Strong Jory - El Cowboy de Cady PDF
Strong Jory - El Cowboy de Cady PDF
Strong Jory - El Cowboy de Cady PDF
CRIME TELLS, 2
E l c o w bo y d e C ad y
ÍNDICE
Avisos ...................................................................................... 3
Agradecimientos de marcas ................................................. 4
Capítulo 1 ........................................................................... 5
Capítulo 2 ......................................................................... 14
Capítulo 3 ......................................................................... 21
Capítulo 4 ......................................................................... 30
Capítulo 5 ......................................................................... 38
Capítulo 6 ......................................................................... 47
Capítulo 7 ......................................................................... 57
Capítulo 8 ......................................................................... 64
Capítulo 9 ......................................................................... 71
Capítulo 10 ....................................................................... 76
Capítulo 11 ....................................................................... 81
Capítulo 12 ....................................................................... 86
Capítulo 13 ....................................................................... 91
Capítulo 14 ....................................................................... 95
Capítulo 15 ..................................................................... 100
Capítulo 16 ..................................................................... 107
Capítulo 17 ..................................................................... 111
Capítulo 18 ..................................................................... 115
Capítulo 19 ..................................................................... 119
Capítulo 20 ..................................................................... 122
RESEÑA BIBLIOGRÁFICA .............................................. 125
-2-
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
Avisos
El material que viene a continuación tiene un alto contenido gráfico sexual y va
dirigido a lectores adultos. El cowboy de Cady ha sido clasificada como novela E–rótica
por al menos tres revisores independientes.
La Cueva de Ellora cuenta con tres niveles de lectura de entretenimiento
Romántica™: S (S–ensual), E (E–rótica) y X (X–trema).
Las escenas de amor S–ensual son explícitas y no dejan ningún espacio a la
imaginación.
Las escenas de amor E–rótico son explícitas, no dejan espacio a la imaginación y
ocupan gran parte de la novela. Además, algunos de los títulos clasificados como E
pueden contener material fantasioso que algún lector podría encontrar reprensible,
como la esclavitud, la sumisión, los encuentros sexuales entre dos personas del
mismo sexo, las seducciones forzadas, etc. Aquellos libros clasificados como E son los
más gráficos de la colección; es normal, por ejemplo, que un autor emplee palabras
como "follar", "polla", "coño", etc. en sus obras.
Los libros X–tremos únicamente se diferencian de los E–róticos en el lugar en que
se desarrolla la trama y en la ejecución del argumento. Al revés que los títulos E, las
historias designadas con la X tienden a contener temas polémicos, no aptos para
corazones asustadizos.
***
-3-
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
Agradecimientos de marcas
La autora agradece a los dueños de las marcas que aparecen mencionadas en su
libro el que le hayan permitido utilizarlos:
***
-4-
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
Capítulo 1
-5-
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
-6-
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
carreras están controladas por la Ley aseguradora del entrenador, que entró en vigor
para mantener el negocio de las carreras "limpio"; básicamente, dice que el
entrenador es el único responsable de sus caballos.
—¿Así que Adrienne seguirá suspendida a no ser que pueda demostrar su
inocencia?
—Así es.
—¿Y qué dice Adrienne, aparte de que es inocente?
—Jura que no tiene ni idea de quién podría querer arruinarla.
—Tendremos que hablar con ella.
—Adrienne lo sabe. —Alex sacó una tarjeta de visita del bolsillo y garabateó en
la parte de atrás antes de entregárselo a Cady. Se movió en el asiento y, por primera
vez, pareció incómodo—. Hay una pequeña complicación que considero que
deberíais saber.
Cady gruñó para sus adentros; si había aprendido algo desde que trabajaba en
Pistas del Delito era que todas las historias tenían siempre algo más.
—Díganos, ¿cuál es esa complicación?
—Hay alguien más investigando el caso por el bien de Adrienne.
—¿Un investigador privado?
—No, pero es un agente del orden público… un sheriff, para ser exactos, de
algún pueblo perdido de Texas. —Alex hizo una mueca, como si hubiera mordido un
limón especialmente ácido.
Cady volvió a fruncir el ceño.
—Alex, eso no me encaja: ¿por qué iba a querer un sheriff de algún pueblo
"perdido" de Texas venirse aquí a investigar algo como esto?
Alex volvió a moverse incómodo, esta vez parecía menos sofisticado y más bien
preocupado.
—Al parecer, Kix es uno de los exnovios de Adrienne.
—¿El sheriff ha hecho algún progreso en el caso?
—Que yo sepa no —dijo Alex con gesto sombrío—. Aunque dice que no hay de
qué preocuparse, que él se ocupará de todo.
—¿Así que le ha conocido?
—Sí.
La curiosidad incitó a Cady a decir:
—¿Y?
Alex se puso tenso.
—Lo que yo piense de ese sheriff cowboy no es relevante; lo importante es
limpiar el nombre de Adrienne y que le devuelvan su licencia. Las carreras son su
mundo y su vida.
-7-
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
Cuando Cady llamó a la puerta, lo único que le vino a la mente fue: "Joder, qué
bien se han portado las carreras de caballos con Adrienne McKay". La casa ante la
que estaba parecía sacada de las brillantes páginas del Architectural Digest. Cady casi
esperaba que una doncella o un mayordomo le abrieran la puerta; pero la mujer que
lo hizo no podía ser más que Adrienne. Joder otra vez. Adrienne parecía recién salida
de la portada de una de las revistas de moda y, junto a ella, Cady se sentía como
alguien que había venido corriendo por la carretera en un descapotable.
Adrienne retrocedió un poco y dijo:
—Muchas gracias por estar dispuesta a ayudarme. Me resultas familiar, ¿llevas
mucho tiempo siendo detective privado?
—No tanto, pero es posible que me hayas visto en las carreras. Trabajo también
de fotógrafa y he ido allí unas cuantas veces a hacer fotos.
Adrienne pareció acordarse de pronto.
-8-
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
-9-
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
- 10 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
- 11 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
- 12 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
Cady hizo lo que pudo por esconder una sonrisa. Adrienne le frunció el ceño a
Kix, pero Cady pensó que a la otra mujer también le estaba costando no sonreír.
—¿Puedo ayudarte en algo más? —preguntó Adrienne.
—No, te llamaré si se me ocurre algo. Entretanto, me pondré en contacto con
algunas personas a las que conozco, a ver si se rumorea algo por el hipódromo.
La mano de Adrienne tembló un poco cuando la apoyó sobre un trofeo, y pasó
los dedos por las esbeltas patas de la figura de bronce de un caballo al galope.
—Agradezco mucho tu ayuda. Esto es como si me hubieran dejado en medio de
una pesadilla y fuera incapaz de despertarme.
—Mis hermanas también estarán trabajando en el caso, por si las necesitas.
Entre las tres descubriremos quién anda detrás de esto. —Se puso en pie y dijo—:
Bueno, será mejor que me vaya.
Kix también se puso en pie.
—Me voy contigo, muñeca. —Rodeó la mesa y abrazó a Adrienne—. No te
muevas de aquí, Addy.
Adrienne le devolvió el abrazo.
—Llámame si descubrís algo.
—Lo haré. —Le guiñó un ojo—. No me esperes despierta.
El corazón de Cady brincó de alegría antes de que se diera cuenta de que Kix
sólo estaba tratando de animar el ambiente, y no implicando que fuera a pasar el
resto del día con ella. Sonrió rápidamente a Adrienne y volvió hacia la puerta
principal; al cabo de medio segundo sintió la presencia de Kix tras ella.
—Ey —dijo, y el corazón de Cady empezó a trotar al oír su voz—. ¿Por qué
tanta prisa, cariño? Me parece que tendríamos que decidir cómo vamos a trabajar
juntos.
Cady se detuvo, pero no se volvió a mirarle por miedo a parecer idiota.
—A lo mejor podemos estar en contacto por teléfono —murmuró.
El ronroneo de la risa de Kix fue como una lengua cálida sobre su clítoris, y las
braguitas de Cady, que ya estaban húmedas, se humedecieron aún más. ¡Era letal!
Como si hubiera adivinado la dirección de su pensamiento, le susurró:
—No te preocupes, no muerdo a no ser que me lo pidan.
Cady cerró los ojos brevemente y deseó tener sus hormonas a raya.
Probablemente un tipo como aquel se las arreglara con su encanto y buen parecer.
¡Qué coño, probablemente fuera incapaz de contenerse! De hecho, a lo mejor ni
siquiera era capaz de lo que estaba haciendo. Se arriesgó a mirarle. Y una mierda, era
plenamente consciente de lo que hacía. Tomó aire con fuerza y dijo:
—De acuerdo, pero si vamos a trabajar juntos, ¿crees que serías capaz de
moderar tu faceta de cowboy cachondo? Me gustaría ayudar a Adrienne, pero
prefiero mantener una relación profesional entre nosotros.
La sonrisa de Kix fue lenta y segura.
—Lo que tú digas, querida, y como quieras.
- 13 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
Capítulo 2
Cady no estaba segura de cómo había acabado con Kix en su camioneta, aunque
tenía la ligera sospecha de que sus hormonas habían ganado a su cordura. Aquello
era nuevo.
Bueno, al menos había conseguido imponerse en cuanto a quién conduciría.
Aquello ya era algo, ¿no? No se había vuelto completamente estúpida cuando Kix
había usado su encanto a pleno gas.
—Bien, encanto, ¿a dónde me llevas? —preguntó Kix mientras rebuscaba entre
sus CDs y escogía uno.
—Al Rancho Hermosa; es donde Erin, Cole y yo guardamos nuestros caballos.
Kix entrecerró los ojos y esbozó una sonrisa.
—¿Te gusta montar?
El calor encendió el rostro de Cady cuando al ver las imágenes que su pregunta
le sugerían. ¡Mierda! ¿Por qué transformaba todo lo que decía en fantasía erótica?
—Sí —respondió, consciente de que respondía tanto a la pregunta de él como a
la suya propia—. ¿Tú montas?
—Cada vez que puedo.
Cady apretó las manos sobre el volante. "Me apuesto lo que quieras a que sí."
Kix se echó a reír. Vaya, no tenía ni idea de qué le pasaba con Cady, pero no
podía dejar de tomarle el pelo. Por supuesto, podía deberse a la tremenda erección
que llevaba desde la primera vez que la vio. Joder, esos ricitos y su cuerpecillo hacían
que quisiera llevársela a la cama y montarla desde el amanecer hasta el anochecer. Y
su discurso acerca de "moderar su faceta de cowboy cachondo" y limitarse a lo
profesional era como ondear un capote ante el toro bravo. Maldita sea, pero era algo
más.
Cady miró de reojo a Kix y se relajó al ver que parecía sumido en sus
pensamientos. De momento había conseguido controlarse, pero no estaba segura de
poder soportar el estar junto a él mucho rato… no es que no la hubieran seducido
antes, pero éste estaba muy lejos de su liga.
Nada más aparcar el coche, Cady vio a la principal razón por la que había
decidido parar allí primero: Miguel Hermosa. Tenía por lo menos setenta años, y
prácticamente se había criado en Bay Downs: primero limpiando establos, como
mozo de cuadra después, jinete de ejercicio y, por fin, jockey. Como muchos otros
jockeys, había perdido el norte con la bebida; tratando de aferrarse a un sueño que le
requería estar por debajo del peso que quería su cuerpo.
Miguel estaba sentado a la sombra de la zona de herrajes. En cuanto Cady salió
de la camioneta, se retiró el sombrero y dijo:
- 14 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
- 15 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
quien hablar —dijo Kix cuando estuvieron de camino hacia el hipódromo. No pudo
evitar la tentación de inclinarse hacia ella y retirarle los rizos que tenía sobre la cara.
Permitió que la tocara medio segundo, antes de ponerse roja y apartarse
bruscamente.
—¿Crees que serás capaz de quedarte en tu lado de la camioneta?
—Supongo que podría intentarlo si de verdad quieres que lo haga.
Cady le miró e inmediatamente se arrepintió de haberlo hecho. Era
demasiado… viril… demasiado sexy… demasiado adorable… demasiado todo… y
definitivamente demasiado para ella.
—¿Seguro que eres sheriff de verdad?
—Sí, llevo siéndolo los últimos cinco años. —Sonrió, e inmediatamente se sintió
atraída por el brillo de sus ojos y el hoyuelo que se le formaba junto a los labios.
Subió y bajó las cejas—. ¿Quieres que saque las esposas o prefieres pasar
directamente a la porra?
Cady se obligó a volver a centrarse en la carretera, aunque las pasó canutas
para descartar las eróticas imágenes donde Kix la esposaba a la cama. No es que
hubiera estado nunca cerca de una experiencia como aquélla, pero con Kix… ¡uff! No
iba a liarse con él; no podía traerle más que problemas.
Cuando llegaron a Bay Downs, Cady sacó la cámara y se aseguró de tener
batería y carrete de sobra. Aparte de ser una tapadera genial para sus
investigaciones, le encantaba la fotografía; era una de las muchas cosas que tenía en
común con Erin y Lyric.
Kix levantó una ceja.
—¿No tienes cámara digital?
—No en los casos de Bulldog. Le gusta guardar los negativos.
Kix cogió la funda de la cámara y estudió la tarjeta laminada que había pegada.
—Cady Montgomery, Fotógrafa profesional. —Sonrió—. ¿En serio?
—Sí. —Cady se avergonzó en silencio al oír el tono a la defensiva que había
puesto.
—Habría apostado a que eras del tipo que hace las cosas en lugar de mirarlas.
—¿Qué significa eso?
Kix esbozó una sonrisa; que le dieran si no saltaba a la mínima.
—Sólo me sorprende que tomes fotos. Por experiencia, hay dos tipos de
personas: aquellos que se sientan a observar la vida pasar, y los que toman al toro
por los cuernos y lo montan por si sirve de algo.
Cady le frunció el ceño.
—Se puede ser fotógrafo profesional y vivir la vida al máximo, igual que se puede
ser bueno en más de una cosa. No todo el mundo… —sus ojos dijeron un "como tú"
en silencio—… es bueno sólo en una cosa. También soy buena detective privado y
una jugadora de póquer jodidamente aceptable.
Su risa la recorrió de arriba a abajo.
—Bien, querida, yo también soy bueno en muchas cosas. De hecho, juego
bastante bien al strip–póquer. A lo mejor podemos echar una partidita después, a ver
- 16 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
- 17 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
- 18 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
- 19 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
- 20 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
Capítulo 3
—Vaya, muñeca, no estarás queriendo librarte de mí, ¿verdad? Que sepas que
no funcionaría. Hoy soy todo tuyo.
Le miró a la cara rápidamente y se mordió la lengua; había puesto cara de
bueno. Cady movió la cabeza.
—Vamos a buscar a los amigos de Miguel.
—Después de ti, muñeca.
Tal y como había predicho Miguel, sus amigos estaban sentados en la fila más
cercana a la pista. La pluma del sombrero de Red se movía arriba y abajo mientras su
dueño rompía las papeletas de su apuesta y las lanzaba al aire.
Jimmy estaba hincando el diente en un perrito caliente; Ernie la Comadreja
tenía el morro metido en el Daily Racing Form.
Cady se sentó junto a Red y sonrió a los tres hombres antes de decir:
—Hola, soy Cady Montgomery y éste es Kix Branaman. Miguel Hermosa nos
dijo que os buscáramos; nos dijo que lo sabéis todo acerca de las carreras.
Jimmy empezó a reír socarronamente.
—Así es. —Le tendió una mano fornida—. Jimmy, pero mis amigos me llaman
el Barrido.
—¿Por qué? —preguntó Kix mientras sacudía la mano que le ofrecían.
Red se echó a reír.
—Por la forma en que apuesta. No tiene pelotas… eh, disculpe el lenguaje,
señorita Cady. Siempre apuesta al tercero.
Cady rió.
—No pasa nada. —En las carreras de caballos había tres opciones: al primero, al
segundo o al tercero. Apostar al tercero significa que el caballo puede llegar el
primero, el segundo o el tercero, y aun así recibes tu dinero. Así era como apostaba
Erin las pocas ocasiones en que habían ido al hipódromo; Lyric, por supuesto,
siempre apostaba a combinaciones complejas que implicaban distintos caballos y
distintas carreras. Cady apostaba por lo que mejor le pareciera cada momento,
aunque solía apostar al primero o al tercero, en lugar de dividir la diferencia y
apostar que un caballo iba a colocarse el primer o segundo lugar.
La Comadreja le tendió la mano a Cady.
—Ernie, querida amiga, así me llamo. —Miró a sus amigos y añadió—: Puede
que otros me llamen de otra forma, pero en compañía de alguien como usted,
prefiero que me llamen Ernie.
—Ernie, pues.
Red se quitó el sombrero antes de tenderle la mano a Cady primero y a Kix
- 21 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
después.
—Yo soy Red.
—Encantada de conocerle —dijo Cady.
Red sonrió.
—Si no le importa, tenemos que hacer nuestras apuestas después podremos
hablar.
Cady se volvió hacia la tribuna; había más gente dentro, en torno a las pantallas
de televisión, que fuera viendo las carreras.
—No hay mucha gente por aquí —le dijo a Kix.
Él se encogió de hombros.
—Adrienne me dijo que las cosas se habían puesto difíciles Tienen mucha
competencia con los clubes de cartas, además de Internet y el estado de Nevada. Es
bastante complicado competir contra todos ellos.
Cady miró el programa.
—¿Qué carrera toca?
Jimmy resopló:
—La segunda.
En la segunda carrera participaban diez caballos; Cady hojeó los nombres,
luego sonrió a Kix mientras sacaba un par de dólares y se los daba a Red.
—Slick Moves, al tercero.
Ernie la Comadreja pegó un silbido.
—Jovencita, ese potro nunca ha merecido la pena. Está a cincuenta contra uno.
Cady miró a la pantalla que mostraba las probabilidades y su sonrisa se hizo
aún mayor cuando volvió a mirar a Kix.
—Sip, me parece bien, aunque las probabilidades que tiene de cruzar la línea de
meta sean algo exageradas.
Kix se rió y sacó un billete de cinco dólares.
—Creo que la dama subestima al potro. Apuesto cinco dólares a que Slick
Moves gana.
Ernie sacudió la cabeza.
—Deberíais guardar vuestro dinero. En la siguiente carrera intentaremos
ayudaros.
El altavoz anunció que las ventanillas de apuestas para la segunda carrera
estaban a punto de cerrar, así que Red corrió a la más cercana. Unos segundos
después reapareció con las papeletas.
Slick Moves era un castaño nervioso que salió de la pista de entrenamiento
brincando y resoplando.
—No te confíes —dijo Jimmy—, quemará toda esa energía antes de que llegue
al cajón de salida; siempre lo hace. —Señaló su Racing Form como si contuviera toda
la información del mundo al respecto.
En la línea de salida, Slick Moves estaba el quinto. Red sacudió la cabeza y dijo:
—Vas a necesitar un milagro con ese caballo. Va a tener que hacer una buena
salida y ponerse en cabeza, o acabara encajonado al final y sin posibilidades de
- 22 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
ganar.
La campana sonó y el comentarista gritó:
"¡Y ahí van!". De ahí en adelante, relató segundo a segundo lo que sucedía en la
pista.
Slick Moves salió regular pero enseguida se metió en el pelotón del medio. En
cuanto doblaron la primera curva Cady lo perdió de vista, pero en la recta de atrás
volvió a verle y estaba ganando posiciones.
Había conseguido encontrar un hueco y empezaba a acortar la distancia que
había entre él y los dos primeros. Cady se puso en pie y empezó a animarle a gritos.
Cuando los caballos entraron en la recta final, el jockey de Slick Moves usó la
fusta y el potro castaño brincó hacia delante, dándolo todo. En la línea de llegada
consiguió alcanzar al caballo que iba en cabeza y ganarle por menos de un
centímetro.
Presa de la emoción, Cady se abrazó a Kix. Éste sonrió y aprovechó el contacto
para morderle el lóbulo de la oreja y susurrarle:
—Parece que las probabilidades están de mi lado. No te preocupes, querida, no
necesitarás ninguna fusta para que este semental llegue a la meta. —Una punzada de
deseo recorrió el cuerpo entero de Cady.
—Por Dios —exclamó Red asqueado, y por unos segundos Cady se puso roja.
Pero cuando rompió su papeleta y la tiró al aire, se dio cuenta de que estaba
maldiciendo la carrera, y no el sugerente comentario de Kix.
—¡Compórtate! —susurró antes de soltarse de Kix y volver a su asiento.
—Ey, pásame un caramelo, ¿quieres? —dijo Jimmy, señalando la bolsa que
tenía a sus pies.
Red sacudió la cabeza pero se inclinó hacia delante.
—Tienes que dejar de comer y beber cada vez que pierdes; ya necesitamos una
horma para levantarte de ahí.
Jimmy resopló.
—La suerte va a cambiar y, cuando lo haga, me pondré a régimen.
Ernie la Comadreja miró a Cady.
—¿Por qué has hecho esa apuesta? ¿Sabes algo que no sepamos?
Cady miró a Kix.
—Me ha gustado el nombre.
—Por Dios —repitió Red.
Jimmy resopló y mordió el caramelo gigantesco que tenía en la mano.
Ernie sacudió la cabeza y murmuró:
—La suerte del principiante.
—¿Puedo preguntaros algo, amigos? —dijo Cady después de que los tres
hombres hubieran decidido sus apuestas de la siguiente carrera.
—Claro, jovencita —dijo Ernie.
—¿Habéis oído algo de caballos dopados con cocaína?
Jimmy puso gesto serio.
—Sucedió el jueves; había apostado por dos de los caballos que acabaron
- 23 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
cuartos. —Escupió al suelo—. A lo mejor habría ganado algo de dinero si los caballos
ganadores no hubieran corrido dopados. Pero, tal y como funcionan las carreras, las
apuestas se hacen en tiempo real, así que te pagan cuando el caballo gana. El
entrenador se mete en problemas si resulta después que el caballo estaba dopado.
Red le miró con gesto comprensivo.
—Jodida entrenadora loca.
Cady sintió cómo se tensaba Kix e inmediatamente le puso una mano en el
brazo. Se distrajo un minuto con el calor que emanaba de él y que fue derecho a su
coño. Mierda, tocarle era como tocar oro fundido. Sacudió la cabeza para librarse de
la imagen.
—¿Por qué creéis que lo hizo la entrenadora? Parece algo bastante estúpido. —
Cady le guiñó un ojo a Red—. Incluso para una mujer.
El viejo se volvió del color de la pluma de su sombrero. Antes de que pudiera
responder, Jimmy se metió en la conversación:
—Hay algo raro en todo eso, estoy seguro. Nunca he visto nada igual, ¡cinco
caballos el mismo día!
Ernie asintió.
—Por ahí dicen que alguien debe de odiar a Adrienne McKay.
Cady se emocionó al oír aquello.
—¿Tienes alguna idea de quién?
—No he oído ningún nombre —dijo Ernie, sacudiendo la cabeza.
Cady se inclinó hacia delante.
—¿Pero crees que alguien dopó a sus caballos para que la suspendieran?
Ernie se encogió de hombros.
—No se me ocurre ninguna otra cosa que tenga sentido. Existe una ley que
establece que el entrenador es completamente responsable de sus caballos; se hizo
para mantener limpias las carreras. El problema es que es una auténtica pesadilla
para los entrenadores. Imagina que un entrenador echa a algún mozo de cuadra por
no hacer bien su trabajo; bien, si el mozo se cabrea, podría echarle alguna sustancia al
animal y arruinar con ello al entrenador.
Cady conocía la ley de la que hablaban, pero no dijo nada.
—¿Y las autoridades de las carreras no investigarían el asunto para tratar de
esclarecerlo?
Jimmy sacudió la cabeza.
—No es su trabajo.
—Me parece bastante injusto. —Cady miró a Ernie—. ¿Se os ocurre alguien que
quisiera arruinar a McKay?
Jimmy resopló.
—Probablemente sucediera porque a alguien no le gusta el jockey con su mismo
nombre.
—Sí, es una auténtica resentida. —Red no había abierto la boca desde hacía un
rato—. Le jode no haber nacido siendo hombre; tiene la personalidad de un perro
rabioso. —Cady logró contener la risa a duras penas—. No es propio de mujeres
- 24 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
pelearse.
Jimmy soltó un bufido.
—Pero le dio una buena patada en el culo a ese otro jockey, ¿cómo se llamaba?
—Valdez —respondió Ernie.
—Os aseguro una cosa —continuó Jimmy—: No voy a apostar nada por ese
Valdez. Que una jockey te patee el culo… ya es malo que una chica te gane a caballo,
pero que te machaque con los puños… ¿a dónde vamos a llegar?
La voz del comentarista interrumpió la conversación. El tiempo para hacer las
apuestas estaba a punto de finalizar. Puesto que Cady quería ir a cobrar su papeleta,
se ofreció a hacer las apuestas.
Jimmy le entregó un billete de cinco dólares.
—Apuesta por el caballo al que vayas a apostar tú, pero a tercero.
Red puso los ojos en blanco.
—Por Dios, Jimmy, échale un par de huev… narices; échale un par de narices,
por una vez en tu vida.
A Jimmy no pareció molestarle lo más mínimo.
—Tengo que ceñirme a mi estrategia.
Ernie la Comadreja sacudió la cabeza y le entregó un billete de diez dólares a
Cady.
—Tom Cat, primero.
Kix se rió y le dijo:
—¿Te importa hacer mi apuesta, muñeca?
Cady levantó las cejas.
—Déjame adivinar: Tom Cat.
—Sí, me gusta su nombre. —Kix le dio su papeleta premiada—. Cóbralo y
apuesta cincuenta. Creo que hoy es mi día de suerte.
Su sonrisa recorrió el cuerpo de ella como una avalancha de deseo caliente.
—En tus sueños.
Kix se rió.
—Oh, sí, muñeca, ¿quieres saber cuáles son?
Cady sacudió la cabeza, empezaba a pensar que tal vez la mejor forma de
controlarle era ignorándole.
Cady hizo las apuestas y merodeó unos minutos por la tribuna, observando las
pantallas de televisión que emitían carreras de otros hipódromos. Había contadores
automáticos dispuestos estratégicamente para que los jugadores pudieran utilizar los
cajeros o sus tarjetas para hacer sus apuestas en cualquiera de las carreras; hasta las
de Hong Kong.
Sacudió la cabeza y empezó a volver a donde estaban los hombres, pensando en
lo bien que había hecho Bulldog cuando enseñó a sus nietos a jugar al póquer y a
apostar, insistiendo siempre en que utilizaran dinero contante y sonante. Las
lecciones más dolorosas llegaban cuando la paga de una semana acababa en el
bolsillo de otro, pero al final todos ellos habían adoptado la regla de oro de Bulldog:
decide cuánto dinero vas a querer gastarte antes de empezar, y no pongas ni un duro
- 25 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
más.
—Ya creía que te habías fugado con nuestro dinero —bromeó Red cuando Cady
volvió. Ésta se echó a reír y les entregó las papeletas.
—Fast Dancing —se quejó Jimmy cuando vio la papeleta que tenía en la
mano—. Ese caballo odia correr sobre arena; es un caballo de hierba. —Señaló su
Daily Racing Form como si fuera la Biblia.
Puesto que Cady no tema ni idea de qué decía el Daily Racing Farm, se encogió
de hombros y dijo lo primero que se le ocurrió:
—Oye, sus razones tendría su entrenador para haberlo cambiado.
Red volvió a ponerse el sombrero.
—En eso tiene razón.
Jimmy volvió a gruñir, pero en cuanto los caballos enfilaron hacia los cajones de
salida, se inclinó hacia delante para volver a mirar a Fast Dancing. El castrado zaino
no parecía tan feroz como Slick Moves, pero hizo un círculo antes de meterse en el
cajón.
—Puede que consigamos algo.
Les costó un rato colocar a tocios los caballos. Un potro tordo se negaba a entrar
en el cajón y a ello siguió una batalla: cinco hombres contra un caballo. Ganaron los
hombres, pero; sólo porque el caballo no estaba completamente dispuesto al
ofrecerles resistencia.
Un segundo después los caballos salieron del cajón y lucharon por obtener el
mejor sitio posible en la pista. Fast Dancing se puso entre el grupo de cabeza y, al
final, ganó por un cuerpo de ventaja.
—Dios mío —dijo Red—, no me digas que lo elegiste por el nombre.
Cady se rió y miro a Kix; estaba rompiendo su papeleta con gesto de disgusto.
Ernie la Comadreja sacudió la cabeza.
—La suerte del principiante.
Jimmy gruñó y se valió de los apoyabrazos para tomar impulso y levantar el
trasero del asiento.
—Voy a cobrar mi cheque. —Tenía el rostro congestionado de levantarse.
Cady se reunió con él en las escaleras que daban a la parte interior de las
tribunas.
—¿Venís aquí todos los días?
—Sí, Ernie, Red y yo venimos siempre que el hipódromo esté abierto, haga
bueno o malo.
—¿Qué opinas de los manifestantes que hay en la entrada? ¿Crees que dañan al
hipódromo?
Jimmy se rió.
—Panda de gamberros; ni siquiera se molestan en venir salvo los fines de
semana. Y no siguen a los caballos cuando se los llevan a Golden Gate Fields.
—¿Cuánto tiempo llevan manifestándose?
—Desde principio de año. —Estaba resoplando, sin aliento, para cuando
llegaron a la ventanilla. El cajero contó sus ganancias y, cuando Jimmy las tuvo en la
- 26 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
- 27 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
carreras. Son una familia grande, pero al parecer siempre están tirándose los trastos.
Los caballos salieron de la pista de calentamiento y se relajaron antes de
dirigirse a los cajones de salida. A Cady no se le ocurrió ninguna otra pregunta, así
que sacó la cámara y empezó a hacer fotos.
—¿Quieres dar una vuelta? —preguntó Kix, después de que hubiera gastado un
carrete entero y hubiera puesto uno nuevo.
—Claro.
Se pusieron en pie, despidiéndose de los amigos de Miguel. Cuando Ernie le
ofreció la mano para estrechársela, Cady sintió la fresca y suave textura del papel.
—El hipódromo es interesante —le dijo—. Siempre están sucediendo cosas,
jovencita. Sólo hay que saber a quién preguntar.
Cady retiró la mano y la cerró sobre el trozo de papel que le ofrecía hasta que
Kix y ella estuvieron fuera de la vista. Cuando por fin miró a ver qué era, vio que
tenía en la mano un trozo del programa de Ernie; había un nombre ahí escrito:
Roberto González.
—No está mal, muñequita, no está nada mal. —Kix la abrazó y le besó el cuello,
enviando oleadas de placer y deseo por todo el cuerpo de Cady—. Creo que voy a
tener que representarte. —Bajó la mano para cubrirle el trasero y pegarla contra su
erección—. Y después voy a tener que enseñarte a utilizar correctamente todo el
equipo.
El coño de Cady sufrió un espasmo y, durante tinos segundos, fue incapaz de
resistirse a las imágenes que le brindaba su imaginación. Se sintió como si estuviera
preparándose para subir por un precipicio y no pudiera detener al caballo que
montaba.
—¿Qué hacemos ahora?
—En estos momentos mi estómago me pide algo más que patatas fritas. ¿Te
apetece una pizza?
El estómago de Cady ya se había olvidado de las patatas fritas. Se apartó de Kix
y dijo:
—Me gusta lo de la pizza; no conozco esta zona demasiado bien, pero hay una
pizzería cerca de mi casa.
—¿Qué te parece si compramos una pizza y nos la comemos en tu casa?
Adrienne va a no sé qué fiesta con Alex esta noche, y te aseguro que odiaría acabar
encerrado en su casa con Terry.
—No sé por qué eso no me preocupa demasiado; he visto que la manejas
bastante bien.
Kix sonrió.
—No te dará miedo quedarte a solas conmigo, ¿verdad? Prometo portarme bien
y centrarme en el caso mientras cenamos, muñeca, palabra de Boy Scout.
Cady tenía la sensación de haberse metido derecha en la boca del lobo, pero eso
no impidió que su corazón bailara alegremente al pensar en pasar más tiempo con
Kix.
—¿Has sido Boy Scout alguna vez?
- 28 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
- 29 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
Capítulo 4
En cuanto aparcaron frente a la casa de Cady, ésta supo que iba a tener que
hacer una ensalada rápida, pues no habría pizza suficiente para todos. Hizo una
mueca. A veces, el edificio de viviendas de la compañía que Bulldog les dejaba tenía
sus inconvenientes; era genial en cuanto a seguridad y compañía, pero cuando se
trataba de llevar a miembros del sexo opuesto, en fin…
Erin y Lyric salieron inmediatamente de la casa de al lado, la de Erin, antes de
que a Cady le hubiera dado tiempo siquiera a abrir la puerta de su casa. Lyric miró
detenidamente a Kix y dijo:
—Tú debes de ser el cowboy. No me extraña que Alex esté preocupado; soy
Lyric.
La risa de Kix atravesó a Cady y le encogió el corazón. Tomó aire con fuerza y
decidió no apenarse si Kix decidía tirarle los tejos a alguna de sus hermanas.
—Kix, ¿no? —preguntó Erin; ¡cómo si alguna vez olvidara un nombre!—. Yo
soy Erin.
—Kix Branaman, a vuestro servicio, señoritas.
Cady le miró a los ojos; el que no hubiera oído ninguna implicación sexual en la
palabra "servicio" no significaba que no la hubiera. Sus ojos se encontraron; él los
abrió un poco más y luego sonrió, como si supiera exactamente qué había estado
pensando.
—¿Habéis cenado, chicas? —preguntó Cady.
Lyric miró la caja de pizza que llevaba Kix.
—Aún no.
—Te ayudo con la ensalada —se ofreció Erin.
Mientras cenaban, Cady y Kix contaron a las hermanas de ésta los
acontecimientos del día. A Cady le sorprendió el comportamiento de Kix; había
esperado que flirteara descaradamente con Erin y Lyric, o al menos que se
comportara como el cowboy que llevaba dentro. Pero mientras hablaban sobre el
caso, no le costó imaginarse a Kix como el sheriff que era: serio, profesional y
meticuloso; aunque nada de ello consiguió detener sus fantasías eróticas.
—No hay demasiadas pistas; salvo lo del tipo ese, Robert González —dijo Erin
mientras ayudaba a recoger los platos—. ¿Por qué te pasaría Ernie una nota en lugar
de decírtelo sin más.
Cady se encogió de hombros.
—No lo sé. Jimmy me contó que a Ernie le gusta codearse con la gente del
hipódromo; a lo mejor Ernie intuyó que estábamos investigando pero no quiso decir
nada abiertamente, puesto que nosotros tampoco lo habíamos hecho.
- 30 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
- 31 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
Erin suspiró.
—Sí, deseadme suerte.
Cady abrazó a su hermana.
—Buena suerte, pero estarán locos si no te contratan para el anuncio.
En cuanto la puerta se cerró tras Erin, Kix atrajo a Cady hacia él.
—Por fin solos, muñeca.
Se estremeció al sentir la erección de él contra su pelvis, el calor que le quemaba
la piel y la mirada lasciva en sus ojos.
—Puedo llevarte a casa de Adrienne —le dijo, aunque su cuerpo protestaba
ante la mera idea de separarse de él.
Kix se rió antes de hundir la cabeza en el cuello de Cady.
—Creo que haría falta toda una cuadrilla de policías para sacarme de aquí,
ahora que te tengo donde quería.
La risa de Cady delataba su nerviosismo.
—¿Y qué ha sido de la palabra de Boy Scout?
Kix le besó el cuello con la boca abierta, finalizando con un mordisquito que
envió una oleada de deseo hasta el inflamadísimo clítoris de Cady.
—Si recapacitas, muñeca, te darás cuenta de que prometí comportarme bien
mientras cenábamos. —Le chupó el lóbulo antes de pasar a recorrerle la oreja en sí—.
Pero ya hemos terminado de cenar y de hablar sobre el caso.
Levantó la cabeza y Cady casi se desmaya ante la intensidad de su mirada.
Nunca antes la habían mirado así; nadie le había mostrado tan abiertamente que la
deseara, ni había utilizado una mezcla tan irresistible de humor y sexualidad.
Kix le dio tiempo de sobra para zafarse, pero Cady no quería. Estaba ansiosa y
dolorida de deseo; llevaba así todo el día. Tenía el clítoris igual de inflamado y
sensible que los pezones, pero además quería, al menos por esta vez, "limitarse al
placer", como solía decir Lyric.
Cady le besó, gimiendo de placer cuando sus labios se unieron. Kix se movió
sobre ella, agarrándola contra la pared mientras le chupaba el labio inferior. Cady se
arqueó, apretando los pechos contra el torso de él; Kix gruñó y deslizó las manos
entre ellos, desabrochándole la camisa.
Los muslos de Cady prendieron fuego y no pudo evitar abrir bien las piernas
para rodearle y frotarse contra su pene. Kix jadeó y luego le metió la lengua en la
boca al mismo ritmo que movía la polla contra el monte de Venus de ella protegido
por la ropa.
La falta de aire les separó.
—Muñeca, eres como un chupito de whisky —dijo Kix, moviendo los ojos hacia
donde le había abierto la camisa.
Cady le observó el rostro mientras le desataba el cierre frontal del sujetador y le
liberaba los pechos.
—Preciosos —susurró, y se le oscurecieron los ojos mientras le frotaba los
pezones con los pulgares.
Se estremeció entera y se le humedecieron las braguitas. Gimoteó, suplicando
- 32 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
más cuando las callosas manos de Kix le cubrieron los pechos, subiéndolos y
apretando el uno contra el otro.
Cogió los pezones entre los dedos, alternando entre caricias suaves y pellizcos
casi dolorosos. La parte inferior del cuerpo de Cady se apretó más contra él.
Kix rió quedamente, apretando los dedos sobre los pezones.
—Te gusta, ¿verdad, muñeca? —Soltó uno de los pezones, se inclinó hacia
delante y lamió la aureola antes de metérselo en la boca.
Cady le agarró la cabeza con las manos; hundió los dedos en el pelo de Kix y le
mantuvo contra sus pechos mientras se arqueaba, ofreciéndole más, deseando que la
mordiera y la chupara y se la tragara enterita.
Pasó al otro pecho, sujetándolo firmemente con una mano y sin dejar de chupar,
mientras con la otra le desabrochaba los pantalones y la hundía en sus braguitas. La
verga le dio un brinco al sentir su húmeda sensación entre los dedos.
Hizo lo que pudo por no poner a Cady a cuatro patas y embestirla como un
toro salvaje. Lo único que le impedía hacerlo era el deseo que sentía de hundir la
cabeza entre sus piernas y probar la miel que empapaba sus dedos.
Cady gimió y le llenó la mano de más fluidos… de su deseo. Kix gruñó y se
apartó un poco, con el rostro tenso y los ojos en llamas.
—Cady, muñeca, no estoy seguro de cuánto voy a poder durar en cuanto
empiece a montarte. Te deseo desde el momento en que entraste en el despacho de
Adrienne. —Arrastró el dedo por la húmeda raja de Cady y por su clítoris antes de
retirar la mano de los vaqueros.
El cuerpo de Cady intentó seguir el dedo de Kix por instinto. Se arqueó hacia él.
—Por favor, no pares.
Kix se inclinó hacia ella, cubriéndole los labios con los suyos.
—Dime qué quieres, muñeca. ¿Quieres que me beba tu leche y te chupe el
clítoris hasta que grites de placer? ¿O prefieres que meta la lengua en tu dulce
canalillo y te folle con ella hasta que te corras?
Cady se aferró con fuerza al pelo de Kix.
—Todo, lo quiero todo.
Le puso las manos en la cintura para quitarle los vaqueros y las braguitas.
Luego se detuvo un momento, saboreando la primera vez que la veía desnuda: el
triangulito castaño y perfecto de su vello púbico, los labios inflamados de su sexo, el
clítoris erecto… pidiendo a gritos la boca de él.
Con un gemido, se arrodilló frente a ella, agarrándole la suave piel del trasero
con las manos y tirando de ella mientras hundía la cabeza en su coño. El cielo. Su
olor, su sabor. La atacó como si fuera un hombre hambriento; lamiéndola,
chupándola, mordiéndola y empujando con la lengua, saboreando el sonido de sus
gemidos, de sus gritos y súplicas, y por fin el oírla gritar su nombre cuando se corrió.
Kix se retiró; tenía el rostro encendido y respiraba como un caballo en la recta
final.
—Dudo mucho que consiga llegar más allá del salón, muñeca.
Se detuvieron junto al sofá, arrancándose la ropa y tirándose al suelo en una
- 33 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
- 34 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
honesta.
Kix le besó el cuello.
—Esto no ha sido más que el calentamiento, muñeca. Aún no he terminado
contigo.
Ella se echó a reír y se levantó para mirarle a la cara.
—¿Crees que aún no controlo suficientemente bien el equipo?
—Ni lo más mínimo. —Le dio un beso rápido—. ¿Preparada para la cama,
muñeca?
—Antes prefiero darme una ducha.
Kix sonrió.
—Me gusta cómo suena eso.
Cady se calentó aún más.
—Mi ducha no es muy grande.
—Nos doblaremos.
Fueron al cuarto de baño y Cady enrojeció. Era su fantasía preferida, pero ahora
se sentía extraña. Kix la apretó contra su cuerpo.
—¿Quieres que te recoja esta preciosa mata de pelo para que no se moje? —
Cady se estremeció y asintió. Frotó la mejilla contra el pelo de ella y luego le retiró
con cuidado el pelo de la cara.
Cady se metió en la ducha y cogió la pastilla de jabón. Kix la siguió, alargando
la mano, pero ella sacudió la cabeza.
—Yo primero.
Dios, menudo cuerpo. Durante unos segundos, lo único que pudo hacer Cady
fue quedarse mirándolo. No sobraba ni un gramo de grasa en ningún lado y estaba
perfectamente proporcionado.
Bajó la mirada hacia la verga de Kix y, cuando pegó un saltito en
reconocimiento, Cady le miró a los ojos. Su coño volvió a humedecerse cuando vio la
sonrisa perezosa y la mirada apreciativa de sus ojos.
Se enjabonó las manos y dejó la pastilla de jabón para pasar a enjabonarle el
pecho. Su pene volvió a dar un brinco, se le endurecieron los pezones y, cuando
Cady pasó los dedos sobre ellos, Kix gruñó y dio un paso hacia ella, apretando su
polla, ahora erecta, contra la piel mojada de ella.
Cady le pellizcó los pezones para después moverse y dejar que el agua aclarara
el jabón, antes de inclinarse y lamerle los puntos más sensibles con la lengua. Kix
gimió y la envolvió con sus brazos, apretándola contra él.
Cady le torturó como le había torturado él a ella antes, pasando de un pezón al
otro, sin dejar de usar los dedos ni la lengua, y la succión de su boca para ponerle a
cien.
Cuando estuvo jadeando y empujando la pelvis contra ella, pasó a atacar más
abajo: primero le recorrió los costados y el abdomen con las manos, para después
hacerlo con la boca.
Su polla brincó y le dio en la mejilla, exigiendo que le prestaran atención
mientras Cady se arrodillaba y exploraba la suave piel que había sobre el abdomen
- 35 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
Más tarde, Kix envolvió a una Cady durmiente y se preguntó cómo había
ocurrido aquello. No había habido aviso previo, ni forma de saber que iba a suceder.
Le había pillado completamente desprevenido, de alguna forma. Pero los
sentimientos desconocidos que se perseguían en su corazón como perro detrás de su
- 36 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
- 37 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
Capítulo 5
Para Erin, San Francisco no era más que una pesadilla claustrofóbica. Los
edificios daban unos contra otros y bloqueaban la vista del cielo; además, había
demasiados coches, demasiadas pocas plazas de aparcamiento, policías de tránsito
en cada esquina y exceso de gente por todos lados. Iba a ponerse a híperventilar en
cualquier momento, en cuanto entrara en la ciudad, pero la idea de que le dieran el
trabajo como fotógrafa oficial del gran concurso Cow Palace hizo que condujera en
busca de un sitio donde aparcar, que pusiera el parquímetro y que se pegara con la
marabunta de gente para llegar al despacho de Bob Levy.
No le conocía, pero sabía que era un tipo importante dentro del mundo de los
concursos caninos; antiguo presidente del Club Canino Americano y ávido amante
desde hacía mucho tiempo de los dogos falderos. El concurso Cow Palace era el
concurso canino por excelencia de la costa oeste, y el hecho de que el club canino de
San Francisco lo organizara lo hacía aún más prestigioso. La única forma de
pertenecer al club era por nacimiento, no se podía rellenar una solicitud y pagar la
cuota. Sólo estaba allí porque uno de sus clientes la había recomendado cuando el
fotógrafo de siempre del club canino fue derrocado por la política del club.
Erin cruzó los dedos mientras entraba en la sala de recepción de Levy. Sería
fantástico que consiguiera el trabajo; además, había trabajo suficiente como para que
Cady la ayudara.
Se mordió el labio al pensar en su hermana. El calor que emanaba entre Cady y
el cowboy habría bastado para que el aire de casa de Cady se volviera sensual. Erin
esperaba que Cady supiera lo que estaba haciendo.
Hasta el momento, Cady siempre había sido más parecida a ella: cauta, en lo
relacionado con el sexo opuesto. Lyric, por otro lado, siempre había ido con osadía
hacia donde ninguna mujer sensata se habría dirigido.
Erin se estremeció. Sí, vale, ser cauta estaba bien; no tenía más que mirar al
nuevo marido de Lyric para confirmarlo. Kieran era un auténtico macho alfa; de esos
que prácticamente sudan testosterona y dominio… claro que Lyric también se lo
ponía difícil y disfrutaba cada segundo de ello. En otras palabras: estaban hechos el
uno para el otro.
Pero no, gracias. No, gracias a un macho dominante. Y un "no, gracias" especial
a cualquier hombre que trabajara estableciendo la ley y el orden. No quería saber
nada de policías, especialmente de sargentos como Kieran; ni de investigadores
privados (había visto a sus primos en acción) o caza recompensas. No quería tener
que preocuparse cada vez que su marido se marchaba a trabajar por que le fuera a
pasar algo y no volviera a casa.
- 38 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
- 39 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
- 40 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
manifestantes.
Meyers soltó su pancarta y sacó un bote de spray del bolsillo de la camisa. Un
instante después corría hacia la mujer y, antes de que la policía pudiera detenerlo,
consiguió pintar de rojo sangre el abrigo de piel de la mujer.
Otro manifestante se abrió paso y utilizó su bote. La mujer se quedó allí de pie,
gritando y chillando mientras la multitud rugía enardecida.
Erin hizo fotos del suceso pese a estar en contra del suceso melodramático que
estaba teniendo lugar. No es que no simpatizara con la causa, que sí; pero era una
trama previsible, representada una y otra vez por los que utilizan las pieles y los que
están en contra de esa práctica. Se preguntó cuántas veces había aparecido en los
periódicos la imagen de un abrigo de piel pintado con spray rojo sangre; dudaba
mucho que aquello fuera a cambiar nada.
Un tercero intentó unirse a los otros dos, pero antes de que pudiera pintar él
también el abrigo, los policías intervinieron y sacaron a los tres tipos. Erin consideró
que ya había visto suficiente. Volvió a guardar la cámara en su bolsa, ansiosa por
llamar a Cady y contarle lo que había visto. Ojalá hubiera forma de revelar el carrete,
pero iba a tener que esperar a la noche; tenía varias citas pendientes que, en lugar de
acercarla a casa, la alejaban.
- 41 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
- 42 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
- 43 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
arriesgarse.
—¿Tenía algún enemigo? ¿Alguien que quisiera verla fuera de las carreras? ¿O
crees que, simplemente, alguien estaba celoso de ella por su dinero?
—¿Quién sabe? —Mike se encogió de hombros—. Es una dama con clase; una
especie de extraña, pues su familia tiene dinero y le presta los caballos. A lo mejor
alguno de los chicos está celoso porque juegue con los tipos grandes de Nueva Jersey
y Florida, ¿pero y qué? Es buena entrenadora, y se mantiene al margen. No se mete
con nadie.
—¿Lleva algún caballo especialmente bueno ahora mismo?
—Son todos buenos, pero no tiene ningún Cigar o Secretariat, si es a lo que te
refieres. —Pasaron entre un par de cuadras y vieron la oficina—. Tengo que hacer un
par de llamadas mientras se hace el café.
—Me quedaré aquí y haré un par de fotos.
La amazona de ejercicio llevó a la yegua torda a su cuadra para darle una ducha
matutina. Cady se puso a un lado y le hizo unas cuantas fotos antes de ir hacia donde
había un caballo castaño atado a un caminador, al parecer feliz de dar vueltas y
vueltas al mismo círculo, manteniendo el ritmo que le marcaba el caminador. Mike se
unió a ella un par de minutos después y le entregó una taza de café.
—Me he arriesgado y le he echado leche y azúcar al tuyo.
—Perfecto.
Hablaron de caballos mientras se bebían el café. Cuando vaciaron las tazas,
Mike dijo:
—Ya deben de haber sacado los tractores y escarificadores para adecuar la pista
principal; ¿quieres sacar algunas fotos de eso?
—Me interesa todo.
Mientras se dirigían a la pista principal, dijo:
—Grady me ha contado que Dynamite Blast es tuyo. Le vi correr en la cuarta
carrera del domingo.
—Es lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo. Ya he ganado dos clientes
gracias a él. —Mike sacudió la cabeza—. De eso se trata. Cuando eres un entrenador
de poca monta, que acaba de empezar, consigues dos tipos de propietarios: los
baratos, que no pueden permitirse pagar a otro, y los que ven que tienes un caballo
ganador y creen que tienes algún tipo de poder que funcionará con su viejo jamelgo.
Cady se echó a reír.
—¿Cómo demonios acabaste en este mundillo?
—Nací para ello. Mi viejo era entrenador; trabajé esporádicamente en
hipódromos de joven, y para mi padre como mozo. Ejercitaba caballos hasta que
crecí demasiado. Al final compré un reclamo y empecé a entrenar.
—¿Tu padre entrena aquí?
—Nop, murió de cirrosis, hará unos cinco años.
—Qué duro, perder a un padre así.
—Sí, mi chico no me perderá así.
—¿Tienes hijos?
- 44 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
Mike se rió.
—Un chico, aunque mi mujer dice que es un demonio cuando está despierto, y
un ángel cuando duerme.
Cady sonrió, apostando a que Mike era un buen padre; e inmediatamente se
imaginó a Kix en ese mismo papel. Esa idea la devolvió a la realidad con la crudeza
del jinete que cae y choca contra el suelo duro.
Se le contrajo el corazón. Una noche de magnífico sexo, no implicaba que fueran
a pasar el resto de sus vidas juntos. No iba a lamentarlo, pero eso no significaba que
su fantasía fuera a tener un final feliz. En cuanto limpiaran el nombre de Adrienne,
Kix volvería a Texas. "Así que no cometas ninguna locura, como enamorarte
perdidamente."
Sintió una presión en el pecho y tuvo la extraña sensación de que ya era
demasiado tarde, ¿cómo iba a no enamorarse de él? Era magnífico, divertido y leal
con sus amigos. "¡Basta!"
Cady se sacudió mentalmente para dejar de pensar en ello y se obligó a salir de
la espiral a la que le llevaban sus pensamientos para observar la escena que tenía a su
alrededor y sus ojos dieron con un contraste que pedía una foto a gritos: un tipo
extraordinariamente alto, gordo en términos políticamente incorrectos, hablaba con
un hombre que debía de ser jockey.
Les enfocó con la cámara y le dio al zoom. Mike siguió su interés y se echó a
reír.
—Sí, la imagen no está mal. El jockey es Ángel Valdez, monta muchos de los
caballos de Luke Johnson. El otro es su agente; no sé su verdadero nombre, pero todo
el mundo le llama Gordo. No parece importarle.
Un par de fotos después, Cady acercó el objetivo aún más para intentar captar
sus expresiones. Gordo parecía enfadado, le temblaban los carrillos al hablar. Se pasó
un dedo por el cuello de la camisa, gesto que, por lo desgastado que lo tenía y las
marcas de grasa, parecía hacerlo mucho. El jockey parecía igual de enfadado, aunque
sus movimientos eran más volátiles.
—¿Para quién has dicho que monta Ángel Valdez? —preguntó Cady cuando
volvieron a emprender la marcha.
—Luke Johnson.
—Johnson, ese nombre me dice algo…
Mike se echó a reír.
—Debería. Parece que, cada vez que doblas una esquina, te encuentras con un
Johnson. Gran parte de Bay Downs les pertenece.
—¿Cotiza en bolsa?
—Sí. Se pueden comprar acciones a través de un broker o en las oficinas del
hipódromo. Casi todo el que trabaja en el hipódromo tiene acciones, pero la mayoría
pertenece a los miembros de la familia Johnson. Llegado el caso, por mucho que
todos los jockeys, agentes, mozos, empleados y demás unieran sus acciones, sus
votos no superarían a los de la familia. Si los Johnson votaran todos juntos, claro.
—Asumo que no es así.
- 45 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
- 46 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
Capítulo 6
- 47 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
puso a mil.
—Justo a tiempo, muñeca.
No pudo resistirse a darle un beso en los labios, y Kix respondió apretándola
con más fuerza y sujetándole la cabeza para poder entrar y salir de su boca a su
antojo, mezclando su lengua con la de ella y haciendo que la sangre se le concentrara
directamente en el coño.
—Cady, muñeca, cuánto te he echado de menos.
El corazón le dio un brinco, pero arrugó la nariz y dijo:
—Tampoco hace tanto que te dejé en casa de Adrienne.
—Muñeca, no puedes darle a un hombre un chupito del mejor whisky y esperar
que se marche a casa sin desear otro trago. —Sus palabras le lamieron los pezones,
provocando que se le pusieran rígidos. Se estremeció, recordando la sensación de la
lengua y la boca de Kix sobre su piel.
Cady dirigió su atención a la parte donde sus pantalones cubrían a duras penas
la incipiente erección. Y su mente fue detrás; a lo mejor podían tomarse un
descansito…
Pero entonces recordó por qué no podían hacerlo. Tenía una sesión de fotos de
verdad y, por alguna razón, no se veía llamando a su cliente para decirle: "Siento
cancelar nuestra cita. Ha pasado algo muy grande y tengo que conseguir que me la
meta si no quiero morir de lujuria insatisfecha".
—¿Qué has descubierto de Roberto González? —preguntó Cady.
—Que es ayudante de entrenador y trabaja para Tiny Johnson.
Cady levantó las cejas.
—¿El tipo al que suspendieron porque su caballo tenía antihistamínicos en el
organismo?
Kix sonrió.
—El mismo.
—¿Adrienne le conoce?
—Sí, dice que es mal entrenador… pero no se le ocurre por qué iba a tener nada
en contra de ella. Al parecer no le gusta nada la igualdad de oportunidades.
—¿Has hablado con Tiny?
—Aún no, muñequita.
—¿Y con Roberto González?
Kix sacudió la cabeza.
—Es gracioso, pero los dos están algo desaparecidos desde que ando
preguntando por ellos.
Cady se mordió el labio inferior y Kix cerró los ojos para controlar la ola de
lujuria que le atravesó la polla. Cómo ansiaba morderle los labios, los pezones, la piel
que tenía sobre el abdomen, el clítoris, el… Joder, lo cierto era que quería recorrer
cada parte de su cuerpo con los labios y la lengua.
—¿Crees que ya se han enterado de que estás investigando para Adrienne?
A Kix le llevó un minuto sacar la mente de las braguitas de Cady y volver a la
conversación. Se obligó a levantar la vista, a mirarla a los ojos, y le encantó ver que se
- 48 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
sonrojaba.
—Es difícil de saber. Algunos sinvergüenzas tienen el desparpajo suficiente
para pasar de la ley… al menos a corto plazo. Puede que Tiny y González tengan
algo más entre manos y temen que lo descubra antes de tiempo.
—¿Has sacado la placa?
—No me ha hecho falta. —Kix no pudo evitarlo. Se inclinó hacia delante y le
besó en los labios—. Un poco de mi encanto tejano me ha valido para que esas
mujeres de las oficinas del hipódromo se lanzaran prácticamente a darme respuestas.
Cady no sabía si deprimirse o reírse. Anoche, algún rincón de su cerebro, uno
muy pequeño y casi sin hormonas, sabía que acostarse con él iba a complicar las
cosas. El hecho de que tuviera el suficiente sentido común como para no flirtear con
Erin y con Lyric no significaba que no fuera a valerse de todo su encanto cuando
alguna otra le llamara la atención.
El corazón de Kix se revolvió al ver la cara de Cady y se inclinó hacia delante,
mordiéndole el labio inferior y chupándoselo brevemente antes de decir:
—Claro que sólo les dejé ver mi encanto en modo interrogación. —Presionó su
erección contra ella y cerró los ojos brevemente cuando el cuerpo de Cady se relajó,
acunándole. Encajaban a la perfección—. Reservo mi auténtico fuego seductor para
ti.
Cady se echó a reír y le dio un abrazo antes de retroceder.
—Hablando de fuegos, ¿seguías por ahí atrás cuando prendió fuego el establo?
—No, oí las sirenas, pero estaba en las tribunas. ¿Saben ya cuál ha sido la
causa?
—No hay versión oficial, aunque creo que todo el mundo coincide en que los
mozos estaban cocinando. —Juntó las cejas—. Oí a alguien decir que ya iban tres
fuegos desde enero. Me parecen demasiados fuegos.
Kix se encogió de hombros.
—Puede. Depende de con qué estuvieran cocinando los mozos. Los hornillos y
las cocinas de camping no deben de ir muy bien con tanta paja. Le preguntaré a
Addy.
—¿Te has enterado de algo interesante en las oficinas?
—Nada que pueda compartir aún.
Cady frunció el ceño; no le gustó nada cómo había sonado aquello. ¿Significaba
aquello que podía acostarse con ella pero no compartir con ella el caso? Su corazón
retrocedió un paso. A lo mejor debería dejarlo pasar como una noche para el
recuerdo y dejarlo así; sabía que acostarse con él sólo complicaría las cosas.
—Tengo que ir a hacer unas fotos. Supongo que te veré mañana.
A su muñequita le pasaba algo, pero Kix no sabía qué hacer en aquel momento.
Tenía un par de pistas que quería investigar, pero no quería arrastrarla a ella hasta
que no estuviera seguro de que estaría a salvo. Luego, después de comprobar
aquello, tenía que volver a casa de Adrienne y adecentarse para acudir a una función
de propietarios y entrenadores en San Francisco. Era el tipo de cosas que odiaba
hacer, pero sabía que sería una oportunidad única para conocer a gente, merodear
- 49 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
por ahí y hacer preguntas… y con suerte encontrar el motivo para que quisieran
drogar a los caballos de Addy. Pero eso no significaba que quisiera dormir solo
aquella noche, ni con nadie que no fuera Cady.
Le acarició los rizos con los dedos de una mano.
—No sé a qué hora voy a volver de San Francisco, pero si no es muy tarde me
gustaría pasar por tu casa.
Vaciló un minuto, lo que hizo que el corazón de Kix latiera algo más fuerte que
de costumbre, pero al final dijo:
—A mí también me gustaría.
Para cuando Cady hubo terminado de hacer todas las fotos que tenía
concertadas, era ya casi de noche. Le gustaba cómo habían quedado todas, lo que
contrastaba con lo que le parecía lo suyo con Kix ahora que había tenido tiempo de
pensarlo. ¿Por qué le había dicho que le apetecía verle esa noche? ¿Qué había pasado
con su decisión de dejarlo en una magnífica noche de sexo y olvidarse?
La forma en que su coño se estremeció y los pezones se le tensaron fue
respuesta suficiente. Vale, una noche salvaje se quedaba demasiado corta si se trataba
de Kix; pero eso no significaba… Cady suspiró, no quería mentirse a sí misma. Tenía
la pésima sensación de que, en lo referente al cowboy de Texas, ya había perdido la
batalla.
Tenía que reagruparse; se centraría en trabajar sobre las pistas que fuera
descubriendo y trataría de recordar que su cliente, el de Pistas del Delito, era Alex
Martin. Si tenía eso en mente, no se vería obligada a contarle todo a Kix… a no ser
que él también estuviera dispuesto a compartir información con ella. Por lo que
sabía, no había ninguna norma que dijera que no podía disfrutar el momento y
trabajar en un caso a la vez. Mira a Lyric…
Cady se detuvo en seco y se echó a reír. A lo mejor su hermana no era el mejor
ejemplo; había acabado casada con Kieran tras haber mezclado el sexo con uno de
sus casos.
Eso no significaba que Cady no adorara por completo a su cuñado, que sí; era
un tipo increíble para Lyric y un auténtico semental en la cama, pero no era lo que se
dice una persona de trato fácil. Y para encontrarle el sentido del humor habría que
escarbar entre un montón de capas de testosterona y machismo.
No, gracias.
Sus fantasías no iban en línea con las de Lyric… Un estremecimiento fulminó
aquella mentira. Vale, la idea de que la esposaran a la cama se le había pasado un par
de veces por la cabeza, y también que la zurraran —aunque no estaba muy segura de
que fuera a gustarle—, pero sí, no le importaría saber de qué iba todo aquello. Y el
que un hombre la penetrara por donde no debería…
Así que sí, era curiosa. La curiosidad era algo natural.
Y las historias de Lyric no habían hecho más que empeorar las cosas.
A lo mejor la próxima vez que jugara a las cartas con Lyric y con Erin, y la que
- 50 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
perdiera tuviera que contar su última hazaña sexual, ¡tendría algo interesante que
decir!
Claro que, ¿de verdad era inteligente por su parte seguir con Kix?
Cady aparcó la camioneta en el parking de gravilla del rancho Hermosa. Lo que
necesitaba era pasar un buen rato con su caballo para despejarse.
El rancho estaba formado por dos pastos enormes, uno para yeguas y el otro
para caballos castrados; algunos días podías pasarte horas buscando tu caballo. Pero
esta vez Cady tuvo suerte, Joker estaba junto a un grupo de diez caballos que
merodeaba por la puerta.
Cogió la cuerda y la cabezada que llevaba en la parte trasera de la camioneta y
fue a buscar a su palomino, que resopló y se abrió paso a través del resto de caballos
para llegar junto a Cady y acogerla cálidamente.
—Ese es mi caballo preferido. —Le dio un beso en la frente y le rascó el cuello
antes de ponerle la cabezada—. Hoy no me da tiempo a montarte, pero te daré algo
de pienso y te desenredaré las crines y la cola.
Cady se tomó un minuto más para acariciar a Dealer's Call, el caballo castaño
de su primo Cole, y a Aces High, el de Erin, antes de llevar a Joker a la cuadra que
compartía con Cole y con Erin. Echó algo de pienso en un cubo y el caballo volvió a
resoplar.
—Ya, ni que estuvieras muriéndote de hambre. —Puso el cubo en el gancho y
sacó el material de limpieza.
Miguel Hermosa se le acercó justo cuando estaba terminando de desenredarle
el pelo de la cola.
—Hola, jovencita. ¿Lista para vender ese caballo?
Cady sonrió, consciente de que lo decía en broma. Miguel coleccionaba
caballos; no parecía poder evitarlo, claro que ella le comprendía.
Los caballos eran preciosos a la vista, y relajantes. Te daban muchos menos
problemas que un novio, y eran mucho más leales. Además, eran mejores que un
psiquiatra y mucho más baratos. Eso es lo que siempre le respondía a su primo
Braden cuando la tomaba el pelo porque montara caballos en lugar de hombres.
—No, aún no. —Se colocó donde pudiera peinarle bien las crines a Joker—. Ha
habido un fuego en el hipódromo.
—¿Algún herido?
—No.
—¿De quién era el establo?
Cady sacó el bloc de notas del bolsillo.
—Tony Silva, Jason Randal, Dennis Hess, Ed Patterson, Jamie Johnson y Alex
Harrison. ¿Conoces a alguno de ellos?
Miguel resopló.
—Sólo a Jamie Johnson, y es lo suficientemente retorcido como para haberle
prendido fuego él sólito si pudiera sacarle algo de provecho. Solía montar para él.
Estaba borracho casi todo el día; me sorprende que la bebida aún no le haya matado.
—¿Es uno de los Johnson a los que prácticamente pertenece el hipódromo?
- 51 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
Aquél era el tipo de reuniones que odiaba Kix. Desde fuera, parecían un
montón de peces preciosos nadando juntos en un acuario carísimo. Desde dentro,
eran como una jauría de tiburones.
A su madre le habría encantado; pero había crecido siendo una Nicholson y
poseían casi tantos campos de petróleo como los Branaman. Kix bebió un poco de
whisky y brindó en silencio por sus antepasados. Por el rancho A Kicking, hogar de
buenos caballos, buen ganado, buenos hombres y algún que otro maravilloso pozo
de petróleo. Ahora, si consiguiera resolver el asunto ese de los caballos de Addy y
convencer a Cady de que deseaba conocer Texas…
La polla le dio un brinco al pensar en su muñequita y se apartó de la barra.
Cuanto antes empezara a investigar, antes podría llegar a casa de Cady. La forma en
que le había mirado y la vacilación antes de invitarle a que se pasara por su casa
cuando terminara allí le tenían preocupado.
Era espinosa como un erizo y asustadiza como una potra a la que no hubieran
satisfecho aún por completo… Dios, era una combinación imposible de resistir. Y el
hecho de que no viera los pozos de petróleo o su placa cuando le miraba, bueno, no
- 52 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
Cady se sobresaltó al oír el timbre. Pese a alegrarse de ver a Erin con las fotos
que había hecho el día de la manifestación contra las pieles, no pudo evitar sentir una
- 53 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
- 54 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
si le necesitaban.
Kix abrazó a Cady en cuanto estuvo lo suficientemente cerca. Qué bien se sentía
abrazándola, sintiendo su suave cuerpo adaptarse al suyo.
Cady le dio un beso en los labios y él gimió, acercándola aún más mientras le
cubría los labios con los suyos, exigiendo una bienvenida más profunda. Cuando
gimoteó, en voz baja y necesitada, la polla amenazó con salírsele de los pantalones.
Kix se apartó un poco y le susurró:
—Muñeca, creo que será mejor que entremos. —Al ver que una oleada de calor
le recorría el rostro, Kix sintió su urgente respuesta cerca del corazón. Era adorable.
Llegaron hasta el cuarto de estar antes de lanzarse sobre el sofá y caer encima
de ella; su lengua volvió a juguetear con la de ella mientras luchaba por
desabrocharle los botones de la camisa y el cierre delantero del sujetador.
Cuando le cubrió los pechos con las palmas de las manos, la pelvis reaccionó
golpeando con fuerza contra ella. Jadeando, se levantó un poco para poder mirar lo
que sus manos estaban tocando.
—Cady, tienes los pechos más bonitos del mundo. Y esos pezones… —Se
inclinó hacia delante para lamer primero una aureola y después la otra—. Podría
pasarme el día entero chupándolos y no cansarme nunca.
Cady se estremeció y arqueó la espalda hacia él, ofreciéndole un pezón
brillante; Kix gruñó, agarrando, chupando y lamiendo el brote sensible hasta que la
tuvo jadeando y estremeciéndose bajo él, arrancándose con fervor la ropa en el
esfuerzo de sentir el contacto de sus pieles.
El deseo recorrió la espalda de Kix y la sangre se le concentró en la polla
cuando Cady le bajó la bragueta y metió las manos en los calzoncillos.
—Oh, Dios, muñeca, sigue así y no me hago responsable de lo que suceda —
jadeó cuando Cady le cogió las pelotas con una mano y empezó a masturbarle con la
otra.
Su pene se hizo más duro, grande y húmedo en la mano de ella, y se estremeció
al sentir la incipiente necesidad de ponerla a cuatro patas y montarla como un
semental hace con su yegua.
—Muñeca —gruñó contra sus pechos—, como no te la meta inmediatamente
me voy a correr sobre tu coñito húmedo y caliente.
Cuando movió la mano hacia el bolsillo del pantalón, Cady le detuvo. Levantó
la cabeza y vio cómo enrojecía ligeramente:
—Tomo la píldora —le susurró, y la polla dio un brinco ante la idea de cabalgar
su húmeda y estrecha cueva sin barreras de por medio.
—Joder, Cady, vas a acabar conmigo. —Se puso en pie y se quitó la ropa como
pudo, la idea de la piel contra su piel hacía que la polla le doliera y la necesitara
como nunca antes.
Se obligó a contenerse, a ayudarla a quitarse el resto de la ropa para después
hundir la cara entre sus piernas y pasarle la lengua una y otra vez sobre su clítoris
inflamado hasta que se corrió. Sólo entonces la bajó del sofá, colocándola de tal
forma que su culito quedara en pompa, con las piernas abiertas y los labios de su
- 55 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
- 56 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
Capítulo 7
—Diez a uno a que hay cocaína en esa caja —dijo Lyric mientras ella y Cady
comparaban las fotos que Erin había tomado con la foto que había hecho Cady de
Ángel Valdez hablando con su agente.
—Te estás tirando a la piscina.
Lyric se encogió de hombros.
—Oye, a mí me parece un intercambio de drogas. ¿Cómo, sino, explicas lo de
las fotos de Erin? ¿Se te ocurre alguna otra razón por la que un manifestante contra
las carreras de caballos y un jockey iban a reunirse y pasarse algo?
A Cady no se le ocurría nada, y aquello la frustraba.
—Vale, supongamos que es un intercambio de drogas y que se trata de coca,
entonces deberíamos suponer también que: A, Valdez está enganchado y lo compra
para él mismo o, B, planea drogar a otros caballos, lo que no tendría ningún sentido.
En primer lugar, es posible que montara para Adrienne y, en segundo, aunque no lo
hiciera, ¿qué sentido tiene arruinarla porque Terry le hubiera pateado el culo? ¿No
sería mejor tratar de arruinar a Terry?
—¿Quién sabe? El motivo sólo tiene que tener sentido para quien comete el
delito. —Lyric sonrió—. Dios, cómo desearía haber visto la pelea; así sabría algo más
acerca del estilo de Valdez.
—Créeme, no querrías vértelas con Terry McKay.
—No hace falta ser el mejor amigo de alguien para presenciar una pelea cuerpo
a cuerpo.
Cady puso los ojos en blanco. Gracias a Dios que Kieran estaba ahora de por
medio; hasta entonces, Erin y ella habían llegado a preocuparse de verdad de que su
hermana menor se perdiera en el lado salvaje.
—Tengo que comprobar esto. Probablemente tengas razón y sea un intercambio
de drogas, pero podría no tener nada que ver con el hipódromo o con lo que les
sucedió a los caballos de Adrienne. A lo mejor Danny y Valdez se conocieron en el
hipódromo; o puede que las manifestaciones de Danny en el hipódromo sean su
tapadera para forjarse una nueva clientela de adictos a la coca. Por lo que dijo Erin, el
Danny al que los polis redujeron en la manifestación en contra de las pieles no se
parecía en nada al que vi yo; la única razón por la que habría que llamar a la policía
en Bay Downs habría sido que los manifestantes holgazaneaban y estaban sin hacer
nada.
—Tienes la dirección de Danny en el formulario de consentimiento, ¿verdad?
—Sí.
—Pues enséñale las fotos y a ver qué dice.
- 57 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
- 58 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
- 59 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
- 60 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
- 61 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
Cady sacó su agenda y miró en la parte de atrás, donde anotaba los nombres y
teléfonos. Una de las ventajas de fotografiar animales de compañía era que conocía a
mucha gente dentro del mundo canino. En cuestión de minutos tenía una cita
concertada para Ranger; mientras le lavaban, tal vez Lyric y ella consiguieran sacarle
alguna respuesta a Danny Meyers.
- 62 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
para ver más, al hacerlo, se encontró con una mano y un antebrazo y el corazón se le
paró un segundo. Retrocedió un paso antes de volver a mirar; la mano y el antebrazo
estaban sobre la mesa. No conseguía ver a la persona a la que pertenecían, así que
volvió a retroceder.
—Ahí hay alguien.
Lyric se movió para mirar por la ventana, y luego golpeó la puerta.
—Puede que esté muerto. Ni siquiera se ha movido. Hay una ventana sobre
esas latas de ahí.
Cady volvió a llamar, consciente de a dónde llevaba aquello y queriendo
impedir un arresto por entrar sin autorización; pero Lyric tenía razón, el brazo que
había sobre la mesa no se movió.
Volvieron por donde habían venido hacia el lateral de la casa. Esta vez, Cady
vio que la ventana que había sobre las latas estaba rota, abierta unos centímetros. La
peste era increíble y las alarmas empezaron a sonar en su cabeza, en especial al ver la
cantidad de moscas que entraban y salían de la cocina por un agujerito. Aun así, se
obligó a trepar con cuidado sobre las latas y a mirar por la ventana.
La mano y el antebrazo pertenecían a Danny, sí, pero al parecer no iba a
necesitarlos… al menos en esta vida.
- 63 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
Capítulo 8
—Está muerto —dijo Cady, e hizo una mueca al oír el chillido que le había
salido. Ni que fuera el primer muerto que veía en su vida; claro que siempre había
esperado encontrárselos, no como aquella vez.
Danny estaba sentado en la silla, pero tenía la parte superior del cuerpo sobre la
mesa de la cocina. Tenía los brazos abiertos, pero por lo poco que veía no había
herida, ni agujero de bala o sangre por el suelo de la cocina.
—¡Mierda! ¿Herida de bala? —preguntó Lyric.
—No hay sangre.
—Baja, déjame verlo.
Cady le cedió su sitio más que feliz y Lyric trepó.
—Joder, no me extraña que esas moscas merodeen por la ventana. —Bajó de la
lata—. Vale, tenemos dos opciones, Cady: te quedas aquí mientras me acerco a
comprobar la puerta trasera, a ver si está abierta, que lo estará, o te vienes conmigo.
Pero tenemos que hacerlo ya. Una vez dentro, una de las dos tiene que llamar a la
policía. Si algún vecino nos ve entrar, no queremos tener a los polis preguntando por
qué tardamos más de cinco minutos en llamarles.
Cady cerró los ojos brevemente; no estaba demasiado segura de querer ver a su
hermana en acción, pero al mismo tiempo, nunca había sido de las que se
escabullían. Suspirando, dijo:
—Vamos. —Y la mueca de Lyric le recordó a la de un niño al que le dicen que
puede hacer lo que quiera en una juguetería.
Se detuvieron junto a la puerta de atrás.
—De acuerdo —dijo Lyric—, una vez dentro presta atención a lo que toques. Si
es algo que tiene sentido, como el teléfono, por ejemplo, tócalo sin problemas, pues lo
sospechoso sería que no tuviera huellas. Si es algo que no tendría sentido, asegúrate
de no dejar ninguna huella.
Cady asintió. La idea de rebuscar en casa de Danny mientras las moscas
merodeaban alrededor de su cuerpo le provocaba náuseas. Vale, estaba muerto y ya
no le importaba, mientras que a Adrienne sí que le importaba recuperar su
reputación y su trabajo, pero aun así…
Lyric sacó un manojo de llaves, luego se inclinó y estudió la cerradura antes de
seleccionar una llave e introducirla. Giró la mano y la puerta se abrió. Se enderezó y
sonrió al ver la expresión en el rostro de Cady.
—Llaves maestras. Braden se las ganó a un jugador de póquer la semana
pasada en Las Vegas; además de jugador el tipo era ladrón. —Empezó a abrir la
puerta, pero se detuvo—. Si la policía pregunta, estaba abierta, ¿vale?
- 64 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
Cady suspiró.
—Vale.
Lyric abrió la puerta de par en par y las dos pasaron, cubriéndose
inmediatamente la nariz y la boca con el brazo. Si el olor cerca de la ventana era
horrible, la peste de la cocina era mil veces peor.
Con la puerta abierta, Cady vio algo que no había visto antes: una jeringuilla y
una bolsita de plástico con polvo blanco, a escasos centímetros de la cara de Danny.
—¿Has visto eso, Lyric? Parece que tenías razón.
Las dos se pusieron junto a la puerta.
—Sí, parece cocaína. Puede que los polis se traguen que ha sido una sobredosis,
pero yo no.
Cady asintió despacio.
—Le preguntaré a Kix cuántas veces ha escuchado que alguien se haya chutado
con cocaína. Y tú puedes preguntárselo a Kieran. —Levantó la vista y vio un teléfono
junto a la puerta de la cocina—. Será mejor que llame al 112.
—Empezaré a investigar.
Cady hizo la llamada y luego rebuscó por la cocina, antes de pasar al salón. Era
pequeño, estaba lleno de libros acerca de los derechos de los animales y sobre cocina
vegetariana y no tenía ninguna prueba de la conexión entre Danny, Valdez y la
cocaína. La segunda habitación se utilizaba como gimnasio; Cady se detuvo junto a
la puerta el tiempo suficiente para determinar si había algo interesante, antes de
reunirse con Lyric en el cuarto de Danny.
—El que gane se lleva el bote con escalera de color —dijo Lyric, y Cady se
acercó a su hermana, que estaba junto a un cajón abierto. Dentro había cinco cajitas
idénticas a las de las fotografías de Erin.
Con el corazón en la garganta, Cady las abrió con cuidado.
La primera tenía una bolsita de polvo blanco, las tres siguientes estaban vacías
y la última contenía un fajo de billetes.
—Al parecer estaba traficando. —Cady cerró las cajitas con cuidado y el cajón
después.
Lyric frunció el ceño.
—Eso parece; no he encontrado ninguna jeringuilla, ¿tú?
Cady sacudió la cabeza.
—Nada en la cocina, en el salón o el gimnasio. No he llegado al cuarto de baño,
¿tú?
—Tampoco. —Señaló el otro lado de la cama de Danny con el pulgar—. He
comprobado todo lo demás de aquí salvo la mesilla de noche. Echaré un vistazo al
cuarto de baño y luego salimos; será mejor que nos demos prisa, el coche de policía
podría aparecer en cualquier momento.
Cady corrió a la mesilla de noche. Probó primero en el cajón: condones. Debajo,
en la balda, una pila de revistas porno. Había algunos folletos de protesta contra las
pieles esparcidos por la parte superior de la mesilla; cuando ya estaba a punto de
salir corriendo, la esquina de un cuaderno le llamó la atención. Lo sacó de entre los
- 65 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
- 66 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
- 67 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
Kix esperaba en las escaleras de casa de Cady, con las manos en las caderas, el
ceño fruncido y una erección bajo los pantalones desteñidos, y el corazón de Cady se
aceleró al verle. ¡No le extrañaba que Lyric siempre estuviera deseando llegar a casa
- 68 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
- 69 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
a Danny así… creo que teníamos una causa justificada para entrar.
Kix se rió.
—Oh, Kieran estaba prácticamente seguro de que la puerta estaría abierta;
siempre están abiertas cuando Lyric anda cerca. Tu hermana está siendo cacheada a
fondo.
Cady rió en voz baja.
—Supongo, y estará disfrutándolo como nunca. —Esperaba que Lyric hubiera
tenido tiempo de esconder las llaves; se sentiría culpable si su hermana se quedaba
sin su nuevo juguete por haberle ayudado a ella.
Ranger hundió el hocico en la mano de Cady.
—Tengo que llevarlo dentro e instalarlo.
Kix le dio un beso en los labios.
—No hemos terminado con la discusión; en mis años de profesión he aprendido
a escuchar la campanilla que resuena en mi cabeza. Y lo gracioso, muñeca, es que
empezó a sonar al ver que Erin dejaba de hablar justo cuando iba a contarnos a
Kieran y a mí lo que tú y tu hermanita encontrasteis mientras os comportabais como
ciudadanas ejemplares esperando a que la policía apareciera.
- 70 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
Capítulo 9
La tregua duró el tiempo suficiente para que Cady diera de comer a Ranger y le
dejara husmear por el jardín de atrás antes de comprobar el resto de la casa para, por
fin, tumbarse sobre la colchoneta que le había puesto junto a la tele. En cuanto se
quedó quieto, Kix se metió en el espacio personal de Cady y dijo:
—Bueno, ¿qué? ¿Voy a tener que cachearte y esposarte, o piensas colaborar? —
Cady se mordió el labio superior—. Muñeca, me tienes casi desquiciado.
—Ese no es mi problema.
—La verdad, Cady, es que creo que en eso te equivocas. —Kix la abrazó con
fuerza por detrás y empezó a pasarle los labios por el cuello.
Cady se estremeció, pero siguió aferrándose a la idea principal:
—Tú tampoco es que me hayas tenido al tanto de lo que estabas haciendo.
Su risa hizo que Cady cerrara los ojos y pensara en el chocolate líquido y
caliente deslizándose para calentarte desde dentro.
Kix deslizó las manos hacia arriba y empezó a desabrocharle la camisa.
—Estoy dispuesto a compartirlo si tú haces lo mismo.
Cedió unos segundos, disfrutando de sus caricias y su jugueteo, pero el
remordimiento hizo que se tensara y tratara de apartarse. No era inmune a él, pero
eso no significaba que fuera a dejar que la utilizara… No, no iba a hacerlo, era injusto
para los dos… No iba a dejar que utilizara su encanto para pasar por alto el hecho el
hecho de que, hasta el momento, la única que compartía su información era ella.
Al ver que no la soltaba, dejó de revolverse y dijo:
—Por favor, Kix, suéltame.
Retrocedió, pero mantuvo las manos sobre los brazos de ella y la giró para
mirarla directamente a los ojos. Estaba claro que su muñequita estaba pensando en
algo, y tenía la extraña sensación de que, si no se lo sacaba, iban a acabar haciéndose
daño el uno al otro.
Se sentía como un perro a punto de que le dieran con un periódico enrollado y
le mandaran a su caseta, pero eso no impidió que se pusiera tenso e hiciera la
pregunta que ningún hombre quiere hacerle a una mujer:
—¿Pasa algo?
El silencio entre los dos se alargó demasiado y Kix estaba a punto de abrir la
boca para repetir la pregunta cuando Cady dijo:
—¿Lo has dicho en serio? Lo de compartir información. No tengo ni idea de qué
has descubierto hasta ahora… lo cual no me importa si estamos trabajando separados
y esto… —Enrojeció y movió las manos para señalarlos a los dos—… y esto es algo
completamente distinto… —Se sentó un poco más recta—. Me parece bien que cada
- 71 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
uno haga su trabajo y los dos nos veamos fuera del caso; quiero decir que tú trabajas
para Adrienne y Pistas del Delito para Alex. —Tomó aire con fuerza—. Sólo necesito
saber dónde está la línea para que no termine sintiéndome… mal, cuando todo esto
termine.
Kix se quedó aturdido unos segundos. ¿Estaba hablando de cuando terminara
el caso, o lo suyo? ¿Estaba su muñequita diciendo que la estaba utilizando? Una
punzada de dolor le atravesó, seguido de su decisión.
Que le dieran si no sabía exactamente cómo manejar aquella situación; había
que hacer lo mismo que cuando un caballo te tiraba: volver a subirte y montarlo
hasta que se diera cuenta de que podía confiar en ti.
Abrazó a Cady contra él y le dio un beso antes de apartarse.
—Espera, muñeca. Tengo que coger algo de la camioneta antes de continuar con
esta conversación.
Cady le observó salir, nerviosa y con el corazón a mil por hora. Algo en su
forma resuelta de andar disparó las alarmas dentro de ella, haciendo casi que
lamentara haber dicho en alto lo que pensaba, pero qué demonios… en las relaciones
no sabía comportarse de otra forma que no fuera poniendo las cartas sobre la mesa
desde el principio.
Estuvo fuera unos momentos eternos e insoportables, y cuando volvió cogió a
Cady de la mano y la guió en silencio a la habitación, deteniéndose sólo para mirar al
pastor alemán y decirle:
—Quédate aquí, compañero.
Antes de meterla en el cuarto y cerrar la puerta tras ellos.
—Muñeca, me destroza pensar que no confías en mí. —Cady abrió la boca para
decir algo, pero la interrumpió con un movimiento de cabeza y besándola el tiempo
suficiente para que callara—: No digas nada, no lo niegues. En el fondo eso es lo que
te está pasando, y tengo intención de arreglarlo inmediatamente.
Un escalofrío de miedo le recorrió la espalda al ver que sacaba cuatro tiras de
cuero de los bolsillos de atrás y los ataba a la cama. Cuando empezó a desabrocharle
la camisa, Cady se sintió como si el corazón se le fuera a salir del pecho y huir de allí.
Su coño, por otro lado… Se estremeció, cerrando las piernas para calmar el dolor que
se había centralizado en el clítoris, la necesidad que provocaba que tuviera los labios
de su vagina inflamados y abiertos, húmedos de anticipación. ¿No había fantaseado
siempre que un hombre le hiciera aquello?
Aun así, su instinto de supervivencia luchaba por superar a sus fantasías. Trató
de apartarse, pero se encontró con la resistencia del brazo que le rodeaba la cintura.
Cuando le quitó la camisa y la dejó caer al suelo, su cara era el retrato de la
determinación masculina. Cady se tensó, esperando que el sujetador fuera detrás,
pero en lugar de ello Kix le besó el pecho, jugueteando con el borde de suave tela con
la lengua y los labios antes de frotarse contra los pezones cubiertos de tela. Cuando
escuchó su gemido, levantó la cabeza para ponerse frente a ella y mirarla a los ojos.
—Sólo voy a decir esto una vez, muñequita… Lo que quiero de ti no tiene nada
que ver con el problema de Adrienne, sino con lo que un hombre quiere de su mujer,
- 72 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
y eso incluye el tener su confianza. —La besó con fuerza—. Al parecer, tenemos un
problemilla a ese respecto, pero pretendo solucionarlo ahora mismo.
Cady no pudo evitar estremecerse.
—¿Atándome?
Su oscura mirada fue respuesta suficiente. Le soltó el cierre delantero del
sujetador y el botón de los vaqueros. Cady le puso las manos en los hombros,
abriéndolas y cerrándolas sobre su camiseta mientras el miedo y la anticipación
luchaban. No estaba segura de poder soportar de verdad aquello, lo de estar
completamente indefensa.
—Te creo —dijo de pronto—, lo de que… lo de que esto no tiene que ver con el
caso.
Un músculo de la mandíbula de Kix se tensó.
—Me alegra oírte decir eso, muñequita. Si no te he contado qué he estado
haciendo, ha sido porque no he encontrado aún nada que merezca la pena contarte,
especialmente después del trabajo estupendo que tú sí que has hecho.
—Oh. —Sintió una segunda punzada de culpabilidad antes de que los vaqueros
cayeran hasta los tobillos—. Confío en ti, no tienes por qué…
Volvió a acallarla con un beso, éste oscuro y dominante.
—Muñeca, a no ser que me mires a los ojos y me digas que no quieres hacer
esto, no voy a parar.
Al ver que no decía nada, las cálidas manos de Kix se deslizaron por las caderas
de Cady hasta sus piernas, llevándose las braguitas a su paso. Se arrodilló frente a
ella para quitarle los zapatos y toda la ropa.
El rostro y los pechos de Cady se ruborizaron; la vergüenza se mezclaba con la
ansiedad y la excitación de estar desnuda mientras que él seguía vestido.
—Eres preciosa, Cady, muñeca —le dijo Kix, mientras le pasaba las manos por
las piernas, remando hacia arriba hasta ponérselas sobre el trasero y atraerla hacia
él—. Estás hecha para amar. —Casi con reverencia, frotó la mejilla contra su vello
púbico antes de hundirle la nariz en el clítoris inflamado y los labios vaginales.
El corazón de Cady le dio un vuelco; nadie le había hech sentirse así.
Le pasó la lengua suavemente por el clítoris antes de metérsela por la raja. Cady
gimió en respuesta y él empujó la lengua más dentro, haciendo que le fallaran las
piernas.
Se aferró a sus hombros y su risa ronca hizo que la sangre se le concentrara en
el coño inflamado. Kix le chupó el clítoris con rapidez, antes de ponerse en pie y
volver a atraerla contra su cuerpo mientras le llenaba el cuello y la oreja de besos.
—Podría quedarme horas ahí abajo. —Le pasó los dedos por la espalda—.
Ahora, súbete a la cama, muñeca.
Cady se estremeció ante la orden, ante las imágenes que la asaltaron.
—¿No vas a desvestirte primero?
Kix metió la pierna, cubierta con el pantalón, entre los muslos de Cady,
incrementando la sensación de ésta de vulnerabilidad mientras le lamía la oreja,
metiéndola y sacándola del oído.
- 73 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
- 74 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
- 75 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
Capítulo 10
- 76 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
- 77 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
Kix selló sus labios con los de él, metiéndole la lengua en la boca al ritmo de sus
caderas, mientras con la polla le acariciaba y llenaba el estrecho canal.
Tal vez hubiera empezado despacio, pero los sonidos que hacía Cady, la forma
en que se aferraba a él y se entregaba para que la amara, convirtió sus suaves
empellones en la salvaje y primitiva necesidad de copular que hizo que la montara
fuerte y rápido, metiéndosela hasta el fondo hasta que chilló y cubrió la cabeza
sensible de su pene con una oleada de calor. Los labios de Kix abandonaron los de
ella y un sonido gutural arrancó de lo más hondo de su ser mientras ola tras ola de
ardiente satisfacción le recorría la columna y le tensaba las pelotas antes de
atravesarle la verga con una explosión que le dejó jadeando y temblando sobre ella.
Más tarde, se sentaron en el sillón para repasar la agenda de Danny.
Empezaron con la presente semana. Cady señaló la anotación sobre la manifestación
del domingo en Bay Downs.
—Esto sigue preocupándome, especialmente después de lo que vio Erin. —
Movió la mano hacia la manifestación contra las pieles que había inscrita el lunes—.
Lyric cree que la manifestación contra las carreras podía ser una tapadera para
vender coca, pero no tiene sentido. Por una razón, en el hipódromo tampoco es que
haya exceso de posibles compradores y, además, es un sitio demasiado al
descubierto, ¿y para qué iba a tener otras cuatro personas con él? —Pensó en la rubia,
que parecía bastante apasionada con la causa, y en las otras tres que parecían estar
tomándose un descanso—. Es como una fotografía que no encaja perfectamente. Si
miras a la foto sin detenerte, parece estar bien, pero cuando la examinas más de cerca
ves que hay partes desenfocadas. Un manifestante de verdad habría intentado
convencernos de que no cruzáramos las puertas, pero Danny ni siquiera tenía folletos
para entregarnos, mientras que en su casa sí que tenía cientos de panfletos contra las
pieles.
—Tienes razón, no encaja. Y que conste que no creo que fuera allí a vender
droga; demasiado trabajo y demasiada inversión de tiempo. —Kix señaló las iniciales
BAR que aparecían el domingo, miércoles, viernes y sábado—. ¿Te suena de algo?
Cady sacudió la cabeza.
—Tampoco hay ningún AV el lunes, aunque supongo que eso tiene sentido.
Erin dijo que por la forma en que Danny se comportaba, no creía que esperara que
Ángel Valdez se presentara en la manifestación.
Kix pasó las páginas hacia atrás.
—Bay Downs y BAR están también escritos en las páginas anteriores. Aquí hay
un AV el martes a las nueve de la noche.
—Eso es dos días antes de que los caballos de Adrienne dieran positivo en coca.
—Sí, muñequita. —Pasó otra página y una oleada de miedo recorrió a Cady al
ver las iniciales FLA. Se estremeció y Kix le pasó una mano por los hombros—.
¿Tienes frío?
Tocó las iniciales.
—El Frente de Liberación de los Animales, ¿has oído hablar de ellos?
—Claro.
- 78 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
—Lyric se las vio con ellos en un caso. —Cady pensó en la cicatriz que llevaba
su hermana en el costado. Un par de centímetros más arriba y la bala habría matado
a su hermana—. Kieran dice que prefiere enfrentarse al crimen organizado o meterse
en una pelea de bandas antes que vérselas con ellos… bueno, vérselas con la célula
con la que contactó Lyric. Me dan miedo.
Kix la abrazó.
—Me alegra oír eso, muñeca. Así no tendré que preocuparme porque vayas a
investigar eso; un poco de miedo puede hacer mucho por mantener a una persona a
salvo y sin problemas.
Cady volvió a estremecerse y luego recordó los panfletos que había visto en
casa de Danny.
—Si estaba en el FLA, dudo mucho que estuviera en una célula centrada en las
carreras de caballos. Parecía más interesado en los animales a los que matan por sus
pieles.
Kix asintió y siguieron pasando páginas hasta llegar al principio de la agenda,
encontrándose con el mismo modelo de iniciales una y otra vez, además de otras
anotaciones sobre manifestaciones, recordatorios de juicios y distintos cambios de
turno en el trabajo. Al principio de cada uno de ellos, aparecía la letra B.
—¿Te has dado cuenta de que cuando aparece la B no aparece AV? —preguntó
Kix.
—Sí. Es una pena que no tengamos más pistas; B podría ser cualquiera o
cualquier sitio.
Kix llegó a la segunda página del calendario antes de ver otras iniciales. Dos
días después de que Danny fuera a una cena en honor de los donantes, voluntarios y
personal que trabajaba para el refugio de animales, había anotado en su agenda: "10
p.m., BCC, San Francisco".
—Creo que será mejor que haga fotocopias de esto, por si acaso tenemos que
devolvérselo a la policía —dijo Cady mientras Kix cerraba la agenda.
Kix gruñó.
—"Por si acaso" no, muñeca, "cuando". ¿Tienes fotocopiadora aquí?
—En el despacho.
—¿Por qué no vas a sacar copias mientras yo hablo con Kieran?
Cady hizo una mueca; la idea de que Kieran y Kix trabajaran juntos no le
agradaba demasiado. Vale, Kieran era ahora mejor… más o menos… pero seguía
teniendo tendencia a pensar como los cavernícolas: el hombre se enfrenta al peligro;
la mujercita se queda en casa.
—Veo que habéis hecho buenas migas.
—Bueno, muñeca, cuando se trata de nuestras mujeres tenemos puntos de vista
muy parecidos.
—Eso es lo que me temía —dijo Cady, mientras se ponía en pie y se dirigía al
cuartito que había convertido en su despacho.
Kix se rió viendo cómo Cady se alejaba. Esa mujer le volvía loco. Puede que
Kieran hubiera conseguido una mujer preciosa y salvaje con Lyric, pero Kix no
- 79 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
- 80 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
Capítulo 11
Cady sintió lástima por Betty Anne Remmick; tenía el rostro rojo de haber
llorado.
Betty Anne se apartó de la puerta para dejarles pasar, sorbiendo por la nariz.
—Adelante.
Su casa era un desastre, pero no se debía al sufrimiento de Betty Anne. Había
cientos de panfletos esparcidos por todos lados y, allí donde no hubiera papeles o
ropa sucia, vieron platos amontonados con trozos de comida reseca.
Betty señaló un sillón sucio y desgastado y Cady se preguntó si sería muy raro
interrogarla sentada sobre Kix; luego recapacitó, pues el estar sentada sobre las
rodillas de Kix sólo le dejaría pensar en el sexo y ya se le estaba haciendo
suficientemente pesado pensar en otra cosa teniéndole cerca.
Se sentó al borde del sofá, ocupando el menor espacio de asiento posible
mientras observaba un calcetín de hombre y unos calzoncillos en la alfombra que
había bajo la mesita de café.
—Vuestra llamada fue como la respuesta a mis plegarias. Cuando me contaron
que Danny había muerto, fui a la comisaría. Al principio no querían contarme nada,
pero después empezaron a preguntarme si sabía que Danny traficaba con drogas. ¡Ni
de coña! ¡Él no era así! Después me dijeron lo de la sobredosis de cocaína… ¡eso es
mentira! Danny ni siquiera bebía sodas ni comía comida basura.
—A veces la gente puede engañarte —dijo Kix.
Betty Anne cogió un pañuelo y se sonó.
—Danny no. El y yo éramos así. —Levantó una mano con los dos primeros
dedos apretados—. Llevamos juntos desde principio de año.
—¿Cómo conociste a Danny? —preguntó Cady.
Betty Anne volvió a sorber la nariz y luego suspiró.
—Le conocí en una concentración. Él estaba más preocupado por los derechos
de los animales que por su bienestar, pero nos sentimos atraídos. —Miró a Cady a los
ojos—. Ya sabes cómo es; a veces ves a un tío y de pronto todo encaja. —Cady se
movió y acabó rozando a Kix. Le asintió a Betty Anne—. Bueno, pues así fue.
Después de la manifestación fuimos a su casa y… ya sabes. Fue tan bien como había
pensado; de ahí en adelante, empezamos a vernos cada vez que podíamos. Era
como… como… no sé cómo explicarlo… Completamente alucinante. Lo mejor.
—¿Por eso iba Danny a Bay Downs a manifestarse? —preguntó Cady—. ¿Por
ti?
Betty Anne empezó a juguetear con el panfleto que había sobre la mesita de
café.
- 81 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
- 82 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
- 83 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
ciudad.
—Betty Anne, puede que esto te asuste, así que prepárate —dijo Kix—. En estos
momentos los policías que investigan la muerte de Danny no tienen una copia
porque me parece que alguien estaba intentando jugársela a tu novio; mañana le
harán la autopsia, si resulta que Danny fue asesinado, van a empezar a buscar el
porqué y hay muchas probabilidades de que lleguen a la conclusión de que le
mataron por traficar. —Kix levantó la mano para que no protestara—. Digo que eso
es lo que van a decir los policías que investigan la muerte de Danny; no tiene por qué
ser necesariamente la respuesta que más me guste. Por eso necesito tu ayuda, para
llegar al fondo de este asunto. —Sacó la foto y la dejó sobre la mesa—. ¿Has visto
alguna vez estas cajitas por su casa o en el coche?
Betty Anne se echó a llorar y se cubrió la nariz con el pañuelo empapado.
Sacudió la cabeza.
—Nunca.
—¿Has escuchado alguna vez alguna conversación sobre lo que ocurría en el
hipódromo?
—No hablábamos tanto —dijo entre sollozos—. Quiero decir sobre el
hipódromo. Solíamos hablar de otras cosas, como por qué a la gente le gustaba llevar
abrigos de piel o por qué era tan difícil que la gente se preocupara de dónde venía lo
que se comían.
Kix sacó un bolígrafo del bolsillo y escribió B, BCC y AV en el sobre manila.
—¿Te suena alguna de estas iniciales? Lo más seguro es que sean personas.
Betty Anne frunció el ceño, concentrada, y movió los labios mientras leía en
silencio las iniciales; pero volvió a sacudir la cabeza.
—No.
—¿Qué me dices de los amigos de Danny? —preguntó Kix.
—Los únicos a los que conocí cuando iba con Danny eran otros manifestantes o
a los de su trabajo; a veces iba allí cuando estaba trabajando. Y fui al banquete que
dieron a principio de año, pero no solíamos quedar mucho con otra gente, para ir al
cine ni nada.
Kix recogió las fotos y las metió en el sobre, luego cogió uno de los panfletos y
garabateó su número de teléfono.
—Si se te ocurre algo, llámame, ¿de acuerdo?
—Vale.
- 84 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
—Todo a su debido tiempo, muñequita. Hoy hay carrera, así que puede que no
sea fácil cogerle sin nadie de por medio. —Kix le apretó la mano—. Te voy a decir lo
que creo, ¿por qué no vas a las tribunas, a ver si le sacas algo a Ernie la Comadreja? A
lo mejor consigues averiguar algo sobre el paradero de Tiny Johnson y Roberto
González, y sobre por qué Ernie te dijo algo de él al principio. Entretanto, iré a visitar
a otras cuantas personas, a ver si conseguimos que este puzzle empiece a cobrar algo
de sentido de una vez por todas. —Se llevó la mano a la boca y le dio un beso—. Y
después podemos encontrarnos en tu casa e intercambiar historias.
- 85 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
Capítulo 12
Red, Jimmy y Ernie estaban donde siempre. Dieron la bienvenida a Cady como
a un amigo al que hacía tiempo que no veían.
—Jovencita —dijo Ernie—. ¡Qué sorpresa y placer! Por desgracia, ya sólo queda
una carrera en el programa.
Red puso los ojos en blanco.
—Me alegro de verte, ¿sigues en racha?
Cady se echó a reír.
—Dame un segundo para que vea el programa.
Jimmy hundió la mano en la bolsa que tenía al lado y sacó un bollo, que mordió
haciendo ruido mientras miraba los participantes de la última carrera.
—¿Nunca vais a ver los caballos? —preguntó Cady. Había un recinto donde
- 86 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
cualquiera podía ir a ver los caballos a medida que los sacaban y ensillaban, antes de
salir a la pista de calentamiento.
—No —dijo Jimmy—. Eso sólo consigue confundirte. —Golpeó su Daily Racing
Form—. Todo lo que necesitas saber está aquí.
Cady miró a Red para que se lo confirmara, y éste asintió con gesto serio.
—Si los números no mienten, ¿cómo es posible que los tipos como vosotros, que
sabéis interpretarlos, no salen ricos de aquí cada vez que vienen?
Ernie suspiró con dramatismo.
—Ah, jovencita, acabas de dar en el clavo de lo que vuelve del revés a los
profesionales como nosotros. Los caprichos del destino… el poder de los dioses…
—Jesús, Ernie —le interrumpió Red—. El problema es que los números no
cuentan la historia entera.
Jimmy asintió.
—A veces un caballo tiene un mal día, o un jockey la fastidia.
—Y a veces simplemente sucede —dijo Cady.
Red miró su programa.
—Creo que voy a empezar a jugar al bingo de mi parroquia en lugar de a los
ponies.
—Sería demasiado poco para ti —dijo Cady—. A no ser que vayas buscando
una buena viuda; entonces sí que puedes pasártelo bien en el bingo de la parroquia.
—Cuenta conmigo —dijo Jimmy después de acabarse una barrita de
chocolate—. Mi suerte con las mujeres es aún peor que con los ponies.
Cady sonrió.
—Bueno, pues vuestra suerte acaba de cambiar. Sigo teniendo parte de mis
ganancias. Chicos, ¿qué os parece si os invito a cenar algo cuando termine la última
carrera? ¿Hay algún sitio por aquí cerca?
Jimmy se levantó cómo pudo de la silla para ir a hacer su apuesta.
—Sticklers tiene las mejores hamburguesas y patatas de por aquí.
Los ojos del jockey se agrandaron al darse cuenta, demasiado tarde, de que
debería haber comprobado por la mirilla quién era antes de abrir la puerta. Kix se
metió en el apartamento y cerró la puerta tras él.
—Sabes quién soy y qué vengo a buscar —le dijo; le sacaba unas cuantas
cabezas.
—No sé nada.
—Mentira. —Abrió el sobre manila y sacó la foto del intercambio de coca.
—Madre de Dios.
Una oleada de satisfacción recorrió a Kix; podía oler el miedo brotando de sus
poros.
—Tienes problemas más serios aparte de dopar los caballos de Adrienne. Tu
compi de foto está muerto —dijo Kix, observando cuidadosamente la reacción de
Valdez.
- 87 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
- 88 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
segundos una camarera se les unió. Cady pidió una crêpe con fruta y un batido de
chocolate. Los hombres sacudieron las cabezas y dijeron que tomarían lo de siempre.
—La comida como esa va a acabar contigo —dijo Jimmy cuando la camarera
desapareció—. El cuerpo necesita una cantidad determinada de grasa para que todo
funcione. Es el lubricante.
Cady se inclinó hacia delante con expresión sería.
—Probablemente no debería contaros esto —les susurró—. Por eso gané el otro
día.
—¿El qué? —preguntó Jimmy, acercándose tanto que sus narices casi se
tocaron.
—Purificar el cuerpo y alma, ése es el truco. Nada de comida basura, ni sodas;
vivir sano y comer sano. Si adoptáis ese estilo de vida, vuestra mente se abre al
cosmo y podréis mirar el programa de carreras y "saber" sin más quién va a ganar.
La expresión de Jimmy mientras se veía dejando todo a lo que le tenía tanto
apego fue tan cómica que Red resopló y le golpeó el muslo, y Ernie se rió tanto que
se le saltaron las lágrimas.
Jimmy gruñó disgustado y se recostó sobre su silla.
—Por unos segundos me lo he creído. Teniendo en cuenta la mala suerte de
estos últimos días, habría estado casi dispuesto a hacer régimen… ¿pero entonces
qué me quedaría?
Un hombre bajito y calvo trajo las bebidas y las puso sobre la mesa. Red se
volvió hacia él:
—¿Qué tal, Russell? Parece que esto está tranquilo.
—No es ninguna novedad; este sitio está muerto una noche sí y otra también.
Solía estar hasta arriba los días de carrera, tuve que contratar a más personal y todo,
¡entonces sí que hice dinero! Pero no ha vuelto a estar así desde hace un par de años.
—Aparte del negocio —dijo Ernie—, ¿tú qué tal?
Russell se detuvo y miró a su alrededor, después se sentó y se inclinó hacia
delante. En voz baja, les dijo:
—Estaba deseando que aparecierais por aquí, ¿habéis oído algo acerca de que
vayan a cerrar el hipódromo?
Ernie miró brevemente a Cady a los ojos antes de decir:
—¿Qué has oído, Russell?
—Sólo una vez. Hace un par de semanas Valdez y González vinieron a tomarse
unas copas. Aquella noche andaba escaso de personal, así que estuve atendiendo las
mesas yo mismo. Estaban más borrachos que nunca, y mucho más habladores que de
costumbre, así que les pregunté si tenían algún cotilleo interesante… ¿por qué no
tirar algo de dinero en las carreras antes de que este negocio me deje completamente
seco?
«González dijo: "Yo sé un cotilleo, Russell. Di adiós a las carreras; dentro de
poco, lo único que va a haber allí son apartamentos y chalets".
»Eso hizo que Valdez también hablara, por lo que saqué en claro, dos de cada
tres palabras eran una maldición. —Russell sacudió la cabeza con tristeza—.
- 89 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
Hablaban demasiado rápido en español como para que les entendiera, y cuando le
pregunté a González que a qué se había referido con lo de los apartamentos y chalets,
actuó como si hubiera estado bromeando.
»Después empecé a pensar en lo muerto que está el hipódromo últimamente y
en lo que pago yo de alquiler aquí; y la cantidad de dinero que deben de valer los
terrenos del hipódromo. Venga, hombre, es el único sitio por aquí para construir…
—Volvió a encogerse de hombros y miró a Ernie—. ¿Has oído algo de que vayan a
cerrar?
Antes de que Ernie pudiera responder, Red ahogó una patata frita en el
Ketchup.
—No los veo cerrando el hipódromo; ese sitio es una institución.
Russell sacudió la cabeza.
—Los tiempos cambian. Allá donde mires están tirando lugares para construir
viviendas unifamiliares y pisos. Tengo que decírtelo, y odio hacerlo, pero la razón
por la que me interesa tanto el rumor es porque me gustaría que fuera cierto. En los
viejos tiempos el hipódromo era beneficioso para los negocios; pero ahora no viene
nadie. Tengo unos cuantos asiduos del hipódromo que siguen viniendo, pero ya está.
Un montón de apartamentos y casas serían buenas para el negocio, la gente
empezaría a ver este sitio como su bar de siempre. A lo mejor incluso podría
permitirme contratar a más personal y tomarme unas vacaciones un par de veces al
año.
—Sigo sin verlo —dijo Jimmy—. Aparte de una institución, los Johnsons
tendrían que ponerse de acuerdo, y eso sí que sería complicado. Venga, ni siquiera se
hablan desde hace tiempo.
Russell hundió los hombros.
—Sí, eso es cierto.
La camarera llegó con la cuenta. Cady sacó el dinero y dejó buena propina, lo
que le valió una sonrisa agradecida.
Mientras volvían hacia el aparcamiento del hipódromo, Cady se puso junto a
Ernie.
—No has contestado a la pregunta de Russell.
Ernie sonrió en dirección a Cady.
—He escuchado cosas, cosas que me hacen pensar que Roberto es el hombre
con quien quieres hablar.
—El problema es que Roberto González anda desaparecido estos días.
—Para el sheriff de Texas que viene de visita sí, pero no para una fotógrafa que
además es nieta de Bulldog Montgomery.
- 90 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
Capítulo 13
Kix seguía pensando en la reunión con Valdez cuando aparcó frente a la casa de
Cady. Mierda, si no estuviera seguro, habría jurado que lo que le revolvía el
estómago era la culpabilidad, y no que la hamburguesa que se había tomado le
hubiera sentado mal. Pero, qué demonios, ¿desde cuándo un sheriff compartía toda
la información que tenía con un civil? Aunque la civil en cuestión sea una
investigadora privada bastante buena y una mujer de armas tomar.
Reforzó su decisión. Empieza como pretendas seguir. ¿No había sido siempre
ese su lema?
Ni siquiera le había contado a Adrienne la conversación que había mantenido
con Valdez cuando paró en su casa a pedirle que guardara el sobre con la confesión
en la caja fuerte de su despacho, ¡y si alguien merecía saberlo era Addy! Pero ahora
mismo aún tenía demasiadas cosas de las que ocuparse.
La confesión y la foto de Valdez y Meyers, junto con el informe de la policía
acerca de la droga, probablemente bastaran para que Addy recuperara su licencia.
Pero necesitaba un día para perseguir a Tiny Johnson y tal vez hacerle sudar lo que
supiera… pues basándose en todo lo que había descubierto de aquel hombre, el
cerebro de Tiny no era mucho más grande que su nombre. Y estaba completamente
seguro de que Tiny era incapaz de urdir un plan complicado o reunir el dinero
necesario para financiarlo.
Suspirando, Kix cogió la bolsa del asiento del copiloto y bajó de la furgoneta.
Hiciera lo que hiciera, estaba jodido. Si le contaba a Cady lo que había hecho, tendría
que preocuparse porque se destapase la liebre y le hicieran daño; pero si no se lo
contaba inmediatamente, tenía todas las probabilidades de que le echara a los perros.
Hundió los hombros y se dirigió hacia la puerta principal. De acuerdo, no era
como el resto de mujeres, pero por experiencia sabía que todas acababan cediendo
con mucho amor. Y, mientras tanto, no había mejor defensa que un buen ataque.
La polla le dio un brinco al pensar en lo que estaba planeando. No había mejor
tiempo que el presente para experimentar, aunque Dios sabía que iba a pagarlo
después caro con sus hermanos, jugando al póquer. Rió y sacudió la cabeza. ¿A
dónde iban a llegar si tenía que guiarse por lo que le había contado su hermano
pequeño acerca de los tapones anales? Qué cojones, se había metido en aquella
tiendecita especializada y se había encontrado con más opciones que un ganadero en
una subasta.
Normalmente se enardecía de estar más que dispuesto a hacer preguntas duras
a extraños, pero en la tienda esa había tenido que controlarse… y eso que el hombre
que la regentaba había estado más que dispuesto a ayudar. Por la forma en que el
- 91 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
tipo ese movía las pestañas y le miraba, Kix estaba convencido de que había tenido
más de una experiencia metiéndose cosas por el culo.
¡Kix no había querido entrar allí! No le importaba lo más mínimo lo que el tipo
ese hacía en su habitación ni con quién lo hacía, siempre y cuando no estuvieran
infringiendo ninguna ley. Pero no había querido escuchar ningún comentario
personal acerca de las virtudes de un aparatito u otro, pero como no tenía tiempo de
ir en busca de otra tienda donde, además, se encontraría con la misma variedad de
productos, había llamado a Walker.
Kix sacudió la cabeza. Oh, sí, esas cartas acabarían encima de la mesa. Era
imposible que Walter se lo callara; y la próxima partida de póquer que jugaran, Kix
estaba seguro de que acabaría arrepentido.
El corazón de Cady pegó un brinco al ver a Kix. Uff, la forma que tenía de
andar y su sonrisa le volvían del revés.
Ranger levantó la cabeza y se dirigió hacia la ventana, junto a ella. Le frotó las
orejas antes de ir a abrir la puerta. La mezcla del brillo de los ojos de Kix y su sonrisa
letal hizo que tuviera que apretar las piernas.
—He comprado una cosita, muñeca. ¿Por qué no vamos directos al dormitorio?
Cady miró la bolsa que llevaba en la mano y se le encendieron las mejillas.
¿Estaba diciendo lo que creía?
La sonrisa ronca de Kix hizo que le mirara a la cara. Se estremeció al ver lo que
había en ella. Parte de él bromeaba, viendo si de verdad consentiría en llevar a cabo
su fantasía; la otra se moría de curiosidad y deseo, y era mortalmente seria en cuanto
a sus intenciones.
Se lamió los labios nerviosa y Kix la abrazó.
—Confía en mí, muñeca.
—Lo hago —le susurró, permitiendo que la guiara hasta el dormitorio.
Kix se detuvo para sacar algo del bolsillo y dárselo a Ranger.
—Toma, compañero. —Al ver la expresión de Cady, dijo—: Chuches de perro.
—Luego la arrastró hasta la habitación y cerró la puerta.
Kix lanzó la bolsa a la cama y volvió a abrazar a Cady.
—Cuando no quieras hacer algo, no tienes más que decirlo —le susurró contra
la boca, antes de cubrirle los labios con los suyos, empujando, jugando y retorciendo
su lengua contra la de Cady hasta que el coño de ésta empezó a palpitar y frotó las
caderas contra su gruesa e incipiente erección.
La necesidad de respirar llegó después de la necesidad de sentir el contacto de
su piel contra la de ella. Casi desesperadamente, los dedos de Cady lucharon por
soltar los botones de la camisa; cuando lo hicieron, dibujó los músculos de su torso
con la mano para dirigirse después hacia las puntas duras de sus pezones.
Kix gimió, le agarró el trasero con las manos y le apretó la pelvis con más fuerza
contra la de él. Dios, qué difícil era pensar en nada que no fuera ponerse sobre ella y
meterle la polla hasta el fondo.
- 92 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
- 93 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
- 94 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
Capítulo 14
Cady salió del cuarto de baño, fresca después de la ducha, justo cuando Kix
volvía a guardarse el móvil en el bolsillo; por la expresión tensa de su rostro, supo
que las noticias no eran buenas.
—¿Qué ha pasado?
—Han encontrado coca en el casillero de Terry, en el hipódromo.
Se colocó frente a él para verle, examinando mentalmente las diferentes
posibilidades.
—¿Y qué dice Terry?
—Jura que jamás ha tocado esa mierda y que no tiene ni idea de cómo ha
llegado hasta ahí.
—¿La crees?
—Sí; creo que casi siempre está rabiosa como un perro salvaje, pero no es tan
tonta como para tomar cocaína y perder la oportunidad de montar. Venga, creo que
eso es lo único bueno que puedo decir de ella: tiene un sueño y está persiguiéndolo,
sin contar con su personalidad.
—¿Van a hacerle alguna prueba de toxicología?
—La han mandado a un laboratorio para hacerle una prueba de sangre. Pero
desde esta mañana está suspendida; no puede poner un pie allí siquiera.
—Esto no parece favorecer a Adrienne. —Cady sacudió la cabeza—. ¿Por qué
ahora? ¿Por qué no dejaron la droga en el casillero de Terry el mismo día que los
caballos de Adrienne dieron positivo?
El rostro de Kix se endureció, pero tenía un ligero brillo de culpabilidad en los
ojos, y pese a todo lo que había pasado entre ellos, Cady de pronto tuvo la espantosa
sensación de que volvía a estar ocultándole algo importante.
—Tengo que irme —dijo.
—¿Vas a casa de Adrienne?
Los ojos le brillaron ligeramente antes de asentir; fue algo tan ligero que, si
Cady no hubiera aprendido del mejor, de Bulldog, no se habría dado cuenta de ello.
La calidez que embriagaba su corazón se evaporó. Al parecer, para él la
confianza sólo iba en una dirección.
—Me gustaría ir contigo.
El silencio se alargó un momento eterno y tenso antes de que dijera:
—¿Por qué no nos reunimos en casa de Adrienne en una hora? Tienes que
encargarte de Ranger y yo quiero pasarme primero por el hipódromo y hablar con
algunos tipos sobre esto. Addy me ha dicho que las autoridades el hipódromo tienen
la potestad de buscar drogas ilegales, pero a no ser que alguien sea peligroso o esté
- 95 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
El primer instinto de Cady fue llamar a Kix. Llegó incluso a coger el teléfono
antes de recordar la vacilación y el destello que había visto en sus ojos.
En lugar de ello, cogió el periódico y a Ranger y se fue a casa de Adrienne.
Kix ya estaba allí, enzarzado en una pelea con Terry McKay. Pararon cuando
Adrienne llevó a Cady al despacho.
—Supongo que ya os habréis enterado de la noticia —dijo Cady, tomando
asiento y poniendo el periódico doblado en su regazo.
Adrienne levantó las cejas:
—¿Qué noticia?
La sensación de montaña rusa volvió con fuerza y Cady supo que Kix no había
pasado por el hipódromo.
—Han encontrado a Valdez en la bahía. Ahora mismo las autoridades hablan
de que podía ir puesto hasta las cejas de coca cuando saltó del puente.
Cady le tendió el periódico a Adrienne, pero Terry gritó algo sin sentido y lo
agarró. En cuestión de segundos, Terry había hundido la cara en las manos y
sollozaba sin consuelo.
Adrienne se sentó en el sofá junto a su prima y le pasó una mano por la
- 96 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
- 97 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
- 98 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
- 99 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
Capítulo 15
- 100 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
- 101 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
Por mucho que lo intentara, Kix era incapaz de sacarse a Cady de la cabeza.
Mierda, se sentía peor que un perro a quien castigan por haber hecho algo mal y lo
sacan a la calle.
Tenía el estómago revuelto y la conciencia despellejándole vivo; joder, lo único
- 102 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
que quería era asegurarse de que estuviera a salvo. Pero, al final, se le había dado la
vuelta y le había mordido el culo.
La había jodido, era lo suficientemente hombre para reconocerlo; para pedirle
perdón, si le hubiera dado la oportunidad de hacerlo.
Pero aquello no eran más que posibilidades.
Se sentía como si alguien le estuviera estrujando el corazón; su mente era una
película rayada en el momento en que Cady le miraba con labios temblorosos y los
ojos llenos de lágrimas, el cuerpo rígido y aferrado a su orgullo mientras su
confianza en él se resquebrajaba como una pieza de cristal.
Kix se pasó una mano por el pecho. Ese no era el tipo de problemas del que
podía salir con un ramo de rosas y palabras bonitas; ni con amor. La mano que le
apretaba el corazón cerró un poco más el puño cuando le saltó el contestador y colgó.
Joder, ahora no tenía ni idea de qué hacía ni de dónde estaba, no tenía forma de
mantenerla a salvo.
Se sintió condenadamente impotente, y no le gustaba.
Kix apretó los dientes y se obligó a volver al caso. Ya iba siendo hora de acabar
con aquello de una vez por todas; cuanto antes lo hiciera, antes podría volver a
centrar toda la atención en la cosa más importante de su vida: su relación con Cady.
Y que fuera lo que Dios quisiera, pero si tenía que secuestrarla y mantenerla
prisionera en A Kicking hasta que le perdonara y le dejara volver a su vida, ¡pues
que así fuera!
- 103 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
después se haría un muro con su dolor y lo utilizaría con el siguiente hombre que
intentara acercase a ella.
Mierda, lo que de verdad le jodía era que Kix y Cady hacían muy buena pareja.
Maldita sea, Lyric habría apostado todo su dinero por ellos.
Lyric volvió a concentrarse en el magnífico pastor alemán que se había colocado
al lado de la puerta como si esperara a que Cady volviera. Bueno, al menos Cady
tenía a Ranger; los perros eran fantásticos para llorar con ellos y que le escucharan a
uno sin vergüenzas y sin riesgo de que fueran contando después tus secretos. Sí, los
perros podían ser auténticos salvavidas. Marcó el número de su contacto en el
refugio de animales; era hora de descubrir algo más acerca del nuevo compañero de
Cady.
Un par de minutos después, tenía lo que estaba buscando: un nombre, Jackson
Ford, y un número de teléfono. Llamó inmediatamente.
Al tercer tono, la voz de un hombre respondió:
«Jackson.»
—Le llamo por Ranger.
«¿Qué pasa con ese puñetero perro?»
—Un amigo lo ha visto en el refugio de animales y está pensando en adoptarlo.
«Ese jodido perro es un arma letal. La mierda del refugio no debería exponerlo
para adoptar; le habría metido un tiro en el jardín trasero si no estuviera seguro de
que los vecinos me habrían denunciado después; menuda panda de gilipollas.
Cuando firmé los papeles la chica del refugio dijo que lo sacrificarían.»
—¿Por que quiere que lo sacrifiquen?
«Porque el jodido se me echó encima. Ese hijo de puta me habría matado si
hubiera tenido dos dedos de frente. Por suerte tenía un móvil de dos por cuatro y el
idiota de él mordió el teléfono en lugar de mi mano.»
—¿De dónde sacó a Ranger?
«El gilipollas de mi hijo se lo trajo a casa. Le dije que no trajera al chucho ese;
tengo un par de Rottweilers y me costaba Dios y ayuda mantenerlos separados. Lo
último que quiero es que se me echen encima por molestar a los vecinos o por que los
perros se peleen.»
—¿Así que el perro es de su hijo?
«Ya no. El jodido idiota está en Elmwood. Le dije que ese jodido perro no
estaría aquí cuando saliera; al muy idiota le han cogido por robar y falsificar cheques.
No tiene cerebro, ni los cojones para hacer esas cosas de marica.»
—¿Cuánto tiempo tuvo su hijo a Ranger?
«El muy imbécil lo compró justo después de salir del trullo la última vez.»
—¿Cuándo?
Ford no hizo ningún esfuerzo por tapar el auricular mientras gritaba:
«¿Cuándo fue la última vez que salió, Junio?»
«Enero», gritó la voz de una mujer.
«El muy imbécil no llevaba fuera ni un año.»
—¿Tiene alguna idea de dónde sacó su hijo el perro?
- 104 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
«De unos amigos en San Diego. Mierda estúpida, nadie te da nunca nada gratis;
ese perro es una jodida arma letal.»
—¿Sabe quiénes eran esos amigos?
«No. Tengo mis propios problemas, no necesito más. No trae a sus amigos a
casa.»
Jackson Ford colgó, pero aquella conversación no había hecho más que
incrementar la curiosidad de Lyric. Elmwood. Nunca había visitado una prisión…
Claro que sería mejor que se lo consultara a Kieran antes. No es que necesitara su
permiso, pero era policía, y le importaba bastante su reputación.
El corazón de Kix se aceleró al oír el teléfono, pero se contuvo al ver que era
Kieran. Mierda, contra toda lógica, había esperado que se tratara de Cady.
«Estás viviendo al límite», le dijo Kieran nada más descolgar el teléfono. «Y
como favor personal, te agradecería que echaras a correr si ves a Lyric yendo hacia ti.
No quiero que arresten a mi mujer por asaltarte.»
Kix rió sin ganas.
—Veo que las noticias vuelan.
«Y la lealtad familiar es espantosa. ¿Supongo que no le contaste nada a Cady
acerca de la confesión de Valdez porque estabas tratando de protegerla?»
—Algo así.
«No es que no esté de acuerdo con tu forma de pensar, pero los Montgomery y
los Maguire no se toman ese tipo de cosas muy bien.»
—¿Tienes alguna idea de dónde está Cady?
Kieran resopló.
«No es que esté en la lista de hombres de confianza de las hermanas
Montgomery en estos momentos. Por alguna razón, hasta mi mujer parece creer que
los hombres de la ley nos mantenemos unidos. No ha querido contarme nada y,
cuando intenté persuadirla, el perro de Cady se me echó encima como un perro
policía. Te aseguro que el ver todos esos dientes me quitaron la erección de golpe.»
—Lo tendré en cuenta —dijo Kix, feliz de que le hubiera avisado y de saber, al
menos, que Cady tenía cierta protección—. ¿Sabes algo del forense?
«Sí, el caso de Meyers ha pasado a homicidios. El forense encontró
tranquilizantes en su cuerpo; creen que estaba ya muerto cuando le chutaron la
coca.»
—¿Y qué me dices de sus llamadas?
«Nada. Al parecer utilizaba el teléfono para llamar a su novia y al trabajo. Eso
cuadra si pertenece al FLA; probablemente use cabinas telefónicas y móviles de usar
y tirar para las llamadas importantes.»
—Mierda. ¿Tienes contactos en el departamento de policía de San Francisco?
«Esto que te digo es extraoficial, igual que me lo han contado a mí. La única
persona a la que llamó Valdez anoche fue a Luke Johnson. Al parecer fue tarde,
después de tu visita. Puede que te interese llamar al detective Giancotti, dicen que él
- 105 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
- 106 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
Capítulo 16
- 107 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
casa de sus abuelos, pero por lo general era la abuela quien las invitaba.
—¿Qué sucede?
Erin se movió incómoda.
—He rechazado un caso hoy.
Cady se sorprendió tanto que se paró en seco y casi se cae hacia delante.
—¿Bulldog te ha pedido que te encargaras de un caso y lo has rechazado?
—Sí.
Cady tomó a su hermana del brazo.
—Vale, me has escuchado llorar y hablar de Kix, ahora me toca a mí, ¿Qué ha
pasado?
—Dasan Nahtailsh.
—¿El caza recompensas?
Erin asintió.
—Se ha reunido con Bulldog esta mañana. Quiere que Pistas del Delito se
encargue de investigar trampas en un casino indio.
Cady frunció el ceño; lo que decía Erin no tenía ningún sentido.
—Ya has trabajado antes en casos de casinos.
—Pero no así. Dasan le dijo a Bulldog que la mejor forma de hacerlo era ir
encubierta, haciéndose pasar por su mujer.
—Vale, eso deja fuera a Braden, Shane y Cole. Y no veo a Kieran aceptando que
Lyric simule ser la mujer de otro, aunque Dasan y él se conozcan. Así que eso nos
deja a ti y a mí, y sigo sin estar demasiado segura de por qué lo has rechazado.
Erin hizo una mueca.
—Me atrae.
—Erin, deberías estar muerta o ser extremadamente lesbiana para que no te
atraiga; ese tipo es una fantasía andante. En la boda de Lyric la abuela Maguire
prácticamente tuvo que apartar a las mujeres de Dasan con su bastón para poder
acercarse a hablar con él.
Al ver que Erin se quedaba callada, Cady estudió a su hermana con más
intensidad y sintió las primeras huellas de sorprendente incredulidad.
—Té preocupa que tengas que dormir con él. —No es que Cady no
comprendiera la tentación, pero Dasan era un caza recompensas y Erin siempre
había sido tajante en cuanto a que nunca se liaría con ningún hombre cuyo trabajo
pudiera ponerla en peligro. Aunque la verdad era que Erin casi nunca se liaba con
nadie.
Los chicos la habían atacado aun antes de que tuviera pecho, pero en lugar de
convertirla en una vanidosa, la habían vuelto aún más conservadora. Y pese a que
Erin jamás lo admitiría en voz alta, Cady siempre había pensado que su hermana
deseaba en secreto un hombre que la dominara y que se ocupara de ella.
Desan podría ser aquel hombre.
Cady no había pasado demasiado tiempo con él, pero le recordaba a las novelas
románticas en las que los indígenas americanos secuestraban a sus mujeres y las
dominaban a conciencia.
- 108 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
La casa de Nathaniel Bradshaw estaba hecha para entretener a sus clientes. Era
lujosa, llena de detalles, estaba limpísima y, al igual que la casa de Adrienne McKay,
podría haber aparecido entre las páginas del Architectural Digest.
La mujer trofeo número cuatro guió a Cady hasta el despacho de Nate donde
estaba Wally el loro sentado en su árbol artificial y atacando con vehemencia un
juguete con forma de humano mientras su dueño y gurú de las inversiones se
inclinaba sobre una mesita, con las gafas colgando precariamente de la nariz para
estudiar los periódicos que tenía en frente.
Nate levantó la vista cuando Cady entró.
—He estado estudiando los números; no tienen nada de espectacular. ¿Te
gustan esas acciones por alguna razón en especial? Sé de unos cuantos que están
ahora mismo ardiendo.
Cady sacudió la cabeza.
—Tiene que ver con un caso en el que estoy trabajando. No es exactamente
confidencial, pero sí muy delicado.
Nate se enderezó y Cady vio un brillo especulativo en sus ojos.
- 109 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
—La discreción y yo somos muy buenos amigos. ¿Tiene esto algo que ver con el
jockey que encontraron muerto en la bahía?
—Puede.
—Bien, ¿qué buscas?
—Si el dinero podría explicar algunas de las cosas que han estado pasando
últimamente en el hipódromo. En particular, trato de descubrir si es cierto el rumor
del posible cierre de Bay Downs para construir casas y chalets en su lugar. Pero estoy
abierta a cualquier sugerencia. Usted es el experto en este tipo de cosas, así que si
algo le sorprende…
Nate ya se había puesto a ojear los papeles que tenía sobre la mesa, mientras los
dedos de la mano derecha volaban por las teclas de la calculadora. Exclamó
quedamente algo antes de pasar al ordenador y trabajar ahí. La siguiente vez que
miró, los ojos le brillaban de emoción.
—Si el rumor es cierto, este activo está valorado muy por debajo de su valor.
Podría valer hasta cuatro veces más de lo que vale ahora.
—¿Cómo lo sabe?
Señaló una de las hojas que tenía sobre la mesa.
—El activo principal de Bay Downs es la zona de las tribunas; en otras palabras,
el edificio. La tierra se vende a precio de coste, pero el coste no refleja el valor real del
mercado. Esas tierras valdrían una fortuna para cualquier promotor, especialmente
para alguien que quisiera construir residencias en él.
Cady intentó traducir lo que le estaba diciendo para que cuadrara con su caso.
Si estaba entendiendo bien a Nate, el activo de Bay Downs era el perfecto candidato
para que alguien apostara por él… pero sólo si se cerraba el hipódromo.
Dejó de pensar un momento. Adrienne le contó que el año anterior había
ganado cinco millones entre las ganancias de las carreras y las apuestas por sus
propios caballos. Además, todo el mundo sabía que Adrienne venía de una familia
adinerada; entre ella y su familia, podrían comprar las acciones necesarias para que
el hipódromo no se cerrara, e incluso incrementar el coste del activo para que no
estuviera infravalorado.
Motivos suficientes para que drogaran los caballos de Adrienne y le retiraran la
licencia… ¿Pero era motivo suficiente para matar a Meyers y Valdez o prender fuego
a tres cuadras y arruinar a entrenadores menos conocidos?
Cady suspiró, frustrada. Si pudiera hablar con Roberto González… A lo mejor
tenia la última pieza del rompecabezas, la que aclaraba todo. Ernie le había dicho que
González quería hablar con ella… bien, pues necesitaba que hablara, ahora.
—¿Le choca algo más? —le preguntó a Nate.
—Este último año ha incrementado el número de acciones que ha cambiado de
mano; no es suficiente para convertirlo en el blanco perfecto de una correduría, pero
decididamente basta para que me interese, ahora que me lo has enseñado.
Cady le dio las gracias a Nate y se encaminó al hipódromo para rebuscar
alguna otra respuesta, y para estar cerca por si González decidía hablar.
- 110 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
Capítulo 17
- 111 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
Cady casi se tropieza con Luke Jonhson y otro hombre cuando salió de la
oficina de Jamie.
—Lo siento —dijo, reconociendo a Luke de la búsqueda que había hecho de la
familia Jonhson. El hombre que le acompañaba también le era familiar—. Usted es
Luke Johnson, ¿verdad? —Vio que Luke la reconocía, pero asintió y dijo:
—¿Y usted es?
Su primer instinto había sido preguntarle por el rumor, pero el ver que
simulaba no conocerla la puso sobre aviso.
—Cady Montgomery.
—Ah, la nieta de Bulldog Montgomery. —Juntó las cejas—. ¿Qué le trae por
aquí? Tengo entendido que han revocado la suspensión de Adrienne.
—Yo también —dijo Cady, esquivando la pregunta y evitando confirmarle que
había estado investigando para Adrienne. Comprobó la hora y mintió—: Tengo que
ir a una sesión de fotos. Un placer conocerle.
Quería quedarse un poco más por allí, paseando y manteniéndose cerca por si
Roberto González aparecía, pero tras el encuentro con Luke Johnson desechó la idea
y decidió volver a Pistas del Delito para ver si investigaba un poco sobre Barwig, el
propietario de Expansión.
Pero cuando llegó a la camioneta se encontró con un papel doblado en el
limpiaparabrisas: Roberto González estaba por fin dispuesto a hablar con ella. La
estaba esperando en Sticklers.
Se subió a la camioneta y condujo hasta allí, con el corazón en un puño al ver
los mensajes que Kix le había dejado en el contestador. Llegaría al fondo de aquel
caso, pero no iba a engañarse; deseaba que Kix estuviera allí, con ella, no para que la
protegiera, sino por estar con él, compartiendo aquello con él y haciendo brillar más
los colores de su vida.
Cady respiró hondo y apartó a Kix de su cabeza mientras borraba sus mensajes.
Para que eso funcionara ambos tenían que compartir información, igual que ambos
tenían que confiar el uno en el otro.
Salió de la camioneta y se metió en Sticklers. Russell no estaba allí, pero la
camarera que había estado trabajando la noche en que Cady invitó a Red, Ernie y
Jimmy a cenar sí; sonrió a Cady.
—Siéntate donde quieras. Aparte del tipo que hay al fondo, no tengo más
clientes.
—He quedado con alguien. —Cady miró al fondo, al hombre hispano que había
allí sentado—. ¿Sabes quién es?
La camarera levantó las cejas sorprendida.
—Claro, es Roberto. Entrena en el hipódromo.
Cady asintió aliviada.
—Gracias.
Roberto se puso en pie y le tendió la mano cuando Cady se le acercó, y puesto
- 112 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
que estaba comiendo Cady también pidió algo. El silencio se apoderó de la mesa en
cuanto la camarera desapareció. Cady estaba deseando hacerle mil preguntas, y sabía
que se estaba arriesgando por no planteárselas todas de golpe antes de que se
arrepintiera, pero su instinto le decía que dejara que Roberto empezara la
conversación, que fuera a su ritmo, que lo hiciera a su manera. No empezó hasta que
la camarera volvió con la comida de Cady.
—Ángel no se suicidó —dijo Roberto sin acento en la voz pese a ser hispano—.
Era católico y su familia dependía de él en México.
—Entonces, ¿quién crees que le mató?
Roberto miró a su alrededor y, pese a que nadie más había entrado después de
Cady, bajó la voz:
—Luke.
Cady se sintió incómoda al recordar su tropiezo con Luke Johnson y su
pregunta silenciosa de qué hacía por las cuadras.
—¿Por qué Luke?
—Le dijo a Ángel que drogara los caballos de Adrienne.
A Cady le embargó la emoción.
—¿Te lo dijo él?
—Sí.
—¿Erais amigos?
El rostro de Roberto se congestionó; pasó un minuto largo antes de que dijera:
—Sí.
Al ver que no decía nada más, Cady volvió a la carga:
—¿Sabías que Ángel se drogaba?
Otro movimiento de cabeza.
—Sufrió una caída y se ponía nervioso.
—¿Sabías que se la compraba a uno de los manifestantes?
—No, nunca le pregunté de dónde la sacaba.
—¿Por qué me has dejado una nota en la camioneta?
—¿Sabes que trabajo para Tiny?
—Sí. ¿Tiene algo que ver con lo que está pasando en el hipódromo?
—No forma parte de ello, pero sabe algo al respecto. —Roberto se acomodó en
el banco de vinilo sobre el que estaba y Cady comprendió que acababa de ganar la
batalla que estuviera teniendo lugar en su fuero interno—. No tengo tarjeta de
residencia —dijo, e hizo la conexión con él.
—Así que no puedes acudir a la policía para contar lo de Valdez ni nada porque
temes que te deporten.
—Sí.
—No puedo prometerte nada, salvo que intentaré ocultar tu nombre y que le
preguntaré a Bulldog si conoce a alguien que pueda ayudarte con tu inmigración.
Roberto vaciló un segundo antes de decir:
—Por lo general, Tiny no tiene muy buenos caballos ni buenos propietarios. El
año pasado estaba pelado de dinero: el tipo del heno quería que le pagaran en
- 113 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
metálico al hacer la entrega, los herradores no querían herrar sus caballos a no ser
que se les pagara por adelantado y un par de veces compré comida para los mozos
porque Tiny no tenía suficiente para pagarles. Pero hace un par de meses antes de
que empezara el año, de pronto parecía tener un montón de dinero. Le dijo a todo el
mundo que lo había ganado en Las Vegas, y que no era más que el principio de una
buena racha. —Roberto se encogió de hombros—. A mí no me importaba de dónde
viniera con tal de que yo pudiera seguir entrenando a los caballos. Pero una noche
me pasé por las cuadras para ver a los caballos y me encontré a Tiny en la oficina con
un fajo de dinero. No bebe tanto como Jamie, pero aquella noche estaba borracho y
hablador, y se reía por lo estúpido que era Luke, por cómo un imbécil era el único
que ponía por escrito sus actividades ilegales en un plan de negocios.
—Así que crees que Tiny estaba chantajeando a Luke.
Roberto asintió y miró a Cady con angustia y casi suplicándole:
—No sabía a qué se refería Tiny con lo de las actividades ilegales. Cerré los ojos
y no le di más vueltas; sentaba tan bien no tener que preocuparse por el dinero… Lo
único que quería era ganar la experiencia suficiente para poder llegar a entrenar por
mi cuenta. No comprendí qué estaba sucediendo hasta que Ángel se desplomó y me
contó lo de que había drogado a los caballos de Adrienne y a un par más aparte.
Luke sabía lo de la coca, y sabía que Ángel necesitaba dinero para su familia de
México. —Roberto respiró hondo—. También sabía que los papeles de Ángel eran
falsos, que estaba utilizando el número de la seguridad social de su primo para
poder quedarse en los Estados Unidos y montar. Ángel no tenía elección; debía hacer
lo que Luke le pidiera.
—¿Sabes dónde está Tiny?
Roberto vaciló un minuto antes de escribir la dirección en una servilleta de
papel.
—Está en casa de su novia. La chica se ocupa de los caballos que guardan ahí
provisionalmente.
- 114 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
Capítulo 18
Cady se pasó por Pistas del Delito para recoger a Ranger, y el corazón se le
ensanchó de placer al ver que la estaba esperando junto a la puerta, con los ojos
brillantes de devoción y su pequeño movimiento de rabo que le decía lo contento que
estaba de verla.
—Aparte de sacar el perro policía que lleva dentro cuando Kieran apareció por
aquí, Ranger se ha pasado la tarde casi entera junto a la puerta, esperando a que
volvieras —dijo Lyric mientras Cady acariciaba las orejas de su perro.
—¿Cómo que "sacar el perro policía que lleva dentro"?
Lyric se rió.
—Bueno, Kieran vino a buscar la agenda. Puesto que es hombre, y policía,
cometió el error de tratar de defender a determinado sheriff de Texas. Las cosas…
mmm… se caldearon un poco… y Ranger acabó enseñándole los dientes a Kieran.
Cady se sintió alarmada, aunque Lyric no parecía demasiado preocupada.
—¿Cómo? ¿Ranger ha atacado a Kieran?
—No. —Lyric miró al perro—. No. Se comportó como un perro policía: ladraba
y gruñía, manteniendo a Kieran a raya. Le di unas cuantas órdenes y el perro
respondió a la perfección, creo que ha recibido algo de entrenamiento. Si quieres
podemos llevarle a Protección Plus Caninos y pedirle a Deuce McConachie que lo
mire.
—Claro.
—Pero prepárate, Deuce es un tío de infarto. —Lyric subió y bajó las cejas
varias veces—. Puede que después de conocerle quieras apuntarte a clases de
Schutzund con Ranger.
Cady se tensó y, pese a que sabía que su hermana sólo bromeaba, dijo:
—Creo que voy a tomarme un respiro de hombres.
Lyric sacudió la cabeza, pero por suerte se abstuvo de decir nada.
—¿Alguna novedad en el caso?
Cady asintió y le contó la visita a Nate, y de lo que se había enterado hablando
con Jaime Johnson y Roberto González.
Lyric frunció el ceño.
—Barwig. Ese nombre me suena… Un segundo. —Abrió una carpeta donde
estaban los papeles de adopción de Ranger y un montón de papeles más que Cady le
había llevado para que se leyera. Unos segundos después, Lyric sacó algo que
parecía un periódico—. Aquí está. Hay un anuncio sobre el banquete en honor a los
voluntarios, donantes y personal que organiza cada año el refugio de animales. Una
de esas personas era Helen Barwig. Según esto, fue esencial para recaudar fondos
- 115 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
para construir una zona para "familiarizarse", que la gente pudiera visitar con sus
mascotas en potencia antes de adoptarlas.
Cady sentía el latido de su corazón en los oídos. La agenda de Danny decía algo
acerca de ir a la fiesta; fue a su mesa.
—¿Menciona a su marido?
—Sí, se llama Andrew. —Lyric encendió el ordenador y escribió su nombre. En
menos de medio minuto su relación con Danny se hizo evidente.
—Andrew Barwig, propietario de Barwig Construction Company —dijo Cady—.
BCC.
Lyric ya había alargado la mano para coger la carpeta del caso y sacar la página
de la agenda de Danny que habían fotocopiado. Dos días después del banquete,
Danny se había reunido con BCC en San Francisco a las 10 p.m.
Sin que le dijeran nada, Lyric volvió al ordenador e investigó un poco más.
—La sede de Barwig está en San Francisco.
Un par de teclas más y Lyric sacó una foto de Barwig en Bay Downs, junto a
Luke Johnson. A Cady se le puso la piel de gallina al reconocer al hombre que había
visto con Luke cuando salía del despacho de Jaime.
—A ver, lo más seguro es que Barwig sea la B que aparece a principios de cada
mes en la agenda de Danny —dijo Lyric, haciendo que Cady dejara de prestar
atención a la pantalla del ordenador y se centrara en las hojas fotocopiadas de la
agenda de Danny.
Cady se sentó en una esquina de la mesa.
—También es posible que Tiny Johnson le haya estado chantajeando a él, y no a
Luke.
—Yo apuesto porque él es el cabecilla de la operación, y el que mayor tajada va
a sacar de todo esto. —Lyric sonrió—. Aun a riesgo de que te enfades y me regales
una de tus muecas despectivas, sé de un sheriff de Texas que va a lamentar haber
decidido jugar al llanero solitario cuando decores este caso con un buen lazo y se lo
restriegues por la cara… y con suerte le rompes la nariz en el proceso.
—Lyric…
—Vale, vale, lo siento. Bueno, la verdad es que no, sólo me jode que te haya
hecho daño; me basta una palabra tuya para… —Lyric bajó la voz para imitar a un
gángster—… Tengo amigos dispuestos a hacerle una visitilla y mostrarle lo mal que
se ha portado… lenta y dolorosamente.
Cady no sabía si echarse a reír o a llorar; le entristecía lo de Kix pero le alegraba
sobremanera el tener unas hermanas tan maravillosas. Se echó hacia delante y abrazó
a su hermana con fuerza.
—Por ahora vale; resolvamos este asunto de una vez por todas.
Lyric le devolvió el abrazo.
—Tú mandas.
Cady se retiró y preguntó;
—¿Te ha contado Kieran qué dijo el forense de la autopsia?
—Asesinato; le encontraron tranquilizantes en el cuerpo. Probablemente va
- 116 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
Kix aparcó el coche blanco lejos del bordillo, con cuidado de alejarse lo
suficiente para que Cady no le viera. Daba auténtica lástima. Lo más seguro era que
sus hermanos pusieran el grito en el cielo si le vieran así, reducido a alquilar un
coche que Cady no reconociera y perseguir a su mujer hasta que la pillara a solas y
pudiera hablar con ella.
No era uno de sus mejores momentos.
Claro que, si no conseguía que le perdonase, su futuro iba a convertirse en un
montón de tardes en blanco.
- 117 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
- 118 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
Capítulo 19
- 119 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
—Estos son polis —dijo Lyric, y Dante pensó que El Morboso iba a mearse en
los pantalones. Por costumbre, paseó la vista por la habitación y a punto estuvo de
soltar una carcajada. No es que fueran a necesitarlo con aquel tipo, pero ya tenían
con qué presionarle: Cannabis Sativia. En la repisa de la cocina.
El Morboso se lamió los labios y se puso tras el ordenador.
—La cámara lo grabó anoche. El asesinato. Eso es lo que buscáis, ¿no? El
asesino debía de saber que era imposible que las cámaras del puente no podrían
verle con la niebla; mi cámara tampoco podría haberlo hecho si la niebla hubiera
estado más alta, como de costumbre. —Volvió a lamerse los labios—. Cuando hayáis
acabado con ello, ¿creéis que puedo usarlo para mi…? —La mirada de Dante le cortó.
Se colocaron frente a la mesa. El Morboso le dio a la tecla y la película pasó
hacia delante, mostrando cómo Luke Johnson guiaba a un Valdez apenas consciente
hasta la esquina del puente y le empujaba después hacia la muerte.
El corazón de Kix le dio un vuelco al ver que Cady dejaba la carretera principal.
No le gustaba todo aquello, y menos aún el hecho de que estuviera yendo sola.
Apretó el acelerador y se metió por el camino de tierra justo cuando Cady se
bajaba del coche. Al ver que se detenía y le miraba, se sintió aliviado de ver que
estaba bien.
—Quédate donde estás, muñeca.
Pero sus palabras apenas habían terminado de salir de su boca cuando algo la
sorprendió. Se volvió hacia el cobertizo y Ranger tiró de ella hacia delante,
arrancándole la correa de las manos y precipitándose hacia la entrada. Dio un par de
pasos detrás del perro y Kix sintió como si el corazón fuera a estallarle por miedo a
perderla.
El corazón siguió latiéndole a mil por hora aun después de que se cubriera
detrás de su camioneta. Apretó el freno y se detuvo junto a ella, apenas consciente de
haberse bajado del coche hasta tenerla apretada contra él.
Cady hundió la cabeza en su pecho y dejó que la abrazara dos minutos antes de
apartarse y decir:
—Alguien ha disparado en el granero. He oído dos tiros.
Del interior del granero les llegaron los ladridos furiosos de Ranger. Kix soltó a
Cady y cogió una pistola del coche de alquiler.
—Quédate ahí mientras lo compruebo.
—Llamaré al 112.
Kix asintió y se dirigió al granero.
Cady le observó, con el corazón latiéndole en los oídos y la garganta cerrada de
miedo. Si le sucediera algo… Para cuando llegó a la puerta, se había sacudido de
encima el miedo y estaba llamando a emergencias.
Kix imaginó que encontraría un cuerpo en el granero, y lo hizo.
Tiny Johnson yacía sobre un montón de paja, con un agujero de bala en mitad
de la cabeza y una pistola en la mano.
- 120 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
Dos disparos. Uno a Tiny. Y otro con la pistola en la mano de Tiny para que su
piel tuviera residuos de pólvora. El único problema era que no había salpicaduras de
sangre en la mano de Tiny.
Era un error fácil de cometer, igual que el pensar que nadie buscaría más bolsas
de coca o jeringuillas en el caso de Meyers.
Lo que Kix no había imaginado era encontrarse al perro de Cady ladrando y
abalanzándose sobre Andrew Barwig, mostrándole los dientes como un perro
policía. Que le jodieran si no era una imagen maravillosa.
Kix se acercó, recordando la orden que su ayudante utilizaba con el perro del
departamento, y le dijo a Ranger:
—Sitz.
Al ver que el perro obedecía, Kix ordenó a Barwig que se tumbara boca abajo,
con las manos extendidas en el suelo y por encima de la cabeza, tras lo que gritó a
Cady que todo estaba bajo control y que llamara a Ranger para que volviera a la
camioneta.
Se oyó la sirena de un coche de policía a lo lejos.
—Vaya, parece que tenemos compañía, Andy. No sé por qué, pero no creo que
se traguen lo del suicidio esta vez. ¿No crees que nos ahorrarías bastante tiempo si
confesaras…? —Su comentario fue recibido con el silencio—. No, no es tu estilo. Tú
eres de los que les gustan los abogados. Aunque puede que te interese saber que la
policía de San Francisco ha detenido ya a tu amigo Luke, y no me parece del tipo de
hombres que saben estarse callados.
Una segunda sirena se unió a la primera y las dos parecían ya cerca. Pese a la
escena del granero, el corazón de Kix corría de anticipación. De joven, le gustaban los
forcejeos con terneros; ahora prefería arrestar al malo. Pero ahora mismo ninguno de
los dos competía con la idea de reencontrarse con Cady y conseguir que aceptara sus
disculpas, y después su propuesta de matrimonio. No iba a dejarla escapar tan
fácilmente; ni de broma.
- 121 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
Capítulo 20
- 122 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
mucho más de lo que puedo expresar con palabras. Estaba pensando con el corazón
en lugar de con la cabeza. No quería verte en peligro.
Cady cerró los ojos y apoyó la cabeza contra el pecho de Kix; el latido errático
de éste le demostraba que sentía la misma montaña rusa de emociones que ella.
Le creía. Pero creerle era la parte fácil. Pero eso no significaba que no le hubiera
dolido.
Tomó aire con fuerza y levantó la cabeza para mirarle a los ojos preocupados y
ver su vulnerabilidad, su desesperada necesidad de ver que aceptaba sus disculpas y
tener una segunda oportunidad.
Sin lamentaciones. Desde el principio se había hecho esa promesa a sí misma en
lo referente a Kix. Y ahora mismo lo único que lamentaría sería echar por la borda la
oportunidad de una vida en común si dejaba que su orgullo se interpusiera en el
camino del amor.
Le quería. Total y completamente. Más de lo que nunca podría imaginar. Era
todo lo que había querido siempre…
Aunque quizá un poco de precaución no le vendría mal. Tenía que saber que,
cowboy o no, ella quería que aceptara por completo quién era y lo que su trabajo
implicaba.
—Estoy bien. No estoy enfadada. Y me gustaría seguir viéndote. La mayoría de
los casos de Pistas del Delito en los que trabajo son bastante inofensivos, pero
siempre cabe la posibilidad de que uno de ellos se me atraviese. Tienes que aceptar
eso, Kix, y dejar de intentar protegerme escondiéndome información.
Kix se alegró de saber que contemplaba la posibilidad de un futuro con él.
—Confío en ti, muñeca. Eres lista y muy capaz. Además, nos tienes a Ranger y a
mí para ayudarte.
Cady frotó la mejilla contra la camisa de él.
—¿Así que lo dices en serio? ¿Quieres que pase una temporada contigo en
Texas?
Kix se retiró para que pudiera verla.
—Toda la vida, Cady. Quiero que te cases conmigo. —Y luego, antes de que
pudiera empezar a preocuparse por su familia, añadió—: Tenemos un jet y un piloto
en el rancho A Kicking. Siempre y cuando pases la mayor parte de las noches en
nuestra cama, puedes ir y venir todo lo que quieras.
Cady levantó las cejas.
—No está mal.
Kix sonrió y le dio un beso.
—Te encantará el rancho. Criamos caballos y hombres buenos, y tenemos unos
pozos de petróleo que no están nada mal. Ahora, no me hagas sufrir más, Cady, y
dime si te casarás conmigo.
—¿Y si te digo que te quiero y que quiero casarme contigo? —Fue a ponerle las
manos alrededor del cuello, pero las esposas se lo impedían—. Y que quizá deberías
quitarme esto.
—Por ahora, muñeca. Pero creo que podríamos encontrarle cierto uso en
- 123 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
nuestra habitación.
***
- 124 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
RESEÑA BIBLIOGRÁFICA
JORY STRONG
Jory escribe desde niña, y nunca ha dejado de soñar despierta. Cuando no está en su
ordenador, perdida en las musas y conjurando nuevos héroes y heroínas, le gusta leer, montar
a caballo o dar paseos con sus perros.
Si quieres saber más: www.cuevadeellora.com
EL COWBOY DE CADY
Cuando el sheriff Kix Branaman acude en ayuda de una amiga, lo último que se
imaginaba es que fuera a enamorarse de una de los investigadores privadas del caso. Pero una
mirada a Cady Montgomery es suficiente para que le entren deseos de darle una cuerda par
que le ate de pies y manos.
Nada más ver aparecer al sheriff de Texas, Cady Montgomery es consciente de que
lleva las palabras “peligro” y “rompecorazones” escritas con mayúsculas en la frente. Alto,
delgado y fabuloso, Kix podría haber estado entre las páginas del calendario “Vaqueros Sexy
del Oeste”.
Cady prefiere centrarse en el caso, mantener el corazón fuera de peligro y las hormonas
a raya; pero le va a costar lo suyo con el sheriff por ahí cerca…
CRIME TELLS
1. Lyric's Cop (2005)
2. Cady's Cowboy (2005) – El Cowboy de Cady (2008)
3. Calista's Men (2005)
4. Cole's Gamble (2008)
***
- 125 -
JORY STRONG EL COWBOY DE CADY
- 126 -