Estrategias Educativas Insercion Productiva
Estrategias Educativas Insercion Productiva
Estrategias Educativas Insercion Productiva
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
Primer parte
EDUCACIÓN BÁSICA AMPLIADA PARA TODOS.
POLÍTICAS Y ESTRATEGIAS
Educación básica ampliada para todos. Problemas y asuntos pendientes.
Maria de Ibarrola
Tercera parte
LAS ORGANIZACIONES DE LA SOCIEDAD CIVIL EN LA
CONSTRUCCIÓN DEL ESPACIO PÚBLICO:
ESTRATEGIAS EN EDUCACIÓN Y FORMACIÓN PARA EL
TRABAJO
INTRODUCCIÓN
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Estrategias educativas y formativas para la inserción social y productiva
territorios y actores locales, ¿es el espacio local el marco privilegiado para plani-
ficar acciones educativas y de formación profesional encuadradas en estrategias
más amplias de desarrollo?, ¿cómo y qué obstáculos enfrenta la articulación en-
tre el protagonismo de lo local y las políticas públicas más amplias? Ante el reco-
nocimiento de que el espacio público es una construcción de múltiples actores,
¿qué lugar ocupan las organizaciones de la sociedad civil en la construcción de
estrategias de educación e inserción laboral que puedan mejorar las posibilida-
des de inserción laboral de los jóvenes?, son algunos de esos interrogantes.
Partiendo de estas preocupaciones, el eje transversal de este libro se enfoca-
rá sobre la construcción colaborativa y conflictiva de estos aspectos, concentran-
do especialmente el análisis sobre la oferta de educación básica “ampliada”, el
espacio local como ámbito de desarrollo de estrategias de inclusión y el lugar de
las OSC en la configuración de estos espacios públicos no estatales.
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ten adaptar mejor las estrategias de formación a nichos en los mercados de em-
pleo locales y el desarrollo de acciones intersectoriales. También revalorizan las
dimensiones ciudadanas y de protagonismo juvenil en la formación.
A diferencia de lo sucedido en décadas anteriores, las OSC fueron cambian-
do la tendencia a presentarse como un campo alternativo al Estado en sus estra-
tegias de intervención. Más bien, se presentan como complementarias a la acción
estatal y con propensión a articularse con ella en muchos sentidos, debido a cues-
tiones de financiamiento. Sin embargo, este proceso no está exento de tensiones.
Algunos sostienen que la mayor dependencia económica del Estado dejó a las
OSC con poco margen para la experimentación, lo cual formaba parte de su ri-
queza tradicional. Otras visiones más críticas señalan que las nuevas condicio-
nes de la relación entre el Estado y las OSC colocan a estas últimas en un lugar de
ejecución, sin aprovechar sus capacidades de diseño y metodologías innovadoras.
Sin embargo, algunas de ellas han demostrado flexibilidad para adaptarse a las
nuevas condiciones sin alejarse de sus objetivos institucionales, evidenciando al
mismo tiempo capacidad para realizar articulaciones y vocación por desarrollar
modelos de acción que puedan llevarse a escala a través de las políticas públicas.
¿Cuáles son entonces los márgenes de acción para que las OSC puedan mante-
ner las potencialidades de su papel en el marco de las actuales condiciones?,
¿cómo han sido los procesos de diferenciación interna de las propias OSC y cómo
se construye este nuevo espacio público en el marco de complementaciones, ten-
siones y resistencias?, ¿cuáles articulaciones público-privadas han mostrado
mayores potencialidades para acompañar el proceso de inserción educativo, so-
cial y laboral de los jóvenes?
En el libro que presentamos a continuación se abordan todos estos temas.
Los artículos fueron presentados en el Seminario “Estrategias educativas y
formativas para la inserción social y productiva” realizado en el año 2005, con la
participación de funcionarios públicos, organismos internacionales, destacados
investigadores nacionales e internacionales, así como directores y participantes
de organizaciones de la sociedad civil, también nacionales e internacionales. El
seminario fue organizado en la ciudad de México entre el 14 y 15 de noviembre
de 2005 por el proyecto redEtis del Instituto Internacional de Planeamiento de la
Educación de la UNESCO; el DIE-Cinvestav, el Colegio Mexiquense y el Institu-
to Nacional para la Educación de los Adultos de la Secretaría de Educación mexi-
cana. La riqueza de los desafíos que se plantearon y las discusiones que se susci-
taron están plasmadas en cada uno de estos artículos. También en el año 2004, se
realizó en Buenos Aires un seminario regional que abordó inicialmente estos
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Estrategias educativas y formativas para la inserción social y productiva
interrogantes, con mayor foco en el Cono Sur. Como resultado de esa experien-
cia, se publicó un libro con los artículos basados en las ponencias del seminario y
artículos de síntesis de las discusiones. En esta ocasión, se propone acrecentar el
intercambio y sistematización de conocimientos y estrategias sobre estos temas,
profundizando los aportes de la investigación y de la acción en México y compa-
rándolos con otras experiencias latinoamericanas.
En la primera parte del libro, “Educación básica ampliada para todos. Polí-
ticas y estrategias”, se revisan los principales problemas y desafíos que se en-
frentan en la actualidad para lograr que toda la población tenga acceso a la edu-
cación, los rasgos de la exclusión del sistema escolar en tres entidades de México
en educación básica; los jóvenes y su inserción al trabajo, así como la experiencia
chilena sobre nivelación de estudios en la población adulta.
Específicamente, en el artículo de María de Ibarrola se establece el marco
general en el que se desenvuelven en América Latina las políticas de educación
ampliada y se analiza la serie de problemas que aún presenta este tipo de educa-
ción: grupos de población sin acceso a las oportunidades de escolaridad, aban-
dono escolar, la calidad de la escolaridad (insuficiente y precaria en la prestación
de los servicios y con bajos resultados en las pruebas de desempeño), las contra-
dicciones generadas por las tensiones entre lo local y la globalización, el aumen-
to de la escolaridad obligatoria (que no resuelve por sí mismo los problemas de
acceso y permanencia, mientras que produce nuevas configuraciones en el mun-
do laboral), entre otros. Asimismo, identifica algunos aspectos pendientes sobre
los que es necesario reflexionar desde la investigación educativa, con el fin de
contar con un mayor conocimiento sobre la población a que se dirigen los servi-
cios educativos y las características mismas de las políticas.
Por su parte, Manuel Ulloa expone los resultados de un estudio realizado en
el Distrito Federal y en los estados de Chiapas y Yucatán, dirigido a identificar a
la población infantil excluida de la educación básica, con miras a lograr un obje-
tivo de amplio alcance: generar la voluntad y el compromiso de la sociedad para
que todos los niños ejerzan su derecho a una educación de calidad, con la que
puedan desarrollar plenamente sus capacidades, en un contexto de reconoci-
miento y respeto a su cultura e identidad. Así, a partir del panorama nacional, el
estudio precisa las localidades y delegaciones que concentran más la inasistencia
a la escuela y el abandono escolar, y señala sus causas, muchas derivadas de la
dispersión y aislamiento de las comunidades rurales, pero también las que pue-
den atribuirse a otros factores, tales como el género, la lengua, la discapacidad,
la realización de trabajo infantil. Con base en cinco grandes conclusiones, sus-
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les profesionales y las profesiones emergentes que trabajan para el sector. Final-
mente conceptualiza una de las modalidades que trabajan en el sector, “los tra-
bajadores autónomos de segunda generación”.
El artículo de Alejandra Solla intenta encontrar algunas respuestas a un in-
terrogante fundamental: ¿qué sucede en el interior de las OSC como sector? Es
así que intenta visualizar a lo largo de todo su artículo las tensiones, debilidades,
fortalezas y desafíos que como sector tiene por delante. Para ello recurre a la
descripción de las actividades que realiza la Fundación Sustentabilidad. Educa-
ción. Solidaridad (SES) en Argentina, cuya misión es trabajar por la inclusión
educativa, política, social, laboral, económico-productiva, de los jóvenes con
menos oportunidades de ese país y de la región (sobre todo del Mercosur).
Siguiendo con algunas experiencias concretas de intervención de las OSC
en México, se presentan los trabajos de David Calvert, coordinador de Jóvenes
Constructores de la Comunidad (programa de participación de jóvenes
desempleados en el desarrollo de las comunidades) y de Emilio Andrés Martínez
López, coordinador de Micro MEDA (organización que desempeña sus servicios
en el ámbito de la formación para reforzar el autoempleo). Ambos analizan, por
una parte, cómo se implementa desde un programa de capacitación una mayor
capacidad laboral y liderazgo en los y las jóvenes, combinando esta actividad
con la prestación de nuevos servicios útiles para la comunidad. Por otra parte,
indagan en las posibilidades del autoempleo y en especial en los retos que repre-
senta la formación y potenciación de los “saberes productivos” para una OSC
desde la perspectiva vivencial.
A grandes rasgos, este es el panorama de los temas del presente volumen.
Los distintos trabajos intentan dar respuestas a las numerosas preguntas plan-
teadas en torno a los temas, pero aún quedan muchos interrogantes. Todavía
faltan muchos aspectos por estudiar, analizar y desarrollar para contribuir a la
reflexión y a la generación de propuestas y estrategias que permitan alcanzar la
aspiración de ofrecer mayores oportunidades educativas a todos y una mejor
inserción laboral de nuestras poblaciones.
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María de Ibarrola
escolaridad para las generaciones más jóvenes, no deja de enfrentar una serie de
problemas que afectan u obstaculizan las ventajas esperadas:
1) A pesar de todos los esfuerzos realizados, persisten grupos de población sin
acceso a las oportunidades de escolaridad.
2) El abandono escolar entre quienes logran iniciar su escolaridad primaria en
algún momento sigue afectando a una cifra significativa de niños, que no
concluyen el ciclo.
3) La calidad de la escolaridad recibida es problemática desde una amplia di-
versidad de ángulos, desde la insuficiencia y precariedad de los insumos
materiales elementales, hasta el bajo rendimiento promedio en las pruebas
internacionales de desempeño. Al incluir en este renglón el factor más im-
portante al que todas las investigaciones atribuyen la calidad (los maestros),
los análisis de la calidad de la educación básica en la región se enfrentan con
el dilema no resuelto de cómo completar la formación profesional de todos
sus profesores y, aun así, cómo mejorar la calidad de su docencia.
4) La correlación entre las desigualdades socioeconómicas y culturales y los
problemas antes enunciados sigue resultando altamente significativa. El in-
cremento de la escolaridad reduce el impacto de las determinantes
socioeconómicas sobre el acceso a esa escolaridad. Sin embargo, cualquier
desigualdad social, y son precisamente las agudas desigualdades sociales
las que caracterizan a la región, encuentra una correlación preferente con las
desigualdades escolares que persisten todavía o que se identifican de nueva
cuenta, sea en la repetición (reprobación), en el atraso etario, en el rezago
escolar, en el rendimiento escolar o en las desiguales posibilidades de acce-
so a mayores niveles de escolaridad.
5) Los conceptos unidos de pertinencia, calidad y equidad se enfrentan a dos
referentes diametralmente opuestos: los rezagos en la escolaridad lograda
en cuanto a grupos étnicos, locales, regionales, sociales o culturales “mino-
ritarios”, por un lado, y las nuevas demandas y exigencias económicas, so-
ciales y culturales de la globalización, por otro. Sin embargo, estos referen-
tes no dejan de causar tensiones, e incluso contradicciones, respecto de los
fines que persiguen las medidas de transformación del sistema escolar que
se han recomendado a todos los países: ¿para la sociedad del conocimiento?
¿Para la integración de los grupos rezagados? ¿Para la inserción en el mer-
cado formal de trabajo? ¿Para la superación de los mercados informales?
¿Para el desarrollo equitativo de los diferentes grupos culturales y el respe-
to a la pluralidad? Sin contar con una respuesta clara a esos interrogantes,
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Las Exclusiones en la educación básica en Chiapas, Yucatán y el Distrito Federal
Presentación
29
Manuel I. Ulloa
Lo primero que debemos reflexionar es que las metas de los programas que
no se cumplen no son solo números; se trata, fundamentalmente, de vidas
irrepetibles de niños mexicanos que quedaron excluidos, probablemente para
siempre, de su derecho a la educación, que el artículo 3° de la Constitución de los
Estados Unidos Mexicanos establece como una obligación del Estado –federa-
ción, estados y municipios– garantizarles.
También debemos preguntarnos ¿qué va a ser del mañana de esos niños, a
quienes se excluyó en su derecho a la educación?, y ¿cuál puede ser el futuro de
un país que no vuelve los ojos y se preocupa por ellos, en el contexto de las
sociedades del conocimiento?
Este documento ofrece un resumen acerca de la situación de las exclusio-
nes de la educación básica, con base en los resultados más relevantes de los
estudios “Ni una niña o niño sin ejercer su derecho a la educación”, que for-
man parte de los esfuerzos que realizan el Fondo de las Naciones Unidas
para la Infancia (UNICEF) y los gobiernos de los estados de Chiapas, Yucatán
y del Distrito Federal, en este último caso con la participación de la Secretaría
de Educación Pública (SEP), por medio de la entonces Subsecretaría de Servi-
cios Educativos en el Distrito Federal (SSEDF), hoy Administración Federal
de Servicios Educativos en el Distrito Federal, con el fin de contribuir al acce-
so y permanencia universal en una educación básica de calidad de todos los
niños en cada una de esas entidades, dentro de un contexto de reconocimien-
to y respeto a su cultura e identidad.
En el marco de esos convenios y en común acuerdo con los gobiernos de
dichos estados y la SSEDF, UNICEF gestionó la asistencia del Centro de Estu-
dios en Economía de la Educación (CEEE) para realizar, en cada entidad, los
estudios que permitieran identificar, ubicar y cuantificar a la población infantil
excluida de los servicios de la educación básica.
El propósito que anima al CEEE a elaborar estos estudios es contribuir a
generar la voluntad y el compromiso de toda la sociedad, con el fin de que todos
los niños en nuestro país logren ejercer su derecho a la educación, con posibili-
dades de desarrollar plenamente sus capacidades físicas, intelectuales y afectivas.
En este sentido, la sistematización y divulgación de la información relacio-
nada con la inequidad y la exclusión es fundamental para que la sociedad mexi-
cana asuma y esté en condición de exigir, a los tres niveles de gobierno, el cum-
plimiento de sus obligaciones, que garantice que todos los niños accedan, per-
manezcan en la escuela y se promuevan oportunamente. Asimismo, para que las
escuelas a las que acudan cuenten con docentes con formación y vocación peda-
gógica, actualizados en los contenidos y en los métodos con los que los impar-
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Las Exclusiones en la educación básica en Chiapas, Yucatán y el Distrito Federal
Mapa 1
Entidades de la República que contribuyen con 61.8% de la población
de cinco a 14 años que no asistía a la escuela en el año 2000
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Manuel I. Ulloa
Mapa 2
Entidades federativas con mayores índices de inasistencia escolar
en la población de cinco a 14 años en el año 2000
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Las Exclusiones en la educación básica en Chiapas, Yucatán y el Distrito Federal
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Manuel I. Ulloa
3 Para el Distrito Federal se elaboró un estudio de conjunto, por delegaciones, así como tres estudios
en el nivel de localidades, barrios, colonias o unidades habitacionales para las delegaciones de Milpa
Alta, Iztapalapa y Gustavo A. Madero; en estos últimos estudios se incluyeron, por vez primera en
estudios de esta naturaleza, análisis por manzanas.
4 Índices de marginación elaborados por el Consejo Nacional de Población (Conapo).
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Las Exclusiones en la educación básica en Chiapas, Yucatán y el Distrito Federal
supuesto de la SEP del gobierno federal para el establecimiento del servicio,5 los
cuales favorecerían la incorporación de 2.096 niños de cinco años de edad, así
como de 220 servicios de educación primaria, que permitirían incorporar 1.746
niños de seis a 14 años de edad.
Una de las causas de inasistencia escolar de la población de seis a 14 años y
la principal del abandono escolar que se identificó fue que, en varias localidades,
no se ofrece el servicio de secundaria, lo que obliga a los egresados de sexto de
primaria, en el mejor de los casos, a una migración escolar y, en el peor, a dejar la
escuela, sin concluir su educación básica.
Una relación completa de las localidades de todos los municipios del estado
que se encontraban en este caso y cumplían con los requisitos de normatividad de
la SEP para el establecimiento del servicio de secundaria (al menos 12 alumnos
inscritos en sexto grado de primaria para telesecundaria u 80 para secundaria
general o técnica, de los cuales 50% o más deben ser de la localidad) permitió
demostrar la necesidad de crear 793 nuevos servicios que favorecerían la incorpo-
ración potencial a primer grado de secundaria de 15.979 egresados de primaria.
En el estado de Yucatán, los municipios con más altos índices de inasistencia
escolar correspondieron a aquellos que albergan a una población que mayori-
tariamente habla lengua maya y que en su mayoría son de “Alta” y “Muy alta”
marginación pero que, a diferencia de Chiapas, son considerados predominan-
temente urbanos debido a que en su cabecera municipal reside la mayor parte de
su población.
Un equipo interinstitucional, conformado por personal de la Secretaría de
Educación del Gobierno del Estado de Yucatán (SEGEY) y de la Delegación del
Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe) en la entidad, elaboró, con
asistencia del CEEE, diagnósticos para cada uno de los 106 municipios del esta-
do. Los diagnósticos municipales se realizaron asociados a los procesos de ins-
cripciones anticipadas y de programación detallada (Prodet), que anualmente
efectúa el área de planeación de la SEGEY, y con los cuales se identificaron, para
cada localidad, los servicios escolares cuya nueva creación, expansión o amplia-
ción se justificaba.
En el Distrito Federal, de acuerdo con este segundo análisis, las delegacio-
nes de Milpa Alta, Iztapalapa y Xochimilco registraron los más altos índices de
inasistencia. Si consideramos a todas las delegaciones ubicadas por arriba de la
media del Distrito Federal en cada grupo de edad (10.5% para cinco años; 2.5%
5 Estas normas, de carácter administrativo y de cuarto o quinto orden en el marco normativo, se ante-
ponen al ejercicio del derecho a la educación consagrado en el artículo 3° de la Constitución de los
Estados Unidos Mexicanos, el cual debieran facilitar en vez de obstruir.
35
Manuel I. Ulloa
para niños de seis a 11 y 5.8% para alumnos de 12 a 14 años), las listas se amplían
para incluir a otras delegaciones de la periferia, con áreas rurales en su territorio:
• Milpa Alta registró la mayor exclusión de su población de cinco años:
18 de cada cien; Iztapalapa, 14 de cada cien; Xochimilco y Tláhuac, 13 y,
Tlalpan, 11 de cada cien.
• Milpa Alta e Iztapalapa mostraron las mayores exclusiones de su po-
blación infantil en el grupo de seis a 11 años: 31 de cada mil, mientras
que en Xochimilco fueron 28 y en Tlalpan 26 de cada mil.
• Iztapalapa fue la delegación con el más alto índice de exclusión en el
grupo de población de doce a 14 años: 73 de cada mil; le siguieron Milpa
Alta con 71; Xochimilco, 64; Álvaro Obregón, 63; Tláhuac y Tlalpan, 61;
La Magdalena Contreras, 60, y, Cuajimalpa de Morelos, 59 de cada mil.
6 Las cifras del total de la población estimada no corresponden a la suma de esta población por cada
una de las localidades, debido al redondeo de decimales.
36
Las Exclusiones en la educación básica en Chiapas, Yucatán y el Distrito Federal
7 Las cifras del total de la población estimada no corresponden a la suma de esta población por cada
una de las localidades, debido al redondeo de decimales.
37
Manuel I. Ulloa
con personal que cuente con formación profesional docente. En este caso se en-
cuentran 100 niños que viven en 64 comunidades.
Adicionalmente, será necesario prever la incorporación, en localidades que
cuenten con servicios escolares, para siete niños de otras 27 localidades, de tres o
más viviendas, y para seis niños que viven en localidades de una y dos vivien-
das. Para lograr que cada uno de estos niños asista a la escuela, es necesario
investigar, mediante trabajo de campo, con el fin de conocer su nombre y apelli-
do y saber si requieren y cuentan con apoyos compensatorios, provenientes de
los distintos niveles de gobierno y/o de organizaciones e instituciones públicas
y privadas que les permitan asistir a la escuela. En caso de necesitar apoyo y no
contar con él, se requerirá que las autoridades y miembros de organizaciones de
la sociedad civil realicen, junto con las familias de los beneficiarios, las gestiones
tendientes a obtenerlos.
Debido a que se ofrecen servicios de preescolar y primaria solo en las nueve
localidades urbanas de la delegación, pero en ninguna de sus 170 localidades
rurales, la emigración de egresados de primaria para continuar su educación
básica se limita a esas localidades, sin embargo, aun con estas restricciones, en el
estudio se identificaron las siguientes necesidades:
En San Salvador Cuauhtenco se justifica la creación de una secundaria ge-
neral o técnica. Esto tiene como fundamento o queda sustentado por tres consi-
deraciones: 1) se requiere un esfuerzo necesario equivalente a la creación de 233
lugares nuevos por los alumnos egresados de sexto de primaria; 2) la emigración
de 86.5% de los alumnos para estudiar en secundarias generales y/o técnicas en
otras localidades, y 3) que la telesecundaria es un servicio que no cuenta con
laboratorios ni goza de la preferencia que tiene la población por una secundaria
general o técnica. (En estas condiciones se debería sustituir este servicio por una
secundaria general o técnica.)
En San Lorenzo Tlacoyucan es necesaria la creación de una secundaria ge-
neral o técnica. Esto tiene como fundamento o queda sustentado por tres aspec-
tos: 1) se requieren 52 lugares nuevos para los alumnos egresados de sexto de
primaria; 2) la emigración de 55.1% de los alumnos para estudiar en secundarias
generales y/o técnicas, y 3) la población que acude a estudiar a otras localidades
para cursar este nivel escolar, debido a que la secundaria que existe en la locali-
dad es para trabajadores; esta situación se agrava para los niños que no pueden
emigrar y deben cursar sus estudios en una secundaria para adultos. (Se debería
sustituir este servicio por una secundaria general o técnica.)
Aunque solo se requiere de un lugar más para este ciclo escolar, en Santa
Ana Tlacotenco es necesario establecer una secundaria general o técnica, debido
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Las Exclusiones en la educación básica en Chiapas, Yucatán y el Distrito Federal
a que 1) 2.4% de los egresados de primaria emigra a otras localidades para estu-
diar, y 2) la única secundaria pública que existe en la localidad es para trabajado-
res por lo que 202 niños de entre 11 y 14 años reciben educación en esta modali-
dad para adultos. La otra secundaria con que cuenta la localidad es particular y
muchas familias no pueden y no deben pagar por la educación a la que tienen
derecho. (Se debería sustituir la secundaria para trabajadores por una secunda-
ria general o técnica.)
Primera conclusión
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Manuel I. Ulloa
Segunda conclusión
8 Varias de las altas y bajas de alumnos durante el ciclo escolar pueden corresponder a cambios de
escuela de alumnos ya inscritos al inicio del ciclo escolar.
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Las Exclusiones en la educación básica en Chiapas, Yucatán y el Distrito Federal
población de cinco a nueve años de edad, según el censo del año 2000, era de
518.550 niños; de ellos, asistían a la escuela 413.297 y no concurrían 97.498, equi-
valente a 18.8%. Sin embargo, este promedio oculta una grave desigualdad entre
quienes hablan lenguas indígenas y quienes no, pues los primeros presentan un
índice de inasistencia de 24.9%, mientras que para los segundos es de 16.7 por
ciento.
Una situación similar se presenta en el grupo de 10 a 14 años, integrado por
488.791 niños en el año 2000, de los cuales 400.384 asistían a la escuela y 86.588
no, con 17.7% de inasistencia. En este grupo etáreo, la inasistencia de la pobla-
ción que habla lenguas indígenas fue de 23.6%, en tanto que la de quienes no las
hablan fue de 15.6 por ciento. Las diferencias de género agravan, para este grupo
de edad, la exclusión de la población femenina con 28.4% de inasistencia, en
tanto que la población masculina que habla lenguas indígenas registró un índice
de inasistencia de 18.9 por ciento.
18% 24%
82%
76%
9 Las principales lenguas indígenas que se hablan en Chiapas son: tzotzil, 36%; tzeltal, 34.4%; chol,
17.4%; zoque, 5.1%, y tojolabal, 4.7%, además de otras que son predominantes en el ámbito munici-
pal o local como: mame, kajobal, chuj, zapoteco, cakchiquel, motocintleco y jacalteco.
41
Manuel I. Ulloa
13%
8%
92%
87%
10 Las principales lenguas indígenas que se hablan en el Distrito Federal son: náhuatl, 26.4%; otomí,
12.1%; mixteco, 11.3%; zapoteco, 10.0%; mazahua, 6.8%; mazateco, 6.1%, y totonaca, 3.4%, así como
otras 62 que constituyen una gran diversidad etnolingüística en la capital de la nación.
42
Las Exclusiones en la educación básica en Chiapas, Yucatán y el Distrito Federal
lenguas indígenas fue Milpa Alta (4.5%) y, la menor, Azcapotzalco (1.3%). Las
delegaciones con mayor número de hablantes de lenguas indígenas fueron
Iztapalapa y Gustavo A. Madero; en tanto Cuajimalpa de Morelos cuenta con el
menor número.
Los datos del censo del año 2000 indican que la población de cinco a nueve
años de edad en el Distrito Federal era de 764.094 niños, de los cuales asistían a
la escuela 718.817 y no concurrían 32.584, equivalente a 4.26%. No obstante, los
3.707 niños de este grupo de edad que hablan lenguas indígenas registran un
índice de inasistencia mayor (15.89%) que aquellos que no las hablan (4.25%). La
población femenina hablante de lenguas indígenas en este grupo de edad que no
asiste a la escuela representa 17.70%, mientras que la masculina registró un índi-
ce de 14.16 por ciento.
La desigualdad entre la población que habla lenguas indígenas y quienes no,
se acentúa en el grupo de 10 a 14 años, integrado por 742.986 niños, de los cuales
709.274 asistían a la escuela y 31.938 no, con un índice de insistencia de 4.30%. En
este grupo etáreo la inasistencia de la población que habla lenguas indígenas fue
de 26.10%, en tanto que la de quienes no las hablan fue de 4.16 por ciento.
Las diferencias de género aumentan en este grupo de edad la exclusión de la
población femenina que habla lenguas indígenas, con un índice de inasistencia
de 33.50%, mientras que para la población masculina fue de 17.71%. Lo anterior
significa que una de cada tres niñas que hablan lenguas indígenas de este grupo
etáreo no puede ejercer su derecho a la educación, en tanto que uno de cada seis
niños está en ese mismo caso.
4%
96%
78%
43
Manuel I. Ulloa
44
Las Exclusiones en la educación básica en Chiapas, Yucatán y el Distrito Federal
18% 52%
82%
48%
30%
8%
92%
70%
45
Manuel I. Ulloa
En el Distrito Federal, los niños de cinco a nueve años de edad sin algún tipo
de discapacidad (754.107) presentaron un índice de inasistencia de 4.1%, en tan-
to que la población con algún tipo de discapacidad (6.333) registró un índice de
23.3% (23.5% para los niños y 23% para las niñas). También en el grupo de 10 a
14 años de edad se registró esa desigualdad, pero acentuada para la población
con algún tipo de discapacidad (7.359 niños), que registró un índice de inasistencia
25.48%, muy superior al presentado por la población sin algún tipo de
discapacidad (732.493), que fue de 4.08%. La exclusión de la población femenina
con estas características alcanzó un índice de 27.6%, desfavorable respecto del
de la masculina: 23.5 por ciento.
4%
96%
75%
46
Las Exclusiones en la educación básica en Chiapas, Yucatán y el Distrito Federal
11 Se exceptúan: CAM Carentes de Vista, matutino y vespertino (Mérida); CAM Tixkokob; CAM Yucatán
(Mérida); CAM 12 (Mérida); CAM Jacinto Canek, matutino (Mérida); CAM Roberto Solís Quiroga,
vespertino (Mérida); CAM 02 Aurora López Barrera (Mérida); CAM 13 vespertino (Mérida).
47
Manuel I. Ulloa
Las Sedes de USAER cubren únicamente 80 municipios de los 106 que com-
prende el Estado.
El equipo multiprofesional de apoyo, para atender a los menores con necesi-
dades educativas especiales con o sin discapacidad es insuficiente, ya que
sus integrantes visitan una vez a la semana las escuelas que tienen a su car-
go y durante esta visita solo pueden atender de tres a cuatro menores de
manera individual.
Falta de instalaciones adecuadas para proporcionar las sesiones de trabajo
que cada menor requiere, ya que se detectaron instalaciones compartidas
(dirección o salones), mismas que resultaron ser edificios antiguos, poco apro-
piados para los fines de la institución.
Los maestros regulares carecen de capacitación continua respecto a las ne-
cesidades educativas con o sin discapacidad. Mención especial merece el
aula ubicada en el Hospital General Agustín O’ Horán, la cual es muy pe-
queña y no se encuentra adaptada, ya que requiere un mayor espacio para
la atención a niños y niñas que sufren de cáncer.
Con relación a las Unidades Orientadoras para Padres en el Estado, sola-
mente existen tres Unidades para dichos servicios, las cuales tienen su do-
micilio en esta Ciudad de Mérida. La Unidad Estatal atiende a 60 escuelas
de nivel de educación primaria, en virtud de carecer de los servicios de las
Unidades de Servicio.
Como consecuencia de todo lo anterior, del análisis lógico- jurídico y social
de los elementos que conforman la presente investigación, se llega a las si-
guientes consideraciones:
A criterio de la Comisión de Derechos Humanos, el Estado no garantiza
íntegramente el derecho a la educación de las niñas, niños y jóvenes con
necesidades educativas especiales con o sin discapacidad, consagrado en la
normatividad nacional e internacional, por lo que se actualiza una violación
especialmente grave a los derechos humanos, ya que solamente existen 34
sedes de las unidades de servicio de apoyo a la escuela regular (USAER)
que dan servicio en 80 municipios; 49 centros de atención múltiple (CAM)
ubicados en 20 municipios, y tres unidades de orientación al público (UOP)
en el municipio de Mérida, por lo que es imprescindible instalar de manera
progresiva planteles educativos accesibles a la población a fin de que los
menores tengan acceso a la educación.
48
Las Exclusiones en la educación básica en Chiapas, Yucatán y el Distrito Federal
c) La población femenina
49
Manuel I. Ulloa
33%
24%
76%
67%
50
Las Exclusiones en la educación básica en Chiapas, Yucatán y el Distrito Federal
12% 59%
88%
41%
48%
5%
95%
52%
51
Manuel I. Ulloa
12 Porcentaje de alumnos que manifiestan dedicar dos horas diarias o más a trabajar en actividades
que pueden ser remuneradas (agricultura y ganadería, venta ambulante y bolero, limpiaparabrisas,
entre otras) o no remuneradas (trabajar sin pago, dar servicios gratuitos, elaborar cosas para vender
y buscar trabajo). Esto constituye un indicador no solo de la necesidad que tienen de contribuir al
ingreso familiar, sino de la probable competencia por quitarle tiempo al estudio. INEE, Panorama
educativo de México, Indicadores del sistema educativo nacional 2005, pp. 156-157.
52
Las Exclusiones en la educación básica en Chiapas, Yucatán y el Distrito Federal
100
80
60
40
20
0
Chiapas Yucatán DF
Asiste
No asiste a la escuela
53
Manuel I. Ulloa
Tercera conclusión
13 La exclusión para la población que habla lenguas indígenas tiene distintas dimensiones. Hasta aho-
ra nos hemos referido a la de quienes no asisten a la escuela; sin embargo, a esta primera exclusión
hay que sumar la de muchos más que asisten a la escuela, pero no reciben educación en lengua
materna, con carácter intercultural bilingüe, como es derecho y obligación del Estado ofrecérselas.
También hay que considerar aquellos que, siendo atendidos con modalidades de educación indíge-
na, reciben educación de menor calidad que la de otras modalidades, acentuando con ello la des-
igualdad de origen.
14 En el seguimiento de esta favorable evolución del año 2000 a la fecha subsiste una duda; tanto en
Chiapas como en Yucatán y en el Distrito Federal, la matrícula resultó mayor a la población en edad
escolar en distintas unidades territoriales de análisis, con índices de cobertura superiores a cien por
ciento, lo que sugiere una posible sobrenumeración para hacer corresponder la matrícula con la
54
Las Exclusiones en la educación básica en Chiapas, Yucatán y el Distrito Federal
55
Manuel I. Ulloa
17 SNTE (1994). Secundaria. Los cambios en la educación básica. 4.3 Documentos de trabajo para su discusión.
Primer Congreso Nacional de Educación. SNTE, Méxio, p. 14.
18 Programa Nacional de Educación 2001-2006, p. 107.
56
Las Exclusiones en la educación básica en Chiapas, Yucatán y el Distrito Federal
57
Manuel I. Ulloa
58
Las Exclusiones en la educación básica en Chiapas, Yucatán y el Distrito Federal
El análisis por modalidad de los servicios mostró, por su parte, que en pri-
maria se observaron avances en casi todos los servicios, con excepción de las
primarias rurales en cuanto a matemáticas, y de los cursos comunitarios, tanto en
lectura como en matemáticas. En secundaria, en cambio, solo se apreciaron avances
en las secundarias generales.
59
Manuel I. Ulloa
60
Las Exclusiones en la educación básica en Chiapas, Yucatán y el Distrito Federal
27 Versión estenográfica de los comentarios de Irma Fuenlabrada, durante la Mesa pública de análisis:
“Las primarias multigrado y su desempeño”, organizada por el Instituto Nacional para la Evalua-
ción de la Educación, 23 de marzo de 2006.
61
Manuel I. Ulloa
Cuarta conclusión
62
Las Exclusiones en la educación básica en Chiapas, Yucatán y el Distrito Federal
a quienes cursan los primeros grados de educación primaria, sin considerar que
son la puerta de entrada al sistema escolar y, sobre todo, que es obligación del
Estado garantizar el ejercicio del derecho constitucional de la población infantil
a la educación.
Quinta conclusión
29 A partir de los resultados del estudio que realizamos en el estado de Chiapas, con participación de
varios ayuntamientos encabezados por sus presidentes municipales y del apoyo de estudiantes uni-
versitarios, de escuelas normales y de instituciones de educación media, se desarrollaron acciones
de brigadas que hicieron barridos en áreas de la traza urbana y en localidades rurales, casa por casa,
para identificar a los niños que se encontraban fuera de la escuela, así como determinar las causas de
su inasistencia y las necesidades para integrarse a ella.
Al mismo tiempo se convino con las autoridades educativas del estado que los niños identificados
fuera de la escuela, en el trabajo de campo, se pudieran canalizar e incorporar a los planteles escola-
res y los funcionarios, supervisores y directores, con participación de los maestros, padres de fami-
lia y organizaciones de la sociedad pudieran darles seguimiento en los jardines de niños, primarias,
secundarias y escuelas de educación especial a las que se incorporaron o reincorporaron, con el fin
de asegurar su permanencia intra e intercurricular.
63
Inserción laboral de jóvenes: Expectativas, demanda laboral y trayectorias
Introducción
65
Jürgen Weller
4 Tanto los estudios como los documentos propositivos se encuentran en la página web del proyecto,
en la dirección electrónica: http://www.eclac.cl/cgi-bin/getprod.asp?xml=/de/noticias/paginas/
2/14692/P14692.xml&xsl=/de/tpl/p18f.xsl&base=/de/tpl/top-bottom.xsl
5 En esta sección se utilizan insumos preparados por el autor para el capítulo VI de CEPAL y OIJ (2004),
basados en un procesamiento de las encuestas de hogares de los países latinoamericanos, llevado a
cabo por Carlos Daroch (CEPAL). Los datos presentados son promedios simples de las cifras de los
países con información comparable al inicio y al fin del periodo de análisis. En CEPAL y OIJ (2004) se
encuentra información adicional sobre las tendencias de la inserción laboral juvenil reciente.
6 Por ejemplo, se proyecta que la participación de los jóvenes de 15 a 19 años en la población en edad
de trabajar (entre 15 y 64 años) desciende entre 1990 y 2010 de 17.7 a 13.9% y la de los jóvenes de 20
a 24 años de 16.0 a 13.5% (cálculo propio sobre la base de CEPAL-CELADE, 2004).
7 Véase CEPAL (2005, pp. 368-369) sobre el aumento de los promedios de los años de estudio de los
jóvenes de 15 a 24 años.
66
Inserción laboral de jóvenes: Expectativas, demanda laboral y trayectorias
67
Jürgen Weller
Cuadro 1
América Latina (17 países): tasa de participación laboral por grupos etarios
y sexo, 1990–2002. (En promedios simples)
Grupo 1990 2002
de edad Ambos Hombre Mujer Ambos Hombre Mujer
15-19 38.9 52.4 25.5 37.5 47.7 27.3
20-24 64.2 83.8 46.1 66.9 82.5 51.9
25-29 71.5 94.8 50.4 76.7 94.2 60.7
30-64 68.3 92.8 45.9 74.2 92.9 57.3
Fuente: CEPAL, sobre la base de tabulaciones especiales de las encuestas de hogares de
los respectivos países.
68
Inserción laboral de jóvenes: Expectativas, demanda laboral y trayectorias
Cuadro 2
América Latina (17 países): proporción de jóvenes inactivos por grupo de
edad, sexo y tipo de inactividad, 1990–2002. (En promedios simples)
69
Jürgen Weller
significa que los problemas de inactividad laboral estén superados, ya que toda-
vía una de cada cinco jóvenes entre 15 y 19 años se ocupa de oficios domésticos,
lo que restringe severamente las condiciones de una futura inserción en el mer-
cado de trabajo.
Cuadro 3
América Latina (17 países): tasa de ocupación de los jóvenes entre
15 y 29 años de edad, según nivel educativo alcanzado y sexo, 1990-2002
(En promedios simples)
Años de 1990 2002
estudio Ambos Hombre Mujer Ambos Hombre Mujer
0a3 52.6 76.5 29.4 54.4 76.2 30.5
4a6 55.9 77.2 34.3 56.8 76.8 35.1
7a9 41.5 56.4 27.1 42.5 55.8 28.5
10 a 12 48.2 59.9 38.2 47.5 57.8 38.4
13 y más 55.6 60.2 51.6 55.4 60.2 51.5
Total 49.5 66.6 33.5 50.4 64.7 36.4
Fuente: CEPAL, sobre la base de tabulaciones especiales de las encuestas de hogares de
los países.
70
Inserción laboral de jóvenes: Expectativas, demanda laboral y trayectorias
En contraste con lo observado entre los hombres, entre las mujeres jóvenes
la tasa de ocupación es más alta en los grupos de mayor nivel educativo, lo que
refleja sobre todo las mencionadas limitaciones culturales y las pocas oportuni-
dades de empleo para mujeres jóvenes de menor nivel educativo (familias de
bajo nivel de ingreso, en especial en zonas rurales). Entre las mujeres jóvenes, la
tasa de ocupación subió en todos los grupos educativos, con excepción del gru-
po educativo más alto, lo que derivó en el mismo resultado que en el caso de los
hombres: una leve reducción de la brecha de la tasa de ocupación entre los gru-
pos educativos. Debido a efectos de composición, la brecha de la tasa de ocupa-
ción entre hombres y mujeres jóvenes se redujo en forma relativamente pronun-
ciada, de 33 puntos porcentuales a inicios de los años noventa a 28 puntos un
decenio después, si bien se mantiene alta.9
En la ocupación por quintiles de ingreso de los hogares, se advierten fuertes
caídas bastante generalizadas de la tasa de ocupación de los hombres jóvenes
(con excepción del primer quintil), y marcados aumentos en el caso de las muje-
res, con excepción del quinto quintil (CEPAL y OIJ, 2004). Se observa también
una mayor homogeneidad de las tasas por quintil entre los hombres –aunque
son menos homogéneas que en el caso de las tasas de participación laboral– que
entre las mujeres. Llama la atención que, aun con los incrementos recientes, la
tasa de ocupación para las mujeres jóvenes del primer quintil se ubica por debajo
de la mitad del último quintil. De esta manera, se resalta la dificultad de las
jóvenes de los hogares más pobres para insertarse en el mercado laboral.
Respecto de la calidad y productividad del empleo, a continuación se dife-
rencian los sectores de baja productividad –medidos con las variables proxy de
trabajadores por cuenta propia y no remunerados sin calificación profesional o
técnica, asalariados de microempresas y empleadas domésticas– del resto de la
economía. En el periodo reciente hubo un aumento generalizado del peso de
estos sectores de baja productividad en la estructura ocupacional, lo que refleja
la debilidad de la demanda laboral de los sectores más productivos en un con-
texto de bajo crecimiento económico. Por otra parte, no hubo cambios mayores
de la situación relativa de los diferentes grupos etarios, ya que todos ellos regis-
traron un empeoramiento similar.
Existe una correlación negativa fuerte entre el peso de los sectores de baja
productividad y el nivel educativo de los jóvenes (véase el cuadro 4). En efecto,
en los niveles educativos más bajos, la proporción de estos sectores triplica con
9 Tanto entre los hombres como entre las mujeres, se incrementa la participación de los grupos educa-
tivos más altos, pero estos grupos presentan tasas de ocupación inferiores al promedio en el caso de
los hombres y superiores al promedio en el caso de las mujeres.
71
Jürgen Weller
Cuadro 4
América Latina (15 países): porcentaje de jóvenes entre 15 y 29 años de edad
en empleos de baja productividad, según nivel educativo, 1990-2002
(En promedios simples)
72
Inserción laboral de jóvenes: Expectativas, demanda laboral y trayectorias
Cuadro 5
América Latina (17 países): tasa de desempleo, según sexo y grupos de edad,
1999–2002. (En promedios simples)
Sexo Grupo de edad 1990 2002
Ambos 15-19 17.7 22.4
20-24 13.4 17.3
25-29 9.0 11.5
30-64 4.8 7.0
Hombres 15-19 15.6 19.8
20-24 11.2 14.5
25-29 7.3 9.0
30-64 4.3 6.0
Mujeres 15-19 22.1 27.1
20-24 16.7 21.5
25-29 11.7 14.8
30-64 5.7 8.5
Fuente: CEPAL, sobre la base de tabulaciones especiales de las encuestas de hogares de
los países.
10 Para el grupo de 17 países con datos comparables en el periodo reciente, el desempleo subió de 12.8
a 16.1% entre los jóvenes, y de 4.8 a 7.0% entre los adultos, con lo que la tasa de los jóvenes superaba
a la de los adultos en 170% a inicios de los años noventa, y en 130% una década después.
73
Jürgen Weller
74
Inserción laboral de jóvenes: Expectativas, demanda laboral y trayectorias
Cuadro 6
América Latina (16 países): ingreso laboral de los jóvenes relativo a la línea
de la pobreza y al ingreso medio del adulto correspondiente, por grupo de
edad, según sexo, 1990–2002. (En promedios simples)
1990 2002
15-19 20-24 25-29 15-19 20-24 25-29
años años años años años años
Ingreso relativo a la línea de la pobreza
Ambos 1.5 2.6 3.5 1.5 2.6 3.5
Hombres 1.6 2.8 3.9 1.6 2.8 3.9
Mujeres 1.4 2.2 2.9 1.3 2.3 3.0
Ingreso relativo al ingreso medio del adulto correspondiente
Ambos 33.0 56.9 78.0 32.6 57.0 77.2
Hombres 29.6 52.8 74.2 29.6 53.0 73.3
Mujeres 43.6 70.9 92.1 38.7 66.2 86.7
Fuente: CEPAL, sobre la base de tabulaciones especiales de las encuestas de hogares de
los países.
75
Jürgen Weller
Cuadro 7
América Latina (16 países): ingreso laboral relativo de los jóvenes respecto
del ingreso medio correspondiente del adulto, por grupo de edad, según
nivel educativo, 1990–2002. (En promedios simples)
1990 2002
Años de 15-19 20-24 25-29 15-19 20-24 25-29
estudio años años años años años años
Total 33.0 56.9 78.0 32.6 57.0 77.2
0-3 años 44.7 63.1 77.5 57.5 80.4 85.7
4-6 años 39.7 64.4 71.9 46.7 72.1 83.4
7-9 años 36.2 56.0 74.3 40.8 66.6 81.8
10-12 años 37.0 54.0 71.6 35.3 58.8 73.7
13 años y más ... 40.9 61.9 ... 35.4 57.9
Fuente: CEPAL, sobre la base de tabulaciones especiales de las encuestas de hogares de
los países.
76
Inserción laboral de jóvenes: Expectativas, demanda laboral y trayectorias
2.1. Los jóvenes tienen mayores niveles de educación formal que los grupos
de edades superiores, pero también tienen mayores problemas de inserción la-
boral.11 La causa de esta tensión seguramente no es que las nuevas generaciones
sean “demasiado” educadas o que haya muchos jóvenes con altos niveles de
educación. Como indica el aumento de la brecha salarial en favor de los más
educados observado en América Latina recientemente, la demanda laboral más
bien está sesgada hacia el personal más calificado. El problema se concentra más
bien en dos áreas:
a) En la mayoría de los países, la demanda laboral ha sido débil, principalmen-
te a causa de la modesta expansión de la actividad económica. Esto ha afec-
tado a todos los grupos etarios, aumentando las tasas de desempleo especí-
ficas. La tasa correspondiente de los jóvenes, de por sí más alta que aquella
de los adultos, subió marcadamente, aunque no se haya ampliado la brecha
relativa a los adultos. En específico, las condiciones de inserción laboral de
los jóvenes más calificados –en términos generales más favorables que las
de los jóvenes con niveles educativos más bajos– se deteriora en un momen-
to de crisis, ya que en un contexto sin generación de nuevos puestos de tra-
bajo su ventaja competitiva no les sirve y ellos entran en el desempleo abier-
to o en el trabajo en sectores de baja productividad. En consecuencia, mien-
tras que para los adultos (30 a 64 años) entre alrededor de 1990 y alrededor
de 2002 se amplió la brecha entre los ingresos de los más calificados (13 años
de estudios y más) y el ingreso medio de este grupo etario, en el caso de los
jóvenes esta brecha disminuyó.12
b) A pesar de la importante ampliación de la cobertura de 93% de la educación
primaria y de 65% de la educación secundaria (CEPAL, 2005), existen serios
problemas de calidad de la educación. Al respecto, cabe mencionar, entre
otros, los resultados mediocres en la medición de resultados, la segmenta-
ción de los sistemas de educación, la “devaluación educativa” y los proble-
mas de cobertura (preescolar, secundaria, etc.) que persisten en muchos paí-
ses.
11 Se trata de la primera de las tensiones o paradojas analizadas por Martín Hopenhayn sobre la situa-
ción de la juventud latinoamericana, y publicada entre otros en CEPAL y OIJ (2004: 17-21). Las
tensiones identificadas en este artículo, centradas en aspectos de la inserción laboral de los jóvenes,
pueden leerse en forma complementaria de aquéllas.
12 En el promedio simple de 16 países esta brecha descendió de 67 a 63% en el grupo de 25 a 29 años y de
49 a 35% en el grupo de 20 a 24 años, mientras que subió de 113 a 122% entre los adultos (datos de la
CEPAL, con base en las encuestas de hogares de los países). Véase también el cuadro 7 de este artículo,
en el que se muestra que la brecha de ingresos entre jóvenes y adultos se amplió en el caso de los que
cuentan con mayor escolaridad, mientras que generalmente bajó en los grupos educativos.
77
Jürgen Weller
78
Inserción laboral de jóvenes: Expectativas, demanda laboral y trayectorias
bajo debe cubrir las características de la inserción laboral de los jóvenes como un
aspecto prioritario, y en esquemas formales de inserción (por ejemplo, en progra-
mas de capacitación subsidiada), los jóvenes deben tener acceso a personas de
confianza (tutores) que pueden ayudar en caso de conflictos de este tipo.
2.3. Vinculadas con lo anterior, se registran fuertes tensiones entre las ex-
pectativas de los jóvenes sobre los beneficios de la inserción al mercado laboral y
la realidad que viven en él. Las primeras están centradas en la mejoría del bien-
estar material individual y de la familia paterna, la creación de una base para
formar un hogar propio, el reconocimiento social, una contribución al desarrollo
de su país, etc. Incluso el cambio de papeles de género ha reforzado su peso, ya
que cada vez más mujeres jóvenes valoran el trabajo fuera del hogar como ele-
mento clave para una mayor autonomía, el desarrollo de su autoestima, y para
alcanzar una mayor independencia de los papeles tradicionales estrechamente
vinculados con el hogar. Sin embargo, para muchos jóvenes la realidad del mer-
cado de trabajo no satisface estas aspiraciones o lo hace solo de manera parcial.
Un elemento clave para las frustraciones correspondientes son los bajos ingresos
laborales, reflejados en los elevados porcentajes de “trabajadores pobres”.
Obviamente, es muy difícil cambiar la estructura y la dinámica del mercado
de trabajo. El objetivo de las políticas para este grupo debe ser el mejoramiento
de las condiciones para lograr trayectorias laborales ascendentes. Elementos cla-
ve al respecto son el acceso a un primer empleo en el sector formal y a sistemas
de capacitación continua.13
2.4. Las necesidades y preferencias de una estabilidad mínima de empleo e
ingresos –sobre todo a partir de que los jóvenes forman una familia propia– es-
tán cada vez más en tensión con un mercado de trabajo que se caracteriza por
creciente inestabilidad y precariedad. Los jóvenes de la actualidad han hecho
sus primeras experiencias laborales en esta “nueva normalidad” laboral
(Sepúlveda, 2005), y para algunos representa un marco adecuado para sus aspi-
raciones de autonomía y creatividad. Sin embargo, para la mayoría no es un
mercado dinámico de oportunidades múltiples y fluctuantes, sino un mercado
que no permite desarrollar trayectorias ascendentes y relaciones laborales esta-
bles lo que, en el contexto del debilitamiento de los sistemas de protección social
que se registra en muchos países, genera una profunda incertidumbre que afecta
13 De la Lastra y Campusano (2005) encontraron en su estudio sobre Chile que trayectorias laborales
ascendentes frecuentemente están correlacionadas con una secuencia de actividades de capacita-
ción para el trabajo a lo largo de la vida laboral. Sin embargo, la importancia creciente del “lifelong
learning” implica una tensión a lo largo de la vida laboral, con efectos potencialmente negativos
para el tiempo a libre disposición y para la vida familiar y social.
79
Jürgen Weller
80
Inserción laboral de jóvenes: Expectativas, demanda laboral y trayectorias
81
Jürgen Weller
2.8. Los jóvenes viven la tensión entre un discurso meritocrático –al cual
responden con la disposición de hacer grandes esfuerzos y sacrificios personales
para avanzar en su educación e inserción laboral– y una realidad del mercado de
trabajo en que los contactos personales y las recomendaciones frecuentemente
desempeñan un gran papel para el acceso a empleos atractivos. La exclusión
laboral de aquellos que no cuentan con este tipo de capital social refleja una
marcada segmentación intrageneracional, que se está profundizando en muchos
países a causa de crecientes diferencias en la calidad de la educación a la cual
jóvenes de diferente trasfondo socioeconómico tienen acceso.
En un mercado en que falta transparencia, la contratación por recomenda-
ciones puede ser una alternativa second best para las empresas, sobre todo para
aquellas de menor tamaño, que no tienen los recursos para procesos de selección
detallados. Si bien hay otros aspectos relevantes al respecto –como el compa-
drazgo, la consciente reproducción de privilegios sociales, los favores por inte-
rés político, etc.–, por lo menos los problemas relacionados con una falta de trans-
parencia pueden ser enfrentados, sobre todo por medio de sistemas de certifica-
ción de competencias y el abaratamiento de los costos de acceso a los canales de
intermediación y selección.
2.9. El mercado exige, entre otros requisitos, experiencia laboral, pero para
muchos jóvenes que buscan trabajo por primera vez es sumamente difícil acu-
mular esta experiencia; además, el mercado no reconoce la experiencia generada
en muchas de las ocupaciones accesibles para jóvenes de bajo nivel educativo,
por lo que para este grupo es casi imposible generar una trayectoria laboral as-
cendente.
Si bien la capacitación no puede corregir los defectos de una educación in-
suficiente, es clave para mejorar la empleabilidad de los jóvenes de nivel educa-
tivo medio y bajo. Específicamente, esquemas de capacitación que combinen cierta
82
Inserción laboral de jóvenes: Expectativas, demanda laboral y trayectorias
18 Véase el capítulo sobre políticas para el fomento de la inserción laboral de jóvenes en Weller (2006).
19 Este esfuerzo debe relacionarse con mecanismos generales para facilitar la creación y consolidación
de micro y pequeñas empresas no dirigidos específicamente a jóvenes.
83
Jürgen Weller
2.11. Los jóvenes enfrentan la tensión entre sus preferencias culturales y las
pautas exigidas por un mercado de trabajo marcado por la cultura dominante.
Ellos perciben procesos de exclusión a causa de su edad y de sus expresiones
culturales, mientras que el mercado valora la experiencia laboral –más que a los
jóvenes– y no acepta ciertas expresiones subculturales que podrían afectar la
imagen de las empresas frente a sus clientes y, de esta manera, sus resultados
económicos.
Se trata de una tensión permanente, dado que hay, al mismo tiempo, proce-
sos de filtración de expresiones culturales desde las subculturas hacia la cultura
dominante, y expresiones excluidas y castigadas en algún momento pueden lle-
gar a ser toleradas e incluso incorporadas por ésta; por otra parte, cada genera-
ción crea sus propias expresiones que causan nuevas tensiones con el entorno
dominante. Por tanto, no se puede disolver esta tensión del todo, solo mitigarla,
para lo cual habría que diferenciar entre los problemas causados por desconoci-
miento y los conflictos debidos a tensiones subculturales. Respecto de los prime-
ros, es muy frecuente que los jóvenes no conozcan las actitudes, modalidades y
formas de presentación valoradas por las empresas, lo que se expresa, por ejem-
plo, en una mala presentación de su documentación (currículo vitae) y fracasos
en las entrevistas de contratación. Una capacitación en esta área puede ser una
inversión eficiente para mejorar las perspectivas de inserción laboral en jóvenes
que poseen las calificaciones requeridas para un puesto específico.
Otro aspecto conflictivo en la contratación –y que no es específico de la con-
dición generacional, pero profundiza en los jóvenes afectados el sentimiento de
trato injusto– es la discriminación por razones de género, socioeconómicas, étnicas,
preferencias sexuales y otros. Desde el sector privado, con frecuencia se niega
que se realice alguna discriminación, pero se arguye que es necesario tomar en
cuenta las preferencias de la clientela, de manera que para contratar personal se
consideran a veces criterios no estrictamente relacionados con el puesto, con tal
de satisfacer estas preferencias. Sin duda, los problemas de discriminación están
enraizados en las sociedades, de manera que tanto los encargados de contratar
recursos humanos en las empresas como sus clientes pueden ser “portadores”
de la discriminación. En este sentido, leyes antidiscriminatorias tienen tanta o
más relevancia para estimular los procesos de cambio social y cultural hacia so-
ciedades más equitativas que para corregir transgresiones puntuales, ya que la
discriminación en una situación específica siempre puede ser justificada con ar-
gumentos racionales de eficiencia.
84
Inserción laboral de jóvenes: Expectativas, demanda laboral y trayectorias
Conclusiones
Contrarios a las expectativas sobre una inserción laboral de los jóvenes rela-
tivamente favorable a causa de tendencias demográficas, educativas, tecnológi-
cas y económicas, los datos de los años noventa e inicios de la presente década
muestran un empeoramiento absoluto de la mayoría de los datos laborales de
los jóvenes y un estancamiento relativo de los adultos. Esta evolución desfavora-
ble se vincula con una serie de tensiones, algunas de ellas existentes desde hace
mucho tiempo, mientras que otras surgieron en el contexto de mercados de tra-
bajo más demandantes, volátiles e inestables.
Para mejorar la inserción laboral de los jóvenes, un entorno macroeconómico
favorable es una precondición indispensable, dado que solo de esta manera sur-
gen empleos productivos y opciones para el trabajo independiente en cantida-
des relevantes. Ningún programa que mejore la empleabilidad de los jóvenes,
aumente la eficiencia de la intermediación laboral o intervenga en cualquier otro
aspecto de la inserción laboral puede tener resultados satisfactorios sin una de-
manda laboral dinámica, que surgiría de altas y estables tasas de crecimiento
económico y las expectativas correspondientes que lleven a las empresas a con-
tratar más personal.
Sin embargo, no todas las tensiones observadas en los procesos de inserción
laboral se relacionan con la debilidad del crecimiento. Aun más, para algunas
tensiones no pueden imaginarse “soluciones” satisfactorias para todos los
involucrados. En efecto, algunas están estrechamente relacionadas con conflic-
tos intergeneracionales dinámicos que difícilmente pueden ser objeto de políti-
cas públicas.
Para cualquier otra intervención es indispensable tomar en cuenta la gran
heterogeneidad de la juventud de la región. No existe un problema de inserción
laboral común para todos los jóvenes, sino una variedad de problemas específi-
cos (Weller, 2003). Los retos que enfrentan jóvenes de diferente género, nivel
educativo, trasfondo socioeconómico, cultural, étnico, etc., difieren marcada-
mente, de manera que, más que buscar “la gran estrategia”, es necesario desa-
rrollar respuestas adecuadas para muchas necesidades específicas diferencia-
das. Para ello se requiere una mejor coordinación de los actores públicos, priva-
dos y no gubernamentales, en los planos nacional y local, que relacione los es-
fuerzos de los jóvenes y sus familias con un entorno más favorable para su inser-
ción laboral.
85
Jürgen Weller
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86
Los caminos de América Latina en la formación vocacional de jóvenes en situación de pobreza
1. Introducción
87
Claudia Jacinto
2 Se parte de los resultados de una investigación regional de cinco estudios de casos en profundidad
de programas de formación de jóvenes en distintos países latinoamericanos realizado en 1999/2000
(Jacinto, 2002). La evolución más reciente se basará en información recopilada de algunos casos de
programas desarrollados en los últimos años, disponible en la página web de redEtis,
www.redetis.iipe-ides.org.ar.
88
Los caminos de América Latina en la formación vocacional de jóvenes en situación de pobreza
en el trabajo por cuenta propia se evidencia una dualidad: una parte correspon-
de a actividades de supervivencia en condiciones precarias y con ingresos bajos,
y otra, menor, refleja unidades productivas más eficientes, en muchos casos pe-
queñas empresas producto de la tercerización de ciertos procesos en las empre-
sas grandes.
El mencionado deterioro en los mercados de trabajo y la ampliación de los
procesos de segmentación no alcanzaron a todos los sectores por igual. Uno de
los grupos más afectados fueron, sin duda, los jóvenes en busca de su primer
empleo. En efecto, tanto las tendencias demográficas como la expansión de la
escolaridad (cercana a la universalización en el nivel primario, y alta, aunque
con diferencias sustantivas entre los países, en el nivel secundario) llevaban a
prever que la posición relativa de los jóvenes en el mercado de trabajo mejoraría
en los años noventa. Sin embargo, varios factores han contribuido a que no haya
sido así.
Por un lado, las tasas de matriculación en la educación media revelan que
todavía la inclusión educativa es insuficiente. Incluso en países como los del
cono sur, que tienen altas tasas de escolarización de los adolescentes, más de la
mitad de los jóvenes no ha terminado la educación media. Entre los problemas
más críticos, persisten altos índices de repitencia y abandono, y una oferta edu-
cativa que en buena parte es de baja calidad. Al mismo tiempo, los requisitos
básicos de escolaridad para acceder a buenos empleos se elevan hasta la finaliza-
ción de la educación secundaria, pero también se está produciendo en la región
un proceso de devaluación de los títulos a medida que aumenta el nivel educati-
vo promedio de los jóvenes.
Por otro lado, el crecimiento económico errático y su consecuencia de eleva-
ción del desempleo han afectado particularmente a los jóvenes, ya que entre ellos
se concentran los buscadores de empleo por primera vez y la mayor rotación.
Las tasas de desempleo de los jóvenes duplican, por lo menos, las del conjunto
de la población económicamente activa. Por ejemplo, hacia fines de los noventa,
mientras que el desempleo urbano general fue de 10.2% el desempleo de los
jóvenes de 15 a 24 años fue en promedio de 19.5% (Weller, 2003). Este dato se
suma a las deterioradas condiciones de contratación y bajos salarios.
Pero si la situación de los jóvenes en su conjunto es muy compleja, la de los
jóvenes pobres y/o de bajos niveles educativos es peor. Las tasas de desempleo
aumentan notablemente en aquellos que están en condiciones de pobreza y a
medida que disminuyen los niveles educativos. El problema más grave de inser-
ción laboral afecta a las mujeres, en especial aquellas con educación formal baja.
En efecto, en los grupos de bajo nivel de educación, las mujeres jóvenes registran
89
Claudia Jacinto
3 Formación destinada a formar obreros calificados, generalmente de unos dos años de duración, con
periodos de prácticas en empresas.
91
Claudia Jacinto
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Los caminos de América Latina en la formación vocacional de jóvenes en situación de pobreza
5 Otra modalidad que ha tomado el modelo de mercado, en algún caso, es el sistema de “vouchers”
otorgados a los trabajadores para que elijan su curso de formación según sus necesidades.
6 Muchas se crearon solo para participar en estos tipos de programas (Jacinto, 1997).
93
Claudia Jacinto
2.2.2. Los programas de subsidio a organizaciones que trabajan con grupos en pobreza
94
Los caminos de América Latina en la formación vocacional de jóvenes en situación de pobreza
Menos aun tuvieron en cuenta si los jóvenes seleccionados contaban con la expe-
riencia y las características personales para gestionar un emprendimiento pro-
pio (Jacinto, 2002).
Sin embargo, otra parte relativamente significativa de programas sociales
dirigidos a la juventud promovió la generación de microemprendimientos a partir
de un modelo de intervención más específico y complejo. En esos casos, se inclu-
yeron mecanismos de selección, formación y asesoría posterior. Sin embargo,
estos programas más exigentes (que en ocasiones contemplan microcréditos) fre-
cuentemente excluyeron a los más pobres, poniendo como condiciones de ingre-
so el contar ya con un negocio y/o con el título de nivel secundario (Jaramillo,
2004). Los requisitos para acceder a este tipo de programa se basan en alguna
evidencia de que sería preciso un cierto perfil de los jóvenes para que las inicia-
tivas empresariales puedan ser exitosas: experiencia en el trabajo dependiente,
cualidades personales vinculadas al “perfil emprendedor”, y una “idea o pro-
yecto” de negocio (Lasida, 2004).
95
Claudia Jacinto
96
Los caminos de América Latina en la formación vocacional de jóvenes en situación de pobreza
de la gestión central del programa. Los enfoques más amplios que plantean
la articulación con proyectos de desarrollo local y/o sectorial y la inserción
social de los jóvenes quedan generalmente restringidos a experiencias aco-
tadas y de escasa cobertura (Jacinto, 1999).
97
Claudia Jacinto
98
Los caminos de América Latina en la formación vocacional de jóvenes en situación de pobreza
8 Hasta diciembre de 2004, se habían adquirido 1.800.000 libros para educación general básica.
99
Claudia Jacinto
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Los caminos de América Latina en la formación vocacional de jóvenes en situación de pobreza
101
Claudia Jacinto
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Los caminos de América Latina en la formación vocacional de jóvenes en situación de pobreza
105
Políticas públicas de apoyo a la capacitación y empleabilidad de los jóvenes mexicanos
Antecedentes
107
José Miguel Candia
concepción acorde a las cambiantes condiciones económicas del país. Casi desde
el inicio, se descartó la implantación de un seguro de desempleo –la oposición
del sector empresarial a este tipo de cobertura social ha sido una constante– y se
decidió orientar las acciones públicas de empleo hacia el campo de las llamadas
políticas activas para el mercado de trabajo. Fue a partir de este presupuesto –con
fuertes antecedentes en los países desarrollados– que se diseñaron los nuevos
programas; de esta manera, el sustento de las acciones que en materia de empleo
y formación para el trabajo se instrumentaron en los veinte años más recientes
descansa sobre algunos presupuestos básicos que es pertinente señalar. La inter-
vención del Estado en la operación del mercado laboral mexicano se estructuró
sobre los siguientes soportes:
1. Se estableció un sistema de “contraprestación” o “reciprocidad” que condi-
ciona la entrega de apoyos económicos a la población desempleada y
subocupada –que es buscadora activa de trabajo– mediante la aceptación de
un compromiso formal de participar en cursos de capacitación o demostrar
que ha tratado de incorporarse a una actividad productiva remunerada. Di-
cho de otra manera, todo subsidio asignado con el fin de paliar una situación
de desventaja económica que proviene de la ausencia de empleo requiere
que el receptor de la ayuda acepte ciertos compromisos de búsqueda de un
trabajo, de formación ocupacional o bien tratar de obtener un ingreso me-
diante el emprendimiento de una actividad productiva por cuenta propia.
2. Los programas de empleo adquieren entidad propia y no pueden ser subor-
dinados a políticas de asistencia social o de trabajo temporal. Este tipo de
acciones quedan bajo el ámbito de competencia de otras dependencias pú-
blicas como la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol). Con el propósito de
fortalecer los programas ocupacionales, incluidas las acciones de capacita-
ción para el trabajo, el gobierno de México negoció y obtuvo en 1988 un
crédito del Banco Mundial. Al concluir este convenio en 1992, se acordó una
nueva línea de crédito con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), por
lo cual las acciones que lleva a cabo la Secretaría del Trabajo y Previsión
Social cuentan con los recursos complementarios que provienen de los cré-
ditos que ha otorgado la citada institución financiera. Con el manejo de par-
tidas presupuestales “etiquetadas”, las políticas de empleo adquieren un
reconocimiento político propio y no están sujetas a los avatares de orden
institucional o económico que suelen trastocar los programas sociales desti-
nados a atender otro tipo de demandas como las de vivienda, educación o
salud. Prueba de esta continuidad es el diseño e instrumentación de las po-
líticas de capacitación para el trabajo. En 1984 se puso en marcha el Progra-
108
Políticas públicas de apoyo a la capacitación y empleabilidad de los jóvenes mexicanos
109
José Miguel Candia
Las acciones que la Secretaría del Trabajo y Previsión Social lleva a cabo con
el propósito de promover la incorporación de los jóvenes al mercado del trabajo
se inspiran en un conjunto de grandes principios políticos que es importante
hacer explícitos. Estos lineamientos que orientan los programas que impulsa el
sector laboral mexicano son los siguientes:
• Igualdad de oportunidades: fortalecer el concepto de universalidad, se-
gún el cual la población joven debe tener el mismo trato y las mismas
facilidades que el resto de los mexicanos que se encuentran desem-
pleados y desean incorporarse al mercado laboral.
• Creación de empleo: contribuir, dentro de la esfera de su competencia,
a la generación de más y mejores empleos para los jóvenes, de trabajos
decentes de acuerdo con lo establecido en los principios formulados
por la Organización Internacional del Trabajo.
• Fomento de la empleabilidad: impulsar el desarrollo de actividades de
educación y formación continua para el trabajo, con el fin de dotar a los
jóvenes de los conocimientos y destrezas necesarios para acceder a los
puestos vacantes que manifiestan las empresas.
• Generar un espíritu empresarial: facilitar la creación y la gestión de micro
y pequeñas unidades productivas, con el objeto de posibilitar la ocupa-
ción de los jóvenes en fuentes de empleo creadas por ellos mismos.
Perfil demográfico
Cuadro 1
Población económicamente activa por sexo y grupos de edad (12-29 años).
Año 2003
Sexo y grupos Población económicamente activa
de edad Total Ocupada Desocupada abierta
Total 41.515.672 40.633.197 882.475
12 A 14 años 766.736 758.858 7.878
15 A 19 años 3.904.686 3.719.754 184.932
20 a 24 años 5.213.545 4.978.840 234.705
25 a 29 años 5.348.934 5.201.071 147.863
Hombres 27.277.029 26.716.673 560.356
12 a 14 años 539.460 533.159 6.301
15 a 19 años 2.637.453 2.518.757 118.696
20 a 24 años 3.375.240 3.243.534 131.706
25 a 29 años 3.406.166 3.316.171 89.995
Mujeres 14.238.643 13.916.524 322.119
12 a 14 años 227.276 225.699 1.577
15 a 19 años 1.267.233 1.200.997 66.236
20 a 24 años 1.838.305 1.735.306 102.999
25 a 29 años 1.942.768 1.884.900 57.868
Fuente: Consejo Nacional de Población (2000). “Proyecciones a partir del XII Censo Gene-
ral de Población y Vivienda”. INEGI, México.
111
José Miguel Candia
Cuadro 2
Población económicamente activa por sexo y grupos de edad (14-29 años).
Año 2005
Sexo y grupos Población económicamente activa
de edad Total Ocupada Desocupada
Nacional 42.723.247 41.064.349 1.658.898
14 a 19 años 4.279.695 3.954.441 325.254
20 a 24 años 5.398.699 5.017.523 381.176
25 a 29 años 5.495.357 5.219.078 276.279
Hombres 27.428.818 26.437.174 991.644
14 a 19 años 2.862.328 2.674.377 187.951
20 a 24 años 3.350.099 3.134.855 215.244
25 a 29 años 3.476.517 3.324.245 152.272
Mujeres 15.294.429 14.627.175 667.254
14 a 19 años 1.417.367 1.280.064 137.303
20 a 24 años 2.048.600 1.882.668 165.932
25 a 29 años 2.018.840 1.894.833 124.007
Fuente: Consejo Nacional de Población (2000). Proyecciones a partir del XII Censo Gene-
ral de Población y Vivienda. INEGI, México.
Aspectos ocupacionales
112
Políticas públicas de apoyo a la capacitación y empleabilidad de los jóvenes mexicanos
riables que concurren en un proceso tan complejo. Entre otros elementos pueden
citarse los siguientes:
1. Un primer factor, de carácter general, es que el crecimiento anual de nuevos
buscadores de empleo excede la capacidad del aparato productivo para ge-
nerar la cantidad suficiente de plazas vacantes que solicitan quienes se in-
corporan al mercado laboral. La inversión de las empresas en la creación de
nuevos empleos es insuficiente y la decisión de ampliar las plantas suele
estar subordinada al comportamiento de los ciclos económicos.
2. Son escasas las inversiones orientadas a la generación de las llamadas ocu-
paciones “típicamente jóvenes” (puestos para principiantes o recién
egresados del sistema educativo, plazas para aprendizaje, etcétera).
3. El sistema educativo y de capacitación técnica suele estar desvinculado o
guarda escasa correspondencia con las necesidades de mano de obra califi-
cada que demanda el aparato productivo.
4. No existen o son insuficientes los incentivos –fiscales, crediticios, etc.– para
aquellas empresas que contratan jóvenes.
5. Las empresas perciben que la contratación de jóvenes implica riesgos –entre
otros, accidentes de trabajo o abandono prematuro del empleo– y gastos de
aprendizaje y adiestramiento en el desempeño de una determinada función
productiva.
6. La contratación por tiempo indefinido es vista como una modalidad poco
recomendable, ya que compromete a las empresas en una relación laboral
de largo plazo y representa mayores costos para los empleadores, por lo
cual son frecuentes los contratos eventuales para jóvenes.
7. Debido a la ausencia de opciones atractivas en el sector formal de la econo-
mía, muchos jóvenes –aun aquellos que cuentan con niveles de calificación
medios y altos– optan por trabajar en actividades informales o en empleos
precarios, inestables y mal remunerados.
113
José Miguel Candia
114
Políticas públicas de apoyo a la capacitación y empleabilidad de los jóvenes mexicanos
115
José Miguel Candia
se asigna un apoyo económico para los jóvenes que necesitan adquirir una ocupa-
ción o actualizar los conocimientos y habilidades que ya poseen. Dentro de esta
estrategia hay cuatro modalidades que son especialmente adecuadas para los jó-
venes que desean adquirir una especialidad o completar la formación que deja-
ron inconclusa y con posterioridad tratar de colocarse en un puesto de trabajo:
c. Formación Productiva
116
Políticas públicas de apoyo a la capacitación y empleabilidad de los jóvenes mexicanos
117
José Miguel Candia
Cuadro 3
Población de 14 a 29 años atendida por el Servicio Nacional de Empleo:
Estrategia de vinculación*
118
Políticas públicas de apoyo a la capacitación y empleabilidad de los jóvenes mexicanos
Cuadro 4
Población beneficiada en cada estrategia del PAE por grupos de edad
(16-30 años). Año 2004
Total 37.701 58.556 3.291 4.336 777 13.991 194 582 - 485 41.963 77.950
119
José Miguel Candia
Cuadro 5
Población beneficiada en cada estrategia del PAE por grupos de edad
(16-30 años). Año 2005
120
Políticas públicas de apoyo a la capacitación y empleabilidad de los jóvenes mexicanos
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122
Modalidad flexible de nivelación de estudios para personas adultas. Análisis de la experiencia
Introducción
123
María Eugenia Letelier G.
I. ANTECEDENTES DE LA POBLACIÓN
124
Modalidad flexible de nivelación de estudios para personas adultas. Análisis de la experiencia
Gráfico 1
Ingreso por hora de la ocupación principal por nivel educativo
$ 4.302
$ 2.474
$ 1.864
$ 1.431
$ 1.184
$ 808 $ 916 $ 1.048
E a a a a ta l
S/ p let p let p let le ta p let le ta To
om c om om mp om mp
inc ica inc co r in
c
rc
o
a s ia ia io rio
sic Bá ed ed er e
Bá M M
Su
p
S up
3 Al respecto, interesantes estudios sobre escolaridad e inserción laboral, entre ellos Offe (1973) Tedesco
(1980), Salm (1980), Filgueira (1980), Rama (1984) y García Huidobro (1993), muestran la tendencia a
una “desvalorización del credenciamiento educativo”, o sencillamente un descenso en la tasa de
retorno del valor de la educación.
4 Esto no solo se observa en los datos de las encuestas nacionales. Una visión reciente, a partir de
estudios cualitativos, se puede encontrar en: “Expectativas y estrategias laborales de jóvenes y adul-
tos jóvenes en Chile”. Proyecto Regional Integración de Jóvenes al Mercado Laboral. Informe final.
CIDE, septiembre de 2004.
125
María Eugenia Letelier G.
Gráfico 2
Puntaje promedio y porcentaje de adultos en nivel 1
de competencias por nivel educativo
100
88.3
90 86.7 83.8
80 77.4
69 68.3
70
60 58
51
47.7
50
40.1
40 35.1
30.2
30
15.9 17.1
20 13.1
10
0
Prosa Documento Cuantitativo
126
Modalidad flexible de nivelación de estudios para personas adultas. Análisis de la experiencia
6 Este estudio se realizó entre marzo de 2003 y mayo del 2004; en el análisis de los resultados se hará
constante referencia a estos datos.
7 El promedio de edad es notoriamente mayor en relación con el de quienes están matriculados en la
oferta tradicional de EDA. En la oferta tradicional la edad promedio de educación básica son 28 años
y de 25 en educación media.
127
María Eugenia Letelier G.
Tabla 1
Distribución de la población destinataria según rangos de edad
EDADES
NIVEL 15-18 años 19- 30 años 31-40 años 41-50 años 51-60 años 61 años y más
Básica 1.723 7.54% 5.547 24.29% 6.505 28.48% 5.134 22.48% 2.646 11.59% 1.283 5.62%
Media 3.785 6.98% 23.192 42.75% 15.421 28.42% 9.028 16.64% 2.380 4.39% 448 0.83%
Tabla 2
Situación ocupacional de la población destinataria
Situación ocupacional
Desocupado Ocupado Inactivo (No Inactivo
(Cesante/Busca (Tiene empleo, busca trabajo/ (Con
No informa trabajo por sea remunera- No le interesa/ quehaceres Total
primera vez) do o no) No puede) en el hogar)
Básica 7.223 31.63% 2.385 10.44% 6.467 28.32% 567 2.48% 6.196 27.13% 22.838
Media 16.494 30.40% 6.351 11.71% 18.934 34.90% 1.200 2.21% 11.275 20.78% 54.254
8 El importante porcentaje de personas sobre las cuales no se dispone de información afecta a estos
datos. Por tanto, solo pueden ser tomados como un referente.
128
Modalidad flexible de nivelación de estudios para personas adultas. Análisis de la experiencia
Tabla 3
Ocupación actual de la población destinataria activa
Ocupación actual
Patrón o Trabajador por Asalariado en el sector Asalariado en el
empleador cuenta propia privado (Empleado/ sector público
(Independiente) Obrero/ Jornalero)
Básica 308 4.76% 1.242 19.21% 4.119 63.69% 198 3.06%
Media 1.610 8.50% 2.723 14.38% 12.612 66.61% 1.013 5.35%
Ocupación actual
Personal de Personal de Familiar o Total
servicio servicio personal
doméstico domestico no remunerado
puertas adentro puertas afuera
Básica 84 1.30% 354 5.47% 162 2.51% 6.467
Media 88 0.46% 646 3.41% 242 1.28% 18.934
129
María Eugenia Letelier G.
Tabla 4
Motivo de mayor importancia para ingresar al programa
Respuestas %
Para sentirse mejor consigo mismo 227 30.6
Para obtener un empleo 158 21.3
Le pedían el certificado para trabajar 70 9.4
Para progresar en actual empleo 56 7.6
Para cambiarme de trabajo 37 5.0
Para ayudar a hijos en los estudios 35 4.7
Para ser ejemplo en su familia 20 2.7
Para no ser menos que otras personas 17 2.3
Para ser más respetado por su familia/ pareja 14 1.9
Para continuar estudios superiores 13 1.8
Porque le ofrecieron el curso 10 1.3
Para entender mejor lo que pasa 5 0.7
Para conocer a otras personas 1 0.1
Otro motivo 78 10.5
Total válidos 741 100
Fuente: Estudio de impacto de la modalidad flexible de nivelación de estudios. Elabora-
ción propia sobre la base de la primera medición, beneficiarios (2003).
130
Modalidad flexible de nivelación de estudios para personas adultas. Análisis de la experiencia
9 Actualmente se discute en el Parlamento una ley que crea un Sistema Nacional de Competencias
Laborales; este instrumento es clave para permitir el funcionamiento coordinado de un Sistema de
Formación.
10 Para mayor información consultar http//www.chilecalifica.cl. En este documento, solo nos centra-
remos en la línea de nivelación de estudios.
131
María Eugenia Letelier G.
11 Los datos disponibles señalan una gran variación: casi 20% tiene clases una vez a la semana, 25%
tiene clases cinco días y otro 25% tiene clases tres días a la semana. El promedio semanal de horas de
clase es de 11.4 y los cursos duran en promedio 5.8 meses.
132
Modalidad flexible de nivelación de estudios para personas adultas. Análisis de la experiencia
12 En educación de adultos, los grados escolares se agrupan en tres niveles correspondientes a la edu-
cación básica y dos niveles correspondientes a la educación media. Para el caso de la educación
básica se evalúan cuatro sectores de aprendizajes; en el primer nivel de la media se evalúan cinco
sectores y, en el segundo, seis.
13 Para mayor información consultar “La evaluación de aprendizajes bajo el enfoque de competencias:
educación de adultos”. http://www.chilecalifica.cl
133
María Eugenia Letelier G.
3. Principales resultados
Tabla 5
¿Cuán satisfecho está con el curso en que participó? (solo segunda medición)
Aprobado Reprobado Desertor Total
Muy satisfecho 49.3 13.3 15.8 41.6
Satisfecho 38.6 30.7 47.4 38.5
Ni satisfecho ni insatisfecho 5.9 13.3 17.5 8.0
Insatisfecho 4.7 33.3 10.5 8.8
Muy insatisfecho 1.5 9.3 8.8 3.2
Total 100 100 100 100
Muestra válida (N) 471 75 57 603
14 Para la evaluación de impacto se hicieron dos mediciones, seleccionando una muestra que contara
con un grupo potencial de control.
134
Modalidad flexible de nivelación de estudios para personas adultas. Análisis de la experiencia
ción. Para medir dichos resultados, se pidió a los beneficiarios que calificaran
distintos aspectos del curso y, junto con ello, que evaluaran la importancia rela-
tiva de los mismos. El cruce entre ambas variables permite verificar si aquello
que es relativamente importante para los beneficiarios se encuentra bien o mal
evaluado. Si se consideran solo las categorías extremas de las escalas de medi-
ción utilizadas, se obtiene una gráfica como la siguiente:15
Gráfico 3
Importancia de diversos aspectos del servicio educativo e insatisfacción
Pueda discutir y preguntar temas que no entiende 1
91.0
Textos de estudio tengan lenguaje claro y entendible 5.6
89.9
Textos de estudio: Que los ejercicios sean claros 8.1
87.1
Textos de estudio faciliten comprensión de las materias 7.9
84.1
Profesores asistan y cumplan horario de clases 2.9
83.8
Preocupación de la institución respecto a alumnos 4.9
83.6
Textos de estudio faciliten hacer las tareas en clase y hogar 8.6
81.8
Horario de las clases 1.9
80.4
Profesores entreguen guías o apuntes para reforzar clases 3.6
80.4
Profesores revisen tareas 3.7
78.5
Profesores hagan pruebas para medir lo aprendido 5.2
78.2
Textos de estudio faciliten trabajos en grupos 9.6
78.2
Materias sean más prácticas que teóricas 9.7
73.1
Salas y talleres para realización de cursos 3.1
68.7
Relación entre compañeros de clases 0.5 67.0
Profesores hagan trabajos en grupo 7.4
66.8
Tareas se relacionan con vida cotidiana 8.6
66.0
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100
135
María Eugenia Letelier G.
16 Estos porcentajes varían según la cohorte de referencia y según el nivel escolar evaluado. Así, por
ejemplo, en educación media se observa menos deserción que en educación básica.
17 Cada ítem se refiere a un desempeño y mide determinado nivel de dificultad. Luego de cada aplica-
ción de exámenes, se realiza un procesamiento estadístico a través de la TRI que permite analizar
cada ítem según el nivel de dificultad y la capacidad de discriminación.
18 El estudio se realizó en una muestra aleatoria de beneficiarios y una muestra intencionada de con-
troles potenciales, definida por la similitud en condiciones de entrada y entorno con los beneficia-
rios encuestados. Hubo dos mediciones, una al inicio y otra al final de los cursos.
136
Modalidad flexible de nivelación de estudios para personas adultas. Análisis de la experiencia
1ª
Ingresos por Ingresos Diferencia Impacto
Muestra o % de
trabajo 1ª por trabajo (Después (Beneficiario
submuestra Clasificación variación
medición 2ª medición –Antes) –Control)
* Nota: En la muestra los casos de alumnos de “56 años y más” son pocos, insuficientes para estimar
una media de impacto válida para ellos.
Fuente: Elaboración propia.
19 El porcentaje de variación en las remuneraciones entre quienes tienen enseñanza media incompleta
y completa es de 8.2 por ciento.
137
María Eugenia Letelier G.
Tabla 8
Impacto en la tasa de ocupación de aprobados total y según tramo de edad*
(puntos porcentuales de la muestra correspondiente)
138
Modalidad flexible de nivelación de estudios para personas adultas. Análisis de la experiencia
139
María Eugenia Letelier G.
nes interpersonales con los miembros del grupo familiar tales como la capacidad
para apoyar a sus hijos en las tareas, reconocimiento y confianza de parte de los hijos y
también de la pareja y mejor comunicación con sus hijos. Ello podría reflejar una baja
autoestima inicial de parte de los beneficiarios comparados con sus controles, lo que ade-
más resultaría coherente con otros hallazgos ya comentados, en orden a mostrar como
motivos importantes para la nivelación la autoestima personal y el hecho de que miem-
bros de su misma generación dentro del grupo familiar cuenten con escolaridad comple-
ta. En todos estos aspectos, la situación posterior al programa implica una mejo-
ría notable, al punto de situarse por sobre el grupo de control en las dos medicio-
nes siguientes.
En resumen, el efecto de estar participando en el programa es claramente
positivo. Es interesante observar que este efecto positivo se da mayoritariamente
durante el proceso. Como se puede observar respecto de alguna de las variables,
el efecto disminuye al terminar el periodo educativo. Aun así, en 10 de las 13
variables el impacto en la medición final es positivo. En conclusión, los benefi-
ciarios aprobados perciben un impacto positivo en diferentes ámbitos de su vida
cotidiana, desde el inicio hasta la última medición.
140
Modalidad flexible de nivelación de estudios para personas adultas. Análisis de la experiencia
20 Cfr., por ejemplo, Memorándum sobre el aprendizaje permanente, Comisión de las Comunidades Euro-
peas. Bruselas, 2000.
21 Al respecto, el Informe Mundial sobre Desarrollo Humano 2004 ubicó a Chile entre las 10 economías
con mayor grado de desigualdad en el planeta, según el coeficiente de Gini1, solo superado por los
países más pobres. Mientras que 20% de la población con menores recursos solo consigue 3.3% de
los ingresos, 20% más acaudalado obtiene 62.2% de la riqueza nacional. La situación resulta tan
escalofriante que, si se separa la población nacional en veintiles, en donde cada veintil representa un
grupo de personas equivalentes a 5% de los chilenos clasificados según su ingreso per cápita, se
puede observar que 5% más rico de la población, equivalente a 750.000 personas aproximadamente,
recibe ingresos 209 veces más altos que 5% más pobre. Esta situación se ha agudizado en la década
más reciente, puesto que en el año 1990 esta diferencia llegaba a 130 veces.
141
María Eugenia Letelier G.
Bibliografía
142
Segunda parte
EL DESARROLLO LOCAL:
ESPACIO PRIVILEGIADO PARA ESTRATEGIAS
DE EDUCACIÓN Y FORMACIÓN
PARA EL TRABAJO
143
Globalización, desarrollo local y descentralización
145
Prudencio Mochi Alemán
146
Globalización, desarrollo local y descentralización
147
Prudencio Mochi Alemán
considera que las economías de las regiones y localidades pueden crecer utili-
zando el potencial de desarrollo existente en el territorio.
El desarrollo es endógeno debido a su estrecha asociación con la cultura
local y con los valores que ella incluye:
Desarrollo endógeno significa en efecto, la capacidad para transformar el
sistema socio-económico; la habilidad para reaccionar a los desafíos exter-
nos; la promoción del aprendizaje social; y la habilidad para introducir for-
mas específicas de regulación social a nivel local que favorecen el desarrollo
de las características anteriores. Desarrollo endógeno es, en otras palabras,
la habilidad para innovar a nivel local (Garofoli, 1995).
148
Globalización, desarrollo local y descentralización
149
Prudencio Mochi Alemán
2 Conocimientos tácitos, término introducido por Polanyi (1966), quien señaló que “se conoce más de lo
que se puede decir”. El concepto fue retomado por otros autores (Nonaka y Takeuchi, 1995), quienes
sostuvieron que “conocer tácitamente significa conocer sin distancia de las cosas y los actos, y la
interacción cognoscitiva entre las personas se caracteriza porque es inconsciente”. En otros térmi-
nos, se define como tácito el conocimiento difícil de definir y de expresar de manera formalizada
porque está vinculado al contexto de referencia y tiene una matriz profundamente personal.
3 Conocimientos codificados, también llamados conocimientos explícitos para indicar esa parte del co-
nocimiento que puede ser codificado, trasmitido y usado en contextos diversos de los que fue gene-
rado, como el conocimiento encerrado en un manual de instrucciones. Se trata de un conocimiento
claro, determinado, de inmediata comprensión, simple de recoger y de mucho valor para las organi-
zaciones, porque es fácil de guardar y difundir (Zack, 1999). Sin embargo, no siempre en el interior
de una organización el conocimiento explícito está realmente codificado en documentos formales o
con un lenguaje compartido, sino que, por el contrario, muchas veces se mantiene implícitamente y
compartido de manera informal.
150
Globalización, desarrollo local y descentralización
151
Prudencio Mochi Alemán
152
Globalización, desarrollo local y descentralización
153
Prudencio Mochi Alemán
cimiento económico. Sin embargo, en los veinte años más recientes, con la crisis
de este modelo, los retos del desarrollo comenzarán a enfocarse desde la especifi-
cidad de cada territorio, como eje en donde se busca fomentar prácticas de pro-
ducción (distritos industriales, clúster, polos tecnológicos) y gobernación local.
Los distritos industriales, entendidos como un gran complejo productivo en
donde la concentración geográfica, la especialización sectorial, el predominio de
medianas y pequeñas empresas, la colaboración interfirmas basadas en la inno-
vación y no en los bajos salarios, una identidad sociocultural que facilita la con-
fianza entre las empresas y los empleados, trabajadores capacitados, organiza-
ciones de autoayuda y gobiernos municipales muy activos que impulsan proce-
sos de innovación y capacitación de la industria (Schmidt, 1993, citado por Brown
y Domínguez, 1997: 159) caracterizaron en los países más desarrollados los mo-
delos que atrajeron la atención de investigadores de distintas disciplinas, convir-
tiéndose en un modelo de referencia para varias regiones en el mundo.
Sin embargo, muchas de estas concepciones fueron cuestionadas y enrique-
cidas por nuevas investigaciones (Boscherini y Poma, 2000), que reconocen fun-
damentalmente que el territorio cumple una función mucho más significativa
que la simple generación de externalidades. La propuesta de estos autores es ir
“más allá de los industriales”, considerando para ello un nuevo modelo
interpretativo: el sistema institucional territorial o sistema institucional de empresas.
Para ser más específicos, lo que se necesita para la puesta en marcha de este
nuevo proceso, según estos autores, es contar con capacidades empresariales
autónomas y difundidas de las empresas que se articulan con el desarrollo de un
sistema institucional territorial complejo.
En este sentido, el territorio es considerado “un componente que interactúa y
a la vez compite con otros territorios”, a diferencia de los distritos, en los cuales
solo se consideraba la dinámica interna de los mismos, es decir, el conjunto de
actividades productivas, intercambios y relaciones basadas en un conjunto de
flujos secretos e imitaciones difundidas, comportamiento que reducía su dina-
mismo.
Otra peculiaridad que distingue a este sistema institucional territorial es el
papel de las instituciones en términos de governance. El desarrollo tanto de un
sistema político como de una sociedad civil amplia y participativa, capaces de
estimular y apoyar la creación de sistemas productivos locales rompe con el pre-
dominio de comportamientos individuales, generando una institucionalidad flexi-
ble y estimulante para el desarrollo del sector productivo. En este sentido, ad-
quieren particular importancia la confianza entre actores y los sistemas naciona-
les de innovación.
154
Globalización, desarrollo local y descentralización
155
Prudencio Mochi Alemán
que deben ser objeto de atención preferente, con la finalidad de poder dotarlas de
capacidad de innovación y recursos humanos preparados para asegurar su
competitividad frente a la gran empresa. En muchos países la reestructuración de
áreas en crisis (textil, naval, metalúrgica, etc.) obliga a su reconversión, diferen-
ciando productos, cambiando por otras alternativas y métodos. En la mayoría de
los casos, estos procesos son traumáticos porque afectan la evolución ya sea de
las ciudades como del medio rural. Procesos de desindustrialización, inmigra-
ción interna, crecimiento acelerado de áreas urbanas, se suman a problemas de
seguridad causados por la violencia social y la degradación del ambiente.
En el ámbito rural la situación es aun más complicada, ya que la crisis de la
agricultura tradicional, la caída de la ocupación en trabajos agrícolas, la crecien-
te emigración hacia Estados Unidos, la deforestación y el deterioro creciente del
medio ambiente son algunas de las causas que sitúan a este ámbito como proble-
mático frente a las nuevas exigencias de diversificación productiva, generación
de empleos e ingreso en espacios rurales.
Sin embargo, frente a la crisis de los subsectores tradicionales vinculados
con la industrialización anterior, han ido surgiendo otros vinculados con las te-
lecomunicaciones, biotecnología, energías limpias, informáticas, que dinamizan
la economía y requieren empleos más calificados y mano de obra especializada.
Asimismo, se diversifican y crecen las actividades vinculadas con el sector ter-
ciario avanzado, con la producción de bienes y servicios variados (artículos de
hogar, cuero y calzado, cerámica, servicios para las empresas, turismo, finan-
zas). En el ámbito rural algunas actividades agroindustriales que logran
diversificarse y reconvertirse encuentran sus nichos potenciales. La artesanía, la
pesca, el turismo rural y de aventura, los alimentos orgánicos, entre otras alter-
nativas, deben contemplarse en el impulso de actividades vinculadas con las
zonas rurales.
Otro aspecto a considerar por la importancia y extensión adquirida en mu-
chos países y ciudades de América Latina es el crecimiento del sector informal, así
como prácticas económicas vinculadas con economías de subsistencia.
156
Globalización, desarrollo local y descentralización
157
Prudencio Mochi Alemán
Reflexiones finales
Los desafíos externos impuestos por los procesos de globalización y sus con-
secuentes reestructuraciones mundiales colocan a los ambientes locales en una
posición que puede ser aprovechada o no, de acuerdo con las posibilidades de
utilizar el desarrollo existente en su propio territorio.
Para que este desarrollo endógeno encuentre las vías adecuadas, se necesita
introducir formas específicas de regulación social basadas en algunos criterios
fundamentales:
a) construcción de acuerdos que involucren y favorezcan al conjunto de
actores del territorio;
b) rechazar los aspectos nocivos de la globalización (subsidiar las inver-
siones que no aportan beneficios al territorio, desregulación del medio
ambiente, mano de obra a bajo costo y sin calificación ni derechos esta-
blecidos);
c) articulación con la administración central bajo protagonismos nuevos
que confiera atribuciones de poder atender problemas existentes en el
territorio;
d) atraer recursos externos que tengan impacto en el territorio, valorizan-
do recursos y capacidades locales;
e) basar la competitividad de las empresas en la creación, recuperación y
circulación del conocimiento y en su capacidad innovadora (en los pro-
ductos, procesos y servicios, en nuevos estilos de dirección y gestión
empresarial, en la construcción de redes).
158
Globalización, desarrollo local y descentralización
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159
Prudencio Mochi Alemán
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Globalización, desarrollo local y descentralización
161
162
La gestión local de la alfabetización y la educación básica de jóvenes y adultos
163
Guillermo Tapia García
ción al Producto Interno Bruto (PIB) nacional (3.5%), aunque en el caso del PIB
per cápita se ubicó en el sitio 21. El PIB de Guanajuato creció más rápido que el
promedio nacional, pues lo hizo a una tasa de 3.86% anual, frente a 2.70% nacio-
nal anual entre 1993 y 2003.3
En términos más específicos, en Guanajuato el PIB del sector primario ha
disminuido de manera sostenida en los recientes veinte años en su contribución
a la economía local. Entre 1993 y 2003 solo creció en promedio 0.77% anual. El
PIB del sector secundario se incrementó muy rápido, incluso por encima del pro-
medio nacional y de entidades con mayor grado de industrialización (Nuevo
León, Estado de México, Jalisco, estados de la frontera norte), al crecer un pro-
medio anual de 6.91% entre 1993 y 2003. El PIB del sector terciario ha aumentado
de manera moderada: 2.80% anual en el decenio citado, apenas arriba del pro-
medio nacional (2.72%). Destaca, sin embargo, que el porcentaje de crecimiento
general del PIB de Guanajuato es menor al de estados fronterizos como Baja
California y Coahuila, y mucho menor que el de estados vecinos con un alto
dinamismo en sus tres sectores como Aguascalientes y Querétaro.4
Guanajuato, si bien cuenta con indicadores que permiten afirmar que se tra-
ta de una región “potencialmente ganadora”, se encuentra en medio de un en-
torno marcado por una alta competencia para generar las condiciones de creci-
miento económico que favorezca la creación de empleos. Competencia frente a
los estados de Querétaro y Aguascalientes, sus vecinos contiguos, capaces de
crear condiciones para un crecimiento sostenido en los tres sectores y, más aun,
ante las entidades de la frontera norte, mismas que concentran el mayor creci-
miento de las manufacturas, frente a la región centro desde los años ochenta.5 Es
una competencia en la que Guanajuato, de manera muy probable, no resulte
efectivamente un ganador perdurable.
La opción de crecimiento elegida por Guanajuato no es, exclusivamente,
basada en el “desarrollo endógeno” con todas sus implicaciones. Es posible afir-
mar que la apuesta de generar un crecimiento económico interno (“generación de
empleos”) en el contexto de las transformaciones producidas por la liberaliza-
ción económica –que conlleva la búsqueda de competitividad regional y el
reposicionamiento territorial de Guanajuato en el marco de la globalización– atien-
164
La gestión local de la alfabetización y la educación básica de jóvenes y adultos
Sin embargo, la “ventaja comparativa” más referida por los actores locales
ha sido “la posición estratégica” del estado de Guanajuato en el conjunto de
rutas de distribución y abasto, así como la economía de costos que representa la
infraestructura de comunicaciones terrestres en relación con otros polos indus-
triales del centro (Querétaro, Aguascalientes), occidente (Guadalajara) y norte
del país (ciudades como Monterrey o fronterizas). Guanajuato se encuentra en el
centro del polígono que describen los ejes Ciudad de México-Guadalajara-Ciu-
dad Juárez-Tijuana y Ciudad de México-Monterrey-Nuevo Laredo. Además,
cuenta con acceso directo al menos a tres vértices de manera simultánea, posi-
ción que no tienen Aguascalientes, Guadalajara o Querétaro.
Gracias a dicha ventaja comparativa, Guanajuato logró reconvertir su pro-
ducción predominantemente agrícola aún en los años setenta, hasta lograr una
posición “competitiva” en el desarrollo de un sector secundario regional fuerte
(alimentos, metalmecánica, química y manufacturas) en los años ochenta y prin-
cipios de los noventa. Hasta que la liberalización comercial iniciada en 1985 y la
165
Guillermo Tapia García
7 Reportes de prensa sobre resultados de las encuestas sobre migración en la frontera norte (EMIF)
coordinadas por el Colegio de la Frontera Norte (Colef) y el Consejo Nacional de Población (Conapo),
así como reportes de prensa de la Unidad de Planeación e Inversión Estratégica del Gobierno de
Guanajuato, aparecidos en Correo de Hoy y A.M., periódicos locales. Reportados entre el 26 octubre y
3 noviembre de 2005.
8 Jeffrey S Rothstein. “Creating Lean Industrial Relations: General Motors in Silao, Mexico”, en
Competition & Change. Vol. 8, Núm. 3, pp. 203–221, September 2004. En los diez años más recientes,
la empresa armadora ha contado con una planta laboral que fluctúa entre los 3.500 y los 5.000 traba-
jadores, procedentes de un radio de 50 o más kilómetros. Los trabajadores son transportados diaria-
mente desde Salamanca, Huanímaro, Pueblo Nuevo, Irapuato, Romita, León, Guanajuato, aunque
una proporción importante de ellos radica en Silao.
166
La gestión local de la alfabetización y la educación básica de jóvenes y adultos
167
Guillermo Tapia García
9 INEGI. Rezago educativo de la población mexicana. México, 2004. Los datos siguientes proceden del
INEGI. Tabulados Básicos. Estados Unidos Mexicanos. XII Censo General de Población y Vivienda, 2000.
Aguascalientes, México, 2001.
168
La gestión local de la alfabetización y la educación básica de jóvenes y adultos
fue de 2.1 grados y era 1.3 grados menor que el promedio nacional. En el
año 2000 alcanzó a ser de 6.4 grados y continuó 1.2 grados abajo del prome-
dio nacional. Esto es, el sistema educativo local no tuvo la capacidad para
incrementar el ritmo de escolarización de la población por encima del es-
fuerzo nacional.
169
Guillermo Tapia García
11 En 1991 se dispuso un interinato que duró hasta junio de 1995. De junio de 1995 hasta agosto de
1999, estuvo en funciones un gobernador constitucional. De agosto de 1999 a septiembre de 2000
hubo un gobernador interino. A partir de septiembre de 2000 se inició otro periodo constitucional de
gobierno. Esto representa a cuatro gobernadores en un lapso de 10 años.
12 En el año 2001 se revisaron la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo, el Reglamento Interior de todas las
dependencias de la administración pública estatal centralizada, los decretos de creación y reglamen-
tos internos de los organismos públicos descentralizados creados por la administración precedente.
Ver al respecto: Periódico Oficial del Gobierno de Guanajuato, junio-julio de 2001.
170
La gestión local de la alfabetización y la educación básica de jóvenes y adultos
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Guillermo Tapia García
172
La gestión local de la alfabetización y la educación básica de jóvenes y adultos
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Guillermo Tapia García
174
La gestión local de la alfabetización y la educación básica de jóvenes y adultos
mos creados por efecto de la descentralización federal, las nuevas instancias del
gobierno local fueron ocupadas por funcionarios –en su mayor parte– sin ante-
cedentes laborales ni perfil profesional relacionado con la materia de trabajo de
las instituciones. En este sentido, las nuevas instituciones fueron parte del terri-
torio institucional a conquistar en el proceso de la alternancia partidaria.
El paisaje institucional se hizo más complejo aun, al desplegarse las estrate-
gias operativas de las instituciones citadas. Cada una diseñó “redes”, centros coor-
dinadores, “círculos”, planteles. A través de tales redes, se vincularon entre ellas.
Algunas intentaron subordinar a otras, asumir funciones “normativas”. Otras, de
manera defensiva, se aislaron del resto e iniciaron estrategias agresivas para aten-
der su “mercado” pero basadas en su propia normatividad. La cuestión legal,
referida a la certificación de los aprendizajes, a la autorización de planes y pro-
gramas de estudio, fue la que finalmente se impuso. De fondo, hubo una continua
tensión entre las unidades federales y las estatales, y entre estas últimas. También
se presentó una pugna respecto de cuál instancia era la que debía establecer los
lineamientos y controles sobre los procesos educativos. (Ver gráficos 1 a 3).
La pugna se dio entre las instancias locales coordinadas por la SEG y las
instancias de la SEP que asumieron un papel “normativo”. Esto es, el constante
enfrentamiento entre el gobierno local y la SEIT, por una parte, y con el INEA,
por otra. A la vez, se expresó una pugna por el control normativo, administrati-
vo y presupuestario de las instancias locales entre la Secretaría de Educación y la
Secretaría de Desarrollo Económico.
Durante los noventa, la mayor parte de las instancias creadas por iniciativa
federal y local fueron “sectorizadas” en la Secretaría de Educación (Icateg,
Cecyteg, Conalep, UT, ITES y CIC, IEP, SABES). La Secretaría de Desarrollo Eco-
nómico buscó el control de aquellas referidas especialmente a la capacitación
para el trabajo, la formación laboral y la certificación de competencias. Maniobró
para incluirlas en los Consejos de Planeación Sectoriales, en la Coordinación de
la Planeación Económica, en la Comisión de Atracción de Inversiones.
El cambio de gobierno del año 2000 fue una oportunidad para “arreglar” en
alguna medida el paisaje institucional local, en un contexto coyuntural favora-
ble. Por una parte, el proceso de descentralización federal en educación estaba
casi cerrado y, por la otra, la alternancia en el ejecutivo federal dio lugar a una
distinta relación del ejecutivo local con el centro. El gobierno local “fusionó” el
Icateg, el IEP y el CIC para conformar el “Sistema Estatal de Educación para la
Vida y el Trabajo” (SEEVYT, ver gráfico 4), organismo público descentralizado,
con atribuciones en materia de capacitación para el trabajo, certificación de com-
petencias laborales, educación básica de jóvenes y adultos, así como alfabetiza-
175
Guillermo Tapia García
176
La gestión local de la alfabetización y la educación básica de jóvenes y adultos
14 J.C. Romero Hicks. Quinto informe de gobierno. Secretaría de Desarrollo Económico Sustentable.
Guanajuato, 2005.
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La gestión local de la alfabetización y la educación básica de jóvenes y adultos
179
Guillermo Tapia García
16 El gobierno estatal emitió un comunicado de prensa en noviembre de 2005, en el que informó el logro
de la meta de disminuir a 8% el analfabetismo en la entidad. Al mismo tiempo, la dirección general del
INAEBA sostenía las dificultades que se tenían que enfrentar para ampliar la cobertura de los servicios
de alfabetización y educación básica. Ver: www.guanajuato.gob.mx, sección Comunicación social, co-
municados de prensa del mes de noviembre de 2005. Consultado el 29 de noviembre de 2005.
180
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Colofón
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184
La gestión local de la alfabetización y la educación básica de jóvenes y adultos
Tabla 1
Cronograma del proceso de federalización y gestión de iniciativas locales en
materia de educación de jóvenes y adultos. Guanajuato, 1992-2005
Efecto local de
Iniciativa Iniciativa o
Año iniciativa o Observaciones
local respuesta federal
respuesta federal
1992 Firma del Acuerdo Integración de servicios Existencia previa del
Nacional para la Mo- de educación básica y Convenio para la instala-
dernización de la Edu- formación de docentes ción de la Delegación Es-
cación Básica en una sola dependen- tatal del INEA en
cia del gobierno estatal Guanajuato
(enero, 1994)
de educación superior
(SEP-GEG-SEG)
185
Guillermo Tapia García
Efecto local de
Iniciativa Iniciativa o
Año iniciativa o Observaciones
local respuesta federal
respuesta federal
1996 Creación del Convenio de coordina- Decreto para crear el Inicio de la expansión
Centro ción con la Secretaría Consejo para la acelerada de servicios de
Interuniver- de Educación Pública Planeación, Evalua- educación superior priva-
sitario del para la planeación, ción e Impulso de la dos, en los niveles de li-
Conocimien- evaluación e impulso a Formación para el Tra-cenciatura y posgrado,
to (CIC) la formación para el bajo, la Educación Me-con autorización y reco-
trabajo, la educación nocimiento de validez ofi-
dia Superior y Superior
Creación del media superior y supe- (Coplevim) y el Conse-cial de estudios (RVOE)
Sistema rior en el estado de jo de Formación para por parte de la autoridad
Avanzado de Guanajuato el Trabajo (Cofot). local. No se instalan for-
Bachillerato (SEP-GEG-SEG). malmente ni el Coplevim
y Educación Reestablecimiento de ni el Cofot.
superior la Comisión Estatal
(SABES) para la Planeación de CIC. Orientado a la for-
la Educación Superior mación para el trabajo y
(Coepes), al amparo la certificación de compe-
del Coplevim. tencias laborales.
Gob. Const. Vicente Fox
186
La gestión local de la alfabetización y la educación básica de jóvenes y adultos
Efecto local de
Iniciativa Iniciativa o
Año iniciativa o Observaciones
local respuesta federal respuesta federal
1999 Reformas y Convenio para la coor- Creación del organis- Hasta 2005 no se ha rea-
ajustes a las dinación de la opera- mo descentralizado lizado la transferencia de
atribuciones ción del Conalep del GEG. Conalep facultades y recursos del
del CIC. (SEP-GEG-SEG) Guanajuato. INEA al GEG.
Estableci-
miento de la
Dirección de
Educación
no Formal
en la SEG
187
Guillermo Tapia García
Efecto local de
Iniciativa Iniciativa o
Año iniciativa o Observaciones
local respuesta federal respuesta federal
2002 Instalación
del Cofot.
2006
Fuentes: Diario Oficial de la Federación. Periódico Oficial del Gobierno de Guanajuato.
Informes de Gobierno 1994-2005.
188
Tabla 2
La educación pública para jóvenes y adultos en Guanajuato. Paisaje institucional 1980-2005
Servicios federales transferidos al estado
Servicios locales Servicios federales (financiamiento concurrente)
Alfabeti- Educación Formación Bachillerato Educa- Alfabeti- Educación Formación Bachillerato Educa- Alfabeti- Educación Formación Bachillerato Educa-
zación básica para ción zación básica para el ción zación básica para el ción
Quinquenio
el trabajo superior trabajo superior trabajo superior
Educación técnica INEA Centros de Misiones Cul- CBTIS IT
terminal Educación turales CBTA ITA
(posprimaria, Básica para Cecatis
privada) Adultos CETIS
1980
SECyR (CEBAS) Conalep
Secundaria para
trabajadores
Educación Técni- INEA INEA Misiones cul- CBTIS IT Icateg
ca Terminal CEBAS turales CBTA ITA
(posprimaria, pri- Secundaria Cecatis
1990
vada) para CETIS
189
SECyR trabajadores Conalep
IEP IEP CIC S A B E S S A B E S INEA INEA CECATIS CBTIS IT Misiones Icateg CECYTEG UT
IEP VIBA UNIDEG CETIS CBTA ITA Culturales Conalep (TSU)
(TSU) STPS CEBAS ITES
Probecat Secundaria (Lic.)
1995
Conocer para
trabajadores
SEEVYT SEEVYT SEEVYT SABES S A B E S INEA INEA CECATIS CBTIS IT Misiones Cul- CECYTEG UT
( a s u m e (asume IEP) ( a s u m e VIBA UNIDEG (MEVYT) CETIS CBTA ITA turales Conalep (TSU)
IEP) ICATEG y CIC) (CT) (TSU) S T P S CEBAS ITES
2000
Probecat Secundaria (Lic.)
Conocer para
trabajadores
INAEBA INAEBA SDES- DGCT S A B E S S A B E S INEA INEA Cecatis CBTIS IT Misiones Cul- CECYTEG UT
(asume (Asume CE- (hereda servicio VIBA UNIDEG (MEVYT) CETIS CBTA ITA turales (TSU)
La gestión local de la alfabetización y la educación básica de jóvenes y adultos
Conalep
IEP – BAS) Icateg y CIC) (CT) (TSU y STPS (SEG) ITES
2005
SEEVYT) (Asume IEP- Lic.) Probecat Secundaria (Lic.)
SEEVYT) Conocer para trabaja- UP
Bécate dores (SEG) (Lic.)
Fuentes: Diario Oficial de la Federación. Periódico Oficial del Gobierno de Guanajuato. Informes de Gobierno 1994-2005.
Guillermo Tapia García
Grafico 1
Instituto de Capacitación para el Trabajo del Estado de Guanajuato
190
La gestión local de la alfabetización y la educación básica de jóvenes y adultos
Grafico 2
Centro Interuniversitario del Conocimiento
Gráfico 3
Instituto de Educación Permanente
Centros de Asesoría Educativa
1999=100
Centros del Saber
2001=53
*Con la misma demarcación territorial Círculos de Estudio
de las DR de la SEG. Instancias de 2001= N.D.
Coordinación Operativa
191
Guillermo Tapia García
Grafico 4
Sistema Estatal de Educación para la Vida y el Trabajo
No se citan los Círculos del Conocimiento (CIC); los
Centros de Asesoría Educativa (IEP) o los Círculos de
* Se citan ambas redes Estudio (IEP).
sin establecer sus diferencias
192
La gestión local de la alfabetización y la educación básica de jóvenes y adultos
Gráfico 5
Instituto de Alfabetización y Educación Básica para Adultos
Centros Comunitarios de Aprendizaje Centros de Educación Básica
2005=N.D. para Adultos
(CEBAS-SEEVYT): 2005=N.D.
Centros de Acceso a Servicios Sociales y
Aprendizaje (CASSA). 2005=119
Centros de Educación
Básica para Adultos y
educación extraescolar
* Con la misma demarcación
territorial de las DR de la SEG.
CEBAS-CEDEX: 2005=N.D.
Instancias de Coordinación Operativa
193
Guillermo Tapia García
Gráfico 6
Secretaría de Desarrollo Económico Sustentable
Centros coordinadores Tele Aulas Planteles (Icateg/CIC/
2005=29 2005=30 SEEVYT)
2005=27
Círculos de aprendizaje
2005: 3.766
Servicios Móviles de
Capacitación (Icateg)
2005=175
*Se citan ambas redes sin
establecer sus diferencias.
La fuente cita a los CASSA
como parte de la Red.
194
Universidad y desarrollo local en Latinoamérica
195
María Herlinda Suárez Zozaya
conocimiento, por lo que resulta lógico que en los tiempos que corren esta insti-
tución esté siendo llamada a dinamizar el desarrollo local. Pero, para que la uni-
versidad latinoamericana pueda ser protagonista del desarrollo local es necesa-
rio llevar a cabo procesos de reorganización académica o administrativa y
reformulaciones políticas y económicas profundas. Para empezar, es necesario
comprender algunos conceptos e ideas involucrados en la estrategia del desarro-
llo local.
I. DEFINICIONES E IDEAS
196
Universidad y desarrollo local en Latinoamérica
tejido) impuesto, por lo que no puede no tomarlo en cuenta. Sin embargo, dentro
del contexto de la globalización, las localidades pueden actuar, a través de sus
actores (empresarios, gobiernos, organizaciones e instituciones) y agentes, para
dar dirección propia a su historia. Para actuar de esta forma, el conocimiento
resulta un instrumento poderoso y la universidad un actor estratégico.
197
María Herlinda Suárez Zozaya
territorios cercanos pero que no están definidos a priori, sino que son básicamente
una construcción social. El establecimiento de espacios y escalas pertinentes a los
territorios es clave para el establecimiento de “lo local”. Sin embargo, las exigen-
cias de “proximidad” o cercanía no responden a medidas determinadas dadas
de antemano, sino a la construcción y reconocimiento de “lo local” como una
densidad de poder social proyectada en espacios de comunicación, historias, iden-
tidades y horizontes de futuro compartidos.
Es justamente de la construcción y del reconocimiento del poder de la loca-
lidad de donde emana la posibilidad del desarrollo local, ya que de este poder
surgen y se recrean las identidades y voluntades colectivas (locales) necesarias
para la apropiación y participación compartida de derechos, responsabilidades
y proyectos que sustentan este tipo de desarrollo. Así, “lo local” del desarrollo
local, del cual participa la universidad, es un “poder territorializado” que busca
orientar procesos de transformación local para proyectarse en el mundo. Hay
que poner una alerta en el hecho que la universidad constituye una institución
cuyo asiento ha sido predominantemente urbano y que las localidades menos
urbanizadas corren el riesgo de no quedar comprendidas en el espacio “local”
de las universidades. Para evitar que esto sea así, la estrategia del desarrollo
local pondera la participación de las universidades públicas, nacionales y estata-
les (provinciales), pues por su propio carácter se deben al interés general y no
solo a intereses privados.
198
Universidad y desarrollo local en Latinoamérica
199
María Herlinda Suárez Zozaya
200
Universidad y desarrollo local en Latinoamérica
Es bueno repetir que el desarrollo local no deja fuera los contextos en los que
se maneja: región, nación y sobre todo globalización, y que se refiere a un desa-
rrollo territorializado, de una sociedad concreta. Que de lo que trata este tipo de
desarrollo es de aprovechar y potenciar las capacidades estratégicas endógenas
para insertarse de manera digna (competitiva y con calidad de vida) en el mun-
do globalizado. Y que, para lograr este tipo de inserción, el conocimiento destaca
entre las capacidades estratégicas que deben aprovecharse y potenciarse.
El desarrollo local es un proceso que requiere actores y agentes de desarro-
llo. Se orienta a la cooperación y negociación entre éstos. La cooperación entre
actores públicos de diferentes niveles institucionales (locales, regionales, nacio-
nales, internacionales), así como la cooperación entre el sector público y el priva-
do son aspectos centrales del proceso. Para que el desarrollo local sea viable, los
actores locales deben desarrollar estrategias de cooperación y nuevas alianzas
con actores extralocales. El conocimiento de la historia de la localidad, del siste-
ma de relaciones sociales de identidad cultural y de los papeles que han desem-
peñado los diferentes actores sociales es relevante para evaluar el punto de par-
tida y tener en cuenta limitantes y potencialidades para la implementación de un
proyecto común de desarrollo. También es necesario poner atención en las histo-
rias y tendencias de los procesos nacionales y regionales, así como en la
globalización. La propuesta del desarrollo local se refiere a una sociedad volca-
da a alcanzar los intereses propios, pero manteniéndose abierta a los intereses y
experiencias de otros.
201
María Herlinda Suárez Zozaya
Una de las diferencias del desarrollo local respecto del desarrollo sin apelli-
do es el reconocimiento de que la realidad es diversa. El desarrollo local recupe-
ra el valor de las particularidades e identidades territoriales y se concibe a sí
mismo como un instrumento de gestión de las diferencias, sin que por ello se
acepte tener una visión compensatoria de descentralización, tan propia de los
procesos de reforma del Estado. En palabras de Enrique Gallicchio:
El desarrollo local consiste en crecer desde un punto de vista endógeno y
también obtener recursos externos, exógenos (inversiones, recursos huma-
nos, recursos económicos), así como mejorar la capacidad de control de ex-
cedente que se genera en el nivel local. El desafío pasa, entonces, por qué
tanto son los actores capaces de utilizar los recursos que pasan, y quedan, en
su ámbito territorial, para mejorar la vida de sus habitantes.
202
Universidad y desarrollo local en Latinoamérica
203
María Herlinda Suárez Zozaya
3 El discurso de “los públicos” sin duda enriquece la concepción de “lo público”. Sin embargo, las
ciencias sociales deben mantenerse alerta, ya que este discurso tiende a disolver el análisis del con-
flicto y, por tanto, a no enterarse del problema de las “clases”.
204
Universidad y desarrollo local en Latinoamérica
205
María Herlinda Suárez Zozaya
Figura 1
Ethos de la relación Universidad y desarrollo local
c
o GLOBAL Pequeñas y medianas
Organismos m
internacionales p empresas
l
e MERCADO Gobiernos
Empresas I j
i
trasnacionales G d Instituciones
L a
E d
S UNIVERSIDAD
OSC’S PROYECTO
I DE DESARROLLO LOCAL Trabajadores
A ACADEMIA
Sociedad S Estado
1. Educación y trabajo:
ejes de la relación entre la universidad y el desarrollo local
4 CEPAL, Transformación productiva con equidad. La tarea prioritaria del desarrollo de América Latina y el
Caribe en los años noventa (LC/G.1601-P), Santiago de Chile, marzo de 1990. Publicación de las Na-
ciones Unidas.
206
Universidad y desarrollo local en Latinoamérica
Figura 2
Porcentajes de jóvenes profesionales por rangos de ingreso,
según nivel profesional
más de 5 sm
Profesional superior
de 5 a 2 sm
Subprofesional
0.00 10.00 20.00 30.00 40.00 50.00 60.00 70.00 80.00
207
María Herlinda Suárez Zozaya
las razones por las que los jóvenes buscan educarse permiten observar que los
motivos más frecuentes son: 1) el deseo de incrementar los conocimientos y 2)
mejorar la calidad de vida (Suárez, 2005). Esto significa que los jóvenes mexica-
nos saben que la educación no debe estar solamente al servicio de las necesidades
del empleo, ya que no es el trabajo, por sí mismo, el que permite la realización
humana, la inserción social y la calidad de vida. De hecho, la mirada a la educa-
ción y al trabajo desde el desarrollo local implica tomar en cuenta esto.
Figura 3
Razón por la cual querrían los jóvenes seguir estudiando
Otra
Vivir mejor
Conocer y defender mis derechos
Entender lo que pasa en mi país
Sacar mi diploma
Ser más importante
Conseguir trabajo
Mujeres
Ganar más dinero
Hombres
Aprender más
0 10 20 30 40 50 60
209
María Herlinda Suárez Zozaya
A MANERA DE CIERRE
210
Universidad y desarrollo local en Latinoamérica
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211
Las profesiones emergentes en las organizaciones de la sociedad civil como trabajos atípicos
215
Cristina Girardo
por tiempo determinado, trabajo provisional, trabajador familiar sin pago, entre
otros, cuyas formas de regulación denotan un aumento de la precariedad y la
informalidad.
Sin embargo, frente a este proceso que muestra cada vez más su irreversi-
bilidad y su consolidación, consideramos necesario definir sus características y
sus modalidades de existencia, así como dar visibilidad y reconocimiento a to-
das estas figuras social y laboralmente atípicas que pueden inducir a otras for-
mas de regulación, a través de políticas públicas renovadas, que tengan en cuen-
ta sus condiciones y demanda.
Es evidente que los modelos tradicionales de análisis de las manifestaciones
del trabajo ya no pueden interpretar de manera exhaustiva la dinámica que en
años recientes caracterizaron el mercado de trabajo de nuestros países. Un merca-
do en rápida transformación, que mientras asiste a la progresiva erosión de los
paradigmas del trabajo tradicional, de él emergen nuevas tipologías ocupaciona-
les. Asimismo, lo que cambió notablemente son los sectores económicos que han
dinamizado la economía en los recientes años. Estos sectores cambiarán la estruc-
tura del empleo generando otro tipo de demandas. Aparecen así una cantidad de
figuras profesionales (con diferentes currículas formativas) que responden a es-
tas nuevas necesidades (sobre todo del sector servicios), cuyas prestaciones son
ejercidas y remuneradas bajo lógicas distintas de las del trabajo tradicional.
En este trabajo se abordan las modalidades de trabajo que se generan dentro
de un sector poco estudiado por las investigaciones académicas, las organizacio-
nes de la sociedad civil, así como el tipo de profesionales que trabajan dentro de
las mismas y los perfiles profesionales emergentes demandados por el sector.
Consideramos que estos profesionales conforman una forma atípica, ya sea por
su diferencia con los trabajos tradicionales asalariados, así como por su diferen-
cia en ejercicio con las profesiones autónomas liberales.
Uno de los presupuestos que manejamos en este ensayo es la necesidad de
conceptualizar estas figuras atípicas de trabajadores, vinculadas sobre todo al
sector de los servicios. Si bien existen otras importantes áreas consideradas emer-
gentes como el entretenimiento (De Biase y Garbarini, 2003), la cultura, el turis-
mo, las tecnologías de la información (Callieri, 1998), en este trabajo nos aboca-
mos al estudio de las organizaciones de la sociedad civil (OSC) por considerarlas
un sector que cobra cada vez mayor protagonismo en la prestación de servicios
sociales. Visualizar estas profesiones, reconocerlas como “categoría” por la ma-
nera en que ejercen su trabajo, puede contribuir ya sea al diseño de una mejor
profesionalización, así como a la regularización y normativización de las condi-
ciones con las cuales se manifiestan.
216
Las profesiones emergentes en las organizaciones de la sociedad civil como trabajos atípicos
Nuestra hipótesis consiste en señalar que las ocupaciones creadas en las or-
ganizaciones de la sociedad civil son profesiones emergentes y que las ocupacio-
nes más tradicionales están experimentando importantes transformaciones. Es-
tos trabajos atípicos, a su vez, se manifiestan con modalidades distintas, una de
ellas es el “trabajo autónomo de segunda generación”. Una forma de prestación
precaria, que deja a los trabajadores al libre arbitrio del mercado, pero que tam-
bién oculta, por su falta de regulación y reconocimiento, aspectos que se pueden
rescatar como positivos (autoorganización del tiempo y del espacio, creatividad
y producción de conocimiento especializado, formas relacionales, cooperativas
y comunicativas de trabajo).
Los interrogantes que nos planteamos son ¿cuáles son los sectores económi-
cos que han dinamizado la economía en estos últimos años? ¿Qué entendemos
por trabajos atípicos en la actual coyuntura económica? ¿Qué tipo de demanda
generó la descentralización del Estado para las OSC? ¿Cuáles son las peculiari-
dades de estas organizaciones? ¿Qué tipo de perfiles o profesionales trabajan
para este sector? ¿Qué otro tipo de profesionales demandan para responder a
nuevas necesidades? ¿Cuáles saberes, competencias y habilidades? ¿Cuáles son
las connotaciones del “trabajo autónomo de segunda generación”? ¿Cuáles polí-
ticas se necesitan implementar para su regularización?
La exposición se despliega de la siguiente manera. El primer apartado expo-
ne en forma breve los cambios del modelo de producción en los años de la déca-
da de los noventa, que han moldeado la relación de demanda y oferta de trabajo.
El segundo proporciona la conceptualización de lo que consideramos trabajos
atípicos. Posteriormente, en el tercer apartado nos adentramos en las caracterís-
ticas de las OSC. En el cuarto abordamos el tema de los perfiles profesionales y
las profesiones emergentes que trabajan para el sector. Por último,
conceptualizamos una de las modalidades que trabajan en el sector, “los trabaja-
dores autónomos de segunda generación”, y se exponen las principales conclu-
siones de este trabajo.
El contexto en que se ubica esta investigación es particularmente la realidad
mexicana, y el horizonte temporal corresponde a los diez años más recientes,
momento en el cual se vienen consolidando procesos tales como la descentrali-
zación de los servicios por parte del Estado y el cambio organizacional y cultural
de muchas organizaciones de la sociedad civil.
217
Cristina Girardo
Cuadro 1
Población ocupada y participación
en nueve grandes divisiones económicas, 1995-2003
Gran división 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2002 2003
Sector agropecuario y pesca 24.7 22.5 24.2 20.3 21.0 18.1 18.5 16.8
Minería 0.4 0.3 0.3 0.4 0.3 0.4 0.4 0.3
Industria manufacturera 15.3 16.4 16.8 18.1 1881 19.4 17.7 17.2
Construcción 5.4 5.1 4.7 5.5 5.5 6.5 6.4 6.8
Electricidad, gas y agua potable 0.2 0.6 0.5 0.5 0.5 0.5 0.5 0.5
Comercio, restaurantes y hoteles 23.0 21.9 21.5 22.4 21.5 22.3 23.6 24.3
Transporte, almacenamiento y
comunicaciones 4.3 4.1 4.1 4.4 4.5 4.4 4.5 4.6
Servicios financieros, seguros y
bienes inmuebles 1.1 1.1 1.2 1.0 0.9 1.0 0.8 0.9
Servicios comunales, sociales y
personales 25.5 27.8 26.8 27.5 27.0 27.5 27.7 28.6
Total 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
Fuente: Elaboración propia con datos de INEGI, STPS (2001). Encuesta Nacioanl de
Empleo, 2000. Base de datos CD. Aguascalientes.
218
Las profesiones emergentes en las organizaciones de la sociedad civil como trabajos atípicos
2 De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), con datos de
2005, el subsector informal genera 12.2% del Producto Interno Bruto (PIB) del país, y en él participa
28% de la población ocupada no agropecuaria.
3 La baja generación de empleo en el país ha obligado a varios millones de mexicanos a emigrar a
Estados Unidos, movimiento que se ha acelerado en las décadas recientes. De acuerdo con las cifras
del Consejo Nacional de Población (Conapo), hasta 1970 la emigración se mantenía por debajo del
millón de personas, después el proceso creció hasta alcanzar los nueve millones en 2002. Esta situa-
ción ha llevado a la pérdida de capital humano y, por lo mismo, a la pérdida de producto potencial
de México, valor que se ha transferido a los Estados Unidos.
219
Cristina Girardo
220
Las profesiones emergentes en las organizaciones de la sociedad civil como trabajos atípicos
Cuadro 2
Población ocupada según posición en el trabajo por sexo, 1995-2003
Fuente: Elaboración propia con datos de INEGI, STPS (2001). Encuesta Nacioanl de
Empleo, 2000. Base de datos CD. Aguascalientes.
Entre todas estas modalidades nos interesa destacar una ellas: el trabajador
por cuenta propia (que llamamos en este trabajo “autónomos de segunda gene-
ración”).4 En el cuadro 3 se señala su participación en las divisiones económicas,
destacándose su dinamismo en Comercio, Restaurantes y Hoteles (32.1%) y Ser-
vicios Comunales, Sociales y Personales (21,0%). En México, podemos identifi-
car esta categoría de acuerdo con la Encuesta Nacional de Empleo como “traba-
jador por cuenta propia”.5 También están los trabajadores registrados en la Se-
cretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) como “contribuyentes físicos”, lo
cual habilita a las personas para ejercer una actividad y dar recibos de honora-
rios o facturas por sus prestaciones.
4 La difusión del “trabajo autónomo de segunda generación”, como lo llamaremos en nuestro trabajo,
hace referencia a trabajos de Bologna, 1997; Barbieri, 1998a; Mochi y Girardo, 2000; Negri, 2004. El
trabajo de Sergio Bologna, en la primera parte y de otros autores en la segunda (Rapiti, F. Ricci, L.
Belussi, F. Guerra A, y P. Perulli, P y Sabel Ch. Marini, C. Cicconi, I. Bronzini, G.) en el libro Il lavoro
autonomo di seconda generazione. Scenari del posfordimo presenta un análisis de algunas entre las más
importantes formas de la transformación del trabajo en estos veinte años recientes.
5 El trabajador por su cuenta tiene negocio o empresa propia sin contratar trabajadores con sueldo,
dispone de sus medios de producción y herramientas, contacta directamente con clientes y es inde-
pendiente de un patrón.
221
Cristina Girardo
Cuadro 3
Trabajadores por cuenta propia, según participación
en las divisiones económicas, 1995-2003
Gran división 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2002 2003
Sector agropecuario y pesca 35.9 33.1 34.9 32.7 33.1 29.1 29.7 27.6
Minería 0.2 0.1 0.0 0.1 0.1 0.1 0.0 0.0
Industria manufacturera 6.6 10.2 11.1 10.5 11.4 11.6 11.4 11.3
Construcción 3.7 3.7 3.4 3.5 4.0 5.1 4.2 4.3
Electricidad, gas y agua potable 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0
Comercio, restaurantes y hoteles 32.3 29.2 28.2 29.3 28.5 30.3 30.9 32.1
Transporte, almacenamiento y
comunicaciones 2.9 2.9 2.4 3.2 2.8 3.5 3.2 3.5
Servicios financieros, seguros y
bienes inmuebles 0.1 0.2 0.2 0.2 0.1 0.2 0.2 0.1
Servicios comunales, sociales y
personales* 18.3 20.7 19.8 20.5 19.9 20.1 20.4 21.0
Total 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
* Actividades de educación, salud, culturales o asistenciales; Servicios de reparación, mantenimiento
y servicios personales; Servicios profesionales y técnicos.
Fuente: Elaboración propia con datos de INEGI, STPS (2001). Encuesta Nacioanl de
Empleo, 2000. Base de datos CD. Aguascalientes.
222
Las profesiones emergentes en las organizaciones de la sociedad civil como trabajos atípicos
223
Cristina Girardo
224
Las profesiones emergentes en las organizaciones de la sociedad civil como trabajos atípicos
225
Cristina Girardo
226
Las profesiones emergentes en las organizaciones de la sociedad civil como trabajos atípicos
6 En el año 2003 se realizó una investigación sobre Cultura profesional y profesionalización de las OSC,
financiada por el Instituto de Desarrollo Social (Indesol), coordinada por la Dra. Cristina Girardo.
Abarcó el estudio de 10 organizaciones del Norte-Centro y Sur del país. En 2005 se está realizando
una investigación para un Proyecto de diseño de una maestría en agentes de desarrollo social, también
financiada por el Indesol y coordinada por la Dra. Cristina Girardo. Participan además en este pro-
yecto el Dr. Prudencio Mochi, el Mtro. Marco A. García y la Mtra. Adriana Sandoval. Como parte de
esta investigación se profundizó el estudio sobre las necesidades de las OSC en el marco de las
profesiones que actúan en el sector, así como de los saberes, competencias y habilidades.
7 La bibliografía internacional consultada sobre el tema: Manager & Management del Non Profit: La
Sfida Etica (Crescenzi, M) 2002; A. Hinna (2005) Organizzare e gestire il terzo Settore, Caroccii,
Roma; ASVI-Settore R&S (2004). Best practices in non profit jobs and professional development of
NPO-Italy- (ISCO-88 International Standard Classification Occupational dell´ILO-Nazioni Unite).
8 Para el levantamiento de la encuesta se contó con la colaboración de la Fundación Rostros y Voces,
coordinadora nacional del Diplomado de Profesionalización de Organizaciones de la Sociedad Ci-
vil. A través de ellos pudimos llegar a todas las sedes donde se imparte el diplomado, al que asisten
un total de 700 organizaciones en nueve estados del país: Campeche, Colima, Durango, Guanajuato,
Guerrero, Hidalgo, Sinaloa, Tabasco y Tlaxcala.
227
Cristina Girardo
Cuadro 4
Perfiles profesionales de los agentes que trabajan
para las Organizaciones de la Sociedad Civil
22
20 1 Psicología
18.41
18 2 Educación Derecho
16 15.30 3 Ciencias Políticas
13.88
14 4 Contaduría/Adm.
11.33
12 5 Sociología
10.20
10
8.50 6 Medicina
8
623 5.10
7 Ingeniería
6 8 Comunicación
4.25
4 3.40 3.40
9 Trabajo Social
2 10 Economía
0 11 Otros
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11
Nota:La categoría otros incluye a: planeación, arquitectura, biología, antropología, historia, odontología,
enfermería, literatura, veterinaria, desarrollo comunitario, tecnología, geografía, y nutrición.
Cuadro 5
Escolaridad de los agentes que trabajan
para las Organizaciones de la Sociedad Civil
40 1 Primaria
35 33.79
30 2 Secundaria
24.56
25 3 Carrera técnica
20 4 Preparatoria
15.79
15
10.53 9.92 5 Licenciatura
10
5
3.97 6 Maestría
1.45
0 7 Doctorado
1 2 3 4 5 6 7
Fuente: Elaboración propia, Proyecto: Propuesta Maestría en Agentes de Desarrollo So-
cial. INDESOL, 2005.
228
Las profesiones emergentes en las organizaciones de la sociedad civil como trabajos atípicos
Cuadro 6
Modalidad de contratación de los agentes que trabajan para
las Organizaciones de la Sociedad Civil
60
50 50.31
40
30 28.30
21.39
20
10
0
Con otras prestaciones Voluntarios Asalariados
229
Cristina Girardo
230
Las profesiones emergentes en las organizaciones de la sociedad civil como trabajos atípicos
Cuadro 7
Perfiles profesionales que las Organizaciones de la Sociedad Civil
consideran como necesarios
Perfil Profesional Necesario
Especialista en diseño, ejecución y evaluación de proyectos 73.68%
Especialista en diagnósticos locales, métodos estadísticos (análisis
cualitativos y cuantitativos) 63.16%
Agentes de desarrollo local 52.63%
Especialista de administración y gestión de OSC 47.37%
Coordinador de redes 42.11%
Promotor financiero (fund raising, comunicación y campañas) 36.84%
Dirigente (directivo) de OSC o/ emprendedor social 31.58%
Especialista en Economía Social; Especialista en Recursos Humanos en
las OSC (voluntarios y remunerados) 26.32%
Especialista en comunicación y en tecnologías de la información y la comu-
nicación; Especialista en Cooperación internacional 21.05%
Especialista en marketing social: Especialista en servicios socio-sanitarios 15.79%
Agente cultural local (servicios de educación y entretenimiento) 10.53%
231
Cristina Girardo
Cuadro 9
Saber ser según la importancia para las Organizaciones de la Sociedad Civil
80 1. Poseer espíritu de iniciativa
75 2. Capacidad de análisis y atención
68.42
70 hacia la realidad económica y so-
65 63.16
cial del territorio, espíritu de obser-
60 vación
55 47.37 3. Capacidad relacional: comunica-
50 47.37 47.37 ción, dinámica grupal, concertación
45
36.84 de actores, etc.
40 36.84
35 4. Capacidad para utilizar de la mejor
31.58
30 manera posible los escasos recur-
26.32 26.32 sos disponibles
25 21.05 21.05 21.05
20 5. Predisposición para viajar, aprender
15.79
15 lenguas diversas, permanecer en
10.53 10.53 10.53 diversas regiones locales, naciona-
10
5 les y internacionales.
0.00
0 6. Capacidad para interactuar positiva-
1 2 3 4 5 6 mente con una pluralidad de suje-
Muy importante Importante Nada importante tos de diversa extracción cultural
Cuadro 10
Saber hacer según la importancia para las Organizaciones de la Sociedad Civil
80
78.95
75 Muy importante Importante Nada importante
70
65 59.87
60 57.89
55 52.63
50 47.37
45
40 36.84 36.84 36.84 36.84
35 31.58
31.58
31.58
30 26.32 26.32 26.32
25 15.79 21.05
21.05 21.05
20 15.79 15.79
15 10.53 10.53 10.53
10.53
10 5.26
5 5.26
0.00 0.00 0.00
0
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
1 Establecer partner ship estratégicas y de proyectos
2 Conocimiento y manejo de las principales líneas de financiación de organismos internacionales
3 Elaborar informes; organizar agenda, planificar eventos, gestionar reuniones, redactar oficios, propuestas, presentaciones.
4 Conocer y saber utilizar bases de datos, leer resultados obtenidos y transformarlos en informaciones útiles
5 Utilizar diversos programas de software y sistemas de TICs
6 Manejar instrumentos de gestión económica/financiera para programar sistemas de control costos/productividad
7 Hablar y escribir lenguas extranjeras
8 Realizar análisis estadística económica-social y cultural del territorio
9 Diseñar instrumentos de monitoreo y evaluación
10 Elaborar diagnósticos participativos que permitan escuchar a los involucrados en los problemas sociales que viven; para que
propongan sus propias alternativas de Desarrollo
233
Cristina Girardo
234
Las profesiones emergentes en las organizaciones de la sociedad civil como trabajos atípicos
235
Cristina Girardo
reproducción (la casa, la familia, los afectos) como en la típica división del traba-
jo fordista no existe para esta modalidad. En el trabajo autónomo, las reglas de la
vida privada son las mismas que las del trabajo, lo que hace que en parte el
trabajador autónomo sienta que se reapropia de reglas que antes le eran defini-
das de manera externa (los horarios para estar en su casa, hacer otras activida-
des, etc.). Existe lo que Bologna (1997, p. 18) define como domestication del lugar
de trabajo: “La domestication del trabajo es una condición del hombre moderno,
que solo él puede elegir usar como terreno de mayor libertad o de mayor esclavi-
tud”. El horario de trabajo se mezcla con los ciclos vitales de la vida privada. El
trabajador asalariado pasa la mayor parte de su vida en lugares que otros dise-
ñaron y organizaron para que él respete y se adapte. El trabajador autónomo
desarrolla un sentido de propiedad y manejo de las reglas que regulan sus espa-
cios, no dependiendo de reglas impuestas por otros.
Otro parámetro señalado es el tiempo de trabajo, considerado como la dife-
rencia fundamental entre el trabajo asalariado y el trabajo autónomo. En el tra-
bajo asalariado, el tiempo de trabajo está reglamentado, mientras que en el tra-
bajo autónomo, al no existir las reglas, tampoco existen los límites de tiempo.
Generalmente, la tendencia a la disminución del tiempo de trabajo fue una cons-
tante a lo largo de la historia y esto es cierto para el trabajo asalariado,
sindicalizado, sobre todo en la gran empresa o en el empleo público, pero es
totalmente distinto en la pequeña empresa y en el trabajo autónomo. En gran
parte de los trabajos desarrollados bajo esta modalidad (por ejemplo, en el trans-
porte, las prestaciones de asistencia técnica, los servicios personales, las organi-
zaciones de la sociedad civil), regido en su mayoría por el trabajo autónomo, no
se mide por tiempo sino por prestación de servicios, lo que hace que en esta
categoría se trabaje una media de sesenta o más horas semanales. Cuando más
posibilidades ofrece el mercado, más se intensifica el tiempo de trabajo.
Asimismo, para un trabajador autónomo, la posible sanción por no llegar a
tiempo puede ser la salida temporal del mercado. Otro aspecto, señalado por
Bologna, es que el trabajador autónomo vive la sensación de estar siempre sobre
el filo de la navaja o, sea, el riesgo de pobreza (o de exclusión del mercado) es un
componente cotidiano, ya que basta una enfermedad, una factura no pagada o el
cierre de la empresa que era su cliente para desaparecer. La sensación de insegu-
ridad que tiene el trabajador autónomo frente a estas circunstancias, causadas
por mecanismos del mercado, lo induce a generar ahorros preventivos que lo
llevan a laborar intensamente con el objetivo de acumular cada vez más. Asimis-
mo, la intensificación de los ritmos de trabajo puede ser provocada por el anhelo
de ganar más dinero en los trabajos autónomos cuando el mercado así lo permi-
te, condición negada para los asalariados.
236
Las profesiones emergentes en las organizaciones de la sociedad civil como trabajos atípicos
Señalamos además otro aspecto que tiene que ver con los recursos necesarios
para ingresar al trabajo autónomo: las redes sociales y el acceso a créditos. Si bien en
el trabajo asalariado la red de relaciones personales, familiares y políticas cuen-
tan mucho para ingresar a un trabajo, en el trabajo autónomo estas relaciones
son fundamentales no solo para su ingreso, sino durante todo el desarrollo del
mismo. Se deben establecer continuamente relaciones nuevas y mantenerlas en
el tiempo. Respecto del sistema de créditos, la banca y otras instituciones no se
han caracterizado por erogar créditos a personas que poco ofrecen como garan-
tía. Solo una política promotora de estas categorías ayudaría a subsanar el déficit
y los límites que estos trabajadores encuentran en el sistema financiero.
Las posibilidades de mantenerse como trabajador autónomo en el mercado
no parecen muy elevadas y esto se expresa en los altos índices de entrada y sali-
da del mercado, así como por los meses en que estos trabajadores cuentan con
poco o nada de trabajo. La continuidad y permanencia depende de la demanda
de sus servicios en el mercado, la cual muchas veces se ve amenazada por la
competencia de otros trabajadores que entran en el mercado, así como por el
sostenido crecimiento de la producción.
Otra diferencia radical con el trabajo asalariado es que este último, una vez
empleado, queda fuera de la oferta de mercado y de sus vaivenes, mientras que
el trabajador autónomo está permanentemente dependiendo de la oferta y de los
cambios en el mercado. Esto implica un permanente riesgo en su condición de tra-
bajador. La oferta del trabajador autónomo debe tener una elasticidad ilimitada
para resguardarse de los momentos de no trabajo. En el empleo asalariado, se
tiene siempre la percepción clara de la pérdida de ganancia, no así en el trabajo
autónomo, en que se vive en permanente disputa, entre tiempos de consignación
y tarifas pactadas, sin llegar nunca a establecer con precisión la remuneración
por el tiempo de trabajo necesario para producir. Cuanto más se estabiliza el
trabajador en el mercado, es menos el tiempo libre disponible que puede progra-
marse. El trabajo autónomo es tomado, muchas veces, por los jóvenes como algo
ocasional, pero para los que se consolidan en la profesión se transforma en una
identidad social. En la fase de consolidación la inseguridad aumenta.
En el plano del consumo, el trabajador autónomo tiene tendencialmente
hábitos de clase media y le es totalmente extraña una cultura de escasez. Si el
trabajador autónomo no logra establecer relaciones y horizontes culturales sepa-
rados del trabajo, si no logra desarrollar formas de defensa colectiva a través de
estructuras asociativas que encuentren un espacio en los contratos colectivos de
trabajo, cada vez más aumentará su precarización. En un sistema donde la baja
competitividad es más fuerte que la innovación, donde la profesionalidad es con-
237
Cristina Girardo
siderada un atributo moral más que un bien vendible, la situación del trabajador
autónomo es vulnerable y poco reconocida.
Conclusiones
238
Las profesiones emergentes en las organizaciones de la sociedad civil como trabajos atípicos
239
Cristina Girardo
proporciona servicios para las personas. Cuanto más contemos con investi-
gaciones que nos muestren las fortalezas y los retos del sector, más claro
tendremos la situación en donde es necesario desarrollar fortalecimiento
institucional y profesional.
• Sin lugar a dudas, el reconocimiento como categoría de las profesiones emer-
gentes que nosotros denominamos atípicas contribuiría no solo a enriquecer
al sector social, sino también a mejorar sus condiciones como trabajadores y
la prestación de sus servicios con calidad, eficacia y eficiencia.
• Uno de los retos más importantes de las entidades y de las políticas públicas
es, en este momento, valorizar y reconocer adecuadamente el elevado capi-
tal humano con que cuentan las organizaciones. Ello implica inducir mejo-
ras organizativas, contribuir con la formación para desarrollar adecuada-
mente el potencial con el que ya cuentan, así como diversificar la visión
disciplinaria que no se encuentra con facilidad en la oferta educativa.
• Visualizar este sector y esta categoría, así como reconocerlos como actores
válidos y competentes, como corresponsables en la ejecución de servicios
públicos significa orientar políticas y programas que fortalezcan cada vez
más al conjunto de organizaciones y a los integrantes que conforman el sec-
tor.
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241
Cristina Girardo
242
Formación e inclusión laboral de los jóvenes con menos oportunidades
243
Alejandra Solla
244
Formación e inclusión laboral de los jóvenes con menos oportunidades
245
Alejandra Solla
en una práctica común para la que no hay recetas. En síntesis, los cambios en las
dinámicas de las relaciones se dan casi en paralelo a las nuevas definiciones que
cada uno de lo sectores va haciendo sobre sí mismo.
Pero ¿qué sucede en el interior de las OSC? En principio, una característica
clave de este tipo de organizaciones es su heterogeneidad. Conviven desde las
llamadas organizaciones de base hasta las fundaciones empresariales o donan-
tes. Siendo tan amplio y diverso el accionar, existe una serie de clasificaciones
que intentan agrupar a las OSC según su territorialidad, la temática que abor-
dan, los grupos etários con los que trabajan, su participación en procesos socia-
les de asistencia y/o de desarrollo.
Asimismo, existen otras agrupaciones más recientes, que permiten ver algu-
nos de los cambios antes mencionados, ya que las mismas están vinculadas más a
nuestro papel como actor social en los procesos de transformación y desarrollo
cuyas categorías están relacionadas con la incidencia en las políticas públicas. Exis-
ten, en este sentido, las organizaciones dedicadas al desarrollo local que tienen
ejecución directa en el territorio, las llamadas “organizaciones paraguas” o puen-
tes, de carácter más nacional, que agrupan a un conjunto de organizaciones, las
llamadas redes en sus diferentes formas y dinámicas de funcionamiento, etcétera.
Finalmente, es preciso diferenciar a aquellas organizaciones cuya estructu-
ra legal es similar a las anteriores, al menos en Argentina, pero que poseen capi-
tal propio o fondos patrimoniales o de endowments, entre las que se encuentran
las fundaciones donantes o grantmakers.
Desde la Fundación SES (Sustentabilidad. Educación. Solidaridad) tenemos
como misión trabajar por la inclusión educativa, política, social, laboral, econó-
mico-productiva, de los jóvenes con menos oportunidades de nuestro país y de
la región (sobre todo del Mercosur). Para cumplir con nuestra misión trabajamos
sobre la base de dos niveles estratégicos: a) la asociatividad y b) la incidencia en
las políticas públicas. En el nivel asociativo, trabajamos con más de 20 socios
distribuidos en todo el país, con los cuales, a partir de lo que llamamos Diagnós-
tico Participativo Local (DPL), herramienta clave para la participación y la con-
formación de procesos colectivos, diseñamos en conjunto una serie de progra-
mas de acción enmarcados en lo que denominamos estrategias de acción de de-
sarrollo local-regional, según los alcances territoriales de trabajo que tengan nues-
tros socios.
Desde el nivel de incidencia en las políticas públicas, trabajamos básicamente
en dos sentidos: desde las prácticas locales, en la sistematización y diseño de
metodologías y modelos de trabajo posibles de “replicar” o ser llevados a escala,
y en la generación de mecanismos de gestión asociada tanto en el diseño, ejecu-
246
Formación e inclusión laboral de los jóvenes con menos oportunidades
247
Alejandra Solla
248
Formación e inclusión laboral de los jóvenes con menos oportunidades
marcas en cada uno de los jóvenes, de manera que los mismos puedan vivenciar
lo que significa el proceso de inclusión en el mundo del trabajo. No sabemos hoy
con claridad cuánta de la representación y de la cultura del trabajo vinculada a la
expectativa de ascenso social está presente en los jóvenes; tampoco sabemos con
claridad cómo se va construyendo subjetivamente la idea de buen trabajo… Como
planteábamos en el panorama general, ¿qué modelos tiene, cómo sabe y concibe
qué es el trabajo un joven pobre que nunca vio a nadie que tuviera un trabajo
digno en su familia? Ellos mismos acceden a trabajos inestables y precarios, o a
planes sociales de emergencia que exigen contraprestaciones, que las más de las
veces funcionan “como si” fueran trabajo. ¿Cuánto de “formativos” son estos
modos de incorporarse al mundo del trabajo? ¿Se produce allí una socialización
laboral que permite una cierta acumulación de experiencia que vaya llevando a
la estabilización y a la configuración de una ocupación, y finalmente de una cier-
ta identidad ocupacional? (Jacinto, 2005). Sabemos que hay una ruptura o que se
presenta de manera diferente de la concebida por nosotros.
Sin embargo, aunque parezca contradictorio y quizá relacionado con aspec-
tos más de carácter cultural, un porcentaje significativo explicita que busca ser
trabajador, “empleado”. Esto implica pensar en generar otras condiciones distintas
de las actuales, que casi los condenan a permanecer en la precariedad. No obstan-
te, para aquellos que logran incluir la idea de futuro y de proyecto de vida, la
educación y el trabajo siguen ocupando un lugar central.
Ahora bien, teniendo en cuenta estas nociones de proceso de formación y de
proceso de inserción, algunas tensiones de ponen en juego. Por un lado, la vincu-
lada a la dimensión temporal. En general, los programas de este tipo están basa-
dos en lógicas de formación tradicional, con tiempos acotados y predefinidos. Em-
piezan y terminan cursos de formación en un oficio que, aunque incluyan otros
componentes de formación en competencias sociolaborales o para la vida, prác-
ticas laborales (los llamados “enlatados”), poco responden a lo que se necesita y
que lejos están de considerar la inserción como un proceso. Es importante en este
sentido reflexionar cuánta de esta situación está relacionada con el financiamiento
y las lógicas de las agencias internacionales y en qué medida influyen sobre los
gobiernos y las organizaciones.
Otro aspecto a considerar como desafío son los diseños programáticos en
módulos y flexibles, que permitan la entrada y salida de los jóvenes, más desde el
tramo o trayecto necesario a realizar, que desde la secuencia didáctica común
para todos. Finalmente, un aspecto clave a mencionar en este sentido es el de la
inclusión de sistemas adecuados de sistematización, monitoreo y evaluación de
resultados, capítulo clave para seguir aprendiendo y conceptualizando desde las
prácticas.
249
Alejandra Solla
Uno de los grandes desafíos que enfrentamos las OSC en relación con la
constitución de los equipos de trabajo que desarrollan los proyectos es la
“interdisciplina con cama afuera”. ¿Qué queremos decir con ello? Al menos una
parte importante de los equipos de las OSC no siempre cuenta con las herra-
mientas y la formación necesarias para afrontar las especificidades que su papel
requiere. Por un lado, están los docentes o instructores especializados en los as-
pectos técnicos, propios del oficio o especialidad de la formación, que en general
son convocados especialmente para esa tarea. Estas personas tienen perfiles de
“especialistas o trabajadores” en el oficio a formar, y a veces “poco saben” de
pedagogía y mucho menos del trabajo con jóvenes.
Por otro lado, también se observa una disociación entre quienes manejan
aspectos económicos vinculados al diseño y la implementación de la formación
y de los dispositivos de inserción laboral y aquellos profesionales o técnicos en
ciencias sociales, con experiencia en el trato con jóvenes, en el desarrollo de pro-
yectos sociales, etc. A veces se lleva esta tensión al extremo, transformándola en
dilemática, es decir, no pudiéndose articular ambas lógicas.
Desde las prácticas es posible visualizar esta diferenciación en las tenden-
cias y los énfasis de las organizaciones. Algunas, más allá de trabajar en la for-
mación laboral, tienen como meta primera y última la inclusión social de los
jóvenes; y otras enfatizan el trabajo, la inserción laboral como una de las formas
de inclusión social de los mismos. En verdad, el tema de fondo no es discutir si
una forma es mejor que la otra o qué está primero, o qué da mejores resultados…
En todo caso, lo importante es que la OSC reconozca sus énfasis, y lo refleje
en sus metas, validándolas desde la práctica cotidiana. Este reconocimiento sí es
fundamental a la hora de conformar equipos de trabajo, ya que permitirá rom-
per con algunos prejuicios para poder trabajar adecuadamente desde las dife-
rencias y encontrar un abordaje interdisciplinario posible.
En algunos casos, la apuesta de las organizaciones pasa por la formación de
sus equipos en aspectos clave para abordajes requeridos en los marcos actuales,
tales como: contexto económico, emprendedorismo, diseño de formación basada
en competencias, etc. En otros casos, la construcción de equipos se hace incorpo-
rando especialistas para esos programas de trabajo, y en otros ni siquiera se re-
quiere de expertos que se incorporen en la organización, sino que se promueven
articulaciones o convenios de trabajo con otras instituciones especializadas en
los temas en los que la organización no lo está. Esta lógica, más vinculada al
desarrollo local y a la relación, implica sin duda varios cambios en el funciona-
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Formación e inclusión laboral de los jóvenes con menos oportunidades
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Alejandra Solla
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Formación e inclusión laboral de los jóvenes con menos oportunidades
Sin embargo, en otros casos las pasantías han significado la utilización de mano
de obra barata, el desplazamiento de empleados y hasta una forma de “regula-
ción implícita” del valor de la hora y de las condiciones de trabajo.
Otro punto es la identificación de la diversidad de papeles que las empresas
pueden cumplir a lo largo del proceso formativo de los jóvenes. Existen en este
sentido algunas experiencias en las que los empresarios colaboran en la identifi-
cación de las demandas de empleo; en la definición, ajustes y validación de las
currículas de formación; en el padrinazgo y tutoría de algunos de los jóvenes; en
espacios de formación vinculados al emprendedorismo; definición de planes de
negocio, etc., como así también en la recepción de jóvenes en pasantías de forma-
ción, la contratación de los mismos y hasta en la presentación de los mismos a
otros empresarios, contribuyendo a incrementar el capital de relaciones de los
jóvenes.
Es cierto que estos desarrollos son pocos y aún muy incipientes, cuando de
tiempos históricos se trata, pero van aportando sin duda otras formas de cons-
trucción de “entramados locales”, a los que se suman también las escuelas y las
universidades como actores clave para la inclusión laboral juvenil en el marco
del desarrollo local. La constitución de mesas multiactorales parecería ser una
de las estrategias a seguir explorando.
Es necesario dejar planteados, al menos, algunos interrogantes para seguir
debatiendo: ¿cuáles deberían ser las formas de participación (tiempo, recursos, estrate-
gias) de distintos actores en estos procesos y cómo promoverlas? ¿En qué medida esa
inclusión laboral colabora verdaderamente en la inclusión social y protagónica de ese
joven?
Asimismo, me parece importante dejar planteado un interrogante que pue-
de abrir o no nuevas perspectivas en la construcción del espacio local: ¿es posi-
ble pensar el espacio local como una construcción superadora del aspecto admi-
nistrativo? ¿Cómo se ponen en juego los otros aspectos vinculados al desarrollo
cultural, semejanzas e improntas que superan las barreras municipales?
Parecería que en relación con el desarrollo local las principales tensiones
que se visualizan son:
a) La identidad de los sectores, sus límites y estructuras: la intersectorialidad.
b) Cómo juegan las relaciones de poder en los espacios multisectoriales.
c) Las relaciones y puentes entre lo local y lo nacional. En la estructura fede-
ral, en el caso de Argentina (por ejemplo, en el sistema educativo) y en la llegada
de las políticas nacionales, ¿cuál es el lugar que juegan las provincias?
d) Las economías municipales y el análisis de costos de los llamados proce-
sos de desarrollo estratégico local versus la sumatoria de programas.
253
Alejandra Solla
Quizás uno de los desafíos más complejos de los años recientes esté relacio-
nado con la necesidad de una participación cualitativamente diferente de la so-
ciedad civil organizada en la construcción de las políticas públicas, desde lo lo-
cal a lo nacional.
La experiencia acumulada en nuestros países muestra que no basta con ser
meros ejecutores de las políticas o ceder a la terciarización de los programas de
empleo y formación laboral que los diferentes gobiernos se proponen desarro-
llar en función de los acuerdos y financiamientos provenientes de los organis-
mos internacionales, o con “ser cooptados” por los intereses de los organismos
internacionales en el sentido de “control” de la gestión estatal, o en el reemplazo
de sus funciones.
Sin duda, la búsqueda de otras formas de relación, más en la línea de la
gestión asociada, del trabajo conjunto, como planteáramos anteriormente, se va
dando de manera muy lenta en algunos de nuestros países a partir de algunos
cambios en los gobiernos. Aun así, esta relación de incidencia se da en marcos
muchas veces contradictorios, con tensiones, avances y retrocesos, y con
interrogantes vinculados a las diversas formas del ejercicio de poder, a las res-
ponsabilidades diferenciadas, a los lugares de cada uno de los actores en nuestra
sociedad, al ejercicio democrático y a la “representatividad”, entre otros.
Nos queda mucho por aprender en este sentido, no solo en relación con las
estrategias de trabajo conjunto, sino también en relación con lo que significa lle-
var a escala programas de inclusión laboral. ¿Cómo acercar de manera posible lo
que sucede localmente y/o en experiencias acotadas a las políticas en el ámbito
nacional? ¿Cómo hacer para que en países con tanta heterogeneidad cultural,
regional, demográfica, etc., se comprendan y acepten lógicas diferenciadas de
trabajo? ¿Cómo salir verdaderamente de “los programas enlatados” sin creer
que algunas adaptaciones posibles son sinónimo de flexibilidad, de respeto por
las diferencias, de construcción conjunta?
Desde nuestra experiencia, si estamos convencidos, en relación con la esca-
la, de que, aunque los modelos de trabajo puedan diseminarse en el sentido de
“réplica”, la escala no es solo la suma de procesos locales. El diseño de políticas
públicas a escala nacional responde a otras lógicas que no se resuelven tan solo
en la mera ejecución programática, sino que requieren de una ingeniería que
impregne los procesos políticos, administrativos y legales entre otros tantos.
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Formación e inclusión laboral de los jóvenes con menos oportunidades
Como sector, es preciso que podamos visualizar los alcances y las limitacio-
nes que tiene nuestro accionar, tanto en relación con nuestra situación como
“empleadores” como en relación con la sostenibilidad institucional. Respecto de
la primera, el tema merece una reflexión profunda. El tipo de contrataciones que,
al menos en nuestro país, funcionan para la mayoría de las OSC y también para
una parte importante de los trabajadores estatales carece de sistemas de seguri-
dad social. Los contratos de locación de obra y/o de servicios han pasado a ser
parte de nuestra realidad como trabajadores. Las causas son muchas y diversas,
pero lo cierto es que desde esta situación muchas veces sufrimos en carne propia
lo que pretendemos lograr que superen los jóvenes con los que trabajamos. Cabe
preguntarse entonces ¿a qué tipo de trabajo acceden los profesionales que se
incluyen a trabajar en el sector? Este punto es un dilema que está aún sin resol-
ver y que sin duda requiere un trabajo profundo y de incidencia no solo en el
plano del Estado, sino de los criterios que se manejan en el nivel de las agencias
de cooperación internacional. Por otra parte, es preciso también trabajar en legis-
laciones más apropiadas a un sector diferente del empresario. Aquí también en
nuestro país hay mucho por hacer todavía.
Finalmente, como sector necesitamos reflexionar más profundamente sobre
los mecanismos de sustentabilidad. La dependencia del financiamiento, que por
lo general está ligado a los programas, muchas veces ahoga las estrategias polí-
ticas institucionales que requieren de una estructura acorde al propósito o mi-
sión. Hay algunas preguntas a hacerse en relación con la proveniencia de los
recursos. En la triangulación empresas-sociedad civil-Estado, ¿cómo se financia
el sector? Aunque parezca muy sencilla, se trata de una pregunta de fondo, que
no alcanza a responderse desde la apertura y diversificación de las fuentes de
financiamiento.
Queda mucho por hacer todavía. Quizás estamos iniciando los primeros
pasos en este largo camino: el del diálogo, la confrontación sobre algunos puntos
clave. No es lo mismo pensar en la inclusión social que en la inclusión laboral de los
jóvenes y menos aun de los jóvenes con menos oportunidades, los más pobres de
los pobres. No es posible diseñar acciones idénticas, con tiempos iguales, proce-
sos que empiecen y terminen en 10 o 12 meses, ni igualar las estrategias de acom-
255
Alejandra Solla
Bibliografía
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los márgenes del sistema educativo: escenarios contradictorios en la garantía social. Monte-
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Jóvenes constructores de la comunidad
Antecedentes
1 Director ejecutivo de Jóvenes Constructores de la Comunidad, A.C., con sede en México, D.F., y una
sucursal regional en Chiapas. www.jovenesconstructores.org
2 El programa fue coordinado (2003-2006) por Rostros y Voces FDS, A.C. www.rostrosyvoces.org
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David G. Calvert
de nacimiento, a pesar de las remesas que puedan estar devolviendo cada mes a
sus tierras mexicanas.
Los intentos del Estado por contrarrestar esta problemática no han sido su-
ficientes, sobre todo para los jóvenes sin empleos o de muy bajos recursos, ya
que la filosofía predominante dicta que los jóvenes deben estar trabajando y su-
perándose por sus mismos esfuerzos. El Estado no ha logrado generar el recurso
necesario, ni tal vez el enfoque requerido, para poder resolver este problema que
ha ido empeorándose, especialmente durante los recientes 23 años de relativa-
mente poco crecimiento económico en términos reales. Sin embargo, existe inte-
rés de parte del gobierno en la creación de programas que conlleven beneficios
tanto para los jóvenes como a sus comunidades y estados. Alrededor de 50 mi-
llones de jóvenes mexicanos han nacido durante estos mismos 23 años; ahora
buscan una manera digna y concreta de ser parte de la economía nacional y tam-
bién de sus comunidades.
Cuando existen opciones para hacer servicio a la comunidad, y para recibir
capacitación laboral, incluyendo la opción de una beca para cubrir los costos
más básicos de la vida, los jóvenes han mostrado gran interés por participar. La
experiencia del programa Jóvenes Constructores de la Comunidad, junto con
muchos otros esfuerzos civiles,3 da fe de la voluntad y deseo de la juventud de
crecer personalmente y participar en proyectos de servicio comunitario.
En principio, toda la sociedad prefiere que la juventud tenga mayores op-
ciones y apertura para trabajar y ser buenos ciudadanos. Sin embargo, existe
también malestar y desconfianza hacia los jóvenes, sobre todo hacia los jóvenes
sin empleo y con mayores carencias. A estos que son mayoría los llaman delin-
cuentes, los responsabilizan de malos hábitos, les temen, desconfían de ellos y
los excluyen. El desprecio y el miedo están reflejados en la política pública, y
también tiene un saldo psicológico entre los mismos jóvenes, bajando en muchos
casos su autoconfianza y perspectivas de futuro.
En otros países, se han creado programas nacionales de servicio social y
comunitario. El programa “Americorps” en los Estados Unidos se inició en 1993
con la participación de 30.000 jóvenes norteamericanos al año, y sigue siendo
una de las mayores hazañas del gobierno del entonces presidente Bill Clinton.
En Americorps, los jóvenes reciben un salario mínimo para cubrir sus costos de
vida, mientras proveen servicios comunitarios y ganan experiencia. Los fondos
vienen del gobierno federal, y los operadores de los proyectos son organizacio-
3 Miles de jóvenes estudiantes de colegios del Distrito Federal de México han respondido, por ejem-
plo, a invitaciones a programas de servicio de parte de Servicios a la Juventud, A.C. (Seraj).
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vas o en los índices de violencia, entre otras manifestaciones similares, son conse-
cuencias de la insuficiencia de ofertas educativas, la falta de empleos “dignos”,
espacios y actividades para el uso del tiempo libre, así como del deterioro del
medio ambiente y de los espacios físicos.
Jóvenes Constructores enseña una manera en que los gobiernos federal y
municipales pueden, de manera respetuosa y visionaria, abrir estas opciones para
la comunidad, y a la vez trabajar en conjunto con la sociedad civil en la
implementación de nuevas alternativas y oportunidades.
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Jóvenes constructores de la comunidad
¿Pero por qué querrá una OSC tomar la responsabilidad de manejar un pro-
yecto “Jóvenes Constructores”?
• Porque está creando capital social en su colonia o sector.
• Porque está haciendo algo nuevo e innovador.
• Porque habrá capacitación y acompañamiento de parte del programa Jóve-
nes Constructores.
• Porque habrá prensa positiva y apoyo en la comunidad.
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Área de
capacitación
Producción en oficios
en la Área
comunidad Jóvenes académica
constructores
de la Incidencia
Área de
comunidad en la
desarrollo
humano política pública
Área
enlace laboral
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rentes a la historia del lugar, en los árboles más viejos, y plantando árboles
jóvenes en lugares seleccionados en representación de nuevos logros comu-
nitarios.
6. Fortalecer las bolsas de trabajo existentes o crear una nueva, mediante la
vinculación con empresas privadas, organismos e instituciones gubernamen-
tales y OSC.
7. Promover actividades recreativas y culturales, así como seminarios y confe-
rencias varias.
8. Sistematizar las experiencias mediante un diario de actividades en que se
evalúa mensualmente el trabajo con los jóvenes.
9. Reintegrar y conectar a dichos jóvenes a la comunidad, a su familia, a la
actividad económica, a los estudios y a la formación personal y profesional.
10. Capacitar a los jóvenes participantes en los conceptos básicos del manejo de
una microempresa.
11. Evaluar los resultados de manera cuantitativa y también cualitativa, para
poder perfeccionar el modelo en el proceso de la aplicación y la adecuación
local, y promover la experiencia adquirida para replicarla tanto en el país
como en la región.
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Jóvenes constructores de la comunidad
La producción en la comunidad
Los trabajos hechos por los jóvenes junto con sus maestros incluyeron: la
remodelación de dormitorios estudiantiles; producción e instalación de venta-
nas, mesas y tapancos de metal; producción de puertas y locker de madera; pre-
paración e impermeabilización de una gran azotea; nuevas instalaciones de plan-
tas eléctricas; albañilería; pintado de bancas, macetones, divisiones, arriates en
jardineras, cuartos interiores, etcétera.
Para 2006 y adelante, hay importantes expansiones pendientes en el número
de obras, en la incidencia en la política pública, y sobre todo en el número de
jóvenes participantes en este movimiento, tanto juvenil como de desarrollo co-
munitario.
1. A dos años del inicio del trabajo, la mayor incidencia de Jóvenes Construc-
tores ha sido en proyectos hechos por Jóvenes Constructores. Solo algunas
OSC han aceptado hacer sus propios proyectos por el estilo, y con resulta-
dos mixtos. ¿Habrá OSC suficientemente capaces y dispuestas para condu-
cir este tipo de programa con la profesionalidad y pasión necesaria?
2. Si no existe la capacidad o disponibilidad necesaria en el sector civil, ¿con
quién debemos enfocar la iniciativa: el sector público, el privado, o siempre
en el civil?
3. Hasta ahora se ha logrado la aplicación de ciertos fondos de parte del go-
bierno del Distrito Federal (USD $350.000), y USD $25.000 del gobierno fe-
deral. Pero otros esfuerzos con el sector público no han producido hasta
ahora el recurso esperado. ¿Habrá la manera de incidir fuertemente en la
política pública para dar estas opciones a miles de jóvenes mexicanos?
4. Normalmente reclutamos a los jóvenes con menores oportunidades de em-
pleos formales. En muchos casos, seis meses de formación y crecimiento no
cambiarán todo. ¿Habrá suficiente apoyo en el sector privado para brindar-
les oportunidades de empleos a los graduados?
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Emilio Andrés Martínez López
Las principales teorías al respecto sostienen que las OSC surgen a partir del
agotamiento de un Estado benefactor exhausto, cuyo endeudamiento no le dejó
otra salida que cambiar el rumbo hacia acciones correctivas para lograr un Esta-
do más eficiente, pero también mucho más reducido y que, por tanto, dejó de
actuar en rubros que anteriormente cubría con su presencia: dejó sin posibilidad
de oportunidades a grandes sectores de la población, que en menor o mayor
intensidad vivían alienados a las decisiones estatales.
Al respecto, tengo mis propias apreciaciones. En primer lugar, en el caso de
México, el Estado benefactor no fue solo uno, pensado y repensado por un grupo
gobernante a lo largo de 50 años (aproximadamente), sino resultado de diversas
políticas, corrientes y actores políticos (aunque dentro del mismo partido). Por su
estructura anquilosada, no tomó acciones correctivas hacia una mayor eficiencia,
pero los llamados gobiernos neoliberales –posteriores a la década de los ochenta–
tampoco corrigieron el rumbo motivados por la racionalidad de buscar el mayor
beneficio para el país, sino que se puede notar que respondieron más bien a con-
signas o mandatos de acreedores. Tan modernistas fueron sus políticas que, a la
entrada del nuevo paradigma informacional, la respuesta que ofrecieron fue de
apertura comercial y económica, apostando (se decía) a nuestras ventajas compa-
rativas, centradas en dos puntos: por un lado, una fuerza de trabajo barata y, por
el otro, la cercanía con la mayor potencia comercial. Demasiado tarde; para ese
momento ya estaba el mundo mirando hacia una economía de la información, del
predominio de los servicios sobre la producción agrícola e industrial.
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Las organizaciones de la sociedad civil y su papel en una opción de formación para el autoempleo
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Emilio Andrés Martínez López
descontento político, en el segundo. A partir de estos eventos, más que una ra-
zón para que las OSC comenzaran a existir fue una especie de toma de concien-
cia social de que mucho se tenía que hacer para poder desarrollarnos como país.
En lo personal creo que toda esta diversidad debe ser tomada en cuenta
como factor que ha permitido o abonado a la arena pública donde ahora se lle-
van a cabo multiplicidad de actividades, fines, discursos, métodos, programas y
políticas de las OSC.
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Las organizaciones de la sociedad civil y su papel en una opción de formación para el autoempleo
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Emilio Andrés Martínez López
etapa, en la que debemos mencionar que suelen poner en juego muchos y varia-
dos recursos y conocimientos con la única finalidad de cumplir con sus objetivos
de apoyo social.
Financiamiento
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Las organizaciones de la sociedad civil y su papel en una opción de formación para el autoempleo
Legalidad
Las OSC surgen con el fin general de apoyar a la sociedad para cubrir nece-
sidades específicas o para el desarrollo de las comunidades; lo anterior hace que
el ámbito en el que nace este tipo de organismos esté cubierto por un halo de
legitimidad ante la comunidad receptora del beneficio. Sin embargo, resulta in-
soslayable que es indispensable contar con un estatus legal y una cierta
institucionalización para poder trascender y madurar como organización, para
relacionarse con los distintos actores de una sociedad no cerrada ni homogénea,
para trascender desde el tercer sector profesional en un sistema democrático que
espera dejar de lado la historia de cacicazgos y caudillismos y para obtener los
recursos financieros, con el fin de sostenerse en el tiempo y realizar el mejor
ejercicio que resulta de la mayor experiencia.
En el caso de México, diremos que el primer documento necesario para dar
por nacida a una OSC es el acta constitutiva; en segundo término es contar con
estados financieros, tener las autorizaciones de la Secretaría de Hacienda y Cré-
dito Público (SHCP), así como contar con el reciente registro creado por el go-
bierno para poder obtener proyectos con el gobierno por parte de las OSC, el
llamado CLUNI.
Institucionalidad
Se dice que la institucionalidad puede ser un mito creado por alguien, pero
que al fin impacta a la contraparte y crea una imagen de aquella figura ficticia,
real o sobredimensionada, de la cual se piensa que existe y tiene reglas, vida y
alcances potenciales en la vida de los interpelados. Así pasa, por supuesto, con
las OSC: tienen tanta vida como capacidad creativa de sus miembros. No es ca-
sualidad que existan entonces organismos que surgen de la nada cuando algún
actor activa sus potenciales redes, capital social o económico para echar a andar
en forma más que operativa a tal o cual organismo. Lo que estoy diciendo es que,
en general, en el caso de organismos civiles, la institucionalidad se reduce al
ámbito en el cual desempeñan sus actividades y a la gente que al alcance del
proyecto tiene la oportunidad de comprobar las bondades o beneficios del mis-
mo, gente que logra cruzar la barrera de la desconfianza y que una vez que cruza
el umbral se da cuenta de que puede obtener algo de ese esfuerzo conciudadano.
Dicha institucionalidad generalmente se construye en el tú a tú y, en ocasiones,
con la combinación de recursos alcanza a dar esos mensajes a su público local.
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Desde fuera del ámbito de acción, otros actores buscan ciertas característi-
cas en las OSC. Para el gobierno, lo importante es su ingrediente de legalidad. El
gobierno reconoce en las OSC a un socio, siempre y cuando el organismo cumpla
con los requisitos legales, es decir, criterios objetivos impuestos por él. Para los
organismos internacionales lo que mejor habla de una OSC es su potencial para
implementar programas innovadores, indicador obviamente de que es dinámi-
ca, que muestra si están o no al día y se han esforzado en conocer lo válido o no
para los proyectos en cuanto a metodologías o formas de conformar las diferen-
tes propuestas y que aportan cambios en la visión y ejecución de los mismos.
Estos programas tienen la característica de medir la profesionalidad de las OSC.
Los organismos internacionales también hacen énfasis en la historia y diversi-
dad de los donadores de los proyectos de tal o cual OSC, lo que hace posible
medir los esfuerzos de la OSC en la lucha por alcanzar los objetivos a través de
los programas instrumentados y los proyectos que propone.
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Programas de formación
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go, si las cuotas de recuperación muy bajas hacían muy difícil la tarea de atraer a
los microempresarios a los cursos, el incremento haría mucho más difícil que se
acercaran; aplicar cuotas diferenciadas no era una solución posible por efectos
del tiempo entre la promoción, el inicio de los cursos y la forma en que la gente
llegaba (muchos asistentes se presentaban el segundo y hasta el tercer día de
sesiones, con premura de tiempo y en horarios que para muchos de ellos signifi-
caban entre una hora y media o dos de camino hacia sus casas después de termi-
nada la sesión, aproximadamente a las 21:00 horas). No es que fuera imposible,
pero la cuota fija de recuperación era más adecuada para estos efectos. Además,
se tuvo que implementar un rubro de apoyo a profesores que, si bien no era una
remuneración por la capacitación, se hacía necesario para pago de taxis, gasoli-
na, estacionamiento, etc. Los salarios del staff no eran elevados (un coordinador
y un asistente), además de que no percibían ninguna prestación. El equipo de
oficina era el básico, pero suficiente para trabajar, y los materiales que se entre-
gaban a los beneficiarios tenían buena presentación. Como decía antes, la reali-
dad se impuso y MMM tuvo que salir de la oficina, implementar un sistema de
asociación con diversas organizaciones y mantener el servicio a la población que
se había determinado abordar como beneficiaria (población que vive en condi-
ciones de marginación en general).
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3 Desde que se fundó MMM se crearon materiales con un buen componente teórico tanto en los mate-
riales como en el formato de las clases. Estas clases, aunque podían contar con algunos comentarios
simpáticos y cierto dinamismo por parte de los formadores, podían llegar a ser tediosas o sin sentido
ni relación con la sesión anterior o la posterior.
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Las organizaciones de la sociedad civil y su papel en una opción de formación para el autoempleo
4 Algunas autoras sudamericanas describen que dentro del sector microempresarial coexisten diversas
escalas de negocio, determinados generalmente por las trayectorias de vida de sus propietarios, como
son: la de proyecto que engloba mayor despliegue de recursos, principalmente de la capacitación de
los humanos e innovación en sus productos o servicios; la de oficio, que encierra una adaptación a
formas de vivir, casi inamovibles a menos que el mercado demande una adaptación clara y se ajusten,
y, por último, la de sobrevivencia, en la que se lleva a cabo un negocio precario que alude a fines muy
claros y muy determinados, o simplemente para complemento del gasto familiar; la preparación y
adaptación de estos proyectos es casi siempre nula. Valenzuela, Marques y Venegas, 2001.
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Las organizaciones de la sociedad civil y su papel en una opción de formación para el autoempleo
Vertiente innovadora
Reinventarse o morir: todo lo anterior lleva a las exigencias del cambio, tan-
to en la versión de los proyectos que se llevan a cabo con el gobierno como aque-
llos que corren por cuenta de la propia organización. En primer lugar, los esque-
mas de trabajo con el gobierno exigen de ciertos cambios, aunque sean
incrementales, en los programas que se presentan para su aprobación. De algu-
na manera, los comités de evaluación dejan ver que cada vez será más difícil
obtener recursos si solamente se propone la capacitación como proyecto. En al-
gunos casos he escuchado de los principales encargados de revisar y autorizar
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Bibliografía
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