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Camino de Santiago

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"El Camino de Santiago" de Alejo

Carpentier y la Picaresca

Notre vie est un voyage


Dans 'hiver et dans le nuit,
Nous cherchons notre passage
Dans le Ciel oh rien ne luit.

(L. F. Celine, Voyage du bout de la nuit)

Juan, el romero, el tambor, el estudiante, el indiano cual es el pro-


tagonista de "El Camino de Santiago"? Todos lo son, y ninguno lo
es. El protagonista es el conjunto de estos papeles; no es ninguno en
particular. Ademas, el viaje en busca del paraiso imaginado resulta ser
una ficci6n dentro de otra ficci6n. Ambos, la multiplicidad del prota-
gonista y la ficci6n del viaje son rasgos de la novela picaresca de los
siglos dieciseis y diecisiete que Carpentier ha utilizado para expresar
inquietudes modernas.
"El Camino de Santiago" es uno de los relatos de Carpentier que
menos se ha estudiado, a pesar de formar parte de la colecci6n Guerra
del tiempo que tanta atenci6n critica ha despertado. 1 La critica ha mos-
trado relaciones entre este relato y las moralidades medievales, pero el
estudio que sigue seiialara. que "El Camino de Santiago" esta mss vincu-
lado con la novela picaresca que con las moralidades.2 Esperamos mostrar
c6mo el relato se relaciona a las demas obras de Carpentier, c6mo se
diferencia de ellas, y que las semejanzas y las diferencias giran en torno
a su parentesco con el antiguo genero picaresco. Es importante tener

1 Cito por Guerra del tiempo (Santiago de Chile: Orbe, 1969).


2 Vase Hugo Rodriguez Alcala, "Sobre 'El Camino de Santiago' de Alejo
Carpentier", en Homenaje a Alejo Carpentier, ed. Helmy F. Giacoman (New
York: Las Americas, 1970), pp. 243-50; y tambien Emil Volek, "Dos cuentos de
Carpentier: dos caras del mismo metodo artistico", Nueva narrativa hispanoame-
ricana, 1, N' 2 (sep. 1971), 7-10.
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presente que Carpentier ve este genero desde el punto de vista del siglo
veinte, pero que no lo parodia al estilo de Thomas Mann en Felix Krall.
No pretendo que "El camino de Santiago" sea novela picaresca, sino
que, mas importante, refleja el dictamen de Carpentier en cuanto a dicho
genero y dramatiza los rasgos de tal genero que son de interes y conse-
cuencia para el escritor de hoy dia. Sin duda, el ambiente del relato es
picaresco," y el hecho de que Carpentier consider6 a Juan como un tipo
de picaro es evidente al Ilamarle romero. Valbuena Prat ha sefialado que
"romero" muchas veces lieva el sentido de picaro.A En vista de que Car-
pentier debiera haberle Ilamado el peregrino (el que va a Santiago) en
vez de romero (el que va a Roma) 5 es muy probable que empleara el adje-
tivo con la intenci6n de aludir a la picaresca. Es interesante notar, que
como ha apuntado Gonzalez Echevarria en un articulo suyo inedito,
"Notas para una cronologia de la obra narrativa de Alejo Carpentier,
1944-54", la primera menci6n de "El camino de Santiago" fue hecha
bajo el titulo de "El peregrino de Santiago". El hecho de cambiar el
nombre de peregrino a romero parece dar fuerza a nuestra teoria
del parentesco con la picaresca. Ademis, el prop6sito principal de este
relato concuerda con el de la novela picaresca, segin Carpentier la define
en Tientos y diferencias (Montevideo: Arca, 1967): "La picaresca espa-
fiola... cumplia con su funci6n cabal de novelistica, que consiste en violar
constantemente el principio ingenuo de ser relato destinado a causar 'placer
estetico a los lectores', para hacerse un instrumento de indagaci6n, un
modo de conocimiento de hombres y de 6pocas -modo de conocimiento
que rebasa, en muchos casos, las intenciones de su autor" (p. 7). Es
obvio que por medio de este relato, Carpentier examina la 6poca de la
colonizaci6n de America, incorporando asi las inquietudes del siglo die-
ciseis con las del siglo veinte.

II

Sobresale en "El Camino de Santiago" un rasgo que no es tlpico


de la obra de Carpentier, pero que evoca el genero picaresco. Me refiero al
desdoblamiento del protagonista. Al fin del relato Juan el Indiano se en-

s Sin embargo, a mi parecer no basta s6olo el ambiente picaresco que segin A.


Parker, Literature and the Delinquent (Edinburg, 1967), define el g6nero.
4 La novela picaresca espafiola, ed. Angel Valbuena Prat (Madrid: Aguilar,
1968), p. 17.
5 Esta es una distinci6n que hace Dante, Vita Nouva, 40 ("Comentario al so-
neto XXIII").
EsTUDIS 67

cuentra con Juan el Romero, con su ser pasado. Empleada por Carpentier,
6sta parece una te&nica moderna, pero es reflejo de un recurso basico
usado en toda novela picaresca, aunque en las tempranas con mas sutileza
y probablemente sin intenci6n por parte del autor. Diria que el desdo-
blamiento del protagonista esta implicito en cada novela picaresca.
El picaro es un ser egocentrico en busca de su posicion en la sociedad.
Nacido huerfano, ilegitimo, o de padres poco honrados, vive al margen
de la sociedad, pero aspira a ser parte de esta y alcanzar una posici6n
que, por lo menos en su estimacion, le de honra, valor, y sustento. Sin
embargo, no le importan los problemas de la sociedad en general sino
en lo que le atafien personalmente. A diferencia del heroe moderno,
existencial, que busca su identidad, el significado de su vida dentro de
si, el picaro s6lo quiere una identidad externa, solo busca el papel que le
toca desempeiiar en la vida. Como apunta Robert Alter en Rogue's
Progress: Studies in the Picaresque Novel (Cambridge, Mass, 1964),
todo picaro se desplaza por la sociedad aprendiendo y experimentando
con varios papeles; los hace y los abandona hasta encontrar uno que le
convenga, que satisfaga su orgullo y le de un sentido de honra, sea esta
falsa o no. 6 Lazarillo llega a ser pregonero, lo cual para el es una posici6n
en apariencia honrada; 7 Guzman alcanza honra y valor al arrepentirse. 8
S6lo Pablos en El Buscon de Quevedo queda sin una situacion que le
convenga al terminar el libro.9
Dado que el picaro tiene que pasar por varias etapas, posiciones, y
niveles de la sociedad en su camino por la vida hacia su destino final,
la divisi6n interna o el desdoblamiento es implicito. Cada etapa o papel
representa un aspecto del ser picaro. Lazarillo, el mozo del ciego, es
un ser distinto del Lazaro, pregonero de vinos, aunque los dos son
facetas del mismo personaje. El Guzmin de las galeras al final de la obra
no es el Guzmanillo de antes, pero igualmente los dos son parte de una
misma totalidad. El protagonista de Histoire de Gil Blas de Santillane
de Lesage (Paris: Classiques Gamier, 1962), reconoce que cambia de
humor y de espiritu, que sufre una metamorfosis (p. 156). De igual
manera, el Busc6n dice: "sefior, ya soy otro, y otros mis pensamien-
tos" (p. 1111).

6
Como bien apunta Heckman en "From Telling Stories to Writing", MLN, 86
(1971), 858-73, el personaje generalmente no esta consciente de la contradicci6n
implicita en su postura e insiste en que ha tenido exito y en que es feliz.
7
Cito por La novela picaresca espa/Jola, op. cit., pp. 84-112.
8 Mateo Aleman, Guzman de Alfarache, en La novela picaresca espa#Jola.
op. ci., pp. 234-578.
SibiWd, pp. 1090-1154.
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Este desdoblamiento o divisi6n del personaje se manifiesta de varias


maneras en "El Camino de Santiago" y en la novela picaresca. Las dos
mas repetidas son las variaciones de nombre y de ropa, que se ligan a los
cambios de oficio, a la vez que sirven de disfraz. En su camino, Juan
cambia de Juan, al Romero, a Juan de Amberes, al tambor de Amberes,
at Estudiante, y al Indiano. Con estos varios epitetos, Carpentier seitala
0
que el nombre puede reflejar s61o un aspecto de la totalidad del ser.'
Efectivamente, Juan es todos esos nombres, pero cada nombre s6lo revela
uno de los muchos papeles que desempefia. Ademis, el nombre nunca
revela la esencia de su ser, sino una caracteristica aparencial y fugitiva. El
nombre simplifica el ente complejo y en este sentido, 1o enmascara. Como
el mundo tiende a juzgar al personaje por su nombre, Juan siempre
disfruta del nombre que le conviene: es el Romero porque asi le es mas
fcil encontrar hospedaje; es el Estudiante para engrandecerse ante sus
compafieros. Pero, to curioso es que Carpentier siempre le da el nombre
del lugar donde ya no esta, o del oficio que ya abandon6. Se Ilama el
Romero al beber vino por primera vez desde su salida de Amberes y
al apartarse del camino santo; se llama el Indiano al volver a Espafia
de las Indias. Siempre usa loque era antes para disfrazar to que es en el
presente. El ser siempre muestra to que se fue, no lo que se es. La novela
picaresca refleja un procedimiento similar. Los episodios picarescos siempre
indican una metamorfosis progresiva de los varios aspectos del picaro,
pero como siempre estin escritos desde un punto de vista retrospectivo
(o sea, son narrados por el propio personaje a posteriori), muestran to
que era el protagonista; muestran una fase de to que fue. El ser total
al momento de escribir, es siempre una mezcla de todas estas fases
pasadas y actuales, a la vez que este ser es una ausencia; ya no es, ya
no desempefia ninguno de los papeles pasados. Pero, he aqui la curiosa
contradicci6n del picaro, porque ademis de ya no ser al momento de
escribir, el picaro se crea al escribir. La escritura le da una existencia,
le crea una personalidad y un nuevo papel.
Es evidente que los cambios de indumentaria sirven el mismo fin.
Juan viste el habito de su oficio o el que le conviene para engaiar. Con-
tinua vestido de romero despubs de haber dejado su camino por la misma

Se nota que al hablar de tales cambios en el Quijote Leo Spitzer, en "Lin-


o10
giuistic Perspectivism in the Don Quijote", Linguistic and Literary History (Prince-
ton, 1967), pp. 41-85, apunta que el nombre refleja una especie de perspectivismo
porque el nombre sugiere un aspecto del personaje (p. 41). Tambien indica Spitzer
que en la Edad Media, cuando los caballeros de los romances sufrian alteraciones
espirituales por medio de sus aventuras, la tranformaci6n era subrayada por el
nuevo nombre (p. 74, n2).
E STUDIoSs 69

raz6n que sigue Ilevando el nombre de romero. La esclavina "santificada


por hermosas conchas" (p. 33) va descosiendose en proporci6n a su aleja-
miento del camino santo. En el momento de embarcarse, Juan esta vestido
de actor, con prendas que designan varios papeles. Es interesante notar el
doble juego aqui. Es como si cada prenda senalase un tipo de drama:
la casaca del bobo del entremes; la cota de Pilatos que sugiere un drama
religioso, un auto sacramental; el sombrero de Arcadio de la comedia
italiana. A la vez, estas prendas parecen senialar futuros aspectos de la
personalidad de Juan, lo que legara a ser. Busca el paraiso pastoral
de Arcadio; es un tipo de Pilatos al negar a sus amigos en el barco; y,
ino es el bobo o el testarudo vizcaino al repetir las mismas mentiras y vol-
ver a America? Como el actor, Juan hace el papel que ostenta su vestido.
Aqui tambien parece que Carpentier interpreta la relaci6n que existe
entre el comediante y el picaro; los dos utilizan la vestidura como disfraz
para engafiar al publico. 11 Al llegar al fin ante la Virgen, los Juanes
tienen "facha de picaros" (p. 67), y se nota que incluso el diablo siente
la necesidad de vestirse para enmascararse. Los dos ejemplos sefialan la
importancia de la apariencia, y reflejan lo que nos dice Erasmo en Elogio
de la locura al recordar el t6pico medieval utilizado por Calder6n en su
Gran teatro del mundo: que la vida es una comedia, por la cual se pasean
los hombres, cada uno disfrazandose de otro, desempeniando sus varios
papeles hasta la hora de quitarse las mascaras y morir.12
Estos cambios de nombre y de vestido, que muestran el desdoblamiento
del protagonista y se prestan para enmascarar y enganiar, aparecen con
frecuencia en las novelas picarescas de los siglos dieciseis y diecisiete,
y tambien son t6pico corriente en aquellas obras modernas que se vincu-
lan al genero, como Felix Krull de Mann y The Invisible Man de
Ellison. La importancia del vestido se destaca desde los primeros episodios
del Guzman de Alfarache. Recordemos su pena al haber perdido la
capa y su ansiedad por conseguir nueva indumentaria para entrar en
la villa; tambi6n describe la minuciosa vestimenta de los mendigos, que
se visten segun mejor cuadra a su oficio. Guzman cambia de indumen-
taria cuando cambia de amo. En Gil Blas tambien hay una gran preo-
cupaci6n con el ropaje. Gil siente mucha vergiienza al salir de la carcel
por estar tan malamente vestido; su primer proyecto es comprarse habito
de noble, porque reconoce que su posici6n futura depende de, y debe ser
11
No olvidemos tampoco el inevitable desdoblamiento del comediante que
ha notado Diderot en Le paradoxe du comedien.
12 Vease tambien Ernest Robert Curtius, Europaische literatur und lateinisches
Mittekakter (Bern, 1948), especialmente la seccion referente a las metaforas
teatrales.
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reflejada en su vestido. Decide llevar habito de caballero porque con


este no puede "manquer de parvenir a quelque poste h6nnete et lucratif"
(p. 54). 0 sea, va a disfrazarse y a embaucar para alcanzar la posici6n que
desea. Como los otros siempre desempeiia el papel que sugiere su ropa.
Vemos los mismos procedimientos en Die Landstorzerin Courasche de
Grimmelhausen y en El Buscon. La protagonista de Grimmelhausen nunca
usa su nombre cristiano y casi siempre se viste de mozo. El Buscon se
llama don Pablos en el pr6logo para aparecer mas valeroso. Como los otros
picaros, el Buscon se viste de noble y toma nombre de noble para alcanzar
el amor de una mujer. En todo caso, el picaro sabe que la gente va a
juzgarlo por su nombre y por su vestido.
Asi como el picaro se viste y se nombra para desempeiiar el papel
que le conviene, tambien notamos que casi siempre llega a ser la imagen,
el reflejo, de otro personaje con quien se ha encontrado en sus varias
aventuras. Juan llega a ser una imitaci6n perfecta del indiano con quien
se encontro antes. Lo mismo ocurre en la mayor parte de las novelas
picarescas, como resultado de la falta de padre honrado a quien imitar;
el picaro tiene que buscar su modelo en otro. Estebanillo nos dice al
final de su libro que va a retirarse al estilo de Carlos V, un modelo
m4s bien elevado. 13 Gil Bias imita a sus varios amos: primero a Silva y al
medico y despues a los varios amos de la corte. El Busc6n trata de imitar
a don Diego; Guzman llega a parecerse a algunos de los religiosos
honestos con quienes se encontr6. Sin duda, todo picaro es una imitaci6n
por lo menos en apariencia, de otro personaje que ha conocido. Esta
tendencia es particularmente evidente en las variaciones modernas de la
novela picaresca. Pensemos en Felix Krull que liega a ser reflejo y hasta
doble de Luis, Marques de Venosta, o en Augie March, que tantas veces
sigue las huellas de su hermano en la novela de Saul Bellows del mismo
nombre (Nueva York, 1953).
Se manifiesta la divisi6n interna o desdoblamiento visto en la obra
de Carpentier en las charlas entre Juan el Romero y Juan el Indiano.
Recordemos que el rotnero llega a ser indiano, y este se encuentra con
otro Juan el Romero. Estas charlas entre las dos partes de un mismo
personaje son rasgos caracteristicos de la novela picaresca. Sin olvidar
que hasta cierto punto toda escritura en la primera persona es una drama-
tizaci6n del narrador al hablar consigo mismo, podemos considerar que
Guzman se habla a si mismo por medio de las digresiones morales. Guz-

'a Me refiero al protagonista de Vida y hechos de Estebanillo Gonzalez, hombre


de buen humor, compuesta por el mismo, en la colecci6n de Valbuena Prat, pp.
1720-1848,
ESTUDIOS 71

min, el arrepentido, le habla al Guzman el pecador, que fue antes tanto


como al lector.14 Este recurso se ve mucho en Gil Bias: la acci6n de la
novela se detiene repetidas veces mientras Gil se dice: "me dis-je a moi-
meme..." Se nota que con frecuencia estas charlas tratan de una cuesti6n
moral o de una decisi6n sobre que camino debe seguir en el futuro.
Esta multiplicidad ultima del protagonista es evidente en "El Camino
de Santiago" cuando se dice que en un sueno Juan "se ve a si mismo"
(p. 58). En uin momento de su vida todo picaro, en efecto todo hombre, se
ve a si mismo. Toda novela picaresca tiene que ser autobiografica (por
esto digo que esta obra no es propiamente picaresca); el narrador tiene
que relatar su propia vida al estilo de las confesiones religiosas, porque
como apunta la Locura en la obra de Erasmo, nadie puede revelar la
verdad sobre uno mejor que uno mismo. Por ello, la novela resulta ser
un medio para que el narrador se mire.

III

Quiza lo que mis sobresalga en "El Camino de Santiago" sea la


visi6n ciclica que tanto se ve en la obra de Carpentier. En su obra el viaje
es siempre una empresa futil y se convierte en una trayectoria circular. 1 Se
habra notado que el viaje de Juan le devuelve al punto de partida para
empezar el mismo viaje de nuevo. La estructura del cuento es lineal a
la vez que circular. El motivo del viaje da la impresi6n de adelanto, de
progreso, pero s6lo es ilusi6n. La estructura del cuento se perfila de la
siguiente manera:

1' 411 6

Viejo 2 4 10 7 Nuevo
Mundo Mundo
9 8

Hay dos ciclos distintos con un punto comin. (Los numeros indican
los capitulos y las varias etapas del ciclo). En los primeros dos capitulos
Juan es soldado en Flandes; al final del segundo suefia con el Duque

14
Es un hecho que tambi6n ha notado Francisco Rico, La novela picaresca y el

'
1
punto de vista (Barcelona, 1970), pp. 59-91.
V6ase el articulo de Roberto Gonzalez Echevarria, " 'Semejante a la noche'
de Alejo Carpentier: historia-ficci6n", MNL, 87 (1972), pp. 272-285.
72 REVISTA IBEROAMERICANA

y jura empezar su peregrinaje, lo cual se desarrolla en el capitulo tres. Al


comenzar el cuarto capitulo Juan ha liegado a Burgos, y es aqui donde
deja el camino santo para ir al Nuevo Mundo. Entonces, en vez de
terminar el ciclo empezado (o sea, en vez de continuar a Santiago para
despubs volver a Flandes como ha prometido) sale de este ciclo y entra
en el otro (que se representa con el segundo circulo). Parece evidente
que se pueden distinguir los dos ciclos por medio de los dos mundos: el
Nuevo, y el Viejo cuyo ciclo nunca Ilega a terminar. El punto comrn,
Burgos, descrito por Carpentier es una mezcla de los dos mundos. En Bur-
gos se encuentra la feria medieval europea, ademis del indiano y los
mitos recien ilegados de America. En el capitulo cinco se describe la pre-
paraci6n para el viaje y la Ilegada de Juan a Cuba. Se nota que Sevilla
tambidn forma mas parte del Nuevo Mundo que del Viejo -recuerdese
que alli todos vivian con el ojo atento al Nuevo Mundo. Los capitulos
seis, siete, y ocho tratan de la vida de Juan en el Nuevo Mundo y al final
del octavo suefia el protagonista de nuevo y jura volver al Camino de
Santiago. El paralelo entre este capitulo y el segundo es explicito. Los
dos terminan con un sueiio que le arroja al peregrinaje. Tambien un
capitulo de viaje sigue a cada sueiio, y los dos viajes Ilevan a Juan a
Burgos; en otras palabras, vuelve al punto de partida y completa el ciclo.
Cada vez que ilega a este punto, compartido por los dos ciclos, tiene
que escoger: seguir el camino santo y volver luego a Flandes o repetir el
camino a America. Se decide en favor del segundo y se junta con otro
romero que ha andado la ruta del primer ciclo, y que ya le va a seguir
en el segundo. Como se puede ver por el dibujo, el capitulo once es
paralelo al quinto, y el relato sugiere que tal ciclo continuarL siempre.
Se puede ailadir aqui que este movimiento circular resulta de la continua
btisqueda del paraiso terrenal. Lo busca en el Nuevo Mundo y al no
encontrarlo alli, afiora la vida del Viejo Mundo como si 6ste fuera
el paraiso perdido. Pero, al volver otra vez piensa en el paraiso de Ame-
rica. Como dice el narrador de Los pasos perdidos, "yo me asombraba...
de la diferencia que existia entre el mundo aijorado por mi padre y el
que me habia tocado conocer... no habia fuga posible, fuera de Lo ima-
ginario".e16
Este tema del viaje en el relato de Carpentier refleja otro rasgo de la
picaresca. Toda novela picaresca tiene la estructura de un viaje, el cual
no s61o le da forma sino sentido. Ya hemos sefialado la estructura circular
del viaje de Juan, y parece indiscutible que gran parte de las novelas

I1 Alejo Carpentier, Los pasos perdidos (Barcelona, 1971), p .92.


ESTUDIOS 73

picarescas tambien tienen una estructura circular. Los viajes hechos pre-
sentan nuevos lugares donde vivir, pero en si no efectian cambios, porque
todo sitio es basicamente igual. El Busc6n lo suma diciendo: "determi-
n... de pasarme a Indias con ella, a ver si mudando mundo y tierra
mejoraria mi suerte. Y fueme peor, pues nunca mejora su estado quien
mude solamente de lugar y no de vida y costumbre" (p. 1153). Al fin y
al cabo el ser picaresco ha cambiado poco en esencia al terminar su libro.
Sin duda muy pocas veces alcanza el picaro la fama y fortuna que
persigue en sus viajes; pocas veces ha logrado alterar mucho su posici6n
original.
En la mayor parte de estas novelas debe verse el viaje no s61o en su
sentido literal sino tambien en su sentido figurativo o simb6lico. Coma
ya sefialamos, en "El Camino de Santiago" el viaje de Juan representa la
busqueda de un paraiso que en realidad no existe. Claudio Guillen
ha dicho que todo picaro aprende que no hay un paraiso pastoral ms
ally de la sociedad,17 y yo afiadiria que el viaje de la novela picaresca,
ademas de simbolizar la bisqueda de una situaci6n en la sociedad, tambi6n
sefiala la busca de este Paraiso, y que el caricter circular del viaje es
resultado de la inexistencia de la utopia. En este sentido toda novela
picaresca es literatura del fracaso, porque, con la posible excepci6n de
Guzman, el picaro no encuentra su tierra prometida. S61o encuentra una
vida que quizi aventaja la previa en cuanto a las apariencias, pero no en
cuanto a las esencias. Lazarillo deja su casa en busqueda del Paraiso, pero
pronto se da cuenta de que "escapa del trueno para dar en el relimpa-
go" (p. 91). Guzmin viaja a Italia en busca de presuntos familiares "no-
bles" que le provean un mundo mejor donde vivir. Don Pablos, como
Juan, se va a America en busca de su utopia. O sea, el viaje picaresco casi
siempre resulta en desengafio al no encontrarse el Paraiso y regresar a un
punto bien cerca al de partida. Carpentier recalca esta caracteristica con su
descripci6n del desengafia que sufre Juan al llegar al Nuevo Mundo
y al encontrar los mismos chismes y odios que en el Viejo. Es evidente
que, como en todo picaro, no importa a d6nde vaya Juan; no puede
escaparse de su 6poca, de su sociedad, ni de si mismo, lo cual se destaca
en el hecho de que al llegar a Cuba toca en su tambor la misma marcha
que toc6 cuando su compaia lleg6 a Amberes para hacer guerra a los
herejes. Como apunta Peter Earle con respecto a La vorigine, la febril
odisea del protagonista s6lo conduce a la degeneraci6n y fracaso finales.' 8
17 "Toward a Definition of the Picaresque", Literature as System: Essays Toward
the Theory of Literary History (Princeton: New Jersey, 1971), pp. 71-106.
18 "Camnino oscuro: la novela hispanoamericana contemporinea", Cuadernos
-Americanos, 26 (1967), 204-22.
74 REVISTA IBEROAMERICANA

Quizi la raz6n de esto quede en lo que L6vi-Strauss nos ha dicho: la


edad dorada que buscamos esti dentro de nosotros;' 9 o coma lo ha dicho
Proust en Le temps retrouv (Paris, 1927): "les vrais paradis sont les
paradis qu'on a perdus" (p. 12). Como apunta Earle, la dicotomia entre
la intenci6n original y la condici6n i1tima que encontramos en la novela
contemporinea (o segin yo lo
parafrasearia, entre el anti-heroe que es, y
lo que 61 llama el heroe que pudiera haber sido) es un vestigio de la no-
vela picaresca. Esta dicdtomia es un rasgo esencial y lo vemos en la
igualdad de los dos mundos de Carpentier. Con la posible excepci6n
de Guzman, ningin picaro llega al punta deseado.2 0 El picaro trata de
huir de sus fracasos por medio de loimaginario (como nos sugiere lo
citado de Los pasos perdidos), a sea en caso del picaro, por medio
del libro.
Al considerar el viaje como elemento simb6lico, no debemos olvidar
que el camino es frecuentemente una metifora (como lo es el mismo
viaje) de la vida. Dice Henry Miller que "writing, like life itself, is a
voyage of discovery".21 Sin duda, toda novela picaresca implica tal concep-
to moderno de la escritura por medio de la trabaz6n compleja que existe
entre estos cinco conceptos: vida, libro, viaje, escritura, lectura. La vida
del picaro es el viaje a la vez que el libro mismo es ambas cosas, la vida
y el viaje. El hecho de escribir es una manera de recorrer de nuevo el
trayecto y revivirlo. En sentido figurativo, al leer el lector a su vez vive
tal vida y viaja la trayectoria del picaro. Es claro, pues, que estos cinco
terminos llegan a ser casi sin6nimos en la novela picaresca. 22
En "El Camino a Santiago" se ve que Carpentier al escribir, y nosotros,
al leer, hacemos el viaje con Juan. Hasta cierto punto participamos en su
vida ficticia por medio del relato, porque, comoa dice Sartre en Les mots
(Paris, 1964), basta leer para ser c6mplice (p. 64). Tambien se destaca
el simbolismo del viaje en este relato por media de la multiplicidad de
sentidos del titulo. En el nivel mas literal, el Camino de Santiago se refie-
re a la ruta que usaban los peregrinos para Ilegar a Santiago de Comrn-
postela. A la vez alude a la galaxia cuyo antiguo nombre era Via LActea.
Se inota la dicotomia de las referencias al cielo y a la tierra. En un sentido
mas figurativo, tambien se puede entender el Camino de Santiago por el

19Tristes tropiques (Paris: Librairie Plan, 1955), p. 424.


o20
En algunas novelas modernas como Augie March parecen haber Ilegado,
si, pero su posici6n es indeseable a causa de la corrupci6n.
21 "Reflections on Writing", en The Creative Process, ed. Brewster, Ghiselin
(New York: New American Library, 1952), p. 178.
22 Esta es relaci6n que nos ha sugerido Celine en sus comentarios al principio
de Voyage au bout de la nuit (Paris: Gallimard, 1952).
Es TUDIOS 75

camino del Viejo Mundo al Nuevo. Recordemos Santiago de Cuba y


el hecho de que Cuba se llamaba oficialmente Santiago durante la epoca
del relato. A la vez, el motivo que atraia a los conquistadores se aseme-
jaba al motivo religioso de la guerra contra los moros en las cuales
Santiago animaba a la gente. Apunta Walter Starkie en su libro The Road
to Santiago (London, 1957), que muchos de los barcos que venian al
Nuevo Mundo traian el nombre de Santiago en las banderas o en la proa
(p. 43-4). Cortes mismo invocaba al Santo para que ayudara a sus hom-
bres. 2 3 En el sentido religioso, Santiago viaj6 al Nuevo Mundo: por eso, se
puede decir que el camino de Europa a Cuba es otro camino de Santiago.
No olvidemos tampoco que la Via Lactea conduce al oeste. En otro sentido
tambien se ve que el Camino de Santiago es el camino hacia el cielo, hacia
la santidad y la vida moral. Quien sigue las huellas del Santo, vive la
vida de un santo. Otra vez se nota la dicotomia entre el Camino de San-
tiago como el camino a las Indias y como el camino hacia la santidad. 34
Carpentier nos pinta bien, con sus descripciones de la vida depravada en
el barco y despues con las de la vida en Cuba, que tal ruta esta muy
lejos del camino hacia la santidad, aunque hay claramente una similaridad
en las motivaciones del que busca el cielo y el que procura hallar el
Nuevo Mundo, como veremos mas adelante. Quiza haya tambien una
relaci6n en el hecho de que, segun Starkie, la plaza al norte de la catedral
de Santiago de Compostela donde se venden las reliquias religiosas se
llama el "paraiso" (p. 70).

IV

Segun el color de los siglos cambiaba


el mito de caracter, respondiendo a siem-
pre renovadas apetencias, pero era siempre
el mismo: habia, debia haber, era nece-
sario que hubiese en el tiempo presente
-cualquier tiempo presente- un Mun-
do Mejor.25

El t6pico del paraiso, ademas de estar vinculado con el tema constante


en Carpentier de "lo real maravilloso", nos lleva al tema de la literatura.

23
24
Cartas de relacidn (Mexico: Porrua, 1969), p. 101.
Es curioso que Starkie ha notado tainbien la dicotomia de la venera,
reliquia religiosa que en la epica antigua fue consagrada a Venus por ser con"
siderada emblema de la mujer y lo sexual, op. cit., nota 2, p. 70.
25 Alejo Carpentier, El siglo de las luces (Barcelona: Seix Barral, 1971),
p. 253.
76 REVISTA IBEROAMERICANA

Como se habri notado y como lo ha sugerido Roberto Gonzalez Echeva-


rria en un articulo suyo la obra de Carpentier es siempre basada no en
la realidad del dia ni en la experiencia propia sino en la literatura.26 Es
siempre ficci6n creada de la ficci6n; arte creado del arte. La base de "El
Camino de Santiago" son las cr6nicas coloniales, y se ve un vinculo
muy estrecho entre nuestro protagonista y el cronista (cuya vida y obra
no estan muy apartadas de las del picaro). Su deseo de ir al Nuevo
Mundo es ocasionado por los fabulosos mitos que circulaban entonces. Al
llegar a esta tierra descubre que la vida no es lo que habia creido y, cuando
esti aqui, crea en su mente una vida pasada muy superior a la que la suya
realmente fue. De aqui brota el mito del paraiso perdido. El mismo
proceso se repite al volver a Espaiia y al recordar la vida pasada de
America. Asi contin'a esta tradici6n mitol6gica y torna a relatar lo que
le habian dicho antes de su salida de Espaia, aunque ya debia saber
que no era verdad. He aqui una dramatizaci6n de la exhortaci6n de Car-
pentier en El siglo de las luces: "Cuidemonos de las palabras hermosas; de
los Mundos Mejores creados por las palabras" (p. 267). Quiza se puede
explicar este procedimiento por la ficci6n inevitable que resulta del hecho
de recordar lo pasado. Como lo han apuntado Sartre y Levi-Strauss, es
imposible recordar sin organizar y seleccionar, y de aqui resulta la ficci6n,
de mayor o menor grado.27 En este sentido, I que hace Juan dramatiza lo
que hace cualquier cronista o autobi6grafo; empieza con una verdad
y al recordarla y organizarla, labra un cuento, una ficci6n.
Este tema de la literatura se destaca en varios otros sitios en el relato
con menos sutileza. Se alude a las calumnias del Nuevo Mundo, todas las
cuales surgen de la escritura; varias veces se refiere a unos dramas y
se ve la dificultad en distinguir lofingido de lo verdadero, o sea la lite-
ratura de la vida. Tambien, mas de una vez se refiere a la ansiedad de
la Inquisici6n en cuanto a la literatura: ". . .no gastaba leiia de Inqui-
sici6n en quemar negros, sino mis bien doctores demasiado conocedores
del irabe, te6logos de oreja puntiaguda, gente protestante, o difundi-
dores de un librejo hereje, muy perseguido en los puertos donde anclaban
las naves holandesas, que tenia por titulo 'Alabanza de la Locura', a
'Elogio de los Locos', o algo semejante" (p. 61). O sea, la Inquisici6n
reconoce la fuerza de la palabra, una fuerza de la cual el picaro (y el
cronista o cualquier escritor) tambien toma conciencia. Es por medio

28 Vease "Ironia narrativa y estilo en Los pasos perdidos, de Alejo Carpentier",


Nueva narrativa hispanoamericana, I, No. 1 (enero 1971), 117-125.
27 Me refiero a Jean Paul Sartre, La nausie (Paris, 1938) y todo su trata-
miento del problema de escribir la historia y de tener una aventura; tambien,
Tristes tropiques ya citado, especialmente p. 28.
ESTUDIOS 77

de la palabra que el picaro crea nuevos mundos y se forja nuevas


personalidades.
Todos reconocemos el problema que los poderes de la palabra suscita
en la perspectiva de la novela picaresca; problema parecido al de la
cr6nica y al presente en "El Camino de Santiago"; nunca se sabe cuando
ni cuinto se debe confiar del narrador o del protagonista. Como dije
antes, 6ste es siempre el problema de las memorias. Sugiero que la pers-
pectiva es especialmente problemitica cuando hablamos del picaro o del
cronista, quienes son tambien escritores, creadores de ficciones que gene-
ralmente necesitan justificarse. No es mera casualidad que en la colonia
descrita por Carpentier sea el escribano a quien se acuse de picaro. En
este relato me parece que Carpentier ha vinculado el picaro, el cronista
y el escritor; todos emplean la escritura para crear ficciones, o, si
se prefiere, nuevas realidades, como hace el mismo Carpentier.
Se ve este problema de la perspectiva en la cuesti6n de la veracidad
de lo que dice el protagonista. Es la tesis de Rico (op. cit.) que en la
novela picaresca s61oo tenemos una perspectiva en vez de una visi6n total.
Carpentier sefiala varias veces que la perspectiva de Juan cambia segin
la luz donde se encuentra. Curiosamente es el narrador de Voyage cau
bout de la nuit quien ha articulado la dificultad de la visi6n clara en los
tr6picos: "II est difficile de regarder les choses des tropiques a cause
des couleurs qui 6manent. Elles sont en 6bullition les couleurs et les
choses" (p. 129). Aunque en este cuento no existe el problema del narra-
dor parcial, lo que dice y piensa Juan dentro del relato refleja esta cuesti6n
del prejuicio y de la incapacidad por parte del lector de poder fiarse de lo
que dice el protagonista. Es muy tipico del picaro el procedimiento de
Juan cuando da a entender a sus compaFieros en Cuba que es noble y que
era muy buen estudiante. Este hecho es resultado de la necesidad que sien-
te todo picaro de ser importante y hasta superior; entonces pinta su
pasado como mejor de lo que fue. Es curioso notar que Juan se siente
superior a los paganos de la isla que no saben mss que "aporrear sus
birbaros tambores y cantar unas coplas.. ." (p. 54) a pesar de que Juan
tambien es tambor y canta.
El motivo de la niebla se repite por todo el relato. En la escena
inicial se observa que "todo habia de parecerle un tanto aneblado" a
causa de la llovizna y afiade que estaba "aneblado" por el aguardiente
tambien. Mss tarde ve al medico "entre humos". En Bayona con "el vino
aligerindole el alma, no ve ya el Campo Estrellado como la noche" de
la peste (p. 35). Al l1egar al interior de la isla el calvinista y el negro le
bajan el sombrero sobre la cara y le hacen caminar "metido en la noche
78 REVISTA IBEROAMERICANA

de fieltro" (p. 50). Esta repeticion parece indicar que Juan, como cual-
quier picaro, vive dentro de un tipo de niebla que no le deja ver con clari-
dad. Varias veces en el relato las nubes cubren el Camino de Santiago, y en
un sueiio, el campanario de la catedral esta perdido en las nubes. A causa
de esta niebla, el picaro vive en un tipo de ceguera, la cual no le
permite ver mas alla de las apariencias, mas alli de unas formas vagas,
o sea que nunca ve las esencias. Quiza por esta raz6n, el picaro depende
tanto de las apariencias. Uno tambien puede preguntarse si, en sentido
figurativo, no serian las palabras mismas las que causan esta niebla, que
impiden una vision clara. La palabra nos conduce a una imagen del este-
reotipo en vez de la "realidad"; por medio de la palabra nos inclinamos
a ver lo general en vez de lo individual. En este sentido podemos decir
que la palabra (instrumento principal del picaro) entorpece la percepci6n.
Se puede vincular esta cuesti6n del punto de vista con la asociaci6n
moderna entre el picaro y el artista. Sin duda la postura del artista siempre
tiene quo ser reflejada en su presentaci6n de la "realidad". En obras
como Felix Krull, Die Blechtrommel de Giinther Grass, y hasta cierto
punto en Les faux monnayeurs, hay un nexo muy estrecho entre los
engafios del criminal y los del artista (especificamente el escritor). En
Les faux monnayeurs, Gide dramatiza tal relacion al vincular el que hace
monedas falsas y el escritor, el que, por medio de la palabra, crea mundos
y personajes falsos que quedan al mismo nivel que la moneda falsa. He
aqui lo que hace Juan en "El Camino de Santiago" al relatar su vida
pasada a sus compafieros; por medio de la palabra se falsifica.
El acto de escribir confesiones, sean del santo o del picaro, sirve
varios propositos. Primero, sirve para que el narrador se mire a si mismo.
El hecho de escribir resulta entonces en otro desdoblamiento: al terminar
de escribir su vida, ya existen dos personajes, el que vive, que es persona
"verdadera", y el del libro que es una supuesta ficci6n, una percepci6n, un
conjunto de palabras. 28 Apunta Sartre en Les mots que al escribir el podia
ser "autre": otro que si mismo (p. 161). Tambien nos dice que "je suis
n6 de 1'criture" y que "6crivant, j'existais" (p. 127). El autobiografo
(incluso el picaro, autobi6grafo ficticio), al terminar su obra, ya puede
mirarse a si mismo en forma literaria (y a veces en la forma en que
quiere verse); tambi&n, como ya hemos sugerido, al escribir el picaro
torna a vivir lo ya pasado. Este trabajo escrito da a los picaros (y aun
a un Bernal Diaz del Castillo) un sentido de la identidad que buscan. No
pueden decir que son hijos del honrado don Fulano, pero al tomar

Is Aunque en el caso de la novela picaresca los dos son ficciones porque el


autor/narrador es tambien ficticio, la desuni6n que resulta es igual.
ESTUDIOS 79

en sus manos el libro, por lo menos pueden decir "este, soy yo", y por
fin este "yo" es inmortal. Tambien, ser heroe de una novela conlleva
cierta cantidad de honra, aunque a veces sea falsa. El libro les da un
sentido de importancia, de valor, y, al fin, de una posici6n en la sociedad,
porque, por lo menos, son escritores. Este es quiza el prop6sito mas
importante. Pero, tambien insisto en que la maniobra autobiogrifica
es un acto de egolatra. Como dice la Locura en Elogio de la Locura, el
hombre escribe porque desea la gloria y la fama (p. 41). El autobiografo
escribe porque cree que 61 y su vida son importantes para el lector, o 61
espera que el1 y su vida sean deleitosos y utiles para el lector. El picaro,
como ser egocentrico, quiere aparecer importante; de esto se deduce que
este ejercicio autobiografico, como bien lo apunta Heckman (op. cit.), es
sencillamente una forma mas compleja de la manipulacion de disfraces.
El picaro, por medio de la escritura, se esta presentando como hombre
notable y meritorio, o sea como lo que no es, de la misma manera que
presenta su falsedad por medio del vestido o del nombre, porque, como
nos ha dicho Sartre, el escritor crea su propio pasado: "Pourquoi done le
passe m'eut-il enrichi? II ne m'avait pas fait, c'6tait moi, au contraire,
ressuscitant de mes cendres qui arrachais du neant ma memoire par une
creation toujours recommencee" (p. 197). El hecho de escribir es la ultima
mascara, la ultima falsificaci6n; es el ultimo esfuerzo para hacerse el
hombre de valor que se quiere ser, ademas de formar lo que Sartre llama
una huida de la epoca y un refugio en este pasado recreado (p. 179). El
narrador y el libro mismo son partes del mundo ilusorio, de apariencias,
lo cual parece ser evidente en el hecho de que el acto de escribir la
novela picaresca siempre existe como parte de la ficci6n dentro de la fic-
ci6n total que es el libro y aun el narrador es una ficci6n a la vez que
es una dramatizacion del escritor "real". Estos diversos niveles de
ficci6n dan enfasis al tema principal de las novelas en que todo es ficci6n
y apariencias; el libro resulta ser lo que Claudio Guillen (op. cit.) llama
una dicotomia entre "self-revelation" y "self-concealment".

"on se reperdait deja dans les mots"

(Voyage au bout de la nuit, p. 498)

Vamos senalando los varios tipos de mascaras tras las cuales se es-
conden los picaros, y no debemos olvidar que el lenguaje forma parte
80 REVISTA IBEROAMERICANA

principal del disfraz. Hemos ya apuntado el nombre que sirve de mascara


al picaro y que muestra un uso de la palabra como disfraz. Frecuente-
mente el narrador emplea el lenguaje en forma ir6nica o satirica, muchas
veces queriendo decir lo opuesto de lo que parece. Pensemos en las
descripciones del Busc6n de sus padres y veremos esta significaci6n doble
que sirve para enmascarar: de su madre dice, "todos los copleros de
Espafia hacian cosas sobre ella"; de su padre dice, "sali6 de la carcel
con tanta honra, que le acompafiaron doscientos cardenales" (p. 1093),
Los juegos de palabras de la picara Justina en la introduccion de su libro
tambien muestran esta ironia que enmascara. Otro ejemplo del lenguaje
como mascara serian las digresiones del Guzman. Como Stuart Miller ha
notado estas forman una especie de laberinto que tiende a confundir
al lector a causa de las complejidades verbales por medio de las cuales se
enmascara el picaro.29
Puesto que en "El Camino de Santiago" el narrador es un tercero
desinteresado, el lenguaje aqui se presta mis para desenmascarar que
para disfrazar. Este proceso de descubrimiento es muchas veces el resultado
de la satira contra las instituciones sociales o religiosas, como lo apunta
Alter (op. cit.). El indiano, con ambigiiedad, dice a Juan: "el oro de
Indias ha dado termino a las lucubraciones de los perseguidores de la Gran
Obra. El mercurio hermetico, el elixir divino, la lunaria mayor..." (p. 40).
Y, la fregona observa que la amada del Duque no le atrae como las
sirenas de la antigiiedad sino que "digan mejor que mas tiran dos tetas
que dos carretas" (p. 27). En la mayor parte de las novelas picarescas el
lenguaje se presta a veces para enmascarar y a veces para desenmascarar.
Dice Lazarillo del fraile que "rompia 6i mas zapatos que todo el conven-
to" (refiriendose a sus andanzas irreligiosas) y "ni yo pude con su trote
durar mis" (p. 105). Pensemos tambien en las criticas de los medicos y
de los actores que aparecen en Gil Bias, y en la critica anti-clerical que se
nota en todas estas novelas. A veces la satira llega hasta el punto de
la caricatura y la deshumanizaci6n, un recurso muy barroco que se ve en el
relato de Carpentier en varios lugares. Por ejemplo, Carpentier se refiere
al "gruliido" de la fregona y lo yuxtapone con el "relincho de un ga-
rani6n", lo cual situa a la fregona al mismo nivel que el caballo. Alude
a la rata "que debia ser algo asi como el abanderado, el pastor hereje,
de la horda que corria por los patios.. ." (p. 29), y observa mas tarde
que en la feria habia "un perro de jub6n y gorro" que camina "en las
patas traseras, como cristiano" (p. 36). La caricatura del Duque de Alba

29 The Picaresque Novel (Cleveland, 1967), pp. 105-110.


ESTUDIOS 81

y su amada es tan grotesca y hasta obscena que pudiera ser una pagina de
Quevedo.

Venia s6lo, sin sequito, vestido de negro, con la gola tan apretada
al cuello, adelantandole la barba entrecana, que su cabeza hubiera
podido ser tomada por cabeza de degollado, Ilevada de presente en
fuente de marmol blanco... El Duque de Alba, sin desarrugar
un cefio de quemar luteranos, sac6 tres naranjas que le abultaban
bajo el entallado del jub6n, y empezo a jugar con ellas, a la manera
de los titiriteros, pasandoselas de mano a mano, por encima del
peinado a la romana, con sorprendente presteza... Y Juan vio salir
al Duque de Alba en el viento, tan espigado de cuerpo que se le
culebr6 como cinta de raso al orillar el dintel, seguido de las naran-
jas que ahora tenian embudos por sombreros, y se sacaban unas
patas de ranas de los pellejos, riendo por las arrugas de sus cascaras.
Por el desvan pasaba volando, de patio a calle, montada en el
mistil de un laud, una senora de pechos sacados del escote, con
la basquina levantada y las nalgas desnudas bajo los alambres del
guardainfantes (p. 14).

(Es evidente que la ultima parte se refiere a la amada por la repetici6n


de la imagen del mastil de un laud, que resalta antes cuando se habla de
ella.) Por medio de la satira, el narrador picaresco Ilegaba a uno de los
temas mas importantes de la novela picaresca, la critica de la sociedad
y de la iglesia.
Finalmente, la novela picaresca desenmascara varios aspectos de la
sociedad a la vez que los critica. Aqui al mostrarnos el disfraz del diablo
que se coloca en medio del camino santo, Carpentier le quita la mascara:
"Y como Belcebu siempre se pasa de listo, he aqui que se disfraza de
ciego, vistiendo andrajos, poniendo un gran sombrero negro sobre sus
cuernos, y, viendo que ha dejado de Hover en Burgos, se sube a un banco,
en un callej6n de la feria, y canta, bordoneando en vihuela con sus
larguisimas unias..." (p. 67). Los ultimos parrafos del relato tambien si-
tuan el papel del picaro dentro de su hecho historico y humano. Se nota la
contraposici6n del diablo y el Santo y la aparente contradicci6n en que
el Santo quiere que estos "picaros" vayan al Nuevo Mundo para cumplirle
aunque es el demonio quien les atrae hacia alli. Es patente que el Nuevo
Mundo sera fundado por el ser picaresco, porque este busca su utopia
aqui en este mundo, mientras el ser mas recto, mas religioso espera su
82 REVISTA IBERO AMERICANA

paraiso mas alli en el Cielo y no necesita buscarlo aqui.se El hecho ex-


trafio de que Santiago desee que el ser bajo funde estas colonias parece
ser explicado en la referencia a los padres del Santo: "Santiago, hijo de
Zebedeo y Salome" (p. 67). Como seria dificil considerar a Salom6 una
madre ejemplar que asociamos con un santo, nos damos cuenta de la
distancia entre los comienzos de Santiago y su punto de llegada. Por con-
siguiente, podemos esperar que alguna de las obras del picaro (como la
fundaci6n de las colonias, incluso la novela picaresca con su ejemplo
negativo) resultarin buenas, aunque el picaro mismo no lo sea. Parece
que Carpentier quiere evocar cierta superioridad en este ser picaresco, que
no es tan bueno como el hombre religioso pero que, por lo menos, actua,
produce algo: funda colonias; escribe libros; hace algo para mejorar la
condici6n humana en vez de pasar su vida meditando sobre la vida del
mis alla.

VI

Hay que preguntarse ahora c6mo se inserta "El Camino de Santiago"


dentro de la colecci6n, Guerra del tiempo. Se ve claramente el tema del
tiempo en "Viaje a la semilla" cuando se rompe el orden cronologico,
y en "Semejante a la noche" con la repetici6n de un momento eterno,
pero en este relato el tema del tiempo no es tan evidente. El titulo de la
colecci6n, que sugiere que todos los relatos compartan tal tema, viene de
una obra de Lope de Vega, Servir a senor discreto, que se ve reflejada
en esta obra.31 El epigrafe de la colecci6n, "iQue capitan es este, que
soldado/ De la guerra del tiempo mas deshecho/ Que la mar?" (I, 14)
se refiere a un don Silvestre, soldado de Flandes hecho indiano como
Juan. 82 Don Silvestre trata de recobrar su juventud casandose con una
mujer joven. El protagonista, don Carlos, otro enamorado de esta mujer
joven, habia dejado el habito estudiantil y alcanza llevar el habito de
Santiago. Asi, pues, el Juan de Carpentier, por medio de su desdobla-
miento, Ilega a ser un compendio de los dos personajes de Lope: el in-
diano y el hombre recto, religioso. En el primer acto de la obra de Lope,
la pregunta principal que se relaciona con nuestro Juan es "iQue camino

So La relaci6n entre el picaro y el hombre que venia al Nuevo Mundo ha sido


mostrada varias veces. Vease Enrique Anderson Imbert, Historia de la literatura
hispanoamericana, tomo I (Mexico, 1970), p. 43, y Lewis Hanke, The Spanish
Struggle for Justice in the Conquest of America (Philadelphia, 1949), p. 19.
31
Vease Comedias escogidas, tomo 4 (Madrid: Biblioteca de autores espanoles,
1860), pp. 70-91.
32 Lo subrayado es lo que cita Carpentier. He ainadido el verso de la comedia
que sigue.
Estruoos 83

llevaremtos ?". Pero, a pesar de estos vinculos entre las dos obras, todavia
no hemos descubierto el nexo entre el relato de Carpentier y la colecci6n,
o sea no hemos enfocado el tema del tiempo.
Cada obra de Carpentier se basa cuidadosamente en unos hechos his-
t6ricos que se pueden verificar con una investigaci6n cuidadosa; y, esta
no es excepci6n. Aqui es especialmente importante poder fechar los
acontecimientos verificables a causa de consideraciones tematicas. 3 3
Sabemos que el Duque de Alba lleg6 a Flandes en septiembre de
1567, y que empez6 lo que se llam6 el "tribunal de sangre", que incluy6
la ejecuci6n de muchos y la derrota de los tres ejercitos de Guillermo de
Nassau, principe de Orange, dos acontecimientos sugeridos en la descrip-
ci6n del duque ya citada; 34 habia asegurado la ciudad de Amberes al
llegar la primavera de 1568. Pues, cuando la moza del cuento afirma
que los cuarteles de invierno en Amberes ya pasaban de cuarteles de pri-
mavera (p. 27), podemos fijar la fecha de la acci6n de los primeros dos
capitulos en la primavera de 1568. En el capitulo tres empieza el peregri-
naje de Juan, y al it viajando se refiere al verano y al principio del otonio
con la madurez de las vides. 0 sea, podemos suponer que al llegar a
Burgos en el capitulo cuarto, ya se acerca el principio del otonio en 1568.
Ahora bien: en este momento se aparta Juan de su camino santo va
a Sevilla, y espera el mes de mayo para salir al Nuevo Mundo. Queda
alli no se sabe cuanto tiempo, y al regresar y acercarse a la Gran Canaria
menciona la proximidad del dia de la Trinidad (junio). Por eso, podemos
suponer que es la primavera otra vez (quiza mayo, lo cual daria una
circularidad perfecta al viaje, por salir y volver a Sanlucar en el mes de
mayo). Al fin le encontramos de nuevo en Burgos, y en el ultimo capi-
tulo, al Ilegar a Valladolid, le "recibe el hedor de un brasero, donde
queman la mujer de uno que fue consejero del Emperador" (p. 66). Sin
duda esto se refiere a un auto de fe en Valladolid en septiembre de 1568
en el cual la viuda ,de Herrezuelos, Leonor de Cisneros, fue quemada. 35

33
Vease R. Trevor Davies, The Golden Century of Spain, 1501-1621 (London,
1937); Antonio Dominguez Ortiz, The Golden Age of Spain: 1516-1659, trans.
James Casey (London, 1971); Edward Grierson, The Fatal Inberitance (New
York, 1969); Jacobo de la Pezuela, Historia de la isla de Cuba (Madrid, 1868);
I. A. Wright, The Early History of Cuba: 1492-1586 (New York, 1916); Ra-
miro Guerra v Sanchez, Jose M. Perez Cabrera, Juan J. Remos, Emeterio S. San-
tovenia, eds., Historia de la nacion cubana, tomo 1 (Habana, 1952).
34 La referencia a las ejecuciones perpetradas por el duque es evidente. Parece
que tambien se puede inferir una analogia entre las tres naranjas con que juega
el Duque (p. 32), y las tropas de Guillermo de Orange. Este dividi6 su ejercito en
tres partes que fueron vencidas definitivamente por las tropas del duque.
as Se lee lo siguiente en Marcelino Menendez Pelayo, Historia de los hetero-
doxos espanoles, tomo II (Madrid, 1880), p. 355: "Por Illescas sabemos que,
84 REVISTA IBEROAMERICANA

Entonces, resulta que los capitulos cinco y once son paralelos no solar
mente en cuanto a la acci6n, sino que los dos tienen lugar en el otonio
de 1568. Claro que entonces no pudiera haberse llevado a cabo, realisti-
camente, un viaje al Nuevo Mundo en esos pocos meses, y tenemos que
concluir que la obra tiene dos niveles de tiempo al estilo de "Viaje a la
semilla" y El acoso en los cuales el tiempo externo sefialado en las pri-
meras y en las ultimas secciones encuadra un periodo corto de unas
cuantas horas, mientras el tiempo interno que se encuentra en las secciones
intermedias encuadra un periodo mss largo. 36 De manera analoga, en este
cuento las primeras y ultimas secciones tratan de un periodo de unos
meses (de la primavera al otonio) y gran numero de los acontecimientos
de su vida en el Nuevo Mundo ocurrieron antes que el pudiera haber
llegado alli si no hubiera dejado Espafia hasta 1568. Por ejemplo, sabemos
que los pasajeros con los cuales se registr6 en la Casa de Contrataci6n
eran hombres veridicos, pero no fueron al Nuevo Mundo en el mismo
barco ni tampoco en el mismo anio; llegaron entre los afios de 1512 y
1935. 37 En La mzisica en Cuba (M6xico, 1972; primera ed., 1946), Car-
pentier seniala un "Juan de Emberas" que toca el tambor en Cuba en 1557
(p. 53). La serie de chismes que nos da pueden sugerir casi cualquier go-
bierno de la colonia, pero parecen especialmente indicatives de las decadas
de los treinta y los cuarenta. 38 El otro acontecimiento de America que

en 26 de setiembre de 1568, se hizo justicia de Leonor de Cisneros, mujer del


bachiller Herrezuelo, la cual se dej6 quemar viva, sin que bastara para conven-
cerla diligencia ninguna de las que con ella se hicieron que fueron muchas..."

36
Vease tambien lo demis del capitulo 7.
Vease Modesto Gaspar Sanchez Camejo. "La elaboracion artistica de El aco-
so", 7tesis Trinity College, 1972.
I He encontrado lo siguiente en el Catalogo de pasajeros a las Indias, Vol. 1
(Sevilla, 1940):

#75 Jacome de Castell6n, mercador, hijo de Bernardo de Castell6n y


de In6s Suarez, vecinos de Toledo-31 mayo 1510.
#552 Jacome de Castell6n, mercador genoves, hijo de Bernardo de Cas-
tell6n y de Ines Suarez, vecinos de Toledo, que present6 carta
de naturaleza; . . . (a Castell6n volvi6 a darsele licencia el
15 de julio de este afio)-30 abril 1512.
#1665 Lucia, de color negra, que habia sido esclava de Juan Delgado y
de Ana de Porras, y ahorrada por ellos- 22 febrero 1514.
#1892 El Dean de Nuestra Sefiora Santa Maria de Darien-septiembre
1514.
#3391 Jorge, negro, esclavo que dice que fue del arzobispo de Tarragona,
el cual le ahorr6 y di6 por libre-2 septiembre 1527.
Y, en segundo tomo de 1942, encontre:
#2116 Maese Miguel, pellejero de la Emperatriz-11 agosto 1535.
38 En una carta de L. Vadillo de 1532 (Arch. de Indias de Sevilla, tomo
LXXIXX. Col. de Munoz) se acusa al obispo Miguel Ramirez de usurpar cargos
del Inquisidor. Tambien dofia Guiomar de Guzman, pariente del gobernador
ESTUDIOS 85

podemos fechar es la matanza de los calvinistas en la Florida por Menen-


dez de Avil6s, la cual tuvo lugar en 1567.
Lo curioso de estos capitulos intermedios es la mezcla de referencias
a los acontecimientos del Nuevo Mundo que hemos fechado arriba, y re-
ferencias a acontecimientos de Flandes. Evoca lo de Flandes como si pre-
cediera a lo del Nuevo Mundo cuando es al reves. En este sentido el Nuevo
Mundo parece existir fuera del tiempo en una especie de presente eterno
en el cual no se distingue entre el hoy, el ayer, y el mafiana. Afirmando
esto, dice el texto que alli se vive "en un tiempo detenido, de maniana
igual a ayer, donde los arboles guardan las hojas todo el afio, y las horas
se miden por el movimiento de las sombras" (p. 53). Y, no es esta la
iunica vez que sugiere Carpentier tal visi6n de America. Pensems en Los
pasos perdidos en donde todas las epocas existen simultaneamente en el
Nuevo Mundo, y en esta cita de Siglo de las luces que seniala el mismo con-
cepto del continente: "porque aqui las gentes estaban como dormidas,
inertes, viviendo en un mundo temporal, marginado de todo, suspendido
entre el tabaco y el azdcar" (p. 70).
El ver el Nuevo Mundo como un lugar de tiempo detenido del pre-
sente eterno, tiene dos corolarios importantes. Ya hemos hablado de des-
doblamiento del protagonista, y me parece que podemos aceptar facilmente
que el Romero es el del Viejo Mundo, y al seguir sus pasos seguimos el
movimiento del tiempo, mientras el otro Juan, el del Nuevo Mundo, vive
fuera del tiempo. Sin embargo, los dos existen simultaneamente tanto
como los dos mundos existian y existen sincronicamente. Segundo, al ha-
blar de las implicaciones del titulo, ya hemos hablado tambi6n de la rela-
ci6n entre la evocaci6n del Cielo, del Paraiso, y la del Nuevo Mundo.
Esta relacion tambien existe en cuanto al tiempo. iQue buscaban los con-
quistadores sino el Dorado y la Fuente de la Juventud? Qub busca el
hombre en el Cielo sino una plenitud y un presente eternos? No es mera
coincidencia tampoco que Juan nunca ve la Via Lactea mientras esta en el
Nuevo Mundo (con excepci6n del suefio, y aun aqui la ve desde el Viejo
Mundo). El que ya vive en un tipo de presente sempiterno no tiene que
buscarlo en el Cielo.
En resumen, se ve que si, "El Camino de Santiago" cabe tematicamente
dentro de Guerra del tiempo, y que aqui el tema del tiempo tiene que ver
con la evocaci6n del paraiso. Asi llegamos de nuevo al tema picaresco.
En un articulo suyo, Carpentier ha escrito que lo que los conquistadores

Guzman, y mujer del gobernador Aviles, fue acusada de comerciar en esclavos


en los afios cuarenta. En La musica en Cuba el mismo Carpentier se refiere a
las acusaciones contra Guzman y su gobierno, p. 25.
86 REV I S T A IBEROAMERICAN A
R

afioraban oscuramente era la felicidad de la infancia, una identificaci6n


total con la Madre, asimilada a la Tierra.89 Si podemos aceptar que 6ste es
uno de los deseos que motiva a Juan, lo que tenemos en este relato es un
fracaso total; fracaso por no haberse asimilado a la tierra del Nuevo
Mundo, pues vuelve al Viejo; y fracaso en el piano religioso por dejar el
camino santo y nunca conseguir la armonia religiosa. No puede alcanzar
armonia y consonancia ni con la tierra ni con Dios. Es esta falta de ar-
monia lo que fuerza a Juan, como al picaro, a continuar su biusqueda y
su viaje para siempre. Juan y el picaro, a distinci6n de Esteban en El siglo
de las luces (p. 102), no reconocen la mera ilusi6n de este camino de San-
tiago. Nunca se dan cuenta de que aspiran a "Mundos Mejores hechos
de palabras" y que la superstici6n ha colocado adelante o atras lo que
queda dentro del ser humano. Sin embargo, a diferencia de Juan, el
picaro consigue un tipo de armonia que nunca alcanza Juan porque el es-
cribe su autobiografia y por medio de la escritura (el viaje verbal), alcan-
za lo que no podia alcanzar por medio del viaje picaresco: llega a detener
el tiempo, ademas de crear y poseer estos "mundos mejores" aunque so-
lamente sean hechos de palabras. Carpentier utiliza los recursos picarescos
para expresar las inquietudes que siguen afligiendo al hombre moderno.
Sin duda en toda su obra los enigmas del tiempo, del paraiso, y del viaje
han seducido a Carpentier; pero, en "El Camino de Santiago" ha afiadido
dos topicos contemporaneos (el doble y la escritura) a los que predo-
minaban en el siglo dieciseis: la intranquilidad ante el picaro y ante el
descubrimiento y conquista de America.40

SHARON MAGNARELLI

Cornell University

89
Vease "El mito paradisiaco", El Nacional, 14 de octubre de 1955.
Quiero expresar mi agradecimiento al Latin American Studies Program de
40
Cornell University por la beca que me facilit6 para llevar a cabo este articulo.

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