destacando


incluso que para esa poca se postulaba como candidato a la presidencia del
gremio.

Maliandi explic que ella viva en la localidad de Villa Martelli,


Provincia de Buenos Aires, lugar al que Zaragoza deba concurrir el da de su

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secuestro en horas del medioda, tal como ambos previamente haban
acordado.

Por ese motivo, Zaragoza se haba retirado por la maana de su propia


vivienda.

El trayecto que realizaba habitualmente era subir a un colectivo desde


Villa Bosch hacia la Plaza San Martn en Villa Ballester, Provincia de Buenos
Aires; y de all tomaba otro colectivo, el 161, que lo llevaba a Villa Martelli.

Ese recorrido le insuma, aproximadamente, una hora. Lo esperaron,


pero nunca lleg.

Misma versin de los hechos se encuentra en el citado Legajo 3.025.


All obra la copia de la denuncia de paradero efectuada por el padre de
Zaragoza el 21 de agosto de 1976 ante la Comisara N 5 de Tres de Febrero,
donde detall que su hijo sali el 17 de agosto a las 12 del medioda de su
domicilio, para dirigirse a la casa de su novia en Villa Martelli, lugar al que
nunca arrib.

Adems, se encuentra agregado a este debate el expediente de ausencia


por desaparicin forzada que tramit ante el Juzgado Nacional en lo Civil N
59 que declar la desaparicin forzada el 17 de agosto de 1976.

Sobre el recorrido emprendido tras la desaparicin, Maliandi declar


que se present en todos los lugares que pudo y que conoci por madres que
buscaban a sus hijos que existan listas de personas detenidas.

As es como se dirigi a comisaras, crceles y al Regimiento 1 de esta


Capital.

Tambin concurri a Campo de Mayo en dos oportunidades, donde una


de esas veces la recibi un militar en su oficina, con un revlver y sobre el
escritorio. Cuando Maliandi le dijo a quin buscaba, este militar le replic
dicindole que no buscar ms, porque no encontrara nada.

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Tambin, Maliandi declar que luego de la desaparicin de Zaragoza
pudo observar que, por una o dos semanas, un auto con dos o tres hombres en
su interior se encontraba estacionado frente a su casa; cuando ella se retiraba
por la maana temprano a trabajar, el auto tambin lo haca.

Esto aument su temor, pues adems de advertir que las fuerzas


represivas la vigilaban, ese seguimiento fue claramente intimidatorio.

En relacin a las gestiones realizadas tras la desaparicin de Zaragoza,


se encuentran dos habeas corpus, Nros. 2.213 y 12.399, iniciados por Maliandi
y que fueron rechazados.

Tambin contamos con las diversas constancias de trmites realizados


por los padres de Zaragoza, que figuran en el legajo de la SDH citado.

Nunca se dio respuesta sobre el paradero de Luis Arnaldo Zaragoza


Olivares.

La conjunta valoracin de las pruebas incorporadas ha permitido


determinar con precisin tanto la fecha como la zona de su secuestro.

En efecto, se ha podido establecer que Zaragoza parti de su domicilio


en Villa Bosch para concurrir a la casa de su novia, ubicada en Villa Martelli;
y que ese trayecto siempre lo haca en dos colectivos, uno que lo llevaba a la
Plaza San Martn, donde descenda para tomar el otro, Zaragoza fue
secuestrado en algn punto de ese trayecto, que abarcaba las reas 480, 430 y
450, todas correspondientes a la Zona de Defensa 4, a cargo del imputado
Riveros.

Sin embargo, en este juicio no se ha podido establecer con la debida


precisin si el secuestro se produjo al momento del egreso de Zaragoza de su
domicilio, situado en el rea 480 a cargo del imputado Bignone; o si se
produjo en algn lugar comprendido dentro del mbito de injerencia directo de
alguna de las otras dos reas, a cargo de otras personas.

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Tampoco se ha podido establecer en este caso concreto que personal del
rea 480 haya, de alguna forma, contribuido a ese crimen.

Es por ese motivo que por la privacin ilegtima de la libertad de


Zaragoza slo acusamos a Santiago Omar Riveros.

Alexei Vladimir Jaccard Siegler

Sres. Jueces: ahora trataremos las circunstancias en que se produjo la


desaparicin de Alexei Vladimir Jaccard Siegler quien, al momento de los
hechos, tena 25 aos.

Nacido en Chile, posteriormente obtuvo tambin la nacionalidad suiza.

En la ciudad de Concepcin comenz la carrera de Economa. Su


familia estaba compuesta por sus padres y su hermana Tatiana, pareja de
Samuel Valenzuela.

A lo largo del debate, qued acreditado que al igual que su padre y que
Valenzuela, Alexei Jaccard era miembro del Partido Comunista Chileno.

A raz de su actividad poltica, fue detenido el 13 de octubre de 1973 en


la ciudad de Concepcin y puesto a disposicin de la III Divisin del Ejrcito,
donde fue interrogado y torturado por agentes del Servicio de Seguridad del
Ejrcito chileno.

Esas torturas le dejaron graves secuelas fsicas.

Luego de recuperar su libertad el 21 de diciembre de 1973 y previo paso


por la Argentina, en marzo de 1974 comenz su exilio a Suiza.

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All continu sus estudios universitarios y, en enero de 1976, contrajo
matrimonio con Paulina Veloso.

Desde Suiza sigui en contacto con miembros del Partido Comunista


Chileno. Como ya adelantamos, se ha probado tambin durante el presente
juicio que en 1976 las fuerzas represivas chilenas arrasaron con las sucesivas
direcciones de ese Partido.

Ese descabezamiento provoc, por un lado, la necesidad de hacer llegar


recursos econmicos para su mantenimiento y reorganizacin

Por otro lado, la necesidad de instalar una base que sirviera de puente
para el ingreso seguro de esos recursos. El lugar elegido fue la Ciudad de
Buenos Aires.

Para la instalacin de la base, desde Hungra llegaron a esta ciudad dos


dirigentes del Partido Comunista Chileno, Ricardo Ignacio Ramrez
Herrera y Hctor Heraldo Velzquez Mardones.

Ellos tomaron contacto con Majer y Mauricio Leder, Mario y Sergio


Clar y Rodolfo Alberto Snchez, miembros del Partido Comunista
Argentino que auxiliaban a ciudadanos chilenos que llegaban a Buenos Aires,
consiguindoles trabajo y vivienda.

Para el financiamiento del aparato partidario en Chile y Argentina,


desde el exilio Alexei Jaccard recibi la misin, por parte del dirigente
comunista Amrico Zorrilla, de viajar a Buenos Aires para hacer llegar a
ambos pases una abultada suma de dinero.

Resulta claro que el viaje era secreto y que no deba generar sospechas.

Jaccard reuna todos los requisitos para esta operacin: no era parte de
la estructura orgnica del partido, no era muy conocido por los organismos
represivos, tena documentacin suiza en regla y nombre extranjero.

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En Buenos Aires, una parte del dinero lo recibiran Ramrez y
Velzquez; y en Chile, otra parte los miembros del aparato financiero del
partido, Enrique Ruiter Correa Arce, Hernn Soto Glvez y Carlos
Fuchslocher Carcamo.

Para que el dinero llegara de manera segura al pas trasandino, lo ira a


buscar a Argentina el banquero chileno Jacobo Stoulman, que aunque no era
miembro del Partido Comunista, estaba inserto en el sistema financiero y le
dara una cobertura legal a la operacin.

Tal como estaba planeado, se acredit que Alexei Jaccard viaj desde
Miln a Buenos Aires, el 14 de mayo de 1977, arribando al da siguiente y
alojndose en el Hotel Bristol del centro porteo. Vesta elegantemente de
traje simulando ser un hombre adinerado.

Ese mismo da, 15 de mayo, y pese a que por razones de seguridad no


deba hacerlo, se dirigi a la casa de Rodrigo Muoz en el partido de San
Miguel, para encontrarse con su madre, su hermana y su cuado, que estaban
como refugiados en Buenos Aires haciendo trmites para exiliarse en Francia.

Se encuentra acreditado que apenas unas horas ms tarde, ese mismo 16


mayo de 1977, Alexei Vladimir Jaccard Siegler fue privado ilegtimamente de
su libertad en las inmediaciones del hotel Bristol en el que se alojaba y, en
algn momento, fue trasladado a Chile y alojado en el CCD conocido como
Simn Bolvar.

Asimismo se pudo probar que al da siguiente, dos agentes de la Polica


Federal Argentina vestidos de civil, se presentaron en ese hotel y retiraron
todos sus objetos personales de la habitacin, dejando en conserjera un
recibo.

Das ms tarde, con el objeto de eliminar la evidencia, ese recibo fue


retirado por otros dos agentes.

El secuestro de Jacard Siegler ocurri en el rea 1, para esa poca a


cargo de General Edmundo Ren Ojeda, ubicada dentro de la Subzona

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Capital Federal por entonces bajo la responsabilidad del General Jos
Montes, que a su vez dependa de la Zona 1, a cargo del General Carlos
Guillermo Surez Mason, .

Debemos afirmar, adems, que el secuestro de Alexei Vladimir Jacard


Siegler fue parte de un conjunto de acciones coordinadas entre las fuerzas
argentinas y chilenas: tanto en nuestro pas, dentro de la misma Zona, como en
Chile, fueron secuestrados casi todos los que de alguna manera haban
contribuido con la operacin financiera del Partido Comunista chileno.

En lo que se refiere a la Ciudad de Buenos Aires, se prob en este


debate que el 16 de mayo de 1977, esto es, el mismo da que Jaccard, fueron
secuestrados tambin los dirigentes del PCCh Hctor Velsquez y Ricardo
Ramrez, quienes luego fueron llevados a Chile y recluidos tambin en el
CCD Simn Bolvar.

Horas ms tarde, de la casa de Marcos Leder, lugar donde se alojaba


Ramrez, fueron secuestrados Leder y su hijo Mauricio.

Al da siguiente y siguiendo esta sucesin de operaciones coordinadas,


agentes de la Superintendencia de Coordinacin Federal allanaron la casa
de Mario Clar y de Sergio Andrs Clar.

En esta ltima, sita en la calle Defensa 979, padre e hijo fueron tambin
secuestrados.

El mismo 18 de mayo, fuerzas represivas utilizando vehculos oficiales


se presentaron y allanaron el depsito de Rodolfo Snchez, ubicado en la
calle en Valentn Virasoro 1010 de esta Ciudad, provocando destrozos.

Cinco das despus, personas fuertemente armadas que actuaban de


civil, lo secuestraron de su domicilio particular, ubicado en Campichuelo
1002, tambin de la Ciudad de Buenos Aires.

Luego a estas detenciones ilegales, merced al intercambio de


informacin entre las fuerzas chilenas y argentinas y a la accin coordinada
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que sealramos, tambin se realizaron secuestros tanto en Chile como en la
Argentina, todos relacionados con el secuestro de Alexei Jacard.

El 27 de mayo de 1977 en Chile fue secuestrado, brutalmente torturado


y asesinado por las fuerzas represivas de ese pas Ruiter Enrique Correa
Arce, que de acuerdo a lo pactado, era el encargado de recibir el dinero que
llegaba al pas trasandino.

Su cuerpo apareci a orillas del Ro Mapocho, en la madrugada del 28


de mayo.

Al da siguiente, y luego de arribar de un vuelo proveniente de Santiago


de Chile, fueron secuestrados Jacobo Stoulman y su mujer Matilde Pessa
Mois a su llegada al aeropuerto de Ezeiza.

Das ms tarde, ambos fueron entregados a la DINA chilena y


trasladados a ese pas.

Se estableci tambin que, en los das posteriores a sus secuestros, se


hicieron varios giros con grandes sumas de dinero en dlares desde la cuenta
de Stoulman.

Finalmente, el 7 de junio de 1977 Hernn Soto Glvez, otro de los


miembros del aparato financiero que participaba de la operacin desde Chile,
fue introducido a un auto por tres miembros de las fuerzas represivas chilenas
en la ciudad de Santiago de Chile y desapareci.

Tal como expusimos y como seguidamente ampliaremos, el secuestro


de Jacard y los once restantes, ejecutados tanto en nuestro pas como en Chile,
formaron parte de la misma operacin coordinada de ambos pases tendiente a
desbaratar el auxilio financiero al Partido Comunista Chileno y el
establecimiento de una nueva cpula de ese Partido en la Argentina.

Debemos aqu mencionar tambin otros secuestros ocurridos en el


mismo lapso pero dirigidos contra miembros del Partido Comunista

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Argentino, especficamente el 20 de mayo de 1977 en su sede de la Av. Callao
274 de esta Capital.

Ese da y en lo que se denomin Operativo Callao, fueron secuestradas


siete personas.

Cuatro de ellas, Luis Cervera Novo, Ricardo Isidro Gmez, Carmen


Candelaria Romn y Juan Cesreo Arano, an permanecen desaparecidos.

Estos hechos especficos estn siendo investigados por el Juzgado


Federal n 3 de esta Ciudad.

Al ser alertada por gente del Partido Comunista, Paulina Veloso


siguiendo las recomendaciones que ellos le dieron, denunci lo ocurrido con
su esposo Alexei Jaccard Siegler a las autoridades suizas, sin mencionar nada
acerca de la operacin del partido.

El gobierno suizo envi a Buenos Aires al Representante Permanente


por las Naciones Unidas, Jean Claud Luthi y ejercieron presin diplomtica
sobre los gobiernos de facto de Argentina y Chile.

Asimismo, la ta y la suegra de Jaccard, presentaron recursos en Chile, y


Luthi present un habeas Corpus en Argentina que fue rpidamente
rechazado.

Adems, en Ginebra, se cre un Comit con el nombre de la vctima,


para contribuir con la investigacin.

Ante la presin internacional, las distintas fuerzas represivas de nuestro


pas negaron que Alexei hubiera sido detenido e intimidaron a Jean Claud
Luthi, a tal punto que tuvo que abandonar el pas porque tema por su vida.

Adems, junto a las autoridades chilenas, montaron una serie de


manipulaciones para confundir la investigacin, que como se pudo acreditar
en el debate, no fueron ms que maniobras de los gobiernos de facto para
perpetrar su impunidad.
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Como recin mencionamos y a travs del marco de coordinacin
represiva provisto por Cndor Jaccard, al igual que los otros miembros del
Partido Comunista Chileno Ramrez, Velzquez, y Stoulman y su esposa
Matilde Pessa, fueron trasladados ilegalmente desde Buenos Aires hasta el
Centro de exterminio ubicado en la calle Simn Bolivar al 8000 del barrio de
La Reina en Santiago de Chile, donde fueron asesinados y sus restos
ocultados.

Alexei Jaccard, que hoy tendra 57 aos, permanece desaparecido.

De acuerdo a la descripcin que hemos realizado y teniendo en cuenta


las caractersticas particulares de los hechos narrados, queda absolutamente de
manifiesto que tanto el secuestro y desaparicin de Alexei Jaccard y sus
compaeros, el ocultamiento tendiente a encubrir la maniobra criminal y el
traslado clandestino desde Buenos Aires a Santiago de Chile, fueron acciones
coordinadas y realizadas merced al andamiaje de recursos provistos por la
asociacin ilcita Cndor.

Es ms.

Sin perjuicio de todas las pruebas hasta aqu mencionadas y de todas las
que luego se mencionarn, sus particularidades y caractersticas son de por s
prueba suficiente de su ejecutoriedad y de su alcance, pues esos hechos son
particularmente ilustrativos de su dimensin:

La coordinacin abarc:

*el intercambio de informacin,

*la realizacin del secuestro,

*el traslado de la vctima de un pas a otro,

*el encubrimiento de lo hecho

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*y la organizacin de los secuestro sucesivos otras personas en nuestro
pas y en Chile.

Prueba

Los hechos antes descriptos, prueba de la coordinacin represiva


ejecutada bajo el marco de Cndor, se encuentran acreditados por mltiples
elementos.

En primer lugar a travs de los testimonios de Paulina Veloso y de


Tatiana Jaccard, respectivamente esposa y hermana de la vctima, prestados
durante la audiencia de debate.

Ellas declararon acerca de la vida de Alexei Jaccard en Chile, de su


participacin en el Partido Comunista chileno y la detencin que sufri al
poco tiempo de que Pinochet asumiera al poder, lo que lo oblig emigrar
primero a Argentina y luego a Suiza.

En este sentido, la documentacin de la Vicara de la Solidaridad


remitida va exhorto de la Repblica de Chile en diciembre de 2009, tambin
muestra la persecucin que fue objeto Alexei Jaccard por las autoridades
chilenas y da cuenta de su detencin en el ao 1973, a travs de un certificado
del III cuerpo del ejrcito de Chile, donde se deja constancia que haba sido
interrogado por el Servicio de Seguridad de esa Fuerza y luego puesto en
libertad.

En relacin a ello, en el captulo IX del libro La Pista suiza, Juan


Gasparini, cuenta que segn la informacin que obtuvo de una Carta del Jefe
de Unidas Policlnica Universitaria de Ginebra del 2 de julio de 1976, Jaccard
se exceptu de hacer el servicio militar obligatorio en Suiza, por los
traumatismos fsicos y psquicos, lesiones en los tmpanos, secuelas de
fracturas en el coxis y dedos, producto de las torturas.

Por otro lado, Paulina Veloso explic las actividades de Alexei en el


exilio y del contacto que mantena con miembros del Partido Comunista en
Suiza.

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Dijo tambin, que en el ao 77, el dirigente comunista Amrico Zorrilla
se contact con su marido en varias oportunidades para pedirle que viajase a
Chile pasando por Argentina, con el objeto de llevar dinero al Partido
Comunista de su pas, que tena un grave problema de recursos.

A esa circunstancia tambin hizo referencia en la audiencia Jorge


lvarez Guerrero, que era miembro de ese partido y trabaj en Argentina con
Hctor Velzquez.

Explic que a raz del desplome de las dirigencias en Chile en el ao


1976, se gener la necesidad de organizar cuadros del partido en Buenos Aires
y en Chile.

Tambin dijo que con tal fin, vino del exterior Ricardo Ramrez a
Buenos Aires y se ide una operacin con Amrico Zorrilla a la cabeza, para
hacer llegar dinero desde la estructura exterior del partido hacia el interior.
Obviamente, esta era la misin encomendada a Jaccard.

Al respecto, contamos tambin con diversas constancias recopiladas en


la causa Operacin Cndor de la Corte de Apelaciones de Santiago.

Entre ellas, que cabe mencionar aqu las declaraciones de los dirigentes
del Partido Comunista chileno Carlos Toro Seplveda, documento remitido
va exhorto por la Repblica de Chile en diciembre de 2009; y Carlos
Fuchslocher Crcamo y David Canales Ubeda, piezas que fueron aportadas
por Paulina Veloso en su declaracin testimonial en el debate.

En cuanto a la participacin que tuvieron los miembros del Partido


Comunista argentino, declararon en el debate Jorge lvarez Guerrero y las
integrantes de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, Graciela
Rosemblum y Amalia Edith Glaif, quienes dieron cuenta del trabajo de
solidaridad con los compaeros chilenos que estos llevaban adelante.

Por otro lado, Paulina Veloso detall el recorrido que hizo su marido
desde que parti desde Miln a Buenos Aires y del encuentro con sus
familiares en la casa de Rodrigo Muoz.

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En este orden de ideas, en la causa Jaccard Siegler Alexis Vladimir s/
presunta privacin ilegtima de la libertad obra el informe del 2 de agosto de
1977 de la compaa area Al Italia y el del 1 de agosto de 1977 del hotel
Bristol, que dan cuenta del itinerario del vuelo de Jaccard hacia Buenos Aires
y de su estada en el hotel a mediados de mayo de ese ao.

Por su parte, Rodrigo Muoz relat durante el juicio acerca del da en


que Alexei Jaccard fue a su casa de San Miguel a encontrarse con su familia.

Dijo que lleg vestido de manera muy elegante y que, adems de


contarles a Samuel Valenzuela y a l de la misin encomendada por el partido,
les dijo que quizs era la ltima vez que lo vean porque senta que corra
peligro.

Segn la denuncia presentada por el Agregado de la Embajada de Suiza


y encargado de la Seccin Consular, Edwin Trinkle dentro del Habeas Corpus
N229, la ltima vez que alguien vio con vida a Jaccard fue el 16 de mayo,
cuando fue a la agencia Swiss Air a sacar un boleto a Chile.

La fecha del secuestro se pudo determinar a partir de los testimonios de


Paulina Veloso y Tatiana Jaccard, el legajo CONADEP de la vctima N2864,
la causa Rol. 2182-98 de la Corte de Apelaciones de Santiago, el informe
Rettig, la documentacin de la Vicara de la Solidaridad y la sentencia en el
marco de la causa por la ausencia por desaparicin forzada de Jaccard iniciada
en la Repblica Argentina.

Asimismo, Veloso y Tatiana Jaccard declararon que el da que Alexei


visit la casa de Rodrigo Muz, arregl un prximo encuentro con Samuel
Valenzuela antes del 20 de mayo de 1977, encuentro que nunca se concret
porque a las pocas horas Alexei desapareci.

El testimonio de Jorge lvarez Guerrero da cuenta, adems, que el


secuestro de Jaccard ocurri en el hotel Bristol de la Capital Federal.

Lo mismo que sealan la lista de chilenos y familiares de chilenos


detenidos desaparecidos en Argentina aportada por Graciela Rosemblum el

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da de su declaracin en el presente juicio; y el documento titulado
Denuncian desaparicin de un suizo en Argentina, fechado el 6 de junio en
Ginebra, de la documentacin de la Vicara de la solidaridad del Arzobispado
de Santiago.

Si bien no se pudo determinar en el debate las fuerzas que intervinieron


en el secuestro de Alexei Jaccard, a partir de las declaraciones efectuadas en el
marco de la causa por la presunta privacin ilegtima de la libertad de Jaccard
por el administrador y el ascensorista del hotel Bristol, Longinos Ludivino
Viejo Garca e Isidro Rubas, se pudo determinar que dos agentes de la PFA
fueron a retirar los efectos personales de Jaccard del hotel donde se alojaba el
da 17 de mayo de 1977, esto es, al otro da de su desaparicin.

La declaracin del Sr. Viejo Garca tambin da cuenta que ese 17 de


mayo, los agentes firmaron un recibo que das despus, lo pas a retirar otra
persona vestida de civil que manifest ser polica.

A su vez, el agregado de la Embajada de Suiza y Encargado de la


Seccin Consular, Edwin Trinkler, denunci el 6 de septiembre de 1978 en el
marco del habeas corpus presentado por Luthi, que l personalmente se
present en el Hotel Bristol el 8 de junio de 1977, se entrevist con el Sr.
Longinos y ste le mostr el recibo que dejaron los agentes que se llevaron
los objetos personales de Jaccard.

Segn la denuncia de Trinkler, el recibo tena fecha del 17 de mayo de


ese ao y estaba firmado por Julio Gonzlez, inspector N4539.

A travs de las investigaciones que se llevaron adelante en el


mencionado expediente, se pudo determinar que el Sr. Julio Gonzlez era
funcionario de la polica, pero no era Inspector y tampoco tena ese nmero de
matrcula, que perteneca al agente Luis Alberto Bidone.

Ambos negaron en el expediente haber participado en los hechos, pero


cabe resaltar que Bidone estuvo preso en Suiza por crmenes en el marco de
la lucha contra la subversin.

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Respecto de la cada del resto de los que participaron en la misma
operacin financiera que Alexei Jaccard, escuchamos durante el debate la
declaracin de Paulina Veloso, la que adems aport copias de los testimonios
prestados en el marco de la causa Operacin Cndor de la Corte de
Apelaciones de Santiago de Chile por Carlos Fuchslocher, de David Canales
beda y de Eliana Soto Salinas.

Todas ellas, nos permiten tener una concepcin global de la cada y del
rol que cumplieron cada uno de ellos dentro del plan financiero del PCCh.

Particularmente, a partir de la declaraciones de Jorge lvarez Guerrero


y de Amalia Edith Glaif en el presente debate; y de la declaracin de David
Canales beda en la citada causa chilena, se pudo determinar que en el
secuestro de Ricardo Ramrez particip una patota integrada por agentes de
nacionalidad chilena que, luego de unas horas, fueron a detener a Majer Leder.

Por otro lado, Edith Glaif cont acerca del secuestro y desaparicin del
resto de sus compaeros, integrantes del Partido Comunista Argentino, lo que
pudimos corroborar con los legajos de la Liga Argentina por los Derechos del
Hombre aportados por Graciela Rosenblum en su declaracin.

En relacin a ello, debemos mencionar que en el legajo de Mario Clar


se encuentran agregadas manifestaciones de su esposa, Marta Herminia
Vicente, que dijo que el mismo da del secuestro de su marido, hubo un
allanamiento en su casa por agentes de Superintendencia de Coordinacin
Federal, que tenan en su poder las cdulas de Mario y Sergio Clar.

Todos estos elementos demuestran la participacin, en diferentes


momentos posteriores al secuestro de Jaccard, de personal perteneciente o que
deca pertenecer la PFA, as como de integrantes de fuerzas chilenas.

Esto nos permite concluir, entonces, que las fuerzas que secuestraron
estuvieron conformadas, al menos parcialmente, con personal policial
argentino, y efectivos de la DINA chilena.

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Respecto de la sucesin de secuestros en Chile, contamos con las
constancias que contiene la querella criminal presentada por Paulina Veloso
Valenzuela en ese pas, adems de la documentacin que esta misma aport el
da de su declaracin en el presente debate.

Dentro de este grupo documental, se encuentra el que protocoliza el


testimonio del actualmente fallecido Carlos Fuchslocher Crcamo, nico
sobreviviente del aparato financiero del partido que estaba en Chile.

All Fuchslocher explic que cuando sus compaeros fueron


secuestrados en Argentina, la cadena de informacin se cort y no lleg darles
aviso a tiempo a Correa Arce y a Soto Glvez, quienes a los pocos das
desaparecieron.

Tal como ya mencionamos, el 29 de mayo de 1977, nuevamente en


territorio argentino, la asociacin ilcita Cndor sumaba otras dos vctimas:
Jacobo Stoulman Bortnik y Matilde Pessa Mois.

Sobre esto tambin se pronunci Veloso, quien dio cuenta de las


actividades que realizaba el banquero Jacobo Stoulman en Chile y del vnculo
que tena con el Partido Comunista.

Corroborando sus dichos, aport copias de las declaraciones ante la


justicia chilena de la hija del matrimonio, Alejandra Stoulman Pessa; y del
entonces miembro del PCCh, David Canales beda, que dieron algunas
precisiones acerca de la participacin del banquero en la operacin.

Asimismo, Veloso cont que luego de la desaparicin del matrimonio,


sus familiares enviaron al abogado Ambrosio Rodrguez a Buenos Aires a
averiguar qu haba sucedido, obteniendo noticias de la participacin de la
DINA en el secuestro.

Esto se conecta con el memorndum del 17 de julio de 1977 de


Arancibia Clavel.

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En ese documento, el enviado de la DINA chilena informa a sus colegas
que el 8 de julio de 1977 se haba contactado con l Ambrosio Rodrguez, que
le indic que haba tomado contacto con altos jefes del Ejrcito Argentino en
el rea de Seguridad, que le dijeron indirectamente que ese matrimonio ya no
exista.

Asimismo, en el mismo memorndum, Arancibia Clavel dice que segn


el informe oficial del Primer Cuerpo del Ejrcito Argentino, los Stoulman
haban sido entregados a funcionarios de la DINA.

En relacin a las incansables gestiones para encontrar a Alexei Jaccard,


pudimos escuchar a su esposa Paulina durante el debate, quien detall cmo
inici las gestiones ante las autoridades suizas.

Asimismo, el habeas corpus presentado el 26 de julio de 1977 y la causa


por la Privacin Ilegtima de la Libertad iniciada en octubre de ese mismo ao,
dan cuenta de las denuncias presentadas por Luthi y por familiares de Jaccard
en la justicia argentina y chilena.

En relacin a las respuestas de los gobiernos de facto ante estas


gestiones, en la causa por la privacin ilegtima de la libertad de Jaccard, a fs.
356 se encuentra agregado un informe del 16 de junio de 1977.

En este informe, el subjefe de la Polica Federal Argentina le comunica


al embajador suizo que el 26 de mayo de 1977 Alexei Jaccard haba viajado a
Santiago de Chile en el vuelo de Varig RG-630, con pasaporte argentino y
con su nombre.

Lo mismo inform el 29 de junio de 1977 la Polica de Investigaciones


de Chile a la Corte de Apelaciones de Santiago, que agreg que Jaccard haba
dado como domicilio la direccin del hotel Apart.

El 1 de julio de 1977, esa Polica de Investigaciones ampli el oficio


anterior, diciendo que Jaccard haba abandonado el pas rumbo a Uruguay el
12 de junio de 1977.

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Sres. Jueces, quizs de la mencin de estas fechas puede pasar
desapercibido lo siguiente: segn este dato, supuestamente Jaccard haba
abandonado ese pas 17 das antes del primer informe, que nada deca al
respecto.

Esta informacin, tal como lo entendi el juez de instruccin en dicha


causa en el auto del 13 de marzo de 1985 y como explic Paulina Veloso en el
debate, era notoriamente falsa.

La tarjeta de embarque que evidenciaba esto estaba escrita con una letra
que no era la de Alexei.

Los datos, con excepcin al nombre, eran todos falsos

Y adems, no tena ninguna lgica que Jaccard, que no era argentino,


viajara con un pasaporte de esa nacionalidad.

Resulta por dems evidente que si hubiera querido ocultar su identidad,


no lo hubiera hecho con su propio nombre.

Y que si hubiera querido viajar con utilizando su propia identidad


hubiera utilizado el mismo pasaporte suizo que utiliz para llegar desde
Europa a la Argentina.

El nico fundamento por el que figura su nombre real fue que las
fuerzas que lo secuestraron en Buenos Aires y lo trasladaron a Chile
necesitaban crear alguna constancia apta para intentar engaar al gobierno
suizo hacindole creer que Jaccard haba salido de nuestro pas por su propia
voluntad, para as hacer cesar la presin diplomtica de ese gobierno.

Sumado a ello, cabe resaltar que segn las constancias de la mencionada


causa, el nmero de pasaporte con el que supuestamente viajaba Jaccard,
perteneca a otra persona fallecida, Luis Alberto Colla.

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Y las hojas del registro de pasajeros del hotel Apart donde
supuestamente se haba alojado Jaccard en Santiago de Chile haban sido,
todas, arrancadas.

Adems, segn lo que surge del libro de Gasparini y del ndice de la


documentacin aportada por Paulina Veloso, ese hotel perteneca en ese
momento al ejrcito chileno.

A todo esto, se agrega que en el juicio se prob que tambin se intent


hacer creer que no se haba quedado en Chile sino que, das despus, haba
partido hacia Uruguay, otro de los pases integrantes de Cndor.

Para el despliegue de estas pistas falsas se necesit, evidentemente, de


la coordinacin de al menos tres de los pases que lo integraron: Argentina,
chile y Uruguay.

Por otro lado, Paulina Veloso explic que el enviado de Naciones


Unidas, Jean Clude Luthi, hizo algunas gestiones pero tuvo que salir de
Argentina porque fue perseguido por las fuerzas represivas.

En este sentido, en el libro La Pista Suiza, Gasparini cuenta que la


intimidacin hacia Luthi fue tal, que tuvo a abandonar el pas escoltado por
una funcionaria de la embajada suiza hasta la escalera del avin.

Veloso tambin dio referencias sobre el destino final de Alexei Jaccard


Siegler.

Explic que en el ao 2007 se descubri un centro de Exterminio para


miembros del Partido Comunista que quedaba en la calle Simn Bolivar al
8000 en Santiago de Chile.

Dijo tambin que agentes chilenos que trabajaron en ese predio, dieron
indicios concretos de tres detenidos que por sus caractersticas seran Jaccard,
Ramrez y Velzquez.

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Esa afirmacin la pudimos constatar a travs de las actas de las
declaraciones de agentes que cumplieron funciones en Simn Bolivar,
prestadas en el marco de la causa Operacin Cndor de la Corte de
Apelaciones de Santiago.

Por ejemplo, Hctor Valdebenito Araya record haber visto all a dos
detenidos del PCCh que haban estado exiliados en Hungra, que luego los
secuestraron en Argentina y los trajeron a Chile.

Es claro que se refieren a Ramrez y a Velzquez, secuestrados en


Bs.As. el mismo da que Jaccard.

Por su parte, Eduardo Oyarce Riquelme reconoci haber tomado


conocimiento que en ese Centro haba un prisionero poltico al que haban
detenido en Argentina y entregado a la DINA.

Dijo tambin, que ese detenido fue eliminado por medio de gas sarn
con otro compaero que resida en Noruega y que haba sido enviado como
correo por Amrico Zorrilla con veinte mil dlares. Sin dudas, estaba
haciendo referencia a Jaccard.

A la misma conclusin que Paulina Veloso, lleg el Ministro de la Corte


de Apelaciones de Santiago, Mario Carroza, que el 14 de abril de 2014 dict el
procesamiento de seis agentes chilenos como presuntos autores del delito de
secuestro calificado de Hctor Heraldo Velsquez Mardones, Ricardo Ignacio
Ramrez Herrera y Alexei Vladimir Jaccard Siegler.

Dicho procesamiento, fue aportado por Paulina Veloso el da de su


declaracin en el presente debate.

Lo que ocurra con los detenidos dentro de ese Centro Clandestino,


pudimos comprobarlo a travs del relato brindado por el mozo de Simn
Bolivar Jorgelino Vergara; o el Mocito, como lo llamaban, que fue recogido
por Javier Rebolledo en el libro La Danza de los Cuervos que se encuentra
incorporado al debate.

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Asimismo, sus afirmaciones pueden ser constatadas por las constancias
de la causa conocida como Calle Conferencia de la justicia chilena,
incorporadas a este debate.

All, los agentes que prestaban funciones en Simn Bolivar,


manifestaron crudamente que los prisioneros pasaban por all no sobrevivan.

Que los asesinaban por medio de inyecciones letales o gas sarn, los
metan en sacos de papas, los envolvan con alambres y en muchos casos los
llevaron hacia las afueras de Santiago, en donde los tiraban a un pozo,
echando cal encima de los cuerpos.

Segn el informe del Servicio Mdico Legal de Chile enviado por


Paulina Veloso y tambin incorporado a este juicio, los primeros das de enero
del ao 2001, el Estado chileno emprendi la bsqueda de esos restos
arrojados en la Cuesta Barriga, de los cuales, como haban sido ilegalmente
removidos, solo pudo encontrarse algunos fragmentos seos y dentales.

Sres. Jueces: A travs de esas investigaciones, recientemente en el


marco de la causa Operacin Cndor de la Corte de Apelaciones de
Santiago, el 26 de mayo pasado se determin, a travs de las diversas
constancias periciales y documentales aportadas por Paulina Veloso, la
identificacin de parte de esos restos como pertenecientes a Ricardo Ramrez,
Jacobo Stoulman y Matilde Pessa Mois, los tres secuestrados en la Argentina,
tal como vimos que se ha comprobado.

Sres. Jueces: Esto no solo nos permite concluir el traslado clandestino


de Alexei Jaccard y sus compaeros hacia su pas de origen sino que, adems,
es una prueba de singular relevancia, demostrativa de la coordinacin y del
intercambio de prisioneros que exista entre Argentina y Chile en el marco de
Cndor.

Resumiendo lo expuesto:

Los secuestros de Alexei Jaccard Siegler y sus compaeros chilenos y


argentinos, signific la desaparicin secuencial de 12 personas vinculadas a la

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misma operacin financiera, en un lapso menor a 20 das y en ambos lados
de la cordillera.

Asimismo, implic el traslado ilegal de detenidos entre ambos


pases, as como la cooperacin para perpetrar la impunidad.

Con ello, queda totalmente en evidencia que fue necesario la puesta a


disposicin de los servicios de inteligencia y las fuerzas represivas de ambos
pases, para que tan lamentable plan delictivo haya sido posible.

Pese a que en este debate no estamos habilitados para formalizar


acusacin alguna por las privaciones ilegtimas de la libertad que padecieron
Alexei Jaccard y todos sus compaeros, reiteramos que qued por dems
acreditado que todos ellos fueron vctimas de los hechos ejecutados por la
Asociacin ilcita que llamamos Cndor.

Cristina Magdalena Carreo Araya

Sres. Jueces: vamos ahora a examinar lo ocurrido a Cristina Magdalena


Carreo Araya, ciudadana chilena de 33 aos al momento de los hechos.

En Chile trabajaba de secretaria y era estudiante de cosmetologa en el


Departamento Universitario Obrero Campesino de la Universidad Catlica.

Desde temprano se integr a las Juventudes Comunistas, en donde


desempe distintos cargos de responsabilidad y adems estaba afiliada al
Partido Comunista chileno, del cual su padre era dirigente.

Desde el golpe, la familia Carreo fue muy perseguida a causa de su


participacin poltica.

El padre de Cristina Magdalena, Andrs Alfonso Carreo Daz, fue


secuestrado por el Servicio de Inteligencia de la Fuerza Area Chilena el 7
de julio de 1974, permaneciendo desaparecido hasta el 31 de ese mes y ao, en
que la familia fue anoticiada de su muerte a causa de las torturas, en un
hospital de esa misma Fuerza.
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Luego de eso, toda la familia, y en especial Cristina, fueron acosados
por las fuerzas represivas chilenas, por lo que ella se vio forzada a
abandonar el pas por un tiempo.

En 19 de enero de 1978, Carreo sali de Chile y emprendi viaje a


Buenos Aires para obtener documentacin para poder viajar clandestinamente
a Europa a la reunin de la Federacin de Juventudes Democrticas.

En esta ciudad, en diversas oportunidades agentes de la DINA chilena


que la fueron a buscarla al hotel donde se hospedaba.

Ante esta situacin, cambi de alojamiento y una vez que obtuvo el


pasaporte que le gestion la Liga Argentina por los Derechos del Hombre,
sigui viaje a Europa.

Luego de seis meses en el exterior, Carreo supuso que ya el inters de


las fuerzas chilenas en su detencin haba disminuido.

As, emprendi el regreso pasando nuevamente por Argentina, con el


objeto de obtener nueva documentacin que le permitiera retornar a su pas.

Desde su llegada a Buenos Aires, agentes de la DINA que actuaban


en nuestro pas, la fueron a buscar al hotel donde se hospedaba y la
persiguieron por toda la ciudad.

El 24 de julio de 1978, desesperada por temor a que pudiera ocurrirle lo


mismo que a su padre, acudi en camisn y cubierta con un abrigo a la oficina
del CEAS, solicitando status de refugiada poltica.

Como solo tena una cdula de identidad argentina, le dijeron que no


podan darle refugio en esas condiciones y que deba ir al Consulado chileno
para que le den un documento que acredite su nacionalidad.

Tal como se lo solicitaron, dos das ms tarde, Carreo acudi al


Consulado chileno en Buenos Aires a solicitar su documentacin.

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All, le otorgaron un certificado en el que constataba que se haba
presentado en ese Consulado, que haba declarado ser chilena y que haba
extraviado sus documentos.

Con ese certificado Cristina Carreo se dirigi nuevamente a las


oficinas del CEAS, donde le manifestaron que ese documento tampoco
resultaba suficiente para que le fuera otorgado el refugio requerido.

Luego de eso, ese 26 de julio de 1978, Cristina Magdalena Carreo


Araya fue secuestrada en la Capital Federal, bajo el marco de
Coordinacin represiva de Cndor.

Sus captores la condujeron al CCD conocido como El Banco, donde


permaneci alojada en condiciones inhumanas hasta el 16 de agosto de ese
ao, fecha en que fue cerrado ese centro y fue conducida al Olimpo.

Este ltimo centro, ubicado en las calles Lacarra y Ramn Falcn,


estaba en el mbito del rea 5, entonces a cargo de Bernardo Jos Menndez
en su carcter de jefe del grupo de Artillera de Defensa Area 101;
comprendida a su vez, dentro de la subzona Capital Federal, cuyo responsable
en ese momento era Andrs Anbal Ferrero, que dependa de Surez Mason
como jefe de la Zona 1.

Durante su cautiverio, Cristina Carreo fue terriblemente torturada


y hasta violada por los agentes argentinos que actuaban en esos CCD.

Segn el relato de los sobrevivientes, el que ms se ensa con ella fue


el agente Julio Hctor Simn, conocido como el turco Julin.

Producto de las duras sesiones de picana elctrica y golpes a lo que la


sometieron, Carreo tena quemaduras y moretones en todo el cuerpo e,
incluso, habra perdido la razn.

Posteriormente, el 6 de diciembre de 1978 en un traslado masivo, fue


sacada del Olimpo y asesinada a travs de uno de los tristemente conocidos
vuelos de la muerte.
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Das ms tarde, su cuerpo y el de otras personas que haban sido
trasladadas ese mismo da, aparecieron a orillas del mar en el Partido de la
Costa, en la Provincia de Buenos Aires y fueron enterrados con NN.

Durante largos aos, su madre, Mara Elsa Araya Luco y su hermana


Dora realizaron denuncias y gestiones en diversos organismos, nacionales e
internacionales, sin obtener ningn resultado.

As, tanto el cautiverio como su destino final, le fueron ocultados a su


familia por muchos aos, hasta que recuperada la democracia en nuestro pas,
a travs de los sobrevivientes del Banco y el Olimpo, sus seres queridos
pudieron conocer el infierno que Cristina Carreo haba padecido en sus
ltimos das de vida.

Finalmente, el 19 de julio de 2007, una declaracin judicial determin


que una de las personas enterradas como NN, cuyo cuerpo haba sido
depositado en el Cementerio de General Lavalle en diciembre de 1978, era en
realidad Cristina Magdalena Carreo Araya.

En esa misma resolucin, se orden la inscripcin de su defuncin con


fecha el 16 de diciembre de 1978 y la devolucin de sus restos a los
familiares, que se encargaron de trasladarlos a Chile.

A partir de la descripcin que hemos realizado, y teniendo en cuenta el


marco en el que se desarrollaron los hechos, entendemos que se pudo acreditar
en el debate que el secuestro y la desaparicin de Cristina Magdalena Carreo
Araya, fueron producto de la coordinacin y el intercambio de informacin
existente entre las fuerzas represivas argentinas y chilenas en el marco de
Cndor.

Prueba

Los hechos antes descriptos se encuentran acreditados en base un


armnico cuadro de evidencias.

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Entre ellas corresponde citar en primer lugar el testimonio prestado por
Dora Carreo Araya, hermana de Cristina58.

Dora Carreo cont acerca de la participacin poltica de su hermana y


del secuestro, tortura y muerte de su padre en Chile.

Estas circunstancias tambin fueron narradas por las testigos Graciela


Rosenblum y Amalia Edith Glaif en el presente debate.

Adems, se desprenden del legajo CONADEP de la vctima y del


habeas corpus presentado por Dora en la justicia argentina en el ao 82.

Asimismo, dentro de la documentacin remitida por la Repblica de


Chile de la Vicara de la Solidaridad del Arzobispado de Santiago, hay una
denuncia por presunta desgracia presentada por Mara Elsa Araya Luco,
madre de Cristina Carreo, en la que relata que luego del secuestro y asesinato
de su esposo, toda la familia fue permanentemente vigilada por los Servicios
de Seguridad y en especial Cristina, quien reciba amenazas telefnicas
constantes.

En este sentido se incorpor al juicio el informe, del Archivo del


Departamento de Informaciones del Ministerio de Defensa chileno, fechado el
21 de septiembre de 1979 y remitido por el Arzobispado de la Vicara de la
Solidaridad de Santiago

De este documento se desprende que ya a principios del ao 66 el


Estado Chileno tena conocimiento de la participacin de Cristina Carreo en
las juventudes Comunistas, lo que en el contexto de la dictadura de Pinochet,
constitua una situacin peligrosa para ella.

Tambin se pudo acreditar en el debate, a travs de la denuncia por


presunta desgracia y del ya mencionado habeas corpus que present Dora
Carreo, que el 19 de enero de 1978 Cristina Carreo realiz el primer viaje a
Buenos Aires, desde Santiago.

58
Testimonio prestado en el debate de la c. N1.668, conocida como ABO, incorporada al presente juicio
en virtud de la Acordada 1/12 de la CFCP.

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Si bien durante la tramitacin del habeas corpus, la Direccin Nacional
de Migraciones de Argentina inform que no se ubic la tarjeta de entrada de
la joven al pas; y que la compaa Aero Per dijo que Carreo no estaba en
las listas de pasajeros de esos das, en este juicio se acredit que ella
efectivamente viaj a Argentina y permaneci unos das aqu.

Esto se desprende de dos elementos independientes:

Uno es el testimonio en el debate de Amalia Edith Glaif, miembro de la


Liga Argentina por los Derechos del Hombre, que estuvo con ella por esos
das en Buenos Aires.

El otro, el informe del Ministerio de Defensa de Chile del 6 de


noviembre de 1979, remitido por la Vicara de la Solidaridad del Arzobispado
de Santiago, que corrobora que Cristina Carreo efectivamente sali de Chile
el 19 de enero de 1978, va Pudahuel y con destino a la Repblica Argentina.

En el juicio y en referencia a lo padecido en ese primer viaje a Buenos


Aires, Glaif cont que en la boutique de la calle Paran, lugar en el que se iba
a reunir con Carreo, le explicaron que personas se haban presentado a
buscarla.

Y que lo mismo ocurri en el hotel Dor, donde se iba a alojar la joven.

En ese hotel, el conserje le inform que ella no estaba y que antes la


haban estado buscando otras personas, que parecan chilenas.

Cuando finalmente se concret el encuentro, Carreo le dijo a Glaif que


los que la haban ido a buscar al hotel eran miembros de la DINA chilena.

Asimismo, la testigo declar que los miembros de la LADH le


gestionaron la tramitacin de un pasaporte para poder viajar Europa y que ella
misma se lo dio.

Esta informacin concuerda con lo que surge de la planilla del CEAS de


fecha 24 de julio de 1978, aportada por Graciela Rosenblum, en donde se dej
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constancia que Carreo manifest ese da en el CEAS que haba viajado a
Europa con una cdula argentina, que manifest que era chilena y que estaba
siendo perseguida por agentes de la DINA que incluso se haban metido
en su hotel.

Edith Glaif tambin dijo, al igual que Graciela Rosenblum, que despus
que Carreo se fue de Buenos Aires, ya no supieron nada ms de ella porque
cuando regres, en julio en 1978, no se contact con la LADH, sino que fue
directamente al ACNUR.

Mara Bernabella Herrera, ex funcionaria del ACNUR; y Graciela


Rosenblum, en sus testimonios se refirieron de manera coincidente a esta
segunda estada de Cristina Carreo en Buenos Aires y su paso por las
oficinas del CEAS en dos oportunidades.

Lo mismo se desprende del testimonio de Dora Carreo, de la


documentacin de la Vicara del Arzobispado de Santiago y del informe
Rettig.

Por otro lado, dentro de la documentacin acompaada por Rosenblum,


hay un informe del CEAS del 26 de septiembre de 1979 en el que obran los
motivos por los cuales no le dieron refugio a la vctima en esa oportunidad, lo
que a su vez coincide con lo manifestado el 19 de enero de 1983, por la
asistente social de ese organismo, Ana Manusov, en el marco del habeas
corpus 148/82.

Qued acreditado tambin, que Cristina Magdalena Carreo Araya pas


por el Consulado General de Chile en Buenos Aires, a travs del certificado
expedido por dicha entidad con fecha 26 de julio de 1978, en el que obran las
huellas dactilares y la fotografa de la vctima, que fue tanto aportado al juicio
por Graciela Rosenblum como por el ACNUR.

Si bien no se pudo determinar en el debate el lugar exacto de esta


Ciudad donde fue secuestrada Cristina Carreo, a travs de la valoracin
conjunta de los diversos relatos de Dora Carreo, del informe de la Vicara de
la Solidaridad del Arzobispado de Santiago, de las constancias del legajo

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CONADEP de la vctima N3699 y del informe de la Comisin de Verdad y
Reconciliacin de Chile, s se acredit que ocurri dentro de la Capital
Federal, el da 26 de julio de 1978.

Debemos aqu recordar que a esta misma conclusin arrib la Cmara


Federal en la sentencia de la causa 13/84; y el Tribunal Oral en lo Criminal
Federal N2 en las sentencias de las causas 1.668 y 1.824, del 22 de marzo de
2011 y 15 de junio de 2012 respectivamente, en las cuales tambin se
investigaron los hechos de los cuales Carreo Araya fue vctima.

Por otro lado, sobre el cautiverio de Cristina Carreo en los CCD antes
mencionados, contamos con los testimonios de los sobrevivientes del circuito
conocido como Atltico-Banco-Olimpo y que fueron incorporados a este
juicio.

Entre ellos, los de Daniel Aldo Merialdo, Norma Teresa Leto, Porfirio
Fernndez, Graciela Irma Trotta, Isabel Teresa Cerruti, Isabel Fernndez
Blanco, Susana Caride, Carlos Enrique Ghezan y Mario Csar Villani.

Ellos relataron acerca de las terribles sesiones de torturas a las que se la


someti a Cristina Carreo diariamente en El Banco y en El Olimpo.

Dijeron que haba un ensaamiento especial con ella y que los


represores que actuaban all la haban hecho enloquecer.

En este sentido, cabe aqu citar las dolorosas referencias de Susana


Caride:

Cristina Carreo era un joven chilena que la haban secuestrado, en


El Banco ya estaba, torturada como nunca he visto, por lo menos yo,
torturar a alguien o en las condiciones que estaba y eso que estuvimos
muchos muy mal.

Fue brutal y salvajemente torturada.

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Posteriormente en el Olimpo la trajeron, estuvo dos das en mi celda
donde Cristina no hablaba, solamente se hamacaba porque estaba ya en
unas condiciones brutales; su cuerpo era una masa negra, la sacaban
constantemente

Asimismo, en el marco de la causa N17/86 caratulada Carreo Araya,


Cristina vctima de privacin ilegal de la libertad, se certific que en el
legajo N266 de la causa N450, prest declaracin testimonial Horacio
Martn Cuartas, que dijo que entre los detenidos haba una chica que le decan
La chilena a la que torturaban prcticamente todos los das y que la violaron
en ms de una oportunidad.

En una de ellas, escuch que uno de los que la violaba le dijo: qudate
quietita, bncatela que otro ms no te va a hacer nada, si total a vos te queda
poca vida.

Se estaba refiriendo a Carreo.

A su vez, a travs de las declaraciones de Cerrutti, Fernndez Blanco,


Ghezan, Caride y Villani , se pudo determinar la fecha en que Cristina
Carreo fue trasladada desde el CCD El Olimpo a su destino final.

Ese da, 6 de diciembre de 1978, fue anotado como da presuntivo de


desaparicin en el ao 1998 por el Registro Civil, segn lo que surge del Acta
que obra en el legajo CONADEP N3699.

Finalmente, el legajo 16 de la CNCCF, caratulado Hallazgo de


cadveres ocurridos en el mes de diciembre de 1978, recuperados de los
Cementerio Municipales de Gral. Lavalle, Villa Gesell y Gral. Madariaga,
provincia de Buenos Aires, da cuenta del hallazgo del cuerpo de Cristina
Carreo Araya en el Partido de la Costa en diciembre de 1978 y de lo ocurrido
hasta que finalmente se determin que los restos pertenecan a ella.

Resulta sumamente ilustrativo el lugar de hallazgo del cuerpo, donde a


esta altura es pblico y notorio por esos aos era comn que, en el Partido de

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la Costa, aparecieran cadveres de desaparecidos, que las mareas haban
arrastrado a las costas.

Incluso y como es sabido, un ao antes, en sus inmediaciones, se


encontraron los cuerpos de quienes luego fueran identificadas como ngela
Auad, la monja francesa Leoni Duquet y una de las fundadoras de las Madres
de Plaza de Mayo, Azucena Villaflor, secuestradas en la serie de operativos
mundialmente conocidos, vinculados a la Iglesia Santa Cruz.

Las gestiones realizadas por la familia, se encuentran acreditadas a


travs del habeas corpus presentado el 13 de diciembre de 1982 ante el
Juzgado Federal N6 por Dora Carreo, el expediente en el que tramit la
privacin ilegal de la libertad de la vctima N17/86 y por la documentacin
remitida por la Vicara de la Solidaridad del Arzobispado de Santiago.

Dentro de ese ltimo grupo documental, hay un informe en el que se


enumeran las gestiones realizadas, adems de la denuncia por presunta
desgracia, presentada por Mara Elsa Araya Luco el 13 de febrero de 1979 y
que ya citamos.

Asimismo, en el presente debate Graciela Rosenblum cont acerca del


contacto permanente de la familia Carreo con la Liga Argentina por los
Derechos del Hombre, para averiguar sobre el paradero de la vctima.

Mara Bernabella Herrera declar que Dora Carreo se present en


ACNUR a presentar informes.

Sres. Jueces: slo nos resta mencionar una cosa ms.

La Comisin Rettig entendi no tener elementos para afirmar la


responsabilidad del Estado chileno en los hechos de los cuales fue vctima
Cristina Magdalena Carreo Araya.

Sin embargo, teniendo en cuenta que en este juicio se prob que su


participacin poltica solo tuvo lugar en Chile, que en ese pas fue
asesinado su padre por ser miembro del Partido Comunista; y que Cristina
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Carreo fue perseguida por la DINA chilena las dos veces que estuvo en
Argentina, y que su desaparicin se produjo recin luego de que concurriera
al consulado Chileno a requerir documentacin, no queda ninguna duda que su
captura en nuestro pas se produjo bajo el marco de coordinacin represiva
provisto por Cndor.

En virtud de lo expuesto, por su privacin ilegal de la libertad,


acusamos a Bernardo Jos Menndez.

Luis Alfredo Espinoza Gonzlez

Ahora nos referiremos a Luis Alfredo Espinoza Gonzlez, chileno, de


28 aos de edad al momento de los hechos. Form matrimonio con Juana
Snchez con quien tuvo dos hijos.

Espinoza fue un activo miembro del MIR. Al suceder el golpe de Estado


en su pas, la casa familiar fue allanada en diversas oportunidades,
reiterndose esta situacin a lo largo de 3 4 aos.

Para diciembre de 1975 y cuando integraba el Departamento de Prensa


y Propaganda del MIR, parte de su grupo poltico fue secuestrado.

Por este motivo la organizacin decidi que Espinoza pase a vivir en


una casa de seguridad hasta que, en julio de 1976, ordenaron que los
miembros ms expuestos polticamente se exiliaran.

Fue as como, junto a otro compaero, debi emprender viaje.

Espinoza ingres a la Argentina el 3 de julio de 1976 por el Paso


fronterizo Las Cuevas.

Se estableci en la Provincia de Mendoza, donde tramit en 1976 el


amparo de ACNUR, que actuaba en la provincia a travs del CEAS.

Paralelamente tramit la residencia, que obtuvo de manera precaria


hacia julio de 1978.
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En Mendoza se involucr en la Comisin de Refugiados chilenos que
reclamaban mejores condiciones de refugio.

Se encuentra probado en este debate que el 7 de diciembre de 1978


Espinoza fue detenido, encontrndosele en su poder un panfleto del MIR de 3
aos de antigedad, permaneciendo desde esa fecha hasta el 9 de diciembre de
1978 encarcelado en el Palacio Policial de Mendoza, donde fue golpeado e
interrogado por polica provincial con la intencin de conocer sobre las
actividades que desarrollaban los chilenos.

Al ser liberado, regres a su domicilio en el Hotel Necochea, ubicado en


la calle Necochea 350 de la ciudad de Mendoza.

Horas despus da su liberacin, a las 20 hs. del 10 de diciembre de 1978


y al salir del hotel a realizar una compra, fue interceptado por personas que lo
encapucharon y subieron a un auto, partiendo con rumbo desconocido.

Nunca ms se supo algo de l.

Desde entonces est desaparecido.

El hecho ocurri en la jurisdiccin del rea 331,dependiente de la Sub


Zona 33 a cargo de Juan Pablo Saa, correspondiente a la Zona de Defensa 3,
cuyo Jefe era para entonces Luciano Benjamn Menndez.

Compatriotas chilenos que se encontraban en la provincia intentaron


realizar gestiones para conocer el destino vivido por Espinoza, pero fueron
amenazados con que los detendran.

Lo mismo le ocurri a la madre de Juana Snchez, que resida en la


provincia en aquellos aos. Miembros del CEAS y ACNUR tampoco lograron
saber qu haba ocurrido con Espinoza.

Sres. Jueces: De acuerdo a la descripcin que hemos realizado, teniendo


en cuenta las caractersticas particulares de los hechos que damnificaron a
Luis Alfredo Espinoza Gonzlez y el especial contexto en que se produjo,
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entendemos que se encuentra probado que su privacin ilegtima de la libertad
fue ejecutada merced a la coordinacin de las fuerzas represivas regionales,
bajo el marco de la denominada Operacin Cndor.

Prueba

Cada una de las afirmaciones realizadas surge del examen conjunto de


los diferentes elementos de conviccin producidos en el juicio.

En principio y sobre la actividad poltica desplegada por Espinoza, la


Vicara de Solidaridad de Chile remiti a esta causa copia de la
documentacin perteneciente a ACNUR.

All obra, entre otras cosas, el formulario de solicitud de proteccin,


donde el mismo Espinoza dio detalles de tales actividades.

De dicho documento se desprenden su ingreso al MIR en el ao 1969,


las diferentes labores que all desarroll y las diversas estructuras que integr.

Entre ellas, integr el G.O.P.A, que dependa del G.A.P, esto es, el
Grupo de Amigos del Presidente Allende, que chequeaba todos los lugares
donde concurra el mandatario a realizar actos de presencia hasta el ao 1972.

En ese documento explic que para el mes de diciembre de 1975


integraba el sector de prensa y propaganda, poca en que fue detenido el jefe
de ese sector por la D.I.N.A.

A los 20 das fue aprehendido el segundo jefe y el enlace.

Ese fue el motivo por el cual debi cambiar de domicilio y fue ubicado
en una casa de seguridad junto a otros integrantes que se encontraban ms
expuestos.

Posteriormente, el MIR orden que Espinoza junto a otro compaero


salieran del pas, razn por la que lleg a la Argentina.

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De manera concordante con lo expuesto, caben citar las conclusiones
del Informe Rettig, en tanto registra la serie de secuestros de varios miembros
del MIR en Santiago de Chile durante diciembre de 1975 en manos de agentes
represivos chilenos.

De igual forma, Juana Snchez declar en este debate que su esposo se


exili en la provincia de Mendoza en 1976; y que aos despus de su
desaparicin, supo que integraba el MIR, que fue refugiado poltico y que se
encontraba realizando el trmite de radicacin en Argentina.

Adems expuso que Espinoza fue objeto de persecucin luego del golpe
de Estado en Chile, manifestando que su domicilio fue allanado por militares
en diversas oportunidades para detenerlo, reiterndose estos episodios por 3
4 aos.

Agreg que el tiempo en que Espinoza estuvo en Mendoza se


comunicaron por carta; y que lleg a enviarle una autorizacin para que
pudiera viajar a la provincia con el hijo menor.

Snchez explic tambin que, por esa poca, su madre y hermanas


vivan tambin en Mendoza y tenan contacto con Espinoza. Por ellas supo
que se alojaba en un hotel y realizaba trabajos por su cuenta.

La testigo aport a este debate dos documentos, ambos a nombre de la


vctima:

* un certificado de identidad otorgado por el consulado chileno en la


provincia de Mendoza, fechado el 28 de junio de 1978;

* y el certificado de la residencia precaria que le fuera concedida el 7 de


julio de 1978.

Estos documentos, segn le informaron, haban quedado en el hotel


donde se alojaba Espinoza luego de su desaparicin.

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Dichos elementos complementan la informacin que vuelca la ficha de
la Coordinadora de Accin Social remitida por el ACNUR y el prontuario de
la polica de Mendoza, enviado por el Juzgado Federal N 1 de esa ciudad, que
confirman que su ingreso a la Argentina se produjo el 3 de julio de 1976 a
travs del paso fronterizo Las Cuevas por intermedio de la empresa de
transportes CATA; y que el 4 de noviembre de 1976 fue considerado en
principio elegible para estar bajo la proteccin del ACNUR, paso previo para
lograr dicha proteccin.

Se ha probado tambin que, efectivamente, tal proteccin le fue


concedida.

En otra ficha, fechada el 9 de octubre de 1978 y tambin expedida por el


CEAS Mendoza, puede leerse la frase Refugiado: S Aprobado y un sello
que reza Bajo el Amparo del Alto Comisionado de las Naciones Unidas.

Su condicin de refugiado poltico, adems, fue destacada como sea


particular en el prontuario policial ya referido, dando cuenta del conocimiento
que de esta circunstancia tenan las fuerzas represivas.

Los documentos y las fechas anteriormente mencionadas no slo


confirman la presencia de Espinoza en la ciudad de Mendoza.

Permiten probar que el tiempo en que Espinoza se present ante el


CEAS para comenzar a tramitar el refugio de ACNUR, coincide con el lapso
temporal en que se interrumpieron los allanamientos en Chile a los que aludi
Juana Snchez.

Al respecto, debemos recordar que en la Argentina y conforme lo


prueban los documentos de la Ex DIPBA remitidos a este debate, obrantes en
el conjunto denominado Mesa DS Asunto ACNUR, diversos lugares que
atendan a refugiados se encontraban bajo permanente vigilancia, realizando
las fuerzas represivas un minucioso seguimiento de sus actividades durante
aos, como la sede del Alto Comisionado y, especialmente, el CEAS de
Mendoza, debido a la afluencia de chilenos en ese lugar.

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Pero adems, los trmites que Espinoza realiz a mediados de 1978,
tanto al presentarse en junio al consulado chileno en Mendoza como al pedir y
conseguir en julio que la Argentina le otorgara la residencia precaria,
evidenciaron definitivamente que para entonces ya no viva en Chile.

Desde ese momento se supo con certeza que viva en Mendoza.

Y se supo adems con precisin dnde viva.

Los domicilios donde Espinoza se aloj en Mendoza se encuentran


sealados en el prontuario confeccionado por la polica provincial, siendo el
ltimo registrado el de Necochea 350.

Esta direccin tambin se encuentra sealada en una carta escrita por el


propio Espinoza, fechada en noviembre de 1978, aportada a esta causa por la
Vicara de la Solidaridad.

En ese lugar funcionaba el Hotel Necochea, detalle relevante para


comprender las particularidades que rodearon el secuestro.

Tal como se encuentra comprobado en el expediente n 219 F del


Juzgado Federal de Primera Instancia N 1 de Mendoza, para el tiempo de los
hechos en Necochea 350 funcionaba un hotel donde se alojaban
ciudadanos chilenos que, econmicamente, era respaldado por el Comit de
Refugiados Chilenos, tal como refiri su propietario Roberto Tauber.

Que Espinoza haya vivido justamente en un hotel solventado por una


organizacin poltica extranjera, adquiere importancia por otro extremo que ha
sido tambin probado en este juicio.

Sres. Jueces: Se ha probado que en nuestro pas Espinoza Gonzlez,


lejos de haberse desentendido de las actividades polticas que lo llevaron a
migrar, continu participando desde una Comisin de refugiados chilenos.

Adems, se prob que tuvo un rol destacado en esa Comisin.

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Y que, incluso, en diciembre de 1977 fue parte de la toma de un local de
ACNUR en Buenos Aires, regresando posteriormente a Mendoza, donde
continu siendo miembro de la Comisin hasta su desaparicin.

Tales referencias fueron expuestas por Sergio Glen Vivanco Lira al


momento de denunciar la desaparicin de Espinoza Gonzlez, conforme lo
acreditan las constancias agregadas en el legajo Conadep N 3612 de la
vctima.

Hace instantes afirmamos que la bsqueda de Espinoza en Chile


continu luego de su exilio a la Argentina; que ces cuando pidi la
proteccin del ACNUR; y que pudo ser ubicado con precisin en Mendoza, al
menos, desde mediados de 1978, pues en junio se present al consulado
chileno y en julio le fue concedida la residencia precaria.

Todo lo expuesto permite confirmar cmo fue necesaria y cmo se


utiliz la coordinacin represiva regional provista por la denominada
Operacin Cndor para lograr su secuestro.

Las circunstancias que lo rodearon surgen tambin, de diversas pruebas.

En principio, se incorporaron al debate dos cartas, respectivamente


fechadas el 10 y el 28 de enero de 1979, dirigidas desde la provincia de
Mendoza por un grupo de chilenos al Padre Precht, vicario de la Vicara de
Solidaridad de Chile y que fueron remitidas por esa entidad.

En ellas se detalla que Espinoza fue privado de su libertad en dos


oportunidades.

La primera se produjo el 7 de diciembre de 1978 por polica de la


provincia, que lo traslad desde su alojamiento en Necochea 350 al Palacio
Policial, donde fue golpeado e interrogado por la actividad de la
comunidad chilena en la provincia.

La segunda fue el 10 de diciembre de 1978.

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Las cartas indican que, desde ese da, no se supo nada ms de l.

En las misivas se solicitaba la mediacin de la Vicara, explicando que


las autoridades negaban dar informacin y que, incluso, se haba amenazado a
los que se presentaron para conocer el destino de Espinoza Gonzlez.

Las cartas finalizan el relato aclarando que, por razones obvias, el


remitente era falso.

El temor a futuras represalias explica tambin por qu quienes las


redactan no dan a conocer sus identidades.

Y evidencia adems las condiciones en las que eran obligados a vivir


los exiliados chilenos en la provincia y las medidas de seguridad que debieron
tomar luego de la desaparicin de Espinoza.

Como vimos, las cartas describen dos detenciones: una previa que dur
aproximadamente 3 das; y la del 10 de diciembre.

El prontuario policial de Espinoza, ya citado, ilustra sobre la primera


detencin.

Si bien, como era habitual durante el terrorismo de Estado, las


anotaciones en este caso no son directas ni dan cuenta de todo el lapso en que
qued recluido, varias circunstancias corroboran su aprehensin.

Vemos as que existen 3 anotaciones fechadas el 9 de diciembre de


1978:

* una que constata su domicilio,

* otra que da cuenta el medio de vida alegado

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* y la tercera que dice lo siguiente: Se le ampla a [siguen dos letras que
no se entienden] del Dpto. D 2 en AV de antecedentes y medios de vida, no
acredit su identidad.

En este juicio copiosa prueba; y hasta las propias referencias del


imputado Rodrguez y del fallecido Saa dieron cuenta del rol que tuvo el
Departamento D 2 de la polica en la denominada lucha contra la subversin.

Adems y pese a que en el prontuario no se registra ninguna detencin,


se agregaron dos fotos, de frente y de perfil, cada una numerada y fechada en
diciembre.

Esto se complementa con la nota del 9 de diciembre dirigida al Jefe de


Direccin Judicial, Mesa de Detenidos, a quien se le pide la extraccin de
fotografas y la identificacin dactiloscpica de Espinoza, cuyos dems datos
se explicitan y se consigna su domicilio en el Hotel Necochea.

Posteriormente se produjo su desaparicin definitiva.

Adems del referido prontuario, se incorpor al juicio la Nota N 958 de


Ral Caldern, subsecretario de Gobierno y Municipalidades, dirigida al
Representante de ACNUR el 6/12/1979 en respuesta a una nota anterior.

All informa que segn la Direccin de Informaciones Policiales de la


Provincia, Espinoza fue identificado en Averiguacin, Antecedentes y Medios
de Vida el 9/12/78 y, cito, conforme lo dispuesto por ley, recuper su libertad
dentro de las 24 hs, segn constancia obrante en Libro de Guardia; y que se
desconoca su posterior destino.

En este juicio se demostr que despus fue secuestrado.

Juana Snchez conoci la desaparicin de su esposo un mes y medio


despus de ocurrida.

En la audiencia explic que ello ocurri cuando una persona se present


a su casa en Chile y le cont lo sucedido.
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Explic tambin que su propia madre, ya fallecida, le cont que al
conocer el hecho se dirigi al hotel donde viva Espinoza.

Fue el kiosquero de la esquina quien le inform que Espinoza haba


salido del hotel en bermuda y ojotas a comprar cigarrillos, cuando unas
personas lo encapucharon y subieron a un auto.

Tambin testimoni que su madre fue amenazada al intentar realizar


ms averiguaciones, bajo la admonicin que dejara de hacerlo porque lo
pasara mal.

El expediente N 77.539 proveniente del Juzgado en lo Civil, Comercial


y Minas N 15 de Mendoza determin, finalmente, que la ausencia por
desaparicin forzada de Espinoza Gonzlez se produjo 10 de diciembre de
1978.

Atribucin de responsabilidad

En atencin al fallecimiento o apartamiento de algunos imputados y a


las limitaciones provenientes de la etapa instructora, la privacin ilegal de la
libertad de Luis Alfredo Espinoza Gonzlez se encuentra atribuida nicamente
a Juan Avelino Rodrguez.

El binomio paraguayo.

Parte General

La dictadura paraguaya fue una dictadura de partido nico, caudillista y


patrimonialista, que se mantuvo 35 aos en el poder.

En la regin, fue la primera en comenzar, la que ms tiempo perdur y


la ltima en fenecer.

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En su forma inicial, fue una dictadura ms similar a las dictaduras
centroamericanas de la misma poca.

Para el perodo que nos ocupa en este juicio, conserv algunas de las
caractersticas iniciales, sobre todo en la organizacin institucional, pero se
observ un alineamiento de la dictadura paraguaya con los procesos
regionales, a travs de la adopcin e internalizacin de los principios de la
seguridad Nacional.

Para la elaboracin de estas referencias iniciales sobre la intervencin


de Paraguay en Cndor, se utilizaron diversas fuentes de informacin; entre
ellas, el informe de la Comisin de Verdad y Justicia de Paraguay, as como la
documentacin elaborada o recopilada por dicha comisin y aportada por
Yudith Roln durante su declaracin.

Tambin los libros En los stanos de los generales y Es mi informe, as


como documentos del Archivo del Terror y documentos desclasificados de los
Estados Unidos.

Adems, se utilizaron las declaraciones testimoniales de Rosa Palau,


Jos Agustn Fernndez, Antonio Pecci, Federico Tatter, Rogelio Goibur,
Carlos Portillo y Yudith Roln y otras que sern oportunamente sealadas.

La estructura represiva

En cuanto a la estructura represiva paraguaya, el informe de la CVJ


brinda un cuadro general.

All se afirma que aunque es posible periodizar cambios internos dentro


de la estructura represiva, esta se mantuvo siempre subordinada al comando
estratgico de las Fuerzas Armadas.

Dice el informe que

Las acciones obedecan a una rgida cadena de mandos altamente


centralizada pero con una capacidad de maniobra rpida y fluida, que
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terminaba en el comando estratgico dirigido por el general Alfredo
Stroessner []

Las unidades especializadas en el control y represin poltica, estaban


integradas a la institucionalidad del Estado y actuaban abiertamente dentro
de la cadena de mandos.

Las militares respondan al Estado Mayor de las Fuerzas Armadas y las


policiales bajo las rdenes del ministerio del Interior.

El modelo represivo se bas en la prisin prolongada y el exilio masivo.

Hemos escuchado, durante este juicio, por ejemplo, a Jos Luis


Casabianca, que nos habl de la larga detencin de Antonio Maidana, preso
durante casi veinte aos en la Comisara Tercera, que los paraguayos llamaban
tambin el panten de los vivos y en el campo de concentracin de
Emboscada.

La dictadura paraguaya no actu de manera clandestina en lo que hace a


la represin. Pero actuaba de hecho, en las detenciones no mediaba nunca
orden judicial.

Los centros de detencin fueron de variada naturaleza, utilizndose


recintos existentes y estos lugares de detencin tampoco eran secretos.

Se emplearon establecimientos carcelarios, militares y policiales,


comisaras, campamentos militares improvisados y campos de concentracin
como el de Emboscada.

El informe de la CVJ inform que

La mayora de los testimonios de las vctimas refieren a reclusiones


arbitrarias en instalaciones de variado tipo, en condiciones crueles e
inhumanas, pero no clandestinas, ni bajo el mando de agentes cuya identidad
les fuera desconocida

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El aparato represivo strosnista se colaba en todos los intersticios de la
sociedad, dentro y fuera de Paraguay: hemos escuchado hablar repetidamente
de los pyrages, el ejrcito irregular de informantes de Stroessner.

Sobre ellos, explic Rosa Palau que eran delatores de la polica. Eran
personas infiltradas que informaban sobre todos los aspectos de la vida social
de los paraguayos: sobre las actividades de las iglesias, de los estudiantes, de
las organizaciones polticas y sindicales.

Haba de diferentes tipos: los que cobraban, los que estaban en las
fronteras, los que vendan informacin, los fanticos, los convencidos del
sistema.

Tambin las maestras, que eran afiliadas coloradas, y para eso deban
delatar.

Las desapariciones forzadas, segn el informe de la CVJ, se aplicaron


de manera selectiva y principalmente contra personas que tenan proyecto de
oposicin a la dictadura.

El informe de la CVJ estima que, sin embargo, existe un subregistro en


este caso, en lo concerniente a las comunidades indgenas y rurales

Vamos entonces a periodizar y describir brevemente la estructura


represiva paraguaya en el perodo que ocupa a este debate.

Sealemos primero que hubo un perodo anterior, que se extendi hasta


mediados de la dcada del sesenta, en el cual los organismos encargados de la
represin eran policiales.

En esta etapa, la intervencin militar fue limitada, ceida a la represin


puntual de movimientos insurgentes.

En este marco fue importante la accin de la Direccin Nacional de


Asuntos Tcnicos, o DNAT, creada a fines de la dcada del cincuenta, a

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cargo del comisario Antonio Campos Alum, dependiente del ministerio del
interior.

Se afirma en el libro Es mi informe, que para comienzos de la dcada


del 60, producto del exilio, para los organismos represivos paraguayos

el enemigo estaba ms all de las fronteras, lejos del alcance del


estado de sitio, con reuniones difciles de controlar.

Conscientes de esto, Edgar L. Insfran, el ministro del Interior y Ramn


Duarte Vera, jefe de la Polica, crearon un impresionante dispositivo de
informaciones sobre las actividades de los dirigentes opositores en Argentina,
Brasil y Uruguay.

Llegaban papeles manuscritos en hojas de cuaderno, en papelitos, en


prolijos informes dactilografiados. All donde haba un exiliado paraguayo
pareca haber alguien dispuesto a informar sobre el

Para fines de los aos sesenta la Polica de Investigaciones se convirti


en el principal actor de la represin luego de que Pastor Coronel asumiera su
jefatura en 1968.

Su poder se prolongara hasta comienzos de la dcada del ochenta,


cuando fue jaqueado luego del atentado a Anastasio Somoza, en septiembre de
1980.

Segn el libro Es mi informe, la llegada de Pastor Coronel al


Departamento de Investigaciones produjo cambios significativos en la
organizacin de la represin. Dice el libro que

El Departamento era, a comienzos de la dcada, el centro nervioso de


la inteligencia poltica.

El entusiasta, pero poco profesional recurso de las delaciones


espontneas e informales, dej de ser la base del sistema de informacin.

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Estas delaciones e informes confidenciales seguiran llegando como
siempre a Investigaciones, pero tendran ahora una importancia secundaria.

La recoleccin de datos, en todos los mbitos, la realizaban


funcionarios policiales infiltrados en organizaciones polticas, sociales,
sindicatos, centros estudiantiles y todo tipo de organismos pblicos o
privados.

Cuando no era el propio polica el infiltrado, ste contaba con algn


informante leal.

Para responder a las exigencias de la nueva poca, Pastor Coronel


introdujo cambios sustanciales en el Departamento.

La anacrnica Direccin de Asuntos Confidenciales desaparece y gana


importancia la Direccin de Poltica y Afines (DPA), con funciones
totalmente diferenciadas de las direcciones encargadas de los delitos
comunes.

La Direccin de Poltica y Afines estuvo a cargo de Alberto Cantero

Paralelamente, por estos aos, se dio jurisdiccin en la represin en


pases limtrofes al Departamento 2 del Estado Mayor General de las
Fuerzas Armadas, a cargo de Benito Guanes Serrano.

Guanes Serrano se encontraba a las rdenes del Jefe del Estado Mayor
General de las Fuerzas Armadas, a cargo de Alejandro Fretes Dvalos.

En relacin con lo anterior, en el libro Es mi informe se cita un


documento, microfilmado con el cdigo R179F01279-01280, en el que se
describe una reunin, en la que participaron diferentes funcionarios del
gobierno, entre ellos Guanes Serrano.

En esa reunin se organiz la divisin de tareas en torno al estudio de


elementos de organizaciones subversivas y se adjudic la responsabilidad de
la represin en Capital, Zona Central e Interior a la Polica de la Capital, la
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Zona Fronteriza a cargo de la Armada Nacional y las actividades en los pases
limtrofes a cargo del II Departamento.

Con este esquema, Paraguay particip en la coordinacin represiva.

Segn el informe de la CVJ, adems del control de las actividades de


los exiliados en el extranjero, los organismos represivos teman que el pas
fuera usado como corredor por la guerrilla de Uruguay, Brasil y Argentina,
por lo cual las Fuerzas Armadas acentan la colaboracin represiva
regional.

Tanto fue as que Benito Guanes Serrano asisti a la reunin


fundacional de la Operacin Cndor y, de esta manera, Paraguay rubric su
participacin en esta etapa superior de la coordinacin represiva.

Recordemos que Benito Guanes Serrano haba sido el enlace paraguayo


durante los operativos e intercambios de informacin desatados en torno al
secuestro de Fuentes Alarcn y Santucho.

Como se seala en el libro Es mi informe, el entonces coronel de Estado


Mayor Benito Guanes Serrano sera el gran articulador de las operaciones
conjuntas, del intercambio de relaciones con la Polica y de los lazos fluidos
con los servicios de seguridad de los ejrcitos de los pases vecinos.

Y es posible visualizar a partir de la lectura de documentos del


Archivo del Terror la continuidad en su actividad.

Veamos algunos ejemplos documentales que muestran como Guanes


Serrano y su jefe, Fretes Dvalos mantuvieron un rol de enlace en el
intercambio de informacin, en el largo plazo, durante el perodo que nos
ocupa en el marco de Cndor.

No citamos todos los documentos disponibles, porque lo que interesa


mostrar es la repeticin del rol de estos dos militares en el largo plazo.

Veamos estos ejemplos:


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* El documento microfilmado 0021F 1653, fechado en 06 de agosto de
1976, remitido por Benito Guanes Serrano a Pastor Coronel, en el que
remite copias de un listado de subversivos brasileros radicados en
Argentina

* El documento microfilmado R0143 F 0903 del 23 de mayo de 1978,


que muestra que Benito Guanes y Alejandro Fretes Dvalos informaron a
Pastor Coronel haber recibido informacin sobre la fuga de la Argentina de
Salvador Octavio Gamboa, miembro de Montoneros, que era buscado desde
1976.

* En el documento microfilmado R0143 F0899, del 07 de junio de


1978, Benito Guanes Serrano informa a Pastor Coronel, que recibi
informacin de un servicio de informacin de un pas amigo, sobre el
ciudadano argentino Anbal Brizuela, quien sera miembro de Montoneros,
que habra comprado un terreno que estara siendo utilizado por esa
organizacin como escuela de cuadros y refugio para secuestrados.

* En el documento microfilmado R0143 F0900, Benito Guanes y


Alejandro Fretes Dvalos informan a Pastor Coronel que recibieron
informacin de un Servicio de inteligencia de pas amigo sobre la formacin
de un destacamento de Montoneros en Paraguay, que dependera de la Base
Mxico de esa organizacin.

* En el documento microfilmado R0143 F890 del 16 de abril de 1979,


Guanes Serrano y Fretes Dvalos remiten informacin a Pastor Coronel,
proveniente del Servicio de Inteligencia Naval de Argentina, sobre lderes de
Montoneros que habran intentado ingresar a Argentina va Paraguay.

* En el documento microfilmado R0143 F 0887, del 15 de octubre de


1980 Guanes Serrano remite informacin sobre Alberto Tinant, Mara
Cristina Aguilero de Tinant y Juan Carlos Orieta, ciudadanos argentinos
presuntamente miembros de Montoneros.

* En el documento microfilmado R0143 F0886, con fecha 08 de


noviembre de 1980, Benito Guanes informa a Pastor Coronel que

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ante consultas realizadas por este departamento del ESMAGENFA al
destacamento de inteligencia 124- Formosa, Argentina, dependiente del
Servicio de Inteligencia del Ejrcito Argentino con relacin a antecedentes
ideolgicos subversivos de carcter marxista leninista del ciudadano
HORACIO ENRIQUE IGLESIAS, los mismos informaron que la persona
citada no registra antecedentes de ese orden, por el contrario, se ha
caracterizado por actuaciones en la represin de dicha ideologa.

Vemos entonces que durante el perodo 1976-1980, Guanes Serrano y


Fretes Dvalos envan y reciben informacin de, como ellos lo denominan,
servicios de inteligencia de pases amigos e informan a Pastor Coronel, que
funcionaba como brazo operativo tanto en la bsqueda de informacin como
en la gestin de los detenidos dentro del territorio, lo que prueba que se
mantuvo el esquema de divisin de tareas que sealamos se organiz en 1974.

Las actividades de Guanes Serrano y Fretes Dvalos no se limitaron


al intercambio de informacin:

* En el documento microfilmado R0172 F0570, podemos ver a Guanes


Serrano participando en una reunin de trabajo, junto con personal de la
SIDE argentina, del rea 234 de Argentina y del Servicio de Inteligencia
de Defensa del Uruguay, que en realidad fue un interrogatorio conjunto a un
grupo de ciudadanos uruguayos y argentinos, compuesto por Gustavo
Insaurralde, Nelson Santana, Dora Marta Landi, Alejandro Logoluso y Jos
Nell.

El conocimiento de Fretes Dvalos de las actividades de Cndor quedan


al descubierto en el cable Asuncin 4451, remitido por Robert White,
embajador norteamericano en Paraguay al departamento de Estado, en el que
informa sobre una reunin mantenida con Fretes Dvalos.

Dvalos inform a White que haba tenido una reunin con el jefe de
inteligencia de Chile y que esta era simplemente una de las tantas reuniones
que tenan lugar anualmente entre los jefes de inteligencia de los pases del
Cono Sur.

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Que este sistema de consultas se instaur como resultado de la
expansin de la subversin Argentina a los otros pases.

Y que para los intercambios se utilizaba una red de comunicaciones con


base en el canal de Panam y se empleaban cdigos bilaterales.

El embajador norteamericano finaliza comentando que obviamente,


esta es la red Cndor de la cual todos nosotros hemos escuchado hablar en
los ltimos aos.

El exilio paraguayo

Pasemos ahora a ver cules fueron las caractersticas del exilio


paraguayo.

A diferencia de los exilios chileno y uruguayo, que ya describimos, el


exilio paraguayo fue ms largo, por la duracin de la dictadura.

Adems de masivo, fue un exilio transgeneracional.

El informe de la CVJ afirma que estos exilios

no solo perpetan las violaciones de los derechos humanos sino que


adems las prolongan a generaciones sucesivas alcanzando a hijos y nietos
de una misma familia nuclear, sobre los que pesa la acusacin o sospecha de
pertenencia partidaria familiar, constituyndose en episodios de exilio
permanente.

La CVJ distingue diferentes perodos del exilio.

El primero, hasta 1967, que se caracteriza por la salida de los


principales opositores a Stroessner.

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En este marco se destaca el destierro de los miembros del MOPOCO,
liderado por Epifanio Mndez Fleitas, del Partidos Comunista paraguayo y
tambin de sectores liberales y de movimiento 14 de mayo.

Estas organizaciones se asentaron en pases limtrofes: Argentina


especialmente, pero tambin en Uruguay y Brasil.

Estas organizaciones organizaron la resistencia a la dictadura desde el


exterior y se planteaban el retorno a Paraguay, incluso llegando a experiencias
de tipo insurreccional.

El segundo perodo, entre 1967 y 1981, caracterizado por el


surgimiento, dentro de Paraguay, de organizaciones como las Ligas Agrarias.

Y en el exterior, fruto del contacto de los exiliados con organizaciones


de nueva izquierda de los pases de acogida, especialmente grupos accin
directa, se produjeron experiencias como el surgimiento de la organizacin de
la Organizacin Poltico Militar (OPM) vinculada a Montoneros y el PRT-
ERP.

Las organizaciones del exterior y del interior estuvieron relacionadas y


la represin a estos grupos gener nuevas oleadas de destierros.

Se produjo en este perodo otro fenmeno: en muchos casos, los hijos


de los exiliados paraguayos comienzan a tener actividad poltica en
organizaciones de los pases de acogida.

Y tambin en este perodo los exiliados paraguayos en la regin


comenzaron a participar en las organizaciones nacientes de derechos humanos

Hemos escuchado los relatos de Federico Tatter, hijo de un activista


comunista paraguayo en el exilio, cuya madre, Idalina Radice fue fundadora
de la agrupacin de familiares de paraguayos desaparecidos en Argentina y
miembro de Madres de Plaza de Mayo.

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Tambin los de Ana Mara Careaga, cuya madre, Ester Ballestrino de
Careaga, dirigente del Partido Febrerista fue fundadora de Madres de Plaza de
Mayo, luego secuestrada y asesinada por el grupo de tareas de la ESMA.

En ambos casos se entreteji la actividad relacionada con la oposicin a


la dictadura y se sum la propia de la denuncia de la dictadura del pas de
acogida. Y tambin la persecucin.

La persecucin a los paraguayos en el exilio entonces, tuvo esa doble


faceta: pudo producirse por sus actividades vinculadas con las actividades en
el exilio o bien, por su insercin poltica en los pases de acogida, aunque
estos lmites muchas veces fueron difciles de establecer porque estas
adscripciones polticas se superpusieron en la prctica.

Los Blancos

Vamos a analizar ahora los blancos de la dictadura strossnista en el


exterior, siguiendo con la metodologa empleada en los casos de Uruguay y
Chile.

Entonces, nuevamente, no vamos a dar cuenta de todo el arco opositor


de la dictadura paraguaya que fue blanco de la represin, sino a dar algunos
lineamientos de aquellas organizaciones y personas que fueron objetivo de las
redes de coordinacin represiva en el exterior y que son objeto de anlisis en
este juicio.

1. Partido comunista paraguayo

El partido comunista paraguayo fue la fuerza que sufri la ms larga


persecucin por parte de la dictadura de Stroessner.

Esto condicion su temprano exilio y la bsqueda continua por realizar


acciones de resistencia, incluso armada, a la dictadura.

En este sentido, el PC cre el Frente Unido de la Liberacin Nacional


(FULNA), que realiz actividades entre 1959 y 1965.
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A mediados de los aos sesenta, el PC paraguayo se dividi.

Un grupo sigui bajo la direccin de Oscar Credyt y otro se encolumn


bajo la gida de Obdulio Barthe.

As como el Partido Comunista paraguayo fue extremadamente


perseguido en Paraguay, tambin lo fue en el exterior.

Esta persecucin no fue puntual en el tiempo sino que se extendi


durante todo el perodo en el que nos ocupamos en este juicio.

Durante este juicio se demostr que fue vctima, en territorio argentino,


de actividades coordinadas, Federico Tatter Mornigo, miembro del PC,
exiliado de larga data en Argentina. Fue secuestrado el 15 de octubre de 1976.

Tambin fueron secuestrados Cstulo Vera Bez y Juan Jos Penayo,


en el mes de enero de 1977 en Misiones.

Esos casos se explican adems, dentro de una oleada represiva mayor


contra un sector del Partido Comunista paraguayo, que incluy el retorno
forzado a Paraguay de Nercio Stumps, Lidia Cabrera, Sotero Franco y su
hermano Esteban.

Asimismo, el 19 de septiembre de 1978 fue privado de su libertad


Alberto Prspero Barret Viedma y mantenido en cautiverio en el CCD
Olimpo, donde tambin fue torturado e interrogado sobre el paradero de
ciudadanos paraguayos, suceso que fue probado en la causa ABO II.

Barret Viedma declar en este juicio.

Finalmente, Antonio Maidana, secretario general del PC paraguayo en


el exilio y Emilio Roa, miembro del comit central del mismo, fueron
secuestrados en Argentina el 27 de agosto de 1980.

Sobre sus secuestros hablaremos luego.

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2. Movimiento Popular Colorado

Ahora nos detendremos en el Mopoco, disidencia colorada del


strosnismo, que se form a comienzos de la dcada del sesenta.

Fue el producto de la confluencia de dos sectores, uno en el exilio en


Argentina, liderado por Epifanio Mndez Fleitas y el otro, una corriente de
oposicin democrtica dentro del Partido Colorado que surgi en Paraguay y
rpidamente debi emprender, tambin, el camino al exilio.

En 1960 se realiz una convencin inaugural de esta organizacin en


Clorinda, Formosa.

El Mopoco funcion en Clorinda y luego en Buenos Aires.

En julio de 1973 el Mopoco se dividi, uno conserv el nombre y el


otro pas a denominarse Asociacin Nacional Republicana del Exilio y la
Resistencia, ANRER.

Los dirigentes y las bases del Mopoco fueron perseguidos en el marco


de Cndor.

Entre ellos, uno de sus dirigentes, Agustn Goibur, secuestrado en


Paran, Entre Ros, el 09 de febrero de 1977, luego de una prolongada
persecucin producto de la accin combinada de los organismos argentinos y
paraguayos.

Lo sucedido a Agustn Goibur ser tratado particularmente a


continuacin de esta parte general.

3. Organizacin Poltico Militar Primero de Marzo

Ahora abordaremos la Organizacin Poltico Militar Primero de Marzo


(OPM), que fue una organizacin de tipo insurreccional urbana, organizada
por exiliados jvenes en Argentina y en Paraguay.

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Se vincul con las Ligas Agrarias Cristianas, expresin organizada del
sindicalismo campesino en Paraguay.

La represin a la OPM fue anterior a que pudieran comenzar a realizar


actividades.

En abril de 1976, los organismos paraguayos detuvieron a un miembro


de esta organizacin que intentaba ingresar a Paraguay desde Argentina y
portaba documentacin de la organizacin.

Se afirma en el informe de la CVJ que en pocos das, la Polica


stronista logr un inesperado xito, ya que hasta ese momento la OPM haba
pasado inadvertida para las fuerzas represivas. []Decena campesinos
fueron ejecutados y desaparecidos y otros en sesiones tortura.

Dentro de la oleada represiva que se desata a raz de esta detencin se


produjo el operativo contra la familia de la testigo de este juicio Yudith
Roln, que culmin con el asesinato de su padre y la prisin de toda su
familia, incluida ella que contaba con pocos aos de edad.

Tambin fue vctima en el marco de este operativo Daniel Campos,


miembro de la OPM y que se haba exiliado en Buenos Aires.

Durante los primeros das de mayo de 1976, segn relat durante su


comparecencia este juicio, fue secuestrado de la casa de su hermana junto a
otro hermano, Miguel ngel Campos.

Fue llevado a un CCD argentino, torturado e interrogado sobre sus


actividades en Paraguay por argentinos y por dos personas que hablaban
guaran.

Luego de unos das fue entregado a autoridades paraguayas, y


trasladado en avin a Paraguay, para ser recluido luego en la Polica de
investigaciones y con posterioridad, en el campo de concentracin
Emboscada.

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Esto es una muestra ms de la existencia de actividades de coordinacin
entre Argentina y Paraguay.

Que no terminaron all.

Hemos escuchado, y trataremos con detalle luego, lo sucedido a


Domingo Roln Centurin, secuestrado en Pilcomayo, Formosa, el 14 de
octubre de 1976 y tambin retornado forzadamente a Paraguay en el bal de
un automvil.

Nidia Gonzlez Talavera fue una de las encargadas de reorganizar los


restos de la OPM luego de la persecucin de 1976.

Segn se explica en el informe de la CVJ, en 1978 aproximadamente


veinte personas volvieron a ser detenidas, acusadas de tratar de reactivar la
OPM.

Alberto Prspero Barret Viedma, que como ya mencionamos, fue


detenido en Argentina por ese entonces y mantenido en cautiverio en el CCD
Olimpo, fue interrogado sobre el paradero de Nidia Gonzlez Talavera.

Es decir que la coordinacin en la represin a esta organizacin se


prolong en el tiempo.

Actividades de coordinacin en territorio paraguayo.

La coordinacin entre las fuerzas represivas de Paraguay y Argentina no


se agot en la colaboracin para la persecucin a los exiliados en territorio
argentino.

Tambin hubo contraprestaciones en territorio paraguayo.

Ya hemos analizado en este alegato lo sucedido con el ciudadano


argentino Amlcar Santucho, que fue detenido en el mes de mayo de 1975 en
Paraguay y mantenido detenido en ese pas hasta 1978; y cmo operaron las

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redes de coordinacin en ese caso, antecedente inmediato de la creacin de
Cndor.

Resta agregar aqu que las actividades de coordinacin en torno del caso
de Amlcar Santucho no terminaron en 1975.

En el mes de junio de 1976, se produjo una reunin en Asuncin a la


que asisti Pastor Coronel.

Pastor Coronel inform de esta reunin directamente a Stroessner, en el


memorando del jefe de investigaciones para su excelencia el seor Presidente
de la Repblica, que fue aportado por Carlos Osorio durante su declaracin y
cuyo cdigo de microfilmacin en el Archivo del Terror es el R0088 F0171-
0172.

En este documento, Pastor Coronel relat una reunin que haba tenido
con dos policas argentinos, el Comisario Mayor Roberto Jos Rivera y el
Comisario Inspector Enrique Jos Di Napoli Vita, quienes asistieron a la
reunin acompaados de Agustn Matiauda, primo del dictador.

De este documento se desprende que se peda la entrega de Santucho a


la Argentina.

En ese momento no se produjo la entrega de Santucho, pero la cuestin


no termin all

En otro documento aportado por Carlos Osorio, codificado como


Asuncin 4619, fechado en 10 de noviembre de 1977, titulado Amlcar
Santucho, un funcionario de la embajada norteamericana en Asuncin, de
apellido Briggs, inform que una fuente de alto rango del gobierno paraguayo
le haba transmitido que el gobierno argentino se haba acercado al paraguayo
para intercambiar al lder del MOPOCO Epifanio Mndez Fleitas, detenido en
ese momento en Resistencia, por Santucho.

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El informe dice que el gobierno paraguayo se neg y se argumenta que
una de las causas y del proyecto de permitir su salida del pas era la densa
campaa internacional que se estaba realizando en pos de su liberacin.

Entonces, aqu lo que se observa es una continuidad en el deseo de


intercambio de este prisionero en el largo plazo, dificultada por la denuncia
internacional, que determin que la entrega de Santucho no se hiciera efectiva.

Y tambin, que aunque en este caso no se hubiera llevado a cabo la


repatriacin forzada, que exista la posibilidad y que en ese marco, los
argentinos buscaron en el largo plazo hacer valer el acuerdo.

Esta negativa de entregar a Santucho no fue una limitacin para el


ejercicio de la coordinacin y la entrega de otras personas.

De hecho, otro operativo de importancia, que ya fue tratado en el marco


de las actividades de coordinacin entre Argentina y Uruguay, fue la
detencin de un grupo de cinco personas, dos de nacionalidad uruguaya y tres
argentinos en Asuncin el 29 de marzo de 1977.

Se trata de Gustavo Insaurralde, Nelson Santana, Dora Marta


Landi, Alejandro Logoluso y Jos Nell.

Hemos probado cmo actuaron las redes de coordinacin en este caso,


que incluy intercambio de informacin, viaje de agentes argentinos y
uruguayos para realizar interrogatorios conjuntos en Paraguay, el traslado a
Argentina de los detenidos y la posterior desaparicin de todo el grupo.

***

Habiendo realizado esta somera caracterizacin de la dictadura


paraguaya, de su estructura represiva, de la persecucin a las organizaciones
paraguayas en el exilio y de las actividades de coordinacin realizadas tanto
en territorio paraguayo como en territorio argentino, pasemos ahora a analizar
los hechos que son objeto de investigacin en este juicio.

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Nstor Rodas Gonzlez

Vamos a tratar ahora lo ocurrido a Nstor Rodas Gonzlez, paraguayo,


de 43 aos al momento de los hechos.

En la dcada del 50, Rodas migr hacia la Argentina por razones


laborales.

Aqu se asent en la provincia de Buenos Aires y se dedic a trabajar en


la construccin.

Form familia con Ubalda Soto, con quien tuvo 6 hijos.

Luego de separarse, form pareja nuevamente con Olimpia Fernndez.

A inicios de los 70 la familia se mud al partido bonaerense de General


Sarmiento.

Era un barrio en crecimiento, y Nstor Rodas, que era un hombre


comprometido socialmente, puso a disposicin su oficio de constructor para
mejorar las condiciones de los vecinos.

A partir de estas acciones, se relacion con un joven llamado Jos,


quien desarrollaba una actividad social en el barrio.

Una tarde del mes de mayo de 1976, conocidos de Nstor llevaron a su


casa un bolso que, segn dijeron, contena algunos materiales, y sin brindar
mayores detalles, pidieron que se los guardara.

Esa misma noche, entre las 2 y las 3 de la madrugada, un grupo de entre


10 y 12 miembros del Ejrcito Argentino fuertemente armados, irrumpi en la

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casa de Nstor Rodas ubicada en la calle Viedma al 1300, esquina Sarmiento,
partido de General Sarmiento.

Llevaban consigo a una persona que tenan prisionera, y que


posiblemente era Jos.

Increparon violentamente y golpearon a Rodas acerca de si tena armas;


tambin golpearon a dos de sus hijos.

Luego de requisar completamente la casa, Nstor Rodas y Olimpia


Fernndez fueron encapuchados y forzados a subir a un camin que estaba
apostado en la calle y en donde haba otros prisioneros.

La casa de la familia Rodas se encontraba dentro de la jurisdiccin del


rea 470 cuya jefatura ejerca la Escuela de Servicios para Apoyo de Combate
General Lemos, en ese momento, a cargo de Miguel ngel Martelotte, y que
dependa del Comando de Zona IV, cuyo titular, como sabemos, era el
imputado Santiago Omar Riveros.

Desde ese lugar, los condujeron a uno de los CCD que funcion en
Campo de Mayo, en donde Nstor Rodas fue torturado.

Sus hijos quedaron solos en la casa familiar durante algunos das hasta
que avisaron a la familia y tanto sus abuelos como sus tos se ocuparon de
ellos.

Su hijo mayor, Nstor Andrs, y su hermano, Juan de Dios, intentaron


averiguar el paradero de la pareja pero nadie les dio informacin.

Aproximadamente 15 das despus, Olimpia Fernndez fue liberada en


la localidad bonaerense de San Martn y cont a la familia lo ocurrido.

Nstor Rodas Gonzlez, a la fecha, permanece desaparecido.

Prueba

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En este debate contamos con abundantes elementos que nos permiten
arribar a las conclusiones descriptas y que pasamos a detallar.

El testigo Juan De Dios Rodas, hermano de la vctima, relat las


actividades que su familia desarrollaba en Paraguay y explic que debido a la
pertenencia de su padre al Partido Liberal, la familia fue excluida del
otorgamiento de cupos para la produccin de caa.

Esta circunstancia y la imposibilidad de dedicarse a otra actividad, los


oblig a exiliarse.

Fue por eso que su hermano se radic en Argentina.

Escuchamos tambin la declaracin de Nstor Andrs Rodas, hijo


mayor de la vctima, quien describi la actividad social desarrollada por su
padre en el barrio en construccin donde se asent la familia

Especficamente, record que los vecinos usualmente lo buscaban para


realizar acondicionamientos en el barrio.

El testigo, por otra parte, dio cuenta de las circunstancias en que se


produjo el operativo de secuestro de su padre y su pareja, ya que esa
madrugada estaba presente en la casa cuando las fuerzas represivas se los
llevaron.

Record que tanto l como su hermana Susana fueron golpeados.

Adems, tanto Juan De Dios cono Nstor coincidieron en que una o dos
personas fueron llevadas por el Ejrcito a su casa ese da.

Asimismo, Nstor Andrs record que el personal del Ejrcito revis


completamente la casa pero que, sin embargo, no se llevaron ningn objeto.

Y mencion que Susana vio desde la ventana el momento en que suban


a su padre encapuchado junto a su concubina a un camin, estacionado de
culata.
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Adems, cont que por comentarios de vecinos supo que hubo otras
personas del barrio secuestradas aquella noche y que ese no era el nico
vehculo, sino que tambin haban sido visto otros camiones y camionetas.

Record tambin que una vez que el Ejrcito se retir, el barrio qued
bajo vigilancia, ya que se adverta la presencia de personas desconocidas que
circulaban tanto a pie como en autos Ford Falcon.

Tambin se refiri a las averiguaciones que hizo en la Comisara de


Polvorines y en el Batalln de Municiones de esa misma localidad, sin obtener
ninguna informacin.

Por otra parte, Juan De Dios Rodas agreg que a los pocos das de
producido el secuestro, un primo llamado Rafael Gonzlez, aprovechando que
era compaero de estudios de uno de los hijos del aqu imputado Santiago
Omar Riveros, acudi a l para solicitarle informacin sobre Nstor Rodas.

Relat que juntos fueron a Campo de Mayo, y que si bien no los dejaron
ingresar a verlo, Riveros le inform a su hijo que Nstor Rodas se encontraba
con vida, que su situacin era muy complicada y lo exhort a que no fuera
ms a preguntar por l.

Fue Juan De Dios tambin quien reprodujo el relato que de los hechos
hizo a la familia Olimpia Fernndez luego de ser liberada.

Entre las cosas que les cont, mencion que haba estado encerrada
en un CCD en Campo de Mayo, junto con Rodas.

Que si bien all permaneci encapuchada, desde el lugar en donde


estaba escuch los gritos de dolor de Nstor mientras era sometido a
torturas.

Respecto del estado en que se encontraba Fernndez cuando les relat


los sucesos, el testigo Nstor Andrs dijo, lo cito:

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estaba muy mal, con la misma ropa como la llevaron volvi, estaba
golpeada, lastimada.

Y agreg que despus de este episodio ella tom sus cosas, se fue de la
casa y nunca ms tuvieron contacto con ella.

A los testimonios mencionados, se agrega como prueba el Legajo


CONADEP n 5265 y el expediente en el que tramit la ausencia por
desaparicin forzada, cuya sentencia declar que su desaparicin se produjo
en el mes de mayo de 1976.

Por la privacin ilegtima de la libertad de Nstor Rodas Gonzlez,


acusamos a Santiago Omar Riveros.

Florencio Bentez Gmez

Vamos a referirnos ahora a lo ocurrido a Florencio Bentez Gmez,


paraguayo, de 43 aos de edad al momento de los hechos

Era padre de dos hijos varones nacidos en Paraguay, Sinesio y Ricardo


Bentez.

Posteriormente form matrimonio con Irma Gonzlez, de nacionalidad


Argentina, con quien tuvo una hija, Miriam Zulma.

En bsqueda de mejores perspectivas de futuro la familia migr a la


Argentina en 1962, donde naci Sonia Mara Bentez.

Aos despus, su hijo Sinesio sigui sus pasos, asentndose en este


pas.

Se radicaron en el Partido de San Isidro, Provincia de Buenos Aires.

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Con el objeto de promover la organizacin barrial y realizar gestiones
ante las autoridades municipales para obtener mejoras en la zona, el
matrimonio constituy la Sociedad de Fomento 24 de Junio.

Florencio e Irma fueron designados Presidente y Secretaria de Actas,


respectivamente.

Ambos simpatizaban con el Partido Peronista Autntico.

Durante este debate se demostr que el 21 de julio de 1976, en horas de


la madrugada, el Ejrcito Argentino junto con personal de la Polica provincial
y de otras fuerzas de seguridad realizaron un gran operativo tipo rastrillo.

Cercaron desde las 2 de la madrugada una parte del bajo Boulogne que
tiene forma triangular, delimitado por la calle Sarratea, el fondo de la hoy
Autopista del Sol y Camino Real Morn.

Para hacerlo se valieron de una gran cantidad de personal y vehculos,


entre los que se observaron camiones militares.

El operativo fue realizado en la jurisdiccin del rea 420 a cargo del


entonces Director de la Escuela de Comunicaciones de Campo de Mayo, Luis
Sadi Pepa, correspondiente a la Zona 4, entonces a cargo de Santiago Omar
Riveros.

Como consecuencia del operativo, decenas de personas fueron


secuestradas.

Entre ellas Florencio Bentez, hecho que es objeto de este debate, y su


esposa Irma Gonzlez.

El secuestro de Bentez se produjo aproximadamente entre las 4:30 y 5


hs. de la madrugada, en el trayecto entre su casa y la parada del colectivo que
lo conducira a su trabajo en la Papelera Pedotti.

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Cumplida esta etapa del procedimiento, entre 6 y 7 hombres armados y
vestidos con ropa de fajina camuflada verde olivo, pertenecientes al Ejrcito
Argentino, ingresaron violentamente a la vivienda familiar, ubicada en
Segurola 2021, Barrio Villa Mara de Boulogne, Partido de San Isidro, donde
en ese momento dorma Irma Gonzlez junto con sus hijas.

Luego de revisar toda la casa, se la llevaron.

Entre 5 y 8 das despus, se presentaron nuevamente en la casa familiar


5 personas vestidas de civil, que dijeron pertenecer a Coordinacin Federal.

En su poder tenan un plano y procedieron a desenterrar del patio


bolsas que contenan afiliaciones al Partido Peronista Autntico.

Los hijos de Florencio Bentez, Sinesio y Miriam, recorrieron cuanto


lugar pudieron buscndolos.

En uno de esos lugares, el Arsenal de Boulogne, una persona se


comunic por radio con Campo de Mayo y deriv a Miriam a la denominada
Puerta IV, ya que, segn le aseveraron, all se encontraban sus padres.

Sin embargo, cuando lleg al lugar, le negaron rotundamente que sus


padres estuvieran all, y la increparon acerca de quin la haba derivado a ese
lugar. En este juicio se ha comprobado que Florencio Bentez Gmez y su
esposa Irma Gonzlez, permanecieron cautivos en uno de los CCD ubicado en
Campo de Mayo.

Esa es la ltima informacin que se tiene de ellos.

Dominga Cresenciana Aguilera de Gonzlez, tambin realiz


innumerables gestiones y reclamos en el plano nacional e internacional en la
bsqueda de su hija y de su yerno.

Incluso, form parte de las Madres de Plaza de Mayo.

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La familia nunca obtuvo respuestas por parte del Estado, y al da de
hoy, ambos permanecen desaparecidos.

Prueba

Todas estas conclusiones se derivan de la interpretacin conjunta de las


diversas pruebas incorporadas al debate.

Los hijos de Florencio Bentez dieron cuenta de las razones por las que
su padre migr a la Argentina, de su lugar de asentamiento, de su trabajo
como obrero de la Papelera Pedotti, ubicada en Beccar, Provincia de Buenos
Aires, de su actividad sindical, de las preferencias polticas de la pareja y de su
desempeo en la sociedad barrial mencionada.

Esto fue confirmado, incluso, por las constancias aportadas por Hctor
Sanpaulise del libro de Actas de la sociedad vecinal.

All se observa la composicin de la Comisin Directiva, en la que


figura Florencio Bentez como Presidente e Irma Gonzlez de Bentez como
Secretaria de Actas.

La direccin de la Sociedad de Fomento, que puede observarse en el


sello que utilizaban y en las cartas dirigidas a la Municipalidad de San Isidro,
coincide con el domicilio familiar del matrimonio Bentez Gonzlez.

Tales constancias indican, adems, que Irma Gonzles de Bentez era


delegada por la Sociedad de Fomento ante la Federacin de Entidades
vecinales de San Isidro (F.E.V.E.S.I.).

Las referencias expuestas en este debate por Miriam y Sonia Bentez


tambin resultan relevantes sobre la vinculacin de sus padres con el Partido
Peronista Autntico.

En especial, al destacar que a partir de esta relacin es que su padre


Florencio tuvo contacto estrecho con Beto, un joven que concurra a su casa
y que desapareci poco antes del secuestro de sus padres, sus testimonios nos
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permiten desde ya vislumbrar que la persecucin de los integrantes de esa
agrupacin fue la que gui los secuestros de Bentez y de Gonzlez.

Todos los testigos, adems, fueron contestes en destacar la singular


magnitud y extensa duracin del operativo desplegado esa madrugada en el
rea 420, que abarc varias manzanas de Boulogne e implic la coordinacin
de fuerzas diversas por parte de la Jefatura de la Zona 4, en tanto import el
despliegue de barricadas y gran cantidad de mviles y personal del Ejrcito
Argentino y de otras fuerzas de seguridad.

Por ejemplo, Miriam y Sonia Bentez explicaron que los vecinos


manifestaron que se trat de un operativo rastrillo, y que a medida en que se
producan los secuestros por sectores, los lugares por donde ya haban pasado,
se iban liberando.

Tambin indicaron que el operativo comenz entre la 1 y las 2 de la


madrugada, y que abarc un radio aproximado de 15 cuadras.

Ambas testigos tambin destacaron que en ese operativo tipo rastrillo,


expresin que por resultar francamente conocida no hace falta definir,
alrededor de 50 personas fueron secuestradas aqul da y trasladadas en
camiones.

De ellas slo algunas fueron liberadas tiempo despus, como ser los
hermanos Luduea, mientras que otras personas permanecen desaparecidas.

Entre ellas, un menor de 16 aos llamado Julio Alberto Torres.

Sinesio Bentez, por su parte, record que en el operativo tambin


haban desaparecido una persona de apellido Cabrera, alias Cabezn, y Lujn,
quienes estaban relacionados con su padre.

Como puede observarse en la pantalla, en la nmina de integrantes de la


Comisin Directiva de la Sociedad de Fomento aparecen los nombres de
varias de las personas que fueron vctimas del operativo.

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Puede observarse claramente que se menciona a dos personas de
apellido Luduea, y a Julio Torres, quien, de acuerdo a lo que surge del
Legajo Conadep N 1965, era el padre del menor Julio Alberto Torres.

La confirmacin de que se trata de las mismas personas se deprende,


adems, de las direcciones registradas en la nmina, ya que coinciden con el
domicilio sealado por Sonia Bentez como del que fueron secuestrados los
hermanos Luduea, y con el domicilio familiar de donde, tambin de acuerdo
a su legajo CONADEP, fue secuestrado Julio Alberto Torres.

Es por ello que podemos afirmar que algunos de los miembros de la


Sociedad de Fomento 24 de Junio fueron vctimas del operativo del 21 de
julio de 1976, investigacin que actualmente lleva adelante el Tribunal Oral
Federal N1 de San Martn en la causa n 2662.

En cuanto a las caractersticas del operativo, Sinesio Bentez nos relat


lo que l mismo pudo percibir.

As, explic que aqulla noche no se encontraba durmiendo en la


vivienda familiar pero que cuando intent regresar, aproximadamente a las 7
de la maana, no pudo hacerlo, porque haba militares vestidos de fajina verde
olivo y camiones verdes militares, que estaban realizando un operativo
rastrillo, que consista en barricadas que cerraban el barrio.

Refiri que una de las cosas que ms lo moviliz fue haber visto una
camioneta volcada en la que tanto en su interior como en su entorno haba
personas que, de acuerdo a lo que percibi, se encontraran heridas o
fallecidas.

Despus supo por comentarios que eran personas del barrio vecino, que
fueron atacadas mientras se dirigan a sus trabajos, y que actualmente estn
desaparecidas.

El relato de Sinesio al respecto, no slo es descriptivo de la magnitud


del operativo que se vivi aqulla noche en el bajo Boulogne, sino que
encuentra correlato en una serie de documentos de la ex DIPBA que fueron

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incorporados a este juicio, y que se agrupan en el Legajo n 5915, Mesa DS,
carpeta Varios.

El primero de los documentos que queremos resaltar da cuenta de que


en San Isidro, el da 21 de julio de 1976 siendo las 4:45 hs. de la madrugada,
Fuerzas Conjuntas del rea operacional 420 realizaban un operativo
denominado interceptacin en Camino a Morn y calle Bernardo de
Irigoyen, y que en ese contexto sostuvieron un supuesto enfrentamiento con
los ocupantes de un vehculo que no acat la orden de detencin.

De acuerdo a lo que surge del documento, como resultado de ello


murieron sus cuatro ocupantes.

El documento menciona que concluido el hecho, procedieron a


secuestrar diversos elementos, entre los que se encuentra la camioneta
Estanciera IKA.

El segundo documento consiste en una ampliacin de la sntesis


informativa producida 15 minutos despus del parte recin citado, esto es a las
5 de la maana.

All, la Delegacin de San Martn registr la comunicacin que le


efectu un mvil presente en Camino a Morn y Bernardo de Irigoyen, de
Boulogne, que efectuaba un operativo conjunto.

Tambin se seala que como resultado del operativo murieron cuatro


personas que viajaban en una camioneta estanciera IKA, lo que nos permite
afirmar que se estn refiriendo al mismo episodio.

Pero, adems, se consigna, y cito:

Por orden del Jefe militar a cargo del operativo, que se proceda de la
misma manera que se hace en esos casos de corte subversivo. Los cadveres
fueron remitidos al Cementerio de Boulogne.

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Como puede advertirse, estos documentos confirman el hecho relatado
por Sinesio Bentez, pero lo ms importante es que corroboran de manera
documental la produccin del operativo del 21 de julio de 1976 donde fueron
secuestrados Bentez y su esposa, y la intervencin en l del personal del
rea 420, en ese entonces a cargo del imputado Luis Sadi Pepa.

Sobre esto Sinesio Bentez refiri tambin que tiempo despus de este
hecho, a partir de las gestiones que realiz ante el Arsenal de Boulogne y
Campo de Mayo, personal militar le reconoci que en el barrio se haba
producido un operativo con estas caractersticas.

Respecto del secuestro de Florencio Bentez y del lugar y horario


aproximado en que ocurri, los tres hijos fueron coincidentes al afirmar que su
padre no se encontraba presente al momento del operativo en la casa familiar,
pues ya se haba retirado hacia el trabajo.

De las manifestaciones de Sinesio y Miriam Bentez, se pudo establecer


que su padre usualmente sala de la casa entre las 4:30 y 5 de la maana para
dirigirse a la parada de un colectivo, probablemente el 314, ubicada en la calle
Sarratea o la calle Irigoyen, puesto que el horario de ingreso laboral era a las 6
de la maana.

Sonia Bentez precis que luego de que su padre saliera a trabajar, la


casa fue violentada por militares armados.

La familia despert por los golpes y patadas de las personas que


ingresaron.

Explic cmo revolvieron su casa y cmo, luego de que su madre


hablara con un hombre que vesta chaqueta azul y portaba venias en los
hombros, se la llevaron, slo vistiendo un camisn de plush celeste.

Miriam Bentez, incluso, destac que permanentemente se escuchaban


tiros fuera de la casa y que luego de que se llevaran a su madre intent salir,
pero que una persona armada ubicada en la puerta de entrada la oblig a que

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regresara bajo amenazas, pues tena orden de bajar, claramente refirindose a
dispararle.

Sin embargo, pudo despus hacerlo por la parte trasera debiendo


atravesar los techos, ya que el operativo continuaba en la calle del frente.

Es as que busc un telfono y se comunic con el lugar de trabajo de su


padre con el objetivo de informarle lo sucedido, pero le dijeron que l nunca
haba llegado.

En el mismo sentido se expres Sonia Bentez.

Resulta claro, entonces, que Florencio Bentez fue secuestrado entre las
4:30 y las 5 hs., en el trayecto que va desde su casa y la parada de colectivo
314, ubicada a pocas cuadras.

Como vimos, su esposa corri la misma suerte luego, cuando personal


militar ingres por primera vez a la vivienda familiar.

Y decimos por primera vez porque algunas horas ms tarde, como


recordaron Miriam y Sonia Bentez, la casa fue nuevamente inspeccionada
por, entre otros, una mujer con uniforme policial, quien aleg que al haber
cosas de una mujer, se presentaba ella para revisar.

Sonia Bentez agreg que a los pocos das del primer operativo,
nuevamente se presentaron en su casa personas que tenan en su poder un
plano y, delante de ella y de su abuela, desenterraron del patio unas bolsas
que contenan papeles y afiliaciones al Partido Peronista Autntico.

Una descripcin similar de lo ocurrido se aprecia en dos documentos


que fueron incorporados al debate.

El primero es la presentacin efectuada por Dominga Cresenciana


Aguilera de Gonzlez ante el ACNUR y que fue remitida por dicha
organizacin internacional.

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El segundo, la nota dirigida a la Comisin Interamericana de Derechos
Humanos y firmada por Aguilera, aportada por su nieta Sonia Bentez.

En los documentos sealados, Aguilera expresa que el ltimo operativo


fue llevado adelante por 5 personas de civil que retiraron tres paquetes de 10
X 15, que contenan afiliaciones al Partido Peronista Autntico y as tambin,
que le refirieron que Irma se haba declarado culpable, pero no aclararon de
qu.

Tambin en una de estas notas, Aguilera agrega que tiempo despus


encontr en Coordinacin Federal a la persona que estuvo a cargo de este
operativo, que ella lo increp y que este hombre logr evadirla.

Estas referencias nos permiten concluir que, luego de sus secuestros,


Florencio Bentez e Irma Gonzlez fueron interrogados, pues slo por sus
propios relatos pudieron dirigirse a un lugar concreto del inmueble y
desenterrar objetos que no haban sido hallados antes, pues no estaban a la
vista: afiliaciones al partido por el cual ambos simpatizaban.

Finalmente, tambin se comprob en este juicio que ambos fueron


conducidos a un CCD de Campo de Mayo.

En el juicio, se acredit que los familiares realizaron inmediatamente


diversas gestiones para dar con el paradero del matrimonio.

Entre ellas, la de hacerse presente en el Batalln de Arsenales 602.

Miriam Bentez expuso que al da siguiente a la desaparicin de sus


padres concurri a la Comisara de Boulogne; y que all la derivaron al
Arsenal de Boulogne, desde donde efectuaron una comunicacin por radio:
ella escuch que decan, y cito: s, el matrimonio Bentez est ac,
derivndola posteriormente a la Puerta IV de Campo de Mayo porque en ese
lugar estaban sus padres.

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Tambin destac que, al llegar, le negaron que estuvieran all, y la
increparon duramente, preguntndole sobre la persona que la haba derivado a
ese lugar.

Este dato debe ser conjugado con otras referencias brindadas en la


audiencia.

Momentos antes dimos cuenta de la magnitud del operativo, de que


muchas personas fueron apresadas esa madrugada y de que slo algunos
aparecieron con vida.

Entre ellos, los hermanos Luduea, quienes permanecieron alojados en


Comisaras de la Polica de la Provincia de Buenos Aires, fueron puestos a
disposicin del PEN, y posteriormente liberados.

Aos despus, los tres hijos de Florencio Bentez pudieron hablar con al
menos uno de ellos, cuyo mal estado fsico y psquico era fcilmente
perceptible.

Del encuentro, Miriam Bentez se enter de las torturas fsicas a las que
fueron sometidos.

Pero no slo de eso.

En esta audiencia, Miriam detall que, segn el relato de Luduea, ste


no pudo ver a sus padres, pero s escuch la frase siguiente: el matrimonio
Bentez va para este lado, haciendo referencia que inmediatamente se
procedi a una divisin efectuada entre las personas secuestradas.

Esa divisin se hizo para diferenciar a quienes sobreviviran de quienes


no. Coincidentemente se expres en su declaracin Sonia Bentez, quien
refiri que por rumores del barrio y especficamente por los Luduea, conoci
que las personas secuestradas fueron divididas en dos grupos, unos fueron
llevados a Comisaras y tiempo despus fueron liberados, como los hermanos
mencionados.

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Las otras personas fueron dirigidas en camiones a Campo de Mayo y
son sobre quines no se tuvieron ms noticias.

Se ha probado, as, que luego del operativo, los secuestrados fueron


llevado a, al menos, una Comisara de la zona, donde en un momento
determinado fueron divididos en dos grupos, uno de los cuales se deriv a
Campo de Mayo.

Las menciones de uno de los hermanos Luduea y lo que Miriam


Bentez escuch en el Batalln de Arsenales, demuestran que Florencio
Bentez y su esposa Irma Gonzlez integraron el grupo de personas
trasladadas a Campo de Mayo.

Nunca se dio respuesta sobre el paradero de Florencio Bentez Gmez.

Por su privacin ilegtima de la libertad, acusamos a Luis Sadi Pepa y a


Santiago Omar Riveros.

Oscar Eladio Ledesma Medina

Oscar Eladio Ledesma Medina, paraguayo, de 20 aos de edad al


momento de los hechos, viv su niez en Asuncin de Paraguay junto a su
familia, integrada por su madre, Mara Dominga Medina, su padre, Juan
Ledesma Villalba y sus dos hermanas Ana Mara y Carmen Mara Reynalda.

Cuando Oscar tena 13 aos, su familia emigr a Argentina en busca de


un mejor pasar econmico.

Durante un breve tiempo se instalaron en la Capital Federal pero luego


se trasladaron a la calle Moreno 954 del Partido de San Martn, provincia de
Buenos Aires.

Ingres a trabajar en la carpintera de uno de los hermanos del brigadier


Osvaldo Cacciatore.
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All se preocup por las condiciones de trabajo e higiene y form una
comisin entre los trabajadores para mejorarlas.

A travs de esa comisin, logr una inspeccin del ministerio de Salud


que exigi, por ejemplo, que el bao estuviera en condiciones.

Esta actitud proactiva y comprometida no agrad a sus empleadores


que, finalmente, lo despidieron.

Al tiempo consigui empleo en una fbrica de juguetes de plstico, en


donde trabaj hasta el da en que lo secuestraron.

Oscar tena un grupo de amigos con los que siempre se reuna.

Eran tres jvenes paraguayos de quienes su madre slo los conoci por
sus apodos.

Mara Dominga Medina tema por la seguridad de su hijo; en el barrio


se comentaba sobre la desaparicin de hombres y mujeres jvenes; y por eso
insista a su marido en que deban mandar a Oscar a vivir a Paraguay.

A partir de las pruebas producidas en el debate, se acredit que el jueves


5 de agosto de 1976, Oscar Eladio Ledesma Medina fue privado ilegalmente
de su libertad en su domicilio de la calle Moreno 954, partido de San Martn,
Provincia de Buenos Aires, por un grupo conformado por miembros del
ejrcito y de la polica argentina y al menos un miembro de las fuerzas
represivas paraguayas.

A las 2 de la madrugada, mientras Oscar, su madre y un sobrino de solo


dos aos de edad, descansaban, fueron sorprendidos por el operativo.

Los integrantes de la patota, fuertemente armados, irrumpieron en la


casa, identificaron primero a Oscar y luego revisaron todo minuciosamente.

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Uno de sus miembros, cuya identidad no pudimos determinar, result
ser conocido de un amigo de la familia Ledesma y por eso, durante el
operativo, se tap la cara para no dejarse identificar.

En un momento dado, le vendaron los ojos a Mara Dominga, que como


no lograba ver nada, preguntaba desesperadamente por su hijo y por su nieto.

Para tranquilizarla, obligaron a Oscar a que le conteste.

Cuando por fin dej de escuchar ruidos, Mara Dominga se sac la


venda y fue inmediatamente a ver como estaban su nieto y su hijo.

El beb segua durmiendo, pero la coordinacin de las fuerzas


represivas paraguayas y argentinas se haban llevado a Oscar para siempre.

El domicilio de Ledesma Medina, lugar donde se inici su privacin


ilegtima de la libertad, a esa fecha se encontraba dentro de la jurisdiccin del
rea 430 bajo la responsabilidad de Rodolfo Emilio Feroglio, quien por
entonces se desempeaba como Director de la Escuela de Caballera ubicada
en Campo de Mayo.

Esa jefatura de rea, responsable en su radio de accin de todos los


operativos realizados como consecuencia de la llamada Lucha contra la
Subversin, responda a las rdenes de Santiago Omar Riveros, quien como
Director del Comando de Institutos Militares, era responsable y jefe de toda la
Zona 4.

Gestiones

Sus padres lo buscaron incansablemente por comisaras, crceles y


cuarteles del ejrcito.

A partir de diversas gestiones, supieron que lo llevaron al Liceo Militar


y, durante 2 aos, fueron a Campo de Mayo en diferentes oportunidades a
reclamar por su hijo, pero nunca tuvieron respuestas.

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Tambin denunciaron su desaparicin ante distintos organismos; incluso
solicitaron colaboracin al Ministerio de Defensa de Paraguay y al Ministro
del Interior argentino pero, a pesar de la insistencia, slo obtuvieron
respuestas negativas.

Con el tiempo su madre, Mara Dominga, comprendi que ni uno ni


otro pas le iban a dar una respuesta, ya que ambos formaban parte de la
coordinacin represiva regional que se mantuvo en silencio, ocultando los
delitos cometidos para perpetuar su impunidad.

Los padres de Oscar Eladio regresaron finalmente a Paraguay.

Mientras esperaba algn da recuperar los restos de su hijo, Mara


Dominga fue a misa en cada uno de sus cumpleaos y cada 5 de agosto, hasta
el da de su muerte.

Oscar Eladio Ledesma Medina hoy tendra 58 aos Hasta la fecha


permanece desaparecido.

Prueba

Estos hechos se encuentran acreditados, en primer lugar por el relato de


Mara Dominga Medina plasmando en el libro Semillas de Vida.

All describe la vida de Oscar en Asuncin y las circunstancias por las


que, junto a su marido, decidieron trasladarse a Argentina cuando Oscar era un
adolescente; los trabajos en que se desempe su hijo y el conflicto laboral
que atraves en la carpintera, por haber organizado a sus compaeros para
pedir por las mejoras laborales.

Por su parte, Liliana Raquel Monges, hija adoptiva de los padres de


Oscar, dio cuenta de las amistades de nacionalidad paraguaya que por ese
entonces frecuentaba la vctima, de los que Mara Dominga slo conoca los
apodos y que pese a buscarlos luego de su desaparicin, nunca pudo encontrar.

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El secuestro de Oscar Eladio Ledesma Medina, qued demostrado por
la testigo Monges, quien relat el procedimiento tal como se lo haba contado
su madre adoptiva en diversas oportunidades.

Mencion que entre 15 y 20 militares que portaban armas largas


coparon el patio y la casa.

Que, por el acento con el que hablaba, su abuela not que un integrante
de la patota era de nacionalidad paraguaya.

Sobre lo que vivi en ese momento, Mara Dominga Medina en


Semillas de Vida cuenta lo siguiente:

los tres descansbamos cuando, a los dos de la madrugada,


escuch terribles gritos: abran la puerta que la casa est copada!()

me encontr con un hombre joven, bien afeitado, con botas, las gorra
bien puesta, que me dijo tranquila seora, que venimos un rato, prenda la
luz; y yo encend la del patio creyendo que era esa la que me peda.

Vi entonces que uno del grupo se tap la cara y se puso de espaldas;


por qu se tapa la cara? me pregunt, ser porque le conozco.

A su vez, relata que los agentes revisaron toda la casa minuciosamente y


lo hicieron levantar a Oscar para identificarse, quedando su porta documentos
sobre la mesa.

Explic que a ella le vendaron los ojos y que cuando pregunt por su
hijo le dijeron: ah est, bien como usted tambin, seora. A ver pibe!
Contstele a su madre!; Si, mam, respondi Ledesma Medina.

Esas fueron las ltimas palabras que le escuch decir.

Cont que a los pocos das se enteraron que quien se tapaba la cara
durante el operativo result ser un polica conocido de un amigo de la casa,
que les dijo que Oscar haba sido trasladado al Liceo Militar.
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Tiempo despus trataron de contactar al agente, pero nunca lo lograron.

Asimismo, se corrobora el secuestro con los relatos vertidos en el


Legajo CONADEP de la vctima y la denuncia por la ausencia por
desaparicin, en los cuales Juan Ledesma, padre de Oscar, denuncia su
desaparicin.

A su vez, tambin acreditan estos hechos, el informe final de la


Comisin de Verdad y Justicia de Paraguay, la documentacin enviada por el
Centro de Documentacin y Archivo del Paraguay y aquella que fue aportada
por la testigo Judith Roln al momento de prestar testimonio.

Sobre las incansables gestiones que realiz la familia tambin dio


cuenta Liliana Monges, quien dijo que sus padres fueron a la comisara a
averiguar por su hijo y que durante dos aos lo buscaron en Campo de Mayo,
en diversas crceles y cuarteles del ejrcito, pero slo obtuvieron negativas.

En el libro Semillas de Vida, Mara Dominga lo cuenta en primera


persona y concluye:

As, las autoridades alimentaban nuestro dolor y nuestra


incertidumbre; sellaban, con un perfecto cerco de silencio y complicidad la
suerte de mi hijo y la impunidad de sus verdugos.

Liliana Raquel Monges, durante su declaracin, dijo que despus de


muchos aos su abuela supo del Operativo Cndor y ah comprendi por
qu las autoridades argentinas y paraguayas, que actuaban en conjunto, no la
haban ayudado a encontrar a su hijo.

Por la privacin ilegtima de la libertad de Oscar Eladio Ledesma


Medina, acusamos a Rodolfo Emilio Feroglio y a Santiago Omar Riveros.

Fausto Augusto Carrillo Rodrguez

Trataremos ahora el secuestro de Fausto Augusto Carrillo Rodrguez,


paraguayo, quien al momento de los hechos tena 32 aos.
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Se acredit en este juicio que el 16 de agosto de 1976, un numeroso
grupo de hombres, integrantes de las fuerzas represivas estatales que actuaban
en coordinacin con las fuerzas de otras dictaduras del Cono Sur, secuestraron
a Fausto Carrillo cuando se diriga desde su lugar de trabajo en la interseccin
de Braden y Padre Patio hacia su casa en la calle 5ta entre Salta y Ayacucho,
de la ciudad de Formosa.

Desde all, los captores lo llevaron al CCD La Escuelita donde fue


visto por mltiples sobrevivientes de aquel centro que aos despus pudieron
dar cuenta de lo ocurrido.

Se ha establecido que el secuestro ocurri en el mbito jurisdiccional


rea 234 a cargo del por entonces Coronel Alturria, dentro de la Sub-zona
23, por entonces a cargo del General Cristino Nicolaides, y que dependa a su
vez del General Leopoldo Fortunato Galtieri, responsable de la Zona 2.

Sabemos que este no es el primer proceso judicial que investiga lo


ocurrido con el Dr. Carrillo.

El Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Formosa se pronunci en


dos oportunidades al respecto.

En primer trmino, en el ao 2009 en la denominada causa Colombo


y luego, en 2013, en la causa Camicha.

En ambas sentencias se tuvo por acreditado el secuestro del Dr. Carrillo


el 16 de agosto de 1976 en la ciudad de Formosa y su posterior traslado al
CCD Capilla San Antonio - La Escuelita donde se le aplicaron tormentos
que provocaron su muerte.

As, el referido Tribunal encontr responsables y conden, por estos y


otros crmenes, respectivamente, a Juan Carlos Colombo; y a Juan Carlos
Camicha, Jos Medina, Sergio Gil, Luis Gonzlez, Flix Oscar Romero y
Mario Osvaldo Sosa; todos ellos miembros de fuerzas de seguridad argentinas.

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El anlisis y la valoracin de los mltiples elementos de prueba
producidos en este debate nos permiten no solo coincidir con las
circunstancias que tuvo por acreditas el Tribunal formoseo, sino tambin
advertir que no fue nicamente el aparato represivo argentino el responsable
de lo ocurrido con el Dr. Carrillo.

En este debate se acredit la conjunta intervencin de fuerzas


argentinas, paraguayas y chilenas; razn por la cual lo ocurrido con
Carrillo permite demostrar tambin la operatividad y alcances de la
coordinacin represiva ejecutada en el marco de la Operacin Cndor.

Nacido en Asuncin, Fausto Augusto Carrillo era abogado y viva en la


ciudad de Formosa junto con su esposa Mara Felicita de Carrillo.

All, trabajaba en el estudio jurdico del Dr. Arturo Acosta Mena.

Sabemos, a partir de los testimonios de Clarisa Carrillo y Andrs


Medina que desde Formosa, Carrillo llevaba adelante acciones en defensa de
los presos polticos del rgimen de Stroessner.

Tambin pudimos conocer que Fausto Carrillo era uno de los


principales dirigentes del PRT-ERP en la ciudad de Formosa y que producto
de esta actividad poltica fue intensamente buscado hasta producirse su
secuestro.

Se prob que, durante los primeros das del mes de agosto de 1976,
motivadas por la visita de Videla a la Provincia, las fuerzas represivas
argentinas realizaron un gran nmero secuestros dirigidos en particular a
integrantes del PRT-ERP de Formosa.

Se trataba justamente de la clula del PRT-ERP que en aquel entonces


lideraba Fausto Carrillo.

Sobre este punto se expresaron Elsa Chagra y Adriano Acosta,


quienes dieron cuenta que efectivamente durante aquellos das tanto ellos

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dos como Mirta Insfran, Ismael Rojas y Andrs Medina, entre otros, fueron
secuestrados en Formosa y llevados al CCD La Escuelita.

Pudimos establecer que estas operaciones no solo interesaban a las


fuerzas argentinas.

Tambin importaban al aparato represivo paraguayo, tal como surge de


diversa documentacin incorporada a este debate.

En primer lugar y tal como surge del documento del Archivo del
Terror de fecha 11 de agosto de 1976 remitido a este Tribunal por la
CIDH en el marco del caso de Goibur, se ha acreditado que las fuerzas
paraguayas se mantenan permanentemente al tanto de lo que pasaba en
Formosa gracias a la coordinacin informativa existente entre las dictaduras
americanas del cono sur.

En dicho documento se advierte cmo, por ejemplo, la gendarmera


argentina de Clorinda se comunicaba con el General paraguayo Alejandro
Fretes Dvalos, Jefe del ESMAGENGA, quien luego informaba al Jefe del
Departamento de Investigaciones, es decir a Pastor Coronel.

En segundo trmino, lo ocurrido a Carrillo nos permite no slo observar


el despliegue de la comunidad informativa regional, una de las funciones de la
Operacin Cndor, sino que tambin es til para acreditar la materializacin
de otra de sus funciones, cual fue la de la actuacin de fuerzas represivas de
un pas en el territorio de otro.

En lo que especficamente se refiere a las circunstancias que rodearon el


secuestro de Carrillo, se ha podido acreditar en este juicio la presencia de
represores paraguayos en nuestro pas y de represores argentinos en Paraguay,
llevando adelante detenciones, interrogatorios y torturas de forma coordinada
con las fuerzas locales.

Como ya hemos dicho, las fuerzas represivas paraguayas estaban


informadas de los operativos contra integrantes del PRT-ERP.

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Tambin fueron informados de la detencin de Carrillo.

Al respecto, se comprob que represores paraguayos se hicieron


presentes en el CCD La Escuelita para interrogarlo y torturarlo.

Prueba de esto es, por ejemplo, la nota del 13 de enero de 1984


remitida por Amnesty International al Ministerio de Relaciones Exteriores
y Culto, obrante a fs. 36 del legajo CoNaDeP de Carrillo, en que se seala que
por disposicin del por entonces Jefe de rea, Coronel

Reinaldo Martn Alturria, se permiti a oficiales del Ejrcito


Paraguayo interrogar a Carrillo.

La presencia de represores paraguayos fue confirmada, en


principio, por Ismael Rojas, quien comparti cautiverio con Carrillo.

De forma coincidente con la denuncia que efectu ante la CONADEP


al formarse el legajo n 6363, destac que escuch a captores hablando en
guaran.

En idntico sentido se pronunci Elsa Chagra quien refiri haber


escuchado tonadas paraguayas.

Lo mismo manifest Andrs Medina a quin sorprendi advertir


tonadas extranjeras dentro del CCD.

La carta de Telmo Carrillo, hermano de la vctima, del 4 de abril de


1984 y la denuncia realizada por Felicita Gimnez de Carrillo obrantes a
fs. 11/14 y 18/19 del legajo CONADEP formado en relacin al caso de
Fausto Carrillo coinciden y confirman que integrantes de las fuerzas
paraguayas estuvieron en el CCD La Escuelita participando de los
interrogatorios a Carrillo.

Como complemento, la presencia de paraguayos en el centro


clandestino es referida a fs. 101/103 del libro Semillas de Vida aportado por

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el testigo Federico Tatter donde se receptan los dichos de sobrevivientes que
compartieron cautiverio con Carrillo.

Es ms, justamente por haber estado en el CCD La Escuelita con


Carrillo las fuerzas paraguayas aseveran sin atenuantes su detencin en
Formosa en distintos documentos obrantes en el Archivo del Terror
identificados con los n 00028F 0284, 00143F 0931 y 00192F 0327.

Es decir, los integrantes de las fuerzas represivas paraguayas no solo


haban sido informados por sus pares argentinos del operativo que se llevaba
adelante en Formosa, sino que tambin supieron del secuestro de Carrrillo e
incluso estuvieron presentes y participaron de las salvajes torturas y los
interrogatorios que se desarrollaban en el CCD.

Sin embargo, la coordinacin represiva, no acab aqu, sino que fue


evolucionando conforme los intereses de ambos gobiernos nacionales, que a
partir de las sucesivas detenciones se iban generando.

Pudimos saber a lo largo del juicio que las fuerzas represivas argentinas
se proponan no solo secuestrar a Fausto Carrillo, lder de la Zona de Formosa
del PRT-ERP, sino tambin desarticular toda la organizacin.

Por tal motivo, interrogaron y aplicaron feroces torturas a Carrillo sobre


las cuales dieron fe los testigos Elsa Chagra, Adriano Acosta, Ismael Rojas
y Andrs Medina quienes compartieron cautiverio con l, y acreditan el
pauprrimo estado de salud en que se encontraba producto de esos maltratos.

Su delicado estado de salud sumado a la inquebrantable resistencia a los


apremios que fue tambin referida por los testigos, llevaron a las autoridades
argentinas a requerir a las fuerzas paraguayas la captura de Felicita Gimnez,
la esposa de Carrillo en Asuncin, quien das antes del secuestro de su marido
haba migrado a Paraguay con Clarisa Carolina, la hija del matrimonio de solo
meses de edad.

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As fue como por disposicin del 2do Departamento de ESMAGENFA,
el 24 de agosto de 1976, Felicita Gimnez de Carrillo fue secuestrada del
domicilio de su suegro junto con su pequea hija Clarisa Carolina.

Ambas fueron trasladadas al Departamento de Investigacin de


Asuncin que diriga Pastor Coronel.

Al respecto escuchamos a la propia Clarisa Carolina Carrillo quien


relat las circunstancias del secuestro, el traslado y el cautiverio en el CCD
paraguayo.

Se incorporaron tambin los dichos de Felicita Gimnez de Carrillo,


quien al declarar en el juicio Camicha realiz una minuciosa descripcin
que coincide con el testimonio de su hija.

Fortalece lo que venimos diciendo el documento del archivo del


Terror identificado con el n 00141F 0876, de donde surge que la esposa de
Carrillo fue detenida el 24 de agosto de 1976 por disposicin del 2do
Departamento de ESMAGENFA.

Incluso, se incorpor a este debate la ficha que el departamento de


Investigaciones de la Polica paraguaya elabor en virtud de la detencin,
identificada con el n 00017F 1035 del Archivo del Terror, que fue aporta por
Clarisa Carrillo al declarar.

Asimismo, otras pruebas incorporadas al juicio permiten demostrar


que la coordinacin represiva no se limit tampoco a la detencin de
Felicita Gimnez, sino que la coordinacin represiva continu.

Se encuentra acreditado que integrantes de fuerzas represivas


argentinas viajaron a Asuncin para participar de las torturas y los
interrogatorios a los que fue sometida la esposa de Carrillo.

Sus propias declaraciones en el marco de las causas Colombo y


Camicha , que fueron incorporadas en este juicio, son coincidentes en que una
vez dentro del Departamento de Investigaciones de Asuncin fue torturada e
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interrogada conjuntamente por integrantes de fuerzas de seguridad paraguayos
y tres argentinos.

Las preguntas se las hacan los argentinos, quienes la interrogaban sobre


actividades polticas en Formosa; y las torturas estaban a cargo de los
paraguayos.

Gimnez de Carrillo mencion tambin que los argentinos le


mostraron el maletn de trabajo de su marido y su documento y le dijeron,
y cito textualmente l ya no est para responder, l no puede responder
nada, extremo que no slo es un elemento adicional para confirmar su
secuestro anterior, sino el estado en que haba quedado tras las intensas
torturas a las que fue sometido.

Pero no solo la tonada de los argentinos le permiti conocer su


nacionalidad.

Felicita Gimnez los pudo ver; y reconoci a uno como miembro de


la Gendarmera de Formosa.

Adems, con posterioridad pudo ver fotografas de los represores


argentinos Spada y Sosa, a quienes reconoci como dos de los presentes en
los interrogatorios y torturas sufridas en el Departamento de Investigaciones
de Paraguay.

Como elemento indiciario que refuerza sus dichos en este sentido,


debemos citar aqu un documento, tambin del Archivo del Terror, que
demuestra en general la coordinacin existente entre las dictaduras argentina y
paraguaya; y en particular, las actividades que en esa coordinacin le caban a
la Jefatura del rea 234 y al mencionado Spada.

Nos referimos al identificado con el n 00172F 0570, ya mencionado


al detallar lo ocurrido al ciudadano uruguayo Gustavo Insaurralde, donde se
dej constancia de la presencia, en 1977, en el Departamento de Poltica y
Afines de Paraguay a cargo por entonces del comisario Cantero, de ngel

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Spada y Camicha de la Jefatura de rea 234; y de otros argentinos de la
SIDE.

Y por si esto fuera poco, se encuentra acreditado que pocos das despus
de regresar de Asuncin, Sosa, identificado tambin por Felicita Gimnez; y
Domato, tambin integrante de la Jefatura de rea 234, pidieron al jefe de
rea, Reinaldo Alturria, que gestionase la remisin desde Asuncin de copia
del resultado del interrogatorio realizado a Gimnez de Carrillo.

Sobre este extremo contamos con la nota mediante la cual hicieron


dicho pedido el 21 de septiembre de 1976 obrante a fs. 308 de la causa 200/06
de Juzgado Federal n 2 de Formosa.

Es evidente, entonces que el secuestro en Paraguay de Felicita Gimnez


haba sido realizado a pedido de fuerzas argentinas, que luego de la
detencin haban viajado a Asuncin a realizar el interrogatorio y que,
finalmente, para poder continuar con las aprehensiones de otros integrantes
del PRT-ERP de Formosa, pedan copia del resultado del interrogatorio.

El documento requerido por los argentinos no es otro que el identificado


con los nmeros 00002F 1133/4 remitido por el Museo de la Memoria,
encontrado en los Archivos del Terror bajo el ttulo Declaracin Indagatoria
de Mara Felicita Gimnez de Carrillo.

Reiteramos: el secuestro de Felicita Gimnez se llev a cabo en


Paraguay por expreso pedido de las fuerzas argentinas.

Sin embargo, lo que luego le ocurri tambin sirve para demostrar el


inters paraguayo que sigui a su captura y la permanente coordinacin
existente bajo el marco de la Operacin cndor.

Sabemos a raz de sus propias declaraciones en este juicio que Mara


Felicita Gimnez de Carrillo y su hija Clarisa Carrillo permanecieron cautivas
en Asuncin.

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Del Departamento de Investigaciones fueron llevadas al Penal de
Emboscada desde donde eran regresadas espordicamente a
Investigaciones para nuevos interrogatorios.

Las preguntas ya no se concentraban en Fausto Carrillo sino que


referan a su hermano, Telmo Carrillo, requerido por las autoridades
paraguayas.

La coordinacin y el intercambio de informacin entre las fuerzas


argentinas y paraguayas, as y en lo que respecta a estos casos, continu.

A las fuerzas paraguayas les interesaba el secuestro de Telmo Carrillo, y


las fuerzas argentinas, tal como lo posibilitaba la Operacin Cndor,
aportaban informacin para poder localizarlo.

As, contamos con el Informe del 17 de enero de 1977 elaborado por


el Jefe de Polica de Asuncin e identificado con el n 00192F 0299 del
Archivo del Terror, donde se hace alusin a una correspondencia escrita por
Telmo Carrillo y literalmente indica La carta mencionada en Anexo fue
interceptada por los servicios de inteligencia de Argentina y entregado en la
noche del 13 de enero de 1977.

Las pruebas recin sintetizadas muestran claramente la coordinacin


que existi entre las fuerzas represivas argentinas y paraguayas para lograr los
secuestros e interrogatorios bajo tormentos de Fausto Carrillo en Formosa y
Felicita Gimnez y Clarisa Carrillo en Asuncin; y el intercambio de
informacin para aprehender a Telmo Carrillo.

Pero se prob tambin en el juicio que en estos casos a la coordinacin


regional se sum la colaboracin especfica de las fuerzas chilenas.

Al describir sus padecimientos en Asuncin, la forma en que fue


interrogada por los argentinos y torturada por paraguayos, Felicita Gimnez
explic que, incluso, se hizo presente una persona con una tonada extraa, al
que llamaban Chico, quien le practic hipnosis.

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Y explic que tiempo despus, ya en el exilio, al hablar con ciudadanos
chilenos, pudo discernir que esa tonada extraa de quien le practicaba
hipnosis, que no era ni paraguaya ni argentina, perteneca a un chileno.

Y su conclusin se ve corroborada por documentacin remitida a este


juicio desde Chile, como parte de la instruccin suplementaria requerida.

En esta audiencia se incorpor el acta obrante a fs. 2.742/2.744 de la


causa ROL N 2.182/98 denominada Plan Cndor de la Corte de
Apelaciones de Santiguo de Chile.

All se recepta la declaracin del Coronel chileno Marlo Luis Manuel


Moren Brito del 12 de diciembre de 2003.

El acta da cuenta que por instruccin del director de la DINA fue


comisionado a Paraguay para hacer una demostracin de interrogatorio por
hipnosis, ocasin en la que se dirigi a la Jefatura de Estado Mayor Paraguay.

La coincidencia es, entonces, concluyente.

Resulta claro que comprobar tal intervencin es un extremo de


particular relevancia para demostrar la magnitud de esa coordinacin represiva
regional que posibilit la existencia de la Operacin Cndor.

Y tal intervencin, como vimos, fue probada en este juicio.

Mara Felicita Gimnez de Carrillo y Clarisa Carolina Carrillo,


finalmente, fueron liberadas el 11/10/1977 gracias a presiones de
organizaciones internacionales de DDHH.

Se exiliaron en Francia donde viven hasta la actualidad.

Desde all realizaron innumerables gestiones para denunciar lo sufrido


por ellas y por Fausto Carrillo.

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La dictadura argentina nunca reconoci haber secuestrado y asesinado
al Sr. Carrillo y busc deliberadamente encubrir sus actos para obtener
impunidad, como lo demuestran los documentos obrantes en la causa
Carrillo, Fausto Augusto s/ Desaparicin Forzada del Juzgado Federal 2 de
Formosa donde a fs. 287/292, 305, 306 y 309 obran comunicaciones entre
distintos miembros de la Jefatura de rea 234 que pretenden simular que tanto
Fausto Carrillo como Mirta Insfran estaban prfugos, cuando en verdad los
dos haba sido secuestrados y asesinados en el CCD La Escuelita.

La coordinacin represiva resulta inescindible de los sucesos que hemos


reseado.

Carrillo no fue solamente vctima de la represin argentina. Lo ocurrido


con l es consecuencia del despliegue del plan criminal denominado
Operacin Cndor.

Al iniciar la descripcin de lo que le pas, mencionamos que algunas


personas fueron condenadas por sus padecimientos.

Las limitaciones del objeto procesal nos impiden dirigir sendas


acusaciones contra otros responsables.

Tampoco podemos hacerlo en lo que respecta a los sufrimientos de


Mara Felicitas Gimnez y Clarisa Carolina Carrillo.

Pero esos hechos s pueden ser utilizados como pruebas que se suman a
las ya expuestas y a las que posteriormente se citarn, para demostrar el
andamiaje logstico, tcnico e ideolgico proporcionado por la Operacin
Cndor para la coordinacin represiva regional.

Federico Jorge Tatter Morinigo

Es momento ahora de referirnos a lo sucedido con Federico Jorge Tatter


Morinigo, paraguayo, que fue secuestrado y desaparecido en esta Ciudad a los
54 aos de edad.

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Hijo de inmigrantes alemanes, apodado Chopeli por sus familiares y
amigos, Tatter inici su carrera en la Armada de Paraguay, institucin de la
que fue dado de baja en 1947, tras haber participado en una sublevacin.

A partir de este momento inici su participacin poltica dentro del


Partido Comunista Paraguayo, motivo por el cual fue perseguido y debi
abandonar su pas, radicndose en Buenos Aires.

Por esa poca contrajo matrimonio con Idalina Radicce Arriola, con
quien tuvo tres hijos: Mara Magdalena, Mara Cristina y Federico Jorge.

En Argentina, Tatter continu con su participacin en actividades del


partido comunista paraguayo, en oposicin a Stroessner.

Al poco tiempo, en 1951, fue deportado por las autoridades argentinas


al Uruguay con fundamento en la llamada Ley de Seguridad del Estado.

Permaneci all hasta que, luego de pasar por Brasil, en 1954 retorn a
Paraguay.

En ese pas su nombre figuraba en las listas negras de la dictadura, y es


por eso que fue perseguido, detenido y torturado en al menos tres
oportunidades.

Es por eso que en 1963 retorn a nuestro pas, y esta vez se instal en la
Ciudad de Resistencia, Provincia de Chaco.

Recin en 1965 su esposa y su hijo Federico viajaron a Chaco para


reunirse con l.

Sus dos hijas se quedaron en Asuncin, al cuidado de los abuelos.

En Resistencia, su actividad poltica continu.

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Se vincul no solo con miembros de su propio partido sino tambin con
otros exiliados paraguayos que, como l, se oponan a Stroessner.

Es por eso que cuando Stroessner visit la provincia, Tatter y otros de


sus connacionales fueron detenidos preventivamente.

Cuando lo liberaron, se radic con su familia en la localidad de Lomas


de Zamora, Provincia de Buenos Aires.

Por aquel entonces esa localidad reuna a gran cantidad de exiliados


paraguayos que se organizaban para denunciar los crmenes del rgimen de
Stroessner.

En el marco de una nueva visita de Stroessner a nuestro pas en 1972,


Tatter fue detenido junto con otros compatriotas.

Junto con algunos de ellos, entre los que se encontraban Gloria Strag,
Mercedes y Coral Soler, Juan Bernardino Mndez Vall y Elvio Romero, lo
llevaron al edificio de Coordinacin Federal de la PFA, oportunidad en la que
le tomaron sus datos personales y le sacaron fotografas, que luego fueron
enviadas a Paraguay.

En 1974 la familia Tatter se mud a la calle Urquiza n 133 del barrio


de Once de la Capital Federal, donde adems de la vivienda, se encontraba el
taller de electricidad y reparacin de electrodomsticos en el que trabajaba
Federico Tatter.

Continu con su vnculo con otros ciudadanos paraguayos exiliados, as


como su participacin en el Partido Comunista de aquel pas.

En este marco, se reuna con Alberto Prspero Barret Viedma y Ricardo


Barreto Dvalos.

Realizaban afiliaciones para el partido desde Buenos Aires.

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Mientras tanto, su hijo, Federico Jorge Tatter Radicce, comenz a
participar en actividades polticas vinculadas con la problemtica local.

Es as que tena participacin en su colegio secundario, donde realizaba


actividades en oposicin a la intervencin de autoridades militares en el
mbito educativo.

Al producirse el golpe de Estado en nuestro pas, algunos exiliados,


compaeros de Tatter en el PC paraguayo, se fueron de la Argentina en
bsqueda de lugares ms seguros.

Si bien Tatter saba que las fuerzas argentinas y paraguayas actuaban de


forma mancomunada y que se encontraba en riesgo, no quera afrontar un
nuevo exilio; slo admita la posibilidad de abandonar nuestro pas para
regresar a Paraguay.

En este juicio se acredit que el 15 de octubre de 1976, en horas de la


maana, Ricardo Barreto Dvalos fue secuestrado de su lugar de trabajo,
ubicado en barrio porteo de Liniers.

El grupo que lo secuestr estuvo conformado por alrededor de seis


hombres armados, que se trasladaban en dos.

Ese mismo da, en horas de la tarde, un grupo de entre seis y siete


hombres, algunos vestidos de fajina y otros de civil, que tambin se
desplazaban en dos vehculos, secuestraron a Federico Jorge Tatter Morinigo
de su domicilio de la calle Urquiza n 133.

Los captores se presentaron como pertenecientes al Ejrcito Argentino e


ingresaron al domicilio en bsqueda de Federico Tatter Morinigo y de su hijo.

Entre ellos, se encontraba Carlos Espaadero, militar retirado que se


desempeaba en el Batalln de Inteligencia 601 y se haca llamar Mayor
Pea o Peirano.

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Federico Tatter Radicce no estaba en la casa, haba salido minutos antes
y desde la calle advirti lo que estaba sucediendo.

Es por eso que se qued observando la situacin desde las


inmediaciones.

Dentro de la casa, los captores tomaron los documentos de Federico


Tatter Morinigo y para verificar su identidad, se comunicaron con personal
que no estaba en la casa.

Lo interrogaron violentamente sobre sus actividades en Paraguay, su


vnculo con otros de sus compatriotas y sobre presuntas actividades realizadas
en zonas fronterizas.

Tambin interrogaron al matrimonio sobre el paradero de su hijo, ya


que pretendan llevarse a los dos.

Al padre se lo persegua por pedido de las autoridades paraguayas y al


hijo por sus actividades polticas locales.

Alrededor de las 20 hs algunos de los represores se retiraron de la casa


llevando consigo a Federico Tatter Morinigo, a quien subieron en un Peugeot
504 de color claro.

El resto del grupo permaneci dentro de la casa junto con Idalina


Radicce a la espera de que llegara su hijo.

Federico Tatter Radicce, quien haba observado todo desde afuera,


ignoraba que ese grupo permaneca en el lugar, e ingres al taller.

Es as que, una vez adentro, percibi la presencia de dos hombres


armados que se ocultaban y obligaban a su madre a recibir a quien ingresase al
local.

Cuando su madre lo vio, simul que se trataba de un cliente ms y le


indic que volviera en otro momento, que su pedido no estaba terminado.
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Afortunadamente los captores no lo identificaron, por lo que pudo huir
del lugar y refugiarse con familiares.

Por la noche, el personal que haba quedado en el negocio fue


reemplazado por otro.

A las dos de la madrugada abandonaron la casa.

Cuando se fueron, dejaron encerrada a Idalina Radicce y le advirtieron


que no intentara comunicarse con el comando radioelctrico ni con la
Comisara porque ya todos saban del operativo.

Alrededor de las seis de la maana, llegaron al lugar otros tres hombres,


quienes revisaron nuevamente el lugar e interrogaron a Idalina sobre el
paradero de su hijo.

Le dijeron que ni ella ni su marido estaban colaborando para ubicarlo, y


se retiraron definitivamente.

Ni ella ni su hijo volvieron a ver a Federico Jorge Tatter Morinigo,


quien hasta el da de hoy permanece desaparecido.

Sres. Jueces: Los dos secuestros del 15 de octubre de 1976 que hemos
descripto, el de Ricardo Barreto Dvalos por la maana y el de Federico Jorge
Tatter Morinigo por la tarde, ocurrieron en la Subzona Capital Federal.

El primero en territorio a cargo del rea V, cuyo responsable entonces


era Jorge Alberto Muzzio.

El segundo, el de Tatter Morinigo, se ejecut en el rea VI, a cargo de


la Armada Argentina.

Tras esos secuestros, Federico Tatter Radicce escap de Buenos Aires y


con ayuda de exiliados paraguayos amigos de su padre lleg hasta Paraguay,
cruzando la frontera de forma clandestina.

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Las fuerzas argentinas lo siguieron buscando e incluso recurrieron a la
comunidad informativa para poner en conocimiento a las fuerzas paraguayas y
requerir su colaboracin.

Afortunadamente no lo encontraron.

Idalina Radice de Tatter, por su parte, realiz mltiples gestiones para


conocer el destino de su marido.

Hizo presentaciones judiciales y ante organismos de derechos humanos


y diversas autoridades y personalidades importantes de todo el mundo.

Incluso, intercambi correspondencia, entre otros militares, con el aqu


imputado Antonio Minicucci, quien manifest carecer de informacin, y neg
tener jurisdiccin en la zona donde haba ocurrido el secuestro.

Como Federico Tatter Morinigo tena tambin nacionalidad alemana, su


esposa busc ayuda en la embajada de ese pas.

Sin embargo, no contaba con que en ese lugar las autoridades haban
asignado justamente al agente del Batalln de Inteligencia 601
Espaadero, quien haba participado en el secuestro de su esposo, para
que brindara asesoramiento a los familiares de desaparecidos.

De ms est decir que ningn resultado se obtuvo de esas gestiones, ni


de ninguna otra, ya que tanto las autoridades argentinas como las paraguayas
negaron tener conocimiento de lo ocurrido.

Recin en diciembre de 2005 el defensor del pueblo de Paraguay


reconoci la responsabilidad del Estado paraguayo por lo ocurrido con
Federico Tatter Morinigo en Buenos Aires, y resolvi en indemnizar a sus
familiares.

Prueba

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En cuanto a la prueba, sobre la participacin de Tatter Morinigo en el
Partido Comunista del Paraguay, su expulsin de las fuerzas armadas
paraguayas, la persecucin que sufri en su pas de origen y las razones de su
exilio en la Argentina, escuchamos en esta audiencia a Luis Casavianca y a
Federico Jorge Tatter Radicce.

Tatter Radicce incluso aport el decreto de 1947 en que se lo dio de


baja del ejrcito por sublevacin, as como su credencial personal y la copia de
su legajo, emitida por el Comando de las Fuerzas Militares del Estado Mayor
Conjunto de Paraguay.

Como complemento, contamos con el libro titulado Semillas de Vida,


que da cuenta de su primer exilio a nuestro pas y su posterior retorno a
Paraguay luego de pasar por Uruguay.

Sobre la persecucin que sufri durante su regreso a Paraguay, tambin


fue su hijo quien nos relat lo ocurrido, pero adems contamos con la
documentacin hallada en el Archivo del Terror que confirma su testimonio.

Nos referimos a los documentos identificados como Nros. 00186F


1.555, 1.556, 1.614 y 1.900, y a la fotografa que le fue tomada durante una de
sus detenciones.

A su exilio en Resistencia en 1963, tambin se refiri Federico Tatter


Radicce, y se incorpor la ficha elaborada por ACNUR en relacin con su
caso y el cuestionario para determinar el status de refugiado.

Respecto del traslado de la familia a Lomas de Zamora, Tatter Radicce


nos explic que ello se motiv en la detencin que sufri su padre en
Resistencia en razn de la visita de Stroessner.

Por otra parte, Alberto Prspero Barret Viedma record la detencin


sufrida por Tatter Morinigo en 1972, con motivo de una nueva visita del
dictador paraguayo.

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Tatter Radicce tambin se explay al respecto; y aport fotografas
encontradas en el Archivo del Terror que dan cuenta de que, posteriormente,
se enviaron a Paraguay registros de los detenidos en aquella oportunidad.

El testigo tambin se refiri al traslado de la familia al domicilio de la


calle Urquiza, lo que encuentra correlato en la ficha obrante a fs. 1 del legajo
CONADEP n 1737.

Sobre las actividades vinculadas al partido comunista paraguayo que la


vctima desarrollaba en esta Ciudad, adems de a su hijo escuchamos a
Arsenio Barreto Bez,

En la audiencia record que su padre, Ricardo Barreto Dvalos, que


tambin perteneca al partido comunista paraguayo, habitualmente se reuna
con Tatter Morinigo y con otros compatriotas.

Como mencionamos, sabemos que adems de reuniones con otros


paraguayos, Tatter se encargaba de las afiliaciones al partido, y que de esto
estaban al tanto las fuerzas represivas paraguayas.

Esto surge claramente de los documentos del archivo del terror 00010F
1750 y 1583, 00011F 1255 y 0242F 0387.

Sobre las circunstancias del secuestro de Ricardo Barreto Dvalos,


ocurrido en la maana del mismo 15 de octubre, se refirieron tanto Tatter
Radicce como Arsenio Barreto Bez.

La informacin al respecto se encuentra adems volcada en el libro


Semillas de Vida donde, entre otras cosas, recepta el relato de su esposa
Ramona Bez de Barreto.

En cuanto a las circunstancias de modo, tiempo y lugar en las que


ocurri el secuestro de Tatter Morinigo, en la audiencia escuchamos a su hijo,
quien dio numerosas precisiones pues, recordemos, se encontraba observando
todo desde la calle.

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As, pudo ver cmo los captores sacaron a su padre del negocio y lo
introdujeron en un vehculo.

Fue por eso que identific que uno de los que particip en ese operativo
fue Carlos Espaadero.

Adems de lo narrado por Tatter Rdice en esta audiencia, contamos


con las actas que resean las manifestaciones volcadas en varias
oportunidades por Idalina Radice Arriola de Tatter, quien lamentablemente
falleci antes de tener oportunidad de prestar testimonio en este juicio.

Son ms de una docena de declaraciones y denuncias que fue realizando


a travs del tiempo, tanto en nuestro pas como en el exterior.

Entre ellas, se encuentra el acta que recepta su testimonio del 12 de


mayo de 1999 ante la justicia paraguaya, y que fue aportado por la testigo
Yudith Roln, as como el acta de su declaracin en el marco de la causa
denominada Ramiro Gonzlez, agregada a fs. 3687/3689 de la causa n1504
del registro de este Tribunal Oral.

Como complemento contamos con la sentencia dictada por el Juzgado


en lo Civil n 43 que declar que su desaparicin forzada ocurri el 15 de
octubre de 1976.

Sres. Jueces: El debate ha permitido comprobar la coordinacin que


existi en estos hechos entre las fuerzas argentinas y paraguayas.

Tal conclusin se deriva no slo por el trabajo combinado que haban


realizado con anterioridad a los secuestros; sino tambin por el conocimiento
que se tena en ambos pases de las gestiones realizadas por sus familiares y
amigos.

Muestra de ello son los documentos del archivo del terror n 0038F
0068 y 00178F 0473/4, que incluso se refieren a Tatter Morinigo como
Activo dirigente del partido comunista paraguayo desaparecido en
Argentina, luego de participar en actividades subversivas.
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Adems, contamos con la resolucin dictada por el defensor del pueblo
de Paraguay en 2005 aportada por la testigo Roln.

En ella se tuvo por acreditado que Tatter fue detenido y desaparecido en


Buenos Aires por su condicin de opositor poltico al gobierno paraguayo,
y se reconoci la responsabilidad de ese gobierno.

En el juicio tambin se comprob la persecucin que sufri su hijo por


parte de las autoridades argentinas.

En este sentido, los documentos del archivo del terror n 00172F 0334 y
00188F 1703 tambin dan cuenta del intercambio de informacin entre
Paraguay y la Argentina y demuestran en forma concluyente cmo las
autoridades paraguayas estaban informadas del ingreso de Federico Tatter
Radicce a Paraguay y el inters argentino en su captura.

En cuanto a las gestiones que llevaron adelante los familiares de Tatter


Morinigo y Barreto Dvalos, se presentaron mltiples acciones de Habeas
Corpus las que fueron sistemticamente rechazadas.

Tambin acudieron a Naciones Unidas, Amnesty International y a la


Comisin Interamericana de Derechos Humanos, entre otros organismos
internacionales.

Ninguna de las gestiones consigui revelar lo que le ocurri, pues las


autoridades de ambos pases lo ocultaron, favoreciendo la impunidad.

Es que, como ya hemos dicho pero vale la pena reiterar, la coordinacin


no culminaba con el secuestro y la desaparicin, sino que despus el vnculo
continuaba a travs del pacto de silencio con el pacto de silencio con el que se
aseguraba la impunidad en el caso, pero tambin la continuidad del acuerdo
criminal.

En este punto, resta referirnos brevemente a la intervencin del agente


del Batalln de Inteligencia 601 Carlos Espaadero en las denuncias

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realizadas por los familiares de Tatter Morinigo ante la embajada de Alemania
en nuestro pas.

A ello se refirieron tanto Federico Tatter Radicce, como Idalina Radicce


de Tatter, lo que fue confirmado por la propia embajada de la Repblica
Federal Alemana a travs de las notas obrantes a fs. 210 y 219/220 del
expediente n 28.013/85 remitido por el Ministerio de Relaciones Exteriores y
Culto.

Pero, adems, al debate se incorporaron las expresiones del propio


Carlos Espaadero vertidas en el juicio celebrado por el Tribunal Oral en lo
Criminal Federal de Comodoro Rivadavia, en el que se juzg la desaparicin
del conscripto Rodrguez Diguez.

En tal oportunidad, Espaadero no solo manifest que se desempe en


el Batalln de Inteligencia 601 como personal civil de inteligencia, sino que
tambin reconoci haber utilizado el nombre Mayor Pea y haberse
desempeado en la embajada de Alemania donde se entrevist con familiares
de personas desaparecidas.

Y como dijimos, se ha probado que Espaadero fue uno de los que


intervino en el operativo que secuestr a Tatter Morinigo.

Sres. Jueces: Sobre los hechos que hemos relatado, las limitaciones
impuestas durante la etapa procesal anterior, sumadas a los fallecimientos de
los imputados Videla, Harguindeguy y, recientemente, Olivera Rvere, nos
impiden dirigir una acusacin formal contra alguno de los responsables de su
secuestro y posterior desaparicin.

Sin embargo, lo que le ocurri tanto a Tatter Morinigo como a su


compaero Barreto Dvalos, as como la persecucin coordinada que se
dirigi contra Federico Tatter Radicce, dan cuenta de la puesta en
funcionamiento del andamiaje de coordinacin proporcionado por la
Operacin Cndor.

Juan Jos Penayo y Cstulo Vera Bez

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Ahora vamos a examinar los hechos de los cuales fueron vctimas los
ciudadanos paraguayos Juan Jos Penayo y Cstulo Vera Bez.

De 52 y 33 aos respectivamente, Penayo y Vera Bez eran dirigentes


del Partido Comunista de su pas.

Debido a la persecucin que sufrieron luego de la asuncin de


Stroessner, se vieron forzados, primero, a vivir de manera clandestina y,
posteriormente, a emigrar hacia la Argentina.

En el caso de Cstulo Vera Bez, las fuerzas represivas paraguayas


haban detenido a su hermano y saban que l resida clandestinamente en el
pas, as que en 1973 cruz la frontera y se instal en Posadas.

All, trabaj como albail; y continu con sus actividades partidarias


junto a varios de sus compaeros que haban salido de Paraguay en similares
condiciones que l.

Juan Jos Penayo, por su parte, que ya haba sido detenido durante la
dcada del 60, y ahora estaba nuevamente requerido en Paraguay, lleg a la
Argentina en 1976.

En Paraguay qued su pareja, Victoria Gmez, que haba sido


secuestrada y estaba embarazada.

En nuestro pas, Penayo se instal en Puerto Iguaz, Misiones, donde se


desempe como responsable del Comit zonal del Partido Comunista
Paraguayo.

Desde su puesto, y junto con sus compaeros Lidia Cabrera, Sotero


Franco, Pastora Cabrera y Nercio Stumps, realizaba denuncias por las
condiciones de trabajo de los obreros de la represa de Itaip.

A pesar de estar en otro pas, su persecucin continu al punto de que la


Gendarmera Argentina lo citaba constantemente para tomarle declaraciones.

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Es por esta razn que el comit zonal recibi varios mensajes de alerta
que enviaban desde el partido Comunista Paraguayo, y que indicaban que
todos corran peligro.

Penayo estaba localizado e identificado.

En este juicio se acredit que en horas de la tarde del 18 de enero de


1977, personal de la Gendarmera de Puerto Iguaz actuando de manera
conjunta con la Polica de Misiones, secuestr sucesivamente a Nercio
Stumps, Sotero Franco, a Lidia Cabrera y a su hermano Esteban.

En los operativos que se produjeron allanaron la casa de todos ellos y la


de Pastora Cabrera, a quien sin embargo no se llevaron.

Los pusieron a disposicin del Jefe del rea 2.3.2, que entonces era el
imputado Carlos Humberto Caggiano Tedesco, y los trasladaron a distintas
dependencias de la provincia, donde permanecieron en condiciones inhumanas
de alojamiento y donde los interrogaron por su participacin poltica.

El 22 de enero los entregaron a las autoridades paraguayas, quienes


los cruzaron en balsa desde Posadas hacia Encarnacin de Paraguay.

Ya en suelo paraguayo, los llevaron al Departamento de Investigaciones


de Asuncin, donde luego de un nuevo interrogatorio, solicitaron a las
autoridades del Gobierno de Encarnacin la captura de Juan Jos Penayo y
de Cstulo Vera Bez.

A los pocos das, entre el 21 y el 28 de enero de 1977, por pedido del


partido Cstulo Vera Bez se traslad desde Posadas a Puerto Iguaz para
averiguar qu haba pasado con sus compaeros.

Fue primero a la casa de Pastora Cabrera, en donde le informaron lo


sucedido.

Se reuni despus con Juan Jos Penayo para ponerlo al corriente de la


situacin y convencerlo de que deban huir de Puerto Iguaz.
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Juntos decidieron abandonar la ciudad, pero ya era demasiado tarde.

Lo que Vera Bez desconoca era que la Gendarmera le estaba


siguiendo los pasos desde que sali de la casa de Pastora Cabrera.

Ese mismo da, Juan Jos Penayo y Cstulo Vera Bez fueron
secuestrados por fuerzas de seguridad argentinas en la terminal de mnibus de
Puerto Iguaz y conducidos al CCD ubicado en el Servicio de Informaciones
de la Polica provincial, en la ciudad de Posadas.

Esos hechos, ocurrieron dentro de la jurisdiccin del rea 2.3.2, la cual


abarcaba para ese entonces, toda la provincia de Misiones.

Su responsable al momento de los hechos era el acusado Carlos


Humberto Caggiano Tedesco, jefe del Distrito Militar Misiones.

Se prob en este juicio, que el andamiaje de coordinacin de la


Operacin Cndor permiti que Cstulo Vera Bez y Juan Jos Penayo,
luego de haber sido secuestrados en la provincia argentina de Misiones,
hayan sido trasladados clandestinamente hacia Paraguay.

Desde el 28 de enero de 1977, fueron alojados como prisioneros en el


Departamento de Investigaciones de Asuncin, ms precisamente en el
sector llamado Redondo.

All fueron vistos por ltima vez ,con muestras visibles de haber sido
salvajemente torturados.

Si bien existieron diversas versiones acerca de cul fue su destino, no


hay certeza acerca de lo que les pas y hasta el da de hoy, permanecen
desaparecidos.

Prueba

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Estos hechos se encuentran probados, en primer lugar, por el testimonio
de Lidia Esther Cabrera de Franco en esta audiencia, quien dio cuenta de la
pertenencia al PC paraguayo de Cstulo Vera Bez y de Juan Jos Penayo.

Tambin nos habl de la persecucin que sufri Vera Bez en Paraguay,


razn por la cual emigr a la Argentina.

Tambin se incorpor el libro titulado Sobreviviente de autora de su


esposo, Sotero Franco, en donde se relata que en mayo de 1973 mientras Vera
Bez viva escondido en Paraguay, se enteraron de que la polica de Stroessner
saba de su presencia en ese pas, por lo que todos ellos decidieron irse a la
Argentina.

En relacin a la persecucin de la que fue objeto Juan Jos Penayo, el


documento titulado Antecedentes de Juan Jos Penayo remitido va exhorto
por el Centro de Documentacin y Archivo de Paraguay, da cuenta de su
detencin en la dcada del 60.

A este hecho tambin se refirieron los testigos Joel Filrtiga y Luis


Alberto Wagner, quienes relataron en este juicio haber estado detenidos en
Paraguay junto con Penayo.

En el documento que recin mencionamos, tambin se asent, con fecha


6 de enero de 1976, que el Departamento de Investigaciones de Paraguay
recomend nuevamente su captura por desarrollar actividades en favor del
Partido Comunista Paraguayo.

Acerca de las actividades de los integrantes del Partido Comunista


Paraguayo en Puerto Iguaz, Sotero Franco relat, tanto en su declaracin
como en su libro, la misin y las tareas que desarrollaban.

Agreg tambin que el responsable del grupo era Penayo.

El testigo Luis Carlos Casabianca, record en este debate que, das


antes del secuestro, Juan Jos Penayo fue advertido por un compaero del

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partido, quien le dijo que deba irse porque su presencia en la zona era
conocida por las fuerzas represivas.

Asimismo, se incorpor un artculo periodstico sobre Penayo y Vera


Bez aportado por Yudith Roln, que tambin da cuenta de las actividades de
Penayo en Puerto Iguaz.

En cuanto al operativo del que fueron vctimas Lidia Cabrera, Sotero


Franco, Esteban Cabrera y Nercio Stumps, sus cautiverios en diferentes
centros clandestinos en Argentina, los violentos interrogatorios que sufrieron y
su posterior traslado a Paraguay, se encuentran acreditados por sus
declaraciones en este debate.

Adems, se incorporaron el legajo CONADEP de Lidia Cabrera, el libro


Sobreviviente de Sotero Franco al que ya hicimos referencia, y diversos
documentos hallados en el Archivo del Terror, entre los que corresponde
destacar los identificados con el nmero 703 y 704 del rollo 143, fechados el
20 y el 21 de enero de 1977.

All, el Cnsul de Paraguay en la ciudad de Posadas inform al


Ministro del Interior, Sabino Montanaro, sobre el procedimiento de detencin
de los hermanos Cabrera, de Franco y de Stumps, a lo que agrega, y lo cito
textualmente:

En la conversacin mantenida con el Sub jefe de la Polica de la


Provincia me manifest que los detenidos sern puestos a disposicin de la
Jefatura de rea Militar a cargo del Cnel. Carlos Humberto Caggiano
Tedesco, con asiento en Posadas, quien presumiblemente dispondr que los
mismos, por ser subversivos, sean puestos a disposicin del Poder Ejecutivo
de la Nacin.

Adems, contamos con otro documento que respalda el testimonio que


sobre sus secuestros y traslado clandestino a Paraguay dieron los
sobrevivientes.

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Se trata del documento, tambin proveniente del Archivo del Terror,
que transcribe el interrogatorio sufrido por Sotero Franco en el
Departamento de Investigaciones de Asuncin.

Como podemos ver, a continuacin se asienta la solicitud de captura de


Penayo y Vera Bez, y se informa que finalmente se produjo con la
colaboracin de las autoridades de Puerto Iguaz, las que adems
ayudaron para que ambos fueran remitidos a ese Departamento de
Asuncin.

Sobre el recorrido que hizo Cstulo Vera Bez en Puerto Iguaz hasta
que fue secuestrado junto con Juan Jos Penayo, declararon Lidia y Esteban
Cabrera y Sotero Franco.

Lidia Cabrera precis que el operativo ocurri en la terminal de


mnibus de la ciudad de Puerto Iguaz, lo que coincide con lo asentado en los
libros titulados Semillas de Vida, En los stanos de los generales y en el
informe final elaborado por la Comisin de Verdad y Justicia de Paraguay.

En cuanto a la fecha del secuestro, si bien no se pudo determinar con


exactitud, es a partir de diversos elementos incorporados al debate, entre los
que se encuentran el informe de la Comisin de Verdad y Justicia, el
expediente civil por la ausencia por desaparicin forzada de Cstulo Vera
Bez, los testimonios de Lidia Cabrera y de Sotero Franco, y diversos
documentos del Archivo del Terror, que podemos concluir que tuvo lugar
entre el 21 y el 28 de enero de 1977.

En efecto, de acuerdo a lo que hemos relatado, sabemos que se produjo


con posterioridad al interrogatorio de Sotero Franco en Paraguay, y es en esas
fechas en las que l y sus compaeros fueron alojados en el Departamento de
Investigaciones de Asuncin.

Adems, contamos con el libro de entradas y salidas de detenidos del


Departamento de Investigaciones de Asuncin, que obra en el Archivo del
Terror y fue aportado a este debate por la testigo Yudith Roln.

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All, como podemos ver, se asent el ingreso de Vera Bez a ese centro
de detencin, con fecha 28 de enero de 1977.

Ese mismo da fue interrogado.

El documento titulado Declaracin Informativa del Detenido Cstulo


Vera Bez da cuenta de esa circunstancia.

A esto se agrega como referencia otro documento del Archivo del


Terror, fechado el 2 de febrero de 1977, en el que constan anotaciones de los
interrogatorios sufridos por Sotero Franco, Cstulo Vera Bez y Juan Jos
Penayo.

Es a partir de estos elementos, entonces, que hemos concluido que el


secuestro ocurri entre el 21 y el 28 de enero de 1977.

Ahora bien, respecto de las fuerzas que intervinieron en el secuestro, los


testigos Lidia y Esteban Cabrera dieron cuenta de la participacin de la
Gendarmera Argentina, institucin por entonces dependiente del Ej. Arg.

Esto tambin se encuentra reflejado en el informe de la Comisin de


Verdad y Justicia de Paraguay, en la documentacin remitida desde el Centro
de Documentacin y Archivo de Paraguay y en el libro de Stella Calloni Los
aos del lobo.

Sobre el traslado de Vera Bez y Penayo desde Argentina a Paraguay;


y puntualmente sobre su cautiverio en Asuncin, adems de los documentos
mencionados, contamos con otro, tambin del Archivo del Terror titulado
Nmina de detenidos recluidos en esta jefatura que NO figuran.

En l aparecen sus nombres, as como tambin los de Lidia Cabrera,


Sotero Franco, Esteban Cabrera y Domingo Roln Centurin.

Adems de su presencia en el lugar, demuestra cmo la burocracia


paraguaya llevaba una doble contabilidad de los alojados en las dependencias

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oficiales: los que formalmente figuraban y los que estaban recluidos
clandestinamente.

Respecto del cautiverio de las vctimas, el testigo Sotero Franco se


refiri al deplorable estado fsico en el que se encontraban tanto Penayo como
Vera Bez en Asuncin.

Sres. Jueces: Como mencionamos, no se ha podido determinar el


destino que corrieron Penayo y Vera Bez inmediatamente despus de que
fueron vistos en el Departamento de Investigaciones de Asuncin.

De la prueba incorporada, surgen algunos indicios.

Uno de ellos es el testimonio de Lidia Cabrera, quien mencion que en


ese lugar un guardia le dijo que los haban matado.

En este sentido se incorporaron el artculo titulado Pastor Coronel en


la mira de un nuevo proceso judicial; y la revista Dictadura y memoria de
enero y febrero de 2007, aportados por Yudith Roln, que mencionan que
fueron asesinados en abril de 1977.

Por otra parte, el informe de la Comisin Verdad y Justicia afirma que


Penayo fue visto por ltima vez en diciembre de 1977, y que Vera Bez lo fue
el 13 de junio de 1978.

Esto ltimo concuerda con la sentencia de Paraguay que establece esa


fecha como presuntiva del fallecimiento de Vera Bez.

Sin embargo, debemos aclarar que de las pruebas recolectadas en el


debate, esa fecha solamente encuentra sustento en el documento de la Polica
de Paraguay fechado el 12 de junio de 1978, de donde surge que varios
reclusos del Penal de Emboscada se haban declarado en huelga de hambre,
solicitando el traslado a ese establecimiento de varios presos polticos, entre
los que mencionan a Cstulo Vera Bez.

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Tambin del libro Semillas de Vida, surge que Vera Bez podra
haber pasado por La Emboscada.

Sin embargo, no hemos encontrado otros elementos que sustenten esta


informacin.

Por ltimo, debemos mencionar que tambin acreditan los hechos


descriptos, los legajos CONADEP correspondientes a las dos vctimas.

En este juicio, por la privacin ilegtima de la libertad a la que fue


sometido Cstulo Vera Bez, acusamos a Carlos Humberto Caggiano
Tedesco.

Al igual que ocurre con otros hechos, debido a las limitaciones de la


etapa de instruccin, nos vemos imposibilitados de acusarlo formalmente por
los hechos que damnificaron a Juan Jos Penayo, a Lidia y a Esteban Cabrera,
a Sotero Franco y a Nercio Stumps.

Sin perjuicio de ello, a partir de la descripcin que realizamos, la


acreditacin de lo que les sucedi constituye prueba inequvoca de la
operatividad del marco de coordinacin establecido por la Operacin o Plan
Cndor.

Domingo Guzmn Roln Centurin

A continuacin trataremos lo ocurrido con Domingo Guzmn Roln


Centurin.

Antes de adentrarnos en los sucesos que fueron acreditados en este


juicio, es necesario realizar una aclaracin.

Cuestiones procesales nos impiden dirigir una acusacin contra los


responsables de su secuestro y los tormentos que sufri.

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Sin embargo, resear lo ocurrido con l es por dems ilustrativo a los
efectos de comprender el funcionamiento de la coordinacin represiva que
existi entre Paraguay y Argentina en el marco de Cndor.

Pasamos entonces a desarrollar lo padecido por Domingo Roln


Centurin, ciudadano paraguayo, que tena 19 aos cuando fue secuestrado.

Desde joven, integr las Ligas Agrarias Cristianas de Paraguay,


movimiento poltico que se opona al dictador Stroessner.

Sabemos, a partir de su propio testimonio en este juicio, que producto


de esta actividad y por pertenecer a una familia marcadamente opositora al
rgimen dictatorial, fue intensamente perseguido en su pas, motivo por el cual
tuvo que migrar a la Argentina en 1974.

Confirmaron sus dichos el testimonio de su sobrina, la testigo experta


Yudith Roln, quien se expidi sobre su filiacin poltica, y sobre los motivos
y circunstancias de su exilio en Argentina.

Es as que se instal en Buenos Aires, donde se relacion con otros


compatriotas sin perder contacto con sus familiares en Paraguay, quienes le
informaban sobre las novedades polticas y el avance de la represin.

Gracias a su declaracin en este juicio, sabemos que mientras estaba en


Argentina tom conocimiento que sus familiares haban sido detenidos por las
fuerzas paraguayas; y que Pastor Coronel, el jefe del Departamento de
Investigaciones de la Polica paraguaya, exiga que se entregara a cambio de la
libertad de ellos.

Fue por ese motivo que, portando documentos falsos, regres a


Asuncin a comienzos de octubre de 1976.

Pretenda negociar su rendicin con las fuerzas.

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Sin embargo, ante los consejos de sus amigos, quienes desconfiaban que
su rendicin fuese a beneficiar la situacin de sus familiares, finalmente
desisti de la idea de entregarse y decidi volver a la Argentina.

Para ello utilizara los mismos documentos falsos con los que haba
ingresado a Paraguay.

Se acredit en este debate que el 14 de octubre de 1976 fue detenido por


la Gendarmera del departamento de Pilcomayo de la Provincia de Formosa,
cuando intentaba ingresar a Argentina.

Inicialmente, su detencin se debi a que descubrieron que tena


documentos apcrifos.

La Gendarmera lo entreg a la polica para ingresarlo en una unidad


penitenciaria local.

Sin embargo, a poco tiempo de ser detenido, su situacin empeor.

Las fuerzas represivas argentinas se comunicaron con sus pares de


Paraguay, quienes rpidamente dedujeron que se trataba de Roln Centurin,
y les advirtieron que su captura era de inters para las fuerzas paraguayas.

Inmediatamente enviaron una copia de su cdula de identidad que


contena sus verdaderos datos filiatorios y una fotografa.

Como relat Domingo Guzmn Roln Centurin, al poco tiempo de ser


ingresado en la unidad penitenciaria, le dijeron que lo liberaran.

Sin embargo, le vendaron los ojos, lo introdujeron en una camioneta


y lo trasladaron secuestrado a un lugar, que luego sabra que se trataba
del Regimiento de Monte 29.

En este juicio se logr establecer que el secuestro ocurri en el mbito


jurisdiccional del rea 234, en ese momento a cargo de Reinaldo Martn
Alturria, Jefe del Regimiento de Infantera de Monte n 29, y que responda a
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la Sub-zona 2.3, por entonces a cargo de Cristino Nicolaides, quien, a su vez,
dependa de Leopoldo Fortunato Galtieri, Comandante de la Zona 2.

En el Regimiento de Monte 29 fue salvajemente torturado e interrogado


sobre su verdadera identidad y sus actividades polticas en oposicin al
dictador Stroessner.

En estos hechos no slo tom parte el personal del lugar sino tambin,
segn el testigo pudo advertir, personas que tenan tonada chilena y
paraguaya.

Se encuentra acreditado que permaneci en ese lugar, sometido a


condiciones inhumanas de alojamiento, hasta el 2 de diciembre de 1976.

Ese da, luego de drogarlo y envolverlo en frazadas, dos personas lo


introdujeron en el bal de un automvil marca Mercedes Benz.

En ese automvil, cruzaron el Ro Pilcomayo sobre una balsa y llevaron


a Roln Centurin al CCD ubicado en el Departamento de Investigaciones de
la capital paraguaya.

Sobre este extremo, adems de haber escuchado en esta audiencia al


propio Roln Centurin, contamos con las actas que asentaron las
manifestaciones de Teodoro Victoriano Delgado Candia y Bonifacio Castillo
ante la defensora del pueblo de San Ignacio Guaz.

Ambos compartieron cautiverio con l en el Departamento de


Investigaciones; y mencionaron haber tomado conocimiento de que haba sido
trasladado desde Argentina en el marco del Operativo Cndor.

En el mismo sentido se manifestaron los testigos expertos Antonio


Valenzuela Candia y Yudith Roln quienes mencionaron el secuestro en
Argentina y su posterior entrega a fuerzas Paraguayas, as como su traslado a
Asuncin.

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A ello se suma, el documento del Archivo del Terror n 0143F 0471
aportado por Rosa Palau durante su declaracin en este juicio, en donde
consta el traslado ilegal de Domingo Roln desde Formosa, Argentina, al
Paraguay, en el bal de un automvil.

Tambin acreditan el ingreso de Roln Centurin al Departamento de


Investigaciones de Asuncin, los documentos del Archivo del Terror n 143F
1118, 1119 y 1120 aportados por el testigo Tatter Radicce.

Estos documentos consisten en una ficha que se elaboraba cada vez que
una persona ingresaba en ese lugar; y un informe sobre sus actividades
polticas y su detencin.

Se acredit asimismo que en el Departamento de Investigaciones, fue


nuevamente sometido a torturas e interrogatorios que eran dirigidos por el
Jefe del Departamento, Pastor Coronel, y que engrillado permaneci alojado
en la oficina donde se le tomaban los datos y se fotografiaba a las personas
secuestradas.

Al respecto contamos con otro documento del archivo del Terror


aportado por Roln Centurin, titulado Declaracin Indagatoria de
Domingo Roln Centurin, donde se dej constancia de la informacin
obtenida en los interrogatorios bajo tortura a los que fue sometido en
Asuncin.

Corroboran el relato de Roln sobre los tormentos que padeci, las actas
elaboradas por la defensora del pueblo de Paraguay, relativas a los dichos de
Julin Cubas, Eulalia Leguizamn de Gmez y Esteban Cabrera, quienes
compartieron cautiverio con l en el Departamento de Investigaciones.

A ello se suman los testimonios de Lidia Esther Cabrera de Franco y


Eduardo Sotero Franco, quienes afirmaron en este juicio que conocieron a
Roln Centurin cuando estaban recluidos en el Departamento de
Investigaciones de Asuncin, oportunidad en la que hablaron con l y as
supieron que lo haban detenido en Formosa y llevado a Paraguay en el bal
de un auto.

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El lugar en el que permaneci alojado, esto es, la oficina donde se
tomaban datos y fotografas, le permiti ver a muchos de los que compartieron
cautiverio con l y conocer sus nombres, como es el caso de Goibur, Landi,
Logoluso, Santana Escotto, Insaurralde, Vera Bez, Cabrera de Franco y
Sotero Franco, entre otros.

Durante su testimonio en este juicio, Domingo Roln Centurin explic


que permaneci privado de su libertad durante un ao en el Departamento de
Investigaciones de Asuncin, hasta que lo trasladaron al Penal de Emboscada.

Desde donde obtuvo la libertad el 15 de agosto de 1978, la que fue


otorgada bajo la condicin de presentarse peridicamente en dependencias
policiales paraguayas.

El Documento del Archivo del Terror n 200F 1600, aportado por


Carlos Osorio, confirma su reclusin en el Penal de Emboscada, como as
tambin su calidad de detenido poltico.

Sobre las circunstancias de su liberacin, tambin contamos con el


documento elaborado por el jefe de la polica paraguaya, que fue encontrado
en el Archivo del Terror e identificado con el n 00143F-1121, aportado por
Federico Tatter Radicce, en el que se informa al respecto.

Al poco tiempo de ser liberado y por temor a ser nuevamente


secuestrado, escap a Buenos Aires, donde fue localizado por las fuerzas
locales y debi retornar a su pas, al no contar con la documentacin necesaria
para la residencia.

Domingo Roln Centurin denunci los crmenes de los que fue vctima
ante organizaciones internacionales como la Cruz Roja y ante el Estado
paraguayo, que eventualmente reconoci las violaciones a los derechos
humanos de las que fue vctima y le otorg una indemnizacin, mediante la
resolucin N 110/02 de la Defensora del Pueblo.

Actualmente, Roln Centurin vive en Asuncin y trabaja en la


Comisin de Verdad y Justicia de Paraguay.

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Su vida fue marcada en forma definitiva por los sucesos que sufri los
cuales, tal como se desprende del Informe del Ministerio de Salud Pblica de
Asuncin aportado por l a este juicio, dejaron mltiples secuelas
psicolgicas, con las que debe lidiar hasta hoy.

Como hemos adelantado, por motivos procesales no podemos


formalizar una acusacin en torno a los hechos que hemos descripto.

Sin perjuicio de ello, los hechos descriptos se agregan a los elementos


de conviccin ya referidos y a los que haremos mencin de aqu en adelante y
que dan cuenta de la coordinacin que existi entre fuerzas argentinas y
paraguayas en el marco de Cndor.

Agustn Goibur Jimnez

Agustn Goibur Jimnez era paraguayo; y tena 47 aos cuando fue


secuestrado.

Estaba casado con Elba Elisa Gimnez, con quien tena tres hijos:
Rogelio, Rolando y Patricia.

En Paraguay curs sus estudios universitarios y se recibi de mdico


traumatlogo.

Como estudiante particip de la vida poltica en Asuncin, e integr el


Grupo Universitario Colorado.

Cuando se recibi trabaj en el hospital Rigoberto Caballero, en donde


fue presionado para falsificar actas de defuncin de manifestantes
asesinados por la polica de Stroessner.

Como se neg a ser cmplice de esas atrocidades, perdi su empleo y


comenz a ser intensamente perseguido por la dictadura.

En este marco, a fines de 1959, se exili junto con su familia en la


provincia de Misiones, Argentina.
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All trabaj como mdico rural y tambin en hospitales.

Tambin desarroll diverso tipo de actividades contra la dictadura de


Stroessner, e integr el MOPOCO, del que lleg a ser Vicepresidente.

Como ya explicamos, el movimiento se propona denunciar las


persecuciones y los crmenes de las fuerzas represivas de Stroessner.

El MOPOCO nucleaba a los ciudadanos paraguayos que, como Gladys


Mellinger de Sanemann y su esposo Rodolfo Sanemann, haban huido de la
dictadura y se haban radicado en Argentina.

Es por este motivo que la represin paraguaya continu hostigando a


Goibur y a su familia en Argentina, lo que los oblig a adoptar diversas
medidas de seguridad para evitar posibles atentados.

A pesar de ello, en 1969 Agustn Goibur y su pequeo hijo Rolando


fueron secuestrados por integrantes de la marina paraguaya, quienes los
capturaron mientras pescaban en aguas argentinas del Ro Paran, y los
llevaron forzadamente a territorio paraguayo, donde permanecieron alojados
en un calabozo de una dependencia de esa fuerza.

El nio fue liberado al da siguiente, y a Agustn Goibur lo trasladaron


a Asuncin, donde luego de pasar por distintos centros de reclusin, fue
encerrado en la Comisara 7ma de esa ciudad.

Stroessner haba logrado detener a uno de los opositores exiliados que


ms le preocupaba y a quien, adems, consideraba un traidor al partido
Colorado.

Sin embargo, en diciembre de 1970, el Dr. Goibur junto con otros


prisioneros, logr fugarse a travs de un tnel.

Se asil en la embajada de Chile y logr salir hacia ese pas para


regresar, al poco tiempo, a Posadas, en donde haba quedado su familia.

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Tal como se demostr en este juicio, como consecuencia de la audaz
fuga, la persecucin de las fuerzas de Stroessner sobre Goibur se intensific.
En Posadas l continu con el ejercicio de la medicina, y tambin con su
participacin en el MOPOCO.

En diciembre de 1974, fue vctima de un intento de secuestro, que fue


frustrado por sus hijos y amigos de la familia, quienes detuvieron a un polica
paraguayo de apellido Cocco.

La persona aprehendida confes que haba sido enviado por el gobierno


de Stroessner para secuestrar al Dr. Goibur.

La familia lo entreg a la Gendarmera Argentina, la que a los pocos


das lo liber sin cargos.

La presin derivada de este hecho, condujo a Goibur a mudarse


nuevamente, esta vez con la intencin de alejarse de la frontera con Paraguay.

As fue que, con la colaboracin de miembros del MOPOCO, en enero


de 1975 Goibur se radic con su familia en Paran, Entre Ros.

All ejerci la medicina en el Hospital San Martn y en el Sanatorio


Rivadavia; y continu su participacin poltica en el MOPOCO.

Sin embargo, aunque la distancia con Paraguay era ahora mayor, la


persecucin no ces.

Como ya hemos mencionado, en este juicio se demostr que Francisco


Ortiz Tllez, cnsul paraguayo en Misiones, remita permanentemente a la
inteligencia paraguaya informes relativos a las actividades de Goibur y del
MOPOCO en Paran.

Y al producirse el golpe de Estado en nuestro pas, la situacin de


Agustn Goibur y su familia empeor an ms.

Su hijo, Rogelio, fue detenido en una razzia en Corrientes.


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Si bien lo liberaron, rpidamente volvieron a detenerlo a pedido de las
autoridades paraguayas, quienes informaron que era hijo de un "peligroso
subversivo".

En este contexto, Agustn Goibur viaj a Corrientes y ofreci


entregarse a cambio de la libertad de su hijo.

Sin embargo, finalmente logr la libertad de Rogelio sin quedar l


mismo prisionero.

Luego de este hecho, Rogelio Goibur se qued en Corrientes y su


padre volvi a Paran.

Pero eso no era todo.

El hijo menor de la familia, Rolando Goibur, tambin era


permanentemente vigilado por un polica argentino llamado Cacho Dur,
quien asista a clases en el colegio secundario nocturno con l.

Por este motivo, su padre lo envi a Buenos Aires a la casa de un


compaero del MOPOCO: Anbal Florentn.

Agustn Goibur se qued entonces en Paran con su esposa Elba Elisa


Bentez y su hija menor, Patricia, de 9 aos.

El 7 de febrero de 1977, recibi una citacin de la delegacin de la


Polica Federal de Paran, en la que no se indicaban los motivos de la
convocatoria. Es as que a la maana siguiente, se present en la comisara y
estuvo aproximadamente dos horas esperando ser atendido, hasta que
finalmente le comunicaron que la citacin haba sido un error.

Sin embargo, advirti que durante la espera, personas que no conoca


pasaban frente a l y lo miraban atentamente.

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Es que, en efecto, quienes haban sido designados para capturarlo,
usaron este mtodo para asegurarse de identificarlo correctamente, para entrar
en accin al da siguiente sin riesgo de equivocarse.

En este debate se prob que Agustn Goibur Jimnez fue


violentamente secuestrado el 9 de febrero de 1977 en la va pblica frente a
la vivienda ubicada en la calle Nogoy n 579, de la ciudad de Paran,
Provincia de Entre Ros, por integrantes de las fuerzas represivas estatales que
actuaban en forma coordinada con las fuerzas represivas paraguayas.

A cargo del control de dicho territorio, en ese momento estaba el Jefe


del Escuadrn de Ingenieros Blindado n 2, sede del rea 221, Oscar
Fernando Monzn, quien responda a las rdenes del responsable de la
Subzona 2.2, Juan Carlos Trimarco.

El secuestro ocurri de la siguiente manera:

El 9 de febrero de 1977, aproximadamente a las 11 de la maana,


mientras Goibur se encontraba en la casa de Esthela Marina Prez, ubicada
en la calle Nogoy n 579 de la ciudad de Paran, uno de los secuestradores a
bordo de Ford Falcon colision intencionalmente contra su automvil, que
estaba estacionado al frente.

El conductor del Falcon, requiri entonces la presencia del dueo del


auto, simulando querer recompensarlo por los daos ocasionados.

As fue que Goibur sali a la calle para resolver la cuestin.

En ese momento una camioneta del tipo Pick- Up, tripulada por dos
hombres, ingres en contramano por la calle Nogoy, momento en el cual se
sum al operativo una cuarta persona, que simulaba ser un transente
ocasional.

Los cuatro hombres vestidos de civil y fuertemente armados,


introdujeron a Goibur por la fuerza en el Falcon, y rpidamente se alejaron
del lugar.
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Todo esto ocurri a plena luz del da, ante la mirada atnita de los
vecinos, ante quienes los secuestradores se presentaron como policas.

Sobre el destino posterior de Agustn Goibur, se encuentra acreditado


que entre el 9 de febrero de 1977 y la semana santa del mismo ao, fue
trasladado al Departamento de Investigaciones de la Polica de Asuncin,
Paraguay, en una operacin coordinada en el marco de la Operacin Cndor.

All fue visto en fechas cercanas a la semana santa de 1977.

Su familia, sus amigos, sus compaeros y la comunidad mdica en


general, hicieron mltiples gestiones para averiguar qu haba pasado con l.

Ante la ausencia de respuestas desde las sedes judiciales locales, en


2005 la Corte IDH admiti el caso y en 2006 conden a la Repblica de
Paraguay por lo ocurrido con Agustn Goibur.

Hasta el da hoy, Agustn Goibur permanece desaparecido.

Prueba

En cuanto a la prueba de los hechos que hemos sintetizado recin, sobre


la participacin poltica de Goibur y su persecucin en Paraguay, as como su
exilio en Misiones, nos hablaron sus hijos Rolando y Rogelio, y el periodista e
investigador paraguayo Antonio Valenzuela Candia.

Con sus dichos coincide lo manifestado por Elba Elisa Bentez de


Goibur en su denuncia obrante a fs. 20.249/20.250 de la causa n 1951,
ratificada en su declaracin del 13 de febrero de 1987.

A las actividades que desarroll en Misiones, tambin se refirieron en


este juicio el ex miembro de la Comisin de Verdad y Justicia del Paraguay
y actual presidente del PC paraguayo, Luis Carlos Casabianca; y Joel Holden
Filrtiga, colega y amigo personal de Goibur.

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Su integracin al MOPOCO, fue acreditada tambin por los testimonios
de sus hijos Rolando y Rogelio, y adems por los testigos Valenzuela Candia
y Luis Alberto Cayetano Wagner, quien haba conocido personalmente a
Goibur a comienzos de 1974, en un centro de capacitacin en Misiones.

En cuanto a la persecucin de la que Goibur fue vctima en la


provincia de Misiones, Rolando Goibur hizo especial referencia a la
permeabilidad de la frontera que separaba a Argentina de Paraguay, que se
vea facilitada por la escasa distancia entre las ciudades de Posadas y de
Encarnacin.

Nos dijo que era habitual que integrantes de las fuerzas represivas
paraguayas fueran a su domicilio y al trabajo de su padre, para espiarlo e
informar sobre sus actividades.

El informe de inteligencia del Mayor Felipe Daz de Bedoya, referido


a los movimientos de Goibur en la localidad de Esperanza, remitido por la
Corte IDH, confirma que, como manifestaron los testigos, Goibur era
continuamente espiado

Sobre el secuestro de Agustn Goibur y su hijo Rolando en 1969, y la


fuga de la comisara 7ma de Asuncin se expidi el propio Rolando Goibur,
quien en ese momento tena entre 10 y 11 aos.

Tambin nos habl de eso Rogelio Goibur, a lo que se agregan las


actas que receptan sus dichos y los de Elba Elisa Bentez ante la Corte IDH.

Adems, son hechos que la propia Corte IDH tuvo por acreditados.

Al respecto, tambin se incorpor a este juicio una nota manuscrita con


membrete de la Polica de Asuncin, en la que se advierte una referencia a
Agustn Goibur.

En esa nota, se lee claramente lo siguiente, cito:

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Fue detenido frente a Encarnacin por la marina en oportunidad de
dedicarse a la pesca

Esta nota guarda relacin con otra, remitida el 27 de mayo de 1970


desde el 7mo departamento judicial de la Polica de Paraguay al comisario de
la Seccional 7ma.

En esta ltima, se solicitaba recibir al detenido poltico Agustn


Goibur Gimnez para guardar en reclusin hasta nueva disposicin.

En definitiva, tanto los testimonios como los documentos de la poca y


la literatura especializada, como el libro titulado Es mi informe, coinciden
con las circunstancias ya descriptas en que se produjo el secuestro de Goibur
y su hijo en 1970.

En cuanto a la continuidad e intensificacin de la persecucin durante


su regreso a la Ciudad de Posadas, adems de los testimonios de Rolando y
Rogelio Goibur, contamos con el informe de la Jefatura de Investigaciones
de la Polica de Asuncin del 26 de noviembre de 1974, remitido por la Corte
IDH, que da cuenta de la persecucin que tanto Goibur como sus
compaeros del movimiento sufran.

Sobre su radicacin en 1975 en Paran, Entre Ros, como as tambin


sobre su actividad profesional en esa ciudad y la continuidad en su
participacin poltica en el MOPOCO, se expidieron tambin Rogelio y
Rolando Goibur.

Sus dichos son a su vez corroborados por las denuncias y presentaciones


de Elva Elisa Bentez, documentos que se encuentran agregados al legajo
CONADEP de Agustn Goibur.

En el mismo sentido, contamos con los documentos que receptan los


dichos de Inocencio Arena Jara, paraguayo radicado en Paran, Entre Ros, y
de Estela Prez Agero, quien, segn explic, mantena una relacin amorosa
con Goibur.

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Estos documentos se encuentran agregados a la causa en la que
originalmente se investig la privacin ilegtima de libertad de Goibur.

En relacin con la persecucin sufrida por la familia en Paran, Rogelio


y Rolando Goibur durante su declaracin en este juicio observaron las
fotografas de seguimiento contenidas en el informe identificado con los
nmeros 00050 F 2444 a 00050 F 2451 del registro del Archivo del Terror.

De esta forma, dieron cuenta de que en ellas puede verse no slo la casa
en la que vivan y lugares de trabajo de su padre, sino tambin el automvil de
su propiedad.

Rolando Goibur agreg que, a partir de los datos que surgen de ese
informe de seguimiento, pudo determinar que haba sido realizado poco antes
del secuestro.

Esto encuentra sustento, por otra parte, en la referencia que se hizo en el


libro titulado En los stanos de los generales sobre que para esa poca, la
ciudad de Paran, cito:se hallaba fuertemente infiltrada por espas
paraguayos que trabajaban con el apoyo de sus pares de inteligencia militar
argentina

Tanto Rolando como Rogelio Goibur, se refirieron a los episodios de


persecucin sufridos por ellos mismos, el primero en su colegio secundario; y
el segundo en Corrientes, donde fue detenido.

Sobre la persecucin coordinada contra su padre, en el documento del


Archivo del Terror n 00050 F 2475, de fecha 8 de octubre 1975 y titulado
informe 62, se advierte que se requera con carcter urgente al agregado
militar paraguayo en Buenos Aires la localizacin y detencin del Dr.
Agustn Goibur, y se ordenaba que, de lograrse la detencin, se informase
para que, personas que trabajaban especialmente en el caso, viajaran
desde Paraguay.

La articulacin represiva en torno a Goibur tambin se observa en el


documento del Archivo del Terror identificado con el n 00088F 171,

Pgina 1167 de 1891


aportado por Rogelio Goibur, al que ya nos hemos referido al tratar la
coordinacin represiva entre Argentina y Uruguay.

En la misma lnea, contamos con el documento del Archivo del Terror


n 00050 F 2479, en el que queda al descubierto la participacin del cnsul de
Paraguay en Posadas, Ortiz Tellez.

El acta que recoge los dichos de Rodolfo Jorge Sanneman Hermanns del
13 de agosto de 1998 ante la justicia paraguaya, remitida por la Corte IDH,
reafirma que ambos pases trabajaban juntos para dar con Goibur.

All, Rodolfo Jorge Sanneman relat su detencin junto con su esposa,


por haber sido acusados por actos de terrorismo contra Stroessner.

En ese marco, ambos fueron sometidos a violentos interrogatorios y


sesiones de tortura, respecto de los cuales, en el acta se lee, la cito:

Lo primero que le interrogaron y le preguntaron era dnde se


encontraba en ese momento el Dr. Agustn Goibur y bsicamente todo el
interrogatorio y toda la tortura que el compareciente sufri, se debi a que
informara dnde se encontraba escondido el Dr. Goibur

manfiesta que entre los que realizaron el interrogatorio se


encontraba un paraguayo que fue el que le pregunt sobre el Dr. Goibur y
le dijo que lo iban a agarrar vivo o muerto, y que a su hijo lo tenan detenido
en Corrientes y de ah lo iban a agarrar, ya que tenan a su hijo.

Entre la documentacin aportada por Elva Elisa Bentez del 6 de


noviembre de 1986, agregada en la causa en la que se investig originalmente
el secuestro de su esposo, hay un elemento que confirma los dichos de
Sanneman vertidos en el acta que acabamos de citar.

Se trata del documento titulado Testimonio sobre el secuestro y


desaparicin del Dr. Agustn Goibur, que en su pgina 5, refiere a los
pedidos que en abril de 1976 las autoridades paraguayas hicieron a quien era

Pgina 1168 de 1891


entonces Jefe de la Prefectura en Corrientes, con el objeto de capturar a
Goibur y enviarlo a Paraguay.

Sobre el secuestro del Dr. Goibur y lo ocurrido en los das


inmediatamente anteriores, se expidieron tambin Rogelio y Rolando Goibur.

Ello surge, adems, de los dichos de los testigos presenciales del hecho,
vecinos del lugar, quienes declararon en sede policial en el marco de la causa
Bentez de Goibur, Elba Elisa sobre denuncia de privacin ilegtima de la
libertad.

Y tambin encontramos detalles del hecho en la denuncia obrante en la


causa Germano Guillermo s/ denuncia delito de lesa humanidad contra
Agustn Goibur, a la que se suma la sentencia que declar su ausencia por
desaparicin forzada.

A todo lo expuesto, se agrega el documento del Archivo del Terror n


00046F 1636, en el que se indica, y cito:

El atentado se realizar en el trayecto de la Clnica a su domicilio.

Se han marcado los lugares posibles y est todo arreglado para su


regreso de vacaciones, que se llevar a cabo a mediados de febrero.

Se lo intentar ubicar en La Plata o en Mar del Plata, mientras tanto.

Intervendr un solo grupo de 4 hombres, con 2 vehculos y armas


adecuadas, cuyo manejo y prctica se estn ensayando

Sres. Jueces: Si quedaba alguna duda sobre la coordinacin entre


fuerzas represivas argentinas y paraguayas, este documento termina por
desecharlas.

Como vimos, todo lo que haban planeado los represores paraguayos,


fue ejecutado en nuestro pas el 9 de febrero de 1977.

Pgina 1169 de 1891


Ahora bien, sobre la presencia de Goibur en el Departamento de
Investigaciones de Asuncin, escuchamos en este juicio a Domingo Roln
Centurin, quien afirm que en fecha cercana a la semana santa de 1977, vio
al Dr. Goibur dentro de ese lugar, donde l tambin estaba cautivo.

Segn manifest, Goibur se present ante l con su nombre y es as


como supo de quin se trataba.

Pero, adems, durante su declaracin se le exhibieron fotografas de


Goibur halladas en el Archivo del Terror, y l manifest reconocer en ellas a
la misma persona que vio en el Departamento de Investigaciones.

En definitiva, como puede apreciarse, en este juicio se demostr que


Agustn Goibur fue una vctima ms de la coordinacin represiva ejecutada
dentro del marco aportado por Cndor.

En ello coincidieron los testigos expertos Stella Calloni, Rosa Palau,


Carlos Portillo, Alberto Boccia Paz y Valenzuela Candia, quienes se refirieron
a estos hechos como un caso paradigmtico de lo que fue la coordinacin
represiva entre las dictaduras del cono Sur.

Y lo mismo se extrae de la sentencia de la Corte IDH, de la cual cito un


breve fragmento:

La desaparicin del doctor Goibur es un caso que muestra una


accin coordinada entre las fuerzas de seguridad paraguaya y argentina,
dentro de la Operacin Cndor.

Su desaparicin se enmarca en el modus operandi en el que paraguayos


eran desaparecidos en la Argentina durante la dictadura militar de este pas.

Corresponde mencionar que la Corte consider estos hechos como no


controvertidos, lo cual no significa otra cosa que el reconocimiento de ellos
por parte del Estado paraguayo, que era el demandado en el caso.

Pgina 1170 de 1891


Sres. Jueces: Al igual que ocurre con otros hechos que integran este
juicio, decisiones que se tomaron durante la investigacin de la causa,
sumadas al fallecimiento de Videla luego de iniciado el debate, nos impiden
hoy formular una acusacin formal contra alguno de los responsables de lo
ocurrido a Agustn Goibur Jimnez.

Sin embargo, la comprobacin de estos hechoso, constituye una prueba


inequvoca del alcance de la operatividad del marco de coordinacin
proporcionado por Cndor.

Juan Alberto Filrtiga Martnez

Al momento de los hechos, Juan Alberto Filrtiga Martnez tena 45


aos.

De nacionalidad paraguaya, en el ao 1947 y luego del intento


revolucionario de ese ao, migr a la Argentina y se instal en la provincia de
Formosa, donde se desempe en distintos trabajos relacionados con la
ganadera.

Luego de separarse de su esposa Delia Agero, con quien tuvo 9 hijos,


form pareja con Brbara Delicia Miranda, con quien tuvo un hijo, Juan
Carlos.

Filrtiga era miembro del Partido Comunista Paraguayo y muy amigo


de otro de sus miembros, el Capitn Amrico Villagra, quien tambin se haba
exiliado a Argentina en 1947.

Ambos fueron perseguidos en Formosa por la polica paraguaya, hasta


que, en 1975, Villagra fue secuestrado en la ciudad de Clorinda y trasladado al
Departamento de Investigaciones de Asuncin, para luego desaparecer.

En el campo donde trabajaba, situado en la ciudad de Boca Pilag,


Filrtiga defendi los derechos de sus compaeros para que recuperen el
manejo del ganado que pasaba por la zona desde Mojn de Fierro.

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Tal proceder le gener conflictos con el terrateniente que en esa rea
tena el control de la actividad ganadera.

Tal como se prob en el debate, adems de l, otros miembros de su


familia fueron perseguidos en Paraguay por razones polticas.

Joel Filrtiga, su primo, estuvo detenido en reiteradas oportunidades y


fue sometido a intensas sesiones de tortura que le dejaron graves secuelas.

Asimismo, el hijo de Joel fue asesinado en Paraguay el 29 de marzo de


1976 a manos de la polica.

Este ltimo hecho, tom envergadura internacional y result ser objeto


de la primera sentencia condenatoria contra el gobierno paraguayo en los aos
de dictadura.

Luego del asesinato de su sobrino, Juan Alberto Filrtiga colabor con


su primo Joel en la investigacin.

Qued acreditado que el 29 de enero de 1978, Juan Alberto Filrtiga


Martnez fue privado ilegtimamente1 de su libertad en la casa de los padres de
Brbara Delicia Miranda, en el barrio de Caracolito en la ciudad de Formosa.

Intervinieron en su detencin el Cabo Carlos Caballero y el Sargento


Primero Rafael Snchez, ambos de la Brigada de Investigaciones de la Unidad
Regional 1, que vestidos de civil y bajo la excusa de poseer una orden de
captura relacionada con un delito comn, se lo llevaron a la Comisara
Primera de Formosa y luego lo entregaron a la Gendarmera, dependiente del
Ejrcito Argentino.

El lugar donde fue secuestrado Filrtiga, estaba comprendido en el rea


militar 2.3.4, para ese entonces bajo el control del Coronel Luis Carlos
Sullivan, dependiente a su vez de la Subzona 23 a cargo del General Eugenio
Guaabens Perell, dentro de la Zona de Defensa 2, por entonces al mando
del General Leopoldo Fortunato Galtieri.

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Gestiones

A los pocos das de su detencin, el hijo de la vctima, Carlos Alberto


Filrtiga y Brbara Miranda hicieron gestiones en la comisara primera.

All, les dijeron que lo haban soltado la misma noche que se lo


llevaron.

A pesar de la informacin que obtuvieron en esa Comisara, pasaron los


meses y Juan Alberto Filrtiga no apareca.

Carlos Alberto present una habeas corpus a favor de su padre el 6 de


mayo de 1978, que fue rechazado en menos de un mes.

El hermano de la vctima, Juan Esteban, solicit que se profundice la


investigacin, pero tampoco obtuvo ningn dato.

Del mismo modo, Joel Filrtiga tambin denunci, sin suerte, lo


ocurrido ante organismos de Derechos Humanos de Paraguay.

Luego de estas infructuosas gestiones, las fuerzas represivas que ya


haban hecho desaparecer a Filrtiga, intimidaron a sus familiares en Paraguay
y en Argentina para asegurar su impunidad.

Como consecuencia de ello, por mucho tiempo sus allegados no


intentaron averiguar nada ms por miedo a lo que les poda ocurrir.

Pasaron los aos y luego de derogadas las leyes de obediencia debida y


punto final, en octubre del ao 2003, el hijo de Juan Alberto Filrtiga, Juan
Carlos Miranda, present una denuncia en la fiscala Federal N2 de Formosa,
para saber qu haba pasado con el padre que le arrebataron cuando tena
apenas 2 aos de edad.

Sin demasiado trmite, la causa en la que declar como testigo el ex


agente de la polica de Formosa Carlos Caballero, es decir, uno de los

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sindicados como responsable de su desaparicin, fue archivada, hasta que fue
remitida por incompetencia a la instruccin de la presente causa.

Juan Alberto Filrtiga contina desaparecido.

PRUEBA

Los hechos antes descriptos fueron acreditados en este juicio por la


valoracin conjunta de diversos elementos.

En primer lugar, el primo de la vctima, Joel Filrtiga cont acerca de


los orgenes de Juan Alberto y de su exilio a Argentina.

Asimismo, nos habl de la participacin de su primo en el partido


Comunista paraguayo y de la amistad que tena con el Capitn Amrico
Villagra, que como surge de la documentacin aportada por Judith Roln en
su declaracin en el debate, fue vctima de la coordinacin represiva de las
fuerzas argentinas y paraguayas.

A su vez, en la audiencia de debate Joel Filrtiga destac la persecucin


que sufri su primo en el exilio y que, en varias oportunidades, se enfrent a la
polica paraguaya que buscaba detenerlo.

Tambin nos habl de la persecucin sufrida por l mismo y por su hijo;


y de la relevancia internacional que tom el caso del asesinato de Joelito.

Estas circunstancias tambin se encuentran acreditadas, a travs de la


documentacin del Archivo del Terror aportada por Judith Roln el da de
su declaracin en el debate y por el libro Es mi informe.

Explic asimismo, que actualmente est en silla de ruedas producto de


los politraumatismos que le causaron las torturas.

Por otro lado, Juan Carlos Miranda detall en el debate el trabajo


desempeado por su padre en Boca Pilag y la enemistad que atraves con el
terrateniente del lugar por intentar reivindicar los derechos de sus compaeros.
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En este sentido, en la causa Miranda, Juan Carlos s/denuncia se
encuentra el acta donde se asentaron las manifestaciones de otro de los hijos
de la vctima, Carlos Alberto Filrtiga, referentes a que el perfil poltico de su
padre lo llev a discusiones enardecidas con gente de la sociedad de ese
momento y con las fuerzas represivas argentinas, que lo tenan en la mira y
constantemente le inventaban una causa para detenerlo.

En relacin a ello, se encuentran incorporadas al juicio, las constancias


del Prontuario de la Jefatura de Polica de la provincia de Formosa.

All no slo figuran las reiteradas rdenes de captura libradas en su


contra, las detenciones que sufri y los procesos que le fueron iniciados, sino
que puede advertirse que luego de las detenciones se lo liberaba por falta de
mrito; o directamente se lo sobresea de forma definitiva.

En sntesis, todos los procesos fueron cerrados sin ningn tipo de


pronunciamiento en su contra excepto el ltimo, que pretende justificar su
aprehensin y respecto del cual en el juicio se afirm que estaba excarcelado.

Secuestro

Sobre las circunstancias de modo, tiempo y lugar en que ocurri el


secuestro se pronunciaron Juan Carlos Miranda y su madre, Brbara Delicia
Miranda, sta ltima en el marco de la causa Miranda, Juan Carlos s/
denuncia.

Como complemento, contamos tambin con la presentacin del habeas


corpus interpuesto por Carlos Alberto Filrtiga, obrante en el legajo
CONADEP N3009; con el Informe de la Comisin de Verdad y Justicia de
Paraguay y con el acta en la que se declara la ausencia por desaparicin
forzada de la vctima, en la que se establece como fecha presuntiva de
desaparicin, el 29 de enero de 1978.

Asimismo, la participacin de los agentes de la polica provincial se


encuentra acreditada por el relato de Juan Carlos Miranda, por el habeas

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corpus antes mencionado y por informe de la Comisin de Verdad y Justicia
paraguaya, que tambin da cuenta de tal informacin.

Resulta relevante tambin la forma en que fue conducido a la


Comisara, pues no fue esposado sino que acompa a los dos policas
caminando con tranquilidad e informando a los presentes que no haba de qu
preocuparse, seguro que no haba ninguna razn que justificara su detencin.

El cargo que desempeaban al momento de los hechos el Cabo Carlos


Caballero y el Sargento Primero Rafael Snchez, esto es, los policas que se lo
llevaron, est probado por el informe del Departamento de Personal de la
Polica de la provincia de Formosa, del 16 de mayo de 2007, incluido en la
mencionada causa Miranda.

Por otro lado, de la declaracin prestada por Brbara Miranda en esa


causa, se estableci que para la poca del secuestro de su pareja, ella trabajaba
en la casa de Rafael Snchez, del que ya se deca que era torturador.

Al producirse la desaparicin de Filrtiga, fue a preguntarle qu haba


sucedido, pero recin un ao despus le confes que lo haban entregado a la
Gendarmera.

Esa ltima informacin, la sostuvo tambin Juan Carlos Miranda en su


denuncia presentada en 2003 en la fiscala Federal N1 de Formosa, y la
ratific el mismo testigo en la audiencia de debate.

A su vez, Joel Filrtiga asegur, que se encontr con un compaero de


trabajo de su primo de apellido Zayas, que estuvo preso con l en una
dependencia de la Gendarmera de Formosa.

Gestiones

En relacin a las gestiones realizadas, escuchamos el testimonio de Juan


Carlos Miranda y contamos tambin con el legajo CONADEP N3009, donde
se encuentra la presentacin del habeas corpus interpuesto por Carlos Alberto
Filrtiga, que fue denegado y archivado.
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En el mismo legajo se encuentra agregado el relato de la hija de la
vctima, Mara Clotilde Filrtiga, que expresaba de esta manera cmo el
miedo extremo les impidi hacer ms gestiones para saber de su padre.

Cito sus palabras:

imaginen ustedes lo que es la ciudad de Clorinda, donde no existen


las garantas an hoy, ubicada en ese tiempo: ciudad de frontera donde el ro
se cruza por puentecitos o a pie, donde matar a una persona y tirarla al ro
era cosa de todos los das y ni siquiera quedaban rastros de eso;

y donde convivan nueve chicos, el mayor de 21 aos y el menor de 4


aos, de cmo mi madre trat y pidi por favor que mis hermanos no hablen y
a pesar de ello mi hermano que en dos oportunidades present recurso de
habeas corpus, fue perseguido y molestado en su domicilio por las noches
desde un coche sin patente.

O sea, se viva absolutamente atemorizados y expuestos

En esa ocasin tambin explic que su to Joel Filrtiga intent ir a


Argentina a averiguar por su padre, pero las autoridades paraguayas se lo
impidieron.

En este sentido, lo escuchamos en el juicio a Joel, que dijo adems, que


el padre de Juan Alberto, como tena una familia numerosa a su cuidado en
Paraguay, le pidi que no hiciera nada porque lo tenan amenazado.

Sres. Jueces: La persecucin de que Juan Alberto Filrtiga fue objeto


tanto en su pas como en la Argentina;

*su caracterizacin ideolgica;

*las actividades emprendidas a favor de sus compaeros de trabajo;

*los enconos que tales actividades generaron;

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*la particular forma en que fue aprehendido y el lugar en que ello
aconteci;

*su posterior derivacin hacia algn destacamento de la Gendarmera


Argentina;

*su desaparicin;

*la falta de toda respuesta por parte de las autoridades;

*y, finalmente, el tipo de amenazas sufridas por amigos y familiares


tanto en la Argentina como en Paraguay, idnticas a todas las escuchadas en
este debate tendientes a mantener el sistemtico ocultamiento operado en
esa poca por el terrorismo de Estado,

***son todos elementos que, conjugados armnicamente, permiten


establecer con certeza que su desaparicin se encuentra vinculada con el
alegado propsito de combatir la subversin.

Por su privacin ilegtima de la libertad, acusamos a Eugenio


Guaabens Perell.

Antonio Maidana Campos y Emilio Roa Espinoza

Ahora nos referiremos a lo acontecido a Antonio Maidana Campos y


Emilio Roa Espinoza, ambos de nacionalidad paraguaya y 63 aos al
momento de los hechos.

Tanto Maidana como Roa fueron activos sindicalistas de la


Confederacin de Trabajadores de Paraguay y miembros del Partido
Comunista Paraguayo.

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Debido a esas actividades, ambos fueron perseguidos por la dictadura
strossnista.

Roa fue detenido en al menos dos oportunidades en Paraguay, lo que lo


llev a vivir en la clandestinidad y en 1957, a exiliarse en Argentina, siendo
acompaado pocos aos despus por su familia.

Radicado legalmente, vivi ms de 20 aos en este pas y form parte


del Comit Central del Partido Comunista Paraguayo en el exilio.

Por su parte, Maidana, que en su pas era Secretario general del Partido
Comunista, fue encarcelado en diferentes oportunidades.

La ltima vez, a pesar de que haba sido condenado a tres aos y nueve
meses, estuvo prisionero por ms de 19 aos.

Durante ese perodo fue recluido en diferentes recintos como el


Departamento de Investigaciones de la Polica de la capital en Asuncin y la
Comisara del Distrito 3 as como tambin en el centro de detencin conocido
como Emboscada, ubicado a 40 km de la capital paraguaya.

Comparti este periplo con sus compaeros Alfredo Alcorta y Julio


Rojas.

Los tres fueron tristemente clebres por ser los presos polticos ms
antiguos del continente.

Tras aos de reclamos internacionales por su libertad, Stroessner les


otorg la libertad el 27 de enero de 1977, aunque no se les entreg su
documentacin personal y los mantuvo bajo control policial permanente.

Ante el temor de volver a ser apresados, se asilaron en la Embajada de


Per donde permanecieron 8 meses hasta que lograron obtener la
documentacin necesaria para salir del pas y refugiarse en Suecia, lo que
finalmente ocurri en octubre de1977.

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A partir de entonces, Antonio Maidana recorri diversos pases de
Europa, de la Unin Sovitica y tambin Cuba, denunciando la situacin que
atravesaba Paraguay, la represin y en ese contexto el asesinato de los
activistas polticos.

Ingres a la Argentina de manera clandestina en el ao 1978.

Tena como objetivo, entre otras cosas, reorganizar la direccin del


Partido Comunista Paraguayo y bregar por la construccin de un Frente
Nacional Anti dictatorial.

Aqu se reencontr con algunos compatriotas que vivan en el exilio,


entre los que se encontraba Emilio Roa.

Sin embargo, como uno de los objetivos de la dictadura de Stroessner


era la eliminacin de cualquier otra oposicin, particularmente la del Partido
Comunista Paraguayo, comenzaron a vigilarse de cerca las actividades de
Antonio Maidana y Emilio Roa en nuestro pas.

Para eso, se activaron los mecanismos de coordinacin habilitados por


Cndor.

Es en este contexto que, tal como se demostr en este juicio, Emilio Roa
y Antonio Maidana fueron secuestrados el mircoles 27 de agosto de 1980
aproximadamente a las 12 del medioda, en las cercanas de la interseccin de
la Avenida Directorio y la calle Lacarra de esta Ciudad, donde se encuentra el
Parque Avellaneda.

El lugar en el que ocurri el operativo se encontraba dentro del rea V,


controlada por el Grupo de Artillera de Defensa Area 101 entonces a cargo
de Horacio De Verda, perteneciente a la Subzona Capital Federal, que a los
fines represivos utilizaba como rgano de inteligencia al Destacamento de
Inteligencia 103 el que, para ese momento, se encontraba a cargo del imputado
Mario Alberto Gmez Arenas.

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Ese 27 de agosto, a plena luz del da, fueron subidos por la fuerza a
autos particulares y trasladados con rumbo desconocido.

Desde ese momento, Antonio Maidana y Emilio Roa se encuentran


desaparecidos.

Se hicieron cientos de gestiones en el plano nacional e internacional,


tanto por parte de sus familiares, como de la Liga Argentina por los Derechos
del Hombre, el Partido Comunista Argentino y el Partido Comunista
Paraguayo.

Sin embargo, estos reclamos nunca obtuvieron respuestas ciertas por


parte del Estado Argentino ni Paraguayo sobre su destino.

De acuerdo a la descripcin que hemos realizado, teniendo en cuenta las


caractersticas particulares de los hechos que damnificaron a Antonio
Maidana Campos y Emilio Roa Espinoza y el especial contexto en que se
produjeron, se encuentra probado que sus desapariciones fueron ejecutadas
gracias al andamiaje de coordinacin represiva creado por Cndor.

Prueba

Los hechos que acabamos de sintetizar encuentran sustento en diversos


elementos de prueba.

Entre ellos, los testimonios brindados en este juicio por los hijos de
Roa, Reinaldo y Limpia Concepcin.

Ambos se refirieron a la actividad poltica de su padre, la persecucin


de la cual fue objeto en Paraguay y los motivos por los cuales debi exiliarse,
junto con su familia, en la Argentina.

Al respecto declar tambin Carlos Luis Casabianca, integrante del


Partido Comunista Paraguayo, quien explic su pertenencia y rol partidario.

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Fue incorporada tambin la documentacin remitida por ACNUR, en
donde la hermana de Emilio Roa, Cndida Roa, aludi a las detenciones
sufridas por su hermano, todo lo cual se encuentra corroborado tambin por
los documentos del Archivo del Terror identificados como 00094 F 1233 y
00186 F 1626/1627.

En cuanto a la actividad poltica y a la persecucin de Antonio Maidana


por parte de la dictadura de Stroessner, escuchamos en este debate a su hija
Mara Carmen y a los testigos Carlos Casabianca, Graciela Rosenblum y
Amalia Edith Glaif, quienes tambin dieron cuenta del extenso
encarcelamiento del que fue vctima y de su posterior exilio.

Asimismo, contamos con abundante documentacin que revela estos


aspectos, como el Habeas Data de la justicia paraguaya aportado por la testigo
Mara Carmen Maidana y la documentacin remitida por el ACNUR, que da
cuenta de su trayectoria poltica.

Adems, contamos con la documentacin aportada por la testigo experta


Yudith Roln dentro de la cual destacamos el documento titulado
Comunicacin N 78/3/1887.

All, el propio Maidana junto a sus compaeros de cautiverio Alfredo


Alcorta y Julio Rojas, relataron lo vivido en el encierro en Paraguay y
denunciaron la brutal represin desarrollada por el strossnismo hacia las
organizaciones opositoras al rgimen.

Por otro lado, contamos con los documentos del Archivo del Terror
identificados como 00192F 0234 y rollo 0172F nmeros 0838, 0839 y 0797,
que dan cuenta de la incesante persecucin de la que fue objeto Antonio
Maidana luego de su liberacin en Paraguay.

En este sentido, el documento del Archivo del Terror, identificado como


00172 F 1369, muestra cmo en la localidad argentina de Clorinda y a travs
de un infiltrado en el Partido Comunista Paraguayo, en 1978 las fuerzas
represivas paraguayas tomaron conocimiento de que Maidana era esperado
en Buenos Aires para participar de un congreso partidario.

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Sobre el arribo de Maidana a nuestro pas durante ese ao, declar el
testigo Casabianca, quien tambin se refiri a las reuniones partidarias a las
que asistieron en Buenos Aires Maidana y Roa.

La persecucin de la que eran objeto los miembros del PC paraguayo en


nuestro pas, qued plasmada en el documento del Archivo del Terror
identificado con el nmero 00006 F 1024 a 1031, producido el 12 de
septiembre de 1980 por la Polica de Investigaciones de Paraguay.

All consta el secuestro de Eustacio Rodrguez, ocurrido hacia fines de


mayo de ese ao luego de que asistiera a una reunin en Buenos Aires y
quedara a cargo del Frente Tcnico, que se ocupaba de los enlaces entre
quines se encontraban en Argentina y Paraguay.

Este documento, firmado por el Jefe del Departamento de


Investigaciones paraguayo, Pastor Coronel, refleja el resultado de los
interrogatorios sufridos por Rodrguez.

En l, adems, se hace especial nfasis en las actividades desarrolladas


por Emilio Roa en nuestro pas, quien utilizaba los nombres de cobertura
Reinaldo Marn y Abel.

Este documento revela un antecedente de suma importancia para la


desaparicin de Roa y Maidana.

Asimismo, se complementa con otro producido por la Embajada de


Estados Unidos en Asuncin aportado a este debate por el NSA, fechado el 11
de noviembre de 1980, y en donde se sugiere que la informacin extrada al
preso poltico Eustacio Rodrguez puede haber conducido a las detenciones
de Maidana y de Roa.

Y en relacin a esto, deben tenerse tambin en cuenta los dichos de


Limpia Concepcin Roa, quien mencion que su madre, Juliana Torres, le
coment que Roa le haba dicho das antes del secuestro que haba notado que
era seguido y que consideraba que estaba siendo vigilado.

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En cuanto a lo que ocurri el da del secuestro, Reinaldo Roa declar en
este juicio que para esa poca, su padre trabajaba con l a excepcin de los
das mircoles, porque en esos dasse dedicaba completamente a su actividad
poltica.

Ese mircoles 27 de agosto de 1980 Reinaldo vio a su padre en la casa


familiar entre las 8 y las 8:30 de la maana, tras lo cual ste se despidi y se
retir para realizar sus actividades.

Esta secuencia tambin fue descripta por la esposa de Emilio Roa,


Juliana Torres de Roa, segn fue receptado en la causa en la que se investig
su privacin ilegtima de la libertad, tambin incorporada a este debate.

Agreg tambin que cuando su marido se retir, se dirigi a reunirse


con su amigo Antonio Maidana en la interseccin de Lacarra y Directorio de
esta ciudad.

Esta ltima informacin fue corroborada por el testimonio de Limpia


Concepcin Roa en este juicio, quien manifest que su madre le coment que
saba que su esposo se tena que encontrarse con Maidana ese da.

Y en relacin con esto record tambin que, unos das despus del
secuestro de su padre, una persona se present en la casa familiar e inform a
su madre acerca del secuestro de su padre y de Maidana, hechos justamente
ocurridos en la esquina de Lacarra y Directorio.

Reinaldo Roa tambin record esta visita y aclar que crea que se
trataba de una persona apodada Morenito, quien habitualmente se reuna
con su padre.

Agreg que "Morenito" dijo que no haba ido antes a hablar con ellos
por temor a que la casa estuviera vigilada.

Asimismo, entre la documentacin remitida por ACNUR, encontramos


la informacin proporcionada por Cndida Roa, hermana de Emilio, quien
tambin inform que su hermano se encontrara ese da con Maidana.
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Por su parte, el testigo Carlos Casabianca, declar que el da en que se
produjo el secuestro se reuni con Antonio Maidana aproximadamente a las
8:30 9 de la maana en las cercanas de Parque Avellaneda, y que por
cuestiones de seguridad desconoca a dnde se dirigira despus.

A travs del testimonio de Graciela Rosenblum, sabemos que desde all


se dirigi a la sede de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre.

La testigo relat que estaban al tanto de que Maidana tena una cita
concertada cerca de la zona de Mataderos y que le advirtieron que no
concurriera, porque se saba que haba dificultades.

Agreg que, posteriormente, supo que el PCP tena un pequeo


departamento en ese barrio porteo en donde sus miembros solan reunirse, y
que, de acuerdo a lo que pudieron reconstruir posteriormente, antes de
dirigirse a ese lugar se haba encontrado con Roa en el Parque Avellaneda.

El lugar elegido para su encuentro por Maidana y Roa, es decir, el


Parque Avellaneda, no slo es cercano a Mataderos, sino que, de acuerdo a la
declaracin de Casabianca, era tambin un lugar habitual de reunin para los
miembros del PC Paraguayo, en donde, como medida de seguridad, solan
simular ser jubilados.

Por otro lado, el testigo Casabianca relat que tambin como norma de
seguridad, era habitual tener una persona de confianza, un enlace que supiera
todas las actividades del da para el caso de que se presentara algn
inconveniente.

Agreg que Maidana seguramente lo tena; y explic que de este modo


es que el Partido Comunista de Argentina tom conocimiento de su
desaparicin, ya que no haba regresado a su refugio de seguridad.

En este sentido, Casabianca manifest que inmediatamente despus de


producido el hecho se fue enterando, por diferentes fuentes, que Roa y
Maidana estaban juntos al momento de ser secuestrados.

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Sobre las circunstancias en las que se produjo el secuestro, tambin
contamos con la publicacin de la Comisin Poltica del Comit Central del
PC Paraguayo. fechada el 2 de septiembre de 1980, remitida por ACNUR,
cuyo relato coincide con lo descripto.

A lo expuesto, se agregan los expedientes de hbeas corpus que fueron


incorporados, as como los legajos CONADEP correspondientes a Maidana y
Roa.

Sobre la ausencia de respuestas oficiales que permitieran conocer el


destino de Maidana y Roa, y los obstculos con que se encontraron los
familiares en la bsqueda de informacin, se explay la testigo Limpia
Concepcin Roa.

Record que tiempo despus de la desaparicin de su padre, para


realizar averiguaciones viaj a Paraguay en compaa de la Dra. Isana de
Weiss, pero al llegar ni siquiera les permitieron ingresar al pas.

Asimismo, se incorpor la respuesta del gobierno paraguayo a la


Comisin Interamericana de Derechos Humanos en el ao 1982, obrante en el
Legajo CONADEP N 1799 correspondiente a Maidana, en la que se informa
acerca del secuestro de Maidana y Roa cuando se encontraban juntos en la
Capital Federal Argentina y se responsabiliza por el hecho a agentes de
seguridad argentinos.

Adems, aportada por el NSA, se incorpor la respuesta que el jefe del


departamento de investigaciones de la polica paraguaya, Pastor Coronel,
dirigi el 20 de agosto de 1982 a Amnista Internacional.

All indic que era al gobierno argentino a quin deban recurrir por
Emilio Roa Espinoza, y argument que los reclamos por los presos polticos
no eran ms que una campaa orquestada por el comunismo internacional para
desprestigiar a su pas.

Tambin se encuentra incorporado el informe final producido por la


Comisin de Verdad y Justicia de Paraguay, donde se dio por probada la

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desaparicin forzada de Antonio Maidana y Emilio Roa producida en el marco
de la Operacin Cndor.

Respecto del destino que tuvieron tanto Antonio Maidana como Emilio
Roa luego de su secuestro, si bien no ha podido acreditarse inequvocamente
lo ocurrido, la prueba producida en el debate permite describir que
inmediatamente despus de haber sido secuestrados, habran permanecido en
cautiverio en las dependencias de Seguridad Federal de la ciudad de Buenos
Aires; y que all habran sido interrogados por personal de las fuerzas de
seguridad argentinas y paraguayas.

Bajo la numeracin 00193F2464 del Archivo del Terror se encuentra un


documento manuscrito, firmado pero sin fecha.

Est dirigido a un Seor Jefe, como dice, y seala lo siguiente, cito


textual:

pude lograr la entrada y dilogo en Seguridad Federal () aqu hay


o estaba dos pjaros:

1) Antonio Maidana, lo levantaron tan bien que ni derechos humanos ni


familiares puede(n) saber que pas y ya tiene el pasaporte firmado.

2) Emilio Roa Espinoza (camarada Abel).

El documento tambin da cuenta de los antecedentes de Maidana.

Por ejemplo, detalla sus pasos tiempo atrs luego de su liberacin en


Paraguay; agregando que contaba con un pasaporte argentino falso a nombre
de Carlos Ral Martnez.

Respecto del rol partidario que ambos tenan en el PCP, describe que
Antonio Maidana era el Secretario General y que Emilio Roa era responsable
de finanzas y correo y que viajaba permanentemente a Paraguay.

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Segn se observa en el documento, esta informacin parece haber sido
extrada de los interrogatorios sufridos en ese CCD.

Se informa tambin que organismos y familiares haban realizado


averiguaciones por ellos, pero que les negaron informacin, cito:

Han averiguado por ellos el encargado de la ONU refugiados pero se


callaron porque nadie los vio. Prensa nada. Familiares nada. Pasaporte
Firmado.

Ms adelante el documento afirma expresamente que fueron sometidos


a interrogatorio y describe los temas preguntados y sus resultados.

El mensajero concluye la esquela solicitando se le remita un


cuestionario de preguntas que pudieran interesar y afirma que esto debe ser
urgente pues, cito estos amigo(s) estn apurado(s) porque ya tiene el pasaje
y tiene que viajar ya. Demostrando la dureza de los interrogatorios sufridos y
la insistencia de los interrogadores la nota dice:

Yo insisto por ms contacto en Paraguay.

Puede ser que algo ms salga, pero son duritos

Este documento, que podra haber sido confeccionado por un oficial


paraguayo que operaba en nuestro pas, indicara que Antonio Maidana y
Emilio Roa, luego de ser secuestrados fueron mantenidos cautivos en
Seguridad Federal e interrogados en esa sede por personal argentino y
paraguayo.

Parte de la informacin sobre Maidana y Roa que aparece en el


documento descripto, la encontramos tambin en otro documento de Archivo
del Terror, registrado bajo la numeracin 00095F 0247/0248, titulado
Memorando para su excelencia el seor Presidente de la Repblica General
de Ejrcito Don Alfredo Stroessner, referente a actividades del comunista
Antonio Maidana.

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Si bien no est fechado ni firmado, de su lectura se infiere que fue
confeccionado posteriormente al secuestro y se tratara de la continuacin del
documento anterior.

All, a pesar de que no se reproduce toda la informacin, se reiteran


gran parte de los antecedentes descriptos en el anterior.

Como informacin adicional, este documento termina informando sobre


la situacin de otro integrante del PCP: describe que en Buenos Aires tambin
fue detenido Alfredo Alcorta y que estaba a cargo de un juez.

Esta informacin nos permite inferir que el documento es posterior por


cuanto, de acuerdo a los dichos del testigo Carlos Casabianca, Alfredo Alcorta
fue detenido en Buenos Aires con posterioridad a la desaparicin de Maidana
y Roa, y gracias a la intervencin de gestiones internacionales fue expulsado
del pas.

Recordemos que Alcorta y Julio Rojas, tambin integrantes del PCP,


fueron compaeros de Maidana durante su extensa detencin en Paraguay y,
de acuerdo a lo que surge de la documentacin incorporada, ellos tambin
fueron objeto de la incesante persecucin de la dictadura de Stroessner luego
de su liberacin en Paraguay.

En efecto, Carlos Casabianca record en esta audiencia esos hechos y


dio cuenta de la presencia de personal paraguayo en Buenos Aires al describir
tanto la detencin de Alcorta como la persecucin hacia Julio Rojas, quien se
escap tras haber escuchado que en la esquina de su refugio haba hombres
hablando en guaran.

Estos elementos demuestran tambin la persecucin que sufrieron otros


dirigentes del Partido Comunista Paraguayo radicados en Argentina, gracias a
los mecanismos de coordinacin represiva aportados por Cndor.

Adems, no podemos soslayar un hecho que tuvo cercana temporal con


sus desapariciones, y que ocurri pocos das despus.

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Se trata del encuentro de la Liga Mundial Anticomunista que se
realiz en Buenos Aires y al que asisti, en representacin de Paraguay, el
Coronel del Ejrcito Benito Guanes Serrano, responsable del Departamento 2
del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas.

Los testigos Carlos Casabianca y Limpia y Reinaldo Roa describieron


esa reunin, ocurrida en Buenos Aires, como un hecho inseparable de la
desaparicin de Antonio Maidana y Emilio Roa.

Recordemos que Guanes Serrano asisti a la reunin fundacional de la


Operacin Cndor y firm el acta de su creracin.

Adems, que tanto l como el Jefe del Estado Mayor General de las
Fuerzas Armadas, Alejandro Fretes Dvalos, en el marco de Cndor
mantuvieron un rol de enlace en el intercambio de informacin, en el largo
plazo, durante el perodo que nos ocupa.

En consecuencia, a partir de la descripcin pormenorizada de los hechos


que acabamos de realizar, entendemos que en este juicio qued demostrado
que las desapariciones de Antonio Maidana Campos y Emilio Roa Espinoza,
fueron ejecutadas gracias al andamiaje de coordinacin represiva
proporcionado por Cndor.

Por sus privaciones ilegtimas de la libertad en este juicio se encuentra


imputado Mario Alberto Gmez Arenas.

Parte general Bolivia

Seores Jueces:

La normalidad de la vida poltica boliviana durante el siglo XX fueron


los golpes de Estado.

El de Banzer, uno ms en esa larga lista, se convirti en uno de los ms


sangrientos.

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Segn Martin Sivak, en su libro El asesinato de Juan Jos Torres.
Banzer y el Mercosur de la Muerte, Torres haba llegado al poder en Bolivia
el 07 de octubre de 1970, en el marco de una huelga general revolucionaria.

Su gobierno dur diez meses.

Se defini nacionalista y revolucionario.

Contra Torres y sus polticas progresistas y antinorteamericanas se cre


un bloque, constituido por el Movimiento Nacionalista Revolucionario y la
Falange Socialista Boliviana, fuerzas polticas opositoras que obtuvieron el
apoyo de la dictadura argentina de Lanusse y de la brasilea, as como el
apuntalamiento de los Estados Unidos.

Esta alianza acab con su gobierno.

Como afirm Sivak en su libro El dictador elegido: el general Banzer


Suarez fue elegido para encabezar el golpe multinacional ms impactante de
Amrica.

Banzer lleg al poder el 21 de agosto de 1971.

Cuatro aos despus, su dictadura pasara a formar parte de Cndor.

Estructura represiva y participacin en Cndor

Una de las preocupaciones de Banzer en el armado de la estructura


represiva en Bolivia fue la centralizacin del mando, evitando la formacin de
jerarquas paralelas.

Sivak cit a un ministro de gabinete que off the record le explic que
Banzer segua cada detalle de la represin porque pensaba que si no asuma
esa conduccin iba a quedar debilitado y lo reemplazaran inmediatamente.

Pgina 1191 de 1891


El ministro del interior de la poca de Banzer tambin dio cuenta de este
papel en la centralizacin de informacin y toma de decisiones por parte de
Banzer.

Seal que aunque era funcin del ministerio del interior mantener el
orden interno, cada accin era comunicada a Banzer. Gerardo Irusta, en su
libro Espionaje y servicios secretos en Bolivia (1930-1980), Operacin
Cndor en accin, al respecto seal que el ministerio del interior era el
corazn de los servicios de inteligencia de las dcadas del 60 y del 70.

Luego del golpe de Estado se recrearon dos organismos represivos que


sern centrales en la represin en el marco de la dictadura.

La comunidad informativa qued conformada por:

* El ministerio del Interior, a cargo de Luis Arce Carpio, donde


revistaba Juan Carlos Fortn, responsable, segn Irusta, del sistema de
comunicaciones de Cndor.

* El Servicio de Inteligencia del Estado, que parece haber estado


subordinado al Departamento II del Estado Mayor del ejrcito.

En el libro de Irusta, en la pgina 338, se transcribe un tlex de mayo de


1976, enviado a Santiago de Chile en el que se describe su organizacin.
Segn este tlex:

- El jefe del SIE era Carlos Mena Burgos

- el coordinador era Ernesto Cadima Valdez

- el ayudante general era Guillermo Moscoso Snchez

- el jefe de la seccin operaciones era Jos Carrasco Portillo

- el jefe de la seccin investigacin era Jess Gmez Caballero

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- El jefe de la seccin evaluacin era Alfredo Espinoza Mendoza

- el jefe de la seccin Transmisiones y enlace era Javier Huelguero


Larrea

* El Departamento II del Estado Mayor del Ejrcito, a cargo del


coronel Rafael Loayza.

* El Departamento de Orden Poltico, dentro de la rbita policial, a


cargo de Guido Benavidez Alvizuri. Segn Irusta, tena un estado mayor
integrado por Daniel Cuentas Valenzuela, Melquiades Torres, Jorge
Balbin y Vctor Barrenechea

En cuanto a la participacin de Bolivia en Cndor, sabemos ya que a la


reunin fundacional asisti Carlos Mena Burgos.

Irusta realiz una reconstruccin de la estructura represiva boliviana


para la participacin en las redes de coordinacin represiva.

Su principal fuente sobre la Operacin Cndor fue el ex agente de


inteligencia Juan Carlos Fortn, que haba sido operador del sistema de radio
y claves del sistema Cndor y guardaba copias de muchos documentos que
entreg parcialmente al autor.

Gerardo Irusta transcribe los dichos de este agente de inteligencia:

El sistema Cndor funcion en Bolivia en por lo menos tres centros que


eran algo as como los cerebros de coordinacin con el resto de los pases
que constituan la cadena de informacin. Estos eran:

1) El ministerio del interior donde estaba centralizado todo el


mecanismo de comunicacin va radio, tlex y correspondencia

2) El Departamento de Orden Poltico, donde estaba centralizado todo


el aparato operativo de interrogatorios y acciones de seguimiento, as
detenciones y capturas de los subversivos internacionales que eran buscados
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3) El departamento Segundo de Inteligencia Militar con el cual los
civiles tenamos muy poco conocimiento. Por lo general, este Departamento
Segundo nos enviaba a oficiales y jefes, expertos en cuestiones de
inteligencia, para trabajar en comisin en el ministerio del Interior. En
realidad ellos eran enlaces directos entre el aparato represivo del Estado y el
sector militar y al que los agentes civiles tenamos un acceso bastante
limitado.

La participacin de esta comunidad informativa en Cndor se corrobora


con otro documento que reproduce Irusta y que ya citamos en la parte general
de Cndor.

Es el Tlex 07/77, con fecha 25 de febrero de 1977, titulado


Reorganizacin de Cndor dos.

All se ve como la jefatura de Cndor Bolivia est a cargo del SIE, que
la subjefatura de Cndor la ejerca el jefe del DOP y tambin vemos miembros
del DOP y del Ejrcito actuando en diferentes funciones.

Explica Fortn en relacin con los sistemas de intercambio de


informacin que:

En el ministerio de Interior, en el tercer piso, fue instalado un sistema


de comunicaciones va radio-operador y luego un sistema de tlex que estaba
enlazado con Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay a travs de la
empresa Cable West Coast.

Era en esa reparticin donde se elaboraban los mensajes dirigidos a los


pases que hemos mencionado, ya sea pidiendo informes sobre el paradero de
algn elemento subversivo, o recibamos pedidos de los servicios de
inteligencia de esos pases para que se haga seguimiento de alguna persona
en particular para luego proceder a detenerlo.

El jefe de nuestro departamento, por lo general un oficial enlace del


Ejrcito, tena en su poder y bajo llave, una mquina especial que serva para

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codificar y decodificar los mensajes que se enviaban y reciban a todos y cada
uno de esos pases.

En ese tiempo se deca que eran una mquina especialmente fabricada


para el Sistema Cndor por el departamento de Logstica de la Central de
Inteligencia Americana.

Esa mquina codificaba en grupos numricos que no podan ser ledos


si acaso no se tena esa mquina decodificadora.

Cuando llegaba un tlex ya sea de los servicios secretos de cualquiera


de los pases nombrados, se llevaba el tlex y se lo someta a la mquina para
ser traducida al espaol e inmediatamente esos mensajes eran pasados a los
jefes superiores y por lo general al Cnel. Rafael Loayza. [] cada mes
renovbamos cdigos de identificacin particularmente entre los operadores.
Irusta, que tuvo acceso a los cables de Fortn, explica que el intercambio se
daba en tres sentidos: intercambio de informacin sobre subversivos
requeridos, intercambio de informacin sobre ciudadanos extranjeros muertos
e informacin sobre la organizacin del sistema.

En otra parte del libro, se citan los dichos de otro agente del Ministerio
del Interior, donde se explica cmo funcionaban los pedidos de captura

Hacia finales del ao 1975, mediante el sistema CONDORTEL,


recibimos un mensaje cifrado por el que se nos inform que de Buenos Aires,
Argentina, haba desaparecido de circulacin el Mayor Rubn Snchez
Valdivia, y los agentes del SIDE argentino sugeran que haba salido hacia
Chile.

Inmediatamente se hicieron otros cables cifrados pidiendo al Sistema


Cndor en Chile que intentara detectar a Snchez

El inters de los organismos integrados en Cndor por Snchez Valdivia


puede corroborarse a partir del documento microfilmado con el cdigo R0046
F 1537 del Archivo del Terror, aportado por Rosa Palau durante su
declaracin.

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Es un anexo de un documento mayor, enviado por Osvaldo Riveiro a
Benito Guanes Serrano, en el que solicita que Nene, es decir, Fuentes
Alarcn, que ya sabemos que estaba detenido en Asuncin, identificara a una
fotografa que presuntamente era de Snchez Valdivia.

Entonces, el sistema de intercambio de informaciones fue utilizado, en


el marco de Cndor, adems para procurar la detencin de los opositores a la
dictadura.

Veamos un poco ms del sistema represivo boliviano.

En las declaraciones recogidas durante este juicio se escucharon muchas


referencias a la actuacin del DOP en la detencin de personas.

Gerardo Irusta explica el papel del DOP.

El DOP se despleg a escala nacional.

Recolectaba informacin que luego era analizada por el Estado mayor


para la produccin de inteligencia.

El DOP tena funciones operativas: haba infiltrado organizaciones


polticas y sindicales.

Era tambin el organismo que realizaba los operativos de secuestro y


detencin.

Irusta cita una entrevista con un agente del DOP que estuvo en el
operativo de detencin de Luis Stamponi, que se tratar luego.

En esa descripcin el DOP es responsable de la captura, de su detencin


y de su entrega en Villazn a las autoridades argentinas.

El DOP tambin gestionaba, centros de detencin. Existieron en


Bolivia varios centros de detencin: el campo de Midadi Viacha, Achocalla,

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la isla del Coat, decena de casas de seguridad, la casa de hacienda de
Chonchocoro, las celdas de la Direccin de Orden Poltico (DOP), y de la
Direccin de Investigacin Criminal (DIP).

Nila Heredia declar sobre la existencia y funcionamiento de los


campos de concentracin del DOP.

En este sentido, afirm haber estado detenida en ellos en dos


oportunidades, que en los mismos se mantena en cautiverio a personas de
nacionalidad boliviana y tambin extranjeros.

Y que a travs de otra detenida, Loyda Snchez, supo que en los


interrogatorios participaban argentinos, que no hacan preguntas
directamente sino por medio de los agentes bolivianos y que esas preguntas
giraban en torno de la JCR.

En este sentido, tambin declar Mara Victoria Fernndez, quien dijo


haber escuchado a personas con acento argentino durante los interrogatorios y
tambin lo hizo Edmir Espinoza, que comparti el recinto de detencin con
Stamponi.

Espinoza afirm que el da que Stamponi fue sacado del recinto de


detencin, vio agentes que a las claras no eran paceos e incluso que no eran
bolivianos.

Que esto se notaba por la apariencia, el color de piel, la forma de vestir.

Entonces, para sintetizar, existen sobradas pruebas de que Bolivia


particip en Cndor y que para ello coordin internamente la labor de
diferentes organismos represivos.

Que el SIE estuvo a cargo de la coordinacin represiva y que todas


las actividades represivas se realizaban con la supervisin de Bnzer.

Que de la parte operativa se encargaba la Direccin de Orden Poltico y


que del intercambio de informaciones se ocupaba el ministerio del interior.
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Tambin el DOP detuvo y mantuvo en cautiverio a extranjeros y que en
los recintos de detencin pudo constatarse la presencia de miembros de
organismos represivos argentinos, que participaban en interrogatorios y en
el traslado de detenidos.

Aqu cabe mencionar, brevemente, las actividades de Horacio de Verda,


recientemente fallecido y que fuera imputado en esta causa.

Los Boletines Reservados del Ejrcito dan cuenta de su participacin en


actividades de coordinacin con Bolivia.

As, en el BRE N 4.687, en la pgina 887, figura una designacin, en


octubre de 1976, como asesor del equipo de asesoramiento militar en el
Estado Mayor General del Ejrcito de Bolivia, a desarrollarse a partir de
diciembre de 1976 y por un ao.

Otro Boletn Reservado 4.469, en la pgina 609, publicado en julio de


1983 figura indicaciones del otorgamiento de una condecoracin a De Verda
por la Repblica de Bolivia.

Las actividades de De Verda en el exterior no se limitaron a Bolivia.

Tambin fue agregado militar en Ecuador, donde fue condecorado,


segn surge de su legajo y del Boletn Reservado 5.022.

Veamos ahora brevemente cules fueron los blancos de Cndor en


Bolivia.

Aqu, a diferencia de los casos ya analizados, debemos mirar las


actividades que sucedieron en territorio boliviano.

El blanco principal de las actividades de coordinacin fue el Ejrcito de


Liberacin Nacional.

Blancos:

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1. Ejrcito de Liberacin Nacional/ Partido Revolucionario de los
Trabajadores de Bolivia.

En 1966 lleg a Bolivia el Che Guevara.

Enviado por Cuba, se propona comenzar desde el pas andino un


movimiento insurreccional de tipo continental.

Como es conocido, la guerrilla de acanguaz fracas y el esta


experiencia de lucha armada termin con el asesinato de Guevara en octubre
de 1967, adems de dejar un tendal de muertos.

Luego el ELN se reorganiz y, bajo la direccin de Inti Peredo y luego


de su hermano, Osvaldo Chato Peredo, intent una nueva experiencia: la
guerrilla de Teoponte, que tambin culmin en fracaso y en la masacre de los
participantes.

Los sobrevivientes de Teoponte se exiliaron a Chile en 1970, donde


fueron recibidos por Salvador Allende, recin electo presidente.

En Chile, como ya explicamos, el ELN estableci contacto con el MIR.

A partir de este contacto se crearon los lazos que determinaron la


integracin del ELN en la Junta de Coordinacin Revolucionaria.

Por esta va se consolidaron los contactos con el PRT argentino, que


influira en la determinacin de la organizacin poltica del ELN.

Mientras tanto, en Bolivia, en 1972 Banzer defini al ELN como su


principal adversario.

Tanto es as que en 1975 el ELN realiz el Ampliado ancaguaz, al


que fue enviado el conocido miembro del PRT argentino, Domingo Gringo
Menna, que propuso la creacin de un partido homlogo al argentino. Su
posicin triunf. Naca el PRT de Bolivia.

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Durante el ao 1976 el ahora PRT-B fue vctima de duros golpes que
comprometieron su existencia.

El PRT-B perdi a sus principales integrantes.

Seores jueces: Esos golpes fueron dados en el marco de Cndor.

De esta oleada represiva resultaron vctimas, en territorio boliviano, los


argentinos Luis Faustino Stamponi, Graciela Rutila Arts, Oscar Gonzlez
de la Vega y Efran Villa Isola.

Tambin la madre de Luis Faustino Stamponi, que fue secuestrada en


el marco de la bsqueda de su hijo.

Estos casos se trataran en conjunto a continuacin, donde se probar


como fue utilizado Cndor en el marco de este operativo.

***

Hemos visto entonces, a grandes rasgos, las caractersticas del


advenimiento en el poder de Hugo Banzer, la organizacin del sistema
represivo de la dictadura boliviana y su participacin en la Operacin Cndor.

Es momento de pasar a analizar lo sucedido con las victimas cuya


trayectoria se analiza en este debate.

Stamponi, Corinaldesi, Rutila Arts, Villa Isola y Gonzles de la


Vega

Ahora vamos a tratar los hechos que afectaron a Luis Faustino


Stamponi, Graciela Rutila Arts, Oscar Gonzles de la Vega, Efran
Fernando Villa Isola y Mafalda Corinaldesi.

Todos ellos fueron vctimas de la coordinacin represiva entre


Argentina y Bolivia, en el marco de la Operacin Cndor.

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Luis Faustino Stamponi era argentino, estaba casado con Alicia
Borgato y tena una hija llamada Silvina.

Estudi hasta el cuarto ao de ingeniera mecnica e integr el Centro


de Estudiantes de la Universidad.

Fue miembro de Palabra Obrera.

A raz de su participacin poltica, fue intensamente perseguido en


Argentina, siendo apresado en 1964.

En febrero del ao siguiente se fug y se exili en Cuba.

Durante su paso por ese pas, se integr al Ejrcito de Liberacin


Nacional de Bolivia, y comenz a utilizar el nombre de Gerardo Bermdez
y el apodo Miseria.

Al finalizar la guerrilla de ancaguaz, Stamponi particip de la


reorganizacin del ELN junto a Inti Peredo y, a principios de 1969, viaj junto
a sus compaeros a Bolivia.

Ya en ese pas comenz una relacin amorosa con una de sus


compaeras, Nila Heredia, y se convirti en uno de los principales dirigentes
de la organizacin, junto al boliviano Rubn Snchez y el uruguayo Enrique
Joaqun Lucas, apoddado Guilli, Integrante del Movimiento Tupamaro.

Lucas era pareja de Graciela Rutila Artes, que era argentina, pero que
haba vivido desde la adolescencia en Bolivia.

All Rutila estudi, primero, Farmacia y Bioqumica, y luego curs la


carrera de Asistente Social.

Durante su juventud, Graciela Rutila Arts fue dirigente estudiantil.

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Posteriormente se integr al ELN y al que luego form esa misma
organizacin, el PRT de Bolivia.

En razn de esas actividades, Rutila pas un perodo viviendo


clandestinamente en Per, junto con otros compaeros.

Fue en ese contexto que el 28 de junio de 1975, dio a luz a una nia,
hija de Enrique Lucas, a la que llamaron Carla.

Al igual que Graciela Rutila, Oscar Gonzles de la Vega era argentino,


pero haba vivido gran parte de su vida en Bolivia.

Cuando termin sus estudios secundarios vino a estudiar medicina a la


Universidad de la Plata, pero luego de terminar el tercer ao de la carrera,
regres y se uni al ELN-PRT B en Cochabamba, donde trabaj junto a Edmir
Espinoza.

Al igual que todos los miembros de esa organizacin, Stamponi, Rutila


y Gonzles de la Vega fueron muy perseguidos por la dictadura de Hugo
Bnzer.

Prueba de ello es que, ya en los inicios de la dictadura boliviana, haba


carteles que empapelaban el pas solicitando la colaboracin de la poblacin
local en la captura de los principales referentes del ELN.

La persecucin contra los miembros del ELN se intensific y


transnacionaliz cuando se suscribi y se puso en funcionamiento Cndor, a
fines de 1975.

No olvidemos que el ELN era parte de la JCR.

Adems, ll golpe de Estado en Argentina, como ya hemos visto,


intensific la cooperacin y, en este contexto, el intercambio de informacin
entre Argentina y Bolivia en general.

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En este sentido deben ser interpretados, por ejemplo, los hechos
ocurridos en Buenos Aires el 1 de junio de 1976.

Recordemos que el ex presidente boliviano Juan Jos Torres estaba


refugiado en la Argentina.

Durante su exilio, Torres haba denunciado a Banzer, convirtindose as


en un importante opositor a la dictadura.

Estaba planeando su retorno a Bolivia junto con su ex secretario de


presidencia, Pedro Silvetti, y con Rubn Snchez Valdivia, miembro del ELN.

Justamente, el 1 de junio Torres fue secuestrado y asesinado.

Su cuerpo apareci das despus.

El asesinato de Torres fue una accin coordinada entre las dictaduras


argentina y boliviana en el marco de Cndor.

Y ese marco tuvo particulares consecuencias para los miembros del


ELN, a ambos lados de la frontera.

Tan es as que 10 das despus del inicio de la dictadura argentina, el 2


de abril de 1976, fueron secuestradas Nila Heredia en Cochabamba y
Graciela Rutila junto a Carla, su hija de 9 meses, en Oruro.

Heredia y Rutila permanecieron detenidas en distintos centros


clandestinos de detencin en Bolivia y fueron interrogadas acerca del paradero
de Luis Stamponi, pareja de Heredia; y de Enrique Lucas, pareja de Rutila.

En este marco, Rutila fue separada de su hija y torturada ferozmente, al


mismo tiempo que la amenazaban con la suerte de Carla si no daba
informacin.

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Mientras Rutila y Heredia permanecan secuestradas, el 20 de julio
de 1976, fue privado de la libertad Oscar Hugo Gonzles de la Vega, en un
operativo desplegado en la ciudad de Cochabamba, donde tambin fueron
apresados otros miembros del ELN.

En el operativo intervinieron agentes del DOP de la Paz, lugar al que


condujeron a Gonzlez de la Vega luego del secuestro.

All, fue torturado en reiteradas oportunidades por los agentes


bolivianos Gemio, Balbian y Cuentas, de particular ingerencia en el marco de
Cndor, como ya mencionamos en este alegato.

Meses despus, el 17 de septiembre de 1976, las fuerzas bolivianas


secuestraron a Pedro Silvetti y Enrique Joaqun Lucas.

El operativo se produjo en una casa de seguridad de la organizacin,


ubicada en Cochabamba.

Desde entonces se encuentran desaparecidos.

Prueba del funcionamiento de la coordinacin represiva en estos hechos


es que, das despus del operativo, a travs de un tlex del sistema
Cndortel, Bolivia le inform a Uruguay de la captura de Enrique
Lucas, intensamente buscado por ser miembro del Movimiento
Tupamaros.

A Rubn Snchez, a pesar de la incesante bsqueda, nunca lo


encontraron.

Sres. Jueces: luego del secuestro de Lucas y de Sivetti, la oleada


represiva contra el ELN sigui.

El objetivo ahora era la captura de Luis Stamponi, miembro de la


Direccin Nacional del PRT B, a quien buscaban, como ya dijimos, desde la
captura de su pareja de Nila Heredia.

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Fue as como, en la madrugada del 28 de septiembre de 1976, Luis
Stamponi fue secuestrado junto con sus compaeros Silvio Mercado Navarro,
Mara Victoria Fernndez y su beb en la localidad de Llallagua,.

En el operativo participaron agentes del DOP de Oruro, junto con


personal del Regimiento de Tarapac y efectivos de la polica boliviana, que
rodearon e ingresaron a la casa de seguridad donde vivan.

Posteriormente fueron trasladados y conducidos por distintas


dependencias oficiales, exhibindoselos como trofeos.

Luego, Stamponi fue recluido unos das en la crcel de Achocalla.

All fue sometido a duros interrogatorios y sesiones de tortura hasta el 7


de octubre de 1976, cuando fue trasladado al DOP de La Paz.

Sres. Jueces: vimos entonces que en este juicio se acreditaron los


secuestros, por parte de las fuerzas bolivianas, de Rutila, Gonzles de la Vega
y Stamponi.

Vimos tambin que esos secuestros ocurrieron en Bolivia, en ciudades y


en momentos diferentes y que, en todos los casos, las vctimas fueron
interrogadas y torturadas.

Lo que ahora queremos remarcar es que en todos los casos, miembros


de la Polica Federal Argentina se trasladaron a La Paz para torturarlos.

Esto fue permitido y coordinado por las fuerzas represivas


bolivianas.

Dicho esto, hay otros hechos que deben tratarse en conjunto con los que
venimos desarrollando: los que afectaron a Efran Fernando Villa Isola.

Si bien no se pudo determinar que efectivamente haya tenido un vnculo


con el ELN, este argentino nacido en Salta, que fue secuestrado en Bolivia en

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julio de 1976, tambin fue interrogado por agentes argentinos en un lugar
dependiente del Ministerio del Interior boliviano.

Villa Isola haba sido detenido en Santa Cruz por militares bolivianos,
por carecer de documentos.

No haba tenido actividad poltica en Bolivia.

Sin embargo, cuando las fuerzas represivas locales a travs de los


sistemas de comunicacin que enlazaban a los pases que se servan de
Cndor, comprobaron que era requerido por Argentina por sus antecedentes
polticos, lo trasladaron al DOP de La Paz.

Esto da la pauta de la existencia de una prctica sistemtica que se


desarrollaba en el marco de Cndor

Finalmente Villa Isola, Graciela Rutila, su hija Carla, Luis Stamponi y


Oscar Gonzles de la Vega, fueron trasladados por agentes del DOP hacia
la frontera de Villazn con la Quiaca y entregados ilegalmente a los
organismos de seguridad argentinos.

A partir de ese momento los organismos represivos argentinos


dispusieron de sus vidas.

El 29 de agosto de 1976, Villa Isola, Rutila y su hija, fueron recibidos


en Argentina por la Gendarmera Nacional y trasladados en un avin a la
Ciudad de Buenos Aires, permaneciendo luego alojados en condiciones
inhumanas de detencin en Automotores Orletti.

Recordemos que, adems de haberse probado en este juicio, esto ltimo


ya se tuvo por probado en dos sentencias anteriores:

* en la dictada en la causa N1627 por este mismo Tribunal;

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* y en la dictada en la causa n 1351 del Tribunal Oral en lo Criminal
Federal n 6, relativa al juicio conocido como Plan sistemtico de
apropiacin de nios.

En Orletti se perdi el rastro de Graciela Rutila y de Efran Villa Isola.

Carla Rutila fue apropiada por el agente de la SIDE Eduardo Ruffo,


quien, como sabemos, era uno de los miembros de la patota que operaba en
ese CCD.

Hasta que recuper su identidad, en agosto de 1985, fue vctima de


malos tratos y abusos sexuales por parte de su apropiador.

En cuanto a Oscar Gonzles de la Vega y Luis Stamponi, ambos fueron


entregados el 15 de octubre de 1976 a las fuerzas represivas argentinas y,
desde ese da, se desconoce su paradero.

Las familias de todas las vctimas hicieron numerosas gestiones para


obtener informacin sobre sus destinos, tanto en Bolivia como en Argentina, y
ante organismos internacionales.

En Bolivia, la madre de Graciela Rutila y la de Luis Stamponi,


recibieron, de parte del Ministerio del Interior Boliviano, radiogramas
oficiales donde constaba la entrega de sus hijos a las autoridades
argentinas.

Lo mismo fue informado oralmente a la madre de Oscar Gonzles de la


Vega.

A raz de esa informacin, los familiares acudieron a los organismos


argentinos, pero en todos los casos contestaron de manera negativa.

Los grupos familiares a los que pertenecan estas vctimas tambin


fueron amenazadas para que callaran.

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Matilde Arts, madre de Graciela Rutila, fue perseguida por los
organismos de seguridad boliviana, mientras buscaba a su hija y a su nieta,
hasta que consigui refugiarse en Espaa.

Por su parte, Mafalda Corinaldesi, madre de Luis Stamponi, fue


secuestrada en un hotel ubicado en la Calle Esmeralda 454 de la Capital
Federal, el 19 de noviembre de 1976, a su regreso de la capital boliviana, a
donde haba viajado para averiguar por el paradero de su hijo.

Mafalda Corinaldesi, que viva en Punta Alta y nunca haba tenido


actividad poltica, fue una vctima ms de Cndor; y hasta el da de hoy
permanece desaparecida.

Debemos mencionar que el lugar donde ocurri su secuestro se


encontraba entonces bajo el control del rea VI a cargo de la Armada
Argentina, que a los efectos de la coordinacin de la represin en la Ciudad,
responda a la Subzona Capital Federal, cuyo responsable era Jorge Carlos
Olivera Rvere.

Sus familiares llamaron al hotel donde se haba alojado, y solamente


mediante el soborno a un empleado, pudieron enterarse de que un grupo de
agentes de la Polica Federal, armados y vestidos de civil, se la haban llevado.

Sin embargo, oficialmente, el personal del hotel dijo que Mafalda


Corinaldesi nunca se haba registrado all.

Tiempo despus, Leticia Corinaldesi, hermana de Mafalda, present una


accin de hbeas corpus ante la justicia argentina, el cual fue rechazado a los
pocos das.

Asimismo y una vez que recobr su libertad, Nila Heredia hizo diversas
presentaciones ante organismos internacionales por Luis Stamponi y su madre,
sin resultado.

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Una vez recuperada la democracia en Argentina, Alicia Borgato, esposa
de Stamponi, denunci lo ocurrido ante la CONADEP y present un habeas
data en favor de su esposo y de su suegra.

La embajada italiana, en el ao 1984, hizo una presentacin colectiva


por los ciudadanos italianos desaparecidos en Argentina, entre los que estaba
Mafalda Corinaldesi.

Sin embargo, a pesar de todos estos intentos, en esas investigaciones


tampoco se pudo obtener ningn dato que les permitiera a los familiares
esclarecer lo ocurrido.

De acuerdo a la descripcin que hemos realizado, se encuentra por


dems de acreditado que el secuestro, traslado clandestino desde Bolivia hacia
Argentina y la desaparicin de Graciela Rutila, Efran Villa Isola, Luis
Stamponi y Oscar Gonzles de la Vega, as como el secuestro y
desaparicin de Mafalda Corinaldesi en Argentina, ocurrieron gracias al
andamiaje de coordinacin aportado por Cndor.

Prueba

Estos hechos se encuentran acreditados, en primer lugar, por la


declaracin de Nila Heredia en la audiencia, quien nos habl de la
participacin poltica y y de la persecucin que sufri Luis Stamponi en
Argentina, extremo que lo oblig a emigrar a Cuba a mediados de los 60.

Ello se encuentra corroborado con el legajo remitido por la Comisin


Provincial por la Memoria, que contiene documentacin hallada en el archivo
de la ex DIPBA sobre Luis Stamponi.

En el mismo sentido, el legajo de la Polica de la provincia de Jujuy que


se encuentra inserto en el legajo CONADEP de la vctima, muestra que era
buscado por las fuerzas represivas argentinas por las actividades que
realizaba.

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Asimismo, Nila Heredia, que era miembro del ELN-PRT B, relat los
inicios de la organizacin, cmo se integr a ella Stamponi y cmo, con los
aos, pas a ser uno de sus principales referentes.

Acerca de las actividades que desarroll tanto en el ELN como en el


PRT B, escuchamos tambin a los testigos Mara Victoria Fernndez y Edmir
Espinoza quienes detallaron las distintas tareas que realizaron junto a Luis
Stamponi.

Asimismo, Edmir Espinoza y Nila Heredia describieron las


participaciones polticas de Oscar Gonzles de la Vega, Graciela Rutila y
Enrique Joaqun Lucas.

En relacin con las actividades de Graciela Rutila, resulta tambin


relevante la declaracin testimonial de Mara Victoria Fernndez, as como la
documentacin aportada por Carla Artes Company al momento de declarar en
el juicio celebrado en la causa N1627.

Dentro de esas piezas, hay un documento que recepta las


manifestaciones de Loyda Snchez en el ao 1983, en la que da cuenta de que,
hacia 1975, Graciela era responsable de prensa del PRT B.

Asimismo, se encuentra una declaracin de Matilde Arts Company,


agregada en la causa que se le sigui a Eduardo Ruffo por la apropiacin de
Carla Arts Company e incorporada al debate, en la que hace referencia a que
su hija era dirigente estudiantil y particip en las movilizaciones de apoyo a la
huelga minera.

Tambin dentro de ese conjunto de documentos, hay una carta del


Ministerio de Relaciones Exteriores de Per dirigida al ACNUR, fechada el 15
de mayo de 1978.

En esa carta, se inform que cuando Rutila dio a luz a su hija Carla,
viva de manera clandestina en Lima, Per.

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Esa informacin cobra relevancia a la luz de los dichos de Edmir
Espinoza, quien seal que fue en Lima donde se haba debatido la creacin
del PRT B; y que Graciela haba estado all como muchos otros miembros
del ELN.

Asimismo, Espinoza dijo que trabaj en Cochabamba para la


organizacin, junto con un joven de la zona de Santa Cruz, que haba
estudiado en La Plata.

Si bien no record su nombre, resulta claro que se refiri a Oscar Hugo


Gonzles de la Vega.

Persecucin

Mara Victoria Fernndez dio detalles relacionados con la persecucin


que sufrieron los miembros del ELN en Bolivia.

Por ejemplo, nos cont que cuando viajaba en tren con Luis Stamponi,
se bajaban antes de llegar a las estaciones, por seguridad.

Asimismo, dijo que haba afiches en diferentes medios, fronteras y


dependencias policiales, que decan que lo buscaba la polica por ser un
delincuente poltico.

En el mismo sentido declar el testigo Edmir Espinoza, quien adems


aport al juicio uno de esos carteles, que explic era del ao 1972.

En el cartel se puede ver la foto, el nombre y el apodo de Graciela


Rutila, Luis Stamponi, Nila Heredia, Edmir Espinoza y Rubn Snchez,
entre otros.

Su encabezado reza, y cito:

Extremistas prfugos buscados por la polica por terrorismo,


sabotaje, intimidacin y asesinatos.

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Al pie del cartel se lee, y cito:

Colabore con la seguridad nacional proporcionando datos sobre estos


delincuentes.

Adems, Gerardo Irusta en su libro titulado Espionaje y servicios


secretos en Bolivia, afirma que segn los dichos de un ex agente del
Ministerio del Interior boliviano, esos carteles fueron elaborados sobre la base
de informaciones provistas por el Sistema Cndor, para que esas
personas fueran perseguidas en los pases que integraban la red.

Secuestro y cautiverio en Bolivia

Acerca de las circunstancias de modo, tiempo y lugar en que ocurri el


secuestro de Graciela Rutila y su hija Carla, contamos con la declaracin de
Carla Arts Company, brindada en el juicio de la causa N1.627.

Carla afirm que, luego del operativo, su madre fue trasladada a una
dependencia del Ministerio del Interior en La Paz, mientras que ella fue
alojada en un orfanato.

La misma informacin surge de la declaracin de Matilde Arts


Company en la causa 8.504, aportada por Carla.

E igualmente se desprende del Informe de la comisin Nacional de


Investigacin de Desaparecidos de la Paz, inserto en el legajo CONADEP
N6.333.

En ese informe se seala que durante el operativo participaron los


agentes bolivianos Melquades Torrez, Vctor Barrenechea y Damy Cuentas,
adems de agentes del DOP de Oruro.

Por otro lado, el artculo del diario Presencia de abril-mayo de 1976,


titulado Representantes de la Cruz Roja visitaron prisiones polticas,
tambin aportado por Carla Rutila Arts, da cuenta de que durante esos meses,

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Graciela Rutila permaneci privada de su libertad en la crcel de Viacha, en
Bolivia.

All tambin estuvo alojada por esos das Nila Heredia, quien declar en
esta audiencia que a Graciela la torturaron mucho y que durante los
interrogatorios le mostraron a la nia y le dijeron que si deca dnde
estaba Joaqun Lucas, se la iban a devolver.

En otro orden, la bsqueda de Joaqun Lucas aparece en otros dos


registros.

Por un lado, en la declaracin en el debate de Amparo Carvajal, que


como representante de la Iglesia Catlica, visit a Graciela Rutila en la crcel
de Viacha.

Por otro, en una entrevista que cita Gerardo Irusta en su libro titulado
Espionaje y servicios secretos en Bolivia.

Se trata de un dilogo mantenido con un ex agente del sistema


Cndor en Bolivia en el ao 93, quin le dijo que Graciela Rutila fue
duramente torturada para conocer el paradero de su pareja, y tratar por
ese medio, que cayera la red urbana del ELN que era su objetivo ltimo.

En cuanto al secuestro de Oscar Gonzles de la Vega, se pudo acreditar


que entre el 20 y 23 de julio de 1976 hubo un operativo en la ciudad de
Cochabamba en el que desaparecieron varios integrantes del ELN, entre los
que se encontraba la vctima.

Esto surge especialmente de dos grupos documentales.

El primero es el informe obrante en el folio N172 de las Actuaciones


Reservadas de la SIDE de la causa n 1976.

El segundo, de la documentacin aportada al debate por Nila Heredia a


este debate, que incluye el Informe de la Comisin Nacional de Investigacin
de Desaparecidos de la Paz en relacin a Stamponi y el artculo del diario
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Hoy, del 18 de septiembre de 1976, titulado Perecieron 2 guerrilleros en
enfrentamiento: Cochabamba

Al respecto, contamos adems con el legajo CONADEP N6.586, de


cuyas constancias se desprenden la fecha y el lugar en que ocurri el
secuestro.

Asimismo, dentro de ese mismo legajo, se encuentran asentados los


dichos del padre de la vctima, Cecilio Gonzles, documento fechado el 13 de
noviembre de 1979, en el que describi lo que pudo averiguar sobre lo
sucedido a su hijo luego del secuestro.

All menciona que fue trasladado al DOP de La Paz, en donde fue


torturado por los agentes conocidos como Gemio, Balbian y Cuentas,
que luego fue incomunicado en una celda a oscuras y engrillado de pies y
manos.

En su relato, Cecilio Gonzles tambin expres que del 22 al 24 de


agosto de 1976, su hijo fue trasladado a otra celda en donde fue torturado
por agentes de la Polica Federal Argentina.

Esta informacin aparece tambin en la carta manuscrita firmada por


Edmir Espinoza, que fue aportada por la testigo Nila Heredia en el juicio y
ratificada por el mismo Espinoza el da de su declaracin en el debate, en la
que reconoci como propia la letra y la firma all insertas.

Tambin sabemos, por los dichos de Nila Heredia, que en julio o agosto
de 1976, Graciela Rutila fue interrogada por agentes argentinos.

Del testimonio de Matilde Arts del 27 de octubre de 1981, agregado al


legajo CONADEP N6.333 y tambin del testimonio de Carla Arts, surge
adems que esos interrogatorios tuvieron lugar en una casa perteneciente al
Ministerio del Interior boliviano.

Por otro lado, qued demostrado en el debate, a travs del testimonio de


Mara Victoria Fernndez, de Nila Heredia y del de Carla Arts Company, que
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el 17 de septiembre de 1976 fue asesinado en Cochabamba el compaero de
Rutila, Enrique Lucas, junto a Pedro Silvetti.

El tlex del sistema CONDORTEL a travs del cual Bolivia le


inform a Uruguay lo ocurrido, fue transcripto en forma literal en la pgina
344 del libro de Gerardo Irusta, aportado por Boccia Paz al debate, y en el
libro titulado El asesinato de Juan Jos Torres de Martn Sivak.

Adems, el operativo fue difundido pblicamente al da siguiente a


travs del artculo periodstico titulado Perecieron 2 guerrilleros en
enfrentamiento: Cochabamba, que como dijimos fue aportado por Heredia el
da de su declaracin.

Al final del artculo se lee lo siguiente, y cito:

Prosiguen las investigaciones con respecto al paradero del argentino


Stamponi y de otros elementos de la misma organizacin.

En relacin con ello, Nila Heredia dijo en la audiencia, que a partir de


junio de 1976, durante los interrogatorios a los que fue sometida, le dejaron de
preguntar por Gerardo Bermdez y la empezaron a interrogar sobre Luis
Stamponi; queran saber su nombre real.

Esto por supuesto da cuenta de las tareas de inteligencia que estaban


haciendo para encontrarlo, y que cada vez estaban ms cerca de lograrlo.

A su vez, dentro la documentacin que aport la testigo, uno refleja sus


propias manifestaciones ante la Asociacin de Familiares de Detenidos,
Desaparecidos y Mrtires por la Liberacin Nacional de Bolivia, en el ao
2005, en donde cuenta que en agosto de 1976, en uno de los interrogatorios,
estaban presentes policas argentinos y le preguntaron por Stamponi.

Acerca del secuestro de Stamponi, adems del relato de Nila Heredia y


del legajo CONADEP de la vctima, cobra relevancia el testimonio de Mara
Victoria Fernndez, quien presenci los hechos, ya que ella misma fue
secuestrada en esa oportunidad.
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Ella cont cmo se desarroll el operativo y relat detalladamente el
recorrido que hicieron por distintas dependencias oficiales, hasta llegar a la
prisin de Achocalla y luego al DOP de La Paz.

Al igual que lo que pas con el operativo que acab con las vidas de
Lucas y Silvetti, las agencias represivas bolivianas tampoco se abstuvieron de
hacer pblica la detencin de Stamponi y sus compaeros.

A travs del comunicado N24-76, el Ministerio del Interior hizo


conocer los pormenores del operativo, ocurrido a las 5 de la maana del 28 de
septiembre de 1976.

Ese comunicado fue transcripto en un artculo del diario Hoy de La


Paz del 5 de octubre de 1976, que se encuentra incorporado al debate.

Repatriaciones forzadas

Sres. Jueces: La repatriacin forzada de Rutila y Villa Isola hacia la


frontera Villazn-La Quiaca, y su posterior entrega a la Gendarmera
Argentina, tambin se encuentran acreditadas por prueba diversa.

En primer trmino, a travs del radiograma del Ministerio del Interior


de la Repblica de Bolivia, de fecha 29 de agosto de 1976, obrante a fs. 168
de la causa n 1.504, del que surge que a las 10.15hs. se procedi a expulsar a
los ciudadanos argentinos Efran Fernando Villa Isola y Graciela Rutila Arts
con su hija, por el puente internacional.

Asimismo, acreditan tal circunstancia la declaracin de Carla Arts


Company y el informe de la Comisin Nacional de Investigacin de
Desaparecidos Forzados de Bolivia que obra en el legajo CONADEP de
Rutila.

A su vez, a travs de los testimonios de Jos Luis Bertazzo,


sobreviviente de Automotores Orletti, se encuentra probada la presencia de
Graciela Rutila y de Efran Villa Isola en ese lugar.

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La apropiacin de Carla por parte de Ruffo, por otra parte, se tuvo por
acreditada en la sentencia de la causa N 8.504, en la que fue condenado.

Adems, en el marco del debate de la causa n1.627 Carla Arts dio


cuenta de los maltratos y abusos que sufri por parte de su apropiador.

Sobre Villa Isola, Bertazzo record que en Orletti tuvo oportunidad de


conversar con l, quien le cont que lo haban detenido por problemas de
documentos en Bolivia, pero que los agentes bolivianos se comunicaron con
las fuerzas represivas argentinas, y estos lo fueron a buscar llevndolo
directamente a Orletti junto a Graciela Rutila.

Bertazzo afirm tambin que Villa Isola estaba sorprendido porque si


bien haba tenido una vieja participacin poltica en el partido peronista, haca
tiempo que no tena vinculacin con la poltica argentina.

A pesar de ello, lo cierto es que su nombre figuraba en los listados de


personas consideradas subversivas, tal como qued acreditado a travs de la
informacin inserta en la cartula del legajo de la vctima remitido por la
Comisin Provincial por la Memoria.

En l se le atribuye filiacin poltica al ERP.

Tambin contamos con otro listado, incluido en el Rollo 143 del archivo
del terror, en donde Villa Isola figura dentro de una nmina de terroristas
argentinos, y con un documento enviado por el NSA, consistente en una ficha
secreta con fotografa, datos filiatorios y antecedentes suyos.

Tal como puede advertirse de estos coincidentes documentos,


provenientes de acervos documentales diferentes, que los organismos
represivos argentinos buscaban a Villa Isola; y que su detencin y repatriacin
forzada se realiz a travs de las redes de coordinacin que se servan del
anadamiaje que provea Cndor.

Por otra parte, el informe de la Comisin Nacional de Investigacin de


Desaparecidos Forzados de Bolivia, en relacin con Villa Isola, da cuenta que
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a travs del sobreviviente boliviano Jaime Lora, pudo determinarse que antes
de ser entregado a Argentina, Villa Isola haba intentado suicidarse en
distintas oportunidades, luego de haber sido torturado por policas
argentinos en Bolivia.

Asimismo, se prob en este juicio, que la entrega clandestina de Villa


Isola, Rutila y su hija no fue un hecho aislado, sino que lo mismo ocurri
con Gonzles de la Vega y Stamponi.

Nila Heredia aport un recorte del 8 de octubre de 1976 del diario


Presencia de La Paz, en el que se public un discurso pronunciado el da
anterior por el Ministro del Interior boliviano, Pereda Asbn.

En su alocucin, el funcionario adelant que Stamponi sera puesto en


la frontera, por haber ingresado clandestinamente al pas.

A su vez, en el informe sobre Luis Stamponi de la Comisin Nacional


de Investigacin de Desaparecidos de La Paz se transcribi el relato del ya
citado Jaime Lora, quien comparti cautiverio con l y con Oscar Gonzles de
la Vega.

Lora dijo que una tarde del mes de octubre los vio en el DOP y
describi que estaban bien peinados y con las manos atadas por detrs.

Stamponi llevaba un poncho y Gonzles de la Vega un traje azul.

A partir de ese da no supo nada ms de ellos.

Este relato encuentra sustento en los dichos del testigo Edmir Espinoza
en la audiencia de debate, quien asegur haber visto a dos agentes
aparentemente argentinos el da que se llevaron a Stamponi del DOP.

Y del citado informe, surge tambin que el agente del DOP, Jos Luis
Ormachea Espaa, dijo que lo entregaron a la Gendarmera Argentina.

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La entrega de los dos argentinos en la frontera, se encuentra acreditada
tambin por los dichos de Nila Heredia, por la documentacin que aport el
da de su declaracin y por los legajos CONADEP de las vctimas.

A ello se suma la carta del Ministro del Interior, Migracin y Justicia de


Bolivia dirigida al Ministro de Asuntos Campesinos y Agropecuarios, del 4 de
mayo de 1979, relativa a un reclamo de Amnista Internacional.

All, en relacin a Stamponi dice lo siguiente:

El sujeto antes mencionado fue detenido en fecha 28 de septiembre


de 1976 en la localidad de Llallagua en plena actividad subversiva y
posteriormente, en fecha 15 de octubre del mismo ao, segn Radiograma del
DOP 203/76, fue expulsado del pas, por constituir un elemento indeseable y
su activa participacin en poltica interna de tipo extremista, en cumplimiento
a lo dispuesto en la ley del 18 de enero de 1911.

Esta carta fue remitida a este juicio por la Comisin Interamericana de


Derechos Humanos.

En este sentido, el testimonio de Nila Heredia, el legajo CONADEP


N3.379 y el hbeas Data presentado por Manuel Gaggero en representacin
de Alicia Borgato y Silvina Stamponi, dan cuenta de que Mafalda Corinaldesi
viaj para averiguar por su hijo, y que al igual que otros familiares recibi un
radiograma del Ministerio del Interior donde estaba asentada la
expulsin de Stamponi a Argentina.

Como Mafalda fue secuestrada a su regreso de Bolivia, no contamos


con ese documento, pero sabemos que efectivamente existi, ya que en la
carta aportada por la CIDH del 4 de mayo de 1979, el propio Ministro del
Interior boliviano alude al radiograma de expulsin n203/76.

Con respecto a la fecha de desaparicin de Stamponi, en diferentes


documentos se asent que se produjo el 15 de octubre de 1976 en la frontera
de Villazn.

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As qued asentado en los certificados de la subsecretara de Derechos
Humanos del Ministerio del Interior argentino relativos a ambas vctimas, que
se encuentran en sus respectivos legajos CONADEP.

En el caso de Stamponi, tambin se estableci esa como fecha


presuntiva de desaparicin en el Acta del ao 1997 del Registro Civil de la
Ciudad de Buenos Aires.

Gestiones y secuestro de Mafalda

Sres. Jueces: Las familias de todas las vctimas realizaron una enorme
cantidad de averiguaciones con posterioridad a los secuestros de sus seres
queridos.

As lo refleja la documentacin aportada por Carla Arts Company, el


libro titulado Crnica de una desaparicin, y el captulo 14 del libro Botn
de guerra de Nosiglia que da cuenta de las gestiones realizadas por su abuela
Matilde Arts en su bsqueda y en la de su madre.

Del mismo modo, los legajos CONADEP de Gonzles de la Vega y


Efran Villa Isola, dan cuenta de que sus familias tambin presentaron
denuncias con el fin de encontrarlos.

En relacin a Gonzles de la Vega, la denuncia dirigida al Ministerio


del Interior del 17 de noviembre de 1978 y el relato de Cecilio Gonzles, que
obran en el legajo CONADEP N6586, acreditan que Antonia de la Vega fue
informada por el Ministro del Interior boliviano, Juan Pereda Asbn, que su
hijo haba sido entregado a la Polica Argentina.

Esta misma informacin recibi Matilde Arts en relacin con su hija y


su nieta.

En la audiencia, Amparo Carvajal, agreg que el da que fue a recibir


ese mismo radiograma a la Cruz Roja, se encontr con la madre de Stamponi,
Mafalda Corinaldesi, quien estaba reclamando por su hijo.

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Y esto coincide con el testimonio de Nila Heredia y con el resto de la
prueba documental que da cuenta del viaje de Mafalda Corinaldesi a Bolivia
en bsqueda de su hijo.

Esta prueba tambin permite concluir que a su regreso ,su secuestro en


Buenos Aires se produjo tambin gracias a la complicidad de los organismos
represivos argentinos y bolivianos.

En el legajo CONADEP N3379, Alicia Borgato, nuera de Mafalda,


denunci que el mismo da de su regreso, esto es el 19 de noviembre de 1976,
Mafalda le cont lo que haba ocurrido en Bolivia y le mostr el radiograma
en el que constaba la entrega de Luis Stamponi a la Argentina.

Y tambin le mencion que saba que la venan siguiendo desde su


llegada al aeropuerto de Ezeiza.

Si bien durante la tramitacin del habeas data presentado en su favor,


ninguno de los hoteles sitos en la calle Esmeralda reconocieron haber alojado
a Mafalda Corinaldesi, lo cierto es que del relato de Alicia Borgato se
desprende que sobornaron a un empleado del hotel Esmeralda, quien
corrobor que Corinaldesi efectivamente se haba alojado ah; y que haba
sido sacada del lugar por policas.

Adems, Leticia Corinaldesi, hermana de Mafalda, relat en su


declaracin testimonial en la causa N14.770, que su hermano Amadeo se
haba comunicado telefnicamente con el hotel sito en la calle Esmeralda 454
y que el mismo encargado le cont lo que haba pasado.

A su vez, el legajo remitido por Comisin Provincial por la Memoria


sobre Mafalda Corinaldesi, as como el habeas corpus presentado por su
hermana Leticia Corinaldesi, dan cuenta de las denuncias y solicitudes de
paradero que realiz la familia de Mafalda luego de su desaparicin, las que
no arrojaron resultados.

En virtud de todo lo expuesto, entendemos que a travs de los elementos


de prueba que hemos desarrollado, se encuentra suficientemente acreditada la

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puesta en funcionamiento de los mecanismos de coordinacin establecidos por
Cndor, en relacin con los hechos que afectaron a Graciela Rutila, Efran
Villa Isola, Oscar Gonzles de la Vega, Luis Faustino Stamponi y Mafalda
Corinaldesi.

Qued demostrado el intercambio de informacin entre las fuerzas


represivas argentinas y bolivianas, la realizacin de interrogatorias en centros
de detencin bolivianos por parte de agentes argentinos, el intercambio
clandestino de prisioneros, su posterior alojamiento en CCD argentinos, sus
desapariciones en nuestro pas y hasta la apropiacin de una nia, por parte de
uno de los represores que operaba en Orletti.

En este juicio, debido a las limitaciones del objeto procesal establecidas


durante la instruccin, a la separacin del imputado Luciano Benjamn
Menndez y al fallecimiento de los imputados Videla, Harguindeguy, Bussi, y
recientemente, de Olivera Rvere, slo estamos habilitados para formular
acusacin contra Miguel ngel Furci por la privacin ilegtima de la
libertad y los tormentos sufridos por Graciela Rutila y de Efran Villa
Isola.

Jorge Hernn Villavicencio Caldern

Trataremos ahora lo ocurrido con Jorge Hernn Villavicencio Caldern,


mdico boliviano, que en febrero de 1977 fue secuestrado en San Miguel de
Tucumn, a los 39 aos.

Antes, debemos advertir que en este caso no podremos dirigir


acusaciones contra los responsables de lo ocurrido, dadas las limitaciones del
objeto procesal, y el fallecimiento de Jorge Rafael Videla.

Sin embargo, analizaremos lo sucedido porque este hecho, como


veremos, demuestra cmo el intercambio de informacin entre los organismos
represivos de las dictaduras de la regin, sobre quienes eran considerados
subversivos fue uno de los aspectos de la asociacin criminal Cndor.

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Dicho esto, corresponde mencionar que el Dr. Villavicencio haba
tenido participacin sindical en Bolivia.

Incluso en 1970 lleg a ser elegido secretario de relaciones de la


Confederacin Mdica Sindical.

Esto se desprende del testimonio de su esposa, Irma Lorini.

Debido justamente a esa participacin sindical, fue objeto de


persecucin y fue detenido luego del golpe de Estado de Banzer.

Sobre esto tambin se expidi Irma Lorini, y adems contamos con el


documento titulado Testimonio para la historia, de su autora.

En relacin a la persecucin sufrida tambin se incorporaron el acta del


11 de febrero de 1999, que recepta los dichos del Secretario General del
Comit Ejecutivo Nacional de la APDH de Bolivia, Sacha Sergio Llorenty
Soliz volcados ante el Juzgado de Instruccin n 5 de la Audiencia Nacional
de Madrid; y el documento titulado Asesinato de Jorge Villavicencio;
ambos aportados por Martn Sivak durante la instruccin.

Ambos documentos, coinciden al describir las circunstancias de tiempo


y lugar en que Jorge Villavicencio fue detenido en Bolivia a raz de su
participacin sindical.

Es justamente por haber sido perseguido en su pas, que en 1972 se


exili en Argentina.

De acuerdo a lo que relat su esposa, se instal, primero, en La Plata y


luego en Tucumn.

Sus manifestaciones se encuentran corroboradas con el informe de


radicacin definitiva, elaborado por el Ministerio del Interior.

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Sres. Jueces: En este juicio se acredit que Villavicencio fue
secuestrado el 25 de febrero de 1977 en su consultorio mdico de la Ciudad de
San Miguel de Tucumn.

En ese entonces, la provincia de Tucumn se encontraba dentro del


mbito jurisdiccional del rea 321, a cargo de Ernesto Arturo Alais,
dependiente de la Sub-zona 32, a cargo de Antonio Domingo Bussi, quien a su
vez, responda a las rdenes de Luciano Benjamn Menndez, responsable
mximo de la Zona 3.

Las circunstancias de modo, tiempo y lugar del secuestro fueron


relatadas por Irma Lorini, quien fue testigo presencial del hecho.

Sus dichos en este sentido coinciden con el contenido de una misiva que
envi a Amnesty International el 21 de abril de 1978, agregada a fs. 1 y 2 del
legajo CONADEP n 8.384; y tambin con el contenido del formulario para
determinar el estatus de refugiado de Villavicencio remitido por ACNUR.

Se demostr asimismo que luego de su secuestro, Villavicencio fue


llevado al CCD que funcion en la Brigada de Investigaciones de la Polica de
San Miguel de Tucumn, donde se lo someti a brutales torturas e
interrogatorios.

Sres. Jueces: La prueba producida tambin demuestra que los captores


de Jorge Villavicencio se sirvieron de las redes Cndor.

Esto fue as por cuanto, si bien se acredit que el motivo inmediato del
secuestro del Dr. Villavicencio fue el hecho de haber brindado atencin
mdica a una joven perteneciente a la organizacin Montoneros, una vez que
lo tuvieron cautivo, se pusieron en funcionamiento las redes de
coordinacin.

En efecto, por un lado, contamos con el documento del legajo 2703 de


la ex DIPBA titulado detenidos a disposicin del PEN, que consiste en un
listado producido por la Jefatura de Inteligencia Naval, fechado el 17 de junio

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de 1980, donde al lado del nombre de Villavicencio se indic, cito,
Montonero cur subvers[ivo]..

Ello coincide con el relato de Irma Lorini.

Pero, por otro lado, la testigo tambin record que mientras su esposo
permaneca cautivo en la Brigada de Polica, ella se entrevist con el entonces
Jefe de Polica provincial, Mario Zimermann.

Zimmermann le comunic que aunque su detencin se vinculaba con el


tratamiento mdico brindado a la integrante de Montoneros, no haba
constancias de que Villavicencio perteneciese a alguna organizacin
poltica en Argentina.

Y Zimmermann agreg que, sin perjuicio de ello, haban recibido


informes del gobierno boliviano; y que saban que Villavicencio haba
trado ideas revolucionarias desde su pas.

Los dichos de Zimermann, como puede advertirse, dan cuenta de la


fluidez en el intercambio de informacin que exista entre los integrantes
de la Operacin Cndor; en este caso, Argentina y Bolivia.

Despus de este perodo de cautiverio en la Brigada de Polica, a Jorge


Villavicencio lo trasladaron al Penal de Villa Urquiza, donde su esposa pudo
visitarlo.

Ella nos describi el penoso estado de salud en que se encontraba.

Trascurrido casi un ao de reclusin en Villa Urquiza, fue trasladado


nuevamente, junto con otro preso poltico: Jos Mara Gallardo, al Penal de
Sierra Chica en la localidad de Olavarra, Provincia de Buenos Aires.

Al da siguiente de este traslado, esto es el 7 de abril de 1978,


Villavicencio Caldern falleci.

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El certificado de defuncin obrante en el legajo CONADEP de la
vctima, indica que el motivo fue asfixia por ahorcamiento.

De esto se enter Irma Lorini cuando, al da siguiente, las autoridades


militares deslizaron una nota por debajo de su puerta.

El 9 de abril de 1978, dos das despus del deceso, ella retir los restos
de su marido de la Unidad Penitenciaria.

Ello se encuentra acreditado a travs de los documentos aportados


durante la instruccin por Martn Sivak, en relacin con la notificacin y la
constancia de entrega elaborada en el Penal.

A partir del momento de su secuestro, Lorini realiz sucesivas gestiones


para saber por qu se haban llevado a Jorge y exigir su libertad.

Luego de su fallecimiento, los reclamos continuaron, dirigidos ahora en


bsqueda de justicia por lo que le haba ocurrido.

Recapitulando, podemos afirmar que las circunstancias del secuestro y


mantenimiento en cautiverio del Dr. Villavicencio se produjeron en el
contexto de Cndor.

Esto coincide con lo afirmado en el escrito Testimonio para la


Historia de autora de Irma Lorini, donde se reitera la referencia que le hizo
Zimermann sobre la informacin que haba llegado desde Bolivia.

Y en este mismo sentido se pronunci Llorentty Soliz ante la APDH de


Bolivia, documento tambin aportado por Sivak, donde se hace mencin de lo
ocurrido con Villavicencio para dar muestra de la aquiescencia de la
dictadura de Banzer ante casos de ciudadanos bolivianos que eran
perseguidos en nuestro pas.

Como adelantamos oportunamente, las limitaciones procesales que


tenemos en esta etapa y el fallecimiento del imputado Jorge Rafael Videla, a
quien se haba atribuido responsabilidad por estos hechos, nos impiden
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efectuar una acusacin formal en relacin con lo ocurrido con el Dr.
Villavicencio.

Pero lo que se acredit en este debate constituye un elemento de


conviccin ms que se agrega a otros ya expuestos para demostrar el
funcionamiento del andamiaje logstico, tcnico e ideolgico proporcionado
por la Operacin Cndor; en particular, sobre la relacin entre de Bolivia y
Argentina.

Erasmo Surez Balladares

Trataremos ahora el secuestro de Erasmo Surez Balladares,


boliviano, quien al momento de los hechos tena 36 aos.

Nacido en Oruro, trabaj como minero en la planta de fundicin


FUNESTAO.

Fue dirigente sindical minero durante los aos 1970 y 1971, actividad
por la que fue perseguido tras el golpe de Estado en Bolivia en agosto de
1971, siendo detenido en octubre de ese mismo ao.

Violentamente torturado y sometido a condiciones inhumanas en


distintos centros de reclusin, fue liberado en julio de 1972 con la condicin
de abandonar su pas.

As fue que el 18 de julio de 1972 parti hacia Argentina


acompaado por su hermana Estela Surez, quien hizo referencia a estas
circunstancias al declarar en el juicio, aportando adems documentos de la
Corporacin Minera de Bolivia y fotografas que dan cuenta de la
participacin sindical de Balladares.

Sobre estos extremos tambin escuchamos en la audiencia a su


compaera Teodora Condor, a quien conoci tras radicarse en Buenos Aires.

Se acredit en este juicio que aproximadamente a las 2 de la


madrugada del 19 de abril de 1977, un numeroso grupo de hombres
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fuertemente armados y vestidos de civil, integrantes de las fuerzas represivas
estatales que actuaban en coordinacin con las fuerzas de otras dictaduras del
Cono Sur, ingresaron violentamente en la casa sita en Juan Agustn Garca
n 1829 departamento 1 de Capital Federal, donde vivan Erasmo Suarez y
su compaera Teodora Condor.

En aquel momento tambin estaban en la casa la hija de Condori, su


hermana con su hijo y Luis Chauqui, un amigo de la familia.

Luego de haber revuelto la casa buscando cierta documentacin, se


llevaron a Suarez Balladares sin dar ninguna explicacin.

Desde entonces, se encuentra desaparecido.

Se ha establecido que el departamento se encontraba en el mbito


jurisdiccional rea 4 a cargo del por entonces Coronel Eduardo Capanegra,
dentro de la Sub-zona Capital Federal, por entonces a cargo del General Jos
Montes, y que dependa a su vez del General Carlos Guillermo Surez Mason,
responsable de la Zona 1.

Pero en este debate se acredit algo ms y que, como veremos, cobra


particular relevancia para concluir que este secuestro permite demostrar
tambin la operatividad de Cndor.

Los testigos que declararon en la audiencia y las mltiples cartas


enviadas por Surez Balladares desde Buenos Aires, incorporadas al juicio,
permitieron confirmar que desde los primeros meses de su exilio y hasta la
fecha de su secuestro mantuvo un contacto fluido con sus familiares en
Bolivia.

Suarez Balladares siempre haba querido regresar a su tierra.

Y pese al riesgo de volver a ser aprehendido por su pasado como


dirigente sindical y a que haba sido conminado a abandonar su pas, viaj a
Bolivia en los ltimos das de diciembre de 1976, permaneciendo hasta el
12 de enero de 1977.
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Tambin se ha acreditado que mientras se encontraba de viaje, Teodora
Condor, que haba quedado en Buenos Aires, comenz a advertir
movimientos extraos en las cercanas de su domicilio.

Incluso, personas que decan pertenecer a la oficina de migraciones se


presentaban en su casa y preguntaban por Erasmo Surez y sobre la fecha de
su retorno al pas.

Este viaje adquiere particular importancia para comprender las razones


y el inters predominante en su secuestro: adems de visitar a familiares en la
ciudad de La Paz, mantuvo una reunin privada en el barrio de Villa
Victoria.

En la audiencia, Estela Surez record que ella lo haba acompaado


hasta el lugar por pedido de Erasmo, mencionndole que iba a visitar a una
seora, pero que no haba participado del encuentro.

Tiempo despus se enter que la reunin la haba tenido con una


persona de nombre Gregoria Valenzuela quien, incluso le hizo entrega de
una nota que Erasmo trajo a la Argentina cosida en el saco.

Y justamente se ha probado que al ingresar a la vivienda de Surez


Balladares, los secuestradores pidieron por l y, una vez que lo identificaron y
mientras le propinaban una feroz golpiza, le preguntaban por los motivos de
su viaje a Bolivia; le pedan informacin de Gregoria Valenzuela, esto es,
la persona con quien se haba reunido; y, segn lo narrado por Estela
Surez, le preguntaban dnde estaba la carta.

Teodora Condor, quien presenci el secuestro, cont las


circunstancias en que el grupo de hombres irrumpi en su domicilio y se llev
a su marido.

Su testimonio en la audiencia coincide, en primer lugar, con lo que


surge del expte. 13.347 del Juzgado de Instruccin n 25 en el que obra lo
manifestado por ella el mismo da del secuestro a las autoridades policiales
de la comisara de la zona. Incluso, a fs. 5/8 de ese expediente se encuentran

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agregadas fotografas que corroboran el estado en que qued la finca luego del
operativo.

En segundo lugar, tambin coincide con lo asentado en el cuestionario


para determinar el estatus de refugiado remitido por ACNUR, en donde
Teodora Condor manifest que los hombres que ingresaron a su domicilio le
pegaban a Erasmo Suarez y le preguntaban por qu haba ido a Bolivia.

La presencia en su domicilio de personal que deca ser de migraciones


durante su viaje a Bolivia; su secuestro al poco tiempo de su regreso; la
revisacin del domicilio buscando documentacin; el interrogatorio a golpes
del que fue objeto sobre ese viaje y, especialmente, por su encuentro con
Gregoria Valenzuela, con quien efectivamente se reuni en Bolivia, permiten
probar acabadamente que el secuestro de Surez Balladares fue producto del
sistema de coordinacin represiva bajo el marco de la Operacin Cndor.

Una cosa ms. Desde el mismo da en que se llevaron a Surez


Balladares, su pareja en Buenos Aires, y su familia en Bolivia, realizaron
gestiones ante organismos judiciales, policiales y organismos de Derechos
Humanos para dar con su paradero.

Condor explic que en ese derrotero, en una ocasin un familiar de otro


detenido desparecido le coment que haba un testimonio que indicaba que
Surez Balladares permaneca secuestrado en el CCD Campo de Mayo.

En este sentido y dentro de la documentacin incorporada al debate,


contamos con las declaraciones efectuadas por Serafn Barreira Garca,
actualmente fallecido, cuyo paso por el CCD Campo de Mayo entre el 7 de
abril y el 2 de mayo de 1977 fue acreditado primero en la denominada causa
13/84 y, posteriormente, por el TOF n1 de San Martn mediante la sentencia
dictada en el marco de la causa n 2023, 2034, 2043 y 2031, ambas
incorporadas en este juicio.

Tanto ante la CONADEP como en sus dos declaraciones judiciales


incorporadas, Serafn Barreira Garca refiri que en el CCD Campo de Mayo
comparti cautiverio con un boliviano que era dirigente minero, al que un

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da llamaron y le mostraron un papel donde el ejrcito boliviano indicaba
que lo mataran, a lo que esta persona manifest que si queran, que lo
matasen, pero que entregaran su cadver a los mineros bolivianos, porque a
ellos les perteneca.

Resulta altamente probable que la persona a que Barreira Garca hizo


referencia haya sido Surez Balladares.

Pero an cuando se dudara que la persona vista por Barreira Garca fue
Surez Balladares u otro minero, tambin de nacionalidad boliviana, y
tambin secuestrado en la misma poca, lo cierto es que, en cualquier caso,
demuestra que sobre la suerte de esa vctima boliviana el inters regional
primaba sobre el local.

Las manifestaciones de Barreira Garca acreditan, as, el inters y la


participacin de la dictadura boliviana en actividades represivas llevadas
adelante por autoridades estatales en nuestro pas.

De lo expuesto debemos concluir que el secuestro de Surez Balladares


y las referencias brindadas por Serafn Barreira, son elementos que se suman
al conjunto de evidencias que permiten considerar y tener por acreditada la
participacin de Bolivia en la Operacin Cndor.

Parte General Brasil

Vamos ahora a dar un marco para explicar la participacin brasilea en


la Operacin Cndor y en ese contexto tratar lo sucedido a tres argentinos,
integrantes de la organizacin Montoneros

La dictadura brasilea.

El golpe de Estado en Brasil fue el primero de la regin que inici el


ciclo de dictaduras de seguridad nacional.

Brasil, luego del golpe de Estado, transform su estructura represiva


segn los principios de la seguridad nacional.
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Lo primero que se hizo fue reestructurar y militarizar a las Direcciones
de Orden Poltico y Social (DOPS) y sus brazos operativos, las Secciones de
Orden Pblico (SOPS), que ya existan.

A los fines de racionalizar la represin, en 1964 se cre el Servicio


Nacional de Informaciones (SIN), con la funcin de centralizar y planificar la
represin.

Dentro del nuevo esquema, las DOPS adquirieron un papel ms


operacional y represivo.

En paralelo, las Fuerzas Armadas mantuvieron sus propios servicios de


inteligencia, que actuaban coordinadamente.

En 1970, luego de la puesta en marcha de la Operacin Bandeirantes,


una forma ms racionalizada y centralizada de ejercicio de la represin, se
crearon los Centros de Operaciones de Defensa Interna/ Destacamentos de
Operaciones internas (CODI/DOI).

Se trataba de espacios de coordinacin, bajo mando nico, de


representantes de las fuerzas militares y de seguridad que actuaban contra la
subversin, tanto la interna, como de los extranjeros que se encontraban en
Brasil.

En Brasil, los ciclos represivos estuvieron signados por los llamados


Actos Institucionales.

El primer ciclo represivo de importancia se produjo entre 1964 y 1966,


durante la dictadura de Castelo Branco.

El segundo, que nos interesa especialmente, se desarroll entre 1968 y


1974.

Se inici con la promulgacin del Acto Institucional 5, que dio origen al


perodo de mayor represin en el pas.

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Tan es as, que a este perodo los brasileos llaman aos de plomo.

Como contracara, el aumento de la represin dio lugar a que muchos


jvenes pasaran a formar parte de grupos que optaban por la accin directa,
generando una espiral de accin-reaccin.

El modelo brasileo se bas en la represin selectiva, el uso


generalizado de la tortura y la prisin poltica.

El punto de mxima tensin de la represin en Brasil fue la emprendida


contra la guerrilla de Araguaia, en 1972.

Por primera vez, se planific y llev a cabo una poltica oficial de


exterminio, desaparicin forzada y masiva de personas.

Los distintos momentos de la represin determinaron dos oleadas


importantes de destierros.

El primero, conocido como la generacin del 64, y el segundo, la


generacin del 68.

La primera generacin de exiliados fueron los miembros del gobierno


del depuesto presidente Joao Goulart, miembros del Partido del Trabajo
Brasilero y del Partido Comunista de Brasil; y tambin intelectuales de
izquierda.

Se asentaron principalmente en Uruguay y Chile, pero tambin tuvieron


otros destinos.

La generacin del 68 se compuso de activistas ms radicales, con


objetivos diferentes de la primera.

Estas dos generaciones de exiliados brasileos fueron espiadas y


perseguidas por el DOPS y por un organismo de inteligencia diplomtico, el
Centro de Informaciones Exterior (CIEx), que form parte de la comunidad
informativa brasilea.
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A pesar de que la fase represiva ms aguda de la dictadura brasilea ya
haba pasado cuando se firm el acta fundacional de Cndor, los exiliados
brasileos tambin sufrieron sus consecuencias.

Brasil no haba abandonado las hiptesis de conflicto relativas a la


Doctrina de Seguridad Nacional y, adems, la situacin regional ameritaba su
participacin.

Como ya explicamos, al principio Brasil se limit a observar el


desarrollo de Cndor, para luego pasar a formar parte como miembro de pleno
derecho.

As, se entiende que entre marzo de 1976 y diciembre de 1977 hayan


desaparecido en Argentina varios ciudadanos brasileos, aunque esto no es
objeto de anlisis en este juicio.

Y tambin, en este marco, se explica lo sucedido a tres argentinos que


fueron secuestrados en Brasil: Norberto Habbeger en Ro de Janeiro, a
principios de agosto de 1978; y Mnica Pinus y Horacio Campiglia,
tambin en Ro de Janeiro, el 12 de marzo de 1980.

Sabemos, por la declaracin de Jair Krischke, que estos no fueron los


nicos argentinos secuestrados en Brasil.

Tambin corrieron esa suerte Lorenzo Ismael Vias y el cura Jorge


Adur, ambos en julio de 1980 en la zona de la frontera Uruguayana- Paso
de los Libres.

Las caractersticas de los secuestros de Habbeger, Pinus y Campiglia se


van a tratar especficamente a continuacin.

Y en la misma poca, hubo una colaboracin entre Brasil y Uruguay en


el operativo fallido de desaparicin de dos miembros del PVP, Universindo
Rodriguez y Lilian Celiberti, en noviembre de 1978.

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En sntesis, a pesar de la apertura, continu la violacin a los Derechos
Humanos en general y la participacin de Brasil en Cndor en particular.

Adems de los secuestros, tambin en el marco de Cndor Brasil


colabor con la persecucin a las colonias de exiliados.

Aqu, una particularidad es que en el momento en que se produjo el


golpe de Estado en Argentina, en Brasil se estaba produciendo un proceso de
apertura poltica controlada, que haba comenzado en 1974 con la llegada a la
presidencia de Ernesto Geisel.

Este proceso de apertura llev a que en agosto de 1979 se promulgara la


ley de Amnista para los perseguidos polticos.

En este marco, Brasil, adems de ser un pas que expuls mediante


destierros a parte de su poblacin, en el contexto de esta apertura poltica
tambin fue un pas de acogida, en especial para los argentinos que escapaban
de nuestra dictadura.

Brasil era un pas limtrofe, al que se poda acceder sin pasaporte ni


visado.

As, quienes no contaban con redes de contactos personales o las


propias de las organizaciones polticas, optaron por este pas.

Lo mismo fue para quienes tampoco contaban con recursos econmicos


suficientes como para llegar a los grandes centros de exilio, como Pars o
Mxico

En las grandes urbes como Ro de Janeiro, San Pablo o Porto Alegre, se


asentaron comunidades de exiliados argentinos.

En estas ciudades, y al igual que lo hicieron otros exiliados en otros


lugares, desarrollaron actividades de denuncia, a pesar de la prohibicin de
ejercicio de la actividad poltica.

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Estos exiliados, residentes en Brasil, tambin fueron objeto de control
por parte de los organismos represivos argentinos.

Ahora bien. Los argentinos que buscaban la proteccin de ACNUR para


poder salir a un tercer pas, deban trasladarse a Brasil.

El trmite no podan hacerlo en Argentina, porque ACNUR no poda


dar el refugio a un ciudadano del pas en que se produca el conflicto y que lo
solicitaba.

A esto se refiri Belela Herrera, que en calidad de funcionaria de


ACNUR prest servicio en las oficinas de Ro de Janeiro.

Sres. Jueces: Esta apertura; y la presencia de colonias de argentinos,


permitieron que en esas metrpolis brasileas, las organizaciones que
buscaban reingresar a la Argentina, como Montoneros, o a Uruguay, como el
PVP, establecieran bases.

Ms aun cuando los montoneros comenzaron a desarrollar el


denominado Operativo Retorno o Contraofensiva.

Esta actividad era clandestina y preocupaba a los organismos represivos


brasileos.

A estos hechos se refiri Florinda Castro.

Entonces, las actividades propias de los exiliados, sumadas a las


actividades clandestinas de los miembros de las organizaciones como
Montoneros o el PVP, motivaron y habilitaron el uso de las redes de
coordinacin represiva.

Muestra de ello, por ejemplo, son los documentos que fueron


secuestrados en el domicilio del militar brasileo Paulo Malhaes y que fueran
aportados por la testigo Nadine Borges.

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Dentro de esas actas, tituladas Operacin Gringo y Operacin
Gringo-Caco, se encuentran informes producidos por la inteligencia militar
brasilea sobre organizaciones polticas brasileas y, tambin, sobre
organizaciones argentinas.

Y dentro de los informes sobre las organizaciones argentinas, se


encuentran unos partes producidos por un agente de inteligencia argentino,
que firma como Eduardo Marttone y a quien se refiri Malhaes en su
entrevista con Nadine Borges.

Malhaes dijo a Borges que esta persona estaba infiltrada en las


organizaciones argentinas y trabajaba con el servicio de inteligencia del
Ejrcito de Brasil.

Marttone comienza sus informes narrando su trayectoria como agente


infiltrado.

Su primera misin habra sido en 1972 cuando, con 16 aos, se habra


infiltrado en el PRT-ERP.

Su trayectoria en esta organizacin fue larga.

Tanto que hacia 1976, tal como el afirma, fue responsable por la cada
de la regional Santa Fe de esta organizacin.

Luego tuvo otra tarea: la infiltracin de la Organizacin Comunista


Poder Obrero (OCPO) y luego tareas de infiltracin en la comunidad de
exiliados argentinos en Brasil.

Estos documentos dan cuenta, de manera muy puntillosa, de cmo eran


infiltradas las organizaciones de exiliados y tambin las organizaciones
polticas que organizaban diferentes formas de resistencia a la dictadura.

Adems, el informe tiene adjunto un organigrama de la organizacin


Montoneros, enviado por el Grupo de Tareas 2 de la Central de Reunin del

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Batalln de Inteligencia 601, sector especializado en esta organizacin, que
permite confirmar la naturaleza institucional de este intercambio.

Adems de esta colaboracin con el Batalln 601 de Inteligencia,


Nadine Borges seal que a Brasil viajaron tambin miembros de la Polica
Federal Argentina.

De parte de Brasil, Nadine Borges relat que Malhaes le refiri el


trabajo de seguimiento que realiz sobre argentinos exiliados en Ro de
Janeiro, con el apoyo de la Polica Federal de ese Estado.

Malhaes afirm haber ordenado confeccionar un lbum fotogrfico y


registrar datos sobre esos exiliados: con quienes se relacionaban y dnde
vivan, colocando luego a las personas en grupos, para informar a las
fuerzas argentinas.

Esto se ve corroborado con la denuncia realizada, en noviembre de


1978, por Cid de la Paz y Oscar Gonzlez ante Amnista Internacional, que
obra en el legajo CONADEP 1713 correspondiente a Norberto Habegger.

All se menciona que miembros del GT2 llevaron al CCD Olimpo dos
lbumes de fotos.

Uno contena ms de 100 fotos de personas exiliadas en Brasil y que se


encontraban bajo proteccin de ACNUR.

Posteriormente comprobaron que esas fotos eran las mismas que exiga
la polica brasilea a los refugiados para salir del pas.

Todas estaban acompaadas con los respctivos nombres y apellidos.

El otro lbum contena fotos de seguimientos a argentinos, residentes


o de paso por Brasil.

Otro elemento de la coordinacin que describi Malhaes a Nadine


Borges es que, entre los aos 1977 y 1978, recibi la orden del Presidente de
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secuestrar a un lder de Montoneros, que vena de Venezuela y que llegara
a Ro de Janeiro para preparar la Contraofensiva.

Luego de secuestrarlo, deba enviarlo con vida a la Argentina.

Borges evalu que la participacin de Malhaes en el secuestro de


Habbeger se haba acreditado cuando encontraron en su domicilio los
documentos de la Operacin Gringo.

Tambin Malhaes le asever que en el secuestro del argentino lder de


los Montoneros, viajaron a Brasil miembros de la polica argentina.

En ese orden, Malhaes le explic que siempre, cuando se trataba de


casos ms complejos, para que la operacin fuera exitosa viajaban a Brasil
miembros de las fuerzas argentinas.

A Borges le consta que la PFA actu en Brasil, por informacin y


documentos en el archivo del Consejo Mundial de Iglesias y dichos de
sacerdotes que hablan sobre esta presencia.

Entonces, con esta informacin presente sobre las caractersticas


generales de la dictadura brasilea y el contexto puntual entre 1978 y 1980
estamos en condiciones de abordar especficamente lo sucedido con estos tres
argentinos que fueron secuestrados en Brasil.

Norberto Armando Habegger

Ahora nos referiremos a lo que le sucedi a Norberto Armando


Habegger, argentino, secuestrado en Brasil a comienzos de agosto de 1978
cuando tena 37 aos.

Era periodista y secretario de organizacin de la rama poltica del


Movimiento Peronista Montoneros.

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Tuvo una larga trayectoria poltica, que trascurri, primero, en la
Democracia Cristiana, luego en organismos vinculados con la Juventud
Peronista, y finalmente en Montoneros.

stos aspectos de las actividades polticas y profesionales de Norberto


Habegger, se encuentran acreditados a partir de las declaraciones prestadas en
este debate por su hijo Andrs, su hermano Gustavo, su esposa, Florinda
Castro y por Mara Eugenia Caldern, una amiga con quien, adems,
compartiera su actividad poltica.

Tambin surgen del libro escrito por Ernesto Salas y Florinda Castro,
titulado Norberto Habberger. Cristiano, descamisado, Montonero,
aportado por la propia Castro durante su declaracin.

Es a partir de estos mismos elementos, que en este debate se acredit


que, en razn de sus actividades polticas, Norberto Habegger era
intensamente perseguido por las fuerzas represivas de nuestro pas desde antes
del golpe de Estado de 1976.

Tan intensa fue esa persecucin que en los sucesivos y sistemticos


intentos para dar con l, el acosamiento se extendi a su familia, que se volvi
ms intenso luego del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976.

Esto oblig a que el grupo familiar se disgregara.

Norberto pas a vivir en la clandestinidad, en Rosario, y Florinda


Castro, se qued viviendo en Buenos Aires junto con su hijo, Andrs.

La persecucin al grupo familiar como medio para llegar a Norberto


lleg a su punto mximo, cuando el 10 de junio de 1977 secuestraron e
interrogaron a Florinda Castro y a Gustavo Habegger.

As lo manifestaron en sus declaraciones.

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Ambos sostuvieron que aos despus pudieron determinar que el lugar
en el que haban permanecido recluidos era el CCD conocido como Club
Atltico.

Una vez liberada, Florinda Castro se exili en Mjico junto con su hijo.

Norberto continu viviendo en la clandestinidad en Argentina, y


continu con su actividad poltica.

Y fue en razn de esa actividad que en aqul tiempo debi realizar


algunos viajes al exterior del pas.

Sabemos que, en ese tiempo, en, al menos, tres o cuatro ocasiones se


dirigi a Mjico, oportunidades que aprovech para visitar a su familia.

Fue as, que hacia fines de julio de 1978 Norberto Habegger viaj a ese
pas, donde adems de participar de varias reuniones polticas, aprovech para
visitar una vez ms a Florinda Castro y a su hijo, Andrs.

Unos das despus, el 31 de julio de 1978, Norberto Habegger parti de


Mjico en un avin rumbo a Ro de Janeiro, donde deba encontrarse con
compaeros de Montoneros, luego de lo cual partira rumbo a Espaa.

Fue despedido en el aeropuerto por Florinda, Andrs y su amiga Mara


Eugenia Caldern.

Fue la ltima vez que lo vieron.

Habegger ingres a Ro de Janeiro el mismo 31 de julio, utilizando la


identidad de Hctor Esteban Cuello.

En algn momento de su estada en esa ciudad, entre el 31 de julio y el


9 de agosto, Norberto Armando Habegger fue secuestrado por fuerzas
argentinas que actuaron en coordinacin con fuerzas brasileras, y trasladado
clandestinamente a nuestro pas.

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Al da de la fecha, permanece desaparecido.

De su partida de Mjico con destino a Rio de Janeiro el 31 de julio de


1978, dieron cuenta en sus declaraciones Florinda Castro, Andrs Habegger y
Mara Eugenia Cladern.

Andrs Habegger, aport, incluso fotos que registraron el momento de


la despedida del aeropuerto, que fueron incorporadas al debate.

Sobre el ingreso de Habegger a Ro de Janeiro, utilizando el alias de


Hctor Estban Cuello, contamos, en primer lugar, una vez ms con las
declaraciones de Florinda Castro y Andrs Habegger.

Pero adems, el ingreso se encuentra acreditado a travs de la nota


enviada por el jefe de gabinete de ministros de Brasil, Euclides Pereira de
Mendoa, en respuesta al pedido de informacin que Florinda hiciera al
Ministerio del Interior de ese pas, que fue aportada por Andrs Habegger en
su declaracin.

En esa nota, fechada el 25 de septiembre de 1980, las autoridades


brasileras reconocen que el 31 de julio de 1978 ingres al pas una persona de
nombre Hctor Esteban Cuello, y que no hay registros de su egreso.

Por otra parte, del ingreso a Brasil de Hctor Esteban Cuello, es decir de
Habegger, tambin dan cuenta dos notas periodsticas incorporadas por lectura
al debate.

Una de la publicacin brasilera Jornal Do Brasil y otra del diario La


Nacin.

Esas notas refieren que el Ministerio de Justicia brasilero inform a la


Asociacin Brasilera de Prensa (ABI) que el Departamento de Polica Federal
constat el ingreso de Cuello al pas, pero no su salida.

En este mismo sentido, en el legajo CONADEP de Habegger se


encuentra agregada una carta del entonces embajador argentino en Brasil,
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Oscar Camilin, dirigida a Florinda Castro, fechada el 27 de diciembre de
1978.

All afirma que la Embajada realiz gestiones y que lo nico que


pudieron averiguar era lo que era pblico.

Esto es, que se encontraba registrado el ingreso de Hctor Esteban


Cuello a Brasil pero no su egreso.

En cuanto al operativo de secuestro en Ro de Janeiro y la intervencin


en l de fuerzas argentinas, contamos con el documento titulado La situacin
en los campos de concentracin en la Argentina, obrante en el legajo
Conadep n 1715.

Este documento consiste en la presentacin ante Amnista Internacional


efectuada por Horacio Cid de la Paz y Alfredo Gonzlez -ambos
sobrevivientes de los CCD Atltico, Banco y Olimpo-.

De all surge que, durante su cautiverio tomaron conocimiento de que


tres miembros del Ejrcito Argentino, pertenecientes al GT2, apodados
Cortez, Miguel y Cacho, planificaron desde el CCD "el Banco" el
secuestro de Habegger, el que, segn sus dichos, se habra concretado el 3 de
julio de 1978.

A la actualidad sabemos que estos tres represores son Adolfo Omar


Feito, Enrique Jos Del Pino y Guillermo Vctor Cardozo.

As surge de las sentencias, dictadas por el Tribunal Oral en lo Criminal


Federal n 2, en el marco de los juicios celebrados respecto de los hechos
ocurridos en el circuito represivo conocido como ABO, incorporadas por
lectura al debate.

Asimismo, respecto de esta circunstancia, Andrs Habegger afirm


haberse entrevistado con Isabel Fernndez Blanco, tambin sobreviviente del
circuito represivo ABO, quien le dijo haber escuchado que se hablaba de la

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preparacin del secuestro del cabezn, apodo con el que era conocido su
padre.

En cuanto a la fecha en que ocurri este secuestro, la prueba producida


en este debate no ha permitido establecerla con precisin.

S es posible concluir que no pudo haber sido antes del 31 de julio,


fecha en la que se comprob que Habegger ingres a Ro de Janeiro, ni luego
del 9 de agosto, fecha en la que Florinda Castro se comunic con compaeros
de la organizacin, luego de varios das de no tener novedades, y le
confirmaron que haban perdido contacto con l.

Por otra parte, respecto del cautiverio de Habegger en la Argentina, del


testimonio de Cid de la Paz y Gonzlez surge que una prisionera, apodada la
Negra Adriana, coment que lo haba visto personalmente y que, al menos,
hasta diciembre de 1978, se encontraba recluido en un CCD del Ejrcito.

Esta ltima informacin encuentra correlato en un informe elaborado


por la SIDE hacia el primer trimestre del ao 1979, obrante en el rollo 143 del
Archivo del Terror, foliatura 0891, donde figura un listado de las personas que
formaban parte de las diferentes ramas del Movimiento Peronista Montonero.

El nombre de Norberto Habegger se encuentra all incluido como


perteneciente a la rama poltica y, al lado, se aade el trmino detenido.

Adems, sobre la presencia de fuerzas represivas argentinas en


territorio brasilero, contamos con la carta del cardenal Eugenio de Araujo
Sales dirigida a Florinda Castro, de febrero de 1979.

All, el Cardenal refiri que era peligroso que ella viajara a ese pas a
realizar gestiones.

Asimismo, seal que tena evidencias de la presencia de polica


argentina en Ro de Janeiro, motivo por el cual, en tres o cuatro
oportunidades, haba consultado a la Arquidicesis al respecto, desde donde le

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hicieron saber acerca de la posibilidad de que los organismos represivos de
ambos pases estuvieran cooperando.

Estas preocupaciones del Cardenal surgen tambin de un cable de la


embajada de los Estados Unidos en Buenos Aires, enviado al Departamento de
Estado, fechado el 24 de mayo de 1979.

Ese documento, adems de dar cuenta de las noticias periodsticas que


se hacan eco de lo ocurrido con Habegger, hace referencia a manifestaciones
realizadas por el Cardenal en una reunin realizada el 25 de enero de 1978,
respecto de la existencia de operaciones contra refugiados en Rio de Janeiro
por parte de la polica argentina actuando fuera del consulado argentino.

En sntesis, tal como declar Florinda, la cadena de intercambio de


informacin para encontrar a Habegger fue ms larga de lo que su familia
incluso lleg a conocer, y ello se ve reflejado en el intercambio de
informacin que exista entre los servicios de inteligencia de la regin.

Coordinacin represiva

Son muchas las pruebas que acreditan que los organismos represivos
que operaron en el secuestro de Norberto Habegger se sirvieron del andamiaje
que brindaba Cndor para llevarlo a cabo.

Ya antes de producirse el secuestro, el nombre de Norberto Habegger


apareca en una lista de oficiales Montoneros que operaban en el exterior de
Argentina.

En efecto, en un documento producido por la Embajada de los Estados


Unidos en Buenos Aires, el 18 de ju1io de 1978, se mencionaba a Norberto
Habegger, identificado con el nombre de "Ernesto" o "Cabezn", y se
afirmaba respecto de l que estaba activo en Argentina, Mjico y Brasil.

Otro indicio de cmo actuaron las redes de coordinacin represiva en la


cacera de Habegger lo podemos extraer de un documento que forma parte del
Archivo del Terror de Paraguay.
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Si bien el archivo fue remitido de modo incompleto por las autoridades
paraguayas, su contenido puede ser reconstruido en su totalidad, dado que se
encuentra publicado en el libro aportado por Florinda Castro, al que ya nos
referimos.

Se trata de una carta de Habegger a los compaeros del Partido


Peronista Autntico, fechada en Buenos Aires en febrero de 1978.

La presencia de esta carta en el Archivo del Terror da cuenta de que la


correspondencia de Habegger haba sido interceptada de algn modo y haba
circulado por los servicios de inteligencia de la regin, hasta acabar en los
archivos de la Polica de Investigaciones de Paraguay.

Un tercer indicio de colaboracin represiva para la captura de Habegger,


se extrae de los dichos de Paulo Malhes, oficial de inteligencia brasileo,
quien refiri que en 1977 o 1978, en el marco de la Operacin Gringo, el
Presidente de Brasil le orden el secuestro de un argentino que era uno de los
lderes de Montoneros.

Agreg que miembros de la polica argentina fueron a buscarlo a Brasil,


tal como sola ocurrir en casos que catalog de "muy complejos", y que en
este caso incluso viaj un mdico argentino.

De acuerdo a la informacin proporcionada por Malhes, el


secuestrado fue trasladado a la Argentina con xito.

Estos dichos de Malhes, que complementan los asentados en el acta


incorporada a la que ya nos referimos en este alegato, los conocemos a partir
de declaracin de Nadine Borges en este juicio.

Borges fue miembro de la Comisin de la Verdad del Estado de Ro de


Janeiro, asesora de la Comisin Nacional de la Verdad de Brasil, asesora
especial de la Ministra de Derechos Humanos y Directora Nacional y
Secretaria Nacional de Derechos Humanos de Brasil.

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Estando en la Comisin de la Verdad del Estado de Ro de Janeiro,
entrevist a Paulo Malhes por aproximadamente 20 horas.

La testigo precis que aunque Malhaes no le proporcion fechas exactas


y no devel la identidad de la persona secuestrada, el contexto y la forma en
que Malhes le trasmiti esta informacin, le permiti concluir que se refera a
Norberto Habegger.

Andrs Habegger tambin se refiri a la informacin proporcionada por


Malhes durante su declaracin en este debate, la que conoci a travs de una
entrevista que tuvo con Nadine Borges en un viaje a Brasil.

Sobre la participacin de las fuerzas brasileras en el secuestro de


Habegger en Rio de Janeiro, Stella Calloni en su libro Operacin Cndor.
Pacto Criminal, cita un informe de 1981, sin firma, dirigido a Pastor
Coronel, en el que se hace referencia al buen trabajo de los brasileos en los
secuestros de argentinos en su territorio.

Entre las personas mencionadas est Habegger, respecto de quien se


indic que haba sido secuestrado en el aeropuerto de Galeao, en Rio de
Janeiro.

A todo lo expuesto se suma que el Estado brasileo reconoci su


responsabilidad en la desaparicin forzada de Habegger, a travs del dictado
de la ley N 9.140.

Al respecto se encuentra incorporado en el legajo CONADEP


correspondiente a Habegger el anexo I de la ley mencionada, en donde figura
el nombre de las personas respecto de las cuales el Estado brasilero reconoce
su responsabilidad, entre quienes se encuentra Habegger.

Gestiones

Luego del secuestro de Habegger, Florinda Castro realiz innumerables


gestiones, tal como se desprende de su testimonio y de los de Andrs y

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Gustavo Habegger, y como puede constatarse en el legajo CONADEP de la
vctima.

Al respecto tambin se refiri Jair Lima Krischke, uno de los


fundadores del Movimiento de Justicia y Derechos Humanos de Brasil, quien
declar que la desaparicin de Habegger en Brasil fue un hecho muy notorio,
que inmediatamente llam la atencin de la Asociacin Brasilera de Prensa
(ABI).

La nica respuesta que dio por este caso el gobierno argentino fue la
que envi en el ao 1980 a la Comisin Interamericana de DH, en la que neg
todo conocimiento del hecho.

Lamentablemente, en este juicio estamos imposibilitados de dirigir


reproche formal contra alguno de los responsables de lo que le ocurri, por
cuanto Albano Eduardo Harguindeguy y Jorge Rafael Videla fallecieron antes
o al poco tiempo de comenzar el debate.

Sin perjuicio de ello, los sucesos que acabamos de sintetizar y que se


encuentran acreditados a partir de la prueba producida en este juicio,
demuestran de manera inequvoca la actuacin coordinada que existi entre
las fuerzas represivas de Argentina y de Brasil para la captura y desaparicin
de sus opositores polticos, en el marco de la "Operacin Cndor".

Pinus y Campiglia

Ahora nos referiremos a lo ocurrido a Mnica Susana Pinus de

Binstock y Horacio Domingo Campiglia, secuestrados en Ro de


Janeiro, Brasil, el 12 de marzo de 1980.

Mnica Pinus, era argentina, y tena 27 aos al momento de los hechos.

Se cas con Edgardo Binstock, con quien tuvo dos hijos, Ana y Miguel.

Ambos integraban la Juventud Peronista.


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En marzo de 1975 Pinus, cuando participaba de una pintada, fue
herida en la pierna con un disparo de arma de fuego, luego de lo cual fue
detenida y conducida a la Brigada de Investigaciones de San Justo, donde fue
interrogada bajo tormentos.

De este episodio dan cuenta, por un lado, un documento que forma parte
del archivo de la ex DIPPBA identificado como legajo N 2825, Mesa DS,
remitido por la Comisin Provincial por la Memoria, y, por otro, la
declaracin en este juicio de Edgardo Binstock.

Luego de su liberacin, por razones de seguridad, ella y su familia


debieron cambiar su lugar de residencia en reiteradas oportunidades, por lo
que tambin fueron cambiando el espacio de despliegue de sus actividades.

Las medidas de seguridad se extremaron an ms tras la desaparicin de


Guillermo Binstock, hermano de Edgardo, ocurrida el 20 de agosto de 1976,
hecho al que nos referiremos ms adelante por integrar tambin el objeto de
este juicio.

En enero de 1979, la familia se exili en Cuba.

All se ocuparon de una guardera donde se reciba y cuidaba de los


hijos de otros activistas.

En Cuba, Mnica Pinus y Edgardo Binstock tomaron contacto con


Campiglia.

Horacio Domingo Campiglia, tena 30 aos al momento de su


desaparicin.

Era parte de la Conduccin Nacional de Montoneros e integraba el


Estado Mayor de su sector armado

En especial, estaba a cargo de las comunicaciones de las Tropas


Especiales de Agitacin (TEA) y de las Tropas Especiales de Inteligencia
(TEI).
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Utilizaba el seudnimo de Petrus y era intensamente buscado por las
fuerzas represivas.

El 7 de mayo de 1977, haba sido secuestrada su esposa, Pilar Calveiro,


con quien tena dos hijas, Mara y Mercedes.

En un momento de su cautiverio, Calveiro fue trasladada a la Escuela


Mecnica de la Armada donde fue interrogada de manera sistemtica sobre
Campiglia.

As surge de la declaracin prestada por la propia Calveiro en el debate


que actualmente se est celebrando en el marco de la causa conocida como
ESMA Unificada; y que fuera incorporada a este debate.

En este mismo sentido, en esa declaracin cont que Edgardo Moyano,


que era miembro de la estructura militar de Montoneros y tena relacin con
Campiglia, fue tambin secuestrado y salvajemente torturado a fin de que
suministrara informacin sobre Campiglia.

En tal sentido, en este debate se acredit cmo los servicios de


inteligencia intercambiaban informacin sobre las actividades de Campiglia,
con el objeto de aprehenderlo.

Al respecto contamos, por ejemplo, con dos documentos desclasificados


el Departamento de Estado del Gobierno de los Estados Unidos, aportados por
el NSA.

Se trata de dos cables de la embajada norteamericana en Buenos Aires59.

El primero est fechado el 18 de julio de 1978, y hace referencia a


algunos miembros de la estructura de Montoneros, donde menciona a
Campiglia como Secretario Militar y activo desde Brasil.

59
Nros. N 0000A8FD y 0000B0FE.

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El segundo, es un cable fechado el 15 de noviembre de 1979 en donde
se informa que, de acuerdo a la informacin suministrada por los servicios de
inteligencia argentinos, Domingo Campiglia, alias Petrus, era responsable de
la comunicacin de las fuerzas TEI y TEA de Montoneros.

Asimismo, contamos con otros dos documentos aportados por el NSA,


pero que forman parte de otro acervo, el Archivo del Terror.

El primero forma parte del rollo 154, Folios 1225 a 1343.

No se encuentra fechado, pero se trata de una lista de DT, es decir


Delincuentes Terroristas, que incluye fotografas, en la que se encuentra
incluido Horacio Domingo Campiglia.

El otro documento forma parte del rollo 00053, Folios 2042 a 2064.

Se trata de un listado titulado efectivos en el exterior de la BDT


Montoneros, en el que tambin figura Campiglia.

Finalmente, al respecto contamos con otro documento proveniente


tambin del Archivo del Terror, que forma parte del rollo 143.

Este documento es un informe de la SIDE Argentina del primer


trimestre de 1979, al que ya nos referimos al tratar lo ocurrido a Habegger.

All obra un listado de miembros del Movimiento Peronista Montonero,


en donde figura Campiglia como parte de la Conduccin Nacional.

Todos estos elementos muestran no slo cmo los organismos de


inteligencia argentinos estaban siguiendo las actividades de Campiglia.

Muestran tambin el modo en que esa informacin circulaba por los


otros servicios de la regin dentro del marco de Cndor.

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Sin embargo, a pesar de los reiterados intentos por lograr su captura,
Campiglia logr salir del pas a tiempo hacia Cuba, donde se reencontr con
otros miembros de su organizacin.

Fue as que, como ya adelantamos, hacia fines de 1979 confluy en ese


pas con Pinus y Binstock.

Fue Campiglia quien los convoc para formar parte de la llamada


Contraofensiva.

Esta Operacin, tal como afirmara Binstock, consisti en el retorno al


pas de algunos miembros de Montoneros para realizar actividades de
propaganda y acciones directas contra la dictadura.

Los tres deban instalar una base en Ro de Janeiro para asistir a un


grupo de integrantes de Montoneros que iban a entrar y salir de la Argentina.

Es as que, hacia marzo de 1980, forjaron los planes para viajar a Ro de


Janeiro.

Lo haran separados: primero Binstock; y luego Pinus y Campiglia.

Se produjo as el viaje de Binstock, quien utilizando el apellido Prinssot


se instal en un hotel en Ro de Janeiro y, tal como haban acordado, alquil
un departamento desde donde realizaran sus actividades.

El 8 de marzo de 1980, ingres a Panam Susana Pinus, desde donde,


unos das despus, viajara junto con Campiglia a Ro de Janeiro.

El 10 de marzo, Binstock recibi un llamado de Pinus y Campiglia al


hotel donde se estaba alojando.

Le dijeron que a partir del 11 12 de marzo empezara a concurrir al


lugar en donde deban encontrarse, porque ya estaban por partir hacia Ro de
Janeiro.

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El 11 de marzo, Pinus y Campiglia partieron desde Panam haca
Caracas en el vuelo 944 de la empresa area Viasa.

Pinus viaj utilizando el nombre de Mara Cristina Aguirre de Prinssot.

En Caracas, ambos abordaron un vuelo de la lnea brasilera Varig, que


los llev hasta Ro de Janeiro.

En este debate se prob que, el 12 de marzo, al llegar al aeropuerto de


Galeao, en la Ciudad de Ro de Janeiro, Mnica Susana Pinus y Horacio
Domingo Campiglia fueron secuestrados en un operativo montado por fuerzas
argentinas y brasileas.

En ese operativo intervinieron 20 personas de civil que, formando un


cordn, los rodearon.

Sin xito, ella se resisti forcejeando y gritando sus nombres, en un


intento por hacer saber que estaban siendo secuestrados.

Adems, en este juicio se acredit que luego de ser secuestrados en Ro


de Janeiro, Pinus y Campiglia fueron clandestinamente trasladados a la
Argentina, en donde fueron recluidos en uno de los CCD que funcion en el
predio de Campo de Mayo.

Edgardo Binstock, por su parte, concurri el 12 de marzo y los das


subsiguientes a la cita pactada, pero no tuvo noticias de Pinus y Campiglia.

Desesperado, a los pocos das se traslad a Mjico y desde all realiz


las primeras de las innumerables gestiones que, a lo largo de los aos, se
realizaron para dar con sus paraderos.

Pinus y Campiglia permanecen desaparecidos.

Sres. Jueces: Las circunstancias en las que se produjeron los viajes de


Binstock, Pinus y Campiglia, surgen, en primer lugar de la declaracin
prestada en este debate por el propio Binstock.
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Contamos tambin, con las constancias agregadas al Legajo SDH n
619 de Pinus, entre las que se encuentran diversas presentaciones realizadas
por Binstock entre 1981 y 1985.

Asimismo, el ingreso de Pinus a Panam el 8 de marzo de 1980 surge


del pasaporte y la tarjeta de embarque, aportados por Binstock durante su
declaracin.

Al respecto, explic que los obtuvo posteriormente en Cuba a travs de


una compaera, a quien Mnica le haba dejado los documentos cuando lleg
a Panam.

Del viaje a Caracas y la posterior salida hacia Ro de Janeiro, da cuenta,


tambin, la declaracin brindada de Silvia Wikinsky en el expediente n
301.317, en el que se solicit la declaracin de ausencia por desaparicin
forzada de Campiglia.

All relat que al momento de los hechos se encontraba viviendo en


Venezuela y que, por pedido de Pilar Calveiro, realiz gestiones para intentar
averiguar qu haba sucedido con Campiglia.

Fue as que, a travs de Amnista Internacional le informaron que era


posible que Campiglia hubiera salido desde Venezuela.

Sobre las circunstancias en que ocurri el secuestro de Pinus y


Campiglia en el aeropuerto de Galeao se refiri Jair Lima Krischke en este
debate, uno de los fundadores del Movimiento de Justicia y Derechos
Humanos de Brasil.

Explic cmo se logr contactar a empleados del aeropuerto, quienes


describieron cmo haban sucedido los secuestros en el mismo aeropuerto.

Es importante destacar que la versin suministrada por los empleados


del aeropuerto, es consistente con el resto de la prueba incorporada al juicio.

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Recin detallamos los elementos que acreditan que Pinus y Campiglia
efectivamente emprendieron su viaje hacia Ro de Janeiro; y se acredit
tambin que nunca llegaron a la cita que tenan pactada con Binstock.

Confirma tambin las circunstancias en que ocurri el secuestro las


presentaciones de Silvia Tolchinsky, agregadas a su legajo CONADEP,
incorporado al debate.

Tolchinsky, prima de Mnica Pinus, estuvo secuestrada en un CCD


instalado en una casa operativa de Campo de Mayo.

Durante su cautiverio, un represor apodado Malena, le dijo que haba


estado presente en el operativo, detallando que Pinus se haba resistido y le
haba propinado carterazos.

Pero contamos adems con un documento que confirma, no slo las


circunstancias en que ocurri el secuestro, sino la intervencin de fuerzas
argentinas y la coordinacin con las fuerzas brasileras.

Se trata de un memorndum de la embajada norteamericana en Buenos


Aires, fechado el 7 de abril de 1980, que forma parte de los documentos
desclasificados del Departamento de Estado del Gobierno de los Estados
Unidos y que fuera enviado por el NSA.

El documento da cuenta de una conversacin entre el agente regional de


seguridad de la embajada y una fuente de inteligencia argentina.

De acuerdo al oficial argentino, Campiglia y Pinus fueron capturados en


Ro de Janeiro por oficiales del Batalln 601, bajo las rdenes del Tte. Cnel.
Romn, en coordinacin con la inteligencia militar Brasilea, siendo luego
llevados a la Argentina en un avin C 130.

Se seala que la fuente de informacin que permiti llevar adelante el


operativo fue un montonero capturado, que deba encontrarse con Campiglia
en Ro de Janeiro.

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Recordemos que justamente el objetivo del viaje a Brasil era asentarse
all para asistir a otros miembros de la organizacin que salieran de Argentina.

Adems, se registra en este documento que, para evitar alertar a los


Montoneros del operativo en Ro, los agentes argentinos registraron dos
personas en un hotel hacindose pasar por Campiglia y Pinus, con el objetivo
de dejar pistas que indicaran que haban llegado a Ro, se haban registrado en
un hotel, y que luego haban partido.

El memorndum tambin da cuenta del cautiverio de Pinus y


Campiglia en uno de los CCDs instalados en el predio de Campo de Mayo.

En efecto, de all surge que el oficial de inteligencia argentino informa


que, al momento de la entrevista, es decir el 2 de abril de 1980, Pinus y
Campiglia se encontraban recluidos en, y cito textual, una crcel secreta en
Campo de Mayo.

Asimismo, de las presentaciones de Tolchinsky, a las que ya nos


referimos, surge que entre septiembre y octubre de 1980, intercambi cartas
con su hermano Daniel y cuada Ana Dora Wiesen que estaban cautivos en
Campo de Mayo, y all le aseguraban que haba otros secuestrados con vida,
entre los que se encontraba Campiglia.

En este mismo sentido, en otra de esas presentaciones, Tolchinsky


refiere que cuando se encontraba secuestrada debi escuchar un largo discurso
de parte de uno de sus captores, en el que decan que ya no se mataba y en el
hablaron de 40 sobrevivientes, entre los que se encontraban Pinus y
Campiglia.

En este mismo sentido, Vctor Basterra en su declaracin prestada en la


causa ESMA Unificada, incorporada por lectura al debate, sostuvo que
durante su cautiverio tuvo contacto con otra persona que haba estado recluida
en un CCD en Campo de Mayo, que le dijo que all haba visto a Campiglia.

Por otra parte, del cautiverio de Campiglia y los interrogatorios a los


que era sometidos da cuenta un documento proveniente de la causa N

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29.451/2012, caratulada Sobern, Ana s/ su denuncia del Juzgado Federal
N 1 de Tucumn.

Se trata de una carpeta que se titula 33 orientales Estrictamente


secreto y confidencial, dentro de la cual obra un informe de inteligencia
referido a la relacin entre la organizacin Montoneros y las Fuerzas
Armadas.

Un acpite del informe se titula Declaraciones de Domingo


Campiglia, (NG) Petrus, 2do CTE OPM Montoneros, y all se deja
constancia del resultado de un interrogatorio del 11 de junio de 1980.

Esto prueba que, al menos hasta esa fecha, Campiglia segua vivo y en
cautiverio.

Otro elemento que muestra que Pinus y Campiglia fueron secuestrados


por fuerzas argentinas, trasladados a nuestro pas y recluidos en Campo de
Mayo, es la vinculacin que se ha demostrado que estos hechos tienen con la
denominada Contraofensiva Montonera y el operativo montado por el aparato
represivo argentino, para perseguir a quienes participaron o iban a participar
de ella.

Ya nos hemos referido a lo narrado por Binstock, en cuanto a que tanto


l como Pinus fueron contactados por Campiglia para participar de la
Contraofensiva.

Pero adems, Binstock sostuvo que tiempo despus del secuestro de


Pinus y Campiglia, se enter que un grupo de 12 personas haban ingresado a
la Argentina muy poco tiempo antes de la desaparicin de Pinus y Campiglia.

Explic que todos ellos fueron secuestrados.

De estos secuestros da cuenta tambin el memorndum de la embajada


norteamericana al que ya nos referimos.

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De ah surge que el agente de inteligencia argentino inform que en los
das previos al encuentro, recordemos el 2 de abril de 1980, las fuerzas
argentinas haban secuestrado 12 miembros de los grupos TEI de Montoneros
que estaban intentando reingresar al pas.

Asimismo, contamos con un informe de inteligencia que forma parte de


los archivos de la ex DIPPBA identificado como Legajo 15671 Seccin C n
605 y que hace referencia a la situacin de Montoneros al 1ro de Marzo de
1980.

El documento hace referencia a los procedimientos en los que fueron


detenidas, durante el mes de febrero de 1980, diez personas miembros de
Montoneros y pertenecientes a los denominados grupos TEI.

Entre las personas all nombradas aparecen Carbajal, Genoud,


Guangiroli, Cabilla y Zucker, cuyos secuestros como parte de la represin a la
Contraofensiva, se dieron por acreditados en la sentencia dictada en la causa
n 16307/06 caratulada Guerrieri Pascual Oscar y otros s/ Privacin ilegal de
la libertad personal, incorporada por lectura a este debate.

En esa sentencia tambin se dio por acreditado el secuestro de Silvia


Tolchinsky, a quien ya nos referimos anteriormente, y surge que tanto ella
como Genoud y Cabilla permanecieron recluidos en Centros Clandestinos
ubicados en Campo de Mayo o relacionados con los grupos que operaban
desde ese predio.

La vinculacin del secuestro de Pinus y Campiglia con estos hechos


surge tambin del denominado informe n 2 remitido por el Juzgado
Nacional en lo Criminal y Correccional Federal n 4 en el marco de la
instruccin de la causa conocida como Contraofensiva.

Se trata de un informe de inteligencia, que consta de un listado en


donde se encuentran detallados los secuestros ejecutados respecto de
miembros de los grupos TEI de Montoneros.

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En ese listado, figura, como ocurrida el 12 de marzo de 1980, la baja de
Petrus y de Luca.

Es decir, de Campiglia y de Pinus.

En este mismo sentido, John Dinges afirma en el libro Operacin


Cndor que el Batalln de Inteligencia 601 de Argentina fue responsable de
la represin a la Contraofensiva en general y del secuestro de Pinus y
Campiglia en Ro de Janeiro, en particular.

Esta afirmacin, encuentra respaldo en un reclamo presentado en junio


de 1986 por Arturo Flix Gonzlez Naya contra la clasificacin impuesta por
la Junta de Calificacin de Oficiales.

Ese documento se encuentra agregado a su legajo personal del Ejrcito


Argentino, que fue incorporado a este debate. All afirma que en el ao 1979,
cuando revistaba en el Batalln de Inteligencia 601, pas a desempearse en el
Grupo de Tareas 2 para, y cito textual, continuar combatiendo a la
organizacin terrorista Montoneros que nuevamente haba ingresado al pas
con una nueva estructura con las siglas TEI y TEA.

Agrega en el reclamo que en esa oportunidad, tuvo que viajar al exterior


para contribuir a la destruccin de esta organizacin, por orden de los
Tenientes Coroneles Arias Duval y Gonzlez Ramrez, quien en ese entonces
era Jefe de la Central de Reunin.

Todas estas circunstancias demuestran que Pinus y Campiglia fueron


secuestrados en el marco de los operativos represivos realizados en contra de
la denominada Contraofensiva, lo que contribuye a confirmar que, al igual que
muchas de las vctimas de esos operativos, fueron recluidos en alguno de los
CCD de Campo de Mayo.

Sres. Jueces: como puede advertirse a partir de lo que acabamos de


sintetizar, en los secuestros de Mnica Pinus y Horacio Campiglia actuaron
los organismos represivos de la regin de manera coordinada y para ello se
sirvieron del andamiaje que brindaba Cndor.

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Hemos visto los aspectos operativos de esta relacin, cuando
demostramos la presencia de miembros de las fuerzas represivas de nuestro
pas durante el secuestro en Brasil y el traslado clandestino a la Argentina.

Tambin dimos cuenta del modo en que se utilizaron las redes para
intercambiar informacin sobre Pinus y Campiglia.

Asimismo, la existencia de coordinacin con fuerzas brasileras surge


tambin de la expresa declaracin de responsabilidad por parte del Estado
brasilero, que reconoci el derecho a una indemnizacin pecuniaria a las
familias de Pinus y Campiglia a travs de la ley federal N 9.140.

Este hecho, fue explicado en las declaraciones de Krischke y Binstock


en este juicio, quienes refirieron cmo fue el proceso de reconocimiento y el
acto en el cul se llev a cabo.

Adems, Krischke acerc en este debate una copia del boletn oficial del
26 de diciembre de 2003, donde se public la inclusin de lo acontecido a
Campiglia y Pinus en el marco de la ley 9140.

Mltiples son las gestiones que realizaron los familiares de Pinus y


Campiglia luego de que se produjeran sus desapariciones, a pesar de lo cual ni
el Estado Argentino ni el Brasilero dieron informacin sobre lo ocurrido con
Pinus y Campiglia.

Al respecto y adems de las primeras gestiones realizadas por Binstock,


contamos tambin con las constancias agregadas al Legajo CONADEP N
3636 correspondiente a Campiglia y al Legajo SDH N 619N
correspondiente a Pinus, de las cuales surgen las gestiones que realizaron sus
familiares en su bsqueda, as como el habeas corpus presentado.

Sres. Jueces: Respecto de estos hechos que acabamos de relatar,


tampoco estamos habilitados para responsabilizar formalmente a alguno de los
involucrados, dado que el nico imputado falleci cuando comenz el debate.

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No obstante, hemos evaluado la prueba producida a los efectos de dar
nuestras conclusiones acerca de lo que ocurri, en tanto entendemos que ello
demuestra, una vez ms, y en concreta relacin a la coordinacin represiva
entre Argentina y Brasil, la operatividad de Cndor.

Marta Raquel Bianchi, Adalberto Luis Brandoni y Mara del


Carmen Otonello

Nos referiremos ahora a lo acontecido a los argentinos Marta Raqul


Bianchi, Adalberto Luis Brandoni y Mara del Carmen Ottonello.

Al momento de los hechos que tratamos, Marta Raquel Bianchi y


Adalberto Luis Brandoni, ambos de reconocida trayectoria actoral, se
encontraban unidos en matrimonio.

Brandoni era Vicepresidente de la Federacin Internacional de Actores,


Presidente del Bloque Latinoamericano de Artistas y Secretario General de la
Asociacin Argentina de Actores.

Hacia 1974, a raz de su actividad poltica y al igual que otros actores,


Brandoni fue amenazado por la organizacin de extrema derecha Triple A.

Le haban dicho que iban a matarlo si no dejaba el pas.

Esto oblig al matrimonio a exiliarse a Mjico en el mes de septiembre


de ese ao.

Regresaron al pas el 25 de julio de 1975.

Un ao ms tarde, en julio de 1976 el matrimonio expona una obra


teatral llamada Segundo Tiempo en el Teatro Lasalle, ubicado en Tte. Gral.
Pern, ex Cangallo, n 2.200de esta Ciudad.

La noche del 9 de julio de 1976, entre las 23 y las 23:30 hs., cuando
salan del teatro, Bianchi advirti que en la puerta estaban apostados dos
automviles y una camioneta, que le llamaron la atencin.
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Inmediatamente le avis a Brandoni y al grupo de amigos que estaba
con ellos, entre quienes estaba Mara del Carmen Otonello que haba ido a
buscarlos al teatro para cenar con ellos.

El grupo subi con el matrimonio al automvil y juntos se retiraron del


lugar.

Condujeron por Pern y cuando tomaron la calle Pasteur, el automvil


fue interceptado por un grupo de personas fuertemente armadas que vestan de
civil, entre quienes se encontraba Anbal Gordon.

A los golpes y amenazndolos con armas, obligaron a Bianchi, Otonello


y Brandoni a descender del vehculo.

Subieron a las mujeres a un auto y a Brandoni a otro, no sin antes


vendarles los ojos.

Anbal Gordon iba en el vehculo en el que llevaban a Brandoni.

El resto del grupo que haba quedado en el vehculo de las vctimas, y


que estaba integrado por el matrimonio compuesto por Miguel Gila y Mara
Cabo y el asistente de direccin del espectculo Jorge Prats, fue abordado por
una o dos personas, que los hicieron dar algunas vueltas en ese mismo
vehculo, y luego de amenazarlos para que no dijeran nada de lo que haban
visto, los liberaron.

Estos hechos se produjeron dentro de la jurisdiccin del rea VI de la


Subzona Capital Federal, de la que era responsable la Armada Argentina.

Desde el lugar del hecho, Bianchi, Otonello y Brandoni fueron


conducidos a Automotores Orletti.

En el camino, Gordon realiz una comunicacin por radio, destinada a


pedir la liberacin de la zona por la que iban a transitar, circunstancia que
nuevamente confirma que los operativos se llevaban a cabo de manera
coordinada con las correspondientes jefaturas militares territoriales.
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Cuando llegaron a Orletti, los bajaron de los vehculos y les pusieron
algodones dentro de las vendas de los ojos, argumentando que era para que
no salpicaran mucha sangre.

Luego los llevaron a una oficina de la planta alta, donde haba una
imagen de Hitler y otra del Comisario Villar.

All fueron interrogados por Anbal Gordon.

En un momento, se llevaron a Bianchi y a Otonello a otra oficina, y el


interrogatorio continu con Brandoni.

Los mantuvieron cautivos en el lugar alrededor de unas 5 horas.


Permanentemente los amenazaron, dicindoles que los iban a matar. A
Bianchi, adems, le dijeron que la iban a violar.

Al finalizar los interrogatorios, Gordon tuvo una comunicacin por


radio, luego de la cual les dijo que a partir de ese momento tenan que festejar
su cumpleaos el 9 de julio, porque haban vuelto a nacer.

Este era el modo de hacerles saber que los liberaran.

Los sacaron del lugar y los dejaron a dos cuadras de su casa ubicada en
la calle Repblica de la India de esta Ciudad, y los liberaron.

Prueba

Estos hechos se encuentran acreditados a partir de distintos elementos


de prueba, que pasaremos a detallar.

En primer lugar, los testimonios de Marta Raquel Bianchi y Adalberto


Luis Brandoni brindados en el juicio de Automotores Orletti, e incorporados
a este juicio.

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Previo a narrar los hechos que los tuvieron como vctimas, se refirieron
a la persecucin ideolgica que sufrieron y las amenazas a Brandoni
efectuadas por la Triple A.

Al respecto, se incorpor un documento fechado el 1 de marzo de


1975, remitido por el NSA, en el que se observa un informe de la Comisin
Internacional de Juristas que refiere que la Triple A envi cartas
amenazantes a varios profesores, jueces, lderes estudiantiles, sindicales, y
abogados que defendan la causa de los presos polticos.

Puntualmente, el documento refiere que Luis Brandoni fue condenado


a muerte por actividades anti-sociales en favor del marxismo60.

En este mismo sentido, contamos con otras constancias del archivo de la


ex DIPBA, en las que se detallan sus antecedentes ideolgicos.

Junto con otros artistas, la Comisin Asesora de Antecedentes los


cataloga como marxistas, e imparte la directiva de que no ingresen a la
administracin pblica, no se les proporcione colaboracin, ni sean
auspiciados por el Estado.

Particularmente, el registro N 12.707 correspondiente a Brandoni se


titula Nomina de personas tratadas por la comisin asesora de
antecedentes e incluye entre parntesis la sigla SIDE.

Similares referencias se aprecian de la lectura de las Actas de la Junta


Militar.

All se advierte que los nombres de Brandoni y Bianchi, junto a los de


otros artistas, figuran en las denominadas listas negras.

A ello se suma el contenido de los legajos CONADEP N 3.237 y


3.735, correspondientes a Bianchi y Brandoni, donde obran recortes
periodsticos de la poca vinculados con la amenaza que la Triple A efectu
a una cantidad de actores, entre ellos a Luis Brandoni.

60
nmero informtico 00009F83
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En cuanto a las circunstancias de modo tiempo y lugar del secuestro y el
traslado al CCD, tambin se explayaron Brandoni y Bianchi.

Explicaron que individuos de civil fuertemente armados, al grito de


bajen las armas, impidieron que el automvil en el que se desplazaban
continuara circulando.

Cuando los bajaron del vehculo, Bianchi record haber visto a


Brandoni tirado contra una cortina de hierro de un negocio comercial y
apuntado con ametralladoras.

Sobre lo que vivieron dentro del CCD, coincidieron en que


inmediatamente comenzaron a ser amenazados con frases intimidatorias, y al
ser subidos a la oficina del primer piso les quitaron las vendas que les cubran
los ojos.

Respecto de los interrogatorios, dijeron que les hicieron preguntas por el


contenido de sus agendas y sobre sus actividades polticas.

En particular, ambos recordaron que Gordon les cuestion que hubieran


vuelto al pas, y les dijo Nosotros somos la Triple A, refirindose a la
amenaza que Brandoni haba sufrido en el pasado.

Bianchi agreg que, en determinado momento, fue conducida junto a


Ottonello a otra habitacin, donde las amenazaron con violarlas y fusilarlas.

A ello se suman las actas de reconocimiento en rueda de personas,


efectuadas el da 24 de Marzo de 1986 por Marta Bianchi y Luis Brandoni,
obrantes en la causa 42.335 bis Rodrguez Larreta, Enrique s/querella,
oportunidad en que ambos identificaron a Anbal Gordon como la persona que
los secuestr y los interrog.

Asimismo, durante su declaracin en la audiencia de debate, les fue


exhibido el lbum fotogrfico de la causa n 2.637, en el que reconocieron,
adems de a Gordon, a Ral Antonio Guglielminetti, a Eduardo Alfredo Ruffo
y a Carlos Honorio Martnez Ruz.
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Adems, sobre la identificacin del lugar donde permanecieron
cautivos, tanto Brandoni como Bianchi describieron lo que pudieron ver y
escuchar durante las 5 horas que estuvieron all.

Las caractersticas a las que aludieron resultan totalmente concordantes


con las de Orletti.

A esto se suma que ambos refirieron haber tomado conocimiento con


posterioridad de que efectivamente haban estado all.

Pero, adems, su cautiverio en Orletti fue corroborado por los


testimonios de los sobrevivientes Jorge Gonzlez Cardoso, Enrique Rodrguez
Larreta Martnez y Alicia Cadenas Ravela.

En efecto, Gonzlez Cardoso explic que el personal que operaba en


Orletti comentaba lo bella que era Bianchi, y que hablaban de la posibilidad
de someterla a un vejamen sexual.

Enrique Rodrguez Larreta Martnez, por su parte, record haber


tomado conocimiento durante su cautiverio sobre el secuestro de Brandoni y
Bianchi y refiri que esa noche se vivi un escndalo en el lugar.

Alicia Cadenas Ravela, si bien an no haba sido secuestrada cuando


ocurri este hecho, record que durante su cautiverio escuch una
conversacin, en donde los secuestradores hacan alusin al secuestro de
Bianchi y Brandoni, ocurrido das antes.

En cuanto al cautiverio y los padecimientos sufridos por Mara del


Carmen Otonello, se encuentran probados a partir de los testimonios ya
citados de Bianchi y Brandoni.

Sres. Jueces, a todo esto, se suma el hecho de que el secuestro de


Bianchi, Brondoni y Otonello y su cautiverio en Automotores Orletti, fueron
tenidos por probados por este mismo Tribunal en la sentencia, actualmente
firme, de la causa n 1627.

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Por sus privaciones ilegtimas de la libertad fueron condenados Ral
Antonio Guglielmineti, Honorio Carlos Martnez Ruiz y Eduardo Alfredo
Ruffo.

En aquella oportunidad, la sentencia sostuvo que no se encontraban


acreditados los tormentos de Brandoni, Bianchi y Otonello durante su
permanencia en Automotores Orletti, hechos por los que se haba formulado
acusacin.

Tal tesitura fue adoptada, bsicamente, por las siguientes razones:

1. Porque las vctimas sostuvieron que, al ser interrogadas, no se les


aplic mecanismos especficos de torturas;

2. Porque si bien era cierto que relataron haber sido damnificados de


diferentes situaciones de violencia y/o amenazas, se entendi que las mismas
resultaron intrnsecas de la privacin ilegtima de la libertad, ms no de la
configuracin del delito de imposicin de tormentos, que requerira un plus de
la mera violencia y/o amenazas;

3. Y porque, a diferencia de otras vctimas, permanecieron por escaso


tiempo alojados en Orletti.

Y de esa brevedad se dedujo que, en estos casos, no se adverta que


hubiera existido un padecimiento extremo en las condiciones de detencin por
parte de los damnificados que implicara la negacin de la dignidad humana en
trminos absolutos y/o que por su sufrimiento pueda haberse equiparado a la
imposicin de tormentos.

Sin embargo, lo cierto es que, a nuestro modo de ver, en este juicio


existen elementos que permiten fundadamente encuadrar los hechos descriptos
no slo en los delitos de privacin ilegal de la libertad, sino tambin en los de
imposicin de tormentos.

Lo cierto es que, independientemente de cul haya sido la interpretacin


de las propias vctimas sobre lo que les pas, la violencia que padecieron
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durante su secuestro y traslado al centro clandestino de detencin, as como
las constantes amenazas que les propinaron, no fueron sus nicos
padecimientos.

En principio, por sus especiales caractersticas y por el contexto


sistemtico en el que se produjeron, desde el principio las aprehensiones
revelan un plus de violencia que, a nuestro juicio, exceden la violencia
prevista, como luego veremos, por el tipo penal de privacin ilegtima de la
libertad agravada aplicable.

Ntese que las vctimas fueron secuestradas en la va pblica de noche


por un grupo armado que desde el primer momento las tabic y las traslad
separadamente en vehculos no identificables, a un lugar desconocido.

Todo el tiempo en el que duraron sus privaciones ilegtimas de la


libertad, las tres vctimas fueron amenazadas con fusilarlas; los mujeres,
incluso, con que las iban a violar.

A Brandoni, el propio Gordon le mencion que ellos eran la Triple A,


en referencia a que aos atrs les haban proferido y que los haba obligado a
escapar de nuestro pas.

A esto se suman que, como vimos, el propio Gordon haba requerido en


presencia de Brandoni la liberacin del trayecto, por lo que sus estados se
vean agravados con la imposibilidad de ser auxiliados por las fuerzas de
seguridad, ya que esa comunicacin revelaba que la agresin provena del
mismo Estado represor.

Todo ese tiempo, permanecieron dentro de un CCD y de exterminio en


un estado de completa incertidumbre sobre sus destinos y de total indefensin.

Lo expuesto, constituyen padecimientos adicionales que escapan a las


previsiones tpicas mnimas incluidas de los delitos de privacin ilegtima de
libertad aplicables.

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Son conductas independientes, adecuadas bajo el tipo penal de
tormentos.

Es por este motivo que, en esta oportunidad, acusamos a Miguel ngel


Furci tanto por la privacin ilegtima de la libertad de Marta Bianchi,
Adalberto Luis Brandoni y Mara del Carmen Otonello, como por los
tormentos a los que fueron sometidos.

Carlos Hiber Santucho, Cristina Silvia Navajas de Santucho y


Manuela Santucho.

Ahora nos referiremos a lo acontecido a Carlos Hber Santucho, de 53


aos al momento de los hechos, su hermana Manuela Elmina Santucho de 35
aos, y la cuada de ambos, Cristina Silvia Navajas de Santucho, quien tena
26 aos.

Los tres eran argentinos.

Resulta de pblico conocimiento que la familia Santucho fue objeto de


persecucin desde aos antes al Golpe de Estado en nuestro pas.

Varios de sus numerosos miembros tuvieron una activa participacin en


diversas organizaciones, y se destacaron en diferentes mbitos de la vida
pblica.

Francisco Santucho, fue secuestrado en abril de 1975.

Oscar Santucho fue asesinado en Tucumn en octubre de 1975.

Graciela Santucho permaneci 8 aos en prisin.

Mara del Valle Santucho, hija de Carlos Hber, fue secuestrada en


diciembre de 1975.

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Mario Roberto Santucho, lder del PRT ERP, fue asesinado el 19 de
julio de 1976.

Mercedes, hija de Amlcar Santucho, fue secuestrada en el ao 1977.

Recordemos aqu tambin el secuestro y las torturas padecidas en


Paraguay por Amlcar, hechos que ya explicamos y que, junto con lo ocurrido
con Fuentes Alarcn, son antecedentes inmediatos del nacimiento de Cndor.

Estos son solo algunos de los hechos que afectaron a la familia.

Como ya dijimos, entonces, en este juicio trataremos lo que les pas a


Carlos y Manuela Santucho, y a Cristina Navajas de Santucho.

Carlos Hber Santucho, de filiacin peronista, estaba casado con


Helvacia Argentina Castelli, con quien tuvo a su hija, Mara del Valle, quien
contina desaparecida.

Era contador pblico y se desempeaba como tenedor de libros en la


empresa Aceros Atlas S.A.C.I.F.I., donde trabaj durante15 aos.

Tras la desaparicin de su hija y con el objeto de buscar informacin


sobre lo ocurrido con ella, se uni a una agrupacin de familiares.

Manuela Santucho, por su parte, era miembro del PRT.

En los aos previos al Golpe de Estado, se destac como abogada


defensora de presos polticos, y por este motivo, hacia 1975, fue objeto de
amenazas por parte de la Triple A.

Cristina Navajas, tambin miembro del PRT, estaba casada con Julio
Santucho, hermano de Carlos y Manuela.

El da 13 de julio de 1976, alrededor de las 13:00 horas, un grupo


armado compuesto entre ocho y diez personas vestidas de civil vinculadas a la

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OT 1.8, se present en la empresa donde trabajaba Carlos Santucho, ubicada
en la calle Vicente Lpez 2.046, de esta ciudad.

Luego de esposarlo, se lo llevaron.

Desde all fue trasladado a Orletti.

Esa misma noche, Manuela Santucho y Cristina Navajas de Santucho se


encontraban en su domicilio ubicado en Warnes 735, piso 2 de Capital
Federal, junto a sus hijos, y a su amiga Alicia Raquel DAmbra.

En determinado momento, un grupo de alrededor de cuatro personas


armadas y vestidas de civil irrumpieron en el departamento y privaron
ilegtimamente de su libertad a las tres mujeres.

Antes de llevrselas del lugar, le permitieron a Cristina dejar a sus dos


hijos al cuidado de una vecina, como as tambin al hijo de Manuela
Santucho, con la indicacin que se comunicara con la madre de Cristina para
que los retirase.

Como haba ocurrido con Carlos, Manuela, Cristina y Alicia tambin


fueron trasladadas a Orletti, donde se encontraron con l.

Ambos operativos ocurrieron dentro la jurisdiccin del rea II de la


Subzona Capital Federal, con sede en el Regimiento de Infantera n 1
Patricios, cuyo Jefe en ese momento era Humberto Jos Lobaiza y su
subjefe Jorge Felipe Alespeiti.

En Orletti, Carlos, Manuela y Cristina fueron sometidos a brutales


torturas y condiciones inhumadas de cautiverio.

Debido a su pertenencia a la familia Santucho, fueron objeto de un


particular ensaamiento por parte de quienes los tenan cautivos.

En el caso de Carlos, las torturas fsicas y psicolgicas lo llevaron al


borde de la locura.
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El 19 de julio, un grupo de represores argentinos que operaban en
Orletti, entre los que se encontraba el imputado Miguel ngel Furci,
ubicaron un tanque en la planta baja de ese CCD, debajo de un gancho que
colgaba del techo, y lo llenaron con agua.

Colgaron a Carlos Santucho del gancho, y lo sumergieron una y otra vez


hasta causarle la muerte.

Todo esto ocurri en un marco de extrema violencia y crueldad, en el


que incluso se escucharon burlas por parte de los represores que directamente
participaron en el hecho.

Y adems tuvo lugar ante la presencia de varios prisioneros que estaban


tirados en el suelo de la planta baja, cerca de la escalera que conduca al
primer piso, y que percibieron lo que estaba sucediendo.

Entre esos prisioneros, estaban tambin Manuela Santucho y Cristina


Navajas.

Todos los sobrevivientes, que fueron testigos involuntarios de este


hecho, lo recordaron como un episodio que qued marcado en sus memorias,
y que implic para con ellos un acto ms de tortura psicolgica.

El cuerpo de Carlos Santucho fue subido a una camioneta y


abandonado, con su cdula de identidad, en un terreno baldo ubicado en la
calle Pringles, entre Caseros y Garay, del Partido de Morn, provincia de
Buenos Aires, en donde fue hallado al da siguiente.

En cuanto a los tormentos que padecieron Manuela y Cristina, adems


de haber tenido que presenciar el asesinato de Carlos, se ha acreditado que
fueron sometidas a descargas elctricas mientras se les aplicaba el mtodo de
la colgada, y al menos a un simulacro de fusilamiento.

Adems, Manuela fue obligada por sus captores a leer, en voz alta, una
crnica relativa a la muerte de su hermano Mario Roberto Santucho.

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En el caso de Cristina Navajas, las torturas que padeci as como su
sometimiento a las condiciones inhumanas de vida en las que eran mantenidos
los prisioneros en Orletti, se vean intensificadas por el hecho de que estaba
embarazada.

Al da siguiente del asesinato de Carlos, Cristina y Manuela fueron


retiradas de Orletti, y desde all las trasladaron a otros CCD.

El ltimo lugar en el que fueron vistas fue en el Pozo de Banfield, de


donde fueron sacadas el 25 de abril de 1977, en el marco de un traslado
masivo, con destino incierto.

Actualmente permanecen desaparecidas.

Las familias Santucho y Navajas realizaron innumerables bsquedas y


gestiones por sus seres queridos, nunca obtuvieron respuestas del Estado
argentino.

Prueba

Estos hechos se encuentran acreditados a partir de la valoracin


conjunta de diversos elementos de prueba producidos o incorporados durante
este debate.

Sobre la persecucin a la familia Santucho, se encuentran incorporadas


al debate las declaraciones brindadas en el juicio de la causa Automotores
Orletti por sus familiares Blanca Rina y Julio Santucho.

Julio explic que a partir del ao 1973 fue acrecentndose la


persecucin contra su familia.

Segn sus palabras, haban sido demonizados por el hecho de que sus
miembros tuvieron un compromiso por cambiar el pas.

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A ello se suman las constancias remitidas por el NSA, correspondientes
a documentos del Archivo del Terror, relativas al secuestro e interrogatorios
de Amlcar Santucho en Paraguay.

Al respecto, nos remitimos a lo que ya hemos dicho sobre ese suceso.

S queremos destacar aqu que en el cuestionario61 remitido desde la


Argentina para realizarle preguntas a Amlcar Santucho en Paraguay, se
advierte el inters de los argentinos por obtener el paradero de su hermano
Mario Roberto Santucho, pero tambin informacin relativa a sus otros
hermanos, Manuela y Carlos.

Asimismo, entre los documentos remitidos por la Comisin Provincial


por la Memoria, se encuentra un documento en la Mesa DS, Varios, legajo
n 16.206, caratulado Resoluciones de la C.A.A. (Comisin Asesora de
Antecedentes) Reunin 29 de Mayo de 1980.... En ese legajo obra el memo,
fechado el 8 de septiembre de 1980 y dirigido al director General de
Inteligencia, que se relaciona con los antecedentes de las personas que
fueron tratadas por la Comisin Asesora de Antecedentes SIDE, y que
surgen, de acuerdo a lo que all se indica, de antecedentes reunidos por la
Comunidad Informativa.

De este documento se desprende que Manuela Santucho era investigada


desde 1969, sus movimientos eran observados, los contactos y viajes que
realizaba registrados, e incluso tena intervenidas sus lneas telefnicas.

Entre otros antecedentes que se mencionan, resulta relevante la


actividad que qued registrada de Amlcar Santucho y su hermana Manuela en
la defensa de miembros del PRT ERP y su vinculacin con la JCR.

All tambin qued consignado el secuestro de Amlcar en Paraguay.

Tambin el legajo N 3450, Mesa DS varios contiene un memo del 9


de junio de 1975, en un anexo del cual figura una copia del informe elaborado

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R080F0752 - 0754.pdf

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por la Misin de la Comisin Internacional de Juristas en Argentina, que
refiere a la situacin de los abogados de presos polticos amenazados por la
Triple A, entre quienes se menciona a Manuela Santucho.

A ello se suman los libros incorporados a este debate titulados


Nosotros, Los Santucho, Los ltimos guevaristas. La guerrilla marxista en
la Argentina y Mujeres guerrilleras, escritos por Blanca Santucho, Julio
Santucho y Marta Diana, respectivamente.

En cuanto a las circunstancias de modo, tiempo y lugar en que se


produjo la privacin ilegtima de la libertad de Carlos Santucho, fue
incorporado al debate el expediente caratulado Santucho Carlos s/ privacin
ilegtima de la libertad, iniciado el 14 de julio de 1976.

All se encuentran volcados los dichos de Alfredo Barbar, Presidente


de la empresa Aceros Atlas, y de Carlos Damin Scolabo, su
Vicepresidente, lugar desde donde Carlos Santucho fue secuestrado.

Blanca Santucho, por su parte, en su declaracin en el juicio de la causa


n 1627, se refiri a la actividad laboral que desarrollaba su hermano, y afirm
que tom conocimiento de su secuestro a travs del dueo de la empresa,
quien haba presenciado el hecho.

Adems, se encuentra incorporado el testimonio que prest en el juicio


de la causa n 1627 Amlcar Santucho, sobrino de las vctimas.

El testigo explic que en aqulla poca trabajaba en la misma empresa


que su to Carlos pero en una sucursal, y que el socio gerente de la firma,
Damin Scolabo, le relat las circunstancias que rodearon el secuestro de su
to.

Respecto al secuestro de Manuela Santucho y Cristina Navajas de


Santucho, contamos, en primer trmino, con el testimonio de la vecina,
prestado por Amelia lvarez en la causa n 42.335 bis, incorporado a este
debate.

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All declar que ese da se presentaron dos personas vestidas de fajina
que dijeron pertenecer a la polica y le dejaron a los tres nios, y un abonado
telefnico para que se comunicara con la familia y se los entregara.

Explic que inmediatamente realiz el llamado desde el departamento


donde haban secuestrado a las jvenes, y que mientras estuvo all advirti que
estaba todo revuelto.

Agreg que una hora despus lleg una mujer y un hombre, quienes se
llevaron a los nios.

Tambin se incorpor la declaracin de Julio Santucho en el juicio


Automotores Orletti, quien explic que si bien estaba fuera del pas al
momento en que ocurri el secuestro, a su regreso se entrevist con dos
vecinos del edificio donde vivan su esposa y su hermana.

Uno de ellos, Julio Andrade, le relat cmo se llevaron a las mujeres y


dejaron a los nios en casa de una vecina, con la indicacin de que se
comunicara con la madre de Cristina Navajas.

Sobre la presencia de las tres vctimas en Automotores Orletti, as


como de los tormentos y condiciones inhumanas a las que fueron sometidas,
se explayaron:

*Nelson Den Bermdez, Jos Flix Daz, Cecilia Gayoso, Sergio


Lpez Burgos, Vctor Lubin, Marta Petrides, Sara Mndez, Mara Margarita
Michelini, Ana Quadros, Mara Elba Rama, Mnica Solio, Edelweiss Zahn,
Gastn Zina, Ral Altuna Facal, Ariel Soto, Laura Anzalone, Enrique
Rodrguez Larreta Martnez, Raquel Nogueria y Alicia Cadenas.

Todos coincidieron en el ensaamiento que personal del CCD tuvo con


ellos por ser hermanos de Mario Roberto Santucho.

Sobre las torturas que sufrieron Manuela y Cristina durante su


cautiverio, Raquel Nogueria record haber visto dentro del CCD a una mujer

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desnuda que colgaba de un gancho, y que le dijeron que era la Dra. Manuela
Santucho.

Por su parte, Jorge Ral Gonzlez Cardoso describi el episodio en el


que junto con su esposa Prez Lutz, Manuela Santucho y Cristina Navajas, los
llevaron a un descampado, les cambiaron las esposas por alambres, con la
aparente intencin de fusilarlos, pero que en determinado momento se escuch
por la radio del automvil una contraorden y los regresaron al centro
clandestino de detencin.

En cuanto al embarazo de Cristina Navajas, Raquel Nogueira y Ana


Mara Salvo refirieron que tomaron conocimiento de ello dentro del CCD de
parte de la propia vctima.

A ello se suma la carta agregada a fs. 1219 de la causa Rodrguez


Larreta, escrita por Cristina Navajas, en la que menciona que podra estar
embarazada.

Esta carta le fue exhibida a Julio Santucho al momento que prest


declaracin, oportunidad en la que indic que era la letra de su esposa Cristina
y explic que ella no lleg a envirsela, quedando en el departamento, dentro
de su cartera, el da que result secuestrada.

La familia Santucho logr recuperarla cuando concurrieron a


reencontrarse con los nios que haban quedado con los vecinos.

Por otra parte, y en relacin con las torturas psicolgicas a las que
fueron sometidas, fueron numerosos los testimonios de los sobrevivientes que
refirieron que los captores forzaron a Manuela a leer, en voz alta, la noticia
que daba cuenta de la muerte de Mario Roberto Santucho, y que tanto ella
como Cristina fueron obligadas a presenciar el asesinato de Carlos Santucho.

En cuanto a los padecimientos de Carlos Hber Santucho, Enrique


Rodrguez Larreta Martnez dijo que escuch parte de la sesin de torturas a la
que fue sometido a poco de su traslado a Orletti, y record que l les deca a

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sus captores que no tena nada que ver con su hermano Mario Roberto, y que
era peronista.

Sergio Lpez Burgos, por su parte, refiri que durante los ltimos das
de su cautiverio Carlos deliraba.

En esto coincidieron tambin otros testigos.

Sobre el episodio que culmin con la muerte de Carlos Santucho,


declararon:

**Altuna Facal, Anzalone, Cadenas, Daz Berdayes, Nogueira,


Rodrguez Larreta, Soto Loureiro, Quadros, Den Bermdez, Salvo Snchez,
Zina Figueredo, Petrides, Zahn Freire y Lpez Burgos, entre otros.

Todos ellos lo presenciaron y dieron cuenta de diversas circunstancias


que resultan contestes entre s.

Cada uno de ellos explic lo que pudo percibir desde los diferentes
lugares donde se encontraban ubicados, todos tirados en el piso cerca de la
escalera que conduca a la planta alta, maniatados y vendados, sin perjuicio de
lo cual algunos de ellos, adems de or lo que estaba sucediendo, pudieron ver
algunos fragmentos, ya sea a travs de la venda que se transparentaba o
porque sta se les corri.

En particular, Ral Altuna Facal record que el 19 de julio de 1976 se


encontraba en la planta baja de Orletti, cuando vio por debajo de la venda que
engancharon los pies de Carlos a una polea de levantar motores y lo
sumergieron, cabeza abajo, en un tacho de agua.

Poco despus escuch, y cito: Paro cardaco. 3 de la tarde. Lo


llevamos a Campo de Mayo.

Entre las personas que participaron de este acto, Altuna Facal identific
a Osvaldo Paqui Forese y al imputado Miguel ngel Furci.

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El resto de los testigos tambin se refirieron a la presencia de Anbal
Gordon y de Honorio Martnez Ruiz.

Al respecto, Sergio Lpez Burgos record la indicacin de Gordon de


que pusieran a remojar al perejil.

La mayora de los testigos afirm tambin, que poco despus de


producida la muerte de Santucho, subieron su cadver a un vehculo y se lo
llevaron del lugar.

Sobre el hallazgo de su cuerpo, se incorpor la causa Rodrguez


Larreta donde a fs. 2132/ 2165 obra agregada la causa N 8.790 que tramit
en el Juzgado Penal N 3 de Morn.

All se encuentran las constancias del hallazgo, la autopsia que


determin que la causa de la muerte fue traumatismo de crneo y el certificado
de defuncin.

Vemos as que el resultado de la autopsia es compatible con los golpes


producidos con el mecanismo empleado para matarlo, de acuerdo a los
coincidentes relatos de los testigos.

Tambin Enrique Rodrguez Larreta Piera se refiri a los hechos que


padecieron Cristina Navajas, Carlos y Manuela Santucho en Orletti, en su
declaracin en la causa n 42.335 bis.

En cuanto al traslado de Cristina Navajas y Manuela Santucho, la


mayora de los testigos coincidieron en que pocos das despus de la muerte
de Santucho, no las volvieron a ver ni a escuchar dentro del CCD.

Sobre lo que ocurri despus, contamos con la declaracin de Adriana


Calvo en el juicio de la causa n 1627, en la que refiri que comparti
cautiverio en el Pozo de Banfield con Manuela, Cristina y con Alicia
DAmbra, quien, recordemos, haba sido secuestrada junto con ellas.

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Entre otras cosas, declar que ellas le refirieron que haban estado
prisioneras durante una semana en un centro clandestino de detencin que era
un taller donde se arreglaban vehculos, extremo que confirma que se trat
de Orletti.

Tambin le relataron las torturas a las que haban sido sometidas en ese
lugar, y le dieron detalles de la muerte de Carlos Santucho, que coinciden con
lo que afirmaron los sobrevivientes de Orletti.

Del mismo modo, Manuela le cont que haba sido obligada a leer la
noticia de la muerte de su hermano Mario Roberto Santucho.

Calvo agreg que ellas no tenan dudas de que los secuestradores eran
gente de la Federal y vinculados a los Servicios de Informaciones del
Estado; e identificaron claramente en Orletti a integrantes de la SIDE en
los interrogatorios.

De acuerdo a lo que ellas le dijeron, de all haban sido llevadas a


Campo de Mayo, luego de lo cual las alojaron en el Pozo de Banfield.

Al respecto, recordemos que fue justamente a Campo de Mayo donde


los represores dijeron que iban a llevar el cuerpo de Carlos.

Finalmente, Calvo refiri que la ltima vez que las vio en el Pozo de
Banfield fue el 25 de abril de 1977, cuando se produjo un traslado masivo.

Vale remarcar que haban transcurrido ya casi 10 meses desde el


momento en que fueron privadas ilegtimamente de su libertad.

Sobre las gestiones de los familiares y la ausencia de respuesta por parte


del Estado, se incorporaron varias acciones de hbeas corpus e investigaciones
por privacin ilegtima de la libertad.

Coadyuvan a sustentar los hechos las constancias documentales


agregadas en la causa Rodrguez Larreta y aquellas que componen los

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legajos CONADEP nros. 61, 62 y 63, correspondientes a Carlos, Manuela y
Cristina.

Por otra parte debemos mencionar que lo acontecido a Manuela


Santucho y a Cristina Navajas se tuvo por probado en la sentencia de la causa
n 1261/1268, conocida como Jefes de rea y Olivera Rvere, en la cual fue
condenado por sus privaciones ilegtimas de la libertad Jorge Carlos Olivera
Rvere.

Posteriormente, la Sala IV de la CFCP, conden tambin por estos


mismos hechos a Felipe Jorge Alespeiti y Humberto Jos Romn Lobaiza.

Asimismo, en la sentencia dictada por este mismo Tribunal en la causa


n 1627, se tuvo por probado el secuestro de Carlos Santucho, Manuela
Santucho y Cristina Navajas, en las circunstancias de modo, tiempo y lugar
reseadas, as como el cautiverio, los tormentos y las condiciones inhumanas
de vida que padecieron en Automotores Orletti.

Por esos hechos fueron condenados Honorio Martnez Ruz y Eduardo


Alfredo Ruffo, condena que ha quedado firme.

El homicidio de Carlos Santucho, que hemos mencionado a los fines de


dar cuenta acabada de lo que le pas, as como de la intervencin de Miguel
ngel Furci, no fue incluido en esa sentencia en razn del rechazo del pedido
de ampliacin de la acusacin formulado por la fiscala por parte de la
mayora del Tribunal.

En virtud de ello, y teniendo en cuenta que en este juicio la instruccin


tampoco elev este hecho contra Miguel ngel Furci, a pesar de que, como
vimos, se encuentra acreditada su intervencin en el homicidio, slo le
atribuiremos responsabilidad por su privacin ilegtima de la libertad y los
tormentos a los que fue sometido Carlos Santucho en Automotores Orletti.

Asimismo, tambin lo acusamos por la privacin ilegtima de la libertad


y tomentos a los que fueron sometidas Manuela Santucho y Cristina Navajas
de Santucho.

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Carolina Segal y Nstor Rovegno

Vamos a referiremos ahora a lo acontecido al matrimonio conformado


por Carolina Sara Segal y Nstor Adolfo Rovegno, argentinos, de 20 y 24
aos de edad al momento de los hechos.

Antes de comenzar, debemos recordar que, tal como sealamos al tratar


lo ocurrido a la familia Gelman, el 19 de agosto de 1976 comenz una cadena
de secuestros que involucr a un grupo de estudiantes del Colegio Nacional de
Buenos Aires e integrantes de la UES, todos los cuales fueron conducidos a
Automotores Orletti.

El primero de estos operativos que hemos podido identificar, es


justamente el de Segal y Rovegno, luego de lo cual fueron sucesivamente
secuestrados Marcelo Gelman y Mara Claudia Iruretagoyena, Guillermo
Binstock, su compaero de trabajo Jos Luis Bertazzo, y Judith Jacubovich.

Ahora s, respecto de Carolina Segal, se acredit que curs el


secundario en el Colegio Nacional de Buenos Aires, y que durante ese perodo
particip en la Juventud Guevarista y en la UES.

Al momento de los hechos, ella y su esposo, Nstor Rovegno eran


miembros del PRT ERP.

En la madrugada del 19 de agosto de 1976, irrumpieron violentamente


en el domicilio de los padres de Carolina Segal, ubicado en la calle Otamendi
41, 1 piso, de esta ciudad, una docena de personas armadas que se
identificaron como comando conjunto de las Fuerzas Armadas, algunas de las
cuales estaban vestidas de civil y otras llevaban slo algunas prendas de un
uniforme militar.

All se encontraban Lzaro Segal y Beatriz Gurtman, junto a sus dos


hijos menores, Gregorio y Marisa.

Los captores llevaban consigo un joven que estaba encapuchado, y que


tena aproximadamente 20 aos, a quien la familia Segal no conoca.
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Llevaba un trapo ensangrentado en la cabeza y se lo vea muy
lastimado.

Lo pusieron delante de Marisa Segal y le pidieron que les dijera si era


ella la mujer que estaban buscando pero l dijo que no.

Evidentemente, a la que estaban buscando era a su hermana Carolina.

Despus de revisar toda la casa y llevarse objetos de valor de una caja


fuerte, dijeron que se iban a llevar a Gregorio Segal, de 15 aos en aqul
momento, para que identificara la casa de Carolina.

Su padre intercedi para que en su lugar lo llevaran a l.

Es as como fue obligado a acompaarlos hasta la casa de su hija y de


yerno, ubicada en la calle Echeverra 5318 de esta ciudad.

All capturaron a la pareja, y tras entregar a su beb de cuatro meses al


cuidado de su abuelo, se los llevaron.

Le dijeron que Carolina regresara a los pocos das, luego de que le


realizaran algunas preguntas.

Desde all fueron trasladados a Automotores Orletti.

El hecho tuvo lugar en el territorio que estaba bajo control del rea III
de la Subzona Capital Federal, cuyo responsable era el Jefe del Regimiento de
Granaderos a Caballo Gral. San Martn, Rodolfo Enrique Luis Wehner.

Aproximadamente a las 10 de la maana, un grupo de 4 o 5 personas


armadas y vestidas de civil volvieron a irrumpir en el domicilio de los padres
de Carolina Segal.

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Se dirigieron directamente a la habitacin de servicio donde se
encontraban guardadas algunas pertenencias de Carolina, de donde se llevaron
libros y una libreta de direcciones.

Como ya hemos mencionado, al da siguiente seran secuestrados


Marcelo Gelman y Mara Claudia Garca Iruretagoyena, y como enseguida
veremos, pocos das despus lo sera Guillermo Binstock.

Sres. jueces: Se acredit en este debate, que al igual que ocurri con el
resto de las personas que fueron llevadas a Automotores Orletti, Carolina
Segal y Nstor Rovegno fueron mantenidos en condiciones inhumanas de
vida, y que, de acuerdo a la prctica sistemtica implementada en ese lugar,
fueron sometidos a tormentos fsicos y psquicos.

Hasta el da de hoy, permanecen desaparecidos.

A pesar de las mltiples gestiones de diversa ndole y de las denuncias


realizadas ante organismos nacionales e internacionales que efectuaron sus
familiares, nunca obtuvieron una respuesta acerca de lo que les pas.

Prueba

Estos hechos se encuentran acreditados a partir de la valoracin


conjunta de diversos elementos incorporados a este juicio.

En primer lugar, se encuentra incorporada la declaracin testimonial


brindada por Jos Gabriel Rovegno, hijo de Carolina y Nstor, en el juicio de
la causa n 1627.

En esa oportunidad, se explay sobre lo que pudo reconstruir acerca de


la vida de sus padres, y en particular, de la actividad poltica desarrollada por
su madre.

Su ta, Marisa Segal, tambin declar en ese juicio y aport un


documento de la ex DIPBA que obtuvo de la Comisin Provincial por la

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Memoria, y que da cuenta no solo de la filiacin poltica de Carolina y Nstor,
sino tambin la informacin que sobre ellos tenan las fuerzas represivas.

Se trata del documento de la Mesa DS, Legajo 13.312, que consiste en


una ficha elaborada por el GT 1 de la Subzona Capital Federal, relacionada
con Daniel Jorge Rovegno, hermano de Nstor.

De l surge que para el ao 1976 la SIDE inform que Nstor Adolfo


Rovegno, alias Mariano, luego Lito, conjuntamente con su esposa
Carolina Segal, alias Luca, luego Lina, haban colaborado con la
organizacin PRT-ERP en la confeccin de estandartes partidarios, facilitando
su domicilio particular para reuniones subversivas, y que eran integrantes
del pelotn Sosa-Leiva-Orlando del ERP.

El documento agrega que el ERP los daba por desaparecidos desde


agosto de 1976.

Sobre el operativo de secuestro, Jos Rovegno explic que a partir de


los relatos de sus abuelos, los que entrecruz con otras fuentes de informacin,
pudo reconstruir tambin las circunstancias en las que desaparecieron sus
padres, as como su posterior cautiverio en Automotores Orletti.

Al respecto, tambin se incorporaron las declaraciones de Lzaro y


Marisa Segal y de Beatriz Gurtman de Segal, todos los cuales relataron los
hechos que presenciaron la madrugada del 19 de agosto de 1976.

En particular, Lzaro Segal refiri que se despertaron porque


escucharon un ruido muy fuerte ya que, como despus supieron, las personas
que ingresaron a su casa hicieron saltar con una barreta la puerta del edificio y
rompieron el vidrio.

Describi a las personas que ingresaron al departamento como de


mediana edad.

Tambin brind detalles acerca de su traslado a la casa de su hija y


yerno.
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Al respecto, record que en otro vehculo llevaron al mismo muchacho
que haban llevado a su casa.

Al llegar al lugar, inmediatamente se llevaron a Carolina y a Nstor y lo


dejaron all con su nieto.

Todos los testigos que mencionamos se refirieron tambin al operativo


que tuvo lugar en horas de la maana en el departamento de la calle Otamendi,
en el que se llevaron la libreta de direcciones de Carolina.

Gurtman record tambin que a los pocos das del secuestro de su hija
concurri a su casa la madre de Guillermo Binstock, y fue as que se enter
que l, Marcelo Gelman y su esposa tambin haban sido secuestrados.

Agreg que Carolina haba sido novia de Marcelo Gelman en el colegio


secundario.

Durante sus declaraciones, los integrantes de la familia Segal tambin se


refirieron a un operativo que tuvo lugar dos meses despus de la desaparicin
de Carolina, tambin en su domicilio, en el que intervinieron personas que
vestan uniforme que describieron como tipo marina.

Estas personas preguntaron por Carolina, cuando ellos les contestaron


que se la haban llevado, procedieron a retirarse.

A las declaraciones mencionadas, se agrega como prueba el expediente


civil n 56.454/89 donde se fij como fecha presuntiva del fallecimiento de
Carolina Segal y Nstor Rovegno, el ltimo da del primer ao y medio de su
desaparicin acaecida el 19 de agosto de 1976, o sea, el 19 de febrero de 1978.

Sobre el cautiverio de Carolina y Nstor en Orletti, se encuentra


incorporado el testimonio de Jos Luis Bertazzo, tambin ante este Tribunal
durante el juicio de la causa N 1627.

El testigo asever haber compartido cautiverio en ese CCD con


Guillermo Binstock y con Marcelo Gelman, y que en ese marco, Gelman le
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coment que haba cado porque a una ex novia suya, que tambin estaba
cautiva en ese lugar junto a su pareja actual, le haban encontrado una
libreta de direcciones.

Adems, durante el tiempo que comparti con Gelman, Bertazzo


tambin se enter que lo haban interrogado acerca de cartas que le haba
escrito a la ex novia; concretamente, le exigan que les dijera si haban sido
escritas en clave.

Al testimonio de Bertazzo, en relacin a la secuencia de secuestros que


involucr a Rovegno, Segal, Gelman, Iruretagoyena y Binstock, Mazer y
Gonzlez se suma la declaracin de Judith Mirta Jacubovich.

Jacubovich tambin fue secuestrada en este contexto y mantenida


cautiva en Orletti durante 24 horas, entre el 25 y el 26 de agosto.

Explic que conoca a Binstock y a Gelman del Colegio Nacional


Buenos Aires, ms concretamente por su participacin en la Unin de
Estudiantes Secundarios, y que dentro del CCD, habl con Binstock.

Agreg que dentro en ese lugar tambin vio a una pareja que estaba
tirada en el piso cerca de ella, respecto de la cual Binstock le refiri que los
haban reventado en la tortura, pero no pudo identificar si se trataba de
Carolina Segal y de Nstor Rovegno.

Lo cierto es que tambin podran haber sido Raquel Mazer y Ubaldo


Gonzlez, quienes, como veremos, fueron secuestrados el 26 de agosto.

En definitiva, la prueba incorporada resulta concluyente respecto de que


Carolina Segal y Nstor Rovegno, fueron mantenidos secuestrados en Orletti,
donde la aplicacin de torturas y el sometimiento a condiciones de cautiverio
lesivas de la dignidad humana, eran prcticas sistemticas que se aplicaron por
igual a todos los prisioneros.

As lo entendi tambin este mismo Tribunal, al dar por probados los


hechos que hemos descripto y condenar a Eduardo Alfredo Ruffo, Carlos
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Honorio Martnez Ruiz y Eduardo Rodolfo Cabanillas, por las privaciones
ilegtimas de la libertad y el sometimiento a tormentos de Carolina Segal y
Nstor Rovegno.

Respecto de la bsqueda emprendida a partir de la desaparicin de


Carolina y Nstor, los testimonios mencionados de sus familiares refirieron a
las mltiples gestiones efectuadas, como as tambin se encuentran
incorporados a este debate, como prueba documental, dos expedientes de
habeas corpus presentados en su favor.

Completan el cuadro probatorio los legajos Conadep N 4.059 y 5.088,


como as tambin la documentacin proveniente de la APDH.

En este juicio, por la privacin ilegtima de la libertad y los tormentos a


los que fueron sometidos Carolina Segal y Nstor Rovegno, formulamos
acusacin contra Miguel ngel Furci.

Guillermo Daniel Binstock

Como dijimos, a los pocos das de la desaparicin de Segal, Rovegno y


Gelman, fue secuestrado su amigo y compaero del Colegio Nacional de
Buenos Aires, Guillermo Daniel Binstock.

Binstock tena 20 aos, y al igual que sus compaeros, durante la


secundaria haba participado en la Unin de Estudiantes Secundarios (UES).

Luego integr la Juventud Peronista, aunque al momento de los hechos


no se encontraba participando activamente.

Era empleado administrativo en la empresa Renault Argentina S.A.

Lo apodaban "el Chino".

El 20 de agosto de 1976, aproximadamente a las 3 de la madrugada, un


grupo de aproximadamente 5 o 6 personas, armadas y vestidas de civil ingres

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violentamente en el edificio ubicado en Parral 61, piso 6to, depto. 13, de
esta ciudad.

Una vez que ingresaron al edificio se dirigieron al departamento del 6to.


Piso donde viva Guillermo Binstock junto con sus padres Julio Binstock y
Mina Fanny Feuer.

Luego de encerrar a los padres de Guillermo, fueron a su habitacin a


uscarlo.

Le indicaron que se vistiera, que tomara su documentacin, lo


amordazaron y esposaron, y lo obligaron a acompaarlos.

El departamento fue saqueado.

Cuando se fueron, le dijeron a sus padres que lo tendran demorado


algunas horas por averiguacin de antecedentes.

Este hecho se produjo dentro de la Subzona Capital Federal, a cargo en


ese momento de Jorge Carlos Olivera Rvere.

Desde ese lugar, Binstock fue trasladado a Orletti.

Al igual que el resto de las personas que permanecieron cautivas all,


fue sometido a brutales tormentos por parte de las personas que actuaban en
ese CCD, y se lo mantuvo en las condiciones inhumanas de vida que ya hemos
descripto.

Sus padres realizaron todo tipo de gestiones para dar con su paradero,
pero el Estado no les dio ninguna respuesta.

Su madre, Mina Fanny Feuer, fue una de las fundadoras de Madres de


Plaza de Mayo, y desde ese espacio y junto a su esposo Julio, llev adelante
numerosos reclamos de Justicia.

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A pesar de ello, al da de hoy, Guillermo Daniel Binstock contina
desaparecido.

Prueba

En cuanto a la prueba de los hechos que acabamos de sintetizar, en


primer lugar debemos mencionar las declaraciones que prest del Edgardo
Binstock, hermano de Guillermo, tanto en este juicio como en el de
Automotores Orletti.

En ellas refiri que Guillermo era llamado por sus amigos el chino y
que haba estudiado en el Colegio Nacional Buenos Aires, donde entabl
amistad, entre otros, con Marcelo Gelman, Mara Claudia Iruretagoyena y
Carolina Segal.

En relacin con el operativo desplegado en la casa de sus padres, en el


marco del cual su hermano fue secuestrado, si bien no l no estaba presente en
ese momento, se enter de lo ocurrido al da siguiente, cuando llam a su
familia.

En la audiencia, Edgardo reprodujo lo que le contaron sus padres y la


encargada del edificio, llamada Nlida, quin conoca a su familia por haber
sido sus padres los constructores del edificio.

Ella le relat que, en un primer momento, les dijo a las personas que se
presentaron en el edificio que Guillermo no se encontraba all, pero que
hicieron caso omiso de esto e ingresaron por la fuerza.

El esposo de Nlida tambin le cont que al da siguiente al secuestro de


su hermano, nuevamente se presentaron en el edificio y preguntaron por ella,
pero como no se encontraba, se retiraron.

A juicio de Edgardo, este ltimo episodio podra relacionarse con el


hecho de que Nlida les haba negado la presencia de Guillermo en el
domicilio.

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Al testimonio de Edgardo Binstock en cuanto a su conocimiento de las
circunstancias en que su hermano fue secuestrado, se agrega el escrito
presentado por Julio Binstock glosado a fs. 2353 de la causa n 2637 e
incorporado a este juicio, a travs del cual brind detalles de lo acontecido en
su domicilio, el modo en que se llevaron a su hijo Guillermo y el trato que les
dieron a ellos y a la encargada del edificio, Nlida Cardoso de Pez.

Asimismo, contamos con la sentencia dictada en el expediente civil n


85.255/95, que declar que la ausencia por desaparicin forzada de Guillermo
Binstock se produjo el 20 de agosto de 1976.

En cuanto al cautiverio de Guillermo Binstock en Orletti, Edgardo


Binstock explic que con posterioridad al fallecimiento de sus padres, tom
conocimiento de que su hermano haba sido llevado a Orletti a travs de Jos
Luis Bertazzo, quien tambin haba sido mantenido cautivo all y era
compaero de trabajo de su hermano.

En efecto, en su declaracin incorporada a este debate, Bertazzo refiri


que luego de su secuestro ocurrido el 23 de agosto de 1976 fue conducido a
Orletti, donde lo interrogaron bajo tormentos.

En ese contexto, sus captores le dijeron que tenan al chino a lo cual


l respondi que no conoca a ningn chino.

En ese momento llevaron ante su presencia a su amigo y compaero


de trabajo, Guillermo Binstock, a quien le exigieron que le dijera a Bertazzo
que les contara todo lo que saba.

De acuerdo a lo que relat Bertazzo, posteriormente Guillermo le


explic que haba dado su nombre, porque pensaba que ante su falta de
presentacin al trabajo, l se iba a dar cuenta de lo que haba pasado y podra
resguardarse y eludir la captura.

Record tambin que Binstock, estaba particularmente asustado porque


pensaba que iban a matarlo por ser judo.

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Sobre su estado fsico, Bertazzo concluy que lo haban torturado ya
que se lo vea todo desgarbado.

As tambin, relat que dentro del CCD supo que Guillermo era parte de
un grupo de personas secuestradas, entre las que tambin estaba Marcelo
Gelman y una ex novia de l, Carolina Segal.

Sobre el destino de Binstock, Bertazzo refiri que uno o dos das


despus de su propio secuestro, ocurrido, recordemos, el 23 de agosto,
Guillermo fue trasladado con destino incierto junto con dos muchachos y una
chica de la "juventud guevarista".

El relato de Bertazzo coincide con el de Judith Jacubovich, al cual ya


hemos hecho referencia.

Ella refiri que la llevaron a Orletti el 25 de agosto, y que ni bien lleg


al lugar se le acerc un chico que le dijo: scate la venda, no tengas
miedo.

Al hacerlo, vio que se trataba de Guillermo Binstock, a quien conoca


por ser amigo del Colegio Nacional de Buenos Aires.

l le explic las razones por las que le haba dado su nombre a los
represores.

Record tambin que previo a su liberacin, ocurrida al da siguiente,


percibi la presencia de Guillermo a su lado, y escuch que los secuestradores
dijeron que a ella la iban a largar, pero que a l lo iban a matar.

Como puede advertirse, la prueba reunida en este debate es contundente


en relacin al cautiverio de Guillermo Binstock en Orletti y su sometimiento a
tormentos dentro de ese lugar.

Pero adems, no puede soslayarse que este mismo Tribunal, tuvo esos
hechos por acreditados en su sentencia de la causa n 1627, y por ello conden

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a los integrantes de la OT 1.8 Ruffo, Martnez Ruiz y Cabanillas, sentencia
que, como sabemos, se encuentra firme...

Respecto de la bsqueda emprendida por su familia, se encuentran


incorporados diversos expedientes de habeas corpus presentados en favor de
Guillermo Binstock.

Tambin fueron remitidos por el NSA dos documentos, que consisten


en listados confeccionados por la Embajada de EEUU, en los que se alude a la
desaparicin de Guillermo Binstock62.

A estas pruebas se agregan las constancias del legajo CONADEP N


6693, correspondiente a Guillermo, y la documentacin que fuera remitida a
este debate por la APDH.

En este juicio, por la privacin ilegtima de la libertad y la imposicin


de tormentos a Guillermo Daniel Binstock, acusamos a Miguel ngel Furci.

Jos Luis Bertazzo

Para continuar con la secuencia de operativos a los que nos estamos


refiriendo, como recin dijimos, el 23 de agosto fue secuestrado Jos Luis
Bertazzo, ciudadano argentino que por entonces contaba con 20 aos de edad.

Como ya tambin explicamos, en 1976 trabajaba en las oficinas


centrales de la empresa Renault Argentina S.A., junto con Guillermo
Binstock, secuestrado el 20 de agosto.

En este juicio se acredit que el operativo en el que los integrantes del


grupo que actuaba en Orletti capturaron a Bertazzo, se produjo durante la
maana del 23 de agosto de 1976 en su lugar de trabajo, ubicado en la calle
Sarmiento 1230 de esta ciudad.

62
registro informtico 0000A95C y 0000AFF3.pdf

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Los secuestradores lo revisaron, lo esposaron y le colocaron una
campera sobre su cabeza. Tambin revisaron su escritorio.

Lo subieron a la parte trasera de uno de los dos automviles en los que


se desplazaban, y lo llevaron a su casa, donde inspeccionaron todo el lugar y
se apoderaron de elementos de su propiedad.

El operativo se produjo en el mbito territorial que estaba bajo la


responsabilidad del rea VI de la Subzona Capital Federal, a cargo de la
Armada Argentina.

Desde su casa, lo llevaron a Automotores Orletti, donde luego de


golpearlo y desnudarlo, lo subieron a la planta alta y lo colgaron de un aparejo
donde le practicaron el mtodo de tortura conocido como submarino,
sumergindolo, esposado, en un tacho que contena agua salada.

Tambin fue sometido al mtodo de "la colgada", mientras le aplicaban


descargas de corriente elctrica.

Todo esto, por supuesto, ocurra mientras era interrogado por diferentes
personas, entre las que se encontraba Anbal Gordon.

Debido a la intensidad de las torturas a las que fue sometido, en un


momento se desvaneci y tuvieron que hacerle masajes cardacos y darle
medicacin.

Desde ya que el objeto de estas atenciones no era salvarle la vida, sino


poder continuar con el interrogatorio.

Luego de permanecer cautivo en Orletti en condiciones inhumanas de


alojamiento durante un mes y medio, fue liberado el 7 de octubre de 1976 en
la interseccin de Av. San Martin y Juan B. Justo de esta ciudad.

Poco tiempo despus de su liberacin, se exili en Espaa y all


permaneci hasta el ao 1984.

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A lo largo de los aos denunci lo que le pas a l y a las personas que
vio dentro del CCD, entre ellos, su amigo Guillermo Binstock.

Prueba

Los hechos que lo damnificaron fueron probados en este juicio, en


primer lugar, a partir de su declaracin testimonial brindada en el debate de la
causa n 1627 y que fue incorporada a este juicio.

Sres. Jueces: Antes de proseguir, debemos remarcar algo.

Debido a que la mayora de las personas que permanecieron all


cautivas durante el perodo en que l estuvo fueron asesinadas o
desaparecidas, su testimonio result crucial para conocer lo que les ocurri,
as como quines fueron los responsables.

Pero adems y en relacin a la presencia en ese CCD del grupo de


uruguayos secuestrados entre fines de septiembre y principios de octubre, as
como de Patricio Biedma, Guillermo Binstock, Marcelo Gelman y Mara
Claudia Garca Iruretagoyena, entre otros a los que nos hemos referido a lo
largo de este alegato, debemos advertir que sus dichos resultan plenamente
coincidentes con el resto de los elementos de prueba recabados en este debate.

Tales coincidencias permiten demostrar la precisin de su testimonio.

Bertazzo detall las circunstancias de modo, tiempo y lugar que


rodearon su secuestro.

Explic que el 23 de agosto de 1976 estaba en su trabajo cuando se


present un grupo de personas, quienes amenazaron al Gerente de Servicios
Generales, de apellido Daz; y obligaron al jefe de personal Ianos Palik a
recorrer el edificio para que lo identificara.

Bertazzo se encontraba en el segundo o tercer piso del edificio, cuando


una persona armada le dio la voz de alto y le espos las manos a la espalda.

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De esa formo lo bajaron a la oficina donde realizaba sus tareas
habituales; y all observ que haba varios sujetos armados que procedieron a
revisar sus cajones.

Inmediatamente le colocaron su campera en la cabeza y lo sacaron del


edificio.

Lo introdujeron en la parte trasera de un vehculo y lo llevaron a su


casa, donde inspeccionaron todo y encontraron unos apuntes de la Facultad de
Filosofa de la UBA, donde haba estudiado.

Se llevaron un grabador y una cmara de fotos.

Desde all lo llevaron a Automotores Orletti.

Al ingresar al lugar escuch que decan operacin ssamo, y este fue


uno de los muchos detalles que, tiempo despus, le ayudaron a identificar el
CCD.

En un primer momento lo subieron al primer piso, lo colocaron en una


silla y comenzaron a golpearlo.

Mientras lo hacan le decan que ellos eran del ERP, que lo iban a
matar, y poco despus le dijeron que eran torturadores de la Triple A.

Describi con detalle las torturas a las que fue sometido.

Al respecto, record la aplicacin de electricidad se produjo durante un


perodo extenso, y que le preguntaban si era del ERP, si era judo y entre otras
cosas le pedan informacin de compaeros de la facultad.

Como ya explicamos, llevaron ante su presencia a Guillermo Binstock,


a quien le hicieron pedirle que dijera todo lo que saba.

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Luego fue conducido a otra habitacin ms pequea, donde una persona
a la que llamaban El Coronel, a quien identific como Anbal Gordon, lo
interrog nuevamente y lo envi a una nueva sesin de tortura, pese al
deplorable estado fsico en el que se encontraba.

Bertazzo describi minuciosamente las condiciones de alojamiento en


las que l y otras personas eran mantenidas en ese CCD, en especial las
torturas a las que sus compaeros de cautiverio fueron sometidos, y el estado
fsico y psquico en que se encontraban.

A ello se suma el acta del 5 de Julio de 2006, ilustrativa de la inspeccin


ocular realizada en la finca sita en Venancio Flores 3.519/21 de esta ciudad y
en la que particip Bertazzo.

En esa ocasin pudo identificar, en la planta alta, el lugar preciso donde


fue mantenido cautivo tanto l como otras vctimas.

En ese sentido son coincidentes las constancias agregadas en el legajo


CONADEP N 3.812 y el legajo de la SDH N 3.237, que incluyen las
referencias que por entonces brind sobre su secuestro, las condiciones en que
fue mantenido en cautiverio, as como tambin menciones respecto del
funcionamiento del centro clandestino, la presencia de otras vctimas y sobre
el personal que vio operando en el sitio.

Tambin debemos mencionar, como elemento que reafirma su


desaparicin, la bsqueda que en consecuencia iniciaron sus familiares hasta
que fue liberado y la ocultacin de lo ocurrido por parte del Estado, la
documentacin proveniente del archivo de la DIPBA, Legajo n 18.176, que
da cuenta del pedido de paradero de Jos Luis Bertazzo y su respuesta
negativa.

Finalmente, debemos tambin recordar que la privacin ilegal de la


libertad y los tomentos a los que fue sometido Jos Luis Bertazzo, tal como
los hemos detallado, tambin fueron tenidos por acreditados por este Tribunal
en la sentencia de la causa n 1627.

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Por esos hechos fueron condenados Ruffo, Martnez Ruiz y Cabanillas,
decisin que se encuentra firme.

En este juicio, por la privacin ilegtima de la libertad y los tormentos a


los que fue sometido Jos Luis Bertazzo, acusamos a Miguel ngel Furci.

Ubaldo Gonzlez y Raquel Mazer.

Abordaremos lo acontecido a Raquel Mazer y a Ubaldo Gonzlez,


argentinos, de 33 y 31 aos de edad al momento de su secuestro.

Durante la dcada del 60, los dos estudiaron en la Facultad de Ciencias


Econmicas, y participaron en el movimiento estudiantil desde el mbito del
Partido Comunista de Argentina.

Hacia 1970 se distanciaron del PC, y Ubaldo se vincul con el Frente


Argentino de Liberacin.

Ese ao fue detenido en la provincia de Mendoza y permaneci a


disposicin del PEN durante 3 aos.

Fue liberado durante la Presidencia Cmpora.

En el ao 1973, ya en libertad, se cas con Raquel Mazer; y al ao


siguiente tuvieron a su hijo Pablo.

Para julio de 1976, la situacin de la familia peligraba, ya que las


fuerzas represivas los estaban buscando.

Es por eso que debieron abandonar su domicilio, y el 19 de julio, luego


de pasar dos das sin encontrar un lugar seguro donde vivir, solicitaron refugio
a Rosa Mara Zlachevsky y Ricardo Lpez, amigos y ex compaeros de la
facultad .

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All permanecieron hasta que el 26 de agosto de 1976, Ubaldo se retir
por la maana hacia su trabajo, y en el transcurso del da fue secuestrado por
personas vinculadas a la OT 1.8 de la SIDE.

Desde el lugar de su secuestro lo trasladaron a Automotores Orletti.

Esa misma noche se efectuaron dos operativos en las casas de los padres
de Raquel y Ubaldo, ubicadas una en Av. Nazca al 4800 y la otra en Malabia
1451, las dos de esta Ciudad.

Aproximadamente a las 22.30 hs. tuvo lugar un tercer operativo, esta


vez en el domicilio de Zlachevsky y Lpez, donde tambin estaba Raquel
Mazer, ubicado en Av. Crdoba 3523, octavo piso, departamento D de esta
ciudad.

Un grupo de alrededor de diez personas, a cara descubierta, fuertemente


armadas y vistiendo de civil, irrumpieron violentamente en el departamento y
preguntaron por Raquel Mazer.

La identificaron y la llevaron al bao, donde la golpearon .

Rosa Zlachevsky tambin fue golpeada.

Adems, destrozaron completamente el departamento.

En el lugar estaban presentes tambin los pequeos hijos de ambas, que


presenciaron el violento operativo.

Poco despus se llevaron a las dos mujeres, a quienes trasladaron a


Automotores Orletti.

Este ltimo operativo tuvo lugar dentro del rea II de la Subzona


Capital Federal, con sede en el Regimiento de Infantera 1 Patricios, cuyo Jefe
en ese momento era Humberto Jos Lobaiza.

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Los nios fueron dejados al cuidado de una vecina, que perteneca a la
polica de minoridad.

Horas ms tarde, Luciano fue entregado a familiares de Rosa, a travs


de la intervencin de la Comisara de la zona.

Pablo, por su parte, fue internado en el Instituto Mara del Pilar Borchez
de Otamendi, y luego de las gestiones familiares qued al cuidado de su ta
paterna, Lidia.

En Orletti, Ubaldo Gonzlez, Raquel Mazer y Rosa Zlachevsky, fueron


sometidos a tormentos, y mantenidos en las mismas condiciones inhumanas de
vida que el resto de los prisioneros en ese lugar.

A esas condiciones se sumaba la incertidumbre acerca del destino que


haban tenido sus pequeos hijos, respecto de quienes se les negaba
informacin.

Rosa Mara Zlachevsky fue liberada a las 48 hs., y se reencontr con sus
familiares y su hijo Luciano.

Tras su liberacin, y durante mucho tiempo, su familia recibi


amenazas telefnicas, razn por la cual se exiliaron en Venezuela, donde
vivieron hasta el ao 1984 cuando pudieron regresar al pas.

Si bien los hechos que la damnificaron no forman parte del objeto


procesal de este juicio, a pesar de la extraccin testimonios realizada por
este Tribunal en su sentencia de la causa n 1627, los hemos relatado por
encontrarse estrechamente vinculados a los de Mazer y Gonzlez.

Los familiares de Gonzlez y Mazer realizaron, sin xito, diversas


gestiones para encontrarlos, pero hasta el da de hoy permanecen
desaparecidos.

Prueba

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Lo que hemos relatado al respecto, encuentra sustento, en primer lugar,
en el testimonio que prest Rosa Mara Zlachevsky en el juicio de la causa n
1627.

All se refiri a la relacin que entabl con Raquel y Ubaldo en la


dcada del 60.

En particular, record que juntos realizaban actividades en el Partido


Comunista.

Tambin se refiri al encarcelamiento de Ubaldo y refiri que al tiempo


de su casamiento con Raquel, se mudaron de localidad, razn por la cual se
distanciaron.

Sobre la actividad poltica desarrollada por Ubaldo Gonzlez y la


persecucin de la que fue objeto, la Comisin Provincial por la Memoria
remiti el Legajo N 129 Mesa DS.

All figura su detencin y procesamiento en el ao 1970, su adherencia


al Frente Argentino de Liberacin y su vinculacin, hacia el ao 1975, con
una clula y cito: de ideologa marxista con independencia de acciones y
organizacin poltica.

Asimismo, Zlachevsky cont sobre el momento en que acogi en su


vivienda a la familia Mazer-Gonzlez y refiri que, en ese momento,
desconoca los detalles la actividad poltica de Ubaldo.

Lidia Gonzlez, hermana de Ubaldo, dio detalles sobre el operativo


ocurrido en casa de sus padres.

Al respecto, dijo que ella viva tambin en el lugar; y que al llegar luego
de su trabajo, encontr a su madre descompuesta en el suelo.

Fue su madre quien le dijo que se haban presentado dos personas con
ropa de fajina buscando a Ubaldo.

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La casa se encontraba toda revuelta, y se haban llevado pertenencias de
valor, como dinero, alhajas, una cmara de fotos e incluso libros y juguetes.

En cuanto a lo ocurrido ese 26 de agosto, Zlachevsky record la


preocupacin de Raquel porque no haba podido comunicarse telefnicamente
con su esposo en horas del medioda.

Asimismo, explic detalladamente las circunstancias de modo, tiempo


y lugar en que se produjo el operativo en su casa.

Describi la extrema violencia con la que actuaron sus captores, y


record que Raquel le cont, dentro del CCD, que cuando la llevaron al bao
del departamento, la golpearon mucho tras encontrar una mochila con algn
volante.

Sobre el traslado al CCD, refiri que la vendaron y que tuvo la


impresin de que conducan por una avenida, y escuch que sus captores
mantenan una conversacin por radio o por walkie talkie.

Pudo percibir que al centro clandestino ingres, en primer lugar, el auto


que trasportaba a Raquel; y luego el que estaba ella.

Sobre el cautiverio del matrimonio en Automotores Orletti,


Zlachevsky declar haber escuchado en la planta alta del edificio que Ubaldo,
a quien identific por la voz, estaba siendo torturado.

Tambin detall los tormentos a los que ella misma fue sometida.

Dijo que la sumergieron en un tanque de agua, que la colgaron de un


gancho y le aplicaron descargas elctricas; tambin que fue muy golpeada.

Sobre su interrogatorio, record que los secuestradores queran saber el


motivo de la presencia de sus amigos en su casa.

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Record asimismo, un episodio, en el que la llevaron a una habitacin
en la que haba otros prisioneros, entre ellos, Ubaldo, y que en un momento
ingresaron varios represores desaforados y dispararon a las paredes.

En este sentido, recordemos que al momento de realizar la inspeccin


ocular en Orletti, en la planta alta y en el sector donde el inmueble se divida
en habitaciones contiguas, pudimos observar en sus paredes orificios similares
a los producidos por el impacto de proyectiles.

Zlachevsky tambin dio cuenta de que fue sometida a uno o dos


simulacros de fusilamiento, no pudiendo precisar a dnde la llevaron para
realizarlos.

En cuanto a la situacin de Raquel Mazer, dijo que dentro del CCD


pudo conversar unas pocas palabras con ella, que le dio un par de medias para
que se pusiera en los pies porque haca mucho fro, y que Raquel tena
guardados tres o cuatro de los panes duros que les daban para alimentarse.

Entre las cosas que Mazer le coment, le dijo que escuch


conversaciones de que ah se encontraban tambin recluidos dos cubanos y un
polica, lo cual por sus fechas coincide con los otros hechos que fueron
probados en este juicio y que afectaron a Cejas rias, Galaena Hernndez y
Gay.

Zlachevsky record a Mazer como alguien que, en ese momento,


mostraba mucha entereza y que trataba de consolarla.

Seal tambin que en determinado momento le dijeron que iban a


liberarla, antes de lo cual le permitieron hablar con Ubaldo, que estaba muy
lastimado.

l se disculp con ella por haberla involucrado en esa situacin, y le


pidi se ocupara de su hijo, ya que pensaba que lo iban a matar.

Tambin le pidi que se contactara con su madre, aportndole su


direccin.
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En cuanto a cmo Zlachevsky pudo determinar que el lugar en el que
haba permanecido cautiva era Orletti, dijo que en 1985 ley algunas
declaraciones publicadas en el diario del Juicio a las Juntas en las que se
haca referencia a un lugar que tena caractersticas que plenamente coincidan
con sus recuerdos, y que era Automotores Orletti.

Adems, reconoci la foto de Anbal Gordon en los diarios como uno de


sus captores.

Precis que si bien no volvi a Orletti, mir filmaciones del lugar por
internet, y no tiene dudas que es ese el lugar en donde estuvo desaparecida.

Otra prueba de la presencia de Mazer y Gonzlez en Orletti es el


testimonio de Jos Luis Bertazzo, quien vio all a Ubaldo Gonzlez, a quien
identific como miembro del PRT, y a su seora Raquel Mazer, respecto de
quin agreg que l entenda que tena un embarazo de pocos meses.

En particular, record haber presenciado una conversacin entre Ubaldo


Gonzlez y Ricardo Gay dentro del CCD.

Fue as como supo que ellos se conocan de la actividad poltica juvenil;


y que juntos haban preparado el plan de infiltracin en la PFA.

Coincidi con Zlachevsky en que Ubaldo haba sido vctima de torturas.

A ello se suma el testimonio prestado por Judith Jacubovich, al que ya


nos referimos cuando desarrollamos los hechos que damnificaron a Nstor
Rovegno y Carolina Segal.

Recordemos que ella mencion haber visto dentro del CCD a una pareja
tendida sobre el piso, respecto de quienes Guillermo Binstock le coment que
los haban reventado.

Explicamos que si bien ella no haba podido determinar con certeza


quines eran, al ver sus fotografas en el marco de la sala de audiencia, afirm
que la mujer era parecida a la de la foto correspondiente a Mazer.
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Ahora bien, acerca de lo que sucedi con los nios despus de los
secuestros, Lidia Gonzlez declar que horas despus del operativo que se
desarroll en su vivienda, aproximadamente a las dos de la madrugada, les
cortaron el telfono y son el portero.

Una mujer que no se identific les dijo que su sobrino Pablo se


encontraba internado en el Instituto Borchez de Otamendi, ubicado en Donato
lvarez al 500.

En el Instituto nicamente permitan que lo viera su abuela paterna, por


lo cual concurri su madre, Socorro Quinzan.

Pasados algunos das les entregaron a Pablo con diversa documentacin,


pues haban logrado que les otorgaran su guarda provisoria.

Adems, posteriormente y de manera annima, dejaron en su casa un


sobre, que tena en su interior la libreta de matrimonio de su hermano y de
Raquel, como as tambin las partidas de nacimiento.

Por su parte, Zlachevsky relat que conoci el derrotero que atravesaron


Luciano, su hijo, y Pablo Gonzlez, luego de su liberacin.

Sus familiares le contaron que luego del operativo los chicos haban
quedado con una vecina, que era polica de minoridad y nos les haba
permitido llevrselos, interviniendo luego la comisara de la zona.

Fue all donde dijeron que el operativo probablemente lo haba


realizado el Ejrcito y les entregaron a Luciano, pero no a Pablo, a quien
remitieron a un instituto de menores tras las gestiones de la propia vecina.

En relacin a los trmites que se llevaron a cabo respecto de Pablo


Gonzlez, y cmo acompa a su abuela a buscar al instituto de menores, sus
dichos coinciden con las constancias del Legajo n 486.580 del Ministerio de
Bienestar Social, Secretara del Menor y la Familia, que fue incorporado al
juicio.

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Entre ellas, existe un informe donde expresamente se establece que,
cito, los padres del alumno fueron detenidos secuestrados siendo
entregado el nio para su amparo, al Servicio Nacional del Menor y la
Familia.

Tambin all qued registrado, cito, se deja constancia, que durante la


guardia efectuada por la Asistente Social actuante el domingo 30 de agosto de
1976 en el Instituto Mara del Pilar Borchez de Otamendi, se hizo presente
la abuela materna del nio, acompaada por una joven y su pequeo hijo,
quin manifest haber sido secuestrada con los padres del causante, pero
dejada en libertad porque vos no tens nada que ver con esto le dijeron.

Ambas mujeres se mostraban muy angustiadas y con una gran carga


de ansiedad.

Finalmente, sobre esto declar tambin Pablo Gonzlez, quien relat lo


ocurrido a sus padres a partir de lo que pudo reconstruir del relato que le
hicieron sus familiares y Rosa Zlachevsky, as como de documentacin que
encontr en casa de su abuela materna luego de su fallecimiento, como cartas
y copias de acciones de hbeas corpus.

Explic que tras la desaparicin de ellos, se cri con su ta paterna Lidia


y sus primos.

Coadyuva a completar el cuadro probatorio de los hechos descriptos, los


Legajos CONADEP N 3462 y n 3463, correspondientes a Raquel Mazer y
Ubaldo Gonzlez, como as tambin la documentacin aportada por la APDH
en el actual debate.

Adems, se incorpor el expediente donde se resolvi declarar ausentes


por desaparicin forzada a Gonzlez y Mazer, establecindose como fecha
presuntiva del suceso el da 26 de agosto de 1976.

Finalmente, debemos destacar que las privaciones ilegtimas de la


libertad de Mazer y Gonzlez, as como las torturas y condiciones inhumanas
a las que fueron sometidos, tambin se tuvieron por probadas por este mismo

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Tribunal en la sentencia de la causa n 1627, en la cual resultaron condenados
Ruffo, Martnez Ruiz y Cabanillas.

En esta oportunidad, por la privacin ilegtima de la libertad y los


tormentos a los que fueron vctimas Raquel Mazer y Ubaldo Gonzlez
acusamos a Miguel ngel Furci.

Alegato Dardo Zelarayn

Ahora nos referiremos a lo acontecido a Dardo Albeano Zelarayn,


argentino, de 51 aos de edad al momento de los hechos.

Estaba casado con Blanca Leontina Albornoz y era padre de tres hijos.

Zelarayn se haba desempeado por un tiempo como dirigente de la


Asociacin Bancaria de esta ciudad.

Al momento de los hechos era co-propietario de una Editorial.

Hacia principios del mes de septiembre de 1976 fueron secuestrados su


hermano, Hugo Benito, y su sobrino, del mismo nombre.

El operativo, al mando de una persona a la que llamaban Capitn, se


llev a cabo en su domicilio, ubicado en Villa Martelli.

Fueron encapuchados y trasladados a un lugar que no pudieron


identificar, y mantenidos cautivos dentro de un calabozo, que en su puerta
tena una mirilla.

En una oportunidad, el hermano de Dardo Zelarayn fue obligado a


sacarse la capucha y acercarse a la mirilla; en ese momento escuch que una
persona que se encontraba del otro lado deca: Este no es.

Sin explicacin alguna, a las 48 hs. fueron liberados.

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Una semana despus, el 11 de septiembre de 1976, aproximadamente a
las 23 hs., Dardo Zelarayn se encontraba junto a su familia en su domicilio de
Bacacay 2775, Piso 6, Dpto. B, de esta ciudad, cuando un grupo de
personas que vestan de civil se presentaron en el lugar y violentamente lo
privaron de su libertad.

En esta oportunidad tambin dirigi el operativo una persona a la


que llamaban Capitn.

Intervinieron numerosas personas, ya que, adems de los que ingresaron


al departamento, haba otras personas armadas en los pasillos, en las escaleras
y en el ascensor del edificio.

Adems, la zona fue sobrevolada con un helicptero.

Una vez dentro del departamento, los secuestradores encerraron a su


esposa en una habitacin y ataron a su hijo menor con una soga al cuello.

Revisaron toda la casa, se llevaron dinero y algunos objetos de valor y


libros recientemente publicados por su editorial.

Tambin se llevaron los documentos personales, la libreta de


matrimonio, y la libreta cvica de la esposa de Zelarayn.

Mientras esto suceda, le preguntaban cuntas propiedades tena y


dnde se encontraba su automvil.

Durante unos instantes discutieron entre ellos acerca de si se llevaran o


no a sus hijos, pero finalmente decidieron dejarlos.

Desde all, Dardo Zelarayn fue conducido a Automotores Orletti, a


unas pocas cuadras de su casa.

El secuestro ocurri bajo la jurisdiccin del rea IV de la Subzona


Capital Federal, a cargo del Jefe del Batalln de Arsenales 101, Julin
Eduardo Capanegra.
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Pocos das despus de su desaparicin, se produjo otro operativo en su
domicilio en el que se apropiaron de cuadros y muebles.

Afortunadamente su familia ya no estaba all.

Dentro de Orletti, Dardo Zelarayn fue sometido a torturas y a


condiciones inhumanas de alojamiento.

Los golpes que le propinaron le provocaron una severa lesin en su


nariz.

Las severas condiciones de cautiverio, deterioraron gravemente su salud


y tuvo un severo descenso de peso.

A mediados de septiembre, fue trasladado con otros prisioneros con


destino incierto, y alrededor del 9 de octubre fue asesinado mediante al menos
un disparo de arma de fuego en la cabeza.

Su cadver fue hallado el 13 de octubre de 1976 en el Canal de San


Fernando, provincia de Buenos Aires, por personal de Prefectura Naval, junto
con los de otras personas que haban sido vistas en cautiverio en Orletti, como
los hermanos Gay, Mara del Carmen Prez y Marcelo Gelman, entre otros.

Sus restos estaban dentro de tambores rellenos con cal y en esas


condiciones haban sido arrojados al ro.

Fue inhumado como NN en el cementerio de Virreyes, partido de San


Fernando, y permaneci en esa condicin hasta que el 3 de octubre de 1989,
fue exhumado e identificado por el EAAF.

Durante esos aos, sus familiares lo haban buscado incesantemente y


haban recurrido a la justicia y otros organismos del Estado, sin haber
obtenido ninguna respuesta acerca de lo que le pas.

Prueba

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Estos hechos se encuentran probados, en primer lugar, a partir del
Legajo CONADEP N 3334, donde se encuentra la presentacin realizada por
ngel Lzaro Fanjul, amigo de Zelarayn, quien se encuentra fallecido.

De esta presentacin se desprenden las circunstancias que rodearon el


secuestro del hermano y sobrino de Dardo Zelarayn.

Asimismo, se encuentran los detalles del operativo que se desarroll en


el domicilio familiar de Zelarayn, como tambin referencias acerca de la
actividad poltico gremial que haba realizado a lo largo de su vida.

Es en esta presentacin que se da cuenta que tanto el secuestro de los


familiares de Zelarayn como el suyo fueron dirigidos por una persona a quien
llamaban Capitn.

Este elemento, sumado al episodio en el que, a travs de la mirilla de la


celda donde estaba cautivo, una persona seal que Hugo Zelarayn no era a
quien estaban buscando, nos permite concluir que el objetivo de estos
operativos era Dardo Zelarayn.

Y este objetivo fue cumplido, como vimos, el 11 de septiembre de 1976.

Otro elemento que da cuenta de las circunstancias que rodearon el


secuestro de Dardo Zelarayn es el hbeas corpus n 43.400, iniciado el 13 de
septiembre de 1976 por Blanca Leontina Albornoz de Zelarayn, donde se
detallaron las circunstancias en las que se produjo el secuestro de su esposo.

Acerca del cautiverio de Dardo Zelarayn en Automotores Orletti,


contamos con el testimonio prestado por Jos Luis Bertazzo, en el que afirm
haber compartido cautiverio con l dentro de ese CCD.

Entre otras cosas, record que Zelarayn sufri mucho las condiciones
de vida impuestas que tenan dentro del CCD, y que su salud se haba
deteriorado mucho, ya que era un hombre mayor y con sobrepeso.

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Agreg que tambin fue torturado y que tambin por eso se encontraba
deteriorado.

En particular, aludi a un episodio en el que a varios prisioneros les


dieron una paliza, y que Dardo termin con la nariz fracturada o severamente
lastimada.

Bertazzo recalc que Zelarayn fue una de las personas trasladadas del
CCD en septiembre de 1976.

Sobre el hallazgo del cuerpo, contamos con la causa n 29.696,


caratulada Prefectura San Fernando s/ denuncia de hallazgo 6 cadveres
N.N. sexo masculino y dos cadveres N.N. sexo femenino en aguas canal San
Fernando; y la causa n 4.439/89, caratulada Guarino, Mirta Liliana
s/denuncia.

De esta ltima se desprende el informe del Equipo Argentino de


Antropologa Forense individualizado como VIR 200 en el que, el 3 de
octubre de 1989, se determin que el cuerpo hallado corresponda a Zelarayn.

De all tambin se desprende que su muerte se debi al estallido del


crneo producido por un disparo de proyectil de arma de fuego efectuado a
corta distancia, de atrs hacia delante, de abajo hacia arriba y de izquierda a
derecha, que ingres por el hueso occipital.

Adems se asent que, dada la fragmentacin del crneo, no se poda


excluir la presencia de otros disparos Como conclusin, se estableci que la
muerte sucedi de una manera compatible con homicidio.

Debemos destacar que las caractersticas de estas lesiones son idnticas


a las que advertimos en otros informes, relacionados a otros hechos que
tambin forman parte de este debate.

Lo mismo que otras vctimas, Zelarayn fue ejecutado estando


indefenso y de espaldas, probablemente en cuclillas o recostado en el piso.

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Asimismo, el informe estableci que en los restos seos del crneo se
observan fracturas de ambas rbitas y en los huesos nasales.

Estas lesiones se corresponden plenamente con lo narrado por Bertazzo,


acerca de la golpiza que Zelarayn haba recibido en Orletti.

Al respecto, contamos tambin con la declaracin del antroplogo Luis


Fonderbrider, quien dio detalles de las evidencias fsicas que denotaba el
cuerpo hallado.

Adems, se encuentra incorporado el Legajo Redefa n 175


correspondientes a Dardo Zelarayn, donde por resolucin administrativa se
determin que muri por el accionar de las fuerzas armadas.

En cuanto a la bsqueda realizada por sus seres queridos, adems de la


accin de hbeas corpus que hemos mencionado, se incorpor el Legajo N
19.586 de la ex DIPBA, en el que se registran pedidos de paradero motivados
en las presentaciones de la familia.

Por ltimo, debemos mencionar que el secuestro de Dardo Zelarayn, su


mantenimiento en condiciones inhumanas de alojamiento en Orletti y los
tormentos a los que fue sometido, se tuvieron tambin por probados en la
sentencia de la causa n 1627, de este mismo Tribunal, tal como lo hemos
descripto.

Por esos hechos fueron condenados Eduardo Alfredo Ruffo, Carlos


Honorio Martnez Ruiz y Eduardo Rodolfo Cabanillas, condena que ha
quedado firme.

En este juicio, por la privacin ilegtima de la libertad y tormentos que


sufriera Dardo Zelarayn acusamos a Miguel ngel Furci.

Ricardo Gay, Gustavo Gay y Ana Mara del Carmen Prez.

Ahora, nos referiremos a los hechos que damnificaron a los hermanos


mellizos Gustavo y Ricardo Gay, y a Ana Mara del Carmen Prez.
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Ricardo Gay, de nacionalidad argentina y 25 aos al momento de los
hechos, se desempeaba como Oficial Ayudante en la Divisin gremiales de
la Superintendencia de Seguridad Federal.

A la vez, era miembro del PRT.

Viva junto con sus padres, Francisco, Comisario de la PFA y Arminda


Lastenia Saravia. Estaba casado con Ana Mara del Carmen Prez, oriunda de
Tucumn, de 23 aos de edad, que tambin era miembro del PRT.

Ana Mara estaba embarazada, y la pareja esperaba el nacimiento de su


hijo para finales del mes de septiembre de 1976.

Gustavo Gay, por su parte, tena 26 aos, estaba en pareja con Estela
Mara Moya, con quien tena un hijo de 15 meses de edad llamado Ernesto.

l tambin participaba del PRT.

El 30 de julio de 1976, alrededor de las 20:00 horas, Ricardo Gay se


encontraba en su domicilio ubicado en Campichuelo 231, piso 5,
departamento 15, de esta ciudad, cuando fue privado ilegtimamente de su
libertad por un grupo de personas armadas, que vestan de civil.

Su madre haba salido a realizar unas compras y al regresar vio cuando


dos personas altas con campera se lo llevaban en el ascensor.

Ricardo le refiri que se iba a hacer un operativo, y una de las personas


que lo llevaba le dijo que despus le explicaran.

En principio, esta situacin no le llam la atencin a Arminda Saravia,


ya que, como dijimos, su hijo era polica y sola ocurrir que sus compaeros
fueran a buscarlo a su casa.

Sin embargo, sabemos que desde all Ricardo Gay fue conducido a
Orletti, donde se lo mantuvo cautivo.

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Este hecho ocurri dentro de la jurisdiccin del rea II de la Subzona
Capital Federal, con sede en el Regimiento de Infantera n I Patricios, cuyo
Jefe era Humberto Jos Lobaiza, y su segundo Jefe era Felipe Jorge Alespeiti.

Desde ese momento, su familia no supo ms nada de l.

Un mes y medio despus, el 14 de septiembre, tuvo lugar un segundo


operativo, esta vez, en un departamento que haba alquilado Ana Mara del
Carmen Prez, quien cursaba su octavo mes de embarazo, y donde viva junto
con Gustavo Gay, Estela Moya y el pequeo Ernesto.

Adems, aqul da se encontraba en el domicilio una persona apodada


Pancho.

El departamento estaba ubicado en la Av. Forest 1010, dpto. 21, 6to.


Piso, de la Capital Federal.

Esa noche, se presentaron en el lugar personas armadas, algunas de las


cuales vestan de civil y otras llevaban uniforme del Ejrcito, y se despleg un
gran operativo, en el que se cort la luz del lugar, y se sobrevol la zona con
un helicptero.

El frente del edificio, especialmente la zona del sexto piso donde se


encontraban las vctimas, fue intensamente ametrallado, y en este marco, fue
asesinada Mara Estela Moya, y Gustavo Gay result herido en una pierna.

Su homicidio forma parte del objeto procesal del debate que celebrar
este mismo Tribunal respecto de la causa n 2261 y su acumulada, sin
perjuicio de lo cual debemos mencionarlo aqu por formar parte del contexto
de los hechos que damnificaron a las dems vctimas.

Una vez que los captores lograron ingresar al departamento, capturaron


a Gustavo Gay, a Ana Mara del Carmen Prez, y los trasladaron a
Automotores Orletti.

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El pequeo Ernesto fue trasladado en un automvil y entregado a sus
abuelos paternos.

Pancho logr fugarse.

En este juicio se acredit que entre los ejecutores de este operativo,


haba personal dependiente de la Superintendencia de Seguridad Federal.

Adems, se demostr que el departamento de la Av. Forest estaba en


territorio que era controlado por el rea III de la Subzona Capital Federal, a
cargo del Jefe del Regimiento de Granaderos a Caballo Gral. San Martn,
entonces a cargo de Rodolfo Enrique Luis Wehner.

Pocas horas ms tarde, durante la madrugada, Ana Mara del Carmen


Prez fue trasladada al domicilio de la hermana de su amiga Mercedes Vega, a
quin tambin buscaban secuestrar, pero que no estaba all.

Luego de revisar todo el departamento con Ana presente, se la llevaron


a Orletti.

En Orletti, Ricardo, Gustavo y Ana fueron sometidos a tormentos y a


las condiciones inhumanas de vida que ya hemos descripto, lo que en el caso
de ella se vio intensificado por su avanzado estado de embarazo, y en el de
Gustavo Gay por encontrarse gravemente herido en una de sus piernas.

Con Ricardo se ensaaron particularmente porque era polica, y porque


los represores de Orletti estaban convencidos de que, como integrante del PRT
ERP, se haba infiltrado en la Superintendencia de Seguridad Federal.

Transcurridos algunos das, aproximadamente el 9 de octubre, los tres


fueron asesinados y sus restos fueron introducidos en tambores que se
rellenaron con cal y cemento, y fueron tirados en el Canal de San Fernando, al
igual que otras cinco personas que tambin haban estado cautivas en Orletti.

All los encontr la Prefectura Naval Argentina, el 13 de octubre de


1976.
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Como no se los identific, los enterraron como NN en el Cementerio
Municipal del Partido de San Fernando, y de este modo se ocult su destino a
sus familiares, que en ese momento y durante los aos que siguieron
realizaron todo tipo de reclamos y gestiones antes las autoridades, sin recibir
una respuesta.

Recin en 1989, a travs de un peritaje realizado por el Equipo


Argentino de Antropologa Forense, se identific a esos restos como
pertenecientes a Ricardo y Gustavo Gay y a Ana Mara del Carmen Prez.

El peritaje del EAAF determin que Ricardo y Gustavo Gay haban


muerto como consecuencia de la destruccin de masa enceflica producida por
herida de arma de fuego, a partir de disparos efectuados a corta distancia de
las vctimas.

Respecto de Ana Mara del Carmen Prez, se determin que su muerte


se debi a un shock traumtico-hemorrgico producido por tres disparos de
arma de fuego en la zona pelviana, y en su vientre se encontr a su beb, en
posicin de preparto.

En los tres casos se concluy que las heridas eran compatibles con
homicidio.

Prueba

Los hechos que hemos descripto encuentran sustento en numerosos


elementos de prueba incorporados y producidos en este debate.

Sobre la participacin de Ricardo Gay en la organizacin PRT ERP,


Carlos Francisco Gay, hermano mayor de Gustavo y de Ricardo, declar en
el juicio de la causa n 1627, que de acuerdo a la causa en la que se investig
el hallazgo de los restos de sus hermanos y cuada, Ricardo haba integrado
un sector de inteligencia de esa organizacin.

Al respecto, la testigo Noem Raquel Saravia, prima de los hermanos


Gay, declar en este juicio que con el tiempo tom conocimiento a travs de
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Ernesto Gay, que sus primos eran miembros del ERP Acerca de la
pertenencia de Ricardo a la Polica Federal y su desempeo en la
Superintendencia de Seguridad, adems de Saravia, tambin se expidi Carlos
Francisco Gay, quien precis que sus Jefes en esa dependencia eran Veira y
Lpez Tressa.

Se encuentra tambin incorporado como prueba documental el Legajo


Personal n 13.365 de la PFA correspondiente a Ricardo Gay, que da cuenta
de que a la fecha de su secuestro era Oficial Ayudante en la Superintendencia
de Seguridad Federal.

En la planilla correspondiente a los Resultados de cursos o pruebas de


competencia realizadas, el 17 de noviembre de 1976, se dej asentado que
fue calificado como Inepto para el servicio efectivo por tener poco cario
por la institucin y falta de entusiasmo por la profesin.

Asimismo, del legajo surge que se le dio de baja del servicio en marzo
de 1977 por medio del Decreto 573/77.

Acerca de las actividades polticas desarrolladas por Ana Mara de


Carmen Prez, contamos con la carpeta del Archivo de la ex DIPBA titulada
Agitadores Gremiales, Unidad Regional, La Plata, Tomo 2, fechada el 20
de julio de 1976.

Esta que contiene una nota dirigida al Director del Servicio de


Informaciones de la Polica de la Provincia de Buenos Aires por el
comandante del Primer cuerpo del Ejrcito, quien solicita que se le eleve al
Departamento II de Inteligencia de ese comando, los antecedentes polticos,
ideolgicos y judiciales de varias personas que tendran actuacin en el mbito
de establecimientos fabriles de la jurisdiccin.

Entre estas personas se encuentra mencionada, justamente, Ana Mara


del Carmen Prez.

Ello coincide con lo que al respecto declar Mercedes Vega, amiga de


Ana, en cuanto a que sta era miembro del PRT, que haba tenido

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participacin poltica cuando haba estudiado en la universidad, y que se haba
asentado en esta ciudad en el ao 1975.

Sobre las circunstancias en que ocurri el secuestro de Ricardo Gay se


expidi su hermano, quien reprodujo lo que le relat su madre, quien
presenci el hecho.

El mismo testigo se refiri al operativo que tuvo lugar en la vivienda de


Gustavo Gay, Ana Mara del Carmen Prez, y Estela Moya.

Al respecto, expres que tom conocimiento de que la zona haba sido


declarada liberada por parte de la Seccional 37 de la P.F.A. a cargo del
Comisario Fensore, quien conoca a su padre por su actividad en la Polica.

Sobre los detalles de lo ocurrido, dijo que tom conocimiento a travs


de lo que le contaron los vecinos del lugar.

Ellos le refirieron que Gustavo intent huir tirndose desde el balcn del
sexto piso al del cuarto piso, pero que fue herido.

Adems, fue incorporado el expediente del Consejo de Guerra Especial


Estable n 1/1 del Comando del Primer Cuerpo de Ejrcito, caratulado Moya
de Gaya, Estela Mara y otros s/atentado y resistencia contra la autoridad y
homicidio.

Este sumario establece como acusados a un NN Femenino, sobre quien


posteriormente se determinar que es Estela Moya de Gay, y tres prfugos,
uno femenino y dos masculinos.

En este expediente se dej constancia de que el operativo fue dirigido


por el Principal Jos Nstor Ferrer, de la Direccin General de Inteligencia de
la Superintendencia de Seguridad Federal, quien lo llev a cabo en
cumplimiento de rdenes de sus superiores y del Comando del Ier Cuerpo de
Ejrcito.

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Se especific que el objetivo era detener a los ocupantes del domicilio
ubicado en Av. Forest 1010, dpto. 21 del 6 piso, de esta Ciudad, por
saberse fehacientemente que eran miembros del PRT ERP.

El acta inicial se encuentra labrada por la Comisara 37 de la PFA, a


cargo del Comisario Rafael Fensore, lo que coincide con los dichos de Carlos
Francisco Gay acerca de los comentarios que ste le haba hecho a su padre.

En ese acta tambin se dej constancia de que en el lugar muri Estela


Moya de Gay, supuestamente a causa de un enfrentamiento.

Desde ya que este sumario nada dice sobre la privacin de la libertad


de Gustavo Gay y de Ana Mara del Carmen Prez, respecto de quienes se
sostiene que lograron huir por los techos; y tampoco sobre la presencia en el
domicilio de un menor de edad.

Dijimos que luego de su secuestro, Ana Mara del Carmen Prez fue
conducida al domicilio de su amiga Mercedes Vega, donde las personas que
actuaban en Orletti pretendan capturarla a ella tambin.

Sobre esto declar justamente Mercedes Vega, quien seal que el 15


de septiembre de 1976, personas de civil y armadas que llevaban consigo a
Ana Mara esposada con las manos hacia atrs, arribaron al domicilio de su
hermana Marta Josefina del Valle, donde tambin estaba casualmente su
amiga Estela Noli.

Explic que ante el estado avanzado de embarazo de Ana Mara le haba


dejado apuntado en un papel la direccin del departamento para que pudiese
ubicarla en caso de necesitar ayuda, es as que al momento en que los
represores ingresaron al departamento, uno de ellos llevaba en mano ese
mismo papel.

Es as que dijeron que buscaban a Mercedes Vega, quin no estaba en el


domicilio y amenazaron diciendo que si la encontraban la mataran, porque as
haran con todos los comunistas.

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Adems, refiri que la casa fue revisada en su totalidad y saqueada, y
que se retiraron llevando consigo a Ana 20 minutos antes que ella llegara al
departamento, lo que ocurri aproximadamente a las 7:15 hs. de la maana del
15 de septiembre.

Y sobre este hecho tambin declar Estela Noli en el juicio de la causa


n 1627, quien agreg que los represores les mostraron que tenan manchas de
sangre en sus ropas y les dijeron que venan de un operativo en la Av. Forest,
y que la sangre era de sus compaeros que haban muerto.

Del lbum de fotos que se le exhibi durante su declaracin y entre


otras que seal, Noli identific la foto de Jorge Omar Rizzaro como una de
las personas que integraba el grupo.

Concordantemente con las declaraciones de Vega y Noli, se incorpor


tambin a este juicio la declaracin de la madre de Ana Mara del Carmen
Prez, Elvira Snchez de Prez.

Ella expres que el 16 de septiembre llam a su hija por su cumpleaos.

Como no logr comunicarse con ella y saba que tena fecha de parto el
30 de septiembre, viaj desde Tucumn.

Cuando lleg, habl con una amiga de su hija llamada Blanca, quien le
inform que Ana haba sido secuestrada.

Aos despus tambin habl con Mercedes Vega, quien le relat lo


ocurrido en casa de su hermana.

Sobre la presencia de las vctimas en Automotores Orletti, contamos,


por un lado con las declaraciones que brindaron en este juicio Oscar Gmez y
Oscar Nannini, amigos de Ricardo y Gustavo Gay.

Ambos relataron que sus propios secuestros ocurrieron en septiembre de


1976.

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Nannini pudo precisar que el suyo fue el da 15, y tambin dio cuenta
sobre su cautiverio en Orletti.

Sobre el secuestro, Nannini refiri que las personas que lo capturaron lo


pusieron sobre el piso de un vehculo e iniciaron la marcha dirigindose a la
casa de Oscar Gmez, donde lo obligaron a tocar el timbre.

Cuando Gmez sali, rpidamente lo encapucharon.

Nannini seal que en una instancia del trayecto pudo percibir que la
calle era de adoquines y que pararon en una barrera, pas el tren, el auto
retom la marcha, y a los pocos metros ingres a un local, previo a lo cual los
represores dijeron una contrasea que no record.

Adems, seal que el piso de ese sitio era ms liso que el de la calle.

Record que lo sacaron del auto y lo subieron a la planta alta por una
escalera con recorrido recto y que segn su percepcin era angosta y de
aproximadamente 10 12 escalones.

Agreg que, ya en libertad, pens que haba estado en el CCD


Olimpo pero que corrobor que no funcion en esas fechas.

Explic que habl con Carlos Gay y ste le dijo que haba ledo mucho
sobre sus recuerdos del adoquinado y la barrera.

Fue as que tom conocimiento de que haba estado en Orletti.

Coincidentemente se expres Gmez, quien record que en aqulla


poca viva con sus padres en un departamento y que una noche golpearon a
su puerta y procedieron a privarlo de su libertad.

Record que el grupo de personas que lo secuestr utilizaba handys,


pero no comprendi lo que decan.

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Cuando ingresaron al sitio record que fue subido por una escalera, que
por el ruido podra ser de madera y cree con orientacin recta.

Luego lo hicieron desvestir y comenzaron las tortura y el interrogatorio.

Adems, tambin precis que desde el lugar en que estuvo cautivo,


pudo escuchar el ruido de un tren.

Adems, Nannini y Gmez declararon que durante su cautiverio fueron


torturados e interrogados acerca de las actividades de los hermanos Gay.

En particular, Oscar Nannini afirm haber visto a los hermanos dentro


del CCD, y precis que Gustavo tena una herida de bala en una pierna, y que
le haban colocado un suero.

Sobre Ricardo, dijo que en un momento se acerc a l con un plato de


lechuga y que le dijo que no desaprovechara la oportunidad y que comiera,
porque eso ocurra pocas veces en ese lugar.

Tena las piernas engrilladas, con una cadena unida a una bola.

Tambin le dijo que en el lugar haba prisioneros de diferentes


nacionalidades.

Por su parte, Oscar Gmez declar no haber visto a los hermanos Gay
en Automotores Orletti, y tampoco a Nannini, aunque s escuch su voz
cuando lo torturaron despus de haberle aplicado corriente elctrica a l.

Ambos fueron liberados en las cercanas de la Av. General Paz.

Primero Gmez, alrededor de las 17 o 18 hs; y ms tarde Nannini.

Pese a que entre ellos hablaron muy poco de lo sufrido, concluyeron


que haban permanecido privados de su libertad en el mismo sitio.

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Sres. Jueces, la descripcin del centro clandestino realizada por Nannini
y Gmez, sumado al hecho de que ambos fueran interrogados sobre los
hermanos Gay, y la circunstancia de que Nannini los viera en el sitio, no
dejan lugar a dudas de que ambos estuvieron cautivos en Orletti.

En este punto debemos destacar que la nica relacin existente entre


Nannini y Gmez, y los Gay, adems de una amistad barrial, era que ambos
haban sido indicados por Ricardo Gay como personas que lo conocan y
podan informar respecto de l en el formulario que complet en 1970 y que
est agregado a su Legajo Personal de la PFA.

Por otro lado, tambin respecto del cautiverio de los Gay y Prez en
ese CCD se prounci Jos Luis Bertazzo, quien afirm haber compartido celda
en ese lugar con Ricardo.

Destac que Ricardo Gay sufri un trato ms severo, que fue muy
torturado, y que a diferencia del resto tena tanto las manos esposadas como
los pies engrillados, lo cual coincide con lo expresado por Nannini.

Segn explic Bertazzo, esto se deba a que Ricardo era del ERP, y que
haba trabajado en Coordinacin Federal, lo que l mismo le cont.

Agreg que hacia mediados de septiembre, los secuestradores le dijeron


a Ricardo que iban a llevar a ese lugar a un oficial del ERP apodado Pancho
y a su hermano, y que esa misma noche llevaron a Gustavo Gay y a Ana
Mara Prez, que estaba embarazada de 9 meses.

Recordemos que en el expediente ya citado del Consejo de Guerra


Especial Estable n 1/1, se dej constancia de la presencia en el lugar de dos
personas del sexo masculino y una de sexo femenino, adems de Mara Estela
Moya.

Es evidente que la persona de sexo femenino era Mara del Carmen


Prez, y que las personas de sexo masculino eran Gustavo Gay y Pancho.

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Sin embargo, de acuerdo a los dichos de Bertazzo, Pancho no lleg al
CCD.

Bertazzo adems refiri que Gustavo tena una herida de bala en la


pierna, y que Ana Mara comenz con trabajo de parto esa misma noche y que
quines los tenan cautivos dijeron la trasladaran a Campo de Mayo.

Fue Bertazzo quien tambin explic que a los pocos das de este hecho,
en el CCD se produjo un traslado en el que se llevaron, entre otros, a los
hermanos Gay, a Marcelo Gelman y Ubaldo Gonzlez.

Al respecto, debemos recordar que en el mismo conjunto de tambores


en el que se hallaron los cuerpos de Prez y de los hermanos Gay se
identificaron restos de otras personas.

Entre esos cuerpos estaba el de Gelman.

Bertazo refiri tambin haber tomado conocimiento de que Ricardo


Gay y Ubaldo Gonzlez se conocan de la actividad poltica juvenil; y que
juntos haban preparado el plan de infiltracin en la PFA.

Las declaraciones de Nannini, Gmez y Bertazzo, resultan, a su vez,


concordantes con el testimonio de Rosa Zlachevsky, tambin incorporado a
este juicio, en el que refiri que mientras estuvo cautiva en Orletti su amiga
Raquel Mazer le mencion que entre los secuestrados haba estado o estaba un
polica.

En efecto, tanto Mazer como Zlachevsky, estuvieron secuestradas en


Orletti contemporneamente a Ricardo Gay.

Sres. Jueces: se encuentra probado que Ricardo y Gustavo Gay, y


Mara del Carmen Prez fueron asesinados probablemente el 9 de octubre, y
que sus cadveres fueron hallados el 14 de ese mismo mes dentro de tambores,
en el canal de San Fernando, junto con los restos de Marcelo Gelman y Dardo
Zelarayn, entre otros, quienes, como vimos tambin estuvieron cautivos en
Automotores Orletti.
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Ello surge, por un lado, de las constancias del expediente n 29.696,
caratulado Prefectura San Fernando s/ denuncia de hallazgo 6 cadveres
N.N. sexo masculino y dos cadveres N.N. sexo femenino en aguas canal San
Fernando.

De las pericias practicadas en el marco de dichas actuaciones se


estableci que la muerte de Ricardo y Gustavo fue producto de lesin cerebral
por herida de bala, y la de Ana Mara por lesin en la regin pelviana, tambin
por heridas de bala.

Y se concluy, de igual manera, que todas las muertes databan de haca


ms de diez das.

Por el otro lado, contamos con la causa n 4.439/89 caratulada


Guarino, Mirta Liliana s/denuncia, en la que obra el informe del EAAF,
que da cuenta de la identificacin de las tres vctimas y de los resultados de
los peritajes que se realizaron sobre sus cuerpos para determinar las causas de
su muerte.

All se especific que dentro del cadverde Ana Mara del Carmen
Prez fueron hallados en la zona pelviana los restos de un feto, rotado hacia
abajo en posicin de preparto, lo que coincide con las referencias que hicieron
los testigos sobre el estado avanzado de su embarazo.

Sobre los restos de Ricardo y Gustavo Gay, se destac la llamativa


correspondencia antropolgica que exista entre ellos, lo cual encontr
explicacin una vez que fueron identificados.

Especficamente respecto de Gustavo Gay, el informe menciona,


adems, que tena una quebradura en su fmur derecho que databa
aproximadamente de tres semanas antes de su muerte, y se encontraron dentro
del hueso esquirlas compatibles con un proyectil de arma de fuego.

Esto tambin coincide con los relatos de los testigos acerca de la herida
que sufri al momento de ser capturado y que evidenciaba estando cautivo en
Orletti, conforme sealara Bertazzo.

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Sobre el proceso de identificacin, adems, fue incorporada la
declaracin que prest en el juicio de la causa n1627, el perito Luis
Fonderbrider, del EAAF, quien ratific las conclusiones de los peritajes
realizados.

Respecto a la bsqueda emprendida por los familiares de Ricardo y


Gustavo Gay, y Ana Mara del Carmen Prez, todas las declaraciones que
mencionamos hicieron referencia a ellas.

Tambin se encuentran incorporados al debate expedientes de habeas


corpus e investigaciones por privacin ilegtima de la libertad, relativas a los
hermanos Gay y Ana Mara del Carmen Prez.

Refuerzan el plexo probatorio los legajos CONADEP N 4348, 4349 y


5537, correspondientes a Gustavo Gay y Estela Moya, Ricardo Gay y Ana
Mara Del Carmen Prez, los legajos Redefa n 41, 75, 76 y 107, y las
constancias documentales remitidas por la APDH.

Finalmente, debemos resaltar que la privacin ilegtima de la libertad de


Ricardo Gay y de Ana Mara Del Carmen Prez, se tuvo por acreditada en la
sentencia dictada por el Tribunal Oral Federal Nro. 5. en el ao 2009, en la
causa conocida como Jefes de rea y Olivera Rvere, en la que result
condenado Jorge Carlos Olivera Rvere.

Posteriormente, la Sala IV de la CFCP conden tambin por los hechos


que tuvieron como vctima a Ricardo Alberto Gay a Felipe Jorge Alespeiti y
Humberto Jos Romn Lobaiza, por su responsabilidad como Jefe y Subjefe
del Regimiento de Infantera n 1 Patricios que actuaba como cabecera del
rea II de la Capital Federal, territorio en el cual, como ya dijimos, ocurri su
secuestro.

Y tambin este Tribunal, en su sentencia de la causa n 1627, tuvo por


probadas las privaciones ilegtimas de la libertad de Ricardo y Gustavo Gay,
y de Ana Mara del Carmen Prez, as como los tormentos y condiciones
inhumanas de vida a las que fueron sometidos durante su cautiverio en Orletti.

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Por su responsabilidad en tales hechos conden a Eduardo Alfredo
Ruffo, Carlos Honorio Martnez Ruiz y Eduardo Rodolfo Cabanillas, decisin
que se encuentra firme.

En este juicio, por la privacin ilegtima de la libertad y los tormentos a


los que fueron sometidos Ricardo Gay, Gustavo Gay y Ana Mara Del
Carmen Prez, formulamos acusacin contra Miguel ngel Furci.

Graciela Elsa Vergara

Graciela Elsa Vergara, argentina, tena 26 aos al momento de su


secuestro, y haba pertenecido a la JP.

Hacia 1975, fue vctima de persecucin por parte de las fuerzas


represivas, razn por la cual abandon su casa y su actividad poltica, y se
dedic a su familia y a la docencia.

Se asent junto con su esposo y su hijo de 13 meses de edad en una


casilla en un terreno lindante a la casa de su hermana Mabel, ubicada en
Sargento Cabral e Independencia de la localidad San Antonio de Padua,
Provincia de Buenos Aires.

El 4 de octubre de 1976, aproximadamente a las 3 de la madrugada, se


encontraba con su beb cuando escuch ruidos provenientes de la casa de su
hermana.

Minutos despus un grupo de personas armadas, que vestan de civil y


se identificaron como del Ejrcito argentino, ingresaron en su domicilio.

Luego de revisar y provocar destrozos, le ordenaron que se vistiera, la


amordazaron, encapucharon y esposaron con las manos hacia atrs y la
trasladaron a Orletti.

El pequeo fue dejado al cuidado de la hermana de Elsa Vergara.

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Este hecho se produjo bajo la jurisdiccin del rea 163 de la Subzona
16. Esta Subzona estaba a cargo del Jefe de la Ira Brigada Area, Rodolfo
Fajardo.

En Orletti fue sometida a diversas torturas, que consistieron en


mantenerla desnuda y sujeta sobre una superficie horizontal, con sus
miembros estirados, mientras era golpeada y le aplicaban corriente elctrica
sobre su cuerpo.

Adems, permaneci alojada en las mismas condiciones inhumanas que


eran aplicadas a todos los prisioneros y que ya hemos descripto.

Aproximadamente a las 5 de la madrugada del 5 de octubre, la llevaron


en un automvil hacia un descampado ubicado en la localidad de Moreno,
Provincia de Buenos Aires, donde simularon fusilarla.

Luego, se retiraron y la dejaron a su suerte, encapuchada y maniatada.


Ella logr desatarse, busc un camino y se subi a un colectivo que la condujo
nuevamente a su domicilio en Padua.

Prueba

Los hechos que la damnificaron encuentran sustento, en primer lugar,


en su propio testimonio brindado en el marco del juicio de la causa n 1627,
incorporado a este debate.

En aquella oportunidad, ella se refiri a la actividad poltica que


desarroll hasta 1975, y a la persecucin a la cual fue objeto en razn de esa
actividad.

Tambin detall las circunstancias de modo, tiempo y lugar que


rodearon su secuestro.

En este sentido, record que esa noche ingresaron a su vivienda


aproximadamente tres hombres armados y la interrogaron acerca de si tena
armas en su poder.
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Tiempo despus conoci otros aspectos del operativo, a travs del relato
de su madre y de su hermana.

Sobre su cautiverio en Orletti, dio cuenta de los brutales tormentos a los


que fue sometida, y de los detalles de su interrogatorio.

Al respecto, dijo que le preguntaron por su hermana Hilda, quien haba


pertenecido al PST.

Hilda haba sido secuestrada en Paso de los Libres y hallada muerta


tiempo despus.

Tambin preguntaban insistentemente por su otro hermano, David.

Adems resalt que estas personas tenan informacin sobre ella, saban
quin era, de dnde vena, y le preguntaban por su actividad poltica.

Agreg que luego de este primer interrogatorio, fue vctima de otro que
tuvo lugar en horas de la tarde, durante el cual volvieron a torturada.

Explic que concluido esto, un hombre le anunci que la liberaran, y


brind detalles de cmo esto se produjo luego de un simulacro de
fusilamiento en un terreno baldo de Moreno.

En cuanto a cmo pudo determinar el lugar en el que haba sido


mantenida cautiva, Vergara explic que aos despus de ser liberada,
concurri a la CONADEP a realizar la denuncia sobre lo ocurrido con su
hermana Hilda, y coment las caractersticas del lugar donde ella haba estado
secuestrada.

A partir de lo que dijo, le exhibieron un croquis de Automotores


Orletti y fue as que confirm que, efectivamente, era all donde haba estado.

Entre las caractersticas que describi, mencion el piso de cemento con


rastros de grasa o solvente, que generaba un olor nauseabundo, record la

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existencia de una cortina metlica, el sonido de nios en un recreo de escuela
cercana, y el tren que pasaba aproximadamente cada 15 minutos.

Se refiri tambin a la amplitud del local, su humedad y a cmo


retumbaban las voces y la radio, que estaba a todo volumen.

Vemos que estas referencias coinciden plenamente con las


caractersticas de Orletti.

A su testimonio se suman las constancias de su Legajo CONADEP N


5686.

Finalmente, no podemos dejar de mencionar que este mismo Tribunal


dio por probada su privacin ilegtima de la libertad, cautiverio en Orletti y las
torturas a las que fue sometida en ese lugar, en la sentencia dictada en la causa
N 1627, hechos por los cuales conden a Ruffo, Martnez Ruz y Cabanillas.

En este juicio, por la privacin ilegtima de la libertad y tormentos a los


que fue sometida Elsa Graciela Vergara, acusamos a Miguel ngel Furci.

Jos Ramn Morales (padre), Luis Alberto Morales, Nidia Beatriz


Sans de De Gori, Jos Ramn Morales (hijo) y Graciela Luisa Vidaillac.

Nos referiremos ahora a lo acontecido a Jos Ramn Morales, sus dos


hijos, Luis Alberto y Jos Ramn, y sus respectivas nueras, Nidia Beatriz Sans
y Graciela Luisa Vidaillac.

La pareja constituida por Luis Alberto Morales, de 22 aos de edad, y


Nidia Sans, de 24, fue secuestrada el 1 de noviembre de 1976 en horas de la
maana, por un grupo de personas armadas, vestidas de civil, que se
desplazaban en numerosos automviles.

El hecho ocurri en la va pblica, en la interseccin de las calles Mitre


y San Lorenzo, de la localidad de Sarand, Provincia de Buenos Aires.

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Al da siguiente, a las 9 de la maana, en el Depsito Metalrgico
ubicado en Belgrano 3972 de Avellaneda, Provincia de Buenos Aires, Jos
Ramn Morales, padre de Luis Alberto, fue secuestrado por un grupo de
personas fuertemente armadas, algunas de las cuales vestan de civil y otras
estaban uniformadas.

Con l se llevaron tambin a su socio, Aldo Lpez, a quien liberaron a


las pocas horas.

Estos hechos ocurrieron en jurisdiccin del rea 112, entonces a cargo


del Jefe de Regimiento de Infantera Mecanizada, Federico Antonio
Minicucci, dependiente de la Subzona 11, a cargo del Comandante de la
Brigada de Infantera Mecanizada X, Juan Bautista Sasiain; y de la Zona 1.

Esta secuencia de operativos, organizada por el grupo de Orletti, tena


por objetivo final la captura de la pareja constituida por Graciela Luisa
Vidaillac, de 26 aos, y Jos Ramn Morales, de 28, quienes para entonces
eran miembros del PRT - ERP.

Es as que ese mismo 2 de noviembre de 1976, los secuestradores


llegaron a la casa de Jos Ramn Morales (padre) y de su esposa, Elsa
Martnez, ubicado en la calle Los Pinos de la localidad de Haedo, Provincia de
Buenos Aires.

Aproximadamente 15 personas armadas, vestidas de civil, a excepcin


de una que llevaba uniforme del Ejrcito Argentino, irrumpieron
violentamente en el lugar y se llevaron por la fuerza a Graciela Luisa
Vidaillac, quien se encontraba en el lugar.

Entre ellos, estaban Anbal Gordon y Eduardo Ruffo.

A las 20 hs. arrib a ese domicilio su pareja, Jos Ramn Morales,


quien durante el secuestro fue herido de bala en una pierna.

Los hechos ocurrieron en jurisdiccin de la Subzona 16, a cargo del


Jefes de la I Brigada Area del Palomar, Rodolfo Fajardo.
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Desde los lugares donde fueron secuestrados, todos fueron conducidos a
Automotores Orletti.

Mientras estuvieron en ese CCD, todos fueron torturados y mantenidos


en las condiciones de vida infrahumanas a las que se someta a todos los
prisioneros.

En el caso de Nidia Sans, los padecimientos se intensificaron debido a


que en ese momento estaba cursando su segundo mes de embarazo.

Tanto ella como Luis Alberto Morales fueron brutalmente golpeados.

Graciela Vidaillac, por su parte, fue conducida a una habitacin grande


donde se la someti al mtodo de "la colgada" y, en esas condiciones, se
aplic sobre su cuerpo corriente elctrica, y se introdujo un palo en su vagina
y su ano, todo lo cual le produjo hemorragias y vmitos.

Luego arribaron al lugar otros represores, que estaban eufricos porque


acababan de secuestrar a Jos Ramn Morales (hijo).

En ese momento, condujeron a Vidaillac a otra habitacin y


comenzaron a interrogar y a torturar a Jos (hijo).

En el transcurso de esta sesin de tortura llevaron ante l a su padre, su


hermano y su cuada, y a continuacin colgaron a su padre y tambin le
aplicaron electricidad.

Cuando terminaron con l, continuaron con Graciela Vidaillac, a quin


nuevamente le aplicaron electricidad durante aproximadamente una hora ms,
esta vez mientras la mantenan sujeta a un elstico de cama.

Concluido esto, la dejaron sola en la habitacin por un tiempo durante el


cual, cada tanto, apareca uno de los represores y la golpeaba con una cadena,
amartillaba un revolver y la amenazaba con matarla.

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Durante la madrugada, en un momento en el que estaba sola en esa
habitacin, Vidaillac se dio cuenta de que haba quedado desligada de una de
las cuerdas que la ataban y afloj las otras, y es as que sali de all en
bsqueda de sus familiares.

Encontr a su suegro, quien se neg a acompaarla debido al deplorable


estado fsico en el que se encontraba luego de la tortura, y luego a su marido, a
quien liber.

En ese momento, sus captores advirtieron lo que estaba sucediendo y se


produjo un tiroteo, en el que ella result herida, pero los dos lograron salir del
local hacia la calle y es as que lograron fugarse.

Das ms tarde, partieron a Mjico, donde vivieron en el exilio.

Jos Ramn Morales (padre), su hijo Luis Alberto Morales y su pareja,


Nidia Beatriz Sans, permanecen desaparecidos.

Prueba

Las circunstancias aqu afirmadas se desprenden de diversas pruebas


testimoniales y documentales incorporadas al debate.

En primer lugar, contamos con la declaracin de Elsa Martnez de


Morales obrante a fs. 383/385 de la causa n 42.335 bis.

En esa oportunidad dio cuenta de las circunstancias de modo, tiempo y


lugar en que fueron secuestrados su nuera, Graciela Vidaillac, su hijo, Jos
Ramn Morales y su esposo.

Refiri que la persona que luego identific como Eduardo Ruffo, le dijo
que se olvidara de su esposo, de su hijo Luis Alberto y de su nuera Nidia
Beatriz Sans, lo cual le dio la pauta de que ellos haban sido capturados.

Sobre lo ocurrido ese da en su casa, precis que ingres un grupo de


personas armadas, quienes aguardaron la llegada de Graciela Vidaillac y de
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sus hijas, y que cuando ello ocurri, llevaron a Graciela a una habitacin,
donde la interrogaron a los golpes.

Luego se la llevaron.

Algunas personas se quedaron en el lugar esperando a su hijo, a quien


tambin secuestraron tras su arribo.

Al respecto, se incorporaron tambin copias de las pginas 236/45 del


libro de Elas Querejeta titulado Comisin Argentina por los Derechos
Humanos- Argentina: Proceso al Genocidio (fs. 114/119 de la causa n
2637), que reprodujo el relato de Elsa Martnez, en el que agreg que cuando
su hijo lleg al domicilio, y luego de que la encerraran en una habitacin con
sus nietas, escuch dos tiros, y luego vio que algunos agentes estaban
buscando trapos en la casa.

De acuerdo a lo que surge de su declaracin en la causa n 42.335 bis,


ante la ocurrencia de estos hechos, Martnez se retir de su casa y se refugi,
junto con sus nietas, durante nueve das en la ciudad de Baha Blanca.

Cuando regres habl con el socio de su esposo, llamado Aldo Lpez,


quien le relat el secuestro de ste.

Sobre la identificacin del personal que intervino en el operativo


ocurrido en su casa, a fs. 161, 400 y 1178 de la misma causa Rodrguez
Larreta, se encuentran las actas de reconocimiento en las que ella intervino y
de las que surge que identific a Anbal Gordon y Eduardo Ruffo como dos de
los secuestradores de sus familiares.

Por su parte, se incorpor al debate la declaracin de Graciela Luisa


Vidaillac de fs. 141/143 de la misma causa Rodrguez Larreta.

En esa oportunidad brind un exhaustivo testimonio sobre su propio


secuestro, el de sus familiares y las brutales torturas a las que fueron
sometidos, como as tambin de las circunstancias en que ella y Morales (hijo)
se fugaron de Orletti.
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Sobre el secuestro, especific que inmediatamente que ingres a la
vivienda ubicada en la localidad de Haedo, le ataron las manos a la espalda y
comenzaron a golpearla e interrogarla sobre las actividades polticas de su
suegro y de su marido, como as tambin sobre dnde estaba este ltimo.

Luego la introdujeron en un vehculo en donde tenan cautivo a su


suegro y, juntos, los llevaron a Orletti.

Al igual que su suegra, Graciela Vidaillac identific a Gordon y a Ruffo


en las ruedas de reconocimiento obrantes a fs. 161 y 1179 de la causa
Rodrguez Larreta, como dos de las personas que intervinieron en su
secuestro.

Vidaillac explic que una vez que llegaron al lugar fue conducida a la
planta superior, hasta una habitacin donde fue sometida a las brutales torturas
que ya mencionamos.

Posteriormente la condujeron a una habitacin ms chica, que en una de


las paredes haba una especie de nicho y desde all escuch las voces de Luis
Alberto Morales y Nidia Sans.

Por ltimo describi exhaustivamente el momento en el que logr, junto


a su marido, fugarse del CCD.

Detall as cmo y en qu circunstancia pudo liberarse, dirigindose


luego a la sala donde haba sido torturada, lugar en el que a su suegro, quien se
neg a acompaarla debido al deplorable estado fsico en el que estaba.

En otra habitacin encontr a su pareja, a quien pudo liberar de las


esposas.

En el nterin, se despertaron dos guardias, quienes advirtieron lo que


haba pasado y comenzaron a dispararles, por lo cual Morales tom una arma
que se encontraba all y repeli la agresin, logrando ambos descender por una
escalera y llegar a la puerta de salida ubicada, mirando desde el interior, al
costado derecho de la cortina metlica del local.
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En este marco, ella fue herida en el torso por una bala.

Al respecto, a fs. 175/176 de la causa Rodrguez Larreta obra el


informe del Cuerpo Mdico Forense del 6 de abril de 1984, en el que se da
cuenta que Graciela Vidaillac tiene dos lesiones compatibles con el disparo de
un arma de fuego, cuya data era mayor al ao.

Vidaillac tambin explic que una vez que ella y Morales lograron salir
a la calle, detuvieron a un vehculo cuyo conductor los llev a la casa de una
persona amiga de su marido, donde se refugiaron, hasta que algunos das
despus volvieron a su casa.

Respecto de cmo Vidaillac supo que haba estado en Automotores


Orletti, se encuentra incorporada el acta de la inspeccin ocular en el inmueble
realizada el 6 de abril de 1984 y agregada a fs. 170/171 de la causa
Rodrguez Larreta, donde ella reconoci ese sitio como el lugar en el que
haba sido mantenida cautiva y torturada junto a sus familiares.

Incluso, individualiz el pasillo donde vio por ltima vez a su suegro.

Completa el marco probatorio el documento titulado Relato de un


torturado efectuado por Jos Morales (hijo), agregado al Legajo Conadep N
3.515.

All, de manera concordante con los testimonios de Martnez de


Morales y de Vidaillac, Jos Morales (hijo) describi las circunstancias de su
propio secuestro.

Asent all, entre otras cosas, que se resisti a que lo esposaran y se


abalanz sobre sus captores, circunstancia en la cual fue herido en una pierna
por un disparo.

Respecto de su cautiverio en Orletti, detall las torturas a las que fue


sometido tanto l como su Vidaillac, su padre, su hermano y cuada.

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A todo ello se suman, de modo coincidente, las declaraciones de
Enrique Rodrguez Larreta Piera, agregadas a fs. 1/15 y 18 de la causa 42.335.

All dio cuenta de que una vez en libertad, viaj a la ciudad de Buenos
Aires donde tom conocimiento, a travs de la colonia uruguaya de
refugiados, que la descripcin del lugar donde l haba sido mantenido cautivo
coincida con la que haba hecho un matrimonio argentino que haba logrado
fugarse de un centro clandestino de esta ciudad, ubicado en la calle Venancio
Flores esquina Emilio Lamarca.

Se dirigi all y es as que pudo determinar que se trataba del mismo


lugar donde l y su familia haban estado secuestrados.

Tambin dan cuenta de los sucesos que hemos detallado, las constancias
agregadas a los legajos CONADEP N 4331 de Luis Alberto Morales, N
4332 de Jos Ramn Morales (padre) y N 3469 correspondiente a Nidia
Beatriz Sans.

Se encuentra incorporado tambin el expediente en el que tramit la


ausencia por desaparicin forzada de Luis Alberto Morales, donde se fij
como da presuntivo de su desaparicin el 1 de noviembre de 1976.

Adems, se incorporaron los documentos correspondientes al archivo de


la ex DIPBA.

Entre ellos, corresponde mencionar el Legajo n 6878 de la Mesa de


DS, Varios, relativo a Jos Ramn Morales.

Se inicia con un parte de la SIDE firmado por el Coronel Roberto Oscar


Terrile, dirigido al director de la DIPBA, y fechado el 15 de noviembre de
1976, mediante el cual se remite un parte de informaciones.

El parte se titula planificacin de asesinatos de personal de las


FF.AA, y en l aparecen Jos Ramn Morales y Graciela Luisa Vidaillac
identificados como y cito: elementos de extrema peligrosidad y se aclara
que son miembros de la organizacin ERP.
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Tambin se indica que ambos se hallan actualmente clandestinos en
Buenos Aires, y que se saben detectados por las Fuerzas de Seguridad.

El informe contiene fotografas de ambos y, en su distribuidor, se


encuentra el jefe de Servicio de Inteligencia Naval, el Jefe II de Inteligencia
del Estado Mayor del Ejrcito, el Jefe del Batalln Inteligencia 601, el Jefe de
la Superintendencia de Seguridad Federal, el jefe de DIPBA, el Director de
Asuntos Policiales e Informativos del Ministerio del interior y el distribuidor
interno de la propia SIDE.

Este documento, que se produce pocos das despus de la fuga de Jos


Ramn Morales y Graciela Vidaillac de Automotores Orletti, evidencia que la
SIDE recurri a la comunidad informativa con el objetivo de lograr sus
capturas, y por supuesto, confirma los dichos de Vidaillac acerca de lo que
le ocurri a ella y a su familia y qu grupo especfico estuvo directamente
a cargo de sus secuestros, torturas y alojamiento inhumano.

Otro de los documentos de la ex-DIPBA que corresponde mencionar es


el Legajo n 9145 de la Mesa DS, fechado el 11 de mayo de 1977, en el cual la
SIDE transmite a la comunidad informativa las resoluciones de la Comisin
Asesora de Antecedentes sobre una serie de casos, entre los que se
encuentra el de Jos Ramn Morales.

All Jos Ramn Morales figura con la siguiente calificacin, cito:

registra antecedentes ideolgicos marxistas que hacen aconsejable su


no ingreso y/o permanencia en la Administracin Pblica, no se le
proporcione colaboracin, no sea auspiciado por el Estado.

Adems, debemos mencionar el documento del Legajo n 2703 de la


Mesa DS, caratulado Pedido de captura (activ suber), del 19 de diciembre
de 1977, consistente en un listado, enviado por el SIN, en el que este servicio
solicita que se actualice la informacin relativa a personas con pedido de
captura vigente por desarrollar actividades subversivas.

Entre las personas mencionadas est Jos Ramn Morales.

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Graciela Vidaillac, por su parte, aparece tambin en un listado similar
incluido en el Legajo N 9297, carpeta varios, Mesa DS, que como el resto fue
remitido por la Comisin Provincial por la Memoria.

Acerca de las gestiones que realizaron familiares de las vctimas, se


encuentran incorporadas las constancias el habeas corpus N 2.013 presentado
en favor de Jos Morales, y el Legajo CONADEP N 3469, que ya
mencionamos, donde obran las presentaciones efectuadas por la madre de
Nidia Beatriz Sans ante diversas dependencias judiciales, organismos estatales
internacionales.

Finalmente, corresponde mencionar que este mismo Tribunal tuvo por


acreditados los hechos que hemos detallado en su sentencia de la causa N
1627, y que por su responsabilidad en ellos fueron condenados Ruffo,
Martnez Ruiz y Cabanillas.

En este juicio, por las privaciones ilegtimas de la libertad y tormentos a


los que se someti a Jos Ramn Morales (padre), Luis Alberto Morales,
Nidia Beatriz Sans, Jos Ramn Morales (hijo) y Graciela Vidaillac, acusamos
a Miguel ngel Furci.

Calificacin legal.

I- Introduccin.

Sres. Jueces: recin expusimos las razones por las que en este juicio se
comprob que Cndor fue una asociacin ilcita; y por qu debe
responsabilizarse a la mayora de los imputados por haberla integrado.

Nos referiremos a continuacin a la calificacin legal que corresponde


otorgarle a los hechos que hemos tratado en las audiencias anteriores y que
forman parte del otro eje de este debate.

Previamente, es necesario recordar que esos sucesos constituyen


crmenes de lesa humanidad, en la medida en que, como ya expusimos, se ha

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verificado que ellos sucedieron como parte de un plan sistemtico de
persecucin de una parte de la poblacin.

Sobre esto ya se han explayado las querellas, con lo cual consideramos


innecesario abundar en el tema.

Pero estos hechos no slo eran crmenes para la ley internacional, sino
que nuestro cdigo describa claramente las conductas y sus respectivas penas.

Tan es as que aplicaremos los tipos penales vigentes entonces, por


tratarse de la ley que rega al momento de su ocurrencia, y porque las penas
son iguales o menos severas que las que rigen en la actualidad para esos
mismos delitos63.

Ahora bien. Antes de adentrarnos en el anlisis de los tipos en


particular, no queremos dejar de sealar que a lo largo del debate se prob la
comisin de una gran cantidad de delitos.

Privaciones ilegtimas de la libertad, aplicacin de tormentos,


homicidios, desapariciones forzadas, allanamientos ilegales, robos calificados
y abusos sexuales, entre otros.

El objeto procesal de este debate slo abarca a algunos de ellos, y es de


la calificacin de esos hechos de la que nos ocuparemos a continuacin.

II. Privacin ilegal de la libertad cometida por funcionario pblico,


agravada por haberse cometido con violencia o amenaza (en todos los
casos) y por haber durado ms de un mes (slo algunos casos), (art. 144
bis inc. 1 y ltimo prrafo CP -texto segn ley 14.616-, en funcin del art.
142 incs. 1 y 5 texto segn ley 20.642).

Los secuestros que describimos en las audiencias anteriores y que, como


expusimos, han sido probados en este debate, configuran el delito de privacin
ilegal de la libertad personal cometida por funcionario pblico con abuso de

63
Art. 2, CP, art. 18, CN, y art. 9 de la CADH en funcin del art. 75 inc. 22 de la CN. Calificacin legal

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sus funciones y sin las formalidades prescriptas por la ley (art. 144 bis inc. 1
CP, conf. ley 14.616).

En todos los casos, esas privaciones de la libertad, encuadran adems en


la figura agravada de ese tipo penal, en tanto fueron cometidas con violencias
o amenazas (art. 142, inc. 1, texto segn ley 20.642) y en algunos casos
tambin por haber durado ms de un mes (art. 142 inc. 5).

La condicin especial de funcionarios pblicos de los autores no est


controvertida aqu, ya que todos los imputados, cuando realizaron los actos
que les atribuimos, pertenecan a alguna fuerza armada y, en un caso, a un
organismo de inteligencia.

Tambin se ha comprobado en el debate que los imputados actuaron


abusando de sus funciones y sin guardar las formalidades prescriptas por las
leyes vigentes en ese momento para privar legalmente de la libertad a una
persona (el Cdigo de Justicia Militar o el Cdigo de Procedimientos en
Materia Penal).

En efecto, tal como hemos probado, las privaciones de la libertad de las


que se trata aqu, lejos de haber sido el resultado de una orden de detencin
emitida por una autoridad competente, fueron el producto del funcionamiento
de una estructura represiva creada para secuestrar y desaparecer personas, de
modo sistemtico y al margen de toda legalidad.

Es importante destacar que estas privaciones de la libertad adquieren


mayor entidad o gravedad porque se transformaron en desapariciones
forzadas.

Resulta necesario hacer al respecto algunas aclaraciones.

El trmino desaparicin de persona o desaparecidos fue una forma


de llamar a una prctica que se desarroll principalmente en Amrica del Sur,
y que consista en la detencin arbitraria de personas por parte de agentes
estatales y la posterior negacin de tal detencin.

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En nuestro pas particularmente, esta prctica fue sistemtica durante el
ltimo gobierno militar.

Si bien uno de sus objetivos era la eliminacin de todos aquellos


sindicados como enemigos, hubo algunas personas que lograron sobrevivir.

Por eso es til distinguir entre las desapariciones permanentes y las


temporarias.

Lo que ambas modalidades tienen en comn es la detencin arbitraria y


la negacin, por parte del Estado, de esa detencin.

Recin en los ltimos aos, es decir con posterioridad a los hechos que
aqu se analizan, la desaparicin forzada ha sido tipificada internacional y
localmente.

Y en todas sus formas, permanente o transitoria, se la considera un


crimen de gravedad superlativa (vase art. 2 de la Convencin Interamericana
sobre Desaparicin Forzada de Personas, aprobada por ley 24.556, y elevada a
jerarqua constitucional por ley 24.820; el art. 7, inc. i, del Estatuto de Roma
de la Corte Penal Internacional; art. 9 de la ley 26.200, que reprime la
desaparicin forzada con pena de prisin de 3 a 25 aos y, si ocurre la muerte
de la vctima, con prisin perpetua; la Convencin Internacional para la
Proteccin de Todas las Personas contra la Desaparicin Forzada, que entr
en vigencia el 23 de diciembre de 2010; y el actual artculo 142 ter. del CP
segn ley 26.679 ).

En los casos que se estn juzgando aqu, ninguna de las vctimas fue
puesta inmediatamente a disposicin de autoridad competente, ni respecto de
ellas se dio aviso de la detencin a sus familiares o allegados, ni tampoco se
les provey de asistencia jurdica.

De ello dieron cuenta las innumerables acciones de habeas corpus


intentadas por los familiares y allegados de las vctimas, en el marco de las
cuales, como vimos, el Estado Argentino neg tener conocimiento de las
detenciones.

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Por lo tanto, esas privaciones de la libertad constituyen adems casos de
desaparicin forzada, algunas transitorias y otros permanentes.

Pero como este proceso est regido por las garantas constitucionales,
no podemos aplicar retroactivamente esos tipos penales, sino los que estaban
vigentes al momento del hecho, que son ms benignos (art. 9, CADH en
funcin del art. 75 inc. 22 de la CN y art. 2, CPN).

Sin embargo, no queremos pasar por alto el hecho de que ni los tipos
bsicos ni sus agravantes entonces vigentes, logran capturar esas especiales
circunstancias que hacen que ese tipo de privacin ilegal de la libertad -la
desaparicin forzada- sea un delito gravsimo y equiparable al homicidio,
resulte o no la muerte de la vctima.

Esa gravedad pues, al no estar abarcada por el tipo penal, deber ser
valorada al momento de determinar la pena que estimamos corresponde
aplicar de acuerdo a las previsiones de los arts. 40 y 41 del CP.

Una de las agravantes entonces vigente para la privacin ilegal de la


libertad era el empleo de violencia o amenazas.

Esta agravante concurre en todos los casos que aqu se juzgan.

Hemos visto que en los operativos intervena un numeroso grupo de


personas armadas, muchas veces vestidas de civil.

As, sin identificarse, irrumpan en los domicilios de las personas que


estaban buscando, generalmente de noche, y las reducan.

Pero no slo a esa persona, sino tambin a sus familiares o a quienes


estuvieran presentes en el lugar en ese momento.

Todas ellas, con mayor o menor intensidad, fueron vctimas directas de


tal accionar.

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Tambin haba casos en los que, siempre actuando en grupo y
fuertemente armados, aprehendan a las personas en la calle, tambin en
muchos de estos casos sin identificacin y vestidos de civil.

Adems, algunos de los hechos que aqu se juzgan estn agravados


tambin porque, tal como lo hemos probado, las privaciones ilegales de la
libertad se extendieron por ms de un mes.

Como veremos, no hay dudas de que el aspecto subjetivo del tipo penal
se encuentra satisfecho respecto de todos los imputados, tanto en lo que hace a
la figura bsica como a los agravantes.

Como ya adelantamos y seguidamente ampliaremos, los imputados


conocan perfectamente que sus aportes contribuan al funcionamiento de una
maquinaria creada para secuestrar y desaparecer personas.

Saban tambin el marco de absoluta ilegalidad en que funcionaba esa


maquinaria y el modo violento en que eran ejecutados los operativos.

Por estas razones, todos los hechos que constituyen objeto de este
debate configuraron el delito de privacin ilegal de la libertad cometida por
funcionario pblico en abuso de sus funciones y sin las formalidades previstas
por la ley, agravada por haber sido cometida con violencia y amenazas, y
algunas tambin porque esa privacin se prolong durante ms de un mes (art.
144 bis inc. 1 y ltimo prrafo del CP -texto segn ley 14.616-, en funcin del
art. 142 incs. 1 y 5 texto segn ley 20.642).

Sin perjuicio de lo expuesto, debemos aclarar que, en atencin a los


trminos en los que fue solicitada su extradicin, los hechos atribuidos al
imputado Cordero Piacentini debern ser calificados como constitutivos,
nicamente, del tipo penal previsto en el art. 144 bis inciso primero del CP.

III. Imposicin de tormentos (art. 144 ter primer prrafo, texto


segn ley 14.616).

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Tal como hemos visto, todas las personas que estuvieron privadas
ilegtimamente de su libertad en Automotores Orletti, al igual que en otros
Centros Clandestinos de Detencin, fueron, adems, sometidas a tormentos.

Esos hechos configuran tambin, el tipo previsto en el artculo 144 ter


primer prrafo, texto segn ley 14.616.

Por algunos de esos hechos se encuentra imputado en este debate


Miguel ngel Furci.

Al igual que la privacin ilegal de la libertad del 144 bis, el delito de


tormentos, tal como est redactado en ese texto legal, requiere una condicin
especial del autor: que sea funcionario pblico.

El tipo penal no exige que el sujeto activo tenga la competencia jurdica


para estar a cargo de la guarda, custodia o vigilancia de detenidos.

Es suficiente con que, de hecho, custodie o tenga bajo su poder al


detenido.

Basta con que el funcionario tenga a cargo, aun accidentalmente, la


guarda o custodia de personas detenidas64.

Es decir, no es necesario que el autor sea la persona directamente


encargada de tratar con los detenidos, sino que puede serlo quien tenga el
control parcial o total sobre una prisin, comisara, centro de detencin, etc.
pues tambin ellos y especialmente ellos- estn a cargo de la guarda o la
custodia de los detenidos; y son responsables de ella65.

En este sentido, la doctrina coincide en sealar que puede ser autor de


este delito el funcionario pblico que tenga bajo custodia o vigilancia a

64
Donna, Edgardo, Derecho Penal, parte especial, tomo II-A, Rubinzal Culzoni, 2003, p. 181.

65
Vase Soler, Derecho Penal Argentino, t. IV, p. 51.

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personas privadas de su libertad, sea directamente (guardin o celador), sea
indirectamente (director o alcalde)66.

Como veremos, Furci se encontraba en esta situacin.

No slo se encuentra acreditada su condicin de funcionario pblico al


momento de los hechos, sino tambin el modo en el que, en tal carcter,
contribuy al cautiverio de las personas recluidas en Orletti.

Con respecto al sujeto pasivo, se trata de cualquier preso en sentido


amplio, es decir, con independencia de la legalidad o legitimidad de la
privacin de la libertad.

La nica condicin est dada, entonces, por el hecho de que la persona


se encuentre privada de su libertad por el acto de un funcionario pblico.

Sobre esto no abundaremos, porque la Cmara Federal ya lo ha


explicado con mucha claridad en la causa 13/84 e, incluso antes, ya Soler
sostena esta postura67.

Sres. Jueces: No desconocemos que en la doctrina existe cierto


desacuerdo con relacin a cul es el elemento determinante del delito de
tormentos:

*si la intensidad del dolor, o la finalidad del autor de extraer


informacin.

Pero no necesitamos abundar en esta discusin porque en los hechos en


los cuales se verific la aplicacin de tormentos en este debate, ambos
elementos aparecen ntidamente.

66
Vase Nuez, Ricardo, Tratado de derecho penal, t. IV, Lerner, 1967, pp. 53 y 56; Laje Anaya,
Comentarios al Cdigo Penal. Parte Especial, volumen I, Depalma, 1978, p. 146; Manigot, Marcelo, Cdigo
Penal de la Nacin Argentina, (anotado y comentado), Abeledo Perrot, 1969, pp 269 y ss; entre muchos otros.

67
Derecho Penal Argentino, tomo IV, p. 50.

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En el caso del CCD Automotores Orletti, hemos podido verificar que la
regla general era que las personas que permanecan all recluidas eran
torturadas.

En efecto, hemos acreditado que la imposicin de mecanismos


especficos de torturas fue la regla en ese lugar, como en tantos otros CCD.

Uno de los mtodos ms habituales consista en: desnudar a la vctima,


colgarla de un gancho, poner agua y sal gruesa en el piso, para facilitar la
conduccin de la electricidad, y colocar cables alrededor de su cuerpo, a travs
de los cuales se suministraban descargas de corriente elctrica mientras se la
someta al interrogatorio.

Pero no fue este el nico mtodo de torturas utilizado en Orletti.

Como hemos visto, los torturadores tambin solan aplicar el llamado


submarino, el conocido como el telfono, la picana elctrica.

A veces, las vctimas simplemente eran brutalmente golpeadas.

Ms all de estas sesiones particulares, las personas recluidas en Orletti


eran sometidas a maltratos de manera permanente.

Como hemos visto, las personas eran frecuentemente golpeadas,


sometidas a plantones, sus captores caminaban sobre ellas, eran quemadas
con cigarrillos.

Adems del maltrato fsico, en Orletti las personas eran expuestas a


una violencia psicolgica permanente.

Los insultos y las humillaciones eran constantes, al igual que el trato


despectivo en funcin de la nacionalidad o la religin, en especial a aquellas
personas de religin juda.

A algunas personas se les gatillaron armas descargadas sobre sus


cabezas o fueron sometidas a simulacros de fusilamiento.
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Por otra parte, todas las personas all recluidas estaban expuestas a
percibir el modo en que sus compaeros de reclusin eran salvajemente
torturados.

No nos referimos nicamente a las situaciones en las que algunas


personas fueron obligadas a presenciar una sesin de tortura, sino tambin a
los gritos de dolor que se escuchaban en todo el CCD de modo permanente,
mientras las torturas eran aplicadas pero tambin despus.

Basta citar como ejemplo los relatos de los prisioneros que presenciaron
el asesinato de Carlos Santucho.

Este tipo de tormentos, los psicolgicos, tambin estn abarcados por


el tipo penal previsto en el art. 144 ter del CP, que, recordemos, hablaba de
cualquier especie de tormentos.

En esto la doctrina y jurisprudencia nacionales no slo son pacficas68,


sino que tambin son coherentes con la jurisprudencia de los rganos
internacionales, europeos e interamericanos, de proteccin de los derechos
humanos.

Para nombrar solamente algunos de los muchsimos ejemplos: Comit


de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Miguel ngel Estrella v.
Uruguay, n 74/8, del 29 de marzo de 1983, pars. 8, 6 y 10; TEDH: Irlanda v.
Reino Unido, sentencia del 18 de enero de 1978, par. 162; y Corte IDH:
Cantoral Benavdes v. Per, sentencia del 18 de agosto de 2000.

Pero hay que tener en cuenta adems que todo esto suceda en un
contexto en el que las personas eran privadas de la posibilidad de satisfacer
sus necesidades ms elementales.

Las personas se encontraban vendadas, prcticamente no eran


alimentadas, muy ocasionalmente se les permita ir al bao, estaban expuestas

68
Vase Soler, cit. T. IV, p. 53; Nuez, Tratado de derecho penal, t. IV; Laje Anaya, Justo, Comentarios al
Cdigo Penal. Parte Especial, vol. I, p. 146, entre otros

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a un fro extremo y a condiciones de higiene deplorables, y se les negaba
cualquier tipo de atencin mdica.

De este modo, entendemos que no hay dudas de que todas las personas
que fueron recluidas en Automotores Orletti padecieron tormentos en los
trminos exigido por el tipo penal.

En este sentido debemos destacar que los organismos de proteccin de


los derechos humanos han establecido una serie de criterios que pueden ser
tiles para determinar si la afectacin fsica o psquica sufrida por una persona
es lo suficientemente grave o intensa como para ser considerada tortura.

Entre ellos se cuentan la naturaleza de los malos tratos, los medios y


mtodos empleados, los efectos psquicos o fsicos causados, la repeticin de
los actos y la duracin total del sometimiento, e incluso las caractersticas
personales de la vctima como la edad, el sexo, la salud, la contextura corporal
y mental.

Como meros ejemplos podemos citar:

* De la Comisin IDH, el Informe n 35/96, caso 10.832, Luis Lizardo


Cabrera, Repblica Dominicana, 7 de abril de 1998, par. 85.

* Y del TEDH: plenario, Irlanda v. Reino Unido, sentencia del 18 de


enero de 1978, par. 162; Campbell y Cosans, sentencia del 25 de febrero de
1982, par. 26, entre otros.

Tambin se han sugerido como criterios vlidos para determinar si


ciertas conductas constituyen tortura, la vulnerabilidad en la que se encuentra
una persona detenida, la duracin del sufrimiento o la repeticin constante de
los actos de maltrato.

En este sentido tambin se han pronunciado diversos organismos


internacionales, como:

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* El TEDH en el caso Ribitsch v. Austria, sentencia del 4 de diciembre
de 1995, par. 38;

* Y la Corte IDH Loayza Tamayo vs. Per, sentencia del 17 de


septiembre de 1997 (fondo), par. 57; y Nios de la Calle (Villagrn Morales y
otros) v. Guatemala, sentencia del 19 de noviembre de 1999, par. 166, entre
otros.

Tomando estos parmetros como referencia no caben dudas de que los


padecimientos a los que fueron expuestas todas las personas recluidas en
Orletti constituyeron tormentos.

En efecto, la especial crueldad de las tcnicas de maltrato, sumado al


hecho de que se aplicaban varias de manera simultnea y de modo permanente
durante todo el cautiverio resulta determinante en este sentido.

Asimismo, lo que no debe perderse de vista es que toda esta estructura


puesta al servicio del sufrimiento, era apta para cumplir con el objetivo para el
que fue diseada, que no era nicamente satisfacer el sadismo de los
victimarios, sino fundamentalmente doblegar la voluntad de sus vctimas.

De este modo, las propias condiciones de detencin constituyeron de


por s un tormento fsico y psicolgico a la vez.

Al respecto debe tomarse en consideracin que la CorteIDH, en


diversos precedentes, entendi que el sometimiento a condiciones de
detencin como las descriptas, poda constituir una afectacin a los derechos
consagrados en la CADH.

As lo entendi, por ejemplo, en el caso Martitza Urrutia vs.


Guatemala, sentencia del 27 de noviembre de 2003, en el que las condiciones
fueron descriptas del siguiente modo:

* la detenida haba sido, cito, encapuchada, mantenida en un cuarto,


esposada a una cama, con la luz encendida y la radio a todo volumen, lo que
le impeda dormir.
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Adems, haba sido sometida a interrogatorios sumamente
prolongados, en cuyo desarrollo le mostraban fotografas de personas que
presentaban signos de tortura o haban sido muertos en combate y la
amenazaban con que as sera encontrada por su familia.

Igualmente, los agentes del Estado la amenazaron con torturar


fsicamente o con matar a miembros de su familia si no colaboraba69.

En este mismo sentido, en el caso Tibi v. Ecuador, sentencia del 7 de


septiembre de 200470; y luego en el caso Caesar v. Trinidad y Tobago,
sentencia del 11 de marzo de 200571, la CorteIDH sostuvo que:

mantener a una persona detenida en condiciones de hacinamiento,


con falta de ventilacin y luz natural, sin cama para su reposo ni condiciones
adecuadas de higiene, en aislamiento e incomunicacin o con restricciones
indebidas al rgimen de visitas constituye una violacin a su integridad
personal.

Este criterio no es ajeno a nuestra jurisprudencia nacional.

As, en su sentencia del 2 de diciembre de 1986, en la causa n 44, la


CNACCF consider que ciertas condiciones de cautiverio eran asimilables a
los padecimientos fsicos.

Puso como ejemplo de esas condiciones las amenazas de tortura,


escuchar durante lapsos prolongados los gritos de quienes estaban siendo
atormentados y el relato de vejaciones a personas de ntima relacin o la
promesa de hacerlo, entre otras.

Asimismo, en la sentencia dictada por el Tribunal Oral en lo Criminal


Federal n 2 en el marco del juicio celebrado en la causa conocida como ABO
I, confirmada por la CFCP, se estableci que la mera permanencia en ese CCD

69
Pargrafos. 85, 91, 92, 93 y especialmente 95.
70
Par. 150.
71
Par. 96.

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constitua el delito de imposicin de tormentos tal como estaba previsto en el
art. 144 ter, texto segn ley 14.616.

Para ello consider que:

la acumulacin de condiciones inhumanas a que fueron sometidos


los detenidos en el mismo -y que se materializara en forma similar en el resto
de campos que funcionaron en el pas configura un cuadro de padecimiento
extremo que se subsume en el concepto jurdico de tormentos,
independientemente de si en el caso concreto le fue aplicada a la vctima una
tcnica de tortura fsica particular.

Este fue tambin el criterio sustentado por este Tribunal en la sentencia


de la c. 1627, que tambin se encuentra firme.

Resulta claro, entonces, que las personas que permanecieron varios das
o semanas recluidas en Orletti en esas condiciones, fueron vctimas de
tormentos con un grado de intensidad superlativo.

Pero tambin lo fueron aquellas vctimas que permanecieron all


prisioneras un lapso menor, algunos varias horas, pues la particular intensidad
de la violencia ejercida sobre ellos, por su grado y caractersticas, excedi la
contemplado por el tipo legal de privacin ilegtima de la libertad.

Como adelantamos al describir cada uno de esos hechos, desde el


momento mismo del secuestro la detencin era inhumana.

Sres. Jueces: El grupo fuertemente armado que secuestraba lo haca en


el contexto del plan sistemtico de aniquilamiento de la poblacin.

Generalmente lo haca sin uniforme y de noche.

Adems, bajo la garanta, percibida por las vctimas, de no intervencin


de las fuerzas de seguridad.

A las personas se las maniataba, se las vendaba y/o encapuchada.


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De esa forma se los introduca a vehculos generalmente no
identificables y se los transportaba en la parte trasera sentados o acostados, o
en el bal, a un destino desconocido para las vctimas.

Ese destino fue Orletti, un CCD.

All, aislados e incomunicados, se los interrogaba y amenazaba de


manera constante en torturarlos y/o matarlos.

En algunos casos, de sufrir abusos sexuales.

Todo eso se haca con las personas vendadas y maniatadas.

O lo que es peor, en algunos casos se les sac las vendas que cubran
sus ojos, por lo que pudieron ver a sus captores y, adems, percibir que
estaban en un lugar clandestino, sin ventilacin ni luz natural; y sin ninguna
posibilidad de socorro, abandonados completamente a la decisin de
criminales.

Algunos pudieron ver, por ejemplo, el retrato de Hitler; o se les explic,


como en el caso de Brandoni, que sus actuales captores eran los mismos que
antes haban decretado su muerte.

Cuando las vctimas haban sido secuestradas en grupo, el aislamiento e


incomunicacin de las restantes aumentaba el martirio, al desconocer cul
haba sido su suerte.

Y todo eso se haca para doblegar sus voluntades.

Estos padecimiento, verificados en el juicio, como recin vimos fueron


algunos de los parmetros contemplados por la doctrina y la jurisprudencia
citadas para determinar que se estaba ante la presencia de aplicacin de
tormentos.

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Sres. Jueces; Respecto de las vctimas que estuvieron recluidas
ilegalmente por lapsos menores en Orletti, es la acumulacin de esos
padecimientos lo que transform en inhumana la condicin de la detencin.

Es desde esta perspectiva que, como adelantamos, entendemos que


todas las personas que permanecieron recluidas en Automotores Orletti
padecieron tormentos.

Ahora bien. Estos tormentos derivaban, entonces, de las condiciones


inhumanas de detencin a las que eran sometidas, y, adicionalmente, de la
aplicacin de mecanismos especficos de tormentos.

Esta mencin demuestra la independencia que existe entre ambas


formas de tormentos, y que, como veremos seguidamente, nos llevar a
sostener que, de verificarse ambas formas durante el cautiverio padecido por
una misma persona, deben aplicarse las reglas del concurso real.

Si existe independencia fsica, existe concurso real.

Por otra parte, estimamos, que no hay dudas de que los requisitos del
tipo subjetivo se encuentran cumplidos en este caso, pues, como
demostraremos, Furci conoca los padecimientos a los que eran sometidas las
personas recluidas en Orletti, y que con las conductas que realiz contribua al
funcionamiento de ese CCD.

V. Concurso.

Vamos a referirnos ahora al modo en que corresponde concursar estos


hechos.

En primer lugar, debe dejarse aclarado que cada uno de los delitos
concurre entre s de manera real, es decir, que la privacin ilegal de la libertad
de cada una de las vctimas constituye un hecho independiente, a los efectos
de las reglas del art. 55 del CP, aun cuando varios secuestros hayan ocurrido
en un mismo operativo.

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Asimismo, tambin corresponde aplicar las reglas del concurso real,
respecto de aquellos casos en que, adems de la privacin ilegal de la libertad
agravada, se ha acreditado e imputado la aplicacin de tormentos.

En efecto, se trata de dos hechos independientes, en los cuales se


encuentran en juego bienes jurdicos distintos y que, por ello, estn tutelados
en tipos penales distintos.

Pero adems, como ya hemos adelantado, entendemos que cada hecho


de tormentos que las vctimas padecieron, ya sea por aplicacin de mtodos
especficos de tortura o por el sometimiento a condiciones inhumanas de
detencin, tambin concurren entre s de manera real.

La razn por la cual corresponde considerar y valorar cada uno de los


tormentos de manera independiente ha sido explicada con mucha claridad por
Marcelo Sancinetti72, as que vale la pena escuchar sus palabras textuales:

de ninguna manera se debe propender a establecer un nexo de


continuidad en los hechos que son, de por s, independientes si el bien es
altamente personal y la reiteracin supone volver a poner a la vctima en una
nueva situacin de sufrimiento, como en el delito de violacin o en el de
aplicacin de tormentos.

De lo contrario, una vez que una persona ya ha sido violada o


atormentada, las veces restantes en que sea violada o torturada son
gratuitas desde el punto de vista politico-criminal .

Cierto es que en este debate, en algunos casos de reiteradas sesiones, en


las que, a una misma persona, se le aplicaron especficos mecanismos fsicos
de tortura como el submarino, los golpes, la colgada o la picana; o tortura
psicolgica, es difcil distinguir con precisin cundo estamos en presencia de
hechos con o sin solucin de continuidad.

72
Sancinetti, Marcelo A., Derechos Humanos en la Argentina Post-Dictatorial, Lerner Editores
Asociados, Buenos Aires, 1988, p. 48.

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Es por eso que en los casos en que hayamos advertido la aplicacin
nica o reiterada de algunos de esos procedimientos, lo tomaremos como un
nico hecho, que de manera independiente tambin concurre con las
inhumanas condiciones de detencin.

Sres. Jueces: Ya hemos explicado cules son los tipos penales


aplicables.

Por lo expuesto y dadas las limitaciones del objeto procesal,


calificamos los hechos objeto de este juicio de la siguiente manera:

1. Elba Luca Gndara Castroman,

2. Juan Alberto Filrtiga,

3. Cstulo Vera Bez,

4. Ary Cabrera Prates,

5. Jos Hugo Mndez Donado,

6. Francisco Edgardo Candia Correa,

7. Len Guadalberto Duarte Lujn,

8. Rubn Prieto Gonzlez,

9. Adalberto Soba,

10. Alberto Cecilio Mechoso Mndez,

11. Mara Emilia Islas Gatti de Zaffaroni,

12. Jorge Roberto Zaffaroni Castilla,

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13. Washington Cram Gonzlez,

14. Mara Claudia Garca Iruretagoyena de Gelman,

15. Jos Lus Appel,

16. Carmen Delard,

17. Mary Norma Luppi Mazzone,

18. Mara Cecilia Magnet Ferrero,

19. Ary Severo Barreto,

20. Cristina Magdalena Carreo Araya,

21. Florencio Bentez Gmez,

22. Oscar Ledesma Medina,

23. Rafael Antonio Ferrada,

24. Gustavo Inzaurralde,

25. Modesto Humberto Machado,

26. Alfredo Fernando Bosco Muoz,

27. Ada Margaret Burgueo Pereyra de Vattino,

28. Luis Arnaldo Zaragoza Olivares,

29. Walner Ademir Bentancour Garin,

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30. Flix Antonio Rodrguez Liberto,

31. Susana Elena Ossola de Urra,

32. Oscar Julin Urra Ferrarese,

33. Nstor Rodas,

34. Washington Fernando Hernndez Hobbas,

35. Elena Paulina Lerena Costa de Corchs,

36. Beatrz Lourdes Hernndez Hobbas,

37. Ileana Sara Garca Ramos de Dossetti,

38. Julio Csar D Ela Pallares,

39. Antonio Maidana,

40. Emilio Roa Espinosa,

41. Juan Humberto Hernndez Zaspe,

42. Ral Edgardo Borelli Cattaneo,

43. Lourdes Hobbas Bellusci,

44. Luis Alfredo Espinoza Gonzlez,

45. Mara Rosa Silveira Gramont,

46. Jos Luis Urtasn Terra,

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47. Flix Manuel Bentn Maidana y

48. Edgardo Enrquez Espinosa...

***fueron vctimas del delito de privacin ilegal de la libertad


doblemente agravada, por haber sido cometidas por funcionarios pblicos en
abuso de sus funciones y sin las formalidades prescriptas por la ley; y haberse
ejecutado con violencia y amenazas (art. 144 bis inc. 1 y ltimo prrafo -texto
segn ley 14.616-, en funcin del art. 142 incs. 1 texto segn ley 20.642,
ambos del CP).

Por su parte:

1. Jorge Washington Prez Rossini,

2. Jorge Washington Prez,

3. Mara del Carmen Martnez Addiego,

4. Ana Mara Salvo Snchez,

5. Mara Elena Laguna,

6. Graciela Rutilo Artes,

7. Efran Fernando Villa Isola,

8. Marta Bianchi,

9. Luis Brandoni, y

10. Mara del Carmen Otonello...

***fueron vctimas del delito de privacin ilegal de la libertad


doblemente agravada, por haber sido cometidas por funcionarios pblicos en
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abuso de sus funciones y sin las formalidades prescriptas por la ley; y haberse
ejecutado con violencia y amenazas (conforme los arts. del CP citados), en
concurso real con un hecho constitutivo del delito de tormentos por las
condiciones inhumanas de detencin a las que fueron sometidos durante sus
cautiverios en Orletti (art. 144 ter primer prrafo, texto segn ley 14.616).

Adems,:

1. Orlinda Brenda Falero Ferrari,

2. Jos Luis Muoz Barbachan,

3. Gerardo Francisco Gatti Antua,

4. Julio Csar Rodrguez Rodrguez,

5. Mnica Solio,

6. Cecilia Irene Gayoso,

7. Enrique Rodrguez Larreta Martnez,

8. Raquel Nogueira Pauillier,

9. Enrique Rodrguez Larreta Piera,

10. Ral Altuna Facal,

11. Mara Margarita Michelini Delle Piane,

12. Sergio Lpez Burgos,

13. Eduardo Dean Bermdez,

14. Ana Ins Quadros,


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15. Asil Maceiro,

16. Sara Rita Mndez,

17. Laura Anzalone,

18. Jos Flix Daz,

19. Mara Elba Rama Molla,

20. Alicia Raquel Cadenas Ravela,

21. Ariel Rogelio Soto Loureiro

22. Edelweiss Zahn Freire,

23. Vctor Hugo Lubin Pelez,

24. Marta Petrides,

25. Gastn Zina Figueredo,

26. Nora Eva Gelman,

27. Luis Edgardo Peredo,

28. Victoria Grisonas,

29. Beatriz Victoria Barboza,

30. Francisco Javier Peralta,

31. Alvaro Nores Montednico,

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32. Jess Cejas Arias,

33. Cresencio Nicomedes Galaena Hernndez,

34. Carlos Hiber Santucho,

35. Manuela Santucho,

36. Cristina Silvia Navaja,

37. Nstor Adolfo Rovegno,

38. Carolina Sara Segal,

39. Guillermo Daniel Binstock,

40. Ubaldo Gonzlez,

41. Raquel Mazer,

42. Dardo Albeano Zelarayn,

43. Gustavo Gay,

44. Ana Mara del Carmen Prez,

45. Luis Alberto Morales,

46. Nidia Beatriz Saenz,

47. Jos Ramn Morales,

48. Jos Ramn Morales (hijo),

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49. Graciela Luisa Vidaillac, y

50. Elsa Graciela Vergara

***fueron vctimas del delito de privacin ilegal de la libertad


doblemente agravada, por haber sido cometidas por funcionarios pblicos en
abuso de sus funciones y sin las formalidades prescriptas por la ley; y haberse
ejecutado con violencia y amenazas, en concurso real con dos hechos de
tormentos que tambin concurren entre s en forma material, uno por
aplicacin de mtodos especficos de tortura y otro por las condiciones
inhumanas de detencin a las que fueron sometidos durante sus cautiverios en
Orletti (conforme los arts. ya citados).

Elizabeth Prez Lutz fue vctima del delito de privacin ilegal de la


libertad triplemente agravada, por haber sido cometida por funcionarios
pblicos en abuso de sus funciones y sin las formalidades prescriptas por la
ley; haberse ejecutado con violencia y amenazas y por haber durado ms de un
mes, en concurso real con un hecho constitutivo del delito de tormentos por
las condiciones inhumanas de detencin a las que fue sometida durante su
cautiverio en Orletti (en funcin de los arts. citados).

1. Mara del Pilar Nores Montednico,

2. Jorge Ral Gonzlez Cardozo,

3. Ricardo Alberto Gay,

4. Jos Luis Bertazzo,

5. Patricio Biedma, y

6. Marcelo Gelman

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***fueron vctimas del delito de privacin ilegal de la libertad
triplemente agravada, por haber sido cometidas por funcionarios pblicos en
abuso de sus funciones y sin las formalidades prescriptas por la ley; haberse
ejecutado con violencia y amenazas y por haber durado ms de un mes, en
concurso real con dos hechos de tormentos que tambin concurren entre s en
forma material, uno por aplicacin de mtodos especficos de tortura y otro
por condiciones inhumanas de detencin a las que fueron sometidos durante
sus cautiverios en Orletti (conforme los arts. del CP ya citados).

Miguel ngel Furci

I. Imputacin

Sres. Jueces: Vamos ahora a tratar la responsabilidad de Miguel ngel


Furci.

El Fiscal de instruccin le imput la privacin ilegal de la libertad -


agravada por mediar violencia o amenazas- reiterada en sesenta y siete
ocasiones (67) y por prolongarse ms de un mes en siete (7) casos Pilar
Nores, Elizabeth Prez Lutz, Jorge Ral Gonzlez, Ricardo Alberto
Gay, Jos Luis Bertazzo, Patricio Biedma y Marcelo Gelman-, todas
ellas en concurso real con la aplicacin de tormentos.

Todas estas personas, de acuerdo a lo que se acredit en este debate,


permanecieron ilegalmente privadas de su libertad en Automotores Orletti en
algn momento entre el 9 de junio y el 3 de noviembre de 1976, donde fueron
sometidas a tormentos y a condiciones inhumanas de detencin.

II. Anlisis documentacin de la SIDE. Cargos, destinos y licencias

Ya hemos descripto en detalles los hechos que damnificaron a esas 67


vctimas.

Tambin detallamos la estructura orgnica de la SIDE, donde Furci


prest servicios, y las caractersticas de funcionamiento de Automotores
Orletti.
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Por lo tanto, vamos a concentrarnos ahora en el anlisis de la
responsabilidad de Furci.

Lo primero que tenemos que decir sobre esto es que en este juicio se
demostr que durante 1976, y ms concretamente durante el espacio temporal
afectado por la imputacin, que va desde junio a noviembre de ese ao,
Miguel ngel Furci se desempe como agente civil de inteligencia en la
SIDE.

Este no es un punto controvertido.

Surge tanto de su legajo personal, de las actuaciones reservadas de la


SIDE, como de los propios dichos del imputado.

Pero para poder determinar con precisin qu funciones cumpli en esa


institucin en el perodo que interesa a este juicio, debemos examinar
detalladamente qu elementos se incorporaron al debate y qu conclusiones
debemos extraer de esos elementos.

Furci haba ingresado a la SIDE en 1971.

De acuerdo de las correspondientes fojas de calificacin, para principios


de 1976, y desde agosto de 1975, revistaba en la Direccin de Operaciones
Tcticas I, cuya sigla de cobertura era A.III.I, ms concretamente dentro de la
Divisin Interior denominada A.III.I.c.

Como ya explicamos, la Direccin A.III.I dependa de la Direccin III


de Operaciones Informativas (A.III.A) que a su vez dependa orgnicamente
de la Subsecretara A.

A fs. 281/292 del Legajo de actuaciones reservadas de la SIDE de la


causa 1627, hay un informe al que se adjunta un listado de personal que en
algn momento entre 1976 y 1983 prest funciones en la base de la OT I,
localizada en la interseccin de las calles Billinghurst y Las Heras de esta
Ciudad.

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All aparece Furci.

Pero en ese listado tambin encontramos a otras personas que fueron


identificadas como partcipes en los hechos que son objeto de debate y
vinculados a la Banda de Gordon, como Eduardo Ruffo, los hermanos
Escobar, Csar Estanislao Albarracn, Juan Rodrguez y Patricio Finnen.

A excepcin de Ruffo que estaba asignado a la OT I, todos los


nombrados se encontraban formalmente asignados a la OT 18, tal como se
desprende de sus respectivos legajos.

La vinculacin de estas personas a la Banda de Gordon, se


desprende, entre otros elementos, del Sumario Militar n 4I7, y por supuesto,
de la sentencia de este mismo Tribunal en la causa n 1627.

Furci prest funciones en la Divisin interior desde agosto de 1975,


hasta febrero de 1976.

En ese perodo, fue calificado en dos oportunidades en las que, en


primera instancia, lo calific el Jefe de la Divisin Interior, nombre supuesto
Daniel Bentez.

De acuerdo a lo que inform la SIDE, Daniel Bentez sera el nombre


supuesto de Douglas Beauchamp que ingres a la SIDE en el 1984 y fue dado
de baja a fin del mismo mes de su ingreso, lo que evidentemente no concuerda
con la informacin que surge del legajo de Furci.

En segunda instancia, lo calific el jefe de la Direccin, nombre


supuesto Jos Pealoza, quien, tal como se comprob oportunamente, era el
fallecido Vicecomodoro Nstor Guillamondegui.

Observamos que en ambas oportunidades Furci recibi excelentes


calificaciones:

La primera es una calificacin denominada complementaria; y abarca el


perodo que va desde el 18 de agosto al 15 de octubre de 1975.
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En ella, Bentez dej asentado que Furci se desempeaba haca poco
tiempo en el grupo gremial y, entre otras alabanzas, seala que este leal
colaborador le merece el ms elevado concepto.

La segunda instancia coincide con la calificacin acordada.

En la segunda evaluacin, que es la denominada anual aunque en


realidad corresponde al perodo que va desde el 15 de octubre de 1975 al 3 de
febrero de 1976, Bentez mantuvo su calificacin anterior y Guillamondegui
acuerda, agregando que es un excelente empleado.

En este punto Furci pas al mbito de la Ayudanta General de la SIDE


con el cargo de Custodio, orgnicamente subordinado al Ayudante
Secretario, es decir al ayudante del entonces Secretario, Carlos Otto Paladino.

Debemos mencionar que previo a su paso por la OT 1, Furci ya haba


cumplido funciones de custodia, tal como puede observarse en algunas de
fojas de calificacin anteriores.

A fs. 54 del legajo obra el memo del 20 de febrero de 1976 por el que se
inform del pase al departamento de Personal de la SIDE, el que dice que
Furci fue dado de alta en la Ayudanta General.

De acuerdo a su foja de servicios agregada al legajo de actuaciones


reservadas de la causa n 1976, el pase se habra efectivizado el 4 de
febrero.

Durante su desempeo en esa seccin, que se extiende hasta el 22 24


de septiembre de ese ao, fue calificado tambin en dos oportunidades: una
calificacin anual y una parcial.

La primera est firmada nicamente por el Ayudante Secretario Ricardo


Pea, respecto de quien la SIDE inform en el legajo de actuaciones
reservadas que no constan registros de que haya prestado funciones en ese
organismo.

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Pea seal respecto de Furci que, y cito:

Trata dentro de su posibilidad de satisfacer las necesidades del


servicio.

Por la cultura general que posee es un agente que se puede


desempear tanto operativamente como as tambin en cualquier trabajo
administrativo.

En esa foja de calificacin, en la que Furci ya apareca con el nombre


supuesto de Marcelo Fillol, que es el que le fue asignado, constan, adems,
dos sanciones disciplinarias.

La primera, de un da anterior al inicio del perodo de calificacin, esto


es del 3 de febrero de 1976, es decir, cuando revistaba en la OT I, y en la que
fue reprendido por haber sido negligente en la conservacin de
documentacin a su cargo.

En otra foja del legajo, aparece la nota por la que se informa al respecto
y est firmada por el Jefe de A.III.I, Pealoza: es decir, Guillamondegui.

La segunda sancin, del 30 de agosto de 1976, le fue impuesta por el


propio Paladino (ver fs. 52 del legajo), e implic una suspensin de 5 das, y la
razn que se seala es la siguiente, cito:

integrando la custodia del suscripto, haber hecho abandono


temporario de la guardia del lugar, donde se encontraba el mismo, sin
autorizacin ni causa justificada.

De esta nota surge tambin que en igual oportunidad se le aplic la


misma sancin, por el mismo motivo, al agente de nombre supuesto Nuncio
Guerra que es en realidad Nuncio Ponciano Garzilli, lo que advertimos que
coincide con las constancias de su legajo personal, que tambin fue
incorporado al juicio.

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Esta es la persona a la que Furci se refiri en su indagatoria como el
Tano Guerra, quien tambin se desempeaba en el cargo de custodio
asignado a la Ayudanta General.

Esto se desprende tanto de su legajo como del listado de custodios del


Secretario durante 1976, confeccionado por la SIDE, y que obra a fs. 213 del
legajo de actuaciones reservadas, donde aparecen tanto Furci como Garzilli.

Garzilli tambin haba sido asignado a esa dependencia en la misma


fecha en la que lo haba sido Furci, y al igual que l provena de la Direccin
de Operaciones Tcticas I, donde su superior orgnico era Guillamondegui.

Volviendo a la sancin, advertimos que quien comunic al respecto al


Departamento de Personal es nuevamente Ricardo Pea, Secretario Ayudante,
que es la misma persona que lo califica en el perodo al que nos estamos
refiriendo.

De las planillas de licencias y suspensiones de Furci agregadas a fs.


229/232 del legajo de actuaciones reservadas de la causa n 1976, se advierte
que los 5 das de suspensin se aplicaron desde el 30 de agosto de 1976.

Finalmente, en esta foja de calificacin consta que en este perodo Furci


goz de 20 das de licencia anual, aunque no dice en qu momento ello se
produjo.

Ello se desprende sin embargo de las planillas de licencias y


suspensiones a las que acabamos de hacer referencia.

All se advierte que el 23 de abril de 1976 tom licencia anual


correspondiente a 1975 por 20 das, la que fue interrumpida por razones
del servicio el 11 de mayo de 1976.

Los 10 das no gozados los habra tomado desde el 13 de julio de


1976 hasta el 23 de ese mismo mes y ao.

Pgina 1369 de 1891


Continuando con el legajo de Furci, vemos que entre fines de
septiembre y principios de octubre de 1976, su situacin de revista vuelve a
cambiar.

Fue nuevamente asignado a la Direccin de Operaciones Tcticas I bajo


las rdenes de nombre supuesto Arturo Del Viso, que, como ya sabemos, es
Visuara, quien reemplaz a Guillamondegui en ese cargo.

En efecto, del memo de fs. 55 del legajo fechado el 6 de octubre de


1976 y firmado por Arturo Del Viso, es decir, Visuara, se solicita que tanto
Furci como Garzilli, quien tambin fue nuevamente asignado a la OT I,
siguieran percibiendo una bonificacin por actividad riesgosa que venan
cobrando desde su destino anterior.

De acuerdo a lo que surge de la resolucin 765/75 de la SIDE agregada


a fs. 125/8 del legajo de actuaciones reservadas de la causa n 1976, dicha
bonificacin le corresponda tanto a los custodios (art.1, inc. c), como a los
agentes secretos del subcuadro C-2 cuyas tareas especiales fueran de
carcter operativo, especficas y en forma permanente, fuera de la sede central
del organismo, o en lugares encubiertos, en que se realizaran tareas operativas
y/o de seguridad (art. 2), entre algunos otros supuestos.

Como puede advertirse entonces, tal bonificacin le corresponda a


Furci tanto durante su asignacin a la custodia como en su retorno a la OT I,
dado que en efecto era un agente secreto operativo del subcuadro C-2 y,
evidentemente, como veremos, cumpla funciones fuera de la sede central de
la SIDE.

Es por esto que Visuara solicita que tanto Guerra (Garzilli) como Fillol
(Furci), continen cobrando la bonificacin, y habla de un quince por ciento
adicional.

Debemos destacar ese porcentaje porque, segn esa misma resolucin,


es el porcentaje que les corresponda como agentes secretos operativos y no
como custodios.

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A los custodios se les pagaba slo el diez por ciento.

En cuanto a la fecha del pase, debemos tener en cuenta que de su foja de


servicios agregada al legajo de actuaciones reservadas, se desprende que el
pase desde la Ayudanta General a la OT I, se produjo a partir del 24 de
septiembre de 1976.

Y en el legajo de Garzilli, encontramos que a fs. 24 obra un memo


dirigido por la Ayudanta General al Departamento de Personal, fechado el 24
de septiembre, que refiere que por resolucin de Sr. S (Paladino), Garzilli y
otro agente cuyo nombre aparece testado, pero que evidentemente es Furci,
han pasado a depender de A.III.

En la foja de calificacin complementaria por pase del superior


inmediato que se encuentra en el legajo de Furci y que corresponde al perodo
que va desde octubre de 1976 al 5 de septiembre de 1977, se seala que su
cargo en la Direccin A.III.I es el de Agente secreto de vigilancia.

En ella se seala que es, cito, un agente capaz que cumple con empeo
las exigencias del servicio (y que) posee seguridad en sus decisiones.

En esta misma foja de calificacin complementaria es donde


encontramos, adems, una felicitacin por la realizacin del Operativo
ORO, de acuerdo a Orden del Da 43/76.

Esa Orden del Da, fechada el 5 de noviembre de 1976, est agregada al


legajo de actuaciones reservadas de la SIDE de la causa n 1627.

En ella Roberto Oscar Terrile, entonces Jefe de la Subsecretara A de


SIDE, de la que, como ya dijimos, depende la Direccin III, de la que a su vez
depende la Direccin de Operaciones Tcticas I, afirma que, cito:

se complace en felicitar en forma muy particular al personal del


Departamento A.III.I. que intervino en el Operativo Oro, obteniendo
resultados sumamente exitosos.

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Destaca asimismo, la observancia estricta de las rdenes de detalle
impartidas, lo que pone de relieve la alta eficiencia del mencionado personal
y su disciplina para el trabajo, lo que contribuye a prestigiar a la Secretara
de Inteligencia de Estado.

Adems de Furci, sabemos que al menos recibieron tambin esta


felicitacin, su compaero en la custodia, Nuncio Garzilli, y los agentes de la
OT 1.8 Patricio Finnen, Csar Estanislao Albarracn, Juan Rodrguez y
Enrique Escobar

En todos estos casos, advertimos, adems, que dicha felicitacin fue


inscripta en una foja de calificacin correspondiente al perodo que va de
octubre de 1975 a octubre de 1976, en la que se indica como destino A.III.I, y
cuyo calificador en primera instancia es nada ms y nada menos que el agente
de nombre supuesto Gastn Camot, cuyo sello indica Jefe OT 18, y que
no es otro que Marcos Calmn, quien como sabemos ejerci el mando de la
OT 1.8 junto con Cabanillas.

Sres. Jueces: esto significa que en una fecha anterior y cercana al 5 de


noviembre, Furci particip en un operativo antisubversivo junto con, al
menos, cuatro miembros de la OT 1.8.

Sobre Garzilli, el compaero de Furci que a lo largo de 1976 sigui su


mismo derrotero, tal como pudimos observar en su legajo y como Furci relat,
es necesario mencionar que a lo largo de su legajo encontramos sugerentes
referencias al tipo de actividad que realiz como agente civil operativo.

Dichas referencias se encuentran vinculadas a una afeccin cardaca que


padeci, que motiv sucesivas licencias mdicas, y que eventualmente
determin su alejamiento definitivo de la institucin.

En efecto, en su legajo se advierte que en mayo de 1979 Garzilli


padeci un infarto cuyos efectos perduraron durante varios aos, pero que, de
acuerdo a los dictmenes que encontramos, se vieron agravados por, y cito,

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la persistencia de trastornos psicolgicos vinculados con las
actividades del servicio que oportunamente realizara (memo de fs. 94).

Es por eso que la resolucin que aparece a fs. 95/6 se declara que la
afeccin cardaca que tiene fue ocasionada por actos de servicio.

Concretamente, all se seala lo siguiente:

segn informe de la Divisin Sanidad, en el presente caso se ha


demostrado clara y exhaustivamente el desempeo en tareas operativas en
situaciones de tensin no habituales y con ello las bases para considerar
que la agravacin de la enfermedad coronaria subyacente guarda relacin
con los actos de servicio.

A ello se suma el memo de fs. 140/1 relativo a la junta mdica y su


dictamen de incapacidad, que en el punto 4 se seala que es necesario contar
con una evaluacin psiquitrico-psicolgica por, y cito:

la circunstancia de haber sido el paciente personal operativo, ser


considerado a travs de una exhaustiva investigacin sumarial de haber
estado sometido a stress emocional crnico y en su dictamen mdico-legal
por dichas razones propuesto para determinar que el agravamiento de su
afeccin coronaria guarda relacin con los actos de servicio.

Estas constancias permiten determinar claramente que se trata de


actividades realizadas en su carcter de agente operativo y que tuvieron lugar
durante el perodo en que se desempe en la Direccin de Operaciones
Informativas de la SIDE.

Volviendo a Furci, del anlisis de su legajo, encontramos que el 31 de


diciembre de 1976 fue ascendido de la categora 14 a la categora 13 (ver fs.
59).

De ah en adelante sigui revistando en la Direccin A.III.I, con el


mismo cargo al menos hasta octubre de 1977, y en sus sucesivas fojas de
evaluacin fue calificado en primera instancia por el agente de nombre
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supuesto Claudio Oscar Ojeda, Subjefe A de esa Direccin, quien, como
sabemos, es Washington Salvadores, y en segunda instancia por Arturo Del
Viso, o sea, Visuara.

En adelante, y al menos hasta 1982 prest servicios en esa misma


dependencia, aunque con diferentes cargos, entre los que se encuentra el de
Jefe de Equipo (perodo 1977-1978) y agente operativo (perodo 1979-
1982).

Debemos mencionar que en la foja de calificacin del 81 al 82, uno de


sus calificadores destaca su vasta experiencia en tareas operativas y su
lealtad como colaborador.

De lo expuesto hasta aqu, podemos decir que, adems del hecho de que
Furci estaba efectivamente destinado a la SIDE durante el perodo
imputado, a partir del anlisis de la prueba remitida por ese organismo, se
encuentra acreditado que:

* Durante una buena parte de su carrera Furci integr la Direccin


de Operaciones Tcticas I como agente civil de inteligencia, dependiendo
de Guillamondegui primero y de Visuara despus, quienes lo calificaron
sucesivamente;

* Adems, desde ese lugar, y en el marco de su rol como agente de


inteligencia cumpli fundamentalmente funciones operativas.

Ello se desprende tanto de los cargos que le fueron asignados como del
contenido de las calificaciones que recibi a lo largo de los aos, tanto antes
como despus de 1976, y en especial de la felicitacin por su intervencin en
el Operativo Oro.

* Asimismo, advertimos que entre sus compaeros de la OT I, se


encuentran personas cuya vinculacin con la OT 1.8 y la banda de
Gordon ha sido acreditada:

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Eduardo Ruffo, Juan Rodrguez, Csar Albarracn, los hermanos
Enrique y Rubn Escobar y Patricio Finnen, y vimos que muchos de ellos, al
igual que Furci, fueron felicitados por el Operativo Oro mientras estaban
asignados formalmente a la OT 18;

* Por otra parte, observamos que durante la mayor parte de 1976, ms


concretamente entre febrero y fines de septiembre, fue asignado a la custodia
de Carlos Otto Paladino, junto con Nuncio Garzilli, otro integrante de la OT
I, tambin agente operativo dependiente de Guillamondegui.

* Y advertimos tambin que la SIDE registr que dentro del perodo


imputado Furci habra gozado de diez das de licencia que van desde el 13 de
julio al 23 de ese mismo mes de 1976.

Este punto lo trataremos ms adelante.

Avanzaremos ahora sobre el resto de la prueba, ya que la


documentacin remitida por la SIDE no constituye toda la prueba que debe ser
analizada.

III. Qu significa ser de la OT I y qu significa ser Custodio.

Sres. Jueces: Dijimos que durante el perodo imputado, y siempre de


acuerdo a documentacin remitida por la SIDE, Furci fue agente de
inteligencia de la OT I y miembro de la custodia de Paladino.

Corresponde entonces que nos preguntemos qu signific en ese


momento ocupar esos cargos en esos destinos dentro del organismo.

Para responder a ese interrogante, lo primero que debemos decir en


cuanto a la OT I, es que esta dependencia de la SIDE ejecutaba operaciones
de inteligencia.

A fs. 281/292 del legajo de actuaciones reservadas hay un informe de la


SIDE relativo a cules eran las tareas del Departamento Operaciones de
Inteligencia, que, segn surge del mismo informe, se asimila a la OT.I.
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Su misin consiste en obtener informacin sobre los componentes del
mbito interno a fin de contribuir al cumplimiento de la misin de la
Direccin de Reunin Interior.

Sus tareas, en lo que aqu interesa, incluyen el planificar y ejecutar los


procedimientos de reunin de informacin sobre los componentes poltico,
econmico, social, psicolgico, cientfico, tecnolgico y subversivo del rea
interior;

*planificar y ejecutar las actividades especiales de inteligencia que se


ordenen; remitir la informacin obtenida a la Central de Reunin;

*mantener relaciones con la Comunidad Informativa en el rea de


su responsabilidad;

*y adoptar medidas de contrainteligencia referidas a las personas,


documentacin y material, a las instalaciones y a los sistemas tcnicos
empleados.

Sobre esto, es decir, sobre las funciones ejecutadas por la OT I,


contamos tambin con el informe de calificacin agregado a fs. 96/7 del legajo
de Guillamondegui.

En ese informe, su superior, Carlos Michel, Jefe de la Direccin de


Operaciones Informativas, dej asentado lo siguiente, lo cito:

Se desempe en el departamento que tiene a su cargo el combate de


primera lnea en la lucha contra el enemigo subversivo.

En el ejercicio del mando no tuvo fallas, evidenciando valor ante el


riesgo, serenidad y mesura en la conduccin e inteligencia en el empleo de la
iniciativa y en las resoluciones.

Y como ya explicamos, a ello se agrega el Sumario de la IVta Brigada


de Infantera Aerotransportada n 4I7, del que se desprende que la Base OT
1.8, esto es, Orletti, dependa de la OT I, y estaba integrada por personal de
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esa misma dependencia, entre los que se cuenta a Csar Estanislao Albarracn,
Rubn Hctor Escobar, Enrique Osvaldo Escobar, Juan Rodrguez, y Eduardo
Ruffo, entre otros.

De ese sumario tambin surge que la base estaba integrada adems por
personal inorgnico que dependa de Anbal Gordon y que haba sido
agregado, contratado, para formar parte de ella.

Asimismo, y en lo que aqu interesa, se desprende que, adems de la


actividad operacional antisubversiva de la SIDE, este grupo a la vez
efectuaba funciones de escolta y custodia personal del entonces Secretario
de Inteligencia del Estado.

Y en este mismo sentido, debemos mencionar la declaracin indagatoria


de Visuara del 5 de septiembre de 2006 que fue incorporada a este juicio.

Dejando de lado el intento del entonces imputado por desvincularse a l


mismo y a Cabanillas de los delitos llevados a cabo desde la base OT 18, esta
declaracin resulta til para esclarecer este aspecto.

All Visuara expres que el Departamento A.III.I

era un departamento de reunin de informacin que adems realizaba


tareas de seguridad y apoyo a otras dependencias de la Secretara.

Y agreg que esas tareas de seguridad consistan en dar seguridad a


funcionarios, dar seguridad a visitas extranjeras.

Adems, atribuy a Cabanillas la seguridad del Secretario de la SIDE, y


dijo que por esta razn se encargaba de hacer los trayectos para sus traslados,
aunque, por supuesto, neg que el personal que intervena en ellos, es decir, su
custodia mvil, tuviera algo que ver con la OT I, con l o con Cabanillas.

Por el contrario, afirm que ese personal era inorgnico, que vena de
afuera, que no era suyo.

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Se incorporaron copias certificadas del Tribunal de Honor del Ejrcito
Argentino efectuado contra Gral. de Divisin Eduardo Rodolfo Cabanillas,
agregadas a fs. 5264/5367 de la causa n 1504.

De acuerdo con lo que venimos analizando, all Cabanillas, quien,


recordemos, fue condenado por este mismo Tribunal por su responsabilidad en
los hechos que son objeto de este debate, afirm que controlaba la seguridad
fija y permanente que tena da y noche el Jefe de la SIDE en su casa de
Olivos, as como sus traslados desde su domicilio al edificio central y
viceversa, y otros desplazamientos.

Tambin sostuvo que las custodias que llevaban a cabo esas tareas,
estaban a cargo de civiles que tenan dependencia directa del Jefe de la SIDE.

Cuando los miembros del Tribunal de honor le preguntaron sobre su


conocimiento sobre la existencia de Automotores Orletti, dijo que conoci por
comentarios aislados e inconexos de personal civil que lo acompaaba en
las custodias y seguridad del jefe de la SIDE, la existencia de un LRD
(por Lugar de Reunin de Detenidos) que ellos llamaban Jardn y que
dependa directamente del SIDE.

Pese a lo que acabamos de expresar, sobre esta funcin de Cabanillas y


de la OT I.8, en la sentencia de la causa n 1627 se sostuvo que la presunta
actividad de custodia del jefe de la SIDE, cito,

no se condice con el hecho de que fuera calificado por los superiores


a cargo de la OT 1 (Guillamondegui y Visuara) y de la Direccin de
Operaciones Informativas (Michel), sectores que en absoluto tenan
asignadas tareas de proteccin personal.

Y se agreg, que, por el contrario,

segn la Resolucin S N 643/76, del 20 de agosto de 1976 es


decir a los pocos das de ingresado Cabanillas al organismo-, la
CUSTODIA (sigla de encubrimiento S.AG.2.) se ubicaba en el
organigrama de la SIDE como dependiendo directamente de la Ayudanta

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General, o sea sin estar bajo la rbita de alguna de las Subsecretaras A,
B o C (cfr. Anexo 1 de dicha Resolucin).

En definitiva, se afirm que se trataba de un vano intento del imputado


de eludir su responsabilidad.

Sobre esto, consideramos que a partir de la prueba producida en este


debate, debemos hacer las siguientes observaciones.

Entendemos, a partir de un anlisis integral de la prueba de cargo


existente en este juicio -anlisis que en seguida continuaremos desarrollando-,
que es correcto lo que se sostuvo en el punto en el que, a travs de sus dichos
Cabanillas, y tambin Visuara, como vimos, pretendieron desvincularse de
sus respectivas responsabilidades como superiores del personal de la OT 18
que llev a cabo los delitos que son objeto del juico.

Tambin, a nuestro modo de ver, es correcto que en el organigrama de


la SIDE la custodia se ubica dependiendo directamente de la Ayudanta
general del Secretario, la cual, a su vez, depende directamente de l; y en
efecto, la custodia no aparece en ese organigrama vinculada a la OT I.

Sin embargo, consideramos que en este debate se ha probado que estas


circunstancias no impidieron que la OT 1.8, durante el perodo en que
existi, se haya ocupado tambin, adems de las actividades netamente
represivas, de la seguridad de Paladino.

De hecho, como vimos, esto se desprende no slo de las declaraciones


de Cabanillas y Visuara, sino tambin de las constancias del Sumario militar
n 4I7, especialmente de la declaracin de Nieto Moreno, e incluso, de la
indagatoria brindada por el propio Furci ante este Tribunal.

l mismo afirm que en la custodia mvil de Paladino haba personal


proveniente de la cueva de Venancio.

Y ello resulta verosmil si tenemos en cuenta, adems, otras dos


circunstancias.
Pgina 1379 de 1891
Por un lado, la ntima relacin que exista entre Paladino y el personal
de la OT 1.8

Por el otro, un dato que tambin fue aportado por el propio Furci, y que
es que a principios de 1976 se produjo un atentado contra la madre de
Paladino, lo que evidentemente debe haber motivado que se ampliara el
personal puesto a disposicin de su seguridad.

En este sentido, se debe tener en cuenta tambin que de las constancias


de la causa principal, sumadas al legajo de Csar Enciso, se desprende que
esta persona fue integrante de la banda de Gordon antes y despus de la
existencia de la OT 1.8, era el yerno de Paladino, y durante 1976 tambin tuvo
funciones de custodia del Secretario, sin perjuicio de lo cual formalmente
estuvo asignado a la OT I.

Es que, tal como afirm Visuara en su indagatoria, quien record que


Furci era empleado de la Direccin A.III.I, cito,

a los empleados de la Secretara uno los puede poner en cualquier


lado; cumpliendo funciones propias de la Divisin a que fuera asignado.

Y no hay dudas de que el Secretario de la SIDE poda poner en su


custodia a quien a l mejor le pareciera, sin importar la dependencia donde se
hallaba designado, ni si era o no personal orgnico.

Donde fuera que la persona que integrara su custodia estuviera


destinada, lo que importaba era que se tratase de personal de la mayor
confianza del Secretario, especialmente durante un ao como 1976 en el que
las fuerzas consideraban que los atentados contra figuras militares y policiales
estaban a la orden del da.

Y no debe olvidarse que a partir de la prueba de este juicio, se ha


demostrado no slo la ntima relacin que exista entre Paladino y la banda de
Gordon y el resto de los integrantes de la OT 1.8, sino tambin, y lo que no es
menor, su concurrencia a Automotores Orletti, a donde evidentemente, al
igual que a cualquier parte, era acompaado por su custodia mvil.

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A su presencia en ese lugar se refirieron los testigos Margarita
Michelini, Mara del Carmen Martnez, Sara Mndez, Cecilia Gayoso, Mnica
Solio, Ana Quadros, Alicia Cadenas, Mara del Pilar Nores y Sergio Lpez
Burgos.

Entonces, de lo expuesto hasta aqu, podemos concluir lo siguiente:

* La OT 1, donde Furci revist hasta febrero y desde fines de


septiembre de 1976, estaba encargada de llevar adelante operaciones
antisubversivas.

* De ella dependa la OT 1.8, integrada por personal orgnico de la


OT I, e inorgnico al mando de Anbal Gordon.

* Ese personal, adems de las operaciones represivas que desarrollaba,


tena la funcin de proveer a la seguridad del Secretario de la SIDE.

* Esta ltima funcin fue ejercida por personal asignado a la OT I.8,


que entre otras cosas, para ello se constitua como custodia fija y mvil del
Secretario.

* Y tambin fue ejercida por el personal destinado formalmente al


rea de custodia, y que orgnicamente dependa del Secretario, a travs del
Ayudante General, donde justamente Furci prest funciones entre febrero
y septiembre de 1976.

* Paladino, adems, concurra a Automotores Orletti, a donde


evidentemente tambin iba su custodia.

IV. Su indagatoria

Sobre esta base, veamos ahora cul es la versin de los hechos que nos
proporcion Furci en su declaracin indagatoria ante este Tribunal.

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En ella Furci reconoci su asignacin a la SIDE durante el perodo
imputado, e incluso la utilizacin por su parte del nombre de cobertura
Marcelo Fillol.

Hizo un raconto de su carrera en la SIDE, previo al 76, y en


concordancia con lo que venimos afirmando, seal que trabaj en la sede de
la OT.I. ubicada en Las Heras y Billinghurst de esta Ciudad.

De acuerdo a lo que manifest, trabaj all hasta que entre el 20 y el 24


de marzo pas a la Ayudanta General, como custodio de Paladino.

Sobre sus tareas en ese destino, explic que formaba parte de la custodia
mvil de Paladino que involucraba tres automviles.

Asimismo, dijo que al poco tiempo de comenzar a trabajar all y con


motivo de un atentado contra la madre de Paladino, se incorpor tambin una
custodia inorgnica, que inclua dos vehculos utilizados por personal de lo
que denomin la cueva de Venancio.

Dijo que era personal rotativo y que dependa de Anbal Gordon.

Agreg que entre fines de agosto y principios de septiembre l y su


compaero fueron citados por el Ayudante de Paladino, Patrizio, quien les
manifest que ya no formaban ms parte de la custodia y que deban
presentarse en la calle Venancio.

Es as que, continu, se presentaron all y tuvieron una reunin con


Gordon quien les habra manifestado que Patrizio, cito

haba pedido la cabeza de los dos porque estaban saliendo con dos
mujeres, una de las cuales era la amante de l.

Segn explic Furci, a pesar de ello, Gordon les dijo que como l no se
meta en esos temas, los iba a mandar a otro lugar.

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Es as que, siempre de acuerdo a su versin, ambos agentes fueron
destinados por Gordon a un inmueble ubicado en la calle Juana Azurduy al
3100, que estaba deshabitado y con indicios de haber sido allanado.

Al respecto, Furci tambin afirm que con posterioridad tom


conocimiento de que ese lugar haba sido el hogar de un matrimonio
uruguayo, e incluso record el nombre de Sara Mndez.

Sobre lo que ocurri mientras estuvieron all, dijo que les haban
entregado un handy a travs del cual podan comunicarse con Venancio, y
cito, para el caso de que nos necesitaran para algo, lo cual, segn dijo,
nunca ocurri.

Seal que aproximadamente un mes ms tarde, les dieron la orden de


trasladarse "urgente" a otra "base de la SIDE", as la llam, ubicada en la
interseccin de las calles Amenbar y Congreso.

Segn explic, esta tambin era una casa que haba sido allanada por
Gordon, y all concurran custodios orgnicos de Paladino.

Sin embargo, afirm que en este lugar tampoco hacan nada.

Continuando con su relato, dijo que entre 20 y 30 das ms tarde de ser


derivados por Gordon a la base de la calle Amnabar, fueron dados de pase a
la OT.I.

Sobre este perodo en el que tanto l como Guerra estuvieron en esos


lugares a los que fueron enviados por Gordon, manifest que ellos, l y
Guerra, interpretaron que Gordon les estaba dando cobertura para que Patrizio
no se enterara de que no haba cumplido con su orden, y que ellos seguan en
la fuerza.

Recordemos que, a pesar de que el acusado nada dijo a este respecto, en


este juicio se demostr que el 26 de septiembre de 1976 a la casa de Juana
Azurduy fue llevada cautiva Beatriz Castellonese junto con sus hijos, y pocas

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horas despus tambin Alberto Mechoso Mndez, quien, segn relat su
mujer, estaba en un estado fsico deplorable.

Recordemos tambin que ella declar que en ese lugar haba sido
custodiada por agentes argentinos.

Sres. Jueces: partamos de la siguiente hiptesis.

Que es cierto lo que primero dijo Furci acerca del tiempo que l y su
compaero permanecieron en este primer lugar, esto es, aproximadamente un
mes a contar entre fines de agosto y principios de septiembre.

De ser esto cierto, entonces sabemos que ellos estuvieron all mientras
la familia Mechoso-Castellonese permaneci en cautiverio en ese lugar.

Claro que esto Furci no lo va a reconocer, porque sera aceptar lisa y


llanamente su participacin en esas privaciones ilegales de la libertad.

Es por eso que utiliza referencias temporales imprecisas.

Es lgico que as sea si su versin consiste en que l y su compaero


estuvieron todo ese tiempo en ese lugar haciendo nada, en virtud de un
extrao favor que Gordon les estaba haciendo.

Seores Jueces: Francamente, no se entiende muy bien por qu razn


tanto altruismo de Gordon para con Furci, a quien por esos das tambin,
segn l mismo ha manifestado en otras oportunidades a las que ya nos
referiremos, le ofreci que se llevara a una nena que estaba cautiva con sus
padres en Orletti.

Sobre esto, es decir, sobre la apropiacin por su parte de Mariana


Zaffaroni Islas, quien, reiteramos, de acuerdo a lo que se prob en este juicio,
fue secuestrada junto a sus padres el 27 de septiembre de 1976, en su
indagatoria ante este Tribunal Furci slo manifest que ella le haba sido
entregada oportunamente por Paladino.

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Esta es entonces la versin de los hechos que Furci le dio al Tribunal y
al resto de las partes en este juicio.

Una versin que, como vemos, admite una parte de la verdad: aqulla
que ya no puede negar, o no le conviene negar; pero que se acomoda de
modo tal de dejarlo lo ms lejos posible de la responsabilidad por los hechos
atribuidos.

Y decimos que es la versin que Furci dio en este juicio, porque del
anlisis del resto de la prueba que fue incorporada, encontramos otras
versiones que el acusado enunci tanto ante la justicia, como ante Mariana
Zaffaroni Islas, y al resto de la familia Zaffaroni Islas.

Advertimos que a lo largo de los aos, su relato se fue acomodando a


las diferentes circunstancias que se le presentaron, de modo tal de permitirle
manipular al destinatario de turno para que su conducta fuera interpretada de
la mejor manera posible frente a evidencias que sucesivamente salieron a la
luz, y que le impedan continuar negando rotundamente los hechos.

As, durante aos, Mariana Zaffaroni fue la principal vctima de esta


manipulacin, pero tambin lo fueron las familias Zaffaroni e Islas.

Y la justicia, en diferentes momentos, tambin recibi de su parte


diferentes relatos.

Este juicio no fue la excepcin.

Sres. Jueces: hay al menos dos hechos que fueron comprobados en este
debate que, a nuestro juicio, dan cuenta de la falsedad del relato de Furci y
que nos conducen a afirmar su responsabilidad.

El primero es que l y su esposa, se apropiaron ilegtimamente y


sustrajeron la identidad de la hija de un matrimonio que fue mantenido
en cautiverio y torturado en Automotores Orletti.

Obviamente, nos referimos a Mariana Zaffaroni Islas.


Pgina 1385 de 1891
El segundo, que se relaciona con el anterior, es que fue visto dentro del
Centro Clandestino de Detencin por al menos dos vctimas
sobrevivientes que lo identificaron.

En seguida analizaremos ambas cuestiones, as como las diferentes


versiones que hemos mencionado, y extraeremos de todo eso nuestras
conclusiones finales.

Pero como ya puede advertirse en este punto, si a las conclusiones que


hemos extrado anteriormente de la prueba aportada por la SIDE, de las otras
constancias relativas al funcionamiento de la OT I.8, y de sus propios dichos,
le sumamos la comprobacin de estos dos hechos, se impone como conclusin
que Furci contribuy a la produccin de los delitos que se le atribuyen y que
damnificaron a esas 67 vctimas de Automotores Orletti.

V. Apropiacin de Mariana Zafforni. Diferentes versiones de los


hechos.

Sobre la apropiacin por su parte de Mariana Zaffaroni Islas, contamos


con la causa n 154 en la que se investig su sustraccin y ocultacin, as
como la falsedad ideolgica de la partida de nacimiento por la que fue
inscripta bajo el nombre de Daniela Romina Furci.

Del anlisis del expediente, surge claramente que quien haba sido
inscripta por Furci como hija propia con el nombre de Daniela Romina Furci
es en realidad Mariana Zaffaroni Islas, quien, como hemos visto, cuando tena
un ao y medio de vida fue secuestrada junto con sus padres, el 27 de
septiembre de 1976 y conducida a Automotores Orletti.

All es donde Furci la vio y donde se gest la sustraccin.

Unos das ms tarde Mariana estaba viviendo con la familia Furci, como
si fuera su hija.

Pgina 1386 de 1891


De esto da cuenta, en primer lugar, el estudio inmunogentico, cuya
conclusin es que la probabilidad de que Daniela Furci sea la nieta biolgica
de las familias Zaffaroni-Muttoni Castilla e Islas-Gatti Barsali es del 97,60 %.

Adems de ello, estn agregadas las declaraciones brindadas por los


testigos y los imputados, as como las conclusiones a las que arrib la
sentencia del 18 de marzo de 1993, y la evaluacin del tribunal revisor del 5
de agosto de 1994.

Se acredit as, y al igual que se hizo en este debate, que en 1976 Furci
formaba parte de la SIDE.

Sobre cmo Zaffaroni Islas lleg a manos de la familia Furci y cmo


esto se vinculaba a las actividades de Furci como integrante de la SIDE, en ese
expediente encontramos diversas versiones que Furci, como ya dijimos, fue
adaptando de acuerdo a cul era su situacin en cada momento de esa
investigacin.

Al principio, tanto l como su entonces esposa negaron que ella no fuera


su hija biolgica.

Ms adelante, y cuando ya no pudieron evadir la verdad, comenzaron a


ensayar algunas explicaciones.

Es as que Furci reconoci que vio a Mariana y a su madre, que estaba


tabicada en un sector de Automotores Orletti destinado a las mujeres
prisioneras, y se enter de que los padres de la nia seran trasladados por el
Ejrcito uruguayo con destino incierto.

Esta versin es muy parecida a la que le dio a Mariana Zaffaroni, quien


la reprodujo en su declaracin testimonial incorporada a este juicio.

Segn las propias palabras de Furci, se la ofrecieron en adopcin.

Sin embargo, luego cambi esta versin.

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Dijo que cuando la vio en Orletti y supo del destino de sus padres, l
pidi que se la entregaran en caso de que quedara desamparada y que das ms
tarde Gordon lleg en un Falcon a la puerta de su domicilio y despectivamente
le entreg a la nia.

Como adelantamos, Furci va cambiando sus versiones de acuerdo al


interlocutor que tiene enfrente y con el objeto de ir acomodndose a lo que en
cada circunstancia le favorece.

Pero pasemos ahora a otro punto.

En cuanto a las razones por las que se encontraba en Orletti en ese


momento, Furci primero reconoci que en 1975 particip de la denominada
lucha contra la subversin y que, en 1976 fue custodio de Paladino hasta
que fue destinado a Automotores Orletti donde cumpli funciones
durante una semana para luego ser trasladado a una base situada en la calle
Amenbar en el barrio de Belgrano de esta Ciudad.

Segn textualmente explic:

de ah deba trasladarse primero a Orletti para recibir rdenes y


efectuar los procedimientos que le fueran encomendados por la
superioridad.

Esta declaracin agregada a la causa, fue recogida parcialmente tambin


en la sentencia condenatoria de primera instancia, y ms extensamente en la
del Tribunal revisor, de agosto de 1994.

Sin embargo, en una presentacin posterior de ese mismo expediente,


dijo que a Automotores Orletti haba concurrido casualmente ya que su jefe
de equipo en ese momento no se encontraba, y agreg que no portaba armas y
su trabajo era de investigacin, es decir, segn explic, relevamientos y
chequeos de domicilio.

Son las palabras de Zaffaroni Islas, agregadas a ese expediente las que
dan cuenta de que tanto esta ltima versin, como la que dio ante este
Pgina 1388 de 1891
Tribunal, son falsas, y que la que ms se acerca a la verdad es la anterior, que
lo coloca no slo dentro de Orletti sino tambin a disposicin del grupo de
tareas que all funcionaba para hacer procedimientos.

En una carta manuscrita de Mariana que se encuentra agregada a fs.


1.509/1.512 de la causa n 154, fechada el 27 de octubre de 1992, o sea,
cuando tena 17 aos, ella escribi, y lo voy a citar textualmente:

tengo dos orgenes diferentes.

Uno, de padres uruguayos, subversivos, luchadores idearios en la


guerra sucia por la que pas nuestro pas.

El otro, de padres argentinos.

Mi pap luchaba del otro lado.

Un da yo llegu a l, y l eligi entre pegarme un tiro en la cabeza, o


llevarme y criarme como la hija que no pudo tener.

Sres, Jueces: De dnde pudo haber sacado ella semejante idea sino
de su apropiador?

Esto no significa otra cosa que el reconocimiento de que a lo que


Furci se dedicaba en ese momento era efectivamente a la actividad
represiva, y que lo haca operativamente.

Y adems, que lo haca de manera complementaria a su rol de


custodio del Secretario de la SIDE, tal como ya vimos que hicieron otros
miembros de la OT I.8.

Sres. Jueces: tomen nota de la referencia de Mariana a que una de sus


alternativas era pegarle un tiro en la cabeza.

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Y tomen nota tambin de que, segn esta idea que evidentemente Furci
le transmiti, la decisin dependi de l.

Y en esto coincidi tambin la sentencia condenatoria y la de segunda


instancia de la causa a la que nos venimos refiriendo.

En la primera, el juez a cargo de la investigacin seal que resulta ms


que improbable que Furci desconociera el verdadero origen de Zaffaroni Islas,
como argumentaba la defensa, teniendo en cuenta su ubicacin y funciones
dentro del organismo estatal en el que revistaba.

El juez continu su anlisis indicando que de acuerdo a las constancias


de la causa, y su propio reconocimiento, Furci no era ajeno a las
circunstancias de que la nia era hija de dos personas detenidas.

En la segunda instancia, y sobre la misma argumentacin defensista,


uno de los jueces del Tribunal contundentemente seala que, cito:

no es posible otorgar crdito a esta aseveracin tratndose Furci-


Fillol de un agente activo de la SIDE, de cuya estrecha relacin con el
Grupo de Tareas da cuenta su libre acceso al sitio donde se mantenan a
las personas detenidas y tabicadas, as como a la informacin (de la que
carecan hasta los jueces) sobre la trgica suerte que correra la pareja
Zaffaroni Islas por su entrega subrepticia a un ejrcito extranjero.

A esto se suman otras versiones de Furci, en las que tambin est


presente esta idea, creada por Furci para manipular a su interlocutor, de
que l era el salvador de Mariana.

Por ejemplo, la que le dio a la abuela de Mariana, Mara Esther Gatti.

l le dijo que Mara Emilia le haba entregado a Mariana en la


escalerilla de un avin y le habra pedido que la cuidara.

Esto se desprende tanto de la declaracin de Francois Graa como de la


de Mara Luca Zaffaroni, a quienes la propia Mara Esther Gatti se los cont.
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Incluso, en el libro de autora de Graa que fue incorporado, titulado
Los padres de Mariana, a partir de las entrevistas que tuvo el autor con
Mara Esther, se transcribe de manera textual una parte de la conversacin
entre ella y Furci.

Es as como sabemos que luego de Furci le relatara la versin de la


escalerilla del avin, le dijo:

De manera que yo le salv la vida, por lo tanto soy responsable de la


vida de Daniela (pg. 256).

Pero, incluso, esta tampoco fue la nica versin que Furci le dio a la
familia de Mariana.

Antes les haba dicho que en un principio no saba que la nia era hija
de dos secuestrados, que lo supo despus.

Al respecto Graa declar que Maria Esther le dijo que, a su modo de


ver, Furci quera manipular la situacin y que por eso daba una versin
donde l quedaba menos malo.

Y en algn momento tambin Furci le dijo a Mara Esther que vio por
primera vez a Mariana en Automotores Orletti, y que le haban ofrecido
llevrsela, dado que sus padres seran trasladados con destino incierto (pg.
257 del libro).

Por su parte, Mariana Zaffaroni Islas tambin declar acerca de lo que


le haba transmitido a Furci respecto de su sustraccin y de su relacin con
Orletti.

Segn explic, l le dijo que la haba retirado del propio CCD.

Tambin mencion que primero le dijo que la persona que la haba


entregado o que le haba dicho que se la poda llevar de ah, haba sido Anbal
Gordon, pero que despus le dijo que haba sido Gavazzo.

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Y agreg, la cito:

siempre la versin consiste en que l eventualmente fue a ese lugar


porque lo mandaron a hacer una cosa y que l me lleva de ah; y que l me ve
que estaba en una habitacin con una seora que estaba con los ojos
vendados, que l supone que era mi mam y con otros nios que estaban por
ah; y que l me vio ah y que ms o menos estaba bien, y que me llev.

Luego agreg que Furci le dijo que fue Ruffo quien le mencion que
haba una nena en ese lugar, y que lo hizo porque saba que su esposa haba
perdido un embarazo recientemente.

Sobre lo que haca l en ese lugar, si bien Mariana no record


especficamente todo lo que Furci le relat, s mencion que le dijo que l
trabajaba en la custodia de una persona importante dentro de la SIDE, y que
por eso lo mandaban all como a llevar y traer cosas.

Y que iba as como muy eventualmente, que no era permanente su


trabajo ah.

Y sobre el secuestro de sus padres, le dijo que l no particip y la


mand a preguntarle a Ruffo, quien por supuesto tampoco le proporcion
informacin.

Pero ntese que sobre lo que Furci le dijo a Mariana, ante una pregunta
que le hicimos, Mara Luca Zaffaroni declar lo siguiente:

las versiones que ella ha recibido siempre fueron contradictorias,


fueron cambiando.

Le dijo que haba estado en Orletti una semana; otra, que l pasaba
por Orletti, yendo a otro lado, y le ofrecen a Mariana.

Van cambiando.

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Como vemos, la versin que reprodujo Mariana, en mayor o menor
grado, es diversa de las otras de las que tenemos conocimiento.

Es decir,

- de la que Furci le dio a Mara Esther Gatti: situacin con Mara Emilia
en la escalerilla del avin;

- de la que se desprende de la carta de Mariana a sus 17 aos: eligi


entre pegarle un tiro o salvarla;

- de otras que surgen del anlisis integral de la causa n 154: esto es,
que la vio dentro del CCD, donde prest funciones una semana, y luego fue a
una base en la calle Amenbar desde donde pasaba por Orletti todos los das.
Que se la ofrecieron en adopcin o que en realidad l pidi que se la dieran;

- Tambin es diferente de la que escuchamos en esta audiencia en la que


prcticamente no habl de Mariana, pero en la que su relacin con Orletti se
limita a un par de contactos con Gordon por un problema de polleras en el
que Gordon lo protegi a l y a su compaero.

Y en este marco, y en relacin a las manipulaciones de Furci, no


podemos dejar de mencionar lo que Mara Luca Zaffaroni reprodujo en esta
audiencia sobre las cartas supuestamente firmadas por Mariana que le llegaron
a la familia en 1985, cuando Mariana tena slo 10 aos.

Al respecto dijo:

En enero del 85 Mara Esther recibe un telegrama firmado por


Daniela Furci que dice: jams olvidar lo que usted le hace a mi familia. Yo
amo a mis papis.

A los pocos das recibe una carta que supuestamente las haba
firmado Mariana, eran cartas que tienen un tono bastante insultante para mi
familia.

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Dicen que las cosas que Mara Esther dice sobre la familia Furci le
dan asco, le dan odio; y hacen una comparacin de lo que significa para ella
la familia cristiana y la diferencia que haba con una familia como la de
Mara Esther, en la que los hijos se haban criado por el Estado, sin
principios cristianos. Despus describe cmo sera la vida de ella.

Continu explicando Mara Luca Zaffaroni que:

Est escrito a mquina, con un lenguaje muy adulto, todo indica que
no fueron escritas por la nia.

Cuenta cmo es un da con su familia, un relato de cario, abrazos, del


momento cuando llega el pap, de cuando llaman las abuelas, como haciendo
mucho hincapi en la vida familiar que ella estaba haciendo.

Tienen un lenguaje muy entreverado, muy confuso, cosas sacadas de un


texto, de otro texto.

Plantea que ella va a averiguar y a denunciar a Mara Esther.

Despus habla de partido comunista, orientado a intervenir en otros


pases.

Acusa de querer desestabilizar al gobierno argentino planteando que


habra desaparecidos, plantea que ella va a desenmascarar a Mirta Zaffaroni
y su esposo, quines eran Jorge y Emi, y qu hacan en Argentina, y despus
que ella va a pedir el juicio de dios.

Hay una segunda carta del mismo tono, diciendo cosas sobre el
comunismo, comparando su concepto de moral de la familia Furci, muy
religiosa y moralista, en contraposicin de la familia de Mara Ester.

La llaman de arpa, ave de rapia.

Para Mara Esther eran muy duras y no eran escritas por un nio.

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Conclusin parcial

Como puede advertirse de todo lo dicho hasta aqu, Furci es un hbil


manipulador que a lo largo de los aos ha intentado desvincularse, primero de
la sustraccin y apropiacin de Mariana Zaffaroni, y luego o de manera
simultnea, de los secuestros, torturas y desapariciones de las personas que
fueron mantenidas en cautiverio en Orletti.

Entre ellos, los padres de Mariana.

Pero a pesar de ello, los relatos que fue proporcionando en las diferentes
oportunidades en las que se le pidieron explicaciones, no alcanzan para
comprender por qu se le habra entregado a l, quien supuestamente no
tena nada que ver con lo que ocurra en ese CCD, a la hija de dos
prisioneros uruguayos que iban a ser asesinados.

Tampoco por qu habra tenido la posibilidad de acceder no slo a


esa informacin, sino tambin a las instalaciones del CCD, y ms
concretamente, al lugar donde estaban alojados los prisioneros.

La versin que nos dio en este juicio simplemente no resulta verosmil


ni compatible con el resto de la prueba.

No vemos por qu Anbal Gordon, Sres. Jueces, Anbal Gordon, habra


tenido con l y su compaero la deferencia de protegerlos.

Tampoco vemos por qu Gordon iba a esconderlos en las bases


paralelas a la OT 1.8 de la calle Azurduy y Amenbar, sin pedirles nada a
cambio.

Ni por qu Gordon iba a mandarlos all a Furci y a su compaero sin


darles ninguna funcin, siendo que los dos eran agentes operativos de
inteligencia con experiencia en la lucha contra la subversin.

Menos an puede comprenderse cmo el jefe que los haba mandado


all para que Gordon los matara, no se enter que seguan con vida.
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O por qu luego de enterarse, no hiciera nada.

O por qu, pese a ello, ese mismo ao, y luego de haber sido
nuevamente asignado a la OT I, Furci es ascendido de categora.

Reiteramos. Esta versin es inverosmil e incompatible con el resto de


las pruebas.

VI. Otros elementos que relacionan a Furci con la Banda de


Gordon

En este sentido, hay dos elementos que an no hemos mencionado y que


dan cuenta de que la relacin que una a Furci con algunos de los integrantes
de la OT 1.8., era ms cercana de lo que l admite.

El primero es la declaracin de Mariana Zaffaroni, en la que mencion


que siendo pequea conoci a Eduardo Ruffo y a Paqui Forese como dos
compaeros de trabajo de Furci.

Respecto de Ruffo, afirm que incluso l junto con su familia fueron a


casa de los Furci; y que los Furci tambin fueron a la casa de l.

Agreg que en este contexto conoci a la nia que Ruffo haca figurar
como hija propia, quien, como sabemos, es Carla Rutilo Artes.

El otro elemento es el documento aportado por la Comisin Provincial


por la Memoria, que consiste en un informe de inteligencia agregado a un
legajo en el que se estaban investigando secuestros extorsivos en 1985.

All, entre la informacin recolectada, aparece en el punto 1.17. el dato


de que Furci se haba presentado junto con Ruffo y Rizzaro (ambos miembros
de la banda de Gordon, como ya sabemos) en un estudio jurdico en San
Isidro, a donde haban sido acompaados por un gestor judicial llamado
Amrico Cerafini.

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Segn consta en el informe, Cerafini tambin era allegado a la banda de
Gordon.

Se agrega que la reunin estaba relacionada con que Furci haba sido
acusado de la apropiacin de la hija de una mujer desaparecida.

Esta informacin deja al descubierto que cuando se iniciaron las


denuncias contra l por la apropiacin de Mariana Zaffaroni, Furci recurri a
la banda de Gordon y evidentemente recibi ayuda de su parte.

As como tambin recibi cobertura de la propia SIDE, al punto en que


sus superiores habran colaborado y encubierto su fuga al Paraguay, a donde
se llev a Mariana.

En efecto, en la causa n 154 obra la declaracin de Rita del Carmen


Romn, empleada de la SIDE, cuya acta se encuentra a fs. 861/3 de ese
expediente.

All la testigo manifest que dos de sus jefes en la SIDE, el Sr. Stiuso y
el Sr. Arndt, le indicaron que por orden del entonces Secretario de
Inteligencia, deba presentarse en el Juzgado en un da determinado a decir
que Furci no poda concurrir a la audiencia fijada porque estaba en la
provincia de Crdoba por razones laborales, y que la esposa de Furci tampoco
poda ir porque estaba enferma.

En ese momento Furci no slo estaba en Paraguay con Mariana y su


mujer bajo la cobertura de la SIDE, sino que existen pruebas de que all
continu cumpliendo funciones para ese organismo, incluso vinculadas a
actividades represivas contra activistas polticos.

Esto se desprende del documento del Archivo del Terror, aportado por
el NSA, n 00027F-2028, fechado el 20 de marzo de 1988.

Se trata de un informe dirigido al Jefe del Departamento de


Investigaciones, Pastor Coronel por parte del Comisario General Alberto
Cantero, acerca de las actividades de Furci en ese pas.
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Entre otras cosas, el informe refiere que a fines de 1985 Furci y su
mujer ingresaron clandestinamente a Paraguay, que llevaban consigo a una
menor hija de desaparecidos, y que su permanencia all estuvo financiada por
la SIDE.

Asimismo, el informe indica que se presume que nunca fue dado de baja
de SIDE, sino que mientras estuvo en ese pas entreg blancos de neta
tendencia anticomunista y ex compaeros de trabajo en el organismo, y que,
cito,

con falsas promesas intent llevar a la Argentina a ex integrantes de


la guerra sucia que residen en nuestro pas.

Se agrega que ante estos intentos fallidos, en connivencia con el


delegado SIDE en la embajada Argentina, Furci llev a cabo una campaa de
desestabilizacin en contra de legisladores argentinos y perseguidos polticos.

Tambin que junto con otras personas, particip en una campaa para
detectar y ubicar a militares que iban a ese pas y que respondan a Aldo Rico.

En sntesis. De la prueba reunida y de las razones que brindamos, no


slo est demostrado que Furci acomoda sus versiones, sino que hay
elementos para que indican que no haba dejado la SIDE y que se le
continuaba dando cobertura para lograr la impunidad.

VII. Identificacin de Furci en Orletti - Episodio Santucho:

Ahora bien, como adelantamos, hay otro hecho que fue acreditado en
este debate que no es compatible con el relato que hizo Furci en esta
audiencia.

Pero que s lo es con que se le entregara a Mariana Zaffaroni, con que


haya tenido acceso al lugar donde estaban los cautivos, con su rol y
experiencia en operaciones antisubversivas, con su cercana con Ruffo y otros
miembros de la Banda de Gordon.

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Ese hecho, comprobado en la audiencia, es que Furci fue visto dentro
de Orletti mucho antes del secuestro de la familia Zaffaroni Islas, y cuando
estaba formalmente asignado a la custodia de Paladino.

En efecto, tanto en la declaracin brindada en este juicio por Ral


Altuna Facal, como en la del juicio oral de Orletti, que fue incorporada, afirm
haber podido individualizar al menos a dos personas como partcipes en el
episodio en el que se produjo el asesinato de Carlos Hber Santucho,
ocurrido dentro del CCD el 19 de julio de 1976.

Una de estas dos personas es Osvaldo Forese, a quien identific por su


voz.

La otra persona es Miguel ngel Furci, a quien vio y describi, y


luego reconoci en las fotografas que le fueron exhibidas tanto en sede del
juzgado de instruccin como en el debate de la causa Automotores Orletti.

Altuna Facal afirm que ese da, como muchos de sus compaeros, se
encontraba en la planta baja del CCD, tirado boca arriba, al lado de la escalera
por la que se accede a la planta alta, a pocos metros del tanque de agua que
utilizaron para hundir a Santucho.

Sus ojos estaban vendados pero, como haba ocurrido muchas veces, la
venda se le haba corrido.

Explic que desde esa posicin, por debajo de la venda que le haban
puesto para taparle los ojos, pudo percibir cmo entre dos o tres personas
colgaron a Santucho de una polea y lo hundieron en el tanque de agua hasta
asesinarlo.

Es tambin por debajo de la venda que, a pesar del temor y la tensin


del momento, logr ver un rostro que, segn sus propias palabras, le qued
grabado.

Sobre esto nos dijo lo siguiente:

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ah yo veo una cara que me llama la atencin por una caracterstica
que me pareci muy inusual: una nariz, tena un tabique ancho, un formato de
cara muy particular; me qued grabado.

De acuerdo a lo que nos dijo, este rostro, a cuya descripcin agreg que
era una persona de piel blanca, pelo morocho, saco azul, cejas oscuras,
camisa blanca, pantaln gris, de estatura y contextura regular, es el mismo
que el de la persona que identific en la sala de audiencias durante el debate
de la causa n 1627 en las fotografas nro. 15, 16 y 17.

Esas fotografas corresponden a Miguel ngel Furci.

Esta es una caracterstica que todos podemos apreciar que en efecto es


un rasgo de Furci, tanto en esas fotografas, como en otras incorporadas al
juicio.

En cuanto al nerviosismo que tena en ese momento, aclar lo siguiente,


y cito:

es difcil tener una visin calma cuando uno est en riesgo su vida.

Yo trat de ver y lo que vi fue una cara y me acuerdo de alguien que


dijo paro cardaco tres de la tarde, Campo de mayo.

Yo esa cara la reconoc en el libro del Dr. Rafecas y me dijeron que


era Furci, yo no saba su nombre.

Como puede apreciarse, las afirmaciones del testigo al respecto son


contundentes y no dan lugar a dudas acerca de que la persona que vio en
esas circunstancias es el imputado Furci.

En cuanto a lo que Furci habra hecho en ese episodio, Altuna Facal


especific que es una de las personas que particip del arrastre del cuerpo
de Santucho al tanque.

Pgina 1400 de 1891


Ahora bien, como ya hemos visto en parte al tratar lo ocurrido a Carlos
Hber Santucho, el relato de Altuna Facal acerca de los sucesos ocurridos ese
da coincide con las percepciones que de los mismos hechos tuvieron otros
testigos que los presenciaron y que declararon tanto en este juicio como en el
de Automotores Orletti.

*Margarita Michelini, Edelweiss Zahn Freire, Raquel Nogueira, Mnica


Solio Platero, Sara Mndez, Ana Quadros, Nelson Dean Bermdez, Sergio
Lpez Burgos, Alicia Cdenas Ravela, Ana Mara Salvo Snchez, Gastn
Zina Figueredo, Laura Anzalone, Jos Daz Berdayes, Vctor Lubian, Marta
Petrides, Ariel Soto Loureiro, Enrique Rodrguez Martnez y Enrique
Rodrguez Larreta Piera.

Todos los nombrados, al momento en que ocurrieron estos hechos,


tambin estaban en la planta baja, tirados alrededor de la escalera y con sus
ojos vendados.

Todos ellos recordaron este hecho como un episodio que qued tallado
en su memoria por la violencia y crueldad con la que actuaron los autores de
este crimen.

Todos ellos pudieron percibir lo que ocurri, ya sea porque lo


escucharon o porque, como Altuna Facal, lograron ver algo a travs o por
debajo de la venda que les tapaba los ojos.

Por ejemplo, Raquel Nogueira mencion haber visto a Carlos Santucho,


que estaba muy cerca de ella, por debajo de su venda.

Tambin Den Bermdez aludi a que pudo ver el episodio por debajo
de la venda, y de modo similar, Edelweiss Zahn seal, y cito, que

"pudo ver a travs de un agujerito que tena en la capucha algunos


fragmentos de ese acto".

Es que la posibilidad de tener visin a pesar de la venda, es algo a lo


que se refirieron los sobrevivientes en numerosas ocasiones.
Pgina 1401 de 1891
Al respecto, en su declaracin en el juicio de Orletti, Lpez Burgos
explic que "la venda cuando ests horizontal, no te impide ver por abajo"

Y Soto Loureiro afirm que en determinados momentos, por ms


estrictas que fueran las guardias, podan zafarse de la venda.

En este marco, cada uno de ellos aport los datos que percibi desde el
lugar y la posicin en la que se encontraban en ese momento.

Al respecto, Soto Loureiro explic que

"todos los que estaban alojados all se encontraban en diferentes


posturas y posiciones, algunos compaeros estaban muy golpeados y
torturados y otros no, incluso algunos vieron el cuerpo de Santucho colgando
y escurrindose, como dijeron los propios represores cada uno de ellos
pudo haber visto algo distinto desde los diversos ngulos en los que se
encontraba".

Estos relatos, en su conjunto, permiten reconstruir lo sucedido tal y


como ya lo describimos.

Pero tambin dan sustento al testimonio brindado por Altuna Facal en


relacin a la identificacin de Furci.

En efecto, prcticamente todos coincidieron en que en el hecho


participaron represores argentinos, lo que, segn sealaron algunos, pudieron
determinar por las tonadas de sus voces.

Tambin en que eran varios hombres.

La mayora seala entre dos y cinco personas.

Se refieren a varias voces eufricas.

Pgina 1402 de 1891


A ello se suma que Sergio Lpez Burgos en dos de sus declaraciones
durante la instruccin, que fueron incorporadas, tambin identific a Furci
entre los represores que estaban presentes durante el episodio del asesinato de
Santucho.

Nos referimos a las declaraciones de fs. 1383/1386 del 2005 y de fs.


7496/7497 del 2010.

En la segunda de estas declaraciones explic que identific a Furci


cuando vio una foto en la prensa que fue difundida con motivo del juicio que
se le sigui por la apropiacin de Mariana Zaffaroni, durante la dcada del 90.

All tambin mencion que el da del asesinato de Santucho no fue la


nica vez que lo vio dentro del CCD, sino que lo haba visto en otras
ocasiones, y aunque no pudo precisar un hecho puntual, lo asoci a la funcin
de guarda de los prisioneros.

Es en una declaracin posterior, de fs. 7516/7517, tambin incorporada,


que lo reconoci en el lbum de fotos que se le exhibi en el juzgado.

Dijo que esa persona estaba en Orletti, y que lo reconoca con "un grado
de certeza de ms de un noventa por ciento".

La referencia a Furci en el episodio de Santucho se reitera nuevamente


en la grabacin de la entrevista que el periodista Universindo Rodrguez le
realiz a Lpez Burgos para el libro Gerardo Gatti. Revolucionario, que fue
aportada por Ivonne Tras e incorporada al debate.

Ante las preguntas del periodista, Lpez Burgos afirm que entre las
personas que estaban ese da, adems de Martnez Ruiz y Gordon, estaba
Furci.

Sobre esto corresponde mencionar que, pese a que Lpez Burgos asoci
a Furci al episodio de Santucho en esas dos declaraciones que mencionamos,
en su testimonio ante este Tribunal a fines de 2010, no lo nombr entre las
personas que recordaba que haban participado de ese episodio.
Pgina 1403 de 1891
Sin embargo, cuando all se le volvi a exhibir el lbum de fotografas,
nuevamente lo reconoci y reiter que tom conocimiento de su apellido con
motivo del juicio de apropiacin de Mariana Zaffaroni.

Al igual que Altuna Facal, Enrique Rodrguez Martnez, Eduardo Dean,


Ana Mara Salvo y Gastn Zina identificaron la presencia Osvaldo Paqui
Forese, ya sea porque lo vieron, o porque lo escucharon.

En cuanto a otros partcipes, Alicia Cdenas, Enrique Rodrguez


Martnez, Ariel Soto Loureiro, Ana Quadros, Nelson Den, Ana Mara Salvo,
Gastn Zina y Sergio Lpez Burgos mencionaron a Pajarovich (Honorio
Martnez Ruiz).

Y Enrique Rodrguez Larreta Martnez, Sergio Lpez Burgos y Eduardo


Den sealaron que en algn momento apareci tambin Anbal Gordon.

Como se puede apreciar, independientemente de que, debido a las


circunstancias en las que se encontraban los testigos que reprodujeron lo
ocurrido ese da, muchos no pudieron identificar quines fueron los que
asesinaron a Carlos Santucho, y la mayora slo individualiz a alguno o
algunos de ellos, los datos que aportaron al respecto son contestes entre s, y
no contradicen en ningn aspecto el testimonio de Altuna Facal.

Todos guardan en su memoria algn detalle de lo que ocurri.

En el caso de Ral Altuna, ese detalle es la cara de Furci.

Y ello es suficiente para que resulte indiferente el hecho de que en la


fecha en la que ocurri el asesinato de Santucho, Furci se encontrara
formalmente de licencia en la SIDE, tal como vimos que surge de la planilla
de licencias obrante en el legajo de actuaciones reservadas de la causa n
1976.

Lo cierto es que ese da estuvo en Automotores Orletti.

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Y de acuerdo a la declaracin de Lpez Burgos, quien permaneci
cautivo en ese lugar precisamente en el perodo en el que, segn la SIDE, el
acusado habra gozado del remanente de diez das de su licencia anual
correspondiente a 1975 (entre el 13 y el 23 de julio), Furci tambin estuvo en
otra u otras oportunidades.

Es decir, en ese mismo perodo de licencia.

Por otra parte, la circunstancia de que, de las personas que los testigos
mencionan que participaron del suceso de la muerte de Santucho, resalten los
nombres de Paqui Forese, Pajarovich y Gordon, se explica por el hecho de que
eran personas fcilmente identificables para ellos por haberlos maltratado y
hablado con ellos en varias ocasiones.

Sobre esto, Gastn Zina dijo que las voces de Paqui y Pajarovich eran
inconfundibles, y Eduardo Den Bermdez explic que

"del episodio de Santucho participaron por lo menos tres personas,


sobresaliendo en todas esas instancias 'El Viejo', 'Paqui' que era el ms
violento y sanguinario, y 'Pajarovich', siendo las tres personas con ms
intervencin, ms all de que haba permanentemente otros efectivos tanto
en la custodia como en los interrogatorios, en las idas y venidas, pero los que
estaban ms relacionados con los detenidos eran estas tres personas."

Por su parte en esta misma audiencia, Rodrguez Larreta manifest que


Paqui era muy activo en Orletti, y cito:

en el sentido que era una de las personas que ms apareca en los


interrogatorios, apareca actuando, manifestndose a viva voz; una presencia
muy grande en el lugar.

VIII. Funcionamiento en el CCD. Rol de Furci. Conclusiones


finales.

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Esto coincide con lo que sealaron otros sobrevivientes acerca del
funcionamiento del CCD y la cantidad de represores argentinos que actuaron
all.

Gastn Zina, por citar un ejemplo, dijo que "dentro de Orletti haba
cinco o seis personas estables, y otras que entraban y salan".

Calcul que en su totalidad seran unas diez personas.

De la prueba recolectada en el juicio, es claro que, ms all del elenco,


haba una serie de personas que colaboraron habitualmente tanto con las tareas
que se realizaban dentro del campo:

Esto es, interrogatorios, tormentos, custodia de los prisioneros, como en


los operativos de secuestro.

Entre estas personas, se prob que haba personal inorgnico, personal


de Superintendencia de la PFA, personal orgnico de la SIDE, adems de los
eventuales miembros de fuerzas de los pases integrantes de la Operacin
Cndor quienes, como tambin se prob, tambin hicieron uso de sus
instalaciones y actuaron en conjunto con los represores argentinos.

Entre los que pertenecan orgnicamente a la SIDE, haba algunos que


haban sido asignados directamente a la OT 18.

Y otros a algn otro rea de la OT I, como es el caso de Ruffo.

Tambin al departamento de Contrainteligencia a cargo de Nieto


Moreno.

O incluso, como hemos conocido en este juicio, personal asignado a


otras reas de la SIDE como la custodia de Otto Paladino.

Es probable que algunas de estas personas no estuvieran en el CCD todo


el tiempo, ni siquiera todos los das, sino que iban usualmente, y estaban

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siempre a disposicin, siendo convocados cuando se los necesitaba, ya fuera
al propio CCD o para realizar operativos de secuestro.

Que Furci cumpli ese rol, no slo se desprende del anlisis de la causa
n 154, sino que resulta compatible con la fusin que, como vimos, se produjo
entre las funciones de los integrantes de la base OT 1.8 y el personal de
custodia de Paladino.

Y tambin es compatible con su experiencia en la represin como


agente operativo, y con el hecho de que tuviera con ese grupo la confianza
suficiente como para que Mariana Zaffaroni le fuera entregada.

De hecho, de acuerdo a los dichos de Furci en esta audiencia, tanto l


como el Tano Guerra estuvieron durante un perodo en la casa de la calle
Juana Azurduy, desde donde se podan comunicar por Handy con Orletti, y
por donde podan ser convocados si se los necesitaba.

El hecho de que l no haya sido identificado por ms sobrevivientes del


CCD, no obsta a lo que dijimos, ya que como sabemos, por las condiciones a
las que fueron sometidos y por el evidente inters de los represores en no ser
identificados, los sobrevivientes slo percibieron fragmentos de lo sucedido.

Sres. Jueces: los sobrevivientes vieron y escucharon lo que pudieron.

Pero no nos confundamos.

Esto no le resta valor a sus dichos, sino que por el contrario, esos
fragmentos que nos transmitieron en sus declaraciones, en su conjunto, son los
que permiten reconstruir el rompecabezas de los hechos y de quines fueron
sus responsables.

Lo cierto es que Ral Altuna s vio a Furci en el momento del asesinato


de Santucho, a quien, segn nos explic, nunca antes haba visto y nunca
volvi a ver, ni siquiera aos ms tarde cuando se dio a publicidad su nombre
y rostro en razn de la bsqueda de Mariana Zaffaroni.

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Recin en 2009 estuvo en condiciones emocionales de identificar a
algunos de los responsables de lo que le sucedi a l y a sus compaeros, entre
quienes estaba ese rostro que le haba quedado grabado y que corresponde a
Furci, identificacin que reprodujo en el marco de su declaracin testimonial
en el juicio de Orletti cuando se le exhibi nuevamente el lbum.

Y lo cierto es que Lpez Burgos tambin lo vio dentro de Orletti.

Aun cuando en su declaracin ante este Tribunal, no lo haya


mencionado especficamente, lo cierto es que ya lo haba hecho en dos
oportunidades previas.

Pero como ya dijimos, en el debate de Orletti igualmente lo identific


como una de las personas que haba visto durante su cautiverio, y reconoci
haber visto una foto de l y haber tomado conocimiento de su apellido a partir
de la difusin producida en el marco del juicio por la apropiacin de Mariana
Zaffaroni, lo cual no hace mella en su testimonio al respecto.

Lo contrario implicara aceptar que porque la fotografa se difundi en


razn de su fuga al Paraguay, entonces ningn reconocimiento de su persona
por parte de los sobrevivientes resultara vlido.

Justamente esa es la oportunidad en que, como nuestra experiencia nos


indica que ocurre en el curso de muchas investigaciones, los testigos logran
identificar y poner nombre a los rostros grabados en sus memorias.

Recapitulando todo lo dicho hasta aqu sobre las pruebas que existen en
este juicio sobre la responsabilidad de Miguel ngel Furci, podemos afirmar
lo siguiente:

*En 1976 Furci era un agente operativo de la SIDE destinado en un rea


dedicada especficamente a operaciones antisubversivas (OT I), que tambin
tena experiencia como custodio, y que en este marco fue asignado
temporalmente a la custodia del Secretario de la SIDE, Carlos Otto Paladino.

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*En virtud de su situacin de revista anterior, Furci estaba vinculado
con otros compaeros de la OT I, algunos de los cuales estaban asignados a la
OT I.8., donde desarrollaban las tareas represivas que describimos en este
alegato, en conjunto con la banda de Anbal Gordon.

*Adems, en su carcter de integrante de la custodia mvil de Paladino,


Furci necesariamente concurri a Orletti a acompaar al Secretario en las
ocasiones en las que ste se haca presente all.

*Y resulta ser que ese mismo personal de la OT I.8, incluso el


inorgnico dependiente de Gordon, cumpli junto con Furci la tarea de
reforzar la custodia del Secretario.

*Las tareas operativas vinculadas a Orletti eran compatibles con la de


custodiar a Paladino; es ms, se entremezclaban.

Como se prob en este juicio, as como los destacados en Orletti


custodiaban a Paladino, parte de quienes lo custodiaban tambin operaban en
Orletti.

Entre ellos, Furci.

*El propio Furci reconoce su presencia en el lugar y el haber estado a


disposicin de los responsables de Orletti, pero va cambiando sus versiones
para posicionarse mejor ante diversos interlocutores e intentar despegarse de
lo que se va descubriendo y de las pruebas que lo comprometen.

Como no puede contradecir abiertamente lo que en otros tiempos


reconoci, lleg a admitir ahora su presencia en la casa de la calle Juana
Azurduy, seguramente pensando que eso lo alejaba de lo que se haca en
Orletti.

Muy por el contrario, en este juicio se comprob la relacin de ese


inmueble con lo que se haca en Orletti, al punto que all fueron llevadas
algunas de las vctimas secuestradas por el grupo de la OT 18 en coordinacin
con el grupo a cargo de Gavazzo, sobre lo que en seguida volveremos.
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*Y por si todo esto no bastara, Furci fue visto dentro del CCD por
personas que estaban cautivas en ese lugar en julio de 1976, concretamente
interviniendo en el macabro episodio en el que fue asesinado Carlos Hber
Santucho.

Es de destacar que este hecho tuvo lugar ante la presencia de numerosos


prisioneros que se encontraban all en condiciones inhumanas de alojamiento.

*Asimismo, se comprob que la relacin de confianza que mantena con


los miembros de ese grupo, lleg a tal nivel que aceptaron que se llevara del
CCD a la hija de dos cautivos uruguayos que estaban all y que hoy se
encuentran desaparecidos, a quien le sustrajo su verdadera identidad durante
aos.

*Tambin vimos que algunas de las versiones que dio para intentar
justificar esa entrega lo colocan dentro del propio CCD.

*Y se demostr tambin que luego de este episodio, Furci fue


formalmente desafectado de la custodia de Paladino y asignado nuevamente a
la OT I, donde continu prestando servicios como agente secreto operativo,
siendo incluso felicitado por su intervencin en uno de ellos, el "Operativo
Oro", en el que tambin participaron otros miembros de la OT I y de la OT
1.8/Banda de Gordon.

A partir de lo expuesto y como adelantamos, debemos concluir que


existi una relacin estrecha entre los miembros orgnicos e inorgnicos de la
OT 1.8 y la custodia orgnica de Paladino, integrada, al menos durante un
perodo, por Furci, al punto tal de que en algunas oportunidades, sus
actividades confluyeron.

Y confluyeron tanto en el aspecto de la custodia del Secretario, como en


el aspecto de las actividades represivas que se conducan desde y dentro de
Automotores Orletti.

No debe perderse de vista que Furci fue agente operativo en actividades


antisubversivas en el mismo destino en el que estaban otros miembros de la

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OT 1.8, inmediatamente antes e inmediatamente despus de su paso por la
custodia del Secretario.

Tampoco podemos dejar pasar su reconocimiento de su puesta a


disposicin de la banda de Gordon al menos entre fines de agosto y una buena
parte de octubre de 1976, perodo en el cual dice ahora haber cumplido
funciones en bases paralelas a la de la calle Venancio Flores; y las menciones
que hizo antes de haber pasado diariamente a que le asignaran tareas
operativas, que no fueron otra cosa que contribuir con los secuestros, las
torturas, las desapariciones y los asesinatos de personas.

Al momento de explicar los criterios de atribucin de responsabilidad,


vimos la relevancia que en el contexto del plan sistemtico criminal, del
condominio funcional de los hechos y de la autora mediata tena el estar a
disposicin, pues era una especial manera de contribuir con los hechos
ejecutados dentro de ese marco sistemtico.

Pero como vimos Furci no slo contribuy estando a disposicin, sino


que como demostramos, tambin contribuy con otras conductas en los
hechos que se le imputan.

Lo ocurrido a Carlos Santucho es un claro ejemplo de ello.

Y no debe soslayarse la cobertura que le brind tanto la banda de


Gordon como la SIDE aos ms tarde, cuando se descubri que tena en su
poder a Mariana Zaffaroni.

Sres. Jueces: Lo expuesto hasta aqu configura un conjunto probatorio


armnico que demuestra la responsabilidad a Furci por su contribucin al
cautiverio y a los tormentos padecidos por las 67 vctimas que estuvieron
alojadas en Automotores Orletti entre junio y noviembre de 1976, hechos por
los que fue imputado.

Es en este perodo en el que, ya sea en su carcter de custodio de Otto


Paladino o de agente secreto operativo de la OT I, colabor con las actividades
desarrolladas por la OT 1.8.

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Finalmente, tenemos que reiterar que las explicaciones que hemos
escuchado de parte del acusado para desvincularse de los hechos que se le
imputan no resultaron verosmiles y fueron rebatidas por la prueba que existe
en su contra.

Y ello no slo porque fueron cambiando a lo largo de los aos y se


fueron acomodando al interlocutor de turno y a la situacin en la que se
encontraba, sino principalmente porque, a pesar del esfuerzo que en este
sentido ha hecho, no resultan compatibles y no permiten explicar todos los
dems hechos que fueron acreditados en este juicio.

Y es por esto que a nuestro modo de ver no constituyen otra cosa que un
intento de su parte de eludir la responsabilidad que le corresponde por esos
hechos.

En definitiva, Sres. Jueces, acusamos a Miguel ngel Furci por


considerarlo coautor penalmente responsable de las privaciones ilegales de la
libertad, doble o triplemente agravadas, y los tormentos que damnificaron a:

1. Orlinda Brenda Falero Ferrari,

2. Jos Luis Muoz Barbachan,

3. Gerardo Francisco Gatti Antua,

4. Mara del Pilar Nores Montednico,

5. Jorge Washington Prez Rossini

6. Jorge Washington Prez

7. Julio Csar Rodrguez Rodrguez,

8. Jorge Ral Gonzlez Cardozo,

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9. Elizabeth Prez Lutz,

10. Mara del Carmen Martnez Addiego,

11. Mnica Solio,

12. Cecilia Irene Gayoso,

13. Enrique Rodrguez Larreta Martnez,

14. Raquel Nogueira Pauillier,

15. Enrique Rodrguez Larreta Piera

16. Ral Altuna Facal,

17. Mara Margarita Michelini Delle Piane,

18. Sergio Lpez Burgos,

19. Eduardo Dean Bermdez,

20. Ana Ins Quadros,

21. Asil Maceiro,

22. Sara Rita Mndez,

23. Laura Anzalone,

24. Jos Flix Daz,

25. Mara Elba Rama Molla,

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26. Alicia Raquel Cadenas Ravela,

27. Ana Mara Salvo Snchez,

28. Ariel Rogelio Soto Loureiro,

29. Edelweiss Zahn Freire

30. Vctor Hugo Lubin Pelez,

31. Marta Petrides,

32. Gastn Zina Figueredo,

33. Marcelo Ariel Gelman,

34. Nora Eva Gelman,

35. Luis Edgardo Peredo,

36. Mara Elena Laguna,

37. Victoria Grisonas,

38. Beatriz Victoria Barboza,

39. Francisco Javier Peralta,

40. Alvaro Nores Montednico,

41. Patricio Antonio Biedma,

42. Jess Cejas Arias,

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43. Cresencio Nicomedes Galaena Hernndez,

44. Graciela Rutila Artes,

45. Efran Fernando Villa Isola,

46. Marta Bianchi,

47. Luis Brandoni,

48. Mara del Carmen Otonello,

49. Carlos Hiber Santucho,

50. Manuela Santucho,

51. Cristina Silvia Navaja,

52. Nstor Adolfo Rovegno,

53. Carolina Sara Segal,

54. Guillermo Daniel Binstock,

55. Jos Luis Bertazzo,

56. Ubaldo Gonzlez,

57. Raquel Mazer,

58. Dardo Albeano Zelarayn,

59. Ricardo Alberto Gay,

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60. Gustavo Gay,

61. Ana Mara del Carmen Prez,

62. Elsa Graciela Vergara,

63. Luis Alberto Morales,

64. Nidia Beatriz Saenz,

65. Jos Ramn Morales,

66. Jos Ramn Morales (hijo); y

67. Graciela Luisa Vidaillac,

Manuel Juan Cordero Piacentini.

1- Carrera militar. Aspectos Generales.

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Manuel Juan Cordero Piacentini ingres al Ejrcito de la Repblica
Oriental del Uruguay en marzo de 1956, y se retir de esa institucin en 1991
con el grado de Coronel.

Sus primeros aos en la institucin estuvieron caracterizados por pobres


calificaciones y abundantes sanciones. Slo durante su perodo como cadete,
recibi 94 das de arresto riguroso, y durante sus primeros siete aos como
oficial fue sancionado con un total de 53 das de arresto.

Estos son algunos de los comentarios que su desempeo mereci por


parte de sus superiores durante ese perodo:

absoluta falta de responsabilidad, negacin del sentimiento del deber,


falta de dominio de s mismo, falta de dedicacin al trabajo, absoluta
falta de capacidad para el mando.

2 - Antecedentes de participacin en actividades represivas en


Uruguay.

Grupo de Artillera n 5.

Sin embargo, a partir de determinado momento, la carrera de Cordero


Piacentini en el ejrcito dio un vuelco de 180 grados.

Ya no slo dejamos de encontrar en su legajo sanciones y comentarios


despectivos sobre su desempeo, sino que se multiplican los elogios y
felicitaciones.

Si nos atenemos a las constancias de su legajo, la explicacin de ese


cambio tan rotundo parece ser muy sencilla, Cordero Piacentini haba
empezado a cumplir funciones en acciones vinculadas con la llamada lucha
antisubversiva.

En efecto, a partir de 1968, ya dentro del arma de Artillera, Cordero


Piacentini empez desempearse en el Grupo n 5 de esa especialidad.

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Esta unidad militar cumpli un rol central en la feroz represin que se
desat en Uruguay contra organizaciones polticas de izquierda en general, y
en particular contra el Movimiento de Liberacin Nacional. Decenas de
personas pertenecientes a distintas organizaciones polticas fueron brutalmente
torturadas en las instalaciones de esa unidad.

Hubo un oficial que, en estas funciones, se destac del resto, el entonces


Capitn Manuel Juan Cordero Piacentini.

Cordero permaneci en este destino hasta 1973, y fue all donde pudo
especializarse en las dos tareas que desarrollar durante los aos siguientes:

Los operativos de secuestro y el interrogatorio bajo tormentos.

Tambin fue este el perodo en el que Cordero Piacentini comenz a


acumular informacin sobre las organizaciones polticas uruguayas, activo
que, como veremos, marc su carrera en el ejrcito uruguayo.

Son mltiples las menciones y felicitaciones que el desempeo de


Cordero Piacentini mereci durante este perodo, pero resulta particularmente
rico en este sentido el informe de calificacin del perodo 1971/1972, que
forma parte de su legajo personal.

Son tan elocuentes esos comentarios que es necesario escucharlos


textualmente.

All, por ejemplo, se destaca su intervencin en un operativo, en el que


a fin de constatar acciones ilegales llevadas a cabo por elementos
subversivos, luego de recibir la misin panifica la misma, designa los
efectivos, dispone los vehculos e imparte las ordenes correspondientes.

En otra anotacin, se menciona especialmente que:

(como) resultado de una paciente, tenaz y perseverante dedicacin en


el interrogatorio de un detenido, logra detener a otro y localizar un
escondrijo enemigo.
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En otra nota se deja la siguiente constancia:

dando muestras una vez ms de su tenacidad y dedicacin total a la


lucha antisediciosa, obtiene valiossima informacin que da lugar a
numerosas detenciones, una de las cuales realiza en la fecha. Demuestra con
ello una profunda compenetracin del esfuerzo sin pausas que la hora
reclama, aparte de una habilsima aptitud para obtener y procesar
informacin.

Finalmente, tambin en ese informe, se registra que:

en horas de la madrugada lleva a cabo un operativo, como resultado


de una paciente indagatoria logra la detencin de un elemento importante y
que hasta ese momento era insospechado

Si hay algo que llama la atencin de este informe de calificacin del


imputado Cordero Piacentini, son los recursos lingsticos de sus superiores
para encontrar eufemismos para referirse a sus habilidades como torturador.

Es que debe quedar claro que cada vez que all se habla de paciencia en
la indagatoria, tenacidad en el interrogatorio o se destaca su aptitud para
obtencin informacin, se est hablando de su intervencin en sesiones de
tortura.

Impresiona ver cmo aquel oficial caracterizado por su absoluta falta


de responsabilidad, su falta de dedicacin al trabajo y su absoluta falta
de capacidad para el mando, pas a ser este oficial tenaz, perseverante,
paciente, con una profunda compenetracin del esfuerzo sin pausas que la
hora reclama.

Pero no son estos los nicos rasgos salientes del desempeo de Cordero
Piacentini en este tipo de funciones. Sabemos, adems, que como torturador se
destac particularmente con las detenidas mujeres.

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En 1973 se sustanci en su contra un tribunal de honor a partir de la
denuncia de una detenida que sostuvo haber mantenido una relacin
sentimental con l durante su cautiverio.

De las actuaciones labradas en el marco de ese tribunal surge que el Jefe


del Grupo de Artillera 5 sostuvo, refirindose a Cordero, y cito textual:

es de justicia, tambin manifestar, que como interrogador y


particularmente con las detenidas fue de una eficiencia y tenacidad
insuperable

fue un hombre mltiple y sin lugar a dudas el que ms trabaj y rindi


en la lucha antisubversiva

Afirm, finalmente, que haba:

comprobado una antipata general entre todas las detenidas haca el


seor capitn, posiblemente debido a su tenacidad en el interrogatorio

Esta circunstancia es reconocida en el descargo de Cordero Piacentini,


en donde se sostiene que era lgico que intentaran desprestigiarlo, y cito
textual:

por haber sido, en particular, quien reuni las pruebas de la mayora


de las mujeres detenidas en mi Unidad, quien las interrog y causa casi total
de su posterior procesamiento

Ms delante reconoce haber sido muy duro y que el combate se haba


transformado en algo personal para l. Para Cordero, y cito una vez ms de
manera textual: la disyuntiva era los tupamaros o yo.

Queda claro, entonces, el modo en que Cordero se comprometi con las


actividades represivas.

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Es importante tenerlo en cuenta para comprender que estamos ante una
persona que estaba exactamente en el lugar que quera estar, haciendo
exactamente lo que quera hacer.

Este notable cambio en Cordero Piacentini, y su particular compromiso


con sus funciones, no pasaron desapercibidos para sus superiores.

As, en la resolucin que dispone absolverlo de la imputacin que se


haba formulado en su contra en ese tribunal de honor, se destaca que, a partir
de su ascenso a Capitn, no registra constancias negativas y presenta, en
cambio, numerosas anotaciones positivas, y se recalca particularmente, y una
vez ms cito textual, que en el informe de calificacin del ao 72 hay diez
anotaciones positivas en el marco de su participacin en la lucha
antisubversiva.

Se pone de manifiesto una vez ms el punto de inflexin que signific


en la carrera de Cordero Piacentini pasar a desempearse en actividades
vinculadas con la llamada lucha contra la subversin.

Tal como dijimos anteriormente, este perodo no slo sirvi para que
Cordero perfeccionara sus habilidades como secuestrador y torturador,
tambin le permiti acumular informacin sobre las organizaciones polticas
uruguayas, algunas de las cuales, como ya veremos, se transformarn en una
obsesin para Cordero.

En este sentido es importante tener en cuenta que algunos dirigentes


que, posteriormente, integraron el Partido por la Victoria del Pueblo,
estuvieron recluidos en el Grupo de Artillera n 5 durante el perodo en el que
estuvo all Cordero Piacentini.

Durante este debate hemos sabido que estuvieron all, por ejemplo,
Len Duarte, Alberto Cecilio Mechoso Mndez, Pablo Recagno Ibarbur e
Ivonne Tras Hernndez.

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Esta ltima, adems, explic durante su declaracin en este debate que,
luego de ser detenida, le informaron que iba a ser trasladada al Grupo de
Artillera 5 porque all estaban los especialistas de la FAU.

Recordemos, la FAU es la Federacin Anarquista Uruguaya, que,


posteriormente, se integr al PVP y que uno de sus mximos dirigentes,
Gerardo Gatti, fue secretario general del PVP.

Pero la actuacin de Cordero en esta poca no se restringi a los lmites


del Grupo de Artillera 5.

Enrique Rodrguez Larreta nos cont en esta audiencia de debate, que


fue interrogado por Manuel Cordero mientras estuvo detenido, en esa poca,
en el Batalln Florida.

En esa ocasin le pregunt por Pablo Recagno, que, como vimos,


estuvo detenido en el Grupo de Artillera n 5.

Tambin Raquel Nogueira Paullier record haber sido interrogada por


Cordero en el lugar donde estuvo detenida en esa poca y confirm que
Cordero estaba interesado en interrogar a su esposo, Enrique Rodrguez
Larreta.

Esto muestra cmo, ya en ese momento, Cordero Piacentini empez a


acumular la informacin que, como veremos, le permitir ocupar un rol
central en la persecucin de los miembros del Partido por la Victoria del
Pueblo.

3-Sobre su participacin en el Organismo Coordinador de Operaciones


Antisubversivas.

Pero, por supuesto, la participacin de Cordero en actividades


vinculadas con la llamada lucha antisubversiva no termina ah.

Su carrera sigui ntimamente vinculada a esa actividad y, como se


ver, ninguno de los pasos que dio fue fruto del azar.
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Todos ellos fueron importantes para que Cordero cumpliera las
funciones que, como demostraremos, cumpli en los hechos por los cuales lo
acusamos.

De ah la importancia de repasar en detalle su carrera.

El esfuerzo de Cordero fue recompensado y, entre abril de 1973 y


febrero de 1974, fue enviado a la Argentina a realizar el Curso Bsico de
Comando, luego de lo cual fue ascendido a Mayor.

Entre 1974 y 1975, mientras realiza en el Instituto Militar de Estudios


Superiores los estudios que le permiten aprobar el curso de Estado Mayor,
Cordero participa en operativos represivos en el Organismo Coordinador de
Operaciones Antisubversivas de la Divisin de Ejrcito I, tal como surge
expresamente de su legajo.

Una vez ms, la labor de Cordero no pas desapercibida para sus


superiores.

As, por ejemplo, una anotacin inserta en su informe de calificacin del


perodo 1973/1974, da cuenta de que, y cito textual, el:

Mayor Cordero (realiza) enlaces con la polica que determinan en


definitiva y posterior detencin de presuntos sediciosos. Se encarga del
trabajo de inteligencia, evidenciando en la oportunidad resolucin, tenacidad,
inteligencia y claro concepto del desempeo de sus obligaciones.

Posteriormente, de una anotacin del ao 1975 surge que:

en el da de la fecha el suscripto pudo comprobar que este Seor Jefe


ante la necesidad de procesar informacin de gran valor, permanece
trabajando durante un lapso de tiempo prolongado sin tomarse ningn
descanso, demostrando con ello un sentido profundo del deber y un claro
concepto en el desempeo de sus obligaciones.

Finalmente, tambin se dej asentado que:


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con los dems integrantes del rgano Coordinador de Operaciones
Antisubversivas confecciona un documento referente a los antecedentes,
organizacin y actividades del Movimiento 26 de Marzo en la
clandestinidad.

Estas constancias muestran una vez ms la dedicacin y compromiso de


Cordero con la represin ilegal que se desarrollaba en su pas, pero tambin
muestran una evolucin en sus habilidades.

Estas constancias demuestran que Cordero tena ahora el conocimiento


y la destreza suficiente para reconstruir la organizacin de un movimiento
poltico clandestino y, en funcin de esa reconstruccin, organizar su
desarticulacin.

Son estas habilidades las que le permiten a Cordero acceder a su


siguiente destino, el Servicio de Informacin de Defensa, conocido como SID.

Insistimos una vez ms: No hay nada de azaroso en la seleccin de los


destinos en los que Cordero Piacentini cumpli funciones.

Cordero estaba, una vez ms, en el lugar que quera estar, haciendo lo
que mejor saba hacer.

A esta altura, es importante destacar lo siguiente.

Cordero cumpli funciones, de manera casi consecutiva, en tres


organismos emblemticos de la represin en Uruguay.

El Grupo de Artillera n 5, el Organismo Coordinador de Operaciones


Antisubversivas y, ahora, en el SID.

Cordero no era un cuadro cualquiera del ejrcito uruguayo, era un


cuadro que estaba especialmente formado para estar en el lugar en el que
estaba y que, como veremos, fue destinado a la realizacin de una misin muy
particular.

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3. Sobre su participacin en el Servicio de Informacin de Defensa.

Como ya adelantamos, a partir del 24 de marzo de 1976 y hasta


principios de 1977, Cordero Piacentini cumpli funciones en el SID. Como no
poda ser de otra manera, lo hizo en el Departamento III, el operativo.

El Jefe del Departamento era el Teniente Coronel Juan Antonio


Rodrguez Buratti, el segundo, y jefe en los hechos, era Jos Nino Gavazzo, y
el tercero en jerarqua era Manuel Juan Cordero Piacentini.

Estas circunstancias surgen, en primer lugar, del Legajo Personal de


Cordero, en particular de los informes de calificacin correspondientes a los
perodos 75/76 y 76/77.

Tambin surge de la declaracin de Julio Csar Barboza Pla. El testigo


se desempe como personal civil en ese departamento durante el ao 1976, y
confirm que all cumpli funciones Cordero.

Nos cont, adems, que el jefe formal del departamento era Rodrguez
Buratti, pero que, en los hechos, la jefatura era ejercida por Gavazzo, quien,
formalmente, era su segundo jefe.

Relat tambin que debajo de Gavazzo se encontraba Cordero, y


describi la nomenclatura con la que eran identificados cada uno de ellos.

301 era Rodrguez Buratti, 302 Gavazzo y 303 Cordero.

El 3 indicaba el departamento al que pertenecan, y el ltimo nmero


su jerarqua dentro del departamento.

La pertenencia de Cordero al Departamento III del SID, tambin surge


de otras constancias de su legajo personal.

En efecto, durante 1978 se sustanci, a pedido del propio Cordero, un


nuevo tribunal de honor a raz de un rumor sobre su comportamiento.

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De las constancias de ese tribunal agregadas a su legajo, en particular de
uno de los descargos de Cordero, surge que un amigo suyo haba sido
secuestrado por gente del SID, para interrogarlo sobre las preferencias
sexuales de Cordero y si consuma drogas.

De all se desprende que esto sucedi en el ao 1976, cuando l cumpla


servicios en el Servicio de Informacin de Defensa.

Ms delante en ese descargo, surge que a ese amigo lo llevaron al


stano del SID, y que Cordero pudo deducir esto porque ese stano lo haba
arreglado l cuando trabajaba, y cito textual, dentro del propio Servicio y
dentro del Departamento Tres, que era el Departamento Operativo

En esas mismas actuaciones, tanto Rodrguez Buratti como Gavazzo,


confirmaron que el Departamento III del SID condujo, durante 1976, una
investigacin para determinar la conducta moral de Cordero Piacentini.

Ahora bien, tal como habamos adelantado, Cordero fue asignado al


Departamento III del SID para cumplir con una misin especfica.

Para el ao 1976 las fuerzas represivas uruguayas se fijaron un nuevo


objetivo: perseguir a los exiliados polticos radicados en Buenos Aires,
particularmente a los vinculados al PVP.

Para ello se decidi conformar un grupo especial que estuviera en


condiciones de actuar en territorio argentino y en coordinacin con fuerzas
argentinas, en el marco de Cndor.

El grupo se integr, principalmente, por personal del Departamento III


del SID, y estuvo a cargo del Mayor Jos Nino Gavazzo.

Una pieza esencial de ese grupo, fue Manuel Juan Cordero Piacentini.

Era el hombre perfecto para esa funcin. Como ya vimos tena vasta
experiencia en actividades vinculadas con la denominada lucha
antisubversiva.
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Para ser claros, Cordero saba perfectamente cmo planificar y ejecutar
un operativo de secuestro y era especialista en realizar interrogatorios bajo
tormentos.

Adems, recientemente haba pasado casi un ao en Argentina


realizando un curso de comando, razn por la cual tena contactos aqu y
estaba familiarizado con el terreno.

Finalmente, gracias a sus funciones previas, ya posea informacin


sobre las personas que deban secuestrar y los partidos polticos a los que
pertenecan.

Recordemos, muchos de los exiliados polticos radicados en Buenos


Aires, haban permanecido secuestrados en el Grupo de Artillera n 5 a
disposicin de Cordero, o estaban conectados con alguien que haba sido
secuestrado o torturado por Cordero.

Son estas habilidades las que hicieron de Cordero Piacentini una


persona indispensable dentro de ese grupo, puesto que no slo era capaz de
obtener informacin, a travs del secuestro y el interrogatorio bajo tormentos,
sino que tambin poda procesar esa informacin para poder realizar nuevos
operativos.

Fue ese grupo, con el aporte indispensable de Cordero Piacentini, el


que, como ya vimos, planific y ejecut los operativos en los que fueron
secuestrados, entre abril y octubre de 1976, al menos 67 personas, en su
mayora ciudadanos uruguayos pertenecientes o vinculados al Partido por la
Victoria del Pueblo, as como su posterior traslado a centros clandestinos de
detencin donde permanecieron cautivos en condiciones inhumanas y, como
prctica general, fueron interrogados bajo tormentos.

Estos hechos fueron llevados adelante en conjunto con fuerzas


represivas argentinas, en particular con el grupo de agentes a cargo de
Anibal Gordon, y en el marco de Cndor.

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Durante el debate ha quedado acreditado cules fueron las tareas que,
dentro de ese grupo, desarroll Cordero Piacentini para llevar adelante esos
hechos.

4. Cordero en Buenos Aires.

Dado que las personas a secuestrar se encontraban radicadas en


Argentina, particularmente en la Ciudad de Buenos Aires y sus alrededores,
sin perjuicio de la colaboracin de las fuerzas argentinas, fue necesario que
parte de este grupo permaneciera en esta ciudad de forma casi permanente.

En efecto, si bien, como vimos, la conduccin de los operativos y del


centro clandestino en el que luego eran alojadas las personas secuestradas,
estaban a cargo de las fuerzas argentinas, era indispensable, en todo momento,
la presencia del personal uruguayo, pues eran los que tenan la informacin
necesaria para realizar los operativos y procesar la nueva informacin
obtenida a partir de ellos.

Por otra parte, su permanencia aqu permita un contacto fluido con el


resto del grupo, en particular con su jefe que, por lo general, permaneca en
Uruguay.

Ese contacto era indispensable para poder procesar la nueva


informacin y cruzarla con la obtenida o archivada en ese pas.

Ha quedado demostrado que, al menos durante el primer semestre del


ao 1976, uno de los miembros del grupo que permaneca de manera casi
permanente en Buenos Aires, cumpliendo esas funciones, era Manuel Juan
Cordero Piacentini.

Esto surge, por un lado, del propio legajo personal de Cordero, en


particular, de las actuaciones del tribunal de honor al que recin nos hemos
referido.

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En efecto, all, de uno de los descargos formulados por Cordero, surge
que durante 1976 estuvo un ao junto con el Capitn Arab en Buenos Aires,
con quien reconoce haber tenido desinteligencias dado que, y cito textual:

l estaba con una misin all y medio se me desapareca, no cumpla


las misiones para las cuales l haba ido

Por otra parte, de otro pasaje de ese descargo surge que fue l el
responsable de haber llevado a Uruguay, en esa poca, desde Argentina, autos
Ford Falcn para ser utilizados por personal del SID y adems afirma, una vez
ms de manera textual:

Yo iba y vena, yo era el delegado que estaba all, yo quedaba all

Pero no son estos los nicos elementos de los que surge la presencia
continua de Cordero Piacentini en nuestro pas para esa poca.

Julio Csar Barboza Pla, a cuya declaracin ya nos hemos referido,


sostuvo que si bien no recordaba que Cordero permaneciera en Buenos Aires
tanto como el Capitn Arab, s recordaba perodos completos en los que no se
lo vea, luego de los cuales empezaba a haber comentarios sobre cosas
sucedidas en argentina.

Finalmente, y ms all de todas las declaraciones de testigos que


manifiestan haber tenido contacto con Cordero Piacentini en nuestro pas en
esa poca, a las que nos referiremos a continuacin, hay un elemento de
particular valor que da cuenta de la permanencia de Cordero Piacentini en
nuestro pas.

Se trata de un documento que forma parte del material remitido por el


NSA, ms precisamente, un parte de la embajada de los Estados Unidos en
esta ciudad dirigido a la Secretara de Estado, fechado el 23 de julio del 76, e
identificado con n 0000A017.

All, entre otras cuestiones, se da cuenta de la existencia de un informe


reciente del que surge que, de acuerdo a una fuente del Ejrcito Argentino, un
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Mayor del ejrcito uruguayo, asignado al servicio de inteligencia militar del
Uruguay, haba estado en Buenos Aires durante las ltimas semanas
cooperando con las fuerzas de seguridad argentinas en operaciones
antiterroristas.

Recordemos que, en esa poca, Cordero Piacentini revesta el cargo de


Mayor y prestaba servicios en el Servicio de Informacin de Defensa.

5. Cordero en Orletti.

Pero no slo se demostr en este debate que Cordero estaba


prcticamente radicado en nuestro pas en esa poca, sino que ha quedado
evidenciado su presencia habitual en Automotores Orletti, centro clandestino
en el que, como vimos, fueron recluidos la mayora de los ciudadanos
uruguayos secuestrados en nuestro pas durante 1976.

En este sentido han dado cuenta de esta circunstancia los siguientes


testigos:

*** Ana Ins Quadros, Mara del Pilar Nores Montednico, Margarita
Michelini Dellepiane, Raquel Nogueira Paullier, Enrique Rodrguez Larreta
Martnez, Alicia Cadenas Ravela, Laura Anzalone, Ral Altuna Facal, Ana
Mara Salvo Snchez, Gastn Zina, Edelweiss Zahn, Cecilia Gayoso, Jos
Flix Daz Berdayes, Mara Mnica Solio Platero, Ariel Soto Loureiro,
Sergio Lpez Brugos, Enrique Rodrguez Larreta Piera, Sara Rita Mndez y
Jos Lus Muoz Barbachn.

Todos ellos permanecieron recluidos en Automotores Orletti, y todos


dijeron haber advertido, de un modo u otro, la presencia de Cordero Piacentini
en ese lugar.

Entre esos dichos podemos destacar los de Pilar Nores, quien,


recordemos, permaneci secuestrada en Automotores Orletti por ms de un
mes.

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Al ser preguntada si haba visto a Cordero en Automotores Orletti en
ms de una oportunidad, dijo, y cito textual:

Fue en muchas oportunidades, Cordero fue el represor uruguayo, que


ms tiempo vi en Orletti. Era como que estaba instalado, capaz que Gavazzo,
que era el que diriga tambin estaba instalado pero al que ms vi fue a
Cordero.

6. Cordero en las sesiones de tortura.

Sabemos, adems, que una de las tareas que Cordero desempe en


Automotores Orletti, fue participar o conducir las sesiones de torturas a las
que eran sometidos los ciudadanos uruguayos recluidos en ese lugar.

Esto lo sabemos porque numerosos testigos sostuvieron haber sido


torturados personalmente por l.

Algunos de ellos son:

Ana Ins Cuadros, Gastn Zina, Edelweiss Zahn, Cecilia Gayoso,


Raquel Nogueira Paullier, Enrique Rodrguez Larreta Martnez, Alicia Cdena
Ravela, Jos Flix Daz Berdayes, Mara Mnica Solio Platero, Ariel Soto
Loureiro, Sara Rita Mndez y Sergio Lpez Brugos.

As, por ejemplo, Ana Quadros cont cmo, en Orletti, fue llevada a un
cuarto donde haba 4 5 personas, la colgaron de las muecas para atrs, la
enroscaron con un cable, pusieron sal y agua en el piso, y cada vez que por el
peso la cuerda ceda, sus pies tocaban la sal y le daba el golpe de electricidad.

Dijo que entre los hombres que se encontraban all, haba uno que
decan que era mdico, y le tomaba las pulsaciones para ver si podan seguir
hasta que en un momento, la dejaron tirada en el piso y se retiraron.

Despus de un rato, apareci nuevamente Cordero, quien la levant en


andas, ya que ella no poda caminar, la llev a una especie de corredor, la tir
sobre una mesa que haba en el lugar, le puso un trapo en la cabeza; y la viol.
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Por su parte, Gastn Zina, describi cmo fue interrogado bajo
tormentos en Orletti, y luego, al ser preguntado si las personas que lo
interrogaron eran las mismas en Uruguay y en Argentina, dijo que en ambos
lados lo interrogaron Gavazzo y Cordero.

Asimismo, Edelweiss Zahn dijo que cuando estuvo recluida en Orletti,


fue subida a una habitacin donde fue recibida por Manuel Cordero, a quien
pudo identificar por la voz, porque aos antes l haba detenido a su marido en
el Uruguay.

Describi cmo le pidieron que se desnude, cmo la colgaron y cmo le


aplicaron corriente elctrica.

Tambin Cecilia Gayoso dijo que cuando lleg a Orletti fue interrogada
por Manuel Cordero.

Fue l quien le dijo que estaba en manos de los Uruguayos.

Cont que durante ese interrogatorio fue torturada, que se le aplic


electricidad y que estaba colgada con las manos atadas atrs, con los pies
apoyados en el piso.

Por su parte, Ariel Soto Loureriro nos cont que en Orletti fue torturado

por Manuel Cordero junto con el Capitn Arab y el Mayor Gavazzo.

Exlic que le fue posible identificar a Cordero gracias a referencias


posteriores que le dieron otros compaeros que lo conocan de sus actividades
represivas previas en Uruguay.

7. Cordero en los operativos.

Pero como ya adelantamos, los interrogatorios bajo tormentos no fueron


las nicas tareas que, como miembro del grupo a cargo del Mayor Gavazzo,
Cordero Piacentini desempe durante sus estancias en Buenos Aires.

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Tambin particip en la ejecucin de muchos de los operativos en los
que fueron secuestrados, durante 1976, los ciudadanos uruguayos que ya
indicamos.

Es que si bien la conduccin de esos operativos era de las fuerzas


argentinas, cuando era posible resultaba esencial la integracin de los grupos
con agentes uruguayos.

Esa integracin ha sido acreditada a travs de muchos de los testigos


que declararon durante este debate, quienes dijeron haber advertido la
presencia de ciudadanos uruguayos durante los operativos de secuestro y a las
que ya nos hemos referido anteriormente.

Pero adems, algunos testigos dieron cuenta, especficamente, de la


presencia Cordero Piacentini durante esos operativos.

As, por ejemplo, Jorge Washngton Prez, quien dio cuenta que, el 17
de julio de 1976, Gavazzo y Cordero, fueron a su casa y lo llevaron a Orletti.

Por su parte, Ral Altuna Facal dijo que escuch la voz de Cordero
cuando fue interrogado en una camioneta durante su secuestro.

Tal como luego ampliaremos, tambin Mara del Carmen Martnez


Addiego, Sergio Lpez Burgos y Beatriz Barboza Snchez dieron cuenta de la
actuacin de Cordero en los operativos en los que fueron secuestrados.

Queda claro, de este modo, que dos de las funciones que desempe
Cordero como parte del grupo de agentes que se ocup de perseguir a
ciudadanos uruguayos radicados en Argentina durante el ao 1976, consisti
en participar en los operativos de secuestros y de las sesiones de torturas para
buscar informacin.

8. Cordero como especialista del PVP.

Pero ya habamos adelantado que tena una funcin ms, que le


otorgaba una importancia especial dentro de ese grupo.
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Cordero era el encargado principal de procesar la informacin que se
obtena a raz de los operativos y las sesiones de torturas.

Era quien procesaba la informacin vinculada con el PVP e intentaba, a


partir de esa informacin, reconstruir su organigrama.

Era a partir de esa reconstruccin que se orientaban las sesiones de


torturas y se fijaban los nuevos objetivos.

Numerosos testigos han dado cuenta del modo obsesivo en el que


Cordero Piacentini se aboc a la reconstruccin del organigrama de esa
organizacin.

En este sentido resulta particularmente esclarecedora la declaracin de


Pilar Nores quien, recordemos una vez ms, estuvo recluida en Automotores
Orletti durante ms de un mes.

Cont que en el primer lugar en el que permaneci detenida, antes de


ser llevada a Orletti, fue interrogada por Cordero Piacentini quien quera
informacin para completar el organigrama del PVP que estaba haciendo.

Al respecto explic; y cito textual:

El organigrama era eso, un intento de armarel funcionamiento de


una organizacin, no me acuerdo qu forma tena, era inmenso, l lo haba
hecho en un papel muy grande blanco, y como en aquellos tiempos las
sbanas eran blancas la llamaba la sbana

Explic, adems, que para el momento en que fue secuestrada, Cordero


Piacentini ya tena mucha informacin sobre la estructura y funcionamiento de
la organizacin, mucha ms informacin de la que, por ejemplo, poda tener
ella.

Por otra parte, al referirse a la presencia de Cordero en Automotores


Orletti detall, y cito nuevamente de modo textual:

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l tena un pequeo lugarcito, como un cuartito chico, donde tena
una mesita y desplegaba su famosa sbana, y sus lapicitos, y sus lapicitos de
colores y segua rellenando eso, pareca como obsesivo, adems con
documentacin que fue cayendo y haciendo una especie de rompecabezas

Y agreg ms adelante:

con esa documentacin, con esos documentos, con la foto de


Gerardo que estaba en los documentos y con direcciones tambin que
figuraban en apuntes y que terminaron siendo muchas de ellas de
inmobiliarias, bueno llegaron, lleg Cordero, me dio la impresin que era l
el que estaba al frente de operacin de inteligencia o de averiguacin y
llegaron a algunos locales, esas fueron las puntas para las cadas del 13 y
14 de julio.

De este rol desempeado por Cordero tambin dio cuenta Ana Quadros,
quien describi cmo, estando en Orletti, la llevaron a un cuarto donde se
present un hombre que le dijo llamarse Manuel Cordero, que haba conocido
a compaeros de ella detenidos en Montevideo y que comenz a preguntarle
por vacos en un organigrama.

Cont que el organigrama estaba en la pared, tena a las figuras


principales arriba, los distintos sectores y rayitas con nombres.

Pudo leer los nombres de la direccin, donde figuraban Len Duarte,


Gerardo y Mauricio Gatti y Hugo Cores.

Estaban las distintas subdivisiones, en el frente de masa figuraba su


nombre y los de varios contactos que ella haba tenido.

Tambin estaba el brazo militar y el de servicios.

Tambin Raquel Nogueira Paullier, al describir el modo en que fue


interrogada por Manuel Cordero en Automotores Orletti, explic que le
exhibi el organigrama en el que estaba reconstruyendo la estructura del PVP

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y el modo en que se sorprendi al advertir la cantidad y precisin de la
informacin que estaba all volcada.

En este mismo sentido, Ariel Soto Loureiro cont que en un momento


del interrogatorio al que lo someti, Cordero le levant la venda que cubra
sus ojos para que pudiera ver el organigrama del PVP que estaba armando.

En trminos similares, Sara Mndez cont que durante el interrogatorio


al que fue sometida en Orletti, en el que participaron Gavazzo y Cordero, se le
exhibi un organigrama de tipo piramidal con informacin sobre la
organizacin del PVP.

Por su parte, Ricardo Gil Iribarne, privado de su libertad en Uruguay en


marzo de 1976, y en donde permaneci recluido hasta 1984, explic, al ser
preguntado por el contenido de los interrogatorios a los que era sometido, que
a partir de junio de ese ao sus interrogadores queran determinar quines
formaban parte del PVP y que, a tal fin, tenan una especie de lbum de
figuritas donde queran ir completando todos los miembros, las secciones y
qu haca cada uno.

Cuando se le pregunt quines lo interrogaban sobre ese lbum, dijo, y


cito sus palabras:

eran muchos que iban y venan a interrogarme, en general no era uno


solo. Entre ellos Cordero, que cada vez que volva era porque tena
informacin nueva del PVP en la Argentina.

Si hubiera alguna duda sobre la importancia de Cordero Piacentini para


la estructura represiva uruguaya en general y para el grupo de agentes que
integraba en particular, hay un ltimo dato que surge de su legajo personal que
me gustara destacar.

Es una anotacin, fechada el 3 de agosto de 1976, que da cuenta de una


conferencia dada por Cordero en el Saln de Actos del Comando General del
Ejrcito ante los oficiales generales, los oficiales superiores y altas
autoridades de la Nacin.

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La finalidad de la conferencia fue, y cito textual:

actualizar a las autoridades presentes las ltimas informaciones que


se tiene sobre los diversos movimientos sediciosos que actan dentro y fuera
del pas

Sres. Jueces: De toda la estructura del ejrcito uruguayo, la persona


encargada de presentar, ante las mximas autoridades gubernamentales, la
informacin que las fuerzas represivas tenan sobre los movimientos polticos
opositores a agosto de 1976, fue Manuel Juan Cordero Piacentini.

Esto muestra lo indispensables que resultaban las habilidades de


Cordero, ya no slo dentro del grupo que integraba sino para toda la estructura
represiva uruguaya.

9- Cordero en Uruguay y las cadas de sept./oct.

Es importante sealar, adems, que las funciones que desempe


Cordero para cumplir con el objetivo que se haba planteado el grupo que
integraba, no siempre fueron desarrolladas en nuestro pas.

Parte del grupo que integraba permaneca en Uruguay, pues, como


hemos visto, all fueron recluidas muchas de las personas secuestradas en
nuestro pas; y era all donde tambin se poda obtener ms informacin
para continuar con las tareas.

Al respecto, resultan esclarecedores, una vez ms, los dichos de Gil


Iribarne.

Durante su declaracin nos explic que cuando estuvo recluido en el


centro de detencin conocido como el infierno, fue torturado, describiendo
en detalle las torturas que haba padecido.

Nos cont, por ejemplo, que uno de los mtodos preferidos era la
colgada.

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En sus propias palabras, consista en lo siguiente:

El infierno era como un gran galpn que tena una escalera de 17


escalones y arriba tena una baranda en la que a uno lo colgaban esposado
con los brazos para atrs y los pies apenas tocando el suelo durante horas, lo
que te deja los brazos dormidos durante tiempo, especialmente si quedas
suspendido. Eso se poda combinar con picana que era sistemtica

Tambin nos cont que fue torturado por Manuel Cordero y Jorge
Silveira.

Dijo que no tena dudas de que haba sido interrogado por Cordero, por
un lado por su voz, y por otro porque en una oportunidad le dijo mira que te
vuelvo a colgar.

Cont, adems, que en el infierno Cordero era conocido como 303.

Debe quedar en claro, en definitiva, que las principales tareas de


Cordero Piacentini dentro del grupo, eran el interrogatorio bajo tormentos y el
procesamiento de informacin.

Estas tareas las cumpla en Uruguay o en Argentina, de acuerdo a las


necesidades del momento, pero siempre orientadas a un mismo fin:

Continuar con la persecucin de los ciudadanos uruguayos radicados


en nuestro pas, en particular con los miembros del PVP.

De tal modo, luego del traslado a Uruguay de una parte de las personas
secuestradas en Argentina, la presencia de Cordero Piacentini en su pas se
hizo ms necesaria, y, por lo tanto, su presencia en Buenos Aires se volvi
ms espordica.

De las actividades que realizaba Cordero Piacentini en Uruguay, en


particular a partir de julio de 1976, da cuenta, por ejemplo, la declaracin de
Raquel Nogueira Paullier, quien nos cont que durante su cautiverio en
Montevideo, volvi a ver a Cordero muchas veces.
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As, detall que la someti a un interrogatorio en una oportunidad, que
participaba de las guardias y que estaba a cara descubierta, con lo cual pudo
identificarlo claramente.

En este mismo sentido, Alicia Cdenas, al referirse a su cautiverio en


Uruguay, dijo que Cordero estuvo siempre: entraba, sala, torturaba.

Record especialmente que a raz de una sancin, Cordero haba tenido


que hacer la guardia durante un mes.

Tambin Ral Altuna Facal, Enrique Rodrguez Larreta Martnez, Elba


Rama Molla y Jos Flix Daz Berdayes dijeron haber tenido contacto con
Manuel Cordero durante sus cautiverios en Uruguay.

Sin embargo, que la presencia de Cordero Piacentini en Buenos Aires


fuera menos frecuente en ese momento y que desde all contribuyera a los
secuestros que se ejecutaban en la Argentina, no quiere decir que no se
trasladara cuando fuera necesario.

Numerosos elementos de prueba producidos durante el debate


demuestran que tambin con posterioridad a julio de 1976 Cordero Piacentini
estuvo en Buenos Aires.

As, por ejemplo, Pilar Nores, al referirse a la serie de secuestros


ejecutados por el grupo al que perteneca Cordero entre los meses de
septiembre y octubre de 1976, dijo que, para esas fechas, todos los miembros
del grupo se haban ido para Buenos Aires; y agreg que, de acuerdo a sus
recuerdos, haba quedado un Mayor de apellido Martnez de guardia, pero
que Cordero era uno de los que haba viajado.

Asimismo, Enrique Rodrguez Larreta Martnez nos cont que, cuando


estuvo secuestrado en la sede del SID, mantuvo varias conversaciones con
Cordero Piacentini y que fue a travs de una de esas conversaciones que supo
que Pablo Recagno haba sido secuestrado en Argentina.

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Nos cont que Cordero le dijo que haba estado con Recagno en
Buenos Aires, que l y otros le haban pedido que los ayudase, pero que les
haba dicho que no poda hacer nada por ellos.

Cordero le record adems que l le haba dicho a Pablo que se fuera


bien lejos.

No debemos olvidar que Pablo Recagno haba permanecido detenido a


disposicin de Cordero Piacentini en el Grupo de Artillera n 5.

Rodrguez Larreta Martnez nos cont tambin que en esa ocasin,


Cordero mencion a otro dirigente anarquista, tambin secuestrado en esa
poca.

Si bien en un primer momento no pudo recordar su nombre, al ser


preguntado especficamente, record que se trataba de Mechoso Mndez.

Recordemos que, tal como mencionamos anteriormente, en este debate


ha aquedado demostrado que tanto Recagno Ibarbur como Mechoso Mndez
fueron secuestrados en nuestro pas por el grupo de agentes a cargo de
Gavazzo.

Mechoso Mndez el 26 de septiembre de 1976 y Pablo Recagno el 1 de


octubre de ese ao.

Tambin Gil Iribarne seal que cuando estuvo recluido en el Cuartel


1ro de La Paloma, entre octubre y noviembre de 1976, Cordero Piacentini le
dijo que haban secuestrado a su amigo Pablo Recagno y que no saban qu
iban a hacer con l.

Aclar, al respecto, que tuvo esa conversacin con Cordero a cara


descubierta.

Asimismo, Alberto Mechoso Castellonese sostuvo en su declaracin


que Cordero Piacentini estuvo presente en el operativo en el que fue
secuestrado junto a su madre y su hermana el 26 de septiembre de 1976.
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Por su parte, Beatriz Barboza Snchez, secuestrada en Buenos Aires y
llevada a Orletti el 30 de septiembre de 1976, cont que una de las personas
que particip en el operativo en el que fue privada de su libertad era de
nacionalidad Uruguaya.

Agreg que, si bien no lo poda asegurar, crea reconocer que esa


persona era Manuel Cordero.

El contexto probatorio nos permite a nosotros asegurarlo.

En este sentido, tambin debemos destacar la declaracin de Francisco


Javier Peralta, secuestrado al igual que su esposa, Beatriz Barboza, el 30 de
septiembre, y trasladado a Uruguay junto con ella, algunos das despus.

Describi que, por el tono de las voces y el contenido de sus dichos,


pudo determinar que las personas que lo interrogaron en Uruguay eran las
mismas que lo haban interrogado en Argentina, y que tanto en el lugar donde
fue interrogado en Uruguay como en Orletti pudo ver colgado de una pared el
organigrama del PVP.

Recordemos que dentro del equipo a cargo del Mayor Gavazzo, el


armado de ese organigrama era parte de las tareas que llev a cabo Manuel
Cordero.

10- Cordero y los casos imputados.

Sres. Jueces: Lo expuesto hasta aqu demuestra el rol esencial que


Cordero Piacentini desempe dentro del grupo de agentes a cargo del Mayor
Nino Gavazzo que, entre abril y octubre de 1976, de manera conjunta con
fuerzas argentinas y en el marco de la asociacin ilcita Cndor que integr,
secuestr al menos a 67 personas, en su mayora ciudadanos uruguayos
radicados en nuestro pas, pertenecientes o vinculados al Partido por la
Victoria del Pueblo.

Ha quedado demostrado, de esta manera, que Cordero Piacentini no


slo intervino en la ejecucin de muchos de esos secuestros, y que se ocup
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personalmente de muchas las sesiones de torturas a las que fueron sometidas
las personas secuestradas, sino que fue el responsable de coordinar toda la
inteligencia necesaria para que el grupo que integraba pudiera llevar adelante
esos hechos.

Gracias a la informacin que, como vimos, ya posea; y a las


habilidades que haba adquirido en los aos que haba estado ocupado en las
llamadas operaciones antisubversivas, Cordero Piacentini fue quien pudo
procesar toda la informacin que se fue obteniendo a partir de los operativos
para ir reconstruyendo el organigrama del Partido por la Victoria del Pueblo y
planificar, a partir de esa reconstruccin, los nuevos operativos y orientar las
sesiones de torturas.

En este sentido y respecto del secuestro y desaparicin de Mara


Claudia Garca Iruretagoyena de Gelman, es necesario recordar que, si bien no
form parte del Partido por la Victoria del Pueblo, como ya expusimos
durante el debate se demostr la intervencin del grupo de agentes uruguayos
del que form parte Cordero Piacentini en el traslado de Iruretagoyena a
Uruguay y su cautiverio en el CCD que funcion en la sede del SID.

Es en razn de todas estas acciones que desempe desde ese rol que
Cordero Piacentini es responsable por todos esos hechos, ejecutados de
manera coordinada por el grupo de agentes a cargo de Nino Gavazzo, al que
perteneca ,y por las fuerzas represivas argentinas.

Desgraciadamente, los trminos en que fue solicitada y concedida su


extradicin, slo nos permite formular acusacin en su contra por algunos de
esos hechos.

Estos hechos son las privaciones ilegtimas de la libertad agravadas de:

1. Ary Cabrera Prates,

2. Jos Hugo Mndez Donado,

3. Francisco Edgardo Candia Correa,


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4. Len Guadalberto Duarte Lujn,

5. Rubn Prieto Gonzlez,

6. Adalberto Soba,

7. Alberto Cecilio Mechoso Mndez,

8. Mara Emilia Islas Gatti de Zaffaroni,

9. Jorge Roberto Zaffaroni Castilla,

10. Washington Cram Gonzlez y

11. Mara Claudia Garca Iruretagoyena de Gelman.

Por las mismas razones, tampoco podemos formular acusacin en su


contra por su participacin en la asociacin ilcita que hemos denominado
Cndor, pese a que ha quedado demostrado que la integr.

Sin perjuicio de lo ya expuesto y de que ya nos hemos referido a ello


cuando expusimos sobre estos hechos, es importante recordar que, adems,
durante el debate se ha podido acreditar la intervencin directa de Cordero
Piacentini en la ejecucin de algunos de estos hechos, extremo que vuelve a
confirmar las variadas tareas que realiz Cordero en su rol represivo.

As, por ejemplo, se prob la intervencin de Cordero en el operativo en


el que fueron secuestrados Hugo Mndez y Mara del Crmen Martnez
Addiego, a travs de los dichos de esta ltima, quien nos dijo que, gracias a
referencias posteriores que le dio Washington Prez, pudo reconocer a Manuel
Cordero como una de las personas presentes cuando fue secuestrada en su
casa.

Tambin, supimos de la intervencin de Cordero Piacentini en el


secuestro de Alberto Mechoso, a travs de la declaracin de Alberto Mechoso

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Castellonese, quien nos dijo que Cordero particip del procedimiento en el
que fue detenido junto con su madre y su hermana el 26 de septiembre del 76,
ocurrido unas horas despus que aquel en el cual fue secuestrado su padre,
Alberto Mechoso.

Supimos gracias a la declaracin de Sergio Lpez Brugos, de la


participacin de Cordero Piacentini en el operativo en el que fue secuestrado
junto con Len Duarte en un bar en la esquina de Boedo y Carlos Calvo.

Recordemos que en esa ocasin Cordero le provoc a Lpez Burgos una


fractura en el maxilar, al darle patadas en la cara luego de que intentara
resistirse.

A travs de las declaraciones de Jorge Washington Prez y Enrique


Rodrguez Larreta Piera, tambin se prob que Cordero Piacentini estuvo
junto a Len Duarte en Automotores Orletti.

Especialmente, recordemos que Rodrguez Laretta Piera vio cmo


Cordero, de rodillas, le hablaba.

Asimismo, sabemos de la intervencin de Cordero Piacentini en el


secuestro y desaparicin de Ary Cabrera Prates, a travs de Ricardo Gil
Iribarne quien cont que, cuando Manuel Cordero Piacentini lo interrog y
tortur en abril de 1976, le pregunt por Ary Cabrera y le inform que lo
tenan secuestrado en Buenos Aires.

Finalmente, en cuanto al secuestro y desaparicin de Mara Emilia Islas


Gatti de Zaffaroni, relat Alvaro Nores que crea recordar que mientras estuvo
detenido en Montevideo, Cordero Piacentini le dijo que Mara Emilia estaba
embarazada cuando fue secuestrada.

11- Cierre.

Sres. Jueces: en este juicio se acreditaron las actividades represivas


sistemticas y coordinadas desarrolladas por las fuerzas de la regin y,
particularmente en este punto, entre el grupo conformado por los integrantes
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argentinos de la OT 18 de la SIDE y el grupo de agentes uruguayos, para la
persecucin de opositores polticos de nacionalidad uruguaya.

Todos dividieron y coordinaron sus funciones con unidad de designio


criminal en la bsqueda de informacin, en la ubicacin de los objetivos, en
los secuestros, desapariciones, torturas y asesinatos de personas.

Lo hicieron desde la Argentina o fuera de ella, desde Uruguay.

Cada uno ejecut una parte del mismo plan criminal, sabiendo que la
propia actividad contribua a los hechos comunes.

Y todo lo expuesto, muestra que durante el debate se ha producido


prueba suficiente para tener por acreditado el aporte que, como miembro del
grupo de agentes a cargo del Mayor Nino Gavazzo, Cordero Piacentini ha
realizado en los secuestros, torturas y cautiverios en condiciones inhumanas
que padecieron las 11 vctimas por las que se encuentra imputado.

Pese al tenor y a las caractersticas de esas contribuciones, realizadas en


el contexto del plan criminal comn ejecutado, no puede a nuestro criterio
imputrsele una coautora funcional, pues pese a que en Uruguay revesta la
calidad de funcionario pblico, su actuacin en nuestro Pas fue clandestina e
ilegalmente aceptada, esto es, sin las formalidades y fuera de los protocoles
que rigen el desempeo de agentes extranjeros en territorio argentino.

El tipo penal que aplicaremos es especfico; y requiere que el autor


revista la calidad de funcionario pblico, tal como la revistieron algunos de los
integrantes del grupo perteneciente a la OT 18.

Debe concluirse, entonces, que Cordero contribuy necesariamente a la


actividad ilegal de ese grupo.

Como recin mencionamos, los trminos en que fue concedida su


extradicin tambin nos fijan lmites en la imputacin.

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Reiteramos: no podremos acusarlo por los tormentos que padecieron las
vctimas, pues su extradicin por esos hechos no fue requerida; ni por haber
tomado parte en la asociacin ilcita, dado que por ese crimen no fue
concedida.

Pero adems de lo ya dicho, podremos utilizar slo una de las


agravantes contempladas por las figuras de privacin ilegtima de la libertad,
la que fue mencionada en la peticin y en la concesin de la extradicin.

En consecuencia, Manuel Juan Cordero Piacentini es partcipe


necesario penalmente responsable de las privaciones ilegtimas de la libertad,
agravadas por la calidad de funcionario pblico, de:

1. Ary Cabrera Prates,

2. Jos Hugo Mndez Donado,

3. Francisco Edgardo Candia Correa,

4. Len Guadalberto Duarte Lujn,

5. Rubn Prieto Gonzlez,

6. Adalberto Soba,

7. Alberto Cecilio Mechoso Mndez,

8. Mara Emilia Islas Gatti de Zaffaroni,

9. Jorge Roberto Zaffaroni Castilla,

10. Washington Cram Gonzlez y

11. Mara Claudia Garca Iruretagoyena de Gelman.

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Enrique Braulio Olea

Estructura Zona V, y subzona 52

Para poder adentrarnos en el anlisis de la responsabilidad que, en


carcter de Jefe del Batalln de Ingenieros de Construcciones 181 y Jefe del
rea de defensa 521, le cabe a Enrique Braulio Olea por los hechos que se le
imputan, es necesario hacer antes, una breve explicacin de la estructura
represiva en la que esa dependencia se encontraba inserta, de acuerdo a la
divisin territorial existente para fines de 1976.

La Zona V, qued a cargo del Comando del V Cuerpo de Ejrcito con


asiento en la ciudad de Baha Blanca; y tuvo jurisdiccin en el sur de la
Provincia de Buenos Aires y toda la Patagonia, es decir, el territorio de las
provincias de Neuqun, Ro Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego.

Estuvieron a cargo de ese comando, entre 1976 y 1977, el General


Osvaldo Ren Azpitarte y, entre diciembre de 1977 y octubre de 1979, el
General Jos Antonio Vaquero.

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La zona V estuvo dividida en tres sub-zonas hasta 1980, ao en el cual
fue creada una cuarta, con asiento en Ro Gallegos, provincia de Santa Cruz.

Como sola suceder, el comando de la sub-zona I qued a cargo del


segundo comandante del quinto cuerpo, y tambin tuvo su asiento en la ciudad
de Baha Blanca. El territorio a su cargo abarcaba el sur de la provincia de
Buenos Aires, y el este de la provincia de Ro Negro.

La sub-zona 52 qued a cargo de la VI Brigada de Infantera de


Montaa con asiento en la ciudad de Neuqun, y su jurisdiccin abarc el
oeste de la provincia de Ro Negro y toda la provincia de Neuqun.

A la Brigada de Infantera IX con asiento en la ciudad de Comodoro


Rivadavia le fue asignada el comando de la subzona 53, a la que le
corresponda el territorio de las actuales provincias de Chubut, Sana Cruz y
Tierra del fuego.

Bajo dependencia operacional de cada una de las subzonas actuaron,


respectivamente, los Destacamentos de Inteligencia 181, 182 y 183.

El rea que estuvo a cargo del imputado Olea, formaba parte de la sub-
zona 52. Veremos ahora cmo estaba compuesta.

Como ya dijimos, su direccin estaba asignada a la VI Brigada de


Infantera de Montaa instalada en la ciudad de Neuqun, y estuvo a cargo del
General de Brigada Horacio Toms Liendo entre diciembre de 1975 y abril de
1976, luego, en comisin, del Coronel Jorge Ricardo Luera, hasta que en junio
de ese ao asumi el General de Brigada Jos Lus Sexton, quien permaneci
all hasta fines de 1977.

La sub-zona 52 estaba dividida en 4 reas.

A la 521 le corresponda la zona del llamado alto valle, que abarcaba


una parte de la provincia de Ro Negro y las localidades de la provincia de
Neuqun que se encuentra en la vera del Ro Limay.

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Se encontraba a cargo del Batalln de Ingenieros de Construccin 181
con asiento tambin en la ciudad de Neuqun, el que, como veremos, durante
los aos 1976 y 1977, estuvo a cargo del entonces Coronel Enrique Braulio
Olea.

Al rea 522 le corresponda la parte norte de la provincia de Neuqun, y


se encontraba a cargo de los Regimientos de Infantera de Montaa 10
2,1segn la antigedad de quienes fueran sus jefes.

Ese criterio de colocar al mando al jefe ms antiguo tambin se adopt


para determinar la Jefatura del rea 523. Segn el caso, se encontraba a cargo
del Jefe del Regimiento de Infantera de Montaa 26, del Grupo de Artillera
de Montaa 6 o del Regimiento de Caballera de Montaa 4. Le corresponda
la parte sur de esa provincia.

Finalmente, el rea 524 abarcaba el sector cordillerano de la provincia


de Rio Negro y su jefatura haba sido asignada al Director la Escuela de
Instruccin Andina ubicada en la ciudad de San Carlos de Bariloche.

De todo el territorio de la subzona 52, la franja ms densamente


poblada, y con mayor actividad represiva, fue la del llamado alto valle
que, como vimos, se encontraba bajo el control del rea 521.

Tanto el BIC 181, a cargo del rea, como la Brigada VI de Infantera de


Montaa, a cargo de la subzona, como el Destacamento de Inteligencia 182,
tenan asiento en la ciudad de Neuqun.

Esta superposicin, sumada a la importancia estratgica del territorio,


hizo que el control ejercido por el Comando de Subzona 52 y la actividad de
inteligencia desplegada por el destacamento 182, fueran ms intensos sobre el
territorio del rea 521 que sobre las otras reas.

Entre los aos 1976 y 1977 ese Destacamento de Inteligencia 182


estuvo a cargo de Mario Alberto Gmez Arenas, quien tambin se encuentra
imputado en este proceso pero que fue recientemente excluido de este debate.

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Fue el mismo Gomez Arenas quien dej constancia en los libros
histricos correspondientes a esos aos que el Destacamento, cito,
increment su actividad especfica de acuerdo con el incremento de la
actividad subversiva, producida en la jurisdiccin.

Esta actividad era realizada bajo el control operacional del Comando de


la Subzona, y en coordinacin con el G 2 del Estado Mayor de la Brigada,
que, en esos aos se encontraba a cargo del Teniente Coronel Reinhold.

Sabemos que, en carcter de personal civil, se desempe en el


destacamento 182 durante parte del ao 1976 Ral Antonio Gugliemineti,
quien luego form parte del grupo de agentes de Anbal Gordon que opero en
el CCD Automotores Orletti. As surge de la declaracin de Jos Lus Cceres
incorporada al debate.

Luego de que asumiera el comando de la subzona, el General Sexton


dispuso la creacin de un CCD. Para ello se utiliz una antigua construccin
que se encontraba a escasos metros del predio del Batalln de Ingenieros de
Construcciones a cargo de Enrique Braulio Olea, y fue personal del Batalln
el que se ocup, por disposicin de Olea, de acondicionar ese lugar para su
nuevo propsito.

As surge de las declaraciones de Alberto Pane, Alfredo Adrin Guidi,


Jorge Alberto Amare, Alberto Anibal Araujo, Hctor Eduardo Gonzlez y
Ral Esteban Radonich.

Todos ellos prestaron funciones como oficiales, suboficiales o soldados


en el BIC 181 en aquella poca. Tambin se desprende de la declaracin
indagatoria del Gral. Sexton, y de las propias declaraciones de Olea.

Ese CCD fue conocido como La Escuelita.

Sabemos, a travs de esas declaraciones, que el control sobre ese centro


era ejercido directamente por el Comando de Subzona, y que los
interrogatorios que eran realizados ah dentro eran conducidos por el personal
de inteligencia dependiente del Destacamento.

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Sobre el funcionamiento de La Escuelita, contamos, por ejemplo, con la
declaracin de Ral Esteban Radonich. Radonich, quien cont que haba
sabido de la existencia de ese predio cuando cumpli el servicio militar en el
BIC 181 durante el ao 1976.

Pero fue recin cuando fue secuestrado por personal que se identific
como de la Polica Federal el 13 de enero de 1977 que experiment en carne
propia qu suceda ah dentro.

Cont que cuando estuvo recluido en ese predio, que luego pudo saber
que era La Escuelita, fue interrogado bajo tormentos.

Detall que fue esposado de pies y manos contra el elstico de una


cama, y que, en esa condicin se le aplicaron descargas de corriente elctrica.

Fue liberado menos de una semana despus en un descampado.

Este mtodo de interrogatorio fue una prctica sistemtica en La


Escuelita.

As surge, por ejemplo, de las declaraciones de Pedro Justo Rodrguez y


Lus Alfredo Genga.

Es importante dejar en claro que La Escuelita funcion como un lugar


de cautiverio transitorio.

All eran trasladadas las personas para ser interrogadas bajo tormentos
de manera sistemtica, pero como regla general, no permanecan alojadas all
por perodos prolongados de tiempo.

En principio, permanecan recluidas en Unidades del Servicio


Penitenciario o dependencias de las policas provinciales o de la Polica
Federal.

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Sres. Jueces: con esta breve sntesis, estamos ahora s en condiciones de
explicar cmo se insert en esta estructura Enrique Braulio Olea, en su
carcter de Jefe del rea 521.

1- Antecedentes en el Ejrcito Argentino.

Enrique Braulio Olea ingres al Ejrcito Argentino en 1950 y se


especializ en el arma de ingenieros. Se retir de esa institucin en el ao
1986, con el cargo de General de Brigada.

2- Cargo que ocupaba en el EA al momento de los hechos.

Segn del informe de calificacin del perodo 75/76, que forma parte de
su Legajo Personal del Ejrcito, a partir del 6 de diciembre de 1975, y con el
rango de Teniente Coronel, pas a desempearse como Jefe del Batalln de
Ingenieros de Construcciones 181, con asiento en la Ciudad de Neuqun.

Permaneci en ese destino hasta el 11 de noviembre de 1977, fecha en


la que fue destinado a la Jefatura III del Comando en Jefe del Ejrcito.

3- Lugar que ocupaba el BIC 181 en la estructura represiva.

Durante este debate se acredit que, como Jefe del Batalln de


Ingenieros de Construccin 181, Enrique Braulio Olea fue adems, Jefe del
rea de defensa 521, la cual, como ya hemos visto, dependa del Comando de
Subzona 52, el que, a su vez, responda al Comando de la Zona n 5.

Es en razn de las funciones que desempe en esa jefatura de rea que,


en este debate, se encuentra acusado de haber integrado la asociacin ilcita
Cndor; y de haber participado en la las privaciones ilegales de la libertad de
Carmen Anglica Delard Cabezas y Jos Luis Appel de la Cruz.

3- Indagatorias.

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Tanto en su declaracin prestada en este debate, como en las diversas
declaraciones indagatorias prestadas a lo largo de los aos, Olea ha negado
algunos de los extremos de esta acusacin y admitido otros.

As, Olea reconoci haber sido Jefe del Batalln de Ingenieros de


Construccin 181 y, en funcin de ese cargo, Jefe del rea de defensa 521.

Sin embargo, neg haber participado en la asociacin ilcita Cndor y


en las privaciones ilegales de la libertad de Carmen Anglica Delard Cabezas
y Jos Luis Appel de la Cruz.

Sostuvo, en este sentido, que sus funciones como jefe de rea estaban
relacionadas con la ejecucin de operaciones reglamentarias militares y de
seguridad, tales como, patrullajes, controles de ruta y controles de poblacin
en general.

Segn Olea, esas tareas eran realizadas en cumplimiento de las rdenes


que llegaban semanalmente del Comando de la VIta. Brigada de Infantera de
Montaa y que perseguan el objetivo de desalentar o detectar acciones de
elementos subversivos.

Sostuvo adems que, para su cumplimiento, slo dispona del 30% del
personal del batalln a su cargo; y que los procedimientos eran realizados con
vehculos militares debidamente identificados y con personal uniformado.

Respecto del CCD conocido como La Escuelita, si bien reconoci su


existencia como LRD, sostuvo que se encontraba fuera de los lmites del
Batalln y a exclusiva disposicin del Comando de la Subzona, por lo que
neg haber ejercido algn tipo de control sobre lo que all suceda.

Tambin reconoci que personal del batalln particip de las tareas de


acondicionamiento; y que en algunas oportunidades el batalln provey el
alimento para personal del interior que era alojado en esa instalacin, pero
que esas tareas fueron realizadas por orden del Comando de Subzona.

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Por otra parte, neg que personal a su cargo hubiera realizado alguna
detencin, pero manifest que an en caso de que lo hubiera hecho deban
poner a la persona detenida a disposicin del Comando de Subzona, que era el
que resolva qu hacer con ella.

Sin perjuicio de ello, dijo que si en los controles se encontraba alguna


persona indocumentada o que portaba armas se la llevaba a la dependencia
policial correspondiente, que para eso intervena personal policial en los
operativos.

Asimismo, Olea argument en su defensa que al estar ubicados en la


misma ciudad el Comando de sub-zona 52 y la jefatura del rea 521, era el
Comando de Subzona el que conduca las operaciones de lucha contra la
subversin en la jurisdiccin del rea, ordenando su ejecucin, a veces, al
BIC 181.

Otras veces, esas operaciones eran ejecutadas directamente por las


secciones que tena la sub-zona bajo sus rdenes directas, provenientes de
las unidades del interior de las provincias; o elementos policiales o de
seguridad que existan dentro de la zona y se encontraban bajo su control
operacional.

Finalmente, indic que el territorio asignado al rea 521, era una zona
de relativa tranquilidad en trminos de actividad subversiva, que estaba
catalogada como una zona de descanso y trnsito de subversivos.

Sin embargo, a pesar de lo negado por Olea, lo cierto es que, tal como
ya explicamos en la audiencia anterior y como detallaremos a continuacin, la
prueba producida durante el debate demuestra que las funciones que
desempe en su carcter de Jefe del rea 521, estuvieron ntimamente
ligadas con la represin ilegal desarrollada por la ltima dictadura
militar, y contribuyeron a la ejecucin del plan criminal y a los secuestros
y desapariciones de Carmen Delard y Jos Luis Appel.

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Y que fue a travs del desempeo de las funciones adicionales que
ya explicamos, que contribuy con la asociacin ilcita Cndor, de la que
form parte.

4- Funciones como jefe del rea 521 dentro de la estructura represiva.

En primer lugar, ya hemos mostrado cmo las Jefaturas de rea


cumplan un rol esencial dentro de la estructura represiva montada por el
gobierno de facto para desarrollar la llamada lucha contra la subversin.

Tal como ha afirmado el imputado, por ser - como regla general- el


ltimo eslabn dentro de la estructura represiva, las jefaturas de rea se
ocupaban de ejercer el control directo de la poblacin a travs de, por
ejemplo, controles vehiculares o controles de documentacin.

Pero de ningn modo sus funciones terminaban all.

Como ya hemos visto, las funciones de las Jefaturas de reas podan ir


desde la realizacin de acciones psicolgicas hasta la ejecucin directa de
operativos de secuestro, pasando por asegurar la liberacin de un rea para
que otro grupo operativo pueda realizar un secuestro o la instalacin y
mantenimiento de un Centro Clandestino de Detencin.

Tal como ya hemos mostrado, las funciones de los Jefes de rea


variaban de acuerdo a las caractersticas geogrficas y poblacionales del
territorio a su cargo, y de la estrategia que fijaban los respectivos
comandos de Zona y Subzona.

Pero tambin hemos destacado que este juicio prob que, mnimamente
y por estar relacionadas con el control directo del territorio, sus funciones
exigan que conocieran si dentro de su jurisdiccin se iba a realizar un
operativo, para garantizar su ejecucin y para evitar el enfrentamiento entre
las llamadas fuerzas amigas.

Por otra parte, como ya vimos y veremos en profundidad a


continuacin, no es cierto que las funciones que Olea admiti haber cumplido
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como jefe de rea, que podemos denominar como de seguridad, fueran
acciones inocuas.

Ya hemos mostrado cmo esos patrullajes o controles de


documentacin servan no slo como elemento disuasivo, sino que tambin
permitan recolectar informacin, que luego era utilizada para realizar otros
operativos o fijar nuevos blancos.

Como ya explicamos, las tareas de control poblacional era una de las


tcnicas especficas y distintivas de la denominada guerra
contrarevolucionaria.

Ya dijimos y fundamos que, en s mismas, resultaban una parte


esencial del plan sistemtico criminal, que justamente haba divido el pas
en espacios geogrficos para posibilitar su control.

La divisin en reas y Sub-reas otorgaba un control ms directo del


territorio sobre el cual se tena jurisdiccin.

Esto significa que, desde el vamos, las tareas que Olea reconoce haber
efectuado ya implican una contribucin suficiente para fundar un reproche
penal.

Antes de adentrarnos en la exposicin de las funciones que la Jefatura


del rea 521 cumpli mientras estuvo a cargo de Enrique Braulio Olea, hay
dos elementos que creemos necesario destacar, porque ayudan a desmontar la
versin que el imputado pretende instalar, segn la cual no tuvo ninguna
vinculacin con las actividades represivas desarrolladas durante la ltima
dictadura militar.

Por un lado, un aspecto de su carrera militar.

A partir del 7 de diciembre de 1979, Olea pas a desempearse como


Subdirector de la Escuela de Suboficiales Sargento Cabral, Unidad militar
de la que fue director a partir de diciembre de 1981, de conformidad con los
que surge de su legajo personal del ejrcito.
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Como sabemos, la Escuela Sargento Cabral fue, adems, durante esa
poca, sede del rea de defensa 460.

Esto demuestra que su rol como jefe de rea durante el perodo en el


que fue jefe del Batalln de Ingenieros de Construccin 181, no fue un destino
aislado.

Por otra parte, su desempeo en estas funciones no parece haber pasado


desapercibido para sus superiores.

En efecto, del informe confeccionado por el Ministerio de Defensa,


surge que del legajo del Teniente Coronel Lus Maria Sullivan se desprende
que en el marco de una evaluacin de la Junta Superior de Calificacin, se
destac que, y cito textual, intervino con jefes reconocidos en la LCS como
lo son Guerrieri, Olea, Seineldin.

Esto demuestra que, a diferencia de los sostenido por el imputado, Olea


tuvo, entre 1976 y 1983, una participacin permanente y destacada en
actividades de represin ilegal.

Ahora s, pasemos a analizar el funcionamiento del rea de defensa 521.

a- Cuestiones genricas.

Al igual que como suceda en otras jurisdicciones donde el Comando de


Subzona se encontraba asentado en la misma ciudad que la Jefatura de rea,
ha quedado acreditado que el Comando de la Subzona 52 desempe un rol
preponderante en la materializacin del plan de represin ilegal en el territorio
a cargo del rea 521.

Sin embargo, esto de ningn modo implica, como ha insinuado Olea,


que la jefatura a su cargo no desempaara ninguna funcin en ese plan.

Simplemente implica que la autonoma que tuvo la jefatura del rea 521
fue menor que la que tuvieron otras jefaturas de rea, en otras regiones.

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Ha quedado claro que el personal del rea a cargo de Olea, cumpli
un rol esencial en la ejecucin de los operativos represivos llevados adelante
en el territorio a su cargo.

Una primera circunstancia que ha quedado acreditada y que muestra la


importancia de la jefatura del rea 521, es que la Brigada de Infantera de
Montaa VI, a cargo de la sub-zona 52, no dispona de personal propio
suficiente para realizar los operativos, con lo cual se vala de personal
dependiente de otras unidades militares para llevarlos a cabo.

As lo ha reconocido quien estuviera a cargo de esa Subzona al ao


1976, el General Sexton, al prestar la declaracin indagatoria que fuera
incorporada al debate a pedido del propio Olea.

En esa declaracin, se le pregunt si el comando de sub-zona tena


tropas propias para operar; y contest que los efectivos de la compaa
comando y servicio resultaban insuficientes an para asegurar el propio
Comando, razn por la cual haba una seccin de refuerzo.

De hecho, dijo que no recordaba que se hubieran utilizado tropas del


propio comando para realizar operaciones de seguridad, aunque no lo poda
descartar.

Sin embargo s afirm que esos elementos no participaron en


operaciones de detencin de personas.

Por otra parte, expresamente reconoci haber utilizado tropas del


Batalln de Ingenieros de Construcciones 181 para efectuar operaciones
antisubversivas.

Al respecto afirm, refirindose a la actuacin del BIC 181, y cito


textual:

particip en todas las operaciones de seguridad ordenadas y tambin


en operaciones militares (nicamente patrulla). La autoridad que condujo
estas operaciones est de acuerdo a la magnitud de aqullas, se realizaron en
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gran cantidad y la mayora consistentes en control de personas, control de
documentacin en operaciones de envergadura, la conduccin a cargo
directo del Jefe del Batalln o del segundo jefe.

Ha quedado demostrado, adems, que dentro de la estructura del BIC


181, Olea dispuso que fuera la compaa b la que se ocupara de
cumplir, prioritariamente, con estas funciones.

Esto surge, por ejemplo, de la declaracin prestada en la audiencia por


Alberto Anbal Araujo, suboficial retirado del ejrcito argentino.

Araujo cumpli funciones en el BIC 181 desde enero de 1977, como


encargado del grupo justicia.

A raz de sus funciones tena contacto frecuente y fluido con el Jefe del
BIC.

Nos cont que, adems de sus funciones como jefe de la unidad de


construccin, el jefe del batalln era jefe del rea 521.

De acuerdo al testigo, en el marco de esta funcin, personal del


batalln realizaba operativos de controles de ruta y controles de objetivos,
en cumplimiento de rdenes del comando de sub-zona.

Explic que para eso se haba establecido una pequea compaa, con
un grupo mvil de suboficiales.

Sostuvo que era la compaa B.

En este sentido, destac que como jefe del rea 521, Olea reciba
rdenes secretas del comandante de sub-zona.

Asimismo, cont que, si bien no tom conocimiento de que en los


controles se hubieran efectuado detenciones, s supo que adems de
operativos en las rutas, tambin se efectuaban controles en hoteles.

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Tal como hemos adelantado, durante el debate ha quedado acreditado
que los operativos de control poblacional, aun cuando eran una parte
importante de las funciones del rea 521, no era la nica.

b- Allanamientos.

As, por ejemplo, la prueba producida en el debate ha demostrado que


como parte de sus tareas como jefatura del rea 521, personal de la compaa
B del BIC 181 realiz, por orden de su jefe, registros domiciliaros en busca
de material o personas vinculadas con actividades subversivas.

As se desprende, por ejemplo, de la declaracin prestada en el debate


por Hctor Eduardo Gonzlez, quien realiz el servicio militar en el BIC 181
durante el ao 1976 y cumpli funciones en la Compaa B.

Dijo que, como parte de sus actividades, la Compaa deba realizar


operativos militares vinculados con lucha antisubversiva.

Explic que se hacan operativos para buscar, en sus propias palabras,


terroristas.

Record, al menos, dos operativos en los que l particip en los que se


buscaban personas.

Tambin Alfredo Adrin Guidi, en su declaracin, dio cuenta de esta


circunstancia.

Cont haber cumplido el servicio militar en el BIC 181 entre marzo de


1976 y abril de 1977.

Dijo que form parte de la Compaa B y que parte de sus funciones


consista en hacer operativos en casas particulares, hoteles, cabarets, mencion
incluso que en una ocasin detuvieron un tren, para inspeccionarlo.

Pgina 1460 de 1891


Detall que los operativos se realizaban por la noche, despus de las
once, y que a ellos les decan que iban a buscar extremistas, y que deban
inspeccionar si en esos lugares haba panfletos o armamentos.

La realizacin de este tipo de procedimientos, por parte de personal a


cargo del rea 521, tambin surge de prueba documental incorporada al
debate.

As, dentro del material remitido por la Comisin Provincial de la


Memoria y que forma parte de los archivos de la ex-DIPPBA, se encuentra un
recorte del diario La Nacin del 13 de enero de 1977, que da cuenta de la
realizacin de un operativo antisubversivo en la localidad de General Roca.

La noticia hace referencia a un comunicado de la sub-zona 52 de


acuerdo al cual, y cito textual:

Efectivos militares pertenecientes al rea 521, de Gendarmera


Nacional y policiales que actan bajo su control operacional, ejecutaron un
operativo de seguridad con la finalidad de proporcionar seguridad a la
poblacin, comprobndose la existencia de personas indocumentadas y un
arma de uso civil sin declarar.

c - Reuniones de coordinacin con las fuerzas de seguridad de la zona.

Por otra parte, tambin ha quedado demostrado en el debate que, en


cumplimiento de sus funciones como jefe del rea 521, Olea realizaba
reuniones de coordinacin con las fuerzas de seguridad que actuaban en la
zona y que se encontraban bajo control operacional del comando de subzona
52.

De esta circunstancia dio cuenta Alberto Anibal Araujo en su


declaracin, a la que ya nos hemos referido.

Al respecto, manifest que al tener la responsabilidad de ser jefe de


rea, el Tte. Cnel. Olea tena que impartir rdenes secretas que le bajaban
del comando superior.
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De tal modo, era habitual que hubiera reuniones de coordinacin a las
que asista personal de otras reparticiones, generalmente de fuerzas de
seguridad. Polica Federal, Polica provincial, Gendarmera.

Manifest que si bien eran reuniones secretas, a las que nadie tena
acceso, l supo de ellas porque a veces atenda a esa gente mientras esperaban
ser recibidos por el jefe de la unidad.

Sres. Jueces: Debe quedar claro que estas reuniones no forman parte
de las tareas habituales del jefe de un Batalln de Ingenieros.

Eran necesarias en funcin de las tareas que desempeaba Olea


como Jefe de rea.

Era necesario coordinar con esas fuerzas porque, como vimos, muchas
veces actuaban en conjunto, pero adems porque deban garantizar la
ejecucin de las operaciones y evitar que las fuerzas de seguridad
entorpecieran el desarrollo de las operaciones militares.

d - Detenciones.

Tambin ha quedado acreditado que personal dependiente del BIC 181


participaba o ejecutaba, por disposicin de Olea, operativos de detencin de
personas.

Es importante destacar que en muchos de estos operativos, el personal


que participaba se constitua en el lugar donde se realizaba la detencin en
uniforme e identificando la fuerza a la que perteneca.

En muchos casos, las personas detenidas eran conducidas a CCD, donde


eran torturadas y sometidas a condiciones inhumanas de detencin.

Y aun cuando no fueran conducidos a centros clandestinos y fueran


alojados en Comisarias o Unidades del Servicio Penitenciario, esas
detenciones eran realizadas sin una orden legal.

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Ni siquiera se trataba de detenciones legales para la propia lgica
represiva, pues ni siquiera eran, esas personas, puestas en detencin a
disposicin del Poder Ejecutivo.

As lo reconoci el General Sexton en su declaracin indagatoria


incorporada al debate a pedido de Olea.

Al respecto, cuando se le pregunt si, al momento de haber asumido l


el comando de la sub-zona 52, una persona de apellido Almarza se encontraba
detenida a disposicin militar, dijo, y cito textual:

hasta el 7 de julio de 1976, era un privado ilegtimo de la libertad.

Y ms adelante, al pedrsele que aclare sus dichos, dijo, una vez ms


textual:

porque estuvo privado de su libertad desde el 15 de junio de 1976 y


slo el 7 de julio del mismo ao fue puesto a disposicin del Poder ejecutivo,
en consecuencia, en ese lapso que media entre una fecha y otra, est privado
ilegtimamente de la libertad.

Sres. Jueces: Ms all de la ilegalidad reconocida por Sexton, resulta


llamativo cmo pretende diferenciar los lapsos, en el sentido dar al segundo
una apariencia de legalidad.

Resulta evidente que, ms all del posterior blanqueo, para utilizar un


trmino escuchado en este juicio, toda la detencin es ilegal, pues su
publicidad posterior no desdibuja los efectos antijurdicos de su inicio.

Lo nico diferente es que en un momento determinado se conoce lo


ocurrido a una persona, esto es, deja de estar desaparecida, pero contina
ilegtimamente privada de su libertad.

Algo similar ocurre con las denominadas operaciones de seguridad


abiertas, esto es, las que acontecieron a la vista de terceros y en las que se
emplearon elementos fcilmente identificables.
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Se ha pretendido identificar ese tipo de operativos como una accin
legal, en oposicin a las operaciones militares encubiertas.

Ese fue el criterio, por ejemplo, seguido por el Tribunal Oral n 5 en la


sentencia Jefes de rea, que fuera desechado por la Cmara de Casacin.

Tal como destacamos al mostrar los aspectos ms relevantes de la


estructura represiva argentina, fundamentacin que ahora damos aqu por
reproducida, las llamadas operaciones de seguridad abiertas fueron
manifiestamente ilegales y parte esencial del plan sistemtico criminal.

Aclarado esto, volvamos a lo afirmado por Sexton.

Adems de lo dicho, reconoce que las jefaturas de rea tenan


intervencin en estas detenciones. En este sentido afirm que:

durante los operativos aparece una gran cantidad de personas que


tienen dificultades porque no tienen documentos, porque tienen armas
indocumentadas, etc.En tales casosesas personas eran conducidas a
dependencias policiales, aclarada la situacin recuperaban la libertad, ante
la sospecha de que se trataba de personal con connotaciones subversivas, el
Jefe de la fraccin informaba al Jefe del rea, y ste al Comandante de la
Subzona e iniciaba las actuaciones.

Esta descripcin es, por otra parte, coincidente con el procedimiento


establecido al efecto por la propia Junta Militar, de acuerdo a lo que surge del
Acta del primero de septiembre de 1977 incorporada al debate.

Una vez ms vemos cmo esas acciones, supuestamente inocuas, que el


propio imputado reconoce haber realizado en su carcter de jefe de rea,
se tratan, en rigor, de operaciones militares que derivaban en la privacin
ilegtima de la libertad de una persona.

Un ejemplo emblemtico en este sentido, son los hechos que padeci


Ral Esteban Radonich.

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Su declaracin en la audiencia resulta particularmente importante,
porque adems de haber sido vctima de la represin ilegal llevada adelante
dentro de la jurisdiccin a cargo de la jefatura de rea 521, realiz el servicio
militar en el BIC 181 durante 1976.

Luego de describir su secuestro en un operativo encubierto, su


cautiverio en el CCD conocido como La Escuelita y los tormentos que all
padeci, Radonich explic que, despus de ser liberado el 18 de enero de
1977, volvi a ser detenido en abril de ese ao.

Cont que esta vez el procedimiento fue con ms formalidades.

Fue detenido en la casa de sus padres, introducido en una camioneta del


Ejrcito Argentino y conducido a la Unidad 9 del Servicio Penitenciario
Federal con asiento en la ciudad de Neuqun.

Describi que all fue conducido a una celda especial ubicada en el


subsuelo, donde se alojaba a personas detenidas a disposicin de la subzona
52.

Narr tambin que a raz de su detencin, sus padres se comunicaron


con Reinhold quien, como vimos, cumpla funciones como G 2 del Comando
de la Sub-zona, quien les inform que se encontraba detenido por un
requerimiento formulado desde La Plata.

Permaneci recluido en esas condiciones aproximadamente hasta el 29


de junio, oportunidad en la cual concurri a liberarlo el Subteniente
Gaetani, quien le dijo que al da siguiente se presentara ante Reinhold, cosa
que hizo.

En esa entrevista Reinhold le dijo que tena suerte de haber sido


detenido en Neuqun, que si hubiera estado en La Plata, la cosa hubiera sido
distinta.

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Radonich cont que conoca al subteniente Gaetani del perodo en el
que haba realizado el servicio militar en el BIC 181 y que, por eso, lo
reconoci cuando lo volvi a ver.

Esta circunstancia se encuentra confirmada por el legajo personal del


Ejrcito Argentino correspondiente a Jorge Osvaldo Gaetani, de donde surge
que entre los aos 1976 y 1977, efectivamente, revist en el BIC 181.

La intervencin de Gaetani demuestra, consecuentemente, la


intervencin de la Unidad dirigida por Olea.

Pero la intervencin de la jefatura del rea 521, a cargo del imputado


Olea, en el procedimiento a travs del cual Radonich fue privado de su
libertad, se encuentra adems acreditada a travs de prueba documental
incorporada al debate.

En efecto, documentos remitidos por la ex SIDE, dan cuenta de


informacin registrada en ese organismo vinculada con su secuestro.

Por un lado, en uno de los ingresos se encuentra registrado que segn


versiones circulantes, al 20 de enero de 1977, Ral Esteban Radonich alias
camper, habra reaparecido en los lugares a los que concurra habitualmente
luego de estar tres das ausente.

Asimismo, se encuentra asentado que el 6 de abril de 1977, y cito


textual, fue

detenido por efectivos del rea 521, pasando luego a disposicin del
comando sub-zona 52, en virtud de estar vinculado con la OPM Montoneros.

Finalmente, otro registro da cuenta de su liberacin el 28 de junio de ese


ao por orden del comando de la Sub-zona 52.

En el caso de Radonich, queda claro que tanto en su primer cautiverio,


en el que fue alojado en el CCD La Escuelita, como en el segundo, cuando fue
conducido a una Unidad del Servicio Penitenciario, actuaron las mismas
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partes del aparato represivo, en el que la Jefatura del rea 521 cumpli un
rol esencial.

Adems, tambin contamos con dos documentos del archivo de la ex-


DIPPBA que muestran la intervencin del Batalln de Ingenieros de
Construccin en detenciones vinculadas con la represin ilegal.

Por un lado, contamos con un informe que da cuenta, al 30 de abril de


1976, de un pedido de captura de formulado por el rea 521, respecto de
Roberto Marcelino Krisantic, miembro del PRT.

Se trata del documento identificado como Mesa D. Varios. 20595.

Por otro lado, en un listado de detenidos a disposicin del Poder


Ejecutivo, figura que Luis Cesar Perlinger se encontraba detenido en el
Batalln de Ingenieros Constructores 181, por decreto n 18 del 01/04/76.

Se trata del documento identificado como Mesa DS Varios Legajo


2703.

Tal como surge del libro Memoria Debida, Perlinger fue un Coronel
del Ejrcito Argentino, que fue detenido el 24 de marzo de 1976 en un puesto
militar al llegar a Zapala.

De all fue trasladado a Neuqun, en donde permaneci detenido,


primero de manera clandestina, y luego puesto a disposicin de la Junta
Militar.

Posteriormente fue recluido en el penal de Magdalena, y recin en


marzo de 1982 trasladado a su domicilio, donde permaneci en calidad de
detenido y con una guardia militar hasta septiembre de 1983.

e Vnculo con el CCD La Escuelita.

Otra circunstancia que ha quedado acreditada en el debate y que


muestra la importancia que tuvo el BIC 181 como Jefatura del rea 521, es el
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vnculo que esa dependencia, y por lo tanto el imputado Olea, mantuvo con el
CCD conocido como La Escuelita.

An cuando haya quedado acreditado que el control directo de ese


centro era del Comando de Subzona y que las sesiones de torturas eran
conducidas por personal de inteligencia dependiente del propio comando o del
Destacamento de Inteligencia 182, ha quedado claro que el Batalln cumpli
tareas vinculadas con su funcionamiento.

Ms all de las que fueron reconocidas por el propio imputado,


vinculadas con el acondicionamiento del predio y la provisin ocasional de
alimentos, durante el debate ha quedado demostrado que el Batalln cumpli
tambin funciones vinculadas con la seguridad de ese lugar.

En efecto, tres testigos dieron cuenta de un episodio en el que personal


del Batalln estuvo comprometido en la bsqueda de una persona que se
haba fugado de ese centro clandestino.

Los testigos Radonich, Gonzlez y Guidi, quienes, como ya hemos


mencionado, cumplieron el servicio militar en el BIC 181 durante el ao 1976,
recordaron que, en una ocasin, personal del Batalln realiz, sin xito, un
rastrillaje por la zona, con el objetivo de encontrar a una persona, a la que
identificaron como el chileno, que se haba fugado de ese predio que,
posteriormente, supieron era el CCD conocido como La Escuelita.

Gonzlez dijo, adems, que el personal que se ocup del rastrillaje


perteneca a la Compaa B.

Radonich agreg, por su parte, que durante uno de los juicios llevados
adelante ante la justicia federal de Neuqun, se pudo establecer que esta
persona sobrevivi y que su apellido es Inostroza.

Efectivamente, los hechos que damnificaron a Inostroza fueron


juzgados en el juicio celebrado en el marco de la causa conocida como
Luera.

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En un momento volveremos sobre lo sucedido con esta persona, porque
su relacin con los hechos que se le atribuyen a Olea no termina aqu.

Lo que ahora interesa mostrar es cmo este episodio derriba la versin


que Olea ha intentado instalar sobre el vnculo que, como Jefe del BIC 181 y
del rea 521, tena con La Escuelita.

Ya hemos mencionado, al describir la estructura represiva argentina,


que se ha probado que los responsables de los territorios, al tener la
jurisdiccin y el control sobre los mismos, conocan a la perfeccin lo que en
ellos ocurra, especialmente dentro de los CCD all situados.

Lo que demuestra el episodio de la fuga de Inostrosa es que el personal


del Batalln, en tanto Jefatura del rea 521, deba estar disponible ante un
problema de seguridad en el centro clandestino.

Adems, debe tenerse particularmente en cuenta que no fue cualquier


compaa del Batalln la que se ocup de realizar el rastrillaje, sino que fue la
Compaa B, la misma que, como vimos, se ocupaba de realizar las
operaciones que deba cumplir el Batalln como Jefatura de rea.

Esto muestra que las autoridades del Batalln eran conscientes que esa
bsqueda formaba parte de sus tareas en tanto jefatura de rea; y es por
eso que utilizaron al efecto la compaa que haban preparado para cumplir
con esas tareas.

f- Relacin del BIC 181 con el Destacamento de Inteligencia 182.

Por otra parte, tambin se ha acreditado durante el debate que durante


los aos en los que Olea fue jefe del BIC 181, era habitual la presencia all de
personal de inteligencia del Ejrcito y, en particular, del jefe del Destacamento
de Inteligencia 182, Mario Alberto Gmez Arenas.

As surge de la declaracin prestada por Alberto Anibal Araujo, quien


sostuvo que era habitual observar la presencia de personal que vesta de civil

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dentro del predio del Batalln; y que el personal saba que se trataba de
oficiales de inteligencia.

Manifest en particular recordar a Mario Alberto Gmez Arenas,


porque sola atenderlo cuando concurra al Batalln para reunirse a solas con
Olea.

Dijo recordar adems, que Gmez Arenas era, en ese momento, el jefe
del Destacamento de Inteligencia 182.

Esto se encuentra confirmado por la declaracin de quien fuera


odontlogo del BIC 181, Alberto Cesar Pane, quien cont que en una ocasin
vio a Gmez Arenas salir del despacho de Olea, vestido de civil.

Afirm no conocer a Gmez Arenas en ese momento, pero pregunt


quin era y se lo informaron.

Esta circunstancia ilustra el rol desempeado por Olea en la estructura


represiva en su carcter de Jefe del rea 521, pues, como ya hemos visto, el
Destacamento de Inteligencia 182 ocup un lugar de singular importancia en
el funcionamiento de la Subzona de Defensa 52, en particular en lo relativo al
funcionamiento del CCD La Escuelita.

5- mbito geogrfico correspondiente al rea 521.

a- Cuestiones genricas.

Sabemos, a travs de la prueba producida durante este debate, que estas


tareas que el BIC 181 cumpli en su funcin de Jefatura del rea 521, no las
desarroll nicamente en la ciudad de Neuqun, donde tena su sede, sino en
todo el mbito territorial a su cargo.

El mbito territorial asignado al rea 521 abarcaba todo el territorio


conocido como el alto valle y que comprenda, dentro de la provincia de Ro
Negro, el departamentos de General Roca, y parte del departamento de El

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cuy, y dentro de la provincia de Neuqun, parte del Departamento de
Confluencia.

Esto surge de la valoracin conjunta de las reconstruccin realizada por


DAndrea Mohr en su obra Memoria Debida, la realizada por la hermanos
Mittelbach en su obra Sobre reas y tumbas, el mapa donde obra la divisin
territorial de la Zona V a diciembre de 1977; y por la propia declaracin del
Gral. Sexton, comandante de la Subzona 52 en 1976.

Este ltimo, en su declaracin indagatoria prestada en 1987 sostuvo que


el rea a cargo del Tte. Cnel. Olea; y cito comprenda la zona desde Villa
Regina hasta el camino que desde el Chocn dobla a la derecha hacia
Zapala.

Esta referencia resulta coincidente con las regiones antes mencionadas,


y que comprende, entre otras, a las localidades de Villa Regina, General Roca,
Cinco Saltos, Cipolletti, Neuqun y Plottier.

b- Actuacin del rea 521 en otras localidades fuera de Neuqun.

Tal como adelantramos, ms all de la asignacin formal de esa


porcin de territorio, la prueba producida en este juicio demuestra que,
efectivamente, la jefatura del rea 521 ejerci sus funciones en todo ese
mbito.

As, los testigos Hctor Eduardo Gonzlez y Alfredo Adrin Guidi, a


quienes ya nos referimos, dieron cuenta de la realizacin de operativos por
parte de personal del BIC 181 en las localidades de Barda del Medio, Cinco
Saltos, Cutral Co y Cipolletti.

Asimismo, de la declaracin de Roberto Liberatore incorporada al


debate, surge que fue privado de su libertad en la localidad de Cinco Saltos y
llevado a la comisara de esa localidad, donde no slo haba personal de la
polica provincial, sino tambin personal militar.

c- Actuacin en Cipolletti. Comisara de Cipolletti. Subrea 5212.


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Si bien la jefatura del rea 521 actu en todo el mbito territorial a su
cargo, su actuacin result particularmente intensa en la ciudad de Cipolletti.

Podramos decir que casi tanto como en la ciudad Neuqun.

Recordemos que fue en Cipolletti donde fueron secuestrados Carmen


Delard Cabezas y Jos Lus Appel de la Cruz.

Tan intensa result la actividad represiva desplegada en esa ciudad


que, al menos durante un perodo del ao 1976, se cre all una sub-rea, la
5.2.1.2., cuya sede fue la Comisara de la polica provincial de esa localidad.

Como no poda ser de otra manera, a cargo de ella fue designado un


oficial del BIC 181, el Tte. Primero Gustavo Vitn.

Hay dos documentos que expresamente se refieren a la existencia de


esta sub-rea.

Por un lado, contamos con un expediente interno del Ejrcito Argentino,


el U10-0993/669.

En ese expediente, Gustavo Vitn realiza un reclamo a travs del cual


cuestiona la decisin de la Junta Superior de Calificacin de Oficiales que
dispuso clasificarlo como inepto para las funciones de su grado.

All, al discutir los fundamentos de esa decisin, destaca haber


participado activamente en la lucha contra la subversin, en procedimientos,
allanamientos, operativos, lugar de detenidos, todo ello en su carcter de, y
cito textual,

*jefe de la sub-rea 5212 en la Provincia de Ro Negro.

En ese descargo dice que no entra en los detalle de las circunstancias y


situaciones, por respeto a sus camaradas y hacia el superior al que se diriga.

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Es importante destacar que, de su legajo personal incorporado al
debate-, surge que, durante los aos 1976 y 1977, Vitn efectivamente revist
en el Batalln de Ingenieros 181.

Ms precisamente en la Compaa A de ese Batalln.

Durante ese perodo fue calificado por el entonces Teniente Coronel


Olea, de quien siempre recibi las mximas calificaciones.

Pero adems, en la foja de servicio de la Polica de la provincia de Rio


Negro de Antonio Alberto Camarelli, Jefe de la Unidad 24 de Cipolletti desde
el 25 de julio de 1975, hay un asiento del 24 de marzo de 1976 que deja
constancia de lo siguiente, y cito textual:

desgnese jefe de Operaciones Especiales (DOE) en la subzona n


5.2.1.2. con asiento en Cipolletti y actuar con facultades propias de los jefes
militares, dentro de las leyes y reglamentos policiales y con jurisdiccin
operativa dentro del rea asignada..

La presencia de personal de BIC 181 cumpliendo funciones en


Cipolletti durante el ao 1976, y en particular del Tte. Primero Vitn, se
encuentra confirmada con la declaracin prestada por el Suboficial retirado del
Ejrcito Argentino Jorge Alberto Amare.

Amare dijo haber cumplido funciones en el BIC 181 desde 1973 hasta
1980, y haberse desempeado durante el ao 1976 en la Compaa de
Construcciones A, como encargado de la sala de armas y auxiliar del
intendente del cuartel.

Manifest que durante ese ao el jefe de la Compaa fue el Teniente


Primero Gustavo Vitn, y que, con posterioridad al golpe de Estado, Vitn,
junto con una seccin de 20 o 25 soldados a su cargo, fueron comisionados a
una Comisara en Cipolletti.

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Amare explic que esta comisin dur 40 das aproximadamente, y que
l, como encargado de la sala de armas, iba a Cipolletti cada cuatro o cinco
das a efectuar el mantenimiento del armamento.

Sres. Jueces: La creacin de esta sub-rea no fue azarosa y, como


veremos a continuacin, respondi a una necesidad muy concreta.

Lo que debe quedar claro es que su existencia para nada significa que el
imputado Olea haya perdido control sobre las actividades represivas
desplegadas en el mbito de actuacin de la sub-rea.

Por el contrario, su creacin le permiti al jefe del rea ejercer de


manera ms eficiente sus funciones.

No debe perderse de vista que a cargo de esa sub-rea qued un oficial


que cumpla funciones en el Batalln, esto es, que orgnicamente estaba bajo
el mando de Olea; y que la Cuidad de Cipolletti se encuentra a unos pocos
kilmetros del predio del batalln, con lo cual su jefe tena la posibilidad de
ejercer un control inmediato sobre lo que all suceda.

Tal como adelantamos, la instalacin en la Ciudad de Cipolletti de una


sub-rea dependiente del rea 521, obedeci a una necesidad muy especfica.

Durante 1976, se realizaron desde Cipolletti una serie de operativos que


tuvieron una mecnica comn:

*** las personas eran secuestradas en Cipolletti o en ciudades cercanas,


generalmente en sus domicilios o en sus lugares de trabajo, en operativos
conjuntos realizados por personal de la polica de Ro Negro y personal del
Ejrcito.

Eran conducidas a la Comisara de la Polica de Ro Negro de Cipolletti,


desde donde operaba la sub-rea a cargo del Tte. Primero Vitn.

Las personas permanecan detenidas all durante un tiempo variable.

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Podan ser algunos das o llegar hasta meses.

Desde all podan ser conducidos a un Centro Clandestino de Detencin,


a una Unidad del Servicio Penitenciario, o ser puestos en libertad.

O poda suceder todo ello de manera consecutiva.

De esta serie de operativos dan cuenta numerosos testimonios de


sobrevivientes que fueron incorporados a este debate.

Contamos, al respecto, con las declaraciones de Pedro Justo Rodrguez,


Ricardo Novero, Oscar Dionisio Contreras, Norberto Osvaldo Blanco, Luis
Alfredo Genga, Ral Sotto, Roberto Liberatore, Juan Domingo Pailos y Julio
Eduardo Pailos.

As, por ejemplo, de la declaracin de Pedro Justo Rodrguez, surge que


fue detenido el 30 de marzo de 1976 en su domicilio de la localidad de Cinco
Saltos, en un procedimiento realizado por personal del Ejrcito junto con la
polica local.

El personal militar se encontraba uniformado y portaba armas largas,


esto es, se trat de un operativo de los denominados abiertos.

De all fue llevado a la Comisaria de Cipolletti donde fue recibido por


el Tte. 1ro. Vitton.

Permaneci recluido en ese lugar unos cuatro das y luego fue llevado
por personal del Ejrcito a la Unidad penitenciaria n 9 de Neuqun.

Un mes y medio despus de su detencin fue puesto a disposicin del


PEN.

Luego de pasar por varios lugares de detencin fue trasladado desde el


penal de Rawson nuevamente a la U 9 de Neuqun.

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En el marco de su cautiverio all, fue conducido en un auto a un lugar
que desconoca.

Se trataba de un lugar del Ejrcito en una zona campestre a la que


accedieron por una calle no pavimentada.

All fue llevado a una cama de hierro sin colchn, a la cual fue esposado
de pies y manos.

Se le pasaron cables por todo el cuerpo y en esas condiciones fue


interrogado.

Pas varios das all y siempre fue torturado e interrogado.

En una ocasin introdujeron su cabeza en un balde con agua y luego le


pusieron una bolsa en la cabeza.

Esa vez no fue interrogado, sino simplemente torturado.

En diciembre de 1978 fue llevado al hospital de Ezeiza y el 1 de abril


de 1979 fue autorizado a salir del pas con destino a Londres.

Respecto de los hechos que damnificaron a Rodrguez contamos


tambin con el legajo formado a su respecto por el Servicio Penitenciario
Federal.

De all surge, por ejemplo, que se encontraba detenido a disposicin de


la Sub-zona 52.

Tambin hay una constancia de acuerdo a la cual, el 8 de abril de 1976,


la Unidad 9 del SPF recibi a un oficial ayudante de la Polica de Ro Negro
con asiento en la ciudad de Cipolletti quien, por disposicin y cito textual:

del Comando Operacional del Ejercito a cargo del Tte. Primero Vitn,
conduce en calidad de detenido a una persona que dice llamarse Pedro Justo

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Rodrguez, quien queda alojado en la Prisin Unidad 9, a disposicin del
Comando de la VI Brigada de Infantera de Montaa de Neuqun.

Tambin se encuentran registrados all sus diversos traslados.

As, por ejemplo, hay una nota suscripta por un Subcomisario de


apellido Soza a travs de la cual, y cito textual, por disposicin del Comando
de la VI Brigada de Infantera de Montaa (subzona 52) solicita la entrega
del detenido para su interrogatorio.

Este caso resulta particularmente ilustrativo del modo en que eran


realizados los operativos; y cmo personal del rea de defensa 521 intervena
en los distintos momentos de estos cautiverios.

En los operativos de secuestro, en los traslados, en las liberaciones.

Por su parte, de la declaracin de Luis Alfredo Genga surge que a los


pocos das del golpe de estado, personal docente de la escuela le inform que
el da 25 de marzo personal policial y militar realiz un operativo en la escuela
de la que era director y haban dejado dicho que l deba presentarse en la
Comisara de Cipolletti.

Esa misma maana se present en la comisara y una persona que se


identific como Vitn, se present como la persona a cargo.

En ese lugar fue interrogado durante cuatro horas sobre su actividad


sindical.

Al finalizar le dijeron que poda retirarse.

Sin embargo posteriormente, el 2 de septiembre de ese ao, fue


secuestrado junto con Mara Cristina y Silvia Bottinelli y Jorge Villafae, en
el domicilio de estos, en Cipolletti.

Fue esposado, encapuchado e introducido en un automvil junto con


Cristina Bottinelli.
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De all fue llevado a un lugar que luego pudo saber que era el CCD La
Escuelita.

All fue interrogado en, aproximadamente, siete oportunidades.

Los interrogatorios fueron siempre violentos.

Primero lo golpearon y luego lo acostaban en una cama, pero no lo


picanearon.

S fue sometido a golpizas permanentes.

Le gatillaron tambin una pistola contra la sien.

Permaneci en ese lugar unos quince das hasta que lo subieron a un


auto y lo dejaron en un lugar cerca de la localidad de Barda del Medio.

Tambin fueron liberados sus tres compaeros.

Una vez ms advertimos la misma mecnica.

A partir de un primer procedimiento abierto con intervencin de las


fuerzas que actuaban desde la Comisara de Cipolletti, en determinado
momento la persona era trasladada a un centro clandestino, era interrogatorio
bajo tormentos y luego era liberada.

Esta mecnica tena como objetivo garantizar la impunidad de los


autores de estos hechos.

Es esta mecnica la que ahora pretende utilizar Olea, como otros


imputados, para intentar argir que la represin tena una especie de faz
legal y otra faz ilegal.

Pero adems de todo lo expuesto a lo largo de este alegato, lo que


demuestran hechos como los descriptos es que esa distincin es un mero

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intento de negar la propia participacin en el plan sistemtico y en la
ejecucin de hechos aberrantes.

Sres. Jueces: hechos como los que padecieron Rodrguez o Genga,


forman parte del mismo plan represivo, ejecutado por la misma estructura
represiva.

En todo caso, hay distintos momentos de un mismo operativo, en


donde los modos en los que este se lleva adelante pueden variar, pero siempre
con el mismo objetivo represivo.

6- Atribucin del secuestro de Carmen Delard y Jos Lus Appel.

Hemos visto entonces, que la prueba incorporada al debate ha


demostrado que:

*Enrique Braulio Olea fue, durante los aos 1976 y 1977, Jefe del
Batalln de Ingenieros de Construccin 181, y, como tal, Jefe del rea de
Defensa 521.

*Que esa Jefatura de rea actuaba sobre un mbito territorial que


comprenda parte del Departamento de Confluencia, en la provincia de
Neuqun, parte del departamento el Cuy y todo el departamento de General
Roca, dentro de la provincia de Ro Negro.

*Que dentro de ese territorio se encontraba, entre otras, la localidad de


Cipolletti.

*Tambin hemos demostrado que Olea, en tanto Jefe del rea 521,
participaba activamente en los operativos represivos que se realizaban en el
territorio a su cargo.

As, ha quedado acreditado que las funciones que desempeaba la


Jefatura de rea en los operativos inclua, adems de la liberacin del rea
correspondiente para la realizacin de los operativos encubiertos, la
realizacin de patrullajes, operativos de control vehicular y documentacin,
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registros domiciliarios, operativos de detencin de personas y traslados de
detenidos, entre otras.

Se acredit, asimismo, que el cumplimiento de estas funciones exiga


que Olea mantuviera reuniones de coordinacin peridicas con las fuerzas de
seguridad que actuaban en la zona, y con el Jefe del Destacamento de
Inteligencia 182.

Tambin se demostr que la Jefatura del rea contribuy a la existencia


y funcionamiento del Centro Clandestino de Detencin conocido como La
Escuelita.

Finalmente, tambin se acredit que estas actividades desplegadas por


la Jefatura del rea 521 fueron particularmente intensas en la Ciudad de
Cipolletti, lo que llev a que, durante el ao 1976, se creara all una subrea
dependiente del rea 521, que funcion en la Comisara de la provincia de Ro
Negro de esa ciudad, y desde la cual se realizaron una serie de detenciones
ilegales.

Y que esa Sub-rea estuvo a cargo de personal dependiente del


propio Olea.

Seores jueces: estos elementos nos permiten concluir que Enrique


Braulio Olea ha contribuido a la realizacin del secuestro y desaparicin de
Jos Luis Appel de la Cruz y Carmen Anglica Delard Cabezas, ocurrido el
sbado 18 de diciembre de 1976, en la ciudad de Cipolletti, provincia de Rio
Negro.

Pero hay dos circunstancias ms, que han sido acreditadas durante este
debate, que muestran la intervencin que le cupo a la Jefatura del rea 521 en
esos hechos.

Por un lado, como ya mencionamos al tratarlos en particular, la ltima


vez que fue vista, Carmen Delard se diriga a la sede policial de Cipolletti.

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En el juicio se prob que luego de haber visto cmo era secuestrado su
esposo y haber dejado a su hija al cuidado de una pareja amiga, Carmen
Delard se fue a la polica de Ciopolletti a denunciar lo sucedido.

Desde entonces permanece desaparecida.

Por supuesto, no debe resultar extrao que Carmen Delard haya


desaparecido luego de haber ido a la Comisara de Cipolletti.

Como ya vimos, fue desde all que la jefatura del rea 521 organiz y
ejecut los operativos represivos que realiz en esa localidad.

La otra circunstancia que queremos resaltar est relacionada con la fuga


de una persona de nacionalidad chilena del CCD La Escuelita.

Este episodio fuera relatado por varios testigos en el debate.

Fue incorporado un documento proveniente del archivo de la ex


DIPPBA, identificado como Mesa DS, carpeta Varios, legajo 9690 y que ya
fuera valorado al referirnos a los hechos que damnificaron a Jos Luis Appel,
Roberto Cristi Melero y Carmen y Gloria Delard.

El documento hace referencia a una persona de nacionalidad chilena,


que, segn surge de all, formaba parte del PRT-ERP, que fue secuestrada el
25 de agosto de 1976 en Plottier, Neuqun, y que se fug de su lugar de
detencin al da siguiente.

De acuerdo a ese documento, esta persona habra estado vinculada,


entre otros, con Jos Lus Appel de la Cruz.

Los nombres de todas las personas mencionadas en ese documento se


encuentran testados, a excepcin, claro, del de Jos Lus Appel.

Sin embargo, a partir de la informacin incorporada al debate es posible


reconstruir la identidad la persona de nacionalidad chilena mencionada en ese
documento.
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Como ya mencionamos, varios testigos en este debate hicieron
referencia a la fuga de un ciudadano chileno del CCD conocido como La
Escuelita.

Adems, sabemos, por uno de los testigos, que en uno de los juicios
llevado adelante por violaciones a los derechos humanos durante el terrorismo
de Estado ante la justicia federal de Neuqun, se determin que esa persona es
de apellido Inostroza.

En la sentencia dictada por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de


Neuqun en el marco de la causa conocida como Luera, se dio por probado
que Hugo Obed Inostroza Arroyo, de nacionalidad chilena, era miembro del
ERP, fue secuestrado en Plottier el 26 de agosto de 1976 cerca de las 0 horas,
y algunas horas despus, luego de ser salvajemente torturado, logr escaparse
del CCD La Escuelita, donde se encontraba recluido.

No hay dudas de que se trata de la misma persona mencionada en el


documento al que nos referimos, y que es la misma persona de nacionalidad
chilena que se fug del CCD la Escuelita que mencionaron los testigos Hctor
Eduardo Gonzlez, Alfredo Adrin Guidi y Ral Esteban Radonich.

Ahora que sabemos que la Hugo Obed Inostroza Arroyo es persona


mencionada en el documento, veamos qu conclusiones es posible extraer de
l.

Por un lado, que Jos Lus Appel estaba vinculado a una persona que
fue secuestrada dentro del mbito territorial correspondiente al rea 521 y que
fue posteriormente torturado en el CCD conocido como La Escuelita.

Pero adems, y esto es lo ms importante, que, ms all de que el


documento en cuestin provenga de la DIPPBA, lo cierto es que la
informacin all registrada slo pudo provenir de las fuerzas que tenan
secuestrado a Inostroza.

De qu otro modo, si no, podran estar al tanto de su fuga de La


Escuelita.

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Tienen que ser, por lo tanto, estas fuerzas las que conocan el vnculo
entre Jos Lus Appel y Hugo Inostroza, tambin registrado en ese documento.

Sabemos que el rea 521 estuvo vinculada en el secuestro y cautiverio


de Inostroza.

No slo porque su secuestro ocurri dentro del territorio a su cargo, y


porque permaneci recluido en La Escuelita, sino tambin porque tres testigos
en esta audiencia de debate han declarado cmo personal del rea particip en
el operativo para intentar capturarlo luego de su fuga de ese predio.

As fue, adems, establecido en la sentencia dictada en la causa Luera,


en la que Enrique Braulio Olea fue condenado por los hechos en los que
result vctima Inostroza.

En definitiva, si, adems de todo los elementos antes mencionados que


muestran la intervencin del rea 521 en los operativos represivos realizados
en la Ciudad de Cipolletti, tomamos en consideracin que el rea 521
intervino en el secuestro de Insotroza;

*y que el rea 521 conoca el vnculo entre Inostroza y Jos Lus


Appel, es posible concluir, sin lugar a dudas, que Enrique Braulio Olea ha
contribuido, en su carcter de Jefe del rea 521, al secuestro y desaparicin de
Jos Lus Appel y Carmen Delard.

Por todo lo expuesto, Olea es coautor mediato penalmente responsable


de sus privaciones ilegtimas de la libertad doblemente agravadas.

7- Asociacin ilcita Cndor.

Pero, adems, las acciones desarrolladas por Olea, en su carcter de Jefe


del rea 521, incluyendo su intervencin en el secuestro y desaparicin de
Jos Lus Appel y Carmen Delard, demuestran su contribucin al otro hecho
por el que se encuentra imputado en este juicio, su participacin en la
asociacin ilcita Cndor.

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Respecto de esta imputacin, Olea se limit a negar haber participado
de una asociacin ilcita y a sealar que, en razn de la baja jerarqua que
ostentaba entonces, no pudo haber integrado una asociacin de las
caractersticas de Cndor.

Durante el debate se prob que esto no es as.

Ha quedado demostrado que, a pesar de la postura adoptada en su


defensa, Olea no ocupaba un rol secundario en la estructura represiva montada
por las fuerzas armadas.

Por el contrario, el personal que estuvo a su cargo como Jefe del rea
521 tuvo una participacin destacada en los operativos represivos realizados
en el territorio bajo su jurisdiccin.

Hemos visto adems, que el cumplimiento de sus funciones como jefe


de rea le exigieron a Olea coordinar con las fuerzas de seguridad que
operaban en la zona y entablar un vnculo estrecho con el jefe del
Destacamento de Inteligencia 182.

Este rol, de singular importancia en la estructura represiva, nos permite


concluir no slo que Olea conoca la existencia de la asociacin ilcita Cndor,
sino que adems saba que a travs del cumplimiento de sus funciones como
Jefe de rea, con el desarrollo de las conductas adicionales que ya explicamos
contribua a la realizacin de los objetivos de esa asociacin.

En este sentido, debe tenerse particularmente en cuenta que si bien el


mbito territorial asignado al rea 521 no era limtrofe con Chile, s se trata de
una de las zonas ms prsperas de la Patagonia para esa poca, y que, por esta
circunstancia, era objeto de un intenso flujo migratorio desde Chile,
particularmente, las localidades de Neuqun y Cipolletti.

Resulta ilustrativo de esta circunstancia, que Neuqun sea una de las


trece ciudades en las que Chile tiene representacin consular en territorio
Argentino.

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De hecho, como vimos, no fue casual que Jos Lus Appel y Carmen
Delard eligieran la ciudad de Cipolletti para continuar con sus actividades
polticas de oposicin al rgimen de Pinochet.

Se trataba de un lugar estratgico, no slo por su mayor cercana con su


pas sino tambin por la mayor presencia de connacionales.

En este sentido, debemos recordar que fue a una pareja de amigos de


su misma nacionalidad a quienes Carmen Delard dej su hija, antes de ser
secuestrada.

Por otra parte, tambin debe ser tenido en consideracin que, durante el
debate se acredit que las privaciones ilegtimas de la libertad de Jos Luis
Appel y Carmen Delard, formaron parte de los hechos ejecutados bajo el
marco de coordinacin provisto por la asociacin ilcita Cndor.

En efecto, se demostr que eran militantes del MIR, que siguieron


participando en esa organizacin en oposicin al rgimen del dictador
Pinochet en Chile, an despus de su exilio en la Argentina y, como ya
mencionamos, que su traslado a Cipolletti desde Buenos Aires tena como
objetivo desarrollar de forma ms eficiente su oposicin al rgimen chileno.

Pero adems, se demostr que su secuestro no fue un hecho aislado,


sino que est en clara conexin con el secuestro, ocurrido slo un mes despus
en Buenos Aires y tambin en el marco de Cndor, de Roberto Cristi Melero y
Gloria Ximena Delard.

Ambos, adems de estar vinculados con Carmen Delard y Jos Lus


Appel por lazos familiares, eran tambin miembros del MIR.

Esta conexin resulta de particular importancia, pues el necesario flujo


de informacin que tuvo que haber, entre los ejecutores de uno y otro hecho,
muestra la activacin de los canales de comunicacin habilitados por Cndor.

De tal modo, concluimos que:

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* el lugar de importancia ocupado por Olea dentro de la estructura
represiva montada por la ltima dictadura militar;

* el tipo de tareas que realizaba y que, como vimos y detallamos a lo


largo de este alegato, tenan especial repercusin en Cndor;

* el valor estratgico que tena el territorio asignado al rea 521 para los
fines que persegua la asociacin ilcita;

* la intervencin que le cupo en el secuestro y desaparicin de Jos Lus


Appel y Carmen Delard;

*y la conexin de este caso con el secuestro de Roberto Cristi Melero y


Gloria Ximena Delard,

*** Todo eso, nos permite afirmar que se encuentra acreditado que, a
travs de las actividades desplegadas desde la Jefatura del rea de defensa
521, Olea tom parte en la asociacin ilcita Cndor, que en consecuencia
integr.

Sres. Jueces: Debemos puntualizar aqu, adems, algo de lo dicho antes


sobre esta especial asociacin criminal denominada Cndor, pues es
especialmente relevante en el caso de Olea.

Ya explicamos que Cndor fue una asociacin criminal creada por


Estados delictivos.

Fue una entidad diferente de las entidades que lo crearon.

En pocas palabras: fue una asociacin criminal erigida por quienes ya


participaban de otras asociaciones criminales, las locales, las de sus
respectivos pases.

Esto adquiere relevancia en el caso de Olea, pues a diferencia de lo que


ocurre con otros imputados de este debate, l s fue juzgado y condenado por

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su participacin en la asociacin ilcita local, diferente y paralela a la que se
est investigando en este juicio.

Como explicamos en la audiencia del viernes pasado, ambas conductas


son independientes y, en consecuencia, ameritan pronunciamientos
independientes.

En consecuencia, Enrique Braulio Olea es autor del delito de


asociacin ilcita.

Zona 3. Subzona 33. rea 331: Mendoza.

Sres. Jueces: ahora nos referiremos al rea 331 con jurisdiccin en la


provincia de Mendoza, para luego poder tratar la situacin de los encausados
Tragant y Rodrguez.

El rea 331 se encontraba inserta dentro de la Zona de Defensa III, que


comprenda las provincias de Crdoba, San Luis, Mendoza, San Juan, La
Rioja, Catamarca, Santiago del Estero, Tucumn, Salta y Jujuy.

La Zona III tena su asiento en el Tercer Cuerpo del Ejrcito emplazado


en la ciudad de Crdoba; y desde all comandaba las 3 subzonas en las que
estaba dividida, la 31, la 32 y la33.

Su responsable era el comandante del Tercer Cuerpo de Ejrcito, que


entre septiembre de 1975 y septiembre de 1979 fue Luciano Benjamn
Menndez, coimputado en este proceso del que se encuentra
momentneamente apartado.

Debido a la concentracin de actividad poltica en el rea urbana y rural


de la provincia de Tucumn, la Zona III fue el espacio geogrfico en donde
comenz la actividad represiva organizada ofensivamente en cabeza de las
fuerzas armadas para luego propagarse a todo el pas.

El llamado Operativo Independencia fue el puntapi inicial de este


nefasto proceso.
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Comenz formalmente el 5 de febrero de 1975 con el decreto Secreto
n261/75 que dispuso, y cito:

El Comando General del Ejrcito proceder a ejecutar las


operaciones militares que sean necesarias a efectos de neutralizar y/o
aniquilar el accionar subversivos que actan en la Provincia de Tucumn.

En el mismo decreto se establece que las policas federal y de la


provincia de Tucumn actuarn bajo control operacional del ejrcito y que
tanto la Armada como la Fuerza Area prestarn apoyo a requerimiento del
Comando General del Ejrcito.

Para llevar adelante esta tarea, adems del personal del Tercer Cuerpo
del Ejrcito, el operativo cont con refuerzos y relevos de personal derivado
de unidades del resto del pas.

De acuerdo a lo que se explica en el Informe elaborado por el Ministerio


de Defensa incorporado a este debate, el nfasis del operativo estuvo en los
centros urbanos y la zona de monte de la provincia.

Bajo el mando de la Vta. Brigada de Infantera, asiento de la subzona


32, se estableci el Puesto de Comando Tctico que condujo las operaciones
de las Fuerzas de Tareas que se desplegaron sobre el territorio de la provincia.

Debido al indispensable rol del sector de inteligencia y a la necesidad de


contar con mayor cantidad de personal especializado en esta materia, se asign
al destacamento de Inteligencia 142 bajo el mando directo de la Vta. Brigada
de Infantera, a travs de la jefatura de inteligencia de su Estado Mayor, es
decir, de su G-2.

Como ya explicamos al adentrarnos en la estructura represiva local,


particularmente al describir el rea de inteligencia, esta posibilidad estaba
contemplada en los reglamentos militares.

All se prevea la necesidad de agregar o asignar unidades de


inteligencia a las Grandes Unidades de Combate, ya que vaticinaba que los
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medios de inteligencia orgnicos de cada elemento no seran suficientes para
la misin.

La fecha de finalizacin del Operativo Independencia, segn destaca el


mismo informe del Ministerio de Defensa, no est determinada con claridad,
ya que si bien hay elementos que podran hacer suponer que termin en marzo
de 1977, la Orden de Operaciones 9/77 del Comando de la Zona 1, emitida en
junio de ese ao, establece que, y cito, En la Zona 3 se continuar
ejecutando la Operacin Independencia.

Sin embargo, no resulta indispensable en este debate establecer la fecha


cierta en que finaliz, toda vez que mucho antes de que esta operacin se diera
por terminada, el entramado de la actividad represiva alcanz nivel nacional.

Como ya hemos abordado al explicar la parte general de la estructura


represiva, el decreto S 261/75 se complement con los decretos N 2770,
2771 y 2772/75 que ampliaron los alcances del anterior a todo el territorio
nacional.

Para implementar esta tarea, la directiva del Comando General del


Ejrcito n404/75 pone en marcha las medidas para enfrentar la actividad de
los elementos subversivos a nivel nacional, manteniendo la prioridad en la
zona de Tucumn.

En honor a la brevedad y a fin de evitar reiteraciones innecesarias, no


volveremos sobre la explicacin general respecto a la normativa militar, la
organizacin y planificacin de la represin en todo el pas, todo lo cual
damos por reproducido en este momento.

Al igual que otras zonas del pas, la Zona III estaba dividida en
Subzonas. En este caso, como dijimos, eran 3 y cada una de ellas abarcaba un
grupo de provincias en sus respectivos territorios.

En lo que aqu interesa, la provincia de Mendoza se encontraba dentro


de la subzona 33, junto con las provincias de San Juan y San Luis.

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La sede del comando de la Subzona 33 era la Octava Brigada de
Infantera de Montaa con asiento en la ciudad de Mendoza, la cual entre
diciembre de 1975 y febrero de 1977 estuvo a cargo del General Jorge Alberto
Maradona; y entre febrero de 1977 y febrero de 1979 del General Juan Pablo
Saa, quien tambin se encontraba imputado en este proceso.

Desde el asiento de la Sub-Zona 33 se constituy un Comando de


Operaciones Tcticas (COT), que manej gran parte de la represin dentro de
su territorio, coordinando las actividades de inteligencia y operaciones
ejecutadas por el ejrcito con, entre otros, el jefe de la polica Provincial y la
gendarmera.

Recordemos que la normativa militar estableca que las fuerzas de


seguridad quedaban bajo control operacional de las fuerzas armadas.

Adems de los documentos ya citados, esto tambin surge de la Orden


Reservada n 239 de la Polica de la Provincia de Mendoza, la cual
transcribe una directiva dada por el jefe de la Subzona 33, comandante de la
8va. Brigada de Infantera de Montaa, respecto de los procedimientos que
deba seguir la polica provincial en el accionar antisubversivo e indica que
todo ser procesado a travs del COT que funciona de manera permanente en
la sede de ese comando.

La provincia de Mendoza, dentro de la subzona 33, corresponda a la


jurisdiccin del rea 331 y estaba a cargo Director del Liceo Militar
General Espejo, tambin con asiento en la ciudad de Mendoza.

Veremos que esta superposicin territorial de las sedes de la subzona y


el rea no interfiere en la responsabilidad de esta ltima, as como tampoco
interfiere la constitucin del COT bajo la rbita del comando de la subzona.

En este sentido y como correctamente destacara la Cmara de Casacin


en la sentencia de la causa Jefes de rea, la circunstancia de que el
comando de la subzona sea quien d las rdenes a las comisaras y a las reas
no desvirta de manera alguna la participacin del rea.

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A su vez, en orden a la extensin territorial de su jurisdiccin, el rea
331 se dividi en sub reas, algunas de las cuales fueron ya materia de
juzgamiento en la justicia de Mendoza.

Dentro del llamado Cuaderno de Prueba 052-F remitido por esa


jurisdiccin, encontramos numerosas actas que asentaron declaraciones
informativas, indagatorias y testimoniales prestadas en diferentes momentos
por personal de las fuerzas armadas y de la polica provincial de Mendoza.

Entre ellas, encontramos el acta fechada el 13 de mayo de 1987 que


protocoliz los dichos de Julio Csar Santuccione, quien se desempe
como jefe de la polica provincial durante el ao 1976 y relat la
subordinacin que la fuerza que diriga tena respecto de las fuerzas armadas.
Expresamente, dijo:

el despliegue militar territorial absorbi el despliegue policial


territorial, de forma tal que cualquier jefe de sub rea militar dispona segn
los intereses de seguridad contrasubversiva regional, de todos los efectivos
policiales del lugar para empearlos en acciones contrasubversivas sin el
necesario conocimiento del Jefe de polica73.

Pero como ya bien sabemos, la represin no se limit al uso de las


policas locales sino que tal como estaba previsto en las directivas militares
todas las unidades militares y recursos estaban dispuestas para intervenir.

Veremos a continuacin el rol que cumpli la jefatura del rea 331, con
jurisdiccin en la provincia de Mendoza y conforme los criterios de
imputacin adelantados, al haber dado por probados los secuestros, privacin
ilegtima de la libertad y desaparicin de Juan Humberto Hernndez Zaspe y
Luis Alfredo Espinoza Gonzlez, debemos determinar la eventual
responsabilidad de Carlos Horacio Tragant y Juan Avelino Rodrguez sobre lo
ocurrido.

73
Declaracin indagatoria de Julio Cesar Santuccione del 13.05.1987.

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Trataremos ahora la situacin de Carlos Horacio Tragant, quien
ingres al Ejrcito argentino en el ao 1946 como cadete del Colegio Militar
de la Nacin, especializndose tras su egreso en el arma de infantera, en la
cual fue realizando cursos de capacitacin, entre ellos, en el ao 1969 realiz
el Curso Avanzado de Comando y en 1974 el Curso Superior de Estrategia en
la Escuela Superior de Guerra.

Desde diciembre de ese ao, ya con el grado de coronel, fue destinado


al Liceo Militar General Espejo ubicado en la ciudad de Mendoza, en donde se
desempe como subdirector hasta diciembre de 1975 cuando pas a ocupar
la direccin del establecimiento.

Tragant fue director del Liceo Militar General Espejo desde el mes de
diciembre de 1975 hasta diciembre de 1977.

Su calidad de Director del Liceo se encuentra ampliamente acreditada


por copiosa prueba documental, as como tambin por el propio
reconocimiento del imputado.

Pero adems del cargo administrativo y formal, en el marco de la ya


explicada estructura represiva, en forma simultnea Tragant cumpli
funciones operativas.

Esto es as por cuanto en este juicio se ha probado que durante el tiempo


de su mandato, el Liceo constituy la sede del comando del rea 331 y su
director encarn el rol de Jefe de esa rea, la cual, como se dijo, tena
jurisdiccin en la provincia de Mendoza.

Veremos a continuacin que si bien en la indagatoria prestada en el


debate Tragant contradijo sus primigenias manifestaciones e intent
desconocer su rol de Jefe de rea y, consecuentemente, su participacin en la
denominada lucha contra la subversin, de su alocucin se desprenden
igualmente elementos que confirman su activo rol en la represin.

Como ya explicamos, los Jefes de reas cumplan determinadas


funciones desde su lugar en la estructura de la coordinacin represiva,

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funciones que Tragant desempe durante el perodo en el que estuvo a cargo
del Liceo.

En el marco de su declaracin indagatoria del 14 de mayo de 2013,


Tragant manifest que como Director del Liceo Militar General Espejo
dependa administrativamente del Comando de Institutos Militares; y que slo
responda a sus rdenes.

Sin embargo, de su propia alocucin se desprende que exista otra


cadena de comando a la que tambin responda, diferente y ajena de la
administrativa, que funcion simultneamente con aquella, la operacional.

Nos referimos a dos rdenes concretas que Tragant reconoci haber


recibido por parte de Jorge Alberto Maradona, comandante de la VIII Brigada
de Infantera de Montaa y jefe de la subzona 33.

Tragant reconoci haber ejecutado esas rdenes, demostrando una


vez ms la existencia de la cadena de comando operacional instaurada a los
fines de la represin.

En primer lugar, la orden de pasar a cumplir funciones como interventor


militar en la provincia de San Juan en oportunidad del golpe militar.

No es un dato menor que la provincia a la que se le indic que deba


dirigir, tambin corresponda a la jurisdiccin de la subzona 33.

De su legajo personal se desprende que, efectivamente, el 23 de marzo


de 1976 Tragant sali en comisin a la ciudad de San Juan como interventor
de la provincia, rol que ocup hasta el 29 de abril de ese mismo ao, fecha en
que estuvo de regreso en el Liceo.

Esto es, un total de 38 das.

En segundo lugar, reconoci haber cumplido la orden de


acondicionamiento y aprovisionamiento de un Centro de Detencin dentro de
las instalaciones del Liceo que diriga.
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Las copias de las investigaciones remitidas por la Justicia Federal de
Mendoza confirmaron la existencia de ese CCD en el Liceo Gral. Espejo, as
como las propias manifestaciones del coimputado Rodrguez en este juicio,
sobre las que luego volveremos.

La ejecucin por parte de Tragant de esas dos rdenes, que por sus
propias manifestaciones eran absolutamente ajenas a su funcin educativa y
an de las que poda recibir por temas guarnicionales, en la prctica implica
reconocer que adems de ser Director de un liceo militar, cumpla un
determinado rol en la estructura represiva local y regional, respondiendo
a las rdenes de quien era su superior directo a esos fines, el comandante
de la subzona; y que imparta las rdenes necesarias a sus subordinados a
fin de ejecutarlas.

Reafirma esta conclusin el mismo reconocimiento de Tragant de no


haber comunicado estas rdenes al Comando de Institutos Militares bajo la
excusa de no considerarlo necesario en funcin de su urgencia.

Esta excusa es manifiestamente inaceptable, pues el cumplimiento de


esas rdenes implicaban nada menos que el alejamiento temporario de la
dependencia a su cargo, la instalacin en ella de un Centro de Detencin
ilegal, la asuncin de un reemplazante y la interrupcin de la actividad
educativa que Tragant ejerca.

La falta de comunicacin del Director del Liceo con su superior


orgnico, el comando de Institutos Militares, respecto de las rdenes
emanadas del responsable de la subzona 33 y, ms an, el acatamiento de
esas rdenes, demuestran sin ningn lugar a dudas la existencia de la
relacin de comando a los fines operativos entre la VIII Brigada de
Infantera de Montaa, jefatura de la subzona 33 y el Liceo Militar General
Espejo, jefatura del rea 331.

En otras palabras, el acatamiento de las rdenes impartidas por el


comandante de la Subzona, evidencian la dependencia operativa de
Tragant a ese comando, como Jefe de esa rea.

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Esta conclusin no slo se deriva de los dichos del propio imputado;
tambin surge a partir de lo explicado en esta sala por el testigo convocado por
su defensa, Santiago Mario Sinpoli quien manifest expresamente que
impartir una orden para un superior militar es concretar el mando.

Incluso; y a pesar de que inicialmente neg la posibilidad de doble


comando, luego de reconocer la existencia de otro tipo de relaciones de
carcter tcnico, funcional y guarnicional, lleg a admitir que
excepcionalmente se estableciera un doble comando, en cuyo caso sera
imperativo que ello estuviera expresamente establecido en una orden.

As lo establece el Reglamento RC-9-1 el cual dispone que en algunos


casos, puede ser conveniente modificar la cadena de comando existente en
virtud de los refuerzos del mismo ejrcito y la participacin de fuerzas de
seguridad y policiales y autoridades civiles.

Tal como manifestamos al momento de explicar la organizacin de la


estructura represiva, de la doctrina militar que surge de la normativa
incorporada al debate, se desprende claramente que para obtener xito en una
misin militar, especialmente en la vinculada con la represin, resultaba
fundamental la ejecucin de una accin coordinada y dinmica.

Explicamos ya que esto no significaba aceptar el caos y la confusin en


el mbito de la fuerza.

Slo signific que las cadenas de comando constituidas podan ser


suplidas, e incluso superpuestas por otras, para momentos concretos y para
asuntos concretos.

Y esto es as, como ya explicamos, porque toda la fuerza estaba a


disposicin de la represin.

Recordemos que las directivas 404/75 y 504/77 dispusieron que a los


fines del cumplimiento de la misin de aniquilamiento de la denominada
subversin, el empleo de las fuerzas disponibles deba hacerse, en lo
posible, respetando las funciones normales de cada una de ellas.

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Entonces, se aprovecharon las estructuras vigentes y, por lo tanto, sobre
esas estructuras originarias se mont una organizacin destinada al
cumplimiento de la misin represiva que funcion de manera simultnea
a la administrativa, con una cadena de comando paralela refleja,
adaptando aquello que fuera necesario adaptar en pos de la eficacia de la
misin.

Como ya destacamos, en realidad esto no significa la existencia de un


doble comando, en la que para el desarrollo de una misma actividad hay dos
superiores directos de la misma jerarqua, sino que implica que una misma
persona debe cumplir dos actividades diferenciadas; y respecto de cada una
de ellas tiene un nico comando.

Consecuentemente, Tragant cumpla dos actividades; y para cada


una tena lneas de comando diferenciadas:

En su rol administrativo como Director del Liceo, responda al


Comando de IIMM;

En su rol operacional como Jefe del rea 331, responda a Maradona,


Jefe de la Sub-Zona 33.

Jefatura del rea 331. Plan Conintes vs. Plan de capacidades de 1972.
Reconocida por el propio imputado la dependencia al Jefe de la Sub- Zona 33
y la instalacin del CCD dentro del predio del Liceo que dirigi, referiremos
ahora a la responsabilidad que le corresponde respecto de la porcin de
territorio asignada a los fines de la represin ilegal, esto es, el rea 331 con
jurisdiccin en la provincia de Mendoza.

En su indagatoria del 13 de noviembre de 2004 ante la instruccin, el


propio Tragant reconoci haberse desempeado como jefe del rea 331.

En aquel momento, manifest que crea que la jurisdiccin del rea se


corresponda con el departamento mendocino de Las Heras y que las
funciones que cumpla eran de seguridad, siendo su misin, de acuerdo a la

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Ley de Seguridad Nacional, preservar todas las instalaciones y cuarteles
militares de la zona de ataques terroristas.

Ahora bien, al momento de declarar en el debate, modific sus dichos y


neg haber cumplido ese rol.

A preguntas que le formulamos sobre por qu motivo antes haba


reconocido su rol como Jefe del rea 331, manifest que si bien haba
expresado tener esa responsabilidad territorial, en realidad se refera al
llamado PLAN CONINTES, y que su misin era custodiar y realizar funciones
de seguridad dentro del liceo as como tambin en objetivos fijos externos al
mismo.

Con este argumento, Tragant intent hacer pasar su expreso


reconocimiento de la imputacin por una confusin sobre la normativa
aplicable, sosteniendo que haba interpretado la acusacin formulada como
una referencia al Plan CONINTES en lugar de la responsabilidad sobre la
actividad represiva en una porcin de territorio determinado.

Como veremos, esta excusa resulta inverosmil.

Ya hemos explicado y demostrado sobradamente que, durante el


perodo que nos ocupa, la misin primordial de las Fuerzas Armadas fue la
eliminacin del, como ellos denominaron enemigo subversivo.

Hemos explicado tambin que con el propsito de ejecutar esa misin y


de acuerdo a la normativa militar vigente en esos momentos, a partir de 1975
y de la instauracin del Operativo Independencia se implement la
distribucin territorial que el ejrcito haba realizado en 1972, mediante el
Plan de Capacidades.

Es evidente que toda esta normativa fue muy posterior al Plan


CONINTES, vigente entre noviembre de 1958 y junio de 1961.

En otras palabras, a la fecha de actuacin de Tragant, haca ms de


catorce aos que el Plan CONINTES haba sido suprimido.
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Ahora bien, corresponde preguntarnos sinceramente si un Coronel de la
Nacin con la formacin de Tragant poda desconocer cul era la normativa
militar vigente, en un momento en que la misin prioritaria era la eliminacin
de la llamada subversin.

Tambin debemos preguntarnos si poda desconocer el entramado


normativo sobre el cual se organiz la represin en la regin, cuando en
oportunidad del golpe de estado cumpli el rol de interventor militar de la
provincia de San Juan, cargo que le fue encomendado por el jefe de la
Subzona 33, superior directo de Tragant a los fines de la represin.

Y finalmente, si poda confundirla con otra normativa que haca casi


tres lustros que no rega. Evidentemente no.

Sres. Jueces: Para la poca en que Tragant ejerci el cargo de Director


del Liceo Gral. Espejo, no caban dudas de que el Plan CONINTES haca
mucho que haba sido derogado por el Decreto 6.495 de 1961; y en sus
efectos, haba sido reemplazado por la Ley 15.293, denominada de Represin
del Terrorismo.

As como no caba dudas de cul era la normativa que se aplicaba,


tampoco caban dudas, de acuerdo a la normativa vigente, sobre cules eran
las jurisdicciones de cada una de las Zonas, Subzonas, reas y Sub-reas.

Debemos hacernos entonces otra pregunta: si Tragant poda realmente


desconocer la distribucin territorial asignada para operar con esa misin
primordial en la que toda la fuerza estaba implicada, cuando l mismo est
admitiendo haber seguido las rdenes del comando de la subzona de la
que, como vimos, dependa. Obviamente tampoco.

Su supuesta y adicional confusin respecto de la jurisdiccin a su cargo


a los fines de la represin ilegal, resulta insostenible.

La versin mantenida en su indagatoria del 14 de mayo de 2013 es un


vano intento por enmendar el reconocimiento expreso de la imputacin
atribuida.

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Por otra parte, podramos hasta llegar a suponer que un Jefe de rea
poda no tener conocimiento ntegro del contenido de las Directivas del
Comando en Jefe del Ejrcito, pero ya hemos explicado que dentro de las
diferentes Zonas de defensa se elaboraban y distribuan las llamadas rdenes
de Operaciones que retransmitan el contenido de las Directivas a las sub-
zonas y reas respectivas.

Por eso, es absurdo sostener que ciertamente Carlos Horacio Tragant,


con el grado de Coronel del arma de Infantera, asignado para cumplir el rol
poltico y de gobierno como Interventor Provincial de San Juan al momento
del golpe de estado, podra haberse confundido respecto de su rol
jurisdiccional en el marco de la llamada Lucha contra la Subversin.

Este era el mximo objetivo de la fuerza, para el que estaban implicados


todos los elementos, de todas las unidades militares.

Por otro lado, Tragant manifest tambin que el Liceo Militar General
Espejo no contaba con las fuerzas necesarias para el desempeo de las tareas
que se le imputan y que, en cambio, la Octava Brigada de Infantera de
Montaa s las tena; y que haba reservado todos sus efectivos para las
acciones antisubversivas.

Aunque los trataremos luego, debemos decir aqu que similares


argumentos esgrimi el imputado Juan Avelino Rodrguez.

Como dijimos hace unos instantes, todas las unidades militares estaban
afectadas al cumplimiento del objetivo mximo impuesto por el Ejrcito.

Para ello, emplearon los elementos con los que contaba, muchos o
pocos, pero involucrados en la misin sin dejar de lado sus funciones
especficas.

Adems, si bien es cierto que el Liceo Militar General Espejo es una


institucin educativa, se encuentra acreditado, en sta y en muchas otras
causas judiciales, que los liceos militares, el Colegio Militar de la Nacin y las

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Escuelas, todos ellos establecimientos que originalmente tenan una funcin
educativa, operaron en el combate de la llamada Lucha Contra la Subversin.

En efecto, el Comando de Institutos Militares, rgano administrativo


superior del rea educativa de la fuerza, cumpli funciones operativas como
jefatura de la zona 4.

En este debate se acredit que el Liceo Militar General Espejo, sin dejar
de lado sus actividades educativas regulares, puso a disposicin de la Lucha
Contra la Subversin sus instalaciones y personal, demostrando que, a
diferencia de lo planteado por Tragant, el Liceo tena capacidad operativa y
oper en la represin ilegal, al menos en el perodo en que Tragant fue su
director.

Desarrollaremos a continuacin los motivos que fundan esta conclusin,


explicando las actividades desarrolladas por el Liceo.

CCD Liceo Militar General Espejo

Como ya mencionamos, un aporte fundamental que el imputado Carlos


Horacio Tragant ha realizado a los fines de la represin local, es el
establecimiento del Centro Clandestino de Detencin dentro del predio del
Liceo Militar que diriga.

En esta causa, con los numerosos elementos remitidos por la justicia de


Mendoza y con el reconocimiento del propio Tragant en el marco de la
ampliacin de su declaracin indagatoria, se prob que dentro del
establecimiento del cual el imputado era el responsable se instaur un CCD,
en donde numerosas personas fueron detenidas, interrogadas y mantenidas
privadas ilegalmente de su libertad.

A diferencia del relato del imputado, quien manifest que all slo
permanecieron recluidas personas que integraban el gobierno provincial, se
encuentra acreditado que no todas las personas alojadas all clandestinamente
pertenecan al gobierno provincial.

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Hubo tambin personas que podramos llamar comunes, que fueron
aprehendidas por sus actividades polticas o partidarias.

Este es el caso, por ejemplo, de Esteban Gutirrez, cuyo secuestro se


encuentra documentado y fue relevado por el Ministerio de Defensa en el
informe respecto de la Zona 3, subzona 33, rea 331 (Provincia de Mendoza).

Gutirrez, quien era un activista poltico que no formaba parte del


gobierno provincial, fue secuestrado en un operativo perpetrado
conjuntamente por personal militar y de la polica provincial.

Luego de su paso por dependencias policiales, fue llevado al CCD


dentro del Liceo Militar General Espejo en donde se lo deposit bajo recibo.

Este documento, contradice la versin de Tragant y demuestra que

dentro del CCD instalado en el Liceo hubo personas detenidas que no


pertenecan al gobierno provincial y que, por lo tanto, no era un lugar de
reclusin exclusivo para el sector de gobierno desalojado por el golpe de
Estado.

Asimismo, el imputado ha sostenido que ese Lugar de reunin de


detenidos como lo llam, era absoluta responsabilidad del Comando de la
VIII Brigada de Infantera de Montaa, cuyo personal se ocupaba de la
custodia y que el Liceo slo deba proveer el alojamiento.

Sin embargo, en el mismo informe del Ministerio de Defensa que


venimos relatando, se detalla que una vez finalizado el operativo de detencin
de Gutirrez, cito:

se le inform al Liceo Militar General Espejo y al jefe de la subrea


3313.

Con este reporte, vemos nuevamente la contradiccin entre la prueba


reunida en este debate y lo sostenido por el imputado Tragant.

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Es claro que carecera de sentido que los ejecutores del operativo del
secuestro informaran sobre su resultado al Liceo, si el Liceo no tuviera
responsabilidad o injerencia en la situacin.

En consecuencia, este informe es un elemento ms que demuestra que el


responsable del Liceo tena conocimiento y control de las personas que se
aprehendan y que luego eran conducidas al mismo Liceo para ser alojadas
clandestinamente dentro de sus instalaciones.

La testigo experta Vernica Almada se refiri a esta circunstancia


cuando fue consultada acerca de la jefatura del CCD instalado en el Liceo y
contest que el Director de la Unidad no puede desconocer que eso suceda
all.

Pero los elementos remitidos por la justicia de Mendoza, aportan otra


circunstancia adicional.

Nos referimos al auto de procesamiento de Tragant dictado en


diciembre de 2010 en el marco de la causa 558-F Fiscal c/ Menndez
Luciano B. y otros.

All se analizan las declaraciones testimoniales de algunos


sobrevivientes del CCD del Liceo y, entre ellas se destaca que una vctima
recuerda que el jefe del campo de concentracin era una persona de apellido
Gonzlez Viesca.

En virtud de ello, contrastan ese nombre con el listado de personal del


Liceo; y se verifica que para el ao 1976, Rubn Gonzlez Viescas,
actualmente fallecido, prestaba funciones en el Liceo con el grado de Teniente
Primero.

En funcin de esto, entiende la justicia mendocina que se encontrara


demostrado que la estructura y personal del LMGE habra estado afectada a la
llamada Lucha contra la Subversin.

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Estos elementos nos permiten concluir que, a diferencia de lo sostenido
por el imputado, el personal del Liceo Militar General Espejo no era ajeno al
CCD que funcionaba en su interior.

Por otra parte, la sola circunstancia de ordenar el acondicionamiento de


un lugar especfico para que se alojen personas ilegalmente detenidas, de por
s ya implica un aporte esencial para la ejecucin del plan sistemtico de
represin.

Funciones de seguridad. Patrullaje.

Otro de los aportes fundamentales que Carlos Horacio Tragant realiz


son las funciones de seguridad a las que se refiri en su declaracin
indagatoria.

Recordemos que pese a que arguy que el personal bajo su mando no


realizaba patrullaje, s destac se encargaba de la seguridad de objetivos
fijos, tanto dentro del predio del Liceo como fuera de sus lmites.

En primer lugar y como ya muchas veces afirmamos, ese tipo de tareas


estaban comprendidas en las denominadas Operaciones de Seguridad a
cargo de quienes dominaban porciones ms pequeas del territorio, como los
Jefes de reas y de Sub-reas.

Pero otros elementos de prueba confirman que adems de proveer de


seguridad a objetivos fijos, realizaba otras tareas.

Aqu debemos resear nuevamente los dichos de Julio Csar


Santuccione quien, como dijimos, fue jefe de la polica provincial de
Mendoza durante 1976.

Respecto a las tareas de seguridad de la poblacin, hizo hincapi en la


predominante presencia de personal militar cuando explic que, cito:

la seguridad de la poblacin, () estaba dada por las medidas de


patrullaje militares generales ms las de la polica (), siendo evidente y
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notable la presencia militar de vigilancia y prevencin que se realizaba en
todas partes, control urbano, control de rutas, identificacin de personas,
operativos constantes a cargo de la polica y las fuerzas armadas.

En concordancia, contamos tambin con los dichos de Jorge Alberto


Maradona, comandante de la VIII Brigada de Infantera de Montaa y jefe de
la Subzona 33, quien en una de sus declaraciones se refiri particularmente a
las tareas de seguridad.

Entre ellas mencion las de control de manzanas, que tenan como


objetivo el de fiscalizar a la poblacin; y record que, tanto para los casos
generales como los particulares, se encontraban totalmente normadas.

Ejemplificando, concluy que, cito:

Cada jefe de rea dispona estos operativos, que eran de carcter


permanente, como los controles de ruta, y de acuerdo a los planes de cada
rea, sin comunicar en cada caso al comandante.

Este conjunto de relatos, unidos al reconocimiento del imputado


respecto de que desde el Liceo se ocupaba de realizar tareas de seguridad
que no se definan por los lmites del Liceo; y al rol que tuvieron los Jefes
de reas y Sub-reas en el plan represivo que ya destacamos al describir la
estructura represiva argentina, conforman un conjunto de evidencias que
permiten concluir que Tragant, dentro de sus atribuciones como jefe del rea
331, tena a su cargo el despliegue y la ejecucin de esas tareas de seguridad y
de control poblacional.

Responsabilidad de Tragant por la PIL. Comisin a San Juan.

Explicados los aportes concretos realizados por el imputado Tragant a


los fines de la represin desde su rol como Jefe del rea 331, corresponde aqu
referirnos a la responsabilidad que le cabe respecto de uno de los delitos que
se le atribuyen en este debate:

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Su puntual participacin en el secuestro y desaparicin del ciudadano
chileno Juan Humberto Hernndez Zaspe, ocurrido el 3 de abril de 1976 en la
va pblica de la ciudad de Mendoza.

Ya en su momento nos expedimos respecto a las circunstancias de


modo, tiempo y lugar en que se produjeron los hechos probados en este
debate, ocasin en que sealamos que adems de Hernndez Zaspe tambin
fueron secuestrados sus compaeros chilenos Manuel Jess Tamayo Martnez
y Luis Gonzalo Muoz Velsquez.

Explicamos tambin que junto a las fuerzas argentinas se acredit la


participacin de personal chileno de la DINA en el operativo, personal que

luego realiz el traslado irregular de las tres vctimas a Chile, donde


fueron clandestinamente alojados y torturados hasta su definitiva desaparicin.

No tenemos dudas acerca de las funciones que Tragant cumpli a los


fines de la represin en el perodo en que se desempe como jefe de rea
331.

Sin embargo, entendemos que su actuacin directa y concreta en ese rol


se vio suspendida por el breve perodo de tiempo en que debi trasladarse
para ocupar el cargo de interventor de gobierno de la provincia de San Juan.

En este caso, los dichos de Tragant no slo no fueron desvirtuados, sino


que se vieron corroborados por la prueba incorporada al debate, en tanto
demuestran que formalmente en el rol de Director del Liceo fue reemplazado
por su segundo comandante por un total de treinta y ocho das.

Segn consta en su legajo personal, Tragant parti el 23 de marzo de


1976 en, cito: comisin a la ciudad de San Juan como Interventor de la
Provincia, regresando el 29 de abril de ese ao.

Esto tambin est reflejado en dos rdenes del Liceo incorporadas


tambin al juicio.

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En la primera, de fecha 26 de marzo, contiene una lista de personas, y
en lo que aqu interesa dice lo siguiente:

23 marzo 76: Parten en comisin del servicio a la guarnicin militar


San Juan: Coronel Don Carlos Horacio Tragant

Asumiendo la Direccin del Instituto: 23 marzo 76: Coronel Don Pablo


Antonio Tradi, asume la direccin del Instituto

En la segunda Orden del Da, fechada el 3 de mayo de 1976, se deja


constancia que el 30 de abril Tragant asumi la Direccin del Instituto.

Esta misin, como ya dijimos, le fue ordenada por el comandante de la


VIII Brigada de Infantera de Montaa y responsable de la Subzona 33 quien,
en ejercicio de su poder de organizacin de la represin dentro de la
jurisdiccin, entre otras cosas orden a quien era el jefe de rea 331 que
estableciera el denominado Lugar de Reunin de Detenidos en las
dependencias del Liceo a su cargo; y que luego se constituya en la provincia
de San Juan para cumplir con el cargo de interventor militar.

A nuestro juicio, en este debate no se ha probado de manera suficiente


que durante el perodo en que Tragant cumpli funciones como interventor
provincial, haya conservado en los hechos el mando formalmente cedido al
Subdirector del Liceo; o que haya contribuido de alguna otra forma al
secuestro y desaparicin de Hernndez Zaspe; o a cualquier otra
desaparicin concretada en ese lapso dentro de la jurisdiccin del rea
331.

Sabemos que como ninguna Unidad puede quedar sin direccin por la
ausencia del comandante, formalmente es su segundo quien ejerce el mando
hasta su regreso; sa es una de las funciones de los segundos comandantes.

Est claro que en perodos relativamente cortos generalmente esa


ausencia carece de relevancia, tanto porque el Jefe conserva en los hechos el
dominio de su Unidad, como porque el segundo debe ejecutar las rdenes
dejadas y dar cuenta de ellas con posterioridad.

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Tales son los casos, por ejemplo, de las ausencias por feriados, fines de
semana, vacaciones y viajes breves; y en actividades o tareas que no sean
instantneas sino que conlleven un tiempo en su concrecin.

En estos casos el Jefe, pese a no estar fsicamente presente, sigue


ejerciendo su autoridad.

Sin embargo y tal como correctamente a nuestro juicio lo han sostenido


en la audiencia los testigos Marcelo Gustavo Beret y Santiago Mario
Sinpoli, si bien el comandante de una Unidad que debe abandonarla
transitoriamente delega la autoridad pero no la responsabilidad sobre las
rdenes impartidas por l y sobre el funcionamiento de la misma, no ocurre lo
mismo cuando se retira por perodos muy prolongados con motivo de una
comisin que, por su naturaleza, le habra impedido ejercer ese control.

Ambos testigos concluyeron que en ese caso no es responsable por los


hechos ocurridos en su ausencia.

Como en ese perodo relativamente extenso no se encontraba


formalmente en funciones como Director del Liceo y, por ende, como Jefe del
rea 331, deba establecerse en este juicio:

* si, pese a su alejamiento, conserv en los hechos el poder de mando


que formalmente haba delegado;

* si lo ejerci para determinar a su segundo, que era formalmente el


responsable;

* si su segundo comandante acept las rdenes de quien no estaba


habilitado en ese momento para drselas;

* o si Tragant, de alguna otra forma, contribuy concreta y


especficamente a la puntual privacin ilegtima de libertad que se le imputa.

Ninguna de esas circunstancias pudo acreditarse de manera indudable


en este juicio.
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Sin prueba concreta en contrario, es razonable suponer que la
responsabilidad que asumi Tragant como interventor en la Provincia de San
Juan fue de una importancia tal que implic una dedicacin exclusiva de su
parte, como l mismo afirma.

Por otra parte, de las respuestas que brind en la audiencia a preguntas


que le formulamos, pudimos slo establecer que durante el tiempo que dur su
comisin mantuvo conversaciones con quien era el subdirector y que
momentneamente se encontraba al mando del Liceo.

Sin embargo, no pudimos precisar su tenor, ni se acredit que con esas


conversaciones haya mantenido el control sobre los sucesos relativos a las
privaciones ilegales de la libertad cometidas durante su ausencia.

Menos an que en ese sentido haya determinado a quien lo


reemplazaba; ni que ste aceptara obedecer a quien momentnea y
formalmente careca de poder de mando sobre l.

Por otro lado y si bien tambin es razonable suponer que el especfico


secuestro de Hernndez Zaspe fue la consecuencia de un proceso extenso de
coordinacin represiva, no sabemos si esa puntual coordinacin para
aprehenderlo junto a sus compaeros se inici con anterioridad o con
posterioridad a la partida de Tragant.

Finalmente, tampoco se pudo establecer a qu CCD argentino fueron


llevadas las vctimas, ello a fin de poder sostener que el acondicionamiento
que orden hacer Tragant dentro del Liceo tuvo incidencia concreta en esas
privaciones ilegtimas de la libertad.

As las cosas, no habiendo podido acreditar ninguna de estas


circunstancias, solo subsiste un estado de duda que debe favorecer al
imputado.

Por lo expuesto, corresponde que este Tribunal absuelva a Tragant


respecto de la privacin ilegal de la libertad de Juan Humberto Hernndez
Zaspe.

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Esta es as la conclusin a la que arribamos respecto a uno de los hechos
por los que se requiri la elevacin a juicio a su respecto.

Responsabilidad en la Asociacin Ilcita Pero a Tragant se le imputa


tambin otro delito.

Hace instantes concluimos que en el debate se comprob que Tragant


fue Jefe del rea 331 y que, dentro de sus atribuciones en el ejercicio de ese
rol dentro del plan sistemtico de represin, tena a su cargo el despliegue y la
ejecucin de esas tareas de seguridad y de control poblacional.

Pero adems, en este debate se acredit que los residentes extranjeros de


la ciudad de Mendoza eran especialmente perseguidos por las autoridades
locales, aspecto de singular relevancia a los efectos de establecer el aporte que
realizaba para la ejecucin de la asociacin ilcita que, adelantamos, integraba.

En este sentido, Flor Hernndez Zaspe relat en esta sala las cartas
remitidas por su hermano Juan Humberto desde Mendoza a distintos
miembros de la familia.

Entre ellas ley un pasaje en que su hermano cont que pasaba mucho
tiempo dentro de la casa ya que las fuerzas de seguridad argentinas
molestaban y perseguan particularmente a las personas de nacionalidad
chilena.

Esta persecucin focalizada hacia los chilenos no era aleatoria: la


Directiva del Consejo de Defensa n 404/75, al explicar las misiones de la
zona 3, estableca expresamente que se deba aislar a las organizaciones
subversivas del apoyo exterior proveniente de Bolivia y Chile.

Esta indicacin se refiere concretamente al apoyo exterior para


organizaciones locales, y explica, en parte, la particular persecucin que
reciban los residentes chilenos por parte de las fuerzas locales, todo lo cual
qued reflejado en la carta remitida por Juan Humberto Hernndez Zaspe a su
familia.

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Personal chileno en Mendoza.

Pero adems, este control y hostigamiento focalizado hacia los


extranjeros -chilenos y bolivianos segn la normativa militar en este caso
tambin encuentra fundamento y se corresponde con los ulteriores objetivos
establecidos por la asociacin ilcita Cndor.

Tal como explicamos, uno de los objetivos de este acuerdo criminal fue
la identificacin, detencin y eventual traslado extraterritorial de secuestrados
a fin de perseguir ilegalmente opositores polticos a pesar de las fronteras.

Para ello se emplearon los dispositivos locales establecidos para la


represin local.

Al describir la estructura represiva argentina y al destacar la


responsabilidad de otros imputados, ya hicimos mencin de la importancia de
las tareas de control poblacional para la deteccin de extranjeros y del
interrogatorio al que se someta a las personas para poder reconocer al
denominado enemigo interno.

Como vimos, estas eran parte de las tareas a cargo de Tragant.

Pero tambin haba otras, entre las que se encontraba facilitar la


penetracin de personal de las fuerzas extranjeras en el territorio nacional a fin
de realizar tanto tareas de inteligencia como operaciones concretas.

En este juicio se comprob que dentro de la jurisdiccin del rea


331, y particularmente en la ciudad de Mendoza, oper personal de la
DINA chilena en connivencia con las fuerzas locales y en particular con la
Direccin del Liceo Militar General Espejo, responsable del rea 331.

Sobre este punto contamos con los testimonios de Alex Muoz, Jos
Israel Cerda Herrera y Juan Jorge Tamayo, todos ellos chilenos que para
los aos 1975 y 1976 haban migrado a la ciudad de Mendoza debido a la
persecucin de la que eran objeto en su pas.

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Los tres relataron la presencia del personal represivo chileno en la
ciudad de Mendoza.

En particular, Alex Muoz seal que era habitual la presencia de


personal de la DINA circulando por las calles de esa ciudad con los vehculos
que habitualmente utilizaban para operar en su pas, vehculos y personal
que se prob actuaron en los secuestros de Hernndez Zaspe, Tamayo
Martnez y Muoz Velzquez.

Ms all de la responsabilidad de Tragant en ese hecho independiente,


los secuestros son ilustrativos de la forma en que se realizaba la coordinacin
represiva en los operativos conjuntos desarrollados en la ciudad de Mendoza.

Jos Cerda, adems de destacar idntica presencia, record


especialmente que hubo agentes de la DINA que se encontraban infiltrados
entre los miembros de la comunidad de refugiados chilenos, intentando
hacerse pasar por perseguidos; y refiri que hasta hubo quienes intentaron
conseguir la proteccin de ACNUR, amparo que les fue denegado.

La presencia de personal de la DINA operando dentro del rea 331 era,


as, un hecho notorio.

La existencia de coordinacin represiva surge tambin del testimonio ya


citado de Flor Hernndez Zaspe, a quien los propios oficiales de la DINA,
al realizar un allanamiento en su casa de Chile buscando a su hermano, le
manifestaron que saban que ste se encontraba en Mendoza, trabajando en
contra del gobierno de facto chileno.

Esta referencia acredita tambin el fluido intercambio de informacin y


las actividades de inteligencia y amedrentamiento que se hacan de un lado de
la cordillera en coordinacin con el pas vecino.

No est de ms recordar que en esa poca Mendoza fue uno de los


destinos de Osvaldo Riveiro, de destacada actuacin en el proceso de
conformacin de Cndor.

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A lo expuesto se suma que los secuestros de Hernndez Zaspe y sus
compaeros, Tamayo Martnez y Muoz Velsquez, fueron producto de esa

coordinacin represiva.

Se encuentra acreditado que fueron perseguidos y hostigados por la


DINA en la ciudad de Mendoza, que en el operativo del secuestro intervino
personal argentino junto a personal chileno y que las vctimas, fueron
trasladadas ilegalmente desde Mendoza a Chile por tierra, tal como en su
momento detalladamente lo explicamos.

Estas operaciones, requieren de un trabajo de coordinacin exhaustivo


entre las fuerzas locales y extranjeras que no fue construido nicamente al
efecto de este operativo y mucho menos podra haberse planeado y ejecutado
en el mismo da en que ocurri el secuestro y traslado.

Por el contrario, la realizacin de estas actividades requiere una fluida y


permanente relacin entre organismos de los pases involucrados en todos los
niveles de comando para as coordinar las operaciones.

Sres. Jueces: Esto es Cndor.

Resulta evidente que Tragant no poda desconocer el despliegue de


personal extranjero en nuestro territorio, por cuanto adems de que esa
presencia era notoria hasta para los propios habitantes de Mendoza, el mismo
Tragant era quien tena asignadas y realizaba tareas de seguridad.

Sera realmente absurdo argumentar que sus tareas no incluan la


deteccin y el sometimiento de fuerzas extranjeras en su jurisdiccin.

En consecuencia, Tragant conoci y permiti esa actuacin, que era


parte del andamiaje provisto por el marco Cndor.

Sres. Jueces: todo lo expuesto nos permite afirmar que en este debate se
comprob que durante la totalidad del perodo en que fue Director del Liceo
Gral. Espejo, Tragant tom parte de la asociacin ilcita Cndor,
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contribuyendo a su sostenimiento con las tareas que desarroll como Jefe del
rea 331.

Recordemos que con anterioridad a su partida a San Juan para asumir


como interventor en ocasin del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976,
Tragant realiz actividades como Jefe del rea 331, entre las que estuvo
incluso acondicionar un CCD dentro del propio Liceo.

Y como vimos, desarroll esas tareas hasta que fue destinado a otro
cargo el 5 de diciembre de 1977.

En consecuencia, al menos en todo ese perodo tom parte en la


asociacin ilcita Cndor.

Su alejamiento por 38 das de la ciudad de Mendoza, que como vimos s


tuvo relevancia para decidir su responsabilidad respecto de la puntual
privacin ilegtima de la libertad de Hernndez Zaspe, carece de incidencia
para determinar su participacin en la asociacin ilcita, pues integrar una
asociacin criminal implica permanencia en el tiempo y es independiente de la
participacin en los delitos ejecutados dentro del marco de la asociacin
criminal.

Lo ocurrido a Hernndez Zaspe, Tamayo Martnez y Muoz Velzquez


son medios de prueba de la concreta operatividad de Cndor en la ciudad de
Mendoza.

Que Tragant no haya contribuido a sus secuestros y desapariciones


carece de relevancia, pues, reiteramos una vez ms, son hechos
independientes.

Por todo lo expuesto, acusamos a Carlos Horacio Tragant como autor


del delito de asociacin ilcita.

Extraccin de testimonios:

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Por otro lado, visto que se encuentra acreditado el cargo y la presencia
del imputado en la provincia de San Juan en el momento particular del Golpe
de Estado y durante los crticos das posteriores, debemos preguntarnos cul
fue el rol de Tragant en la intervencin que cumpli en la gobernacin
provincial y, particularmente, a los fines de la represin.

Entendemos que esto debe ser investigado.

Por ello, solicitamos que se remita a la Cmara Federal de Apelaciones


de Mendoza, con jurisdiccin en la provincia de San Juan, la prueba relativa al
rol cumplido por Carlos Horacio Tragant a los fines de la represin durante el
tiempo que dur la intervencin provincial en San juan, la cual comand a
partir del 24 de marzo de 1976.

Pasaremos ahora a tratar la responsabilidad del imputado Rodrguez.

Juan Avelino Rodrguez

En el ao 1946 Juan Avelino Rodrguez ingres como cadete al Colegio


Militar de la Nacin.

Luego de terminar el liceo, en el Ejrcito se especializ en el arma de


ingenieros en la cual fue realizando cursos y capacitacin.

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Revist en diversos destinos entre los cuales se encuentra la VIII
Brigada de infantera de Montaa, en donde se desempe como jefe de
logstica entre los aos 1971 y 1973; y luego, entre octubre de ese ao y
febrero de 1975, como jefe de operaciones.

En 1975, con el grado de Coronel al cual haba ascendido el ao


anterior, realiz el Curso Superior de Estrategia en la Escuela Superior de
Guerra.

En 1976 revist en la jefatura de personal del Comando en Jefe del


Ejrcito para luego, entre el 5 de diciembre de 1977 y el 19 del mismo mes de
1979 desempearse como director del Liceo Militar General Espejo ubicado
en la ciudad de Mendoza.

En 1980, a su solicitud, se concedi el retiro voluntario.

Rol de Rodrguez en la Represin. Cambios en la organizacin.

Ya hemos explicado en el punto anterior el rol que ocup el Liceo


Militar General Espejo en la represin local para el ao 1976 y cules han sido
los aportes concretos y fundamentales que el imputado Carlos Horacio
Tragant ha realizado en esa maquinaria tanto local como regional.

Corresponde aqu hacer nuevamente una descripcin del contexto de la


subzona 33 dentro de la cual se encuentra el rea 331 toda vez que, si bien nos

referimos a perodos consecutivos, entre ellos se produjo el cambio del


jefe de

Sub-zona.

Este cambio se produce en diciembre de 1977, cuando Jorge Alberto


Maradona deja su lugar de comandante de la VIII Brigada de Infantera de

Montaa y asume, el 3 de diciembre de ese ao y hasta el 2 de febrero


de 1979, Juan Pablo Saa.
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De manera que durante gran parte del perodo en que Juan Avelino
Rodrguez se desempe como Director del Liceo Militar General Espejo, su
superior en el marco de la estructura represiva local fue Juan Pablo Saa.

Vimos en este juicio que el funcionamiento de otras Sub-zonas, reas y


Sub-reas permaneci intacto a pesar de los cambios de mando que se fueron
produciendo, pues ms all de algunas modificaciones coyunturales, la
actividad represiva se mantuvo siempre de la misma manera.

Sin embargo, contamos con ciertos indicios que ponen en duda esta
circunstancia respecto de la Sub-zona 33 ya que, de comprobarse
modificaciones sustanciales, supondran variaciones en la estructura represiva

local y, puntualmente, en el rol que correspondi a la jefatura del rea


331 y al Liceo Militar General Espejo.

Desarrollaremos a continuacin estos indicios.

En primer lugar, tenemos los dichos del propio imputado Rodrguez,


quien en su declaracin indagatoria del pasado 28 de abril mantuvo la posicin
asumida a lo largo del proceso, en tanto neg rotundamente toda
intervencin en actividades represivas.

En la extensa explicacin de los motivos que lo llevaron a sostener esa


postura, Rodrguez acompa un grfico titulado Organizacin general de la
Zona 3-Subzona 33 para la ejecucin de operaciones militares y
responsabilidades derivadas, que diagrama bsicamente sus argumentos.

En este grfico, que parece haber sido confeccionado por l mismo, se


establece que el Comando de la Sub-zona 33 era ejercido por la VIII Brigada
de Infantera de Montaa y que el rea 331, con jurisdiccin en la provincia de
Mendoza no habra tenido un comando diferenciado, sino que el comando y
ejecucin de operaciones en ese territorio lo cumpli la VIII Brigada
simultneamente con el comando de la Subzona 33.

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Agreg que para la conduccin tctica de esta rea, para los aos 1976 y
1977 constituy un COT (Comando de Operaciones Tcticas) y para el ao
1978 se ocup el Segundo Comandante de la Brigada.

Seal tambin que el Liceo careca de capacidad operativa para la


ejecucin de operaciones militares, que tena dependencia slo con el
Comando de IIMM y no con el Jefe de la Sub-zona 33.

Como en todos los casos debemos analizar la negativa de Rodrguez a la


luz de las pruebas incorporadas a este debate.

Debemos as determinar la veracidad o la falsedad de cada una de las


afirmaciones que realiz y que puedan tener atinencia para determinar su
responsabilidad.

En principio, no es cierto que para el ao 1976 el Director del Liceo


Gral. Espejo careci de relacin operacional con la VIII Brigada de Infantera
de Montaa, asiento de la Sub-zona 33.

Al respecto nos remitimos a lo expresado en relacin al imputado


Tragant en donde hemos demostrado, sobradamente, que la relacin de
comando con la Brigada exista simultneamente a la cadena de comando
administrativa con el comando de Institutos Militares, por cuanto la Direccin
del Liceo y la Jefatura del rea 331 eran roles diferentes que tenan diferentes
cadenas de comandos.

Tampoco es cierto que el Liceo careciera de capacidad operativa


suficiente como para que su Director ejerciera el rol de Jefe del rea.

Esta negativa parece confundir, probablemente de manera intencional,


las diferentes misiones y el tipo de operaciones que tuvieron a cargo los que
ejercieron mando sobre porciones territoriales en los respectivos niveles de
conduccin.

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En principio, ya hemos explicado en la parte general que todas las reas
militares cumplan con las mismas funciones bsicas en lo que respecta a las
denominadas Operaciones de Seguridad.

Pero tambin dijimos que si bien compartan la misma misin, operar


ofensivamente contra la subversin, no todas la ejecutaron de igual forma,
toda vez que la organizacin y coordinacin de las actividades fueron
adaptadas de acuerdo a las caractersticas y particularidades de cada
jurisdiccin.

En este sentido el testigo Horacio Ballester explic que las funciones


de las zonas, subzonas y reas podan ser diferentes de unas a otras ya que no
son rgidas, y ejemplific esta situacin diciendo que, cito las palabras
exactas, "para controlar la poblacin en la zona patagnica se requiere
menos personal que en la provincia de Buenos Aires".

Respecto de la falta de capacidad operativa del Liceo, corresponde


recordar aquellos argumentos explicados hace unos instantes cuando nos
expedimos sobre un planteo similar formulado por el imputado Tragant.

All sostuvimos que en funcin de la misin establecida por las Fuerzas


Armadas, todos los elementos y unidades del ejrcito se encontraban afectados
y disponibles para actuar ofensivamente de forma directa, como apoyo o a
requerimiento de otras unidades, incluso aquellas que no estuvieran
originalmente destinadas a funciones de combate.

Entonces, sin distinguir tipos de unidades, la propia normativa militar


contradice los dichos de Rodrguez, ya que al haber quedado la represin a
cargo del Ejrcito, sta fue prioridad para todos sus recursos.

Pero adems, el testigo experto Santiago Mario Sinpoli se expidi en


esta sala sobre la naturaleza del instituto.

As, explic que el Liceo Militar es un hbrido, una mezcla de cuartel y


colegio secundario militarizado en donde hay civiles y elementos militares
importantes.

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Sinpoli agreg que reglamentariamente, en lo que respecta al cuartel,
le afectan las generales de la ley; y en lo que atae a los docentes y cadetes
del Liceo, tienen reglamentos especiales.

Hace unos minutos hemos descripto los numerosos elementos de


conviccin que demuestran sin lugar a dudas que el LMGE, al menos en el
perodo durante el cual Tragant fue su director, no slo tena capacidad
operativa sino que oper activamente en la represin ilegal.

El mismo Tragant dio cuenta que realizaba Operaciones de Seguridad,


tarea bsica que desarrollaban los Jefes de reas y de Sub-reas.

Sin embargo, ms all de la confirmada capacidad operativa que tena el


Liceo, en este debate tambin se acreditaron otras circunstancias que nos
llevan a dudar de la efectiva participacin de Rodrguez en el plan sistemtico
criminal.

En primer lugar, en este juicio se acredit que el CCD que funcion


dentro del Liceo Militar General Espejo durante 1976, fue desarticulado con
anterioridad al momento en que el imputado Rodrguez asumi su direccin.

En otras palabras, tenemos la certeza de que para el mes de diciembre


de 1977, fecha en la que Juan Avelino Rodrguez tom el mando del
Liceo, el CCD ya no estaba en funcionamiento y no haba personas
detenidas ilegalmente que estuvieran alojadas en sus instalaciones.

Obviamente, la acreditacin de esta nica circunstancia carecera de


entidad suficiente como para desvincularlo de una eventual participacin en
los planes delictivos.

En este sentido, recordemos que en el caso del imputado Tragant


demostramos que la instalacin del CCD dentro del Liceo que dirigi no fue el
nico aporte concreto que realiz en su calidad de jefe del rea 331.

Por el contrario, ya enumeramos las pruebas que acreditaron las


diversas actividades que realizaba dentro de la jurisdiccin a su cargo, as
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como tambin la intromisin de personal de la DINA en territorio mendocino
y la coordinacin de las fuerzas locales con el personal chileno.

La acreditacin de esas actividades, el original reconocimiento de


Tragant y los dems elementos que citamos nos permitieron concluir que
Tragant, efectivamente, fue Jefe del rea 331.

Sin embargo, en el perodo dentro del cual Rodrguez cumpli


funciones como Director del Liceo no contamos con elementos suficientes
que permitan arribar a la misma conclusin.

Juan Pablo Saa.

a) Escrito.

En principio, en su declaracin Rodrguez, hizo mencin a un escrito


agregado a este proceso, que fue en su momento presentado por Juan Pablo
Saa en la causa judicial en trmite ante la justicia federal de Mendoza.

Ese escrito, aparentemente, habra sido redactado por l.

Ya vimos que Juan Pablo Saa, en su carcter de comandante de la


Octava Brigada de Infantera de Montaa entre los meses de diciembre de
1977 y febrero de 1979, fue responsable en ese perodo de la Subzona 33.

Por las actividades que desarroll en ese rol fue convocado tanto en este
mismo proceso y en el que se le sigui en Mendoza.

En ese escrito, Saa reconoce haberse desempeado como comandante


de la Subzona 33; y da cuenta de quines durante su mando se desempearon
como Jefes de rea dentro de la jurisdiccin a su cargo.

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En cuanto al rea 331, indica que quien ejerci ese rol fue el Coronel
Julio Alberto Muoz, Segundo Comandante y Jefe del Estado Mayor del
Comando de Brigada de Montaa VIII.

Es decir, su segundo en la cadena de mando de esa Brigada.

El mismo escrito se presenta como una manifestacin posterior a haber


tomado conocimiento que, en un expediente en trmite en otra jurisdiccin, se
atribuye el desempeo del cargo de jefe de rea 331 (Mendoza) al Director del
Liceo Militar General Espejo, Juan Avelino Rodrguez.

Resulta claro que esa presentacin tuvo por objeto de desvincular a


Rodrguez de las imputaciones que se le formulaban; y que en realidad no se
encuentra acreditada su veracidad ni la autenticidad de la firma inserta.

Sin embargo y ms all del escrito en cuestin, lo cierto es que existen


otros elementos incorporados que hacen dudar de la efectiva participacin de
Rodrguez en los delitos que se le imputan.

b) Indagatoria Juan Pablo Saa.

Uno de ellos es el ya citado Cuaderno de Prueba 052-F, remitido por la


justicia de Mendoza.

Est integrado por diversos documentos, que incluyen gran cantidad de


actas que protocolizan declaraciones testimoniales, informativas e indagatorias
brindadas por diferentes miembros de las fuerzas armadas y de seguridad
actuantes en la provincia de Mendoza a partir del ao 1976.

All se encuentran varias de las declaraciones indagatorias prestadas por


el co imputado fallecido Juan Pablo Saa, quien se explay sobre su gestin al
mando de la Octava Brigada de Infantera de Montaa y, particularmente,
sobre las actividades ejecutadas en contra de la denominada subversin.
Entre sus dichos, Saa destaca que para el momento en que asume el comando
de la Brigada, en diciembre de 1977, se impuso la necesidad de cambiar la
misin inicial en esa Sub-zona; e imponer como prioridad principal el
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conflicto con Chile, que para ese momento haba llegado a un elevado grado
de tensin.

En ese sentido, sostuvo que por orden del comando de la Zona 3 debi
volcar todos los esfuerzos y medios disponibles a esta nueva misin y
descomprimir todo lo relacionado con el frente interno, es decir la llamada
lucha contra la subversin, la cual sostuvo haba pasado a una segunda
prioridad, en tanto haba disminuido considerablemente en la jurisdiccin.

Para ese momento, segn sus propias palabras, se haba convertido en


una zona casi sin ningn problema importante ya que, dijo, su accionar
prcticamente es nulo.

Por eso, las actividades para reprimirla se centraron en Proteccin de


Objetivos y Operaciones de seguridad que sostiene eran abiertas y
disuasivas tales como controles de ruta, patrullajes, trnsito y controles de
frontera, funciones que como vimos eran propias de los Jefes de reas o
Subreas.

Pero tambin expres que no se constituy un COT, ya que debido a la


problemtica con el pas vecino, todo su Estado Mayor estaba afectado a esa
misin.

Sostuvo que peridicamente se reuna la Comunidad Informativa y se


evaluaba la situacin real de la jurisdiccin, aclarando que, y esto es
importante, deleg esta actividad en su Segundo Comandante y Jefe del
Estado Mayor; y las operaciones de seguridad en la polica de la Provincia.

De estas referencias se desprende entonces lo siguiente:

* que para esa poca las prioridades en esa Sub-zona habran cambiado;

* que se habra dado preferencia al conflicto con Chile al momento de


asignar los recursos existentes;

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* que las operaciones de seguridad habran pasado a ser ejercidas
exclusivamente por la polica provincial;

* y que se habra delegado en el Segundo Comandante de la Brigada su


direccin.

En otras palabras, estos elementos pareceran indicar que Saa habra


resuelto realizar modificaciones y cambios en el esquema represivo de la
jurisdiccin a su cargo, variaciones que si bien resultaran irrelevantes para
otros fines, s seran trascendentes para resolver la situacin procesal de
Rodrguez.

En principio, recordemos que al momento de describir las


circunstancias de la desaparicin de Espinoza Gonzlez, hecho imputado a
Rodrguez, verificamos la especfica actuacin de la polica provincial de
Mendoza, en particular, del Departamento 2, pero no de la personal del
Ejrcito argentino en su secuestro.

Esto permitira corroborar lo sostenido por Saa, en cuanto a que las


fuerzas policiales seran quienes habran pasado a tener intervencin directa
en los operativos, ms all, obviamente, de que estaban bajo control directo
del Ejrcito, Si eso lo unimos con la aseveracin volcada en el escrito citado,
tambin cabra asumir que Saa habra resuelto igualmente modificar el sistema
represivo en lo atinente a la Jefatura de rea, derivando tambin en su
Segundo Comandante la Jefatura del rea 331.

Sea que creamos o no en las manifestaciones de Saa y de Rodrguez, lo


cierto es que al menos corresponde dudar de que la estructura represiva que
rigi durante la actuacin de Tragant, se haya mantenido al momento de la
actuacin de su sucesor en la Direccin del Liceo, es decir, Rodrguez.

Consecuentemente, no hay elementos que permitan establecer que


Rodrguez ejerci el cargo de jefe del rea 331, al menos formalmente y de
manera estable.

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Decimos de manera estable porque, segn otras referencias tambin
brindadas por Saa y especficamente relacionadas con Rodrguez, para los
momentos en que deba retirarse a la zona de la frontera con motivo del
conflicto con Chile, Rodrguez era quien quedaba a cargo en razn de que
era el coronel ms antiguo.

Sostuvo que para esas ocasiones, le indic a Rodrguez que tuviera a


disposicin una seccin de personal militar para una posible intervencin en

la lucha contra la subversin.

Aclar que dio esta orden, y cito:

por si haca falta en algn caso especfico de enfrentamiento en la


zona de retaguardia, creyendo que no tuvo necesidad de operarla y qued
como autoridad por ser el ms antiguo de los coroneles de la zona.

Es decir que, para los momentos en que el comandante de la VIII


Brigada, Saa, se iba a la frontera, dejaba ordenado al imputado Rodrguez que
estableciera una seccin para el caso concreto de ataque, tal como vimos se

comprob en este juicio que estaba previsto.

Cabe aclarar que en la terminologa castrense la retaguardia es el


lugar alejado o no ocupado por el enemigo.

Entonces, en tanto el co-imputado Saa explicaba que la misin principal


de su jurisdiccin era el posible conflicto con Chile, con el trmino
retaguardia inequvocamente estaba haciendo referencia al conflicto interno,
esto es, la denominada la lucha contra la subversin.

Sobre estas referencias ninguna alusin hizo Rodrguez.

La acreditacin de estas afirmaciones s podra significar una concreta


intervencin de Rodrguez en el plan sistemtico criminal, la existencia de su
dependencia operacional del comando de la Subzona, una responsabilidad
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directa en todos los hechos represivos acaecidos durante las ausencias de Saa
y una contribucin a la asociacin ilcita que se le imputa.

Sin embargo, nada de esto fue acreditado en este debate.

En relacin con las ausencias de Saa, del anlisis de su legajo personal


podemos constatar que durante su gestin como Jefe de la VIII Brigada de
Infantera de Montaa y comandante de la Subzona 33 debi ausentarse de su
cargo muchas veces por pequeos perodos, a fin de realizar visitas tanto a la
zona de frontera como a otras unidades militares.

Entonces, siendo que el responsable designado por el Comandante de


Subzona para los intervalos en que estuviera de viaje en la zona fronteriza era
Rodrguez, corresponde corroborar si para la fecha en que Luis Alfredo
Espinoza Gonzlez fue privado ilegalmente de su libertad, Saa se haba
ausentado con esa finalidad de la ciudad de Mendoza.

Recordemos que el secuestro y desaparicin sucedi el 10 de diciembre


de 1978.

En el referido legajo, en donde se asentaron cada una de las comisiones


especificando su duracin y el lugar a donde se traslad, constatamos que ese
da, el 10 de diciembre de 1978, Juan Pablo Saa se encontraba en la ciudad de
Mendoza.

All se puede ver que entre el 4 y el 10 de diciembre, estuvo en una


comisin en la Cordillera en lo que se asienta como una comisin de
inspeccin a diferentes unidades.

El 10 de diciembre regresa a la ciudad de Mendoza en donde permanece


en su cargo hasta el 13 de diciembre, cuando vuelve a retirarse, pero esta vez a
la provincia de San Juan y slo por el da.

De lo expuesto se desprende que como el 10 de diciembre de 1978 Saa


estuvo en funciones en Mendoza, conserv su mando.

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Es por eso que, en este caso concreto, no se ha podido constatar que
para el momento en que se produjo el secuestro y desaparicin de Espinoza
Gonzlez, 10 de diciembre de 1978, el imputado Juan Avelino Rodrguez haya
cumplido el rol excepcional que Saa le habra asignado a los fines de la
represin.

De cualquier forma, ni siquiera fue constatada efectivamente la


asignacin de ese rol excepcional, pues su existencia, en este proceso, surge
exclusivamente de las manifestaciones de quien fuera un coimputado y no se
encuentran avaladas por elemento alguno.

Lo mismo ocurre con la otra afirmacin de Saa, relativa a la orden dada


a Rodrguez de poner a disposicin de la represin elementos del Liceo Gral.
Espejo.

Esta circunstancia, disponer de una seccin para el caso de rebrote del


conflicto interno, s resultara un aporte suficiente por parte del imputado
Rodrguez a la represin local y que podra hacer caer la presuncin de
inocencia de la que goza.

Pero esta conclusin es vlida siempre que se haya acreditado que


efectivamente el imputado lo haya realizado o que el contexto probatorio nos
permita suponerlo.

Sin embargo, en este debate no se logr acreditar que Rodrguez


efectivamente haya operado de acuerdo a la peticin del comando de la
subzona, por lo que ha quedado como slo un indicio que no alcanza para
sustentar una imputacin.

A pesar de la cuantiosa documentacin recabada, no se ha logrado


confirmar que las manifestaciones del imputado Saa se hayan reflejado en
hechos de la realidad. En otras palabras, no sabemos si Rodrguez acept esa
orden y la ejecut.

Sres. Jueces: A diferencia de lo que ocurri con Tragant, en este caso la


versin exculpatoria de Rodrguez, en tanto neg haber sido Jefe del rea,

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haber desempeado tareas represivas y haber integrado o colaborado con
Cndor, no pudo ser revertida con la prueba reunida en el debate.

En consecuencia, nos vemos imposibilitados de formalizar una


acusacin en su contra.

Ahora bien, en virtud de los elementos enumerados y de los indicios a


los que hemos arribado en este proceso, solicitamos se proceda a la extraccin
de testimonios de la presente causa y sean remitidos a la justicia federal de la
ciudad de Mendoza, a fin de que se investiguen tanto los elementos descriptos
como cualquier otro que pudiera resultar til a los fines de determinar si Juan
Avelino Rodrguez cumpli algn rol a los fines de la represin dentro del
mbito de la provincia de Mendoza.

Estructura Zona II, Subzona 23, rea 232.

Tal como hicimos al referirnos a los imputados que se desempearon


dentro de la Zona de Defensa I, a continuacin daremos una breve explicacin
de la estructura represiva que adopt la Zona II, para luego s hacer foco en los
imputados que actuaron en su mbito territorial.

En el contexto de la divisin territorial en zonas para desempear la


llamada LCS, el nordeste de pas fue incluido en la Zona II, a cargo del
Comando del II Cuerpo del Ejrcito con asiento en la ciudad de Rosario,
Provincia de Santa F.

Su comandante, entre septiembre de 1975 y el 11 de octubre de 1976,


fue el coimputado Ramn Genaro Daz Bessone, quien fue apartado del
debate.

Su sucesor, hasta febrero de 1979, fue Leopoldo Fortunato Galtieri.

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La jurisdiccin de la Zona II abarc las provincias de Santa F, Entre
Ros, Corrientes, Misiones, Chaco y Formosa; y se dividi en 4 Subzonas (21,
22, 23 y 24).

La Subzona 21 estaba dirigida por el 2 comandante del II Cuerpo de


Ejrcito. Su jurisdiccin abarcaba el territorio de la provincia de Santa F, el
cual fue dividido en cuatro reas.

Una de ellas, el rea 211, tena jurisdiccin en los Departamentos


santafesinos de Capital, San Lorenzo, Iriondo, Belgrano, Caseros,
Constitucin y General Lpez.

Era dirigida desde el Batalln de Comunicaciones Comando 121 cuyo


jefe, entre noviembre de 1976 y enero de 1979, fue el coimputado Carlos
Miguel Mara Landoni, actualmente separado del juicio.

La Subzona 23 tena su comando en la 7ma. Brigada de Infantera con


asiento en la ciudad de Corrientes la cual estuvo a cargo, en lo que aqu
interesa, del imputado Eugenio Guaabens Perell entre el 2 de diciembre de
1977 y el 15 de octubre de 1979.

Tal como veremos al expedirnos en relacin a la responsabilidad de


Guaabens, la subzona 23 tena jurisdiccin en las provincias de Misiones,
Chaco, Formosa y algunos departamentos de la provincia de Corrientes: su
Capital, San Cosme, San Luis del Palmar, Saladas, Bella Vista, San Roque,
Goya, Esquinas y Empedrado.

A los fines de la represin, este territorio se subdividi en 5 reas: 231 a


235.

La justicia federal local, que se concentr en el funcionamiento de la


actividad represiva de estas reas, tuvo por acreditadas la jurisdiccin de cada
una de ellas y su dependencia de la Subzona 23.

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Tal es el caso de los pronunciamientos del TOF de Corrientes en la
causa De Marchi -confirmado por la CNCP-, de Formosa en las causas
Colombo y Camicha y de Misiones en las causas Caggiano Tedesco.

El rea 232, con jurisdiccin en la provincia de Misiones, estuvo al


mando del jefe del Distrito Militar Misiones, cargo que entre diciembre de
1976 y octubre de 1978 ocup el imputado Carlos Humberto Caggiano
Tedesco.

Dentro de su jurisdiccin, de hecho en la misma ciudad de Posadas en


donde la jefatura del rea tena su sede, se encontraba el Consulado de la
Repblica de Paraguay.

Al relatar la atribucin de responsabilidad del imputado Caggiano


Tedesco veremos la importancia de esta circunstancia en virtud del rol central
que desempe su cnsul, Francisco Ortiz Tllez, en el marco de la
comunidad informativa de la Operacin Cndor.

En cuanto a las unidades de inteligencia que operaron dentro de la


Subzona 23 debemos resaltar el rol del Destacamento de Inteligencia 124
con sede en la ciudad de Resistencia, provincia de Chaco, que junto con las
secciones de Formosa y Posadas intervinieron en forma directa en operaciones
represivas regionales.

En este sentido, los documentos del Archivo del Terror n 00010F


0582 y 583, 0246F 0373 al 0426 y los n 0835, 0836, 0606, 0222, 0702, 0704,
0582, 0583 y 0641 del rollo 143, dan cuenta de la participacin en Cndor de
un grupo de agentes de inteligencia de esas unidades que, junto con el sector
de Inteligencia -G-2- del comando de la Subzona, planificaban operaciones e
intercambiaban informacin y detenidos clandestinos con las fuerzas
paraguayas.

Recordemos que estamos hablando de provincias limtrofes que


representaban, para las fuerzas armadas, una problemtica particular.

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Esta cuestin se encontraba plasmada en la Directiva n 404/75 la cual
estableca que, en relacin a las operaciones rurales, deban priorizarse las
zonas de Misiones, Chaco y Formosa y al referirse a las Misiones Particulares
de la Zona de Defensa II se indic que uno de los objetivos era, cito: Aislar
del apoyo exterior a las organizaciones subversivas con esfuerzos de acuerdo
a las prioridades siguientes: Uruguay- Paraguay Brasil

Sin embargo, esta cercana y permeabilidad de la frontera, ms all de


configurar a priori un obstculo para el plan de exterminio local, en definitiva
devino en el teatro de operaciones ideal para el perfeccionamiento de la
Operacin Cndor.

En lo sucesivo, veremos cmo Eugenio Guaabens Perell desde el


Comando de la Subzona 23; y Carlos Humberto Caggiano Tedesco desde la
Jefatura del rea 232, dirigieron la actividad represiva en su jurisdiccin y
participaron de la asociacin ilcita Cndor.

Eugenio Guaabens Perell

Eugenio Guaabens Perell naci el 1 de enero de 1926 en


Barcelona, Espaa. Adopt la nacionalidad argentina.

Hijo de padre argentino y madre espaola, de joven se radic junt con


su progenitora en Buenos Aires donde, a los 19 aos, ingres al Colegio
Militar. A fines de 1947, culmin sus estudios y pas a prestar servicios en el
mbito del arma de Artillera.

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A partir de all, se desempe en diversos destinos en provincias como
Buenos Aires, Jujuy y Tucumn, al tiempo que asisti a mltiples cursos de
formacin a nivel local e internacional.

Entre estos ltimos y conforme surge de los informes de calificaciones


correspondientes, agregado en su legajo personal, vale destacar tres de sus
viajes.

En 1964 realiz un viaje a los Estados Unidos: consisti nada menos


que en en curso de Accin Cvica y Operaciones de Contrainsurgencia.

Dos aos despus, en febrero de 1966, fue comisionado a Panam por


el trmino de una semana.

Y en agosto de 1973 viaj nuevamente a los EEUU, oportunidad en


que, desempendose en la Escuela Superior de Guerra, fue enviado a Estados
Unidos en lo que se denomin una visita de orientacin.

Al poco tiempo de regresar de este viaje, el 17 de diciembre de 1974 fue


enviado a Chile, para desempearse como Agregado Militar hasta el 15 de
octubre de 1976.

En este sentido, la informacin que surge de su legajo personal no solo


coincide con las fechas en que el imputado ha reconocido haber
desempeado tal cargo, sino que nos permite advertir la favorable calificacin
que recibi de sus superiores.

El entonces general Surez Mason y el coronel Carlos Alberto Martnez,


Jefe de inteligencia del Cdo. Gral. del Ejrcito, lo calificaron por este perodo
otorgndole el mximo de calificacin posible, resultando uno de los pocos
sobresalientes para su cargo.

Pero no fueron nicamente los militares argentinos quieren vieron con


beneplcito el desempeo de Guaabens Perell como agregado militar.

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Tal como surge del BPE 4477, el Gobierno de la Repblica de Chile lo
condecor con la Estrella al mrito Militar.

Sres. Jueces: Este no es un antecedente ms en su trayectoria militar.

Como ya hemos explicado, los agregados militares desempearon un rol


central en el andamiaje del Cndor.

Ms an en este caso puntual tratndose del agregado militar argentino


en el pas que, como fue acreditado, sirvi de sede para la creacin del
Cndor.

Si continuamos con el anlisis de la trayectoria militar de Guaabens,


advertimos que al retornar a nuestro pas fue nombrado director de la Escuela
Militar de los Servicios para Apoyo de Combate General Lemos.

En tal carcter, con el grado de Coronel, se desempe en la


denominada lucha contra la subversin como Jefe de rea 470, con
jurisdiccin en el partido de General Sarmiento.

Al respecto contamos no solo con su legajo personal, sino tambin con


el detalle y las conclusiones expuestas en la sentencia del TOF de San
Martn en las causas n 2023, 2034, 2043 y su acumulada 2031, confirmada
por la CFCP, que tuvo por acreditado el rol que desempeaba desde la Escuela
Gral. Lemos como jefe de rea y la jurisdiccin a su cargo; y lo conden por
su participacin en el secuestro y desaparicin de personas.

Debemos sealar que, como surge del informe de calificacin


correspondiente, luego de haberse desempeado como Jefe de rea Reynaldo
Bignone y Omar Riveros lo calificaron otorgndole, nuevamente, la mxima
puntuacin posible; y opinaron que deba ser considerado para ascender.

Sin embargo, no nos detendremos aqu pues, si bien nos sirve para
comprender su trayectoria, recordemos que en este juicio se le imputa, adems
de haber participado en una asociacin ilcita, su responsabilidad como Jefe

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de la VIIma Brigada de Infantera con sede en Corrientes en una privacin
ilegtima de la libertad.

As fue que, finalmente, el 2 de diciembre de 1977, mediante resolucin


inserta en el BRE 4748 se lo nombr Comandante de la VIIma Brigada de
Infantera de Corrientes, sucediendo en aquel cargo al varias veces condenado
Cristino Nicolaides, siendo a su vez ascendido das ms tarde, como
recomendaban sus superiores, al grado de General de Brigada.

Como vemos, el ascenso no se limit nicamente al orden


administrativo sino que tambin se ve en el plano operativo, donde pas de
ser Jefe de rea a comandante de Subzona.

Y es en este carcter que se le imputa el haber participado de la


privacin ilegtima de la libertad del ciudadano paraguayo Juan Alberto
Filrtiga, secuestrado el da 29 de enero de 1978 en el barrio Caracolito de la
ciudad de Formosa.

Este lugar se encontraba dentro del rea 234 y bajo su mando


operacional, como Comandante de la Sub-zona 23.

Sres. Jueces: al haber sido acreditado el secuestro, privacin ilegtima


de la libertad y desaparicin de Filrtiga en el mbito del territorio que
dominaba Guaabens Perell, debemos ahora determinar su eventual
responsabilidad de conformidad con los criterios de imputacin adelantados.

Indagatoria

Guaabens Perell declar en este juicio sobre los extremos que se le


imputan.

En aquella oportunidad reconoci haberse desempeado como


Comandante de la VIIma Brigada de Infantera con sede en Corrientes
entre el 2 de diciembre de 1977 y el 15 de octubre de 1979.

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Dijo tambin que, en tal carcter intervino en la denominada lucha
contra la subversin.

En principio y en este sentido, resulta significativa para comprender su


responsabilidad y las de los dems imputados una afirmacin adicional.

Cito sus palabras:

En el ejrcito nadie actu solo por su cuenta; y todo lo actuado lo fue


en funcin de rdenes recibidas. El ejrcito actu institucionalmente como
una unidad y todos sus efectivos estuvieron comprometidos en la guerra
contra el

terrorismo

Como ya adelantamos al examinar los criterios de responsabilidad, la


denominada LCS fue una accin institucional de todas las FFAA y de
Seguridad. Sin embargo y pese a tal afirmacin, Guaabens pretendi
desligarse de lo ocurrido con Filrtiga al sostener luego que lo ocurrido con l
nada tuvo que ver con la persecucin poltica, sino que a Filrtiga se le
reprochaban delitos comunes, por tanto ajenos a su competencia.

En otras palabras, Guaabens quiso desentenderse de lo ocurrido con


Filrtiga aduciendo que ste habra sido secuestrado y permanece hasta la
actualidad desaparecido como consecuencia de haber estado involucrado en
delitos comunes, tales como contrabando y robo de ganado, y que este tipo de
persecuciones eran ajenas a su competencia.

Sres. Jueces: En lo sucesivo y sin perjuicio de su propio


reconocimiento, haremos mencin de la cuantiosa prueba producida en este
juicio que nos permite confirmar tanto el lugar ocupado por Guaabens en la
estructura del Ejrcito, como su activa participacin en la lucha contra la
subversin.

Luego, si bien ya nos hemos referido en detalle a lo ocurrido con


Filrtiga al abordar su secuestro y desaparicin, lo relacionaremos con el
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contexto de la actuacin del imputado y con la prueba producida, pues servir
para demostrar cmo el planteo que esgrimi para desligarse de
responsabilidad es falaz.

Esto es as, fundamentalmente, porque se ha probado que la detencin y


desaparicin de Filrtiga guarda estrecha relacin con la denominada lucha
contra la subversin y no con la comisin de delitos comunes.

Pero an en el supuesto en que, como dijo Guaabens, la detencin de


Filrtiga hubiera estado vinculada con el contrabando de armas, esto no afecta
su responsabilidad en su desaparicin.

Esto es as porque, adems de que por sus caractersticas es


absolutamente idntica a las del resto de los secuestros y desapariciones
probadas en el juicio, vimos que la represin de esos hechos y la persecucin
de los posibles implicados eran de sumo inters para las fuerzas represivas, en
tanto sospechaban que tales prcticas estaban relacionadas con las
organizaciones que pretendan aniquilar.

Por lo tanto, resulta manifiestamente errado sostener, como lo hace


Guaabens, que le eran totalmente ajenos.

Finalmente, abordaremos los elementos de conviccin que acreditan la


participacin de Guaabens Perell en la Asociacin Ilcita Cndor, conducta
que ha sido desconocida por el imputado al declarar.

Rol de Guaabens.

Pasemos entonces a analizar el primero de los puntos a dilucidar, esto


es, el rol desempeado por Guaabens Perell dentro de la estructura
administrativa y su correlato en la estructura represiva de las fuerzas.

Como hemos adelantado y el mismo imputado ha reconocido al


declarar, se encuentra acreditado que desde el 2 de diciembre de 1977 y
hasta el 15 de octubre de 1979 Guaabens fue Comandante de la VII
Brigada de Infantera con sede en Corrientes.
Pgina 1535 de 1891
Entre la copiosa prueba que da cuenta de esta circunstancia merece ser
resaltado su legajo Personal del Ejrcito, que al igual que el BRE 4748
confirman el cargo ejercido por Guaabens.

Esto coincide, por otra parte, con lo asentado en el libro Sobre Areas y
Tumbas de Mittelbach. En oportunidad de declarar, Guaabens manifest
que en el momento de los hechos el pas estaba dividido en zonas, dentro de
las cuales las brigadas conformaban las subzonas, que a su vez estaban
divididas en reas.

Tal como adelantamos, el propio imputado reconoci haber


desempeado funciones en la denominada LCS.

Se ha probado en este juicio que dentro del plan sistemtico criminal, el


Comandante de la VII Brigada de infantera ejerci el rol de Comandante de la
Subzona 23.

Sobre este extremo tambin contamos con un gran caudal de elementos


probatorios que lo acreditan.

Entre ellos debemos mencionar los pronunciamientos de diferentes


sedes judiciales, que concluyeron que desde la VII Brigada de Infantera se
diriga la Subzona 23.

Como dijimos al describir el funcionamiento de la jurisdiccin en la que


actu Guaabens, las sentencias de las causas De Marchi del TOF de
Corrientes de 2008 y Caggiano Tedesco del TOF de Posadas del ao 2009
se expresaron en este sentido y fueron respectivamente confirmadas por la
CFCP.

A idntica conclusin arrib la Comisin Provincial por la Memoria,


que incluso lo grafic en el cuadro obrante a fs. 7 del informe elaborado el 5
de agosto de 2013.

En su hoja 11 lo sintetiz as:

Pgina 1536 de 1891


El entonces General Eugenio Guaabens Perell fue jefe de la VII
Brigada de Infantera del Ejrcito Argentino, ubicado en la ciudad de
Corrientes, asimismo dentro del marco de la entonces zonificacin militar
vigente, responsable de las acciones represivas llevadas a cabo en la
jurisdiccin de la Sub-zona Militar 23.

De manera coincidente lo concluye el informe denominado Operativos


Toba, realizado por el Ministerio de Defensa, que en su pgina 5 alude a la
direccin que se ejerca de la Subzona 23 desde la Brigada de Guaabens
Perell.

Idntica conclusin se desprende del libro Memoria de Vida de


DAndrea Mohr, que en su pgina 291 seala el rol operativo desempeado
por la Brigada VII a cargo de la Subzona 23, haciendo especial hincapi en el
Destacamento de Inteligencia 124 como rgano de inteligencia de la Subzona.

Sres. Jueces: Al tratar la estructura de la Subzona 23, ya dimos cuenta


de cul era su mbito territorial.

Vimos as que su jurisdiccin abarc la Ciudad de Formosa, en la que


fue secuestrado Filrtiga.

Y a lo largo de este juicio se acreditaron las diversas tareas


desempeadas por la Jefatura de la Subzona 23 en la denominada LCS.

Como veremos a continuacin, estas tareas eran totalmente compatibles


con las directrices que signaron la divisin funcional y territorial del pas,
tpico que ya hemos abordado en la parte general.

As, se ha probado que el Jefe de la Subzona 23 ordenaba a las


Jefaturas de rea bajo su jurisdiccin la realizacin de operativos, cuyo
cumplimiento luego supervisaba.

Por supuesto, esto no impeda, en otros operativos, la intervencin


directa de la Brigada que diriga.

Pgina 1537 de 1891


Asimismo, tambin se prob que una vez consumados los hechos, la
Subzona tena la capacidad de disponer sobre el destino de las personas
secuestradas.

Y se prob que ejerci esa capacidad.

Adems y en el marco de las operaciones psicolgicas sobre la


poblacin, la Jefatura de la Sub-zona 23 realizaba acciones de las
denominadas civiles.

Emisin y retransmisin de rdenes operacionales

Comencemos por la emisin y retransmisin de rdenes operacionales.

Como ya destacamos muchas veces y fundamos de manera suficiente al


describir la estructura represiva argentina, las Jefaturas de las Sub-zonas
emitan rdenes operativas a las Jefaturas de reas.

En el caso especfico de la Sub-zona 23 y luego de analizar los libros de


las distintas unidades que formaban parte de esa Subzona, el citado informe
del Ministerio de Defensa sobre los Operativos Toba concluy que desde la
Brigada VII emanaban las rdenes que reciban las unidades para
movilizarse a las localidades donde se desarrollaron los operativos.

Esto debe ser relacionado con las manifestaciones brindadas por


Reinaldo Martn Alturria el 5 de marzo de 1985, incorporadas al debate.

Alturria fue Jefe del Regimiento de Infantera de Monte 29 y, en tal


carcter, desempeo el rol de Jefe del rea 234, Formosa, bajo dependencia
directa de la Sub-zona 23.

Alturria reconoci que una de las circunstancias en que su unidad


realizaba un operativo, era en casos en que desde la Subzona se lo
ordenaban.

Supervisin.
Pgina 1538 de 1891
Adems; y como dijimos, el Jefe de Subzona no slo ordenaba
operativos, sino que tambin supervisaba su cumplimiento al ser informado de
sus resultados.

Esta conducta tambin se desprende, en principio, del acta en que se


asienta la declaracin de Alturria.

All se advierte que en relacin a operativos realizados en Formosa,


Alturria indica, y cito:

.. . se iniciaban las actuaciones sumariales y la Jefatura de rea pona


en conocimiento del hecho al Comando de la Brigada de Infantera VII.

Los dichos de quien fuera Jefe del rea 234, jurisdiccin en la que
justamente fue secuestrado Juan Alberto Filrtiga, son confirmados por la
documentacin remitida por el TOF de Formosa, obtenida de los
registros del Regimiento de Infantera de Monte 29.

En particular, se advierte el conocimiento y la consiguiente funcin de


supervisin y control que ejerca la Subzona 23 en el informe de Agosto de
1977 que personal del rea 234 eleva a conocimiento de su jefe directo, esto
es, al Jefe de rea 234.

All en el acpite 5 se consigna textualmente lo siguiente:

Que los elementos y material secuestrado a los delincuentes


Subversivos mencionados precedentemente, fueron elevados al Seor
Comandante de la VII Brigada de Infantera

Las tareas de control y supervisin de las reas por parte de la Subzona


23 no se restringe, obviamente, al caso del rea 234 con jurisdiccin en
Formosa, sino que se advierte en todo el mbito territorial de la Subzona.

La prueba incorporada al debate permiti acreditar que lo mismo


ocurra respecto de las reas 231 y 232.

Pgina 1539 de 1891


Coincidimos as en este punto con lo resuelto por los Tribunales de
Corrientes y Posadas en las causas De Marchi y Caggiano Tedesco,
respectivamente.

En aquellas oportunidades se tuvo por acreditado este comportamiento


por parte de la Subzona 23 en relacin a las Areas 231 y 232.

Puntualmente, en la sentencia de la causa Caggiano Tedesco y en


referencia a las condiciones en que desempeaba las actividades operativas el
jefe de rea 232, se indic que, cito:

Todo ello con la supervisin de los jefes de Zona y Subzona que


coordinaban las tareas de otras reas, clasificaban la informacin y, en
casos especiales entendan directamente Participacin directa en
operativos.

Lo dicho no solo sirve para ratificar la funcin de control y supervisin


de la Jefatura de Subzona.

Tambin nos permite adentrarnos en el tratamiento de la copiosa prueba


que, como adelantamos, acredita que la Subzona tambin participaba
directamente en operativos.

Al respecto contamos, por ejemplo, con el reclamo interpuesto el 3 de


abril de 1994 por el Mayor Jorge Eduardo Jndula al Jefe del Estado Mayor
Conjunto del Ejrcito, obrante en las copias digitalizadas de su legajo militar
remitido por el Ministerio de Defensa dentro de la documentacin anexa al
informe Operativos Toba.

En este documento Jndula rese su carrera militar y, en el acpite F,


mencion cargos que consider destacados.

Entre ellos, explic que fue jefe de operaciones especiales del


Comando de la Brigada de Infantera VII, e indic que con ese cargo oper
en ambiente urbano y fundamentalmente rural con delincuentes
terroristas durante los aos 1976 a 1979.
Pgina 1540 de 1891
En otras palabras: Jndula seala que dentro de Brigada a Cargo de
Guaabens Perell exista una divisin de operaciones especiales, dedicada
a operar en la denominada LCS.

Continuando con los elementos probatorios que nos permiten tener por
acreditada la directa participacin de personal de la Subzona 23 en operativos
represivos y para facilitar su comprensin, haremos referencia a las sentencias
de las causas De Marchi y Urribarie, ambas del TOF de Corrientes.

De su lectura se desprende que, entro otras cosas, ambos


pronunciamientos valoraron artculos periodsticos de la poca en los que se
hace alusin a un comunicado de la Subzona 23, informando la realizacin de
un operativo represivo que tuvo como resultado la muerte de un alto jefe
subversivo.

Nos detendremos aqu en la sentencia dictada en la causa Urribarie,


de noviembre de 2009, ya que no solo da cuenta que la Brigada desempeaba
de primera mano operativos sino que tambin deja al descubierto la
realizacin de acciones psicolgicas de las denominadas civiles.

En este pronunciamiento se cit y valor, por ejemplo, la nota


periodstica del diario El Litoral del 7 de noviembre de 1976 que luego de
describir el enfrentamiento, indicaba, y cito:

Concluido el operativo los periodistas fueron convocados al a sede del


Comando de la VII Brigada, donde el titular de la misma, General Cristino
Nicolaides, entreg el comunicado informativo de la accin desarrollada
momentos antes.

Como adelantamos, la sentencia correctamente concluye que esta


publicacin, adems de mostrar la intervencin de la Brigada en operativos
represivos, da cuenta de la utilizacin de los medios de comunicacin en el
marco de lo que se llamaba accin psicolgica, tcnica que, como mostramos,
era una de las especficas empleadas en la denominada guerra
contrainsurgente.

Pgina 1541 de 1891


Y vimos tambin que pese al cambio de mando, las cosas siguieron
igual luego del arribo de Guaabens.

Destino de vctimas.

Por ltimo, como dijimos, otra de las funciones que en este juicio se
acredit cumplan las Jefaturas territoriales y que, especficamente, cumpli la
Brigada VII de Infantera en su rol de Jefatura de Subzona 23, era la de tener
la capacidad de disponer del destino de las personas secuestradas en su
mbito territorial.

Al respect, a lo ya explicado al describir la estructura represiva


argentina, debemos aqu agregar otros elementos de juicio particularmente
relativos a la Sub-zona 23.

En principio, debemos recordar lo sostenido en la sentencia dictada por


el TOF de Resistencia en el marco de la causa Margarita Beln,
incorporada a este juicio.

En aquella oportunidad, la sentencia concluy que haba sido el Jefe de


la Subzona 23 quien haba ordenado a la Jefatura del rea 233 el traslado a la
crcel de Formosa de un grupo de detenidos.

Pero adems, esta funcin de disponer desde la subzona el destino de las


personas secuestradas, tambin est ejemplificada en el informe de agosto
de 1977, elaborado en el marco de rea 234, que ya mencionamos al
referirnos al control y supervisin actividades operativas que se ejerca desde
la Subzona.

Sres. Jueces, este documento es de singular relevancia en este juicio, no


solo porque confirma el accionar de la Jefatura de Subzona, sino tambin
porque no debemos perder de vista que se trata de un informe elaborado tan
solo meses antes del secuestro de Juan Alberto Filrtiga en esa misma
jurisdiccin.

Pgina 1542 de 1891


All, en el punto n 6, luego de describir una serie de innumerable
detenciones se indica, y cito:

Que conforme lo determinado en el punto en el punto 12 de la


Directiva del CGE n 231/76, siguiendo la Directiva del CGE n 217/76, se
solicit al Comando de la Brigada VII, mediante esta jefatura de rea, la
puesta a disposicin del PEN de los causantes

Sres. Jueces: a lo largo de todo este alegato, hemos reiteradamente


descripto todas las actividades que en este juicio se comprob fueron llevadas
a cabo por las jefaturas territoriales dentro del plan sistemtico de
aniquilamiento.

En este punto, adems, hicimos expresa referencia de ellas, con


ejemplos concretos y circunscriptos a la Subzona 23.

Pasaremos ahora, sin perjuicio que como ya mencionamos el imputado


reconoci su participacin, a detallar parte de la cuantiosa prueba adicional
que ilustra y verifica el desempeo de Guaabens Perell en las funciones
represivas desarrolladas desde el comando de esa Subzona.

Ya dimos cuenta del reclamo efectuado por el mayor Jndula, quien


reconoci haber operado en la denominada LCS cuando revistaba en la
Brigada VII, a cargo de Guaabens Perell durante los aos 1978 y 1979.

Vale resaltar que la dependencia de Jndula a la Brigada VII se verifica


en su informe de calificacin de los aos 1977/1978, donde advertimos que
es justamente el aqu imputado Guaabens quien le concedi las licencias
correspondientes a ese periodo.

Por otro lado, debemos destacar las actuaciones remitidas por el


Archivo Provincial de la Memoria, correspondiente a documentacin de la ex
DIPBA identificada con el ttulo Antecedentes de Acosta Hugo Alberto.

Pgina 1543 de 1891


Ellas ilustran de forma palmaria cmo, en el mismo mes en que Juan
Alberto Filrtiga era secuestrado, el Cdo. de la VIIma Brigada de Infantera
de Corrientes ordenaba a la polica la realizacin de operativos.

El documento de referencia indica; y cito:

Enero de 1978: La delegacin Corrientes de la Polica Federal, por


expresa disposicin del Cdo. de la VII Brigada de Infantera, ha iniciado
actuaciones por Asociacin Ilcita e incitacin a la violencia masiva con
intervencin del Consejo de Guerra a integrantes de clula del PCR que
oportunamente fueron detenidos por personal militar y Policial de
Corrientes

Recordemos que, como ya explicamos, la Polica Federal y las policas


provinciales se encontraban bajo control operacional del Ejrcito.

Y recordemos tambin que, como destacamos al describir la forma en


que fue apresado Filrtiga, que en su secuestro participaron agentes de la
polica provincial.

Tambin hemos verificado que, tal como mencionamos al hablar de las


funciones operativas que tena la Subzona, Guaabens tena la capacidad de
disponer del destino de las personas secuestradas.

Ya dimos cuenta de las pruebas por los que arribamos a tal aseveracin.

Pero aqu queremos citar otra, que no slo corrobora lo expuesto, sino
que tambin permite recrear parte del poder detentado por Guaabens y
dar una pequea semblanza de su personalidad.

Andrs Medina, cuyo testimonio del 23 de junio de 2005 se incorpor


en este juicio, record que al ser sometido a un sumario militar en su contra,
se hizo presente Guaabens Perell y les dijo a todos los all presentes que no
esperaran derechos y garantas, ya que lo nico que deban esperar era
clemencia.

Pgina 1544 de 1891


Lo dicho por Medina es resaltado en la ya citada sentencia de la Causa
De Marchi.

All se valora y cita textualmente el testimonio de Mario Augusto


Arqueros, victima sobreviviente, quien relata que al ser detenido en junio de
1979 y llevado a Unidad Penitenciaria n 7, el oficial que lo trasladaba no
dejaba de repetir las palabras del entonces Comandante de la Sptima
Brigada, Guaabens Perell, quien deca que el nico que dispona de los
presos de la zona era l.

Y Filrtiga fue uno de los presos de su zona.

Finalmente tambin merece ser destacado el legajo de la Ex DIPBA n


14.4587 de la Mesa Ds, carpeta Varios.

Este documento, referido a la visita al pas de miembros de la CIDH,


contiene distintos recortes periodsticos de septiembre de 1979 que dan cuenta
de la actuacin del Comandante de la VII Brigada, Guaabens Perell.

Aqu vemos una vez ms la realizacin, desde la Subzona 23, de las


llamadas acciones civiles, enmarcadas dentro de las operaciones de accin
psicolgica.

Sres. Jueces: Todas las pruebas incorporadas son coincidentes entre s al


desnudar la activa participacin de la Brigada a cargo de Guaabens Perell
en operativos represivos, ya sea interviniendo con sus propios efectivos; u
ordenndolos y supervisando su cumplimiento.

Vimos tambin distintos casos que ilustran la intervencin de la


Subzona a la hora de definir el destino de las personas que haban sido
secuestradas.

Y tambin confirmamos el mbito territorial en el que operaba la


Brigada VII, verificando que coincide con el sitio en que se produjo el
secuestro de Filrtiga.

Pgina 1545 de 1891


En uno de esos operativos, el 29 de enero de 1978 fue secuestrado
Juan Alberto Filrtiga del domicilio de los padres de Brbara Delicia Miranda,
ubicado en el barrio Caracolito de la Provincia de Formosa, conforme a las
dems circunstancias que ya expusimos.

Como adelantamos, al declarar Guaabens ensay una defensa


aludiendo que lo ocurrido con Filrtiga no estaba vinculado con la llamada
LCS, sino que obedeca a la presunta comisin de delitos comunes y, por lo
tanto, ajenos a su responsabilidad.

Especficamente, Guaabens relacion al secuestro de Filrtiga con una


intervencin policial motivada por la comisin de contrabando de armas desde
Paraguay y robo de ganado.

Al respecto, corresponde que realicemos algunas apreciaciones. Por un


lado, como ha sido acreditado en este juicio y como detallramos al referirnos
a lo ocurrido con Filrtiga, su detencin obedeci a motivos polticos y no,
como arguye Guaabens, a la presunta comisin de delitos comunes.

Incluso, de la atenta lectura del prontuario incorporado al debate y del


cual Guaabens pretende derivar su irresponsabilidad, se aprecia una serie de
vinculaciones a supuestos delitos que sucesivamente van siendo dejadas sin
efecto.

Vale recordar que Filrtiga era miembro del Partido Comunista


Paraguayo; y que haba llegado a nuestro pas escapando de la persecucin de
Stroessner, luego de un fallido intento revolucionario en su pas de origen.

Dijimos tambin que en nuestro pas, ms precisamente en Formosa,


mantuvo siempre su postura poltica y sus amistades del mbito poltico, entre
las que se encontraba Amrico Villagra quien, recordemos, fue secuestrado en
1975 en Clorinda y trasladado a Asuncin, Paraguay, para luego desaparecer.

Incluso sabemos que en Formosa se enfrent a los terratenientes del


lugar, defendiendo los derechos de quienes haban perdido el manejo del

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ganado; y que fue perseguido por las fuerzas represivas mientras, al otro lado
de la frontera, sus familiares eran igualmente requeridos.

En cuanto a su destino, tal como expusimos con ms detalle


anteriormente, se encuentra acreditado que fueron los dos policas que lo
secuestraron quienes lo llevaron a la comisara primera de Formosa, siendo
luego entregado a la Gendarmera.

Vimos tambin que esa comisara tuvo particular injerencia en la


denominada LCS.

Y finalmente, vimos que a pesar de las mltiples gestiones realizadas


por familiares y amigos, desde entonces se encuentra desaparecido.

Sres. Jueces, se ha verificado que tanto por lo ocurrido antes del


secuestro de Filrtiga, como por las circunstancias en que ste se llev
adelante y por la conducta adoptada por las autoridades con posterioridad, que
fue otra de las vctimas de la denominada LCS, en la que Guaabens Perell
reconoci haber intervenido.

En definitiva, vimos que a su respecto se comprobaron todos los pasos


del plan sistemtico criminal.

Sostener que lo ocurrido con Filrtiga debe ser escindido del propsito
de combatir la subversin que sign la actuacin de Guaabens, implicara
una irrazonable interpretacin de las pruebas producidas en el debate.

Y esto es as porque aun cuando hipotticamente, como sostuvo el


imputado, se arguyera que Filrtiga pudo haber estado involucrado en el
contrabando de armas desde el Paraguay, pretender que esto haya generado
una respuesta por parte de las fuerzas de seguridad totalmente divorciada del
mbito de accin de Guaabens, de modo tal de que lo exima de
responsabilidad en su desaparicin, resulta una falacia argumental que
derivara, por ende, en una conclusin falsa.

Pgina 1547 de 1891


En oportunidad de prestar declaracin indagatoria, Guaabens ha
pretendido desligarse de lo ocurrido aludiendo a la indicacin inserta en la
directiva del Consejo de Defensa n 1/75, en tanto indicaba que las fuerzas
armadas deban evitar comprometerse en acciones de neta injerencia policial.

Sres. Jueces: Resulta cuanto menos curioso que al citar la directiva 1/75,
Guaabens haya omitido mencionar el prrafo inmediatamente anterior a
aquel al que se refiri.

Probablemente aquella omisin se deba a la contundencia de lo que all


se expresa, que permite contextualizar la referencia hecha por el imputado y
as darle una correcta interpretacin.

El acpite en cuestin, en referencia a la intervencin de las FFAA y de


Seguridad, indica literalmente:

Dada la actitud ofensiva asumida, las fuerzas tendrn la ms amplia


libertad de accin para intervenir en todas aquellas situaciones en que se
aprecie que puedan existir connotaciones subversivas

Por lo tanto, como dice la directiva, las fuerzas armadas intervenan


libremente en todos aquellas sucesos que pudiesen llegar a estar relacionados
con lo que llamaban subversin.

En este sentido, hemos visto muchos y diferentes ejemplos.

Desde casos en donde un robo, en virtud del objeto robado provocaba la


intervencin del aparato represivo, hasta otros en donde la portacin de
documentos apcrifos o armas generaba la intervencin militar.

En el contexto en que se sucedieron los hechos que son hoy trados a


juicio, el hipottico contrabando de armas desde el Paraguay a cargo de
Filrtiga de ningn modo poda ser considerado como un hecho de neta
injerencia policial o ajeno a la denominada LCS.

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Al slo efecto ilustrativo, a continuacin pasaremos revista de alguna de
cuantiosa prueba que verifica que, justamente, el contrabando de armas era
una actividad que despertaba gran preocupacin en las fuerzas armadas
tanto argentinas como paraguayas, quienes intervenan directamente para
combatirla.

Para comenzar, contamos con el documento del archivo del Terror n


00143F 0199 del 8 de octubre de 1975, donde se advierte que la captura de
armamento contrabandeado en Clorinda por fuerzas argentinas era de inters
para sus pares paraguayos.

Lo mismo podemos ver en el informe 78/76 del 11 de agosto de 1976


identificado con el n 00143F 0035 del archivo del Terror.

Recordemos adems el documento identificado con el n 0246F 0391,


donde con fecha 10 de enero de 1978, esto es, pocos das antes de que
Filrtiga fuera secuestrado, se seala que en Clorinda se desarrollaban
actividades subversivas bajo la fachada de estar contrabandeando.

Por ltimo, cabe tambin mencionar el documento n 0246F 0382, que


refleja la Segunda Reunin Regional Bilateral de Inteligencia entre los
ejrcitos de la Repblica del Paraguay y de la Repblica Argentina,
realizada en Junio de 1978, a solo meses del secuestro Filrtiga, en tanto
tambin demuestra que mientras Guaabens diriga la Subzona, los casos
de contrabando eran de gran inters para las fuerzas armadas.

As, por si quedaran dudas, recordemos la reflexin de los


representantes paraguayos en aquella reunin de inteligencia que, insistimos,
tuvo lugar a pocos meses de secuestrado Filrtiga, All se indica, cito:

Recientemente, se han recibido muchos informes de trficos de drogas,


armas, explosivos y vehculos robados. Algunos de ellos recientemente han
sido detenidos y todo indica que estn estrechamente vinculados con la
subversin

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Por lo tanto, no resulta novedoso que en el documento del Archivo del
Terror 0246F 0373 se indique que ambas fuerzas acordaron, y cito:

Continuar con las medidas de seguridad fronteriza ya establecida


para evitar cualquier tipo de entrada clandestina de personas, armas y
elementos propagandsticos.

En conclusin, hemos demostrado que incluso ante la hiptesis


planteada por el imputado de que Filrtiga estuviese vinculada con hechos de
contrabando de armas; tal circunstancia, lejos de eximir de responsabilidad a
Guaabens, resulta totalmente compatible con las tareas y con los objetivos
que tena como Jefe de Subzona 23 en la LCS.

En consecuencia, en este juicio se ha demostrado que Guaabens


Perell es coautor mediato penalmente responsable de la privacin ilegtima
de la libertad doblemente agravada en perjuicio de Juan Alberto Filrtiga.

Asociacin Ilcita.

Sres. Jueces: En el debate tambin se acredit que Guaabens, adicional


y conjuntamente con las actividades por l realizadas, contribuy en el otro
hecho independiente que tambin se le imputa, esto es, su participacin en
coordinacin represiva sistemtica ejecutada bajo el marco de Cndor.

Al respecto, Guaabens se limit a negar tanto la existencia de la


Asociacin Ilcita Cndor como su participacin en aquella.

Pero ya dimos cuenta que en este juicio se prob que para poder
concretar sus objetivos, la asociacin criminal requera de la actuacin
coordinada de las Jefaturas de Zona, Sub-zonas, reas y Sub-reas, por lo
que el conocimiento de su existencia llegaba, mnimamente, al nivel de
quienes tenan responsabilidad en un espacio territorial determinado.

Como se ha probado y recin expusimos, Guaabens Perell tuvo una


particular actuacin desde un puesto de relevancia: fue Comandante de la
brigada de Infantera VII de Corrientes y Jefe de la Subzona 23.
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Como tal, era el encargado de desarrollar tareas represivas en un
espacio determinado.

Tuvo a su cargo el control de territorial de las Provincias de Misiones,


Formosa, Chacho y los departamentos de Capital, San Cosme, San Luis del
Palmar, Saladas, Bella Vista, San Roque, Esquinas y Empedrado de la
provincia de Corrientes, por lo que, como probamos, saba de su existencia.

Sobre esto ya volveremos.

Agregado militar en Chile.

Pero adems de todo lo expuesto en este alegato, no debemos perder de


vista que, tal como mencionamos recin, Guaabens Perell quien, reitero,
desconoci su participacin en Cndor, fue agregado militar en Chile
cuando, como ya explicamos, en su capital se firm el acta fundacional de
la asociacin criminal.

Adems de haber estado destinado en Santiago para esa poca, como


probamos y ya explicamos la funcin que all ejerci, esto es, la de agregado
militar, fue una funcin de singular relevancia en la coordinacin
criminal de actividades en el marco creado por Cndor.

Resultara absurdo pretender alegar que desconoca la existencia de


Cndor, cuando los agregados militares fueron una de las piezas claves de su
diseo.

Como vimos, los agregados fueron especficamente incluidos en el acta


fundacional y estaban insertos en el primer nivel de Cndor, esto es, en el
transnacional.

Y si quedara alguna duda sobre su desempeo en tal condicin,


recordemos que, como surge de su legajo personal, sus superiores le otorgaron
la mxima calificacin posible; y el gobierno de la Repblica de Chile lo
condecor con la Estrella al Mrito Militar.

Pgina 1551 de 1891


Veamos ahora cmo contribuy tambin desde el segundo nivel de
Cndor, esto es, dentro del aparato de poder local.

En relacin a las actividades de las jefaturas territoriales y, entre ellas, a


las Jefaturas de Sub-Zonas, ya dimos cuenta al describir la estructura represiva
argentina, al detallar los fundamentos dogmticos de asignacin de
responsabilidad y al sintetizar las responsabilidades de otros imputados, cmo
se desarrollaba la coordinacin de Cndor a nivel local y cmo esas
actividades tenda a su concrecin.

Vimos que la comprobacin de esas actividades resultaba prueba


suficiente para concluir en atribuir responsabilidad penal.

Jefatura de Sub-zona 23.

A continuacin, haremos un repaso de la cuantiosa prueba adicional y


especfica que nos permite confirmar que quienes detentaban el cargo de Jefe
de Brigada VII de Infantera, desde donde se ejerca el rol de Jefe de Subzona
23, integraban Cndor.

Sres. Jueces: Una de las conductas caractersticas que desempearon los


Jefes de la Subzona 23 en el marco del Cndor fue la de intercambiar
informacin con sus pares de Paraguay.

El documento del Archivo del Terror n 00143F 0222 nos muestra, ya


para octubre de 1975, cmo integrantes de inteligencia argentinos informan a
militares paraguayos sobre presuntas actividades subversivas.

Del mismo modo, el documento del Archivo del Terror n 00010F 0582
ilustra el modo en que desde el Destacamento de inteligencia 124, asignado
bajo el mando directo de la Subzona 23, se suministraba informacin a
Paraguay sobre personas que eran requeridas en aquel pas.

En idntico sentido, el documento n 00143F 0685, que consiste en un


informe enviado justamente desde el Comando de la VII Brigada de
Infantera de Corrientes a la Polica de Investigaciones de Paraguay, nos
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muestra que el intercambio de informacin se advierte en forma continua
desde la Jefatura de Subzona, en este caso mientras Nicolaides era su jefe.

Merece tambin ser mencionada la nota obrante a fs. 308 de la


digitalizacin de la causa n 200/06 Carrillo Fausto Augusto s/
desaparicin forzada del Juzgado Federal n 2 de Formosa. Este es un
claro ejemplo de cmo desde un rea, perteneciente a la Subzona 23, se
elevaba a sta un pedido para que se requiera a las fuerzas paraguayas la
remisin de la informacin obtenida en interrogatorios practicados en la
Direccin de Investigaciones de la Polica de Asuncin.

Podemos confirmar que esta dinmica continu con el paso del tiempo
y, ya con Guaabens Perell en cabeza de la Subzona, el intercambio de
informacin sobre lo que llamaban delincuentes subversivos sigui siendo
moneda corriente.

Prueba de esto es el documento del Archivo del Terror identificado con


el n 00143F 0702 del 1 de Febrero de 1978.

De este documento se desprende que el cnsul paraguayo en Misiones,


Ortiz Tllez, reciba informacin de agentes de inteligencia argentinos sobre
paraguayos que se encontraban en territorio de la Subzona de Guaabens.

Finalmente, en aras de mostrar cmo la coordinacin represiva se ha ido


replicando durante los aos en los que dur Cndor, debemos hacer referencia
a otro documento encontrado en el Archivo del Terror.

Est identificado con el n 00143F 0641, fechado el 8 de noviembre de


1980.

All advertimos cmo el intercambio de informacin entre las fuerzas


represivas de la Subzona 23 y las paraguayas continu una vez concluida la
gestin de Guaabens, cuando el cargo fue ocupado por Ricardo Norberto
Flouret.

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Este tipo de actividades no fueron espordicas ni excepcionales, sino
que signaron el rol operativo de la Subzona 23.

As, adems de los muchos informes encontrados en el archivo del


Terror, es en particular el documento identificado con el n 00189F 0020, el
que nos muestra la naturalidad con la que las autoridades paraguayas se
contactaban y trabajaban codo a codo con la VII Brigada de Infantera de
Corrientes.

Debemos resaltar que la importancia de este documento fue destacada


por el testigo experto Carlos Osorio al declarar.

En l se advierte que un agente subordinado al General paraguayo


Guanes informaba, sin necesidad de profundizar ni dar justificativos al
Director de Poltica y Afines de Paraguay lo siguiente, y cito:

te adelanto que mi Gral. Guanes no est, viaj a Corrientes (A) para


una reunin Regional de inteligencia Pedidos de detencin, operativos
conjuntos interrogatorios y entregas de prisioneros.

Ahora bien, como se prob en el debate, Cndor no se limit


nicamente al intercambio de informacin entre las fuerzas represivas de la
regin.

Como vimos a lo largo de este juicio, se hicieron pedidos de detencin


de personas entre fuerzas vecinas, incluso participaron conjuntamente en
operativos e interrogatorios de detenidos y, en ocasiones, planearon y
realizaron entrega de personas ilegalmente recluidas.

Todas estas actividades fueron verificadas en la Subzona que diriga


Guaabens, al menos en relacin con las autoridades paraguayas.

La copiosa documentacin a la que haremos referencia en lo sucesivo


ejemplifica la colaboracin y coordinacin que existi entre la Subzona 23 y
las fuerzas represivas paraguayas.

Pgina 1554 de 1891


Los documentos del archivo del Terror n 00172F 0570 y 00143F
0032/5 son claros ejemplos de la participacin de integrantes de las FFAA
argentinas que se desempeaban dentro de la Subzona en interrogatorios
llevados adelante en Paraguay.

Al declarar, Carlos Osorio se detuvo en el anlisis del ltimo


documento mencionado, en el que se dej constancia de las detenciones y de
los interrogatorios practicados en Asuncin a Logoluso, Landi, Santana
Scotto, Nell e Insaurralde; y de la presencia de fuerzas argentinas y uruguayas
junto a las paraguayas.

Adems de confirmar su valor en virtud de acreditar el trabajo conjunto


de fuerzas argentinas, uruguayas y paraguayas, tambin subray la
importancia de que, tal como surge del mismo informe, se enviasen copias a
la Subzona 23.

Este es un elemento ms que se suma a todos lo que venimos


mencionando y muestra el rol protagnico que la Subzona desempe en
Cndor.

Como vimos a lo largo del proceso, en mltiples ocasiones fuerzas


represivas extranjeras participaron junto con las locales en interrogatorios de
detenidos.

Esta circunstancia, lejos de escapar del conocimiento del Jefe de


Subzona, era por ste autorizada.

Basta con revisar el documento del Archivo del Terror n 00143F 0704
para confirmarlo.

All el cnsul paraguayo en Posadas, en referencia a un grupo de


detenidos en aquella provincia y a su pedido efectuado para que oficiales
paraguayos puedan interrogarlo, informa la respuesta de personal de
inteligencia argentino al pedido. Dice:

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me exhibi la copia de un Tlex despachado con carcter de urgente
en el da de la fecha al Comando militar con asiento en Corrientes, a donde
se solicitaba la anuencia correspondiente para que funcionarios idneos de
nuestra patria (es decir Paraguay) participen de los actos interrogatorios

Adems, no obstante que Guaabens ahora intenta decir que desconoca


la existencia de la Operacin Cndor, en el debate se prob que a tal punto
integr la Asociacin criminal que durante su gestin, adems de intercambiar
informacin con fuerzas extranjeras a las que tambin permita operar en el
mbito territorial de la Subzona, personas secuestradas en el Paraguay fueron
trasladadas a la Argentina y entregadas en forma clandestina a personal
militar subordinado al imputado.

El documento del Archivo del terror n 0246 0393 ya citado, que


consiste en parte de la ponencia paraguaya realizada en la reunin bilateral de
inteligencia de junio de 1978 desarrollada en Asuncin, muestra cabalmente
que mientras Guaabens diriga la Subzona se realizaron intercambios de
detenidos.

En efecto: all se indica que el 5 de mayo de 1978 los ciudadanos


argentinos Bader y Delvalle Lugones de Bader fueron expulsados del
Paraguay y, cito,

puestos a disposicin del Jefe del rea 234 de Formosa por estar
seriamente comprometidos por actividades subversivas.

Recordemos que el rea 234 perteneca a la Subzona dirigida por


Guaabens Perell; y que esto fue expuesto en una reunin en la que, entre
otros, participaron el Jefe del Destacamento de Icia 124 y el Mayor Mximo
Groba, G-2 de la Brigada de infantera VII de Corrientes, esto es, uno de
quienes integraba su plana mayor.

Sobre esta reunin contamos tambin con la reflexin realizada por


Stella Calloni en la pgina 173 de su libro Operacin Cndor, quien
consider que all se ajustaron los mecanismos de intercambio de inteligencia
y de prisioneros.

Pgina 1556 de 1891


En definitiva, lo que hemos observado son diversos elementos de
conviccin adicionales, que nos demuestran el conocimiento y la participacin
de Guaabens Perell en Cndor.

Sres. Jueces: En este juicio vimos que, en su carcter de Jefe de la VII


Brigada de Infantera desde donde se desempe como Comandante de la
Subzona 23, intercambi informacin con fuerzas extranjeras, a las que
adems permiti funcionar en su mbito territorial; y que particip del
intercambio clandestino de detenidos.

En consecuencia, Eugenio Guaabens Perell tom parte en Cndor,


por lo que lo que es autor del delito de asociacin ilcita.

Pgina 1557 de 1891


Carlos Humberto Caggiano Tedesco.

Nos referiremos a continuacin al rea 232 con jurisdiccin en la


provincia de Misiones y a uno sus responsables, Carlos Humberto Caggiano
Tedesco.

Caggiano Tedesco ingres al Ejrcito Argentino en el ao 1950, luego


de haber cursado sus estudios en el Colegio Militar de la Nacin.

Se form en el arma de artillera y, dada la naturaleza del arma, al


analizar su legajo personal vemos que realiz diversos cursos que le brindaron
herramientas para desenvolverse en un Teatro de Operaciones.

Entre ellos, destacamos que en el ao 1963 realiz el Curso avanzado de


Guerra Txica en el Centro de Instruccin especfico; en 1965 el Curso Bsico
de Comando y en 1966 el Curso de Auxiliares de Estado Mayores, ambos en
la Escuela Superior de Guerra.

En 1972, realiz el curso de postgraduados para la Organizacin de


Estados Mayores; en 1976 y en 1978 el Curso Superior de Estrategia.

Con la capacitacin conseguida y la experiencia lograda con su paso por


diversos destinos, el 26 de mayo de 1976, luego del golpe de estado y ya en
plena profundizacin de la represin ilegal, Caggiano fue designado jefe del
Estado Mayor en el Comando de la 7ma Brigada de Infantera con
asiento en Corrientes.

Esta designacin resulta significativa dada la relevancia del cargo


desempeado y dado que, tal como relatamos, esta Brigada fue la sede del

comando de la Subzona 23.

Su paso por esta Brigada y, especficamente su actuacin en la represin


ilegal desde este destino, se encuentran reflejados en el documento remitido
Pgina 1558 de 1891
por la Comisin Provincial por la Memoria individualizado como Mesa DS
Carpeta Varios n6121, en donde encontramos un recorte periodstico titulado
Logrse detener a un terrorista en Corrientes.

El artculo da difusin a un comunicado emanado del propio


Caggiano Tedesco en su rol de jefe de Estado Mayor del Comando de la 7ma.
Brigada de Infantera.

En ese comunicado se informa de la detencin de persona, vinculada


con actividades subversivas en la provincia de Corrientes.

Vemos as que, al menos desde entonces, Caggiano Tedesco ya


realizaba tareas relacionadas con la represin.

Unos meses ms tarde, el l5 de diciembre de 1976, Caggiano fue


designado como jefe del Distrito Militar Misiones, con asiento en la ciudad
capital de Posadas, desde donde se desempe como jefe del rea 232 con
jurisdiccin en la provincia de Misiones.

Justamente, es por el rol cumplido como Jefe del rea 232 que en este
debate se atribuye responsabilidad a Caggiano Tedesco por la privacin ilegal
de la libertad de Cstulo Vera Bez.

Como mencionamos al describir lo ocurrido, en este juicio se demostr


que Cstulo Vera Bez, de nacionalidad paraguaya e integrante del Partido
Comunista de ese pas, fue secuestrado en la ciudad de Puerto Iguaz en enero
de 1977 y luego trasladado clandestinamente a Asuncin del Paraguay.

All fue visto por ltima vez, con signos visibles de haber sido
salvajemente torturado.

Vera Bez permanece desaparecido.

Sres. Jueces: Como ya describimos, el rea 232 se encontraba inserta


dentro de la Subzona 23.

Pgina 1559 de 1891


Esta subzona era dirigida desde la ciudad de Corrientes por el
comandante de la 7ma. Brigada de Infantera que, al momento en que
Caggiano fue jefe del rea 232, fueron primero el co-imputado fallecido
Cristino Nicolaides y, a partir de enero de 1978, el co-imputado Eugenio
Guaabens Perell, a quien ya nos referimos.

Su defensa:

En este proceso, Caggiano fue indagado en dos oportunidades.

En la primera se neg a declarar.

En la segunda, reconoci que se desempe como jefe del Distrito


Militar Misiones, remarcando que existe una diferencia entre las fechas
consignadas en el requerimiento de elevacin a juicio y las, a su criterio,
reales.

En este sentido, manifest que ocup el cargo desde el da 5 de enero


de 1977, cuando fue puesto en posesin en medio de una ceremonia de la
que particip el Comandante del Cuerpo del Ejrcito II, Leopoldo Fortunato
Galtieri.

A fin de demostrarlo, se vali de un artculo periodstico incorporado


al juicio, publicado por el diario El Territorio al da siguiente.

Sostuvo que asumi las responsabilidades del Distrito a partir de


entonces, desconociendo expresamente todo lo que pudo haber ocurrido con
anterioridad a esa fecha.

Por ltimo manifest desconocer los hechos que se le imputan.

Como vemos, Caggiano no neg la funcin y cargo que se le endilg y


por la cual est siendo juzgado en este debate, haberse desempeado como
Jefe del rea 232.

Pgina 1560 de 1891


Sin desconocer la actividad atribuida, Caggiano tan solo se limit a
discutir la fecha a partir de la cual asumi esa responsabilidad.

Ms adelante volveremos sobre esta diferenciacin.

Y veremos que ms all de la fecha en la que habra iniciado sus


funciones como jefe del Distrito Militar Misiones y del rea 232, lo cierto es
que en lo que a este juicio interesa, Carlos Humberto Caggiano Tedesco fue
responsable de la represin en la provincia de Misiones como jefe del rea 232
al momento en que se produjo la privacin ilegal de la libertad de Cstulo
Vera Bez.

Perodo como Jefe del DM Misiones.

Tal como est reflejado en su legajo personal militar, Caggiano se


mantuvo al mando de la jefatura del rea 232 y del Distrito Militar Misiones,
durante aproximadamente 2 aos, entre el 15 de diciembre de 1976 y el 2 de
febrero de 1979, fecha en la cual fue destinado al Comando de la Brigada de
Infantera III.

Si bien las calificaciones anuales correspondientes a este perodo no


contienen gran cantidad de informacin, s revelan que ejerci esa funcin de
manera ininterrumpida.

Al pie de la primera hoja de cada una de ellas se encuentran ubicados


los casilleros en donde regularmente se inscriben las licencias mayores a 48
hs. gozadas durante el perodo que se califica.

All deben consignarse la fecha en que comienza, la cantidad de das de


su duracin, el lugar de la licencia y la autoridad que la concede.

Podemos apreciar que en las tres calificaciones anuales en donde se


asienta como destino la jefatura del Distrito Militar Misiones,
correspondientes a los perodos 1976/1977, 1977/1978 y 1978/1979, se
consigna que no ha tenido licencias de ningn tipo.

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Con esto, podemos deducir que la labor desarrollada por Caggiano
Tedesco como jefe del Distrito Militar y jefe del rea 232 signific una
actividad de tiempo completo y compromiso total, al punto en que ni siquiera
le permiti gozar de las licencias anuales reglamentarias.

Ya vimos que durante este perodo tambin realiz el Curso Superior


de Estrategia, pero lo hizo bajo la modalidad por correspondencia, es decir,
sin abandonar su cargo, lo que refuerza esta conclusin.

Jefatura del rea.

Antes de continuar, es preciso realizar una aclaracin.

Respecto de la unidad militar que ejerca la jefatura del rea 232, al


momento de requerirse la elevacin a juicio se mencion que se encontraba en
cabeza del Regimiento de Infantera de Monte 30, ubicado tambin en la
provincia de Misiones.

Tal mencin habra sido derivada de dos fuentes: las publicaciones


Memoria Debida de Jos Luis DAndrea Mohr y el suplemento del diario
Pgina 12 Vctimas y Victimarios.

En ambas se indica que la jefatura del rea 232 se encontraba a cargo


del Regimiento de Infantera de Monte 30.

Esto fue as, pero slo en un breve perodo.

Efectivamente, en una poca quien se desempe como jefe del


Regimiento de Infantera de Monte 30, tambin cumpli funciones como jefe
de rea, pero esa funcin la ejerci slo durante un perodo de tiempo muy
breve, en reemplazo del jefe del Distrito Militar Misions, quien habra sido
designado como interventor militar del Gobierno de la Pcia. de Misiones.

Posteriormente dej de cumplir esa funcin y regres a la jefatura del


Regimiento de Infantera de Monte 30 y quien se desempeaba como jefe del
Distrito Militar Misiones, continu con la jefatura del rea 232 En esta
Pgina 1562 de 1891
audiencia se prob que el rea 232 se encontraba al mando de quien era el
jefe del Distrito Militar Misiones.

Esto es lo que surge, por ejemplo, de las publicaciones Informe sobre


desaparecedores y Sobre reas y Tumbas incorporadas al debate.

Esto mismo fue establecido en la sentencia del TOF de Posadas del 16


de octubre de 2009, en el marco de la causa n 67/09 caratulada Caggiano
Tedesco

All se determin que Juan Antonio Beltrametti, jefe del Distrito Militar
Misiones durante el ao 1976, fue el jefe del rea 232 y luego, a partir del 5 de
enero de 1977 lo sucedi el aqu imputado Caggiano Tedesco.

En funcin de diversos elementos de prueba e incluso de los dichos del


propio acusado, el Tribunal de Posadas tuvo por acreditado que luego del
golpe militar Beltrametti fue designado como Interventor de la Provincia
de Misiones, cargo que ocup, tan solo unos pocos meses, sin abandonar su
designacin anterior a la que volvi inmediatamente.

Este fue el perodo en que el rol de Jefe del rea 232 fue ejercido por el
Jefe del Regimiento de Infantera de Monte 30, Tte. Cnel. Leopoldo Hctor
Flores, quien reemplaz a Beltrametti en el mando de la jefatura del rea
durante su ausencia.

Cumplido dicho trmino, la jefatura del rea volvi a estar en cabeza del
jefe del Distrito Militar Misiones, Juan Antonio Beltrametti, hasta que fue
sucedido en el cargo por el aqu imputado.

Desde ese momento, Caggiano Tedesco continu con la funcin


administrativa como jefe del Distrito Militar Misiones; y con la funcin
operativa a los fines de la represin ilegal, como jefe del rea 232 con
jurisdiccin en la provincia de Misiones.

Pgina 1563 de 1891


Corresponde recordar que el referido Flores, fue inicialmente imputado
en este proceso pero luego, en funcin de una serie de elementos
oportunamente valorados, el juzgado dict su falta de mrito.

En este juicio, contamos con su legajo personal militar, del cual se


extraen los siguientes elementos:

El 6 de diciembre de 1975 Flores fue designado como jefe del


Regimiento de Infantera Monte 30, con sede en la localidad misionera de
Apstoles.

Desde ese cargo, fue asignado en comisin de servicio a diferentes


lugares, especialmente al Comando de la Brigada de Infantera 7ma,
superior natural del Regimiento y, adems, sede Comando de la subzona 23.

Segn se inscribi en el informe de calificacin correspondiente al


perodo 1975/1976, entre el 24 y 30 de julio de 1976 Flores fue asignado en
comisin del servicio al rea 232.

Siguiendo esta informacin podemos concluir sin lugar a dudas que la


jefatura del rea 232 se encontraba, de manera permanente, en el Distrito
Militar Misiones y no en el RIM 30.

Sin perjuicio de los variados elementos objetivos que lo corroboran,


basta con exponer una razn evidente:

Si el jefe del RIM 30 regimiento fuera tambin el jefe del rea, sera
manifiestamente absurdo consignar en su legajo personal la asignacin en
comisin al rea, puesto que sera una asignacin en comisin al mismo
destino en el que ya se encuentra el sujeto.

Por otro lado, como referimos hace unos instantes al indicar las
objeciones del imputado en su declaracin indagatoria, la ubicacin de la
sede de la jefatura del rea no fue discutida por Caggiano.

Pgina 1564 de 1891


El acusado no neg la atribucin de la responsabilidad del cargo de
jefe de rea, sino tan solo pretendi discutir la fecha a partir de la cual lo
hizo y, como reseamos, para ello se vali de un artculo periodstico cuyo
ttulo reza:

El coronel Caggiano Tedesco asumi ayer la jefatura del rea 232 y


del Distrito Militar.

Por consiguiente, la sede de la jefatura del rea no slo no fue


controvertida, sino que el imputado utiliz medios probatorios en su
indagatoria que corroboran la atribucin de responsabilidad que aqu se le
endilga.

Otras causas judiciales:

Adems de lo expuesto, la actuacin de Caggiano Tedesco como jefe


del rea 232, fue tratada por la justicia federal de Misiones, quien tambin
determin que el jefe del Distrito Militar Misiones fue jefe del rea 232.

La sentencia del TOF de Posadas del 03 de julio de 2008 en la causa n


15/2008, caratulada Caggiano Tedesco, tuvo por acreditada esta funcin y,
en consecuencia, conden al imputado por considerarlo autor mediato
penalmente responsable de los delitos de privacin ilegal de la libertad
agravada en concurso real con aplicacin de tormentos seguidos de muerte.

Segn se lee en el texto de la sentencia, en esa causa se encuentran


incorporados testimonios de vctimas sobrevivientes, de personal militar y
funcionarios provinciales que dieron cuenta de la supremaca de la jefatura
del rea 232 en todas las actividades locales y en particular en la
Universidad Nacional de Misiones.

Remarcamos un fragmento del pronunciamiento que describe la


declaracin testimonial de Carlos Alberto Roko, quien fue rector de esa
universidad al momento de los hechos tratados.

Pgina 1565 de 1891


Roko explic que cualquier nombramiento o ascenso en la Universidad
deba hacerse con la conformidad de la autoridad militar, previo anlisis por
parte de sta de todos los antecedentes personales de los interesados, siendo
que el visto bueno para la concrecin de aquellas alternativas era dado
por el jefe del rea, Caggiano Tedesco.

En relacin con estas injerencias, contamos con la certificacin obrante


a fs. 12.162 de la causa n1504 respecto de un contacto con la justicia federal
de Misiones que para ese momento llevaba la instruccin de la causa que
reseamos.

En esa constancia actuarial se certifica que, en el marco de la causa n1-


531/04, se cuenta con notas remitidas por la Universidad Nacional de
Misiones, las cuales fueron suscriptas por el entonces Coronel Carlos
Humberto Caggiano Tedesco en su carcter de feje del rea 232.

Adems, contamos tambin con la sentencia antes referida, tambin del


TOF de Posadas en la causa n67/09, en donde se juzg a Juan Antonio
Beltrametti y a Caggiano por su responsabilidad como jefes sucesivos del rea
232; el primero durante 1976 y el segundo durante 1977 y 1978.

En relacin a la actuacin de Caggiano Tedesco al mando del rea, el


Tribunal sostuvo que su actuacin se puede observar ms ntidamente que la
de su antecesor, toda vez que sus intervenciones y presencia resultaban ms
pblicas, as como tambin lo era el contacto con familiares y vctimas.

En particular, sobre estos encuentros, transcribe algunos testimonios


de vctimas y familiares que describen las reuniones mantenidas con
Caggiano como autoridad militar responsable a cargo de quien estaban
los detenidos.

Concluye el Tribunal que del contexto en que se produjeron estos


encuentros, de la circunstancia de que todas las vctimas refieren haber sido
objeto de maltrato y que en general reconocen la intervencin del Ejrcito y el
poder del rea 232 para decidir sobre su suerte, surge una autoridad

Pgina 1566 de 1891


acrecentada por las prcticas ilegales durante el perodo en que Caggiano
Tedesco fue el responsable del rea 232.

Pruebas incorporadas a esta causa:

En este debate, tambin contamos con elementos contundentes que


permiten arribar a idntico resultado y que pasaremos ahora a sintetizar.

Sobre la existencia y operatividad del rea, se encuentran incorporados


los documentos remitidos por la Comisin Provincial por la Memoria, a travs
de los cuales podemos observar su funcionamiento.

Disposicin de prisioneros.

Entre ellos, destacamos el documento individualizado como Mesa DS


Carpeta Varios, legajo n6807 caratulado Transcripcin de parte procedente
de D.I.G [Direccin de Inteligencia de Gendarmera Nacional], sobre
operativos realizados en Misiones.

En este parte, fechado el 6 de noviembre de 1976, se comunica sobre un


procedimiento realizado en Misiones en el cual se detuvieron siete personas,
que fueron puestas a disposicin del Jefe de rea 232.

Y en otro parte del mismo legajo, fechado unos das ms tarde, se


comunica la detencin de otra persona que tambin fue puesta a disposicin
de esa jefatura de rea 232.

A travs de este documento observamos que, efectivamente, la jefatura


del rea 232 concentraba el poder sobre la disponibilidad de las personas
que se encontraban detenidas.

Como autoridad local, el jefe del rea concentraba la capacidad de


decisin sobre lo que ocurrira con ellos y es por esto que las personas
privadas de su libertad eran puestas a su disposicin.

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En otro documento, tambin remitido por la Comisin, vemos dos de
los posibles desenlaces para los detenidos que tuvieron la fortuna de ser
blanqueados: estar a disposicin del PEN o de un Consejo de Guerra.

Se trata de aquel individualizado como legajo 16767 de la Mesa DS


Carpeta Varios, con antecedentes de detenidos alojados en la Prisin Regional
del Norte U.7.

En relacin con uno de los detenidos se asienta que ingresa el 14 de


enero de 1980, cito procedente del rea 232 de Posadas, Misiones estando
a disposicin del PEN por decreto 3253/79.

Respecto de otra persona, se indica que el 11 de noviembre de 1976


ingres a la Colonia Penal de Candelaria, de la provincia de Misiones, cito:

procedente de la jefatura rea 232(), a disposicin del Consejo


de Guerra Especial Estable de la Subzona Militar 23.

Personal agregado.

Adems, respondiendo a las necesidades operativas del rea, se ha


probado que al igual que en las otras jurisdicciones, se asign personal en
comisin al rea, consignando expresamente las menciones como rea
232 o como jefatura del rea Misiones.

Al respecto, ya vimos lo ocurrido con Leopoldo Hctor Flores, quien


asumi temporalmente la Jefatura del rea 232 en el perodo en que su titular
fue designado como interventor militar.

Pero esto tambin surge del informe elaborado por el Ministerio de


Defensa sobre el Operativo Toba, en donde se trata especialmente la
Subzona 23.

En los anexos que integran ese informe, encontramos listados de


personal que revist en diversas unidades militares durante los aos 1976 y
1977, confeccionados con informacin extrada de sus libros histricos.
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All encontramos por ejemplo el caso del Capitn Carlos Alberto
Maranghello, quien revistaba en la 7ma. Brigada de Infantera -sede del
comando de la subzona 23- y fue designado en comisin a la jefatura del rea
Misiones.

Lo mismo ocurri con el Tte. Juan Carlos Bertolini y el cabo Jos


Antonio Zabala, que revistaban en el Escuadrn Exploraciones de Caballera
Blindada 3 y en el ao 1977 fueron designados en comisin en el rea 232.

Si estos dos ltimos casos lo relacionamos con el hecho de que, como lo


demuestra DAndrea Mohr, ese Escuadrn de Caballera ubicado en Santo
Tom era la jefatura del rea 245, se advierte cmo, tal cual lo afirmamos al
describir la estructura represiva argentina, las jefaturas territoriales asignaban
y reciban temporalmente personal de otros destinos, conformes las
necesidades de cada jurisdiccin.

Esto revela tambin la mayor importancia relativa que tena el rea que
luego pas a estar a cargo de Caggiano.

Documentos que demuestran ser jefe de rea.

Sres. Jueces: Ms all de lo que se tuvo por acreditado en otras causas


judiciales, en este debate contamos con documentos que demuestran
puntualmente la actividad de Caggiano como jefe del rea 232, su
participacin en la privacin ilegtima de la libertad que en este juicio se
le atribuye y las contribuciones adicionales de coordinacin que en tal
funcin realiz en el marco de Cndor.

Comencemos con el artculo periodstico, ya citado, utilizado por el


propio imputado en su indagatoria.

Este elemento permite ilustrar la conviccin y vehemencia de Caggiano


al desarrollar su funcin como jefe del rea 232 en cumplimiento de la misin
de eliminar la subversin.

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Como dijimos se trata de la publicacin del 6 de enero de 1977 del
diario El Territorio, que difunde la asuncin de Caggiano Tedesco como
jefe del rea 232.

En esta publicacin se transcriben fragmentos de las palabras


pronunciadas por el imputado en ese acto y que reproduciremos a
continuacin.

Sus dichos importan un expreso reconocimiento de la funcin que aqu


se le atribuye.

Pero adems resultan demostrativas del objetivo impuesto para su


mandato. Dice:

Asumo la jefatura del rea 232 y del Distrito Militar Misiones, en


circunstancias excepcionales. Fundamentalmente la lucha contra la
delincuencia subversiva en desarrollo. () 1977 nos tiene que encontrar
en la continuacin de las operaciones para lograr un objetivo ms profundo,
que es la erradicacin total de la subversin. Esta ser mi principal misin.

Sus palabras son claras. Su objetivo era claro.

En otro fragmento de su discurso, reseado por el peridico, vemos la


determinacin y empeo con que se propuso cumplir esa misin.

Cito: Debemos procurar eliminar a los neutrales e indiferentes

Estas palabras son esencialmente las mismas que ya citamos al principio


de este alegato, vertidas por Ibrico Saint Jean.

Recordmoslas:

Primero mataremos a todos los subversivos, luego mataremos a los


colaboradores, luego a sus simpatizantes, luego a los que permanezcan
indiferentes. Y, por ltimo, mataremos a los tmidos.

Pgina 1570 de 1891


Recordemos tambin que la actuacin de cada uno de los imputados fue
parte de un todo y sus finalidades fueron contribuyentes al todo.

Como ya dijimos, ese todo era el exterminio masivo de las


personalidades peligrosas, que incluyeron a los que se imputaba de ser
subversivos, de ser familiares, amigos o conocidos de subversivos, de ser
opositores, de ser familiar, amigo o conocido de opositores o de cualquier
persona que fuera ajena al pensamiento dictatorial de cualquiera de los pases
involucrados.

Por otro lado, este artculo tambin nos demuestra la relevancia del acto
en cuestin y, particularmente, de la relevancia de la jurisdiccin a los fines
del cumplimiento de la misin impuesta, ya que segn se indica, el acto fue
presidido por el jefe del Segundo Cuerpo del Ejrcito, Leopoldo Fortunato
Galtieri y estuvo presente el Comandante General de la Armada, almirante
Eduardo Emilio Massera.

Documentos que demuestran la conexin con el caso.

Ahora bien, establecido en el cargo desempeado como jefe del rea


con jurisdiccin en la provincia de Misiones, probada la funcin operativa
cumplida por el imputado y el activo rol asumido a los fines de la represin se
encuentra acreditado el aporte que Caggiano realiz a la asociacin ilcita
Operacin Cndor.

En principio y como ya reiteradamente expusimos en este alegato, en


este juicio se ha probado que parte de las funciones de las jefaturas de reas y
Sub-reas, como responsables ms directos de un espacio territorial
determinado, comprendan la realizacin de tareas de control poblacional,
patrullajes, cerrojos, controles de ruta, controles de documentacin,
determinacin del rea liberada, tareas de inteligencia, libramiento o pedido de
libramiento de rdenes de captura, disposicin de prisioneros, colaboracin
con las tareas de otros jefes territoriales , etc.

Como Jefe del rea 232, Caggiano Tedesco desarroll estas


actividades.

Pgina 1571 de 1891


Tambin probamos una contribucin esencial para con la asociacin
ilcita Cndor, pues a travs del desempeo de diversas tareas adicionales y de
coordinacin, Caggiano contribuy con la Asociacin Ilcita Operacin
Cndor, de la que form parte.

Ya vimos que todo esto resultaba suficiente para determinar no slo la


participacin y la responsabilidad de los jefes territoriales en la represin
local, sino tambin su integracin en la coordinacin represiva regional.

Sres. Jueces: lo que veremos a continuacin son elementos de prueba


adicionales que demuestran en general el funcionamiento de los mecanismos
de coordinacin represiva regional previstos en el marco de Cndor y, en
particular ejemplifican la participacin de Caggiano en ese marco represivo
regional.

En primer lugar, describimos un documento del Centro de


Documentacin y Archivo, Archivo del Terror, remitido por el NSA.

Fechado el 2 de diciembre de 1977, se trata de una carta del Consulado


de la Repblica del Paraguay en la ciudad de Posadas, Misiones, suscripta por
su cnsul, Francisco Ortz Tellez, dirigida al Ministro del Interior paraguayo.

En esta carta, Ortiz Tellez reporta haber recibido un pedido de


informacin por parte de la jefatura de rea 232; y expresamente dice:

El jefe del rea Militar 232 de la Provincia de Misiones, Cnel.


Carlos Humberto Caggiano Tedesco, elev a este Consulado Nacional, un
pedido de informe solicitando antecedentes de toda ndole del Instituto de
Cultura Popular (INCUPO).

La misiva aclara que segn se referencia, este organismo difunde


programas especiales a travs de una radio emisora en la ciudad paraguaya de
Pilar.

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El cnsul paraguayo en Posadas, hace saber el pedido a Paraguay y
acompaa la informacin respecto del Instituto y sus posibles vinculaciones
con organismos subversivos en la Repblica Argentina.

Este documento es por dems ilustrativo de la coordinacin


represiva existente entre las fuerzas regionales en el marco de la
Operacin Cndor.

Pero adems, en el mbito local, demuestra en primer lugar la


operatividad del rea 232 con jurisdiccin en la provincia de Misiones:

Se trata de un pedido de colaboracin para recabar informacin que, con


seguridad, sera posteriormente procesada por el oficial de Inteligencia, S2, y
utilizada en actividades represivas.

Por tanto, este documento resulta tambin ilustrativo de las tareas de


inteligencia practicadas POR el rea.

Como ya explicamos, el intercambio de informacin estaba


expresamente recomendado en el acta fundacional de Cndor y constituye uno
de sus pilares fundamentales.

Por eso, en segundo lugar, este documento demuestra el rol esencial


que cumplan los consulados en el engranaje de la coordinacin represiva
regional difundiendo estos pedidos y favoreciendo la agilidad de la
comunicacin entre los organismos de un pas y otro.

Es menester destacar nuevamente la particular intervencin del cnsul


en Posadas, Francisco Ortiz Tllez, quien tuvo un rol preponderante en la
persecucin de activistas polticos paraguayos radicados en nuestro pas.

A l ya nos referimos al exponer el funcionamiento de Cndor.

Tambin sealamos su intervencin al relatar los hechos padecidos por


Agustn Goibur, cuando recordamos que Ortiz Tllez era el encargado de

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remitir a la inteligencia paraguaya los informes sobre las actividades de
Goibur y el MOPOCO en la ciudad entrerriana de Paran.

Y tambin destacamos que Federico Tatter cont en esta audiencia que


durante su participacin en la Comisin de Verdad y Justicia de Paraguay,
pudo entrevistar a Ortiz Tllez, quien reconoci que su labor era hacer de
nexo entre el gobierno de Stroessner y las autoridades argentinas.

El documento en anlisis es prueba de esa intermediacin.

Sres. Jueces: Es evidente que Ortiz Tllez no podra haber actuado


de nexo si las autoridades argentinas no lo hubieran reconocido como tal.

Regresando a Caggiano Tedesco, sus actividades en el marco de la


represin ilegal y el rol cumplido como jefe del rea 232 con jurisdiccin en la
provincia de Misiones resultan por dems acreditadas con los elementos
descriptos hasta aqu.

Pero adems, como dijimos, contamos con elementos que demuestran


su concreta participacin en la privacin ilegtima de la libertad que se le
atribuye.

Al momento de expedirnos en relacin al hecho del que fue vctima


Cstulo Vera Bez, describimos las circunstancias en las que se produjo la
secuencia de secuestros del grupo poltico del Partido Comunista Paraguayo
que integraba la vctima en Misiones.

Tambin detallamos la prueba que demuestra la coordinacin represiva


que, en el marco de Cndor, se despleg para llevar adelante su secuestro en
suelo argentino y su traslado ilegal a Paraguay.

En honor a la brevedad, nos remitimos a lo expresado all.

Slo reiteraremos algunas de esas pruebas, en tanto importan elementos


adicionales que sealan concretamente al imputado y que permiten acreditar,
ahora en el caso preciso, la operatividad de la asociacin ilcita Cndor.
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Entre los documentos reservados en el Centro de Documentacin y
Archivo Archivo del Terror, contamos con uno que fue aportado por el
NSA, en donde se describe el procedimiento que tuvo por vctimas a los
compaeros de Vera Bez, todos paraguayos, Sotero Franco, Lidia Cabrera y
Esteban Cabrera.

Este documento, que se titula Informe telefnico del delegado de


gobierno de la ciudad de Encarnacin, est fechado el 20 de enero de 1977 y
luego de relatar el operativo y el material secuestrado termina destacando,
cito:

El sub jefe de la Polica de la provincia de Misiones (R.A.) ()


manifest que sern puestos a disposicin de la Jefatura del rea de la
Guarnicin Militar a cargo del Coronel Carlos Humberto Caggiano Tedesco,
con asiento en la ciudad de Posadas (R.A), quien presumiblemente dispondr
de los mismos por ser subversivos para que sean puestos a disposicin del
Poder Ejecutivo Argentino.

Este operativo tambin se encuentra reflejado en algunos documentos


remitidos por el Archivo del Terror, los n 703 y 704 del Rollo 143.

All se refleja prcticamente la misma informacin que en el documento


anterior, pero se trata de cartas fechadas el 20 y 21 de enero de 1977, dirigidas
por el ya referido cnsul paraguayo en Posadas, Ortiz Tllez, al ministro del
Interior de su pas, Sabino Montanaro.

Como ya hemos relatado al describir el secuestro de Vera Bez, estas


personas secuestradas, que se encontraban a disposicin de Caggiano en
su rol de jefe del rea, no fueron puestas a disposicin del PEN como
imaginaba el informante.

Fueron entregadas por las fuerzas argentinas a las autoridades


paraguayas y trasladadas al Departamento de Investigaciones de
Asuncin, en donde ingresaron un par de das despus, el 22 de enero.

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All, en la Direccin de Poltica y Afines de la polica de Asuncin,
fueron interrogados y prueba de ello constituye el documento tambin
remitido por el Archivo del Terror- en que consta el interrogatorio sufrido por
Sotero Franco.

Ese acta, elaborada en Asuncin del Paraguay, tambin refleja la


coordinacin entre las fuerzas represivas.

Y es prueba directa de la intervencin conjunta en este caso


concreto.

As, puede verse que a continuacin de las constancias del


interrogatorio sufrido por Franco, se asienta la solicitud de captura de Juan
Jos Penayo y Cstulo Vera Bez, la que dice que finalmente se produjo
con la colaboracin de las autoridades de Puerto Iguaz y que ambos
fueron remitidos a ese departamento.

En otras palabras, este documento revela el siguiente circuito:

Una persona de nacionalidad paraguaya, con participacin poltica en su


pas de origen y que se haba radicado en Argentina debido a la persecucin
sufrida, fue secuestrada en suelo argentino por autoridades nacionales.

Posteriormente, esa persona fue entregada a sus pares paraguayos y


trasladada a Paraguay, en donde fue sometida a intensos interrogatorios.

En virtud de ello, desde la capital paraguaya se solicit la captura de


otras personas, tambin paraguayas y activistas polticos en su pas.

Y como consecuencia de la actividad conjunta de fuerzas argentinas


y paraguayas, estas personas fueron secuestradas en la ciudad argentina
de Puerto Iguaz y trasladadas a la ciudad de Asuncin.

En efecto, contamos tambin con el acta en donde consta el


interrogatorio sufrido en Asuncin por Cstulo Vera Bez, fechado el da 28
de enero de 1977.
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Conclusin:

La prueba detallada en los ltimos prrafos, demuestra la intervencin


concreta de Caggiano Tedesco en la privacin ilegtima de la libertad
sufrida por Cstulo Vera Bez.

Y tambin evidencia la operatividad de Cndor en general y, en


particular, en lo que respecta a la provincia de Misiones, en virtud de la
cual se produjeron pedidos de informacin, traslado de personas detenidas y
pedidos de colaboracin para producir nuevos secuestros y traslados de las
vctimas de un pas a otro.

Resumiendo.

Sres. Jueces: en este debate se comprob que durante el perodo en que


Carlos Humberto Caggiano Tedesco fue Jefe del Distrito Militar Misiones, fue
tambin Jefe del rea 232.

Desde ese rol y merced a la divisin funcional de las tareas asignadas


por el plan sistemtico criminal, fue uno de los responsables del secuestro y la
desaparicin de Cstulo Vera Bez.

Y desde ese rol de jefe de rea, con las tareas adicionales que
desarroll, tom parte de la asociacin ilcita Cndor y contribuy a su
sostenimiento22.

Por todo lo expuesto, acusamos a Carlos Humberto Caggiano


Tedesco como coautor mediato de la privacin ilegtima de la libertad
doblemente agravada de Cstulo Vera Bez y como autor del delito de
asociacin ilcita.

Zona I. Subzona Capital Federal.

1- Cuestiones generales ZI y de las SZ de la ZI.


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Como ya mencionamos, el territorio de la Ciudad de Buenos Aires, as
como la casi totalidad del de la provincia de Buenos Aires y la provincia de La
Pampa, estaba a cargo de la Zona de defensa I, que haba sido asignada al
Comandante del Primer Cuerpo de Ejrcito.

Entre enero de 1976 y el mismo mes de 1979 ocup ese cargo Carlos
Guillermo Surez Mason.

Luego, desde febrero de 1979 a diciembre de 1980 lo ocup Jorge


Olivera Rovere, quien fue sucedido por Antonio Domingo Bussi, que
permaneci en el cargo hasta diciembre de 1981, cuando fue reemplazado por
Cristino Nicolades, que se desempe en el cargo hasta julio de 1982.

Ya vimos que la Zona I fue dividida en siete subzonas.

Como ya explicamos, para llevar adelante la coordinacin de las tareas


de inteligencia y las operaciones militares y de seguridad con los comandos de
subzona que dependan de ella, el comando de la Zona de Defensa I se vala
del Departamento III de Operaciones de su Estado Mayor, y de dos
organismos creados al efecto.

Por un lado el COTCE (Comando de Operaciones Tcticas de Cuerpo


de Ejrcito), que tena como funcin el planeamiento, coordinacin,
supervisin y ejecucin de las operaciones en general.

Y por otra parte, la Central de Operaciones e Inteligencia (COI), creada


en cumplimiento de lo dispuesto por la Orden Parcial 405/76, cuya funcin
consista en;

coordinar e integrar las acciones de inteligencia y las operaciones de


seguridad de carcter inmediato.

Esta Central dependa del Departamento II de Inteligencia del


Comando del Primer Cuerpo de Ejrcito.

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As surge del informe confeccionado por el Grupo de Trabajo sobre
Archivos de las Fuerzas Armadas, dependiente de la Direccin Nacional de
Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario del Ministerio de
Defensa, en particular del anlisis que all se efecta de los legajos del
personal que revist en ese Departamento entre 1976 y 1978.

Pero adems de la coordinacin ejercida a travs del Departamento III,


del COI y del COTCE, el comandante de la Zona I haca reuniones peridicas
con los comandantes de sub-zona, al menos cada quince das.

Recordemos que esto fue reconocido por el propio Suarez Mason, en su


declaracin ante la Cmara Federal portea, incorporada al debate.

Hay un documento proveniente del archivo de la ex-DIPPBA,


identificado como Mesa DS Carpeta Varios Legajo 7307, que ilustra el
modo en que el Comando de Zona emita rdenes a las dependencias a su
cargo o bajo su control operacional.

Se trata de una orden firmada por el propio Suarez Mason y fechada el 7


de enero de 1977, en la cual requiere la detencin de Lus Zalazar.

En la orden se indica que Zalazar haba desertado del Batalln Aviacin


Ejrcito 601, y que segn informes de la Polica Federal era buscado por
pertenecer a Montoneros.

Aclara tambin, que en caso de ser encontrado se deba informar de


inmediato al Departamento III del Comando del Cuerpo de Ejrcito 1.

De acuerdo a lo que surge del distribuidor, esa orden fue recibida por
los Comandos de las siete subzonas a cargo de la Zona I, la Polica Federal
Argentina y la Polica de la provincia de Buenos Aires.

De acuerdo a los registros de la CONADEP, Lus Zalazar se encuentra


desaparecido.

Sub-zonas.
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Como ya hemos visto, los comandos de sub-zona eran responsables de
las operaciones militares y de seguridad que se ejecutaban en la jurisdiccin a
su cargo.

En cumplimiento de esta responsabilidad, se ocupaban de realizar las


maniobras de coordinacin necesarias para que las operaciones se
desarrollaran de manera exitosa.

Esta responsabilidad no se limitaba a las operaciones ejecutadas por


elementos de su propia organizacin, sino que se extenda a las realizadas por
elementos ajenos dentro de su territorio.

Se ocupaban, adems, de conducir y coordinar con las sub-zonas


vecinas las operaciones que elementos propios deban ejecutar fuera de su
jurisdiccin. As surge expresamente de la Orden de Operaciones 9/77
impartida por el Comando de la Zona I y, como veremos, se verifica en las
tareas efectivamente desarrolladas por los distintos comandos de sub-zona.

Entre las operaciones bajo su responsabilidad, estaban los llamados


operativos de ejecucin de blancos, que no eran otra cosa que allanamientos
ilegales y privaciones ilegales de la libertad.

Ya hemos explicado los distintos modos en que podan originarse los


blancos, la manera en que eran ejecutados, y cmo se coordinaba, en los
distintos momentos de la operacin, con el Comando de Zona; ya sea a travs
del Departamento III de Operaciones o del COTCE.

Como vimos, todo esto se encuentra detallado en el anexo 4 de la ya


mencionada orden de operaciones 9/77.

2. Subzona Capital Federal.

a- Cuestiones Generales.

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A fin de abordar la responsabilidad de los imputados Lobaiza, Alespeiti,
Vaek y Menndez, desarrollaremos a continuacin el modo en que estaba
organizada la estructura represiva en el mbito de la Ciudad de Buenos Aires.

Una de las siete sub-zonas en las que haba sido dividido el territorio a
cargo de la Zona de defensa 1, era la Subzona Capital Federal.

Como el comando del Primer Cuerpo de Ejrcito tena su asiento en esta


Ciudad, ms precisamente, en los cuarteles de Palermo, el comando de la
Subzona Capital Federal qued a cargo del segundo comandante de ese
Cuerpo, de conformidad con una prctica que, ya hemos mostrado, era
habitual.

Ocuparon ese cargo entre 1976 y 1982, los Generales Jorge Carlos
Olivera Rvere (1976), Jos Montes (1977), Andrs Anbal Ferrero (1978),
Jos Rogelio Villareal (1979 y 1980) y Mario Alfredo Piotti (1981 y 1982).

Para comprender el funcionamiento de esta sub-zona ,es importante


tomar en consideracin que el territorio de la Capital Federal, junto al Gran
Buenos Aires y la Ciudad de La Plata y sus alrededores, haba pasado a ser, a
partir de 1976, la prioridad nmero uno en el desarrollo de la denominada
lucha antisubversiva.

As surge, por ejemplo, de las directivas 405/76 y 504/77.

Por otra parte, tambin debe tenerse en cuenta las dificultades que
ofreca el territorio a cargo de la Subzona.

Se trata de un territorio relativamente pequeo en comparacin con el


territorio de otras sub-zonas-, pero muy densamente poblado, el ms
densamente poblado del pas.

Finalmente, otro factor a considerar es que en su territorio no slo


operaban fuerzas que estaban bajo control del comando de sub-zona.

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En efecto, hemos visto cmo, dentro del territorio de la Capital Federal,
realizaban operaciones, por ejemplo, grupos dependientes de la Secretara de
Inteligencia, de la Zona de Defensa 4 o de la Armada.

Operativos estos que, como vimos, eran realizados en coordinacin con


el comando de sub-zona y en los que, muchas veces, actuaban en apoyo
fuerzas dependientes de ese comando.

Este escenario exigi un particular esfuerzo de coordinacin por parte


del comando de sub-zona y un trabajo intenso por parte de las jefaturas de rea
a su cargo, las que, como vimos, tenan el manejo inmediato del territorio.

b- Funciones.

De conformidad con la estructura que ya hemos descripto, el Comando


de la Subzona Capital Federal tambin haba organizado un COT.

Y era a travs de l que reciba instrucciones por parte del COTCE de la


Zona I, a la vez que renda cuentas del cumplimiento de esas instrucciones por
parte de los elementos a su cargo.

Asimismo, era a travs del COT que transmita las rdenes a las
jefaturas de rea que, como veremos, dependan de ella, y reciba, a su vez, la
informacin sobre las novedades que se producan en cumplimiento de esas
rdenes.

Por otra parte, a diferencia de otras sub-zonas, el comando de la sub-


zona Capital Federal no tuvo asignado un destacamento de inteligencia hasta
que, en 1979, fue puesto en funcionamiento el destacamento 103, cuyo primer
jefe fue Mario Alberto Gmez Arenas.

As surge de las reconstrucciones realizadas por Dandrea Mohr y los


hermanos Mittelbach en sus obras incorporadas al debate.

Y tambin de la declaracin prestada por Surez Mason ante la Cmara


Federal en 1988.
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All explica que, como el destacamento de inteligencia del Cuerpo -se
est refiriendo al destacamento 101-, tena asiento en la Ciudad de la Plata, fue
asignado al Comando de Subzona 1.1, que como vimos tena a ese partido
dentro del territorio a su cargo, y no al de la Subzona Capital Federal.

Agrega que ante esta circunstancia, se nutran de las Unidades de


Inteligencia dependientes del Comando en Jefe del Ejrcito.

Hay un documento del archivo de la ex DIPPBA que muestra cmo,


efectivamente, tanto el comando de Zona como el de sub-zona reciban
directamente informacin vinculada con la llamada lucha antisubversiva.

Se trata de un parte informativo producido por Superintendencia de


Seguridad Federal, que recordemos dependa del Comando de Subzona.

Su texto hace referencia a la existencia de informacin que dara cuenta


de una posible reunin de elementos subversivos a la que concurriran
invitados de Bolivia, Crdoba y Tucumn.

El parte, adems de encontrarse dirigido a los grupos de tareas que


operaban dentro de la Capital Federal y a la DIPPBA, est dirigido al Cuerpo
de Ejrcito I, especficamente a los Departamentos de Operaciones e
Inteligencia y al Comando de Subzona Capital Federal.

Para el cumplimiento de sus funciones, la Subzona tena agregadas a su


comando tres dependencias de la Polica Federal:

* Superintendencia de Seguridad Federal, Superintendencia de


Seguridad Metroplitana y la Superintendencia de Trfico Ferroviario. Tena,
adems, bajo su control operacional las siguientes Unidades del Servicio
Penitenciario Federal:

* la 2 -actualmente el Complejo Penitenciario Federal de la Ciudad de


Buenos Aires-,

* la 3 -actualmente el Complejo Penitenciario Federal IV de Mujeres-,


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* la 16 -un complejo anexo a la ex-Crcel de Caseros-

* y la 20 -actualmente el Servicio Psiquitrico para Varones-.

As surge de la Orden de Operaciones 9/77, y de la declaracin prestada


por Jos Montes, incorporada por lectura al debate.

De particular importancia resultaba para la estructura de la sub-zona


Capital Federal su vinculacin con Superintendencia de Seguridad Federal, en
particular con su Direccin General de Inteligencia.

Recordemos que la Subzona careci de un destacamento de inteligencia


hasta 1979, razn por la cual, como hemos visto, se nutra de otros organismos
de inteligencia que operaban dentro de su territorio.

Es por ello que para facilitar esta relacin se haba designado un


personal para que sirviera de enlace entre la estructura de inteligencia de
Superintendencia de Seguridad Federal y el Comando de Subzona y las
jefaturas de rea que dependan de l.

As surge, por ejemplo, de las declaraciones prestadas por Juan Antonio


del Cerro ante la justicia federal de esta ciudad durante el ao 1985.

All, del Cerro explic que entre fines de 1977 y principios de 1979 fue
integrante del cuerpo de informaciones de la Superintendencia de Seguridad
Federal y que prest funciones en la Direccin General de Inteligencia.

Detall que actuaba como oficial de enlace entre Seguridad Federal y la


Subzona Capital Federal, y que en cumplimiento de esa misin tena contacto
con las reas militares que dependa de ella.

Sostuvo haber tenido contacto, en cumplimiento de sus tareas, con


Mario Alberto Gmez Arenas y con el Coronel Roualdes, quien, como
veremos, efectivamente cumpla funciones para el Comando de Subzona.

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Por otra parte, en cumplimiento de estas funciones, elementos del
Comando de Subzona Capital Federal participaban en las operaciones que se
realizaban dentro de su territorio.

As surge, por ejemplo, del Boletn Pblico del Ejrcito 4254,


incorporado por lectura al debate.

All obra inserta la resolucin por la cual el Comandante del Primer


Cuerpo de Ejrcito, Surez Mason, autoriz a un grupo de oficiales a aceptar
la distincin Honor al Combate, concedida por el Comandante en Jefe de la
Armada el 10 de septiembre de 1978.

Se explica que la distincin fue concedida a propuesta del Director de la


Escuela de Mecnica de la Armada y Comandante del Grupo de Tareas 3.3,
por haber colaborado en forma activa con ese grupo de tareas durante los
aos 1976 y 1977.

Entre los oficiales distinguidos, al menos dos, cumplan funciones en el


comando de Subzona.

El ya nombrado Coronel Roberto Leopoldo Roualds y el Mayor


Guillermo Antonio Miniccucci.

As surge del informe confeccionado con relacin a la Subzona Capital


Federal por el Grupo de Trabajo sobre Archivos de las Fuerzas Armadas antes

mencionado.

Por otra parte, el propio Roaulds reconoci haber prestado funciones


como Jefe de la Plana Mayor del Comando de la Subzona Capital Federal,
entre los aos 1976 y 1978, en su declaracin prestada en 1984 ante la justicia
federal de San Martn, y que fuera incorporada por lectura a este debate.

c-Relacin con los CCDs.

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Ya hemos explicado las funciones que desempeaban los Comando de
Subzona y las Jefaturas de rea y sub-rea bajo su dependencia, respecto de
los Centros Clandestinos de Detencin instalados en el territorio a su cargo.

En el caso de la Subzona Capital Federal, su comando, al igual que las


dependencias a su cargo, ejercieron particular incidencia en el funcionamiento
del circuito represivo conocido como ABO.

Se trata de un mismo centro clandestino que modific su sede en dos


oportunidades.

As, el primer centro fue conocido como el Atltico, y estaba ubicado


en la Ciudad de Buenos Aires, en el inmueble donde anteriormente funcion
la Divisin Suministros de la Polica Federal Argentina, sito en la manzana
delimitada por las Avenidas Paseo Coln y San Juan, y las calles Cochabamba
y Azopardo.

El segundo fue conocido como el Banco, se encontraba emplazado en


el predio ubicado en la interseccin de la Autopista Richieri y Camino de
Cintura (Ruta Nacional Nro. 4), en Puente 12 de Ciudad Evita, Partido de La
Matanza, Provincia de Buenos Aires.

El tercero fue conocido como el Olimpo; y se encontraba ubicado en


la interseccin de la calles Lacarra y Ramn L. Falcn del barrio porteo de
Floresta, donde funcion anteriormente la Divisin Mantenimiento de
Automotores de la Polica Federal Argentina.

Este circuito fue operado, principalmente, por personal de la Polica


Federal, en particular por personal que prestaba funciones en la
Superintendencia de Seguridad Federal, la cual, recordemos, se encontraba
bajo control del Comando de Subzona Capital Federal.

La existencia de este circuito represivo surge de mltiples testimonios.

Entre ellos, de los prestados en el marco del juicio celebrado en la causa

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conocida como ABO por:

* Daniel Aldo Merialdo, Norma Teresa Leto, Porfirio Fernndez,


Graciela Irma Trotta, Isabel Teresa Cerruti, Isabel Fernndez Blanco, Susana
Caride, Carlos Enrique Ghezan y Mario Csar Villani, que fueron
incorporados a este debate;

* Tambin se desprende de las declaraciones volcadas en la audiencia


por Ana Mara Careaga y Alberto Prspero Barret Viedma;

* y de la denuncia formulada por Horacio Guillermo Cid de la Paz y


Oscar Alfredo Gonzlez ante Amnista Internacional, que forma parte del
Legajo CONADEP n 1713.

Pero adems, la existencia del llamado circuito ABO y las condiciones


de funcionamiento antes descriptas, se dieron por acreditadas en la sentencia
dictada por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal n 2 de esta Ciudad en el
mencionado juicio del circuito ABO (causas n 1668 y 1673), sentencia que
fue confirmada por la Sala IV de la Cmara Federal de Casacin Penal.

All, adems, se dio por acreditado que a mediados de 1978 la jefatura


del Centro Clandestino, que para esa poca funcionaba en el Banco, qued a
cargo del Mayor del Ejrcito Guillermo Antonio Minicucci.

As surge, por ejemplo, de la denuncia de Cid de la Paz y Oscar


Gonzlez, y los dichos prestados en la audiencia por Barret Viedma,
elementos a los que ya nos referimos.

Recordemos que Guillermo Antonio Minicucci cumpla funciones en el


Comando de Subzona Capital y que fue unos de los dos oficiales de ese
comando distinguido por haber colaborado con el Grupo de Tareas 3.3 que
operaba desde la Escuela de Mecnica de la Armada.

d- Divisin en reas.

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De acuerdo a la lgica con la que, segn ya expusimos, se mont la
estructura represiva, la Capital Federal fue dividida en siete reas.

El Area I, fue asignada a la Polica Federal, que como vimos se


encontraba bajo control operacional del Comando de Zona I.

El rea II, al Regimiento de Infantera I, Patricios.

El rea III, al Regimiento de Granaderos a Caballo.

El rea IIIa, a la Escuela de Mecnica de la Armada.

El rea IV, al Batalln de Arsenales 101.

El rea V, al Grupo de Artillera de Defensa rea 101.

Y el rea VI, a la Fuerza de Tareas 3.4 de la Armada.

Esta estructura surge de las reconstrucciones realizadas en sus obras por


Dandrea Mohr y los hermanos Mittelbach, del informe confeccionado
respecto de la Subzona Capital Federal por el Grupo de Trabajo sobre
Archivos de las Fuerzas Armadas del Ministerio de Defensa; y de la
informacin suministrada en sus declaraciones incorporadas al debate por Jos
Monts, Jorge Alberto Muzzio y Carlos Guillermo Surez Mason.

Surge, adems, del Suplemento I del Acta Acuerdo celebrada entre los
Comandante de la Zona I y la Zona IV.

Como ya vimos, all se detallan los canales de comunicacin que deban


ser utilizados por las distintas unidades dependientes de ambos comandos, y
expresamente se hace referencia a las distintas reas de la Subzona Capital
Federal y las dependencias que estaban a cargo de ellas.

Por otra parte, debemos mencionar que, segn la obra de los hermanos
Mittelbach, confirmada por algunas referencias dadas en sus declaraciones por

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Montes y Surez Mason, tambin habra sido asignada a la Fuerza
Area una pequea rea, que abarcaba el aeroparque metropolitano y sus
alrededores.

Las jurisdicciones de las reas fueron establecidas en funcin de la


ubicacin de las unidades a las que haban sido asignadas, y los lmites de
cada jurisdiccin fijados a partir de los lmites de las Seccionales de la Polica
Federal, utilizando como referencia la divisin en Zonas de la
Superintendencia de Seguridad Metropolitana, la que, como ya explicamos,
haba sido agregada al Comando de la Subzona Capital Federal.

En efecto, la Polica Federal ya tena, para ese momento, el territorio de


la Capital Federal dividido en seis zonas, a cada una de las cuales le
corresponda una cantidad determinada de Comisaras, tal como surge de la

Orden del Da Reservada n 5 emitida por dicha fuerza el 19 de marzo


de 1976 e incorporada al debate.

Fue entonces, tomando como referencia esta zonificacin, que se


establecieron las jurisdicciones de las reas de defensa de la Capital Federal.

As, a la Polica Federal, cuyo departamento central se ubicaba en la


manzana comprendida por la avenida Belgrano y las calles Moreno, Virrey
Cevallos y Presidente Luis Senz Pea, se le asign el rea del microcentro
porteo.

Al Grupo de Artillera de Defensa Area, ubicado en la localidad de


Ciudadela, partido de Tres de Febrero, se le asign un territorio ubicado en el
suroeste de la ciudad, limtrofe con ese partido de la provincia de Buenos
Aires.

Al Batalln de Arsenales 101, ubicado en la localidad de Villa Martelli,


partido de San Martn, se le asign la zona noroeste de la Ciudad, lindera con
esa localidad de la provincia.

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A la ESMA, por su parte, que como sabemos se ubicaba sobre la
avenida del Libertador en el barrio de Nuez, le corresponda los alrededores
del predio en donde tena su sede.

A la Fuerza de Tareas 3.4 de la Armada, cuya sede se ubicaba en el


edificio Libertad, se le asign la zona riberea del sur de la ciudad.

Y finalmente, entre el Regimiento de Infantera I de Patricios, ubicado


en los cuarteles de Palermo, en la interseccin de las Avenidas Bullrich y Lus
Mara Campos, y el Regimiento de Granaderos a Caballo, ubicado a pocas
cuadras, se repartieron el territorio correspondiente al corredor norte de la
Ciudad.

La delimitacin de las jurisdicciones de las reas de la Capital Federal, a


partir de los mbitos territoriales correspondientes a las Comisaras de la
ciudad, surge de la ya mencionada reconstruccin realizada por los hermanos
Mittelbach, en particular del mapa que forma parte de esa obra, en donde se
encuentran marcados los lmites de las reas y las comisaras que se
encuentran dentro de cada una de ellas.

Estos lmites son, ms all de algunas pocas diferencias, coincidentes


con los establecidos por Dandrea Mohr en su obra Memoria Debida tambin
incorporada al debate.

Sres. Jueces: Lo que no debe perderse de vista es que la utilizacin de


las jurisdicciones policiales para establecer sus lmites era una necesidad que
se derivaba de las funciones de las jefaturas de rea.

Como ya hemos visto, las tareas de las reas estaban vinculadas con el
control inmediato del territorio, lo que les exiga un esfuerzo de coordinacin
permanente con las fuerzas policiales que actuaban all, en particular para

garantizar la denominada rea liberada.

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E n este esquema era necesario que cada Comisara estuviera bajo
jurisdiccin de slo una jefatura de rea, para evitar recibir instrucciones
contradictorias, lo que poda comprometer el xito de las operaciones.

Por otra parte, seores jueces, tambin debe tenerse en cuenta que las
jurisdicciones de las Comisara de la Ciudad de Buenos Aires haban sido
modificadas en febrero de 1976 a travs del decreto 428/76, cuando Albano
Harguindeguy era Jefe de la Polica Federal.

Para realizar esa modificacin se tuvo especialmente en cuenta, y cito


de los considerando del decreto:

que expresiones surgidas de la criminalidad violenta, la lucha contra


los extremismos subversivos que atentan contra la fisonoma de nuestro
sistema poltico, econmico y social y todas aquellas conformaciones
distorsivas en que le corresponde actuar a la PFA, demandan la obligatoria y

permanente revisin de su orgnica funcional para adecuarla a la


necesidad comn

Estas consideraciones, muestran que esa modificacin se realiz


teniendo en cuenta las necesidades que surgan de la implementacin de la
denominada lucha contra la subversin y el modo en que, en definitiva, iba
a terminar de ser estructurada poco tiempo despus.

Por otra parte, confirma este modo de estructurar las reas el legajo del
Te. Cnl Francisco Domingo Michelli, relevado en el informe por el Grupo de
Trabajo sobre Archivos de las Fuerzas Armadas.

Micheli fue Jefe del Batalln de Arsenales 101y como, tal jefe del rea
IV.

En un reclamo a la Junta de Calificacin de Oficiales de 1987 sostuvo, y

cito textual:

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"Fui designado Jefe del Batalln de Arsenales a fines de 1979,
debiendo centrar el esfuerzo en las dos misiones simultneas de la unidad en
esa poca: la netamente operativa, referida principalmente a las actividades
propias de la LCS, que implicaba jurisdiccin sobre la cuarta parte de la
capital con 7 comisaras bajo control operacional

Este dato, resulta coincidente con el mapa que forma parte de la obra de
los hermanos Mittelbach, de acuerdo al cual el rea IV, efectivamente, tena 7
Comisaras dentro de su territorio:

*las n 41, 43, 44, 45, 47, 50 y 13, composicin que es coincidente con
la de la Zona IV de la Superintendencia de Seguridad Metropolitana de la
Polica Federal Argentina.

Para mostrar que no se trata de una coincidencia azarosa, es importante


destacar que el rea IV es la nica que tiene siete comisaras dentro de su
jurisdiccin.

En este mismo sentido, el informe releva el legajo del Sargento Primero


Pedro Ramn Mila, quien tambin cumpli funciones entre 1978 y 1979 en el
Batalln de Arsenales 101.

All se encuentra registrada una sancin firmada por el jefe del batalln
por, y cito textual:

"Realizar un operativo en apoyo de la Comisaria 44 sin la autorizacin


del rea IV, regresar al cuartel y no dar la novedad y aceptar elementos
secuestrados por la polica".

Esto muestra que efectivamente la Comisara 44 se encontraba dentro


de la jurisdiccin del rea IV, y confirma el modo que se encontraban
determinados los lmites de las reas de la Capital Federal.

Finalmente no podemos dejar de recordar que en su pronunciamiento


respecto de la sentencia dictada en la causa conocida como Jefes de rea, la
Sala IV de la Cmara Federal de Casacin Penal dio por acreditado que los
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lmites de las reas militares de la Capital Federal fueron establecidos a partir
de las

jurisdicciones de las Comisaras y la divisin en Zonas de la


Superintendencia de Seguridad Metropolitana.

Sres. Jueces: Esta fue una muy breve descripcin de la forma en que, a
los fines de la denominada LCS, se dividi el territorio de la Capital Federal.

Pasaremos ahora a tratar la responsabilidad de los imputados que


tuvieron dominio territorial sobre ella.

rea II: Humberto Jos Roman Lobaiza y Felipe Jorge Alespeiti.

Abordaremos ahora la responsabilidad de los imputados Humberto Jos


Romn Lobaiza y Felipe Jorge Alespeiti, quienes, recordemos, se encuentran
aqu imputados en su carcter de jefe y 2do Jefe del Regimiento de Infantera
de Patricios, y como tales, responsables del rea II de la subzona Capital
Federal.

1. Antecedentes, cargo al momento de los hechos, indagatoria.

1.a. Lobaiza.

Humberto Jos Romn Lobaiza ingres al Colegio Militar de la Nacin


el 1ero de marzo de 1947, y egres como oficial en diciembre de 1949, dentro
del arma de artillera.

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Durante su carrera como militar realiz dos viajes de estudio a los
Estados Unidos, el primero entre el 17 de octubre y el 11 de noviembre de
1961, y el segundo entre el 30 de octubre y el 21 de noviembre de 1975.

Por otra parte, entre el 14 de febrero de 1966 y el 11 de enero de 1967


estuvo en Montevideo, Uruguay, realizando el curso de Comando y Estado
Mayor.

El 15 de octubre de 1975 fue designado Jefe del Regimiento I de


Patricios.

Para ese momento tena el grado de Coronel.

Ocup ese cargo hasta el 12 de diciembre de 1977 cuando fue


designado 2do Comandante y Jefe del Estado Mayor de la Brigada de
Infantera IX, con asiento en Comodoro Rivadavia.

Se retir del Ejrcito con el grado de Coronel en 1980.

Estos antecedentes surgen del legajo personal del Ejrcito de Lobaza y


de los Boletines de esa fuerza incorporados al debate.

Indagatoria.

En su declaracin indagatoria prestada en la audiencia, Lobaiza sostuvo


no haber tenido ninguna participacin en el Plan Cndor, y haber tomado
conocimiento de su existencia mucho tiempo despus de haberse retirado, a

travs de los medios de comunicacin.

Reconoci haber sido jefe del Regimiento de Infantera I, y que, como


tal, dependa directamente del Comandante en Jefe del Ejrcito.

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Dijo que el de Patricios era el regimiento escolta del comandante en jefe
del ejrcito y se encargaba de la seguridad de su sede, el Estado Mayor
General del Ejrcito.

Explic que tambin era el Regimiento histrico de la Ciudad de


Buenos Aires, por lo que se encargaba de la seguridad y protocolo del
Intendente.

Sostuvo, adems, que los efectivos del Regimiento deban ser


preparados para el combate convencional, especialmente importante por la
poca por un conflicto con un pas vecino.

Agreg que el Regimiento I y el de Granaderos son las dos unidades


histricas ms importantes y antiguas, y como tales participaban activamente
de los actos patriticos que se hacan en la ciudad, en todo el pas e, incluso,
en el extranjero.

Argument que tal vez haya sido por esta exposicin que se decidi que
no participaran activamente de la LCS.

En este sentido, neg:

* haber sido jefe del rea II;

* haber estado a cargo de los efectivos agregados a esa rea;

* haber recibido rdenes del comandante de la Zona 1 o del comandante


de la subzona Capital Federal;

* sealando que tampoco imparti rdenes al respecto.

Entendi que, en consecuencia, no form parte de la cadena de


comando que se estableci para la Lucha Contra la Subversin, que estaba
constituida por el Comandante en Jefe del Ejrcito, el Comandante de zona, el
de Subzona y el Jefe de rea.

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Dijo que su nica obligacin al respecto estaba vinculada con entregar
efectivos al rea II para patrullaje y seguridad de las personas y de los bienes

pblicos y privados, ubicados dentro del rea asignada.

Expuso que la asignacin es una de las 3 relaciones de comando que


existen en el Ejrcito Argentino: Comando orgnico, asignado y agregado.

Y que los efectivos del regimiento que tuvieron que ser agregados
estaban en esta condicin.

Consider que los efectivos agregados o asignados, dependen


operativamente del comando al que fueron agregados o asignados, es decir
que los que l entreg dependan del comandante de subzona Capital Federal,
y que slo dependan del jefe del regimiento para mantenimiento y
administracin.

Expres que el rea II tena slo una persona fija, que era el Segundo
Jefe de Regimiento, quien estaba en forma permanente en esa rea, y se
desempeaba como su Jefe.

Por el contrario, el resto de los efectivos, que era una sub-unidad de


100 a 120 hombres, compuestos en un 80% por soldados conscriptos de la
clase-, eran entregados rotativamente.

Explic que haba seis unidades destinadas a tal efecto, que se entregaba
una unidad por da, y que ese personal dependa del comandante de la sub-
zona Capital Federal.

Reiter que la cooperacin que tuvo como Jefe de Regimiento en la


lucha contra la subversin se limit a la agregacin de los efectivos que
diariamente entregaba al Segundo Jefe del Regimiento.

Respecto a las misiones operativas que reciba el Segundo Jefe de


Regimiento, Lobaiza explic que como el secreto militar es muy fuerte y en

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particular en tiempos de guerra, l no tena la obligacin, ni el derecho, de
pedir informes sobre las tareas desempeadas.

Indic que slo tena que aportar los elementos (morales y materiales)
para que realizaran las misiones que se le haban impuesto.

Agreg que nunca el Regimiento estuvo bajo control operacional de la


Sub-zona Capital Federal.

En tal sentido, indic que el control operacional es slo para acciones


conjuntas con otras fuerzas, que conforme tiene entendido, slo existi la
orden de agregar un equipo de combate a la Capital Federal.

Por ltimo, sostuvo que nunca el Regimiento de Infantera de Patricios


tuvo jurisdiccin asignada en esta ciudad, que su nica jurisdiccin eran los
Cuarteles de Palermo -en la parte que le corresponda-, y aclar que una
tercera parte, compuesta por el primer edificio que da para la Avda. Santa Fe,
la Brigada de Infantera 10 Mecanizada, y el Comando del 1er. Cuerpo de
ejrcito, no estaban bajo su jurisdiccin.

1.b Alespeiti.

Felipe Jorge Alespeiti, por su parte, ingres al Colegio Militar de la


Nacin en marzo de 1950, y egres de esa institucin en diciembre de 1953 en
el arma de Infantera.

A partir del 16 de octubre de 1975 fue designado 2do Jefe del


Regimiento de Infantera I Patricios, y en diciembre de ese ao fue ascendido
a Teniente Coronel.

El 23 de agosto de 1976 fue sancionado con 5 das de arresto por el Jefe


del Departamento III del EMGE. La causa expresada es la siguiente:

vertir expresiones impropias sobre el jefe de la Unidad en presencia


de oficiales subalternos y observar una conducta inconveniente para su cargo
y jerarqua
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De acuerdo a su legajo, el 22 de septiembre de 1976 pas a prestar
funciones al Estado Mayor General.

Alespeiti se retir del Ejrcito Argentino en mayo de 1977 con el grado


de Teniente Coronel.

Indagatoria.

En la primera declaracin indagatoria prestada durante la instruccin,


Alespeiti reconoci haberse desempeado en el Regimiento de Infantera I
Patricios desde octubre de 1975 hasta septiembre de 1976.

Sostuvo, por otra parte, que a fin de enfrentar a la subversin, las


mximas autoridades de las fuerzas armadas dispusieron la organizacin de
distintas reas, pero que no todas ellas tenan idntico cometido.

Aclar, en este sentido, que el rea en la que se desempe no tuvo por


fin el enfrentamiento con elementos subversivos, ni tarea investigativa alguna,
sino que slo comprenda la defensa del Regimiento y otros puntos
estratgicos que se encontraban dentro de la zona de influencia territorial de la
Unidad.

Explic que mientras l fue 2do Jefe del Regimiento nunca se produjo
un enfrentamiento, ni se realizaron detenciones.

Indic que slo se realizaron tareas de patrullaje con vehculos


identificados, cuyo fin era disuasorio.

Afirm que las tareas como 2do Jefe ocupaban todo su tiempo, que sus
funciones en el rea II eran totalmente secundarias y que no se le asignaba
personal alguno para esas tareas, razn por la cual se vala de efectivos del
propio Regimiento para cumplirlas.

Sostuvo que era el nico efectivo del rea II y que, en cumplimiento de


sus funciones all, estaba subordinado al Primer Cuerpo de Ejrcito.

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Agreg que como Jefe del rea II slo dispuso que se llevaran a cabo
tareas de patrullaje urbano al slo efecto de hacer visible la presencia de la
fuerza en la zona.

Para ello se formaban patrullas de aproximadamente diez efectivos que


se trasladaban uniformados y en vehculos identificables.

Dijo que nunca mantuvo una reunin con personal del 1er Cuerpo en la
que se lo instruyera sobre el modo en que deba operar en caso de
enfrentamiento con elementos subversivos; y que la nica instruccin que
recibi fue la relativa a la tarea de patrullaje.

Aclar que durante el perodo en que fue jefe del rea II no se produjo
ningn enfrentamiento, ni le informaron que as hubiera sucedido.

Destac que slo en dos ocasiones se le pidi un parte de novedades.

Sin embargo, Alespeiti cambi su versin cuando se le ampli su


declaracin indagatoria.

Si bien se remiti a lo dicho en su anterior declaracin, dijo que


nicamente fue 2do Jefe del Regimiento y no jefe del rea II, que no tena
ninguna relacin con el Cuerpo de Ejrcito I y, adems, que no dej el
Regimiento en septiembre de 1976, sino el 17 de agosto de ese ao, razn por
la cual, consider que no puede ser responsabilizado por los hechos que
damnificaron a Mara Claudia Garca Iruretagoyena, quien, como vimos, fue
secuestrada el 24 de agosto.

2.- rea II.

2.1- Funciones.

Seores jueces, ya hemos mostrado que la jefatura del rea II de la


Subzona Capital Federal fue asignada al Regimiento de Infantera I de
Patricios.

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A continuacin veremos cmo, adems, ha quedado acreditado que, a
diferencia de lo afirmado por Lobaiza y Alespeiti, esa jefatura de rea cumpli
un rol esencial dentro de la estructura represiva montada para desarrollar la
llamada lucha contra la subversin.

Hemos explicado que, en la subzona Capital Federal, por las


caractersticas especiales del territorio a su cargo, el control inmediato del
territorio ejercido por las jefaturas de rea resultaba fundamental, pues a travs
de tareas de control poblacional como, por ejemplo, controles vehiculares o
controles de documentacin, se recolectaba informacin que luego era
utilizada para realizar otros operativos o fijar nuevos blancos.

Asimismo, hemos mostrado cmo se acredit que las funciones


inherentes a las jefaturas de rea implicaban que, al menos, se ocuparan de
garantizar la denominada rea liberada, para garantizar la realizacin de
operativos y, tambin, para evitar enfrentamientos entre las denominadas
fuerzas amigas.

Esta funcin resultaba de vital importancia en la Capital Federal, pues,


como ya mencionamos, fue en su territorio donde se desarrollaron una buena
parte de las operaciones, particularmente las encubiertas, operaciones que,
adems, fueron realizadas por grupos pertenecientes a distintas fuerzas,
muchos de los cuales no pertenecan al Comando de la Zona 1.

2.1.a. colaboracin en operativos de otras fuerzas.

Pero adems, ha quedado acreditado que los efectivos del rea II, no se
limitaron a garantizar el rea liberada, sino que, cuando fue necesario,
participaron activamente de los operativos realizados por otras fuerzas.

As surge, por ejemplo, de la distincin Honor al Combate, concedida


por el Comandante en Jefe de la Armada el 10 de septiembre de 1978 a un
grupo de oficiales del ejrcito a la que ya nos hemos referido.

Recordemos que la distincin haba sido propuesta por el Director de la


ESMA y Comandante del Grupo de Tareas 3.3, en reconocimiento de la

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colaboracin prestada por ese grupo de oficiales a ese grupo de tareas entre los
aos 1976 y 1977.

Entre los oficiales distinguidos, tres revestan en el Regimiento de


Patricios al ao 76.

El Mayor Juan Carlos Correa y los Capitanes Alberto Horacio Frontera


y Flix Eduardo Conforte Cerrini.

As surge del libro histrico del regimiento correspondiente al ao 76


incorporado por lectura al debate.

Pero adems el informe del Grupo de Trabajo sobre Archivos de las


Fuerzas Armadas releva el legajo del, para ese momento, Capitn Frontera, y
de all surgen otros elementos que confirman su participacin en operativos
militares antisubversivos cuando se desempe en el Regimiento de Patricios.

En efecto, el informe resea un pedido realizado por Frontera a su


superior en ese momento para que considere la posibilidad de aceptar la
distincin concedida por la armada, y all explica, y cito textual:

durante los aos 1976 y 1977 y estando destinado al Regimiento de


Infantera 1 de Patricios, oper como integrante de la mencionada unidad, en
operaciones conjuntas con la Escuela de Mecnica de la Armada, en
operaciones inherentes a las respectivas reas Jurisdiccionales.

Por otra parte, el informe da cuenta de un reclamo realizado por


Frontera en noviembre de 1976 en el que menciona que, y cito una vez ms
textual:

una vez formada el rea II intervino en todos los operativos


abiertos y fundamentalmente en los encubiertos, en los cuales fue felicitado
permanentemente por el entonces 2 do jefe y el jefe del regimiento.

Pero hay otros elementos que confirman estas colaboraciones por parte
de efectivos del regimiento.
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En el libro histrico se dej constancia de una nota de agradecimiento
del Jefe del rea V, dirigida al jefe del Regimiento por la participacin de
efectivos a su cargo en un operativo de seguridad en dicha jurisdiccin.

La nota est fechada el 22 de septiembre y se encuentra transcripta


textual, dice:

DEL SEOR JEFE AREA V. Informo al seor Jefe, a los fines que
estime corresponder, que el desempeo del personal militar de esa Unidad
que a cargo del Tte. 1ro D Jos Mara de Feli particip en la operacin de
seguridad cumplida en el rea V el da 15 de Set. 77, se caracteriz por su
correccin, disciplina y eficiencia.

Es importante destacar que segn surge del libro histrico, el Tte.


Primero Feli efectivamente revistaba en el regimiento en esa poca.

2.1.b. Allanamientos.

Sres. Jueces: Adems de estas contribuciones a la denominada LCS,


durante el debate ha quedado demostrado que, en cumplimiento de las
funciones que le correspondan como sede del rea II de la subzona Capital
Federal, efectivos del Regimiento realizaban otras.

Entre ellas, efectuar allanamientos en domicilios o en locales


comerciales.

Ya hemos destacado la importancia que tenan este tipo de operativos,


pues permitan recopilar informacin que posibilitaba encontrar y ejecutar
nuevos blancos.

As, por ejemplo, del informe del Grupo de Trabajo sobre Archivos de
las Fuerzas Armadas, surge que en el legajo del Tte. 1 Cesar Miguel Irigoyen,
quien, segn surge del libro histrico, prestaba servicios en el Regimiento de
Infantera I al ao 77, hay constancia de una sancin impuesta por el 2do Jefe
del Regimiento en diciembre de ese ao por, y cito textual:

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"Siendo Jefe de la Seccin Operacional realizar un allanamiento en un
domicilio particular sin solicitar la autorizacin correspondiente,
contrariando de tal forma rdenes expresas al respecto, con el agravante de
realizar dicho procedimiento por una denuncia recibida de un desconocido en
la va pblica sin averiguar la identidad del mismo.

Esto muestra varias cosas.

La primera, que la realizacin de allanamientos formaba parte de las


tareas habituales de los efectivos del Regimiento, pues haba un procedimiento
establecido para su realizacin, el cual inclua un pedido de autorizacin a
sus superiores.

La segunda, que se deriva de la anterior, es la forma en que hasta en


esos casos de actuacin inmediata sus superiores supervisaban directamente
las operaciones, pues eran los que decidan dar o negar autorizacin.

Y adems, muestra tambin que haba un procedimiento especialmente


diseado para la bsqueda de informacin, que tampoco fue seguido en este
caso, y que inclua la constatacin de la identidad de la persona que
suministraba la informacin.

Pero el mencionado informe da cuenta de otro episodio, que reafirma


que este tipo de operativos formaban parte de las tareas habituales que el
regimiento desempeaba como sede del rea II.

Del informe surge que en el libro histrico del ao 80, hay un asiento
titulado hallazgo de depsito de armas de la subversin.

All se hace referencia a que, y cito textual:

en actividades de contrasubversinfueron hallados en un depsito


de muebles del rea II de la Capital Federal,abundante material de la
subversin marxista tal como armamento, explosivos, granadas de mano y
panfletos.

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Este hallazgo permiti conectar hechos que llevaron a encontrar otros
lugares similares por parte del Comando de Subzona Capital Federal.

El libro histrico est dando cuenta de la llamada Operacin


Guardamuebles.

Sabemos de la existencia de esa operacin, que refleja el libro histrico,


porque una copia de la Orden de Operaciones que dispuso su realizacin fue
aportada en la causa en la que se investigaron los hechos conocidos como la
contraofensiva montonera; copia que fue incorporada a este debate.

Se trata de la Orden de Operaciones 1/80 titulada Operacin


Guardamuebles, emitida por el entonces Jefe del Regimiento de Infantera I

Patricios, Walter Edmundo Goitia.

En la parte superior de la primer hoja, sobre la derecha, puede leerse


Area II-Palermo.

En esa orden se describe la siguiente situacin:

Habindose comprobado que la BDTM Banda de Delincuentes


Terroristas Montoneros-, ha organizado depsitos encubiertos en
guardamuebles de armamentos, granadas, explosivosel Cdo. Suz Capital
Federal ha ordenado una inspeccin y control de los depsitos en cuestin en
su jurisdiccin

Y a raz de esa situacin se establece all como misin que, a partir de


las 9 de la maana del 9 de enero de 1980, el Regimiento de Infantera I,
Patricios, efectuara un control de los depsitos guardamuebles que se
encontraban dentro de su jurisdiccin.

En la orden se detalla cmo deba llevarse adelante la operacin.

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Se explica la documentacin que deba solicitarse, el tipo de elementos
a inspeccionar, cmo deban ser inspeccionados y qu material deba ser
utilizado para realizar esa inspeccin.

All, por ejemplo, se explica, y cito textual:

usar una aguja colchonera para revisar las sillas, sillones o


banquetas, introducindola por la parte inferior del elemento y no romper los
mismos

Se dan all tambin las instrucciones de coordinacin.

Se indica el horario, el lugar y ante quin deben presentarse los


efectivos para el cumplimiento de la operacin.

Se indica que los informes durante la operacin deben ser realizados al


COT RI o sea el Centro de Operaciones Tcticas del Regimiento I.

Los informes escritos, con posterioridad a la operacin, deben ser


presentados, el parcial, al S2 del rea; y el final ser confeccionado por el S2 y
se elevar una copia al Comando de Subzona.

Se detalla, adems, que una copia del mismo debe ser agregado a la
carpeta Operacin Guardamuebles y archivada en la oficina del rea.

En el Anexo 1 de esa orden se describe la composicin de los cinco


equipos que llevaran adelante la misin.

Se explica quines sern sus jefes, los efectivos que tendrn a su cargo y
los vehculos que tendrn a disposicin.

La orden tambin incluye como Anexo 3, un modelo del acta que se


deber confeccionar en cada inspeccin.

Junto con la orden, contamos con dos informes.

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Uno da cuenta del resultado de la operacin y el otro de las propuestas
que pueden formularse a partir de la experiencia recogida.

En el primero se deja constancia de que en dos depsitos se encontraron


armamentos, explosivos; y bibliografa y documentacin marxista.

Se deja constancia, asimismo, que la documentacin y material


bibliogrfico fue entregado para su explotacin a ese comando de subzona

En el segundo de los documentos se detallan una serie de


recomendaciones a formular a las empresas guardamuebles y se formula la
siguiente proposicin:

en el trato con los dueos o encargados de los guardamuebles


inspeccionados, surgi el comentario que muchas empresas de fletes,
mudanzas y muebleras tendran depsitos guardamuebles no declarados
como tales, motivo por el cual esta Jefatura de rea orden a las Comisaras
dependientes el censo de todas las empresas guardamuebles, muebleras,
fletes

Por lo sealado precedentemente, se propone al Comando de Subzona


adopte una medida similar con el resto de las reas

Toda esta informacin fue efectivamente utilizada por el Comando de


Subzona.

Recordemos que en el libro histrico se haba dejado asentado que la


operacin haba permitido encontrar otros lugares similares por parte del
Comando de Subzona Capital Federal.

Pero no fue slo eso lo que permiti.

La Operacin Guardamuebles fue el puntapi inicial para la serie de


procedimientos que derivaron en el secuestro de las personas involucradas en

la llamada contraofensiva montonera.


Pgina 1606 de 1891
As se desprende de la sentencia dictada en la causa n 16307/06
caratulada Guerrieri, Pascual Oscar y otros s/ privacin ilegtima de la
libertad, y de otro documento aportado a esa causa e incorporado a este
debate.

Se trata de un documento del archivo de la ex DIPPBA, identificado


como Legajo 15671 Seccin C n 605 Asunto: situacin de la BDT
Montoneros.

Es un informe de inteligencia que pone de manifiesto que, y cito textual:

a raz del hallazgo de armamentos depositados por miembros de la bdt


en guardamuebles de la Capital Federal, se realizaron procedimientos en este
tipo de establecimientos dentro del rea de la zona IV, logrndose detectar un
nuevo depsito de armamento sobre el que se estableci vigilancia. Como
resultado de la misma se procedi a la detencin de un DT en circunstancias
en que ingresaba a retirar dicho armamento.

Tal como lo explica el documento ms adelante, se trata de ngel


Carbajal, quien permanece desaparecido.

El informe detalla la informacin que fue posible obtener a partir de ese


primer secuestro sobre la situacin de la organizacin, y cmo fue posible, a
partir del anlisis de esa informacin, realizar otros tres secuestros.

Del mismo informe surge que esas tres personas eran Julio Csar
Genoud, La Mariana Ercilia Guangiroli y Vernica Mara Cabilla.

Los tres, que tambin permanecen desaparecidos, fueron secuestrados


unos das despus que Carbajal en la estacin terminal de la empresa Expreso
Azul en Plaza Once.

La recopilacin de informacin continu, al igual que continuaron los


secuestros.

Pgina 1607 de 1891


Como vimos, entre las personas secuestradas a raz de esos operativos
se encontraban Mnica Pinus y Horacio Domingo Campiglia.

Conclusin parcial sobre documentos.

Sres. Jueces: Estos documentos, que muestran la existencia de la


operacin guardamuebles y el modo en que posibilit una serie de operativos
de secuestro, ilustra el modo coordinado y sistemtico en que funcionaba la
estructura represiva, y cmo el rea II se insertaba en esa estructura.

Cada eslabn de esa estructura cumpla con su misin especfica, pero


siempre con miras a cumplir un objetivo comn.

Estos documentos muestran cmo se comparta la informacin, cmo se


comparta el anlisis que se haca de esa informacin y cmo ese anlisis era
articulado en la determinacin y ejecucin de nuevos blancos.

Lo que debe, en definitiva, comprenderse, es que ste era el modo en


que funcionaba la estructura de manera habitual.

No se trataron estos de hechos aislados.

Lo que es aislado es que en este caso conservemos algunos de los


documentos producidos en el transcurso de esas operaciones, que nos
permiten reconstruir la cadena de operativos completa.

Pero de ningn modo es una serie nica de acontecimientos.

Como esa, hubo muchas otras.

Lo que ocurre es que en los otros casos, la prctica de destruccin


sistemtica de documentacin simplemente fue efectiva.

2.1.c. Intervenciones posteriores a los operativos.

Pgina 1608 de 1891


Como ya explicamos, otra de las funciones que desempearon las
jefaturas de rea, estaba relacionada con brindar un apoyo posterior a la
realizacin de los operativos.

Adems de los secuestros y los asesinatos, los operativos dejaban un


tendal adicional detrs suyo.

Viviendas y bienes abandonados, nios sin sus padres, cadveres sin


identificar.

Parte de las tareas de las jefaturas de rea consista en lidiar con estas
situaciones, para facilitar la impunidad del hecho concreto en el que se estaba
interviniendo pero, adems, para garantizar la continuidad de las operaciones.

Durante el debate ha quedado demostrado que el Regimiento de


Infantera I, en tanto sede del rea II, cumpli con este tipo de tareas.

As surge, por ejemplo, del Legajo 790 de la Cmara Federal, en donde


se encuentran incorporadas las actuaciones instruidas a raz de la accin de
habeas corpus intentada en favor de Olga Irma Caueto.

Es importante recordar que, de acuerdo a lo que fue establecido en la


sentencia dictada en la causa conocida como Jefes de rea, Olga Irma
Caueto fue secuestrada el da 22 de diciembre de 1976, en las cercanas de la
interseccin de la Avenida Corrientes y la calle Lambar de esta Ciudad.

En ese mismo procedimiento fue asesinado su esposo, Miguel Domingo


Zavala Rodrguez.

Tal como surge de la mencionada sentencia, y de las constancias


incorporadas al legajo 790 de la Cmara Federal, el procedimiento fue
realizado frente a las dos hijas de Caueto y Zabala Rodrguez, quienes luego
de haber sido llevadas a la Comisara 11 de la Polica Federal Argentina, y al
Instituto Mercedes de Lasala y Riglos, fueron entregadas a la abuela paterna.

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En el legajo, se encuentra agregada una nota de la Comisara 11
dirigida a la Direccin Nacional del Menor y la Familia, que acompa la
entrega de los nios por parte de la asistente social que actuaba en la
dependencia policial.

All se explica, y cito textual:

el hecho que motiva lo enunciado se suscita en razn de haberse


recibido en esta Comisara 11 orden de Central de Operaciones mediante la
cual se dispona que concurriera personal policial a la finca de Lambar
1042, planta baja, para hacerse cargo de las menores que haban quedado
abandonadas

Una vez cumplida con esa instruccin, en la nota se explica que, cito
nuevamente textual:

consultado a la Jefatura Area II, Subzona Capital Federal del


Comando en Jefe del Ejrcito Argentino, se estableci que en el lugar
indicado se haba producido un enfrentamiento armado subversivo en el que
dejara de existir Miguel ngel Zabala Rodrguez, padre de las menores, y se
fugara la madre de ellas. Se instruyen las actuaciones de estilo bajo Justicia
Militar en esa

Jefatura.

Asimismo haba dispuesto (recordemos, la Jefatura del rea II) que si


aparecan familiares hacer saber la novedad y en caso contrario se volvera a
consultar

Por otra parte, tambin en ese legajo obra un informe del Servicio
Nacional del Menor y la Familia, del que surge que las dos nias fueron
entregadas a su abuela paterna, en atencin a que se haba presentado con una
nota del Comando en Jefe del Ejrcito Argentino, que indicaba que no
exista ningn inconveniente para que as se procediera.

Pgina 1610 de 1891


En este episodio se advierte con claridad cmo intervena la Jefatura del
rea II con posterioridad a los operativos.

Frente a dos nias que se haban quedado sin sus padres, la Jefatura del
rea coordin con la Comisara de la zona su traslado y su posterior
derivacin a un instituto de menores.

Por otra parte, muestra cmo se adoptaron tambin las previsiones


necesarias para el caso en que familiares se presentaran a reclamarlas, y el
modo en que, cuando esto efectivamente sucedi, se realizaron las gestiones
necesarias para que la entrega se materializara.

Volveremos sobre este episodio en unos momentos.

Por otra parte, el cumplimiento de este tipo de funciones por parte de la


jefatura del rea II surge tambin del expediente Letra S 1306/82 de la
Superintendencia Judicial de la Corte Suprema de Justicia de la Nacin,
incorporado por lectura al debate y caratulado Abogados de la Capital s/
solicitan investigacin administrativa con referencia a actuaciones que
habran sido cumplidas por la Morgue Judicial.

En ese expediente la Corte realiz una investigacin a raz de una


denuncia por el ingreso irregular de cuerpos a la Morgue Judicial.

All se determin que, entre 1976 y 1979, ingresaron a esa dependencia


una gran cantidad de cuerpos por orden de autoridades militares y sin
intervencin judicial.

De las constancias agregadas a ese expediente, surge que muchos de


esos cuerpos ingresaban por disposicin de las jefaturas de rea de la
Capital Federal.

Entre ellas, el rea II.

En efecto, de la Resolucin750/83 agregada en ese sumario, se advierte


que del relevo de 106 expedientes de la morgue judicial, se determin que en
Pgina 1611 de 1891
cuatro casos los cadveres fueron recibidos por disposicin del rea o zona II
de la subzona Capital Federal.

Pero adems, en ese sumario se encuentran agregados algunos de los


formularios en donde se dejaba constancia de la recepcin de los cuerpos.

En uno de ellos, del 3 de junio de 1977, se registr que el cadver sin


identificar fue recibido proveniente de la Seccional n 11, y en donde se deba
consignar la autoridad judicial que dispuso el ingreso del cuerpo, dice:

Justicia Militar rea II.

Una vez ms, se evidencia la intervencin de la jefatura del rea II con


posterioridad a los operativos, para ocuparse del tendal que dejaban detrs
suyo.

En este caso, para ocuparse de los cuerpos de las personas asesinadas


en los operativos.

Era indispensable que esta intervencin fuera inmediata, para evitar que
se activaran los mecanismos institucionales habituales y se vieran en la
obligacin de sustanciar una investigacin respecto de lo ocurrido.

Era esta intervencin la que, como ya expusimos, garantizaba la


impunidad de los autores y, fundamentalmente, la continuidad de los
operativos.

2. 1.d. Cierre.

Ha quedado acreditado, en definitiva, que a diferencia de lo postulado


por los imputados Lobaiza y Alespeiti, el Regimiento de Infantera I de
Patricios, en tanto jefatura del rea II, cumpli un rol fundamental en la
estructura represiva montada en la subzona Capital Federal.

Hemos mostrado cmo no slo se ocup de realizar patrullajes dentro


de la jurisdiccin a su cargo, sino que, al igual que las otras jefaturas de rea,
Pgina 1612 de 1891
entre otras tareas, se ocupaba de realizar control poblacin, de garantizar el
rea liberada para la realizacin de los operativos, actuaba en apoyo de otras
fuerzas que realizaban operaciones dentro de su jurisdiccin, realizaba
allanamientos en domicilio particulares y locales comerciales y brindaban
apoyo posterior a los operativos, a fin de garantizar la impunidad de sus
autores.

3. Lmites del rea II.

Ya mostramos el modo en que se distribuyeron los territorios que se


pusieron a cargo de cada una de las jefaturas de rea.

Explicamos que a la jefatura del rea II se le haba asignado una parte


del corredor norte de la Ciudad, lindero al predio en donde se asentaba el
Regimiento de Infantera I.

Ese territorio se corresponda con los lmites asignados, en esa poca, a


las Comisaras 9, 11, 15, 17, 19, 21, 23, 25 y 27.

Salvo una nica diferencia, esa asignacin se corresponde con las


seccionales asignadas a la Zona II de la Superintendencia de Seguridad
Metroplitana, de acuerdo a lo dispuesto por el entonces Jefe de la Polica
Federal Argentina, Albano Eduardo Harguindeguy, a travs de la resolucin
agregada a la Orden Reservada n 5 del 19 de marzo de 1976, incorporada por
lectura al debate.

La diferencia entre una composicin y otra es que la Comisara 46


formaba parte de la Zona 2 de la Superintendencia de Seguridad
Metropolitana, pero no del rea II de la subzona Capital Federal.

Esta diferencia, a mi modo de ver, tiene una explicacin muy sencilla.

Esa Comisara tena, y tiene, jurisdiccin sobre la zona portuaria de la


ciudad, justo en el lugar donde se asientan estos tribunales.

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Como ya explicamos, el Comando de Subzona decidi que quedara en
manos de la Armada toda la zona riberea, y es por eso que el territorio a
cargo de la Comisara 46 qued asignado al rea VI, cuya jefatura le
corresponda a esa fuerza.

El territorio a cargo del rea II estaba, en definitiva, delimitado por las


siguientes calles: Avenida Leandro N. Alem, Avenida del Libertador, Eduardo
Schiaffino, las Vas del Ferrocarril Mitre, Jernimo Salguero, Avenida
Costanera, Avenida Dorrego, Avenida Intendente Bullrich, Avenida Juan B.
Justo, Avenida Honorio Pueyrredn, Parral, las Vas del Ferrocarril
Sarmiento, Avenida Acoyte, Avenida Rivadavia, Jean Jaures, y la Avenida
Crdoba.

Ya vimos que estos lmites surgen de las reconstrucciones realizadas en


las obras de los hermanos Mittelbach, Dandrea Mohr y el Grupo de Trabajo
sobre los Archivos de las Fuerzas Armadas del Ministerio de Defensa.

Pero adems fue confirmada por distintos elementos de prueba a los que
nos hemos referido anteriormente.

As, por ejemplo, ya hablamos del Legajo 790 de la Cmara Federal en


donde se encuentran incorporadas las actuaciones instruidas a raz de la accin
de habeas corpus intentada en favor de Olga Irma Caueto.

All, vimos cmo una Comisara haba entregado a dos nias a un


instituto de menores luego de un operativo, por disposicin del rea II.

La Comisara que intervino en ese episodio fue la 11, la que como


expusimos se encontraba dentro del territorio asignado al rea II, al igual que
el lugar donde ocurri el operativo, la interseccin de la Avenida Corrientes y
la calle Lambar.

Asimismo, ya nos referimos al sumario instruido por la Corte Suprema


de Justicia de la Nacin a raz de las irregularidades detectadas en el ingreso
de cadveres a la Morgue Judicial.

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En las constancias agregadas a ese sumario, de donde surge que el
ingreso de los cadveres fue por disposicin del rea II, se desprende, adems,
que intervinieron Comisaras que se encontraban dentro de su territorio.

Ms precisamente la 11 y la 23.

De tal modo, se advierte que las intervenciones documentadas del rea


II se corresponden con los lmites expuestos, lo que termina de confirmarlos.

4- Jefatura.

4.1. El rol del 2do. Jefe del Regimiento.

Ya hemos mostrado que el rea II de la Subzona Capital Federal fue


asignada al Regimiento de Infantera I de Patricios.

Hemos visto tambin cules fueron las funciones que en ese carcter
desempe el Regimiento y cul fue el territorio asignado a esa rea.

Pues bien, seores jueces, adems, ha quedado acreditado que, al menos


entre los aos 1976 y 1979, la jefatura de esa rea fue asignada al 2do Jefe del
Regimiento.

Como ya hemos visto, ese cargo lo desempe Felipe Jorge Alespeiti,


desde el 16 de octubre de 1975 y, al menos, hasta el 23 de agosto de 1976.

Ya veremos cules son los elementos que demuestran que esto fue
efectivamente as, pero antes es necesario explicar cmo se materializ,
reglamentariamente, la asignacin del rea II al Regimiento de Infantera I.
Como ya explicamos, el Comando de la Subzona Capital Federal estaba a
cargo del 2do. Comandante del Primer Cuerpo de Ejrcito.

Las jefaturas de rea creadas en el territorio de la Capital Federal,


respondan al comando de esa subzona, es decir, reciban rdenes del 2do.
Comandante, el que a su vez responda al Comando de la Zona I, que, como
ya explicamos estaba a cargo del Comandante del Primero Cuerpo de Ejrcito.
Pgina 1615 de 1891
Ahora bien, de acuerdo a la estructura jerrquica del Ejrcito Argentino
de aquella poca, el Comandante del Primer Cuerpo, y el segundo comandante
en su ausencia o por delegacin, podan emitir rdenes a todas las formaciones
que dependan de su comando.

As, por ejemplo, eran formaciones del Primer Cuerpo de Ejrcito, el


Grupo de Artillera de Defensa Area 101 y el Batalln de Arsenales 101.

Ellas, en razn de esa dependencia, estaban obligadas a cumplir las


rdenes que provinieran del Comando del Primer Cuerpo.

Por ejemplo, la orden de ponerse a disposicin del Comando de


Subzona Capital Federal para la constitucin de una Jefatura de rea.

Ahora bien, el Regimiento de Infantera I, Patricios, no era una


formacin del Primer Cuerpo de Ejrcito.

Tal como lo sealaron los imputados Lobaiza y Alespeiti en sus


indagatorias, dependa directamente del Comando en Jefe del Ejrcito.

Esta relacin de dependencia haca que para que efectivos del


Regimiento de Infantera I pudieran cumplir rdenes del 2do Comandante del
Primer Cuerpo de Ejrcito y, a su vez, Comandante de la Subzona Capital
Federal, deba existir antes una orden previa que as lo dispusiera.

Esa orden se formaliz a travs de la Orden Parcial 405/76, emitida por


el Comando General del Ejrcito e incorporada al juicio.

En efecto, en esa orden, en el punto 3.e, se dispone que el Regimiento


de Infantera I, Patricios, al igual que el Regimiento de Granaderos a Caballo,
que se encontraba en una situacin semejante, deban agregar un equipo de
combate a la Zona de Defensa 1, al solo efecto del cumplimiento de la
directiva 404, esto es, al efecto de la denominada lucha contra la subversin.

Pgina 1616 de 1891


La orden dispona, adems, que a fin de dar continuidad a la
conduccin, deba mantener agregada la jefatura de dicho equipo, aun
cuando pudiera variar el resto de los efectivos asignados.

Esta es la Orden que, desde el punto de vista reglamentario, habilita


formalmente a que, por disposicin del Comando de Subzona Capital Federal,
el Regimiento de Infantera I constituyera el rea II; y el Regimiento de
Granaderos a Caballo, constituyera el rea III.

Esta particular relacin de dependencia explica que, en esa Orden, se


haga referencia al Regimiento de Infantera 1 y al Regimiento de Granaderos a
Caballo, y no, por ejemplo, al Grupo de Artillera de Defensa Area 101 o al
Batalln Arsenales 101.

Estos ltimos, como vimos, tambin constituyeron jefaturas de rea,


pero, como ya mencionamos, eran formaciones del Primer Cuerpo y ya podan
recibir rdenes de ese Comando, por lo que no corresponda que el Comando
General emitiera una orden al respecto.

Como adelantamos, es en cumplimiento de esta orden que el entonces


jefe del Regimiento, el imputado Humberto Jos Romn Lobaiza, dispuso que
fuera su 2do. Jefe, en ese momento, Felipe Jorge Alespeiti, quien asumiera
la conduccin de ese equipo, y de tal modo, se hiciera cargo de la jefatura del
rea II de la Subzona Capital Federal.

El propio Lobaiza, como vimos, reconoci que el Jefe del rea II era el
2do Jefe del Regimiento que comandaba.

Pero adems, que el 2 Jefe del Regimiento asumiera la conduccin


directa y permanente de ese equipo surge tambin de otras declaraciones
incorporadas al debate.

En efecto, tanto Jorge Olivera Rvere, quien se desempe como


Comandante de la Subzona Capital Federal durante el ao 76, como Jos
Montes, quien ocup ese cargo durante el ao 77, sostuvieron que fue el

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Segundo Jefe del Regimiento de Infantera I quien asumi la Jefatura del rea
durante su comandancia.

El primero, lo hizo en las ltimas palabras que pronunciara durante el


juicio conocido como Jefes de rea; y el segundo durante su declaracin
indagatoria prestada ante la Cmara Federal en 1986.

Pero adems, a esa conclusin llega el informe confeccionado por el


Grupo de Trabajo del Archivo de las Fuerzas Armadas, al que ya nos
referimos.

Para ello tuvo en cuenta que, a travs del relevo realizado sobre el libro
histrico del Regimiento del ao 79, se encontr un asiento que dej
constancia de que, y cito textual:

El rea II del RI organiz un concurso literario. La ceremonia de


premios fue presidida por Cnl Saa, Tefilo y el Jefe del rea II Tcnl Roberto
Romeo Bin.

Para ese momento, Bin era el 2do jefe del Regimiento.

Por otra parte, el informe da cuenta que del relevamiento del legajo del
Tte. Hernn Vecchietti, quien prest servicios en el Regimiento de Patricios
desde diciembre de 1977, registra una sancin en septiembre de 1979
impuesta por el 2do Jefe del Regimiento por llegar tarde a una reunin
ordenada en el Comando de subzona Capital Federal.

Esto muestra el rol que ocupaba el 2do. Jefe del Regimiento en la


Jefatura del rea II, la relacin que tena con el comando de la subzona Capital
Federal y cmo deba ocuparse de que los efectivos que eran puestos a su
disposicin cumplieran con las instrucciones emitidas por ese comando.

Adems, tambin debe tomarse en consideracin, que tanto en la


sentencia dictada por el Tribunal que intervino en el juicio conocido como
Jefes de rea como por la sentencia que revis ese pronunciamiento,
dictada por la Sala IV de la Cmara Federal de Casacin Penal, se estableci
Pgina 1618 de 1891
que Alespeiti se desempe como jefe del rea II, cuando fue segundo jefe del
Regimiento de Patricios durante el ao 1976.

Y adems de lo expuesto, debemos recordar que en su primera


declaracin, Alespeiti reconoci haber sido Jefe del rea II.

Incluso djo que era el nico especficamente asignado, que como la


Zona I no le haba asignado tropas deba valerse de las del Regimiento; e
insinu cules habran sido sus funciones, que obviamente minimiz y tild de
secundarias, en comparacin con las que tena como 2 Jefe del Regimiento I
de Patricios.

Los posteriores dichos de Alespeiti en sentido contrario no alcanzan a


desvirtuar este cuadro probatorio conformado, como vimos, por mltiples
elementos de juicio.

4.2. El Rol del Jefe del Regimiento.

Pero que el 2do. Jefe del Regimiento haya sido quien ocup el cargo de
Jefe del rea II, de ningn modo significa, como sostiene el imputado Lobaiza,
que l, como Jefe del Regimiento, no haya sido tambin responsable de su
funcionamiento.

Como ya vimos, en su declaracin indagatoria, Lobaiza reconoci haber


dispuesto, tal como le fue ordenado, la agregacin de un equipo de combate
bajo dependencia del Comando Subzona Capital Federal para el
funcionamiento de la jefatura del rea II.

Sin perjuicio de ello, sostuvo, por un lado, que al estar ese personal
agregado a otro comando, l, a pesar de ser su jefe orgnico, no era
responsable por lo que hicieran mientras durara la agregacin.

Y, por otro lado, sostuvo que las rdenes que recibieron los efectivos a
su cargo durante la agregacin eran secretas, y l no tena ni la obligacin ni el
derecho de pedir informes sobre las misiones que cumplan bajo otro
comando.
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Los elementos de prueba producidos durante este debate, demuestran
que estas afirmaciones no slo no son ciertas, sino que son a todas luces
absurdas.

En primer lugar, como ya vimos, para que efectivos del Regimiento


pudieran recibir rdenes del Comando de la Subzona Capital Federal, era
necesaria una orden del Jefe del Regimiento que as lo dispusiera.

De esta manera, fue siempre una orden emitida por Lobaiza en su


carcter de Jefe del Regimiento de Infantera I lo que permiti que efectivos
de esa unidad, entre los que se encontraba su 2 Jefe Alespeiti, prestaran
funciones en la jefatura del rea II, bajo la dependencia del Comando de
Subzona Capital Federal.

Es decir, que la emisin de esas rdenes constituy un aporte


indispensable para el funcionamiento de la Jefatura de rea II, por lo que es
tambin responsable por las acciones llevadas adelante en cumplimiento de
esas funciones.

Lobaiza saba perfectamente cules eran las misiones que cumplan los
efectivos a su cargo y con qu objetivos se ejecutaban esas misiones.

De todos modos, lo cierto es que, en este debate, se ha acreditado que


las funciones desplegadas por Lobaiza no se limitaron a la emisin de una
orden que dispusiera la agregacin de efectivos del Regimiento al comando
de Zona I, y a travs de l, al Comando de Subzona Capital Federal.

Para el cumplimiento de la disposicin que le ordenaba agregar un


equipo de combate, formalizada a travs de la Orden de Operaciones 405/76,
Lobaiza mont toda una estructura dentro del Regimiento.

En primer lugar, recordemos, que la orden dispona que el Regimiento


deba agregar un equipo de combate, y especificaba que, a fin de dar
continuidad a la conduccin, deba mantener agregada la jefatura de dicho
equipo, aun cuando pudiera variar el resto de los efectivos asignados.

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Es decir, que la orden le daba la opcin de agregar un grupo fijo de
efectivos o ir rotando quienes fueran agregados.

Lobaiza opt por esta ltima posibilidad.

El propio imputado reconoci que el nico efectivo fijo de la jefatura


del rea II era el 2do Jefe y que el resto de los efectivos entre 100 y 120
hombres- eran puestos a disposicin de manera rotativa.

Es importante destacar que esta opcin es la que le permita tener un


mejor y mayor control sobre las acciones realizadas por sus efectivos.

Debemos recordar que, como ya hemos explicado, una agregacin de


personal se realiza, generalmente, por perodos cortos de tiempo, y la Unidad
a la que pertenece orgnicamente retiene la administracin del personal
segregado.

Esto significa que, por ejemplo, es el jefe orgnico quien le da al


efectivo su calificacin, razn por la cual debe ser informado sobre el
desempeo del efectivo agregado durante la agregacin.

Ya mostramos que as lo explic el Coronel Garca en su declaracin,


pero en igual sentido se expresaron los testigos Beret y Auel, tambin
militares retirados ofrecidos por las defensas de los imputados.

Por otra parte, tambin Tefilo Saa, sucesor de Lobaiza en el cargo de


Jefe del Regimiento de Infantera I, en una declaracin indagatoria
incorporada al debate, reconoci el deber de controlar al personal segregado.

En este sentido, luego de negar que hubiera cumplido con la misin


desagregar un equipo de combate al comando de Zona I y que efectivos a su
cargo hubieran incurrido en conductas como las denunciadas, dijo que, y cito
textual:

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lo contrario habra implicado mi firme oposicin y la iniciacin de
actuaciones y la aplicacin de las ms severas sanciones de mi parte hacia el
personal que hubiere incurrido en tales procederes,

Y agrega ms adelante: no me habra permitido jams deshonrar


dicho uniforme ordenando, permitiendo, tolerando y/o conociendo sin
actuar que

Patricios incurrieran en las prcticas que se mencionan en los


Legajos CONADEP

Pero esta facultad de mantener el control sobre el personal segregado,


inherente a cualquier jefe de Unidad, se vea intensificado en el particular
mtodo de agregacin diseado para dotar de efectivos al rea II.

Es que, como ha explicado el propio imputado Lobaiza, los efectivos


agregados rotaban diariamente, es decir que permanecan por un perodo muy
breve de tiempo a disposicin de otro comando.

Esto facilitaba el ejercicio del control por parte del Comando orgnico,
esto es, por parte del propio Lobaiza.

Adems, hay que tener en cuenta que la agregacin se cumpla dentro


del propio Regimiento; que el jefe inmediato del personal segregado era el
2do. Jefe del Regimiento; y que el comandante al que respondan durante la
agregacin cumpla funciones, SRES. JUECES, en el mismo predio.

Recordemos que el 2do.Comandante del 1er Cuerpo, que era a su vez


comandante de la Subzona Capital Federal, cumpla funciones en los cuarteles
de Palermo, donde se asienta el Regimiento de Patricios.

Pero, seores jueces, la rotacin diaria del personal agregado no fue la


nica medida adoptada por el Jefe del Regimiento de Infantera I para
optimizar el control sobre los efectivos a su cargo.

Veamos.
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Para el momento de los hechos, el Regimiento tena en su estructura,
cinco compaas de infantera, una compaa de comando, una compaa de
servicios y la banda militar.

Para cumplir con las tareas que le haban sido encomendadas, el Jefe del
Regimiento podra haber dispuesto integrar el Equipo de Combate, de manera
rotativa, con alguna de las cinco compaas de infantera que tena en su
estructura orgnica.

Era el modo ms sencillo.

Pero no fue este el camino elegido por Lobaiza y quienes lo sucedieron


en su cargo.

A esta conclusin lleg el informe confeccionado por el Grupo de


Trabajo sobre los Archivos de las Fuerzas Armadas, a partir del anlisis de los
legajos del personal que revist en la Unidad en aquellos aos.

En efecto, all se concluye que los Equipos de Combate no fueron


conformados por la totalidad de ninguna de las siete compaas que existan
dentro del Regimiento.

Lo que el informe observa, por el contrario, es la relevancia que


tuvieron los oficiales de operaciones e inteligencia en las acciones
contrasubversivas.

Esto se verifica en que muchos de los suboficiales que tienen registros


en sus legajos de haber participado en acciones de lucha contra la subversin
adems de revistar en las distintas compaas, formaban parte del Grupo
Inteligencia - liderado por el S2 del Regimiento- o del Grupo Operaciones
liderado por el S3-.

En el informe se ejemplifica esta estructura a travs del legajo del


Sargento Justo Eduardo Sosa.

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De acuerdo a sus fojas de calificacin, durante los aos 76 y 77
revistaba en la Compaa Comando Grupo Inteligencia.

Es por esta doble dependencia que en las fojas de calificacin recibi


tanto la firma de su Jefe de la Compaa Comando como del S2 de la Unidad,
por parte de quien, adems, registra una sancin.

La relevancia de la intervencin de quienes se desempearon como S2


del Regimiento en la estructura montada para el funcionamiento de la jefatura
del rea II es ilustrada en el informe a travs de una constancia agregada al
legajo de quien fuera S2 durante 1976, el Capitn Ramn Manuel Vega.

De all surge que en el legajo se encuentra agregada una ficha de


atencin del Hospital Militar Central, donde se hace la siguiente referencia:

"A principios del ao 76 es destinado nuevamente al RI 1 Patricios y


designado como oficial de inteligencia del regimiento y posteriormente como
oficial de inteligencia del rea II de la Subzona Capital Federal;
participando en forma activa y permanente de las operaciones especiales
contrasubversivas".

Por otra parte, se hace referencia a un reclamo de diciembre de ese ao


donde afirma:

A comienzos del ao militar 1975 (Octubre), fue destinado a la


unidad, siendo designado oficial de inteligencia y con la misin de organizar
y conducir las tareas y funciones propias a dicha misin.

() a pocos das de iniciar el ejercicio a cargo para el que haba sido


designado, se crea la denominada rea II bajo responsabilidad de la
unidad, cubriendo el suscripto en forma inmediata las funciones de S-2 de
la misma.

All describe las tareas realizadas de la siguiente manera:

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a-Organiz y estructur el sistema de Inteligencia y contra
inteligencia interno de la unidad;

b-Como S 2 del rea II realiz visitas y evaluaciones de inteligencia de


todas las empresas lderes de la zona asignada, las que fueron aprobadas en
su totalidad y elevadas;

c-Particip, por su experiencia previa, en la instruccin de los cuadros


de la unidad acerca de los aspectos referidos a la guerra contra la
subversin;

d-Planific y condujo personalmente operaciones especiales, las que


se tradujeron en xitos considerables;

e-Ejecut en forma casi permanente un sinnmero de acciones,


relacionadas con la guerra antisubversiva, en forma conjunta, al comando
de las mismas y en muchas oportunidades, en forma totalmente aislada;

f-Se desempe como oficial interrogador del rea II, aun sin ningn
tipo de experiencia previa, logrando xitos resonantes en la mayora de los
casos;

g-Realiz todo tipo de tareas, aun conduciendo operaciones en forma


conjunta con otras FFAA.

El informe tambin da cuenta de la intervencin en la estructura del rea


II, de quines se desempearon como S3 de la Unidad.

En efecto, de acuerdo al relevo de documentacin realizado por el


Grupo de Trabajo se pudo determinar que entre 1976 y 1978, ese cargo fue
ocupado por el Capitn Juan Carlos Correa quien, recordemos, fue uno de los
tres oficiales del Regimiento distinguido por la Armada por haber colaborado,
en esa poca, con el Grupo de Tareas 3.3 que operaba desde la Escuela de
Mecnica de la Armada.

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Esto demuestra que la contribucin realizada por el Jefe del Regimiento
de Infantera I de Patricios, lejos de constituir la mera agregacin de una de las
compaas de la Unidad, como pretende plantear el imputado Lobaiza, implic
el montaje de toda una estructura que permiti que el personal mejor
capacitado fuera puesto al servicio del funcionamiento de la jefatura del rea
II.

Personal que, como vimos, integraba su propio Estado Mayor.

Pero adems de la estructura ya mencionada, del informe surgen


elementos que confirman el funcionamiento de un Centro de Operaciones
Tcticas dentro del Regimiento, conformado con personal del Regimiento.
Recordemos que ya habamos mostrado que tanto en la Orden de la Operacin
Guardamuebles como del Legajo 790 de la Cmara Federal que daba cuenta
de la entrega de dos nios luego de un procedimiento con intervencin del
rea II, surgan elementos que indicaban la existencia de un COT en el mbito
del Regimiento de Infantera I.

Como ya hemos explicado, siempre que una Unidad de Combate, como


el Regimiento de Patricios, entra en operaciones constituye un COT a fin de
coordinar el planeamiento, ejecucin y supervisin de las operaciones.
Explicamos tambin que en la estructura montada para desarrollar la llamada
lucha antisubversiva estos centros fueron formados a nivel de Zona,
Subzona y rea, que estaban en comunicacin permanente entre ellos y que
cumplieron un rol central en la coordinacin de las operaciones militares.

Del relevamiento realizado en el informe, se encontraron en dos legajos


referencias al COT R1, esto es Centro de Operaciones Tcticas del
Regimiento 1.

All se da cuenta de dos sanciones registradas en los legajos del


Teniente 1 Carlos Francisco Mende y del Sargento Eduardo Antonio
Escobares.

Respecto del primero la sancin fue impuesta en mayo de 1978 por, y


cito textual:

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"Desempendose como Jefe del COT RI, modificar el recorrido y
misin de una patrulla sin autorizacin y causa justificada".

La sancin figura impuesta por el Jefe del Regimiento.

El segundo registra una sancin impuesta por el oficial de operaciones


en octubre de 1977 por, y cito una vez ms textual:

"Desempendose como Suboficial de turno COT RI no operar los


medios de comunicaciones de acuerdo a ordenes existentes".

Esto demuestra sin lugar a dudas la formacin de un Centro de


Operaciones Tcticas en el mbito del Regimiento de Infantera I de Patricios.

La existencia de esta compleja estructura en el mbito del Regimiento a


cargo de Lobaiza, a fin de cumplir la orden de agregar un equipo de combate
para el desarrollo de la lucha contra la subversin, termina de derribar la
versin de los hechos que pretende instalar el imputado.

Sres. Jueces, repasemos el panorama que describe el cuadro probatorio


que acabamos de detallar:

* El 2do jefe del regimiento desempendose como jefe del rea II;

* el S2 cumpliendo funciones de inteligencia para el rea II;

* el S3 y otros oficiales del Regimiento condecorados por la armada por


colaborar con el Grupo de Tareas de la ESMA;

* un Centro de Operaciones Tcticas funcionando en el mbito del


Regimiento;

* y efectivos sancionados por realizar allanamientos sin autorizacin o


por llegar tarde a reuniones en el Comando de Subzona, siendo una de las
sanciones impuesta por el propio Jefe del Regimiento.

Pgina 1627 de 1891


Aceptar la versin que propone el imputado implica admitir que toda la
estructura del Regimiento estaba, en aquella poca, cumpliendo funciones
vinculadas con la lucha antisubversiva menos su Jefe, que segua, en una cajita
de cristal, cumpliendo nicamente las funciones orgnicas de la Unidad a su
cargo.

Seores jueces, esto es a todas luces absurdo.

De acuerdo al relato del imputado, toda esta estructura se haba


montado en el Regimiento a su cargo, y l desconoca qu funciones
cumplan.

l no saba qu haca el 2do Jefe del Regimiento, l no saba qu haca


el S2 del Regimiento, l no saba qu haca el S3 del Regimiento.

Seores jueces, esto es imposible.

De ser as se tratara de un ejercicio muy deficiente de sus funciones, lo


que sin lugar a dudas se vera reflejado en las calificaciones obtenidas en ese
perodo.

Pero no, en los dos aos que se desempe como Jefe del Regimiento I,
Lobaiza recibi las mximas calificaciones por parte de sus superiores.

Pero adems contamos con dos elementos concretos que demuestran


que Lobaiza estaba perfectamente al tanto de las funciones que cumplan los
efectivos a su cargo.

Por un lado, ya nos referimos a la nota remitida por el Jefe del rea V
destacando el desempeo del personal del Regimiento de Infantera I en un
operativo de seguridad, agregada al Libro Histrico del Regimiento.

La nota est fechada el 22 de septiembre de 1977 y da cuenta de un


operativo del 15 de ese mes y ao, cuando Lobaiza an era Jefe del
Regimiento.

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Esto no slo muestra que Lobaiza saba, sino tambin que el desempeo
de sus efectivos en tareas vinculadas con el funcionamiento de las jefaturas de
rea era informacin relevante para l, por eso el Jefe del rea V le hizo llegar
esa consideracin.

Pero adems, ya hemos visto que el Capitn Frontera, uno de los


oficiales del Regimiento de Infantera I condecorado por la Armada, sostuvo
en un reclamo de noviembre de 1976 haber sido felicitado por el Jefe y el 2
Jefe del Regimiento, esto es por los imputados Lobaiza y Alespeiti, por su
intervencin en los operativos abiertos y encubiertos realizados una vez
formada el rea II.

Una vez ms, esto muestra que Lobaiza conoca, como no poda ser de
otra forma, las tareas desempeadas por los efectivos a su cargo cuando
cumplan funciones como jefatura del rea II, y adems, que el cumplimiento
de sus obligaciones le exiga que conociera cmo se haban desempeado esos
efectivos en el cumplimiento de esas tareas.

Adems, no podemos dejar de mencionar que el informe del Grupo de


Trabajo sobre los Archivos de las Fuerzas Armadas da cuenta de que de la
Junta Superior de Calificacin de Oficiales de 1980 surge que Lobaiza, y cito
textual:

() Ha combatido exitosamente en la lucha contra la subversin.


Segn creemos, esto termina de derribar la versin del imputado.

Sres. Jueces: Lobaiza mereci esa singular mencin porque fue quien
tena el poder de decisin ltimo sobre el rea II y su manejo mediato, cuya
ejecucin l decidi delegar en su inferior ms prximo que, a su vez, tuvo el
control mediato del grupo rotativo que se coloc a su cargo.

Recordemos que se haba dispuesto que el Regimiento I de Patricios


constituyera una Jefatura de rea.

Y que la Orden Parcial de Operaciones antes citada permita, a criterio


del Comandante del Regimiento, rotar el grupo de efectivos, pero

Pgina 1629 de 1891


disponaque su jefe deba ser fijo, para facilitar el mantenimiento de la
conduccin.

A diferencia de otros supuestos similares en que s se determinaba,


la orden no estableca quin deba a ocupar ese lugar, decisin que qued
tambin a criterio del Jefe del Regimiento, pues el Regimiento constitua el
rea.

Lobaiza pudo decidir ejercer l directa y permanentemente la


conduccin de ese grupo rotativo especial.

O que la conduccin permanente quedara a cargo de cualquiera de los


jefes de Operaciones, Inteligencia o Logstica que conformaban su Estado
Mayor y que, como demostramos, tuvieron tambin un rol destacado en la
llamada LCS.

Lobaiza decidi que la funcin permanente fuera llevada a cabo por


Alespeiti, que era el Jefe de ese Estado Mayor y 2 Comandante del
Regimiento, es decir, su inferior inmediato y quien tena la capacidad de
reemplazarlo.

De esa forma decidi ceder la ejecucin directa y, desde su posicin


jerrquica superior, control por intermedio de Alespeiti la totalidad de ese
espacio del aparato de poder.

Seores Jueces, en definitiva, la prueba producida en este debate,


demuestra que el imputado Lobaiza, en su carcter de Jefe del Regimiento I de
Patricios,

* dispuso agregar al comando de subzona Capital Federal un equipo de


combate para la integracin del rea II;

* que, a fin de controlar del mejor modo posible el desempeo de sus


efectivos, mont una compleja una estructura dentro de la Unidad a su cargo
que le permiti tener un conocimiento acabado de las tareas que llevaron a
cabo esos efectivos;
Pgina 1630 de 1891
* y que, para que el control fuera ms efectivo, Lobaiza dispuso que su
segundo, Alespeiti, fuera el encargado de conducir permanentemente el grupo
rotativo destinado a efectivizar las tareas de Jefatura de rea.

De esta forma, Lobaiza y Alespeiti controlaron el territorio asignado.

5. Atribucin de las Privaciones Ilegtimas de la libertad.

5. a. Lobaiza. Casos Magnet Ferrero, Iruretagoyena y Luppi Mazzone.

Sres. Jueces: Humberto Jos Roman Lobaiza se encuentra imputado en


este debate por su participacin en los secuestros y desapariciones de Mara
Cecilia Magnet Ferrero, Mara Claudia Garca Iruretagoyena de Gelman y
Mary Norma Luppi Mazzone.

Ya hemos mostrados las funciones desempeadas por la Jefatura del


rea II de la Subzona Capital Federal, y el modo en que esas funciones
contribuan a la realizacin de los operativos dentro de la jurisdiccin a su
cargo.

Ya hemos visto, adems, cules fueron los aportes que Lobaiza realiz,
en su carcter de Jefe del Regimiento de Infantera I, para el funcionamiento
de la Jefatura del rea II.

Hemos demostrado cules eran los lmites del territorio asignado a esa
jefatura.

Asimismo, al referirnos a los hechos que afectaron a Magnet Ferrero,


Iruretagoyena de Gelman y Luppi Mazzone, hemos mostrado cmo ha
quedado acreditado que sus secuestros ocurrieron dentro de ese territorio y
cuando Lobaiza se desempeaba como Jefe del Regimiento de Patricios.

Todas estas circunstancias nos permiten concluir que Humberto Jos


Romn Lobaiza ha contribuido a la realizacin de los secuestros y
desapariciones de Mara Cecilia Magnet Ferrero, Mara Claudia Garca
Iruretagoyena de Gelman y Mary Norma Luppi Mazzone, y, por ello, es
Pgina 1631 de 1891
coautor mediato penalmente responsable de sus privaciones ilegales de la
libertad doblemente agravadas.

5.b. Alespeiti. Caso Magnet Ferrero. Absolucin Iruretagoyena.

Felipe Jorge Alespeiti se encuentra imputado en este juicio por los


hechos que damnificaron a Mara Cecilia Magnet Ferrero y a Mara Claudia
Garca Iruretagoyena de Gelman.

Como ya mencionamos, en este debate se acreditaron las funciones que


desempe la Jefatura del rea II de la Subzona Capital Federal y los lmites

del territorio a su cargo.

Como vimos tambin se acredit que el imputado Alespeiti fue Jefe de


esa rea, desde su creacin y, al menos, hasta el 23 de agosto de 1976.

Estas circunstancias nos permiten afirmar que Felipe Jorge Alespeiti ha


contribuido a la realizacin del secuestro y desaparicin de Mara Cecilia
Magnet Ferrero, y es, por lo tanto, coautor mediato penalmente responsable de
su privacin ilegal de la libertad doblemente agravada.

En cuanto al secuestro y desaparicin de Mara Claudia Iruretagoyena


de Gelman, entendemos que la prueba producida en el debate no ha permitido
alcanzar el grado de certeza necesario para dar por acreditada la intervencin

de Alespeiti en l.

Como ya expusimos al tratar esos hechos, Mara Claudia Garca fue


secuestrada dentro del territorio asignado a la jefatura del rea II el 24 de
agosto de 1976.

De acuerdo a las constancias de su legajo del Ejrcito, Alespeiti fue


sancionado con 5 das de arresto el 23 de agosto de 1976, y, de acuerdo al
Libro Histrico del Regimiento I, fue dado de baja de all el 24 de ese mes y
ao.
Pgina 1632 de 1891
Por otra parte, de acuerdo a su legajo, poco tiempo despus, el 22 de
septiembre, fue trasladado al Estado Mayor del Ejrcito.

Asimismo, el testigo experto Marcelo Gustavo Beret explic que, de


acuerdo a la reglamentacin vigente en aquella poca, cuando un oficial era
sancionado con arresto, durante el perodo de la sancin, perda su capacidad
de mando, y es por esta razn que, habitualmente, esas sanciones se cumplan
en el domicilio.

En definitiva, ya sea que el imputado se encontrara an cumpliendo


funciones en el Regimiento pero sancionado; o ya se hubiera producido su
baja, lo cierto es que cualquiera de las dos circunstancias, siembran una duda
razonable respecto de si, el 24 de agosto de 1976, Alespeiti se encontraba
cumpliendo funciones como Jefe del rea II, y, por lo tanto, contribuy de
alguna forma a la ejecucin del secuestro de Mara Claudia Garca.

Ante esta situacin corresponde solicitar su absolucin por este hecho.

Es necesario destacar, por otra parte, que a idntica conclusin lleg la


Sala IV de la Cmara Federal de Casacin Penal en la sentencia dictada en la
causa conocida como Jefes de rea, en cuanto a la imputacin formulada
contra Alespeiti respecto de los hechos que damnificaron a Marcelo Gelman,
quien, recordemos, fue secuestrado junto a Mara Claudia Garca
Iruretagoyena.

6. Participacin en la asociacin ilcita.

Seores jueces, tanto Humberto Jos Romn Lobaiza como Felipe Jorge
Alespeiti, se encuentran imputados en este debate, adems, por haber
integrado la asociacin ilcita Cndor.

Ambos han negado esta imputacin y afirmado desconocer su


existencia, al menos al momento de los hechos.

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La prueba producida durante este debate ha demostrado, por el
contrario, que ambos han contribuido al funcionamiento de la asociacin
ilcita Cndor y, en virtud de ello, la han integrado.

Ya hemos explicado cmo el diseo de la estructura represiva montada


para desarrollar la llamada lucha contra la subversin, exiga que los
Comandos y Jefaturas territoriales, al menos hasta nivel de rea y Subrea
inclusive, tuvieran conocimiento y participaran de las redes de coordinacin
represiva montadas entre los pases de la regin en el marco de Cndor.

De este modo, los aportes adicionales que, de acuerdo a lo ya expuesto,


realizaron Lobaiza y Alespeiti para el funcionamiento de la jefatura del rea

II, contribuyeron al funcionamiento de Cndor.

Ya nos hemos referido a la responsabilidad de Lobaiza sobre los


secuestros de Mara Cecilia Magnet Ferrero, Mara Claudia Garca y Mary
Norma Luppi Mazzone, y a la Alespeiti sobre el primero de ellos.

Conforme ya lo expusimos, estos hechos fueron ejecutados en el marco


de la asociacin ilcita Cndor, y las contribuciones que realizaron a ellos es
una prueba, adicional tambin, que demuestra que conocieron y contribuyeron
en el funcionamiento de esa asociacin.

Por otra parte, es necesario tener en cuenta que el accionar de Cndor


fue particularmente intenso en la Ciudad de Buenos Aires.

En este sentido, slo basta recordar la secuencia de secuestros de


exiliados polticos uruguayos ocurridos durante 1976 a los que ya nos
referimos largamente.

Muchos de esos secuestros ocurrieron dentro de la ciudad de Buenos


Aires, cuando tanto Lobaiza y Alespeiti se desempeaban en el Regimiento de
Infantera I y este era sede del rea de Defensa II., y fueron todos ellos
ejecutados en coordinacin por fuerzas argentinas y uruguayas.

Pgina 1634 de 1891


Como ya explicamos de manera suficiente, no es posible que los
imputados desconocieran que fuerzas uruguayas estaban operando dentro del
territorio a su cargo.

Las jefaturas de rea tenan el control inmediato del territorio, lo que


haca que, al menos, se ocuparan de garantizar el rea liberada y,
eventualmente, cooperaran activamente de otra manera adicional en la
ejecucin del operativo.

En este sentido, debe recordarse que ha quedado acreditado que dentro


del territorio asignado al Regimiento de Infantera I en tanto sede del rea II, y
cuando Lobaiza y Alespeiti se desempeaban como Jefe y 2do. Jefe, fue
secuestrada Mara Mnica Solio Platero, hecho que forma parte de esa
secuencia de secuestros y que, como ya mostramos, fue ejecutado en el marco
de Cndor.

Como en otros casos, lmites procesales nos impiden formular


acusacin contra Lobaiza y Alespeiti por ese hecho, pero, no hay duda de que
constituye una prueba ms de la intervencin de los imputados en la
asociacin ilcita.

Por otra parte, ya hemos hecho referencia al memorndum enviado por


Arancibia Clavel a la direccin de la DINA identificado como 201X, fechado
20 de julio de 1978, que da cuenta de que el Coronel Saa, comandante del
Regimiento de Infantera I de Patricios, particip de una reunin Cndor
celebrada en Buenos Aires.

Recordemos, una vez ms, que Saa fue el sucesor de Lobaiza en la


jefatura del Regimiento de Infantera n I Patricios.

Esto demuestra lo inverosmil que resulta la versin de Lobaiza, segn


la cual, l desconoca la existencia de Cndor.

En efecto, resultara extrao que mientras l ni siquiera saba de su


existencia, slo algunos meses despus, su sucesor inmediato en el cargo,
participaba de las reuniones de la operacin.

Pgina 1635 de 1891


Lo mismo debe decirse respecto de Alespeiti, pues era el que de manera
permanente haba sido colocado a cargo de un grupo rotativo especfico que,
para cumplir sus tareas, deba conocer el marco de coordinacin provisto por
la asociacin ilcita regional.

En este punto nos remitimos a lo analizado en profundidad al momento


de describir las conductas que demostraron se realizaron como aportes a la
asociacin ilcita; y que sintetizamos al referirnos a otros imputados.

Y en este sentido, otro elemento que ilustra el tipo de aportes que el


Regimiento de Infantera I realizaba al funcionamiento de Cndor, es la
Operacin Guardamuebles, a la que ya varias veces nos hemos referido.

Como vimos, esta operacin, realizada por orden del entonces Jefe del
Regimiento de Infantera I de Patricios, en tanto sede del rea II, fue el punta

pie inicial de una serie de secuestros vinculados con la llamada


contraofensiva montonera.

Algunos de esos secuestros ocurrieron fuera de nuestro pas; o dentro de


nuestro pas pero en zonas limtrofes y en coordinacin con fuerzas
extranjeras.

Como ya vimos, as ocurri con los secuestros de Mnica Pinus y


Horacio Domingo Campiglia, quienes fueron aprehendidos en Ro de Janeiro,
y trasladados clandestinamente a nuestro pas, en coordinacin con las fuerzas
represivas brasileas. r

De este modo vemos cmo la jefatura del rea II, a travs del aporte de
parte de la inteligencia necesaria para su ejecucin, contribuy a la realizacin
de un operativo fuera de nuestro pas en coordinacin regional con fuerzas
extranjeras en el marco de Cndor.

Por todo lo expuesto, tanto Humberto Jos Romn Lobaiza como Felipe
Jorge Alespeiti son autores del delito de asociacin ilcita.

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Bernardo Jos Menndez.

Continuando con los responsables de las diferentes reas de la Subzona


de defensa Capital Federal, nos referiremos ahora al imputado Bernardo
Jos Menndez, quien desde la jefatura del GADA 101 se desempe como
jefe del rea V.

Nacido en 1932, surge de su legajo personal que ingres al Colegio


Militar en el ao 1949 y egres dos aos despus.

Se especializ en el arma de artillera y ya desde la dcada del 60, sus


calificaciones demuestran un alto empeo en la misin impuesta.

As, en la calificacin impuesta para el perodo 1961-1962, sus


calificadores destacan su capacidad intelectual, iniciativa y cito- grandes
deseos de satisfacer la exigencia impuesta.

Realiz diversos cursos de especializacin, entre los que podemos


destacar el Curso Bsico de Comando en el ao 1969, los cursos de Auxiliares
de Estado mayor y de Comando y Estados Mayores en el ao 1970, todos en
la Escuela Superior de Guerra.

En el ao 1974, fue designado profesor en esa misma escuela, para la


materia Historia Militar en el Curso Bsico de Comando.

Al final de ese ao, ascendi al rango de Teniente Coronel.

Dentro de los destinos y cargos en que se desempe, es de destacar que


en el mes de diciembre de 1975, ya en el preludio del golpe, Bernardo Jos

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Menndez fue destinado a cumplir funciones en el Departamento I de Poltica
Militar Interior de la Secretara del Estado Mayor General de Ejrcito.

En este cargo, fue calificado como sobresaliente por el Jefe de la Plana


Mayor del Comando General del Ejrcito.

El 26 de noviembre de 1976 pas a cumplir funciones, como Jefe, al


Regimiento Grupo de Artillera de Defensa Area (GADA) 101 ubicado en
Ciudadela, destino en el que haba cumplido funciones entre 1971 y 1973, en
cargos inferiores.

Menndez permaneci en la Jefatura del GADA hasta el 26 de enero de


1979.

Si bien las calificaciones anuales correspondientes a este perodo no


contienen gran cantidad de informacin, revelan el empeo puesto por el
imputado en la labor desarrollada.

Esto se refleja, por ejemplo, en las calificaciones.

En 1977 fue calificado como el ms sobresaliente de su grado por el


Cnel. Flix Camblor, responsable del Comando de Artillera 101; y en 1978
como uno de los pocos sobresalientes en su grado por Carlos Guillermo
Suarez Mason, comandante del Primer Cuerpo del Ejrcito y responsable de la
Zona de Defensa I.

Adems, al pie de la primera hoja de cada una de ellas, en donde


regularmente se inscriben las licencias mayores a 48 hs. gozadas durante el
perodo que se califica, vemos la anotacin que indica que Menndez no ha
tenido licencias de ningn tipo.

Con esto, y en contraposicin con lo que surge de otros perodos en


donde ha gozado regularmente de las licencias, podemos deducir que la labor
desarrollada por el imputado como jefe del GADA 101 y jefe del rea V de la
Capital Federal signific una actividad de tiempo completo y compromiso
total, que ni siquiera le permiti gozar de las licencias anuales reglamentarias.
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Luego de la experiencia acumulada en este destino, Menndez ascendi
al grado de Coronel y en el mes de febrero de 1979 pas a cumplir funciones
como oficial del Estado Mayor en el II Cuerpo del Ejrcito, puntualmente en
el Departamento III -Operaciones-.

Recordemos que el II Cuerpo del Ejrcito tena a su cargo la jefatura de


la Zona de Defensa 2 y que su segundo comandante y jefe del estado mayor
era el mximo responsable de la represin en la Sub-Zona 21, con jurisdiccin
en la provincia de Santa Fe.

Naturalmente, en ese ao fue calificado por el Comandante del II


Cuerpo del Ejrcito, Luciano Adolfo Juregui, quien lo seal como el ms
sobresaliente para su grado.

En 1982 fue Subsecretario del Ministerio del Interior del gobierno


militar y luego de ello pas a retiro voluntario.

Postura del imputado. Indagatorias.

Durante este proceso, Menndez se neg a declarar en las diversas


instancias, presentando un escrito de descargo que fue agregado a fs.
8088/8089.

En este escrito, entre otras cosas cuestion la imputacin formulada


respecto de su participacin en la Asociacin Ilcita Operacin Cndor, por
cuanto entendi que deba de describirse con mayor detalle cul habra sido el
aporte concreto realizado.

Argumenta esta postura partiendo de la base de que su intencin para


formar parte del acuerdo se habra materializado con su nombramiento formal
como jefe del Grupo de Artillera de Defensa Area 101.

Sin embargo, sostiene que esta circunstancia no sera equiparable con


un acto voluntario delictivo.

Pgina 1639 de 1891


Tambin y por las razones que esgrimi, de las que luego daremos
cuenta, neg su participacin en la privacin ilegal de la libertad de Carreo
Araya.

Veremos a continuacin que, de la prueba producida durante el debate,


se encuentra acreditado que las funciones que desempe Menndez en su
carcter de Jefe del rea V, estuvieron ligadas a la represin ilegal
desarrollada por la ltima dictadura militar.

Y como ya explicamos, que fue a travs del desempeo de esas


funciones que contribuy a la privacin ilegal de la libertad que se le imputa;
y particularmente de las adicionales que ya describimos, que contribuy al
sostenimiento y operatividad de la asociacin ilcita Cndor, de la que tom
parte.

Sres. Jueces: estos puntos ya fueron abordados reiteradamente en este


alegato;

* al describir en detalle la estructura represiva;

* al profundizar sobre los criterios dogmticos por los cuales atribuimos


responsabilidad a los acusados de este juicio por el delito de Asociacin
Ilcita;

* al sintetizar las conductas y fundar dogmticamente los criterios de


participacin criminal respecto del segundo eje del juicio;

*y al abordar la situacin de los dems imputados.

Es por eso que, en honor a la brevedad, nuevamente me remito a todo lo


expuesto.

Lo que ahora haremos, intento en lo posible no reiterar lo expuesto, es


centrarnos en la situacin de Menndez.

Jefe del rea V.


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En primer lugar, corresponde determinar si efectivamente durante el
perodo consignado Bernardo Jos Menndez se desempe como jefe del
rea V de la Sub-zona Capital Federal, pues es a partir de las actividades
desarrolladas en esa funcin que se le imputa la integracin en la asociacin
ilcita y haber contribuido a la privacin ilegtima de la libertad de Carreo
Araya.

Adelantamos que este no es un punto debatido en el juicio.

Esto es as porque si bien en el escrito en el que efectu su descargo


Menndez se ocupa de descalificar las responsabilidades que por entonces se
le endilgaron, no niega el cargo y rol que se le atribuye.

Por el contrario, Menndez afirma expresamente haber


desempeado tal rol, jefe del rea V, como jefe del Grupo de Artillera
Area (GADA) 101.

Esto adems coincide con diversas pruebas incorporadas al juicio.

En principio, con las investigaciones desarrolladas y publicadas bajo los


ttulos Sobre reas y Tumbas de Federico y Jorge Mittelbach; y Memoria
Debida de Jos Luis DAndrea Mohr, en donde se indica que la jefatura del
rea V se encontraba en el GADA 101, ubicado en la localidad bonaerense de
Ciudadela.

Adems, este rol cumplido por Menndez ya fue materia de decisin


judicial en el marco del juicio correspondiente a la causa, varias veces citada,
denominada jefes de rea, en donde se acredit tanto su responsabilidad
sobre el territorio como la intervencin concreta de personal a su cargo en
operativos determinados.

Jurisdiccin.

En cuanto a la delimitacin geogrfica del territorio a su cargo, en


aquella causa la CFCP determin que, a pesar de no contar con todos los
lmites precisos de las reas en las que estaba dividida la Capital Federal, es
Pgina 1641 de 1891
posible identificar certeramente al menos parte de la superficie que estaba bajo
la jurisdiccin de las reas II y V.

Por consiguiente, concluy que los hechos ejecutados dentro de esas


superficies deban ser atribuidos a los jefes de reas.

En virtud de la interpretacin conjunta:

* de las publicaciones Sobre reas y Tumbas y Memoria Debida;

* del decreto del PEN 428/76 dictado el 3 de febrero de 1976 que


estableci las circunscripciones de las comisaras;

* y de las declaraciones de comisarios y subcomisarios que hicieron


referencias puntuales sobre la relacin entre las comisaras y las reas,

*** la Casacin determin que la jurisdiccin de las reas se


encuentra vinculada a la delimitacin de las circunscripciones de las
comisaras.

Por eso y en lo que aqu interesa, la sentencia sostuvo que conforme el


decreto 428/76, el rea V coincide en lo substancial con la Zona V de la
Superintendencia de Seguridad Metropolitana de la Polica Federal, y se
integraba por la circunscripcin de las Comisaras 10, 12, 34, 36, 38, 40, 42 y
48.

Los mismos elementos en que se bas la CFCP fueron incorporados a


este juicio; y nos permiten arribar a idntica conclusin:

* Que Menndez fue jefe del rea V de la Subzona Capital Federal y


que, en el ejercicio de tal funcin, realiz las actividades que ya explicamos
llevaron a cabo los Jefes Territoriales de ese nivel para contribuir a la
denominada LCS.

Esto es: tareas de control poblacional que, entre otras actividades


incluy las de seguridad general como patrullajes abiertos y encubiertos,
Pgina 1642 de 1891
cerrojos, identificacin de personas, control de vehculos y de documentacin,
tareas de inteligencia en el territorio y tareas de seguridad en puntos
especficos, entre ellos, los CCD.

Tambin aquellas actividades inherentes a la planificacin de


operativos concretos a realizar por las reas dentro de su propia jurisdiccin
y la disposicin del personal interviniente; libramiento o pedido de
libramiento de rdenes de captura; y la articulacin de las actividades con las
fuerzas de seguridad de la jurisdiccin.

Asimismo, como apoyo de otras Jefaturas, tambin corresponde a los


jefes de rea las tareas de liberacin del rea, la asignacin de personal para
la realizacin de procedimientos especficos a pedido de otras jefaturas, el
intercambio de informacin con otras unidades dentro de la estructura
represiva y la prestacin del auxilio que fuera necesario antes, durante o con
posterioridad a los operativos realizados.

Participacin directa del GADA 101.

Pero adems, en este juicio se incorpor prueba adicional que permite


ilustrar concretamente sobre las diversas actividades que Menndez realizaba
desde su rol como Jefe del rea V.

Slo mencionaremos algunas, en atencin a su incidencia para resolver


su situacin procesal en este debate y que demuestran la intervencin directa
del GADA 101 en operativos concretos.

Nos referimos, por ejemplo, al libro histrico de la unidad


correspondiente al ao 1976, en donde, con fecha 29 de septiembre, consta la
realizacin de una operacin contra la delincuencia subversiva, que
textualmente cito:

El GADA 101 realiz, en cumplimiento de una orden impartida por el


Comando de la Subzona CF, una operacin contra la delincuencia
subversiva en una casa sita en la calle Corro 105, lugar donde se encontraba
reunida la Secretara Poltica Nacional de la OPM Montoneros.

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Se detalla que, adems del personal del GADA, intervino personal de la
Polica Federal y de la Gendarmera Nacional, especificando que los
miembros de la PFA eran integrantes de la V Zona de Seguridad
Metropolitana.

Este dato resulta por dems significativo por cuanto, como recin
mencionamos, el rea V de la subzona Capital Federal, coincida con la
jurisdiccin de la Zona V de Seguridad Metropolitana de la Polica Federal.

El documento muestra, as, un operativo conjunto en el que participa


personal de ambas estructuras, demostrando la coordinacin existente
entre ellas.

Control Poblacional.

Este operativo tambin fue relevado por el Grupo de Trabajo sobre


Archivos de las Fuerzas Armadas del Ministerio de Defensa de la Nacin; y se
plasm en el informe sobre el Primer Cuerpo del Ejrcito- Subzona Capital
Federal, tambin incorporado al juicio.

Segn vemos en este informe, tanto los operativos como la actividad de


patrullaje, actividad propia de las jefaturas de rea, eran habituales para el
Grupo de Artillera de Defensa Area 101.

En ese informe, a travs del relevamiento de algunas sanciones


impuestas al personal, queda evidenciada la realizacin de estas tareas.

Entre ellas, destacamos aquella impuesta al Cabo Hctor Pintos por


"Salir a patrullar por la Ciudad de Bs As con dos soldados armados sin
autorizacin()"; y otra impuesta al Cabo 1 Pascual Malaza, por
presentarse en estado de ebriedad a realizar un operativo.

Otro elemento que prueba que la jefatura del rea V se encontraba en el


GADA 101 y el tipo de tareas que desarrollaba, es el documento remitido por
el Archivo Provincial por la Memoria, identificado como Mesa DS, Carpeta
Varios, Legajo 6856, Asunto: Antecedentes de Hctor Atilio Roldn.
Pgina 1644 de 1891
El documento revela la bsqueda de una persona, Roldn, requerida por
el rea militar 131 (con sede en Junn, Provincia de Buenos Aires).

All se indica que, por disposicin del rea 131, con fecha 15 de
diciembre de 1976 se traslada al GADA 101 de Ciudadela a una persona que
estara dispuesta a colaborar para identificar a otras, cito:

a los efectos de que dicha rea Militar proceda en consecuencia.

En pocas palabras, se traslad a esta persona a fin de que colabore en la


identificacin de posibles blancos.

Adems de demostrar que la sede de la jefatura del rea se encontraba


en el GADA 101 de Ciudadela y del tipo de tareas que desarrollaba, este
documento tambin revela la coordinacin existente entre las diferentes
reas del pas para el cumplimiento de la misin impuesta al Ejrcito.

Responsabilidad por el CCD.

Ahora bien, se ha probado en este y en otros juicios que dentro de la


jurisdiccin del rea V, a cargo de Menndez, funcion el CCD conocido
como Olimpo.

Este centro, ubicado en la interseccin de las calles Lacarra y Ramn L.


Falcn de la localidad de Floresta, oper entre el 16 de agosto de 1978 y el
mes de enero de 1979.

La localizacin del CCD dentro de la jurisdiccin, fue reconocida por el


propio Menndez en su escrito de descargo.

Por lo tanto, al no ser un hecho controvertido, abordaremos a


continuacin directamente las razones por la que entendemos que se ha
probado en este juicio la responsabilidad que le cabe a Menndez respecto del
funcionamiento de este CCD.

Pgina 1645 de 1891


Recordemos que, en este proceso, se atribuye al imputado Menndez la
privacin ilegtima de la libertad agravada respecto de la vctima de
nacionalidad chilena, Cristina Magdalena Carreo Araya, quien estuvo
recluida en el Olimpo, donde fue vista por ltima vez.

En su descargo, Menndez sostuvo que si bien el CCD Olimpo se


encontraba emplazado dentro del mbito geogrfico del rea V, de acuerdo a
lo que fue probado en la causa n13, ese lugar se trataba de un predio
perteneciente a la Polica Federal, operado y controlado directamente por la
Jefatura del Cuerpo de Ejrcito I, con custodia de personal de Gendarmera
Nacional.

Por eso, sostuvo que la ubicacin geogrfica no modificara el hecho de


que, como jefe del rea V, careca de relacin jerrquica o funcional con el
centro de detencin clandestino Olimpo.

Concluy as que haba sido ajeno a la privacin ilegal de la libertad de


Carreo Araya por no existir pruebas que acreditaran su participacin y, cito:

as como su mantenimiento detenida en lugares que me eran ajenos


por completo, y tampoco de su traslado

Sin embargo, en este juicio se ha probado que esto no es as.

Como bien seala el imputado, la existencia del CCD en cuestin ya se


tuvo por acreditada en la causa 13/84, incluyndolo dentro del listado de los
principales centros clandestinos de detencin distribuidos en diversas zonas
del pas, dependiendo de las Fuerzas Armadas y Organismos de Seguridad.

Ms recientemente, se juzg de manera integral lo que se llam el


circuito represivo ABO, compuesto por los CCD Atltico, Banco y
Olimpo.

Nos referimos a la sentencia dictada por el TOF n2 de esta ciudad en el


marco de las causas n1.668 y 1.673 Miara, Samuel y otros y Tepedino,
Carlos Alberto y otros.
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Esta sentencia fue confirmada por la Cmara Federal de Casacin Penal
en octubre del ao pasado.

All se describi el funcionamiento de estos CCD y si bien no se adentr


en la conexin existente entre la jefatura del rea en la que estaba emplazado
cada uno de ellos, s se mencion la dependencia que tenan con el comando
territorial de la jurisdiccin.

En lneas generales, se estableci que, y cito:

Se trat () de un nico centro que mud su sede consecutivamente,


pero que mantuvo en lo sustancial sus guardias, detenidos, modo de operar.

Se estableci tambin que el circuito funcion al menos desde febrero


de 1977 hasta enero de 1979, bajo la rbita operacional del entonces General
de Divisin Carlos Guillermo Surez Mason a cargo del Comando del Primer
Cuerpo del Ejrcito correspondiente a la Zona de Defensa I.

En relacin con las sedes en las que operaron estos CCD, determin que
el ltimo, el Olimpo, fue especialmente diseado para operar como centro
de detencin.

Responsabilidad del Jefe del rea- CCD

Sres. Jueces: Ya nos hemos referido a las funciones desarrolladas por


los jefes de rea y particularmente la responsabilidad que les cabe por los
CCD que operaron dentro del territorio de su jurisdiccin.

A fin de evitar reiteraciones innecesarias, volvemos a remitirnos a lo ya


expuesto en profundidad en las audiencias anteriores y que fuera recin
reseado.

Slo debemos remarcar aqu que, como responsables dentro de un


mbito geogrfico, los jefes de rea realizaron diversas tareas de control
poblacional, de seguridad general y especfica en puntos determinados y
actividades de apoyo a otras unidades, como la de garantizar la ejecucin de
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operaciones por parte de grupos que no pertenecan a esas jefaturas mediante
la liberacin del rea.

Esto ltimo, como vimos, necesariamente incluye tambin garantizar


ciertas condiciones de funcionamiento de los centros clandestinos ubicados en
sus jurisdicciones, a saber:

*** las condiciones de seguridad general de los centros, de ingreso y


egreso de las fuerzas, de ingreso, egreso y traslados, en general, de
prisioneros, as como tambin la disposicin permanente a brindar apoyo en
los casos que fuera necesario, frente a posibles ataques y fugas.

Como ya explicamos, en realidad cada CCD y el territorio circundante


donde se encontrare emplazado era de por s un rea liberada, coordinada
por la jefatura territorial.

Recordemos nuevamente que en el marco de sus funciones, los Jefes de


rea reciban o se les derivaban desde las Comisaras, las denuncias de
vecinos que podan tener vinculacin con hechos que se catalogaban como
subversivos.

Y que en este sentido, la prueba relativa a los CCD demuestra que, en


muchos casos, los vecinos del lugar notaban que all ocurra algo, ya fuera
porque escuchaban gritos de dolor, entradas y salidas de vehculos no
identificados, en los que iban personas fuertemente armadas, normalmente
vestidas de civil, que llevaban en su interior a personas maniatadas y
encapuchadas o vendadas; y movimientos y ruidos llamativos a altas horas de
la noche.

Por eso, destacamos que necesariamente las comisaras y


consecuentemente las jefaturas militares jurisdiccionales, en el ejercicio de sus
actividades represivas, tomaron conocimiento de lo que ocurra por las propias
denuncias de vecinos.

Y adems, porque no parece razonable pensar que la sistemtica


circulacin de esos vehculos en las condiciones sealadas, que adems

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entraban y salan de edificios puntuales, lo hicieran metdicamente sin ser
detenidos y sin riesgo de que se produjeran enfrentamientos.

Adems de las denuncias de los vecinos, esto necesariamente fue


observado por los encargados de brindar seguridad en el territorio donde esos
CCD se encontraban emplazados.

Sres. Jueces, lo reitero: En tanto esos centros continuaron funcionando


sin dificultad, resulta evidente que su funcionamiento estaba necesariamente
concertado con los Jefes de rea.

Pero adems de lo expuesto, que de por s resulta suficiente para


atribuirle responsabilidad a Menndez por su contribucin a la privacin
ilegtima de la libertad de Carreo Araya, en el caso concreto de este CCD,
contamos con elementos adicionales que muestran cmo la jefatura del rea
V intervena en el Olimpo, lugar en el que Carreo estuvo alojada.

CCD. Atribucin de la PIL de Carreo

En primer lugar, en la sentencia dictada en el marco de la causa


conocida como Circuito ABO se examina el testimonio de uno de los
imputados, Guillermo Vctor Cardozo, quien relata que fue designado para
cumplir funciones en comisin para garantizar la seguridad en un lugar de
reunin de detenidos, es decir, en un CCD Cardozo seala que fue
encomendado en esta comisin por parte del Coronel Roualdes, Segundo Jefe
del Primero Cuerpo del Ejrcito y que segn le indic la misin consistira
estrictamente en dar seguridad a dicho objetivo militar y evitar que desde el
exterior se pretendiera realizar alguna maniobra de ataque al objetivo, tanto de
actividades subversivas como de otras fuerzas.

Habiendo ya explicado la descentralizacin operativa que el Ejrcito


utiliz para la ejecucin de su misin, esto es, para la eliminacin el enemigo
subversivo, resulta obvio que para el cumplimiento de la tarea
encomendada por el segundo comandante del I Cuerpo del Ejrcito -
Zona 1- se deba coordinar informacin y operaciones con la jefatura del

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rea, con jurisdiccin en el territorio en que se encontraba emplazado el
CCD.

Y esto es as en tanto, como ya explicamos, de no coordinar estas tareas


no podan garantizarse las actividades desarrolladas en ese territorio e, incluso
hasta poda producirse un enfrentamiento entre distintos grupos operativos de
las fuerzas represivas.

Esta conclusin se refuerza con otra referencia que trae a colacin el


imputado Cardozo en la causa ABO sobre los dichos del Coronel Roauldes;
quien le aclar que la responsabilidad del manejo de los detenidos era de otras
fuerzas que operaban en el lugar y que all haba un Jefe Militar como
responsable total del objetivo.

En segundo lugar, contamos con el informe publicada en el libro


Nunca Ms.

All se consigna la existencia del CCD Olimpo refiriendo que las


fuerzas intervinientes estaban bajo control y supervisin de la Jefatura del I
Cuerpo de Ejrcito, con asiento en Palermo.

Pero adems, describe referencias puntuales que demuestran la


dependencia logstica del CCD con el Grupo de Artillera de Defensa Area
101 a cargo del imputado, es decir, la jefatura del rea V.

Se trata de las manifestaciones de un gendarme, relevado en el legajo


N 7077, quien se desempe como personal de guardia y operativo en el
Olimpo.

Entre otras cosas, explic que dentro de las instalaciones del Olimpo
haba oficiales del Ejrcito, del Servicio Penitenciario Federal y de la Polica
Federal.

Esto, en principio, da cuenta de la presencia de personal del Ejrcito


dentro del propio CCD.

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Pero adems, el gendarme puntualmente relat lo siguiente: A veces
deb realizar otras tareas adems de la guardia, como ir a buscar comida al
Regimiento de Ciudadela.

Ese Regimiento de Ciudadela no es otro que el GADA 101.

Como vemos, la Jefatura de rea V provea de recursos materiales


para el funcionamiento del centro clandestino, ubicado dentro de su
jurisdiccin.

Adems de las funciones de seguridad general y la liberacin del


territorio donde se encuentra asentado, la provisin de alimentos constituye
sin dudas un aporte sistemtico indispensable para el mantenimiento del
CCD, del personal que all prestaba funciones y de las personas privadas
ilegtimamente de su libertad.

La comprobacin de esta circunstancia demuestra que, adems de las


diversas y sistemticas tareas que desplegaban las Jefaturas territoriales para
garantizar el regular funcionamiento de los CCD ubicados dentro de los
respectivos territorios que controlaban, la Jefatura de rea V realizaba
indispensables aportes adicionales para el regular funcionamiento del
Olimpo.

Como ya explicamos, la verificacin de esta actividad adicional es eso:


un plus de evidencia que se suma a todo lo anterior.

En consecuencia, en este juicio se ha probado que merced al ejercicio su


rol de jefe del rea V de la subzona Capital Federal y mediante el
despliegue sistemtico de diversas actividades, Bernardo Jos Menndez
contribuy a la privacin ilegal de la libertad de Cristina Magdalena
Carreo Araya al menos durante el perodo en que permaneci alojada
en el CCD Olimpo, donde fue torturada y sometida a condiciones inhumanas
de detencin hasta su desaparicin.

Vnculo con la Asociacin Ilcita

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Sres. Jueces: la realizacin por parte de Menndez de las actividades
indicadas, tuvieron obviamente incidencia en el plano de la represin local.

Pero adems, la comprobacin del rol cumplido por Menndez como


Jefe de rea y, consecuentemente, la acreditacin de las actividades
adicionales que desde ese rol despleg, ejecutadas y dirigidas especficamente
a la coordinacin represiva regional ejecutada en el marco de la Asociacin
Ilcita Cndor, import una contribucin relevante para garantizar su
existencia, funcionamiento y operatividad.

Ya explicamos en este alegato que los Jefes territoriales, para el


desarrollo de sus funciones deban contar con un nivel mnimo de
informacin, aunque ms no fuera para las tareas de control poblacional.

Como mencionamos recin, estas tareas incluan la bsqueda de


informacin, la observacin de lugares, el control de documentacin y de las
caractersticas generales de las personas, todo ello a efectos de descubrir los
llamados blancos de oportunidad.

Para ello, resultaba especialmente relevante la realizacin de


interrogatorios adecuados, que necesariamente contenan preguntas
elementales como nombre, domicilio, actividad y, muy especialmente,
nacionalidad.

Es evidente que para eso deban saber qu buscar, qu poda resultar


sospechoso, qu informacin era relevante y/o urgente y a quienes deba ser
transmitida la informacin obtenida.

Tambin deban saber cundo era necesario coordinar las actividades


con otros grupos y, obviamente, cundo un caso ameritaba una coordinacin
local ms amplia o, en lo que aqu interesa, cundo era necesaria una
conexin regional.

Lo ahora expuesto es, obviamente, una mera sntesis de lo ya fundado al


describir con amplitud la estructura represiva argentina, los criterios de

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atribucin de responsabilidad en la asociacin ilcita y al tratar la situacin de
otros imputados.

Sres. Jueces: ya mencionamos que toda la prueba de este juicio permiti


comprobar que esas tareas eran esenciales para la ejecutoriedad de Cndor,
por lo que ese conocimiento llegaba al menos hasta quienes eran los
encargados de desarrollarlas, esto es, los Jefes de rea y de Subrea.

Es por eso que el despliegue de esas tareas adicionales y la permanente


puesta a disposicin del marco de coordinacin represivo regional, importaron
actividades concretas que evidencian que Menndez, desde su rol del Jefe del
rea V, contribuy a garantizar la concrecin, el sostenimiento y el desarrollo
de la asociacin ilcita Cndor, de la que tom parte.

Elementos adicionales.

Pero adems, contamos con elementos de prueba adicionales.

En primer lugar, se ha acreditado la particular incidencia que tuvo en la


coordinacin represiva regional el CCD cuyo funcionamiento garantiz
Menndez.

Esto se deriva, por ejemplo, del testimonio prestado en este debate por
Alberto Prspero Barret Biedma.

De nacionalidad paraguaya, dio cuenta de sus actividades polticas en


Paraguay, de la persecucin de la que fue objeto en su pas, de su exilio y su
posterior secuestro en Buenos Aires y, en lo que aqu interesa, de su
cautiverio en el Olimpo.

Barret relat que dentro del CCD, luego de ser torturado e interrogado
sobre sus actividades y relaciones, fue llevado a una oficina en donde el
represor Julio Hctor Simn, el famoso Turco Julian, lo oblig a que
relatara todos sus antecedentes polticos.

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Una vez que termin, cotej sus dichos con los antecedentes con los que
ya contaba en una carpeta rotulada PCP, Partido Comunista Paraguayo, y
le recrimin a Barrret que todo lo que haba relatado era mentira.

Cont el testigo que, adems de su historial, los represores argentinos


posean una carta que Barret haba escrito a su madre mientras estuvo
recluido en Paraguay, en el ao 1959.

Barret describi que, adems de la carpeta del PCP, en el Olimpo haba


carpetas de otras organizaciones paraguayas como el FULNA, el
MOPOCO, el Partido Liberal y el Movimiento 14 de mayo.

Tambin relat que en los interrogatorios, fue preguntado por su


compaero Ignacio Samaniego Villamayor y por el paradero de Epifanio
Mndez Fleitas y Nidia Talavera, todos activistas polticos de larga data en
Paraguay y perseguidos por la dictadura de Stroessner.

Resulta evidente que la informacin con la que contaban en el


Olimpo responde a la coordinacin represiva ejecutada dentro del marco
de Cndor, a travs de la cual, como ya explicamos, entre otras cosas se
intercambi informacin con el objeto de perseguir y eliminar opositores
polticos de un rgimen en otro pas de la organizacin.

Recordemos adems que se comprob en el juicio que, efectivamente,


Villamayor fue vctima de la coordinacin represiva.

Los hechos padecidos por Villamayor se desprenden de varios


elementos, como el Informe Final elaborado por la Comisin de Verdad y
Justicia de Paraguay y el libro Semillas de Vida, ambos incorporados al
debate.

Y tambin surgen del testimonio de Barret Viedma.

Barret explic que das antes del secuestro de su compaero, recibi por
parte de un compatriota paraguayo una advertencia sobre la persecucin de las
fuerzas paraguayas hacia Villamayor.
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Aqul compatriota, haba estado detenido en Paraguay y tras ser
liberado, se exili en Argentina.

Aqu le relat a Barret que al momento de ser liberado por la Polica de


Asuncin, le exhibieron en aquella sede una fotografa actual de Villamayor,
tomada en Buenos Aires, adelantndole que pronto lo llevaran detenido a
Paraguay.

Efectivamente, pocos das despus, Ignacio Samaniego Villamayor


quien se haba exiliado en nuestro pas en la dcada del 60 y se encontraba
refugiado por el ACNUR, fue secuestrado en Argentina y torturado en el
Olimpo.

Barret Biedma tambin dio cuenta del secuestro y las torturas padecidas
por Villamayor, quien estuvo alojado en el Olimpo un da antes que l y
habra sido trasladado a Paraguay en el marco de la coordinacin
represiva de Cndor.

Lo expuesto evidencia una vez ms la operatividad del Cndor en


nuestro pas y, particularmente, en ese CCD.

Vemos as que mediante el desarrollo de sus tareas, la Jefatura del rea


V garantiz no slo la permanencia de personas alojadas en el CCD vctimas
de la coordinacin represiva regional, sino adems el ingreso, egreso y libre
traslado de prisioneros que seran ilegalmente repatriados a otros pases.

Por otro lado, en este debate tambin se comprob que dentro de la


jurisdiccin del rea V de la Capital Federal, a cargo del imputado Menndez,
se produjo el secuestro de Carlos Cabezudo Prez.

Recordemos que fue secuestrado en su domicilio en la madrugada del


30 de diciembre de 1977.

Tal como describimos en su momento, el secuestro de Cabezudo Perez


estuvo enmarcado en una oleada represiva dirigida a los integrantes de los
Grupos de Accin Unificadora (GAU) y la Unin Artiguista de Liberacin
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(UAL), agrupaciones polticas uruguayas cuyos integrantes fueron
perseguidos en nuestro pas.

Recordemos tambin que luego de haber sido secuestrado en el


territorio controlado por Bernardo Jos Menndez, fue trasladado
clandestinamente a Uruguay, en donde fue visto en el CCD La Tablada.

Al relatar la prueba y las conclusiones extradas, demostramos que su


privacin ilegal de la libertad y su traslado tambin fueron producto de la
coordinacin represiva entre las fuerzas de ambos pases dentro del marco
provisto por Cndor.

Nos remitimos a lo ya expuesto.

Sin embargo, debido a la trascendencia del relato, merece ser reiterado


el testimonio de ngel Gallero, quien era compaero poltico de Cabezudo y
fue secuestrado en Uruguay el 17 de enero de 1978.

Gallero relat que mientras estuvo secuestrado en el CCD uruguayo La


Tablada, pudo ver muy lastimado a su compaero, colgado de los brazos.

Al relatar las torturas sufridas, describi que sus interrogadores eran


miembros del OCOA, quienes manejaban el lugar.

Record que entre las preguntas que le hicieron en los interrogatorios, le


describieron la casa de Cabezudo Prez en Buenos Aires, a partir de lo cual
concluy que sus torturadores haban estado en esa casa.

Estos elementos demuestran la presencia y operatividad del personal


extranjero, en este caso, de nacionalidad uruguaya, dentro del territorio del

rea V de la Capital Federal, jurisdiccin en la cual Bernardo Jos


Menndez era responsable.

Esta presencia, como demostramos, no poda escapar a su


conocimiento.
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Estos elementos, constituyen, as, una prueba ms de la contribucin
que el imputado Menndez realiz a la asociacin ilcita Cndor.

Cierre:

Sres. Jueces: en este debate se comprob que durante el perodo en que


Bernardo Jos Menndez fue Jefe del Grupo de Artillera de Defensa Area
101, fue tambin Jefe del rea V.

Que dentro de la jurisdiccin a su cargo oper el CCD Olimpo y que


dentro de las actividades desarrolladas como jefe del rea prest apoyo
logstico para su funcionamiento.

En consecuencia, se acredit que desde ese rol y merced a la divisin


funcional de las tareas asignadas por el plan sistemtico criminal, fue uno de
los responsables de la privacin ilegtima de la libertad de Cristina Magdalena
Carreo Araya.

Asimismo, desde su rol como jefe de rea, y en funcin de los aportes


adicionales descriptos, tom parte de la asociacin ilcita Cndor y contribuy
a su sostenimiento.

Por todo lo expuesto, acusamos a Bernardo Jos Menndez como


coautor mediato de la privacin ilegtima de la libertad doblemente
agravada de Cristina Magdalena Carreo Araya y como autor del delito
de asociacin ilcita.

Antonio Vaek

A continuacin, nos referiremos a la responsabilidad del imputado


Antonio Vaek en el marco de la represin ilegal.

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Antecedentes militares.

Nacido el 9 de agosto de 1924, Antonio Vaek ingres en el ao 1942 a


la Marina de Guerra de la Armada Argentina como Cadete del Cuerpo
General.

Tal como podemos observar en su foja de Servicios, a lo largo de su


extensa carrera, realiz diversos cursos de formacin que le permitieron
capacitarse y ascender en el arma.

Entre ellos:

* En el ao 1959 realiz el curso de la Escuela de Guerra Naval;

* En 1964, mientras se desempeaba como agregado naval ayudante en


la embajada argentina en los EEUU y Canad, fue designado para efectuar el
curso anual en el Colegio Interamericano de Defensa;

* Y en 1975, en calidad de observador, asisti al IV Juego de Guerra


Interamericano tambin en el Colegio Interamericano de Defensa ubicado en
los EEUU.

En cuanto a los destinos, observamos en su legajo personal su paso por


diferentes unidades, embarcaciones y delegaciones en otros pases en donde se
desempe como agregado naval.

De su legajo tambin se advierte que a fines de la dcada del 70 obtuvo


diferentes distinciones de los gobierno de otros pases.

Si bien no se expresan las razones que motivaron estos galardones,


vemos la anotacin de las condecoraciones otorgadas en el ao 1977 por los
gobiernos de la Repblica del Per y de la Repblica Federativa del Brasil; y
en el ao 1979 por el Estado Plurinacional de Bolivia.

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Ahora bien. En lo que aqu interesa, fue designado como Comandante
de Operaciones Navales mediante la resolucin publicada en el Boletn
Naval Reservado (BNR) n 141/76 de fecha 17 de diciembre de ese ao.

Recibi y asumi ese comando el 04 de enero de 1977 y lo ejerci


hasta el 22 de septiembre de 1978.

Imputacin.

Justamente, Antonio Vaek se encuentra imputado en este debate por la


privacin ilegal de la libertad de Gustavo dison Inzaurralde quien, como ya
describimos, fue secuestrado en la ciudad de Asuncin del Paraguay y
trasladado ilegalmente por la Armada Argentina hacia Buenos Aires.

Recordemos que Inzaurralde fue visto por ltima vez, cautivo, en el


CCD Atltico, ubicado en la Capital Federal dentro del rea VI, territorio
dominado por la Armada.

Concretamente, se le atribuye el haberse desempeado como


Comandante de Operaciones Navales a partir de enero de 1977 y, en ese rol,
ser responsable por hechos ocurridos dentro de la jurisdiccin del rea VI de
la Capital Federal, correspondientes a la Subzona Capital Federal de la Zona
1.

Como veremos a continuacin, a los fines de la represin, el rea VI de


la Capital Federal se encontraba bajo la conduccin de la Armada, ms
precisamente de la Fuerza de Tareas 3.4.

Tambin como Comandante de Operaciones Navales, se atribuye al


imputado el haber participado en la asociacin ilcita "Cndor.

Con el objeto de ordenar la exposicin, desarrollaremos este punto al


momento de expedirnos sobre la responsabilidad que le corresponde a Vaek
en relacin a la jurisdiccin a cargo de la Armada y el funcionamiento del
CCD Atltico dentro de ella, as como tambin al referirnos a la vinculacin

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con el caso concreto de la privacin ilegal de la libertad de Gustavo dison
Inzaurralde.

Indagatoria.

Ahora abordaremos la versin del imputado.

Al momento de prestar declaracin indagatoria, Vaek realiz pocas


menciones.

Sintticamente, neg haber integrado la asociacin ilcita Cndor o tan


siquiera haber tenido conocimiento de un Plan con ese nombre.

Tambin neg la existencia de la FT 3.4 as como tambin que la


Armada Argentina tuviera reas o sub-reas asignadas.

En este sentido, manifest no tener conocimiento de la divisin


territorial del pas en Zonas, Sub-zonas, reas y Sub-reas, en tanto adujo que
desconoca el criterio de despliegue operacional del Ejrcito Argentino, dado
que la Armada no posea ese tipo de divisiones ni jurisdicciones; y tena slo
un plan, llamado PLACINTARA.

Tambin neg haber conocido un CCD llamado el Atltico y que la PFA


haya tenido subordinacin operativa respecto de la Armada, desconociendo de
quin dependa.

Sres. Jueces: lo que expondremos a continuacin demostrar que todo


esto no es cierto.

En primer lugar porque en el juicio se comprob que a la Armada, a los


fines de la represin, s se le asignaron y s control diversas porciones del
territorio argentino.

Esto es as, por cuanto en principio y ms all de la delimitacin


especfica de la jurisdiccin, a la que nos referiremos ms adelante, la misma
normativa reconocida por el propio imputado como la nica existente en la
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Armada, el PLACINTARA detalla la Misin de la fuerza en la denominada
LCS, evidenciando la existencia de territorios controlados por la Armada.

Al establecer la misin de la Amada, el PLACINTARA expresamente


dice, cito:

operar ofensivamente contra la subversin en el mbito de la propia


jurisdiccin; y fuera de ella en apoyo de otras FFAA ().

De esta forma, vemos que a poco de comenzar en el estudio de la


normativa indicada por el imputado repito- como la nica existente en la
fuerza, vemos que su negativa respecto de los territorios asignados a la
Armada es inexacta.

Muy someramente, ahora vamos a adentrarnos en el anlisis de su


responsabilidad y la normativa especfica de la Armada.

Comando de Operaciones Navales- Estructura de la ARA

Como dijimos, Antonio Vaek se desempe como Comandante de


Operaciones Navales entre el 4 de enero de 1977 y el 22 de septiembre de
1978.

Este cargo, ubicado dentro de la estructura orgnica administrativa de la


Armada Argentina, ejerce funciones netamente operativas.

Tal como correctamente seala la sentencia de la causa Plan


Sistemtico, dentro de sus funciones especficas para los tiempos de paz,
encontramos que sus actividades y responsabilidades son operativas.

Entre ellas y slo para citar algunas como ejemplo, encontramos que
debe ejercer el comando de las fuerzas navales, aeronavales y de infantera de
marina; integrar la defensa de las bases y establecimientos navales; designar a
los comandantes de las Fuerzas o Grupos de Tareas que constituya, a efectos
de la ejecucin de las operaciones navales y de adiestramiento.

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Y como veremos a continuacin, adems de estas tareas el Comandante
de Operaciones Navales tambin cumpli funciones operativas especficas
en el marco de la denominada LCS.

Recordemos que, como ya mostramos, la misin de detectar y aniquilar


a la subversin fue impuesta a todas las FFAA y de Seguridad y, en esa
misin, la Armada tambin desarroll un importante rol.

Para eso el pas qued divido en las zonas, sub-zonas, reas y, en


algunos casos, sub reas.

Ya hemos explicado que, debido a la marcada preeminencia del


Ejrcito, la responsabilidad primaria qued justamente en la cabeza de esta
fuerza.

Y tambin mostramos que sin perjuicio de eso y de acuerdo a diversos


presupuestos, como ser las caractersticas del terreno o las cercanas de
unidades propias, parte del territorio argentino fue asignado al control
jurisdiccional de otras fuerzas, entre ellas, la Armada.

As, tal como vemos en el anexo 10 jurisdicciones del Plan del


Ejrcito Contribuyente al Plan de Seguridad Nacional, desde entonces se
estableci la jurisdiccin de la Armada Argentina en un determinado espacio
de la Capital Federal.

Si bien esta asignacin luego se vio modificada, la Armada tuvo


capacidad para acordar con las otras Fuerzas la delimitacin del territorio que
dominara con el comando de la jurisdiccin que correspondiera y, as,
control algunas porciones de la Capital Federal.

Eso ocurri con 2 de las 7 reas en las que fue subdividido el territorio
de esta Ciudad: El rea VI a cargo de la Fuerza de Tareas 3.4; y el rea IIIA a
cargo de la Escuela de Mecnica de la Armada (G.T. 3.3), dependiente de la
FT 3.

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Esta informacin surge, por ejemplo, de las reconstrucciones realizadas
por las obras Memoria Debida y Sobre reas y Tumbas, as como
tambin del informe sobre la subzona Capital Federal confeccionado por el
Grupo de Trabajo sobre Archivos de las Fuerzas Armadas del Ministerio de
Defensa.

Adems, surge tambin del Suplemento I -Comunicaciones- del Acta


Acuerdo celebrada entre los Comandante de la Zona I y la Zona IV de la
Orden de Operaciones 9/77 Continuacin de la ofensiva contra la subversin
durante el perodo 1977.

All, como ya vimos en oportunidad de describir la estructura represiva


argentina y tambin al referirnos a otros imputados, se detallan los canales de
comunicacin que deban ser utilizados por las distintas unidades
dependientes de ambos comandos.

Expresamente, se hace referencia a las distintas reas de la Subzona


Capital Federal y a las dependencias que estaban a cargo de ellas.

En cuanto al rea VI de la Subzona Capital Federal, indica que se


encuentra a cargo de la Armada y con quien debern comunicarse es con la
FT 3.4.

Regulacin. PLACINTARA.

Antes de continuar en el desarrollo de la jurisdiccin a cargo de la


Armada dentro de la Capital Federal, explicaremos brevemente el marco
normativo que regul la actividad de esta fuerza en la llamada Lucha Contra
la Subversin.

Lo haremos brevemente porque ya fue materia de meduloso anlisis en


otros pronunciamientos, como ser las sentencias de las causas 13/84, ESMA y
Plan sistemtico de apropiacin de nios.

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En funcin de la Directiva n 1/75 del Consejo de Defensa, el
Comandante en Jefe de la Armada dict la Directiva Antisubversiva COAR n
1/75 en la que se estableca como misin de la Marina, cito:

Operar ofensivamente contra la subversin en el mbito de la propia


jurisdiccin y fuera de ella en apoyo de otras FF.AA. detectando y
aniquilando las organizaciones subversivas.

Para ejecutar esta misin, se instruy al Comandante de Operaciones


Navales, dependiente del jefe del Estado Mayor General de la Armada, la
confeccin de un Plan estratgico operacional.

As fue que en noviembre de 1975 se dict el Plan de Capacidades de la


Armada PLACINTARA- C.O.N. n 1 S/75 contribuyente con la Directiva
Antisubversiva COAR n 1 S/75.

Y la misin que se impone, como citamos ms arriba, es exactamente la


misma que la establecida por el Comandante en jefe de la Armada a la fuerza.

Una consecuencia directa de la implementacin del PLACINTARA fue


que sobre los cargos que existan en la Marina recayeran simultneamente las
responsabilidades y funciones que les correspondan conforme con dos
organigramas: el institucional o administrativo preexistente; y el operacional,
que se instaur a partir del PLACINTARA.

De este modo, el PLACINTARA vino a complementar la estructura


orgnica tradicional de la Armada reorganizando los recursos materiales y
humanos a los fines de la represin, y disponiendo una cadena de comandos
en funcin de esa misin especfica.

Bajo el ttulo Organizacin, el PLACINTARA dividi a la Marina en


once unidades que llam Fuerzas de Tareas, todas subordinadas al
Comando de Operaciones Navales.

A cada una de estas unidades se le asignaron diversas dependencias de


la Armada, reas de inters o territorios; y misiones especficas.
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La Comandancia de cada una de estas fuerzas deba ser ejercida por las
personas que ocuparan determinados cargos.

As, por ejemplo, quien ocupara el cargo de Comandante Naval


ejercera adems el de Comandante de la Fuerza de Tareas 1 y, en lo que haca
a esa funcin especfica, respondera al Comando de Operaciones Navales
(CON).

Entonces, sea cual fuere el lugar que normalmente ocuparan en la


estructura orgnica de la Armada, todos los comandantes de Fuerzas de
Tareas responderan al Comandante de Operaciones Navales.

A su vez, el Comandante de Operaciones Navales dependa, a estos


fines, directamente del Comandante en Jefe de la Armada quien, junto con
los comandantes del Ejrcito y de la Fuerza Area, integraba la Junta Militar.

En cuanto a la relacin con las fuerzas policiales y penitenciarias,


recordemos que, conforme a la orden 1/75 del Consejo de Defensa, stas
quedaron bajo el control operacional del Ejrcito.

Sin embargo, el PLACINTARA estableci que aquellas que se


encontraran bajo la jurisdiccin territorial de la Armada, o las que se asignaran
como consecuencia de acuerdos entre la Marina y las dems Fuerzas Armadas,
quedaban bajo la rbita operacional del Comandante de la Fuerza de
Tareas que correspondiera a esa jurisdiccin.

Al momento de prestar declaracin indagatoria, Vaek neg la


existencia de una subordinacin operativa de la Polica Federal respecto de la
Armada y dijo desconocer de quin dependa operacionalmente esta fuerza.

Sin embargo, de acuerdo a la propia normativa militar citada por el


imputado y que venimos mencionando, su subordinacin se encontraba
estipulada, desvirtuando nuevamente los dichos del imputado.

Sres. Jueces: Para que no queden dudas, se trata del punto 7 del anexo
B, que dice:
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Las fuerzas policiales y penitenciarias que estn dentro de la
jurisdiccin territorial propia o surjan de acuerdos inter fuerzas armadas, se
subordinan con el siguiente criterio:

Las policas federal y provinciales quedarn bajo control operacional


del respectivo COFUERTAR (comando de fuerza de tarea) desde la puesta
en vigor del presente plan.

Vemos as que, tambin en este punto, la propia reglamentacin citada


por Vaek y dictada por uno de sus antecesores en el cargo, permite desechar
su negativa.

Sentado esto, pasemos ahora a las jurisdicciones a cargo de la Armada.

Jurisdiccin

El Anexo D del PLACINTARA, titulado Jurisdicciones y Acuerdos,


establece las jurisdicciones de las tres Fuerzas Armadas y las que, dentro de la
Armada, le corresponde a cada Fuerza de Tareas.

Segn se indica, el comando General del Ejrcito mantiene la


jurisdiccin en todo el territorio nacional, y cito:

*excluidas las reas asignadas a la Armada y a la Fuerza Area.

Segn el PLACINTARA, el Comando General de la Armada, adems


de los mares adyacentes de la repblica y las aguas navegables, tiene
jurisdiccin en, cito:

las bases, establecimientos, cuarteles y edificios pertenecientes a la


Armada u ocupados por ella y las zonas adyacentes que sean necesarios para
su defensa, cuyas reas sern delimitadas por el Comando General de la
Armada, previo acuerdo con el comando de la jurisdiccin vecina.

Aqu vemos aquella posibilidad de acuerdo sobre jurisdicciones que


indicamos hace unos instantes.
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En lo que interesa a este juicio, segn el punto C del PLACINTARA, la
Fuerza de Tareas 3, era la llamada Agrupacin Buenos Aires y su
responsable era el Jefe de Operaciones del Estado Mayor General de la
Armada.

Las unidades que la integraron fueron la Escuela de Mecnica de la


Armada, el Batalln de Seguridad de la sede del Comando General de la
Armada Edificio Libertad, la Base Aeronaval de Ezeiza, el Arsenal de
Artillera de Marina de Zrate, los Apostaderos Navales de Buenos Aires y
San Fernando, la Escuela Nacional de Nutica, el Arsenal Naval Azopardo y
los dems organismos y dependencias de la Armada con asiento en la Capital
Federal y el Gran Buenos Aires.

Debido a la importancia estratgica y a la magnitud de la poblacin de


la Capital Federal y el Gran Buenos Aires, se dispuso que la agencia de
coleccin de informacin e inteligencia de la Fuerza de Tareas 3, fuera la
Jefatura de Inteligencia del EMGA.

De la Jefatura de Inteligencia dependa el Servicio de Inteligencia


Naval, rgano que realizaba concretamente la recopilacin y anlisis de la
informacin que se utilizaba para asesorar al Comandante en Jefe.

Como ya dijimos al explicar el contexto de la estructura represiva


argentina, el SIN integr la comunidad informativa a nivel Nacional.

Por consiguiente, como rgano de inteligencia de la FT 3, la JEIN


jefatura de Inteligencia Naval- tambin integraba la Comunidad Informativa
a nivel regional, esto es, la comunidad informativa de la subzona Capital
Federal.

Con su capacidad para acordar con el comando de la jurisdiccin la


delimitacin del territorio que dominara, la Armada logr ejercer el control
en algunas de las reas de la subzona Capital Federal.

Segn podemos observar en las investigaciones publicadas en las obras


Memoria Debida y Sobre reas y Tumbas, las reas IIIA y VI de la

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subzona Capital Federal controladas por la Armada, comprendieron el
rerritorio adyacente al Ro de la Plata y a algunos edificios y establecimientos
de envergadura para la fuerza: el Edificio Libertad y la Escuela de Mecnica
de la Armada.

Funciones asignadas por el PLACINTARA a la FT 3

El PLACINTARA realiza, adems, un detalle pormenorizado de las


funciones y acciones que corresponden a cada una de las fuerzas de tareas en
las que organiza a la Armada.

Destacamos aqu algunas de las establecidas para la Fuerza de Tareas 3:


Administracin y control del personal detenido; Inteligencia sobre el
oponente interno; Contrainfiltracin; Contrainformacin; Acciones
secretas ofensivas; Control de Poblacin; Apoyo naval y aeronaval a
operaciones terrestres; Respuestas a acciones sorpresivas del oponente
subversivo; Represin; Conquista y ocupacin de zonas y objetivos;
Ataque terrestre a las fuerzas regulares e irregulares del oponente
subversivo.

El alcance que se le dio a cada una estas funciones se determina en el


Anexo C, denominado Concepto de cada accin prevista del rea de
operaciones.

Citaremos a continuacin slo aquellas que se vinculan de forma ms


directa con los hechos materia de debate.

Y esto nos permitir ver como efectivamente coinciden con todas las
que mencionamos a lo largo de este alegato.

As, por ejemplo, el control de la poblacin importaba, entre otras


cosas, actividades de investigacin y detencin de personas sindicadas como
elementos subversivos.

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Para llevar adelante esta accin, se adoptaron las denominadas
operaciones de hostigamiento y se detallan las instrucciones para su
ejecucin.

Vale agregar que se hace especial hincapi en que uno de los objetivos
fundamentales a alcanzar en este tipo de operativos sera la obtencin de
inteligencia.

La represin poda estar a cargo de fuerzas policiales o militares, segn


la magnitud -en trmino militares- de la conmocin interior que se intentara
anular y era ordenada por el Comandante de Operaciones Navales, es
decir, por el propio Vaek; o por el Comandante de la Fuerza de Tareas, en
caso de urgencia.

Sin perjuicio de este control y direccin que realizaba el CON, se


verifica que a lo largo del PLACINTARA impera la necesidad de
comunicacin y coordinacin de todas las acciones entre la Armada y las
restantes Fuerzas.

Esto surge del punto 10, en donde bajo el ttulo Instrucciones de


coordinacin, se establecen las pautas para la coordinacin entre las FFAA.

All se indica, cito:

Las fuerzas debern realizar los acuerdos necesarios al efectos del


cumplimiento de la misin, procurando el mejor aprovechamiento de los
medios disponibles. En todos los casos se buscar que, sin desvirtuar las
misiones especficas y sin desarrollar nuevos medios, se acuerde localmente
el mximo de apoyo entre las fuerzas, compatible con su capacidad
operacional, y eventualmente, con la concurrencia de otros efectivos
procedentes de reas donde no se aprecie necesaria su intervencin, a fin de
materializar una efectiva cooperacin para el aniquilamiento del enemigo
comn.

Expresamente se prev el intercambio de Oficiales de Enlace y se


determina que sern los Comandantes de las Fuerzas de Tareas, recordemos,

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dependientes de Vaek, quienes realizaran los acuerdos que resultaran
necesarios con, cito,

los Comandantes de Sub-zonas, reas, Agrupaciones o Unidades de


Ejrcito o sus equivalentes de la Fuerza Area.

Encontramos un ejemplo concreto de esta coordinacin en el anexo H


del Plan, denominado Comunicaciones.

All, bajo el punto 2.2.4 se establece, cito:

Los comandos de las FF.TT., cuando en su jurisdiccin o jurisdiccin


vecina tengan asiento unidades de otra fuerza, establecern acuerdos y planes
necesarios para lograr una inmediata complementacin de los sistemas de
comunicaciones con el concepto de un accionar conjunto.

En el punto 13 del Anexo C vemos otro ejemplo, pero con una


particularidad.

Se trata de los ataques terrestres a las fuerzas regulares e irregulares del


denominado oponente subversivo.

All dice:

Su ejecucin ser necesariamente coordinada en tiempo y lugar con


las otras fuerzas amigas, y conducida centralizadamente por este comando.

Abarcar todos los tipos de operaciones ofensivas y exigir el empleo


integral del poder naval apto para su empleo en operaciones terrestres.

Aqu, si bien se establece la necesidad de coordinacin con las otras


fuerzas, la Armada se reserva la conduccin de la operacin y designa al
Comando de Operaciones Navales para su direccin.

Y recordemos nuevamente: Vaek era el CON.

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Conclusin sobre la estructura de la ARA.

En sntesis, a los fines de la lucha contra la subversin, el


PLACINTARA estableci una organizacin operativa que dividi a la
Armada Argentina en once Fuerzas de Tareas.

La Fuerza de tareas 3, Agrupacin Buenos Aires, tuvo a su cargo la


jurisdiccin y el dominio territorial de las reas IIIA y VI de la subzona
Capital Federal.

Para el ejercicio de sus funciones, tenan el control operacional de las


FFSS.

Y como todas las otras Jefaturas territoriales, esas reas deban


coordinar las operaciones militares y de seguridad con las restantes reas y
con las jefaturas de Subzona y de Zona.

De acuerdo a lo explicado hasta aqu, el Comandante de Operaciones


Navales era el responsable de las once Fuerzas de Tareas y en
consecuencia, la mxima autoridad operativa de la Armada y, en lo que a
este juicio interesa, de un espacio del territorial de la Capital Federal.

Para el ejercicio de esa funcin deba realizar variadas actividades,


adems de las ya mencionadas.

Entre las de supervisin, el PLACINTARA estableci que el


Comandante de Operaciones Navales deba recibir los reportes de novedades
en relacin a las operaciones y acciones ejecutadas por cada una de las
Fuerzas de Tareas.

Adems, el CON tambin ordenaba directamente la ejecucin de


determinadas operaciones represivas.

Y entre las tareas organizativas, el CON deba coordinar las acciones de


todas y cada una de esas FT, autorizar el empleo de personal de una fuerza de
tareas en operaciones a desarrollarse en territorio de otra, as como tambin
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coordinar y suscribir acuerdos de cualquier ndole a nivel de comandantes de
Zona.

Como la misin asignada por el plan sistemtico criminal era comn a


todas las FFAA, el CON era la mxima autoridad para realizar las
coordinaciones necesarias y para autorizar, en definitiva, a que las FFTT a su
cargo lo hicieran con los diversos niveles del Ejrcito, quien recordemos
mantena la responsabilidad primaria en la denominada LCS.

Es por eso que luego del Comando en Jefe de la Armada, Antonio


Vaek, en su rol de Comandante de Operaciones Navales entre el 04 de enero
de 1977 y el 22 de septiembre de 1978, fue el mximo responsable por los
hechos ocurridos en el marco de la Lucha contra la Subversin en todas
las jurisdicciones de la Armada Argentina y, por consiguiente, dentro de la
jurisdiccin del rea VI de la Capital Federal.

Jurisdiccin del rea VI

Establecido esto, vayamos ahora a la a la delimitacin geogrfica de las


reas en las que se dividi el territorio de la Capital Federal y, especialmente,
a la jurisdiccin que abarc el rea VI a cargo de la Armada.

Como ya expusimos, esa delimitacin se deriva, como oportunamente


hiciera la CFCP en la sentencia de la causa Jefes de rea, de la interpretacin
conjunta de las publicaciones Sobre reas y Tumbas, Memoria Debida, el
decreto del PEN 428/76 que estableci las zonas y circunscripciones de la
Superintendencia de Seguridad Metropolitana de la Polica Federal; y de las
declaraciones de comisarios y subcomisarios que hicieron referencias
puntuales a la relacin entre las comisaras y las reas.

Como vimos, la jurisdiccin de las reas de la Capital Federal se


encuentra vinculada a la delimitacin de las circunscripciones de las
comisaras.

Siguiendo este criterio, y de acuerdo al mapa elaborado por los


hermanos Mittelbach que integra su investigacin, se encuentra acreditado que

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la Armada domin el territorio del rea VI de la Capital Federal y que su
jurisdiccin coincidi, al menos, con aquella delimitada por la circunscripcin
de las comisaras de la Polica Federal n, 16, 18, 22, 24, 26, 28, 30 y 14.

Dentro de sta ltima se encontraba el Atltico.

La sede de este comando se ubic en el edificio Libertad.

Como explicamos ya en reiteradas oportunidades, la preeminencia del


Ejrcito entre las fuerzas armadas hizo que la responsabilidad primaria de la
represin quedara en cabeza de esta fuerza.

Por eso, en aquellas reas en las que otra fuerza ejerci el control, esa
fuerza deba necesariamente coordinar con el comando de la subzona en la que
se encontraba, la cual estaba en cabeza del Ejrcito.

En el caso de la Capital Federal, el comando de la subzona era ejercido


por el Segundo comandante del Primer Cuerpo del Ejrcito y ste se
encontraba inserto dentro de la Zona I, la que era dirigida por el comandante
de ese mismo cuerpo.

Dentro de esta Subzona, la Armada ejerci el control sobre 2 de las 7


reas en que se dividi el territorio y, por eso, necesariamente debi
coordinar su actuacin con el comando de la Subzona Capital Federal de
la cual dependa la jurisdiccin.

El informe remitido por el Ministerio de Defensa correspondiente al


Cuerpo ISubzona Capital Federal demuestra esta coordinacin, as como
tambin la subordinacin del rea al comando de la subzona.

All se transcribe, por ejemplo, un reclamo del Tcnl. Jos Antonio De


Bosini, presentado el 24-9-81 por el orden de mrito asignado, que
textualmente dice:

Prest serviciosen el Cdo Cpo EJ I: Comando Subzona Capital


Federal durante 3 aosparticipando en forma directa en la LCS en la zona
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asignada a Capital Federal, jurisdiccin que se caracteriz por ser una de las
ms fuertes de las distintas organizaciones terroristas: "Montoneros", "ERP",
y sus colaterales Colabor con el actual Cnl Francisco Obdulio
D'alessandri en la planificacin y ejecucin de la orden de operaciones del
Cdo Subz Cap Fed, para los Comandos de reas dependientes, incluyendo
elementos de la fuerza naval, fuerza area y elementos de seguridad y
policiales

Con estas palabras, el reclamante destaca la dependencia operacional y


la actuacin coordinada entre fuerzas que sealamos.

Como ya explicamos y como esta mencin confirma, desde el Comando


de la Subzona Capital Federal, ejercido por el Ejrcito, se emitieron rdenes
de operaciones hacia todas las reas que comprenda su jurisdiccin.

rdenes que todos los comandos de las reas dependientes, sean de la


fuerza que sean, debieron acatar.

Por eso, el Comando de Operaciones Navales, como responsable


mximo de las operaciones de la Armada, actu en coordinacin permanente
con sus pares del ejrcito, quienes como responsables de la jurisdiccin
dentro de la que se encontraba el rea a cargo de la Armada, dirigi y coordin
la represin.

CCD Atltico:

Ahora bien, ya probamos que dentro de la jurisdiccin del rea VI de la


Capital Federal, controlada la Armada, se emplaz el CCD Club Atltico o
Atltico.

Al tratar la responsabilidad de Bernardo Jos Menndez dimos cuenta


de las particulares caractersticas de este circuito conocido como ABO.

Vimos que correspondi a un nico CCD, que mud su sede entre los
establecimiento clandestinos conocidos como el Atltico, el Banco y el

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Olimpo y que estuvo en funcionamiento entre febrero de 1977 y febrero de
1979.

Para abreviar, nos remitimos a lo recin expuesto.

El primer lugar de este circuito, denominado Club Atltico o


Atltico, se ubic en el inmueble donde anteriormente funcion la Divisin
Suministros de la Polica Federal Argentina, sito en la manzana delimitada por
las Avenidas Paseo Coln y San Juan, y las calles Cochabamba y Azopardo,
dentro de la jurisdiccin del rea 6 de la Subzona Capital Federal.

Este CCD estuvo en funcionamiento al menos entre el mes de febrero


de 1977 y el 28 de diciembre de ese mismo ao, cuando mud sus
instalaciones hacia el CCD Banco.

Adems de la sentencia dictada en el marco de las causas n1.668 y


1.673 Miara, Samuel y otros y Tepedino, Carlos Alberto y otros, ya
citadas anteriormente, en este juicio contamos con diversos testimonios de
sobrevivientes de este centro clandestino que dieron cuenta de su
funcionamiento y, en especial, de la brutalidad de las condiciones de
alojamiento y trato a las que fueron sometidos durante su cautiverio. Esto
surge, por ejemplo, de los coincidentes testimonios de Graciela Trotta, Susana
Leonor Caride, Isabel Teresa Cerruti, Ana Mara Careaga, Laura Elgueta,
Gabriela Beatriz y Ricardo Hugo Peidro.

CCD: responsabilidad del jefe de rea

Lo que ahora debemos determinar, de la misma forma en que lo hicimos


recin con Menndez, es la responsabilidad que le cupo a Vaek por ese CCD
situado dentro del mbito del territorio que mediatamente dominaba.

Sres. Jueces: Ya nos hemos referido a las funciones desarrolladas por


las jefaturas territoriales y, particularmente, a la responsabilidad que les cabe a
los jefes de rea por los CCD que operaron dentro del territorio de su
jurisdiccin.

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A fin de evitar reiteraciones innecesarias, nos remitimos a lo ya
expuesto, sintetizando slo aqu que en tanto responsables de todas las
actividades represivas dentro de un mbito geogrfico, los jefes de rea
realizan tareas de patrullaje, seguridad, control de la poblacin y en general,
deban -dentro de sus funciones- garantizar la ejecucin de operaciones por
parte de grupos que no pertenecan a esas jefaturas.

Como vimos, esto ltimo necesariamente incluy tambin garantizar


ciertas condiciones de funcionamiento de los centros clandestinos ubicados
en sus jurisdicciones, a saber: las condiciones de seguridad general de los
centros, de ingreso y egreso de las fuerzas, de ingreso, egreso y traslados, en
general, de prisioneros, as como tambin la disposicin permanente a brindar
apoyo en los casos que fuera necesario, frente a posibles ataques y fugas.

Ahora bien, al analizar la responsabilidad del imputado Antonio Vaek,


vemos que durante el tiempo en que se desempe como Comandante de
Operaciones Navales, fue el mximo responsable de todas las actividades
represivas ejecutadas por la Armada y de todas aquellas ocurridas dentro
del territorio bajo su control.

En consecuencia, como Comandante de Operaciones Navales, tambin


resulta responsable por haber garantizado el regular funcionamiento de
todos los CCD ubicados dentro de la jurisdiccin que domin la fuerza
pues, ubicado en la cspide de la organizacin criminal, intervino en el plan
represivo pergeado impartiendo las rdenes a los responsables de las Fuerzas
de Tareas, as como tambin diagramando la implementacin y coordinacin
de las actividades dentro de la Armada Argentina y fuera de ella, en
coordinacin con las dems fuerzas armadas.

Concretamente, con sus actividades contribuy a la privacin


ilegtima de la libertad y los tormentos padecidos por Gustavo Edison
Inzaurralde.

Vinculacin caso- Asociacin ilcita.

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Sres. Jueces: Al describir los hechos que tuvieron por vctima a
Inzaurralde, lo hicimos conjuntamente con lo ocurrido a Nelson Santana
Scotto, Jos Nell, Alejandro Logoluso y Dora Marta Landi, pues todos ellos
fueron privados ilegalmente de su libertad y torturados en Asuncin; y
trasladados clandestinamente hacia Argentina.

En aquel momento, relatamos las pruebas que acreditan la persecucin


de la que fue objeto; su detencin en Paraguay; su cautiverio en dependencias
de la polica paraguaya en la ciudad de Asuncin; los interrogatorios sufridos
all, dirigidos por personal de las fuerzas paraguayas, uruguayas y
argentinas; su traslado clandestino hacia Buenos Aires efectuado por la
Armada Argentina y su cautiverio en el CCD Atltico de esta ciudad,
ubicado en jurisdiccin del rea VI, tambin a cargo de la Armada.

En funcin de esas probanzas, concluimos que no existen dudas de que


los hechos de los que fueron vctimas estas personas, fueron ejecutados
gracias al andamiaje logstico, tcnico e ideolgico proporcionado por la
Operacin Cndor.

Pero adems, all tambin concluimos -y reiteramos ahora- la


participacin que tuvo la Armada en este caso concreto, demostrando un
plus probatorio particular y adicional, que enfatiza la responsabilidad del
imputado Vaek tanto en relacin a la privacin ilegal de la libertad de
Gustavo Inzaurralde, como en relacin a su participacin en Cndor.

Para acreditar esta participacin directa de la Armada en el caso


concreto, contamos con un documento, ya citado, que ilustra sobre el pedido
de colaboracin emitido por el Servicio de Inteligencia la Armada, el SIN,
hacia la Comunidad Informativa en general.

Nos referimos al listado encontrado en los archivos de la ex DIPBA,


originalmente fechado el 17 de marzo de 1977 y remitido, reitero, por el SIN
de la Armada Argentina, sobre personas con pedido de captura por
desarrollar actividades subversivas.

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En este listado, caracterizado como estrictamente secreto y
confidencial y que, segn se informa, es el resultado de los requerimientos de
diversos organismos de inteligencia y seguridad, se encuentra individualizado
Alejandro Logoluso, una de las personas detenidas en Paraguay junto con
Inzaurralde.

All se indica que una vez que se produjera la detencin de alguna de las
personas requeridas, ese organismo -el SIN- se lo comunicar al organismo
que la hubiese solicitado a efectos de que se adopten las medidas de
coordinacin que se consideren convenientes.

Como se relat al describir estos hechos, una vez que se produjo la


detencin del grupo en Paraguay y que se anoticiara a las fuerzas argentinas,
algunos integrantes viajaron especialmente a Paraguay para realizar
interrogatorios a las vctimas, quienes luego fueron trasladadas
clandestinamente a Buenos Aires.

Entonces, este pedido de captura se materializ luego con el efectivo


traslado de los secuestrados cuando un avin de la Armada Argentina, al
mando de un integrante del Servicio de Inteligencia Naval, vol a la ciudad
de Asuncin y su dotacin fue quien recibi el grupo de secuestrados.

Ya dimos cuenta tambin de la abundante prueba que acredita la


realizacin de este traslado clandestino desde Paraguay a Buenos Aires, por
parte de la Armada.

Entre ellos, la documentacin remitida por el Archivo del Terror de


Paraguay.

Entre los numerosos documentos en los que se plasma, se encuentra


incorporado el informe mediante el cual se puso en conocimiento el efectivo
traslado de los prisioneros.

En este documento, dirigido al jefe del Departamento de


Investigaciones paraguayo, Pastor Coronel, consta que el 16 de mayo de 1977,
a las 16.34 hs, en un avin bi-reactor de la Armada Argentina, con matrcula

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5-7-30-0653 piloteado por el capitn de corbeta Jos Abdala, viajaron con
destino a la Ciudad de Buenos Aires los detenidos Gustavo Inzaurralde,
Nelson Santana Scotto, Jos Nell, Alejandro Logoluso y Dora Marta Landi;
entregadas al Tte. 1 Jos Montenegro y Juan Manuel Berret, ambos del, cito
textual, SIDE (Servicio de Informacin del Ejrcito).

Corresponde aclarar, como ya adelantamos, que se encuentra tambin


acreditado que la persona que se menciona en esta constancia de entrega de
detenidos, Jos Abdala, es en realidad el extinto Capitn de Navo Luis
Nicols DImperio, miembro de la Armada Argentina.

Y tambin recordemos que se acredit en este juicio que Gustavo


Inzaurralde permaneci cautivo en el CCD Atltico, conforme lo han revelado
en esta sala los testigos Ana Mara Careaga y Ricardo Hugo Peidr, ambos
sobrevivientes de ese CCD.

En particular, Peidr dio cuenta de la presencia de Inzaurralde, el 26 de


mayo de 1977, en la celda en la que l mismo estaba secuestrado y relat que
a pesar del poco tiempo compartido pudieron conversar sobre sus historias,
enterndose as de sus padecimientos en el Paraguay y de su traslado a la
Argentina.

Conclusin Cndor:

Sres. Jueces: en diversos momentos de este alegato, entre ellos recin al


tratar la responsabilidad de Menndez, dimos cuentas de las razones por las
cuales los Jefes territoriales y sus superiores, como ocurre ahora con Vaek,
contribuan a las privaciones ilegales de la libertad de los prisioneros alojados
en los CCD ubicados dentro de sus territorios.

Vimos que la acreditacin de los roles que ejercieron y,


consiguientemente, la acreditacin de las funciones que desarrollaron,
resultaban extremos suficientes para determinar sus responsabilidades en los
hechos ejecutados dentro del territorio bajo su dominio.

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Pero en el caso de Vaek, adems de lo expuesto y que de por s es
suficiente, se acredit en este juicio la realizacin de conductas adicionales en
perjuicio de Inzaurralde.

Como vimos, Inzaurralde, Nell, Santana Scotto, Logolusso y Landi eran


perseguidos en Uruguay y en nuestro pas; y a este juicio se agregaron las
pruebas que demuestran que, especficamente, sobre Logoluso pesaba un
pedido de captura y que el SIN -rgano de Inteligencia de la Armadano
solamente dio difusin a ese pedido, sino que tambin era el responsable de
realizar la coordinacin una vez que se lograra su detencin.

Tambin se demostr que una vez detenido y gracias a los mecanismos


de coordinacin de inteligencia e informacin provistos por la asociacin
ilcita Cndor, las fuerzas armadas argentinas tomaron conocimiento de su
captura en Asuncin.

Adems, se prob que fue la Armada quien efectivamente realiz su


traslado clandestino hacia Argentina, cumpliendo con aquella afirmacin
contenida en el pedido de captura de Logolusso, en donde deca que sera el
Servicio de Inteligencia Naval quien se ocupara de la situacin.

Y se prob que efectivamente lo hizo, pues el encargado del traslado fue


justamente un miembro del SIN, Abdala, nombre de cobertura del Capitn de
Navo DImperio.

As, como mxima autoridad operativa de la Armada Argentina, Vaek


contribuy no slo al cautiverio inhumano de Inzaurralde en el Atltico, sino
tambin a su traslado clandestino a la Argentina utilizando un avin de la
propia Armada.

Y esta circunstancia tambin es prueba adicional que demuestra que


Vaek tom parte en la asociacin ilcita Cndor, en el marco de la cual se
ejecut la privacin ilegal de la libertad de Gustavo Inzaurralde, quien fue
visto por ltima vez en el CCD Atltico ubicado dentro de jurisdiccin
dominada por esa fuerza.

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Extra Cndor. Chilenos en el Atltico.

Adems, debemos recordar otra circunstancia que no debe pasar


desapercibida; y que evidencia la particular interaccin de las fuerzas
represivas regionales, realizada en el marco de Cndor, dentro de ese CCD.

Al Atltico fue tambin conducida la ciudadana chilena Laura Ruth


Elgueta Daz, donde fue sometida, bajo tormentos, a interrogatorios ejecutados
por personal chileno que operaba en nuestro pas.

Tal como describimos al relatar los hechos de los que fue vctima su
hermano Luis, Laura Elgueta y su cuada Sonia Magdalena Daz Ureta fueron
privadas ilegalmente de su libertad por un grupo de personas fuertemente
armados, entre los que se encontraba Arancibia Clavel, agente de la DINA
chilena que operaba en nuestro pas.

Ambas fueron conducidas al CCD Atltico en donde, como se ha


probado, se encontraron con agentes chilenos.

Como ya detallamos, en la sala de tortura fueron interrogadas por la


actividad poltica de Luis Enrique Elgueta Daz y su vinculacin con el MIR.

Entre otras cosas, le dijeron a Laura que ya no tenan a su hermano y


que, luego de haberlo reventado, haciendo alusin a las torturas a las que se lo
someti, fue entregado a Chile, pues all tena cuentas que pagar.

Una vez ms vemos el aporte realizado por la Armada Argentina para


garantizar y concretar los fines y objetivos de la asociacin ilcita Cndor.

Sres. Jueces: Lo expuesto no slo verifica que en el Atltico se alojaban


extranjeros secuestrados en su marco, sino que, adems, adicionalmente
comprueba la participacin de personal represivo extranjero operando en
coordinacin con las fuerzas represivas locales dentro del territorio del rea
VI de la subzona Capital Federal, al mando de la Fuerza de Tareas 3.4.

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Habindose ya demostrado que Antonio Vaek, en su carcter de
Comandante de Operaciones Navales, fue el responsable de todas las
operaciones realizadas por la Armada Argentina en el marco de la LCS y
responsable mximo de todas las fuerzas de tareas de la Armada, lo recin
expuesto es prueba adicional del conjunto de actividades que realiz como
miembro de la Asociacin Ilcita Cndor.

Esto es as pues demuestra que, como superior de esa FT 3 y en virtud


de las actividades que realiz en su rol de Comandante de Operaciones
Navales, Vaek posibilit, garantiz y contribuy tambin a la libre ejecucin
de las tareas realizadas por fuerzas represivas extranjeras, entre ellas la DINA,
dentro del mbito territorial que mediatamente dominaba.

Digo tambin porque, como ya fundamos, en este debate se acredit


que el diseo de la estructura represiva montada para desarrollar la llamada
lucha contra la subversin, exiga que todos los Comandos y Jefaturas
territoriales, al menos hasta nivel de rea y Sub-rea inclusive, tuvieran
conocimiento y participaran de las redes de coordinacin represiva montadas
entre los pases de la regin en el marco de Cndor.

Esto necesariamente se ve acentuado en quienes, como Vaek,


desarrollaron actividades desde la cspide del aparato represivo, esto es, de
dominio mediato en las ms altas instancias de decisin, coordinacin y
ejecucin del plan sistemtico criminal.

Desde ese nivel, Vaek domin toda la estructura operativa


compuesta por las Fuerzas de Tareas, las actividades que stas realizaron y el
mbito territorial funcionalmente asignado a la Armada Argentina.

Probado entonces el cargo ejercido, el rol desempeado y las


actividades realizadas por Antonio Vaek como mximo responsable dentro
de la estructura operacional de la Armada, resulta francamente inverosmil su
postura, en tanto sigue negando la existencia de Cndor, extremo
sobradamente probado en el juicio.

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En definitiva, en el debate no slo se prob esto, sino que tambin se
acredit que Vaek estuvo a disposicin, garantiz y contribuy al
permanente y organizado funcionamiento de la asociacin ilcita Cndor, de la
que tom parte.

Por todo lo expuesto, acusamos a Antonio Vaek como coautor


mediato de la privacin ilegtima de la libertad doblemente agravada de
Gustavo Edison Inzaurralde y como autor del delito de asociacin ilcita.

Estructura Subzona 11, rea 111 y 112, y Sub-rea 1.131

A continuacin daremos una breve explicacin de otra de la Subzonas


que form parte de la Zona I y que al igual que la Subzona Capital Federal fue
uno de los focos de mayor inters en el marco de la denominada LCS.

Nos estamos refiriendo en particular a lo ocurrido con la Subzona 11 en


cuyo mbito actuaron los imputados Falcn, Minicucci y De Lio.

Antes de adentrarnos en el tratamiento del rol que cada uno de ellos


desempe en la estructura represiva debemos hacer algunas aclaraciones en
torno al funcionamiento de la Subzona.

Al respecto y antes que nada vale recordar que la divisin territorial


tena como principal objetivo la sistematizacin y la bsqueda de eficiencia en
el desarrollo de actividades represivas.

En este contexto, la estructura no estaba conformada por


circunscripciones inmutables sino que, como vimos a lo largo del juicio, a
partir de los resultados obtenidos en la LCS esa estructura se poda modificar.

En el caso particular de la Subzona 11 se advierte una transformacin,


que se deriva de la formalizacin de situaciones que se daban de hecho.

Como ya explicamos, mediante la directiva 405/76, en Mayo de 1976 se


crea la Zona 4, con el objeto formalizar las actividades que ya desarrollaban el
Comando de IIMM y sus Escuelas.
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Fue por esto que, ahora formalmente, se redujo el territorio que
abarcaba la Subzona 11.

De la mano de esto, algunas unidades que actuaban bajo dependencia de


la Subzona 11 pasaron al control de la Zona 4, mientras que a otras que
siguieron bajo su rbita se les asignaron nuevas funciones.

Tal es el caso por ejemplo del Grupo de Artillera n 1, que antes de la


Directiva 405/76 funga como Jefatura de lo que por entonces era el rea 111
y luego asumi la Jefatura del rea 114, pues la Unidad que antes operaba su
jurisdiccin haba quedado ahora bajo las rdenes de la Zona 4.

Sin embargo, estas no fueron las nicas modificaciones que sufri la


Subzona 11 sino que con el paso del tiempo y en bsqueda de perfeccionar el
aparato represivo, las autoridades militares distribuyeron el mbito territorial
de diferentes maneras en aras de alcanzar el objetivo final: aniquilar a la
llamada subversin.

Lo importante aqu es resaltar que, conforme la prueba producida en


este proceso, no siempre los cambios en la estructura represiva fueron
consecuencia de una orden inserta en una normativa militar.

En algunas ocasiones vimos que efectivamente una directiva militar


tena efecto dispositivo y alteraba la estructura represiva, reorganizando el
modo en el que se combata a la denominada subversin.

En muchos otros, la prueba recolectada en este juicio nos muestra que


ya exista una prctica establecida que signaba el funcionamiento del aparato
represivo en una jurisdiccin determinada, y en la normativa no se hace otra
cosa ms que cristalizar tal circunstancia.

En otras palabras, hemos visto que muchas veces lo que efectivamente


ocurra serva de fuente material para el surgimiento de algn tipo de
normativa, que en cierta forma regularizaba una situacin que ya se vena
dando en la prctica, como el caso de la directiva 405/76.

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Dicho esto, pasemos a dar cuenta de los lineamientos generales que
signaron el funcionamiento de la Subzona 11.

Funcionamiento de la Subzona 11.

Su Jefatura era ejercida por el Comandante de la Brigada de Infantera


Mecanizada X.

Su sede se encontraba en Palermo hasta que, en 1977, se produjo su


adelantamiento con la creacin de la Central de Reunin de Informacin
dentro del Regimiento de Infantera n 3, a cargo en aquel momento de
Federico Antonio Minicucci.

Adolfo Sigwald fue durante un ao el comandante de la Subzona 11, a


partir de diciembre de 1975.

Luego, sucesivamente sus Comandantes fueron Juan Bautista Sasian


Juan Pablo Saa, Oscar Luis Jofre y Alberto Ramn Schollaert.

En este juicio contamos con declaraciones de algunos de ellos, en las


que adems de confirmar el rol desempeado, aportan informacin que
permite comprender el funcionamiento de las diversas unidades que operaban
dentro de esta Subzona.

En este sentido, merece ser resaltada la declaracin de Juan Bautista


Sasian prestada el 29 de julio de 1986.

En aquella oportunidad, Sasian reconoci haber sido Comandante de la


Xma Brigada de Infantera y, por ende, Jefe de la Subzona 11 durante 1977 y
1978.

Cuando se le pregunt cmo estaba conformada la Subzona dijo que, lo


cito:

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Cuando se hizo cargo, la Brigada tena 4 reas, posteriormente cuando
recibi el refuerzo del Batalln de Arsenales y de las unidades de
comunicaciones se efectu una reestructuracin.

De esta manera, la Subzona qued dividida en 5 reas.

El rea 113 tena para operar el Regimiento de Infantera n 7, las 2


unidades de comunicaciones de City Bell, y efectivos de la Armada con
asiento en la Guarnicin el rea de Quilmes estuvo comandada en 1977
por el Coronel Abud y en 1978 por el Coronel Delio, lgicamente tena los
efectivos del Arsenal y los del taller o algo parecido de Aeronutica que est
situado en el Partido.

El rea cuyo Comando era ejercido por el Jefe de infantera n 3


contaba con los efectivos del Regimiento y los del Escuadrn de Caballera
Blindada X, fueron jefes del rea el hoy General retirado Minicucci en 1977 y
el General Svecioni en 1978.

Posteriormente, en esta misma declaracin se le pregunt a Sasian cul


era el rea que haba sido creada durante su gestin, a lo que contest que se
trataba del rea de Quilmes.

Los dichos de Sasian son confirmados no solo por los libros histricos
de cada una de las unidades mencionadas, sino tambin por las actuaciones
militares de la poca, reclamos y sanciones del personal subalterno; y rdenes
y directivas del ejrcito que reflejan la estructura represiva que describi.

En definitiva, y en relacin a lo que hace al objeto de este juicio, se ha


probado que dentro de la Subzona 11 funcionaron las Areas 111 y 112,
respectivamente a cargo de los coimputados De Lio y Minicucci; y la Subrea
1131, que dirigi el imputado Falcn.

Sabemos que al menos desde la emisin de la Orden de Operaciones


9/77 de junio de 1977, el Batalln de Deposito de Arsenales 601
Viejobueno fue la Jefatura del rea 111.

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El rea 111, con jurisdiccin en el Partido de Quilmes, fue dirigida por
Eduardo Samuel De Lio entre diciembre de 1977 y diciembre de 1980.

El rea 112, era dirigida desde el Regimiento de Infantera n 3 Gral.


Belgrano cuyo jefe, entre diciembre de 1975 y diciembre de 1977, fue el
coimputado Federico Antonio Minicucci.

Su jurisdiccin se extenda a los partidos de Avellaneda, Almirante


Brown, Esteban Echeverra, Lans, Lomas de Zamora, San Vicente y
Cauelas; todos de la Provincia de Buenos Aires.

El rea 113 estuvo a cargo del Jefe del Regimiento de Infantera


Mecanizada 7; y abarcaba los partidos bonaerenses de La Plata, Brandsen,
General Paz, Monte, Berazategui y Florencio Varela.

Estos ltimos dos partidos, no solo se encontraban dentro del rea 113,
tambin pertenecan a una subunidad de esta: la Sub-rea 1131.

Las pruebas producidas en este juicio confirmaron que la Sub-rea


1131 era dirigida por el Jefe del Batalln de Comunicaciones de Comando 601
ubicada en City Bell, cargo que ocup desempe el imputado Falcn entre
diciembre de 1976 y febrero de 1979.

Ya hemos adelantado que la divisin territorial era dinmica y persegua


un continuo perfeccionamiento en aras de alcanzar el mayor xito posible en
las tareas represivas.

Al concentrarnos puntualmente en la situacin del imputado Nstor


Horacio Falcn daremos cuenta de las circunstancias especficas que
ameritaron la existencia de una sub-rea para intervenir en Berazategui y
Florencio Varela dentro del rea 113.

Finalmente, completan la Subzona 11 las reas 114 y 115, que fueron


respectivamente dirigidas por el Jefe del Grupo de Artillera Mecanizada 1 y
el Jefe del Regimiento de Infantera Mecanizada 6.

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Dicho esto y antes de pasar a referirnos en forma particular a cada uno
de los tres coimputados que actuaron dentro de la Subzona 11, debemos
dedicar algunas palabras a la creacin e instalacin de la Central de Reunin
de Informacin, comnmente referida como CRI, dentro del rea 112.

La CRI no era otra cosa ms que un adelantamiento de la cabecera de la


Subzona que hasta ese momento se encontraba emplazada en Palermo, Capital
Federal.

Nuevamente, las palabras de Sasian son ilustrativas.

Al declarar el 29 de julio de 1986, se refiri a la orden con que se cre


la CRI.

All explic el por qu de su creacin, cules fueron sus funciones en la


denominada LCS y quines las ejecutaron.

Sasian dijo:

Un detalle importante que contiene esta orden es el adelantamiento de


un escaln adelantado del Comando de la Brigada (est hablando de su
unidad, la Jefatura de Subzona 11) al cuartel del Regimiento de Infantera n 3
de la Tablada.

La ubicacin del Comando en Palermo, fuera de su jurisdiccin, la


distancia hacia las Unidades que comandaba, los malos medios de
comunicacin, exigan la necesidad de un mayor contacto con las fuerzas
que operaban, de all la medida adoptada.

En ese puesto adelantado se monta una Central de Reunin de


Informacin, que concentraba la informacin de las Areas, operaba un lugar
para interrogatorio cuando fuera necesario, era un lugar de reunin de
material capturado, lugar de anlisis de documentacin

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Estaba integrada por personal de la Brigada y de las Unidades
fundamentalmente de los grupos de inteligencia y Operaciones de las
Unidades.

Lo dicho por Sasian no resulta novedoso.

Esto ya se ha tenido por acreditado en otros procesos judiciales.

Entre ellos, la sentencia dictada en la causa conocida como Vesubio

II. All no solo se acredit el funcionamiento de la CRI, sino que el aqu


imputado Minicucci fue condenado por su vinculacin con ella.

Sres. Jueces: como ya explicamos al describir la estructura represiva


argentina, en este juicio se ha reunido un copioso conjunto de elementos
probatorios que acreditan la existencia y funcionamiento de la CRI.

Adems, se prob cmo desde la sede del rea 112 a cargo de


Minicucci, la Central de Reunin de Informacin se vinculaba con las distintas
Unidades, entre ellas, con las Areas que dirigan De Lo y Minicucci y con la
Sub-rea de Falcn.

Ahora s, estamos en condiciones de seguir adelante con el tratamiento


en detalle de lo ocurrido con cada uno de los imputados que cumplieron
funciones dentro de la Sub-zona 11.

En lo sucesivo, veremos cmo Nstor Horacio Falcn desde la Subrea


1.131; Eduardo Samuel De Lio desde la Jefatura del rea 111 y Federico
Antonio Minicucci desde la Jefatura del rea 112, dirigieron la actividad
represiva en su jurisdiccin y participaron de la asociacin ilcita Cndor.

Nstor Horacio Falcn naci el 6 de marzo de 1930 en Buenos Aires.

En marzo de 1949, con 19 aos de edad, ingres al Colegio Militar en la


localidad bonaerense de El Palomar.

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Al terminar sus estudios, en 1952, comenz la carrera militar
vinculndose con el arma de Comunicaciones. Desempe distintos cargos en
provincias como Corrientes, Santa F, Neuqun y Tucumn, entre otras, hasta
que en 1975 fue enviado en viaje de estudios a Europa.

Al retornar, luego de desempearse en la Escuela Superior de Guerra y


en la Comisin de Asesoramiento Legislativo, fue designado, con el grado de
Teniente Coronel, Jefe del Batalln de Comunicaciones de Comando 601
ubicado en City Bell, La Plata.

Justamente es en ese carcter que se le imputa el haber participado de la


privacin ilegtima de la libertad de la ciudadana uruguaya Elba Luca
Gndara Castromn, secuestrada el da 18 de febrero de 1977 en la localidad
de Florencia Varela, Provincia de Buenos Aires, lugar que se encontrara bajo
su mando como Jefe del rea 116, dependiente de la Subzona 11 del
Comando de la Zona de Defensa I.

Conforme los criterios de imputacin adelantados y al haber dado por


probados el secuestro, privacin ilegtima de la libertad y desaparicin de
Gndara Castromn, debemos ahora en primer lugar determinar la eventual
responsabilidad de Falcn sobre lo ocurrido.

Para eso deberemos verificar dos circunstancias:

La primera, si efectivamente ejerci ese cargo a la fecha de los hechos.

La segunda, si el Batalln a su cargo tuvo algn desempeo en la


denominada LCS que haya contribuido a la comisin de esos hechos.

Veremos que las pruebas producidas en este debate permiten confirmar


ambas.

La primera circunstancia se desprende tanto de copiosa prueba


documental como del propio reconocimiento efectuado por el imputado:

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*El Boletn Reservado del Ejrcito n 4691, que contiene la
resolucin que lo design,

*el informe de calificacin correspondiente a los aos 1976/1977, los


libros histricos del Batalln de Comunicaciones 601 correspondientes a
los aos 1976, 1977, 1978 y 1979

*y el Boletn Reservado del Ejrcito 4807, que anoticia su traslado al


Comando del Primer Cuerpo del Ejrcito, confirman que efectivamente Falcn
fue Jefe del Batalln mencionado, cargo que ocup desde el 3 de diciembre de
1976 hasta el 26 de febrero de 1979.

Incluso el mismo imputado, a la hora de ampliar su declaracin


indagatoria el 17 de noviembre de 2009, afirm haber sido Jefe del Batalln
de Comunicaciones 601, aunque pretendi limitar su perodo actuacin al
indicar que solamente lo hizo hasta marzo de 1978.

Sin embargo y ms all de que est acreditado que cumpli esa funcin
en un perodo mayor, esa diferencia carece de entidad a los fines de este
juicio.

En otras palabras, no hay disenso sobre la primer circunstancia a probar,


puesto que no est discutido que a la fecha de los hechos que damnificaron a
Gndara Castromn Falcn ocupaba ese cargo.

El haber desempeado funciones en la denominada LCS s es negado


por Falcon.

En lo que aqu interesa, sintticamente neg que el Batalln que


reconoci haber comandado hubiese tenido algn desempeo en esa lucha.

Para eso sostuvo dos cosas:

1. que esa Unidad, con asiento en la localidad de City Bell, tena


dependencia orgnica del Comando en Jefe del Ejrcito a travs del Comando
de Comunicaciones;
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2. y que nunca tuvo dependencia orgnica del Comando de la 10ma
Brigada de Infantera Mecanizada ni del 1er Cuerpo del Ejrcito, es decir, de
la Jefatura de Sub-zona 11 y del Comando de la Zona 1.

Adujo que las misiones de su Unidad eran mantener la seguridad de las


instalaciones del cuartel y de las zonas cercanas y prximas a su permetro; y
la proteccin de objetivos de telecomunicaciones de uso civil.

Por otra parte, neg explcitamente haber tenido alguna jurisdiccin


territorial a su cargo.

Es ms, explic que en el momento de los hechos tena un vago


conocimiento de la divisin de territorio en Zonas, Sub-zonas y reas, ya que
l no tena ninguna funcin dentro de ese sistema de divisin del territorio.

Dijo que no saba los nmeros, ni nada.

En ese contexto de presunto desconocimiento, y esto resulta muy


importante, Falcn niega haber sido Jefe del rea 116 o de cualquier otra
rea conformada para la LCS.

En particular, niega haber participado y conocido la detencin de una


persona en Florencio Varela.

La razn que dio tambin es muy relevante: explcitamente neg haber


tenido algn tipo de responsabilidad territorial sobre dicha localidad,
agregando que el asiento de la unidad queda en City Bell, que no forma parte
de Florencio Varela.

Sres. Jueces: Las pruebas acumuladas permiten sostener que Falcn y su


Unidad tuvieron un rol preponderante en la denominada LCS,
especficamente en el lugar en que se concret el secuestro de Gndara
Castromn.

Pese a su negativa, ese lugar estaba bajo su control operacional dentro


del rea 113, Sub-Zona 11, Zona de Defensa 1.
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Falcn fue el Jefe de la Sub-rea 1131.

En principio y como ya hemos explicado al describir el sistema


represivo argentino, al ocupar aquel lugar en la estructura administrativa del
Ejrcito, sabemos que le fue asignada una funcin en la organizacin
represiva, como le fue asignada a todas las Unidades de las FFAA.

Tambin sabemos que la sede de su Batalln se encontraba en un lugar


denominado como Prioridad 1 en la denominada LCS.

Diversas pruebas que en lo sucesivo pasaremos a detallar, nos permiten


tener por acreditado que al Jefe del Batalln de Comunicaciones Comando
601, le corresponda el cargo de Jefe de Sub-rea 1131 dentro de la
nomenclatura de la estructura represiva.

Sobre este punto, corresponde sealar que el reciente hallazgo de


actuaciones militares de la poca, permitieron obtener informacin, antes
desconocida, que posibilit reunir ms detalles sobre esa estructura represiva.

Estas nuevas constancias se encuentran incluidas en el sumario 497 del


Consejo de Guerra 1/1, vinculadas con la distincin otorgada al por
entonces subteniente Carls.

As, a lo largo de este juicio oral se acredit que Falcn fue jefe de la
Sub-rea 1131 y no del rea 116 como se crea.

Este aspecto resulta intrascendente a los fines de verificar su


responsabilidad por la privacin ilegtima de la libertad que le es imputada,
pues esa variacin es slo numrica y en forma alguna modifica la plataforma
del debate, que se centra en la ejecucin de conductas concretas en un lugar y
un tiempo especfico.

Esto es as porque si bien este dato nos permite afirmar que su


dependencia de la Sub-zona 11no era directa e inmediata, sino a travs de un
rea, ms especficamente del rea 113; esto no modifica de modo alguno

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el rol operativo del Batalln dirigido por Falcn, ni la activa participacin
que en tal siniestra tarea desempe dentro de su jurisdiccin.

Inclusive, la divisin de los territorios extensos o de gran densidad


poblacional en porciones ms pequeas como las Sub-reas y la asignacin
de un jefe especfico que las controle, en este caso, dentro de las localidades
de Berazategui y Florencio Varela, es compatible con la bsqueda de una
mayor presencia de las fuerzas tendiente a un desempeo ms eficiente en el
marco de la denominada lucha contra la subversin.

La Sub-rea 1.131 dependa del rea 113, cuya sede se encontraba en


el Regimiento de Infantera n 7 ubicado en la ciudad de la Plata, que a su vez
responda a la Subzona 11, siempre dentro de la jurisdiccin de la Zona
Militar de Defensa 1.

Como ya hemos explicado, para llevar adelante el plan represivo el


territorio nacional fue organizado en Zonas, Subzonas, reas y, en ocasiones,
Sub-reas.

Tambin sabemos que tales estructuras no permanecieron inmutables


sino que, en algunos casos, fueron adaptndose con el paso del tiempo.

Generalmente, frente a territorios que resultaban de difcil cobertura


para las fuerzas represivas por motivos tales como, por ejemplo, su gran
extensin geogrfica, su alta densidad de poblacin o la proliferacin de la
actividad considerada subversiva, el sistema se fue, permtasenos el trmino,
aggiornando.

As ocurri, como ya se ha dicho, por ejemplo con la creacin de la


Zona Militar IV en mayo de 1976.

En cuanto a Berazategui y Florencio Varela, no tenemos que perder de


vista que ambas localidades estaban alejadas de la sede de la Jefatura de rea
113, que tena bajo su jurisdiccin grandes extensiones territoriales, incluida la
ciudad de La Plata, foco de infinidad de operativos represivos.

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En este sentido, contamos con la declaracin prestada por Juan
Bautista Sasiai el 29 de Julio de 1986 en el marco de la causa n 44 ante la
CNACCF, que fuera incorporada a este debate.

En aquella oportunidad, quien fuera Jefe de la 10 Brigada de Infantera


y por tanto Jefe de la Subzona 11, manifest y cito textualmente:

La Subzona qued dividida en 5 Areas, el Area 113 tena para operar el


Regimiento de Infantera n 7, las 2 Unidades de Comunicaciones de City
Bell, y efectivos de la Armada con asiento en la Guarnicin.

Por lo tanto, sin perjuicio de la nomenclatura que recibiera la


unidad represiva encabezada por Falcn, lo cierto es que no quedan
dudas en torno al rol operacional que se ejerca desde la Jefatura del
Batalln de Comunicaciones de Comando 601.

Sabemos que, a pesar que Falcn neg cualquier tipo de dependencia


orgnica con la Subzona 11 y con la Zona Militar I, esa relacin se comprueba
a la hora de analizar su desempeo en la llamada lucha contra la subversin.

En primer lugar, contamos al respecto con la Orden de Operaciones


del Ejrcito 9/77 que, en referencia a la Subzona 11, en su pgina 8 establece
y cito:

Dispondr bajo control operacional al Batalln de Comunicaciones


Comando 601 (entre otros a los que refiere) exclusivamente para la lucha
contra la subversin, debiendo prever su empleo sin afectar la misin y
funciones especficas

Esta misma orden, en su pgina 12, dispuso que a los efectos de afrontar
esa lucha, se estableca que el Batalln deba prever para tal fin el
alistamiento y empleo de una seccin de contra subversin y otra de
Tiradores; estableciendo a su vez cmo se deban integrar ambas secciones.

La utilizacin como infantera de Unidades de Comunicaciones o de


Ingenieros; y la creacin y adiestramiento de este tipo de subunidades, estaba
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especficamente previsto en el Reglamento RC-9-1, denominado
Operaciones contra elementos subversivos.

Esta orden operacional tiene su correlato en el organigrama obrante en


el Libro Histrico del Batalln de Comunicaciones Comando 601 del ao
1979, que sirve para confirmar que, efectivamente, en contraposicin a lo
negado por Falcn, la Unidad llevaba adelante funciones operativas, a punto
tal que dispona de secciones especialmente creadas a esos fines dentro de la
Compaa A, tal como haba sido ordenado.

Esto se ve ratificado por el informe elaborado por el Ministerio de


Defensa en el ao 2013 sobre el Regimiento de Infantera n 7 y el Batalln
de Comunicaciones de Comando 601.

En la hoja 12 de ese informe se resalta la inclusin de la seccin contra


subversin dentro de la Compaa A; y se resea el reclamo de un oficial
que da cuenta de la existencia de una subunidad dedicada exclusivamente a
operaciones de seguridad y contraguerrilla.

Como vemos, no es cierto lo manifestado por Falcn:

*estos documentos demuestran que el Batalln a su cargo tuvo un rol


operativo en el marco del sistema represivo; y que estaba vinculado
orgnicamente con la Sub-Zona 11 y la Zona militar I.

Y tambin son falsos sus dichos tendientes a negar su responsabilidad


territorial sobre las localidades de Berazategui y Florencio Varela.

Sres. Jueces: Todas las pruebas incorporadas son coincidentes entre s al


desnudar la activa participacin del Batalln a su cargo en operativos
represivos, los que, sin excepcin, se suscitaban justamente en Berazategui y
Florencio Varela, localidad esta ltima donde se produjo el secuestro de
Gndara Castromn.

En este sentido; y sin perjuicio de dar aqu por reproducido todo lo ya


dicho sobre las comprobadas actividades desplegadas por los Jefes de reas y
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Sub-reas, haremos referencia a diversos procedimientos que permiten
advertir la participacin del Batalln comandado por Nstor Horacio Falcn
en las actividades represivas.

As, veremos claros ejemplos de las acciones que, como jefe de


Subrea, llevaba adelante Falcn en la denominada LCS.

Esto es, entre otras, tareas de control poblacional, planificacin,


disposicin del personal interviniente e incluso participacin en persona de
operativos; asignacin de personal para la realizacin de procedimientos
especficos a pedido de otras unidades, intercambio de informacin con otras
unidades dentro de la estructura represiva y articulacin con las fuerzas de
seguridad de la jurisdiccin.

Por un lado, contamos con el Sumario n 497 instruido por disposicin


de Falcn, con motivo de un operativo realizado el 6 de septiembre de 1977
en plena ciudad de Berazategui, en el que muere un integrante del Batalln y
son ultimadas dos personas y secuestrados tres menores que estaban en un
inmueble.

Las actuaciones all glosadas, adems de confirmar que en aquel


momento Falcn era Jefe del Batalln de Comunicaciones Comando 601 y
que este actuaba como Jefatura de Sub-rea 1131 dentro de la estructura
represiva; confirman que Falcn conoca, diriga y participaba de los
operativos realizados dentro de su jurisdiccin.

La contundencia de los documentos que pasaremos a describir arroja


informacin que a las claras ratifica el rol enrostrado en este juicio a Nstor
Horacio Falcn y torna an ms inverosmil el desconocimiento que intent
esgrimir.

Recordemos en este sentido, lo asentado por el entonces Teniente


Primero Lucero, subordinado de Falcn, al da siguiente del operativo.

En tal ocasin refiri que los sucesos haban ocurrido en el marco de


una operacin de control e identificacin de la poblacin en la localidad de

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Berazategui, en cumplimiento de la Orden de Operaciones n 6/77 de la
Jefatura de Sub-rea de Operaciones 1131, cuando se produjo un
enfrentamiento con los que llam elementos subversivos.

Agreg adems los nombres de quienes haban participado en el


operativo junto con 30 soldados de la subunidad que estaba a su cargo.

Como era de esperarse, al contrastar sus dichos con el libro histrico del
Batalln del ao 1977, advertimos que todos los nombres asentados por
Lucero, entre ellos Badas, Laciar, Fleba, Bazan y Barreria, figuran en los
listados de personal del Batalln que Falcn diriga.

Esa presentacin de Lucero no es el nico documento que recepta el


Sumario n 497 del Consejo de Guerra 1/1.

A fs. 5 y 6, 7, y 13 y 14 obran las actas que asentaron las


manifestaciones del Cabo Onore, el subteniente Barreiro y el Soldado Omar
Garca respectivamente.

Todas ellas son coincidentes con lo revelado por Lucero.

En especial, resaltamos lo manifestado por Onore, quien mencion


que inmediatamente despus de culminado el tiroteo advirti que, y cit
textualmente el acta:

ya haban llegado el jefe de Batalln, el segundo Jefe y dems


personal y tambin policas de uniforme y de civil comenzando el registro de
la vivienda

Este documento confirma que Falcn:

1. haba ordenado el operativo dentro de su jurisdiccin, en este caso en


Berazategui,

2. haba dispuesto personal del Batalln para llevarlo adelante,

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3. y adems, incluso haba participado en persona en ese operativo.

Sin embargo, Falcn pretende argir que no tena ningn tipo de


responsabilidad territorial y que su actividad no se relacionaba con la
denominada lucha contra la subversin.

Si continuamos con el anlisis del sumario en cuestin advertimos que a


fs. 8, 9 y 10 obran distintas comunicaciones a dependencias de las fuerzas
armadas elaboradas por Falcn quien, reiteramos, dijo no tener
responsabilidad jurisdiccional y desconocer de actividades represivas.

En esas comunicaciones, inform el fallecimiento del Dragoneante Luis


Barbusano, herido en operativo por delincuentes subversivos, en Villa
Espaa, Berazategui.

En definitiva, el sumario que Falcn haba ordenado instruir culmina


con un informe del 9 de septiembre de 1977 en el que el oficial preventor,
Capitn Badas, que tambin haba participado en el operativo, concluye que
la muerte de Barbusano debe ser considerada ocurrida en y por actos de
servicio.

Das ms tarde, tal como surge de fs. 27, Falcn elev la prevencin
que haba ordenado instruir; y aprovech aquella oportunidad para manifestar
que estaba en un todo de acuerdo con las conclusiones a las que arrib el
Oficial Preventor.

Contamos tambin con el libro histrico del Batalln del ao 1977,


donde dentro del acpite denominado otros hechos se menciona el
fallecimiento de Barbusano en el marco de un, cito, Operativo
antisubversivo.

Entonces, Falcn haba ordenado el operativo, seleccionado el personal


que iba a participar y haba estado presente cuando se desarrollaba.

Ese operativo haba sido efectuado en el marco de una operacin de


control e identificacin de la poblacin, es decir, dentro de las funciones
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propias de quienes controlaban porciones del territorio, como los Jefes de
reas y Sub-reas.

A pesar de que actualmente Falcn intente convencernos de que sus


funciones eran otras, es evidente su rol operacional y las actividades que
desarrollaba el Batalln que l diriga; al extremo que consider que aquellas
prcticas constituan actos de servicio.

Si continuamos con el tratamiento del sumario 497, podemos confirmar


tambin el lugar que ocupaba el Batalln de Comunicaciones Comando 601
dentro de la estructura represiva como Sub-rea 1131.

Con esto vemos cmo, una vez ms, la declaracin de Falcn es


mendaz; esta vez al manifestar que no tena conocimiento de la divisin del
territorio en zonas, subzonas y reas, que no saba los nmeros ni nada.

La nota que l mismo envi el 8 de septiembre de 1977 al Jefe del


rea Operacional 113, remitiendo el parte circunstanciado del operativo
realizado en Berazategui dos das atrs, es suficientemente ilustrativa.

Contamos con aquel parte circunstanciado, donde Falcn detalla que la


unidad interviniente fue el Batalln a su cargo; y que luego de producido el
enfrentamiento, se continu con el operativo y blancos de oportunidad, otra
de las funciones desarrolladas por los Jefes de Areas y de Sub-reas dentro
de las tareas de control poblacional.

Surge tambin de este documento que, como lo indicaba la Orden


Operativa 9/77, la documentacin y el material explosivo secuestrado haba
sido entregado al Destacamento de inteligencia 101 que, recordemos, era el
destacamento que intervena en el marco de la Subzona 11.

Pero la actuacin de Falcn respecto a este operativo no concluye aqu.

Por si los elementos de conviccin reseados hasta el momento no


fueran suficientes, contamos tambin con la nota del 7 de Febrero de 1978

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enviada por Falcn al Presidente del Consejo de Guerra, obrante a fs. 40
del sumario.

All, Falcn expone con claridad cul era su rol operativo y el lugar que
ocupaba en la estructura represiva que ahora dice haber desconocido.

Puntualmente, para que se lo autorice a mantener en custodia el


armamento y municiones secuestrados indica y lo cito textualmente lo que l
mismo asent:

El armamento secuestrado en el operativo en cuestin, es actualmente


utilizado en operaciones por esta Unidad en mbito del rea operacional 113
y Subrea Operacional 1131

la documentacin perteneciente al Registro Nacional de las personas


de Berazategui, fue entregada, previa autorizacin del rea Operacional 113,
a la Oficina correspondiente

Es decir, adems de confirmarnos que Falcn s tena un rol operativo


y que actuaba como Jefe de Sub rea operacional 1131, este documento nos
demuestra que aquel operativo no fue una excepcin sino que se trataba,
justamente, de un accionar que se encontraba inserto en el plan sistemtico
que se llev adelante en forma continuada durante su gestin.

A este pedido formulado por Falcn, le sigui el rechazo a su solicitud y


la reiteracin del pedido de remisin de los elementos secuestrados, tal como
obra a fs. 41 del sumario, oportunidad en que se justific el temperamento
adoptado a partir de la Orden de Operaciones 9/77.

Sres. Jueces: Falcn no puede hoy pretender desentenderse de las


operaciones represivas realizadas en Berazategui y Florencio Varela, ya que
como vimos, incluso por manifestaciones propias, en su desempeo como Jefe
de Sub-rea 1131 tena asignado ese mbito jurisdiccional.

Su reemplazante en el Batalln, Miguel Enrique Chichizola, lo confirm


a travs de la nota del 30 de agosto de 1982 obrante a fs. 43 del sumario 497,
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oportunidad en que, a pesar de incurrir en un error material al indicar el
nmero de Sub-rea, inform que en el momento de los hechos esa Unidad
era Jefatura de Sub-rea bajo control operacional del rea 113.

El operativo al que hicimos referencia demuestra que tales acciones


formaban parte de las tareas habituales del Batalln y que formaban parte de
las funciones que le haban sido encomendadas en el plan represivo.

Tengamos en cuenta que mediante Boletn Privado del Ejrcito n


4166 se resolvi ascender post mortem al soldado Barbusano, en virtud de su
participacin en el operativo represivo en que muri.

Incluso, su figura tambin fue homenajeada en el propio Batalln de


Comunicaciones, donde el 4 de septiembre de 1980, conforme surge del

libro histrico, se decidi bautizar con su nombre a una de las calles


principales del cuartel.

Ahora bien. Como adelantamos, no solo contamos con el sumario 497


para ejemplificar el accionar y las funciones desarrolladas por Falcn en la
denominada LCS.

Otro elemento de conviccin que permite ilustrarlo con claridad, se


deriva de un conjunto de piezas documentales vinculado con la distincin
otorgada, a raz de otro operativo, al Subteniente Carls, integrante del
Batalln de Comunicaciones que diriga Falcn.

Esta documentacin est agregada tanto en el legajo de Carls, como en


la remitida por el Juzgado Federal n 1 de La Plata.

En esta ocasin no es Falcn quien ordena el procedimiento sino que,


frente a un requerimiento de apoyo por parte de un grupo operativo del rea
113, Falcn design personal para satisfacer ese requerimiento.

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El operativo en cuestin se realiz el 9 de marzo de 1977, a menos de
un mes de ocurrido el secuestro de Luca Gndara Castroman, en la localidad
de Villa Elisa, La Plata.

En ese operativo, las fuerzas represivas dieron muerte a dos personas y


result herido el por entonces Subteniente Carls que, reiteramos, integr el
Batalln que diriga Falcn.

Tal como surge del caso al que nos hemos referido con anterioridad,
aqu tambin advertimos en forma palmaria el rol operacional desempeado
por Falcn y por la Unidad a su cargo, asignado elementos propios ante un
pedido concreto.

Prueba de esto es la resolucin 311/2, elaborada y firmada por


Falcn el 15 de abril de 1977 como Jefe del Batalln de Comunicaciones
601, donde declara que las heridas sufridas por el Subteniente Carls guardan
estricta relacin con los actos de servicio, en atencin a que, cito:

el hecho se produjo en circunstancias en que el causante se


encontraba realizando un Operativo de Seguridad, al ingresar a una vivienda
en que era ocupada por elementos subversivos

Este documento debe ser relacionado con otro, el 4006/153, del 4 de


mayo de 1977, por el cual Falcn, siempre como Comandante del Batalln de
Comunicaciones 601, propone se otorgue a Carls, por su desempeo, las
distinciones Heroico Valor en Combate y Herido en Combate.

En ese documento, Falcn detalla que el 9 de marzo de aquel ao, a las


00:30 hs, en la Unidad a su cargo se hizo presente, cito:

personal de un grupo operativo perteneciente a la Central de


Reunin de Inteligencia del rea Operacional 113, quien requiri apoyo para
ejecutar un allanamiento en la localidad de Villa Elisa (calle 8 e/43 y 44) LA
PLATA.

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Satisfecho el requerimiento [es decir, Falcn dio el apoyo que le
pedan], se hizo presente en el lugar la Seccin de Recuperacin del B[atalln
de] Com[unicaciones] Cdo 601 y una Compaa Operacional del R I 7, esto
es, del Regimiento de Infantera n 7, que como dijimos era sede de la
Jefatura de rea 113.

Es el mismo Falcn quien detalla las medidas adoptadas:

*se cerc el edificio a allanar; se desalojaron las viviendas vecinas;

*se orden la interrupcin del servicio de trenes desde y hacia La


Plata;

*y se orden la ocupacin del inmueble y distintas disposiciones de


combate hasta constatar la muerte de sus habitantes.

Los documentos del Archivo de la EX-DIPBA obrantes en las


actuaciones enviadas desde La Plata en relacin con este episodio,
consistentes en partes circunstanciados de ese operativo y hasta recortes
periodsticos de la poca, confirman la intervencin de fuerzas militares del
Batalln de Comunicaciones 601.

Sres. Jueces: A este juicio se incorporaron adems el Oficio del Ejrcito


Argentino del 6 de septiembre de 2011 que destaca que en el Boletn Pblico
del Ejrcito n 4174 se insert la resolucin del 30 de noviembre de 1977, que
otorg a Carls, por esos hecho, la medalla de Herido en Combate;

Y tambin las actas de defuncin de dos personas, una mujer de 25 aos


y un hombre de 28 con esta sola identificacin: destruccin de masa
enceflica por mltiples heridas de bala.

Como vemos, Falcn ejerca el dominio de los operativos que se


realizaban en el espacio geogrfico a su cargo y en los que intervena personal
a sus rdenes, desempeando mltiples tareas que acreditan el rol de Jefe de
Sub rea que le corresponda en la estructura represiva.

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Incluso, vale resaltar la conducta adoptada por Falcn luego de
producido aquel operativo.

No slo, como vimos, solicit la condecoracin del personal


interviniente, lo que se consagr con el otorgamiento al Subteniente Carls de
la medalla Herida en Combate.

A la hora de calificarlo en su carcter de Jefe de Batalln, tal como


surge del Legajo Personal de Ejrcito de Carls, le otorg el mximo de
calificacin posible, resultando el ms sobresaliente para su grado y
manifestando su opinin favorable para que continuara en ese destino.

Como hemos visto, son mltiples las pruebas que acreditan el rol
desempeado por Nstor Horacio Falcn en las actividades represivas dentro
de la jurisdiccin correspondiente a la Sub rea 1131, es decir en las
localidades Florencio Varela y Berazategui.

Como complemento contamos con el testimonio de la testigo experta


Claudia Bellingeri, quien mencion que el Batalln de Comunicaciones 601
controlaba los partidos de Berazategui y Florencio Varela.

En el mismo sentido, diversos documentos provenientes del archivo


de la EX-DIPBA dan cuenta del control que la Sub rea a cargo de Falcn
ejerca sobre lo ocurra en esta jurisdiccin.

De la lectura de los legajos mesa DS n 1951, 5476 y 12.011


conjuntamente con el informe elaborado por Bellingeri obrante a fs. 23.258, se
advierte claramente la autoridad que desempeaba el Batalln en el marco de
la llamada Lucha contra la subversin.

Incluso, contamos con otros legajos tales como los n 12719, 18631 y
19627, que ms all de corresponder a eventos posteriores a la gestin de
Falcn a cargo del Batalln de Comunicaciones 601, permiten observar
nuevamente el control operacional que este Batalln ejerca en Florencio
Varela y Berazategui dirigiendo a las fuerzas de seguridad locales.

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El anlisis de los documentos de la EX-DIPBA demuestra que las
mismas comisaras de estas localidades saban que ante circunstancias que
pudiesen guardar relacin con la denominada lucha contra la subversin
deban dar intervencin al Batalln, pues era la Unidad del Ejrcito que
ejerca el control del territorio y de los operativos realizados en Florencio
Varela y Berazategui.

El alcance territorial del Batalln a cargo de Falcn tambin surge de


los libros Memoria De Vida de DAndrea Mohr y Sobre reas y
Tumbas de los hermanos Mittelbach.

Ambas obras son coincidentes con los elementos de conviccin que


hemos mencionado hasta ahora, en cuanto a que la Jurisdiccin se extenda a
los partidos de Berazategui y Florencio Varela de la Provincia de Buenos
Aires.

Ya hemos referido mltiples operativos y actividades represivas que


demuestran que all era donde operaban Falcn y sus hombres.

Ahora bien, como explicamos al tratar cuestiones generales de la


estructura represiva, sabemos que la denominada lucha contra la subversin
no se agotaba nicamente en las acciones armadas. Diversas directivas
militares aluden a otro tipo de acciones denominadas acciones civiles, que
pretendan obtener resultados en el plano de lo que llamaban accin
psicolgica.

El Batalln de Comunicaciones Comando 601 tambin desempeaba


acciones de este tipo en el territorio a su cargo.

Tal es el caso del Juramento a la bandera por parte de soldados


conscriptos en espacios pblicos o la realizacin de trabajos en la escuela n
32 de Berazategui, respectivamente registrados con fecha 19 de junio de 1978
y 1 de octubre de 1979 en los correspondientes libros histricos del
Batalln.

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Hasta aqu hemos mencionado de qu modo se ha acreditado en este
juicio Falcn ordenaba operativos, seleccionaba el personal interviniente,
colaboraba con los pedidos que le realizaba el rea 113 que integraba e
incluso participaba y luego informaba a sus superiores lo ocurrido; o solicitaba
condecoraciones para sus subordinados; o realizaba actividades de accin
psicolgica.

Debemos ahora mencionar que dentro de la jurisdiccin de la Subrea a


su cargo funcionaron dos CCD: Los pltanos y La casa del cilindro; este
ltimo ubicado directamente dentro de la sede del Batalln de Falcn.

Los informes remitidos por la Secretaria de Derechos Humanos de


la Nacin coinciden con los libros Memoria de Vida y Sobre reas y
Tumbas en indicar esta circunstancia, al mismo tiempo que confirman que
aquello aconteca durante el perodo en que Falcn fue jefe del Batalln de
Comunicaciones.

Lo mismo ocurre con documentacin hallada en el archivo de la EX


DIPBA. Por ejemplo, el instrumento identificado como legajo mesa DS n
13.864 comprueba el funcionamiento de un CCD en la misma sede del
Batalln.

All se observan actuaciones labradas en enero de 1979 para trasladar a


un detenido hasta una unidad penitenciaria.

El documento literalmente indica:

El causante detenido en el Batalln de Comunicaciones de Comando


601 (City Bell), queda a disposicin de esa Jefatura para que sea trasladado
a la Unidad Penal de Ezeiza (U-19) a efecto de cumplir con la condena
impuesta.

Sres. Jueces: Al momento de sintetizar las caractersticas principales de


la estructura represiva diseada en nuestro pas.

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Y al tratar los parmetros de atribucin de responsabilidad, hicimos
especfica referencia a la forma en que los Jefes de rea y los Jefes de
Subreas, en el mbito territorial asignado, contribuan a la ejecucin de los
hechos criminales y al desarrollo de las denominadas Operaciones Militares y
las denominadas Operaciones de Seguridad, consistentes en actividades de
control poblacional como patrullajes, control de vehculos, control de
documentacin, observacin para la deteccin de blancos de oportunidad y
colaboracin con la labor de otras Unidades, otorgndoles por ejemplo
elementos para el desarrollo de operaciones especficas, liberando el rea a su
mando o auxilindolos antes, durante o con posterioridad a un procedimiento
concreto.

Tambin explicamos por qu ese tipo de tareas eran parte esencial del
plan sistemtico criminal y provenan de una divisin funcional de tareas para
su ejecucin.

Lo expuesto hasta aqu demuestra el rol esencial que Nstor Horacio


Falcn desempe en la jurisdiccin de Florencio Varela y Berazategui, entre
diciembre de 1976 y febrero de 1979, desde la Jefatura del Batalln de
Comunicaciones Comando 601 desempendose como Jefe de Subrea 1131.

Ha quedado demostrado en este juicio que Falcn no solo orden y


diagram la ejecucin de operativos, posibilit la realizacin de otros
liberando el territorio a su cargo, provey de personal y de apoyo constante al
rea 113 de la Sub-Zona 11 de las que dependa y realiz todo tipo de
actividades identificadas bajo el trmino control poblacional, sino que
tambin dentro de la jurisdiccin a su cargo funcionaron al menos dos CCD.

Sres. Jueces: en uno de esos operativos, el 18 de febrero de 1977 fue


secuestrada Elba Luca Gndara Castroman del domicilio ubicado en la calle
Hilario Lagos n 466 de la localidad de Florencio Varela, Provincia de Buenos
Aires, conforme a las dems circunstancias que ya expusiramos.

Todo lo expuesto, entonces, permite concluir que durante el debate se


ha demostrado la contribucin realizada por Nstor Horacio Falcn, en su
carcter de Jefe del Batalln de Comunicaciones Comando 601, en la

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privacin ilegtima de la libertad de la ciudadana uruguaya Elba Luca
Gndara Castroman.

En consecuencia, Falcn es coautor mediato penalmente responsable de


su privacin ilegtima de la libertad doblemente agravada.

Ese tipo de actividades por l realizadas comprueban tambin su


contribucin en el otro hecho independiente que tambin se le imputa, esto es,
su participacin en la asociacin ilcita Cndor.

Recordemos que a los fines de determinar responsabilidad penal, resulta


indiferente el tipo de contribucin realizada para el sostenimiento de esa
asociacin criminal, diferencia que slo incidir en el grado de esa
participacin.

En este punto, ya explicamos que en este juicio se comprob que los


Jefes territoriales tomaron parte en Cndor.

Sres. Jueces: Falcn se limit a decir que no saba lo que era el Plan
Cndor.

Ya dimos cuenta que est probado que para poder concretar sus
objetivos, el conocimiento de su existencia llegaba mnimamente al nivel de
quienes tenan responsabilidad en un espacio territorial determinado, pues
ellos eran quienes realizaban parte de las tareas imprescindibles para el
funcionamiento de Cndor.

Como se ha probado, Falcn fue Jefe del Batalln de Comunicaciones


601 y Jefe de la Sub-rea 1131.

Como tal era el encargado de desarrollar tareas represivas un espacio


determinado; tuvo a su cargo el control de territorial de las localidades de
Berazategui y Florencio Varela, por lo que saba de su existencia.

Ya explicamos que los Jefes territoriales, para el desarrollo de sus


funciones y de las tareas de las respectivas Unidades a su cargo en sus
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jurisdicciones, deban contar con un nivel mnimo de informacin, aunque
ms no fuera para las tareas de control poblacional.

Estas tareas incluan la bsqueda de informacin, la observacin de


lugares y el particular anlisis de documentacin y de las caractersticas
generales de las personas; y la realizacin de interrogatorios adecuados, que
necesariamente contenan preguntas elementales como nombre, domicilio,
actividad y, muy especialmente, nacionalidad.

Ntese por ejemplo la especial atencin que deba tenerse a los efectos
de poder lograr descubrir los llamados blancos de oportunidad.

Resulta evidente que para eso deban saber qu buscar, qu poda


resultar sospechoso, qu informacin era relevante y/o urgente y a quienes
deba ser transmitida la obtenida.

Tambin deban saber cundo era necesario coordinar las actividades


con otros grupos y, obviamente, cundo un caso ameritaba una coordinacin
local ms amplia o, en lo que aqu interesa, cundo era necesaria una conexin
regional.

Sres. Jueces: ya mencionamos que toda la prueba de este juicio permiti


comprobar que ese conocimiento y las tareas que a partir de l se desplegaban
eran esenciales para la ejecutoriedad de Cndor.

Esa prueba surga de todo tipo de elementos, en los que la nacionalidad


de las vctimas era un indicio a tomar en consideracin; y la participacin en
secuestros atribuibles al empleo del marco de coordinacin represiva regional
provisto por Cndor slo constitua un plus adicional al cumulo de evidencias.

Lo ocurrido a Gndara Castromn es un ejemplo claro y adicional de


ese conocimiento, que demuestra cmo operaba la asociacin ilcita en el
instante posterior a una detencin, cuando resultaba necesario acudir al
andamiaje aportado por el marco de coordinacin Cndor.

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Recordemos que en Uruguay, tanto Gndara Castromn como su
marido Vzquez integraron el Partido Comunista; y haban tenido una activa
participacin en un comit de base del Frente Amplio.

Y muy especialmente, que Gndara Castromn fue detenida en marzo


de 1973, es decir, en la antesala de la instauracin de la dictadura uruguaya.

Fue recin cuando recuper su libertad que para resguardarse la familia


resolvi trasladarse a la Argentina.

Como ya expusimos, se ha comprobado que el matrimonio facilitaba el


domicilio de Florencio Varela en el que vivan para la realizacin de reuniones
de integrantes de la agrupacin Montoneros.

Y tambin probamos que al momento de secuestrarlos en ese domicilio,


las fuerzas intervinientes condujeron al lugar al sobrino de Gndara, Eduardo
ONeill, secuestrado pocos das antes que ellos, quien era una de las personas
que concurran a esas reuniones.

El motivo original de sus secuestros cuya coautora mediata le


imputamos a Falcn, parecera estar motivado, as, en esa relacin.

Se sabe tambin que en ese lugar fueron brutalmente amenazados,


interrogados y torturados, trasladndoselos luego a un lugar no identificado,
para ser llevados luego al CCD Vesubio.

Fue en ese lapso previo al arribo al Vesubio que se activ el marco de


coordinacin provisto por Cndor.

Recordemos que Velzquez dijo que ni bien arribaron al Vesubio le


dijeron ahora vas a cantar si sos Tupamaro o no, se le pregunt por una
persona de nacionalidad uruguaya y fue interrogado por un individuo de esa
misma nacionalidad.

Es evidente que antes de que llegaran a ese CCD, las fuerzas represivas
ya saban algo que al momento del secuestro desconocan, informacin que
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llev a que hicieran esas preguntas y a que Vzquez fuera interrogado por
una persona de nacionalidad uruguaya.

Esa informacin inexorablemente fue provista por el marco regional


represivo; y la necesidad de requerirla surgi dentro del marco originario
del secuestro al que Falcn contribuy con las tareas propias del Batalln
a su cargo.

Traemos aqu nuevamente a colacin las opiniones brindadas por los


testigos expertos, en cuanto sostuvieron que el marco de coordinacin poda
presentarse antes, durante o con posterioridad a los secuestros.

Basta con rememorar los dichos de Calloni a quien, para que


determinara cundo deba considerarse que un caso era Cndor, se le puso
como ejemplo hipottico un hecho muy similar al presente. Calloni sostuvo
que de acuerdo a cada situacin en particular se detena y se informaba a otros
pases.

Por eso, desde el mismo momento en que se informaba, esa detencin


ya era Cndor.

Lo ocurrido a Gndara Castromn, adems de ser un elemento adicional


que comprueba la ejecutoriedad de Cndor, demuestra en los hechos la
independencia fctica existente entre las actividades dirigidas a la concrecin
de delitos como los de allanamiento ilegal, privacin ilegtima de la libertad,
tormentos, apoderamientos ilegtimos y homicidios; y las dirigidas a contribuir
al sostenimiento de la asociacin ilcita regional.

Su aprehensin estuvo fundada en un inters local; pero la continuacin


del accionar y lo descubierto luego requiri la puesta en funcionamiento del
andamiaje provisto por Cndor.

Todo lo expuesto permite afirmar que en este juicio se comprob que


adems de integrar el aparato de poder local que ejecut en nuestro pas el
plan sistemtico de represin, Falcn tom parte en la asociacin ilcita
Cndor, pues las actividades que realizaba como Jefe del Batalln de

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Comunicaciones 601 y de la Su-rea Operacional 1131 contribuan a su
sostenimiento.

En consecuencia, Nstor Horacio Falcn es autor del delito de


asociacin ilcita.

Federico Antonio Minicucci naci el 29 de marzo de 1932 en Buenos


Aires, en el seno de una familia de tradicin militar.

En marzo de 1948, ingres al Colegio Militar de la Nacin, del que


gres en 1951.

Al terminar sus estudios, siempre vinculado con el arma de infantera,


esempe distintos cargos en provincias como Corrientes, Buenos Aires,
Crdoba y Tucumn, entre otras.

Adems, en 1965 realiz un viaje de estudios a Paraguay y, entre fines


e 1969 y principios de 1971, fue enviado a Francia.

All, primero se desempe como vocal en la Comisin Especial de


armamento en Europa, con sede en Pars.

Luego fue designado como adjunto de la agregacin militar en esa


ciudad.

Al retornar, luego de haber sido enviado en comisin en 1975 a la


rovincia de Tucumn, fue designado Jefe de Divisin dentro de la Jefatura de
Operaciones, en el Comando General del Ejrcito; hasta que el 6 de
diciembre de 1975 asumi la Jefatura del Regimiento de Infantera n 3
Gral. Belgrano ubicado en la localidad de La Tablada, Provincia de
Buenos Aires.

Justamente, es en ese carcter que se le imputa el haber participado de


la privacin ilegtima de la libertad del ciudadano uruguayo Ral Edgardo
Borelli Cattaneo, secuestrado el da 22 de diciembre de 1977 en el partido de
Lans, Provincia de Buenos Aires, que se encontraba en el mbito territorial
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del rea 112, dependiente de la Sub-zona 11 del Comando de la Zona de
Defensa I.

Como ya adelantamos al referirnos puntualmente a lo ocurrido con Ral


Edgardo Borelli Cattaneo, al consignarse errneamente en la etapa instructora
que su secuestro se haba producido en Julio de 1977 se le atribuy
responsabilidad al acusado Minicucci.

Sin embargo, a lo largo de este proceso pudimos verificar que el hecho


no ocurri en esa fecho sino el 22 de diciembre de 1977 cuando Federico
Antonio Minicucci ya no se encontraba al mando de la Jefatura de rea
112.

Como ya adelantamos, esta circunstancia, unida a que en este juicio


tampoco se ha podido establecer que de alguna otra forma concreta haya
contribuido con la privacin ilegal de la libertad de Borelli Cattaneo, nos
impide realizar a su respecto un juicio de reproche.

Sin perjuicio de esto, a continuacin realizaremos una exposicin


pormenorizada de la actuacin de Minicucci al mando del Regimiento de
Infantera n 3.

Esto nos permitir no solo conocer cul ha sido su rol en la estructura


represiva como Jefe de rea 112, sino que tambin servir para determinar su
responsabilidad por haber integrado la Asociacin Ilcita Cndor; extremo
sobre los que Minicucci declar en este juicio.

Indagatoria.

Como veremos en lo sucesivo, al prestar declaracin indagatoria


Minicucci pretendi desligarse de los hechos que se le imputan aduciendo,
sintticamente, que en todo caso la culpa la tenan sus superiores o, tal vez,
otra fuerzas u otro grupo de tareas.

Como en todos los casos, sus dichos deben ser analizados en el contexto
de toda la prueba producida, pues de su relato se advierten referencias ciertas
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y falsedades notorias, entremezcladas con aqullas para que se asemejen a la
verdad.

Jefatura Regimiento y Jefatura rea 112.

Lo primero que haremos ser verificar dos circunstancias que el mismo


imputado ha reconocido:

Por un lado, el haberse desempeado entre el 6 de diciembre de 1975


y el 5 de diciembre de 1977 en el cargo de Jefe del Regimiento de
Infantera n 3 Gral. Belgrano de la Tablada, Provincia de Bs.As.

Luego, en ntima relacin con lo anterior, veremos que durante aquel


perodo, efectivamente como Minicucci dijo, se desempe en la
estructura represiva de las FFAA como Jefe del rea 112, dentro de la
Subzona 11, que formaba parte de la Zona I.

Ninguna de las cuestiones planteadas presenta dificultades para su


comprobacin, en tanto la prueba producida en este juicio, as como
pronunciamientos judiciales anteriores, acreditan tales extremos.

As, el Boletn Reservado del Ejrcito n 4629-que contiene la


resolucin que lo design-los informes de calificacin correspondientes a
los aos 1975/1976, 1976/1977 y 1977/1978, adems de los Libros
Histricos del Regimiento de Infantera n 3, dan cuenta de que Minicucci
fue designado como Jefe de este Regimiento el 28 de octubre de 1975 y
asumi efectivamente el cargo el 6 de diciembre de 1975, que ocup hasta el 5
de diciembre de 1977.

Sobre este punto, luego de un pormenorizado anlisis de los elementos


de conviccin producidos en este proceso, estamos en condiciones de
coincidir con lo expresado por la sentencia dictada por el TOF 4 en la causa
Vesubio II, que tuvo por acreditado el desempeo de Minicucci como jefe del
Regimiento de Infantera n 3 y como Jefe de rea 112 dentro de la estructura
represiva.

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La sentencia lo sintetiz as, cito:

Por el hecho de ser Jefe del Regimiento III de La Tablada, Federico


Antonio Minicucci era a su vez Jefe del rea 112 Corresponde resaltar que
Minicucci detent un rol efectivo y concreto dentro del aparato organizado
para la represin ilegal desde el Comando de Zona 1, Subzona 1.1, rea 112,
de la cual era Jefe.

En este juicio, tambin hemos visto que la Jefatura de rea 112 fue la
funcin que tuvo asignada dentro de la estructura represiva mientras lider el
Regimiento de Infantera n3.

Por ejemplo, as lo concluye el informe remitido por la Comisin


Provincial por la Memoria en sus pginas 21 y siguientes, tras el
pormenorizado examen de mltiples documentos de la ex DIPBA que lo
ilustran con claridad.

A idntica conclusin arriba el grupo de trabajo del Ministerio de


Defensa en el informe elaborado sobre la Subzona 11.

Y adems, como adelantamos el mismo Minicucci reconoci haber


sido jefe del rea 112.

Sin embargo, y aqu es donde su declaracin comienza a alejarse de la


verdad, pretendi desligarse de toda responsabilidad aduciendo que, por un
lado, no recordaba haber tenido bajo su mando fuerzas de seguridad; y por
otro lado, que los medios disponibles para el control del rea 112 eran
sumamente exiguos en relacin a la zona que haba que vigilar.

En tal sentido, sostuvo que las reas, y en especial las cercanas a la


Capital Federal, eran sumamente permeables a la accin de otras fuerzas y
organismos que no dependan de la Jefatura de rea, como ser la ESMA, la
Polica Federal y la Polica de la Provincia de Buenos Aires.

Sres. Jueces: Como vimos a lo largo del juicio y detallar en lo


sucesivo, la argumentacin ensayada por el imputado Minicucci es falsa.
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Personal a cargo.

Comencemos con el personal con que contaba Minicucci para la


ejecucin de sus tareas como Jefe del rea 112 y que estim insuficiente.

En principio, para desempear su funcin operativa no solo contaba


con el personal propio del Regimiento de Infantera 3.

Como se ha probado, el espacio territorial de la Sub-zona 11 y, dentro


de ella, el del rea 112, fue especialmente considerado dentro de la misin de
aniquilamiento de la llamada subversin.

Fue por tal razn que el comando General del Ejrcito lo consider un
espacio geogrfico prioritario para la asignacin de recursos logsticos, entre
ellos, armamento y personal.

As lo prueba, por ejemplo, el cuadro incorporado al juicio y titulado


organizacin y prioridades de equipamiento de los equipos de combate y
secciones de contrasubversin.

All puede apreciarse que, dentro de la clasificacin establecida, el


Regimiento de Infantera n 3 ostentaba la de 1 Prioridad de Equipamiento.

Esto tambin se advierte en la pgina 9 de la Orden de Operaciones


9/77.

All se orden a la Subzona 12 poner a disposicin del Comando de


Zona 1, como reserva, un escuadrn de tiradores del Escuadrn de Caballera
Blindada 10, Escuadrn Husares, que deba acantonar en el Regimiento
de Infantera 3, a carago de Minicucci.

Incluso ms adelante, esa misma Orden de Operaciones, en su pgina 15


y 16, dispone que el Escuadrn Husares deber y cito:

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Afectar hasta dos secciones de Tiradores Blindados a misiones de
patrullaje interno y externo del Area de Acantonamiento (RI 3)., es decir
Regimiento de Infantera n3.

Se encuentra acreditado que esto efectivamente se llev adelante.

Contamos al respecto con la declaracin informativa del 29 de Julio


de 1986 de Juan Bautista Sasian, quien fue Comandante de la Subzona 11
y, por lo tanto, superior de Minicucci mientras ste fue Jefe del rea 112.

En aquella oportunidad mencion, y cit:

El rea cuyo comando era ejercido por el Jefe de Infantera 3


contaba con los efectivos del Regimiento y los del Escuadrn de
Exploracin de Caballera Blindada 10.

Fueron Jefes del rea el hoy General retirado Minicucci en 1977; y el


General Svencionis en 1978.

Adems, los dichos de Sasian son confirmados por el ya mencionado


informe del Ministerio de Defensa en tanto, en su pgina 7, indica:

El Regimiento de Infantera n 3 funcion como cabecera del rea


112 comand y oper junto al Escuadrn de Exploradores de Caballera
Blindada 10 los partidos de Almirante Brown, Avellaneda, Esteban
Echeverra, Lans, Lomas de Zamora, San Vicente y Cauelas.

En otras palabras, en este juicio adems de demostrarse que Minicucci,


en virtud de ser el Jefe del Regimiento de Infantera n 3, oper como Jefe de
rea 112, tambin se acredit que, para hacerlo, a su propio personal se le
sum un escuadrn, que a esos efectos acanton en su regimiento.

Si bien podramos interpretar que la aparente queja de Minicucci no fue


ms que una expresin de deseos, avizorando quizs que, de haber contado
con una tropa mayor, la parte del aparato represivo por l dirigido podra

Pgina 1718 de 1891


haber sido an ms eficiente, lo cierto es que se prob que cont un personal
reforzado para el desarrollo de su funcin como Jefe del rea 112.

Ahora entonces, estamos en condiciones de abordar el siguiente


extremo que consiste en revelar cules fueron las funciones que Minicucci
desempe en la denominada LCS desde la Jefatura de rea 112.

A medida que avancemos iremos viendo cmo tampoco son ciertos


otros dichos del imputado, esta vez en relacin con la alegada ausencia de un
control desde la Jefatura de rea de las fuerzas de seguridad; y con la aparente
permeabilidad insalvable del territorio que tena a su cargo, con lo que
pretende eximirse responsabilidad.

En definitiva, el amplio caudal probatorio al que haremos referencia en


lo sucesivo no hace ms que corroborar que, tal como concluy la sentencia
dictada en el juicio denominado Vesubio II, los aportes realizados por
Minicucci, en su carcter de Jefe del Regimiento III de la Tablada, fueron
indispensables para el accionar del aparato organizado para la represin
ilegal.

Sres. Jueces: ya detallamos repetidamente las razones por las que en


este juicio dimos por acreditada la responsabilidad de los jefes territoriales en
el desarrollo de actividades represivas, describiendo sus funciones y su
respectiva incidencia en el plano local y en el regional dentro del marco de
Cndor.

Por eso, nos remitimos a todo lo expuesto.

Pero adems, a lo largo de este juicio tambin se agreg prueba


adicional que especficamente demuestra cmo Federico Antonio Minicucci,
en su carcter de Jefe del Regimiento 3 de Infantera y actuando como Jefe del
rea 112, orden a las fuerzas de seguridad la captura de personas en el
marco de la denominada LCS, y que incluso personal del Regimiento que l
diriga particip en operativos ya sea conjuntamente con las fuerzas de
seguridad o sin ellas.

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Adems, esta prueba adicional tambin mostr cmo el propio
imputado, incluso, particip personalmente en operativos represivos
desplegados dentro del mbito territorial del rea que controlaba.

En este proceso se prob tambin la existencia de CCDs dentro de su


jurisdiccin e, incluso, la presencia de personas ilegalmente detenidas
dentro del propio Regimiento de Infantera 3.

A su vez, pudimos confirmar otro de los extremos por los que fue
condenado en la causa Vesubio II.

Esto es, el funcionamiento dentro del Regimiento de Infantera n 3


de la Central de Reunin de Informacin (CRI) y la vinculacin operativa
de Minicucci con el CCD Vesubio al que, como se prob en este juicio, lleg
a asistir personalmente junto con el entonces comandante de la Zona I: Carlos
Guillermo Suarez Mason.

Finalmente, la prueba adicional tambin acredit que desde el rea 112,


personal a cargo del imputado Minicucci llevaban adelante acciones
psicolgicas en el marco de lo que se denominaban acciones civiles.

Obviamente, analizar estos elementos de conviccin adicionales servir


tambin para confirmar el mbito territorial que tena asignada el rea 112 y
que, como dijimos, abarcaba los partidos de Avellaneda, Almirante Brown,
Esteban Echeverra, Lans, Lomas de Zamora, San Vicente y Cauelas;
todos ellos de la Provincia de Buenos Aires.

Esto es as pues, como veremos a continuacin, todas las acciones en


cuestin, desde los operativos represivos hasta la faceta psicolgica, se daban
dentro de los lmites de su jurisdiccin.

Prueba adicional.

Sobre este punto, lo primero que debemos decir es que la prueba


producida este juicio resulta coincidente entre s.

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rdenes de captura.

Dicho esto, comenzaremos entonces por las rdenes de captura que el


mismo Minicucci enviaba a las Fuerzas de Seguridad para detener a los que
denominaban delincuentes subversivos.

Al respecto, el informe elaborado en base a los archivos de la ex


DIPBA resalta, en su pgina 21, un documento que se adjunta al informe y
que ejemplifica claramente el desarrollo de esta actividad.

Se trata de un comunicado enviado por Minicucci al jefe de la unidad


regional de Lans de la Polica Bonaerense.

Sobre este comunicado, el informe resalta lo siguiente:

El comunicado tiene fecha el da 29 de Octubre de 1976, y contiene


adjunto un memorando fotocopiado, con membrete del Ejrcito Argentino y
firmado por el Teniente Coronel Federico Antonio Minicucci. El objeto del
memorando reza ordenar Captura.

En este caso, como se advierte de la lectura del documento, los


requeridos eran Cesar Daniel Crdenas y de Hctor Emilio Brojovich, de
quienes se aportaban datos personales, indicando que se trataba de integrantes
de Montoneros y del Frente Militar del Ejrcito de Liberacin 22 de agosto,
respectivamente.

Pero esta no es la nica constancia que da cuenta de este


comportamiento.

El anlisis de documentos policiales de la poca permite concluir que


esta prctica era habitual por parte de Minicucci.

De este modo, el documento de la ex DIPBA Mesa Ds Varios, n


6859, se advierte una nueva orden de captura, del 12 de noviembre de 1976,
tambin dirigida a la Unidad Regional de Lans de la Polica Bonaerense, esta

Pgina 1721 de 1891


vez referida a Rogelio Octavio Contreras, a quien se sindicaba como
integrante de una clula sindical.

En igual sentido, contamos con el documento n 10346, de la Mesa


Ds Carpeta Varios, proveniente del mismo acervo documental.

All se observa otro claro ejemplo de cmo, desde el Regimiento que


diriga Minicucci, se ordenaba a las fuerzas de seguridad ubicadas dentro de
su jurisdiccin la detencin de personas.

Lo mismo surge del documento de la Ex DIPBA identificado con el


nmero de legajo 7259 de la Mesa Ds Varios, del 24 de noviembre de
1976.

All Minicucci ordenaba la detencin de siete personas identificadas con


la agrupacin Montoneros.

Al respecto, vale destacar que entre ellos Minicucci peda la detencin


de Jos Dominicovic y Arturo Garn.

El primero fue secuestrado un da despus de que se haba cursado la


orden; y Garn poco despus, el 9 de diciembre de 1976.

Ambos permanecen desaparecidos.

Finalmente, los documentos individualizados en los legajos n 6808 y


6773 ambos de la Mesa Ds Varios ilustran, tambin con suma claridad,
cmo Minicucci ordenaba la detencin de personas.

En el primero de ellos, en su ltima pgina, se puede advertir el parte


urgente 1.414, en el que el comisario inspector Mrquez retransmite la
informacin suministrada por la Unidad Regional de Lans de la Polica de
Bs. As el 30 de octubre de 1976.

Dice; y lo cito textualmente:

Pgina 1722 de 1891


Que en la fecha, por haberlo dispuesto el jefe de rea 112, se
procedi a la detencin de Armando Luis Mogliano, domiciliado en calle
sucre 945 piso 1 de Lomas de Zamora, quien se remite a la unidad
Carcelaria n 19.

El otro documento, titulado Asunto: SEGBA detencin de activistas,


Uzzurro Jorge y 11 ms; Lans 30/10/1976, ya desde su propio ttulo da
cuenta del caudal de operativos que se desarrollaban en el rea y por
disposicin de Minicucci.

Aqu advertimos que, por un lado, conforme surge del parte urgente n
1427, el Jefe del rea 112 haba ordenado a la Polica la detencin, y cito:

de varias personas sindicadas como activistas.

Por otro lado, el parte n 1.402, obrante tambin en el legajo 6773, nos
permite introducirnos al tratamiento de otra de las funciones que, como ya
adelantamos, desempe Minicucci en su carcter de Jefe de reas:

ordenar al personal propio del Regimiento de Infantera III la


realizacin de operativos.

En este parte, el mismo comisario que antes informaba el pedido de


captura efectuado por el rea 112, da cuenta que cinco de ellos ya haban
sido detenidos e indica:

Todas estas personas resultaron ser empleados de SEGBA y fueron


detenidas por personal militar perteneciente al rea 112 y han sido alojadas
en la Unidad Carcelaria n 19 de Ezeiza.

Resumiendo.

Sres. Jueces: vemos que son abundantes los elementos de conviccin


adicionales que muestran cmo, durante la etapa en que el rea 112 estuvo a
cargo de Minicucci, desde su Jefatura se orden a la fuerzas de seguridad la

Pgina 1723 de 1891


detencin de muchas personas presuntamente involucradas en lo que llamaban
actividades subversivas.

Y que, adems de todo lo dicho en este alegato, las referencias recin


expuestas son en s mismas suficientes para descartar lo dicho por el imputado
en tanto pretendi desligarse de las acciones ejecutadas por las fuerzas de
seguridad.

Como vimos, estos elementos adicionales con claridad evidencian el


control que Minicucci ejerci sobre estas fuerzas represivas.

Debemos resaltar, adems, que todos hechos trados a colacin se


suscitaron dentro de la jurisdiccin que corresponda al rea 112.

Intervencin del personal del rea en operativos.

Y como ya observamos en el documento de la ex-DIPBA n 6773, esta


prueba adicional, adems de evidenciar el control que Minicucci ejerca sobre
las fuerzas de seguridad, prueba tambin que el personal a su cargo intervena
directamente en operativos represivos.

Esto surge tambin de prueba adicional diversa.

En este sentido, el Informe del Ministerio de Defensa titulado


Subzona 11, que analiz los libros histricos del regimiento, sumarios
militares y legajos personales, puntualiza gran cantidad de casos que ilustran
cmo el personal a cargo de Minicucci intervena en operativos.

Entre ellos, vale resaltar una nota elevada por el propio Minicucci como
Jefe del Regimiento de Infantera n 3, al Comandante de Brigada de
Infantera n 10, es decir al Comandante de la Subzona 11, su superior directo
en el comando operacional.

Est fechada el 17 de Febrero de 1977; y da cuenta de lo sucedido en un


operativo en el que fue muerto un integrante del Regimiento.

Pgina 1724 de 1891


Aqu, es directamente el propio imputado quien informa, de manera
detallada, las tareas de inteligencia, bsqueda y detencin de personas que
realizaba el personal a sus rdenes.

Incluso se deja constancia de la colaboracin posterior del personal


policial de la comisaria de Quilmes en el secuestro del mobiliario de la finca.

La nota a la que hace referencia el informe, guarda relacin con las


actuaciones obrantes en el Libro Histrico correspondiente al ao 1977,
donde se deja constancia de la muerte del por entonces sargento Ros en un
enfrentamiento con delincuentes subversivos ocurrido el 17 y 18 de
febrero de 1977, en la localidad de Ezpeleta.

Es ms, al cotejar el libro histrico del Regimiento se puede ver que por
su intervencin en aquel operativo y a pedido de Minicucci, Ros recibi, post-
mortem, la medalla Ejrcito Argentino Muerte Heroica en Combate.

Sres. Jueces: Estas referencias no son las nicas que encontramos sobre
las tareas operacionales del Regimiento a cargo del imputado.

Como dijimos, el informe del Ministerio de Defensa tambin analiz


distintos legajos personales, donde obran sanciones y reclamos vinculados con
personal que revesta en aquella poca bajo las rdenes de Minicucci.

As contamos, por ejemplo, con lo asentado por el cabo Dentis, quin


haba participado en el operativo en el que perdi la vida Ros.

En un reclamo posterior manifest lo siguiente:

En el ao 1976 egres de la escuela de suboficiales con el grado de


Cabo de infantera y fui designado al RI3 (Regimiento de Infantera 3),
unidad con la particip en operativos especiales anti subversivos en la
jurisdiccin del mencionado regimiento

En idntico sentido encontramos otro reclamo que aparece en el legajo


del entonces Teniente Ledesma, quien deca:
Pgina 1725 de 1891
Como Teniente fui destinado al RI3; en tal circunstancia particip
activamente en la lucha contra la subversin durante la jefatura del
entonces Teniente Coronel Federico Minicucci.

Sres. Jueces: lo que estamos viendo son solamente algunos ejemplos


que permiten dar cuenta del importante y activo rol que desempe Minicucci
como Jefe del rea 112.

Completan el cuadro probatorio los documentos hallados en los


archivos de la Ex DIPBA e identificados con los legajos n 7963, 8275, 1963
y 6773, todos de la Carpeta Varios de la mesa Ds.

En ellos se pueden ver documentos producidos en la poca en que


Minicucci fue Jefe del rea 112, que adems de mostrar la intervencin del
personal a su cargo en operativos, dan cuenta de la estrecha relacin que
mantena con las fuerzas de seguridad y del estricto control que realizaba de
su mbito jurisdiccional.

Justamente los extremos que en su indagatoria Minicucci pretendi


desmentir.

Vemos as cmo esos elementos adicionales puntualmente contradicen


sus excusas.

Todos esos documentos e informes no hacen ms que resaltar el


compromiso y la tenacidad con que el aqu imputado ejecut las tareas
funcionalmente asignadas por el plan sistemtico criminal.

Esto tambin surge en forma ntida de las sanciones que el propio


Minicucci impona a su personal.

Por ejemplo, la que impuso al cabo Pacheco, a quien Minicucci


sancion el 8 de agosto de 1977 por retirarse del cuartel sin autorizacin, con
el agravante de emplear para tal fin un vehculo operacional de la unidad,
reservado para operaciones especiales.

Pgina 1726 de 1891


O lo ocurrido con el Cabo Villegas a quien se sancion, y cito al
informe del Ministerio de Defensa:

Por ser reincidente en llegar tarde a la salida de la seccin


operacional

Las aptitudes que tena Minicucci para dirigir a los hombres a su cargo
para el desarrollo de las diversas tareas ejecutadas con el objeto de perseguir y
secuestrar personas en el marco de la denominada LCS, las mismas que ahora
pretende desconocer, tambin eran conocidas por sus superiores.

Esto se concluye no solo de su legajo personal donde se advierte que


recibi siempre las ms altas calificaciones mientras dirigi el rea 112, sino
tambin porque una vez culminado su desempe all, fue ascendido y
continu su carrera militar de forma exitosa.

Adems, sobre este aspecto contamos con lo resuelto por la junta de


calificaciones del ao 1982, actuaciones que remiti el Archivo General de
Ejrcito.

All, al evaluar el desempeo de Minicucci, un General que lo conoca


personalmente dijo que haba tenido xito en todos sus destinos.

Otro general que lo conoca por referencia dijo, y cito al documento:

Que ha tenido una activa y muy eficaz actuacin en la LCS. Ejemplo


para sus subalternos

Finalmente, sobre este punto, contamos con una referencia obrante en


los libros histricos del Regimiento, que tambin es resaltada por el informe
elaborado por el Ministerio de Defensa.

Se trata, ni ms ni menos, de una felicitacin realizada el 4 de mayo de


1977 por parte del Comandante de la Subzona 11y dirigida a la unidad de
Minicucci.

Pgina 1727 de 1891


Los motivos fueron:

Por los evidentes y rotundos xitos obtenidos en la lucha contra la


delincuencia subversiva, en particular en los ltimos 30 das

En pocas palabras: estamos ante un hombre que, mientras se


desempe como jefe de rea,

*fue sealado por sus superiores como un ejemplo en la


denominada LCS:

*fue ascendido y calificado con las ms altas notas

* y fue especialmente felicitado por sus actividades represivas,

*** pero que ahora dice no haber tenido control sobre las fuerzas de
seguridad ni tampoco haber tenido dominio sobre el territorio a su cargo.

Resulta evidente que esto no fue cierto.

Como hemos mencionado repetidas veces, el control de las fuerzas de


seguridad y la responsabilidad operacional sobre el territorio asignado eran
elementos medulares del accionar represivo.

Por lo tanto, de haber sido las cosas como pretende describirlas


Minicucci, difcilmente hubiese recibido tantas loas por su desempeo en la
esfera operativa por parte de todos sus superiores, especialmente por lo que lo
conocan bien.

Es por eso que son ilustrativas las palabras de Adolfo Sigwald,


Comandante de la Subzona 11 y por tanto, superior del aqu imputado, quien
al prestar declaracin indagatoria el 9 de abril de 1987 explic el
funcionamiento de las reas, el modo en que se solicitaban y otorgaban las
reas liberadas, y neg rotundamente la realizacin, dentro de su Subzona, de
operativos sin conocimiento de las autoridades de cada jurisdiccin.

Pgina 1728 de 1891


Esto, por otra parte, confirma que, al igual que suceda con todas las
jefaturas de rea, Minicucci - como jefe del rea 112- se ocupaba de llevar
adelante las acciones de coordinacin necesarias para garantizar que otras
fuerzas pudieran operar dentro del territorio a su cargo, merced a la liberacin
del rea que dominaba.

Sres. Jueces: Hasta aqu hemos visto cmo Federico Antonio Minicucci
ordenaba detenciones a las fuerzas de seguridad y tambin dispona la
realizacin de operativos represivos, ya sea en forma conjunta con fuerzas de
seguridad o sirvindose nicamente de su personal.

Veremos ahora que la prueba adicional reunida en el juicio ha


comprobado que Minicucci, incluso, participaba en forma personal en al
menos algunos operativos; y que luego mantena a las personas
secuestradas, cautivas dentro de las instalaciones de su regimiento en
CCD que funcionaban dentro de su mbito operacional.

Presencia en operativos.

Sobre el primero de los extremos, esto es la participacin de Minicucci


en persona en operativos represivos, contamos con los dichos del ex
conscripto Horacio Verstraeten.

Verstraeten manifest que mientras haca la conscripcin en el


Regimiento de Infantera n 3, cuyo jefe era Minicucci, el 24 de mayo de 1977
particip en un violento operativo en que se allan un inmueble,
producindose la muerte de un importante grupo de personas que eran
consideradas delincuentes subversivos.

Describi que en aquella oportunidad advirti la presencia del


Teniente Coronel Minicucci, quien felicitaba al entonces teniente Bravo
por la tarea desplegada y record que, al regresar a la Compaa, todos
fueron felicitados.

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Al respecto, debo sealar que el teniente Bravo al que hace referencia
Verstraeten efectivamente figura en el listado de personal del Regimiento de
III.

Prisioneros dentro del Regimiento.

Y como adelantara, tambin debo sealar que en el juicio se prob la


presencia de personas ilegalmente recluidas dentro de las instalaciones del
Regimiento de Infantera 3 durante la gestin de Minicucci y el
funcionamiento de un CCD en su jurisdiccin.

Esto se desprende de, entre otros elementos, por ejemplo del


documento de la Ex DIPBA n 5202 de la carpeta Varios, Mesa Ds,
correspondiente al 17 de mayo de 1976.

All, se advierte que las autoridades policiales de la localidad de


Remedios de Escalada, del partido bonaerense de Lans, informan sobre un
enfrentamiento producto del cual se detiene a una mujer y se da muerte a un
hombre, secuestrndose material que era catalogado como subversivo.

La nota culmina dando una cabal muestra de la dependencia operacional


del rea y mostrando que en el RI3 se llevaban personas detenidas. Dice:

Se labraron actuaciones que por disposicin del Jefe de rea Militar


112, fueron giradas con secuestro y detenida al RI3 de La Tablada.

A lo recin expuesto se suma los dichos de quien fuera Comandante de


la Subzona 11, Juan Bautista Sasian, expuestos el 29 de julio de 1986.

En aquella oportunidad explico que los jefes de rea tenan libertad de


accin para determinar el lugar de detencin de las personas capturadas, que
generalmente fueron comisaras.

En cuanto a lo que ocurra puntualmente con el Regimiento de


Infantera n 3 de La Tablada, dijo:

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Se crea la Central de Reunin de Informacin (CRI) que posibilita el
traslado de aquellos detenidos que resultaran de inters.

Pero su pasaje por ese lugar estaba en trminos de horas o el menor


tiempo posible.

Justamente, en este juicio se prob que, al menos para ser interrogados


por personal que operaba en la CRI dentro del Regimiento 3, tambin la sede
de la Jefatura de rea funcionaba como CCD.

Este punto ha sido confirmado por el Ministerio de Defensa en su


informe respecto de la Subzona 11.

Tambin fue destacado por la sentencia dictada en la causa Vesubio II,


en la que se conden a Minicucci.

Lo cierto es que la implantacin, por parte de la Subzona, de una


Central de Informacin dentro del Regimiento que diriga Minicucci,
favoreci la interaccin de la Jefatura del rea112 con otras jurisdicciones
vecinas, vinculndose muy especialmente con el rea 114 donde se ubicaba el
CCD Vesubio, a cuyo funcionamiento propendi Minicucci desde la Jefatura
de rea 112.

Incluso, y esto fue as entendido por la citada sentencia dictada en el


juicio Vesubio II, sabemos gracias al testimonio, incorporado en este juicio, de
Susana Reyes que el propio Minicucci junto con el entonces Comandante de
Zona I, Carlos Guillermo Suarez Mason, visitaron personalmente las
instalaciones del CCD Vesubio.

Pero este no fue el nico CCD con el que se vincul Minicucci.

A lo largo de este juicio se ha acreditado que dentro de la jurisdiccin


del rea 112 funcionaron muchos otros, la mayora de los cuales, como
deca Sasian, se ubicaban en dependencias policiales.

Pgina 1731 de 1891


Al respecto contamos con las investigaciones publicadas en los libros
Sobre Areas y Tumbas de los hermanos Mittelbach; y Memoria de Vida
de Andrea Mohr, que enumeran los CCD que funcionaron en su mbito
territorial.

Se trata del Pozo De Banfield, la Brigada n 2 de Investigaciones de


Lans, la Subcomisara de Rafael Calzada, la comisara de Burzaco, la de
Adrogu, la 4ta de Avellaneda, la de Cauelas y la de Monte Grande.

Sobre esta ltima, la comisara de Monte Grande, volveremos luego.

Acciones civiles.

Ahora bien. Para terminar de delinear las conductas que signaron la


actuacin de Federico Antonio Minicucci al mando de la Jefatura de rea 112
en la llamada LCS, haremos referencia ahora a la realizacin de las
denominadas acciones civiles.

Recordemos que este tipo de acciones estaban insertas, de acuerdo a la


doctrina de la guerra contrainsurgente, dentro del marco de operaciones de
accin psicolgica.

Al respecto, resulta sumamente ilustrativas diversas constancias


volcadas en el Libro Histrico del Regimiento de Infantera n 3.

All qued registrada la ejecucin de este tipo de acciones dentro de su


jurisdiccin.

En tal sentido citamos, entre otras, la ceremonia realizada el 26 de


agosto de 1977 en el centro comercial e industrial de Crovara; la concurrencia
de la banda de Msica del Regimiento a un acto en la plaza San Martin de la
localidad de Lans el 4 de septiembre del mismo ao, o bien otros actos
realizados en las localidades de Valentn Alsina y Lomas de Zamora.

A esto se suma, la donacin de tiles escolares y banderas de ceremonia


a colegios ubicados en las localidades que conformaban el mbito territorial
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del rea, los que directamente eran registrados dentro del libro histrico en un
acpite especial, denominado Donaciones realizadas a Escuelas.

Una vez ms, y tal como resaltamos antes, estos elementos muestran el
conjunto de tareas realizadas desde la unidad a su cargo a los fines del plan
sistemtico y sirven, adems, para confirmar la jurisdiccin del rea 112.

Resumen.

Sres. Jueces: Sintetizando lo expuesto en este punto, vimos que


Minicucci ordenaba a las fuerzas de seguridad la realizacin de detenciones; o
bien dispona directamente su ejecucin mediante el empleo de su propia
tropa, a veces incluso con intervencin conjunta de la polica.

Tambin reseamos la prueba que nos permite tener por acreditada la


presencia de Minicucci en operativos.

Verificamos tambin la existencia, dentro de su Regimiento, de un


Centro de Reunin de Informacin dependiente de la Subzona; y destacamos
los vnculos que tena Minicucci con el CCD Vesubio, extremo que motiv la
imposicin de la condena que indicamos.

Finalmente, hicimos referencia a la probada presencia de personas


ilegalmente privadas de su libertad dentro del Regimiento de Infantera n 3; y
tambin en otros CCD ubicados dentro del territorio que manejaba el rea
112.

Tal como vimos, la prueba adicional demuestra que todos esos hechos
efectivamente ocurrieron dentro de su jurisdiccin y que no intervino fuerza
alguna sin conocimiento del Jefe de rea, es decir, de Minicucci.

Es necesario concluir, entonces, que contrariamente a lo que aleg,


Minicucci operacionalmente control a las FFSS dentro del mbito del
territorio a su cargo, ejecutando y disponiendo la realizacin de todas las
actividades funcionalmente asignadas a los Jefes de rea en la misin de
cercar y aniquilar a la denominada subversin.
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Sres. Jueces: Como ya anticipamos, una de las conductas que se le
reprochan a Federico Antonio Minicucci en este juicio consiste en la privacin
ilegal de la libertad del ciudadano uruguayo Borelli Cattneo.

Al respecto, ya explicamos que inicialmente se haba consignado


errneamente la fecha en que se produjo su secuestro, el cual efectivamente
ocurri el 22 de diciembre de 1977 y no el 22 julio como se haba sealado en
un principio.

Toda vez que, como se prob en este proceso, Minicucci dej de ser
Jefe del rea 112 el 6 de diciembre de 1977, al momento del secuestro ya no
desempeaba la funcin en virtud de la cual se le atribuye responsabilidad en
este hecho.

Por otro lado, en atencin al tiempo transcurrido entre que abandon el


cargo en cuestin y que Borelli Cattneo fue secuestrado; no podemos
determinar con la precisin necesaria si el proceso ejecutivo de esta privacin
ilegal de la libertad en particular principi durante su gestin.

Tampoco en este juicio se ha establecido que Minicucci haya


contribuido de otra forma a su concrecin.

Por lo tanto, nos encontramos imposibilitados de atribuirle


responsabilidad penal por lo ocurrido con Borelli Cattneo.

Responsabilidad Cndor.

No obstante, esta desvinculacin carece de relevancia a los efectos de


determinar su responsabilidad respecto del otro delito que se le imputa y que
conforma el otro eje independiente de este proceso, esto es, el haber tomado
parte en una asociacin ilcita.

Esto es as porque todos los extremos que se han acreditado en el juicio


y que confirman el desempeo de Minicucci como Jefe del rea 112,
confirman su puesta a disposicin del marco permanente de coordinacin

Pgina 1734 de 1891


regional organizado por Cndor y la ejecucin de otras actividades que
tendieron a su sostenimiento y ejecutoriaridad.

Recordemos que al respecto Minicucci se limit a decir que desconoca


de qu se trataba y a negar su participacin, adems de expresar que sus
funciones y grado no se condecan con la importancia de esa eventual
organizacin.

Sobre sus dichos, debemos primero remitirnos a todo lo ya expuesto a lo


largo de este alegato, tanto respecto sobre las contribuciones adicionales que
los Jefes territoriales realizaron para la concrecin de ese marco regional de
coordinacin represiva, como en lo relativo al nivel mnimo al que llegaba el
conocimiento de su existencia, a fin de asegurar y garantizar su
funcionamiento.

Esto es as porque como sealamos y ms all de la postura doctrinaria


en que se lo analice, en el juicio se probaron los aportes concretos realizados
por los Jefes Territoriales para el sostenimiento de la asociacin criminal.

Como se ha probado, Minicucci fue Jefe del Regimiento de Infantera


n 3 Gral. Belgrano y Jefe del rea 112.

En el cumplimiento de se rol fue el encargado de desarrollar las tareas


funcionalmente dispuestas para concretar el plan criminal local, dentro de un
espacio fsico determinado.

Ya hemos reiterado muchas veces, recin al hablar de Falcn, sobre


cules eran esas tareas a su cargo y me remito a todo lo expuesto.

Lo que aqu interesa, es que como vimos que estas tareas tenan una
incidencia particular en Cndor porque, de acuerdo a las circunstancias,
deban realizarse tareas adicionales que, entre otras cosas, fundamentalmente
implicaban la coordinacin regional, para cuyo marco estaban de manera
organizada y permanente a disposicin.

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Y para eso deban necesariamente conocer ese marco de coordinacin; y
en qu casos y bajo qu circunstancias lo deban activar.

En el caso particular de Minicucci esta circunstancia reviste un ribete


que torna su conocimiento y participacin an ms evidente.

Es que, como dijimos, se prob que dentro de su Regimiento funcionaba


la Central de Reunin de Informacin que operaba tanto para el rea que l
diriga como as tambin para las restantes reas de la Subzona 11.

Por lo tanto, necesariamente Minicucci tena conocimiento de lo que


ocurra en el plano regional y del marco de coordinacin provisto por Cndor.

Adems de lo dicho, en este juicio se han probado dos sucesos que


ejemplifican con claridad la participacin de Federico Minicucci en Cndor.

Nos referimos en particular a lo ocurrido con Vctor Hugo Lubin


Pelez y su esposa Marta Amelia Petrides de Lubin, y con la ciudadana
chilena Rachel Elizabeth Venegas Illanes.

En cuanto a lo ocurrido al matrimonio uruguayo conformado por


Lubin y Petrides, recordemos que ya fue objeto de juzgamiento ante este
mismo Tribunal Oral en la causa Automotores Orletti.

Tanto en ese juicio como en ste se prob que ambos fueron


secuestrados, torturados y alojados en condiciones inhumanas en Orletti,
siendo interrogados por represores uruguayos y argentinos; y finalmente
trasladados ilegalmente al Uruguay, todo esto dentro del marco de Cndor.

Como expusimos, en este juicio se ha comprobado que el 15 de julio de


1976 en horas de la maana Vctor Hugo Lubin Pelez fue violentamente
secuestrado de su domicilio en Sarmiento 99 de la localidad de Longchamps
por un grupo de personas vestidas de civil y fuertemente armadas.

Su esposa, Marta Amalia Petrides de Lubin, se enter de lo ocurrido y


fue a la comisara de la zona en bsqueda de mayor informacin.
Pgina 1736 de 1891
Al salir de all, a pocos metros de la sede policial, fue interceptada por
un grupo de personas vestidas de civil y armadas que la introdujeron en un
auto particular y se la llevaron del lugar.

Se advierte as que los secuestros se produjeron dentro de la jurisdiccin


del rea 112 mientras Minicucci ejerca la jefatura de rea.

Merece ser resaltado que a poco de comenzar a circular, el auto en el


que Petrides haba sido introducida debi detenerse, porque eran seguidos por
un mvil policial.

Se prob que en aquel momento uno de sus captores descendi del auto
para hablar con policas.

Petrides escuch, de parte de los captores, lo siguiente:

Vamos a parar porque los tenemos atrs y hay que mostrarle los
papeles

En ese momento Marta Petrides fue cambiada de auto y uno de sus


captores le dijo:

qudate tranquila que somos del ejrcito.

De lo expuesto, se advierte no slo que los secuestros fueron ejecutados


dentro del marco de coordinacin represiva regional provisto por Cndor.

Tambin permite acreditar la forma en que las actividades desarrolladas


por la Jefatura del rea 112 garantizaron su ejecucin, pues demuestra que el
secuestro de Lubin se realiz sin inconvenientes; y que el grupo de captores
que ilegalmente trasladaban a Petrides tomaron contacto con las fuerzas de
seguridad de la zona, quienes no interrumpieron su traslado a un CCD y
permitieron que continuara su privacin ilegtima de la libertad.

Sres. Jueces: Ya hemos visto que con esas mismas fuerzas de seguridad,
el imputado Minicucci tena un contacto diario en el que l ordenaba
Pgina 1737 de 1891
detenciones y operativos, y la polica renda cuentas continuamente a la
Jefatura de rea sobre las novedades que pudieran surgir dentro de esa
jurisdiccin en relacin a la denominada LCS.

En conclusin, lo ocurrido con Marta Petrides de Lubin y Vctor


Lubin Pelez es un claro ejemplo de la manera en que Federico Antonio
Minicucci contribua con Cndor.

No es el nico.

En este debate se prob lo ocurrido a la ciudadana chilena Rachel


Elizabeth Venegas Illanes, hechos por los que Minicucci se encuentra
imputado ante el TOF 6 de esta Ciudad.

En su pas de origen se desempeaba como maestra rural y tena


participacin poltica, tal como surge por ejemplo de los dichos de su
hermano, Paul Isaac Venegas Illanes ante la CONADEP -obrante a fs. 87/89
del legajo 117/19 caratulado Rachel Elizabeth Benegas Illanes (Cementerio
Municipal de Avellaneda Bs.As) de la CNACCF-; y ante el JNCCF n 3 en el
marco de la causa 3.993/07 caratulada Subzona 1/11 s/ privacin ilegal de la
libertad, declaracin del 3 de mayo de 2012.

Ambos piezas documentales son contestes en dar cuenta que Venegas


Illanes, debido a su oposicin al rgimen pinochetista, fue perseguida y
detenida en Chile.

Fue por esta razn que, al recuperar su libertad, se exili en la Argentina


junto con su novio Ivar Leiva.

Al producirse el golpe de estado en nuestro pas, tanto Venegas Illanes


como su pareja comenzaron a buscar la forma de partir hacia Europa.

As fue que se contactaron con ACNUR y tambin con la embajada de


Holanda en la Argentina donde tramitaron la Visa para radicarse en aquel pas.

Pgina 1738 de 1891


Sobre estos extremos, adems contamos con las Notas elaboradas por el
ACNUR y la Comisin Coordinadora de Accin Social, tambin incorporadas
en este juicio, que acreditan la presentacin que haba hecho Venegas ante
estas instituciones en bsqueda de asistencia econmica y proteccin.

Sin embargo, como ocurri en otros casos a los que ya nos hemos
referido en detalle en este juicio, Venegas fue secuestrada antes de poder
exiliarse.

En este juicio se acredit que Rachel Elizabeth Venegas Illanes, fue


privada de su libertad el da 28 de julio de 1976 y llevada a la Comisara de
Monte Grande, donde fue sometida a violentos interrogatorios mediante
torturas, utilizando una picana elctrica.

Sobre este aspecto, contamos con los dichos de Paul Isaac Venegas
Illanes, quien se enter de lo ocurrido tras un llamado realizado por el novio
de Venegas, Ivar Leiva.

Adems, con las actas del testimonio brindado por Mercedes Mara
Alicia Borra, victima sobreviviente del CCD que operaba en la Comisara de
Monte Grande, quien comparti cautiverio en la misma celda con Venegas,
hasta una fecha situada entre el 9 y 11 de agosto de 1976 por la noche, cuando
Venegas fue retirada y nunca ms la volvi a ver.

Borra explic que Venegas se present con su nombre completo, le dijo


que era chilena, que tena 24 aos, que era maestra y que su familia viva en
Concepcin, Chile.

Adems, Borra describi fsicamente a Venegas, descripcin que


coincide con la que surge de su legajo CONADEP.

En cuanto a lo ocurrido con Venegas Illanes luego de ser retirada del


CCD de la Comisara de Monte Grande, se encuentra acreditado que fue
asesinada mediante mltiples disparos de arma de fuego en el crneo y el
trax.

Pgina 1739 de 1891


Su cuerpo fue abandonado el 11 de agosto de 1976 en la banquina de la
Avenida Juan 23 de Lomas de Zamora, sitio que, al igual que la comisara
donde permaneci cautiva, perteneca al mbito territorial del rea 112 que
encabezaba Minicucci.

Enterrada como NN, sus restos recin fueron identificados en 2008.

Todo esto se desprende del expediente L. 117/19 de la Cmara Nacional


de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal; y del sumario n 5.397
caratulado Homicidio NN femenino, del registro del Juzgado en lo Penal
nro. 3 de Lomas de Zamora.

Adems, los dichos de Borra son cohonestados por el informe


elaborado por la Polica de la Provincia de Buenos Aires del 26 de
septiembre de 1984 incorporado en este juicio, obrante a fs. 27.902/3 de la
causa n2054.

All la Polica bonaerense confirm los lugares en que Borra estuvo


alojada.

Por un lado, inform que en el libro de entrada y salida de detenidos de


la Comisara de Monte Grande, con fecha 28 de julio de 1976 se asent el
ingreso, como detenida, de Mercedes Mara Alicia Borra.

Por otro lado, tambin se ratific su destino posterior, una vez que
Venegas Illanes ya haba sido retirada de la celda que compartan.

Esto es as pues la Polica bonaerense constat que en los libros de


novedades de Guardia de la Comisara Lans 3ra, se haba asentado el ingreso
de Borra como detenida y a disposicin del rea Militar 112.

Vemos que este informe no slo confirma los dichos de Borra, sino que
es un elemento adicional que seala la existencia de detenidos dentro de
dependencias policiales a disposicin del rea 112.

Pgina 1740 de 1891


Sres. Jueces: Retratar lo ocurrido con Rachel Elizabeth Venegas
Illaneses, es as, otro elemento adicional que ejemplifica la manera en que
Minicucci, desde su rol de Jefe de rea, de manera organizada y permanente
estuvo a disposicin y contribuy al marco de coordinacin represivo
regional.

Todo lo expuesto permite afirmar que en este juicio se comprob que,


adems de integrar el aparato de poder local que ejecut en nuestro pas el
plan sistemtico de represin, Federico Antonio Minicucci tom parte en la
asociacin ilcita Cndor, pues las actividades adicionales que realizaba como
Jefe del Regimiento de Infantera n 3 y del rea 112, garantizaba su
sostenimiento.

En consecuencia, Federico Antonio Minicucci es autor del delito de


asociacin ilcita.

Eduardo Samuel de Lo

Jefe de rea 111

Ya nos referimos al imputado Falcn, quien se desempe como Jefe de


Sub rea 1131 y a Federico Minicucci que fue Jefe de rea 112.

Ahora nos abocaremos a Eduardo Samuel De Lio, quien desde la


jefatura del Batalln de Deposito de Arsenales 601 Viejobueno se
desempe como jefe del rea 111.

Eduardo Samuel de Lio naci el 15 de marzo de 1930 en capital federal.

Ingres al Colegio Militar en el ao 1947 y egres en 1951,


especializndose en el arma de artillera.

Desde entonces se desempe en distintos cargos dentro de nuestro pas


y tambin en comisin en el exterior, como ser Bolivia, Francia y Paraguay.

Pgina 1741 de 1891


Realiz el curso de Comando en la ESG El 5 de diciembre de 1977 fue
designado, tal como surge del BRE 4739 y de su legajo personal, como Jefe
del Batalln Depsito de Arsenales 601 Coronel Domingo Viejobueno.

Ese mismo mes asumi efectivamente la Jefatura, siendo ascendido al


grado de Coronel el 31 de diciembre.

Tal como se desprende del BRE 4904, De Lio permaneci en la Jefatura


del Batalln Depsito de Arsenales 601 hasta el 8 de diciembre de 1980.

Es justamente en ese carcter que se le imputa el haber participado en la


privacin ilegtima de la libertad de Cesar De La Pallares y Ary Hctor
Severo Barreto, y el haber integrado la Asociacin Ilcita Cndor.

Indagatoria.

Durante el debate, De Lio neg la comisin de los hechos que se le


imputan y se leyeron sus declaraciones indagatorias anteriores, en las que
haba aportado notas y publicaciones que acompaaban sus dichos.

Dijo que, de acuerdo a su jerarqua, haba sido destinado en cargos


tcnicos que no se correspondan con el comando de tropas.

Manifest que recin al asumir el mando del Batalln de Deposito de


Arsenales 601 fue que se enter, a travs del Jefe saliente, que a esta unidad le
corresponda el control de un rea dentro de la divisin del territorio para
realizar, en caso de ser necesario, algn tipo de operacin militar.

Sostuvo que esta circunstancia nunca se hizo efectiva, ya que ni


particip ni le fue ordenado realizar tarea alguna ajena a la que le corresponda
administrativamente a su Unidad.

Indic que el Batalln de Deposito de Arsenales 601 era una unidad


logstica-tcnica que, en resumidas cuentas, no intervena en la LCS sino que
nicamente tena por misin la recepcin, almacenaje y posterior provisin a
todas las unidades del ejrcito de material reglamentario.
Pgina 1742 de 1891
Asimismo, pretendi describir con exactitud cmo estaba integrado el
personal a su cargo; y limit las llamadas tareas de seguridad a recorridas
externas por el permetro del Batalln, a los fines de proveer su propia
seguridad.

Afirm que no intervino ni tuvo conocimiento de la existencia de CCD


alguno.

Sobre este punto, al referirse a los CCD El Banco, El Olimpo y


Pozo de Banfield expres que de existir, no estaban ubicados dentro de la
jurisdiccin del rea.

Puntualizamos aqu sus dichos ya que, cuando habl del CCD Pozo de
Quilmes, si bien nuevamente neg conocer su existencia no lo excluy del
mbito territorial asignado a su Batalln.

En definitiva, seal que durante los tres aos en que fue Jefe del
Batalln no se produjo ningn tipo de hecho que pudiera alterar la normal
actividad de Batalln.

Agreg que uno de los propsitos de su mandato era relacionarse


con la comunidad de Quilmes, tanto vecinos como instituciones, misin que
a su entender desempe con xito, pues asegur haber participado en cuanto
acto se desarrollaba en la jurisdiccin.

Sobre este punto acompa cartas y notas periodsticas de la poca.

Al respecto, resalt tambin que desde el Batalln se realizaban


donaciones y que habitualmente se cocinaban alrededor de 400 raciones de
locro en una cocina rodante reglamentaria de la Unidad, que despus eran
donadas a almuerzos criollos con los que se recaudaban fondos para
beneficencia.

De Lo tambin se refiri al segundo delito que se le imputa, esto es su


participacin en la Asociacin Ilcita Cndor.

Pgina 1743 de 1891


En primer trmino dijo que, en virtud de la verticalidad del Ejrcito,
resultaba imposible que con el cargo que ostentaba hubiese podido integrar
una asociacin con personas que tenan una jerarqua superior a la de l, como
la que segn dijo tenan sus coimputados.

Adems, refiri que no hay pruebas que lo incriminen en la Asociacin


Ilcita Cndor y que, dado el conflicto limtrofe surgido en 1978 con la
Repblica de Chile, era inconcebible la existencia de un acuerdo con un pas
enemigo.

Sres. Jueces: Pese a estas negativas, en el juicio se acredit tanto que


De Lio contribuy a la privacin ilegtima de la libertad de Ary Hctor
Severo Barreto, como que integr la asociacin Ilcita Cndor.

Jefatura de rea.

Como ya hemos explicado, al ocupar aquel lugar en la estructura


administrativa del Ejrcito, sabemos que le fue asignada una funcin en la
organizacin represiva, como le fue asignada a todas las Unidades de las
FFAA.

En principio, se encuentra acreditado que, como el propio De Lio


reconoci, desde la Jefatura del Batalln de Depsito de Arsenales 601
Viejobueno, se desempe como Jefe del rea 111.

Debemos aclarar que, ms all de su propio reconocimiento, el


desempeo de De Lio dentro de la estructura represiva del Ejrcito como jefe
de rea 111 surge de diversos elementos.

Entre ellos, por ejemplo, de la Orden de Operaciones 9/77.

Recordemos que esta Orden de Operaciones, en su pgina 8, estableca


qu elementos quedaran bajo control operacional de la Subzona 11.

Estable que, entre otros:

Pgina 1744 de 1891


Dispondr bajo control operacional al Batalln de Deposito de
Arsenales 601 exclusivamente para la LCS debiendo prever su empleo sin
afectar la misin y funciones especficas.

Ms adelante, la Orden de Operaciones realiza la misma referencia,


pero esta vez dirigindose directamente al Batalln que meses ms tarde
empezara a dirigir el imputado De Lio.

As, establece que el Batalln de Depsito de Arsenales 601:

(2)Quedar bajo control operacional de la Subz 11, al solo efecto de la


LCS y la defensa de sus instalaciones.

Es decir, de la propia normativa de la poca se advierte que el Batalln


que lider De Lio efectivamente desempeaba un rol dentro de la estructura
represiva.

Como destac la testigo experta Claudia Bellingeri, ese rol fue ejercer,
desde el Batalln de Depsito de Arsenales 601, la Jefatura de rea 111.

Al respecto, contamos con el informe elaborado sobre los archivos de la


Ex DIPBA, que luego de relevar mltiples documentos policiales de la poca
sindic al Batalln como cabecera del rea 111.

Entre ellos vale resaltar el legajo Mesa Ds Varios n 16438 titulado


Comunicacin del Comandante del AO 111 (rea Operacional 111).

En l consta el memorndum producido el 15 de agosto de 1980 por


Dardo Capparelli, Comisario General y Director General de Seguridad.

All se transcribe una comunicacin cursada por la Unidad Regional


XIV de Quilmes, que informaba la recepcin de un oficio remitido por el
Comandante del AO 111 (rea Operacional 111), aclarando que su sede era el
Batalln de Arsenales 601 Domingo Viejobueno.

Ms adelante haremos hincapi en su contenido.


Pgina 1745 de 1891
Lo que aqu queremos resaltar es que este memorando evidencia la
correspondencia que exista entre la Jefatura de rea 111 y el batalln de
Depsito de Arsenales 601.

En idntico sentido contamos con el documento Mesa Ds Carpeta


Varios, Legajo n 11509, donde nuevamente se asimila al Batalln con el
rea operativa 111.

Recordemos que all se advierte un informe policial del 21 de abril de


1978, que culmina con la siguiente referencia:

Por lo expuesto, se instruyen las correspondientes actuaciones... con


intervencin del seor Jefe del rea Militar 111, con asiento en el Batalln de
Depsito de Arsenales 601, Domingo Viejobueno de Bernal.

Estos elementos se ven reafirmados por otros, como ser el documento


Mesa Ds Varios identificado con el n 16438, el Informe del Ministerio
de Defensa titulado Subzona 11, y la interpretacin conjunta de las
publicaciones Sobre reas y Tumbas y Memoria De Vida, todos los
cuales dan cuenta de que la Jefatura del rea 111 era ejercida por el Jefe del
Batalln de Deposito de Arsenales 601.

Finalmente, es el del mismo Legajo Personal de De Lio que surge su


desempeo como Jefe de rea 111.

All, en el informe de calificacin correspondiente a los aos


1979/1980 se puede leer en la primera lnea con claridad Comando de
Arsenales: Contina Jefe Batalln Depsito de Arsenales 601

A continuacin y, a pesar de haberse intentado borrar, se alcanza a


leer la siguiente inscripcin:

Y Jefe de rea 111. De lo expuesto debe concluirse que De Lo,


durante el perodo consignado, desde la Jefatura del Batalln de Depsito de
Arsenales 601 se desempe como Jefe del rea 111.

Pgina 1746 de 1891


Sntesis Tareas como J.A.

a. Control Poblacional, apoyo, etc.

Desde ese rol domin el territorio bajo su jurisdiccin y realiz las


actividades que funcionalmente el plan sistemtico criminal haba indicado a
las Jefaturas de rea, tal como ya los fundamos reiteradamente en este alegato
al desarrollar la estructura represiva argentina, los criterios de responsabilidad
y la situacin de los dems imputados.

Sin perjuicio de que, para mayor abundamiento, nos remitimos a lo


expuesto, sintticamente entre esas tareas se encontraban las de control
poblacional que fueron, entre otras, las de seguridad general como patrullajes
abiertos y encubiertos, cerrojos, allanamientos, identificacin de personas,
control de vehculos, de documentacin, realizacin de tareas de inteligencia
en el territorio y bsqueda de blancos de oportunidad; y de seguridad en
puntos especficos, entre ellos, los CCD.

Tambin se encontraban las de planificacin de operativos especficos a


realizar por las reas dentro de su propia jurisdiccin, la disposicin del
personal interviniente e incluso participacin del propio jefe en operativos;
libramiento o pedido de libramiento de rdenes de captura; la realizacin de
los famosos lancheos; y la articulacin de las actividades con las fuerzas de
seguridad de la jurisdiccin.

Y como apoyo de otras Jefaturas, las tareas de liberacin del rea, la


asignacin de personal para la realizacin de procedimientos especficos a
pedido de otras unidades, el intercambio de informacin con otras unidades
dentro de la estructura represiva y la prestacin del auxilio que fuera necesario
antes, durante o con posterioridad a los operativos realizados.

Incluso, tambin explicamos que la denominada lucha contra la


subversin no se agotaba nicamente en las acciones armadas, pues se
complementaban con otro tipo de actividades, como las denominadas
acciones civiles, que pretendan obtener resultados en el plano de lo que
llamaban accin psicolgica.

Pgina 1747 de 1891


b. CCD.

Como vimos, estas tareas tenan una particular incidencia para


garantizar el funcionamiento de los CCD, pues liberaban el rea aportando las
condiciones de seguridad general de los centros, avalaban el ingreso y egreso
de las fuerzas, el ingreso, egreso y traslados, en general, de prisioneros, as
como tambin mediante la disposicin permanente a brindar apoyo en los
casos que fuera necesario, frente a posibles ataques y fugas.

Como ya explicamos, el desarrollo de todas estas actividades son


suficientes para demostrar la responsabilidad de las jefaturas territoriales en el
condominio de las privaciones ilegitimas de la libertad ejecutadas dentro de su
jurisdiccin.

Contestaciones. Prueba adicional.

Lo que seguidamente expondremos son pruebas adicionales que ilustran


esas comprobadas actividades y permiten, adems, dar respuestas a los
planteos del imputado, tendientes a intentar restar importancia al rol que
desempeaba como Jefe de rea dentro de la estructura operativa del ejrcito.

Personal asignado.

En cuanto al personal con el que contaba la Unidad que diriga,


recordemos que De Lio lleg a detallar, con pretendida exactitud, la cantidad,
calidad y hasta el sexo de los integrantes de su tropa.

Sin embargo, hemos podido verificar que De Lio tuvo muchos ms


elementos a su cargo que los que enunci en oportunidad de declarar.

Como se ha probado y recin citamos al referirnos a Minicucci, el


espacio territorial de la Sub-zona 11 y, dentro de ella, el del rea 111, fue
especialmente considerado dentro de la misin de aniquilamiento de la
llamada subversin.

Pgina 1748 de 1891


Es por eso que ell comando General del Ejrcito tambin lo consider
un espacio geogrfico prioritario para la asignacin de recursos logsticos,
entre ellos, armamento y personal.

En el cuadro incorporado al juicio y titulado Organizacin y


prioridades de equipamiento de los equipos de combate y secciones de
contrasubversin, tambin puede apreciarse que, dentro de la clasificacin
establecida, el Batalln a cargo de De Lo ostentaba la de 1 Prioridad de
Equipamiento.

Es por eso que resulta cuanto menos llamativo que, al detallar con tanta
precisin el personal con que contaba, haya casualmente olvidado mencionar
los equipos de combate y el personal de otras unidades que le fueron
asignados para intervenir en la denominada LCS, adems del desarrollo
de tareas de coordinacin y de la realizacin de tareas operativas
conjuntas con una unidad de la Fuerza Area, situada dentro de su
jurisdiccin.

Basta con remitirnos nuevamente a la Orden de Operaciones 9/77 para


advertir que, en la misma pgina en la que se ordenaba a la Subzona 11 que
disponer del Batalln de Deposito de Arsenales 601 para la LCS, tambin se
estableci que la Sub-Zona 11 Dispondr con carcter de agregado al EC
HALCON, con el cual la Z 5 refuerza la Z 1.

Recordemos que el Equipo de Combate al que alude la orden guarda


ntima relacin con la orden parcial 405/76 de mayo de 1976, en la que se
ordenaba lo siguiente al V Cpo. del Ejrcito:

Proveer la organizacin de 4 FFTT (es decir Fuerzas de Tareas)


para ser empeadas en las jurisdicciones del Cdo Z Def 4 y/o de la Z Def 1.

Es decir, lo que se advierte es que la Orden de Operaciones 9/77 coloc


bajo control operacional de la Subzona 11 un Equipo de Combate, que el ao
anterior se haba ordenado crear al V cpo del Ejrcito, para reforzar la zona 1.

Pero eso no es todo.

Pgina 1749 de 1891


La Orden de Operaciones 9/77, en su pgina 13 no solo confirma la
participacin del Batalln de Deposito de Arsenales 601 en la denominada
LCS, sino que adems echa luz sobre el vnculo que, como mnimo, exista
entre el Batalln y el Equipo de combate HALCN.

La Orden de Operaciones estableca para el Batalln de Depsito de


Arsenales 601 lo siguiente:

(4)Proporcionar apoyo de instalaciones y logstica (efectos clase I) al


EC HALCON, el cual acantonar dentro de sus cuarteles.

Sres. Jueces: al referirse a lo presuntamente escueto de su tropa, De Lio


omiti decir que dentro de su Batalln acantonaba un equipo de combate
especialmente creado dentro de las fuerzas de Tareas de la Zona 5 para ser
empleado operacionalmente por la Sub-zona 11 de la que el propio De Lo
dependa y dentro del territorio que l mismo dominaba;...

*** Equipo de Combate al cual l proporcionaba, como mnimo,


apoyo de instalaciones y logstica.

Y ste no es el nico ejemplo de cmo se reforz el rea para llevar


adelante tareas operativas.

En este juicio se prob que el Taller Regional de Quilmes,


dependiente de la Fuerza Area, se sum como unidad de apoyo al Batalln
de Deposito de Arsenales 601 para las tareas represivas.

Esto surge, por ejemplo, del informe del Ministerio de Defensa titulado
Informe Taller Regional Quilmes, que especficamente se refiere a esta
unidad.

Para su realizacin se relevaron distintas actuaciones militares,


declaraciones testimoniales de la poca y reclamos de integrantes de la unidad,
que dan cuenta del vnculo que exista con la cabecera del rea 111.

Pgina 1750 de 1891


En particular, merece ser resaltada la mencin que el informe en
cuestin hace del dictamen n 19.032 realizado por la asesora jurdica
general de la Fuerza Area en octubre de 1978.

En su pgina 5, textualmente se seala que:

El Taller Regional de Quilmes acta en el mbito de la Subzona 11 (que


depende del Comando de Zona 1) cumpliendo tareas tanto con personal
uniformado y en vehculos oficiales como otras de inteligencia, con rodados
operativos, de particular, etc.

Esta referencia se conjuga y confirma con los documentos que el


Ministerio de Defensa adjunt al informe Taller Regional Quilmes.

Entre ellos, el discurso del Jefe del Taller pronunciado el 20 de junio de


1977, con motivo de la jura de la bandera por parte de los soldados de esa
unidad.

De su lectura se advierte con claridad que los integrantes de esta


dependencia realizaban tareas en el marco de la denominada LCS.

Asimismo, esto es confirmado por el entonces cabo principal Just, quien


conforme surge del acta que recept su declaracin indagatoria del 22 de
noviembre de 1978, dio cuenta del modo en que aquella unidad se apoderaba
de automviles particulares para llevar adelante operativos encubiertos.

Adems, en el juicio se comprob tambin el vnculo que esta unidad


tena con el Batalln de Depsito de Arsenales 601 que lideraba De Lio, pues
desde el Taller Regional de Quilmes se renda cuenta a la Jefatura de rea
111, que tena el control operacional de la jurisdiccin de Quilmes.

Esto se verifica, por ejemplo, con lo asentado en el acta del 30 de


agosto de 1978 que detalla los dichos del entonces comodoro Carlos Soria.

Pgina 1751 de 1891


All se advierte que cuando se le pregunta a Soria cmo y con qu
medios operaba su unidad dentro de la zona de influencia en los problemas de
seguridad, la respuesta fue la siguiente:

Que la unidad pertenece a la Zona 111 cuya Jefatura ejerca el Taller


de Arsenales Viejobueno; y que en colaboracin a estos se operaba
peridicamente en patrullajes, control de rutas, etc.

La relacin que exista entre la Jefatura de rea 111 y el Taller


Regional Quilmes se desprende tambin del reclamo efectuado por Carlos
Eduardo Santamarina, quien haba revestido en el Taller Regional Quilmes
y que tambin da cuenta de las prcticas de coordinacin que existan con el
Batalln de Depsito de Arsenales 601.

Lo mismo surge de la declaracin informativa prestada el 29 de julio de


1986 por Juan Bautista Sasian, quien como Comandante de la Subzona 11 fue
jefe de De Lio dentro de la estructura operativa.

Al referirse a lo que ocurra en el partido de Quilmes, Sasian dijo:

El rea de Quilmes estuvo comandada en 1977 por el Coronel Abud y


en 1978 por el Coronel De Lio, lgicamente tena los efectivos del Arsenal y
los del Taller o algo parecido de Aeronutica que est situado en el Partido.

En definitiva, esta circunstancia no es novedosa, ya que la misma


directiva del Consejo de Defensa n 1/75 estableca en su pgina 5 que
corresponda a la Fuerza Area, y cito:

Operar ofensivamente contra la subversin en el mbito de su


jurisdiccin o fuera de ella en apoyo de otras FFAA, para detectar y
aniquilar sus organizaciones subversivas.

En todo caso, lo llamativo es que el imputado haya tenido la capacidad


de recordar parte del personal que de l dependa, pero haya omitido
mencionar que en su batalln acantonaba el equipo de combate HALCN; y

Pgina 1752 de 1891


que dentro de su jurisdiccin, con su conocimiento y coordinacin tambin
operaba el Taller Regional Quilmes, con cuyos efectivos contaba.

Eso no es todo.

De Lio tampoco se refiri al Equipo de Combate Hsares que haba


sido enviado en comisin a su Batalln proveniente del Regimiento de
Tiradores de Caballera Blindada 10 de azul.

Al respecto, en la pgina 97 del informe citado y al tratar casos de


comisiones provenientes de unidades de otras reas o Sub-zonas, se analizan
actuaciones de la justicia militar donde advierte lo siguiente:

El jefe de turno del rea 111 Capitn Jorge Horacio Fernndez


Zavala ordena a la 2 seccin Equipo de Combate Hsares el 25 de marzo
de 1978 patrullar y controlar la ciudad de Quilmes.

El informe del Ministerio de Defensa tambin da cuenta, en su pgina


99, de otro Equipo de Combate que se integr al Batalln de Deposito de
Arsenales 601 como refuerzo para desempear funciones represivas.

Esto surge de lo asentado en el libro histrico del Grupo de Artillera 9


con fecha 24 de julio de 1977 puesto que, en relacin al Equipo de Combate
Estao, se sealaba lo siguiente:

En el da de la fecha sale de comisin a Buenos Aires el EC Estao


para integrar la Fuerza de Tareas Campos con asiento en el Batalln
Deposito de Arsenales 601 Coronel Domingo Viejobueno en la localidad de
Monte Chingolo, partido de Quilmes, con el siguiente personal: 3
oficiales, 13suboficiales y 88 soldados clase.

De Lio tampoco mencion que el Equipo de Combate Estao haba


sido destinado en comisin a su Unidad, ni que all tena asiento la Fuerza de
Tareas Campos.

Pgina 1753 de 1891


Por ltimo, se ha probado que tambin desde el Grupo de Artillera 101
se destin personal al rea 111.

Eduardo Samuel de Lo Al respecto contamos con la orden del da n


205/78 del 31 de octubre de 1978, agregada al expediente COSUFFA n
1093/78, aportado por el Ministerio de Defensa.

All, se advierte que el Grupo de Artillera 101 destinaba en comisin de


servicio al Batalln de Deposito de Arsenales 601 una extensa lista de
personal superior y de tropa.

Una vez ms, De Lio omiti mencionar que contaba, adems de lo


sealado, con personal en comisin proveniente del Grupo de Artillera 101.

En definitiva, lo que hasta aqu hemos mostrado es que de modo


alguno las cosas fueron como dijo De Lio cuando pretendi enumerar el
personal con el que contaba, con el propsito de minimizar los elementos a su
disposicin y pretender con eso fundar la presunta imposibilidad material de
desempear funciones represivas.

Prueba adicional de tareas.

Determinado entonces que De Lo ejerci el rol de Jefe del rea 111,


fundadas las actividades que en el ejercicio de tal rol realizaron esas Jefaturas
territoriales; y contestadas sus alegaciones sobre la imposibilidad de
ejecutarlas, en lo sucesivo nos detendremos a puntualizar algunas de las
pruebas incorporadas a este debate que, adicionalmente, ilustran las
actividades del rea 111 en el marco de la denominada LCS.

Ms all de que, como ya mencionamos, se prob que a todas las


Unidades se les asign funciones dirigidas a ejecutar el plan comn, la
mencin de estos elementos de juicio adicionales permitirn tambin descartar
sus dichos, en tanto adujo que su rol como jefe de rea no haba tenido ningn
tipo de relevancia en la prctica.

Pgina 1754 de 1891


Sres. Jueces: Antes de ahondar en este extremo debemos describir el
mbito territorial que, como Jefe de rea 111, De Lio tena bajo su mando
operacional.

En este sentido, se desprende de lo declarado por el mismo imputado


que la Jefatura del rea 11 tuvo su cargo el partido de Quilmes.

Las investigaciones de DAndrea Mohr y los hermanos Mittelbach son


coincidentes con lo reconocido por De Lo, al expresar que era justamente en
Quilmes donde operaba el rea 111.

Hemos visto tambin que en el mismo sentido se expresa el Ministerio


de Defensa en su informe Subzona 11 en particular en las pginas 7 y 19.

Estos elementos de conviccin se ven a su vez reforzados por los


distintos ejemplos de participacin en las diversas operaciones psicolgicas,
militares y de seguridad que encabezaba el Batalln de Depsito de Arsenales
601; y que se desarrollaron dentro de ese territorio.

Operaciones Psicolgicas.

Comencemos con las denominadas acciones civiles, enmarcadas por la


doctrina contrainsurgente dentro de las operaciones psicolgicas.

Sobre este tipo de actividades, debemos anticipar que en este juicio se


han visto mltiples ejemplo vinculados con De Lio.

Muchos de ellos se desprenden de publicaciones periodsticas y


documentos de la poca aportados por el mismo imputado.

Claro est que no fue su intencin tener por acreditada con ello la
prctica de acciones psicolgicas en el marco de la LCS sino mostrarse, en
resumidas cuentas, como un hombre de bien, amado por la comunidad civil.

Lo cierto es que no constituye el objeto procesal de este juicio


determinar si De Lio caa en gracia o no de los vecinos de Quilmes.
Pgina 1755 de 1891
Incluso, carecera de relevancia penal su acreditacin, al menos por dos
razones.

La primera, porque desconocemos el nivel completo de informacin con


que podran contar en general esos vecinos para poder meritar globalmente su
conducta.

En este punto, vimos que las personas que vinieron al debate a declarar,
convocadas por la defensa, desconocan por completo la mayora de sus
actividades.

La segunda razn es que, aunque efectivamente hayan conocido el rol


de De Lo en el plan sistemtico criminal, la eventual complacencia de
terceros en la ejecucin de crmenes aberrantes difcilmente pueda ser
aceptada como una causal de atipicidad, justificacin o inculpabilidad.

Lo que s interesa en este juicio es que, como expres De Lio al


declarar, relacionarse con la comunidad de Quilmes era uno los propsitos
que tuvo durante su mandato como Jefe del Batalln de Arsenales 601.

Sres. Jueces: Ya nos hemos referido a la relevancia que se le daba a las


acciones cvicas como parte de las operaciones para combatir a la denominada
subversin.

Recordemos que ya en 1966 el Reglamento RC 19-1 describa este tipo


de actividades; y que, ms tarde, la Directiva 404/75 retom este reglamento y
volvi a mencionar, entre las acciones a desarrollar, a las actividades de
accin cvica.

Recordemos tambin, adems de todo lo ya expuesto al describir la


doctrina de la seguridad nacional y las tcnicas de contrainsurgencia aportadas
por la doctrina francesa, que el propio Ministerio de Defensa, en la pg. 14 del
informe sobre el rea 331 Mendoza, destac la relevancia de las acciones
civiles como complemento de la misin polticamilitar.

Pgina 1756 de 1891


Como demostramos, estas actividades no eran inocuas, sino que
estaban especficamente comprendidas dentro del conjunto de actividades
necesarias y funcionalmente dividas para cooptar a la poblacin en general; y
aislar y aniquilar al denominado enemigo oculto.

En este sentido, los documentos aportados por el imputado vinculados


con donaciones a escuelas, actividades solidarias, religiosas y sociales en
sociedades de fomento entre otras; sumado a los documentos de la ex DIPBA
Mesa DE entidades varias n 87 y Mesa de Referencia n 17820, constituyen
claros ejemplos del desarrollo de operaciones psicolgicas.

Adems, sirven para confirmar el mbito territorial del rea 111 pues
todas estas actividades tenan lugar en el partido de Quilmes.

Lo mismo ocurre con lo declarado en la audiencia por los testigos Oscar


Ricardo Varela, Ricardo Sebastin Sala, Eduardo Oscar Camao, Mara del
Carmen Falbo y Hctor Jos Gonzlez, que tambin demuestran el manejo y
el nivel de injerencia detentado por De Lo en el dominio de las cuestiones
ms variadas dentro del territorio a su cargo.

Lo expuesto no hace ms que confirmar que De Lo, como los dems


imputados que detentaron el rol de Jefes territoriales, realiz diversas
actividades dentro del plan sistemtico, entre las que se encontraban las
llamadas acciones civiles.

Otras actividades.

a. Divisin especial.

Sres. Jueces: Pasaremos ahora a mencionar la copiosa prueba adicional


que ilustra la intervencin de De Lio en otras actividades operativas dentro de
su jurisdiccin.

Por ejemplo, se acredit que dentro de su Batalln exista una divisin


especial encargada de intervenir en lo que llamaban actividades
antisubversivas.
Pgina 1757 de 1891
Esto claramente surge del relevamiento de expedientes de la poca y
legajos personales del personal subordinado a De Lio, realizado por el M.

de Defensa y consignado en el informe sobre la Subzona 11.

En particular, se resalta la importancia de la informacin que surge del


expediente CONSUFA identificado como paquete EA 268, carpeta 10699,
caratulado Falsificacin de documento pblico.

En este expediente obran las actas que protocolizaron los dichos de


miembros del Batalln de Deposito Arsenales 601, que exponen con claridad
la existencia de grupos especiales aplicados a tareas represivas.

Por ejemplo lo asentado por el cabo Lucero, quien revesta desde el 20


de diciembre de 1977 en la unidad de De Lio y que textualmente cito:

A los dos das de estar en la unidad fue elegido por un capitn para
operar en servicios especiales, grupos operativos antisubversin

Adems, en aquella oportunidad revel que el entonces sargento


ayudante Guzmn integraba estos grupos; y que el equipo especial estaba a
cargo del entonces capitn Perrone.

El informe tambin dio cuenta de las menciones efectuadas en aquel


sumario militar por Guzmn y por Perrone.

As, Guzmn confirm su intervencin en esos grupos especiales,


manifestando que:

integr grupos de trabajo en tareas antisubversivas, es decir, en


grupo especiales que operaban de civil en la calle.

Por su parte, Perrone manifest conocer a Lucero, ya que integraba el


grupo especial de LCS que estaba a su cargo.

Pgina 1758 de 1891


Para terminar de confirmar esta situacin, el informe ilustra lo revelado
por los legajos personales de Lucero y Perrone.

De este modo, pudo verificarse que Perrone apareca como oficial de


inteligencia del rea 111; y que en los perodos 1977/1978 y 1978/1979,
haba sido calificado por el imputado Eduardo Samuel De Lio, que era el Jefe
del Batalln.

De igual manera, el informe corrobora la asignacin de Lucero en el


Batalln de Depsito de Arsenales dentro de la Compaa de Seguridad desde
el 5 de diciembre de 1977; y la intervencin de De Lio, quien lo califica por su
desempeo en la Unidad.

Operativos con elementos propios.

Control operacional de la Polica.

Las actividades operativas que, como resalt el informe, los mismos


subalternos de De Lio en el Batalln de Depsitos de Arsenales 601 reconocen
haber desempeado, se condicen con el resto del plexo probatorio que da
cuenta de la funcin operativa del Batalln como Jefatura de rea 111.

Es que las pruebas de este juicio ilustran tambin cmo personal de la


Unidad que lideraba De Lio realizaba operativos; y cmo desde la Jefatura de
rea se mantena un estricto control de las fuerzas de seguridad que actuaban
en la jurisdiccin, a la que tambin se encomendaban acciones represivas.

En este mismo sentido, escuchamos en el juicio a Oscar Ricardo Varela,


quien manifest que era vecino del partido de Quilmes y haba conocido
personalmente a De Lio.

En su declaracin record que el imputado tena buena relacin con la


polica y dijo que desde que l estaba a cargo de la Unidad militar haba ms
patrullajes por las calles, tanto policiales como militares.

Pgina 1759 de 1891


Lo dicho por Varela se confirma con el documento remitido por la ex
DIPBA Mesa Ds Varios n 16438.

De su lectura se desprende no solo la intervencin del rea 111 en la


denominada LCS, sino tambin el control operacional que ejerca sobre
dependencias policiales ubicadas en el partido de Quilmes.

Recordemos que en aquel documento se hace referencia a un oficio


remitido por la Jefatura de rea 111 a las autoridades policiales de su
jurisdiccin, informando sobre el descubrimiento de leyendas murales
subversivas y ordenando a las fuerzas de seguridad lo siguiente:

Complementar las operaciones de seguridad con patrullajes


encubiertos, a fin de detectar y proceder a la detencin del o los autores de
las mismas (en referencia a las pintadas) e informar inmediatamente a esta
Jefatura de rea.

El vnculo entre las fuerzas de Seguridad y la Jefatura de rea 111 se


advierte tambin en otro documento de la poca.

Nos referimos al informe del 21 de abril de 1978 producido por la


Regional DIPBA de Lans, obrante en el documento titulado Intimidacin
contra el capitn de Fragata Capelln Pedro Fernndez, que obra en el
legajo Mesa Ds carpeta Varios n 11.509, remitido por la Comisin
Provincial por la Memoria.

En este documento se ve la intervencin de agentes de la comisara


segunda de Quilmes en una presunta amenaza de bomba a un ministro
religioso.

El comisario, que informa al director de la DIPBA lo ocurrido, deja


constancia del vnculo operacional que exista entre polica y Jefatura de rea.

All dice:

Pgina 1760 de 1891


Por lo expuesto, se instruyen las correspondientes actuaciones, con
intervencin del Seor Jefe del rea Militar 111, con asiento en el Batalln
Depsito de Arsenales 601, Domingo Viejo Bueno de Bernal.

Como adelantamos, el informe es del 21 de abril de 1978.

En ese momento, el Jefe de rea 111 era Eduardo Samuel De Lio.

CRI.

Sres. Jueces: En este juicio tambin se acredit el vnculo que exista


entre el rea 111 a cargo de De Lo y otras reas de la Sub-zona 11,
especialmente en lo que hace a intercambio de informacin y de recursos de
inteligencia para intervenir en la denominada LCS, a partir de la instalacin de
la Central de Reunin de Informacin (CRI) en el Regimiento de
Infantera n3, sede de la Jefatura del rea 112.

Ya hemos explicado al referirnos a las cuestiones generales de la


Subzona 11 y, en particular, al imputado Federico Antonio Minicucci, cul fue
la finalidad con la que en 1977 se cre esta divisin de inteligencia instalada
en la Jefatura de rea 112.

En lo que respecta a De Lio, en el juicio se prob que en virtud de ser


Jefe del rea 111 dentro del mbito de la Subzona 11, l tambin, como
Minicucci, estaba relacionado con la CRI.

Tal como ilustra el informe elaborado sobre la Subzona 11, personal


del rea 111 era asignado en comisin dentro de la CRI; y desde all se
abasteca al rea con informacin para realizar operativos.

Sres. Jueces: En resumen, hasta ahora hemos dado cuenta de la copiosa


prueba que adicionalmente acredita la existencia de una divisin especial,
dentro del Batalln que diriga De Lio, abocada especialmente a tareas
antisubversivas.

Pgina 1761 de 1891


Vimos tambin que tanto este personal como otros equipos de combate
y personal que haba sido enviado en comisin al rea 111, participaba en
distintos operativos ordenados por la jefatura de rea.

Tambin dimos cuenta del control operacional de las fuerzas de


seguridad del rea que se ejerca desde el Batalln de Deposito de Arsenales
601; y los vnculos que existan entre el rea y la CRI.

CCD.

Corresponde entonces, ahora, abocarnos a otros elementos adicionales


que tambin ilustran otra de las maneras en que De Lo contribua al plan
sistemtico.

En este juicio se comprob la existencia, dentro de rea 111 a su cargo,


de al menos 3 CCD.

Nos referimos puntualmente a la Comisara 1 de Quilmes, al Puesto


Vasco y al Pozo de Quilmes, lugar ste ltimo donde permanecieron
recluidos en condiciones inhumanas de detencin gran cantidad de
perseguidos polticos uruguayos, entre ellos: Ary Severo Barreto.

Al respecto, vale resaltar que de la interpretacin conjunta del Informe


del M. de Defensa Subzona 11 y las publicaciones Memoria de Vida y
Sobre Areas y Tumbas; se advierte la coincidencia en relacin a la
existencia de estos CCD dentro del mbito territorial que corresponda al
imputado De Lio.

Sres. Jueces: A continuacin haremos especial hincapi en


funcionamiento del CCD Pozo de Quilmes.

Esto es as no solo porque all permaneci clandestinamente detenido


Ary Severo Barreto, sino tambin porque las circunstancias en que funcion
tal CCD constituyen un singular elemento de prueba adicional a la hora de
evaluar la intervencin de De Lo en la Asociacin Ilcita cndor.

Pgina 1762 de 1891


Recordemos que, en este proceso, se atribuye al imputado De Lio la
privacin ilegtima de la libertad agravada respecto de la vctima de dos
personas de nacionalidad uruguaya.

Una de ellas es Ary Severo Barreto, quien fue visto por ltima vez en el
CCD Pozo de Quilmes.

Como ya mencionamos, en este debate confirmamos personalmente su


ubicacin en el partido de Quilmes al realizar, durante el trmite de la
audiencia, la inspeccin ocular de lo que es hoy la Direccin

Departamental de Investigaciones.

Vimos sus actuales caractersticas edilicias; y confirmamos que era


justamente all donde tena jurisdiccin el imputado De Lio como Jefe de
rea.

En su descargo, De Lio dijo no haber sabido de la existencia del CCD


Pozo de Quilmes, ni siquiera por comentarios de amigos o cualquier tipo
de personas.

En este juicio se demostr que esto no es cierto.

Como reiteradamente fundamos, los jefes de rea, en tanto responsables


de un mbito geogrfico, realizaban diversas tareas de patrullaje, seguridad,
control de la poblacin y, en general, deban garantizar la ejecucin de
operaciones por parte de grupos que no pertenecan a esas jefaturas.

Recordemos una vez ms que dentro de sus funciones, deban garantizar


el normal funcionamiento de todo lo relativo a los CCD ubicados dentro de la
jurisdiccin que dominaban.

Es por eso que, desde la Jefatura de rea 111, se garantizaban las


condiciones de funcionamiento de los CCD ubicados en Quilmes.

Pgina 1763 de 1891


Tal es as que corresponda al Batalln de Deposito de Arsenales 601
velar por las condiciones de seguridad general de estos centros, de ingreso y
egreso de las fuerzas, de ingreso, egreso y traslados, en general, de
prisioneros, as como tambin la disposicin permanente a brindar apoyo en
los casos que fuera necesario, frente a posibles ataques y fugas.

Y como ya sealamos, esto tuvo particular relevancia en la coordinacin


represiva regional aportada por Cndor, puesto que se ha comprobado la
actuacin en el Pozo de Quilmes de integrantes de fuerzas represivas
uruguayas.

Pero adems de esos aportes demostrados, en el caso concreto del Pozo


de Quilmes hemos verificado otro tipo de intervencin de la Jefatura de
rea 111, lo que demuestra que de modo alguno De Lio poda desconocer su
existencia.

En el juicio se ha probado que desde la Jefatura de rea 111 se provean


recursos materiales indispensables para el funcionamiento de este CCD.

Esto surge por ejemplo del Informe de la Comisin Nacional sobre la


Desaparicin de Personas incorporado a este debate.

All, adems de consignarse la existencia del CCD Pozo de Quilmes y


de aportarse fotografas de su fachada, se asentaron los relatos de distintos
sobrevivientes.

Entre ellos encontramos el de Fernando Schell, registrado en su


legajo CONADEP n 2825, quien relat lo siguiente:

Yo estuve secuestrado en el Pozo de Quilmes a partir del 12 de


noviembre de 1977.

En cierta ocasin, cuando no pudo llegar nuestra racin diario como


era habitual, trada desde una entidad del Ejrcito cercano, el cabo de
guardia al que apodaban Chupete, compr con su propio dinero alimentos
y cocin personalmente para nosotros.
Pgina 1764 de 1891
Sres. Jueces: A lo largo de este juicio hemos visto que el Batalln de
Depsitos de Arsenales 601 era la nica dependencia del Ejrcito que se
encontraba cerca de este CCD.

Es ms, el propio imputado al declarar manifest que su Batalln


contaba con una cocina rodante que le permita producir alrededor de 400
raciones diarias.

En definitiva, cabe concluir que, ya sea que la comida se cocinase en la


sede del Batalln o en la citada cocina rodante, la Unidad que manejaba De
Lio estaba perfectamente en condiciones de aportar este suministro al CCD, en
tanto era la unidad ms prxima.

Y se acredit que efectivamente lo haca.

Sres. Jueces: Como se ha probado, adems de las funciones de


seguridad la provisin de alimentos constituye uno aporte trascendental para el
mantenimiento de las personas privadas ilegtimamente de su libertad.

Una de las personas all alojadas fue Ary Severo Barreto.

Oportunamente detallamos la cuantiosa prueba que da cuenta su


cautiverio en el CCD Pozo de Quilmes, donde permaneci cautivo junto con
otros detenidos de nacionalidad uruguaya.

All, como advertimos repetidas veces en este juicio fue sometido a


torturas y condiciones inhumanas de detencin por represores argentinos y
uruguayos que operaban de forma coordinada.

En consecuencia, y toda vez que, como ya explicamos al detallar lo


ocurrido con l, Ary Severo Barreto fue una de las personas que permaneci
en el CCD Pozo de Quilmes, sometido a torturas y condiciones inhumanas de
detencin desde el 24 de abril de 1978 y hasta su desaparicin, corresponde
afirmar que Eduardo Samuel De Lio, en su calidad de jefe del rea 111, es
coautor mediato de su privacin ilegal de la libertad doblemente
agravada.
Pgina 1765 de 1891
De La Pallares. Absolucin.

Sres. Jueces: Como ya mencionamos en su momento, no ocurre lo


mismo con la otra privacin ilegal de la libertad imputada a De Lo.

Recordemos que al referirnos a lo ocurrido con De La Pallares,


adelantamos que en la etapa instructora se haba consignado su paso como
detenido clandestino por el Pozo de Quilmes.

Sin embargo, recordemos que de la interpretacin conjunta de la prueba


producida en este juicio, se encuentra acreditado que De La Pallares, junto
con otros de sus compatriotas, fueron trasladados clandestinamente desde el
COT de Martnez a Montevideo, sin pasar antes por el Pozo de Quilmes, como
anteriormente se pensaba que haba ocurrido.

Esta circunstancia, unida a que no se pudo establecer que de alguna otra


forma De Lo haya contribuido con su privacin ilegtima de la libertad, nos
impide atribuirle responsabilidad por lo ocurrido a De La Pallares.

Asociacin ilcita.

Sres. Jueces: Hasta aqu nos hemos referido a las privaciones ilegtimas
de la libertad que le imputan a De Lio en uno de los ejes del juicio.

Como adelantamos, tambin se prob que De Lo tom parte de


Cndor.

Esto es as por cuanto, como ya reiteradamente destacamos, los Jefes


territoriales en sus respectivos roles estuvieron en permanente disposicin y
desarrollaron tareas adicionales tendientes a garantizar de manera organizada
y permanente el funcionamiento de esa asociacin criminal.

Vimos as que los Jefes de rea, en tanto tenan responsabilidad sobre


una jurisdiccin determinada, deban tener cuanto menos un mnimo nivel de
informacin, aunque ms no fuera para las tareas de control poblacional.

Pgina 1766 de 1891


Vimos que esas tareas incluan la bsqueda de informacin, la
observacin de lugares y el particular anlisis de documentacin y de las
caractersticas generales de las personas; y la realizacin de interrogatorios
adecuados, que necesariamente contenan preguntas elementales como
nombre, domicilio, actividad y, muy especialmente, nacionalidad.

Y ya demostramos la particular incidencia de esas tareas cuando,


adicionalmente, se vea necesario activar el marco de coordinacin regional
provisto por Cndor, extremo de por s suficiente para comprobar la manera
en que tomaron parte de la asociacin ilcita.

Como se encuentra acreditado, De Lio fue Jefe del Batalln de Deposito


de Arsenales 601 y Jefe del rea 111.

Como tal era el encargado de desarrollar esas tareas represivas


adicionales dentro del partido de Quilmes, por lo que se prob que, desde ese
rol, contribuy al sostenimiento de Cndor, asociacin ilcita de la que tom
parte.

Prueba adicional A.I.

Pero adems y como adelantamos, lo ocurrido particularmente en el


territorio a su cargo es tambin prueba adicional de la intervencin de De Lio
en Cndor.

En principio, prueba adicional de su intervencin son los hechos que


afectaron a Ary Severo Barreto quien, reiteramos, fue sometido en el Pozo de
Quilmes a torturas y condiciones inhumanas de detencin por represores
argentinos y uruguayos que operaban de forma coordinada.

Estos hechos ejemplifican claramente cmo operaba la asociacin


ilcita.

Y adems, en el juicio se prob que Severo Barreto no fue el nico


uruguayo que permaneci secuestrado y torturado dentro del CCD Pozo de
Quilmes.
Pgina 1767 de 1891
All estuvieron alojados muchos de sus compatriotas que tambin
fueron vctimas del marco de coordinacin represiva regional provisto por
Cndor.

Vimos por ejemplo lo ocurrido con los hermanos de Ary Severo


Barreto: Carlos y Marta; con su cuado Jorge Martnez y su esposa Beatriz
Anglet.

Asimismo, retratamos la seguidilla de secuestros que sufrieron los


integrantes del GAU en nuestro pas y la permanencia en el CCD Pozo de
Quilmes de Mara Serantes Lede, Eduardo Gallo, Aida Sanz, Miguel Angel
Ro Casa, Washington Rodrguez Martnez, Alfredo Moyano, Maria Asuncin
Artigas Nilo y Erlinda Vzquez entre otros.

Estos hechos evidencian cmo el Pozo de Quilmes, ubicado en


jurisdiccin del rea 111, era utilizado de manera sistemtica en el marco de
coordinacin represiva.

Ahora bien: No slo se prob que en ese CCD permaneci recluido un


gran nmero de uruguayos cuyos secuestros obedecan a un inters regional.

A lo largo de este juicio hemos escuchado mltiples testimonios de


sobrevivientes que, adems, comprueban la presencia en el lugar de
represores uruguayos, que dirigan las torturas e interrogatorios en
coordinacin con las fuerzas locales.

Entre ellos, vale resaltar los de Mara Serantes Lede, Matilde Severo,
Alberto Illarzen, Erlinda Vzquez, Adriana Chamorro y Alcides Antonio
Chiesa.

Todos ellos remarcaron la presencia de militares uruguayos


operando en el Pozo de Quilmes.

En el mismo sentido debemos citar la documentacin remitida por el


Juzgado Federal n3 de La Plata en el marco de la causa n27 caratulada
Investigacin histrica sobre detenidos desaparecidos. Datos de las
Pgina 1768 de 1891
vctimas, en tanto incluyen las manifestaciones de Rosa lvarez, ta de Jorge
Martnez y tambin sobreviviente del CCD Pozo de Quilmes.

Adems, en este proceso tambin probamos que la informacin


obtenida en los interrogatorios que se realizaban en Quilmes era utilizada en
Uruguay para interrogar bajo tortura a otras personas all secuestradas.

Escuchamos al respecto a Matilde Severo y Wilson Falero, entre otros,


quienes dieron cuenta de esta circunstancia, en concordancia con los legajos
remitidos por la Comisin para la Paz de Uruguay.

Recordemos que, como varios sobrevivientes mencionaron, los


represores uruguayos viajaban de un pas a otro, especialmente durante los
fines de semana.

Es evidente que esta sistemtica actuacin de las fuerzas represivas


uruguayas dentro del Pozo de Quilmes y su cotidiano ingreso y egreso del
lugar, era una actividad garantizada por De Lo desde la Jefatura del rea
111.

Las diarias tareas de vigilancia ejecutadas por patrullajes, operativos


cerrojo y controles de ruta que, como vimos, se ordenaban desde la Jefatura de
rea 111 en el mbito territorial que manejaba el imputado no significaron
problema alguno para la ejecucin de esas actividades dentro del Pozo de
Quilmes.

No hemos escuchado en este juicio de un solo inconveniente, si


quiera del ms mnimo, que hayan tenido los represores uruguayos
mientras interrogaban y torturaban a sus connacionales en Quilmes.

El nivel de impunidad que garantizaba De Lio para los torturadores era


tal que en ocasiones, como record el testigo Alcides Antonio Chiesa, los
militares uruguayos se vestan con el uniforme reglamentario de las fuerzas
uruguayas, sin que aquello llame la atencin de las mltiples patrullas que
recorran Quilmes.

Pgina 1769 de 1891


Es ms, como vimos en el juicio, si bien no existi un nico circuito de
traslados de detenidos, s se acredit que habitualmente se proceda al
traslado de prisioneros desde el Pozo de Banfield donde permanecan
cautivos al Pozo de Quilmes para ser interrogados y torturados por
personal de las fuerzas Uruguayas.

Al respecto, basta recordar los contestes testimonios de Eduardo Corro,


Adriana Chamorro, Norma Leanza y Washington Rodrguez Martnez.

Como hemos advertido al hacer la inspeccin ocular de ambos centros,


la distancia entre ellos es de extensa, de aproximadamente 20 km, que incluye
al menos atravesar un paso a nivel ferroviario.

Sin embargo, de la prueba producida en el juicio no existen constancias


que indiquen que las patrullas que diriga De Lio desde la Jefatura de rea
111, que tan celosamente custodiaban su jurisdiccin, a punto tal que como ya
mencionamos informaban a la polica hasta de pintadas callejeras que
consideraban subversivas, hayan interferido en alguno de estos traslados.

Por el contrario, los elementos de conviccin referidos hasta aqu


conducen inequvocamente a concluir que De Lio inexorablemente conoca
esas actividades y que, con su conducta, favoreci su desarrollo y
sostenimiento en el partido de Quilmes.

En consecuencia, Eduardo Samuel De Lio es autor del delito de


asociacin ilcita.

Zona IV.

Santiago Omar Riveros.

Aclaracin Previa: metodologa de exposicin diferente a las otras


zonas, porque:

amos insertar en ellas y dentro de una cadena de


comando a los imputados;
Pgina 1770 de 1891
Zona IV.

1- Antecedentes en el ejrcito.

Santiago Omar Riveros egres del Colegio Militar de la Nacin en


diciembre de 1945 como subteniente del arma de artillera.

Luego se gradu como ingeniero militar.

Siendo General de Brigada, el 3 de septiembre de 1975 fue nombrado


Comandante de Institutos Militares, cargo que desempe de manera efectiva,
hasta febrero de 1979.

En diciembre de 1976 fue ascendido a General de Divisin.

El 15 de febrero de 1979 fue designado en comisin permanente como


Jefe de la Delegacin Militar Argentina ante la Junta Interamericana de
Defensa, asesor de las Fuerzas Armadas de la misin permanente de la
Repblica Argentina ante las Naciones Unidas y asesor de la misin
Permanente de la Repblica Argentina (sic).

La designacin fue por 750 das y para cumplir con ella Riveros se
traslad a los Estados Unidos.

No era la primera vez que Riveros era destinado a ese pas.

Entre agosto de 1960 hasta febrero de 1962 permaneci en los Estados


Unidos y Canad a fin de realizar un curso para especialistas en materiales de
guerra dictado en diversos los establecimientos industriales de esos pases.

En 1976, adems, fue designado en ese pas en comisin por 13 das, a


partir del 8 de octubre de 1976 para realizar una visita de invitacin como

Pgina 1771 de 1891


Jefe de la Delegacin del Curso Superior de Estrategia de la Escuela
Superior de Guerra.

Fue declarado en situacin de retiro voluntario el 6 de marzo de 1980,


pero, el 24 de junio de 1981, fue nombrado Embajador en la Repblica
Oriental del Uruguay.

Todos estos antecedentes surgen de su legajo personal del ejrcito


Argentino incorporado por lectura a este debate.

2- Indagatioria.

En su declaracin Riveros neg haber formado parte del Plan Cndor.

Sostuvo que al no haber sido representante del Estado Argentino no


pudo haber formado parte de un acuerdo entre Estados.

Por otra parte, sostuvo que la imputacin que se dirige en su contra


confunde un acuerdo entre pases en materia de inteligencia con el uso que se
le pudo dar a la informacin obtenida como consecuencia de ese acuerdo.

Reconoci haber sido Comandante de Institutos Militares, desde fines


de 1975 y hasta fines de 1978, y afirm haber asumido, en ese carcter, a
partir de mediados de 1976, el comando de la Zona de Defensa IV.

En este sentido, sostuvo que los hechos que damnificaron a Edgardo


Enrquez Espinoza, Ary Cabrera Prates, Oscar Julin Urra Ferrarese y
Modesto Humberto Machado, que le son atribuidos, ocurrieron con
anterioridad a la creacin de la Zona IV.

Por otra parte, neg que los hechos que se le atribuyen tengan
vinculacin con el Plan Cndor, pues entendi que en ninguno se encontraba
acreditada la intervencin de fuerzas militares extranjeras.

Asimismo, sostuvo que jams fue informado por sus superiores de la


existencia del Plan Cndor.
Pgina 1772 de 1891
Por otra parte, neg que en Campo de Mayo hayan existido Centros
Clandestinos de Detencin.

Sostuvo que existan LRD, Lugares de Reunin de Detenidos, de


acuerdo a lo establecido en la reglamentacin militar.

Reconoci que incluso, en Campo de Mayo exista uno antes de que


asumiera el Comando de la Zona IV.

Sostuvo que cada jefe de unidad o de rea tena, de acuerdo a las


rdenes de operaciones impartidas, de constituir su propio LRD.

Afirm que la Zona IV estaba constituida por la Guarnicin Campo de


Mayo y los partidos aledaos de la Provincia de Buenos Aires entre ello San
Martn, Vicente Lpez, San Isidro, Tres de Febrero, San Miguel.

Admiti, asimismo, la posibilidad de que fuerzas dependientes de otro


comando actuaran dentro de la jurisdiccin a su cargo, y la realizacin de
acuerdos previos para coordinar esa intervencin.

Explic que como el Comando de Institutos Militares careca de


unidades de combate, el personal que tena subordinado en las distintas
escuelas era destacado en comisin para integrar los grupos de operaciones
bajo su mando.

Detall que si una persona era detenida en los operativos ejecutados por
efectivos bajo su mando, era inicialmente trasladada a un LRD, del cual era
responsable.

Dijo que all era interrogada por personal de inteligencia que no


dependa del Comando de Institutos Militares, pues careca de una unidad de
inteligencia.

Si su situacin no era rpidamente aclarada, era trasladado a un LDT ,


esto es, un Lugar de Detencin Temporario-.

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Explic que en su caso, como no haba divisiones ni brigadas bajo su
jurisdiccin, el detenido era trasladado a un LDT dependiente del Comando
General del Ejrcito.

Dijo que todas las operaciones ejecutadas por personal a su cargo fueron
ordenadas en base a instrucciones impartidas por el Jefe del Estado Mayor del
Ejrcito, que todas ellas fueron documentadas y sus resultados informados por
escrito al Comandante en Jefe del Ejrcito, a travs del jefe del Estado Mayor
General del Ejrcito.

Resalt, finalmente, que era el nico responsable por los actos


cumplidos por sus subordinados.

3- Zona IV.

3.a. Creacin, cuestiones generales.

Como ya explicamos, el territorio nacional fue originalmente dividido


en cuatro zonas de defensas, que se correspondan con los cuatro cuerpos de
Ejrcito existentes en ese momento, I, II, III y V.

Con posterioridad fue creada una quinta zona, la IV.

Esa zona fue asignada al Comando de Institutos Militares, a cargo, en


ese momento y hasta febrero de 1979, del imputado Santiago Omar Riveros.

A la Zona IV se le asignaron los partidos de la zona norte del conurbano


bonaerense, todos ellos cercanos a la Guarnicin de Campo de Mayo, ubicada
en el actual partido de San Miguel y donde el Comando de Institutos Militares
tena su sede.

3.a.1 Funcionamiento previo a la 405/76.

Antes de adentrarnos en el anlisis de la estructura montada por el


imputado Riveros para el funcionamiento de la Zona IV, es necesario formular

Pgina 1774 de 1891


una precisin sobre el momento en el que el Comando de Institutos Militares
comenz a cumplir funciones vinculadas con la represin ilegal.

Si bien, como ya explicamos anteriormente, la Zona IV fue


formalmente creada a travs de la Orden Parcial 405/76, a diferencia de lo
afirmado por el imputado Riveros, en este debate ha quedado acreditado que
el Comando de Institutos Militares ejerci el control de las operaciones
realizadas en el territorio que fue puesto bajo su mando, desde antes del
dictado de esa directiva.

En efecto, son numerosos los elementos de prueba que muestran que


tanto el Comando de Institutos Militares como las Escuelas a su cargo,
cumplieron funciones propias de Comando de Zona y de Jefaturas de rea, al
menos, desde el golpe de Estado de 1976.

En primer lugar, se encuentra acreditado que el Comando de Institutos


Militares ya tena un mbito territorial a su cargo en el Plan de Capacidades
Marco Interno de 1972, a partir de la cual, como ya vimos, se organiz la
estructura montada para desarrollar la denominada lucha antisubversiva.

Esto surge claramente de la Directiva 404/75.

Recordemos que esa Directiva, dictada en octubre de 1975, tuvo por


finalidad poner en ejecucin las medidas previstas en la Directiva del Consejo
de Defensa 1/75 (Lucha contra la subversin).

All, en el punto 12, al referirse a las jurisdicciones, afirma que todas se


mantendrn de acuerdo a lo establecido en el Plan de Capacidades Marco
Interno de 1972 excepto, y cito textual:

la Jurisdiccin de Institutos Militares que se modifica de acuerdo a


lo siguiente:

1- El Cdo IIMM tendr como jurisdiccin los lmites de la Guarnicin


Militar Campo de Mayo a los efectos de la seguridad y recuperacin de las
propias instalaciones.
Pgina 1775 de 1891
2- La Z Def 1 incorpora a su jurisdiccin el resto del espacio que
constitua la Jurisdiccin de Institutos Militares

3- El Cte Z Def 1 y Cte IIMM acordarn las acciones a desarrollar en


el rea circundante de las respectivas jurisdicciones a efectos de lograr una
adecuada seguridad y complementacin en las operaciones a realizar

Esto muestra, como ya adelantamos, que en el diseo original del Plan


de Capacidades Marco Interno, el Comando de Institutos Militares tena una
jurisdiccin a su cargo.

Por otra parte, si bien es cierto que la directiva 404/75 limita la


jurisdiccin exclusiva del Comando de Institutos Militares a la Guarnicin
Campo de Mayo, tambin es cierto que le otorga la capacidad para seguir
operando en el rea circundante a su jurisdiccin, para lo cual deba celebrar
un acuerdo con el Comando de la Zona I.

Pero no es esa la nica misin que la Directiva 404/75 le asigna al


Comando de Institutos Militares.

La directiva dispuso que, adems, deba conformar una Brigada de


reserva, la Brigada Mayo.

Para ello, el Comando de Institutos Militares deba ocuparse de


organizar un Comando de Brigada y una Fuerza de Tareas, compuesta por un
comando, un escaln de comunicaciones y 3 de equipos de combate.

La Brigada deba ser completada con una Fuerza de Tareas provista por
el Vto. Cuerpo de Ejrcito.

Esa Brigada tena por misin constituir la reserva del Comando General
y deba estar en condiciones de operar en cualquiera de las reas prioritarias
en el trmino de 24 horas.

Pero ms all de eso, la directiva dispona que los elementos que


integraran la Brigada deban ejecutar operaciones contra la subversin a
Pgina 1776 de 1891
rdenes de sus respectivos Comandos de Zona hasta que se ordenara la
constitucin de la reserva.

Esto demuestra que el Comando de Institutos Militares y los elementos


a su cargo formaron siempre parte de la estructura represiva montada para el
combate a la subversin.

Pero adems, tambin debe tomarse en cuenta que al Comando de


Institutos Militares se le vuelve a asignar una jurisdiccin tan slo unos meses
despus.

As surge del Plan del Ejrcito (Contribuyente al Plan de Seguridad


Nacional), que, como vimos, no es otra cosa que el planeamiento del golpe de
Estado del 24 de marzo de 1976.

Santiago Omar Riveros. Zona IV.

All se advierte que el Comando de Institutos Militares ya es tratado


como una zona de defensa ms.

Una de las misiones asignadas consista en, y cito textual:

bloquear y eventualmente atacar la residencia presidencial de Olivos,


con la finalidad de lograr la detencin del PEN y posibilitar su posterior
traslado al lugar que determine el Gobierno Militar.

Una misin similar le haba sido asignada al Primer Cuerpo de Ejrcito


respecto de la Casa de Gobierno.

Ya veremos ms adelante, cmo elementos del Comando de Institutos


Militares cumplieron con esa misin.

Pero adems, al referirse a las jurisdicciones, el plan dispone que se


mantengan las dispuestas en el Plan de Capacidades Marco Interno, pero con
dos modificaciones.

Pgina 1777 de 1891


Una de ellas es que al Comando de Institutos Militares se le asignan,
desde el da del golpe y hasta, como mnimo, tres das despus, los siguientes
partidos de la provincia de Buenos Aires:

San Martn, 3 de febrero, Vicente Lpez, San Isidro, San Fernando,


Tigre y General Sarmiento.

Esta asignacin no slo nos muestra que al Comando de Institutos


Militares -ya en ese momento a cargo de Riveros- se le vuelve a poner a su
cargo una jurisdiccin territorial, sino que nos confirma cul era la
jurisdiccin que tena a su cargo en el Plan de Capacidades.

Debe prestarse atencin a que prcticamente todos estos partidos


limitaban con el predio de campo de mayo, donde el Comando de Institutos
Militares tena su sede y donde ejerca control guarnicional.

Esta asignacin tuvo dos objetivos.

Por un lado, garantizar de la mejor manera posible la proteccin de la


guarnicin Campo de Mayo.

Pero por otra parte, su ubicacin estratgica en el centro de la zona


norte del conurbano bonaerense, la converta en el lugar ideal desde donde
ejecutar las operaciones a realizar en ese territorio.

Por otra parte, es importante destacar que esos partidos, son los mismos
que luego le son asignados a la Zona IV en la Orden Parcial 405/76, ms los
de de Pilar, Exaltacin de la Cruz, Escobar, Zrate y Campana.

Asimismo, debe destacarse que no hay constancias que muestren que el


Comando de Institutos haya devuelto al Comando de Zona I la jurisdiccin
que le haba sido asignada en el Plan.

Es importante destacar esto porque en la Orden de Operaciones 2/76,


que establece la segunda fase del golpe de estado, en ningn momento dispone
devolverla, lo que debera haber ordenado si se hubiera querido hacerlo.
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En definitiva lo que todos estos antecedentes permiten concluir,
respecto del territorio asignado al Comando de Institutos Militares para el
desarrollo de actividades vinculada con la denominada LCS, es lo siguiente:

En el Plan de Capacidades Marco Interno el CIIMM tena asignado los


partidos de 3 de Febrero, , San Martn, San Isidro, Tigre y General Sarmiento,
que lindan con Campo de Mayo; y el de Vicente Lpez.

El, territorio de esos partidos le fue asignado al Comando de la Zona I


en la Directiva 404/75, pero devuelta al CIIMM en el Plan del Ejrcito
Contribuyente al Plan de Seguridad Nacional.

Esta situacin se mantuvo, de hecho, hasta que la Orden Parcial 405/76


la formaliz, a la vez que aadi otros.

De todos modos, repasemos entonces la situacin, en base a la


normativa militar incorporada.

Riveros sostiene que el Comando de Institutos Militares empez a


funcionar como Comando de la Zona IV, a partir de junio de 1976, cuando as
lo dispuso la Orden Parcial 405/76.

Pues bien, ya hemos visto que el Comando de Institutos Militares tena


una jurisdiccin a su cargo en el Plan de Capacidades Marco Interno de 1972.

Vimos tambin que esa jurisdiccin le fue asignada al Comando de


Zona I a travs de la directiva 404/75, de octubre de ese ao, pero que el
Comando de Institutos Militares conserv la posibilidad de operar en esa
jurisdiccin mediante un acuerdo con el Comando de Zona I.

Finalmente vimos, que el Plan del Ejrcito es decir la orden misma del
golpe-, no slo le asigna al Comando de Institutos Militares funciones
similares a las otorgadas a los Comandos de zona, sino que adems vuelve a
poner a su cargo una jurisdiccin, de hecho prcticamente la misma que luego
le es asignada en la Orden Parcial 405/76.

Pgina 1779 de 1891


Esto nos muestra que, para aceptar la versin de Riveros, deberamos
admitir que el Comando de Institutos Militares tuvo funciones asignadas en la
lucha antisubversiva, de manera ininterrumpida desde el ao 1972, hasta el
mismo da del golpe de estado y los das posteriores;

* pero que, de repente, entre los meses de abril y junio de 1976, es


decir, durante algunos de los meses ms intensos en lo que hace a las
operaciones represivas, permaneci inactivo, slo ocupndose de sus
funciones orgnicas:

*** para luego retomar sus funciones en la estructura represivas en


el mes de junio.

Seores jueces, esto es inverosmil, pues carece por completo de


sentido.

Ms all de que lo expuesto parece suficiente como para descartar su


versin, al juicio se incorporaron otros elementos de prueba que terminan de
desbaratarla.

As, por ejemplo, en el Anexo n 3 del caso n 150 de la causa n 4.012,


al que ya nos hemos referido al tratar los hechos que tuvieron como vctima a
Modesto Humberto Machado, se se encuentran agregadas las declaraciones
prestadas en el ao 1985, en sede judicial, por personal policial de la
Comisara 1ra. de Tigre.

De esas declaraciones surge la intervencin de la jefatura del rea 410 a


cargo de la Escuela de Ingenieros a partir del mismo da del golpe de estado.

En efecto, todo el personal describi cmo el 24 de marzo de 1976


efectivos de la Escuela de Ingenieros, al mando del Teniente Coronel
Molinari, se presentaron en la Comisara y tomaron control de la dependencia.

Contaron que a partir de ese momento, comenzaron a ingresar en


camiones del ejrcito personas encapuchadas que eran retenidas en los

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calabozos de esa dependencia policial; y que luego eran trasladadas a la
Escuela de Ingenieros.

Sostuvieron tambin que pudieron saber que esas personas eran


torturadas por el personal militar.

Explicaron adems que el partido de Tigre se encontraba a cargo de la


Escuela de Ingenieros, y algunos incluso recordaron que ese partido
corresponda al rea 410.

As, por ejemplo, del acta que transcribe los dichos del Sargento Julio
Arturo Peralta surge, y cito textual:

el 24 de marzo de 1976 el declarante se encontraba como disponible


en la guardia de la dependencia cuando llegaron los militares a eso de las
tres de la maana

a parir de ese momento comenzaron a ingresar detenidos tanto el 24


como el 25 de marzo de 1976 y los das subsiguientes

En este sentido, surge tambin que el Sargento Peralta record, y cito


nuevamente textual del acta:

haber llevado muchas veces en ese tiempo sobres cerrados a la


Escuela de Ingenieros de Campo de Mayo, aclarando que los sobres estaban
dirigidos al Jefe del rea 410, de la cual dependa el partido de Tigre.

Que los primeros meses la cantidad de detenidos era elevada, por


supuesto a partir del 24 de marzo de 1976, y a partir de ah los detenidos
trados por los militares fueron menos, hasta que a fines de 1977 casi no
haba ninguno

Finalmente, en el acta se encuentra asentado que este Sargento tambin


record que, una vez ms textual:

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el General Riveros haca inspecciones rutinarias por las
dependencias se haca presente en la Comisara y controlaba a los
detenidos, al personal militar y al policial

La intervencin directa de Riveros a partir del 24 de marzo del 76, surge


tambin del acta que asienta el relato del Comisario Vctor Pedro Rmulo
Dengra, quien era Jefe de la Unidad Regional del partido de Tigre de la
Polica de la Provincia de Buenos Aires.

De all se desprende que record, y cito textual:

que el Gral. Riveros se hizo presente en la Unidad Regional; y


aunque no puede precisar si fue el mismo 24 de marzo o el da siguiente, l
fue precisamente quien puso en funciones a los distintos intendentes de la
jurisdiccin, y reitera que el Gral. Riveros era el jefe de toda la jurisdiccin
que comprenda en aquel entonces a la Unidad Regional Tigre, o sea San
Fernando, Tigre, San Miguel, Escobar, Campana, Pilar

Por otra parte, del acta que transcribe los dichos del titular de la
Comisara 1ra. de Tigre al momento del golpe de estado, Jos Norberto Ismael
Maiolo, surge que incluso antes del golpe de Estado el jefe de la Escuela de
Ingenieros les haba dicho que quedaban subordinadas operacionalmente al
rea militar.

Adems, de all surge que deban elevar a esa Escuela un parte diario
con todas las novedades vinculadas con actividades subversivas o gremiales.

En definitiva, todas estas constancias muestran que la Escuela de


Ingenieros empez a actuar como Jefatura del rea 410, bajo las rdenes del
Comando de Institutos Militares, a partir del golpe de estado; y que esa
intervencin no se vio interrumpida en ningn momento.

Adems, estos elementos muestran que el propio Riveros supervisaba


personalmente, el funcionamiento de la estructura bajo su comando.

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Por otra parte, tambin hay elementos que muestran la intervencin de
la Escuela de Caballera como jefatura de rea de la Zona IV a partir del
momento mismo del golpe de Estado.

Recordemos que, en ese momento, esa Unidad se encontraba a cargo del


imputado Rodolfo Emilio Feroglio.

Esto surge, por ejemplo, de su libro histrico correspondiente al ao


1976.

All vemos asentado que el 24 de marzo de 1976, y cito textual del


libro:

El Equipo de Combate de la Escuela de Caballera procedi a imponer


el Gobierno Militar en el rea 430, correspondiente al partido de General
San Martn.

Por otra parte, en ese mismo libro histrico hay constancias de que fue
la Fuerza de Tareas de la Escuela de Caballera la que se ocup de dar
cumplimiento a la misin que le haba sido asignada al Comando de Institutos
Militares para el da del golpe.

En efecto de all surge que fueron efectivos de la escuela quienes


realizaron el operativo encomendado en la quinta presidencial de Olivos.

Ya nos referiremos ms en detalle a estas constancias cuando


abordemos la responsabilidad del imputado Feroglio.

En lo que aqu interesa, slo debemos destacar que estos elementos


muestran, una vez ms, que la estructura represiva a cargo del Comando de
Institutos Militares ejerci el dominio de las operaciones en el territorio
asignado desde el momento mismo del golpe de estado.

A idntica conclusin arrib la sentencia dictada por el Tribunal Oral en


lo Criminal Federal n 1 de San Martn en las causas 2046 y 2208.

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Esta sentencia, incorporada por lectura al debate y en donde, entre
otros, fueron condenados Santiago Omar Riveros y Reynaldo Benito Bignone
por sus desempeos en el Comando de IIMM, dio tambin por acreditado que
la Zona IV ya funcionaba para el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976.

3.b. Estructura.

3.b.1. Jefaturas de rea. Divisin territorial.

Como ya expusimos, a la Zona de defensa IV se le asignaron los


siguientes partidos de la zona norte del conurbano bonaerense:

3 de febrero, San Martn, Vicente Lpez, San Isidro, San Fernando,


General Sarmiento, Tigre, Pilar, Exaltacin de la Cruz, Escobar, Zarate y
Campana.

A diferencia de lo que suceda en las otras zonas, como el Comando de


Institutos Militares no era un Cuerpo de Ejrcito y no tena Brigadas bajo su
comando, sumado al hecho de que el territorio a su cargo era pequeo en
comparacin con los territorios de las otras zonas, no constituyeron Subzonas
de defensa sino, directamente, Jefaturas de rea.

De este modo, en los territorios de los distintos partidos asignados se


constituyeron jefaturas de rea, que quedaron a cargo de los institutos de
formacin que dependan del Comando a cargo en ese entonces del imputado
Riveros.

De tal modo el territorio de la Zona IV qued distribuido del siguiente


modo:

Los partidos de Tigre y Escobar fueron asignado a la Jefatura de rea


410, que como sealamos qued a cargo del Director de la Escuela de
Ingenieros.

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El partido de San isidro le correspondi a la Jefatura de rea 420, a
cargo del Director de la Escuela de Comunicaciones, rol que ejerci Luis Sadi
Pepa entre junio de 1976 y diciembre de 1977.

Como ya vimos, el partido de General San Martn le fue asignado a la


Jefatura de rea 430, a cargo del Director de la Escuela de Caballera, rol
desempeado por Rodolfo Emilio Feroglio entre diciembre de 1974 y el
mismo mes del ao 1976.

El partido de San Fernando qued a cargo de la Jefatura de rea 440,


que dependa del Director de la Escuela de Artillera.

El partido de Vicente Lpez le fue asignado a la Jefatura de rea 450, a


cargo del Director de la Escuela de Infantera.

Los partidos de Pilar y Exaltacin de la Cruz le correspondan a la


Jefatura de rea 460, a cargo del Director de la Escuela de Suboficiales
Sargento Cabral.

El partido de General Sarmiento le fue asignado a la Jefatura de rea


470, que dependa del director de Escuela de Servicios para Apoyo de
Combate (ESPAC).

Recordemos que era en ese partido donde tena su asiento la Guarnicin


Campo de Mayo, donde se ubicaban todas estos institutos.

El partido de 3 de febrero, por su parte, qued a cargo de la Jefatura de


rea 480 (veremos luego que el nmero correcto sera 490) , que le haba sido
asignada al Colegio Militar de la Nacin, cuyo director fue, durante 1976
Reynaldo Benito Bignone.

Finalmente, los partidos de Zarate y Campana le fueron asignados a la


Jefatura de rea 400.

Ya vimos que esta ltima Jefatura de rea tena una particularidad.

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No fue montada sobre una estructura orgnica del Ejrcito, sino que la
form el Comando de Institutos Militares a partir de elementos agregados de
distintas unidades.

Esta jefatura de rea s fue creada con posterioridad al golpe estado.

Su creacin se motiv en las necesidades advertidas durante el primer


semestre de 1976, a partir de la intensa actividad represiva desarrollada en ese
territorio.

Su formacin surge de la Orden Parcial 405/76, la que dispuso que la


Zona IV incrementara los efectivos a su cargo con 1 jefatura de rea, 1 fuerza
de tareas -que deba ser proporcionada por el V Cuerpo de Ejrcito y un
Escaln Logstico, a fin de ser afectados al rea Zarate-Campana.

De su existencia, adems, dan cuenta los informes confeccionados por


el Grupo de Trabajo de Archivos de las Fuerzas Armadas y la testigo experta
Vernica Almada.

Toda la estructura recin descripta, surge, adems de la ya mencionada


Orden Parcial 405/76, de las reconstrucciones realizadas en sus obras por
Dandrea Mohr y los hermanos Mittelbach, as como del informe
confeccionado por el nombrado Grupo de Trabajo de Archivos de las Fuerzas
Armadas respecto del Estado Mayor del Comando de Institutos Militares.

Por otra parte, la distribucin de los territorios entre las reas antes
descriptas, as como la asignacin de cada una de esas jefaturas de rea a los
distintos institutos militares, ha sido confirmada en este debate por diversos
elementos de prueba.

Algunos ya han sido mencionados con anterioridad y a otros haremos


referencia ms adelante al referirnos a las responsabilidades de los imputados
Bignone, Feroglio y Pepa.

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Al igual que ocurra en las otras zonas de defensa, las jefaturas de rea
de la zona IV tenan como funcin ejercer un control inmediato del territorio a
su cargo.

En cumplimiento de esa funcin las tareas que desempeaban iban


desde la realizacin de las tareas de control poblacional que ya describimos,
como patrullajes y controles vehiculares, hasta la realizacin de operativos de
secuestros.

Asimismo, y como ya hemos explicado anteriormente, deban ocuparse


de realizar la coordinacin necesaria cuando otras fuerzas operaban dentro de
su territorio.

Esto implicaba, entre otras medidas, garantizar el rea liberada para que
pudieran ejecutarlas sin interferencias.

Como las sedes de los distintos institutos estaban casi todas en Campo
de Mayo, para cumplir adecuadamente son sus misiones instalaron en los
territorios a su cargo Centros de Operaciones Tcticas.

Ya explicamos que era a travs de esos centros que se coordinaban


todas las operaciones que se realizaban en la jurisdiccin.

Nos referiremos en detalle al funcionamiento de las jefaturas de rea al


abordar la responsabilidad de los imputados Bignone, Feroglio y Pepa.

Sin perjuicio de ello, es necesario recordar en este momento que, en el


caso de la Zona IV, contamos con el acta acuerdo celebrada por el Comando
de la zona IV, a cargo de Riveros, con el Comando de la Zona I, a cargo en
ese momento de Suarez Mason, en donde se dejaron expresamente asentadas
las reglas que deban cumplirse para realizar operativos en una y otra
jurisdiccin.

Recordemos que, tal como surge del apndice 1 a la Orden de


Operaciones 9/77, al que ya nos referimos, ese acuerdo se celebr, y cito
textual,
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a fin de dejar establecidas las reglas a que se ajustarn los
requerimientos de autorizacin para ejecutar operaciones encubiertas, por
elementos de una Zona en la jurisdiccin de la Zona vecina

Ya hemos dado cuenta anteriormente en detalle de cules eran esas


reglas, por lo que nos remitimos a lo expuesto.

Pero s considero necesario resaltar algunos aspectos, que ilustran el


modo en que el Comando de la Zona IV coordinaba con las jefaturas de las
distintas reas.

Por un lado, debe destacarse que el acuerdo estableca que los jefes de
los grupos operativos encubiertos deban conocer los lmites de las reas de la
Zona IV.

Esto era necesario no slo para realizar correctamente el pedido de rea


liberada, sino tambin para solicitar la asistencia de efectivos del rea en caso
de que fuera necesario.

Por otra parte, debemos recordar que all se dej establecido que los
pedidos de rea libre formulados por la Zona I, deban ser comunicados
por el Comando de la Zona IV al COT del rea que correspondiera; y recin
despus de realizadas las acciones de coordinacin necesarias se otorgaba el
rea libre.

De todos modos, es importante destacar que, tal como da a entender el


propio acuerdo, all simplemente se dej establecido un procedimiento que ya
estaba funcionando con anterioridad.

3.b.2. Estructura de Inteligencia. Seccin Operaciones Especiales.

Pero la estructura montada por el imputado Riveros para cumplir con las
funciones asignadas como comando de Zona IV, no se limit constituir las
jefaturas de rea.

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En este debate se ha acreditado, adems, que Riveros mont, en el
mbito del Comando de Institutos Militares, todo un aparato para realizar
operativos de secuestro, trasladar a las personas secuestradas a CCD ubicados
en el predio de Campo de Mayo, someterlos a interrogatorios bajo tormentos y
procesar la informacin obtenida para realizar nuevos operativos.

Es importante resaltar, en primer lugar, que ese Comando no tena, en


su estructura orgnica, el personal necesario para cumplir con esas funciones.

Es por eso que esta estructura se forma con personal agregado o


designado en comisin.

As surge, por ejemplo, de la Orden Parcial 405/76.

En esa orden se estableci que la Zona IV incrementara su orden de


batalla con:

* el Batalln de Ingenieros de Construcciones 601;

* con una seccin de inteligencia del Batalln de Inteligencia 601 que


si bien ya se encontraba actuando en apoyo del Comando de Institutos
militares, sera incrementada-;

* y con la fuerza de tareas de Institutos Militares, la cual era segregada


de la Brigada Mayo, cuya integracin ya fue explicada anteriormente.

Esto se compadece adems con el organigrama ya exhibido,


denominado Organizacin y Prioridades de equipamiento, donde se
advierte que el Comando de IIMM y sus diversas Escuelas fue catalogado
como de 1 prioridad.

Fue por eso que, conforme esta categorizacin y como se ha probado,


adems de estas formaciones el Comando reciba, de manera permanente,
personal en comisin que revistaba en los distintos Institutos Militares a su
cargo.

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En este sentido, al no tener un destacamento de inteligencia bajo su
mando sino hasta fines de 1977, ocup un rol central en esta estructura, la
jefatura del Departamento de Inteligencia del Estado Mayor del Comando de
Institutos Militares, a cargo durante 1976 del Coronel Fernando Verplaetsen.

As surge, por ejemplo, de la Junta de Calificaciones de Oficiales del


ao 1981 relevada por el Grupo de Trabajo de Archivos de las Fuerzas
Armadas en su informe.

All se desprende que, al tratar el caso de Pascual Guerrieri, el entonces


General Verplaetsen, sostuvo, y cito textual:

Durante el ao 1976, fui Jefe de un Dpto Icia, que debi trascender


sus misiones normales, por cuanto en la jurisdiccin no exista un Dest Icia.

Me hice cargo de ese Dpto, sin pertenecer a la especialidad y tuve


inicialmente como nico auxiliar al Tcnl GUERRIERI. La Experiencia, los
conocimientos, la dedicacin, el valor personal demostrado durante un ao,
tanto de da como de noche, sin feriados, fueron el motivo que ese Dpto se
convirtiera en una unidad Especial de Icia, tuviera una serie de xitos que son
perfectamente conocidos por el Grl VALIN, por el Grl SAA y por otros
seores que estn ac presentes (...)

Por otra parte, sobre el funcionamiento del Departamento de


Inteligencia, el informe tambin da cuenta de un reclamo presentado por
Carlos Alfredo Carpani Costa, quien textualmente afirm lo siguiente:

Durante los aos 79/80 fui Jefe del Dpto II Icia del Cdo IIMM.
Durante ese periodo, con los medios especiales puestos a mis rdenes, se
obtuvo la informacin necesaria, planifiqu las acciones contra el terrorismo
que aprobadas por la superioridad, fueron ejecutadas con mi directa
intervencin en todos los casos, logrando resultados trascendentes, que co-
adyudaron posteriormente a que la superioridad pudiera asegurar que la
subversin estaba derrotada totalmente en el terreno militar

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Adems, tambin ha sido acreditado que en el mbito del Departamento
de Inteligencia funcion la Seccin Operaciones Especiales.

De esta seccin dependan algunos de los grupos que realizaban los


operativos militares dentro de la jurisdiccin a cargo de la Zona de Defensa
IV.

As surge, una vez ms de los informes realizados por el Grupo de


trabajo del Ministerio de Defensa sobre el funcionamiento del Comando de
Institutos Militares.

En el informe referido al Estado Mayor de ese Comando, por ejemplo,


se releva un reclamo presentado el 25 de marzo de 1992 por Martn
Rodrguez, en el que solicit ser ascendido a Coronel de Infantera.

En esa oportunidad detall los cargos que ocup en las estructuras de la


Escuela de Servicios para Apoyo de Combate Gral. Lemos (ESPAC) y en el
Comando de Institutos Militares, y cules fueron sus logros.

Aunque es algo extensa, por su relevancia la cito de manera textual:

Durante la guerra contra la subversin fui seleccionado entre ms de


60 Oficiales de la ESPAC Gral Lemos y me desempe en los siguientes
cargos:

- Jefe de los Grupos Especiales de la ESPAC Gral Lemos (1976)

- Jefe de un Grupo Especial de la Seccin Operaciones Especiales,


Dpto II Icia/Cdo II MM (1977).

- Jefe de la Seccin Operaciones Especiales, Dpto II Icia/Cdo II


MM (1977).

- A cargo del Lugar de Reunin Detenidos Campo de Mayo (1977)

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Durante ese lapso, se lograron varios xitos resonantes, cabe
mencionar algunos ejemplos:

Desde aqu Rodrguez hace una prolija enumeracin de algunos de esos


xitos resonantes, finalizando con la siguiente frase:

Puedo mencionar muchos otros casos, pero para ser conciso dejo
constancia que el Jefe del Dpto II Icia del Cdo II MM (El entonces Coronel
D FERNANDO VERPLAETSEN), me otorg un recordatorio Como
testimonio de reconocimiento a su abnegacin y valor.

Tambin otros elementos hallados muestran la existencia de esta


seccin dentro de la estructura del Estado Mayor del Comando de Institutos
Militares y las funciones que cumpla.

Los informes del Grupo de Trabajos de los Archivos de las Fuerzas


Armadas, tambin hacen referencia al desempeo en esta seccin del entonces
Capitn Eduardo Francisco Stigliano.

Si bien su actuacin no fue dentro del perodo en que el imputado


Riveros fue Comandante de Institutos Militares, es importante destacar estas
constancias porque ilustran el funcionamiento de la Seccin Operaciones
Especiales.

En este sentido, de su Legajo Personal del Ejrcito, incorporado por


lectura al debate, surge que a partir de marzo de 1979 pas a cumplir
funciones como Jefe de la Divisin SOE Seccin Operaciones Especialesdel

Departamento II del Comando de Institutos Militares, donde


permaneci hasta fines de 1980, cuando fue destinado al Grupo de Artillera
12.

Durante este perodo y en cumplimiento de estas funciones, Stigliano


fue herido en operativos en dos oportunidades.

Pgina 1792 de 1891


As se desprende, por ejemplo, de un reclamo presentado por el propio
Stigliano en diciembre de 1991 contra un dictamen de la Junta Superior de
Reconocimientos Mdicos.

All, afirma y cito textual:

el suscripto, fue herido en dos oportunidades en el cumplimiento de


misiones de combate ordenadas contra elementos subversivossi bien como
soldado cumpl tales rdenes, las mismas violaron la Constitucin, las leyes y
los reglamentos militares

Y ms adelante concluye:

los trastornos emocionales que me afectan (probable Neurosis de


Guerra), encuentran su lgica razn, a poco que se analicen, segn la
metodologa ordenada, las misiones que deb cumplir como Jefe de la Seccin
Operaciones Especiales de la Guarnicin Campo de Mayo (1979/1980)

Las referencias brindadas por Stigliano en su reclamo se ven


confirmadas por otros elementos.

As, en su legajo personal hay una felicitacin del entonces Comandante


de Institutos Militares, Cristino Nicolaides, que textualmente dice:

habiendo integrado la seccin operaciones especiales del Comando de


Institutos Militares, poner en evidencia su alto espritu militar y fortaleza de
carcter que le permitieron combatir con gran eficiencia en la lucha contra la
delincuencia terrorista, sin tener en cuenta los graves riesgos a los que se
expuso

Pero adems, la participacin de Stigliano en los operativos en donde


result herido, se encuentra confirmada por una resolucin del Comando en
Jefe del Ejrcito inserta en uno de los Boletines de esa fuerza, incorporado por
lectura al debate.

Pgina 1793 de 1891


En esa resolucin de diciembre de 1980 se le otorga, por segunda vez, al
entonces Mayor Stigliano la distincin de Herido en Combate, a la vez que
se lo autoriza a usar esa distincin y la otorgada anteriormente.

Sobre el funcionamiento de la Seccin Operaciones Especiales tambin


se encuentra incorporado el Legajo Personal del Suboficial Neri Roberto
Madrid.

All, del informe de calificacin del perodo 79/80, surge que en enero
de 1980 fue designado en comisin al Comando de Institutos Militares
proveniente de la Escuela de Servicios para Apoyo al Combate Gral.
Lemos.

En ese informe se encuentra asentada una felicitacin del Comandante


de Institutos Militares que, textual, dice lo siguiente:

habiendo sido destacado en comisin al Comando de Institutos


Militarespara integrar la seccin operaciones especiales del mismo, poner
en evidencia su alto espritu militar y fortaleza de carcter que le permitieron
combatir con gran eficiencia en la lucha contra la delincuencia terrorista, sin
tener en cuenta los grandes riesgos a los que se expuso

Quienes califican al Sargento Madrid en este perodo son, por un lado,


el Mayor Stigliano, en su carcter de Jefe de la Seccin Operaciones
Especiales, y, por otro, el Coronel Carpani Costa, quien, como ya vimos, era
jefe del Departamento de Inteligencia del Comando de Institutos Militares.

Sres. Jueces: La conjunta interpretacin de todas estas constancias


demuestran la existencia de la seccin operaciones especiales, que su funcin
consista en realizar operativos antisubversivos, que la seccin dependa del
Departamento II y adems que, tal como lo adelantamos, los grupos
operativos eran integrados con personal designado en comisin, proveniente
de los Institutos de formacin que dependan del Comando de Institutos
Militares.

3.b.3. CCDs. Seccin del Batalln de Inteligencia 601.

Pgina 1794 de 1891


Tal como hemos adelantado, en este debate se ha acreditado, adems,
que como parte de la estructura montada por el imputado Riveros como
Comandante de la Zona IV, se instalaron en el predio de Campo de Mayo
CCD.

Ya en la sentencia dictada por la Cmara Federal en la Causa 13 se dio


por acreditado que, dentro de la guarnicin Campo de Mayo, funcionaron tres.

Uno de ellos, el conocido como el campito o los tordos.

En este juicio numerosos elementos de prueba demostraron el modo en


que funcion ese Centro, su dependencia del Comando de Institutos Militares;
e incluso la intervencin directa en l del imputado Riveros.

En primer lugar, dan cuenta de su existencia y las condiciones en que


funcion, las declaraciones de Vctor Armando Ibez, incorporadas por
lectura al debate.

De esas declaraciones surge que Ibez fue suboficial del Ejrcito


Argentino y que, para el ao 1976, estaba destinado al Comando de Institutos
Militares.

Explic Ibez en esas declaraciones que a los pocos das del golpe de
Estado del 24 de marzo, fue asignado a cumplir funciones en el Departamento
de Inteligencia de ese comando, a cargo en ese momento del Coronel
Verplaetsen.

Desde all lo destinaron a cumplir funciones en un predio que l haba


conocido como plaza de tiro y en donde, en ese momento, haba personas
detenidas, las cuales eran golpeadas e interrogadas bajo tormentos.

Explic que l se ocupaba de ir a buscar la comida a la cocina en un


vehculo.

Los dichos de Ibez fueron confirmados en esta audiencia por Walter


Capelli.
Pgina 1795 de 1891
Capelli cont que hizo el servicio militar en Campo de Mayo, en el
Comando de Institutos Militares, entre enero del 77 y mayo del 78, y que, en
ese momento el Comandante era Riveros y el 2do. Comandante Bignone.

Explic que prest servicios en la cocina, donde se preparaban las


raciones de comida para las distintas dependencias del comando.

Entre esas dependencias estaba el destacamento los tordos que, segn


explic, funcion como un centro clandestino de detencin.

Dijo que supo que en ese predio haba personas detenidas porque lo
comentaban los suboficiales que iban a buscar las raciones, entre ellos uno
apodado petete, que segn crey recordar, era un cabo de apellido Ibez.

Por otra parte, cont que, ya en el ao 78, en una ocasin estuvo en ese
lugar.

Explic que para ese momento se encontraba vaco y que fueron a


retirar unos muebles, pero que pudo ver all grilletes en el suelo, restos de lo
que alguna vez haban sido celdas y manchas de sangre en la pared.

Tambin da cuenta de la existencia de este Centro Clandestino la


declaracin incorporada de Pedro Pablo Carballo, sargento de Gendarmera
Nacional que para el ao 1976 prestaba servicios en Campo de Mayo, como
jefe de guardia.

Explic Carballo que en ese contexto tom conocimiento de la


existencia de un centro de detenidos en un predio conocido como Campo Los
Tordos, en donde pudo ver personas detenidas de modo clandestino, que eran
golpeadas y torturadas con picana elctrica.

Afirm tambin que supo que el responsable de ese lugar era


Verplaetsen.

Pero adems de las referencias brindadas por personas que prestaron


servicios en esa poca en Campo de Mayo, contamos tambin con las
Pgina 1796 de 1891
declaraciones, incorporadas al juicio, brindadas por Juan Carlos Scarpatti,
sobreviviente de ese centro clandestino.

Scarpatti fue secuestrado en abril de 1977 y trasladado a un Centro


Clandestino de Detencin en Campo de Mayo, que luego pudo identificar
como el conocido como el campito.

De esas declaraciones surgen las condiciones inhumanas padecidas por


las personas all recluidas, y los diversos mecanismos de torturas que se
aplicaban en los interrogatorios.

Explic Scarpatti que los mtodos ms habituales eran la aplicacin de


la picana elctrica y el submarino, pero tambin cont cmo, en una ocasin,
un grupo de detenidos fue expuesto al ataque de perros.

Este particular episodio tambin surge de las declaraciones de Ibez y


Carballo.

Por otra parte, de las declaraciones de Scarpatti se desprende que al


menos una vez por semana se produca lo que denomin traslados.

Explic que en esos traslados, los detenidos eran conducidos en un


camin hasta una pista de aterrizaje.

All eran subidos a un avin a bordo del cual partan con rumbo
incierto.

Dijo que, en ese momento, el rumor era que las personas eran arrojadas
al mar.

La existencia de estos traslados peridicos es confirmada por un dato


aportado por el testigo Capelli en su declaracin.

Capelli explic que, en los partes que reciban en la cocina, la cantidad


de raciones solicitadas para el predio identificado como los tordos variaba
de una manera particular.
Pgina 1797 de 1891
Sostuvo que la cantidad de raciones se mantena estable por una
cantidad de das corridos, y luego, de un da para el otro bajaba de golpe, de
100 o 150 bajan a la mitad.

Esta variacin se explica por los traslados, que eran realizados todas
las semanas.

Seores jueces, estos elementos demuestran la existencia del CCD


conocido como el campito en el predio de campo de mayo, su dependencia
del Comando de Institutos Militares y el rol preponderante que cumpla en su
funcionamiento el departamento de inteligencia, a cargo del Coronel
Verplaetsen.

An cuando todas estas circunstancias ya son suficientes para dar por


acreditada la responsabilidad de Riveros por el funcionamiento de ese centro,
la prueba producida en el debate demuestra que Riveros concurra
personalmente a ese predio a supervisar las acciones llevadas adelante all
por el personal a su cargo.

En efecto, tanto Ibez como Scarpatti afirmaron haberlo visto all en


ms de una oportunidad.

Explic Scarpatti, en este sentido, que desde donde estaba detenido


poda ver el quincho donde, a veces, ante algn evento especial coman los
oficiales.

Cont que en esas circunstancias vio a Riveros en dos oportunidades,


pero tambin record una ocasin en la que Riveros concentr,
aproximadamente, a 50 prisioneros y les dio un discurso; y otra en la que lo
vio junto a un prisionero torturado y uno de los interrogadores.

Otro aspecto del funcionamiento de ese CCD que se acredit durante


este debate es que los interrogatorios bajo tormentos no eran conducidos por
personal orgnico del Comando de Institutos Militares ni por personal
comisionado de las escuelas, sino por el personal especializado que haba sido
designado desde el Batalln de Inteligencia 601.

Pgina 1798 de 1891


Recordemos que ya mostramos los elementos que acreditan que, a fin
de poner en funcionamiento el Comando de la Zona IV, se agreg a la Orden
de Batalla del Comando de Institutos Militares una Seccin de Inteligencia,
proveniente del Batalln 601.

Pues bien, una de las funciones asignadas a ese personal, era conducir
las sesiones de torturas.

As surge de las declaraciones de Ibaez y Scarpatti, quienes explicaron


que de los interrogatorios no se ocupaba personal de Institutos Militares.

Scarpatti puntualiz que esa actividad era realizada por personal


perteneciente a dos GT, el 1, especializado en miembros del PRT-ERP, y el 2,
especializado en miembros de Montoneros.

Esta ltima referencia se corresponde con el Grupo de Tareas que


funcionaba en el mbito del Batalln de Inteligencia 601, tal como surge, por
ejemplo, de las declaraciones ante la CONADEP prestadas por Nstor
Cendn, y la declaracin indagatoria de Jos Antonio del Cerro, ambas
incorporadas.

Pero, en este debate, se ha acreditado que esas no eran las nicas


funciones que desempeaba el personal del Batalln de Inteligencia 601
asignado al Comando de Institutos Militares.

Del informe confeccionado por el Grupo de Trabajo sobre los Archivos


de las Fuerzas Armadas, referido al Departamento de Inteligencia del
Comando de Institutos Militares, surge, a partir del relevo de un Boletn
Reservado del ejrcito y de su legajo personal, que durante el ao 1976
cumpli funciones all el Capitn Juan Carlos Leonetti.

De acuerdo al informe, Leonetti muri en el operativo, ejecutado desde


el Comando de Institutos Militares, en el que fue asesinado Mario Roberto
Santucho.

Pgina 1799 de 1891


Sobre la participacin de personal del Comando de Institutos Militares
en ese Operativo, el informe da cuenta de un reclamo del 8 de febrero de 1978
incorporado al legajo del Cnel. Hugo Horacio De la Vega quien, de acuerdo al
libro histrico, efectivamente se desempeaba en ese Comando al ao 1976.

De conformidad con el informe, en ese reclamo, De la Vega afirm, y


cito textual:

Durante el ao 1976 me desempe como auxiliar en el Departamento


II Icia del Cdo IIMM. En dicho lapso se desarrollaron gran cantidad de
operaciones abiertas y encubiertas que dieron lugar a la captura de un
elevado nmero de DS [Delincuentes Subversivos] que actuaban en la Zona

4. Tambin se produjeron numerosos enfrentamientos con elementos


subversivos que culminaron con la muerte de muchos de ellos. (Menciono los
ms importantes).

a. Captura de los DS MENA y sargento ANA (3 y 6 respectivamente


de la jerarqua de la BDS [Banda de Delincuentes Subversivos] ERP.

b. Muerte de los DS SANTUCHO y Roberto URTEAGA (1 y 2


respectivamente en la jerarqua de la BDS ERP. Por otra parte se captur
una elevada cantidad de material de guerra, armamento, explosivos,
municin, material quirrgico, vehculos, imprentas, material de propaganda,
bibliografa marxista, etc.

En resumen se realiz una campaa que culmin con el aniquilamiento


de la BDS ERP y una significativa disminucin de las otras BDS que
operaban en jurisdiccin del Cdo IIMM.

Contamos adems con varios Boletines del Ejrcito que confirman lo


que surge del informe.

As, del Boletn Boletn Pblico del Ejrcito 4094, surge que, por
resolucin del Comandante General del Ejrcito, se le concedi al Capitn
Leonetti una promocin post-morten al grado inmediato superior, a partir del
Pgina 1800 de 1891
19 de julio de 1976, fecha en la que ocurri el operativo en el que fue
asesinado Santucho.

Asimismo, en el Boletn BPE 4091 se encuentra registrada una


comunicacin, a travs de la cual se informa el fallecimiento del Capital
Leonetti del Batalln de Inteligencia 601 el 19 de julio de 1976.

Por otra parte, en el Boletn BPE 4098 se encuentra registrado que el


Batalln de Inteligencia 601 concedi al Mayor (Post Mortem) Juan Carlos
Leonetti la medalla Muri heroicamente en combate por, y cito textual:

los acontecimientos desarrollados en la localidad de Villa Martelli el


19 de julio de 1976.

Esto es, en la fecha y en el lugar donde ocurri el operativo en el que se


dio muerte a Mario Roberto Santucho.

Hay un ltimo elemento que acredita la vinculacin de Leonetti con el


Comando de Institutos Militares y con este operativo, y es que ese Comando,
algunos aos despus, fund un museo sobre la denominada lucha contra la
subversin que fue nombrado en su honor.

As se desprende del Boletn BPE 4233, en el cual hay registro de un


aviso que da cuenta de que el Comando de Institutos Militares organiz el, y
cito textual,:

Museo Histrico Militar de la Lucha Contra la Subversin Mayor


Juan Carlos Leonetti.

4- Atribucin de casos.

Seores jueces, hemos mostrado que en este debate ha quedado


acreditado que, al menos desde el golpe de estado del 24 de marzo de 1976 y
hasta principios de 1979, el imputado Santiago Omar Riveros, en su carcter
de Comandante de Institutos Militares, ejerci el Comando de la Zona de
Defensa IV.
Pgina 1801 de 1891
Tambin hemos demostrado cul era el espacio geogrfico asignado a
esa zona defensa; y la estructura que el imputado mont en el Comando a su
cargo para ejercer el control sobre los operativos que se realizaban all.

Al hacerlo, detallamos el modo en que el territorio fue dividido y


distribuido entre las jefaturas de rea, las cuales fueron puestas en cabeza de
los distintos institutos de formacin que dependan del comando a cargo de
Riveros, con la excepcin del rea 400, conformado con personal asignado al
efecto.

Explicamos, asimismo, el modo en que fue conformado el sistema de


inteligencia en la Zona, el funcionamiento de la Seccin de Operaciones
Especiales y el rol que cumpli en la ejecucin de los operativos de secuestro
dentro del territorio de la Zona IV.

Mostramos que, como parte de esa estructura, se crearon centros


clandestinos de detencin dentro del predio de Campo de Mayo.

Vimos en detalle cmo funcionaba el CCD el campito, y los


elementos que acreditan su dependencia del Comando de Institutos Militares.

Demostramos, incluso, que el propio Riveros concurra a ese centro y


supervisaba su funcionamiento.

Mostramos tambin el rol desempeado por el personal asignado al


Comando de Institutos Militares proveniente del Batalln de Inteligencia 601,
tanto en el los interrogatorios bajo tormentos de las personas recluidas en el
campito, como en los operativos de secuestro.

Acreditamos tambin el modo en que el Comando de Institutos


Militares ejerci el Control Operacional sobre las fuerzas de seguridad
radicadas dentro del territorio a su cargo, cmo las comisaras de la polica
provincial eran utilizadas tambin para alojar detenidos clandestinos y cmo,
tambin esto, era personalmente supervisado por el imputado Riveros.

Pgina 1802 de 1891


Seores jueces: estos elementos nos permiten concluir que Santiago
Omar Riveros ha contribuido a la realizacin de los secuestros y
desapariciones de:

1. Mara Emilia Islas Gatti de Zaffaroni,

2. Florencio Bentez Gmez,

3. Oscar Eladio Medina Ledesma,

4. Modesto Humberto Machado,

5. Alfredo Fernando Bosco Muoz,

6. Ada Margaret Burgueo Pereyra de Vattino,

7. Luis Arnaldo Zaragoza Olivares,

8. Walner Ademir Bentancour Garin,

9. Flix Antonio Rodrguez Liberto,

10. Susana Elena Ossola de Urra,

11. Oscar Julin Urra Ferrarese,

12. Nstor Rodas,

13. Ary Hctor Severo Barretto,

14. Washington Fernando Hernndez Hobbas,

15. Elena Paulina Lerena Costa de Corchs,

Pgina 1803 de 1891


16. Rafael Antonio Ferrada,

17. Beatrz Lourdes Hernndez Hobbas,

18. Jorge Roberto Zaffaroni Castilla,

19. Ileana Sara Garca Ramos de Dossetti,

20. Ary Cabrera Prates y

21. Julio Csar Dela Pallares.

Por lo tanto, Riveros es co-autor mediato penalmente responsable de sus


privaciones ilegales de la libertad doblemente agravadas.

Seores jueces, ya al referirnos a estos hechos hemos demostrado que


todos ellos ocurrieron dentro del territorio asignado a la Zona de defensa IV,
cuando esta se encontraba a cargo del imputado Santiago Omar Riveros; y que
fueron ejecutados en coordinacin con las fuerzas que estaban bajo su mando,
de acuerdo a la estructura que recin hemos descripto.

Pero es importante destacar que, respecto de algunos de estos hechos,


hemos podido acreditar adems que no fue esa la nica contribucin que
realiz el imputado Riveros.

En efecto, respecto de algunos de ellos hemos podido comprobar


adicionalmente la intervencin directa de efectivos bajo el mando de Riveros
en la ejecucin de los operativos.

As, respecto de lo ocurrido a Florencio Bentez y Nstor Rodas, tal


como ya expusimos, pudimos acreditar que ambos fueron recluidos en uno de
los CCDs que funcion en el predio de Campo de Mayo.

Pgina 1804 de 1891


En el caso de Bentez, adems, se acredit la intervencin directa de
efectivos de la jefatura del rea 420 de la zona IV, a cargo del imputado Pepa,
en la ejecucin del operativo en el que fue secuestrado.

Asimismo, respecto de los hechos que damnificaron a Humberto


Modesto Machado, ya hemos hecho referencia al modo en que se ha quedado
acreditado que, luego de su secuestro permaneci recluido en la Comisara 1
de Tigre.

Como ya explicamos, a partir del 24 de marzo de 1976, esa dependencia


policial fue utilizada por la Jefatura del rea 410, dependiente de la Escuela de
Ingenieros, como Centro Clandestino de Detencin, y el propio Riveros sola
concurrir personalmente a ese lugar a supervisar su funcionamiento.

Por otra parte, tal como ya habamos adelantado, en este debate no se ha


podido comprobar con el grado de certeza que exige esta instancia que
Riveros haya participado en los secuestros y desapariciones de Mara Rosa
Silveira Gramont, Jos Luis Urtasn Terra, Flix Manuel Bentn Maidana,
Lourdes Hobbas Bellusci de Hernndez y Edgardo Enrquez Espinosa, por los
cuales fuera oportunamente requerida su elevacin a juicio.

Respecto de lo ocurrido a Mara Rosa Silveira Gramont, Jos Luis


Urtasn Terra y Flix Manuel Bentn Maidana, ya explicamos que, pese que
en el requerimiento se sostuvo que el operativo en el que fueron secuestrados
haba ocurrido en la estacin Jose C. Paz, localidad vecina a San Miguel, en el
entonces partido de General Sarmiento, lo cierto es que en el debate se
demostr que no fue all donde se produjo el secuestro, sino en las
inmediaciones de la localidad de Laferrere o Gonzlez Catan, ambas del
partido de La Matanza en la provincia de Buenos Aires.

Tampoco hemos podido acreditar la intervencin del Comando de Zona


IV en los hechos que damnificaron a Lourdes Hobbas Bellusci.

Tal como ya hemos explicado, la prueba colectada en el debate no ha


permitido establecer si su secuestro ocurri localidad de Munro, en el camino

Pgina 1805 de 1891


entre la localidad de Jos C. Paz y la Ciudad de Buenos Aires; o en el partido
de Morn.

Finalmente, como ya expusimos, los elementos de conviccin reunidos


tampoco permiten tener por acreditada la intervencin de Riveros en el
asesinato de Edgardo Enrquez Espinoza, quien, como vimos, fue muerto en la
Capital Federal.

En todos estos hechos puntuales, adems de que no se ha podido


acreditar que hubieran ocurrido dentro de la jurisdiccin a cargo del Comando
de Zona IV, tampoco se ha verificado otro tipo de intervencin de las fuerzas
a cargo del imputado Riveros.

Es por esas razones que corresponde solicitar la absolucin de Santiago


Omar Riveros respecto de las privaciones ilegales de la libertad doblemente
agravadas de Mara Rosa Silveira Gramont, Jos Luis Urtasn Terra, Flix
Manuel Bentn Maidana, Lourdes Hobbas Bellusci de Hernndez y Edgardo
Enrquez Espinosa.

5- Asociacin ilcita.

Pero adems Riveros se encuentra acusado en este debate por su


participacin en la asociacin ilcita Cndor.

Recordemos que al momento de declarar, Riveros sostuvo que jams


fue informado por sus superiores de la existencia del Plan Cndor; y que la
imputacin confundira un acuerdo entre pases en materia de inteligencia, con
el uso que se le pudo dar a la informacin obtenida como consecuencia de ese
acuerdo.

Por otra parte, neg que los hechos que se le atribuyen tengan
vinculacin con Cndor pues, a su entender, en ninguno se encontraba
acreditada la intervencin de fuerzas militares extranjeras.

Tambin adujo que, al no haber sido representante del Estado


Argentino, no pudo haber formado parte de un acuerdo entre Estados.
Pgina 1806 de 1891
Sres. Jueces: la prueba producida en este debate no deja lugar a dudas
de que Riveros integr la asociacin ilcita Cndor.

En primer lugar y como ya manifestamos, Cndor fue una creacin de


representantes de Estados delictivos o en vas de serlo, con el objeto aumentar
de manera organizada y permanente sus capacidades represivas mediante el
aporte de un andamiaje destinado a garantizar y facilitar la coordinacin en la
comisin de delitos, que no se limit a aportes de inteligencia.

Y explicamos tambin que aun cuando se pensara que se limit a eso, lo


que no es cierto, igualmente bastaba para sostener que el objeto de la
asociacin haba sido ilcito, pues esa coordinacin regional de inteligencia se
haca para cometer crmenes aberrantes.

En segundo lugar, debemos recordar una vez ms que en este debate ha


quedado acreditado que el diseo de la estructura represiva montada para
desarrollar la llamada denominada LCS, exiga que todos los Comandos y
Jefaturas territoriales, al menos hasta nivel de rea y Sub-rea inclusive,
tuvieran conocimiento y participaran de las redes delictivas de coordinacin
represiva montadas entre los pases de la regin en el marco de Cndor.

Y en tercer lugar, debemos tener en cuenta que Riveros no ocupaba un


lugar ms en la estructura represiva.

Sres. Jueces: Riveros era Comandante de Zona y, como tal, se


encontraba en la cspide de la cadena de comando operativa, dominando
desde all una de las jurisdicciones de mxima prioridad para las fuerzas
represivas.

Fue en ese territorio, y en el perodo en el que Riveros ejercicio su


comandancia, en donde se concentraron una buena parte de las operaciones
represivas llevas adelante por la estructura montada a ese fin por las fuerzas
armadas.

Pgina 1807 de 1891


Pero adems, en este debate se ha acreditado que fue en territorio de la
Zona IV en donde se ejecutaron una gran parte de los operativos realizados en
el marco de la Operacin Cndor.

Sres. Jueces: al describir los hechos sufridos por Dela Pallares,


Medina Ledesma, Bosco Muoz, Zaffaroni Castilla, Islas Gatti de Zaffaroni,
Bentancour Garin, Severo Barretto, Costa de Corchs, Cabrera Prates y Garca
Ramos de Dossetti, no slo hemos demostrado la intervencin del Comando a
cargo de Riveros, sino que, adems, hemos probado que fueron ejecutado en
el marco de la Operacin Cndor.

En algunos de estos hechos incluso, como expusimos oportunamente, la


prueba producida en este debate ha permitido determinar la participacin de
efectivos de fuerzas extranjeras en la ejecucin de los operativos.

Y tambin se ha probado la intervencin del Comando de la Zona IV, a


cargo de Riveros, en otros hechos ejecutados en el marco de la operacin
Cndor.

Nos referimos a los operativos realizados en contra de Hugo Mndez


Donado, Mara del Carmen Martnez Addiego, Margarita Michelini, Ral
Altuna Facal, Roger Julien, Victoria Grisonas, Jorge Gonzlez Cardozo y
Elizabeth Prez Lutz.

Debe quedar en claro que slo lmites procesales nos impiden formular
acusacin en contra de Riveros por esos casos.

Todas estas circunstancias configuran elementos de juicio adicionales


que, unidos al por dems probado rol que ejercieron todas las jefaturas
territoriales, hacen que resulte absolutamente inverosmil que Riveros pudiera
desconocer la existencia de Cndor y que a travs de las acciones que llev
adelante en su carcter de Comandante de la Zona IV contribuy a su
funcionamiento.

Pgina 1808 de 1891


Adems de todo lo expuesto aqu y en el curso de todo el alegato,
contamos con otro elemento que ilustra el vnculo que tena la estructura
represiva montada por el imputado Riveros con la Operacin Cndor.

Nos referimos a la denuncia efectuada por Pedro Juan Palacios Garca


ante la CONADEP.

De all surge que Palacios Garca fue secuestrado en marzo de 1976 y


llevado, luego de permanecer unos das en una comisara en la localidad de
Bella Vista, a un CCD en Campo de Mayo, donde permaneci recluido por
ms de un mes.

Durante su cautiverio, Palacios Garca pudo advertir que en una ocasin


sus captores descargaron de un camin gente que era de nacionalidad chilena.

Al poco tiempo escuch que les dijeron a esas personas, y cito textual:

Maana sern entregado a Pinochet para que se encargue de


ustedes

De acuerdo a la denuncia, al da siguiente efectivamente fueron


trasladados.

Este episodio es un elemento adicional que tambin muestra el vnculo


que tena la estructura represiva de la Zona IV con las redes de coordinacin
represiva montadas en el marco de Cndor.

Finalmente, para terminar de comprender lo absurda que es la versin


del imputado Riveros, debemos resaltar el rol de relevancia que ocup para la
estructura represiva, lo que se verifica no slo en el perodo en el que fue
Comandante de Institutos Militares, sino tambin cuando dej de serlo.

Sres. Jueces: como sealamos anteriormente, cuando a principios de


1979 Riveros deja su cargo en el Comando de Institutos Militares, Riveros fue
designado Jefe de la Delegacin Militar Argentina ante la Junta
Interamericana de Defensa.
Pgina 1809 de 1891
Fue en cumplimiento de ese cargo que, en 1980, Riveros pronunci un
ya famoso discurso, en el que realiz una encendida defensa de las acciones
represivas llevadas adelante por el gobierno de facto.

Ese discurso fue difundido por el Comando en Jefe del Ejrcito y una
versin parcial publicada en una nota del diario La Prensa, que fue
incorporada por lectura al debate.

Voy a leer a continuacin algunos pasajes de ese discurso:

llegu hasta aqu desde mi pas que acaba de salir de una larga
guerra contra los enemigos de la Nacin,de una guerra en la que particip
intensamente por la gracia de Dios

Hicimos la Guerra con la doctrina en la mano, con las ordenes


escritas de los Comandos superiores, nunca necesitamos, como se nos acusa,
de organismos paramilitares, nos sobraba nuestra capacidad y nuestra
organizacin legal para el combate frente a fuerzas irregulares en una
guerra no convencional.

Ganamos y no nos perdonan, se nos dice que hemos vulnerado los


derechos humanos; personalmente no entiendo cmo en una guerra como sta
hay que combatir.

Es importante entender la situacin en la que Riveros dice estas


palabras:

* Est actuando aqu en representacin de la Junta Militar que usurpaba


el poder en nuestro pas;

* se est dirigiendo a representantes de las fuerzas armadas de todo el


continente;

*** y est hablando especficamente del combate a la subversin. Esto


fue posible porque Riveros, por su propia actuacin, gozaba de la mxima
confianza por parte de los miembros de la junta militar.
Pgina 1810 de 1891
Confianza que se mantuvo an despus de su retiro de la fuerza. Es
que, como ya vimos, si bien Riveros fue declarado en situacin de retiro
voluntario el 6 de marzo de 1980, en junio de 1981 fue nombrado Embajador
en la Repblica Oriental del Uruguay.

Estos antecedentes ilustran el lugar destacado que Riveros desempe


durante la ltima dictadura militar.

Sres. Jueces: en ese contexto y adems de todo lo dicho, resulta


contrario a la sana crtica racional pensar que Riveros poda desconocer la
existencia de la Operacin Cndor y que con sus acciones estaba
contribuyendo a su funcionamiento.

Un oficial de su grado, cumpliendo esas funciones primero en el plano


local de insercin de Cndor desde una de las jerarquas operacionales ms
altas; y luego en el plano internacional, no slo tena acceso a esa
informacin, no slo deba conocer esa informacin para poder cumplir con
sus misiones.

Riveros no slo la conoca y la utilizaba, sino que adems tena


capacidad de influir en el proceso de toma de esas decisiones, como as lo
demuestran sus antecedentes.

Riveros estuvo a permanente a disposicin de Cndor y ejecut de


manera organizada las dems actividades adicionales de coordinacin regional
necesarias para su concrecin desde el ms alto nivel de la estructura,
posibilitando el regular funcionamiento de la asociacin ilcita.

En razn de todo lo expuesto podemos afirmar que se encuentra


acreditado que, a travs de las actividades desplegadas desde el Comando de
la Zona IV, Riveros tom parte en la asociacin ilcita Cndor, que en
consecuencia integr, y es, en consecuencia, autor del delito de asociacin
ilcita.

Reynaldo Benito Bignone.

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Abordaremos a continuacin la responsabilidad de Reynaldo Benito
Bignone.

Para poder hacerlo, es necesario aclarar antes que Bignone se encuentra


imputado en este debate tanto por su actuacin, durante 1976, como Director
del Colegio Militar de la Nacin y -como tal- jefe del rea 480, como por su
desempeo, durante 1977, como 2do Comandante y Jefe del Estado Mayor del
Comando de Institutos Militares, a cargo, en ese momento, del Comando de la
Zona de defensa IV.

1.- Antecedentes en el EA.

Reynaldo Benito Bignone comenz su carrera en el Ejrcito Argentino


en 1947.

Entre octubre de 1962 y agosto de 1966 realiz un curso de Estado


Mayor en Espaa.

En diciembre de 1970, con el grado de Coronel, fue nombrado Jefe del


Cuerpo de Cadetes del Colegio Militar de la Nacin.

All recibi las mximas calificaciones por parte de su Director, el


entonces General de Brigada Jorge Rafael Videla, quien lo calificara de la
misma manera en su posterior destino como Jefe del Departamento de
Doctrina, de la Jefatura III del Estado Mayor General del Ejrcito.

El 13 de diciembre de 1975 Bignone asumi la direccin del Colegio


Militar de la Nacin y, a los pocos das, fue ascendido al grado de General de
Brigada.

Y el 25 de diciembre de 1976 fue designado 2do Comandante del


Comando de Institutos Militares y jefe de su Estado Mayor.

All se desempe hasta diciembre de 1977 cuando fue destinado al


Comando en Jefe como Secretario General del Ejrcito.

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En diciembre de 1979 fue ascendido a General de Divisin.

Durante 1980 realiz dos viajes en comisin a Italia, el primero por


trece das y el segundo por quince.

Ese mismo ao fue autorizado a aceptar la condecoracin Gran Cruz


con Distintivo Blanco otorgada por el Reino de Espaa, y en diciembre fue
nombrado Comandante de Institutos Militares.

En enero de 1982 fue declarado en situacin de retiro voluntario.

Como todo sabemos, con posterioridad, entre julio de 1982 y diciembre


de 1983, Bignone detent las funciones del PEN.

Estos antecedentes, a excepcin de este ltimo, surgen de su Legajo


Personal del Ejrcito Argentino.

2- Indagatoria.

En su declaracin indagatoria incorporada por lectura al debate Bignone


neg haber tomado conocimiento, mientras se desempe como militar en
actividad, del Plan Cndor.

Por otro lado desconoci haber sido Segundo Comandante del Comando
de Institutos Militares.

Expres que fue nombrado Jefe de Estado Mayor de esa institucin,


pero no Segundo Comandante.

Explic en este sentido que la diferencia entre uno y otro cargo, es que
el Jefe del Estado Mayor no tiene mando sobre las unidades dependientes, de
l slo depende el Estado Mayor, que es un organismo de planificacin y
asesoramiento del Comandante.

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Aclar que no pudo ser nombrado con ese cargo porque el General
Bussi era ms antiguo y deba ser l quien lo ocupara, pero deba permanecer
prestando funciones en Tucumn.

Con relacin a sus funciones como Jefe del rea 480, explic que ellas
constan en una causa sustanciada en el ao 1984 por la desaparicin de dos
soldados del Colegio Militar.

Finalmente, neg haber tenido conocimiento de que en el rea a su


cargo hubieran desaparecido personas, y aclar que esto lo supo con
posterioridad y que, durante el tiempo que cumpli funciones, no supo
tampoco de la radicacin de denuncias.

3- Funciones como Jefe del rea 480. Colegio Militar de la Nacin.


Atribucin del caso Bentancour Garn y absolucin por Zaragoza Olivares.

Como ya adelantamos, entre diciembre de 1975 y ese mismo mes del


ao 1976, Bignone fue director del Colegio Militar de la Nacin.

De acuerdo a la estructura represiva montada por el Comando de la


Zona de Defensa IV, el director del Colegio Militar de la Nacin se
desempeaba, adems, como Jefe de rea en el territorio correspondiente al
partido de Tres de Febrero.

Es importante destacar que si bien en las reconstrucciones realizadas en


sus obras por Dandrea Mohr y los hermanos Mittelbach, se identifica dicha
rea como la 480, documentacin incorporada a este debate indica que, en
rigor, se trataba del rea 490 y que no habra existido una jefatura de rea
identificada como 480.

El origen de esta alteracin en la nomenclatura de las jefaturas de rea


de la Zona IV, parece provenir de la denominacin que haban adoptado los
organismos dependientes del Comando de Institutos Militares, en la estructura
montada con anterioridad al golpe de estado del 24 de marzo de 1976.

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Recordemos que, como ya hemos explicado, el Comando de Institutos
militares -y las formaciones que dependan de l- tenan funciones asignadas
respecto de la denominada lucha contra la subversin, al menos, desde el Plan
de Capacidades Marco Interno de 1972.

En esa estructura, algunos documentos indican que el Colegio Militar de


la Nacin ocup el rol de jefatura de la sub-rea 790.

As surge, por ejemplo, de un documento citado en el informe


confeccionado por el Grupo de Trabajo sobre Archivos de las Fuerzas
Armadas.

All se hace referencia a la Orientacin dictada para el ao 1976 por


el Director del Colegio Militar de la Nacin, a partir de la cual se estableci
como objetivo a cumplir para ese ao, y cito textual:

Operar en la Subrea 790, con los medios disponibles, para erradicar


el accionar de la subversin y aniquilar a los delincuentes subversivos.

Adems de demostrar que el Colegio Militar de la Nacin cumpla


funciones vinculadas con lucha antisubversiva incluso desde antes del golpe
de Estado, este documento indica que el espacio geogrfico en que cumpla
sus funciones haba sido denominado sub rea 790.

En tal sentido, es probable que, al asumir formalmente el comando de la


Zona IV, se haya establecido la nueva nomenclatura respetando, en la medida
de lo posible, la anterior; lo que implic que el rea correspondiente al
Colegio Militar haya sido denominada 490, alterando, de esta manera, la
numeracin correlativa que, con lgica, fue seguida por Mohr y Mittelbach en
sus obras.

En cualquier caso seores jueces, como veremos a continuacin, no hay


dudas de que el Colegio Militar de la Nacin, en tanto jefatura de rea de la
Zona IV, actu en el territorio correspondiente al partido de Tres de Febrero.

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Como ya explicamos las jefaturas de rea de la Zona IV, como todas las
dems diseminadas en las dems Zonas, cumplan un rol fundamental en el
desarrollo de las denominadas operaciones antisubversivas en el territorio a
su cargo.

Al igual que en las otras zonas, eran estas jefaturas las que tenan un
control inmediato del territorio y de la poblacin que se encontraba en l.

Liberacin del rea.

Es por ello que, como vimos, deban ocuparse de realizar las actividades
que reiteradamente explicamos, que incluan las maniobras de coordinacin
necesarias para que las operaciones pudieran realizarse exitosamente. Como
parte de estas maniobras, las jefaturas de rea se ocupaban de garantizar el
rea liberada, a fin de garantizar la realizacin de las operaciones y,
tambin, evitar enfrentamientos entre las denominadas fuerzas amigas. As lo
hizo la jefatura de rea a cargo de Bignone, tal como lo ilustran
adicionalmente diversos elementos de prueba incorporados al juicio. Esto
surge, por ejemplo, de un informe que forma parte del archivo de la ex
DIPPBA incorporado al debate. Est identificado como Mesa DS legajo 8403.
All se dej constancia de que el 3 de octubre de 1976 la Seccional 1ra de la
Comisara de Tres de Febrero recibi una llamada telefnica, y cito textual:
procedente de la guardia de prevencin del Colegio Militar de la
Nacin(rea 490) (que) haca saber que a partir de las 14.00hs personal
dependiente del SIDE, utilizando dos automviles, un Ford Falcon Blanco,
otro dem bord, operara en la zona delimitada por las calles Avenida Justo
Jos de Urquiza, Marcelo T. de Alvear, San Martn y Carlos Tejedor. El
informe da cuenta, adems, de que el operativo efectivamente se llev a cabo
y que en l se secuestr material explosivo que habra pertenecido a la
organizacin Montoneros.

Intervencin derivada por las FFSS.

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Pero, seores jueces, en este debate se ha demostrado que no era esa la
nica funcin que cumplan los elementos del Colegio Militar de la Nacin en
tanto jefatura de rea. En efecto, se ha acreditado, por ejemplo, que ante
cualquier hecho que pudiera estar vinculado con actividades identificadas
como subversivas, ocurrido en el territorio a su cargo, las autoridades
policiales le daban intervencin al Colegio Militar. As, por ejemplo, de un
documento que tambin forma parte del archivo de la ex DIPPBA, fechado
en mayo de 1976 e identificado como Mesa DS Legajo 1706, surge que a raz
de un supuesto enfrentamiento en el que fueron muertas cuatro personas que
iban a bordo de un vehculo en el que, entre otros elementos, se encontr
material de difusin del ERP, se dio intervencin, y cito textual, al Sr. Jefe
Sub-rea 790, Colegio Militar de la Nacin. El documento deja constancia
que el hecho ocurri en jurisdiccin de la Seccional 1ra Caseros,
correspondiente a la Comisara del partido de Tres de Febrero. Una vez ms
advertimos que el Director del Colegio Militar es identificado como Jefe de la
Subrea 790, por lo que este documento confirma lo anteriormente explicado
sobre el origen de la denominacin de la jefatura de rea. Pero lo importante,
como adelantamos, es que el documento confirma la actuacin del Colegio
Militar como jefatura territorial en el partido de Tres de Febrero. Asimismo,
otro informe, del 23 de octubre de 1976, da cuenta de que personal de la
Seccional 2da del partido de Tres de Febrero inform al jefe del rea 490 la
detencin de dos personas, una de ellas de nacionalidad paraguaya, por
haber encontrado en su poder, cito textual, quince revistas de neto corte
comunista. En este mismo sentido, tambin dan cuenta de la intervencin del
rea 490 dentro del partido de 3 de febrero y a raz de episodios vinculados
con actividades supuestamente suversivas, los documentos identificados como
Mesa Ds Carpetas Varios, Legajo 12357 y Mesa Ds Carpetas Varios
Legajo 7494.

Operativos de control poblacional.

Por otra parte, al juicio tambin se incorporaron elementos adicionales


que muestran la manera en que, como parte de sus funciones como jefatura de
rea, efectivos del Colegio Militar a las rdenes de Bignone realizaban
operativos de control poblacional. En este sentido, contamos nuevamente con
un documento proveniente del acervo de la ex DIPPBA, identificado como
Mesa DS Legajo 7152. Se trata de un informe que da cuenta de un operativo
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realizado el 22 de diciembre de 1976 en un complejo habitacional de la
localidad de Cuidadela, partido de Tres de Febrero. De acuerdo al informe, el
operativo fue ejecutado por personal policial junto con, y cito textual,
personal militar del rea 490-Colegio Militar de la Nacin. A raz de ese
operativo fueron detenidas 55 personas. El informe destaca que, una de las
personas fue detenida por, y cito una vez ms textual, tener literatura que
compromete su situacin. Este operativo, y el hecho de que su resultado
haya sido compartido con la DIPPBA, muestran adems cmo se coordinaban
las tareas y cmo este tipo de acciones servan para recopilar informacin que
poda, luego, ser utilizada para realizar otros operativos. Por otra parte,
contamos con otro documento de la ex DIPPBA, correspondiente a la Mesa
DS Legajo 6556, que ejemplifica cmo, cuando era necesario, las Comisaras
podan alojar clandestinamente detenidos a disposicin del Colegio Militar de
la Nacin, quienes, adems, eran interrogados all por efectivos de esa
institucin. En efecto, de un informe de octubre de 1976, surge que dos
personas que se encontraban en la estacin Villa Bosch del FFCC Urquiza
fueron detenidas por personal de la Polica Federal y trasladadas a la seccional
5ta de la localidad de Loma Hermosa, partido de Tres de Febrero. El motivo
fue que estaban repartiendo volantes, en los que se reclamaba por la aparicin
de Rodolfo Willemberg, un trabajador de la planta de FIAT que se encuentra
desaparecido. De acuerdo al informe, al poco tiempo se hizo presente en la
seccional un Capitn del Colegio Militar, a fin de interiorizarse de lo
ocurrido e interrogar a los detenidos. El informe deja constancia de que,
luego del interrogatorio, las dos personas quedaron detenidas a disposicin de
la Jefatura de rea 490.

COT.

Por otra parte, tambin se encuentra acreditado que, al igual que las
otras jefaturas de rea, para el adecuado cumplimiento de sus funciones, en el
mbito del Colegio Militar de la Nacin se cre un Centro de Operaciones
Tcticas. As surge del informe confeccionado respecto de esa institucin por
el Ministerio de Defensa. Ese informe da cuenta del relevo de dos actuaciones
de la justicia militar, sustanciadas a raz de un accidente automovilstico
sufrido por dos soldados conscriptos cuando se dirigan a realizar un operativo
en Villa Bosch, Partido 3 de febrero, el 11 de marzo de 1977. En el marco de
esas actuaciones prest declaracin el teniente primero Del Torchio quien, al
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explicar el contexto en el que se produjo el accidente afirm que, y cito
textual: siendo aproximadamente las veintitrs y cuarenta y cinco horas, del
da once de marzo del corriente ao, por orden del Seor Jefe del COT me
dirijo a la comisara de Monte Hermoso, para tomar contacto, ante una
denuncia de que, delincuentes subversivos, estaban pintando paredes en esa
jurisdiccin. Orden el alistamiento para el combate del personal y
encolumn de la siguiente forma, F100, con el suscripto y el denunciante, en
segundo lugar el JEEP, y en tercer lugar el camin Mercedes Benz, cada uno
de los vehculos a cargo de un jefe de grupo. Es importante destacar que el
Libro Histrico del Colegio Militar de la Nacin del ao 77 confirma que,
para esa fecha, el Teniente Carlos Osvaldo del Torchio se desempeaba en esa
institucin. Ms all de que se trate de un hecho posterior al desempeo de
Bignone en el Colegio Militar, este documento confirma el funcionamiento de
un COT en el mbito de esa institucin, a la vez que ilustra el modo en que se
relacionaba con la fuerzas policiales que actuaban dentro del territorio a su
cargo y llevaba adelante las operaciones que su rol de jefatura de rea exiga.
Sres. Jueces: de acuerdo a lo expuesto hasta el momento, no hay dudas de que
en este debate se ha acreditado que:

* en tanto Director del Colegio Militar de la Nacin, Bignone fue,


durante 1976, jefe de una de las reas de defensa del Comando de Zona IV;...

* esa rea de defensa comprenda el territorio del partido de Tres de


Febrero;...

* en su carcter de jefe de rea, Bignone dispuso que efectivos a sus


rdenes realizaran operaciones militares y de seguridad en el territorio a su
cargo,

* a la vez que se ocup de que se realizaran todas las acciones de


coordinacin necesarias para que otras fuerzas pudieran actuar dentro de ese
territorio.

De tal modo, y toda vez que, oportunamente, mostramos que en este


debate se acredit que el secuestro y desaparicin de Walner Ademir
Bentancour Garin, ocurri dentro del territorio correspondiente a la jefatura de

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rea asignada al Colegio Militar de la Nacin, cuando Reynaldo Benito
Bignone era su director y en coordinacin con las fuerzas a su cargo, podemos
concluir que ha contribuido a su realizacin y es, por lo tanto, coautor mediato
penalmente responsable de su privacin ilegal de la libertad doblemente
agravada. Ms all de lo expuesto, hay un elemento ms que debe ser
destacado que adicionalmente muestra la intervencin de las fuerzas a cargo
de Bignone en los hechos que damnificaron a Bentancour Garn. Recordemos
que al declarar en este debate, Altamar Bentancour, padre de Walner Ademir,
explic que al concurrir a la comisara de la zona a efectuar la denuncia por el
hecho, fue recibido por un funcionario que, con un revolver sobre el
escritorio, les dijo que esa noche se haban realizado varios operativos en
conjunto con el Ejrcito y que no tena nada ms para informarles.
Gracias al ya citado documento del Legajo 6848, Mesa D, Carpeta Varios, se
prob que esa dependencia a la que concurri Altamar Bentancour fue la
Seccional 5ta. de Tres de Febrero. Ahora sabemos que no fue casual el trato
que Altamar recibi en esa dependencia, como tampoco lo fue que estuvieran
al tanto de lo ocurrido pues, como ya mostramos, esa dependencia actuaba en
coordinacin con la Jefatura de rea a cargo del Colegio Militar. En este
sentido recordemos tambin el documento que ya mencionamos, que da
cuenta de que en esa dependencia permanecieron dos personas recluidas a
disposicin de esa jefatura de rea.

Lus Arnaldo Zaragoza Olivares

Sres. Jueces. Por su actuacin como Director del Colegio Militar de la


Nacin, Bignone se encuentra tambin imputado en este proceso por el
secuestro y desaparicin de Lus Arnaldo Zaragoza Olivares. Sin embargo,
como ya adelantamos, en el juicio no hemos podido acreditar, con el grado de
certeza que esta instancia procesal exige, que los hechos que lo tuvieron como
vctima hayan ocurrido dentro del territorio asignado a la jefatura de rea a
cargo de Bignone, ni intervencin de algn tipo de las fuerzas a su cargo. Es
por ello que corresponde solicitar la absolucin de Bignone por el secuestro y
desaparicin de Luis Arnaldo Zaragoza Olivares.

4- Funciones como 2do Cte. Zona IV- Cdo. IIMM.

Acusacin por 3 hechos.


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Absolucin por Lourdes Hobbas Belusci.

Ahora bien. En este juicio Bignone se encuentra tambin acusado por


otrasprivaciones ilegales de la libertad, a las que habra contribuido en el
ejercicio de otro rol posterior, el de 2do. Comandante y Jefe del Estado Mayor
del Comando de Institutos Militares, el cual, como vimos, tena a su cargo el
Comando de la Zona IV. Ya explicamos que, en su defensa, Bignone sostuvo
que no fue nombrado 2do Comandante sino, nicamente, Jefe del Estado
Mayor del Comando de Institutos Militares. Explic que esto se debi a que
haba otro General ms antiguo que l a quien le corresponda ese
nombramiento. Sin embargo, y ms all de que el ejercicio de ese rol de Jefe
del Estado Mayor bastara para concluir en su responsabilidad, lo cierto es
que, a pesar de lo afirmado por Bignone, en este debate se ha acreditado que
cumpli funciones como Segundo Comandante de Institutos Militares durante
1977. As surge, por un lado, de los informes de calificacin correspondientes
a los perodos 76/77 y 77/78 agregados a su Legajo personal del Ejrcito
Argentino. En el primero, para el 6 de diciembre de 1976, en la columna
correspondiente al destino puede leerse: Cdo. IIMM Presente 2do. Cte
y JEM Y en el del perodo 77/78, en la misma columna para el 16 de octubre
de 1977 puede leerse una vez ms: Cdo. IIMM 2do. Cte. y JEM. Pero
contamos con otro elemento de prueba que muestra que Bignone cumpli
funciones como Segundo Comandante. Curiosamente, ese elemento muestra
tambin que lo afirmado por Bignone en su indagatoria y tambin mencionado
en el libro de su autora El ltimo de facto, era parcialmente cierto. Esto
muestra que Bignone sigui una estrategia que, como ya describimos al inicio
de nuestro alegato, fue habitual en este juicio. Presentar una versin alterada
de los hechos a partir de algunos datos ciertos. El documento al que nos
referimos es el Boletn Reservado del ejrcito 4716. All se encuentra
registrada una resolucin del Comandante en jefe del ejrcito del 16 de mayo
de 1977. Me voy a permitir leer textualmente algunos fragmentos de esa
resolucin: Que los actuales Jefes de Estado Mayor del Comando del Vto
Cuerpo de Ejrcitoy del Comando de Institutos Militares, General de
Brigada Abel Teodoro Catuzzi y Reynaldo Benito Bignone, respectivamente,
son los ms antiguos de sus respectivos comandantes y que en la prctica
ejercen funciones de 2dos. Comandantes en sus respectivas jurisdicciones;
Que el hecho de haber sido nombrados en su momento, solamente como Jefe
de Estado Mayor y no 2dos. Comandantes de esas grandes Unidades de

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Batalla, obedeci a una circunstancia de antigedad relativa con respecto a
otros generales que no mantenan relacin de comando con los causantes y
que resultaba necesario permanecieran en sus cargos por requerimiento de
otras funciones; Que dicha circunstancia an se mantiene, lo que impide
concretar el nombramiento efectivo de los causantes como 2dos
Comandantes. El Comandante en Jefe del Ejrcito, Resuelve: 1 Dejar
establecido que los Jefes del Estado Mayor del Cdo. Cpo. Ej. V y del Cdo
IIMM, Generales Abel Teodoro Cattuzzi y Reynaldo Benito Bignone,
respectivamente tendrn todas las obligaciones y atribuciones inherentes al
cargo de 2do Comandante de Grandes Unidades de Batalla, en sus
respectivas jurisdicciones. Como habamos adelantado, esta resolucin
muestra que es cierto que Bignone no fue original y formalmente nombrado
2do Comandante, pero tambin muestra que a pesar de ello se desempe
como tal. En este sentido la resolucin es clara, ya al momento de su dictado
Bignone ejerca las funciones de 2do Comandante. Es por ello que la
resolucin no dispone que tenga las atribuciones y obligaciones inherentes al
cargo de 2do Comandante, sino que lo deja establecido. Porque lo que est
haciendo es reconocer una situacin de hecho que ya se estaba produciendo.
Ahora que hemos visto que ha quedado acreditado que, a pesar de lo afirmado
por Bignone en su indagatoria, se desempe como 2do Comandante y como
Jefe del Estado Mayor del Comando de Institutos militares, veamos cul fue el
rol que ocup en la estructura represiva montada por ese Comando en su
carcter de Comando de la Zona de defensa IV. Recordemos que, como ya
explicamos, el Comando de la Zona IV ejerci el control de todas las
operaciones denominadas antisubversivas desarrolladas en el territorio
correspondiente a los partidos de 3 de febrero, San Martn, Vicente Lpez,
San Isidro, San Fernando, General Sarmiento, Tigre, Pilar, Exaltacin de la
Cruz, Escobar, Zarate y Campana. Tambin que para cumplir con esa misin
se mont una estructura que incluy:

* la asignacin de porciones de territorio a jefaturas de rea,

* la creacin de Centros Clandestinos de Detencin en el predio de


Campo de Mayo,

* la puesta en funcionamiento de un sistema de inteligencia desde el


Departamento II del Estado Mayor del Comando de Institutos Militares,
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* la creacin de una Seccin de Operaciones Especiales dentro de ese
departamento,

* la agregacin a esa estructura de personal proveniente del Batalln de


Inteligencia 601 y

* el control operacional de las fuerzas de seguridad radicadas en el


territorio de la Zona IV.

Sres. Jueces: como demostraremos a continuacin, en este debate se ha


acreditado que Reynaldo Benito Bignone, en su carcter de 2do. Comandante
y Jefe del Estado Mayor del Comando de Institutos Militares, formaba parte
de esa estructura y contribuy a su funcionamiento. En primer lugar, debe
comprenderse que como 2do. Comandante, Bignone deba reemplazar al jefe
de la Unidad en su ausencia, pero para poder estar en condiciones de cumplir
con esta tarea cuando llegara el caso, deba conocer a las perfeccin las
medidas que adoptaba el Comandante y constituirse en su ms estrecho
colaborador. As surge del Reglamento de Servicio Interno -RV-200-10-,
vigente en ese momento, el cual, por ejemplo, en el punto 1012 establece que
el Jefe de la Unidad deba tener en cuenta que, y cito textual: a travs de sus
funciones, el 2do jefe, se capacita integralmente para ser jefe titular y con ese
fin, le dar la oportunidad de enterarse minuciosamente de todos los asuntos
de la unidad. Aprovechar toda oportunidad del servicio, instruccin o
maniobras, para que aqul se ejercite en el mando, administracin, gobierno,
conduccin, etc.. Y en el punto 1031, al detallar las misiones del 2do jefe de
la unidad estableca que deba, una vez ms textual: secundar al jefe en las
distintas tareas del servicio y en el mando, gobierno, administracin e
instruccin de la unidad, descargando a aqul de la atencin personal de
tareas de detalle particularmente aquellas eminentemente burocrticas, con el
objeto de proporcionarle la libertad de accin indispensable para ejercer su
accin personal constante en la fiscalizacin de las tareas de preparacin de
la unidad para la guerra. A tal fin se esforzar por compenetrarse del
pensamiento del jefe para resolver los distintos asuntos a su cargo de acuerdo
con las intenciones del mismo; para esto es mantenido al corriente por ste no
solamente de las rdenes, sino tambin de las razones que las han motivado y
de los fines que persiguen. Asimismo, entre los deberes del segundo jefe, ese
reglamento estableca los siguientes: tener conocimiento exacto de los
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cuadros que revistan en la unidad (pto. 1033) (ejercer la) fiscalizacin
sobre la accin de los jefes de subunidades en lo referente a disciplina,
educacin e instruccin militar de sus subordinados (pto. 1038) ordenar y
fiscalizar, todos los servicios, encuadrndose en las normas dictadas por el
jefe de la unidad (pto. 1043) Por otra parte, el Reglamento RC-3-30 referido
a la Organizacin y Funcionamiento de los Estados Mayores, estableca que
entre las tareas y funciones del Segundo Comandante de una Gran Unidad se
encontraban las de:

- reemplazar al comandante,

- representarlo en contactos importantes con otras fuerzas,

- comandar parte de la fuerza,

- supervisar en nombre del comandante operaciones o actividades de


la fuerzas y

- asumir el control de la fuerza desde un puesto de comando


alternativo, cuando fuera necesario.

Lo que muestran estas reglamentaciones, es la importancia que revesta


el Segundo Comandante en una unidad militar y la responsabilidad que
tambin tena sobre los elementos que cumplan funciones all.

Jefe del Estado Mayor

Pero, por otra parte, como vimos, Bignone era tambin el Jefe del
Estado Mayor del Comando de Institutos Militares. Esto no slo lo converta
en el principal asesor del Comandante - como reconoci el propio Bignone en
su indagatoria- sino que, adems, era responsable por la ejecucin de las
tareas del Estado Mayor y de coordinar el trabajo de sus miembros. Estas
funciones se desprenden tambin, tanto del Reglamento de Servicio Interno
como del Reglamento de Organizacin de los Estados Mayores. En efecto, el
primero, en su punto 1.032, estableca que el jefe de plana mayor era
responsable por la eficiente ejecucin de las tareas de ese organismo, de
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coordinar el esfuerzo de sus miembros y de transmitirles a los grupos que lo
conforman y, eventualmente, a los subordinados y fracciones dependientes, en
nombre del jefe, las rdenes que ste imparta, y en materia disciplinaria es
instancia entre los jefes de subunidades y el jefe. En sentido similar, el RV 3-
30, en su punto 3.002, estableca que el jefe del estado mayor era responsable
de todas las tareas que este organismo ejecutara, as como de la eficiente y
rpida reaccin y del esfuerzo coordinado de todos sus miembros. Entre sus
funciones estableca las siguientes:

- dirigir, supervisar e integrar el trabajo del estado mayor.

- recibir las rdenes del comandante,

- formular u obtener las resoluciones adicionales necesarias para el


cumplimiento de esas rdenes,

- controlar su cumplimiento,

- supervisar el funcionamiento de la central de operaciones, cuando


se organice, y dirigir las actividades del centro de operaciones tcticas.

Debemos recordar, respecto de esta ltima funcin, la importancia que


tenan los centros de operaciones tcticas en la ejecucin y coordinacin de las
operaciones militares desarrolladas en el marco de la denominada lucha contra
la subversin. Pero, por otra parte, es necesario recordar tambin que el
Estado Mayor del Comando de Institutos Militares -a cargo, como vimos, del
imputado Bignone-, estaba integrado, entre otros, por el Jefe del
Departamento de Inteligencia. Ya destacamos el rol de importancia que ese
departamento ejerci en el desarrollo de las operaciones de la Zona IV, al
carecer el Comando de esa Zona de un destacamento de inteligencia.
Asimismo, mostramos que en el mbito de ese departamento funcionaba la
Seccin de Operaciones Especiales, de la cual dependan algunos de los
grupos que realizaban los operativos militares dentro de la jurisdiccin a cargo
de la Zona de Defensa IV. En definitiva, todos estos elementos demuestran
que, en su carcter de Segundo Comandante y jefe del Estado Mayor del
Comando de Institutos Militares, Bignone form parte de la estructura

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represiva montada por el Comando de la Zona IV para la ejecucin de los
operativos dentro del territorio a su cargo. Sres. Jueces: ha quedado acreditado
que, en razn del lugar que ocupaba en esa estructura, Bignone asesor al
Comandante de la Zona IV en el diseo de las rdenes ilegales que imparta,
recibi esas rdenes, las transmiti, adopt las medidas necesarias para su
cumplimiento y luego control que se llevaran adelante, reemplazando al
Comandante en las ocasiones en que ste poda ausentarse y asumiendo, as,
sus funciones. Es de esta manera que Bignone contribuy a la realizacin de
todos los operativos de secuestro ejecutados en el mbito geogrfico asignado
al Comando de Zona IV mientras se desempe como Segundo Comandante y
Jefe del Estado Mayor del Comando de Institutos Militares. En tal sentido,
toda vez que hemos mostrado oportunamente que los operativos en los que
fueron secuestrados Beatriz Lourdes Hernndez Hobbas, Washington
Fernando Hernndez Hobbas y Ada Margaret Burgueo Pereira, fueron
ejecutados dentro del territorio del Comando de la Zona IV y mientras
Reynaldo Benito Bignone cumpli funciones all, en el juicio se prob que
contribuy a su realizacin y es, por lo tanto, co-autor mediato penalmente
responsable de sus privaciones de la libertad doblemente agravadas.

Lourdes Hobbas Bellusci

Sres. Jueces: Bignone tambin se encuentra imputado en este debate por


el secuestro y desaparicin de Lourdes Hobbas Bellusci. Sin embrago, como
ya explicamos al referirnos a la responsabilidad de Santiago Omar Riveros, los
elementos de prueba producidos en este debate no han permitido establecer
con precisin si el operativo en el que fue secuestrada ocurri dentro del
territorio a cargo del Comando de la Zona IV, ni se ha acreditado su
intervencin de ningn otro modo. Por ello corresponde solicitar la absolucin
de Reynaldo Benito Bignone respecto de la privacin ilegal de la libertad
doblemente agravada de Lourdes Hobbas Bellusci.

5- Asociacin ilcita.

Bignone tambin se encuentra acusado en este debate por su


participacin en la asociacin ilcita Cndor. Con relacin a esta acusacin
Bignone sostuvo haber desconocido la existencia del Plan Cndor durante su
carrera en el Ejrcito Argentino. Seores jueces, en este debate se ha
Pgina 1826 de 1891
acreditado que esto no es as. No slo Bignone supo de la existencia del Plan
Cndor. Form parte de l. En primer lugar, recordemos nuevamente que en
este debate ha quedado acreditado que en virtud del modo en que estaba
organizada la estructura represiva montada para desarrollar la llamada LCS,
todos los Comandos y Jefaturas territoriales, al menos hasta nivel de rea y
Sub-rea inclusive, tenan conocimiento y participaban de las redes de
coordinacin represiva creadas entre los pases de la regin en el marco de
Cndor. De tal modo, su organizada y permanente puesta a disposicin y las
acciones desplegadas por Bignone como Jefe de rea, y desde la cspide de la
estructura como 2do. Comandante y Jefe del Estado Mayor del Comando de
Institutos Militares, a cargo del Comando de la Zona IV, contribuyeron al
funcionamiento de esa asociacin ilcita y demuestran que tom parte de ella.
Por otra parte, tambin debe tenerse en cuenta la existencia de otra
circunstancia adicional. Al describir el secuestro y la desaparicin de Walner
Ademir Bentancour Garin, vimos que no slo se demostr la intervencin de
Bignone en su carcter de Jefe de rea, sino que, adems, se comprob que ese
operativo fue ejecutado en el marco de Cndor. Y adems, debe tomarse en
consideracin que tambin se prob que en ese operativo intervinieron
fuerzas extranjeras. Como expusimos oportunamente, a travs de la
declaracin testimonial de Altamar Bentancour supimos que en ese operativo
particip Jos Nino Gavazzo. Como demostramos Gavazzo era, en ese
momento, Mayor del Ejrcito uruguayo; y estuvo a cargo del grupo de agentes
uruguayos que durante 1976 y, en coordinacin con fuerzas argentinas, se
dedic a perseguir a ciudadanos uruguayos exiliados en nuestro pas.

Sres. Jueces: Sin perjuicio de lo expuesto, tampoco debe perderse de


vista que Bignone fue una figura de particular trascendencia dentro del
Ejrcito Argentino, y que una buena parte de los mritos que justificaron esa
trascendencia los hizo entre 1976 y 1983, ocupando lugares estratgicos en la
estructura montada por el Gobierno Militar. Repasemos algunos aspectos de
su carrera. Bignone fue durante el ao 1976 Director del Colegio Militar, la
institucin educativa ms importante del ejrcito. All se forman todos los
futuros oficiales. Como vimos, desde ese cargo condujo una de las Jefaturas
de rea de la Zona IV. Durante 1977 fue 2do. Comandante de Institutos
Militares, rgano del que dependen todos los institutos de formacin del
Ejrcito y que, en ese momento, era, adems, sede del Comando de la Zona
de Defensa IV, escaln mximo de la cadena territorial operacional.

Pgina 1827 de 1891


Luego, entre 1977 y 1979, fue Secretario General del Ejrcito, cargo a travs
del cual tena relacin directa con el Comandante en Jefe del Ejrcito, en ese
momento, el Tte. Gral. Leopoldo Fortunato Galtieri. Y, finalmente, en 1980
volvi al Comando de Institutos Militares, esta vez como su Comandante.
Durante su carrera Bignone realiz viajes en comisin al extranjero, incluso
fue condecorado, como hemos visto, por otros Estados. Adems, vale la pena
recordarlo una vez ms, Bignone fue, utilizando el ttulo del libro de su
autora, el ltimo de facto. Siquiera pensar en la posibilidad que una persona
que ocup esos cargos pudiera desconocer la existencia de Cndor y que a
travs de sus acciones contribua a su funcionamiento, sera al menos
desatinado.

Sres. Jueces: En razn de todo lo expuesto, se encuentra acreditado que,


a travs de las actividades desplegadas como jefe del rea 490 del Comando
de la Zona IV y como Segundo Comandante y Jefe del Estado Mayor del
Comando de Institutos Militares, Bignone tom parte en la asociacin ilcita
Cndor, que en consecuencia integr, y es, en consecuencia, autor del delito
de asociacin ilcita.

Rodolfo Emilio Feroglio.

Casos Ferrada, Ledesma Medina, Mndez Donado, Cabrera Prates.

Antecedentes: Legajo Personal:

Rodolfo Emilio Feroglio naci el 11 de enero de 1928, en Alberti


Provincia de Buenos Aires. En marzo de 1945 ingres al Colegio Militar de la
Nacin, en la localidad bonaerense El Palomar. En diciembre de 1947 finaliz
sus estudios y pas a prestar funciones en el mbito del arma de Caballera. Se
form en Entre Ros, realiz viajes de estudio en la frontera Oeste en San
Juan, y en el Noroeste en Jujuy y Salta. Estuvo en Brasil, Paraguay y Uruguay
en comisin del servicio. Entre los viajes que realiz, debemos destacar que
entre diciembre de 1965 y diciembre de 1966 se desempe en el canal de
Panam como instructor invitado de la Escuela de las Amricas del Ejrcito
de los Estados Unidos. En el certificado de mrito, se distinguen sus aptitudes
del siguiente modo, cito textual: Sus conocimientos profesionales, su

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excelente habilidad como instructor y su dedicacin, han contribuido
grandemente al xito del Curso de Comando y Estado Mayor, en el que
demostr gran conocimiento de la tctica de armas combinadas y de los
deberes de los oficiales del Estado Mayor, especialmente el Oficial de
Operaciones (G3). En 1970, comenz a prestar sus servicios como
Subdirector de la Escuela de Caballera. Durante los siguientes aos continu
su formacin, realizando el curso Superior de Estrategia en la Escuela
Superior de Guerra. En el ao 1972 efectu dos viajes de estudios, uno a Jujuy
y Tucumn; y otro a los Estados Unidos. De su legajo se desprende que con el
grado de Coronel ejerci el cargo de Director de la Escuela de Caballera
desde el 7 de diciembre de 1974 hasta el 30 de diciembre de 1976. Por su
desempeo en este destino recibi la mxima calificacin de parte de sus
superiores, entre ellos, del General Santiago Riveros. Fue ascendido al grado
de General de Brigada. Una vez que dej su cargo como Director de la
Escuela de Caballera, continu prestando servicios para la fuerza como
Comandante del Comando de Arsenales. En ejercicio de ese cargo, en junio de
1977 viaj a Francia, en representacin de la fuerza, viaje que repiti en junio
de 1978 y 1979. En julio de 1977, por invitacin del Jefe del Estado Mayor
del Ejrcito, viaj tambin a Bolivia. Se retir voluntariamente en 1980 en el
grado de General de Brigada. Todos estos antecedentes surgen de su legajo
personal del Ejrcito Argentino.

Indagatoria.

Al momento de declarar en este juicio, si bien admiti haber sido


Director de la Escuela de Caballera, Feroglio neg que, en tal carcter, se le
hubiera encomendado la detencin de ninguna persona en particular. Sostuvo
que mientras estuvo a su cargo la Escuela de Caballera no realiz ninguna de
las detenciones que aqu se le imputan; y que desconoca la existencia del Plan
Cndor.

Jefe de rea.

Tanto su legajo personal como el libro histrico de esa unidad


confirman que Feroglio se desempe como Director de la Escuela de
Caballera de Campo de Mayo, desde diciembre de 1974 hasta el 30 de
diciembre de 1976. Como ya explicamos, de acuerdo a la estructura montada
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en el mbito de la Zona de Defensa IV, el Director de la Escuela de Caballera
se desempeaba, adems, como Jefe del rea 430, cuya jurisdiccin era el
Partido de General San Martn.

La Jefatura del rea 430 antes de la OP 405/76.

Antes de adentrarnos a analizar en detalle las funciones que la Escuela


de Caballera, a cargo en ese momento del imputado Feroglio, desempe en
su carcter de Jefatura del rea 430, queremos detenernos en los elementos
que muestran que funcion como tal desde el momento mismo en que se
produjo el golpe de Estado. Mostrar esto es importante, pues, como ya
expusimos, en este debate se ha pretendido sostener que las jefaturas de rea
de la zona IV recin entraron en funciones en junio de 1976, luego del dictado
de la orden parcial 405/76. En realidad, no sera necesario hurgar demasiado
en la prueba producida en el debate para encontrar esos elementos, pues basta
con leer el libro histrico de la Escuela de Caballera del ao 1976. En un
apartado titulado acciones de guerra, operaciones militares, acontecimientos
de repercusin nacional, en ese libro se dej asentado que, y cito textual: El
24 de marzo de 1976 Las Fuerzas Armadas asumen el gobierno para proceder
a administrar y organizar todo el mbito del pas. La salida de la Fuerza de
Tarea de la Escuela de Caballera se produce el da 24 de marzo y regresan a
la Unidad el da 25 de marzo de 1976. El equipo de combate de la Escuela de
Caballera procedi a imponer el Gobierno Militar en el rea 430,
correspondiente al Partido General San Martn. Este asiento acredita que la
Escuela de Caballera se desempe como Jefatura del rea 430, que la
jurisdiccin a su cargo era el partido de General San Martn y, finalmente, que
desempe estas funciones, al menos, desde el 24 de marzo de 1976. Pero no
es el nico registro del libro histrico que acredita esos extremos.

En otro asiento se dej constancia de la particular misin desempeada


por la fuerza de tareas de la Escuela de Caballera en la ejecucin del golpe de
estado. Leo una vez ms textual del libro histrico: Misin de la Fuerza de
Tarea de la Escuela de Caballera en el objetivo propuesto: Bloquear la
Quinta Presidencial de Olivos, a partir del 24 de marzo de 1976, para estar
en condiciones de:

1. Atacar a orden.
Pgina 1830 de 1891
2. Conquistarla y Ocuparla

3. Proporcionar seguridad a los bienes muebles e inmuebles. A fin de


permitir la detencin del Poder Ejecutivo Nacional, funcionarios y elementos
de custodia presentes en el lugar.

El asiento, contina con el siguiente ttulo: Listado de corruptos,


activistas a ser detenidos por la Fuerza de Tarea de la Escuela de
Caballera Y finaliza, expresando, cito una vez ms textual: Al ser
sorprendida y detenida la Presidente de la Nacin al tratar de huir en un
helicptero, desde la Casa de Gobierno hasta la Quinta Presidencial, esta
orden se vi obligada a ser modificada y en lugar de producirse la operacin
enfocada hacia la Quinta Presidencial de Olivos, la Fuerza de Tarea de la
Escuela de Caballera tuvo que efectuar la operacin en la Residencia de
Gaspar Campos, con la consiguiente orden de detener a los funcionarios que
se encontraren presentes. Ya habamos visto que, en la orden que planific
el golpe del 24 de marzo, se le haba asignado al Comando de Institutos
Militares el bloqueo y eventualmente el ataque de la quinta presidencial de
Olivos. Como vemos, el imputado Riveros le asign esa misin a la Escuela
de Caballera a cargo del imputado Feroglio. Resulta al menos sorprendente,
entonces, que Feroglio exprese en su declaracin que no le fue encomendada
la detencin de ninguna persona en particular. Pero no slo encontramos
registros del 24 de marzo. Existen tambin, asientos del mes de mayo, que
prueban tanto las actividades previas a la sancin de la Directiva 405/76,
como el tipo de colaboracin que prestaba la Escuela de Caballera a cargo de
Feroglio en su carcter de Jefatura de rea. As, en un asiento del 28 de mayo,
se encuentra registrado que, y cito nuevamente textual: un grupo de soldados
a cargo del Tte. de Caballera Jorge Snchez Ruiz, procede a realizar un
control de ruta, en circunstancias en que el Cabo de Caballera Lorenzo
Gomez, da la voz de alto a un vehculo para proceder a su registro, el mismo
hace caso omiso de la orden impartida, el Cabo ante esta actitud del
conductor del vehculo da por segunda vez la voz de alto sin obtener
resultado, razn por la cual efecta una rfaga al vehculo con su fusil, con
la consecuencia de que un disparo roza el cuello de la acompaante del
conductor, un segundo proyectil se pierde y el tercero acierta en un rbol y el
rebote es recibido por el soldado Cucurullo Miguel ngel que se encontraba
apostado en dicho control. Ante este accidente se trata de llevar al mismo al
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Hospital, falleciendo en el vehculo a causa de la herida producida
Claramente, se trat de un operativo realizado por personal de la Escuela
cumpliendo funciones propias de una Jefatura de rea. Si alguna duda
pudiera quedar, en el registro del Libro Histrico del ao 1979, se encuentra
asentado que: El da 29 de mayo, se record la memoria del Cabo Miguel
ngel Cucurullo, muerto el 29 de mayo de 1976 vctima de la subversin.
Queda claro entonces que Feroglio ejerci la jefatura del rea 430 de la zona
de defensa IV, al menos, a partir del golpe de estado del 24 de marzo de 1976.

Tareas que cumpla en funcin del cargo y la jurisdiccin del rea


430.

Veamos ahora cules eran las actividades que desarrollaba la Escuela de


Caballera como jefatura del rea 430, durante el perodo en que ejerci
Feroglio fue su Director.

Como ya explicramos reiteradamente, las Jefaturas de rea ejercan el


control inmediato de una porcin de territorio.

La jefatura del rea 430 tena a su cargo el territorio correspondiente al


Partido de San Martn.

Como ocurra en las dems reas, las tareas que los efectivos a cargo de
Feroglio realizaban en ese mbito iban desde tareas de control poblacional,
hasta, como ya vimos, la realizacin de operativos militares.

Asimismo, y como ya hemos explicado, esta funcin exiga que tambin


se ocuparan de realizar todas las acciones de coordinacin necesarias para que
otras fuerzas pudieran realizar operativos dentro del territorio a su cargo.

COT.

Para cumplir con estas funciones, como vimos que suceda


habitualmente en las jefaturas de rea, Feroglio cre un Centro de
Operaciones Tcticas.

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Dado que su sede se encontraba en el predio de Campo de Mayo, en el
entonces partido de General Sarmiento, al igual que otras jefatura de rea de la
Zona IV, la del rea 430 adelant su COT al territorio que tena a su cargo.

Lo instal en la sede del Liceo Militar General San Martn, ubicado en


la localidad de Villa Ballester del partido de San Martn.

Estas circunstancias surgen, una vez ms, del propio libro histrico de la
institucin a cargo de Feroglio.

All se encuentra asentado, por ejemplo, que, son realizados


diariamente controles de ruta y patrullajes a distinta hora en (el) rea;()
actividades que son controladas desde el COT que, a partir del da 11 de
junio, funciona en el Liceo Militar General San Martn."

Tareas control poblacional.

Por otro lado, ya explicamos que parte de las funciones de las jefaturas
de rea consista en realizar acciones de control poblacional.

Tambin encontramos en el libro histrico registro de la realizacin de


este tipo de operativos por parte de los efectivos a cargo de Feroglio.

As, por ejemplo, encontramos asentado que el da 25 de junio de 1976,


se efectu un control poblacional en la Villa de Emergencia 9 de julio,
procedindose a detener 50 personas (Paraguayos y Argentinos) por falta de
documentacin, 2 personas por tener captura recomendada por la Polica y un
soldado desertor.

Op. de Seguridad y militares.

Adems, en el libro hay registro de numerosas intervenciones de


efectivos de la Escuela que ilustran el modo en que, como ya explicamos,
estas tareas de control poblacional, catalogadas como operaciones de
seguridad, podan convertirse rpidamente en operaciones militares.

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As, por ejemplo, se encuentra registrado que el 9 de julio de 1976 y a
raz de un control vehicular, fueron detenidos 2 hombres y una mujer tras
detectarse que los ocupantes se encontraban recolectando dinero a nombre de
la Cooperativa Policial Femenina, con documentos falsos.

Por otra parte, un registro del 31 de julio de 1976 da cuenta un


enfrentamiento armado entre personal policial que se encontraba realizando un
patrullaje y cuatro sujetos que se encontraban en un automvil, en la localidad
de Jos Len Surez.

Como resultado del enfrentamiento resultan muertos los cuatro


ocupantes del vehculo, dentro del cual se dice haber hallado panfletos de la
OPM, PRT, ERP una bandera de la misma organizacin y armas.

En el mismo sentido, debo citar un asiento, fechado el 10 de octubre de


1976, que registra la realizacin de un rastrillaje por orden del Tte. De
Caballera Luciano Benjamn Menndez, luego de que un vehculo eludiera un
control de ruta que estaba realizando personal de la Escuela en la Estacin
Miguelete, a pesar de los disparos efectuados contra el vehculo para intentar
impedir su huida.

De un registro de ese mismo da, surge que se recibi en el COT una


llamada del Destacamento de Villa Concepcin, a travs de la cual se inform
que se haba presentado una persona denunciando el robo de su automvil en
proximidades de la Estacin Miguelete, hecho efectuado por un sujeto que,
con pistola en mano, lo hizo bajar para luego huir con su auto.

De acuerdo a lo que surge del libro histrico, la vctima del robo relat
que el hombre que haba protagonizado el robo estaba herido de bala y que,
posteriormente, en el lugar del hecho se encontr, abandonado, el vehculo
que haba eludido el control de ruta por la maana, con impactos de bala.

Sres. Jueces: estos episodios muestran la relevancia de las tareas de


control poblacional y cmo de ellos se derivaban operativos militares que
finalizaban en detenciones o muertes de personas.

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Colaboracin con otras fuerzas.

Asimismo, en el libro histrico tambin encontramos elementos que


muestran el modo en que el personal de la Jefatura del rea 430 prestaba
colaboracin a las otras fuerzas que operaban en el territorio a su cargo. As,
por ejemplo, de un asiento del 18 de junio de 1976 surge que se toma
conocimiento de que personal del Batalln de Inteligencia 601, tuvo un
enfrentamiento armado con elementos subversivos en la calle Yapey al 800
de la localidad de Jos Len Surez.

A raz de ello, la Jefatura del rea 430 envi una comisin que
procedi a rastrillar la zona.

Coordinacin con FFSS.

Por otra parte, documentos provenientes del archivo de la ex- DIPPBA


evidencian tambin las acciones que realizaba la jefatura del rea 430 en el
territorio a su cargo y, en particular, muestran el modo en que esas acciones
eran coordinadas con las fuerzas de seguridad de la zona.

En este sentido, por ejemplo, de un informe fechado el 18 de octubre de


1976, identificado como parte urgente N 1295, surge que la Unidad Regional
de San Martin dio intervencin al Jefe del rea militar 430 dado que, ese
da, una persona que no pudo ser identificada arroj panfletos de Montoneros
y una pastilla de gamexane en una escuela, ubicada dentro de la jurisdiccin
de la Comisara 1ra. de San Martn.

Asimismo, de otro informe, del 11 de septiembre de 1976,


correspondiente a la Mesa DS. Carpeta Varios, Legajo 8269, se desprende que
la Comisara 3ra. de San Martn puso en conocimiento de la Zona de Defensa
N 4 y del rea Militar 430 que el da anterior, en la estacin Migueletes, del
Ferrocarril Gral. Mitre, cerca de la empresa General Motors Argentina SA, se
hall un panfleto suscripto por el Partido Comunista Revolucionario-Juventud
Comunista Revolucionaria Zona Norte.

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Queda claro, entonces, que ante la noticia de cualquier tipo de actividad
tildada de subversiva, o gremial, la Polica de inmediato informaba al Jefe del
rea 430.

COT.

Sres. Jueces: Ya mostramos que la existencia de un Centro de


Operaciones Tcticas en el mbito de la jefatura de rea 430 surga del propio
libro histrico de la Escuela de Caballera.

Su existencia tambin fue revelada por el informe del grupo de trabajo


sobre archivos de las Fuerzas Armadas, que da cuenta tanto de su
conformacin y de las tareas que desarrollaba.

De all surge, por ejemplo, que en el legajo de Tte. 1ro Hctor Salvador
Girbone, quien revistaba en la Plana Mayor de la Escuela de Caballera como
S2-Icia desde el 3 de octubre de 1978 hasta el 1 de diciembre de 1980, se
encuentra agregado un informe circunstanciado elaborado el 6 de octubre de
1980, que detalla que ocho obreros de la fbrica FAMATEX S.A. se
presentaron denunciando el cierre de la misma por parte de los directivos.

All aclara su rol en el siguiente prrafo que cito:

prestando servicio en la Ec C (Escuela Caballera) me desempeaba


como oficial de inteligencia (S2) de la Plana Mayor y como Jefe del COT del
rea 430 (Seccin Operacional en el rea de responsabilidad: Partido Gral.
San Martn

El informe tambin seala otra evidencia en este sentido, que surge del
Expte. CX8 1546/82 CONSUFFA, sustanciado contra el Tte. Rubn Nstor
Llanos, en particular, de la sentencia all dictada, donde se concluy que, y
cito textual:

Que est debidamente probado el hecho de que es acusado el teniente


de intendencia Rubn Nstor LLANOS, de haberse apersonado al local de un
club nocturno ubicado en Villa Bosch, Partido de Tres de Febrero (Provincia
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de Buenos Aires), en el mes de Noviembre de 1978, en ocasin de
desempearse como Oficial del COT de la Escuela de Caballera, hacindolo
al mando de una patrulla integrada por personal del mencionado Instituto,
procediendo en la primera ocasin (el 130230NOV78), a efectuar un control
del local () conversando con los propietarios del negocio a quienes dijo
tener la orden de su Capitn de reventar el local

Por otra parte, tambin se concluye que, nuevamente textual:

est debidamente probado el hecho de que es acusado el Tte. de


intendencia Rubn Nstor Llanos de hace ejecutar (entre los das 10 y 15 de
noviembre de 1978, en ocasin de desempearse como Oficial del COT de la
Escuela de Caballera) a soldados conscriptos que revistaban en ese instituto
y cubran servicios en el COT, tareas de jardinera, limpieza y
acondicionamiento general de un inmueble destinado al funcionamiento de
una confitera bailable

Asimismo, el informe da cuenta del recurso interpuesto por el Tte.


Llanos.

En ese recurso sostuvo que, y cito nuevamente textual:

La orden de operaciones 14/77 explica claramente la presencia del


suscripto en mbitos a las esferas castrenses ()

Asimismo dej perfectamente asentado que el COT fue creado para


reprimir y combatir los actos subversivos y es exactamente donde se
producen los hechos por los cuales me condenan

Estas constancias muestran con claridad la existencia de un COT en la


Escuela de Caballera, las funciones que cumpla y cmo sus elementos,
evidentemente oficiales de baja gradacin, estn al corriente de los contenidos
de las rdenes de operaciones.

Por otra parte, contamos con otros documentos del archivo de la ex


DIPPBA que, si bien son de una fecha posterior a la actuacin de Feroglio
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como jefe del rea 430, ilustran el tipo de funciones que desempeaba esa
jefatura y confirman cul era el territorio a su cargo, extremos que evidencian
cmo el sistema continuaba pese al cambio de las personas que comandaban
las jefaturas.

Por ejemplo, encontramos los informes sobre la detencin de Mara


Esther Sonzini, vecina del barrio de San Martn, que describen con claridad
tanto la responsabilidad sobre las detenciones, como el funcionamiento del
rea 430.

De acuerdo a esos informes el 26 de abril de 1978, personal de la


seccional de San Isidro 3ra (Boulogne) tom intervencin a raz del ingreso de
una mujer herida en la Asistencia Pblica de dicha localidad, la cual
presentaba graves lesiones producidas, segn sus propios dichos, por la
explosin de una garrafa.

Al arribar personal a la Asistencia Pblica, lindera a la seccional,


advirti que las prendas de la vctima despedan un fuerte olor a plvora
combustionada, no concordando ello con lo expresado por sta, por lo que se
procedi a la identificacin.

Luego, personal policial se traslad hasta su domicilio sito en la calle


Darregueira n 3699, Jos Len Surez, Partido de San Martn, donde se
comprob que haba ocurrido un estallido, pero no de una garrafa, sino de un
artefacto explosivo que sta manipulaba, detectndose asimismo otros
elementos para la fabricacin de bombas y material escrito de corte subversivo
perteneciente a la BDS ERP.

Ante estas circunstancias, la polica dio intervencin a las fuerzas


militares del rea 430 (Escuela de Caballera de Campo de Mayo)
organismo que se hizo cargo de todo el procedimiento y, por ende, de la
nombrada.

Mara Esther Sonzini fue asesinada.

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Adems, dentro de los documentos de la Ex -DIPPBA, encontramos
informes que muestran las mltiples actividades desarrolladas por la Jefatura
de rea a cargo de Feroglio.

As, por ejemplo, contamos con un informe de la Mesa DS. Carpeta:


varios Legajo: 7075, del 11 de enero de 1977, que da cuenta de una denuncia
realizada el director de la fbrica textil San Andrs, en la que se relata el
secuestro de una operaria de nombre Maria Delia Leiva junto a su hijo de 3
meses en la interseccin de La Nueva y Mendoza, mientras esperaba el
mnibus.

Refiere que se acercaron dos hombres armados, que descendieron de un


Renault 12, refiriendo ser policas, tomaron a la seora y a su hijo los subieron
en un auto rastrojero que los acompaaba.

Del informe surge que estos hechos fueron puestos en conocimiento del
COT del rea 430.

Asimismo, otro informe, correspondiente a la Mesa DS. Carpeta:


varios, Legajo: 16079, del 1 de julio de 1980, confeccionado por la
Delegacin San Martn de la Direccin de Inteligencia de la Polica de la
Provincia de Buenos Aires.

El informe describe la detencin de dos ciudadanos chilenos, a raz de


una denuncia formulada en el barrio militar de oficiales Gral. San Martn
que informaba que uno de ellos tena en su poder, y cito textual, panfletos de
carcter ideolgico referentes a derechos humanos.

A raz de esta denuncia, las personas fueron interrogados por personal


del, una vez ms textual, rea militar 430 as como del Destacamento de
Inteligencia, ambos de Campo de Mayo, y luego de lo cual, y de haberse
constatado sus antecedentes fueron puestos en libertad.

Sres. Jueces: Este informe permite ilustrar varias cosas.

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* Primero, cmo las tareas de control poblacional, en este caso
ejecutadas por una fuerza de seguridad que operacionalmente dependa del
rea, permitan detectar la posible presencia del denominado enemigo oculto;

*En segundo lugar, muestra cmo ante la mera suposicin de actitudes


tildadas de subversivas recordemos que los panfletos hablaban de DDHH-,
se proceda a la detencin e inmediata puesta en conocimiento de lo ocurrido a
la Jefatura del rea;

* Adems, como se proceda a un rpido y circunstanciado


interrogatorio para separar, como ya explicamos aconsejaban los reglamentos,
a ese enemigo oculto del resto de la poblacin;

*** Y finalmente, que luego se constaban los antecedentes de las


personas aprehendidas, extremo que implicaba coordinar la actividad con la
comunidad informativa local y, en este caso, tambin con la regional
provista por Cndor, dada la nacionalidad de los detenidos.

Por ltimo, de otro informe de la Delegacin de Inteligencia de San


Martn, correspondiente a la Mesa: DS Carpeta: varios, Legajo: 16412, se
desprende que 1 de septiembre de 1980, personal de la Comisara de Jos
Len Surez procedi a la detencin de Eduardo Llamil Samur Jarufe de
nacionalidad chilena, y a Eduardo Gmez Buceta de nacionalidad espaola,
por haberlos encontrado sacando fotos a policas de civil, circunstancia a raz
de la cual tom intervencin el rea militar 430.

Ms adelante el informe detalla, y cito textual:

los nombrados no registran antecedentes de ninguna naturalezano


obstante lo cual continan detenidos y alojados en la subcomisara de Jos
Len Surez, a disposicin del rea Militar 430, por expresa disposicin del
Comando de dicho organismo.

Asimismo, el informe detalla textualmente que:

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tom intervencin el rea Militar n 430 (Escuela de Caballera de
Campo de Mayo) destacando al Capitn Giriboni, quien con personal policial
se constituyeron en el domicilio de Jarufe no hallando elementos que
consignar.

Recordemos, del informe del Grupo de Trabajos sobre Archivos de las


Fuerzas Armadas, surga la actuacin de Giriboni como Jefe del COT del rea
430.

Finalmente del informe surge que el comando del rea Militar 430,
dispuso la libertad de los nombrados, la que se hizo inmediatamente efectiva
desde el asiento de la sub-comisara de Jos Len Surez en donde se
encontraban alojados.

Ms all de que se trate de un perodo posterior a la actuacin de


Feroglio, el episodio del que da cuenta el documento ilustra con claridad
nuevamente el tipo de funciones que cumpla el personal del rea 430:...
Intervencin por aviso de las fuerzas policiales, interrogatorio a cargo de
elementos, allanamiento ilegal de un domicilio, detencin clandestina en una
sub-comisara, constatacin de antecedentes y posterior liberacin.

Es importante entender que estos episodios no son hechos aislados.

La prueba producida en este debate ha demostrado que hechos como


estos eran parte de una prctica sistemtica por parte de las jefaturas de rea; y
que tena como uno de sus objetivos obtener informacin para poder realizar
otros operativos.

Atribucin de los casos:

Seores Jueces, hasta aqu hemos demostrado que:

* Rodolfo Emilio Feroglio se desempe como Director de la Escuela


de Caballera de Campo de Mayo desde diciembre de 1974 hasta el 30 de
diciembre de 1976;

Pgina 1841 de 1891


* en tal carcter fue, adems, Jefe del rea 430;

* esa Jefatura de rea actuaba sobre un mbito territorial que


comprenda el Partido de San Martn, en la provincia de Buenos Aires;

* haba conformado un COT para la coordinacin de sus operaciones;

* como Jefatura de rea, realizaba todas las tareas a cargo de ese nivel
de comando operacional;

* y mediante prueba adicional, ilustramos la manera en que esas


acciones, en cumplimiento de rdenes de Feroglio, eran ejecutadas por el
personal de esa jefatura de rea y el modo en que contribuan a la ejecucin de
los operativos que se realizaban en el territorio a su cargo.

En el juicio se ha probado que las funciones que desempeaba la


Jefatura a su cargo inclua, adems de la liberacin del rea correspondiente
para la realizacin de los operativos encubiertos, la realizacin de patrullajes,
operativos de control vehicular y poblacional, registros domiciliarios,
operativos de detencin de personas, enfrentamientos armados;

* y adems, se le daba intervencin en todos las actividades, con


supuesta connotacin subversiva, de las que tomaban conocimiento las fuerzas
policiales que actuaban en su jurisdiccin.

Como en su momento expusimos, tambin ha quedado demostrado que


dentro del territorio asignado al rea 430, mientras Feroglio era su jefe y en
coordinacin con las fuerzas a su cargo, se llevaron a cabo los secuestros y
desapariciones de Jos Hugo Mndez Donado, Ary Cabrera Prates, Rafael
Antonio Ferrada y Oscar Eladio Ledesma Medina.

En razn de todo lo expuesto, en el juicio se prob que Feroglio ha


contribuido en su realizacin y que, por lo tanto, es co-autor mediato de sus
privaciones ilegtimas de la libertad doblemente agravadas.

Asociacin Ilcita:
Pgina 1842 de 1891
Pero, adems, las acciones adicionales desarrolladas por Feroglio en su
carcter de Jefe del rea 430, incluyendo su intervencin en el secuestro y
desaparicin de Cabrera Prates, Mndez Donado, Ferrada y Ledesma Medina,
demuestran su contribucin al otro hecho por el que se encuentra imputado en
este juicio, esto es, su participacin en la asociacin ilcita Cndor.

Respecto de esta imputacin, Feroglio expres desconocer el Plan


Cndor, postura que la prueba reunida permite desechar.

Seores jueces, ya explicamos que la estructura represiva montada por


el ltimo gobierno militar, exiga que aquellos jefes que tuvieron a su cargo un
espacio territorial, tuvieran conocimiento y participaran de las redes de
coordinacin represiva montadas entre los pases de la regin en el marco de
Cndor.

Nos remitimos a todo lo expuesto al detallar la estructura represiva


argentina, al fundar los criterios de responsabilidad atinentes a los dos ejes del
juicio y al describir la situacin de los dems imputados.

Adems, vimos especficamente cmo actuaban las fuerzas


dependientes de Feroglio al momento de detener personas, los interrogatorios
que efectuaban y cmo constataban sus antecedentes, previo a resolver qu
hacan con las personas detenidas.

Incluso, vimos que varios de los aprehendidos fueron extranjeros.

Por otra parte, debemos recordar que en este juicio se comprob que las
privaciones ilegtimas de la libertad de Ary Cabrera Prates, Hugo Mndez
Donado y Oscar Ledesma Medina, en las que, como vimos, intervino
Feroglio, formaron parte de los hechos ejecutados por la asociacin ilcita
Cndor.

En particular debe tenerse en cuenta que, por ejemplo, en el caso de Ary


Cabrera Prates, se acredit que, para poder llevar adelante su secuestro,
utilizaron informacin obtenida en interrogatorios a detenidos en la Repblica
Oriental del Uruguay.

Pgina 1843 de 1891


Adems y como vimos, se ha demostrado que tanto en el operativo en el
que fue secuestrado Mndez Donado como en el que fue privado de su
libertada Ledesma Medina, intervino personal perteneciente a fuerzas
extranjeras.

En el primero de origen uruguayo y en el segundo de origen paraguayo.

Recordemos que Feroglio, como jefe del rea 4360, era responsable de
realizar todas las acciones de coordinacin necesarias para garantizar que los
operativos que se realizaban dentro del territorio a su cargo se ejecutaran con
xito.

Es decir que las fuerzas extranjeras que actuaron en esos operativos, lo


hicieron con conocimiento y anuencia de Feroglio, quien garantiz as el
marco de coordinacin regional provisto por Cndor, una de las maneras de
contribuir a su funcionamiento.

Estos elementos adicionales ilustran, as, cmo Ferogliio de manera


organizada y permanente estaba a disposicin y realizaba las dems
actividades adicionales a cargo de los jefes territoriales tendientes a concretar
la coordinacin represiva regional, como parte del andamiaje provisto por
Cndor De tal modo, concluimos que:

* el lugar de importancia ocupado por Feroglio dentro de la estructura


represiva montada por la ltima dictadura militar, que implicaba el control de
una porcin de territorio;

* el tipo de tareas que realizaba y que, como vimos y detallamos a lo


largo de este alegato, incluso al tratar las responsabilidades de otros
imputados, tenan especial repercusin en Cndor;

* la intervencin que le cupo en el secuestro y desaparicin de Cabrera


Prates, Mndez Donado, Ferrada y Ledesma Medina;

*** Todo eso, nos permite afirmar que se encuentra acreditado que, a
travs de las actividades desplegadas desde la jefatura del rea de defensa 430,
Pgina 1844 de 1891
Feroglio tom parte en la asociacin ilcita Cndor, que en consecuencia
integr.

Por todo lo expuesto, acusamos a Rodolfo Emilio Feroglio por ser


coautor mediato de las privaciones ilegtimas de la libertad doblemente
agravadas de Cabrera Prates, Mndez Donado, Ferrada y Ledesma Medina; y
por ser autor del delito de asociacin ilcita.

Luis Sadi Pepa

Luis Sadi Pepa naci el 9 de junio de 1926 en Paran, Provincia de


Entre Ros.

En marzo de 1945 ingres al Colegio Militar en la localidad bonaerense


de El Palomar.

Luego de graduarse, comenz su carreara militar vinculado con el arma


de Comunicaciones, desempendose en provincias como Entre Ros, Santa
Fe y Buenos Aires, entre otros destinos.

Profundiz sus estudios en la escuela Superior de Guerra, de la que


egres en 1959 gradundose como oficial del Estado Mayor.

Tambin realiz cursos en el exterior.

Entre ellos, se destaca el viaje de orientacin a Estados Unidos y


Panam, realizado entre el 17 de agosto y el 9 de septiembre de 1973,
conforme surge del informe de calificacin correspondiente a los aos
1972/73 de su legajo personal y del informe de calificacin final del curso
superior de estrategia, tambin obrante en su legajo.

Al retornar, desempe distintos cargos siempre relacionados con el


arma de Comunicaciones y dentro de la Provincia de Buenos Aires.

Pgina 1845 de 1891


En junio de 1976, con el grado de Coronel, fue nombrado Director
de la Escuela de Comunicaciones ubicada en Campo de Mayo; cargo que
ocup hasta el 2 de diciembre de 1977.

Justamente es en ese carcter que se le imputa el haber participado


de la privacin ilegtima de la libertad de la ciudadana uruguaya Lourdes
Hobbas Bellusci en febrero de 1977 y del ciudadano paraguayo Florencio
Bentez Gmez el 21 julio de 1976.

Ya hemos adelantado al referirnos con profundidad a lo ocurrido con


Hobbas Bellusci y su familia, que no se ha podido determinar con el grado de
certeza necesario el lugar en donde ella fue secuestrada.

Recordemos que si bien sabemos que fue capturada en la va pblica en


febrero de 1977, la prueba colectada en el debate no ha resultado coincidente
sobre el lugar exacto en que ocurri.

La persistencia de la duda sobre esta circunstancia, nos imposibilita


atribuir responsabilidad a Pepa por este hecho.

Diferente es la situacin en cuanto a lo ocurrido con Florencio Bentez


Gmez.

En este juicio se prob que fue secuestrado entre las 4:30 y 5 horas de la
maana del 21 de julio de 1976 mientras iba caminando desde su casa hasta la
parada de colectivo que lo conduca a su trabajo.

Ese da, desde las 2 de la madrugada, personal del ejrcito junto con
fuerzas de seguridad realizaban un gran operativo del tipo rastrillo en la zona
del bajo Boulogne, San Isidro.

En ese operativo muchas personas, entre ellas Bentez Gmez y su


esposa Irma Gonzlez, fueron secuestradas.

El secuestro se produjo en la localidad de Boulogne que, como todas las


localidades que pertenecan al partido bonaerense de San Isidro, se encontraba
Pgina 1846 de 1891
bajo el mando de Luis Sadi Pepa como Jefe del rea 420, dependiente del
Comando de la Zona de Defensa IV.

Indagatoria.

Al declarar, Pepa neg cualquier tipo de vinculacin con los hechos que
se le imputan.

Indic que la Escuela que dirigi slo se ocup de realizar las tareas
formativas para las que haba sido creada.

No solo esto: en trminos generales, adujo que la Unidad que diriga no


era de combate y que, por lo tanto, nunca le fue ordenado participar de un
operativo ni detener a persona alguna.

Como veremos y conforme los criterios de imputacin adelantados, en


este juicio se prob el rol ejercido por Pepa en la denominada LCS y la
responsabilidad que le cupo en el secuestro, privacin ilegtima de la libertad
y desaparicin de Florencio Bentez Gmez.

Tambin se acredit que tom parte de la Asociacin Ilcita Cndor.

Jefe de rea.

En primer lugar, se prob que Luis Sadi Pepa, desde el cargo de


Director de la Escuela de Comunicaciones, cumpli la funcin de Jefe de rea
420.

Desde ese lugar tuvo un rol principal en el funcionamiento del aparato


represivo en el partido de San Isidro, provincia de Bs. As.

Adelanto que esta circunstancia ya fue objeto de examen judicial.

Tanto el desempeo del cargo de Jefe de rea 420 como su


intervencin en la llamada LCS se dieron por acreditadas en la sentencia

Pgina 1847 de 1891


dictada por el TOF 1 de San Martn en las causas N 2047 y sus acumuladas
N 2426, 2257, 2369 y 2526, ocasin en la que fue condenado por su
intervencin en hechos ocurridos, justamente, en jurisdiccin del rea 420.

Ms all de eso, en este juicio, contamos con gran cantidad de


elementos probatorios que confirman el rol que ejerci en el plan sistemtico
criminal.

La primera circunstancia, esto es su desempeo como Jefe de rea 420,


se desprende tanto de los informes de calificacin correspondiente a los
aos 1975/1976, 1976/1977 y 1977/1978 obrantes en su legajo personal,
como de la lista de revista del instituto, agregada al libro histrico de la
Escuela de Comunicaciones.

All se advierte que Pepa fue Director de la Escuela de Comunicaciones


desde el 11 de junio de 1976 y hasta el 2 de diciembre de 1977.

En este juicio se acredit que, a raz de ocupar este lugar en la estructura


administrativa del Ejrcito, le fue asignada una funcin operativa dentro de la
Zona 4 para participar de la denominada LCS.

En otras palabras, se encuentra probado que mientras fue Director de la


Escuela de Comunicaciones ejerci el rol de Jefe del rea 420.

Sobre este punto, corresponde sealar que el propio Libro Histrico de


la Escuela de Comunicaciones da cuenta de esta circunstancia.

All se advierte, por ejemplo, el siguiente registro sobre la actividad


desarrollada el 24 de marzo de 1979:

En la Plaza de Armas del Instituto se realiz una ceremonia


conmemorativa del tercer aniversario del Proceso de Reorganizacin
Nacional con la presencia de autoridades militares, civiles, policiales y
eclesisticas del rea Militar 420, dndose lectura al mensaje de la Junta
Militar

Pgina 1848 de 1891


Esta mencin viene a confirmar la informacin obrante en la pgina 8
del informe del Ministerio de Defensa, titulado rea Conjunta 400 y en las
reconstrucciones de DAndrea Mohr y los hermanos Mittelbach, que
coinciden en sindicar a la Escuela de Comunicaciones que diriga Pepa como
jefatura del rea 420.

En el mismo sentido, escuchamos en este juicio a la testigo experta


Claudia Berlingieri, quien seal que, efectivamente, el partido de San Isidro
estaba a cargo del rea 420 cuya sede era la Escuela de Comunicaciones,
dentro de la Zona 4 dirigida por el Comando de Institutos Militares.

A lo largo de su extensa exposicin, Bellingeri hizo referencia a


distintos documentos de la Ex DIPBA incorporados en este juicio, que ilustran
a la perfeccin el rol desempeado por la Escuela de Comunicaciones en la
estructura represiva.

En lo sucesivo, haremos referencia slo a algunos de los documentos


mencionados por la testigo, en tanto adems de dar cuenta de la funcin
operativa como Jefatura de rea 420, tambin sirven para confirmar las
actividades represivas que llevaba adelante personal de la unidad y el mbito
territorial en el que operaba en la denominada LCS.

Al respecto; y ms all de tener aqu por reproducido lo que ya hemos


dicho sobre las actividades desplegadas por los Jefes de rea, a continuacin
daremos cuenta de los elementos de prueba adicionales que ilustran diversas
actividades desarrolladas por la Jefatura de rea 420 a cargo de Pepa.

Operaciones Psicolgicas.

Primero trataremos las acciones cvicas que, como ya reiteradamente


explicamos, pretendan obtener resultados en el plano de lo que llamaban
operaciones de accin psicolgica segn la doctrina de la guerra
contrainsurgente.

Pgina 1849 de 1891


Estas actividades, cumplidas en escuelas, iglesias o espacios pblicos,
siempre se desarrollaban dentro del Partido de San Isidro, por lo que
tambin permiten cul era el mbito territorial que dominaba el rea 420.

Muchas de ellas quedaron asentadas en el libro histrico de la Escuela


de Comunicaciones, incorporado a este debate.

Claros ejemplos de este tipo de acciones son las que quedaron asentadas
como desarrolladas los das 3 de febrero, 25 de mayo; 11, 19 y 26 de agosto,
todas del ao 1978.

Del libro histrico se advierten tambin otras referencias, con directa


alusin al plan de accin cvica.

Tal es el caso, por ejemplo, del registro correspondiente al perodo


comprendido desde el 1 y hasta el 17 de agosto de 1978.

All se puede leer lo siguiente:

La Escuela de Comunicaciones, juntamente con todas las escuelas


del Comando de Institutos Militares realizaron un operativo cvico en la
localidad de Grand Bourg

Otro ejemplo aparece en referencia al da 12 de septiembre del mismo


ao. All se indica:

Como parte del Plan de Accin Cvica del ao 1978 se hicieron


entrega de las obras ejecutadas por la Escuela a la Escuela n 16 de la
localidad de Boulogne Sur Mer

En definitiva, estas referencias no slo confirman la intervencin del


rea que dirigi Pepa en este tipo de acciones, sino que evidencian, como
expusimos, que no eran tareas inocuas sino que formaban parte del plan
desarrollado en el marco de la denominada LCS.

Intervencin en conflictos laborales.


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Otro tipo de actividades que se llevaban adelante desde esa Jefatura de
rea era intervenir en conflictos laborales.

Esto se encuentra acreditado a partir de los legajos de la Ex DIPBA n


2, 5,7 y 16 de la Mesa B carpeta 108.

En ellos se advierte cmo el rea 420 intervena en conflictos laborales


vinculados a diversas empresas, como por ejemplo los laboratorios Squibb,
la textil Vucotextil, los trabajadores transportistas areneros y el
establecimiento Cermica Cattneo S.A., entre otros.

Esta circunstancia, adems de revertir la versin del imputado en tanto


asegur que la Escuela que diriga nicamente se abocaba a las tareas
formativas para las que haba sido creada, permite tambin ratificar otros
extremos.

Por un lado, estos documentos incluyen mltiples menciones que


confirman nuevamente que era la Escuela de Comunicaciones de Campo de
Mayo quien actuaba como rea 420 en la estructura operativa.

Una de las tantas referencias aparece en la pgina 12 del legajo n 16.

All, desde la Delegacin Tigre se informa a la Central DIPBA lo


siguiente, cito:

Las autoridades de la firma (se refiere al Establecimiento Cermica


Cattaneo) comunicaron al rea Militar 420 (Comunicaciones) la situacin
por la que atravesaba.

Como consecuencia de la intervencin del personal militar se logra que


se reestablezca el suministro de energa elctrica y simultneamente se
comenz a trabajar en forma normal.

Por otro lado, el desempeo de este tipo de actividades por parte del
rea 420 sirve nuevamente para confirmar otro extremo: la jurisdiccin que
la Escuela de Comunicaciones tena a su cargo, pues las actividades de
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accin cvica siempre se encontraron vinculadas con el Partido de San
Isidro.

Operaciones.

Sres. Jueces: Otros documentos adicionales permiten tambin ilustrar la


manera en que Pepa desarroll otras de las tareas a su cargo como Jefe del
rea 420.

Por ejemplo, tareas de control poblacional y operativos con blancos


especficos.

Es importante sealar que para realizar esas tareas Pepa se vali tanto
de su propia tropa como de las fuerzas de seguridad que se encontraban dentro
de su jurisdiccin.

La documentacin incorporada tambin ilustra la forma en que Pepa


articul su actuacin con otras reas y Grupos de Tareas que no pertenecan a
su mbito territorial; y cmo dispona del destino de los cuerpos de aquellas
personas que haban resultado muertas en operativos represivos.

El primer documento corresponde al archivo de la Ex DIPBA.

Es del 2 de julio de 1976, est titulado Enfrentamiento Fuerzas


militares y extremistas, 12 extremistas muertos; y fue identificado con el n
5917.

Este documento da cuenta de dos operativos ejecutados por parte de las


fuerzas militares pertenecientes al rea 420, ambos el 1 de Julio de 1976.

En lo que aqu interesa, confirma que personal del rea 420 intervena
en operativos represivos; que decida el destino de las personas asesinadas; y
que desde la Jefatura de rea se ejerca el control operativo de las fuerzas de
seguridad de la jurisdiccin.

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Esto se advierte con claridad en la nota del 1 de Julio de 1976 firmada
por el Comisario Rodrigo, donde se indica lo siguiente en relacin a la
Jefatura del rea 420:

Aludidas autoridades recabaron a esta Polica la remisin de los


cadveres a la morgue del cementerio de Boulogne

Adems de ratificar la faceta operativa que revesta la Escuela a cargo


de Pepa y el control operacional que ejerca sobre las fuerzas policiales,
tambin corrobora, una vez ms, que era en el Partido de San Isidro donde el
rea 420 tena jurisdiccin, puesto que ambos procedimientos se realizaron
justamente en ste mbito territorial.

Sres. Jueces: las pruebas incorporadas permiten ilustrar tambin la


sistematicidad de las tareas operativas a cargo del imputado, en tanto dan
cuenta de variados operativos ejecutados por Pepa en el marco de la
denominada LCS, tal como lo revelan los copiosos registros remitidos por la
Comisin Provincial de la Memoria.

Todos ellos, sin excepcin, sealan que era la Jefatura del rea 420 con
sede en la Escuela de Comunicaciones, quien tena el control operacional del
Partido de San Isidro.

Incluso muestran cmo, en aquellos casos en que personal de otra rea


Operacional o de un Grupo de Tareas ajeno al rea 420 intervena en tareas
operativas en San Isidro, las operaciones se realizaban con la anuencia de
Pepa.

Esto se advierte por ejemplo en el legajo 7037 titulado Enfrentamiento


de Fuerzas de Seguridad con ocupantes de Finca abatidos, donde obra el
parte urgente n 26 en que el Comisario inspector Saucedo retransmite lo
informado justamente por el rea Militar 420.

All se detalla un operativo realizado por personal perteneciente a otra


rea Operacional en la localidad de Villa Adelina, Partido de San Isidro, en la
madrugada del 11 de enero de 1977.

Pgina 1853 de 1891


Luego de informar sobre las circunstancias en que se realiz el
operativo que culmin con el asesinato de dos personas, se indica y cito:

Presentose en el lugar personal del rea 420 a cuya jurisdiccin


corresponde la finca, disponiendo que dos hombres de la Comisara de San
Isidro 3ra cubran la vigilancia en el inmueble

En definitiva, este parte no hace ms que confirmar que quien tena el


dominio del mbito territorial que abarcaba el partido de San Isidro, era el
rea 420.

Esto se conjuga con lo que surge del acta que recepta el testimonio del
entonces comisario Juan Carlos Pose del 15 junio de 1983, obrante en el
expediente del TOF n 3 de San Martn, caratulado Furci, Miguel Angel y
Gonzlez de Furci, Adriana por Averiguacin de Circunstancias de
Desaparicin de Zaffaroni, Islas Mariana.

Juan Carlos Pose confirm que fuerzas conjuntas del ejrcito y de


seguridad haban realizado un procedimiento, a raz del cual haban muerto
dos personas, inhumadas posteriormente en el cementerio de Boulogne.

Adems, conforme surge del acta que recept su testimonio, las


actuaciones policiales haban sido giradas al Jefe del rea Militar de la que
operativamente dependan; y que tena sede en la Escuela de
Comunicaciones de Campo de Mayo.

Es justamente por este episodio que Luis Sadi Pepa fue condenado por
la sentencia del 23 de Mayo de 2013, dictada por el TOF 1 de San Martn.

Por otra parte y en lo que aqu interesa, los legajos 7726, 5917, 5887,
8931, 8453 y 9458, todos de la Mesa Ds, Carpeta Varios evidencian la
prctica reiterada y coordinada existente entre las autoridades militares y las
fuerzas de seguridad de Partido de San Isidro durante el perodo en que Pepa
fue director de la Escuela y Jefe del rea 420.

Documento sobre operativo secuestro Bentez Gmez


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Pero adems estas pruebas, como adelantamos cuanto tratamos en
forma detallada lo ocurrido con Florencio Bentez Gmez, al juicio se
incorpor una serie documental de particular relevancia a los efectos de
acreditar su intervencin en el hecho que se le imputa.

Recordemos que se le reprocha haber contribuido, desde la posicin de


dominio del aparato represivo que detent como jefe del rea 420, al
secuestro y posterior desaparicin de Florencio Bentez Gmez, ocurridos el
21 de julio de 1976 entre las 4.30 y las 5.00 de la maana.

Como ya expusimos, en el juicio se comprob que Bentez Gmez fue


secuestrado en el marco de un amplio operativo tipo rastrillo, realizado en la
jurisdiccin del rea 420 por el Ejrcito Argentino, junto con personal de la
Polica provincial y de otras fuerzas de seguridad.

Vimos que esas fuerzas, de manera coordinada, cercaron desde las 2 de


la madrugada una parte del bajo Boulogne que tiene forma triangular,
delimitado por la calle Sarratea, el fondo de la hoy Autopista del Sol y
Camino Real Morn.

Y que, para hacerlo, se valieron de una gran cantidad de personal y


vehculos, entre los que se observaron camiones militares.

Destacamos que, como consecuencia del operativo, decenas de personas


fueron secuestradas; entre ellas, Florencio Bentez y su esposa Irma Gonzlez.

Justamente, al juicio se incorpor el Legajo identificado como n 5915


de la Mesa Ds Carpeta Varios, titulado Enfrentamiento de fuerzas conjuntas
con elementos ocupantes de una camioneta. San Isidro. Unidad Regional
San Martn. 21/7/1976.

Dentro de este legajo, obran una serie de notas elaboradas por el


Comisario Rodrigo, que guardan relacin con ese operativo de rastrillaje.

La primera de ellas es del 21 de julio de 1976 a las 4:45 hs. de la


madrugada.
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All se indica que Fuerzas Conjuntas del rea operacional 420
realizaban un operativo denominado interceptacin en Camino a Morn y
calle Bernardo de Irigoyen, y que en ese contexto sostuvieron un
enfrentamiento con los ocupantes de un vehculo, resultando sus cuatro
ocupantes asesinados.

Ms adelante la misma nota indica que se secuestraron diversos


elementos, entre los que se encontraba la camioneta Estanciera IKA.

El segundo informe consiste en una ampliacin del parte anterior,


producido 15 minutos despus, esto es, a las 5 de la maana.

All, la Delegacin de San Martn registr la comunicacin que le


efectu un mvil presente en Camino a Morn y Bernardo de Irigoyen, de
Boulogne, que efectuaba el operativo conjunto.

Tambin se seala que como resultado del operativo murieron cuatro


personas que viajaban en una camioneta estanciera IKA, lo que nos permite
afirmar que se estn refiriendo al mismo episodio.

Recordemos, en este punto, que durante el juicio escuchamos a Sinesio


Bentez, hijo de la vctima, quien record haber visto aquella fatdica maana
un gran despliegue de unidades y personal militar, y una camioneta volcada
con cuatro personas que no lleg a distinguir si estaban muy heridas o
muertas.

El documento de la Ex DIPBA no solo dice esto; adems, se consigna, y


cito:

Por orden del Jefe militar a cargo del operativo, que se proceda de la
misma manera que se hace en esos casos de corte subversivo. Los cadveres
fueron remitidos al Cementerio de Boulogne.

Como puede advertirse, estos documentos confirman el hecho relatado


por Sinesio Bentez.

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Pero como ya explicamos, lo ms importante es que corroboran de
manera documental la produccin del operativo del 21 de julio de 1976 donde
fueron secuestrados Bentez y su esposa, y la intervencin en l del personal
del rea 420, en ese entonces a cargo del imputado Luis Sadi Pepa.

En otras palabras, nos permite confirmar que fue Luis Sadi Pepa en su
carcter de Director de la Escuela de Comunicaciones de Campo de Mayo y
Jefe del rea 420 quien orden el operativo en cuestin, design al personal
interviniente, control a las fuerzas de seguridad de la jurisdiccin y,
finalmente, dispuso el destino tanto de las personas asesinadas como de
quienes fueron secuestrados.

Por lo expuesto, debe concluirse que por las tareas que realiz desde su
posicin de Jefe del rea 420, Luis Sadi Pepa es coautor mediato penalmente
responsable de la privacin ilegtima de la libertad doblemente agravada de
Florencio Bentez Gmez.

Asociacin Ilcita.

Sres. Jueces: en este juicio tambin se acreditaron las contribuciones


que Pepa realiz en el otro hecho independiente que se le imputa, esto es, el
haber participado en la asociacin ilcita Cndor.

Al declarar, se limit a negar cualquier tipo de conocimiento sobre la


Operacin o Plan Cndor.

Sin embargo y como ya explicamos, el debate demostr que todos los


Jefes que dominaron porciones del territorio nacional conocieron su
existencia; y garantizaron su sostenimiento mediante el despliegue organizado
y permanente de mltiples actividades adicionales de coordinacin, entre las
que se encontraban la peramente disposicin a los requerimientos de Cndor,
como parte del andamiaje provisto por este marco represivo regional.

Esto es as, pues se acredit que era imprescindible que quienes


dirigan el accionar represivo en una determinada jurisdiccin, supieran de la

Pgina 1857 de 1891


existencia del marco regional, para poder entonces, as, concretar los objetivos
criminales de la asociacin.

En tal sentido y omo demostramos, los Jefes de rea, en tanto tenan


responsabilidad sobre una jurisdiccin determinada, deban tener cuanto
menos un mnimo nivel de informacin, aunque ms no fuera para las tareas
de control poblacional.

Y ya demostramos la particular incidencia de esas tareas cuando,


adicionalmente, se vea necesario activar el marco de coordinacin regional
provisto por Cndor, extremo de por s suficiente para comprobar la manera
en que tomaron parte de la asociacin ilcita.

Me remito a todo lo expuesto al describir la estructura represiva


argentina, los criterios de atribucin de responsabilidad y la situacin de los
dems imputados.

Como se demostr, Luis Sadi Pepa se desempe como Director de la


Escuela de Comunicaciones de Campo de Mayo y, en ese carcter, fue Jefe
del rea 420, dependiente de la Zona 4, controlando un territorio determinado,
el partido bonaerense de San Isidro, extremo que de manera suficiente
demuestra que tom parte de Cndor.

Prueba adicional Cndor.

Sres. Jueces: si bien lo expuesto es, reitero, suficiente para establecer su


responsabilidad, en este juicio contamos con evidencias que, adicionalmente,
ilustran la forma en que Pepa, como jefe del rea 420, se relacionaba con
Cndor.

Por ejemplo, coordinando en su marco acciones represivas con fuerzas


uruguayas.

Nos estamos refiriendo a lo ocurrido con los integrantes de los Grupos


de Accin Unificadora.

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Recordemos que, desde Junio de 1977, se produjeron tanto en nuestro
pas como en Uruguay una serie de secuestros ntimamente vinculados entre
s.

Por ejemplo, el secuestro del matrimonio uruguayo conformado por


Jos Enrique Michelena Bastarrica y Graciela Susana Gouveia Gallo el
14 de junio de 1977; y pocos das despus, el de de su connacional Martnez
Santoro.

Los tres eran integrantes del GAU y sus detenciones eran requeridas por
la dictadura uruguaya.

En el juicio se prob que Michelena Bastarrica y Gouveia Gallo


fueron llevados a la Comisara n 4 de San Isidro y permanecieron all
alojados en condiciones inhumanas de detencin dentro de calabozos
ubicados en su subsuelo, donde fueron interrogados bajo torturas.

La Comisara n4 de San Isidro, como todas las pertenecientes a este


partido, dependa operacionalmente del rea 420 que en aquel momento
diriga el aqu imputado Luis Sadi Pepa.

Ya vimos que, como Jefe de rea, Pepa ejerci un estricto control de las
dependencias policiales ubicadas en su jurisdiccin.

Por lo tanto y toda vez que en aquel momento Pepa era Jefe del rea
420, tom conocimiento de que en aquella dependencia policial permanecan
detenidos Michelena Bastarrica y Gouveia Gallo, pues estaban a su
disposicin.

Adems, hay otra circunstancia que no debe pasar desapercibida.

Se encuentra probado que ambos fueron interrogados sobre las


actividades del grupo poltico al que pertenecan y sobre sus compaeros del
GAU.

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Esta informacin interesaba particularmente a las fuerzas represivas
uruguayas, que luego de obtenida la procesaban para realizar luego, de manera
coordinada, nuevas detenciones en ambos pases.

En este proceso, se prob que el resultado de los interrogatorios a los


que fueron sometidos fue enviado a las fuerzas armadas uruguayas en el
marco de coordinacin represiva que Cndor ofreca.

Como vimos, esto surge, por un lado, del documento hallado en


dependencias de la Armada Uruguaya y remitido a este juicio mediante
exhorto, titulado Operativo Antisubversivo GAU.

En este instrumento constan los interrogatorios practicados y las


conclusiones a las que arribaron las Fuerzas.

Por otro lado, tambin surge de la sentencia dictada en la causa n


20.415/2007 lvarez Gregorio, en tanto concluy la existencia de
coordinacin represiva entre fuerzas uruguayas y argentinas en los hechos
padecidos por Michelena Bastarrica y Gouveia Gallo.

Para arribar a tal conclusin, la sentencia valor distintos elementos de


conviccin que daban cuenta de la utilizacin del andamiaje provisto por
Cndor.

Entre ellos, merece ser resaltado el testimonio de Rosa Berreix,


ciudadana uruguaya tambin miembro del GAU, detenida desde el 22 de
noviembre de 1977 en Montevideo en las dependencias del FUSNA.

Berreix explic que al ser interrogada en Montevideo por el represor


uruguayo Jorge Trcolli, ste le manifest que tena declaraciones de otros
compaeros del GAU.

As, le mostr un texto que contena los dichos de Jos Enrique


Michelena y su documento de identidad, indicndole adems que tanto
Michelena como su mujer estaban vivos todava.

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Esa sentencia dio por probada la coordinacin represiva regional que
sign lo ocurrido con Michelena Basterrica y Gouveia Gallo, al punto que en
Uruguay dos represores, Gregorio Conrado lvarez Armellino y Juan
Carlos Larcebeau Aguirregaray, fueron condenados por estos hechos.

Sres. Jueces: La acreditacin en este juicio de lo ocurrido a Michelena y


a Gouveia constituyen, as, prueba adicional de la manera en que Pepa
contribua en Cndor.

Adems, esos hechos prueban la forma en que se sucedieron la serie de


secuestros de diciembre de 1977, que afectaron a los integrantes de la
Regional Buenos Aires de los GAU.

Como ya explicamos al tratar cada uno en profundidad, a partir de


mediados de diciembre de 1977 ms de una decena de uruguayos del
GAU fueron secuestrados y trasladados al CCD COT I Martnez,
donde fueron intensamente interrogados por personal uruguayo que
operaba en nuestro pas en forma mancomunada con las fuerzas locales.

Cinco de ellos: DElia Pallares, Gallo Castro, Cabezudo Prez, Carnerio


Da Fontaura y Carolina Barrientos, luego fueron ilegalmente trasladados en
una lancha a un CCD en Uruguay.

El resto de los uruguayos fueron trasladados al CCD Pozo de Quilmes.

Como dijimos cuando retratamos lo ocurrido con las vctimas, al


momento de su alojamiento en ese CCD, el Jefe del rea 420 era Hctor
Iglesias.

Luis Sadi Pepa haba ocupado ese cargo hasta el 2 de diciembre de


1977, es decir solo das antes de que los miembros del GAU fueran llevados a
este CCD que funcionaba en su territorio.

Sin embargo, su alejamiento del cargo en nada incide respecto de su


responsabilidad en Cndor, pues se ha verificado que la actuacin coordinada
demostrada exista desde mucho antes.
Pgina 1861 de 1891
Los testimonios de Taub, Corro y Chamorro son coincidentes al
sealar la presencia de represores uruguayos en el COT I Martnez, y
ratifican as los documentos que dan cuenta de esta coordinacin.

Esto es, confirmaron la presencia de personal de las fuerzas


uruguayas operando dentro del rea 420, pues ese CCD se encontraba
ubicado dentro de su mbito territorial.

Resulta claro que estas operaciones, que implicaron el secuestro de ms


de una decena de uruguayos y su traslado al COT I Martnez, no fueron
planeadas el mismo da, pues requirieron de un trabajo de coordinacin
exhaustivo entre las fuerzas locales y extranjeras que ya estaba presente
desde antes, como vimos enel intercambio de informacin que rode el
secuestro de Gouveia Gallo y Michelena Basterrica.

Esto se torna an ms evidente si pensamos que incluso algunos de los


uruguayos secuestrados hacia fines de 1977 fueron ilegalmente trasladados a
Uruguay en una lancha; maniobra que a las claras no poda concebirse de un
da para otro.

Lo expuesto, adems de ilustrar la manera en que desde la Jefatura del


rea 420 se contribua con el marco Cndor, esos hechos demuestran cmo,
pese al cambio de las personas, el sistema de coordinacin represiva
continuaba, garantizndose de esa forma su permanente funcionamiento.

En consecuencia, del mismo modo que Pepa supo que dos uruguayos
integrantes del GAU permanecan cautivos a su disposicin en la Comisara
4ta de San Isidro, donde era violentamente interrogado para enviar la
informacin obtenida a las fuerzas uruguayas, resulta evidente que conoca el
despliegue de personal extranjero en su jurisdiccin, dentro de una unidad que
estaba bajo su mando operacional.

Sres. Jueces: en este contexto deben ser, adems, interpretadas las


visitas de militares extranjeros a la Escuela de Comunicaciones.

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Algunas de ellas quedaron incluso documentadas en el libro histrico
de la Escuela del ao 1979, donde se indica que el 5 de septiembre la
Asociacin de Agregados Militares, Navales y Aeronuticos Extranjeros
realizaron una visita de conocimiento al Instituto, y que el 25 de ese mes una
delegacin del Ejrcito de la Repblica del Uruguay haba realizado una visita
al establecimiento.

Sres. Jueces: todo lo expuesto nos permite afirmar que en este debate se
comprob que mientras fue Director de la Escuela de Comunicaciones de
Campo de Mayo, Luis Sadi Pepa tom parte de la asociacin ilcita
Cndor, contribuyendo a su sostenimiento con las tareas que desarroll
como Jefe del rea 420.

Es por eso que Luis Sadi Pepa es autor del delito de asociacin ilcita.

Mensuracin de la Pena

I. Introduccin

Sres. Jueces: A continuacin vamos a pronunciarnos sobre las pautas


que empleamos para seleccionar las penas que corresponde irrogar a cada uno
de los imputados, conforme los parmetros de apreciacin de los arts. 40 y 41
del CP.

Entendemos que estas pautas convencern al Tribunal de que la pena


que solicitaremos en cada caso es la justa y, por ende, la que corresponder
imponer a cada uno de los imputados.

I. Clase de Pena

Como vimos, los tipos penales descriptos contemplan, en forma


alternativa las penas de reclusin y prisin.

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Por supuesto, todos los magistrados pueden seleccionar cualquiera de
las penas alternativas que contemple el tipo aplicable, y determinar su monto
especfico, si stas fueran divisibles.

Pero resulta claro que esa eleccin deben hacerla dentro de los lmites
acordados por el legislador y, obviamente, cuando ste lo permite.

Lo contrario, implicara transgredir la divisin de funciones que


consagra el sistema republicano de gobierno (art. 1 C.N.) y el principio de
legalidad (art. 18 dem), el cual especifica no slo que determinado hecho es
reputado delictivo con anterioridad a su comisin, sino tambin que una pena,
y no otra, debe ser impuesta.

As, aun cuando un Tribunal la estime "justa" o "adecuada", no puede


imponer, por ejemplo, una pena divisible al autor de un homicidio agravado
por alevosa (art. 80 inc. 2 C.P.), o de reclusin temporal si el hecho fuera una
estafa (art. 172), o exclusivamente de multa si fuera un abuso sexual con
acceso carnal (art. 119).

En otras palabras, no pueden los jueces reemplazar una pena por otra, o
imponerla en montos inferiores o superiores a los legislados, toda vez que,
como ha sostenido la CSJN en Fallos 263:460:

"por amplias que sean las facultades judiciales en orden a la aplicacin


e interpretacin del derecho, el principio de la separacin de poderes,
fundamental en el sistema republicano de gobierno adoptado por la
Constitucin Nacional, no consiente a los jueces el poder de prescindir de lo
dispuesto expresamente por la ley respecto al caso, so color de su posible
injusticia o desacierto.

Justamente, los arts. 54 a 58 CP indican qu pena debe aplicarse y cul


es el monto que debe tomarse en caso de concurso de delitos.

Si el hecho es nico y existe multiplicidad de adecuacin legal, el


concurso es formal y se aplica la pena mayor (art. 54 C.P.), siguiendo el
sistema de "absorcin absoluta" de la pena mayor por la menor.

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Mas si la pluralidad se da en el plano fctico, y los hechos son
independientes y concurrentes (esto es, que no haya condena firme), el
concurso es real:

*** si estn reprimidos con una misma especie de pena, el legislador


conjuga todas las infracciones y las "acumula jurdicamente", estableciendo
slo sus lmites porque, obviamente, la pena conminada (sea cual fuere) es la
misma.

Por ejemplo, entre un hurto y un robo simple, la pena ser de prisin,


porque es la misma en los arts. 162 y 164, CP y el monto ser una escala que
ir desde un mes (en ambos arts. el mnimo es el mismo) a ocho aos, es decir,
la suma de los mximos.

En cambio, correctamente Zaffaroni seala que "los prrafos primero y


segundo del art. 56 se refieren a los casos en que se forma la pena total por
concurrencia de penas de reclusin y prisin", y resultando ambas penas
divisibles, debe aplicarse la ms grave, esto es, la reclusin.

Resulta claro que en caso de concurso material de delitos que prevean


alternativamente penas de reclusin y prisin, los jueces ya no estn
facultados a hacer la eleccin entre una pena y otro como si fuera un solo
hecho.

Los jueces ya no pueden elegir entre aplicar la pena de reclusin y la


pena de prisin.

No pueden hacerlo, simplemente, porque en esos casos, el legislador


ordena aplicar la pena ms grave: conforme los arts. 57 y 5 CP, la pena ms
grave es la de reclusin.

Cabe destacar que la interpretacin que propicio ha sido aceptada como


la correcta por la Sala III de la Excma. Cmara Nacional de Casacin Penal in
re Rdorguez Santana y otros s/rec. de casacin, c.n 1543 del 17/9/98 (Reg.
n 390/98), en cuanto sostuvo que en casos como el presente:

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...resulta de indudable aplicacin el art. 56 inc. 1 en anlisis,
conforme al cual deber aplicarse la pena privativa de la libertad ms grave
(reclusin)...

Se observa, entonces, que las penas a aplicar a cada uno de lo


inculpados debe ser, inexorablemente, la de reclusin.

No hacerlo implicara imponer una sancin diferente y de menor


gravedad a la especficamente prevista para el caso, vulnerando, los
principios republicanos de gobierno, de legalidad y de debido proceso (arts. 1
y 18 C.N).

No desconocemos que la CSJN ha sostenido en el precedente Nancy


Noem Mndez (F: 328:143) que:

la pena de reclusin debe considerarse virtualmente derogada por


la ley 24.660 de ejecucin penal, puesto que no existen diferencias en su
ejecucin con la de prisin.

Sin embargo y en primer lugar, no debemos perder de vista que en este


precedente, la Corte se pronunci sobre cmo deba realizarse el cmputo de
pena, pero no sobre su insercin legislativa dentro del art. 5 del Cdigo Penal
y dentro de los diferentes artculos contemplados en la parte especial y en las
leyes especiales.

No lo hizo, porque resulta evidente que la Corte no puede inmiscuirse


en funciones legislativas y, por ende, en forma alguna puede concluir que un
tipo de pena vigente ha dejado de existir sin una expresa ley que as lo
determine.

Adems, es claro que no puede considerarse que la pena de reclusin se


encuentre asimilada a la de prisin por la sola circunstancia de que el
legislador haya equiparado su rgimen de ejecucin, pues esa simplificacin
hipottica racional conduce no slo a desconocer, sino tambin a suprimir un
sistema integral, plasmado en el Cdigo Penal como manifestacin de la
poltica criminal de un Estado en un momento determinado.

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Sres. Jueces: todos sabemos que la interpretacin de las normas
constitucionales y legales no puede ser realizada en un estado de indiferencia
respecto del resultado.

En cuanto a la interpretacin de la ley, la propia Corte ha sealado que


no debe prescindirse de las consecuencias que derivan de cada criterio, pues
ellas constituyen uno de los ndices ms seguros para verificar su
razonabilidad y coherencia con el sistema en que est engarzada (Fallos:
324:68; 327:769, entre otros).

Consideramos que pretender reducir las diferencias entre las penas de


prisin y reclusin a la forma de su cumplimiento resulta una relativizacin
del razonamiento, que olvida la consideracin de otras consecuencias que se
derivan de la distincin de esas dos especies de penas privativas de libertad y
que, sin duda, tienen su correlato en diferentes institutos que atienden a una
misma lgica, que demuestra la coherencia del sistema penal argentino y la
supervivencia de la reclusin a travs de los aos, ms all de las
numerosas reformas que se le han introducido.

Entre los antecedentes del Cdigo Penal de 1921, el senador Rojas


sostuvo que:

"cuando no haya trabajos pblicos, trabajos del Estado, la reclusin se


confundir con la prisin... La clase de trabajo, no da a cada pena su
fisonoma propia, sus rasgos tpicos... aceptamos que la pena de reclusin es
ms severa que la de prisin; admitimos que la primera se destina a reprimir
los delitos ms graves...".

Asimismo, adhiere a los pensamientos de Herrera, en cuanto sostiene


que:

" ...No es posible confundir lo que se refiere a la esencia de la pena con


las dems circunstancias que tienen relacin con la ejecucin de stas...

La primera es de resorte exclusivo del Cdigo; la segunda puede ser


reservada para una ley especial...".

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Desde los orgenes de nuestra legislacin actual, entonces, se
diferenciaba a la prisin de la reclusin.

Y ello no obedece exclusivamente a la forma de cumplimiento de cada


una.

La reclusin siempre fue considerada ms grave, lo cual no slo se


desprende de los antecedentes parlamentarios sino tambin de lo que,
finalmente, fueron las previsiones de los artculos 5 y 57 del Cdigo Penal e,
indirectamente -como consecuencias derivadas de una distincin que trasunta
la ejecucin- las disposiciones de los artculos 10, 13, 26, 44 y 46.

Al ser considerada ms grave, se hicieron distinciones en los artculos


mencionados.

Por ejemplo, no procede la condenacin condicional, art. 26 CP, en caso


de pena de reclusin.

Es claro que la aplicacin de este instituto supone la determinacin


judicial de la pena a travs de la sentencia, en la que se ha considerado que la
gravedad del hecho impide dejar la ejecucin en suspenso.

El art. 13, por su parte, prev distintos trminos de cumplimiento de la


pena para obtener la libertad condicional.

Y los arts. 44 y 46 prevn escalas diferentes para establecer la escala de


la tentativa y de la participacin secundaria en caso de que la pena conminada
sea de reclusin o prisin perpetua.

Todas estas previsiones mantienen su vigencia y son de aplicacin de


todos los das.

Esa metodologa se ve corroborada, a su vez, por la circunstancia de que


no existen delitos culposos sancionados con reclusin, a lo que debe sumarse
que slo los delitos ms graves de cada captulo de la parte especial la tienen
prevista y, excepto el art. 258bis CP, slo en forma alternativa.
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Debe tenerse en cuenta que es doctrina constante de la CSJN que la
primera regla de hermenutica legal consiste en dar pleno efecto a la intencin
del legislador de quien no se presupone inconsecuencia o imprevisin.

Por esto, su propsito no debe ser obviado por los jueces, so pretexto de
posibles imperfecciones tcnicas en la instrumentacin legal, evitando realizar
interpretaciones que pongan en pugna sus disposiciones destruyendo las unas
por las otras, y adoptando como verdadero el valor que las concilie y deje a
todos con valor y efecto (Fallos: 308: 1745; 310: 149; 312: 1283; 320: 1962;
entre otros).

Podemos afirmar as que la voluntad legislativa no ha cambiado, y


afirmar tambin que no puede considerarse que la ley 24.660 haya derogado
virtualmente la pena de reclusin aunque no existan diferencias en su
ejecucin con la pena de prisin, ya que ha habido numerosas reformas
acontecidas con posterioridad a esa norma que la siguen preceptuando dentro
del catlogo de sanciones aplicables, tales como:

*** las leyes 25.087, 25.188, 25.601, 25.742, 25.816, 25.825, 25.882,
25.886, 25.890, 25.893, 25.928, 26791, 26842 y resolucin 428/2013 del
Ministerio de Seguridad.

Si el propio legislador la sigue incluyen en reformas posteriores,


decididamente debe concluirse en ningn momento quiso derogarla.

Es por eso que la pena a aplicar deber ser la de reclusin.

Esto es as an en los casos en que slo se verific responsabilidad en el


delito de asociacin ilcita, dada la gravedad que, como vimos, tuvo en el
marco de la masacre original

II. Pautas de Mensuracin

Ahora bien, sobre el monto de la pena que le corresponde a los


imputados, adelantaremos nuestra opinin.

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A cada uno le corresponde el mximo de la escala de pena aplicable.

Debemos aclarar en este punto que en los casos de Riveros, Bignone,


Lobaiza, Feroglio, Cordero Piacentini y Furci, a pesar de que esa sumatoria
excede los 25 aos, no requeriremos en sus casos un monto de pena mayor,
nicamente, porque los arts. 55 y 56 CP nos marcan ese monto como
lmite mximo, conforme el modo en que estaban redactados en esa
poca.

Adems, en la mayora de los casos debe imponerse tambin la pena de


inhabilitacin especial por el doble de tiempo, y, respecto del imputado Furci,
la de inhabilitacin absoluta y perpetua, dadas las previsiones tpicas
contenidas en los delitos aplicables.

Sentado esto, pasaremos a explicar ahora por qu entendemos que este


Tribunal debe aplicar los mximos en cada caso.

De acuerdo a las pautas de mensuracin de los arts. 40 y 41 del CP, a


fin de establecer la pena a aplicar deben tenerse en cuenta, por un lado, la
naturaleza de la accin y de los medios empleados para ejecutarla y la
extensin del dao o del peligro causado.

Por otro lado, la edad, la educacin, las costumbres y la conducta


precedente del sujeto, la calidad de los motivos que lo determinaron a
delinquir, especialmente la miseria o la dificultad de ganarse el sustento
propio necesario y el de los suyos.

Tambin, la participacin que haya tomado en el hecho, las


reincidencias en que hubiera incurrido y los dems antecedentes y condiciones
personales, as como los vnculos personales, la calidad de las personas y las
circunstancias de tiempo, lugar, modo y ocasin que demuestren su mayor o
menor peligrosidad.

Nos referiremos, en primer lugar, a estas ltimas circunstancias, es decir


a las condiciones personales de los imputados.

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Es importante recordar que esta referencia, que hace el 2 inciso del
artculo 41 del CP a este tipo de circunstancias, apunta a reconstruir el margen
de autodeterminacin que tuvo el imputado al momento de dirigir sus acciones
hacia la ejecucin de un hecho delictivo.

Es decir, para graduar la pena a aplicar, toma en cuenta la menor o


mayor posibilidad que haya tenido el imputado de obrar de un modo distinto
al que lo hizo.

Sobre este punto, a lo largo de nuestra exposicin hemos ido


describiendo los antecedentes personales y profesionales de los imputados.

De esos antecedentes surge con claridad que todos vivan una vida de
privilegio para el contexto de la poca.

Todos ellos haban recibido una de las mejores educaciones que nuestro
pas brindaba en ese momento.

Muchos recibieron, adems, formacin en el exterior.

Gracias a los ingresos que perciban como oficiales de las fuerzas


armadas o los servicios de inteligencia, podan disfrutar de una vida sin
sobresaltos econmicos.

Por otra parte, tambin debe tomarse en consideracin que, a excepcin


del imputado Furci, se trata en todos los casos de oficiales superiores que
ostentaban los grados ms altos de sus fuerzas, tanto en la Argentina como en
el Uruguay.

Mayores, Tenientes Coroneles, Coroneles, Generales, Contraalmirantes.

Todos ellos, tenan personal a su cargo y estaban facultados para emitir


rdenes.

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No debe perderse de vista que ser, por ejemplo, jefe de un regimiento o
de un batalln, implica ser responsable por el trabajo de cientos de personas y
de la custodia de material sumamente valioso.

A estas personas se les confiaron esos cargos porque pasaron una buena
parte de sus vidas preparndose para ello.

Nada ni nadie los oblig a estar all donde estaban; o a hacer lo que
hicieron.

Tuvieron siempre a su disposicin mltiples opciones para


comportarse de un modo distinto al que lo hicieron.

Sres. Jueces: no hay dudas, nada hay en sus biografas que permita
atenuar el reproche que debe hacerse por los hechos que cometieron.

Por el contrario, todos los elementos demuestran que obraron con el


mximo grado de culpabilidad posible; y que el reproche que se formule debe
ser acorde a ese grado de culpabilidad, es decir, el ms severo posible.

Respecto de los medios utilizados para cometer los hechos por los
cuales los acusamos, debe tenerse en cuenta que las acciones realizadas por
los imputados formaron parte de un plan de persecucin, orquestado por
quienes usurparon el poder estatal y utilizaron, para ponerlo en prctica, todos
sus recursos.

Esto signific que los imputados

* tuvieron a su disposicin y bajo su dominio, el armamento, los


recursos humanos y toda la logstica de las fuerzas armadas de un pas;

* contaban adems con toda la estructura de inteligencia estatal para


obtener la informacin necesaria para ejecutar sus objetivos;

* pudieron disponer, adems, de la estructura edilicia del Estado para


mantener a sus vctimas cautivas, de manera tal de extender todo lo que fuera
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necesario las sesiones de interrogatorios bajo tormentos y poder decidir con
precisin el destino final de las vctimas.

Por otra parte, en cuanto a la naturaleza de las acciones llevadas delante


por los imputados, debe tenerse en cuenta que, como ya adelantamos al
referirnos a la calificacin que deba otorgarse a los secuestros y
desapariciones por los cuales acusamos a la mayora de los imputados, slo
los lmites que marca el principio de legalidad nos llevaron a considerar
aplicable el delito de privacin ilegtima de libertad doblemente o triplemente
agravada.

Pero como tambin explicamos, ese tipo penal no logra capturar la real
gravedad de esos hechos.

Ya explicamos lo que significan esos hechos, entonces y ahora, para


cada una de las vctimas, para cada uno de sus familiares y allegados y para el
conjunto de la sociedad.

Asimismo, tampoco puede perderse de vista, que los hechos por los
cuales estamos formulando acusacin, constituyen, adems, delitos de lesa
humanidad, y como tales, no slo afectaron los derechos de las personas
particularmente afectadas, sino que, por haberse ejecutado en el marco de un
plan estatal de represin ilegal, la lesin se extendi a toda la humanidad.

Es, por otra parte, esta especial caracterstica que exhiben los hechos
por los cuales estamos formulado acusacin, que en estos casos, adems de la
retribucin por el mal causado, la pena tiene sentido de prevencin general
positiva pues, siguiendo a Hassemer, pretende especialmente la afirmacin
pblica y el aseguramiento de normas fundamentales, en una sociedad regida
por un derecho penal y un derecho procesal penal, orientados a valores como
una necesaria ltima ratio de control social y afirmacin normativa.

Respecto de la extensin del dao causado por las acciones realizadas


por los imputados, en cada uno de los tipos penales aplicables, el dao al bien
jurdico protegido fue el mximo imaginable.

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En el caso del delito de asociacin ilcita, es difcil imaginar una
asociacin destinada a cometer delitos que pueda lesionar ms el orden
pblico que una de las caractersticas de Cndor.

Una asociacin formada por quienes detentaban ilegalmente el poder en


nuestro pas, junto con otras personas que se encontraban en idntica situacin
en otros pases, con el objetivo de que ni siquiera las fronteras nacionales
resultaran un impedimento para la consecucin de sus designios criminales.

Una asociacin criminal regional que, adems, aument el podero y el


peligro de las estructuras locales.

Qu decir seores jueces, respecto del delito de tormentos.

Es difcil pensar que esta prctica, de por s aberrante, pueda ser ms


lesiva de la libertad personal y la integridad fsica, que cuando es administrada
de modo indiscriminado y sistemtico, a personas ilegtimamente privadas de
su libertad en un centro clandestino de detencin, creado especficamente a tal
fin.

Finalmente, debemos referirnos al delito de privacin ilegtima de la


libertad.

Para hacerlo, debemos preguntarnos qu mayor dao se puede ocasionar


a la libertad de una persona, que cuando esa persona es secuestrada
clandestinamente por las fuerzas creadas por su propio Estado para
protegerla?

Qu tanto ms se puede daar a la libertad que cuando el mismo


Estado que la secuestr, niega, luego, tener conocimiento sobre su paradero?

Seores jueces, cunto ms dao puede causarse a la libertad, que


cuando se la suprime de manera definitiva?

La gravedad de estos hechos, Sres. Jueces es inconmensurable.

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Es que el dao persiste.

El dao se sigue generando an hoy,

* a todos los familiares y amigos que los buscaron incansablemente, sin


recibir respuestas, y que los buscan an hoy, sin siquiera saber en qu pas
pueden estar;

* a todo los nios que crecieron sin madre y sin padre, a las madres que
continan buscando a sus hijos, a las abuelas y abuelos que siguen buscando a
sus nietos,

* a todos nosotros, que no podremos sentirnos realmente parte de una


comunidad hasta que sepamos qu pas con ellos.

Es por estas razones que, como ya adelantamos, entendemos que debe


aplicarse, respecto de todos los imputados, la pena mxima admitida en la
escala penal que resulte de cada uno de los concursos de delitos por los cuales
fueron acusados.

PETITORIO:

I. Se ABSUELVA a EDUARDO SAMUEL DE LO, de las dems


condiciones personales conocidas en esta audiencia, en relacin al delito de
privacin ilegtima de la libertad que damnific a Julio Csar DEla
Pallares por el que fuera elevado a juicio a su respecto, SIN COSTAS.

II. Se ABSUELVA a CARLOS HORACIO TRAGANT, de las


dems condiciones personales conocidas en esta audiencia, en relacin al
delito de privacin ilegtima de la libertad que damnific a Juan Humberto
Hernndez Zaspe, que fuera elevado a juicio a su respecto, SIN COSTAS.

III. Se ABSUELVA a JORGE FELIPE ALESPEITI, de las dems


condiciones personales conocidas en esta audiencia, en relacin al delito de
privacin ilegtima de la libertad que damnific a Mara Claudia Garca
Iruretagoyena que fuera elevado a juicio a su respecto, SIN COSTAS.
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IV. Se ABSUELVA a FEDERICO ANTONIO MINICUCCI, de las
dems condiciones personales conocidas en esta audiencia, en relacin al
delito de privacin ilegtima de la libertad que damnific a Ral Edgardo
Borelli Catneo que fuera elevado a juicio a su respecto, SIN COSTAS.

V. Se ABSUELVA a LUIS SADI PEPA, de las dems condiciones


personales conocidas en esta audiencia, en relacin al delito de privacin
ilegtima de la libertad que damnific a Lourdes Hobbas Bellusci que fuera
elevado a juicio a su respecto, SIN COSTAS.

VI. Se ABSUELVA a JUAN AVELINO RODRGUEZ, de las dems


condiciones personales conocidas en esta audiencia, en relacin al delito de
asociacin ilcita as como tambin en relacin al delito de privacin ilegtima
de la libertad que damnific a Luis Alejandro Espinoza Gonzlez, que
fueran elevados a juicio a su respecto, SIN COSTAS.

VII. Se ABSUELVA a SANTIAGO OMAR RIVEROS, de las dems


condiciones personales conocidas en esta audiencia, en relacin al delito de
privacin ilegtima de la libertad que damnific a Mara Rosa Silveira
Gramont, Jos Luis Urtasn Terra, Flix Manuel Bentn Maidana,
Lourdes Hobbas Bellusci y Edgardo Enrquez Espinoza que fueron
elevados a juicio a su respecto, SIN COSTAS.

VIII. Se ABSUELVA a REYNALDO BENITO BIGNONE, de las


dems condiciones personales conocidas en esta audiencia, en relacin al
delito de privacin ilegtima de la libertad que damnific a Lourdes Hobbas
Bellusci y Luis Arnaldo Zaragoza Olivares que fueron elevados a juicio a su
respecto, SIN COSTAS.

IX. Se CONDENE a SANTIAGO OMAR RIVEROS a la pena de 25


aos de reclusin e inhabilitacin especial para ejercer cargos pblicos
por el doble de tiempo de la condena, accesorias legales y costas, por
considerarlo AUTOR del delito de asociacin ilcita, que concurre
materialmente con el delito de privacin ilegtima de la libertad doblemente
agravada por haber sido cometida por funcionario pbico en abuso de sus
funciones y sin las formalidades prescriptas por la ley y por haber sido

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ejecutada con violencia y amenazas, en calidad de CO AUTOR MEDIATO,
reiterado en 21 oportunidades, en perjuicio de:

1. Julio Csar DEla Pallares,

2. Florencio Bentez Gmez,

3. Oscar Eladio Medina Ledesma,

4. Modesto Humberto Machado,

5. Alfredo Fernando Bosco Muoz,

6. Ada Margaret Burgueo Pereyra,

7. Luis Arnaldo Zaragoza Olivares,

8. Walner Ademir Bentancour Garn,

9. Flix Antonio Rodrguez Liberto,

10. Susana Elena Ossola,

11. Oscar Julin Urra Ferrarese,

12. Nstor Rodas,

13. Ary Hctor Severo Barreto,

14. Washington Fernando Hernndez Hobbas,

15. Elena Paulina Lerena Costa,

16. Rafael Antonio Ferrada,

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17. Beatrz Lourdes Hernndez Hobbas,

18. Jorge Roberto Zaffaroni Castilla,

19. Mara Emilia Islas Gatti,

20. Ileana Sara Garca Ramos y

21. Ary Cabrera Prates. (arts. 5, 12, 19, 20, 29 inc. 3, 40, 41, 45, 48,
55, 56, 142 inc. 1 segn ley 20.642, 144 bis inc. 1 y ltimo prrafo segn ley
14.616 y art. 210 segn ley 20.642 del C.P.)

X. Se CONDENE a ANTONIO VAEK a la pena de 16 aos de


reclusin e inhabilitacin especial para ejercer cargos pblicos por el
doble del tiempo de la condena, accesorias legales y costas, por
considerarlo AUTOR del delito de asociacin ilcita, que concurre
materialmente con el delito de privacin ilegtima de la libertad doblemente
agravada por haber sido cometida por funcionario pbico en abuso de sus
funciones y sin las formalidades prescriptas por la ley y por haber sido
ejecutada con violencia y amenazas, en calidad de CO AUTOR MEDIATO,
en perjuicio de Gustavo Edison Inzaurralde. (conforme los arts. del CP
citados)

XI. Se CONDENE a EUGENIO GUAABENS PERELL a la


pena de 16 aos de reclusin e inhabilitacin especial para ejercer cargos
pblicos por el doble del tiempo de la condena, accesorias legales y costas,
por considerarlo AUTOR del delito de asociacin ilcita, que concurre
materialmente con el delito de privacin ilegtima de la libertad doblemente
agravada por haber sido cometida por funcionario pbico en abuso de sus
funciones y sin las formalidades prescriptas por la ley y por haber sido
ejecutada con violencia y amenazas, en calidad de CO AUTOR MEDIATO en
perjuicio de Juan Alberto Filrtiga Martnez. (de conformidad con los del
C.P. citados)

XII. Se CONDENE a REYNALDO BENITO BIGNONE a la pena de


25 aos de reclusin e inhabilitacin especial para ejercer cargos pblicos

Pgina 1878 de 1891


por el doble del tiempo de la condena, accesorias legales y costas, por
considerarlo AUTOR del delito de asociacin ilcita, que concurre
materialmente con el delito de privacin ilegtima de la libertad doblemente
agravada por haber sido cometida por funcionario pbico en abuso de sus
funciones y sin las formalidades prescriptas por la ley y por haber sido
ejecutada con violencia y amenazas, en calidad de CO AUTOR MEDIATO,
reiterado en 4 oportunidades, en perjuicio de Beatriz Lourdes Hernndez
Hobbas, Washington Fernando Hernndez Hobbas, Ada Margaret Burgueo
Pereyra y Walner Ademir Bentancour Garn. (de acuerdo a los arts. citados)

XIII. Se CONDENE a ENRIQUE BRAULIO OLEA a la pena de 22


aos de reclusin e inhabilitacin especial para ejercer cargos pblicos
por el doble del tiempo de la condena, accesorias legales y costas, por
considerarlo AUTOR del delito de asociacin ilcita, que concurre
materialmente con el delito de privacin ilegtima de la libertad doblemente
agravada, por haber sido cometida por funcionario pbico en abuso de sus
funciones y sin las formalidades prescriptas por la ley; y por haber sido
ejecutada con violencia y amenazas, en calidad de CO AUTOR MEDIATO,
reiterado en 2 oportunidades, en perjuicio de Carmen Anglica Delard
Cabezas y Jos Luis Appel De La Cruz. (siempre de acuerdo con los arts.
citados)

XIV. Se CONDENE a LUIS SADI PEPA a la pena de 16 aos de


reclusin e inhabilitacin especial para ejercer cargos pblicos por el
doble del tiempo de la condena, accesorias legales y costas, por
considerarlo AUTOR del delito de asociacin ilcita, que concurre
materialmente con el delito de privacin ilegtima de la libertad doblemente
agravada por haber sido cometida por funcionario pbico en abuso de sus
funciones y sin las formalidades prescriptas por la ley y por haber sido
ejecutada con violencia y amenazas, en calidad de CO AUTOR MEDIATO en
perjuicio de Florencio Bentez Gmez. (dem)

XV. Se CONDENE a RODOLFO EMILIO FEROGLIO a la pena de


25 aos de reclusin e inhabilitacin especial para ejercer cargos pblicos
por el doble del tiempo de la condena, accesorias legales y costas, por
considerarlo AUTOR del delito de asociacin ilcita, que concurre
materialmente con el delito de privacin ilegtima de la libertad doblemente
Pgina 1879 de 1891
agravada por haber sido cometida por funcionario pbico en abuso de sus
funciones y sin las formalidades prescriptas por la ley, y por haber sido
ejecutada con violencia y amenazas, en calidad de CO AUTOR MEDIATO,
reiterado 4 en oportunidades, en perjuicio de Rafael Antonio Ferrada, Oscar
Eladio Medina Ledesma, Ary Cabrera Prates y Jos Hugo Mndez Donado.
(dem)

XVI. Se CONDENE a CARLOS HUMBERTO CAGGIANO


TEDESCO a la pena de 16 aos de reclusin e inhabilitacin especial para
ejercer cargos pblicos por el doble del tiempo de la condena, accesorias
legales y costas, por considerarlo AUTOR del delito de asociacin ilcita que
concurre materialmente con el delito de privacin ilegtima de la libertad
doblemente agravada por haber sido cometida por funcionario pbico en
abuso de sus funciones y sin las formalidades prescriptas por la ley y por
haber sido ejecutada con violencia y amenazas, en calidad de CO AUTOR
MEDIATO, en perjuicio de Cstulo Vera Bez. (dem)

XVII. Se CONDENE a EDUARDO SAMUEL DE LO, a la pena de


16 aos de reclusin e inhabilitacin especial para ejercer cargos pblicos
por el doble del tiempo de la condena, accesorias legales y costas, por
considerarlo AUTOR del delito de asociacin ilcita, que concurre
materialmente con el delito de privacin ilegtima de la libertad doblemente
agravada por haber sido cometida por funcionario pblico en abuso de sus
funciones y sin las formalidades prescriptas por la ley y por haber sido
ejecutada con violencia y/o amenazas, en calidad de CO AUTOR MEDIATO,
en perjuicio de Ary Hctor Severo Barreto (dem)

XVIII. Se CONDENE a BERNARDO JOS MENNDEZ a la pena


de 16 aos de reclusin e inhabilitacin especial para ejercer cargos
pblicos por el doble del tiempo de la condena, accesorias legales y costas,
por considerarlo AUTOR del delito de asociacin ilcita que concurre
materialmente con el delito de privacin ilegtima de la libertad doblemente
agravada por haber sido cometida por funcionario pbico en abuso de sus
funciones y sin las formalidades prescriptas por la ley y por haber sido
ejecutada con violencia y amenazas, en calidad de CO AUTOR MEDIATO,
en perjuicio de Cristina Magdalena Carreo Araya. (dem)

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XIX. Se CONDENE a HUMBERTO JOS ROMN LOBAIZA a la
pena de 25 aos de reclusin e inhabilitacin especial para ejercer cargos
pblicos por el doble del tiempo de la condena, accesorias legales y costas,
por considerarlo AUTOR del delito de asociacin ilcita que concurre
materialmente con el delito de privacin ilegtima de la libertad doblemente
agravada por haber sido cometida por funcionario pbico en abuso de sus
funciones y sin las formalidades prescriptas por la ley y por haber sido
ejecutada con violencia y amenazas, en calidad de CO AUTOR MEDIATO,
reiterado en 3 oportunidades, en perjuicio de Mara Claudia Garca
Iruretagoyena, Mara Cecilia Magnet Ferrero y Mary Norma Luppi Mazzone.
(dem)

XX. Se CONDENE a FELIPE JORGE ALESPEITI a la pena de 16


aos de reclusin e inhabilitacin especial por el doble del tiempo de la
condena, accesorias legales y costas, por considerarlo AUTOR del delito de
asociacin ilcita que concurre materialmente con el delito de privacin
ilegtima de la libertad doblemente agravada por haber sido cometida por
funcionario pbico en abuso de sus funciones y sin las formalidades
prescriptas por la ley y por haber sido ejecutada con violencia y amenazas, en
calidad de CO AUTOR MEDIATO, en perjuicio de Mara Cecilia Magnet
Ferrero. (dem)

XXI. Se CONDENE a NESTOR HORACIO FALCN a la pena de


16 aos de reclusin e inhabilitacin especial para ejercer cargos pblicos
por el doble del tiempo de la condena, accesorias legales y costas, por
considerarlo AUTOR del delito de asociacin ilcita que concurre
materialmente con el delito de privacin ilegtima de la libertad doblemente
agravada por haber sido cometida por funcionario pbico en abuso de sus
funciones y sin las formalidades prescriptas por la ley y por haber sido
ejecutada con violencia y amenazas, en calidad de CO AUTOR MEDIATO,
en perjuicio de Elba Luca Gndara Castromn. (dem)

XXII. Se CONDENE a CARLOS HORACIO TRAGANT a la pena


de 10 aos de reclusin, accesorias legales y costas, por considerarlo
AUTOR penalmente responsable del delito de asociacin ilcita (arts. 5, 12,
19, 29 inc. 3, 40, 41, 45, 48, 55, 56 y art. 210 segn ley 20.642 del C.P.)

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XXIII. Se CONDENE a FEDERICO ANTONIO MINICUCCI a la
pena de 10 aos de reclusin, accesorias legales y costas, por considerarlo
AUTOR penalmente responsable del delito de asociacin ilcita (de
conformidad con los artculos recin citados).

XXIV. Se CONDENE a MANUEL JUAN CORDERO


PIACENTINI a la pena de 25 aos de reclusin, accesorias legales y costas,
por resultar PARTCIPE NECESARIO penalmente responsable de las
privaciones ilegtimas de la libertad agravadas por haber sido cometidas
por funcionario pbico en abuso de sus funciones y sin las formalidades
prescriptas por la ley, reiterado en 11 oportunidades, en perjuicio de:

1. Washington Cram Gonzlez,

2. Alberto Cecilio Mechoso Mndez,

3. Len Gualberto Duarte Lujn,

4. Rubn Prieto Gonzlez,

5. Ary Cabrera Prates,

6. Adalberto Soba Fernndez,

7. Jos Hugo Mndez Donado,

8. Francisco Edgardo Candia Correa,

9. Mara Emilia Islas Gatti,

10. Jorge Roberto Zaffaroni Castilla y

11. Mara Claudia Garca Iruretagoyena.

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(arts. 5, 12, 19, 29 inc. 3, 40, 41, 45, 48, 55, 56, 144 bis inc. 1 segn
ley 14.616 del C.P.)

XXV. Se CONDENE a MIGUEL NGEL FURCI a la pena de 25


aos de reclusin e inhabilitacin absoluta y perpetua, accesorias legales y
costas, por considerarlo CO AUTOR penalmente responsable del delito de
privacin ilegtima de la libertad doblemente agravada, por haber sido
cometida por funcionario pbico en abuso de sus funciones y sin las
formalidades prescriptas por la ley, por haber sido ejecutada con violencia y
amenazas, reiterado en 60 oportunidades; triplemente agravada, en virtud
de que adems de lo anterior, se prolongaron durante ms de un mes,
reiterado en 7 oportunidades, todos ellos que concurren materialmente entre
s y adems con el delito de imposicin de tormentos, reiterado en 123
oportunidades, 67 hechos en virtud de las condiciones inhumanas de
detencin a las que fueron sometidos y 56 hechos en virtud de la imposicin
de mtodos especficos de tortura, en perjuicio de:

1. Orlinda Brenda Falero Ferrari,

2. Jos Luis Muoz Barbachn,

3. Gerardo Francisco Gatti Antua,

4. Mara del Pilar Nores Montednico,

5. Washington Prez Rossini,

6. Jorge Washington Prez,

7. Julio Csar Rodrguez Rodrguez,

8. Jorge Ral Gonzlez Cardozo,

9. Elizabeth Prez Lutz,

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10. Mara del Carmen Martnez Addiego,

11. Mnica Solio,

12. Cecilia Irene Gayoso,

13. Enrique Rodrguez Larreta Martnez,

14. Raquel Nogueira Paullier,

15. Enrique Rodrguez Larreta Piera,

16. Ral Altuna Facal,

17. Mara Margarita Michelini Delle Piane,

18. Sergio Lpez Burgos,

19. Eduardo Dean Bermdez,

20. Ana Ins Quadros,

21. Asil Maceiro,

22. Sara Rita Mndez,

23. Laura Anzalone,

24. Jos Flix Daz,

25. Mara Elba Rama Molla,

26. Alicia Raquel Cadenas Ravela,

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27. Ana Mara Salvo Snchez,

28. Ariel Rogelio Soto Loureiro,

29. Edelweiss Zahn Freire,

30. Vctor Hugo Lubin Pelez,

31. Marta Petrides,

32. Gastn Zina Figueredo,

33. Marcelo Ariel Gelman,

34. Nora Eva Gelman,

35. Luis Edgardo Peredo,

36. Mara Elena Laguna,

37. Victoria Grisonas,

38. Beatriz Victoria Barboza,

39. Francisco Javier Peralta,

40. lvaro Nores Montednico,

41. Patricio Antonio Biedma,

42. Jess Cejas Arias,

43. Crescencio Nicomedes Galaena Hernndez,

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44. Graciela Rutila Artes,

45. Efran Fernando Villa Isola,

46. Marta Bianchi,

47. Luis Brandoni,

48. Mara del Carmen Otonello,

49. Carlos Hiber Santucho,

50. Manuela Santucho,

51. Cristina Silvia Navaja,

52. Nstor Adolfo Rovegno,

53. Carolina Sara Segal,

54. Guillermo Daniel Binstock,

55. Jos Luis Bertazzo,

56. Ubaldo Gonzlez,

57. Raquel Mazer,

58. Dardo Albeano Zelarayn,

59. Ricardo Alberto Gay,

60. Gustavo Gay,

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61. Ana Mara del Carmen Prez,

62. Graciela Elsa Vergara,

63. Luis Alberto Morales,

64. Nidia Beatriz Saenz,

65. Jos Ramn Morales,

66. Jos Ramn Morales (hijo), y

67. Graciela Luisa Vidaillac.

(arts. 5, 12, 19, 29 inc. 3, 40, 41, 45, 48, 55, 56, 142 inc. 1 y 5 segn
ley 20.642, 144 bis inc. 1 y ltimo prrafo y 144 ter ambos segn ley 14.616
del C.P.)

XXVI. Reiteramos nuestras peticiones en cuanto a que se extraigan


testimonios de las piezas procesales pertinentes, en relacin a los hechos
referidos a continuacin, a fin de que se investigue la posible comisin de
delitos:

1. Se extraigan testimonios a fin de investigar el eventual auxilio que


personal de la ex SIDE habra prestado a Miguel ngel Furci para eludir la
accin de la justicia, al momento en el que se lo investigara por la apropiacin
de Mariana Zaffaroni.

2. Atento a que en este juicio se ha podido establecer la eventual


participacin de otras personas en el marco de los hechos investigados, como
ser los ya nombrados Calcagno, Montenegro, Stada, Berret y Finnen, y de la
existencia de otros hechos que comprometen a vctimas que permanecieron
alojadas en condiciones inhumanas de vida en Automotores Orletti y/o fueron
vctimas de la asociacin ilcita Cndor; solicito se remitan copias de las actas
de debate y de la sentencia que se dicte, a los juzgados de instruccin que
originalmente intervinieron en este proceso, para que investiguen los otros
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hechos y dems personas involucradas en ellos, destacndose, asimismo la
conveniencia de que se unifiquen esas investigaciones.

3. Se extraigan testimonios de las piezas procesales pertinentes y se las


remita a conocimiento del Sr. Juez a cargo del Juzgado de Primera Instancia
en lo Criminal y Correccional Federal que estime corresponder para que
investigue las privaciones ilegtimas de la libertad de:

4. Se extraigan testimonios y sean remitidos a la Justicia Federal de la


Ciudad de Mendoza para que se investigue el rol que cumpli Juan Avelino
Rodrguez en la denominada LCS, dentro del mbito de ls provincia de
Mendoza.

5. Se extraigan testimonios y se remitan a la Cmara Federal de


Apelaciones de Mendoza, con jurisdiccin en la Provincia de San Juan, para
que se investigue el rol que cumpli Carlos Horacio Tragant en la intervencin
provincial en San Juan a partir del 24 de marzo de 1976.

XXVII. Finalmente, solicitamos que una vez firme la sentencia a


dictarse en el marco de este debate, se corra vista a las partes a fin de que
eventualmente nos expidamos respecto de lo previsto en el art. 58 del Cdigo
Penal de la Nacin.

Por ltimo, mantenemos las reservas de recurrir en Casacin y de caso


federal planteadas a lo largo de este debate.

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Y tambin, hago ahora reserva de Casacin y del Caso Federal en el
supuesto de que el Tribunal, no coincidiendo con la opinin del Ministerio
Pblico Fiscal, imponga una pena ms leve, esto es, la pena de prisin, en
lugar de la que debe aplicar: la de reclusin; por cuanto esto implicara,
reitero, la vulneracin del principio republicano de gobierno y el principio de
legalidad.

Es por eso que hago las reservas pertinentes.

Eplogo.

Sres. Jueces: al iniciar este alegato, hace ms de tres meses, citamos las
palabras de prceres, de victimarios y de vctimas.

Entre stas ltimas, las palabras de John Fucks, sobreviniente del


holocausto judo, quien segua contando su historia para que hechos como los
por l sufridos no se repitieran.

Cada uno de los testigos de este juicio nos revel no slo lo que
supieron, sino lo que padecieron.

Cada vez que nos retiramos, algunos de los familiares de los


desaparecidos continan preguntndonos si tenemos alguna novedad sobre sus
destinos.

Muy pocas respuestas les podemos dar.

Otros familiares, simplemente, nos escriben.

Tal es el caso Mariana Magnet Ferrero, hermana de Cecilia y cuada de


Tamburini.

Das atrs nos escribi esto:

Es difcil poner en palabras tantos sentimientos que afloran

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Muchas veces me he preguntado, a lo largo de estos 39 aos, si sera
capaz de asumir la verdad, si acaso sta finalmente asoma, como resultado
del juicio llevado a cabo. Hemos porfiado como familia, unos con mayor
fuerza que otros, por saber esa verdad y porque se haga la anhelada justicia.

Por una parte, se impone racionalmente, la necesidad de conocer la


verdad de lo ocurrido con mi querida hermana y cuado.

Y por otra parte, es tanto el dolor de resucitar las pesadillas de lo que


durante aos he elucubrado, acerca de cmo realmente terminaron sus das,
que no s, a estas alturas, si quiero saberlo.

Tal vez conocer la verdad me permita terminar esas pesadillas

La justicia tiene que imponerse como un NUNCA MAS, para que no


haya ms vidas segadas tan cruelmente y para que otros no vivan lo que
nosotros hemos vivido.

He vivido un largo proceso, que imagino muchos otros familiares


tambin habrn realizado, en que recin hace muy poco tiempo, me ha
permitido soltar en alguna medida y dejar ir a mi hermana, manteniendo
siempre vivo, como un precioso tesoro, su presencia en m

Sres. Jueces: nosotros hemos escuchado lo que las vctimas, los


sobrevivientes y sus allegados nos han contado.

Nos han manifestado entonces su sufrimiento; nos han manifestado lo


que conocieron, nos han pedido explicaciones y nosotros, en la medida de lo
posible, tratamos de drselas. El ministerio pblico desde este lugar, las
querellas desde el suyo y, en su momento, el Tribunal al momento de dictar
sentencia.

Decimos que nos hablaron del dolor que sufrieron en carne propia y por
el que estiman sufrieron sus familiares, sus allegados y sus conocidos, que no
estn.

Pgina 1890 de 1891


No estn porque el Estado ocult su destino y porque el Estado los hizo
desaparecer.

Los estados totalitarios se limitan a hacer desaparecer a sus enemigos en


el silencio del anonimato.

El dominio totalitario procur formar aquellas bolsas de olvido, en cuyo


interior desaparecan todos los hechos.

Como dijo Hannah Arendt en Eichmman en Jerusaln:

Las bolsas de olvido no existen. Ninguna obra humana es perfecta, y,


por otra parte, hay en el mundo demasiada gente para que el olvido sea
posible. Siempre quedar un hombre vivo para contar la historia.

Sres. Jueces: En este juicio, muchos hombres vivos contaron la historia.

Y lo que esperan ahora, es la decisin de la justicia.

Nada ms.

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